Chapter 1: Prólogo
Chapter Text
El Mar que fluye al corazón del bosque
La crónica de un príncipe por destino guerrero,
que en el corazón del bosque, halló su senda y calma.
Su ímpetu de ola venció el umbral de todo escollo costero,
por otro bello príncipe sanador del alma.
De su viaje el gran desafío es lo que el relato explica:
extensa búsqueda sin tregua del sentido que unifica,
a un ser y al mundo entero, que a la vida significa,
propósito en un vínculo, un amor que dignifica.
En esta historia no se halla la alborada o el ocaso,
pues el tejido eterno de un universo enlazado,
conjuga en un ciclo que nunca pierde el paso,
es pasado, presente, y un futuro alcanzado.
Él alzó su plegaria en la vigilia esperanzada:
"Que el manglar indómito escape de la arena salada,
que los corales broten en la selvática morada,
que un mar de alegría fluya hasta mi flor amada."
—Celein Markhali
Awa'atlu no solo existía; resonaba con la paz inmutable del Camino del Agua. Su corazón latía en la gran isla del atolón, una fortaleza natural donde la prosperidad era la herencia prometida por Eywa. Los Metkayina, centinelas jurados del arrecife, custodiaban un pacto ancestral: honrar el delicado equilibrio de la creación. A cambio, el mar les ofrecía un dominio de abundancia sin fin.
Sus días no se deslizaban; eran una marea de propósito. La vida se labraba en la piel curtida por el sol, en el buceo que tocaba el abismo, en la pesca que sustentaba a la tribu. Cada miembro era una inquebrantable raíz del manglar: el turquesa del mar en sus ojos, las olas en el cabello, la sal en sus propias venas. Ellos eran la pulsación indomable del océano.
Pero incluso en la cuna de esta tradición ancestral, el universo tejía otra trama que nada tenía que ver con redes de pesca o cestas de palma. Uno de ellos, un príncipe heredero, repudiaba la paz consuetudinaria. Su corazón, un caparazón sellado, no residía en la calma de Awa'atlu, sino en un potencial oculto, aguardando la hora de emerger, duro y brillante como una perla. Se sabía forjado para trascender el arrecife, y estaba dispuesto a doblegar cualquier desafío para trazar un camino más allá del horizonte conocido: su propia elección, y no solo el destino...
🌊🌳~•Nota de la Autora•~🌳🌊
El poema "El Mar que fluye al corazón del bosque" no es solo un prólogo lírico, sino la crónica épica de un destino transformado. Una "profecía" que puede (o no) ser autoconclusiva.
I. Estructura y Propósito Narrativo
Para conferir al texto la dignidad de una leyenda, el poema utiliza un ritmo lento y majestuoso (elegí un Verso Alejandrino Moderno). Su estructura es un camino de cuatro actos que construyen el clímax emocional de la historia:
• Presentación: El conflicto del príncipe guerrero y el encuentro con el sanador (Estrofa I).
• Búsqueda: La definición del desafío espiritual: la búsqueda de sentido (Estrofa II).
• Marco Filosófico: La elevación del amor a una dimensión eterna y cósmica (Estrofa III).
• Clímax: La plegaria de transformación del protagonista (Estrofa IV).
II. El Contraste Central: Identidad Hallada
El poema se construye sobre la unión de opuestos, un camino hacia la identidad a través de la complementariedad del amor:
• El Mar (Príncipe Guerrero): Simboliza el impulso, el conflicto y el destino preestablecido (la "vida de batalla"). Su "ímpetu de ola" debe superar sus propios límites para avanzar.
• El Bosque (Príncipe Sanador): Representa la calma, la quietud y el destino encontrado. Es el refugio donde el sanador espera.
• La Transformación: La clave es la metáfora del "Mar que fluye al corazón del bosque". Es la aceptación de que la pasión (Mar) encuentra su propósito en la estabilidad (Bosque). El príncipe pide que su esencia se convierta en un "mar de alegría" que nutra a la "flor amada."
III. El Amor como Ciclo Eterno
• Complementariedad: El guerrero (Acción) encuentra en el sanador (Cuidado) el "sentido que unifica," elevando su misión de luchar a una misión de amar.
• Tejido Eterno: El poema afirma que este amor no es un evento pasajero, sino un eslabón necesario en el "tejido eterno de un universo enlazado," lo cual le da un significado trascendente al pasado y al futuro del protagonista.
Chapter 2: Capítulo 1 •Límites•
Chapter Text
«El camino del agua no tiene principio ni fin.
El mar está a tu alrededor y en ti.
El mar es tu hogar antes de tu nacimiento y después de tu muerte.
Nuestros corazones laten en el vientre del mundo.
Nuestro aliento arde en las sombras del abismo.
El mar da y el mar quita.
El agua conecta todas las cosas.
De la vida a la muerte.
De la oscuridad a la luz»
Primavera de 2174.
Mar del Este, aldea Metkayina de Awa'atlu.
Sentado en la playa junto a su hermana y su mejor amigo, Ao'nung se hundía ligeramente en la tibieza de la arena, abrumado por el sopor del mediodía. A lo lejos, el murmullo del océano se quebraba contra el pedregoso rompeolas, una melodía familiar que envolvía el ambiente con el aroma del coral y las algas. La brisa marina templada y la sombra benévola de un grupo de palmeras los protegían del ardiente sol. Sin embargo, no gozaban de un momento de ocio: las responsabilidades de los hijos de los líderes eran interminables.
Tsireya maceraba un puñado de hierbas, raíces y corales en su mortero de nácar, concentrada en elaborar una oscura pasta para un remedio. Con su largo y rizado cabello trenzado hacia atrás, a menudo se pasaba el dorso de la mano por la frente acalorada. Sus dos tatuajes ceremoniales, a ambos lados de sus sienes, marcaban allí su destino como Tsakarem, futura líder espiritual del clan.
Rotxo, por su parte, tarareaba una melodía mientras golpeaba rítmicamente un tambor. Sus hombros, adornados con sinuosos tatuajes, se movían vigorosamente con cada redoble. Estaba practicando el repertorio de canciones para el inminente festival del retorno de los tulkun. A pesar de que faltaban semanas, estaba ansioso por impresionar a su padre, un navegante y emisario del clan que finalmente regresaría para el encuentro con su hermano espiritual.
Ao'nung, mientras tanto, se concentraba en el mantenimiento de sus herramientas. Momentos antes había afilado su daga de obsidiana y las puntas de aguamarina de su lanza con un guijarro pulido por la marea. Ahora remendaba su red con una aguja de espina de pescado, maldiciendo por lo bajo el agujero que un descarado tsurak le había hecho al intentar robar su pesca.
No obstante, por más que intentara concentrarse, su mirada se perdía una y otra vez en el horizonte, en busca de algo más que una nube errante en el cielo despejado. Su corazón palpitaba expectante, a contratiempo del tambor.
—¡Ya debería estar aquí! —exclamó Ao'nung, interrumpiendo abruptamente la canción de Rotxo—. ¿Por qué tarda tanto? Para cuando aparezca, estaré tan arrugado como un molusco bajo el sol.
Tsireya hizo a un lado el mortero y posó de manera reconfortante la palma de su mano en la espalda de Ao'nung.
—Ten calma. No creo que debas preocuparte por envejecer en una sola tarde —le aseguró con un toque de humor.
—Tampoco me volveré más joven mientras espero. Pronto cumpliré diecinueve años. El paso del tiempo no perdona a nadie —resopló Ao'nung. Su enfado apenas lograba enmascarar la sofocante angustia en su pecho.
Con una mirada afectuosa y una paciente sonrisa, Tsireya le acunó una mejilla.
—Lo bueno llega para aquellos que saben esperar —le recitó el proverbio familiar de su abuela Tsyanan—. Tú lo has hecho muy bien hasta ahora —lo alentó con calma y ternura—. Pero sé que estás ansioso por lo que planeamos para esta noche.
El recordatorio de lo que le aguardaba hizo que la cola de Ao'nung se agitara nerviosamente, trazando surcos en la arena. El agobiante peso de la espera no era la única causa de su angustia; la verdadera raíz de su inquietud se encontraba en una incertidumbre que lo había atormentado durante meses.
—Es más que eso —dijo Ao'nung, sintiendo cómo el frío tentáculo de una anémona le apretaba el estómago—. Anoche tuve un sueño muy desagradable —explicó mientras estrujaba la áspera red.
—¿Tuvo que ver con él, ma tsmukan (hermano)? —preguntó Rotxo, su rostro reflejando una sincera preocupación. Para ambos, la palabra "hermano" no era una simple formalidad entre los miembros del clan; era la verdad de su lazo, pues habían crecido lado a lado como tal.
Ao'nung suspiró con pesar y arrojó la red a un lado. Si seguía desquitando su frustración con ella, la rasgaría peor que el tsurak.
—Soñé que finalmente me había encontrado con él —confesó, desviando la mirada hacia sus manos vacías—. Le declaré mis sentimientos e intenciones, pero él dijo que yo había llegado demasiado tarde. Fue muy real —cerró los puños con frustración.
Tsireya se inclinó hacia él para envolver con ambas manos uno de sus puños. Su tacto, tan gentil como su voz, lo apaciguó al instante.
—Lo que soñaste es solo un reflejo de tus preocupaciones. No le des tanta importancia —le recomendó con una mirada compasiva.
Pero Ao'nung sí le daba importancia. ¿Y si Eywa había ignorado sus plegarias? Después de todo, su anhelo iba en contra del flujo del destino y su deber.
—¿Y si era una advertencia de Eywa? —expresó en voz alta su inquietud.
Su hermana resopló, como si la idea fuera absurda.
—¿Desde cuándo interpretas las señales de Eywa? Quizá deberías entrenar para ser Tsahik en lugar de Olo'eyktan —sugirió ella con una sonrisa juguetona.
Ao'nung mantuvo la gravedad en su expresión. Ser el futuro líder del pueblo era un peso sobre sus hombros que le había sido impuesto desde su primera respiración. Algo que lo había hundido hacia un abismo, como una red llena de guijarros enredada en su cuerpo. Cuanto más luchaba por nadar a la superficie, más rápido caía en la oscuridad.
—¿Por qué no? —se encogió de hombros y sonrió a medias con cinismo— De cualquier manera, ser el heredero del Olo'eyktan es un privilegio sobrevalorado —agitó la mano en el aire con un gesto desdeñoso, como si quisiera deshacerse de algo insignificante.
Tsireya y Rotxo se miraron, sus expresiones escandalizadas ante tan osada declaración.
—¡No puedo creer que hayas dicho eso! ¡Cuánto descaro! —Rotxo se llevó una mano al corazón y se abanicó el rostro con la otra.
—¡Oh, si nuestros padres te escucharan hablar así! ¡Qué infamia! —Tsireya exclamó mientras fingía un desmayo.
Ao'nung soltó una carcajada. Sus dos acompañantes también dejaron las poses exageradas para unirse a las risas.
—Mira eso. Logramos mejorar tu humor —dijo Tsireya con agrado—. Un poco de positividad es lo que te hace falta, Nung. Sabes que Rotxo y yo te apoyamos sin importar lo que suceda. Juntos encontraremos el camino.
—Lo sé, Reya. Estoy muy agradecido por tenerlos a mi lado. Pero cada vez es más difícil esperar —admitió Ao'nung, con la mirada perdida nuevamente en el horizonte—. Todos los días ocurre algo que me gustaría contarle. Podría obsequiarle las vistas más extraordinarias. Me imagino que él sonreiría emocionado, sus ojos brillarían como el sol. Entonces yo lo tomaría de la mano y... —se interrumpió abruptamente.
Un lejano zumbido grave y amortiguado cortó el momento y atrajo la atención de todos. La expresión soñadora de Ao'nung se disolvió en alerta. Poniéndose en pie de un salto, se cubrió el sol con la mano y entrecerró los ojos hasta divisar un helicóptero de color negro con un patrón de rayas azules. Volaba directamente hacia uno de los islotes aledaños.
—¡Es Norm! —exclamó Ao'nung con apremiante emoción.
—Anda, ve a buscarlo —lo acució Tsireya, compartiendo su entusiasmo—. Nos vemos en la cena.
—No olviden el plan —les recordó Ao'nung, una oleada de nerviosismo recorriéndole desde las plantas de los pies hasta las puntas de las orejas.
—No lo haremos. Ya verás que todo irá bien. ¡Makto val! (¡Monta con fuerza!) —lo alentó Rotxo con una sonrisa confiada.
Después de la breve despedida, Ao'nung se adentró en el agua y llamó a un ilu con un aullido corto y breves chasquidos de su lengua. El dócil animal se acercó nadando atentamente. Ao'nung acarició su cabeza y largo cuello, demostrando su respeto a la criatura antes de montarla.
Al realizar el tsaheylu, el ilu emitió un nervioso chillido, reflejando la ansiedad de Ao'nung. Sintiéndola como propia, supo que debía calmarse: ralentizó los latidos de su corazón con una respiración profunda y recitó en su mente el proverbial "Camino del Agua" hasta que la paz de Eywa lo envolvió.
Finalmente, él y su montura se sumergieron en la refrescante inmensidad del océano. Ao'nung lo dirigió con habilidad y deferencia a través de la laguna. Bordearon el escarpado lecho del arrecife mientras pasaban velozmente sobre la ondulante y colorida vegetación subacuática, esquivando grandes anémonas, cardúmenes, y demás criaturas marinas.
Recorrieron un tramo largo hasta detenerse a varios metros de la costa del islote. Entonces, Ao'nung liberó al ilu y terminó el camino a nado, convirtiéndose él mismo en la marea: pura fortaleza y fluidez.
Pero al alcanzar la playa donde había aterrizado el helicóptero, descubrió con exasperación que el piloto ya no estaba. ¿Qué prisa tenía Norm? Chasqueó la lengua con frustración y pateó lejos una gran y solitaria caracola medio enterrada en la arena.
«¡Pxazangveng! ¡Ak'! (¡Hijo del Pxazang! ¡Auch!)». Ao'nung maldijo en su interior con frustración. Eso no había sido una buena idea. Apretó los labios y se tragó su quejido, enmascarándolo con un gruñido. No había nadie observando, pero un guerrero no se doblegaba por un dedo del pie lastimado.
Ignorando el dolor accidentado y la fastidiosa calma del entorno que parecía reírse en su cara, se dirigió al interior del islote con resoluta impaciencia. La ansiedad lo cubrió nuevamente, fría y densa, como las gotas de agua salada que recorrían su cuerpo hasta humedecer la arena seca a su paso.
Al igual que sus firmes huellas que se perdían entre la frondosa vegetación del manglar, Ao'nung se perdió repentinamente en sus memorias. La reminiscencia del zumbido del helicóptero trajo consigo el recuerdo vívido de la primera vez que vio una de esas extrañas y ruidosas máquinas de metal. Eran una existencia ajena a su mundo y a la voluntad de Eywa. Sin embargo, siempre le había parecido intrigante la manera en que un objeto tan pesado podía surcar el cielo a gran velocidad, como un tsurak deslizándose briosamente sobre el agua con las aletas extendidas.
De hecho, nunca dejaba de asombrarse por el intelecto y el ingenio de algunos sawtute (personas del cielo). Eran determinados en su búsqueda de conocimiento y soluciones; la efectividad con que usaban los recursos para hacer realidad sus ideas parecía no tener límites.
No obstante, Ao'nung tenía claro que existían límites que nadie debería cruzar. Eywa había establecido decretos para proteger el Gran Balance en Eywa'eveng, algo conocido por todo el pueblo Na'vi. Por eso, los Metkayina no compartían la fascinación de Ao'nung por esa ingeniosa tecnología. Para su pueblo no era solo una brecha cultural, sino un rencor originado por una ofensa en contra de la Gran Madre.
Los padres de Ao'nung se habían asegurado de que él y su hermana comprendieran la raíz del recelo con un relato que definía los tabúes del clan. La primera vez que lo escucharon fue en la víspera del séptimo cumpleaños de Ao'nung. Después de la cena, él se había arremolinado por todo el marui familiar como un pececito tratando de escapar de una red. Brincoteaba de aquí para allá, sacando todo lo que se hallaba guardado en las cestas que usaban para organizar los objetos del hogar.
Luego se había escondido dentro de la cesta más grande para reaparecer usando algunos de los galardones y símbolos de liderazgo de sus padres. Llevaba cruzada sobre el pecho la prenda iknimaya de cuero y escamas del Olo'eyktan, y sobre sus hombros caía pesadamente la colorida capa de plumas y fibras trenzadas del manglar. También había tomado el tocado con un gran caparazón al centro del cual colgaba la vaina de la daga ceremonial de su madre. Ao'nung dijo que estaba vestido de 'Olo'eyhik', una palabra inventada que combinaba los términos Olo'eyktan y Tsahik. Por supuesto, sus padres habían reído a carcajadas con sus ocurrencias y lo enormes que lucían las prendas sobre su pequeño cuerpo.
Como cualquier otro niño, él era juguetón y un tanto travieso, pero esa noche en específico se encontraba demasiado inquieto. Anticipaba con emoción la ftxozä (celebración) del día siguiente, y juraba que se quedaría despierto hasta el amanecer, la hora exacta de su nacimiento. Por ello, su padre había recurrido a una de sus historias para apaciguarlo.
Después de lograr que devolviera las cosas a su lugar, su madre lo recostó junto a su hermana en la estera que compartían para dormir. Ambos se quedaron acurrucados y muy atentos, a la espera del ansiado relato:
Décadas atrás, invasores codiciosos cayeron del cielo. Su ambición se centró en el fngap (metal), un material prohibido por Eywa cuyo solo uso era imprecatorio. Este tesoro vedado se hallaba enterrado en el bosque del Gran Continente, morada de diversos clanes Na'vi. Para obtenerlo, la falta de escrúpulos de los sawtute rasgó los cielos y la tierra, provocando daños irreversibles en los lugares más sagrados. El clan Omatikaya sufrió una pérdida que doblegó sus rodillas, pues su hogar ancestral, un colosal kelutral (Árbol-Casa), fue derribado por aquel impío ejército.
Aunque la guerra por el fngap no había llegado a las costas del Mar del Este, un evento atroz tatuó el rencor en el alma de los pueblos oceánicos. Una pacífica manada de tulkun fue presa de un ataque tan brutal y repentino que fue un grito mudo en el vientre del mar. Tal crueldad sin sentido escaló con terribles consecuencias, desembocando en la lamentable masacre de jóvenes Na'vi y tulkun que se alzaron para vengar la matanza.
Sin embargo, en medio de la tormenta, la propia esperanza se alzó con alas de fuego. Toruk Makto (el jinete de la última sombra) había convocado a los clanes del Gran Continente a unirse a la batalla que definiría el futuro de su mundo, y estos respondieron a su llamado con el rugido del primer trueno...
—Ma sempu (papá), ¿quién es Toruk Makto? —Ao'nung lo interrumpió.
El Olo'eyktan guardó silencio un instante antes de responder a su pregunta. Su expresión se tornó circunspecta mientras contemplaba el agua iridiscente de la laguna a través de la gran ventana circular del marui. El juego de sombras y vetas luminosas del mar ondeando sobre su piel le añadía misterio a su relato. Entonces, con una voz que parecía sacada de un canto ancestral, comenzó a narrar las hazañas de tan legendario txantstew (héroe).
—Desde las Primeras Canciones, solo han existido seis Toruk Makto —su tono grave, casi un susurro llevado por el viento, invitaba a la escucha silenciosa—. Ellos han aparecido en tiempos de gran tristeza como fuerzas poderosas capaces de unir clanes, vencer amenazas y restaurar la paz.
De repente, la voz de su padre se volvió más enérgica mientras extendía sus brazos hacia los lados, simulando alas.
—¡La criatura voladora que montaban era tan poderosa que se decía que los incautos solo veían su sombra por última vez! —siseó con fuerza, simulando la expresión de un depredador al atacar.
Tsireya se aferró al brazo de Ao'nung, su agarre tenso y tembloroso. Él la abrazó con un gesto protector, sus ojos aún fijos en la figura de su padre. El Olo'eyktan, al notar el impacto en su pequeña hija, continuó con un tono más sosegado.
—Para domar una montura tan excepcional, se necesitaba un alma pura y una voluntad inquebrantable. Un profético guerrero de corazón elegido por Eywa —su mirada cargada de admiración se encontró con la de Ao'nung—. Eso fue lo que hizo, ma 'itan (hijo). El Toruk Makto de los Omatikaya se alzó entre los demás y lideró la lucha como el portador de la justicia y el amor de nuestra Gran Madre —concluyó con un recio golpeteo en su sólido pecho cubierto de tatuajes ceremoniales.
A Ao'nung le palpitó el corazón con emoción. Si su padre, el más poderoso guerrero de su clan, admiraba tanto a ese héroe, entonces debía ser alguien verdaderamente extraordinario, algo a lo cual aspirar.
—¡¿Y ganaron?! —se incorporó súbitamente, mirando expectante a su padre. Tsireya se quejó ante la pérdida de su abrazo. Ao'nung volteó hacia ella con una expresión apenada para acariciar su cabeza a manera de disculpa.
—En un inicio, nuestro pueblo temió por su seguridad —su padre atrajo nuevamente su atención—. No queríamos ni imaginar lo que ocurriría si Toruk Makto no prevalecía sobre el enemigo. Nuestro hogar también sería el blanco de la codicia de aquellos crueles seres —se expresó con gravedad. Entonces su mirada se suavizó y una sonrisa iluminó su tatuado rostro—. ¡Pero el fuego de la anticipación en nuestros corazones se refrescó con una ola de esperanza! ¡Los clanes del bosque triunfaron con la poderosa bendición de Eywa! —celebró con gran ánimo, como si el triunfo hubiera sido propio.
—¡Tewti! (¡Guau!) —exclamó Ao'nung con fascinación—. ¿Y qué pasó con los ayhawngtu (tipos malos)? —indagó. Aún no estaba listo para ir a dormir.
—Los enemigos fueron desterrados de Eywa'eveng —le aclaró su padre—. A aquellos sawtute que se unieron a la causa de los Na'vi se les permitió quedarse bajo un acuerdo de paz conocido como "El Pacto de Toruk". Prometieron no cometer transgresiones.
Ao'nung inclinó la cabeza hacia un lado con perplejidad.
—¿Qué son tra... tran... transgre...? ¡Esa cosa! —exclamó con exasperación al no poder pronunciar la palabra de una sola vez.
Su madre, que había estado sentada junto a Tsireya, se levantó para arrodillarse al lado de Ao'nung. Tomándolo de los hombros, lo inclinó suavemente hacia atrás para volverlo a acostar. Su hermanita inmediatamente volvió a acurrucarse contra él.
—Una transgresión es no respetar las reglas —su madre le explicó con la misma seriedad que cuando se dirigía al pueblo como Tsahik—. Significa ir más allá de los límites, como cuando te decimos que no puedes ir más allá de la laguna, al mar abierto. Debes quedarte dentro del arrecife, si no lo haces, es una transgresión.
—¡Pero todos los guerreros lo hacen! —Ao'nung se quejó palmeando sus muslos—. ¡Yo seré un gran tsamsiyu como sempu y Toruk Makto! ¡Puedo hacerlo! ¡Soy mucho más valiente que otros niños! —sacó toda la lengua, como veía que hacían los guerreros en sus entrenamientos, un gesto tradicional que indicaba deseos de combatir.
Su madre sonrió y lo miró con ternura. Luego usó dos de sus dedos para darle relajantes caricias desde el centro de su frente, hasta la punta de la nariz.
—Debes ser paciente, ma oeyä parultsìyp (mi pequeño milagro) —ella lo llamó con dulzura. Entonces apretó los labios, colocó su mano extendida de manera perpendicular a su nariz, y la deslizó en línea recta hasta su tintada barbilla para hacer la seña de 'paciencia'.
—¿Qué te dice siempre la abuela Tsyanan? —su padre lo instó a rememorar.
Ao'nung hizo un mohín, negándose testarudamente a responder. Sin embargo, su hermanita, de tan solo cinco años, se encargó de llenar el silencio con las palabras de su abuela.
—Lo bueno llega para aquellos que saben esperar —recitó Tsireya con su dulce voz, seguida de una risita—. ¡Siempre lo olvidas, Nung!
Ao'nung no lo olvidaba; simplemente fingía no recordar. Era un niño voluntarioso que se rebelaba contra cualquier intento de mantenerlo quieto, a menos que le ofrecieran algo que le conviniera. Nunca le gustaron los límites, en especial aquellos que solo se le aplicaban a él, pues los consideraba profundamente injustos.
—¡Los límites son para miedosos! —exclamó tercamente, cubriéndose el rostro con los dedos extendidos para hacer la seña de 'asustado'.
—Ao'nung —el tono grave de su padre auguró la llamada de atención—. Los límites son para protegernos. Allá afuera existen muchos peligros, y tú aún no estás listo para enfrentarlos. Cuando seas mayor, yo mismo te llevaré a conocer esa parte del océano. Pero hasta entonces tienes que esperar, y esforzarte para ganártelo.
—Ma 'itan, recuerda siempre las palabras de tu sempul —secundó su madre—. Te protegemos porque te amamos con todo nuestro corazón. Después de la tristeza que trajo esa guerra, tu nacimiento se sintió como la más grande bendición de Eywa. Fue una señal de esperanza para el futuro de nuestro clan. Tú traes gran felicidad a nuestras vidas. Nitram —ella hizo la seña para 'feliz', uniendo su pulgar con el índice y manteniendo cerrados los otros dos dedos, luego movió la mano con un cerrado movimiento circular en el centro del pecho.
—¿Por qué estaban tristes? —la cuestionó Ao'nung con extrañeza—. ¡Los Na'vi del bosque ganaron! Aquí ya no pasaron cosas malas.
—Muchas vidas se perdieron, Ao'nung —la mirada de su madre se endureció con indignación—. Y el daño que provocaron esos malvados vrrtep (demonios) con su falta de respeto a los límites de nuestra Gran Madre sigue siendo una herida abierta en nuestros corazones —expresó su pesar tocando su pecho por encima de sus tintineantes adornos de madreperla—. Ma 'itan, debes aprender bien "Las Tres Leyes de Eywa" para poder guiar a nuestro pueblo en el futuro. Es tan importante como "El Camino del Agua".
Entonces, su madre recitó con solemnidad los mandatos primordiales para la vida del entero pueblo Na'vi:
"No pondrás piedra sobre piedra.
Tampoco usarás la rueda giratoria.
Ni usarás los metales de la tierra."
Ao'nung no captó en su momento el peso de esas palabras, pero con los años comprendió que respetar esos mandatos reflejaba un amor profundo por el maravilloso hogar que Eywa les había otorgado. Aquellos principios no solo dictaban el uso juicioso de los recursos para vivir en armonía y mantener el Gran Balance; también definían el verdadero honor de ser un Guardián del Arrecife.
Su padre le había enseñado que ser un líder y un tsamsiyu implicaba proteger su hogar de forma preventiva, no solo con temeridad. Por tal razón, su pueblo mantenía su profundo recelo hacia los sawtute, procurando evitar cualquier cosa que tuviera que ver con aquellos seres de tendencias tan destructivas.
Sin embargo, Ao'nung jamás anticipó la revolución que traería la repentina llegada de uno de esos extranjeros a su vida.
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¡Kaltxì! (¡Hola!) 📖✍🏻😊 Soy Celein, la autora, ¡y es un inmenso placer darte la bienvenida!
¡Gracias por darle una oportunidad a esta historia! Como es mi primer fanfic, tu retroalimentación es mi océano de sabiduría y una poderosa ola de motivación. Puedes dejarme un comentario o un kudos para saber que estás ahí. ¡Me encantaría leer lo que piensas sobre el destino de nuestros personajes!
Lectores silenciosos, soñadores en las profundidades, ¡ustedes también son bienvenidos!
El prólogo y este primer capítulo nos sumergen en Awa'atlu, donde El Camino del Agua lo es todo. ¿Podrá Ao'nung trazar un nuevo destino, o lo arrastrará la marea de su deber?
🌊💙🌳 ¡Que un mar de alegría fluya hasta tu corazón! 🌳🩵🌊
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𖦹🐚Referencias y Contexto Cultural🐚𖦹
☆ Cronología y Divergencias (Universo Alterno)
• La cacería de Tulkun: En este Universo Alterno, la primera incursión de la RDA en el Mar del Este para investigar qué recursos pueden obtener de los Tulkun ocurre en 2154 (cuando Jake llega a Pandora). Desde la batalla librada en 2154, la RDA no ha vuelto a Pandora.
☆ Lenguaje de señas
Decidí integrar su uso en la narración ya que es una parte fundamental de la identidad de los Na'vi del arrecife. Imaginé que los padres Metkayina lo usan también fuera del agua en cada oportunidad para reforzar el aprendizaje de sus hijos. Sin embargo, hay muy pocos vídeos oficiales de CJ Jones, el creador del lenguaje de señas de Avatar. Ante esas limitaciones me he tomado libertades creativas improvisando con otros lenguajes de señas existentes y gestos comunes que comunican emociones. Para "feliz", sí he utilizado la seña oficial.
☆ Helicóptero Samson (Aeroespacial SA-2 Samson)
Un helicóptero de doble rotor, diseñado para llevar a cabo principalmente misiones utilitarias de múltiple índole. (Comparación con Tsurak).
☆ Referencia visual del arrecife:
1. Vista al Arrecife.
2. Vista subacuática del arrecife.
3. Vista aérea del archipiélago y el atolón. La aldea de Awa'atlu está protegida por terrazas de malecón ubicadas en un radio de 6 kilómetros de la costa.
4. Isla principal, Awa'atlu y vista a la laguna.
5. Marui
6. Isla, Manglar y Laguna.
7. Banco de arena que conecta la isla con la laguna.
8. Vista nocturna del arrecife (terrazas y laguna).
9. Terrazas del malecón. Rompeolas naturales. Son piscinas en cascada llenas de agua. Los efectos geotérmicos pueden provocar la formación de cascadas naturales.
10. Laguna e islotes.
☆ Indumentaria del Olo'eyktan y la Tsahik:
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𖦹🐚GLOSARIO🐚𖦹
Honrando el Lì'fya leNaʼvi (idioma de los Na'vi):
Para enriquecer la inmersión y honrar el idioma de Pandora, he incluido intencionalmente palabras y frases clave a lo largo de la narración. Aunque procuro dejar las traducciones entre paréntesis, encontrarán a continuación una descripción detallada de cada término. ¡Si notan algún error en el uso de las palabras, la retroalimentación es bienvenida!
◇ 'itan /'ite: Hijo/Hija
◇ El Camino del Agua: Mantra que abarca la filosofía de vida de los pueblos oceánicos de Pandora. Engloba la manera en que experimentan la comunión con Eywa a través del agua.
◇ Eywa'eveng: Niño de Eywa. Es el nombre que los Na'vi utilizan para referirse a la luna en la que viven. La gente del cielo la llama 'Pandora'.
◇ Fngap: Metal
◇Ftxozä: Celebración u ocasión feliz.
◇Kawngtu: Persona mala/'tipo malo'. Plural: Ayhawngtu
◇ Kelutral: Árbol-Casa,
hogar espiritual y físico del clan Omatikaya.
◇ Las Tres Leyes de Eywa: Son reglas que rigen el estilo de vida Na'vi y que protegen el ecosistema de Pandora. Prohíben construir con piedras, usar la rueda y extraer metales de la tierra.
◇ Ma: Partícula vocativa del idioma Na'vi. Es una manera de dirigirse a alguien. Se usa en expresiones como "Ma Tsmukan" (hermano) o "Ma ''itan". En las películas se puede escuchar a Neytiri usarla al decir "Ma Jake".
◇ ¡Makto val! (¡Monta con fuerza!): Expresión del dialecto del arrecife, pues ellos usan la palabra "val" (diligentemente, duro, con esfuerzo), mientras que los Na'vi del bosque usarían la palabra "kawl" (¡Makto kawl!).
◇ Marui: Viviendas como cápsulas o estancias comunes construidas en los árboles gigantes similares a manglares que bordean la costa y están protegidos del impacto de las olas por gigantescas barreras de arrecife. Son el hogar de clanes Na'vi como los Metkayina o los Ta'unui.
◇ Nawma Sa'nok: "Gran Madre", título que se refiere a la entidad espiritual de Eywa. Puede usarse también para referirse a su manifestación física en la totalidad de los ecosistemas de Pandora.
◇ Nitram: Feliz (adjetivo solo para personas).
◇ Olo'eyktan: Líder del pueblo.
◇ Parultsìyp: Pequeño milagro. Una manera cariñosa en que los padres Na'vi llaman a sus hijos.
◇ Pxazangveng: Este insulto o maldición lo he creado juntando las palabras pxazang (el mayor depredador del arrecife) y 'eveng (niño). Es un homólogo del insulto canónico de los Na'vi del bosque: Kalweyaveng (hijo de kali'weya)
◇ Sawtute: Humanos. Literalmente "Personas del cielo". Singular: Tawtute (Persona del cielo).
◇ Sempul: Padre. Sempu: Papá
◇ Tewti: Expresión de asombro, dejé la traducción como "¡Guau!".
◇ Tsaheylu: Vínculo a través del Kuru (cola neuronal).
◇ Tsahik: Matriarca chamánica / Líder espiritual.
◇ Tsakarem: Aprendiz de Tsahik.
◇ Tsamsiyu: Guerrero.
◇ Tsmuk: Palabra neutral para hermano o hermana. Indica claramente un lazo familiar. Tsmukan: 'hermano' y Tsmuke: 'hermana' especifican género y también se usan en el contexto más general de la simbólica "hermandad" del clan.
◇ Txantstew: Héroe.
◇Vrrtep: Demonio.
── ⋆⋅☆⋅⋆ ──
𖦹🐚FAUNA🐚𖦹
☆Tsurak (skimwing): Habita en los océanos tropicales de Pandora. Sus grandes aletas lo elevan parcialmente fuera del agua como un pez volador de la Tierra, su cola permanece en el agua para impulsarse hacia adelante.
☆Ilu: Ágil criatura marina parecida a un plesiosaurio de la Tierra. Sirve como montura para los Metkayina.
☆Tulkun: Gigantescas e inteligentes criaturas marinas, similares a las ballenas jorobadas de la Tierra. Tienen un vínculo especial con los Metkayina.
☆Pxazang (Akula): El mayor depredador marino de arrecife. Acecha en aguas profundas, como el gran tiburón blanco terrestre.
Chapter 3: Capítulo 2 •Coral entre algas•
Chapter Text
"Las burlas le hacían sentirse como un forastero; y, sintiéndose como un forastero, se comportaba como tal, cosa que aumentaba el desprecio y la hostilidad que suscitaban sus defectos físicos. Lo cual, a su vez, acrecentaba su sensación de soledad y extranjería. Un temor crónico a ser desairado le inducía a eludir la compañía de sus iguales, ya mostrarse excesivamente consciente de su dignidad en cuanto se refería a sus inferiores".
—Aldous Huxley, Un mundo feliz
Esa mañana, la calma en el aire se había rasgado con el sonido vibrante de la caracola de una vigía, una nota de alarma que paralizó la actividad del clan. Todas las miradas se alzaron hacia el cielo, y las respiraciones se contuvieron pesadamente en la atmósfera húmeda y calurosa.
Ojos entrecerrados, dedos señalando al horizonte, vocalizaciones de asombro. ¡Ahí estaba! Un visitante inesperado, montando sobre una impresionante criatura alada de color índigo. El jinete planeó en picada sobre la laguna, y su montura batió las alas con la fuerza de un ciclo antes de aterrizar con una gracia engañosa en el banco de arena que conectaba con la isla.
Lanzas, arpones y ballestas se alzaron, sostenidos con fuerza guerrera en las manos de mujeres y hombres. Los niños, asustados, buscaron el refugio seguro al lado de sus padres. El desconocido se desmontó de un salto ágil, abriéndose paso entre la multitud que se había formado, inquieta y vigilante.
Con los brazos extendidos en un gesto que indicaba paz, el visitante trató de disipar el ambiente de sospecha. Sin embargo, su mera presencia era absolutamente disruptiva. La tensión era palpable, un apretado nudo de anclaje en el centro de Awa'atlu.
Ao'nung, de apenas quince años, no sintió temor, sino el tirón de su curiosidad innata. Sin dudar, dejó caer la roja que estaba acarreando y se acercó; sus ojos de joven cazador fijos en cada movimiento del recién llegado que destacaba como un coral entre algas.
Era una vista peculiar. Ao'nung estaba acostumbrado al turquesa de su propia piel, que se mimetizaba con el agua diáfana del océano bajo el sol. Pero la del extraño era de un azul más intenso, como los vestigios de luz en el cielo al anochecer. Su veteado azul profundo le recordaba a las anémonas ondeando en las grietas más oscuras del arrecife. También se fijó en sus delgadas extremidades; le sorprenderá ver que tenía un pequeño dedo adicional en cada mano. Y su cola, corta y raquítica, era claramente inútil para nadar. Solo los bebés de su clan tenían colas tan pequeñas, y la vista resultaba hilarante en un hombre adulto. En su mente, Ao'nung lo apodó Tutan kxetse nìprrnen (Hombre "cola de bebé").
Pero su sonrisa burlona se desvaneció en un parpadeo cuando su mirada chocó con los ojos color ámbar del desconocido. Este no dudó en saludarlo educadamente con el ademán de "Oel ngati kameie" (Te veo), llevando su mano al centro de su frente y luego extendiéndola hacia él. Ao'nung se mantuvo impasible, rehusándose a responderle con la misma cortesía. En cambio, se cruzó de brazos y alzó la barbilla con desdén.
Un tipo tan raro no le inspiraba confianza. Solo Eywa sabía qué estaba buscando en su aldea. Además, para Ao'nung, solo era estrictamente necesario usar los buenos modales cuando sus padres estaban observando. Las demás personas le importaban poco como para molestarse. Se creía un rebelde que ignoraba las normas sociales a su conveniencia, un hábito que le daba una sensación de superioridad.
El misterioso Na'vi, lejos de molestarse por su falta de respeto, le dedicó una media sonrisa que Ao'nung juzgó como un gesto de condescendencia. Frunció el ceño con indignación, pues odiaba la hipocresía autocomplacente. Él no estaba ahí para alimentar el ego de nadie. ¿Quién se creía que era ese tipo?
Por
fortuna, el Olo'eyktan finalmente llegó montando brioso en su tsurak, acompañado por dos guerreros. Su montura saltó vigorosamente el banco de arena y planeó con magnificencia sobre sus cabezas hasta la otra orilla. Al desmontar, el líder salió del agua y caminó hacia la escena con su lanza de doble punta en mano, imponente y digno. Su resultado presencia trajo sosiego y orden inmediata. Todo el pueblo guardó silencio y le abrió paso con expresiones reverentes.
Un instante después, la Tsahik se hizo presente. Emergió del interior de la isla con un andar fluido y firme. Iba ataviada maravillosa con la flora oceánica, pero esto no eclipsaba su rostro de incomparable belleza, el cual lucía una expresión severa, indignada por el alboroto que el inesperado visitante había causado. Todos la miraron con atención, a la espera de un dictamen. Su juicio, respetado y amado por el pueblo, era ley.
Ninguno, sin embargo, pronunció palabra o sonido alguno. La espera cautelosa denotaba la mentalidad estratégica de los líderes: dejarían que el forastero hiciera el primer movimiento. El hombre, captando enseguida lo que se esperaba de él, se paró delante de ambos con una actitud apacible para realizar un saludo formal de reconocimiento.
—Oel ngati kameie, ma Tonowari, fkew Olo'eyktan (poderoso líder del pueblo). Oel ngati kameie, ma Ronal, lafyon Tsahik (sabia líder espiritual) —dijo con un marcado acento, muy diferente al del pueblo Metkayina.
— Oel ngati kameie, ma Toruk Makto —el Olo'eyktan finalmente respondió con voz firme y una actitud afable.
Murmullos de asombro y curiosidad se esparcieron entre la multitud al escuchar el afamado título, rompiendo momentáneamente el silencio. Ao'nung se quedó boquiabierto, mientras volvía a examinar al hombre de arriba abajo. ¿Era él? ¿El legendario guerrero elegido por Eywa estaba de visita en su hogar? Su cola se sacudió con anticipación; Sin embargo, el entusiasmo le dura poco. El forastero movía la cabeza y agitaba las manos frente a él con enfática negación.
—Me presento ante el pueblo Metkayina como Eyktanay (embajador) del pueblo Omatikaya y su Olo'eyktan, aquel que fue Toruk Makto, Jake Sully. Yo soy su hermano, Tom Sully —corrigió el error de manera respetuosa.
Después de tan decepcionante aclaración, Tom Sully explicó de manera concisa que su visita tenía el propósito de solicitar autorización para permanecer una temporada larga en la aldea. Se presentó como un sälangtu (explorador) y dijo que esperaba ser un intermediario para los sawtute protegidos por "El Pacto de Toruk" que deseaban tener la oportunidad de estudiar pacíficamente el entorno del arrecife.
La mención de las personas del cielo conmocionó a la aldea. A pesar de la alianza, las heridas provocadas a la Gran Madre por los exiliados eran cicatrices en la memoria colectiva que alimentaban la aprensión. Fue por eso que el debate comenzó al mediodía y se extendió hasta que el sol se ocultaba tras el océano.
La
negociación privada con los líderes y el consejo general de los Metkayina concluyó con un resultado inesperado. Ante la sorpresa de Ao'nung, Tom Sully recibió el consentimiento de Olo'eyktan para permanecer en la aldea. La Tsahik no parecía estar del todo conforme, pero respetó la voluntad de su esposo de mostrar hospitalidad al hermano del gran héroe Toruk Makto.
Como huésped, Tom Sully recibió un marui en Awa'atlu, pero bajo la estricta prohibición de no traer objetos de los sawtute a la isla principal. Por ello, abrió su lugar de trabajo en un islote adyacente. Además, prometió aprender las costumbres locales para no importunar a los miembros del clan.
—Tomsuli, el Eyktanay de los Omatikaya, se quedará con nosotros —el Olo'eyktan dio la orden al pueblo con una serenidad que no quitaba peso a su autoridad—. Trátenlo como un hermano. No conoce el océano, así que será como un bebé dando su primer respiro. Enséñenle nuestras costumbres para que no sufra la vergüenza de ser inútil —miró a Tom Sully con seriedad, como una silenciosa advertencia de que no debía dar por sentarse la oportunidad, incluso si era solo algo temporal.
No obstante, pese a la indicación diplomática de su líder, la mayoría de los aldeanos se mostraron escrúpulos en tratar como su igual a un Na'vi con "sangre de demonio"; una expresión acuñada por la Tsahik cuando lo examinaba delante del pueblo.
—Vrrtep reypay —dijo ella con rigor, después de haber saboreado la gota de sangre que extrajo de su cuerpo con un pinchazo de su daga ceremonial—. Las señales no mienten. En tu interior hay ruinosos vestigios de una vida pasada, Tomsuli. Veremos si puedes fluir como el agua y dejar atrás las impurezas en la arena.
El rencor de la Tsahik hacia los sawtute se propagó por el clan como un alga tóxica, anclando la desconfianza con el peso de las palabras de un líder espiritual. Ao'nung pudo notar cómo las miradas de los aldeanos se endurecían.
Al día siguiente, solo Tsireya y Rotxo se ofrecieron a darle al invitado un recorrido por la isla con el consentimiento de los líderes. Ao'nung se unió de mala gana, sintiendo que alguien tenía que proteger a ese par de incautos.
El forastero, aparentemente educado y agradable, hacía muchas preguntas sobre todo lo que llamaba su atención: desde una planta hasta una roca. Rotxo le respondía siempre con gran entusiasmo y amabilidad. Tsireya, por su parte, complementó la información con la elocuencia de una perfecta Eyktan'ite (princesa). En cambio, Ao'nung se mantuvo vigilante y distante, buscando alguna "señal" que indicara que ese hombre tramaba algo malo.
Pero no hubo ninguna. Lo verdaderamente destacable era la dignidad con que Tom Sully se comportaba bajo la presión de las miradas y las murmuraciones. De hecho, su inusitada serenidad terminó por bajar las defensas de muchos. Su voz era apacible, pero sin titubeos, y sus movimientos, mesurados. Tenía un aire reflexivo que resultaba intrigante, y no se percibía malicia en sus acciones, tan solo una cautela sincera en su adaptación al nuevo entorno.
Ao'nung no tardó en descifrar su patrón y calcular el riesgo. Día tras día, Tom Sully se levantaba al alba para cumplir con sus obligaciones en el clan. Al mediodía, partía en una barca o montaba en su ikran para dirigirse al islote, donde pasaba la mayor parte de la tarde. Regresaba a la isla principal justo antes del anochecer, solo para cenar y retirarse a su marui. Esta sagaz observación le permitió llegar a una conclusión táctica: el visitante, con su rutina predecible y sus movimientos acotados, no representaba una amenaza inmediata para Awa'atlu. Fue esta aparente neutralización del riesgo, y no el aburrimiento, lo que finalmente lo llevó a mermar su vigilancia.
Sin embargo, la rutina se hizo añicos unas semanas más tarde.
Un zumbido sordo y creciente engulló el pacífico susurro de la marea. No era el canto de los tulkun, ni el estruendo de un tsurak cazando, o el repiqueteo familiar de una lluvia tormentosa. Era estremecedor e inminente, como un huracán. Las miradas de todos se alzaron al cielo para divisar a la "criatura voladora" más extraña que pudiera imaginar. Una cosa antinatural y carente de latidos.
La verdad se revela poco a poco con las palabras de Tom Sully, cada vez más complejas e intrigantes:
— Sobre (Objeto).
— Sä'o (Herramienta).
— Säkahena (Vehículo).
— Txawnulsrun g (Máquina)
— Txawnulsrung a tswayon (Máquina que vuela).
—Helicóptero.
Pero incluso con tanta información, la incertidumbre superó a la calma. El helicóptero no era lo más inquietante, sino el cargamento que traía. Suspendida de gruesas cuerdas, colgaba una estructura rectangular tan grande como un joven tulkun. Después de que el misterioso objeto fue dejado en el centro del islote adyacente, los padres de Ao'nung partieron de inmediato para inspeccionar.
El momento de espera fue tenso, pero el retorno de los líderes apaciguó a los intranquilos residentes de Awa'atlu. El informe fue breve: no había razón para preocuparse, Tom Sully no había incumplido los acuerdos. No obstante, el Olo'eyktan reiteró la prohibición con una gravedad escalofriante: nadie, bajo ninguna circunstancia, debía acercarse a lo relacionado con los sawtute, o las consecuencias serían severas.
Aquella prohibición, sin embargo, solo tuvo el efecto contrario en Ao'nung. Su curiosidad se transformó en un torbellino de irracionalidad que incentivó su intensa vigilancia sobre las acciones del Omatikaya.
Durante varias noches se mantuvo despierto hasta tarde, creando escenarios en los que desafiaba la autoridad de sus padres y seguía a Tom Sully al islote para descubrir... ¿Qué? Su imaginación no llegaba tan lejos, pues conocer la verdad no le interesaba tanto como el desafío en sí mismo. Quería arrasar con los límites a toda costa, como una gran ola impactando contra las rocas de los acantilados. Anhelaba el impetuoso flujo de energía recorriendo sus venas que acompañaba a cada acción temeraria, ayudándole a tener confianza en sí mismo.
Sin embargo, lo que provocó que su curiosidad finalmente se desbordara, fue un celoso sentido de protección hacia su hogar y sus tradiciones. Tom Sully había cargado su barca con una gran variedad de plantas, caracolas marinas, corales e incluso algunos cristales que crecían en unas grutas cerca de la isla principal. En un inicio, Ao'nung intentó conjeturar sobre lo que estaba haciendo con esa recolección, pero enseguida se detuvo. La única conclusión digna de un futuro líder era que no debía ser nada bueno, de lo contrario, sus padres no lo habrían apartado. Esta era una transgresión silenciosa que solo él, el sagaz vigilante, había notado.
Sentía que el Ketuwong (extranjero) estaba tomando algo que solo pertenecía a los hijos de Eywa bendecidos por "El Camino del Agua". Era una ofensa profunda. El prejuicio de Ao'nung hacia los sawtute se había extendido hacia Tom Sully y su clan. Desde la perspectiva de un Na'vi cuyo fundamento de vida era coexistir en armonía con su entorno sagrado, la alianza del "Pacto de Toruk" le parecía una debilidad intolerable. Los Omatikaya habían permitido que un elemento ajeno se mezclara con su cultura, contaminando sus tradiciones y creencias.
Por eso, para Ao'nung no tenía sentido que Tom Sully fuera tratado como un "hermano" Metkayina. Solo las raíces del manglar pueden crecer en la arena salina; Es absurdo pensar que los corales del arrecife puedan brotar en medio de la jungla. La marea jamás podrá mezclarse con la tierra boscosa. De igual manera, sabía que ese hombre jamás encajaría en su hogar. Y él, como futuro Guardián del Arrecife, iba a ser quien se aseguraría de demostrarlo.
Así que esperó a que Tom Sully se alejara de la isla para seguirlo por debajo del agua con su ilu. Se escondió detrás de un escollo, esperando con la respiración contenida a que el forastero desembarcara en la costa del islote. Esto se suponía que sería emocionante, una aventura épica; una prueba de valor como la vez en que fue desafiado a escalar el peñasco más alto en la ubicación de "Los tres hermanos". Pero al igual que aquella vez, Ao'nung se sentía ridículamente nervioso. Odiaba esa incómoda sensación de hormigueo que le recorría desde la columna vertebral hasta el estómago, pero ya no podía echarse para atrás. Los guerreros nunca se dan por vencidos.
Cuando el hombre se perdió de vista entre la densa vegetación del manglar, Ao'nung salió de su escondite y se arrastró en silencio fuera del agua. Siguió las huellas en la arena que conducían al interior. Allí, en un terreno elevado, la visión lo detuvo en seco: una edificación rectangular hecha de madera con pequeñas ventanas. Se ocultó de inmediato tras el tronco de una palmera, contemplando con una mezcla de extrañeza y temor la insólita arquitectura, construida sobre pilotos que le daban una estabilidad artificial.
El forastero no estaba a la vista. ¿Habría entrado en ese extraño refugio? Ao'nung tomó una profunda bocanada de aire, dándose valor para ascender con sigilo por la rampa que conducía a lo que, presumiblemente, era la entrada. Pero antes de que pudiera siquiera poner un pie en la madera, fue sobresaltado por la voz tranquila y cercana del hombre, justo por encima de su cabeza.
—¡Matu , 'evan! (¡Oye, niño!) —lo amonestó Tom Sully en un tono divertido.
Ao'nung miró hacia arriba con nerviosismo. Tom Sully estaba sentado en el arco de una de las altas raíces del manglar, observándolo con una irritante sonrisa conocedora y la cola moviéndose con serpenteante lentitud. Aparentemente, lo había estado vigilando desde las alturas como un depredador que espera una señal de debilidad en su presa antes de decidirse a atacar. De repente, con la gracia y la agilidad de alguien acostumbrado a moverse entre las arboledas del bosque, se colgó de la raíz, impulsó su cuerpo y cayó al suelo con un aterrizaje silencioso y medido. Se puso de pie frente a Ao'nung con una fluidez inesperada y colocó los brazos en jarra.
—No deberías estar aquí, Ao'nung —le dijo con gravedad en la voz y expresión seria.
Las orejas de Ao'nung bajaron mientras contenían la respiración y su cuerpo se paralizaba. El hombre no era tan alto como su padre, pero le sacaba al menos una cabeza en altura. Sin embargo, era su presencia lo que se imponía con fuerza. Como si le dijera solamente con su lenguaje corporal que ahora se hallaba en su territorio. La persona frente a él no parecía al cauteloso y dócil forastero de los primeros días. ¿Todo era un engaño?
No obstante, la expresión de Tom Sully se suavizó en un instante con una sonrisa de simpatía.
—Sin embargo, no me sorprende que hayas venido. Has estado pisándome la cola desde hace días —afirmó con humor—. Reconozco que luchaste bastante contra tu curiosidad, pero al final, los niños siempre serán niños.
—¡No soy un 'evan ! —espetó Ao'nung, recuperándose del susto—. ¡Pronto pasaré por mi iknimaya ! —alzó la voz, irritado por haber sido descubierto y minimizado.
Tom Sully relajó su postura, sujetándose la barbilla en un gesto pensativo.
—Siempre pensó que las ceremonias de paso a la adultez son una falacia para definir la madurez. ¿Cómo puedes ser un niño un día y, al siguiente, ser un adulto solo por superar una prueba de aptitud? Tu mentalidad —señaló hacia su propia cabeza— seguirá siendo nì'eveng (inmadura, como la de un niño).
Ao'nung apretó los puños con rabia combativa. ¿Qué iba a saber un ketuwong de sus tradiciones? Era alguien que ni siquiera entendía lo sagrado del "Camino del Agua".
—Lo dice alguien que apenas sabe nadar. Eres como un prrnen (bebé), pero incluso ellos se mueven con más gracia que tú en el agua —lo dijo Ao'nung de manera desafiante.
—Entonces, enséñame a nadar mejor. A cambio, puedo enseñarte lo que hago en este lugar —sugirió Tom Sully, con una absurda simpleza. Su sonrisa indicaba que las palabras de Ao'nung no lo habían ofendido en lo más mínimo.
Ao'nung relajó su ceño fruncido y sus orejas se alzaron con interés ante la propuesta. No obstante, la voz profunda y potente de su padre cimbró en su mente, grabándole la prohibición.
—No actuarás como un letwan fnawe'tu (engañoso cobarde) y le dirás a mis padres que estuve aquí, ¿verdad? —le preguntó Ao'nung con cautela mientras daba un paso atrás, casi tropezando con una larga raíz del manglar.
Tom Sully suspir, un gesto que no era de resignación o de queja. Después de la sorpresa inicial, Ao'nung finalmente pudo atisbar el cansancio en su expresión resoluta.
—Ya debes saber que yo también podría meterme en problemas con tus padres por esto —desvió la mirada y se frotó el brazo con incomodidad antes de volver a mirarlo—. Pero necesito el apoyo de alguien que conozca bien el área para recolectar muestras, o no podrá avanzar en mis investigaciones.
—¿Por qué no se lo pides a mi padre? Parece que le agradas —replicó Ao'nung, seguido de un desdeñoso resoplido.
No comprendía la simpatía de su padre hacia el Omatikaya. Después de todo, no era el gran guerrero Toruk Makto, sino simplemente su hermano, el snewsye (raro). Y, ¿cómo podríamos estar seguros de que fuera quien decía ser? Su padre parecía tenerlo claro. Juraba que Tom Sully era el vivo reflejo de Jake Sully, a quien había conocido durante una reunión de líderes en una de las costas del gran continente. De ahí su confusión inicial cuando llegó a la isla.
—Tu padre es un líder generoso —reconoció Tom Sully—. Me ha ayudado mucho con sus lecciones de pesca y de montar. Pero es un hombre demasiado ocupado como para que yo lo moleste pidiéndole más ayuda con esto. Además, tus padres dejaron claro que yo debo mantener cualquier asunto relacionado con los sawtute solo para mí. Así que mis opciones son limitadas. Hasta ahora tú pareces ser el más dispuesto a acercarte a mí, además de Tsireya y Rotxo. Pero no quiero que ellos se metan en problemas por mi causa.
—¡¿Pero yo sí?! —su cola golpeteó contra la raíz del manglar.
Tom Sully se encogió de hombros con un dejo de indiferencia.
—No creo que necesites mi ayuda para medirte en problemas. Pero podrías hacerlo por algo que por lo menos valga la pena —dijo con una sonrisa enigmática.
El misterio detrás de "eso" que valía la pena no tuvo tanto impacto en Ao'nung como el hecho de haber sido puesto en evidencia. No le gustaba enterarse de que no había sido el único vigilando los pasos del otro. La vergüenza oculta tras la ira superó a su curiosidad, por lo que Ao'nung presionó los puños, separó los pies en una pose defensiva y siseó con frustración.
—¡¿Y tú cómo sabes que me meto en problemas?! —lo cuestionó con un ímpetu territorial.
—Estás aquí cuando claramente no deberías estarlo. Esa debería ser una pista bastante obvia —Tom Sully le dijo con una sonrisa irónica—. Me imagino que no puedes quedarte quieto cuando una idea se te mete en la cabeza. Tú me recuerdas bastante a mi hermano Jake. Él hacía muchas tonterías impulsivas y se llevaba la mayor parte de los regaños de nuestra madre. Era un skxawng (idiota) temerario y tenaz —se mofó con afecto y nostalgia.
—¡No puedes estar hablando así de alguien tan legendario y poderoso como Toruk Makto! ¡Es el elegido de Eywa! —se quedó Ao'nung con escepticismo.
—Incluso el elegido de Eywa tuvo que pasar por sus años mozos —argumentó Tom Sully—. Aunque a veces parece que él mismo lo olvida ahora que es padre y Olo'eyktan —rodó los ojos y sacudió la cabeza.
—Pero... ¿a qué te refieres? —Ao'nung lo miró con perplejidad.
—Mi hermano ahora es un líder y juicioso. Lleva a cuestas el peso de cada una de sus decisiones, y espera que mis sobrinos también se porten con madurez y buen juicio, incluso cuando él mismo no era capaz de controlarse a esa edad —le explicó Tom Sully con franqueza.
Ao'nung intentó imaginar a Toruk Makto y su familia, pero la única imagen que tenía de un Na'vi del bosque era la de Tom Sully. ¿Qué posibilidades había de que sus sobrinos también fueran tan raros como él?
—¿Cómo son tus sobrinos? —preguntó Ao'nung de forma directa. Luego le mostró la palma de su mano, con los dedos extendidos—. ¿Cuántos dedos tienen? —la curiosidad sobre ese rasgo forastero era genuina.
Sin embargo, su inocente pregunta debió ser como el pinchazo de un erizo de mar oculto en la arena, porque la expresión relajada de Tom Sully se oscureció de golpe, como una fase lunar. Era la primera vez que Ao'nung lo veía fruncir el ceño de esa manera; su adustez no encajaba con el papel afable que hasta el momento había interpretado.
—¿Eso por qué tendría que ser relevante? —lo cuestionó Tom Sully con un tono inquietantemente grave—. Ellos son Na'vi, igual que tú y el resto de las personas en tu aldea. No hay tal cosa como vrrtep reypay . Esto —le mostró su mano de cinco dedos— no es una señal. Es solo un rasgo físico. Una herencia, igual que el cabello rizado que heredaste de tus padres y el color de tus ojos.
Las orejas de Ao'nung bajaron y su cola se agitó con inquietud. No había esperado ofenderlo; no con una de sus provocaciones, sino con una pregunta hecha con genuina curiosidad. Pero ahora comprendía que las palabras de la Tsahik habían calado en Tom Sully más de lo que dejaba ver. Tenía sentido: era como si hubiera recibido una marca, igual que un tulkun exiliado. Quizás creyó que Ao'nung veía sus manos como una de las "señales" de impureza, algo que lo conectaba con la maldad inherente de los sawtute. Además, parecía que esos chicos del bosque despertaban el instinto protector de Tom. Eso hizo que estuviera aún más intrigado por los hijos del legendario héroe, así que decidió que ahora sería él quien mantendría la calma.
—No quise insinuar algo malo con mi pregunta —le dijo Ao'nung con un sosiego forzado—. Solo tenía curiosidad por saber si se parecía a ti. Eres el primer Na'vi del bosque que he visto en mi vida.
Tom Sully relajó su expresión, pero no pidió disculpas por el malentendido. En cambio, se quedó pensativo por un momento. Miró hacia la estructura de madera y luego le indicó a Ao'nung con una expresión decidida que lo acompañara al interior.
A Ao'nung lo sorprendió la invitación arrepentida. Dudó un instante en aceptarla, pues la advertencia de su padre aún persistía en su mente. Pero, ¿no era eso a lo que había venido en primer lugar? Finalmente, podría desentrañar el misterio detrás de Tom Sully y aquello que supuestamente valía tanto la pena como para meterse en problemas.
Subieron por la rampa, y el eco amortiguado de sus pisadas resonó al atravesar la entrada. El piso se sintio frio y antinaturalmente liso contra las plantas de sus pies. Percibió el aire estéril, totalmente ajeno a la esencia viva que Eywa otorgó al arrecife; Era como si Tom Sully la hubiera profanado para resguardarla en esa jaula. De inmediato, Ao'nung examinó todo con más curiosidad que recelo. Las líneas simples de la fachada de madera contrastaban con los intrincados objetos del interior. Se sintió ligeramente mareado al girar la cabeza, intentando abarcar todo a la vez. Era como si hubiera atravesado una cueva oscura para salir a un mundo completamente nuevo, lleno de ambiguas posibilidades y menos hostil de lo que había supuesto.
— Tewti —su asombro se le escapó en un murmullo—. ¿Qué es este lugar?
—Bienvenido a mi laboratorio —Tom Sully reveló con cierto orgullo en su tono.
Ao'nung volteó a verlo con una expresión interrogante mientras intentaba repetir aquella palabra ajena a su lenguaje.
—¿Labra...torio? —el sonido se sintió cosquilleante entre su lengua y paladar.
—La-bo-ra-to-rio —lo corrigió Tom Sully con silábica paciencia, igual que hacía su madre al instruirlo en los cantos ancestrales.
—Laboratorio —Ao'nung hizo nuevamente el intento.
Tom Sully lo recompensó con una sonrisa y una expresión de aprobación.
—Eso estuvo muy bien. Es una palabra en ' ìnglìsì (inglés), un lenguaje de los sawtute —le explicó con simplicidad.
Sin embargo, Ao'nung se inquietó. Le preocupaba haber pronunciado algo profano, por lo que en silencio le pidió disculpas a Eywa.
—¿Y qué es lo que haces en este lugar? —Ao'nung fue directo en su cuestionamiento.
De repente, se había dado cuenta de que realmente no debería estar ahí. ¿Qué podía probar a los demás con sus acciones? Sus padres ya habían examinado la situación de Tom Sully y, aún así, le permitieron quedarse. ¿Valía la pena obtener la verdad por sus propios medios, o solo se estaba contaminando con un conocimiento prohibido y dando la espalda a la autoridad?
Sin embargo, la sucinta respuesta de Tom Sully fue inesperadamente anticlimática:
—Aquí es donde puedo estudiar mejor lo que recolecto del arrecife. Tengo muchas herramientas que me permiten comprender cómo están hechas las cosas. Descubre su esencia.
—Entonces... ¿Tú de verdad solo vienes aquí para observar? —Ao'nung lo miró con escepticismo. Por alguna razón, se sintió más decepcionado que sorprendido.
—La sola observación tiene mucho mérito —argumentó Tom Sully—. Es la base de la investigación, una cascada de sabiduría que me permite entender el mundo para conectar con él de una manera más profunda. Me ayuda a darle sentido a la vida. ¿No crees que los vínculos son lo más valioso que podemos tener?
Al hablar de su trabajo, los ojos color ámbar de Tom Sully brillaron de una manera inusual. Había algo más que simple interés; la luz que irradiaban se sentía cálida y honesta, como si el fuego de su pasión iluminara su rostro desde dentro. Era una emoción libre de ironía y burla. Ao'nung se dio cuenta de que esa era la primera verdad que el forastero le mostró sin reservas. Una verdad que lo había dejado sin palabras.
¿Cómo luchar cuando su oponente se había alejado del combate? Era una confrontación, más no una pelea. Ao'nung no iba a provocarlo de nuevo con la mención de la "sangre de demonio". Por lo tanto, a fin de no quedarse plantado en un humillante silencio, su último recurso fue recurrir a las lecciones de sus padres para argumentar, las cuales escuchaba atentamente, incluso si muchos no lo creían. Siempre se empeñaba en tener una voz propia.
—Mi madre dice que la comunión con Eywa es lo más importante —Ao'nung recitó, su tono emulando la solemnidad reflexiva de la Tsahik—. La Gran Madre nos mantendrá vivos en su memoria después de ser recibidos en sus brazos. Nos vuelve trascendentes, igual que los ancestros.
En ese momento, Ao'nung se dio cuenta de que el ketuwong lo miraba atentamente, sometiéndolo a un escrutinio, como si intentara ver a través de él. Por ello, ocultó su incomodidad con frialdad.
—De los vínculos más allá de la familia no estoy tan seguro —concluyó tajante, mientras se cruzaba de brazos.
—No hay duda de que la familia es muy importante —Tom Sully le dio la razón sin cuestionar lo demás que Ao'nung había insinuado con su declaración—. De hecho, es justamente por eso que te invitamos a pasar. Quería que vieras esto —se acercó a la pared opuesta para tomar algo, y después se giró con el brazo extendido para ofrecérselo.
Ao'nung se puso en alerta. Sin embargo, la expresión sosegada de Tom Sully y su mirada franca lo tranquilizaron de una manera inusitada pero efectiva. Se sintió como una ofrenda de paz. Esa invitación a sumergirse en su mundo era la primera cosa que tomaría voluntariamente de las manos del forastero.
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¡Kaltxì! (¡Hola!) 📖✍🏻😊 Aquí, Celein. Gracias por haber leído hasta aquí, espero que disfrutes de este capítulo.
Al igual que Ao'nung, ¿te decepcionaste de que el visitante no fuera Toruk Makto, sino su hermano, el "raro"? Una ronda de aplausos para Tom Sully, que ha logrado llegar a este AU "vivito y coleando" 👏🏻👏🏻👏🏻
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𖦹🐚Notas y referencias🐚𖦹
☆ Consideraciones idiomáticas
-' ìnglìsì : Si bien el texto está escrito en español, hay un pequeño recordatorio metatextual para el lector de que el idioma que Tom usa para ciertas palabras es, en realidad, el de los forasteros: inglés/ ' ìnglìsì , visto a través del filtro del idioma Na'vi. (Por eso Tom dice que "Laboratorio" es una palabra en "Inglés").
- Sälangtu : "E xplorador", no es una palabra oficial. Es una adaptación que hice a partir de " Sälang " (explorar o investigar) y "tu" (sufijo para formar sustantivos para personas).
Ej. Esto lo verán en palabras oficiales como:
* Kawngtu (persona mala), derivada de Kawng /Malo.
* Fnawe'tu (persona cobarde), derivada de Fnawe /Cobardemente
* Yawntu (persona amada).
- Eyktanay : Esta palabra es oficial, pero me he tomado libertades en su aplicación. Buscaba un término similar a "Embajador", algo que englobara la idea de alguien con el mayor rango diplomático y la autoridad para representar a su clan.
Eyktanay se traduce oficialmente como: Comisionado o General. Alguien que está un paso por debajo de un líder en la jerarquía. Técnicamente el segundo al mando.
- Eyktan'itan y Eyktan'ite : No son palabras oficiales. Las adapté del idioma Na'vi, fusionando Eyktan (líder) con 'itan (hijo) e 'ite (hija). Las uso para referirme a "príncipe" y "princesa".
- Tomsuli y Tsyeyksuli : Son adaptaciones fonéticas de los nombres al Na'vi para ajustarse a los sonidos, el acento y la entonación del idioma.
-Oel ngati kameie :
Se traduce como "Yo te veo", y es el saludo común Na'vi . Culturalmente, implica un profundo reconocimiento espiritual: ver y entender verdaderamente a la otra persona, apreciarla e incluso manifestar amor. A menudo se acompaña del gesto de tocar la frente antes de extender la mano.
☆ Referencias visuales
El laboratorio de Tom :
Me inspiré en las bases de campo con cabinas de enlace que los helicópteros Samson pueden transportar. En este caso, en lugar de tener una carcasa exterior de metal, el laboratorio está recubierto de madera para acoplarse mejor al entorno. Es del tamaño adecuado para que varios Na'vi puedan moverse libremente en su interior.
Islote de Tom :
Ubicación de Los Tres Hermanos:
Se encuentran en el Mar del Este, no lejos del pueblo de Awa'atlu. Son imponentes estructuras rocosas de aspecto kárstico, de formación redodeada y muy próximas entre sí. La zona de agua más profunda a su alrededor mide aproximadamente 30 metros.
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𖦹 🐚 GLOSARIO 🐚 𖦹
Este glosario incluye los términos nuevos usados en este capítulo.
◇ 'Evan (niño): Es la forma coloquial de ' evengan (niño o chico).
◇ Fkew : Poderoso.
◇ Fnawe'tu : Cobarde
◇ Eyktanay : Delegado.
◇ Kewong / Ketuwong : Adjetivo/Sustantivo que significa "alienígena" o "extranjero".
◇ Lafyon : Sabio (adjetivo solo para la descripción de personas).
◇ Letwan : Furtivo o engañoso.
◇ Prrnen : Bebé.
◇ Sä'o : Herramienta.
◇ Säkahena : Vehículo.
◇ Skxawng: Idiota o imbécil
◇ Snewsye : Algo raro, tenebroso o anormal. (Es una referencia a cuando Ao'nung llamaba "freaks" a los Sully).
◇ Tutan kxetse nìprrnen : Hombre "cola de bebé " . Este apodo lo creé con las derivaciones: Tutan (hombre), kxetse (cola) y prrnen (bebé).
◇ Txawnulsrung : Máquina
◇ Txawnulsrung a tswayon : Máquina que vuela.
◇ Vrrtep reypay : Frase derivada de Vrrtep (demonio) y Reypay (sangre).
◇ Zum: Objeto.
𖦹🐚 TÉRMINOS Y CULTURA 🐚𖦹
◇ Iknimaya: Ritos de mayoría de edad para los jóvenes Na'vi. En el caso de los Metkayina, estos incluyen la unión con un tsurak y pruebas con el hermano o hermana espiritual tulkun. Una vez que un Metkayina ha completado todos estos ritos, se le otorga una prenda especial (la cual también se llama iknimaya), su primer tatuaje y tres cuentas para su cuerda de canto.
𖦹🐚 FAUNA🐚𖦹
◇ Ikran (Banshee de Montaña): Grandes depredadores aéreos que los Na'vi domestican para viajar y cazar.
Chapter 4: Capítulo 3 •Percepción•
Chapter Text
"Tenía la certeza de que me miraba, sin que estuviese seguro de que me viese: distorsión inconcebible: ¿Cómo mirar sin ver? La fotografía separa la atención de la percepción; solo muestra la primera, aunque es imposible sin la segunda. [...] Una especie de vínculo umbilical conecta el cuerpo de la cosa fotografiada con mi mirada: la luz, aunque intangible, es aquí un espacio carnal, una piel que comparto con la persona fotografiada".
—Roland Barthes, La cámara lúcida
Ao'nung relajó la tensión de sus hombros y, con una cautela apenas disimulada, tomó el pequeño objeto cuadrado que Tom Sully le había ofrecido. Era ligero, delgado y liso, como una hoja de palma encerada que cabía perfectamente en su mano. No obstante, distaba de ser tan ordinario; una hoja de palma jamás lo habría dejado así de boquiabierto.
Era la imagen de unos Na'vi con rasgos muy similares a los del extranjero. El sentimiento al examinarla fue idéntico a ese primer instante en el interior del laboratorio. La sobrecarga sensorial era tal que no sabía exactamente dónde fijar la vista. Los colores, el contraste entre la luz y la sombra, las dimensiones y la profundidad eran, en apariencia, el reflejo de una realidad que, si bien él no había transitado, podría existir en algún rincón alejado de la vastedad de Eywa'eveng: una noche, una arboleda, una familia feliz.
— ¿Qué pasa con esta rel (imagen)? ¿Es un dibujo hecho con tinta? Se ve demasiado real —admitió, la máscara de su arrogancia resquebrajándose con un crujido audible—. Ni siquiera nuestros mejores ayreltseotu (artistas) y tatuadores podrían lograr este nivel de detalle en las formas y colores —declaró, el conflicto visible en su rostro. Tal precisión en la representación visual casi rozaba la ofensa. ¿Quién podría crear algo así de perfecto?
—Es una fotografía —dijo el Omatikaya.
—Esta fo... foto... —Ao'nung detuvo el esfuerzo por pronunciar la palabra con un chasquido de frustración—. Esta cosa, ¿de dónde la sacaste? ¿Este eres tú? ¿Quienes son ellos? —la fuerza de su curiosidad innata había engullido su cautela, y las preguntas se atropellaban con un interés abiertamente descartado.
Una expresión de satisfacción atravesó el rostro de su interlocutor. ¿Acaso lo complacía haber captado su atención? Ao'nung sintió que debía moderar y retomar su actitud displicente. Quizás estaba cayendo en una trampa. El laboratorio era una roja, y la fotografía, un cebo. No debía perder la cautela solo por su voraz deseo de desafiar los límites y encontrar la verdad por su cuenta.
—Las fotografías son una invención de los sawtute —explicó Tom Sully.
Por supuesto. Algo así de anormal tenía que haber surgido de las mentes retorcidas de esos seres transgresores. Ao'nung estaba tocando a sabiendas lo prohibido. No obstante, continuó manteniendo la imagen con resolución. Todavía tenía muchas preguntas al respecto, y él obtendría sus respuestas.
—¿Entonces, es o no un dibujo? —insistió.
—No uno hecho a mano. Se crean con una txawnulsrung (máquina) llamada "cámara fotográfica" que permite capturar fragmentos del pasado, arrancándolos del tiempo.
La explicación, en lugar de dilucidar la cuestión de su funcionamiento, sembró nuevas y más complejas dudas.
—¿A qué te refieres con que esa cosa extraña de los sawtute captura el pasado? —Ao'nung se negó a intentar siquiera pronunciar la nueva adición a ese racimo de palabras sacrílegas.
El forastero pareció notar el dilema de su rechazo a la jerga humana —una mezcla de dificultad para enunciarla y el desdén por su origen—, así que le ofreció una alternativa y una respuesta más reveladora.
—El pueblo Omatikaya le dice a la cámara fotográfica " syeprel " (Captura-imágen), tal vez así te sea más fácil entenderlo y recordarlo. Estas imágenes son como reflejos sin corazón, una diferencia de nuestras memorias vivas resguardadas con Eywa. Sin embargo, es conveniente ya que puedes contemplarlas fuera de tu mente siempre que quieras.
Ao'nung meditó un instante en las implicaciones de esa declaración. Su mente escéptica necesitaba procesar la información antes de llegar a un veredicto sobre aquel invento y su propósito.
—Lo que estás diciendo es que captura la imagen de algo que en verdad está sucediendo y la plasma tal cual se ve en este pedazo de... —se detuvo, la obvia falta de información crucial interrumpiendo la marea de ideas. Los sawtute eran conocidos por usar lo prohibido y tratar los demás recursos a su alcance de manera irrespetuosa; sospechaba que este invento no era diferente—. ¿Qué tipo de material es este?
—Es papel fotográfico —le aclaró Tom Sully—. Un material hecho con fibras de ciertas plantas, recubierto con una mezcla de ingredientes que reaccionan al contacto con la luz. Esa capa sobre el papel es lo que permite capturar y mantener fija la tintura de la imagen. Es como tú dijiste: un dibujo, pero quien se encarga de crearlo es la luz misma.
—¿La luz? —frunció el ceño con perplejidad genuina—. Pero la luz es... luz. No se toca, solo se observa —aseveró.
—Sí, tienes razón. La luz no tiene un cuerpo, pero sí tiene energía y movimiento. ¿Qué es lo que la luz crea cuando un objeto impide su paso?
Ao'nung lo pensó brevemente antes de responder.
—¿Crea una sombra?
—¡Exacto! La luz proyecta sombras —su interlocutor se mostró sinceramente entusiasta al recibir la respuesta esperada—. Imagina la sombra de una palmera en la playa. Tú podrías trazar la silueta en la arena; de esa manera, incluso después de que la luz cambie de sitio, la forma exacta que tenía la sombra de la palmera a esa hora del día quedará grabada en la arena para que otros lo vean. Entonces habrás atrapado un pedacito del pasado, aun si es solo una imitación de la realidad desde tu perspectiva.
La imagen que Ao'nung sostenía no era una simple silueta, pero entendía el punto. Sin embargo, ¿de qué era esta imitación? ¿La realidad de quién?
—¿Y la luz hace eso sobre este material? —lo cuestionó, su escepticismo persistente — ¿Dibuja la realidad del momento específico en que las cosas de la imagen estaban siendo iluminadas? ¿Simplemente aparecen esos trazos?
—La syeprel es el conducto por el cual pasa la luz —dijo Tom Sully—. La luz es como un mensajero que lleva la información visual que quedará atrapada en el material. Tú lo comparaste a los dibujos de los tatuadores de tu clan, y tienes razón. Todo el proceso es como la acción de un punzón para tatuar, pero en lugar de introducir la tinta en el papel fotográfico como lo haría un tatuador en la piel, la luz simplemente revela o copia los colores y siluetas en el recubrimiento. En realidad, es el trabajo conjunto de la luz y la sombra: no solo dibujan la forma, sino que también definen el volumen, la textura, el ambiente y la profundidad de una imagen. También podría compararse a un reflejo en el agua que se vuelve permanente.
La explicación de Tom Sully fue concluyente para Ao'nung, comprendiendo finalmente a lo que se refería con "Reflejos sin corazón". Gracias a la comunión con Eywa, los Na'vi pudieron revivir la verdad sensorial de cada momento importante en algún sitio sagrado, como el Ranteng Utralti (Árbol de los Espíritus) en la Cala de los Ancestros. La Gran Madre entendía a cabalidad a sus hijos, y resguardaba la pura esencia de sus almas y corazones.
Pero la syeprel ... Una sola imagen era un sesgo de perspectiva, atado a lo que alguien creería recordar de la realidad y susceptible a la interpretación arbitraria de cualquiera. ¿Qué sentido tenía? Era un reltseo (arte visual) pretencioso, totalmente sujeto al juicio de otros.
En ese instante, cayó en la cuenta de que tanto él como Tom Sully habían errado al compararlo con la labor de un tatuador Metkayina. Ahora veía la superioridad inmensurable de los tatuajes de su clan, símbolos inefables de linaje e hitos que no dejaban lugar a la duda en cuanto a la identidad: o te los ganabas o no. "El Camino del Agua" se imponía ante la incapacidad de los sawtute de conectarse con la Gran Madre. Las fotografías eran, básicamente, un patético intento de trascendencia.
—Ya veo —miró al Omatikaya con renovados ánimos de confrontación, sintiéndose victorioso tras su triunfo silencioso—. Dijiste que los vínculos eran lo más importante que poseías, y mencionaste que querías que viera esto luego de que hablé de mi familia. ¿Qué valor tiene, entonces, este reflejo sin corazón? ¿Cuál es su verdadera importancia para ti?
—Ese es el encanto de las fotografías —dijo Tom Sully con una sonrisa confiada—. Por sí solas no tienen vida, tienes razón, pero al mirarlas, puedes dotarlas de significado y hacerlas parte de tu historia. De esa manera, las llevas en el corazón —declaró con una suavidad persistente en su voz y mirada—. Esta fotografía es muy valiosa para mí porque fue un obsequio que me dio mi familia antes de que me mudara al arrecife. Llevo años siendo el Eyktanay de los Omatikaya, yendo de clan en clan allá en el Gran Continente, pero esta es la primera vez que me aventuro más allá de las costas, adentrándome en el Mar del Este. Como este es uno de los viajes más largos que he hecho, y además estaráé lejos de casa por tanto tiempo, mi pequeña sobrina Tuk dijo que esta fotografía era para que no me olvidara de ellos. Me pidió que siempre la tuviera a la vista mientras trabajaba para recordarme que debía volver a casa —suspiró levemente, con la sonrisa cargada de un afecto palpable—. Como si pudiera olvidar aquello que es la luz que me guía en medio de las tormentas.
De nuevo, el forastero había contraatacado con una estocada de honestidad. Ao'nung no sabía si estar fastidiado o simplemente volver a la engaño. Tanta cursilería era nauseabunda. Lo captaba: la imagen también podía ser un símbolo. Cualquier objeto podía ser un símbolo si alguien lo dotaba de historia y significado, como un lo'a (amuleto). Y en el caso de Tom Sully, el suyo representaba el hogar al que anhelaba volver.
—Así que eres tú y tu familia en la imagen —afirmó.
—Es una parte de mi familia —aclaró Tom Sully, señalando a una mujer—. Mira, ella es Neytiri te Tskaha Mo'at'ite, Tsakarem del clan Omatikaya y esposa del Olo'eyktan. Es una guerrilla valerosa. Voló a la batalla al lado de mi hermano, e incluso salvó su vida. Nunca podré agradecerle lo suficiente por todo lo que ha hecho. Neytiri es una verdadera heroína. Es noble y fuerte, y además es una madre maravillosa.
Aquella impresionante guerrilla con el deber de ser una guía espiritual, la Tsakarem, era, en ese sentido, como la madre de Ao'nung, Ronal, la Tsahik de su clan. Sin embargo, más allá del color de piel y de ojos, la apariencia de ambas era diametralmente opuesta. La Tsahik de los Metkayina prefería dejar su largo cabello ondulado suelto, algo que Ao'nung había admirado desde pequeño. Solía quedarse embelesado al observar la melena danzante de su madre mientras le daba lecciones de buceo: un suave manto envolvente y protector que flotaba en el océano. En cambio, la Tsakarem llevaba su cabello meticulosamente trenzado, y su indumentaria —un pectoral que emulaba una enredadera— gritaba la conexión profunda con el entorno boscoso de su hogar.
No obstante, había un parecido sutil en la sonrisa. La de la Tsahik, no importaba cuán amplia, siempre portaba un dejo de mesura, y la de la Tsakarem, al menos en esa imagen, también parecía guardar una ligera incertidumbre. Ao'nung intuyó que esa sombra podría ser el impacto de haber presenciado la caída de su hogar a manos de los enemigos. No debía ser fácil cargar con el peso de las emociones y el espíritu de un pueblo entero. Suponían que por ello su madre había sido tan cautelosa y severa ante la llegada del forastero. ¿Se habría comportado igual delante de la Tsakarem de los Omatikaya? ¿También le habría recriminado sus lazos con los sawtute? Imaginar una confrontación entre ambas mujeres, que eran tan fuertes como hermosas, lo puso nervioso. Habría sido un momento tenso.
—¿Por qué no está Toruk Makto? —cuestionó a Tom Sully al notar con un vistazo general que los demás eran tres jóvenes Na'vi y una niñita. Le extrañó la presencia de la Tsakarem en la imagen, pero la ausencia de su esposo.
—Pero sí está —el tono de su interlocutor contenía una risa—. Ese de aquí no soy yo, es mi hermano Jake —señaló al hombre en la imagen que estaba agachado junto a la niña, rodeándola con su brazo y con una mano sobre su hombro. Solo entonces Ao'nung notó la cantidad irregular de dedos.
—¡Toruk Makto es igual de anormal que tú! —exclamó Ao'nung con estupor al descubrir que su padre había tenido motivos legítimos para confundir al héroe con su hermano.
La carcajada que soltó Tom Sully, breve y genuina, resonó por el laboratorio. Esta vez había reaccionado de mucho mejor humor que cuando le había preguntado sobre los dedos de sus sobrinos. Por lo menos ahora ya no parecía que tuviera un erizo de mar en el txìm (trasero). Había sido inusual verlo sin su estúpida fachada cándida de "Soy un pobre Eyktanay que no conoce el arrecife y tiene una inútil kxetse nìprrnen (cola de bebé)". Y aunque los sentimientos del forastero no eran relevantes para Ao'nung, esa jovialidad era, por lo menos, más fácil de soportar.
—El parecido físico entre Jake y yo es notable, ¿verdad? —dijo Tom Sully alegremente—. Somos gemelos, pero suelo bromear diciendo que yo soy el más apuesto de los dos. Obviamente, a Jake no le causa mucha gracia —rodó los ojos—. Él piensa que se ve muy genial con sus largas rastras. Yo personalmente prefiero usar el cabello corto porque es más práctico. Excepto claro, por esta parte de aquí —señaló la pequeña trenza que le colgaba de la sien izquierda, adornada con un par de cuentas de piedra pulida de color verde y dos plumas azules.
Eso era algo que Ao'nung entendía. A veces sus rizos eran un enredo peor que un enmarañado bosque de algas. Cuidar el cabello largo podía ser tedioso, pero también aportaba carácter a la apariencia de un guerrero. Su padre se veía impresionante cuando montaba su tsurak y su oscuro cabello ondeaba al viento. Quizás, después de su iknimaya , se lo dejaría crecer así; Sería la envidia de los otros jóvenes del arrecife.
—Rotxo también prefiere el cabello corto —comentó Ao'nung de manera casual—. Una vez intenté dejarse crecer el cabello, pero se aburrió pronto.
—¿En serio? Bueno, creo que a Rotxo le sienta muy bien esa elección. Va con su personalidad alegre y relajada —respondió Tom Sully con una sonrisa honesta.
Ao'nung se dio cuenta de que, hasta el momento, este era el intercambio menos tenso que había tenido con el extranjero. ¿En qué momento había bajado tanto la guardia como para sentirse cómodo compartiendo información sobre sus seres queridos?
Ajeno a su lucha interna, Tom Sully le señaló a la pequeña niña abrazada por Jake Sully.
—A mi sobrina Tuktirey tampoco le gusta el cabello largo, siente que le estorba para correr y jugar por el bosque. Tiene siete años y es la niña más dulce y tierna que he conocido —se expresó con cariño—. Aprende rápido, pero también es un poco traviesa. Siempre quiere imitar todo lo que hacen sus hermanos mayores, y no deja de seguirlos a todas partes. Tú y Tsireya pronto sabrán lo que es eso cuando llegue el nuevo bebé de la familia —afirmó con simpatía.
La sonrisa de Ao'nung fue inevitable al pensar en el vientre de su madre, que se volvía más grande cada día. Cuando Tsireya nació, él tenía apenas dos años, pero sus padres siempre le hicieron sentir que ser el hermano mayor era algo muy especial. Así que abrazó la labor con gusto. Su dulce hermanita le hacía sentir como el más valiente guerrero. Le gustaba pensar que él podría proteger a Tsireya de cualquier cosa.
Sin embargo, Tsireya creció para convertirse en una jovencita independiente y valiente, y esa sensación de ser el txantstew (héroe) de su hermana menor estaba muriendo. No es que dejara de protegerla o guiarla, pero al final, casi siempre era Tsireya quien terminaba aconsejándolo cuando tenía problemas. Ahora sentía un frío distanciamiento entre ambos, pero sabía que la culpa era suya. Con su mala actitud, se había ido apartando poco a poco de las personas que lo rodeaban, pues sentía que los estaba defraudando. Ya ni siquiera se atrevía a hablar con franqueza de sus sentimientos con Rotxo, quien era de las pocas personas que realmente lo escuchaban sin juzgar. Además, la relación con aquellos chicos que lo seguían sin cuestionar se basaba solo en hacer tonterías para divertirse y sentirse superiores. Todo se sentía vacío y superficial. Por ello, esperaba con ilusión el nacimiento del bebé. Estaba decidido a ser su txantstew .
—Espero poder estar presente durante la ceremonia del Primer Aliento del bebé —dijo Tom Sully con entusiasmo—. La conexión de tu pueblo con el agua desde el nacimiento es algo maravilloso. Que un bebé recién nacido debe nadar para obtener su primer respiro de aire puro es una imagen hermosa y poderosa. Tienes razón al pensar que incluso ellos se mueven con más gracia en el agua que yo —afirmó con humor.
Ao'nung resopló. Aquello había sido una burla; no se suponía que le causaría gracia al forastero. Pero al menos Tom Sully reconocía la superioridad de su clan en el dominio del entorno acuático.
—Bueno, como te decía —el Omatikaya prosiguió con su tono natural—, la que está a la izquierda de Neytiri es mi sobrina Kiri —señaló a una chiquilla con el cabello corto, liso y sin trenzar. Ella tenía una expresión de fastidio, como si no hubiera querido estar en la imagen.
—¿Es la mayor? —Ao'nung indagó. Su lenguaje corporal le indicaba que probablemente ese era el caso. O al menos, ese sería su caso si, como el hermano mayor, lo obligarán a participar en una absurda pose familiar para ser "capturado". Tenía mejores cosas que hacer que perder su tiempo con algo como eso.
—Es la mayor de las chicas. Cumplió quince años hace poco —Tom Sully le explicó—. Es una joven audaz e inteligente. La gran sensibilidad que posee y su conexión única con el mundo que la rodea nunca dejan de asombrarme —expresó con gran afecto y orgullo—. Ella siente profundamente el llamado de Eywa. Es muy probable que en el futuro se convierta en una poderosa y sabia Tsahik, igual que tu hermana —declaró con convicción, refiriéndose al destino de Tsireya como la Tsakarem del clan.
Hasta un extranjero podía ver que Tsireya era perfecta para recibir tal honor. Ella era la "perla" de la familia, y se esforzaba tanto por comportarse a la altura de su deber que las comparaciones entre ambos se habían vuelto inevitables. Pero no era con Tsireya con quien estaba resentido; a su hermana la adoraba. El problema eran los que hacían esa clase de comentarios a espaldas de sus padres. Incluso unos líderes tan formidables no estaban exentos del juicio de las personas cuando se trataba de la crianza de sus herederos.
Y hablando de herederos, se preguntó si alguno de los dos jóvenes en la imagen que aún faltaban por ser presentados sería el heredero del Olo'eyktan de los Omatikaya. Primero centró su atención en el muchacho con la postura desgarbada que Tom Sully le señaló.
—El que está a la derecha de Neytiri, con las trenzas y los lados de la cabeza afeitados, es Lo'ak —por primera vez, su voz perdió algo de la suave calma que había mantenido—. Tiene catorce años, y no se doblega ante nadie. Siempre ha marchado a su propio ritmo. Es mi sobrino más temerario, el que siempre está en problemas —admitió con una risa nerviosa.
El muchacho tenía la sonrisa ligeramente torcida y lo que parecía ser una cicatriz en uno de los inusuales arcos de vello sobre los ojos, igual a los de Toruk Makto y su hermano, algo que acentuaba su aspecto rebelde.
—Se ve como un completo skxawng (idiota) —sentenció Ao'nung sin un rastro de diplomacia.
— ¡Manga! (¡Oye, tú!) —Tom Sully lo regañó con el ceño fruncido. Ahí estaba de nuevo ese evidente sentido de protección hacia sus sobrinos. Ni siquiera se molestaba en disimularlo.
—¿Qué? —Ao'nung se encogió de hombros con indolencia—. Tú también llamaste skxawng a tu hermano porque se metía en problemas.
—Pero yo lo digo con cariño, ma 'evan (niño).
—Como sea —Ao'nung también chasqueó la lengua con fastidio, pues el forastero parecía empeñado en llamarlo de esa manera—. Se parece bastante a tí ya tu hermano. Físicamente, quiero decir.
—Se parece muchísimo a Jake en todo —afirmó el Tom Sully—. Lo'ak es muy valiente, pero a menudo no piensa antes de actuar, y eso lo mete en serios líos —dijo con resignación—. Está tratando de ser un gran guerrero, como su padre, pero tiene que aprender a canalizar sus emociones. Es un chico complicado. Por un lado posee una gran empatía y nobleza, por el otro, es competitivo y su orgullo le impide admitir sus errores. Pero creo que ya ha encontrado un medio para conseguir el templo... Por lo menos mientras realiza esa actividad.
Las orejas de Ao'nung se alzaron.
—¿Qué cosa? —era solo una pregunta de cortesía. ¿A quién le importaba aquello que ayudaba a ese chico a calmarse?
—Los pa'li —respondió el forastero—. Son como ilu para montar por Tierra. Criaturas muy sensibles que reaccionan al temperamento del jinete, y además tienen personalidades muy específicas; algunos son dóciles, otros son cautelosos, y por supuesto, están los que tienen un carácter fuerte y aguerrido. No puedes hacerlo avanzar a menos que te ganes su confianza y respeto. Son los maestros ideales para aprender a ser adaptable y consciente de uno mismo. Y la ventaja es que Lo'ak los ha admirado desde que era pequeño. Finalmente está entrenando para ser un criador y Pa'liyä Maktoyu (jinete de Pa'li).
¿Y eso qué tenía de especial? Cualquiera con medio cerebro podía descifrar la reacción de su montura al hacer tsaheylu . Para Ao'nung, lo verdaderamente importante no era el control emocional, sino la habilidad física. ¿De qué sirve el sentimentalismo si te quedadas atrás por ser un debilucho? Además, era bastante simple moderar el carácter para lograr un objetivo temporal: se llamaba manipulación, y él se consideraba un tsulfätu (experto) en ese arte. Como ahora, que pretendía estar muy interesado en la imagen y la familia de Tom Sully a fin de descubrir alguna falla en su cuento de que los sawtute solo querían "observar pacíficamente el entorno del arrecife" con su ayuda.
Pero el tiempo se le agotaba; solo faltaba alguien por ser presentado. Tras la sobrecarga sensorial inicial, examinar a cada miembro le había permitido, finalmente, centrar su atención en el único joven que quedaba, aquel de porte gallardo.
Se quedó petrificado. ¿Cómo no se había dado cuenta? Tenía que ser la criatura más encantadora en la que sus ojos se habían posado. Poseía una preciosa sonrisa que complementaba a la perfección sus hermosas facciones. En su mirada había una suavidad que evocaba paz y dulzura. El cabello oscuro, bellamente trenzado, enmarcaba de manera ideal su magnífico rostro, ligado a un cuerpo atractivo y suavemente definido con la musculatura incipiente de un joven y capaz guerrero.
Su corazón latió acelerado, como si escapara de las fauces de un fiero depredador. La parte baja de su vientre cosquilleó con ardiente anticipación, como si nadara sobre una pradera marina. Y el rostro se le calentó como si estuviera tomando un baño de sol. Jamás se había sentido tan sofocado por sus emociones, ni siquiera bajo el agua.
—¿Y... é... él? —balbuceó, señalando con el dedo al que le había robado el aliento mientras hacía un esfuerzo por recomponerse.
—Él es mi sobrino Neteyam. Tiene solo quince años, pero desde su nacimiento fue reconocido como el legítimo heredero del Olo'eyktan. Un honor otorgado desde hace seis generaciones a los primogénitos de la familia Tskaha, descendientes directos del quinto Toruk Makto.
Ao'nung se irguió de manera instintiva, sintiendo la inmensa presión de la comparación. Este hermoso chico, con un legado familiar extraordinario, era la contraparte impecable que el temple del bosque había concebido para contrarrestar al ímpetu del océano.
—Neteyam —repitió su nombre con reverencia. El sonido reverberó hasta su corazón igual que un eco atrapado en las grutas de cristal—. Parece tan fuerte y seguro de sí mismo —expresó con fascinación.
Tom Sully lo miró con curiosidad por su arrepentido despliegue de interés.
—Atrapó tu atención, ¿verdad? Neteyam suele tener ese efecto en las personas.
Los ojos de Ao'nung se ampliaron con estupor. ¿Qué le estaba pasando? Apretó los labios con fuerza, avergonzado por haber externo de manera tan obvia sus emociones. Pensó en una manera rápida de corregir la intención en sus palabras.
—¿Pero acaso es un guerrero digno de su título? —lo cuestionó con la barbilla en alto, su voz teñida de un desafío.
—No encontrarás a alguien más digno —aseveró Tom Sully, su voz colmada de orgullo—. Neteyam heredó el encanto y la sagacidad de guerrero de su madre. Y al igual que ella, es un arquero formidable. Los Omatikaya lo adoran y se enorgullecen de él, pero no solo por su legado familiar. Neteyam se ha ganado su respeto por su valentía, nobleza y diligencia. Su mente es la de un estratega; prefiere pensar antes de actuar y usa su fuerza e inteligencia de manera altruista. Su padre es su inspiración como líder, y su motivación principal es mantener a su pueblo a salvo y feliz, aunque a veces esa lealtad lo lleva a responsabilizarse por los problemas de los demás. Ha respaldado a su hermano Lo'ak más veces de las que puedo recordar —concluyó con un dejo de resignación.
Ao'nung examinó al magnífico Eyktan'itan (príncipe) con renovada intensidad. Su cola se agitó, pero esta vez fue por una extraña mezcla de respetuosa admiración y frustración. Este era el modelo a seguir. Este era el tipo de heredero del Olo'eyktan que se esperaba de él: no el rebelde impulsivo, sino el diligente y responsable. Neteyam era la encarnación perfecta del deber que a él tanto le pesaba. Y no era solo un heredero, era uno con propósito que no cargaba con las dudas corrosivas que devoraban la certidumbre de su propio futuro. Un príncipe inmaculado e inalcanzable. Un reflejo de lo que Ao'nung nunca podría ser.
—Ya veo, es un líder nato. Tiene sentido que alguien tan especial sea amado y respetado por su pueblo —admitió con un sentimiento de derrota. No obstante, la idea de doblegarse ante semejante rival no le molestaba. Un gran guerrero reconocía a otro; caería con honor si era a manos de alguien tan extraordinario.
—Todos mis sobrinos son muy especiales —aseveró Tom Sully con cariño. Luego extendió su mano para tocar la imagen—. Pero están creciendo rápidamente y, como ya sabrás, los mayores ya no quieren ser tratados como niños.
—Obviamente. Ese es el punto de crecer —señaló Ao'nung con ironía.
—Sin embargo, aún no deben asumir todas las responsabilidades de un adulto —argumentó su interlocutor—. Creo que tienen que disfrutar cada etapa de su vida sin apresurar las cosas. Pienso especialmente en Neteyam. Me preocupa que un día mire atrás y se dé cuenta de que no disfrutó lo suficiente de su juventud.
—Los herederos siempre tienen la mayor responsabilidad —declaró Ao'nung con un tono inusualmente serio y reflexivo—. Se nos exige madurez por sobre todo lo demás. No se nos permite ser débiles o cometer errores.
—Nadie puede ser perfecto, Ao'nung —la réplica fue dicha con certeza y apacibilidad—. Y no es sano llevar cargas que no les corresponden. Neteyam cree que es su deber cumplir con todas las expectativas de nuestro pueblo. Me temo que terminará sacrificando gran parte de sí mismo por culpa de esa mentalidad.
Esa revelación fue verdaderamente sorpresiva. El destino de Neteyam resonó en su propia alma. El príncipe del bosque parecía perfecto en su apariencia y temperamento, pero eso no quería decir que estuviera exento de inquietudes.
Su intensa contemplación se vio acompañada por el repentino anhelo de conversar con él. Quería preguntarle sobre cómo lidiaba con la presión, si en verdad quería ser Olo'eyktan, o si acaso le permitían tener elección. Desafortunadamente, la imagen tenía límites en cuanto a lo que podría revelarle. La verdad del corazón de una persona, ¿quién podría conocerla? Solo Eywa podía desentrañar lo más oculto del alma.
Aunque, también quedaba la posibilidad del tsaheylu ... ¡¿En qué estaba pensando?! Definitivamente no en un tsaheylu de apareamiento. El nivel y el significado del vínculo a través del kuru podían elegirse de manera consciente. Entre los Na'vi y otros seres de similar capacidad sentiente e intelectual —como los tulkun—, el tsaheylu se reservaba usualmente para familia y amigos cercanos a fin de compartir una profunda experiencia emocional, como un recién nacido con sus padres o el vínculo de hermandad espiritual. También, en algunos casos, para comprobar la compatibilidad con una posible pareja... ¡ Wiya ! (¡Maldición!). Tenía que abortar esa línea de pensamiento. ¡Era solo una imagen!
Tom Sully interrumpió la frustrante reflexión con otro largo suspiro de cansancio.
—Bueno, Ao'nung, ya conociste a una parte de mi familia y te mostré mi laboratorio. Creo que eso debería ser suficiente para saciar tu curiosidad. Ya es hora de que regreses a la isla —decidió mientras extendía la mano para que le devolviera la fotografía.
La cola de Ao'nung se balanceó con indecisión. Sentía que no era suficiente. Se estaba marchando con más dudas que respuestas. Todavía no quería volver a la oscuridad de la cueva. Ya no era solo curiosidad, desafío o protección territorial. Era la simple verdad de que en su mundo no existía la imagen de un hermoso príncipe del bosque capaz de iluminar todo con una sola sonrisa.
Pero no tenía otra opción. No podía permitir que el forastero viera a través de él, así que devolvió la fotografía a regañadientes. Luego caminó apesadumbrado hacia la salida del laboratorio, buscando consuelo en el recuerdo de la imagen de Neteyam que persistía en su mente. ¿Pero qué sentido tenía aferrarse a algo que no era parte de su realidad? Un día, ese recuerdo se desvanecerá como huellas en la arena al subir la marea...
La idea lo paralizó como un veneno. No. Sería imposible olvidar a ese ser tan maravilloso. ¿Y si guardaba en su corazón el recuerdo como un amuleto? Si tan solo pudiera sentirse un poco más cerca de Neteyam, aun su sola imagen bastaría. Podría imaginar que compartían el mismo espacio, y que esa dulzura en su sonrisa y mirada iba dirigida a él. Quizás, solo así, ya no se sentiría tan solo. Después de todo, si la soledad existía aún en la compañía de alguien, ¿el sentimiento de compañía no podría existir aún en la soledad? La percepción podía ser tan engañosa.
Por ello, decidió que su misión aún no había terminado. Procesó velozmente toda la información que logró recopilar durante esa interacción con Tom Sully: el forastero por sí solo era una decepción tras otra; aún no había una señal clara de algún plan malvado para malgastar los recursos de su hogar a favor de los sawtute. No obstante, guardaba un verdadero tesoro en esa sacrílega casucha. Si quería tener acceso recurrente, necesitaba una coartada irrefutable: algo que superara, o al menos se equiparara a la autoridad de sus padres.
—Necesito mi ayuda para recolectar cosas del arrecife —Ao'nung se giró con determinación para mirar a Tom Sully a los ojos—. ¿Qué clase de cosas quieres? —le preguntó con un tono serio, casi neutral.
-¡Si! ¡Cierto! —Tom Sully lo miró con sorpresa por el recordatorio y el cambio a su disposición—. Nada muy complicado por el momento. Mientras exploraba el arrecife, noté algunos corales y algas interesantes que crecen al fondo de una fosa al sur de la isla, pero no pude aguantar la respiración lo suficiente para bajar hasta ahí. Solo necesito un trozo pequeño del coral y de la vegetación que lo rodea.
—Y si te llevo eso, ¿me dejarás volver? —Ao'nung lanzó el cebo—. Quiero saber exactamente a qué te refieres cuando dices que estás aquí para "observar".
—Sí, claro, sería lo justo —Tom Sully le respondió con desenfado. Curiosamente, parecía estar menos preocupado por las consecuencias de ignorar la prohibición.
—Entonces tenemos un trato, Tomsuli —dijo Ao'nung con cierta solemnidad, intentando que su voz sonara más grave, como cuando su padre comunicaba su voluntad.
—Puedes llamarme simplemente Tom, si quieres —el forastero le indicó con una sonrisa confiada.
Ao'nung lo pensó por un momento, intentando decidir el significado detrás de esa invitación.
—De acuerdo, Tom —finalmente decidió—. De todos modos, es más corto y es menos molestia —añadió, para dejar claro que no era porque de repente se hubiera vuelto más cercano.
El Omatikaya se mostró complacido. No obstante, a Ao'nung no le agradaba su actitud relajada. El tipo actuaba como si se hubiera ganado su confianza con una simple charla, pero no era así. No eran amigos o "hermanos", por lo que no dejaría que ese forastero se sintiera cómodo o superior solo por tener algo que a él le interesaba.
—Preferiría no ser visto contigo —declaró con aspereza—. Necesitamos una coartada. Diremos que solo te estoy dando lecciones de nado, como tú mismo sugeriste; Eso funcionará, mi padre dio la indicación de que te enseñemos nuestras costumbres. Te esperaré al amanecer en las terrazas del malecón. Odio perder mi tiempo con gente inútil, así que más te vale no llegar tarde. Y será mejor que no desayunes —añadió con arrogancia.
—¿Por qué no? —lo cuestionó Tom con extrañeza.
—Porque el entrenamiento será tan intenso que querrás devolver todo lo que tengas en el estómago —le advirtió Ao'nung con una sonrisa mordaz.
Ahora, el control era suyo. Puede que Tom Sully se muestre confiado en la frialdad inerte de su laboratorio, pero ahora estaban a punto de adentrarse en los dominios de Ao'nung te Pay'lie Tonowari'itan .
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¡¡Kaltxì! (¡Hola!) 📖✍🏻😊 Aquí, Celein. Gracias por haber leído hasta aquí, espero que disfrutes de este capítulo.
¡Tenemos contacto con la familia Sully! ¿Hay fidelidad en las descripciones, o Tom simplemente ama demasiado a su familia? ¿Qué piensan de que Ao'nung se pusiera en modo "adolescente hormonal" solo con la foto de Neteyam?
📷 ¡Sonrían a la syeprel y digan: "Skxawng" ! 📷
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𖦹🐚NOTAS Y REFERENCIAS 🐚𖦹
☆ Consideraciones idiomáticas
◇ La estructura de los nombres Na'vi:
Combina el nombre propio, el apellido familiar y el nombre de la madre o del padre, con sufijos que indican el género.
• Formato: <nombre> te <apellido> <nombre de la madre/padre> 'ite/'itan
• te: Es una partícula que une el nombre propio al apellido.
• ' ite: Sufijo para las mujeres, que significa "hija".
• ' itan: Sufijo para los hombres, que significa "hijo".
Ejemplos:
• Neytiri te Tskaha Mo'at ' ite (Neytiri de la familia Tskaha, hija de Mo'at)
• Neteyam te Suli Tsyeyk ' itan (Neteyam de la familia Sully, hijo de Jake)
◇ El nombre de Ao'nung :
El apellido de la familia de Tonowari aún no es oficial en el canon. En esta historia, usamos Paylie , una creación basada en:
• Pago : Agua
• Mentira : Experiencia (experimentar una situación o una sensación)
El significado implícito de este apellido es: "Experimentar el Agua" en un sentido espiritual.
Ejemplos en la historia:
• Ao'nung te Paylie Tonowari ' itan
• Tsireya te Paylie Ronal'ite
𖦹🐚 GLOSARIOS 🐚𖦹
☆ Este glosario incluye los términos nuevos usados en este capítulo:
◇ Kuru: Cola neuronal
◇ Lo'a: Amuleto o Tótem.
◇ Pa'liyä Maktoyu : Jinete de Pa'li
◇ Rel: Imagen.
◇ Reltseo : Arte visual.
◇ Reltseotu : Artista. Plural: Ayreltseotu (artistas)
◇ Tsulfätu : Experto, que hace algo con maestría.
◇ Txìm : Trasero.
☆ Expresiones para llamar la atención (Niveles de Cortesía):
◇ Cuando se busca la atención de alguien, el idioma Na'vi maneja tres niveles de cortesía que reflejan la relación social:
1. Manawmtu (Disculpe señor/señora):
• Nivel: Alto/Honorífico.
• Uso: Dirigirse a un extraño oa un superior.
2. Matu (Disculpa/Oye):
• Nivel: Neutral.
• Uso: Lenguaje estándar, ni demasiado cortés ni demasiado familiar.
3. Manga (¡Oye tú!):
• Nivel: Bajo/Informal.
• Uso: Dirigirse a alguien cercano o que no es un superior. ¡Advertencia! Su uso en la situación equivocada puede ser descortés y grosero (a menos que esa sea la intención).
☆ Otros Términos Clave:
◇ Wiya : Expresión de frustración o advertencia. Aprox.: ¡Mar Maldita! o ¡Maldición!
◇ Syeprel: Cámara fotográfica.
La palabra se desarrolló después de que los Na'vi entraron en contacto con los humanos. Una traducción más literal sería: Captura imágenes o Trampa para imágenes.
Las derivaciones son:
• Syep : Trampa (en el sentido de capturar algo oa alguien).
• Rel: Imagen.
𖦹🐚 TÉRMINOS Y CULTURA 🐚𖦹
◇ Tatuajes Metkayina:
Los Metkayina tienen tatuajes llamativos, únicos para cada individuo y que narran su vida. La ubicación de cada tatuaje en el cuerpo tiene un significado especial. Los tatuajes sobre el corazón y el pecho simbolizan el abrazo seguro de la isla central. Los tatuajes en los brazos representan el escudo protector más expuesto del malecón. Por lo tanto, un cazador de las profundidades del océano tiene los brazos densamente tatuados y menos detalles en el pecho. Los tatuajes se consideran un regalo tanto de Eywa como del clan, y se crean con tintas de animales especiales. Tonowari, como Olo'eyktan, tiene algunos de los tatuajes más detallados e intrincados de todos los miembros masculinos del clan Metkayina. Se extienden por toda su cara, torso, brazos y espalda.
◇ Ceremonia del Primer Aliento:
Como Tsahik, Ronal dirige todas las ceremonias del clan Metkayina. Una de las experiencias más hermosas y empoderadoras es la ceremonia del Primer Aliento, donde todo el clan está presente para el "nacimiento en el agua" de un bebé Na'vi bajo aguas poco profundas. Ronal ayuda a la madre a guiar a su recién nacido mientras patea hacia la superficie para tomar su primer aliento, una transición simbólica del agua al aire. Los Metkayina también comparten esta ceremonia con los tulkun. Una madre tulkun dará a luz a una cría al mismo tiempo, que se unirá al bebé Na'vi para ser recibido por la comunidad.
◇ Tsaheylu (vínculo):
Un proceso físico mediante el cual las criaturas de Pandora se conectan mentalmente a través de su Kuru (la cola neuronal). Pueden compartir mentalmente información verbal, recuerdos y datos sensoriales.
No es un acto superficial; es la base de la conexión social, espiritual y práctica de los Na'vi. Sus usos incluyen:
• Vínculo de por vida: Se utiliza en el apareamiento entre Na'vi para crear un vínculo espiritual profundo y duradero.
• Vínculos emocionales: Los recién nacidos lo realizan con su madre para formar un vínculo emocional primario.
• Domesticación: Es esencial para la montaña y domesticación de criaturas como los ilu y los tsurak, y es parte de ritos de paso como el Iknimaya.
• Acceso a la memoria: Permite acceder a los recuerdos de la criatura conectada (ej. con los tulkun), o los de otros Na'vi.
• Comunión con Eywa: A través de lugares sagrados, el Tsaheylu permite a los Na'vi acceder a la conciencia colectiva de Pandora ya las "voces" de sus ancestros.
( Nota: Es importante recordar que, fuera del contexto del apareamiento, el Tsaheylu no es considerado erótico, ni la cola forma parte de los genitales de una criatura.)
𖦹🐚 ENTORNOS 🐚𖦹
◇ Ranteng Utralti (Árbol de los Espíritus)
Es el lugar más sagrado del clan Metkayina, ubicado en el centro de la Cala de los Ancestros, bajo el agua. Está conectado al fondo marino por una densa red de raíces que contiene conexiones neuronales. Permite a la conciencia acceder al Mundo Espiritual, un sitio clave para que los Na'vi sientan la fuerte presencia de Eywa.
◇ Cala de los Ancestros
Es un lugar sagrado para el clan Metkayina. El sitio sirve como espacio espiritual y alberga un Árbol Espiritual similar al Árbol de las Almas. Como su nombre indica, esta cala es donde el clan deposita los restos de sus difuntos.
𖦹🐚FAUNA🐚𖦹
◇ Pa'li (Direhorse): Especie parecida a los caballos terráqueos, utilizados como montura por los Na'vi del bosque.
📚 Fuentes Consultadas
Idioma Na'vi:
https://learnnavi.org/
https://naviteri.org/
Cultura y Biografía (Datos Canónicos):
Avatar : The Way of Water: The Visual Dictionary (para Tatuajes, Ceremonia y Biografías de Ronal/Tonowari)
Avatar : Wiki (para Tsaheylu) Pandorapedia
(para Fauna y Entornos)
Chapter 5: Nota de la Autora
Summary:
(07/09/2025)
Nota de la Autora: Actualmente toda la historia está en proceso de reescritura. Dentro de poco habrán nuevas actualizaciones con una mejoría en la calidad de la prosa.
(18/10/2025)
Capítulos actualizados:
Del Prólogo al Capítulo 3
Chapter Text
07/09/2025
Queridos lectores:
Les escribo para informarles que estoy en proceso de reescritura de "El mar que fluye al corazón del bosque". Pronto publicaré actualizaciones para todos los capítulos que he subido hasta ahora. Si tienen la oportunidad de releer al menos el primer capítulo, notarán una gran mejoría en la calidad de la prosa.
¿Por qué hago esto? Llevo dos años trabajando en esta historia, y en todo este tiempo he aprendido mucho como escritora. Ahora cuento con más herramientas para transmitir mis ideas de manera más precisa. A fin de brindarles una lectura más fluida, inmersiva y de mejor calidad, estoy trabajando cada capítulo como si fuese un manuscrito que pasa por un proceso editorial.
La historia no cambia, el viaje de crecimiento personal de Ao'nung y Neteyam sigue siendo el mismo. La gran mayoría de los diálogos se mantienen iguales; simplemente la prosa es un poco más descriptiva en algunas partes, y los párrafos están reestructurados de manera más concisa. Además, pulir el texto también me facilitará la traducción, ya que estoy considerando publicar la historia en inglés.
Con la expansión del mundo de Avatar en las próximas películas, espero que el interés del público por la pareja "Ao'nung x Neteyam" se reavive y que mi fanfic pueda llegar a nuevos lectores.
Por último, pero no menos importante, estoy profundamente agradecida con todos aquellos que me han acompañado hasta el momento en este viaje. Ustedes son el verdadero corazón de esta historia; gracias por permitirme fluir hasta ustedes.
Oel ngati kameie.
Atentamente,
Celein Markhali
IamTheOceansWater on Chapter 5 Mon 18 Aug 2025 03:08PM UTC
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CeleinMarkhali on Chapter 5 Mon 18 Aug 2025 07:32PM UTC
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Miliyour on Chapter 5 Mon 13 Oct 2025 03:21AM UTC
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