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Language:
Español
Stats:
Published:
2025-05-27
Completed:
2025-08-19
Words:
33,513
Chapters:
21/21
Comments:
37
Kudos:
111
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10
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1,671

El enemigo de mi enemigo es mi amigo…esta vez

Summary:

Desde el accidente de God Valley, Gol D. Roger y Edward Newgate han sido rivales y enemigos. Cada vez que cruzan camino se desata una batalla nada amistosa que los lleva solo a odiarse más. Sus respectivos hijos, Marco el fenix y el principe pirata Ace puño de fuego, parecen estar muy bien dispuestos a seguir con el legado de sus padres.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Chapter Text

Todos sabían como estaba distribuido el poder en el mundo. Estaba el Gobierno Mundial con la marina, los señores de la guerra y los cinco emperadores del mar, o mejor dicho, cuatro y un rey: el rey de los piratas. 

Usualmente entre los más poderosos no se enfrentaban, no por miedo, si no porque no les interesaba y de esa forma mantenian algun tipo de equilibrio…pero había dos a los que no les importaba. Cada vez que se veían era materia de leyenda. Eran grandes rivales y enemigos. No se soportaban desde su enfrentamiento en God Valley y mientras no desencadenaran una verdadera guerra el mundo no se vendría abajo. Sus tripulaciones también respetaban esa regla. Sus capitanes eran los únicos que podían dar inicio al enfrentamiento porque meterse con los hombres del otro significaría guerra inmediata. Esos eran el yonko Barbablanca, Edward Newgate, y el rey pirata Gol D. Roger. Por lo general sus tripulación tenian dos maneras de ver la situación: o compartían el odio recíproco de sus capitanes o les daba igual. El primer oficial de Barbablanca, Marco el fenix, y el hijo mayor de Roger, el principe pirata Ace puño de fuego, pertenecían a la primera categoria. Todos estaban convencidos que llevarían bien el legado de sus capitanes y padres y que seguirian enfrentandose con la misma violencia que le habían visto manifestar en cada enfrentamiento. Parecía algo personal. Siempre enfrentandose el uno al otro sin excepción y terminando con heridas desde leves hasta bastante problematicas

 

–quedate quieto!– ordenó molesto Crocus agarrando el rostro del chico que no dejaba de removerse

 

–ya dije que estoy bien!–

 

–escucha al doctor, Ace, y quedate quieto– esta vez fue su hermano quien le habló desde unas camillas de distancia adonde Rayleigh le estaba limpiando la herida bajo el hombro

 

–dejalo, hijo. Escucha a alguien que lo ha intentado toda su vida: los Gol D. son tercos por naturaleza–

 

–Ace, dejate cocer esa herida y ya!- esta vez fue una orden directa del capitán quien se ganó un gruñido por parte de su hijo -juro que mataré ese maldito pajaro!– gritó agitando los brazos en el aire 

 

–oye, yo no voy por ahí robandote tus rivales, deja en paz los míos y concentrarte en el viejo que no puedes derrotar, viejo!–

 

–y tu también sientate Roger, necesito revisarte tambien– dijo Crocus terminando con los puntos en la herida de la frente del chico y le ponía un parche para mantenerlo limpio

 

–yo estoy bien–

 

–sientate Roger!– mientras los dos discutían, Ace agarró su camisa y salió de la enfermeria para dirigirse a su habitación y lanzarse boca abajo a su cama suspirando ruidosamente

 

–que sucede?- preguntó Sabo entrando y sentandose a su lado con las piernas cruzadas -hoy estás especialmente molesto por tu pelea con Marco– Ace se dió la vuelta para mirar el techo de madera

 

–por supuesto que me molesta! Me dió una paliza!– se quejó 

 

–si te puede consolar, él tampoco salió ileso–

 

–pero ya estará completamente curado–

 

–solo son tecnicismos. Su fruta...– Ace le interrumpió 

 

–no es pretesto. Yo también soy un usuario pero él...–

 

–tiene algo así como veinte años más de experiencia de manejo de su fruta. Lo derrotaras, no te preocupes– Sabo le restó importancia como siempre hacía al Ace deprimirse por haber sido derrotado por el otro pirata. 

 

Bien sabía que la ambición de su hermano era hacerse más fuerte, llegar a superar incluso a su padre, pero no tenia la paciencia de darse tiempo para mejorar. Entrenaba y se esforzaba pero eso no lo cambiaría de un día para el otro. 

 

Su conversación fue interrumpida esta vez por el den den mushi encima de la mesita de noche. Ace se estiró hacia él para tomarlo y aceptar la llamada sin responder

 

–Ace! Sabo!– la voz alegré de su hermanito chilló desde el otro lado de la linea

 

–hola Luffy!– exclamaron de vuelta los dos, olvidandose toda discusión para concentrarse en el menor

 

–como estan todos por ayá?–

 

–estamos bien. Apenas acabamos una pelea con los Barbablanca y Ace está malhumorado por haber perdido contra su oponente– contó Sabo. 

 

El pequeño caracol asumió una expresión casi horrorizada

 

–que le hizo esa piña volante a Ace?! Nii-chan, prometo que en cuanto lo encuentre le daré una paliza por lastimarte!– Ace rió en voz baja

 

–gracios Lu pero no es para tanto, solo es un pequeño corte, no tienes que preocuparte, además yo mismo me encargaré de él–

 

–de todos modos, como van tus aventuras?– preguntó Sabo

 

–maravillosas! Ya somos seis en mi tripulación! Tengo espadachín, cocinero, navegante, doctor y un francotirador. Zoro, Sanji, Nami, Chopper y Usopp, son los mejores! Quiero que los conozcan ya! Tambien tenemos un barco fantástico! Se llama Going Merry! Ahora mismo estamos navegando hacia Alabasta para ayudar a Vivi–

 

–Lu, no estarás hablando de la princesa Vivi de Alabasta?– rogó el rubio ya conociendo la respuesta

 

–sí! La conoces?–

 

–dime que no has secuestrado una princesa– pidió Ace frotandose la frente

 

–no! Estamos ayudando a una amiga!– esta vez el caracol replicaba el puchero adorable de su hermano menor

 

–bueno…si estas yendo a Alabasta podriamos vernos ahí–

 

–sí, no puedo esperar a conocer a tu tripulación. Deben ser unos tipos…originales, si conozco lo suficiente a su capitán y creo que lo hago– los dos mayores se miraron y rieron a carcajadas

 

–seria genial! Vengan!– 

 

–hablaremos con papá pero dudo que nos impida venir a ver como estás– mencionó el mayor

 

–genial! Los espero y saluden a todos de mi parte. Los quiero–

 

–nosotros tambien, Lu– al colgar Sabo miró a su hermano mayor, viendolo con una mirada distraida y un poco desanimada dirigida a la ventana. 

 

El rubio sonrió para si mismo, sabiendo lo que pasaba

 

–sabes Ace, ya es tarde, nadie te reprocharia el querer irte a dormir temprano, además, con tu narcolepsia sería lo más aconsejable para ti. Estoy seguro de que Crocus estaria orgulloso de ti por respetar tus orarios de sueño– el pelinegro lo miró confundido por un momento a lo que Sabo suspiró 

 

–largate antes de que se alejen demasiado. Te tengo cubierto– Ace se abalanzó encima de su hermano, abrazandolo fuerte

 

–gracias Bo. Estaré de regreso en unas horas– el menor sonrió mientras le devolvia el abrazo

 

–ve– lo animó, empujandolo hacia la ventana de su camarote compartido 

 

–gracias hermanito–

 

–solo soy unos meses menor que tu!– recalcó, tan molesto como se costumbre

 

–y esos meses lo son todos!– dijo como saludo mientras salía por la ventana para alcanzar su Striker y alejarse lo más sigilosamente posible del Oro Jackson. 

 

 

Chapter Text

Ace llegó a unos bajíos cercanos, pero no demasiado, con su Striker, adonde ya lo esperaban, ocultado por las tinieblas de la noche

 

–hey– la preocupación del otro era evidente en su voz e hizo sonreir a Ace mientras aseguraba su vehículo para que el mar no se lo llevara

 

–no hables así. Me parece haber pateado a un cachorro. Estoy bien, lo prometo– dijo, acercandose al hombre hasta quedar envuelto en sus fuertes y seguros brazos bajo la luz tenue del ultimo cuarto de luna

 

–no confío cuando dices así. Dejame revisarlo, soy medico...y tambien soy quien la causó– mencionó Marco en tono culpable acariciando suavemente el cabello cerca del parche

 

–solo si te aseguras de que Crocus no se de cuenta– dijo Ace, alejandose por un momento para mirarlo a los ojos

 

–puedo hacerlo- aseguró, entonces se dispuso a quitar muy lentamente el parche, disculpandose cada que Ace soltaba un quejido de incomodidad -no luce nada bien. Lo lamento tanto, me excedí– se disculpó una vez más mientras apoyaba una mano envuelta por sus llamas azules para aliviar la inflamación, sin poder hacer mucho más, para que nadie sospechara

 

–no estoy hecho de cristal. Soy un pirata. Una herida o dos no son gran cosa...además- en un movimiento rapido, certero pero no demasiado fuerte, tocó el costado izquierdo del rubio haciendo que el hombre se cubriera la parte dolorida con un quejido -te rompí una costilla, si no fuera por tu fruta del diablo no podrías ni siquiera respirar–

 

–es cierto- respiró hondo para ignorar la punzada de dolor sordo que el gesto del menor le provocó. Luego volvió a aplicar el parche así como lo había encontrado -mejor?– preguntó 

 

–sí, gracias– Ace se levantó de puntillas, abrazando el cuello del rubio y jalandolo hacía abajo para besarlo. 

 

Marco envolvió la cintura del menor para acercarlo más. Pasaron un rato besándose antes de recostarse en la arena blanca, mirandose a los ojos con las manos entrelazadas. Marco acariciaba suavemente la piel calida mientras Ace se perdía en sus ojos azules

 

–quisiera no tener que encontrarnos siempre a escondidas. Quisiera poderte llevar a una cita de verdad–

 

–yo también...pero prefiero verte a escondidas que verte muerto a manos de mi padre–

 

–buen punto– siguió un momento de silencio comodo antes de que Ace notara algo en la mirada de su pareja

 

–en que estás pensando?– preguntó medio levantandose, apoyando su peso en su codo. 

 

Marco suspiró levemente mientras se daba la vuelta para acostarse de espalda, mirando el cielo estrellado, con las manos sobre su abdomen

 

–nada…es solo una tonteria– Ace volvió a recostarse boca abajo, apoyando la barbilla en su mano sin perder de vista Marco, a pesar de que él no lo estaba mirando

 

–lo es? Sería una novedad- dijo sofocando una risa -usualmente soy yo el de las tonterias, ahora tienes que decirmelo– por fin el rubio volvió a acostarse de lado para encarar al ojigris

 

–solo pensaba que…conoces la isla Sphinx?– Ace frunció el ceño mientras intentaba recordar

 

–no, no creo–

 

–no me sorprende. Es la isla natal de Oyaji y él la cuida como nadie nunca lo hizo. Era un territorio sin ley ya que nunca pudo pagar la protección del Gobierno Mundial. Ahora es un lugar tranquilo y pacifico…solo pensaba que seria el lugar ideal para retirarse de esta vida de pirata y sentar cabeza–

 

–quieres retirarte?– preguntó Ace. 

 

No habia ni acusación ni molestia en su voz, solo una sincera curiosidad y sorpresa

 

–no es que quiera hacerlo, solo pensaba que sería un lugar perfecto para nosotros. Ahí nadie nos molestaría…nadie te perseguiria por quien es tu padre– el pelinegro desvío la mirada con una tristeza imposible de ocultar

 

–no me malinterpretes, Marco, me encantaría poder vivir contigo pero me temo que la vida de pirata es la unica que puedo realmente permitirme vivir. Si alguien, cualquiera, por cualquier razón que sea, se llegara a enterar de que estoy ahí, ese lugar paradisíaco se volvería un infierno. Inocentes se encontrarian en el fuego cruzado por mi egoísmo. Quisiera, pero no puedo. Además no estás pensando de que dudo que Barbablanca estaría feliz de saber que el hijo de su peor enemigo se esconde en su isla natal. Isla, que como bien dijiste, se esfuerza para mantener segura– el rubio suspiró apesadumbrado antes de jalar al menor a un abrazo

 

–por eso decía que era una tonteria. No quiero obligarte a hacer algo con lo que no te sientas comodo pero te aseguro de que Oyaji no te odia. Él no es el tipo que le hace pagar a un hijo las culpas de su padre– Ace no dijo nada, solo se acurrucó en el pecho tatuado, casi cayendo dormido en la seguridad que sentía estando acunado en esa calidez y el sonido de los latidos regulares. 

 

Luego de unos minutos Ace habló con voz soñolienta 

 

–sabes, pronto yo y Sabo iremos a visitar a Luffy en Alabasta. Tienes mi vivre card, si pudieras venir en algun momento, me escabulliré para tener unos momentos a solas a más de medio kilometro de una tripulacion entera que te quiera matar– propuso con una sonrisa divertida

 

–me parece una idea excelente. Haré lo posible para estar en un par de esas islas en tu camino. Te llamaré para avisarte a la misma hora de siempre– prometió, besando la frente bajo el flequillo azabache y haciendo sonrojar las mejillas pecosas que le encantaban

 

–estaré esperandote con ansias– dijo con dulzura antes de besarlo en los labios. 

 

Ese beso desencadenó caricias y más besos con muchas ganas de simplemente quedarse ahí, en la arena, sin importar las personas que pronto empezarían a buscarlos en sus propios barcos. Ante el pensamiento, el comandante de Barbablanca, se detuvo, aún sin alejarse o soltar a su compañero, hablando tan cerca de sus labios que los rozaba al moverlos

 

–no sabes lo mucho que me gustaria quedarme contigo toda la noche pero...–

 

–lo sé- lo interrumpió Ace con tristeza antes de plantarle un ultmino beso en los labios -te amo, pajarito–

 

–yo tambien te amo, luciérnaga– con un ultimo beso se saludaron. 

 

El pelinegro se quedó un momento más ahí, para mirar al majestuoso fenix volar hacia su barco ya casi más ayá del horizonte. 

 

 

Chapter Text

Ya por la mañana, Ace y Sabo estaban recogiendo todo lo que necesitaban para su viaje.

 

–¿están seguros de que no quieren que los acompañemos? No me molestaria ver como está Luffy y conocer a su tripulación– mencionó Roger llevando tres cajas de comida al pequeño barco atado al costado del Oro 

 

–tú, Luffy y Ace en el mismo lugar? Arabasta no seguirá de pie cuando se vayan– comentó Reyleigh al pasar con dos barriles de agua

 

–además no eres nada discreto, tío- dijo Sabo, caminando detrás de su padre con dos barriles más de agua -no llegaríamos a tiempo para encontrarnos con él por todos los ataques y desencadenaras una guerra si causas problemas en la isla Giojin. Yo y Ace pasamos desapercibidos, tú no–

 

–razón no les falta- agregó Ace, cargando los suministros médicos -pero te llamaremos cuando estemos con él– prometió, bajando las cajas a la pequeña cubierta

 

–Ace, toma- Crocus se acercó y le entregó un frasco de pastillas -entre estas y las que ya tienes deberian durar poco más de un mes. Procuren estar de vuelta para ese entonces. Y recuerda…–

 

–sí, lo sé. Una cada día, dormir la siesta y permanecer lejos de las barandillas y el mar en general– el muchacho enumeró cada una de las indicaciones que el doctor le repetia a diario desde que le diagnosticó narcolepsia a los 15 años. 

 

El hombre gruñó con el ceño fruncido sabiendo que el hijo de su capitán rompería por lo menos una de esas tres simples reglas a diario. 

Luego se acercó también al rubio menor para entregarle otro frasco de pastillas iguales a las anteriores.

 

–son de repuesto por si al bocabierta de tu hermano se le pierden. Llamame cualquier cosa–

 

–gracias, pero no te preocupes tío Crocus, vamos a estar bien. Luffy dijo que ya tiene médico así que cualquier cosa que necesitemos, Ace estará en buenas manos–

 

–muy bien. Si se cruzaran con Shanks haz que su doctor lo revise ya sus suministros–

 

–Crocus, te estás preocupando– dijo Roger a modo de broma

 

–me preocupo de que tu hijo sufra un ataque de cataplejía en medio de una lucha y no haya un médico para atenderlo–

 

–eso solo pasó una vez, no es para tanto– quiso restarle importancia Ace

 

–tienes como quieras, mocoso. Suficiente con que no vengas a llorar conmigo más tarde–

 

–sí, está bien- respondió poniendo los ojos en blanco -bueno, ya es hora de irnos– anunció el pelinegro más joven recogiendo su mochila del piso y botando adentro el frasco

 

–ya lo cogieron todo? ¿Mapas, pose de registro, tarjeta de vida…?–

 

–todo, papá– respondió Sabo al vicecapitán 

 

–bien, saluda a tu mamá de mi parte– Rayleigh le alborotó el cabello a su hijo

 

–y tu saluda a tu hermano de mi parte– Roger ampliamente dandole unas palmaditas demasiado fuertes en la espalda a Ace

 

–buen viaje, chicos!– saludaron la tripulación mientras los dos subían al barco y empezaban a alejarse. 

 

El rey solo pudo sonreír nostálgico mirando a los dos chicos alejarse, con al lado su mejor amigo

 

–otro Silvers inteligente y Gol D. alborotador que zarpan con ese barquito. ¿No te da ganas de volver a hacer todo desde el principio?– Rayleigh entusiasmado. 

 

Habría podido hacer alguna broma, molestar a su amigo como muchas veces lo hacia cuando recordaban su primer encuentro, pero no lo hizo, solo respondió sinceramente. 

 

–sí…y volvería a hacerlo sin pensarlo dos veces…ese es nuestro destino, después de todo, ¿no?–

 

–así parece–

 


 

–Ace, ¿quieres ver algo?– preguntó Sabo cuando ya habían perdido al Oro Jackson en el horizonte 

 

–¿que cosa?– preguntó el pelinegro mientras revisaba la ruta que hacía la isla Giojin. 

 

Sabo no respondió, solo rebuscó en una bolsa, hasta que sacó una tela negra doblada con cuidado.

 

–¿una bandera?– preguntó extrañeado. 

 

Habían acordado que no izarian la bandera de los piratas de Roger para pasar desapercibidos y no pintarse un blanco en la espalda y en la frente. 

 

Sabo excitante, feliz y travieso, mientras abría la tela para enseñarle a un viejo jolly roger. Era muy simple, dos tibias cruzadas y luego tres letras pintadas de colores por encima del otro dibujo: una "A" roja, una "S" azul y una "L" amarilla. 

 

Los ojos de Ace se iluminaron de inmediato por la emoción. 

 

–¡es nuestra bandera!–

 

-sorbo. No izaremos la bandera de tu padre pero el mundo tiene que saber que somos los orgullos piratas ASL que están de camino a reunirse con su hermanito lloron- dijo mientras ataba la bandera a las cuerdas del mastil -me ayudas?– le preguntó. 

 

Ace no esperó a que lo hiciera una segunda vez para precipitarse ahí y, juntos, izar su bandera por encima de la vela, en la punta del mástil 

 

–es genial! A Luffy le va a encantar–

 

–ya nosotros también– los dos hermanos chocaron el puño con esas sonrisas grabadas en sus rostros.

 

 

Chapter Text

Marco había estado en su despacho haciendo su papeleo durante las ultimas horas por lo que cuando escuchó su ventana abrirse solo pudo sonreir y voltear a ver el chico que se sentaba en el marco de ella

 

–hola, espero no estar molestando– saludó el pelinegro acercandose

 

–tu? Nunca– respondió sonriendole mientras hacía a un lado las cosas para hacerle espacio

 

–que bueno– Ace se sentó en el escritorio, de frente a Marco e inclinandose para recibir su beso de bienvenida

 

–no que me queje pero a que debo esta sorpresa?– preguntó acariciando la cadera del menor sin desviar la mirada de esos ojos grices y esas lindas pecas

 

–pasaba por aquí y vi el barco– fue suficiente eso como explicación. 

 

Los dos empezaron a besarse. Besos dulces y lentos. Solo eran mimos y cariño, necesitados, por lo poco que se veían

 

–me gustan tus lentes– mencionó el menor durante la pequeña pausa para respirar. 

 

Marco rió levemente mientras movía uno de sus mechones azabaches detrás de su oreja

 

–a mi me gustan tus pecas…y tambien tu camisa– Ace se carcajea en voz baja ante eso

 

–tonto, no llevo camisa– el pelinegro apoyó sus manos en las mejillas del ojiazul

 

–por eso– regresaron a besarse pero solo por unos momentos ya que escucharon alguien tratar de abrir la puerta

 

–Marco abre– ambos entraron en pánico y lo único que se le ocurrió al doctor fue empujar a Ace bajo su escritorio mientras iba a atender a su hermano

 

–que pasa Thatch?– preguntó tratando de no hacerlo entrar pero él simplemente se coló adentro y se sentó adónde hacia unos momentos había estado Ace

 

–has estado aquí durante las ultimas horas, necesitas un descanso y yo un consejo– Marco se movió discretamente rápido para colocarse de frente a la ventana para ocultar la cuerda que ataba el barco en el que Sabo esperaba a su hermano, al Moby Dick y también para mantener alejada la mirada del cocinero de debajo del escritorio. 

 

No podía concentrarse en lo que su hermano decía, estaba demasiado concentrado en actuar normal y mirar de vez en cuando más ayá de las piernas de Thatch adonde Ace estaba acurrucado tapandose la boca y lanzandole miradas de pánico

 

–Marco, me estás escuchando?– preguntó al notar las miradas furtivas. 

 

Ambos amantes sintieron su corazón dar un vuelco cuanto el castaño quiso mirar también pero afortunadamente el primer oficial fue lo suficientemente rápido como para detenerlo. Rodeó los hombros de su hermano con un brazo y lo alejó del escritorio

 

–tienes razón. Estoy cansado y eso me vuelve raro además tengo hambre…–

 

–eso puedo resolverlo! Vamos!– de repente todo fue olvidado y Thatch fue el que jaló de Marco para sacarlo del despacho. 

 

Ace pudo respirar de nuevo cuando sintió la puerta cerrarse, ya estaba saliendo de su incomodo escondite cuando la puerta volvió a abrirse

 

–…solo dejo los lentes, te alcanzo!– 

 

–estás loco? Me asustaste– le reprechó Ace aún escondiendose detras del escritorio

 

–lo siento, no quisiera saludarte tan rapido pero no me libraré de él hasta que me haya terminado su festín–

 

–estás tratando de ponerme celoso?– se le burló levantandose

 

–tal vez– sonrió y le plantó un beso en los labios

 

–pero no crees que sospechará por como actuaste?–

 

–no importa. Mientras no sepa que eres tú puede molestar a todos los que quiera, tratando de descubrir quien era entre los del barco–

 

–en serio?– preguntó impresionado el pelinegro a lo que Marco asintió 

 

–quiero mucho a mi hermano pero es un chismoso de primeras–

 

–antes de saludarte te tengo algo– mencionó Ace entregandole lo que parecía ser un mapa

 

–que es?– preguntó, desenvolviendo el papel

 

–nuestra ruta y los lugares adonde nos detendremos para ir a ver a Luffy. Si de casualidad te encontraras en el camino, llamame. Yo y Sabo compartimos habitación así que me pidió decirte que no tiene intención de compartir con ambos al mismo tiempo así que avises con tiempo para poder pedir otra habitación–

 

–lo sé, tu roncar puede resultar un poco molesto– dijo Marco encogiendose de hombros

 

–yo no ronco!– exclamó avergonzado y sonrojado. 

 

Marco se rió y lo besó tiernamente

 

–nos vemos pronto, amor–

 

–sí– respondió embobado con una sonrisa tonta y un leve sonrojo resaltando sus pecas. 

 

Marco se fue, cerrando con llave la puerta. Ace esperó unos momentos antes de bajar por la ventana hacia su pequeño barco. 

 

Sabo no perdió el tiempo para alejarse del emorme barco del emperador

 

–puedes dejar esa sonrisa y ayudarme ya?!– le reclamó el rubio luego de varios minutos en los que Ace se quedó mirando hacie el horizonte, tocandose los labios, ya ansioso por volver a ver a Marco

 

–Marco dice que estará feliz de compartir habitación contigo si te molesta que yo ronque– Sabo negó con la cabeza, riendo y suspirando

 

–ay, hermano. Puedo guardarme el secreto con respecto a quien haces entrar en tu cama pero no quiero presenciarlo, vale?– 

 

–idiota– murmuró su queja, con un puchero en la barbilla

 

 

Chapter Text

Marco no tuvo opción además de comer todo lo que el cocinero le traía. Había cavado su propia tumba al decir que estaba hambriento y ahora no podía quejarse. 

 

Por fin, al cuarto plato de comida, Thatch se sentó frente a él. El comedor estaba casi vacio a esas horas. Todos ya habían cenado y la cuarta división casi terminaba de lavar los trastes de la cocina

 

–entonces? Porqué querias mi ayuda?– preguntó Marco, recordando la razón principal por la que su hermano había irrumpido en su despacho

 

–necesito un consejo–

 

–con respecto a que?–

 

–esa fruta. No se que hacer. Tu dices que valen la pena todos los efectos secundarios?–

 

–personalmente sí. No puedo quejarme de nada de mi fruta pero tienes que considerar que tu no sabes el poder que te traerá esa fruta. Es una apuesta en todos los sentidos habidos y por haber...y tu no eres de apuestas tan arriesgadas– el castaño frunció un poco el ceño, pensando. 

 

Suspiró, relajandose, encogiendose de hombros y burlandose de Marco con una risita

 

–tienes razón. Me gusta demasiado lanzarme al rescate del pajaro que no nada– el rubio fingió estar molesto por el comentario pero la verdad, no podía estarlo

 

–entonces? Cuales son tus opciones ahora?– le preguntó 

 

–bueno, podria venderla...pero no sabría que hacer con ese dinero. No es como si lo necesitáramos. Me parece un desperdicio simplemente tirarla al mar...tal vez alguno de nuestros hermanos esté más interesado que yo– dando por terminada esa conversación Thatch enseñó una sonrisa traviesa mientras se inclinaba hacia su hermano. 

 

Marco sabía lo que se venía, así que solo puso los ojos en blanco, se cruzó de brazos y levantando una ceja le preguntó 

 

–qué?–

 

–como que qué?! Dime la verdad, a quien intentabas esconder?!– Marco se levantó y empezó a caminar hacía la puerta 

 

–no se de que hablas– dijo mientras se alejaba. 

 

Sabía que Thatch no se rendiría tan facilmente pero no le importaba, no habia forma en la que se podría enterar de Ace, por lo que podía estar tranquilo. 

 


 

No pasaron ni siquiera 24 horas antes de que todo el barco se enterara de la busqueda de Thatch por encontrar al misterioso supuesto amante de Marco. No pensó que le molestaría tanto que la gente hablara de él y sus asuntos privados, es decir, son una tripulacion de más de mil quinientos miembros que se tratan mutuamente como a hermanos, la privacidad no era algo muy respetado pero realmente empezaba a cansarse de los susurros, las miradas y las teorias. Tambien descubrió que alguien había hecho demasiadas preguntas a alguna de las enfermeras y esta le habia dado un buen golpe. No sabia quien era la victima pero apostaría que la mujer en cuestión sería Tate, la enfermera jefe. Una mujer tan ruda y fuerte que incluso Barbablanca la escuchaba cuando le decía que parara de tomar…de vez en cuando la escuchaba pero era mucho más seguido que con el mismo Marco, incluso. 

 

Esa tarde habia decidido tomarse un descanso de todo eso y volar a la luz del atardecer…pero no estaba completamente solo. Ser el unico en poder volar le daba la privacidad necesaria y la altura ayudaba a ocultar de la vista el pequeño caracol que se posaba en su hombro

 

–entonces? Como va el viaje?– preguntó 

 

–bastante bien, de hecho. No hemos tenido problemas ni con marines ni con piratas. Izar nuestra bandera y no la de mi padre ha ayudado, supongo– comentó casualmente Ace 

 

–idea de Sabo, cierto?–

 

–obviamente!– escuchó la voz del nombrado gritar 

 

–y a ti como te está yendo? Te están molestando bastante?– Marco podía identificar el ligero tono de culpa siendo ocultado tras una fingida tranquilidad

 

–nada que no pueda manejar, no te preocupes- el comandante hizo lo mejor que pudo para restarle importancia a la cuestion sin resultar grosero o evasivo -te dije que Thatch puede ser molesto pero no es para tanto, en serio– el chico hizo un sonido de afirmación pero sin parecer muy convencido 

 

–lamento haberte metido en problemas– Marco odiaba escuchar a su fogoso novio tan inseguro, a pesar de todos sus esfuerzos por ocultarlo

 

–no estoy en problemas y no es tu culpa. Mi hermano solo es un chismoso, se cansará de esto en un par de días- era una mentira pero esperaba fuera suficiente como para calmarlo -por donde están?– cambió de tema, sin esforzarse en disimular

 

–papá nos dejó bastante cerco de la Red Line. En unas horas nuestro barco estará listo para sumergirse a la isla Giojin– 

 

–bien, recuerden no llamar la atención. Si Oyaji descubre que los piratas de Roger están causando estragos en sus territorios, va a ser un desastre– dijo preocupado 

 

–tranquilo, lo tenemos controlado. Mantendremos un perdil bajo y no nos detendremos mucho tiempo, lo prometo…de todos modos, nuestros planes eran descansar en el archipielago. Mi tía Shakky nos espera con todo lo necesario–

 

–adonde más van a parar? No tengo el mapa cerca–

 

–bueno…- escuchó el sonido del papel siendo desenvuelto -seguramente en Water 7…tal vez Banaro y evitaremos a cualquier costo Jaya, si queremos evitar problemas ese es el ultimo lugar en el que detenernos. Desde ahí Alabasta no está muy lejos– 

 

–me parece un buen plan. Tal vez pueda unirme a ustedes en Water 7. Sabes, con toda esta molestia Oyaji estará dispuesto a concederme un descanso de unas semanas– le animó 

 

–eso seria perfecto. Espero verte pronto–

 

–lo mismo digo. Te amo, Ace–

 

–yo tambien te amo Marco–

 

–consigan una habitación por favor! Este barco no es lo suficientemente grande para los tres!–

 

–callate Sabo!– ver el rumbor extremo en el caracol fue especialmente cómico y le valió una carcajada a Marco

 

–adios Ace…y tambien a ti Sabo!–

 

–adios– una vez que colgó, volvió a acercarse al Moby, buscando un lugar un poco escondido para poder guardar el den den mushi sin que nadie lo notara. 

 

Ya había anochecido por lo que no habia mucha gente en cubierta y fue facil pasar desapercibido pero fue un poco inesperado encontrar al capitán aún sentado en su silla

 

–Oyaji, no deberías ya estar descansando?–

 

–no me trates como un viejo debil y enfermo, mocoso– le reprendió sin sonar realmente enfadado. 

 

Marco subió y se sentó en el reposabrazo de la silla para estar más cerca de su padre

 

–no serás debil pero eres viejo y también enfermo, así que tengo derecho a preocuparme por ti, papá–

 

–no necesitas hacerlo, se cuidar de mi mismo, hijo–

 

–entonces? Porqué sigues aqui?–

 

–te esperaba. Quería pasar un rato contigo– el rubio frunció el ceño, receloso

 

–admitelo, quieres preguntar con respecto a lo que Thatch cree haber descubierto– el hombre mayor soltó su estruendosa risa pero en ub tono más bajo de lo abitual para no despertar todo el barco

 

–me tienes, hijo. Admito que me dió curiosidad. Así que…son ciertos los rumores?– Marco respondió sin dudarlo 

 

–no– pero la sonrisa de su padre no dejaba espacio a la duda

 

–te conozco demasiado bien, hijo, se cuando mientes- el menor desvío la mirada, avergonzado y con un ligero rubor. No se esperaba tener esta conversación tan pronto -Marco- la repentina seriedad lo hizo mirar a su padre directamente a los ojos -sabes que me importa solo que seas feliz, cierto?– había genuina preocupación en su pregunta. 

 

Marco solo sonrió, feliz por esas palabras

 

–sí, yo lo sé, pero él no te conoce como yo lo hago y teme no gustarte–

 

–él?- la sonrisa del capitán se amplió antes de estallar en risas. Marco nunca se sonrojó tanto. No había querido revelarlo así -ay, hijo, alguien ganará mucho dinero cuando se entere–

 

–Oyaji! Apostaste sobre mi sexualidad?!–

 

–no, no, como vas a creer?…Pero Izo sí lo hizo y va a ganar– el comandante lo miró poco impresionado 

 

–lo ayudaste, cierto?–

 

–a pesar de mis sospechas, no. Me mantuve al margen de esa discusión. Habría sido injusto con la ventaja que tengo– Marco puso los ojos en blanco pero sonrió 

 

–además no te habrían permitido participar si pensaran que ya te lo habia dicho–

 

–eso también es cierto- no lo negó pero él tambien tenía una sonrisa grabada en el rostro -vamos, hijo, cuentame algo de este muchacho. Si no me conoce he de suponer que no se encuentra en el barco– dijo con voz suave. 

 

No era una orden. Tenia toda la libertad de negarse y pensó en si tenia que hacerlo, si a Ace le molestaria que le hablara a su padre de él sin haberlo consultado antes…pero descubrió que no quería negarse. Queria compartir su felicidad con su padre y tambien buscar uno que otro consejo. Mientras no entrara en demasiados detalles Ace no tenia porqué molestarse, no?

 

–no está en el barco- hizo una pausa, pensando en lo que podía contarle -pero es el tipo de chico que querrías en la tripulación. En energico, fuerte y ferozmente protector y leal- apenas vió su padre intencionado a preguntar algo, lo anticipó -y sí, tiene un hogar al que ama mucho. No se apartará de su familia solo porque se lo pidas y ni siquiera pienses en secuestrarlo–

 

~o su familia se te vendrá encima como un huracán~ lo piensa, no lo dice, pero querría hacerlo

 

–no dije nada!– el hombre se quejó haciendose el inocente

 

–como si no te conociera. Ibas a hacerlo–

 

–vale, vale, pero continua– lo animó, curioso

 

–bueno, que puedo decir?– se preguntó a si mismo mientras pensaba

 

–dijiste que teme que no me guste, hay alguna razón detrás de eso?– Marco frunció el ceño y se cruzó de brazos, mirando pensativo hacía abajo

 

–de hecho…sí. Él…es un chico fantástico, realmente, tiene tanto. Nació en una familia que lo ama, que, como bien sabes, no es algo de lo que cualquiera pueda alardear- su mirada se dirigió hacia la cubierta inferior por un momento -tiene hermanos, padres y tíos…pero tiene muchas inseguridades con las que no se como lidiar y me duele cuando intenta ocultarmelas…es como si creyera que me voy a ir por eso. Muchas veces…me confunde, porque aveces, en cambio, él parece querer alejarme. Es como si temiera que lo deje pero al mismo tiempo no quiera que me quede. Se hecha la culpa de cosas en las que no tiene ningun tipo de control y se disculpa por ellas, es totalmente ilógico. Se que es injusto, pero me molesta que piense tan poco de si mismo–

 

–las inseguridades nunca son logicas. Pueden decirte mil veces la misma cosa pero si en tu cabeza piensas otra, es dificil que cambie…mas no imposible. Has intentado hablar con él al respecto?– Marco suspiró derrotado 

 

–muchas veces. La mayoría de ellas evade la pregunta y las pocas veces en las que no puede hacerlo, siempre dice la misma cosa: "las personas que me aman suelen salir lastimadas" y es algo que no entiendo ya que su familia tampoco es debil y, a pesar de las dificultades, están bien–

 

–dime, hijo, este chico, te hace feliz?– Marco sonrió con un leve sonrojo al pensar en todas las pequeñas fugas de amor que se dieron, los entrenamientos y las veces en las que casi los pillan en el barco del otro

 

–sí, mucho– la respuesta parecio satisfacer al mayor

 

–parece que te has metido en algo dificil pero tambien veo cuanto te importa. Hazme un favor, la proxima vez que lo veas, agradecele de mi parte por hacer feliz a mi querido hijo- dijo despeinandole el cabello rubio -y cuando estén listos, presentamelo. Quiero conocer a quien robó el corazón de mi hijo y lo tiene envuelto en su meñique–

 

–gracias, papá– los dos se quedaron unos momentos envueltos en el comodo silencio, arruyados por el sonido de las olas chocando contra el barco y el balanceo de este ultimo. 

 

Barbablanca sonrió una vez más antes de hablar

 

–sabes, tus hermanos han estado molestándote de más y también has trabajado mucho últimamente, creo que te mereces un descanso. Que dices? Podrías ir a visitar a tu hombre misterioso–

 

–en serio?–

 

–por supuesto, te lo mereces, pero tendrás que esperar por lo menos hasta mañana, estás demasiado cansando como para volar largos tramos ahora mismo– Marco asintió 

 

–gracias. De todos modos esperaré un par de dias, solo para terminar las ultimas cosas del papeleo. Prometo no excederme–

 

–será mejor que cumplas, mocoso. Ahora ve a dormir–

 

–no soy un poco demasiado grande como para que me mandes a la cama?–

 

–puedes tener la edad que quieras pero sigo siendo tu padre y tu un adicto al trabajo. Ahora largate– Marco rió pero no dijo nada más

 

–está bien. Buenas noches Oyaji– el hombre le devolvió la sonrisa

 

–buenas noches, hijo– Marco lo saludó con un gesto de la mano antes de adentrarse bajo cubierta. 

Chapter Text

Un fuerte estruendo fue lo que lo despertó. Un trueno o tal vez el golpe de la ventana al ser azotada por el viento contra la pared. La tormenta de afuera estaba entrando en su camarote. 

Marco suspiró cansado pero no tuvo otra opción que levantarse de su comoda cama para cerrar las ventanas. Tuvo que hacer un poco de fuerza contra el viento para poder lograrlo. 

Miró el suelo y solo se frustró más. Necesitaba secar este desastre e intentar salvar el papeleo que habia volado al piso. Recogió las hojas, solo para ver la tinta escurrida en el papel. Ya no se podia leer nada

 

–fantástico. Horas de trabajo echadas a perder porque olvidé cerrar la ventana– dijo con un sarcasmo frustrado. 

 

Aventó los papeles a la basura y salió de su habitación, con la intención de coger algo para secar el piso. Se tambaleaba somnoliento hacia el almacén de limpieza más cercano cuando de repente fue empujado hacia la pared por alguien que corría por el pasillo como alma que lleva el diablo. Marco se sobó el hombro mientras miraba confundido la espalda del hombre que ni siquiera se volteo ni dijo una sola palabra al respecto

 

–Teach?– no fue dificil reconocerlo. 

 

Su aspecto era bastante característico. 

Marco dió unos pasos en su dirección, queriendo asegurarse de que todo estuviera bien, y fue cuando se percató de las manchas en el piso. 

 

Su cerebro, aún nublado y confundido, no lograba entender y trabajaba a mil por hora. Los estaban atacando? Adonde estaban los vigias si ese era el caso? Teach estaba herido? Porqué corría? Porqué no llamó ayuda ni se detuvo con él si estaba en apuros?

 

Mil y una pregunta llenaban su cabeza en menos de diez segundos…y entonces otro ruido llamó su atención. Sería el atacante?

Marco volteó en esa dirección. 

Encontró un rastro mucho más aterrador de sangre. Alguien podria estar muriendo…y esa puerta…

 

Marco corrió. Corrió más rapido que nunca en su vida. Solo para alcanzar esa puerta abierta de par en par

 

–Thatch!– al asomarse encontró a su hermano, en el piso, en un charco de su propia sangre acumulandose bajo él. 

 

Su cuerpo tenía pequeños espasmos pero parecía estar inconsciente. 

El fenix se lanzó a su lado, se quitó la camisa y presionó la herida en su espalda. 

 

Estaba furioso y angustiado. Una herida por la espalda. Ningun ruido. Ninguna alarma. Uno de los suyos huyendo. Una traición

 

–Thatch, me escuchas? Por favor dime algo– el rubio intentaba usar sus llamas en él sin dejar de presionar. 

 

Tuvo que esperar un largo minuto antes de ver una debil reacción. Un temblor en su ceño fruncido por el dolor

 

–Ma-Mar…–

 

–estoy aquí, tranquilo. Vas a estar bien– prometió…sin querer realmente enfrentar la realidad. 

 

No sabía si lo lograria. La sangre que habia perdido era mucha, la puñalada era profunda, podía haber dañado organos importantes…su hermano podría morir

 

–T-Tea-ch…él…la fru…ta…– fue todo lo que alcanzó a decir antes de desmayarse. 

 

Marco vió rojo. No podía hablar en serio. 

 

Uno de ellos, su familia, no acababa de traicionarlos por una maldita fruta del diablo. 

 

Lo que hizo después no lo recuerda con claridad. Obnubilado por la ira, solo actuó. Cree recordar haber atado su camisa al torso de Thatch. Debe haber corrido afuera. 

Recuerda vagamente haber derribado de una patada la puerta de la habitación de al lado. No estaba seguro de haber dicho algo y si lo hizo, no podría jurar que había sido coherente. Corrió. Corrió a cubierta. No podía dejarlo huir y no podía estar demasiado lejos, cierto? 

Saltó a la barandilla y usó el impulso para elevarse lo más posible. 

 

Su fenix brillaba y se distinguía en la negrura de las nubes de la tormenta. La densa lluvia le dificultaba ver el mar. Buscaba un barco salvavidas a la deriva en las aguas agitadas…no esperaba ver a un barco, un verdadero barco, alejarse a toda velocidad del Moby. 

 

Ese tarado había planificado todo. Tenia respaldo y un barco con el que huir. Lo iba a matar…no, lo iba a hacer sufrir y luego lo regresaria al Moby Dick para que su padre terminara el trabajo como creyera oportuno, pero le haría arrepentirse haberse atrevido a herir a su hermano.

 


 

–despierta, bello durmiente!– Sabo despertó a Ace apretandole la nariz con fuerza y si usó haki y fuerza innecesarios eso era algo entre él y la nariz de Ace

 

–porqué me pellizcas?!– el pelinegro se levantó de un brinco, quejandose por el dolor

 

–ya casi llegamos. Ponte esto. No querras que alguien nos reconozca– dijo aventandole una capa vieja y maltrecha

 

–con esto pareceré un pordiosero– volvió a quejarse mientras se la ponía y levantaba la capucha, la sombra ocultando a la perfección sus pecas

 

–esa es la intención- aclaró el rubio poniendose su propia capa y capucha -no tenemos que llamar la atención. Ahora ayudame a llevar el barco al grove 13–

 


 

–como está yendo su viaje, niños?– preguntó Shakky sirviéndoles unas bebidas mientras Ace tragaba toda la comida en la mesa. 

 

La mujer se sentó junto a ellos con su propio vaso de whisky 

 

–no tuvimos que viajar mucho, la verdad, el tío Roger nos dejó cerca. Es lo que tenemos por delante que es el viaje largo pero por Luffy vale la pena– respondió Sabo

 

–no lo dudo. Quien sabe que más puede causar hasta que llegue a Sabaody? Es el digno hijo de su padre, cierto Ace?– dijo con una risita

 

–según las palabras de mamá: absolutamente si– respondió con la boca llena

 

–a ese propósito, como está Rouge?– Ace tragó el bocado demasiado grande, como de costumbre

 

–bien. Hablé con ella hace un par de dias y dice que Buggy y Shanks van a darle un aventon para festejar con nosotros el cumpleaños mío y de papá en año nuevo–

 

–eso seria en unos meses- dice pensativa -Shanks tendrá que pasar por aquí, les mandaré mis regalos con ellos–

 

–gracias, tía, pero podrias venir tu también, sabes?–

 

–no te preocupes, me verás para el cumpleaños de Sabo– prometió, revolviendole el cabello a su hijo

 

–te esperamos, mamá, no faltes–

 

–no lo haré–

 


 

–nunca antes habiamos estado en Sabaody sin tener que correr de algun almirante. Casi no se siente real– comentó Sabo mientras el barco era llevado por la corriente submarina hacia la isla Giojin 

 

–tienes razón. Ese contralmirante fue pan comido– dijo Ace, demasiado satisfecho para los gustos de su hermano

 

–no te rias! Si no hubieras prendido fuego a ese sujeto habriamos podido descansar hasta mañana– se quejó 

 

–tuve que hacerlo! El muy tarado se estaba burlando de Luffy y no es como si tu no hubieras hecho nada! Le diste una paliza a su compañero!– el rubio no pudo objetar. 

 

Habian estado dando un paseo en el Sabaody Park y dos sujetos habian estado burlandose de su hermano, diciendo que ese cartel tenia que ser una broma de la marina porque, en sus palabras, "un mocoso no puede ser capaz de derrotar a tres de los piratas más notorios del East Blue"

 

–de todos modos, esto va a ser un problema. Si la marina es alertada de nuestro viaje hacía el paraíso, Ennies Lobby estará lista a enviar sus hombres tras nosotros–

 

–tras mi, querras decir- refunfuñó Ace, abrazando sus piernas y apoyando la barbilla en las rodillas -el hijo del rey pirata– agregó frunciendo el ceño 

 

–quieres decir que eres más importante que yo? El hijo del rey oscuro?– Sabo intentó sonar lo más indignado y burlón posible para animar a su hermano. 

 

Bien sabía que esto era una fibra sensible para Ace, sobretodo cuando las consecuencias tocaban aunque sea en minimo a sus seres queridos

 

–Sabo…–

 

–dejalo Ace, no es tu culpa. De todos modos, creo que sería más prudente no detenernos en Water 7 a menos que sea absolutamente necesario e ir a Banaro. Es una isla pequeña, mediamente poblada y más segura para nosotros en comparación con Water 7. Si quieres ver a Marco, deberias advertirle–

 

–tienes razón– respondió sin muchos animos mientras tomaba su mochila y rebuscaba su caracol. 

 

Marcó el numero y esperó. 

 

Esperó, pero nadie respondió

 

–debe de estar ocupado. Lo llamaré más tarde– dijo, restandole importancia, mientras guardaba el den den mushi.

 

 

Chapter Text

Vista nunca había tenido un despertar tan traumatico. El fuerte golpe de su puerta al ser pateada y abierta lo sobresaltó y su mano, instintivamente, fue a buscar su espada. Ya estaba de pie para enfrentarse al enemigo pero no había nadie en su habitación y solo escuchaba pisotones alejandose rapidamente. 

Su cerebro tardó un momento en reaccionar. No parecía haber un peligro inminente. Nadie lo estaba atacando ni los vigias estaban dando ningun tipo de alarma, además, quien seria tan estupido como para atacar el barco de un Yonko? Pensó que tal vez era una de las tontas bromas de Thatch y Haruta pero entonces, porqué no salian de su escondite para reclamar la broma como suya?

 

No bajó la guardia. Salió de la habitación con cautela mirando su alrededor. 

 

Las alarmas se dispararon cuando vió la sangre. Huellas ensangrentada hacía una dirección y al otro lado…

 

–THATCH!– Vista corrió al cuarto de al lado. 

 

Encontró a su hermano en el piso, la sangre se acumulaba bajo él y una camisa que alguna vez fue morada estaba atada contra la espalda del cocinero. 

 

El espadachín se agachó a su lado y rapidamente, presa del miedo, acerco la mano al cuello del castaño. Apenas sintió el primero de los lentos y debiles latidos empezó a gritar

 

–AYUDA! LLAMEN LAS ENFERMERAS! THATCH ESTÁ HERIDO! HAY UN ATAQUE! ALGUIEN CONSIGA AYUDA MEDICA!– gritaba y repetía a todo pulmon mientras hacía presión en la herida. 

 

Ya no sangraba tanto y Vista no sabía si era por la camisa o porqué ya no habia sangre en su cuerpo 

 

–Vista que está pasando?!– Haruta se asomó por la puerta, alarmado, y se quedó paralizado ante la vista de Thatch, inmóvil como nunca antes

 

–Haruta, llama a las enfermeras y si puedes encuentra a Marco- el menor no respondió. Estaba bajo shock -HARUTA!– el chico volvió en si ante el grito pero tardó en lograr que su respuesta se pudiera entender

 

–Izo…él…Izo fue a buscar a las enfermeras– mientras tanto una pequeña multitud se estaba acumulando frente a la puerta, sin saber que hacer y pronto llegaría más gente

 

–APARTENSE DEL CAMINO O LAS ENFERMERAS NO PODRÁN PASAR!– Vista les gritó ya que Haruta no parecía en codiciones de controlar la situación y tampoco podía culparlo. 

 

Tatch era su hermano mayor, su mejor amigo, el compañero de todas sus travesuras y Haruta…aún era muy joven. Era un pirata sí, pero aún no había experimentado la muerte de un nakama y Vista se negaba a que sucediera ahora

 

–busquen a Marco! Y ayuden las enfermeras con lo que necesiten para hacer las cosas más rapidas!- la multitud empezó a disiparse pero el más joven entre ellos aún no se movía, con la vista clavada en su mejor amigo -Haruta, ve con ellos. Marco puede ayudar a Thatch– el castaño asintió tembloroso y se retiró también. 

 

Vista no lo dijo pero a juzgar por la camisa que encontró…Marco debería poderles dar una explicación

 

–QUITENSE!– Izo y Jozu les abrían camino a las enfermeras que en cuanto pudieron se precipitaron a atender a Thatch. 

 

Las mujeres hicieron a un lado al espadachin de bigote y él se alejó sin rechistar

 

–que está pasando?– no sabía porque la voz de su padre lo sobresaltó tanto. 

 

Tal vez era lo inusual que sonaba sin el cariño, la risa y la calidez de un padre. Ahora solo podia escuchar al capitán. 

 

Los demás comandantes intentaban mantener alejados a los tripulantes o enviarlos a hacer tareas. Muchos eran enviados a la cubierta en caso de ataque, otros se unieron a la busqueda de Marco mientras que algunos permanecian ahí 

 

–Oyaji, alguien ha atacado y herido gravemente a Thatch– dijo Vista, acercandose con las manos cubiertas fe sangre

 

–sabemos quien?– preguntó. 

 

Preocupación, decepción y tristeza juntas en una misma mirada 

 

–no logré encontrar a  Marco por ningún lado!– Haruta gritó alarmado cuando regresó 

 

–Marco? Que pasa con él?– Vista dudó, mirando a Haruta y luego a todas las personas en el pasillo

 

–Oyaji!– Curiel estaba corriendo hacía ellos con una expresión extraña en el rostro

 

–dime– el hombre apretó los labios y los puños por frustración y molestia

 

–los vigias vieron a Marco dejar el barco a toda prisa– parecía que decir esas palabras fue lo más dificil que haya hecho jamás. 

 

No quería dudar de un hermano pero, porqué dejar el barco? Y Barbablanca parecía estar pensando lo mismo, pero se veía aún más dolido y a pesar de eso se obligó a actuar como el capitán que era

 

–comandantes, reporten a sus divisiones. Controlen si falta alguien más del barco. Yo me encargo de la primera, la segunda y la cuarta. Apenas terminen vengan a la sala de reuniones–

 


 

Barbablanca fue el último en llegar y lucía aún más apesadumbrado que antes. 

La sala había estado sumida en un tenso silencio y cuando el hombre entró, todas las miradas se fijaron en él. Esperaron impacientes que se sentara. A sus lados dos sillas vacías

 

–que pueden decirme?– 

 

–todos están presentes y quienes no, no estan desde hacia días por una misión– reportó Rakuyo a nombre de todos. 

 

Eso no pareció aliviar mucho lo que llevaba encima el capitan

 

–falta Teach entre la segunda división…también hablé con las enfermeras: Thatch fue apuñalado por la espalda. La herida es profunda y el cuchillo tenía veneno. Están haciendo todo lo posible para salvarlo. Vista, hay algo que puedas decirnos?– el nombrado se cruzó de brazos, pensativo

 

–desperté porque alguien pateó mi puerta...pero cuando salí no había nadie en el pasillo y cuando llegué con Thatch…tenia la camisa de Marco atada contra la herida…Oyaji, no se que ha pasado pero, en serio queremos dudar de Marco? Lo conocemos, quiero decir…es Marco y sabemos que él y Thatch son como hermanos...quiero decir…– Vista nunca se sintió tan tonto intentando explicar algo. 

 

No sabía como expresarse así que agradeció cuando Barbablanca hizo un gesto para detenerlo

 

–como bien dijiste, todos conocemos a Marco y no me gusta dudar de ninguno de mis hijos...pero las circunstancias son lo que son y en ausencia de Marco, tendremos que investigar por nuestra cuenta…- tardó unos momentos en seguir adelante -quiero que Jozu, Izo y Namur revisen las habitaciones de Marco, Teach y Thatch. Todas sus cosas. Busquen cualquier cosa que pueda darnos una pista de lo que pasó. Haruta, usa tu red de información para encontrar a Marco y Teach. Los demas, organicen a las divisiones. Busquen en el barco cualquiera que haya podido colarse y quiero que el numero de los vigias sea duplicado. Es todo. Pueden retirarse– los comandantes empezaron a salir en completo silencio pero Izo se detuvo, esperando quedar a solas con Barbablanca 

 

–Oyaji…tu crees…que Marco sería capaz de algo así? Tu lo criaste desde que era un niño, no lo veo capaz de atacar a un hermano– el pelinegro lucía especialmente dolido ante ese pensamiento. 

 

El capitán lo miró con comprensión y tristeza 

 

–de hecho, tengo más razones para creer que no sea él el responsable pero no puedo reservarle un tratamiento especial porque no tengo la certeza de eso. Es cierto, Marco está aquí desde mucho tiempo pero Teach también…aún así, aún espero que hayamos sido lo suficientemente tontos y confiados como para permitir que un polizon se colara a bordo–

 

–sí, lo entiendo– el menor desvío la mirada

 

–hijo, quieres hacerme un favor?–

 

–que cosa?– preguntó curioso, levantando la cabeza

 

–encargate tú del cuarto de Marco, quieres?–

 

–por supuesto, Oyaji–

 


 

Izo no se sentía cómodo haciendo eso. Husmear en el cuarto de su hermano no se sentía bien, pero tenian que hacerlo. Realmente, no sabían si Thatch despertaría, si recordaría o si siquiera habría visto su atacante. Necesitaban saber lo que había ocurrido…en quien podían confiar. 

 

Al entrar notó enseguida el charco de agua bajo la ventana y el papeleo con la tinta escurrida en el tacho de la basura al lado de su escritorio, por lo demás la habitación estaba en orden, como siempre la había visto y no parecía faltar nada. Igualmente se puso manos a la obra y empezó a buscar algo. 

Empezó por el escritorio y no fue facil. Se encontró cara a cara con una foto enmarcada de Marco con Barbablanca. Ambos sonrientes, el niño rubio, en su forma híbrida, estaba sentado en el hombro de su padre, pareciendo un periquito. Trató de ignorarla y empezó a rebuscar en los cajones. No encontró nada fuera de lo ordinario hasta que…lo hizo. Entre dos libros, al fondo del ultimo cajón, encontró algo que no debería estar ahí, escondido. Un mapa con un recorrido definido con una dedicatoria: "te espero"

 

–que es?– se preguntó, tratando de recordar si se trataba de alguna ruta pasada pero…cuando fue la ultima vez que estuvieron en el paraiso?

 

Peru…peru…peru

 

Eso fue extraño. Marco no tenía un den den mushi suyo y quien lo llamaría a altas horas de la noche?

Tardó en encontrarlo. Esta vez no había duda. El caracol había estado bien escondido debajo del colchón. Cuando por fin lo encontró ya no sonaba pero había algo más. Un pequeño trozo de papel atado al caparazón del caracol. Izo lo tomó y entendió enseguida que se trataba de una vivre card y por el nombre escrito, pertenecía a un tal Ace. Adonde había escuchado ese nombre?

 

–ay, Marco, que has hecho?–

 


 

Izo tocó la pierta del camarote del capitán y entró en cuanto él respondió. 

 

Barbablanca estaba de pie, mirando la ventana de su habitación. Por su postura rigida podía entender que estaba preocupado y tenso y por su cabeza gacha podía imaginar que el origen de su angustia estaba en su mano

 

–Oyaji, tengo que enseñarte algo. Se trata de Marco- el hombre tarareó, como para confirmar que lo estaba escuchando, pero la ausencia de reacción le hizo pensar que no lo hacía -que sucede?– Barbablanca por fin volteó. 

 

En su mano había un pequeño trozo de papel que entre la oscuridad brillaba porque…porque esa vivre card estaba quemandose

 

–es de Marco–

 


 

Ace realmente había creido que Marco estaba ocupado. Realmente había creido que estaba bien…hasta que su vivre card empezó a quemar. Obviamente estaba conciente que el primer oficial de un yonko estaría en constante peligro y luchas, pero Marco era diferente. Nadie debería poder herirlo hasta el punto de que su vivre card empezara a quemar pero tambien sabía que si la marina lo hubiese capturado estarían ya alardeando de ello hasta el día de la ejecución. 

Ace sacudió la cabeza alejando ese pensamiento, tratando de convencerse a si mismo de que su pareja estaba bien, que estaba exagerando. 

 

A las cuatro de la mañana, mientras Sabo dormía profundamente, Ace tomó su den den mushi y marcó el numero. Era usual que se contactaran a esa hora así que solo esperó a que Marco respondiera. Sonó un par de veces y luego alguien respondió.

 


 

–que encontraste?– preguntó Barbablanca. 

 

Por mucho que doliera, no había nada que pudieran hacer en ese momento, además de descubrir lo que pasó. Ni podían perseguir a Marco sin saber a lo que se enfrentaban, eso podía causar demasiadas bajas

 

–algunas cosas…interesantes que creo que podría exculpar a Marco pero que origina aún más preguntas…y secretos que ha estado ocultando– el capitán frunció el ceño, acercandose para mirar lo que su hijo le traia

 

–que es?–

 

–encontre un mapa con una ruta, un caracol y una vivre card escondidos en lugares diferentes y con mucho empeño. En la vivre card hay un nombre- dijo enseñandole el papel -te recuerda nada el nombre Ace?– su voz sugería que ya conocía la respuesta

 

–Ace? El hijo de Roger?– 

 

–es lo que pensé. No se porque Marco tendría todo esto pero me da razones de creer que Marco no tenía intención de dejar el barco. Todas sus cosas siguen en su habitación. Nada falta y si hubiese tenido a los piratas de Roger como aliados se habria llevado estás cosas– su conversación fue interrumpida por el caracol sonando. 

 

Los dos intercambiaron una mirada rapida antes de responder pero sin decir nada. Por un momento solo se escuchó silencio pero luego una voz tímida se atrevió a hablar

 

–Marco? Estás ahí?– esperaron. 

 

Nadie dijo nada y luego de unos momentos el que estaba al otro lado colgó sin decir mada más 

 

–te parecía el hijo de Roger?– preguntó Barbablanca 

 

–no lo se, cuando lo escucho, usualmente está gritando no hablando pero…sonaba joven y si ese fue Ace entonces confirmaria de que no está con ellos– el ceño del mayor se profundizó aun más con lo que parecía ser enojo

 

–eso parece…necesitamos encontrar a Roger de todas formas. Tal vez pueda aclararnoslo–

 

 

Chapter Text

–entiendo tu preocupación pero confia en él. Es fuerte y sabes que puede cuidar de si mismo– Sabo intentaba animarle a su hermano, también escondiendo su propia preocupación. 

 

Ace tarareó, mirando hacia adelante sin ver realmente adonde estaba caminando. Estaban paseando por la isla Banaro, en busca de un mercado para reabastecerse

 

–lo sé, pero han pasado ya varios dias y nunca ha desaparecido tanto tiempo…- Ace sacó del bolsillo de su pantalón el trocito de papel -y su vivre card es lo que más me preocupa– admitió, mirando atentamente como se quemaba lentamente y encontrando alivió solo en su movimiento hacía algun lado

 

–pero una vez te contestó–

 

–dudo que haya sido él. Tal vez alguien encontró el den den mushi y se metió en problemas por eso–

 

–no creo que Barbablanca torturaria a uno de los suyos solo porque tiene una relación a escondidas con otro pirata–

 

–ni siquiera si ese pirata es el hijo de su peor enemigo?– Sabo no tuvo el tiempo de responder cuando varias explosiones derrumbaron barrios enteros. 

 

Los escombros, las astillas y las piedras volaban por todos lados. Ace, instintivamente, intentó proteger a su hermano menor de los escombros pero, cuando explotó la casa a su lado, todo esfuerzo resultó inutil. 

Ace no sabia con certeza si habia perdido el conocimiento, solo sabía que de un momento para el otro estaba saliendo de debajo de los escombros, casi ileso gracias a su logia, buscando a su hermano

 

–SABO! SABO ADONDE ESTÁS?!– 

 

–pero miren quien está aqui: Gol D. Ace– el tono de esa voz y la risa que siguió le dió un fuerte escalofrío. 

 

Volteó hacía la fuente, encontrando un grupo de hombres, uno más repugnante que el anterior. Su mirada los recorrió hasta que reconoció vagamente uno de los rostros

 

–yo te conozco…eres el hombre de Barbablanca que hirió a Shanks– dijo con cierto fastidio y confusión. 

 

Su hermano mayor siempre los habia puesto en guardia de ese hombre. Él tambien era el causante de todo esto?

 

–yo mismo pero ya no soy parte de esa tripulación y te tengo una oferta– Ace apenas y lo escuchaba. 

 

Seguía mirando freneticamente su alrededor en busca de una señal de vida

 

–ACE!– y ahí estaba la señal

 

–escucha, no tengo tiempo para ti ahora mismo, no me importa lo que quieras de mi porque yo no quiero nada de ti. Ahora dejame en paz– sin pensarlo dos veces les dió la espalda y hecho a correr hacía la voz. 

 

Hacía los escombros que se removian no muy lejos y vió a Sabo tratar de salir de debajo de ellos. Corrió más rapido para alcanzarlo

 

–mi pierna está atascada, no logro salir– dijo Sabo

 

–espera, te ayudo– el mayor se dispuso a intentar levantar los escombros que pesaban en la pierna derecha del rubio. 

 

Todo se congeló cuando uno de los hombres que había dejado atrás apareció de la nada a lado de su hermano para apuntarle a la cabeza con su escopeta 

 

–supongo que ahora tienes tiempo para escucharme– Ace apretó los labios.

 

Su mirada vagó entre quien le hablaba, el que amenazaba a su hermano y Sabo, quien le devolvió una mirada preocupada pero que le rogaba que no hiciera estupideces

 

–que quieres?– preguntó directamente, sin ocultar su molestia

 

–que te unas a mi tripulación. Pronto me nombraran el señor de la guerra Barbanegra y llegaremos a cimas más altas que Roger o el viejo Barbablanca–

 

–porqué querría unirme a ti? Tengo una tripulacion y una familia. Amenazar a mi hermano no me hará querer unirme a tu tripulación– el hombre, Barbanegra, le hizo un gesto a su compañero y este bajó su arma

 

–solo quería tu atención. Ambición no es lo unico que puedo ofrecerte, también puedo ofrecerte algo más. Deja que te enseñe algo mientras mis hombres sacan a tu hermano de ahí– Ace intercambió una rapida mirada con Sabo antes de asentir y seguir al hombre. 

 

No es que le interesara realmente la oferta del hombre porque Ace era muchas cosas, entre ellas: un hijo algo rebelde, pero ciertamente no iba a traicionar a su familia, pero tampoco era como si pudiera negarse sin temer las consecuencias. 

 

Algunos de los piratas los escoltaron hasta el barco pero solo él y Barbanegra bajaron al calabozo, oscuro y humedo. Ace se esforzó para enfocar su alrededor sin darse cuenta que el mayor estaba tomando un balde del piso. Se acercó a una de las celdas pero su cuerpo demasiado grande no le dejaba ver quien estaba dentro. Sin previo aviso lanzó el contenido del cubo hacia el prisionero. 

No debía ser un despertar muy agradable, pensó Ace

 

–despierte, comandante, tiene visitas por parte de un viejo amigo– cuando el hombre por fin se movió, pudo ver quien estaba en la celda. 

 

La mirada gris se cruzó con la azul una vez brillante, ahora agotado. Solo tres años de improvisación les hizo ocultar la sorpresa y el panico mutuos. Verse ahí fue aterrador. Ace no estaba herido, aunque para el comandante era evidente que no estaba ahí porque quisiera, la leve tensión en sus hombros, el peso recargado en su pierna dominante y los brazos firmemente cruzados contra su pecho. Ace casi no podía mantener la mirada en Marco. Ver a su hermoso y libre fenix enjaulado como un animal le dolía y sus condiciones no eran mejores. No llevaba camisa y el tatuaje resaltaba en la piel palida pero sucia, con varios moretones y heridas abiertas. Las ojeras pronunciadas bajo sus ojos le decian que era un tiempo que no dormía. Sus pantalones tenian sangre seca manchandolos, Ace rezaba para que no fuera la de Marco porque la cantidad era preocupante, y aún podía ver algunos rastros de esa misma sangre en manos y piernas, como si se hubiese arodillado en un charco de sangre. 

 

Tal vez tardó demasiado en decir algo porque fue Marco el primero en decir algo luego de una risa desafiante

 

–no pensé que podrias caer tan bajo como para unirte a alguien como él– 

 

–no me provoques pajarraco, no estás en condiciones de molestarme, ahora que estas en la jaula a la que perteneces– la risa escalofriante de Teach los hizo mirar hacia él 

 

–siempre fue gracioso verlos actuar como perro y gato. Entonces? Aceptas mi oferta?– le preguntó a Ace 

 

–si dejas que mi hermano se vaya entonces aceptaré con gusto– respondió ignorando la misma mirada de "no hagas estupideces" que tenia Marco, igual a la de Sabo, su propia madre, Reyleigh, Gaban…todos los que podian permitirse regañarlo sin ser regañados ellos mismo, que es decir: todos menos Roger

 

–no tengo interes en él. Puede irse– el menor asintió con una expresión seria

 

–cual es tu plan con el pajaro?–

 

–lo entregaré a la marina y me nombraran señor de la guerra, serás parte de esta tripulación para entonces o no?– Ace le dió la mejor sonrisa que pudo obligarse a mostrar sin convertirse en burla

 

–como dije, con gusto aceptaré tu oferta. Permites que recoja mis cosas de mi barco, capitan?– esa palabra sabía a acido en su boca. 

 

Odiaba tener que inclinar la cabeza ante personas que no respetaba, era algo que se negaba rotundamente a hacer, su orgullo se lo impedía…pero sus seres queridos eran más importantes y si queria sacar a Marco de ese barco, necesitaba un plan

 

–te esperaremos para zarpar- la sonrisa que le dió fue realmente incomoda, le parecía la versión distorsionada, turbia y macabra de la sonrisa brillante que le daba su hermanito cada que lo veia o cada que hacia una travesura -pero antes quiero darte algo– sin previo aviso una mano enorme le agarró el brazo y en un momento un brazalete pesado se cerró alrededor de su muñeca. 

 

De inmediato sintió la piedra marina absorber su energía y neutralizar su fruta del diablo. Ace retiró su brazo, bajo shock, para mirar el grillete

 

–que carajo significa?! No somos aliados?!– le gritó enojado

 

–vamos, Ace, me entiendes, cuando sepa que pueda confiar en ti te quitaré el grillete. Ahora anda, en una semana tenemos que entregar el comandante a la marina– Ace solo quería golpear la cara de idiota del hombre pero ver con el rabillo del ojo a Marco negando con la cabeza le hizo entrar en razon. 

 

No fue tanto el gesto en si mismo lo que lo desalentó si no el hecho de que le recordó por quien estaba ahí. Porque tenía que esperar. Por Marco.

 

 

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–pero que bicho te ha picado, Ace?! Como se te ocurre semejante estupidez?!–

 

–Sabo no grites- le reprendió sin inmutarse mientras recogía su mochila con unas cuantas cosas que le serian útiles al momento de escapar -sabes que no puedo dejar a Marco ahí–

 

–eso lo entiendo pero…podemos contactar a su tripulación para que vayan a rescatarlo ellos– sugirió no muy seguro de ese plan

 

–y cuanto tiempo llevaria?- preguntó serio, acomodandose en el hombro su mochila -ellos tienen que entregarlo a la marina en una semana. Quien sabe adonde estarán los Barbablanca en este momento y cuanto les llevaría alcanzarlo. Lo siento Sabo pero no puedo permitir que Marco suba al andamio y tampoco que pise Impel Down si puedo hacer algo al respecto…si llegara a ese punto yo no podría hacer nada y tendría que confiar la vida de alguien a quien amo a alguien más. Sabes que no soy de ese tipo– el rubio apretó los puños frustrado. 

 

Lo sabía. Conocía muy bien a su hermano y no dejaria la suerte de sus seres queridos en manos de otros…por mucho que digan amarlos también 

 

–Ace- el menor se obligó a mantener su voz firme pero aún se podía escuchar el leve quiebre en la ultima letra -eres el hijo de Roger. Si esta fuera alguna clase de trampa, de Teach o de quien quieras, serías tu al que entregarían y…- la voz de Sabo se ahogó con sus lágrimas de miedo -no puedes pedirme que mire como mi hermano es ejecutado. Por favor, no vayas. Seré egoísta y podrás odiarme toda tu vida por pedirte esto pero, te lo ruego, quedate– ya no podía contener sus lágrimas. 

 

Estaba asustado. Nada más simple que eso. Estaba aterrado con la sola idea de perder a su hermano mayor

 

–Sabo, voy a estar bien…–

 

–llamaré al tío Roger- de repente la voz se hizo firme y amenazante -juró que si dejas este barco lo llamaré para que venga a buscarte personalmente– Ace se quedo boquiabierto ante la amenaza

 

–no puedes hacerlo! Si encuentran a Marco antes de que pueda liberarlo, pasará de una celda a otra!– el mayor se tomó un momento para respirar hondo, tratando de calmarse. 

 

Si Sabo perdía la cabeza entonces era él quien tenía que tomar el papel del hermano razonable

 

–Sabo, escuchame, prometo tener cuidado pero no puedo quedarme, trata de calmarte y entender. Papá se volvería loco y culparía a Marco por nuestra relación. Sabes que se pondrá sobreprotector e histérico y aún más siendo Marco un Barbablanca, y no uno cualquiera. Pensará que me está usando pero tu lo conoces y sabes que no merece terminar ejecutado por la marina ni por mi padre. No es la clase de pirata que se merece eso– Sabo pareció haberse calmado. 

 

Se pasó las manos por las mejillas, secando las lágrimas 

 

–lo siento, perdí el control, pero realmente me preocupas. No puedo no decirle nada al tío, necesitamos estar listos por si algo te pasa así que te daré 24 horas para bajar de ese barco con Marco. Un minuto más y llamaré a la caballería. También los llamaré si pasa algo con tu vivre card–

 

–está bien pero recuerda que me prometiste guardar el secreto–

 

–lo sé- Ace asintió y tomó su pipa. Ya no la usaba tan a menudo pero siempre estaba cerca por si la necesitaba -por favor, cuidate– el pelinegro le sonrió 

 

–lo haré…pero tu cuida de esas heridas que crees que no he visto, quieres?– Ace le saludó con una sonrisa al bajar de su pequeño barco. 

 


 

24 horas no eran muchas pero serían suficientes. Tenían que serlo. Y de todos modos no es que planeara quedarse en ese barco un minuto más de lo mecesario. 

Solo esperó la noche. Lo habian puesto a dormir con los demás tripulantes bajo cubierta y todos parecían haber caído dormidos como piedras en agua, algo ironico ya que la mayoria eran usuarios. 

 

Ace bajó de su hamaca silenciosamente y recogió sus pocas pertenencias. Extendió discretamente su haki de observacion, no sería tan preciso pero debería cumplir su función. 

Sintió la presencia de varias personas, como se esperaba, pero todas parecían estar dormidas así que, sigilosamente, empezó a bajar hacía el calabozo, siguiendo la vivre card de Marco para no perderse en el barco desconocido. 

 

Se equivocó un par de veces de camino antes de encontrar la puerta del calabozo. Miró su alrededor antes de decidirse a abrir la puerta de madera. Al primer empujón que le dió cuando se trabó, su haki le advirtió del ataque. 

Blandió firmemente su pipa, imbuyendo en ella su haki de armamento. Volteó, listo para defenderse, pero quedó descolocado al no encontrar a nadie. Su guardia flaqueó justo un segundo antes de que sintiera una fuerte patada en el abdomen que le hizo atravezar la puerta tras él. Aterrizó y su espalda se deslizó en la madera astillada por unos cuantos metros. Apretó los dientes ante la sensación para él casi desconocida. Desde que habia comido su logia ya no estaba acostumbrado a sentir su cuerpo tangible. 

 

Antes de que siquiera el golpe en la cabeza le permitiera pensar en levantarse, sintió un gran peso sobre él que lo bloqueaba y anclaba contra el piso. No podía moverse ni lograba forcejear. Sentía un peso doloroso aplastarle la cadera y como si manos estuvieran agarrandole los brazos con tanta fuerza que dejaría moretones y que le cortaban el flujo de sangre, hasta el punto que su pipa se le escapó y la vivre card también

 

–está bien. Es suficiente– de repente, frente a él, apareció un hombre. 

 

Un hombre el doble de grande de él y que con todo su peso lo aplastaba. Ahora que podía verlo podía asociar el peso con las formas. Sus manos cubrían casi por completo sus antebrazos y su rodilla se apoyaba en su cadera y piernas. A pesar de saber que no lo lograría, intentó liberarse

 

–sabes, Ace, esperaba que no lo hicieras- el pelinegro intentó mirar hacía el hombre que le hablaba pero no podía ver más ayá de la cabeza del sujeto encima suyo -Shiryu- Ace se sintió jalar. Su espalda contra el pecho del hombre demasiado alto, un brazo rodeaba su torso con firmeza. Sentía la presión en sus costillas pero no la suficiente como para ser doloroso, solo incomodo, y apenas tocaba el piso -quieres decir algo?– Ace pensó rapidamente. 

 

Miró su alrededor. Escapar no parecía una opción pero tenía que encontrar la forma de esconder sus verdaderas razones…y si la vivre card seguía arrastrándose hacía Marco sería dificil. El rubio tambien esperaba el momento adecuado para agarrar y esconder ese papel sin llamar la atención. Ace tal vez podría lograr irse si no descubrian su conexión. Puede que fuese una esperanza ingenua pero era todo lo que tenía 

 

–está bien, lo siento, pero tengo demasiados asuntos pendientes con el viejo mimado de ahí atrás. La marina lo busca vivo o muerto, estaré feliz de entregarlo muerto– su voz carecia de la usual rabia que fingía cada que tenía que hablaba de Marco, debido a la incomoda presión que sentía cada vez que tomaba respiraciones demasiado profundas. 

 

El trozo de papel estaba lo suficientemente cerca y con Ace llamando la atención en si mismo tendría una oportunidad. El pelinegro vió sus intenciones y empezó a despotricar de cualquier cosa, no lo estaba escuchando. Logró asomar una mano más ayá de la rejas

 

–Marco!– el llamado le permitió reaccionar a tiempo y retirar la mano antes de que la espada la atravesara. 

 

En cambio la hoja se clavó en el papel

 

–esto es nuevo. La preocupación y la vivre card me hacen preguntar: cual es la verdadera naturaleza de su relación?– su voz era seria, fría y amenazante 

 

–te equivocas Teach. No hay nada entre nosotros. Solo he estado seduciendolo para obtener información sobre Roger y su tripulación– dijo encogiendose de hombros para restarle importancia

 

–TU QUE?! Tienes una gran cara dura en admitirlo tan tranquilamente luego de haber querido ayudarte, maldito pajarraco!– Ace intentó ignorar sus propias respiraciones entrecortadas y empezó a insultarlo

 

–fuiste bastante ingenuo. No fue nada dificil hacerlo. Eres solo un mocoso, yo un hombre adulto, me sorprende que creyeras realmente que pudiera sentir algo real por ti– el pelinegro siguió insultandolo y Marco solo esperó que no se estuvieran excediendo con este teatro.

 

Las divagaciones del menor fueron interrumpidas cuando el brazo se apretó a su alrededor. Soltó un quejido ahogado al sentir sus costillas presionar contra sus pulmones

 

–no lo mates, nos sirve- Kurohige le advirtió a su compañero con voz aburrida -si las cosas son como dice, entonces no le molestará compartir su juguete con mi tripulación, comandante– la insinuación aterró tanto a Ace como a Marco. 

 

El rubio se levantó de donde habia estado sentado y con la mirada furiosa aferró las rejas para ocultar el temblor de sus manos y apretó los barrotes con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos

 

–Teach, esto es demasiado incluso para tus estándares- la ira subyacente en su voz falsamente calmada solo era alimentada por la mirada asustada de Ace -no puedes hacer algo tan asqueroso. Dejalo en paz. Ace no tiene nada que ver con esto–

 

–ahora que se que te importa de él, tiene mucho que ver. Verás, personalmente prefiero a las mujeres pero estoy seguro de que a alguno de mis compañeros estará feliz de jugar con tu chico– el pelinegro intentó zafarse del agarré de hierro pero este solo se apretó aún más. 

 

Esta vez no pudo acallar el grito de dolor cuando sintió claramente sus costillas crujir

 

–ya basta! Dime lo que quieres. No estarias haciendo esto si no quisieras algo– 

 

–Marco, no…– la presión solo aumentó. 

 

Ace arañó el brazo, doblandose sobre si mismo e intentando volver a respirar normalmente pero no lograba dejar a un lado la respiración superficial

 

–llevalo arriba a conocer a los demás mientras nosotros hablamos- la mirada que le dió Ace le atravezó el alma. Tenia que hacer algo. Tenia que protegerlo, se encontraba ahí por su culpa -querrás que sea algo rapido. Antes me darás lo que quiero antes te traeré a tu juguete–

 

–él no es un juguete!– gruño con los dientes apretados por la rabia

 

–en serio quieres perder el tiempo con esto? Él sigue ahí arriba– Marco quería golpearlo. 

 

Quería hacerlo con todas sus fuerzas pero no podía

 

–habla– 

 

 

Chapter Text

Sabo estaba listo para lidiar con los gritos y reclamos de su hermano por lo que estaba a punto de hacer. 

Había zarpado de lo que quedaba de Banaro apenas el barco en el que estaba Ace se habia alejado y ahora estaba esperando a que alguien atendiera su llamada

 

–hola, soy Monkey D. Luffy y seré el rey de los piratas!– el rubio no pudo evitar sonreir

 

–Luffy, no puedes responder así todas las veces! No sabes quien es!–

 

–no se preocupen, soy Sabo. Lu, necesito hablarte–

 

–que sucede? Están todos bien? Necesitan ayuda?–

 

–no te preocupes, Lu, solo queria decirte que no podremos venir a verte muy pronto. Nos tardaremos un poco pero ustedes sigan con su viaje, vale?–

 

–Sabo...–

 

–te quiero, hermanito. Te llamo en cuanto sepa cuando podremos venir– no esperó una respuesta antes de colgar y hacer otra llamada

 

–sí?–

 

–papá...necesito ayuda– el menor fue directo al grano. 

 

Escuchó a su padre suspirar, como si solo hubiese esperado ese momento desde que se fueron del Oro

 

–que ha pasado?–

 

–Ace...- se detuvo por un momento a pensar como decirlo sin revelar la razón -...un hombre...un pirata se lo llevó. Quieren entregarlo a la marina dentro de una semana–

 

–hace cuanto?–

 

–un par de horas– escuchó a su padre gemir de frustración 

 

–no llegaremos nunca a tiempo- dijo para si mismo -Sabo, dijiste que un pirata se llevó a Ace...–

 

–QUE?!– su tío debió haber pasado cerca cuando dijo eso

 

–callate y escucha, Roger- le reprendió con severidas -lo que te preguntaba es: puedes decirme quien se lo llevó?–

 

–yo no...no recuerdo su nombre pero...Ace lo reconoció como el hombre que hirió a Shanks hace años–

 

–Teach– murmuró Rayleigh 

 

–Barbablanca– respondió Roger

 

–tío, no creo que Barbablanca tenga algo que ver...ese hombre navegaba en un barco con una bandera pirata diferente...- hizo una pausa para intentar recordar el diseño que había visto por unos pocos momentos -creo que son tres calaveras...yo no puedo ir tras él, ahora mismo necesito encontrar un medico–

 

–estás herido?– preguntó el capitán preocupado 

 

–sí...- respondió con algo de dificultad. La adrenalina se le estaba bajando y ahora sentía el dolor en su abdomen hacerse más y más fuerte -...Teach arrasó la isla en la que nos encontrabamos y quedé atrapado bajo los escombros...Ace se entregó para protegerme–

 

–Sabo, vamos hacia allí, tu busca un doctor y luego ven al Oro, nosotros nos encargamos del resto. No te preocupes, encontraremos a Ace y va a estar bien– prometió Roger antes de que lo escuchara retirarse, probablemente para organizar su tripulación e idear un plan. 

 


 

Los Barbablanca habían estado siguiendo la vivre card de Marco desde la noche de su desaparición y al mismo tiempo intentado rastrear a Roger. Haruta había estado trabajando sin descanso día y noche para intentar encontrar cualquier rastro de Marco, Teach o Roger. Tampoco ayudaba que en todo ese tiempo Thatch no habia dado señas de querer despertar. El veneno que encontraron en la herida estaba dándoles muchos problemas a las enfermeras, que no lograron eliminarlo todavía. El joven comandante se estaba volviendo totalmente loco. Queria de vuelta a su mejor amigo, a sus hermanos. Quería que todo volviera a la normalidad. 

 

Peru peru peru

 

Haruta volteó hacia uno de los caracoles. El comandante lo miró cansando y tardó más de lo habitual en atender la llamada ya esperando la enésima negativa sobre un posible paradero de uno de sus objetivos

 

–habla– dijo con un suspiro

 

–Haruta– eso lo hizo levantarse de un salto

 

–Marco?! Adonde estás? Que pasó? Adonde estas?!–

 

–no tengo tiempo para explicar todo pero tienes que decirle a Oyaji que Teach es un traidor. Planeaba entregarme a la marina pero logré huir. Estoy herido y necesito su ayuda–

 

–adonde estás?– el silencio que siguió fue extrañamente tenso y largo 

 

–una isla deshabitada al norte de Banaro, siguiendo mi vivre card deberían poder encontrarme. Por favor, me estoy escondiendo pero no se cuanto pueda resistir así. Necesito ayuda–

 

–Ma...– intentó hablar pero la llamada se había cortado abruptamente. 

 

No dudó ni un momento en correr al camarote del capitán para advertirle de lo ocurrido 

 

–cual es tu opinión, hijo? Tu hablaste con él, que piensas?– el menor podía ver con claridad el dolor qué esa duda causaba en su padre.

 

Odiaba tener que desconfiar en sus propios hijos, y más uno que había criado desde niño, pero por otro lado confiaba plenamente en la capacidad de Haruta de leer a Marco

 

–no estoy seguro…yo creo que fue sincero. Creo sinceramente que está en grandes problemas y que estos fueron causados únicamente por Teach…– el menor guardó silencio por unos momentos haciendo que Barbablanca frunciera el ceño

 

–Haruta, que es lo que no estás diciendo?– preguntó serio

 

–es que…creo que dijo la verdad pero…no toda la verdad– el capitán tarareo pensativo

 

–habla con la segunda división, que nos lleven a esa isla. Si Marco o Teach necesitan ayuda se la daremos pero si es alguna jugada se enfrentaran con las consecuencias–

 

–sí, Oyaji– el chico desvió la mirada y aceptó poco entusiasmado. 

 

El padre suspiró un poco apesadumbrado antes de arodillarse frente al castaño para estar más cerca de él y apoyó una mano demasiado grande en su pequeño hombro

 

–hijo, se que es difícil pero prometo que les daré el beneficio de la duda. Te aseguro que soy el primero en querer creer que hay alguna explicación para toda esta situación. Nunca atacaría a ciegas y lo sabes– habló amablemente, acariciando con su pulgar la mejilla del más joven de sus hijos

 

–lo sé…papá…- el nombrado asintió, haciendole saber que lo escuchaba -me puedes abrazar?– preguntó, a punto de estallar en lagrimas. 

 

Sin más, Barbablanca, lo jaló a un abrazó, permitiendole romper en llanto al joven comandante que solo queria de regreso a sus hermanos y su familia perfecta como lo habia sido hacía solo unos cuantos días

 

–OYAJI!- la puerta del camarote de abrió de par en par de un portazo, llamando la atención de ambos -Thatch ha despertado! Quiere verte enseguida!– anunció Tate con urgencia. 

 


 

–juro que mataré a ese bastardo! Y al bastardo que lo protege, también!– Roger gritó enfurecido en cuanto Sabo colgó

 

–Roger, calmate–

 

–que me calme?! Ese tarado ya ha herido a Shanks cuando era demasiado joven como para defenderse y ahora ataca a los chicos y se lleva a Ace! He sido suficientemente paciente con Newgate y sus mocosos. Sabían que tocar a uno de los mios significaría guerra y ellos se atreven a secuestrar a mi hijo. Entonces les daré exactamente lo que están pidiendo–

 

–se como te sientes pero el punto de que te calmes es idear un plan. Escuchame, necesitamos ganar el tiempo suficiente para alcanzarlo– el capitán respiró hondo para calmarse antes de preguntar

 

–esta bien, que tienes en mente?–

 

 

Chapter 11

Notes:

Se que dije que seria una semana pero cosas han pasado y aquí estoy ahora dandoles algo que leer. Gracias por esperar <3

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Los minutos que pasaron despues de que Teach saliera del calabozo se hicieron eternos. Hacer esa llamada había sido más facil de lo que quisiera admitir a si mismo pero estaba ansioso por asegurarse de que Ace estuviera bien. 

Cuando por fin la puerta se abrió, el mismo hombre que se había llevado a Ace ahora lo estaba jalando de regreso. 

Al abrirse la puerta de la celda abría podido intentar, y probablemente logrado, enfrentarse a ese sujeto pero desconocía las reales capacidades de quienes estaban a bordo, las condiciones de Ace no parecían de las mejores y las suyas propias tampoco, además si no encontrara en pocos segundos la forma de deshacerse de los grilletes de piedra marina no tendrían ninguna forma de huir rapidamente lejos de ese barco. Los riesgos eran demasiados y los beneficios casi inexistentes así que solo apretó los dientes y se preparó a recibir el peso de su pareja al ser empujado sin delicadeza alguna adentro de la celda, junto a él. 

 

Marco no esperaba que Ace lo alejara con un empujon en cuanto lo rodeó con sus brazos. El rubio lo miró sorprendido, asustado y algo dolido cuando el pelinegro se apoyó a la pared, abrazandose a si mismo, y deslizandose hasta el piso. Ni siquiera se dieron cuenta de cuando Shiryu dejó el calabozo, Marco estaba demasiado preocupado y Ace demasiado concentrado en su dolor. 

El mayor esperó un momento, observando el aspecto de su pareja. La respiracion del chico era superficial y rapida, había sangre manchando sus labios y bajando hasta su barbilla y sus brazos rodeaban su torax qué subía y bajaba al compás de los jadeos. 

El fenix se arrodilló cerca del logia, extendiendo una mano hacía él 

 

–Ace…–

 

–no me toques- ordenó sobresaltado y estremeciendose antes de enfocar realmente a su novio e intentar respirar hondo -lo siento. Estoy bien, lo prometo, es solo que…duele como el infierno– el rubio asintió, bajando la mano pero sin alejarse

 

–que hay de la sangre?– una sonrisa forzada pero satisfecha se dibujó en el rostro palido

 

–no es mía, tranquilo, doctor- bueno, al menos tenia las fuerzas para bromear -Marco, que te pasó?– preguntó serio de repente, anticipando al nombrando en su propia pregunta. 

 

Su voz era baja y salía forzadamente pero eso no escondia la genuina preocupación. El doctor decidió seguirle la corriente porque parecía hacerlo relajar lo suficiente como para hacer soportable el dolor y regularizar la respiración. 

Por su lado Ace necesitaba centrarse en algo más y el aspecto agotado de Marco era algo que le preocupaba bastante. Lo había visto cansado antes, de hecho, siendo un adicto al trabajo, ese resultaba ser su aspecto normal, pero ahora era diferente. Las ojeras eran oscuras y marcadas en su rostro sucio, al igual que toda su piel. El suelo aún estaba humedo y eso le daba a entender cuantos baldes de agua debieron lanzarle, tal vez con el intento de no hacerlo dormir. El agua habia lavado y hecho pegar tanta suciedad y tierra a su piel que su tatuaje azul brillante ya no resaltaba tanto en la piel blanca que se escondía bajo lo sucio, que tambien escondia algunas heridas, mayormente superficiales, y moretones. 

 

Ace levantó un brazo hacia Marco pero soltó un quejido de dolor. Al entender sus intenciones, el rubio se acercó más a su pareja y tomó suavemente su mano para que acunara su mejilla. El príncipe pirata acarició la piel inusualmente fria. El comandante sonrió y Ace sintió el impulso de querer abrazarlo y mimarlo, enerdar sus dedos en los sedosos cabellos rubios hasta que se durmiera, pero no creía poder hacerlo en ese momento. 

 

Marco lo distrajo de sus pensamiento acariciando el dorso de la mano que acunaba su rosto

 

–no era esto lo que pensaba cuando te ofrecí esa cita– el fenix sonaba como si estuviera a punto de desmayarse ahora que la adrenalina derivada del temor y la rabia se había ido completamente 

 

–no bromees, tonto. Estaba muy preocupado por ti. Tu vivre card seguía quemandose…tenia miedo– Ace reprimió un sollozo pero ya no pudo hacer nada por sus lagrimas. 

 

Marco llevó la mano a la mejilla pecosa para secarlas

 

–Ace...–

 

–no lo digas. Se que no estás bien. Tengo ojos– se quejó molesto, aún sin moverse. 

 

Marco se reclinó sobre su pareja y apoyó la frente en el hombro pecoso, sin recargar todo su peso en él. Con esa nueva cercanía, el pelinegro pasó los dedos por las hebras doradas

 

–Ace...te amo mucho– declaró con cansancio, como si no lograra formar otra frase. 

 

Ace lo miró desconcertado y preocupado. Nunca antes lo había visto así de debil y cansado

 

–Marco, cuando fue la ultima vez que dormiste?– preguntó, acariciando con sus pulgares los pomulos del hombre

 

–no lo recuerdo. Creo que fue en el Moby. No puedo bajar la guardia aqui–

 

–ahora estoy contigo–

 

–eso no me consuela–

 

–velaré por ti pero tu necesitas dormir–

 

–no puedo...–

 

–debes. Prometo despertarte si vienen. Por favor. Necesitas descansar un poco- Marco parecía intencionado a negarse pero se sentía incapaz de formular una frase con un sentido en el breve periodo -recuestate bien– dijo dulcemente y por fin el rubio obedeció. 

 

Estaba demasiado cansado como para recordar que necesitaba revisar las condiciones de Ace, no pudo obligarse a mantenerse despierto o concentrado, solo se dejó abrazar, acurrucado contra su pareja para por fin dormir un poco y Ace estaba feliz de aprovechar los efectos que quedaban de sus pastillas para quedarse despierto velando por su novio. 

 


 

Ace pasó la noche y lo que suponía era parte del día pensando en un plan para salir ambos de ahí antes de que su tripulación o la de Marco llegaran por ellos. El plazo que le había dado a su hermano ya debía haber acabado y eso si Sabo realmente había esperado el tiempo prometido. 

 

El chico miraba fijamente su bolso, que había sido abandonado en un rincón, demasiado lejos de la celda. Casi parecía una burla porque ahi estaban la pastillas que necesitaba. Dentro de menos de dos dias no podría controlar sus ataques de sueño y ese iba a ser un gran problema para su fuga. 

 

De repente algo alertó su haki de observacion. No perdió tiempo y movió suavemente el hombro de su pareja, llamandolo en voz baja. Marco apenas y se quejó antes de abrir los ojos, el cansancio aún presente en sus iris azules

 

–despierta, alguien viene– el rubio se incorporó lo mejor que pudo, solo quedandose sentado al lado de Ace. 

 

No esperaron mucho antes de que la puerta se abriera y alguien entrara. Ace reconoció al hombre y una mueca fastidiada y tensa se dibujó en su rostro al verlo, aunque la venda manchada de rojo que envolvía de forma tosca y aproximativa su mano le daba cierta satisfacción 

 

–qué? Vienes por la segunda ronda?– el hombre gruñó y se acercó a la celda 

 

–yo que tu no bromearía maldito demonio- les aventó un cacho de pan que Ace pudo atrapar a tiempo antes de que tocara el mugroso piso -la unica razón por la que estoy aquí es porque el capitán no los va a dejar morir de hambre. Agradece que la marina quiera carnadas vivas–  el desprecio en la voz del sujeto y que no se acercara demás lo hizo sentir un tanto orgulloso de si mismo. 

 

Una leve sonrisa satisfecha apareció en sus labios

 

–un amigo tuyo?– bromeó Marco

 

–digamos un alumno. Le enseñé a guardarse las manos en los bolsillos–

 

–en este punto supongo que la sangre era la suya–

 

–sí, bueno, casi le arranco un pedazo de carne– relató sin mucho interes pero con una tensión evidente en sus hombros

 

–a este proposito, como estás? Te lastimaron?–

 

–solo estoy un poco magullado pero estoy bien- el mensaje resultó bastante claro: no quería que lo revisara e intentaba alejar su atención de su torso, que se estaba volviendo morado, y del hecho de que no habia cambiado posición desde el dia anterior -toma. Tienes que comer algo. Yo comí ayer, puedo resistir– Ace le ofreció el pan pero el rubio frunció el ceño y negó con la cabeza

 

–no aceptaré nada que venga de ese traidor– dijo con odio. 

 

El pelinegro solo suspiró. No insistiría pero eso no le libraba de su propia preocupación. Dejó a un lado el pan duro sin darle un solo bocado

 

–que ha pasado? Creia que los hombres de Barbablanca le eran fieles. Ferozmente fieles y hasta la medula. Por lo que se Teach ha estado con ustedes a lo largo de decadas. Que pasó entonces?– en un principio Ace pensó en una forma delicada de abarcar el tema pero luego se dijo que no había una forma delicada de hacerlo. 

 

Alguien a quien consideró hermano iba a entregarlo a la marina sin pensarlo dos veces. Debia ser un golpe realmente duro

 

–al parecer ese cabron solo estava en la tripulación por conveniencia propia. Buscaba una fruta del diablo. Thatch la encontró hace...no lo se, pero el punto es que el muy tarado intentó asesinar a Thatch y robó la fruta. Logré detener su hemorragia y debería haber sido suficiente para salvarlo pero no me quedé para comprobarlo realmente– Ace frunció el ceño

 

–Marco, tu me regañas a cada rato por ser impulsivo e imprudente y tu te fuiste sólo, tras un traidor peligroso, sin decirle a nadie al respecto?! Y que hay si tu tripulación malinterpreta la situacion?-

 

–no lo harán. Thatch les contará lo que ha pasado y Oyaji me conoce, sabe que no soy capaz de traicionarlo. Él me crió. Es mi padre–

 

–no quiero ser pesado pero Barbablanca no cree a ninguno que esté en su barco capaz de traicionarlo pero eso no quita el hecho que se despertó un día y encontró a uno de sus comandantes mortalmente herido y dos de sus hombres desaparecidos...además es más probable que un comandante pueda herir a otro a que un tripulante cualquiera lo haga. Marco, si te creen el culpable, nadie te buscará cuando la marina anuncie tu captura o si lo hacen será para matarte ellos mismos y si mi tripulación llega antes de que yo te libere te mataran los míos-

 

–Ace, basta. Mi padre no es un ingenuo, entenderá la situación– el ojigris suspiró, rindiendose aún preocupado, rezando internamente para que su pareja tuviera razón 

 

–eso espero– siguieron unos momentos de silencio algo incomodos antes de que Marco preguntara con genuina preocupación 

 

–y que hay de tu hermano? Está bien?–

 

–sí, Sabo esta bien. Me aseguré de eso pero ya habrá llamado refuerzos–

 

–te entregaste por él...eso tampoco me parece exactamente prudente– se burló ya más tranquilo.

 

Ace rió levemente, aliviado de que Marco no estuviera molesto por sus comentarios y dudas hacía su familia. 

 

–Marco…que aceptaste para que me dejaran en paz?– Ace no tuvo el valor de mirarlo al preguntar

 

–no importa. Ahora dejame revisarte, esos moretones no se ven bien y ya has retrazado este momento demasiado–

 

–ahora eres tu quien desvia el argumento. Dime que aceptaste, Marco– ordenó 

 

–porqué te preocupa tanto?–

 

–porque es algo a lo que te has estado negando a costa de torturas y si por mi culpa alguien más saldrá lastimado entonces quiero saberlo!– Marco frunció el ceño con severidad

 

–puedo jugar con mi vida pero no puedo hacerlo con la tuya o la de cualquier otro. Mis decisiones no son tu responsabilidad– aclaró con tono severo

 

–que quiere de ti?– volvió a preguntar aunque más calmado

 

–me hizo llamar a mi familia para llevarlos a una trampa–

 

–y tu aceptaste?!–

 

–no iba a dejar que te mataran o quien sabe que! Además mi familia es fuerte y perfectamente capaz de defenderse. Sirve más que un traidor y su grupo de fanaticos para hacerlos flaquear. Ellos van a estar bien y mientras pueda protegerte voy a estar más tranquilo–

 

–no necesito que me protejas– protestó avergonzado

 

–lo se, pero eso no me quita la necesidad de hacerlo. Te amo y no puedo evitar proteger a quienes amo–

 

–tu amas a tu familia…–

 

–Ace, tambien te amo a ti y ahora mismo eres a quien puedo proteger! Ahora, por favor, dejame revisarte– por fin el pelinegro lo dejó acercarse para el chequeo medico. 

 

Marco apoyó las manos en el torso de su pareja. Intentó ser lo más delicado posible al palpar las zonas que se veian peor pero no sirvió a impedir las quejas y los estremecimientos

 

–lo siento- se disculpó -puedes respirar hondo?–

 

–no, duele demasiado– Marco estrechó la mano del menor entrelazando sus dedos

 

–por favor hazlo por mi. Detente cuando es demasiado, vale?– Ace asintió. 

 

El doctor le soltó la mano para apoyarlas a cada lado del torax. No hizo presión, solo apoyó y le hizo seña, entonces el pelinegro respiró hondo, deteniendose antes de realmente hacerlo

 

–no es tan malo como parece. Algunas de tus costillas están magulladas mas no parecen totalmente rotas y deberian estar a una distancia prudente de tus pulmones pero tienes que evitar movimientos bruscos, otros golpes y avisarme si sientes algo diferente–

 

–me estás diciendo que me porte bien con los bastardos que nos capturaron?!– Marco lo miró con severidad

 

–sí, porque si una astilla de hueso de perfora un pulmon no podré hacer nada por ti y no confío en que realmente les importe mantenernos con vida. No te arriesgues– Ace desvió la mirada, consciente de que tenia razón 

 

–pero tenemos otro problema– mencionó, sin apartar la vista de su bolso

 

–cual?–

 

–necesitamos huir por nuestra cuenta pero no podré hacerlo si no puedo mantenerme despierto–

 

–tus pastillas?– Ace señaló el borso con fantasía de sandía

 

–en mi mochila. Sería suficiente que el barco se moviera un poco más y tal vez lo alcanzaría– en ese momento escucharon una explosión y el barco se tambaleó. 

 

Ambos se vieron aplastados contra la pared en la que habían estado apoyados y como si fuera una respuesta a las plegarias de Ace, hizo resvalar el bolso un poco más cerca. 

El pelinegro se movió a gatas, intentando mantener el equilibrio, para estirar un brazo atravez de los barrotes. 

 

Otra explosión, esta vez más cerca, sacudió con fuerza todo el barco y los dos fueron enviados al lado opuesto de la celda, aventados como muñecos de trapo. El fuerte grito que siguió le erizó la piel a Marco

 

–Ace!– el doctor fue a su lado. 

 

El chico se agarraba las costillas del lado izquierdo como si intentara mantenerse en una sola pieza. Marco maldijo. Si antes no estaban rotas ahora seguramente lo estarian. Mientras el barco se balanceaba de una parte a otra Marco abrazó a su pareja por los hombros intentando protegerlo de más golpes.

 

El menor habló pero Marco no pudo entender debido a que su lengua parecía demasiado pesada como para moverse. Los ojos de Ace se llenaron de panico pero nada en su postura delataba lo mismo…de hecho, los brazos que habian estado tensos alrededor de su torso ahora caían pesados y flacidos a sus lados

 

–esto solo está empeorando- dijo en voz baja para si mismo. Luego le tomo una mano -Ace, puedes apretarme la mano?- el menor pareció agitarse aun más al darse cuenta de que no podía hacerlo -está bien. Trata de calmarte. Sabes como va la cataplejia, solo empeora si te alteras. Se que no es facil pero puedes hacerlo. Estoy aquí contigo, vale?– Marco seguía diciendole palabras dulces de consuelo mientras lo acomodaba con la espalda sobre su pecho. 

 

Lo abrazó delicadamente para mantenerlo lo más quito posible. Su brazo izquierdo rodeó su torso por debajo de los brazos y su mano se apoyaba en la parte derecha del torax. Su mano derecha tomó la izquierda, abrazandolo completamente como un cinturon de seguridad

 

–trata de respirar conmigo y cuando te sientas listo apretame la mano- Marco le besó la coronilla mientras intentaba regularizar su propia respiracion -estoy aquí y estaré aquí cuando te sientas mejor. Te cuidaré, confía en mi, amor. Estoy aquí– el rubio hablaba contra el cabello azabache, pronunciando dulces palabras de consuelo solo esperando el momento en el que esta crisis pasara. 

 

 

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Barbablanca frunció el ceño cuando vió la multitud reunida en la puerta de la enfermeria. Podía escuchar mucho ruido y algunos gritos. El hombre aceleró el paso y al entrar se encontró con un desastre. El lugar estaba revuelto, las enfermeras agitadas y varias de ellas con jeringas en las manos y Vista y Jozu tratando de retener a su hermano sin lastimarlo mientras Thatch forcejeaba y les gritaba enojado

 

–hijo, tranquilizate, por favor, o te lastimarás más–

 

–Oyaji, no puedo calmarme, Marco necesita ayuda! Teach me apuñaló! Es un maldito traidor!–

 

–Thatch, podrás contarme todo y quiero escucharte pero tienes que dejar que tus hermanas cuiden de ti. Has estado inconsciente durante mucho tiempo a causa del veneno– el castaño, a regañadientes, se calmó y dejó de forcejear. 

 

Los otros dos comandantes miraron a su capitán en busca de aprobación y el asintió. Los dos hombres soltaron al cocinero. Newgate conocía bastante bien a todos sus hijos y la tensión en las piernas de su cuarto comandante sugerian la intención de correr

 

–en la cama. Ahora– ordenó Newgate con severidad. 

 

Thatch no iba a desobedecer la orden de su capitán y fue a sentarse sin apartar la vista de su padre y extendiendo docilmente el brazo izquierdo a la enfermera más cerca quien no perdió tiempo para inyectarle lo que era el tratamiento contra el veneno y un ligero sedante para que el cocinero no perdiera los estribos otra vez, con el riesgo de abrir la herida

 

–acuestate. Podrias sentirte mareado– dijo la mujer mientras Tate liberaba la enfermería de cualquiera que no fuera parte del personal medico, un paciente o su capitán

 

–ahora hablemos, hijo. Que pasó?– preguntó, sentandose al lado de la cama

 

–recuerdo que estaba en mi habitación, preparandome para ir a dormir. Recuerdo a Teach entrando y cuando le di la espalda…el dolor- relató con el ceño profundamente fruncido por la rabia -debí quedar inconsciente porque luego recuerdo a Marco sobre mi, intentando detener la hemorragia…luego salió corriendo. Creo que para perseguir a Teach–

 

–Marco nos llamó pidiendo ayuda. Dijo que Teach quiere entregarlo a la marina–

 

–que?! Ese bastardo! No podemos dejar que lo haga! Tenemos…– cuando el castaño quiso levantarse el mayor lo detuvo apoyando una mano en su pecho para mantenerlo en la cama

 

–calmate. Estamos ya en camino para recuperar a tu hermano…pero dime, que buscaba Teach de ti?– un gruñido cansado pero no menos furioso salió de la garganta del castaño, que ahora se recargaba completamente al espaldar 

 

–queria la fruta del diablo que encontré–

 

–todo esto por una fruta del diablo- murmuró por lo bajo con decepción e ira -Thatch, sabes de alguna conexión entre el hijo de Roger y toda esta situación?– ahora el ceño del cocinero expresaba solo confusión junto con el cansancio cada vez mayor

 

–el hijo de Roger? Ellos también estan involucrados?– preguntó mientras sus parpados se hacian cada vez más pesados

 

–es lo que intentamos descubrir. Ahora descansa hijo. Podemos hablar más tarde– dijo con voz suave mientras Thatch caía dormido. 

 

El capitán se levantó y salió silenciosamente de la enfermeria adonde solo habían quedado las enfermeras y algunos de sus comandantes 

 

–se durmió, dejenlo descansar- les avisó a los hombres -sigan cuidando bien de él, hijas– las mujeres asintieron y regresaron a la enfermeria. 

 

Haruta dió un paso adelante

 

–Oyaji, tengo novedades- empezó -pude interceptar las comunicaciones de los marines con Teach. He descubierto el lugar exacto del intercambio y que al parecer llevan dos prisioneros. Nunca especifican quienes pero sabemos que uno de los dos es Marco–

 

–muy bien. Pongan rumbo a esa isla. Tenemos que llegar lo antes posible–

 


 

Sabo había estado contemplando fijamente el frasco de pastillas de repuesto que le había dado Crocus antes de irse, pensando en su hermano, mientras esperaba divisar el Oro Jackson y cuando lo hizo no perdió el tiempo y se acercó con su barquito. Apenas flanqueó el Oro, Rayleigh y Gaban lo jalaron a bordo

 

–es bueno estar de regreso. Pudieron localizar a Ace?– preguntó enseguida Sabo

 

–mejor. Varias de nuestras tripulaciones aliadas han estado molestando a Teach para darnos el tiempo de anticiparlos. Los esperaremos en esa isla y tendremos a Ace de regreso– prometió Roger

 

–tu como estás, hijo? Deberías dejar que Crocus te eche un ojo– sugirió Rayleigh 

 

–estoy bien. Eran solo unos cuantos golpes y un hombro dislocado, estoy bien– repitió 

 

–igualmente, ve a la enfermería. En unas horas llegaremos a nuestro destino– el vicecapitan empezó a llevarlo hacia la cubierta inferior pero la voz del capitán los detuvo

 

–espera. Que le dijiste a Luffy? No tiene que interferir. Aún no está listo para enfrentarse a un emperador y a la Marina al mismo tiempo–

 

–solo le dije que tardariamos en llegar con él. Se que no le será suficiente como explicación pero espero que entre sus actuales desastres y que no teniendo pistas de lo que está pasando, lo deje correr- explicó rapidamente -y, tío, estoy muy consciente de los problemas entre ti y Barbablanca pero…no creo que él sea responsable de las acciones de Teach. Como ya dije, no llevaba su marca y los que lo acompañaban no eran parte de la tripulación del viejo–

 

–intentas defenderlo?– preguntó extrañado Gaban

 

–no, solo trato de evitar una guerra en la que mi hermano pueda verse involucrado y sin saber sus condiciones actuales. Por favor, Ace tiene que ser la prioridad. Todos sabemos lo que pasará si la marina pone sus manos en Ace…no nos darán el tiempo de reaccionar antes de matarlo a sangre fría–

 

–tranquilo Sabo, no tengo intenciones de entregarles a mi hijo– prometió Roger con una voz fria y una mirada que prometia venganza. 

 

Una hola de haki se extendio prometiendo regar en el mar la sangre de quien se atrevieron a tocar a uno de sus muchachos. 

 


 

–Oyaji, llegaremos en cinco horas a la isla en la que planean entregar a Marco y otro prisionero– avisó Haruta

 

–estamos seguros que llegaremos a tiempo? El plazo de una semana acabó hace unos días– dijo preocupado Vista

 

–no te preocupes, mi división ha estado al tanto de las comunicaciones y al parecer Teach ha estado retrazando el encuentro porque está teniendo muchos problemas con otras tripulaciones piratas. A este ritmo deberiamos poder llegar antes que ellos–

 

–perfecto- Barbablanca se levantó de su asiento con su bisento en mano -todos! Preparense para luchar y recuperar a Marco! Ese traidor tendrá su castigo por todo lo que hizo–

 

 

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Marco estaba agotado. Demasiado cansado como para seguir intentando concentrarse lo suficiente para idear un plan de escape eficaz. No lo dejaban dormir y con Ace sufriendo ataques de sueño a intervalos irregulares la idea de huir se hacía cada vez menos probable. Ahora solo podia confiar en los demás. Él no podía hacer nada además de esperar. Ni siquiera intentar recuperar las pastillas luego de que lo descubrian intentándolo y se llevarán la mochila. Ahora solo se dedicaba a mantener a Ace cómodo y seguro para no empeorar su lesión. La situación estresante ya hacía suficientes estragos con su narcolepsia, como para aumentar la carga. 

 

Unos minutos despues un gemido llamó su atención y luego sintió el cuerpo del chico tensarse un momento antes de que se despertara sobresaltado. Marco reafirmó su agarre en él para detenerlo, lo que causó un quejido de dolor pero mejor eso que enfrentarse a un pulmon perforado en una celda

 

–tranquilo, Ace, estás bien. No te agites. Quedate así– el rubio le acarició la mejilla mientras el menor intentaba volver a respirar normalmente sin que doliera

 

–Marco…cuanto…– el chico levantó la cabeza para encarar los ojos azules bordeados por las ojeras oscuras

 

–no estoy seguro pero más de la ultima vez– 

 

–lo siento– apartó la mirada enseguida, encontrando en la pared humeda y mohosa la cosa mas interesante del mundo, pero la culpa que delataban sus ojos grices estaban en contraste con la mano que se aferraba al brazo que lo rodeaba aunque pareció empeorarlo. 

 

El ceño del pecoso se profundizó al sentir que los muscolos pronunciados de su pareja ya habian empezado a desaparecer. 

 

El beso en su sien lo distrajo de la tormenta de pensamientos que lo estaba asaltando

 

–Ace, no es tu culpa– el chico solo tarareó algo incomprensible para dar a entender que lo había escuchado…pero nada más. 

 

Marco solo suspiró. Sabia que no tenía caso insistir en ese momento, por primera vez, no tenia ni las fuerzas ni las ganas de lidiar con los problemas de autoestima de Ace pero lo haría en cuanto estuvieran lejos de esa celda y esas cadenas. Solo volvió a besar la coronilla azabache y eso pareció calmarlo lo suficiente como para hacerlo recostarse contra su pecho. Con eso Marco mismo se relajó y pudo cerrar los ojos…podía descansar…solo unos minutos. 

 


 

–es extraño. Este es el lugar pero aún no hay nadie– murmuró pensativo Sabo cuando terminaron de registrar la pequeña isla desertica

 

–algún aliado debió excederse con las interferencias. Estarán aquí pronto– dijo en tono bajo y amenazante Roger mientras desenvainaba su espada. 

 

Toda la tripulación ya estaba desplegada, preparados para recibir a su huesped de honor, cuando Sabo vió algo en el horizonte

 

–oh mierda– el chico maldijo en voz baja mientras se mordía nerviosamente la uña del pulgar y observaba ese barco acercarse directamente hacia ellos

 

–que pasa?– Rayleigh preguntó y se paró al lado de su hijo para mirar ese barco con proa en forma de ballena

 

–Roger, tenemos compañia– el capitán se unió a ellos y Sabo sintió miedo al ver el brillo rojo salvaje en los ojos de su tío 

 

–por fin llega. Por una vez en su vida tendrá que hacerse cargo de las acciones de sus malditos mocosos– dijo amenazante mientras caminaba en dirección al barco. 

 

Sabo corrió tras él, intentando detenerlo

 

–tío Roger, por favor, antes de arrasar este lugar puedes hablar con él…– todos los adultos le dedicaron una mirada incredula

 

–que te pasa Sabo? Últimamente has estado muy preocupado por Barbablanca y los suyos– comentó con un deje de acusación su padre

 

–es porque lo unico que me importa es salvar a Ace y no perder el tiempo librando batallas inutiles contra esos tipos– por suerte a Sabo se le daba bien pensar rapidamente en situaciones de estres

 

–Sabo, si nos estás ocultando información relevante para rescatar a Ace será mejor que lo digas ahora– le advirtió su padre muy serio. 

 

El menor lo pensó un momento porque, a pesar de su promesa, si fuera necesario para salvar la vida de Ace, Sabo revelaria su secreto sin pensarselo dos veces, pero ese no era el caso. Revelarlo solo crearía más problemas en este momento. Aún tenia la esperanza de convencer a Roger de ignorarlos mientras ellos mismos venian al rescate de su propio nakama

 

–no, ninguna– respondió evadiendo la mirada azul que le había heredado

 

–Sabo…–

 

–NEWGATE!– el grito que lanzó Roger al levantar a Ace para apuntarla contra el enorme barco que estaba anclando a una distancia prudencial de la otra tripulación. 

 

Barbablanca caminaba hacía ellos con pasos pesados, un aura amenazbisento Murakumogiri en la mano, su haki desbordandose sin atacar...aún

 

–Roger, como te atreves a usar mis hijos en mi contra? COMO TE ATREVES A PONERLE UNA MANO ENCIMA A MI HIJO?!– gritó poniendose en pose de combate

 

–TU COMO TE ATREVES A SECUESTRAR A MI HIJO?! SI DESCUBRO QUE ESTE CABRON TUYO LE TOCÓ UN SOLO PELO TE DEVOLVERÉ PERSONALMENTE LAS CICATRICES QUE ÉL LE DEJO A SHANKS, LUEGO DE MATARLO POR TOCAR A ACE!– el rey se lanzó contra el emperador. 

 

Murakumogiri y Ace chocaron entre sí, sin siquiera tocarse. El haki del rey estalló, envistiendolos con una fuerza abrumadora. Sabo se sintió mareado ante ese poder. Rayleigh lo abrazó, protegiendolo de las rocas que salían volando del suelo agrietado. Algunos de los tripulantes de Barbablanca se desmayaron, novatos supuso Sabo, y entre ambas tripulaciones, algunos se encontraron de rodillas ante los dos conquistadores. 

 

Todos pudieron volver a respirar tranquilos sin la presion de ese haki espantoso cuando los dos emperadores se alejaron

 

–adonde está mi hijo, Roger? Regresame a Marco y entregame el traidor, de inmediato, y tal vez no habrá una guerra– ofreció el hombre gigante

 

–me estás tomando el pelo?! Regresame a Ace ahora mismo antes de que libre una guerra que acabará con tu preciado tesoro!–

 

–no pruebes mi paciencia. Ya estoy haciendo la vista gorda a que tu hijo haya estado usando a Marco para cualquier cosa haya sido ese mapa–

 

–ese mapa?– se preguntó Sabo a si mismo y entonces intuyó que debieron encontrar el mapa que Ace le habia dato a Marco. 

 

El chico debio haberse perdido en sus pensamientos porque de repente vió a ambos capitanes listos para luchar con todo su poder. No podía permitirselo. No tienian tiempo para eso. Tenian que encontrar a su hermano y a Marco. 

 

El chico se libró del agarre de su padre y corrió para interponerse entre Roger y Barbablanca. 

Si ese hubiese sido Ace, Sabo estaba seguro que no dejaría de regañarle por el resto de su vida por tal estupidez, arriesgando la vida al interponerse entre tales fuerzas, pero él haria esto y más por sus hermanos

 

–AHORA BASTA! DEJEN DE DISCUTIR, POR UN MALDITO MOMENTO, CARAJO! TENEMOS QUE SALVARLOS A AMBOS!– gritó desesperado y si algunos de los demás piratas palidecieron y empezaron a rezar por su alma no podía importarle menos

 

–te haz vuelto loco Sabo?! Sal de en medio!– ordenó Roger 

 

–no–

 

–escucha a tu capitán si valoras tu vida, niño– dijo Newgate 

 

–NO!– Sabo metió una mano en su bolsillo para sacar una vivre card que estaba quemandose para enseñarselas a todos los presentes -mi hermano se está muriendo y apuesto a que el vuestro también!- y por la mueca que el cuarto comandante hizo al llevar una mano a su propio bolsillo supo que tenía razón -no voy a perder a Ace porqué ustedes, cabezas calientes, solo piensan en luchar! Podemos unir fuerzas y salvarlos con mucha más facilidad en lugar de simplemente perder tiempo con toda esta situación ridicula y estúpida!–

 

–porqué debería confiar en ustedes? Por lo que puedo saber podrían ser aliados de Teach–

 

–lo mismo podría decir, Newgate. Te prometo que si tu maldito pajaro lastimó a mi hijo...–

 

–PORQUÉ SON TAN TERCOS?! NO LO ENTIENDEN?! NI ACE NI MARCO LASTIMARIAN AL OTRO– gritó exasperado 

 

–eso es una idiotez. Todos somos testigos de las heridas provocadas por sus enfrentamiento y ustedes también– dijo Barbablanca frunciendo el ceño y volviendo a afirmar su agarre en Murakumogiri. 

 

Sabo mentiria si dijera que no sintió miedo en ese momento. Miedo que tampoco pasó desapercibido ya que Roger volvió a ponerse en guardia, listo para jalarlo tras él a la primera señal de peligro, pero Sabo no podía retractarse ahora

 

–si ha sido testigo de ellas entonces mencioneme una sola vez en los ultimos tres años en la que esas heridas fueron realmente graves o permanentes o que hayan dejado una sola, diminuta cicatriz– el desafio era evidente en su pregunta y no pareció agradarle al yonko

 

–su fruta del diablo impide ese tipo de heridas–

 

–aún así, Marco no es invulnerable y usted lo sabe. Ace es lo suficientemente fuerte como para causar ese tipo de herida y a pesar de eso, no lo hizo. Nunca le causó daños que su fruta del diablo no pudiera sanar, a maximo tardar, en un par de dias- luego volteó hacía su propia tripulación -ustedes también pienselo. Cuando fue la ultima vez que Ace salió realmente lastimado de un enfrentamiento con Marco? Los dos han estado protegiendose mutuamente, luchando siempre entre ellos, para que nadie más pudiera herirlos realmente o algo peor–

 

–Sabo, que quieres decir?– esta vez fue Gaban quien preguntó y Sabo por fin confesó 

 

–vamos, es obvio. Marco y Ace son pareja desde hacía tres años a escondidas de todos ustedes–

 

–y tu desde cuando lo sabes?!– preguntó Roger. 

 

Su voz subiendo de dos octavas, tan aguda que Sabo quizo reirsele en la cara pero no lo hizo

 

–desde el principio. Ace habla mientras duerme y cuando le pregunté me lo dijo sin más. Prometí guardar el secreto– dijo, encogiendose de hombros y la sorpresa se fue. 

 

Roger volvía a su posición de lucha, para atacar con toda su furia, señalando al otro capitán con su espada 

 

–tu hijo, Newgate, es un viejo asaltacunas que corrompió a mi hijo!– Sabo suspiró negando con la cabeza

 

–de hecho, tío Roger, fue Ace quien fue tras Marco- aclaró. El comentario le valió una carcajada de Barbablanca y regaños incomprensibles de Roger -oigan, pueden concentrarse por un momento?! Ace y Marco siguen estando en peligro!–

 

–y nosotros tenemos compañia– avisó Vista a su capitán, llavando la atención de todos hacia la flota de la marina que se acercaba a rodearlos.

 

 

Chapter Text

–Sabo, en este punto, creo que nos debes algunas explicaciones– dijo Roger. 

 

La pelea con los marines no duró mucho, no contra dos piratas como Gol D. Roger y Edward Newgate y sus tripulaciones colaborando por primera vez. Todos los soldados de la marina se vieron superados en menos de media hora y ahora era el momento de Sabo de enfrentarse a esos dos hombres que habian acordado una tregua temporanea

 

–bueno...- empezó alargando la palabra mientras pensaba en lo que iba a decir -por donde quieren que empieze?–

 

–por Ace corriendo detras de un pajarraco más viejo que él–

 

–no tenemos tiempo para toda la historia!- le reprendió Barbablanca -dinos que pasó con Ace y Marco–

 

–pues, yo solo tengo mitad de la perspectiva. Cuando yo y Ace llegamos a Banaro, Teach llegó y atacó destruyendo todo el lugar. Yo quedé trabado bajo algunos escombros y Teach amenazó con matarme si Ace no lo seguía. Ace regresó después de casi una hora a recoger sus cosas del barco porque Teach tenia a Marco y necesitaba liberarlo antes de que lo entregaran a la marina. Algo debió de salir mal porque Ace nunca me hizo saber que estaban a salvo y en ese punto no fue dificil intuir lo que habia pasado–

 

–la marina estaba preparada para el ataque...- dijo pensativo Barbablanca -recibimos una llamada de Marco pidiendo que vinieramos aquí. Era una trampa– afirmó con una molestia evidente en su tono. 

 

Sabo no lo conocía lo suficiente pero queria creer que esa rabia no era para Marco

 

–lo más probable. Marco siempre es muy protector con Ace y si está en peligro no se lo piensa dos veces en interponerse. Siempre actua así–

 

–entonces...tres años. Ace tendrá muchos problemas por esconderme tal cosa– dijo Roger para si mismo

 

–él te lo ocultó porque sabia que querrias la cabeza de Marco y Ace lo prefiera con la cabeza pegada a los hombros, si me entiendes– sobrino y tío empezaron una pequeña discusión sin percatarse de Barbablanca. 

 

No vieron el ceño fruncido mientras pensaba en su hijo ocultandole su relación y luego una pequeña sonrisa al pensar a la ultima conversación que habían tenido, de lo enamorado que sonaba al hablar de quien ahora sabía era Ace. Y en fin, una mirada algo triste y preocupada al recordar las preocupaciones de Marco por Ace y sus inseguridades. Los ojos del emperador se fijaron en Roger y el chico mientras las palabras de su hijo cobraban sentido. 

Una familia fuerte. Sí, esa era definitivamente una forma de describir esta tripulación. 

 


 

Ace despertó lo que creía que era temprano y a pesar de haber dormido tanto, nunca se sintió tan cansado. Quiso acomodarse y quitarle la carga de su peso al pecho de Marco pero solo se sintió abrazar un poco más fuerte. Las grandes y calidas manos sosteniendo sus costillas como una venda sujetadora. El chico dirigió su mirada gris al rubio, descubriendo que el hombre se habia quedado dormido. Su cabeza estaba apoyada a la madera, ligeramente caida a un lado, y nostante eso no lo soltó en ningun momento. Ace suspiró en silencio y volvió a recostarse sobre Marco. Cuidó de no moverse para no despertarlo, sabía cuanto necesitaba dormir, y fue en ese silencio que su cerebro empezó a ofrecerle mil y una imagen de la familia de Marco luchando contra enemigos desconocidos solo porque Marco había elegido protegerlo a él sobre su propia familia, pensó en el momento en el que sus dos tripulaciones se cruzarian inevitablemente y la guerra que se armaria si su padre pensara que Teach aún estaba bajo el mando de Barbablanca o si Barbablanca creía que ellos estaban aliados con Teach atravez de él. Al mismo tiempo rezaba para que Luffy no se enterara de todo esto, su hermanito no debía involucrarse. Esperaba que Sabo estuviera a salvo, de vuelta con su familia. Pensó en su mamá y de lo preocupada que debía estar, lo que le esperaba una vez que salieran de ahí…si lograban salir de ahí. 

Al sentir una de las manos de Marco crisparse levemente contra su piel pensó en la idea de este de retirarse a esa isla tranquila y pacifica. Se imaginó como sería despertar a su lado cada mañana, envuelto en sus cálidos brazos, levantarse y sentir tierra firme bajo los pies, salir y encontrarse con un prado fresco y verde todo su alrededor. Se imaginó como sería vivir en una tranquila aldea, con gente común que lo detenia para una amable y amigable conversación trivial…y luego pensó en el infierno en el que se convertiria si alguien se enteraba, cuando alguien se enterara, de que se escondia ahí. Pensó en la masacre que provocaría…pensó en Baterilla. Pensó en su mamá y en el hermanito que tanto amaba y que nunca habría tenido si Garp hubiese llegado solo unos dias más tarde. 

Pensó en tantas cosas pero todas se resumian en su mente en que sus seres queridos habrian estado todos mejor si tan solo…

 

–puedo escucharte pensar desde aquí– la voz ronca a sus espaldas lo sacó de los recobecos más oscuros en los que esa parte de su cerebro lo estaba metiendo sin su permiso 

 

–lograste descansar un poco?– Ace quería evadir el discurso que Marco intentó comenzar tantas veces pero no tenía muchas esperanzas de lograrlo

 

–podemos decir que sí. En que pensabas?– el menor se encogió de hombros

 

–en como quedará Teach cuando termine con él– Ace podía escuchar el ceño fruncido de Marco sin siquiera verlo

 

–esa no era ni la mirada ni la voz de "voy a patearle el trasero a alguien", porqué no me dices que es lo que te tiene así?–

 

–yo…no lo se…– el pulgar de Marco empezó a sobar con delicadeza sobre las costillas magulladas

 

–Ace, sabes que puedes confiar en mi, cierto?– preguntó dejando un suave y largo beso en su sien

 

–se que puedo– respondió, abrazando los brazos de Marco sobre su pecho a modo de consuelo, si para el rubio o él mismo eso no lo sabía 

 

–siento que hay un pero– dijo entre divertido y decepción 

 

–pero soy un idiota, eso es todo. En serio, Marco, no te preocupes–

 

–me pides lo imposible–

 

–eres un experto en lo imposible. Tu puedes volar– respondió con una sonrisa divertida

 

–dijo el D hijo del rey de los piratas, pesadilla de los marines– la broma que Marco hizo con la intención de aligerar el ambiente resultó en todo lo contrario. 

 

La sonrisa desapareció y Ace lo abrazó aún más fuerte, como si temiera que lo soltaría en cualquier momento. Entonces Marco lo abrazó más cerca, sin lastimarlo

 

–se que es un golpe bajo de mi parte pero realmente creo que necesitamos hablar de esto. Porqué te cuesta tanto abrirte conmigo? Te amo y quiero conocerte realmente, como eres, en todos los aspectos, pero siento que cuando lo estamos logrando te alejas de mi o me alejas de ti. Necesito saber porqué– el labio de Ace tembló. 

 

Había estado evitando el tema cada vez que parecía asomarse a la vuelta de la esquina pero ahora no tenia forma de hacerlo…y tal vez ya no quería hacerlo. Aún así la voz en su cabeza siempre estaba ahí 

 

–las personas que me importan…siempre salen lastimadas– Marco hizo todo lo posible para retener el suspiro pero no logró ocultarlo del todo

 

–eso es lo que siempre me dices pero conozco a tu familia y me cuesta creer que alguno de ellos haya salido lastimado por tu culpa– Ace se mordió el labio con fuerza, hasta sacarse sangre, para que dejara de temblar. 

 

Ante eso, Marco llevó una de sus manos a la barbilla de su pareja y la acarició suavemente con el pulgar para que dejara de hacerlo mientras le dejaba un beso en la coronilla. Ace se aferró aún más a su abrazo

 

–Marco, tu me amas?– la pregunta descolocó un poco al rubio pero no dudó en su respuesta 

 

–por supuesto que te amo– le aseguró, volviendo a besar su cabeza

 

–porqué?–

 

–porque no lo haría? Eres fuerte, valiente, hermoso…– Marco ya estaba listo a elencar todos los aspectos que le encantaban de su novio pero él lo interrumpió, negando con la cabeza y los dedos envolviendo su muñeca, dejandole cada vez menos oportunidades de moverse o alejarse, a pesar de que lo que le decía parecía querer alejarlo 

 

–no, mi pregunta es…porqué no me odias? Porqué ninguno de ustedes me odia como lo hace el resto del mundo?- su voz tembló, con las lágrimas que empezaban a caer por sus mejillas pecosas -ustedes son los que más razones tienen para hacerlo?–

 

–no te entiendo. Que razones podriamos tener?–

 

–jamás escuchaste hablar de Baterilla?– Marco lo pensó

 

–me suena pero no recuerdo de que– Ace soltó una risita sin gracia, vacía 

 

–no me sorprende. El Gobierno se esforzó mucho para que ese "incidente" no saliera a luz. Baterilla era la isla natal de mi madre. Ahí se conocieron mis padres. Era una pequeña isla tranquila y pacifica del South Blue, adonde nadie jamas la molestó, nada que llamara la atención…- Ace usó exactamente las mismas palabras que él usó para describir a Sphinx hacía un tiempo y el detalle no se le escapó a Marco -…era asi hasta que el gobierno se enteró de que ahí, posiblemente, se escondia el engendro de Roger. Niños, mujeres embarazadas y cualquier persona que intentara defenderlos era asesinada sin piedad y sin remordimiento. Mi madre ocultó su embarazo. Me llevó en su vientre 20 meses y a solo unos días de que llegara a su limite, Garp la encontró. Conoces a ese viejo, su lealtad es solo a la marina, pero esa vez, por alguna razón, llevó mi madre al Oro Jackson y Crocus pudo salvarle la vida–

 

–solo una D seria capaz de tal asaña–

 

–eso mismo dijo Crocus– comentó con una risita casi imperceptible. 

 

A causa de la piedra marina que acallaba los sentidos de su fenix, casi se lo pierde

 

–pero, Ace, no puedes hacerte cargo de las culpas de un gobierno que persigue recién nacidos por quien podría llegar a ser su padre, y mujeres en su momento más vulnerable por quien pudo haber engendrado su bebé– un sollozo ahogado se escapó de la garganta del pelinegro mientras se aferraba desesperado a los brazos del rubio

 

–yo…lo entiendo…creo que lo hago…- balbucea entre sollozos -…se que si fuera Luffy no duraría en qué no sería su culpa pero…- el labio inferior de Ace tembló hasta no dejarlo hablar. Marco lo abrazó protector y empezó a dejar besos cariñosos y tranquilizadores en su cabello azabache -…durante toda la vida, en cada aldea, en cada puerto y en cada maldita taberna…todo lo que escuché fue un ebrio tras otro elencar las formas en que matarían al hijo de Roger, lo que se merecía…lo que me harían...– Ace tuvo que taparse la boca para detener una arcada y el cuerpo del más joven empezó a temblar. 

 

El pelinegro se acurrucó en el pecho de su pareja mientras Marco seguía acariciandole el brazo y no movía sus labios de la cabellera rebelde. Marco intentaba absorber cada palabra, por dolorosa qué fuera. Ahora que por fin Ace estaba siendo sincero no le permitiría pensar que no le importaba todo lo que había pasado a lo largo de su vida

 

–Ace, esas personas…–

 

–no– la respuesta del chico llegó incluso demasiado rapido como si no quisiera que pensara que mentía. 

 

Y Marco queria creerle, deseaba creerle…pero algo en su tono no terminaba de convencerlo. 

 

Marco esperó, pero cuanto quedo claro que no quería decir más lo dejó en paz y solo acarició suavemente su brazo con dedos callosos y la cabeza con su barbilla, aspera por la barba que crecía descuidada, pero igualmente reconfortante

 

–lo siento tanto, Ace– siguió un silencio que no podian definir ni comodo ni incomodo. 

 

Solo era silencio. Vacío pero cargado de tantos pensamientos. Solo el murmurar de la madera chirriante y las olas mecedoras del mar. 

Por primera vez en días Ace estaba seguro de no haberse dormido cuando cerró los ojos para respirar profundamente, y al volver a abrirlos dijo

 

–gracias por amarme– Marco queria responderle de muchas formas. 

 

Queria enumerar todo y cada uno de los aspectos que él, y todos sus seres queridos, amaban de él, y tardaría horas enteras en contarle precisamente el porqué de cada una de ellas. Sentía que podría subir al andamio mientras seguía gritandole porque lo amaba y aún así el tiempo no sería suficiente. 

 

Estaba seguro de que ya lo habia oido miles de veces pero las voces de extraños que gritaban que no debía existir eran más numerosas y más fuertes, a pesar de que valían menos de la mitad. Para Ace era como estar parado en medio de un huracán, una tormenta electrica e intentar escuchar un único soplo de viento, las hojas de un unico arbol moviendose. Se sentía imposible incluso imaginarlo, así que solo dijo

 

–gracias por permitirmelo. Te amo Ace–

 

 

Chapter 15

Notes:

Pido perdon si veran más faltas ortográficas que de costumbre pero volví a leerlo mientras los ojos se me cerraban del sueño, es que las ganas de publicarlo eran demasiado fuertes así que espero lo disfruten <3

PS
Comenten mucho :)

Chapter Text

Una vez más Sabo se encontró mirando fijamente ese frasco lleno de pastillas, pensando en su hermano, en como estaría, que tanto le estaría afectando su narcolepsia porque, aunque aun esperaba que sí, dudaba que le hubieran dejado quedarse con su medicamento. Podían no saber para que era, y dudaba que Ace se lo dijera, pero era de todos modos una forma de control absoluta el quitarle esas pastillas. La mirada azulada del muchacho se dirigió al mar qué parecía irrazonablemente tranquilo. No estaba acostumbrado a eso y le molestaba. Queria que el océano compartiera su angustia. 

 

En ese momento, cuando escuchó unos pasos desconocidos tras él, guardó enseguida la botellita, por instinto. Ya era costumbre ocultar lo que hacía a su hermano más vulnerable

 

–puedo unirme a ti?– el hombre castaño de uniforme blanca y pañuelo amarillo se apoyó a su lado, en la barandilla

 

–es tu barco después de todo, no?– fue la respuesta de Sabo, mirando por el rabillo del ojo al mayor

 

–aún no entiendo porqué estas aquí– admitió el cocinero

 

–llamalo un gesto de buena fe…o querer huir de la miradas y preguntas de mi familia, como quieras. Como está tu herida?- el mayor lo miró sorprendido y tartamudeó. Sabo sonrió divertido ante la reacción pero le explicó -eres un comandante de Barbablanca y un espadachín de renombre lo que significa que ese paso pesado y la espalda encorvada no pueden ser tu normalidad. Diría que tienes en la espalda una herida lo suficientemente profunda como para seguir doliendo. Un corte, más probable una puñalada…por la espalda. No eres un novato, no le darías la espalda a un enemigo y tu tripulación está bien entrenada, no dejaría a un compañero con la espalda descubierta. Conocías y confiabas en esa persona. Fue Teach, no es cierto?–

 

–das miedo. Siempre analizas así las cosas?– Sabo se encogió de hombros aún sin mirarlo

 

–sobretodo cuando no quiero concentrarme en lo que siento…pero no me engañas, comandante, no respondiste mi pregunta–

 

–sabes que tengo un nombre, cierto? Es Thatch– el menor se burló ante la molestia del hombre

 

–sigues evadiendo mi pregunta, Thatch, y tambien finges que no estás ipervigilando todo tu elrededor e ignorar que tu capitán te controla todo el tiempo– ahora el castaño parecía más incomodo que enojado

 

–esta vez te equivocas. No me está controlando…solo sabe que aún estoy nervioso por lo ocurrido y no quiere que me sienta desprotegido–

 

–tiene que ser terrible ser traicionado por un nakama–

 

–oye, me gustaria cambiar de tema, si te parece– Sabo lo miró de reojo, levantando una ceja

 

–y de que querias saber?– inesperadamente una sonrisa se dibujo en el rostro de Thatch

 

–todo! Quiero saber como te enteraste de Marco y Ace y como son ellos juntos. Quien es el cursi? Son mielosos en publico? Que tan seguido se ven? Los atrapaste en momentos embarazosos? Juro que no lo dejaré en paz si ese es el caso. Como pudieron ocultarlo tanto tiempo sin que nadie sospechara?– el rubio reprimió una risa ante la emoción del cocinero que debia estar en sus cuarenta pero se comportaba como un niño de diez. 

 

Le recordaba un poco a Luffy. Tal vez por eso decidió responder enunerando sus respuestas levantando los dedos

 

–Ace habla en el sueño y compartimos habitación. Marco. No. Cada que pueden y lamentablemente sí. No puedo borrar esa imagen de mis parpados- admitió con un escalofrío -y quien sospecharia que dos enemigos son amantes en secreto?–

 

–quiero saber más!– esta vez el menor no pudo evitar reirse, aunque discretamente, pero otro pensamiente le atravezó la cabeza y la sonrisa desapareció. 

 

Sus ojos buscaron al imponente emperador sentado en cubierta con su bisento a su lado

 

–oye, antes quiero preguntarte algo–

 

–que es?– Thatch se hizo serio al ver la cara del chico

 

–tu capitán…sabes lo que piensa de Ace y Marco? Lo que piensa de Ace– aclaró, luego de aclararse la garganta. 

 

El comandante se recargó en la barandilla respirando profundamente antes de que una leve sonrisa apareciera en su rostro

 

–sabes, hay algo que mi padre, o capitán como le dices tu, nos dice siempre, sobretodo cuando estamos a punto de unirnos a la tripulación y tenemos alguna duda- Sabo lo miró extrañado. Que tenia que ver este cuento con su pregunta? -"todos somos hijos del mar". Lo repite casi a diario y el significado es simple: en este barco no importa quienes sean tus padres, no importa lo que el mundo piense de ti y no importa lo que hayas hecho en tu vida, porque si realmente quieres permanecer aquí entonces respetarás las pocas reglas que tenemos. Te unirás a la familia y aceptarás todo lo que implica ser un Barbablanca…a cambio- Thatch volteó hacia el capitán -el hombre más fuerte del mundo se compromete a protegerte, cuidarte, amarte…a llamarte hijo durante toda su vida- Thatch volvió a mirar a Sabo -tu tienes un padre, uno que te ama…nosotros no tuvimos a alguien así en nuestras vidas…no hasta que llegó él, y ser considerado el mayor tesoro de alguien es…simplemente es algo que siempre anhelé. No des por sentado lo que tienes, no todos tenemos la misma suerte–

 

–estás seguro de que su lema se aplica incluso al hijo de su enemigo?–

 

–tengo la certeza de eso. No nos habríamos aliado con ustedes si no creyera que Marco está profundamente y sinceramente enamorado y que el chico vale la pena…además, jamas escuchaste ese dicho?– Sabo levantó una ceja, curioso

 

–que dicho?– Thatch sonrió 

 

–el enemigo de mi enemigo es mi amigo– el rubio le devolvió la sonrisa ante sus palabras

 

–supongo que esta vez se puede aplicar eso– la sonrisa del castaño se convirtió rápidamente en una mueca de confusión y seguido sus ojos se abrieron de par en par con el terror escrito en su mirada. 

 

Sus manos buscaron freneticamente los botones de su camisa blanca pero estaba demasiado agitado como para abrirlos así que solo tiró, desgarrando los hilos, solo para buscar algo en el pequeño bolsillo interior. Sacó el trozo de papel que estaba quemandose con intensidad y rapidez, estando ya casi a menos de la mitad. La mirada de Sabo reflejó perfectamente la del mayor. Su mano voló a su propio bolsillo para buscar la vivre card de su hermano que, en cambio, se había regenerado casi completamente. 

Antes de que Sabo pudiera incluso levantar la cabeza, Thatch ya había corrido hacía su capitán. 

 


 

–maldito mocoso. Te enseñaré cual es tu lugar– sintió manos fantasmales recorrer asperamente su cuerpo. 

 

Luego llegó la debilidad, la tan odiada vulnerabilidad

 

eso. Era tan dificil obedecer, mocoso. Ahora veras– 

 

Ace despertó sobresaltado, sudando y jadeando. En esa ocasión no sintió manos deteniendo los movimientos bruscos y repentinos. El joven no sabía si sentirse feliz por no tener que enfrentarse al tacto en ese momento, a dos pasos de otro ataque de panico, o arrepentido por darle tanto trabajo a sus costillas rotas

 

–Ace, Ace, tranquilo…- escuchó la voz hablar despacio por debajo de sus jadeos pesados que sonaban ruidosos en sus oidos. Solo reaccionó cuando una mano tomo su antebrazo y otra se apoyó en su espalda. Alejó la mano que estaba en su brazo de un manotazo -lo siento. No quise lastimarte…Ace, estás conmigo? Por favor, mirame– el pelinegro asintió lentamente 

 

–me duele la cabeza…creo que empiezo a alucinar– Ace se estremeció cuando sintió una mano callosa apoyarse en su sien y la otra sobandole el costado. 

 

El menor no sintió la necesidad de alejarse cuando sintió ese familiar y calido hormigueo aliviar los dolores y alejandolo del panico. Levantó la cabeza de golpe para encontrarse con esa luz azul y amarilla. Llamas calidas y frias al mismo tiempo. Sentía en lo más profundo de su ser la necesidad de su fuego de responderle, sin poder hacerlo realmente

 

–Marco…como?–

 

–la ultima sacudida hizo caer algunas cosas y un cincel es una buena ganzua cuando no tienes nada más. Ahora dame las manos– Ace obedeció y esperó pacientemente a que el rubio lograra abrir los grilletes. 

 

No hubo ruido cuando sintió ese calor invadirle el cuerpo, devolviendolo a la que sentía como su verdadera forma, la del fuego más puro y salvaje. Marco había forzado los grilletes a abrirse y los había apoyado delicadamente en el piso, sin hacer ruido. No podían llamar la atención ahora que estaban tan cerca

 

–ya he intentado con la puerta pero no lo logré- dijo el ojiazul pasandole el cincel a Ace -este es más tu estilo– a Marco le pareció que el oscuro y humedo calabozo se iluminara y calentara, cosa que era muy posible considerando el logia del chico, pero al comandante le gustaba pensar que era debido unicamente a esa sonrisa, sincera y traviesa. 

 

Por fin con un proposito que perseguir y pudiendo hacerlo sin ayuda de nadie. 

 

El menor tomó el cincel y se dedicó a su trabajo. Él y sus hermanos habían forzado tantas veces las despensas y la refri del Oro que se habian hecho expertos. Cuando visitaban el Red Force Lucky montaba personalmente guardia para asegurarse de que no llegaran a su comida y Shanks vigilaba a Roger en todo momento para que no se le ocurriera ayudarlos. 

 

No necesitó más que unos pocos movimientos delicados antes de abrir la puerta

 

–mi toque mágico- dijo satisfecho. Marco sonrió y le dejo un rapido beso en la mejilla, haciendolo sonrojar, antes de salir hacía la puerta del calabozo. Ace lo siguió en cuanto salió de su sorpresa -espera– el chico agarró el brazo del comandante, deteniendolo antes de que agarrara la perilla

 

–que pasa?– Ace lo miró desconcertado

 

–no lo sentiste?– el pecoso se preguntó cuan cansado estaba para que su haki de observacion le fallara de esta manera

 

–están bajando– advirtió. 

 

Los dos se escondieron a los dos lados de la puerta y esperaron. Escucharon los pasos bajar las escaleras, atravezar pasillos y llegar ahí. Esperaron a que abrieran antes de saltar encima de ellos y noquear a cuatro hombres con el menor ruido posible. Dos de ellos vestian ese molesto blanco que siempre les causaban problemas

 

–la marina ya llegó. Tenemos que irnos– la pareja empezó a buscar una salida. 

 

No tenían que llegar a la cubierta, necesitaban una ventana

 

–LOS PRISIONEROS ESTAN HUYENDO!– el grito a sus espaldas fue su señal para empezar a correr pero cada vez que doblaban un pasillo se encontraban con otro grupo de piratas o marines que aparecian de la nada. 

 

Estaban rodeados en un barco desconocido. Luchaban espalda contra espalda, cada uno cubriendo las aberturas del otro. Sí, ellos peleaban a menudo uno contra el otro, más como entrenamiento que otra cosa, pero cada que se veían entrenaban para luchar juntos y descubrieron que se les daba bien. Ambos estaban acostumbrados a luchar en equipo, con sus hermanos, y hacerlo juntos no era muy diferente. Luchaban con más fuerza y ferocidad porque tenian alguien a quien proteger. 

 

Pero luego de demasiado tiempo sin comida o entrenamiento, si no encontraban una via de escape en los proximos minutos, los meterian en otra celda y entonces el viaje sería hacia Impel Down. 

 

De repente una sonrisa traviesa se dibujó en el rostro pecoso al recordar un pequeño detalle: ese no era su barco, entonces porqué se estaba conteniendo? Liberó una hola de fuego para alejar a todos de ellos antes de estrellar su famoso puño de fuego contra la pared, abriendo una brecha en el costado del barco. No necesitó decir nada. En un instante sintió las garras de Marco en sus hombros antes de que sus pies se levantaran del suelo para elevarse por encima del mar. Ace trepó hasta el lomo del pajaro mientras él volaba. El menor vió el barco de Teach siendo flanqueado por un buque de guerra y tres barcos más, como escolta, anclados en la isla cercana. El logia intentaba cubrir a Marco de los ataques tanto como podía mientras intantaban alejarse. El fenix evadia los disparos y cañonazos pero sus reflejos estaban oxidados y no pudo evadirlos todos con su haki de observacion fallandole a cada rato. Ace solo lo sintió estremecerse antes de que Marco abandonara la idea de alejarse y volara directamente a la isla en la que los buques de la marina estaban anclados. Directamente a la boca del lobo

 

–Marco que haces?! Tenemos que irnos!– el pajaro no podía responderle pero voló más alto para que no pudieran alcanzarlos pero luego bajó en picado hacia la densa jungla. 

 

Apenas logró detener la caida para no estrellarse contra el suelo pero eso no les evitó el golpe. Ace rodó a unos metros del fenix, que volvió a transformarse. El hombre jadeaba, encorvado sobre si mismo, con una mano presionada en su abdomen…y la sangre goteando de la herida que no cerraba.

 

 

Chapter 16

Notes:

Capitulo más corto de lo habitual pero es para completar el otro. Disfrutenlo :)

Chapter Text

Ace corrió rapidamente al lado de Marco sin saber realmente que hacer. La bala que se incrustó en el abdomen del fenix tenía que ser de kairoseki, sin duda lo era, y aún sin ser doctor, Ace sabía que no era una herida de poca cuenta por la cantidad de sangre qué se filtraba de ella, pero no sabía que hacer. No tenía nada para ayudar con la herida ni nadie a quien acudir

 

–Ace, no entres en panico- el rubio se dió cuenta de que el chico se estaba perdiendo en su angustia -estaré bien pero no puedo volar así. Necesito tu ayuda– Marco se esforzó para que su voz sonara lo más firme posible a pesar del dolor. 

 

Ace sacudió la cabeza, regañandose a si mismo. No era el momento de perder la cabeza, necesitaba mantenerse lucido para Marco e ideó rapidamente lo más parecido a un plan que se le ocurrió en cuestión de segundos. 

 

El pelinegro rodeó la cintura del mayor y se puso su brazo alrededor del cuello para poder levantarlo y que se apoyara a él 

 

–está bien, necesitamos encontrar un refugio. Puedes caminar?– Marco asintió, sin dejar de hacer presión en la herida con su otra mano. 

 

Fue un poco dificil caminar rapidamente con casi todo el peso de Marco recargado en él pero se obligó a seguir caminando cuando sintió con su haki a los marines movilizarse para buscarlos. Necesitaban un escondite y lo necesitaban ahora. 

 

Ace se detuvo un momento para evaluar su alrededor, extendió su haki para hacerlo mejor, sintiendo la presencia de varios animales salvajes, entonces miró hacia donde sentía la mayoría de esos animales rondando. Era una pequeña altura rocosa pero rodeada de arboles enormes. Ahí es donde se dirigían y Marco pareció darse cuenta de eso

 

–espera! No podemos meternos ahí…–

 

–no te preocupes. No puede ser peor de adonde nos llevaba el viejo loco para convertirnos en marines– el rubio no tuvo el tiempo de preguntar de que estaba hablando antes de que el menor lo cargara en su espalda y empezara a caminar lo más rapido posible hacía esa altura. 

 

Evadió o enfrentó con suceso los depredadores que acechaban el lugar hasta encontrar una pequeña cueva. No fue ni siquiera un reto, para Ace, echar al enorme oso que habia hecho de ese lugar su casa. Ahora esos animales servirían como protección al cazar a los marines que se acercaran. Solo entonces bajó a su pareja, apoyandolo suavemente contra la pared

 

–Marco- lo llamó nervioso cuando notó que la sangre no había parado en ningun momento y viendo lo palido que estaba -Marco, mirame...por favor– rogó angustiado, tomando el rostro del rubio entre sus manos. 

 

El mayor logró entreabrir los ojos. Su respiración se había vuelto lenta y pesada, su piel fria y humeda

 

–estoy…despierto– por una vez, Marco no se atrevió a decir que estaba bien mientras se estaba desangrando. 

 

El panico que Ace había reprimido volvió a golpearlo como un ladrillo 

 

–dime que hacer. Como puedo ayudarte? No tengo nada y no puedo salir a buscar nada o nos encontraran. No confío en que hagan realmente algo para ti…–

 

–Ace, tienes que calmarte- le recordó Marco y el menor sabía que tenia razón. No podía permitirse descontrolarse. No podía permitirse tener más ataques -puedes ayudarme– el pelinegro asintió 

 

–dime como– el comandante de Barbablanca tomó la mano del principe y la llevó a su abdomen, apoyandola sobre la herida sangrante. 

 

Ace lo miró confundido, sin entender lo que queria que hiciera

 

–tienes que cauterizarla– los ojos grices se abrieron de par en par y retiró la mano como si se hubiera quemado

 

–no puedo hacerlo! Podría empeorarlo! Si cierro la herida sin sacar la bala, no va a sanar, seguirá sangrando internamente. Te vas a desangrar!–

 

–ya me estoy desangrando y lo haré a pesar de cualquier cosa- la afirmación congeló al menor por el miedo. Marco respiró profundamente para intentar calmarse y calmar a su novio -Ace, sin lugar a duda me desangraré si no cierras la herida, pero si la cauterizas quemarás los vasos sanguineos, o la mayoría de ellos, el sangrado disminuirá mucho, y sí, no sanará pero ganaremos tiempo–

 

–podría dañar organos. Las quemaduras van a infectarse…–

 

–todo va a sanar en cuanto pueda sacar la bala- el chico aún dudó y se negaba a acercar sus manos al hombre que amaba, tiemiendo empeorar las cosas…temiendo matarlo -Ace, confio en ti. Se que puedes hacerlo. Será suficiente que no te excedas, vale?- Marco acarició el rostro del muchacho, acercandolo para besarle la frente -se que puedes, mi amor– Ace respiró hondo y finalmente apoyó ambas manos en la herida. 

 

Marco se estremeció levemente ante la presion pero se preparó para lo que se venía. Cuando el menor lo miró en busca de seguridad, él asintió, y entonces Ace empezó a concentrar su fuego en las palmas de sus manos. El rubio se esforzó realmente por no gritar pero no pudo retener todos los quejidos de dolor al ser quemado, porque su cuerpo no podía entender la diferencia entre un dolor necesario y simple dolor, siempre era dolor al fin y al cabo

 

–lo siento, lo siento– Ace se disculpó varias veces en cuanto la herida estuvo cerrada. 

 

El rubio jadeaba, sudando frío y con la vista borrosa pero se esforzó para calmarse y respirar hondo 

 

–no, Ace. Lo hiciste bien…gracias– dijo casi en automático y entre jadeos. 

 

Estaba tan ido que no se dió cuenta de los brazos que lo rodearon y lo acomodaron delicadamente en el regazo del menor. Su cabeza descansaba por primera vez en días en una superficie suave. Sintió unos dedos desenredarle lentamente los nudos de su cabello enmarañado mientras le susurraba con voz tranquila

 

–ahora descansa. Te lo mereces. Esta vez deja que yo cuide de ti– y entonces Marco sintió que realmente podría descansar. 

 

Realmente podría dormir tranquilo con Ace velando por él, lejos de esa celda. 

 

 

Chapter 17

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Marco despertó por el fuerte dolor de cabeza martillando en sus sienes, el frío y el sudor que cubría todo su cuerpo. Se sentía como un trapo viejo y esa no era buena señal. Su herida definitivamente estava infectada. Maldijo en voz baja e intentó levantarse sin marearse demasiado. Cuando estuvo sentado miró su alrededor. Afuera de la cueva llovía y adentro estaba oscuro. Ace estaba a su lado, acurrucado, hecho bolita, con las rodillas al pecho y la cabeza caida, apoyada en ellas. Sus brazos estaban extendidos y algo en sus manos. Solo entonces se percató del olor: carne cocida, y su mirada cayó hacía abajo. Unos grandes trozos de carne estaban acomodados en grandes hojas de palmas como platos

 

–puedes comerlo...eso es para ti- la voz adormilada de Ace llegó a sus oidos, haciendo palpitar levemente su cabeza por el eco de la cueva -las cociné personalmente, en todos los sentidos– intentó bromear pero sin lograr ocultar su preocupación 

 

–gracias...pero no tengo mucho apetito– por su parte, Marco intentaba restarle importancia pero no pareció funcionar

 

–necesitas comer. Te subió la fiebre mientras dormias- al rubio realmente le sorprendió lo lucido que estaba, a pesar de haber apenas despertado de un ataque narcoleptico -se ha infectado, cierto?- él asintió, sin poder negar la evidencia. Ace se enderezó -como es posible que haya evolucionado tan rapido? Apenas pasaron unas horas–

 

–es...por la piedra marina. Ya estoy muy debilitado y sin mi fruta del diablo tengo el sistema inmunologico de un niño de ocho años–

 

–porqué?–

 

–esa es más o menos la edad en la que comí mi fruta y con el fenix protegiendome de toda enfermedad, nunca evolucionó como debia– Ace frunció el ceño

 

–espera, esto es algo que tú ya sabias que ocurriría?!- Marco lo miró, asombrado por su arrebato -me hiciste hacerlo sabiendo que el riesgo de que la infección te matara es prácticamente una certeza?!–

 

–lo siento por no mencionarlo pero sabía que te habrias negado...–

 

–esa es una razón más para decirmelo antes!–

 

–escuchame. No mentí cuando dije que era la unica forma de ganar tiempo. Ya estaría muerto si no hubieras hecho nada!- Ace guardó silencio mientras volvía a abrazar sus piernas -tu no debiste arriesgarte a salir a cazar– dijo en voz baja, como si temiera que lo llegara a escuchar.  

 

El menor se encogió de hombros, sabiendo que el fenix no se atrevería a regañarlo por nada justo después de que él lo hiciera, y con razon

 

–tenía hambre. Me dormí un par de veces pero los animales no pueden tocarme y solo se quemaron– Marco no dijo nada por un rato, solo tomó un trozo de carne y se lo llevó a la boca. 

 

Masticó lentamente, saboreando la primera verdadera comida en varios días. 

Había comido antes la carne asada de Ace y ciertamente no se comparaba con esas, pero habian pasado decadas desde la ultima vez que se sintió tan hambriento

 

–pudiste ver si se acercaban?–

 

–he visto a algunos intentarlo pero, como imaginaba, estos animales son lo suficientemente territoriales y feroces como para mantener a la mayoria de soldados alejados–

 

–no va a durar– afirmó el rubio con un tono que se podía definir pesimista pero Ace solo asintió 

 

–ya lo sé. En cuanto empiezen a buscar realmente, nos encontrarán. Ya no hay forma de llegar a la playa y aunque la hubiera, no tenemos un barco y la isla está rodeada de buques de guerra…parece el principio de un Buster Call– el pecoso hablaba con el tono de voz más calmado que Marco había escuchado de él…de hecho…parecía más rendido que cualquier cosa

 

–Ace, que estás pensando?– él se encogió de hombros

 

–que podría hacerte ganar tiempo– solo entonces Ace lo encaró y Marco no pudo ver un atisbo de miedo o duda en sus ojos…tal vez porque todo el miedo estaban en los suyos propios por lo que su pareja iba a decir o pensaba hacer

 

–Ace, por favor, nada de estupideces. Que crees que vas a hacer?– el pelinegro suspiró y volteó hacia la pared de roca frente a él 

 

–…nada…absolutamente nada. Solo esperar y rezar para que alguien llegue a tiempo. No se que te parece, pero no me alenta mucho la idea de terminar ambos encerrados en Impel Down– el menor no dijo nada más. 

 

Solo recargó la cabeza en sus rodillas y cerró los ojos para dormir. Marco no podía ignorar el miedo que se había apoderado de él al escuchar a Ace hablar de esa forma. No sabia qué precisamente lo habia inquietado tanto pero algo lo había hecho y sentía la necesidad de vigilar que Ace permaneciera ahí donde estaba, a su lado, aunque demasiado lejos como para sentirse cómodo. Tampoco sabía en que momento Ace se había alejado tanto de él. Se había dormido recostado en sus piernas y ahora ni siquiera estirando el brazo llegaría a tocarlo. 

 

Quería permanecer despierto y vigilar, realmente quería hacerlo pero estaba agotado y la fiebre y la piedra marina drenaban todas sus fuerzas así que, scuchando la respiración tranquila de Ace, no pudo evitar quedarse dormido nuevamente. 

 


 

Ace esperó solo escuchar los leves ronquidos de Marco antes de incorporarse, acercarsele y dejarle un suave, casi imperceptible, beso en la sien. No queria despertarlo pero queria saludarlo. El tacto de sus labios con la piel del rubio fue suficiente para sentir el calor que desprendía el hombre

 

–te amo– antes de salir silenciosamente de la cueva. 

 

Cuidó su alrededor. Nadie debia verlo o sus esfuerzos serian vanos. 

Tomó el camino más largo y oculto para bajar de la altura, evadiendo a los pocos soldados que se acercaban a los animales y a los animales que aún intentaban acercarsele a él. 

 

Caminó por el bosque durante un rato, ocultando su presencia, hasta que encontró a un grupo de marines inspeccionando la zona. Evidentemente los habían advertido de no subestimarlos. Los soldados se movían como uns manada, sin separarse, todos juntos, cazando prezas más grandes que ellos. Ace no dudó ni un momento cuando pisó unas ramas secas para llamar la atención de los hombres, aun así no salió de su escondite, no podía hacerles sospechar que estaba siendo demasiado fácil. Tenían que creerlo. 

 

Como había esperado, los marines voltearon en su dirección, apuntaron sus armas y empezaron a avanzar hacia él 

 

–sal de ahí! Identificate!– uno de ellos gritó, cargando su rifle. 

 

Ace lo evaluó un momento, antes de salir lentamente de su escondite con las manos levantadas. El chico se esforzó para no reirse de las caras sorprendidas con las que se encontró. De inmediato levantaron la guardia, todos estaban apuntandole con sus armas, rodeandolo completamente, mientras uno de ellos se le acercaba con esposas listas. Ace lo dejó acercarse. Lo dejó entrar en su especio personal y lo dejó agarrarle el brazo, pero eso fue todo lo que le permitió antes de usar el agarré que el hombre mantenia en él para jalarlo hacía sí y darle un rodillazo en el estomago. No les dió a los demás el tiempo de siquiera apretar los gatillos. Soltó una hola de fuego, baja pero ardiente, dejandolos noqueados o tan heridos que moverse no seria una opción. Robó una espada y siguió moviendose, dejando solo cuerpos inconscientes y gritos de dolor tras él. 

 

Se detuvo un momento para mirar la espada desde todos sus ángulos. Hizo una mueca. No habría pagado ni 100 berries para ese pedazo de metal, pensó Ace. La tuberia que usaba cuando era niño era de mejor mano de obra. 

El pelinegro se encogió de hombros, tenía que trabajar con los pocos recursos a su disposición y eso haría. Envolvió su haki de armamento en la espada, haciendo que la hoja se tiñera de negro. 

 

Los soldados con los que se había enfrentado debian haber llamado refuerzos porque no pasó mucho tiempo antes de que se encontrara con otro numeroso grupo de marines. No se hizo de rogar para enfrentarlos y con eso, debía de admitir que se sintió un poco ofendido. Ninguno de ellos destacaba particularmente en la lucha, de hecho, lo que le daba más problemas era el numero, y pensar que habían mandado a estos simples soldados tras el vicecapitan de Barbablanca y el hijo de Roger, lo ofendía y extrañaba al mismo tiempo. Sentía que se estaba perdiendo de algo. 

 

Mientras luchaba, algo lejano pero imponente alertó su haki de observacion, haciendolo distraer. Su propio haki se desprendió de la espada y con un golpe certero del arma contraria, la hoja se despedazó en finos fragmentos de hierro

 

–mierda!– maldijo, intentando evadir los ataques y reponder. 

 

No fue necesario. Un fuerte temblor sacudió toda la isla y agitó las aguas del oceano. Grandes olas se rompieron contra las costas de la isla. Todos cayeron al piso ante ese terremoto y las miradas se fijaron en el horizonte, adonde ese barco con proa de ballena se acercaba amemazante a gran velocidad. El cielo se desquebrajaba a su alrededor y la sola presencia del hombre en el mascaron de proa era suficiente para erizar los pelos de la nuca. 

 

Ace tardó más de lo que le gustaria admitir en reaccionar pero lo hizo. Se levantó de un brinco y estalló en llamas, alzando una columna de fuego tan alta como para pasar de las copas de los arboles. En su punto más alto, el fuego dibujó la figura esbozada y no muy definida de un fenix. Esperaba que el mensaje no fuera tan obvio pero que Barbablanca aún lo entendiera. 

 

Volvió a concentrarse en lo que pasaba en la isla cuando una presencia apareció no muy lejos de él y un disparo sonó en todo el lugar. 

 

Apenas logró detener la bala que iba directamente a su pecho, con su brazo envuelto en haki de armamento haciendole de escudo. Dolió de todos modos y sabía que con toda probabilidad, más tarde alli estaria un gran moreton, pero por lo menos no era una herida de bala. 

 

Las llamas se dispersaron y ahora debía enfrentarse al mismo hombre que en Banaro había amenazado con dispararle a su hermano. Ciertamente tenia algunas cuentas en suspenso con este sujeto y estaba listo para cobrarselas. Asumió una posición de lucha, listo para enfrentarlo y corrió hacía él. Su rostro impasible solo lo irritaba más. No debió permitir a ese enojo de nublar sus sentidos y bajar su guardia, confiado de que los refuerzos por fin estaban ahí…por lo menos los de Marco. 

No llegó ni siquiera a tocar al hombre de monoculo porque plantas empezaron a crecer y enroscarse alrededor de sus tobillos, subiendo por sus piernas y envolviendose alrededor de su torso, bloqueando su brazo derecho y apretandose alrededor de su cuello, cortandole el aliento. Con su mano libre intentó quemar la raiz que lo sofocaba pero de nada sirvió. Esa planta debía, de alguna forma, tener haki. 

La falta de aire no le permitia pensar lucidamente, darse cuenta de que era una fruta del diablo y cuando la adrenalina se vió progresivamente reemplazada por el panico de no poder respirar, su cuerpo empezó a flaquear. No podía permitirse un ataque en ese momento pero alejar el panico tampoco parecía una opción. Su mano se sentia más lenta, pesada y torpe y la tensión en su cuerpo empezaba a deshacerse 

 

–bien, tenemos al engendro de Roger, adonde está el otro?- de repente la presión en su cuello desapareció y pudo respirar, jadear, en busca de aire -responde- ordenó el peliverde frente a él. Ace nunca lo habia visto antes pero parecía alguien de alto rango entre los marines, a juzagar por su capa -concentrate mocoso, adonde está tu complice– Ace aún tardó en responder. 

 

Su lengua ya se sentía más pesada pero todavía se sentía capaz de hablar

 

–muerto…– la sola palabra salió arrastrada y confusa de su boca. 

 

Esperaba que creyeran que fuese por la previa falta de oxigeno

 

–que dices?– preguntó el marine sin sentimiento alguno delatado. 

 

Ninguno. Ni molestia, no decepción ni satisfacción

 

–está…muerto. Le dispararon en el pecho–

 

–el cuerpo?– preguntó automáticamente, sin inmutarse

 

–yo que se? Cargar…con un cadaver…no estaba en mis…pri-prio-ridades– estaba llegando a su limite. 

 

Sus extremidades ya no respondían y su cuerpo estaba relajado, sostenido solo por las plantas que lo envolvian. 

 

Internamente agradeció de que ya no le estuvieran prestando atención, tal vez creyendo que estaba inconsciente. Apenas logró captar alguna que otra palabra, entendiendo solo que hablaban de Marco, pero no pudo concentrarse en lo que decían, necesitaba calmarse para no empeorar su situación, algo que era más facil decirlo que hacerlo.

Notes:

Un par de cosas:
1. Perdon si la conclusion del capitulo se sintió un poco abrupta pero se estaba haciendo un tanto largo y quería dejarle un poco de suspenso (no me odien por eso🙏😅)
2. Que opinan de lo de Marco. Quiero decir, su explicación de porque la infección avanzó tan rapido. Yo me puse un momento a pensarlo y creí que tendría sentido que una persona que jamás ha enfermado tenga una mayor sensibilidad a agebtes patogenos y que su cuerpo tarde más en responder curar una infección, tal vez que reaccione de forma un poco exagerada porque nunca antes se habia enfrentado a algo así. No se, me parecía que tenía sentido pero a ustedes que les parece?
3. Marco tambien se merece ser regañado de vez en cuando

Chapter Text

Sabo corría sin parar, siguiendo como una sombra a Gaban. Su pipa golpeando con fuerza a cada quien que se atreviera a cruzar su camino. Habian podido llegar a la isla gracias a la llamativa distracción de Barbablanca, distracción alimentada por la furia de ver la vida de su hijo deshacerse lentamente en la palma de su mano y ahora, él, su tripulación y algunos de los hombres de Barbablanca se habían esparcido en todo el territorio en busca de sus respectivos hermanos perdidos

 

–Sabo- el chico desvió la mirada del marine noqueado que acababa de golpear en la cabeza, para mirar al pelinegro que agarraba firmemente sus dos hachas sin perder de vista su objetivo -saca a Ace de aquí– y antes de que pudiera entender realmente lo que estaba diciendo, Gaban lanzó una de sus hachas hacía adelante y luego atacó. 

 

Sabo se movió más por instinto que por otra cosa hasta, por fin, ver lo que ocurría varios metros más adelante. Ace yacia inmovil en el pasto, aún enredado en plantas que habían sido cortadas por el hacha de su tio. No estaba seguro de si estaba consciente o no pero tenia que sacar a su hermano de ahí mientras que Gaban mantenia ocubado al almirante. Sabo se apresuró para llegar con su hermano pero alguien empezó a dispararle. Logró detener las balas gracias a su pipa y haki, evadir los golpes el tiempo suficiente para refugiarse detras de un gran arbol. Maldijo al verse detenido y encima, por el mismo hombre que le habia apuntado un rifle a la cabeza y que ahora se acercaba a su hermano. Recordaba que ese sujeto tenia la capacidad de teletransportarse a él y otros objetos y personas, si le permitia huir con Ace todo su esfuerzo habria sido inutil. Intentó asomarse de detras del arbol pero una bala pasó demasiado cerca a su cabeza, obligandolo a volver a esconderse. Volvió a maldecir, frustrado y buscando otra solución 

 

–te cubrimos nosotros, tu ve por tu hermano– una voz nueva y enesperada se hizo escuchar a su izquierda. 

 

El comandante de la decimosexta división de Barbablanca estaba cargando sus pistolas y, a su lado, el comandante de la tercera division, esperaba, Sabo no sabían qué pero era evidente que esperaba algo. 

 

Izo volteó hacía el más alto, intercambiaron una mirada intensa, como si pudieran comunicarse telepaticamente y Sabo se preguntó si era así que los veian a él y Ace cuando se entendían sin palabras. Jozu asintió y su cuerpo empezó a cubrirse de cristales, o mejor dicho, su piel se convirtió en duro e inquebrantable diamante. El pelinegro se asomó de detrás de su propio escondite y empezó a disparar al hombre para alejarlo de Ace, seguido, el hombre diamante salió de detras del arbol y se lanzó al ataque, con su hermano respaldandolo desde la distancia, haciendole honor a su rol de francotirador 

 

–chico, tu hermano!– Sabo no se había dado cuenta de haberse distraido tanto pero en cuanto le llamaron la atención, salió corriendo, confiando en estos hombres para cuidarle la espalda, mientras iba a por su hermano mayor. 

 

Solo le arrancó de encima las plantas más gruesas y pesadas, agarró la que estabasobre su pecho y fue cuando se dió cuenta de que Ace no estaba inconsciente. Estaba despierto y lo miraba…pero no reaccionaba. Sabo quería gritarles a los cuatro mares su frustración pero no quería que pareciera que le echara la culpa a Ace por su condición, eso no ayudaría en nada, así que solo apretó los dientes, arrancó esa raiz del pecho del mayor y lo cargó en su hombro  para luego echarse a correr

 

–da un golpe cuando puedas moverte. Te tengo– mientras intentaba regresar al Oro, el rubio no dejó de mirar atentamente su alrededor en busca de Marco. 

 

Ace no podía haberse alejado demasiado de él estando herido tan gravemente como sugería su vivre card, tenía que estar cerca y necesitaban encontrarlo también. Sabo intentaba evadir la mayor cantidad de enemigos que le fuera posible ya que luchar con Ace en el hombro sería difícil y lo pondría en una notable desventaja, así que por primera vez se sintió agradecido por los entrenamientos locos del loco viejo vice almirante en la jungla de Dawn. Habían sido las vacaciones más estresantes que tuvo en su vida. 

 

El leve apretón en la tela en su espalda le hizo prestar atención a su hermano

 

–Bo–

 

–no sabes el alivio que es escuchar tu voz. Estoy buscando a Marco y una pista me vendría bien– un jadeo y un espasmo despues el pelinegro respondió con una sola palabra arrastrada

 

–…montaña– el menor miró hacía la pequeña punta rocosa que estallaba entre las copas de los arboles y sonrio

 

–eso es de mucha ayuda. En cuanto estés a salvo iré por él– el agarré se hizo un poco más fuerte. 

 

Apenas, pero lo hizo

 

–no…ahora…herido– 

 

–lo sabemos y ya están buscandole, no te preocupes–

 

–Sabo– amenazó entre dientes

 

–Ace, crees realmente que te abandonaré aquí en estás condiciones?!– le gritó enojado. 

 

El mayor parecía intensionadoa responder y volver a insistir, antes de relajarse en sus brazos y el puño de Ace se aflojó. Por un momento Sabo creyó que le había dado otro ataque pero luego habló 

 

–Crocus–

 

–Crocus?– preguntó confundido antes de que el vozarrón del hombre le llamara

 

–Sabo!– el rubio volteó, viendolo correr y detenerse a su lado

 

–justo a tiempo– suspiró aliviado

 

–yo me encargo de él– afirmó mientras cargaba al muchacho, aún debil, en su propio hombro

 

–no soy un costal de papas– se quejó Ace, logrando articular las palabras con mayor fluidez

 

–pero de momento tienes la motilidad de uno– fue la unica respuesta que Sabo escuchó mientras se alejaba hacía la altura rocosa. 

 

Mientras corría sacó su den den mushi para marcar al de Thatch

 

–estoy un poco ocupado– los ruidos de las espadas chocando contra otras reafirmaba lo que el cocinero decía 

 

–Marco está en alguna parte de la montaña. Necesito un par de ojos más–

 

–voy hacía allá–

 


 

Sabo y Thatch recorrieron la montaña rapidamente pero buscando cada posible escondide y revisando atentamente cada fisura en las rocas en donde Marco podría caber. Controlaron todo el monte hasta llegar a la cima adonde por fin encontraron un verdadero escondite, una cueva. Sabo entró sin dudarlo. Ese parecía justamente un lugar que Ace podría escoger como refugio. Thatch entró tras él pero muy atento a su alrededor, cuidando cada ruido y volteando en dirección de cada coda que se estrellaba contra la roca…hasta que lo vieron. 

 

En el fondo de la cueva, sentado con la espalda apoyada en la pared, estaba un hombre, cuya respiración pesada podían escuchar desde la distancia. Thatch superó Sabo para correr al lado de su hermano

 

–Marco– el castaño se sentía aterrado al ver a su orgulloso hermano, comandante y vicecapitan tan…tan vulnerable. 

 

Tan debilitado por la fiebre que no los escuchó cuando se acercaron, ni reaccionó cuando le tocó el hombro y volvió a llamarlo con voz baja y calmada

 

–esa herida…– Sabo se interrumpió a mitad de la frase mientras veía la marca de quemadura 

 

–sí…la veo– dijo cortante y con el ceño fruncido antes de colocarse a lado de su hermano, intentando levantarlo. 

 

Sabo fue al otro lado lado para ayudarlo. En ese momento, por fin, Marco reaccionó y sus parpados se levantaron a medias para permitirle ver lo que pasaba. Al notar el peculiar cabello castaño de Thatch frunció el ceño

 

–estoy alucinando?– lo escucharon murmurar casi inintelegiblemente

 

–no estás soñando, hermano, estamos aqui para llevarte a casa– afirmó Thatch entre aliviado y preocupado por el calor que desprendía el rubio. 

 

Marco le dedicó, o intentó hacerlo, una mirada recelosa, con un debil intento de levantar una ceja, como si lo que acababa de decirle hubiera confirmado lo contrario

 

–juntos?– miró desde su hermano hacia Sabo y de regreso a Thatch

 

–perdón por delatarlos pero iban a matarse entre ellos antes de buscarlos a ustedes– se disculpó Sabo. 

 

Cuando ya casi estaban en la salida de la cueva, Marco plantó debilmente los pies, intentando detenerlos

 

–esperen…Ace…–

 

–él está bien- le aseguró rapidamente Sabo -está con Crocus, debe estar encargandose de su ataque. Ahora preocupemonos por ti– 

 

–ataque? Que ataque?– Thatch se sobresaltó al escuchar eso pues, de hecho, no se había preocupado por el chico.

 

Sabo pareció dudarlo un momento mientras retomaban su camino pero luego decidió responder

 

–Ace sufre de narcolepsia y de vez en cuando, con fuertes emociones, se desencadena la cataplejia. Digamos que en los ultimos días las emociones fuertes no han faltado y sin poder tomar su medicamento…cuando lo encontré estaba teniendo un ataque cataplijico. Lo dejé con nuestro medico. Crocus ya se hizo experto en como tratar su condición– Thatch puso una cara sorprendida

 

–nunca habría imaginado que Ace estuviera enfermo– Sabo no pudo realmente sorprenderse cuando Marco sacó fuerzas de quien sabe donde para mirar mal a su hermano y darle un leve golpe en la cabeza, recargandose en el menor para no caerse. 

 

Todos los que rodeaban a Ace sabian que entrar en el tema era tocar una fibra sensible y cuando a Ace se le tocaba adonde era más vulnerabla, explotaba…muchas veces literalmente. 

 

El chico, con una expresión de suficiencia, le advirtió 

 

–dicelo así, a la cara, y te asará a fuego fuerte con tus propias verduras, cocinero– Thatch se sintió realmente incomodo ante la frialdad con la que le habia hablado y tragó duro

 

–lo siento, no quise decirlo de esa forma!– intentó excusarse rapidamente, entiendo que había metido la pata

 

–hazte un favor: no vuelvas a decirlo–

 

–no lo haré– prometió. 

 

La leve risa de Marco fue de gran alivió para ambos. Si aún tenía las fierzas para ver lo divertido de la situación, o pensando en lo que haría Ace si llegaba a escucharlo, entonces habían llegado a tiempo. 

 

 

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Cuando Ace empezó a despertar todo se sentía difetente. El lugar no estaba tan frio, sus muñecas no pesaban ni sentía la necesidad de estar alerta y, sobretodo, bajo él no sentía ni piedra, ni madera humeda, solo sentía algo suave. Se removió un poco y se encontró enredado en algo pesado y calido. 

Por fin abrió los ojos. 

Al principio solo enfocó el techo del lugar, antes de mover la cabeza hacía los lados. 

Estaba en la enfermeria del Oro Jackson y era de noche. Por un momento se preguntó si estaba soñando otra vez. Si volvería a despertar en ese asqueroso calabozo o rodeado de marines

 

–Ace- el sussuro logró llamar su atención. Buscó entre las sombras mal alumbradas por la luna para encontrar al origen de la voz -como te sientes?–

 

–Sabo- el mayor se sentó con unos cuantos quejidos por sus pocas heridas -Luffy?– cuando lo vió bien notó que el rubio estaba sentado en la cama frente a la suya y con su hermano menor recostado en su regazo, durmiendo

 

–vino en cuanto supo que estabas en problemas- explicó acariciando el cabello negro -entonces? Como estas?–

 

–yo...bien. Solo estoy cansado y un poco magullado. Sobreviviré...– dijo sobandose las costillas cubiertas por unas cuantas capas de bendajes

 

–Marco ha hecho la mayoria del trabajo pero Crocus quiso asegurarse de todos modos de que no te movieras de más. Sabes, Marco tambien está bien– mencionó en tono casual pero con una sonrisa traviesa, haciendo sonrojar y alarmar a Ace, que le hizo señas de callarse

 

–no lo menciones! Si papá te escucha...–

 

–calmate, hermano, ya es demasiado tarde para eso. Se los dije a todos–

 

–TÚ QUÉ?!– gritó sin reparos

 

–callate! Quieres despertar a todo el braco?– le reprendió en voz baja

 

–como pudiste? Lo prometiste!– Sabo bajó la mirada por un momento, volviendo a sobar en cabello rebelde de su hermano, antes de encarar al mayor de ellos

 

–lo se y lo siento pero ellos iban a matarse. Necesitábamos encontrarlos y la unica forma de hacerlos colaborar era asegurarles de que tu y Marco no se lastimarian mutuamente. No puedes pedirme que guarde un secreto a costas de tu vida– Ace suspiró 

 

–está bien. Lo entiendo...y que dijeron?– Sabo se rió en voz baja

 

–tu padre llamó a Marco un asaltacunas que estaba corrompiendo a su bebé y cuando les dije que fuiste tu el que dió el primer paso Barbablanca se rió y aún no deja de burlarse del tío Roger, pero sirvió para el objetivo. Sabes, todos han estado muy preocupados por ustedes. También Shanks vino a asegurarse de que estuvieras bien y a todas las tripulaciones se les prohibió festejar su regreso y hacer ruido, para que ustedes pudieran descansar como es debido–

 

–detente un momento, vuelve a explicarme eso– pidió confundido

 

–estuviste inconsciente los ultimos dos días...con una pequeña ayuda de los amigos de Crocus- bromeó, señalando la via intravenosa que Ace parecía no haber notado -estamos en una isla deshabitada y aquí están el rey de los piratas, el hombre más fuerte del mundo, el emperador pelirrojo, el futuro rey pirata y todas sus tripulaciones reunidos bajo una momentanea tregua–

 

–entonces Marco...–

 

–está en su barco. Quise preguntarles a las enfermeras del Moby Dick pero ninguna de ellas quiso darme información sobre sus condiciones además de que se está recuperando, nada que no podamos ver con su vivre card...si quieres ir a verlo tu mismo yo te cubriré pero promete no esforzarte demasiado–

 

–lo prometo, gracias Sabo–

 


 

Milagrosamente, Ace logró llegar a la cubierta y, para no hacerse notar de los que dormian en la playa, tomó un braco de remos para llegar al Moby Dick, que estaba anclado solo unos cuantos metros del Oro Jackson. Se colocó bajo la que sabia era la ventana, cerrada, del despacho de Marco, contiguo a la enfermería, como siempre lo había hecho. Sabiendo que Marco siempre dejaba la ventana de forma que pudiera entrar y la puerta cerrada con llave para que nadie pudiera verlo. Lo habian hecho muchas veces, ya tenian todo practicado, así que no fue dificil para Ace colarse adentro del despacho. 

Estaba a oscuras y, por el silencio al otro lado de la pesada puerta de roble, la enfermería tambien parecia estarlo. Tomó la llave de repuesto en el cajón a la derecha del escritorio. Esperó unos momentos, luego la metió en la cerradura y la movió despacio para no hacer ruido. Intentó ver que había del otro lado de la puerta entrecerrada pero no tuvo caso cuando una voz profunda habló despacio

 

–vas a entrar o no, mocoso?– la voz de Barbablanca le tomó desprevenido y lo hizo sobresaltarse. 

 

Se preguntaba como el hombre podía esconder una presencia tan imponente sin dejar rastros, de la forma en que lo hacia. 

 

Apenado, Ace entró a la enfermeria, cerrando la puerta detras suyo, pero no completamente, para darse una via de escape, de ser necesario. Por la misma razón tampoco se alejó de ella mientras miraba directamente al yonko y con el rabillo del ojo al bulto tapado con mantas en la cama

 

–buenas noches– saludó el chico inseguro al no saber que hacer. 

 

El capitán acababa de descubrir a un pirata enemigo colandose en su barco e ir directamente a por su hijo herido, por el cual estaba, evidentemente, velando, no debía estar teniendo una buena impresión. Claramente recordaba lo que le había dicho Sabo pero...cuan confiable o estable era esa tregua?

 

–cuantas veces has estado colandote en mi barco?– fue la pregunta del hombre

 

–ehm...solo un par de veces y normalmente no me quedo mucho, ni salgo de esa habitación así que no es como si realmente estuviera merodeando por tu barco– intentó minimizar pero era dificil con el hombre tranquilamente sentado ahí mirándole fijamente

 

–que quieres?– preguntó con leve amenaza en su voz. 

 

Ace mentiría si dijera que eso no lo hizo estremecerse y querer regresar con sus hermanos cuanto antes pero necesitaba saber. Queria saber y no se iría sin una respuesta

 

–quiero saber como está Marco y no me iré hasta que me lo digas!– el gruñido que soltó el capitán lo intimidó un poco, mas no retrocedió

 

–mocoso descarado, me exiges algo como esto cuando han estado ocultándome su relación durante los ultimos tres años– eso lo incomodó un poco. 

 

No le correspondía a él esa conversación con Barbablanca. Ya le dolía la cabeza pensando que tendria que tenerla con su padre 

 

–bueno...se los diríamos pronto...–

 

–mientes–

 

–sí, es cierto, pero no puedes culpar a Marco, tú y mi padre se la pasan peleando y queriéndose matar, ya sabíamos como reaccionarian a lo nuestro–

 

–y tengo mis razones ya que al parecer tu eres la razon por la que nos atrajo a una trampa– Ace apretó los puños y bajó la cabeza

 

–no quería que lo hiciera...pero tu deberias conocerlo mejor que nadie: siempre hará todo lo que pueda para proteger a quienes le importan, por mucho que no estuviera de acuerdo. Él me salvó y confió en vuestras capacidades para luchar. Deberias estar orgulloso de tu hijo...–

 

–lo estoy y mucho– el chico lo miró descolocado. 

 

Él ya estaba listo para defender a su novio pero ahora estaba confundido 

 

–perdón?–

 

–estoy orgulloso del hombre que es. Y estoy orgulloso de que haya luchado con todo lo que tenía para proteger a la persona que ama. Ahora mi pregunta es: tu amas a Marco?– el pelinegro miró hacia la cama antes de volver a mirar a Barbablanca 

 

–sí– respondió sin dudar. 

 

El hombre pareció evaluarlo por unos momentos antes de sonreir

 

–entonces puedes quedarte a esperar que despierte–

 

–en serio?- Newgate asintió -pero como está...él no...no estaba bien cuando lo vi por ultima vez–

 

–va a estar bien. Tiene a quien lo cuida. Sus heridas sanaran rapidamente en cuanto pueda descansar y reponer sus energías- Ace suspiró aliviado ante la noticia -puedes decirme lo que le han hecho? No ha estado despierto el tiempo suficiente para contarnos–

 

–a él también le dieron de la buena?– preguntó mirando al suero

 

–no fue necesario. Esta tan cansado que no necesitó nada que lo ayudara a dormir–

 

–que hay de la bala?!– se sobresaltó de repente al recordarlo

 

–fue lo primero que hicieron. La sacaron sin problemas y su fruta empezó a trabajar. Entonces? Vas a responder mi pregunta?–

 

–se que no le permitian dormir. Entre el agua de mar y él no queriendo bajar la guardia no ha podido descansar. Si no estuviera agotado me extrañaria…pero sobretodo, cuando escapamos…le dispararon mientras volaba. Por eso no pudimos ir más lejos que esa isla– dijo, moviendose incomodo y desviando la mirada

 

–mis hijas mencionaron que la herida estaba cauterizada pero que era potencialmente mortal, eso sin mencionar la infección. Dijeron que sin eso se habría desangrado en poco tiempo…tu lo hiciste, cierto?–

 

–bueno…él me dijo que lo hiciera– respondió, aún sin mirarlo a la cara

 

–Ace- lo llamó con una serenidad que no parecía propia del imponente hombre. El pelinegro lo miró dudoso -gracias por salvarle la vida a mi hijo- Ace no soportó esa mirada de sincera gratitud y volvió a mirar al piso -pero tu como estás? Que te hicieron?– preguntó preocupado. 

 

El pelinegro se abrazó a si mismo, intentando no hacerlo demasiado evidente

 

–nada. Estoy bien...solo cansado–

 

–hijo…– el chico volteó hacia él, alterado

 

–porque te importa? Y porqué me llamas hijo? No lo soy– dijo, obligandose a mantener su voz a raya

 

–lo eres. Desde el momento en el tienes a mi hijo envuelto en tus dedos–

 

–ni siquiera lo sabias hacía una semana! Además no quiero hablar de eso. No ha pasado nada que no pueda manejar–

 

–si necesitas hablar...–

 

–hablar da que?! De que he sido completamente inutil? De que sin mis medicamentos no soy capaz ni siquiera de permanecer despierto y permitir que mi novio descanse unos minutos? De que casi consigo matarlo a él y su familia? Que no puedo defenderme por mi mismo?! Es esto lo que quieres escuchar?! Que no estoy a la altura de tu hijo?! Porqué eso ya lo se, gracias!– el repentino arrebato del chico dejó sorprendido al capitán y no tuvo el tiempo de decir nada antes de ser interrumpido por la voz ronca de su hijo

 

–Ace?– el pelinegro sacudió la cabeza, tratando de controlarse y reprimir las lagrimas que picaban en sus ojos, esperando que el mayor estuviera demasiado aturdido como para haber realmente escuchado, o entendido, su monologo

 

–lo siento, no quería despertarte. Como te sientes?– preguntó enseguida mientras Marco se sentaba con la ayuda de la grande mano de su padre en su espalda

 

–cansado pero estoy bien. Ace...– y ya solo por su tono de voz supo que lo habia escuchado

 

–debes de tener sed y creo que ustedes necesitan hablar. Te traeré un poco de agua–

 

–no sabes adonde está la cocina– mencionó Barbablanca 

 

–se adonde ir– respondió mientras salia de la habitación.

 

 

Chapter 20

Notes:

TW: se hablará de un intento de violencia sexual pasado. No se habla específicamente del acto, no es descritivo, pero se hablará un poco de lo que pasó despues. Es todo muy leve y nunca a detalle pero si creen que pueda alterarlos, no lean. Yo espero poder publicar otra capitulo muy pronto.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Ace se perdió más veces de las que pensaba, no le molestaba, pues eso le hizo perder tiempo y no tenía prisa de regresar a la enfermería, por otro lado, creía que cuando Marco comparaba a su barco con un laberinto, solo estaba exagerando. Pues...no estaba exagerando. 

 

Cuando por fin llegó al comedor y por ende a la cocina, esta estaba completamente vacía. Bien, no tendría que excusarse con nadie. 

Encontrar un vaso no fue dificil con la gran cantidad de vajillas qué había ahí. Tomó el primero qué vió y abrió la llave del lavadero. 

No sabe cuanto tiempo estuvo ahí, parado, mirando el vaso llenarse y el agua regarse desde los bordes sin realmente ver. Solo volvió a la realidad cuando las gotas qué salpicaron en su brazo no llegaron de la llave si no que se habían acumulado en sus ojos, desbordado y resbalado por sus mejillas. Al darse cuenta Ace se secó rápidamente la cara, cerró la válvula, dajando el baso rebosante en el lavadero y salió de prisa de la cocina para dirigirse a la ventana más cerca en el comedor. La abrió de par en par pero en cuanto su rodilla de apoyó en el marco, una voz lo detuvo, llamando su nombre casi desconsoladamente. Ace no se movió, paralizado como un niño al que encontraron en medio de una travesura, ni para alejarse del marco ni para salir

 

–Ace, puedes bajar de ahí? Quisiera hablar contigo. Sinceramente, si me lo permites...y si te lo permites a ti mismo- aún no se movió pero las lagrimas volvieron a caer y su cuerpo tembló en sollozos silenciosos -no te seguiré si decides irte pero...necesito saber que tu estás dispuesto a esforzarte por nosotros, quiero que lo sepas, no quiero ser el unico en intentarlo. No pretendo que sueltes todo de una vez si aún no estás listo pero...siento que después de tres años debería conocerte más, que me merezco aunque sea un poco de verdad. Yo me hice vulnerable ante ti, tantas veces, y tu me aceptaste y ayudaste cuando podías...porqué piensas que te rechazaré al conocerte mejor?- Ace bajó la rodilla pero sin voltearse, sollozando en voz baja e intentando parar las lagrimas -por favor, hablemos. Prometo no juzgarte– y entonces estalló. 

 

El pecoso se lanzó a los brazos de Marco, llorando a mares, lamentandose, mientras enterraba el rostro en el pecho de Marco y se aferraba a la camisa morada. El mayor no dudó en abrazarlo protectoramente 

 

–como podrias no juzgarme?! Tu no sabes lo que he hecho! Me juzgaras y tendrías todas las razones...no quiero que me conozcas porque no quiero perderte. Se que es egoista pero te amo y no quiero que te alejes. Tu eres...Marco, eres tan bueno conmigo...eres el hijo y el hermano perfecto...yo no soy nada de todo esto...como podrías querer estar con alguien como yo?- Ace habia pasado de gritar a murmurar. 

 

Su voz casi ahogada por el pecho del mayor

 

–Ace, estoy muy lejos de lo que piensas de mi pero se que no eres una mala persona, por lo que dudo que cualquier cosa que digas pueda borrar el amor que siento por ti– como de costumbre, Marco buscaba tranquilizarlo y reafirmar lo que Ace ya debería saber

 

–eso no lo sabes– el rubio tomó delicadamente el rostro pecoso con una mano para que lo mirara y al mismo tiempo secar las lagrimas con su pulgar, acariciando el pomulo

 

–puedes ponerme a prueba–

 

–no quiero...quiero estar contigo! Quiero ir a esa isla y despertar a tu lado todas las mañanas! No puedo soportar que me dejes–

 

–Ace, trata de calmarte...mira, te tengo una propuesta: vayamos a mi habitación, hablemos, solo tu y yo, y me dirás porqué no debería amarte y yo te diré porqué no deberias amarme a mi– dijo Marco con una leve sonrisa, esa sonrisa de cuando estaba seguro de haber tenido una idea genial. 

 

Los ojos grices lloroso lo miraron, sin saber si sentir felicidad, confusión o tristeza. 

Pero ciertamente Ace se sentía tan estupido, enojado y confundido consigo mismo. Se daba cuenta de que las ganas de mantener a Marco cerca, de no querer dejarlo y la necesidad de alejarlo, salvarlo de él, en el momento en el que se le daba la posibilidad de explicar, eran totalmente contrarias e ilógicas pero no sabía como manejarlos. 

 

No sabe porqué pero asintió. Tal vez en el fondo tenía la esperanza de que Marco en verdad no se arrepintiera de esos tres años, que no lo abandonara. 

 

Por fin se alejó un poco de Marco, aunque él aún no lo soltó, y al bajar la mirada pudo notar algo que antes no estaba ahí. Frunció el ceño y con dedos delicados tocó la no tan pequeña mancha blanca en la piel del abdomen de Marco, el fenix se estremeció y Ace se retiró enseguida

 

–aún es reciente. No duele pero es un poco molesta...pica- intentó explicar la extraña sensación -podría ser normal pero ya no estoy acostumbrado a las cicatrices–

 

–porqué...porqué aún no sana?–

 

–ya sanó. La piel está bien pero ya que cicatrizaste la herida quemandola, el fenix solo sanó la piel...y la herida de la cirugía cuando sacaron la bala– Ace apretó la mandibula, sin quitar la mirada de la cicatriz 

 

–lo siento–

 

–no lo hagas. Me encanta y me recuerda cuando el hombre que amo me salvó la vida– Marco movió el cabello negro para besar la frente del menor 

 

–o casi te mata– Ace solo lo pensó no lo dijo pero Marco lo escuchó de todos modos. 

 

Su cuerpo lo delataba casa vez que se sentía culpable, aferrandose más a él

 

–tuve un ataque de panico– dijo de repente, incluso antes de darse cuenta y cuando quiso retractarse, rezando para que Marco no lo hubiese escuchado, el mayor preguntó suavemente 

 

–cuando?–

 

–esa noche...te mentí...me dolían las costillas pero no tanto...solo no quería que me tocaras...tuve un ataque de panico– volvió a repetir, sin importarle si se entendía lo que decía. 

 

Pero Marco no era estupido, lo sabía, y empezó a entender por donde iban, así que lo hizo sentarse en uno de los bancos del comedor, pues en este punto quedó claro que no se moverian a la habitacion, también hizo ademán de separarse, por si acaso Ace lo mecesitara y no se lo habia pedido, pero el pelinegro no lo dejó, quería gozar de la calidez de Marco...por lo menos hasta que lo alejara asqueado

 

–por favor, no te alejes. No te vayas todavía– el mayor podía sentir las lagrimas empezar a caer sobre su pecho. 

 

Lo abrazó fuerte, siempre dejandole una via de escape, que Ace rechazó rotundamente al rodear el cuerpo más grande con ambos brazos

 

–no voy a ninguna parte. Estoy aquí...Ace- se atrevió a llamarlo -alguien te lastimó?–

 

–si mi padre no hubiese llegado a tiempo...lo habrían logrado...no podía defenderme...esos hombres causaron mi primer ataque de cataplejia- Marco recordó vagamente que Ace una vez le había comentado que la cataplejia se había presentado alrededor de sus 14 años y eso solo lo enojó y asqueó. Como pueden hombres adultos atacar de esa forma a un niño, que además no se puede mover -estabamos en Sabaody…el peor lugar para decidir huir. Sabo estaba en la enfermería por mi culpa, aún sedado luego de las quemaduras que provoqué con mi fruta del diablo…así fue como descubrí para que servía. Por una pelea estupida…herí a mi hermano de forma permanente. Ya no quería quedarme. Salí corriendo durante la noche, sin darme cuenta que Luffy me seguía…cuando lo hice…ya estabamos rodeados por esclavistas que por desgracia nos reconocieron...logré que Luffy corriera de regreso al Oro, con solo una pequeña herida debajo del ojo…tambien él se lastimó por mi culpa, porque lo saqué del barco sin ser capaz ni siquiera de protegerme a mi mismo…yo pasé la noche en la casa de subastas…Lu debió tardar en volver al barco…- un fuerte escalofrío recorrió su columna. Se tapó la boca mientras se acurrucaba más contra Marco y él lo recibía, rpdeandolo con sus brazos -…recuerdo sus manos…no poder moverme, la impotencia, la desesperación…me sentí tan…humillado…después de eso no quería que nadie me tocara. Crocus me mantuvo sedado casi una semana porque no dejaba que me tocara ni siquiera para tratar mis heridas y cada ataque de panico desencadenaba la cataplejia y las alucinaciones. Cuando no estaba sedado estaba fuera de control…Crocus, mi padre, mi madre, Rayleigh, Shakky, Gaban, todo el que intentaba retenerme terminaba con ustiones…que aún llevan encima…solo porque mi padre se negó rotundamente a que usarán piedra marina. Eso quiero decir cuando digo que la gente que me importa suele salir lastimada–

 

–oh, Ace, lo siento mucho…no puedo ni siquiera imaginar lo duro que ha sido para ti…y tan pequeño–

 

–a veces…quisiera ser más como tú. Un hijo ejemplar, un hermano mejor. Como lo eres tú para tú familia–

 

–ya te lo dije: no soy nada parecido. He cometido muchos errores, errores que mi familia pagó por mí. Oyaji me ha salvado multiples veces y de algunas de ellas aún lleva las marcas en su piel. Kingdew tiene las marcas de mis garras en los brazos y puedo contarte miles de historias que me pintan como un monstruo absoluto pero la familia sabe perdonar y ayudar. Sabe cuando no fue tu intención y no te culpa por tus errores. Estoy seguro que Sabo no te culpa por sus cicatrices, al igual que todos los demás saben que no fue tu intención herir a nadie. Saben que lo que te hicieron no fue algo que dependiera de ti, que la culpa es unicamente suya y que no cambia la forma en la que te vemos. Ace, ellos te aman...yo te amo, no me importan tus deslices o lo que crees que deberia hacerme odiarte. No hay nada que cambie mis sentimientos hacia ti– Marco envolvió a Ace con sus brazos y le besó la cabeza

 

–gracia Marco– siguió un silencio comodo mientras Ace permanecía plácidamente entre los brazos amorosos de su pareja

 

–hey, te apetece tomar una siesta juntos, en mi cama?– preguntó con voz suave a lo que el menor sonrió

 

–me encantaría–

Notes:

Ya que el proximo capitulo deberia ser el ultimo, haganme saber si desean ver algo de manera más especifica. No me refiero solo a este capitulo si no que de toda la historia en general, si hay alguien a lo que solo se hace referencia pero ustedes quieren saber, escriban abajo porque podría haber extras.

Chapter 21

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Era demasiado raro estar sentado en la arena al lado de su pareja, ambos comiendo tranquilamente, o tan tranquilamente como pueden hacerlo un D y un hombre que no han comido una verdadera comida en días, con sus padres bebiendo juntos y riendose de cualquier cosa. Marco podría jurar que habia muerto y que todo eso fuera solo un sueño o una alucinación, si su cuerpo no doliera como el infierno. Todas las cinco tripulaciones estaban coexistiendo pacificamente en el mismo lugar al mismo tiempo. La pareja estaba rodeada por capitanes que hasta hace una semana ni siquiera podian soportar compartir el mismo aire y ahora estaban compartiendo de su mejor sake, alardeando de sus hijos o avergonzandolos, como sugería el color rojo vivo de la cara de Shanks cuando Roger comentó algo de cuando estaba aprendiendo a usar la espada. El hombre pelirrojo se quejaba como el niño de un tiempo al ser avergonzado por su padre. Todo era risa y diversión hasta que Yasopp, que estaba de guardia en el Red Force, apareció 

 

–parece que pronto tendremos compañia– comenta bastante tranquilo

 

–quien?– pregunta Shanks

 

–Garp. Supongo que viene en son de paz a controlar a sus nietos ya que está solo su barco–

 

–entonces que se una a nosotros– se rió Roger sin darle importancia al estremecimiento de los tres hermanos que se escondieron detras de Marco lo mejor que pudieron

 

–que sucede?– preguntó el rubio confundido

 

–el viejo nos pega cada vez que nos ve y sus puños duelen!–

 

–no lo llaman Garp el puño porque te da caricias– comentó sarcastico Izo al escucharlo

 

–además, Ace, eres un logia y Luffy está hecho de goma...bueno, Sabo es normal así que él puedo entenderlo–

 

–jiji nos golpea con haki de armamento desde que somos niños– respondió Sabo

 

–en serio!?– Roger se carcajeó por la reacción de los chicos con solo saber que Garp pronto llegaria

 

–no sean tan miedosos muchachos...– el discurso del rey fue interrumpido cuando desde el barco ya cerca se escuchó un fuerte grito

 

–GOL D. ROGER!– una voz femenina que iradiaba furia acompañada por una no tan leve ola de haki del conquistador que hizo tambalear a los movatos más debiles pero sin noquear a nadie

 

–mamá?– el mayor y el menor intercambiaron una mirada confundida. 

 

La carcajada de Roger se detuvo en seco mientras palidecia, paralizado por un repentino miedo, capaz solo de esconderse detrás de su vicecapitan quien se alejó enseguida

 

–ni lo intentes, Roger. Tu esposa, tu problema– fue su unico comentario al alejarse y sentarse en otro lado, lejos del ojo de la tormenta que se avecina a ellos. 

 

El barco de Garp apenas se habia acercado a la orilla cuando una figura bajó de un brinco al agua y caminó hacia la playa. Era una mujer delgada, rubia de pecas y con un hibisco enredado en su cabello y que vestía un vestido azul simple. Lucía como una muñeca de porcelana que mantener cuidadosamente en la repisa más alta para que nadie la pudiera romper o siquiera tocar. Su aspecto contradecía profundamente la ira que irradiaba, su haki furioso, sus pisadas pesadas en el agua y luego en la arena y sobretodo el miedo grabado en las facciones del infame rey pirata, la jaqueca del mismo gobierno mundial. 

 

Cuando la mujer de apenas un metro setenta se paró frente al hombre de casi tres metros, él intentó pretender estar tranquilo y sereno

 

–amor, que gusto verte. Como así viniste a esta parte del mundo?– el de bigote estaba encorvado, rascandose la nuca y forzando una sonrisa ante el ceño fruncido por el enojo que solo crecía a medida que pronunciaba cualquier palabra que no fuera la que la mujer esperaba escuchar. 

 

En un rapido movimiento agarró el bigote de su esposo jalandolo hacia abajo hasta dejarlo de rodillas frente a ella para estar a la misma altura 

 

–Roger, como te atreves a ocultarme semejante cosa?! Como te atreves a no notificarme de inmediato que han secuestrado a mi hijo?! Como es posible que tenga que enterarme por Garp de entre todas las personas?!– gritó señalando al marine que mientras tanto habia llegado tambien a la playa

 

–perdoname, Rouge, no quería preocuparte- se disculpó el hombre con una profunda reverencia -pero tampoco Reyleigh te dijo nada– el capitán murmuró, intentando dirigir algo de la ira de su esposa hacia el hermano de esta y aunque bien sabía que eso le valdría tambien el coraje de su primer oficial, preferia eso al de Rouge

 

–ni lo intentes! Tú eres el capitán y estás por encima de cualquiera de tus compañeros. Cualquier culpa suya es culpa tuya. Además tu eres mi esposo y tu eres el padre de Ace, quien se supone que debe decirme cuando mis hijos se meten en problemas–

 

–pero Ace tambien te ocultó que tiene novio y que es más viejo que él– Marco no supo si sentirse ofendido o asustado cuando la mirada gris de la mujer que aún agarraba el bigote del pirata, se dirigió a él 

 

–buen intento, viejo, pero debes de estar loco si piensas que le ocultaria esto a mamá. Sabes, me gusta vivir– Rouge volvió a mirar a su marido

 

–para ti los festejos se han terminado! Deja de tomar y ve a vigilar– ordenó, sin dejarle espacio a reclamos. 

 

Todos miraban entre sorprendidos y aterrados como el rey pirata se retiraba a su barco, con la cabeza gacha y sin protestar. 

 

La mujer de repente cambió de humor y su aura coincidió con su aspecto. Una sonrisa dulce y cariñosa se hizo espacio en su rostro mientras sus ojos se suavizaban. Shanks fue el primero en acercarse y abrazarla

 

–como estás mamá?–

 

–bien, gracias- respondió, moviendo cariñosamente uno de sus mechones rojos detras de su oreja -eres todo un hombre. Haz hablado con tu hermano? Creo que te extraña–

 

–lo visitaré pronto. También estaba preocupado por Ace pero estaba demasiado lejos como para venir–

 

–bien, tengo algunas cosas que tienes que llevarle de mi parte–

 

–mientras cupa en mi barco llevaré lo que quieras–

 

–ese es mi niño– dijo con una risita antes de besarle la mejilla. 

 

Cuando se separó de su hijo mayor miró a sus menores que aún se escondían detras del fenix malherido

 

–y ustedes tres?– preguntó levantando una ceja

 

–el abuelo nos va a pegar– se quejó Luffy. 

 

Garp se tronó los dedos con una sonrisa en el rostro

 

–primero quiero hacerle entrar en esa cabeza dura a tu hermano que debe dejar de hacer estupideces arriesgadas como está– Ace se hundió aún más en la espalda de su novio ante la amenaza

 

–tranquilos, niños, Garp no les hará nada- el marine gruñó perplejo pero no dijo nada ante la mirada dura de la mujer -puedes quedarte aquí si los dejas en paz si no ve a hacerle compañía a Roger– con otra queja el vice almirante se sentó cerca de Barbablanca y tomó una botella de sake. 

 

Luffy y Sabo corrieron a abrazar Rouge pero Ace se quedó sentado ahí, apenado. Marco le tomó la mano

 

–que pasa?– preguntó sussurando

 

–Ace- antes de darse cuenta Rouge lo estaba abrazando y llorando -mi hijito, nunca más me asustes de esta forma– Ace le devolvió el abrazo, escondiendo la cabeza en el hombro de su madre, pero Marco vió el temblor de sus hombros. 

 

Sabia que estaba llorando, acunado y mimado en los brazos de su madre, como un niño. Ella acariciaba la melena negra de su hijo, sussurando suaves palabras. 

Marco pudo distinguir gracias a sus sentidos mejorados la conversión susurrada de madre e hijo

 

–mi niño, mi tesoro, estoy tan aliviada. No sabes cuanto te amamos– 

 

–mamá…- Ace apretó la mano de Marco en la suya, haciendole darse cuenta de que nunca lo habia dejado -…tuve tanto miedo– 

 

–eres muy valiente, mi bebé– el fenix le devolvió el apretón y entrelazó sus dedos para confirmar sus palabras.

 

Rouge pareció tambien darse cuenta y mirando a Marco susurró algo que nadie más pudo oír además de él, ni siquiera Ace

 

–gracias por cuidar de él…pero si le haces sufrir, ni siquiera Barbablanca te salvará de mi ira– Marco tragó duro mientras por la amenaza, a la que creyó. 

 

La rubia pasó discretamente sus manos en las mejillas del chico para secarle las lagrima sin convertirlo en el bianco de todas las miradas. Le besó la coronilla antes de susurrarle

 

–voy con tu padre, tu goza de tu fiesta y tu pajarito–

 

–mamá!– Ace gritó avergonzado y sonrojado. 

 

Merco se tapó la cara con la mano libre para ocultar el rojo vivo de su rostro y cuando pensó que Rouge se iba s ir, también lo abrazó y le dijo bajo, en el oído 

 

–en serio, gracias, hijo– le sorprendió cuando la mujer le besó la mejilla y plameó su hombro antes de ir a buscar a su esposo. 

 

Ace la miró alejarse, pero luego se acercó a Marco, apoyando la cabeza en su hombro, llevando sus manos entrelazadas a su pecho y mientras miraba sus padres en la cubierta del Oro, casi en la misma posición que ellos, le dijo a Marco

 

–te amo–

 

–yo tambien te amo–

Notes:

Y la historia se ha terminado. Espero que les haya gustado, haganmelo saber.
Vuelvo a repetir que si quieren algun extra siempre pueden preguntar. A mi me encanta escribir y profundizar mis historias.

Gracias ppr haberse quedado conmigo hasta el final. A la proxima historia <3

Notes:

Nueva historia que se me ocurrió e increiblemente casi se está escribiendo por si sola. Ya tengo varios capítulos escritos pero no quiero subirlos todos de una por si acaso me quede trabada.
Bueno, espero que les guste.

Comenten mucho😘