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Language:
Español
Stats:
Published:
2020-03-07
Updated:
2020-03-17
Words:
5,458
Chapters:
2/10
Comments:
1
Kudos:
4
Hits:
115

Sun

Summary:

¿Alguna vez has sentido como toda tu vida se va al carajo? Ese momento donde te das cuenta de que nada de lo que tienes te satisface. Uno siempre mira al pasado e intenta buscar lo que salió mal para nunca saber cuál fue nuestro error.
La verdad es que a mi me pasa más seguido de lo que me gusta admitir. Cuando esto sucede suelo ir al alcohol en busca de consuelo y es tan común en mi que ya no me molesta admitirlo.

En mis delirios pienso en mi vida, en mi infancia, en las risas que compartí con mi mejor amigo Andrew, en como lo extraño y en lo estúpida que fui por perderle la pista. En cómo es que termine siendo tan miserable y en como quisiera que todo cambiara.

Lo que no sabia es que todo estaba a punto de hacerlo y todo comenzaría con una visita al bar del fin del mundo.

Notes:

Saludos de parte de la autora, osea yo ;3. Solo les vengo a decir dos cositas de esta historia. 1. Amo a Hozier y como muchos otros su música me inspira, pero la verdad hacen falta más historias de el solito y de el en nuestro idioma castellano uwu, lo cual le da razón de existir a este fanfiction. 2. En lo personal wattpad me dejo traumada con los fanfics de rayita, en lo personal no son de mi agrado y creo que hay mejores formas de hacer fics con self-insert que es lo que intente hacer aquí, así que diganme como lo hice plis uwu I need feed back bbys.

Por ultimo, gracias a mi amiga Fernanda quien me dio la idea de hacer esto uwu.

Posdata: Si conociste o conoces wattpad, sabes que era un infierno y aun medio lo es JAJAJA. Tan si quiera yo por esto me brinque a esta plataforma. Mis respetos si todavía usas wattpad, jijiji.

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: Sunlight

Chapter Text

¿Alguna vez has sentido como toda tu vida se va al carajo? Ese momento donde te das cuenta de que nada de lo que tienes te satisface. Uno siempre mira al pasado e intenta buscar lo que salió mal para nunca saber cuál fue nuestro error.

            La verdad que a mí me pasa más seguido de lo que me gusta admitir. Lo único que me consuela en esos momentos es un pasa tiempo peculiar que tengo. Siendo honesta, me encanta ahogar mis penas en alcohol como a todos. La diferencia es que me gusta tomar sola y en un lugar nuevo cada vez. Debido a eso siempre voy en busca de nuevos bares y hasta me hecho una pequeña colección de mis lugares favoritos. He estado en todos los que te puedas imaginar. Desde un lugar glamorosa y de etiqueta, hasta cantinas de mala muerte. La verdad es una afición cara, pero me lo puedo permitir.

            Esta noche en particular no solo sentía que mi vida se desmoronaba, sino como mi espíritu lo hacía con ella. El simple pensamiento de seguir una hora más en aquella oficina o de volver a esa casa vacía lograba que se me revolviera el estómago.

            En cuento termino mi turno salí corriendo a mi auto y busqué el bar más lejano que no hubiera visitado aún. El nombre de Wasteland apareció en mi pantalla mostrándome las imágenes de un edificio rustico y acogedor. No parecía ser un tiradero como el nombre implicaba y además de eso tenía 4.7 de 5 estrellas. El lugar se veía perfecto para desconectarme una noche. Sin más que decir encendí mi auto y conduje hasta ese lugar.

            Cuando entre me queda maravillada. El lugar era como el de las fotos con paredes de ladrillo y pisos oscuros, pero a diferencia de las fotos aquí se podía ver como estaban decoradas por plantas que es encontraban en todas partes. Desde centros de mesas con pequeños cactus, hasta largas enredaderas que corrían del suelo hasta el techo. Una vez que miré para arriba vi como en vez de una plataforma de concreto el techo estaba hecho de ventanas. De entre los pilares estructurales comenzaba una red de luces cálidas que le daba un hermoso aire románico a todo el lugar. Parecía ser un edificio reclamado por la naturaleza donde el humano ha aprendido a existir, lo que me hizo pensar que el nombre era perfecto.

            Mientras mis ojos recorrían todo el lugar me acerque a la barra y ordene un güisqui en las rocas junto con una orden de papas. Mi comida llego casi enseguida y comí tranquila mientras mandaba unos últimos mensajes en mí teléfono avisando que volvería tarde.

            -Buenas noches a todos- sonó una voz a través de las bocinas.

            Ahora sabemos por qué el lugar no tenía cinco estrellas. Era de micrófono abierto y si hay algo que me caga es escuchar toda la noche los melódicos sollozos de fallidos artistas. Me voltee de nuevo hacia mi plato intentando ignorar la voz del presentador.

            Por unos minutos esto me funciono y casi me termine mis papas hasta que por fin escuche al primero de los perdedores de la noche comenzar:

            -I would shun the light, sharin´ evening cool and quiet…- Fue la primera frase que escuche de una hermosa voz acompañada de una guitarra.

Who would trade the hum at night for…- Para la segunda frase tuve que voltear a ver al cantante para comprobar si en verdad alguien podría tener esa voz.

-Sunlight, sunlight, sunlight…- Allí fue cuando vi a un hombre delgado y de cabello largo color castaño, con unos ojos verdes tan vibrantes que se podían ver desde mi asiento.

Me perdí en este hombre y en su voz. Mientras el cantara no había otro lugar donde mi atención se pudiera dirigir y al parecer todos los presentes estábamos de acuerdo. Todos los ojos estaban en él y aun así no parecía intimidado por la atención, en cambio el seguía tan perdido en la música como yo lo estaba.

-Each day you´d rise with me, Know that I would gladly be…- Díganme loca, pero en ese momento de afición, jure que me miraba a mí. –The Icursus to your certainty. Oh, Sunlight, sunlight, sunlight…

-Strap the wing to me. A death trap I climbed happily…- Otra vez, esa mirada que se dirigía hacia mí. Una vez puede ser coincidencia, pero dos veces ya es intencional. –Wax melted I need to see under, Sunlight, sunlight, sunlight…

-All we love is sunlight! All we love is sunlight! - Él siguió cantando mientras la gente comenzaba a aplaudir para acompañar la canción. Me tomo un momento agarrar el ritmo, pero rápidamente me encontré siendo parte de la música. –That´s what it is, sunlight…

-Sunlight, sunlight, sunlight, sunlight, sunlight- Con eso la canción terminó y todos en el restaurante aplaudimos. El sonrío tímidamente y se escuchó una risita por el micrófono. –Muchas gracias- dijo antes de dejar la guitarra a un lado y bajar de escenario mientras que el siguiente aspirante subía. Yo no me atrevería, ya que es obvio que al menos en la noche no habría alguien mejor que él.

Sin darme cuenta lo seguí con la mirada y poco a poco vi como gente lo paraba a felicitarlo. El solo sonreía y les estrechaba la mano. Incluso con una chica suertuda quien recibió uno de los abrazos de ese gigantesco hombre.

Aun entre toda la convivencia sentía como en instantes nuestras miradas se cruzaban y mi corazón saltaba un poco. Podía haber sido mi imaginación, pero cuando se sentó a mí lado y pidió un trago sabía que no me estaba inventando nada.

-Esa canción fue hermosa- dije mirándolo de reojo con una sonrisa.

-Me alegro de que te haya gustado-me sonrío.

No me gusta admitirlo, pero soy mala conversando y después de esa respuesta de él, para mí la conversación había muerto. Aun así, sentía como me miraba. Comencé a molestarme al darme cuenta de que este muchacho estaba pasando de ser un adorable gigante a un debilucho acosador.

-¿No me reconoces?- Me pregunto con la misma sonrisa mientras que yo tomaba un sorbo de mi trago.

            Lo miré fijamente y tuve que entre cerrar los ojos gracias a mi pobre vista. Entonces lo reconocí. -¿Andy?

            -¡Sí!- dijo emocionado y se levantó a abrazarme.

            Andy, o más bien Andrew Hozier-Byrne, había sido mi mejor amigo durante muchos años. Crecimos juntos y los mejores años de mi vida los pase con él. Todo cambio cuando entramos a la preparatoria. Yo entre al equipo de porristas y me ocupé con tareas y diferentes actividades, mientras que Andrew hasta donde yo se volvió un retraído. En esos años se volvió invisible y aun así lo recuerdo vívidamente caminando por los pasillos siempre acompañado de su guitarra.

            -¡Andrew! ¡Hace mucho que no te veo!- dije levantándome yo también. Me tomo con fuerza y me apretó contra su pecho. Esta acción me tomo de sorpresa he hizo que me riera con nervios.

            Después de nuestro pequeño reencuentro me soltó y nos volvimos a sentar. Era un alivio que no era un extraño intentando secuestrarme y a la vez esto solo me traía más nervios de los que ya tenía.

            -¡Woah!- dije admirada analizando bien su apariencia -¡Como has cambiado!

            -¿Tú crees?- me miro escondiéndose entre su cabello.

            -¡Por supuesto! La última vez que te vi no eras más alto que yo y él tu cabello eran unos chinos incontrolables.- dije recordando al pequeño Andy que odiaba cepillarse el cabello.

            Se rio. – ¡Tú también has cambiado mucho! Aunque sigues teniendo esa bella sonrisa.

            No puedo negar que me sonroje un poco. No estaba acostumbrado a este Andy. El solía ser muy callado y de niños me susurraba en el oído lo que quería decir para que lo hiciera por él. Y ahora se presenta ante personas con su hermosa canción y una voz que no sabía que tenía.

            -Muchas gracias- dije entre risas. Con cualquier otra persona allí lo hubiera dejado, pero con Andrew era diferente. Había mil cosas que le quería contar, pero mejor aún quería saber más de él. –Y… ¿tocas aquí seguido?

            -Solo cuando el dueño me deja- dijo y guiño el ojo a lo cual me quede muda. No sabía lo que se refería.

            -¿Son amigos?- pregunte. Se soltó a carcajadas, la cuales no me di cuenta de que extrañaba hasta ese momento.

            -Yo soy el dueño- Al escuchar eso se me cayó la boca de la sorpresa.

            -¡¿Tú?! ¡¿El dueño de este lugar?!-dije asombrada a lo que él solo asintió con una sonrisa. -¡¿Cómo?!

            -Pues, entre un amigo y yo creamos esta visión y entre los dos lo construimos. Él se encarga de la comida y yo del espectáculo y la gente. Esta cool ¿No?

            -Si. Está bonito él lugar y tienen buen ambiente- Ahora que sabía que el lugar era de él, era obvio que calificación le podría. –Me sorprende la verdad. Nunca te imagine que tuvieras un restaurante o que cantaras así.

            -Pues a mí no me sorprende que tú te hayas vuelto la gran empresaria que eres.

            -Gracias- dije y le sonríe amablemente.

            -Por cierto, ¿Cómo te va en ese negocio?- me pregunto curioso.

            -Pues…-dije algo pensativa. Había ido a ese lugar con la intención de no pensar en la horrible oficina en la que me encuentro atrapada. –La verdad que estoy considerando dejarla- dije y me recargué en mi mano algo abrumada. –Pero paga bien así que…

            Andrew tomo mi mano gentil mente y lo mire a los ojos. –Hey, si no es para lo que fuiste hecha entonces no importa cuánto pague nunca te va a hacer feliz.

            -Y que se supone que haga, ¿Seguir mi corazón?- dije sarcástica. Él no respondió, pero podía ver una pequeña sonrisa en su rostro.

            -¿Quién crees que fue la que me lo enseño?- me dijo con esos ojitos llenos de ilusión como cuando éramos niños.

            Yo siempre he sabido que Andrew era un soñador. Lo notabas en la forma que miraba hacia el cielo imaginando todo lo que esta después de él. Yo soy todo lo contrario. Tengo mis pies firmemente en la Tierra y sé que todo lo que se quiero se obtiene con esfuerzo. A lo mejor por eso terminamos en donde estamos.

            -Espero que no suene mal, pero lo de seguir mi corazón nunca me sirvió- dije algo derrotada, esperando que sus ideas de mí no se desvanecieran.

            -Claro que te funcionara, solo que tú piensas con lógica y no con tus sentimientos.

            Esta vez no pude evitar soltar una risita. –Desde cuando ha servido da algo.

            -A mí me sirve- dijo aun sonriendo como si no estuviera insultando todos sus ideales. –Aunque no los utilizo en la manera que tú piensas.

            -Entonces, ¿Cómo le haces?- dije terminado mi bebida y pidiendo otra enseguida.

            -No tomo mis decisiones basadas solamente en lo que siento, pero si lo considero un factor importante. Y como puedes ver…- dijo y me señalo levemente hacia nuestro alrededor donde podía ver la maravilla de lugar que tenía. –Me ha ido bien- dijo y me aventó una sonrisa presumida.

            -Me doy cuenta- Le sonreí orgullosa de lo lejos que había llegado.

            -Aunque hay una excepción-dijo volviendo a voltearse hacia la mesa. –En mis canciones yo solo dejo que mis sentimientos fluyan.

            -¿Escribes?- pregunte inmediatamente, ya que en todos mis años de conocer a Andy nunca supe que escribiera. Ahora me preguntaba porque nunca me mostro nada de lo que hizo. Ni siquiera una sola melodía…Y eso que éramos mejores amigos.

            -Sí…-dijo algo nervioso y se quitó el cabello de la cara. –Comencé en la secundaria y desde entonces no pare. No había otra cosa que pudiera hacer. Solo llevaba mi guitarra a clases y tocaba entre recesos.

-¿En qué te inspiras?

Se río algo avergonzado. –Pues…en historias, el estado del mundo, experiencias personales…Ya sabes, lo típico, pero…- dijo y miro a otro lado algo sonrojado. –Me da algo de pena decirlo.

-No pasa nada, Andrew.-dije riendo. Allí estaba el pequeño Andy que yo conocí. El que se ponía esa exacta mirada cunado nos ponían a bailar en la primaria. –Soy yo. Sabes que puedes decirle lo que sea

-Es que…-dijo y mordió su labio nervioso como lo solía hacer. –Algunas son sobre ti- dijo en el mismo momento que nuestros ojos se encontraron. Sentí como el color sobresaturaba mi cara en unos pocos segundos y él se río. Me quede un poco callada en el momento, no sabiéndole como decir que estaba alagada. –En específico la que escuchas…-dijo el continuando la conversación. –Habla de la forma en la que eras incandescente y todos te admiraban.

-Wo-oah- por fin pude decir.-La verdad no esperaba que me dijeras todo eso.- dije sintiendo como mi cara recuperaba su coloración natural, hasta que un pensamiento paso por mi mente. –Espera…Andrew… ¿Me estas queriendo decir que en la prepa yo te gustaba?

-Supongo, que algo así-dijo jugando con sus manos. –Puede que aún- susurro y tomo otro trago de su bebida.

-No tenía idea…-No me sentía incomoda, solo no sabía que pensar. Por años compartimos risas, lágrimas y recuerdos. Nunca en mi vida me pude imaginar lo que Andrew sentía por mí y que yo siguiera en su mente después de tantos años.

Respire profundo y tome un trago a mi bebida. –Pues la verdad que tu si has cambiado para bien Andy.

-De hecho, la gente ahora me llama Hozier.

-Te has vuelto muy cool como para que te llame Andy, ¿uh?- dije y tome otro sorbo.

-Se podría decir que sí.

-Pues pondrás tener el cabello más largo y haber crecido unos metros, pero para mí siempre serás Andy- dije y le sonreí. Al voltearlo a ver, vi como la luz hacia su piel brillar, como entre la selva que era su cabello aún se podían ver esos hermosos ojos verdes frío que tiene.

Ese momento me devolvió a mi infancia donde pasábamos los días jugando en el jardín. A los años de la secundaria donde le pusieron frenos y a mí gafas. Esos recuerdos me llovían en la mente, mientras que del bachillerato no había más que un instante en particular.

Una tarde en mi práctica de porristas yo estaba en la sima de la torre. Lo hermoso de estar allí es la vista. Vez a todos desde arriba y logras ver hasta el último asiento de las butacas. Puede ser que estaba distraída con la belleza, pero sentí como perdía mí balance y la torre entera lo hizo, por lo que caí desde la cima. Una vez que caí al suelo vi como Andrew corrió por todo el campo hacia mí. Cuando llego conmigo logre explicarle mi horrible dolor en el tobillo. Sin decir más me cargo y me llevo corriendo a la enfermería. Una vez allí me espero y me llevo a mi casa.

Esa fue la última vez que le hablé y en eso caí en cuenta. Cada vez que yo necesite ayuda Andrew estaba allí. Siempre llegaba sin avisar y nadie nunca lo llamaba, pero él siempre llegaba.

Nunca supe la razón, pero era obvio que había una conexión con él. No era capaz de darme cuenta en esos momentos, pero ahora todo tiene sentido. Mi corazón me lo había dicho y siempre lo había ignorado. A lo mejor la razón por la que no era feliz es porque nunca le hice caso. Porque nunca lo intente con Andrew y en ese momento me pregunte… ¿Sera muy tarde para intentarlo?

-Sobre lo que dijiste antes…

-¿Qué cosa?- pregunto terminado su bebida.

-Lo de gustarte cuando éramos adolescentes- sonreí con nervios. –Creo que tú también me gustaste y no me di cuenta.

 -Sabes, lo mismo pensaba yo- dijo en broma y no pude evitar reírme -Aunque yo ya sabía que no tenía oportunidad con la líder de las porristas.

-Han pasado diez años de eso y aun creo que tienes oportunidad- dije y le sonreí.

-¿Segura?- me pregunto algo escéptico.

Asentí y le regalé una sonrisa.

El resto de la noche se nos pasó rápido mientras traíamos a la luz diferentes anécdotas de nuestro pasado, incluso algunas fotos que aun conservábamos. Me platico de su lado de la historia y cómo fue que poco a poco se dio cuenta de lo que sentía y como lo inspire a él y a su música.

Me devolví a esos momentos y estaba fascinada con la idea de formar nuevos recuerdos. Empezando por esa noche, la cual ha sido la que he disfrutado más en años. 

Está de más decir que los tragos siguieron viendo y para el final de la noche creo que ambos un poquito pasados de copas. Mientras cerraban el lugar yo buscaba las llaves de mi auto en mi bolso.

-Ni lo pienses- me dijo el sacando mi muñeca de mi bolsa. –No vas a conducir así.

-Por favor, he estado peor- dije rodeando mis ojos.

-No, es peligroso- siguió regañándome. –Mejor quédate conmigo. Vivo cerca.

-Irme a la casa de un hombre después de beber toda la noche. Una gran idea- el alcohol hacia más evidente el sarcasmo en mi voz.

Él se rio. –Sabes que yo nunca haría nada- dijo sonriente.

-Sale, pues. Vamos a tu casa solo porque es tarde y no quiero conducir en estos zapatos- dije y apunté a mis tacones que me llevaban matando toda la noche.

-¿Quieres que te cargue? ¿Cómo en los viejos tiempo?- me pregunto riéndose.

-Aun puedo caminar. Gracias- dije y me levanté de mi asiento.

Insistí en pagar, pero se negó. Dijo que el invitaba y que además la caja ya había cerrado. Lo deje ganar, por el simple hecho que ya nos teníamos que ir.

Te podrás imaginar a donde fue esta historia. Al final cedí y me llevó cargando hasta su apartamento, donde platicamos un par de horas más. Poco a poco las conversaciones se volvieron más serias y las preguntas más íntimas. Súmanle una botella más y así termine a la mañana siguiente entre sus sabanas.

Mi dolor de cabeza no me dejaba recordar la noche anterior y por un minuto no sabía ni en cama de quien estaba. Pero fue cuando vi sus pies saliendo de las cobijas que todo se me vino a la mente. Escanee el colchón para encontrar a Andrew con su pelo despeinado acostado enseguida de mí.

Antes de que pudiera acomodarme apreciar el momento, escuche mi teléfono vibrando en el tocador. Me levanté rápidamente por él y al desbloquear la pantalla vi las decenas de llamadas y mensajes que tenía. Todos de la misma persona.

No tuve tiempo de abrir los mensajes cuando su nombre apareció en pantalla.

Llamada de <3Sam<3

-Mierda- murmure. Me había olvidado totalmente de mi prometido. Rapiditamente tomé mi ropa y me vestí. Junte todas mis cosas y las puse en mi bolsa y revise una segunda vez para asegurarme que nada se me olvidara.

Antes de salir por la puerta mire al cuerpo de Andrew aun somnoliento y perdido en el sueño. Una gran culpa me consumía por dentro por dejarlo solo después de todo lo que él había hecho por mí. Aun así, lo más que pude fue dejarle una nota.

Querido Andy:

Lamento tener que irme tan repentinamente, pero él seguir mí corazón no
 funciona para mí. Ya tengo una vida que me ha costado mucho alcanzar y
que debo de mantener cueste lo que me cueste.

Fue una noche hermosa y la verdad que te lo agradezco mucho. Lo siento
por no decir adiós, pero tengo prisa.

PD: Ojalá esto cubra lo que ambos bebimos.

Deje unos trecientos dólares encima de la nota y coloque ambos en su tocador. Sin más que hacer, salí del departamento descalza y bajé las escaleras rápidamente antes de que me arrepintiera. La verdad es que eso no sirvió de nada porque cada vez que su voz vuelve a mi mente, me arrepiento.

Chapter 2: Money on my Mind

Notes:

¡Feliz Cumpleaños Hozier!

Podre saberme todas tus canciones, pero nunca me aprenderé su cumpleaños ;3 y así es con todas las celebridades que sigo Jajajaja.

Pero de igual manera se me hizo perfecto publicar este capitulo al menos esta semana en su honor Jijiji.

Espero que les guste uwu

Chapter Text

Esa misma mañana intente escabullirme a mi departamento, pero en cuanto entre estaba Sam sentado en el sillón. Se levantó en un instante y en un parpadeo ya estaba conmigo en la entrada ocupando todo mi espacio personal.

            -¡¿Dónde estabas?!- pregunto con tonó de preocupación en su voz. – ¡Te llamé toda la noche!

            -Estaba…-intente explicarme, pero antes de eso me atrapo entre sus sofocantes abrazos.

            -¡No vuelvas a hacerme eso! ¡Me tuviste muy preocupado!

            -¡No exageres! ¡Estoy bien!

            -¡No exagero!- me reclamó. -¿Sabes lo inquietante que es que no vuelvas?

            -Lo sabría si alguna vez salieras- le respondí fríamente. La verdad que me dolía mucho la cabeza como para lidiar con él.

            -Amor…- dijo volviendo a su tonó dulce con el que siempre intenta chantajearme. Ojalá algún día se dé cuenta de que no funciona. –Tengo derecho a preocuparme...eres mí-

            -Prometida. Ya lo sé, Sam.- dije sin pensar y esperando que no se lo tomara tan en serio como lo solía hacer.

            -Bueno, ya me quedo claro que no estas de humor. -dijo algo seco. Al menos esa respuesta era mejor de lo que me esperaba. – Aun así dime… ¿Dónde chingados estabas?- Y aquí venia la clásica interrogación.

            ¿Sera muy descardo que les pida que por favor confíen en sus parejas? No todas son como yo.

            -Fui a un bar lejos con una amiga- mentí desvergonzadamente. –Nos pasamos de tragos y nos quedamos hasta que el bar cerró. Ella vive cerca así que allí pase la noche.

            -¿Qué amiga?- me pregunto escaneando cada movimiento corporal que hacía.

            -Millie- invente el nombre.

            Aquel momento se llenó de un silencio incómodo. El me vigilaba como un águila y yo intentaba no mostrar ningún tipo de reacción que pudiera detonar una pelea.

            -Está bien- dijo y al fin sonrío. –Te creo, amor. Sé que siempre puedo confiar en ti.- dijo y se acercó a abrazarme. Y aun con sus brazos asfixiándome, al fin pude respirar un poco tranquila.

            Si pudiera describir a Sam con una sola palabra diría que el un malvavisco. Blanco, blando y demasiado empalagoso. No me mal entiendas, si es lindo y buena persona, pero para mí no es más que una linda amistad. Y en aquellos momentos no terminaba de procesar que me iba a casar con él.

            El mundo de los negocios no es como te lo imaginas. No es fácil, no es glamoroso y no es bonito. Para llegar a donde estoy se necesita más que estudios y esfuerzos. Se necesita ambición, sacrificio y estar dispuesto a ensuciarte las manos si es necesario. Lo que te imagines lo he hecho. He mentido, he adulado y me he acostado con quien ocupé. Todo esto para llegar a donde estoy. Y ahora me casaré.

            La verdad que mi boda no es más que una farsa. Verás, Sam es el hijo de mi jefe, el señor Gerald Smith, el dueño de la compañía. Yo soy su segunda al mandó y desde hace mucho tiempo que quiero asegurar mi lugar en esa compañía. Siendo la única mujer, basta con una mala mirada a unos de mis compañeros para meterme en problemas. Mi trabajo estaba siempre en peligro, pero en cuanto conocí a Sam encontré mi solución.

            El comenzar una relación con él fue la mejor decisión laboral que hice. Me dejo acercarme a jefe y ganar una inmunidad total. Desde entonces me va de maravilla en la oficina. Además, en cuanto nos comprometimos Gerald me prometió la compañía cuando se jubilara. Con esa decisión te puedes imaginar que tanto sabe Sam de economía y administración.

            Una sonrisa se pintaba en mis labios cada vez que pensaba que al fin lo había logrado. Me encontraba en un trono como futura heredera y lo único que faltaba para que todo eso fuera mío era firmar aquel contrato disfrazada de blanco.

            Un par de semanas después nos encontrábamos en el supermercado, comprando provisiones para alimentar nuestra insaciable gula. En realidad, a Sam le gusta bastante cocinar y a mí solo comer. Era la dinámica perfecta si me lo preguntas a mí.

            -Ya casi tenemos todo, amor- dijo Sam por detrás de mí mientras checaba la lista. – Solo nos falta la pasta

            Empujaba el carrito con fatiga y debilidad. Te puedes imaginar mi molestia corporal en una noche de compras después de todo un día en la oficina, pero como siempre Sam había insistido. Aun así, el lentamente empujar el carro era mucho mejor que andar dando vueltas buscando los artículos específicos que él siempre quería.

            -Hay que apresurarnos- dije en un suspiro mientras avanzaba con el carrito casi en un trance. –Que me muero de sueño- dije bostezando y mis ojos cerrándose.

            Entre mis pasos sentí un golpe contra otro carrito. –Discúlpeme…- dije al fin abriendo mis ojos solo para encontrar a un familiar juego de huesos -¡Andrew!- mi voz se agudizo con sorpresa.

            Solo pude ver como su expresión se transformaba en una sonrisa, la cual no sabía distinguir si era de cortesía o genuina. –Pero que sorpresa encontrarte aquí.

            -¿Se conocen?- pregunto Sam trayendo aún más incomodidad a la situación.

            -¡Ah! Es cierto- dije volviendo a la Tierra después de procesar que el en realidad estaba allí.

            Veras mi último encuentro con Andy, aunque fue divertido, debe quedarse como un amorío fugaz, lo cual nunca le explique. Solo me fui de su casa sin decir nada mientras él dormía. La verdad no pensé que me lo volviera a encontrar ya que no contemplaba poner otro pie en su bar. Pero ahora se encontraba enfrente de mí y debía disimular como que nada había pasado. 

Sentía mis cachetes arder mientras escondía mi cara. –Sam, él es Andrew. Fue mi amigo y vecino por muchos años. Y Andrew él es Sam…mi prometido.

-¡¿Prometido?!- dijo Andy sorprendido. –Nunca me contaste de el- dijo sonriendo apretadamente. Pude asumir que ahora si estaba molesto.

-Me lo esperaba- rio Sam. –Suele ser muy reservada- el extendió la mano. –Un gusto en conocerte

Andrew le devolvió la mano con gusto. No parecía tener un problema con él, pero era obvio. Ambos eran las víctimas y yo el criminal.

-Sam, puedes ir por un litro de nieve, por favor- inventé una excusa y antes de que el me dijera que ya teníamos en la casa respondí. –Por favor…nos hace falta de chocolate.

-De acuerdo- dijo rindiéndose a mis “antojos”-Ahora vuelo- y con eso Sam se despidió de la escena.

-Con que prometido ¿no?- dijo Andy. No me tome el tiempo para procesar su tonó, el cual era amistoso.

En cambio deje que todo mi estrés callera en mis palabras -¡¿Pero qué chingados haces aquí?!

-¡Woah! ¡Calmada!- respondió indignado. –Vine por provisiones para el restaurante- aclaro y en ese momento me moleste en ver su carrito para darme cuenta de que estaba lleno hasta el tope de comida. –En este lugar tenemos descuento de frecuencia.

Oh. Pensé para mí misma. Como dije, tenía mucho estrés de la oficina.

-¿Qué creías? ¿Qué te estaba acosando o algo?- sus brazos se cruzaron mientras en mi mente solo podía en la vergüenza que sentía.

Por supuesto que él no me estaba siguiendo y me sentía tan avergonzada de mi forma de pensar. De mi forma de ser. Sin embargo, no pude sacar ni una palabra.

-Yo soy el que debería estar enojado- siguió hablando. –Pero no lo estoy. La verdad que no me esperaba que estuvieras con el- su tono de voz se volvía más suave abandonando el enojo. –Se ve que es buena persona…

Solté un suspiro y en medio de eso dije: -Lo es…

 -Pero…

-¿Pero qué?

-Por la forma en la que respondiste debe de haber un “pero”

-No hay ningún “pero”- le asegure forzando una sonrisa.

-¿Segura? Porque yo veo varios peros- dijo mientras me regalaba una sonrisa empática. -Sabes que me puedes contar lo que sea ¿no?

-Claro que sí, Andy- respondí sin pensarlo. –Pero no hay nada que no sepas. Sam y yo somos felices y nos vamos a casar y ser aún más felices.

-Entonces…- me miro a los ojos y podía sentir ese par de perlas verdes viendo a través de mis como si fuera de vidrio. -¿Por qué fuiste al bar aquella noche?

Recuerdo esa noche como si hubiera sido ayer. La primera vez que lo volví a ver en ese escenario observado por absolutamente todos. Como es que su voz me hipnotizo y me hizo pensar que era otra persona. Los tragos y las risas que tuvimos. Las anécdotas, los recuerdos y las confesiones que salieron a la luz. Como una cosa llevo a la otra. Como sin darme cuenta ya estaba sumergida en él. En todo su cuerpo. Como creí que era el cielo en la Tierra. Y el cómo al despertar a la mañana siguiente me levante como si no hubiera sido nada. Llegué a mi auto lo encendí y en mi camino culpé al alcohol. El “pero” es que él y yo sabemos que no lo fue.

-Yo-o…- no sabía que responder. La verdad era demasiado fuerte para poder admitirla.

No me quería casar con Sam. Lo estaba usando y me daba lástima que el pobre no se diera cuenta. Odiaba mi trabajo y en especial a mi oficina. Aun así, cuando volteo a ver mi vida y el largo camino no estoy segura de que hice las decisiones correctas. Sí, soy exitosa, extremadamente si me permites decirlo, pero en ese momento frente a Andy en la hilera de un supermercado, me estaba dando una epifanía. Yo no era feliz.

Cerré los ojos y fruncí el ceño. Por más que quisiera a Andy él no era nadie para opinar de mi vida. –Escucha- dije frotando mi frente para tranquilizarme. –No creo que estés en derecho de-

-¡Aquí está tu helado, mi amor!- Sam dijo sonrientemente mientras se aparecía detrás de mí. Rápidamente capto la tensión que había entre nosotros. -¿Pasa algo aquí?

Andrew trajo su vieja risa falsa para disimular, la cual siempre me pareció bastante real. –Nada de nada Sam. Tu novia solo sigue enojada por cosas que pasaron hace diez años.

-Pues si hubieras dicho la verdad a tu madre a lo mejor a mí no me hubieran castigado- invente para seguirle el rollo a su mentira.

-No te digo, Sam- y rodeo los ojos con una sonrisa. –Sabes si quieres arreglar estos viejos pleitos los invito a mi bar- dijo fingiendo entusiasmo.

-¿Tienes un bar?- Sam pregunto inocentemente.

-Sip- no había forma de fingir aquel orgullo que reflejaba su sonrisa. –Se llama Wasteland. ¿No han escuchado de él?

-Yo no soy mucho de beber, pero esta de aquí- respondió Sam y me abrazo por el lado y me sacudió juguetonamente. –Le encanta ir a lugares así.

-No te conocía así- Andrew respondió escondiendo una risita juguetona. -¿Nunca has escuchado de mi lugar?

-La verdad que no- respondí tan falsamente que pensé que Sam se daría cuenta. -¿Es nuevo?

-Lleva algunos años, pero recientemente se popularizo.

-Así, ¿Y a qué crees que se deba?

-Oh, es que hay un muchacho que toca todas las noches. Dicen que tiene una voz increíble y unas canciones muy bonitas, pero a mí me parece mediocre.

Solté una risita. ¿Mediocre? ¿Él? Aun siendo modestos él canta como un ángel.

-Pues…nos encantaría ir a visitarte algún día- dijo Sam y me abrazo por la cintura. –Hace mucho que no salimos, amor.

            Los dulces chantajes de Sam nunca hacían nada más que molestarme. Él siempre ha podido hacer lo que él quiera, de todas maneras, siempre insistía en conseguir mi permiso o aprobación.

            Aun así, lo considere por un momento. –En eso tienes razón, Sammy.- le llamé por viejo apodo el cual no mencionaba desde nuestra primera cita. -¿Qué días estas Andrew?

            -Para ustedes, todos los días y a todas horas - dijo y me guiño el ojo.

            -Ya veré si nos hacemos el tiempo para ir. De todas maneras, fue un gusto verte, Andrew- le sonríe y antes de que pudiera decir otra cosa avance con mi carrito.

            Escuche a Sam despedirse detrás de mí para luego seguirme.

            -Nos vemos allá- grito Andy mientras nos íbamos y en su voz podía escuchar el cómo se había divertido molestándome.

            El resto del camino a casa me quede callada pensando en todo lo que había pasado. En todo lo que él había dicho e implicado aquella noche. ¿Acaso él tenía razón? Si eso era cierto entonces había desperdiciado toda mi vida. El solo pensarlo me llenaba de miedo, por lo que procure empujar todos esos pensamientos a la parte de atrás de mi cabeza esperando que no me mantuvieran despierta en la noche.

Notes:

Holi :3 ¿Que les parecio? Espero que les allá gustado tanto como a mí escribirlo. Les juro que esta historia fue super divertida de hacer Jajajaja.

Aun así creo que este capitulo es mejor si escuchas Sunlight en repeat, para que realmente se ambienten, por lo que les dejo la canción original, el live version y les dejo un cover que encontré que me ayudo a escribir este capitulo.

Bye y gracias por leer :3

Cover: https://www.youtube.com/watch?v=eZp0Rl78xj0
Live: https://www.youtube.com/watch?v=63Ibq_YPhYE
Origial: https://www.youtube.com/watch?v=PELeEo33JXs