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Nightmare X Reset

Summary:

JUST READ IT, I SWEAR I WROTE THIS FIC WITH LOVE
JUST USE THE TRANSLATOR, I BEG YOUUUUU, MY ENGLISH SKILLS ARE NOT THAT GOOD FOR WRITE THIS FAN FIC IN ENGLISH

 

Las cosas ya eran bastante difíciles para Sora, antes de que el mundo cayera en un abismo oscuro.

¿Como un Omega podía sobrevivir en un mundo como este?

Sora tenia a Ventus, su más preciado compañero y pareja. Pero su protección no seria suficiente, esa burbuja que lo mantenía alejado de la realidad pronto se rompería. Tarde o temprano Sora debía enterarse de la cruda realidad.

 

Es un historia ambientada en un mundo apocalíptico Zombie con contenido Omegaverse.

Notes:

Mi primer Fic en AO3 :) Ya no solo seré un lector. Perdón las faltas ortográficas

(See the end of the work for more notes.)

Chapter Text

"Nunca creí en las historias de fantasía, naves espaciales, sirenas, otros mundos... esas historias donde las hadas volaban y repartían polvo mágico.
Soy una persona sencilla con pensamiento de cualquier joven de mi edad, con sueños simples y prometedores, o eso era lo que me imaginaba.

-¡Sora!-


Creía  que viviría una vida normal y aburrida, dejado llevar por la influencias sociales que me tendrían prisionero. Era un Omega, una persona de la baja sociedad. Tuve la suerte de tener buenos padres, me criaron con la mejor educación que me podían dar, con principios, con amor... las pruebas que se me presentaron al principio de mi adolescencia me enseñaron que ser un omega era una clase de maldición. Una prisión que mantendría mi vida atada a un hilo invisible e irrompible con quien fuera mi pareja destinada. Creí que mi destino ya había sido decidido a la hora de conocer a un Alfa llamado Ventus.

¿Mi pareja destinada?

No fui obligado a estar con él, nos conocimos como cualquier pareja normal, salimos, nos conocimos y nos enamoramos. Mis padres nunca se negaron a nuestra relación, al contrario, tuvimos el apoyo de ambas familias y eso nos facilitó bastante las cosas.

-¡Sora...!-

Creía  que mi destino ya había sido escrito, me casaría, tendría hijos, un hogar, y así seria hasta que fuera un anciano esperando la muerte después de vivir correctamente.

Pero estaba equivocado...

Nunca me imaginé que mi vida daría un giro radical en tan solo unos minutos. Todo fue tan rápido. Si lo dijera tan a la ligera era difícil de creer. Tenia tan solo 15 años cuando todo esto inició. El mundo había caído a un abismo infinito y los humanos estaban condenados a extinguirse...."


-¡Sora!- Gritó Ventus intentando bloquear la puerta de la tienda de mascotas donde estaban atrapados.

-¡¿Q-Que esta pasando?!

Sora estaba detrás de un mostrador completamente aterrado, cubriendo sus oídos con ambas manos. Esto no podía ser verdad, era un sueño horrible del cual estaba desesperado por despertar. Los ladridos de un perro a su lado era lo único que se lograba escuchar entre todo el ruido y alboroto que ocurría en las calles.

-¡Sora!- Volvió a gritar el Rubio. -¡Necesito que me ayudes!

Sora levantó la mirada entre lágrimas y se encontró con los ojos azules de Ventus. Estaba sudando y su mandíbula apretaba con fuerza, intentando a toda costa mantener la puerta cerrada.

-¡S-Sora!- volvió a gritar.

El moreno se levantó apresuradamente y le entregó un garrote de hierro al rubio, logrando bloquear la puerta de metal. No era suficiente, Ventus sabia que era cuestión de tiempo para que la puerta cediera y dejara entrar a esas cosas que alguna vez fueron humanos.

Sora empujó una repisa metálica hacia la puerta y con la ayuda de Ventus lograron tapar la entrada principal. Ambos respiraban agitados y sus manos temblorosas sujetaban con fuerza sus "armas" improvisadas.

-¿Que... Que aremos, Ven?- Pregunto el moreno, mirando como la puerta era empujada con fuerza.

-No lo se... -Respondió. -Pero tranquilo, no dejaré que nada malo te ocurra ¿Esta bien?

Ventus se acercó a Sora y tomó sus mejillas con ambas manos para que sus miradas se encontraran. Ventus limpio las lágrimas del mas joven con la tela de su manga y aprovechó de limpiar la sangre que cubría su frente y nariz, estaba aliviado de que esa sangre no fuera de Sora.

-Vamos, debemos buscar otra salida. Esa puerta no resistirá por mucho tiempo. -Dijo Ventus con preocupación, Sora solo asintió con la cabeza.

Metieron lo que pudieron dentro de unas mochilas, cargaron al perro Negro que los acompañaba con unas cuantas provisiones y se prepararon para escapar por el techo de la pequeña tienda.

Desde esa altura podían ver el caos ocasionado en las calles. La gente huyendo, militares disparando a quemarropa, autos colisionando y ... humanos atacando a otros humanos.
Sora solo desvío la mirada. No quería ver el baño de sangre que estaba bajo sus pies, era casi como ver una película de terror en vivo y si no fuera por la sangre derramada en su ropa o que su propio vecino intentó atacarlo anteriormente juraría que estaba viviendo una mala actuación de algún comercial.

Pero no. Todo esto era bastante real. Estaban huyendo para salvar sus vidas y las cosas estaban lejos de calmarse.
Sora tomó la mano de Ventus con fuerza he intentó pensar en otra cosa mientras avanzaban entre los tejados de los departamentos. Deseaba ignorar los gritos, las explosiones, los disparos. Todo era un caos. Pero sora estaba agradecido de una cosa, su mano cálida y fuertemente agarrada le recordaba que no estaba solo. A pesar de la situación y el miedo, podía sentirse agradecido.

Chapter 2: ¿Noticia esperada?

Chapter Text

24 de Abril. 14:30 PM  dos años después.

Ya era tercera vez que Sora miraba al exterior, un pequeño agujero en las tablas de madera que cubrían la ventana. Se veía nervioso, caminando de un lado al otro como un león enjaulado. No era primera vez, de hecho, ya era una rutina diaria que odiaba repetir.

Estaba preocupado, Ventus salía diariamente por provisiones y acostumbraba a llegar siempre al medio día. Sora miro nuevamente el reloj digital de la pared.

16:48  PM .

Sus ojos azules nuevamente puestos en la ventana. Era cosa de ver por unos segundos el exterior para saber lo que le causaba tanto temor la tardanza del rubio.
Justo abajo, en las calles que rodeaban el departamento, se encontraban esos seres que Sora llamaba "Caminantes". Alguna vez fueron humanos normales, viviendo sus vidas en la gran ciudad. Pero... Por algún motivo, las cosas se vinieron abajo en cosa de días.
Sora no podía recordar con claridad lo que había pasado, solo habían pasado 2 años desde que todo esto se inició, pero ya parecía que fuera desde toda su vida. Estaba tan acostumbrados a vivir con miedo... incluso desde antes de que todo esto iniciará.

-¿Por que aun no llega? -Susurró con angustia. -El dijo que estaría aquí a las 12:00.

Lo único que obtuvo como respuesta fue un bostezo de su única compañía en casa cuando Ventus no estaba. Su pastor alemán negro. El animal era sumamente arisco con todo el mundo, pero Sora le tenia mucho cariño.

-Vamos Vanitas, dime algo.

El perro abrió sus ojos dorados un par de segundos y nuevamente los cerró, girando su cabeza en dirección contraria e ignorando por completo a su dueño. Sora solo sonrió, estaba tan acostumbrado al comportamiento del animal que no se hacia problema, su compañía era mas que suficiente para no sentirse tan solo en la oscuridad del departamento. Solo iluminado con un par de velas y los ligeros rayos de Sol que pasaba entre los tablones de madera.

¿Cuando fue la ultima vez que había estado en el exterior? Quizás más de un año, tampoco lo recordaba bien. Ventus no dejaba que saliera o que lo acompañara en busca de comida.  El rubio había hecho una fortaleza en su departamento. Tenían una bodega con comida de emergencia y en la azotea unos cuantos baldes para recoger el agua de lluvia. El  departamento estaba completamente deshabitado, para ser de 5 pisos y estar en el último, Sora no perdió las esperanzas de encontrar a uno de sus vecinos con vida. Cosa que nunca ocurrió. Sora era sociable y le gustaba hablar de lo que fuera, la soledad era abrumadora, su única compañía era Ventus y su perro. Pero las cosas con el rubio habían estado algo distanciadas, pasaba casi todo el día fuera de casa en busca de suministros y cada vez que Sora se ofrecía para acompañarlo ventus se negaba rotundamente.

"Prefiero que te quedes aquí. Así no tengo miedo de perderte"

Era lo que siempre decía Ventus. Cosa que al moreno no le parecía bien, quería ser útil, no solo quedarse en casa y mirar por la ventana como un montón de Zombies caminaban sin rumbo. Pero por mas que insistiera, su respuesta siempre era la misma. Solo le quedaba esperar, esperar y rogar de que llegar a salvo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el jadeo de Vanitas, levanto su cabeza y movió sus orejas con atención. Sora se apresuró a quitar el seguro de la puerta antes de que Ventus pudiera tocar el timbre. 

-¡Oh! Estas atento. -Dijo Ventus con una sonrisa, entrando al departamento con algunos patos salvajes  capturadas en su hombro. -Traje la cena.

-¿Que fue lo que ocurrió? Estaba preocupado.

-Lo siento, lo siento. El atajo que tomaba siempre estaba infestado de caminantes. Tuve que tomar una ruta alternativa.

Los labios de Sora se apretaron y en su mirada se podía notar la preocupación. Cosa que Ventus notó, acercándose al moreno y dándole un pequeño beso en los labios.

-Tranquilo, ya estoy aquí. Estoy bien.

-¿Seguro?- Dijo Sora, aun con angustia.

Sora se apresuró a revisar cada rasguño o herida que pudiera tener, sacó una botella de alcohol y comenzó con la búsqueda de alguna herida seria. Ventus simplemente se dejó, ya era habitual la extrema preocupación del moreno y por mas que le dijera que estaba bien Sora no le haría caso y lo revisaría hasta el último rincón de su cuerpo.

Solo bastaron unos minutos hasta que Sora suspiro satisfecho, Ventus estaba bien y los pequeños rasguños que tenia no eran un problema.

-Ya tengo la cena lista, hice frijoles con arroz.

Ventus asintió con la cabeza, dirigiéndose al baño para colgar los patos en el fierro de la cortina. Esperaría después de la cena para prepararlos, con esto ya tenían comida para una semana sin necesidad de sacar provisiones de la bodega.

-¿Pudiste encontrar lo que te pedí?- Pregunto Sora tímidamente desde la puerta del baño detrás de Ventus.

-Por su puesto. Es la otra razón por la que tardé en llegar. -Ventus sacó de su bolsillo una pequeña bolsa con una caja en su interior.- No creo que sea necesario, pero si esto te saca de la duda me parece bien.

Sora hizo un puchero algo enojado y le quitó la bolsa con brusquedad, sacándole la lengua. Le daba algo de vergüenza hablar del tema con Ventus y no se sentía preparado para saber la verdad. Por lo que esperaría cuando el rubio no estuviera en casa.

-Vamos a comer. También traje unas latas de carne para Vanitas. Estoy seguro que le quitará ese mal genio que tiene. 

-Espero que tengas razón. La última vez que trajiste algo para él termine botandola a la basura.

Sora sacó las latas de carne para perro, y casi de forma inmediata Vanitas se levantó y movió su cola con alegría.

-Al parecer acertaste esta vez. -Dijo Sora con una sonrisa, abriendo la lata con una navaja y sirviéndole la porción de carne a su peludo compañero.

Vanitas no se vio muy contento al principio, olió la fuente y de un bocado se trago casi la mitad. El movimiento de su cola dejo claro que le había gustado.

-Esta vez acerté.- Dijo ventus triunfante, sentándose en la mesa junto a sora.

-Definitivamente el de verduras que trajiste la semana pasada no fue de su agrado. -Sora sirvió un plato de comida para cada uno.

-Me lo tiró en la cara...

-Pues ya sabes, el de carne le gustó. Sabes lo caprichoso que es.

Ambos rieron y comenzaron a comer. No era lo más delicioso del mundo pero por lo menos tenían algo para llenar sus estómagos. La escasez de comida era evidente y Ventus se esforzaba para traer comida para todos diariamente. Pero el no se quejaba, tenia a la persona mas importante de su vida a su lado y a un perro, que no tenia el mejor carácter pero su compañía lo hacia sentir seguro. No había nada más que pudiera pedir en este mundo.

-¿Ven? ¿Que pasaría si mis dudas... sobre...  ya sabes.. lo que hablamos, fueran verdad?- interrumpió Sora sus pensamientos con una pregunta que al principio no había entendido. - ¿Que haremos?

-¿Te has sentido mal? -Respondió ventus con otra pregunta.

-No... -Respondió el moreno, bajando la cabeza.

-¿Mareos?

-No, pero..

-¿Vómitos?

-Ven.... no me he sentido mal... es solo una corazonada.

-Sora, solo han pasado unas semanas desde la última vez, además has estado tomando tus pastillas ¿no?

-Si pero... las que traes ya están pasadas de su fecha... ya no hay medicamentos que no estén caducados.

-No creo que eso afecte en algo Sora, calma.

Sora no quedó conforme con su respuesta, estaba nervioso y algo asustado de que sus sospechas  sean ciertas.
Efectivamente, no había tenido síntomas extraños. Quizás algo cansado y más apetito, pero nada fuera de lo normal. Aun así, no estaría tranquilo hasta haberse asegurado.

La tarde fue tranquila, como todos los días. Sora lavó la ropa de Ventus y la tendió en la azotea. Esperando que el buen clima ayudara. Se daba unos segundos para respirar algo de aire fresco y nuevamente regresaba al departamento. Por otra parte, Ventus ayudó a limpiar los platos y revisó las provisiones, haciendo una pequeña lista de lo que faltaba. Por suerte, mañana solo iría por algo. Los días solo han sido calurosos y la falta de lluvia obligaba a Ventus a salir por agua. Solo tenía que dirigirse al riachuelo a pocas calles del departamento, llenar unas cuantas botellas y volver. Le tomaba menos de una hora.

La noche llegó y comenzaron los turnos. Cada cuatro horas sonaba la alarma del reloj de pulsera  que tenia Ven para cambiar lugares. Ya era una rutina. Ambos sabían que los Zombies no eran el único peligro de las calles y debían ser precavidos.

Hasta que la mañana llegó.

-Ven ¿Quieres desayunar antes de irte? -Pregunto Sora desde la cocina.

-No te preocupes, comeré cuando haya regresado. No tardaré.

Ya eran las 8 de la mañana y Ventus preparó su mochila con algunas botellas de agua vacías, ajustó su reloj y tomó su escopeta. Sora solo observaba desde atrás, los labios ligeramente apretados por la angustia.

-¿Seguro que tienes que salir hoy? Aun quedan 3 botellas de agua en la bodega. - Sora intentó persuadirlo.

Pero sin resultados. Ventus se levantó ya con la mochila puesta en su espalda y su arma en el hombro. Otra vez esa sonrisa en su rostro que Sora odiaba tanto, pero a la vez amaba.

-Tranquilo, volveré tan pronto como pueda. Espérame aquí.

Ven llevó la palma de su mano a la mejilla de Sora, acariciándolo con ternura. Sora no pudo evitar sonreír y cerrar los ojos para sentir mejor esa cálida mano es su piel. Hasta que esa sensación desapareció. Abrió los ojos y se encontró con los ojos azules del rubio, a pocos centímetros de su rostro.

-Si sale positivo... haremos un delicioso pato al horno para celebrar. -Susurro Ventus con una gran sonrisa.

-¡¿Huh?!

Sora retrocedió, sonrojado hasta las orejas y completamente avergonzado. Las palabras de Ventus lo habían pillado completamente desprevenido.
Ven se acercó para darle un beso en los labios antes de dirigirse a la puerta.

-Te amo. -Dijo Ventus, antes de cerrar la puerta.

-Y-Yo... Yo también te amo. -Susurro Sora, mirando la puerta cerrada en frente de él.

Tardó unos minutos en reaccionar, llevando ambas manos a su rostro. Sus mejilla ardían y los nervios que había tenido ayer después de la conversación con Ventus regresaron como un hormigueo en el estomago. Solo quedaba una cosa por hacer.

-Tranquilo, no pasa nada, no puedes ser tan problemático. -se regaño Sora así mismo, con la caja pequeña en sus manos. -Además, solo son mis sospechas..

Sora comenzó a reír nerviosamente, se sentó en la mesa del comedor y dejó la cajita en frente de él.

-Solo es una prueba de embarazo... ¿Que tan difícil puede ser?

Sora miró a Vanitas, quien se encontraba sentado a su lado. Curioso del comportamiento de su amo, de alguna forma, podía sentir lo nervioso que estaba Sora.
Pasaron varios minutos antes de que Sora por fin se decidiera a tomar la caja y abrirla. Leyó las instrucciones y se fijó que no tuviera fecha de vencimiento.

-Solo hazlo de una vez- Volvió a regañarse Sora en voz alta.

Tomó la caja y se dirigió al baño. Solo tardaría 10 minutos en saber la verdad.
Vanitas se sentó en frente de la puerta, escuchando a Sora hablando solo. A veces insultando, otras llorando y muy pocas riendo. Su comportamiento era bastante extraño y Vanitas pensaba que todo lo que decía Sora iba para el, sin entender ninguna palabra.

Pasaron casi una hora y Sora por fin salió del baño. El pequeño objeto que tenía a Sora en un gran problema emocional descansaba en su mano. No tenia el valor de ver el resultado.

-Creo que esperaré a que Ventus regresé para ver el resultado. -Dijo Sora nervioso en dirección a Vanitas.

El perro solo jadeo.

-O mejor lo veo ahora y se lo digo a Ven como una sorpresa.

Y Vanitas ladeó la cabeza sin entender.

Sora suspiro derrotado, dejó la prueba sobre la mesa en sentido contrario y nuevamente se sentó, con los ojos cerrados. Sus manos temblorosas buscaron el objeto y en el momento en el que sus dedos hicieron contacto con el plástico lo  giró lentamente. Ahora solo era cosa de abrir sus ojos.

Lentamente Sora abrió los ojos y miró el resultado. Al principio no entendía, levantó la prueba y lo daba vuelta una y otra vez. Tuvo que leer nuevamente las indicaciones para entender lo jodido que estaba.
Se llevó la mano a su boca, sin saber que decir. Tardó unos minutos en hacer otro movimiento, llevando ambas manos a su cabeza.

-Lo sabia... -Suspiro. -Positivo.

Sora pasó por varias emociones y pensamientos. Desde miedo y frustración, hasta alegría y pena. Por algún motivo estaba mas feliz que otra cosa, quizás fueron las mismas palabras de Ventus las que le dieron una esperanza de que esto no era tan malo. Y por algún motivo estaba ansioso en contarle. 

Ventus iba a ser padre.

Sora sonrío y cerró los ojos. Se imaginó la cara de Ventus al enterarse de la noticia y no pudo evitar soltar una pequeña risita. No, no era tan malo. Quizás no era el lugar adecuado, tampoco eran los mejores tiempos para criar un bebé, pero Sora sabia que tardé o temprano iba a ocurrir. No habían supresores, tampoco medicamentos para prevenir embarazos o controlar las hormonas, y encerrarse en el cuarto en su período de celo era mas una tortura que una prevención.

Sora se levantó con una gran sonrisa en su rostro, fue a la cocina y sacó a uno de los patos que Ventus había desplumado ayer. Prepararía el mejor pato horneado de la historia.

Pero antes de comenzar a cocinar, Sora miró el reloj de su muñeca. Y todo su felicidad se desplomó.

11:00 AM. 

Habían pasado 3 horas desde que Ventus había salido. Otra vez esa angustia que rápidamente se apoderó de Sora. El sabía que llegaría a casa, siempre lo hacia y esta vez no quería preocuparse demasiado.

"Por el bien del bebé", se dijo Sora mentalmente mientras se sentaba cerca de la ventana como todos los días. "Todo esta bien", se repitió.

Sora estuvo sentado allí, esperando. Pero ese día, Ventus no volvió a casa.

Chapter 3: Soledad y desesperación.

Chapter Text

10  de Mayo, 14:50  PM

Sora se encontraba en la azotea del edificio, llevaba casi 48 horas en el mismo lugar, mirando con los auriculares alguna señal de Ventus. Pero nada.
Ya habían pasado algunos días y Sora estaba desesperado. No sabia que hacer o como actuar al respecto. Si salia en busca de Ventus, arriesgaría su vida y Ven podría regresar mientras no estaba. Pero también estaba la posibilidad de que estuviera en peligro... quizás herido en alguna callejuela.

Sora se imaginaba miles de escenas relacionada a la desaparición de Ventus, una peor que la otra. Pero todas llevaban al mismo final. Había llorado toda la noche, el miedo de perder a su pareja trajo consigo todos esos síntomas que no se habían presentado en las últimas semanas hasta el momento. Ni si quiera había comido algo. La ansiedad lo había llevado a un estado paranoico, cada ruido ocasionado por el ambiente causaba que su cuerpo temblara y se sintiera realmente mal.

Pasaron otros 4 días, y Sora estaba cayendo lentamente en un hoyo oscuro sin fondo. Tenia grandes ojeras y sus ánimos estaban destruidos completamente. No quería perder las esperanzas. Pero cada día que pasaba, para sora, era una prueba mas de que Ventus no entraría nunca mas por esa puerta. Él seguiría esperando en el departamento, todo el tiempo que fueses necesario. Quería darle la noticia a Ven del nuevo integrante de la familia, quería escuchar los elogios de su delicioso pato al horno, quería pensar en nombres para el bebé, quería decirle todas esas cosas que no pudo decirle el día que se fue. Quizás, si lo hubiera detenido ese día...

15 de junio, 13:30 PM.

El tic-tac del reloj era el único ruido que había en ese solitario departamento. Sora estaba sentado en la mesa del comedor, tomando el ultimo cuarto de agua que le quedaba. Tenia un sabor realmente asqueroso pero no había mucho que pudiera hacer, no había llovido en varias semanas y la poca agua que tenia ya se había agotado. Sora uso las provisiones de emergencia esas semanas, pero las cosas solo iban empeorando.

-No se que hacer... - Susurro débilmente, con ambas manos en su cabeza.- No se que debo hacer.

Hablaba consigo mismo intentando ordenar su cabeza. Vanitas estaba a su lado, masticando un trozo de carne seca, la última que quedaba. Sora sabia que estaba en un punto crítico, también sabía que estaba completamente solo, ya no había nada más que hacer, no tenia que esperar mas, nadie llegaría.

Sora miró el cuadro que tenia en frente de él. Una foto donde aparecía Ventus y él, tomados de la mano en frente del castillo Disney. Le gustaba mucho esa foto, ambos sonreían y Sora recordaba graciosamente como Ventus usaba unas orejas de Mickey sin ninguna queja. Todo era como un cuento de hadas con un final feliz. Tenia todo lo que deseaba y ahora que cumplía su último sueño de tener una familia completa, todo le fue arrebatado.

Las lágrimas volvieron a salir, acompañado con un grito ahogado. Ya había llorado tanto que ya casi no tenia nada mas que sacar.
Vanitas se le acercó y posó su hocico en el regazo de Sora. Sabia que algo malo había ocurrido y sentía la tristeza de su amo.

Pero llorar no iba a solucionar el problema que tenían. Apenas quedaban dos latas de verduras, el agua se había acabado y Sora sabia que no podía seguir encerrado. Su vientre ya lograba notarse un poco y cada mes que pasara seria mucho mas difícil lidiar con todo él solo. Ya lo había pensado días atrás, la decisión estaba mas que clara si quería seguir viviendo y que naciera su bebé.

Tendría que salir al mundo exterior.

Sonaba fácil, pero para Sora era casi un desafío imposible, un nuevo mundo donde todo intentaría matarlo. Era un Omega, que llevaba un bebé dentro de él, sin experiencia para defenderse o sobrevivir. Fue en ese momento donde se dio cuenta lo importante que fue su persistencia con Ventus. Debió ser mas atrevido y obligarlo a llevarlo con él en sus salidas, aprender a usar un arma, a buscar comida. Todo eso era algo que Sora no sabia por si mismo. Y ahora estaría obligado a aprender de la peor manera.

Al día siguiente, muy temprano por la mañana, preparó su mochila con las dos latas de comida que quedaban, algunas vendas y medicamentos como también algunos objetos personales. Sabia que la primera lección que debía aprender era lo ligero que debía viajar. Una mochila no podía ir muy llena, como también usar ropa ligera. Se puso una polera sin mangas negra y sobre ella un chaleco delgado antibalas que Ventus le había traído. Sobre él se colocó su sudadera roja y unos guantes negros que le llegaban hasta los codos. Abajo solo usaba unos jeans azul marino con sus botas de combate negras. Era la ropa mas conveniente, aunque le faltaba lo mas importante. De su clóset saco una capa negra con capucha que antes usaba para la lluvia, tenia un pequeño broche dorado en medio y Sora recordaba con nostalgia como Ventus comparaba la capa con un atuendo de un personaje de videojuegos. Ahora le sería útil para ocultar algo que en unos cuantos meses sería realmente notorio y era necesario mantenerlo en secreto lo que mas pudiera.

Vanitas también había sido preparado, traía un chaleco militar canino con una linterna y algunas cosas livianas como unas cuantas velas, un encendedor y una cuerda que estaba sostenida fuertemente en su costado.

Después de empacar sus cosas, le quedaba lo mas importante. Sabia que quedarse en ese departamento no era buena idea, por lo que debía buscar un lugar más seguro para tener a su bebé.
Sacó de uno de los cajones un gran mapa provincial, sabia que hace un año había escuchado en la radio un mensaje sobre campamentos, gente viva que ayudaba a otros, como también militares que guiaban a los sobrevivientes a lugares seguros.
Entre cada punto en rojo marcado en el mapa por ventus, había uno en particular que llamaba su atención y el mas cercano.

-Campamento Darlyn...- leyó en voz alta. -En ese lugar se encuentra el hospital mas grande del país.

Sora Marcó el lugar con un círculo y luego buscó su ubicación mas exacta, trazó una línea de un punto al otro. Se veía algo lejos... pero para alguien que no sabia contar y apenas podía leer era realmente difícil saber cuantos kilómetros eran de distancia. Pero de algo estaba seguro, era su única opción. Si es un hospital donde había gente y seguridad, entonces seria el mejor lugar para tener a su bebé. O eso quería creer, sin metas o un destino no habría razón para salir y arriesgarse a morir.

Lo último que hizo fue buscar un arma. Ventus se había llevado la única escopeta que tenían en casa, pero aun conservaba una pequeña pistola, una navaja de bolsillo y, entre todas las armas de mano que tenían, como bates de béisbol y fierros con púas, encontró un arco con 13 flechas. No era un experto con el arco pero era mucho más cómodo y silencioso que llevar un fierro de metal en su espalda. Después de todo, iba con un peso extra que crecía conforme pasaban los días.

Sora estaba listo para salir. Pero, algo faltaba. Miró a su alrededor, el pequeño departamento que había sido su hogar durante casi 3 años, un lugar con muchos recuerdos y donde deseaba volver algún día...

Volteo hacia la mesa y tomó la fotografía, guardándola en su mochila y con su última pizca de esperanza, Sora dejó escrita una pequeña nota.

"Fui al hospital de  Thomson , Campamento Darlyn. Te esperamos allí, tu hijo te necesita.
Nos volveremos a ver. Con amor. Sora. Te amo"

Y dejando atrás su hogar, también intento dejar sus miedos y angustia.

Las calles estaban silenciosas. Sora había logrado salir del departamento a pesar de la barricada que impedía el camino. Ventus le había enseñado el paso secreto y con algo de dificultad logró llegar por el paso subterráneo al exterior. Estaba algo asustado e intentaba ser precavido con cada movimiento. No era idiota, no tenia ninguna experiencia en el mundo exterior pero sabía que el ruido atraía a esas cosas.

Ayudó a Vanitas para subir, llegando a cuatro calles lejos del departamento. Solo habían unos cuantos caminantes que podría evitar si era lo suficientemente silencioso como para pasar por su lado. Ahora bien, necesita encontrar la calle correcta. Para llegar a su destino debía salir de la ciudad, camino a las montañas y cruzar el bosque junto a la carretera.
Otra lección que sabia muy bien, era siempre evitar los caminos o carreteras. Los caminantes no eran el único peligro en las calles y sabia que irse por la carretera solo lo harían una presa fácil para los saqueadores.

Su perro se quedó a su lado, con las orejas muy levantadas y el pelo de su espalda erizado. Sabia que debía ser silencioso, pero cada vez que un caminante pasaba por su lado, dejaba salir un pequeño gruñido.

Las cosas no iban tan mal como pensaba, había logrado cruzan varias calles sin contratiempos, solo uno que otro Zombie en el camino, con paciencia eran fáciles de evitar.
Pero lo fácil duraría poco. Llegando a la avenida principal, un montón de autos se encontraban apilados, uno sobre otro, algunos de ellos completamente destruidos, como si un gran incendio hubiera consumido a la mayoría. Probablemente un choque en masa había provocado tal problema frente a él, debía pasar sobre los autos para lograr avanzar hasta el otro lado.

Con cautela y muy lentamente, Sora subió al primer auto, ningún problema. Luego paso al siguiente, hasta llegar a la altura de un autobús volcado. Sora tuvo que apartar la mirada del interior de los vehículos, la cantidad de cadáveres ya secos y huesudos le revolvían el estomago, no estaba en el mejor momento para sus nauseas.
Siguió adelante, solo faltaba un par de autos mas par llegar a suelo firme otra vez, se dejó caer en el techo de uno de los autos y lo que había estado intentando evitar todo este tiempo, ocurrió con todas las trampas que la vida le podía dar. La alarma del auto comenzó a sonar, chirriante y casi desgastado, pero lo suficientemente fuerte como para alertar a cada caminante a una cuadra de distancia.

Era malo, muy malo y el pánico de Sora provocó que sus movimiento se volvieran torpes. Corrió lo mas rápido que pudo, completamente desorientado, alejándose del ruido lo mas rápido posible. Pero ya era demasiado tarde, se vio rodeado por el frente, era hora de correr por su derecha, pero también encontró el camino bloqueado. Lo que parecía una amenaza pequeña y lenta hace unos minutos se había vuelto una masa peligrosamente voraz que se le acercaba. Vanitas ladraba furioso, mordiendo las piernas de los Zombies que se le acercaban a Sora peligrosamente. El terror lo invadió y solo le quedaba huir en dirección contraria a los caminantes, llegando a un pequeño puente derrumbado. Con cuidado bajó por los escombros hasta el pequeño riachuelo. En esta época del año apenas tenía agua y en las orillas solo había lodo. Ayuda traída de la manera menos imaginativa para Sora, los zombies no podían caminar por el lodo y quedaban atrapados, arrastrándose penosamente. Sora pudo respirar un poco, el sudor bajaba por su frente y su pecho agitado era difícil de calmar.
Habían pasado sus años desde la última vez que había corrido por su vida. Y casi lo olvidaba, un pequeño recordatorio de que estaba embarazado. Su estómago se revolvió y unas nauseas hicieron que vomitara lo poco y nada que traía su estómago. Su boca tenia un sabor agrio y su cabeza daba vueltas. No era el mejor momento para sentirse mal. Siguió caminando, con ayuda de Vanitas, cruzando hasta el otro lado del riachuelo. Dejándose caer sobre la tierra húmeda para descansar unos minutos.
Del otro lado se podía ver una gran cantidad de Zombies siguiendo sus pasos, uno detrás del otro, intentando cruzar. Sora se dio cuenta que tardé o temprano lograrían alcanzarlo, era mejor que tomara distancia ahora que tenía la oportunidad.

Se levantó y secó el sudor de su frente con la manga de la sudadera, para luego retomar el camino hacia la salida de la ciudad. Iba a sacar el mapa de su bolsillo, pero un pequeño jadeo de Vanitas llamo su atención. Notaba que el perro movía la cola entusiasmado.

-¿Vanitas? ¿Que pasa muchacho? -Acarició al animal en la cabeza.

Los ojos de Sora se abrieron completamente cuando su mirada se enfocó, y su boca quedó ligeramente abierta. El tiempo se detuvo por algunos segundos y lo único que había allí en la mente de Sora frente a él, era la imagen de una persona, extremadamente familiar.

-¿Ven...?

Chapter 4: Lo hago por tí

Notes:

Espero que lo este disfrutando :c puedes hablarme mas de Soriku por mi Twitter!!! https:// /FrancisMorganJR

Chapter Text


18 de Julio , 10:25 AM. A 78 kilómetros.

El bosque silencioso estaba cubierto por una gruesa capa de nieve. Solo se escuchaba el sonido  del frío eco del viento entre las montañas.
Sora se encontraba de rodillas, escondido entre unos arbustos. Llevaba aproximadamente cuatro hora en la misma posición. Su respiración era calmada y apenas se notaba su aliento bajo el aire frío. Vanitas también estaba allí, oculto a su lado. Ambos miraban atentos a un ciervo que comía raíces cerca de un río congelado. 
Sora llevaba casi tres semanas detrás del mismo ciervo. Había logrado dominar mejor su arco, pero aun le faltaba mucho por aprender.

Todas estas semanas, Sora hizo todo lo humanamente posible para sobrevivir. Desde  cazar conejos y algunas aves con ayuda de Vanitas, hasta conformarse con algunas bayas y hojas. Con el agua había tenido mas suerte, el invierno había llegado, y con el,  la esperadas lluvias. Aunque el frío y la escasez de comida era bastante problemático.
Sora había bajado varios kilos y su cuerpo era mas débil que antes, llevaba una pesada carga, viva, en su interior y Sora quería lo mejor para el, aunque sabía que era imposible.
Sabía que cazar a un ciervo era algo sumamente ambicioso. Pero sentía que ya estaba listo para volver a intentarlo.

Sora tensó el hilo del arco, y respiró profundamente. Uno, dos, tres veces si era necesario para calmar la ansiedad. Esta seria su última oportunidad y no lo iba a desperdiciar.
Esperó que el ciervo se acercara un poco mas, a unos 3 metros de distancia. Solo bastó el ultimo suspiro, hasta soltar la flecha. Apenas la flecha dio en el blanco, el ciervo chilló despavorido, la flecha había llegado a destino, pero no como Sora hubiera querido, había llegado a su muslo derecho y el animal comenzó a huir en dirección contraria. Vanitas salió de su escondite siguiendo al ciervo y detrás de él lo siguió Sora.

  El terreno dificultaba la carrera y en poco tiempo Sora perdió de vista a su presa y a Vanitas. Se detuvo para recuperar el aliento, sosteniendo dolorosamente su vientre. Definitivamente correr detrás de ellos en ese estado no había sido una idea muy inteligente de su parte.

Una vez que recuperó el aliento, comenzó a seguir el rastro de sangre y las huellas de su perro. Se sorprendió que el ciervo pudiera correr con esa flecha alojada en sus músculo. Pero después de dar algunas vueltas entre los árboles y bajar por una colina empinada se encontró con un pequeño pueblo abandonado. El rastro de sangre seguía por el sendero entre las casas deshabitadas y ya desgastadas. Era un lugar pequeño, no  abarcaba mas de seis casas  y por lo visto, era un lugar de trabajo para leñadores, con una pequeña cala congelada y una fábrica de madera prensada, bastante deteriorada. 

Sora siguió el rastro de sangre  hasta encontrar a Vanitas, con el cuello del ciervo fuertemente agarrado entre sus colmillos. El animal se retorcía intentando escapar, pero Vanitas no estaba dispuesto a soltarlo, incluso, teniendo a un hombre extraño, apuntándole con su rifle.
Sora se asustó, no había visto a otro humano hace mucho tiempo, incluso antes de irse del departamento. Sabia que los humanos eran mucho más peligroso que los mismísimos Zombies, e inmediatamente se escondió detrás de una de las casas. No podía ver de quien se trataba, usaba una capucha negra ocultando su rostro y una bufanda del mismo color alrededor de su cuello.

-Es mejor que lo sueltes, amigo.-Le dijo el hombre, cargando su arma contra el perro.

Vanitas solo gruñó y apretó mas su mandíbula, quitándole el ultimo suspiro al animal que tenia entre sus dientes. El perro era terco y no estaba dispuesto a perder su presa después de tantos intentos. Tampoco Sora, después de todo nos estaban hambrientos. Se cubrió con la capucha de su capa y del mismo modo se aseguró de tener su vientre bien oculto, antes de tomar otra flecha de su espalda y tensar el hilo del arco.

-Última advertencia, perro. Quítate de ese siervo... no me obligues a disparar.

-Lo mismo va para tí.- Dijo Sora, saliendo de su escondite y amenazando al hombre con su arco. -Aléjate de mi perro, si no quieres una flecha en tu frente. 

El hombre se sorprendió y retrocedió algunos pasos, esta vez apuntando con su rifle a Sora. Vanitas soltó al ciervo ya muerto y comenzó a gruñirle al desconocido. Estaba en completa desventaja, el arco no era más rápido que su rifle, pero si le disparaba a uno, el otro atacaría.

-Eso explica la flecha en el siervo... -Susurro el hombre.- Lo siento, no sabia que el ciervo ya tenia "dueño".

-Si, mi perro y yo estuvimos semanas intentando cazarlo.

El hombre volvió a retroceder, hasta que su espalda chocó contra la pared de una de las casas de madera. Al ver que estaba en desventaja no quedaba de otra que ceder.

-Esta bien, tu ganas. -Dijo, mientras bajaba su arma. -No hay que pelear, negociemos.

Sora no bajó la guardia, aun mantenía su arco fuertemente agarrado y no le dió a Vanitas ninguna orden. No podía arriesgarse.

-¿Negociar?- Pregunto Sora.

-Si, ese Ciervo es muy grande para ustedes dos. -Dijo el hombre, apuntando con su dedo al animal muerto junto a ellos.- Si me das una parte puedo darte algunas provisiones. Tengo pan de maíz y algunas nueces.

El hombre se sacó la capucha que cubría su rostro, dejando ver una cabellera plateada, tan brillante como la nieve que los rodeaba, sus facciones eran finas y tenía unos ojos aguamarina bastante llamativos, a pesar de su bonito rostro, se veía cansado, sucio y con algunos rasguños. Sora se calmó un poco al ver su rostro, dándose cuenta que era un hombre joven, probablemente de la misma edad o un poco mayor que él, no parecía ser alguien peligroso, pero la cautela era esencial. No debía confiar en nadie. 

-¿Estas solo?-Preguntó Sora.- ¿Nadie más te acompaña?

El joven levantó ambas manos y sonrío. No era por burlarse, mas bien, admiraba como el chico frente a él era tan precavido.

-Completamente solo.- respondió.

-¿No viajas con nadie? Difícil de creer... ¿Algún campamento, grupo, asociación?

El hombre negó con la cabeza.

-Estoy solo.- Respondió nuevamente.- Estaba en un campamento, a pocos kilómetros de aquí, pero me di cuenta que no me llevaba muy bien con esas personas, por lo que preferí irme y valerme por mi cuenta.

-Muy bien. -Dijo Sora acercándose un poco.- Negociemos. Pero con una condición.

-Dime, y veré si me conviene.

-Dame tu rifle, mientras sacas tu parte del ciervo.

El chico frunció ligeramente el ceño, era una condición poco beneficiosa. Miró a Vanitas y luego al Sora, antes de dejar salir un suspiro. Se quitó su mochila y dejó su rifle en el suelo sobre la nieve. Rápidamente Sora la tomó y se aseguró de ponerle seguro.

-Bien, puedes sacar la cuarta parte. El resto es nuestro.

El chico de cabello plateado sacó la navaja de su mochila, comenzando a cortar la carne del ciervo. Sacando algunas rodajas, su piel y cuidadosamente las envolvió en una tela con algo de nieve para conservarla.
Sora en todo momento se quedó alerta, ya no tenia su arco tensado pero tenia el rifle en sus manos. Del mismo modo, Vanitas estaba a su lado, vigilando que el extraño no hiciera ningún movimiento extraño.

-¿Y tu? ¿También estás solo? -Preguntó el extraño, mientras limpiaba la sangre de sus manos.

Sora no respondió. Su silencio hizo que el chico levantara la cabeza hacia él y sus miradas se encontraran. El extraño abrió la boca para decir algo, pero el repentino gruñido de Vanitas lo alertó. El perro se erizó completamente y su mirada se había desviado hacia la entrada del bosque. Por unos segundos Sora no lograba ver nada, pero rápidamente se dio cuenta del peligro. Eran caminantes, uno, dos, seis, quizás unos ocho, difícil de contar, considerando que detrás de ellos habían otros más que se acercaban.

-El olor de la sangre... -Dijo el chico. -Esto no es bueno.

Sora retrocedió unos pasos por el pánico, detrás de ellos también habían aparecido otro grupo de esas cosas. Era primera vez que se veía rodeado de caminantes,  desde que salió de la ciudad. Solo reaccionó en levantar el rifle, olvidando por completo que tenía el seguro puesto. Sus manos temblaban y no sabia si debía realmente disparar.

-!No dispares!- Le gritó el chico, tomando su hombro.- El ruido atraerá a más de ellos. Tenemos que escondernos.

El joven tomó el brazo de Sora y lo jaló con fuerza, hasta llegar a la fabrica en ruinas.
Apenas entraron cerraron el portón de metal y bloquearon la entrada con las repisas metálicas y algunos troncos de madera.
Fue cuestión de tiempo antes de verse rodeados. Las ventanas eran golpeadas y la entrada empujada con violencia. Como estaban las cosas, no habían muchas posibilidades.

-Esto es un problema...- Dijo el chico. Sacando una pistola de su cinturón.

Sora lo miró cuestionando sus acciones ¿Tenia otra arma y no se había dado cuenta? Aun así,  ya no le importaba, estaba en una situación peligrosa con una persona desconocida. Pero no podía desconfiar ahora, no estando en una situación que no beneficiaba a ninguno de los dos.

Ambos se dieron la vuelta, espalda con espalda. Pensando en algún plan para defenderse. Las ventanas se rompieron y las maderas que cubrían algunas grietas cedieron. Sora sacó el seguro del rifle y por primera vez apretó el gatillo. No tenia la mejor precisión, pero eran tantos caminantes que, con un solo disparo, le daba a más de uno.
A diferencia del chico a su espalda, que sin fallar le daba a cada uno un tiro certero en la cabeza.

Sora miró los andamios sobre su cabeza. Viendo que había un cobertizo de madera. Siguió con la mirada hasta encontrar la escalera metálica, al otro extremo de la fabrica. Pareciera que el chico detrás de él podía leer su menté, porque inmediatamente lo miró a los ojos y asintió.

Ambos se abrieron paso entre los caminantes, uno tras otro caían al suelo, a pocos pasos de llegar.
El chico de cabello plateado era rápido y ágil, esquivando a los caminantes que intentaban abalanzarse sobre él, sora aprovechaba esa distracción para avanzar sin tener que arriesgarse demasiado. De vez en cuando disparaba con el rifle o empujaba algunos cuantos con una patada. Parecía un escape casi exitoso, hasta que sora sintió una pequeña punzada en su vientre, los mareos regresaron, haciéndole perder el equilibrio y cayendo sobre sus rodillas al suelo.

-N-No... no ahora... -Gimió Sora. Intentando levantarse.

Se estaba exigiendo demasiado, teniendo su cuerpo muy débil. Ya llevaba varios días sin comer y el cansancio se estaba presentando en muy mal momento.
Vanitas atacó a uno de los caminantes que intentó atacar a Sora, mordiendo su podrida pierna y haciéndole caer a pocos centímetros de él. Cosa que realmente lo asusto. Se alejó de él, viendo como ese podrido cuerpo se arrastraba para alcanzarlo. Era cosa de tiempo para que esas cosas llegarán a él.
Cerró los ojos, ya asumiendo su propia muerte.

 

Chapter 5: Atrapados.

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-Es un hermoso día. -Susurró Ventus con una sonrisa.-Hubiera sido buena idea ir al parque.

Sora le entregó una taza de café caliente y se sentó a su lado. Ambos mirando el horizonte de una fría tarde sobre la azotea de su departamento. Era costumbre para ambos ver las puestas de sol, ignorando el penoso escenario que se vivía debajo de ellos, en esas calles desoladas, cadáveres arrumbados  y nada mas que unos cuantos muertos vivientes caminando sin rumbo.

-Si, es realmente hermoso.- Respondió Sora con tristeza.

Ventus lo miró y tomó de la mano, entrelazando sus dedos con cariño.

-Ya veras que todo esto mejorará, piensa que es... ¿una pesadilla?- Ven ladeó la cabeza pensativo.- Estamos dormidos Sora, pronto esta pesadilla terminará. Simplemente, no debemos rendirnos.

Sora sintió el delicioso aroma del café caliente, a su lado se veía la sonrisa de Ventus, sus ojos brillaban bajo la tenue luz del atardecer y el frío viento movía ligeramente los mechones rubios de su cabello.

-No te rindas.- Repitió.- Solo es una horrible pesadilla.

Los ojos de Sora se llenaron de lágrimas, el tiempo se volvió más lento y su mente divagaba en su memoria. Solo veía a un Zombie a punto de atacarlo y el miedo obligó a que cerrara los ojos.

-Sora...-Escuchó la voz de Ventus nuevamente en su mente.- Despierta.

Sora abrió los ojos y tan pronto como vió a ese muerto sobre él, le dio una fuerte patada en la cabeza, sabía que eso no lo mataría pero pudo tomar una distancia segura.
Una mano lo tomó del brazo y lo ayudó a levantarse. Era el chico del rifle, quien lo jaló nuevamente para que pudiera avanzar.

-¡Sube!-Le gritó a Sora, empujándolo a las escaleras.

-E-Espera ¡Vanitas!

  El chico detrás suyo chasqueó la lengua y frunció el ceño irritado. Se devolvió por el perro, que furiosamente mordisqueaba el zapato de uno de los Zombies que yacía en el suelo arrastrándose. Lo tomó del pellejo de su cuello y lo subió a su hombro. Al principio Vanitas no le gustó nada ser tomado por un extraño. Pero al ver que subían las escaleras se tranquilizo. Corriendo hacia Sora apenas sus patas tocaron suelo firme del cobertizo. 

Ambos chicos se dejaron caer sobre el suelo de madera y restos de paja seca. Agradecidos de que esas cosas fueran lo suficientemente tontas para no subir la escalera. Ahora solo les quedaba esperar y descansar.

-Es... Estuvo cerca... -Suspiro el Chico, sacando el flequillo plateado de su rostro sudoroso.- Muy cerca.

Sora se levantó con algo de dificultad y se acercó al joven junto a él.

-Gracias. -Dijo con una sonrisa cansada, quitándose la capucha de la cabeza-Volviste por nosotros... Gracias. Soy Sora y el es...

-Vanitas... me gritaste su nombre en la oreja hace poco. -El chico sonrío y se sentó. -Yo soy Riku. Vaya forma de presentarnos.

Sora se rió nervioso y se sentó junto a él en silencio, era extraño hablar con otra persona después de tanto tiempo. No sabia que mas decir o si realmente estaba bien confiar en él. Tampoco no había razón de no hacerlo, estaban atrapados en un cobertizo y  al juzgar por la cantidad de Zombies debajo suyo, estaban obligados a pasar el día (Y quizás la noche) en ese lugar.

-Lamento lo del ciervo. -Rompió el silencio Riku. -Debió ser difícil para ti cazarlo, siendo un omega.

Los ojos de Sora se abrieron aterrorizado. Riku sabia lo que era realmente y eso provocó que su cuerpo se pusiera rígido. De alguna forma era bastante lógico que tarde o temprano se daría cuenta. Pero tan rápido.... eso significaba una sola cosa.

Sora comenzó a jugar con sus dedos nerviosamente. No le dijo nada al chico junto a él pero se notaba que su cuerpo temblaba.
Riku se dio cuenta de esto y llevó la mano a su frente, había sido un idiota y dijo algo que claramente no debía.

-Perdona... no quise..

-Esta bien.- interrumpió Sora.- Es fácil para un alfa darse cuenta.

Riku cerró la boca y parpadeó confundido.

-Quiero decir, para ti debe ser fácil diferenciar el olor de un omega entre tanta putrefacción. -Continuo Sora, con una sonrisa derrotada.

Riku bajó la cabeza sin decir nada. Realmente la había cagado con su comentario. Su compañero estaba nervioso y podía notar como sus manos temblaban. Estaba asustado.
Riku no era un experto en el tema. Al contrario, no sabia nada de omegas, con vergüenza podía decir que era primera vez que se daba el tiempo de hablar con uno después de muchos años.

Decidió dejar el tema. No quería dar una mala impresión y poco sabia como preguntar adecuadamente sobre ello.
Sacó de su mochila una botella de alcohol y se levantó en busca de madera. El suelo del cobertizo era de madera, pero pudo encontrar una bandeja metálica, perfecto para hacer una fogata improvisada. Sobre ellos no había nada más que uno tejado con un enorme agujero y el frío se filtraba fácilmente entre la madera vieja, estaba atardeciendo y Riku sabia que la noche seria fría. Termino de reunir algo de madera y cartón viejo, remojo un poco de alcohol en un trozo de tela y con cuidado le prendió fuego con un encendedor que sacó de su bolsillo.
Sora en todo momento lo miró, atento a cada acción. Por lo visto Riku tenia mucho conocimiento de supervivencia, Sora apenas podía encender una antorcha tomándole varios minutos, mientras que Riku encendió una fogata en menos de 5 minutos.

-Sabes mucho sobre fogatas.- Bromeo Sora, abrazando sus rodillas y cubriéndose con la capa que traía en su espalda.

Riku lo miró y sonrío con el comentario.

-Después de estar varios años solo, uno se acostumbra a este tipo de cosas. -Dijo con orgullo. Sacando una olla de su bolso junto a otras provisiones.

Sora quería preguntar, pero tampoco quería ser imprudente. Él dijo que estaba solo porque no se llevaba bien con otros. Quizás era una persona problemática, o egoísta. Pero por mas que pensaba en un defecto y lo miraba atentamente, menos podía creer que realmente los tuviera.

Riku estaba cocinando algo, calentó un poco de agua, echo algunas especies con raíces y un par de verduras que cortó con una navaja. Después de unos minutos, Sora sintió un agradable aroma, provocando que su estómago sonara por la fatiga.
Riku levanto la cabeza y notó la mirada avergonzada de Sora, quien agachó la cabeza con las mejillas sonrojadas.

-Pronto estará listo.-Dijo Riku calmadamente. -Dijiste que llevabas semanas detrás de ese ciervo ¿No? Deben estar hambrientos.

Sora levantó la cabeza y vió como Riku luchaba para que Vanitas no metiera el hocico dentro de la olla caliente.

Y.... después de mucho tiempo, Sora dejo salir una risita. Captando la atención de Riku nuevamente. No había tenido tiempo de relajar su mente, de distraerse o reír. Las cosas habían sido de lo más difíciles. Sora pensó que había perdido esa sonrisa ese día... un día que jamás olvidaría.

Sora se levantó y tomó a su perro del collar para alejarlo, escuchó un ligero gracias de Riku y volvió a su lugar cerca de la fogata, esta vez, con Vanitas a su lado. Abrazó sus rodillas y dejo caer la cabeza entre sus piernas, cerrando los ojos para descansar. Su vientre dolía, pequeñas punzada que no lo dejaban en paz. El no tenia conocimiento de medicina, por lo que no sabia a que se debían. Pero el calor que tenia su cuerpo le decía que todo estaba bien con su bebé. Simplemente se estaba exigiendo demasiado físicamente.

-Es un perro muy fiel.- Dijo Riku, revolviendo la olla con una cuchara de madera.- Hace muchos años no veía a uno domesticado.

Sora levantó la cabeza y acarició la cabeza del animal.

-El es mi compañero desde que inició todo esto.

-Una amistad de mucho tiempo ¿Siempre fueron ustedes dos solos? -Pregunto Riku.

Esa pregunta hizo que Sora divagara en su mente nuevamente. Si Riku pensaba que siempre fue él y Vanitas, significaba que aun no se había dado cuenta de su estado actual. Riku no sabia que esperaba un bebé y eso lo alivió en cierto modo. Se quedó en silencio un momento y pensó bien en lo que iba a decir.

-No.-Respondió al fin.- Antes vivía en la ciudad del norte, a pocos kilómetros de aquí...con... mi Alfa.

-¿En la ciudad? Que arriesgado. -Riku sacó unos cuencos de sopa y sirvió tres platos. -Siempre pensé que las ciudades eran los lugares más peligrosos y los que se debían evitar.

Riku no quiso preguntar lo obvio, se veía en la cara del moreno la tristeza que pesaba sobre sus hombros, era un tema delicado y él se dio cuenta de inmediato lo que probablemente había pasado. Sora estaba solo, en un mundo completamente terrorífico.

Riku le entregó la comida a Sora, quien animadamente le agradeció y le acercó una porción de carne a Vanitas también, quien se lanzó desesperado y comenzó a masticar hasta los huesos.
Sora miró asombrado la comida que tenia en sus manos, tenis trozos del ciervo que había cazado, algunas bayas y otros condimentos que no podía reconocer en ese momento, pero aun así se veía delicioso. Llevó el borde a su boca y dio el primer sorbo, sintiendo el liquido bajar por su garganta y su paladar siendo envuelto en un delicioso sabor del estofado caliente. Dio otro gran trago, esta vez, masticando trozos de carne y verduras, dejando salir un ligero suspiro de satisfacción. 

-Está realmente delicioso.- Dijo con una sonrisa.-Hace mucho no comía algo tan rico.

-Me alegra saber que te gustó, es una buena comida y no se requiere gastar tanto, solo el agua tiene los nutrientes necesarios para llenar el estomago.

Ambos siguieron comiendo en silencio. Hasta que la olla se encontraba completamente vacía. Sora agradeció por la comida nuevamente, sentía que sus fuerzas volvían mentalmente y era una sensación agradable.

Por otro lado, Riku no podía dejar de mirar a su nuevo amigo. Algo en Sora le provocaba curiosidad. No sabia si eran sus brillantes ojos azules, o esas pestañas largas, quizás ese cabello revoltoso o sus mejillas redondas. No sabia que era, pero lo tenian algo inquieto. A pesar de su poco conocimiento sobre los omegas, el sabia que los alfas se sentían atraídos por ellos. Sabia que existía el celo, las hormonas y una posible atracción sexual. Pero en este caso esa muy diferente a lo que el imaginaba. Riku sentía una extrema necesidad de proteger a Sora. Algo en su olor era diferente, era dulce, cálido y embriagante.

-Deberías dormir-Dijo Riku, avivando las llamas de la fogata. -Esta oscureciendo y es mejor reponer fuerzas.

-Pero esas cosas... - Sora habló con temor en su voz. Podrían subir mientras duermo, hay que estar alerta.

-Tranquilo, yo tomaré guardia. -Riku tomó el rifle y cargó un nuevo cartucho.-Luego tomas mi lugar. Si nos turnamos ambos podremos descansar.

Sora no estaba muy seguro de confiar en él. Si se quedaba dormido estaría vulnerable ante ese alfa, podría hacerle algo, matarlo, tirarlo a los zombies, violarlo. Un montón de cosas pasaron por su mente, pero luego recordó cuando Riku había vuelto por el allí abajo. También el delicioso estofado que había compartido con él

¿Porque desconfiar ahora?

Sora se acurrucó con Vanitas y cubrió a ambos con su capa. El calor de la fogata era agradable y a pesar de los constantes sonidos producidos por los caminantes que aun se escuchaban, Sora pudo cerrar los ojos y quedarse dormido casi de inmediato.

 

Chapter 6: Recuerdos tormentosos.

Notes:

Hola! Espero se estén cuidando! No había tenido ganas de escribir últimamente y había tenido un par de dudas para hacer que Riku se enterara de todo. Me gusta el drama ¿saben? Bueno. Espero lo disfruten.

Este capítulo lo escribí mientras escuchaba la música de The Last of Us. Tiene música maravillosa y de alguna forma este fic fue inspirado en ese juego.

Bueno, eso es todo. Muchas gracias por leer!

Chapter Text

Sora se encontraba de rodillas junto a un riachuelo. Sus manos estaban contra el suelo lodoso y sentía como lentamente su cuerpo se hundía. Tenia la cabeza agachada, solo mirando el lodo que lo rodeaba, o eso se veía. Pero en realidad su mente estaba completamente en blanco. Ni los ladridos de Vanitas o el chapoteo de los Zombies dirigiéndose hacia el lo sacaron de ese trance.

-Te lo dije Sora.- Escucho la voz de Ventus. - Esto solo es una pesadilla.

Sora levantó la mirada y pudo ver un par de ojos blancos sin vida frente a él, unas manos que intentaban arrastrarse y alcanzarlo. Su pie había sido destrozado por una trampa de oso... era lo único que impedía que... él llegara a Sora.

-¿Por que....? -Susurro Sora con lágrimas en los ojos.- ¡Lo prometiste! ¡Prometiste que no me dejarías solo!

El grito de Sora hizo eco entre los escombros del puente, había un desagüe cercano y algunos autos destruidos. No le importaba que su voz fuera escuchada. Su corazón estaba destruido y las esperanzas que había tenido hace un par de horas se habían esfumado.

-Me dijiste que volverías...-Sora se levantó, tambaleándose por el cansancio y se acercó al cuerpo que tenia tan cerca.

Había algo que no estaba bien... era el cuerpo de Ventus, pero no habían mordidas. Su espalda tenia varios orificios. Sora pudo reconocer esas heridas de bala. Tampoco tenia sus pertenencias. Ventus siempre viajaba con su mochila y escopeta pero no traía nada.

Sora se arrodilló en frente de él y acarició su cabello rubio. Sus movimientos eran lentos por el lodo y a pesar de que intentaba atacar a Sora, era torpe y solo hacia sonar sus dientes.

-No debió terminar así... -Dijo Sora, acariciando la mejilla pálida del que alguna vez fue su pareja. -No puedo con esto solo, Ven.

Sora tomó la navaja de su pantalón y lo acercó lentamente al cuello de Ventus. Sus lágrimas caían sin control y lo que parecía un llanto silencioso al principio, se volvieron gritos de dolor y desesperación.

-Vamos a tener un bebé... - Dijo Sora entre lágrimas. -¡Vamos a ser papás!

Y casi como una acción involuntaria, la mano que sostenía la navaja se presionó con fuerza contra la garganta de Ventus, atravesando fácilmente su cerebro. Los movimientos se detuvieron y la sangre espesa chorreaba entre sus manos.

Sus ojos de abrieron de golpe y se sentó rápidamente mirando sus manos. No, no había sangre. Miró a su alrededor y se encontró con unos ojos aguamarina mirándolos con preocupación.

-Tuviste una pesadilla.- Dijo Riku levantándose y acercándose hacia él para sentarse a su lado.- Tranquilo, estas bien.

Sora intento calmar su respiración agitada y casi por instinto llevo su mano a su vientre. Todo estaba bien, el bulto seguía allí y un calor familiar lo hizo calmarse.

Riku vio este gesto y se preocupó. Quizás la comida le había sentado mal y le dolía el estomago.

-No fue una pesadilla.- Dijo Sora, arreglando su capa y acercándose al fuego. -Fue un recuerdo...

-Oh... no fue un buen recuerdo entonces.

Sora negó con la cabeza y ambos se quedaron en silencio por unos minutos. Sora había perdido el sueño y por alguna razón, no podía dejar de mirar el fuego que tenia en frente. Era cálido y con Vanitas acostado detrás de su espalda no debía preocuparse del frío.

-Recordé... -Comenzó a contar. -Como fue que salí de la ciudad. Como fue que... tuve que acabar con mi propio Alfa.

Los ojos de Riku se agrandaron y podía ver como la mirada de Sora bajaba, lo veía triste y podía jurar que vio una lágrima rodar por su mejilla.

-El había desaparecido una noche... había ido por provisiones y nunca volvió. Yo... Yo lo esperé, día tras día lo esperé, pero nunca volvió. Hasta que la comida se agotó y me vi obligo a dejar el departamento.- Dejo salir un largo suspiro y continuó.- Siempre... todas esas semanas que estuve encerrado solo en el departamento... siempre tuve la esperanza de que volvería, hasta el último segundo. Pero... fui un idiota, estaba viviendo en mi mundo de fantasía donde todo salia bien y a mi modo.

Sora no pudo más, sus lágrimas se desbordaron y ligeros gemidos salían de su garganta intentado reprimir el llanto.

-El estaba allí... justo en el riachuelo donde dijo que iría semanas antes. Cubierto de lodo y sangre. -Dijo Sora con una sonrisa falsa. Limpiando su nariz con la manga de su sudadera.- El estaba convertido en una de esas cosas y yo... no podía dejarlo así.

Riku rodeó con su brazo la espalda de Sora y lo acaricio como consuelo. El sabia que algo así había sucedido pero escucharlo con las palabras de Sora, realmente había sido una experiencia horrible. No sabia que decirle para consolarlo. Siempre fue malo con las palabras y realmente no encontraba las palabras adecuadas.

-Y lo peor. . -Dijo Sora repentinamente, captando la atención de Riku nuevamente.- Que él fue asesinado por personas vivas.

Riku abrió los ojos consternado. Esto ya era diferente a lo que se había imaginado.

-Él... tenia agujeros en toda su espalda... le habían disparado y ninguna de sus pertenencias estaban con él.

-Seguramente fueron saqueadores.- Dijo Riku con el ceño fruncido.- Esos malditos...

Sora solo asintió y se quedó en silencio. Limpio sus lágrimas y no dijo nada mas sobre el tema. No quería entrar en detalles y tampoco debía hacerlo, Riku entendió perfectamente e indagar mas solo incomodaria.

-Y... ¿A donde iras ahora? -Cambio el tema Riku.

-Mi plan, es llegar al campamento Darlyn.- Respondió Sora.

-Eso esta bastante lejos.

-Es el único lugar que vi adecuado.

-¿Adecuado?

Sora lo miró por unos segundos y luego bajó la cabeza. Ya hablar con un desconocido sobre lo sucedido con Ven no había sido muy inteligente. Pero no se arrepentía, sentía que un gran peso había desaparecido de sus hombros. Desahogarse lo había ayudado para aclarar sus ideas y ahora estaba mucho más tranquilo. Aun así, no lo suficiente como para querer confiar por completo en un alfa que acababa de conocer.

-Cosas mías. -Respondió cortante.

Riku entendió la indirecta y no preguntó mas.

-Bueno, solo queda esperar al amanecer y podrás seguir tu camino.

Sora lo miró con una sonrisa algo melancólica y Riku se la devolví del mismo modo. Pero esa sonrisa cayó cuando el fuerte sonido de un disparo se escuchó. Extremadamente cerca de ellos. Vanitas se levantó inmediatamente y su pelaje se erizó. Sora lo tomó del collar y lo jaló para que no ladrara.

-¿Que fue eso?- Preguntó Sora mirando cauteloso por una de las ventanas rotas.

Riku no dijo nada, se puso detrás de Sora para mirar también, pero con la oscuridad de la noche no se lograba ver nada. De todos modos cubrió el fuego de la fogata y rápidamente la apagó.
Los muertos lentamente dejaron el lugar, seguramente siguiendo el sonido del disparo.

-No estoy seguro pero es mejor movernos. Las personas de estos alrededores no son del todo amigables.

Riku guardó sus cosas y ayudó a Sora para ponerse la mochila. Revisando en todo momento los alrededores.
Tan pronto como bajaron las escaleras otro fuerte disparo se escuchó. Está vez, se podían ver algunas luces afuera, probablemente antorchas o alguna linterna.

-Es por aquí. -Se escuchó una voz gruesa.

Riku y Sora estaban escondidos detrás de unos troncos apilados cerca de la fabrica. Notaron a tres hombres, armados con machetes y armas de fuego, exterminando a los caminantes que se encontraban cerca. Uno tras otro, los cuerpos caían. Solo veían tres sujetos armados, pero Riku estaba seguro de que había más de ellos por los alrededores.

-¿Seguro que fue en este lugar? -Preguntó un hombre alto y con la cara cubierta con un saco de tela. Probablemente el líder del grupo.

-Si, se escucharon disparos hace unas horas.

-Y el olor aun se percibe en el aire... ¡búsquenlo! ¡No debe estar muy lejos!

Los ojos de Riku se entrecerraron. Podía reconocer a esos hombres y no era nada bueno. Y al juzgar por sus comentarios tenia una idea de que buscaban.

-Sora...-Susurró Riku, tomando los hombros del castaño. -Esos hombre... no son buenas personas.

Sora tragó saliva y se puso la capucha de su capa. Podía notar la mirada preocupada de Riku y el miedo en sus temblorosas manos.

-Presta atención. Yo los voy a distraer. Cuando veas la oportunidad adentrate al bosque y corre, sin mirar a tras. Esos hombres no deben saber que estas aquí.

-Pero... ¿Que pasará contigo?- Preguntó Sora con angustia.

-Yo estaré bien.

Riku le sonrió y antes de que Sora pudiera decir algo más salio de su escondite, con el rifle fuertemente agarrado.

-¿Por que tanto alboroto? -Dijo Riku, con fastidio. Caminando a paso lento.

Los hombres de inmediato le amputaron con sus armas y lo alumbraron con las linternas, pero el hombre del saco en la cabeza pareció reconocerlo.

-Miren que sorpresa. Si es Riku, el lobo solitario. -Hablo el hombre con una gran sonrisa en su rostro. -¿Que te trae por aquí?

Sora se mantuvo escondido entre la madera y los matorrales, escuchando a los hombres hablar con Riku. El hombre mas alto caminaba en círculos alrededor de él, como un felino acechando a una presa, tenia un bate de béisbol con clavos en su mano derecha, haciendo un desagradable sonido al arrastrarlo cuando caminaba. Sora estaba asustado y temía por el bien de su compañero.

-Lo mismo pregunto ¿Que hacen ustedes aquí? -Riku dio un paso al frente con la espalda erguida. No parecía intimidado en absoluto. - Este es mi lugar de descanso, fuera de sus territorios.

-Uno de mis hombres que patrullaba la zona escuchó disparos cercanos.- El hombre del saco habló.

-Si, fui yo. Me vi rodeado esta noche por caminantes.

-Y... ¿Estas solo, Riku?- Agregó.

Riku se mantuvo firme, sabia que esos hombres no estaba aquí por él o por los disparos. Era el dulce aroma de Sora que los atraía como abejas a la miel. Sabia que mentir era arriesgado pero debía hacer tiempo suficiente para que el omega pudiera alejarse del lugar.

-Si, estoy solo. -Respondió al fin.

-¿Que dicen ustedes chicos? Yo creo que nos esta escondiendo algo.

-No es tan notorio como antes, pero el olor persiste.- Agrego otro.

-El olor de un Omega.

Sora se cubrió la boca y se aferró a Vanitas temblando. Ellos estaban allí por él. Y de algún modo, también imaginó que el encuentro con Riku tampoco había sido casualidad.

-¿Un omega? Creí que en este mundo ya no existían. -Dijo Riku, fingiendo una risa.

-Si, y no es cualquier Omega. Puedo oler algo muy especial en este. - Dijo el líder. -Esta preñado.

Chapter 7: El deber de protegerlo.

Notes:

Las actualizaciones son rápidas porque es un Fic que escribo también por Wattpad donde esta mucho mas avanzado, espero ponerme al día aquí, Aun estoy aprendiendo a usar esta plataforma. :0

Chapter Text

Los ojos de Riku se abrieron sorprendido ¿Eso era cierto? ¿ El omega que había conocido llevaba una vida en su interior y no se había dado cuenta? Eso explicaría su extraño comportamiento. Y tomaría sentido ese repentino instinto de protección que había activado hace unas horas.
Esto era malo, Riku sintió que su corazón se apretaba. Si esos hombres descubrían a Sora, algo muy malo le pasaría y él no lo iba a permitir.

Sora estaba en duda de que hacer. Estaba completamente paralizado entre los arbustos, sudando frío y con la respiración acelerada. Ellos lo sabían todo, y ahora Riku también se había enterado. Quizás ahora también intentaría atraparlo. Se sentía solo contra él mundo y por un segundo pensó en simplemente rendirse. No había nada que pudiera hacer contra ellos.

-Ya les dije. Estoy solo. -Dijo Riku con firmeza en su voz.- Me fui de su grupo por esa razón. Para estar solo.

El hombre del saco se le acercó, invadiendo completamente el espacio personal de Riku y lo miró a los ojos. Casi en una batalla mental.
Por otro lado, Sora escuchó las palabras de Riku como una señal esperanzadora. Riku sabia la verdad y aun así lo estaba ayudando. Eso lo vió como un empuje para seguir con el plan. Se escabulló entre los matorrales, lo mas sigiloso posible. De alguna forma, la casería del siervo le había servido en este momento, ya estaba casi fuera de la vista de esos hombres. Pero no todo era perfecto.

-¡Ey! ¡¿Quien es?!- Gritó un cuarto hombre, alumbrando con su linterna en dirección a Sora.

Sora inmediatamente reaccionó, tomó impulsó y comenzó a correr. Tan rápido como sus piernas fueran capases y su cuerpo pudiera resistir.

-¡Aquí está! ¡Por aq... Aaagh!- Chilló el hombre cuando su pierna fue mordida por Vanitas. Dándole tiempo a Sora para tomar distancia.

El resto del grupo fue alertado y rápidamente corrieron en dirección a los gritos. Riku no se quedaría con los brazos cruzados y levantó su rifle para acertar el primer disparo a la espalda de uno de los hombres, matándolo al instante.

-¡Maldito perro bastardo!- Gritó el líder, sacando su pistola para disparale a Riku.

Pero antes de poder apuntar, Riku ya se había escondido entre los árboles.

-¡Encuentren a ese bastardo! ¡Lo quiero muerto!- Ordenó con enojo. - ¡Quiero a esos dos completamente muertos!

Sora siguió corriendo, sin mirar atrás. Escuchaba disparos y algunos gritos pero no se detuvo. El aire frío lastimaba su garganta y la nieve dificultaba el movimiento de sus piernas. Pero la adrenalina impedía que se detuviera. Algunas balas rozaban la corteza de árboles cercanos pero la oscuridad de la noche facilitó un poco las cosas.
Por otro lado, Riku había logrado escabullirse, apunto con su rifle y nuevamente acertó en la cabeza de otro hombre. Sabia que le traería problemas a futuro, pero prefería el bienestar del omega a ser cómplice de esos bastardos.

Sora llego hasta el borde de un extenso río. La corriente era muy fuerte para intentar cruzar y ya estaba demasiado cansado para seguir corriendo. Le costaba respirar y sus piernas temblaban, pero desesperadamente buscaba una forma de seguir adelante. Miró a su alrededor y todo lo que veía era oscuridad, árboles y el sonido del agua.

-¡Búsquenlo! ¡No pudo haber cruzado el río!- Escuchó al hombre del saco gritar.

Efectivamente, no podía cruzar el río, Vanitas no había regresado y probablemente era su propio olor quien tarde o temprano lo iba a delatar. Corrió por la orilla del río esperanzado de poder encontrar un puente. Pero para su mala suerte solo se encontró con un camino sin salida. Un acantilado por donde caía la cascada del río. Podía escuchar a los hombres gritar a sus espaldas y solo considero saltar.

-¿Donde se fue?

-¡No puede desaparecer!

Los hombres habían llegado a la cornisa pero no encontraron nada, alumbraron con sus linternas el fondo del precipicio pero solo habían rocas y agua. Lo que no sabían, es que Sora había encontrado una pequeña grieta en el acantilado, con la espalda contra la roca y ambas manos en su boca, rogando no ser encontrado. Podía escuchar a esos tipos sobre él y la luz de la linterna rozar sus pies. Cerró los ojos y esperó, estaba sudando por los nervios y sus rodillas temblaban, dando un pequeño salto cuando escuchó un fuerte disparo, seguido de otro y los gritos de los hombres. No entendía que estaba pasando pero no quería salir para averiguarlo. Pero después de unos eternos minutos, todo quedo en completo silencio. No se escuchaban los disparos ni esos sujetos, nada. Solo escuchaba los pasos de alguien acercándose al precipicio y como la tierra caía del borde sobre él.

-¡Aquí estabas!- Se escuchó repentinamente una voz familiar, y una cabellera plateada se asomó por la orilla.

Sora dio un salto seguido de un gemido aterrado, pero rápidamente se relajó al darse cuenta que era Riku quien se asomaba.

-Maldita sea, casi me matas de un infarto... -Suspiro Sora aliviado, llevando una mano a su pecho para calmarse.

Riku solo soltó una risa, ofreciéndole al castaño una mano para salir de su escondite. Sora acepto la ayuda y al subir pudo notar varios cuerpos tirados en el suelo, incluidos el hombre del saco.

-Tu... ¿Los mataste? -Pregunto Sora sorprendido.

-Ellos son perros. Ladran pero no muerden. -Bromeó Riku, revisando los cuerpos para ver si encontraba algo de utilidad.- No es por presumir pero... si en puntería se refiere, ellos nunca pudieron contra mi.

Sora recogió una linterna del suelo y se sentó derrotado. Ya mas aliviado de que el peligro había pasado. Pero ahora venia otro problema. Riku levantó la mirada hacia Sora, entrecerrando los ojos de forma interrogante.

-Escondías un gran secreto ¿Eh?- Dijo tranquilamente Riku, guardando algunas balas y pistolas en su mochila que había tomado de los cuerpos.

Sora no dijo nada, bajo la cabeza avergonzado y se cubrió mas con su capa, ahora que la adrenalina bajaba el frío comenzaba a sentirse.

-Puedo entenderlo. -Continuo Riku. -Porque no me dijiste. Lo estabas protegido de un extraño y es completamente comprensible.

Riku se le acercó y se sentó a su lado sobres nieve, cubriendo su espalda con una de las chaquetas de cuero que traía uno de esos hombres. Llevó la mano a su cabeza y acarició ese rebelde cabello castaño.

-Eres realmente increíble, Sora.

La mirada de Sora se iluminó y levantó la vista para encontrarse con los ojos de Riku. Ambos sonrieron y Sora definitivamente le perdió el miedo a esos ojos aguamarina que tenia en frente, al contrario, Riku nuevamente lo había salvado, y de un destino peor que la muerte.

-Gracias, Riku.

-No tienes que agradecerme. Al contrario, yo debería agradecerte.

-¿Eh? ¿Por que? Tu fuste el que me salvó. -Dijo Sora confundido.

-Pero tu fuiste el que me recordó de que seguimos siendo humanos.- Respondió Riku.

Ambos se quedaron en silencio por unos minutos mas. Sora reflexionó por un momento las palabras de Riku y podía sentir como su cuerpo se relajó con su presencia. Silbó un par de veces hasta que Vanitas llegó a ellos y Riku se tomó unos minutos para explicarle a Sora de donde venían esos hombres. Que eran una banda de saqueadores muy temidos de los alrededores y que el sujeto del saco solo era el líder de uno de los cuantos grupos que salían a patrullar. Riku se había ido de ese lugar por la misma razón, sus acciones eran inhumanas, robaban, violaban y mataban. No tenían ningún control y Riku no quería ser parte de algo tan aberrante.

-¿Te sientes bien?-Pregunto Riku después de terminar de explicar.

Sora entendió a que se refería y asintió con la cabeza.

-Si, he tenido peores.

-Debe ser difícil.... ya sabes, estar en esas condiciones en un mundo como este.

-No hay mucho que pueda hacer, mas que seguir luchando.

Riku abrió la boca para preguntar algo pero rápidamente la cerró, no quería incomodar a Sora con sus preguntas pero la curiosidad de saber más lo hizo ceder.

-¿P-Puedo..ver? -Pregunto tímidamente.

Sora ladeó la cabeza sin entender al principio, pero entendió cuando Riku apuntó hacia abajo con su dedo. Por un momento dudó, pero al ver lo avergonzado que estaba el alfa con la pregunta le dio algo de gracia, hasta lo consideraba algo tierno.

-Oh... si. -Respondió, se sentó con las piernas cruzadas y levantó su capa. Dejando a la vista un abultado vientre bajo la sudadera roja.- Creo que tengo 4 meses, no llevo muy bien la cuenta.

-Es... increíble... -Dijo Riku con los ojos muy abiertos. Sora podía ver un poco de emoción en ellos.- Y no me había dado cuenta.

Llevó la mano al vientre de Sora, quien al instante se tensó, lo que provocó que Riku apartara la mano casi de inmediato.

-Perdón. No quise incomodarte.- Se disculpó Riku.

-No, tranquilo, puedes hacerlo, solo que no estoy acostumbrado a que otra persona me toque.

Riku lo entendió, era lógico que estos cuatro meses Sora había luchado solo, sin ayuda de nadie. Volvió a llevar su mano al vientre de Sora y esta vez si logró posar la palma de la mano en la tela. Podía sentir un extraño calor que provenía de la zona, y muchas emociones fluían por su pecho. Había una vida allí adentro, cálida reconfortante. Riku no pudo evitar sonreír y comprendió el encuentro que había tenido con Sora.

-Muy bien, hay que buscar un lugar para pasar la noche y seguir caminando por la mañana.- Dijo Riku, retirando la mano del vientre del castaño y levantándose del suelo, sacudiendo la nieve de sus pantalones. Sora lo miró confundido, se levantó y arregló su capa nuevamente.

-¿Eh?

-¿Que?- pregunto Riku al ver que Sora lo miraba sin entender. -¿No esta decidido? Te acompañaré hasta el campamento Darlyn.

Sora soltó un quejido de sorpresa, abrió la boca para decir algo pero al no encontrar una palabra la volvió a cerrar. Riku comenzó a caminar de regreso a la fabrica, a paso lento para que Sora no se quedara atrás.

-¿Por que me vas a acompañar? - Pregunto Sora al fin. Apresurando el paso para llegar al un lado de Riku.

Riku lo miró sin ninguna expresión y parecía pensar bien en una respuesta.

-Simplemente... no puedo dejarte solo.-Dijo tranquilamente.- Es un viaje largo y quiero que llegues a salvo. Ese bebé debe nacer y quiere estar presente cuando eso suceda.

Las mejillas de Sora se enrojecieron intensamente y casi tropieza con sus pies. Nunca esperó encontrar a alguien que quisiera ayudarlo. Estaba cautivado y a la vez muy feliz.

-N-No se como agradecerte... -Dijo Sora avergonzado.

-No debes... después de todo, ya estaba obligado a abandonar este lugar. -Dijo Riku con un tono mas serio. -Esos hombres tarde o temprano se enteraran de lo ocurrido. Maté a varios de ellos pero estoy seguro que otros escaparon... es por eso que volveremos a ver si el ciervo que cazaste sigue intacto y nos iremos. Quedarnos aquí no es buena idea...

-Entiendo.

Riku le dio una sonrisa a ver que no reprochaba nada y los tres se pusieron en marcha. Ya encontrarían un lugar mejor para dormir. Por suerte no se habían topado con ningún caminante, tampoco humanos. Solo la oscuridad de la noche alumbrados por la luz de una hermosa luna llena.

 

Chapter 8: Todo nos toma tiempo.

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Pasaron dos semanas. Riku y Sora por fin habían salido del frondoso bosque, llegando a sectores más residenciales. Villas abandonadas y en su mayoría con caminantes en cada esquina, debían ser precavidos y pasar de forma silenciosa. Revisaban cada casa en busca de comida o suministros. Sora estaba agradecido de poder dormir en una cama después de meses en la intemperie, quizás no estaban del todo limpias pero era mucho más cómodo que dormir en una cueva o sobre un árbol y su espalda se lo agradecía.

-Esta vacía.- Dijo Riku suspirando, viendo que la alacena de la quinta casa que revisaban no había nada para comer.

Se extrañó al no escuchar la voz de su compañero. A pesar de solo ser dos semanas desde que se conocieron, Riku rápidamente se acostumbro a su presencia. Se dio cuenta de que Sora era muy hablador, preguntaba por todo y contaba grandes historias. A Riku no le molestaba, estuvo solo muchos meses y de algun modo imaginó que se volvería algo mas antisocial con el tiempo. Pero al conocer a Sora, esos pensamientos abandonaron su mente por completo, disfrutaba su compañía y no le daría vergüenza admitirlo.

Riku se dio vuelta y miró a su alrededor. Efectivamente, Sora no estaba con él. Cosa que inmediatamente lo alarmó.

-¡¿Sora?!- Gritó Riku algo ansioso.

-¿Que sucede, Riku?- Se escuchó la voz de Sora a lo lejos.

Riku pudo escuchar que la voz venia del segundo piso de la casa. Subió las escaleras desgastadas y pudo escuchar una pequeña melodía. Reconoció al instante que era Sora el que tarareaba una canción de cuna. Siguió el sonido hasta encontrar con una habitación bien iluminada, las paredes eran amarillas con diseños de jirafas. También habían muchos peluches y juguetes, con una cuna rota a un lado de la pared junto a una cama. Sora estaba justo en frente de un cajón de ropa, sosteniendo una prenda de bebé con diseños de Mickey con ambas manos y Vanitas sentado justo detrás de él mordiendo un peluche. Riku se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta, viendo como los ojos del moreno brillaban mientras seguía con la canción, con una sonrisa que consideraba totalmente genuina, haciéndolo sonreír a él también.

-¿Crees que podemos llevarnos esto? -Pregunto Sora, llevando la pequeña prenda a su vientre.

-No creo que haya problema con eso.-Respondió Riku con una sonrisa.

Sora miró a Riku con una gran sonrisa mostrando los dientes y siguió revisando la ropa de bebé. Sabia que no podía llevarse todo, pero seleccionó las que más le gustaban, junto con algunos juguetes pequeños que fácilmente cabían en su mochila. Riku no le dijo nada, el omega se veía tan feliz que no quería arruinar el momento. De igual forma, recordó un problema que si debía hablarlo con él lo antes posible.

-Sora. -Riku lo llamó para que prestara atención.

Sora lo miró y su sonrisa se desvaneció, sabia que cuando Riku tenia una mirada seria algo malo había pasado.

-Solo nos queda una lata de verduras y un par de nueces. -Dijo Riku seriamente.- Ya llevamos un día entero sin comer nada.

-No hay nada en este pueblo.- Dijo Sora. Sentándose en la cama y bajó la mirada a la ropa de bebé que tenía en las manos. -¿Que quieres hacer?

Riku suspiró y se sentó a su lado para ver la ropa que Sora había elegido. Sabia que no era fácil tomar una decisión, menos en la situación en la que se encontraban. Pero se preocupaba por Sora. Aunque el Omega no se quejaba de absolutamente nada, sabia que su mala alimentación le afectaba mucho más que a él. Estaba esperando un bebé, su cuerpo consumía mucha más energía, se daba cuenta por lo delgado que estaba y lo rápido que se cansaba cuando caminaban.

-Pasaremos la noche aquí, ya esta atardeciendo.- Dijo Riku cabizbajo. - Quédate aquí mientras aseguro las puertas y busco algunas mantas.

Sora no parecía muy convencido con la orden, frunció el ceño y se levantó, dejando las cosas de bebé apiladas sobre la cama.

-Te ayudaré. Ya habrá tiempo de descansar.- Dijo Sora, y sin esperar una respuesta por parte de Riku, le dio la espalda y salio de la habitación.

Riku se quedó sentado un par de segundo más y dejó salir una risa. Sora nunca dejaría de sorprenderlo. Su actitud le gustaba, y lo animaba a esforzarse mucho más con esa determinación irrompible.

Sora cerró las puertas y ventanales de la casa donde se quedarían esta noche. Riku bloqueó cada entrada con muebles y las ventanas del primer piso las cubrió con periódico mojado.
Ya estaba anocheciendo. Riku sacó el mapa y lo abrió sobre el comedor donde tenían dos velas encendidas, buscó la villa donde estaban y trazó el camino que seguirían.

-Vamos a paso lento.- Menciono Sora al ver su ubicación.

-No hay mucho que podamos hacer, los caminos y carreteras están bloqueados, caminar de una provincia a otra es difícil con este clima y la búsqueda de provisiones también nos atrasa.

Sora se sentó y dejó reposar su cabeza sobre la mesa, dejando salir un largo suspiro. Podía verse en la cara lo agotado que estaba, parpadeando un par de veces para no dormirse. Riku notó esto y se le acercó, acariciando su cabello con una sonrisa en su rostro.

-Ve a dormir. Vanitas y yo haremos guardia. Mañana temprano seguiremos el paso estatal. Quizás en este pueblo no hay nada pero a unos kilómetros hay otro donde podemos seguir buscando.

Sora se irguió y estiró los brazos para que sus músculos no se tensaran. No protestó con la orden de Riku esta vez, al contrario, se levantó y subió las escaleras donde se encontraba la habitación amarilla. No estaba en las mejores condiciones pero a comparación de las otras habitaciones era la más decente y a Sora le gustaba. Riku lo siguió de cerca, esperó que se acostara y lo cubrió con algunas mantas.

Sora no tardó en quedarse dormido. Vanitas se acurrucó a los pies de la cama y como era costumbre Riku se sentó junto a la venta para tomar guardia. El frío se filtraba por la ventana rota pero Riku no parecía afectado. Observaba a los caminantes cercanos con su rifle, asegurándose de que estuvieran a una distancia prudente. Miraba a Sora de vez en cuando. Sabia que era cuestión de tiempo para que su angustia comenzara.

Pasaron unas horas, Sora comenzó a moverse incomodo en la cama. Riku esperaba que esto sucediera con mal gusto. Escuchaba al omega murmurar el nombre de alguien y subía el tono de su voz a medida que pasaban los minutos. Riku suspiró y se acercó a la cama, sabia que las pesadillas que Sora tenia cada noche era relacionado a lo ocurrido con su alfa. Eso lo apenaba, ni siquiera en sus sueños Sora podía escapar de la horrible realidad.

-Tranquilo...- Susurró Riku con suavidad, acariciando el cabello castaño del menor. - Estoy aquí.

Riku le siguió hablando y poco a poco Sora se calmó, su respiración volvió a la normalidad y se acurrucó más entre las mantas. Él quería protegerlo de cualquier cosa, y si tenia que ser su guardián hasta en sus sueños, él lo haría. No sabia porque estaba tan obsesionado con proteger a Sora, pero lo veía como una buena razón para seguir viviendo en un mundo como este. Riku sabia que sonaba estúpido si intentaba decirlo con sus palabras, pero ahora estaba luchando para seguir viendo la sonrisa de Sora, escuchar su risa, y verlo feliz. De alguna manera, seguir el legado que ese tal Ventus había dejado. Y si Sora se lo permitía, cuidaría al bebé como si fuera su propio hijo. Era un comportamiento poco común entre los alfas. Normalmente eran territoriales y no aceptaban crías de otros, pero Riku pensaba diferente. Solo viendo la sonrisa de Sora y lo entusiasmado que estaba con el bebé, a pesar de las circunstancias, podía estar de acuerdos con estar feliz de recibirlo también.

Un extraño ruido llamó la atención de Riku repentinamente, sacándolo de sus pensamientos. Vanitas de igual manera se alarmó y fue el primero en levantarse seguido del alfa. Levantó su rifle e intentó buscar el causante del extraño ruido. Parecía una especie de gemido y arrastre, bastante cerca para escucharlo tan claramente. Riku buscaba con la mira del rifle pero la oscuridad de la noche le dificultaba un poco las cosas, la luna era lo único que le daba cierta visibilidad pero no parecía ayudar en esta oportunidad. Vanitas parecía inquieto, su espalda se erizó y gruñía constantemente. Riku volvió a buscar, cada movimiento que veía eran solo algunos caminantes que deambulaban por el sector. Hasta que su mirada se encontró con algo, sus ojos se abrieron sorprendidos y por un momento casi pierde el equilibrio por la impresión. Algo gigantesco estaba allí afuera, tenia cierta forma humana pero era gordo y grotesco, casi deforme en todo lo que se supone era su rostro. Arrastraba uno de sus pies y hacia un extraño sonido, como quejidos. A Riku le temblaban las manos, apenas podía apuntar con su rifle ¿Que mierda era esa cosa? ¿Era un Zombie? Media un poco mas de dos metros y de su cuerpo salia un extraño vapor, más parecido a una especie de gas. Lo único que podía pensar era que los zombies estaban mutando o adaptándose. No había otra razón. Esa cosa era peligrosa, no había ninguna duda y estaba a solo una cuadra de ellos.

-¿Riku?- Escuchó una voz soñolienta llamándolo.

Sora había despertado, bostezo perezosamente y ladeó la cabeza al ver que Riku estaba pegado a la pared, tenia algo de sudor en su frente y parecía realmente nervioso.

-¡Shhh!- Se apresuró Riku a su lado. -Hay algo afuera.

Sora inmediatamente lo entendió y asintió con la cabeza, levantándose de la cama para ponerse sus botas y asegurarse que todas sus cosas estuvieran guardadas por si tenían que huir.

Riku mantuvo los ojos en el extraño Monstruo, vigilando su dirección, minutos después se unió Sora. Del mismo modo como Riku se había impresionado, Sora tuvo la misma reacción. Era algo increíble y al mismo tiempo terrorífico. Ninguno de los dos habia visto algo parecido antes.

-¿Q-Que hacemos?- Tartamudeo Sora algo asustado. -¿Nos vamos?

Riku negó con la cabeza.

-Por el momento, esa cosa no sabe que estamos aquí. Salir con esta oscuridad es peligro.

-Aun faltan 4 horas para el amanecer.- Confirmó Sora con su reloj. -Necesitas dormir un poco Riku.

-No puedo dormir sabiendo que hay una.... "Cosa" ... peligrosa rondando afuera.

Sora se levantó y le quitó el rifle de sus manos. Tenia una mirada seria que Riku pareció inquietarse. Para él, era raro ver a Sora serio o enojado.

-Si no duermes estarás agotado para cuando necesitemos irnos... o en casos extremos, correr. Yo me quedaré a vigilar. Duerme... aunque sea una hora, por favor.

Ambos se miraron fijamente por unos segundos, los ojos de Sora brillaban bajo la luz de la luna. Él tenía razón, si no descansaba lo suficiente no seria capaz de proteger a nadie. Y debía admitir que si estaba realmente agotado.
Suspiró con la cabeza gacha y se dirigió a la cama. Como un niño siendo regañado por su madre.

-Cualquier cosa... movimiento, sonido... no dudes en avisarme. - Dijo Riku antes de acostarse y cubrirse con las mantas.

Sora sonrió satisfecho y comenzó a vigilar por la ventana. Como siempre, Vanitas no se apartó de su lado y eso lo calmaba.
Ese Zombie extraño no se había movido demasiado desde la última vez que lo vió. Se dio cuenta que era extremadamente lento y no parecía tener una vista muy buena. Chocaba con automóviles y cambiaba su rumbo en dirección contraria. Para suerte de los chicos, parecía alejarse cada vez más. Eso les daría un respiro. Por el momento.

 

Chapter 9: Hacer lo correcto.

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Los primeros rayos del sol aparecían sobre los tejados arruinados del vecindario. La mañana era fría y Sora podía ver en su reloj que apenas marcaban las 7:44 AM. Miró hacia la cama y sonrió al ver que Riku aun dormía. No quiso despertarlo, los días anteriores habían sido muy agotadores para ambos y quería que Riku descansara lo suficiente.

-Será un bonito día. -Susurro Sora al ver que el sol se asomaba lentamente.

El invierno estaba por terminar y la nieve comenzaba a derretirse. Traería algunos beneficios como problemas a futuro. Pero a Sora no le importaba en ese momento. Quería tomarse un respiro, sin pensar en nada. Solo admirar el amanecer y sentir el cálido sol por fin en su maltratada piel. 

Pero su paz no duraría mucho. Su atención se fijó en unas figuras que se movían a lo lejos, específicamente al fondo de la calle. Era extraño, se movían diferente a un zombie y podía ver que la atención de los caminantes de los alrededores se centraban en ellos. Sora se irguió de su asiento rápidamente y levantó el rifle para ver por la mira. Efectivamente, no eran caminantes, eran humanos. Pudo ver a tres personas, huyendo del peligro que los seguía. Sora reaccionó rápidamente y de un disparo salvó a uno de ellos, de cabello largo y negro, seguramente una mujer que claramente se veía en problemas. La bala llegó al caminante, pero como su puntería no era muy buena como la de Riku solo pudo darle tiempo a la chica para correr. Inmediatamente el sonido del disparo despertó a Riku.

-¡¿Q-Que sucede?! ¡¿Sora?! - Salto el mayor del susto, mirando a su alrededor completamente desconcertado.

-Shhh.. -Susurró Sora, sin despegar los ojos de la mira y después de unos segundos nuevamente disparó.

-¿Por que disparas, Sora? ¡El ruido los alertara!- Dijo Riku acercándose sin entender lo que pasaba.

-Con todo el alboroto que hay afuera, créeme que los disparos ni los tomaran en cuenta.- Dijo Sora mientras disparaba otra vez.- Mira, allí, en la casa blanca.

Riku se acercó y tomó los binoculares que Sora tenia en sus piernas. Buscó la casa blanca y rápidamente divisó una gran multitud de caminantes al fondo de la calle, intentando entrar a una casa, desde la ventana veía a unas personas disparando intentando despejar el área. El sonido de los disparos también provocó que algunos caminantes comenzarán a golpear las paredes de la casa en la que ellos estaban.

-Sora, lo que hiciste fue imprudente. - se quejó Riku con seriedad. -Te dije que me avisaras cuando algo pasara.

Sora lo miró con el ceño fruncido.

-No tenia tiempo, si te despertaba una de esas personas ya estaría muerta.

-Sora... piensa en tí primero, estas poniendo en riesgo al...

-No los dejaré morir Riku, hay una chica entre ellos y tienen miedo igual que nosotros. Están corriendo por sus vidas.

El sonido de un vidrio rompiéndose silencio la discusión, ambos se miraron algo enojados. Riku quería hacer entender a Sora que no siempre se podía ser un héroe. El no podía, no teniendo una carga tan grande como un bebé. Pero la mirada determinada del moreno dejaba claro que no cambiaría su opinión al respeto.

Riku suspiró pesadamente y llevó una mano a su frente, apartándose el flequillo de la cara. 

-Perdón. Es solo... que esto fue peligroso.- Llevó una mano al hombro de Sora.- Por favor...

Sora le sonrió ampliamente y llevó su mano sobre la de Riku, que seguía en su hombro. Sabia que Riku no lo hacia con mala intención. Era extremadamente sobreprotector y solo quería el bien para ambos.

El momento fue arruinado cuando un zombie interrumpió en la habitación. Riku reaccionó rápidamente y sacó una pistola de su cinturón, disparando con precisión en su Cabeza. El cuerpo cayó a centímetros de ellos, escuchando que mas de ellos subían las escaleras.

-¡Debemos irnos!- Gritó Riku.

Sora tomó su mochila y el rifle, siguiendo a Riku por los pasillos de la casa. Sabían que bajar las escaleras era imposible, por lo que solo quedaba salir por una de las ventanas del segundo piso. Llegaron hasta la habitación trasera, donde una parte de la pared se había derrumbado. Llevaba al jardín trasero y un posible camino pasando la cerca de madera. Lo difícil, era saltar sin salir lastimado.

-Toma mi mano. - Dijo Riku, siendo el primero el deslizarse por el tejado.

Sora obedeció. Tomó la mano de Riku con fuerza y lentamente comenzó a seguirlo. Su único apoyo para no resbalar  era Vanitas, quien iba a su lado lentamente bajando una pata después de la otra. Pero por mas  cuidadosos que intentaban ser, los caminantes les seguían de cerca y Riku comenzó a ponerse nervioso. Si caían, aunque no fuera una altura considerable, temía que Sora se hiciera daño o al bebé.

Riku se acercó hasta la orilla y miró abajo de ellos. Por suerte no había peligro. Los caminantes estaban dentro de la casa y el resto, seguramente siguiendo al otro grupo que Sora salvó. Era una buena distracción.

-Voy a saltar.- Susurró Riku, asegurándose de que Sora lo escuchara para prepararse también.

Sora asintió y se agarró del chaleco militar de Vanitas. Estaba nervioso y miraba a sus espaldas todo el tiempo. Los Zombies estaban arrumbados en la ventana y otros en la grieta intentando pasar. Riku se deslizó cuidadosamente y cayó sobre la nieve que aun no se derretía, amortiguando un poco la caída. Observo los alrededores y se aseguró de que no hubiera peligro.

-Muy bien Sora, deslizate, yo te atraparé.

Sora suspiró para calmarse y solo dejó una mano en Vanitas para poder prepararse. Se acercó más a la orilla viendo como Riku estiraba los brazos y asentía.
Quizás fueron sus reflejos, o la extraña sensación de que algo estaba mal. Pero Sora miró detrás de él, y vio justo el momento donde un caminante cayó del tejado, casi sobre él. Sora lo esquivó en el momento justo, casi resbalado del tejado húmedo también.

-¡Sora!- Gritó Riku preocupado, viendo que varias de esas cosas habían logrado pasar por la grieta y se deslizaban sin cuidado.

Algunos cayendo violentamente y Riku no le quedó de otra que disparar para acabar con ellos. Las cosas se estaban complicando y Sora aun estaba arriba del tejado.

-¡Arrástrate un poco mas a la derecha!  ¡Aléjate de ellos lo que mas puedas!- Dijo Riku con notable preocupación. Siguiendo con la mirada al castaño que obedecía sus palabras.

Vanitas comenzó a ladrar y gruñirles a los caminantes que se le acercaban a Sora, pero algo era diferente, por primera vez, Sora se dio cuenta de que los Zombies también intentaban agarrar a su perro. Normalmente esas cosas ignoraban a los animales, Vanitas nunca corría peligro. Pero en ésta oportunidad, los caminantes parecían más interesados en el pastor alemán que en Sora.

-¡Vanitas!- lo llamó Sora preocupado al ver que su perro se alejaba y era seguido por esas cosas.

-¡Sora salta!- Gritaba Riku desde abajo.

Sora miró a su perro y luego a Riku, realmente estaba preocupado por su compañero y el mayor podía ver en sus ojos lo aterrado que estaba por la situación. Pero Sora cerró los ojos, apretando sus dientes con fuerza y se deslizó del tejado, Riku lo atrapó en el aire, abrazándolo con fuerza e inmediatamente lo revisó para ver que no había sufrido ningún daño. Pero Sora no parecía preocupado por el mismo, miró hacia el tejado llamado a su perro. Los ladridos se habían detenido repentinamente y un fuerte alarido se escuchó ¡Estaban atacando a Vanitas!

-¡Riku, hay que ayudarlo!- Lloraba Sora desesperado por mirar sobre el tejado en busca de su amigo.

Pero no se podía ver nada, algunos caminantes caían repentinamente y Riku les disparaba en la cabeza antes de que pudieran levantarse.
Pero no pasó mucho tiempo, hasta que el cuerpo del perro cayó del tejado sobre la nieve también.

-¡Vanitas!

Sora se apresuró a su lado, encontrando heridas profundas y sangrantes en patas y lomo. El perro jadeaba con dificultad y lloraba en las manos temblorosas de Sora. El moreno intentaba levantarlo mientras Riku seguía disparando.

-Sora, no sabemos si los animales se contagian... no podemos lle....

-¡No podemos dejarlo aquí!- Sora lo interrumpió con notable dolor en su voz.

Riku se mordió el labio, tenía poco tiempo para pensar bien las cosas. Los zombies cada vez eran más y el llanto de Sora detrás de él no lo ayudaba en absoluto. Pero al darse la vuelta para verificar el estado de ambos, la mirada suplicante de Sora le llegó como una apuñala violenta en el corazón.

No podía, simplemente no podía.

Dejó salir un fuerte resoplido y se apresuró hacia Sora. Le entrego la pistola al moreno, pasó los brazos por debajo del animal y lo levantó. Su ropa se manchó de sangre y el pobre solo se quejaba y lloraba en sus brazos. Era realmente pesado pero haría el intento de salvarlo. Después de todo, el también era su compañero.

Sora se apresuró para abrir la puerta de madera que llevaba a un camino de tierra, no se veían caminantes y eso lo alivio. Apenas Riku pasó por la puerta, el moreno la cerró. Era obvio que eso no los detendría por mucho tiempo. Ambos corrieron por el camino, la mayoría de las puertas a otras casas estaban rotas, debían encontrar un nuevo escondite. El perro en los brazos de Riku era pesado y sus opciones se estaban agotando.

-¡Eey! ¡Por aquí!

Ambos levantaron la cabeza, podían escuchar la voz de una mujer.

-¡Aquí! ¡Aquí! ¡Rápido!-

Sora se dio la vuelta y sobre una pared de ladrillos se veía la cabeza de alguien haciendo señales con su mano. Sora inmediatamente retrocedió y guió a Riku hasta la reja metálica abierta donde los esperaba un hombre alto y rubio. Su mirada era seria pero apenas Riku cruzó la puerta lo ayudó con el perro tomándolo en sus brazos. Sora se dio cuenta que otro hombre, de cabello castaño y una notoria cicatriz en su cara estaba detrás de ellos, cerrando  la reja y la aseguró con un garrote de metal.

-¡Vamos, no podemos quedarnos aquí!- Dijo una chica de largo cabello negro, Sora inmediatamente la reconoció.

¡Era la chica que había salvado antes!

Ambos siguieron a la chica. Por un momento pensaron que se esconderían en esa casa, pero cruzaron los pasillos y llegaron hasta el jardín delantero donde había una camioneta roja. El hombre de la cicatriz se subió en el piloto y la chica ayudo a su compañero a subir en la parte trasera con el perro aun en sus brazos.

Por un momento, Riku dudó en subir también, y tenia la mano de Sora fuertemente agarrada. La chica estiró su mano para que subieran, eran desconocidos, desconfiaba obviamente de ellos. Pero los caminantes otra  vez estaban pisando sus talones. Su mente vaciló y ayudó a Sora para que subiera rápidamente a la camioneta. Inmediatamente cuando Riku dejó el suelo, la camioneta aceleró, atropelló a una de esas cosas en el camino y salieron a la avenida principal. Dejando la villa detrás de ellos.

Chapter 10: Nuevo destino.

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El silencio arriba del vehículo era realmente incomodo. Riku estaba ayudando con las heridas de Vanitas mientras Sora lo calmaba con caricias en su cabeza.  Ninguna de los dos tenía idea de adonde iban. La chica de cabello negro les dio algo de agua y vendajes limpios pero no dijeron ni una sola palabra. Hasta que Sora rompió el silencio.

-Gracias... -Susurró con una sonrisa algo forzada. Intentado reprime el llanto. -Nos salvaron.

La chica levantó la mirada antes de darle una sonrisa compasiva.

-Es lo mínimo que podíamos hacer, ustedes nos ayudaron primero.

Con esas palabras Sora se deshizo de toda duda. Eran las personas que había ayudado con el rifle en la villa.

-Mi nombre es Tifa. Y este señor malhumorado de aquí es Cloud.

-¡Tifa!-Se quejó el rubio, frunciendo el ceño.

-Es un buen chico. -Corrigió ella.- Y nuestro Chofer es Leon. También tiene cara de pocos amigos pero no teman, ladra pero no muerde. Mientras no lo hagan enojar.

Sora soltó una risita mientras se acomodaba mejor con las piernas cruzadas, aun sujetando la cabeza de Vanitas en su regazo para acariciarlo. Algo en su interior le decía que eran buenas personas, que no había nada que temer. Una corazonada.

-Yo soy Sora y el es mi compañero Riku.

Riku miró a ambos, asintió con la cabeza y solo mostró una media sonrisa. Sinceramente aun desconfiaba de ellos. Pero no quería decir algo indebido o ser descortés. Estaban en una camioneta en movimiento con uno de ellos herido y quien sabe donde irían ahora. Por la cercanía de las montañas y la dirección del sol solo pudo deducir que se dirigían al norte.

-¿A donde vamos?- Preguntó Sora.

Pregunta que Riku quería hacer en el primer momento en que dejaron la villa hace unas horas. Pero no se atrevió.

-Nos dirigimos a un campamento.-Dijo Cloud calmadamente.- Conocido como el Campamento del viajante.

-¿Campamento del viajante? -Repitió Sora confundido. Jamás escuchó algo sobre ese lugar y no estaba marcado en el mapa que había dejado Ventus.

-Es un lugar donde viajeros y comerciantes pueden tomar un descanso, vender su mercancía e intercambiar suministros. -Aclaró Cloud, cruzándose de brazos.- Pero para entrar debes pagar.

-Pensé que el dinero era algo sin valor hoy en día.- Comento Riku casi como si fuera un chiste de mal gusto.

-No necesariamente debe ser dinero. Ellos lo llaman "Cobrar" pero solo hacen un trueque equivalente. Te piden algo de valor a cambio de estadía y protección.

-Eso suena realmente bien.- Dijo Sora con entusiasmo.- Debe ser un lugar muy seguro para quedarse ¿No?

Tifa sonrío con ternura mientras negaba con la cabeza.

-Solo puedes quedarte máximo 3 días. No es un campamento residencial o habitable.

-Oh... ¿y eso por que?- Preguntó Sora algo decepcionado con la respuesta.

-Bueno... eso es...

-Moverse asegura tu supervivencia.- interrumpió Cloud.- Los lugares con mucha gente y muy ruidosos llaman a esas "cosas". Los asentamientos solo son jaulas que te mantienen a salvo hasta que colapsa por el número de Zombies que se van acumulando con el tiempo.

-Es por eso que El campamento del viajante va cambiando de lugar cada pocos días.- Agrego Tifa.

-Oh, ya veo. Es muy estratégico si lo veo de ese modo.- Dijo Sora con la mano es su mentón.

-¿Y como saben en que lugar estará el campamento? -Esta vez fue Riku quien preguntó con curiosidad.

-De esta manera.- Tifa sacó de su bolso un mapa algo desgastado pero lo suficientemente visible como para reconocer algunos estados y pueblos del país. -Mira estos puntos verdes, son los lugares donde el campamento se posiciona cada tres semanas. Aquí corresponde esta temporada.- Tifa marcó con su dedo el lugar de destino, cerca de un río en medio del bosque.- Luego cambian a este lugar.- Su dedo se movió en una línea recta siguiendo el río hasta otro punto verde.

-Lo único que necesitas saber es la fecha en la que te encuentras.- Dijo Cloud, para colaborar la información.- No se sigue el calendario normal, puedes comprar su calendario en el mismo campamento y no perder la noción de los días.

-Gracias por la información.- Dijo Sora.- Es realmente preciada.

Riku asintió con una sonrisa, agradecido también. Quizás podían abastecerse en el campamento si llegaban a aceptar las armas que les había robado al grupo que los había atacado en la fabrica de maderas cuando conoció a Sora. 

-De todos modos, espero tengan carpas suficientes para poder hospedarnos. -Dijo la joven haciendo un resoplido.- La última vez que visitamos el campamento estaba con mucha más gente de lo habitual.

-Por lo visto ustedes son comerciantes ¿No?- Dijo Riku al ver varias cajas en la camioneta y algunos barriles en el techo del vehículo amarrados con sogas. 

-Sip.- Respondió Tifa poniéndose de pie con ambas manos en su cintura. -¡Nosotros vendemos combustible y otros suministros para automóviles! ¡Los mejores del país!

Cloud la agarró de su pantalón para que se volviera a sentar y no se cayera del auto en movimiento. Regañandola con un pequeño golpe en la cabeza y ella haciendo un puchero.

-¿Estaban en esa villa buscando suministros?- preguntó Riku.

Ella asintió.

-Revisamos los automóviles del lugar pero uno de ellos tenia activa la alarma la noche anterior y todo se volvió un caos.

Riku y Sora se miraron nerviosos. Ellos también habían tenido graves problemas esa noche.

Riku termino de examinar los vendajes  de Vanitas y suspiro. Parecía que solo habían sido heridas superficiales y con suerte ningún órgano o músculo había sufrido algún problema. Miró su reloj  que tenia en su muñeca, habían pasado 2 horas desde que salieron de la villa. Riku revisó las pupilas del animal, abrió su hocico y reviso minuciosamente cada reacción. Pero parecía estar normal, ningún cambio del que debería preocuparse. No estaba seguro si el virus también afectaba a los animales. Vanitas estaba mas tranquilo y de vez en cuando se quejaba. Tardaría unas semanas en sanar completamente.

-¿Todo esta bien, Riku?

La voz preocupada de Sora lo sacó de sus pensamientos. Miró a su lado, encontrándose con esos ojos azul brillantes preocupados, aun se veían esas marcas debajo de sus ojos por haber llorado. No le gustaba verlo así. Llevó su mano a la cabeza de Sora y acaricio su cabello.

-Todo bien, Vanitas estará bien.

Sora le sonrió ampliamente y envolvió sus brazos alrededor del cuello del perro. Riku podía oír como Sora agradecía en susurros mientras soltaba un par de lágrimas de alivio. Entendía su preocupación. Vanitas a sido su compañero desde que todo esto inició, lo veía casi como un hermano y Sora le había dicho a Riku que era parte de la familia que tenia con Ventus, de hecho, el mismo rubio le había puesto el nombre.

-¿Y tu?-susurró Riku.- ¿Estas bien?

Sora levanto la cabeza para mirar a Riku. Podía ver que el de cabello plateado no lo estaba mirando a él específicamente, sino a su vientre, entendiendo a que iba la pregunta.

-Me duele un poco.- Respondió en un susurro. Pero mostrando una amplia sonrisa tranquilizadora.- Pero estoy bien, solo necesitaba descansar.

Riku suspiro aliviado, y tan bien como eran de eficaces esas sonrisas que le daba Sora, se relajó.

Estaban bien. Y era lo único que le importaba.

Si hubiera sido otro momento y lugar, quizás estando solos. Riku le hubiera pedido revisarlo, una costumbre que en esas semanas se le había sumado, costumbres que Riku imaginaba mas bien que eran instintos. Cada vez que Sora se quejaba, o le costaba caminar Riku inmediatamente preguntaba si estaba bien. No era médico y sus conocimientos sobre bebés y embarazos era nulo. Por lo que cualquier inquietud lo preocupaba. Pero a sora no le molestaba, al contrario, le gustaba la atención que le daba el mayor, aunque nunca lo iba a admitir.

 

Chapter 11: El campamento del viajante.

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-Es bueno saber que todos están bien.-Dijo Tifa con una sonrisa mientras buscaba algo en su bolso y estiró la mano en dirección a Riku.- Dale esto al perro, son antibióticos. Con media pastilla debería ser suficiente.

-Gracias.- Riku tomó la pastilla y ayudó a Sora para darle la patilla al perro.

Obviamente Vanitas protestó en un inicio y muy a regañadientes se trago el medicamento después de luchar por unos cuantos minutos.

-¿Y ustedes?- Pregunto Tifa.- ¿Son viajeros?

-Si, llevamos viajando juntos algunas semanas.- Respondió Sora.

-¿Solo ustedes dos?- El siguiente en preguntar fue el rubio, con notable asombro.- Parecen muy jóvenes ¿hacia donde se dirigían?

Sora miró a Riku un segundo, buscando aprobación para hablar. No quería entrar en detalles y parecía que Riku pensaba lo mismo cuando negó con la cabeza.

-Solo nosotros dos. Nos dirigimos a un asentamientos donde podamos quedarnos de manera definitiva.- Respondió Sora con una torpe sonrisa.- Decidimos viajar juntos porque nos complementabamos bien.

Sora rasco detrás de su cabeza con una sonrisa entre dientes. No podía negarlo, sino fuera  por Riku, él ya estaría metido en más problemas o algo mucho peor. 

-Oh, por aquí cerca no hay campamentos. La mayoría están a kilómetros. -Dijo Tifa con una cara algo pensativa, como si dudara en decir algo mas.

-No hemos escuchado de campamentos o asentamientos activos en muchos meses. -Dijo Cloud.-El ultimo que visitamos era  un campamento militar, pero estaba desolado. Había sido abandonado. 

Sora miró a Riku por algunos segundos algo preocupado,  pero el mayor no le devolvió la mirada. Seguía con su cabeza mirando en frente con determinación.

-Encontraremos uno que pueda recibirnos.- Dijo Riku.

Cloud lo miró seriamente, encontrándose con los ojos aguamarina de Riku. En su cabeza solo estaba la promesa que le había hecho a Sora, fuera cierto o no, ellos llegarían al campamento Darlyn antes del nacimiento del bebé.
Cloud sonrió al ver esos ojos determinados y aparto la mirada, encogiéndose de hombros.

-Les deseo suerte. La necesitaran.

-Cloud, no digas esas cosas. Ellos tiene un destino al cual llegar, los ayudara a seguir adelante. -Tifa se dirigió a ellos con una sonrisa acogedora.- Estoy segura de que ellos seguirán caminando pase lo que pase. Se tienen el uno al otro ¿No?

Riku asintió y Sora se sonrojó levemente. Las palabras de la chica eran realmente ciertas. No importaba cuanto debían caminar, cuantos obstáculos debían superar. No se iban a rendir ahora.

Luego de una hora mas de viaje entre caminos de tierra y bajadas por un camino entre las montañas. Por fin era visible el campamento a lo lejos. El sol estaba justo detrás de ellos, por lo que agradecían que la noche no los iba a pillar desprevenidos.

La camioneta se detuvo en una fila de autos, donde pasaba el control provisional. Un gran portón metálico con guardias muy bien armados en cada esquina.

-Como me lo imaginé, cada semana hay mucha más gente.- Suspiro Tifa.- Me alegro que hayan mas sobrevivientes, pero se nos está haciendo pequeño el lugar.

-Probablemente cambien la ubicación la próxima vez.- Dijo Cloud mientras se bajaba de la camioneta y revisaba unos papeles entes de acercarse a la entrada del campamento.

-Muy bien chicos, pongan atención.- Dijo Tifa, levantando su dedo índice frente a su cara.

Sora y Riku se sentaron erguidos con notable respeto para escucharla. Sacándole una carcajada a la chica.

-Recuerden que para entrar deben tener algo para dar a cambio. Pueden ser armas, comida, medicamentos...- Tifa hizo una pausa y continuó.- Drogas y alcohol. Esto último es lo que mas valor tiene aquí. En la entrada podrán cambiar esos objetos por ésto.

Tifa sacó de su bolsillo un billete azul con el número 10 marcado y se lo mostró a ambos chicos.

-Es un billete de intercambio. Hay 4 valores; 2, 5, 10, y 20. El 20 es el billete de mayor valor.

Ambos jóvenes asintieron.

-Las armas tiene un valor de 10, juntos con cualquier utensilio defensivo, los medicamentos y alimentos tiene un valor de 5, mientras que la ropa y objetos sin uso útil solo se le puede sacar un billete de 2.

-Debo suponer que las drogas y alcohol tiene un valor de 20. -Agrego Riku, lo que Tifa asintió.

-¿Por que?- Preguntó Sora.- Pensé que la comida o las armas eran mucho más importante.

Tifa se rió algo incomoda.

-Es..  algo complicado de responder.

Sora se quedó con la duda, pero no quiso insistir. Ya preguntaría mas tarde, o quizás el mismo se enteraría. Riku  sonrió divertido por la ingenuidad de Sora. Pero por la mirada seria de la chica supo de inmediato que no era bueno que Sora lo fuera a ese extremo.

-Intenten comprar todo lo posible o lo que encuentren necesario. Es un mercado grande y hay muchas cosas útiles que no encontraran en otro sitio.

-Gracias Tifa, eres muy amable al enseñarnos todo esto.- Sora le agradeció inclinando la cabeza.

-Solo quiero que sobrevivan lo que mas puedan chicos. Gente como ustedes falta en este mundo. -Tifa llevó su mano al cabello de Sora y lo revolvió. -No siempre hay alguien que te da segundas oportunidades. La muerte nos acecha en cada rincón en este mundo, y cada oportunidad es casi un milagro cuando viene de otra persona.

Cloud volvió minutos después, le pasó unos papeles a Leon y luego volvió con el grupo atrás de la camioneta.

-Debemos esperar.- Dijo algo irritado. -Un imbécil infectado entro al campamento sin decir que fue mordido. Ahora están revisando a cada persona y los vehículos.

-Lo que faltaba.- Tifa llevó la mano a su cabeza.- Simplemente no pueden buscar un lugar donde morir sin tener que perjudicar a otros.

-¿R-Revisar?- Preguntó Sora algo afligido, mirando a Riku con notable temor.

Riku notó su preocupación y rodeo su brazo por detrás de la espalda del moreno para calmarlo.

-Es un chequeo médico bastante rápido. No debes preocuparte Sora, ellos no van a lastimarte. -Dijo Tifa intentando ayudar también.

-A menos.... de que estés ocultando algo. -Se escucho una voz a su costado encontrándose con una mirada seria detrás de una cicatriz.

Leon se había bajado del auto para estirar los músculos después de manejar casi tres horas. Y tener que esperar para poder entrar al campamento lo tenia algo irritado.

-No digas esas cosas, Leon ¿Que podría esconder un niño? Si estuviera infectado ya nos hubiéramos dado cuenta.-  Tifa se bajo del auto también y se cruzó de brazos junto a León.

Leon simplemente volvió a mirar a Sora. Su mirada seria e inexpresiva incomodaba al moreno hasta sentir un leve temor en sus hombros. El miedo que sentía Sora rápidamente activo los sentidos de Riku, quien rápidamente cubrió a Sora entre sus brazos.

El lo sabia.

Riku podía ver en la mirada del castaño mayor como si estuviera leyendo a Sora y por su expresión podía deducir que sabia más de lo que le hubiera gustado.

El aire se tensó y un ligero aroma se podía sentir. Riku no sabia si estaba al nivel de un Alfa mayor que él. Pero no dejaría que intimidara a Sora. Podía sentir al menor temblando en sus brazos y eso lo ponía nervioso también.

-Ya, ustedes dos. Basta. -Interrumpió Cloud cuando se sentó a un lado de Sora, tapando la vista de Leon.- Lo estas asustando, y su Alfa no se ve nada contento.

-¿Su... Alfa?- Preguntó Tifa con asombro y un ligero brillo en sus ojos.- ¿Por que no lo habían dicho antes? Si Riku es un alfa entonces Sora es...

-No lo digas.- La interrumpió Sora. Ocultando su cabeza en el pecho de Riku.- Por favor...

Tifa llevó ambas manos a su boca y asintió. Era lógico su temor y ella fácilmente comprendió. Los malos tratos hacia los Omegas era algo que todo el mundo sabia.

Hubo unos minutos de silencio en el grupo. Hasta que Leon suspiro.

-Lamento lo que dije.- Dijo con una expresión más tranquila. Ofreciéndole a Sora un billete de color rojo sin ningún tipo de numeración.-Solo quería comprobarlo.

-Hay mejores formas de hacerlas cosas, tonto.- Se quejó Tifa.

Sora miró a Leon un leve momento, antes de estirar la mano tímidamente y tomar el billete. Lo examinó por ambos lados sin comprender para que servía.

-Es un billete especial, para objetos específicos. Llévalo a la farmacia cuando entremos y canjealo. Te será útil. -Dijo Leon con una sonrisa confiada.

-Gracias... creo. -Respondió Sora, aun cohibido por lo sucedido.

-Y no te preocupes, se honesto con los guardias cuando te hagan preguntas. Es lo mejor que puedes hacer para salir rápido del embrollo. -Dijo Leon antes de volver al volante para avanzar.

Las horas pasaron y cuando la noche cayó sobre ellos por fin habían llegado a la puerta del campamento.

-Sora.- Dijo Riku levemente para despertar al moreno, quien se había dormido en su regazo junto a Vanitas. -Sora despierta.

-Hum... ¿Riku? -Dijo Sora algo soñoliento.

-Ya casi es nuestro turno.

¿Es así?.- Preguntó Sora, estirándose en su sitió y acomodando su capa para cubrirse. No había notado la baja temperatura del ambiente.

Frente a ellos solo quedaba un vehículo, que después de unos minutos los hicieron pasar, siendo su turno para la revisión.

-¿Cuantos son? -Dijo un hombre alto y fornido, con un anotador en sus manos.

-Somo 5, mas una mascota. -Respondió Leon.

-¿Algún herido?

-Nuestro Perro. Fue lastimado hace poco.

La mirada de hombre se dirigió a la parte trasera de la camioneta. Y con un ligero movimiento de manos ordenó a unos hombres a revisar.

-¿Fueron atacados por infectados?

-Si, esta mañana. Pero salimos ilesos. Solo el animal salio lastimado.

Un hombre se acercó a ellos y examinó al perro con un par de guantes. La mirada de Sora era de extrema preocupación ¿Y si se llevaban a Vanitas? ¿O lo consideraban un peligro? ¿Lo matarían?

-Heridas superficiales jefe. -Dijo el hombre que lo examinaba.- No hay riesgo de contagio.

Sora soltó un notable suspiro y Riku se relajó también.

-Asegúrate de desinfectar las heridas del animal y laven sus manos antes de consumir alimentos. -Ordenó el hombre del anotador.

-Lo haremos.- Dijo Leon.

-Muy bien, pasen. Cuando crucen el portón deberán doblar a la derecha. Todos los miembros del grupo deberán bajar del vehículo y ser examinados antes de poder pasar a la zona de canje. Su vehículo y pertenencias serán revisados también.

Dicho esto, el hombre le entrego a Leon una tarjeta amarilla con el número 5 y el gran portón metálico se abrió para dejarlos pasar. Leon agradeció y siguió las indicaciones del  Guardia. Sora y Riku estaban sorprendidos por el enorme lugar. La oscuridad de la noche solo dejaba ver cada carpa iluminada con farolas y lámparas de aceite. Muchas personas estaban  caminando de un lugar a otro y se notaba el movimiento comercial al otro lado de una reja oxidada. Habían animales enjaulados, armas de fuego, frutas y verduras, incluso algunos objetos raros que ya eran difíciles de encontrar, como baterías, herramientas y, por mas tonto e inútil que sonara, habían decoraciones para automóviles.

La camioneta se detuvo y dos guardias se acercaron a ellos. Los hicieron bajar, llenar un par de papeles médicos y los guiaron a una gran carpa militar de color verde. El olor del cloro era fuerte y a pesar del notable desgasto de la mayoría de los implementos, se notaba la preocupación por la limpieza y el orden.

-Muy bien, Mujeres y Omegas por el lado derecho. Hombres por la izquierda.- Dijo una mujer con una bata médica. Se podía ver el nombre "Mary" escrito en su costado izquierdo.

Riku miró a Sora cuando notó que este temblaba levemente y se le acercó, poniendo ambas manos en sus hombros para que sus ojos se encontraran. Darle el valor suficiente para poder afrontar sus temores y hacerle saber que no estaba solo. El estaría allí para protegerlo y sabia que Sora también era fuerte para defenderse.

 

Chapter 12: ¿Todo está bien?

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-Ve con ellos Sora. Son médicos, es una buena oportunidad para que puedas preguntar y verificar tu estado. Yo te esperaré afuera con Vanitas.

-¿Seguro?- Dijo Sora aun no muy convencido.- ¿Que pasará cuando se enteren?

Riku abrió la boca pero no dijo nada, no sabia realmente que pasaría. No quería mostrar dudas en si mismo o cometer alguna clase de equivocación. Después de todo, Riku había aprendido a desconfiar de todo el mundo. Y ahora, Sora confiaba en él para tomar una decisión importante.
Pero no hubo tiempo para averiguarlo. Tifa se acercó a Sora al ver que no la seguía, para tomar su mano y darle una sonrisa para calmarlo.

-Tranquilos, yo estaré con Sora en todo momento. Si algo sucede mi puño se encargará de solucionarlo.

Tifa les guiñó un ojo y Sora se alejó de Riku sin apartar la mirada de él. Hasta que entraron a otra carpa a pocos metros. Dentro habia un montón de utensilios médicos bastante usados y malgastados, una camilla, pesas y otros aparatos que Sora desconocía para que servían realmente. Habían tres mujeres esperándolos, una de ellas tenia un anotador en sus manos, mientras que las otras dos rápidamente se acercaron a ellos para revisarlos.

-Muy bien. Fanny, toma nota. Mujer de unos 23 años y un omega de 16. -Dijo la mujer llamada Mary, que en un principio los había guiado al lugar, parecía ser la encargada. Ya que solo le daba ordenes a las otras tres.

Tomaron su altura, la presión, temperatura y por último, el peso de ambos. Esto último llamó la atención de una de las mujeres, tomando el peso de Sora nuevamente. Una, dos, tres veces más, pero seguía marcando un peso mayor al tamaño del adolescente. Sora comenzó a ponerse nervioso al ver que la atención de las otras dos chicas se concentraron en él también, incluso Tifa, que estaba sentada en la camilla se vio algo intrigada.
¿Debía hablar? Riku le había dicho que lo hiciera. Pero estaba demasiado nervioso para decir algo. Su ropa abrigada ocultaba gran parte, por lo que su abultado vientre no era visible a simple vista.

-Señorita Mary. Venga un momento por favor.-Dijo una de las ayudantes.

La jefa se les acerco al ver que las tres chicas miraban a Sora con curiosidad y observaban lo escrito en el anotador.

-¿Que sucede? -Pregunto.

-Es el chico. Su peso es irregular. Pero es muy delgado, sus brazos incluso presentan una leve desnutrición.

-Hmm... ¿Ya revisaron la balanza?

-Si, la jovencita tiene un peso normal. Sumando la ropa que lleva puesta no debería pesar tanto.

La mujer se acercó más a Sora y dio vueltas a su alrededor. Cada mirada que le daba la mujer Sora parecía mucho más incómodo, encogiéndose en su lugar.

-Sora ¿Verdad? ¿Tienes algo que esconder bajo tu ropa? Necesito que seas sincero con nosotras.

La mirada de la mujer se hizo más intensa sobre él. Quien solo jugaba con su capa nerviosamente ¿Que otra opción tenía?

-Quizás comí demasiado... ¿Pescado? -Intento evadir el tema con una sonrisa como último recurso, apartando la mirada de las cuatro mujeres que tenia en frente.

-El pescado no hincha la barriga de los adolescentes...

La mujer presiono su dedo índice ligeramente en el vientre de Sora.

Ya derrotado, soltó un largo suspiro antes de quitarse la capa, dejándola caer detrás de él, lentamente levanto su chaqueta y la sudadera roja. Dejando ver un leve y redondo vientre. Las cuatro mujeres retrocedieron completamente sorprendidas. Incluso una de ellas casi tropieza con una de las mesas que se encontraba detrás.

-Esto es... ¡Oh por dios!-Dijo una de ella.

Tifa se levantó rápidamente y se acercó a Sora con preocupación. Sin entender que estaba pasando. Solo veía que las mujeres habían encontrado algo en el chico pero ninguna de ellas dijo el qué.

-¿Que sucede?- Pregunto Tifa. Sora ya había vuelto a bajar su sudadera. -¿Sora esta lastimado?

-No, él está... no se que decir, esto es...- Dijo la encargada.

-Inesperado.- interrumpió Fanny. -El chico esta esperando un bebé.

Los ojos de Tifa se abrieron completamente y su mandíbula cayó ¿Eso era verdad? Sora parecía evitar mirarla a los ojos y se mantenía fuertemente agarrado de su sudadera. Estaba avergonzado e incómodo con toda esta situación.

-No hemos visto un embarazo en años. - Por fin habló otra de las ayudantes. -¡Esto es maravilloso!

Sora levantó la cabeza, para darse cuenta de la alegría que mostraban las cuatro mujeres. Tifa lo abrazó con fuerza, casi asfixiandolo.

-¡¿Por que no me lo dijiste?!- Casi gritó la pelinegra con notable emoción. -Escondiendo algo tan... ¡tan importante!

-Es... difícil revelar algo como esto.- Dijo Sora apuntando a su barriga hinchada.

-Es lógico mi niña.- Se acercó Mary con una sonrisa comprensiva.- No es algo fácil de soltar. El pequeño lo hizo bien.

-Es normal que los Omegas oculten sus embarazos.- Explico una de las jóvenes.- Es casi un instinto de defensa natural. Y en un mundo como este...

-Ay, Sora, estoy realmente feliz por tí. Tan valiente y fuerte.- Dijo Tifa aun sin soltarlo, casi como una madre orgullosa de su hijo.- Riku debe ser un padre muy orgulloso.

Sora al escuchar esas palabras se sonrojó completamente y apartó a Tifa un poco. Lo pensó por un momento, Riku era un alfa muy fuerte, valiente e inteligente. ¿Realmente piensan que ambos estaban juntos? Sabia sobre el típico cliché del indefenso Omega unido a un fuerte y sobreprotector Alfa, era algo casi natural. Pero la sola idea de olvidar a Ven hizo que su mirada vacilara ¿Que diría Ventus en este momento? Probablemente estaría enojado, a pesar de que ya habían pasado algunos meses, Sora aun lo recordaba con amor. Aun estaba la mitad de su corazón con él donde quiera que haya ido, y no menos importante, traía a su hijo dentro de él. Definitivamente no podía dejar esos sentimientos tan fácilmente ¿Que sentía por Riku? Era su compañero de viaje, pensó, un amigo también. Esas semanas que pasaron juntos han sido agradables, conociéndose mejor y Riku tuvo la paciencia para enseñarle a Sora todo lo necesario; prender una fogata, encontrar raíces comestibles, apuntar mejor con una pistola y otras cosas que poco a poco facilitaron la supervivencia de ambo. Lo que Sora debió exigir en un inicio cuando Ventus aun estaba vivo. Si tan solo hubiera sido más valiente, mas decidido, quizás las cosas hubieran sido diferentes. No se arrepentía de conocer a Riku, pero... sus recuerdos aun estaban allí, en su corazón.

-Riku no es el padre del bebé. -Explicó.

-¿En serio? Espera... no me digas que fuiste...

-¡No! No, no, no.-Dijo rápidamente Sora, sacudiendo sus manos en frente de su cara frenéticamente.- Digo... no fui abusado o algo así. Yo.. tenía una pareja, antes de viajar con Riku, pero... bueno, él...él fue asesinado.- Sora bajó la mirada al recordar lo que había visto bajo el río. Casi como una película que se repetía una y otra vez en la misma escena.- No sabia que hacer... estaba solo y sin ningún conocimiento de supervivencia... Riku me ayudó cuando estaba en peligro.

Las mujeres presentes se miraron entre ellas con una sensación de angustia. El chico había sufrido bastante antes de llegar aquí, era realmente impresionante y se necesitaba mucho coraje para viajar en esas condiciones. Era de admirar.

-Tranquilo, todo esta bien ahora. Déjanos revisarte ¿Si?- Hablo Mary calmadamente.

Sora levantó la mirada a la encargada, secó un par de lágrimas que lograron escapar y asintió con una amplia sonrisa. No le gustaba decaer de este modo, retroceder a ese tormentoso pasado que sabia no le hacía ningún bien.

"Recuerda los buenos momentos que tuviste con él"

Le había dicho Riku una vez en el transcurso de su viaje. Dándole ánimos de poder seguir con la alegría de aun estar vivo. Ventus le había dejado un sagrado tesoro que debía proteger y criar, quizás, el mas duro de los desafíos. Pero él no se rendiría, debía transmitir todo ese amor y fuerza que tenia su corazón a ese ser que estaba dentro de él.

-Flora, avísale a su grupo que tardaremos con él un poco más, para que no se preocupen.- Mary le ordenó a una de sus ayudantes antes de tomar una cinta de medir y acercarse al moreno.

-Entendido.- Dijo ella y salió de la carpa.

-Muy bien Sora, sácate la ropa. Vamos a revisar que tienes para nosotras.

Dicho esto, Sora se quitó la sudadera y su camisa de manga larga. El chaleco antibalas ya llevaba un par de semanas sin poder usarlo por lo incomodo que se le hacía al apretar su vientre, por lo que solo tardo un minuto en tener la piel descubierta.
La mirada de Tifa se iluminó aún más al verlo con sus propios ojos y las ayudantes comenzaron a trabajar. Tomaron algunas medidas, tocaron el sector con sus manos provocando algunas cosquillas en el castaño. La peor parte para el adolescente fue cuando una de las chicas examinó sus pezones. Fue vergonzoso y más al escuchar que pronto crecerian un poco mas cuando los meses de gestación estén por terminar. Sora no sabia esa parte, aunque era ridículo no haberlo pensado antes. Los Omegas daban a luz y debían alimentar a sus bebés, pero esa información nunca había pasado por la cabeza del moreno.

Pasaron unos cuantos minutos más de revisiones y sondeos, hasta que la encargada se acercó con un estetoscopio.

-Muy bien Sora, esto es lo ultimo. Quizás sientas algo frío pero esto nos ayudará a saber si el bebé esta bien.

Sora asintió mientras se recostaba en la camilla y se relajaba.
Al principio sintió un pequeño escalofrío, varios toques en diferentes partes de su vientre. La mujer cada tanto presionaba con sus dedos y le preguntaba si sentía algún dolor.

-Desearía tener un monitor para poder verlo y escucharlo adecuadamente.- Suspiro la mujer.- Hubiera sido tan bello. Desde que inició esta pesadilla no he visto un embarazo o un recién nacido.

-¿Todo esta bien con él?- Preguntó Tifa.

-Escúchalo tu misma.- respondió ella.

La encargada se levantó de su silla y le entregó el aparato a la joven con una gran sonrisa. Al principio, Tifa se entusiasmo, pero cuando acercó cuidadosamente el aparato al vientre de Sora  su mirada cambio. Mary la ayudaba a guiar el aparato en diferentes ángulos para escuchar mejor y allí estaba, un pequeño tambor resonante, lleno de vida y constante. Sora sonrío al ver la expresión de Tifa y llevó una de las manos a su vientre para acariciarlo. No necesitaba ningún aparato para escuchar a su bebé, Sora lo sentía claramente, sentía sus latidos, su energía, ese particular calor que lo llenaba de esperanzas. Podía "sentir" su corazón.

Sora terminó de vestirse y se despidió de las chicas, que lo llenaron de recetas de dieta, notas con algunos consejos e información importante para ayudarlo en lo que restaba de gestación, su embarazo iba a ser difícil sin los medicamentos correspondientes y le advirtieron que un parto sin anestesia era inevitable. Pero Sora no mostró algún signo de cobardía o miedo, estaba agradecido de que todo iba bien y le subió los ánimos.

  En el mismo instante en el que salió de la carpa se encontró con Riku esperándolo. Su mirada de preocupación era evidente a pesar de tener  su bufanda cubriendo la mitad de su rostro. La temperatura había bajado considerablemente y los primeros copos de nieve del día comenzaron a caer.

-¡Sora!- Lo llamó con notable alivio en su voz. -¿Estas bien?

-Perfectamente bien, Riku. -Sora le dio una amplia sonrisa y levanto su puño con notable energía. Lo único que necesitaba Riku para relajar los hombros y dejar salir un largo suspiro que tenia contenido.

-En perfectas condiciones, muchacho.- Dijo la encargada de enfermería detrás de Sora.- Has hecho un buen trabajo cuidando de él.

-¿E-En serio?- Tartamudeo Riku, algo avergonzado pero le alegraba escuchar esas palabras. -No sabe cuanto me alivia saberlo.

-Y espero que continúes a su lado para protegerlo.- Agrego Tifa, colocando su mano en el hombro de Sora.- Es un buen chico y necesita gente que lo ayude a su lado.

Sora se llevó la mano detrás de su nuca avergonzado y soltó una risa tímida. Pero vio la cara sonriente de Riku y como este asintió sin vacilar. Eso le aseguró de que hablaba en serio, Riku seguiría a su lado, él no estaba solo. Sora sintió algo caliente dentro de su pecho, como si su corazón estuviera ardiendo en una cálida llama que lo llenaba de luz.

Riku notó la mirada de Sora sobre él y ladeó la cabeza en su dirección.

-¿Ocurre algo, Sora?- Preguntó.

-¿Ah? No, no. Solo tengo algo de hambre.- Dijo Sora, lo primero que se le vino a la cabeza. Y no era mentira, su estómago rugía por la fatiga, ya llevaban tres días solo comiendo nueces y eso no lo satisfacía para nada.

-¡Oh! Ahora que lo mencionas, mira esto.- Riku sacó de su bolsillo un montón de boletos de colores.- León me ayudó a cambiar las armas que traíamos por boletos.

-Eso quiere decir... -Los ojos de Sora se iluminaron y tragó saliva de solo imaginarlo.

-Vamos a comer.- Sonrío Riku, divertido por la expresión del moreno.

-¡A comer!- Grito Sora de alegría, con ambas manos arriba.

 

Chapter 13: ¿Caras conocidas? Nuevos amigos.

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-¡A comer!- Grito Sora con ambas manos arriba. Sino fuera por su incomodo vientre habría saltado todo el camino de alegría.

Tifa los guió al siguiente cruce, donde un par de guardias marcaron sus muñecas con su nombre y un respectivo color.

-¿Por que la etiqueta de Riku es azul y la mía es roja?- pregunto Sora mirando la cinta plástica en su muñeca.

Era algo incomodo, se sentía como si fueran unas vacas siendo marcadas. Y la mirada de los guardias siempre se dirigía a la cinta plástica con indiferencia, como si con solo ver el color toda tu identidad quedaba al descubierto.

-Prioridades.- Dijo sin más Tifa. Algo en su mirada le dijo que no debería seguir preguntando con esos hombres armados cerca de ellos.

Cuando se alejaron del cruce y la puerta de metal detrás de ellos se cerró, Tifa tomó la mano de Sora para detener sus pasos.

-Chicos, escuchen.- Dijo ella con seriedad.

Ambos chicos se pararon erguidos uno al lado del otro para tomar atención, como lo hacían cada vez que Tifa les explica algo importante.

-Este lugar es un verdadero Zoológico, no todos son buenas personas. Habrá gente que querrá estafarlos, otros intentarán robarles y por último, aquí hay personas capaces de asesinar a otros con tal de obtener algo. No hay leyes o personal que los defienda. Los hombres armados aquí mataran a cualquiera que forme alguna clase de pleito, sin preguntar... tengan muchísimo cuidado.

Ambos chicos tragaron saliva nerviosamente. Claro, era lógico que no todo seria maravilloso en un lugar como este. Las enfermeras habían sido muy amables, igual que Tifa y su grupo, pero muy dentro de ellos sabían que no todos estaban dispuestos a ser buenas personas y no tendrían tanta suerte para seguir evitando los malos tratos.

-Las etiquetas de sus muñecas son para identificar su utilidad.- Continuó ella. -La azul que tiene Riku es para identificar a los alfas. Muchos aquí buscan trabajo y los alfas son los más solicitados. Es probable que más de uno lo intentará reclutar.

-¿Se llevaran a Riku? - Preguntó inmediatamente Sora, con notable preocupación en su voz.

Riku lo miró algo sorprendido por la reacción de su compañero y su mirada siguió a la pelinegra con impaciencia, esperando su respuesta.

Tifa dejo salir una risita que intentó silenciar con su mano.

-No, no, nadie se llevará a Riku. Solo le ofrecerán trabajo y él decidirá si tomarlo o no. Nadie lo obligará.

Ambos suspiraron aliviados y Tifa soltó otra risa, esta vez mas calmada.

-Ahora, tu etiqueta roja, Sora. No revela que eres un omega específicamente, pero sí menciona que debes ser vigilado.

-¿Vigilado?- Riku preguntó esta vez.

-Si, prioridades, Sora es importante porque es lo que los humanos esperan a futuro, "Salvar la raza humana".

Sora ladeó la cabeza algo confundido, sin entender a qué se refería. A diferencia de Riku, que asintió y entendió cada palabra.

-El bebé, Sora.- Respondió Riku la duda del adolescente mas pequeño.- El bebé que esperas es el futuro de la humanidad. Por lo que dijeron las enfermeras antes de irnos, los embarazos están siendo muy escasos, desde que todo esto inició, ninguno aquí había visto un bebé antes.

-Se darán cuenta cuando podamos entrar. Quizás no es algo importante o no muchos prestaran atención. Pero en este lugar, donde entran mas de mil personas al día, no verán a ningún solo infante.

-¿No hay niños?- Pregunto Sora ya entendiendo un poco mas la situación.

-Ninguno, de hecho, ustedes deben ser los más jóvenes entrando aquí en mucho tiempo. -Respondió Tifa con tristeza, aun así forzando una sonrisa. -Pero que eso no los agobie, la etiqueta de Sora no es tan malo, los guardias lo protegerán de cualquier cosa, tomándolo como primera prioridad.

-Eso realmente no suena mal.- Dijo Riku, poniendo una de sus manos en los hombros de Sora.- Me deja un poco mas tranquilo.

-Riku, por ningún motivo debes dejar solo a Sora.- Advirtió Tifa.- Independientemente de la vigilancia que hay, Sora sigue siendo un omega.

Riku asintió, y el agarre que tenia en Sora se apretó. No debía confiarse.

-Estaré bien, Tifa.- La voz de Sora llamó la atención de ambos.- Mientras Riku este a mi lado, estoy seguro de que todo estará bien. Además, ya puedo defenderme por mi cuenta, ambos somos imparables.

Una amplia sonrisa se vio en sus labios, y tanto Tifa como Riku lo miraron por unos segundos antes de sonreír también.
De repente, los ojos de Sora se abrieron y su mirada se desvío en varias direcciones buscando algo.

- Espera ¿Donde está Vanitas?- Recordó Sora repentinamente. - Se supone que estaría contigo, Riku.

Riku suspiro y se cruzó de brazos frunciendo en ceño.

-Ese perro testarudo no se a quedado quieto ni por un minuto. Está con Leon en este momento.

-¿Él está bien? -Pregunto Sora mas aliviado, si Vanitas tenia la fuerza suficiente como para moverse entonces no era tan grave como él lo había imaginado.

-Caminando como si nada.- respondió Riku.- Vamos, nos deben estar esperando.

Se pusieron nuevamente en marcha hacia la última puerta que separaba el cruce con el mercado. La puerta se abrió, dejando ver un montón de carpas y luces montadas entre los árboles, la noche había llegado y se podía ver la gran vida que había en el lugar. Los ojos de Sora se abrieron con asombro, viendo cada puesto con diferentes artículos. Desde comida, hasta objetos comunes. Había muchísima gente y se podía escuchar a lo lejos una alegre música.

-Esto... es genial.- Dijo Sora, intentando aguantar las ganas de correr para visitar cada tienda.

Y no era el único, Riku no dejaba de mirar en todas direcciones asombrado por el ambiente vivo del lugar. El olor de la comida los estaba matando y ya habían sido recibidos por el delicioso olor de una parrillada de conejo. Habían fogatas en todos lados, gente conversando y riendo alrededor de ellas, si no fuera por los hombres armados y algunos cadáveres envueltos en bolsas plásticas arrumbados en algunas esquinas, fácilmente se confundiría con alguna feria o festejo antes de la catástrofe.

-Ya tendrán tiempo de mirar las tiendas.- Dijo Tifa divertida por la reacción de ambos chicos. -Primero debemos ver la carpa que nos asignaron para dormir. Y por supuesto, tomar un baño.

Riku se detuvo repentinamente. Tifa y Sora lo miraron confundidos.

-¿Un... baño? ¿Tienen baños aquí?- Pregunto Riku intentando no sonar tan impaciente por la respuesta. -¿Agua caliente?

Tifa parpadeo unos segundos hasta que sus labios se curvaron en una sonrisa.

-Si, te cobran por cada cosa que usas, como el jabón y agua caliente. Pero no cobran demasiado.- respondió Tifa

La mirada de Riku se iluminó y parecía que en cualquier momento saltaba de la emoción. Sora también sonrío. No lo había notado pero el cabello de Riku parecía mucho mas largo de lo que recordaba, no se había dado cuenta porque siempre lo traía amarrado con una coleta.

Los tres caminaron entre los puestos hasta encontrar el área del campamento, una carpa tras otras, enumeradas. Hasta que Tifa repentinamente se alejó de ambos chicos, corriendo una gran distancia hasta chocar literalmente con otra mujer de largo cabello trenzado en un fuerte abrazo.

-¡Aerith!- Grito la pelinegra saltando en el mismo lugar sin soltar a la chica en sus brazos.

-¡Tifa! ¡Que alegría volver a verte!

Riku y Sora llegaron a su lado cuando el abrazo había terminado. La chica tenía unos pantalones blancos ajustados, con una chaqueta rosada que le llegaba hasta un poco mas abajo de la cadera. Su cabello castaño claro estaba trenzado, amarrado con una cinta roja y una flor blanca sujeta a ella. A su lado estaba Cloud y León conversando con otro grupo de personas. Vanitas estaba sentado bajo los pies del hombre de la cicatriz, apenas escuchó la voz de Sora este se levantó y con algo de dificultad corrió hacia el moreno.

-¡Vani!- Lo llamó Sora con alegría, acariciando su cabeza y arrodillandose sobre la nieve para poder rodear sus brazos alrededor del animal. -¡Estas Bien!

Estaba con su lomo aun vendado, igual que una de sus patas traseras, pero parecía estar bien, movía la cola y jadeaba con entusiasmo. Siempre y cuando Riku no se le acercara, porque inmediatamente apartaba la cabeza, haciendo que el joven alfa frunciera el ceño.

-Ya estaban tardando.- Dijo León cruzándose de brazos.

-Bueno, el chico presente aquí y el cachorrito fueron muy mimados allí en la enfermería.- Mencionó Tifa con diversión.

-¿Cachorrito?- pregunto Sora, dejando salir una risita.

-Tardaron en darse cuenta.

-Ey, no todos tenemos el olfato de un alfa, Leon.- Se quejó Tifa con un puchero.

-¿Todo bien?- Preguntó Leon, dirigiéndose hacia sora. Parecía más una conversación mental que él moreno llegaba a comprender sin esfuerzo.

-Todo bien, Leon.- Le sonrió sora.

-¿Quienes son, Tifa? -Pregunto Aerith uniéndose a ellos.

-¡Oh! Por supuesto.

Tifa se acercó a los dos adolescentes, jalando de ambos para que se acercaran a su amiga.

-Aerith, te presento a Sora y Riku. Nos encontramos con ellos en la villa del alba, al norte de aquí.

Riku y Sora hicieron una pequeña reverencia.

-¡Hola!- Saludó sora animadamente y Riku asintió en modo de saludo. -Es un gusto conocerte.

-¿Puedes creer que Sora tendrá un bebé?- Reveló Tifa con entusiasmo juntando sus manos en frente de su pecho.

-¿Eso es cierto? No me lo puedo creer ¡Felicidades!- La morena tomó la mano de Sora entre las suyas, sacó la flor blanca de su cabello y la colocó entre los dedos del menor. -Mucha fuerza para tí, no imaginas lo feliz que me hace saber que aún hay esperanza.

Los ojos de Sora cayeron en Tifa inmediatamente, dándole una mirada cuestionada. No le gustaba la idea de que todo el mundo se enterara de ello. Y parecía que a Riku tampoco le gustó la idea, frunció el ceño y sus labios se curvaron negativamente. Pero el gesto amigable de la chica y esa Sonrisa tan genuina bajo las luces de las fogatas tranquilizó a Sora en cierta medida.

-Tifa, no creo que sea buena idea decirles a otro sobre... ya sabes.- Dijo Sora algo inquieto.

-Tranquilo Sora, te aseguro que ella es de confianza. Nunca se lo diría si conlleva a ponerlos en peligro.- Aseguró la pelinegra palmeando los hombros de Riku, parecía estar algo tenso pero se relajó cuando Sora también lo hizo.

-No se preocupen.- Dijo Aerith con tranquilidad en su voz. Tomo la flor nuevamente y la colocó en el cabello de Sora. - Aquí estamos en confianza. Su pequeño secreto no saldrá de este grupo.

Aerith hizo un gesto con su mano, llevando su dedo índice a sus labios. Sora se tranquilizo y asintió. Si ella era del grupo de Tifa no había que preocuparse ¿O si? Riku era el menos convencido, pero aun así su expresión cambio a una más relajada.

-Vengan, les mostraré donde dormirán.- los llamo Tifa.

Ambos la siguieron hasta el interior de la carpa. Eran bastante pequeñas. Apenas cambian 8 personas, pero se veía mucho más cómodo de lo que se había imaginado. Dentro habia un hombre rubio con unos gruesos lentes para soldar, parecía estar arreglando una clase de radio sentado sobre varios cojines.

-Oh Tifa, veo que traes nuevas caras.

-Hola Cid. Sip, son Riku y Sora, nos ayudaron en la villa donde buscábamos combustible.

-Leon me contó lo que sucedió, tuvieron suerte. -El hombre apuntó con su destornillador en forma de regaño hacia Tifa.- Y la suerte no sucede dos veces, se ponen en peligro por cosas tan tontas como 2 litro de gasolina.

Tifa llevó su mano detrás de su nuca algo avergonzada. Parecía darle la razón sin cuestionarlo.

-Y ustedes dos. - Sora y Riku se sobresaltaron cuando la herramienta apunto en su dirección.- Bienvenidos al equipo, espero no sean jóvenes que les gusten los pleitos.

-No, no, para nada. No queremos causar ningún problema, Señor.- Dijo Sora con ambas manos en frente de él.

-¿Señor? Mi nombre es Cid.

Tifa puso los ojos en blanco y empujó a los chicos para que lo siguieran fuera de la tienda.

-Nos vemos luego muchachos. -Dijo el hombre, con su vista nuevamente en el aparato de sus manos.

-Esta es la tienda de los hombres, Riku dormirás aquí está noche. Mientras que Sora dormirá con nosotras en la carpa de enfrente.

-Pero..¿Por que Sora dormirá con ustedes y no con nosotros?- preguntó Riku.

-¿Y dejarlo entre tantos alfas? Ni de broma.- protestó Tifa.- Sora debe sentirse cómodo contigo. Pero Leon y tu no son los únicos alfas y creo que me sentiré mas relajada que Sora se quede con nosotras esta noche.

Riku miró a Sora, quien solo forzó una sonría y se encogió de hombros negando algún reproche, no quería llevarle la contraria a Tifa y parecía estar de acuerdo. Quizás hasta era una buena decisión, Riku ya se sentía extraño con la idea de compartir un espacio tan cerrado con otros alfas, pero no podía quejarse, le estaban dando alojamiento seguro y solo con la idea de dormir una noche sin tener que preocuparse de rotar turnos de vigilancia era para sentirse más que agradecido.

-Vamos, deben conocer al resto de la banda. -Los llamó Tifa para que la siguieran.

Caminaron hasta la fogata donde Aerith estaba cocinando en una gran olla. Podían ver a varias personas ayudado con ingredientes, carne y verduras.

-¡Ey,Tifa! Por aquí.- una Chica la llamaba con la mano levantada.

Era joven, de cabello corto y negro, traía una gorra de lana y unos lentes protectores sobre su cabeza. Sus pantalones eran cortos y traía una chaqueta negra de cuero que apenas cubría hasta sus muslos. Sora no podía verla sin que un escalofrío le recorriera la espalda. No parecía estar sufriendo por la temperatura, pero rápidamente lo asocio a la fogata cercana, el calor del lugar era bastante envolvente, o eso quería imaginar.

-¡Yuffie!- Tifa la saludó.

Riku estaba impresionado con la gran variedad de gente que tenia Tifa a su alrededor, todo el mundo la conocía, la saludaban y le deseaban buen viaje a futuro. De alguna manera sabia que todo era para el negocio, pero la alegría y compañerismo que se veía a su alrededor era legítimo. Y Tifa no perdió el tiempo para presentarlos, eran el centro de atención en ese momento, llegando con preguntas, buenos deseos y por supuesto, intentado formar algún negocio, puesto de trabajo o un simple trueque.

-¿Quienes son tus nuevos pupilos, Tifa? ¿Eh?

La chica de cabello corto se acercó haciendo un gesto dramático con su dedo, apuntando a Sora en especifico.

-¿No me digas que ya adoptaste a niños huérfanos? Ya estas tomando la mala costumbre de Aerith.

-No, No, Yuffie. Ellos son solo unos compañeros, Sora Y Riku.- Los presentó Tifa por milésima vez en una noche.- Nos ayudaron a escapar de una villa donde buscábamos suministros.

Yuffie mostró una amplia sonrisa juguetona y se cruzó de brazos.

-Lo se, lo se. Leon nos estuvo contando la historia.

Otras vez León. Pensó Riku. Claramente todo el grupo ya sabia de ellos.

-Es una suerte que hayan salido ilesos. -Ella volvió con Aerith y les hizo un gesto con la mano para que se acercaran. -De todos modos, ustedes dos no son las únicas caras nuevas que tenemos por aquí ¿No es así, Kairi?

Detrás de ella, estaba sentada sobre un tronco seco cerca del fuego, una chica de cabello rojo y ojos azules. Estaba tomando una taza de té mientras una manta cubría su espalda.

-Y me alegro que hayan sido ustedes los que me encontraron.- Sonrío ella tranquilamente y se levantó para acercarse.

Parecía algo cansada y su brazo izquierdo estaba vendado hasta mas arriba del antebrazo, su chaqueta estaba rota y aun permanecían algunas manchas de sangre en sus jeans azules. Pero a pesar de todo, hizo el esfuerzo para sonreír y saludarlos.

-Mucho gusto, mi nombre en Kairi.- Se presentó. - igual que ustedes, apenes llegué hoy a este campamento.

 

Chapter 14: Historias bajo la luz del fuego.

Chapter Text

-Oh... ¡Hola! Yo soy Sora, y él es mi compañero Riku. -Saludo Sora con alegría, mientras Riku le sonrió con un gesto de Cabeza.- ¿También fuiste encontrada por la caravana?

-Si, rescatada de hecho. Estaba en grandes problemas. Vivía en un campamento hacia el sur. Pero fuimos atacados por saqueadores. -Ella explico con la mirada baja.- Esos... asquerosos hombres me secuestraron y me llevaron por la carretera varios días encerrada en un bus con varias personas.

Kairi regreso a su asiento junto a la fogata y Sora la siguió para sentarse a su lado. Riku por otro lado se quedó junto a Aerith mientras escuchaba la historia. Yuffie les ofreció una taza de té que Sora recibió agradecido.

-Eso es... debió ser una muy mala experiencia. -Dijo Sora, apretando el agarre de la taza levemente. Era tercera vez que escuchaba algo sobre las barbaridades que hacían los saqueadores.

-Y hubiera sido peor.- Agrego Kairi.- Si no hubiera sido por Cid y compañía, no quiero imaginar que hubiera pasado conmigo.

-Nos encontramos con esos imbéciles de frente.- Continuó Yuffie.- Camino hacia aquí. Intentaron robar nuestra mercancía. Pero fueron unos idiotas, no tenían ninguna posibilidad contra nosotros.

-¿Era un grupo pequeño? - Pregunto Riku mientras se unía a ellos cerca de la fogata.- He escuchado que secuestran personas de otros campamentos. No tengo muy clara la razón pero hay rumores.

-¿Rumores?- Preguntó Sora.

-Si... dicen que ellos consumen carne humana.

Por un momento, el grupo quedó en un silencio total. Kairi palideció y llevó la mano a su boca completamente horrorizada. Aunque fuera solo un rumor, la cercanía con la muerte que había tenido con esos hombres era una experiencia que claramente no desearía repetir.

-Aterrador...- Dijo Yuffie, rompiendo el silencio.- Y asqueroso....

-Pero bueno, eso cambio.- Dijo Aerith con una sonrisa claramente forzada.- Ahora ella esta aquí junto a nosotros, pudimos liberar a todas las personas que traían con ellos y ahora tienen una nueva oportunidad.

-Aerith tiene razón.- Dijo Kairi relajando los hombros.- No puedo estar mas agradecida. Quizás no vea a mi familia nuevamente... pero estoy viva... y quiero seguir adelante.

Sora asintió y le sonrió.

-Hay que aprovechar las nuevas oportunidades.- Dijo con tranquilidad.- Ese tipo de experiencias solo deben quedar en el pasado. Estoy seguro que las cosas serán diferentes ahora.

-También pienso lo mismo.- Ella le devolvió la sonrisa.- Y lo mismo digo para ustedes. El destino nos trajo hasta aquí, pero uno decide que camino tomar.

-¡Que sentimentales se ponen todos!- Bufó Yuffie.- Estamos aquí para disfrutar del estofado que hizo Aerith. No hablar de la vida y sus patrañas.

Sora y Kairi se miraron para asentir, dejando salir unas risitas juveniles que todo el grupo escuchó con placer, la alegría se vivía con migajas y solo se lograba después de varios días de sufrimientos y perdidas. Estaban de acuerdo, hablar de lo ocurrido se convertían en anécdotas que pudieron terminar con distintos finales. Pero ahora estaban aquí, junto al calor de una fogata, con una taza de té caliente y personas que fácilmente se podían llamar "Amigos" en un mundo como este.

-¿Es verdad lo que dijo Leon, que estas esperando un bebé? -Pregunto Kairi repentinamente, parecía algo que quería preguntar antes pero no sabia si era el momento.

Riku puso los ojos en blanco ¿Quien más sabia sobre ésto? No le gustaba para nada que todos se enteraran. Tifa le había dicho que era mejor que su grupo lo supiera, así atender a Sora como era debido y estar al pendiente de él. Pero esta chica, apenas era alguien nuevo que ni el mismo grupo de mercantes conocía.

-Ah.. S-Si... -Tartamudeo Sora, al parecer también un poco en desacuerdo. O mas bien, la pregunta y cambio de tema lo encontró desprevenido.

-Perdona, no quise incomodarte. Se que no debía saber, pero escuché la conversación de León con el grupo accidentalmente cuando llegaron. -Dijo ella.

-No te preocupes.- Dijo Sora, dejando salir un suspiro.- Es inevitable. Además, te quedaras con la caravana ¿No? Ya eres parte de ellos.

-Bueno, si. En eso tienes razón. No tengo donde ir o un lugar donde volver.- Respondió ella pensativa.- Supongo que ahora este es mi nuevo hogar.

Sora asintió y terminó de beber lo que quedaba en su taza antes de invitar a Riku a sentarse con ellos. Al principio el mayor se negó, pero Sora no era alguien que se rendía tan fácilmente, siguió insistiendo hasta que Riku tuvo que ceder. Se sentó junto a ambos adolescentes y se unió a la conversación.

Y no fue tan malo, Sora le contó a Kairi las aventuras y peligros que habían vivido en todo el trayecto hasta aquí, desde como se conocieron en la fabrica hasta lo cerca que estuvieron de perder a su perro ¡Y sus propias vidas! Vanitas estaba durmiendo a los pies de Sora pero no se dejó acariciar por la pelirroja, apenas ella acercó su mano, él le gruñía y apartaba la cabeza, sacando una sonrisa de disculpa por parte de Sora.
Las historias que contaba Sora sonaban más como cuentos para niños antes de ir a dormir, le ponía su gracia, expresiones y gestos con las manos para explicar ciertas situaciones, como la vez que Riku persiguió un conejo casi medio kilómetro y cuando por fin lo había atrapado un ave de rapiña se lo quitó de las manos, cayendo de cara sobre un charco de lodo cercano, él mayor estuvo refunfuñando todo el trayecto de regreso y se tuvieron que conformar con raíces y huevos de codorniz ese día, con un sucio y pegajoso Riku comiendo de mala gana. Riku intentó evitar que Sora contara esas historias vergonzosas, pero ya era muy tarde, sacaba risas en la joven junto a él o miradas de asombro cuando Sora exageraba en algunas cosas. Así fue hasta unos cuantos minutos mas cuando por fin la cena estaba lista. Todo el grupo se reunió en la fogata al rededor de la gran olla, Tifa y Aerith fueron sirviendo y Sora junto con Kairi ayudaron a distribuirlo en el grupo.
El sabor del estofado fue lo mas maravilloso que había probado Riku en mucho tiempo. Quizás cualquier cosa que comería en ese momento le iba a saber bien, pero debía admitir que era realmente delicioso.

Yuffie contaba chistes de patos amarillos, Cid hablaba de nuevas rutas para tomar en el siguiente viaje y otras personas contaban sus anécdotas antes de reencontrarse aquí. Fue un buen momento de paz que ninguno de los dos jóvenes había vivido en mucho tiempo con otras personas. Las risas, los buenos tratos, el interés de saber más sobre ellos. Fue realmente divertido.

-Deberían tomar un baño.- Dijo León luego de terminar de lavar los platos después de la cena.

-¿No es muy tarde? - Sora preguntó, su reloj marcaba las 23:34hr.

-El campamento funciona toda la noche.- Respondió Cloud.- Además, tienen pensado retirar el campamento mañana.

-¿Mañana? ¿Sucedió algo para que solo se quedaran por dos días?- Pregunto Tifa intrigada.- Es raro que tomen una decisión así tan repentinamente.

-Cuando entramos nos dijeron eso los guardias. No quisimos hablar de esto en la cena porque no queríamos alarmar a nadie.

-Pero... ¿No les dijeron el motivo?- Preguntó esta vez Riku.

-Dicen que vieron un grupo de zombies por las cercanías. -Dijo León llevando la mano a su mentón.- Dijeron que era un grupo pequeño pero su comportamiento era "extraño".

-¿Extraño? Creí que solo existía un tipo de Zombie, esos lentos y feos. -Se unió Yuffie a la conversación.

-No sabemos los detalles, pero... -Cloud miró en dirección hacia los guardias, y los del grupo siguieron su mirada.- Están bastante inquietos y duplicaron la seguridad. No quisieron dar detalles.

-Será mejor comprar todo lo necesario esta noche entonces...- Dijo Tifa pensativa y su tono de voz sonaba algo preocupada. -Riku, Deberías hacer lo mismo.

Riku asintió rápidamente, tampoco le gustaba la nueva información. Definitivamente algo estaba ocurriendo y no saber nada era lo que realmente lo inquietaba.

-Tomaremos un baño y cuando terminemos compraremos los suministros necesarios ¿Te parece, Sora?

-Suena un buen plan.- Respondió el moreno.- Es mejor estar listo por si algo llegara a suceder.

Chapter 15: Baño de fríos pensamientos.

Summary:

Perdon la demora, habia perdido por completo mi contraseña de AO3 :(

Chapter Text

-Muy bien, solo deben ir en dirección al río, siguiendo las luces en los árboles. -Les indicó Tifa. -Encontrarán el área de baños enseguida. A esta hora probablemente no haya tanta gente.

Riku y Sora se miraron con una amplia sonrisa ante de asentir y caminar en dirección al río.
Como había dicho Tifa, el sector de los baños estaba justo en un pequeño espacio a la orilla del agua casi congelada. Habían dos hombres parados justo en frente de una cortinas de tela y una mesa con cajas de madera.

-¿Que debemos hacer para tomar un baño?- Preguntó Riku.

-¿Son solo ustedes dos y el perro? -Preguntó uno de los hombres, sacando de una bolsa una barra de jabón y dos bolsas pequeñas de Shampoo.

-Si, solo nosotros dos y ... -Riku miró a Vanitas con los ojos entrecerrados, se suponía que debía quedarse con León en el campamento.- el perro...

Sora le dio una sonrisa de disculpa y se encogió de hombros.

-Son tres billetes de 5. Solo tengo disponible el ultimo sector junto a la cascada, los demás ya fueron cerrados hasta dentro de una hora.

Riku pagó con los billetes y Sora recibió los objetos. Con solo sentir el olor de la barra de jabón lo hacia pensar de que todo esto era un sueño. No había tomado un verdadero baño en semanas y el agua fría del río era su peor pesadilla a la hora de asearse cada mañana. Sin olvida que el invierno se negaba a dejar esas tierras, congelando las aguas y dejando un manto de nieve que mantenía el aire helado día y noche.

Ambos jóvenes caminaron por la orilla del río, Vanitas seguía a Sora muy de cerca a su lado. Habían varios barriles de metal sobre fogatas, algunas tinas de baño con agua y baldes de todo tipo de tamaños. Riku agradeció la inteligencia de esta gente, llenaban las tinas con agua del río y prendían leña debajo de ellas para calentar el agua.

Llegaron hasta la cascada donde el flujo de agua caía torrencialmente. Aun estaba nevando pero los copos de nieve eran tan delgados que apenas se podían sentir sobre la piel. Vanitas se sentó justo debajo de un árbol que sostenía una farola y hay fue donde dejaron sus pertenecía, el pastor se encargaría de cuidar sus cosas mientras se bañaban.

Sora fue el primero en desvestirse, habían cortinas colgando de los árboles que separaban los sectores para que fuera algo mas "privado". Aun así, Riku no pudo evitar mirar en su dirección. A pesar del frío, Sora no parecía afectado por la baja temperatura, ya se había quitado los pantalones y su ropa interior. Su cuerpo era mucho más delgado de lo que Riku imaginaba, era preocupante. Especialmente cuando terminó de quitarse su camisa negra de manga larga, dejando esa barriga abultada completamente expuesta. Riku se sonrojó y apartó rápidamente la mirada.

¿Por que se siente tan caliente? El bebé ni siquiera era suyo y aun así, imaginar a Sora llevando un bebé dentro de él lo ponía realmente inquieto ¿Si fuera suyo? Un alfa posesivo realmente rechazaría una cría que no fuera de él. Riku podría fácilmente reclamar a Sora... pero, no puede, no podría hacerlo.
Riku sacudió su cabeza casi frenéticamente, tenia que sacar esos pensamientos. No podía simplemente imaginar hacer algo tan horrible y animal. Sus ojos nuevamente miraron a Sora, pasando el jabón por su piel morena, podía notar un par de cicatrices en su espalda, algunas contusiones moradas y por supuesto, su cuello.
Los ojos de Riku se agrandaron al darse cuenta, el cuello de Sora no estaba marcado ¿Su alfa nunca lo reclamo? Quizás Sora nunca lo quiso.
Su boca se le hacía agua con solo imaginar morderlo y reclamarlo, el olor que salia del menor era extremadamente embriagador, una mezcla de sudor y canela, extraño por no decir menos.
Agachó la cabeza y cubrió sus ojos con la palma de su mano ¿Que demonios le estaba pasando? Nunca había tenido esa clase de pensamiento.

-¿Riku?

La voz de Sora lo trajo de vuelta a tierra firme, y nuevamente lo miró. Ya estaba completamente dentro de uno de los barriles, el agua llegaba hasta su cuello, su pequeño cuerpo cabía perfectamente, dejando que sus brazos descansaran en el borde. Ladeó su cabeza confundido al no escuchar respuesta del mayor.

-¿Estas bien?- Preguntó Sora, dejando descansar la barbilla sobre sus brazos. - El agua está perfecta, deberías probarla.

-Ah.. s-si- Tartamudeo, comenzando a sacarse la ropa también.- ahora voy.

-¿Sucede algo? ¿Prefieres bañarte solo?

-No, por supuesto que no. No me molesta que estés aquí. Es solo que...

-¿Que...?- volvió a ladear la cabeza Sora, aun con esa mirada de notable confusión e inocencia.

Los ojos de Riku vagaron en diferentes direcciones. Se sentía confundido con estas nuevas emociones. Era un alfa joven, por lo que no sabia como reaccionar o calmarse. Los ojos azules brillantes de Sora sobre él no estaban ayudando demasiado. Pero... él no tenia la culpa, Sora solo era un chico que lo había perdido todo y ahora viajaban juntos para llegar a quien sabe donde. Un campamento que quizás ya ni siquiera exista, quizás lleguen a un punto ciego, seguirán arriesgando sus vidas y Riku estaba allí, con él, siendo el cómplice de su destino, amarrado por una correa invisible que él mismo ajustó a su cuello. Nadie lo obligó en primer lugar.

Riku solo pensó en ese momento, que sus hormonas alfas lo hacían seguir a Sora como un perro detrás de una hembra. Pero no, no era por ese motivo... el seguía a Sora porque... porque quería una luz en esa fría oscuridad que lo rodeaba. La sonrisa de Sora, cada vez más común y genuina, cuando se ríe de sus propias bromas, esos ojos que no pueden esconder absolutamente nada. Riku nunca se habia sentido tan tranquilo con alguien, confiaba en Sora lo suficiente como para poner su vida en esas ásperas manos producto de su arco, dormir tranquilamente sabiendo que Sora esta cuidándolo. Apenas llevaban viajando unas semanas y Riku podía jurar que conocía a Sora toda su vida o en alguna vida pasada.

Ese pensamiento reflexivo lo llevó a sonreír, no tenia que pensar en nada más que en el bienestar de ellos cuatro, incluía al perro, aunque no le gustaba, pero definitivamente era parte de su nueva familia también. Quizás en un futuro, podría llegar a ser algo más de Sora, curar sus heridas y completar la mitad del corazón que le hacia falta.

-No es nada. Solo estaba pensando.- Respondió Riku al fin. Sin ver a Sora a la cara. Se sentía completamente mal por sus pensamientos confusos que tuvo en primer lugar.

-León dijo que no deberíamos pensar demasiado ¡Preocuparte solo te hará sacar mas canas!- Dijo Sora con tono de burla.

-Oye, es mi color natural de cabello, no son canas.- Protestó Riku con el ceño fruncido.

-Esta bien, esta bien. Pero no te aflijas, pase lo que pase, los dos somos muy fuertes, podremos con ello.

Riku se rió y le dio la razón. El optimismo de Sora era realmente contagioso y a pesar de que ese no era su actual problema que atormentaba sus pensamientos logro calmarlo casi por completo.

-Hmm... ¿Oye Riku? -Preguntó Sora.

-Dime.

Riku terminó de desvestirse y se colocó su camiseta blanca manga larga al rededor de su cintura. No podía meterse en uno de los barriles, no tenia la suerte de Sora con su baja estatura. Pero aun podía disfrutar de los baldes pequeños derramando el agua caliente sobre su piel y lavar la ropa que traía puesta con un poco de jabón. Tenían un cambio de ropa adicional junto con Sora y ya necesitaban un cambio de ropa interior.

-¿Que hacías antes de que todo ocurriera? Se que eres mayor que yo ¿No?

-Algo así, solo nos llevamos por un año.

-Pero te vez mucho mayor.

-¿Es así?

-Sip

-Bueno... era estudiante, aun no salia de secundaria.

-¡Oh! ¿Ibas a la escuela?

-¿Tu no? -Riku preguntó con una ceja levantada.

-Pues si.... y no. Faltaba mucho a clases. No me sentía cómodo.

-Bueno, eso ya no importa ahora. Lo que te enseñaban en cualquier escuela, hoy en día no sirve para nada.

-¿Vivías con tus padres?

-Mis padres y mis hermanos.

-¿Tienes hermanos? ¿Como eran ellos?

-Tenia...

Sora se quedó en silencio, no era su intención indagar tanto en los recuerdos de Riku, preguntar sobre su pasado claramente era algo que nadie quería hablar hoy en día.

-Yo, lo siento. No quise entrometerme.

-No, esta bien. Tu me respondiste cuando yo te pregunte sobre tu pasado. Puedo responder sobre el mio.

Riku derramó un balde completo sobre su cabeza y comenzó a lavarlo con el shampoo, se sentía bien sacarse todo el barro y sangre que estaba en su fino cabello plateado, logrando un tono más claro que antes.

-Cuando todo ocurrió, yo estaba en la escuela. Aun era temprano. Recuerdo muy bien los gritos en los pasillo. Como en un momento a otro el caos se formó en cuestión de segundos. La humildad y el compañerismo se vio sustituida por el pánico y la desesperación.

-Debió ser horrible... -La mirada de Sora decayó lentamente.

Riku definitivamente había tenido una muy mala experiencia cuando todo comenzó.

-Pero ahora estoy bien ¿Sabes?- Le dijo Riku mientras se le acercaba para ayudarlo a lavar su cabello castaño.- Si aún estoy aquí, es porque aún tengo la oportunidad de tener una nueva vida y disfrutarla como sea posible.

-Jeje me alegra de que pienses así, Riku. -Sora sonrío ampliamente, relajándose en los masajes que le daban las manos de Riku sobre su cabeza.

-Alguien me ha estado fomentando el optimismo.

-Alguien tenia que hacerlo ¿No?

-¿Debo agradecerte?

-Por supuesto que si ¡Soy tu maestro de risas! Me debes tu salud mental.

-Claro que te lo debo. Me estas volviendo loco. -Bromeo Riku. Derramando un balde completo sobre la cabeza de Sora para quitar el exceso de Shampoo sin ningún aviso previo, logrando sacar un quejido ahogado del moreno.

-¡E-Ey! Pude morir ahogado.- Exagero Sora, sacudiendo su cabello como un perro recién bañado.

-¿Dentro de un barril?

Sora le sacó la lengua antes de salir del agua. El aire frío inmediatamente lo hizo temblar, corriendo a una de las fogatas mas cercanas. Riku le entregó un trozo de tela para secarse y ponerse su ropa interior limpia. Ahora optó por unos jeans ajustados con botas de combate negras y se colocó una faja al rededor de su vientre, lo ayudaba a caminar mejor y reducir esos dolores de espalda que lo torturaban día a día. Ya cuando su camiseta y sudadera se secaron junto al fuego, sintió un alivio estar abrigado otra vez.

Riku también se había cambiado de ropa. Estaba usando unos jeans negros con sus botas de punta metálica. Su camiseta blanca ya seca y una chaqueta de cuero negro. Y como olvidar su bufanda negra al rededor de su cuello.

Que alivio era estar limpios otra vez.

-¿Todo listo, Sora?- Pregunto Riku mientras cambiaba el agua de los barriles para que otros pudieran usar agua limpia.

-¡Mas que listo!- Respondió Sora con una sonrisa.

-Volvamos entonces.

Ambos tomaron sus pertenencias y caminaron sendero arriba, de vuelta al campamento junto a su perro.

Chapter 16: Ya no estas solo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Llegaron de vuelta al campamento donde Kairi se les unió para hacer las compras. Riku intentó convencer a Sora para que descansara en el campamento pero el adolescente estaba muy entusiasmado de recorrer los diferentes puestos que se negó rotundamente en quedar atrás. No podían simplemente obligarlo, pero llegaron al acuerdo de ir a dormir apenas regresaran.

-¿Que compraran, chicos?- Preguntó Kairi mientras seleccionando algunas frutas secas de un puesto y los pagaba con algunos billetes. -¿Tienen algo en mente?

-Bueno, Riku y yo lo hablamos y pensamos en comprar latas de alimentos, quizás algo de harina y algunos condimentos. -Respondió Sora, revisando una lista de cosas que ya le habían recomendado comprar.

-Y medicamentos.- Agregó Riku. -Quiero ver si encontramos algunos antibióticos.

-¡Oh! Un botiquín, seria buena idea que tuvieran uno. Prácticamente es un poco de cada cosa. -Dijo Kairi, dirigiéndose a un sector donde vendían productos farmacéuticos.

Sora recordó el boleto rojo que Leon le había dado, era un buen momento para intercambiarlo. Se acercó a la mesa de madera encontrándose con la sorpresa de que la vendedora era una de las jóvenes que lo habían revisado en la enfermería.

-Hola Sora.- Lo saludo con una sonrisa.- Me alegra que vinieras, tengo algunas cosas que me gustaría ofrecerte.

-¿A mi?- preguntó Sora, apuntándose con su dedo índice.

-Pues claro ¿a quien mas le serviría estas vitaminas que encontré guardadas?- Ella soltó una risa, dejando sobre la mesa unas píldoras de colores en pequeños frascos.

Sora los tomó y revisó su contenido. Eran vitaminas para el embarazo. No estaba muy familiarizado con esa clase de cosas pero kairi tomó uno de los frascos y leyó la etiqueta al reverso.

-Son píldoras para ayudar en el desarrollo del bebé.- Dijo ella con  una sonrisa.- ¿No tienen fecha de vencimiento?

-Si, vencen en un par de meses. Le servirán siempre y cuando las tome antes de los ocho meses, después de eso no debe consumir ninguna clase de medicamentos. Con una píldora diaria después de comer estaría bien, deberían durar tres meses.

-¿Escuchaste eso, Sora?- Preguntó Riku, guardando los frascos de píldoras en su mochila.- Solo una diaria, no son golosinas.

-Si, lo escuché y lo anoté en mi libreta.- Sonrío el moreno mostrando la libreta con su desordenada letra, mientra Sora lo entendiera entonces esta mas que bien.

-Buen chico.- Sonrío Riku también, divertido por los jeroglíficos escritos en la hoja blanca.- ¿Cuantos boletos son por todas?

-No se preocupen, tomenlas como un regalo de mi parte.- Dijo la chica.- nadie los comprara de todos modos. Aquí solo se perderían.

-¿En serio? ¡Muchas gracias! -Sora le agradeció.- oh.. por cierto, me dieron este boleto ¿Se puede cambiar aquí verdad?

Sora sacó el boleto rojo de su mochila y se lo entregó a la chica.

-Claro que si, dame unos minutos, ya regreso. Pueden dejar los artículos que van a comprar en ese canasto mientra.- Ella apunto a un canasto de madera y entró a la tienda donde guardaba la mercancía.

Riku eligió varios medicamentos y utensilios para primeros auxilios, algunos analgésicos, agua oxigenada para lavar y desinfectar heridas, alcohol, Curitas, Vendas, Rollos de gaza, Hisopos de algodón, Hilo y agujas junto con otros pequeños utensilios de emergencia. Tampoco podía llevar demasiado pero era lo justo y necesario en caso de emergencia, pensaba que eran cosas difíciles de encontrar a las afueras, debía aprovechar.

La chica tardo unos minutos en volver, dejando una bolsa de tela sobre la mesa justo en frente de Sora.

-Quien te haya dado ese boleto te debe tener aprecio, Sora.- Dijo ella con una sonrisa mientas sacaba los objetos dentro de la bolsa.

Era un pequeño collar negro que Sora inmediatamente identifico.

-Eso es...

-Un collar de Omega.- Completó la frase kairi. -Creí que ya no existían.

-Bueno, son objetos difíciles de encontrar pero útiles para ciertos casos. Es extraño que Sora necesite uno.

-Bueno...yo... -Sora bajo la cabeza un poco apenado.

Los collares de omegas eran para dos cosas completamente específicas; Una era mantener el olor de sus feromonas completamente neutralizadas y lo otro era mantener su cuello protegido, el material era de un cuero altamente resistente que soportaría cualquier intento de mordedura o corte de algún objeto afilado.

-Espera... ¿No estas marcado, Sora? - Kairi preguntó casi con asombro. Era primera vez que veía a un Omega esperando un bebé sin ninguna clase de unión.- Pensé que Riku era...

Riku negó con la cabeza y Apretó el interior de su mejilla. El no era su Alfa y el bebé tampoco era suyo. No dijo nada, miró a Sora quien tenia la mirada baja, esperando su respuesta. Era algo que quería saber, quería saber porque Sora no tenia la marca en su cuello. Por alguna razón, la respuesta de Sora seria una alguna clase de esperanza, quizás una oportunidad. 

-Yo... si fui marcado.- Respondió Sora con un tono de voz apagado y casi silencioso.

-Oh... lo entiendo.- Dijo la chica, un poco arrepentida por su comentario anterior. -Lo lamento, no debí comentarlo.

-No entiendo, si Sora fue marcado ¿Por que su marca ya no está? -Preguntó Kairi.

-Cuando el Alfa que provocó la marca fallece, el vínculo desaparece con el tiempo. Tarda un  par de meses hasta que el Omega puede vincularse otra vez con una nueva pareja.

-Eso no afecta al bebé ¿Verdad? -Preguntó esta vez Riku.

-No, el vínculo no afecta en el desarrollo del bebé. Podría afectar en los lazos de la madre con él. Pero dudo mucho que eso llegue a pasar con Sora.

-¿Que quieres decir? -Volvió a preguntar Riku, esta vez con algo más de intriga.

-El omega podría negar al bebé una vez nacido. Rechazarlo, por decirlo en palabras simples.

Los tres miraron a Sora, que aun mantenía la mirada baja, sus dedos apretaban la libreta que estaba en sus manos y Riku notó que sus hombros temblaban un poco. Se acercó lentamente, preparado para consolarlo si era necesario.

-G-Gracias.- Susurro Sora.- Por el collar, gracias.

Sora levantó la cabeza al fin, mostrando una amplia sonrisa. Se podían notar un par de lágrimas en la comisura de sus ojos pero nunca llegaron a caer. Kairi se acercó inmediatamente y lo abrazó con fuerza, se podía sentir el dolor que albergaba su corazón, un dolor que se trasmitía, pero que al mismo tiempo gritaba por una clase de felicidad y esperanza. Riku, se quedo detrás de ellos, apretó el puño con fuerza antes de rodear sus brazos al rededor de ambos jóvenes. Era lo suficientemente alto para acobijar a los dos bajo sus brazos y apoyar la mejilla sobre el cabello rojo de Kairi. Sora no lloró, al contrario, comenzó a reír entre sollozos en los brazos de sus nuevos amigos. No quería llorar, no quería mostrar debilidad otra vez. Riku y Kairi rieron con él, mientras la chica de la tienda los miraba confundida, pero aliviada de que el ambiente se calmara.

-Vaya, se lo tomaron mejor de lo que pensaba. -Dijo ella sonriendo.

-¡Ya no debo estar triste!-  Exclamó Sora, terminando el abrazo.- Porque aún estoy vivo. Y vivo es la única forma de seguir amando y recordando los buenos momentos. Ventus fue el amor de mi vida...- hizo una pausa y miró detrás de él donde estaba Riku y Kairi mirándolo.- Pero ahora él no esta aquí, esta en mi memoria y corazón. Es por eso, que debo seguir adelante, por los que están vivos, justo a mi lado.

Efectivamente, aun estaba vivo, y no viviría lamentándose por cada perdida. El seguiría adelante, lucharía hasta el último día, porque aún tenía esa oportunidad.

-Y el amor por mi bebé seguirá igual hasta el día de mi muerte. - Agregó.- Una marca no definirá mi aprecio por las personas.

-Así se habla, Sora. -Le dijo Riku, despeinado su cabello, ganando una risita de su parte. - Él no seria capaz de abandonar a ese cachorro y yo me aseguraré de que eso no ocurra.

Sora miró a Riku, y este le devolvió la sonrisa, por supuesto, ambos se tenían para apoyarse mutuamente, incluso en los errores.

Riku terminó de hacer las compras de medicamentos mientras kairi le ajustaba el collar a Sora. Apenas se notaba bajo la camisa y chaqueta abrigada que traía puesta, pero de todas formas Kairi quería asegurarse de que funcionaba bien. Escondió a Sora entre unos árboles y esperó a que Riku llegara.

-¿Donde está Sora? -Preguntó Riku inmediatamente al ver a la pelirroja sola, solo con Vanitas sentado a su lado tranquilamente.

-Búscalo.- Sonrío ella con diversión.- Estamos probando su nuevo collar.

Kairi llevó sus manos a su espalda y jugó con la nieve bajo sus pies, esperando de que Riku no reaccionara de mala manera. Pero no fue así, el joven alfa puso los ojos en blanco y cerró los ojos levemente para concentrarse, respiro profundamente un par de veces antes de sonreír y caminar en una dirección  especifica, quizás el collar necesitaba tiempo para poder actuar adecuadamente, porque el olor dulce de canela y vainilla era tan fuerte como siempre.

Pero no fue así, Riku llegó detrás de un árbol donde se suponía estaba Sora, pero no, no había nada, solo su fuerte olor. Riku arqueó una ceja y entrecerró los ojos al escuchar una risita que conocía bastante bien. Nuevamente cerró los ojos y siguió el aroma.
Kairi estaba mirándolo completamente divertida por el pequeño juego.

Otra vez Riku llegó a otro árbol, justo detrás de unos arbustos. Salto entre las ramas para encontrar... ¿nada? La risa de Sora era en esta dirección, incluso podía ver pisadas frescas en la nieve y su olor... ¿como era posible?
Nuevamente escuchó la risa de Sora a lo lejos, casi la otro extremo. ¡Imposible!
Esta vez Riku se cabreó. Corrió detrás del sonido tan rápido que incluso Kairi se sobresaltó, allí estaba, Sora se asustó al ver a Riku correr justo en su dirección, lo que activó sus instintos y huyó de él. Se deslizó por una pendiente para facilitar sus movimientos y no esforzarse demasiado, dando un pequeño giro al tocar suelo firme y esconderse en unos arbustos. Algo en él lo tenía con el corazón a mil por hora, su respiración era agitada pero no por el cansancio, sino la emoción. Estaba realmente excitado al huir de Riku, su cuerpo quería ser encontrado pero su cabeza le decía que debía correr. Estaba confundido y algo inquieto.

Pero no tuvo tiempo de pensar demasiado, apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Riku intentó atraparlo, pero inmediatamente Sora lo esquivó rodando fuera del arbusto. Sus ojos se encontraron por un segundo, Sora podía jurar que los ojos aguamarina de Riku brillaban con fervor, mientras que los Azules de Sora lo desafíaban para que hiciera el siguiente movimiento. Sora no lo pensó dos veces, comenzó a correr, sin importar su deplorable estado físico o su abultado vientre. Sora estaba corriendo por la emoción y lo que decía su corazón.
Aun así, la persecución no duró demasiado. Riku se abalanzó sobre él y lo atrapó entre sus brazos, girando sobre su espalda para caer en la nieve con gracia y sin lastimar a Sora, quedando el moreno justo sobre él.
Ambos respiraban con dificultad mientras sus miradas seguían sin apartarse  uno del otro. Sora intentó alejarse pero Riku lo tomó del brazo y le dio la vuelta, intercambiando posiciones. Ahora Riku estaba arriba y Sora gentilmente recostado sobre la nieve. Ninguno dijo nada, Sora lo miraba con curiosidad mientras la ojos de Riku viajaban por el chico debajo de él. Pasó sus manos por la piel morena de Sora, por su mejilla, cabello hasta su cuello, antes de bajar la cabeza lentamente hasta apoyar su frente en el pecho de Sora y cerrar los ojos un momento. Podía escuchar su corazón fuertemente latiendo. Y también sintió los delgados dedos de Sora sobre su cabello platinado. Levanto la cabeza lentamente, encontrándose  con una amplia Sonrisa del más pequeño.

-Riku...- Susurró Sora, mientras su mano tocaba la mejilla de Riku, haciéndolo sonreír.

El tacto fue cálido, Riku esperaba una mano fría por la nieve, pero no fue así, la palma de Sora estaba caliente y Riku ladeó la cabeza para sentir mas de sus caricias, cerrando los ojos y disfrutando del momento. Realmente estaba enloqueciendo.

-Oye, Riku.

Escuchó la voz de Sora nuevamente. Abriendo los ojos de mala gana, quería seguir así, con el toque de Sora sobre su piel. Pero en cambio, Sora apartó su mano y dejó salir una risita.

-Tengo frio, Riku. -Dijo el moreno con un tono divertido.- Mi ropa se va a mojar.

-Oh, si. Tienes razón. - Riku por fin reaccionó.

Se levantó y ayudó a Sora para que también lo hiciera, sacudiendo la nieve de su ropa.

-¡Chicos! ¡¿Donde estaban?!- Gritó Kairi mientras resbalaba colina abajo con Vanitas justo detrás para llegar a ellos, con notable preocupación. - ¿Que paso? Vi a Riku correr tan velozmente que pensé lo peor.

-Tranquila Kairi, estamos bien. -Aseguró Sora, acariciando la cabeza de su perro con notable descuido. - Solo estábamos jugando. ¿No es así, Riku?

Riku asintió.

-Si, solo fue un juego. Pero no se debe repetir.- Respondió Riku cruzándose de brazos. -Es peligroso, pudiste resbalar y caer.

-Pero Riiikuuuu- Hizo un puchero Sora.- Estoy bien.

-Si, lo estas, pero no lo hagas otra vez.

-Bieeen ~

Los cuatro volvieron a las compras después de eso. Riku sugirió llevar algunas verduras, también latas de comida, un poco de arroz y harina. Llevaron toda la comida que pudieron hasta que sus mochilas ya estaban lo suficientemente llenas de provisiones. Sora decidió comprar algunos huesos secos para vanitas y un nuevo accesorio para su chaqueta canina, donde podía llevar una linterna debajo de su cuello. Y aun así, le sobraron algunos boletos. Kairi se animó a volver primero al campamento, ya llevaba lo que Tifa le había pedido y se sentía un poco cansada de tanto caminar. Claro, ella aun estaba herida y hacia tenido un largo día, se merecía un descanso.

-¡Mira Riku!- Llamó sora animadamente.

Riku se acercó al puesto que había llamado la atención  del moreno. Era un puesto de objetos , nada útil a decir verdad.  Sora estaba cargando una cámara Polaroid bastante vieja. Los ojos de Sora se iluminaron al tener el objeto en sus manos.

-¿Funciona?- le pregunto Sora al vendedor.

-Claro que funciona.- le contesto el hombre, casi ofendido por la pregunta.- Cuesta 15 y 30 con el set de 150 fotos y un objeto a elección de la caja de allí.

Sora miró a Riku con ojos suplicantes, lo que provocó un jadeo de Riku por la repentina actuación de Sora por un capricho, ojos de cachorros, mas grandes y brillantes de lo habitual.

-Pooor favooor~ - Suplicó Sora, con un tono mucho más chillón de lo que Riku hubiera querido.

-Esta bien, esta bien... -cedió Riku al fin. Sacando los boletos y se los entregó a Sora para que pudiera hacer el intercambio.

-¡Graaacias!

Riku se acercó a la caja que había mencionado el hombre y le dio un pequeño vistazo, la mayoría eran chucherías, algunos juguetes y basura sin valor, hasta que sus dedos se toparon con un objeto frío y metálico, Riku tuvo que apartar los objetos a su alrededor para poder sacarlo adecuadamente, hasta que por fin lo pudo sostener en la palma de su mano. Era un collar de plata con forma de una corona, reflejaba el brillo de las farolas a su alrededor y Riku sintió una pequeña familiaridad con el objeto. Lo reviso mas minuciosamente hasta encontrar un pequeña aventura por el costado de la corona, le costó, pero con un esfuerzo de su uña lo pudo abrir, revelando dos pequeños espaciosa para colocar alguna foto en ella, un retrato quizás. Riku sonrío para si mismo, podía ser un lindo detalle. Con la misma cámara que Sora se acababa de comprar podía poner una foto de ellos en la corona y sino mal lo recordaba Sora poseía una foto pequeña de Ventus en su libreta, seria un buen regalo.

Un flash repentino lo sacó de sus pensamientos, parpadeando un par de veces para quitarse la sensación  de ceguera momentánea. Sacando una risita de Sora que ya tenia su nueva cámara amarrada en el cuello.

-Que mirada tan seria.- Frunció el ceño Sora, imitando la cara de Riku.- ¡Vamos a ver!

Riku puso los ojos en blanco y se acercó para ver la primera foto. Sora agitó un par de veces el papel, revelando una foto instantánea. Aparecía Riku mirando la palma de su mano, serio como lo había dicho Sora, la foto estaba algo desenfocada y el brillo de las fogatas y farolas habían provocado una pequeña distorsión de los colores.

-Creo que necesitaré un poco mas de practica ¿No es así, Vani?.- Se rió avergonzado Sora, con una mano detrás de su cabeza.

Su perro simplemente jadeo en repuesta, haciendo que Sora inmediatamente le sacara un foto, cegando al pobre animal. Riku ya se estaba preparando mentalmente para lo que se venía, Sora no estaría tranquilo hasta gastar todo el papel que tenia a mano.

-¿Ya decidiste que te llevaras de la caja? -Preguntó el moreno mientras agitaba la nueva foto.

- Hum... si, algo así. -Respondió Riku, caminado de regreso al campamento.

-Oh ¿Puedo ver? -Preguntó Sora mientras lo seguía.

-Nope, es un secreto.

-¿Aaaah? ¿En serio? Déjame ver que es, ahora tengo mas curiosidad. -Sora hizo un puchero y se cruzó de brazos en frente de Riku para impedirle el paso.

-Te lo mostraré cuando le haga unos pequeños arreglos ¿te parece?

Sora al principio no se vió muy convencido.

-Mañana.- Continuó Riku.- Mañana te lo mostraré y me ayudaras a arreglarlo.

Sora sonrío satisfecho y se apartó del camino. Para Riku hubiera sido fácil evitarlo y seguir caminando, pero siempre estuvo en sus planes que Sora lo ayudara. Después es todo, no podía poner una foto en el collar sin una foto en primer lugar.

 

Notes:

Intentare actualizar lo mas posible. Gracias por sus comentarios!

Chapter 17: Peligro en la oscuridad

Chapter Text

Cuando por fin regresaron al campamento la mayoría de las personas ya se estaban preparando para dormir, ya no había música y solo quedaba el ruido de lo poco y nada de madera que aún se quemaba en las hogueras. Sora aprovechó el momento en el que todos se estaban deseando las buenas noches para sacar una pequeña foto grupal. Estaban todos los de la caravana, incluido Riku, kairi y vanitas. Y por supuesto, algunas personas que se colaron en la foto. Sora lo dejó sobre una mesa, ajustó el temporizador y se apresuró para ponerse entre Riku y Kairi, haciendo la mejor sonrisa que pudo en ese momento.

-¡Digan queso!

-¡Queso!- Gritaron todos al unísono, escuchando el flash de la cámara.

Sora se apresuró para agitar la foto y todo el grupo se acercó para mirar. La foto había salido perfecta, Sora se había preocupado de la poca iluminación, pero la luz de la única fogata encendida le había dado el contraste perfecto para que todos se vieran bien.

Después de eso, Sora sacó una 30 fotos más, con diferentes miembros de la caravana, una foto con Tifa y Aerith besando sus mejillas, otra donde salia abrazando a Kairi por detrás en una repentina Selfie, que salio bastante bien. Una donde Riku peleaba con Vanitas por robar un trozo de carne y  la ultima, Leon y Cloud se sacaron una foto con Sora, pero era mas bajo y solo salieron los mechones marrones de su cabello.

Sora atesoró cada fotografía y las guardó cuidadosamente en su libreta, que utilizaba mas bien como un pequeño diario de vida. Lo mantenía ocupado y lo usaba como un pequeño recordatorio de que se debían disfrutar hasta las cosas más mínimas. No sabias cuando seria tu ultimo día vivo en un mundo como este y Sora lo sabia.

"Cada momento, por muy insignificante que sea, nos recuerda que seguimos vivos"

Le había dicho León a la hora de la cena, y eso le dio un mayor significado al ver las fotos. Nunca olvidaría los buenos momentos con sus nuevos amigos, los atesoraria muy cerca de su corazón. 

-Te ves muy feliz.- Dijo Riku detrás de él mientras arreglaban sus cosas para ir a dormir.

-Es... extraño.- Dijo Sora volteandose para ver a Riku.- Ni si quiera antes de la catástrofe había tenido tanta gente a mi alrededor. Gente que podía llamar "Amigos".

-Sora..- Riku se acercó y lo tomó de la mano para que él le prestara atención. -Creo que... deberíamos quedarnos.

-¿Quedarnos? ¿Aquí?- Preguntó Sora confundido.

-Me refiero, unirnos a la caravana. Se que tenemos un destino al que quieres llegar, piensas que es el lugar perfecto para tener al bebé, lo dice tu corazón pero ....

Riku hizo una pausa. Sora lo miraba con atención. ¿Como decirle que su posible destino quizás ya no existía realmente? ¿Que palabras serían las correctas para decirle a Sora que esto era lo más seguro que podían encontrar?

-No estoy seguro de que encontraremos una vez retomemos nuestro viaje. Tengo miedo de que algo como lo ocurrido en esa villa se repita. Si nos quedamos con estas personas.. creo..yo...

-Creo que tienes razón, Riku- Dijo Sora con calma en su voz. -Yo también lo estuve pensando.

Riku lo miró nuevamente a los ojos, sorprendido de que fuera sora quien lo había estado pensado. Ya habían hablado antes sobre esto pero sora siempre estuvo con la idea de llegar al campamento Darlyn, por más soluciones que uno le daba, Sora había sido terco y no había cedido ante otras oportunidades.

-Yo... quiere llegar al campamento Darlyn...- Continuó Sora.- Pero si eso significa arriesgar las vidas de mi nueva familia.. creo que debo olvidarme de ese destino.

Riku sonrío complacido con la respuesta y envolvió a Sora en un fuerte abrazó, dejando que la cabeza del moreno descansara sobre su pecho. Se quedaron así por un largo momento, mientras unos pequeños copos de nieve comenzaban a caer a su alrededor. Que oportuno, pensó Riku.

-¡Sora!- se escuchó la voz de Kairi llamándolo. -Ya esta listo para ir a dormir.

Sora se alejó de Riku un momento para levantar su mano y señalarle a la pelirroja que la había escuchado.

-Bueno, me voy a dormir, deberías hacer lo mismo.- Dijo Sora dándole un último abrazo antes de Soltarse. -Mañana será un gran día.

-Hablaré con Leon en la mañana.- Dijo Riku, viendo como sora se alejaba lentamente. - Buenas noches, Sora.

-Buenas noches, Riku.

Sora entró a la tienda donde se encontraban las chicas esperándolo para dormir. Rieron y hablaron con él unos minutos por lo que podía oír Riku al otro lado, algunas risitas hasta que la luz se apagó.
Riku suspiró, era primera noche que dormiría lejos de Sora desde que se conocieron, dejándolo un poco tenso. Pero pensar que Sora estaría seguro y calentito entre las chicas eso lo tranquilizo. Se dirigió a la tienda de los hombres donde la mayoría ya estaba durmiendo, solo Leon estaba despierto, con una pequeña lámpara de aceite encendida mientras leía un libro de lo que parecía ser de botánica por los dibujos de la portada.

-Si te molesta la luz puedo bajarle la intensidad.- Dijo León sin mirarlo.

-No, no me molesta.- Dijo Riku sin más antes de quitarse las botas y se metía dentro del saco de dormir justo a un lado del hombre de la cicatriz. 

Riku se acostó de lado, dándole la la espada a León, era él más cercano a la entrada y podía escuchar pasos casuales de algunas personas que pasaban por la cercanía, también escuchaba como Leon hojeaba el libro cada ciertos minutos. Por mas que lo intentaba no podía conciliar el sueño.

-Deberías relajarte.- Susurró León después de varios minutos donde Riku solo miraba un punto fijo en la tela de las paredes.

-No estoy acostumbrado a relajarme por la noche. -Respondió Riku aun dándole la espalda.

Escuchó un sonido leve por parte de León, una risa quizás, no estaba seguro.

-Yo me quedaré despierto. Siempre uno de nosotros vigila por las noches. Incluso Tifa esta despierta también. Por mas cerrados que estemos aquí o vigilados por guardias, siempre hay que estar atentos a todo.

Riku suspiró bajo ese hecho, León tenia razón y le parecía muy bien de que se tomaran esas medidas cautelares.
Riku intentó relajarse después de unos minutos, hasta que por fin pudo quedarse dormido. Sin ni siquiera darse cuenta. Pero poco duraría su buenas noches y las cosas no serían gratas al día siguiente.

Solo habían pasado unas horas desde que Riku se había quedado dormido. Hasta que una mano sacudió su hombro. Riku despertó sobresaltado, siendo recibido por León  con su dedo en los labios en señal de silencio. Riku hizo caso, y no tuvo que preguntar el porqué. Un repentino grito se escuchó afuera, seguido de varios disparos y mas gritos. Riku inmediatamente se alarmó.

-Vístete y busca tus cosas.- Susurro Cloud mientras este cargaba una escopeta.- La hora de dormir terminó.

-¿Que está pasando? -Preguntó Riku en voz baja, se puso rápidamente las botas y su mochila en la espalda.

-Infectados.- Dijo León con cautela.- Pero no solo eso...

Riku miró por la pequeña aventura de la tela, varias personas corriendo y siendo atacados por zombies. Ya habían muchos cuerpos en el suelo y se podía ver humo en la lejanía, probablemente alguna de las tiendas estaba en llamas. La vista de Riku inmediatamente busco la tienda donde Sora estaba durmiendo, no tuvo que esforzarse demasiado, divisó a Tifa en la entrada con Sora detrás de ella y el resto de las chicas preparando sus armas.

-Debemos llegar a los vehículos.- Dijo León. -Pero no podremos ir todos.

-¿Que quieres decir? - Preguntó Riku.

-Nos vamos a separar y encontrar un punto de reunión. Es arriesgado llevar a todo el grupo al otro extremo del campamento a donde están las puertas y sacar los vehículos. Mientras menos seamos, más eficientes y rápido seremos.

-Suena como un plan. -Dijo Cid terminando de arreglar las últimas cosas y entregándole a Leon un par de granadas. -Estas servirán para derribar las dos puertas que dividen el campamento con la zona de carga. Esperemos que los guardias abran las puertas, así no tendremos que desperdiciarlas.

León asintió, colocando las granadas en su cinturón.

-Riku, reunete con las chicas. Ellas sabrán que hacer y a donde deben dirigirse. -Le ordenó León con una mirada severa.- No te distraigas y pase lo que pase, veas lo que veas solo preocúpate de mantener a Sora y a Kairi a salvo.

León le entregó su rifle, pero parecía algo diferente, tenia una mira mucho más precisa ahora y con una base mas ligera, una mejora que Riku agradecía.

-Confía en mi. Estarán a salvo conmigo.

Ambos se sonrieron antes de por fin salir al exterior. Las cosas afuera estaban mucho peor de lo que Riku había imaginado. Infectados a lo lejos y cuerpos en todas partes. El incendio se extendió rápidamente alcanzando la mayoría de los árboles al rededor.
Riku corrió hasta Sora, quien inmediatamente lo abrazó.

-¡Son muchos, Riku!.- Gritó Sora con notable miedo en su voz.- Aun así tenia su arco fuertemente agarrado.

-Y no es el único problema.- Dijo Tifa, con gotas de sudor frío en su frente. -No me van a creer lo que estoy viendo.

Aerith se cubrió la boca evitando gritar por el horror que tenían a pocos metros de ellos. Kairi estaba aterrada y el resto del grupo estaba convencidos de que esto debía ser alguna clase de montaje, no podía ser real.

Había un extraño cuerpo, completamente desnudo, era gordo y grotesco con varios orificios en distintas partes de su cuerpo, dejando salir un extraño gas con un líquido goteando el él. Cualquier persona que tuviera la mala suerte de toparse con esa cosa y respirar ese gas caía repentinamente al suelo, convulsionando un par de segundos hasta que su cuerpo se deformaba y se levantaba para convertirse en un nuevo infectado.

Sora casi vomitaba por la impresión y tuvo que sostener su vientre por las repentinas nausea que sentía. Por otra parte, Riku no podía creer que algo como eso realmente existiera. Era literalmente una bola de gas venenoso que infectada a los humanos en grandes cantidades.

-Tenemos que irnos.... -Dijo Tifa con  urgencia.- Si ese gas nos alcanza, estaremos muertos.

-No tienes que mencionarlo. -Dijo Yuffie con nerviosismo.

Tomaron sus pertenencias y rápidamente se pusieron en marcha. El caos era en todo el campamento, por lo que no tenían que ser silenciosos. Los infectados eran más rápidos de lo normal y tuvieron que usar sus armas para poder abrirse paso. Sora hizo todo lo posible para seguir el ritmo del grupo. Pero los cuerpos tirados en todas partes, algunas caras conocidas ensangrentadas y desgarradas en el suelo. Sin contar la extraña deformación que provocaba esa cosa en los infectados. Sora podía jurar que en cualquier momento vomitaria todo lo que tenia en el estomago.

Bajaron la colina hasta llegar a la orilla del río. No parecía ser buena idea cruzar el río, si no los mataba la fuerte corriente lo haría el agua congelada.

-¡¿Que haremos?!- Pregunto Yuffie.- Disparando su revolver.- Nos están rodeando.

-¡Debemos encontrar una forma de cruzar el río!- Gritó Tifa, mientras golpeaba la cabeza de un infectado con una fuerte patada.

-Debemos seguir río abajo, si subimos nos encontremos con la cascada.- Dijo Kairi detrás de ellos sujetando una pistola con ambas manos.

Todos corrieron río abajo lo mas rápido que pudieron, era difícil con la nieve acumulada, pero lo agradecian. Del mismo modo como la nieve les dificultaba caminar, también relentisaban los pasos de los infectados.

-¡Mira, allí!- Dijo Yuffie frenéticamente.- ¡Podemos cruzar el río!

Yuffie apuntaba con el dedo en un pequeño cierre en el río donde se encontraba un tronco cruzado, la torrente de agua pasa justo por debajo.
Cid fue el primero en pasar, tenía que saltar el ultimo tramo para llegar a otro lado pero la distancia no era muy extensa y no se necesitaba mucho esfuerzo.

-Es firme.- Dijo Cid del otro lado.- Pero deben pasar de a uno, con mucho cuidado.

Tiffa dió la orden de hacer una fila, mientras pasaban uno por uno Riku y Yuffie estaban atrás acabando con cualquier infectado que se les acercara. Primero pasaron los suministros, seguido de las mujeres y unos cuantos guardias de la caravana. Apenas tocaron el otro extremo revisaron todo el perímetro para asegurarse de que fuera lo suficientemente seguro.

Era el turno de Kairi, y detrás de ella estaba Sora y Aerith para ayudarlos a cruzar. Las piernas de Kairi temblaban al ver el torrente de agua helada justo debajo de ella, y en frente, estaba Cid estirando su mano para que ella lo alcanzará, era cosa de dar un pequeño salto.

Salto que no sucedió. Un infectado que había caído al agua y arrastrado por la corriente, agarró el pie de Kairi justo en el momento donde iba a saltar. Perdió el equilibrio y casi en cámara lenta pudo ver el mundo completamente de cabeza.

-¡Kairi!- Gritó Sora, tomando su mano en el aire.

La fuerza de Sora no fue suficiente y ambos cayeron al agua en un estruendoso chapoteo. El agua helada inmediatamente golpeo sus cuerpos como un camión a toda velocidad y Sora hizo todo lo posible para sacar la cabeza a la superficie.

-¡Sora! - Gritó Riku con notable terror en su voz. 

Pero los gritos se escucharon muy lejos. Mas gritos de su nombre y los de kairi... gritaban los de la caravana para que los ayudaran.

Kairi...

¡Kairi!

Sora abrió los ojos, la corriente lo arrastraba sin ningún cuidado río abajo. Inmediatamente miró a su alrededor buscando a la pelirroja.

-¡S-Sora!

Escuchó los gritos de ella, a pocos metros, kairi estiraba la  mano a su dirección nadando desesperadamente contra la corriente, y ningún rastro del infectado que los metió en ese problema. Sora se dejó arrastrar hasta tomar su mano y abrazarla con fuerza. Por más que lucharan contra la corriente era imposible. Sus pies no llegaban a tocar el fondo y la corriente era demasiado fuerte, pequeñas olas cubrían sus cabezas asiendo casi imposible respirar.

-¡Sora! ¡Kairi!

Escucharon los gritos de Riku. El joven de cabello plateado corría a gran velocidad detrás de ellos, por la orilla del río. Saltando troncos, rocas, incluso pasando entre los arbustos. Haciendo su mayor esfuerzo para no perderlos de vista. La desesperación de Riku llegaba al punto de no notar los rasguños en su ropa o sus mejillas rojas por el cansancio y el aire frío. Detrás de él corría Vanitas, ladrando y jadeando, haciendo lo posible por mantener el ritmo de Riku a pesar de sus heridas.

Sora solo podía mirar como Riku corría detrás de ellos, justo al amanecer, la madrugada se estaba aclarando bajo un cielo nuboso, notando lo jodidos que estaban. El río se hizo más ancho y mucho más  rocoso. Sus energías se agotaban y el agua fría estaba dejando sin aire sus pulmones. Era Kairi quien lo tenia fuertemente agarrado, con la cabeza sobre su hombro para mantenerlo sobre la superficie y era ella quien intentaba agarrarse de cualquier objeto que estuviera a  su alcance. Pasaron por ramas bajo el agua que lastimaron su piel, piedras que golpeaban sus músculos y el agua que entraba por su boca. ¡Tenían que salir o morirían!

Riku solo corría por la adrenalina de todo su cuerpo. Ni si quiera sintió la sangre que goteaba por su rostro después de que una rama lo golpeara justo arriba de su ojo izquierdo. Solo tenía sus atención puesta en Sora y Kairi. Tan pronto como encontró una pequeña pendiente, saltó al río.

El agua fría inmediatamente dejó sus pulmones sin aire, saliendo a la superficie desesperado por respirar. Su cabeza apenas podía mantenerla sobre la superficie y gracias a su mochila impermeable que lo mantenía a flote. Recibió varios golpes contras las rocas pero, ignorando el dolor de sus extremidades, hizo todo lo posible para llegar a ellos.

-¡Riku!- Gritó Kairi con horror en su mirada.

El sonido ensordecedor de una cascada encendió todas las alertas de Riku. Tenía que alcanzarlos. Caer por un acantilado era una muerte segura y los gritos desesperados de Kairi y Sora solo lo animaron a esforzarse todo lo que pudo. Incluso sus músculos de los brazos y tendones dolieron con todo el esfuerzo que hizo para nadar hacia ellos.

Pero no fue suficiente. El borde de la cascada los alcanzó y antes de que pudiera tomar la mano de Kairi la oscuridad del precipicio ya estaba sobre ellos. Cayendo por el torrente de agua a las profundidades.

 

Chapter 18: Otra vez en soledad

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Riku sintió su espalda golpear contra el agua, mucho más profunda. Abrió los ojos para ver solo oscuridad a su alrededor. Hacia frio, mucho frio.  Su cuerpo estaba entumecido y el silencio bajo la profundidad era total.

¿Como había llegado a ésto?

Hasta hace unas horas estaba junto al fuego cálido de una hoguera, conversando y riendo con un grupo de gente bastante agradable.

Solo sentía frío ahora. Oscuridad, silencio.... dolor y una soledad deprimente.

Bajo esas frías aguas sus recuerdos iban y venían. Risas y anécdotas frente al fuego, el olor de la comida, el sonido de la música y ... Sora.

Justo a su lado. Estaba Sora. No importaba el frío de la nieve a su alrededor. O el peligro detrás de esas murallas que los rodeaban. Sora estaba a su lado, riendo y sonriendo como un sol radiante que derretía cualquier hielo que pudiera molestarlo. Su voz, su piel morena y esos ojos azules... Tan azules como el color de la superficie del agua sobre su cabeza.

Ese azul que Riku quería alcanzar. Y fue el mismo azul que le recordó que aún estaba bajo el agua.

Su mente reaccionó y su cuerpo rápidamente se movió en busca de oxígeno. Sacando la cabeza de la superficie y tomando grandes bocanadas de aire. Encontrándose con un cielo nublado más claro y el agua calmada a su alrededor. La cascada terminaba en un pequeño lago y la continuación del río más tranquilo que seguía montaña abajo.
Nadó hasta la orilla tosiendo el poco de agua que había logrado tragar y jadeaba por el frío que golpeaba su piel pálida. Pero eso no le importaba, apenas recobró el sentido busco en todas direcciones. Había terminado al otro extremo del lago y no habían señales de Sora o de Kairi. Haciendo que la preocupación cambiara a un notable pánico.

-¡Soraaaa! ¡Kaaaairiiiii! -Gritó con todas sus fuerzas haciendo eco en el bosque a su alrededor.

-¡Soraaaa! ¡¿DONDE ESTAN?! ¡Kairi!

Sus gritos se volvieron desesperados mientras sus ojos viajaban a diferentes direcciones. Habían  algunos cuerpos esparcidos en la orilla, trozos de carne y extremidades de algunos infectados que también habían sido víctimas de la corriente del río. Rogaba por no encontrar un cuerpo conocido e intentó escuchar, algún grito, quejido o llamado de ayuda pero... nada.

Solo escuchaba la cascada detrás de él.

Hasta que la voz de Kairi llamándolo hizo que su corazón se acelerara. Una voz cansada pero audible, se escuchaba a la lejanía.

-¡Kairi! ¡Sigue hablando! Sigue hablando... -Dijo Riku apresuradamente.

Kairi siguió llamando hasta que por fin, un par de metros río abajo, estaba Kairi con Sora sentado bajo un árbol con su espalada contra la corteza. Ambos respiraban con dificultad y temblaban por el frío. La cara de kairi estaba pálida y sus labios morados, mientras que Sora no dejaba de temblar con los ojos bien cerrados mientras intentaba regular su respiración y el dolor de su vientre.

Riku corrió hasta ellos y los envolvió a ambos en un fuerte abrazó. El agua ocultaba sus lágrimas de alivio al saber que estaban vivos.

-Gracias a Dios... -Susurro casi ahogado en un sollozo.

Pero un quejido de dolor proveniente de Sora lo alertó.

-Riku, Sora esta herido. -Le dijo Kairi con preocupación,  levantando la capa de Sora y revelando una gran cantidad de sangre bajo su cadera y muslo izquierdo. La sangre había teñido de rojo la nieve debajo de él. -Tenemos que parar el sangrado y buscar un lugar seguro para refugiarnos.

Riku miró a su alrededor y por un momento dirigió sus ojos hacia arriba, sobre la cornisa de la cascada. No era una opción intentar volver con el grupo ahora, era peligroso y nada les aseguraba encontrarlos. Pensó por unos segundos hasta que un sonido los alertó.

Kairi y Riku sacaron sus armas, olvidando completamente que estaban mojadas. Pero no eran necesarias. Detrás de los arbustos apareció Vanitas. Jadeando agotado y moviendo la cola al acercarse a Sora.

-B-Buen perro.. -Susurro Sora, haciendo un vago intento de acariciar la cabeza del animal con sus manos temblorosas y cubiertas de su propia sangre.

Riku se quitó la mochila y la abrió con rapidez en busca del botiquín que habían comprado en el campamento. Su mochila podía repeler el agua pero... no los fuertes golpes contra una roca... varios suministros y medicamentos estaban destrozados, solo eran rescatables la gasa y un poco de vendajes.

-Déjame ver Sora, levanta tu ropa. Necesito cubrir esa herida. -Ordenó Riku.

Kairi ayudó a Sora a recostarse y levantar la sudadera mojada, quitando la tela de su pantalón roto. Riku pudo ver la herida con mas claridad bajo la luz del amanecer y frunció el ceño cuando la sangre volvía a brotar del corte. Era una herida bastante profunda que comenzaba desde su cadera. Parecía que había sido provocada por alguna rama o algo mas afilado.

-No se ve muy bien... -Dijo Kairi con preocupación.

-Es necesario suturar.- Respondió Riku mientras trabajaba en vendar la herida y hacer el intento de parar el sangrado.

Sora mordió su labio inferior cuando el mayor hizo presión contra su herida. Sentía como si lo hubieran desgarrado. El habría gritado, pero estaba tan débil y su cuerpo apenas reaccionaba, el frío congelaba sus pulmones y cada minuto era una tortura respirar.

Cuando Riku terminó, inmediatamente pasos sus brazos por debajo de las piernas de Sora y detrás de su espalda para levantarlo de la nieve. Sora soltó un leve gemido de dolor.

-Vamos, debemos buscar un lugar seguro y secar nuestra ropa junto a una fogata. -Dijo Riku mientras caminaba río abajo hacia el norte.

Kairi asintió y con las piernas temblorosas siguió a Riku.
Caminaron varios minutos hasta que el bosque se vio interrumpido por una carretera  y algo de suerte los acompañaba. Había una parada de autobús destruida colina abajo, parecía que algo había chocado contra la estructura y a simple vista no parecía que fuera importante. Pero para Riku era diferente, el metal retorcido creaba un pequeño refugio en frente de sus ojos donde podían entrar sin ningún problema. Kairi se aseguró de que fuera estable y dentro estaba lo suficientemente seco para descansar. Riku tenia que arrodillarse para que su cabeza no chocara contra el metal. Dejó a Sora en el suelo, lo mas lejos posible de la entrada.

-Vani.- Llamó Riku al perro. Quien sorprendentemente  obedeció de inmediato y se sentó a un lado de Sora, con la mitad de su cuerpo sobre su regazo. -Quédate aquí, Kairi. Buscaré algo de leña para prender una fogata.

Kairi asintió y mientras Riku buscaba algunas ramas, ella ayudó a Sora para sacarse las botas mojadas. El frío era insoportable y sus cuerpos no dejaban de temblar, viendo su propio aliento en frente de ellos. Luego lo abrazó con fuerza intentado mantener el calor entre ellos y el perro.

-Lamento lo que pasó... fue todo culpa mía.- Dijo Kairi en un susurro.

-¿D-De... que hablas, Kairi?- Dijo débilmente. -Nada de esto fue tu culpa. Los imprevistos suceden.

-Pero... por culpa mía, ahora estamos solos aquí. Estas herido, mojados y...

-Shhhh.... -La interrumpió Sora.- Nada de esto... f-fue tu culpa. Además, estamos juntos, es lo importante ahora. N-No estas sola.

Kairi abrió la boca para hablar pero el sonido de la madera cayendo cerca de ellos la silenció. Riku había llegado y sacó de su mochila una pequeña botella con gasolina. Empapó un paño con el liquido y con ayuda de su encendedor el fuego no tardó en consumir rápidamente la madera.
Kairi agachó la cabeza y se apartó de Sora para ayudar con la ropa mojada. Se sentía culpable, pero ninguno de los chicos parecía enojado, al contrario, las palabras de Sora eran sinceras, están aquí con ella, arriesgaron sus vidas por ella.

Riku se quitó la ropa, quedando solo con su sudadera blanca y sus calzoncillos negros. Haciendo que las mejillas de Kairi se sonrojaran levemente. Riku notó esto y con una sonrisa se acercó a Sora para quitarle la ropa también. El moreno por suerte traía un cambio de ropa dentro de su mochila impermeable que agradecía al estar seca. No le importaba su propia ropa, mientras Sora estuviera caliente y seco estaba más que agradecido.

-Lamento incomodarte, Kairi. Pero debemos secar nuestra ropa lo antes posible. -Dijo Riku.

-¡S-Si!- Dijo ella rápidamente.- Tienes razón, no te preocupes.

Ella hizo lo mismo, intentando olvidar la vergüenza se quitó toda la ropa, quedado solo con su camisa blanca y ropa interior rosa. Para cualquier hubiera sido realmente incomodo estar semidesnuda en frente de dos de sus amigos. Pero el aire frío que golpeo su espalda le recordó el porque estaban así. Se acercó al fuego he intento calentar sus manos.

Los minutos pasaron y el refugio improvisado había funcionado bien para calentar sus cuerpos. Nuevamente la nieve comenzó a caer, pero esta vez en una tormenta que cubrió el refugio en tan solo unos minutos. Algo bueno en realidad, la nieve mantuvo el calor de la fogata dentro del lugar, Riku mantenía un agujero abierto para que saliera el humo y a la vez, tener una abertura de salida. Tampoco planeaban morir asfixiados bajo la nieve.

Sora se había recostado sobre el pecho de Riku y este lo rodeo con sus brazos protectoramente, intentando mantener su cuerpo caliente.
Estuvieron en silencio las siguientes horas. Su ropa por fin estaba seca y pudieron vestirse otra vez. Kairi soltó un gemido de satisfacción al sentir su ropa cálida sobre su piel, y pudo relajarse. Riku también estaba vestido y ayudaba a Sora a abrigarse también con su sudadera y chaqueta.

-¿Te duele?- Preguntó Riku, cambiando los vendajes de la herida de Sora. Aún sangraba levemente y la herida parecía estar de un color morado alrededor.

-Estoy bien.- Respondió Sora sin más, apoyando su cabeza contra el cálido pelaje de su perro detrás de él.- Solo tengo algo de sueño.

Riku bajó la mirada nuevamente y levantó la sudadera de Sora un poco mas arriba de su estómago.  No solo la herida lo preocupaba, su vientre estaba pálido y cuando su palma toco la piel, Sora soltó un leve quejido de dolor.

-¿Te duele aquí?- Preguntó.

Sora no respondió, pero abrió sus ojos con notable dolor, habían algunas lágrimas en los bordes que estaban siendo reprimidas. Riku suspiró pesadamente y llevó ambas manos al vientre de Sora, esperando... uno, cuatro... seis minutos, hasta que un leve moviendo bajo su palma lo hizo prestar más atención.

-¿Que sucede? -Preguntó Kairi acercándose al mayor con preocupación.- ¿Algo esta mal?

Riku no respondió. Sus ojos estaban fijos en el vientre de Sora, esperando otro movimiento del bebé, pero este nunca llegó. Retirando la mano para poner la ropa de Sora en su lugar. 

-Estoy... preocupado... -Respondió Riku luego de unos minutos en silencio, notando que el moreno ya estaba durmiendo nuevamente.

Kairi se sentó a su lado, tomando una mano de Sora con la suya.

-No se que decir...

-No digas nada, Kairi. Ya sabes lo que pensamos al respecto.

-Si pero...

-Kairi.

Ella quedo en silencio por un momento, solo con el sonido del fuerte viento del exterior y la madera quemándose en la hoguera. No encontraba las palabras adecuadas y cuando sus ojos miraban al joven de cabello platinado a su lado, su corazón se apretaba por la culpa.

-Yo, realmente no hubiera querido esto.

Escuchó la voz de Riku, muy por debajo del viento, parecía un susurro que iba para si mismo.

-Nunca hubiera dejado que Sora tomara tu mano. El... es ... muy importante para mi.

-Lo entiendo.. -Dijo Kairi forzando una sonrisa, agregando alguna ramas al fuego. -En tu posición, hubiera hecho lo mismo.

-Lo siento por haberlo pensado. Pero, algo dentro de mi, me dijo que debía ser honesto.

Riku cubrió a Sora con su chaqueta al ver que nuevamente comenzaba a quejarse, no sabía si era por el dolor que sentía, o quizás una pesadilla que lo atormentaba, pero con algunas caricias en su cabello y Vanitas acurrucandolo se calmó.

-Riku.- Lo llamó la pelirroja, aun sin moverse de su lugar.- A ti... ¿Te gusta Sora, verdad?

Riku no se vió incomodado con la pregunta repentina de Kairi. Al contrario, soltó una risita, acomodándose junto al calor del fuego.

-¿Es tan obvio?

-Sora no parece notarlo. -Sonrío Kairi con diversión.

-Él no está preocupado en ese tipo de cosas ahora.

-Y... ¿se lo dirás? -Preguntó ella, mirando su rostro para ver si notaba algún cambio de expresión.

-¿Que crees que diría él si se lo dijera?- Respondió Riku con otra pregunta.

-¿Tienes miedo de que te rechacé? Por favor, Riku. Eso es imposible.

-¿Por que estas tan segura? -Riku la miró a los ojos, con un pequeño brillo en ellos que la chica interpretó como inseguridad. -Sora, aun esta enamorado de su Alfa. Solo han pasado un par de meses, incluso lleva un bebé en su interior. Yo solo me estoy entrometiendo en...

-Él esta muerto.- Interrumpió Kairi.- Sora esta atrapado en el pasado y tú...tú deberías estar allí para hacerlo olvidar. No hay respeto por nadie en este momento.

-Entonces le digo "Sora te amo" y pasarme sus pensamientos por el culo ¿Ese ese es el plan?

-Sep

-Debe ser una broma... yo lo decía de broma.

-Riku, la vida es una sola y como estamos... ya viste lo cerca que estuvimos de morir. No pierdas la oportunidad de decirle lo que sientes.

Riku bajó la mirada, justo al rostro de Sora que mantenía los ojos cerrados justo en frente de él. Parecía estar durmiendo, notando esos labios que ya parecían estar regresando a su color natural, rosados y gruesos que hace mucho deseaba fervientemente besar y devorar. Pero se aguantó, todo este tiempo ha estado reprimiendo su emociones. No quería forzar a Sora, no quería obligarlo a olvidar la vida que alguna vez había amado junto a su alfa. Muchas veces vio al moreno con la fotografía de ese hombre rubio junta él con nostalgia y tristeza en su rostro. Y Riku solo podía mirar, apretando su puño y aguantando las ganas de destruir esa fotografía y decirle a Sora que olvidara todo, que lo mirara a él y que viera su futuro juntos. Pero Riku nunca lo hizo. Nunca hizo nada e intentó convencerse así mismo de que lo que sentía era una simple atracción sexual. Que sus hormonas lo estaban obligando a tener sentimientos en alguien que solo había conocido hace unas semanas y que, de alguna manera, debía controlar.

-Dilo Riku, aunque él no te escuche.- Dijo Kairi, apoyando su mano sobre la de él al notar su rostro confundido. -Sácalo de tu corazón.

Riku sacudió la cabeza rápidamente para ordenar sus ideas. ¿Era amor lo que sentía? ¿O solo era deseo? Podían ser instintos, amistad, fraternidad... nunca se había sentido así antes pero, al ver los labios de Sora y ese extraño deseo de besarlo, lo saco repentinamente de sus pensamientos.

-Yo... lo amo.- Respondió Riku en un susurro.

Kairi sonrío con satisfacción.

-Yo amo a Sora.- Repitió Riku, esta vez elevando la voz, también con una amplia Sonrisa.

Sonrisa que se desvaneció al instante cuando dos ojos azules lo miraban fijamente. No eran los de Kairi, quien inmediatamente cubrió su boca para reprimir un quejido de sorpresa.
Sora estaba con los ojos levemente abiertos, encontrándose con los aguamarina de Riku.
El tiempo se detuvo para el joven alfa, como si lo hubieran pillado en una escena del crimen. Trago saliva nervioso, esperando que Sora dijera algo, quizás no escuchó lo que dijo, quizás  aun estaba algo dormido.

¡No podía haberlo escuchado!

Chapter 19: Rastreo

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-¿S-Sora?- Tartamudeo Riku.

Riku inmediatamente intento levantarse, pero su cabeza golpeo con el metal sobre ellos y cayó hacia atrás descuidadamente.

-¡Ah, Riku! ¿Estas bien? -pregunto preocupada Kairi cuando el mayor hizo una mueca de dolor y llevó la mano a su cabeza.

Sora intentó sentarse, a duras penas con ayuda de Vanitas. Sosteniendo su vientre adolorido.

-Riku... tu.. de verdad...

-¡No!- Lo interrumpió Riku sobresaltado. - Y-Yo.. no es lo que piensas.

-Riku, no debes esconder lo que sientes. Díselo.- Le dijo Kairi, ayudando a Sora a sentarse mejor.

Riku apretó el puño y desvío la mirada de ellos. Simplemente no podía dejarlo salir tan fácilmente. No era por orgullo, era miedo. Miedo de escuchar una respuesta que no deseaba y eso lo frustraba. Tenia miedo de ser rechazado.

-Yo... iré a vigilar los alrededores.- Dijo sin más, ocultando su rostro sonrojado con la capucha de su chaqueta y saliendo del refugio.

Escuchó a Kairi llamándolo detrás de él, pero no se detuvo. Desapareciendo entre los árboles y la densa capa de nieve que aun caía en una feroz tormenta.
Kairi suspiró, viendo la silueta de Riku desaparecer entre la neblina helada, y curiosamente, Vanitas lo siguió. Era un alivió, Riku necesitaba ordenar su cabeza y no quería que su incoherencia al pensar provocara que se perdiera en el bosque, el perro lo ayudaría a volver.

-¿D-Donde... fue Riku?

Escuchó la voz de Sora detrás de ella. Sonaba ronca y desgastada. Kairi miró hacia atrás encontrándose con una mirada triste y adolorida. A pesar de que su piel no se veía tan pálida como antes y volvía a tomar color gracias al calor, se notaban unas ojeras bajo sus ojos y su respiración pesada.

-Tranquilo... -Dijo ella, volviendo al lado de Sora para cubrir a ambos con una chaqueta- Riku necesita un momento a solas. El volverá pronto.

Sora no dijo nada. Dejo caer la cabeza en el hombro de Kairi y cerró los ojos nuevamente. Definitivamente había escuchado toda la conversación, y faltaba su respuesta. Riku había dicho que lo amaba pero... ¿Él también sentía lo mismo? Su viaje había sido la travesía mas grande de su vida. Riku le enseñó todo lo que fuera necesario para ser independiente, aun así lo protegió y cuidó cada segundo desde su encuentro en la fabrica. Nunca hubo razones para dudar de su confianza. Pero una cosa era ser amigos y compañeros... y otra muy distinta era ser pareja y amantes.

¿Que es lo qué debería hacer?

Riku caminó sin rumbo varios minutos. Hasta que la tormenta se detuvo, dejando caer ligeros copos de nieve sobre su cabeza. El cielo estaba claro y todo lo que escuchaba era el río a la lejanía. Estaba agradecido de que tenía su brújula amarrada a su cuello. Sin mencionar la presencia canina junto a él.

-¿Que demonios haces aquí?- Frunció el ceño Riku, viendo al animal sentado junto a él.- Pareciera como si me estuvieras vigilando....

Vanitas no hizo ninguna clase de ruido. Tampoco lo miró. Simplemente se sentó a su lado, mirando a la nada frente a ellos. Riku siguió su ejemplo, se sentó con las piernas cruzadas a su lado.

-¿Que le diré ahora?- Dijo desanimado.- ¿Como lo miraré a la cara? Soy un idiota...

Vanitas lo miró por un momento y ladeó la cabeza. Claramente hablar con un perro sobre sus sentimientos era lo más extraño que podía hacer. Pero estaba realmente actuando como un idiota. Un adolescente enamorado que había huido después de su declaración accidental.
Definitivamente era un gran idiota, pensó para si mismo. Pero, a pesar de todo lo sucedido, sentía como si su corazón hubiera sido liberado de pesadas cadenas. Sentía un alivio extraño y casi reconfortante. No era algo que hubiera planeado pero ahora Sora lo sabia. O eso pensaba, estaba seguro de que Sora había escuchado y ahora tenía que afrontarlo.

-Tengo que decírselo adecuadamente... -Susurró Riku, metiendo la mano en su bolsillo y deslizando la cadena. En su palma, descansaba la corona de plata, que brillaba con la humedad del ambiente y apretó el puño alrededor de ella.- ¡Tengo que decirle a Sora que estoy enamorado de él!

Se levantó de la nieve con determinación y Vanitas siguió sus pasos. Parecía percatarse del cambio de ánimos de Riku. Porque la misma emoción que se podía ver en los ojos del Alfa, hizo que Vanitas moviera la cola sobresaltado.

-Le diré como me siento... y ... y le demostré de lo que soy capaz.- Agregó. Miró su brújula para orientarse y volver al refugio.- Y tendremos un vida...

Pero el sonido de un disparo a lo lejos llamó su atención. Inmediatamente se ocultó entre los arbustos. No sabía de donde provenían los disparos pero su instinto de supervivencia lo hizo resguardarse en el mismo instante en el que escuchó mas disparos. Esta vez, mas cercanos.

-Vamos Vanitas, revisemos. -Le susurró al animal a su lado. Escuchando un jadeo como respuesta.

Ambos se acercaron a donde provenían los disparos. Siempre escondidos y moviéndose muy lentamente sobre la nieve. Riku se hubiera alejado y regresado al refugio, pero una parte de él deseaba que fueran los de la caravana, o algún sobreviviente del campamento.

Pero no era para nada de lo que él pensaba.

-Ya son todos, jefe. - Dijo una voz gruesa. Un hombre encapuchado con una chaqueta de cuero.

Atrás de él habían más hombres, cada uno muy bien armado. Riku inmediatamente los reconoció, soltando un jadeo de notable angustia. Eran saqueadores.

-¿Sobrevivientes?- Preguntó otra voz, arriba de una camioneta desgastada.

-Algunos capturados, Señor Xemnas. Ya dentro de los camiones. El plan salio a la perfección, tenemos mucha mercancía.

-Yo se los dije.- Hablo nuevamente el hombre, el jefe de la banda.- El campamento era un nido de gallinas. Fáciles de capturar. Liberar a ese monstruo fue el detonante perfecto.

-¿Regresaremos a la base, jefe?

-Primero que nada, dame buenas noticias ¿Encontraron al perro rastrero del suroeste?

El hombre llamado Xemnas, se bajó de la camioneta y dio la orden para subir un par de cuerpos detrás del automóvil. Traía una chaqueta larga y negra que cubría su rostro, no se podía ver muy bien su apariencia.
Riku se cubrió la boca, completamente asqueado por la cantidad de cuerpos apilados sobre la parte trasera de la camioneta. Algunos amarrados, otros cuerpos mutilados. Incluso extremidades colgando de ganchos, dejando un lago de sangre justo debajo.

-¿El hombre que mato al grupo de rastreo? No jefe, lo perdimos de vista cuando iniciamos el incendio, escapó con un grupo de personas.

Xemnas encendió un cigarrillo y paseó alrededor de los hombres armados. Parecía analizando la respuesta que le habían dado, no muy conforme. Riku tragó saliva. No estaba seguro si ellos hablaban de él, pero no quería quedarse para averiguarlo. Se alejó lentamente del lugar, tenia que volver con Sora y Kairi para huir del lugar lo más rápido posible. Estos hombres estaban muy cerca de ellos y habían mencionado camiones que Riku no podía ver en ese momento. Si pasaban por la carretera junto al refugio improvisado, podían ver el humo de la fogata y ...
Riku definitivamente entró en pánico.

¡Tenia que volver!

-Quiero la cabeza de ese maldito imbécil... -Dijo con voz severa. -¡Búsquenlo! Y no regresen hasta que lo encuentren...

-¡Si jefe!

-Y no olviden... traerme a ese omega que lo acompaña con vida.

Eso fue lo que le confirmo a Riku cualquier sospecha. Esos hombres eran responsables de lo ocurrido en el campamento, habían asesinado personas inocentes, secuestrado y robado todo lo que estaba a su alcance. Y peor aun, lo estaban buscando, a él y a Sora. Esto no era nada bueno.

Tan rápido como escuchó los motores de las camionetas funcionando, Riku retrocedió, siempre manteniendo una postura sigilosa, rodeo los arbustos, lo más lejos posible y de regreso al refugio donde se encontraban sus amigos.

Kairi estaba alimentando a Sora con un poco de sopa, cuando repentinamente Riku apareció en la entrada sobresaltando a ambos, al mismo instante donde Riku gritó su nombre con notable desesperación.

-¡Kairi!

-¿Riku? ¿Que sucede? Estas todo sudado y...

-Te explicaré mas tarde, tenemos que irnos.-Dijo Riku apresuradamente, apagando la fogata con un montón de nieve y guardado todo en su mochila. - ¡Vamos!

-Espera..¡Riku! Sora esta herido, no podemos irnos.

Riku se acercó a Kairi y la tomó por los hombros. Se esforzaba por calmar su respiración y el sudor bajaba por su frente.

-Saqueadores, muy cerca de aquí.

Y solo eso bastó para que la mirada de Kairi se tornara a una de extrema preocupación y miedo. Sin decir mas, ayudó a Riku para guardar todo. Sora no había logrado escuchar bien lo que había dicho Riku, su mirada estaba algo perdida y solo asentía cuando le hablaban. Riku lo tomó en sus brazos y Kairi lo cubrió con su chaqueta, saliendo del refugio. El cielo seguía nublado pero ya no caía nieve, la oportunidad perfecta para seguir su camino hacia el norte, lo mas lejos posible.
Kairi se preocupo de cubrir cualquier huella que pudieron dejar, cruzando la carretera y adentrándose al bosque para seguir la marcha.

Y realmente hicieron lo correcto. Un par de horas después, camiones se detuvieron en el lugar.

-Los perros encontraron algo.- Dijo uno de los hombres, bajando del vehículo con dos perros de gran tamaño.

Olfatearon el terreno encontrando leña quemada y cenizas.

-Alguien definitivamente pasó la noche aquí. -Dijo Xemnas dentro de uno de los camiones. -Quiero un grupo de 13 hombres, sigan el rastro, lleven a los perros y los caballos. Quiero noticias cuando regresen a la base.

-Si señor.

Y los hombres soltaron los caballos que llevaban en uno de los camiones. Algunos hombres a pie y perros siguiendo el rastro dentro del bosque.

 

Chapter 20: Cerca de perderlo todo

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Ya habían pasado mas de seis horas de una dura caminata sobre un extenso camino de nieve. El bosque había desaparecido y todo lo que había a su alrededor eran ruinas de casas y locales de un pueblo abandonado. Parecía que lo habían bombardeado hace ya algunos años, apenas notando algunas estructuras aún en pié.
La tormenta se intensificó haciendo que la vista del joven trío fuera borrosa, pasos lentos y el agotamiento constante.

-¡Riku, debemos buscar un lugar donde refugiarnos!- Le gritó Kairi. El viento casi silenciaba su voz, helando su garganta con cada inhalación.

Riku miró detrás de él, kairi sujetaba la mano de Sora para alentarlo a seguir caminando. Pero el moreno se mantenía con la cabeza gacha, sus pies arrastrándose y su cuerpo se tambaleaba. Riku lo habia llevado en sus brazos gran parte del camino hasta que Sora insistió en que podía caminar por su cuenta. Tanto Riku como Kairi no estaban para nada convencidos de que eso fuera cierto.

-¿Sora?- Lo llamó Riku Preocupado.  Tenia un mal presentimiento sobre su estado de salud.

Sora no contesto, siguió con la cabeza mirando la nieve a sus pies y dio un par de pasos al frente. Sus movimientos eran erráticos, torpes y poco sincronizados.

-Sora. -Repitió Riku nuevamente, esta vez agarró su brazo para que Sora  detuviera sus intentos de avanzar.- Tranquilo, déjame llevarte.

Sora levantó la mirada y la preocupación de Riku aumentó. Sus ojos estaban dilatados y sin brillo, sus mejillas coloradas y de su garganta salia un ligero sonido de asfixia. Parecía que Sora estaba en una batalla interna par poder respirar. Riku acercó la palma de su mano a la frente de Sora y confirmó lo que temía. El menor estaba ardiendo en fiebre.

-¿Que haremos, Riku?- Preguntó Kairi, intentando reprimir las lágrimas que amenazaban en salir por la angustia. -Si seguimos ... Sora no resistirá mas tiempo.

Riku apretó los dientes y miró a su alrededor desesperadamente. No había un lugar seguro donde podían refugiarse, la mayoría de las casas estaban destruidas y muchos negocios comerciales estabas bloqueados con muros de metal o madera clavadas. Caminó hasta un automóvil, con la esperanzas de encontrar algo, cualquier cosa que pudieran utilizar. Pero nada... todo lo que había era un montón de chatarra. Se detuvo para pensar un momento, quizás construir alguna clase de refugio con los restos de madera, cavar un agujero en la nieve, escalar algún muro...

-¡Sora!

Escuchó gritar a kairi y Vanitas ladrando detrás de él, sacándolo de sus pensamientos. Sora había caído sobre su costado en la fría  nieve y Riku corrió a su lado para tomarlo en sus brazos.

-¡Sora, por favor resiste!- Dijo Riku con un nudo en la garganta. -Por favor...

Sora estaba con los ojos cerrados, su respiración agitada y temblando. Lo único que podía hacer era acercarlo a su pecho y abrazarlo con fuerza. Reprimiendo un sollozo por la impotencia que sentía en ese momento, Kairi tomaba la mano del menor llorando y rogando que aguantara, Sora estaba muriendo en sus brazos y no sabia que hacer o como ayudar.
Hasta que sus ojos vieron un pequeño cartel cerca de ellos.

"Centro comercial Avenida Spack"

Riku inmediatamente se levantó, con Sora en sus brazos y comenzó a caminar a paso rápido en la dirección indicada por el cartel, Kairi lo siguió apresurada y antes de poder preguntar divisó el gran establecimiento. Había un gran estacionamiento que debían cruzar antes de llegar, pero no fue un impedimento para Riku, uso toda la energía que le quedaba para llegar, encontrando una grieta en la pared para poder entrar. Tan rápido como cruzaron la grieta y la ventisca de la tormenta ya no se sentía en su piel, Riku dejó salir un largo suspiro. 

-B-Busca... un lugar apropiado para descansar, Kairi.- Le dijo Riku agotado, sentándose un momento al borde de una pileta para recuperar el aire.

-De acuerdo.

Kairi sacó su arma del pantalón y se adentró en el centro comercial. El lugar estaba deteriorado, tenia agujeros en el techo y varias escaleras destruidas. La pelirroja dobló por uno de los pasillos encontrándose con un gran avión en medio de la cúpula, sin imaginarse el caos que debió provocar al momento de estrellarse, varios restos de la nave estaban esparcidos por todo el lugar. También algunos esqueletos y escombros en todos lados. Pero eso no le importaba, su mente estaba centrada en encontrar un lugar apropiado... y lo encontró.

-¡Riku, por aquí!- Llamó Kairi, haciendo señales con la mano.

Riku se levantó, con Sora muy apegado a su pecho y siguió a la pelirroja por los pasillos. Vio el gran avión, una hélice a la mitad justo arriba de sus cabeza y por fin, un lugar donde podían descansar. Era una tienda de ropa, con la cortina metálica a medio cerrar, solo tenían que agacharse un poco para poder entrar, el lugar parecía estable y apenas Riku cruzó la entrada Kairi forzó la cortina para que se cerrara detrás de ellos.
Kairi corrió entre los estantes y juntó toda la ropa que estaba a su alcance, tirándola en una esquina mas alejada posible, haciendo una cama improvisada donde Riku recostó a Sora. Lo cubrieron lo mejor posible y Riku trabajó en una fogata con los restos de madera que encontraba en el lugar.

-¿Será un resfriado? -Preguntó Kairi, asegurando un trozo de tela húmeda sobre la frente de Sora para bajar la fiebre.

Riku tenía sus sospechas de algo peor, tenia miedo de mirar pero si no lo confirmaba, no sabrían que hacer para ayudar al moreno. Quitó alguna prendas que estaban sobre Sora y con mucho cuidado levantó la capa y la ropa donde estaba la herida que había  sufrido en el río. Tuvo que fajar sus pantalones, escuchando un gemido de dolor cuando la tela rozó los vendajes ensangrentados. Tardo un momento en retirarlo y cuando la herida quedó al descubierto, Riku se odió a si mismo por tener la razón. La herida había tomado un color mucho más oscuro, sangre con una secreción amarilla y maloliente. Riku había notado que el dolor había aumentado por los gemidos mas constantes y la hinchazón era notoria. Era una infección.

-La herida esta infectada... -Dijo Riku con preocupación.- Y no tenemos antibióticos.

-Algo se puede hacer, no podemos dejarlo así.

-¡Lo se!- Gritó Riku completamente frustrado, apretando su puño con fuerza cuando vio la mirada de sorpresa y angustia de la pelirroja.- No se que hacer, Kairi... limpié la herida, hice todo lo posible por mantenerlo cubierto, pero aun así...

-Tenemos que encontrar antibióticos.

Riku volvió a cubrir a Sora y lo miró por un momento, lo único que se escuchaba era el sonido de la fogata y los duros intentos de Sora por respirar, de sus ojos salían lágrimas por el dolor y de vez en cuando escuchaba el nombre de Riku saliendo de sus labios.

-R-Riku... -Gimió Sora entre lágrimas.- Duele....

-Shhhh... -Lo calmo el mayor, acariciando su cabeza y apoyando la frente contra la de él.- Lo sé... lo sé, perdóname. Kairi te cuidará.

-¿Quieres quedarte? Puedo ir yo y ....

-No.- La interrumpió.- Yo iré, quédate con Sora y Vanitas.

Kairi no insistió. Sacó una olla de su mochila y comenzó a poner trozos de nieve dentro para derretir.

-Haré algo de comer mientras te vas. Por favor, ten mucho cuidado.

Riku asintió,  dejó su mochila a un lado,  y se preparó para salir. Antes de irse movió algunas repisas de madera para dejar a ambos chicos en un espacio más cerrado, también bloqueo la salida principal. Agradecía que la tienda no tuviera vitrinas, era un escondite que usarían hasta que Sora se recuperara.
Subió al segundo piso y verificó que la entrada también estuviese  bien cerrada, ya tenia una salida en mente, acercó una silla al sistema de ventilación que estaba en la pared y entró por los angostos túneles. Prefería tener una sola entrada y salida que solo un humano podía encontrar.
Le tomó unos minutos encontrar la salida adecuada, que lo llevaba justo al segundo piso. Debía encontrar una farmacia o un botiquín de primeros auxilios en alguna tienda. Pateó la rejilla y saltó del túnel de ventilación a un metro sobre el suelo, tan rápido como sus pies tocaron las baldosas sacó su rifle que colgaba de su espalda verificando que no hubiera peligro a los alrededores, los pasillos estaban oscuros y la única luz que ayudaba un poco en su visibilidad eran los agujeros en el techo de la estructura. Encendió la linterna y miró en ambas direcciones, No había nada. Volvió a poner la rejilla en su lugar y comenzó su búsqueda.

Sigiloso como siempre, Riku reviso cada rincón, cada cajón, repisa y habitación. Pero nada, parecía que todo estaba vacío o ya había sido saqueado anteriormente. Revisó el mapa en uno de los pasillos y bingo, la farmacia estaba específicamente en el tercer piso al final del pasillo. Sin perder el tiempo se puso a correr, buscó las escaleras de emergencia y subió tan rápido como se lo permitió su cuerpo. La sola idea de perder a Sora le daba una resistencia que jamás imagino que tendría.
Hasta que llegó a su destino. La farmacia parecía estar en las mismas condiciones que todas las demás tiendas. La cortina metálica estaba derribada, muchos escombros y objetos tirados en todos lados. Riku revisó cada estante pero no parecía encontrar lo que buscaba, faltaba la gran mayoría y lo poco que quedaba eran productos que no servirían para nada. Hasta que llegó al final, casi como un milagro, en lo más alejado de la tienda, encontró lo que buscaba, era una caja de antibióticos, parecía que había sido pisada o maltratada, Riku la levantó y en efecto, pedazos de vidrio cayeron al suelo. Riku maldijo por lo bajo, pero no se dió por vencido, buscó con la mirada nuevamente, debía haber más en alguna parte. Incluso se arrodilló y con su linterna buscó debajo de cada mueble, hasta que por fin sus ojos divisaron otra caja entre los escombros y basura  no muy lejos de él. Se acercó para tomarlo y justo en el momento en el que sus dedos tocarían la caja otra mano la tomó antes.

El susto que se llevó Riku lo hizo soltar un jadeo de sorpresa, cayendo hacia atrás y derribando uno de los estantes haciendo un estruendo en el lugar. Apuntó con su rifle, al mismo tiempo que escucho un grito femenino. Levantó la linterna que había caído cerca de él y reveló la silueta de una persona, unos ojos azules muy familiares mirándolo con miedo y un oscuro cabello negro.





 

Chapter 21: Ayuda

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-¡Xion! ¿Estas bien?

Riku vio un hombre de cabello rojo acercándose detrás de la chica, ayudándola a levantarse. Fue un descuido, debía admitirlo. Tan rápido como intentó levantarse también, un brazo rodeo su cuello y lo presionó con fuerza, perdiendo el aire casi al instante e inmovilizado en su lugar. El rifle fue arrebatado de sus manos, quedando completamente desprotegido. 

-¿Te hizo daño este desgraciado?

Escuchó la voz de la persona detrás de él, era un poco mas alto y cuando una linterna lo cegó, pudo ver mechones azules por el rabillo del ojo.

-E-Estoy bien.- Dijo la chica, llevando la mano a su pecho.- Solo me asustó.

-¿Que pretendías? ¡¿Eh?! -El hombre que estaba junto a la chica se le acercó con la linterna apuntando su rostro todo el tiempo.

-Lea, estoy bien. En serio.-Dijo ella, tomando el brazo de su amigo.

Riku intentaba liberarse de los brazos alrededor de su cuello, pero la fuerza que ejercían en él no eran un simple juego. El hombre ni siquiera se tambaleó cuando Riku comenzó a forcejear para liberarse.

-S-Suéltame... -Se quejó Riku. 

-¿Que le querías hacer, saqueador? ¿Matarla, violarla?

-No quiero... hacerle nada...- Dijo Riku, dejado de moverse.- Solo quiero la caja que tomó tu amiga.

El pelirrojo se dió la vuelta para mirar a la chica y las manos que sujetaban algunas cosas que había encontrado en el lugar. Xion también miró sus manos, específicamente la caja roja de antibióticos.

-Ella lo encontró primero, a si que no tienes nada que hacer aquí.

El agarré en su cuello se aflojó y fue empujado lejos de ellos, tropezando con algunos escombros. Tan pronto como recuperó su postura ya tenia dos armas apuntándole directamente, un de ellas, su propio rifle. El brillo de su linterna en el suelo junto a él dejaba ver la desventaja.

-No es necesario acudir a la violencia.- Dijo Riku, intentado recuperar el aire y calmar un poco las cosas. - Podemos intercambiar.

Un método que Riku usaba seguido, lo había hecho con Sora cuando lo conoció y siempre lo consideró una forma pacífica de ganar en ambos lados.

-¿Un trueque? -Dijo él pelirrojo. -¿Que puedes tener tú tan importante para darte antibióticos? Son escasos y muy cotizados.

-Tengo comida y agua.- Dijo Riku.

-¿Que tal el rifle?- Mencionó el hombre de cabello azul, mirando el Rifle que le había quitado a Riku.

Riku pudo ver que el hombre tenía una cicatriz en forma de "X" justo en medio de su cara, recordándole una mirada muy similar que le daba Leon con seriedad. Riku lo pensó, su mejor arma, por una caja de antibióticos... no era un intercambio justo. Pero cada vez que cerraba los ojos veía a Sora, recostado entre todo ese montón de ropa vieja y sucia, llamándolo una y otra vez, sufriendo por culpa de esa herida infectada, y podía perderlo en cualquier momento, a él y al bebé.

Riku se irguió, con el pecho en alto, su mirada era de angustia. Pero aun así intentó mantener una postura decidida.

-Acepto...

-¿Que?- Dijo el hombre de cabello rojo con incredulidad. - ¿Nos cambiaras tu arma por los antibióticos? ¿Así de fácil?

-Acepto el intercambio. Por favor, dame la caja...

Los tres chicos se miraron un momento, nunca esperaron que él aceptara un intercambio tan injusto. Pero ellos no sabían el trasfondo de todo. Riku estaba desesperado, apenas le entregaran la caja él correría de regreso con sus amigos.

Xion fue la primera en reaccionar y se acercó a Riku.

-¡Xion! Espera, no te acerques a él.

-No te preocupes, Isa. -Dijo ella con una sonrisa comprensiva.

La pelinegra tomó la caja con su mano derecha y se la entregó a Riku.

-Son 10mm por kilo para un adulto, dos veces al día. Esta caja funciona para 6 inyecciones.

Riku quedó atónito por la repentina información, pero tomo la caja, casi en un transe que hubiera querido evitar. Xion sacó de su pequeño bolso de su cintura una jeringa con aguja y unas pastillas.

-Toma esto también, estoy segura de que lo necesitas mas que nosotros.

-Oh.. Gracias...- Susurro Riku, aun sin procesar muy bien, estaba mas que agradecido.- Espera... ¿tu eres Doctora?

Riku la miró con un brillo en sus ojos que podía leerse como esperanza y agradecimiento. La chica ladeó la cabeza un momento, pensado en una respuesta adecuada, quizás en duda si debía revelar información a un extraño.

-Yo... No, solo soy una simple enfermera. Bueno, era enferma.

Riku inmediatamente tomó su mano, sobresaltado a Xion, incluso ambos hombres detrás de ella apuntaron con sus armas a la defensiva.

-Por favor, acompáñame...- Susurro Riku.- Necesitamos tu ayuda.

Xion se sorprendió  por el comportamiento del mayor, casi suplicando. Solo ella había alcanzado a oír lo que Riku había dicho, y quedaba en sus manos si tomaba sus palabras o solo le entregaba los medicamento y volvían por donde vinieron. Pero ella podía verlo, los ojos de Riku le rogaban ser escuchados, él hablaba enserio. 

-Chicos. -Dijo ella mirando a sus compañeros.

-¿Que sucede? -Pregunto Lea algo inquieto.

-Lo acompañaré un momento.

-¡¿Estas locas?! ¡Xion!- Exclamó el pelirrojo.- Es un completo extraño, puede hacerte algo.

-Lea tiene razón, es muy peligroso.- Agrego su compañero.

Xion se quedó en silencio, con la cabeza mirando los escombros en el suelo a su alrededor. Luego miró a Riku, que aun sostenía su mano. Estaban frías, muy frías y ásperas. Algo en su interior le decía que debía seguirlo, su corazón decía que este hombre la necesitaba.

-Ya lo decidí chicos.- Dijo ella, soltando la mano de Riku y llevándola a su cadera con el ceño fruncido.- Con ustedes o no, iré con este chico.

Lea se llevó la mano a la cara soltando un largo suspiro y el de cabello azul dejó salir una risa de derrota. Ya se notaba quien mandaba aquí, haciendo que Riku sonriera complacido.

-Yo... eh... gracias.- Dijo Riku, en un intento vago de romper esa distancia y tensión con los otros dos hombres. -Sígueme.

Xion asintió, guardó los medicamentos en su bolsita y se pusieron en marcha. Sigilosamente entre las ruinas de centro comercial. Era extraño, Riku no lo había notado. Pero cuando salio de la farmacia con esos tres siguiéndolo, notó la presencia de algunos caminantes que no estaban allí antes. Seguramente llamados por el ruido, deberían ser mas precavidos.

-Y... ¿Cual es tu nombre, Señor saqueador?- preguntó en voz baja Lea, mientras se ocultaban detrás de una pared para evitar a un caminante.

-No soy un saqueador... -Refunfuñó Riku.- Soy un simple sobreviviente, como tu y tus amigos.

Riku los miró, ganándose una sonrisa traviesa de Lea. No estaba seguro si se llevaría bien con estos chicos. Especialmente con el hombre de la cicatriz mirándolo tan fijamente todo el tiempo, como si estuviera esperando el mínimo paso en falso y el acabaría con su vida.

-No respondiste la pregunta de Lea.- Escuchó la voz de Xion detrás de él.

-Riku.- Respondió sin más.

-Nuestro amigo si tenia modales.- Bromeó Lea.

-En una situación como esta, dar mi nombre es lo menos relevante.

Lea dejó salir una risita y se concentró en lo que Riku se refería. Un caminante, de alguna manera había logrado llegar al tercer piso donde se encontraban. Riku sacó una navaja de su pantalón, esperado la oportunidad perfecta. Cuando el Zombie les dio la espalda, Riku salio en un rápido zigzagueo y clavó la navaja en su cabeza, matándolo al instante, cayendo el cuerpo inerte a su lado.

-Fiiu~ eres realmente ágil.- Dijo Lea,  salido de su escondite.

Riku limpio la navaja con un trozo de tela y lo guardó en su pantalón otra vez.

-Sigamos. -Susurro Riku. Moviendo la mano en dirección a las escaleras.

Bajaron al segundo piso sin contratiempo, Riku ya podía ver el túnel de ventilación a la vista. Habían algunos caminantes en el primero piso. Riku arrugó la nariz ¿Habían estado entes? Quizás no lo notó, pero era difícil no escuchar los dientes chirriantes de esas cosas... como arrastraban los pies o sus quejidos, difícil de ignorar.

-Ya llegamos.

-¿Era aquí mismo?- Pregunto Isa.- pensé que nos llevarías fuera del pueblo.

-Llegamos hace unas horas a este lugar...

-Y necesitas a Xion porque uno de tus compañeros está herido, debo suponer.- Habló Isa, levantando una ceja en dirección a Riku.

Riku se detuvo, observando un caminante justo paseando en frente de la rejilla de ventilación, debían esperar para rodearlo o atacarlo por la espalda.

-Nosotros... -Comenzó Riku.- Estábamos en un campamento, a pocos kilómetros de aquí.

-¿Campamento?- Preguntó Xion.

-Si, era un campamento de comerciantes. Nos estábamos abasteciendo, descansando luego de varios días intentando sobrevivir. Hasta que fuimos emboscados por saqueadores reales.

Riku miró a Lea de reojo y el pelirrojo llevó su mano a la cabeza.

-Es difícil juzgar a la gente en estos días.- se defendió Lea.- Hay que ser precavidos.

-No te culpo, solo proteges a la gente que quieres.- Sonrío Riku.- De la misma forma como yo lo intenté y fallé...

Los tres chicos se miraron entre ellos. Sabían que tenia un compañero herido que necesitaba la ayuda de Xion. Pero no sabían que tan grave era la situación.
Isa ayudó a Riku para matar al ultimo caminante que les impedía el paso. Riku sacó la rejilla y le señaló a los otros tres que debían entrar por allí.

-Extraño escondite.- Mencionó Lea.

-Tuvimos que improvisar, con uno de nosotros lastimado, no podía arriesgarme a dejarlo en un lugar peligroso. -Explicó.- Entraré primero.

-¿Por que vas primero? Sospecho aún que todo esto sea una trampa.- Dijo Isa con una mirada seria en su dirección.

-Porque tenemos un perro. Si ve a una persona extra saliendo por los conductos de ventilación no te aseguro que puedas bajar.

Isa no se veía muy convencido, pero aun así asintió.
Riku saltó para entrar, seguido se Lea, xion y Isa de los últimos, cerrando la rejilla detrás de él. Siguieron sus pasos, doblando por una esquina, hasta sentir un extraño aroma, un olor a carne y verdura, también a madera quemada.
Riku quitó la rejilla de la tienda, encontrándose inmediatamente con una Kairi parada con su arma apuntándole y Vanitas gruñendo en su dirección. 

-Se que soy feo, pero no es para que me confundas con un zombie.- Dijo Riku con una sonrisa. Agradecido de que Kairi estuviera atenta a cualquier ruido.

-Dios santo, Riku.- Bajo el arma la pelirroja con un largo suspiro que parecía haber retenido todo ese tiempo.- Te escuchabas mucho más grande por la tubería y ....

Kairi vio a Riku saltar, seguido de una cabellera roja asomarse.

-Traje compañía.- Dijo Riku, ayudando a Xion a bajar, seguido del último integrante, Isa.

 

Chapter 22: Solo queda esperar

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-Hola...- Kairi se acercó con cautela, pero manteniendo una sonrisa en su rostro. -Soy Kairi.

-Vaya, alguien que si tiene modales.- Se rió Lea, provocado que Riku rodara los ojos.- Soy Lea.

-Yo soy Xion.- agregó la pelinegra. - Y el es Isa.

Kairi le dio la mano a Xion con simpatía, ambas sonrieron. Por alguna razón Kairi se sintió mas tranquila. Aunque la mirada de Isa si le causaba algo de temor, hasta que una sonrisa salio de sus labios cuando Kairi tomó su mano en un amistoso saludo. Vanitas se acercó, oliendo los pantalones de ambos hombres y la mano de Xion, solo bastaba el voto de confianza de Kairi o Riku para que el perro supiera que no eran un peligro.

-¡Oh! Que lindo.- Dijo Xion, acariciando la cabeza del perro.

-El es Vanitas.- Le dijo Kairi.

-¿Vanitas? ¿Que nombre mas raro para un perro.-  Lea se cruzó de brazos.- Como si fuera una perro asesino o ...

La mirada de Riku le dejó claro que Vanitas no traía un nombre así por mero capricho, dejándolo en silencio.

-Parece que le agradas, no es común que se acerque a los extraños... menos dejarse acariciar.

-Xion es enfermera. -Dijo Riku detrás de kairi. Provocando un jadeo de sorpresa.

-Nos caíste del jodido cielo... -Dijo Kairi casi con lágrimas en los ojos. Ahora entendiendo el porque Riku los había guiado hasta su escondite.- Ven, por favor.

Xion estaba algo confundida, pero aun así siguió a Kairi, moviéndose entre los estantes hasta el otro extremo. Lea notó un agujero en el techo, por donde salia humo, posiblemente de una fogata.

-¿Como está él?- Preguntó Riku caminando a un lado de Kairi. Algo tembloroso por escuchar una respuesta que no deseaba.

Kairi bajó su postura, uniendo sus manos frente a su pecho.

-Él... sigue igual, la fiebre no a bajado y cada vez se ve mas débil...

-Esperemos... que eso cambie.

Riku y kairi miraron detrás de ellos, donde los seguía Xion y sus dos compañeros. Tenían que tener fe.

Llegaron donde estaba Sora, aun recostado sobre el montón de prendas, su respiración era pesada y el sudor bajaba por su frente.
Cuando Xion lo vio, inmediatamente se le acercó, arrodillandose a su lado.

-¿Cuantos días lleva así?- pregunto Xion exaltada, llevando la mano a la frente de Sora y luego a su cuello para revisar sus signos vitales.

Xion notó el collar negro en el cuello de Sora, dándose cuenta de que su paciente era un omega joven. Apretó los dientes y se quitó la mochila que traía en su espalda, sacando todo los elementos que necesitaba.

-Dos días, un poco menos.- Dijo Kairi, arrodillandose a su lado para ayudarla. -Tiene una herida en su cadera, un corte que llega hasta su muslo. Hicimos lo que pudimos pero no fue suficiente....

-Se infectó...

-Si...

-¿Mordida o rasguños de esas cosas?

-No, no. No presenta infección del virus.

-Es un alivio oír eso.

Xion miró a Riku, quien se había arrodillado en frente de ellas, tomando la mano de Sora, le repetía palabra de aliento, y caricias en las mejillas coloradas del omega. Entendió mejor el comportamiento de Riku en la farmacia, el porque accedió al intercambio tan fácilmente.

-Muy bien, necesito ver la herida, para saber que debemos hacer primero. 

Kairi asintió, retiro las prendas del sector y cuando quedaba solo su vientre cubierto, ella se detuvo.

-Primero... hay algo que debes saber.- Dijo Kairi, esperando que Riku le diera alguna señal con respecto a cierto caso importante.

-¿Hay algo malo?- Pregunto Xion.

Riku le asintió a Kairi, y ella retiro todas las prendas del cuerpo de Sora, dejando en descubierto su vientre redondo.
Xion dejó salir un grito ahogado, casi silencioso. Lea y Isa abrieron los ojos completamente sorprendidos, como si hubieran visto un fantasma, o mas bien, una deidad en frente de ellos. Un milagro.

-No lo puedo creer...-Susurro Xion, con la mano en su boca.- Esto es...

-Por favor... -Dijo Riku, sin  soltar la mano de Sora.- Ayúdalo.

Xion asintió frenéticamente, sacando unos guantes de goma de su mochila.

-Lea, necesito agua caliente.- Ordenó la pelinegra, sobresaltando a Lea pero obedeció de inmediato, poniendo un poco de nieve dentro de una olla que kairi le facilito.- Isa, busca tela limpia, todas las que encuentres.

Todos ayudaron en lo que pudieron. Xion examinó la herida, sacó una navaja y la calentó en el fuego.

-Riku, necesito que lo sujetes, puede que esto le cause mucho dolor pero debemos evitar que haga fuerza innecesaria, podría hacerle daño a él o al bebé.

-Entendido.

Riku obedeció, tomó ambas muñecas de Sora y las sujetó con fuerza sobre su cabeza, asegurándose de mantenerlo firme en su lugar sin hacerle daño. Viendo como Xion comenzaba a cortar y raspar toda la carne muerta e infectada de la herida. Sora soltó un grito al sentir el metal caliente sobre su piel, forcejeando sus brazos que Riku mantenía entre sus manos. El alfa de cabello plateado cerró los ojos, evitando mirar el rostro de Sora, la sangre saliendo de su herida y si hubiera podido, silenciar las súplicas y gritos del menor. Pero debía aguantar, todo esto era por su bien, tenía que aguantar.

-Tranquilo Sora. Pronto terminará.- Le hablaba Riku con voz suave.- Estoy aquí, no te dejaré.

Sora apretó los dientes, escuchando las palabras de Riku por lo bajo. Lágrima caían de sus ojos fuertemente cerrados. Pero luego de unos minutos, Xion limpio la sangre de sus manos y el cuchillo. Riku no lo soltó, cuando la pelinegra remojo un paño con alcohol y en un movimiento rápido lo presionó en la herida. Los gritos de Sora se hicieron más fuertes y Riku no tuvo otra opción que cubrir su boca con un paño para que sus gritos no llamara a los caminantes de los alrededores.

Xion terminó de cubrir la herida con nuevos vendajes. Limpió el sudor de su frente por el esfuerzo y ahora venia el ultimo paso. Riku le entregó la jeringa, lo llenó con la medida necesaria de antibióticos y la inyectó en el muslo izquierdo de Sora. El moreno se había desmayado hace unos minutos atrás, facilitando el trabajo.

-Listo.- Dijo Xion, dejando salir un suspiro.- Creo que con esto es suficiente.

-¿Él... estará bien? - preguntó Riku.

-Hicimos lo que pudimos, debería ayudarlo. Pero... - Ella hizo una pausa, llevó la mano al vientre de Sora con una mirada de preocupación. Esperó unos momentos hasta que un pequeño golpesito levanto su mano, sacándole una sonrisa. - Ahora es cosa de tiempo. Solo debe descansar.

-Gracias...- Dijo Riku, reprimiendo el llanto.- De verdad, no se como agradecerte.

-Invitándonos a cenar.- Dijo Lea con ganas detrás de ellos y sacando una risita de Kairi.- llevamos días sin comer algo decente.

-Realmente no les hubiera pedido nada.  Me gusta ayudar, y salvar la vida de un Omega y su bebé, no hubiera hecho menos. Pero mi amigo tiene razón, algo de comer no estaría mal.

-De todas formas los íbamos a invitar. -Dijo Kairi, llenando cuencos de sopa con la comida que había hecho, un trozo de pan y una botella de agua. Pueden pasar la noche con nosotros.

Isa y Lea se sentaron  alrededor del fuego, mientras Xion dejó la cabeza de Sora sobre su regazo, quería vigilar su estado de cerca y a nadie parecía molestarle.
Sora dormía mas tranquilo, la fiebre parecía bajar lentamente y su respiración se había regulado. Aun así, Riku no apartó la vista de él, apenas había tocado su comida, y Xion no había sido la excepción. Habían logrado administrar  los medicamentos pero ahora era Sora quien debía luchar, tenia notorias ojeras bajo los ojos y su piel se había vuelto pálida cuando la fiebre bajó, incluso apenas se le escuchaba respirar. Había perdido mucha sangre y la pérdida de nutrientes de su cuerpo por el bebé provocaba que se debilitara.

-¿Cual es su nombre?- Pregunto Xion, inyectado la segunda medida de antibióticos.

-Sora.- Respondió Riku.- Su nombre es Sora.

Xion lo miró, luego dirigió su mirada en el moreno. Le causaba ternura que sus nombres combinaran de alguna forma, sin saber si Riku era pareja de Sora o no. Riku lo llamaba compañero o amigo, pero nada amoroso y no quería preguntar, no era el momento.

-¿Cuantos meses tiene?- Hizo otra pregunta.

Riku lo pensó, sabía más o menos la respuesta y seguramente Xion lo sabia con solo verlo. Algo en esto no le gustaba.

-Creo que seis meses o siete. No estoy seguro.

Ambos se quedaron en silencio. Un silencio incómodo que Riku extrañamente deseaba que se mantuviera.

-Riku... quizás lo que te diré no sea algo que te lo tomes a bien.- Dijo ella, mirando hacia sus compañeros que disfrutaban un té de hierbas cerca del fuego. Lea parecía contar historias graciosas a Kairi, quien se reía junto con Isa.- Si Sora no llegara a pasar la noche...

-Lo se. -La interrumpió Riku.- Quieres intentar salvar al bebé.

Xion asintió.

-Dudo que un bebé prematuro sobreviva en estas condiciones. Pero, no puedo dejarlo así nada mas, de alguna manera debo intentarlo.

-Pero no será necesario.- Dijo Riku, acariciando la mejilla de Sora.- Él lo logrará, es fuerte y a sobrevivido todo este tiempo, incluso sin mi ayuda. Él puede con ésto.

Xion lo miró sorprendida, pero luego sonrío, volvió a su posición inicial con la cabeza de Sora en su regazo y comenzó a acariciar esos mechones marrones con delicadeza. Si Riku creía en él, ella también debía hacerlo.

 

Chapter 23: No debes olvidar

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-Oye, Ventus. -Susurró Sora, mirando el cielo azul con nueves esponjosas.

-¿No te cansas de hacer preguntas?- Se escuchó una voz a su lado, tranquila y paciente.

-No quería hacerte una pregunta.- Frunció el ceño el moreno.

Ambos soltaron una risa al unísono mientras contemplaban el paisaje, sentados uno al lado del otro. No había mucho que ver, todo era un océano en frente de ellos, mas haya del horizonte.
Sora dejó caer la palma de la mano a su costado, sintiendo el agua humedecer su piel. Era extraño, sabía que era una clase de sueño, como siempre lo hacia, un sueño como muchos otros donde Ven estaba presente, charlaba con él y le preguntaba cosas para pasar el tiempo. Sora sabia que era un sueño, las repuestas de Ventus eran erróneas, o fracciones de recuerdos de conversaciones pasadas. Las frases que decía el rubio en sus sueños era frases recicladas que Sora reconocía fácilmente. Pero aquí, ahora, algo era diferente. Ventus no respondía sus preguntas, en cambio, era él quien preguntaba.

¿Como estas?

¿La estas pasando mal?

¿Te duele?

¿Aun estas solo?

Ese Ventus definitivamente no sabia nada de lo que Sora estaba pasando. Aun así, le sonreía como siempre lo había hecho cuando alguna vez estuvieron juntos. Una sonrisa boba y despreocupada que haría cambiar el humor de cualquiera.

-¿Entonces, no era una pregunta?- Escuchó su voz otra vez.

Sora bajó la mirada, hacia el horizonte, donde el extenso mar se unía con el azul del cielo.

-No, quería contarte... yo, conocí a alguien.

Escuchó un siseo, no quería verlo a la cara. De alguna forma, no estaba seguro si esto era realmente un sueño. Pero la humedad de sus manos, el sutil viento en su rostro y el extraño ardor de su cuerpo lo hacia dudar.

-¿Alguien...?- Repitió el rubio.- ¿...un amigo?

-Algo así... pero... ¿que pasa si es la causa de que te olvide?

-Dijiste que no habría preguntas.

La voz de Ventus no había cambiado a pesar de la pregunta reveladora de Sora, lo que hizo cuestionarse si realmente estaba bien hablarlo aquí y ahora, en sus sueño... o quizás, sus delirios. Claramente escucharía lo que su mente quería y no era una buena idea.

-Habrá unas cuantas.- Dijo Sora honestamente, cerrando los ojos y dejándose caer de espalda. Con los brazos extendidos en cada lado.

-Si necesitas olvidarme, y conlleva a mantener esa sonrisa. Entonces lo aceptaría.

¿Su mente quería escuchar eso?

-Pero Sora...

Sora abrió los ojos, y donde esperaba encontrar un cielo lleno de nubes blancas, encontró unos ojos azules mirándolo. Ventus estaba arrodillado, con la espalda encorvada hacia adelante. Su sonrisa era fría y palpable en su rostro, haciendo que un escalofrío recorriera su espalda.

-La pérdida de un ser querido no se puede olvidar. -Dijo Ventus calmadamente.- Lo que tu necesitas, es superarlo.

-¿Hum?

Sora tenia los ojos entrecerrados, mirando con curiosidad. Claramente, necesitaba superarlo. Pero no eran palabras fáciles de digerir.

-¿Por que dices "olvidar"? -Preguntó Ven.- ¿Por que quieres olvidar todo?

El moreno no respondió. Estaba en sus pensamientos. Sin saber realmente que decir. Era el camino fácil, olvidar todo era lo más rápido que estaba a su alcance para aliviar el dolor que sentía su corazón.

-¿Te gusta ese amigo tuyo?

Sora esperaba esa pregunta, pero nunca imaginó que vendría de los labios de Ven.
El cielo se fue oscureciendo, en un atardecer anaranjado y violeta. Donde se supone que estaba el sol solo había una franja de luz que se perdía en el horizonte. La vista de Sora se fue nublando y los ojos de de Ventus se veían mas lejanos.

-¿No estas listo para darme una respuesta? -Susurró el rubio, casi inaudible

-Yo...

Sora no pudo responder, sus ojos se abrieron de golpe y donde estaba el cielo celeste lleno de nubes, ahora era uno azul oscuro despejado y lleno de estrellas. Sus ojos estaban húmedos y lágrimas resbalaban por sus mejillas.
¿Que lugar era este?  Era lo que pasaba en su cabeza. Ventus ya no estaba a su lado y un extraño frío lo hizo temblar levemente.

-No deberías quedarte aquí por mucho más  tiempo.

Escuchó la voz de Ventus, pero Sora miró en varias dirección, sin encontrarlo.

-¿V-Ven?- Tartamudeo. Debía admitirlo, tenia una extraña sensación.

-Debes regresar. Aun hay gente que te necesita.

Sora se levantó, aun buscando a Ventus, siguiendo su voz. Hasta que una luz rojiza apareció cerca de él, cálida y brillante. Sora caminó, con cautela hasta tener la extraña luz justo en frente de él. Levantó las manos hasta que su palma sintió el calor que emanaba la luz. Era familiar, muy, muy familiar, pero no lograba asimilarlo.

-¿Ven?- Preguntó.

Sora no esperaba una respuesta, tardo unos momentos hasta escuchar la risa de Ventus justo detrás de él. Sora se dió la vuelta, pero no había nadie.
No, esta luz no era Ventus. Pero aun así, se sentía tan feliz de tenerla entre sus brazos. Cerró los ojos, su cuerpo se relajó, hasta no sentir nada mas que la luz brillante que calentaba su corazón en un lugar tan oscuro y frío.

Mientras la tarde se iba, la noche llegó y la única luz que tenían era la fogata. Lea dormía con Kairi, de tanto hablar y reír el cansancio los había derrotado. Isa estaba en el segundo piso de la tienda, con el rifle de Riku en sus manos, vigilando y extrañamente Vanitas estaba a su lado. Xion y Riku no se habían movido de su lugar, ni siquiera pestañaron, a pesar de que ambos se insistieron mutuamente en dormir. Sora apenas respiraba, Riku tenía que llevar la palma de su mano sobre el pecho del moreno para confirmar que sus pulmones aún estaban funcionando. En la cara del alfa se podía ver la pena y frustración, la impotencia de no poder hacer nada. Riku no era religioso, pero rogaba, muy en lo profundo de su corazón, que no se llevaran a Sora. Esperaba cada segundo poder ver esos ojos azules hermosos abiertos otra vez. Si tan solo sus sentimientos pudieran llagar a él, si tan solo su corazón fuera lo suficientemente fuerte para gritar su nombre y pedirle que se quede con él.

-¿Cual era su destino? Me dijiste que estaba en un campamento.

La voz de Xion lo sacó de sus pensamientos. Riku levantó la mirada y se encontró con los ojos cansados de la pelinegra. Entendía el plan, hablar de cualquier cosa para mantenerlos despiertos.

-Si, habíamos llegado a un campamento con Sora, hay conocimos a Kairi.

-¿Enserio? Pensé que eran amigos mucho antes.

-De verdad, incluso Sora y yo llevamos viajando mas o menos un mes con unas cuantas semana.

-Me alegra saber que aún hay gente maravillosa en este mundo... Sora tuvo muchísima suerte de que lo hayas encontrado. -Dijo Xion con una amplia sonrisa.

-No.- Negó Riku con la cabeza.- Fue él quien me encontró. Yo fui el afortunado.

Ambos se rieron, y siguieron hablando de cosas al azar, hasta que un movimiento en las piernas de Xion los alertó.

-Hm... -Se quejó Sora, abriendo lentamente los ojos.- ¿K-Kairi?

La pregunta fue algo temblorosa, pero los ojos azules de Sora y escuchar su voz, los hizo alegrarse. Xion acaricio su mejilla con una risita.

-No, yo no soy Kairi.

Sora entrecerró los ojos confundido, intentando enfocar su vista. Estaba oscuro y solo veía unos ojos azules familiares.

-Yo soy Xion, kairi esta durmiendo cerca de la fogata.

-¿Como te sientes, Sora? -Preguntó Riku a su lado. Aliviado de verlo despierto.

-Riku... -Susurró el moreno, apareciendo una amplia sonrisa.- Creo... creo que estoy mejor. Aunque me duele, abajo.

-Es normal, tu herida se infectó. Pero gracias a Xion ahora estas mejor.

-No, no... me duele la barriga.- Corrigió Sora.- El bebé no a dejado de patear, me duele.

Xion soltó una risa, una mas fuerte que incluso Isa miró en su dirección. Levantó la cabeza de Sora para dejarla nuevamente apoyada en el montón de ropa, retiro las prendas que cubrían el vientre abultado y le dio un vistazo.
El color de su piel había vuelto, para alivio de todos. Parecía todo en orden, cuando Sora se quejó y la piel se levantó violentamente.

-Vaya...- Dijo Xion divertida.- Creo que tienes a un pequeño muy animado por aquí.

Riku estaba mirando también, sorprendido e incluso fascinado. Llevó una mano al vientre de Sora  sintiendo los constantes golpecitos en su palma.

-¿No es malo que se mueva tanto? -Preguntó con curiosidad, viendo que Sora hacia una pequeña mueca cuando el bebé se movía.

-Para nada, es una buena señal. -Dijo Xion.- Además, Sora no a comido nada ¿verdad? Puede que sea eso lo que tiene inquieto al bebé. Traeré algo de comida.

Xion se levantó y camino hacia la fogata para calentar algo de sopa.

-¿Seguro que estas bien? -Pregunto Riku, asegurándose de cubrir a Sora correctamente.

-Si, lo estoy. Aunque estoy seguro que el dolor volverá cuando los efectos de los medicamentos se vayan.

-Nos quedaremos aquí hasta que te recuperes, tenemos comida para un par de días.

-Perdón por todo esto...- Dijo Sora con tristeza.- Ya hubiéramos llegado a la siguiente ciudad si no los hubiera retrasado.

-¿De que hablas, Sora? Nada de esto es tu culpa. Además, encontramos un buen lugar para pasar la tormenta y encontramos nuevos amigos.

-¿Es así? Me parece raro que confíes en ellos tan rápido como para llamarlos "amigos" -Arqueó una ceja sora con curiosidad.

-Te salvaron la vida.- Dijo Riku.- Es mas que suficiente para confiar plenamente en ellos.

Sora se quedó en silencio. Habían pasado muchas cosas desde que perdió el conocimiento, sabía que había gente desconocida a su alrededor, recordaba voces, un dolor intenso y por supuesto, la voz de Riku alentandolo. También recordaba el sueño que había tenido, sus manos aún se sentían húmeda y el calor de esa luz sobre su pecho aún no había desaparecido, de hecho, era el mismo calor que sentía en su vientre. Cerró los ojos con una sonrisa, y Riku pensó que dormiría otra vez, pero no fue así. Sora suspiró y nuevamente abrió los ojos.

-Oye Riku.- Lo llamó.

-¿Si, Sora?

-Lo que dijiste en el otro refugio... ¿Estabas hablando en serio?

La pregunta lo encontró desprevenido. Riku estaba seguro de que el moreno no lo había escuchado o ya lo había olvidado, mas bien, quería que eso hubiera pasado. Sus mejillas se tornaron de un color carmesí y sus ojos viajaron a varias dirección, evitando encontrarse con los ojos atentos de Sora.

-Yo...si.- Dijo Riku honestamente.- Lo dije de verdad.

Ahora fue el turno de Sora en sonrojarse. Quizás no esperaba que Riku fuera honesto, esperaba que lo negara, o que evitara el tema.

-Oh... bueno, esto es...

-Lo siento.- interrumpió Riku.- Se que todo esto es muy repentino, pero... no puedo seguir ocultándolo. Desde el primer momento en que te vi, supe que algo se había encendido dentro de mi. Pensé que eran instintos o las  hormonas que me jugaban una mala pasada pero...

-No se detuvieron.- Completó la frase Sora. -Creo que pensamos de la misma manera... yo también he estado sintiendo esas extrañas emociones dentro pero, algo en mi cabeza me decía que no estaba bien.

-Aun estas enamorado de él...

-Él ya está muerto.

Esas palabras hicieron que Riku levantara la mirada sorprendido, encontrándose por fin con los ojos de Sora.

-A veces... en las noches, sueño con él, escuchó su voz, y paso momentos que alguna vez viví. Pero todo es falso, es mi cabeza llenándome de recuerdos.

-No los debes olvidar.- Dijo Riku.- Yo no quiero que te olvides de él. Pero, si me gustaría que miraras al futuro.

-¿Y que es lo que quieres para el futuro, Riku? -Pregunto Sora.

-Un día más, junto a ti.

-Jajaja eres realmente cursi, Riku.- Se rió Sora, hasta que una dolor lo hizo detenerse.- P-Pero pienso lo mismo, creo que, ya no podría considerar un día sin ti a mi lado.

-Entonces... ¿Que quieres hacer?

Sora lo pensó un momento, viendo los ojos temblorosos de Riku y como jugaba con sus manos. Estaba nervioso, igual que él.

-Bésame.

-¿Q-Que?

-Bésame para que pueda responderte.

Riku entró en un pánico dentro de su cabeza. Sus manos comenzaron a sudar y sus ojos miraron en dirección a la fogata donde Xion revolvía la olla y Kairi parecía que ya había despertado, sirviendo una taza de té a la pelinegra.
Luego miró a Sora, que pacientemente lo miraba. No parecía alterado como él, pero sus ojos reflejaban un brillo ansioso. Riku tragó saliva y se acercó, lentamente al rostro del moreno, hasta que sus narices se tocaron. El mayor pudo sentir el aliento de Sora y los ojos azul océano se reflejaban en los suyos con anticipación. Hasta que sus labios se tocaron, en un beso sutil y torpe. 
Riku tenía los ojos entreabiertos, sintiendo un sabor dulce y cálido en sus labios, los labios de Sora estaban secos y agrietados pero eso no le impidió disfrutas de la sensación. Fue Sora quien dio el siguiente paso, llevando la mano a la nunca plateada del alfa y  presionarlo para profundizar el beso. La mente de Riku se desconecto del mundo, solo estaba él y Sora, uniendo sus labios en un beso que pensó duraría horas. Pero no fue suficiente, Riku mordió el labio inferior de Sora, provocando un gemido ahogado, facilitando la entrada de su lengua. El moreno lo rodeo completamente en sus brazos y antes de que se separaran por la falta de aire, una tos fingida se escuchó, deteniendo el beso.
Riku abrió los ojos y se apartó de Sora, encontrándose con las piernas de dos chicas, una de ella con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-Cuando dije que había que alimentar a Sora, no me refería a tus métodos, Riku.- Se rió Xion, con un cuenco de comida en una mano y un bolsito de medicamentos en la otra.

-Al fin.- Hablo kairi, que aun se mantenía con los brazos cruzados. Pero esta vez, con una sonrisa pícara en su rostro.

-Eh... yo.. l-lo siento.- tartamudeo Riku, provocando una risa por parte de Sora, que miraba a ambas chicas con una sonrisa.

-¿Como te sientes?- Preguntó kairi, se arrodilló cerca del moreno, acariciando su cabello y comprobó su temperatura.

-Si me preguntas ahora...- Dijo Sora, desviando la mirada hacia Riku.- Me siento mucho mejor.

-Aun tienes algo de fiebre. Pero esperemos que siga bajando.

Kairi le quitó algunas prendas que tenia sobre él y con ayuda de Riku lo sentó, con la espalda apoyada contra la pared. Sora soltó un leve gemido adolorido, pero gracias a los medicamentos, el dolor parecía más una molestia. No podía mover la pierna izquierda y el bebé aún se movía lo suficiente para sentir toda la piel de su vientre delicada.
Xion le entregó la comida, una mezcla de carne, verduras y semillas. 

-Tu nombre era Xion ¿Verdad?- Preguntó Sora con una sonrisa amistosa, abriendo la boca para que Xion lo ayudara a comer sin ensuciar nada.

-Sip, nos encontramos con Riku ayer. El nos pidió ayuda.

-Muchas gracias.- Dijo sora agradecido.- De vedad, me salvaste.

Xion parpadeo sorprendida, pero sonrío también, dándole otra cucharada de comida.

-Fue un placer, Sora. Me alegra mucho de que haya podido ayudar. 

 

Chapter 24: Comodidad

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-Eres un buen chico.

Se escuchaba la voz de Xion en la oscuridad de la noche, o lo que quedaba de ella. La luz de la fogata era débil, pero lo suficiente para que la pelinegra pudiera trabajar en el vendaje del perro recostado en frente de ella. Riku ofreció su ayuda pero no pareció ser necesario. Vanitas se dejó completamente en sus manos. Para alegría de ella, la herida estaba casi cicatrizada por completo, aun así lo volvió a desinfectar y lo vendo con tiras de tela limpia.

-¿Como lo ves?- Le preguntó Riku.- Perdón pedirte esto otra vez, se que no eres veterinaria pero...

-No te preocupes, Riku. Sabes que esto me apasiona.

Ella sonrío y acaricio la cabeza de Vanitas, que solo respondió moviendo la cola.

-El estará bien. Aun presenta una pequeña cojera en la pata izquierda pero debería estar recuperado completamente en unas cuantas semanas.

-Es un alivio saber eso.

-¿Es tu perro?

-No, en realidad es el perro de Sora. Pero, ya sabes... es como si fuera mio ahora. Me preocupo por él también.

-Entonces... tú y Sora... -Xion ladeó la cabeza con una mirada cuestionada.

Riku entendió y, a pesar de no expresar nada en su mirada, se notaba un leve rubor en sus mejillas. No quería entrar en detalles, porque él tampoco sabia lo que había pasado realmente.

-Puede ser, yo... -Se interrumpió unos segundos, mirando a Sora como dormía cómodamente con Kairi, uno al lado del otro compartiendo el calor de sus cuerpos. Riku sonrío y nuevamente miró a la pelinegra, manteniendo la sonrisa. -Yo solo quiero que sean felices. Quiero estar a su lado, quiero ser el padre de su hijo, quiero... ser la persona que lo ame.

-Vaya, tienes sentimientos muy profundos, Riku.- Ella sonrío también. Guardando todo sus implementos dentro de su mochila. -Es una suerte que estés para ellos. Eres un gran hombre.

-Intento serlo.- Dijo Riku, bajando la mirada.- Pero todo es tan difícil.

-Para todos. Por eso... -Xion bostezo exageradamente antes de levantarse y sacudir su ropa.- Hay que estar unidos. Ven, vamos a dormir.

La noche fue tranquila por suerte. Riku durmió junto a Sora el resto de la noche, mientras Kairi y Lea tomaban turnos de vigilancia. La tormenta había terminado pero el frío aún era intenso. Xion se acurrucó cerca de Sora aprovechando el calor de Vanitas que dormía junto al moreno.

Al día siguiente, Lea y Isa hicieron una expedición rápida por todo el centro comercial, encontrando algunos suministros adicionales y llevando la cuenta de los infectados dentro del establecimiento. Xion retiró el vendaje de Sora y el drama llegó cuando tuvo que darle la siguiente dosis de antibióticos.

-Vamos Sora, ni lo vas a sentir.- Dijo Xion mientras se colocaba sus guantes y agitaba el contenido de la botella. -Vanitas se comportó mucho mejor que tu.

Sora se puso pálido al ver la aguja y trago saliva nervioso. Con una sonrisa forzada casi fingiendo diversión.

-Es fácil para ti decirlo... ¡A Vanitas no le inyectaste nada! -Dijo con tono notoriamente asustado. -Definitivamente moriré.

-Morirás si no me dejas inyectar tu medicamento. - Xion frunció el ceño por las quejas del omega. -Y también debes comenzar a tomar las vitaminas. Kairi me las entregó ayer y me aseguraré de que te las tomes después de cada comida.

Sora hizo un puchero y con algo de dificultad se puso de costado para que  ella pudiera ver mejor la herida. Le daba algo de vergüenza que Xion bajara sus pantalones y ropa interior, pero el corte era justo en su cadera y bajaba hasta su muslo, no le quedaba de otra, tenía que darle la espalda a la pelinegra y dejar que ella se encargara de todo.
Terminó de quitar los vendajes y con ayuda de Riku lavó la herida con agua tibia. Sora se mordió el labio y tomó la mano de Riku en un intento de distraerse. Le dolía como el infierno pero no salio ni un solo ruido de él. Aun así, Riku pudo notar algunas lágrimas.

-¿Como está?- Preguntó Riku al notar que Xion ya había terminado de limpiar y administraba una mezcla de hierbas con alcohol.

Sora soltó un grito ahogado cuando Xion sin previo aviso inyectó el antibiótico en su trasero. Era mejor hacerlo rápido y evitar las quejas de un Omega malhumorado.

-Está mucho mejor que ayer, la verdad. Pero aun debe cicatrizar, también perdió mucha sangre. -Dijo ella con seriedad, se limpió la sangre de las manos y comenzó a vendar el sector con ayuda de Riku para envolver por completo la cadera de Sora.- Tiene carne viva alrededor de la herida. Creo que lo mejor es suturar pero no tengo lo necesario para eso.

-No se si deba estar feliz o alarmado.- Dijo Sora adolorido. Riku lo acomodó otra vez, apoyando su cabeza en un montón de prendas. 

-Si queremos que cicatrice mas rápido, suturar es la mejor opción que tenemos. Si solo dejamos que sane por su cuenta tardará mucho más tiempo. Quizás unos 20 días.

Riku acaricio la mejilla de Sora mientras escuchaba atentamente a Xion y limpió las lágrimas que alcanzaron a escapar. Ver al moreno lastimado y adolorido le causaba un enorme pesar en el corazón. Estaba despierto, aun sonreía cada vez que podía, pero se notaba lo pálido de su rostro, las ojeras bajo sus ojos por la pérdida de sangre, la misma  que tenia Xion en sus manos cada vez que limpiaba la herida, dejaba claro que aun no estaba del todo bien. 

-Hay una tienda de manualidades.- Dijo Lea, estaba llegando con más madera para la fogata, acompañado de Isa con algunas mantas. Alcanzando a escuchar parte de la conversación- Puede que encontremos algo de hilo.

-¿Que necesitas específicamente? -Preguntó Riku.

-Hmmm... hilo, uno grueso y resistente. También una aguja. Tenemos aquí pero no lo suficientemente grande para que pase por...

Xion dirigió la mirada hacia Sora, quien entendió la idea.

- Me va a doler...- Dijo Sora desde donde estaba acostado. Cubriendo su rostro con ambas manos.

Los cuatro lo miraron y Lea puso los ojos en blanco.

-También encontramos una tienda de muebles, en el tercer piso. Colchones y mantas, me gusta mas que dormir entre ropa.- Agrego Isa a la información dada de su compañero. -Si nos quedaremos por un tiempo lo ideal seria estar lo mas cómodos posible.

-Bien, ya tenemos un plan.- Dijo Riku.- Iremos a la tienda de manualidades y de regreso vamos por esos colchones.

-Camas... suena bastante bien. -Dijo Xion con una sonrisa y las manos juntas sobre su pecho. -Vayan con cuidado ¿Si?

- Yo iré Con ustedes.- Dijo Kairi, acercándose con algunas prendas nuevas en sus manos y comprobando si le quedaba bien para un cambio de ropa.

-¿Estas segura? - Preguntó Lea.

-Sip, prefiero que te quedes aquí Lea, junto a Xion y Sora. 

Lea miró a Isa y a Riku, ambos asintieron. No es que no confiara en la pelirroja, era lo suficientemente capaz para defenderse por si misma. Era una ayuda que realmente agradecerían.

-No hay problema, por mi parte. Puede ir con nosotros. -Dijo Isa.

Kairi miró al alfa de cabello plateado, con una extensa sonrisa llena de confianza.

-Riku no se ve muy convencido.- Dijo Lea mientras peinaba su cabello.- Lo mejor es que te quedes aquí, Kairi. Somos un gran equipo los que estamos encargados de esta misión tan importante ¿No es así, Riku?

Riku se encogió de hombros y negó con la cabeza.

-Tu cabello rojo se ve a kilómetros. Solo serviras de cebo- Bromeó el alfa de cabello plateado. -Vamos Kairi, lleva lo necesario.

-Oye, deberías apoyarme.- Se cruzó de brazos.- No tengo la ventaja tuya de camuflarme en la nieve con mi cabello.

Todos se rieron. Menos uno, Riku se acercó a Sora, que nuevamente se había quedado dormido mientras platicaban. Xion lo había mencionado, los antibióticos también provocaba sueño, pero prefería que Sora descansara lo más posible. Se arrodilló y besó su frente antes de pasar sus frías manos por todo el contorno de su rostro dormido, hasta darle otro beso, esta vez en sus labios.

-No te preocupes.- Escuchó la voz de Xion detrás de él.- Cuidaremos de ambos.

Riku asintió, pasó la palma se la mano por el vientre de Sora y esperó, no tardó en sentir un golpecito, sonriendo satisfecho.

No fue difícil salir de la tienda. Prefirieron usar el mismo método que usó Riku la primera vez, los conductos de ventilación. Ya era medio día y los rayos del sol se reflejaban por las grietas en el techo. Un alivio la verdad, Riku esperaba que este fuera la última tormenta y que los días fueran más cálidos.

-¿Había algo en el avión?- Preguntó Isa, contemplando la aeronave estrellada desde el tercer piso.

-Para ser sincero. No me he atrevido a entrar... -Dijo Riku, también observando la nave. - Muchos cuerpos a su alrededor, la mayoría militares.

-Puede que encontremos algo útil ¿No?- Dijo Kairi, intentando ver la nave sin acercarse demasiado a la cornisa de cemento.- Botiquín o comida de emergencia, incluso armas. 

-¿Quieres arriesgarte?- Pregunto Isa. Acercándose a una de las alas del avión que aun seguía unida. Pisó el metal, lenta y cautelosamente, pero nada pasó.- Parece firme.

Riku asintió y esperó a que Isa avanzara lo suficiente para no agregarle el doble de peso a la estructura de metal. Por último, Kairi fue la tercera en seguirlos.
Cuando entraron, todo lo que se podía ver eran esqueletos por todos lados, maletas y unas cuantas pertenencias. No había mucho que ver, abrieron lo que pudieron y se llevaron lo que consideraron necesario.

-Chocolates vencidos hace dos años. -Dijo Riku casi en un susurro.- Me pregunto si...

-Ni lo pienses.- Dijo Kairi, quitándole el chocolate de las manos y lanzandolo lejos de él.- Ya tenemos muchos heridos, no queremos otro mas. Quizá hasta inventes una nueva clase de mutante zombie.

Riku se rió por lo bajo. Tampoco era su intención comerse un dulce caducado, pero le causó gracia la reacción de la pelirroja.

-No hay armas.- Dijo Isa, con algunas pastillas y una botella de vino en las manos.- Parece que alguien más se nos adelantó.

-Ya casi son tres años...- Pensó Kairi.- Puede que alguien mas pasó por aquí antes. Pero me extraña que solo falten las armas.

Riku miró sus propias manos, había encontrado un botiquín, una linterna y unas cuantas pilas. Había escuchado a Sora mencionar que tenia una radio casetera, pero no tenia pilas para poder usarla. Esperaba que su hallazgo lo animara. Aun así, notó la ausencia de armamento, como si todos los cuerpos de esos militares hubieran sido saqueados.

-¿Deberíamos preocuparnos?- Preguntó Isa, mirando por una de las grietas metálicas al exterior.

-No hemos visto a nadie en estos días. Quien haya estado aquí, seguramente se fue hace mucho tiempo. -Contesto Kairi, llevando la mano a su mentón pensativa.

-Quizás no era necesario llevarse todo, estando cerca, es una bodega accesible.

- ¿Dices que pueden estar cerca?- Pregunto Riku, guardando todo dentro de su mochila.

-Es lo mas probable...

-Si lo pensamos, personas armadas cerca de nosotros... -Kairi miró a Riku con angustia.

-No podemos irnos aunque quisiéramos. Sora no aguantaría otro viaje en busca de un nuevo refugio. -Dijo Riku con seriedad en su voz y frunció el ceño cuando Isa lo miró en desacuerdo.

-Nos arriesgamos demasiado.- Dijo Isa. Sonaba calmado pero sus palabras llegaron a Riku como una protesta a su decisión.

-Entonces pueden irse cuando quieran, no moveré a Sora solo por una sospecha y arriesgarme a que su condición empeore. -Exclamó Riku con la voz mas elevada de lo que hubiera querido.- Si alguien se atreviera a levantar un arma hacia nosotros, esta vez no dudaré en matarlo...

-Cuenta como una amenaza.- Dijo Isa con una dura mirada. El rifle, que antes era de Riku aún estaba en sus manos.

El aire se tensó a su alrededor, poniendo en los nervios a Kairi. Pero su paciencia no era la más adecuada y tampoco dejaría que su carácter apacible no la dejara lidiar con una situación como esta. Ambos hombres se estaban mirando como dos perros rabiosos a punto de saltar para atacarse. Pero ella no lo permitiría. Se puso en medio de ambos con las manos en su cadera.

-Alto, ustedes dos.- Dijo mirando a ambos, visiblemente enojada.- Estamos aquí como un equipo y se están comportando como unos niños pequeños.

-Él está...

-Cállate Riku.- Lo interrumpió Kairi.- Sé lo que dijo, estoy aquí escuchando todo. Y del mismo modo como tienes puntos a favor el también tiene razón. No es una casualidad que este lugar haya sido saqueado y solo se hayan llevado las armas. Del mismo modo...- Kairi miró a Isa, quien se encogió de hombros evitando su mirada nerviosamente.- Sabes perfectamente que Sora no está en condiciones de moverse. Hablaremos del tema cuando llegues con el resto de los chicos, podemos encontrar alguna solución entre todos.

Ambos hombre se miraron por un momento, hasta que Riku suspiró y desvío la mirada resignado.

-Como un equipo.- Agregó Kairi con una sonrisa.

-Es la mejor opción.- Dijo Isa, caminando hacia la salida. -Lo siento, tienes razón. Hablé apresuradamente.

-También lo siento. - Dijo Riku, dándole una sonrisa a Kairi. - Hable sin pensar.

- Ahora vamos.- Kairi empujó a Riku hacia la salida.- Tenemos que ir por las cosas que nos pidió Xion.

 

Chapter 25: Saqueadores

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En el escondite, Xion limpiaba el lugar con un escobilla que había encontrado en uno de los estantes de la tienda. Lea la ayudó a deshacerse de la nieve a su alrededor que ya comenzaba a derretirse. Fue inteligente, tomó toda la nieve que pudo y que considero limpia para echarla dentro de baldes y en poco tiempo tenían un refugio mucho más ordenado, con agua para varios días. Miró hacia arriba, donde los rayos del sol lograban iluminar gran parte del lugar. No era como si pudiera reparar el agujero del techo, pero con el lugar más ordenado podían ubicar los colchones en un sitio más protegido.

-¿Que piensas?- Preguntó Lea, mirando la posición de los estantes.

Había logrado poner uno sobre el otro, apoyado contra la pared y con unas mantas sobre él casi parecido a una tienda de acampar. No era 100% parecido pero funcionaba.

-Me gusta.- Dijo Xion con la mano en la cintura y limpiando el sudor de su frente. - Se ve cómodo.

Lea asintió y terminó de amarrar algunas cuerdas para mantener los estantes en su lugar.
Habían puesto a Sora cerca de la fogata y Xion se acercó para verificar su estado. Seguía durmiendo, con una respiración constante y profunda. Aun tenia una fiebre persistente, pero esperaba que desapareciera al pasar los días. Una infección es difícil de tratar.

-Se ve mucho mejor que ayer.- Le dijo Lea detrás de ella.

Xion siguió mirando el rostro de Sora, seria y pensativa.

-Lea.

-¿Hmm?

-¿Crees que... fue una buena decisión?

Lea no podía ver la expresión de Xion en ese momento. Algunos rayos de sol hacían que su cabello brillara y el pelo acolchado de su chaqueta con capucha se meneaba con el sutil viento que lograba entrar. Ella se agachó, con las rodillas presionado su pecho.

-¿Xion, dudando de haber salvado una vida? -Sonrío Lea.- No solo una, sino que dos vidas.

-Lo se.. pero nosotros habíamos jurado que solo seriamos nosotros tres después de lo ocurrido en....

-Xion.- la interrumpió Lea.- Sabes que solo fueron palabras.

-Lo se...

-Escuchaste a tu corazón. Eso es lo que importa.- Dijo Lea, agachándose a su lado y pasando el brazo por arriba de la espalda de la pelinegra en un intento de abrazo protector. - Para serte sincero, me hubiera asustado si en ese momento no hubieras querido ayudarlos. Sería un gran "Tu no eres Xion ¿Quien eres tu y que hiciste con ella?" - Dijo Lea dramáticamente, sacando una risa de la niña a su lado.

-No exageres.

-No, No lo hago. Pero... ¿Por que dudas ahora?

Xion lo pensó por un momento, tocó la frente de Sora y luego dirigió la mano al vientre hinchado. No pudo evitar sonreír cuando pequeños golpecitos levantaban su palma.

-No estoy dudando. -Respondió ella, sin mirarlo en ningún momento a la cara.- Bueno, lo hago pero... solo dudo de que no pueda dejarlos.

Lea parpadeo unos segundos y luego su mirada se suavizó en una sonrisa comprensiva.

-Creo que no eres la única.

Fue el turno de Xion mirar con extrañeza a la respuesta del pelirrojo.

-Pues Riku es extraño, algo callado y difícil de leer pero no es un mal tipo. -Dijo Lea, rascando la parte trasera de su cabeza.- Kairi es una chica muy linda y valiente. Me recuerda mucho a tí.

-¿Linda? - Xion lo miró con picardía, sacando un leve sonrojo del mayor.

-Y b-bueno, Vanitas es un buen perro. - Continuó Lea, aun algo avergonzado. -Sora ya es otra historia.

-¿No te cae del todo bien?

-Por supuesto que no. Es un niño adorable, no es mi estilo pero es difícil de odiar si no deja de mirarte con esos ojos tan grandes que tiene y esa sonrisa imborrable.

Ambos se rieron, pero inmediatamente se callaron cuando Sora se movió incomodo por el ruido.

-Aunque si es algo molesto... -Susurró Lea. -Riku lo tiene algo malcriado.

Xion lo empujó con el codo divertida y se levantó par continuar lo que estaba haciendo. Quería dejar todo listo para cuando llegaran los demás.

Pero algo extraño llamó su atención. Vanitas se había levantado de su lugar junto a Sora, moviendo las orejas en diferentes direcciones y su pelaje se erizó cuando algo detrás de la cortina metálica hizo un sutil ruido de arrastre. Vanitas gruñó en alerta y Xion inmediatamente se le acercó para calmarlo. Lea se quedó en su lugar, mirando a Xion nervioso cuando una sombra se vió por debajo de la cortina. Vanitas volvió a gruñir, mucho más enfadado y Lea se acercó cautelosamente donde se encontraba el perro y la chica.

-¿Quien es...? -Susurró Lea.

-No...No lo se. -Respondió ella por lo bajo.- Pero dudo mucho que sea alguien conocido.

Ambos sospechaban por la actitud hostil de Vanitas y cuando un ladrido de escuchó del otro lado, estaba mas que confirmado que no era parte de su grupo. Un perro ladraba enfurecido y las voces de unos hombres se escucharon.

-¡Los perros encontraron algo!

Xion inmediatamente se levantó y sacó el arma de su chaqueta, pero Lea rápidamente la detuvo.

-Silencio...- Llevó su dedo índice a su boca para que Xion no hiciera ruido.- Calma, no los alertes, toma tus cosas y vamos al segundo piso.

Xion asintió, dirigiendo su mirada hacia Sora que aun dormía cerca de la fogata. Lea fue el primero en reaccionar. Apagó la fogata rápidamente con un montón de nieve y tomó a Sora con cuidado, subiendo los escalones lo más silenciosamente posible. Los nervios aumentaron cundo algo claramente pesado comenzó a golpear la cortina metálica y Xion pudo ver como hacían palanca para levantarla.

-Hmm ... ¿Lea? -Se quejó Sora, abriendo los ojos lentamente.- ¿Que sucede, donde vamos?

-Shhh... baja la voz.- Susurró el pelirrojo.- Peligro.

-----⊙----

Habían llegado a la tienda de manualidades. Como Isa había dicho, las cortinas metálicas estaban cerradas y solo quedaba romper el vidrio de una de las vitrinas delanteras.

-¿No tiene la alarma activada? -Pregunto Kairi antes de que Isa rompiera el vidrio con una vara de metal.

- Probablemente si. Pero después de tantos años sin funcionar dudo mucho que llegue a sonar.

Isa y Riku golpearon el vidrio, y un pequeño pitido comenzó a sonar. No era bullicioso, apenas audible para los tres.

-Aun funciona.- Dijo Isa extrañamente.- Pero no esta tan molesta.

-Falta de batería. -Dijo Riku, encontrando los cables de la alarma y haciéndolo callar por completo de un solo jalón.

-Bien, concentrados en lo que vinimos a buscar. Hilo grueso y aguja.

Los tres asintieron y comenzaron a buscar. La tienda estaba vacía por suerte y parecía que no había sido saqueada. Tenía todo aun en sus estantes, algunas cosas en el suelo y claro, mucho, mucho polvo.
Tardaron unos cuantos minutos en encontrar lo necesario, Riku encontró algunas gasas y tela de coser que también podía servir para vendar heridas. Kairi también encontró algo de cinta adhesiva, algunos cordones e hilo de plástico. Mientras que Isa fue puntual y solo sacó algunas agujas que pensó servirían.

-Muy bien, volvamos.- Dijo Kairi, guardando todo lo encontrado dentro de su mochila.- ¿En que dirección está la tienda de colchones?

-Por este mismo pasillo, caminando en ....-Isa se calló repentinamente cuando unos ladridos lejanos comenzaron a escucharse.

Riku fue el primero en adelantarse, sabía que la cautela era necesaria pero solo la idea de peligro cerca de Sora hacia que su mirada cambiara a una mucho más fría.

-Riku, calma... no te apresures.- Dijo Kairi, tomando a Riku de su hombro cuando pudo alcanzarlo.

Estaban escondidos detrás de unas macetas en el tercer piso, encontrando a la vista tres hombres con un par de perros, justo en la cortina metálica donde se encontraban sus compañeros. Tenían grandes varas metálicas debajo para hacer palanca y la entrada ya comenzaba a deformarse.

-¿Quienes son esos tipos?- Pregunto kairi alarmada.

-Deben ser los que se llevaron las armas..- Respondió Isa, dirigiendo su mirada a Riku, que simplemente se la devolvió de reojo.

Pero Riku notó algo familiar; chaquetas de cuero, armas improvisadas, sacos en la cabeza que ocultaban su rostro y como olvidar el estampado en su ropa...

-No... ellos están aquí por otro motivo.

Kairi comenzó a entrar en pánico cuando Riku la miró a los ojos preocupado. No necesitaba decir nada para que lo entendiera.

-Saqueadores... -Susurro ella angustiada.

-¿Saqueadores? Nunca habían llegado tan al sur..- Dijo Isa mas alarmado. Claramente la palabra "saqueador" era conocida por muchos y solo significaba problemas.

-Debieron seguir nuestro rastro.- Concluyó Riku, apretando el puño de la frustración.

-¿Los responsables de lo sucedido en el campamento? Kairi me contó algo de lo que vivieron y como el omega se lastimó.- Dijo Isa, aclarando su voz cuando Riku lo miró con desaprobación.

-Sora... -Corrigió Riku.- Su nombre es Sora.

-Bien, no se pongan a discutir ahora.- Se puso Kairi en medio de ambos chicos. -Necesitamos un plan.

Riku suspiró, nuevamente Kairi tenia razón y cada segundo que pasaba esos hombres estaban más cerca de entrar a su refugio.

-Hay que llamar su atención.- Dijo Isa, sacando una navaja de su pantalón y revisando las balas que quedan en el rifle.

-¿Encontraremos más afuera? Dudo que solo sean tres.. -Kairi cargó la pistola, con una mirada determinada. -Lo mejor es separarnos y llamar su atención.

-¿Estas segura?- Preguntó Riku no muy convencido con la idea. Los nervios lo tenían en silencio.

-Es lo mejor.- Respondió Isa en su lugar.- Rodeare el centro comercial para verificar si hay mas afuera y si es posible, me encargaré de ellos.

Riku quería protestar. La idea de separarse no le parecía la mas adecuada pero no tenia una idea mejor, el tiempo corría entre sus manos y Isa parecía tener una mirada decidida, incluso cuando le devolvió el rifle a Riku, con una sonrisa que parecía más de burla que otra cosa.

-¿Por qué?- Fue lo único que preguntó Riku.

-Encárgate de esos tres y protege a Kairi. Debe ser una tarea fácil para ti ¿No?-Contesto Isa sin mas, retrocediendo por los pasillos hasta girar en la curva y desaparecer.

Kairi no esperó, sigilosamente se separó de Riku por la izquierda, casi apegada a la pared para no ser vista. Sería Riku quien daría la señal, no tenia otra opción.

El joven Alfa se preparó. Apoyó el mango metálico del rifle sobra la maceta y respiro hondo. Uno... dos... incluso tres veces, con el dedo en el gatillo y su mirada fija en uno de los hombres, específicamente él que hacia palanca para abrir la cortina de la tienda. Espero el momento adecuado, centrado únicamente en apuntar a la cabeza, incluso después de ver un cuarto hombre por el rabillo del ojo, era evidente que no solo serían tres.
Cuando el candado de la cortina cedió y el metal se deformo lo suficientemente, los perros inmediatamente se arrastraron por debajo de la cortina para entrar y Riku no esperó mucho más, exhaló el aire de sus pulmones y jaló el gatillo. No esperó a comprobar si la bala había llegado a destino, rápidamente cambio de objetivo y nuevamente disparó.

-¡Hombres caídos!- gritó uno de los saqueadores, disparando en dirección a Riku pero sin lograr ver su ubicación exacta. -¡Esta en el tercer piso!

Se escucharon mas disparos y Riku decidió cambiar de escondite. Retrocediendo unos cuantos metros para llamar la atención de la mayor cantidad de hombres. A la lejanía se escucharon un par de disparos provenientes del mismo piso donde él se encontraba, Kairi ya comenzaba a moverse también.

-¡No te escondas, maldito imbécil!- Le gritó un saqueador cuando llegó hasta él. Traía una pistola que no dudó en vaciar el cartucho torpemente.

Riku no podía asomar la cabeza sin el peligro de un impacto. Respiro hondo, escuchando los pasos acercándose, apretando el rifle contra su pecho y esperó.... los pasos se hicieron más fuertes, la respiración mas audible del hombre con el rostro bajó el saco y cuando pudo ver la pistola enemiga asomándose por su escondite, se impulsó con ambos pies y manos, empujando al saqueador con el hombro lo suficientemente fuerte para desestabilizarlo y hacerlo caer ruidosamente. No perdió el tiempo y sin dudarlo por un segundo colocó el pie sobre el estomago del hombre.

-¡Espera! Espera por fav...- Suplicó.

Pero Riku ni siquiera dejó que terminara la frase, y disparo el rifle a quemarropa sobre su pecho, acabando con la vida de otro saqueador.
Inmediatamente se escabulló cuando más hombres lo vieron y comenzaron a disparar.

Chapter 26: Extra. ¿Especial de Zombie Navideño?

Summary:

Este es un capitulo que escribi la navidad pasada. Pero de igual forma lo agregue aqui c:

Chapter Text

Como cualquier día relativamente tranquilo, Riku era el primero en ver los primeros rayos del sol. Relajado y tranquilo de otro dia estando vivos.

Pero no, esta mañana fue diferente, Sora había insistido en tener la última guardia en la madrugada. Riku fue despertado por un grito y saltos, casi como si un carnero estuviera saltando sobre su espalda. Despertó sobresaltado, casi buscando desesperadamente su arma, solo para encontrarse una sonrisa de oreja a oreja, unos ojos azul brillantes y la risa mas ruidosa que había escuchado en su vida. Sora definitivamente se veía realmente feliz ¿Y Riku? Definitivamente tenia una mirada confundida, su cabello largo suelto y revuelto, mas el sudor que corría por su frente por el susto que lo despertó en primer lugar.

-¿Sora? Joder... me asustaste. -Riku se quitó las mantas y verificó que aun estaba en la tienda de acampar, y por lo visto, ya era de mañana.- ¿Que sucede?

-No digas groserías...y ¿ Como "que sucede"?- Sora pregunto casi indignado, con el ceño fruncido y sus mejillas infladas.- ¿Olvidaste que días es hoy?

 -Día...- Intentó recordar el alfa, pasó la mano por su cabello para quitarse el flequillo de su rostro. Luego miró a Sora, que aún seguía con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su vientre abultado.- Por supuesto que lo se.

Sora levantó una ceja y su mirada fija en Riku provoco que sus manos comenzaran a sudar por el nerviosismo que le provocaba esos ojos azules sobre él.

-Lo olvidaste.

-Si.

-¿Por que dices que lo recuerdas entonces?

- L-Lo siento.

-Eres un idiota.

-Soy un idiota.

Riku bajo la mirada y los ojos de Sora se mantuvieron fijo en el cabello plateado por unos cuantos minutos mas. El único ruido que se escuchaba era el viento frío de invierno fuera de la tienda y los ronquidos de Vanitas entre las mantas.

-Entonces...- Dijo Sora, con un tono neutral.

Riku levanto la mirada esperando alguna clase de sermón. Últimamente la actitud de Sora era cambiante y casi insoportable. A veces estaba feliz, otras triste, que tenia hambre, sueño, frío, calor, antojos extraños como papas fritas con limón y tenia mal humor cada vez que uno de sus caprichos no eran complacidos... y otras veces simplemente pedía abrazos y besos.

"Los embarazos son complicados..." pensó Riku cuando por décima vez en el día Sora pedía privacidad para ir al baño. Definitivamente esperaba que fuera el único embarazo que vería en Sora. Aunque muy internamente, su lado alfa decía lo contrario. Un Sora gordito con sus propias crías esta vez... soportaría cualquier cambio hormonal.

Riku se encontró con una amplia sonrisa.

-¡Feliz Navidad! -Gritó el moreno, extendiendo los brazos y abrazando a Riku por el cuello, casi haciéndolos caer de espalda sobre las mantas por el vago intento de no aplastar el vientre de Sora. 

Riku pestañeo varias veces antes de que su boca se abriera y solo saliera un "Ah" de su garganta. Claro, Sora había estado toda una semana hablando de ello, y aun así lo había olvidado. Su cabeza estaba en la ruta que había hecho en el mapa para viajar hacia el norte, los peligros de la montaña, las nevadas y por supuesto, los caminantes que de vez en cuando se cruzaban en su camino. Y como alfa, sentía que era su responsabilidad mantener su manda a salvo...

Su manada...

-¡Feliz Navidad!- Escuchó al unísono justo cuando la entrada de la tienda se abrió. Mostrado a dos alegres chicas, una de cabello rojo y un sombrero navideño, mientras que la pelinegra llevaba unos tiernos cuernos de reno.

-¡Feliz Navidad Kairi! ¡Xion!-Se levantó Sora de un brinco, casi volando en dirección a ellas, abrazándose alegremente. -¡Vamos Riku! ¡Levántate, hay que abrir los regalos!

Los tres adolescentes salieron de la carpa, dejando a Riku aun sentado perezosamente. Incluso Vanitas estiró sus patas delanteras con un bostezo dramático antes de sacudir su pelaje y salir de la carpa también.
Riku se quedó inmóvil unos minutos antes de suspirar agotado. Pero feliz, no podía contener ese calor dentro de su corazón de la alegría que sentía ahora mismo, viendo lo feliz que estaban todos. Hicieron un intento para celebrar la Navidad en estas condiciones, dando lo mejor para darse un día de respiró y olvidar la pesadilla que los acechaban. Sabia que no seria una navidad normal, casi 3 años desde que todo esto inició no había tenido ninguna Navidad, incluso ni siquiera sabía las fechas del calendario, había perdido la noción del tiempo hace meses atrás y el reloj de Sora era la única guía que los mantenía con la fecha y hora actualizada.

Riku sonrío y sus mejillas se calentaron con la idea de una navidad con su nueva "familia".
Se levantó luego de amarrar su cabello, se colocó sus botas y la chaqueta larga negra que había sacado de un centro comercial. Cuando salio de la carpa lo primero que vio fue un pequeño pino adornado con papel de colores, algunos recortes de fotografías que sora había sacado, con regalos envueltos en periódico. Kairi y Sora jugaban con la nieve haciendo un muñeco, Xion preparaba una ensalada de frutas y semillas, mientras que Axel y Isa revisaban el pato que se asaba en la hoguera.
Riku respiró hondo, antes de acercarse a Xion para ayudarla con el jugo de manzana que traía en las manos junto a la ensalada.

-¡Oh! Gracias- Dijo Xion con una sonrisa al ver que fue salvada de no estropear la comida.- No tenemos una mesa pero funcionará el tronco que derribo Isa para dejar la comida. 

-Exageró un poco cuando le dijo que necesitábamos madera.

-Ya sabes como se pone. Tu y Isa son los únicos alfas, quiere demostrar su fuerza.

-Y bien que me ha ganado.

Xion soltó una risita.

-Sabes que no hay competencia entre ambos. -Xion se encogió de hombros.- La última vez que pelearon por el liderazgo, fue Kairi quien interfirio.

-Kairi la alfa líder. -Concluyó Riku divertido.

-Parece chiste pero se volvió anécdota.

Riku ladeó la cabeza avergonzado, la pelinegra tenia razón. De algún modo parecían ambos alfas muy territoriales y de alguna forma demostraban interés de dominación. Pero Kairi siempre lograba ponerlos en su lugar.

-¡¡Rikuu!!- Escuchó el llamado de Sora.

El moreno estaba con sus brazos extendidos, agitandolos para llamar su atención y mostrarle su obra de arte que había hecho con Kairi, un muñeco de nieve con un rostro hecho con piedras pequeña y brazos de pino.
Riku dejó el jugo sobre el tronco y se acercó a Sora para ver mejor su obra maestra.

-Quedo perfecto.

-¿De verdad?- Preguntó Sora con un brillo único en sus ojos- hace años no hacia uno.

-Solo un toque...- Dijo Kairi, colocándole una bufanda y un gorro de lana al muñeco de nieve.- Y terminado.

Sora y kairi observaron al muñeco con sus manos en la cadera y una pose de orgullo. Hasta que Sora recordó lo mas importante, tomó la cámara que colgaba de su cuello y le sacó un par de fotos, incluyendo a una Kairi que posaba junto a su creación.

-Hicieron un buen trabajo. -Los felicitó Riku, dándole un abrazo a Sora por la espalda y apoyando su barbilla sobre el suave cabello castaño. -Calentito...

Sora se quedó completamente quieto, con una sonrisa en su rostro disfrutando del afecto de su nuevo compañero alfa. Las manos de Riku viajaron hasta el vientre abultado, dando pequeñas caricias.

-Feliz Navidad. Sora -Susurró Riku en su oído, con un tono de voz tan cariñoso y cálido, que el moreno no pudo evitar sentir una gran emoción en su corazón.

-Feliz Navidad, Riku.

Ambos se quedaron así por un tiempo, mientras el resto del grupo preparaba la comida y acercaba los regalos improvisados. La hora de comer fue recibida en un círculo alrededor de la fogata, hablaron sobre lo sucedido en la semana, sacaron un par de fotos y se rieron de los chistes de Lea. Hasta que la insistencia de Sora por los regalos hiciera que Isa pusiera los ojos en blanco y le acercara el primer paquete a Lea para que este fuera entregado.

-¡Hora de abrir los regalos!- los llamó Lea para que se acercaran al pino adornado. -Entregando el primer regalo a Kairi.

-Lo pensó por muchos días, no sabia que regalarte.- Bromeo Lea mirando a Isa, sabiendo que fue él quien hizo el regalo y provocando un codazo para que mantuviera la boca cerrada.

-Aww lo que sea esta bien para mi.-Agradeció Kairi, recibiendo el regalo y rompiendo el envoltorio par encontrar unos guantes negros con patitas de animal rosa marcadas en ellos.- ¡Noo! estan bellísimos, muchísimas gracias, Isa.

Isa le sonrió y asintió.

-Me alegra que te gusten.

-El próximo regalo es de...- Lea tomó el siguiente paquete, leyendo los nombres en el.- De Riku para Xion.

Xion recibió el paquete con entusiasmo, abriéndolo casi desesperada por saber su contenido, encontrando unas galletas caseras de bayas y almendras.

-¡OMG! Las galletas que me prometiste.- Dijo Xion con emoción.

-Le costó.- Sora lo miró con un pequeño movimiento de ojos traviesos.- Tuvo todo un día intentando hasta que el sabor estuviera bueno.

Riku le regresó la mirada con cierto disgusto, hasta que vio a Xion echarse una galleta a la boca.

-¡Me encantan!- Dijo ella luego de devorar la tercera galleta del envoltorio.

Las cosas dulces eran escasas y Riku de alguna forma logro hacer los dulces solo con cosas que tenían a mano y en la naturaleza. No era primera vez. Los antojos de Sora hicieron que los inventos alimenticios  en el grupo fueran constantes y creativos.

-Bueno, el siguiente regalo es para Sora. Por parte de Kairi.

Sora recibió el regalo, ahora sentado en el regazo de Riku quien aún lo mantenía fuertemente abrazado, o por lo menos hacia el intento, ahora que sora prácticamente era el doble de su tamaña por la barriga abultada con su ultimo mes de embarazo, los brazos de Riku no alcanzaban a rodear todo su cuerpo.

-¿Que será? ¿Que será?- repitió Sora cuando comenzó a romper el periódico. Encontrándose con una caja de zapatos.

No dudó en abrirla, encontrándose con dos objetos fácilmente reconocibles. Un biberón de vidrio color celeste y un chupete del mismo color.

-¿Un regalo para Sora o para el bebé?- Pregunto Lea divertido.

-Creo que para ambos.- Respondió Kairi divertida al ver los ojos llenos de lágrimas de Sora.

-Muchas gracias, Kairi.- Dijo Sora limpiando las lágrimas de sus ojos.- Serán de mucha utilidad.

-Me alegra que te gusten.

El resto de la mañana se abrieron los regalos que quedaban, la mayoría eran presentes para el bebé, incluso cosas que Riku dudaba mucho pudieran llevar en su viaje, pero la intención era lo que contaba, incluso Lea había recibido solo un vino que tanto había pedido, pero estaban seguros que jamás se lo bebería, Vanitas recibió Huesos de ciervo y una pelota de tenis, siendo uno de los más consentidos del grupo. Hasta que Sora fue el ultimo en entregar su regalo. Una pequeña caja envuelta en papel rojo que le entregó a Riku.

-Es... algo que estuve pensando.- Dijo Sora, con nerviosismo.

Riku sonrió, mientras abría lentamente el envoltorio y bueno, no tenia palabras para describir lo que pensó en el instante en el que vio el contenido de la caja.

-Sora.. esto es...

-Pensé que te seria útil...- Interrumpió a Riku intentando evitar algo que realmente no quería escuchar. -Siempre me preguntabas la hora cada vez que te acordabas.

Riku vio el reloj de pulsera que estaba en sus manos, parecía tener pilas nuevas, marcando la hora exacta y la fecha de hoy.

-Se... que le pertenecía a Ventus.- Dijo Sora algo incomodo, evitando la mirada de Riku. -N-No quiero que pienses mal sobre esto. Pero lo vi como un regalo útil para...

Su frase no fue terminada, porque unos fríos labios lo habían silenciado. Riku lo tenia bien firme se sus mejillas, obligándole a mirarlo mientras el beso se profundizó. El moreno no intentó alejarse, al contrario, cerró los ojos y se relajó en sus brazos.

-Ay... que intenso... -Se llevó la mano a la cabeza Lea. Mientras el resto del grupo sonreían divertidos.

-No pensaré nada sobre esto, Sora. - Dijo Riku cuando soltó el agarre de las mejillas de su omega y se colocaba el reloj en su muñeca izquierda.- Solo pienso en lo agradecido que estoy.

Riku sabia lo importante que eran las pertenencias de la antigua vida que Sora tenia y le fue arrebatada, y él le acababa de regalar una parte de ella. Como se lo había dicho meses atrás, no lo obligaría a olvidar. Porque sus recursos eran parte de él y no podía estar más agradecido con los nuevos recuerdos que estaban haciendo. Incluso su sonrisa no fue borrada cuando Sora estiró el brazo y saco un par de Selfies aprovechando el momento juntos.

Esa Navidad fue diferente y poco convencional. Pero para Riku, fue la mejor navidad de todas.

-Feliz Navidad. -Dijo Riku casi en un susurro.

Pero obvio, había cosas inevitables. Los arbustos se movieron y el inconfundible gruñido reveló un caminante, seguido de otro y luego otro. El grupo se levantó, sacando sus armas y algunos suspirando, ya sabiendo el protocolo de defensa que habían estado usando todo este tiempo. Solo eran un par de caminantes, no presentaban una gran amenaza. Incluso Lea soltó una carcajada por lo irónico de la situación.

-¿No podíamos tener una Navidad normal sin invitados no deseados?- Bromeó el pelirrojo.

-Ya quisieras.- Le respondió Kairi, acabando con un caminante sin esfuerzo.

-¡Feliz Navidad!- Gritó Sora animadamente desde la seguridad de la retaguardia de Riku, eliminando un caminante con su arco.

Una Navidad muy particular.

Chapter 27: Fuerza del equipo

Chapter Text

-¿Donde esta Riku?- Preguntó Sora algo débil y casi sin aliento.

Lea lo tenia firmemente agarrado en sus brazos, y su mirada estaba en todas direcciones sobre la tienda. Xion lo seguía de cerca, con todas las pertenencias que pudo rescatar. Ninguno de los dos chicos pudo responder su pregunta.

¡Ellos también querían saber donde estaba Riku y los demás!

Xion notó las mejillas sonrojadas del moreno y la respiración errática. Cuando Lea se detuvo al final de las escalera para pensar en algún plan, xion se acercó a Sora y puso la palma de la mano sobre su frente comprobando lo que temía; la fiebre de Sora nuevamente se había elevado, probablemente a causa de la infección de su herida o algún otro motivo que no podía verificar en ese momento.

Llegaron hasta el sistema de ventilación que de alguna forma estaban usando como entrada y salida antes de que esos hombres destruyeran la cortina metálica de la tienda. Xion miró a Lea y negó con la cabeza.

-No podemos pasar por allí, Sora no puede moverse.

-Es la única salida Xion, debemos intentarlo...

-No... no quiero arriesgarme.- Dijo ella nerviosamente.

Mirando a su alrededor, sus ojos encontraron el mostrado principal y una esquina apartada que tenia un cartel con la palabra "Bodega" escrita en ella. -Tengo un plan. Sígueme.

Xion corrió al otro extremo del pasillo de las escaleras, dejando sin opciones a Lea, confiando en ella y siguiéndola sin decir nada, con Vanitas detrás de él. Encontrándose con la bodega de la tienda justo doblando por un pasillo. La pelinegra abrió la puerta y verificó que no hubiera ningún peligro, era un lugar pequeño pero lo suficientemente grande para esconderse.

-Quédate con Sora aquí, yo llamaré su atención para que me sigan y alejarlos lo mas posible de aquí. -Dijo Xion, dejando su mochila a un lado, junto con las otras pertenecían y sacando su pistola de su cinturón.

-No, no, no. -La detuvo Lea, bloqueado la puerta, aun con Sora apoyado sobre su pecho. - Tu te quedaras con Sora, sabes lo cuidados que él necesita. Yo me encargaré de distraerlos.

Xion se mordió el labio inferior y pequeñas lágrimas comenzaron a salir de la frustración, asintiendo frenéticamente. Lea sabía lo difícil que era separarse en este momento, era casi un Dejà vú de mal gusto y no se atrevía a mencionar el miedo de que algo saliera mal.
Lea llevó la mano a la cabeza de Xion y despeino su cabello negro.

-Todo saldrá bien, Xion. Ya veras. -Le sonrió.- Cuida de ellos ¿Lo memorizas?

Xion levanto la mirada y dejó salir una risita antes de limpiar las lágrimas con la manga de su chaqueta.

-Cuenta con ello.... Tu también cuídate, por favor.

Uno de los perro Pitbull rápidamente llegó a ellos, gruñendo y mostrando los colmillos. Vanitas no esperó ninguna orden, se abalanzó contra el animal, directamente a su cuello, comenzando una batalla entre Zarpazos y mordiscos feroces de ambos caninos. El alboroto de ambos animales alertó a los hombres en el primer piso que ya estaban subiendo las escaleras cautelosamente.

-¡Arriba arriba!- Gritó uno de ellos dando la orden.

Lea le dió un último vistazo a Xion, Con Sora en un fuerte abrazó protector antes de cerrar la puerta, esperó que el seguro sonara y regresó al sistema de ventilación.
Los perros siguieron su pelea hasta que se escuchó un fuerte alarido y todo era silencio. El pelirrojo vio a Vanitas, parado orgullosamente sobre el cadáver del perro rival, parecía casi disfrutando de su victoria.

-Maldito Loco.- Sonrió nerviosamente Lea al ver la sangre gotear de la mandíbula de Vanitas. Incluso vendado por sus heridas anteriores, el Pitbull no pareció ser rival contra el Pastor, solo recibió un par de rasguños.

Lea algo asqueado tomó al pastor del chaleco canino militar para subirlo al conducto de ventilación, pasó las manos por el cuerpo muerto del animal y de un salto, entró también, dejando sus manos marcadas en una falsa pista para atraer a esos idiotas, esperando que lo siguieran. No miró detrás de él, avanzó y dio la vuelta en la esquina para encontrar la salida que rodeaba la tienda, pateando la rejilla y saltando nuevamente para salir. No sabia si su plan funcionaria, pero de todos modos sacó su pistola y se aseguró de que estuviera cargada, esperando alguna señal.

-¡Salieron por el sistema de ventilación!- escuchó el eco por los túneles. - ¡Segundo piso! Vamos, vamos.

Por un momento, Lea escuchó el chirriante sonido de interferencia. De algún modo se estaban comunicando entre ellos, porque no tardaron ni un minuto y ya le estaban disparando de otra dirección. Dos hombres más que sostenían pistolas de bajo calibre. Tuvo que agacharse para que la oleada de disparos se detuvieran.

-Chicos... ¿Donde están?- Susurró alarmado, pasando la mano por su cabello para calmarse un poco y pensar.

Fue moviéndose lo mas cautelosamente posible, escondiéndose detrás de letreros publicitarios o escombros. Disparando de vez en cuando para darles un pequeño recordatorio a los hombres que lo seguían de que él también estaba armado.

-¿Lea?- Escuchó el susurro de una voz femenina a pocos metros de él.

Hay estaba Kairi, al otro extremo del pasillo. Eran tan solo unos 10 metros o mas. Ella estaba detrás de un pilar, se notaba su rostro sudado y la respiración agitada, parecía que llevaba un buen tiempo corriendo y escapando.
Lea la saludó y le preguntó con un movimiento de sus labios si estaba bien, ella asintió pero le hizo un gesto con la mano y su pistola, señalando que ya no tenia balas.
Lea se alarmó, sabiendo que habían más hombres por el lado de ella, miró en varias direcciones hasta que el aliento pestilente de Vanitas cerca de su rostro le recordó que el perro estaba con él. Metió la mano en su mochila y sacó una caja de balas, colocándola en uno de los bolsillos del chaleco del perro.

Cuando estaba listo, Lea le asintió a Kairi y empujó levemente a Vanitas para que este fuera con la pelirroja. Vanitas entendió inmediatamente la orden y se agachó en sus cuatro patas, arrastrándose lentamente, muy pegado a la pared en su dirección, Kairi lo recibió con caricias.

-Buen Chico.- Lo eligió Kairi. Tomando la caja de balas aliviada y cargando su pistola.

Y justo a tiempo. Cuando dos hombres llegaron hasta ella, con un bate de béisbol y el otro con un machete. No hubo tiempo de pensar en nada, ya que Vanitas saltó sobre uno de ellos, atacando su rostro. Todo fue tan rápido que el otro hombre apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Kairi salio de su escondite y le disparó en la rodilla, escuchado un grito desgarrador.

Kairi salio de su escondite, pateando el bate que el hombre había dejado caer lejos de él.

-¡¿Quienes son ustedes?!- preguntó la pelirroja con una mirada amenazante y la pistola apuntando al rostro del hombre herido.

Lea llegó rápidamente hasta su compañera, vigilando que los otros saqueadores no estuvieran lo suficientemente cerca para causar problemas. El hombre herido suplicaba piedad mientras la sangre de su rodilla salia por montones. Su compañero, yacía muerto a pocos metros de él con una mordida mortal de Vanitas en su cuello.

-N-No disparen, por favor.- Suplicó el hombre.- Solo...Solo seguíamos ordenes.

-¿Ordenes? ¿No vinieron por las armas de este lugar antes?

El hombre jadeo adolorido, intentado detener el sangrado. Pero kairi no parecía sentir ningún remordimiento. La pistola ni siquiera temblaba en sus manos.

-No se de que armas estas hablando.- Respondió el hombre.- n-nunca habíamos venido aquí antes... es.. muy lejos de nuestro territorio.

Vanitas advirtió detrás de Lea, otros dos hombres se acercaban rápidamente, junto a dos perros. El pelirrojo llevó la mano al hombro de la chica, empujándola levemente para que se pusieran en marcha.

-¿Tus órdenes eran matarnos?

El hombre no respondió. Parecía que no iba a poder sacar mas información de él, pero por lo menos confirmó las sospechas que había mencionado Riku. Posiblemente esos hombres iban detrás de ellos desde el campamento, o incluso mucho antes.

Kairi levanto el rial de la pistola, el sonido alertó al hombro que inmediatamente levanto las manos.

-¡¡ESPERA ESPE...!!

Y Kairi le disparó en la cabeza. Lea la miró por un momento y cuando ella dejó salir un suspiro que pareció haber tenido contenido, ambos comenzaron a correr.

-¿Donde estan Sora y Xion? - Preguntó Kairi, corriendo junto a Lea.

-Escondidos, distraje a esos idiotas fuera de la tienda.- Respondió Lea agitado.- ¿Y los demás?

-Tuvimos que separarnos.

-Me lo imaginé, espero estén bien.

-Lo están.- Le aseguró Kairi.- Todos estaremos bien.

Llegaron hasta el otro extremo le centro comercial, Kairi logro darle a uno de los perros quien los perseguía. Eran realmente molestos y ruidosos.

Molestos y ruidosos...

Definitivamente lo eran, pero algo molestaba a Kairi. Escuchaba varios ladridos pero solo uno de los perros llegó hasta ellos, que yacía muerto a pocos metros de ellos. Lea pareció captar el mismo presentimiento, algo no estaba bien.
Se asomaron lentamente por la cornisa del segundo piso y vieron como tres perros le ladraban furiosamente a lo que parecía ser ¿Un caminante?
Si, lo era, pero estaba de pie sin hace nada, con una de sus piernas torcida y la cabeza gacha.

-Es uno de ellos.- Dijo uno de los hombre, que muy lentamente se acercaba al caminante con una especie de escopeta.

-¿Que hace aquí? -Preguntó el otro.- No estaba aquí cuando llegamos.

De pronto, otro caminante salio entre los escombros. Lea frunció el ceño, él recordaba que habían revisado todo el lugar y no habían visto ni un solo Zombie, solo cadáveres y algunos esqueletos.
Uno de los saqueadores le disparó en la cabeza al caminante, que cayó inerte en el suelo.

-Solo mátalo.- Le ordenó.- Ya perdimos la pista de esos chiquillos, debemos encontrarlos antes de que...

No pudo terminar la frase, antes de que repentinamente el caminante que se mantenía parado los atacó. El hombre apenas pudo esquivarlo, antes de que cayera ruidosamente. Pero eso no fue todo, como lo seria en un caso normal donde los caminantes lentos y torpes tardarían en ponerse de pie otra vez. Aquí fue diferente, el caminante se levantó de un salto, casi como un animal, llegando hasta el hombre y mordiendo su cuello.

-¡¿Que demonios ?!- gritó su compañero, disparandole al zombie que aun despedazaba su presa. Ya era muy tarde para el pobre hombre, que ya había muerto al instante.

El caminante no se vio afectado por las balas, siguió masticando el cuerpo muerto mientras el saqueador nuevamente disparó. Todo era muy extraño, y se puso peor cuando gritos cercanos de escucharon. Otros hombres corrían por sus vidas, detrás venían veloces Zombies que corrían casi de forma errática pero muy violenta. No le daban el tiempo de respirar, simplemente se abalanzaban violentamente sobre su víctima y la despedazaban sin piedad.
Kairi miró aterrada a Lea, quien le devolvió la mirada de igual modo. Ninguno entendía que estaba pasando, solo veían como los saqueadores morían uno tras otro, algunos huían y eran perseguidos. Hasta que el lugar quedó en un completo silencio.

-¿Que acaba de pasar?- Preguntó Lea, después de largos minutos sin moverse de su lugar.

-Yo... no lo se... todo fue muy rápido.

Kairi vio a lo lejos una cabellera plateada, y Vanitas corrió en su dirección hasta que Riku estuvo completamente a la vista. Su cara estaba manchada de sangre y su cabello plateado goteaba un rojo intenso.

-¡Riku! ¿Estas bien?- Kairi se apresuró hasta él.

-Tranquila, no es mi sangre.... Le disparé a un perro que tenia sobre mi... - Explicó, pero su seño se frunció al notar que Lea estaba con ella. - ¿Donde esta Sora?

Kairi apartó el flequillo del rostro de Riku y tocó el sector donde la sangre de su cabeza bajaba, sacando una mueca de dolor por parte del alfa.

-Ugh... esa si es mi sangre.- Jadeo cuando la palma de Kairi rozó su herida.- Me golpearon la cabeza... pero no es nada grave.

-¡Oh Dios, Riku! ¡Debemos curarte!

Kairi sacó un trozo de tela de su mochila que habían encontrado en una de las tiendas y envolvió la cabeza de Riku de forma muy improvisada.

-¿Donde esta Sora?- Repitió nuevamente.

-Tranquilo, el esta con Xion escondido. Volvamos con ellos. -Dijo Lea, dándole una sonrisa para calmarlo. Pero pareció no funcionar. Riku parecía nervioso al no saber si Sora estaba bien.

Los tres bajaron por las escaleras, lo mas sigilosamente posible. Kairi y Lea miraban en todas direcciones, extrañados de que no hubieran señales de ningún Zombie, tampoco de ningún saqueador, era como si nada hubiera ocurrido. Pero si tenían un notario recordatorio, habían cadáveres, sangre y trozos de carne esparcidos por todo el suelo y la nieve derretida. Ninguno de los dos adolescentes se pudo explicar que había ocurrido. Y Riku parecía igual de desconcertado, tres hombres lo perseguían pero cuando se quiso enfrentar a ellos de una buena vez después de matar a uno de los perros, solo uno llego hasta él, y parecía distraído y confundido, que facilitó su victoria. Le dio un disparo y acabó con su vida.

 

Llegaron hasta la tienda, entrando por la entrada principal. La cortina había sido derribada completamente, logrando un gruñido de Riku enfadado y un notable nerviosismo. Todas las cosas que habían dejado estaban esparcidas por el lugar y la olla de comida derramada sobre el suelo. Esos bastardos destruyeron todo a su paso mientras los buscaban. Lea subió las escaleras apresurado y llegó hasta la bodega donde encontró la puerta cerrada con seguro.

-Xion, soy yo. Abre la puerta.- Golpeo Lea para dar el aviso.

La puerta no se abrió, hubo un incomodo silencio un par de segundos hasta que la voz de Xion se escuchó del otro lado.

-¿Lea?

-Si, abre la puerta, ya es seguro.

Se escuchó un "Click" y luego Lea giró la perilla para abrir la puerta. Xion estaba justo en frente, con la pistola en sus manos. Fue Riku quien se apresuroa entrar primero cuando vio a Sora sentado junto a la pared.

-¡Sora! ¿Estas bien?

Sora abrió los ojos, aun parecía algo débil y su respiración pesada, pero logró darle una sonrisa cansada.

-Riku, llegaste.

Riku lo tomó en sus brazos y lo abrazó protectoramente, inhalando su aroma y escuchando los latidos de su corazón. El cuerpo de Sora se sentía caliente bajo sus manos frías, lo cual hizo que Riku mirara a Xion preocupado.

-¿Otra vez le subió la fiebre?

Xion suspiró y se acercó a Riku, notando la gasa manchada de sangre que tenia en su cabeza.

-Era de esperarse, cayó a un río congelado en su estado actual. Los embarazos suelen bajar mucho las defensas. No solo la herida es un problema. El clima tampoco ayuda.

-Busquemos un lugar más seguro.- Propuso Lea.- Buscaré a Isa.

-También debo curar sus heridas.- agregó Xion. Notando que no solo Riku estaba lastimado. Lea tenia rasguños en su rostro, Kairi parecía que le dolía una de sus piernas y claro, vanitas estaba lleno de sangre, que probablemente ni siquiera era del perro.

Pero estaban vivos, era lo importante. Todo había pasado muy rápido. Y solo esperaban que Isa estuviera bien.

No tuvieron que esperar demasiado, apenas saliendo de la tienda de encontraron al hombre de cabello azul, se veía algo cansado y sostenía su brazo lastimado.

-¡Isa!- Se apresuró Xion a su lado, revisando la herida.

-No es nada, una bala rozó mi brazo, pero no es grave.- Explicó Isa, limpiando el sudor de su frente.

-Yo diré si es grave o no.- Frunció el ceño Xion, regañando al mayor. Le quitó la chaqueta a su compañero, obligándole a levantarse las mangas de su camisa.

Efectivamente la herida era solo superficial y el sangrado ya se había detenido, aun así sacó de su mochila un paño limpio y lo remojo con un poco de alcohol, se aseguró de que Isa mantuviera el paño sobre su herida mientras caminaban escaleras arriba.

-¿Donde vamos ahora?- Preguntó Lea. - Este lugar no es seguro.

-Hay algo.. -Dijo Isa.- Que quiero mostrarles.

Todos miraron a Isa, curiosos y también alarmados de que fuera algo malo. Pero la mirada de Isa era neutral e indiferente, no parecía ser algo malo.

Kairi los guió hasta la tienda de colchones que habían planeado venir por algunas cosas, parecía un buen lugar para descansar y pensar en el siguiente paso.

Chapter 28: Nuevo plan. Nueva ruta

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Sora sentía unos ligeros toques sobre su cabeza. Al principio eran golpecitos leves, pero a medida que regresaba su conciencia se dio cuenta que eran pequeñas caricias muy sutiles sobre su cabello. Riku lo mantenía entre sus brazos, sentado sobre un colchón y envuelto en una gruesa cobija. Poco a poco abrió los ojos, aun acalorado por la leve fiebre, y comenzando a sentir el malestar en su garganta.

"Es un resfriado. Era lógico después de caer a un río congelado." Alcanzó a escuchar la voz de Xion antes de quedarse dormido nuevamente hace unos minutos. 

Ahora solo escuchaba los fuertes latidos del corazón de Riku, su oreja estaba justo sobre el pecho del alfa y de vez en cuando su cabeza se elevaba por los suspiros que a veces salían del mayor. No estaba durmiendo, pero tampoco estaba del todo despierto.
Sora levanto la cabeza, para encontrar unos cansados ojos aguamarina mirándolo fijamente.

-Estoy aquí.- Dijo Riku con una amplia sonrisa. Tenia su cabeza vendada, un poco de suciedad en sus mejillas y su voz sonaba ronca. Parecía estar muy agotado.

-Riku, estas lastimado.- Logró decir Sora en un susurro.

-No es nada. -Sora intentó incorporarse, pero los fuertes brazos de Riku lo mantuvieron en su lugar.-Descansa, necesitas recuperarte.

-¿Que fue lo que ocurrió? Escuché disparos, y ya no estamos en el mismo lugar.

-Te contaré después.

Sora notó que el alfa no estaba dispuesto dialogar, a pesar de su mirada sonriente y cariñosa, parecía sumamente afligido.
Prefirió no protestar y obedeció.
Se acurrucó mas en los brazos cálidos de Riku, y sintió como este presionó mas su agarré. Poco a poco se sumergió en sus sueños otra vez, y Riku sonrió al notar que el moreno se había dormido nuevamente.

-¿Y bien... cual es el plan?- Pregunto Lea con los brazos cruzados. -Definitivamente no podemos quedarnos aquí.

-Ellos volverá, eso es seguro.- Agregó Kairi.

-De eso les quería hablar.- Isa se levantó. Su brazo estaba vendado y tenia una curita en su mejilla. -Cuando investigué los alrededores del centro comercial, encontré a unos cuantos idiotas justo afuera, rodeando el estacionamiento. Cuando acabé con ellos noté una tienda de automóviles. Específicamente, un negocio de casas rodantes. 

-¿Casa rodante? ¿Quieres ver si podemos usar uno para irnos?- Kairi preguntó con el ceño fruncido.

-Eso implica tomar la carretera.- Agregó Riku no muy convencido.

-Hay caminos alternativos. Quizás tardaremos mas, pero si tomamos la ruta de la montaña es poco probable encontrarnos con otras personas.

-El camino de la montaña... es posible. -Kairi sacó un mapa y trazó la ruta con su dedo. -Si tomamos la ruta que sugiere Isa, tardaremos dos semanas en llegar a la siguiente provincia.

-¿Tanto?- Xion se sorprendió, normalmente los viajes en auto no tardaban mucho tiempo, de lo que ella recordaba.

-Debemos rodear la siguiente ciudad, es peligroso cruzarla.

-Es verdad. No sabemos en que condiciones esta la ciudad, y muchos caminos deben estar bloqueados. -Dijo Riku pensativo.- Es mejor que nos tardemos mas por una ruta más larga, que arriesgarnos por el camino corto. Tenemos suficiente comida para un par de semanas y podemos cazar algo en el camino.

-Bien, entonces está decido.- Suspiro Isa, mas tranquilo.- Vi algo en particular que nos servirá, se los mostraré mañana. Por ahora creo que deberíamos descansar. Dudo mucho que esos saqueadores vuelvan por hoy.

-Tienes razón. Iré por la olla y algunas cosas que dejamos atrás, hay que comer algo.- Xion se levantó y sacudió el polvo de su chaqueta.

-Espera, Xion. Voy contigo.- La detuvo Lea antes de salir por uno de los ventanales rotos de la tienda. Kairi ya estaba haciendo una fogata improvisada en la entrada, para que el humo no los ahogara en el interior.

-Estaré bien, solo iré por algunas cosas.

-¡No!- Se negó Lea rotundamente.

Xion lo miro sorprendida por el tono de voz elevado, el resto del grupo también quedó en silencio. Lea se arrepintió casi al instante al ver la cara de la pelinegra, pero siguió con la misma posición.

-Perdón... es que, algo... -Lea se llevó la mano detrás de su nuca, pensado en como podría explicar algo que ni él o kairi habían podido entender. -Vimos algo muy peligroso el día de hoy.

Xion se dio la vuelta por completo para tomar atención en lo que Lea intentaba decir. Y kairi asintió con la cabeza cuando Lea le pidió ayuda.

-Vimos una clase nueva de Zombies. Atacaron a los saqueadores, es por eso que huyeron.- Dijo la pelirroja sin rodeos.- No sabemos por qué, o cómo. Pero eran muy rápidos y violentos.

-¿Te refieres a que son una clase especial como el gordo del campamento?- Preguntó Riku, recordando los hechos que habían ocurrido días atrás y que ahora tenían a Sora enfermo.

-Si... pero esto se ven mucho peor...- kairi se acercó a Riku y tomó la mochila de Sora, sacando el diario donde él guardaba todas las fotos que había sacado hasta ahora. -Miren.

Kairi le acercó la foto a Xion, Isa y Lea llegaron también para verla más de cerca. La foto salia algo borrosa, probablemente por el humo que había en ese momento o las manos temblorosas de Sora, pero se podía ver una masa de carne deforme y con piernas humanas. Era repulsivo a simple vista y escabroso.

-¿Dices que esas cosas están... mutando? - Lea fue el primero en preguntar lo que todos temían.

-Mas bien, creo que se están adaptando. De alguna forma se volvieron nuestros depredadores... -Dijo Riku.

-De alguna forma... pienso que ellos ni si quiera están muertos... -Agregó Isa.

Todos lo miraron, como si hubiera dicho algo muy loco, pero cierto. No tenían pruebas pero en primer lugar, nunca se supo lo que realmente había pasado.

-Si bien, le disparas y no mueren a menos que les des en la cabeza, puede ser por alguna razón. Algún virus o infección que afecte el cerebro humano. No estoy seguro.

-¿Un virus que reanima un cuerpo muerto?

-Lo digo de la forma más lógica posible.- Aclaro Isa. -Hablamos de muertos que nos atacan. Pero en la naturaleza los únicos capaces de hacer eso son los parásitos, atacan el sistema nervioso hasta llegar al cerebro, devoran la materia gris  desactivando el cuerpo y solo dejan tres funciones activas; Comer, moverse...

-Y multiplicarse.- Terminó la frase Riku.

-Exactamente. Sabemos que son cuerpos muertos porque la mayoría de ellos no pueden vernos y poco a poco se van descomponiendo, pero si pueden escucharnos. Eso sucede porque al morir todos los sentidos se apagan menos la audición. Pero he notado, que muchos de ellos aun conservan la vista.

-Y se comienzan a mover en grupos.... como si se estuvieran organizando. -Dijo Kairi, al recordar el pequeño grupo que atacó a esos hombres y luego desaparecieron. Asustada de que en cualquier momento fueran a volver y entrar a la tienda para matarlos. -Matarlos...

Los del grupo vieron a Kairi cuando ella dejo salir un susurro ahogado, y levantó la mirada muy preocupada.

-El grupo de Zombies que vimos. Asesinaron a esos hombres y se fueron. - Dijo casi ahogada con sus palabras.

-Siempre lo hacen, ellos atacan personas y la matan.- Lea aclaró, intentando entender la preocupación de la pelirroja.

Y fue Riku quien abrió los ojos, incluso intento hablar pero no encontró la palabra adecuada. Entendiendo el punto de Kairi.

-N-No se los comieron... simplemente, los infectaron a propósito.

-Riku... esto no me gusta nada.- Dijo Kairi asustada.

-No suena a nada bueno. -Dijo Xion.

Todos miraron hacia el exterior con preocupación.

-Tenemos que revisar si los cuerpos aun siguen en donde estaban....- Sugirió Isa.- De lo contrario, quedarnos aquí seria suicidio.

-Me gusta esa idea.- Se apresuró Lea nervioso.

Todos asintieron en silencio.

Xion corrió por la salida, seguido por Lea, hasta llegar a la barandilla, mirando al primer piso. A simple vista no se veía nada extraño, pero donde Lea recordaba un cuerpo, ahora no había nada más que manchas de sangre, varias manchas que solo eran un recuerdo de donde habían estado los cuerpos anteriormente. Se les heló la sangre con solo pensar en la idea de que ya no estaba solos. Y se dieron la vuelta para regresar con el grupo.

-¿Y bien?- Preguntó Isa algo ansioso.

No necesitaron responder, la cara pálida de ambos dejó claro lo complicada que estaba la situación.

-Tenemos que irnos.- Dijo Xion temblando. -Tenemos que irnos ahora.

Kairi se apresuró a guardar todo lo que tenían en ese momento y ayudó a Riku a ponerse de pie, con Sora durmiendo firmemente en sus brazos y envueltos en una cobija. La olla y el resto de los objetos que dejaron atrás deberán asumir que ya estaban perdidos, por suerte lo que era comida o  medicamentos estaban seguros en sus mochilas. Una olla es fácil de conseguir.

Salieron a los pasillos nuevamente, el cielo ya comenzaba a mostrar un rojo anaranjado por el atardecer y la temperatura bajaba lentamente. Eso de pasar la noche afuera era algo sumamente arriesgado, pero quedarse y esperar que aparecieran esos Zombies que probablemente estaban deambulando por el centro comercial era mucho más aterrador.

Siguieron su camino por los pasillos del tercer piso, guiados en todo momento por Isa que iba a la delantera, todos armados, excepto por Riku que llevaba a Sora, pero Vanitas no se separaba de su lado, alumbrando con la pequeña linterna que colgaba de su chaleco militar. Bajaron por las escaleras al segundo piso, dando la vuelta completa del recinto hasta llegar a los estacionamientos. Habían muchos autos, pero también muchísima nieve acumulada, dificultando un poco caminar. Isa los guió hasta el estacionamiento subterráneo hasta por fin llegar a su destino.

-Una automotora. - Dijo kairi al ver varios autos estacionados, algunos muy sucios pero aun conservaban los letreros de oferta sobre el parabrisas. 

-Y esto era lo que quería mostrarles. - Isa llego hasta una casa rodante. Era blanca con rallas azules y bastante más grande de lo que se habían imaginado.

Lea abrió la puerta y reviso el interior, efectivamente, la llave no estaba pero suponían que la encontrarían fácilmente en las oficinas de la automotora.

-Esta algo polvorienta.- Dijo Kairi mientras revisaba las alacenas y el baño.- Pero acogedora, con algunos retoques será perfecta.

Lea le sonrió y le hizo una señal a Isa para que buscara la llave, Riku entró con ayuda de Kairi y acomodó a Sora  en la cama muy envuelto entre las cobijas.

-¿Tiene combustible?- Preguntó Riku, descansando los brazos. Sora era delgado, pero con el bebé sumaba un peso extra que lo había agotado.

-Lo suficiente para viajar algunos kilómetros.- Afirmó Lea. -Pero revisaré el interior de la tienda, estoy seguro que encontraremos algo de combustible para llevar. También noté la pequeña cocina que usa gas.

-Buscaremos en el camino. Facilitará algunas comidas.- Afirmó Kairi.

Xion y Isa revisaron las oficinas, todo estaba destruido, papeles desparramados, escritorios en el suelo y los vidrios rotos.

-Este lugar debió ser una pesadilla cuando todo esto comenzó. -Mencionó Xion, viendo manchas de sangre seca en paredes y muebles.

-Hagamos esto rápido.

Revisaron cada oficina, cubículo, mueble y maletas en el suelo, pero no habían señales de alguna llave. Hasta llegar a la sala de ventas.

-¡Allí, Mira!- Xion le indicó un estate con varias llaves colgadas.

Isa se acercó y tomó todas las llaves para guardarlas en el bolsillo de su chaqueta, no estaba seguro cual era realmente la correcta pero no quería perder el tiempo averiguandolo. Pero un sonido a su espalda lo hizo voltearse rápidamente, justo a tiempo cuando un caminante se le abalanzó, empujándolo sobre uno de los escritorios. Isa lo tomó del cuello para evitar que lo mordiera, pero la fuerza que esa cosa estaba ejerciendo sobre él era mucho mayor de lo que recordaba. Xion gritó de sorpresa e inmediatamente apuntó su arma, pero sus manos temblaban y estaba aterrada.

-¡X-Xion! ¡Dispara!- Gritó Isa.

-¡Si dejaras de moverlo lo haría!

-¡N-No me vengas con eso ahora! ¡Xion!

El disparo se escuchó a las afueras de la automotora, y Lea fue el primero en correr para ayudar a sus amigos. Dejando los bidones de combustible en la puerta del automóvil para que Riku ayudara a cargarlos.

-¡Xion! ¡Isa!

-¡No mires Lea! ¡Corre, corre!- Le dijo Xion mientras corría en su dirección con Isa todo ensangrentado.

Atrás de ellos habían varios zombies, extremadamente rápidos, saltando sobre los escritorios como una manada de lobos. Lea pudo ver como sus ojos brillaban en la oscuridad y por un momento se paralizó.

¿Como era posible que esas cosas ahora parecían más animales? Eran mucho más veloces y fuertes.

Corrieron hasta la casa rodante donde Kairi los esperaba con la puerta abierta, Riku con ambas manos en el manubrio y Vanitas ladrando desde la ventana. Entraron rápidamente y cerraron la puerta con seguro. Los zombies comenzaron a golpear el automóvil por todos lados, incluso subiéndose a la parte superior y otros en el techo.

-¡¿Encontraron la llave?! - Preguntó Kairi desesperada.

Xion limpiaba la sangre del rostro de Isa, no había sido herido pero la bala de Xion fue disparada lo suficientemente cerca como para reventar el cráneo del caminante, salpicando sangre y sesos sobre él pobre hombre. Isa sacó de su bolsillo todas las llaves que encontró y Riku rápidamente comenzó a probar cada una de ellas.

-¡Rápido Riku!-Lo apresuró Kairi. La casa rodante se mecía con la brutal fuerza  que venían de esas cosas del exterior.

-¡Lo hago lo mas rápido que puedo!-Gruñó el alfa, el sudor corría por su frente por la presión. Hasta que agarro la penúltima llave y el motor se encendió.

-¡Acelera!

Riku apretó a fondo el pedal y el vehículo resbaló los neumáticos antes de salir disparado entre la multitud de Zombies, atropellando a unos cuantos en el camino, y dejando restos de carne sobre el parabrisas. Tomaron la carretera, antes de mirar hacia atrás y suspirar aliviados de que el peligro ya se encontraba muy alejado de ellos.

 

Chapter 29: Tanta cercanía

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-Eso estuvo cerca... -Se dejó caer Lea sobre uno de los asientos.

-Muy cerca. -Le dio la razón Kairi aun exaltada.

Después de varios minutos, y asegurándose de que ya estaban lo suficientemente lejos del centro comercial, Riku tomó un camino alternativo de tierra río abajo, cuando la luna ya brillaba en lo alto del cielo, un cielo despejado lleno de estrellas. 

-Este se ve como un buen lugar para pasar la noche. -Dijo Xion, abriendo la puerta para salir a respirar un poco de aire fresco. - Revisaré los alrededores ¿Me acompañas Lea?

-Por supuesto.- La siguió el pelirrojo.

-Iré por algo de leña.- Isa salio también, acompañado de Vanitas.

Y Kairi sacó una olla pequeña con algunas latas de sopa y carne seca. Saliendo del automóvil para plegar la mesa y encender la luz del camper, sonriendo satisfecha por la funcionalidad.

Riku fue el único que se quedó dentro del automóvil, recostado a un lado de Sora, acariciando sus mejillas redondas y aliviado de que su temperatura ya era normal.

-¿Estamos seguros?- Preguntó Sora en un leve susurro, sin abrir los ojos.

-Por ahora lo estamos. -Le sonrió Riku cuando esos ojos al fin se abrieron, reflejando un hermoso azul bajo el brillo de la luna que entraba por la ventana.

-¿Donde estamos?- preguntó, devolviéndole la sonrisa.

-Hmm... no estoy muy seguro. Río abajo, hacia el norte.

-¿Todos están bien?- hizo otra pregunta el moreno. Sentándose sobre la cama para ver mejor su entorno.

-Si, todos estamos bien. Deberías seguir durmiendo.

Sora negó con la cabeza y acomodó las colchas sobre su regazo.

-Ya estoy mejor, he dormido mucho.

Riku besó su frente un par de veces antes de bajar a su mejilla. El cariñoso gesto sacó una risita del menor. Por fin con algo de tranquilidad después de huir por tanto tiempo, en un lugar cómodo y acogedor. Sora levantó la mirada, estaba algo oscuro pero notaba un pequeño comedor pegado a la ventana, una cocina pequeño con alacenas en la parte de arriba, un televisor pequeño y algunos cuantos estantes.

-Es... muy cómodo. -Dijo Sora maravillado.

Estaba acostado sobre una cama suave, al final de todo el automóvil, con una vista panorámica de todo el lugar. Estaba algo polvorienta y la mayoría de los estantes vacíos pero nada que una buena limpieza no pudiera solucionar. Riku se levantó y sacó de su mochila una botella con agua.

-Toma, kairi hará algo de comer.- Sora recibió la botella y bebió un par de sorbos.- ¿Seguro que estas bien?

Sora asintió, le regresó la botella y estiró los brazos.

-Me siento mucho mejor que esta mañana.- Dijo alegremente.- Mi pierna aun me duele, pero el dolor es mas leve.

-Me tranquiliza escuchar eso.

Riku se acercó al moreno, tomando su mentón con la punta de los dedos y le dio un pequeño beso en los labios. Sora se quedó inmóvil un segundo, y todo el recuerdo de la conversación que había tenido con Riku en el centro comercial regresó como un tren de carga a toda velocidad. Sus mejillas se volvieron rojas hasta las orejas y dejó salir un jadeo de sorpresa. Claro, nada de eso había sido un sueño, Riku le había confiado su amor y Sora lo había correspondido.

Riku notó en su rostro esa repentina ola de pensamientos que ahogaba al omega y se apartó.

-¿Sucede algo? ¿No quieres que te bese?- Preguntó el alfa algo extrañado por el repentino cambio de comportamiento.

Sora vago por sus pensamientos un poco mas, hasta que por fin regresó a tierra. Cambiando su expresión a una de alegría y negó con la cabeza.

-Solo... necesito algo de tiempo.

Xion y Lea caminaban por el oscuro bosque, iluminando con una linterna su camino y manteniendo sus armas en alto. Querían asegurarse que el lugar fuera seguro para pasar la noche y de momento no habían encontrado nada fuera de lugar.

-¿Escuchas eso? -Preguntó Lea, frunciendo el ceño.

-No ¿Que es?

-No lo se... creo que es..

Lea rodeo un par de árboles, encontrando una tienda de acampar y pertenencias humanas esparcidas por todo el lugar. El sonido que escuchaba era el zumbido de miles de moscas. Xion se cubrió la boca y nariz con su antebrazo por el fuerte olor a putrefacción. Claro, a simple vista no habían notado los cadáver en avanzado estado de descomposición. Las moscas se estaban dando un festín y ambos chicos casi vomitan de lo desagradable que era toda la escena.

-Dios... que horror. -Susurro Xion con el estomago revuelto.

-¿Que pudo haber ocurrido aquí?- Preguntó Lea, revisando la tienda para ver si encontraban algo útil.

-Nada bueno, eso es seguro... ¿Volvemos con el grupo para irnos?

-¿Será necesario? Pareciera que esta gente fue atacada hace mucho tiempo.

Xion se acercó a uno de los cuerpos y examinó su estado más minuciosamente.

-Creo que, mínimo unas tres semanas. El frío ralentiza la descomposición de la carne, y la nieve conserva los cuerpos. Puede que incluso sea unos meses.

Xion notó que la mayoría de los cuerpos fueron mutilados, le faltaban extremidades, órganos y grandes trozos de carne, era difícil saber si fue causa de zombies o de animales carroñeros.

Repentinamente el cuerpo que Xion examinó se movió bruscamente, moviendo la mandíbula llena de larvas e intentando juntar los dientes en perezosas mordidas.

-¡Ah!- Saltó hacia atrás aterrada.

El zombie no era un peligro realmente, estaba enterrado entre nieve y tierra, mas las extremidades que le faltaban, apenas podía mover la cabeza, igual que la falta de ojos y piel. Lea guardó la pistola detrás de su pantalón y sacó la navaja de su bolsillo. Se acercó al caminante y clavó el filo del arma justo en medio de su frente, la carne blanda en descomposición facilitó la entrada y Lea hizo una mueca de desagrado al notar los fluidos que habían salpicado su mano.

-Lea... que asco.- Xion tenia una expresión similar.

-No podía dejarlo así.

-Revisemos el lugar y volvamos a la casa rodante.

-Como usted ordene. -Bromeo el pelirrojo.

En las afueras de la casa rodante, Isa y Kairi mantenían una conversación tranquila junto al fuego. Calentando agua en la pequeña olla que aun les quedaba, seguramente tendrían que comer algo frío o que no fuera necesario hervir. De momento tenían tortilla de trigo, algunos huevos y dos latas de frijoles. Seria suficiente para una cena antes de una larga noche.

-¿Aun te duele?- le preguntó Kairi al notar que el alfa mayor frotaba su brazo lastimado.

Isa levantó la mirada y sonrió.

-Estoy bien, solo me pica un poco. Xion me colocó un cicatrizante pero es algo molesto.

-No se que haríamos sin ella. Salvó a Sora, curó nuestras heridas. Le debemos mucho... a ella y a ustedes.

Isa la miró en silencio por unos minutos, mientras ella revolvía la olla con una rama de árbol.

-Sinceramente, al principio no me gustaba la idea de unirnos a su grupo.- Habló en voz baja el mayor.- Siempre fuimos nosotros tres, desde que perdimos a los nuestros.

-No me gusta indagar pero... ¿Que hacían ustedes? Antes de encontrarse con nosotros.

-Bueno, si lo dijera desde el principio... Lea y yo trabajábamos en un zoológico. Nos encargabamos de alimentar a los animales carnívoros.

-Ahora me doy cuenta del porque tienes tanta afinidad con los animales.- Se rió Kairi al ver a Vanitas acurrucado detrás de Isa.

Isa dejó salir una risa casi silenciosa, mirando al perro detrás de él.

-Cuando todo comenzó, nosotros estábamos trabajando. Comenzaron los gritos, la gente huyendo y el lugar se transformó en un infierno. Lea no quería irse por mas que se lo gritaba, siempre puso a los animales primero que su integridad. "No podemos abandonarlos" me dijo cuando abrió la jaula de los monos para que corrieran libres. Yo lo ayudé, abriendo cada jaula, fueran animales peligrosos o no, liberamos todos los animales que pudimos.

-Creo que, fue una buena acción.- Opinó la pelirroja.- Si no lo hubieran hecho, esos animales hubieran muerto de hambre, aunque no sabían que destino iban a tener, les dieron otra oportunidad.

Isa estuvo de acuerdo.

-Después de eso. Nos quedamos en el zoológico por varios meses hasta que la comida se agotó. Pensamos en asentarnos por mas tiempo, habían granjas, peces, vacas y gallinas. No faltaría nada por un tiempo pero... esas cosas aumentaron su numero considerablemente. Solo eramos dos trabajadores de un zoológico, sin armas para defendernos o herramientas... Movimiento es vida.

-Movimiento es vida.- Repitió kairi.- Se tuvieron que ir.

Isa asintió.

-Pero no me arrepiento. Gracias a eso, conocimos a Xion tiempo después en un campamento. Ella estaba con su familia y su pareja.

Kairi dejó de revolver la olla y levantó la mirada en su dirección.

- Teníamos agua, comida, charlas frente a una fogata. Teníamos todo. Pero una noche, tan rápido como lo conseguimos, lo pedimos. Llegaron saqueadores a destruir todo a su paso, mataron hombres, se llevaron mujeres y ... solo quedamos nosotros tres.

Ambos se quedaron en silencio por unos minutos, solo escuchando el chispeo de las llamas. Kairi sabia el dolor que es perderlo todo, lo vivió dos veces y ya podía imaginar el sufrimiento que debieron pasar.

-Lo lamento.

Isa negó con la cabeza. Sin verse realmente afectado. 

-No es para lamentar, aprendí muchas cosas ese dia. Y estoy dispuesto a proteger a mis seres cercanos de mejor manera ahora, no volverá a suceder.

-Lo mismo digo. -Sonrió la pelirroja. -Estamos en un nuevo grupo y nos protegeremos entre todos.

Dentro del automóvil Riku se quedó parado en frente de Sora, con una mirada compasiva y relajada. No estaba para nada molesto, tenia paciencia, tenia que tenerla si quería obtener el amor de Sora de buena manera, sin exigencia u obligaciones. El seria paciente, pero la mirada sonriente de Sora lo confundía.

¿Estaba feliz? ¿Triste? ¿Por que mantenía esa mirada tan reluciente después de decir que necesitaba tiempo?

- Te daré el tiempo que necesites... quizás fui muy apresurado.

Sora negó con la cabeza.

-No necesito esa clase de tiempo. Tu mismo lo dijiste, no tengo que olvidar, solo necesito superarlo y vivir con el dolor. Los recuerdos de Ventus no se irán, serán mi fantasma hasta la hora de mi muerte.

Riku bajó la mirada con tristeza, su egoísmo interior le exigía que lo olvidara, pero no seria capaz. Tenia el autocontrol suficiente para no ser exigente.

-Pero no me limitaré a seguir con mi vida.- Continuó el moreno, haciendo que Riku levantara la mirada.- Tengo la mejor oportunidad de mi vida frente a mis ojos, no puedo rechazarla. Creo que... creo que estoy enamorado, Riku. Y no puedo obligar a mi mente a seguir retrocediendo por algo que ocurrió y no se puede remediar.

Riku dejó salir un jadeo, y antes de que Sora pudiera notar ese brillo en sus ojos por lágrimas reprimidas, se dejó caer de rodillas frente a él y lo abrazó, con el suficiente cuidado de no aplastar su vientre pero dejando claro que no tenia intensiones de déjalo ir. Estaba feliz, muy feliz de ese primer paso. Sora pasó los dedos en el cabello de riku enredando su dedos lentamente, aun con una sonrisa en su rostro. 

-Seré el mejor padre que este bebé podría tener.-Susurró Riku, apenas audible para el menor.- Te lo prometo, mis celos no serán un problema, porque mi amor es mas grande.

Riku no podía ver a Sora, pero escuchó un silencioso sollozo. Levantó la mirada, encontrando unos ojos azules llenos de lágrimas y la sonrisa mas brillante que jamás había visto en su vida.

 

Chapter 30: Marca correspondida

Notes:

Hola! Normalmente no dejo mensajes antes de un capítulo, a menos que sea para explicar algo relacionado o poner alguna advertencia.

En este caso, una advertencia! Contenido +18 si no te gusta leer este tipo de cosas te sugiero pasar al capítulo siguiente.

Muchas gracias por leer!

Chapter Text

Riku se levantó lentamente, sin apartar la mirada del otro, hasta que sus labios se tocaron. Un beso que se profundizó y Sora no se negó en absoluto. Riku empujó levemente hacia adelante, obligando al menor a caer lentamente sobre la pequeña cama de espalda, pasando las manos sobre sus mejillas, bajando por su cuello y llegar a su pecho por sobre la ropa. Los besos se mantuvieron por largos minutos, parando solo cuando uno de los dos necesitaba algo de aire, para luego retomar en donde lo habían dejado. Nada existía a su alrededor, solo ellos dos, bueno...mas bien ellos tres. Riku llevó sus manos bajo la sudadera roja de Sora, tocando esa piel tan suave y caliente, Sora no parecía molestarle, solo dejó salir una risita por las repentinas cosquillas en sus costillas. Las frías manos de Riku hicieron un lento recorrido, acariciando su redondo vientre y subiendo lentamente hasta sus pezones. Riku levantó una ceja y miró a Sora confundido.

-Están hinchados.

-Pues si...-Dijo Sora como si fuera lo más obvio del mundo. -Así deberían estar.

Riku ahora se sentía muy curioso, la palma de su mano cabía completamente en uno de los pechos de Sora. Levantó la sudadera hasta arriba del cuello y Sora lo miraba divertido, era como un niño pequeño explorando por primera vez un cuerpo de un omega. Los ojos de Riku se abrieron al ver el pecho del moreno, eran un poco mas grandes, como los senos de una mujer.

-Es asqueroso ¿Verdad? -Dijo Sora con tristeza.

-Por supuesto que no. Eres bellísimo.

Riku bajó la cabeza hasta el pecho del moreno, sin apartar la mirada de sus ojos, quería ver todas las expresiones que era capaz de hacer, comenzando con chupar sus pezones.
Sora dejó salir un suspiro, la lengua cálida de Riku jugaba con su pezón izquierdo mientas la punta de sus dedos apretaba el derecho. Succionaba con fuerza, como si esperara a que algo saliera de ellos, pero aun era muy pronto, habían crecido para comenzar a producir leche, pero aun faltaba un par de semanas mas. Aun así, Sora parecía disfrutarlo. Lentamente la lengua de Riku bajó, un camino de saliva hasta su ombligo ya casi deformado por lo estirado que estaba la barriga. Riku se quedó allí un momento, con sus manos en cada lado de la cintura de Sora, pacientemente, con sus labios sobre la piel suave. Hasta que sintió una pequeña patada, sacándole una sonrisa. 

-Tomaré prestado a papi un momento.- Le hablo Riku al bebé.- ¿Me dejaras verdad? 

Riku tomó los bordes del pantalón de Sora y lentamente comenzó a bajarlos.

-¡Espera! No podemos.- Dijo Sora nerviosamente.

Riku frunció el ceño pero se detuvo, sin sacar las manos de los pantalones.

-Alguien podría venir.

-¿Eso te preocupa? Pensé que te dolía la herida. No me importa que nos vean...

Riku siguió bajando los pantalones hasta mas abajo de las rodillas y Sora se mordió el labio, una parte de él quería que se detuviera, pero otra solo lo deseaba.

¿Que era esa lujuria tan repentina en su cuerpo?

Sora no había sentido lo mismo desde su último celo y eso fue hace varios meses. Quizás era el olor de Riku que estaba en el aire, o la voz que pronunciaba su nombre con cada toque en su piel. Incluso ignoraba el leve dolor de su muslo herido, cuando Riku pasó la palma de su mano sobre la venda que envolvía su cintura y pierna.

-¿Te duele?-La pregunta de Riku lo sacó de sus pensamientos.

-¿Eh? Un poco.- Respondió nerviosamente.

Riku besó la zona vendada, mientras comenzaba a rozar el miembro del moreno con la punta de sus dedos sobre la ropa interior. Ya sintiendo un poco húmedo y el ligero aroma de un omega complacido. El alfa no quería forzarlo, menos lastimarlo solo por intentar marcarlo, por lo que cada movimiento era extremadamente lento y cuidadoso. Pero lo necesitaba, necesitaba marcarlo antes de que Sora se arrepintiera de haberlo aceptado. Riku estaba lleno de pensamientos posesivos, de duda y su autocontrol estaba llegando a un punto crucial donde ya no podía seguir con el juego de chico bueno. Momentos donde su mente incluso dejaba de pensar, ignoraba la idea de que Sora estaba enfermo y lastimado. Incluso ignoraba el hecho de que estaba embarazado de otro alfa, haciendo que saliera un gruñido de la frustración y Sora notó este repentino cambio de actitud.

-¿Riku?- Lo llamó el menor al notar como sus ojos se oscurecieron.

Riku no respondió. Sacudió la cabeza despejando un poco sus ideas en la cabeza. Tenia que calmarse. El olor de Sora era mucho más intenso...

¡Y su cuerpo semidesnudo sobre la cama no ayudaba en absoluto!

Pero Sora no estaba asustado, seguía sonriendo, con las manos sobre su cabeza como si esperara lo inevitable. Quizás eran los instintos, o la sumisión de un omega bajo el control del alfa a punto de marcar su cuerpo como suyo. Lo único que Riku sabia, es que esa sonrisa le trasmitía una tranquilidad y confianza que lo hizo detenerse por completo. Como si solo con una mirada le dijera que podía tomarse las cosas con calma, él no iría a ninguna parte... Sora no se arrepentiría. Y si Riku quería marcarlo ahora, él lo aceptaría. Porque podía sentir la ansiedad del mayor, los fuertes latidos de su corazón y esos suspiros ocasionales que decían como se estaba sobre exigiendo para no cometer algún error.

-No me iré a ninguna parte, Riku. -Por fin la voz de Sora hizo eco en su cabeza. -Si crees que es momento, entonces hazlo. Yo estoy seguro de lo que quiero.

Duda, eso era lo que Riku lo estaba atormentando. Aun dudaba de si lo que estaba haciendo era lo correcto. Y Sora entendía completamente cual profundo eran esos sentimientos.

-Lo siento. -Dijo Riku en un susurro, apoyando la frente sobre el vientre del omega.- Tengo miedo, de que todo sea un sueño.

Una risita se escuchó, pero Riku no tuvo el valor de levantar la mirada. Pero Sora se irguió levemente, tomando las mejillas de Riku con ambas manos, obligándole a mirarlo a los ojos.

-Hola, estoy aquí.- Le dijo alegremente, antes de besar sus labios nuevamente.- Y no cometeré el mismo error... esta vez lucharé, hasta el ultimo momento para tenerte a mi lado. Tendré la fuerza suficiente para protegerte.

-Esa debería ser mi línea.- Se rió Riku, mucho más tranquilo y ahora su corazón solo latía de la emoción.

Ambos se volvieron a besar, entrelazando sus lenguas y jugando con sus labios hasta quedar sin aliento. Riku parecía estar listo y no quería desperdiciar el momento a solas que tenían. Se escuchaba la risa de Kairi en momentos y parecían lo suficientemente distraídos para continuar.

El alfa se acomodó detrás de Sora, masajeando su pecho y continuando los besos en su cuello, el olor del omega ahora era cuatro veces más fuerte, y Riku podía sentir lo húmedo que estaba Sora abajo. Tendría que limpiar su ropa interior mas tarde.
Sora soltó un ligero gemido cuando el mayor metió la mano dentro de su bóxer, tomando el miembro por completo en su mano y comenzando a masajear  de arriba a abajo lentamente. Sora se cubrió la boca con amaba manos, intentando silenciar sus gemidos, y a pesar del disgusto del alfa, este lo dejó. Sora aun estaba conciente de que no estaban solos.

-Lo haré despacio ¿Esta bien? -Le habló Riku con calma, acomodándose un poco mas cerca del menor. La pierna lastimada de Sora se mantenía hacia arriba, evitando algún roce o forzandola mas de lo necesario. Rápidamente desabrocho la hebilla de su cinturón y se bajó el pantalón lo suficientemente para dejar salir su miembro ya erecto. Sora lo sintió detrás de él al instante y se tensó, mordiéndose los labios con anticipación. Estaba nervioso, debía admitirlo, había pasado mucho tiempo desde la última vez. No sabia si esto podía hacerlo en su estado actual, estaba excitado, y Riku sabia que no había necesidad de prepararlo, estaba lo suficientemente húmedo para facilitar las cosas y el alfa no parecía esperar ninguna clase de señal. Cuando pasó su brazo por debajo de la rodilla de Sora para abrir sus piernas y sin previo aviso entró de un solo empujón.

-¡Ah! ¡Riku!- Sora dejó salir un jadeo repentino, cerrando los ojos con fuerza y agarró las colchas con desesperación para aferrarse a ellas.

Riku dejó salir un gruñido, se sentía tan bien que apenas podía mantener la cordura. Era tan cálido, apretado y húmedo. Como alfa inexperto simplemente estaba siguiendo sus instintos. Presionó a Sora mas cerca de él con su brazo libre, mientras que sus caderas comenzaban a balancearse lentamente. Un ritmo tortuoso para ambos, pero Riku tenia miedo de lastimar a Sora o al bebé.
Los gemidos comenzaron a hacerse más notorios y el ritmo se aceleró, el sudor caía por la frente de Riku mientras que su pecho se humedeció por el sudor en la espalda de Sora, era tan caliente, tan excitante y delicioso que no pudo evitar lamer el cuello descubierto de Sora, mordisqueando la zona y preparándose para lo que vendría.

-S-Sora... relájate.- Pudo decir Riku, soltando un jadeo cuando el omega se aferró a su brazo y lo arañó.

-Ugh... Riku, e-espera.. yo.. -Un fuerte gemido salió de sus labios cuando Riku lo embistió con algo más de fuerza.- Aaah~ mas... mas despacio, Riku, el bebé.

Riku no le prestó mucha atención, su estómago comenzaba a apretarse y un extraño calor bajaba entre sus piernas, sabia de que se trataba, y no estaba dispuesto a separase o detenerse, apretó a Sora con más fuerza y levantó aun mas su pierna para entrar profundamente. Riku tuvo que cubrir la boca de Sora para callar los fuertes gemidos que salieron de él cuando le dio una última estocada antes de que su nudo se expandiera y los dejara unidos completamente.

-D-Duele.- Gimió Sora cuando el alfa lo soltó. Su vientre se sentía extremadamente caliente y una ola de excitación lo envolvió cuando Riku comenzó a vaciar su carga de semen dentro de él.

-Shh..shhh.. lo siento.- Se disculpó Riku, besando su mejilla y acariciando sus pezones para intentar distraerlo un poco.- Lo siento.. solo será un momento.

Riku intentó acomodarlo mejor contra su pecho y dejó su pierna en paz por unos minutos mientras el nudo se mantuviera hinchado. Notando una pequeña mancha de sangre que comenzaba a asomarse entre los ventajas. Se sentía culpable, y los casuales jadeos de Sora no ayudaban a sentirse mejor.

-Sora. -Lo llamó Riku.

Sora no respondió, pero hizo el intento de mirar hacia atrás, con lágrimas en sus bellos ojos azules,  pero Riku no vio una mirada adolorida o arrepentida. Sora estaba sonriendo, entre lágrimas que bajaban por sus mejillas coloradas. Esa sonrisa estuvo allí en todo momento.

-E-Estoy bien. -Logro decir. Y Riku lo besó. Tan descaradamente que incluso presionó su nudo un poco mas profundo, logrado sacar un gemido de Sora entre sus labios.

No pudo contenerse mucho tiempo, cuando notó que su nudo comenzó a bajar, reanudó sus movimientos, esta vez con un poco menos de fuerza. Sora repetía su nombre entre suspiros y gemidos. Y el ritmo se aceleró progresivamente, a medida que su energía regresaba.

-Hmm~ Ri..ku, Riku creo que ... v-voy a  aah...

-Yo.. también, espera un poco mas.
S-Solo un poco mas...

Riku se levantó levemente, sin detener sus embestidas. Manteniendo a Sora de costado sobre la cama pero abriendo sus piernas para que su rodilla pasara sobre su hombro, así podía ver mejor sus expresiones y no corría el riesgo de aplastar su vientre en alguna otra incomoda posición.
Sora lo miró, con los ojos muy abiertos y llenos de lágrimas mientras la saliva bajaba por su mentón. Aferrado a las sábanas y cada embestida lo mecía en un excitante movimiento. Cada estocada producía un sonido lascivo que solo lo calentaba aun mas, solo necesitaba ver hacia abajo para ver una gran cantidad de fluidos y el semen desbordado que lograba salir del interior del menor. Y Riku no podía aguantar mas, otra vez regresó esa sensación en su estómago, y los empujes comenzaron a dificultarse cuando el nudo comenzó a hincharse una vez más. Riku dio el ultimo golpe, lo mas profundo que pudo llegar, abrazando a Sora lo mas cerca que pudo para inmovilizarlo hasta por fin tener lo que quería. El cuello de Sora estaba expuesto y Riku gruñó cuando comenzó a llenar su interio nuevamente. El omega lo entendió, ladeó la cabeza  para dejar el camino libre a la boca sedienta de Riku y este acepto la invitación, clavando sus dientes justo sobre la glándula de Sora, tan fuerte que Sora soltó un grito ahogado, corriendose en el instante en el que Riku dejó salir su carga dentro de él nuevamente.

Riku no lo soltó por varios minutos. Mantuvo sus dientes en el cuello del moreno el tiempo suficiente para sentir ese sabor metálico en su lengua. Como buen alfa, quería asegurarse de que había hecho la marca debidamente, tenia que ser perfecta. La respiración de Sora seguía agitada, soltando suspiros cada tanto por los espasmos y la deliciosa sensación del semen cálido entrando en él.

Hasta que Riku se calmó por fin.

Apartándose de Sora lentamente y dejándolo descansar sobre la cama.

Sora estaba con los ojos cerrados, intentando recuperar el aliento, su cuello estaba hinchado y la reciente mordida brillaba bajo la luz de la luna, con hilos rojizos que bajaban hasta desaparecer en la sudadera roja.

Riku tuvo que esperar unos minutos mas, antes de salir del interior de Sora por completo y ver el desastre que había ocasionado. Seria difícil de limpiar... y mas al intentar borra cada evidencia.
La conciencia de ambos volvió gradualmente y notaron ciertas cosas que de seguro su grupo también lo haría.

-¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo?-Preguntó Riku mientras limpiaba el vientre de Sora a causa de su propio semen.

Sora dejó salir otro suspiro, sin moverse en absoluto.

-Solo...necesito tiempo para descansar. -Abrió los ojos y le sonrió a Riku.

-Pero... el bebé, tu... esto... joder.

Y Riku volvió a ser el mismo de antes, para diversión  de Sora.

-Riku.- Lo llamo el omega, tomando su mano y llevándola al vientre abultado.

Riku no tuvo que esperar demasiado, cuando unas pataditas se hicieron  presente.

-Probablemente esta molesto porque no lo dejamos dormir. Pero el esta bien. Yo estoy bien.

Riku se sentó a su lado, sin apartar la mano del vientre y dejó salir un largo suspiro.

-Pero, tendrás que limpiar todo, antes de que alguien entre por esa puerta. -Le dijo Sora con los brazos cruzados sobre su pecho.

Riku puso los ojos en blanco y comenzó a trabajar. Abrió las ventanas del lado contrario a la fogata, le quitó toda la ropa a Sora y sacó las sábanas de la cama. Sora por su lado, se levantó perezosamente y entró al baño para limpiarse él mismo lo que Riku no podía o simplemente era muy vergonzoso para pedir el favor. En su mochila estaba el cambio de ropa, y el collar negro que se había sacado de su cuello horas antes, sacándole una sonrisa al omega  antes de botarlo a la basura.
Cuando Riku terminó de sacar toda la ropa sucia, salio por la puerta, con la ropa en sus manos. Encontrándose con los ojos de Kairi y Isa sobre él. Isa tenia el ceño fruncido, se notaba a kilómetros lo incomodo que estaba. Mié tara que Kairi sonreía caprichosamente.

 

Chapter 31: Intrépidos

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-Riku ¿Ocurrió algo? -Le preguntó Isa con notable voz irónica.

-N-No. Nada, iré al río a lavar las sábanas de la cama. Estaba muy polvorientas y Sora se sintió un poco incomodo.- Dijo Riku, impidiendo verlos a la cara. Estaba seguro de que si el miraba, notaría la vergüenza en su rostro.

-Bien.. ten cuidado.

-¿Dejaste a Sora vivo? Supongo.- Se burlo Kairi con una sonrisa traviesa.

Riku no respondió, y se fue corriendo colina abajo a la orilla del río. Ambos chicos en la fogata se rieron, notando las orejas rojas del joven alfa que había huido. Claro que lo habían notado, Kairi no necesitaba ser un alfa para notar el intenso aroma de ambos muchachos dentro de la casa rodante, e Isa le afectaba mucho peor. Además de los repentinos sonidos que lograron escuchar. Pero no pudimos culparlos, Riku era un Alfa joven, y Sora un Omega sin marcar. Era inevitable que tarde o temprano pasaría. De todos modos Kairi estaba algo preocupada y levantóse para ver si Sora y el bebé estaban bien.
El olor dentro del camper era tres veces más fuerte y Kairi arrugó la nariz por lo abrumador del ambiente. Ya los regañaría luego, tardarían unas cuantas horas en sacar el olor del vehículo.

-¿Sora?- Lo llamó al no verlo a simple vista. 

-¿Si?-Respondió el moreno rápidamente.- Estoy en el baño.

-Oh... quería saber si estabas bien.

Hubo un momento de silencio, y luego se escuchó la cadena del baño siendo jalada. Sora probablemente había olvidado que no tenia agua.

-Si, estoy bien. -Respondió sin más. -Solo necesito un poco de agua.

Kairi le entregó una botella de agua por la puerta entreabierta y se quedó un momento más, parada en frente del pequeño baño, hasta que Sora salió. Su cara aun estaba algo roja, pero parecia que se habia limpiado con una toalla humeda que tenia en las manos. Se había cambiado la ropa y traía unas cuantas vendas ensangrentadas en su mano.

-¡Sora! Eso es...?

-Tranquila.- La interrumpió. -Solo me cambia el vendaje, no es nada malo.

Camino cojeando con algo de dificultad hasta la mesa y se sentó, estirando su pierna lastimada. Kairi notó que en su cuello había una venda que lo rodeaba también y sonrió al darse cuenta de lo que había ocurrido.

-Felicidades, a ambos.- Se sentó Kairi en el asiento frente a él.- ¿Te duele aun? No fue muy bruto ¿verdad?

Sora negó con la cabeza.

-Dolió lo que tuvo que doler, y estará hinchado por un par de días. -Explicó.

Kairi suspiró un poco más relajada. Pero la preocupación no se iba del todo. Sora estaba sonriendo, pero parecía desanimado.

-Me tranquiliza saber que todo salio bien.- Dijo ella.- Peroooo, no vuelvan a hacer esas cosas dentro de la casa rodante.

Kairi lo apuntó con el dedo acusatoriamente y frunció el ceño cuando Sora bajo la cabeza como perrito regañado.

-Isa estaba vuelta loco afuera, el olor era muy fuerte. Tengan un poco de control.

-S-Si.

-Y el bebé, no olvides que tu salud es primero.

-Si lo se...

-Tampoco puedes arriesgarte a que tu herida se abra otra vez. Xion estará molesta cuando regrese.

-Si, lo siento.

Kairi vio la mirada arrepentida de Sora por lo bajo y suspiró. Pero no solo había arrepentimiento, sino que también parecía triste, algo extraño considerando que todo este vínculo del debía ser algo emocionante y especial.

-Sora, no estamos molestos. Pero fue algo... arrepentido, demasiado apresurado y...

-¡Lo se!- Le grito Sora para interrumpirla.- Solo... quería asegurarme. Es todo.

-¿Asegúrarte? Nadie te quitará a Riku.

-No me refería a eso.

-¿Entonces?

Sora la miró con el ceño fruncido. Sus dedos golpearon la mesa ansiosamente y Kairi lo miró atentamente esperando una respuesta.

-¿Que es lo que sucede? -Insiste Kairi.

El silencio se mantuvo casi 3 minutos. Hasta que Sora apretó el puño y dirigió su mirada hacia la pelirroja.

-Tengo miedo.- Respondió.

-¿Miedo?- Preguntó Kairi. - Todos tenemos miedo, es normal.

-No.- Negó.- Tengo un miedo egoísta. Tengo miedo de quedarme solo. Tengo miedo del bebé, tengo miedo de seguir con todo esto. Este mundo es un infierno y yo estoy viajando una vida nueva, tal vez solo para sufrir. No pude evitarlo y ahora...

Sora miraba a Kairi con brillantes ojos azules, que solo reflejaban temor y tristeza.

-Tengo miedo que un día todos se vayan a la mierda y me dejen solo. Creí que, al dejar que Riku me marcara me aseguraría de tenerlo conmigo. Pero se ve tan manipulador de como suena.

-¿Pero tu lo amas?- Preguntó Kairi rápidamente.-¿O solo fue una forma de amarre?

-Por supuesto que lo amo.- Contestó.- Kairi, yo no sé mentir. Definitivamente no puedo y por mas que quise dejar este sentimiento dentro de mi. La culpa me estuvo carcomiendo por dentro. Es por eso que te lo digo.

El vehículo estuvo en silencio por unos cuantos minutos más. Hasta que Sora sintió la cálida mano de Kairi sobre la suya.

-Entonces no debes sentir culpa de nada. -Dijo ella con una amplia sonrisa compasiva.- Si el amor que siente por él es real, esta bien ser egoísta en ciertas cosas. No es como si hubieras obligado a Riku a morderte. Él lo quería tanto como tú.

Ella se rió y Sora se contagió con una sonrisa.

-Las cosas se apresuraron. Pero era algo que ocurría y no estaba mal. Ambos se aman, y tendrán una familia en este mundo de mierda como dices. Eso esta mas que bien.

Sora negó con la cabeza y apretó el agarre de su mano.

-Ya somos una familia, Kairi. Todos nosotros, somos una familia.

-Claro... si, tienes razón. -Aseguró la pelirroja. -Somos una familia. Ahora y siempre.

Ambos se miraron con cariño, incluso kairi notó una lágrima que escapó de los ojos de Sora, pero que rápidamente limpió con la tela de su sudadera y sonrió alegremente.

-Ve a la cama, te traeré algo de comer y un poco más de agua.- Dijo Kairi, soltando la mano de Sora y levantándose de su asiento. - Aun necesitas descansar. Pero no te salvarás, en cuanto llegue Xion le pediré que te revise, sin quejas.

Sora no protestó, se había cambiado los pantalones a unos deportivos mas anchos y cómodos, se había asegurado también de no ensuciar las colchas gruesas. Quizás Riku no lo había considerado. Pero Sora las había empujado a un lado. Kairi salio de la casa rodante con algunas cosas

Por otro lado, Riku hizo todo lo posible para limpiar cada mancha de la ropa. Sus manos estaban rojas por el agua congelada del río, pero se secaría rápido por la mañana si lo colgaban en la ventana mientras iban de camino por el costado de la carretera.

-¿Riku?- Escuchó la voz de Xion.

Riku miró hacia su costado, y vio a Xion ya Lea salir entre los arbustos.

-Estoy lavando algunas cosas. -Dijo, fijando su mirada nuevamente en la ropa. -Mañana no tendremos tiempo.

-Oh, creo que haré lo mismo.

Detrás de Riku también apareció Kairi con botellas vacías bajo su brazo y un balde con paños, acercándose al agua para tomar un poco.

-¿Como estuvo? ¿Hayaron algo?- Preguntó la pelirroja al dúo 

-Bien, quiero decir... -Xion pauso un momento para pensar.- no hay caminantes en los alrededores pero...

-Encontramos un pequeño campamento destruido.- Continuó Lea. -Cadáveres por todos los lados. Pero llevaban su tiempo.

-Puede que haya sido hace varios meses.- Concluyó Xion.

-Bueno, solo pasaremos la noche aquí. Será mejor que partamos por la mañana temprano. Serán días bastante largos ahora que viene la primavera. -Dijo Kairi.- Por cierto, Xion. Será mejor que revise la herida de Sora.

Riku se tensó por un momento, sosteniendo la ropa húmeda en sus manos.

-¿Ocurrió algo?- Preguntó ella preocupada. Entregando algunas cosas a Lea que habían encontrado en el bosque y algunas pertenecían de los cadáveres.

-Pues... aquí Alfa presente...- Dijo Kairi con voz burlona.- Se divirtió con su Omega mientras no estaban. Olvidando por completo que uno de ellos estaba herido.

-¡Por dios, Riku!-gritó Xion enfadada al mayor.

- ¡Que vergüenza!- Dijo Lea, exagerando su voz dramáticamente. Divertido de la evidente vergüenza de Riku.

-Ya, ya. Entendí. No es necesario regañarnos por algo que... bueno, no pude evitar.

-Solo.. Intenta controlarte ¿Si? -Kairi lo ayudó a cargar con la ropa húmeda mientras Riku llenaba el balde de agua.- ¿Puedes esperar que se recupere? Antes de... usar tus "encantos" sexuales para seducir a un omega soltero.

-Ex omega soltero.- Corrigió Riku, casi con orgullo.

Todos se rieron, incluso Riku dejó salir una carcajada, a pesar de la vergüenza.

Aun así, Riku se disculpó y prometió tener mas autocontrol. Xion volvió a la casa rodante y después de un largo sermón (Otra vez), ella sacó sus implementos para comenzar a suturar la herida de Sora. La pelinegra uso a Lea y Kairi como ayudantes, necesitaban que Sora se mantuviera quieto y callado. Algo difícil considerando que no tenia anestesia o medicamentos adecuados para el dolor.

-Y listo.- Dijo Xion, cortando el hilo que sobresalía de la herida. Luego limpio la sangre, vendo la pierna y la cadera, antes de darle una ligera palmada. -Lamentablemente no puedo darte otra dosis de antibióticos. Es peligroso para un embarazo tan avanzado. No debí darte en primer lugar pero no tenia muchas alternativas.

-Gracias Xion.- Agradeció Sora, estaba agotado y Kairi limpiaba el sudor de su frente.

-Por suerte estarás bien en unos cuantos días. Y ya no tienes fiebre, una buena señal. -Sonrió la pelinegra.

Riku fue el primero en levantarse cuando Lea salio del vehiculo. Y se tranquilizo cuando el pelirrojo le dijo que todo habia salido bien. Sora estaba bien y descansado. Kairi e Isa comenzaron a limpiar, aprovechando la noche tranquila, Riku se unió después de visitar a Sora, quien ya se había dormido otra vez. Limpiaron los vidrios, mesones, alacenas y Kairi organizaron la comida que tenían en las mochilas, guardaron organizadamente cada lata y bolsas de arroz, también algunas nueces, papas y frutos. Dejaron una alacena especial para medicamentos, esperando encontrar algo mas en el siguiente pueblo.

-¿Como funciona el sistema de ventilacion y refrigeracion? -Preguntó Kairi al notar la pequeña nevera junto a la cocina.

-Hmmm... tengo poco conocimiento sinceramente. -Respondió Lea, mirando el interior de la nevera revisando su funcionamiento.

-Funciona con electricidad, conectando el cable amarillo a la corriente bajo la mesa.- Dijo Riku.

Lea lo miró con el ceño fruncido, antes de encontrar el cable amarillo y hacer lo que Riku le había indicado, encendiendo el aparato apenas hizo contacto.

-¿Y tu como lo sabes?- Preguntó el pelirrojo extrañado.- No me digas que eres de esos Sabelotodo... 

Riku se dio la vuelta poniendo los ojos en blanco y mostró un libro que tenia en las manos.

-Encuentra el manual debajo del asiento delantero. También dice que todo lo que consume electricidad en el vehículo causará que el consumo de gasolina aumente.

-En ese caso, supongo que la nunca es importante solo cuando podamos cazar algo.

-Puede ser útil, de momento será mejor tener todo desconectado. Y la cocina funciona con galones de gas. Puede que encontremos uno en el camino pero no lo veo necesario, la fogata nos a servido hasta ahora.

-Buen punto.

Lea desconectó el cable amarillo y la nunca se apagó.

-¿Y la gasolina?- Preguntó Kairi.

-Cuatro bidones, y el estanque esta por la mitad. Tenemos para varios kilómetros.

Kairi lo anotó en una pizarra que estaba pegada en la puerta, junto con notas de los suministros que tenían y el mapa.

-Listo. El camper ya parece más decente.- Dijo Kairi orgullosamente.

-Solo hay que esperar que ese olor se desvanezca por completo. -Bromeo Lea miraba mientras al joven alfa.

Riku puso los ojos en blanco nuevamente y salió del vehículo para unirse a la charla junto al fuego donde estaban Isa y Xion terminados de preparar una sopa caliente.

-¿Te terminaron? -Preguntó Xion.

-Sip, todo esta listo. -Kairi respondió por Riku, apresurándose a sentarse junto a la pelinegra.

-Entonces serviré algo de sopa.

Despues de comer. Isa se subió al techo del vehículo para tomar la primera ronda de vigilancia. El resto se fueron a dormir. Y así pasó la noche. Los turnos se fueron rotando hasta que los primeros rayos del sol aparecieron en el horizonte y el viaje se reanudó.
Lea fue el conductor gran parte del día, luego Riku por la tarde y en la noche buscaran un lugar apartado del camino y tranquilo en lo profundo del bosque para descansar. Los encuentros con caminantes eran casuales, para alivio de todos. Así fue por tres semanas de viaje, los días comenzaron a ser mucho más calurosos y los alrededores se vieron más verdes por la primavera. Sora era el más alegre con este clima, le gustaba el calor del sol y ahora que estaba casi recuperado por completo le gustaba caminar con Riku por los alrededores, a veces tomaba los turnos de vigilancia y otras acompañaba a Isa para cazar. El hombre de cabello azul no le importaba la compañía, solo le disgustaba lo poco sutil que era Riku con sus celos, siguiéndolos con la excusa de vigilar los alrededores,
Sora comenzó una rutina de ejercicios con Xion cuando entró en el séptimo mes de gestación, y Kairi se preocupaba de mantener una dieta relativamente sana. El vientre de Sora ya no podía esconderse bajo la capa, daba ternura por la redondes, comenzó a usar la sudadera de Riku para no tener la piel descubierta todo el día. Pero las sospechas del grupo aumentaron con el pasar de los días, sin estar seguros si llegarían a destino antes de la llegada del bebé.

-Si vemos que al octavo mes no llegaremos al hospital, debemos cambiar el plan y buscar un lugar seguro para quedarnos las siguientes semanas.- Comento Xion una noche donde todos estuvimos reunidos junto al fuego.- Un parto natural es extremadamente peligroso. No tenemos anestesia, ni medicamentos o implementos adecuados. Toda la fe se la dejaremos a Sora.

-Tengo algo de miedo. -Dijo Sora cabizbajo. Riku estaba detrás de él abrazándolo y estimulando un pequeño masaje en el vientre.- Pero daré todo mi esfuerzo.

-Será difícil.- Susurro Kairi. - Pero estoy seguro de que todo saldrá bien, el cuerpo de Sora sabrá que hacer. El tema es llegar a un lugar seguro.

Y así fue el plan desde un inicio, Sora ya estaba terminando el séptimo mes, casi entrando en el octavo y debería llegar al campamento Darlyn en un par de semanas. Isa sugirió en hacer un plan B si las cosas no salían como quisieran y Riku buscó en el mapa algún otro lugar adecuado. Difícil, considerando que estaban en un condado casi desolado, donde solo habían pueblos cada 500 kilómetros y ciudades cada mil entre largos parajes de bosques, montañas y tierra desolada. Los días pasaron rápido y la mayoría de las rutas estaban colapsadas o destruidas, tomando caminos alternativos mucho más largos. Los imprevistos ya comenzaban a ser una rutina del día a día. Cuando llegaron al siguiente pueblo y nuevamente encontraron un camino cerrado...

Chapter 32: Una trampa, pequeño desvío

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-Ya me extrañaba que todo estaba saliendo muy bien.- Suspiró Kiari con pesadez.

-No seas negativa. Buscaremos una solución.

-Xion tiene razón, debe haber un modo de solucionar esto. -Dijo Lea, intentando animar las cosas. 

Tenían un gran problema en frente de ellos. Habían llegado al pueblo de Harvey, por una ruta que habían encontrado apropiada para evitar la carretera central hacia la ciudad. Pero la entrada al pueblo era un caos en todas sus letras, vehículos aglomerados uno sobre otros, algunos en pésimas condiciones, como si una gran explosión los hubiera destruido y quemado por completo. Y Riku fácilmente encontró la razón de tan fatídica escena, una auto parecía haberse estrellado contra una bencinera, provocando una explicación en cadena, pero al parecer había ocurrido hace ya unos años, probablemente cuando todo esto ocurrió. La naturaleza ya se estaba adueñando de lo que alguna vez fue humano, árboles y arbustos comenzaban a crecer por todas partes.

-Es imposible pasar por aquí. Riku ¿alguna ruta alternativa?- Isa pregunto, quien estaba al volante.

-Solo hay un camino a la salida del pueblo y es está misma calle, podemos rodearla por un camino de tierra al lado izquierdo, deberíamos encontrar un condominio de viviendas. Y volver a la calle principal en unos cuantos metros.

-Bien, entonces hay que retroceder.

Isa retiró el freno y le dio en reversa. Sora estaba junto a la ventana, mirando lo desolado que estaba el pueblo. Tiendas destruidas, cuerpos esqueléticos por todas partes, imaginaba el horrible infierno que debió pasar la gente que alguna vez vivió en este lugar.
Una mano sobre la suya lo sacó de sus pensamientos  y miró a su lado, encontrando unos ojos aguamarina y una leve sonrisa. Sora le devolvió la sonrisa y apretó el agarre en su mano, volviendo su mirada hacia la ventana.  El día era soleado, un cielo completamente despejado, nada parecía fuera de lo normal. Hasta que Sora vio una sombra fugas pasar entre las casas. El moreno pestañó un par de veces, algo desconcertado y volvió a prestar atención, pero nada ¿Habrá sido su imaginación? Seguramente.

-¡No otra vez!- Se llevó la mano a la cabeza Lea.

Nuevamente la calle estaba obstruida con un camión de mudanzas justo cruzado a mitad de la calle. Riku levantó una ceja extrañado. Algo no estaba bien y comenzaba a sentir una pequeña incomodidad. Como si sus instintos de alfa se estuvieran activando en una ruidosa alarma dentro de su cabeza.

-Quizás podamos mover el camión. No parece estar trabado.- Sugirió Kairi.

-Creo que... lo mejor es buscar una ruta alternativa. -Dijo Riku algo desconfiado.

-Ya lo hicimos, volver solo nos llevaría de regreso a la calle principal y no hay otra ruta que nos conecte a la carretera.- Isa se cruzó de brazos en frente al volante.

-Lo mas rápido es revisar si podemos mover el camión, no hemos visto caminantes, será mejor apresurarnos y aprovechar. -Dijo Lea, abriendo la puerta del vehículo acompañado de Isa y Vanitas.

Riku suspiró y se aseguró de mantener su rifle cargado en su espalda.

-Sora, quédate aquí, mantén tu pistola cargada ¿Si?

Sora asintió, sacando un pistola automática de su mochila, tenia el mismo presentimiento que Riku, y lo vió salir con preocupación.

-¿Sucede algo, Sora?- Kairi notó su mirada y le tocó el hombro para llamar su atención.

-No se, tengo un mal presentimiento.

Xion salio también, subiéndo por la escalera trasera al techo del automóvil con su pistola cargada haciendo el trabajo de vigía.

Isa se acercó al camión cautelosamente, mientras que Lea y Riku revisaban los costados. Todo parecía tranquilo, el único problema era que el camión no tenia las llaves.

-¿Puedes ver algo? -Le preguntó Isa a Riku, quien se había subido al techo del camión para ver al otro lado.

-Despejado.

-Si quitamos el freno quizás podamos mover el camión con la casa rodante.

-No me parece mal plan, solo necesitamos moverlo un poco para pasar ¿Algún caminante, Lea?

-Nada... probablemente se movilizaron hacia la ciudad.

-Esperemos que sea eso..

En la casa rodante, Sora no podía mantenerse quieto. Se sentía observado, y por mas que intentaba mirar por la ventana trasera junto a la  cama, presentía que algo malo estaba afuera. 

-Kairi. - Lo llamó nerviosamente.- Creo que... lo mejor es que nos vayamos.

-Todo estará bien. -Le dijo Kairi con voz tranquila.- Los chicos volverán pronto.

Sora tragó saliva y nuevamente miró por la venta. Esta vez, encontrándose una... ¿Mano haciendo señales?. Sora se incorporó y se acercó más a la ventana, casi chocando su frente contra el vidrio y efectivamente, había alguien, justo al otro lado de la cerca de una casa haciéndole señales.

-¡Kairi, Mira!- Tomó el brazo de la pelirroja para jalarla hacia la ventana.- Hay una persona, mira mira.

Sora no parecía ser el único que se había dado cuenta, porque rápidamente apareció Xion a la vista con su pistola apuntando.

-¡¿Quien eres?!- Gritó Xion. Alertando inmediatamente a Vanitas que corrió a su lado, gruñendole al desconocido.

El grupo de hombres que estaba en el camión escucharon los gruñidos de Vanitas y también corrieron en su ayuda al percatarse de que Xion estaba sola apuntando su arma a la defensiva.

-Sal de tu escondite, si no quieres que te reviente la cabeza.

La amenaza de Xion pareció funcionar, porque rápidamente el hombre levantó las manos y salió. Parecía ser un adolescente, su pelo era rizado y grisáceo albino, ojos de un calipso claro y traía una bufanda roja en su cuello.

-Tranquilos, no quiero pelear.- Dijo el joven, con una sonrisa nerviosa. -Por favor.

Riku, Isa y Lea llegaron rápidamente y también apuntaron con sus armas, haciendo que el joven pusieran los ojos en blanco por lo extremistas que llegaban a ser.

-¿Enserio? Solo soy yo, con una sola arma bastaba para...

-No creo que estés en posición para decidir cuantas armas volaran tu cráneo. -Dijo Isa con voz amenazante. -¿Quien eres?

-Soy Ephemer. Pero no hay tiempo de presentaciones.- Dijo rápidamente, sin bajar las manos.- Deben venir conmigo y alejarse de estas calles, lo antes posible.

El grupo de jóvenes se miraron entre ellos y Riku se acercó a Ephemer para revisar los costados de su ropa. Levantando una ceja al encontrar solo una navaja en su pantalón.

-¿Que es lo que sucede exactamente? -Pregunto Isa desconfiado.

-Es... una larga historia.- Dijo el chico mientras se rascaba la parte trasera de su cabeza y miraba en todas direcciones muy nervioso.- Pero vamos, deben sacar su automóvil del camino antes de que "ellos" lleguen.

-Entonces... ¿Esperas que te sigamos?

Ephemer miró en dirección a la casa rodante, donde Kairi y Sora se asomaban para ver lo que sucedía. Cuando sus miradas se cruzaron el joven sonrío.

-Esperaba que me dispararan en el mismo instante en el que salí de mi escondite. Pero somos persona racionales.

-Podría cambiar de opinión.- Dijo Isa sin emoción alguna, apuntado con su arma. Pero Xion lo detuvo.

-Isa, tranquilízate. Algo me dice que este chico dice la verdad.

-Xion, deja de confiar en todo el mundo.

-Pues... su instinto no es del todo malo. -Dijo Riku, haciendo un recuerdo de como se conocieron.

-¡Vamos! ¡Intento ayudarlos! ¡Tenemos que huir ahora!- Ephemer insistió.

-¿Huir de que?- Preguntó Riku.

-Carroñeros, ellos colocaron el camión como barricada, si nos quedamos aquí pronto volverán. Les diré como pasar a la carrera, pero necesito de su ayuda.

-¡Haberlo dicho antes!- Dijo Lea aterrado.- ¡vamos, debemos irnos!

-¿Carroñeros?- Preguntó Xion, curiosa por el repentino miedo de su compañero pelirrojo, pero de todos modos corrieron de vuelta a la casa rodante.

-¡Caníbales! Estaremos en su menú si no nos vamos.- Respondió rápidamente, abriendo la puerta y casi empujando a todos dentro, incluso Ephemer fue arrastrado.

Isa se sentó en el piloto y giró la llave para encender el motor.

-¿Que ocurrió?- Preguntó Sora preocupado.

-Cambio de planes.- Riku cerró la cortina trasera y revisó cada una de las armas que tenían, dejándolas sobre la mesa al alcance de todos.

Eso no respondió las dudas de Sora, pero no preguntó detalles, parecían inquietos y el joven desconocido se había sentado en el copiloto dándole instrucciones a Isa para retroceder por el camino de tierra y doblar por una pequeña calle colina abajo. La pequeña calle estaba llena de baches y le dificultaba a los neumáticos pasar sobre el barro, hasta que una persona en medio de la calle hizo que Isa se detuviera. Era una chica, de largo cabello negro que le hacia señales para que doblara en una esquina.

-Síguela.-Dijo Ephemer.- Ella nos ayudará.

Isa dudó en un inicio, pero decidió obedecer de todos modos, doblando por la esquina, hasta llegar a una villa mucho más abierta, con casas muy juntas y varios negocios comerciales. La chica los esperaba al final de la calle, abriendo una gran reja de metal al costado de unos pequeños departamentos que conducía a una callejuela. Isa entendió y entró por ese estrecho lugar, viendo por el espejo como la chica cerraba la reja y lo volvía a cubrir con tablas de madera y metal.

Llegaron hasta el final donde había una camioneta roja estacionada, detrás del deteriorado departamento, junto a unos grandes tarros de basura donde se detuvieron y Isa apagó el motor.

-¿Que es este lugar? -Miraba Isa en todas direcciones, aun desconfiado.

-Un pequeño refugio que encontramos. Les daré los detalles una vez que entremos.

Riku le lanzó una pistola a Isa, luego le dió otra a Lea, dándole una mirada seria al chico, una indirecta muy, pero muy directa de que iban armados y no querían ninguna sorpresa. Ephemer se rió nerviosamente como respuesta.

Isa fue el primero en bajar de la casa rodante, seguido de Ephemer, Lea y Xion. Riku tardó un poco más, ayudando a Sora para acomodar su ropa y la capa. No funcionaba tan bien como antes para ocultar su embarazo ya muy avanzado, pero Sora se mantuvo detrás de Riku mientras bajaban, con Vanitas a su lado y Kairi detrás.
Fueron recibidos por la chica pelinegra, traía una chaqueta de cuero, una falda bastante corta con pantalones cortos y botas de combate negras.

-¡Ephemer! ¡Te subiste con ellos!- Gritó la chica, notoriamente enojada y jalo la bufanda de su compañero.- No era parte del plan, solo dijiste que hablarías con ellos.

-Si, si, lo se Skull. Pero no tuve otra alternativa. Lo siento. - Se disculpó.

La chica soltó su bufanda y suspiró dramáticamente, llevando una de las manos a su cadera.

-Disculpen lo imprudente de mi compañero. Mi nombre es Skull. Un gusto conocerlos.

-El gusto es nuestro. -Dijo Xion, sonriendo cordialmente.

-¡Xion!

-¿Que? Tiene modales, además no parecen malas personas.

Kairi también se acercó para saludar.

-Hola, mi nombre es Kairi. Creo que ya conoces a Xion. -Miró a Ephemer divertida.

-Si, Xion. El alto de mirada peligrosa es Isa ¿Verdad? Lea y... bueno, los otros dos aun no se sus nombres.

Sora se acercó también para saludar, algo que a Riku no le gustó en primer lugar, saliendo de su escondite detrás de él.

-¡Hola! Mi nombre es Sora y el es Riku, mi compañero.- Se presentó alegremente.

-Parece que tenías razón, Ephemer.- Dijo Skull.

-¿Eh? -Sora ladeó la cabeza sin entender.

-Yo... estaba un poco en contra en intentar hablar con ustedes, pero Ephemer insistió, dijo que parecían buenas personas. Ya saben, siempre hay un loco en el grupo con instintos medios raros.

El grupo miró a Xion, divertidos por la coincidencia.

-¡Es verdad, dijeron que necesitaban ayuda!- Recordó Xion.

La mirada de ambos jóvenes cambió, a una de angustia y tristeza, mirándose entre ellos como si dudaran en un principio hablar del tema.

-Lo que sucede es que... tenemos a uno de nosotros herido, y no sabemos que mas hacer. -Dijo Ephemer cabizbajo.

Lea inmediatamente se dirigió hacia Xion, pero antes de que dijera alguna palabra ella ya se había acercado al joven de forma impaciente.

-Muéstrame.- Dijo ella rápidamente. -Puedo ayudar. Isa, trae mi mochila.

Isa se llevó la mano a la cara y Lea se agarró el pelo.

-No otra vez...

 

Chapter 33: La muerte es muy cercana

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Skull abrió una puerta de metal y se apartó para que pudieran entrar. El interior del departamento era oscuro, los vidrios de las ventanas la mayoría estaban rotos pero cubiertos de tablones de madera, lo único que alumbraba un poco los pasillos eran pequeñas velas que apenas se distinguían a lo lejos, justo en la entrada había una escalera que conducía a los pisos superiores.

-Vengan, es por aquí. -Los guió la chica subiendo las escaleras, seguida de Ephemer que alumbraba con una linterna.

-Fue el lugar más seguro que encontramos.- Resopló el joven. -Llevamos dos semana atrapados en este maldito pueblo.

-¿Por causa de los carroñeros? -Preguntó Riku.

-Ellos saben que nos ocultamos en el pueblo, rondan los alrededores y nos superan en número, no hemos encontrado forma de evadirlos.

Subieron las escaleras hasta el tercer piso, llegando al final del pasillo hasta una puerta donde había una persona encapuchada apoyada en la pared. Riku se tensó en desconfianza, y mas cuando está reaccionó al verlos y se acercó a ellos con pasos fuertes y atrevidos.

-¡¿Donde demonios estaban?!- Gritó, una voz femenina, muy enojada al parecer. -Desaparecen sin avisar, y vuelven horas después con un montón de desconocidos a sus espaldas ¿En que estaban pensado?

-Elrena, cálmate, salimos a buscar ayuda.- Intento explicarse Skull.- Ephemer los encontró en la calle del camión, no podíamos dejarlos caer el la trampa.

La mujer encapuchada se irguió y reveló su rostro. Era una chica joven, quizás de mayor edad que Riku, rubia de ojos verdes, su ceño estaba notoriamente fruncido y no parecía estar muy contenta con su presencia.

-¿Como saben que no son un peligro? No estamos preparados para otro enfrentamiento, y no quiero mas bocas para alimentar.

-Bueno, se ven buenas personas y tiene sus propias provisiones.- Dijo Ephemer.

-Eso no prueba nada. No arriesgues tu vida para creerte un héroes, Ephemer. Ya lo hemos hablado cientos de veces.

-Y tienen un Omega con un bebé, muy joven. -Agrego Skull, como si fuera un punto importante que destacar.

Algo que a Riku no le gustó, había notado el "secreto" que desde un principio debían ocultar, aunque era realmente lógico, Sora se les acercó para saludar y solo a simple vista su embarazo era evidente.

Elrena levantó una ceja y miró nuevamente al grupo de Sora, como si analizara a cada uno de ellos,  luego apartó la mirada sin decir nada y caminó dentro de la habitación. Skull miró detrás de ella al grupo y sonrío avergonzada.

-Disculpen por eso, es.... algo temperamental, pero es buena persona.

Todos entraron al departamento, igual de oscuro que el resto del lugar pero habían muchas mas velas y un par de lámparas de aceite que lo hacía más visible. Unas cuantas personas estaban acurrucadas en colchones, la mayoría dormían y los que estaban despiertos se veían cansados y fatigados. Cuando el grupo entró, las miradas se posaron en ellos de inmediato. Pero no hubo presentaciones, Skull los guió a otra habitación, donde se suponía eran alguna clase de oficinas, las mesas y sillas habían sido amontonadas contra la pared, dejando un cuarto mucho más amplio con varios colchones y una fogata improvisada junto a una pared agrietada por donde salia el humo. Al final de la habitación había una persona recostada sobre un montón de frazadas y un joven hombre de cabello rosado junto a ella.

-Chicos, llegaron. -Dijo el hombre.- Elrena estaba preocupada por ustedes.

-Si, salimos por provisiones y encontramos algo en el camino.

-Eso puedo ver. Nuevas caras.

-El es Lauriam.- Lo presentó Ephemer.- Es... algo así como el líder de nuestro grupo.

-Me dicen líder, pero no me considero como tal.- Sonrío amablemente.

-Ellos son Isa, Lea y Xion.- Los presentó Ephemer, luego se acercó a Riku, quien tenia a Sora a su lado y a Kairi.- Y ellos de aquí son Riku, Kairi y Sora.

-Y ella es Strelitzia, la hermana menor de Lauriam- Agregó Skull, con su mirada preocupada que Xion inmediatamente reconoció. Esa angustia que había visto en los ojos de Riku antes. - Está gravemente enferma.

Xion se acercó apresuradamente, incluso sobresaltando a Lauriam, quien se puso a la defensiva. Pero rápidamente se calmo cuando la pelinegra tomó la muñeca de su hermana para comprobar su pulso y luego tocar su frente para la temperatura.

-Tiene mucha fiebre ¿Que fue lo que sucedió?.- Preguntó Xion, sacando algunas cosas de su mochila que le facilitó Lea.

-Ella, fue mordida. -Contesto Skull.

Xion se detuvo de inmediato y un incomodo silencio se presenció en la habitación. Lauriam notó que las manos de Xion comenzaron a temblar y su mirada vaciló. Sabia exactamente  en lo que pensaba, pero él no estaba dispuesto a escucharlo. Sacó el paño de la frente de su hermana y lo humedeció con agua fría para colocarlo nuevamente en su frente. El grupo mantuvo la distancia, dejando a Xion decidir si seguía con la disposición de ayudar.

Pero Sora no era una persona paciente...

Se acercó a la niña enferma y se arrodilló, justo en frente de Xion.

-Sabemos todos lo que esto significa, pero no pierdas la esperanzas. -Sora tomó la mano de Xion y ella lo miró sorprendida, con algunas lágrimas en los ojos que lograron resbalar por sus mejillas. -Nada asegura que no se pueda salvar.

Xion se limpió las lágrimas con su antebrazo y asintió con una sonrisa.

-Si, lo se. Lo siento. -Se calmó. -Hagamos lo posible.

Las horas pasaron, el cielo se nubló y en pocos minutos gotas de lluvia comenzaron a caer. Las personas aprovecharon las goteras que caían del techo deteriorado para llenas botellas de agua y cubetas, mientras calentaban sopas de verduras y pan con trocitos de conejo.
Xion y Sora se mantuvieron con Strelitzia, limpiaron su herida una y otra vez, le inyectaron el poco antibiótico que había sobrado y solo quedaba esperar. Strelitzia tenia una mordida justo en su hombro, rojiza e hinchada, parecía nunca cicatrizar y Xion aprovechó de anotar cada síntoma y característica en una libreta. Su respiración era forzada, la fiebre parecía disminuir y elevarse con el tiempo, síntomas extraños que Xion intentó encontrar alguna clase de solución.

-Lauriam ¿Verdad? - preguntó Xion.

El joven asintió débilmente, tenia grandes ojeras y parecía exhausto.

-No quería hablar sobre esto antes pero creo que....

-Lo se... ella esta infectada. -Interrumpió. -Por favor, no lo digas.

Xion cerró la boca y abrazó sus rodillas. Estaba preocupada. Lauriam parecía saber perfectamente lo que sucedía cuando eras mordido por una de esas cosas, pero parecía evitar a toda costa el tema, le preocupaba lo que sucedería cuando su hermana no pudiera resistir mas. Lauriam no parecía asimilar ese hecho.

Xion miró a su grupo, que conversaba casualmente con Ephemer y Skull, luego miró a Sora que dormía pacíficamente en frente de ella, sentado contra la pared y sujetando su vientre con ambas manos.

-Ya vuelvo ¿Si? Intenta dormir, aunque sea un poco.-Le dijo la pelinegra al joven a su lado.

Lauriam no respondió, pero Xion simplemente se levantó y caminó en dirección a la fogata junto al resto de sus compañeros. Riku al ver que Xion se alejó de Sora, rápidamente se levantó y fue con su compañero dormido, levantándolo en sus brazos a pesar de sus quejas para traerlo serca de la fogata también, sentándose con Sora en medio de sus piernas y presionandolo contra su pecho para calentarlo.

-¿Como sigue? -Preguntó Kairi.

Xion negó con la cabeza lentamente.

-Los antibióticos ni si quieran le hacen efecto. La fiebre aumentó y a pesar de eso su piel está muy fría.

-Definitivamente eso no es bueno.- Dijo Lea preocupado.

-Estoy mas preocupada por su hermano.- Destacó la pelinegra. - pareciera que su mente no estuviera aquí.

-Creo que es obvio.- Habló Isa esta vez.-  su hermana esta muriendo de fiebre en frente de sus ojos y él no puede hacer nada.

-Yo también me sentí igual cuando Sora estuvo enfermo.- Dijo Riku apenado, apretando levemente su abrazo alrededor de un Sora profundamente dormido. -Es muy doloroso ver como la vida de alguien que amas se desvanece frente a tus ojos y lo único que puedes hacer es mirar.

-Hay que estar preparados. -Ephemer suspiró.- Si Strelitzia no pasa la noche, dudo mucho que Lauriam haga algo para que ella no se levante.

-He visto casos donde solo tardan un par de segundos.- Kairi mencionó.- Mínimo unas 20 personas están aquí en este momento, un caminante podría convertir este lugar en todo un infierno si nos descuidamos.

-Deberíamos acabar con ella ahora.

-¡Isa, no digas esas cosas! -Lo regaño Xion, pero Isa no cambio su mirada seria.

-Es una amenaza, para todos. Es una bomba de tiempo.

-Creo que... Isa tiene razón.- Comentó Riku. -Solo basta un rasguño, una mordida... o fluidos... para que todos estemos muertos.

Nadie dijo nada bajo ese hecho. Riku tenia razón, igual que Isa. Pero también sabían que no podían simplemente matar a la niña así como así. Eran lo suficientemente humanos para tener algo de empatía. Decidieron esperar y tomar todas las precauciones posibles.

-¿Que haremos ahora?-Preguntó Kairi luego de varios minutos de silencio.

El único que se había quedado dormido era Riku, quien mantenía su cabeza sobre la de Sora perezosamente, pero firmemente agarrado entre sus brazos. Lea tocó su hombro y lo sacudió un poco para despertarlo.

Riku abrió los ojos y bostezo.

-¿Que sucede?- preguntó algo soñoliento, parecía que Riku realmente se sentía más tranquilo cuando sora estaba en sus brazos, olvidándose de su alrededor.

-Tenemos que hablar sobre lo que haremos. No podemos quedarnos aquí.- Dijo Lea.

-¿Tienen alguna idea de como salir del pueblo?- Kairi dirigió la pregunta a Ephemer, quien negó con la cabeza.

-Intentamos varias formas. Incluso dejando los autos atrás. Pero ellos nos atrapaban.- Suspiró desmotivado. - El pueblo solo tiene dos salidas a la carretera y ellos vigilan las 24 horas del día.

-Cuando llegamos eramos 70 personas.- Agrego Skull. - Solo quedamos nosotros.

La chica de cabello negro miró detrás de ella, al grupo de personas que apenas se podían mantener. Estaban débiles, con frio y muy cansados. Realmente la estaban pasando mal.

-En lo único que pienso. Es en alguna clase de distracción.- Dijo Isa pensativo. - Un plan para llamar su atención el tiempo suficiente para quitar el camión del camino e irnos lo mas rápido posible.

-Suena arriesgado. -Ephemer se llevó una mano a su barbilla, luego se acercó a una mochila, probablemente de él y sacó de ella una libreta y un lápiz de tinta. Trazó un mapa rápidamente y marcó un punto especifico. -Este es el camión. Y este es el camino que debemos tomar para continuar por la carretera.

Ephemer trazó otra línea, marcando las casas accesibles y las que simplemente estaban destruidas sin acceso. Todos prestaban atención y preguntaban de vez en cuando en alguna alternativa. Notaron que el joven conocía el terreno demasiado bien.

-Tienes muy memorizado el terreno, Ephemer. -Dijo Kairi con curiosidad.

El chico se llevó la mano detrás de la cabeza y sonrío avergonzado.

-Si, skull y yo salimos casi todos los días revisando alguna forma de escapar y buscando comida.

-Bien, entonces. Según el mapa el mejor plan es dividirnos. -Propuso Isa. - Una persona que los distraiga, otra que le de su apoyo, mientras el resto escapa.

-¿Carnada viva? ¿No es muy arriesgado?- preguntó Xion. - Alguien debe arriesgarse a ser asesinado o capturado.

-Yo me ofrezco.- Dijo Isa rápidamente. -Soy el mas rápido del grupo, los distraeré mientras el francotirador mas confiable me cubre las espaldas.

Isa miró a Riku, quien le devolvió la mirada con el ceño fruncido, pero asintió.

-Yo también ayudaré.- Se levantó Ephemer.- Conozco el lugar como la palma de mi mano, puedo ayudarte a distraerlos sin que nos acorralen.

Y estuvieron de acuerdo con el plan. Realmente estaban pensando en absolutamente todo...

...si no fuera porque el enemigo se había adelantado.

La puerta metálica comenzó a ser golpeada con fuerza, alertando a todos los que estaban en el departamento.

-¿Que es eso?- Preguntó Xion asustada.

El grupo se levantó y Riku despertó a Sora rápidamente, quien al principio no sabia el porque todos estaban tan alterados, sacando sus armas y poniéndose a la defensiva.

-N-No lo se... -Dijo Ephemer.- Pero no suena a nada bueno.

Ephemer miró a Skull y ambos asintieron mutuamente.

-Vamos, síganme.- Dijo Skull en un susurro.- Hay que sacara  todos de aquí.

Ephemer se adelantó, bajando lentamente por las escaleras al primer piso donde la puerta comenzaba a ceder bajo las patadas de quien quiera que estaba del otro lado. No parecía ser caminantes, de eso estaba seguro.

-¡Con mas fuerza! -Escuchó una voz ronca gritando del otro lado.

Los golpes siguieron y mas murmullos se escucharon.

¡Los carroñeros habían descubierto su escondite!

Ephemer actuó lo mas rápido posible. Dejando algunas distracciones para hacer algo de tiempo, apagando las velas para que la única luz que hubiera en el interior fueran los casuales rayos que iluminaban el cielo cada tantos minutos. Ephemer solo tenía un arma, una daga afilada como su fiel compañera.
La puerta crujió, Ephemer miró detrás de él hacia la escalera y tragó saliva, no dejaría que nadie pasara mientras estuviera en pie.

Mientras skull guió a todo el mundo por los pasillos, próximos a la la escalera de incendios que estaba en una de las ventanas del último piso.

-Vamos, rápido, rápido. Y no hagan ruido.- susurró. Mirando detrás de ella preocupada al ver que su amigo no aparecía por la puerta.

Riku protegía a Sora detrás de él junto a Kairi. Mientas lea y Isa preparaban sus armas con Xion justo en medio de ambos. La escalera era muy pequeña para todos y solo podían pasar una persona a la vez. La lluvia tampoco parecía ayudar, haciendo que todo fuera jodidamente mas lento.

Hasta que la puerta fue derribada.  Una explosión se escuchó provocado por una granada que Ephemer tenía guardada en sus bolsillo en el mismo instante en el que un hombre armado con un bate pisó la entrada del departamento. La explosión destrozo el cuerpo de varios de ellos, provocando una carnicería en los pasillos, pero no fue suficiente, mas de ellos pasaron sin importarles en lo más mínimo a sus compañeros muertos o heridos.

-¡Atrapenlos! ¡Si se rehúsan a cooperar pueden matarlos! - Resonó la voz de un hombre alto y vestido con harapos de cuero.

Ephemer se escondió bajo las escaleras y esperó a que los hombres se dispersar en el primer piso para actuar, saliendo de su escondite en un rápido movimiento cuando uno de los carroñeros le dio la espalda. El final del hombre fue rápido, la navaja atravesó su garganta y antes de que él cadáver tocara el suelo, se abalanzó sobre otro. Los gritos alertaron al resto del grupo, el plan de Epehemer estaba funcionando, los enemigos concentraron su atención el primer piso. El sudor comenzó a bajar por su frente sucia por el esfuerzo de mantenerse lo mas centrado posible.
Pero no bastaba solo concentración, la oscuridad del departamento no era suficiente para ocultarlo por completo.

-Vaya, vaya, vaya, si es la ratita blanca.  Dime ¿Donde están tus amigos?

Ephemer estaba contra la pared, literalmente. Su espalda contra el cemento frio, rodeado de hombres armados. Uno de ellos se acercó, imponente y vestido con un gabardina negra.

-Como si te fuera a decir... -Escupió con odio en su mirada el albino.

-Si, tienes razón. No es necesario que lo digas.

El hombre solo levantó su mano para que el resto de su grupo comenzara a revisar todo el departamento. Ephemer fue golpeado en el estomago, apenas manteniéndose en pie, para volver a ser golpeado reiteradas veces hasta caer, había sido capturado, pero dentro de él sólo rogaba que su gente haya podido escapar.

Riku comenzó a ponerse nervioso cuando el primer enemigo asomó su cabeza por la puerta, recibiendo un tiro certero en la cabeza, Isa no había dudado ni un solo segundo en matar a cualquiera que cruzara esa puerta. 

-¡¿Ephemer?! -Gritó Skull al notar que su amigo no había vuelto.

-Concéntrate, Skull. -Kairi la tomó de lo hombros para que la mirara -Tienes que ayudar a esta gente. 

Los carroñeros comenzaron a disparar, y fue el detonante para el pánico. Algunos empujaron desesperadamente por la única vía de escape, la pequeña ventana de emergencia, cayendo uno de ellos desde el tercer piso. Otros corrieron para refugiarse, convirtiéndose todo en un caos.
Riku se aseguró de mantener a Sora y a Kairi seguros detrás de él. Retrocediendo hasta una de las oficinas. Sora derribó con su arco a un carroñero que intentó atacar a Riku por la espalda con un garrote y kairi le dió fin con su pistola. Las cosas se estaban volviendo extremadamente complicadas. Esos tipos se adelantaron  a todo plan que tenían en las manos, capturando a quién podían y mataban los que se rehusaban a cooperar. 

-Riku... ¿que v-vamos a hacer?- preguntó Sora temblorosamente, cuando lanzó su última flecha contra esos hombres, cambiando su arma a la pistola que tenia en su pantalón.

-Olvídate de la escalera de emergencia.- Dijo Kairi.

Riku miró en todas direcciones, hasta que el grito de uno de esos carroñeros lo distrajo, abriendo sus ojos completamente cuando vio una silueta sobre el hombre. Los gritos eran desesperados y por un momento la batalla se detuvo, el cuerpo del hombre cayó al suelo revelando a Strelitzia, con su boca ensangrentada y sus ojos completamente en blanco. Xion dejo salir un jadeo de sorpresa mientras que el resto se quedó paralizado. La chica se levantó, girando su cabeza en diferentes direcciones, como si estuviera indecisa de quien seria su próxima víctima, hasta que el pánico nuevamente inicio. Los gritos ahora eran de ambos bandos. Uno de los carroñeros intentó disparale a la niña pero fue muy lento, ella mordió su brazo y mientras el hombre gritaba desesperadamente el resto de las personas huían por donde podían. El primer hombre que había sido atacado rápidamente se levantó, haciendo sonar sus dientes en un chirrido desagradable y tan solo en unos segundos, el lugar se había convertido en un infierno.

Kairi disparó a quemarropa a una de esas cosas, Sora empujó a otro con una fuerte patada antes de acabar con el de un disparo en su cabeza, pero habían sido arrinconados contra la pared. Sora ya no podía a ver a Isa o a Lea, pero si vio a Xion siendo capturada por uno de los carroñeros que jalaba de su brazo. Sora se mordió el labio, quería ayudarla pero eso significaba alejarse de Riku y Kairi arriesgando sus vidas.

Pero no fue necesario pensar demasiado. 

La peliroja gritó el nombre de Xion, saltando sobre el cuerpo muerto de un carroñero, le disparó en la cabeza a otro que intentó atacarla, Sora intentó seguirla en un intento de detenerla pero un hombre con su rostro cubierto con un saco agarró su brazo, Sora al principio no reaccionó, pero cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando rápidamente intentó dispararle con su pistola, pero el arma fue arrebatada de sus manos por otro hombre, rodeando su cuello con los brazos para inmovilizalo.

-¡Sora!- Riku lo llamó desesperado  cuando se dio cuenta de que Sora estaba siendo arrastrado por esos hombre.

Su mirada cambio, apretó los dientes y sus ojos se oscurecieron en una mirada de odio, incluso uno de los carroñeros que estaba en frente de él se estremeció.
Riku golpeó a uno en la cabeza con el metal de su rifle, mató a otro con un disparo en su cuello, no tuvo piedad en acabar con cualquiera que se cruzara en su camino, y cuando estaba a punto de liberar a Sora, sus manos se paralizaron, su cuerpo se enfrió repentinamente y un punzante dolor sintió en su estómago. No sabia si fue la adrenalina del momento que provocó no sentir absolutamente nada. Los gritos de Sora fueron silenciados y su rostro horrorizado comenzó a nublarse.

¿Que estaba ocurriendo? ¿Por que Sora lo miraba de esa manera?

Riku se llevó la mano donde sintió el dolor, todo era tan lento y su mente no procesaba ese repentino calor que sentía en la palma de su mano, bajó la mirada y solo vio un intenso carmesí, su ropa rápidamente se humedeció, intentó dar un paso a delante donde estaba Sora pero todo se nubló, cayendo al suelo en un sonido sordo, envuelto en una fría oscuridad. 

-¡Riku!

Chapter 34: Entre fríos garrotes

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La lluvia no cesaba, incluso después de estar varias horas debajo de ella, a Sora no le importaba. Estaba en una posición un poco incomoda encerrado en una jaula de jabalí, apenas podía mantenerse erguido sin que su cabeza chocara contra los garrotes de metal, con las piernas lo mas pegado a su vientre que podía. Llevaba así mínimo unas 4 horas desde que había sido capturado por los carroñeros, su cadera dolía a horrores y el frío mantenía su cuerpo entumecido. No sabia donde estaba Kairi y el resto del grupo, en su cabeza solo estaba la imagen de Riku en el suelo, con un charco de sangre debajo de él. Aun podía vivir ese momento, como una maldita grabadora en su mente, cuando uno de esos hombres disparó su arma directamente hacia el alfa. No podía creerlo, no podía estar viviendo la misma pesadilla, había jurado protegerlo y evitar que lo mismo se repitiera, pero había sido inútil. Incluso después de eso, lo intentó, se abalanzó sobre uno de ellos clavando su navaja en el cuello del carroñero que sujetaba su muñeca, mordió a otro en el brazo, intentando llegar al cuerpo inmóvil de Riku, pero eran demasiados... y ahora estaba dentro de una jaula en lo que parecía ser un gallinero en mal estado, el techo malogrado caían goteras sobre su cabeza como un chorro de agua fría.

-El premio mayor.- Escuchó una voz.

Sora tenia su cara entre las piernas, con la cabeza cubierta por su capucha para que él agua no cayera sobre él con tanta fuerza. Levantó lentamente la mirada viendo unas botas negras sobre el lodo. Luego levantó mas la mirada, encontrándose a un hombre encapuchado y varios carroñeros a sus espaldas. Sora frunció el ceño, con ira en su ojos.

-Puedo ver que no estas muy contento. -Habló, su voz gruesa, era sumamente inquietante y se acercó a Sora con pasos lentos, girando alrededor de la jaula.- Pensaba que los Omegas ya se habían extinguido. Pero aquí estas, joven y .... algo relleno.

El comentario hizo que los demás hombres se rieran, Sora no apartó sus ojos sobre el, e hizo un vago intento de cubrir su vientre con la capa, ahora arrodillado sobre el frío metal, la jaula comenzaba a hundirse en el lodo, ensuciando su ropa.

-¿Que hará con él, jefe?- Preguntó uno de los carroñeros.

-Seria un desperdicio juntarlo con el resto.- agrego otro.

-Ya quiero probar a que sabe un bebé recién nacido.

Los comentarios hacían que Sora simplemente se asqueara, recordando el comentario de Lea donde mencionaba que los carroñeros eran caníbales, preocupándose aun mas por el bienestar de los demás que también habían sido capturados.

-Se animan con facilidad.- habló el hombre encapuchado, terminado su recorrido justo en frente de Sora.

Se quitó la capucha, rebelando a un hombre alto de piel morena y Cabello plateado, sus ojos dorados penetrantes eran inquietantes. Sora inmediatamente se alejó cuando el hombre acercó su mano con guantes negros, tomándolo de sus mejillas por la fuerza. Sora mantuvo su mirada enfadada, intentando apartarse pero el hombre apretaba el agarré. Sus ojos se cruzaron, haciendo que ese hombre sonriera con malicia.

-Exactamente...- Dijo en un susurro.- Seria un completo desperdicio juntarlo con el resto del ganado. Tráiganlo al Bar.

Soltó el rostro de Sora é inmediatamente un grupo de carroñeros se acercó a la jaula para tomarla por cada uno de sus extremos. Sora se tambaleó dentro, viendo que lo sacaban al exterior del gallinero a lo que parecía ser una parte del pueblo. Parecía más habitada, con fogatas en diferentes extremos y largos muros de latas de metal. Solo veía hombres, haciendo que su preocupación aumentara. Intentó no decir nada, especialmente cuando le hacían preguntas morbosas sobre su cuerpo.
Llegaron hasta lo que parecía ser un Bar, con el letrero destruido y las ventanas cubiertas de pintura negra, una música provenía del lugar y un fuerte olor nauseabundo golpeo su nariz cuando las puertas se abrieron. El Bar estaba lleno de hombres borrachos, riéndose y bebiendo mientras la música sonaba, habían mujeres encadenadas sobre un escenario, notando sus expresiones de miedo, claramente no estaban allí por gusto. Sora se defendió de varias manos que intentaron tocarlo, con golpes y patadas. Hasta que su Jaula llegó justo en medio del escenario. El hombre de la gabardina se sentó en una clase de "trono" donde dos mujeres semidesnudas y con cadenas en sus cuellos se le acercaron para servirle un jarra de cerveza.

Sora fue despojado de su ropa entre tirones y cortes con objetos afilados, quedando completamente desnudo en frente de todos. Intentó cubrirse con sus manos pero era difícil defenderse de toques en su cuerpo en un espacio tan reducido. No sabia si era la tensión por la que estaba pasando, pero comenzaba a sentirse mal, con un mareo repentino y dolores en su panza. Ya estaba realmente cansado de luchar, viendo a más de ellos acercándose a él con malas intenciones. Hasta que uno intentó tocar su vientre en un brusco movimiento y la reacción inmediata de Sora fue morder la mano intrusa con tanta fuerza que el hombre gritó, incluso la música se detuvo cuando el carroñero apartó su mano, con sangre a montones y piel colgando de una notoria herida, Sora escupió lo que había quedado en su boca y algo de sangre manchaba sus labios, bajando por su barbilla.

-¡Maldita perra!- Gritó enfurecido, y su puño terminó en la mejilla de Sora, haciendo que su cabeza golpeara los garrotes violentamente.

Sora solo dejó salir un jadeo y sacudió la cabeza en confusión. Gotas de sangre cayeron a sus piernas desnudas notando que su nariz estaba sangrando.

-¡Te mataré maldito! ¡Mira lo que hiciste!

El carroñero sacó una navaja, metiendo sus manos para agarrar el cabello de Sora, acercando la hoja afilada a su cuello.

-Te rebanaré como a un maldito cerdo.

Sora cerró los ojos y apretó los dientes  cuando sintió la navaja haciendo presión en su cuello. Pero el sonido de un disparo lo sobresalto, el agarre de su cabello se aflojó y solo escuchó el sonido del cuerpo muerto cayendo al suelo. Sora abrió los ojos lentamente, la sangre había salpicado los garrotes. El disparó provino del hombre sentado en el trono, quien se levantó. Su mirada era seria y todos en el Bar estaban en un completo silencio.

-Quiero que tengan una cosa en claro.- Dijo seriamente, llegando donde estaba el cuerpo y colocando su pie sobre él.- Cuando toman prestado un juguete, siempre deben devolverlo en las mismas condiciones.

-No soy un juguete.- Sora arrugó la nariz bajo el comentario, realmente quería patear a ese fastidioso tipo.

Quien le dio una sonrisa cuando vio esos ojos azules mirándolo como si pudieran matarlo solo con darle un pequeño vistazo.

-¿Cual es tu nombre?- Le preguntó.

Sora apartó la mirada, pero el repentino agarre en su cabello para que su mirada se cruzara con esos ojos dorados lo hicieron jadear, la sangre de su nariz aun goteaba y el agarre en sus mechones marrones se apretó.

-S-Sora... -Dijo entre jadeos.

-Sora.- Repitió el Hombre. -Yo soy Ansem. Espero que disfrutes tu estadía en tu nuevo hogar.

Soltó su cabello y se apartó para subirse al escenario, todos los presentes lo miraban atentamente.

-Ya tomé una decisión.- El hombre de piel morena golpeo la jaula con uno de sus pies. -Matar a este chico seria un desperdicio. Pero tengo curiosidad, nunca he visto parir a un omega ¿Como serían sus gritos? me encantaría oírlos...

Los carroñeros sonrieron bajo esas palabras, haciendo que el cuerpo de Sora temblara. Mirando detrás de él a Ansem, con extremo terror en su mirada.

-¿Cuantas crías piensan que podría tener este omega al año? ¿Una? ¿Tres? ¿Diez? Seria como una pequeña vaca dándonos carne cada temporada. -Ansem se cruzó de brazos relamiéndose los labios mientras el grupo de carroñeros victoriaban, asintiendo a la idea entre gritos y risas.

-Dicen que la leche Omega cura cualquier enfermedad.- Dijo uno entre la multitud.

-Puede quedar preñado incluso semana después de parir.- Agrego otro.

-Yo quiero a una de la crías como mascota.

Cada comentario era peor que otro, Sora comenzó a sentir nausea, quería escapar de ellos a toda costa. No podía imaginar pariendo un bebé en cada celo, eso... seria imposible. Una mano repentinamente lo agarro por detrás, aprisionando sus pezones hinchados con la piel sucia y tosca. Sora intentó apartarse, sintiendo el aliento putrefacto del carroñero en su cuello entre los garrotes, otro jaló de sus piernas, otra vez comenzaron a tocar su cuerpo mientras Ansem solo miraba con una sonrisa. Algo de leche se derramó de su pecho y los hombres estaban desesperados por probar un poco, incluso rasguñando su piel, no tenían ningún cuidado.
Uno de los hombres abrió la jaula y Sora inmediatamente reacción intentando escapar, pero era inútil, por mas que luchara eran muchos de ellos. Tocando su vientre, chupando sus pezones y jalando de su pene mientas sujetaban sus manos y piernas. Eran verdaderos animales devorando un cordero. Los ojos de Sora se llenaron de lágrimas mientras gritaba por ayuda pero muy dentro  de su cabeza sabía que nunca lo ayudarían. Riku estaba muerto, su alfa otra vez había muerto, estaba solo nuevamente y probablemente también perdería a su bebé. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una repentina intromisión entre sus piernas. Sora abrió los ojos de golpe viendo con horror como uno de los carroñeros se posicionaba entre sus piernas y se bajaba la cremallera de su pantalón. Algo de él comenzó a arder, como si su cuerpo involuntariamente hiciera todo lo posible por escapar, los mareos volvieron y cuando vio ese asqueroso miembro presionando contra su entrada, el mundo dio vueltas frente a sus ojos, hizo un gemido ahogado cuando su estómago se revolvió, sus entrañas se apretaron y vómito todo lo que tenia en su estómago. El hombre se apartó, y soltaron sus manos cuando otra ola de nausea hizo que su cuerpo temblara, vomitando nuevamente.

-Que puto asco.- Dijo un carroñero que se limpió el vomito que alcanzó a caer en sus manos.

-Ya se echó a perder.- Dijo otro.

Sora intentaba recuperar el aliento, lo habían  dejado caer bruscamente al suelo sucio, su cuerpo cubierto de barro y su propio vomito, pero eso no era lo que lo tenia tan mareado, su cuerpo había reaccionado de una manera muy extraña que ni el mismo comprendía. La mirada curiosa de Ansem viajó por el cuerpo de Sora, manteniéndose en silencio mientras los carroñeros se reían del cuerpo sucio de Sora, lo picaban con palos o le tiraban comida. Sora volvió a vomitar, esta vez solo dejando salir un hilo agrio de saliva, su estómago ya no tenía nada mas que dejar salir, haciendo que su estómago doliera por el esfuerzo de las arcadas que no se detenían.

-¿Donde está su Alfa?- Dijo Ansem repentinamente. Haciendo que las burlas de detuvieran y todos quedaran en silencio.

-¿Que Alfa, jefe?- preguntó uno de ellos confundido.

-Este Omega, tiene una marca en su cuello.- aclaró.- Esta reacción que tuvo ahora... es porque está rechazando a cualquiera que intente aparearse con él.

Los hombres se miraron entre ellos, con algo de confusión. La mayoría eran indiferentes o simplemente ignorantes sobre la información de un Omega, solo sabían que eran como una "mujer", con funciones reproductiva parecidas, solo que no contaban con genitales femeninos.

-No estaba con ningún Alfa cuando lo trajimos, jefe.- Dijo uno entre la multitud. -Creo que le disparamos en su escondite.

-Estaba muerto, yo lo vi. -Agrego otro.

Ansem miró nuevamente el cuerpo de Sora, como aun temblaba en en suelo, esta vez cubriéndose la cabeza con sus brazos. La marca de su cuello era de un color rojizo, quizás tomaba su tiempo en desaparecer, no estaba del todo seguro.

-Bien, llévenlo de regreso a la jaula. Nadie lo tocará hasta que la marca de su cuello desaparezca. Podría morir si jugamos con él ahora... y eso seria realmente aburrido.

Los hombres obedecieron. Tomaron a Sora nuevamente y lo llevaron de vuelta a la jaula. Dejándolo en medio del escenario mientras la "fiesta" continuaba. Nadie intentó tocarlo, pero si le lanzaban comida o cerveza de vez en cuando. Sora se llevó la mano a su cuello, tocando con la punta de sus dedos el relieve de la mordida. Se mantuvo acurrucado así toda la noche.

-Riku... -Susurro mientras intentaba reprimir el llanto. -Riku... Riku.

No quería perder la fe. Pero estaba metido en un oscuro agujero, que encontraba imposible salir.

 

Chapter 35: Recuerdos ante un frío intenso

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Tenía frío, mucho frio. Su cuerpo simplemente inmóvil, en una oscuridad tan densa que lo asustaba. Nunca le había tenido miedo a la oscuridad, ni cuando era pequeño. Sus padres lo consideraban un niño completamente independiente desde el primer momento en el que aprendió a caminar.

-Eres muy extraño, Riku.

La voz de su hermano resonó en su cabeza como una ola fría de invierno.

¿Donde estaba él? Ahora que lo recordaba. No estaba seguro, la última vez que lo vio fue en un tramo lejano, donde decidieron separarse.

-No quiero seguir siendo tu sombra.

Le había dicho ese dia, cuando Riku le dijo que dejaría a los saqueadores. Nunca fueron muy unidos, pero eran hermanos después de todo. De un aspecto muy parecido, pero Diferentes, muy diferentes.

Pero... ¿Por que recordaba esto ahora? Su corazón sabia que había algo mucho más importante que debía hacer, aun así soñó con su familia, con sus amigos y su vida antes del inicio de toda esta pesadilla.

-Riku..

Hubo un invierno donde sus padres le habían hablado sobre ser un alfa, correcto y educado. Pero ser educado nunca estuvo a la par con Riku. Era uno de sus grandes defectos, además de su inseguridad antes el resto. Sus padres esperaban demasiado de él, mas cuando fue el mejor de su clase, el mejor en los deportes y de alguna forma, mejor en todo lo que hacia. Fue el mayor conflicto que tuvo con su hermano menor.

-Riku...

No quería ser el mejor, quería ser una persona normal, y ahora, en este mundo, quería ser una persona fuerte, para proteger a los que amaba. Proteger lo que era mas importante para él.

-¡Riku!

Y lo mas importante para él, de alguna forma lo había perdido.

Riku lentamente volvió en su conciencia. Sus ojos se movieron y comenzaron lentamente a abrirse. El frío en su cuerpo lo golpeo intensamente y el dolor lo hizo jadear. Su vista era borrosa pero podía divisar un cabello rojo bajo la tenue luz que entraba por una ventana rota. Se podía ver el cielo gris y el olor a húmeda en el aire. Sentía un calor bajó su cabeza, una respiración que lo mecía de arriba a abajo constantemente y la picazón de algo peludo, Vanitas lamió su frente dejando en claro que era él quien mantenía su cabeza.

-¿Riku?- Escuchó una voz.

Riku bajó la mirada muy lentamente, encontrándose unos ojos azules que lo miraban con angustia. Ojos azules... grandes y brillantes. Fue en ese momento donde sus recuerdos regresaron y cayeron sobre el como un balde de agua fría.

-¡Sora!-Gritó, intentando levantarse.- ¡¿Donde esta Sora?!

Unas manos lo sujetaron por los hombros, impidiendo sus movimientos. Era Lea quien lo mantenía fijo en lo que parecía ser un colchón desgastado.

-Hombre, no hagas fuerza. Necesitas descansar.- dijo el pelirrojo.

-Tranquilo, Riku. Por favor.- Era la voz de Xion, que intentaba calmarlo.

Pero Riku aun intentó levantase, sus pocas fuerzas eran inútiles y el intenso dolor en su estómago lo hizo rendirse después de unos minutos de batalla. Jadeo agotado, con su cuerpo empapado en sudor.

-Casi te perdemos, no hagas que el esfuerzo de Xion sea en vano.- Dijo Lea con cierto tono de molestia, limpiando el sudor de su frente.

-¿D-Donde esta Sora?- Preguntó nuevamente.

Xion y Lea se miraron con angustia, para luego mirar a Riku, tardaron un poco en pensar una forma adecuada de explicar lo que pasó.

-Sora... Se lo llevaron los carroñeros. -Explico Xion. -Junto con Kairi y el resto de los sobrevivientes.

Riku abrió los ojos y frunció el ceño cuando rápidamente intentó levantarse nuevamente, Lea reaccionó, tomando sus hombros para obligarlo a recostarse otra vez.

-¡Suéltame! ¡Debo ir por Sora y Kairi!- gritó Riku con desesperación, sus intentos eran notoriamente inútiles.

-Riku, basta por favor. -Xion también ayudó para sujetarlo.- Tienes un agujero en tu estomago, apenas rozó uno de tus órganos internos ¡Pero si te sigues moviendo te desagraras!

Riku dejó de luchar al notar su cuerpo vendado. Efectivamente, la venda lentamente se tiñó de rojo, comenzando a sentirse mareado. Se tranquilizó y dejó que Lea acomodara su cabeza sobre lo que parecía ser una mochila cubierta con un chaleco desgastado, Vanitas se había movido, ahora sentado a su lado.
Ahora que se daba cuenta, no estaban en el mismo departamento donde habían sido acorralados.

-Nos tuvimos que ir.- Contesto Xion, al notar los ojos de Riku viajar de una lado a otro por la habitación.- Nos vimos superados, te estabas desangrando y tan rápido como desaparecieron los carroñeros, nos vimos rodeados de caminantes...

-¿Solo... ustedes?- Pregunto Riku.

Xion negó.

-Isa también pudo escapar, con esa chica... ¿Elena? -Xion miró a Lea para que la corrigiera.

-Elrena. Nos encontramos con ella cuando estábamos escapando...

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Los caminantes estaban por todos lados, Xion había logrado escapar de los carroñeros gracias a Kairi, pero cuando miró detrás de ella, tan solo habían cadáveres. La pelirroja había desaparecido.

-¡¿Kairi?!- llamó, y el pánico la invadió cuando solo escuchó los típicos sonidos de esas cosas, chirridos de sus dientes, gemidos angustiantes y golpes en puertas y paredes.

Los cuerpos que estaban en el suelo también comenzaron a moverse y lo que alguna vez solo fue un puñado, ahora eran varias docenas. Xion retrocedió, con su arma en las manos, hasta que su espalda tocó la pared agrietada, el agua de lluvia empapó su ropa y los ojos de los caminantes brillaban casualmente en la oscuridad.

-A-Ayuda... -Susurró con temor, cuando se vio mas acorralada.- Isa.. Lea..

Disparó al primero que se le abalanzó, y esquivó otro que intentó agarrar su brazo, resistió lo que pudo hasta que su pistola hizo un "Click " desconsolados. Se había quedado sin municiones. Y cuando una de esas cosas se le abalanzó, solo pudo cerrar los ojos y esperar lo peor. Pero alguien jaló de su brazo y la abrazó con fuerzas, mientras un disparo la sobresaltó. Abrió los ojos y se encontró con el cabello azul de Isa, acabando con los caminantes que se les acercaban, miró hacia arriba y vió el rostro húmedo de Lea, quien no la soltaba de sus brazos protectoramente.

-¿Estas bien?- Le preguntó el pelirrojo exaltado, empujando a una de esas cosas con una fuerte patada.

-S-Si, estoy bien.

-Debemos salir de aquí.- Dijo Isa, sacando su navaja de la cabeza destrozada de un caminante.- cada vez veo mas y seguramente se multiplicaran cuando esos cuerpos muertos comiencen a reanimar.

-¿Donde esta Sora?- preguntó preocupada.- ¿Y Riku? ¡¿Los demás, donde están?!

Lea negó con la cabeza tristemente.

-No lo sabemos...

-Los buscaremos cuando salgamos de aquí.-Dijo Isa. -Vamos muevanse.

Comenzaron a correr hacia las escaleras, entraron por un angosto pasillo a la sala principal de uno de los departamentos. La situación no era mucho mejor, habían muchos cuerpos esparcidos por todo el lugar y algunos ya comenzaban a moverse ligeramente. Pasaron cuidadosamente sobre ellos, y repentinamente un rayo brillo en el cielo iluminado la habitación por un par de segundos. Los ojos de Xion divisaron un cuerpo familiar, el cabello planeado resaltando entre los escombros.

-¡Riku!- Gritó, soltando la mano de Lea para corre a su lado.

Un charco de sangre estaba debajo de él, siendo arrastrado por el agua de lluvia que bajaba por el suelo de cerámica. A simple vista parecía que estaba muerto, su cuerpo estaba inmóvil boca abajo y cubierto de sangre. Xion dejó salir un jadeo reprimiendo el llanto.

-Vamos... tenemos que irnos... -Le dijo Lea, acariciando su cabeza para poder consolarla.

-Espera...- Xion repentinamente escuchó un gemido.

Se acercó más al cuerpo de Riku y puso su mano sobre él. Al principio Isa la iba a detener para que se apartara, podría ser que Riku estuviera convirtiéndose en una de esa cosa. Pero los ojos de Xion se abrieron cuando sus dedos tocaron el cuello para sentir su pulso. Efectivamente, Riku aun estaba vivo. Xion ni siquiera tuvo que decirlo, Isa rápidamente le entregó el arma a Lea y ayudó a Xion para darle la vuelta a Riku. Su ropa estaba empapada en sangre, su piel apenas tenía color pero cuando Isa lo cargó sobre su espalda soltó otro gemido de dolor mucho más audible.

Fue así como pudieron escapar, usando la entrada trasera por donde habían entrado al departamento horas atrás. Ya no habían carroñeros, tampoco habían caminantes, todos parecían estar dentro del departamento. Corrieron a la casa rodante, donde Vanitas ladraba sin control por una de las ventanas. Claro, Sora lo había dejado dentro del automóvil para evitar que mordiera a alguien de los refugiados, Isa lo agradeció, probablemente lo hubieran matado las carroñeros si Vanitas hubiera estado con ellos. Le entregó las llaves a Lea y entraron, cerrando con seguro las puertas cuando los cuerpos ya reanimados comenzaron a salir por la entrada del departamento y se abalanzaron violentamente contra la caza rodante.

-¡Vamos! ¡Enciende y vámonos! -le gritó Isa al pelirrojo.

-Eso hago, estoy... ¡AAAH!- gritó repentinamente cuando alguien golpeo la puerta, no era un caminante y Xion la reconoció enseguida.

Abrió la puerta é inmediatamente el extraño entró, cerrando la puerta con seguro nuevamente y respirando agitada. Isa había dejado a Riku sobre la cama, y se paró en frente de Xion a la defensiva. Pero repentinamente la casa rodante aceleró, perdieron un poco el equilibrio y salieron del callejón.

-¿Que fue lo que pasó? Maldita sea.- Preguntó la persona encapuchada. La voz era femenina y los otros dos chicos la reconocieron.

-¿Elrena?- preguntó Lea.

-Vaya, te acuerdas de mí nombre. -Ella se saco la capucha de la cabeza, y efectivamente, era la chica rubia que conocieron en la entrada del departamento.

Xion se dio la vuelta, y se apresuró a donde estaba Riku, ahora su respiración era acelerada y gemía de dolor. Sacó el maletín de emergencia que Kairi había dejado en una de las alacenas y comenzó a trabajar en la herida de Riku.

-Isa, necesito que me alumbres con la linterna, fue un disparo...- Dijo ella al romper la camisa ensangrentada de Riku, revelando un agujero cerca de su última costilla donde brotaba sangre en cada respiración.- Debo sacar la bala y verificar que no atravesó el pulmón.

Isa obedeció, trajo una linterna y paños de cocina que estaban sobre uno de los estantes. Lea refugio el caper bajó el garaje de una casa donde se quedaron a pasar la tormenta. Habían pasado horas, donde solo se escuchaban las gotas de lluvia chocar contra el techo del garaje y los cantantes quejidos de dolor de Riku, hasta que esté simplemente se desmayó.

-Bendito sea el día que no tengamos a un moribundo en el equipo.- Dijo Lea, haciendo una mueca cuando vio como xion por fin pudo extraer la bala de la herida.

-Lo peor, es que es por causas humanas...- Dijo Xion, mientra desechaba la bala y limpiaba la herida para luego venderla.

-¿Que fue lo que pasó?- Preguntó la rubia nuevamente.- Espero que no sean los responsables de ...

-Los carroñeros nos atacaron..- respondió Isa. -Tanto tu grupo como el mio se vio acorralado.

Elrena miró al alfa con unos intensos ojos desafiantes, no parecía estar muy satisfecha con la respuesta que le habían dado.

-¿Que hay de los caminantes? Habían muchos de ellos.

-Strelitzia... -Susurró Xion. Viendo como Riku ya dormía tranquilamente y lo cubrió con las mantas. -Ella... atacó a uno de los carroñeros, iniciando una matanza.

Elrena se quedó en silencio, llevándose la mano a la cabeza y dejando su cuerpo caer sobre uno de los asiento de la cocina. Su ceño seguía fruncido pero no lograba esconder por completo su angustia.

-El resto... ¿están muertos? -Preguntó, casi en un susurro bajo el fuerte estruendo de los tejados por la fuente lluvia.

-Algunos fueron capturados por lo que pude ver. Pero no estamos del todo seguros. -Dijo Lea.

-Descansemos hasta que la tormenta se calme un poco, y pensaremos en algún plan. -Esta vez fue Isa el que habló, mirando por la ventana y alumbrando hacia la puerta de la casa, a simple vista, totalmente abandonada.

-¿Un plan? -Lea lo miró con una ceja levantada, recibiendo una mirada de Xion también.

-Los rescataremos.

-¿Te das cuenta en la situación en las que nos encontramos?

-¿Quieres abandonarlos? Siempre pensé que era yo el de mente fría.

-No, claro que no. Quiero ayudar pero... -Lea miró a Riku, luego se miró así mismo.- Solo somos...

-Podemos hacerlo.- Interrumpió Elrena.- Quizás nos ganan en cantidad, pero podemos ser mas inteligentes.

Lea bajó la mirada y sus puños se apretaron. Claro que quería ayudar, pero Isa y Xion estaban con él ahora, habían podido escapar y solo pensar arriesgar sus vidas, lo hacían dudar completamente. Le había tomado cariño al poco tiempo que había conocido a sus nuevos amigos, Kairi era una chica fantástica, Sora demostraba optimismo hasta en las situaciones más difíciles y Riku... maldita sea, era un verdadero luchador. Pero intentar ayudarlos, podría significar la pérdida de lo que realmente era importante para él.

-S-Sora... -La voz de Riku rompió el frío silencio que se había formado. -Sora... So...

-Shhh... Riku, tranquilo.- Xion se apresuró a su lado, apartando el flequillo de su rostro.- Todo esta bien.

Isa se cruzó de brazos, dejando su cuerpo reposar sobre uno de los mesones de cocina.

-No espero que lo hagas.- Dijo Isa.- Siempre fuiste lento para estas cosas. Pero si no tienes las mismas intenciones, no me harán cambiar de opinión.

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El plan fue así entonces, cuando la lluvia se detuvo, llevaron a Riku dentro de la casa. Haciendo una fogata improvisada con libros y tablones de madera y cuando el día se convirtió en noche nuevamente, Isa y Elrena salieron a la oscuridad del exterior. Para idear un plan de rescate, necesitaban saber la ubicación de los carroñeros y ver una forma de entrar a su "fortaleza" de muros y armas.

-Ya amaneció y ellos aun no vuelven. -Terminó de contarle los hechos a Riku, quien se mantuvo recostado, mirando al techo como si fuera lo más interesante del mundo, pero en realidad estaba perdido en sus pensamientos.

Habían pasado ya un día entero, sin saber nada de Sora. Con esos hombres...haciendo quien sabe que con su cuerpo. Tan solo la idea de que podrían hacerle daño le hervía la sangre, quería ir por él ahora mismo y matar a todos los responsables de apartarlo de su lado.

 

Chapter 36: Hasta el ultimo aliento

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La puerta corrediza de la casa se abrió, casi al medio día. Isa y Elrena parecían agotados, sudando y respirando agitados.

-¿Que paso?- pregunto Xion preocupada, acercando botellas de agua para que pudieran recuperar el aliento.

-Caminantes, desde la noche anterior se duplicaron en las calles del pueblo, están en todos lados. -Dijo Isa.

-Las cosas se complicaron bastante.- agrego Elrena.

Isa vió que Riku estaba con los ojos abiertos y levantó el rifle en sus manos señalando que lo había usado para defenderse. Riku simplemente asintió, no había problema en prestar el rifle si era para proteger a los de su grupo.

-Ni la muerte quiere ver tu trasero. -Se arrodilló Isa junto a Riku.

Riku intentó reír, pero una mueca de dolor fue lo único que pudo expresar.

-Apenas...

-¿Y bien? ¿Pudieron averiguar algo?-Pregunto Lea impaciente.

-Si y No.- Comenzó Elrena. -Encontramos su guarida, bastante fácil la verdad. Es una parte del pueblo rodeado de murallas de lata, quizás de 2 metros y medio de altura.

-Guardias en cada esquina y entrada.- Agrego Isa. -Pero tenemos una idea de que hacer.

Riku hizo un esfuerzo sobrehumano para sentarse, Xion intentó detenerlo pero el alfa la apartó delicadamente para que lo dejara, apoyando su espalda contra la pared fría de cemento, era una agradable sensación con lo cálido que estaba su cuerpo.

-Sea cual sea el plan...- Pauso Riku para dejar salir un suspiro.- Ayudaré.

-¿Que? ¿Estas loco hombre? No puedes.- Lea se negó rápidamente.

-No me detendrán esta vez, Sora y Kairi están en ese lugar.- Riku mantuvo una mirada determinada.- No puedo quedarme aquí sabiendo que están en peligro.

-Lea tiene razón.- Esta vez fue Xion quien hablo.- No puedes... apenas te...

-Dejen que lo haga.- Interrumpió Isa. Todos lo miraron, se mantuvo con los brazos cruzados apoyado sobre una mesa. Su semblante era serio y no parecía estar bromeando. - Entiendo porque insiste tanto, estamos hablando de su familia quien esta en peligro. Si estuviera en su lugar, también estaría irritablemente desesperado.

Tanto Xion como Lea se quedaron en silencio.

-¿Cual es el plan?- Pregunto Riku.

-Es simple.- Dijo Elrena.- Simple pero no aseguro que todos saldremos vivos.

Xion levantó la cabeza con preocupación y Lea apretó el puño bajo el comentario.

-Actuaremos esta noche.- Continuó Isa.- Parece una fortaleza impenetrable pero tienen una debilidad.... y es la confianza. Piensan que nadie los atacaría, sus guardias armados pasaron toda la noche bebiendo y drogándose.

-Queremos actuar lo mas sigilosos posible.- Dijo Elrena.- Hay una zona, por la parte trasera del pueblo donde vimos pocos guardias, podemos dividirnos en dos grupos. Uno que los distraiga y otro que busque a nuestra gente y los libere.

Isa se acercó donde estaba Riku y se sentó en el suelo, sacando un mapa turístico de la zona. Apuntando con el dedo un lugar específico.

-Lea, tu te quedaras en la casa rodante justo en este punto. Aquí está el camión que bloquea el paso, mientras nosotros actuamos y los distraemos, tu te encargaras con Xion de tener una ruta de escape.

-Espera... ¿Dices que serás la carnada? -Lea frunció el ceño.- Es peligroso, podrían matarte, Isa.

El hombre de cabello azul solo asintió y volvió su atención al mapa, señalando otro sector en un enorme círculo.

-Todo esto es su guarida, aquí es por donde entraremos. -Isa miró a Riku.- El olor de Sora debería guiarte a él, intentaremos hacer todo el tiempo posible, pero asegúrate de encontrarlos en el menor tiempo que puedas y llegar a este punto de encuentro para volver a la casa rodante. Tenemos dos bengalas, lanzaré una si las cosas salen de control, por otro lado, lanzaras una cuando ya este en el punto de encuentro.

Riku asintió, entendiendo perfectamente el plan.

-Pero el punto de encuentro esta del otro lado de donde estaremos.- Dijo Xion.

-La bengala revelará nuestra ubicación.- contesto Elrena. -Es donde entro yo.

Elrena sacó de su bolsillo algunas granadas y una tercera bengala con una sonrisa arrogante en su rostro.

-La bengala probablemente revelará nuestra ubicación, por lo que Elrena usara las granadas para desviar su atención, una bengala en el otro extremo y darles tiempo de rodear el campamento y dirigirse en el punto de encuentro con Xion y Lea. Si por algún motivo nosotros no llegamos a tiempo, nos encontraremos aquí.- Isa señaló una gasolinera a unos kilómetros por la carretera.

Y eso fue todo lo que hablaron. Riku intento descansar todo lo posible hasta que la noche llegó. Se vistió con su ropa de siempre, con la sangre ya seca y se cubrió con su capucha y Bufanda. En el primer intento para levantarse fue un infierno, pero en el segundo uso a Vanitas como apoyo, simplemente se mordió el labio y se aguanto el dolor. Su herida había sido cubierta con cinta adhesiva, lo ayudaría a mantener el vendaje firme por un tiempo. Tenían que hacer las cosas rápido.

-¿Seguro que estas bien? -Le preguntó Xion al ver que Riku se tambaleaba un poco al caminar, con el perro casi pegado en sus piernas para mantener el equilibrio. 

Riku no contesto, se apoyó contra la pared dejando salir un jadeo, el labrador lo miraba impaciente, podía ver en esos ojos dorados que también estaba desesperado por hayar a Sora. Tenia que aguantar, solo por hoy.  Solo por esta noche. Sora estaba en ese maldito lugar... quizás asustado y desprotegido, lo necesitaba.... lo necesitaba.

-Isa.- El pelirrojo llamó a su amigo, que estaba en la mesa de la cocina preparando sus armas con municiones. Cargadas y listas para lo que se venía.

Isa levantó la mirada, viendo en los ojos verdes de su mejor amigo la angustia que traía con ellos.

-Un vez, una persona me dijo "Debes luchar por las personas que te importan. Siempre volveré por mis amigos"

Lea bajó la mirada y apretó el puño.

-No quiero que vayas.

-Los roles se han invertido al parecer. -Sonrío Isa con amargura.- Antes eras tu el testarudo que saltaba detrás de un amigo para ser el héroe.

-Las cosas son diferentes ahora... yo, no quiero perder a más personas. Esto es muy arriesgado. -Lea alzó un poco la voz, recalcando la última palabra.- Riku apenas puede mantenerse en pié, Elrena apenas la conocemos. Xion esta aterrada y ...

-Lea, puedes decirme lo que quieras. No cambiaré de parecer.

-¿Por que?- Preguntó el pelirrojo con angustia.

-¿Quieres abandonarlos?- respondió Isa con otra pregunta.

Lea se quedó callado. Apartando la mirada.

-¿Quieres abandonar  Sora y su bebé?- Formuló una nueva pregunta, insistiendo en su punto. -También a Kairi... a Skull que fue tan amable con nosotros, Ephemer que arriesgó su vida por nosotros apenas conociéndonos una hora.... a esas personas inocentes que solo rogaban vivir en paz y salir de este pueblo que parece un infierno...

Lea parecía apretar más sus puños, los nudillos casi blancos, escuchado todo lo que Isa tenia que decirle. Tenia razón, no podías abandonarlos después de todo. Pero, tenia miedo, miedo de perder lo único que tenía, lo único que le quedaba.

-Prométeme que volverás...- Fue lo único que salio de su boca después de varios minutos de silencio. -Xion y yo los estaremos esperando. Prométeme que volverán.

Isa levantó su puño y Lea acercó el suyo en un golpe amistoso.

-Concentrarte en tu trabajo. Para que cuando volvamos nos larguemos de aquí.

Tardaron un poco mas en llegar a la parte trasera del campamento. Riku parecía estar luchando consiguiendo mismo para mantenerse en pie. Pero el plan continuó como estaba previsto. Esperaron que uno de los guardáis le diera la espalda para darle una bala precisa en la cabeza con el rifle. Con el silenciador que Leon le había puesto en su arma, lo único que se escuchó fue el sonido sordo del cuerpo cayendo sobre los arbustos. Incluso cuando otro guardia se acercó para ver porque el puesto estaba vacío también fue derribado por otra bala en su nuca.

-Vamos, esta libre.- Dijo Elrena, arrastrándose por los arbustos hasta los cuerpos, quitándole sus armas, municiones y algunas otras cosas de utilidad.

Isa notó que traían radios de comunicaciones, tomó uno de ellos y giró los canales, escuchando conversaciones en los primeros tres. Tomó la radio del otro cadáver y se lo entregó a Riku.

-Usaremos el canal 6, no parecen utilizarlo. Háblame si algo sale mal, lo veo mas útil y seguro que las bengalas.

Riku asintió con un bufido. Aceptado la radio y colocándola en el cinturón de su pantalón.

Una de las latas estaba sobre puesta y la usaron para entrar al lugar, sigilosos y con cada paso contado para no llamar la atención. La lata la volvieron a colocar donde estaba y Elrena la marco con grafiti una "X" roja para no olvidar su salida de escape.

Ahora se llevaría acabo la segunda fase del plan: Separarse.

Riku inmediatamente comenzó a seguir el olor de Sora, con Vanitas detrás de él. Al principio solo sentía olores asquerosos a orina y carne en descomposición. Pero mientras mas se adentraba al campamento, un tenue aroma familiar lo llamaba. Varias veces tuvo que detenerse para tomar un descanso, dejando salir grandes bocanadas de aire y agarrándose el abdomen por el intenso dolor que lo atormentaba.

Riku clavó la navaja en la cabeza de otro guardia, y Vanitas rompió fácilmente el cuello de un perro de caza que lo acompañaba. Parecían estar serca de una zona mucho más descuidada, tablones de madera dividían las calles, las casas con fogatas en cada rincón. Le parecía extraño no ver a nadie. Solo un par de guardias que a veces pasaban pero el camino, dormían tirados en cualquier lugar o simplemente festejaban fiestas dentro de algun local comercial. Esto facilitaba un poco las cosas.

El aroma de Sora lo guió hasta lo que parecía ser unos almacenes. Latas de comida, pan envuelto en tela, huecos y un montón de vegetales. Riku se maldijo así mismo no poder llevarse nada, traía su mochila pero debía ser racional, el peso simplemente lo retrasara. Llegó hasta detrás de un granero. El olor de Sora era tenue, pero se mezclaba fuertemente con el olor podrido que lo tenia enfermo. Quería  vomitar, pero se aguantó las ganas. Siguió el mal olor hasta lo que parecía ser una tienda de lácteos. Era vigilado tan solo por un guardia y el ruido en su interior dejaba claro que mas personas estaba adentro.

Se agachó para caminar casi arrodillado hasta una ventana y lentamente miró en su interior.

Maldito infierno el que estaba apreciando, sus ojos se abrieron con horror, llevándose la mano a la boca para evitar gritar. Las nauseas volvieron, esta vez se presentaron con un estreñimiento en su estómago, vomitando casi toda el agua con bilis que tenia en sus entrañas. El sabor amargo de su boca no pudo distraerlo de lo que acababa de presenciar. Una mesa de madera con carroñeros sentados a su alrededor festejando alegremente mientras descuartizaban el cuerpo de una persona. Lo comían con tanta naturalidad que parecía cualquier otro festín de la noche.
Riku se llevó la mano a su pecho, intentando calmar su respiración, la náusea no lo habían dejado, el olor podrido aun estaba a su alrededor. Agradecía que el cuerpo no fuera familiar, pero ahora estaba mucho más inquieto que antes, tenia que apresurarse.

Rodeo la casa sigilosamente, llegando a lo que parecían ser los jardines traseros de las residencias. Grandes contenedores metálicos estaban asentados uno al lado del otro.

-¿Sora?- Susurro, dándole pequeños golpes a uno de ellos.

No hubo respuesta, pero sí lograba escuchaba sonidos extraños dentro. Frunció el ceño y lo intento con el siguiente y el siguiente. Pero nada, solo golpes dentro, sonidos que parecían ser... ¿Caminantes? Riku no quería abrir uno para averiguarlo y los gruñidos de su perro claramente recalcaba su mal presentimiento.

Riku comenzaba a sudar por la preocupación... ¿Por que él olor de Sora estaba en este lugar? En esos hombres... en estos contenedores... no podía confundirse ¿O si? El olor de Sora era único, inigualable, ahora que estaban unidos por la marca, Riku era el único capaz de sentir su esencia. Algo estaba mal y comenzaba a asustarse.

-Ansem a estado muy extraño ¿No lo crees?- Un voz lo alertó, escondiéndose detrás de los contenedores.

-Ni que lo digas, la caza fue un éxito y apenas nos deja tocar la carne fresca.

Dos hombres caminaban en frente de los contenedores, uno de ellos bebía directamente de una botella de ron.

-Nos estábamos divirtiendo con ese Omega.- Dijo uno de ellos con burla. Riku frunció el ceño y comenzó a seguirlos.- No se porque nos interrumpió. Puede que sea el ultimo del planeta.

-Aburrido... quería probar esa carne y ese culito que tenia, se sentía tan suave en la palma de mi mano.

Riku apretó los dientes con ira. Quería matarlo, quería agarrar su cuello para hacer que se tragara sus palabras. Hablaban de Sora tan vulgarmente que su sangre comenzó a hervir. Por un momento su herida dejó de doler, sentía la fuerza necesaria para saltar sobre esos hombre y romperles el cuello.
Pero se contuvo, tragó saliva y respiro profundamente. Debía aguantar y seguirlos, eran la única pista del paradero de Sora.

Los hombre siguieron su caminó hasta lo que parecía ser un granero, abriendo el candado de una gran puerta de metal y entraron entre risas. Riku se mantuvo escondido, mirando dentro del lugar y ... Bingo. Habían jaulas amontonadas descuidadamente, con personas dentro de ellas.

-Muy bien, saca al mayor. Numero 37. -Dijo uno de ello, indicando con su dedo a una persona desnuda y con un número en su pecho que colgaba del techo amarrado de sus pies.

-¿Otro hombre? Teniendo mujeres tan deliciosas solo nos dan carne dura. -Se quejó su compañero.

-Cállate y sácalo. No debemos hacer esperar a los demás.

Su rostro estaba cubierto con un saco de papas y apenas fue tocado por el carroñero comenzó a retorcerse y a forcejear para liberarse, haciendo sonidos ahogados, como si su boca estuviera cubierta con algo.

-Deja de moverte, ganado. -Se burló. Sacando una navaja de su bolsillo y clavándosela en el cuello.

Los movimientos se detuvieron repentinamente, solo dando pequeños espasmos antes quedar completamente inmóvil. Las personas en las jaulas jadearon y algunas comenzaron a sollozar desesperadas.
Riku cerró los ojos y se cubrió la boca. Era ahora o nunca. Tomó el arnés de Vanitas, esperado el momento preciso para actuar, esos hombres se acercaban a la salida, arrastrando el cuerpo tomando sus pies.

3... 2... 1... y el arnés fue soltado. Vanitas saltó inmediatamente sobre uno de ellos. La sorpresa provoco un grito, que fue silenciado cuando Riku le disparo justo en la frente. El hombre que tenía a Vanitas sobre él intento patearlo y apartarlo con sus manos, intentado pedir ayuda. Pero Vanitas tenia el rostro entre sus dientes, comenzado a despedazarlo, hasta llegar a su cuello y darle fin con un fuerte mordisco justo en la yugular.

-Bien hecho. -Lo acarició en la cabeza. Se apoyó contra un pilar de madera para poder respirar y descansar.

El dolor volvió, punzante y agonizante, haciéndolo jadear ruidosamente.

-¿R-Riku? -Una voz familiar lo llamó.

Riku levantó la mirada y se encontró con el cuerpo desnudo de una chica. Estaba cubierta de barro y las mejillas llenas de lágrimas, su cabello rojo despeinado, habían cubierto sus ojos con tela negra y estaba amarrada en uno de los corrales, con un collar en su cuello.

-¡Kairi!

 

Chapter 37: La venganza color rosa

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-Otra vez esa mirada.- El hombre de cabello plateado sonrío en dirección al omega.

Sora se mantuvo lo mas calmado posible, a pesar de la situación en la que se encontraba. Habían pasado un par de horas, la fiesta del lugar ya se había apaciguado por completo, solo dejando algunos borrachos tirados en el suelo sucio, otros aun jugando apuestas a la lejanía, dándole tiempo a Sora para relajarse y descasar. Su caderas dolían como el infierno por la incomoda posición en la jaula tan estrecha, el hedor lo tenia con nauseas, pero era aún mas incomoda y asquerosa la mirada furtiva que ese hombre de ojos dorados le daba. Haciendo que Sora lo mirara molesto gran parte de la noche.

-No hay forma de que te mire bonito después de todo lo que han hecho. -Respondió secamente, casi escupiendo sus palabras.

-Solo ríndete, acepta ser mi omega, y puede que te de privilegios beneficiosos. -Se burlo.

Sora apartó la mirada sin decir nada. Dejando claro su poco interés de dialogar. El ya tenia un alfa, a pesar de que en su cabeza solo tenía la imagen de Riku cubierto de sangre en el suelo, muy dentro de él aún sentía ese hilo que mantenía su enlace intacto. Su marca seguía palpitando como los latidos de su corazón, ansioso al tener a su otra mitad alejado. Riku puede que siga vivo, pero evidentemente lastimado. Tenía que escapar, buscarlo y asegurarse de que este bien. No cometería el mismo error otra vez, no se quedaría esperando... con los brazos cruzados.

La risa del hombre sentado a su lado lo sacó de sus pensamientos y no pudo esquivar esa mano morena que entró a su jaula entre los garrotes para tomar su cuello. El "click" repentino lo desconcertó, notando que ahora tenía unos grillete rodeando su cuello, frío y grueso, con una cadena que parecía no tener fin.

-Te vez incomodo, estira un poco esas lindas piernas.- Le dijo Ansem, abriendo la jaula.

Sora vio un camino de libertad, tan cerca... pero lejos al escuchar la cadena arrastrarse en cada uno de sus movimientos. Salió lentamente, algo avergonzado por estar completamente desnudo.

-¿Puedo... tomar mi sudadera?- preguntó, viendo su prenda a pocos metros de él en el suelo.

Ansem no dijo nada, simplemente se encogió de hombros, jalando de la cadena levemente para recordarle que no podía intentar escapar.
Sora sabia esa razón, tenía que ser paciente, ya se presentaría una oportunidad y el no la iba a desperdiciar. Se puso la sudadera negra, sintiendo el aroma de Riku aun en ella, era lo suficientemente larga para cubrir su vientre y un poco mas abajo de sus muslos, siendo lo único reconfortante. Ansem se levantó de su asiento y se acercó al joven omega que tenía a tan solo unos pasos. Sora se tensó, quedándose parado en el mismo lugar, viendo como ese hombre, mucho más alto que el, de piel oscura y ojos amarillos se paraba en frente de él. Su cuerpo lograba cubrir la única luz de la sala, su sombra cubriendo por completo el cuerpo desprotegido de Sora.
La mirada del líder de los carroñeros era seria en esta oportunidad, su mano se levantó en dirección a Sora, quien cerró los ojos instintivamente. Sintiendo esas manos callosas tocando la parte baja de su muslo izquierdo, la sensación era extraña y sumamente incomoda.

-¿Esa cicatriz, como fue que la conseguiste?- Escuchó al hombre hablar.

Sora abrió los ojos levemente, algo desconcertado y precavido, conciente de los dedos tocando el relieve de su cicatriz que había quedado en su pierna después de lo ocurrido en el río.

-Nos atacaron... una banda de saqueadores.- Dijo Sora con la cabeza gacha.- Caí en un río y algo cortó mi pierna.

-Es maravillosa.- Dijo Ansem con una sonrisa. -La cicatrices, son prueba de la crueldad del mundo. Son evidencias de que superarte un gran desafío, marcando esa piel tan suave.

Ansem subió su mano lentamente, sus dedos seguían el recorrido de la cicatriz con la punta de sus dedos, Sora se estremeció cuando la sudadera comenzó a ser levantada, la cicatriz siguió hasta su cadera y la parte baja de su abdomen donde terminaba, las cadenas frías tocaron su piel, recordando que aun estaban en la palma de la mano de ansem. Sus dedos dejaron la cicatriz y siguieron cuesta arriba, por dentro de la sudadera, recorriendo su pecho y rozando sus pezones. Sora apretó los dientes incomodo, hasta que la mano de Ansem salio por la abertura del cuello de la sudadera  y soltó la cadena para pasarla por el orificio, ahora el acero estaba por fuera y no por dentro.
La mano de Ansem salio lentamente, siguiendo el mismo recorrido con la punta de sus dedos y dejó salir una risa por las reacciones de Sora, aun con esos ojos azules mirándolo con odio.

-Estas tan tensó como con muerto. -Dijo el hombre de cabello plateado. -Será mejor que te relajes, ya dije que no iba a hacerte nada hasta que esa marca de tu cuello desaparezca. No quiero matar a un omega tan precioso como tu por la reacción negativa de la marca de unión. Seria un desperdicio.

Sora dejó salir un suspiro de alivio cuando Ansem se alejó, de regreso a su asiento. La marca le había dado el tiempo que necesitaba. Sabia que Riku era fuerte, por lo que la espera seria eterna, de eso estaba seguro. Ahora la idea era preparar un plan. Quizás esperando que se durmiera, era una posibilidad.
Se llevó la mano a su vientre, de alguna manera pensando en como debería tomarse la situación ¿Podría correr en estas condiciones? ¿Saltar o defenderse? Era difícil responder esas preguntas de su mente. Su cuerpo era capaz de muchas cosas, pero en su situación, los malestares iban y venían sin aviso alguno. Incluso ahora mismo tenia leves dolores por el estrés y el esfuerzo anterior de forcejeo, pero intento mantenerlos ocultos, enterrarlos lo mas profundo que podía. No quería mostrar debilidad frente a este hombre. Incluso cuando se acercó a una silla cerca de Ansem para sentarse y descansar, un pensamiento casi de segundos le dijo en su mente que debía estar alerta.

La ayuda podía ser de mil y un formas, de las más inesperadas y con un llamado a la acción casi ensordecedora.

Una explosión se escuchó a lejanía, seguidas de varios estruendos y gritos. Sora retrocedió casi tropezando con la silla, viendo a varios carroñeros levantándose alarmados, algunos aun borrachos se las arreglaron para mantenerse de pie con sus armas ya en sus manos.

-¿Que diablos fue eso?- Preguntó Ansem casi en un grito de guerra que despertó al ultimo hombre que seguía tirado en el suelo.

Las mujeres encadenadas en el escenario gritaron cuando otra explosión se escuchó, mucho más fuerte que la anterior.

-¡Jefe! ¡Nos están atacando!- Un hombre llegó alarmado, abriendo las puertas de par en par.

Estaba sangrado de su oreja izquierda, mientras intentaba regular su respiración agitada.

-¿Pero quien mierda haría algo así? -Preguntó exaltado otro hombre, alistado sus armas.

-Muevan a todos, rápido.- Ordenó Ansem, jalando de la cadena de Sora para que lo siguiera.

Sora soltó un quejido ahogado cuando los grilletes se apretaron en su cuello, casi tropezando con sus pies. Pero la imagen de esos hombres dejando el bar, y solo Ansem tapando la única entrada que tenia como medio de escape, su sangre se calentó, sus ojos se oscurecieron en determinación, apretando su puño.

Sea lo que sea que esta pasando afuera, era una señal para actuar. Podía ser su única salida de escape.

--°--

-¿Riku? ¿Encontraste a nuestra gente? -Preguntó Isa por la radio.

Riku sacó rápidamente la radio y le dio al botón verde para responder. Dejando su espalda descansar contra un pilar de madera, exhalando con fuerza por el esfuerzo antes de reanudar el movimiento de su mano para liberar a los rehenes.

-Si, a casi todos. Falta Sora. - Dijo con amargura, soltando los últimos amarres que tenia a Kairi completamente inmóvil.

-¡A sora se lo llevaron, no se donde esta!- Gritó Kairi con lágrimas en los ojos cuando se quitó las últimas vendas que cubrían su rostro.

Riku lo sabia, sabia que Sora no estaba aquí. Pero escucharlo de Kairi lo hizo apretar el puño con frustración y preocupación. Se quitó la capa negra de su espalda y cubrió el cuerpo desnudo de la pelirroja.

-Kairi, mírame.- Le habló en un susurro. - Calma, ayúdame a liberar a los demás. Yo iré por Sora.

-Déjame acompañarte, Riku. -Ella tomó su mano para detenerlo.

Riku la miró y le sonrió con cariño, negando con la cabeza.

-Necesito que me ayudes a llevar a esta gente al punto de encuentro. Isa te estará esperando. Ellos necesitan a alguien fuerte que los guíe.

Ella abrió la boca para protestar, pero rápidamente la cerró, frunciendo el ceño con determinación y asintió. Soltó las manos de Riku y tomó las llaves del cadáver que custodiaba las jaulas, abriendo una por una.
Las personas libres ayudaron a otras hasta que Kairi llego al área de ganado. Las personas amarradas fueron liberadas encontrándose con Skuld. 

-¡Kairi! ¡Gracias a dios!- Dijo ella llorando de felicidad al ver a la chica pelirroja liberando los amarres de sus manos.

Y cuando liberaron a Ephemer que colgaba de una cuerda boca abajo, fue mucho más conmovedor. Skuld lo abrazó con fuerza mientras ambos lloraban. El cabello plateado de Ephemer estaba teñido de rojo por la sangre, y le costó ponerse de pie por lo mareado que estaba. En total, solo ocho personas habían logrado mantenerse con vida.. de las más de treinta que habían sido capturadas.

Cuando el último hombre fue liberado, una fuerte explosión sacudió el granero.

-¡¿Q-Que fue eso?!- Dijo Kairi, escuchando otra gran explosión con mucha más intensidad, cubriéndose la cabeza de los restos de madera que comenzaron a caer de la inestable estructura.

-No lo se.-Dijo Riku exaltado cuando más explosiones, mucho más pequeñas comenzaron a sembrar el caos en las afueras.

-¿N-No era un plan de ustedes?- preguntó Ephemer, aferrado con su brazo a Skuld para mantener el equilibrio.

Justo cuando Riku abrió la boca para responder, su radio volvió a sonar.

-¡¿Que carajo estan haciendo, bola de subnormales?!- se escuchó el grito irritado de Elrena.

-Lo mismo iba a preguntar.- Se escuchó ahora a Isa, mucho más tranquilo que la mujer.- ¿Fuiste tú, Riku?

-No... no fui yo.- Respondió.- Sea lo que sea, usemos eso como distracción. Isa, kairi irá al punto de encuentro con el resto. Debo ir por Sora.

-Esta bien. Tengan cuidado.

Y la comunicación se cortó. Kairi comenzó a guiar a las personas para que salieran por la puerta trasera, al lado contrario de las explosiones, los gritos y disparos comenzaron a escucharse a la lejanía y el humo que comenzaba a nublar su vista dejaba claro que la situación no era menor.

Un pitido en su oreja derecha hizo que Riku se detuviera. Todos los que estaban detrás de él también se detuvieron. Cuando un gran estruendo se escuchó cerca de ellos, viendo como un camión enorme y familiar se estrelló contra una casa, destruyendola en su totalidad para continuar su destructivo recorrido. Estaba en llamas y los neumáticos aceleraban  a su paso, los carroñeros intentaban detenerlo con disparos pero el camión aniquilaba a todos los que estaba en su camino.
Al principio Riku pensó que el camion estaba fuera de control, pero las desviaciones repentinas y el ataque hacia los carroñeros era completamente intencional.
La preocupación de Riku aumentó cuando el camión dio un giro repentino por la carnicería por donde había pasado antes, estrellándose contra los contenedores de metal. 

-Eso es...- Kairi miró con horror como docenas de caminantes salían del interior de los contenedores destruidos.

Algunos apenas tenían extremidades y otros en llamas caminaban en dirección donde estaban los carroñeros, llamados por el ruido.

Skuld pasó por su lado, corriendo en dirección del camión al notar una figura familiar asomándose por la ventana del conductor.

-¡Skuld! ¡¿Que haces?!- La detuvo Kairi del brazo.

-Lauriam...- Susurró ella con lágrimas en sus ojos.

Riku y el resto se dieron cuenta, la puerta del camión se abrió de una patada, cayendo el cuerpo de una persona. El cabello rosado era reconocible, incluso cuando se levantó entre jadeos y su cuerpo cubierto de sangre, sus ojos oscuros por la ira. Tenia una enorme herida en su cuello, no provocada por la colisiones del camión evidentemente. Riku pensó que probablemente había sido causa del ataque en el refugio donde lo conocieron, y soportó todo este tiempo... por venganza. Ephemer había dicho que su hermana se había infectado por culpa de los carroñeros, entendía ese sentimiento. Incluso cuando los caminantes comenzaron a atacarlo, el no se movió. Su última voluntad había concluido.

-¡Noo!- Gritó Skuld, con sus ojos cubiertos de lágrimas y desesperación.

No había mucho que pudieran hacer, el chico ya estaba infectado. Y Riku vio una preocupación mayor al ver que los caminantes estaban sueltos dentro del campamento enemigos. Ahora tenían el doble de preocupaciones. Aun se preguntaba que hacían encerrados allí en primer lugar, pero no era momento de preguntas.

-Debemos irnos.- Dijo Riku, tomando la mano de Skuld para que ella lo mirara.- Ephemer esta herido, te necesita.

Ella aun tenia una mirada de dolor, sus lágrimas aun sabiendo con intensidad de sus ojos mientras las llamas se intensificaba a su alrededor. Asintió, regresando con su amigo malherido, apoyándolo contra su hombro para avanzar. 

-Kairi, ve a la salida norte, hay una abertura en la pared con una "X" marcada, esa es la salida. - Le dijo Riku mientras cargaba su arma y le entregaba una pistola con varias balas  - Isa te estará esperando.

-Ten cuidado, regresen ambos a salvo por favor...- Kairi besó su mejilla, esperando que el mayor entendiera cuanto deseaba que estuvieran bien.

Riku sonrío, empujando su mano para que comenzarán a correr en dirección contraria. No había tiempo que perder, especialmente al ver como los caminantes comenzaban a dispersarse por todo el lugar peligrosamente. Esperó que Kairi y el resto del equipo tomaran la ruta que habían planeado, escondiéndose entre unas callejuelas. El fuego se había animado lo suficiente como para consumir hasta los techos de los edificios, el viento era su mejor amigo, animando las llamas con fervor mientras los carroñeros sobrevivientes hacían todo lo posible para calmar las cosa.

Imposible. El lugar estaba completamente destruido y ahora eran los caminantes quienes mandaban

 

Chapter 38: En tus manos

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Todo había sido tan rápido. La oportunidad de escapar en un abrir y cerrar de ojos. Sora la tomó sin titubear. Sus manos temblorosas sujetaban la mitad de una botella de vidrio mientras Ansem gemía de dolor y confusión arrodillado.

"Corre"

Sora dejó salir un jadeo de sorpresa cuando se dió cuenta.

"¡Corre!"

Y se dió la vuelta casi en un giro brusco y mal calculado, resbalando levemente con sus pies descalzos sobre el vidrio roto y el vino. Corriendo por el bar hacia lo que parecía ser una puerta al interior del edificio.

-Agh.. maldita sea. -Gruñó el hombre de cabello plateado.

Su cabeza estaba sangrando, pero solo la ira y las ganas de estrangular al omega lo levantaron casi automáticamente. Sacando su revolver de bolsillo y corriendo para perseguir al moreno.

Sora empujó bruscamente la primera puerta, llegando hasta lo que parecía ser un pasillo que lo llevaba a diferentes habitaciones. No era momento de pensar que contenía cada una. Parte de él le decía que no era nada bueno y su cerebro solo tomó el camino más confiable, el que decía "Salida" con un cartel rojo. El grillete de su cuello unida a la fría cadena entre sus manos nerviosas. Debía agradecer que la cadena no estaba fija en alguna parte, hubiera sido su principal problema y cuando golpeo a Ansem para huir se le había escapado ese detalle.
Una nuevo estruendo sacudió el techo desgastado del bar, y lo tomó como un mensaje para que se apresurara. Corriendo nuevamente cuando escuchó los pasos apresurados detrás de él. Y no estuvo equivocado en ponerse aun mas nervioso, cuando salio por la puerta y una bala destruyó la madera a su lado.

Ese tipo definitivamente había perdido el interés de negociar.

Quería matarlo, los duros pasos detrás de él y los disparos rozándolo eran prueba de ello.

Sora se detuvo detrás de una pared para tomar algo de aire, agradeciendo que las callejuelas del pueblo eran increíblemente numerosas y todas parecían tener una salida a callejones y pasajes comerciales. Sujetó en un puño apretado la sudadera, justo sobre su pecho agitado. El sudor caía por su frente a pesar del frío de la noche. Estaba cansado y adolorido, sus extremidades estaban pesadas y apenas reaccionaban en cada estímulo. No podía quedarse simplemente allí y esperar a ser encontrado. ¡Debía escapar!

-Te juró que te sacaré los sesos y los voy a desparramar por todo este maldito pueblo. -Escuchó la voz de Ansem acercándose.

Probablemente no podía ver a Sora, pero al parecer si podía olerlo. Solo eso podía suponer cuando el moreno se asomó ligeramente y vio esos ojos amarillos con furia corriendo nuevamente hacia el. Entrando en pánico cuando casi es agarrado pero se apartó y pateó la pierna asomada del hombre con la suficiente fuerza como para desestabilizarlo.

Sora podía ser delgado y pequeño. Pero había demostrado tener una gran fuerza, determinación y una desesperación ferviente de regresar con sus amigos. Debía regresar.

Corrió con todas las energías que le podían dar sus cansadas y adoloridas piernas. Hasta un callejón sin salida. No porque haya estado obstruido, no.... en realidad, eran caminantes que le impedían el paso, algunos de ellos en llamas, siendo consumidos y ayudando a propagar el fuego mas rápidamente. Su mente no tuvo mucho tiempo de pensar y abrió la primera puerta que vio a su costado izquierdo antes de que el primer caminante pudiera si quiera acercarse.

Los disparos se escucharon detrás de él, preocupantemente cerca, y fue la razón por la que no se detuvo dentro del nuevo recinto.
El olor a madera vieja y libros sin usar lo tomó por sorpresa siguiendo su camino apresuradamente por uno de los anchos pasillos hasta abrir una puerta más grande y pesada. El olor se hizo más fuerte, cuando se dió cuenta que se encontraba en una especie de biblioteca. El espacio amplio y con varios libreros lo hizo respirar aliviado por un par de segundos, cuando la puerta trasera que daba al callejón se abrió de un portazo.

-¿Crees que puedes escapar así nada mas? -La voz de Ansem era tranquila, con una pisca de burla haciendo eco por las paredes de adoquines desgastado.

Fue caminando lentamente cuando entró al lugar y solo vio un montón de estantes, libreros y columnas de altos muebles llenos de literatura. No había señales del moreno, y su olor se había marchado con el aroma a libros y humedad. Pero su confianza regresó cuando vio que la salida principal había sido bloquera con tablones de madera, por lo que solo tenía un escape, plagado de caminantes.

-¿Sabes? Tienes mucho valor.- Dijo el hombre mayor, calmando su postura a una más confiada y autoritaria. Caminando entre los libreros lentamente. -Un omega fuerte que solo intenta sobrevivir en este mundo. Quien lo diría.

No hubo respuesta, obviamente. Sora no seria tan estúpido. Se mantuvo escondido, alejándose cuando el hombre se dirigía a su dirección.

-Me sorprendió, no te voy a mentir. -El hombre continuo. Sus pasos asiendo eco en el gran salón, el único sonido que se escuchaba en ese oscuro lugar. La única luz era la del fuego que se reflejaba en las ventanas.

Solo sus pasos bajo el chirrido de la madera vieja y su irritante voz. Lo demás era el bullicio que había en el exterior, gritos casuales, disparos a la lejanía, de algún modo podía imagina el caos que podía haber en el exterior, sin saber lo que estaba ocurriendo realmente.

-Un Omega tan frágil, vivo en este mundo... -Ansem miró a sus lados cuando llegó al final de uno de los pasillos de libros, no habían señales de Sora. Pero evidentemente estaba en alguna parte.-... puede que seas el ultimo, casi tres años desde que todo comenzó y ni siquiera había visto uno ¿Por qué no comenzamos de nuevo? Olvidaré el golpe que me diste en la cabeza. No lleguemos mas lejos.

Otra vez llegó al final del pasillo y el chico no estaba, haciendo una mueca de fastidio por el absurdo juego de las escondidas. Sora seguía esquivando y moviéndose con cautela. Agotando ligeramente la paciencia del hombre.

-Soy el alfa mas fuerte de este pueblo, quizás el más fuerte del condado ¿Por que dudas? Tu pareja posiblemente muerta, no tienes una alternativa mejor.

Sora apretó el puño por la ira, pero intentó respirar para calmarse. Los pasos eran un poco mas lejanos pero las provocaciones lo tenían temblando en su lugar. Claro que no era el alfa mas fuerte... tenia varios en su cabeza que podían patear su trasero, pero no se pondría a pensar en eso ahora. No cuando su vista comenzó a nublarse, el aire se hizo más pesado y el olor a madera quemada encendió todas sus alarmas.

Fuego, la biblioteca estaba comenzando a incendiarse y el humo lentamente se fue filtrando por las ventanas rotas y la madera vieja. Con tanta cantidad de libros viejos, era el mejor combustible para quemar este lugar por completo en cosa de minutos.

Sora dejó que su cabeza chocara levemente con el librero detrás de él, pensando... en alguna forma. La salida estaba al otro extremo, bloqueada por ese hombre que solo daba vueltas al rededor. Ansem no parecía para nada preocupado por las posibles llamas, o el humo filtrándose por la madera provocando que el aire cada vez se hiciera mas pesado.

Sora se arrastró por debajo de una mesa para pasar al otro sector, donde habían estantes de libros muchos mas bajos, pero estando agachado era poco probable ser visto. Aun así, era difícil mantener el sigilo, el suelo de madera sonó en cada paso, para que Ansem se apresurara corriendo y comenzando una persecución que terminaba cuando lo perdía de vista, para repetir el proceso.

Pero no podía seguir así. La tos fue el principal obstáculo que lo delató en más de una ocasión, el humo comenzaba a dificultar su respiración y el fuego ya comenzaba a consumir gran parte de la biblioteca, haciendo que el techo sonará por lo indeble del segundo piso.

A este paso morirían ambos atrapados  en este lugar.

Sora otra vez corrió, cuando Ansem lo vio por debajo de un escritorio. Tan solo centímetros de agarrar la sudadera negra, pero hizo un salto atrevido por las escaleras, subiendo al segundo piso.

El fuego estaba sin control, expandiéndose con mucha más rapidez y el calor mucho más intenso. Sora corrió, hasta rodear una mesa de póker, donde quedó cara a cara con Ansem.

-Hola, ratita escurridiza.- Lo saludó ansem con una sonrisa cansada.

Sora frunció en ceño, con la respiración entrecortada y sus manos temblorosas sobre la mesa. Sus piernas las sentía como gelatina.

-Déjame en paz..- su voz ronca salió después de varias horas de silencio. -Tu pueblo esta en llamas, tu gente muriendo y solo te importa un juego de correr y atrapar.

Ansem pestañeo, luego se irguió para dejar salir una fuerte carcajada. Tirando su arma sin balas a un lado.

-Este pueblo se puede ir al infierno.- Respondió con ojos fríos. Sora no pudo evitar retroceder.

Ansem aprovechó ese sutil movimiento para saltar sobre la mesa. Sora se sobresalto, la cadena que colgaba de su cuello fue jalada con fuerza, haciendo que ambos cayeran al suelo bruscamente. Sora dejó salir un jadeo cuando se vió acorralado, las manos grandes de Ansem rodearon su cuello justo debajo de su cabeza, haciendo presión.

-S-Suelt.. suelta.. me.- Jadeo entre sollozos por el ardor del humo en sus ojos y la desesperación por la falta de aire.

La sonrisa de Ansem se ensancho y el agarre de sus manos se apretó bajo el delgado cuello de Sora. El grillete lo salvó de que no rompiera su cuello, pero la falta de oxígeno comenzaba a ser evidente. Las uñas de Sora se clavaron en la piel morena del hombre desesperadamente.

-Ahora no eres tan rudo ¿Verdad, Sora? -Se burló. -Podría disfrutar de esto un poco mas, antes de que las llamas consuman lo que quede de tu cadáver.

Ansem se mantuvo sobre él, inmovilizando su cuerpo, la presión sobre su vientre lo hizo jadear de dolor y una mano aun se mantenía sujetando las cadenas que ahora rodeaban su cuello. Se estremeció cuando una mano acarició por debajo de la sudadera. Los dedos resbaladizos por el sudor eran incómodos, cerrando los ojos para intentar no mirar esos ojos amarillos llenos de lujuria. Se sentía tan imbécil e inútil. Sin poder forcejear para zafarse, o luchar para escapar. No había mucho que pudiera hacer, incluso cuando el agarre de su cuello se aflojó.

-Tu cuerpo es perfecto. A pesar de lo gordo que estas. Me tientas.

La sudadera subió sobre su pecho, los pezones duros de Sora dolían con el roce. Incluso bajo los toques del mayor en su cuerpo desnudo, Sora no sentía ni una pisca de placer. Mas bien era una combinación de desagrado e incomodidad. Cuando una mano paso entre sus muslos, no pudo evitar reaccionar y levantar una de sus manos para arañar la cara de Ansem.

-¡Agh! ¡Maldita sea, quédate quieto!- Se quejó, ejerciendo mas fuerza para evitar que Sora se moviera.

Pero la entrante desesperación lo hizo forcejear mas, pateando y golpeando. Hasta que sus manos tocó algo a su lado, rodeando entre sus dedos y sin vacilar  lo clavó en el hombro de Ansem, haciéndolo gritar.

Sora vio su mano manchada de sangre, y un objeto similar a un cuchillo ¿Un abre cartas? Lo suficientemente afilado para atravesar la piel humana.

-Me... Me apuñalaste...- Susurró Ansem con la mano ensangrentada sobre su hombro.

-Aléjate.- Lo amenazó el omega, arrastrándose hasta que su espalda chocó contra un estante de libros, aun con el arma improvisada en sus manos.

Ansem estaba enfurecido, se levantó, con el fuego peligrosamente detrás de su espalda. Sora podía ver su silueta negra difusa por el humo. No lo pensó dos veces, cuando Ansem se abalanzó sobre él otra vez. Sintió una presión sobre su pecho, los latidos de su corazón tan frenéticos que juraría que se detendrian en cualquier momento. También los ladridos de un perro que hicieron eco entre las paredes con llamas. Sangre, y un calor abrazador.

Cuando se dió cuenta de un aroma familiar en el aire, mezclado con el olor a carbón y plástico quemado. Le dio el coraje para volver a empujar el filo nuevamente. No escucho los gemidos de dolor, o los gritos del hombre cuando Sora nuevamente lo apuñaló, una, dos, tres veces, y siguió. Desesperado por deshacerse del peligro que amenazaba su vida y la de su hijo.

-¡AAAAAHH!- gritó. Tan fuerte como sus pulmones se lo permitían. Cegado por la rabia.

La sangre salpicó sus piernas, las manos y su rostro. Ansem definitivamente estaba muerto. Pero Sora quería asegurarse, incluso que fuera casi imposible que se transformara en un zombie. El no lo iba a permitir, que se quedara muerto, para siempre.

-¡Sora!

Su estado frenético incluso bloqueaba la voz familiar que lo llamaba.

Ira, odio, temor.

-¡Sora! ¡Detente!- Riku lo intentó nuevamente, tomando la mano de sora para arrebatarle el filo de su mano manchada de sangre. Sora dejó salir un jadeo de sorpresa cuando se detuvo, su cuerpo temblando y poco a poco volvió en sí.

-¿R-Riku?- Miró a su lado, creyendo que ya estaba comenzando a alucinar.  Pero no. Riku estaba arrodillado a su lado, tomando su mano y luego pasando los brazos alrededor de su tembloroso cuerpo.

-Tranquilo, estoy aquí. -Dijo en un susurro. -Lo siento... lo siento. Lo hiciste muy bien, ya pasó.

Las palabras tanquilizadoras de Riku lo calmaron, provocando que lágrimas nuevas se derramaran en un sollozo. Sora se lanzó en sus brazos, rodeando su cuello y aferrándose como si alguien o algo se lo fuera a quitar.

-Tranquilo, estoy aquí. -Volvió a hablar Riku, esta vez un poco mas fuerte en su tono de voz. -Vamos, debemos salir de aquí.

Sora por fin se dio cuenta del desastre. El lugar estaba siendo consumido rápidamente por las llamas. Vanitas estaba oliendo el cadáver casi irreconocible de Ansem, sobre un charco de sangre. Sora miró sus manos, sin poder creer lo que había hecho.

No se arrepentía, fue en defensa propia. Pero por un momento, es como si no hubiera sido él mismo.

Riku dejó salir un suspiro, esforzándose para ponerse de pie. Encontrar a Sora fue todo un desafío, corriendo por todo el pueblo hasta que Vanitas por fin pudo percibir su olor mucho más exacto.

-Riku, estas... -Sora vio la camisa manchada de sangre. Riku estaba pálido y sudoroso.       

-Estoy bien. Ya habrá momento de descansar. Vamos.

Sora asintió, se aferró al costado de Riku para ayudarse mutuamente a caminar. Llegando al primer piso por las mismas escaleras. El fuego por suerte estaba concentrado el la planta alta del edificio, dejando el camino libre por donde Riku había roto la puerta principal. Ni siquiera se había dado cuenta cuando Riku había llegado o el golpe en la puerta.

Afuera las cosas no estaban mucho mejor. El pueblo completo estaba en llamas, caminantes por todos lados.

-Isa, estamos todos. -Hablo Riku por la radio. -¿Cual es tu posición?

-Punto de encuentro.- contestó Isa rápidamente.- Complicados, apresúrate, Kairi y los demás ya están aquí pero nos están superando en número.

Riku apretó los labios, estaban a un par de cuadras y lo único que podía ver por delante de ellos e impidiendo su paso a la muralla eran los muerto. Vanitas intentó llamar su atención, pero ambos chicos tuvieron que defenderse mas de una vez.

-¡Riku!

El alfa había caído de rodillas, completamente agotado. Su vista era borrosa y le costaba respirar.

-So..Sora, vete. Debes reunirte con el resto.

-¿Estas bromeando? ¡No te dejaré aquí!- Sora pasó el brazo de Riku sobre su hombro y lo ayudó a ponerse de pié, jalando del cinturón para facilitar su caminar.

-Deberías, moriremos ambos si..

-Cierra la boca.- Lo interrumpió.- Guarda tus energías para mas tarde.

Riku parpadeo y miró a Sora. El moreno no le devolvió la mirada, estaba mas concentrado en esquivar a los muertos  y no perder de vista la gran pared de lata, con el ceño fruncido y el agarre apretado en el cinturón de su compañero.
El esfuerzo, y la perseverancia de Sora por seguir adelante le dieron los ánimos a Riku para continuar. Ambos lucharian, regresarían con Kairi y escaparan de este infierno.

-¡Riku! ¡Sora!- La pelirroja corrió hacia ellos, ayudando para apoyar a Riku y caminar a la salida.

Isa ya no tenia balas, se enfrentaba a los caminantes con un bate de béisbol, golpeando los cráneos en avanzado estado de descomposición que se acercaban en número.

-¡Isa, vamos!- Gritó Kairi.

Isa apretó el agarre del bate. A su lado estaba Elrena con una pistola. Espalda con espalda cuando se vieron rodeados. La única salida era angosta, apenas podía pasar una persona a la vez, el exterior seguía siendo igual de peligroso y la gente ya comenzaba a entrar en pánico.

-¡AAH!

Se escuchó un gritó. Un caminante había atrapado desprevenido a un sobreviviente del grupo de Ephemer. Mordiendo su cuello y despedazado en cosa de segundos cuando otros caminantes se unieron al festín. Fue el comienzo de la desesperación.

-¡Dejen pasar!- un hombre comenzó a empujar para salir.

-¡Yo también quiero salir!

No fue lo mas inteligente que podían hacer en un momento como este. Su imprudencia los llevo también a la muerte cuando al otro lado se encontraron mas caminantes, entre gritos desesperados y de horror hasta su fin.

Riku estaba contra la lata, kairi y Sora adelante protegiéndolo. Ephemer y Skuld también estaban a su lado, en un pequeño círculo para defenderse de los caminantes que intentaban  pasar su defensa. Isa y Elrena se unieron también, acorralados en una esquina cuando su única salida ya no era más que un montón de muertos que se habían desesperado por escapar.

-Esto no se ve nada bien.- Dijo Skuld con una sonrisa forzada y sudor cayendo por su frente.

-Lo intentamos, creo que es un mérito. Aunque hubiera preferido morir con personas más geniales - Bromeo Elrena.

La rubia miró detrás de ella. El grupo cansado, herido y malgastado. Riku apenas podía mantenerse en pie, kairi semidesnuda apenas defendiéndose con hacha en sus manos. Ephemer y Skuld no estaban nada mejor, ambos luchando con nada mas que cuchillos de cocina. Isa hizo todo lo posible por ayudarla en la retaguardia, pero cada minuto que pasaba, se vieron mas acorralados. Elrena miró al ultimo chico, Sora estaba luchando para proteger a Riku. En su mano solo había un palo de madera que apenas lograba empujar a los caminantes fuera de su alcance. Su fiel perro mordiendo los talones. El estado del omega no era mucho mejor que el resto, apenas traía puesto una sudadera que cubría hasta sus muslos desnudos, pies descalzos, heridas en su cuerpo y sangre en gran parte de su piel. No debía ser su sangre, era demasiada para la energía que aun tenia el chico.

Elrena apretó el puño. Su amigo Lauriam se lo había dicho algunas veces.

"Siempre hay que mirar lo que nos rodea, para hallar una respuesta"

Sabia que esas palabras no eran de él específicamente. Seguro lo escuchó de su hermana. La idea la hizo sonreír.

-Espero que hayas encontrado lo que buscabas...- Susurro.- Para que no seas una molestia cuando nos volvamos a ver.

-¿Ah?- Isa la miró al escuchar su voz, sin entender.

-Lleva a esos dos contigo. -Le dijo Elrena, refiriéndose a Ephemer y a Skuld que estaban detrás de él.- No te perdonaré si les llega a pasar algo.

Elrena sacó las bengalas que aun traía en su bolso, sonriendo engreída cuando acercó una al fuego para entenderla, provocando una luz llameante.

-¿Que estas ..

Isa no terminó la frase. Elrena empujó a uno de los caminantes, pasando por arriba de unos barriles. Parándose sobre un montón de leña.

-¡Síganme malditos!- Gritó. -¡Por aquí!

Ella saltó al otro extremo. Corriendo en dirección opuesta. La gran mayoría de los caminantes dirigieron su atención a la rubia, que pateaba las latas y gritaba para llamar su atención.

-¡Elrena!- Gritó Skuld aterrada.

Isa apretó los labios. Pero actuó enseguida. Matando a los últimos caminantes que aun estaban cerca de ellos. Era una minoría comparada con el tumulto que tenían pisando sus talentos.
Kairi lo ayudó a retirar los cuerpo que tapaban la salida, y Isa salio primero para acabar con los pocos caminantes que estaban al otro lado. Por suerte la mayoría había oído el bullicio de Elrena, incluso los que estaban al otro lado de la muralla.

Uno a uno salieron, Skuld fue la ultima, con Kairi detrás de ella. Elrena le dio una sonrisa, asintiendo para que ella pudiera entender. Debían irse, había sido su decisión. Y las lágrimas de la pelinegra no tardaron en aparecer cuando su amiga desapareció entre un montón de muertos que había logrado atraparla.

Ella se sacrificó para salvar sus vidas.

-Skuld, vámonos.- Kairi tomó su mano.

Ambas escucharon a Sora llamándoles  y pasaron al otro lado. Reanudado sus pasos rápidos por las calles del pueblo, y el pequeño bosque que los rodeaba. Isa llevaba a Riku en su espalda para avanzar más rápido, mientras que Ephemer se apoyaba en Sora.

Sintieron un gran alivio cuando vieron a Lea haciendo señales con sus manos, ya con el motor del vehículo encendido.

-¿Y el resto?- preguntó Lea al ver que solo habían vuelto ellos nada mas. Y Isa negó con la cabeza, dejando claro que no tenían que esperar a nadie mas.

Lea no preguntó, se llevó la mano a su pelo rojo, dejando salir un suspiro antes de entrar de los últimos y ponerse en marcha.

Por fin en un  lugar seguro.

Se dejaron caer entre jadeos y gemidos adoloridos, siendo recibidos por Xion y botellas de agua. Isa dejó a Riku sobre la cama. Había perdido el conocimiento y Xion apenas tocó las sábanas se puso a trabajar en la herida nuevamente abierta.

-¿Estará bien?- Preguntó Sora a su lado, angustiado.

Xion parecía pensativa, tardando unos momentos en responder.

-Si, solo necesita descansar. Ya a perdido mucha sangre.

Sora suspiró, acariciado la frente de Riku, haciendo a un lado su flequillo. No podía creerlo, Riku había ido a su rescate, incluso en esas condiciones.

El trayecto fue silencioso, Lea manejó hasta salir completamente del pueblo, tomando una ruta alternativa lejos de la carretera principal. Había pasado una hora hasta que por fin se detuvo, en un pequeño espacio entre los árboles y cerca de la orilla del río.
Aquí podrían descansar y acampar por lo que restaba de la noche y quizás tomarse un día o dos para recuperar fuerzas.

Xion se encargó de los heridos mas graves. Riku ya estaba con un nuevo vendaje y Ephemer tenia una herida en la cabeza que debía ser limpiada y tratada. Lea la ayudo trayendo un balde de agua del río mientras que Isa encendía una fogata y se subía al techo del vehículo para vigilar. A lo lejos se podía ver el pueblo en llamas y las columnas de humo que oscurecían aun mas el cielo nocturno. Con suerte, el bullicio del pueblo atraerá a los caminantes como polillas a la luz, lejos de ellos. 

Sora se sentó en una roca, ya mas relajado. La adrenalina se había ido y como consecuencia, comenzaron los dolores y malestares.

-¿Estas bien?- Le preguntó Kairi. Su mirada preocupada cuando vio el cuerpo maltratado de su amigo.

-Mentir no lo veo una opción ¿Verdad?- Sonrío en un intento en vano de animarla.

Kairi le devolvió la sonrisa con tristeza.

-Deberías lavarte. Tus heridas podrían infectarse.

Sora se miró así mismo y asintió.

-Creo que, tienes razón. -Se levantó a duras penas. - y luego vestirnos. Extrañaré mi sudadera roja y mi capa.

Había perdido su primer cambio de ropa, aunque agradecía que la mayoría de sus pertenencias estaban en la casa rodante, igual que Kairi que ya tenia en sus manos un cambio de ropa y una toalla.

No era el clima ideal para tomar un baño con agua fría, pero la idea de quitarse la sangre, el sudor y los fluidos que habían alcanzado su piel en eses espantoso lugar no sonaba como una mala idea. Pero antes, tenia algo mucho más importante de lo que quería lidiar.

-Isa.

Isa miró en su dirección. Bajando del techo cuando Sora le hizo señales para que se acercara.

-¿Cual es el problema?- Preguntó, con su mirada seria de siempre.

-¿Sabes como quitarme ésto? - Preguntó Sora, refiriéndose a la cadena de su cuello.

Isa se acercó y tomó la cadena. Frunció el ceño al mirar con más atención al chico. No quiso preguntar por las manchas de sangre en su ropa y piernas, pero también vio varios moretones entre sus muslos, cuello, brazos y mejillas, haciéndose una idea de lo que debió pasar solo por el hecho de ser un Omega.

No dijo nada, se dio la vuelta para dirigirse al vehículo, abriendo una pequeña puerta que tenia en el costado y sacando una caja de herramientas.

-No creo poder sacar el grillete, pero si puedo cortar la cadena. Quizás en alguna estación de servicio podamos encontrar algo mejor para quitarte el resto.

Sora suspiró pesadamente y asintió. Tendría un pequeño recuerdo de lo ocurrido por un tiempo más.

Chapter 39: No es momento para relajarse

Chapter Text

Las semanas pasaron rápidamente. Decidieron viajar en periodos cortos de tiempo. Riku no estaba en peligro pero su herida tardó en sanar.
Ephemer y Skuld se convirtieron en los nuevos integrantes del grupo y rápidamente se acostumbraron a la familiaridad. Aunque la casa rodante se estaba volviendo algo pequeña...

-Quizás podamos encontrar una camioneta.- Dijo Ephemer sentado en un tronco seco junto al fuego donde hervía una olla con sopa de frijoles y verduras.

Ayudaba a Kairi pelando nueces para la cena. Habían encontrado un buen lugar para descansar esa calurosa tarde. Riku estaba sentado en una silla de playa bajo la sombra de un árbol ayudando a cortar los vegetales con una navaja.

-No suena mala idea, aunque pensaba mejor en alguna clase de bus. -Kairi ladeó la cabeza pensativa. -Aunque me gusta mas la idea de asentarnos en algún sitio.

Riku miró a Kairi cuando sus ojos azul cielo lo miraban con curiosidad. Quería saber su opinión probablemente, no habían tenido tiempo de hablar. El mapa en la puerta rodante solo tenía un destino marcado.

-Encontrar un lugar...-Hablo Ephemer, sacando a ambos chicos de sus pensamientos y miradas cuestionadas.- No suena tan mal, Isa me dijo que querían ir al campamento Darlyn cerca de la ciudad costera.

-Era el plan.- Respondió Riku.- Pero en un inicio también pensábamos unirnos a la caravana comerciante del sur.

-¿Caravana? -Pestañeo Ephemer.- Solo recuerdo que vi una hace un año.

-Era seguro.- Continuo Kairi.- Y buenas personas, pero.. las cosas salieron mal.

-Carroñeros.- Recordó el albino esa historia.

Kairi asintió.

-Bueno, si solo hay un destino no veo el porque no ir. -Dijo el chico con una sonrisa.- Ya estamos por llegar.

-Una semana o mas, a lo mucho.- Se escuchó la voz de Isa.

Llegaba con Skuld después de unas horas pescando en el río.

-¡¡Pescado!!- Cantó alegremente Kairi. Recibiendo una cubeta con salmones capturados. -Gracias a ustedes esta tarde la cena será deliciosa.

-Gracias a Isa, es muy hábil con las redes.- lo eligió Skuld empujándolo con el codo.- Yo solo los recibía.

Isa negó con la cabeza.

-Fuiste de gran ayuda. Me avisabas en que dirección estaban, fue mas fácil.

-Bueno, agradecida con ambos. -Volvió a sonreír Kairi, comenzando a limpiar los pescados.- ¿Verdad, Riku?

Riku asintió.

-Gracias.

-¿Hmm, y Sora?- Preguntó Skuld.- ¿Aun sigue adentro?

Riku miró a la casa rodante y todos lo siguieron con la mirada también. Normalmente Sora estaba activo y alegre, acompañando a los chicos en busca de comida o leña. Pero hoy, no había salido en toda la mañana.
En la puerta del vehículo estaba Lea, con sus brazos cruzados y mirando al interior con el ceño fruncido. Riku se preocupó, levantándose de su cómoda silla lentamente, aun algo adolorido.

-¿Riku? - Preguntó Kairi, viendo como el chico caminaba algo cojeando hasta la puerta de la casa rodante.

Riku a esa distancia no había notado que Lea estaba hablando con Xion, sentada en el asiento piloto. Parecían preocupados y ambos miraron a Riku cuando este se acercó con Kairi y el resto de los chicos detrás de él.

-¿Que sucede?- preguntó Riku, intentó sonar calmado pero se notó en su tono de voz la urgencia.

-Hmm, es Sora.- Dijo Lea, peinado su cabello rojo con una sonría nerviosa.- Lleva todo el día haciendo... eso.

Lea se apartó un poco, apuntando con su dedo en el interior del vehículo para que Riku pudiera subir los peldaños y entrar para mirar. Sora estaba sobre la cama, moviendo las frazadas y almohadas de forma inquieta, las apilaba una sobre otras y jadeaba cuando no salia como el quería para volver a comenzar. Solo llevaba puesta su camisa blanca notoriamente pegada a su piel por el sudor y unos pantalones deportivos anchos.

-Lo hemos llamado pero es como si estuviera en alguna clase de trance, no nos escucha y tampoco nos responde. -Explicó Lea haciendo una mueca.

-¿Sora? -Se acercó Riku lentamente, sin intenciones de asustar al moreno, quien no se detuvo, siguió ordenando y apilando las colchas gruesas y almohadas. Notó el dulce olor de Sora, algo diferente a lo que estaba acostumbrado, mas dulce pero a la vez, agrio.- ¿Sora? ¿Oye, estas bien?

Riku insistió, tocando su hombro y Sora se detuvo.  Sobresaltado y dejando salir un jadeo de sorpresa.

-¿Huy? Riku, Hola. -Lo miró y luego le sonrió como siempre.

Su vista pasó por sobre el hombro del mayor a las personas que estaban detrás de él, amontonadas en la puerta y con miradas curiosas.

- ¿Por que nos miran así?- Preguntó Sora, ladeando la cabeza divertido.- ¿Sucedió algo?

Riku miró detrás de él al grupo, nadie parecía entender. Xion se levantó del asiento y se acercó a ellos.

-¿Que estas haciendo, Sora? -Le preguntó la pelinegra amablemente.

-¿Eh? -Sora pestañeo un par de veces, antes de dirigir su mirada a la cama completamente desarmada.- Es... una buena pregunta.

-¿No sabes lo que estas haciendo? -Preguntó Riku.

-hmm... no lo se.- respondió. Llevándose la mano a su mentón. - Creo que es un nido.

-¿Un nido? -preguntó Lea.

-Si, los omegas hacen "nidos"- Le respondió Ephemer.- Lugares cómodos que usan los omegas para dormir un par de días cuando se sienten mal en época de celo.

-Pero Sora no puede estar en celo ¿Verdad?- habló Skuld, asiendo que Sora ladeara la cabeza cuando todos lo miraron otra vez.

-Por supuesto qué no.- Dijo Xion.

-Entonces ¿Por que lo haces, Sora? -Preguntó Riku. Tomó la mano del moreno y sus ojos se encontraron. Podía ver el sudor bajando por su frente. No lo había notado antes,  quizás llevaba horas asiendo lo mismo- ¿Te sientes mal?

-No, no. No me siento mal... yo...- Sora bajó la mirada, buscando una respuesta, pero... él no sabia la razón. -No lo sé... solo, esta mañana, algo me dijo... hmmm..

Dejó salir un suspiro, intentando ordenar las cosas en su cabeza. Claro, instintos que a veces le jugaban una mala pasada pero ¿Por que?

-Lo Omegas anidan por dos motivos... -Hablo Xion, su mirada era seria y algo preocupada.- Cuando un omega entra en celo y cuando el omega esta listo para parir.

El grupo se quedó en completo silencio. Riku abrió los ojos tan grandes que podrían salirse en cualquier momento, mientras sora simplemente se sentó en la cama con la boca abierta.

-¿Y-Yo..yo? ¿Parir? -Tartamudeo.- ¡Pero aun falta mas de un mes y algo, yo no puedo dar a luz ahora!

Sora entró en pánico, sujetando su vientre mientras se daba la vuelta para destruir lo poco y nada que había logrado hacer del nido.

-Sora, cálmate.- Lo abrazó por la espalda Riku.- Tranquilo, eso no va a pasar.

Kairi entró a la casa rodante y se acercó a Sora también, sentándose en la cama para acariciar su cabello y ayudarlo a cálmese, Riku se sentó en el lado opuesto. Sora respiraba con dificultad, claramente comisionado.

-¿Estas segura, Xion? -Le preguntó Riku.

-Me temo que si. Los instintos de Sora le estaban diciendo que debía prepararse.- respondió ella.- Pero como dices, no es momento... un bebé prematuro, ahora, en este momento sin los implementos necesarios, es muy poco probable que sobreviva.

-Yo...Yo no quiero que pase nada malo.- Sollozó Sora, intentando calmarse. - No sabia lo que estaba haciendo, fue sin pensar.

-Debe ser por lo que hemos pasado, el estrés, sobre esforzar tu cuerpo. -Xion buscó en su mochila dentro de un mueble de madera y saco de ella una libreta.- No tenemos casi nada de la lista, chicos. Un parto ahora... no es una opción.

Kairi apretó la mano de Sora y lo miró con angustia.

-Calma Sora, debes calmarte.- acarició su cabello mientras Riku le traía una botella con agua.

-¿Que hacemos? - Preguntó Ephemer.- El próximo pueblo esta a días de aquí, la ciudad queda mucho más cerca, pero es muy peligroso.

-Evitemos las ciudades.- Dijo Isa rápidamente.- Es una mala idea.

Lea apartó al grupo de la puerta para sacar el mapa y ponerlo sobre la mesa afuera.  Todos salieron,  incluso Sora.

-Nosotros estamos aquí.- Marcó Lea en el mapa. -48 kilómetros  al norte. Si seguimos el camino que rodea la ciudad...

-El camino largo.- Lo interrumpió Xion.

-Si... si seguimos esa ruta, el siguiente pueblo esta a 320 kilómetros.

-Si seguimos sin detenernos llegaríamos en dos días. -Dijo Skuld.- Nos detenemos para buscar suministros. Y volvemos a la carrera. Antes de todo esto... solo nos hubiera tomado medio día llegar.

-Suena como un plan, no hay mas que podamos hacer. El campamento Darlyn sería lo ideal, esta uno de los hospitales mas grandes del país, posiblemente encontremos todo lo que necesitamos.- Dijo Xion finalmente. Cerrando la libreta.

Todos asintieron, y por ese dia intentaron relajarse. Sora ya no se veía tan inquieto y Riku se aseguró de mantenerlo distraído, manteniendolo en sus brazos, limpiando pescado o comiendo nueces. Hasta el día siguiente, el viaje fue tranquilo. La carretera se veía despejada y Sora miraba por la ventana el paisaje rural. No se habían encontrado con caminantes mas haya de algunos que caminaban sin rumbo por los campos, nada que necesitara de su atención. Hasta que llegaron por fin al pueblo siguiente, o mas bien, parecía más a una pequeña ciudad rodeado de campos y montañas.

-Un supermercado.- Comento Kairi al ver el gran edificio por la ventana.

-Parece que ya fue saqueado, pero podríamos mirar de todos modos.- Agrego Isa.

Riku se veía mas escéptico. Con lo sucedido en el pueblo anterior con los carroñeros, todo pueblo ahora era más un peligro del que debía desconfiar. Y Sora parecía pensar lo mismo, con el ceño fruncido y mirando a su alrededor.

Aunque esta vez no habían camiones bloqueando la entrada. Ni tampoco habían muros de lata cubriendo organizaciones caníbales. Solo un pueblo fantasma rodeado de escombros, autos abandonados y esqueletos que dejaron como recuerdo la dura realidad que estaban viviendo.

-Pues... no se ven personas, que es lo preocupante últimamente. - Comento Lea con una sonrisa nerviosa.

Y no podían estar mas de acuerdo con eso.

Las calles estaban algo desgastadas por la naturaleza,y algunos automóviles que debieron esquivar, hasta encontrar un par de autobuses escolares y lo que parecía ser el parque de una escuela.

-¿Creen que sea buena idea quedaron aquí mientras recolectados recursos?- Xion preguntó mientras apuntaba con su dedo el estacionamiento de la escuela.

-Podríamos revisar los autobuses. Con unos arreglos y mi increíble ingenio, tendemos un segundo trasporte.- Dijo Lea con orgullo y levantando su ya querida caja de herramientas.

El grupo compartió una risa y se pusieron en marcha. Estacionando la casa rodante justo debajo de un árbol, a tan solo unos pasos de la escuela. Isa y Ephemer fueron los primeros en bajar, con vanitas detrás de sus pasos. Tan cautelosos y siendo lo menos ruidosos posible.
Revisaron cada esquina, Riku y Kairi fueron los siguientes en bajar. Haciendo un rastreo en todo el perímetro. Todo parecía estar bien, no había caminantes, ni indicios de vida humana, el cálido sol justo sobre sus cabezada.

-Parece tranquilo.- Afirmó Kairi, haciéndole señales a Skuld a lo lejos.

Skuld sonrío aliviada y llamó a Sora para que saliera a tomar algo de aire.
El lugar era realmente amplio, un estacionamiento casi vacío, con algunos escombros y automóviles abandonados, árboles altos y uno que otro cadáver ya en los huesos. Serviría para tener una mejor vista de los alrededores.

-Bien, es hora de separarnos. -Dijo Kairi.

-¿Separarnos?- Cuestionó Riku.- ¿Esta segura?

-Debemos hacer esto rápido, Riku. -Contestó Xion. Kairi asintió.

Riku accedió de mala gana, no le gustaba mucho la idea pero tenia razón. Separándose harían esta búsqueda de recursos mucho más rápido.

-Riku, Vanitas y yo iremos al supermercado.- Dijo Kairi, revisando las municiones de sus armas.

-Yo iré a revisar el vecindario cercano con Ephemer y Skuld.- Dijo Xion, apuntando con su dedo a las casa cercanas. -Isa y Lea se quedaran aquí con Sora.

A Riku definitivamente no le gustaba este plan. Y lo dejaba ver claramente en su rostro y ceño fruncido. Estaba dejando a Sora con otro alfa, y a pesar de que confiaba en Isa para protegerlo, parte de él odiaba la idea. Kairi notó ese cambio de humor, poniendo una mano en el hombro de Riku.

-Tranquilo, estará bien. Isa lo cuidará bien. Hagamos esto rápido para que podamos volver rápido.

Riku volvió a la casa rodante. Tomando las manos de Sora y explicándole el plan. De algún modo, esperaba que Sora se negara. Que hiciera alguna rabieta, que no lo dejara ir, rogándole que se quedara a su lado. Pero no... Sora le sonrió, dándole un beso en los labios.

-Estaré bien, puedo defenderme. Preocúpate de cuidar a Kairi. -Dijo Sora tranquilamente.

Riku agachó la cabeza y asintió. Sería fuerte, para proteger a las personas que ama. Riku se lo juró así mismo.

Sora vio como ambos grupos se separaban a lo lejos, sentado sobre el techo de la casa rodante. Había decidido tomar el primer turno de vigilancia, mientras Lea y Isa revisaban un autobús cercano.

Las cosas iban bien, pensaba Sora mientas las horas pasaban. Su estómago se movía de vez en cuando. El bebé más inquieto últimamente, pero deseaba tener calma, Xion se lo dijo, que respirara hondo y se tomara las cosas a su ritmo. Sonrío cuando vio a Lea pelear con su compañero, discutiendo sobre la posible reparación de un fusible. Ambos estaban metidos en el motor del bus, pero tan rápido como habían peleado, ambos chocaron sus palma en victoria cuando el motor encendió. Ya tenían un nuevo vehículo.
Sora se relajó un poco, el sol se sentía bien bajo su piel morena. Incluso hubiera sido agradable tomar una siesta. Si no fuera por su comprometido estado de vigilia. Y agradeció a cualquier ser divino de ser lo suficientemente atento para darse cuenta de algo inusual.

Sora se levantó, entrecerrando los ojos. Algo... a varios metros bajo el sol, se movía de forma irregular. Se acercó los binoculares que colgaban en su cuello y observó.

Isa fue el primero en darse cuenta de que algo estaba mal, cuando vio a Sora atento en una dirección en especifica. Intentó mirar también que era lo que había llamado la atención del moreno. Pero no veía nada fuera de lo normal, a su distancia.

-¿Sora?- Se acercó a la casa rodante.

-Hay algo.... -Respondió Sora. -No alcanzo a ver que es, pero algo se mueve a lo lejos...

Isa levantó una ceja, pero antes de que pudiera preguntar otra vez, la boca de Sora repentinamente se abrió.

-S-Son... caminantes. -Dijo Sora. Y los ojos se dirigieron a Isa rápidamente.- ¡Isa!

El alfa de cabello azul no tuvo que adivinar la urgencia.

-¡Lea!.- Llamó al pelirrojo. Quien levantó su mirada engrasada rápidamente.

-Maldita sea... -Susurró, cerrando la caja de herramientas y corriendo en dirección al resto de sus amigos. -¿Cuantos son?

Sora tardó unos segundos en responder. Era... extraño, y le preocupaba que fueran Zombies de esos raros que habían visto antes. Se movían entre los autos de forma errática y donde se supone que debieron estar sus cabezas tenían una extra protuberancia. 

-Veo seis.... -Respondió nervioso. -Pero no son normales. Son rápidos y parecen no tener cabeza.

-¿Que? -Isa preguntó confundido.- ¿Como es posible?

-¿Vienen hacia donde estamos?- Preguntó Lea.

Sora negó.

-Parece que no saben que estamos aquí, están rodeando el estacionamiento.-Sora los seguía con la mirada, viendo cada paso, parecían caminar en grupos. Haciendo el asunto mas preocupante.- ¿Que hacemos?

Isa chasqueó la lengua y sacó de su cinturón la radio que habían usado en el campamento de los carroñeros.

-Riku, aquí Isa.  -Intentó comunicarse, pero nadie contestó. Parecía haber una pequeña interferencia de señal.- Riku, contesta. Tenemos visitas.

Pero nadie respondió. Sora y Lea miraron a Isa con preocupación. Parecía que esto era algo que debían solucionar por su cuenta.

Repentinamente un grito desgarrador se escuchó a lo lejos. Sora se sobresaltó y miró en dirección al grito. Uno de los Zombies estaba sobre un automóvil y parecía estar retorciéndose sobre si mismo, su cabeza deformada casi destrozada volvió a producir un nuevo gritó. Vio que los caminantes de su alrededor se le acercaban y se retorcian también en su lugar.

Estaban... ¿Comunicándose?

Sora solo podía observar, incluso cuando Isa se subió también al techo de la casa rodante para mirar también, pidiendo prestados los binoculares. Pero las cosas se estaban poniendo aun mas raras, cuando más gritos se escucharon a lo lejos pero en otra dirección. Sora miró y efectivamente, mas de esas cosas pero en mayor número.

-Esto no me gusta...- Susurró Sora. Y Isa estaba de acuerdo.

-Tenemos que irnos.- Habló el Alfa en voz baja.

-Pero...¿Y el resto? -Preguntó Sora rápidamente.

-No podemos arriesgarnos. Aunque nos quedemos dentro de la casa rodante, son demasiados, terminaran rompiendo las ventanas.

-Entremos a la escuela y esperemos que se vayan. -Sugirió Lea.- Solo son errantes, seguramente se irán en alguna horas. Nunca los hemos visto quedarse en el mismo lugar por mucho tiempo.

Sora se mordió el labio, pero ambos chicos tenían razón, debían velar por su seguridad e intentar mantener a esos idiotas lejos de la casa rodantes, su único medio de transporte.

Aunque hubiera querido pensar mas las cosas.... El grito nuevamente se escuchó, pero sonaba mas como alaridos mezclado con un ensordecedor chillido. Sora tomó  nuevamente los binoculares y casi saltó de la impresión cuando vio al primer grupo de zombies corres hacia ellos ¿Los habían visto? Imposible, estaban muy lejos y sin cabeza, no había como que eso fuera posible.

-¡Mierda! ¡Mierda!- Gritó Isa, tomando  sora de la cadera para levantarlo fácilmente y lo dejó caer sobre los brazos de Lea.- ¡Corran, a la escuela! ¡Ahora!

Lea comenzó a correr sin pensarlo, con sora firmemente en sus brazos. Isa sacó las llaves de la casa rodante y la cerró antes de correr detrás de ellos. Los chillidos se hacían más próximos.

¡Esos malditos estaban corriendo detrás de ellos! Y parecían mucho más rápidos. Isa siguió intentando llamar a Riku por la radio pero solamente parecía que no estaba funcionando. Y si las cosas no están saliendo como querían, estaban a punto de empeorar. Cuando se encontraron con las puertas de la escuela cerradas con tablones de madera y cadenas.

Isa miró en todas direcciones, parecía que no tenían salida, cuando los caminantes ya estaban a la vista, corriendo como animales enraviados.

-¡Por allí! ¡La ventana!- Sora indicó con su dedo.

Era la ventana rota de un segundo piso. La única manera de entrara era subiendo por los contenedores de basura, pero era una esperanza y Isa no lo pensó demasiado. Corrieron en esa dirección, Lea fue el primero en saltar sobre los contenedores gigantes de metal, dejando a Sora a su lado y entrando primero por la ventana, sacando los restos de vidrio para que no se pasaran a llevar la piel peligrosamente. La ventana era pequeña pero con suerte cabía perfectamente una persona. Lea subió con ayuda de Isa y cuando el pelirrojo entró y verificó que no había peligro silbó para que Isa subiera a sora en sus hombros y pudiera alcanzar la ventana. A Sora le dificultó un poco las cosas, era mas bajo, pero los 8 meses de embarazo ya estaban jugando con él una mala pasada, casi cayendo al otro lado sino fuera por Lea, quien lo agarró en el aire.

-¿Estas bien? -le preguntó el pelirrojo cuando vio que Sora se le dificultaba un poco respirar. Pero se calmo cuando este asintió, mirando a la venta preocupado cuando no veía la cabeza azul de su compañero.

Tardó casi un minuto, pero Isa se asomó, y ágilmente entró por la venta.

-Corran, esas cosas nos van a seguir.- Dijo alarmado, corriendo por los oscuros pasillos de la escuela abandonada.

Ninguno de los otros dos creía que eso fuera posible, todo el tiempo habían lidiado con Zombies tontos y lentos. Que de alguna forma solo eran un peligro cuando estaban en grupos. Pero que fueran rápidos, ágiles y de alguna manera con la capacidad de pensar, ya era algo mucho más complicado y difícil de creer.

Dicho y hecho, se escuchó un estruendo detrás de ellos. Sora miró mientras corrían, viendo a esas cosas intentando entrar por la misma ventana. Pues si, eran ágiles, pero parecía que aun no eran muy inteligentes. Aun así, después de varios intentos, el primero logro pasar, cayendo al pasillo seguido de sus peligroso compañeros entre llantos y gruñidos.

La persecución continuó por varios minutos, incluso cuando subieron por el segundo piso. La oscuridad del lugar parecía dificultar el andar y el sobresfuerzo cobró su primera víctima.

-¡Sora!- Gritó Lea alarmado cuando este cayó de rodillas en las escaleras del segundo piso, con ambas manos en el suelo.

-Y-Yo... no...no puedo... -Gimió agotado. Intentó ponerse de pié pero eran gelatina bajo el peso doble de su cuerpo.

Isa lo tomó en sus brazos rápidamente, reanudando el escape. Y llegaron a un pasillo que se dividía en dos secciones diferentes.

-Creo que es hora de cambiar de dirección las cosas. -Lea le sonrió a su amigo. Haciendo que Isa abriera la boca para preguntar.

Pero no hubo tiempo, Lea empujó a Isa dentro de uno de los salones de clase y cerró la puerta. Isa no tuvo tiempo de reaccionar cuando Lea gritó en el pasillo. 

-¡Por aquí! ¡Imbéciles!

Se escucharon pasos y un bullicio entre chillidos y cosas siendo tiradas al suelo. Isa iba a abrir la puerta, en pánico por la seguridad del pelirrojo, pero se contuvo cuando las sombras de esas cosas pasaron por debajo de la puerta. Si salia ahora, tanto Sora como él serían atrapados. Solo le quedó esperar, con Sora aferrado a su pecho. Cuando la puerta comenzó a ser golpeada violentamente.

-Sora, quédate aquí. -Le ordenó, dejándolo sobre una mesa de madera.

Tomó todo lo que estaba en su alcance para bloquear la puerta, con sillas, muebles, incluso libros. Todo lo que podía encontrar en esa oscura y pequeña habitación sin ventanas. Hasta que ya no tenia nada mas para utilizar. Ahora solo quedaba espera...

-I-Isa...

Escuchó un gemido detrás de él. Se dio la vuelta lentamente, encontrándose con un charco de sangre justo debajo de la silueta de Sora, quien se había levantado de la mesa. Con sus manos aferradas a su sudadera mientras temblaba, y sus pantalones manchados de sangre entre sus piernas. Los ojo azules de Sora reflejaban pánico, sin entender lo que sucedía.

Esto no podía estar pasando.. no ahora, en el peor de los lugares.


 

Chapter 40: Mala Señal

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Riku vio en su reloj, cada 5 minutos que hora era. Cinco minutos eternos que solo le recordaban lo lejos que estaba Sora de él. Caminando como un león enjaulado nerviosamente. Era como si una parte de él gritara eufórico que regresara.

-Riku, por favor. - lo regaño Kairi.- sesenta veces has mirado ese reloj, me estas poniendo nerviosa.

-Solo... -Se interrumpió, viendo los ojos dorados del perro fijos en él también.- No importa. Hay que apresurarse.

El supermercado estaba a pocos metros de la escuela, tomaron dos carritos y se apresuraron a entrar, directamente al sector de medicamentos. Encontrando algunas gasas polvorientas, alcohol, curitas y analgésicos.

El olor putrefacto del lugar le hizo arrugar la nariz a Riku. Al principio pensó que era la comida ya caducada. Pero no, después de casi tres años, esa comida simplemente ya había desaparecido, solo dejando los restos de donde habían estado alguna vez. Este olor era reconocible, el olor a la carne humana en descomposición.

-Riku.- Lo llamó Kairi en un susurró, agachada detrás de un mostrador con Vanitas a su lado en posición defensiva.

Riku se apresuró a esconderse detrás de los mostradores de detergente, ambos habían dejado sus carritos a un lado, cuando Kairi lo llamó con la mano silenciosamente.

Justo en frente de ella, unos caminantes se alimentaban de un cuerpo en descomposición. Parecía no notar la presencia de ambos chicos. Kairi levantó la pistola, pero Riku rápidamente la detuvo, poniendo el dedo en sus labios.

Kairi entendió. Bajando la pistola mientras asentía. Riku se adelantaba sigilosamente a hurtadillas detrás de uno de los  caminantes, con la navaja ya en su mano derecha, mientras Kairi agarró el collar de Vanitas para incentivarlo a atacar. Incluso si los Zombies se hubieran dado cuenta de la presencia del Alfa, no hubieran tenido oportunidad de atacar. Fue un golpe directo en el cráneo ya casi blando por el deterioro de su putrefacto cuerpo, cayendo inerte sobre el suelo. Mientras Vanitas saltó sobre el desprevenido caminante, justo apretando su mandíbula en el cuello, dos mordiscos, una sacudida y el hueso de la yugular se desprendió, dejando al enemigo fuera de combate.  

-Muy bien, Riku.- Lo eligió la pelirroja con una sonrisa, acariciando la cabeza del pastor con entusiasmo. -Son fantásticos.

Riku le sonrió también, limpiando la navaja con una prenda que encontró tirada y miró a su alrededor. Ahora por lo menos sabían de donde venían ese olor tan repugnante. Varios cuerpos desparramados por los pasillos ensangrentados, una escena para nada agradable y que tenían a Kairi con nauseas.

-Seguramente la falta de comida hicieron que se comieran entre ellos.- Supuso la pelirroja, colocándose un paño en la nariz para amortiguar en mal olor.

Riku asintió. También subiendo su bufanda hasta la nariz.
Como lo habia  previsto, el lugar ya había sido saqueado. Pero encontraron algunas cosas útiles que aun quedaban en el lugar, como jabón, detergente, papel higiénico, ropa y algunas cosas de bebé que ambos consideraron importante, como pañales, ropa y juguetes.

-Rescatamos mas cosas para la casa rodante.- se rió kairi, viendo los carritos llenos.

Y un Vanitas contentó con su nuevo hueso para dientes que habían encontrado en la sección de mascotas. Los sacos de comida que llevaban le iban a durar varios meses, justo de su sabor favorito carne y pollo.

-Bueno, por suerte comida para nosotros no a faltado.

-En eso tienes razón. Tenemos varios grandes cazadores en la familia.- Ella le guiñó un ojo y salieron del lugar para reunirse como el resto del equipo.

En la entrada del supermercado ya estaba Ephemer, con Skuld y Xion a su lado, con algunas bolsas de tela y mochilas cargadas.

-Al parecer tuvieron mejor suerte. -Dijo Riku al ver las manzanas, naranjas y tomates que habían recolectado.

-Encontramos algunos árboles frutales en una casa, y unas cuantas verduras también. - aclaró Skuld.- Un huerto muy abundante.

-Sacamos algunas semillas también.- Sonrío Xion alegremente.- Servirá para hacer nuestro propio huerto.

-!Es una idea espléndida¡- kairi se entusiasmó.

-Veo que encontraron varias cosas útiles también. -skuld sonrío al ver los carritos llenos. -Muero  por una toalla higiénica.

-Una que otra cosas. -Se encogió de hombros Riku en respuesta.

Había olvidado que las chicas necesitaban productos "especiales" para fechas específicas. Pero parecía que Kairi se había encargado de esos detalles, mostrando unos cuantos paquetes de colores que hicieron brillar el rostro de las otras dos chicas.

-Okey, entonces volvamos. Con algo de suerte llegaremos al siguiente condado por la mañana.- Kairi empujó uno de los carrito animadamente, de regreso por donde habían llegado.

Hasta que algo sonó a la distancia. Como un alarido de algún animal, haciendo que Vanitas levantara las orejas y el resto del grupo se detuviera en su lugar.

-¿Que...Fue eso? -Preguntó Ephemer.

Riku se tensó, con una extraña sensación en la espalda, cuando más gritos extraños se comenzaron a escuchar mas seguidos. Algo en su cabeza le decía que debía volver a la casa rodante, sus instintos de activaron, saliendo casi disparado si no fuera por la mano de Kairi que lo sostuvo de la muñeca.

-¿Riku. Que pasa? -Preguntó ella con preocupación. La ansiedad de Riku se convirtió rápidamente en una desesperación, abriendo la boca para hablar pero el sonido de su radio lo detuvo.

Riku la saco de su bolsillo de la chaqueta rápidamente, escuchado la voz entrecortada de Isa.

-¿Isa, que esta pasando?- preguntó Riku con notable preocupación. -¿Hola? ¡Isa!

La voz de la radio no sonó mas, solo interferencia que lo puso mas nerviosos, incluso ignoró por completo los gritos de Kairi cuando hizo el carrito a un lado y corrió de regreso a la casa rodante. No miró si lo estaban siguiendo, que era una cosa segura, solo escuchaba a Vanitas golpeando en el cemento con sus patas mientras corría a su lado, en su mente solo estaba Sora. Y nuevamente se sintió culpable por haberse ido sin él. Siempre lo alejaban de su lado cuando no estaba mirando y si algo le llegaba a pasar nunca se lo perdonaría.

Un grito mucho mas fuerte que el anterior, y mucho más cercano lo hizo detenerse de golpe, Vanitas gruñó y cuando el grupo por fin llego a donde estaba Riku, mas gritos se escucharon,  mas bien, eran como chirridos extraños que no eran para nada alentadores.
Ephemer fue sorprendido por la espalda, cuando un caminante casi salta sobre él, Skuld fue rápida cuando le disparó en el aire, derribandolo.

-¡Ephemer, retrocede!- Le gritó Kairi, haciendo que se agruparan en un círculo, espalda con espalda con armas en mano.

-Esa cosa... corrió para atacarme.- Ephemer miró a sus compañeros con nerviosismo.

-Eso hacen, atacar gente.- Dijo Xion, como si fuera algo obvio.

-No estas entendiendo.- Intentó nuevamente Ephemer. Y Riku se tensó  al darse cuenta también.

-Ellos nunca han corrido para atacarnos...- Susurró Riku, tragando saliva y sus ojos mirando en todas direcciones.

-¿Estas diciendo que son esos especiales?- Preguntó Kairi con horror.

Sobresaltandose cuando otro caminante saltó de los arbustos, corriendo en su dirección. Kairi no lo dudo, disparó de forma certera en la cabeza, haciendo que el cuerpo cayera de forma estrepitosa a su lado. Riku se limitó  responder, la respuesta era lógica y estaba haciendo todo lo posible para no entrar en pánico por la preocupación y cometer alguna estupidez. La radio seguía sin funcionar y estaba seguro que había escuchado a Isa hablar con urgencia en su voz, probablemente había pasado algo e intentaron avisar... o algo mucho peor. Riku sacudió la cabeza, intentando concéntrate cuando más caminantes intentaron abalanzarse contra ellos. Debía agradecer que su grupo de alguna forma estaba preparado para esto, sino, las consecuencias hubieras sido lamentables. 

-Debemos  movernos.- Dijo Skuld, ansiosa por tener a tres caminantes en frente de ella, mirándola como si fueran animales asechando una presa.- Estamos muy expuestos.

-Volvamos al supermercado. -Sugirió Xion.- Podemos interceptarlos en la entrada uno por uno.

-Es un buen plan,Vamos.- Ephemer animo la marcha. Pero Riku se quedó en su lugar, con el dilema en su cabeza. -¡Riku, vamos!

-¡Riku muévete!- Kairi lo tomó de la mano y jaló de él para que lo siguiera.- Sora estará bien, concéntrate. 

Riku miró a Kairi, luego al montón de Zombies acercándose a ellos. Apretó su puño libre y luego asintió, corriendo junto a Kairi de vuelta al  supermercado donde Skuld y Ephemer los esperaban con las puertas abiertas, y Xion derribando a los caminantes que les posaban los talones. Vanitas le ladraba a un grupo de ellos para llamar su atención, algunos lo siguieron pero a pesar de que ahora eran más rápidos y agresivos, no podían doblegar la velocidad de cuatro patas.

Riku miró como Vanitas se perdía entre el montón de casas, probablemente se daría una vuelta antes de volver a él o a Sora, aunque prefería la segunda opción.
Riku y Kairi entraron rápidamente al edificio y Skuld con su compañero acabaron con los caminantes apenas asomaron sus cabezas por el borde de la puerta que alguna vez fue automática. Un plan simple, pero efectivo, Riku apoyó una rodilla en el suelo y el rifle apoyado en su hombro, mientras limpiaba a los zombies lejanos Kairi y el resto se encargaban de los que intentaban entrar por la puerta. Eran rápidos pero su numero era mucho menor que las hordas que estaban acostumbrados.

Después de casi media hora de disparos, sangre coagulada derramada y casi todas la entrada obstaculizada por cuerpo. Por fin se dieron un respiro en un incomodo silencio.

-¿Habrá sido todo?- Preguntó temeroso Ephemer. Asomando la cabeza por la entrada para mirar los alrededores. 

-Eso creo.. -Suspiró Kairi agotada, limpiando el sudor de su frente.- O eso espero. Ya no me quedan balas.

Kairi miró a Riku, quien negó con la cabeza en respuesta. Su rifle también había quedado vacío.

-Volvamos a la escuela.- Se apresuró Riku a salir por la puerta.

Todos asintieron, siguiendo sus pasos. Dejaron los carritos con las provisiones a un lado de la calle para recogerlos mas tarde. Riku fue el primero en acelerar sus pasos, corriendo calle arriba hacia la escuela.

-¡Riku, espera!- Lo llamó kairi al ver que el mayor se alejaba de ellos.

Riku no escuchó, tampoco bajó la velocidad, más cuando a la vista se veía la casa rodante justo a un lado de un bus escolar, pero ninguna persona a la vista. La ansiedad aumento, su respiración se cortó. Golpeando la puerta con ambas manos intentando ver el interior cerrado del vehículo.

-¡Sora!- Llamó esperanzado de verlo escondido en el interior. -¡Sora! ¡Soy yo! ¡Por favor, abre la puerta! ¡Sora!

Kairi podía escuchar los llamados desesperados de Riku, sintió su garganta apretada, la voz del alfa casi quebrada cuando sabia lo que no quería saber.

-No están.- Dijo ella tranquilamente, tocando el hombro de su amigo cuando lo vio temblando con ambas manos sobres el metal de la puerta.- Debieron escapar, estarán bien.

-No debí dejarlo solo en primer lugar. -Agachó la cabeza y apretando los puños.- Tenía que estar a su lado. 

-No esta solo, Riku.- Lo regaño Xion, No subestimes a Lea y Isa. Ellos saben defenderse muy bien y lo protegeran de cuales cosa.

-Lo siento, es solo que...

Unos ladridos se escucharon repentinamente. Kairi miró a Riku rápidamente y este le devolvió la mirada, asintiendo cuando se leyeron la mente. Ambos corrieron en su dirección, sabiendo perfectamente de quien se trataba. El grupo los siguió de cerca, llegando hasta la entrada de la escuela.

-¡Vanitas!- Exclamó Riku, llegando hasta el perro, que ladraba frenético hacia un montón de muertos que intentaban entrar por una pequeña  ventana.

Riku tomó el collar del perro y lo jaló levemente para que dejara de ladrar, Vanitas se veía inquieto, jadeando y gruñendo.

-Deben estar adentro.- Supuso Xion.

-No tenían muchas alternativas... aunque los caminantes apilados en la ventana parecen ser normales.

-Esperemos que.... los que hayan entrado también lo sean.- Susurró Riku, mirando hacia los lados para ver algún otro acceso.

Pero fue interrumpido por el sonido entrecortado de su radio.

-Ri... ku.- La interferencia sonaba menos aguda y la voz de Isa se escuchó mucho más clara. -Xion... alguien... ¿escucha? Xi...

Riku rápidamente tomó la radio, saltando unos paso hacia atrás cuando algunos caminantes se percataron de su presencia. Kairi le hizo señales con la mano para que se mantuviera atrás mientras ellos se encargaban de los zombies que se acercaban, lentos y algunos tropezando.

-¡Isa! ¡¿Me escuchas?! ¡¿Donde están?! ¡¿Están bien?!- Riku apretaba el botón verde de la radio tan fuerte que sus dedos se veían blancos. Rogando escuchar buenas noticias.

-¡Mierda, Riku! -Se escuchó un jadeo por la radio, la voz de Isa se escuchaba en pánico puro, algo extraño considerando su personalidad seria y mayormente tranquila.- Por fin contestas, necesito ayuda... maldición.. xi...on.

Riku tragó saliva ¿Había pasado algo?

-¡¿Sora esta contigo?! ¿Esta bien?- se apresuró a preguntar.

Hubo interferencia otra vez, un sonido ensordecedor, luego un quejido del otro lado de la radio, seguidos de unos gritos que Riku reconoció enseguida.

-¡Sora! ¡¿Que esta pasando?!- Llamó desesperadamente

-So...ra.. Sora esta... -Se escuchó entrecortado.- ¡Esta en labor!

Los ojos se Riku se abrieron, con su boca abierta. Xion y Kairi alcanzaron a escuchar, apresurandose donde estaba Riku en estado de shock. Cuando esperaba noticias del omega no esperaba "ESAS" noticias.

Chapter 41: Un nuevo amanecer

Chapter Text

Isa se vio atrapado en una situación que jamás en su vida se hubiera imaginado. Incluso siendo el mayor del grupo, podría tener mas experiencia pero...

¡Esto era una situación completamente diferente!

Pudo de alguna manera contactarse con Riku, avisar que estaban encerrados en una habitación que parecía ser un área administrativa de la escuela en el tercer piso. No habían ventanas, y su única salida era una puerta de madera que era golpeada con violencia hace mas de una hora, cubierta con muebles, mesas y cualquier objeto que el hombre de cabello azul encontró.

Y Sora, retorciéndose de dolor en una esquina de la habitación. Respirando con dificultad e intentado a toda costa aguantar las contracciones que fueron aumentado de intensidad con cada minuto que pasaba.

-Sora, mírame.- Se arrodilló el hombre a su lado. El aroma de Sora era tan fuerte que comenzaba a afectarlo de alguna manera, pero negativamente.

Sora levantó la cabeza lentamente, el sudor bajando por su frente con las mejillas rojas, podía ver lágrimas en sus ojos azules y dejo salir un jadeo adolorido mientras se aferraba a su vientre. Intentando a toda costa mantener su mirada en el mayor.

-¿Xion te dijo lo que tenías que hacer?- Preguntó algo demasiado alterado para su gusto .- Se rompió la fuente, no hay vuelta atrás, Sora. Debe ser aquí, no puedes seguir aguantando.

Sora asintió.

-Aun...que q-quisiera aguantar...yo...-Gimió en voz baja, cerrando los ojos con fuerza cuando las contracciones volvían. -Maldición... duele...

No podría, no con tanto dolor.

Isa lo ayudó a ponerse más cómodo. Avergonzado de ayudar al más pequeño en quitarse los pantalones ensangrentados y la ropa interior. Lo que vino después lo sobresalto, un grito de dolor salio de los labio de Sora, haciendo que el alfa se alejara confundido, con sus manos temblando sin saber como ayudarlo. Estaba seguro que el grito había sido escuchado por toda la escuela y los golpes en la puerta se hicieron más violentos.

-Duele... ¡Duele!- Grito Sora entre llantos, aferrándose a la ropa de Isa desesperadamente. -¡Aaah!

Isa miró a su alrededor, no había nada que pudiera usar, mas que quitarse la chaqueta para ponerla debajo de la espalda de sora, sabia que este lugar no era para nada indicado y Sora estaba dando a luz de la forma más incómoda posible. Incluso cuando el omega se dejó caer al suelo con la espada sobre las baldosas frías, sabia que esto sería extremadamente difícil. Pero solo pensó en lo primero.
Se quitó el cinturón y lo rodeo en la cabeza de Sora, justo sobre su boca, los gritos fueron amortiguados por el cuero. Se veía extremadamente cruel pero sino callaba los gritos, esas cosas aumentarán y la puerta no resistiría. Y Sora lo entendió, se dejó amordazar y cuando Isa nuevamente se alejó para ver entre sus piernas, otra contracción lo hizo gemir de dolor, arqueando la espalda y sus uñas aferradas a cualquier cosa que tuviera a su alrededor.

Isa realmente... realmente no sabia que hacer. Solo asumió que debía intentar incentivar a Sora para pujar, bajo la mirada nuevamente entre las piernas del moreno, todo era un desastre de sangre y fluidos, comenzado a sentir nauseas. No podía simplemente desmayarse y dejar a Sora solo en esto, insultándose mentalmente para mantenerse distraído.

Hasta que sus súplicas fueron escuchadas, cuando su radio sonó con la voz desesperada de Riku nuevamente. Sus manos nerviosas y ensangrentadas agarraron el apartó y contentó casi en un gritó de ayuda.

-¡Riku! ¡¿Donde demonios están?! Que debo hacer?! -Preguntó con urgencia.

Escuchando algo que parecía una discusión del otro lado, Kairi gritándole a Riku para que se calmara, ladridos y unos murmullos que no lograba descifrar. Hasta que la voz de Xion por fin se escuchó, milagrosamente mucho más claro y sin interferencia.

-¡Isa!¿ Siguen donde mismo?- preguntó la pelinegra, intentando sonar calmada bajó las circunstancias.

-Si, estamos atrapados. No me quedan municiones y Lea corrió en otra dirección, nos separamos.- Respondió, limpiando el sudor de Sora con un pañuelo que traía en el bolsillo de su pantalón.

-¿Como esta Sora?- xion parecía estar corriendo o moviéndose, porque la interferencia volvió momentáneamente, entre bullicio y gruñidos de caminantes que sonaban en la radio.- Necesito que me ayudes, no creo que pueda llegar a tiempo ¿Puedes hacerlo?

Isa asintió, como si Xion pudiera verlo en ese momento, pero respondió con un si, casi tembloroso, provocando una risa de Xion. Sabi que Isa era el menos indicado para la tarea, pero no tenían más alternativas.

-Necesito que me digas, como esta Sora. Si lo vez dilatado. Los Omegas se adaptan para estas situaciones por lo que un parto natural debería ser parecido a una mujer.

Xion espero que Isa respondiera, mientras que en su lado del equipo estaban limpian la ventana de la escuela para entrar por ese mismo lugar, algo difícil considerando el montón de muertos apilados y que ya habían gastado sus últimas balas. 
Ahora solo podían llamar su atención para acabar con ellos uno por uno a golpes.

-Esta.. Esta sangrando mucho. - Dijo Isa con el ceño fruncido y voz temblorosa.- Aun no se vé el bebé.

Xion se alejó un poco, haciéndole señales a Kairi para que cuidara su retaguardia.

-Isa, escúchame, pon atención.- Xion miró en dirección a Riku, verificando que estuviera lo suficientemente lejos para que no escuchara las acciones que debía hacer el otro alfa. -Tienes que tocar, con la punta de tus dedos, verifica si Sora se está dilatando.

Escuchó un jadeo del otro lado, al parecer no era la única que no le gustaba la idea, pero luego de unos cuantos segundos Isa respondió.
Fue difícil y algo incomodo para Isa tomar esa responsabilidad, más cuando se trabaja de un omega marcado. Pero nada de esto tenia malas intenciones. Quería ayudar, quería aliviar el dolor de Sora, viendo sus ojos azules suplicantes entre lágrimas.

Por suerte, Sora no hizo ningún movimiento cuando Isa metió la mano entre sus piernas. Sora cerró los ojos e intentó calmarse, sintiendo los dedos fríos palpando la zona adolorida.

-P-Parece que aun falta.- Dijo Isa dudoso.

-Bien, aun no es hora de pujar, tiene que esperar un poco mas.- Dijo Xion, aliviada un poco de que Isa era bueno escuchando. -El bebé debería estar bajando.

Isa nuevamente asintió inconscientemente y llevó la palma de su mano sobre el vientre de Sora. Estaba duro como una roca y a veces se contraía dolorosamente. Era una sensación extraña bajó su mano.
Los minutos pasaron y la tarde rápidamente se convirtió en noche.

Riku fue el primero en entrar por la ventana ya despejada de muertos "vivos", cayendo de rodillas por el agotamiento. Kairi lo siguió y el resto también entró. Todos agotados después de horas de un duro enfrentamiento din armas de fuego.

-Vamos..  -Suspiró Kairi, alentando al grupo a ponerse de pié.- Debemos seguir.

El grupo asintió, se levantaron apresuradamente y reanudaron la carrera entre los pasillos.
En el primer piso no hubo problemas, la escuela era grande y los pasillos largos y anchos. El problema fue el segundo piso y la oscuridad de la noche. Ephemer alumbraba con una linterna mientras el equipo acababa con los Zombies que se le cruzaban.

-¿Por donde es? -Preguntó Skuld, cuando llegaron hasta lo que parecía ser la biblioteca de la escuela, los pasillos seguían y se dividían en diferentes direcciones.

-No lo se.- Dijo Xion preocupada.- Perdí la comunicación con Isa.

-Tenemos que llegar al tercer piso.- exclamó Riku, mirando en todos direcciones buscando las escaleras.

Los minutos se volvieron horas, y luego de una lucha interminable de ambos lados. Isa no podía creer que estaba sosteniendo un bebé. Una masita cubierta de fluidos, tan pequeña que podía sostenerlo tan solo con una mano. Pero lo veía tan frágil, que le daba miedo dejarlo caer o lastimarlo. El pecho de Sora subía y bajaba, exhausto después de todo el sufrimiento que era darle la bienvenida a una nueva vida. Isa al principio se asustó cuando recibió al bebé repentinamente luego de un último empujón. No se movía y ni un solo sonido salio de sus pequeños labios, pero luego de sujetarlo por unos segundos más, el recién nacido por fin movió sus manos y piernas, abriendo sus ojos para encontrarse con los de Isa. Algo que el hombre mayor quizás nunca olvidaría.

Sora se tomó unos minutos para calmarse y descansar, se quitó el cinturón de la boca, tomando grandes bocanadas de aire, y se sacó la sudadera para que Isa pudiera envolver al bebé.

-Buen trabajo.- Dijo el alfa con una sonrisa tranquila, envolviendo al bebé en la sudadera y pasándolo a los brazos del moreno.- Es un niño.

Sora dejó salir un jadeo de alivio cuando el bebé por fin estuvo en sus brazos. Ojos azules como el cielo lo miraban curiosos, sin producir ni un solo sonido. Esperaba un llanto como era común en un nacimiento, pero el bebé parecía tranquilo, mirando a su alrededor con mucha curiosidad. Su cabello era de un rubio intenso, el mas duro recordatorio que Sora tendría de Ventus. Era una copia exacta de su antiguo alfa, provocando que lágrimas comenzarán a caer. El sollozo se volvió un llanto de tristeza y alegría que Isa no lograba comprender muy bien. Pero estaba bien, sería la última vez que lloraría por Ventus, porque ahora las cosas estaban bien. Su hijo estaba con él ahora, vivo, mirándolo como si fuera lo más grande de ese nuevo mundo que estaba por descubrir. Sora acercó su dedo y el bebé lo miró analizandolo en un inicio antes de envolver sus pequeños deditos a su alrededor y llevarlo a su boca.
Claro, seguramente tenía hambre. Sora era algo inexperto, pero sus instintos le dijeron que debía hacer. Se levantó su camisa y rápidamente el bebé se aferró a uno de sus pezones, succionando rápidamente provocando una mueca en Sora por la brusquedad. El bebé no tardó en recibir lo que estaba buscando, succionando mas despacio cuando la leche comenzó a salir.

-Maldita sea...- Suspiró Isa, dejándose caer con la espalda en la pared.

-Gracias, Isa. Le sonrió Sora.- No hubiera podido hacer esto solo.

Isa solo asintió, viendo como el pequeño rubio tomaba leche como si no hubiera provocado ningún desastre o arruinado un escape, tampoco parecía preocupado de haber encerrado a Sora y a él en una habitación con la única salida bloqueada por Zombies hambrientos y violento.

Para nada. El bebé estaba feliz con su leche y eso era un hecho.

Pero Isa no pude evitar sonreír. No cuando veía a Sora llorar con una sonrisa radiante y sus ojos brillando de felicidad, con el bebé tomando su dedo mientras comía. El suelo y su ropa era un desastre, pero ya habría tiempo de limpiarse.

Unos disparos repentinos en el pasillo hizo que Isa se pusiera de pié rápidamente. Mirando a la puerta con el ceño fruncido. Se habían escuchado muy cerca y recordaba que Riku había dicho que ya no tenían municiones.
Se escucharon mas disparos, unos gritos que no pudo reconocer y los golpes en la puerta se detuvieron.
Isa miró detrás de él a Sora. Quien ya había cubierto al bebé rápidamente bajó la sudadera para esconderlo. Intentó levantarse, pero sus piernas estaban aun entumecidas y su cuerpo adolorido, aun no podía moverse.

-Shhh...-Lo calmó Isa.- Tranquilo, solo.. no hagas ruido.

Sora asintió y se quedó en el mismo lugar, mirando la puerta, con cierta esperanza de que fuera Riku quien venia en su ayuda. .

-¿Hola?- Se escuchó una voz.- ¿Alguien está adentro?

La voz era de una mujer, pero... ninguno de los dos pudo reconocerla.
Isa se quedó en silencio, con una mano levantada hacia Sora para que no hablara y la otra empuñando una navaja. Un golpe sutil volvió a sonar en la puerta.

-No queremos lastimarlos.- habló otra voz, una mas masculina.- ¿Seguro que es aquí?

-Claro que si, yo mismo los encerré aquí.- Se escuchó ahora si, una voz familiar.

-¡¿Lea?! -Cuestionó Isa, relajando su postura un poco sorprendido.

-¡Isa! ¡Si, soy yo! abre la puerta. - Llamó con entusiasmo el pelirrojo.

Tanto Sora cono Isa supieron de alivio. Isa quitó el bloqueo de la puerta y cuando la abrió, se encontró con la mirada aterrada de dos caras nuevas y la estúpida de Lea.

-¡Demonios, Isa! ¡¿Que pasó?!- Preguntó Lea, mirando al mayor de la cabeza a los pies.

Isa se miró así mismo, viendo que sus pantalones y playera blanca estaban cubiertos de sangre. Pues claro, recibió sobre él a un bebé, ni se había dado cuenta lo pegajoso que estaba ahora que Lea lo había mencionado.

-Bueno... ALGUIEN decidió unirse a la fiesta... en un muy mal momento.

Isa se hizo a un lado, el brillo del sol del amanecer alumbró un poco la habitación, y Sora, que no estaba en mejores condiciones de limpieza, saludó a Lea con la mano y un bulto en su brazos. La boca del pelirrojo cayó y los ojos abiertos casi saliendo de sus órbitas.

-¡No puede ser! ¡Debe ser una broma! Hahahaha - Casi saltó de la emoción, corriendo en dirección a Sora y se arrodilló en frente de él, completamente maravillado de la criatura que Sora reveló cuando le quitó la tela que lo escondía.

Los pequeños ojos azules se posaron en Lea, con la misma mirada curiosa, pero no el mismo interés, volviéndose al pecho de Sora para seguir con su comida tranquilamente. Lea le revolvió el cabello a Sora alegremente.

-Eres todo un campeón, Sora ¡Lo hiciste muy bien!

-Fue bastante fácil.- Dijo Sora con una risita.

-Pues si, debió serlo -Se rió el pelirrojo por la broma, viendo el desastre de la habitación y su ropa.

-¡Oh por dios! ¡¿Eso es lo que yo creo que es?!- La voz femenina se hizo presente y Isa la miró mejor a la luz.

Cabello azul y ojos azules, vestía unos pantalones negros y una chaqueta blanca algo manchada de sangre, traía un bolso en su espalda. Fue veloz al momento de entrar a la habitación directo donde estaba Sora sentado, con sus ojos iluminados y sus manos en su boca. Sora reaccionó en esconder al bebé de la mujer extraña, pero ella simplemente le sonrió amablemente.

-Nunca imaginé estar viva para ver a un bebé nuevamente.- Dijo ella con sus manos ahora sobre su pecho.

-Menos yo.- Agregó el otro extrañó, un hombre de cabello castaño y ojos azules.

-Oh, tranquilo Sora, no son gente mala.- Dijo Lea al ver el ceño fruncido de Sora. -Ellos me salvaron.

-Lamento haberte asustado.- Dijo ella, arrodillandose junto a sora aun sin borrar su sonrisa. -Mi nombre es Aqua, y el es mi marido, Terra.

El hombre también entró a la habitación y saludó con la mano ante la presentación de su mujer, ambos estaban con armas pensadas y traían mochilas cargadas.

-Ellos fueron los que rompieron la ventana. Se estaban escondiendo aquí cuando se encontraron con esos caminantes medios raros de afuera.- Explico el pelirrojo. -Es una suerte que me haya topado con ellos. Casi me atrapan cuando me acorralaron al final de un pasillo.

Isa se acercó a su amigo y con el puño cerrado lo golpeó con fuerza en la cabeza.

-¡Ay! ¿Oye, por que fue eso?- se quejó el pelirrojo, con ambas manos en su cabeza.

-Por imbécil.- Lo fulminó con la mirada el alfa.- No hagas una estupidez así otra vez.

-Esta bien, esta bien. Lo siento.

Sora y la chica se rieron, mientras que Terra sonrió divertido.

-Gracias por salvar el trasero de nuestro compañero.- Le estrechó la mano Isa a Terra. -Lamento que hayamos causado un alboroto en su escondite.

-Oh, no te preocupes, hacemos cualquier cosa para mantener a los nuestros a salvo. -Dijo Terra.- Además, fue un caso especial.

Terra miró a Sora con una sonrisa. Y Sora se la devolvió con gusto.

-Fue.. un imprevisto. -Se rió entre dientes el moreno.- se suponía que no llegaría hasta dentro de un mes.

-Bueno, igual que la "madre". Inoportuno y siempre queriendo ser el alma de la fiesta.- Se burló Lea.

-¡Ey!- Se quejó el menor. Y todos se rieron nuevamente.

-Bueno, será mejor que nos reunamos con el resto. -Dijo Lea.- Les debemos una cena a nuestros invitados.

-Dirás, desayuno. -Corrigió Isa. Apuntando con su dedo pulgar a la ventana donde los primeros rayos del sol ya iluminaban gran parte de la escuela.

-Cierto, cierto.

Isa ayudó a Sora para ponerse de pie. Lea le prestó su chaqueta para cubrir su espalda y lenta, pero cuidadosamente caminaron por los pasillos de la escuela. Sora miró por la ventana, era un bonito día con un cielo despejado. Sin poder creer que estuvo toda la noche el labor de parto, mas de 15 horas de seguro o mas. Pero al ver al bebé ya durmiendo en sus brazos con el estomago lleno, solo pudo sonreír. Había valido la pena el sufrimiento, cada maldito segundo. 

Y también sabía que era un grandioso dia, cuando una melena plateada se asomó al otro extremo del pasillo.

Sora abrió los ojos entusiasmado, y se encontró con los los ojos aguamarina preocupados de Riku.

-¡Sora!-Gritó el mayor, casi tropezando con sus pies y corriendo en su dirección.

-¡Riku! -Sora se adelantó un poco, aun adolorido.

Claramente no podía correr pero no fue necesario. Riku tardo tan solo un par de segundo en llegar a él. Lo tomó en sus brazos y besó todo su rostro, con cuidado de no aplastar el bulto que traía Sora en sus brazos. Riku tenia claras lágrimas en sus ojos y le sonrió amorosamente.

-Lo siento, lo siento, lo siento. -Comenzó a repetir.- Nunca mas me voy a apartar de tu lado. Lo juro.

Llenó de mas besos el rostro de Sora y este solo podía reír del alivio de tenerlo a su lado otra vez.
El resto del grupo llegó a ellos, agotados y respirando agitados. Pero aliviados de estar todos juntos otra vez. Excepto Vanitas, que lastimosamente se tuvo que quedar afuera porque no podía entrar por la ventana.

-¡Sora!- Kairi lo abrazó también. Mirando al pequeño bebé que se había despertado con el alboroto.- ¡Es hermosa! ¡Mira Xion, es tan bonita!

-Bonito, en realidad.- Corrigió Isa. -Es un niño.

Xion y Skuld también se acercaron para ver al pequeño nuevo integrante.  El bebé parecía algo molesto por el repentino despertar. Quejándose y sollozando levemente. 

-¿Y como se llamará?- Preguntó Ephemer, quien también se acercó para conocer al bebé.

-Es... una buena pregunta.- Rió torpemente el omega.- No lo había pensado. Quería que Riku lo nombrara.

-¿Yo?- parpadeo Riku.

-Claro, eres su padre ahora.

-Bueno, aunque el que ayudó en el parto fue Isa.- Tosió burlón Lea, mirando a otra dirección.

Riku pareció dolido con las palabras y agachó la cabeza. Se sentía realmente culpable de no estar presente en un momento tan importante y hacer ayudado a Sora.

-Lo siento... debí estar allí para ayudar.- Se disculpó Riku.

-¡Lea! ¡No digas eso! -lo regaño Kairi. -Riku hizo todo lo posible para llegar a tiempo.

Lea parecía avergonzado.

-No te disculpes, Riku.- Lo ánimo Sora.- Estamos aquí ¿No? Juntos otra vez.

Riku aun culpables, le sonrió también.

-¡Oh! También tenemos nuevos invitados!- Recordó Lea, moviéndose rápidamente al medio de ambos adultos.- Terra y Aqua, mis súper héroes. Me salvaron de un gran aprieto.

-Hola.- Saludó Aqua con la mano, siendo recibida por las tres chicas.

-Es un gusto conocerte Aqua.- Dijo Xion amablemente.

-Gracias por salvar a Lea.- Agradeció Kairi.

-Disculpen si le causó algún problema.- Agregó Skuld.

-No se preocupen, fue un gusto ayudar.- Dijo Terra.- No esperaba que fuese un grupo tan grande. No habíamos visto personas hace meses.

-Bueno, nosotros dos nos unimos hace poco.- Dijo Ephemer, apuntando a Skuld y así mismo. -Pero no pudimos caer en un lugar mejor, son grandes personas.

El grupo detrás de ellos sonrió. Al final eran como una familia. No importaba el numero, todos eran bienvenidos y eran importantes de algún manera. Terra y Aqua parecían ser buenas personas, hablando cómodamente con el resto del grupo mientras caminaban por los pasillos de la escuela ahora vacíos.

-¿Entonces, como se llamará el bebé?- preguntó Kairi luego de un buen rato, ya en el primer piso en busca de otra salida mucho más cómoda y accesible.

Riku parecía pensarlo. Llevándose la mano a su mentón.

-Pues, me gustaría que se llamará Sora.- Contestó.

Lea fue el primero en reírse.

-¡Oh vamos hombre, se mas creativo!

-No quiero que se llame como yo.- Negó el moreno.

-Hmmm...¿que tal Sora, pero al revés? -Propuso Skuld.

-¿Raso?- Cuestión Xion.- No suena bonito.

-Hmmm bueno, Xion fue su "doctora".- dijo Kairi- Xi... X... Xar..

-Y Isa fue quien lo recibió.- Agregó Skuld.- Sa.. Sax...

-¿Que tal Roxas? -Dijo Aqua.

Todos la miraron y luego se miraron entre ellos.

-Roxas... me gusta.- Dijo Sora.

-Pues, a mi también me gusta. -opinó Riku.

-Roxas suena a Ros ...- Lea fue callado con el golpe de Isa detrás de su Cabeza.

-Entonces esta decidido.- Sonrió Sora ampliamente, siendo recibió por los brazos de Riku en un abrazo por su espalda.

El moreno le mostró el bebé a su alfa, quien sonrió al ver los ojos azules muy parecidos a los de Sora. El bebé era muy parecido al hombre de la foto que traía Sora en su libreta. De alguna manera se sentía un poco celoso al respecto. Hubiera querido que se pareciera mas a Sora, pero no había mucho que el pudiera hacer. No cuando el niño vio mas atentamente al alfa plateado, su cara se arrugó notoriamente y el tranquilo bebé que había nacido tan silenciosamente... dejó salir un llanto tan fuerte, que hizo eco en las paredes del lugar, llorando como si hubiera visto una clase de monstruo horrible.

Pero no, solo era Riku.

 

Chapter 42: El peso de los problemas

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El bebé tuvo que ser silenciado con algo de leche. Sora suspiro cuando el llanto se detuvo, dejando un pequeño gimoteo mientras succionaba animadamente. Era pequeño por lo prematuro, pero demostró tener unos pulmones muy fuertes con el grito que había salido de su pequeña boca. Pero tan pronto como había comenzado a llorar, rápidamente se quedó callado con la atención de Sora. Riku quedo algo dolido con la reacción del recién nacido y se apartó de Sora para darle espacio.

-No te desanimes, Riku. Es cosa de tiempo.- Dijo Xion, golpeando levemente su hombro para animarlo. -Probablemente sea tu olor lo que le inquieta, recuerda que no eres su verdadero padre.

Eso en vez de animarlo, lo destruyó aun mas. Provocando que saliera un largo suspiro de los labios del alfa.

-Es... bueno saberlo... -Se encogió de hombros mirando el suelo.

-No seas llorón, Riku. -Esta vez fue Kairi quien le hablo, mas como un regaño. - Es como dice Xion, el bebé debe acostumbrase.

Riku miró a Sora, quien le devolvió la mirada con una sonrisa cansada y se encogió de hombros también, modulando con sus labios un "lo siento". No era culpa de Sora, pero se sentía mal no poder hacer nada. Tampoco tenia los ánimos para intentarlo. Habían sido horas muy difíciles dolorosas, su cuerpo pedía a gritos descansar, aunque fuera solo unos minutos.

-Perdón interrumpir pero... -Lea levantó la mano. -Tenemos que salir de aquí.

-Es verdad, aun quedan de esas cosas merodeando la escuela, y los alrededores. -Mencionó Ephemer.

-Y dejamos a Vanitas afuera.- Agrego Xion.- Lo mejor es irnos del pueblo y buscar una zona más segura para acampar.

-Suena como un buen plan.- Estuvo de acuerdo Lea.

Caminando por los pasillos de la escuela, se dieron cuenta de que entrar había sido mucho más fácil que salir. Bajaron por las escaleras al segundo piso extremadamente lentos, Sora ya no podía sostener su propio peso luego de algunos minutos y Xion fue la primera en advertir que no podía seguir caminando por su propia cuenta. Incluso encontraba increíble que Sora hubiera podido caminar en primer lugar, aun le hacían falta sus pantalones y su camisa larga era lo único que cubría hasta sus muslos, con la sangre seca visiblemente entre sus piernas. Riku se quitó la chaqueta y cubrió su espalda. Pero a medida que pasaban los minutos, la condición de Sora empeoró y Isa lo tuvo que tomar en sus brazos para seguir avanzando.
El alfa de cabello azul aun tenia una mirada distraída asimilando todo lo que había ocurrido horas anteriores, como tuvo que recibir el nacimiento de un bebé, sus manos cálidas y pegajosas con la cantidad de fluido, como tardó casi 5 minutos en asimilar que el bebé estaba en sus manos, aun unido a Sora por un cordón de carne y que tuvo que cortar con una navaja incómodamente, los jadeos de Sora y el sonido que le revolvió el estomago cuando lo que quedaba de la placenta salio entre las piernas del moreno ¿Quien había sido la persona que le dijo que los nacimientos eran hermosos? Claramente fue una experiencia inolvidable... y que no quería repetir. Aun así, cuando bajó la mirada y se encontró con la cara adormilada de un Sora agotado y envolviendo con sus brazos protectoramente al bebé, supo que el esfuerzo y las nauseas valieron la pena.

Xion se acercaba de vez en cuando a Sora para tocar su frente y muñeca, ya completamente dormido luego de unos cuantos minutos en los brazos de Isa.

-¿Sucede algo? -le preguntó Riku preocupado al ver la seriedad en los ojos azules de Xion.

-Su temperatura esta bajando mucho.- Dijo ella mientras el grupo detenía sus pasos. Volvió a tocar a Sora, en su cuello y comprobando los latidos de su corazón. - Y su ritmo cardíaco bajando... justo como temía.

-¡¿Justo como temías?!- Riku comenzó a entrar en pánico.- ¡¿Esto es malo?! ¡¿Que le sucede?! ¡Estaba bien hace unos minutos!

-Tranquilo, Riku. - levantó ambas manos delante de ella para intentar calmarlo.- Es normal, es cono salir de una operación reciente, el cuerpo se exige demasiado. Después de parir, la temperatura baja y el cuerpo se debilita.

-Y este no es el lugar apropiado.- Agrego Aqua.- Debe descansar en un lugar cálido y limpio para recuperarse adecuadamente. Podría contraer una infección.

Riku tragó saliva, mirando el cuerpo dormido de Sora en los brazos de Isa. El alfa de cabello azul se veía igual de preocupado, a pesar de lo tranquilo que se veía el moreno durmiendo con su bebé fuertemente abrazado sobre su pecho.

-Lo mejor seria buscar un lugar donde podamos asentarnos por unos días. -Sugirió Ephemer.- Lejos de este pueblo. No parece muy seguro con todo lo que hemos visto.

-Hoy en día, ningún lugar es seguro. -Suspiró Skuld.

-Skuld tiene razón.- Dijo Kairi, podríamos tomar la carretera y buscar un lugar donde podamos quedarnos.

-Hum... Terra y yo veníamos del sur. -Aqua llevo la mano a su mentón pensativa.- Y vimos una granja, a pocas horas de este pueblo.

-Oh, la granja al otro lado del bosque.- Recordó Terra.- Si, caminando eran horas pero si ustedes llegaron en una casa rodante deberían llegar en media hora por la carretera.

-Parecía habitada, por eso decidimos no acercarnos demasiado.

-¿Habitada?- Pregunto Lea.

-Si.- Respondió la mujer.- Pasamos por la tarde y tenia unas farolas encendidas. No sabíamos que clase de gente podía estar viviendo dentro. No seria primera vez que nos recibieran con armas.

Lea asintió con ese punto. Últimamente los humanos eran mucho más peligrosos que los mismísimos caminantes. Un hecho preocupante considerando la escasez de recursos.

-Bien, deberíamos intentarlo.- Hablo Kairi. - Acampar también es una opción. Pero creo que una cama y un lugar más seguro para dormir nos haría bien a todos. Puede que no sean malas personas si hablamos de una granja en medio de la nada ¿No?

Todos miraron a Kairi, quien se encogió en su lugar. Esperando una respuesta por parte del grupo. Pero nadie parecía muy convencido, menos Riku, que parecía el mas escéptico en todo el asunto.

Sin alternativas, Isa suspiro, acomodando a Sora mejor en sus brazos.

-Creo que Kairi tiene razón. -Dijo el alfa de cabello Azul. -Necesitamos un lugar para descansar. Todos nosotros necesitamos reponer fuerzas. Hemos estado huyendo durante semanas sin detenernos ni siquiera por las noches.

-Me parece bien.- Dijo Lea después.-¿Que puede salir mal? Dejando de lado la idea de granjeros caníbales o monstruos devoradores de niños.

-Cierra la boca, Lea.- Isa frunció el ceño.

-¿Riku? -Kairi lo llamó al ver que parecía no muy decidido.

-Yo.. creo que podríamos intentarlo. -Dijo finalmente.- Es algo peligroso considerando que ya no tenemos balas de absolutamente nada. Pero con algo de suerte, podría ser gente que nos ayude al ver nuestra situación.

-Muy bien, esta decidió.- Kairi junto sus manos con una sonrisa. - ¿Ustedes vendrán con nosotros, verdad?

Kairi miró a los dos adultos que tenia a su costado. Terra pestañeo ante la pregunta, mirando a Aqua como si esperara alguna clase de aprobación u opinión. Aqua también miró a su marido y se encogió de hombros con una sonrisa.

-No veo porque no. Parecen buenas personas.- Dijo Aqua. -Y aun nos deben el almuerzo.

-Es verdad. Es lo mínimo que podemos hacer para agradecerles por la ayuda.

Kairi le sonrió a Aqua y ella le devolvió la sonrisa. Ambas parecían compartir esa armonía relajante y sensata. La misma confianza que Xion le había dado en un principio, sabiendo que trataba con gente de corazón.

-Oigan.- Lea parecía experto en interrumpir momentos, pero esta vez, parecía realmente ser un buen momento. -¿Escuchan eso?

El grupo se quedó en silencio, atentos justo en el primer escalón para bajar al primer nivel de la escuela. Se escuchaban unos golpes, profundos y casi lentos, como unos pasos de algo enorme y muy lejano. Riku entrecerró los ojos cuando intentó acercarse minuciosamente, detrás de él estaba Kairi, el resto de ellos se quedaron donde estaban, atentos al golpe constante que hacia eco en los pasillos.

-Parecen... pasos.- Susurro Kairi.

-A menos de que sea un elefante, dudo mucho que sea bueno.

La ventana por la que habían entrado estaba a tan solo la vuelta de un pasillo. Pero los nervios de ambos aumentaron cuando el sonido se hacía mucho más fuerte a medida que se acercaban.
Riku apoyó su espalda contra la pared y lentamente asomó su cabeza.

-¿Que...-Kairi no alcanzó a preguntar cuando la mano de Riku presionó su boca casi empujándola hacia atrás.

Los ojos de kairi vieron como la piel de Riku casi perdía completamente su color, alejándose del pasillo en pasos lentos.

-N-No podremos salir por aquí. -Dijo, con voz ronca y casi sin aliento. -¿Recuerdas a esa cosa que atacó el campamento?

Ahora fue turno de Kairi ponerse pálida, sus ojos se abrieron y casi tropezó hacia atrás si no fuera por los reflejos de Riku agarrando su muñeca rápidamente.

-¿Q-Que hacemos?- Preguntó en un susurro, completamente aterrada.

Riku miró atrás de él, donde el resto del grupo los miraban atentos a cualquier señal. Lo mejor era volver y buscar otra alternativa, quizás alguna puerta o quizás intentar abrir la principal. Pero definitivamente luchar contra esa cosa, no era una alternativa. Sabia lo que era capaz, esos gases venenosos imposibles de evitar.

-Volvamos... - Susurro.- Busquemos otra salida.

Volvieron con pasos sigilosos, explicando vagamente que la ventana estaba siendo custodiada por un zombie especial. Era peligroso tan solo intentarlo y prefirieron caminar en dirección contrario por el primer piso. Riku pensó en la posibilidad de una puerta trasera.

-Según en el mapa de la escuela, hay una salida por el gimnasio al estacionamiento de trabajadores. -Dijo Ephemer leyendo un papel que había encontrado en una de las oficinas del tercer piso.

Las paredes de la escuela estaban casi derribadas mientras mas se adentraban. Escombros en el suelo, artículos escolares y claro, algunos esqueletos esparcidos. La extraña sensación en la espalda de Riku no se desvanecía. Algo, muy dentro de él, lo alarmaba de que debía tener cuidado. Y odiaba profundamente que sus instintos tuvieran la razón.

-Díganme que es una broma... -Xion llevó la mano a su boca, reprimiendo un grito.

Hay estaba, la puerta de salida. El sol entraba tan deslumbrante y se podían ver los automóviles al otro lado.

¿El problema?

La enorme figura delante de ellos. Era otra de esas criaturas espantosas. Pero Riku la reconoció al instante. Era muy similar al caminante obeso que había visto con Sora en la villa donde conocieron a Leon, Tifa y Cloud. Sus pasos retumbaban bajo el piso flotante de una cancha de voleibol. Era grotesco, su cuerpo desfigurado por la grasa y piel extra, desnudo, sin brazos a la vista y con secreciones en gran parte de su piel. Pero lo mas horroroso era, que no tenia cabeza. La piel de su rostro parecía derretida, como un muñón de carne que solo podía identificar una oreja sobresaliente en su lado izquierdo. Riku recordó que esa cosa tenia nula visión, era por eso que incluso estando en frente de él, no parecía que los hubiera visto. Seguía caminado lentamente de un lado a otro, cuando chocaba con un objeto simplemente se giraba para retomar sus pasos. Pero, seguramente, podía escucharlos.

El grupo retrocedió lentamente por donde habían llegado.

-¿Alguien tiene un plan? -Preguntó Xion.

-Pues, tenemos solo dos opciones. -Dijo Lea levantando su dedo y riendo nerviosamente.- O morir intoxicados por el monstruo de la ventana. O morir aquí, con el gordinflon.

-Eso no ayuda, Lea. -Xion entrecerro los ojos en su dirección. -Otro chiste así y yo misma te tiro de carnada al gordo ese.

Lea levantó las manos en rendición.
Ephemer repentinamente se sobresaltó, recordando que en su mochila había algo útil que podían usar. Se quitó la mochila de la espalda y comenzó a buscar.

-Dime que tienes una idea, Ephi.- Skuld se agachó a su lado, ayudando al chico a ordenar las cosas que iba sacando para que fuera mas fácil volverlo a guardar.

-¿Xion, aun tienes tu botella de alcohol?- Preguntó el albino, sacando una botella de vinagre y con un movimiento rápido, cortó un trozo de su camisa con un navaja.

-Ah, si.- Xion también se quitó su mochila y rápidamente saco la pequeña botella de plástico con el contenido. -Siempre ando preparada por si alguien se lastima.

Le entregó la botella a Empher, quien vertió el contenido de la botella de vinagre en el suelo y la lleno con alcohol, Terra fue el primero en darse cuenta de lo que el chico estaba haciendo, ayudándolo a envolver correctamente la tapa con la tela para que el alcohol no se derramara. El trozo de tela sobresalía de la botella y Riku abrió los ojos entendiendo lo que estaban haciendo.

-Es... la única botella que tengo. -Dijo Ephemer.- Solo tenemos un tiro.

-Será suficiente. -Riku tomó la botella.- Lea, necesito que lo distraigas.

-¡¿Eh?! ¡¿Por que yo?! No quiero morir tan joven. - Se quejó el pelirrojo dramáticamente.

-Eres el mas ruidoso. -Dijo Riku con una sonrisa. -Vamos, solo será un momento. Necesitamos sacarlo de la entrada.

-¡Ni si quiera sabemos que puede hacer esa cosa! ¿Lo olvidaste? Tu mismo me contaste lo que podía hacer la bola de gas con patas. Quien sabe que hará este. Quizás rayos láser de su barriga, quizás ultrasonido que nos hará explotar a todos.

-No seas exagerado, dudo que tenga rayos láser. Pero si, es mejor tener cuidado. -Riku camino lentamente hacia la cancha, ignorando las quejas de Lea.

Lea suspiró derrotado y siguió a Riku. El grupo esperó que ambos chicos estuvieran al otro extremo antes de salir también y caminar hacia la salida, Terra adelante con Aqua y sus armas en mano por si algo salia mal. Aunque viendo a esa cosa mas de cerca, dudaban que las balas le hicieran algo.

Rodeando a la criatura que aun caminaba tambaleante cerca de la gran puerta metálica abierta y se escondieron esperando que el plan se llevara a cabo.

Lea se paró a un lado de las gradas. Peinando su cabello hacia atrás y sacudiendo sus brazos para quitar el nerviosismo. Mientras que Riku estaba en la otra esquina, justo en frente de él. Tenia la botella de alcohol en una mano mientras que en la otra un encendedor. Podía sentir las miradas preocupadas de sus compañeros sobre él, su estómago revuelto por el nerviosismo y una gota de sudor bajando por su frente. Desconocía completamente lo que podía hacer esa cosa y la sonrisa aterrada de Lea dejaba en claro que el plan improvisado lo tenia literalmente con la espalda en la pared.

Riku esperó, pacientemente a que esa cosa se diera la vuelta, dándole la espalda al grupo que estaba escondido detrás de unas cajas atléticas. Podía ver a Isa abrazando a Sora en sus brazos protectoramente, haciendo que su ceño se frunciera notoriamente, pero luego sacudió la cabeza. No era momento para sus celos. Tenia que concentrarse.

Los pasos del zombie se detuvieron repentinamente. Y la mirada de Riku se posó en él. Era primer movimiento diferente que había hecho desde que lo habían encontrado.
Era tan desconocido que cada acción que hacía era completamente imprevista.

Se escuchó una clase de gruñido ahogado proveniente del zombie. Sus piernas se flexionaron, como si estuviera listo para saltar. Y algo en Riku lo llenó de pánico.

Quizás... Quizás su punto fuerte no era la audición. Esa cosa... sabia que Riku estaba allí.

Repentinamente, la enorme masa de carne saltó, casi 7 metros y cayó en un estruendo justo a un lado de Riku, el suelo se rompió debajo de él, dejando un notorio orificio. El alfa se tambaleó, estabilizandose contra la pared a su lado. Y justo a tiempo para ver al gigantesco Zombie correr hacia él con todo el pesos de su cuerpo.

-¡Riku!- Gritó Kairi asustada. Terra levantó su arma, listo para disparar.

Pero cuando apretó el gatillo y la bala atravesó la piel desnuda, se dio cuenta de lo que temia. La bala ni si quiera lo había atravesado por completo. Las armas eran inútiles.

Riku esquivó la embestida, a pocos centímetros de ser aplastado contra la pared. El zombie se estrelló y la pared se derrumbó, haciendo que Riku tragara saliva. Pero no tuvo tiempo de procesar nada. Esa cosa se volvió a levantar, y tan extraño como se veía, se preparaba para correr otra vez.
Riku no sabia como era posible que esa cosa supiera donde estaba parado. Simplemente se precipitaba en su dirección intentado aplastarlo con su cuerpo. Riku agradecía tener un buen físico y buenos reflejos.

-¡Riku! ¡Por aquí!- Escuchó la voz de Lea detrás de él.- ¡Dame la botella!

Al parecer, su plan de distracción había cambiado. Por alguna razón esa cosa estaba obsesionada con él, y de algún modo agradecía que no fuera contra el grupo.

Riku volvió a esquivar otro ataque. La pared de su lado se derrumbó y el techo metálico del lugar rechinó. Oportunidad que tuvo para lanzar la botella en dirección de Lea pero no tuvo tiempo de lanzar el encendedor. Retrocediendo algunos pasos cuando el zombie se incorporó entre los escombros, nuevamente dirigiendo su atención a Riku.

Riku sonrió nervioso ¿Que tenia él que esa cosa le llamara tanto la atención? Quizás lo sintió mas apetitoso. Quien sabe.

El olor del alcohol se sintió en el aire cuando Lea encendió la mecha, al parecer, Riku no era el único con fuego en su bolsillo. Cuando nuevamente esa cosa corrió detrás de él, Riku estaba listo para esquivarlo. Lo logró fácilmente, pero esta vez no hubo una pared derrumbada... esa cosa repentinamente cambio la dirección de su carrera, encontrando a Riku desprevenido.
El golpe fue casi directo, a pesar de que intentó de esquivarlo, sintió su cuerpo ser golpeado violentamente, casi como si un auto lo hubiera arrollado, siendo lanzado por el aire.

-¡Riku!- escuchó los gritos de sus amigos a lo lejos.

La caída fue dura contra el suelo liso. Su cabeza palpito dolorosamente y su oído contra el suelo escuchó los fuertes pasos que se acercaban. Su vista se nubló ligeramente y sintió un ardor en su cabeza. La caída había sido dura, y la falta de aire en sus pulmones mas la dolorosa dificultad para respirar dejó claro que mas de una costilla tenia rota. Los pasos se acercaron... la mirada de Riku se levantó, encontrándose con la silueta borrosa de esa criatura. Iba a morir. Seria asesinado.

El zombie chillo de dolor repentinamente, y luego otro grito se escuchó. Sobre la espalda del monstruo estaba un perro negro que Riku conocía muy bien, mordiendo la piel donde se suponía debería estar su cabeza. Esa cosa se retorció, intentado quitarse al animal de encima, incluso golpeándose contra la pared.
Lea aprovechó el momento para acercarse a Riku.

-Vamos amigo, arriba.- Lo ayudó a levantarse. Su cuerpo dolía, cuando llevó la mano a su cabeza podía sentir la sangre manchando su palma. Había sido un buen golpe y aun estaba lo suficientemente mareado como para tambalearse al caminar.

Los chillidos continuaron mientras que el perro seguía atacando. Incluso cuando el zombie lograba quitarse al animal de encima, el perro negro volvía a lanzarse sobre su espalda. La sangre del zombie se derramaba por su piel desnuda, trozos de carne y piel caían sobre el suelo liso.
Kairi y Terra recibieron a Riku, poniendo el brazo del alfa sobre sus hombros para ayudarlo a caminar fuera del recinto.

-¡Vanitas!- Lo llamo Lea.

El perro detuvo sus feroces mordidas y saltó del lomo del zombie. Justo en el momento preciso en el que el pelirrojo arrojó la botella directamente al gigante frente a él. La botella se estrelló y el alcohol empapó su espalda ensangrentada. Rápidamente el fuego también se expandió y los chillidos aumentaron. Ahora la criatura estaba envuelto en llamas, retorciéndose mientras el grupo veía como era consumido lentamente por las llama. Saliendo por la puerta al exterior donde fueron recibidos por un sol radiante y cálido.

-Hombre, recibiste una paliza.- Lea miró a Riku malherido. Mientras Terra lo ayudaba a caminar y Xion limpiaba la herida de su cabeza con un trozo de tela.

-Vámonos.- Dijo Kairi apresurada. Notando que los gritos y el alboroto había llamado la atención de mas de un caminante de los alrededores. -Tenemos que irnos de aquí.

-¡Apoyo el plan!- Lea se apresuró a decir.

Caminaron apresuradamente hasta la casa rodante. Todo parecía estar igual por suerte, recogieron sus cosas y se apresuraron a entrar. Sorprendentemente todo el alboroto no había interrumpido el sueño de ninguno de los dos integrantes dormidos. Isa se subió al bus que habían arreglado y se sentó en una de las comodas sillas con sora dormido en su regazo y el bebé sobre el pecho de Sora. Lea se apresuró al volante mientra esperaba que el resto del equipo subiera. En la casa rodante, Terra dejó a Riku sobre la cama, mientras Xion revisaba sus heridas. Por suerte parecía que solo había recibido un par de golpes, no muy graves pero deberá tomar un largo descanso para recuperarse. Lo acompaño kairi también y Aqua, mientras que el resto subió al bus junto a Lea y Isa. Partieron de inmediato, antes de que los caminantes se acercaran demasiado. Su intención era dejar el pueblo, no sin antes ir por los carritos de supermercado que habían dejado abandonados. Aqua y Lea subieron las provisiones al bus lo mas rápido posible y reanudaron la marcha por la carretera. Se habían librado de un buen embrollo, pero ahora estaban seguros. En dirección al sur donde posiblemente encontrarían un lugar para asentarse por un buen tiempo.

Chapter 43: Granja y destino

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El viaje fue muy silencioso. El grupo estaba agotado y la mayoría había caído rendido para tomar una siesta. Terra se ofreció a manejar la casa rodante mientras que Aqua cambio lugares con Lea para llegar a la granja que habían mencionado. Kairi se quedó dormida a un lado de Riku, mientras que Xion descansaba sobre una de la sillas de la mini cocina. En el bus no era muy diferente. Sora no se despertó en todo el viaje y Isa durmió también por cortos periodos de tiempo. Hasta que el bebé despertó.
Curiosamente, Roxas solo se quedó mirando el rostro de Isa mientras seguía acurrucado en el pecho de Sora. El alfa se sentía algo incomodo con la mirada del bebé, quien solo se chupaba las manos y de vez en cuando la estiraba para agarrar los mechones azules del mayor. Por mas que intentaba ignorar la mirada del infante, mas sentía esos ojos azules, como si estuviera memorizando su rostro o analizando su alma. Lea se reía de la expresión incomoda de su amigo. Divertido de la mueca visible de su rostro. Pero Isa no se movió. Tampoco quería que el bebé llorara y por causa de eso Sora se despertara. Aunque muy dentro de él realmente deseaba apartar al omega de sus brazos. Olía bastante bien y ya comenzaba a sentirse sofocado.

El viaje siguió casi por una hora hasta que Terra, que iba a al delantera en la casa rodante, dobló por una pequeño camino de tierra. El movimiento del auto con el repentino cambio de terreno despertó a casi todo el equipo.  El paisaje había cambiado, prados de lago pastizal. Un bosque los rodeaba y se podían ver unas cuantas casas a los alrededores, muy alejadas unas con otras.

-Este lugar es muy bonito.- Dijo Kairi, mirando los alrededores.

Se detuvieron justo en frente de una cerca de madera, donde Aqua se bajó con Lea y Ephemer. La cerca no estaba cerrada con llave, por lo que solo fue necesario empujarla para que los autos pasaran.
El lugar era enorme, una granja completamente aislada de cualquier cosa que fuera la sociedad. Los pastizales estaban tomando un color verde que avisaba el comienzo de la primavera. Algunos árboles frutales con sus primeras flores y una casa blanca justo en medio del campo. Kairi notó algunos animales, como vacas y caballos. También habían gallinas y Vanitas estaba muy tentado a salir detrás de ellas sino fuera porque lo habían dejado encerrado dentro del bus con Isa, Sora y el bebé. Xion se quedó con Riku en la casa rodante mientras que el resto del grupo bajó para investigar la casa.

-¿Dijiste que las farolas estaban encendidas cuando pasaron?- Ephemer le preguntó a Aqua. Viendo que las farolas aun estaban encendidas incluso con el fuerte sol del día.

-Si... aunque era en la tarde, casi al anochecer..

Kairi miró hacia arriba sobre el tejado del segundo piso y notó dos grandes placas plateadas, seguramente la electricidad de la granja funcionaba con energía solar.

Terra y Aqua mantuvieron sus armas cuando se acercaron al cobertizo. Había un sofá bajo el techo y una hamaca que se balanceaba con el viento. Todo estaba en completo silencio.

-¡¿Hola?!- Ephemer llamó a la puerta de madera. Se podía ver en su interior pero no aparecía nadie a la vista. -¡¿Hola?! ¡¿Alguien?!- Insistió.

Pero nadie respondió. Ephemer miró detrás de él a los dos adultos, quienes solo asintieron. El albino tomó la manecilla y la giró lentamente, abriendo la puerta. Un fuerte olor los recibió. Asiendo que el grupo se cubriera la boca y nariz por la intensidad. Ese olor, muy característico... algo no estaba bien en este lugar.

-No bajen la guardia.- Dijo Terra, sujetando con fuerza su arma.

Revisaron el interior y todo se veía relativamente normal. Era amplio, con un living con sofá afelpados, una televisión bastante vieja y varios trofeos de caza. La cabeza de un ciervo disecado colgaba sobre una chimenea. Aqua reviso la cocina, tenia una puerta trasera que abrió para dejar entrar el aire, por lo visto, era el típico diseño americano de una granja. El comedor estaba por separado, varios muebles antiguos con fotografías familiares. Al parecer vivía una familia numerosa por la cantidad de rostros diferentes en cada una de ellas.

En el primer piso no había nada fuera de lugar, de momento parecía una casa abandonada. A pesar de lo ordenado que estaba, los muebles estaban polvorientos y la cocina con comida ya caducada. Terra miró hacia arriba de la escalera de madera que llevaba al segundo piso, notando que el horrible olor venia de arriba. Subió lentamente los peldaños, siendo seguido por Skuld mientras que Aqua se quedaba con Ephemer y Kairi revisando las habitaciones. Lea estaba afuera vigilando con Vanitas amarrado con una cuerda para que hiciera sus necesidades. Unos perros se le habían acercado pero el perro negro les gruñó amargado.

Terra al subir al segundo piso supo de inmediato que algo definitivamente no estaba bien. El olor era mucho mas fuerte e insoportable. Habían moscas por todos lados y un rastro de sangre  en la alfombra lo llevaba a una de las habitaciones cerradas. Skuld trago saliva detrás del hombre, con una navaja en su mano. Terra primero reviso la primera habitación, abriendo la puerta lentamente. No había nada, solo una cama, con muebles y mas fotos familiares. La siguiente era el baño, todo normal. Pero cuando llegaron a la tercera habitación, la puerta estaba abierta y un montón de moscas volaban sobre lo que parecía ser cuerpos humanos sobre la cama.

"Nos volveremos a ver" 

Era lo que estaba escrito en la pared con pintura. Uno de los cadáveres tenia una escopeta colgando de un brazo y por la cantidad de sangre salpicada en las paredes podían deducir lo que había pasado.

Suicidio.

El cadáver estaba junto a dos mas. Ya en avanzado estado de descomposición. Seguramente ya llevaban varios meses encerrados aquí.

Un sonido alertó a ambos. Unos golpes que venían de otra habitación. Terra empujó levemente a Skuld detrás de él y avanzó por el pasillo siguiendo el rastro de sangre del suelo. Lo llevaba a la última habitación. Terra podía ver una silueta debajo de la puerta, que golpeaba la madera no tan fuerte como para romperla, pero si lo suficiente como para que la puerta retumbaba en las paredes. El moreno puso su mano sobre el pomo de la puerta, respiró hondo, preparándose mentalmente para lo que se venia.

Aqua estaba revisando la comida en los estantes cuando un fuerte disparo se escuchó en la casa.

-¡Terra!- Gritó, corriendo preocupada en dirección a las escaleras, Ephemer la siguió, ambos preparados para una pelea. 

Pero no fue necesario. Terra estaba bien, con Skuld a su lado y el cuerpo de un caminante de baja estatura en el suelo.

-Estaba encerrada en una de la habitaciones.... -Dijo Terra, viendo que el cuerpo al que le había disparado no era nada mas que una niña pequeña, seguramente de unos 5 años.

Aqua apretó los labios amargamente y apartó la mirada.

-Al parecer, eran los únicos en la casa- Dijo Terra, terminado de revisar la otras dos habitaciones.

La casa era muy grande, contando cinco habitaciones en el segundo piso, dos baños y el resto de la casa.

-¿Los únicos? ¿Habían mas?- Preguntó Ephemer.

-Si, hay tres cuerpos mas en esa habitación.- Apuntó Terra a la tercera que habían revisado. - Probablemente cometieron suicidio.

-Entonces la casa esta vacía. -Concluyó Aqua.

-Eso parece. -Terra abrió la ventana de la habitación donde la niña estaba encerrada, encontrándose con la mirada de Lea, quien lo saludó con la mano. -Supongo que podemos quedarnos.

-No sin antes limpiar todo esto... -Dijo Skuld, ya algo mareada por el olor.

-Definitivamente, tardará unos días en irse el olor por completo.- Aqua ayudó a abrir las otras ventanas.

Bajaron las escaleras y se juntaron con el resto del grupo, contando lo que habían encontrado. Lea sugirió enterrar los cadáveres para mantener respeto a la familia fallecida a lo que todos aceptaron.

Ya era medio día cuando comenzaron a trabajar. Sacaron los cadáveres y los envolvieron en sábanas para que Lea les diera una sepultura digna. Limpiaron como pudieron la sangre, usaron casi todo los productos de limpieza que tenían en sus manos. Incluso sacando el colchón de la cama para lavarlo correctamente.

La granja funcionaba con agua de poso, también tenían agua caliente gracias a los paneles solares. Era un lugar increíble para quedarse. Incluso. Cuando pasó mas de una semana, se sentían afortunados de haber encontrado ese lugar. Decidiendo que era una buena oportunidad para unas merecidas "Vacaciones".

-¿Como te sientes?- Sora le preguntó a Riku. Quien estaba revisando los huevos que habían recolectado de las gallinas.

-¿No debería ser yo quien hiciera esa pregunta? - Riku alzó una ceja divertido.

-Yo estoy mas que bien. Nunca me he sentido mejor.- Le sonrió el moreno.

Y bien que era verdad. Sora había recuperado todas sus energías. La experiencia de tener un bebé había sido inolvidable, pero claramente estaba feliz de no tener una enorme barriga que traer a todos lados, los dolores de espalda habían desaparecido, al igual que las nauseas y tobillos hinchados.

Riku aprovechó que Roxas no estaba con ellos, besando los labios del moreno. Sora acepto complacido, rodeando los brazos alrededor de su cuello. Riku agradecía estos momentos, tanto... tomando a Sora por las caderas para girar en su lugar mientras seguían dándose afectó. Y aprovechaba cada segundo donde esa bola de carne rubia no estaba cerca para molestar.

-Te envidio.- Kairi hizo un puchero una noche donde todos cenaban carne de conejo y verduras. -Ni siquiera se nota que diste a luz.

Kairi se refería al estomago ahora plano de Sora. Como si nunca hubiera tenido un bebé dentro de él, solo conservando algunas marcas de estrías pero nada mas que eso. Riku. Por otro lado, también estaba recuperado. Volviendo a sus hábitos de caza y ayudando en la mayoría de los trabajos en la granja. Luego de tres semanas ya se habían acostumbrado a ese lugar.  Luego de tres meses, podían llamarlo un hogar.

Xion cuidaba al pequeño Roxas, ambos sentados bajo la sombra de un árbol. Una alfombra debajo de ellos con bloques de juguete para pasar el rato. Los días se habían vuelto calurosos pero bajo la brisa de los campos era refrescante por la tarde. Riku y Sora peinaban los caballos, acompañados de dos perros que eran parte de la granja. Riku los llamaba Chobo y Cobo, pastores de color blanco y negro. Vanitas no se llevaba bien con ellos, por lo que se mantenía alejado todo el tiempo, durmiendo en el cobertizo donde Isa leía un libro en la hamaca.
Era relajante poder hacer cosas de forma cotidiana sin miedo a que monstruos o seres caníbales intenten matarte. Aunque habían ocasiones donde pasaban caminantes errantes por la cercanía, recordando la realidad. Y con más tiempo a sus anchas, también hubo más tiempo para conocerse. Aunque Riku hubiera querido evitar esa horrible conversación.

Una noche, Aqua y Riku tenían el turno de vigilancia. Las farolas estaban encendidas, la única luz bajo la extensa oscuridad de los campos y el bosque no era más que un manchon negro detrás. Los perros jugaban en la entrada de la casa y Riku mantenía una taza de té en su mano, mientras que su rifle en la otra. Haber encontrado balas en una de sus expediciones a un pueblo cercano fue el alivio mas grande para el alfa.

-¿Cuantos años tienes, Riku?- Preguntó Aqua para pasar el rato- A veces te veo muy joven para ciertas cosas.

-¿Joven? ¿Como cargar un arma?- se rió Riku con simpatía.

-Bueno, vivimos en un mundo donde un arma puede ser manejada hasta por Roxas si es necesario. -Bromeo Aqua, sacando una risa de ambos.

-Creo que este año cumplo los 19, no estoy seguro. -Riku miró el cielo estrellado. Su reloj marcaba la hora, pero dejó de marcar los días hace ya unos meses. Quizás no aguantó el golpe que recibió de ese zombie gigante. -Ya perdí la noción del tiempo.

-No creo que sea importante de todos modos. Solo nos ayuda para el clima ahora.

-Si, aunque Sora y Kairi seguramente saben que dia de la semana es. Para ellos, el cumpleaños es importante.

Aqua sonrió y asintió.

-Estas rodeado de gente maravillosa, lo sabes ¿Verdad?

-¿Y tu no? -Riku alzó una ceja.- Eres parte de esto también.

-Cierto, cierto.

-¿Y que hay de ti? Antes de que todo esto iniciara, solo era un estudiante que trabajaba a medio tiempo.- Riku tomó el termo que estaba a su lado y le llenó una taza de café a la mujer, quien agradeció al recibirla. -¿Pero tu? ¿Que hacías?

-Hmmm, es una buena pregunta. -Aqua tomó un sorbo de su café y acaricio el lomo de un gato atigrado que se subió a sus piernas para tomar una siesta.- Trabajaba en un internado.

-¿Internado?

-Si, donde iban niños problemáticos, o a veces sin familia. Era profesora y Terra el jardinero.

Riku soltó una risita que no pudo evitar y rápidamente se disculpó.

-Lo siento, lo siento. Es que no me puedo imaginar a un hombre como él cuidando flores. -Explicó.

-Ya somos dos. -Dijo Aqua divertida.- Pero era bueno en lo que hacia.

-¿Extrañas tu vida de antes?

Aqua pareció pensar en la pregunta. Cosa que llamó la atención de Riku.

-Sinceramente...no.- Respondió luego del silencio.- Odiaba ese trabajo. El sufrimiento de esos niños siempre me atormentaba. Como lloraban por el trato de sus horribles padres... como eran abandonados a su suerte. No era un orfanato, pero muchas veces vimos casos de padres que simplemente se deshacían de sus hijos como simples objetos. Fue duro cuando inicié hace varios años.

-¿Nunca pensaste en tener hijos?- Riku preguntó, mirándola atentamente por si las preguntas la llegaran a incomodar.

-Los niños de ese lugar se habían convertido en mis hijos. Aunque mi relación con Terra surgió varios meses después. Gracias a uno de los adolescentes que yo cuidaba... recuerdo que Terra me miraba pero nunca tuvo el valor de hablarme, hasta que ese chico lo ayudó.

Aqua sonrió ampliamente, al parecer no todos los recuerdos de su trabajo eran malos y Riku pudo notar ese aire nostálgico.

-Y parece que funcionó.- Riku tomó de su taza, imaginando como serían las cosas si esto de la apocalipsis no hubiera ocurrido ¿Conocería a Sora? Ojala el destino fuera tan considerado.

-Si, funcionó. Ambos eran unos idiotas.

-¿Y que paso con ese chico? ¿Salio del internado?

Aqua negó con la cabeza y su semblante cambio a uno mas triste.

-No se que pasó con él. Todo ocurrió cuando estábamos trabajando. Los gritos, había fuego por todos lados. Quería proteger a los niños pero ese chico, insistía en huir por su cuenta. -Aqua suspiró pesadamente.- Decía que su novio estaba solo y que tenia que ir por él. Terra intento detenerlo pero lo ultimo que vimos fue su silueta desaparecer en el caos.

-Bueno, quizás él esta bien. Con ese valor, probablemente debió llegar muy lejos. -Intentó animarla. -Yo también haría lo mismo si hubiera estado en su posición. Sabiendo que Sora estaba en peligro.

-Si, también espero lo mismo. Viviendo con su amado. Cuando vi al bebé de Sora, inmediatamente pensé en él. Cabello rubio y ojos azules como el cielo.

De repente, Riku sintió un escalofrío en su espalda. Espera... ¿Rubio y ojos azules? ¿Escapó para ir con su novio? Sora le había contado una historia similar.

-No sabia que tenia novio hasta que un día lo vimos con unas entradas dobles para Disneyland. -Continuó la mujer. Haciendo que Riku tragara saliva bajo la similitud de los acontecimientos.- Estaba tan emocionado y se sonrojó cuando Terra le preguntó quien lo iba a acompañar. Cuando él por fin decidió presentarnos a su amado, un día antes inicio todo esto.

Las manos de Riku comenzaron sudar. Su garganta se apretó y tenia unas intensas ganas de salir de ese lugar. Había una alta probabilidad de que estuviera hablando de la misma persona que Riku estaba pensando.

-Terra y yo iniciamos este viaje con ese propósito. Queríamos encontrarlo. Saber que estaba bien. -Cada palabra que salia de Aqua apretaba mas la garganta de Riku.- Pero por mas que lo buscamos...

-Oye... Aqua...- Riku limpió el sudor de sus manos nerviosamente.- ¿Cual era su nombre?

-Oh.- Aqua pestañeo, viendo como Riku evitaba su mirada ¿Estaba incomodo?- Su nombre, era Ventus.

 

Chapter 44: Especial. Las aventuras de Riku y Roxas

Chapter Text

Riku no sabia como había terminado en este embrollo.

No sabia como había terminado, de la comodidad de un sofá junto a la chimenea con Sora a su lado, ahora estaba rodeado de caminantes. Sobre la fría nieve de invierno y con un bebé llorando dentro del hueco de un árbol detrás de él. Nada mas que un hacha para defenderse y el deseo ferviente de sobreprotección de una cría que ahora era su responsabilidad.

La relación con Roxas no había mejorado en todos esos meses desde que llegaron a la granja. El bebé seguía llorando cada vez que Riku se le acercaba. Después de tres meses, Riku lo intentó casi de forma diaria. Después de 6 comenzó a cuestionar si realmente funcionaria, después de casi un año, dejó de intentarlo. El rechazo nunca disminuyó y Sora intentó de todo para poder ayudar en esa relación. Incluso la misma relación de alfa y omega estaba fallando a causa de ese conflicto. Las peleas que Riku tenia con Sora se volvieron cotidianas, y decidieron tomarse un "descanso". El grupo estaba preocupado, nunca habían visto que ellos dos discutieran y ambos parecían muy decaídos y deprimidos. Kairi fue la primera en intentar ayudar, pero las cosas estaban demasiado tensas, ambos eran sumamente tercos, sin escuchar las sugerencias de otros, por lo que decidieron darles espacio.

Pero Riku ya no podía soportarlo más. Estar lejos de Sora lo tenia con un estrés horrible. Solo quería tocar al moreno, bésalo, expresar su amor incondicional. No quería perder al amor de su vida por culpa de una cría que ni siquiera era suya. Su mente mucha veces se nubló de malos pensamientos, sus instintos gritaban que se hiciera cargo del problema, como un León celoso de cachorros ajenos.

No era como si fuera a matar a Roxas y obligar a Sora para tener una cría de su propia sangre.

Riku no era así... ¿Verdad?

Riku mentiría si dijera que no lo había pensado. Era un humano con deseos y mucho de ellos eran egoístas. El mundo en el que vivía ahora había endurecido sus pensamientos. La moral la mantenía bajo un hilo delgado y frágil. Muchas veces con su  ira llegó a pensar en una locura que podría solucionar su "problema".

Pero había algo mucho más fuerte que calmaba esa oscuridad.

La sonrisa de Sora cuando veía a su bebé.

Era tan genuina, tan hermosa. La alegría del moreno cuando cantaba para él, cuando jugaba o intentaba enseñarle alguna palabra nueva. Riku se derretía bajo ese comportamiento tan hermoso. Y todo sus malos pensamientos bajo sus celos desaparecían.

Pero las cosas estaban a punto de cambiar.

Riku no recordaba como había llegado en medio del bosque con Roxas. No recordaba donde están los demás. La preocupación por Sora aumento también cuando no lo vio a su lado. 
Solo era él y un bebé el cual no se caían bien, llorando por la ausencia de Sora y la compañía no deseada del alfa. Riku podía decir que también lloraba por el moreno. Pero nunca lo iba a admitir.

-Por favor... ya cállate. - Riku intento silenciarlo. Lo meneaba en sus brazos para tranquilizarlo pero los gritos solo se hacían más fuertes.

El llanto hacia eco entre los árboles y Riku comenzó a sentirse aprisionado. Solo había blanco a su alrededor y por primera vez en toda su vida, se sentía perdido. Roxas simplemente le impedía concentrarse para orientarse y cuando pensó que no podía ser peor, una sombra se movió por el rabillo de su ojo.
Riku se dio la vuelta, sin encontrar nada, pero el sonido de pisadas bajo las ramas secas y la nieve lo alertó otra vez.

No estaban solos.

Roxas seguía llorando y cuando Riku pudo ver que era lo que le acechaba, ya era demasiado tarde. Su espalda había chocado contra un árbol hueco y caminantes comenzaban a acercarse tambaleantes.

Riku apretó los dientes. Sujetó con fuerza al niño con uno de sus brazos y con la mano que tenia libre apretó el hacha que traía consigo.

-Cállate... por favor... -Riku intentó de nuevo. Sabiendo que era inútil.

Los llantos estaban llamando a esas cosas y cuando pensó que tres o cuatro ya eran suficientes, fueron cosa de segundos para estar rodeado con más de veinte. No podía manejarlo. Aun así lo intentó, cuando una de esas cosas se le abalanzó para atacar y Riku ágilmente lo esquivó, cortando fácilmente la cabeza ya en descomposición de un caminante. Ya solo faltaba el resto de ellos si es que no llegaba mas con los llantos del bebé.

Riku se dio la vuelta, colocando al bebé dentro del árbol hueco. Se quitó la bufanda y rodeo el pequeño cuerpo del rubio con ella para que el frío no lo afectara.

-Shhh... calma.. por favor, solo esta vez, confía en mi. -Riku le hablo en un susurro.- Solo esta vez, solo una vez. Yo estoy aquí.

Roxas seguía llorando, pero cuando Riku le sonrió con una mirada triste, algo lo hizo detener el llanto. Convirtiéndose solo en un sollozo.

Riku se dio la vuelta. Con la espalda hacia el árbol para usarse así mismo como una especie de guardia.

No era su bebé, quizás los celos seguirían, quizás su relación con Sora solo iba a empeorar. Pero Riku sabia que este bebé era la felicidad de su omega, y como su alfa, era su responsabilidad proteger la felicidad de la persona que amaba, aunque eso le costara la vida.

Uno tras otro los caminantes fueron cayendo bajo los ataques de un hombre decidido a proteger a la cría de su omega. A su cría. Y que el tiempo dirá si su relación seguía igual.

Fueron minutos de lucha interminable. Cuando pensaba que ya había acabado con todos, mas aparecían entre los arbustos y árboles. Riku se limpió el sudor de la frente, sus manos rojas por el frío y la madera de su hacha.

Y cuando por fin acabó machacando la cabeza de su último enemigo, se irguió para tomar una buena bocanada de aire y calmar la adrenalina, su respiración era frenética y sus piernas temblaban por el cansancio. Pero al parecer, la lucha por un día más de vida había acabado. Todo quedó en completo silencio.

Silencio...

Riku se sobresaltó y se dio la vuelta de un solo salto completamente preocupado. Encontrándose con los ojos curiosos del bebé y curiosamente... callado.
Quizás se calmó porque Riku lo había soltado. Decidió no acercarse.
Pero a lo lejos vio unos cuantos caminantes que se acercaban y no quería repetir la batalla en desventaja.

Riku miró a Roxas, y Roxas le devolvió la mirada. Algo era diferente,  el ceño fruncido del bebé había desaparecido sutilmente. El mayor decidió arriesgarse y se acercó, lentamente hacia el hueco del árbol, Roxas no rompió el contacto visual en ningún momento y cuando el alfa estiró los brazos para tomarlo, inesperadamente el bebé levantó las manos hacia él para aferrarse.
Riku pestañea, confundido e intrigado por el repentino cambio. Incluso cuando acurrucó al niño en el cangurito que normalmente traía Sora, el bebé se dejó. Riku cuidadosamente colocó el canguro en su espalda y lo aseguró fuertemente con el broche. Ahora Roxas estaba con su cabeza sobre su hombro y ambas manos aferradas a su cabello plateado.

Volvió a repetir en su mente...Curiosamente, tranquilo y callado. Provocando que Riku alzara una ceja incrédulo.

Esto era extraño pero le gustaba.

Riku se aseguró de que Roxas estuviera seguro en su espalda. Tomó el hacha y comenzó a correr. No estaba muy seguro de a donde iba. Pero mientras se mantuviera en movimiento, seria mejor para ambos. Los Zombies eran peligrosos cuando estaban en grupo, pero la nieve dificultaba el andar de sus cuerpos putrefactos y evitarlos era mas fácil.
Aun así, en más de una ocasión, Riku tuvo que actuar. Destruyendo los cráneos de aquellos que intentaban tan solo acercarse. No solo por el peligro de ataque, sino porque también se aseguraba de que no llegarían a la granja. Era extraño ver a tantos de ellos cerca del lugar que llamaron su hogar y seria algo que hablaría seriamente con el resto del equipo.
Sora tenia razón, por mas que quisieran quedarse en la granja, tarde o temprano tendrían que seguir avanzando. León se lo dijo y creía muy bien en las palabras de ese hombre. Terra también le enseñó la importancia de tomar decisiones y si bien el hombre adulto de cabello castaño había cometido muchos errores en el pasado, sabia que Riku seria mejor en ese ámbito. Y Terra se había encargado de enseñarle todo lo que había aprendido en combate.

Riku se detuvo cuando la falta de aire comenzó a fatigarlo. El aire frío quemaba sus pulmones y se vio rodeado nuevamente de mas caminantes.

-¡Dejen tomar un maldito respiró!- Gritó cabreado.

Sintió las manitos de Roxas apretar su cabello y cuando miró sobre su hombro vio la mirada fiera de ojos azules. Causando una sonrisa divertida. Este niño seria todo un luchador cuando fuera mayor. No le tenia miedo a nada y de alguna manera, Riku pensó que toda esta experiencia solo era una prueba de la vida para fortalecer su vínculo. Tardó en darse cuenta, Riku tenia que demostrar que era capaz de proteger lo que era importante para él. Su familia.

Llegó hasta el río donde Aqua acostumbraba a pescar con Ephemer. En esa época del año gran parte estaba congelado. Podía arriesgarse a cruzar pero habían grandes posibilidades que el peso de ambos rompiera el hielo debajo de sus pies.

-¿Tienes algún brillante plan?- Riku miró sobre su hombro con una sonrisa nerviosa. El bebé balbuceó, llevándose la mano a la boca, hablar con Roxas mantenía su mente tranquila, mientras intentaba orientarse. -Hmm... me parece un buen plan.

Riku caminó por la orilla del río, buscando el puente de madera que recordaba estar cerca del camino de tierra que conducía a la granja. Se regañó mentalmente ¿Como había sido tan idiota para perderse? Era un experto cazador y había quedado como un idiota cuando los prados quedaron completamente blancos por la nieve. Todo se veía igual. TODO ERA EXACTAMENTE IGUAL. Pero para los ojos de Riku, en plena conciencia y experiencia, debería reconocer las diferencias para volver a su hogar.

Sintió a Roxas moverse inquieto detrás de su espalda, seguido de las palmas pequeñas golpeando su cabeza plateada. Riku frunció el ceño bajo los golpes pero agradeció la acción cuando miró lo que tenia inquieto al bebé.

Caminantes. Justo detrás de ellos entre los arbustos.

No eran tantos como antes pero estaba seguro que podía escuchar mas quejidos de muertos a la lejanía ¿Desde cuando habían tantos de ellos por los alrededores? Ya comenzaba a preocuparlo. Esperando que sus amigos estuvieran bien.

Aceleró sus pasos, río abajo esperando encontrar algo que pudiera reconocer como punto de orientación.

Y cuando a la lejanía vio un puente de piedra, se dio cuenta de que todo este tiempo solo se estuvo alejando de la granja. Golpeándose la frente y una de sus manos en su cadera.

-¿Por que no me dijiste que este no era el camino?- Le habló a su "copiloto". Roxas se rió en respuesta.

Le gustaba esta nueva actitud. El bebé estaba realmente tranquilo. Y se reía cuando Riku le hablaba. Era extraño después de tantos meses luchando por llevarse bien. Pero podría acostumbrarse felizmente a esto.

Las cosas se complicaron cuando intentó regresar. El puente de piedra lo orientó, pero volver fue mucho más difícil que alejarse de la granja. Muchas veces se vio acorralado, desviando su andanzas por caminos más largos. No entendía por qué cada vez llegaba mas de ellos. Algo parecía extraño, casi como si Riku fuera alguna clase de imán gigante que atraía esas cosas. Y mas lo pensaba cuando los lentos y torpes caminantes fueron variando a unos muchos mas rápidos y agresivos. Con esos si debía temer. Esquivarlos era todo un desafío, mas para proteger su espalda.

¿De donde habían llegado estos tipos?

La mente de Riku divago. Recordando el encuentro con el obeso zombie que literalmente lo atropelló con todo su peso muerto. Parecían de alguna forma obsesionado con él. Incluso Sora lo había mencionado.

Sacudió la cabeza. No era momento para su paranoia. Solo eran hambrientos comehumanos que querían cenar algo delicioso como un gordo bebé y un estúpido alfa niñero.

Luego de lo que parecieron horas. Riku se vió aprisionado otra vez.

!Estaba completamente rodeado!

La hacha comenzaba a sentirse pesada entre las palmas de sus manos cansadas. Su respiración acelerada y el dolor de sus pulmones a causa del frío comenzaba a asfixiarlo. Incluso Roxas comenzó a sollozar cuando los bruscos movimientos de Riku para defender lo asustaban.

-Sora... -Gimió Riku agotado. Cayendo hacia atrás cuando sus piernas cedieron.

Ya no le quedaban fuerzas... aun así, se quitó el canguro de la espalda y mantuvo a Roxas en su pecho. Quizás, solo quizás, su propio cuerpo podría servir para darle algo mas de tiempo al bebé.
Cerró los ojos cuando un caminante se abalanzó sobre él. Esperando sentir el desgarre de los podridos dientes o afiladas uñas sobre su piel.

Pero a cambio, solo sintió un peso muerto sobre él.

Ese sobresaltó, abriendo los ojos para encontrarse con el cuerpo inerte de su atacante. Una flecha alojada en su cabeza explicaba lo que había sucedido.

-¡¡¡RIKUUUUU!!!- Escuchó una voz esperanzadora. Una voz familiar que le devolvió el alma al cuerpo.

Riku levantó la mirada, y vio a Sora corriendo a su dirección con Vanitas a su lado. Sus movimientos eran ágiles, saltando sobre la espalda de un caminante y clavando una navaja en su nunca mientras el perro derriba a otro en su costado. Riku nunca había visto a Sora hacer esa clase de movimientos, dando patada en el aire y acabando tan fácilmente con los caminantes. Sabia que el omega había recuperado su movilidad después de parir. Pero nunca había esperado verlo en acción de esa manera tan audaz. Con una mirada tan determinada, sin miedo. Y sin darse cuenta, Sora había acabado con todos los enemigos en un abrir y cerrar de ojos.

Riku se enamoró otra vez.

-¡Riku! ¡Por fin los encontré!- Sora se abalanzó sobre ambos. Abrazándolos con lágrimas en sus ojos azules.

Lloraba por la preocupación, revisando sus cuerpos en busca de heridas y besando los labios de Riku y la cabeza de su bebé.

-¡¿En que demonios estaban pensado?! Desapareciendo repentinamente ¡¿Quieren matarme de un infarto?!

Riku agachó la cabeza avergonzado. Como perrito regañado. Mientras que Roxas estiró los brazos para que Sora lo tomara, riendo alegremente.

-Lo siento... me perdí.

Sora notó las mejillas rojas de Riku, algunos rasguños y sus manos magulladas. Suspiro pesadamente y sonrío al ver que los aguamarina de su novio lo miraban de reojo con la cabeza gacha en busca de su perdón.

-No vuelvan a desaparecer así.- Sora abrazó a Riku, con el bebé en medio de ambos.

Riku sonrío y cerró los ojos bajo el calor del cuerpo del moreno. Se sentía bien. Quería quedarse así un poco mas.

Pero algo repentino sucedió....

-Pa...pa'...

Ambos chicos se separaron sorprendidos por un momento. Mirando hacia abajo de ellos donde Roxas estiraba sus manos hacia Riku.

-Papá... -Repitió el bebé. Mucho más claro.

Una palabra que Sora le había intentado enseñar hace varias semanas pero el bebé simplemente se negaba a todo lo que tuviera que ver con Riku. Ahora lo decía tan claro, haciendo que Sora dejara caer un par de lágrimas y Riku paralizado en su lugar.

-Papá... pa... pá..

-Su primera palabra - Dijo Sora, dejando que el alfa tomara a Roxas en sus brazos mientras repetía "papá" una y otra vez. - Dijo su primera palabra.

-Te come la envidia.- Se burlo Riku, aguantando los golpes que el bebé le daba en su cara con ambas manos.

Sora hizo un puchero y se levantó de la nieve ofendido.

-Piérdete otra vez.- Le dijo mientras se alejaba, pasando por encima del montón de cadáveres con su perro detrás de él. 

Riku dejo salir una risita, colocando a Roxas sobre sus hombros antes de seguir a Sora de regreso a casa.

A pesar de los problemas y el peligro. Riku considero ese dia como uno que nunca olvidaría.

Aunque regresando a casa, Roxas lloró para que Riku lo soltara. Pero esta vez, solo era porque tenia hambre.

 

Chapter 45: Sensación que te acompaña

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Luego de casi dos años, ya consideraban la granja como un hogar permanente.

Kairi había plantado algunas verduras en un pequeño huerto improvisado, con ayuda de Lea, mantuvieron sanos los cultivos hasta que salieron las primeras hojas verdes y como premio a sus esfuerzos, verdura fresca para la cena. Skuld estaba mas que feliz con los árboles de frutas en el jardín trasero. La comida era abundante y el agua del pozo ayudaba de forma cotidiana a mantener los cultivos sanos.

Isa normalmente vigilaba con Terra sobre los autos, acompañados por los fieles perros que se habían vuelto parte de la familia también, tres perros contando a Vanitas y un gato que Sora nombró cariñosamente Meow. Aqua le gustaba pescar serca del río y le enseñaba los diferentes trucos a Ephemer. Ya era una rutina hacer todo tipo de actividades.

Una mañana, Riku se preparaba para un nuevo día de caza. Pero algo en esa mañana era diferente. Cuando abrió la puerta de la habitación, se encontró con un Sora sonriente y un par de pequeños ojos azules en su espalda.

-Sora...- Riku lo llamó.- ¿Que haces?

-¿Que crees que estoy haciendo? Iremos contigo.

-No.

-Si.

-Sora, sabes que no puedes....

-No me importa lo que digas.- Sora lo interrumpió. -No puedes mantenerme encerrado en una burbuja. Se perfectamente que ocurre como consecuencia.

-Pero no puedes arriesgar al bebé así.- Riku frunció el ceño cuando notó que Sora seguía sonriendo.- Roxas cumpliera dos año en unos días y...

-Lo se, y esta creciendo fuerte y sano en este jodido mundo.

Riku se quedó callado. Sabia perfectamente a que se refería Sora, lo habían conversado un par de veces antes. Pero Sora se lo quiso recordar otra vez.

-Se que te preocupas, yo también me preocupo cuando sales a cazar solo.- Comenzó.- Pero debes entender que mantenerme encerrado solo lo harás mas difícil. Y terminaras matándonos a ambos.

-Lo se... -Riku agachó la cabeza, mirando el suelo con tristeza.

Sora vio su mirada triste y se acercó, tomando la barbilla de Riku para que este lo mirara a los ojos con cariño.

-Tranquilo, estaremos bien.- Sora se paró sobre la punta de sus pies y besó los labios secos de Riku, arqueó la espalda para que el menor no hiciera tanto esfuerzo en alcanzarlo.

El beso terminó cuando Roxas vio la oportunidad de jalar el cabello de Riku, ganándose una mirada fulminante del Alfa.

Le dolía saber que tenia razón. Estaban viviendo en un mundo sumamente peligros, a pesar de haber encontrado un buen lugar para asentarse, sabia que afuera aun estaban los peligros de siempre. Incluso, cuando pensaba que las cosas estaban mejorando o ya olvidando lo que es el mundo exterior. Siempre aparecían caminantes solitarios por los campos. Nunca fueron un problema, pero eran un recordatorio de lo que había allá afuera.

Riku acepto a regañadientes la compañía de Sora y Roxas. No porque fueran un problema, al contrario, Sora era un cazador excelente, su agilidad y velocidad superaba con creces a los de Riku, sacándolo de problemas en más de una ocasión. Y Roxas, había demostrado ser un bebé extremadamente tranquilo e inteligente. Sabia perfectamente que los Zombies no eran buenos, debía mantenerse alejado de ellos. Lo mismo con las personas extrañas. Solo mantenía su confianza en las personas que vivían en la granja, pero en casos contrarios, como ocurrido meses anteriores donde encontraban otras personas en sus expediciones, Roxas era un niño totalmente diferente, desconfiado y malhumorado, con ese ceño fruncido que le causaba gracias al grupo pero también extrañeza por la actitud, especialmente a Sora, que esperaba una personalidad dulce y sonriente como Ventus, pero termino siendo todo lo contrario.

-Seguro le pegaste tu ceño.- Dijo Sora en broma mientras seguían las huellas frescas de liebre.

Riku frunció el ceño, haciendo que Sora soltara una risita silenciosa. Riku llevó la mano a su frente y sacudió la cabeza al notar el ceño involuntario.

-Pero no soy mal genio.- Se defendió. -¿O si?

-Eres adorable.

El comentario repentino hizo que la expresión de Riku fuera de sorpresa, y rápidamente sus mejillas se sonrojaron, apartando la mirada de él mientras caminaban por el bosque nevado.
El invierno estaba llegando a su fin, dándole paso a la primavera y el cercano cumpleaños de Roxas. La nieve aun cubría gran parte de los campos, con mechones verdes dando paso a la nueva vegetación.

Sora estiró el hilo de su arco en un  silencio fantasmal. Los rayos de sol sobre la nieve fría y luego de una exhalación, soltó la flecha. Un pequeño alarido confirmó su acierto.

-Bien hecho. -Lo felicito Riku, despeinado su cabello. Caminando en dirección al conejo muerto sobre la nieve.

Sora se llevó la mano a la cabeza sonriendo.

-Con este ya serían tres ¿Verdad?

Riku tomó al animal y retiró la flecha, amarrado una cuerda en las patas con otro dos que colgaban en su espalda.

-¿Uno mas y volvemos?

-Esta bien para mi.

Roxas dormía en la espalda de Sora gran parte de la cacería. Parecía ya casi ser medio día. Cualquiera de los dos consideraría un día normal de caza. Sino fuera por una extraña sensación.

-¿Sora? - Riku lo llamó cuando notó que había detenido sus pasos. Mirando detrás de él. -¿Que pasa?

-Huh... no lo se. -Entrecerro los ojos.- Había escuchado algo, pero parece que fue mi imaginación. 

Sora volvió a caminar. Pero esa sensación de ojos detrás de él nunca se desvaneció. Varias veces miró detrás de él o a su alrededor. Incluso Roxas al despertar comenzó a sentirse incómodo.

-¿Quieres que volvamos? - Preguntó Riku al notar que el bebé ya comenzaba a quejarse.

Sora asintió, incluso dándole de amamantar, Roxas no parecía nada feliz. Un aviso de retirada en palabras simples. 

Cuando salieron del bosque hacia los prados de la granja. Sora no pudo evitar mirar detrás de él otra vez. Los perros se les acercaron, moviendo la cola e intentado alcanzar los conejos que Riku mantenía en alto sobre su cabeza.

-¡Mira que tenemos aquí!- Kairi gritó con alegría, arrebatando los conejos en saltos alegres- ¡Estofado para esta tarde!

-Nada mal, cazadores.-Los halago Xion. -Aunque sigo siendo yo la del récord.

-No te tires muchas flores.- Se rió Riku.- Tuvimos que volver antes porque alguieeen~ le dio por comer.

Los tres miraron hacia Sora, con Roxas en su pecho tomando leche. Algo incomodo considerando que el niño ya estaba creciendo. Pero las chica miraron a Riku con preocupación cuando notaron al moreno mirando hacia el bosque, perdido en sus pensamientos.

-¿Ocurrió algo? -Preguntó Kairi.

-No lo sé, Sora dice que algo nos estaba siguiendo. Pero por mas que miramos, no hay nada. -Riku se encogió de hombros.- Lo tiene distraído.

Kairi se acercó a Sora, tocando su hombro para llamar su atención.

-Volvamos a casa.- Le susurró.

Sora pestañeo. Miró a kairi y asintió con una sonrisa.

-Me encantaría una taza de té.

-Pondré la tetera. -Kairi caminó de regreso a la casa con Xion y Riku detrás de ella.

Sora aun se sentía algo incómodo. Una  extraña sensación le tenia la piel de gallina. Una mala sensación de que algo malo iba a ocurrir. Pero parecía ser el único que lo sentía. Riku y el resto se veían como todos los días, riendo y pasando la tarde de la manera más "normal" posible. De alguna manera ese ambiente logro calmarlo hasta después de la cena.

-¿Quieres que haga un rastreo a los alrededores?- Escuchó la voz de Riku detrás de él.- Quizás te sientas mas tranquilo al revisar que todo esta bien.

Sora se dio la vuelta, otra vez se había quedado mirando por la ventana de su habitación que compartía con Riku demasiado tiempo como para llamar la atención del alfa. Sora negó con la cabeza.

-No creo que encuentre algo. -Dijo tranquilamente, dándole un sorbo a una taza de té que tenia entre las manos, acomodándose en el espacio que había en la ventana con algunas almohadas.

Riku se acercó y lo abrazó por la espalda, rodeando su cuello y besando la mejilla descubierta del moreno. Sora solo sonrío ante el cariño. Los momentos que tenían a solas eran contados con una mano gracias a la compañía de Roxas, por lo que disfrutaban estos momentos de soledad entre caricias y besos.
Sora dejó la taza a un lado cuando Riku buscó sus labios para un beso. No se negaría a tal petición tan seductora. Menos cuando Riku lo miraba tan intensamente.

-¿Donde esta el enano?- Preguntó Riku mientras tomaba a Sora en sus brazos y lo llevaba a la cama.

-Esta con Xion y Kairi en la granja.- Respondió el moreno mientras se quitaba la chaqueta y los zapatos.

-Entonces tenemos un poco de tiempo.- Sonrío al ver como Sora se quitaba la playera roja que traía puesta, cómplice de sus caprichos y no estaba ajeno a lo caliente que se había vuelto el ambiente. -¿Por que tan juguetón el día de hoy?

Sora frunció el ceño y le sacó la lengua, Riku soltó una risita mientras se quitaba la ropa también. El calor de la chimenea era suficiente pero hacer que todo fuera tan agradable en un clima tan cambiante como lo era el final del invierno y el inicio de la primavera.

-Dime que quieres.- Susurró Riku entre jadeó cuando Sora comenzó a tocar su pecho, bajando hasta las caderas pálidas y expuestas.

Sora no dijo nada, simplemente se tomo su tiempo en recorrer cada músculo y cicatriz, como si estuviera memorizando cada parte del cuerpo del mayor. Riku lo dejó, deleitándose con cada toque de esas manos calidad que se tomaban su tiempo en recorrer cada centímetro. Incluso cuando los dedos de Sora terminaron en la cicatriz que tenia Riku bajo su abdomen donde alguna vez tuvo alojada una bala. No pudo evitar contemplar esos ojos azules que levemente se entrecerraron.

-¿Te duele?- Preguntó Sora. La cicatriz era oscura a comparación a la piel blanca de Riku con bordes irregulares como si fueran las raíces de un árbol.

Riku negó con la cabeza, llevando una de sus manos a los suaves mechones castaños para enredar sus dedos entre ellos. Era un momento íntimo, tan especial que incluso sin hacer absolutamente nada era placentero. Tampoco era como si se estuvieran conteniendo. Gracias a Xion y la medicina natural que había leído en uno de los libros de botánica que Lea le había traído en una de sus expediciones, realizó con éxito una hierva que funcionaba de la misma forma que un supresor, pero mucho más sano y natural. Una receta que usaban en épocas más antiguas y solo era mezclando hiervas como manzanilla, maleza de ortiga y algunas semillas, logrando controlar sus celos y un eficiente anticonceptivo natural.

Lo único negativo, era que el té volvió un poco amarga la leche que Sora aun producía, pero que Roxas no parecía molestarle. El único que no lo disfrutaba, era Riku.

-No me mires así.- Sora golpeo levante la cabeza de Riku, mordiéndose el labio cuando el mayor apretó su pezón levemente con los dientes. -No es para tí.

Riku se irguió y se lamió los labios, saboreando ese sabor agrio que tenia en sus dientes y de alguna manera hizo que extrañara el sabor dulce que alguna vez tuvo. Aunque Sora tenia razón, la leche no era para él. Pero  ignoró las quejas del moreno y siguió chupando y lamiendo, bajando su recorrido hasta el abdomen plano, trazando con sus dedos las estrías de la piel morena.

-¿Que piensas sobre lo que dijo Aqua anoche?- Preguntó Sora repentinamente. Interrumpiendo las caricias de Riku. -Quieren irse la próxima semana.

-Es su decisión.- Riku evitó demostrar alguna clase de tristeza o preocupación. A pesar de saber algo más de lo que realmente debería.

Nunca se lo dijo a Sora, y menos a Aqua, o a Terra. No tenia como decirles la verdad y pensó que con el tiempo se olvidaran del tema. Hasta el día de ayer que Aqua anuncio que continuarán su viaje. Fue cuando el corazón de Riku casi salio por su garganta.

-Hablaré con ellos.- Dijo Riku, dejando caer todo su peso sobre el cuerpo desnudo de Sora.

-¿De verdad?- Sora preguntó, intrigado. Llevando una de sus manos al cabello ahora mas corto del alfa, dándole pequeñas caricias.

-Si...- Riku susurró, quedando en silencio unos buenos minutos.

Lo único que se escuchaba era el "tic- tac" del reloj, la respiración tranquila de ambos y los pájaros en la ventana. Sora no preguntó nada mas, no pensó que fuera necesario. Tarde o temprano lo sabría.

-Hay algo que deben saber.- Hablo Riku nuevamente.- Algo que debí decirles hace mucho tiempo pero consideraba que no era la persona indicada para hacerlo.

-¿Que es?- Preguntó Sora. Mirando hacia abajo, encontrándose con la mirada aguamarina.

-Lo hablaremos en su momento.- Riku apretó el agarré de Sora entre sus brazos y aparto la mirada. -¿Si? Tengo que pensar en como decirles. Mientras estés de turno mañana en la noche, hablaré con Aqua. Quizás cambie de opinión. 

-Esta bien.- Dijo sin más. Sabia que presionar a Riku no le daría una respuesta.

Y nadie mas habló. Ni del tema, ni de ningún otro. Estuvieron abrazados hasta la noche. Donde el turno de vigilancia separó a ambos para una noche larga. Para un nuevo comienzo al día siguiente.

Las actividades se repitieron durante el día. Comiendo unos huevos frescos del gallinero con verduras a la hora de comer.

Xion y Lea crearon una receta especial para hacer helados durante la tarde.

-Es salado...- Se quejó kairi cuando probó la paleta, pero rápidamente su expresión cambio a una de sorpresa.-¡.. Y dulce! ¡¿Que clase de magia es esta?!

Xion se irguió con orgullo al ver como los demás también probaban de su creación y consideraban que el sabor era extraño pero delicioso.

-Lea y yo creamos la receta perfecta. -Dijo alegremente.

-En realidad...- Lea se rascó la cabeza.- Estábamos haciendo helados de vainilla, pero accidentalmente Roxas tiró la sal de mar sobre la mezcla.

-¡No reveles nuestro gran secreto, Lea!- Xion infló sus mejillas.

El grupo comenzó a reír. Roxas era el que más disfrutaba de la paleta, parecía tener un extraño sentido del gusto que Riku cuestionó ya hace mucho tiempo.

-Lo llamamos "Súper mejorado ultra Helado de sal marina"- Dijo xion. Haciendo que Lea pusiera los ojos en blanco.

-Es un gran nombre.- Kairi la apoyó.

Sora estaba comiendo de su helado, cuando algo a la lejanía de los prados llamó su atención. Parecía ser una sombra, detrás de los árboles.

Sora inmediatamente se levantó de su asiento en la terraza, llamando la atención del resto del equipo.

-¿Sora?- Aqua preguntó. Pero Sora sacudió la cabeza, bajando las escaleras bajo el radiante sol de la tarde.

-Me...pareció ver..- Dijo Sora, parándose en dirección al bosque. Riku se le acercó , mirando también en la misma dirección.- ...a alguien. Pero es como si hubiera desaparecido.

-Quizás un venado.- Dijo Terra, levantándose también pero con el arma en sus manos.- No seria primera vez.

Sora se dio la vuelta. Mirando al grupo que comía paletas tranquilamente, pero que miraban a sora expectantes y algo preocupados.

-Si... puede que sea eso.- Dijo el moreno. Pero la verdad, es que no estaba seguro.

Sintió la mano de Riku sobre su hombro y un ligero apretón. Ambos se miraron y Sora sonrío hacia él. No podía seguir dejando que su paranoia inquietara al resto. Ya tenían una vida de tensión solo con el hecho de que había peligro afuera y tenerlos siempre en constante alerta.

Y era un mal momento para tenerlo a él como vigilia toda la noche.

El turno de la noche le tocaba a Sora y Ephemer, con el grupo de perros que siempre los acompañaba. Ambos tomaban de su café, conversando cosas del día, como la caza e incluso Sora mencionó la extraña sensación que lo ha estado molestando las últimas horas. Incluso en la oscuridad de la noche, esa sensación nunca lo dejó...

-¿Crees que algo va a suceder?- Preguntó el albino con las cejas juntas en señal de preocupación cuando vió a Sora concentrado con la vista hacia el bosque.

A diferencia del resto, Ephemer parecía ser el único que en verdad había tomado la palabra de Sora y considerar el hecho de que realmente puede ocurrir algo.

-No lo se. Puede que solo este cansado. - suspiro el moreno, tomando un sorbo de café. -Han ocurrido muchas cosas estos últimos días. Y bueno... también algo nervioso.

-¿Nervioso?- Ephemer lo miró en señal de pregunta con la cabeza ladeada.

Sora miró detrás de él, estaban ambos sobre el techo de la casa rodante. Las luces de la casa estaban casi por completo apagadas, ya de madrugada. Probablemente ya todos dormían. Aunque esperaba que Riku cumplirá su palabra hablando con Aqua.

-¿Eres bueno guardando secretos, Ephemer?- Preguntó Sora con una sonrisa y levando su dedo índice a los labios.- Nadie lo sabe, incluso de Kairi lo he escondido.

La emoción de Ephemer se elevó ¿un secreto que nadie sabía? Claro que despertaba cada sentido curioso del adolescente. Kairi era la mejor amiga de Sora, casi inseparables con Riku. No esperaba esta clase de confianza.

-No es algo malo ¿Verdad?-Aclaró el chico a su lado, incluso riendo nervioso cuando vió a Sora considerarlo. -Puedo llevarme secretos a la tumba, pero espero una vida larga.

-¿Malo? Pues...-Sora ladeó la cabeza de un lado a otro. - Lo quiero hacer sin el consentimiento de Riku. Si a eso te refieres con "malo".

-¿Eh?- Ephemer se echó ligeramente hacia atrás, con la boca bien abierta. -¡¿Mataras a alguien?!

-¿Que? Hahahahaha ¡No! -Sora se echó a reír.- Claro que no.

- ¿Tienes un amante? ¿Reuniste una organización súper secreta? ¿Eres un superhéroe en secreto?- Comenzó a llenarlo de preguntas que solo hacían que Sora se riera más

-Enphemer, no, nada de eso.- Se limpió las lágrimas luego de que ambos rieran. -No es tan complicado, solo dejé de tomar el té que Xion me preparaba hace mas de una semana. Creo que ya estoy listo para uno más...

Ephemer, que aun estaba riendo se detuvo abruptamente, y su cabeza giró en dirección a Sora tan rápido que incluso el moreno se tensó en su lugar.

-Estas diciendo que....

-Sip

Ephemer abrió sus ojos azules casi como si se fueran a salir de sus órbitas, quedándose en completo silencio. Sora se puso nervioso, riéndose de si mismo mientras jugaba con sus manos.

-No se lo he dicho a Riku porque quería que fuera una sorpresa, y sabia que posiblemente dudaría o se negaría.- Continuó.- Pero quiero continuar la vida aquí en la granja, quizás fingir tener una vida normal y que todo esta bien.

-Sora, eso es...

-Lo se, arriesgado e imprudente.- Sora puso los ojos en blanco. Pero Ephemer rápidamente lo tomó de los hombros, con unos ojos azules brillantes y una expresión igual de radiante.

-¡Es increíble!- gritó el albino. Sora rápidamente cubrió su boca. Mirando detrás de ellos y confirmando que nadie había escuchado el grito.

-Cuando dije que nadie lo sabe, hablaba en serio.- Frunció el ceño.

-¡Oh! Si, lo siento.- Se disculpó el albino. -¿Y cuando...? Ya sabes.

-Todo a su tiempo, debo esperar la semana de celo y bueno... - Sora se sonrojó ligeramente. Aun así, mantuvo su sonrisa radiante. -Estoy seguro que todo saldrá....

Sora se detuvo repentinamente cuando esa mala sensación regreso. Pero esta vez no fue el único. Vanitas que estaba aún lado del auto levantó su cabeza en dirección al bosque, con las orejas bien levantadas. Sora se levantó de su asiento, cuando extrañas luces comenzaron a verse a la lejanía.

No era su imaginación... esta vez no estaba alucinando. Incluso Ephemer se levantó rápidamente.

Las luces se convirtieron en una hilera de polvo que subía por la copa de los árboles. Sora se dio cuenta de que las luces eran automóviles, y entro en pánico cuando una camioneta derribó sin esfuerzo la primera cerca que dirigía a la granja.

-Ephemer ... -Sora apretó el agarré del rifle en sus manos.

El chico a su lado no necesitaba más palabras. Inmediatamente saltó de la casa rodante, dirigiéndose al interior de la casa para avisarles al resto.

Los perros comenzaron a ladrar cuando varios autos llegaron a las afueras de la casa. Sora contó 6 mas una camioneta roja que identifico rápidamente.

Cuando la puerta de la camioneta se abrió y reveló una cabellera plateada, supo que las cosas estaban muy lejos de estar bien.

Chapter 46: Una verdad dolorosa

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La noche no era tan fría como las anteriores. La chimenea era la única luz que iluminaba la sala principal. Riku estaba recostado sobre unas almohadas muy suaves y su espada apoyada en el sofá donde dormía kairi y en los brazos de la chica estaba Roxas, también acurrucado y profundamente dormido.

-Se porque quieres hablar.- Dijo Aqua, sentada a un lado de él.

Terra se había ido a dormir hace unas horas, solo estaban ellos despiertos, solos en frente del fuego.

-Sora ya nos dijo que no quería que nos fuéramos.... pero...

-No los voy a detener. -La interrumpió Riku. -Solo, quiero contarte algo... algo que probablemente debí decirte hace mas de un año.

-Es sobre Ven ¿Verdad?

Riku levantó la cabeza completamente sorprendido, abriendo la boca para hablar, pero fue Aqua quien interrumpió esta vez.

-Lo supe hace mucho tiempo.- comenzó.- No todos los días te encuentras a un bebé igual a tu amigo. Lo que te conté fue una experiencia propia, nunca esperé encontrar la respuesta aquí. Hablaba enserio con querer adoptar a Ven como un hermano o hijo y en encontrarlo a toda costa. El era nuestro amigo. Hasta el día de hoy, lo queremos mucho.

-No sabia como decirte... fue... duro darme cuenta. Lo siento.

-No tenias porque... Sora me lo contó todo, hable con el hace unos meses.- Riku frunció el ceño ante esa palabras ¿Sora lo sabia y no se lo dijo?.- Pero no te preocupes. Sora no lo sabe. Me contó como fue que conoció a Ven. Las cosas que vivieron y por mi propia cuenta uní las piezas. Fue... impactante ¿Sabes? Fue duro saber la verdad, especialmente para Terra.

-Increíble que no lo supiéramos. -Dijo Riku, con sus manos apretadas en un fuerte puño.- De algún modo debemos ser un apoyo. Como amigos.

-Estamos bien.- Sonrío Aqua. -Sora nos contó cosas muy bonitas. Ventus fue muy feliz y dejó a una pequeña criatura en este mundo a su semejanza. Se me hace un último capricho muy bien planeado.

Ambos rieron en voz baja cuando vieron a Roxas fruncir el ceño, y moverse incomodo en los brazos de Kairi.

-¿Aun así, quieren irse?- Preguntó Riku.

Aqua asintió.

-Terra y yo lo hablamos. Estar aquí nos hace inmensamente felices, es como estar en una familia...

-¿Pero...?

-Es como si algo nos faltara. Quizás la promesa que le hicimos a Ven aun esta vigente. Sora nos dijo donde quedó el cuerpo. Creo que darle una sepultura digna es lo mínimo que podemos hacer en su honor. Así como también una despedida.

-Entonces he fallado en persuadirlos. -Rió Riku amargamente.

-No es como si no nos fuéramos a ver nunca mas.- Aqua llevó la mano al hombro de Riku, esa sonrisa sincera se mantuvo en su rostro, y apretó su agarre en señal de apoyo.- Ustedes estarán bien aquí, volveremos cuando terminemos nuestros asuntos. Estoy segura de que Sora se alegrará de saber que Ven no esta hundido en un riachuelo. Aunque para serte sincera, me gustaría saber quien fue el responsable de su muerte.

-Eso alivia un poco las cosas. Pero probablemente Sora también quiere saber quien fue. Somos pareja ahora, pero no puedo negar la existencia de Ven aun en el corazón de Sora, y se mantendrá allí eternamente.

-Agradezco que no te lo tomes tan personal.

-Seria egoísta. Y honestamente lo he pensado, supongo que si soy una persona egoísta.

-Somos humanos, Riku. Creo que...puedo ignorar eso de ti.

Ambos sonrieron, tomándose la mano en un fuerte apretón. El corazón de Riku se sintió mucho más ligero ahora. Como si una carga que llevaba sobre él por mucho tiempo por fin se había desvanecido. Aqua era una persona grandiosa, Terra un fuerte espíritu que admirar. Ambos habían perdido a una persona importante, pero sabían continuar. Riku también lo pensó, Sora alguna vez perdió a alguien que amaba. El mismo perdió a su familia... pero no podía imaginar una vida sin Sora.

Si a Sora le pasaba algo... Riku probablemente moriría. No podría continuar. Solo la pena y la falta lo terminarían destruyendo por completo.

Los ladridos de los perros lo sacaron de sus pensamiento. Aqua rápidamente se levantó cuando las cortinas de la casa se iluminaron. La puerta se abrió rápidamente y la cara pálida de Ephermer apareció a la vista.

-¡Chicos, tenemos problemas!- Gritó el albino.

Kairi despertó rápidamente, apretando al bebé fuertemente en sus brazos aun durmiendo de una forma sobreprotectora.

-¿Quienes son?- Preguntó Aqua, mirando entre la cortina hacia afuera. La luz de los autos cegaba gran parte de su vista pero podía ver varias sombras caminar y los perros ladrar alterados.

-Saqueadores.- La voz de Terra se escuchó desde la escalera. Bajaba lentamente, con su arma en las manos y Xion detrás de él. -Y nos tienen completamente rodeados. Lea, Skuld y Isa están arriba mirando por la ventana de atrás. Hay dos autos mas a la vista.

Riku saltó hacia Ephemer, dándole un buen susto cuando agarró sus hombros con fuerza y la mirada fiera en esos ojos aguamarina.

-¡¿Donde esta Sora?!- Gritó.

-Afuera.- Dijo el chico. -Esta sobre el...

No terminó de explicar cuando Riku salió por la puerta principal. Terra lo siguió corriendo y Aqua se detuvo junto a Ephemer.

-Cierren todas las puertas y ventanas. Por ningún motivo salgan, mantengan a ese bebé lo mas lejos de esto. -Ordenó.

Kairi asintió y subió rápidamente las escaleras con el bebé en sus brazos. Xion rápidamente la siguió, en el mismo instante cuando Skuld y el resto bajaron las escaleras para revisar las puertas y ventanas, encontrando a más personas en la puerta trasera de la cocina. Cerrando con seguro y bloqueado con cualquier objeto que tenían a la vista, sabían que no era suficiente para detenerlos, pero haría el intentó de darles un poco mas de tiempo.

¿Que querían esos hombres? Era difícil saberlo. Ya habían demostrado su poder y tener una mente retorcida. Ansem, el líder de los caníbales era prueba irrefutable de ello. Ahora habían llegado a la granja, donde pensaban que estaban seguros y aislados. Posiblemente a vengar la muerte de uno de sus líderes.

Riku tuvo que cubrir sus ojos con su antebrazo para no ser cegado por las luces de los autos. Podía ver varias siluetas, pero lo que realmente quería, era saber si Sora estaba bien y tenerlo lejos de esos hombres. Buscó con la mirada, arriba de la casa rodante. Sora estaba erguido, con el rifle apuntando a uno de los hombres. Las luces de la casa se encendieron y las de los autos se apagaron.
Riku pestañeo, acostumbrando su vista al cambio de iluminación, viendo a Sora saltar en un ágil movimiento de la casa rodante.

-¿Riku? -Escuchó la voz del moreno. Alejada y ronca, como si estuviera reprimiendo un gemido.

Riku alzó la mirada, dándose cuenta de que sus palabras no estaban dirigidas hacia él. Sino a un hombre que estaba parado a un lado de una camioneta roja.

Cabello plateado hasta los hombros, ojos aguamarina, mejillas redondas y una sonrisa que se veía demasiado extraña para esa mirada. Era como tener un espejo en frente de él, lo único que lo diferenciaba era los trapos de saqueador que usaba y el diferente corte de cabello.
Sora estaba con la boca abierta, mirando a Riku y luego al otro hombre idéntico a Riku. Luego, la otra puerta de la camioneta se abrió, y un hombre moreno salió. Era  extremadamente alto, su cabello largo y plateado oscuro, con esos ojos dorados penetrantes que inmediatamente le dieron desconfianza a Sora. Riku si conocía a ese hombre, y la ansiedad aumento.

 

Chapter 47: Todo se derrumba

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-Sora... ven conmigo.- Lo llamó Riku en voz baja. Vio a Sora tensarse, mirando detrás de él en su dirección, su expresión confundida dejaba claro que no sabia que mierda estaba pasando.

Sora corrió a su lado y se aferró al brazo de Riku en un intento en vano de calmar su corazón.

-¿Quienes son ellos, Riku? ¿Por que ese hombre se parece a ti?- Preguntó angustiado.

Riku tragó saliva, y retrocedió algunos pasos cuando vió que los hombres cargaban sus armas en un sonido reconocible para cualquiera. Los superaban en número, unos 20 o mas. No estaba seguro. Solo sabia que quería mantener a Sora a salvo.
Terra y Aqua llegaron junto a ellos, sus expresiones eran de ira. Al parecer, Riku no era el único que reconocía el rostros de esos hombres.

-Vaya, Riku. Definitivamente estabas escondido aquí.- Habló el hombre que era idéntico a él.

Los ojos de Sora se abrieron aun mas al darse cuenta que no solo su apariencia era idéntica, sino también su tono de voz.

-¿Que estas haciendo aquí, Hermano?- Riku preguntó, para asombro de todos.

Sora miró a Riku, con una expresión completamente confundida.
¿Hermano? Recordaba que Riku se lo había mencionado antes, pero nunca imaginó que fueran completamente idénticos ¡Parecían clones!

-Es una sorpresa que aun me recuerdes.- Se rió el otro. Caminando en su dirección.

Riku instintivamente retrocedió, cubriendo con su cuerpo a Sora que estaba detrás de él. El hermano de Riku se detuvo y su mirada cambio a una mucho más sombría.

-¿Que es lo que quieren? - Preguntó Sora irritado.- ¡Solo queremos una vida tranquila y aparecen ustedes para joder!

-Sora. No creo que sea momento para insultarlos.

-Tiene espíritu.- Dijo Xemnas con una sonrisa. Manteniendo una postura erguida y los brazos cruzados sobre su pecho. -Responderé rápidamente tu pregunta.

Xemnas caminó lentamente hacia ellos y levantó una de sus manos con el dedo apuntando hacia Riku.
Sora apretó la mandíbula e instintivamente se paró en medio de ambos. Riku estaba asombrado como en cosa de segundos los roles se invirtieron, era él quien quería proteger a Sora. Pero terminó siendo el protegido.

-Necesitamos que vuelva con nosotros.- Concluyó el hombre moreno.

-¿Volver?- Sora miró a Riku, quien le devolvió la mirada.

-Si, Riku era parte de nosotros. Una pieza importante, de hecho. Pero escapó, con ayuda de alguien...- Xemnas miró detrás de él al hermano de Riku, quien desvío la mirada. Sora notó como la expresión del hermano cambio y su puño se apretó.

¿Su hermano lo había ayudado a escapar? ¿Entonces que estaba haciendo aquí? Sora de alguna manera lo entendió.

-Vuelve con nosotros Riku, y le perdonaremos la vida a los que viven en esta casa.- Xemnas sonrío. Mirando detrás de Sora y Riku.

Ambos miraron a sus espaldas y vieron a un grupo de hombres trayendo ante ellos al resto de los chicos. Lea y Isa estaba amarrados con sus cabezas cubiertas con un saco de tela. Mientras que Skuld y Ephemer simplemente amordazados y amarrados en las muñecas. Los únicos que no estaban a la vista eran kairi, Roxas y Xion. Sora intuyó que se debieron esconder en la azotea, un lugar que habían asignado como escondite de emergencia y que una persona que no conocía la casa no podría encontrar con facilidad. Los perros junto a Vanitas estaban amarrados a un árbol, con sus patas y hocicos amarrados con cinta adhesiva.

-¡Déjalos ir!- Gritó Sora, levantando su rifle hacia Xemnas.

Xemnas dejo escapar una risa lenta y molesta.

-Eres muy valiente, para ser solo un omega. - Se burló.

-Puede que sea un omega, pero tengo muchas mas agallas que un cobarde como tú.- Escupió el castaño.

-Sora, no creo que sea momento de...

-Déjalo hablar, Riku.- Lo interrumpió Xemnas. -Es valiente, debo admitirlo... esta rodeado de asesinos, sus amigos podrían ser asesinados en cualquier momento, pero él sigue con su rifle apuntándome, sin siquiera temblar.

Xemnas levantó la mano y chasqueó los dedos. Unos hombres tomaron a Riku por la espalda, separándolo de Sora. 

-¡Riku!- Sora intentó tomarlo de la mano. Pero otro hombre lo jaló del gorro de su sudadera. Empujándolo al suelo, a los pies de Xemnas.

-Tranquilo, no le haremos nada.- Hablo el hombre en frente de él. -De hecho, es mas importante que la vida de todos ustedes.

Sora lo miró con ira, sus puños apretados contra la tierra donde había caído de rodillas. La ira en los ojos azules hicieron que Xemnas sonriera mas ampliamente.

-Levántate muchacho, y demuéstrame tu fuerza.

Xemnas volvió a chasquear los dedos, y Sora no logró reaccionar a tiempo cuando una fuerte patada lo tiró contra su costado sobre la tierra.

-¡¡Sora!!- Gritó Riku desesperado. Intentando forcejear el agarre en sus manos ya amarradas detrás de su espada.

Un de los hombres de Xemnas había pateado a Sora en el estomago. Haciendo tronar sus dedos para luego acercarse otra vez al castaño aun en el suelo. Sora sacudió su cabeza, y con algo de dificultad se levantó.

-E-Eso fue.. sucio... ¿Pero que puedo esperar de gente como ustedes?- Sora se irguió, con una sonrisa adolorida en su rostro.

Esta vez no fue sorprendido cuando el hombre que lo había pateado nuevamente se le abalanzó. Pudo escuchar los gritos desesperados de Riku, pero está vez estaba preparado. Lo esquivó con facilidad, tomándolo de la chaqueta de cuero y usando su peso para darle una vuelta en el aire y estrellarlo contra el suelo. El cuello del saqueador sonó y su cuerpo quedo inerte, el hombre estaba muerto.

Sora ya no era indefenso, no cuando había tenido dos años de practica en cacería con Riku, y Terra le había enseñado todo lo que necesitaba en defensa personal. Era pequeño, pero debía aprovechar eso a su favor, como agilidad, velocidad y usar su propio peso como un arma. Lo cual demostró en frente de todos.

Los hombres de Xemnas estaban con la boca abierta, quedando en completo silencio. Incluso Riku se vio sorprendió.

Un silbido proveniente del hermano de Riku interrumpió el largo silencio.

-Increíble. - Sonrío cuando vió que su jefe Xemnas fruncía el ceño.

Otro chasquido de dedos indicó que no sería el único contrincante de Sora. Otro hombre apareció, esta vez con un garrote de hierro. Sora soltó los músculos he intentó relajarse, dejando salir un suspiro cuando el hombre se precipitó en su dirección. Sora esquivó el primer ataque, pero no pudo evitar el segundo sobre su hombro, provocando un grito de dolor. Instancia donde el hombre aprovechó para darle un puñetazo en el rostro lo suficientemente fuerte para lanzarlo hacia atrás nuevamente contra el suelo.

-¡Paren! ¡Dejen de golpearlo!- Riku gritó  desesperado. -Iré con ustedes! ¡Pero por favor, detengan esto!

Sora se levantó lentamente, escupiendo algo de sangre al suelo. Su labio estaba roto y un hilo de sangre bajaba por la nariz. Aun así, se irguió a duras penas. No esperó un ataque, fue él quien atacó esta vez, golpeando al hombre en la cara con su puño y devolviendo el mismo golpe con más fuerza. No se detuvo, lo volvió a golpear una y otra vez. Sora no demostraría debilidad y lo demostró cuando ambos cayeron al suelo entre golpes y patadas. Hasta que Sora sacó una navaja de su pantalón y apuñaló a hombre en el cuello, dándole su final.

-Es una fiera.- Dijo uno de los saqueadores que estaba a un lado de Xemnas. Su líder, igual de asombrado.

Sora se irguió entre jadeos. Sus piernas temblaban y su cara estaba cubierta de sangre y tierra. Se notaba cansado pero su mirada seguía siendo igual de intensa que un principio.

-N-No permitiré...- dejo salir un largo jadeó, limpiando el sudor de su cara con la manga de su sudadera. - ¡Jamás...! Nunca jamás dejaré que se lleven a Riku... sobre mi cadáver.

-Bien, así me gusta. -Xemnas sonrío complacido. -Haremos un trato, Sora.

Xemnas dirigió su mirada al hermano de Riku, quien se la devolvió con el ceño fruncido. Al principio el chico dudó en acercarse, pero luego de otra mirada de su jefe, este accedió a obedecer, acercándose donde Sora estaba parado.

-Si matas al pequeño Réplica, dejaremos a Riku y a tus amigos en paz. -Dijo Xemnas, para consternación de Sora y la mirada aterrada de Riku. -Pero si sucede lo contrario, y mi chico te derrota, Riku nos acompañará voluntariamente y el resto... bueno, ya veremos.

-¡¿Que?!- Sora gritó en pánico.- ¡No puedes...!

No pudo terminar la frase cuando Xemnas chasqueó los dedos y el chico de cabello plateado atacó. Sora no pudo siquiera reaccionar cuando fue golpeado en el pecho, dejándolo sin aliento, luego de otra patada, cayendo al suelo bruscamente. Estaba seguro que ese golpe le había roto mas de una costilla por el intenso dolor que le impedía respirar adecuadamente.

-¡Sora!- Riku no podía soportarlo mas. Terra y Aqua estaban igual de desesperados por detener esto.

El resto solo podían oír lo que pasaba, o ver entre lágrimas como Sora se levantaba en un tambaleo, los hombres de Xemnas solo se reían, divertidos por el espectáculo.

Sora dejó salir un jadeó y sacudió la cabeza para quitarse el mareo repentino por la falta de aire. Tenia en frente de él una copia exacta de Riku, con la mirada seria y asesina. No era fácil concentrarse, era como lastimar a Riku, y aun peor, tenia que matarlo. El único familiar que Riku tenia.

El chico volvió a atacar, esta vez Sora logro esquivarlo, pero no atacó de vuelta.

-¡¿Porque no me atacas?!- Gritó el chico de cabello plateado.- ¡Pelea!

Sora se recuperó de otro puñetazo en la cara, se irguió con el pecho en alto. Su cara estaba magullada y su boca cubierta de sangre. Aun así, le dio una mirada triste y negó con la cabeza.

-Debe... d-debe haber otra solución...- Gimió Sora.- No puedo hacerte daño..

-¿Que?- Preguntó con incredulidad.- ¿De que demonios estas hablando?

-Tu...ayudaste a Riku ¿Verdad? - Sora lo miró, con esos ojos azules brillantes y lastimados. Haciendo que el chico retrocediera con la mandíbula apretada.

-E-Eso no tiene nada que ver!- Le gritó.- ¡¿No te das cuenta?! ¡Si no peleas, todos morirán!

-No hay que pelear entre nosotros...- Sora volvió a escupir sangre. Intentando erguirse a pesar del dolor de su pecho.- Te preocupas por Riku, puedo verlo en tu cara. No eres como ellos. No eres una mala persona.

El chico apretó el puño y en un movimiento rápido, cegado por la ira le dio otro puñetazo a Sora. Pero no fue tan fuerte como los otros, manteniendo a Sora en su lugar.

-¡No sabes nada!- Lo volvió a golpear. Pero en la otra mejilla, mucho más débil y casi temblando. - ¡Nada!

Sora detuvo uno de los puñetazos con la palma de la mano. Tomando el puño del hermano de Riku y dándole una leve sonrisa compasiva, que hizo al chico estremecer. Al que Xemnas llamaba "Réplica" retrocedió temblando y completamente confundido, las palabras de Sora y su mirada le estaban afectando, dudando de sus acciones.

Incluso mirando a Riku, quien solo le devolvió la mirada con angustia. No era fácil todo esto.

-S-Solo ríndete.. -Dijo el joven de cabello plateado. - No hagas esto mas difícil.

Xemnas comenzó a aburrirse de la charla "amistosa" que estaban teniendo. No estaban luchando entre ellos, no había sangre derramada mas que las viejas heridas de Sora, no estaba matándose entre ellos, haciendo que el interés de Xemnas se perdiera rápidamente.

-Nos vamos.- Ordenó.

Todos lo miraron. Sora vio como comenzaron a empujar a Riku a una de las camionetas. Corriendo en su dirección para detenerlos. Pero esta vez, fue Xemnas quien interfirio directamente. Agarró a Sora del cuello y lo levantó con tanta facilidad como si tan solo fuera una muñeca de trapo.

-¡Sora!- Riku gritaba mientras cubrían su cara con un saco y lo metían a la fuerza en la parte trasera de la camioneta.

Sora perdió rápidamente el aire, intentado soltarse de las manos grandes y rasposas de Xemnas. Se estaban llevando a Riku, delante de sus ojos. Otra vez estaba perdiendo a la persona que amaba. Y no lo iba a permitir. Se impulsó hacia atrás, y en un movimiento pateó el estomago de Xemnas con ambos pies. Xemnas lo soltó por la sorpresa y Sora cayó al suelo. Se levantó rápidamente, tomando el rifle que había caído al suelo luego de su pelea cuerpo a cuerpo con los saqueadores, dirigiendo su vista a la camioneta que ya comenzaba a encender el motor.

-¡Rikuuu!- corrió hacia ellos. Esquivando a los hombres que intentaban detenerlo.

Incluso el rifle en sus manos se disparó mas de una vez, los cuerpos cayeron a sus pies. Estaba tan cerca de la camioneta, su vista en Riku, hasta que un disparó lo hizo detenerse. Sora miró detrás de él y vio el cuerpo tendido de Ephemer, cubierto de sangre. El grito de skuld fue silencio por la mordaza, Terra, en un golpe de ira, se soltó del amarre y golpeó con su cabeza al hombre que lo mantenía prisionero y ayudó a Aqua a soltarse también, recuperando sus armas y matando a los hombres que tenían a sus compañeros amarrados. La acción provocó una guerra inminente.

-¡Ephemer!- Gritó Skuld cuando fue soltada por Aqua, corriendo en dirección a su compañero caído.

-Maten a todos. - Ordenó Xemnas. Mientras caminaba en dirección a la camioneta roja. Y los hombres que aun no se habían ido junto a la caravana donde se habían llevado a Riku comenzaron a disparar.

Isa y lea se cubrieron detrás del bus, habían perdido de vista a Skuld. Los perros de la granja fueron liberados y atacaron a los hombres pero rápidamente fueron asesinados a disparos. Vanitas se mantuvo con Sora, quien le disparaba a cualquiera que intentará acercarse a él. Incluso una bala rozó su hombro, pero estaba tan cegado por la ira, que lo único que quería era llegar a xemnas y asesinarlo.

Los hombres tiraron antorchas por las ventanas rotas de la caza, comenzado rápidamente un incendio por la madera vieja.

Sora entró en pánico cuando vió el fuego propagarse rápidamente. La camioneta que se había llevado a Riku ya había desaparecido. Junto con Xemnas, siendo tragados por la oscuridad de la noche. Sora corrió hacia la casa en llamas, siendo detenido justo en la puerta por Terra, quien agarró su muñeca para que no cometiera una locura.

-¡Suéltame! ¡Roxas esta dentro!.- Sora forcejeo el agarré, pateando y golpeando a Terra para que este lo soltara. - ¡KAIRI! ¡XION!

Terra soportó las patadas y golpes, abrazándolo para mantenerlo a salvo mientras la casa era rápidamente consumida por las llamas. Cerrando los ojos al escuchar los gritos de dolor de Sora.

Las lágrimas en los ojos azules comenzaron a salir cuando el fuego de propagó hasta el techo de la casa. La madera cedió y rápidamente comenzó a desmoronarse. Sora cayó de rodillas, completamente devastado. Las batalla había terminado. La mayoría de los saqueadores se habían ido, y muchos cuerpo habían quedado esparcidos.

-¡Sora!- Escuchó la voz de Kairi.

Sora rápidamente se levantó cuando vió a Kairi y a Xion salir se unos arbustos, Roxas lloraba en sus brazos y el corazón de Sora volvió a latir. Corriendo en su dirección y abrazándose con fuerza. Sora lloraba como un niño, besando la frente del niño en los brazos de kairi, y la pelirroja tampoco pudo aguantar el llanto.

-Creí que los había perdido.- Lloró en el hombro de su amiga.

-Lo siento, nos escondimos en el granero.- Dijo Kairi, limpiado las lágrimas en los ojos de su amigo.- Isa sospechaba las intenciones de esos hombres al ver las antorchas, nos ayudó a salir y se dejó capturar para distraerlos.

-Pero están bien...- Sora Susurró.- Están aquí.

Sora cayó al suelo de rodillas, sus piernas ya no podían soportar su peso por el agotamiento. kairi lo siguió también. La pelirroja cerró los ojos al ver lo que había ocurrido. La masacre que habían provocado esos hombres, y las vidas que perdieron...

Xion se había acercado a los cuerpos de sus amigos... donde Terra y Aqua estaban parados. A pesar de sus heridas, no pudieron simplemente ignorar lo que tenían en frente.

Ephemer estaba muerto. Y sobre él estaba el cuerpo sin vida de Skuld, quien habia quedado atrapada en medio de la zona de fuego y una bala le había atravesado su pecho. Xion se arrodillo, sin poder contener las lágrimas y cerró los ojos de ambos. No había nada que pudiera hacer...

Detrás de ellos, la casa se derrumbó por completó. La que había sido su hogar... donde habían compartido sus momentos de paz... todo se había derrumbado en cosa de minutos.

Sora se dio cuenta demasiado tarde de que esa sensación que lo estuvo molestado durante días, se había desvanecido. Todo este tiempo, la muerte los estuvo acompañando.

 

Chapter 48: Un amanecer rojo, bajo nueva esperanza

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Los primeros rayos del sol aparecieron manchados de un rojo intenso. Había tanto silencio esa mañana, ni una sola ave volaba, las brisas de primavera se habían detenido. Ya no habían cantos de los gallos o el ladrido de los perros.

Ninguno del grupo pudo descansar. Lea y Isa cavaron gran parte de lo que restaba de la noche, envolvieron los cuerpos de Skuld y Ephemer con sábanas blancas, para luego darles una sepultura digna, igual que los perritos, y gallinas que habían muerto también.

Xion se encargó de curar las heridas de todos. Terra tenia una bala en el brazo izquierdo, Aqua por suerte estaba ilesa, solo con algunos rasguños en su mejilla por una pelea cuerpo a cuerpo. Isa y Lea estaban bien, con algunos rasguños pero nada grave.

La peor parte se la había llevado Sora, con heridas en casi todo su cuerpo. Su nariz había dejado de sangrar y el labio estaba morado e hinchado. A pesar de las quejas de Kairi y Xion, se mantuvo despierto y cuidando de Roxas todo el tiempo. Estaba tan conmocionado, que no quería alejarse por nada del mundo de su bebé, y nadie se lo impidió tampoco. Entendían por lo que estaba pasando.

Hasta que las horas pasaron y Sora cayó derrotado.

-Iré yo...- Suspiró Kairi cuando vió el cuerpo de Sora caer lentamente a su costado sobre la hierba. Xion igualmente la siguió.

Había estado sentado bajo un árbol y soportando el intenso dolor en sus costillas durante varias horas en la mañana. Su corazón roto y sus ojos rojos de tanto llorar ahora cerrados.

Sora no reaccionó cuando kairi sacó a Roxas de sus brazos, tampoco se movió cuando Xion comenzó a limpiar la sangre de su rostro. Con ayuda de Lea, pudo sacar la sudadera ensangrentada cuidadosamente, vendar su pecho y masajear los grandes moretones en sus costillas. Incluso en sueños Sora se quejaba y lloraba. Tardaría varios días en recuperarse por completo.

Aqua y Isa armaron un pequeño refugio dentro del granero. Era lo único que había quedado en pie de la granja, lo demás no eran más que escombros y cenizas.

-¿Que haremos ahora?- Preguntó Xion. Colocando la cabeza de Sora sobre una almohada de paja y cubriéndolo con una manta.

-No hay mucho que podamos hacer.- Dijo Isa. - Estábamos en completa desventaja.

-Es obvio que todos aquí pensamos lo mismo.- Habló Lea, dejándose caer sobre un portón de paja a un lado de Vanitas y Isa. -Queremos salvar a nuestro compañero en apuros pero...

-No tenemos ni una sola pista de su paradero.- Concluyó Aqua.

-Y aunque sepamos donde lo llevaron. Solo hay que mirarnos para darnos cuenta que no estamos en condiciones de meternos otra vez en un campamento de saqueadores. -Gruño Isa.

-Eso es lo de menos.- Dijo Kairi. -¿Acaso olvidaron que Riku fue al rescate de sus compañeros incluso con una bala alojada en su estómago?

-Mas bien por Sora.- Susurró Lea entre dientes. Kairi lo fulminó con la mirada.

-Riku me salvó, Sora también, un montón de veces. Y estoy segura de que apenas Sora se despierte decidirá en ir a rescatarlo, sea con nuestra ayuda o no. Tenga una pista o vaya a ciegas. Estoy segura de que irá...

-Kairi tiene razón.-Dijo Xion. -No podemos quedarnos con los brazos cruzados.

Su mirada se dirigió a la puerta abierta del granero, donde se podía ver claramente el árbol de manzanos, el que alguna vez fue el favorito de Skuld y donde ahora descansaban sus restos junto a su mejor amigo y compañero, Ephemer.

Todos se quedaron en silencio. Bajando la cabeza al recordar la horrible noche que tuvieron que vivir. Hasta que los gemidos de Sora los hicieron voltearse en su dirección. El moreno se había despertado y ya haciendo un esfuerzo para levantarse.

-Sora, debes descansar. -Lo intentó detener Kairi.

Pero Sora empujó su mano ligeramente y negó con la cabeza.

-D-Debo... encontrar a Riku. -Jadeó.

Xion vio esta escena como un pequeño Deja Vú, cuando habían secuestrado a Sora y al resto. Pero Riku, herido y casi al borde de perder el conocimiento, fue en su rescate.

Sora caminó un par de pasos hasta la salida del granero. Pero cayó de rodillas al instante cuando sus piernas cedieron.

-No llegará muy lejos.- Suspiró Xion.- Le di calmantes mientras dormía. Pronto perderá el conocimiento. Es mas lento que un sedante, porque lo hice con hiervas, pero tiene el mismo efecto.

Kairi se acercó a Sora para tomarlo en sus brazos. Viendo como lentamente Sora se perdía en los efectos del medicamento.

-Riku... - Susurró. -R-Riku...

-No te preocupes, descansa. -Kairi acariciaba su cabello para calmarlo, mientras le hablaba con dulzura. - Iremos por Riku, él estará bien. Te lo prometo.

Sora pestañeo, entrecerrado lo ojos cuando su vista fue nublada. Pero algo veía en la puerta del granero. Una silueta familiar contra la luz del sol. Un cabello plateado y una bufanda negra que era completamente inolvidable para él.

-Riku...- Susurró antes de caer dormido en los brazos de Kairi.

Y para sorpresa de la pelirroja, la silueta en la entrada del granero no era una simple alucinación de Sora. Efectivamente había una persona de cabello plateado parado, o mas bien, apoyado en la puerta roja. Vanitas se erizo completamente y gruñó, dejando claro que el recién llegado no era Riku e inmediatamente encendiendo las alarmas en el resto del grupo.
Fue Terra el primero en levantarse con su arma en las manos. Seguido de Isa con el rifle y el esto a la defensiva. Kairi protegió a Sora en sus brazos y Lea no tardó en llegar a su lado para ayudarla a retroceder.

-No vengo a lastimarlos.- Dijo el extraño, con una voz extremadamente familiar.

Levantó ambas manos para demostrar que no iba armado y caminó lentamente bajo la sombra para que todos pudieran verlo.

Era el hermano de Riku.

-¿Que te pasó? -Xion fue la primera en bajar su arma al notar el estado deplorable del muchacho.

Se notaba golpeado, su cabello plateado sucio y con sangre. Uno de sus ojos estaba cubierto de sangre y muchas heridas en la mayoría de su cuerpo. Xion corrió a su lado cuando vió un rastro de sangre detrás de él, sangre que bajaba de su pantalón, una posible herida de bala.

-¡Xion! ¡Espera!- Isa agarró su muñeca antes de que ella se le acercara. -¿Olvidas quien es él? Uno de los chicos malos.

El joven herido tenia las manos ensangrentadas temblando en frente de él. Se acercó aun más, cojeando por la herida de su pierna.

-De verdad..-Jadeó.- No vengo a causar problemas... por favor. Solo... necesito ayuda.

-¿Por que deberíamos ayudar a alguien como tú?- Dijo Aqua enfadada.- Gracias a ti y tus compañeros, perdimos a tres de nuestros amigos, dos bajo tierra y uno en manos de tu jefe.

-Lo se... pero dejen que les explique. -El chico cayó contra la pared después de un repentino mareo. Xion se soltó del agarre de Lea y corrió a su lado.

-Son heridas de bala.- Dijo Xion al notar que no paraba de sangrar. -Si no lo ayudamos morirá en cosa de minutos.

El grupo bajó las armas. Entre suspiros y bajadas de hombro no había nada más que ayudarlo.
Lea llevó a Sora de regreso a su cama improvisada. Mientras que Terra ayudó a Xion para llevar a su nuevo paciente a un sector más cómodo para cuidar de sus heridas. Obviamente, Terra no lo trató con el mismo cuidado, aun sentía algo de rencor contra el chico de cabello plateado. Y se mantuvo a un lado de Xion en todo momento desconfiado.

Aqua y Isa salieron con Vanitas a vigilar los alrededores y asegurarse de que efectivamente este hombre había llegado solo por su cuenta.

-¿Que fue lo que te pasó?- Preguntó Xion, mientras rompía con unas tijeras el pantalón del chico. Revelando una seria herida de bala justo sobre su rodilla. -Un poco mas abajo y quedabas inválido.

-Xemnas... -Susurró. Mordiéndose el labio cuando sintió la presión de las manos de Xion para detener el sangrado. -El... mando a matarme cuando salimos a la carrera después de llevarnos a mi hermano. Dijo que ya no le servía.

-Y aun sabiendo eso trabajabas para él.- Dijo Terra.- ¿Que mas esperabas de esa gente?

-No estaba con ellos por gusto.- Los ojos aguamarina miraron a los de Terra, uno de esos ojos, apenas abierto y ensangrentado.- Si no los obedecía, matarían a alguien muy especial para mi que tienen ellos como rehén.

-Eso explica muchas cosas.- Dijo Xion, vendado la herida. La bala había atravesado la pierna, por lo que no era necesario sacar nada. Solo asegurarse de detener el sangrado. -Estabas siendo obligado.

El chico asintió.

-Ellos solo querían a Riku. Todo este tiempo hice lo posible para desviarles el camino. Pero me quede sin tiempo. Xemnas descubrió que se estaban alojando en esta granja y durante semanas estuvieron vigilando el área. Ya no podía seguir mintiendo.

-Espera... ¿todo este tiempo estuviste protegiendo a Riku?

-Si... desde que escapó de los laboratorios, lo ayudé desviando su rastro y el del omega. O por lo menos lo intenté.

-¿Laboratorios?- Xion levantó una ceja.- ¿A que te refieres, Riku es una clase de experimento extraño o algo así?

A pesar de que Xion lo había dicho con cierto tono de broma, la mirada seria el chico le dejó claro que algo de verdad había en esas palabras.

-No un experimento... pero se podría decir que Riku es la clave para salvar a los humanos.

-¿Eh?- Terra se irguió con los ojos muy abiertos, igual que Xion.

Incluso se había detenido en su trabajo de vendar las heridas.

-Puede que suene muy descabellado. Pero la sangre de mi hermano es completamente inmune al virus.- Explico. -Pero también puede ser usada como un arma biológica... Xehanort, el que esta detrás de todo esto... descubrió un modo de que los zombies lo obedecieran, solo usando la sangre de Riku.

Kairi estaba a un lado de ellos con la boca muy abierta, incluso Lea y el resto del equipo que habían llegado para escuchar lo que el chico tenia que decirles.

-¿Y tu no eres igual? ¿Digo, la misma sangre y eso?- Preguntó Lea.

El negó con la cabeza.

-Nos llamamos hermanos... pero en realidad.. -El chico se sentó un momento, cerrando los ojos. -Yo solo soy un clon.

-¡¿Que?!- Dijeron Kairi y Lea al unísono.

-¿De verdad?- Kairi pregunto. A lo que el chico asintió.

-Proyecto réplica. -dijo con seriedad.- Así es como nos llaman.

-¿Nos? -Preguntó Isa.- ¿Hay mas de ustedes?

-Si, Xehanort pensaba que al clonar a Riku, tendría mucho más control sobre el mundo y los zombies, como también los nuevos mutantes. Pero hasta ahora, no a logrado hacerlo con éxito.

-¿Que cosa? Si ustedes dos son idénticos. Ahora todo tiene sentido.- Lea se llevó la mano a la cabeza.

-Somos iguales, si. Pero no somos lo mismo.- aclaró.- Mi sangre no es la misma, no soy inmune y demostré tener 0% de control en infectados. Una falla, como lo decían ellos. Una vez ven que somos un clon fallido, simplemente nos desechan.

-Eso es... horrible. En cierto modo -Dijo Kairi.- Porque estas vivo ¿No? Tienes tu propia conciencia.

El chico pestañeo un momento, lo que Kairi reconocía en ese gesto en Riku como estar confundido y sorprendido, quizás era primera vez que le demostraban empatía.

-Pues... si. Tengo algunos recuerdos de Riku, pero también genero mi propia personalidad y conciencia.

-¿Y quien es esa persona tan especial que ellos tiene aprisionado?- Preguntó Lea.- No me digas que es un clon de Sora.

El ceño del chico se frunció.

-No, no es un clon de ese omega. -Aclaró.- Es...bueno una chica que...

-¿Tu novia?- Lo interrumpió Terra. - Eso explica aun mas todo esto.

Las mejillas del chico se notaron ligeramente coloradas. Haciendo que no fuera necesario responder.

-¿Ella sigue con ellos?- Preguntó Kairi. A lo que él asintió.

-Si...

-Y llevarán a Riku a donde esta ella ¿no?- Dijo Terra, haciendo que el grupo lo mirara.- A su guarida ¿Sabes donde es?

-Si...están ubicados en una ciudad a pocos kilómetros de aquí. Quizás a una hora o dos en auto. Es un edificio donde tienen sus laboratorios.

Terra sonrío, junto con todos sus compañeros. El joven de cabello plateado levantó la mirada, encontrándose con las miradas esperanzadas de todos.

-Bueno, es mejor que descansemos esta noche entonces. -Dijo Lea. -Porque parece que a primera hora nos vamos.

-¿Espera, irán a la ciudad?- Dijo el chico.

-¿Creías que no? -Aqua ayudó a Terra en traer frazadas y almohadas para todos. - ¿No viniste con nosotros a pedirnos ayuda?

-Si, bueno, era mi idea, pero no esperaba que accedieron tan fácilmente.- Dijo algo confundido. -Es peligroso, lleno de hombres malos y plagado de infectados.

-Riku es nuestra familia.- Dijo Kairi.- Debemos salvarlo.

-Además, tienes una doncella en apuros. -Agregó Lea.- Cuando se trata de proteger a uno de nosotros. No hay tiempo que perder.

Los ojos del muchacho se llenaron repentinamente de lágrimas. Haciendo que el grupo se detuviera en lo que estaban haciendo y lo miraran con preocupación. Parecía que el joven había pasado por cosas muy difíciles y nunca haber recibido ayuda.

-No te preocupes... emmm... -Xion estiró la mano para darle palmaditas en su hombro.

-Solo me dicen réplica..- Dijo él con una sonrisa.

-Bueno, réplica. No te preocupes. -Dijo Xion alegremente.- Te ayudaremos a salvar a tu chica y también, a encontrarte un nombre mas adecuado.

El grupo comenzó a reír, pero inmediatamente se callaron cuando Roxas comenzó a llorar por ser despertado de su magnífico sueño.

A pesar de sus heridas y perdidas. Tenían un plan, una ruta y una nueva esperanzas de recuperar a su compañero.

Harían todo lo posible para rescatar a Riku.

 

Chapter 49: El ultimo día en los prados

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La mañana siguiente llegó. Y a pesar de que todos estaba dispuestos a salir temprano en dirección a la gran ciudad para el rescate, Xion advirtió que tanto Sora como el hermano de Riku no estaban en condiciones de viajar. Todos estuvieron de acuerdo, menos Sora, que a muy regañadientes se quedó descansado entre el montón de paja. Pero luego de explicarle la situación y el porque la réplica se encontraba con ellos, aceptó descansar y recuperase.

-Es una pieza clave, no le harán nada que peligre su vida. -Aclaró el chico.

Cosa que tranquilizó al grupo y decidieron tomar las cosas con un poco mas de calma. Idear un plan quizás.

Repli, como lo comenzaron a llamar. Demostró tener una extraordinaria inteligencia y memoria. Con el cuaderno de notas de Xion logró dibujar un mapa simple de las instalaciones. Sabia el nombre de cada uno de los científicos que trabajaban al mando de Xemnas, los turnos de guardia, e incluso el numero de vigilantes armados en cada puerta. Una información que apreciaban y que seria muy importante para idear un buen plan. No era primera vez que Repli escapaba de las instalaciones. Explicó que salia a escondidas de vez en cuando y nunca fue descubierto.

-Es un rascacielo que se ve desde muy lejos. -Describió.-Otro edificio se derrumbó sobre él por los bombardeos que ocurrieron hace unos años pero se mantiene estable gracias al principal que funciona como soporte. 

-Es.. aterrador escucharlo.- Dijo Kairi con una sonrisa nerviosa.- Si es como lo describes, son edificios que pueden colapsar en cualquier momento.

Repli asintió y dibujó un círculo alrededor del edificio principal.

-Los bombardeos causaron que las calles fueran completamente destruidas. Muchos caudales y precipicios se formaron con las lluvias, por lo que acercarnos en automóvil es imposible.

-Tendremos que dejar la casa rodante en un punto clave para luego huir una vez encontremos a Riku.- Dijo Isa.

-Separarnos ¿No?- Concluyó Lea. -Como la última vez.

-Seria lo mejor. -Continuó Repli. -Entrar será la parte más fácil. Aun mantengo mi tarjeta de acceso. Podemos entrar fácilmente por la entrada principal, ser lo más sigilosos posibles. Pero salir será el problema.

-Tienes razón, dudo mucho que podamos rescatar a ambos siendo sigilosos, especialmente si esta plagado de saqueadores. -concluyó Isa.

-Si, y también plagado de infectados....- agregó Repli.- que podemos usar como distracción.

-¿Podemos?- Preguntó Kairi. Repli asintió.

-Podemos dejarlos entrar y los guardias estarán entretenidos por unos minutos, no son pocos los que merodean los alrededores. Xehanort tiene el control sobre ellos en términos de guiarlos a un sector específico, como los perros de caza, pero si ven una gran fuente de alimento, no duraran en atacar a cualquier humano que se les cruce.

-Es un arma de doble filo. -Dijo Isa con la mano en su mentón.- Si los dejamos entrar, no será fácil evitarlos para salir.

-La ruta de escape será la que usamos Riku y yo para escapar la primera vez.- Réplica señaló la azotea donde se unía con el otro edifico medio derrumbado. -Debemos cruzar y bajar por este edificio. La mayoría esta en ruinas y probablemente también hay infectados pero es el camino más fácil que nos llevará lejos para escapar. Los guardias evitan acercarse por los constantes derrumbes.

-Se ve peligroso pero por lo menos tenemos un plan.- Dijo Sora, notando las miradas poco convencidas del equipo. -Ahora toca decidir como nos vamos a separar.

-Esa parte es fácil. -Isa se acercó al papel y señaló una de las rutas que réplica había marcado como un buen sitio para dejar la casa rodante.- Lea, Kairi y Xion se quedaran aquí con el auto.

-Terra y yo seremos la distracción.-  Dijo Aqua, sacando de su bolso un par de granadas que tenían muy bien guardadas, nadie las había visto hasta ahora. -Haremos un alboroto para que Sora tenga tiempo de buscar a Riku.

-Y yo iré con Sora y réplica en busca de ambos rehenes. Una vez tengamos a los dos....- Isa saco de su bolsillo una granada también, con una sonrisa cómplice hacia Aqua.- Haré explotar uno de los laboratorios como señal de retirada. Nos juntaremos en el primer punto.

-Roxas también vendrá con nosotros.- Agregó Sora.

-¿Que? Sora, no creo que sea una buena idea.- Dijo Xion. -Lea y Yo podemos cuidar de él.

Sora negó con la cabeza.

-No es que no confíe en ustedes...pero no me podré concentrar teniendo a mi bebé lejos de mi.

-Déjenlo ir con él.- Dijo Kairi con una sonrisa mientras jugaba con el pequeño rubio en su regazo. -Estoy segura de que Roxas estará mejor en manos de Sora.

Xio y Lea se miraron, no muy convencidos. Pero no era primera vez que Roxas salia a una misión peligrosa. Siempre acompañaba a Sora a cazar o merodear los alrededores. Aunque ahora hablaban de algo muy diferente, era un plan de rescate que implicaba escabullirse en instalaciones repletas de saqueadores y gente mala. Era muy diferente, pero Sora se veía muy convencido de lo que quería realmente. Roxas era su apoyo emocional, le daba fuerza y estaba seguro de que no se arrepentiría.

Los días pasaron, la primavera hacia que los días fueran más calurosos. La nieve se había perdido, la lluvia un mero recuerdo en los riachuelos que alguna vez estuvieron cerca de la granja. Ahora solo era un montón de escombros, y un cementerio lleno de recuerdos.

-¿Puedo sentarme?- Sora escuchó la voz de Repli detrás de él.

Se había sentado bajo un árbol en los prados. Roxas jugaba con Vanitas y una pelota en frente de él. No parecía estar en cuenta de lo que había ocurrido, aunque muy de vez en cuando, Roxas preguntaba por "Papá".   No era algo que Sora podía explicar fácilmente, el bebé no lo entendería, aunque sabía que algo malo había ocurrido.

Sora asintió, jugando con una manzana en sus manos.

-Yo... quería disculparme.- Dijo el chico de cabello plateado. Para disgusto y pena de Sora, no podía sacarse la similitud de su voz con la Riku, aunque sabía que no eran la misma persona.

-No tienes porque.- Sora lo miró y le sonrió con tristeza. - Kairi me contó todo.

Ahora que lo veía a plena luz del día, notaba otras cosas que lo diferenciaba de Riku. Era mas bajo, probablemente de su misma estatura, sus ojos de un tono más verde y su cabello largo y liso. Su mente quería grabar esas diferencias. Lo necesitaba para no enloquecer. Tener a su alfa lejos, le provocaba una horrible ansiedad.

-Lo encontraremos. No debes preocuparte.- Lo intentó animar. -Se que no soy la mejor persona para decirlo, incluso tenerme a tu lado no te debe hacer ningún bien. Por yo...

-Te equivocas.- Lo interrumpió Sora.- Tu no eres Riku. Eres tu propia persona, no te atormentes con la idea.

-Es.. gratificante escucharlo, especialmente viniendo de tí. -Repli sonrío, dejándose caer sobre el césped blando.- Eres su omega después de todo.

-Riku tiene un olor particular, a pino quizás, aloe y hiervas frescas. -Explicó Sora.- Tu olor es muy diferente.

-¿Debo ofenderme? ¿O sentirme alagado? -Se rió la réplica.

Sora también soltó una risa, haciendo que el ambiente fuera mas agradable.

-¿Y.. como se llama la chica que deseas rescatar? ¿Como la conociste? - Preguntó Sora.

-Namine.- Respondió, quedándose un momento en silencio. Sora lo miró, pensando que quizás preguntó algo que no debía, pero en la mirada de Repli solo vió una sonrisa nostálgica.- Ella... es hija de uno de los científicos, la que se encargaba de cuidar cada réplica que ellos creaban. Uno tras otro... las replicas fueron destruidas porque no se consideraban perfectas... yo me salve gracias a ella, dijo que era... especial. Aun así, ahora seguramente le habrán dicho que ustedes me mataron. 

-Eso es.. terrible, crear seres vivos para luego matarlos como si no fueran nada.

-Cuando desperté, habia pasado un año desde que el mundo cayó en el abismo. Desperté con los recuerdos de Riku, pero algo era diferente... como si esos recuerdos hubieran sido corrompidos de alguna manera, no era Riku, a pesar de sentirme y mírame como él. -Réplica miró la palma de su mano, algunas cicatrices estaban entre sus dedos, recuerdos de algunas pruebas que los científicos hacían con él. -Namine fue la primera persona que vi cuando desperté, fue amable en explicarme lo que había pasado, como había sido creado y porque estaba en ese lugar. Ella fue la que me explicó como fue que encontraron a Riku.

-¿De verdad?- Sora pestañeo confundido.- Cuando dijeron que Riku venia de un laboratorio, pensaba que había sido parte de un experimento desde siempre.

Repli negó con la cabeza.

-Riku fue un chico normal.- Comenzó.- Pero cuando la ciudad donde el vivía fue invadida por el virus, fue mordido  y mal herido. Llegó a la clínica donde estaban los laboratorios de Xehanort, un reconocido científico y encargado de una farmacéutica que realizaba experimentos algo cuestionables desde hace mucho antes de que todo ocurriera. Incluso al principio, hasta se me hubiera pasado por la cabeza que él había sido causante de todo lo relacionado al virus, sino fuera por el interés de hacer una cura con Riku.

-Descubrió la inmunidad en su sangre.- Concluyó el moreno, a lo que la réplica asintió.

-Desde ese entonces, mantuvo a Riku encerrado en los laboratorios. Yo era su única compañía junto con Namine.

-Eso es... muy triste. Riku nunca me lo contó.- Dijo Sora desanimado. 

-Quizás nunca te lo dijo para que no te fueras de su lado. Riku se consideraba un monstruo y cada día que pasaba, mas experimentos extraños salían a causa de él y su extraña sangre. Debo suponer que mas de una vez se encontraron con esos extraños infectados...

Sora asintió, ahora todo tenía un poco mas de sentido. La razón por la cual esas cosas siempre aparecían donde ellos se encontraban. Era la sangre de Riku, como un imán que los guiaba a ellos. Esperaba encontrar alguna solución para eso, jamás permitiría que algo le pasara a Riku sólo por esos horribles experimentos.

-Pensaba que el virus dentro de él se activaria algún día.- Continuó Réplica.- La paranoia lo perseguía y el estrés lo mantuvo distante por mucho tiempo. Fue Namine quien le dio la idea de salir de las instalaciones. Lo que comenzó con escapadas pequeñas del laboratorio para pasar el rato en el exterior, se transformó en un deseo de libertad... Aun recuerdo ese dia, cuando Riku me pidió que lo ayudará a escapar de forma definitiva. Yo no estaba muy de acuerdo pero Namine lo apoyó desde un principio siempre deseó sacar a Riku de ese lugar.

-Se que Riku esta muy agradecido por eso.- Dijo Sora con una sonrisa. Haciendo que el chico a su lado también sonriera.

-Me alegra oír eso. Me hace pensar que tomé una buena decisión.

-Claro que sí, gracias a tí y Namine, conocí a Riku, gracias a ustedes, nosotros estamos juntos, y no habrá nada ni nadie que nos separe. Haré todo lo posible por acabar con todo esto.

-Yo también quiero que todo esto termine... -Suspiro Repli.

-Y también quiero darle las gracias a Namine. -Agregó Sora, haciendo que Repli lo mirara algo sorprendido. - Es por eso que debemos esforzarnos. Para sacar a ambos de ese laboratorio e irnos lo mas lejos posible. Para no tener que lidiar con esa gente nunca más. 

-Si... nos esforzaremos.

Se quedaron en silencio el resto del día, disfrutando de la ultima brisa que  sentirían de estas praderas. Quizás por mucho tiempo, no volverían a ver estos pastizales verdes y tranquilos, en la madrugada partirán en dirección a la gran ciudad y Sora tenia el leve presentimiento de que este sería la última vez que vería la granja. Aunque salieran ilesos del rescate, volver seria muy estúpido. Solo les daría chance a los saqueadores de encontrarlos otra vez. Y parecía ser que Sora no era el único que pensaba igual. Desde donde estaba sentado, podía ver a Lea y Isa preparar ambos autos. Kairi y Xion plantaban flores silvestres alrededor de las tumbas. Mientras que Terra y Aqua revisaban los escombros para ver si había algo útil que pudieran salvar. Ellos sabían que no podían volver a la granja.

-Ey, Repli.- Habló Sora. Repli lo miró, viendo como el moreno disfrutaba de la brisa con los ojos cerrados.

-¿Que es, Sora?

Hubo un largo silencio. Mientras el sol se ponía en el horizonte. El cielo estaba de un naranjo con tonos morados y Roxas ya se había agotado de tanto jugar, ahora durmiendo en el regazo del moreno.

-¿Si Riku tiene un hijo, crees que nacerá con esa sangre especial?- Preguntó.

Réplica pestañeo, luego miró al frente un poco confundido con la pregunta. Cayendo lentamente en cuenta a lo que Sora se refería.

-Sora... tu..

-¡Bien! Es hora de preparar algo de comer.- Interrumpió. Se levantó con Roxas en sus brazos. - ¿Por que no me ayudas a preparar una buena cena?

Repli lo miró por un momento y asintió. Al parecer, no seria un tema de conversación para este momento. Sabia la respuesta, pero Sora no estaba listo para escucharla, ni tampoco estaba listo para saber lo que eso significaba.

 

Chapter 50: Inicio del rescate

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La carretera estaba oscura. Terra se limitó a encender las luces para llamar la atención de cualquier ser vivo (o muerto) en su camino. La única ruta accesible para la gran ciudad era la carretera central, haciendo que rompieran la primera regla de supervivencia...

Evitar las carreteras.

Pero en sí, el rescate ya estaba rompiendo varias reglas, como evitar las ciudades, infiltrarse en territorio enemigo y arriesgar tu vida por otros. Reglas que habían hablado con Riku una vez cuando estaban viajando por su cuenta hace unos años. Los viajeros, comerciantes y pocos sobrevivientes que aun conservaban algo de moral y no habían entrado a la locura inventaron sus propias reglas para mantenerse con vida el mayor tiempo posible, reglas que funcionaron y se pasaron el dato como rumores al viento. Riku lo había implementado en todo su viaje con Sora y el Omega lo aprendió al pie de la letra.

Hoy, todas esas reglas ya no importaban.

Sora estaba decidido a encontrar a Riku, y estaba seguro de que mataría a cualquiera que se interponga en su camino.

-No dudes en usarla.- Le dijo Kairi cuando le entregó a Sora su pistola. -En tu mochila te dejé balas suficiente. A si que usalas sin miedo.

Sora asintió, ya estaba listo para la primera parte de la misión de rescate cuando a lo lejos vieron los rascacielos de la ciudad en una oscuridad inquietante. La carretera estaba obstruida con automóviles volcados y un avión se había estrellado justo sobre el desvío peatonal. Cuando la casa rodante se le vio imposible seguir el camino, Terra cambio lugares con Réplica para que este guiara al grupo por una calle de tierra oculta entre escombros y basura. Fue difícil pasar por esos baches, Kairi miró por la ventana trasera que el bus que manejaba Lea se veía complicado de seguir el paso. Hasta que Repli repentinamente aceleró, haciendo que todos se afirmaran con fuerza. Pasó el cambio y su ceño de frunció en concertación cuando se lanzó directamente contra una reja cerrada. Solo con el peso de la casa rodante, el candado que mantenía la reja cerrada se rompió, abriéndose violentamente.

-La próxima vez podrías avisar...- Dijo Aqua con la mano en la cabeza luego del repentino choque.

El auto se detuvo bajo un puente y el bus que los seguía estacionó a pocos metros de ellos.

-Lo siento, olvidaba esta puerta y ya era demasiado tarde para frenar.

-Estamos adentro, es lo importante.- Se rió Sora detrás de Kairi donde ambos habían caído dentro del baño junto con Roxas en sus brazos. El bebé solo reía por la experiencia.

Salieron cuidadosamente. Todos armados y preparados. Estaba todo oscuro, la única luz que tenían era la luna llena sobre ellos, pero algunas nubes negras parecían acercarse con rapidez, probablemente llovería en alguna horas.

Ya era de madrugada pero no parecía haber nadie a la vista.

-Muy bien, hora de separarnos.- Dijo Lea. Kairi y Xion ya estaban en diferentes puntos de vigilancia.

-Cuídense mucho...- Dijo Sora con preocupación.- Ya saben, si al amanecer no aparecemos....

-Nos vamos sin ustedes, ya sabemos el plan. -Dijo Lea.- Aunque esperemos que es no ocurra. Se que lo lograran.

Sora le sonrió, golpeando sus puños en una despedida amistosa. Ya listo, con Roxas amarrado en su espalda y un pequeño bolso en su cintura. Tenia un pistola de 8 balas cargadas y una navaja en su pantalón. Isa estaba con el rifle de Riku y Réplica también tenía su propia pistola, con Vanitas a su lado cargando algunos insumos que podrían necesitar en su chaleco militar. Los cuatro serían el grupo principal que buscaría a Riku.
Terra y Aqua también estaban con ellos cuando caminaron el tramo completo hasta el centro de la ciudad. Réplica los guió por las tuberías que los saqueadores usaban como túneles subterráneos. Cuando se encontraron a los primeros guardias, no dudaron en acabar con ellos y tirar los cuerpos al río artificial que estaba a pocos metros de ellos. Era solo una grieta formada por los bombardeos que se había llenado de agua con las lluvias y ahora era una corriente de agua que era capaz de arrastrar a un elefante si tenia la mala suerte de caer en ella.

Pasaron por debajo de estructuras muy poco estables. Algunas cascadas ruidosas hasta que terminaron en un pasillo largo y maloliente. Subieron por unas escaleras y réplica abrió la tapa metálica de una alcantarilla. Cuando subieron se encontraron con dos grandes estructuras en frente ellos, un edificio deteriorado y muy alto y otro había caído sobre el, usándolo como soporte para mantenerse en una posición ladeada. El rechinar del metal y el viento entre los barrotes no calmó los nervios de nadie. Pero debían cumplir con la misión, Riku necesitaba de su ayuda.

-Hora de separarse. -Dijo la réplica. -Siempre hay dos guardias en cada puerta, mas otro 4 en cada lado de la muralla. -El apunto en dirección a una pared de lata, muy similar a las paredes que estaban en el pueblo de caníbales. - Sigan esa muralla como referencia a la derecha y encontrarán la puerta principal, si logran destruirla, los cientos de infectados que están allí entraran sin problemas. Xehanort los mantiene "vivos" solo para sus experimentos.

Terra y Aqua asintieron.

-Tienen 20 minutos.- Dijo Aqua, sacando las granadas de su mochila y pasándole una a Terra. -Vayan con cuidado.

Cuando ambos desaparecieron en la oscuridad en dirección a la puerta, Sora, réplica, Vanitas y Isa se pusieron en marcha. Como había dicho, entrar no fue un problema. No habían guardias y las pocas personas en la entrada no se dieron cuenta de su presencia gracias a la oscuridad de los pasillos. El edificio estaba sin luz, solo algunos focos que iluminaban algunas salas en específico. Pero la mayoría de los pisos estaban desocupados.

-Riku debe estar en el piso 26, esta la sala principal de medicina. -Explicó réplica mientras subían por las escaleras de emergencia.

Los primero enemigos fueron dos  guardias que bajaban al piso 17, Vanitas atacó a uno precisamente en el cuello sin perder el tiempo, dándole una muerte rápida cuando sus colmillos atravesaron la yugular, la sorpresa hizo que el otro hombre tropezara hacia atrás y Isa lo agarró por la espalda, clavando su navaja en la cabeza del guardia con la suficiente fuerza como para romper su cráneo, lanzando el cuerpo sin vida por la ventana rota. Sora se había adelantado para vigilar que el alboroto no llamará a más de ellos, pero parecía que su "modo sigilo" de momento esta funcionando.

Aunque su tranquilidad duró unos pisos más, cuando una gran explosión sacudió las instalaciones y las alarmas de emergencia se encendieron.
Al parecer ya habían pasado 20 minutos, Aqua y Terra habían cumplido su palabra de provocar un buen alboroto.
Los pasillos ahora si estaban repletos de guardias y el sigilo se convirtió en algo en segundo plano.

Sora se mantenía detrás de una pared, con Vanitas agachado en el suelo, cuando los guardias comenzaron a disparar en su dirección con metralletas y armas muchísimo más pesadas.
Trozos de pared comenzaron a ver sobre sus cabezas y Isa estaba mas que listo para actuar.

-Sora, cuando de la señal, corre a la siguiente escalera junto a réplica.- Isa sacó unas granadas, algo diferentes de las que había visto antes de llegar a la ciudad, probablemente robadas de los guardias que habían asesinado en pisos anteriores.

-¿Que..?- Sora abrió los ojos aterrado cuando vio a Isa levantarse de su escondite y sacar el seguro de dos granadas.

Réplica se alertó, agarró a Sora de la sudadera y lo empujó para que corriera cuando Isa lanzó ambas granadas en dirección de los saqueadores. Ambos llegaron a las escaleras cuando un estruendo hizo que las paredes del edificio temblaban y cayeran algunos escombros. Sora miró hacia atrás, preocupado por Isa, pero el hombre de cabello azul estaba de pie, con el rifle en su espalda y Vanitas a su lado. Las granadas era incendiarias y las habitaciones que alguna vez fueron oficinas rápidamente comenzaron a arder.

-¡Vayan!- Grito el alfa.- ¡Yo me encargare de estos imbéciles!

Y lo demostró sin vacilación, cuando un saqueador intentó atacarlo con un garrote de hierro pero Isa fácilmente lo esquivó y de un solo puñetazo lo dejo tirado en el suelo. Vanitas parecía querer ayudarlo, atacando a los hombres que aun tenían armas de fuego, derribando a uno mientras que Isa le disparaba al otro. Sora estaba preocupado, pero cuando miró a réplica a los ojos, vio una mirada determinada y un asentamiento, debían avanzar.

Los saqueadores sabían que estaban invadiendo el edificio y los refuerzos no tardaron en llegar. El fuego impedía que subieran los de la planta baja. Pero en los pisos superiores ya habían un montón de ellos difíciles de evitar.

Ya no había tiempo de tomarse las cosas con calma. Cuando llegaron al piso 20, las aguas estaban más que agitadas, y literalmente, algunas gotas de lluvia ya comenzaron a caer, acompañado de una tormenta eléctrica.

-¿Quien es tan imbécil para adentrarse en nuestro edificio?- Preguntó uno de los saqueadores a uno de sus compañeros. -Ni siquiera podrán cruzar el sector D sin una bala alojada en la frente.

-Concéntrate en tu trabajo.- Le contesto el otro saqueador.- Xemnas nos pidió presencialmente proteger estos pisos.

-No creo que ni siquiera lleguen.- Se burlo otro.

Pero las risas terminaron cuando una flecha silenciosa se alojó en la cabeza  del primer saqueador.

-¡¿Que demonios ?!- Gritaron cuando el cuerpo sin vida cayó.

Fue turno de réplica con su pistola terminar con la vida del segundo y Sora rápidamente cargo otra flecha en la rodilla del único sobreviviente para derrumbarlo. Répli se sentó sobre la espalda del saqueador, amarrando sus manos con el mismo cinturón que el hombre traía en su pantalón.

-¡Una R-Réplica!- Chilló el hombre con miedo.- No puede ser, deberías estar muerto.

-Temo decepcionarte, ahora dinos... ¿donde está Riku?.- Amenazó Repli, con una navaja en el cuello de ese guardia.

Pronto, mas gritos, ladridos y un alboroto se escuchó en los pasillos, al parecer venían refuerzos, haciendo reír al saqueador rehén completamente nervioso.

-Aunque les dijera, nunca llegarán a él.

-Puedes probarlo.- Presionó Repli, cargando mas el filo hasta lograr una fina hilera de sangre bajar por la piel sucia de ese hombre.

Sora notó que Repli tenia una mirada asesina en su rostro, incluso sus ojos verdes cambiaron ligeramente a un tono dorado que no pasó desapercibido, causando una mirada de terror que probablemente no hizo orinarse encima.

-E-Esta en el laboratorio principal...- Susurró rápidamente, apenas respirando por la presión sobre su pecho que ejercía Repli con las rodillas en la espalda.

Repli frunció el ceño, al parecer no estaba en el piso donde acostumbraban encerrarlo. Eso no le gustaba nada. El área principal rara vez tenía acceso y solo lo usaban para experimentos muchos mas elaborados.

Repli acabó con las vida del saqueador de un solo movimiento de mano. Sin saber si creer en sus palabras o no. Aunque habían altas probabilidades de que realmente sea cierto.

-¿Sora, puedes oler a Riku?- Le preguntó al omega detrás de él mientras subían las escaleras hasta el piso 26. Si Riku estaba en el laboratorio de Xehanort, tendrían que subir 10 pisos más.

Sora negó con la cabeza. A estas alturas, ambos ya deberían saber la distancia del otro solo por su unión, pero parecía que Sora estaba igual de confundido con su ubicación.

Las cosas se fueron complicando a medida que subían mas y mas. Mas saqueadores, mas perros de caza. Roxas se veía agitado en la espalda de Sora luego de tanto correr, saltar, golpear y matar. Pero por suerte, ningún llanto salio de él. El bebé estaba tranquilo, he incluso alertaba a Sora cuando algo o alguien estaba detrás de ellos.

Con saqueadores muy bien armados, la batalla fue mucho más difícil. Teniendo que usar el ingenio para evitar una bala en su cuerpo. Usaron la misma estrategia de Isa. Robar granadas y lanzarlas, incluso ellos tuvieron que evitar una explosión luego de que una granada cayera cerca de ellos. Derrumbando la escalera que estaban usando para subir, pero con suerte, lograron quedar sobre ella y no abajo entre los escombros. Siguiendo su camino al siguiente piso.

Sora repentinamente abrió los ojos. Un olor familiar se sintió junto a una brisa entre los cristales rotos del gran edifico oscuro. No podía estar equivocado, era el olor de Riku, fuerte y denso, como si los nervios de su cuerpo estuvieran con la adrenalina a tope y el sudor hiciera mas densa la sensación. Sora no pudo evitar sentirse igual, el sentimiento fue mutuo, ambos querían saber si el otro estaba bien. Pero un escalofrío repentino en su espalda le advirtió que no todo era como pensaba.

Efectivamente. El olor no era en el piso 26 como Réplica pensaba. Tuvieron que subir unos pisos más, incluso Sora se tuvo que tomar un pequeño descanso para recuperar el aliento. Pero el olor de Riku ahora era mucho más fuerte que antes. Definitivamente era él, no estaba equivocado.

-Aquí...- Jadeó Sora, cuando llegaron al piso 32.

Réplica se encogió, con ambas manos en sus rodillas. Agotado y el sudor cayendo por su frente. Habían corrido los últimos 5 pisos solo para evitar a los saqueadores que los perseguían.
Abrieron la puerta y se dieron cuenta que era un pasillo oscuro, lleno de escombros y objetos en el suelo. Repli cerró la puerta de las escaleras detrás de ellos y con ayuda de Sora la bloquearon con mesas y muebles de oficina, estaban seguros que no iban a detenerlos por mucho tiempo pero era esencial esos minutos de ventaja para encontrar a Riku los más rápido posible y sin contratiempos.

O ese era el plan.

-¿Riku?- Susurró Sora. Réplica levanto la mirada y ambos se quedaron perplejos.

Había un hombre parado en frente de ellos. En la oscuridad del lugar donde solo habían objetos tirados por todos lados. Cabello plateado y largo, vestido de negro y una bufanda que Sora reconocía al instante. Pero algo están mal. Cuando ese hombre levantó la mirada, solo vieron unos ojos dorados. Como dos perlas de oro puro reflejado una luz artificial completamente escalofriante. Una sonrisa se reflejó en su rostro y a Sora se le puso la piel de gallina con esa extraña sensación otra vez. No era la misma mirada de Riku, tampoco la misma sonría de Réplica.... era algo mucho más maligno. A pesar de ser otra copia exacta de su alfa...

No era Riku. Definitivamente no era Riku.

 

Chapter 51: Un asesinato del pasado

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Varios kilómetros lejos del rascacielos, Lea veía preocupado como el cielo era iluminado por las llamas que se avivaron con el viento de la tormenta. A pesar de la lluvia que se había vuelto interminable y con toda la furia a pesar de ser una noche de primavera.
Kairi y Xion se miraron con preocupación, con el cabello pegado a la piel, con la esperanza de que todos estuvieran bien y rogando reencontrarse con todos en una sola pieza. Pero a medida que pasaban los minutos y nuevas explosiones se veían a lo lejos, humo y algunas partes del edifico derrumbandose. Sabían que era cosa de tiempo para que ambas estructuras colapsaran.

Las cosas abajo del rascacielo no estaban mucho mejor. El plan inicial era destruir las puertas para que los infectados mantuvieran a los saqueadores ocupados, funcionó, en su mayor parte. Pero cuando Aqua y Terra regresaban a los túneles subterráneos para escapar. Se vieron rodeados de guardias.

-¿Creían que seria tan fácil?- Dijo un hombre de un parche en su ojo y un largo cabello tomado en una cola de caballo.

Sus hombres a su alrededor, ninguno tenia armas de fuego, pero si tenían machetes y palos envueltos en alambres de púas. La mayoría cubriendo su rostro con sacos negros. Ninguno tenia miedo de morir al parecer, los infectados los atacaban y ellos se defendían, pero también estaban al pendiente de que los causantes de la puerta derrumbada no escaparan.

-Obviamente no. -Respondió Aqua. -Será divertido averiguarlo.

-Un sentido del humor bastante llamativo para la ocasión, señorita.- Se rió el hombre.- Antes de una batalla a muerte me gustaría saber sus nombres. Me gusta saber a quien me estoy enfrentando, mas cuando se trata de tal valentía.

-No tenemos mucho interés de dialogar con asesinos.- Respondió Terra, ambos manteniendo sus armas en alto.

Habían llegado hasta un autobús volcado que usaban como torre de vigía. De alguna manera, la altura les daba mayor seguridad y los saqueadores abajo tenían que preocuparse de los infectados que se acercaban. Aunque el hombre del parche se mantenía casi a su altura sobre un montón de escombros en frente de ellos. El único que estaba armado con una escopeta.

-Oh vamos, los modales son importantes.- Se burló.- Recordemos que nos hace humanos. Mi nombre es Xigbar, líder al mando de estos inútiles guardias, dejando pasar algunos ratones.

Su mirada se dirigió hacia lo más alto de la torre, viendo como era consumido por las llamas y algunos escombros y trozos de vidrio caían de lo más arriba. Xigbar sabia que esos dos intrusos no eran los únicos, y muy probablemente su jefe estaría lo suficientemente molesto como para ejecutarlos a todos una vez hayan evacuado. Seguramente ya estaban empacando todo lo importante para cambia de instalaciones.

-Aqua.- Respondió la mujer, haciendo sonar el seguro de su arma para recalcar el hecho de que estaba armada.

-Terra.- Lo siguió su fiel esposo, haciendo la misma acción.

Xigbar dejo salir una carcajada.

-Perfecto, ya nos conocemos todos. - sonrió ampliamente.

Uno de los saqueadores detrás de ellos intentó agarrar a Aqua de su bota, pero Terra le disparó en la cabeza, la cercanía del disparo hizo que los sesos volaran y el resto de los saqueadores se rieran, estaban locos, era un hecho. La muerte de un compañero no les causaba mas que diversión.

-Ahora que los veo bien.- Xigbar se acomodó el parche de su ojo, peinando su cabello y quitándose el agua de la cara. - Me parecen un poco familiar ¿Nos conocemos?

La lluvia apenas dejaba ver en la oscuridad, las antorchas que antes iluminaban el lugar ya se habían apagado hace mucho tiempo. Verse el rostro entre sí era casi imposible, pero el hombre parecía tener buena vista a pesar de todo.

-Reconocería a un desquiciado como tu.-Respondió Terra frunciendo el ceño cuando Xigbar entrecerró los ojos en su dirección, como si intentara recordar.

Repentinamente uno de los saqueadores se le acercó, susurrando algo en su odio, el hombre se llevó la mano al mentón, con una sonrisa retorcida.

-Oooh~ ya lo recuerdo. -Dijo casi dramáticamente.- Esto ocurrió hace unos años que apenas se me venían sus rostros a la cabeza ¿Lo recuerdan muchachos? ¿Ese niño en el riachuelo?

Sus hombres asintieron y respondiendo a la pregunta entre risas. Aqua abrió los ojos, cayendo en cuenta. Algo iba mal, una sensación extraña en su corazón la estaba comenzando a sofocar. No podía ser posible.

-Si, si. Aun lo recuerdo. Estábamos en una ciudad lejana. Muuuchos kilómetros, siguiendo a un fugitivo. -Xigbar sacó de su bolsillo un pequeño saco de cuero, y de su interior un papel doblado. -Siempre nos llevamos un pequeño recuerdo, es increíble lo pequeño que es este mundo, especialmente cuando somos tan pocos humanos vivos.

Xigbar le pidió una ballesta a uno de sus hombres cercanos, clavó el papel en la punta de la flecha y apuntó a Aqua.
Fue en cosa de segundos cuando Xigbar disparó, Terra se interpuso adelante de ella y su brazo izquierdo fue el escudo que la protegió.

-¡Terra!- Ella gritó en pánico. La flecha atravesó fácilmente su brazo, pero por suerte no llegó más lejos.

El papel se manchó de sangre, pero cuando Aqua sacó la flecha del brazo de Terra para detener el sangrado, su corazón se detuvo, no pudo reprimir las lágrimas, y Terra apretó los dientes. No era un simple trozo de papel. Era una foto, mas bien, la mitad de una foto, donde salían ellos dos con Ventus y un mensaje con la letra del rubio en un costado.

-"Un feliz día con Aqua y Terra, mis mejor amigos" -Relató el hombre con burla.-Muy conmovedor. Era un buen chico, igual de valiente que ustedes. No le importó estar rodeado de nosotros, esa valentía le costó la vida.

-¡¿Por que tienes esta foto?!- Lloró Aqua.

-Siempre me quedo con un recuerdo cuando nuestras presas no son aburridas. Ese chico dio pelea, no tembló ni tampoco se rindió, todo por una botella de agua.

-"Es para mi familia"- Se burló un saqueador.

-"Déjenme en paz"- dijo otro.

-Fue divertido hasta que intentó huir y bueno...- Xigbar hizo una mueca de disgusto y levanto su arma fingiendo disparar.- Simplemente no me gustan los juegos de persecución.

-Le disparaste por la espalda... - Susurró Terra.

Xigbar se encogió de hombros sin interés. Pero Terra estaba lo suficientemente enfadado par ignorar por completo su brazo ensangrentado. Los saqueadores aun se reían, burlándose del asesinato de su amigo, de su niño... el que iba a ser su hijo. No podía permitirlo, no podía dejar las cosas así, y Aqua a su lado parecía pensar lo mismo. No importaba que les costará la vida, o que murieran en las manos del mismo hombre que le arrebato la vida a su niño. No lo iban a perdonar.

Aqua levantó su arma, y cuando un relámpago iluminó el cielo, Terra saltó del autobús al mismo tiempo que el arma de Aqua reventó el cráneo de uno de los saqueadores. Xigbar se tambaleó sorprendido, con los ojos bien abiertos por la sorpresa, y tan rápido como ocurrió todo, no tuvo tiempo de reaccionar cuando Terra ya estaba subiendo los escombros, tomando la cabeza de uno de los hombres que intentó detenerlo y lo azotó contra una roca. La lucha comenzó, entre saqueadores, infectados y una pareja de casados vengando la muerte de su niño. La lluvia limpiaba la sangre derramada, las luces del cielo iluminaba los cadáveres en tierra, y el estruendo de la tormenta ocultaba los gritos y disparos al aire.

Xigbar se vio atrapado por un momento. Dos personas fueron capaces de asesinar a todo su grupo en cosa de minutos solo por la ira y el dolor en sus corazones, incluso algunas flechas habían llegado a herir a esos dos, pero siguieron luchando, incluso sangrando y cansados, no se detuvieron hasta que cada uno de los saqueadores estaba siendo devorados por los infectados.

-¡No puede ser!- Gritó Xigbar justo en la entrada del edificio donde había intentado huir después de quedarse sin balas y su ballesta se quedara sin flechas.

Estaba solo, rodeado de infectados, sus hombres muertos y despedazados. Terra se acercaba a él, con el rostro cubierto de lodo y sangre, mientras Aqua observaba con una mirada fría y sangre bajando de una herida en su ojo derecho. Dejando el camino libre de infectados para que su marido terminara con todo esto.

-¡¿Crees que todo se solucionara si me matas?!- Se rió nerviosamente el hombre del parche.- ¡Ni siquiera lograran salir de aquí! ¡Morirán junto conmigo y el resto de sus queridos amigos! ¡Todo estarán muertos!

Terra se detuvo. Hubo un estruendo que lo hizo mirar hacia arriba. Xigbar seguía riéndose y diciendo cosas sin sentido. Pero todo se pagaría al final.

-¡Todos ustedes morir aquí!- Gritó Xigbar, mirando hacia el cielo y su cara palideció. Antes de que una enorme estructura cayera sobre él.

El estruendo hizo temblar el suelo, algunos infectados quedaron aplastados también.

Y había terminado.

-Terra.- Escuchó la voz de su mujer atrás de él.

Terra se giró lentamente, agotado y fatigado por la pérdida de sangre. Tenia una herida en su brazo y un par de flechas habían llegado en su hombro y costado. Su mujer la miraba con ternura, también lastimada y golpeada. Pero ya no importaba nada, habían encontrado al causante de su pérdida y habían tomado justicia, quizás no con sus propias manos, quizás había sido el karma. Pero estaban satisfechos. Ambos tomaron la foto entre sus manos, la cara sonriente de Ven, sus ojos azules, incluso podían escuchar sus risas de alguna manera. Bloqueando el sonido de los infectados acercándose.

-Lo sentimos mucho Ven...- Dijo Aqua entre lágrimas.- Si tan solo ese dia te hubiéramos seguido... fuimos demasiado lentos.

Ambos se abrazaron bajo la lluvia. Era momento de descansar...

-⊙-

-¡Lea mira!-Gritó Kairi cuando vio parte del edifico derrumbarse.

-Espero que estén bien...- Dijo Xion con angustia.

-Ellos estarán bien.- Suspiró el pelirrojo.- Estoy seguro de eso, ellos están bien.

 

Chapter 52: Copia y real

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Los relámpagos en el cielo no era una preocupación demasiado grande. Tampoco lo eran la masa de infectados que subían el edificio a una gran velocidad. Tampoco el fuego que ya había destruido gran parte del edificio y que era cosa de minutos que el edificio se derrumbara.

Sora estaba mas preocupado de la persona que tenia enfrente de él. Impidiendo su rescate y con evidentes intenciones de retrasarlos.

-¿Donde etas Riku?- Preguntó Sora, con una mirada de poca simpatía a la irritación que ya comenzaba a sentir con esta gente.

-¿De que hablas, Sora? -El hombre de cabello plateado sonrió en la oscuridad. Cuando el cielo se iluminó, también lo hicieron unos ojos dorados.- Yo soy Riku ¿No vendrás para darme un abrazo?

-Déjate de juegos, no estoy de humor.- Sora levantó el arco y apuntó a la cabeza.

Ya no sentía alguna clase de simpatía por los clones de su alfa, no se veía amigable como réplica y parecía que él también pensaba lo mismo.

-¿Donde esta Namine?- Preguntó Repli, también a la defensiva.

El chico delante de ellos levantó las manos, aun sonriendo.

-Vamos, hablemos sobre esto. Ambos están buscando a alguien. Y yo, en este momento, soy el único que les puede dar una respuesta.

Tenia razón. Tenia la maldita razón. En ese momento, ese clon era la única persona "viva" que tenían como pista. El olor de Riku se sentía por todos lados y la lluvia no ayudaba mucho en aclarar el rastro.
El edificio se estremeció, provocando un tambaleó en Sora. Roxas en su espalda se quejó por el susto, aferrándose al cabello de su papá con fuerza. Intentaba ser valiente, pero había que ser honestos, solo era un bebé y estaba muy aterrado con todo. Mas inquieto con el hombre de ojos dorados que tenían en frente, parecido con su papá pero con una mirada fría que solo le provocaba rechazo.

-No tenemos tiempo para esto.- Gruño réplica. Sacando una navaja de su pantalón.

-¿Quieres pelear?- Se burló.- Uno que solo quiere hablar hasta que llega el animal a sacar las garras.

-No vengas con estupideces. Solo estas haciendo tiempo. - Réplica se rió con sarcasmo. -¿Olvidas que somos la misma persona? Mientras cacareas, Xehanort debe estar mudando sus estúpidos experimentos.

-¡No somos la misma persona!- El chico de ojos dorados repentinamente se lanzó contra réplica.

Sora alcanzó hacerse a un lado antes de que ambos cayeran al suelo en una pelea de puños. La navaja siendo descartada a un par de metros. Como una pelea de perros que no tenia un contrincante mas fuerte. Ambos parecían con el mismo nivel de fuerza.

-¡¿Q-Que estas esperando?!- Réplica le gritó a Sora entre puñetazos y patadas. - ¡Busca a Riku! ¡Date prisa!

Sora apretó el puño. De alguna manera quería ayudar, pero réplica tenia razón. Tenia que actuar.

Miró la pelea medio segundo mas, antes de irse corriendo por el pasillo principal. La réplica de ojos dorados intentó levantarse para seguirlo pero el otro se lo impidió.

-¿Que?- Se limpió la sangre de su labio.- ¿Tan rápido te rindes?

-¿De verdad crees que ayudando a ese omega harás que Namine venga corriendo a tus brazos? - se burló.

-Por lo menos estoy siguiendo lo que dicta mi corazón y no siguiendo ordenes de un viejo decrépito como el perro faldero que eres.

El ceño de ambos se frunció. Una mirada furtiva que era claro el propósito. Era una pelea de vida o muerte donde solo uno ganaría.

-Espero que de la misma forma en la que ladres, muerdas....

-Ven aquí y compruébalo.

Ambo se quedaron quietos. Sora ya había desaparecido en la oscuridad de los pasillos. Con una pose defensiva, fueron uno o dos minutos de silencio. Hasta que ambos se lanzaron nuevamente al ataque. Puñetazo tras puñetazos, patadas para zafarse del agarre del otro, sus rostros magullada, escupiendo sangre. Parecía nunca detenerse....

Sora por otro lado, parecía perdido. Los pasillos eran largos. Todos iguales y con algunas habitaciones que parecían no tener nada importante. El olor de Riku estaba en todos lados. Si Vanitas hubiera estado con él, probablemente ya lo hubiera encontrado.
No fue hasta el final, que unas luces llamaron su atención. La escalera de emergencia estaba iluminada con algunas linternas. Sora decidió aventurarse y subir al siguiente nivel. La puerta estaba abierta y lo que parecía ser el último piso antes de la azotea.

-Xehanort ya esta en camino a la central.- Escuchó una voz. Era grave y familiar.

-Esta casi listo señor, un helicóptero viene en camino a recoger el resto. -Hablo otro hombre.

Sora estaba escondido detrás de una pared. Podía ver claramente unas figuras paradas en habitación blanca y... ¡Riku!
Riku estaba encerrado en lo que parecía una celda completamente de cristal. Parecía inquieto, con una mirada de preocupación. Era lógico que él también sabía que Sora estaba aquí, muy cerca considerando su fuerte vínculo.

-De verdad que no puedo creer que unos simples ratones hayan causado tal alboroto. -Dijo otro hombre, un saqueador que empacada las últimas cajas. - Somos un ejército y nos vimos acorralado por un montón de niños.

-Eso comprueba que un montón de hombres sin cerebro no es rival para una persona inteligente. -Dijo el hombre de voz grave. Sora de alguna manera lo conocía. Le parecía muy familiar pero su nombre no le venía a la cabeza.

-¡Señor Xemnas!- Gritó un saqueador que corría por el pasillo principal. -El helicóptero esta llegando.

Y esa fue la alarma de Sora para actuar rápido. Mas cuando esperó pacientemente a que abrieran la puerta de la celda de cristal. Riku intentó escapar pero parecía algo débil y apenas pudo caminar cuando lo tomaron entre dos hombres y amarraron sus manos con sogas detrás se su espalda.

-Nos iremos a un lugar más tranquilo.- Dijo Xemnas con una sonrisa. Riku lo miraba con odio. -Espero te hayas divertido, será la última vez que veas la luz del sol.

Pero Sora no estaba de acuerdo. Apuntó una flecha rápidamente, escondido entre las sombras, y tan rápido como esos hombres comenzaron a arrastrar a Riku hacia la escalera, Sora disparó. La flecha acertó en la frente de uno de los saqueadores que traía a Riku en su lado derecho, inmediatamente haciendo que lo soltaran.

-¡¿Que demonios?!- Gritó el otro saqueador, viendo el cuerpo sin vida en un charco de sangre.

-¡Están aquí!- Gritó otro detrás.- ¡A sus posiciones!

Xemnas miró a todas direcciones, parecía no muy preocupado por el hombre muerto a su lado. Mirando con indiferencia la sangre que corría entre sus pies en la baldosa fría y mojada. Riku miró sorprendido, con los ojos buscando a la persona dueña de la flecha que conocía muy bien.
Sora por su lado se había movido rápidamente, aprovechando la oscuridad para confundir a los guardias. Disparó otra flecha, acertando en la espalda de otro hombre, para nuevamente moverse y matar fácilmente a otros tres.

-Eres hábil, Muchacho.- La voz de Xemnas sonó algo amortiguado por la lluvia. -Solo un omega, tan valiente a pesar de tu corta edad. Un aroma dulce a vainilla y algo de leche también.

Sora se tensó cuando escuchó la voz de ese hombre mas cerca de los  hubiera querido. Se asomó por el escritorio donde estaba escondido pero ese robusto hombre ya no estaba a la vista, como si se hubiera esfumado con la brisa de la tormenta, pero acechandolo de alguna forma casi inhumana entre las sombras.

-Eres muy escurridizo.- Escuchó a su lado repentinamente. El escritorio voló sobre su cabeza y Sora solo reaccionó en retroceder.

Xemnas estaba parado en frente de él, sin ninguna arma en sus manos, pero solo con su presencia era suficiente para que Sora temblara en su lugar. Pero no iba a darse por vencido tan fácilmente, se levantó, con manos temblorosas en su arco y una mirada desafiante que demostrar su valor. El único que no estaba de acuerdo era Roxas, que rápidamente se puso a llorar.

-¡Sora!- Gritó Riku repentinamente, estaba tirado en el suelo con dos hombres sobre el. -¡Vete de aquí! ¡Yo estaré bien!

-¡No seas idiota!- Sora le gritó.- No te dejaré aquí, nos iremos juntos y volveremos con los demás.

Sora sacó otra flecha, notando que tan solo le quedaban tres más. Debía idear un plan, mas cuando tenia a un hombre tres veces su tamaño y otros cuatro hombres a su alrededor.

-¿Quien de ustedes primero...?- Sonrió nervioso.- Tengo uno para cada uno...

Xemnas sonrió. Y fue uno de sus guardias el primero en saltar hacia Sora, sin importar la amenaza del castaño que rápidamente se cumplió. Disparó la flecha, acertando en el cuello del hombre, provocando un grito ahogado y cayendo violentamente a su lado. Sora rápidamente recupero la flecha, sacudiendo la sangre. Otros dos se abalanzaron también, pero Sora los esquivó, corriendo fuera de su alcance, provocando una persecución que Xemnas comenzaba a observar con una ceja levantada. Probablemente el helicóptero los estaba ya esperando y tenían que lidiar con un omega que se burlaba y mataba a sus inútiles soldados. Otro hombre mas cayó sin vida, y dio rienda suelta al resto de ellos en dudar si seguir el juego del gato y el ratón, donde evidentemente el omega parecía un tigre jugando con los ratones que lo seguían como si fuera un trozo de queso.

Sora sudaba y jadeaba, su condición seguía siendo algo delicada por varios factores. Pero Riku estaba aún en manos de esos hombres, ahora con su boca amordazada con un trozo de tela para callar sus gritos. Sus miradas se encontraron, con los ojos preocupados de Riku y los candados,  pero determinados de Sora.

Pero no siempre las cosas iban a salir como uno esperaba. Repentinamente Sora sintió una mano detrás de él, a pesar de sus reflejos he intentos de esquivarlo, fue demasiado lento. Cabello plateado, ojos amarillos y una mirada llena de ira fue lo que vio cuando fue lanzado al suelo con una mano detrás de su espalda. Roxas se aferró mas a él y su llanto se hizo más fuerte.

-¿Creíste... que t-te zafarias tan fácil?- Sonrió la réplica sobré él.

Se veía cansado, con una herida en la cabeza y Sora vio horrorizado como le faltaba el ojo izquierdo, con la carne viva colgando y derramando sangre. Al parecer, la batalla entre replicas había sido mortal y que él estuviera aquí significa una sola cosa.... su amigo réplica había perdido.

-Toma sus manos, quiero a ese omega muy firmemente amarrado, lo llevaremos con nosotros.- Dijo Xemnas.

La réplica del ojo dorado obedeció, amarrando las manos de Sora y desabrochando el canguro de su espalda.

-¡No! ¡Devuélvelo!- Gritó cuando sintió su espalda mas ligera, le habían quitado a Roxas.

Los hombres tomaron al bebé llorando y pateando. Encerrandolo en una jaula que parecía ser de mascotas.

-Compórtate. Y no le haremos nada, es un buen trato ¿No lo crees?-Xemnas se reía muy lentamente, mientras se diría a la escalera para ver si el helicóptero ya estaba listo para partir.

Sora se sentía como un idiota, su descuido provocó que el esfuerzo de todos hubiera sido en vano. Estaban tan cerca, Riku están en frente de él, con su mirada aterrada al ver a Sora capturado.

-No pongas esa mirada, Sora. -Le susurró la réplica en el odio, provocando que su cuerpo temblara. -Será divertido.

-No hay nada divertido cuando se trata de ustedes...

-¿Eso crees? Riku será encerrado de por vida, mientras que nosotros nos podremos divertir.- El chico se acercó aun mas, su aliento casi sobre la marca en el cuello del moreno, una mano viajando por su costado provocando un escalofrío. Podía ver la sangre goteando sobre su rostro, a la réplica no parecía importarle la pérdida de sangre, parecía indiferente, incluso sin sentir dolor alguno.

-La idea de tenerte, de alguna manera me gusta. Tengo los recursos de Riku... puedo ser tu Riku si deseas, una versión mejorada. Mas fuerte. -Siguió hablando, y Sora comenzó a sentirse mucho más incómodo con la voz retorcida de ese hombre. Era como la de Riku, pero le causaba un horrible temor.

-T-Tu...no eres Riku.- Susurro Sora, provocando un gruñido en la réplica.

El hombre tuerto agarró el cabello de Sora con fuerza, sacando un jadeo del castaño por el repentino dolor. Forzando a levantar su cabeza y dejar su cuello expuesto donde colgaba la cadena que Riku le había regalado.

-¿De verdad prefieres a ese alfa inferior?- Preguntó, con sus manos alrededor de su mandíbula. Riku parecía luchar bajo el agarre de los guardias, con sus gritos de angustia silenciados por el trozo de tela en su boca. - Yo soy mucho mejor que él... te lo demostraré, cuando te embarace y mate a tu cría.... veras que nacerán cachorros mucho mejores, mas fuertes y con una sangre extraordinaria, inmune al virus. Humanos superiores.

Sora se estremeció cuando las manos húmedas ya raspozas de esa réplica viajaron por su espalda y pantalones, su respiración se aceleró por la ansiedad, su cuerpo estaba confundido, no parecía rechazarlo, a pesar de retener otro olor, seguía teniendo la misma esencia.

-No eres Riku.- Repitió Sora, sus pantalones fueron bajados y la réplica seguí acariciando su piel expuesta.

-No, No soy Riku... -Se lamió los labios, viendo la piel pálida con algunos moretones en la espalda de Sora. - Soy una versión de él, mejorada, mas fuerte, con su misma sangre, la prueba del éxito. -La sonrisa retorcida vino con una sacudida de cabeza que salpico la sangre, su cabello plateado ya manchado de un color carmesí.- Te darás cuenta cuando te tenga sucumbido al placer, y tu mismo te arrodillaras y suplicaras por mas.

La réplica bajó los pantalones hasta las rodillas de sora y lo giró para apreciar su cuerpo. Para desgracia de Riku que estaba viendo todo, mientras los guardias solo se reían y animaban con vulgares provocaciones. Pero Sora no parecía estar asustado.

-¿Tan rápido asumiste tu rol? -Se rió la réplica.- Pensé que sería más difícil de convencer. Pero pareces a gusto con la idea de que te embarace. Xehanort estará complacido al saber que su plan será todo un éxito... quería que fuera con Namine, pero nunca me gustó la idea, a Riku nunca le gustó Namine y parecía que ella también estaba con la idea de la decisión propia.

Sora sonrió, para confusión de la réplica.

-En cierto modo...- Dijo calmadamente, provocando que la réplica detuviera su acción. -tienes algo de razón. Me gusta la idea de tener una cría de Riku... mucho tiempo lo pensé... y temo decepcionarte, llegas un poco tarde.

El único ojo que tenia la réplica se abrió y rápidamente se apartó de Sora, levantándose en un tambaleó por la pérdida de sangre.

-Tu... -Gruñó.- ¡Maldita Perra!

Riku hubiera gritado por la sorpresa, los guardias quedaron igual sorprendidos. Sora hizo un esfuerzo para sentare, incomodo por la falta de pantalones.

-Hubiera querido que Riku se enterara de otra manera, pero ustedes siempre siendo inoportunos y arruinando los momentos.-Dijo Sora, encogiéndose de hombros.

-No creas que eso cambiara algo...- Gruñó la réplica.- Te daré una paliza que nunca te hará olvidar en la posición en la que te encuentras y olvídate de que ese cachorro nacerá. Yo me encargaré de eso....

Sora frunció el ceño, cuando la réplica comenzó a acercarse, con pasos nada sutiles. Tomó un garrote que estaba en el suelo y cuando estaba dispuesto a golpear a Sora. Un disparó provocó que los ojos azules se cerraran por el repentino sonido. Sora abrió los ojos lentamente, y el garrote cayó al suelo, la sangre salpicó nuevamente y el cuerpo de la réplica cayó sin vida, con un agujero de bala en la cabeza.

Detrás de ellos. Estaba la réplica de ojos aguamarina, apenas de pie, siendo ayudado por una chica de largo cabello rubio.

-Lamento... la tardanza...- Gimió, forzando una sonrisa que termino en una mueca de dolor, lastimado y malherido. Tenia una pistola en su mano, la misma que usó para acabar con los únicos dos hombres que quedaban y dejando caer la pistola a suelo, probablemente ya sin balas.

-No te fuerces.-La chica lo ayudo a sentarse. Apoyando su espalda contra la pared.

-Namine, ayúdalos.- Le pidió. Y la chica asintió.

Se levantó rápidamente, primero ayudando a Sora en desatar sus manos. Quien rápidamente se levantó, colocando su pantalón en su lugar y corriendo a donde estaba Riku para ayudarlo.

-¿En que estaba pensando? - Le dijo Riku apenas la tela de su boca desapareció.- No debiste venir... no debiste....

Sora desató sus manos y cuando ambos estuvieron libres, se besaron. Un beso desesperado que anhelaban el uno al otro. Un beso de bienvenida que hizo que lo ojos de Riku se llenarán de lágrimas. Sora acercó la jaula donde estaba Roxas y la abrió para liberar al bebé, quien rápidamente se aferró a él. Riku abrazó a ambos, ahora juntos otra vez. El corazón de Riku no podía sentirse tan vivo otra vez.

-Perdón interrumpir su cursi reencuentro...- Suspiro Réplica.- Pero debemos salir de aquí.

Sora y Riku se miraron por un momento, se dieron un corto beso para luego asentir. Fue el turno del alfa llevar el canguro en su espada, Roxas había dejado de llorar y se aferró al cabello de Riku tan rápido  cuanto comenzaron a caminar. Sora ayudó a Namine para llevar a réplica con apoyo de su hombro, aun tambaleándose.

El problema ahora era que debían subir a la azotea. Donde seguramente los estaría esperando Xemnas, con más de sus hombres. El edificio retumbó nuevamente, los pilares apenas mantenían el edifico estable por un par de minutos. Tenían un reloj de tiempo detrás de ellos que la obligó a acelerar el paso.

 

Chapter 53: No es cosa de fuerza

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Cuando se trata de luchar contra uno mismo. Uno pensaría que es una batalla mental de toma de decisiones.

En este caso las cosa podían ser muy, muy diferentes.

Mas cuando se traba de una batalla de vida o muerte. O cuando tu contrincante efectivamente podía ser una versión mejorada de ti mismo.

Réplica estaba parado sobre un montón de escombros. En frente de él, otra réplica, similares en apariencia, pero con diferentes objetivos.

-Pensé que habías dicho, que eras mejor que yo.- se burló Repli, escupiendo algo de sangre luego de un puñetazo en su rostro.

-De verdad no puedo creer que seas una copia.... tu sentido del humor es completamente erróneo al sentido común del legítimo.

-Olvidas un detalle, cada uno de nosotros nace con memorias alternas  y una emoción particular de base. -Explicó.- ¿Yo? El jodido optimismo que Riku mantenía encerrado.

-Asqueroso...

Ambos se lanzaron sobre el otro otra vez. Repli pateó el costado de la copia oscura, haciéndolo jadear, pero rápidamente se estabilizó y con el peso de su cuerpo lo empujó contra la pared. Ambos cayeron al suelo, réplica de espalda contra la baldosa fría mientras su cuello era estrangulado. Intentó zafarse, con patadas y arañazos. Pero la fuerza de esas manos alrededor de su cuello rápidamente lo dejaron sin aire. La risa decrépita de ese hombre de ojos dorados aumento al ver el dolor y agonía en los ojos aguamarina de su víctima. Era como matar a Riku, el original, y eso le estaba dando mucho más placer.

La vista de repli comenzó a nublarse, ya no llegaba aire a sus pulmones. Y de alguna manera, estaba asumiendo que la copia de ojos dorados estaba por ganar. Hasta que su mano en su costado izquierdo toco algo frío... con sus últimas fuerzas lo tomó y en la distracción de su atacante, la navaja se clavó justo en su ojo izquierdo.

-¡AAAAAGH!- Gritó. Sus manos soltaron el cuello de la réplica, dándole la oportunidad de empujarlo para apartarse de él.

La sangre caía a montones, mas cuando el hombre se quitó la navaja de su ojo y un chorro de sangre salpicó por todos lados. Repli se alejó un poco, recuperando el aire y viendo como su enemigo gritaba y se retorcía contra la pared.

-¡Mi ojo! ¡Maldito bastardo!- a pesar de los gritos y la sangre, se abalanzó contra réplica, con la misma navaja que había destrozado su ojo izquierdo.

Réplica lo esquivó a duras penas, la mala vista lo hizo estrellarse contra la pared, su cabeza contra el cemento pero no lo detuvo para que sus movimientos se volvieran mucho más violentos. Casi como si estuviera  entrado en un estado de locura. La sangre corría por su cara y cuello, su cabeza rápidamente comenzó a sangrar por el fuerte golpe anterior. Era como si sus sentidos se hubieran apagado por completo y solo dejara la ira actuar por si mismo.
Repli recibió varios cortes, en brazos y abdomen, los gritos se silenciaron cuando repli pudo golear la mano donde estaba la navaja, perdiéndose en la oscuridad.

Ambos jadeaban. Uno en frente del otro. El único ojo dorado viajaba por la habitación, como si su conciencia no estuviera en ese lugar. Réplica asumió que la pérdida de sangre lo estaba haciendo delirar.

-Terminaré... con todo esto. -Dijo el del ojo dorado.

Réplica no entendió a que se refería. Pero cuando lo vio correr a su dirección no tuvo mucho tiempo de pensar. Fue empujado hacia atrás contra la pared, su espalda se estrelló violentamente, pero antes de hacer algún movimiento, su contrincante se alejó. Escuchó un estruendo, las paredes a su alrededor se movieron y el suelo debajo de él cedió bajo su peso, provocando que cayera por el agujero con un montón de escombros y desparecer en la oscuridad.

La copia ahora tuerto miró los restos de donde estaba el otro con una mirada fría, pateó algunos escombros que habían quedado en la orilla. Victorioso, había vencido y comenzó a caminar hacia la puerta de las escaleras, seguido de otro estruendo de las estructuras. El edificio se estas derrumbado.

-¡Despierta!- una voz lo llamaba. Tan lejos que repli no lograba saber de donde provenía. -¡Vamos! ¡Despierta! ¡Despierta!

Con cada gritó, su conciencia comenzó a volver. Su cabeza palpitaba, cada parte de su cuerpo dolía. Pero cuando sus ojos comenzaron a abrirse, lo primero que vio fue una linterna y los ojos azules que tanto extrañaba ver.

-¡Oh, dios santo!- Dijo la chica que lo tenia en sus brazos, acercando su cabeza para darle un abrazo que dolió pero agradeció.- ¡Pensé que ya era demasiado tarde!

-Namine.- La réplica sonrió. -Estas aquí.

-Estoy aquí.- Ella le devolvió la sonrisa.- Escapé de Xemnas, probablemente me debe estar buscando o ya me dio por muerta.

-Prefiero la segunda.- Gimió cuando intento sentarse. Había caído varios metros, aun sorprendido de que estuviera vivo.

-¿Que haces aquí? -Preguntó ella mientras limpiaba la sangre de su frente con un paño húmedo.- Vi que trajeron a Riku hace una semana pero tu no estaba con él, pregunté por ti pero nadie me dijo nada. Pensé que habías escapado o te habían asesinado. No sabia nada...

-Lo hice...-Réplica cerró los ojos. Disfrutando los cuidados de la chica.- Escape... pero tu estabas en peligro... me uní al grupo de Riku para rescatar a ambos...

La chica suspiró y luego sonrió.

-Siempre eres tan imprudente.

-Lo heredé del mejor...

Ambos rieron, seguido de un quejido de dolor por parte de réplica, no era el mejor momento para hacer chistes.

-Vamos..- Intentó levantarse, a duras penas con ayuda de Namine.- Tenemos que encontrar al resto.

-¿De que hablas? Estas herido, no podemos...

-Ellos no saben la ruta de escape.- Lo interrumpió.- Además, les debo la vida... y se los prometí.

Namine dudó un segundo, pero luego asintió. Ambos se levantaron, Namine sacó una pistola de su bata blanca de científico que traía puesta y se la entregó a réplica, sabiendo que tenia mucha mejor puntería que la suya. Subieron las escaleras, los pisos que réplica había caído, seguía sorprendido de que estuviera vivo después de eso. La caída no había sido grata, pero gracias a eso, se pudo encontrar con Namine, aunque no en las mejores condiciones.

 

Chapter 54: El derrumbe de la historia

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Cuando llegaron a la azotea. Lo inevitable definitivamente ocurrió. Xemnas los esperaba. Con varios de sus hombres armados.

La única salida estaba a su costado, y las llamas estaban a punto de alcanzarlos, junto con un montón de infectados hambrientos.

-Es tu ultima oportunidad, Riku.- Dijo Xemnas. -Vienes con nosotros y tu existencia salva lo que queda de los humanos, o mueres con tus amigos, en un edifico envuelto en llamas. Decisión que tomes, solo te beneficia a ti, tu sangre ya esta con nosotros.

Sora cayó en cuenta, por eso Riku se veía tan débil. Debieron abusar con el saqueo excesivo de su sangre. Podía notar lo pálido que estaba y lo que le costaba mantenerse en pie.

Pero Riku no se movió. Sacando una sonrisa de Xemnas, mas de desilusión que otra cosa.

-Como quieras. - Dijo con voz grave, subiéndose al helicóptero.

Estaba escapando, pero no es como si pudieran hacer algo. Preferían que se fuera y solo lidiar con los tres hombres que habían quedado abajo, sin armas de fuego, pero seguían siendo un problema que los esta retrasando.

Sora dejó a réplica en manos de Namine y se paró en frente de su grupo. Ninguno estaba en condiciones de pelear, era evidente, por lo que Sora estaba decidido a tomar la responsabilidad.

¡Quería hacerse el héroe! Si no fuera por lo oportuna que era su nueva familia.

-¡Abajo!- Escuchó un grito detrás de él. Y antes de que Sora pudiera voltearse. Un perro negro paso a su lado y un hombre de cabellera azul.

-¡Isa!- Sora gritó de sorpresa.

Isa sorprendió a los saqueadores cuando en ambas manos traía granadas que quitó el seguro con su boca. Y las lanzó hacia el helicóptero. Sora pudo ver el segundo exacto donde se encontró con la mirada de xemnas y sus ojos bien abiertos. La explosión sucedió, los chicos cayeron al suelo cuando trozos de la nave salieron disparados y el helicóptero en sí, o lo que quedaba de él se estrelló contra el edifico cercano. Cenizas y carne chamuscada quedo esparcidos por todos lados. Sora levantó rápidamente la mirada, en busca de sus amigos en la oscuridad y de Riku, suspirando aliviado cuando vio que todos estaban bien, incluso Vanitas volvió a su lado, jadeando y moviendo la cola a pesar de algunas heridas en su cuerpo y... la falta de una oreja.

-Buen chico.- Sora lo acaricio. Viendo que la falta no lo hizo decaer en su ánimo.

-¡Rápido! ¡Rápido! - Isa los hizo levantarse. -¡Hay que correr! ¡Vengo con compañía!

Riku miró detrás de él y tan rápido como Isa los empujaba para que corrieran, un montón de infectados apareció por la pequeña puerta, empujándose entre ellos, violentos y rápidos. Eran caminantes especiales.

-¡¿Te estaban siguiendo?!- Sora gritó en pánico cuando se aferró a Riku para ayudarlo a correr.

-¡Por supuesto que si! Mientras ustedes jugaban con sus queridos amigos saqueadores. ¡Yo entretenía a esos infectados para que tuviera tiempo!- gritó enfadado el mayor.

-¡Eres increíble!- Sora le sonrió entre elogios, haciendo que Isa cerrará la boca de golpe, algo avergonzado y dejando su mal genio a un lado.

-¡Por aquí! ¡Síganme! - Réplica los llamó por el otro extremo del edificio.

Los hombres que tuvieron la mala suerte de sobrevivir de la explosión de helicóptero fueron la carnada para los infectados que lograron salir por la puerta. Siendo devorados entre gritos de agonía. A Sora les daba algo de pena, pero no había mucho que pudiera hacer.

-Tu plan no me esta gustando.- Dijo Isa cuando vio la bajada empinada del edifico para pasar al otro. Un paso en falso y la caída no seria grata.

-Mas acción y menos cítricas.- Dijo réplica, dejándose deslizarse con Namine tomando su mano. La lluvia aun era fuerte, por lo que debían ser muy cuidadosos.

Riku y sora no lo pensaron dos veces y los siguieron de cerca, con Vanitas a su lado. Isa miró detrás de él, cuando la puerta cedió por completo y una masa peligrosa de muertos comenzaron a salir y correr en su dirección. Isa tragó saliva y saltó junto con el resto.
Cuando tocaron la azotea del edifico continuo no tuvieron mucho tiempo de respira, bajando al piso siguiente cuando los infectados comenzaron a caer como una lluvia de muertos. A lo lejos, el cielo se ponía algo naranja por un amanecer que se acercaba y la lluvia seguía sin cesar.

-¡Rápido! ¡Rápido!-Réplica los alentó. Todos estaban usando sus últimas fuerzas para correr.

No solo de los infectados. También del derrumbe inevitable del edificio. Repli los guió por el edificio en ruinas, tuvieron que saltar por agujeros, usar objetos y escombros para escalar. Debían bajar 30 pisos si querían llegar a un lugar más seguro.
Riku se detuvo varias veces. Estaba agotado y mareados pero Sora lo alentaba a seguir adelante, tomando su mano y empujándolo para seguir. Namine hacia lo mismo con réplica, a pesar de las heridas, estaban tan cerca de escapar que no podían darse el gusto de caer ahora.

El edificio repentinamente se movió. El otro que lo mantenía estable se estaba derrumbando. Provocando que el grupo tuviera que aferrarse a cualquier objeto antes de que los temblores se detuvieran. Seguidos de gruñidos nada alentadores.

Isa tomó un trozo de madera, y lo usó para golpear la cabeza de un infectado que los atacó por la espalda. El estruendo derribó varias paredes y lo que debió ser una ruta fija que Réplica sabia de memoria, se volvió un Laberinto donde tuvieron que idear una nueva salida. Bajando por tramos muchos mas empinados y peligros.

-Otra vez cerrado...- Suspiro réplica, al ver la puerta de escape bloqueada con escombros.

Riku se dejó caer de rodillas un momento, mientras pensaban en alguna alternativa. Por suerte los infectados tardaban un poco mas en alcanzarlos luego de escalar por unos escombros y rodear la pared derrumbada, agradeciendo la poca inteligencia de estos.

-Ya casi...- Susurró Sora. Acariciando el cabello de Roxas.- Pronto estaremos mejor...

Aprovechó el descanso para darle algo de leche antes de continuar, réplica también se sentó un momento. Mientras Namine y Isa buscaban otra alternativa. Riku se apoyó en el hombro de Sora, ignorando los sonidos preocupantes de la estructura, las vigas de metal apenas mantenían su forma, los muros se estaban haciendo añicos y aun estaban en el piso 20.

-Lo que dijiste antes....¿Es verdad? -Preguntó Riku en un susurro.

Sora se tensó, ladeando la cabeza de un lado a otro. No esperaba hablarlo tan pronto con Riku sobre ese tema, menos en la situación actual.

-Si.- Dijo sin más.

Hubo un largo silencio y luego Riku dejó salir una risita que Sora notó claramente.

-Estoy feliz. -Dijo.

-No es momento de delirar. -Se rió Sora.- ¿Es lo único que dirás?

-Estoy sin palabras, la emoción y felicidad me tienen con la mente dando vueltas.

-Esa es la anemia, tonto.

-Puede que sea verdad.

Ambos rieron, luego Riku se sentó erguido y sus miradas se encontraron.

-¿De verdad? - Volvió a preguntar, haciendo que los ojo se sora se pusieran en blanco antes de sonreír.

-Si, es verdad. -Respondió, estoy esperando un bebé.

Riku se acercó para besarlo. Un beso feliz, amoroso y que hizo soltar mas de una lágrima en lo ojos del alfa. Estaba llorando de felicidad. A pesar de que su mente lo consideraba algo demasiado peligroso. Solo habían pasado un par de años del nacimiento de Roxas y a pesar de las frecuentes ganas de uno propio, Riku nunca se lo pidió a Sora. El omega había tomado la decisión por si mismo, pero no estaba enojado con él.

-Iremos al campamento Darlyn.- Dijo Riku entre besos. -Te llevaré allí como te lo prometí cuando nos conocimos. No me importa que no haya nadie, tampoco me importa que el lugar sea un desastre, te prometo que encontramos un buen lugar para vivir.

-Me gusta la idea, aunque deberíamos hablarlo con el resto.- Sora miro en dirección donde réplica hablaba con Namine y Isa, Vanitas estaba a un lado de Namine, descansando también. -No es una decisión solo mía.

Riku asintió.

-Tienes razón. Lo hablaremos con el resto una vez salgamos de aquí.

-Chicos, hora de seguir.- Se les acercó Namine.- Encontramos otra ruta, es algo peligrosa pero es la única salida que tenemos.

-Bien, vamos.- Sora se bajó la sudadera, para el disgusto de la buena comida de Roxas, volviendo a poner al niño en la espalda de Riku.

Lo ayudo a levantarse y con cuidado siguieron a Namine hasta un hueco en la pared que claramente no estaba allí antes. Al cruzar a la habitación continua vieron a Isa golpear otra pared donde fácilmente se derrumbó. Lo siguieron de cerca, encontrándose con unas escaleras de emergencia. Ese tramo no fue difícil, pudieron bajar hasta el piso 18 sin contratiempos, aunque sobre ellos podían escuchar los pasos y gruñidos de los infectados. Al parecer estaban siguiendo muy de serca sus pasos y no debían confiarse.

El camino se complico cuando llegaron a un gran problema.  Literalmente donde el edificio estaba agrietado. Un extremo era un precipicio donde todo lo que había abajo no era más que un montón de escombros de lo que alguna vez fueron las calles de la ciudad. Mientra que el otro lado era las oficinas que años atrás estuvieron en funcionamiento en ese lugar. Debían cruzar, rápido antes de que el edificio cayera por completo. Y no hubo momentos de pensar demasiado cuando cruzaron una de las puertas y el piso de arriba se derrumbó detrás de ellos, haciendo que cientos de infectados ahora estuvieran en el mismo piso, para el temor de todos.

-¡Corran!- Gritó réplica. Pasando con Namine a la habitación siguiente donde apenas había suelo firme para seguir avanzando. Un paso en falso, y un caída al vacío seria inevitable.

Todo pasaron por la puerta y Isa la cerró, bloqueando la puerta con un trozo de metal que había en el suelo. Sabia que no los detendría por mucho tiempo, pero esperaba que fuera los suficiente para que pudieran pasar a la siguiente habitación, hasta el piso siguiente y la escalera de emergencia.

Pero el repentino estruendo, seguido de un temblor mucho más violento, provocó que el suelo debajo de ellos comenzará a derrumbarse.

-¡Corran corran! ¡Rápido!- Gritó Repli desde la puerta.

Todos hicieron casos a los gritos. O al menos, uno de ellos lo intentó, cuando el piso debajo de Sora cedió, demasiado cerca de la cornisa y la gravedad hizo su trabajo, tirando del moreno al vacío.

-¡Sora!- Riku alcanzó justos tiempo de tomar su mano, haciendo que cayera violentamente al suelo, sujetando a Sora con su mano derecha, mientras que con la izquierda intentaba levantarse para jalar a Sora hacia arriba. Colgaba de la cornisa, apenas pudiendo aferrarse, el suelo estaba cediendo y el pánico aumento cuando la puerta que soportaba los golpes de los infectados comenzó a ceder bajo la fuerza de esas cosas.

Isa corrió a la puerta y con el peso de su cuerpo hizo todo lo posible para mantenerla cerrada.

-¡Sora! ¡Sujetate!- Gritó Riku desesperado.

La lluvia estaba siendo su peor enemigo, sus manos estaban resbaladizas y la poca fuerza de Riku en sus brazos mas lo débil que se encontraba estaban provocando que su agarre en las manos de Sora comenzará a debilitarse. Namine y réplica estaban intentado llegar a ellos para ayudar, pero el suelo se había derrumbado y saltando no llegarían al otro lado, ya que la altura era mucho mayor.

Sora miró debajo de él. La caída era a la oscuridad, no había nada abajo de él. Evidentemente le provocaría la muerte. Pero luego miró a Riku, sus lágrima salían por la desesperación. Sus dientes apretados y una mirada de angustia que no había visto en él desde que pensó que moriría en el lago cuando se lastimó la pierna. El agua los empapaba a ambos y gotas de lluvia mezcladas con las lágrimas de Riku cayeron sobre su rostro.

Era la misma mirada desesperada. Pero también vio la mirada de Roxas, con miedo, sin saber que estaba ocurriendo. La fuerza de Riku no estaba siendo suficiente y Isa a lo lejos estaba haciendo todo lo posible por impedir que la puerta fuera derribada, sabia que si seguían así, era cosa de minutos de que todos murieran. 

-Riku...

-¡No, no me mires así!- Riku gritó, cuando una sonría apareció en el rostro del moreno.- ¡Sujetate! ¡Te subire!

Y Riku lo intentó, con cada partícula de su cuerpo, con todas las fuerzas que podía. El suelo debajo de él se agrieto y Sora podía ver como debajo de Riku no había nada, solo una caída mortal.

-Riku...- Susurró Sora.

Riku negó con la cabeza, negándose rotundamente a mirar esos ojos azules.

-Riku. -Volvió a repetir.

Y Riku abrió los ojos al fin, era cosa de segundos. No había pasado ni medio minutos. El tiempo se había detenido. Solo estaban los ojos de Sora mirándolo fijamente y debajo de él, una profunda oscuridad.

Cuando su mano se soltó.

-¡¡¡SORAAA!!!

Chapter 55: Final. Nightmare x Reset

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

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Isa escuchó el grito desgarrador de Riku. Y supo de inmediato lo que había ocurrido. Cerrando los ojos un momento y su mandíbula se apretó. No podía hacer nada.... era demasiado tarde. Soltó la presión sobre la puerta y corrió donde estaba Riku, el suelo debajo de él a punto de caer y la puerta siendo derribada por los infectados.

-¡Levántate! ¡Riku!- Le gritó, tomándolo de la chaqueta para apartarlo de la orilla.

El resto del suelo comenzó a caer y lo único que les quedaba era saltar donde Repli, Vanitas y Namine los esperaban. La mirada de Riku estaba perdida, completamente en estado de Shock, no podía creerlo, esto debía ser una pesadilla. Su mente solo repetía como una grabadora la muerte de Sora, tragado por esa oscuridad y su cuerpo comenzó a temblar. Sus piernas como gelatina, respiración entrecortada, entrando en un ataque de pánico que Isa no sabia como manejar. Aun así, Isa no lo abandonaría, jalando de él para que ambos saltaran al siguiente piso, siendo recibidos por ambos chicos y corriendo a las escaleras. Los infectados tambien saltaron, algunos cayendo al precipicio y otros logrando pasar al otro lado.

Fueron minutos de nunca detenerse, corrieron por los pasillos, escaleras, pasaron por debajo de estructuras a punto de caer. Cuando llegaron por fin al primer piso, Réplica agradeció de que no había nadie esperándolos con armas, ni tampoco infectados que los rodearan. El camino estaba mas que libre, pasando por unas escaleras mecánicas que los llevaron hasta la estación de metro. Los temblores también estaban afectando las instalaciones subterráneas, por lo que no pudieron descasar mas de un minuto. Réplica los llevó hasta unos túneles que se dividieron en muchos otros, una corriente de agua les hacía compañía a un lado, formando una cascada donde el camino llegaba a su final.

Riku no pudo más. Colapsando de rodillas en el suelo. Sus manos se fueron a su rostro, casi arrancándose el flequillo cuando sus dedos se aferraron desesperadamente a su cabello. Roxas había estado llorando hace varios minutos, pero no había mucho que pudieran hacer. Namine se le acercó, colocando su mano en su hombro.

Hasta que un repentino grito que salio de Riku la hizo retroceder. Un grito de dolor, casi podía sentir su garganta destrozada. Una y otra vez gritó desesperado, intentando de alguna forma aliviar ese dolor que estaba destruyendo su corazón. Como si una parte de el estuviera siendo arrancada con un cuchillo sobre su pecho. Sus compañeros solo podían ver, como el alfa se estaba derrumbando lentamente. Ya no había peligro detrás de ellos, pero no podían decir que todo estaba bien.

En los túneles donde de encontraban se comenzaron a escuchar pasos. Isa y Repli de pusieron a la defensiva igual que Vanitas gruñendo. Pero para alivio de todos, una cabellera azul aparecí entre la sombras.

-¡Aqua!- Isa la llamó.

-¡Chicos! ¡Que alivio! Escuche gritos, vine corriendo inmediatamente- Ella se acercó, notando que no estaban en la mejores condiciones.

Incluso Riku aun estaba tirado en el suelo, con Roxas aun llorando en su espalada.

-¿Que pasó?- Preguntó preocupada.- ¿Donde está Sora?

Nadie contestó. Bajaron la cabeza, con tristeza. El puño de réplica se apretó y Aqua se llevó la mano a la boca horrorizada. No habían palabras para describir la tragedia, solo sucedió, y Riku no necesitaba escucharlo. No cuando su corazón se estaba cayendo a pedazos. Aqua tomó a Roxas en sus brazos para ayudar a Riku con esa carga. Pero mas que una ayuda, parecía que la repentina ligereza de su espalda lo hizo aferrarse a los pantalones de la mujer.

-N-No...- Dijo Riku con voz ronca.- Por favor no....

Aqua entendió, agachándose a su lado y entregándole al pequeño bebé que lloraba sin descanso. Y Riku lo abrazó, con fuerza sobre su pecho. Como si se estuviera aferrado a una clase de salvavidas. Aqua pasó los brazos sobre Riku, de alguna manera, no podía imaginar el dolor que estaba sintiendo Riku en este momento, ella también había perdido a seres queridos, pero nada tan cercano como su pareja. Terra estaba bien, habían logrado escapar y se juntaron con Lea y el resto en el punto de encuentro, aunque solo Aqua volvió para esperar a los chicos en los túneles, pos si necesitaban ayuda.

Cuando salieron al fin de los túneles, fueron recibidos por los gritos animados de Kairi y Xion. Gritos de alegría que rápidamente se borraron cuando vieron las caras devastadas de sus compañeros y la falta de un integrante. Kairi corrió hasta ellos, el amanecer ya en lo alto pero ni la rayos tenues del sol ayudaron a calmar la lluvia.

-¡¿Riku, donde esta Sora?! - ella gritó. -¡¿Donde esta?!

Pero Riku no levantó la cabeza, seguía con Roxas ahora dormido sobre su pecho. Las lágrimas no dejaban de caer, y el corazón de kairi también se derrumbó. Rompiendo en un llanto donde corrió hasta Riku y lo abrazó mientras ambos se dejaron caer sobre el barro.

A lo lejos, los edificio se derrumbaron por completo, varias aves volaron por el estruendo y el grupo se quedó allí. Bajo la lluvia, con el dolor de sus corazones por la pérdida.... no de uno, sino de dos integrantes.. y en las condiciones en las que Riku se encontraba, también parecía que había muerto, dejando un cuerpo vacío en esos ojos sin brillo.

-Chicos... -Susurró Lea.- Tenemos que irnos.

Y todos asintieron, menos Riku. Que solamente colapso en loa brazos de kairi, con el bebé aun en su pecho. Todo lo ocurrido lo había derrotado, pero para todos, consideraban que era mucho mejor así. Isa lo tomó en sus brazos para subirlo a la casa rodantes y Xion cargo a Roxas para cambiar su ropa mojada y abrigarlo con mantas.

Todo estaba listos para partir.

-Vanitas, vamos chicos, nos vamos. -Kairi lo llamó, aun con los ojos rojos de tanto llorar. Terra estaba a su lado al ver que el perro no estaba obedeciendo.

-Ven chico, nos vamos.- Intentó llamarlo Terra esta vez.

Pero Vanitas no se movió. Estaba sobre unas columnas de cementos derribadas sobre los túneles. Mirando en dirección a los edificios que ya habían desaparecido de la vista.

-Vanitas... Sora no vendrá....- Dijo Kairi entre lágrimas.- Por favor.. vamos.

Pero el perro solo giró la cabeza en su dirección. La lluvia se detuvo y los primeros rayos del sol pasaron libremente entre las nubes de ese amanecer. El perro negro parecía tener una mirada diferente a la que Kairi estaba acostumbrada.

Y sin más, el perro desapareció.

Kairi se quedó allí un momento, su cabello húmedo se movía bajo la brisa helada. Hasta que la mano de Terra sobre su hombro la regresó, sacándola de sus pensamientos.

Nadie preguntó porque Vanitas no subió al bus. Al parecer, había tomado su propia decisión y nadie lo obligaría a quedarse con ello. Después de todo, el perro era de Sora.

El viaje fue silencioso gran parte. Nadie dijo nada. Tomando la carretera principal y guiándose con el mapa que estaba detrás de la puerta de la caza rodante. Riku durmió gran parte del camino, con un gato sobre su estómago que le proporcionó calor gran parte del viaje. Con Roxas, las cosas fueron mas difíciles. Lloró apenas se despertó, sus pulmones a todo lo que daba. Ni la comida o los juguetes pudiesen calmarlo. Isa y Xion hicieron todo lo posible, incluso réplica lo intentó por su parecido a Riku, pero nada funcionó. Roxas lloró hasta cansarse y volver a dormir.

Martes 5 de octubre. 13:20 PM.

Fue el día en el que llegaron al campamento Darlyn.

Los buses de estacionaron en las afueras, encontrándose con una enorme reja cerrada. Con muros gigantes de ladrillos. Kairi y Lea se adentraron en el lugar en busca de las llaves o alguna herramienta para abrir la reja sin tener que derribarla. Era un hospital que por fuera parecía sumamente seguro. Solo tenía una entrada con forma de arco donde estaba la reja metálica. No se podía trepar por los muros y no habían ventanas accesibles por el primer piso. Tuvieron que usar uno de los buses como escalera y cuando ambos chicos entraron, notaron que la reja funcionaba con una clase de generador. Por suerte Isa tenia una reserva de combustible en el bus, facilitando mucho más las cosas. La reja se abrió y ambos automóviles pudieron entrar antes de cerrar la reja nuevamente. Llevándolos a un jardín interior, mas parecido a un parque pequeño, rodeado de lo que fue el hospital. Habían carpas y utensilios militares. Pero nadie a la vista, parecía que había sido abandonado hace mucho tiempo.

-Parece... seguro...-Dijo Xion. Con cautela cuando comenzaron a revisar los alrededores.

Justo en medio de los árboles y maleza había una gran pileta con una estatua de caballo.

-Será mejor separarnos.- Sugirió Terra, haciendo parejas para revisar los alrededores.

Kairi fue la única que se quedó en la casa rodante, donde Riku se negaba bajar con el bebé.

Fueron horas, incluso hasta la mañana siguiente donde revisaron cada habitación y posible salida o entrada de cualquier cosa, fuera viva o muerta. Por suerte, todo parecía en orden. Encontrando solo dos entradas, la principal que tenia el motor de gasolina y la entrada de la área de urgencias, que ya estaba bloqueada con una pared de lata y trozos de madera.

-Bueno, yo digo que es un buen lugar. -Dijo Lea, con todo el grupo bajo un gran árbol. -Tenemos muchas habitaciones, áreas verdes para plantar, podríamos hacer un buen refugio.

-Si pero... me intriga.- Isa se llevó la mano a su mentón. - ¿Por que se habrán ido en primer lugar?.

-Este lugar fue saqueado por los hombres de Xehanort.- Explicó réplica.- Mas veces de las que los refugiados pudieron aguantar. Y simplemente se fueron.

-Eso no es bueno... podrían volver.- Dijo Kairi con miedo. Réplica negó con la cabeza.

-Dejaron de venir hace mas de un año cuando vieron que ya no había nada que robar. Además, Xehanort mudó las instalaciones, sino estoy mal, son a varios kilómetros lejos de aquí. Con suerte, no vendrán a molestar nunca mas.

-¿Entonces?- Preguntó Xion. Dándole un biberón con agua al pequeño Roxas.- ¿Nos quedaremos?

Hubo un largo silencio. Hasta que el sonido de la puerta de la casa rodante llamó la atención de todos. Riku, después de casi una semana de lo ocurrido en los edificios gemelos, salio al exterior. Se veía mas flaco por negarse a comer, su cabello de un plateado mas opaco y la cabeza gacha. Nadie dijo nada, simplemente lo miraron mientras caminaba en dirección a la pileta. Rodeando la estructura lentamente y siguió el camino de ladrillos marcado en el suelo que tenia el parque. El grupo lo siguió, preocupados y atentos a cualquier "intentó". Había sido una semana difícil donde cuidar a Riku de no cometer una locura había sido todo un desafío.
Riku terminó su recorrido debajo de un árbol, la primavera lo había llenado de flores rosas, reconociendo su forma a la de un cerezo. Con sus manos desnudas comenzó a cavar un hoyo, con sus amigos expectantes detrás de él, hasta que lo vio lo suficientemente profundo para algo que traía en su mano y nadie había notado hasta que lo dejó sobre la hierba alta para cavar mas profundo. Kairi decidió ayudar, se acercó a Riku sin decir nada y también con sus manos, lo ayudó a cavar, hasta que el mayor lo vio ideal para el objeto ahora en sus manos.

Era la cámara de Sora. También traía una caja de madera que normalmente usaban para guardar frutos secos. Ahora era un ataúd improvisado donde estaban las pertenencias que alguna vez fueron del omega. Además de algunas cosas de bebé que Kairi al principio no entendió el porque también estaban en la caja.

Pero Riku no lo diría. No tenia el valor de hablar de ello sin romperse. No podía decir que ese día no solo perdió a su omega, sino también a su bebé. Moriría en ese mismo instante en el que saliera sus palabras. Y Kairi entendió, cuando una lágrima silenciosa cayó por su mejilla cuando la caja desapareció bajo el montón de tierra. Luego Lea los ayudó a construir una cruz de madera y el resto del grupo, cada uno puso diferentes ofrendas. Y al final de todo, Riku puso la foto que Sora siempre traía consigo. Aqua no pudo dejar salir un jadeo cuando vio a Ventus, sonriendo con Sora y un hermoso paisaje de World Disney detrás de ellos.

-Por favor Ven... lleva a Sora por buen camino...- Susurró ella.

Y para su sorpresa, el viento respondió con las hojas y pétalos sobre ellos como una suave lluvia. Riku sintió lo mismo, el cálido sol tocando su hombro, una risa despreocupada, podía jurar que cerrando los ojos podía verlo a su lado. Y a pesar de querer estar allí, con él, donde quiera que haya ido. Tenia una promesa que cumplir, cuidaría a Roxas hasta su último aliento, sabiendo que de alguna manera su vida se había ido con Sora en ese mismo instante. Pero también sabia que Sora se lo habría pedido y no podía dejar que Kairi y el resto cayeran con ese peso.

El tiempo pasó. Las estaciones pasaron. Una nueva despedida llegó cuando Terra y Aqua decidieron partir en su viaje meses después. Nadie los detuvo, tenían una promesa que cumplir. Y el tiempo siguió pasando. Las risas de Roxas al jugar con las gallinas que Kairi estaba criando junto con Namine, era la única alegría que aliviaba el dolor de Riku. Porque si, día tras día, semana tras semana, meses tras meses... un intenso dolor lo acompañaba.

Dos años pasaron como darle a la siguiente página de un libro. Y cuando Roxas cumplió los 4 años. Riku por fin sentía que su dolor se alivio un poco.

-Papá... ¡lo prometiste!- el rubio hizo un puchero con los brazos cruzados. 

-Hay muchas cosas que prometo, incluso dormido.- Dijo Riku, sonriendo divertido por el puchero del niño.

-Es mi cumpleaños.

Y si, lo era, pero lo que había prometido Riku no era fácil de cumplir. Mas cuando se trataba sobre una noche de cuentos en frente a la fogata, donde Roxas quería escuchar sobre su papá Sora. No era fácil, para nadie. Pero luego de otro intento, Riku se rindió y acepto. Roxas emocionado se sentó entre las piernas de Riku. Kairi también estaba allí, junto a Xion y Lea. Réplica estaba sentado con Namine a pocos metros viendo las estrellas y Isa tomando el turno de guardia con sus dos nuevos perros que pasaban a su lado.

-Todo comenzó un día, nevado y frío...-Hablo Riku, con sus ojos directo al fuego. -Un perro negro persiguiendo las pistas de un venado herido, una flecha... una fábrica... un encuentro... la pesadilla había terminado.

 

                               FIN

Notes:

Este Fic tiene segunda parte, pero estoy viendo si realmente vale la pena continuarlo aqui. Si veo que me lo piden lo hago.

Notes:

Bueno, otra historia más agregada a la colección. Tenia esta historia en mente con una amiga y gracias al grupo Soriku que tenemos en WhatsApp logramos armar bien la trama y decidir el camino del fic. Intentaré que la historia sea simple y con una narración básica por el simple hecho de no complicarme la vida y no quedar estancado como siempre (? Bueno, ese es el plan.

Una cosa que me gustaría dejar claro. En este Fic Sora será el punto inicial como personaje, su comportamiento en un principio es diferente y con el trascurso de la historia se irá desarrollando.

Los días de actualización de este fic serán los días domingo. O por lo menos esa es mi intención.

Eso es todo. Ciao~