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"Lo Que Construimos" [AU SenGen]

Chapter 5: ¶¶. "UN ENCUENTRO".

Summary:

Senku y Gen se encuentran por primera vez, es una historia que sucedió hace algún tiempo. Así inicio todo...

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—"¿Quién eres?"—el oji carmín le cuestionó a la persona que tenía la mitad del cuerpo sumergida en el río.

—"¿Eh, quién?, ¿yo?"—El chico de cabellera bicolor dio un respingo ante su pregunta, aquella persona le había tomado por el hombro momentos antes apareciendo de la nada, cuando él pensaba que se encontraba en solitario, ¿Cómo no iba a impactarle ese hecho?

El otro le soltó y tras escuchar esa primera respuesta llevó uno de sus meñiques hasta su oído, comenzando a hurgarlo como muestra de desinterés.

—"Por supuesto que tú idiota, ¿Acaso ves a alguien más aquí?"—le respondió.

—"¿Disculpa?"—hizo una mueca de disgusto—"¿Es así cómo le hablas a las personas que acabas de conocer?"—ahora quién decidió acercarse fue él—. "Para que lo sepas yo soy..."

No pudo completar su presentación dado a que el otro miró a sus espaldas en cuanto su silueta se lo permitió, enmarcando una expresión de angustia, se abalanzó para acercarse al objeto que yacía en el río, pasándolo de largo. Básicamente fue ignorado.

—"¡Pero ¿Qué?!"—exclamó.

—"¡Oye, eso es lo que yo pregunto!, ¿Qué haces?, ¡¿Para qué preguntas quién soy si vas a ignorarme de tal forma?!"—el bicolor comenzó a quejarse a grito abierto, inflando sus mejillas con indignación—"¿En serio?, ¡Incluso me confundiste con una chica, no puedo creerlo!"—las replicas siguieron hasta que observó de re ojo como el otro hombre movía sus manos desesperado cerca de la estructura de bambú—. "Eh...Oye..."—entonces comenzó a sentirse nervioso de nuevo.

—"¿Has sido tú?"—le cuestionó en un tono de voz bastante peculiar.

El bicolor tragó saliva—"Eso..."

—"Te pregunto si, ¿has sido tú quién destruyó este objeto?"—le volteó a ver nuevamente, pero esta vez esos ojos carmín reflejaban una más que clara molestia.

—"No sé de que hablas~"—respondió acompañado de un silbido.

—"¡Argh!"—la distancia se acortó—"¡Sí lo hiciste!, ¿Quién dijo que podías hacerlo?"

—"Emm, bueno, en mi defensa nadie tampoco me dijo que "no" podía hacerlo"—tentó a su suerte.

—"¿Y el agua?, ¿Dónde está el agua que había en el contenedor?"—frunció el entrecejo y le sostuvo ahora, por ambos hombros.

El otro se exaltó sutilmente por el agarre, pero de inmediato se percató de que este no contaba con la fuerza suficiente como para frenarle o hacerle daño—"¡Ah!, sobre eso... ¿Tienes más? ¡Estaba realmente deliciosa!"—así que continuó tentándola y sonrió.

—"¿Ah?"—el otro hizo una mueca—"No me digas que la bebiste..."

—"¿Eh?, ¿Acaso no debía de hacerlo?"—volvió a dar un respingo—"¡¿Era veneno?!"—cuestionó exaltado ahora siendo él, quien lo sujetara.

—"Por supuesto que no. Pero no la tenía contemplada para consumo humano"—desvió la mirada y colocó un par de sus dedos frente a su nariz de forma pensativa.

El chico de cabellera larga notó ese cambio tan radical, inclinó su cabeza a un lado y luego resopló—"Bueno, entonces yo...Lo siento..."—se disculpó dejando al otro pensar libremente y luego dio media vuelta, pensando en su siguiente movimiento.

Pero nuevamente fue retenido—. "Bueno ya que lo sientes, te tengo una buena y una mala noticia. "

El bicolor volvió a reflejar angustia en su rostro, ahora había aprisionado en cuello de su ropa, escapar no sería fácil y más presintiendo que una perversa propuesta se escondía detrás de esas noticias.

—"¿Ah sí?, me preguntó que serán..."

—"La buena es que puedo conseguirte más de esa burbujeante bebida."

—"¡De verdad!"—no pudo evitar exclamar con emoción.

—"La mala, es que aquí nadie come o bebe gratis y si quieres que haga más, tendrás que trabajar a cambio. Además no olvidemos que debes de pagar por haber dañado mi invento—le mostró una tétrica sonrisa."

Toda la emoción abandonó su cuerpo, supo que este chico definitivamente sería particular desde el primer momento en el que lo vio, pero nunca creyó que fuera de esa forma.

—"Bien, andando"—le arrastró fuera del río.

—"¡Espera yo no he aceptado nada aún!"

—"No tienes opción de todos modos, deja de quejarte."

—"¡Errible-tay!"

Y es que, ¿Cómo no iba a impactarse?

Sí aquel chico era la extravagancia andante, su cabellera alzada y semi teñida de verde era el mejor ejemplo. Y ni hablar de su actitud y personalidad, él la supo leer fácilmente, después de todo, estaba acostumbrado a tener al lado a cualquier tipo de hombres, solo que, particularmente, "Él", resultaba más interesante que la mayoría. El hecho de que pudiera construir aquel artefacto y crear esa deliciosa bebida por sí mismo en un lugar así, también era algo digno de aplaudir. Por ello, se encontraba un tanto inquieto, el bicolor estaba bastante curioso al respecto. Pero no terminaba de convencerse, no al menos hasta que, llegó con él a lo que parecía ser una pequeña choza construida sobre un árbol, algo imposible de concebir para su mente por lo menos, con reservas de comida almacenadas y armas simples pero peligrosas a simple vista. Podría sonar muy precario, pero la idea cambiaba totalmente al caer en cuenta de que se ha tratado del trabajo de una sola persona todo este tiempo.

Solo pudo observar todo con admiración, boquiabierto. Eso, hasta que le fueron asignadas un sin fin de tareas infernales: Ayudar a bombear un horno, trasladar algunos artefactos y materiales raros de un lado al otro, mezclar y mezclar una extraña pasta que el chico se empeñaba en argumentar su función con cada ingrediente que le sumaba a la mezcla y que por supuesto, nunca entendió y quién sabe cuantas otras tareas más, llegó el punto en el que ya no se molestó en contarlas. Terminó exhausto.

Y cuando al fin se vio libre de tomar un respiro, se percató de que la noche ya había caído junto con él. Se apoyó en el tronco del árbol donde la pequeña choza del oji carmín estaba situada, soltando un suspiro exagerado.

—"Ya había pasado bastante tiempo desde que había trabajado de esta forma, ¡Me duele todo el cuerpo!"

—"Vamos, deja de quejarte. Pareces un niño pequeño. ¿Sabes? A pesar de tu apariencia no hiciste un trabajo tan malo..."—el otro chico le dedicó una sonrisa ladina.

El bicolor pudo apreciar más allá de esa sonrisa que el otro, estaba igual o incluso más exhausto que él, un detalle sumamente interesante—"¿Esa es tu idea de cumplido?"—solo le siguió con la mirada.

El de mechas teñidas resopló dando media vuelta—"¿Te piensas quedar ahí o vas a subir?"—le cuestionó mientras él subía las escaleras a su pequeño hogar.

El bicolor expresó un gesto remarcado—"¿Puedo hacerlo?"—cuestionó un tanto inseguro.

—"Hay comida aquí adentro, solo date prisa"—el otro le indicó gritándole desde el interior.

Sonrió—"Bien~"

Y accedió cantarinamente, subiendo poco a poco por los peldaños adheridos al árbol. Una vez que estuvo a punto de ingresar a la choza, se detuvo girando su cabeza hacia atrás topándose con algo de iluminación a la lejanía, dedujo entonces que se trataba de la luz de algunas fogatas pues el ocaso en unos cuantos segundos más se extinguiría.

—"¿Y esa luz?"—preguntó en voz alta.

—"Deben de ser del pueblo"—el otro le respondió.

—"Así que hay un pueblo cerca, ¡No tenía ni idea!"—terminó de entrar al lugar—"Pero...¿Por qué si el pueblo esta justo enfrente tú vives en un sitio como este?"—fijo su mirada en la delgada espalda que aún le estaba siendo mostrada—"No me lo tomes a mal, este lugar es impresionante, pero, es decir; ¿No es demasiado solitario?, ¿Qué es lo que haces cuando la noche esta en su pleno esplendor?, aquí no veo algo tan cálido como una fogata para alumbrar la penumbra..."—comentó mientras inspeccionaba las siluetas de todos los objetos que yacían en el interior de esa cabaña, claro estaba que sin la ayuda de la luz del día, era una tarea difícil poder descifrar que era cada cosa y cuál era su función.

—"Kukuku..."—de repente el otro soltó una peculiar risilla que le llamó la atención al instante—"No se necesita la ayuda del pueblo o de algo tan primitivo como una fogata cuando tienes conocimientos útiles de tu lado—le respondió.

El de cabellera larga abrió los ojos con sorpresa cuando de un momento a otro una pequeña lucecilla hizo presencia dentro del lugar, acaparando en instantes toda la habitación, permitiendo que esta se iluminará por completo. Era muchísimo más útil y menos molesta que una fogata común, como sí aquel chico tuviera el poder de traer de regreso al día manteniendo a la luna sobre ellos.

"...¡Este chico es increíble!..."

Fue el pensamiento que estuvo a punto de escapársele de los labios al ser testigo de tan hermosa acción.

Mientras tanto el ojí carmín le vio de frente, sus miradas se cruzaron un par de segundos reflejando un brillo efímero. Le extendió la mano y el bicolor se acercó a ella de inmediato, bastante curioso. El otro sostenía una hoja de un árbol cualquiera en su mano y sobre ella un pequeño brote de bambú, con ambos extremos conectados a un extraño cable. El mayor simplemente no podía concebir como era que esa pequeña cosita era la fuente de esa radiante luz, pero ya no le servía de nada sorprenderse, solo estaba conmovido.

Su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal, el calor que emanaba aquel artefacto no era tan potente, sin embargo; logró calentarle el alma. No eran ningún secreto las incontables veces que anhelo tener un poco de luz a su alcance cuando la temible oscuridad arrasaba su noche, y que ahora su deseo se hubiera hecho realidad solo por su peculiar encuentro con ese hombre, debía de ser cosa del destino...

—"Esto se llama electricidad"—el chico le habló siendo cuidadoso al dejar la pequeña bombilla a uno de sus lados—, "de esta forma ya no habrá que temerle a la noche."

El bicolor amplió la sonrisa—"Es impresionante. "

Las pupilas carmín analizaron cada centímetro del rostro del contrario, intentando deducir sus intenciones. Luego fue en busca de algo de comida para ambos, mientras él seguía anonadado por todas las interesantes cosas que había en el lugar. Pensó que de esa forma ya había conseguido callarle, pero para su mala suerte se equivocó, no había duda de que además de hábil era persistente.

—"Pero eso no explica el por qué de vivir alejado del pueblo. No importa lo que me digas, eso despierta bastante mi curiosidad~"

—"No hay mucho que explicar, los pueblerinos suelen ser hostiles con los extraños. "

—"¿Mmm?, ¿Es así?"—vaciló— "No creo que sea tan malo, tal vez solo tú tuviste mala suerte... Quizá yo debería intentarlo~"

El de mechas verdes regresó con dos tazones en sus manos, ambos con algunas verduras y frutos silvestres y un recipiente con agua del río, quizá no era una gran cena, pero les serviría para reponer fuerzas suficientes.

—"¿Acaso no me escuchaste?, a ellos no les agrada la idea de que extraños pisen sus tierras"—le entregó el tazón y luego se sentó frente a él—. "Así que puedes ahorrarte el esfuerzo y regresar con Tsukasa a informarle que si busca obtener algo de este pueblo le va a costar demasiado."

El otro sonrió acariciando su larga melena para posteriormente comenzar a atarla en una coleta—"Así que sabías que estaba con Tsukasa. ¿Y aún así me has invitado a cenar? Eres muy amable~"

—"Alguien como tú no tendría otra razón para vagar por ahí si no fuera por una orden"—comenzó a comer.

—"Ah, vaya pareces creer conocerme ¿Dime cómo?, ¿O acaso eso era lo que esperabas que yo hiciera?, traerme aquí contigo y hacerme trabajar hasta el cansancio para que cuando me viera vulnerable abriera la boca. ¿Ese era tu plan?, eres muy ingenioso sabes~"—le miró fijamente.

El otro le regresó el gesto y mientras el mayor terminaba de recoger su cabello le confesó—"Es sabido que Tsukasa tiene a su concubina preferida, una realmente extravagante. Se rumora que era una flor del barrio rojo hace un par de años, pero gracias a su belleza y hábil labia, a llegado hasta la cama del emperador y lo que más destaca en esa persona es su sedosa y brillante cabellera a dos tonos. ¿No habías escuchado de ello Gen Asagiri?"

Por su parte Gen desvió la mirada hacía su plato de comida dejando de una vez por todas su cabello, comenzó a alimentarse sin darle una respuesta al otro. Así que él prosiguió.

—"Es bastante notorio por la palidez de tu piel, que has estado bastante tiempo encerrado en cuatro paredes. Además de que las suelas de tus zapatos tienen desgaste únicamente generado por el viaje de esta tarde y claro, también esta tu ropa. Tsukasa puede odiar las jerarquías sociales pero en cuestión de gustos es un tanto permisivo, tu túnica, pigmentada de morado, no es un color barato de conseguir, se nota que le gusta la idea de consentirte y a ti no parece desagradarte tampoco. Él no dejaría que alguien tan importante para él se arriesgara al peligro vagando solo por ahí, a menos de que haya encontrado otra forma de darte uso haciendo que te infiltrarás en el pueblo donde él tiene la mira. Una muy buena teoría, ¿No lo crees?"—Fue rudo, lo sabía. Su intensión realmente no era dirigirse a aquella persona de esa forma, después de todo le había ayudado bastante ese día, pero sí Tsukasa estaba involucrado en algo tan cerca de él sabía que corría peligro, así que no tenía otra alternativa.

Espero otro par de segundos antes de que el otro abriera la boca, realmente no sabía que podía esperarle, así que sudo frío.

—"Ah~"—Gen soltó un suspiro exagerado de nueva cuenta, cambio su postura a una más relajada y le mostró su dentadura—"No tenía idea de que mi nombre fuera tan popular como para llegar incluso a tus oídos, debo de confesar que me siento un tanto halagado"

Por su forma de hablar, el chico de mechas verdes desveló la apariencia superficial de aquella flor, sus palabras no llevaban ningún peso con ellas. Eran tan ligeras como una pluma.

—"No puedo afirmar que todo lo que has dicho es verdad, pero, tampoco puedo decir que no es del todo cierto. De haber tenido el conocimiento de que tú ya sabías mi nombre la tarde hubiera sido mucho más tranquila. Aunque, debo de informarte que no eres el único que ya había escuchado del otro antes"—la mirada que le dedicó le provocó un ligero escalofrío en la columna al otro, aun así, no borró su sonrisa—. "Yo también sé algunas cosas sobre ti, querido Senku..."—reveló.

—"¿Ah sí?"—amplió la curvatura de sus labios—"Pues esto sí que es emocionante..."—añadió.

—"Comparto esa opinión Senku-chan. Aunque podría jurar que si tú escuchaste eso de mí, tuvo que haber sido en ningún otro lugar más que el palacio de Tsukasa, ¿No es así? Y sé, por ejemplo, también que fue de ese mismo lugar donde Tsukasa te echó, no tengo los detalles específicos de la razón pero puedo suponer que fue por todo lo que tienes aquí, tus inventos. Tus creaciones son demasiado avanzadas como para que alguien común las comprenda y por supuesto, iba a existir alguien que se interpusiera y tratará de arrebatártelo. Una pena que esa persona haya sido uno de tus pocos amigos como lo era Tsukasa, ¿No?"

—"Amigos eh..."—Senku susurró.

—"Debió ser duro. Pero debo de confesar que con lo poco que he observado el día de hoy, simplemente me es imposible pensar que tú aceptaste irte del imperio tan fácilmente para comenzar a vivir aquí. No, no lo harías, no a menos de tener una condición de por medio y como conozco a Tsukasa sé muy bien de que tipos de seguros suele respaldarse cuando quiere algo"—hizo una pequeña pausa para admirar al cabizbajo chico que tenía ahora enfrente—"Taiju y Yuzuriha, ellos son la razón del porqué te fuiste, ¿No es así?"

Senku abrió la boca con la intención de pronunciar algo que al final no pudo ser expresado.

—"Ellos están bien si es lo que te preocupa"—aunque no tuvo el valor de cuestionarlo, Gen acertó y se le adelantó—, "querías preguntar por ellos desde hace rato, ¿Verdad?"—el bicolor sonrió—. "Yuzuriha ha estado algo ocupada últimamente con la confección de prendas, pero le va muy bien, tú mismo puedes comprobarlo, su trabajo es de alta calidad"—alzó ambos brazos y los extendió para que el chico pudiera apreciar su túnica con mayor claridad— "y Taiju, bueno, él siempre está ahí para protegerla, es bastante resistente."

Senku se jactó suavemente—"Sí, ellos siempre han sido así..."—un ligero tono de nostalgia pudo percibirse en su voz.

—"Tsukasa te amenazó con hacerles daño si te quedabas y continuabas con tu trabajo, así que para protegerlos aceptaste ser expulsado y hasta el momento este ha sido tu único refugio. ¿Estoy en lo correcto Senku-chan?"

—"Kukuku, supongo que los rumores sobre tus habilidades eran ciertos"—Senku le miró sereno. Varias de sus dudas se habían dispersado al oírle. Si fuera un peligro no sé hubiera molestado en desvelar toda su situación, el encuentro con Gen Asagiri, no fue ni bueno, ni malo. Lo comprendió casi al instante.

—"Es bueno que lo sepas~"—terminó su último bocado—"Querido Senku, tienes que saber también que no tengo intención alguna de que Tsukasa se enteré de nuestro día juntos"—negó con las manos.

—"Oh, pero que considerado"—Senku contestó—. "Así que mantendrás el secreto, bien supongo que eso será de mucha ayuda, ¿Debería de darte las gracias?"

Gen tomó su recipiente con agua y le dio un sorbo—"Descuida, yo soy amabilidad completa"—remarcó su gesto al beber—. "Pero, si no recuerdo mal, tú me prometiste más de esa burbujeante bebida a cambio de mi arduo trabajo y Senku, esto es simple agua"—le recriminó.

—"Ah eso..."—hurgó en su oído con uno de sus meñiques—"Te mentí"—y adoptó de nueva cuenta su actitud natural o por lo menos la de antes de aquella intensa charla.

—"¡¿Eh?!"

—"Para hacer más de esa agua carbonatada se necesitan por lo menos dieciséis horas de movimiento continuo. ¿Qué esperabas idiota? Si te bebiste toda el agua previa y destruiste el aparato para su generación antes de encontrarnos. Era imposible tenerla lista para hoy."

—"¡Errible-Tay!"—chilló.

Luego de eso, la conversación no duró mucho más. Ambos estaban completamente agotados y los bostezos se hicieron cada vez más recurrentes.

Era de esperarse que uno de ellos cayera rendido en algún momento. Lo que no esperaba Gen era que ese fuera Senku, mira que ponerse al alcance de un enemigo de esa forma, era inteligente, pero también un idiota. En un parpadeó el oji carmín ya no le permitió ver más de ese tono gema al bicolor, pues sus párpados habían cedido y aún en la posición en la que se encontraba comenzó a dormitar.

Gen le apreció en silencio mientras se apoyaba sobre el suelo de la choza dando una fuerte pelea contra Morfeo. Una que terminó perdiendo, luego de admirar por última vez esa gran luna, redonda y brillante sobre un cielo libre. Dibujó por última vez una sonrisa en su rostro, tal vez la única sincera que había enmarcado desde hace años.

Fue un gran día, no se arrepentiría de vivirlo, por lo menos ese.

Y para cuando los rayos que anunciaban la llegada de la mañana siguiente golpearon el rostro del entusiasta revolucionario dentro de la cabaña, Senku se vio completamente solo de nueva cuenta, con una capa de piel sobre su cuerpo para cubrirle del frío. Gen ya se había ido.

El chico de cabellera larga madrugó después de su pequeño descuido, su intención no era pasar la noche en ese lugar, ni tampoco con aquel chico, por más interesante que la experiencia hubiera sido. Tenía que darse prisa en llegar al palacio de Tsukasa antes de que amaneciera por completo, no sabía lo que podía pasar si se llegaba a enterar de lo ocurrido.

Sí, era cierto. Gen era el protegido de Tsukasa, así como también fue una florecilla del jardín rojo hace mucho tiempo.

No tenía familia, o por lo menos no una que recordará. Sus primeras memorias yacían dentro del barrio rojo, dónde era instruido por ancianas estrictas, proxenetas que le inculcaron todos sus conocimientos en el campo de la seducción para conseguir buenos clientes.

Su destino podía haber sido cruel, pero alguna estrella también le había bendecido con una belleza extravagante. Era un chico con rasgos delicados, inteligencia, buena labia para el coqueteo y una cabellera a dos tonos que captaba la atención al instante, era imposible que alguien lo viera y no lo deseara de esa forma.

Empezó muy joven a trabajar en el bajo mundo por órdenes de sus dueños, no estaba orgulloso de su trabajo claro estaba, pero rápidamente entendió que no tenía otra opción, no en esa vida. Así que refino sus habilidades hasta casi volverlas perfectas para conquistar a los mejores y más adinerados clientes. Sí no tendría otra alternativa más que ofrecer su cuerpo, lo haría al mejor postor.

Y fue así como su popularidad creció en un instante. Él era una flor bastante cotizada, una de las más especiales del jardín. Solo quien tenía la suficiente riqueza podía conseguirse una noche con él y gozar de un buen espectáculo.

Así acumuló joyas, prendas finas, comida y regalos extravagantes. Su pequeña jaula estaba adornada con oro. Aunque eso no era todo, también se ganó varios favores al ser testigo de ciertas conversaciones, escuchar secretos de gran importancia y ayudar a negociar grandes tratos era su fuerte.

Gracias a sus muchas habilidades y buen uso que estás podrían tener fuera de los barrios rojos, fue como llegó un momento con el que él nunca llegó a soñar si quiera. Fue vendido y por fin saldría de esa red de prostitución. Iría a una jaula mucho más grande.

Su comprador ofreció una gran suma de riquezas a sus dueños para que lo soltarán, Gen no podía imaginar si quiera la cantidad, después de todo él era una gran mina de oro para el burdel dónde creció. Tendría que ser difícil ponerle un precio o quizá, con el paso de los años sus dueños se dieron cuenta de que dejaría de ser joven y su atractivo naturalmente se iría, después de todo la piel suave solo se encuentra en los adolescentes y él estaba por cumplir los veinte. Nunca supo cuál de las dos opciones había tenido más peso para que cambiará de dueño, sin embargo, prefirió no darle importancia a alguna.

Cuando llegó el momento de ponerse en el cuello la cadena que lo enlazaría a la mano de la persona que invirtió en él, temió. Pero no más que cuando lo vio, pues como era de esperarse su comprador sería alguno de sus recurrentes y privilegiados clientes de antes, aunque personalmente ya había creído no tener que ver nunca más esa cabellera albina en su vida. Estaba muy equivocado.

Se llamaba Hyoga. Solo escuchó eso y le examinó de pies a cabeza para saber que era un tipo con el que más le valía ser precavido, esto en su primer encuentro. Él era apuesto, alto, fuerte y también rico. Gen pensó en explotarlo seduciéndole primero pero se llevó una sorpresa al conocer las intenciones del albino, pues en sus planes también estaba aprovecharse de él en más que su cuerpo. Hyoga de vez en cuando iba al burdel, solicitando los servicios especiales de Gen Asagiri y en el intermedio del tiempo de té, se aseguraba de pagar a Gen a cambio de que él le revelará algunos de los secretos que había escuchado a través de las delgadas paredes y después de eso, claro que terminaban teniendo una noche intensa. Además de eso, hubo una que otra vez que le ayudo a negociar.

Al saber que él sería su nuevo dueño dedujo de inmediato para que tipo de propósitos lo ocuparía y también que sus encuentros serían demasiado rudos, quizá más de lo que podría soportar.

Naturalmente no se deprimió por ese hecho, al contrario, se mentalizo para mantenerse firme en el tiempo que estuviera a su lado, solo tendría que aplicar sus habilidades en un terreno más amplio, nada que alguien de su talla no pudiera manejar.

Aunque debía admitir que realmente se llevó una gran sorpresa cuando el primer movimiento que Hyoga realizó fue llevarlo al palacio del imperio, dónde conoció cara a cara a Tsukasa Shishio, quien sería su gobernante. Sudó frío al encontrarse con aquel tipo, puesto que Hyoga había apuntado directo a lo grande.

Ahí el albino se lo presentó al emperador y minutos después prácticamente se lo regaló, como si de un simple objeto más se tratará.

La jaula de un momento a otro creció bastante. Pero se sintió ligeramente aliviado, estar con él podría ser entretenido más que con Hyoga, aunque ya había desvelado su plan.

Tsukasa era un sujeto interesante, con una fuerza descomunal y principios firmes, el bicolor se había encontrado con el primer hombre que genuinamente le había llamado la atención en toda su vida, no creyó encontrar a alguien más interesante que él, por lo menos no hasta ahora.

Ya que lo había hecho, su encuentro con aquel joven revolucionario le había cautivado por completo. Senku llamó su atención, más allá de los beneficios, eso sí que era algo único.

Corrió, demasiado de hecho. Para su fortuna logró entrar al palacio antes de que la mayoría de los aliados del imperio de Tsukasa despertarán, así que se infiltró cantarinamente dirigiéndose a su habitación haciendo un gran esfuerzo en controlar su agitada respiración.

Pero sus esfuerzos se vieron en vano cuando se topó con el mismo Tsukasa en el pasillo.

—"Gen"—el castaño le llamó.

—"¡Ah, Tsukasa-chan! que sorpresa~"—Gen fingió una sonrisa inocente. Se había percatado de que el otro acababa de salir de su habitación, por lo que ahora tendría que inventar algo para explicar el por que no paso la noche ahí.

—"¿Dónde estabas?, fui a buscarte a tus aposentos"—se acercó rápidamente a él—"¿Te sientes bien?, estás agitado"—y comentó con un tono de preocupación sincera en su voz.

—"Ah, sí. Muy bien, muy bien~"—Gen jugó con su cabellera—. "Simplemente salí a dar un pequeño paseo, me comenzaba a aburrir aquí adentro."

—"¿Es así?, si me lo hubieras pedido habría ido contigo. "

—"¡No, no! No hacia falta Tsukasa-chan, sé que has estado muy ocupado en estos días. Descuida~"—silbó.

—"Esta bien, solo ten cuidado y presta más atención en los horarios de tus paseos. Ayer Mirai estuvo buscándote desde la tarde. "

—"¡Ah, cierto! Mirai-chan quería que jugáramos juntos, lo olvidé por completo"—junto sus manos en forma de disculpa—. "Iré a tomar un baño y en cuanto terminé la buscaré, por favor ofrécele una disculpa de mí parte si la ves, ¿Sí?"

—"Bien"—Tsukasa sonrió.

Y Gen continuó su andar hasta que la mano de Tsukasa lo detuvo tomándole del hombro. El bicolor frenó y agachó ligeramente su cabeza, mientras Tsukasa retiraba su cabellera a uno de sus lados, acercándose a su espalda.

—"Gen..."—fue capaz de sentir el cálido aliento del menor en su nuca.

—"¿Sí, Tsukasa-chan?"—le cuestionó en un volumen bajo, pero sonando lo suficientemente dulce.

—"Esta noche me haré algo de tiempo libre. Cuando termines con Mirai ve a buscarme, quiero estar contigo"—con su voz grave y tranquila le hizo aquella petición.

Gen tragó saliva, intentando no hacer notorio lo tenso de sus facciones y tras unos segundos le respondió—"Claro que sí Tsukasa-chan, yo también..."

Notes:

Hola, muchas gracias por leer <3
Una disculpa por la demora con las actus, espero que sigan disfrutando y que no se les haga complicado este cambio con respecto a los tiempos, trataré de controlarlo, aún así estoy atenta y abierta a sus sugerencias. Hasta el próximo cap~ Bye ^^