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Summary:

Tras una lesión que mato su sueño de convertirse en luchado profesional, Joe vive una vida mundana día a día sin ninguna motivación. Hasta que una noche, conoce a una chica en circunstancias difíciles de explicar, y tal vez con una sola oportunidad en la vida, Joe tome otro rumbo para su vida.

Chapter 1: El italiano

Notes:

HE VUELTO GENTE

Buenas a todos, como dije en mi anterior (pueden ir a chequéalo) tenia en mente ya un proyecto y era éste.

Pero bueno quería hacer un par de aclaraciones antes de arrancar con el fic

1- Quiero darle las gracias a ByBuckett por ser el creador del diseño de Bianca. Me encanto su diseño desde el día 1 y me parecía interesante usarla como co-protagonista.

2-Me tomo un buen tiempo organizar, definir y escribir todas estas ideas. Así que realmente me gustaría que dejaran sus comentarios.

3- No use a Niko (El protagonista del fangame "blind date") por 3 simples razones

A- El protagonista de esta historia existe hace tiempo en mis borradores y decidí usarlo acá. Y la existencia de Bianca como Co-protagonista fue algo espontaneo que se me ocurrió y sentía que iba a dar mucho más juego en la historia.

B- Realmente usar una variante de Anon no me termina de convencer. (Eso ya es algo mas personal)

C- Da la coincidencia que alguien cercano mío se llama Nico, y la verdad, no me gusta usar nombres de gente cercana.
Espero que eso no sea una molestia.

D- Tampoco quería usar a Niko, ya que siento que si creaba mi propia versión del personaje podría chocar (en un futuro) con la versión del fangame. Y lo ultimo que quiero es que la gente comparé. Esto es solo un fanfic.

4- Todo esto esta escrito MUCHO ANTES de que supiera que iba a salir un mod llamado Blind Date (Literal, solo me guie con dibujos que habían en ese momento, que no llegaban a más de 30 imágenes)

El resto de cosas los diré en las notas finales.

Después de las pequeñas aclaraciones, disfruten del capítulo.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

                   

 

 

Otra vez me encontraba en este limbo, todo era tan excitante. Me sentía imparable, nadie podía oponerse ante mí. Es mi gran momento, tengo al público en la palma de mi mano. Todo el esfuerzo, va ser recompensado esta noche. Tengo que darle al público un gran final.

—¡Bonucci lo tiene servido para la victoria! ¿Qué opinas Rick?

—Tan solo debe hacer la cuenta de tres y tendremos nuevo campeón máximo de la federación.

—Bonucci esta pidiendo el apoyo del público, ¡Creo que se viene la vuelta al mundo!

Las voces de los comentaristas, las luces del flash de las cámaras, ese calor que invade mi cuerpo; sigan haciéndolo, que eso me hace feliz. Empiezo agitar los brazos y la multitud se volvía loca.

Mi oponente, un estegosaurio gris, yacía en la lona. Podía oír cómo me decía “es tu momento”. Con mi rival aceptando su derrota, hago mi gesto característico del verdugo. Mi pulgar queda apuntando a la izquierda y empiezo a moverlo levemente de arriba hacia abajo repetidas veces. Hasta que finalmente, mi pulgar apuntaba hacia el suelo.

—¡BONUCCI SENTENCIO A SU RIVAL! ¡NO HABRA PIEDAD PARA EL CAMPEON!

Todo era tan colorido, tan vivo, estaba en mi peak. Lanzo un grito demencial y todo a mi alrededor retumbaba. Con todo el público gritando mi nombre, empiezo a subir a la tercera cuerda para preparar el gran final.

—Es el momento, se viene la vuelta al mundo.

Extiendo mis brazos como si fueran alas y me preparo para saltar. En ese instante, todo ese color y brillo, se va apagando lentamente. Todo empieza a ponerse en tonos grises e iba en cámara lenta.

Había conseguido una gran altura en mi salto para lucirme en el aire, estaba girando como lo hacía de costumbre, pero empiezo a distinguir que me estaba acercando cada vez más y más al suelo, no lo podía evitarlo, solo tuve que aceptar lo inevitable. Y para cuando me di cuenta, solo podía ver…*Pum*

OSCURIDAD

Todo ese bullicio, todas esas luces y toda esa alegría, se iba transformando en silencio y en penumbras. No podía distinguir a nadie, todos se habían convertido en manchas sin rostros. Aunque lo único que podía ver con claridad, era mi cuerpo tendido en la lona. El referí, mis compañeros luchadores, todo el público, hasta mis padres; habían desaparecido de mi alrededor.

Unas extrañas figuras blancas empieza asistir mi cuerpo inerte en el ring. No me podía acercar a dónde está mi cuerpo inconsciente; era como si un muro invisible me impidiera acercarme. Solo podía ser espectador de la horrible imagen que estaba presenciando. Con un zumbido infinito, logro distinguir algunas palabras de los comentaristas.

—Pedimos al público que se calme, los asistentes nos confirman que Bonucci aun respira. Esperemos que esa lesión no sea tan grave…

Grave…

Grave…

Mientras la voz se va desvaneciendo, todo a mi alrededor se va oscureciendo. Me encontraba solo en el centro del ring, todas esas figuras que habían hace un momento, ya no estaban. Todo se iba poniendo negro, y el suelo que estaba pisando se estaba desmoronando.

Estaba aterrado, las cuatro esquinas se iban cayendo, y finalmente, la única superficie que estaba debajo de mí, desaparece y empiezo una caída libre interminable.
Gritaba por ayuda, pero nadie podía escucharme; lo único que me hacía compañía en este tormento, era la total oscuridad. Cuando finalmente iba a impactar contra algo, la alarma del despertador logra que salga de esa pesadilla. Tan solo al despertar, como un acto de reflejo, me toco detrás del cuello; donde se encontraba el recuerdo de esa noche.

Ya en la realidad, me vuelvo a desplomar en la cama, viendo la poca luz que entraba a través de las cortinas.

—Carajo… Hoy tengo examen…

Intentando convencer a mi cerebro de que debemos levantarnos y salir de la cama. Con un poco de esfuerzo, levanto la mitad de mi torso y saco mis piernas de la cama. No se por cuánto tiempo estoy sentando en la cama, pero nada de mí quería empezar este día.

Obligando a mi cuerpo a despertar, me empiezo a vestir para ir a la universidad. Ya vestido con mi elegante remera sucia, mi jean roto y mis zapatillas agujereadas; estoy listo para vivir otro día más en este mundo.

Salgo de mi cuarto y me preparo un desayuno. Prendo el televisor para saber que está pasando en el mundo y no sentir la casa tan silenciosa. Con el desayuno terminado, le dejo una nota a mi madre de que hoy no vendré a cenar porque debo cubrir a alguien en mi trabajo. Tomo mis cosas y salgo de mi casa.

Camino hasta la parada del bus, para que me lleve hasta la universidad. El día en la ciudad no era feo, es la primera vez que salía el sol en semanas. Ya arriba del Bus, me quedo escuchando algo de música para matar el tiempo y soy acompañados por mis pensamientos.

¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Para qué voy a dar el examen de ingreso? Si ya sé que lo desaprobare. Tal vez, solo lo hago para matar el tiempo y no sentirme tan miserable.

Mi hilo de pensamiento es interrumpido, por el bullicio de los autos en la calle y me doy cuenta de que faltaba poco para llegar a mi parada; el bus frena y bajo. Camino por un rato hasta llegar a la universidad. Me encontraba parado delante de la entrada planteándome varias cosas sobre mi vida; no puedo dejar de pensar que por mi negatividad voy a arruinar una gran oportunidad.

—Vamos Joe, tuviste que aprender sobre el cuerpo humano y el dinosaurio por tus hobbies; esto es pan comido. —Me digo a mi mismo en voz baja para darme un poco de ánimos.

Con mi intento de darme algo de coraje, entro para rendir mi examen de admisión. Exploro un poco el lugar antes de entrar al salón que me correspondía. Me volteo a la derecha y puedo ver una fila con estudiantes. Me acerco al inicio de la fila para ver porque se formaban. Hay un cartel en una puerta que dice “Examen de admisión para medicina”; ok, toca hacer la fila.

Regreso en mis pasos y me formo al final de la fila. Saco mi teléfono para ver la hora y noto que solo faltan 10 minutos. Veo si mi teléfono me recomendó alguna noticia de mi interés, la mayoría eran cosas que ignoraba o que ya tenía conocimiento. Levanto la vista de mi teléfono y veo que la fila se está moviendo. Dame fuerzas Jesús raptor.

Ya dentro del salón, y con un profesor que se veía en su rostro que no quería estar hoy aquí, el examen comenzó. Fui directo a responder las preguntas que realmente sabia. Estuve un buen rato respondiendo las preguntas que tenía unos buenos conocimientos, mientras que el resto eran respuestas muy vagas. Tras una hora y treinta minutos, el examen había finalizado; necesito un pequeño golpe de suerte para aprobar.

Ya fuera del salón, un velociraptor me llama por mi nombre.

—Hey Joe, ¿Cómo estás?

—Hey. —¿Y este quién era? —. Diría que bien, ¿Y tú como estas?

—Preocupado por el examen de recién. Me siento algo agobiado porque trasnoche.

—Ufff amigo —En serio, ¿Cuál era su nombre?

—Por cierto, ¿Cómo crees que te fue?

—Ni idea, yo respondí lo que sabía y ya —Por no decir que me fue horrible.

—Bueno, te deseo suerte. Tal vez nos veamos en un futuro.

—Ah sí, claro…

—Cuídate Joe.

—Tú también... Amigo.

Lo saludo con la mano y me dirijo a mi nuevo destino. No logro sacarme de la cabeza al chico con el que hable, ni recuerdo de donde lo conozco; se nota que soy el humano más sociable del mundo. Dejando de lado mi nula capacidad de atención, salgo de la universidad y miro la hora. Once de la mañana, y aún tenía el resto de la mañana para mí. Podría ir a casa y descansar antes de la sesión con el Dr. Rootman.

Como era temprano, me regreso caminando escuchando música; me toma mucho tiempo elegir una canción para escuchar. En mi caminata, me desvió por el parque y aprovecho para comprarme un pretzel. Por suerte, la vendedora se encontraba el día de hoy.

—Vaya vaya, mira quien salió de su madriguera.

—Hola Tracy —Su cara de disgusto ante el tono de mi saludo era visible.

—¿Empezaste mal la mañana?

—Digamos que sí. ¿Puede ser un pretzel por favor?

—Claro.

La chica de escamas amarillas saca un pretzel caliente de su carrito y yo le pago por la fritura aceitosa que había pedido.

—Hasta la próxima, Tracy.

—Cuídate tano.

Llego a mi hogar para finalmente entrar, tirar todas las cosas al suelo y desplomarme en el sofá. En mis torpes intentos de llegar al control remoto para encender el televisor, me caigo del sofá de forma patética.

—Que gran día…

Me levanto del frio suelo y vuelvo a recostarme en el sofá. El resto del tiempo me la pase durmiendo antes de ir con el psicólogo. Ya para cuando me quería dar cuenta, ya casi era la hora. Me despabilo y salgo de mi casa hacia el consultorio.

Después de treinta minutos, me encontraba en el consultorio del Doc, y la verdad, se ve muy bonito el lugar; se nota que finalmente escucho a su secretaria sobre el feng shui. La puerta se abre y veo entrar a un pterodáctilo de color rojizo con lentes a la habitación.

—¿Cómo te encuentras hoy Joe?

—Digamos que bien —mi voz desganada era una clara mentira de que solo respondía por cortesía.

—¿Empezamos la sesión?

—Por favor.

Él toma asiento en un sofá individual de cuero y se ponía en su clásica pose de piernas cruzadas.

—Y dime Joe, ¿Tienes algo interesante para que podamos charlar?

Estoy pensando por donde comenzar.

—Fui a rendir el examen de medicina —Él me sonríe al oír eso.

—Es cierto que me contaste en la sesión pasada sobre tu examen de ingreso. —El doc empieza a revisar su libreta con los apuntes—. Y, ¿Cómo crees que te fue?

—Mal —mi respuesta fue directa y su sonrisa se desvanece para regresa a una expresión estoica—. No puedo decir que no estudie, pero tampoco puedo decir que me esforcé.

—¿Y por qué que fuiste entonces? Si ya sabias el resultado. —a mí también me gustaría saberlo.

—No sé, simplemente porque… No tenía nada mejor que hacer a la mañana. —No se veía conforme con mi respuesta, pero tampoco quiso seguir indagando.

—De acuerdo. —Él anotaba en su libreta lo que conversábamos —. ¿Hay otra cosa que puedas contar del día de hoy?

—Me saludo un compañero de clase que realmente no recuerdo su nombre. —Rootman levantaba una ceja.

—Eso es curioso, ¿No recuerdas si compartieron una clase o algo?

—No.

La conversación tenia tanto vida como un recién fallecido. La única compañía en la habitación, era el ruido del reloj y el sonido de la lapicera escribiendo. Regreso mi atención al psicólogo, y él se encontraba con un rostro bastante serio.

—¿Hay algo que quieras que tratemos el día de hoy? —una parte de mi quería contarle sobre la pesadilla, pero otra parte de mí no quería.

—Pues…—Mi vista se dirige al Doc, y veo que él solo me está viendo con empatía.

—Sabes que no estás obligado a contar nada. Yo estoy para ayudarte, y que juntos, tratemos tus incertidumbres.

Él se esfuerza conmigo, me quiere ayudar a salir adelante; no es justo que le ponga trabas.

—No, está bien. —Me toma unos segundos contarle lo que paso esta mañana —. Volví a tener la pesadilla del accidente.

—¿La misma pesadilla o con algunas modificaciones? —mientras lo decía, el revisaba sus notas.

—Nada nuevo. El bullicio del público, yo subiendo a la tercera cuerda y mi cuello haciendo crack.

—¿Cómo despertaste?

—Aterrado. —Mi pie empieza a golpear el piso con velocidad por mi ansiedad —. Sentía como todo se detenía y yo seguía ahí tirado en el suelo y yo… —La mano del doc se postra en mi rodilla como señal de apoyo.

—Calma, ya entendí. —Fue difícil soltarlo, pero por alguna razón, el Doc tiene un don innato para hacer que las personas se abran con él —. Según mis notas, la última vez que hablamos sobre tu accidente, fue hace 2 meses. —Estaba en la pose del pensador cuando dirigió su vista a mí —. ¿Hubo algo que activara ese recuerdo?

Me empiezo a rascar detrás de la cabeza.

—Seguramente fue debido a los exámenes, digo, huesos, músculos, sistema nervioso. —Se me escapa una risa seca para aliviar un poco el mal sabor de boca.

—Ahora me surge una duda Joe, ¿Por qué elegiste medicina?

—Buena pregunta Doc. —Busco dar una respuesta convincente o por lo menos que tenga algo de verdad —. Tal vez porque tenía conocimientos previos sobre anatomía.

—No sabía que a los luchadores profesionales se le enseñe anatomía.

—No realmente, pero si conoces de lo que es capaz el cuerpo, puedes crear mejores movimientos o cuidar a tu oponente en combate. —El Doc sonreía, y yo lo miraba confundido —. ¿Por qué sonríe?

—Porque es la primera vez que veo que sonríes desde que nos conocemos.

Ay dios, ¿Tan mal estoy? Lo conozco hace más de 4 meses ¿Y es la primera vez que me ve sonreír?

—Joe, me gustaría hablar de cierto tema que llevamos atrasando mucho tiempo —ya sé por dónde van los tiros —. Obviamente si usted quiere tratar esos temas.

Tengo que poner una parte de mí…

—Adelante.

—¿Por qué no retomo el pro wrestling?

Por unos segundos, todo a mi alrededor se detiene. Intentaba decir algo, pero tan solo pude dar una respuesta muy vaga.

—Es…Complicado.

—Pues vayamos por partes, ¿Cómo comenzó este amor por las luchas?

—Uy, desde que tengo memoria diría.

Como si fuera un libro abierto, empiezo a contar como conocí este hermoso deporte espectáculo. Empecé contando que cuando tenía 4 o 5 años, hubo un show de lucha en Volcadera Bluff de la WWA. Mi padre y mi madre me llevaron a verlo, yo solo conocía por lo que daban en televisión, y desde ese día, quedé enamorado cuando lo fui a ver en vivo.

Era como ver a los héroes de los comics peleando contra los villanos, pero recuerdo que yo quedé fascinado con uno que se hacía llamar “The viper”. Era de los malos, pero su carisma y forma de luchar, era espectacular. Cuando habíamos regresado a casa, me propuse que quería ser luchador profesional.

—Entonces ¿Ya de niño estabas seguro de que querías ser un luchador profesional?

—Sí. Mientras muchos quieren ser jugadores de futbol americano, músicos o grandes empresarios; yo quiera ser un luchador.

—Muy interesante, ¿Podrías continuar con la historia?

—Claro.

El tiempo paso y comencé a entrenar lucha libre. Mi padre me lo permitió aun siendo joven, y con quince años, empecé mi camino para convertirme en un luchador de renombre. Al principio, mi madre tenía cierto miedo, pero al ver que siempre volvía con una sonrisa, me dejo seguir.

También le conté que conocí mucha gente, y que, con diecisiete años, hice mi debut en los rings como “el italiano”.  Le mencioné que tuve un mentor llamado “el primitivo”, un hombre con un talento en trasmitir sus conocimientos. Hoy en día no sé nada de él, el ultimo que supe de mi maestro, se había centrado en su trabajo principal y dejo la lucha libre.

Los años pasaban, y cuando cumplí veinte, una de las promociones independientes de wrestling más importante de California, me ofreció un contrato; era la WSF. Al ver que finalmente tenía mi gran oportunidad de catapultad mi carrera, no lo pensé dos veces y acepté.

Mi odisea duro dos años, donde logre hacerme un nombre en el circuito independiente. Sin embargo, el día más importante en mi carrera, sufrí una lesión que mato ese sueño. Un movimiento de alto riesgo salió mal, no termine de completar los giros en el aire y mi cabeza impacto contra la lona. Fui llevado a urgencias y operado en el momento, se me había roto las dos primeras vertebras de la cervical, y con eso, estuve 6 meses de recuperación y 4 meses de kinesiología. La última parte fue la más difícil de soltar. Aunque no entre en detalles, el solo hecho de mencionarlo hace que mi cuerpo se estremezca.

—¿Le gusto la historia? —Me sentía desnudo al contarle todo esto, pero también lo sentí algo terapéutico poder soltarlo.

—Puedo decir que tu historia es cautivadora, y está bueno que podamos tratar el tema en este espacio. —El doctor Rootman termina de anotar todo lo que había contado en su libreta. —Es interesante verte hablar de lucha libre. —Me lo quedo mirando confundido.

—¿Y eso por qué?

—Porque tu rostro era muy polifacético. —Lo sigo mirando con cierta intriga a lo que se refería —. Cuando empezaste a contar la historia, tus ojos se iluminaban.

—Ah eso se refería.

—Se nota que la lucha libre le apasiona. ¿Por qué no lo retomo tras el alta médica?

—Yo… —El doc se da cuenta y me interrumpe.

—No te preocupes Joe, hoy hicimos un gran avance. —Su cálida sonrisa era muy confortable; me hacía sentir seguro —. Un paso a la vez.

—Gracias —Le devuelvo la sonrisa al Doc.

—¿Aun mantienes contacto con el mundo de la lucha libre?

—No, hace meses que no veo ningún noticia o show de lucha.

—Es una lástima, estaría bueno que volvieras a tomar contacto con ella.

El ruido de un temporizador interrumpe la conversación que tenía con el Doc.

—Bueno, veo que no nos queda tiempo. —Él saca una agenda —. Nuestra próxima sesión seria dentro de… Dos semanas ¿Te queda cómodo?

—Sí, no tengo algo mejor que hacer en este horario.

—De acuerdo. Nos vemos la próxima Joe.

—Cuídese Doc.

—Sabes que no me gusta ese nombre.

—No haber hecho el doctorado, Doc —Me reía de la broma y él tan solo me sonreía —. Ahora sí, nos vemos.

Es impresionante como el tiempo no pasa, recién son los cuatro de la tarde y aun me faltan tres horas para que comience mi turno. Solo debes cubrir esta noche Joe, ni que fuera tan malo skin row de noche.

Tras pensar eso, el ruido de un disparo se escucha a lo lejos.

—Qué suerte que trabajo en los límites de skin row…

La noche había caído y ya era hora de trabajar. Estaba en el mostrador matando el tiempo, esperando que pasara algo interesante. La televisión del mostrador, con suerte, podía visualizar algo en la pantalla. Mis únicas compañías en el trabajo eran mis pensamientos, el ruido de la calle y el sonido blanco del televisor.

“Para el trabajo de mierda que es, al menos el jefe paga decente”

Un cliente se voltea a verme.

—Las ventajas del horario nocturno brother —ay carajo, pensé en voz alta.

—Era esto o vender mi cuerpo al mejor postor. —El Dilophosaurus naranja se reía de mi pobre chiste.

—Algunos solo intentamos sobrevivir.

—Sí, tienes razón en eso.

El deja los productos que compro en el mostrador y yo los iba pasando en el lector de códigos.

—¿Pack de cerveza? ¿Se junta con algunos amigos a beber?

—Es para tener en el refrigerador.

Él se me queda viendo un rato largo y yo me sentía bastante incómodo. Ya tenía suficiente con las cámaras de seguridad de la tienda.

—Oye ¿Tú no eres Joe Bonucci?

—Si —no soy fan de que la gente me reconozca —. ¿Acaso seguís a la WSF?

—Claro, incluso te vi debutar en la empresa. —Eso fue en el 2020 —. ¿Nos podemos sacar una foto?

—La verdad, preferiría que no.

—Vamos bro, era fan tuyo.

—Es que no soy muy fotogénico y el trabajo no me lo permite —por no decir que te vayas y no estés molestando —. Disculpa

—No pasa nada. Ah otra cosa —¿Ahora qué? — ¿Tienes en mente regresar a los cuadriláteros?

Esa era una pregunta hace que un pequeño escalofrió recorra todo mi cuerpo.

—Aun no lo tengo definido.

—¿Es por lo de tu cue…? —Lo interrumpo sabiendo como continuaba la pregunta.

—Son $8.35.

—Cla…claro.

Comprendiendo que no quería hablar del tema, el chico pago por sus cervezas y se fue de la tienda. Otra vez me encontraba solo con mis pensamientos, y una parte de mi cerebro, me hizo plantearme mi vida y mi lamentable situación.

No estoy a gusto acá, siento que estoy varado en una isla alejado de todo lo que me puede motivar; incluso siento que soy yo que se puso en esa isla.

¿Por qué sigo evitando mi reencuentro con la lucha?

Hasta el propio Doc me dijo que me veía feliz cuando hablo sobre la lucha libre. Recordar la sensación de combatir contra otro, el bullicio del público, caer y levantarme de la lona; extraño todo eso. Pero todas esas emociones se disipan cuando mi mano toca mi nuca.

Tampoco puedo apurar las cosas, regrese a mi vida normal hace 6 meses. Tuve que conseguir un trabajo para ganar algo de dinero para mis gastos y no estar dependiendo de mi madre. Ojalá nunca hubiera pasado la lesión. Ya lo dijo Rootman, un paso a la vez; no puedo apresurar las cosas.

El resto del turno pasa sin mayor complicación, apenas aparecieron clientes. Faltando 15 minutos, tocaba hacer el cierre de la caja registradora. Ya con todas las tareas terminadas, apago las luces y cierro la tienda.

Apunto de partir de retorno a mi hogar, uno grito agudo se escucha en el callejón de la derecha. Por curiosidad, me asome a ver qué ocurría. A medida que me acercaba podía distinguir dos voces. Una era robusta y áspera, mientras que otra era más delicada y suave.

—Esto lo podemos hacer rápido, dame el dinero y listo.

—¡Te dije que no! ¡Auxilio!

—Qué mujer tan escandalosa.

La voz más femenina seguía buscando de ayuda de forma desesperada.

Una parte de mi tenía miedo por si el agresor tuviera algún tipo de arma, pero no estaba bien dejar a su suerte a la chica, necesitaba encontrar un arma. Mirando en el suelo, noto un tipo de palo que me llama la atención.

Al tomarlo, noto que tiene un peso ligero y parece sólido. Los gritos de ayuda, me obligaban actuar rápido. Tomando el palo como si fuera un bate, me acerco con velocidad para golpear al agresor en la espalda; tuve suerte de que estuviera muy concentrado en la chica.

—AUCH, ¡QUE CARAJO!

Lo golpeo repetidas veces hasta que suelta a la chica. La chica aterrada, se aleja de nosotros y se sienta en el piso en posición fetal.

—¿Quién carajos eres?

—Alguien que no iba a dejar que te aproveches de ella. —Miro que el palo estaba roto y lo arrojo por ahí.

Distingo que el agresor es un triceratops de aproximadamente 1.80mts. Empiezo a recordar las veces que tuve que luchar contra otro triceratops, y que ellos tienen un hocico más sensible que otros dinosaurios.

—Mira, te puedes ir ahora y nos evitamos más problemas, o te noqueo y duermes en una celda —Se podía distinguir en mi voz algo de arrogancia.

—¿Te crees mucho skinnie?

—¿Más que un simple ladrón de poca monta? Sí. —El triceratops se pone en posición para pelear, al parecer no lleva ningún arma.

—Eres hombre muerto. —El idiota saca unos nudillos y se los pone en sus manos.

—No pienso contenerme.

Cuando el agresor intenta lanzar un golpe a mi rostro, yo se lo bloqueo con mi antebrazo izquierdo y contrataco con mi puño derecho en el centro de su hocico. Él se aleja de mí unos metros y empieza a brotar sangre de su nariz.

—¡HIJO DE PUTA!

—¿No dijiste que era hombre muerto? —tal vez me estaba pasando de fanfarrón.

El idiota volvió arremeter contra mí, pero dejo todo su cuerpo vulnerable para que yo pudiera atacarlo. Una patada frontal a la boca del estómago fue suficiente para tirarlo al suelo y dejarlo sin aire.

Me acerco al triceratops, le saco uno de sus nudillos y me lo pongo en mi mano derecha. Perdón Jesús raptor, pero a mí me enseñaron que una lucha no termina hasta que el otro no puede más.

Empiezo a golpearlo repetidas veces en el rostro hasta que quedara noqueado, tal vez me excedí un poco, pero por lo menos aun respiraba. Finalmente, cuando el agresor quedo incapacitado, me saco los nudillos y reviso mi mano, tenía la mayoría de los nudillos sangrando.

—AHHHHH, esto va doler mañana.

Ya más tranquilo, me acerco a la chica que se veía asustada por lo que había pasado. Intento acercarme a ella, y cuando mi mano se pone en su hombro, ella lanza un arañazo que no logra acertarme.

—Tranquila. —La chica raptor se veía asustada —. Ese ladrón ya no te molestara más. Me llamo Joe, ¿Cuál es tu nombre?

—Soy Bianca.

—Ok Bianca, ¿Te encuentras bien? —Ella cada vez se iba relajando un poco, permitiendo que la conversación fluyera.

—Si… —No parecía que estuviera por llorar, pero si temblaba del pánico.

—De acuerdo, tu quédate aquí un segundo, yo llamare a la policía ¿Entendido? —Bianca asentía afirmativamente.

Saco mi teléfono y llamo a la policía. Explico la situación ocurrida y me quedo esperando a que ellos aparezcan. Regreso al callejón donde se encontraba la chica de tez marrón.

—Oye, ¿Puedes levantarte?

—Si. —Ella se levanta lentamente ayudándose con la pared. Ya de pie, la miro y me quedo estupefacto al ver sus ojos.

—Wow —sus ojos grises eran llamativos, nunca había visto ese color antes.

 —¿Qué ocurre?

—Eh, nada. —Intento ignorar su rostro y regresar a la realidad —. ¿Se puede saber por qué una chica estaría en los límites de skin row a esta hora?

Ella se tarda un rato en dar una respuesta.

—Es que mi padre está enfermo y se quedó sin medicina, así que iba a la farmacia que está abierta 24hs.

—Una urgencia, comprensible. —Los movimientos descoordinados de la chica llaman mi atención —. Disculpa ¿Estas bien?

—Sí, es solo que no encuentro mi bastón —Oh.

Empiezo a mirar por donde arroje el palo que había encontrado y veo que quedo en un estado bastante deplorable.

—¿Se podía saber cómo era el bastón? —mi voz sonaba con cierta preocupación.

—Es blanco con una punta roja —mierda…

—¿Acaso no viste lo que ocurrió?

—No —seguramente no vio nada por el miedo o por la falta de luz.

—Pues…lo rompí —no ganaba nada mintiendo realmente.

Su rostro dejaba de reflejar miedo y se empieza a convertir en una expresión de enfado; creo que la cague.

—¿POR QUÉ ROMPISTE MI BASTÓN?

Ella intento acercarse a mí, pero se tropezó. Antes de que cayera contra el suelo, logro atraparla, aún seguía enojada.

—Tranquila. —Intentando que se calmara, ella lanzaba golpes débiles contra mi pecho—. ¿Puedes parar? Tus golpes me están haciendo cosquillas.

—Serás idiota…Ahora mi padre me va matar.

—Perdón, no es mi culpa que salieras altas horas de la noche ¿Acaso no miras tus alrededores cuando caminas?

—No puedo ver a mis alrededores —no vengas con excusas baratas, te confiaste y sufriste un pequeño susto.

—Pues comienza hacerlo, y más en un barrio tan peligroso como este.

Es sentido común que nadie sale de noche por Skin Row, a no ser que conozcas muy bien las calles o no tengas miedo a morir.

—Es que NO PUEDO ver —hay que escandalosa.

—¿Y ESO POR QUÉ?

—PORQUE SOY CIEGA, IDIOTA.

Eso explica mucho.

Me sentía bastante mal por lo de recién, ella seguía molesta porque rompí su bastón para ciegos.

—Oye, disculpa por lo del bastón. —Ella no cambia su expresión—. ¿Hay alguna forma de compensarlo?

—Consígueme un bastón nuevo.

—Claro, no creo que este tan caro.

Reviso devuelta mi teléfono y empiezo a investigar el valor de un buen bastón.

—¿Tiene que ser de algún material o marca especial?

—Del mismo color del que rompiste —no me recuerdes lo que hice hace un momento.

—¿Algo más?

—Que sea más resistente, para evitar que alguien lo rompa.

—OK YA ENTENDI, seguís molesta. —Reviso y encuentro uno de acero reforzado; al ver el precio, una parte de mí sufría.

No era taaaan costoso, pero si dolía pagar por uno de esos bastones. Y si mi madre se entera de que destruí el bastón de una persona ciega, ella me mata. Pero tampoco tengo el dinero suficiente para pagarlo ahora, aun no cobre mi sueldo.

—Pues…es complicado, no tengo el dinero para conseguirlo. ¿No hay otra forma de compensarlo?

La raptor se queda pensando un buen rato cual será mi castigo por mis acciones.

—Necesito hacer unas compras importantes mañana y necesitaría ayuda con ellas. ¿Te parece bien? —su voz menos agresiva al hablar.

—Eso suena sencillo.

El sonido de un patrullero es audible cerca de nosotros. Un par de minutos después, aparecen dos uniformados para llevarse al agresor que aun yacía inconsciente en el suelo. Después de que los dos diéramos unas declaraciones, los polis se van de la escena. Mientras veo como los oficiales se alejan, mi vista regresa a Bianca.

—Hey, aun no pudiste comprar el remedio ¿no?

—No, ahora será complicado sin el bastón —no seas un cretino y acompáñala.

—¿Quieres que te acompañe a la farmacia y de paso a tu casa? Es lo mínimo que puedo hacer por ahora. —Ya la chica se veía más calmada y me da una pequeña sonrisa.

—Gracias.

Para poder guiarla, le tomo su mano y ella pega un grito agudo. Yo me asusto por su reacción tan peculiar.

—¿Qué pasa?

—No se le toma la mano a un ciego. —Aunque ella no me podía ver, yo estaba con una cara de incredulidad.

—Bueno, ¿Y cómo te voy a guiar?

—Así.

Ella se acerca a mí y empieza a tocar mi espalda, era chistoso ver que le costaba llegar a mi hombro. Al final, ella decidió agarra la manga de mi campera.

—Ok, vamos a la farmacia.

—Espera.

—¿Ahora qué? —por mi voz, se notaba que ya estaba un poco irritado por la situación.

—Falta Woozie —¿Quién carajos es Woozie? —WOOZIE.

Un ruido se escuchaba por el basurero y de repente sale un gusano blanco de ahí. Como una persona sensata, me asusto al ver al gusano del tamaño de pie.

—¿AH QUE ESO?

—Es mi gusano guía.

El gusano se acerca a alta velocidad a Bianca y empieza a subir por su pierna hasta llegar a su su cabeza.

—¿No podías tener un perro como el resto de los ciegos? —Ella me clava una garra en mi espalda—. Auch.

—Eso te pasa por insultar a Woozie. —Me volteo a verla, y veo como está acariciando a su mascota.

Intentando no enojarme con la ciega, empezamos nuestra lenta caminata hasta la farmacia. Por suerte, la noche era agradable, estaba todo tranquilo por la zona. Lo más seguro es que ya la estuvieran siguiendo o la tenían fichada hace rato. Bueno, no es algo que cualquiera pudiera ver.

Ahora quiero golpearme por lo que acabo de pensar.

Como no era muy lejos de donde trabajo, llegamos rápido a la farmacia.

—Llegamos. —Me volteo a verla y ella no se movía —. ¿No vas a entrar?

—No tengo forma de guiarme.

—Pero si tienes al gusano ese.

—Woozie —su tono era algo agresivo.

—Perdón, Woozie.

—El problema es que Woozie es un animal y si hay algo que le llame la atención, me puede llevar contra eso —tiene un punto ahí —. Además, sin el bastón no tengo referencia de que tan cerca o lejos tengo las cosas —ok, ahí tiene otro buen punto. 

—Está bien, entremos juntos.

Las puertas automáticas de la farmacia se abren, y al entrar, parecía un adulto llevando a un niño perdido. Una joven anquilosaurio se acerca a preguntarnos que necesitábamos. Bianca procede a pedir un fármaco que nunca había oído en mi vida. Cuando ella estaba por pagar, me pide que la ayude a contar el dinero.

Con las compras terminadas, tocaba llevarla a su casa. Como no quería que los ronquidos de los vagabundos sean nuestra única compañía en nuestra caminada, empiezo una conversación con ella.

—Oye Bianca, me surgió una duda.

—¿Qué pasa?

—¿Cómo sabias que tu bastón era blanco y rojo? —Siento otro pinchón en mi espalda —Auch.

—Soy ciega, no tonta —tranquila que de eso me di cuenta —. Me guio por lo que mis padres me enseñaron para distinguir las cosas.

—O sea ¿Cómo?

—Ellos me explicaron que existen los colores y que ciertas cosas son de cierto color.

—¿Cómo decirte que el cielo es celeste?

—Exacto.

No sé si es debido a mi ignorancia al tema o si soy muy idiota, pero es un concepto que no termino de entender.

—Tu nombre era Joe ¿no?

—Sí, ¿Qué pasa?

—Es que, me surgió una duda —su voz sonaba algo temblorosa.

—¿Y cuál es?

—¿Por qué no siento tus escamas?

Me quedo en silencio unos segundos antes de lanzar una respuesta.

—Es porque soy un humano.

—OH, era eso —se notaba por su voz, que ahora estaba sorprendida.

—¿Nunca conociste a un humano?

—No, eres el primero que conozco.

—Y tú eres la primera persona ciega que conozco.

Esperaba que otra vez me apuñalara con el dedo, pero solo distinguí una pequeña risa.

—Eres un tonto.

Empiezo a mirar los números de las casas buscando donde vivía Bianca.

—¿Cuál era el numero?

—230 —Ella se detiene en seco y yo me detengo.

—¿Qué ocurre?

—Es que… —su voz se sentía con cierto pavor —. No sé cómo explicarle a mi padre que perdí el bastón.

—¿Tan malo es que le digas la verdad?

—Si le explico lo ocurrido, será más severo cuando me deje salir. —La miraba y ella ponía una cara de tristeza.

—¿Confías en mí? —la pregunta la agarra desprevenida.

—No —era una respuesta que esperaba.

—Tu déjame explicar toda la situación, tengo un plan. —Su rostro no denotaba ninguna seguridad al oír mis palabras.

—Mejor que funcione.

Mentalizando la mentira que iba a decir, llegamos a la casa de Bianca. Cuando ella se acerca a su puerta, un hombre enfurecido abre violentamente la puerta. Era un raptor algo mayor que tenía puesto un pijama y una bata para dormir. Cuando Bianca dijo que estaba enfermo, no esperaba que fuera tanto.

—¿Por qué tardaste tanto Bianca? —El señor me mira con algo de asco —. ¿Y quién es este humano?

—Hola soy Joe, y solo ayudaba a su hija a volver a su casa.

El nos miraba como un escáner, como si buscara algún fallo.

—Bianca —su tono era firme, y Bianca se estremecía — ¿Dónde está tu bastón?

—Pues… —Yo la interrumpo para poder contar la mentira.

—Cuando estaba caminando, apareció un conductor borracho que casi la atropella.

Tanto Bianca, como su padre, se sorprenden al escuchar lo que dije. Mientras tanto yo, hablaba con demasiada seguridad y calma, hasta el punto de creerme mi propia mentira.

—Ella estaba cruzando correctamente, y como me percaté de que el idiota al volante no iba a frenar, la tome del brazo y la aleje del auto.

Yo estaba estoico diciendo cada cosa como si fuera una verdad absoluta. Su padre me miraba dudando de mi palabra, pero yo no me doblegaba.

—¿Y porque se demoraron tanto en regresar? —viejo desgraciado…

—Bueno, lo que paso es que el auto choco con un poste de luz y llamamos a emergencias. Nos pidieron que diéramos un testimonio, y viendo que su hija tenía dificultades para volver, termine acompañándola hasta acá.

No era la mejor excusa que tenía, pero era lo suficientemente creíble para que no le cayera un problema más grande a ella.

—¿Es verdad lo que dijo? —Su padre no le temblaba la lengua aun viéndose en un estado deplorable por la enfermedad.

—Si. —Él nos miraba de forma severa al escuchar la respuesta.

—Si no me cree, le muestro que llame a emergencia. —Sacaba mi teléfono y me puse a buscar en el registro de llamadas.

—No es necesario. —Él lanza un largo suspiro —. Por suerte estas sana y salva hija. —Con una mirada menos agresiva, él me mira a los ojos —. Gracias por ayudarla.

—De nada.

—Bueno, vamos adentro Bianca. —Él le toma su mano, pero ella lo detiene.

—Quiero hablar algo con Joe antes de entrar. —Su mirada de asco se vuelve hacer presente.

—De acuerdo, pero no te tardes.

Su padre cierra la puerta y nos quedamos por unos segundos en silencio. Distinguimos que su padre se alejó de la puerta, pero se nos quedaba viendo desde la ventana; eso es acoso señor.

—Tu padre da miedo —mi voz era algo más relajada.

—Solo es algo sobreprotector —¿Algo? Diría mucho.

—Si tú lo dices. —Reviso mi teléfono y veo que ya era medianoche—. Bueno, nos vemos mañana —Yo me iba alejando de apoco de la entrada y ella llama mi atención.

—Espera —¿Ahora qué? — Gracias por cubrirme.

Le sonrió, aunque ella no me pudiera ver.

—No hay de qué. Descansa.

—Igualmente. —Cuando ella se da la vuelta para entrar a su hogar, recuerdo que no me dijo el horario de las compras.

—Antes de que me olvide, ¿A qué hora tiene en mente hacer las compras?

—Después del mediodía.

—Perfecto. Ahora sí, buenas noches.

Ella se despide de mí, y ya era hora de regresar a casa; al parecer estoy a tan solo 4 calles de la casa de Bianca.

Ya dentro de mis aposentos, veo que ya eran más de medianoche, hoy fue un día bastante movido para mí. Entro a mi cuarto y yo tan solo me desplomo en mi cama, esperando a que mi mente se apagara.


Notes:

Vamos por partes para que quede claro.

1- Con el ritmo que tengo de escritura, responsabilidades y demás, el plan es subir capítulos entre 1 a 2 semanas; ya que, aunque sea algo de ocio, quiero ofrecer algo bueno (o como mínimo decente para ustedes)

2-Como mi cerebro no para de tener ideas, tome la decisión de que voy a sacar capítulos extras. No tengo una cantidad definida, podrían ser tranquilamente 4 extras como 8 extras, eso lo iré definiendo con el tiempo y comentándolo tanto en twitter como acá en AO3.
Pero como soy un filo da puta con estilo, les pondré una condición; por cada 1000 hits o 50 kudos, desbloquearan los extras. Es decir, si ustedes llegan a 1000 hits o 50 kudos, se desbloquearan los extras (Lo que significa que si logran la primera meta, tendrán extra 1 y 2; para desbloquear los siguientes extras, las metas serán 2000 hits y 100 kudos, y así sucesivamente)
ACLARO: los hits como kudos, los cuento de forma individual, si llegaran a 3000 hits y 50 kudos; igual desbloquearían 4 extras.
Cualquier modificación, lo iré comentando acá.

3-También quiero decir, que cualquier avance o anuncio que haga (ya sea que se retrasa el capitulo o habrá una pequeña pausa) lo estaré subiendo a mi twitter (ahora conocido como X) https:// /Patata2251

Obviamente dejare el Twitter del creador de Bianca, que de paso digo, me gusta mucho su estilo de dibujo: https:// /ByBuckett

Y cada tanto dejare en los capítulos diferentes dibujos de Bianca (Por que puedo y por que quiero)

Esto es solo el comienzo y espero que puedan disfrutarlo gente.

Nos vemos la próxima.