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Prologo
Solstheim - Sundas 16 de Ultima Semilla del 202 de la Cuarta era
“Ya ha pasado un año.” comentó Edzard mientras miraba el techo, pues se encontraba acostado en una cama mientras la tormenta de nieve repiqueteaba sobre el techo del gran salón en la aldea Skaal. Había pasado un día desde que había vuelto desde Apocrypha, donde había luchado y derrotado a Miraak habiendo absorbido además de su alma las almas de los dragones que había devorado, dándole de esta manera un aumento de poder y conocimiento.
La batalla había sido dura, no solo por el poder de Miraak, sino porque el hijo de su madre devoraba a los dragones que estaban en el área para poder así sanar las heridas que le había infligido prolongando así la batalla, de no ser porque Hermaeus Mora lo había asesinado a traición era muy probable que el muriera.
“Muchas cosas han cambiado desde que deje Cyrodill.” Y eso era cierto, y es que desde que había dejado Cyrodill a la edad de los 13 años luego de dejar el orfanato y ser casi ejecutado por cruzar ilegalmente la frontera y ser detenido junto a Ulfric, había empezado una aventura para matar a un dios dragón, luego tuvo que luchar en una guerra civil, después tuvo que madrearse a un señor de los vampiros y para rematar luego tuvo que detener a un sangre de dragón que se creía muerto.
“Ja, ja, ja, de un pobre huérfano a un alguien sin idea en que gastar su fortuna.” Se reía Edzard mientras pensaba en cómo había comenzado su vida en Skyrim sin un solo septim y ahora tenía tanto dinero que ni sabía en qué gastarlo.
‘Tal vez debería viajar por todo el Imperio y buscar más aventuras.’ pensó Edzard.
Aunque tan rápido como llegó, ese pensamiento también desapareció. Él tenía muchos deberes, los cuales lo mantenían muy ocupado.
“Tal vez debería dejar de pensar tanto en esto, además mañana tengo que viajar de regreso a Roca del Cuervo y el viaje dura día y medio, así que mejor me duermo.” dijo Edzard antes de girarse y tratar de dormir.
Mientras Edzard trataba de conciliar el sueño no sabía que pronto su vida cambiaría, para bien o para mal el aún no lo sabía. Y es que cuando un divino como Akatosh decide entrometerse en la vida de su hijo nadie sabe lo que puede pasar.
Italia – Europa año 20xx
La lluvia caía mientras una joven de cabello rubio que vestía un atuendo de monja se alejaba de la iglesia a la cual había llamado hogar gran parte de su vida.
La niña se llamaba Asia Argento y había vivido en la iglesia desde que sus padres la dejaron ahí cuando era un bebe, se había criado en las enseñanzas de Dios y se había convertido en monja.
Sin embargo, un día había encontrado un cachorro herido y lo había curado. Y desde entonces la iglesia la había llamado Santa Doncella y la había puesto en un pedestal, un pedestal que no le había permitido tener amigos como una persona normal de su edad. Un pedestal del cual fue arrojada, debido a que hace algunos unos días había encontrado a un demonio herido y como la persona inocente y amable que era lo había curado.
Cuando la iglesia se enteró, la tacharon de bruja y hereje, y luego fue excomulgada y tuvo que dejar la iglesia.
‘¿A donde debería ir?’ pensaba Asia, pues cuando abandonó la iglesia no se había llevado casi nada de dinero. Ella sabía que no podía ir a ninguna otra iglesia ya que estas sabrían de su excomunión.
“¡No es justo!” decía Asia mientras sentía como su corazón se apretujaba por la tristeza y comenzaba a llorar.
Mientras Asia seguía llorando, no se percató de que unos rayos se acercaban peligrosamente a ella, cayendo uno cerca de ella. Esto hizo que ella se sobresaltara y mirase hacia el cielo viendo como un rayo caería sobre ella.
‘Desearía poder tener amigos.’ pensaba mientras observaba como su inminente muerte llegaba, cerró los ojos y esperó el dolor que le causaría.
Sin que ella lo supiera su deseo fue escuchado por una deidad, pero no una deidad de su propio mundo, pues esta deidad pertenecía a otro mundo. Segundos antes de que la niña fuera golpeada por el rayo, fue absorbida por un agujero de color negro, dejando atrás nada más que una maleta con sus escasa pertenencias.
Ubicación desconocida
“Entonces, ¿la has traído?” dijo una voz masculina mientras miraba una estrella caer del cielo.
“Si.” respondió una voz femenina desde su lado.
“¿Qué ves ahora?” preguntó la voz femenina.
“El futuro ha cambiado.” respondió la voz masculina mientras sus ojos se volvían dorados.
“¿Para bien o para mal?” preguntó preocupada la voz femenina.
“No lo sé.” respondió con un suspiro la voz masculina. “Solo el tiempo lo dirá.”
La dueña de la voz femenina esbozó una pequeña sonrisa mientras miraba el cielo del plano de existencia de su compañero, antes de desaparecer y volver a su propio plano.
El dueño de la voz masculina simplemente suspiró con cansancio, el futuro ahora había sido alterado y eso le daría mucho más trabajo a él.
Notes:
Bueno, el prólogo de mi primer fanfic, el cual ahora traigo a AO3 desde FF.net. Espero que la historia sea de su agrado. En fin, gracias por leer y hasta un próximo capítulo.
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Capítulo 1
Solstheim – Morndas 17 de Ultima Semilla del 202 de la Cuarta era
El día de Edzard había empezado tranquilo. Se había levantado al amanecer y se había puesto su armadura del Morag Tong, la cual era una variante de color negro de la armadura ligera quitinosa. Dicha armadura está hecha de cuero de Necth con placas hechas de la quitina de los saltadores de ceniza, la cual era reforzada con una resina especial. Luego de vestirse se había dirigido a la choza del chamán. Había ido allí para desayunar y para hablar con Frea.
“Entonces, Frea, ¿Crees que Solstheim volverá a la normalidad, ahora que no está la influencia de Miraak?”
Frea es una mujer Nórdica. Ella tenía la típica apariencia Nórdica, es decir, cabellos rubios con ojos azules. Ella vestía una armadura tallada con diseño de águilas en las hombreras.
“Sí, Ed. Creo que Solstheim y los Skaal volverán a una relativa normalidad.” comentó Frea mientras bebía una taza de hidromiel.
Edzard escuchó a su amiga mientras bebía una taza con té de raíz canina, pues él no bebía alcohol por las mañanas.
“Aunque, no sé cuánto tiempo esta podrá mantenerse. Siento en mis huesos que se acerca una nueva gran calamidad.”
Edzard suspiró. Si bien había detenido a Alduin, a Harkon y a Miraak, el mundo aún podía estar en peligro. No se sabe cuándo un loco podría obtener un artefacto de gran poder con el cual amenazar la vida en Tamriel. También podría haber una invasión daedrica, aunque era muy poco probable ya que la barrera que se erigió después del sacrificio de Martim Septim separaba Nirm de Oblivion. Eso dejaba el evento que se haría realidad sí o sí. La segunda gran guerra entre el Imperio y el Dominio de Aldmer. Una guerra que causaría grandes pérdidas para ambos bandos.
Cuando terminó el desayuno, Edzard se fue de la casa de Frea y se dirigió al gran salón de la aldea. Luego de recoger sus pertrechos, se dirigió hacia el caballo que había rentado. El caballo era un caballo palomino.
Poniendo todas sus pertenencias, que consistían en una bolsa encantada donde almacenaba provisiones de alimentos y agua, el oro y los objetos que obtenía de sus aventuras, una carpa y dos sacos de dormir.
“Buena suerte en tu viaje. Y que el creador te proteja.” Dijo Frea acercándose a Edzard y dándole un abrazo.
Edzard respondió al abrazo. Para luego hablar cuando se separaron. “Gracias, Frea. Y que los nueve no permitan que los Thalmor vuelvan a atacar a tu pueblo.”
Subiendo al caballo, Edzard tomó las riendas y con un movimiento de sus piernas hizo que el caballo comenzara a caminar. Su plan de viaje era ir por la costa, para luego pasar cerca del Salón del Aguamiel de Thirsk. Y de esta manera seguir avanzando hasta una montaña cercana, donde haría un campamento para poder pasar la noche.
Las estrellas ya iluminaban el cielo nocturno cunado Edzard había llegado a un claro cerca de una montaña. Había decidido hacer ahí su campamento. Así que, sacó su carpa y la instaló cerca de una fogata que previamente había hecho. Colocó su saco de dormir en el suelo y amarró su caballo en una estaca que había clavado cerca de su carpa.
Luego de comer su cena, la cual consistió en un poco de hidromiel con ristras de carne seca y dos panes, Edzard se acostó sobre su saco de dormir. Estuvo despierto un rato más, hasta que finalmente se durmió.
Solstheim – Tirdas 18 de Ultima Semilla del 202 de la Cuarta era
El sol se encontraba en todo lo alto mientras Asia Argento caminaba a través de un yermo de ceniza. Al abrir los ojos, al no sentir el dolor por el impacto, se dio cuenta de que ya no se encontraba en su ciudad natal.
‘¿Dónde estoy?’ pensó Asia muy confundida mientras caminaba por el desierto de ceniza y arena.
Cuando había abierto los ojos se había percatado que estaba en la ladera de una montaña. La montaña era lo suficientemente alta como para permitirle visualizar el mar. Mirando más de cerca, observó que cerca la falda de la montaña había un lago y que un poco más lejos en esa dirección se encontraba un rio.
Entonces decidió caminar hacia esa dirección, esperando encontrar algún signo de civilización. Lamentablemente, no encontraba nada, y eso que ya había caminado durante varias horas. Su cuerpo comenzaba a mostrar ligeros signos de deshidratación, pues no tenía nada para beber ni comer.
‘Debo de encontrar un lugar para beber agua pronto.’ Pensó Asia. Iba tan sumida en sus pensamientos que no se percató que la ceniza por donde había pasado comenzaba a moverse.
Asia se detuvo cuando escuchó unos gruñidos. Lentamente giró su cuerpo para ver qué pasaba. Cuando miró en esa dirección pudo ver a varios seres humanoides que parecían estar hechos de cenizas. Estos seres estaban armados con lo que parecía ser hachas y lanzas cortas, todas hechas de ceniza.
“Hola, ¿podrían decirme donde me encuentro?” preguntó Asia. Siendo la persona inocente que era, Asia trató de comenzar una conversación con ellos. Lamentablemente, ellos no respondieron verbalmente, sino que comenzaron a gruñir mientras se acercaban a ella.
Asia comenzó a retroceder lentamente cuando vio que ellos no tenían buenas intenciones. De un momento a otro, giró y comenzó a correr tan rápido como sus piernas le permitían.
“¡Ayuda! ¡Por favor, que alguien me ayude!” gritó Asia mientras escapaba de sus agresores.
Mientras corría, sintió que algo le rozaba la cara. Giró su cabeza para averiguar qué fue lo que le habían lanzado, y ahí se dio cuenta de que era una bola de fuego.
Mientras seguía corriendo, ella no se percató de que estaba que se acercaba al lago que había visto desde la ladera de la montaña. Estando a unos metros de llegar al lago, una bola de fuego impactó muy cerca de ella y provocó una explosión. La explosión hizo que Asia saliese volando y terminase por caer varios metros lejos de su antigua posición. Asia intentó desesperadamente de volver a levantarse, pero la explosión la había herido y el cuerpo le dolía. Además, su visión estaba borrosa y parecía que estaba a punto de desmayarse.
“Ayuda…” fue el susurro desesperado de Asia mientras cerraba los ojos y comenzaba a rezar al dios bíblico. Sin embargo, volvió a abrir los ojos cuando escucho un gruñido ahogado.
Sus ojos pudieron ver a una sombra matar a los seres que la habían estado persiguiendo. Lamentablemente, no pudo ver mucho ya que la inconciencia terminó por reclamarla.
Edzard había despertado al amanecer. Había desayunado unas ristras de carne seca con un pan y una manzana. Después de haber desayunado decidió continuar su viaje. Así que, montó su caballo y se comenzó a viajar. Había decidido viajar lentamente, pues no tenía prisas para llegar a Roca del Cuervo.
Ya había recorrido una distancia considerable y se estaba acercando a un lago. Lago que se encontraba cerca de un puesto comercial en ruinas de la Compañía del Imperio Oriental. Su plan era aprovechar el lago y recargar sus reservas de agua, además de aprovechar la oportunidad para abrevar al pobre caballo que estaba con él. Ya que el pobre animal no había bebido agua como se debe desde que dejaron la Aldea Skaal.
Cuando estuvo cerca de la orilla del lago escuchó un grito. Por el tono de voz el grito le pertenecía a una mujer. Sin perder tiempo espoleó a su caballo para buscar el origen del grito.
Cuando llegó a la zona de donde se había originado el grito, pudo ver a un grupo de seis engendros de ceniza perseguir a una chica. Conociendo bien la peligrosidad de esos seres, decidió intervenir. Así que rápidamente desmontó y corío para ayudar a la chica. Mientras corría, desenfundó su espada.
Cuando estuvo cerca, pudo ver como la chica salía volando gracias a la explosión de una bola de fuego. Al ver esto, aumentó la velocidad de su carrera cuando vio cómo iban a matar a la chica, la cual ahora estaba en el suelo.
Rápidamente Edzard extendió su mano izquierda y conjuro una lanza de hielo. La lanza de hielo recorrió rápidamente la distancia entre Edzard y los engendros de cenizas. La lanza terminó por impactar en la cabeza del engendro de ceniza que estaba por matar a la chica que estaba en el suelo. Esta acción llamó la atención de los engendros que quedaban, quienes dejaron de prestarle atención a la chica y giraron para hacerle frente.
Los engendros de ceniza se acercaron de forma amenazante, pero Edzard no se inmutó. Si bien ellos eran peligrosos y poderosos por derecho propio, Edzard era aún más peligroso y poderoso que ellos.
Cuando los engendros se acercaron lo suficiente, Edzard cargó contra ellos. Rápidamente decapitó al primero cuando estuvo al alcance de su espada. El segundo engendro intentó apuñalarlo con su lanza, pero Edzard esquivó el ataque y rápidamente clavó su espada en el engendro. El tercero y el cuarto intentaron atacarlo de forma simultánea, pero Edzard esquivó el golpe y juntando sus brazos en X comenzó a juntar magia. Pequeños relámpagos comenzaron a surgir de su cuerpo cuando la magia comenzó a rodear a Edzard. Cuando liberó el hechizo, una explosión de relámpagos se originó del cuerpo de Edzard. Esta explosión golpeo a los engendros restantes, los cuales, irónicamente fueron reducidos a cenizas.
Viendo a sus enemigos abatidos, Edzard enfundó su espada y corrió hacia donde estaba la chica. Cuando llego a su lado, pudo ver que ella estaba inconsciente y que tenía mostraba signos de deshidratación e insolación, además de que ella tenía quemaduras en la parte posterior de su vestido, el cual estaba roto en algunas partes.
Sin perder tiempo, Edzard comenzó a curar a la chica. Sus manos brillaron con una luz dorada mientras las heridas de la chica comenzaban a curarse. Por fortuna, las heridas de la chica eran superficiales, solo unos golpes y nada más. Cuando terminó de curarla, decidió construir un refugio temporal.
Así que, de un silbido, Edzard llamó a su caballo. Cuando el caballo llegó, Edzard tomó su carpa y la armó, después de eso puso los dos sacos de dormir en el interior. Luego tomó en sus brazos a la chica y la cargó, para luego depositarla suavemente en uno de los sacos. Luego de eso, se fue a buscar un poco de leña. Cuando regresó, creo una pequeña fogata, puso a hervir agua en una olla y comenzó a preparar una cena simple. Edzard decidió preparar otra ración más de alimento, después de todo la chica podría despertar en cualquier momento y podría estar hambrienta.
Los ojos de Asia comenzaron a abrirse cuando un ligero olor a comida llegó a sus fosas nasales.
“¿Dónde estoy?” se preguntó Asia. En ese momento recordó lo que había pasado antes de que se desmayase. Rápidamente se levantó y se miró por todos lados. Soltó un suspiro cuando vio que no estaba herida. Mirando a su alrededor, pudo ver que estaba en lo que parecía ser una tienda. Así que, lentamente se levantó y salió.
Cuando estuvo afuera de la tienda, pudo ver que era de noche y que cerca de una fogata había una persona vestida con una armadura negra.
“Hola.” Saludó Asia, llamando la atención del extraño.
“Jeg ser at du er våken. (Veo que ya despertaste.)” dijo el extraño volteándose para verla.
Asia parpadeo, pues no entendió ni una sola palabra.
“Disculpa, ¿Qué has dicho?” volvió a preguntar Asia.
“Jente, jeg forstår deg ikke du kan ikke snakke det tamilske språket. (chica, no te entiendo. no puedes hablar el idioma tamrielico.)” dijo el extraño.
Asia comenzó a preocuparse y a la vez a desesperarse. No podía comunicarse con quien posiblemente le había salvado la vida. Comenzó a pensar, hasta que recordó que hablaba otro idioma.
“Dije, hola. ¿Puedes entenderme?” preguntó Asia en latín.
El extraño no respondió por un momento. Eso preocupó mucho a Asia, ya que al parecer su gran idea de hablar en otro idioma no funcionó. Comenzó a deprimirse, pero entonces escuchó algo que la asombró.
“Hola… yo… poder… entenderte.” Contestó el extraño, pero su voz sonaba muy forzada, además de era notable de que no podía hablar bien el latín.
Asia parpadeo y luego sonrió. Al parecer, su plan si había funcionado.
“Gracias a Dios. Me llamo Asia Argento.” Asia se presentó con una sonrisa en el rostro. “¿Cómo te llamas tú?”
“Yo… llamarme…. Edzard Rolandson.” Se presentó Edzard, al mismo tiempo que levantaba su mano izquierda y creaba una bola de luz.
Asia miró asombrada la bola de luz que había creado Edzard. Ella había escuchado sobre la magia, pero nunca la había visto. La luz le permitió ver que Edzard vestía una armadura de color negro que parecía estar hecha de caparazones de animales. La luz le hizo percatarse de que él era aproximadamente media cabeza más alto que ella, sin embargo, no pudo ver su rostro ya que el casco lo cubría por completo.
‘Parece que me encontré con un mago.’ Pensó Asia. Pero antes de que pudiese decir algo, vio como Edzard comenzaba a quitarse el casco.
Sus ojos se abrieron y sintió que sus mejillas se sonrojaban cuando vio el rostro de Edzard. Si se siguiesen los estándares de belleza de la tierra, Edzard sería considerado muy guapo. Su rostro no tenía ningún rastro de grasa infantil. Su cabello era color negro, del mismo tono que un cielo sin luna ni estrellas. Sus ojos eran heterocromáticos, siendo el izquierdo de un color gris acero y el derecho un verde esmeralda. Ambos ojos tenían una peculiaridad, sus pupilas eran como las de un reptil.
“Deber… cerrar… boca… o… entrar… moscas.” Dijo Edzard mientras ponía una sonrisa.
Asia se sonrojo más y comenzó a tartamudear, lo que provocó que Edzard comenzara a reír. Sin embargo, la risa murió cuando se escuchó un gruñido. El gruñido hizo que Edzard llevase su mano derecha al mango de su espada.
Mientras Edzard parecía escanear la zona, Asia quería que la tierra la tragase. Eso se debía a que el gruñido no provenía de ninguna criatura, sino que era su estómago.
“Edzard, ¿tendrás algo de comida?” preguntó Asia.
Edzard miró a Asia y comenzó a parpadear. Luego de parpadear, comenzó a reír. La risa de Edzard hizo que Asia se sonrojase.
“Si… yo… tener… comida…. Ven… yo… preparar… porción… extra… para… ti.” Dijo Edzard cuando termino de reír.
Asia se alegró de escuchar eso. Así que siguió a Edzard, quien se había acercado a la fogata y había tomado la olla que estaba sobre ella. Con la ayuda de un cucharon, Edzard sirvió un plato de comida, el cual entregó a Asia.
‘¿Esto es un guiso?’ pensó Asia muy aliviada cuando recibió el plato. Estaba preocupada, pues no sabía que tipo de comida comerían aquí. Una vez ella había escuchado que había sitios donde comían algunos insectos y eso había hecho que casi vomite su almuerzo ese día.
Asia comenzó a comer tranquilamente, cuando vio aparecer algo en su campo de visión. Levantando la vista de su plato, vio que era una cantimplora. Tomándola, Asia comenzó a beber como si hubiese un mañana. Cuando se terminó la cantimplora, Edzard le dio otra. Al final se había tomado tres cantimploras completas.
Ya era de noche y Edzard estaba sentado cerca a la fogata. Había comido su cena no hace mucho. La cena había consistido en un guiso de carne de venado con patatas y puerros asados. Había decidido bajar la comida con un trago de aguamiel. Decidió no beber más porque debía de tener sus sentidos lo más alerta posible. Aunque había creado una barrera para proteger el área, aun podían ser atacados.
‘¿De dónde será esta chica?’ pensó Edzard. Y es que la ropa que ella vestía no era algo que hubiese visto. Para empezar la tela era rara, y el diseño aún más raro. Él no había visto nunca ese tipo de ropa en ninguno de los lugares que había visitado, tampoco en los libros que había leído.
“Ahhh… bueno, eso no importa.” Dijo Edzard luego de suspirar.
La chica había estado dormida desde el mediodía. Ya era de noche, pero no sabía qué hora seria. Esto se debe a que la barrera que Edzard había erigido bloqueaba completamente la vista del cielo nocturno.
"Ciao. (Hola)”
Edzard giró su cabeza cuando escuchó la voz de la chica. La oscuridad creada por la barrera imposibilita que Edzard viese bien los rasgos de la chica. A pesar de que la había curado, lo había tan rápido que no había prestado atención a los rasgos de la chica. Luego de que la colocó en la carpa, se había dedicado a crear la barrera y a cocinar la cena. Asi que había estado afuera todo este tiempo.
Entre ambos intentaron iniciar una conversación, pero ella hablaba un idioma que él no conocía. Así que le preguntó si sabía hablar el idioma tamrielico, pero ella no parecía conocerlo. Había comenzado a resignarse hasta que escuchó un idioma que reconoció. El idioma era antiguo, muy antiguo. La chica literalmente estaba hablando una variante un poco rara del idioma Ehlnofex. El idioma del que provenían todos los idiomas más modernos.
‘¡Ja! En tu cara Onmund, sirvió de algo aprender algo de ese idioma tan antiguo.’ Pensó Edzard. Sus compañeros del Colegio de Hibernalia lo habían estado fastidiando por intentar aprender un idioma que podría considerarse extinto, pero ahora ese idioma lo había ayudado.
Luego de iniciar la conversación, ambos se presentaron. Entonces, Edzard creó una bola de luz y se quitó el casco. Cuando se lo quitó pudo ver que Asia se había sonrojado. Aunque él también estaba sonrojado. Ya que, para él, Asia era una de las chicas más bonitas que había visto. Ella parecía tener aproximadamente su edad. Tenía un largo cabello rubio y ojos verdes. Su cabello era largo y llegaba hasta su espalda, además tenía un flequillo dividido sobre la frente y un solo filamento de cabello que sobresale de la parte superior el cual se inclina hacia atrás.
‘Vale, ¿Qué pasa aquí?’ pensó Edzard ya nunca había visto ese un filamento de cabello peinado de esa manera en ninguna de las razas de Hombres, Mer o Bestias.
Sin embargo, cuando estuvo a punto de preguntar sobre ese cabello, se escuchó un gruñido de lo que parecía ser una fusión de un oso, un dragón y un gato sable. Escaneando la zona, no percibió la presencia de algún animal. Así que, cuando Asia le preguntó si tenía comida, por fin entendió lo que pasaba. El rugido provenía del estómago de Asia. Y en ese momento hizo lo más maduro que se le ocurrió, comenzó a reír.
Cando dejó de reír, le dio un plato de comida a Asia. Ella comenzó a comer rápidamente. Fue en ese momento que Edzard recordó que ella tenía signos de deshidratación, así que le dio un odre de agua. Al final de la cena, Asia se había bebido tres odres de Agua.
‘Parece que tendré que volver a llenar los odres con agua. Por suerte estamos cerca del lago.’ Pensó Edzard mientras tomaba un pergamino de su bolsa.
Este pergamino era muy especial, ya que lo había «tomado prestado» de la biblioteca de Neloth. Era un pergamino que supuestamente permitía aprender idiomas de forma rápida y simple. Así que sería muy útil. Si bien Asia y el podían charlar un poco, era muy probable que ella no pudiese hablar con nadie más. Eso sería contraproducente, así que la solución era usar magia para que ella pueda aprender a hablar en el idioma de Tamriel.
‘Si el pergamino falla deberé ir con el maestro Neloth, pero preferiría evitar eso.’ Pensó Edzard. El maestro Neloth era un gran mago, pero era excéntrico, tiránico y no se preocupaba por sus aprendices. El hecho de que le había implantado un corazón de piedra a uno de ellos era una prueba innegable. Eso hizo que Edzard estuviese preocupado.
‘Espero que esto funcione. Ya que no conozco otro modo.’ Y es que a pesar de que se le considera un prodigio y de saber mucho sobre teoría de la magia, además de dominar las escuelas de la destrucción, la restauración y otras más, no conocía hechizos para el lenguaje. Ya que estos hechizos caen en la rama del misticismo, rama que no es enseñada en el colegio de Hibernalia donde él era el Archimago.
‘Bueno, iniciemos con esto.’ Pensó Edzard mientras se dirigía al interior de la carpa.
“Asia, deber hablar entre nosotros.” Dijo Edzard.
Asia miró a Edzard y asintió.
“No poder seguir hablando así, por eso yo usar pergamino de magia para que tu poder aprender idioma Tamrielico.”
“Ya veo, está bien Edzard.” Dijo Asia con una sonrisa.
Ella había decidido confiar en Edzard. Ya que parecía ser una buena persona. Ya que la había salvado y también la había curado, además de que le dio comida y ahora refugio.
Edzard asintió y se paró frente a Asia. Desenrollando el pergamino, comenzó a leer el hechizo.
Asia miró asombrada como varios zarcillos de luz multicolor comenzaban a salir de Edzard. Estos zarcillos comenzaron a moverse lentamente hacia ella. Fue en ese momento en que Asia se percató de que de ella también salían zarcillos multicolores, los cuales se dirigieron hacia Edzard.
Los zarcillos comenzaron a ser absorbidos por los cuerpos de Asia y Edzard. Asia comenzó a hacer muecas de dolor. Y es que su cabeza comenzó a dolerle bastante. Levantó una mano para intentar mitigar el dolor, pero fue en vano. El dolor se volvió tan intenso que Asia dio un grito de dolor y luego cayó al suelo.
Edzard dejó caer el pergamino al suelo. Su cabeza dolía como si cien gigantes estuvieran bailando en ella.
‘Maldito Neloth. Tus experimentos siempre me causan problemas.’ Pensó Edzard mientras la oscuridad lo reclamaba.
Tanto Asia como Edzard quedaron tendidos en el interior de la tienda, completamente inconscientes.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gusto el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
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Capítulo 2
Solstheim – Middas 19 de Ultima Semilla del 202 de la Cuarta era
Los ojos de Edzard comenzaron a abrirse. Parpadeando comenzó a mirar a su alrededor. Su cabeza palpitaba como si hubiera ido a beber con Jon Batallador y la mitad de los Compañeros. Mirando a su alrededor se dio cuenta de que estaba en su tienda.
‘¿Qué paso anoche?’ pensó Edzard mientras se llevaba una mano a la sien para tratar de aplacar el dolor de cabeza que tenía.
Aún desorientado por la jaqueca, decidió sentarse. Al hacerlo, pudo ver que Asia se encontraba tirada a su lado.
“Ahh, ya recuerdo. Usé el pergamino de Neloth.” Dijo Edzard, ya recordando porque estaba tirado en el suelo.
Levantándose, decidió salir de la tienda. Cuando estuvo fuera, pudo ver que no habían sido saqueados por bandidos. Así que, aprovechó que estaban cerca de un lago para ir y reponer sus reservas de agua. Cuando terminó de llenar sus ores de agua, Edzard decidió preparar el desayuno.
Mientras regresaba del lago, Edzard pudo ver muy cerca un nido. Acercándose, vio que en el nido había unos cuantos huevos. Sonriendo por su suerte, los recogió. Luego de eso, decidió volver al campamento.
Ya en el campamento, volvió a encender una hoguera. Edzard puso una sartén con mantequilla sobre el fuego. Cuando la mantequilla se derritió, él echó los huevos a la sartén.
Mientras Edzard preparaba el desayuno, la nariz de Asia comenzó a moverse. Lentamente comenzó a abrir los ojos.
“Umm…” Asia bostezaba y se estiraba.
Aun somnolienta, se levantó y caminó hacia el exterior. Cuando salió, sus ojos fueron cegados temporalmente gracias al sol. Parpadeando, Asia esperó a que su visión volviese. Cuando lo hizo, pudo ver que Edzard estaba que preparaba el desayuno.
“Buenos días Edzard.” Dijo Asia en latín mientras se acercaba a Edzard.
“Buenos días Asia.” Respondió Edzard en italiano.
Asia se quedó quieta cuando escuchó que Edzard hablaba italiano.
“Espera, ¿desde cuándo hablas italiano?” preguntó Asia confundida. Ya que, si sabía ese idioma, porque no lo usó antes.
“Desde anoche.” Respondió Edzard mientras sacaba los huevos de la sartén y los ponía en dos platos. Luego de servir los platos, Edzard se giró para poder ver a Asia a la cara.
Asia simplemente parpadeó, pues no entendía lo que Edzard decía.
Al ver su confusión, Edzard suspiró. “Recuerdas el pergamino de anoche.”
Asia asintió, y ahí recordó todo. Lo primero que hizo, fue dar unos pasos hacia atrás. Aún recordaba el dolor que había sentido.
“Tranquila, no te he hecho nada.” Dijo Edzard mientras se levantaba. “Yo quisiera disculparme.”
Asia parpadeó. “¿Por qué quieres disculparte?”
“El hechizo de anoche te causó mucho dolor. Así que quería disculparme por eso.”
“¿Tú sabias que dolería?”
“No. Es la primera vez que me veo forzado a usar ese hechizo.” Respondió Edzard con toda sinceridad.
Y esa era la verdad. Él nunca había usado ese hechizo, de hecho, no conocía de su existencia.
“Ya veo.” Dijo Asia mirando hacia otro lado.
Edzard se sentía un poco mal por lo que había pasado anoche, pero antes de que pudiese volver a disculparse, Asia habló.
“No hay nada que perdonar. Tú también sufriste anoche, ¿verdad?” pregunto Asia.
“Si. No quisiese volver a sentir ese dolor otra vez.” Mintió Edzard. Si bien el hechizo le había causado dolor no era nada que no pudiese manejar. Lo que lo hizo desmayarse fue el estrés que mental que le causo ese hechizo.
“Entonces todo arreglado.” Dijo Asia mientras sonreía.
Edzard simplemente parpadeó. Asia parecía ser una chica muy inocente.
“Asia, ¿tienes hambre?” preguntó Edzard.
Asia asintió, pues estaba hambrienta.
Sonriendo, Edzard caminó hasta la hoguera y tomó los platos que contenían el desayuno de ese día. Acercándose, le dio un plato a Asia.
Asia recibió el plato y dedicó unas oraciones. Luego de eso, comenzó a comer.
El desayuno fue un asunto muy tranquilo. Cuando Edzard terminó de comer, decidió levantar el campamento. Viendo esto, Asia decidió ayudar. Entre los dos rápidamente levantaron el campamento.
Edzard y Asia se encontraban caminando por el yermo de ceniza. Habían dejado las cercanías del lago no hace mucho. Mientras caminaban, iban charlando entre ambos.
“Entonces, Edzard. ¿Dónde me encuentro?” preguntó Asia.
Edzard parpadeó. “Te encuentras en la isla de Solstheim.”
“¿Solstheim?” preguntó muy confundida Asia. Ya que no conocía ningún lugar llamado así. “¿En qué país estoy?”
“Esta isla pertenece a Morrowind.” Respondió Edzard.
“¿Morrowind…?” preguntó Asia. Ella no conocía ningún país llamado así. Aunque este país podía ser uno pequeño, así que lo mejor seria conocer en que continente se encontraba. “¿En qué continente queda Morrowind?”
Edzard se detuvo en seco. Podía entender que Asia no conociese Solstheim, de hecho, él ni conocía esta isla, pero no conocer una de las grandes regiones de Tamriel, eso ya era algo muy raro.
“Asia, se que lo que voy a decir sonar muy raro” dijo Edzard girando para ver a Asia. “¿Dónde has vivido para no saber dónde queda Morrowind?”
Asia parpadeo e hizo un puchero porque sintió que Edzard se estaba burlando de ella. “Yo he vivido en Italia.”
Edzard parpadeó. “¿Italia?”
Asia asintió y comenzó a sonreír cuando vio que Edzard estaba sin palabras.
“Disculpa mis palabras, pero, ¿Dónde queda ese lugar?”
Asia comenzó a mirar a Edzard. ¿Cómo es que Edzard no conociese donde quedaba Italia?
“Edzard, Italia está en el continente europeo.” Dijo Asia mientras señalaba algo muy obvio.
“¿Continente Europeo? ¿Cómo llegaste a Tamriel desde allí?” preguntó Edzard.
“¿Tamriel? ¿Qué es eso?” preguntó Asia.
“Tamriel es el continente donde te encuentras.” Respondió Edzard.
Asia parpadeó una y otra vez. Su mente estaba que trataba de entender lo que Edzard decía. Ella no conocía ningún continente llamado Tamriel.
Edzard, al ver la confusión de Asia, se dirigió hacia la bolsa que traía. De ella sacó un pergamino.
“Asia.” Llamó Edzard.
Asia miró a Edzard y se asustó. Ella estaba asustada gracias al pergamino de traducción que había usado Edzard.
“Tranquila, no es un pergamino mágico. Es un mapa de todas las regiones de Tamriel.”
Asia se tranquilizó cuando escuchó eso. No quería otra jaqueca tan dolorosa. Así que se acercó a Edzard. Cuando llegó a su lado, pudo ver el mapa. Sus ojos se abrieron cuando vio el continente de Tamriel. No se parecía a nada que hubiese visto antes. Lentamente sus ojos comenzaron a humedecerse.
“Estamos en esta isla.” Dijo Edzard mientras señalaba una pequeña isla en la parte norte del mapa. Cuando no recibió respuesta, giró y se asombró cuándo vio a Asia llorar.
“Asia, ¿Por qué lloras?” preguntó Edzard.
“No conozco este continente.” Respondió Asia mientras se secaba las lagrimas con la manga de su vestido.
Edzard simplemente parpadeo. Entonces Asia era de un continente no descubierto.
“¿Qué quieres decir?” preguntó Edzard. El hizo la pregunta para tratar de obtener más información.
“Edzard. En.… la tierra…. todos los continentes ya han… sido mapeados. No hay ningún continente… como… como ese en los mapas.” Respondió Asia.
Edzard parpadeó sorprendido.
“Espera, ¿Tierra? ¿Qué es eso?” preguntó Edzard.
“Es… es… el… el… planeta de dónde vengo.” Respondió Asia
“Asia, este planeta se llama Nirm.” Dijo Edzard.
Asia comenzó a retroceder. No podía creer lo que decía Edzard. “No... No… ¡No!”
Luego de gritar, Asia se dio vuelta y comenzó a correr.
Edzard miro atónito como Asia corría. Se quedo ahí parado un momento mientras pensaba. ‘Asia, es de otro mundo.’
Edzard volvió en si y se dio cuenta hacia donde había corrido Asia.
“Mierda. En esa dirección hay un nido de arañas de fuego.”
Luego de decir eso, Edzard se montó sobre su caballo y comenzó a galopar a toda velocidad. No podía dejar que Asia llegue ahí o podría morir.
Asia corría lo más veloz que podía. No sabia a donde iba, pero no le importaba.
‘No es justo. ¿Por qué me pasa esto?’ pensaba Asia mientras corría.
Iba tan sumida en esos pensamientos que no se dio cuenta de que se dirigía a un área quemada. En dicha área había unas arañas blancas que estaban rodeas de fuego.
“¡Asia!”
El grito de Edzard hizo que Asia apretase el paso.
Edzard, al ver que Asia aumentaba la velocidad, espoleó al acaballo para que vaya más rápido.
‘Mierda. Ya casi.’ Pensó Edzard.
Cuando el caballo se acercó lo suficiente, Edzard se inclinó hacia un lado. Cuando el caballo pasó cerca de Asia, Edzard usó su brazo derecho para tomar a Asia y con fuerza la levantó. Una vez que Asia estuvo en el aire, Edzard la hizo sentarse al frente suyo. Con Asia ya segura, Edzard tiró de las riendas del caballo y lo hizo girar a la izquierda.
El caballo obedeció y giró en esa dirección. Rápidamente, Edzard espoleo al caballo y se alejó del lugar.
“¡Suéltame!” gritó Asia mientras intentaba zafarse del agarre que Edzard tenía sobre ella.
Edzard comenzó a fruncir el ceño. Los movimientos de Asia podrían hacer que cayesen del caballo.
“¡Maldita sea! ¡Asia tranquilízate!” gritó Edzard mientras trataba de evitar que ambos cayesen al suelo.
Asia no le hizo caso y siguió moviéndose. Esto hizo que ambos cayeran del caballo. Por suerte para Asia, Edzard había girado en el aire y se había puesto debajo de ella. Así que él recibió el golpe, mientras que Asia solo recibió algunos raspones.
Asia seguía forcejeando, pero Edzard no cedía. No podía dejar que ella se fuera, ya que podría ser asesinada por alguna criatura del yermo.
“Asia, tranquilízate” susurró Edzard.
Asia seguía forcejeando, pero lentamente dejo de hacerlo. Pronto sus forcejeos pasaron a convertirse en un llanto.
Edzard sintió como unas cuantas lágrimas de Asia lograban pasar por su armadura. Así que comenzó a sobar la espalda de la chica mientras susurraba palabras tranquilizadoras. Estuvo haciéndolo por un buen rato, hasta que finalmente Asia se calmó.
“¿Ya estas más tranquila?” preguntó Edzard.
Asia asintió. Esto hizo que Edzard comenzara a soltar su agarre.
Ya libre, Asia vio a Edzard y se asombró cuando él la abrazo.
“¿Edzard?” preguntó Asia.
“Shuuu..” susurró Edzard. “Tranquila, ya todo está bien.”
“¿Cómo esta todo bien?” pregunto Asia. “Ya no estoy en mi mundo.”
Edzard la miró y suspiró. Se sentía extraño. Nunca había hecho algo como lo que acababa de hacer.
“Si, puede que ya no estés en tu mundo, pero esa no es razón para intentar matarte.” Dijo Edzard mientras comenzaba a frotar la cabeza de Asia.
“¿Matarme?” preguntó confundida Asia. Ella no pensaba matarse, solo quería estar lejos y llorar sola.
Edzard parpadeó y luego suspiró. “Asia, el sitio hacia donde corriste era un nido de arañas de fuego.”
“¿Arañas de fuego?”
“Si. Imagina arañas blancas del tamaño de un perro.” Respondió Edzard.
Asia miró a Edzard. Este mundo era raro. ¿Cómo podía haber arañas tan grandes como un perro?
“Mientes. No hay arañas tan grandes.”
“Si las hay. Lo peor es que estas arañas explotan cuando son molestadas.”
Asia simplemente se quedo quieta. No sabía que decir.
Edzard también la miro, hasta que finalmente decidió separarse de ella. Lentamente se levantó y se vio a sí mismo. Al parecer, la armadura había absorbido gran parte del golpe y él solo tenía algunos raspones.
“Edzard. Lo siento.” Dijo Asia agachando la mirada.
Edzard la miro extrañado. Ya que no entendía por qué se disculpaba. “¿Por qué te disculpas?”
“Perdiste a tu caballo por mi culpa.”
Edzard la miró unos momentos y luego comenzó a reír.
“¡Ja, ja, ja!” la risa de Edzard resonaba por el yermo.
“Tranquila. No es necesario.” Dijo Edzard ya un poco más calmado.
“¿Qué quieres decir?”
Edzard no respondió verbalmente, simplemente dio un fuerte silbido. El sonido del silbido pronto fue reemplazado por el sonido de cascos de un caballo galopando.
Asia parpadeo asombrada cuando vio al caballo volver.
“¿Asombrada?” preguntó Edzard.
“Si.” Respondió Asia mientras se acercaba al caballo y comenzaba a acariciar su nariz.
El caballo resopló ante el gesto de Asia. Parecía que estaba molesto por lo que había hecho Asia.
“Tranquila, no le gustan los extraños.” Dijo Edzard al ver como Asia se entristecía por lo que le había hecho el caballo.
Asia asintió y comenzó a mirar al horizonte. Por su mente pasaban miles de preguntas, pero las más importante era. ¿Qué hacer a partir de aquí?
Edzard miró a Asia y suspiró. Ahora que sabía que ella no era de este mundo, debía de andar con cuidado. Si alguien peligroso se enteraba de eso, ella estaría en peligro.
‘¿Qué debo de hacer?’ pensó Edzard. Mientras pensaba, a él llegó una idea. La idea era un poco loca y era muy probable que haga que Asia le dé una patada en las bolas, pero era lo único que se le había ocurrido.
“Asia.” Dijo Edzard llamando la atención de Asia.
“Si.” Respondió Asia.
“Tengo dos opciones para ti. Así que deberás de tomar una decisión.”
“¿Opciones? ¿Decisión?” preguntó tímidamente Asia, pues no sabía que decisión debería tomar.
“Sí. La primera opción es que te quedes posada hasta que encuentres un trabajo con el que puedas mantenerte.” dijo Edzard mirándola a los ojos. “Por supuesto, que la pensión de tu estadía y las comidas estarán pagadas por mí.”
“Y ¿Cuál es la segunda opción?”
“Que comiences a vivir con alguien a quien acabas de conocer.” Respondió Edzard mientras evitaba la mirada de Asia.
La respuesta de Edzard sorprendió a Asia, pues ella no se esperaba esto. Edzard se estaba ofreciendo a pagarle una posada hasta que encuentre una manera de subsistir en este lugar. Pero la segunda opción la dejó aún más sorprendida. Nunca esperó que alguien que acababa de conocer se preocupara por ella en tal medida como para ofrecerle vivir con él.
‘Tal vez fui muy directo con esto.’ pensó un preocupado Edzard al ver que los ojos de Asia comenzaron a lagrimear.
“Por… favor, por… por lo que más quieras, no llores.” tartamudeó Edzard, esta escena estaba volviéndose muy incómoda.
“Lo siento, perdóname… es que no esperaba… que te preocuparas tanto… por mí.” sollozó Asia, mientras se secaba las lágrimas y trataba de calmarse.
‘Asia, acabo de evitar que te mates.’ Pensó Edzard con una gran gota de sudor en su frente, pero luego comenzó a sonreír.
“Asia, no te conozco por mucho tiempo, es decir literalmente solo nos conocemos desde ayer.” suspiró Edzard. “Pero en este corto tiempo me he percatado de que eres una persona muy amable e inocente.”
‘Tal vez demasiado amable e inocente para este mundo.’
Las palabras de Edzard hicieron que Asia se sonrojara. Sonriendo, ella lo abrazó. El abrazo tomó a Edzard por sorpresa, pero el comenzó a sonreír y también abrazó a Asia.
“Entonces, ¿ya decidiste?” preguntó Edzard cuando dejó de abrazar a Asia.
“Sí. Quiero vivir contigo.” Respondió Asia con una sonrisa.
“Entonces, debemos de ir a mi casa en Roca del Cuervo. Por suerte no está muy lejos.”
Asia asintió. Ella no sabia que era Roca del Cuervo, pero ya no importaba. Edzard le había ofrecido un hogar y ella no lo rechazaría.
Edzard tomó a Asia de la cintura y la ayudo a subir al caballo. Cuando Asia estuvo sentada, Edzard también subió. Ya con ambos montados sobre el caballo, Edzard movió las riendas y el caballo comenzó a galopar.
El atardecer había pintado el cielo de un hermoso tono naranja. Edzard y Asia continuaban cabalgando por el yermo de ceniza. Hace unas horas habían pasado la casa de Hrodulf. Lo que indicaban que estaban muy cerca de llegar a Roca del cuervo. Ambos habían aprovechado el viaje para conocerse mejor. Asia había contado su infancia en la iglesia y Edzard contó su infancia en Bruma. Ella contó sobre su sacred gear, él sobre la sangre del dragón. Habían hablado sobre mas temas, incluso sobre religión.
“Entonces, ¿estos diablos o demonios son como los daedras?” preguntó Edzard.
“Bueno, en teoría sí.” Respondió Asia. Ella estaba que se movía ligeramente, ya que su trasero le dolía. Ella nunca había montado a caballo, así que su trasero había comenzado a irritarse por estar en la misma posición tanto tiempo.
“Ya veo. Bueno si te soy sincero tu dios realmente es un idiota.” Dijo Edzard.
Asia se enojo por lo que había dicho Edzard. Así que, hizo un puchero y giró su rostro.
“Asia. Asia…. ¡Asia!” terminó por gritar Edzard al ver que Asia no le hacía caso.
Sin embargo, ella no volteaba a verlo.
Edzard suspiró. “Esta bien, lamento llamar idiota a tu dios.”
Asia entonces giró su cabeza y le sacó la lengua a Edzard, para luego sonreír.
“Asia, tres. Edzard, cero” dijo Asia feliz. Habían tenido ligeras peleas sobre algunas tonterías, peleas que Asia había ganado y Edzard perdido.
“Sabes, me siento raro cuando habló en tu idioma. ¿Cómo es que se llamaba este idioma?”
“Italiano.” Respondió Asia. “¿Por qué es raro?”
“Bueno, es que estas en Tamriel y deberías hablar el idioma local. Si no lo haces, entonces nadie te entendería y podrías causar problemas.”
“Edzard. No se hablar tu idioma natal.” Dijo Asia con los ojos en blanco.
Edzard simplemente sonrió. Aquí estaba su oportunidad para ganarle una pelea.
“Segura. Bueno yo creo que si puedes hablarlo.” Dijo Edzard en Tamrielico.
Asia parpadeó, ya que se dio cuenta de algo. Ella ya podía entender el idioma natal de Edzard. “¿Cómo puedo entenderlo?”
“El pergamino de hechizo te permitió entender el idioma de Tamriel.” Respondió Edzard con una sonrisa. “Oh sí. Asia, tres. Edzard, uno.”
Asia hizo un puchero. Edzard había hecho trampa, pero cuando estuvo por reclamarle, vio como el llevaba su mano al mango de su espada.
“¿Edzard?” preguntó en un susurro Asia.
Edzard no le hizo caso y comenzó a ver hacia el frente.
Asia vio hacia donde Edzard miraba y comenzó a asustarse cuando vio varias figuras acercarse.
Edzard apretó el agarre en su espada. No sabia si las personas que llegaban eran enemigos o no. Comenzó a pensar en cómo matarlos rápidamente, pero descartó esos pensamientos cuando los vio bien.
Ese grupo llevaba una armadura de cuerpo completo hechas de molde de hueso, una armadura que algunos bandidos usaban; sin embargo, ellos iban montados en un guar cada uno. Los bandidos no tenían guar. Esto se debe a que mantenerlos es muy costoso. Así que el ver a los reptiles bípedos demostraba que estos soldados eran guardias Redoran.
“¡Alto en nombre de la casa Redoran!” gritó un guardia.
Edzard le obedeció y se detuvo. Cuando lo hizo, el guardia se acercó.
“¿Quiénes son y por qué usted usa una armadura del Morag Tong?” preguntó el guardia.
Edzard se quitó el casco como respuesta.
Los guardias lo reconocieron inmediatamente e hicieron una reverencia con sus cabezas.
“Disculpa las molestias, Serjo. Pero no podemos bajar la guardia.” Dijo el guardia que había detenido a Edzard.
“Tranquilo, solo estas haciendo tu trabajo.”
El guardia asintió. “Disculpe la imprudencia, pero, ¿Quién es la señorita que viaja con usted?”
“Se llama Asia y es una amiga que vivirá conmigo.” Respondió Edzard.
“Ya veo.”
Edzard sintió un deseo de golpear al guardia. El no era adivino, pero sabía que todos los guardias estaban con sonrisas sarcásticas en sus rostros.
Asia, por su parte, había comenzado a sonreír cuando Edzard la había presentado como una amiga. Estaba feliz, ya que por fin había hecho un amigo.
“¿A dónde se dirigen?” preguntó otro guardia acercándose.
“A Roca del Cuervo.” Respondió Edzard.
“Ya veo. Entonces, ¿no le importaría si viajáramos juntos?”
“No, para nada. De hecho, es una muy buena idea.”
Los guardias asintieron, ya que era una muy buena idea. El viajar en grupos ligeramente grandes solía espantar a la mayoría de bandidos.
El grupo comenzó a dirigirse a Roca del Cuervo en relativo silencio. Aunque el silencio fue roto gracias una conversación de Edzard con el líder del grupo.
“Por cierto, ¿Qué hacéis aquí?”
“Estábamos regresando a Roca del Cuervo desde el Fuerte Polilla Helada.”
“Ya veo. Supongo que todo está tranquilo por ahí.”
“Si, desde que detuviste a los engendros de ceniza, la cosa esta tranquila.”
Edzard sonrió como respuesta. Había ayudado mucho a Roca del Cuervo. Había detenido los ataques de los Engendros de ceniza y había reabierto las minas de ébano.
El grupo continuó en silencio hasta que a la distancia se pudo divisar las murallas de Roca del Cuervo.
Asia miraba asombrada la gran muralla que estaba al frente suya. Esta era alta aproximadamente mediría unos diez metros. Después de atravesar un túnel, fueron llevados a los que deberían ser barracones de la guardia. Los guardias Redoran que los habían acompañado se despidieron y se alejaron en dirección a lo que parecían ser los establos de la guardia.
“Deberíamos de continuar.” dijo Edzard mientras bajaba del caballo.
Una vez que él bajó, extendió su mano para que ella también pudiera bajar. Tomando la mano extendida, Asia también bajó del caballo. Edzard tomó con la otra mano las riendas y comenzó a caminar.
Mientras avanzaban por las calles, se les acercó un Elfo. Asia lo identificó como un Dunmer. Y según lo que le había dicho Edzard, esta raza de elfos tenía la piel gris y los ojos rojos, aunque sus cabellos solían ser de color negro o marrones, había casos excepcionales donde eran blancos e incluso rubio. El elfo frente a ella tenía el cabello completamente afeitado y una barba en forma de candado. Vestía la misma armadura de los guardias que los habían escoltado, pero sin el casco.
“Edzard, aún estas vivo.” saludó el extraño elfo, el cual miró a Asia. La cual trataba de esconderse detrás de Edzard.
“Veo que has traído a alguien contigo.” dijo el elfo. “¿Cuál es su nombre señorita?”
“A.…Asia Argento, señor.” respondió tímidamente Asia presentándose al elfo.
“Modyn Veleth, Capitán de la guardia Redoran, a su servicio.” se presentó el Capitán Veleth.
Edzard que miraba la interacción entre ambos decidió intervenir al ver que Asia estaba muy nerviosa por estar frente al capitán.
“Capitán Veleth, no esperaba verlo tan pronto.” habló Edzard.
“Yo tampoco, pero el Edil Morvayn desea verte lo más pronto que te sea posible.”
“¿A dicho de que se trata?”
“No, pero dijo que si te veía llegar te hiciese saber que desea hablar contigo lo más pronto posible.”
“Está bien, me dirigiré ahí de inmediato.” dijo Edzard. “Por cierto, ya llegó la patrulla que enviaste al fuerte Polilla Helada.”
Al momento de escuchar eso, los ojos del capitán Veleth se abrieron ligeramente. Rápidamente se despidió de ellos y con paso apresurado se dirigió hacia donde se encontraban los barracones para recibir el informe de la patrulla.
“Bueno, debemos de dirigirnos a la Mansión Morvayn.” dijo Edzard. “No puedo dejarte sola por aquí, no conoces el lugar y posiblemente te pierdas.”
“No… deseo molestar.” balbuceó tímidamente Asia.
“Tranquila, no es ninguna molestia.” Dijo Edzard mientras tomaba la mano de Asia y comenzaba a caminar.
El dúo caminaba por la calle principal del bastión. Asia miraba maravillada las casas y edificios del lugar. Estos eran muy diferentes a los edificios que conocía en su pueblo natal, pues estos parecían estar hechos de caparazones de animales de gran tamaño. Los lugareños vestían ropas de color azules, rojas y amarillas. Todos eran elfos de piel oscura con los ojos de varios tonos de color rojo. Todos con los que se encontraban saludaban a Edzard respetuosamente y él respondía de la misma manera. Y algunos también la saludaban a ella.
Asia miró asombrada la mansión Morvayn. La mansión era una casa diferente a las demás, pues esta no parecía estar hecha de un caparazón gigante, sino que parecía un edificio normal. El edificio tenía dos torres, una a cada lado, las cuales eran más altas que la parte central, la cual era un rectángulo. Edzard había saludado a los dos guardias que estaban en las puertas, y luego habían entrado.
El interior de la mansión era más espacioso de lo que uno pensaría por la fachada externa de la misma, además de que se encontraba ricamente decorado con banderas donde se encontraba una imagen de un insecto similar a un escarabajo. En la entrada había una mesa con frutas y botellas de vino, además de que había una repisa con varios libros. El suelo estaba hecho de losas de piedra, y había cuernos de cabra que hacían de antorchas.
“Asia, puedes quedarte aquí mientras voy a hablar con el Edil.” dijo Edzard señalando un banco que había por ahí.
Asia asintió con la cabeza, para luego dirigirse al banco y sentarse. Ella vio a Edzard caminar hacia la derecha y comenzar a hablar con un Dunmer que se encontraba sentado en una especie de trono hecho de madera.
Mientras esperaba a Edzard, Asia vio a una mujer que se acercaba a ella. La mujer era Dunmer de cabello color negro no muy largo, el cual llevaba suelto sobre su espalda. Lleva puesto un vestido de noble de color verde oscuro con toques rojos, que además posee bordados de color dorado, además de esto también tenía botas forradas de piel de color marrón claro.
“Hola, no te había visto por aquí. ¿eres nueva?” preguntó la Dunmer.
“Oh, Hola. Si soy nueva llegue recién hoy.” Respondió Asia.
“Ya veo. Me llamo Cindiri. ¿Cómo te llamas tú?
“Un gusto. Yo me llamo Asia Argento.”
“Ese es un bonito nombre. Por cierto, ¿Qué hace una joven bretona por aquí?” preguntó Cindiri.
“Yo… yo…” tartamudeaba Asia, ya que no sabía que responder.
“No tienes que forzarte a decirme si no quieres.” Dijo Cindiri con una sonrisa.
Asia negó con la cabeza. Y decidió contar una versión un poco elaborada de su historia. “Yo aparecí en el yermo de ceniza y Edzard me salvo la vida de unos seres hechos de ceniza.”
“¡Oh! ¡Pobre niña!” gritó Cindiri. “Eso explica por que tu ropa esta en tan mal estado.”
“Si, ellos estuvieron a punto de matarme, pero entonces Edzard apareció y me salvó.” Dijo Asia con una sonrisa.
Cindiri comenzó a mirar a Asia de pies a cabeza.
“Esto…, ¿Por qué me mira así?” pregunto Asia.
Cindiri no respondió de forma verbal, sino que tomó la mano de Asia y la llevo al ala derecha de a mansión.
“Espe... espera.” Dijo Asia tratando de zafarse del agarre de Cindiri.
“Tranquila, no te voy a hacer daño. Solo ven conmigo.”
Asia vio que Cindiri no iba a ceder, así que se resignó y siguió a la Dunmer. Subieron por unas escaleras y llegaron al segundo nivel. Una vez allí, Cindiri la llevó a un cuarto. Cuando ambas ingresaron al cuarto, Cindiri la dejó en un banco y se fue a buscar en un baúl.
Asia miró la habitación y se sorprendió. La habitación era amplia. Tenía una cama matrimonial y varios roperos, además de que había expositores con varias joyas.
“Asia, pruébate este vestido.” Dijo Cindiri mientras le entregaba a Asia un vestido.
Asia miró el vestido y trató de rechazarlo, pero Cindiri le dijo que ese vestido ya no lo usaba. Así que, decidió regalárselo a Asia en ves de botarlo. Asia se resignó y comenzó a probarse el vestido.
“Entonces, ¿fuiste salvada por Ysmir?” preguntó Cindiri.
“¿Ysmir?” preguntó Asia confundida. Ella no conocía a ningún Ysmir.
“Ahh, parece que no sabes los títulos de Edzard.”
“¿Edzard tiene títulos?” preguntó Asia.
“Si, varios de hecho. Aunque sería mejor si te los dice él.” Respondió Cindiri. “¿Vas a vivir con él, ¿verdad?”
“Si. Edzard me ha dicho que viva con él.” Contestó Asia, era extraño que pudiese hablar de estos temas con alguien apenas conoce.
“Ya veo. Te diré algo Asia. Ese chico es alguien muy raro.” Dijo Cindiri viendo a Asia terminar de vestirse.
“Oh, te queda muy bien.” Dijo Cindiri viendo a Asia. “Ahora, ven aquí.”
Asia se acercó a Cindiri. Quien comenzó a peinarle el cabello ligeramente.
“¿Qué quiere decir con que Edzard es alguien muy raro?”
“El chico es una persona amable. De eso no tengas duda, pero también puede ser un verdadero monstruo.”
Asia se quedó pensando unos momentos y trató de imaginar a Edzard como un monstruo, pero no pudo hacerlo.
“Entonces, Asia. ¿Dónde está tu bolsa con tus posesiones?” preguntó Cindiri, ya que no había visto ninguna bolsa con Asia, tampoco en el caballo de Edzard.
Asia bajó la mirada cuando recordó su maleta. “Ya no tengo una, la perdí cuando llegué aquí.”
Cindiri se llevó las manos a la boca. Comenzó a sentir pena por Asia, así que se levantó y comenzó a buscar en su ropero. Cuando terminó de buscar, tenía varios vestidos en su haber.
“Asia, ten estos vestidos.” Dijo Cindiri mientras le entregaba a Asia los vestidos.
“Pero…”
“Tranquila. Son vestidos nuevos, incluso el que tienes es nuevo.”
“¿Son nuevos?” preguntó Asia asombrada. “¿Por qué me los da si son nuevos?”
“Fácil. No son de mi talla.” Respondió Cindiri.
Asia parpadeó confundida, no sabía cómo responder a eso.
“Los encargué hace unos meses, pero el sastre se equivocó y los hizo con una talla más pequeña.”
Asia al fin pudo entender por qué se los estaba regalando. “Ya veo. Entonces, muchas gracias.”
Cindiri sonrió y luego se acercó a Asia con una cinta.
“¿para que es esa cinta?” pregunto Asia.
“Bájate la parte superior del vestido y quítate la ropa interior.”
Asia se sonrojó cuando escucho eso. Retrocediendo unos pasos, preguntó. “¿Por qué?”
“Tranquila, solo voy a medir tu talla para mandar a que te compren ropa interior.”
Asia aun estaba asustada, pero accedió. Se bajó la parte superior del vestido y se quitó el brasier. Entonces, Cindiri tomó las medidas y las escribió en una hoja.
“Ya está. Enviare las prendas a la casa de Ysmir más tarde.” Dijo Cindiri.
Asia asintió y se volvió a vestir.
“Bueno, creo que debemos de bajar. Ysmir ya debe de haber terminado de hablar con el Edil.”
Asia asintió y juntas bajaron al primer piso. Cuando llegaron a la sala donde se habían conocido, Cindiri puso una mano sobre el hombro de Asia.
“¿Cindiri?”
“Escucha Asia. No importa lo que fuiste antes, ese es tu pasado. Tienes ante ti un nuevo futuro. Así que ve y no dejes que algún antiguo prejuicio te impida hacer lo que tu corazón desea hacer.”
Antes de que Asia pudiese contestarle, fue interrumpida por Edzard.
“Asia, veo que has conocido a Cindiri…” la voz de Edzard se comenzó a ir mientras veía a Asia.
Edzard tenía la mandíbula descolocada. Por qué no sabía que había pasado. Cuando él se fue a hablar con el Edil, había dejado a Asia vistiendo su vestido roto. Él había planeado comprarle algunos vestidos en Skyrim, ya que en Roca del Cuervo eran un tanto difíciles de encontrar. De hecho, planeaba pagarlos con la pequeña cantidad de dinero que había ganado recientemente.
La cantidad era de treinta mil septims, dinero enviado por la casa Redoran. Este dinero fue enviado como pago por la derrota de Miraak y por ayudar a reabrir las minas de ébano.
“¿Qué pasa Ysmir? ¿Un cauro se comió tu lengua?” Bromeó Cindiri al ver la cara de Edzard.
“Yo… yo...” Edzard estaba que tartamudeaba.
“¿Venga, no tienes nada que decirle a Asia?”
“Asia, te vez muy bien con esa ropa.” Dijo Edzard mientras desviaba la mirada.
Asia se sonrojó por el cumplido que le había dicho Edzard.
Y es que Asia ahora vestía un vestido de lino. El vestido era de color azul oscuro y llegaba hasta sus tobillos. El vestido tenia muchas decoraciones en hilo de plata. Además de que era un poco ajustado y por lo tanto acentuaba la figura de Asia.
Cindiri sonrió y decidió llevarse a Edzard un momento.
“Me debes cinco mil septims.” Dijo Cindiri mientras le entregaba a Edzard una bolsa con los otros vestidos. No le diría a Edzard que se los había regalado a Asia.
Edzard asintió. No parecía mal trato. Esos vestidos costaban más. “Te mandare el dinero en estos días.”
Cindiri asintió.
“Bueno Asia, creo que es hora de que nos retiremos.” Dijo Edzard.
Asia asintió. Girándose se despidió de Cindiri.
Mientras Edzard y Asia se dirigían a la mansión Severin, Cindiri los miraba desde lejos y una sonrisa apareció en su rostro.
“Cindiri, ¿por qué sonríes?” preguntó su marido.
“Acabo de ver algo muy interesante. Tengo que pensar en un buen regalo.”
“¿Qué regalo?” preguntó el Edil Morvayn uniéndose a la conversación.
“El regalo para la boda de esos dos.” Respondió Cindiri.
Ambos ediles se quedaron ahí quietos sin entender que pensaba la Dunmer.
El viaje desde la mansión Morvayn hasta la mansión Severin transcurrió en un agradable silencio. Al llegar a la mansión, Asia se percató que al igual de que las demás casas de la zona, esta parecía estar hecha con el caparazón de insectos gigantes. En las afueras había plantas similares a unas sábilas gigantes de color rojo.
Edzard llevó a Asia a la entrada de la mansión y abrió la puerta. Luego ambos ingresaron al edificio.
Asia miró el interior de la mansión y se sorprendió, pues pensó que vería los restos del animal al que le pertenecía el caparazón; sin embargo, en el interior solo había una pequeña chimenea en la parte posterior, mientras que justo en el centro de la sala se encontraba una escalera que permitía bajar a la siguiente planta.
“Bueno, supongo que debería decir, bienvenida a mi humilde morada.” bromeó Edzard, pues esta casa no tenía nada de humilde. Sí, la fachada parecía común, pero si uno ve los materiales de los objetos en ella, pues se les caería la mandíbula, la mayoría de estos eran no solo caros, sino que también eran importados de Morrowind.
‘Qué bueno que la casa me salió gratis y totalmente amueblada.’ celebró internamente Edzard. Aunque la verdad es que tuvo que detener un intento de asesinato en contra del Edil Morvayn para poder obtener esta casa.
Asia solo parpadeó confundida ante la broma de Edzard.
Luego de eso, Edzard la llevó a Asia a la planta baja, donde ella pudo observar un gran corredor donde había varias puertas. Edzard comenzó a decirle a donde llevaba cada puerta. La primera a la mano derecha era la cocina y el comedor. La primera a la mano izquierda era una pequeña biblioteca. La segunda a la mano derecha era un almacén. La segunda a la mano izquierda era una armería. La tercera a la mano derecha era el dormitorio que ahora sería de ella. La tercera a la mano izquierda era el baño y finalmente la habitación que daba al final del pasillo era el dormitorio de Edzard.
Edzard se dirigió a la que sería la habitación de Asia y dejo allí la bolsa con la ropa que Cindiri le había dado.
“Bueno, Asia. Entra tu primero al baño.”
Asia asintió. Y vio como Edzard salía de la habitación. Asia miró su habitación. Era una habitación un poco pequeña, pero sin duda era mas grande que la habitación que había tenido en Italia. La habitación tenia una cama, una mesa, dos sillas y un ropero.
“Bueno será mejor que vea que ropa me pondré.” Dijo Asia mientras se acercaba a la bolsa. Una vez que la abrió, sacó los vestidos de la bolsa. Estuvo indecisa unos momentos, pero decidió elegir uno de los mas simples. El vestido elegido era un vestido de una pieza, el cual era de color gris.
“Asia, acaba de llegar un paquete de Cindiri.” Dijo Edzard entrando a la habitación.
Asia giró y vio a Edzard con una bolsa en su mano.
“Gracias.” Dijo Asia mientras tomaba la bolsa. Girando, puso la bolsa junto a los vestidos.
“No es que me interese, pero, ¿Qué hay en esa bolsa?” preguntó Edzard.
“No hay nada importante.” Respondía Asia rápidamente mientras se ponía roja.
Edzard levanto una ceja en confusión, pero decidió no presionarla más.
“Bueno, me voy a devolver el caballo.” Dijo Edzard mientras salía de la habitación, pero antes de salir, giró y habló. “Asia, una vez que termines de bañarte, ¿puedes entrar al almacén y llevar algunas verduras y carne para preparar la cena?”
“Está bien”
Edzard asintió y salió de la habitación.
Asia escuchó como los pasos de Edzard se hacían lejanos. Suspirando, se acercó a la nueva bolsa y comenzó a hurgar en ella.
‘¿Cómo será la ropa interior en este mundo?’ Pensó Asia mientras tomaba una prenda de la bolsa. Se sintió aliviada cuando vio que era muy similar a la ropa interior que usaba. Tomando el vestido y su ropa interior, se fue al baño.
Al llegar al baño, vio que la habitación era espaciosa. Tenía el piso hecho de piedra y había una gran piscina en el centro de la misma, la cual estaba cubierta por piedra blanca pulida. La piscina poseía dos grifos de agua en la parte posterior. Uno tenía los ojos de color azul y el otro rojo. Asia abrió el grifo de ojos rojos y se sorprendió de que saliese agua caliente, entonces comprendió que el de ojos azules debería ser agua fría. Dejó que la piscina se llenara un poco y luego cerró el grifo de agua caliente. Luego abrió el otro grifo y dejó que la piscina se termine de llenar.
Asia se desvistió y se dirigió a la piscina. Ya estando dentro de la piscina, Asia se sentó y dejó que el agua caliente lavara sus problemas mientras reflexionaba.
‘Ah…, esto se siente bien, la verdad tengo suerte de que Edzard me haya permitido quedarme con él. Talvez sea obra de Dios que encontrara a alguien como él justo después de que fui excomulgada de la iglesia.’ pensaba Asia mientras seguía sumergida en la piscina de agua caliente.
Al recordar su excomunión, Asia se sintió triste, pues ella literalmente había dedicado gran parte de su vida a la iglesia, solo para ser expulsada por curar a un diablo. Sin embargo, ella nunca renegaría de su fe. Esto solo era una prueba más de Dios para ella.
Al terminar de reflexionar sobre su pasado, Asia decidió terminar su baño. Al salir de la piscina, se vistió, primero se puso la ropa interior y luego el vestido, el cual llevaba un cinturón. Cuando estuvo completamente vestida salió del baño y decidió avisarle a Edzard que el baño ya estaba disponible.
“¡Edzard! ¡ya terminé! ¡el baño esta libre!” gritó Asia al estar en el pasillo.
“¡De acuerdo, voy a entrar en un rato!” gritó Edzard desde la planta superior.
Luego de eso, Asia se dirigió al almacén. Al entrar se asombró al ver que los estantes en el interior estaban repletos de productos, había patatas, zanahorias, tomates. También había carnes que se mantenían conservadas en sal y lo que parecían ser alimentos ahumados. Pensando rápidamente, decidió tomar unas cuantas patatas, zanahorias y un poco de carne. Luego de eso, se dirigió hacia la cocina.
Al entrar se dio cuenta de que esta habitación también era grande, además de que tenía un fogón en el centro, que al lado derecho tenía una pequeña mesa para picar y cortar los alimentos a preparar. También había un horno en la esquina posterior izquierda y en el lado derecho se encontraba una mesa con seis sillas. Asia dejó las verduras y la carne en la mesa y de un cajón en la parte inferior de este sacó un cuchillo y comenzó a pelar las verduras, para luego comenzar a cortarlas junto a la carne, tan absorta estaba en su tarea que no escuchó que Edzard se acercaba.
“Asia, ya terminé.” habló Edzard desde la puerta. “Déjame ayudarte.”
Asia giró y vio a Edzard parado en la puerta. Él llevaba una camisa sin mangas de color negro ceñida al tórax, un par de pantalones negros de tela y unas botas negras de cuero con correas del mismo color en un patrón en forma de X. Debido a la camisa ceñida se podía ver que tiene un cuerpo delgado, pero tonificado. Además de que en una pequeña parte de sus brazos había cicatrices.
Asia sintió sus mejillas enrojecer al ver a Edzard sin su armadura.
Edzard sonrió un poco al ver a Asia sonrojarse, así que decidió tomar otro cuchillo de la mesa y comenzó a ayudar a preparar la comida. Debido a que ambos trabajaron juntos, la cena se preparó muy rápido. Cuando se terminó de cocinar el guiso, Asia tomó dos platos y los llevó a la mesa. Mientras tanto, Edzard tomó dos tazas y las llenó de té de lavanda que había preparado anteriormente.
Ambos se sentaron uno al lado del otro en la mesa. La cena transcurrió de manera silenciosa y al acabar de comer, ambos comenzaron a conversar.
Edzard comenzó a contarle sobre muchas cosas. Le contó sobre la reciente guerra civil en Skyrim. También le contó sobre sus títulos. Por su parte, Asia comenzó a contar la parte final de su historia. Fue ahí que Edzard aprendió que Asia había sido excomulgada por salvar a un diablo.
“Asia. ¿Aun quieres volver a la tierra?” preguntó Edzard.
Asia estuvo pensativa por unos momentos, pero al final asintió.
Edzard simplemente suspiró. “Esta bien. Te prometo que encontrare una manera de que puedas viajar a la tierra.”
“Muchas gracias Edzard.” la voz de Asia contenía mucha alegría.
Edzard asintió. Luego ambos comenzaron a conversar de cosas mas triviales. Estuvieron hasta muy entrada la noche. Luego de la charla, ambos se dirigieron a sus respectivas habitaciones.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter Text
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Capítulo 3
Roca del Cuervo – Tirdas 25 de Ultima Semilla del 202 de la Cuarta era
Asia se encontraba cocinando el almuerzo del día. Ya habían pasado seis días desde que ella había comenzado a vivir con Edzard. Mentiría si dijera que no habían sido los seis días más felices y pacíficos que había tenido desde hace mucho tiempo.
Ella había aprendido mucho sobre Edzard en estos días. Lo primero era que ambos tenían catorce años. Lo segundo era que la tenía los caninos ligeramente más grandes que un humano normal. Lo tercero era que él era un herrero a tiempo parcial. Lo cuarto era que él era muy bueno cocinando, pero su verdadera especialidad eran los productos hornera dos como pasteles y panes. Lo quinto era que él era un bibliófilo, es decir le encantaban los libros.
“Oh, ya está el guiso.” Dijo Asia mientras se acercaba a la cocina. Ya que no quería sentir que vivía a costa de Edzard, había decidido ayudar en los quehaceres de la casa. Así que ella había decidido encargarse de las comidas y de limpiar, aunque Edzard también ayudaba a limpiar.
Ella había estado en un verdadero predicamento. Esto se debe a que ella sabía cocinar en cocinas modernas, pero en este mundo no hay termómetros ni hornos a gas. Todo aquí se cocinaba con leña en ollas de hierro. Había quemado la comida varias veces, pero no se había rendido. Luego de tres días, al fin pudo cocinar como se debía en una cocina de leña.
Viendo que la comida ya estaba hecha, la sirvió en dos platos. Luego de eso, los puso en la mesa. Quitándose el delantal, salió de la cocina y se dirigió hacia la armería. Mientras se acercaba el sonido de acero golpeando acero se escuchaba.
“Edzard, el almuerzo ya está listo.” Dijo Asia mientras abría la puerta.
Edzard estaba que terminaba de martillear la hoja de una espada cuando escuchó que Asia le decía que la comida ya estaba lista.
“Está bien, ya voy. Espera a que temple esta espada.” Dijo Edzard mientras se acercaba a un barril lleno de una sustancia de aspecto similar al alquitrán.
Asia observó como Edzard sumergía la hoja que se encontraba al rojo vivo en el barril. Unos segundos después Edzard sacaba la hoja y le daba una mirada rápida.
“Bien, el templado esta perfecto.” Dijo Edzard con una sonrisa mientras dejaba la hoja sobre una mesa. En dicha mesa había varias hojas más. Habría un total de siete hojas.
Edzard comenzó a sacarse el delantal de herrero. Cuando lo hizo, se quedó solo con su camisa. Cuando estaba por salir de la habitación, fue detenido por un brazo.
“¿Asia?”
“¿De verdad vas a ir a comer con esas fachas?” preguntó Asia mientras hacia un puchero.
“Por supuesto. Estoy hambriento.” Respondió Edzard.
“No. Primero lávate. Apestas.” Dijo Asia mientras fruncía la nariz.
Edzard puso los ojos en blanco. No entendía por qué debía de hacer eso. Asia siempre decía cosas como esas. Ella hacía que él se lavara las manos antes de comer, también no dejaba que coma hasta que estuviese correctamente aseado. Suspirando, se dirigió hacia un barril con agua. Quitándose la camisa, comenzó a lavarse el torso, los brazos y la cara.
Asia miraba el cuerpo semidesnudo de Edzard. Ella ya sabía que Edzard tenía un cuerpo tonificado, lo que realmente le llamaba la atención eran las cicatrices que tenía tanto en la espalda como en el pecho. Estas cicatrices iban desde marcas de garras a lo que parecían pequeños puntos y cortes de diversos tamaños. Ella había jadeado de sorpresa cuando las vio por primera vez.
Luego de terminar de lavarse, Edzard estaba por ponerse la misma camisa que tenía puesta antes, pero antes de que lo haga una camisa apareció frente a él. Mirando, vio que Asia era quien le estaba dando la camisa.
“Gracias.” Dijo Edzard mientras tomaba la camisa y comenzaba a ponérsela.
Asia solo sonrió en respuesta.
Ya cambiando y aseado, Edzard siguió a Asia hasta la cocina. Ya estando ahí, vio que el almuerzo era guiso de jabalí con puerros a la parrilla y patatas. Sentándose, comenzaron a conversar mientras comían.
“Entonces, ¿Qué planes tienes para hoy?” preguntó Edzard.
“Umm. Cindiri me ha invitado a beber té con ella.” Respondió Asia.
Asia había pasado bastante tiempo con Cindiri. Literalmente casi todos los días habían tenido charlas mientras bebían té.
“Y tú, ¿Qué harás el resto del día?”
“Primero, terminar esas espadas. Luego iré a entrenar un rato con los guardias. Ya en la noche puede que vaya a beber a la taberna.” Respondió Edzard.
“¿Quién te ha encargado esas espadas?” preguntó Asia.
“Nadie, son un encargo que le han hecho a Glover Mallory. Me ha pedido que lo ayude porque tiene mucha carga de trabajo.”
Asia asintió y continúo comiendo su almuerzo.
Cuando terminaron de comer, Edzard decidió lavar los platos mientras Asia se iba al baño a prepararse para su salida con Cindiri. Cuando Edzard terminó de lavar los platos, se fue a la armería para terminar las espadas.
Cuando terminó de hacer las espadas, las colocó a todas en sus fundas y las ató juntas. Luego se fue a su habitación y se puso una armadura de cuero. Tomando el paquete se dirigió a la entrada principal donde Asia lo estaba esperando.
Ambos salieron de la casa y se dirigieron al mercado. Ya estando en el mercado, Edzard le entregó el paquete de armas a Glover. Luego escoltó a Asia hasta la mansión Morvayn. Allí se despidieron.
“Asia, no te olvides de hacer tus maletas, ya que mañana viajamos a Skyrim.” Dijo Edzard.
Asia asintió y comenzó a caminar hacia la entrada de la mansión. Cuando estuvo por entrar, se giró y hablo. “Buena suerte en tu entrenamiento.”
Edzard asintió y se dirigió hacia los barracones. Era hora de estirar los músculos y buscar al menos no aburrirse de golpear a los guardias.
El interior de la posada el Netch de las Arcadas estaba repleto de humo y sonidos de diferentes conversaciones. En medio de este salón en una mesa se encontraban dos personas charlando. El primero era Edzard y el otro era un anciano de raza imperial, el cual iba vestido con una túnica de color verde, con una camisa blanca debajo de esta. La túnica tenía el pecho descubierto, con unos cuantos cordones en patrón de X para mantenerla cerrada. Vestía pantalones blancos, tenía un cinturón marrón el cual llevaba sobre la túnica, además de tener botas de color marrón. El anciano tenía la cabeza casi calva con unos cuantos mechones plateados, además de tener un gran bigote.
“Entonces Edzard, ¿te vas mañana?” preguntó Crescio Cerelio.
“Si, he dejado desatendido muchas de mis obligaciones.” Respondió Edzard mientras miraba su botella de hidromiel.
“¿Qué planeas hacer con la chica que vive contigo?”
“Asia, va a venir conmigo a Skyrim.”
“Ya veo. Sabes, en un principio no me creía eso de que la habías salvado.” Dijo Crescio para luego beber un trago de sujamma.
“En serio. ¿Qué pensaste que había hecho? ¿Qué la había secuestrado?” preguntó en broma Edzard.
Crescio no respondió y solo bebió otro trago más de su bebida.
“¿En serio pensaste que había hecho eso?”
“La verdad es que lo pensé. Pero luego recordé que no eres ese tipo de persona.”
Edzard puso los ojos en blanco. Pero antes de que pudiese decir algo más, su bebida fue arrojada por una persona que se había acercado a él.
“Haaa… ¿Qué quieres Mogrul?” suspiró Edzard.
Mogrul es un Orco de piel verde con cabello castaño. Sus ojos son de color dorado y tiene los colmillos inferiores grandes, tanto así que sobresalen de su boca. Viste una túnica manga larga de color verde con detalles en oro. Sobre la túnica lleva un chaleco de color marrón con borde dorados. Además, viste pantalones blancos y botas marrones.
“Ya sabes lo que quiero. ¿Cuándo pagaras tu deuda?” exigió Mogrul.
Edzard volvió a suspirar. Esto había estado pasando desde hace unas semanas. Todo inició cuando Neloth le había pedido que buscara un nuevo mayordomo. El único que había aceptado la oferta había sido Drovas Relvi. El Dunmer había aceptado la oferta para ya no pagarle el dinero que le debía a Mogrul. Desde ese día el Orco lo había estado molestando para que le pagara la deuda de Drovas.
“Ya te lo dije. No te voy a pagar ningún Septim, ve y cóbrale la deuda a Drovas.” Respondió Edzard.
Mogrul gruñó. “Sabes que ese elfo ya está fuera de los limites gracias a ti. Así que paga su deuda o si no…”
“Ah… En serio Mogrul. Este juego ya me cansó.” Dijo Edzard mientras se levantaba.
Edzard miro a Mogrul a los ojos. Mientras estaba en eso, vio como el mercenario de Mogrul estaba que llevaba lentamente su mano a su mandoble.
“Dile a tu mascota que no haga nada estúpido.” Dijo Edzard.
Mogrul levantó la mano, eso hizo que el Dunmer alejara la mano de su mandoble.
“Dejemos las cosas claras Mogrul. Tu deuda con Drovas no me interesa. Si quieres cobrarle a alguien, cóbrale a Neloth. O, ¿eres un cobarde que solo les cobra a los débiles?” dijo Edzard con una sonrisa de burla en su rostro.
Mogrul gruñó. “Ya veremos cuanto te dura esa sonrisa.”
Edzard llevó su mano a su bolsillo y sacó varias cartas. Extendiendo su mano le entrego las cartas a Mogrul. Acercándose a su oído le susurró. “Deberías de mandar a mejores matones, esos no sirvieron ni como calentamiento.”
Edzard llevó su mano a su bolsillo y sacó varias cartas. Extendiendo su mano, le entrego las cartas a Mogrul. Acercándose a su oído, le susurró. “Deberías de mandar a mejores matones, esos no sirvieron ni como calentamiento.”
“Por cierto una cosa más. El edil me ha dado carta blanca para matarte si sigues molestando.”
Cuando escuchó eso, Mogrul se puso tan blanco como la tiza. Su cuerpo comenzó a temblar de miedo. Balbuceando, se alejó de Edzard.
Cuando Edzard vio que Mogrul y su perro faldero habían dejado la taberna, volvió a sentarse.
“Ja, ja, ja. Por los ocho. La cara de ese Orco era genial. Parecía que se iba a cagar en cualquier momento.”
Edzard solo miró a Crescio y suspiró, no le gustaba hacer amenazas, pero Mogrul se había ganado a pulso esa amenaza. Luego llamó a la camarera y le pidió que le traiga otra botella de aguamiel.
“¿No te preocupa que vaya tras Asia?” preguntó Crescio.
Edzard negó con la cabeza.
“¿Por qué?”
“El idiota es un cobarde. Además de que casi ya no tiene matones. Sabe que si los manda contra Asia, terminaré por matarlo.” Dijo Edzard, para luego recibir la botella de aguamiel de las manos de la camarera.
Crescio Asintió. “Sabes, te has vuelto muy sobre protector con ella. Eso es muy bueno.”
Edzard alzó una ceja en confusión. “¿Por qué es bueno?”
“Esa chica necesitara toda la protección que puedas darle. Ya que se nota a leguas que no sabe luchar.”
Edzard no sabía por qué Crescio mencionaba eso. Pero luego se acordó. Era posible que Asia estuviera en peligro gracias a sus enemigos. Después de todo, los Thalmor lo querían muerto, además de que algún rival en las cortes de los Jarl podría intentar socavarlo.
“Veo que te has dado cuenta.”
Edzard asintió en respuesta.
“Y ¿Qué planeas hacer?” preguntó Crescio para luego tomar un trago de su bebida.
“La protegeré. Y si alguien quiere dañarla, tendrá que pasar primero sobre mí.” La voz de Edzard se había vuelto tan fría que toda la taberna estaba en completo silencio.
Crescio simplemente se quedó ahí sentado, luego comenzó a sentir lastima de la pobre alma que haga que el dragón del norte se enfurezca.
Ambos continuaron charlando hasta bien entrada la noche. Luego de eso cada uno se retiró a su respectiva casa.
Mar de los Fantasmas – Middas 26 de Ultima Semilla del 202 de la Cuarta era
Secunda y Masser se encontraban en todo lo alto del cielo mientras la Doncella del Norte surcaba las aguas del mar de los fantasmas en dirección hacia el puerto de la ciudad de Ventalia en Skyrim. La Doncella del Norte era una embarcación con una sola vela, mide veinte metros de largo, siete metros de ancho y estaba llena de mercadería que era transportada de Solstheim a Ventalia, más exactamente a la oficina de la compañía del imperio oriental. El capitán de la embarcación era el Nórdico Gjalund Sabio de la Sal. El barco había zarpado ese mismo día del puerto de Roca del Cuervo llevando mercadería, y como únicos pasajeros llevaba a Edzard y Asia.
En el interior del barco, en una habitación estaban Edzard y Asia. Edzard estaba que leía uno de los libros de los Falmer que había obtenido del valle olvidado.
“Edzard. ¿Cuánto tiempo hasta que lleguemos a Skyrim?”
“Umm. Llegaremos mañana por la mañana.” Respondió Edzard dejando de leer su libro. “¿Estas aburrida?”
“No. Solo que es la primera vez que viajo en un barco como este.”
Edzard alzo una ceja. “¿Cómo son los barcos de tu mundo?”
Asia se quedó pensativa unos segundos y luego comenzó a contarle lo poco que sabia sobre los barcos que había en la tierra.
“Espera. ¿Tienen barcos tan grandes que literalmente pueden tener a mil personas dentro?” preguntó Edzard totalmente asombrado.
“Si, se llaman portaaviones. Tienen ese nombre porque llevan aviones ahí”
“¿Aviones? ¿Qué es eso?”
“Son vehículos que se usan para surcar los cielos.” Respondió Asia.
“Ah. Son aeronaves.” Dijo Edzard.
“Espera. ¿tienen aeronaves aquí?”
Edzard asintió.
“Enserio. ¿Cómo son?” preguntó Asia emocionada. Ya que era la primera cosa que ambos mundos parecían tener en común.
Edzard tomó un pedazo de papel y con la ayuda de un carbón comenzó a dibujar la forma que tenían las aeronaves. Cuando terminó de dibujar le dio el papel a Asia.
“Se parecen a los dirigibles.” Dijo Asia mirando el dibujo.
“¿Dirigible?” preguntó Edzard.
Asia asintió y comenzó a contarle a Edzard lo poco que sabia sobre los aviones. Estuvieron hasta muy entrada la noche charlando. Finalmente, ambos se echaron a dormir.
Ventalia – Turdas 27 de ultima semilla del 202 de la Cuarta era
La doncella del norte había atracado en el puerto de Ventalia esa misma mañana.
Asia miraba con asombro el puerto y la ciudad de Ventalia. Los muelles eran amplios, pero pocos en cantidad. La ciudad poseía murallas altas y gruesas y todas eran de color gris.
Ella vestía un vestido azul oscuro, un par de guantes y botas de piel. En sus hombros había una gruesa capa de piel de lobo. Esta capa había sido un regalo de Edzard. La capa era larga y traía una capucha, la cual ella llevaba puesta.
Mientras Asia miraba los muelles, Edzard se acercó a ella.
Él había decidido usar una camisa negra manga larga con pantalones y botas del mismo color; sin embargo, sobre esto estaba usando una armadura hecha de cuero, además de usar guanteletes de cuero reforzados. Una espada colgaba en el lado izquierdo de su cinturón y un cuchillo en el lado derecho del mismo. Y, por último, traía puesta una capa negra con capucha.
“Asia. ¿Está todo listo?” Dijo Edzard.
Asia asintió.
Ambos comenzaron a caminar hacia la ciudad. No habían dados muchos pasos cuando fueron abordados por un Argoniano. Los Argonianos son una raza de reptiles humanoides bípedos.
Asia miraba asombrada al Argoniano. Edzard ya le había contado sobre las razas de hombres-bestia, pero nunca esperó encontrar a una tan pronto.
Este Argoniano vestía una camisa manga larga de color verde, sobre la cual llevaba un chaleco negro, pantalones y botines de cuero, ambos de color marrón, además llevaba una daga y un bolso en su cinturón.
“Ed, mi amigo. Es bueno verte.” saludó el Argoniano mientras se acercaba a Edzard y le extendía una mano.
“También es bueno verte, Explorador de Ciénagas.” Edzard respondió el saludo con una sonrisa mientras tomaba la mano del Argoniano.
El Argoniano se había percatado de la joven humana que viajaba con Edzard. Era a primera vez que la veía. Así que decidió hablar con ella.
“Hola jovencita, me gustaría saber el nombre de quien viaja con mi amigo.” habló Explorador de Ciénagas con una sonrisa y un tono de voz alegre.
“Hola, me llamo Asia Argento. Es un gusto conocer a un amigo de Edzard.” respondió Asia tímidamente. Y es que hablar con un reptil bípedo era algo nuevo para ella y tenía miedo de insultarlo de manera involuntaria.
Explorador de Ciénagas miró a Asia y sonrió. La chica parecía que ser muy amable. Girando su cabeza, vio a Edzard y comenzó a hablar con él.
“Entonces, Ed. ¿Qué novedades traes?”
“Nada importante. Solo que acabo de detener a otro loco que quería conquistar Tamriel.” Respondió Edzard.
Explorador de Ciénagas se quedó en silencio. Eso no era nada nuevo, Edzard parecía que tenía que salvar al mundo casi dos veces al año.
“Bueno cambiando de tema. ¿Tú y los otros Argonianos tienen tiempo libre?”
El Argoniano asintió en respuesta, mientras lo hacía, sus ojos comenzaron a brillar. A él le gustaba cuando su amigo venía a Ventalia. Ya que eso significaba que había un trabajo extra para él y los otros Argonianos. Trabajo por el que recibirían el equivalente al triple de la paga de dos meses de sus sueldos en el muelle.
“Bien, necesito lleven algunos paquetes a Hjerim.”
El Argoniano asintió, pero antes de irse recordó algo.
“Ed, Revyn Sadri quiere hablar contigo.”
Edzard parpadeo. No había hablado con el Dunmer en mucho tiempo.
‘¿Qué querrá?’ pensó Edzard.
“¿Sabes lo que quiere?” preguntó Edzard.
“No, pero dijo que si te veía llegar te dijera que te reúnas con él en su tienda.”
Edzard asintió. Luego se despidió del Argoniano. Tomando la mano de Asia, comenzó a caminar hacia la ciudad.
“¿Edzard, ¿Por qué el Argoniano te llamo Ed?” preguntó Asia.
“Bueno, es mi apodo. Todos mis amigos me llaman Ed.” Respondió Edzard mientras se rascaba la cabeza.
“Edzard, ¿Yo también puedo llamarte Ed?” preguntó Asia mientras miraba al piso.
Edzard se quedó pensativo unos segundos, pero luego sonrió. “Claro, no hay ningún problema.”
Asia sonrió cuando Edzard le dijo eso. “Gracias, Ed.”
Ambos se sonrieron y luego continuaron caminando. Caminando por unas escaleras, ingresaron a la ciudad. Desde la entrada caminaron hacia la derecha.
“Ed, ¿Hacia dónde nos dirigimos?” preguntó Asia con curiosidad. Ya que le barrio por el que estaban caminando era muy diferente al resto. Este barrio tenía casas apiladas las unas sobre las otras.
“Nos dirigimos hacia la tienda de Artículos Usados de Sadri. Al parecer, el dueño me ha estado buscando.”
Ambos caminaron un buen rato. Al llegar a la tienda, Asia se dio cuenta de que era un edificio que había visto días mejores. El techo parecía estar cayéndose y las paredes estaban ligeramente rajadas.
Entraron a la tienda y se quitaron las capas, pues dentro del establecimiento estaba más cálido que en el exterior. Asia pudo ver que la tienda era espaciosa y que tenía un mostrador, en donde se podían observar diversas mercancías desde armaduras hasta escudos y armas.
“Hola, Sadri.” saludó Edzard al Dunmer.
“Ed.” respondió Sadri.
Revyn Sadri es un Dunmer que, al igual que sus compatriotas, tiene la piel color gris, ojos rojos y su cabello es de color negro, el cual estaba peinado hacia arriba. Llevaba una túnica morada, con un chaleco negro. También llevaba un pantalón negro y botas marrones con tres botones dorados en un lado de cada bota. Tenía un cinturón, el cual poseía dos bolsos pequeños al frente.
Sadri vio a Edzard, pero luego poso su mirada en Asia. Edzard al ver esto, decidió presentarlos.
“Sadri, te presento a Asia Argento.” Asia asintió hacia el Dunmer.
“Bueno, después de esta gran presentación. Dime porque querías hablar conmigo.”
“Está bien. Pero sígueme, esto hay que hablarlo en privado.”
Edzard entendió que esto era muy peligroso. Girando vio a Asia.
“Asia, puedes esperar aquí. Aunque si quieres puedes salir y caminar por las cercanías, pero no te alejes mucho.”
Asia asintió y vio como Edzard se adentraba en la tienda con el elfo. Cuando los perdió de vista, decidió salir a ver las cercanías. Tomando su capa y volviendo a ponérsela, salió de la tienda.
Edzard estaba sentado frente a Sadri. El Dunmer le había dado una carta que había sido enviada por Malborn.
En la carta decía:
Edzard,
Mi amigo, debemos de reunirnos lo más pronto posible. Hay muchas cosas que debo de decirte, pero no puedo decirlas por carta. Así que te veré en la posada El hogar helado el 17 de Fuego Hogar. Procede con cautela, los Thalmor están vigilándote.
M.
Edzard suspiró mientras se levantaba de la silla. Caminando se acercó a una pared y puso la carta sobre una de las antorchas.
“¿Sabes lo que decía la carta?” preguntó Edzard mientras veía como la carta se volvía cenizas.
“No. Cuando Ambarys me trajo la carta, la guardé en un compartimiento secreto. No puedo tener nada que me relacione con Malborn.”
“¿Tan mala está la situación?” preguntó Edzard.
“Si. Los Thalmor han puesto precio por la cabeza de Malborn, además de que tienen espías por aquí.” Respondió Sadri. “Están buscando cualquier pista que les diga donde esta Malborn.”
“Ya veo. Bueno entonces haremos como que esta charla nunca existió.”
Sadri asintió.
Ambos se levantaron y volvieron al mostrador de la tienda.
Cuando Edzard llegó pudo ver que la capa de Asia no estaba. ‘Así que salió a ver los alrededores.’
Luego de pensar eso, Edzard tomó su capa y estaba por salir cuando la puerta de la tienda fue abierta.
“¡Ed! ¡hay problemas!” gritó Explorador de Ciénagas casi sin aliento.
“Explorador de Ciénagas, ¿Qué ha pasado?” preguntó Edzard mientras ayudaba al Argoniano a sentarse en una silla.
“Es Asia, Rolff y Angrenor la están lastimando.”
“¿Qué quieres decir?”
El Argoniano comenzó a contar que estaba que volvían de Hjirim cuando vio a Rolf discutir con Asia. Estaba por intervenir cuando vio como Rolf levantó a Asia, pero decidió pedir ayuda a Edzard cuando vio a Angrenor llegar.
Edzard no terminó de escuchar lo que decía el Argoniano. Sin siquiera preocuparse por su capa, salió raudo como el viento. Mientras corría, usaba el hechizo de clarividencia para saber a dónde ir.
Asia sentía que su mente se apagaba. Esto se debía que la estaban asfixiando.
Ella había salido de la tienda y había estado caminando por los alrededores Hasta que vio a unos niños Dunmer jugar. Acercándose, los niños la miraron y comenzaron a correr en círculos alrededor de ella. Al final, los niños le habían pedido que juegue con ellos. Y ella había aceptado.
Todo fue risas y diversión hasta que un niño tropezó con un Nórdico vestido con una túnica manga larga de color beige claro, sobre la cual había una túnica manga corta de color beige oscuro. La túnica le llegaba hasta sus rodillas. Sus pantalones eran del mismo color que su túnica, además estos pantalones tenían correas en un patrón de X en las pantorrillas. También llevaba botines de color marrón y un cinturón con una daga. Tenía un gorro de piel marrón en su cabeza.
El Nórdico había comenzado a asfixiar al niño Dunmer, y ella había decidido intervenir. Y ese fue un error fatal. El Nórdico había dejado al niño, pero este y su amigo no pudieron ir lejos, ya que otro Nórdico los tenía retenidos. Este otro Nórdico estaba vestido con harapos. Y tenía la cabeza rapada, tampoco tenía barba, sus ojos marrones.
Ella había empezado a discutir con el hombre, pero él la había insultado y luego la había levantado por el cuello de su vestido, el otro Nórdico le había dicho que debían de interrogarla con un tono lascivo. Eso hizo que el Nórdico que la sujetaba comenzara a tocar sus labios. Ella respondió mordiendo el dedo de su agresor. Esto hizo que él comenzara a asfixiarla.
La inconciencia estaba por reclamar a Asia, cuando de la nada sintió que ya no la asfixiaban. Así que abrió los ojos y lo que vio la sorprendió. Edzard estaba que agarraba la muñeca de su agresor.
“Te recomiendo que dejes a la chica, Rolf.” Dijo Edzard apretando su agarre en el brazo de Rolf.
Rolf comenzó a gruñir de dolor. Pero se detuvo cuando Edzard le dio un rodillazo en el estómago. El golpe hizo que Rolf soltara a Asia.
Asia no cayó al suelo, ya que fue atrapada por Edzard, quien de un salto se alejó de Rolf.
Edzard dejó a Asia en el suelo y luego comenzó a caminar hacia Rolf. Mirando más de cerca, vio como Angrenor sostenía a unos niños Dunmer. Extendiendo su mano, Edzard lanzó un hechizo de rayo sobre Angrenor. El hechizo hizo que Angrenor saliese volando y terminara chocando con una pared, lo que hizo que quedara inconsciente. Los niños Dunmer no perdieron tiempo y corrieron hacia donde estaba Asia.
“Parece que no aprendes Rolff.” Dijo Edzard ya estando frente a Rolf. “Te advertí que dejaras de molestar a lo Dunmer, pero parece que no entendiste.”
“¡Vete a la mierda, maldito mocoso!” gruñó Rolff mientras se levantaba. Cuando lo hizo, rápidamente desenfundo un cuchillo e intentó apuñalar a Edzard.
“¡Ed!” fue el grito de Asia cuando vio como atacaban a su amigo.
Edzard vio como el cuchillo se acercaba a su cuerpo. Así que de un rápido movimiento esquivó la puñalada. Cuando vio a Rolf pasar por su lado, extendió la mano y lo agarró de la cabeza y luego procedió a estamparlo contra una pared. Esto hizo que Rolf quedara inconsciente.
Edzard suspiró cuando vio los dos cuerpos inconscientes. Acercándose a Asia, le dio una palmadita en la cabeza.
“Eres muy valiente, Asia.” dijo Edzard con una sonrisa.
“¿Por qué dices eso?” preguntó Asia sonrojada.
“Decidiste proteger a los niños incluso sabiendo de que no podrías hacer mucho.”
Asia desvió la mirada, pues estaba muy avergonzada.
Edzard giró y vio a los niños. “Esperen un rato, luego iremos a buscar a sus padres.”
Los niños asintieron.
Antes de que alguien se moviese, llegaron varios guardias.
“Legado, ¿podría explicarme que pasa aquí?” preguntó el capitán que estaba a cargo de la patrulla mientras a los dos idiotas en el piso inconscientes.
“Me encontraba comprando en la tienda de Sadri cuándo un Argoniano llegó y nos mencionó que esos dos idiotas estaban causando problemas de nuevo.” respondió Edzard mientras señalaba a los dos Nórdicos en el piso. “Mi plan era arreglar el asunto pacíficamente; sin embargo, ellos amenazaron a una amiga.”
Edzard sabía que era delito mentir a un guardia, pero no es que pudiese decir que estaba leyendo la carta de un criminal buscado por los Thalmor.
El capitán hizo señas a sus hombres, quienes comenzaron a llevarse a los dos Nórdicos. El capitán hizo un saludo y se fue de la calle.
Ya estando solos, Edzard y Asia llevaron a los niños a tienda de Sadri donde esperaron a que este llamase a los padres de los niños. Cuando las familias se reunieron, Edzard y Asia caminaron de regreso a Hjerim.
La noche había caído sobre Ventalia, y Edzard se encontraba tendido sobre su cama. El viaje de regreso desde el barrio gris había sido tranquilo.
Cuando llegaron a la mansión, Asia le había preguntado por qué Rolf había actuado como lo había hecho. Suspirando le contó sobre la xenofobia que había en la ciudad. Incluso llego a mostrarle los informes de las víctimas de esta violencia. Cabe mencionar que la pobre Asia había vomitado cuando leyó los informes.
A parte de eso, también le contó sobre las tensiones que había entre el Imperio y el Dominio de Aldmer.
Luego de eso, él se había puesto a hacer la cena, pero fue interrumpido. La persona que lo había interrumpido había sido el edecán del Jarl. Quien le entregó una carta. Carta que se encontraba abierta sobre la mesa. En esa carta decía:
Edzard,
Lamento tener que pedirte esto, pero la situación ya es muy preocupante. Lo de hoy es solo la gota que colmó el vaso, esto no puede seguir más tiempo. La misión que te asignare debe de llevarse de la manera más sigilosa posible. Lamentablemente gracias a sus contactos, tanto Rolf como Angrenor han salido libres. La misión que te encargare es muy simple. Elimina a esos dos.
Edzard suspiró y de un salto se levantó de la cama. Rápidamente se cambió de ropa. Ahora vestía un conjunto de ropa completamente negra. Caminando se acercó a la ventana de su habitación y luego la abrió. Rápidamente salió por ahí y ya una vez fuera de la casa, se tomó una poción de invisibilidad.
Saltando del techo, cayó en un callejón. Poniéndose su capucha, comenzó a caminar hacia la plaza de la ciudad.
Caminó por alrededor de una hora, hasta que encontró al primero de sus objetivos. Angrenor se encontraba calentándose con el fuego de una de las antorchas que había cerca de la posada el Calor de la Vela.
Caminando sigilosamente, Edzard se acercó a Angrenor. Y con un rápido movimiento le cortó la garganta. Sin prestar demasiada atención se fue del lugar dejando a Angrenor ahogarse en su propia sangre.
Desde la plaza caminó por varios callejones, esto lo hizo para perder a algún posible guardia que lo siguiese. Si bien no parecía no haber habido gente cerca cuando había asesinado a Angrenor, aún había alguna posibilidad de que se equivocase. Mas valía prevenir que lamentar. Después de todo, era más fácil escapar por callejones que escapar de la prisión de Ventalia.
Caminó otro rato y finalmente llegó hasta una casa. Acercándose lo más discretamente posible, forzó la cerradura y logró ingresar a la residencia.
La residencia había visto mejores días. Esto era, porque había muchas telas de arañas y polvo por varias partes. Sin prestarle atención a la suciedad, se dirigió al dormitorio principal de la manera más sigilosa posible. Una vez que llegó a la habitación, tomó su arma y se acercó a la cama. Alzando su brazo, apuñaló a Rolf en el pecho. Esta acción hizo que el Nórdico abriera los ojos, pero cuando intentó gritar, Edzard le cortó la garganta.
Una vez hecho eso, Edzard salió de la casa, pero no antes de colocar muchas runas de fuego en varias partes de la casa. Cuando estuvo a una distancia prudente, hizo explotar las runas. La explosión despertó a gran parte de la ciudad. Edzard vio que guardias iban de un lugar a otro tratando de apagar el fuego, pero demorarían mucho tiempo en hacerlo.
Edzard salió de la ciudad y debajo del puente quemó la ropa que había usado en el asesinato. Abriendo un cofre oculto, sacó de ahí una túnica, un pantalón y un par de botas. Rápidamente se vistió e ingresó lo más sigiloso que pudo a la ciudad.
Ya estando de nuevo en su habitación, Edzard procedió a escribir una carta a Malborn. En la carta había decidido cambiar el lugar de su encuentro a la tumba de Ysgramor. Había sido un poco difícil, pero había visto a varios espías Thalmor seguirle lo más sigilosamente que podían. Algo estaba pasando y si su instinto no fallaba, no era algo bueno.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 4
Hibernalia – Sundas 6 de Fuego del Hogar del 202 de la Cuarta era
Asia miraba asombrada el paisaje que tenía enfrente. Los grandes campos nevados se extendían hasta el horizonte reflejando la luz del sol de mediodía. Actualmente ella estaba viajando sobre una carreta.
Edzard había comprado la carreta para poder viajar cómodamente. Los días después de la llegada de ambos a Ventalia habían sido muy ajetreados, la razón fue que Edzard había sido señalado como el posible actor del asesinato de Rolf y Angrenor. Quienes lo acusaban, decían que era su represalia por como Rolf había maltratado a Asia. Por fortuna para él, los cargos fueron retirados cuando se logró probar que él no había salido de su casa esa noche.
Lamentablemente, esa pelea que él pensó que no había sido vista por nadie, terminó por estar en boca de todos y seria cuestión de tiempo que todo Skyrim supiese sobre esa pelea.
Cinco días después del intento de arresto, Asia y Edzard habían partido de Ventalia en dirección de Hibernalia. El viaje fue relativamente tranquilo. El único problema que habían tenido fue cuando un troll de escarcha los había atacado. Edzard se había ocupado del troll con un hechizo de relámpagos. Asia había visto de primera mano cómo el relámpago convertía al troll en cenizas.
“Asia ten cuidado.” Dijo Edzard mientras veía como Asia estaba que se inclinaba sobre la baranda de la carreta.
“Pero así puedo ver mejor el paisaje.” Respondió Asia con un puchero.
“Asia, si te caes, es posible que termines enfermándote.”
Asia suspiró y se alejó de la baranda de la carreta. Mientras volvía a sentarse, sopló un viento helado. El frio hizo que tiritara y que se ajusté más la capa. Mientras se ajustaba la capa, vio el pequeño broche de oro que sujetaba la capa.
Flashback
Asia se encontraba leyendo un libro en la habitación de Edzard. Si bien ella no debería de estar ahí, los mejores libros de la casa estaban ahí. Así que ella se había colado mientras Edzard no estaba.
“Ahhh... ya terminé con este libro.” Suspiró Asia mientras se levantaba de la silla donde estaba sentada. Caminando, se dirigió hacia el estante, pero cuando estaba a punto de dejar el libro en su lugar, una voz habló.
“Siempre quise ver quien era la persona que leía mis libros y que pensaba que no me daría cuenta.” Dijo Edzard con una sonrisa al ver a Asia intentar dejar el libro que había tomado en el estante.
Asia parecía un venado acorralado por una manda de lobos. Ella no esperaba que Edzard la descubriera, pero lo había hecho.
“Ed…. Yo… yo…” tartamudeaba Asia.
Edzard usó telekinesis y le arrebató a Asia el libro. Se asombró cuando vio la portada.
‘Nórdicos de Skyrim. Un tipo de lectura extraña.” Pensó Edzard.
“Asia, ¿Por qué estabas leyendo este libro?”
“Yo intentaba aprender más de tu pueblo.” Dijo Asia mientras miraba al piso. Se sentía mal por haber entrado, así como así a la habitación de Edzard.
Edzard suspiró. Camino unos pasos y volvió a poner el libro en su lugar. Luego se acercó a Asia y le puso una mano en su cabeza.
“Si esto es por lo que te conté, no debes de preocuparte. Ya te dije que la xenofobia abunda en las viejas comarca. No todos los Nórdicos son iguales, los del oeste son más cosmopolitas.” Dijo Edzard con una sonrisa.
Asia asintió y comenzó a caminar para dejar la habitación de Edzard, pero cuando estaba por salir escuchó que Edzard la llamaba.
“Asia, ven. Tengo algo para ti.”
Asia giró y se acercó a Edzard.
Edzard metió la mano a su bolsillo y sacó un pedazo de tela. Desenvolviendo la tela le mostro a Asia un broche.
Asia se quedó mirando el broche. El broche era un disco de oro, el cual tenía una cruz grabada y en el centro de la cruz había una pequeña esmeralda.
“¿Es para mí?” preguntó Asia mirando el broche.
“Si. Lo necesitaras para poder sujetar mejor tu capa.”
Asia asintió y tomó el broche. Después de ponerlo en un bolsillo de su vestido, ella saltó y le dio un fuerte abrazo a Edzard.
Fin Flashback
“¡Asia!”
Asia se sobresaltó cuando escuchó ese grito. Mirando al frente, pudo ver que estaban en lo que parecían ser un pueblo. El pueblo tenía varias casas destrozadas, pero era obvio que estaban siendo reparadas. Mirando atrás, pudo ver que incluso estaban construyendo una muralla.
“Ed, ¿Dónde estamos?” pregunto Asia mientras bajaba de la carreta.
“Estamos en Hibernalia.” Respondió Edzard mientras les hacía señas a unos jóvenes.
Cuando los jóvenes llegaron, comenzaron a sacar las pertenencias de ambos de la carreta y comenzaron a llevarlas a las puertas de lo que parecía ser un castillo.
“Ed, ¿Qué es este castillo?”
“Es el Colegio de Hibernalia.” Respondió Edzard.
“Entonces, ¿Es ahí donde nos quedaremos?” preguntó Asia emocionada, pues nunca había estado en un castillo.
“Sí. Y esta vez no nos quedaremos solo unos días.” respondió Edzard. “Nos quedaremos por tres semanas, tengo muchos deberes como Archimago que debo resolver.”
Asia sonrió al escuchar eso. Si bien le gustaba viajar, quería quedarse más que solo unos días en cada lugar que visitaban.
Ambos comenzaron a caminar en dirección a las puertas del colegio. Cuando por fin llegaron a las puertas del colegio, Asia se dio cuenta de que el colegio se encontraba sobre un acantilado, más exactamente, se mantenía sobre una montaña. El colegio estaba unido a la ciudad por un puente que estaba en muy malas condiciones y que parecía que se caería en cualquier momento. El colegio en sí mismo es una fortaleza formada por tres torres unidas por una muralla. Dos de estas torres eran circulares y la última torre era cuadrada, cabe destacar que esta era más grande que las otras. Estas torres estaban separadas por un gran patio circular.
Al momento de cruzar el puente, Asia había tomado la mano de Edzard, pues tenía miedo de caer. Y ese miedo se hizo más grande al momento de ver la gran caída que le esperaba si tropezaba.
Cuando finalmente llegaron a las grandes puertas del colegio, Asia se asombró al ver que allí al frente había varias personas. Personas que tendrían entre treinta y setenta años, todos vestidos con túnicas de manga larga, pantalones negros y botas forradas de piel. Esta vestimenta estaba presente tanto en hombres como mujeres, la única variante era el color de los mantos que llevaban sobre las túnicas.
En el momento en que ambos ingresaron, se acercó el más anciano del grupo. Este tenía el cabello blanco como la nieve, el cual llevaba peinado hacia atrás, además de poseer tres trenzas a cada lado de la cabeza, las cuales tenían cintas de cuero negro en las puntas. También poseía heterocromía, el ojo derecho era de color avellana y el izquierdo era de color verde. Él también vestía las mismas túnicas que sus compañeros, pero llevaba el manto de color verde oscuro.
“Bienvenido de nuevo, Archimago.” habló el anciano haciendo una reverencia, mientras que los que estaban atrás le imitaban.
“Gracias Maestro Tolfdir, es bueno volver.” respondió Edzard con una sonrisa.
“Veo que ha traído a alguien con usted.” dijo con curioso Tolfdir.
“Sí, pero hablaré de esto contigo en mi estudio.” ordenó Edzard. “Los demás maestros quedan despedidos, informaré personalmente de esto más adelante.”
Al momento de escuchar esto, todos los maestros asintieron y se retiraron del lugar.
Edzard tomó la mano de Asia y la llevó hacia el interior del complejo. Mientras caminaba, Asia pudo ver que en el patio había una gran estatua de una persona que ella no conocía.
Luego de subir por una escalera, ambos llegaron a las dependencias del Archimago ubicadas en el tercer piso de la torre central. Estas dependencias eran una gran habitación, la cual poseía varios estantes, una gran cama para dos personas e incluso un jardín dentro.
Mientras Edzard ponía las pertenencias de ambos en la habitación, Asia miraba el jardín. Estaba asombraba e intrigaba de que pudiera haber uno allí, pero sobre todo lo que más le llamaba la atención eran las bolas de luz que flotaban por ahí.
“Ed, Esas bolas se parecen a la bola de luz que convocaste cuando nos conocimos.” Dijo Asia.
“Parece que ya has visto a Edzard hacer magia.” respondió Tolfdir mientras entraba a la habitación. Seguía vistiendo sus túnicas y el manto, solo que esta vez tenía un bastón de color gris. Este bastón tenía un detalle de fuego hecho con finos hilos en la parte superior y dentro de este decorado había una gema de color ámbar que brillaba.
Al momento de escuchar al anciano hablar, Edzard se acercó y ambos se abrazaron mientras reían.
“Es bueno verte de nuevo, Ed.” habló Tolfdir mientras sostenía los hombros de Edzard y le daba una sonrisa.
“A mí también me da gusto verte de nuevo maestro.” respondió Edzard también con una sonrisa.
“Entonces, ¿Quién es la chica?” preguntó Tolfdir a su amigo y exalumno. “¿Tu nueva amante?”
Edzard y Asia enrojecieron cuando escucharon lo que Tolfdir preguntó.
“¡No tenemos ese tipo de relación!” gritó Edzard mientras Asia asentía.
“Entonces, ¿por qué esta aquí?”
“Es una larga historia, así que recomendaría que te sientes y te pongas cómodo.”
Y así, los tres fueron asentarse en una mesa que había cerca, donde Edzard los presentó, y comenzó a contar lo que sucedió en Solstheim. Como había conocido a Asia. También le conto sobre el origen de esta.
“Así que, encontraste y salvaste a una chica de otro mundo, y ahora deseas encontrar una manera de devolverla a su mundo.” dijo Tolfdir con preocupación. Él sabía que era posible hallar ese conocimiento, pero este tipo de conocimiento era muy peligroso.
“Sí, maestro, ese es el plan.”
Tolfdir suspiró. Él conocía muy bien a su exalumno. Él sabía que cumpliría su promesa a toda costa. Así que decidió ver mejor a la niña llamada Asia. La chica era bonita, de eso no había duda. Y era muy notorio ver que Edzard se estaba encariñando de ella. Incluso podría decirse que él estaba comenzando a tener un flechazo por ella.
“Señorita, ¿Puede mostrarme lo que llamas sacred gear?” preguntó Tolfdir a Asia, la verdad es que estaba a muy intrigado sobre estos artefactos.
Asia asintió, para luego convocar dos anillos plateados con gemas de color verde en los dedos medios de cada mano. Al momento en que los convocó, Tolfdir y Edzard se acercaron para ver mejor el artefacto. Si bien Edzard había sabido de su existencia, no le había pedido a Asia que se los mostrara, y estaba contento por tomar esa decisión. Esos anillos emitían un aura y poder mágico similar a un artefacto daedrico de bajo nivel.
“Asombroso. La cantidad de energía mágica que desprende es increíble, no solo eso, su diseño y materiales no son algo que haya visto en mi larga vida.” comentó emocionado Tolfdir. “Asia, ¿Qué sabes sobre la magia?”
“No mucho, solo sé lo que Ed me ha contado.”
La verdad es que ella no le había preguntado a Edzard más sobre el tema, pues en la iglesia estaba mal visto el uso de magia.
“Ummm…, Ed, ¿Has medido su potencial mágico?”
“La verdad es que no lo he hecho.” respondió Edzard mientras miraba a su maestro. “Mi razonamiento es que, al no ser de este mundo, ella no posee las reservas de magia que poseemos aquí.”
“No perdemos nada al intentarlo.” comentó Tolfdir mirando a Asia. “Así que Asia, ¿Quieres saber si eres capaz de aprender a usar la magia de Tamriel?”
Asia se sorprendió al escuchar a Tolfdir decir eso. Una parte de ella quería aprender, pero otra no. Estaba dividida, ya que la iglesia Cristiana prohibía el uso de magia, pero mientras pensaba a su mente llegó la frase que le había dicho Cindiri. Así que, suspirando, Asia tomó una decisión.
“Yo quiero aprender magia.” Contestó Asia.
Edzard se sorprendió al ver la convicción en los ojos de Asia. Sonriendo se levantó de su asiento y se acercó a ella. Arrodillándose, tomó sus manos entre las suyas. Las manos de Edzard comenzaron a brillar de color azul y sus ojos comenzaron a brillar.
Edzard vio a Asia y sus ojos se abrieron por lo que vio.
‘Magia, ella posee reservas de magia, pero ¿Cómo es esto posible?, Asia no debería tener reservas para usar la magia de Tamriel.’ pensó Edzard preocupado.
Decidido a saber la razón de esto, decidió a usar su variación del hechizo de visión del décimo ojo.
Este hechizo, a diferencia del original, si permite ver cosas que no pueden ser vistas de manera normal, tales como auras o bendiciones. Al usar el hechizo pudo ver que alrededor de Asia había un aura dorada, la cual la rodeaba completamente, también pudo ver claramente los anillos que eran su sacred gear.
‘El color del aura no es normal, tampoco lo es la sensación que da, pero siento que he visto ese tipo de aura en algún lugar.’ pensó Edzard aún más preocupado que antes, este tipo de aura solo podía significar una cosa; sin embargo, al momento de volver a mirar, se dio cuenta de que apareció un símbolo alrededor de Asia. Este símbolo era una cuerda finamente elaborada, la cual poseía un nudo de rizo al final, uniendo así ambos extremos. Debido al shock de ver ese símbolo, Edzard perdió la concentración y el hechizo finalizó. Edzard terminó cayendo de rodillas y comenzó a jadear, asustando tanto a Asia como a Tolfdir, los cuales se apresuraron a llevarlo a su silla para que descanse y se recupere.
“Ed, ¿Estás bien?” preguntó Asia muy preocupada, pues era la primera vez que veía a Edzard en ese estado.
Edzard asintió. Mágicamente estaba bien, pero estaba agotado tanto mental como físicamente. A pesar de que el hechizo que usó necesitaba de grandes cantidades de magia, él poseía magia más que suficiente para usarlo. El problema radica en que el hechizo pone un gran estrés en la mente y en el cuerpo del usuario. Esto debido a que muestra cosas que no están destinadas a ser vistas por los ojos de un mortal.
Al ver a Edzard asentir, tanto Asia como Tolfdir suspiraron de alivio.
“Entonces, Ed, ¿Asia posee reservas mágicas para aprender magia?” Se podía escuchar el interés en la voz de Tolfdir.
Edzard solo volvió a asentir, obteniendo de esta manera un jadeo de asombro de Asia y Tolfdir.
Si bien Tolfdir había propuesto ver si la joven Asia podía aprender magia, solo lo había hecho para ver el progreso de su exalumno en los hechizos de detección de magia; sin embargo, ahora estaba muy intrigado por los resultados de su pequeña prueba.
Asia también se sorprendió al saber que podía aprender magia, pues ella estaba segura de que no podría. Edzard le había explicado de donde se obtenía la magia en Nirm. Así que al enterarse de que podía aprender a hacer magia la entusiasmó mucho.
“Entonces, Ed, dinos, ¿Cuánta magia posee Asia?” preguntó Tolfdir.
“Asia… posee reservas…. mágicas normales.” contestó Edzard entre jadeos, pues aún estaba cansado y le costaba respirar un poco. “Sin embargo, ¿Sabe que significa un símbolo de un círculo hecho con una cuerda que se ata entre ambos extremos con un nudo de rizo?”
Al momento de escuchar esa pregunta, Tolfdir alzó una ceja. Sin embargo, comenzó a pensar en que podría significar ese símbolo.
‘Un círculo hecho con una cuerda que se ata entre ambos extremos con un nudo de rizo?’ pensaba Tolfdir mientras se frotaba la barba
Tolfdir estuvo pensando un buen rato, hasta que se dio cuenta de lo que significaba. Luego le dio un golpe a Edzard en la cabeza con su bastón. Esta acción hizo que la cara de Edzard terminara estrellándose contra la mesa. Asia, que estaba escuchando la conversación, se asustó por esta acción.
“¡Auch! ¡Qué le pasa, maestro!” gritó Edzard mientras se sobaba la cabeza. “¡¿Por qué me golpeó?!”
“¡Por idiota!” gritó en respuesta Tolfdir. “¡Edzard ese símbolo pertenece a una diosa en particular!”
Al momento de escuchar eso, tanto Asia como Edzard abrieron los ojos. La primera porque no entendía que pasaba, mientras que Edzard lo hizo por que comenzó a conectar los puntos de lo que estaba pasando.
‘Soy un idiota, por supuesto que había sentido ese tipo de aura antes, y eso fue cuando ayudé al templo de Riften a extender la benevolencia de Mara.’ pensó Edzard. La benevolencia de Mara es en sí los templos que adoran a Mara, la diosa de la fertilidad, la agricultura y el amor. Estos templos buscan lograr la unidad de todas las criaturas mediante la difusión y la investigación del amor.
Al ver que Edzard ya sabía a qué deidad pertenecía ese símbolo, Tolfdir decidió preguntar el por qué lo preguntaba.
Y así Edzard comenzó a contar qué había creado variaciones de muchos hechizos, gracias a que obtuvo mucho conocimiento de los libros negros de Hermaeus Mora, pues estos libros te transportan al propio plano de Hermaeus Mora.
“Así que ese hechizo que creaste te permitió ver que Asia posee una bendición de la propia Mara.” dijo Tolfdir asombrado por el hechizo de su antiguo alumno.
Edzard asintió en respuesta.
“Bueno, cambiando de tema ahora que sabes que Asia puede aprender magia, ¿Qué harás?”
“No es obvio, la inscribiré en el colegio.”
Esta respuesta sorprendió a Asia, la cual se levantó y comenzó a saltar de alegría. Esta acción provocó que Edzard y Tolfdir sonrieran. Cuando Asia se calmó lo suficiente, se sentó y así pudieron continuar con la conversación.
“Supongo que Asia participará del examen de ingreso en tres días.” comentó Tolfdir.
Al momento de escuchar eso, los ojos de Edzard se abrieron, se había olvidado de eso.
‘Asia no tiene entrenamiento en magia.’ pensó Edzard entrando en pánico; sin embargo, ahí recordó algo muy importante sobre dicho examen.
“Maestro, el examen se hará por escuelas de magia, ¿verdad?” preguntó Edzard con una sonrisa de oreja a oreja.
Tolfdir asintió como respuesta a la pregunta de Edzard.
“Asia, ¿Qué escuela de magia deseas aprender?” preguntó Edzard.
Al momento de escuchar la pregunta, Asia comenzó a pensar sobre qué escuela elegir. Comenzó a fruncir el ceño mientras pensaba. Ella no sabía que elegir, todas las escuelas tenían algo bueno que enseñar. Pero finalmente se decidió por una.
“Quiero entrar a la escuela de restauración.” Respondió finalmente Asia.
“¿Estás segura de esto?, si bien es posible cambiar de escuela, no es muy sencillo.” comentó Tolfdir.
“Sí, estoy muy segura.” respondió con determinación Asia mientras miraba de reojo a Edzard, el cual se encontraba pensativo.
Tolfdir solo pudo asentir al ver la determinación en los ojos de la niña; sin embargo, se dio cuenta de que ella comenzó a mirar de reojo a Edzard y finalmente entendió lo que pasaba.
‘Parece que se está tejiendo una historia muy interesante aquí, será divertido observarlos.’ Pensó Tolfdir mientras una sonrisa se formaba en su rostro.
“Bueno, Ed, realmente ha sido interesante hablar contigo sobre esto, pero tengo deberes que hacer para la ceremonia de ingreso de este año. Así que me retiro.” dijo Tolfdir mientras se levantaba de la silla y comenzaba a irse; sin embargo, al momento de llegar a la puerta se giró. “Recuerda que debes hablar con los demás maestros, ellos también necesitan información sobre el por qué Asia está aquí.”
Después de decir eso, Tolfdir por fin salió de la habitación dejando a Edzard y a Asia solos. Edzard suspiró mientras se levantaba, pues debía preparar las lecciones de Asia, además de que debía dar un informe a los demás maestros, pero no les diría sobre el origen de Asia.
‘Sé que Tolfdir no dirá nada, así que debo pensar en una cubierta más elaborada sobre el por qué esta aquí.’ pensó Edzard.
Cuando Edzard se levantó, Asia también lo hizo; sin embargo, antes de que ella pudiera hablar, Edzard se adelantó.
“Asia, ¿Puedes quedarte aquí a ordenar las cosas?”
“Está bien Ed.” respondió Asia. “Sin embargo, ¿A dónde vas?”
“Voy a la biblioteca, después de todo tengo que prepararte para el examen de ingreso, además de que debo dar un informe sobre el por qué estás aquí.”
“Está bien, Ed, cuídate.”
Edzard asintió y se dirigió a la biblioteca mientras Asia se quedaba a ordenar sus pertenencias y las de Edzard.
Tres horas después, Edzard volvió con varios libros y pergaminos. Asia se asombró por la cantidad de libros. Cuando Edzard los puso en la mesa, la llamó para empezar las lecciones. Cuando hubieron trascurrido varias horas, Edzard se había dirigido a la cocina a buscar la cena.
Luego de cenar, prosiguieron estudiando, dejando de lado el problema más grande que tendrían esa noche. Donde dormiría cada uno, pues solo había una sola cama y ellos eran dos.
Colegio de Hibernalia – Middas 9 de Fuego del Hogar del 202 de la Cuarta era
Asia se encontraba rodeada de muchas personas. Todos ellos eran magos que habían venido a dar el examen para ingresar al colegio como aprendices y todos eran de diferentes razas y géneros, habían Argonianos, Dunmers, Bretones, Imperiales, Nórdicos y Guardias Rojos. Todos los cuales eran mayores que ella por algunos años. Y todos se hallaban conversando entre ellos; sin embargo, ella se encontraba sola en un rincón.
Había pasado los últimos tres días estudiando en la habitación de Edzard. Él se había asegurado de que ella aprendiera todo lo necesario para poder ingresar al colegio. Esos tres días habían sido muy incómodos, pues debido a que ella no podía salir de la habitación y al haber solo una cama, ella y Edzard habían compartido dicha cama. El solo hecho de recordar eso hacía que su cara se enrojeciera de vergüenza; sin embargo, no pudo pensar mucho en eso, pues se abrieron las puertas que daban al salón principal del colegio, saliendo de ella todos los maestros. Un Orco que iba con ellos se dirigió hacia una pequeña mesa que había sido puesta cerca de donde se pararon los maestros. El Orco se sentó en la silla, tomando una hoja en blanco y una pluma con un tintero asintió a Tolfdir, el cual se paró frente a los aspirantes y aclarándose la garganta comenzó con el examen.
“Sean bienvenidos todos ustedes al examen de ingreso al colegio de Hibernalia.” anunció Tolfdir, llamando así la atención de todos.
Al momento de escucharlo, todos los aspirantes prestaron total atención al anciano maestro.
“Como todos sabrán, en este examen deberán demostrar que poseen los conocimientos básicos necesarios para ingresar al colegio.” anunció Tolfdir mirando a la multitud presente. “Serán llamados por sus nombres en orden alfabético. Se les preguntarán sus datos completos y deberán decir a que escuela desean ingresar y por qué motivo. Posteriormente, se les hará una prueba la cual estará dirigida por el maestro de la escuela mágica a la que hayan decidido ingresar.”
Todos los presentes se alejaron del centro del patio, dejando así espacio suficiente para que se lleven a cabo las pruebas.
“Muy bien, empezaré por el primer aspirante.” anunció Tolfdir. “Asia Argento, un paso al frente.”
Al escuchar su nombre, Asia se asustó, no esperaba ser la primera convocada. Todos los aspirantes voltearon inmediatamente a verla, lo cual la asustó aún más. Así que con pasos pequeños comenzó a acercarse al centro del patio. Al llegar frente a Tolfdir, este le dio una sonrisa de apoyo.
“Muy bien, diga su nombre completo, fecha de nacimiento, lugar de procedencia y signo bajo el cual nació.”
“M.... me llamo A.… Asia A…. Argento, nací el 11 de S…. Segunda Semilla, provengo de E.... Evermore, nací bajo el signo de la Sombra.” respondió Asia tartamudeando.
Mientras hablaba, el Orco escribía en el papel los datos de Asia, luego asintió a Tolfdir, el cual respondió de la misma manera.
“Muy bien, ¿A qué escuela mágica desea ingresar y por qué?”
“A la escuela de la restauración.” respondió Asia tímidamente. “Y deseo estudiarla para ayudar a las personas que lo necesiten.”
Al escuchar eso, varios de los aspirantes comenzaron a reírse de ella por escoger esa escuela.
“¿Enserio desea entrar a esa escuela?” susurró un Imperial.
“Esa escuela solo es para sacerdotes.”
“No vale la pena juntarse con magos como ellos.”
“Ja, ellos ni siquiera pueden ser considerados magos.” susurró un Bretón.
Esos eran los susurros que se escuchaban por parte de los otros aspirantes.
Asia bajó la cabeza por las burlas que recibía, pero todas esas risas cesaron cuando un aura asfixiante se sintió en todo el patio.
Todos los aspirantes estaban de rodillas, mientras que los maestros se mantenían en pie a duras penas. La razón de esto fue que el aura estaba saturada de magia e instinto asesino a tal grado que muchos comenzaron a temblar.
Asia por su parte estaba aterrorizada, era la primera vez que sentía algo así. Cuando las lágrimas amenazaron con caer por sus mejillas, el aura dejó de sentirse.
"Bueno, parece que el Archimago ha calmado las cosas." dijo Tolfdir con una gota de sudor por lo sobreprotector que se estaba volviendo Edzard. Esta era la primera vez que veía a su antiguo alumno tan enojado. "Debo decirles que el Archimago no aprecia que se burlen de ninguna de las escuelas de magia, él considera que todas las escuelas de magia son importantes para el avance de los estudios mágicos en Tamriel".
Todos los aspirantes jadearon de sorpresa al enterarse de que dicha aura mágica había sido producida por una sola persona.
Asia estaba asustada, nunca creyó que Edzard pudiese hacer algo así, pero en ese momento, recordó lo que le habían dicho Cindiri antes, que Edzard podría ser alguien amable, pero que también era alguien aterrador cuando se enojaba.
“Ahora, si no hay más interrupciones.” anunció Tolfdir. “Su razón es completamente válida y se ajusta al carácter de la escuela de la restauración. A continuación, la dejaré con la Maestra dicha escuela, la maestra Colette Marence.”
Al momento de ser llamada, la maestra dio un paso al frente. Ella es una mujer bretona que se encuentra entre los cuarenta y cincuenta años. Posee el cabello castaño oscuro, en el cual se podían ver algunas canas. Tenía un rostro serio y ojos de color oscuro. Ella viste la típica túnica de mago maestro, pero posee un manto de color marrón oscuro. Cuando estuvo al frente de Asia, sacó una daga y se hizo una pequeña herida en la palma de la mano, asombrando a todos los aspirantes presentes.
“Muy bien señorita, mi nombre es Colette Marence y soy la maestra de la escuela de restauración.” habló Colette mirando a Asia a los ojos. “Tendrás tres pruebas. La primera es que debes de usar un hechizo para curar el corte en mi mano.”
Al momento de escuchar que debía curar la herida, Asia de forma inconsciente casi usa su sacred gear; sin embargo, se dio cuenta a tiempo, lo que le permitió usar el hechizo de manos sanadoras. El hechizo funciono mejor de lo que uno esperaría, ya que no demoró casi nada de tiempo en curar las manos de Colette.
Colette miró su mano realmente asombrada. Ella había recibido junto a los demás la explicación formal del Archimago sobre la razón por la que Asia estaba ahí. La explicación había hecho que todos los maestros se preguntaran por qué Edzard estaba tan interesada en ella. Cuando la vieron parada en el centro del patio para saber a qué escuela pertenecería, ella y todos los demás maestros decidieron ver el nivel de sus reservas de magia y no encontraron nada especial en ella; sin embargo, ahora veía que ella realmente tenía talento para la magia de restauración.
“Muy bien hecho. Has pasado la primera parte de la prueba.” habló Colette con una pequeña sonrisa en su rostro. “Para tu segunda prueba. Debes usar una custodia para protegerte de un hechizo que te lanzaré.”
Asia asintió y se alejó de Colette. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, conjuró la custodia, la cual era una barrera mágica. Colette vio la custodia y decidió poner a prueba la cantidad de magia que tenía Asia, así que decidió no atacar por unos cuantos segundos. Cuando vio que la custodia no disminuía su poder, conjuró una bola de fuego y se la lanzó. Cuando la bola de fuego golpeó la custodia, fue completamente bloqueada por esta y Asia se encontraba sin daño alguno.
“Oye, ¿viste eso?”
“Si, como pudo mantener la custodia tanto tiempo.”
“Ni idea.”
Esos eran los susurros de varios de los aspirantes, pues estaban asombrados por la resistencia de la custodia de Asia. Si bien era relativamente fácil crear una custodia, el problema recaía en que estas necesitan una concentración constante para mantener su forma. Además de que debe ser alimentada de magia constantemente, por lo que los magos principiantes no pueden mantenerla por mucho tiempo.
“Muy bien, también pasas la segunda prueba.” respondió Colette aún más feliz que antes. La chica estaba resultando ser una verdadera prodigio en cuanto al uso de la magia de restauración. “La última parte de la prueba es opcional. Debes de usar un hechizo de la escuela de la restauración que sea de tipo ofensivo.”
Todos los aspirantes alzaron una ceja, pues no entendían la prueba. Se sabía que la escuela de la restauración tenía algunos hechizos ofensivos, pero estos pedían gran cantidad de magia. Es por eso por lo que muchos de los aspirantes estaban que se reían mentalmente.
“Está bien, tomaré la última prueba.” dijo Asia firmemente, asombrando así a los presentes. “¿Podría levantar una custodia, por favor?”
Colette asintió y creó una custodia simple. Mientras esto pasaba, todos los presentes, desde maestros hasta los aspirantes miraban muy extrañados y preguntándose el por qué Asia había aceptado esa última prueba.
Cuando Asia vio que la maestra había conjurado la custodia, comenzó a reunir magia en su mano derecha. La luz dorada comenzó a reunirse en su mano y luego ella lanzó una pequeña bola de fuego color dorado. Bola de fuego que al impactar en la custodia de Colette logró debilitarla hasta el punto en que casi se había desvanecido.
“¿Qué hechizo fue ese?”
“Ni idea, ¿tú sabes que hechizo fue?”
“No, nunca vi un hechizo así, pero se parece mucho a una bola de fuego.”
Esos eran los susurros de los aspirantes. Y es que todos, desde los maestros incluida Colette a los aspirantes estaban con la boca abierta. Ya que Asia había usado un hechizo de tipo ofensivo de la escuela que se decía solo era para curar.
“Excelente señorita, has aprobado todas las pruebas y es un gusto para mi darte la bienvenida a la escuela de la restauración del Colegio de Hibernalia.” dijo Colette una vez superó su asombro.
Al momento de que Colette terminó de hablar se escucharon aplausos, mirando hacia la fila de maestros, Asia vio a un sonriente Tolfdir aplaudiendo, acción que fue imitada por el resto de los maestros.
“Felicidades por aprobar el examen, realmente me ha sorprendido su demostración de habilidad mágica.” comentó Tolfdir una vez que terminó de aplaudir. “Realmente debes de haber tenido un gran tutor.”
Todos los aspirantes levantaron una ceja, al no entender lo dicho por Tolfdir. Asia comenzó a sonrojarse por la cantidad de atención que le estaban dando.
“La verdad es que no podría haber pedido a alguien mejor.” comentó Asia con una gran sonrisa en su rostro.
“Ya veo.” contestó Tolfdir mientras se acariciaba la barba, aún mantenía una sonrisa en el rostro. “Entonces señorita, le pido que se dirija al área asignada donde estarán los que aprobaron el examen.”
Al mencionar eso, Tolfdir señaló hacia su derecha. Asintiendo, Asia se dirigió allí para poder descansar. Y mientras avanzaba, daba pequeños saltos de felicidad.
Las pruebas duraron cuatro horas más, finalizando cerca de la hora del almuerzo. De los más de cien aspirantes a ingresar solo cuarenta lograron pasar las pruebas para poder ingresar al colegio. De estos cuarenta solo siete incluyéndola a ella ingresaron a la escuela de restauración, la mayor cantidad de ingresantes pertenecían a la escuela de destrucción y a la de conjuración, y en menor medida ilusión y alteración, mientras que casi nadie fue a restauración.
“Muy bien, felicito a los que han logrado pasar el examen de ingreso.” anunció Tolfdir a los aspirantes que habían logrado ingresar. “Por favor, sigan a Onmund, él los llevará a los que serán sus dormitorios.”
Cuando terminó de hablar, Tolfdir señaló a un joven nórdico. El cual poseía túnicas de mago de estudiante de destrucción, sus ojos eran azules; sin embargo, su cabello y demás facciones no eran muy visibles ya que este usaba una capucha de mago.
“Una vez que hayan sido asignados a sus habitaciones, serán llevados al comedor para almorzar. Luego deberán prepararse para la ceremonia de admisión en el salón de los elementos, esta será dentro de tres horas.” anunció Tolfdir. “Eso es todo, gracias.”
Terminando de hablar, Tolfdir junto con los demás maestros y el orco se retiraron adentro del edificio principal del colegio.
Onmund los llevó a todos al salón de la conquista, el cual eran los dormitorios de los magos aprendices. Este salón se encontraba en la torre ubicada a la mano izquierda desde el portón de entrada del colegio. Cuando llegaron, fueron llevados a sus respectivas habitaciones. A Asia le tocó una habitación en el tercer piso. Su habitación era pequeña y tenía una cama para una persona, además de tener un escritorio y varios estantes.
Después de que Asia terminara de ordenar sus pertenencias. Se vistió con la ropa que le habían dado y se dirigió al comedor a almorzar. La nueva ropa que vestía eran una túnica de mago, pantalones negros y botas del mismo color. Además de que llevaba un manto de color marrón, el cual estaba unido a su túnica por un broche con forma de ave con las alas extendidas
Después de almorzar, se dirigió junto a los otros nuevos alumnos al salón de los elementos para la ceremonia de admisión.
El Salón de los Elementos es una habitación de gran tamaño, la cual tenía una gran cantidad de bancos. Poseía muchas ventanas, las cuales mantenían muy bien iluminado el lugar. En el centro del salón había una especie de fuente, la cual desprendía unas pequeñas cantidades de magia. Desde la entrada hacia la mano izquierda hay una puerta que lleva a las dependencias del Archimago y a la mano derecha se va hacia la biblioteca, también conocida como Arcanaeum.
Cuando todos los alumnos estuvieron dentro del salón, comenzaron a entrar los maestros y junto a ellos había varias personas. Había un Khajiita, una Dunmer, un Bosmer, y también estaba Onmund. Cuando todos los recién llegados estuvieron formados frente a los nuevos alumnos, Tolfdir dio un paso al frente para comenzar la ceremonia.
“Sean bienvenidos todos ustedes al salón de los elementos.” anunció Tolfdir. “Ahora para comenzar con la ceremonia de bienvenida, el Archimago dirá unas palabras.”
Al momento de decir eso, todos en el salón se quedaron callados, pues ahora conocerían al Archimago, quien era el director del colegio. Además de ser quien hizo callar a todos los aspirantes cuando liberó una potente aura mágica durante el examen de ingreso; sin embargo, nadie apareció y esto hizo que Tolfdir se llevara la mano a la cabeza y comenzara a maldecir en susurros.
“Por favor, Archimago, podría dejar de estar entre los nuevos alumnos.” habló con enojo Tolfdir mientras aparecía una marca en su frente. “Y también podrías dejar de comer esa manzana.”
Cuando Tolfdir terminó de decir eso, Asia escuchó un suspiro a su costado. Mirando hacia ese lado, pudo ver a Edzard ahí parado comiendo una manzana. Su rostro mostraba despreocupación.
Edzard ahora vestía una camisa manga larga de color azul, guantes sin dedos de color negro, pantalón y botas del mismo color y poseía una gran capa gris, la cual se extiende sobre su pecho. En la parte de la espalda de dicha capa está impreso el símbolo del Colegio de Hibernalia, un ojo rodeado por un círculo el cual posee cinco puntas de lanza. Al ver que todos lo observaban, Edzard se acabó la manzana de un solo mordisco. Le dio un guiño con el ojo a Asia y luego prosiguió a dirigirse hacia el frente para comenzar la ceremonia.
Muchos de los nuevos alumnos, menos Asia y algunos Nórdicos estaban asombrados, pues no esperaban que el Archimago sea alguien tan joven.
“Oye, ¿ese es el Archimago?”
“Parece muy joven.”
“Parece que tiene la edad de mi hermana menor.”
“Es lindo.”
“Tienes razón, yo me llevaría a casa y nunca lo dejaría salir.”
Esos eran unos cuantos de los muchos susurros de los nuevos alumnos; sin embargo, fueron silenciados por un carraspeo por parte de Edzard. El cual ya se había posicionado frente a los alumnos.
“Como Archimago del colegio de Hibernalia, les doy la bienvenida a la institución que será su hogar durante su tiempo de aprendizaje aquí.”
“Si bien el colegio es muy permisivo en lo que respecta a la investigación de la magia, hay ciertas reglas a cumplirse para evitar sanciones, estas sanciones dependerán de la magnitud de la infracción.” anunció Edzard. “Estas reglas son: uno, no hacer ningún tipo de daño a tus compañeros, y dos, no robar a tus compañeros.”
Todos los alumnos presentes asintieron en señal de aceptación a las reglas impuestas.
“En cuanto a sus horarios de estudio.” dijo Edzard mientras Tolfdir le entregaba una hoja en la cual había unas notas escritas. “Todos ustedes estudiarán desde Morndas(lunes) hasta Loredas (sábado). Las clases se dividen en dos horarios, el de la mañana que es desde las ocho de la mañana hasta el mediodía y la de la tarde que es desde las dos de la tarde hasta las seis de la tarde.”
Al terminar de decir eso, Edzard usó magia para enviar unas hojas que contenían los horarios a los alumnos.
Cuando Asia vio su horario, se asombró, ya que solo tendría clases los días Tirdas (martes) en las mañanas y Turdas (jueves) en la tarde, los otros días había clases de las otras escuelas.
“Como ven, todos tendrán clases con su propia escuela dos veces a la semana. Las clases de encantamiento son obligatorias para todos y luego de esa clase habrá conferencias de cualquier escuela, cuyo ingreso es libre.” anunció Edzard. “Ahora, si alguien tiene preguntas, por favor levante la mano.”
Cuando Edzard dijo eso, todos comenzaron a tratar de hacer preguntas, haciendo así un alboroto, alboroto que terminó cuando Edzard lanzó un hechizo de rayo al techo, cuyo sonido silenció el salón.
“¿Qué parte de levantar la mano no entendieron?” comentó Edzard con una sonrisa en la cara. La sonrisa era amable, pero él tenía un aura negra a su alrededor, un aura que prometía mucho dolor si no hacían caso.
Todos los alumnos se callaron, y comenzaron a temblar al ver al Archimago con esa aura; sin embargo, un Bretón levantó la mano. Al notarlo, Edzard asintió para confirmar que podía hacer la pregunta.
“¿Qué debemos hacer los días que no tenemos clases?” preguntó el joven Bretón, el cual poseía sobre su túnica de mago un manto de color granate, lo que indicaba que pertenece a la escuela de destrucción.
“Pueden hacer lo que quieran, practicar hechizos, ir al Arcanaeum o si lo deseas puedes ir a trabajar.” respondió Edzard con una sonrisa. Esa era una muy buena pregunta.
“¿Trabajar? ¿A qué se refiere?” preguntó el Bretón totalmente confundido.
“Me refiero a que pueden ir a la ciudad a buscar un trabajo, después de todo, debes de obtener materiales para tus clases e investigaciones.” respondió muy feliz Edzard. “Como ya saben, Hibernalia está en proceso de reconstrucción y para tratar de crear buenas relaciones con los lugareños es muy posible que trabajéis ayudando en la reconstrucción. Y así ganamos todos. Ganan los pobladores de Hibernalia, pues consiguen más mano de obra para agilizar la reconstrucción de la ciudad. Ganan ustedes, pues obtendrán fondos para los suministros que necesitan y gana el colegio al mostrar que sus integrantes ayudan a la comunidad.”
Al escuchar su respuesta todos los estudiantes asintieron, comprendiendo la situación. Los alumnos que no podrían recibir suministros de sus familias por ser pobres o por haberse ido sin su bendición vieron aquí la oportunidad para obtener ingresos para sus necesidades.
“Muy bien, ¿Alguien más tiene preguntas?” volvió a preguntar Edzard.
Cuando parecía que no habría más preguntas, una joven Imperial levantó la mano. Edzard asintió para que ella pudiera preguntar.
“¿Cuáles son nuestras obligaciones con el colegio?” preguntó la joven Imperial, la cual vestía un manto azul oscuro, es decir que pertenecía a la escuela de Ilusión.
“Esa es una muy buena pregunta señorita.” respondió Edzard con una sonrisa, haciendo que la joven Imperial se sonrojara, provocando que Asia hiciera un puchero. “La verdad es que este lugar es para estudiar y practicar magia libremente. Las únicas obligaciones son respetar las normas. Y si haces descubrimientos en tus investigaciones, esperamos que comparta esos descubrimientos para poder agregarlos a la biblioteca del colegio.”
Al momento de escuchar eso, Asia se asombró. Edzard les estaba dando carta blanca para que estudien, practiquen e investiguen sobre la magia sin ninguna restricción. Cuando levantó la vista vio a otro estudiante, esta vez un Dunmer, el cual poseía un manto purpura oscuro, demostrando que pertenece a la escuela de la conjuración.
“Archimago, si necesitamos materiales raros para nuestra investigación, ¿Cómo los conseguiremos?” preguntó el Dunmer.
Todos los presentes se estremecieron ligeramente. Era bien sabido que el colegio de Hibernalia no prohibía la nigromancia, pero tampoco la alentaba, es decir, solo lo veían como un campo más de investigación. Los materiales raros, son partes de un cuerpo humano.
“Sí, sobre los materiales más raros. Estos deben ser obtenidos por ustedes mismos.” dijo Edzard con una mueca muy bien disimulada. Para luego mirar de reojo a Enthir, un Bosmer de ojos rojos y cabello castaño claro con un peinado mohicano.
Enthir entendió y asintió. Al parecer, tendría que obtener partes de cadáveres para vender.
“Muy bien, ahora para finalizar, si alguien tiene preguntas o dudas sobre los temas de investigación no duden en preguntar a sus maestros. Si las dudas son sobre temas administrativos lleven sus consultas al maestro hechicero Tolfdir.” anunció Edzard mirando tanto a los nuevos alumnos como a los maestros. “Y con esto doy por concluido la ceremonia de admisión, les deseo buena suerte en sus estudios, hasta la próxima.”
Al terminar de hablar Edzard, este y todos los maestros se despidieron. Luego se retiraron del salón, siendo seguidos por los alumnos los cuales se alejaban en pequeños grupos. Unos se dirigían hacia la taberna local para beber y para pasar la noche con algunas mujeres u hombres, y otros como Asia se dirigieron a sus respectivas habitaciones a descansar para el día siguiente.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 5
Colegio de Hibernalia – Tirdas 15 de Fuego del Hogar del 202 de la Cuarta era
Asia corría a toda velocidad hacia el salón de los elementos. La mañana había comenzado no hace mucho, pero ella se había levantado tarde. No había desayunado para poder llegar a tiempo a sus clases de la mañana. Cuando llegó al salón, suspiró tranquila, la maestra Colette aún no había llegado. Al acercarse, vio a sus compañeros de estudio, lo que la llevó a recordar su primer día de clases.
Flashback
Asia estaba nerviosa, muy nerviosa. Se encontraba en el salón de los elementos y todos, desde sus compañeros hasta la maestra, la estaban mirando como si fuesen unos lobos y ella el último pedazo de carne del planeta.
“¿Por… ¿Por qué están mirándome así?” preguntó Asia tímidamente mientras retrocedía dando pequeños pasos. Es que la estaban asustando mucho.
“¿Queremos saber cómo se llama el hechizo que usaste en el examen?” preguntó emocionada una de sus compañeras. La chica es una Bretona. Su cabello es castaño claro, el cual lo llevaba con dos coletas. Sus ojos son azules y viste una túnica de mago gris, con botas y pantalones de color negro.
“Se llama fuego solar.” respondió Asia con una sonrisa tímida.
“¿Enserio?, nunca he oído sobre ese hechizo.” comentó otra compañera. Esta chica es una Imperial. Su cabello era negro, el cual llevaba en una cola alta. Tenía los ojos marrones y vestía la típica túnica de mago, con pantalones y botas marrón oscuro.
“¿Lo has creado tú?” preguntó otro compañero. Este es un Argoniano. Poseía dos cuernos en la cabeza. Sus ojos eran rojos con la pupila rasgada. Y sus escamas eran de color verde oscuro. Vestía la típica túnica de mago, con pantalones negros y botas marrón oscuro.
“No, lo aprendí de un amigo.” La sonrisa de Asia era radiante mientras respondía.
“Debe ser un gran mago.” volvió a decir la joven bretona, ganándose un asentimiento de todos sus compañeros y una sonrisa burlona de su maestra.
“Sí, Ed es un gran mago.” respondió Asia, con una sonrisa y una mirada soñadora.
“¿Ed?, ese nombre es extraño.” habló el Argoniano. “¿Es de casualidad un apodo o su nombre completo?”
“Es un apodo, su nombre completo es Edzard.” respondió Asia inconsciente del infierno que acabada de desatar.
Cuando todos los alumnos escucharon el nombre se asombraron, mientras Colette se dio un golpe en la frente. La chica había soltado la sopa antes de lo planeado. Los compañeros de Asia estaban con la mandíbula hasta el piso. Todos esperaban que solo sea una coincidencia casual que su amigo se llame igual que el Archimago.
“Por favor, dinos, ¿Es el Archimago?” preguntó toda temerosa la Imperial.
“Sí, Ed es el Archimago, y es quien me enseñó todo lo que se sobre la magia de restauración.”
“¡Eres amiga del Archimago Edzard! ¡El mago que es llamado la Anomalía!” gritaron asombrados todos los estudiantes.
Y así la clase continuó con ella siendo interrogada por sus compañeros de clase. También aprovechó la oportunidad para conocer a sus compañeros de clase. La Bretona se llama Laure y provenía de la ciudad de Camlorn, la Imperial se llama Fortunata y era de la ciudad de Bruma, el Argoniano se llama Vintheel y provenía de la ciudad de Gideon y finalmente las gemelas Nórdicas Gyda y Fridda, las cuales poseían los ojos azules y el cabello color rubio miel; sin embargo, Gyda llevaba el cabello en colas gemelas y Fridda lo llevaba suelto, ambas chicas eran nativas de Carrera Blanca y habían conocido de vista a Edzard en el pasado.
Entre todo, Asia también se enteró por qué Edzard era llamado «la anomalía». Ese apodo le fue dado por un agente Thalmor que servía como asesor del anterior Archimago. Este agente ya no vivía, pues Edzard lo había matado por casi destruir la ciudad. Según cuentan, el apodo le fue dado por la descomunal cantidad de reservas de magia que posee. Según lo dicho por el agente Thalmor, cuyo nombre era Ancano, Edzard poseía una cantidad tan aterradoramente alta de magia que era capaz de usar varias veces hechizos de gran nivel. Esta cantidad de magia en un mortal era algo inaudito incluso para los Altmer, los cuales eran considerados la raza con la mayor afinidad mágica de todo Tamriel.
Fin del Flashback
Asia volvió de la carretera de las memorias cuando Laure le tocó el hombro y le mostró que la maestra ya había llegado.
“Bueno clase, continuemos donde lo dejamos.” Dijo Colette parada frente a sus alumnos.
Asia y sus compañeros se sentaron en las bancas que había en el salón y comenzaron a poner atención a su maestra.
“Bien, Laure, ¿Cuál es el mejor momento para usar un hechizo de fortalecimiento de atributos?” preguntó Colette.
“El mejor momento para usarlo es cuando estamos a punto de entrar en combate.”
Colette asintió a la respuesta de Laure. Mirando a sus alumnos, decidió hacer otras preguntas.
“Vintheel, ¿Cuántos tipos de hechizos de curación hay?”
“Hay tres tipos principales: de venenos, de enfermedades y finalmente, aquellos que se usan para curar heridas.”
Colette asintió a la respuesta del Argoniano.
“Asia, ¿Cuáles son las diferencias entre los hechizos de curación y los de restablecimiento?” preguntó Colette mientras miraba a Asia.
“Los de curación se aplican a aspectos físicos, tales como heridas, enfermedades y envenenamientos. Mientras que los de restablecimiento se aplican a aspectos más esotéricos o mágicos, tales como restaurar la vitalidad o la magia que ha sido robada por hechizos enemigos, también se usa para eliminar maldiciones que reduzcan las habilidades físicas”
Colette asintió a la respuesta de Asia, después de eso procedió a enseñar la clase del día. La cual consistía en el estudio de las custodias.
“Muy bien, como ya saben las custodias son hechizos defensivos que nos permiten bloquear cualquier tipo de hechizo. Repito, solo hechizos, así que no hagan la estupidez de intentar boquear un espadazo con una custodia.”
Asia tomaba nota en una hoja de papel cuando comenzó a preguntarse algo. Levantando la mano, llamó la atención de Colette.
“Si, Asia.”
“Maestra, ¿existe algún hechizo para bloquear ataques de armas?”
Colette miró a Asia unos segundos y soltó un suspiro.
“Si. Existen hechizos para bloquear ataques de armas.” Respondió Colette.
“¿Conoce alguno?” preguntó Laure.
Colette asintió.
“¿Cuál?” preguntó Asia.
“Un hechizo para desviar flechas.”
Los estudiantes miraron asombrados y comenzaban a sonreír.
“No se emocionen, aun les falta mucho para que puedan intentar aprender ese hechizo.”
Los compañeros de Asia bajaron la cabeza, deprimidos, mientras que ella solo reía torpemente.
Ya en la tarde, Asia se encontraba con Laure y Fortunata almorzando en la habitación de esta última. Las clases habían terminado no hace mucho y habían decidido juntarse para hacer el trabajo que les habían asignado. Dicho trabajo es sobre la aplicación de magia para expulsar no muertos.
“Entonces, chicas, ¿Qué hechizo debemos de usar para el trabajo?” preguntó Fortunata mientras terminaba de comer su almuerzo.
“Umm, la verdad, no sé.” respondió Laure mientras miraba a Asia. “¿Asia, que propones?”
Sin embargo, esta no les contestó, pues aún estaba pensando en una charla que tuvo el día anterior.
“Aetherius llamando a Asia.” Laure movía sus manos frente a los ojos de Asia sin obtener resultados.
“¡Kyaaa!” gritó Asia cuando Fortunata puso un pequeño témpano de hielo que había creado con magia en el cuello su túnica.
Asia luego de eso se giró para ver a sus amigas riéndose. Estando molesta por eso, les sacó la lengua, tomó una almohada y comenzó a pegarles con ella, mientras todas reían.
Una vez que Asia se calmó, se sentaron para hablar del trabajo. Asia había sugerido que debían de usar el hechizo de circulo guardián. Cuando Asia propuso el hechizo tanto Laure como Fortunata se habían negado, pues el hechizo era muy complejo, además de que requería mucha cantidad de magia. Así que Asia decidió sacar otro hechizo que no aparecía en los libros del colegio, el hechizo llamado Aura de Stendar.
Ya había anochecido cuando las chicas se sentaron tranquilas a hablar mientras bebían un té.
“Entonces Asia, ¿Hay alguna noticia del Archimago?” preguntó Laure con una sonrisa pícara mientras tomaba una galleta.
“Ninguna, Ed aún no vuelve.” contestó triste Asia mirando su taza de té.
“Pobre Asia, tu amante te deja sola aquí mientras él va a hacer los dioses saben que cosa.” comentó dramáticamente Fortunata mientras se reía de Asia. “Tal vez este con alguna mujer por allí.”
“Ed no es mi amante.” contestó rápidamente una sonrojada Asia. “Además, él no es esa clase de persona.”
Asia había sido objeto de bromas de sus amigas desde que descubrieron que todas las noches ella y Edzard se encontraban en secreto en la cima de la torre del salón de la conquista. Aún recuerda las sonrisas que le mostraron cuando preguntaron si Edzard era su amante. Cuando Asia negó eso, todos comenzaron a molestarla, incluso la maestra se prestaba para eso.
Ella y Edzard se habían estado viendo todos los días desde entonces, pero hace tres días Edzard no apareció. Ella no se había preocupado mucho, pues era posible que Edzard estuviera muy ocupado; sin embargo, tampoco lo vio al día siguiente, así que se dirigió a las dependencias del Archimago para hablar con él, pero solo encontró a Tolfdir con quien tuvo una plática.
Flashback
Asia y Tolfdir se encontraban sentados en la oficina de este último. Ya era de noche, así que se encontraban bebiendo un té mientras charlaban.
“Bueno, Asía, ¿Por qué has venido a verme?” preguntó Tolfdir mientras soplaba su taza para poder beber.
“Lo que pasa, es que no he visto a Ed en dos días.” respondió Asia mientras veía su taza.
“Ahh, así que estas preocupada porque Ed no ha tenido sus escapadas nocturnas contigo.” dijo Tolfdir con una sonrisa mientras la veía sonrojarse. “Seré franco contigo Asia, Ed no está en el colegio. Partió hacia la comarca de Haafingar hace dos días.”
Al escuchar eso, Asia dejó caer su taza por la sorpresa. Edzard se había ido y no se había despedido, tampoco le había dicho nada. Asia comenzó a sentir como su corazón se apretujaba, se sentía triste y sus ojos comenzaron a lagrimear. Al ver a la chica en ese estado Tolfdir trató de calmarla.
“Asia no llores, Edzard no te ha abandonado.” habló rápidamente Tolfdir mientras suavemente levantaba la cara de Asia.
Asia no pudo hablar, ya que fue interrumpida por Tolfdir. él comenzó a contarle la causa por la que Edzard tuvo que partir rápidamente del colegio. Y es que Edzard se había ido a solucionar una ruptura mágica producida como secuela de las acciones de Ancano.
“¿Esas anomalías son muy poderosas?” preguntó Asia mientras recibía una nueva taza con té.
“Sí, son poderosas. Cuando aparecieron la primera vez, algunos de nuestros mejores magos no pudieron hacer mucho contra ellas.” respondió Tolfdir. “Pero mejor cambiemos de tema.”
“Parece que tú y Ed se han vuelto muy cercanos.” dijo Tolfdir con una sonrisa en el rostro. “Tal cercanía es incluso muy rara entre simples amigos.”
“¿A qué se refiere con eso, maestro?” preguntó una confundida Asia, ella esperaba que él no se haya enterado de que Edzard y ella habían compartido la cama.
“Ja, tranquila no es sobre el hecho de que hayan compartido una cama.”
Asia comenzó a tartamudear mientras su cara se volvía roja.
“Ja, ja, ja.” reía Tolfdir. “La verdad es que no me importa que hayan hecho en esa cama, pero espero que por precaución hayas bebido una poción para evitar embarazos.”
“E… e… embarazos.” tartamudeo Asia mientras sentía como su cara se volvía más roja que antes. Al parecer Tolfdir insinuaba que ella y Edzard habían tenido sexo. Cosa más alejada de la realidad, ya que habían dormido espalda con espalda.
“Ja, ja, ja. Tranquila solo es una broma.” Dijo Tolfdir.
“Mou, eso fue cruel maestro.” dijo Asia mientras hacía un puchero.
“Lo siento; pero al menos la broma cumplió su función, ya no estás triste.”
“Entonces, maestro, ¿Cuándo volverá Ed?”
“Ni idea; pero tal vez sea en algunos días, espero…”
Asia alzó una ceja cuando escuchó a Tolfdir decir eso. “A qué se refiere maestro.”
“Me refiero a eso.” respondió Tolfdir mientras señalaba a una gran cantidad de papeles que había en su escritorio. “Él tiene que venir a terminar su papeleo.”
Fin Flashback
“¡Kyaaa!” gritó Asia cuando Fortunata le dio un ligero toque con un rayo que había convocado.
“Al fin vuelves a prestarnos atención.” dijo Laure mientras se reía. “Deberías dejar de pensar en el Archimago y concentrarte en el trabajo. Si lo acabamos pronto, más tiempo tendremos para ir a practicar nuestra magia en los heridos de la ciudad.”
Asia asintió cuando escuchó eso, la maestra Colette los había llevado a todos a la zona donde estaban los trabajadores y ciudadanos que tenían heridas y que necesitaban ser curados. Esto fue hecho para que obtengan experiencia curando a otros. Aunque también recibieron una pequeña paga por parte de los pacientes curados.
Y así Asia volvió su atención a su trabajo. Ella y sus amigas estuvieron toda la noche avanzando el proyecto.
Tumba de Ysgramor – Turdas 17 de Fuego del Hogar del 202 de la Cuarta era
Edzard avanzaba a paso lento a través de la tormenta de nieve que caía mientras se dirigía a la colina en donde se encontraba el túmulo que era la tumba de Ysgramor. Había pasado un día desde que había regresado al colegio.
‘Maldito Thalmor, ni muerto dejas de joder.’ pensaba molesto Edzard, si bien había solucionado el asunto, le había tomado varios días. Esas malditas anomalías mágicas eran difíciles de matar, eran muy resistentes a la magia y muy veloces, y cuando estaban muy heridas las desgraciadas huían. Había aniquilado a varias rápidamente con el uso de armas; sin embargo, algunas lograron escapar y tuvo que perseguirlas por un día entero. Y cuando volvió al colegio tuvo que firmar un montón de papeleo, a veces se preguntaba por qué no le cedía el puesto de Archimago a Tolfdir.
Cuando Edzard ingresó al túmulo se quitó la gruesa capa de piel que llevaba, quedándose con su armadura brigantina. Cuando llegó a la cámara donde estaba la estatua de Ysgramor pudo ver a quien quería hablar con él.
“Ha pasado un tiempo. Malborn.” saludó Edzard al elfo llamado Malborn.
El elfo había cambiado mucho desde que se dirigió al anonimato después del incidente en la embajada de Thalmor. Atrás quedaron su cabello rojizo, ahora estaba rapado, y tenía barba, junto con tatuajes tribales en el rostro. Vestía una camisa marrón oscuro con un chaleco negro, pantalones blancos y botas negras.
“Si Edzard, ha pasado mucho tiempo.” respondió Malborn, para luego abrazar a su amigo.
Mientras se abrazaban, se estaban riendo. Cuando se separaron ambos, las risas cesaron y se pusieron serios.
“Entonces, ¿Qué noticias traes?” preguntó Edzard.
“Depende, ¿Quieres las malas noticias o las buenas primero?”
“Dime las malas primero.”
“Edzard, los Thalmor terminaron de reorganizar sus fuerzas hace un año.”
Edzard se sorprendió, esto no lo esperaba; sin embargo, lo que le asombró aún más fue que no hayan hecho un movimiento en ese tiempo.
‘Esto es muy raro. ¿Por qué no nos atacaron en ese momento?’ pensaba Edzard muy preocupado. Y es que en ese tiempo aún estaba la crisis del dragón y la rebelión aún estaba dividiendo Skyrim. Si el Dominio hubiese atacado, el Imperio no hubiese podido responder rápidamente.
‘No, aquí algo no cuadra.’ Seguía pensando Edzard. Hasta que sus ojos se abrieron. ‘Por supuesto. Puede que hallan querido atacar, pero que alguien del consejo Thalmor no lo permitiese.’
La respuesta a la que llegó Edzard habría muchas preguntas más. La principal era, ¿Quién evitó el ataque Thalmor?
“Las buenas noticias son que varios grupos de resistencia anti Thalmor también están preparados para hacer sus movimientos.” Dijo Malbor.
La voz de Malborn hizo que Edzard volviese en sí.
“¿Qué has dicho?” preguntó Edzard confundido.
“Te acabo de decir que los grupos de resistencia contra los Thalmor en sus provincias ya están listos para hacer sus movimientos.”
“¿Hablas enserio?” preguntó Edzard.
“Sí, recibí informes de ellos, ya poseen suficientes números para comenzar a oponerse a los Thalmor.”
“Eso es bueno, muy bueno.”
Si lo que Malborn decía era cierto, los grupos disidentes de las regiones de Elsweyr y Bosque Valen habían obtenido suficientes recursos para comenzar rebeliones abiertas contra los Thalmor. Estas rebeliones les permitirían debilitar al Dominio, ya que los forzaría a reasignar recursos y soldados a sofocar las rebeliones. Esto les daría la oportunidad de atacar rápidamente y acabar con esos malditos racistas y extremistas elfos.
“¿Tienes los informes que han enviado?” preguntó Edzard.
Malborn asintió y del interior de su chaleco sacó un paquete de cartas.
Cuando Edzard comenzó a leer los informes, se sorprendió y comenzó a sonreír. La información que contenían las cartas podría hacer que la guerra terminase en solo seis meses. Esto evitaría la muerte innecesaria de soldados por ambos bandos.
Malborn no se asombró cuando su amigo comenzó a sonreír por lo mencionado en las cartas e informes. Si bien para Edzard el matar era algo casi comun, no le gustaba hacerlo de manera innecesariamente. También era alguien que mostraba compasión con sus enemigos, pues los mataba a los de una manera tan efectiva que estos no sentían dolor. Aunque hay casos en que no lo hace, esto solo sucede cuando su enemigo le ha hecho enojar.
“No te he visto tan emocionado en mucho tiempo.” habló Malborn, sacando a Edzard de sus cavilaciones.
“Sí, mi amigo, si es cierto lo que dicen estos informes pronto se hará justicia para las víctimas de los Thalmor.” dijo Edzard con una sonrisa.
“Ya veo.” contestó Malborn con una sonrisa. “Pero antes de separarnos cuéntame la historia de tu pequeña pelea en Ventalia y sobre esa misteriosa chica que te acompaña ahora.”
Cuando Edzard escuchó eso, solo sonrió.
‘Parece que los rumores se extienden rápido’ pensó Edzard, mientras sonreía al pensar en Asia. Si era sincero con el mismo, desde que ella llegó a su vida todo parecía mejorar.
“Será mejor que te pongas cómodo y saques unas botellas de aguamiel, que esto va a demorar.” dijo Edzard con una sonrisa. Para luego irse a sentarse junto a su amigo para contarle toda la historia, claro que mantendría algunas cosas sobre Asia en secreto.
Y así ambos amigos comenzaron a hablar y contarse sus aventuras, bebieron toda la noche y todo el día siguiente. Luego de eso Edzard se dirigió rápidamente hacia el colegio y si tenía suerte no pasaría vergüenza ajena por llegar borracho; sin embargo, sentía que se había olvidado de algo.
Colegio de Hibernalia – Loredas 19 de Fuego del Hogar del 202 de la Cuarta era
Asia caminaba rápidamente hacia los aposentos del Archimago. Ella estaba molesta, cosa muy extraña en ella y la razón de su enojo era Edzard. Ella se había enterado de que había llegado antes de ayer, así que lo esperó en el techo de la torre como siempre y él no apareció, al día siguiente tampoco. Sin embargo, antes de ir a su cuarto ya muy entrada la noche lo vio entrando al colegio. Estaba que se tambaleaba y casi se cae varias veces. Ella había visto eso antes, cuando vivía en Italia, estaba segura de que Edzard estaba borracho.
Cuando Asia ingresó a las dependencias del Archimago, se encontró con Tolfdir, el cual al verla se alejó. De hecho, nadie se acercó a ella mientras caminaba. La razón de esto, Asia estaba emitiendo un aura tan oscura que prometía dolor a quien la molestase.
Edzard estaba descansando muy tranquilo después de esa noche de juerga con Malborn. Cuando de repente sus instintos de supervivencia se activaron al sentir un aura llena de instinto asesino. Rápidamente se levantó de la cama y miró en dirección de donde provenía dicha aura. Había comenzado a preparar un hechizo para acabar con quien estuviera tratando de matarlo; sin embargo, cuando vio a la persona que emitía dicha aura, se asombró y su mandíbula cayó hasta el suelo.
‘Espera, ¿desde cuándo Asia es tan aterradora? ella siempre es buena y gentil.’ se preguntaba Edzard temblando de terror; sin embargo, ahí recordó algo. ‘Mierda, me olvidé de ir a hablar con ella cuando llegué.’
“¡Espera Asia! ¡Por favor, tranquilízate!” gritó un aterrado Edzard mientras retrocedía, hasta que su espalda tocó una pared.
“¿Algunas últimas palabras, Ed?” la sonrisa de Asia era aterradora. Sus ojos brillaban mientras comenzaba a levantar una olla de hierro fundido, la cual había sido el primer objeto encantado que creó por sí misma.
“Sé gentil.” susurró Edzard mientras cerraba los ojos.
“No.” respondió Asia, mientras comenzaba a golpearlo con la olla con todas sus fuerzas.
En todo el Colegio de Hibernalia se escucharon los gritos de Edzard. Todos los presentes en el colegio se estremecieron por los gritos y comenzaron a rezar por aquella pobre alma.
Edzard estaba sufriendo el peor dolor desde que luchó contra Alduin, ya que Asia no se había reprimido y había tratado de hacerle el mayor daño posible.
Una vez que se hubo calmado, Asia decidió curar aun aterrado Edzard, el cual estaba tirado en el suelo casi inconsciente. Cuando Edzard despertó, lo primero que hizo fue pedirle disculpas a Asia de rodillas. Disculpas que Asia solo aceptó cuando Edzard le dijo que pasaría toda la mañana con ella.
Todo el colegio estaba asombrado mientras veían a su Archimago caminar tomado de la mano con una sonriente Asia. Los rumores no se hicieron esperar, y para el día siguiente todos hablarían acerca de la supuesta nueva pareja.
Ya en la tarde, Edzard estaba que hacía su papeleo tranquilamente en su escritorio. Cuando de repente entro Tolfdir y por la expresión de su rostro no pasaba nada bueno.
“¿Qué pasó?” preguntó Edzard al ver a su maestro tan alterado.
Tolfdir no respondió verbalmente, solo le dio a Edzard dos cartas. Cuando Edzard tomó las cartas, su rostro también se agrió. La razón de esto estaba en los sellos en las cartas. Una era del Sínodo y la otra del Colegio de los Susurros.
“No esta mierda de nuevo.” comentó Edzard mientras dejaba las cartas en la mesa y se llevaba las manos a la cara.
El Colegio de los Susurros y el Sínodo eran las otras instituciones que estudiaban magia en el imperio. Y uno pensaría que se llevarían bien, pero la verdad era que ambas instituciones se odiaban a matar y trataban de dejar mal parado al otro.
Edzard abrió una de las cartas y la leyó.
Archimago de Hibernalia,
Nuestros estudios han mostrado que tienen un artefacto de gran poder en su colegio,
Por la presente le exigimos que nos lo entregue, de hacer caso omiso de esta advertencia,
Procederemos a tomar medidas para la obtención de dicho artefacto.
Atte. El consejo del Sínodo.
Suspiró y luego abrió la otra carta:
Archimago de Hibernalia,
Los dremoras que hemos cuestionado nos han informado de que hace unos días apareció una gran cantidad de magia en su colegio,
Por la presente le exigimos que nos entregue el artefacto, de hacer caso omiso de esta advertencia,
Procederemos a tomar medidas para la obtención de dicho artefacto.
Atte. El Colegio de los Susurros.
Cuando terminó de leerla, Edzard conjuró una llama en sus manos y quemó ambas cartas.
Tolfdir alzo una ceja por la acción de Edzard, si bien a él también le molestaban las cartas de esas instituciones nunca hasta el punto de quemarlas tan rápido.
“¿Que dicen las cartas?”
“Lo de siempre. Quieren que tomemos partido en su estúpida pelea.” Mintió Edzard.
Tolfdir volvió a alzar una ceja por el tono de voz de Edzard. Él conocía a su exalumno, él no se enojaba tan rápidamente por algo tan trivial.
“Archimago ¿Qué más mencionaron en la carta?” volvió a preguntar Tolfdir, esta vez usó el título de Edzard.
Edzard suspiró y se levantó de su silla y comenzó a caminar por su estudio.
“Nos están acusando de poseer un objeto de gran poder arcano y están ordenando que se lo entreguemos.” respondió Edzard suspirando. “Y creo que sabes a que se refieren.”
Tolfdir comenzó a pensar cuando escuchó eso. Que objeto de gran poder arcano tendrían en el colegio. Sus ojos se abrieron cuando finalmente se dio cuenta de lo que decía Edzard.
“El sacred gear de Asia, verdad.”
“Sí. Ambas instituciones están amenazándome para que les entregue ese artefacto.”
Tolfdir comenzó a preocuparse por la situación. Si el Sínodo y el Colegio de los Susurros intentaban algo estúpido, Edzard fácilmente podría acabar políticamente con ellos. A diferencia de ellos, Edzard poseía el favor del emperador. Y esto no era solo por sus acciones durante la guerra civil en Skyrim, sino que también porque él destruyó a la hermandad oscura, la cual planeaba matar a la prima del emperador en su boda, lo que conllevó a descubrir un complot para un magnicidio. Era muy posible que ambas instituciones terminen con su nombre por el lodo y totalmente desprestigiadas. Eso en el mejor de los casos, en el peor caso hay una guerra y Edzard los masacra a casi todos.
Acercándose a su ventana, pudo ver a Asia con sus amigas salir del colegio en dirección de la ciudad.
‘Parece que van a practicar su magia.’ Pensó Edzard con una sonrisa.
“¿Qué planeas hacer Ed?”
“Por ahora nada, pero si deciden hacer algo, sabrán por qué se me dio el nombre de Ysmir.” respondió Edzard de manera seria.
“Ya veo, esperemos que no lleguemos a eso.”
“Yo también lo espero. Aunque ya sabes cómo son esas dos instituciones.”
“Sí, son pura palabrería.” Dijo Tolfdir con una sonrisa en el rostro.
Edzard asintió mientras se sentaba nuevamente y volvía a completar sus documentos pendientes. Mientras los leía, se dio cuenta de una solicitud.
“Tolfdir, ¿Por qué quieres hacer otra excursión a una ruina nórdica?” preguntó Edzard. “Y encima pides que la dirija yo.”
“Porque cada vez que tú vas a una ruina nórdica algo interesante pasa.” respondió Tolfdir con una sonrisa, para luego salir de la habitación.
Cuando Tolfdir se retiró de la habitación, Edzard solo suspiró. Entonces decidió acabar con el papeleo, después de todo tenía que ver a alguien en la noche.
Ubicación desconocida – Sundas 27 de Fuego del Hogar del 202 de la Cuarta era
“Entonces, ¿Los rumores son ciertos?” preguntó una mujer apoyada sobre una pared.
“Sí, todos son ciertos.” respondió un hombre de mediana edad, el cual llevaba una armadura brigantina.
“Ya veo, parece que el pequeño Edzard ha estado muy ocupado.” habló la extraña mujer moviéndose hacia la puerta de salida.
“¿Qué es lo que planeas hacer?”
“Iré a visitar a mi pequeño amigo.” respondió la mujer sonriendo mientras sus colmillos se mostraban y sus ojos brillaban en la noche como si estos fueran dos carbones incandescentes.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 6
El Pálido - Fredas 02 de Helada del 202 de la Cuarta era
El cielo nocturno estaba despejado permitiendo a Asia ver las estrellas y la aurora boreal. Ella y Edzard habían partido de Hibernalia hace cinco días. Habían tenido suerte y no se habían topado con ninguna de las infames tormentas de nieve que hay en las comarcas del Pálido e Hibernalia. Actualmente se encontraban acampando al borde del camino que lleva a la granja de Loreio.
“Ed, ¿Cuánto más falta para llegar?” preguntó Asia mientras dejaba de ver las estrellas y miraba a su amigo, el cual estaba preparando la cena en la fogata.
“No mucho, si tenemos suerte mañana llegaremos a la frontera con Carrera Blanca.” respondió Edzard, mientras seguía cocinando la cena, la cual sería un guiso de conejo. “Después de eso el viaje será más rápido.”
Asia asintió al escuchar eso. Si bien le estaba gustando viajar, se había aburrido de ver campos nevados durante los últimos días.
“Oye, Ed, cómo sabes que no seremos atacados por bandidos.”
“Eso es fácil, he puesto una barrera de detección, esta me alertará de cualquier peligro que nos amenace.”
Cuando la cena estuvo preparada, Asia dejó el libro que había estado leyendo a un lado y se dirigió para servir el guiso en dos platos. Después de cenar, ambos se sentaron y comenzaron a ver las estrellas. Para luego de esto dirigirse a sus respetivas carpas para dormir.
Asia estaba echada en su saco de dormir mientras recordaba la despedida que tuvo con sus amigos en el colegio de Hibernalia.
Flashback
“Entonces, ¿te vas con el Archimago a la ciudad de Carrera Blanca?” preguntó Gyda mientras veía a Asia hacer las maletas, pues al día siguiente partiría con Edzard.
“Sí, ya he hablado con la maestra Colette y ella ha dado su permiso.” contestó Asia mientras seguía doblando sus prendas.
‘No es como si ella tuviera mucho que decir.’ pensó Asia recordando que la maestra estaba un poco molesta al enterarse de que se iba.
“Asia, ¿Puedes hacernos un favor?” preguntó Fridda uniéndose a la conversación de su hermana con Asia.
“Por supuesto.” respondió Asia mientras dejaba de ver sus pertenencias y miraba a su amiga. Cuando Fridda escuchó la respuesta sonrió y le entregó a Asia una carta.
“Puedes entregarle esto a nuestra madre.”
Asia asintió mientras tomaba la carta. Después de eso, ambas chicas ayudaron a Asia a hacer sus maletas y se pusieron a charlar hasta bien entrada la noche, para después dirigirse a sus respectivos dormitorios a descansar.
Al día siguiente toda la clase de la escuela de restauración estaba presente para despedirla. Para Asia esto fue muy emotivo, pues nunca había tenido una despedida así.
Fin Flashback
Sin embargo, el recorrido por el carril de la memoria de Asia fue interrumpido cuando de repente fue lanzada de su carpa hacia el exterior. Cuando Asia golpeó el suelo intentó gritar, solo para ser levantada y no poder gritar al sentir que tenía la boca tapada por algo invisible.
Edzard se levantó de su saco de dormir al momento de escuchar el sonido de un cuerpo golpeando el suelo. Rápidamente tomó su espada y salió de su tienda. Ya estando fuera observó cómo Asia estaba flotando y que no podía hablar. Cuando se preparó para atacar lo que sea que causara eso, le llegó un olor que reconoció muy bien.
“Serana, puedes bajar a Asia.” habló suspirando Edzard mientras relajaba su postura.
Asia no entendía lo que Edzard decía, pero se asombró cuando escuchó una risa en su oído. Cuando giró su cabeza para ver mejor, pudo ver como un brillo morado hacía aparecer a una hermosa mujer. Esta mujer tenía la piel pálida con ojos que brillaban como si fuesen brasas de carbón y labios de color rojo intenso. Su cabello era de color negro y lo llevaba corto con dos pequeñas trenzas que se unían en la parte posterior. Su ropa consistía en un corsé de cuero oscuro y debajo de este llevaba una camisa de color rojo. Tenía unos brazales de cuero oscuro, además de tener pantalones y botas de color negro.
“Oh, Ed, ¿Cómo descubriste que era yo?” preguntó entre risas Serana.
“Eso es fácil, solo conozco a alguien que huele a cementerio. Además, solo mis amigos pueden pasar mi barrera sin ser detectados.” respondió Edzard mirando a Serana a los ojos. “¿Puedes bajar a Asia?, la estás asustando.”
Serana solo volvió a reír, para luego bajar a Asia, la cual una vez estuvo en el suelo, rápidamente corrió hacia Edzard para refugiarse detrás de él.
“Tranquila Asia, solo es una amiga.” dijo Edzard mientras trataba de calmarla, pues estaba que temblaba por el susto que le dio Serana.
Cuando Asia se calmó, Edzard las presentó. Luego de esto, Serana se disculpó con Asia por asustarla, disculpas que Asia aceptó. Luego de esto Edzard y Serana comenzaron a hablar mientras Asia se quedaba dormida en el hombro de Edzard.
“Serana, ¿Por qué estás aquí?” preguntó Edzard mientras trataba de acomodarse de la mejor manera para que Asia pudiese dormir sin ser molestada.
“¿Qué acaso no puedo visitar a un amigo?”
“Serana.” dijo serio Edzard mientras la miraba a los ojos.
“Está bien, estaba en el Fuerte del Alba cuando llegaron algunos rumores divertidos sobre ti.”
“¿Qué clase de rumores?”
“Nada importante, solo que tuviste una pelea callejera en Ventalia y que estabas viajando con una chica.” respondió Serana con un tono burlón, además de que sonreía porque veía a Edzard retorcerse por lo dicho.
Edzard se sentía incómodo, lo último que quería era que Serana se enterara.
“Veo que quieres saber lo que pasa.” dijo Edzard mientras veía a Serana verlo fijamente.
Serana solo sonrió cuando su amigo entendió por qué estaba aquí. Así que ella prestó atención cuando le comenzó a contarle la historia de Asia.
“Solo a ti te pasan cosas tan raras como estas.” habló Serana suspirando por la suerte de Edzard. “Sin embargo, debo preguntar, ¿Tienes alguna pista sobre como enviar a la chica a casa?”
Edzard negó con la cabeza, pues no había encontrado nada de información sobre este tema en la biblioteca del colegio de Hibernalia.
“Creo que mi madre podría saber sobre esto.” habló Serana mientras tenía la mano en la barbilla. “Podría preguntarle sobre el tema.”
“¿En serio harías eso?” preguntó Edzard esperanzado por encontrar información; sin embargo, su rostro se agrió al recordar a Valerica. “Pero tu madre, no intentara hacer algo raro con Asia, ¿verdad?”
“Ja, ja, ja.” rio divertida Serana. “Tranquilo Ed, mi madre no le hará nada a la chica; sin embargo, no puedo prometer que no te pedirá algo a cambio por la información.”
Edzard asintió agradecido, después de todo ese tipo de información no sería dada así de gratis por nadie. Se mantuvieron hablando un rato más, poniéndose al día. Luego de hablar, Edzard se dirigió a su carpa y Serana llevó a Asia para dormir ambas en la carpa de esta última.
Carrera Blanca – Sundas 04 de Helada del 202 de la Cuarta era
El carro se movía rápidamente sobre el camino. El viaje había sido más rápido una vez ingresaron a la comarca de Carrera Blanca. Esta comarca es uno de los centros de comercio más importantes de Skyrim. Esto se debía a que estaba justamente en el centro de la provincia y por eso mantenía sus caminos y carreteras en buen estado, para de esta manera agilizar el tránsito de los mercaderes.
El día siguiente de la llegada de Serana había estado muy movido, pues Asia gritó muy fuerte cuando se despertó y se encontró desnuda abrazando a una muy desnuda Serana. El grito fue tan fuerte que Edzard salió rápidamente de su tienda pensando que estaban siendo atacados, solo para observar a una Serana que se revolcaba de la risa y a una llorosa Asia que murmuraba sobre ya no poder casarse.
Cuando ya habían llegado a la frontera con la comarca de Carrera Blanca, Asia se asombró al ver la gran cantidad de granjas y personas que pasaban por la carretera pasteando ovejas, cabras y reses. Lo más gracioso fue cuando gritó de asombro al ver a un gigante con sus mamuts. Ella comenzó a hacer preguntas tras preguntas sobre ellos, preguntas que fueron respondidas por Serana.
Cuando acamparon esa noche, Serana y Asia estaban conversando. Serana le contó la historia de cómo conoció a Edzard, exagerando en algunas cosas. Una de las exageraciones fue cuando le contó que él había llegado como todo un caballero de brillante armadura para salvarla de los esbirros de su malvado padre. Cuando Asia terminó de escuchar eso se volteó a ver a Edzard con los ojos iluminados.
Cuando amaneció esté día y luego de un rápido desayuno partieron para llegar a la capital de la comarca, la cual irónicamente se llama también Carrera Blanca.
Asia se asombró cuando miró la ciudad que era Carrera Blanca, pues era tan grande como Ventalia; sin embargo, está, a diferencia de la anterior, no tenía aquella aura gris sobre sí misma, sino que estaba más animada.
Cuando el carro llegó a los establos en las afueras de la ciudad, el grupo bajó y Edzard le entregó el carro al jefe del establo. Tomando las mochilas encantadas, el trio se dirigió hacia la vivienda de Edzard en la ciudad.
Asia estaba asombrada cuando vio la casa en la que se quedaría. Ella esperaba otra mansión, pero esta casa era diferente, pues era una casa más modesta y pequeña.
Cuando entraron a la casa, Asia vio que esta tenía un pequeño fogón en la entrada, así como unos asientos para sentarse frente a esta. Al costado izquierdo del fogón había un estante con libros, más atrás estaba el comedor, el cual era una mesa con una banca, a la mano izquierda del comedor estaban unas puertas que conducían al que sería el cuarto de Asia en la casa. Y en esa misma dirección, pero desde la entrada estaba una escalera que llevaba al segundo piso, donde a la mano izquierda se encontraba el desván y hacia la mano derecha se iba hacia la habitación de Edzard.
“Esto es extraño.” comentó Serana mientras veía la casa por todos los lados.
“¿Qué es extraño?” preguntó Asia sin entender por qué Serana decía eso.
“Es que hemos llegado a la casa y Lydia aún no ha aparecido para saludar a Edzard.”
Sin embargo, antes de que Edzard comentase algo, la puerta del desván se abrió y de ella salió una mujer, que por el color de piel era una Guardia Roja. La mujer vestía un vestido marrón con un delantal sobre este, tenía el cabello corto sobre los hombros y llevaba una cicatriz en un lado de la cara.
Al momento de ver a la mujer salir, Edzard se llevó la mano a la cara y Serana se estaba riendo.
“Hola Saadia, que sorpresa verte aquí.” habló con sarcasmo Edzard mientras los ojos de Saadia se abrían de sorpresa. “Podrías llamar a Lydia.”
Cuando Saadia salió de su sorpresa rápidamente se metió en la habitación de la que salió. Se escucharon golpes y gritos. Después de eso Saadia salió junto a una mujer nórdica de piel pálida, cabello negro, la cual vestía una armadura de acero.
“Ja, ja, ja. Hola Lydia, veo que te estabas divirtiendo.” habló entre risas Serana.
“Mi Thane, yo…” Trató de excusarse Lydia tratando de ignorar las burlas de Serana.
Edzard simplemente miraba todo con los ojos en blanco. Parece que sus edecanes se divertían en sus casas cuando él no estaba, pero gracias a los dioses lo hacían en sus habitaciones y no en la de él.
“Lydia…, solo…, solo lava las sábanas después.” habló Edzard.
Lydia asintió furiosamente a lo dicho por su Thane, mientras internamente suspiraba de alivio por no meterse en problemas. Cuando volvió a ver al grupo de su Thane se sorprendió; pero no se sorprendió de ver a Serana, la mujer vampiro era alguien a quien ya había conocido. No, su sorpresa era la joven que estaba al lado de su Thane.
“Mi Thane, ¿Quién es la joven que está a su lado?”
“Ah, cierto.” respondió Edzard golpeando su puño con su mano, pues se percató que aún no las había presentado. “Lydia, esta es Asia Argento. Y Asia, ella es Lydia, mi edecán aquí en Carrera Blanca.”
Cuando Asia miró hacia Lydia, inmediatamente se sonrojó, pues en ese momento el peto de la armadura de Lydia se cayó. Los ojos de todos se abrieron cuando vieron caer el peto, pues Lydia no tenía nada debajo de este; sin embargo, cuando Edzard estaba a punto de ver bien todo el espectáculo, Asia reaccionó rápidamente tapando los ojos de Edzard.
“¡Ed, no veas!” gritó Asia tapándole los ojos a Edzard.
“Ja, ja, ja. No sabía que tus deberes de edecán también incluían darle una vista como esa a tu Thane.” bromeó Serana a una avergonzada Lydia.
Mientras Edzard trataba de sacarse a Asia de encima, Lydia rápidamente levantó el peto y se fue a su habitación.
Cuando todo se hubo tranquilizado, Edzard estaba en una esquina con una nube oscura sobre él, pues se había perdido el espectáculo. Él tomó una bocanada de aire y rápidamente se recompuso, y comenzó a hablar con Lydia sobre los arreglos para Asia en la casa.
“Entonces te vas a ver a tu madre, Serana.” habló Edzard, mientras estaba apoyado en el marco de la puerta.
“Sí. Sin embargo, no te preocupes, no me tomara más que un par de días.” dijo Serana mientras le guiñaba un ojo a Edzard. “Le comentaré sobre tu problema.”
“Gracias por esto, Serana.”
“Despídeme de Asia.”
Edzard solo miró a su amiga irse antes de volver a entrar en la casa y ayudar en la preparación de la cena.
Jorrvaskr – Morndas 05 de Helada del 202 de la Cuarta era
Edzard se encontraba entrenando con Farkas en el patio de Jorrvaskr. Farkas es un Nórdico, de cabello largo color negro, tenía los ojos de color grises. Usa la armadura de los miembros del círculo de los compañeros, la cual consiste en un peto de acero con hombreras, el cual tiene como decorado la cabeza de un lobo cerca al cuello, guanteletes de acero, con forma de cráneo de lobo y botas de acero.
Edzard en cambio vestía una armadura de cuero hervido sobre una túnica de color negra, pantalones de lino y botas de cuero, todo esto del mismo color que su túnica. Además de usar una espada de una mano hecha de acero.
“¡Vamos Ed, ataca con más fuerza!” gritó Farkas mientras atacaba a Edzard con su mandoble de acero.
Edzard esquivaba los ataques esperando el momento de contratacar. El momento se presentó cuando Farkas lanzó un tajo en diagonal sobre Edzard, el cual rodó hacia un lado para esquivarlo. Gracias al giro, pudo posicionarse a espaldas de Farkas y rápidamente le puso la espada en el cuello finalizando así el combate.
“Parece que gano yo, Farkas.” dijo Edzard con una sonrisa. Para luego alejar la espada del cuello de Farkas.
Cuando Farkas tuvo la espada lejos de su cuello, comenzó a reír.
“Ja, ja, ja. Extrañaba nuestros combates, Ed.” reía Farkas mientras le daba palmadas en la espalda a Edzard.
“Yo… también.” contestó Edzard con dificultad, pues los golpes de Farkas le estaban quitando el aire de los pulmones.
Y así mientras ambos amigos continuaban en su charla, Asia llegó a la zona de entrenamiento de Jorrvaskr. Cuando varios de los nuevos reclutas se dieron cuenta de la persona que había llegado dejaron de lado lo que estaban haciendo y comenzaron a ver bien a la joven. Muchos de los presentes comenzaron a susurrar entre sí, mientras algunos comenzaron a silbar a Asia, la cual se estaba poniendo muy nerviosa por la atención que estaba recibiendo.
“Oye, mira a esa chica. ¿Crees que esté con alguien?”
“¡Oye nena, ven conmigo y te mostraré la mejor noche de tu vida!”
Edzard volteó cuando comenzó a escuchar el escándalo y sonrió al darse cuenta de que Asia había llegado a Jorrvaskr. También se percató de que había traído una vianda envuelta en un mantel. Cuando Asia llegó al lado de Edzard, ella le dio la vianda. Al momento de que Edzard tomó la vianda, los silbidos se terminaron y comenzaron los susurros.
“Mierda, parece que está con el heraldo.”
“¿Será su amante?
“Idiota, corre antes de que el heraldo te masacre por insinuártele.”
“Pero que tenemos aquí.” llegó una voz desde la puerta que daba al salón.
Cuando los presentes miraron hacia la dirección de dónde provenía la voz, los susurros se detuvieron.
Asia giró en dirección de la voz y vio a una mujer pelirroja, la cual tenía pintura de guerra en formas de garra de color verde en la cara. Vestía una armadura de cuero, con placas de hierro en los hombros. La armadura dejaba ver su espalda, además tenía guanteletes de hierro, los cuales tenían guantes de cuero verde sin dedos y vestía botas de cuero gruesas de color marrón, además de llevar una daga en su cintura. También tenía un arco con un carcaj lleno de flechas en la espalda.
“Aela, no esperaba verte hasta mañana.” habló Edzard al ver a Aela acercarse a ellos.
“La caza fue más fácil de lo esperado.” dijo Aela estando frente a Edzard. “Escuché algunos rumores mientras estaba en la Marca Oriental.
Al momento de escuchar eso, los ojos de Edzard se entrecerraron; sin embargo, Aela no le estaba prestando atención a Edzard, más bien estaba mirando a Asia de arriba hacia abajo.
“¿Qué clase de rumores?” preguntó Vilkas uniéndose a la conversación.
Vilkas es el gemelo de Farkas y por ende son idénticos en apariencia, su única diferencia era que este llevaba el cabello corto, además de que también vestía la misma armadura.
“Parece que el heraldo se metió en una pelea callejera.” contestó Aela mientras seguía mirando a Asia fijamente. “Oye niña, ¿Cómo te llamas?”
Al escuchar que le hablaban, Asia se sorprendió y trató de esconderse detrás de Edzard. Las personas que estaban aquí tenían un aura muy diferente a los que poseían aquellos que pertenecían al colegio de Hibernalia.
“Me llamo A… Asia A… Argento, es… es un gusto conocerlos.” respondió Asia tartamudeando mientras se escondía atrás de Edzard.
“Hola, mucho gusto, me llamo Farkas y la persona a mi costado es mi hermano Vilkas.” dijo Farkas con una sonrisa en la cara, acción que fue copiada por su gemelo.
Esta respuesta tranquilizó mucho a Asia; sin embargo, sus nervios volvieron cuando miró a Aela, la cual tenía una mirada fría. Cuando Aela comenzó a acercarse a Asia, esta trató de retroceder; pero llegó a la pared.
Edzard estaba preparado para defender a Asia; sin embargo, lo que vio a continuación lo sorprendió a él y a todos los presentes.
“¡Ahh, eres tan linda!” Fue el grito de Aela mientras abrazaba a Asia y comenzaba a frotar su cara contra la de ella.
Asia estaba asustada, pues no entendía por qué la estaban abrazando así.
“Oye Ed, dime, ¿dónde la encontraste?” preguntó Aela mientras seguía abrazando a una sonrojada Asia, la cual hacia inútiles esfuerzos para separarse de Aela.
Edzard estaba con una enorme gota al ver a Aela actuar así.
‘Por un momento creí que sus instintos bestiales se habían hecho cargo.’ suspiró aliviado Edzard.
“Te lo contaré todo, así que vamos a la forja inferior.” Fue lo dicho por Edzard, mientras se dirigían la forja inferior, la cual como dice su nombre estaba ubicada debajo de la forja del cielo, la cual se ubicaba al costado del salón de Jorrvaskr.
Cuando todos los miembros del círculo y Asia estuvieron en el interior de la forja, Edzard procedió a contarles cómo conoció a Asia. Luego de eso Asia contó su historia y cuando terminó, los gemelos y Edzard trataron de separarla de Aela, la cual estaba abrazando más fuerte a Asia.
“¡Aela, suelta a Asia!” era el grito de Edzard mientras trataba de separar a Aela de Asia.
“¡Nunca!”
“Está bien, ya me hartó esto.”
Edzard rápidamente usó un hechizo de parálisis en Aela, la cual se quedó quieta. Esto permitió separarla de Asia, la cual se había desmayado por la muestra de afecto de Aela.
Cuando Asia despertó, lo primero que notó es que estaba acostada en una cama en una habitación que no conocía. Comenzó a entrar en pánico; pero se calmó cuando Edzard entró con un plato de comida para ella. Cuando recibió el plato de comida, dedicó unas oraciones y luego comió. Cuando acabó de comer, ella y Edzard comenzaron a hablar.
Edzard le contó todo sobre la sangre de lobo que llegaron a poseer algunos miembros del círculo.
“Entonces, ¿eras un hombre lobo?” preguntó Asia mirando a Edzard a los ojos.
“Sí, logré curarme.” respondió Edzard mientras miraba al techo. “Pero no completamente.”
“¿A qué te refieres con eso?”
“Asia, desde que nací hasta hace unos meses mis ojos eran verdes.” respondió Edzard triste pensando en su familia fallecida. “Sin embargo, cuando me convertí en hombre lobo, estos se volvieron grises, pero cuando me curé solo uno de mis ojos se volvió verde.”
“¿Por qué paso eso?”
“Ya sabes que soy un Dovahkiin, es decir no soy un humano normal, por ende, la licantropía me afectó de otra manera.” respondió Edzard con pesar en su voz. “Solo me pude curar parcialmente, ya no me puedo transformar en lobo, pero aun mantengo algunos de sus rasgos.”
“¿Qué rasgos aún están presentes?”
“Mis sentidos están mejorados, y tengo más fuerza, resistencia y durabilidad que un humano promedio.”
Después de esa pequeña charla se quedaron en silencio un rato; sin embargo, este fue roto cuando Edzard habló.
“Asia, Aela quiere entrenarte en el uso de armas.”
“Pero Ed, no me gusta lastimar a la gente.”
“Lo sé, pero no es para que lastimes a otros, es para que puedas defenderte. Después de todo en este mundo si no matas, te matan.”
Cuando Asia escuchó eso pensó por un momento; pero luego decidió aceptar.
Edzard sonrió por esto. También le propuso que lo acompañara en una aventura más adelante; pero con la condición de que lo haría cuando Aela le dijera que ya podía defenderse con un arma. Además de que no podía dejar de practicar con su magia. Asia sonrió aceptando las condiciones de Edzard.
Unas horas después ambos se retiraron y se dirigieron a la casa de Edzard para descansar.
Hogar de la Brisa – Loredas 10 de Helada del 202 de la Cuarta era
El día estaba despejado y el sol brillaba sobre la ciudad de Carrera Blanca. Todos los habitantes de la ciudad se encontraban charlando y haciendo sus asuntos en la ciudad, pero en la casa del Dovahkiin todo era un huracán de personas trabajando. Asia se encontraba acompañada de Aela, Lydia y Serana, esta última había vuelto recientemente de hablar con su madre. Se encontraban preparando una pequeña fiesta para Edzard, el cual cumplía ese mismo día quince años.
“¡Serana, deja de comerte los bollos dulces!” gritó Aela mientras ayudaba a poner los adornos en el techo de la casa.
“¡Lydia! ¡Ve a buscar esta lista de ingredientes al mercado!” fue el grito de Asia, la cual estaba tratando de pensar en cómo preparar un pastel sin un horno.
Lydia asintió y rápidamente se fue al mercado de la ciudad para comprar los ingredientes. Mientras Lydia compraba en el mercado, las demás chicas terminaban de adornar la casa. Y si te preguntas sobre el afortunado cumpleañero. Este se encontraba en el camino, pues estaba de regreso a la ciudad.
“En serio, porque Balgruuf me tuvo que mandar a llevar esa carta.” fue lo dicho por Edzard, mientras recordaba como el Jarl de Carrera Blanca le había pedido entregar esa carta un señor local.
‘Ese arrogante viejo.’ fue el pensamiento de Edzard al recordar como el noble no le permitió la entrada a su vivienda, sino que lo tuvo esperando bajo la lluvia un par de horas.
‘Y luego de eso tuvo la audacia de desfilar a todas sus hijas y nietas para que tome a alguna como esposa.’ pensó Edzard mientras apretaba los dientes. El viejo noble había llamado a todas sus descendientes cuando se enteró de a quien había mantenido esperando en la lluvia.
Suspirando decidió concentrarse en la carretera. Estaba a unas cuantas horas de viaje de la ciudad de Carrera Blanca.
Edzard no esperaba nada en este día, aunque este era el día de su cumpleaños. Lamentablemente para él esté era un día triste, pues el aniversario de la muerte de sus padres era en dos días. Edzard recordaba como dos días después de recibir su regalo cuando cumplió los siete años se había dirigido a jugar con sus amigos del pueblo. Solo que para cuando volviera a su casa, esta estuviera en llamas.
Después de eso, él había sido enviado al orfanato de la ciudad de Bruma en Cyrodill. Ahí pasó seis años, después de los cuales salió y comenzó a trabajar como aprendiz de herrero. Cuando ganó el dinero suficiente se dirigió a Skyrim para visitar la tierra natal de su padre. Cuando llegó a Skyrim fue encarcelado por estar cerca del lugar donde capturaron a Ulfric. Lo que vino después de eso es historia conocida, salvó a Carrera Blanca de un dragón, fue a Alto Hrothgar donde aprendió el Thu’um, derrotó a Alduin y salvó el día.
“Estoy aburrido.” fue el susurro de Edzard. “Por favor que pase algo.”
Al momento de terminar de decir eso escuchó unos gritos. Rápidamente espoleó a su caballo en dirección del grito. Cuando llegó vio a unos Thalmor atacando a una caravana de mercaderes. Edzard se enojó cuando vio a los Thalmor golpear y desnudar a la mujer del que parecía ser el dueño de la caravana, el cual estaba siendo retenido por tres Thalmor. Lo peor era que había un niño, el cual miraba aterrorizado la escena.
Edzard decidió intervenir, así que rápidamente se desmontó de su caballo y se acercó. Cuando un Thalmor lo vio, intentó detenerlo; pero no pudo hablar, pues Edzard le rebanó la cabeza rápidamente. Cuando los otros Thalmor vieron eso, rápidamente soltaron al hombre que tenían retenido, el cual se levantó rápidamente y cogiendo una rama comenzó a golpear en la cabeza al Thalmor que había desnudado a su esposa.
Los Thalmor atacaron a Edzard con sus espadas; sin embargo, no había ni llegado a acercarse cuando fueron alcanzados por un hechizo de rayos, el cual los mató en el acto. El poder del hechizo fue tal que sus cuerpos se volvieron cenizas.
“¡Detente ahí maldito humano!”
Edzard miró al último Thalmor que quedaba y vio como tenía de rehén al niño que había en la caravana.
“¡Arroja tu arma y aléjate!” amenazó el Thalmor poniendo su daga en el cuello del niño. “¡Si no haces caso le rebanaré el pescuezo a este …!”
El Thalmor no pudo continuar, pues Edzard le hizo caso y arrojó su arma, la cual era un hacha; sin embargo, no la arrojó al suelo, más bien se la arrojó a la cabeza del Thalmor, matándolo en el acto.
Cuando el Thalmor cayó al suelo, el niño corrió hacia sus padres, los cuales lo abrazaron. Edzard sonrió al ver aquella escena. Cuando estuvo a punto de irse, vio que el niño que había sido retenido había llegado a su lado.
“Muchas gracias.” Fue lo que el niño dijo con una sonrisa y lágrimas en sus ojos.
Edzard solo asintió, antes de crear una bola de magia de color dorada la cual envió a la mujer para curar sus heridas. Después de eso Edzard se dirigió hacia su caballo y rápidamente se fue del lugar.
Ya había caído la noche cuando llegó a la ciudad de Carrera Blanca, rápidamente se dirigió hacia el palacio del Jarl, La Cuenca del Dragón para entregar su reporte. Después de eso se dirigió hacia su casa con intención de comer y luego dormir, pues estaba cansado por el viaje.
Cuando Edzard abrió la puerta, se asombró al ver su casa decorada con guirnaldas. El fogón que había en la entrada había sido retirado, dejando así más espacio en el salón principal. Había un pastel en el centro de la mesa, había varios dulces y comida al rededor del pastel; sin embargo, lo que más le sorprendió fue ver a sus amigos ahí esperándolo.
“¡Feliz Cumpleaños Ed!” fue el grito de todos los presentes.
Edzard estaba tan aturdido por lo que pasaba que fue necesario un golpe por parte de Farkas para que este volviese en sí.
“¿Qué está pasando?” fue la pregunta de un Edzard que aún estaba en shock.
“Es tu fiesta de cumpleaños, Idiota.” contestó con sarcasmo Serana.
“Eh.” Edzard seguí en shock. “Pero ¿Quién planeo todo esto?”
“Fue Asia.” Fue la respuesta de Aela. “La hubieras visto organizar todo, parecía un general ordenando a sus soldados.”
Cuando Edzard escuchó eso alzó una ceja, pues no podía imaginarse a una Asia toda seria vistiendo una armadura imperial dando órdenes. Todos los presentes comenzaron a saludar a Edzard mientras le daban sus felicitaciones. Después de eso, todos comenzaron a celebrar, tomaban aguamiel y comían de lo que había en la mesa. Asia y Edzard habían sido empujados para que bailen al centro de la pequeña sala, mientras Jon Batallador, un joven Nórdico de cabellos rubios y barba en forma de perilla, tocaba una canción. Mientras todos estaban festejando llegó a la fiesta el Jarl Balgruuf, el cual comenzó un desafío de canto el cual fue ganado por Jon.
La fiesta prosiguió hasta muy altas horas de la noche. Momento en que todos los invitados se retiraron. Edzard se quedó con Asia en el comedor.
“Asia, gracias.” La voz de Edzard estaba cargada de muchos sentimientos en ese momento.
“No hay de que, Ed.” respondió Asia con una sonrisa.
Edzard sacó una botella que le fue enviada desde Riften por Talen-Jei, un Argoniano que dirigía la posada La Abeja y el Dardo. Cuando volvió a donde estaba Asia, este sirvió el contenido en dos copas dándole una de las copas a Asia. Cuando ambos bebieron el contenido de la taza enrojecieron, pues se emborracharon rápidamente. Edzard no se había percatado que había tomado el combinado llamado Asolador de Acantilados, el cual era una bebida muy fuerte. Si bien Edzard tenía una gran resistencia al alcohol, ya había tomado mucho durante la fiesta, mientras que Asia no tenía esa tolerancia al alcohol.
Ambos estaban tan ebrios que comenzaron a reírse por todo. Cuando se levantaron para dirigirse a sus respectivos dormitorios, estaban tan ebrios que ambos se dirigieron a la habitación del primer piso y se acostaron en la misma cama.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gusto el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter Text
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Capítulo 7
Carrera blanca - Middas 17 de Estrella vespertina del 202 de la Cuarta era
El sol estaba comenzando a ocultarse mientras Edzard y Asia cabalgaban juntos, acercándose rápidamente a la antigua tumba nórdica llamada Ayuno de Rannveig. Edzard ya conocía esta ruina, pues había estado aquí hace unos meses; sin embargo, al parecer algunos draugr habían estado saliendo y causando problemas por la carretera cercana.
“Ed, ¿ya llegamos?” preguntó Asia mientras se ajustaba la túnica de color azul oscuro que traía puesta. Debajo de ella, llevaba un gambesón de manga larga de color gris oscuro, y sobre el gambesón llevaba una cota de malla. También tenía pantalones de cuero color marrón oscuro, además de botas altas color negro, también llevaba guanteletes de acero. Al lado derecho de su cinturón había una pequeña bolsa, la cual estaba encantada para poder llevar varios objetos. En el lado izquierdo de su cinturón estaba una delgada espada, la cual fue un regalo de Edzard. Esta espada medía ochenta centímetros, la hoja estaba hecho de hueso de dragón, y la empuñadura, la guarda y el pomo estaban hechos de ébano.
Para Asia los últimos meses habían sido muy duros. Había entrenado hasta el cansancio con Aela para poder usar armas y Serana le había ayudado a aprender a manejar magia de destrucción basada en rayos y hielo. Había logrado pasar de no durar ni diez segundos en un combate contra Aela a poder resistir más de diez minutos. Cuando le comentaron a Edzard sobre esto, él sonrió y le dio de regalo una caja en la cual estaba la espada; sin embargo, ella tuvo que comprar su armadura con el dinero que había ganado ayudando en Jorrvaskr.
“No, pero no falta mucho.” respondió Edzard mientras guiaba a su caballo en dirección de las ruinas.
Asia miró a Edzard señalar unas ruinas sobre una colina. Estas ruinas parecían el armazón del casco de un barco, pero puesto de cabeza mientras era sujetado por varias vigas. De estas vigas, una gran parte se han caído con el tiempo.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, vieron un pequeño grupo de draugr. Edzard los mató rápidamente usando el hechizo de relámpagos encadenados, los cuales al impactar sobre el objetivo también dañan a enemigos cercanos a este.
“Debemos de dejar aquí los caballos.” fue lo que dijo Edzard antes de bajarse de su caballo.
Asia asintió y también desmontó de su caballo. El caballo de Edzard era uno que él había comprado hace un tiempo, mientras que el de Asia era uno que habían alquilado para la ocasión.
Cuando desmontaron, Asia vio a Edzard quitarse la capa que traía, quedándose solo con su armadura. La armadura de Edzard consistía en una cota de malla sobre un gambesón de manga larga y cuello alto de color negro y sobre la cota de malla llevaba un sobreveste de color negro. Tenía pantalones de cuero sueltos de color negro y botas de cuero negro blindadas con placas de acero. Además de que poseía guanteletes de acero. En el lado izquierdo de su cadera llevaba una espada de una mano, la cual medía noventa centímetros, cuya hoja estaba hecha de hueso dragón y la empuñadura era de ébano. En su espalda había un mandoble, el cual medía un metro y treinta centímetros. Este mandoble parecía ser una versión más grande de su espada de una mano, pues estaba hecha con el mismo diseño y materiales.
Después de amarrar a los caballos a un árbol cercano ambos comenzaron a subir por las escaleras llegando a la entrada de las ruinas. Edzard se volvió para ver a una Asia nerviosa, así que le dio una sonrisa para tranquilizarla y luego abrió la puerta. Ya estando dentro de la ruina, Asia pudo ver que esta poseía una gran sala, la cual estaba iluminada por los pequeños rayos de sol que ingresaban gracias a los huecos que había en el techo.
Ellos prosiguieron en dirección norte, bajando por unas escaleras llegaron hasta una pared de madera. Luego de esto, voltearon hacia su derecha y siguiendo un pasillo llegaron hasta un salón, en el cual había varios ataúdes. Cuando llegaron al centro del salón, las tapas de los ataúdes se cayeron y de ellos surgieron varios draugr. Estos eran no muertos, los cuales estaban armados con diversas armas y poseían una armadura de cuero y hierro sobre ellos.
“Bueno, parece que tenemos compañía.” comentó en broma Edzard mientras desenvainaba su espada a una mano. Asia solo asintió y también desenvainó su espada.
Edzard rápidamente bloqueo el ataque de un draugr y contratacó lanzándole un hechizo de fuego solar directamente en la cara, matándolo en el acto.
Asia esquivó un ataque saltando hacia atrás, al aterrizar rápidamente incrustó la punta de su espada en la boca del draugr, matándolo en el acto. Esta acción hizo estremecerse a Asia, pues era su primera muerte. Cabe mencionar que ella ya no era tan tímida como antes, todo esto gracias a Serana y Aela; sin embargo, a pesar de haber entrenado mucho, esta era la primera vez que peleaba en una batalla real
Mientras Asia aún seguía interiorizando lo que acababa de hacer, Edzard estaba matando a los draugr con gran efectividad. Uno intentó atacarlo por la espalda, pero él solo saltó hacia un lado y lo decapitó; sin embargo, rápidamente fueron rodeados por la gran cantidad de draugr que aún quedaban vivos.
Cuando Asia vio que estaban rodeados, rápidamente concentró una gran cantidad de magia en su mano. Cuando desató su hechizo, este causó una gran explosión de fuego dorado, el cual acabó con todos los draugr, convirtiéndolos en cenizas.
“Sabes, cuando Colette mencionó que tenías gran afinidad con la magia de restauración no esperaba esto.” dijo Edzard con una sonrisa mientras se acercaba a Asia.
“Que puedo decir. Soy buena en la magia.” respondió Asia sacándole la lengua a Edzard de forma juguetona.
“Creo que Aela y Serana son malas influencias para ti.” Dijo Edzard mientras tenía una gran gota de sudor en la frente. Ellas estaban convirtiendo a la dulce e inocente Asia en una copia de ellas.
Ambos miraron bien la sala, tratando de buscar más enemigos, al no ver ninguno decidieron continuar por unas puertas que había en un lado de la sala. Estuvieron un buen rato buscando entre todos los demás salones de la tumba; sin embargo, no encontraron más draugr.
“Parece que esos eran todos.” dijo Edzard mientras volvía a enfundar su espada. Asia asintió mientras hacía lo mismo.
Ambos habían llegado de regreso a la misma sala donde habían matado a los draugr. Cuando salieron de la sala y ya estaban llegando a la sala que se encontraba junto a la puerta de salida. Al momento de ingresar al salón los sentidos de peligro de Edzard se volvieron locos. Rápidamente tomó a Asia en sus brazos y dio un gran salto hacia atrás esquivando de esta manera varias lanzas de hielo que terminaron impactando en el suelo.
“Vaya, sí que tienes bueno reflejos.” Una voz llegó desde el techo.
Edzard dejó a Asia en el piso y rápidamente desenfundó su espada.
“Asia mantente alerta. Estos no son simples magos.” fue lo dicho por Edzard mientras escaneaba la zona con sus ojos.
Asia asintió y rápidamente desenfundó su espada también.
“¡Asia agáchate!” gritó Edzard cuando vio una sombra acercarse por detrás de Asia.
Asia se agachó al momento de escuchar a Edzard gritarle. Entonces Edzard dio un golpe con su espada, pero solo se escuchó el sonido de acero chocando con acero.
“Tienes razón, de entre los dos presentes solo el chico podría ser molestoso.” una voz que rezumaba arrogancia se escuchó en la sala.
La sala se llenó de pasos y la sombra que había estado detrás de Asia se paró frente a ellos. Del techo cayeron dos más, los cuales se pararon junto al anterior. Cuando la luz de la luna iluminó el salón. Edzard pudo ver a sus atacantes, estos eran un Dunmer, un Bretón y un Orco. Todos ellos estaban vestidos con armaduras de cuero, pantalones negros y botas del mismo color.
‘Vampiros.’ fue el pensamiento de Edzard al ver sus brillantes ojos. ‘Por supuesto, por eso no pude olerlos. Estamos en una ruina, lo que equivale a un cementerio, por eso su olor se camufló muy bien.’
“Asia retrocede.” dijo Edzard mientras preparaba una postura defensiva.
“No, me quedaré a ayudarte.”
“Asia, estos sujetos están más allá de tus actuales capacidades.”
Asia trató de seguir discutiendo, pero al ver a Edzard suplicándole con los ojos decidió hacerle caso; sin embargo, cuando se dio la vuelta para tratar de esconderse, el Bretón se abalanzó rápidamente sobre ella, pero no logro acercarse, pues Edzard le dio un puñetazo en toda la cara. La fuerza fue tal que el Bretón salió disparado contra una de las paredes causando un gran estruendo por el impacto, para luego caer al suelo y ser aplastado por los escombros de la pared.
Los vampiros restantes se asombraron al ver a su compañero ser golpeado con esa fuerza.
“No eres un humano normal, verdad.” comentó el Orco con una sanguinaria sonrisa mientras tomaba su hacha.
“Me lo dicen muy seguido.” respondió en burla Edzard. “Pero no deberías sonreír. Acabo de matar a tu compañero.”
“Ese golpe no mató a nuestro compañero.” respondió el Dunmer señalando a donde había caído el Bretón.
Para sorpresa de Edzard y Asia, el Bretón salió de los escombros sin ninguna herida. Asia comenzó a preocuparse, era la primera vez que había visto a alguien levantarse después de recibir un golpe como ese. Eso se debe a que la fuerza de Edzard estaba muy por encima de la de un humano normal, ya que incluso Farkas quedaba inconsciente si Edzard le daba un golpe con todas sus fuerzas.
“Eso dolió.” habló el Bretón mientras se sobaba la cara.
Después de eso los tres vampiros rodearon a Edzard. El Orco se abalanzó sobre Edzard con su hacha a dos manos. Edzard saltó hacia atrás esquivando el golpe, el cual al impactar en el suelo creó un pequeño cráter. Edzard rápidamente comenzó a correr por la sala esquivando las lanzas de hielo que eran arrojadas por los otros dos vampiros.
Asia estaba asombrada por ver a Edzard pelear. Estaba que intercambiaba golpes con el Orco, mientras esquivaba los hechizos de los otros dos. También contraatacaba con sus propios hechizos, sobre todo con bolas de fuego y relámpagos; sin embargo, un hechizo paso cerca de ella, lo que le provocó un grito. Edzard se distrajo y giró su cabeza para verla y es en ese momento que es alcanzado por un golpe en el pecho con la parte plana del hacha del Orco. Gracias al golpe Edzard salió volando y terminó golpeando una pared.
Cuando Edzard se levantó estaba un poco atontado; sin embargo, logró reaccionar para poder esquivar los hechizos que le lanzaron. Después de eso volvió a luchar contra el Orco. Ambos comenzaron a atacarse a gran velocidad causándose pequeñas heridas.
Estuvieron así un rato hasta que la lucha se estancó, pues Edzard era capaz de defenderse de los ataques físicos del Orco y podía contra atacar a los otros dos con magia. Los dos vampiros que usaban magia se miraron entre si y luego de asentir desenfundaron sus armas y se abalanzaron contra Edzard. Cuando Edzard los vio venir, rápidamente le dio una patada al Orco en todo el pecho, mandándolo a volar.
Edzard bloqueó el hacha del Bretón; sin embargo, este usó el espacio entre el filo y el mango de su hacha para atrapar el arma de Edzard inmovilizándolo. El Dunmer aprovechó que Edzard estaba inmovilizado para atacarlo por la izquierda. Edzard estaba entre la espada y la pared, pues si quería esquivar el ataque del Dunmer debería de soltar su espada; sin embargo, quedaría expuesto al ataque del Orco, el cual se acababa de levantar.
Respirando profundamente Edzard llevó su mano izquierda al mango del mandoble que tenía en su espalda. Cuando el Dunmer bajo su espada para golpear a Edzard, este detuvo el golpe con el mandoble; sin embargo, al bloquear el ataque del Dunmer, Edzard quedó atascado y eso lo aprovechó el Orco, el cual saltó y levantó su hacha para tratar de dividir a Edzard por la mitad.
“¡Edzard!” fue el grito de Asia al ver que iban a matar a su amigo.
Cuando el Orco estuvo a dos metros de distancia de Edzard, este sonrió. Comenzó a abrir su boca, la cual comenzó a expulsar humo.
“¡YOL! ¡TOOR! ¡SHUL!” gritó Edzard, expulsando así una llamarada por la boca, la cual envolvió por completo al Orco, el cual salió disparado e impactó en la pared sobre la puerta.
Los otros dos vampiros entraron en shock brevemente. Esto fue aprovechado por Edzard, el cual movió su gran espada y mandó a volar al Dunmer. Cuando el Bretón vio esto trató de retirarse, solo para que Edzard lo inmovilizara poniendo su espada en el hueco del hacha de su enemigo. Edzard rápidamente levantó su gran espada y de un solo golpe dividió al Bretón por la mitad.
El Dunmer se recuperó del golpe y se levantó, solo para ver a su último compañero ser dividido en dos. Este rápidamente trató de escapar; sin embargo, no pudo, pues Edzard había lanzado su mandoble, bloqueando con este su escape. El vampiro miró a Edzard y se sorprendió cuando vio que su ojo izquierdo era de color rojo como la sangre y que sus caninos eran más largos.
“¿Qué eres?” preguntó temeroso el Dunmer mientras intentaba retroceder.
Edzard no respondió verbalmente, sino que avanzó y le dio un rodillazo al vampiro en la boca del estómago. El vampiro sintió como el aire abandonaba su cuerpo; sin embargo, no pudo hacer nada más, pues Edzard lo tomó de la cara y creó una bola de fuego solar.
“¡Arghhh!” fue el grito del Dunmer mientras su cara era quemada por el poder del hechizo.
Viendo esto, Edzard aumentó la cantidad de magia en su hechizo, haciendo que este cubriera por completo al vampiro, el cual fue quemado hasta volverse cenizas.
Una vez que el vampiro murió, Edzard suspiró y comenzó a restringir el poder de la sangre de lobo. Así es, Edzard había usado lo que quedaba de sangre de lobo en su sistema para de esta manera aumentar temporalmente sus habilidades físicas.
Lentamente se acercó a Asia, la cual estaba en shock. Cuando estuvo cerca fue abrazado por ella. Edzard correspondió el abrazo mientras le susurraba palabras tranquilizadoras. Cuando se separaron ambos se sonrieron. Pero aquel momento se fue al garete cuando el Orco se levantó con grandes quemaduras de tercer grado. Era obvio que estaba en sus últimos momentos de existencia.
“¡Maldita escoria mortal! ¡Si yo muero me aseguraré de llevarte conmigo!” fue el grito del Orco, el cual comenzó a juntar toda la magia que aún tenía para activar varias runas que se encontraban en los pilares que soportaban el techo, causando así un gran derrumbe.
Al ver esto, Edzard rápidamente protegió a Asia con su cuerpo. Poniéndola debajo de él mientras todo el techo caía sobre ellos. Una gran roca terminó por aplastar al Orco.
Cuando el derrumbe terminó, Asia levantó con mucho esfuerzo los escombros que había sobre ellos.
“Ed, ¿Te encuentras bien?” preguntó Asia al ver a Edzard tirado en el suelo.
Sin embargo, Edzard no respondió. Asia al ver el estado de Edzard se llevó las manos a la boca y trató de sofocar un llanto, ya que Edzard estaba sobre un gran charco de sangre. Poniendo su oído sobre su pecho trató de oír sus latidos y sintió un poco de alivio al escuchar que tenía pulso, pero este era muy bajo. Rápidamente comenzó a curarlo, pero no pasaba nada, las heridas no sanaban.
Asia comenzaba a desesperarse al ver que los hechizos de curación no estaban funcionando. Estaba preparándose para usar su sacred gear en Edzard; sin embargo, cuando estuvo a punto de usarlo escuchó una voz en su cabeza.
‘No deberías usar ese poder en él, hija mía.’ Asia se sorprendió cuando escuchó eso. Rápidamente miró a los alrededores para ver si había alguien, pero no había nadie.
“¿Quién eres?” preguntó Asia. “Y ¿Por qué no debería usar mi sacred gear en Edzard?”
‘Yo soy la madre de la tierra pródiga.’ respondió la voz. ‘Tu sacred gear no puede curar una maldición de esa magnitud’
“¿Maldición? ¿De qué maldición hablas?”
‘Si, él ha sido maldecido, el hacha que lo hirió tenía una maldición que anula las capacidades regenerativas naturales e inutiliza la magia de curación.’ habló nuevamente la voz. ‘Para poder curarle necesitas que le quiten esa maldición. Y para tu buena fortuna conozco a alguien que puede hacer eso.’
‘Entonces solo debo encontrar a quien pueda curar su maldición.’ pensó aliviada; sin embargo, eso abría un nuevo problema. Cómo llevar a Edzard desde aquí hasta Carrera Blanca para que pueda recibir ayuda para mantenerse con vida.
‘No deberías preocuparte, acabo de guiar a alguien para que te ayude.’ la voz volvió hablar.
Antes de que Asia pudiese responder, se escuchó un poderoso rugido. Mirando hacia el cielo al escuchar el rugido, sus ojos se abrieron al observar a un gran dragón volando sobre ella.
El dragón aterrizó frente a Asia mostrando sus colmillos. Asia se encontraba totalmente aterrada; sin embargo, decidió hacerle frente al dragón para proteger a Edzard. Desenfundó su espada y tomó una posición defensiva frente al dragón.
“Ja, Ja, Ja. Niña, baja esa espada antes de que te lastimes.” comenzó a hablar entre risas el dragón.
“¿Puedes hablar?”
“Por supuesto, no soy una bestia primitiva.” contestó el dragón. “Me presento pequeña niña mortal. Mi nombre es Odahviing.”
Al momento en que Asia escucha ese nombre se asombró, pues Edzard le había contado del dragón que tenía como compañero.
“¡Tú eres el compañero de Ed!” gritó Asia, asombrada y a la vez aliviada mientras señalaba al dragón.
Si Odahviing tuviera cejas es muy posible que hubiera alzado una en confusión.
“¿Ed?” preguntó confundido Odahviing. “No conozco a ningún Ed.”
“Ed, es Edzard.” respondió Asia mientras agitaba sus brazos frente al dragón. “Ya sabes, el Dovahkiin.”
“Ah, sí lo conozco, pero no sabía que le llamaban Ed.” comentó Odahviing mirando fijamente a Asia. “Sin embargo, niña, no te conozco.”
“Ah, lo siento, mi nombre es Asia Argento, soy amiga de Edzard.” respondió Asia rápidamente haciendo una reverencia al dragón.
“Ja, eres más educada que el mocoso, pero creo que sabes por qué estoy aquí.”
Asia asintió cuando escuchó lo dicho por Odahviing. Separándose de él, observó al dragón acercarse y abrir sus fauces.
“¡HAAS! ¡DUR! ¡VOKRI!” gritó Odahviing.
Asia se asombró cuando una onda de color dorado salió de las fauces del dragón. Este aliento envolvió a Edzard. Y de su cuerpo salió un miasma morado, el cual se evaporó en el aire.
“Ya está hecho.” habló Odahviing al ver el miasma evaporarse.
Asia al ver esto rápidamente se acercó y comenzó a curar a Edzard. Las heridas de Edzard comenzaron a sanar lentamente.
“Bueno, yo ya he hecho lo que vine a hacer.” dijo Odahviing el cual comenzó a mirar el cielo. “Me retiro. Puedes decirle que el viejo quiere hablar con él.”
Asia asintió y vio a Odahviing alzar el vuelo en dirección suroeste. Una vez que el dragón desapareció de la vista, Asia hizo un pequeño campamento y acostó a Edzard en su saco, para luego acostarse en su propio saco al lado de él.
Los ojos de Edzard se abrieron con la luz del sol.
‘Que ha pasado.’ fue el pensamiento de Edzard, lo último que recordaba era cubrir a Asia cuando el techo colapsó sobre ellos.
‘Asia.’ Edzard se levantó rápidamente para ver donde estaba. Mirando a sus alrededores pudo ver a Asia descansando a su lado en su propio saco de dormir. Edzard comenzó a ver a Asia dormir.
‘Se ve tan tranquila.’ Sonrió Edzard; sin embargo, Asia comenzó a despertar.
“Eh, ¿Ed?” preguntó una somnolienta Asia viendo a Edzard.
“Buenos días, dormilona.” bromeó Edzard.
Asia se abalanzó rápidamente sobre Edzard y lo abrazó mientras lloraba.
“Idiota, ¿Por qué hiciste eso?” lloró Asia mientras abrazaba más fuerte a Edzard. “Tienes idea del miedo que sentí cuando pensé que moriste.”
“Lo siento.” fue la respuesta de Edzard mientras devolvía el abrazo a Asia. “Solo quería protegerte.”
Asia seguía llorando sobre el hombro de Edzard, el cual se sentía cada vez peor por hacerla llorar. Cuando se separaron, Edzard se sorprendió cuando Asia lo besó. Cuando Asia se separó de él, simplemente sonrió ante la cara de idiota que tenía Edzard.
“¿A…A…Asia?” Fue lo único que pudo balbucear Edzard. “¿Por qué fue eso?”
“No es obvio, te amo.” El rubor en la cara de Asia era atómico.
“¿Tú… me amas?” pregunto un Edzard en shock por las palabras de Asia.
Asia asintió en respuesta. Ella no había estado segura de sus sentimientos hacia Edzard; sin embargo, tanto Aela como Serana le habían hecho ver que se había enamorado de Edzard.
Flashback
Serana y Aela estaban preocupadas mientras veían a Asia beber aguamiel como si no hubiera un mañana.
“Asia, para ya.” dijo Serana quitándole una botella de aguamiel a Asia.
“No.” dijo Asia en total estado de ebriedad arrebatándole la botella a Serana.
“No, Asia. Ya deja de beber.” dijo Aela volviéndole a quitarle la botella.
“Pero…” trató de replicar Asia, pero terminó resignándose al ver que sus amigas no cederían. “Está bien.”
“¿Qué te pasa? ¿Por qué bebes tanto?” preguntó Serana preocupada por su amiga.
“Leí una carta que recibió Ed.”
“¿Todo este lio por una carta?” preguntó Aela confundida. “¿Que decía esa carta?”
“Era una carta de un señor. En ella le ofrecía la mano de su hija en matrimonio.”
“¿Y?” preguntó Aela sin entender. “Ed suele recibir ese tipo de cartas casi a diario.”
Aela recordaba todas las veces que llegaban grandes cantidades de cartas de todos los rincones de Skyrim. Todas ellas eran propuestas de matrimonio.
Mientras Aela se reía internamente del dilema de Edzard y las cartas de matrimonio, Serana que veía muy de cerca a Asia comenzó a sonreír al darse cuenta de lo que le pasaba a Asia.
“Entonces ¿Por qué no te gusta que Edzard reciba esas cartas?” preguntó con una sonrisa en su rostro.
“Porque si Ed acepta, se irá con alguien que no conozco.”
“Entonces ¿Está bien si se va con alguien a quien conoces?” preguntó Aela con una sonrisa al ver a donde Serana quería llegar. “¿Tal vez conmigo o Serana?”
“¡No! ¡Ed es mío!” gritó Asia. Para luego ruborizarse al darse cuenta de lo que había dicho.
“Y…. y… yo…” tartamudeaba Asia en busca de una respuesta.
“¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!” rieron Aela y Serana mientras veían a Asia echar humo por los oídos.
“Entonces todo esto es por miedo.” dijo Serana ya recuperada de sus risas.
“¿Miedo?”
“Si. Tienes miedo de que alguien aleje a Edzard de tu lado.” respondió Serana tomando la mano de Asia. “¿Y sabes por qué tienes miedo?”
“No.” mintió Asia. Pues ella si sabía porque temía que Edzard se casara con alguien más.
“Sí, lo sabes.” dijo Aela con una sonrisa, pues había escuchado los latidos del corazón de Asia cambiar de ritmo.
“Es porque me gusta.” dijo Asia con la cabeza gacha.
“No es solo un gusto pasajero.” dijo Serana apretando un poco las manos de Asia. “Dime ¿Qué te viene a la mente cuando piensas en Edzard?”
“Su sonrisa. Su amabilidad.” respondió Asia mirando a Serana a los ojos.
“Su cuerpo sin camisa y brillando por el sudor cuando entrena bajo el sol.” bromeó Aela.
Asia se sonrojó cuando le llegó el recuerdo de Edzard entrenando sin camisa. Serana al ver que Asia se estaba sonrojando bastante, golpeó a Aela para que no interrumpa.
“Entonces ¿Qué es lo que quieres?” preguntó Serana con una pequeña sonrisa.
“Yo quiero estar con Edzard para siempre.”
Fin flashback
Sin embargo, un frio viento la devolvió del carril de los recuerdos y la trajo al presente.
“¿Tu no me amas?” preguntó una Asia temerosa de que haya podido arruinar su amistad con él.
Edzard no respondió de inmediato, y esto puso más triste y nerviosa a Asia. Pero ella se sorprendió mucho cuando Edzard la tomó de la cintura y acercándola a él la besó. Cuando se separaron, él tenía una sonrisa en su cara.
“¿Eso responde a tu pregunta?”
Asia comenzó a llorar de felicidad mientras volvía a abrazar a Edzard y comenzaban a besarse como si no hubiera un mañana.
Cuando terminaron su maratón de besos, Asia le contó lo que había pasado después de que él se desmayase.
“Así que escuchaste una voz que se presentó a sí misma como la madre de la tierra pródiga.” dijo Edzard mientras hacía ademanes de frotarse una inexistente barba.
“Sí, ella me dijo que tu habías sido maldecido por el arma que te había hecho esas heridas.” dijo Asia mientras le entregaba a Edzard un pedazo de pan y carne. “También fue quien envió a un dragón a ayudar.”
“¿Un dragón?” preguntó Edzard mientras se llevaba un pedazo de pan para luego tragar rápidamente. “¿Cómo era este dragón?”
“Umm…. Era de color rojo, hablaba con voz gruesa y era un poco grosero.” respondió Asia mientras recordaba al dragón, haciendo un puchero al final.
“Solo conozco a un dragón con esas características.” suspiró Edzard mientras tenía una gota de sudor en su cabeza. “¿Ese dragón mencionó algo más?”
“Si, dijo que te avisara que un viejo quería hablar contigo.
Al escuchar eso, Edzard casi se atragantó con la carne.
‘Ese idiota irrespetuoso.’ pensó Edzard mientras hacia una mueca. ‘Pero me pregunto qué querrá Paarthurnax de mí.’
Después de esta charla, Edzard tomó las armas de los vampiros y los guardó en una bolsa mágica, la cual podía guardar muchos objetos sin importar su peso. Luego de esto él y Asia subieron a los caballos y regresaron a Carrera Blanca.
Soledad - Turdas 24 de Estrella vespertina del 202 de la Cuarta era
La nieve había cubierto de blanco toda la ciudad de Soledad. Había niños correteando por la plaza, adultos que salían a hacer las compras en el mercado, las tabernas estaban repletas de adultos y jóvenes que iban a ahogar sus penas, pero todos estaban muy entusiasmados por las fiestas. Y los actuales residentes de la mansión de Espira Orgullosa tampoco eran la excepción.
La mansión de espira orgullosa era una de las propiedades más caras que poseía Edzard, habiendo costado un total de treinta y nueve mil septims, con mobiliario incluido. Esta mansión contaba con tres pisos y un sótano. En el primero estaba ubicado, la armería, el salón de encantamientos, el laboratorio de alquimia y la habitación de la edecán Jordis. En el segundo estaban la cocina, el comedor y una pequeña biblioteca. En el tercer piso estaban ubicados las habitaciones, la principal y otras dos más, donde se quedarían invitados. En las afueras había un pequeño patio que permitía tener una vista de los bosques circundantes a la ciudad, al mar de los fantasmas y a la distancia se podía ver ligeramente las tierras de Hibernalia. Y no menos importante, en el sótano se encontraba los baños, los cuales contaban con una enorme piscina de agua caliente.
Asia caminaba rápidamente de un lado a otro de la mansión decorando todo para la fiesta que se realizaría en la noche. Ella había estado un poco triste debido a que se perdería varias festividades de su religión. Fiestas como la navidad, pero gracias a los estudios de los calendarios que había hecho con Edzard habían descubierto que tenían un calendario similar. Esto le permitió saber cuándo serían las fiestas exactamente.
“¡Ed! ¡Ayúdame a poner estos adornos al árbol!” gritó Asia desde el comedor de la mansión.
“¡Ya voy!” fue la respuesta de Edzard mientras corría hacia donde se encontraba Asia.
Al llegar, Edzard tomó los adornos que tenía Asia y comenzó a ponerlos en el árbol. Para Edzard esta festividad se llama Saturalia, pero para Asia se llama Navidad. Mientras que en la tierra se celebra el nacimiento de cristo, en Tamriel es una antigua festividad dedicada a Sanguine, el príncipe Daedra del libertinaje y los excesos carnales; sin embargo, en la actualidad era más una festividad familiar, es decir, una fiesta donde se intercambian regalos, hay desfiles y donde las personas visten prendas solo para esta ocasión.
Habían llegado a Soledad esa misma mañana después de haber cabalgado desde Carrera Blanca. El viaje fue rápido, pues ya no viajaban con un carro, sino que cada uno iba en su propio caballo. Edzard había decidido comprarle a Asia el caballo que había alquilado para la misión en Ayuno de Rannveig, para que ella tuviera una montura propia, cabe decir que eso le ganó unos cuantos besos de Asia, así que eso lo puso de buen humor.
‘Aún recuerdo cómo se puso Serana cuando se enteró de cómo casi la palmo.’ pensaba Edzard mientras terminaba de poner los adornos finales al árbol.
Flashback
Edzard y Serana se encontraban charlando en una habitación privada de la yegua abanderada. Frente a ellos había unas botellas de Aguamiel ya abiertas.
“Así que casi te matas por andar de arrogante y tratar de lucirte frente a Asia.” dijo Serana amargada cuando Edzard le terminó de contar lo que pasó en Ayuno de Rannveig.
“No andaba de arrogante ni traté de lucirme.” contestó Edzard con un puchero.
Serana no contestó a esto, simplemente levantó la ceja.
“Ed, te he visto matar vampiros con la misma facilidad en que una hoz siega el trigo.” dijo Serana con una sonrisa en la cara. “Así que admítelo, querías quedar como un héroe frente a tu nueva amante.”
Edzard no respondió, simplemente se concentró en mirar a los ojos a Serana, la cual respondió de la misma manera. Estuvieron así un buen rato, hasta que Edzard desvió la mirada.
“Está bien, lo admito, quería lucirme un poco.”
Serana comenzó a reír como loca. “Ja, ja, ja. Solo tu Ed, solo tú.”
“¿Qué tipo de vampiros fueron?” preguntó Serana dejando de lado la diversión.
“Eran vampiros de pura sangre.” fue la respuesta de Edzard mientras tomaba un trago de aguamiel.
“¿No eran señores vampiros?”
Edzard negó con la cabeza, pero antes de que Serana pudiera hablar de nuevo fue silenciada cuando Edzard sacó el hacha que lo había herido.
“¿Qué es esto?” preguntó Serana tomando el hacha para examinarla y haciendo una mueca por el olor que esta emanaba.
El arma apestaba magia de sangre y nigromancia, pero aparte de eso parecía un hacha de ébano común y corriente.
“Es el arma con la que me hirieron.” contestó Edzard mientras miraba a Serana tratar de probar el filo del hacha. “Yo no haría eso, esa hacha tiene un encantamiento que le permite colocar una maldición a quien corte. No importa que tan ligero sea ese corte.”
Serana rápidamente retiró su dedo antes de cortarse. Mirando más de cerca el arma pudo notar el encantamiento; sin embargo, no sabía cuál era.
“Ed, ¿Me prestas esto un tiempo?” preguntó Serana señalando el arma. “Lo llevaré con mi madre para ver que averiguamos sobre la maldición.”
“Está bien.” respondió Edzard. “Sobre tu madre. ¿Hay alguna respuesta de lo que hablamos cuándo llegué a carrera blanca con Asia?”
“Sí, mi madre me dijo que te entregue esto.” contestó Serana sacando una carta de su bolsillo.
Edzard recibió la carta y la leyó. cuando lo hizo sus ojos se abrieron.
“Serana, dile a tu madre que se quede con el hacha como parte del pago por sus servicios.”
Antes de que Serana pudiera preguntar, Edzard le entregó la carta. Cuando Serana la leyó sus ojos también se abrieron.
‘Sabía que mi madre era capaz de muchas cosas, pero esto…’ pensó Serana mientras leía la carta. Su madre había logrado encontrar información básica sobre la magia necesaria para que Edzard pudiese viajar a otra dimensión, la magia denominada magia de las sombras.
La magia de sombras es un tipo de magia oscura muy poderosa. Teóricamente las sombras no son solo una ausencia de luz, sino que son reflejos de mundos paralelos o universos alternativos. Este tipo de magia se centra en la manipulación de las fuerzas que crean las sombras para poder alterar eventos del pasado, el presente o el futuro. Si es usada por alguien de gran poder puede afectar el flujo del propio tiempo y crear rupturas de dragón. Esta magia también puede ser usada para la creación de portales para poder transportarse a otros lugares y también permiten viajar entre mundos.
“Ed, no entiendo bien. Sé que le prometiste a Asia enviarla de vuelta a su mundo. ¿Pero eso no haría que se separen?”
“Ya cruzaré ese puente cuando llegue el momento.”
“Entonces, ¿te gustó besarte con Asia?”
Edzard simplemente se sonrojó mientras miraba a otro lado. Esta reacción le sacó una sonrisa a Serana, pero no terminó ahí.
“Y ya han…” dijo Serana mientras metía su dedo índice izquierdo en un círculo que había hecho con el pulgar y el índice de su mano derecha.
El sonrojo de Edzard se volvió atómico cuando entendió que significaba eso. Trató inútilmente de responder, pero de su boca solo salían balbuceos. Esto por supuesto hizo que Serana comenzara a reír como loca.
Fin flashback
Cuando Edzard volvió del tren de los recuerdos se dio cuenta de que ya había terminado de decorar el árbol completamente. Mirándolo de arriba abajo y sintiéndose conforme con el trabajo hecho decidió abandonar el comedor.
Cuando Edzard llegó a la cocina vio a Asia mientras preparaba unas galletas en el horno. Acercándose sigilosamente la abrazó por la espalda. Asia dejó de amasar la masa para las galletas y se recostó contra Edzard. Así se quedaron ambos unos momentos.
Cuando cayó la noche los invitados habían llegado. Estos eran Fortunata, Laure, Vilkas, Farkas, Aela y Serana, aunque también estaban los residentes de la casa, Edzard, Asia y Jordis. Todos vestían atuendos de acuerdo con la celebración. Los hombres vestían túnicas hasta las rodillas de color rojo con detalles dorados, sobre estas túnicas llevaban chalecos de color azul con bordes blancos, cinturones de cuero marrón en la cintura, pantalones y botas de color marrón. Las mujeres vestían vestidos largos de lana color rojo con detalles y bordados en dorado, cinturones de cuero marrones y botas bajas del mismo color.
“Entonces empecemos con los intercambios de regalos.” habló muy emocionada Laure. “Muy bien, todos saquen lo que han traído.”
Todos tenían gotas en la cabeza, pues Laure comenzó a sacar varias bolsas. Edzard solo negó con la cabeza mientras tenía una sonrisa, tomando la mano de Asia se dirigieron hacia el primer piso, de donde regresaron con un cofre. Los demás también sacaron sus presentes.
“Entonces, ¿Quién empieza?, ¿los gemelos?, ¿la pelirroja?, ¿la chica de ojos raros?, ¿la nueva pareja?, ¿la imperial? o ¿yo?” dijo Laure mientras señalaba a los presentes.
Todos los presentes estaban con caras en blanco por lo dicho por Laure; sin embargo, todos voltearon a ver a Asia y Edzard.
“Es tradición que los primeros sean los dueños de la casa.” bromeó Serana mirando a Asia y Edzard.
Edzard y Asia se miraron y sonrieron. Levantándose de sus asientos abrieron el cofre que Edzard había traído y de ahí sacaron varias bolsas. Las cuales fueron repartidas a cada uno de los presentes. Los regalos fueron pequeñas cantidades de oro y un objeto para cada uno de los presentes. Farkas y Vilkas recibieron armas encantadas. Fortunata y Laure libros y pergaminos con hechizos. Aela recibió un nuevo arco y Serana unas botellas con sangre de Edzard. Jordis recibió un set de armadura de placas de acero.
Después de esta primera entrega de regalos, los otros participantes comenzaron a repartir también sus presentes. Estos iban desde decoraciones para sus habitaciones, joyería, armas y licores. Cuando terminó el intercambio de regalos comenzó la fiesta. Todos bebieron, comieron, bailaron y rieron hasta muy entrada la noche. Después de las celebraciones todos los invitados se dirigieron a las habitaciones a descansar.
Edzard y Asia se dirigieron al patio, en donde comenzaron a ver el mar.
“Asia, tengo un regalo para ti.” fue lo dicho por Edzard mientras metía la mano a su bolsillo encantado, sacando un pequeño paquete envuelto en una tela.
Asia recibió el paquete y al desenvolverlo se asombró. Ahí en sus manos estaba su biblia, Asia la abrió y comenzó a mirarla detenidamente para luego levantar la vista mirando a Edzard con los ojos húmedos.
“¿Cómo?”
“No es la original.” respondió Edzard con una sonrisa mientras le limpiaba las lágrimas. “Utilicé un hechizo de Auramancia en la cruz que llevas contigo.”
“¿Auramancia?” preguntó mientras tomaba la cruz y la miraba muy de cerca.
“Sí, la Auramancia es una magia que permite ver los recuerdos de los objetos que posean fuertes emociones de sus propietarios.” contestó Edzard con una sonrisa. “Después de ver tus recuerdos leyendo siempre ese libro, comencé a copiarlo con ayuda de una pluma encantada.
Asia tomó la copia de su biblia y la apretó contra su pecho, mientras seguía lagrimeando.
“Lo siento Ed, pero no tengo ningún regalo para ti.” dijo Asia mirando al suelo.
“Ya me disté un gran regalo, Asia.” contestó Edzard mientras tomaba delicadamente la cara de Asia y la besaba.
Asia abrió los ojos por lo que implicaba lo dicho por Edzard, pero los volvió a cerrar mientras disfrutaba del beso.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gusto el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 8
Garganta del mundo - Middas 13 de Estrella del alba del 203 de la Cuarta era
El helado viento soplaba con gran fuerza casi arrancando la capa de piel de oso que traía Edzard sobre su ropa, la cual estaba totalmente hecha de pieles para de esta manera poder mantener el calor. Él había decidido subir a la cima de la garganta del mundo para hablar con Paarthurnax sobre lo que pasó cuando casi muere hace casi un mes. Había dejado a Asia en el colegio de Hibernalia para que siguiera sus estudios en magia.
Cuando Edzard llegó a la cima pudo presenciar al dragón al que había ido a ver. Este dragón era blanco y tenía las alas un poco desgastadas, le faltaba un cuerno de la cabeza y unos de la mandíbula y su cola terminaba en forma de punta de flecha. Al acercarse, el dragón abrió los ojos y voló hasta posarse frente a él.
“Drem Yol Lok. Saludos, Fahdon. ¿Qué te trae de nuevo a mi strunmah ... mi montaña?” preguntó Paarthurnax.
“Drem Yol Lok. Saludos, maestro. He venido para buscar tu sabiduría.” respondió Edzard haciendo una pequeña reverencia.
“Umm, Onikaan … sabiduría sobre la Kiir… la niña.” habló Paarthurnax. “Sobre como Wundun Lein … viajar entre mundos.”
Los ojos de Edzard se abrieron al ver que Paarthurnax ya sabía lo que él quería saber.
“Sí, deseo saber si es posible usar la magia de las sombras para viajar a otro mundo.”
“Posible es, pero onikaan… sabio no es. El tejido del lein ... el mundo no puede rasgarse de nuevo.” contestó Paarthurnax mientras miraba a los cielos. “Nuestro Bormah … nuestro padre, no lo permitirá.”
“¿Por qué no lo permitirá?” se podía escuchar la desesperación en la voz de Edzard.
“Una nueva kren … una ruptura podría eliminar la barrera que protege el leim … el mundo de los deyra … los daedras.”
‘Maldita sea, si Akatosh no lo permite no me será posible abrir el portal.’ era el pensamiento de Edzard mientras trataba de encontrar una ruta de escape a esto.
“Paarthurnax, ¿Akatosh me detendrá personalmente si abro esa grieta?”
“No, bormah … padre no lo hará, enviará a nuestras fahdon … nuestras hermanas, las Jills.” respondió Paarthurnax con un poco de miedo en su voz. “El poder de las Jills es mucho mayor al de un dovh.”
Edzard alzó una ceja al escuchar el miedo en la voz de Paarthurnax.
“¿Qué tan poderosas son?” preguntó Edzard, tratando de entender a lo que se enfrentaría en caso de seguir su plan. “Comparándola con los dovh que he vencido.”
“Enfrentar a una es igual a enfrentar a tres dovh.”
Edzard suspiró, eso era mucho poder. Él podría enfrentarlas de eso estaba seguro; sin embargo, Asia no podría.
‘Parece que tendré que idear un modo en que se pueda evitar a mis nuevas hermanas.’ fue el pensamiento de Edzard; sin embargo, antes de que pudiese seguir pensando escuchó una voz.
‘Sabes, siempre supe que eras muy revoltoso, kul.’ dijo una voz de la nada. ‘Ya estás pensando en cómo molestar a tus nuevas fahdon.’
Al escucharla tanto Edzard como Paarthurnax comenzaron a buscar de dónde venía la voz.
‘Es inútil que me busquen en Mundus, yo estoy hablando desde Aetherius.’ cuando escucharon eso los ojos de ambos se abrieron.
“Bormah.” dijeron ambos mientras Edzard se arrodillaba manteniendo la cabeza baja y Paarthurnax inclinaba la cabeza.
‘Ja, ja, ja, por favor hijos míos, levanten la cabeza.’ rio divertido Akatosh. ‘Edzard, hijo mío, parece que traer a esa chica a Mundus fue una buena decisión.’
“A que te refieres padre, ¿tu trajiste a Asia a Mundus?” preguntó Edzard mientras dejaba de estar arrodillado. “De ser así, ¿Por qué lo hiciste?
‘No hijo, yo no la traje, pero si permití que la trajeran.’ respondió Akatosh. ‘Sin embargo, estoy seguro de que puedes adivinar quien fue.’
Edzard comenzó a pensar sobre que deidad podría haber traído a Asia a este mundo. Sus ojos se abrieron cuando finalmente comprendió quien fue.
“Mara, fue lady Mara.” respondió Edzard. “¿Pero por qué la trajo?”
‘Para salvarla de su cruel futuro en ese mundo.’ contestó Akatosh, en su voz se escuchaba mucho pesar.
“¿Qué cruel futuro le esperaba?”
‘Sabes que la magia de las sombras permite ver mundos con ligeros cambios al de origen del mago que la usa, ¿verdad?’
Edzard asintió, pues esto era la teoría básica sobre la magia de las sombras.
‘En otro mundo, esa niña sería excomulgada a los dieciséis años. En ese mundo ella conocería a un joven que ocuparía el lugar que tú ocupas en su corazón.’ dijo Akatosh. Edzard trató de hablar, pero Akatosh se le volvió a adelantar. ‘Sin embargo, en el mundo de donde vino esta versión, ella sería forzada a convertirse en un demonio y luego sufriría todo tipo de abusos a manos del demonio que la convirtió, hasta que su mente finalmente terminé rota.’
Cuando Edzard escuchó eso, en su mente comenzaron a aparecer varias imágenes. En ellas Edzard pudo ver como Asia era violada y torturada cada día, pero a pesar de ver esto, no pudo ver quién era el agresor. Era como ver una película, el trataba de correr y ayudarla, pero no podía. Cada intento que realizó terminó de la misma manera, en fracaso. En el mundo real, el cuerpo de Edzard comenzó a emitir una enorme presión de poder mágico, sus ojos cambiaron de color y sus caninos comenzaron a crecer. Todo esto se debía a la rabia que comenzaba a brotar de él. Paarthurnax se dio cuenta y trató de calmar a su hermano.
“¡Dovahkiin, tranquilízate, no permitas que tu bah … tu ira te controle!” gritó preocupado, pues sabía que, si su hermano caía en su ira, este podría caer en el deseo de dominación que poseían todos los dovah.
Edzard comenzó a ver rojo, su deseo de sangre comenzaba a mostrase; sin embargo, cuando su padre volvió a hablar este nivel de ira aumento.
‘Si lo que te dije antes te puso así, esto te pondrá peor...’ habló Akatosh, él sabía que lo que estaba a punto de decir podría literalmente hacer que Edzard vaya en un arrebato sangriento. ‘El demonio que haría eso, es el mismo demonio que ella curó.’
Cuando Edzard escuchó eso, algo dentro de él se quebró. En su mente aun aparecían las imágenes de los abusos que sufriría Asia, pero ahora también podía ver quien causaba esos abusos. Si la cantidad de magia que su cuerpo comenzó a emitir antes era aterradora, ahora era tan brutal que el propio Paarthurnax tuvo que volar para escapar del vórtice de magia que Edzard estaba creando.
“Bormah, ¿Por qué le dijiste eso?” preguntó Paarthurnax mientras veía a su hermano menor literalmente comenzar a quebrar su cuerpo por el poder que emitía.
‘Era necesario...’ habló con pesar Akatosh, pues le dolía el ver a su hijo en ese estado. ‘Tu hermano no es el mortal más poderoso actualmente. Hay otros que le superan en conocimiento, experiencia y poder; sin embargo, él posee el potencial de alcanzar un poder similar al de un príncipe daedrico.’
Los ojos de Paarthurnax se abrieron con asombro mientras miraba a su hermano menor. El vio como el cuerpo de Edzard comenzaba a mostrar cambios físicos, comenzaron a formarse líneas de color negro en forma de venas, las cuales se expandieron por todo su cuerpo.
Edzard sentía que su cuerpo se destruía y se regeneraba, causándole un dolor extremo; sin embargo, ese dolor no era nada comparado con la rabia que sentía.
‘Deberías detenerlo, Akatosh.’ habló una nueva voz. ‘El chico no podrá soportar mantener todo ese poder de golpe.’
‘¡DREM! ¡DOV! ¡HAH!.’ fue el gritó que hizo estremecer al mundo mismo, haciendo que un rayo dorado cayera sobre Edzard.
Cuando el rayo impactó sobre Edzard, este comenzó a tranquilizarse. Sus ropas quedaron completamente destruidas quedando totalmente desnudo. Cayendo en la inconciencia mientras su cuerpo volvía a la normalidad.
‘Odahviing, lleva a Edzard a Hibernalia.’ ordenó Akatosh.
Odahviing que había llegado recientemente al sentir el aumento de poder, asintió y tomando a Edzard con una de sus patas se fue en dirección a Hibernalia.
‘Parece que tienes preguntas.’ habló Akatosh a su hijo.
“Sí, bormah, ¿por qué decirle lo que le has dicho?”
‘Eso es muy sencillo, sabes muy bien que las emociones influyen en el poder de un dovah.’ contestó Akatosh. ‘Al forzarlo a entrar en una rabia ciega, he forzado a liberar el poder que mantenía sellado de forma inconsciente.’
“Entonces la pregunta final es, ¿por qué forzar el despertar de su poder?”
‘Para que pueda afrontar el futuro.’ contestó Akatosh; sin embargo, su voz comenzaba a escuchase cada vez más lejana. ‘Parece que mi tiempo para hablar contigo se agota, cuando tu hermano vuelva cuéntale lo que estoy a punto de enseñarte.’
Después de escuchar esa última petición, un haz de luz multicolor descendió hacia Paarthurnax, el cual aterrizo en la montaña y se dedicó a meditar sobre lo que su padre le había mostrado.
Evermore - Tirdas 16 de Amanecer del 203 de la Cuarta era
La fría brisa invernal del exterior ingresaba por la ventana de la habitación donde Edzard y Asia se encontraban descansando. Habían llegado hace un día a la ciudad de Evermore, después de un viaje de un día entero volando sobre Odahviing.
Edzard había planeado este viaje desde Saturalia, después de todo este día se celebraba el día del corazón. Un día especial para los amantes y parejas, un día donde las posadas dan una habitación gratis a las parejas.
Los ojos de Edzard se abrieron al sentir el frio en la habitación, mirando a su lado se da cuenta de que Asia se había llevado toda la manta. Frotándose los ojos se levantó de la cama para ponerse la ropa. Había decidido vestirse con una camisa de lana color gris, unos pantalones de cuero color negro, botas de cuero forradas de piel y un cinturón de cuero donde sostenía una espada corta de acero.
“Asia, despierta.” dijo Edzard mientras despertaba a Asia.
“Umm, no.” fue la respuesta de Asia, antes de girarse y seguir durmiendo.
Edzard puso los ojos en blanco al ver eso; sin embargo, una sonrisa apareció en su rostro. Negando a la actitud de su amante, decidió salir a buscar el desayuno.
Cuando volvió traía con él una bandeja que tenía dos platos de gachas y unas tazas con café. Cuando entró en el cuarto vio a Asia completamente vestida. Ella vestía un vestido corto hecho de lana de color azul oscuro, llevaba pantalones de cuero de color negro y botas forradas de piel color marrón.
“Ya despertaste.” dijo Edzard mientras llevaba la bandeja a la mesa que había en la habitación. “Traje el desayuno.”
Asia se levantó de la cama y se acercó a Edzard para darle un beso. Luego de besarse, se sentaron a comer tranquilamente el desayuno.
Luego de terminar de desayunar y tomar sus capas de piel, salieron de la posada en la que se encontraba. La calle estaba cubierta con un poco de nieve, pues ya se estaba acabando el invierno y pronto llegaría la primavera.
Las parejas pululaban en grandes cantidades, había todo tipo de parejas, parejas de géneros distintos, géneros iguales, razas diferentes y razas iguales. Todos ellos disfrutaban de este día festivo dedicado a las parejas. Las tiendas ofertaban dulces, arreglos hechos con flores invernales, ropas, joyas. Asia había decidido separarse un rato de Edzard para comprarle un presente.
“Umm….”Asia miraba pensativa los diferentes productos ofrecidos por un vendedor.
“Señorita, ¿Ya decidió que comprar?”
“Sí, quiero ese collar de allí.” señaló el collar que había en el mostrador.
“Buena elección.” dijo el vendedor tomando el collar y colocándolo en una pequeña cajita de madera que en el interior tenía una tela. “Serían unos doscientos septims.”
Asia metió su mano al pequeño bolso que tenía en su cinturón, sacando de allí el monto acordado. Entregándole el dinero, Asia recibió el paquete del vendedor. Luego de esto rápidamente se dirigió hacia donde se encontraba Edzard esperándola. Cuando llegó al punto acordado, el cual era los muelles que daban al río Bjoulsae, vio a Edzard el cual se encontraba apoyado sobre una baranda mirando el río.
Edzard se encontraba muy sumido en sus pensamientos. Después de lo que Akatosh le había dicho, él había caído en una ira primitiva muy peligrosa. Según Paarthurnax esta ira había tenido consecuencias muy peligrosas en su cuerpo.
Flashback
“¿Así que actualmente mi cuerpo ya no es el de un mortal normal?”
Edzard había vuelto a la garganta del mundo unos días después de su anterior visita. Por supuesto que tuvo que tranquilizar a una angustiada Asia, que no quería que vuelva a ir, pues se asustó mucho cuando Odahviing lo dejó completamente desnudo en medio del colegio de Hibernalia.
“Geh … Si, tu cuerpo ha cambiado debido al Suleyk … el poder que expulsaste en tu anterior visita.” contestó Paarthurnax mirando a Edzard. “Pero también se debe a lo que pasó en tu batalla contra Alduin.”
“¿Qué quieres decir?”
“Al final de esa batalla pasó algo que no debía de pasar.”
“¿A qué te refieres?” pregunto Edzard mientras tartaba de recordar que había pasado al fina de su batalla con Alduin. En ese momento Edzard recordó que había absorbió una especie de miasma de un color tan negro como la noche misma. “Te refieres a ese miasma que absorbí.”
“Si, ese miasma que absorbiste era una pequeña parte del alma de Alduin.” respondió Paarthurnax. “Y eso nunca estuvo destinado a suceder.”
“¿Entonces eso es lo que provocó los cambios?”
“Si, en parte.”
“La verdad no quisiera preguntar, pero lo haré.” suspiró Edzard mientras se mentalizaba para la respuesta que obtendría. “¿Qué tipo de cambios son?”
“Tu cuerpo está convirtiéndose en lo más cercano a lo que un mortal puede ser de un dovah. Por supuesto nunca tendrás nuestra gloriosa apariencia, simplemente te volverás un humano con casi todos los beneficios de ser un dovah.” dijo Odahviing.
“En resumidas palabras te convertirás en un Dovah humanoide.”
Edzard solo se quedó quieto cuando escucho a Paarthurnax decir eso último, antes de hacer lo que una persona normal haría, se desmayó por el shock. Tanto Odahviing y Paarthurnax comenzaron a reír al ver la reacción de su hermano menor.
Cuando Edzard despertó, comenzó a caminar de un lado al otro mientras pensaba en las consecuencias de esto.
‘Si me estoy volviendo un dovah, eso quiere decir que seré inmortal.’ esa era su principal preocupación, aunque para algunos esto sería algo bueno, para él no lo era.
“Deja de caminar de lado a lado.” fue el gruñido enojado de Odahviing. “Y ya tranquilízate que me estás enojando.”
“¿Cómo quieres que me tranquilice?” preguntó un angustiado Edzard. “No quiero la inmortalidad, quiero vivir una buena vida mortal y luego ir hacia Sovngarde.”
“No es la Unslaad …. La inmortalidad lo que te angustia, es el hecho de que tu actual pareja no la posee.” comentó Paarthurnax. “Aunque también te preocupa el no poder dejar descendencia.”
Edzard se sonrojó por lo dicho por Paarthurnax, esa era la gran preocupación de Edzard, el no poder tener hijos. Al ver su reacción los dos dragones comenzaron a reírse de su hermano, mientras este trataba en vano de que se callen.
Fin Flashback
“Un septim por tus pensamientos.” fue lo que escuchó Edzard mientras era abrazado por la espalda por Asia.
“Tranquila, no es nada importante.” respondió Edzard volteándose para tomar las manos de Asia entre las suyas. “Más importante aún, ¿Terminaste lo que fuiste a hacer?”
Asia asintió con una sonrisa en la cara. Tomados de la mano ambos comenzaron a pasear por la ciudad, participando de los eventos que se celebraban.
Después del almuerzo, ambos llegaron a los jardines del palacio de la ciudad. A pesar de que era invierno y estaban cubiertos de nieve, el diseño de estos era aún hermoso.
Mientras avanzaban por uno de los caminos del jardín, Edzard sintió que Asia se detenía. Preocupado se volteó para preguntar qué pasaba.
“Asia, ¿sucede algo malo?” fue su pregunta mientras veía a una Asia nerviosa esconder algo en su espalda.
“No, simplemente quería darte algo.” fue la respuesta de Asia, la cual tenía la cara tan roja que salía humo de sus oídos. “Yo te lo compré con lo que he ganado trabajando como curandera en Hibernalia.”
Edzard vio como Asia lentamente mostraba lo que traía en su espalda. Se asombró cuando ella le entregó una caja. Al abrirla pudo ver que dentro había un collar, el cual estaba hecho con una cuerda de cuero que poseía un dije hecho de plata el cual tenía la forma de una espada. Edzard tomó el collar y se lo puso.
“Gracias Asia, es muy bonito.” dijo Edzard con una sonrisa, antes de meter su mano en su bolsillo y sacar una pequeña caja. “Yo también te tengo un regalo.”
Asia tomó la caja y sus ojos se abrieron al ver que adentro había dos pulseras de oro, las bandas eran lisas y en el centro de ambas había tallada una cruz y en el centro de cada cruz había una esmeralda. Asia los tomó y se los puso.
“Están encantados.” fue lo dicho por Edzard mientras Asia lo volvía a ver. “Te permitirán usar tu sacred gear sin alertar a ningún mago.”
Asia volvió a mirar sus pulseras y sonrió, al fin podría usar su sacred gear sin peligro de que otros sepan que tenía un artefacto de gran poder; sin embargo, antes de que Asia pueda hablar Edzard la interrumpió.
“Eso no es todo, mira bien la caja.” comentó mientras miraba a la derecha tratando de ocultar su sonrojo.
Asia no entendía, pero miró más afondo la caja. Así se dio cuenta de que había una pequeña cinta en el extremo. Al jalarla se levantó una tapa, y los ojos de Asia comenzaron a lagrimear. Allí en el fondo falso de la caja, envuelto en terciopelo había un pequeño anillo, un anillo hecho de oro, las bandas tienen grabados nórdicos tradicionales y en el centro había un diamante. Edzard tomó el anillo y se lo puso en el dedo anular izquierdo. Al ver esto Asia comenzó a llorar de felicidad y de un salto abrazó a Edzard y este comenzó a hacerla girar, mientras ambos comenzaron a reír de felicidad.
Cuando cayó la tarde ambos estaban caminando por las cercanías del rio en las afueras de la ciudad. Estaban caminando en silencio mientras disfrutaban de la compañía del otro. Estuvieron así un rato, hasta que Asia vio una columna de humo en las lejanías. Edzard sintió que algo malo pasaba por ahí, así que decidió ir a investigar. Asia decidió acompañarlo pese a sus protestas.
Ambos se dirigieron rápidamente a los establos, donde alquilaron cada uno un caballo. Ya montados en los caballos, se dirigieron a todo galope en dirección de dónde provenía el humo. Cuando llegaron a la zona de dónde provenía el humo, Asia se llevó las manos a la boca, pues donde debería haber una granja, solo había unas ruinas humeantes.
“¿Qué pasó aquí?” fue lo único que pudo decir entre sollozos.
“No lo sé. Pero planeo averiguarlo.” dijo Edzard mientras miraba los alrededores. “Debemos darnos prisa. Quizás haya supervivientes.”
Asia asintió y junto a Edzard comenzaron a buscar. Levantaron escombros y buscaron durante un tiempo, pero lo único que encontraban eran cadáveres de los pobladores. Estos no tenían marcas de tortura, lo que hacía a Edzard pensar que se trataba de una masacre.
Ya había transcurrido unas horas y ambos comenzaron a perder las esperanzas de encontrar supervivientes. Asia lloraba mientras era consolada por Edzard, su llanto se debía a que era la primera vez que veía algo así. Mientras Edzard consolaba a Asia escuchó un sonido provenir de los escombros. Rápidamente se separó de ella y comenzó a mirar alrededor.
“Ed, ¿pasa algo?” dijo Asia entre sollozos al ver a Edzard mirar los alrededores.
Sin embargo, Edzard no respondió, simplemente se dedicó a ver los alrededores. En ese momento Edzard se dio un golpe en la cabeza con su mano, pues recordó algo importante. ‘Debí de usar un hechizo de detectar vida.’.
Rápidamente lanzó el hechizo y este le mostró una pequeña luz de color rojo entre algunos escombros cerca al molino que había. Al ver esto, él comenzó a correr en esa dirección, Asia también corrió tras él, preguntándose qué pasaba. Cuando llegó al lugar donde vio la luz roja, comenzó a sacar los escombros de forma desesperada. Asia comenzó a ayudarlo cuando llegó a su lado. Cuando finalmente terminaron de sacar los escombros, ellos vieron el cadáver de una mujer, cuando ambos vieron que estaba muerta se entristecieron, pero se asombraron cuando escucharon pequeños gruñidos. Rápidamente Edzard levantó el cadáver y debajo de ella había un pequeño bulto de pieles, cuando lo abrieron se asombraron al ver que dentro de él había un bebé.
“Asia, usa magia para diagnosticar que tiene.” dijo Edzard mientras veía que la mujer tenía un trozo de tela en una mano. Arrodillándose, abrió la mano del cadáver y tomó la tela. Al levantarla pudo ver que esta era de color azul oscuro, pero lo que más le llamó la atención fue el símbolo dorado en ella.
“Esto es un pedazo de túnica Thalmor.” dijo Edzard apretando los dientes.
“Ed, está bien, solo parece tener hambre.” comentó Asia acercándose a Edzard; sin embargo, se detuvo cuando vio la mirada asesina que tenía. “Ed, ¿Qué pasa?”
“Asia, lleva al bebé de regreso a Evermore y explica a los guardias lo que pasó aquí.” dijo Edzard mientras se levantaba. “Voy a cazar a los perpetradores de esto.”
Asia se asombró, era la primera vez que veía a Edzard mostrar tanto odio por algo.
“Pero ….” Trató de decir algo, pero vio que Edzard tenía una mirada muy decidida. “Ed, prométeme que volverás.”
Edzard la miró y asintió. Ella sonrió triste antes de dirigirse a su caballo y montar en dirección de Evermore mientras llevaba al bebé en brazos.
Edzard también montó su caballo y lanzó el hechizo de clarividencia, el cual crea una línea hecha de niebla que muestra el camino hacia tu objetivo actual. Cuando el hechizo señaló el camino a seguir, Edzard galopó a toda velocidad. Estuvo cabalgando lo que parecían ser horas, cuando se percató de que la noche ya había comenzado.
Cuando llegó a un claro pudo divisar que en él había un pequeño campamento. En dicho claro había varios Thalmor hablando y comentando como masacraron a esos humanos inferiores.
‘En serio, estos elfos son demasiado arrogante o son estúpidos.’ pensó Edzard mientras se preparaba para atacarles; sin embargo, escuchó algo que le hizo retrasar su ataque.
“Entonces, mi señor, ¿alguna noticia desde Alinor?” preguntó un soldado Thalmor que vestía una armadura color dorado.
“Sí, ya casi están acabados los planes de la invasión del imperio.” habló el Thalmor que tenía una túnica de mago ricamente adornada con oro.
“¡Ha!, esos humanos no podrán defenderse esta vez.” comentó otro Thalmor. “Y díganos mi señor, ¿cuales son los planes?”
“No puedo decírtelo, es información clasificada.”
“Mi señor, no debería estar ya llegando a Nubelia en unos días.” fue lo dicho por otro de los Thalmor. “¿Su familia no se preocupará por su tardía llegada?”
“No lo creo, puedo excusarme diciendo que me estaba divirtiendo por el día del corazón.” contestó sin darle importancia. “Después de todo ha sido divertido mucho el eliminar a esos humanos.”
Cuando terminó de decir eso todos los Thalmor comenzaron a reír.
Edzard que había escuchado lo dicho por los Thalmor, volvió a enojarse, pero esta vez tenía un plan. Así que se acercó caminando al campamento.
“¡Alto en nombre del dominio!” gritó un Thalmor al verlo. “¡No tienes…! ¡agh.!”
No pudo terminar pues Edzard le atravesó la cabeza con una lanza de hielo. Los otros Thalmor se levantaron y comenzaron a rodear a Edzard.
“Entonces, un patético humano quiere atacarnos.” el tono del elfo rezumaba arrogancia.
Edzard no contestó, pues estaba examinando a los soldados. Se dio cuenta de que no tenían arqueros, esto indicaba que todos ellos atacaban con magia y un arma a una mano.
“Parece que el humano no habla.” se burló otro Thalmor, el cual le lanzó una bola de fuego. “Tal vez con esto grite.”
La bola de fuego se acercó a Edzard, el cual solo sonrió y la detuvo como si nada. Esto asombró a los Thalmor, los cuales comenzaron a desenfundar sus armas.
“Saben, para creer que son una raza superior, realmente dan lastima.” se burló Edzard de los Thalmor mientras avanzaba hacia el grupo. “Normalmente no suelo hacer este tipo de cosas, pero esta vez estoy muy enojado.”
“¡MUL! ¡QAH!” Edzard decidió usar el gritó de aspecto de dragón, el cual normalmente lo envolvería con una armadura etérea multicolor con forma de dragón; sin embargo, desde el incidente en la garganta del mundo ahora era diferente. Ahora se presentaba en cambios físicos. Los cambios de aspecto físico eran que partes de su cara, pecho, brazos y piernas fueron cubiertos por escamas negras. Sus ojos cambiaban de color, el derecho se volvía dorado y el izquierdo rojo, sus caninos se alargaban ligeramente y le aparecían dos cuernos negros en la cabeza. En cuanto a las habilidades, sus habilidades físicas y mágicas aumentaron en gran medida, y lo mejor es que esta forma le permitía absorber la magia de los hechizos que le lanzaran.
Todos los Thalmor se asustaron al ver la transformación de Edzard. Ellos nunca habían visto algo similar a eso. Rápidamente comenzaron a atacar a Edzard con magia; sin embargo, Edzard continuó avanzando como si nada.
“¡Qué diablos eres!” gritó un Thalmor antes de morir; esto debido a que recibió un puñetazo de Edzard, el cual le termino por casi arrancarle la cabeza.
‘Está bien, sabía que este grito me hacía más poderoso, pero esto es increíble.’ pensaba Edzard mientras avanzaba hacia el líder de los Thalmor.
‘Bueno, probemos ese hechizo que encontré con Valerica mientras investigábamos la magia de sombras.’ Edzard se concentró y comenzó a canalizar su magia uniéndola con su fuerza de voluntad. Cuando ambas energías comenzaron a fusionarse, se formó en su mano un mandoble hecho de magia. Este mandoble era pálido, brumoso y parecía estar hecha de luz.
Sosteniendo su arma con ambas manos, Edzard se abalanzó rápidamente contra los Thalmor. Los cuales al ver a Edzard acercarse comenzaron a atacarlo; sin embargo, él era demasiado rápido para ellos. Cuando se encontró con el primer Thalmor, hizo un tajo horizontal, el cual el Thalmor intentó bloquear; sin embargo, la espada cortó a través del arma, la armadura, la carne y los huesos como si estos fueran mantequilla y la espada estuviera al rojo vivo.
“¡Maldita sea, solo es un humano, no importa en lo que se haya convertido ahora!” gritó el líder Thalmor mientras preparaba un hechizo. “¡Todos, atáquenlo con magia!”
Cuando escucharon las órdenes de su líder, los soldados crearon un espacio entre Edzard y ellos. Rápidamente todos lanzaron hechizos. Estos eran bolas de fuego, lanzas de hielo, relámpagos e incluso familiares explosivos conjurados.
Edzard al ver venir estos hechizos alzó una mano y creó una custodia, la cual bloqueó todos los hechizos. Edzard estaba tan concentrado en mantener el hechizo defensivo que no vio que un Thalmor se había colado a su espalda. Este soldado envió un hechizo de rayos sobre Edzard; sin embargo, cuando el hechizo estuvo a punto de alcanzarlo, este fue absorbido por un pequeño vórtice que apareció frente a Edzard.
“Saben, ya me cansé de jugar con ustedes.” dijo Edzard mientras veía a los Thalmor retroceder al ver como ese hechizo no le había hecho nada. “¡WULD!”
Al terminar de mencionar esas palabras, Edzard desapareció de la vista de los Thalmor. Apareciendo frente a un Thalmor con armadura, al cual mató con un potente hechizo de rayos. La fuerza del hechizo fue tal que el elfo se volvió cenizas. Volviendo a usar la misma táctica apareció por la espalda de otro Thalmor, al cual empaló con una lanza de hielo. Y así Edzard continuó con la masacre. A unos los mató con magia y a otros los cortó con su mandoble.
Unos momentos después Edzard terminó de matar a casi todos, al único que dejó con vida fue al líder de este grupo. Con pasos lentos se acercó a donde este se encontraba tirado.
“¡No, aléjate de mí!” fue lo que gritó el Thalmor mientras se arrastraba lejos de Edzard. “¡Soy sobrino del Archimago Arcano!”
Cuando Edzard escuchó eso se detuvo, pues el actual Archimago Arcano es uno de los hechiceros más poderosos actualmente. Cuando el elfo vio a Edzard detenerse, sonrió y lanzó un potente hechizo de fuego.
“¡Muere maldita escoria humana!”
Cuando el elfo vio que su hechizo había impactado comenzó a reír, pues pensó que Edzard había muerto; sin embargo, sus risas se detuvieron cuando vio a Edzard parado ileso.
Edzard avanzó y tomó del cuello de la túnica al Thalmor, para luego arrojarlo contra una roca que había cerca, causando que este quedara casi inconsciente por el impacto.
“Sabes, me importa una mierda si tu tío es el Archimago arcano o si tu padre es un miembro del consejo Thalmor.” comentó Edzard mientras se acercaba al Thalmor que ahora estaba incrustado en la roca.
Cuando se acercó a él, colocó sus manos sobre su cabeza y comenzó a usar un hechizo para leer su mente. Al hacerlo se dio cuenta de que este elfo se llamaba Hendare y que de hecho era familiar del Archimago Arcano de la torre de cristal. También aprendió los planes de la invasión Thalmor al imperio. También vio como había sido la masacre de la granja y lo que vio lo volvió a enojar mucho.
“Normalmente te daría una muerte rápida por la información que me has brindado.” comentó Edzard mientras conjuraba una daga vinculada. “Pero lo que hiciste en esa granja me ha encabronado mucho.”
Hendare se asustó cuando Edzard lo puso boca abajo sobre la piedra. El no entendía lo que pasaría; sin embargo, luego comenzó a gritar cuando Edzard comenzó a cortar su espalda.
“¡Por favor, piedad!” fueron los gritos de dolor que Hendare hacía.
Edzard no lo escuchó y continuó haciendo lo que hacía. Comenzó a cortar su espalda en dirección de la columna vertebral, luego cortó sus costillas y las expuso, dando la impresión de que eran alas manchadas con sangre. Al momento de terminar, Edzard estaba cubierto de sangre, y el cadáver del elfo estaba totalmente abierto desde la espalda. El elfo había muerto cuando Edzard le había arrancado los pulmones.
Después de eso Edzard reunió todos los cuerpos de los Thalmor muertos y los apiló unos sobre otros.
“¡YOL! ¡TOOR! ¡SHUL!” gritó Edzard exhalando llamas por la boca, pero al estar en su modo de aspecto dragón, estas fueron tan potentes que terminaron de calcinar los cadáveres, impidiendo que sean reconocidos.
Después de eso, Edzard se quedó quieto mientras esperaba que se desactive su aspecto de dragón. Cuando lo hizo, Edzard cayó de rodillas jadeando.
‘Nota personal, el aspecto de dragón aumenta mucho mis habilidades, pero pone un gran estrés en mi cuerpo.’ fue lo que pensó Edzard, al ver como literalmente estaba casi sin energía.
Cuando se recuperó tomó las armas que estaban tiradas luego de la batalla y las guardó en su bolso encantado. Luego de eso montó su caballo y se dirigió a Evermore.
Cuando llegó a Evermore ya casi era la media noche. Al devolverle el caballo a los establos, fue recibido por un guardia el cual le dijo que el capitán de la guardia quería hablar con él. Cuando Edzard habló con el capitán, este también le informó que Asia ya le había dicho sobre el ataque a la granja. Asintiendo ante esto, Edzard le contó que había tratado con los responsables de forma permanente.
Después de eso, Edzard se había retirado a la posada donde se estaba quedando. Cuando abrió la puerta sus ojos se abrieron al ver a Asia, pues estaba tratando de hacer dormir al bebé que habían encontrado en la granja.
“Asia, ¿Por qué esta aquí el bebé?”
Asia levantó la vista, y al ver a Edzard sonrió, pero comenzó a preocuparse y casi entra en pánico al ver la sangre en sus ropas. Después de que Edzard la tranquilizara al mostrarle que no estaba herido, ella continúo cuidando del bebé.
“Asia, aún no me has respondido.” dijo Edzard mientras se quitaba la camisa para ponerse su ropa de dormir.
Asia miró a Edzard y se sonrojó al verlo casi desnudo. En su mente comenzaron a pasar imágenes de las veces en que lo vio de esa manera.
‘Dios, por favor perdona mis pecaminosos pensamientos.’ fue la oración que Asia hizo internamente.
Cuando Asia terminó de alimentar al bebé, este se durmió. Luego de colocarlo en el medio de la cama, Asia y Edzard se dirigieron a la mesa de su habitación para hablar.
“Entonces, ¿Por qué esta aquí el bebé?”
“Ed, no quiero enviarlo al orfanato.” contestó una triste Asia.
Edzard no entendió la razón del por qué no lo quería enviar al orfanato.
“Asia, él es actualmente un huérfano, debemos enviarlo al orfanato.”
Los ojos de Asia se abrieron luego de escuchar eso y comenzó a llorar. Al ver esto Edzard trató de calmarla; sin embargo, Asia no lo dejó acercarse.
“Asia, ¿Qué te pasa?” preguntó Edzard preocupado.
“No quiero dejarlo ir.” fue la respuesta a de Asia mientras miraba al bebé que dormía en la cama.
Cuando Edzard escuchó eso, sus ojos se suavizaron al entender lo que pasaba. Levantándose se acercó a la cama para ver mejor al bebé. Al momento de llegar, Edzard pudo ver que él bebé tenía el cabello castaño claro. Mientras lo miraba, el bebé despertó, mostrando un par de ojos verdes similares a esmeraldas. Acercando un dedo, Edzard le dio pequeños toques en el cachete; sin embargo, el bebé tomó su dedo entre sus manos y comenzó a reír, haciendo que Edzard también sonría.
Edzard estuvo un rato jugando con él. Luego de terminar de jugar y dejar descansando al bebé, miró a Asia y decidió lo que tenía que hacer.
“Asia, quiero saber algo.” suspiró Edzard volviéndose a sentar frente a Asia. “¿Tú quieres que lo adoptemos?”
“Y ... Yo.” comenzó a tartamudear Asia.
Edzard tomó su mano, y comenzó a acariciarla para tranquilizarla.
“Sí, eso quiero.” dijo Asia con una sonrisa en su rostro.
“Está bien, pero ¿por qué quieres hacerlo?”
“Yo he escuchado historias cuando estaba en la iglesia, de cómo los orfanatos no eran el mejor lugar para que los niños crezcan.” respondió Asia triste. Si bien ella también era una huérfana, había crecido en una iglesia, eso era una gran mejora en comparación con vivir en un orfanato normal. Si bien no eran maltratados, estos niños no tenían el amor de una familia hasta que sean adoptados o alcanzasen la edad adulta, momento en el que se iban del orfanato.
Edzard asintió, si bien no fue maltratado en el orfanato donde creció luego de perder a sus padres, tampoco era el mejor lugar para criarte. También existe la posibilidad de que pueda aparecer una nueva Grelod la buena. Cabe decir que ese apodo de la buena solo era sarcasmo, pues esa vieja era una verdadera sádica, maltrataba a los niños, los encerraba en un cuarto con grilletes y los dejaba sin comer varios días seguidos.
“Bien, supongo que necesitamos saber que es.” Edzard se levantó e intentó dirigirse a la cama; sin embargo, fue detenido por Asia.
“Es una niña.”
Al escuchar eso, Edzard se detuvo y giró para ver a Asia. Asia estaba que sonreía y luego pasó junto a Edzard y se acercó a la cama. Tomó a la bebé y la acunó en sus brazos. Mientras hacía esto ella comenzó a pensar en un nombre para la bebé. Estuvo pensando un rato, hasta que se le ocurrió un buen nombre.
“Tengo el nombre perfecto para ella.” habló feliz Asia. “La llamaremos Marie.”
Cuando mencionó eso, Edzard entendió de dónde venía el nombre. Este nombre era una variante del nombre de la madre de cristo. Sonriendo, se acercó y besó a Asia mientras la abrazaba, dejando a la pequeña Marie entre ellos.
Después de que Asia decidió el nombre de la niña, ambos se acostaron en la cama, dejando a Marie en el centro. Y así mientras sonreían, la nueva familia durmió tranquilamente.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 10
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 9
Anvil - Turdas 8 de Mano de lluvia del 203 de la Cuarta era
El sol brillaba sobre la ciudad amurallada de Anvil. La cual es una importante ciudad portuaria que se encuentra en las orillas del mar Abecean. Esta ciudad había terminado de ser reconstruida después de ser sitiada y destruida por los Thalmor en la gran guerra.
En un balcón de una casa en la zona más acomodada de la ciudad, Asia se encontraba observando los muelles. Ella vestía un vestido de lino de color gris claro, además de llevar sus pulseras y el anillo, en sus pies calzaba un par de sandalias de cuero. Entre sus brazos se encontraba Marie, la cual llevaba un pequeño vestido de color azul claro. Ambas vestían ropas más ligeras que las que llevarían en Skyrim. Esto se debía a que en esta zona el clima era más cálido que en Skyrim.
“Hace un bonito día.” dijo Asia mientras miraba como un barco comenzaba a atracar. “¿No te parece Marie?”
La pequeña solo parpadeo ante lo dicho por Asia y luego comenzó a reír mientras movía sus brazos.
Al día siguiente de lo sucedido en Evermore, ella y Edzard habían decidido regresar a Soledad en carro. Si bien pudieron ir volando en un dragón, decidieron no hacerlo, pues las corrientes de viento heladas podrían enfermar a Marie. El viaje les tomó veinte días, llegando casi a mitad del mes de Primera semilla.
‘Cuando llegamos a Soledad fue gracioso ver a Edzard ir a comprar como loco lo que Marie necesitaría.’ pensó mientras sonreía.
Edzard había corrido como loco comprando todo, desde una cuna hasta ropa, tanto para ella como para Marie. Ella recuerda casi haberse desmayado cuando escuchó el precio total de la ropa, pues este era de más de cinco mil septims. Ella había recibido un par de vestidos de lana y lino, todos ricamente bordados y a Marie le había comprado varios pañales y pequeños vestidos de lino y lana, mantos de lana y de lino, así como también unas pequeñas capas de piel.
Sin embargo, el mejor recuerdo es cuando sus amigos se enteraron de que habían adoptado a una hija.
Flashback
Había pasado una semana desde que habían llegado a Soledad desde Evermore. Se había decidido que Marie durmiera con ellos en el dormitorio principal. Por ese motivo Edzard había colocado la cuna y un nuevo ropero en la habitación.
Actualmente Edzard estaba que cuidaba de Marie, mientras que Asia se encontraba cocinando el almuerzo. Cuando Asia terminó de cocinar, Edzard había logrado hacer que Marie se durmiera.
Sin embargo, mientras ambos almorzaban, comenzaron a llamar a la puerta frenéticamente. Asia se sobresaltó por el susto; sin embargo, Edzard simplemente suspiró y se dirigió a abrir la puerta.
“¡¿Quién es?!” gritó Edzard tomando el pomo de la puerta.
“¡Ed, soy yo!” respondió una voz que Edzard reconoció, así que abrió la puerta.
Pero al momento en que la abrió, Edzard ni siquiera pudo saludar, pues esta persona entró rápidamente a la casa, seguida por otras tres.
“¡Asia!” fue el grito de Fortunata, Serana, Laure y Aela que entraron corriendo en estampida.
Asia se asustó con el grito de sus amigas; sin embargo, no fue la única, en el piso superior Marie también se despertó por los gritos y comenzó a llorar. Escuchando los llantos y viendo que Asia estaba encerrada con sus amigas, Edzard subió corriendo las escaleras en dirección al dormitorio principal.
Mientras Edzard iba a ver a Marie, Asia se sentó junto las chicas en la mesa del comedor mientras estas comenzaban a preguntarle por los últimos rumores que escucharon.
“Entonces, Asia, ¿es cierto que tú y el Archimago adoptaron a un bebé?” preguntó una muy entusiasmada Laure.
Asia asintió en respuesta, lo que generó un chillido de alegría de parte de Laure y Fortunata, pero también generó que Aela y Serana levantasen una ceja; sin embargo, sonrieron.
“Mis felicitaciones entonces.” comentó sonriendo Serana, ella estaba muy feliz por ambos.
Aela asintió sonriendo, ya era hora de que Edzard comenzara a formar una familia. Aunque también estaba muy feliz porque había ganado la apuesta que había hecho con Vilkas y Farkas sobre si Edzard y Asia tendrían un hijo antes de los dos años de conocerse.
“Entonces, ¿Cómo es ser padres a su edad?” preguntó Fortunata.
“Es un poco duro, pero nos las estamos apañando.” contestó Asia con una sonrisa. Si bien era duro ser madre a su edad, después de todo no tuvo a nadie para enseñarle cómo hacerlo, pero por nada del mundo cambiaría la decisión que tomó ese día.
“¿Y dónde está la pequeña?”
En el momento en que Laure preguntó, se escuchó los pasos de Edzard bajando las escaleras. Cuando llegó al comedor se acercó al lado de Asia y ellas pudieron ver que sostenía un pequeño bulto en sus brazos.
“¿Es ella?” preguntó Laure acercándose junto a las demás para ver a la bebé.
“Sí, les presento a Marie Argento Edzarddottïr.” dijo Edzard con orgullo mientras le mostraba a su hija. “Mi hija con Asia.”
“¡Ahh, es tan linda!” Fue el grito de Laure, la cual se acercó y comenzó a tirar de las mejillas de Marie, la cual comenzó a llorar.
Asia tomó a Marie de los brazos de Edzard y comenzó a mecerla suavemente en un intento de tranquilizarla. Lo que logró después de un rato. Con Marie ya tranquila en brazos de Asia, comenzó el interrogatorio a la pareja.
“Entonces, ¿Dónde la encontraron?” preguntó Fortunata mientras bebía una taza de té que Edzard les había ofrecido.
“En las ruinas de una granja cerca de Evermore.” contestó Edzard.
Esa respuesta asombró a los presentes y les hizo tener más preguntas.
“Archimago, ¿Cuál fue la causa de la destrucción de esa granja?” fue la interrogante hecha por Laure.
Edzard no respondió, no quería hacerlo.
“Ed, responde.” la voz de Serana era seria.
“Los habitantes de la granja fueron masacrados por agentes Thalmor.” respondió suspirando Edzard.
Los ojos de todos los que no sabían esto se abrieron.
“¿Los Thalmor?” la voz de Aela contenía dudas. “¿Estás seguro?”
Edzard asintió, causando indignación e ira en todos los presentes, salvo en Asia. Ella sentía tristeza e inconscientemente acercó más a su hija a su cuerpo.
“Ed, ¿Qué pasó con esa escoria de orejas puntiagudas?” la ira era palpable en la voz de Aela.
“No te preocupes, no volverán a molestar a nadie.” Fue la respuesta de Edzard. “No dejé a ninguno con vida.”
Asia se levantó de su asiento y colocó una mano sobre el hombro de Edzard, el cual levantó la vista y la vio con una pequeña sonrisa. Edzard trató de preguntar qué pasaba, pero Asia lo besó.
“Oigan, no provoquen a los pobres.” habló Laure con ojos sin vida, pues ella aun no tenía pareja.
Asia y Edzard se separaron sonrojados, lo que causó que las demás les hiciesen bromas también, incluso Marie comenzó a reírse.
“Entonces, ¿Ya saben cuánto tiempo tiene de nacida?” preguntó Serana.
En respuesta a la pregunta tanto Edzard como Asia negaron, pues no sabían la fecha y Edzard no sabía ningún hechizo para averiguarlo.
“Eso me recuerda, Laure, Fortunata. ¿Pueden entregarle una carta a Tolfdir?” preguntó Edzard.
Ambas chicas respondieron asintiendo. Al ver la respuesta, Edzard se dirigió a su habitación y regresó con una carta, la cual les entregó.
Después de eso se quedaron charlando toda la tarde. Ya en la noche Edzard y Asia les ofrecieron habitaciones para que descansen, pues al día siguiente todas partirían. Aela de regreso a Carrera Blanca, Serana iría al castillo de Volkihar y Fortunata con Laure volverían a Hibernalia.
Fin Flashback
Unos días después de la visita recibieron una carta de Tolfdir, en la que decía que iría a visitarlos pronto. Unos días después Tolfdir llegó y conoció a Marie, mencionó que ella había nacido con grandes reservas de magia. Además de que a petición de Edzard lanzó un hechizo que les permitió saber exactamente cuando nació la pequeña. Descubriendo así que Marie nació el ocho de Fuego de hogar y que habían nacido bajo el signo de la dama. Esto les permitió saber que cuando ellos la adoptaron ya tenía cinco meses de nacida.
“Hoy cumples siete meses.” comentó Asia mientras veía a Marie bostezar. “Parece que ya deseas ir a la cama.”
Al decir eso Asia entró a la habitación de la casa en la que se quedaba. Esta habitación era espaciosa y tenía una cama matrimonial, una cuna, un estante repleto de libros y dos roperos, además de que, a diferencia de su casa en Soledad, esta estaba hecha de madera y no de piedra. El estilo de la casa era similar a los que había en Italia en la época del renacimiento, además tenía dos pisos. En el primer piso estaba, el baño, la cocina y una sala-comedor, mientras que todo el segundo piso era el dormitorio.
Ya habiendo puesto a descansar a Marie en la cuna, Asia se acercó al estante y tomó un libro. Acostándose en la cama comenzó a leerlo.
Mientras Asia y Marie se encontraban en la ciudad de Anvil, Edzard estaba en la mismísima torre Blanca y Dorada en la ciudad imperial. Había llegado rápidamente desde Anvil gracias a que voló en Odahviing. La razón de su visita, es que había venido con el general Tulio, el cual se había adelantado para llegar antes y preparar todo para la reunión que se llevaría a cabo aquí.
Actualmente se encontraba en esa reunión. Reunión a la que asistieron todos los generales de las legiones y el mismísimo emperador Tito Mede II junto a su heredero el príncipe Maxillien Mede.
“¿Está seguro de esto?, Legado Edzard.” preguntó el general de la tercera legión.
“Sí, lo aprendí directamente de uno de los familiares de uno de los altos mandos de los Thalmor.”
“Según lo dicho por usted, este elfo lideró un grupo que destruyó una granja cercana a Evermore.” se escuchó la voz distorsionada del general de la segunda legión, el cual estaba estacionado en Roca alta y estaba presente mediante una proyección mágica.
“Así es, después de que los rastreé hasta un claro a unos cuantos kilómetros del lugar atacado, tuve un confrontamiento directo con ellos.” contestó Edzard mirando a los generales a los ojos. “Después de derrotar a todo el grupo, procedí a leer la mente del elfo y ahí aprendí los planes para una segunda invasión por parte del dominio hacia el imperio.”
Todos los generales comenzaron a escuchar a Edzard, el cual comenzó a contar lo que había aprendido. Cuando terminó de hablar, los presentes se dieron cuenta de que no les quedaba mucho tiempo antes de que los Thalmor atacasen.
“Su majestad, debemos comenzar a movilizar nuestras tropas.” dijo el general de la quinta legión.
“No podemos hacer eso, ellos comenzarían a sospechar que conocemos sus planes.” se escuchó la voz del general de la primera legión.
“¡Entonces que debemos hacer! ¡¿Esperar a que nos ataquen?!” fue el grito del general de la sexta legión.
Y así comenzó una discusión entre los generales. Algunos estaban de acuerdo en comenzar a movilizar sus tropas, mientras que otros aconsejaban precaución y esperar para ver si ellos hacían un movimiento.
“¡Basta!” la habitación quedó silenciada con el grito del emperador. “¡Os estáis comportando como mocosos!”
Todos los generales bajaron la cabeza cuando escucharon a su emperador.
“Legado Edzard, usted ha hecho bien en traernos esta información.” habló el emperador mirando a Edzard. “Sin embargo, debo preguntar, ¿tienes más información que nos puedas brindar?”
Edzard sonrió cuando escuchó al emperador preguntar. Porque si tenía información extra, información que recibió de Malborn justo antes de salir de Skyrim.
“Sí, tengo información que nos permitirá acabar rápidamente con la guerra que se avecina.”
Entonces Edzard comenzó a contar los informes que había recibido de Malborn. Cuando los presentes lo oyeron comenzaron a sonreír, pues la información presentada podría darle la vuelta a la guerra. Después de esa revelación comenzaron a planear la guerra contra el dominio.
Después de la reunión, Edzard se despidió de los generales y del emperador y su heredero. Ya estando en las afueras de la ciudad convocó a Odahviing y voló de regreso a Anvil. Llegó a la ciudad ya entrada la noche. Rápidamente se dirigió a la casa donde se estaban hospedando y cuando ingresó a la habitación pudo ver a Asia y a Marie durmiendo juntas en la misma cama. Esto le sacó una pequeña sonrisa y de manera silenciosa se cambió de ropa y se acostó junto a la mujer que amaba y a su querida hija.
Soledad - Tirdas 11 de Segunda semilla del 203 de la Cuarta era
Asia se encontraba paseando con sus amigas por la ciudad de Soledad. Hoy era un día especial para ella, hoy cumplía quince años. También era su primer cumpleaños que celebraba con amigos.
“Y Asia, ¿Cómo lo estás pasando?” preguntó Fortunata.
“Muy bien, es la primera vez que estoy celebrando mi cumpleaños con amigos.” contestó con una sonrisa. “Aunque quisiera que Edzard y Marie estuvieran aquí.”
“Tran.... tranquila, Edzard se ha…. frecido para cuida… m…tras pase…os.” la voz de Laure no se podía escuchar bien, pues estaba comiendo un bollo dulce.
“Termina de comer antes de hablar.” criticó Fortunata a su amiga por su falta de modales.
“Supongo que Marie se ha vuelto más aventurera.” comentó Fridda. “Mi madre mencionó que yo y Gyda a esa edad gateábamos por todos lados y hacíamos berrinches por todo.”
“Bueno, mi hermana lo hacía, yo no tanto.” la voz de Gyda tenía un tono de burla. “Pero tiene razón, los bebés de la edad de Marie comienzan a ser más bulliciosos.”
Asia suspiró, Gyda estaba en lo cierto. Desde que Marie cumplió los ocho meses, ella comenzó a gatear y literalmente se aventuraba para ver toda la casa. Más de una vez ella y Edzard tuvieron que evitar que se caiga por las escaleras o que se vaya directo a la chimenea. Esos casi accidentes hicieron que Edzard lanzara una pequeña barrera mágica en esos lugares para evitar que Marie tenga un accidente.
Las chicas estuvieron paseando por la ciudad, probándose ropa, visitando a los joyeros y caminando por los muelles. Cuando regresaron a la Mansión ya era de noche.
Cuando entraron a la mansión, Asia se asustó cuando vio que todo estaba oscuro, pero se asustó más cuando varias bolas de luces comenzaron a pegarse en todas las esquinas de la sala, iluminando todo.
“¡Sorpresa!” fue el grito de varias personas.
Los ojos de Asia se humedecieron cuando vio a Vilkas, Farkas, Tolfdir, Jordis, Serana y a Aela. Todos estaban que sonreían; sin embargo, lo que la asombró fue ver a Edzard, el cual la miraba con mucho amor en los ojos.
“¡Feliz cumpleaños Asia!” fue el grito de todos.
Al superar el shock, Asia dejó de llorar y comenzó a reír junto con los presentes. Después de saludar a los presentes, comenzaron a darle regalos. Tolfdir le dio un bastón especial, el cual le permitiría usar más eficientemente su magia. De parte de los gemelos recibió una cota de malla y una espada corta. De parte de Serana, recibió un libro de alquimia. De Aela recibió un arco y flechas para que entrene.
La Fiesta siguió, pues los invitados comieron y bebieron. Cuando todos estaban ya en copas, los gemelos desafiaron a Edzard a un concurso de canto. Farkas y Vilkas cantaron a coro Ragnar el rojo, lamentablemente, aunque eran buenos guerreros eran pésimos cantantes. Edzard cantó Frelytte y Pular: una canción de amor. Cuando Edzard terminó de cantar todos los presentes comenzaron a aplaudirle, coronándolo como el ganador del duelo.
Una vez que terminó el duelo, Serana se llevó a Edzard a un rincón y comenzó a hablar con él.
“¿Qué pasa Serana?” preguntó Edzard al ver que Serana estaba seria.
“Ed, tenemos que hablar.”
“Sobre qué cosa.”
“¿Recuerdas el hacha que te hirió hace tiempo?”
Edzard asintió recordando el arma que le había regalado a Valerica.
“Al fin hemos terminado de examinar el encantamiento que poseía.”
Los ojos de Edzard se abrieron cuando escuchó lo dicho por Serana, pero antes de que preguntase algo, Serana lo interrumpió.
“Ed, el encantamiento de esa arma está diseñado para afectarte solo a ti.”
“¿A qué te refieres?” preguntó Edzard confundido. “¿Cómo que esa arma fue hecha solo para matarme a mí?”
“Mi madre y yo herimos a varios bandidos con esa hacha, pero ninguno fue maldecido por el arma.”
“¿Me estás diciendo que esa arma no funcionó en ellos?” preguntó Edzard mientras se frotaba su mentón pensando.
Serana asintió y volvió a hablar.”
“Ed, creemos que esa misión fue enviada por alguien para llevarte a una trampa.”
“No lo creo, escogí esa misión de entre varias. También esa no fue mi primera opción.” dijo Edzard mientras recordaba como había estado indeciso sobre que misión tomar. Había pensado en tomar una misión de matanza de bestias, pero al final se decidió por la de los draugr. “Serana, no le digas nada de esto a Asia.”
“¿Por qué no debería decirle?”
“Simple, porque alguien va tras mi cabeza, no quiero preocuparla.” respondió Edzard mientras miraba a Serana a los ojos.
“Está bien, Ed. No le diré nada.”.
Edzard asintió y ambos volvieron a la fiesta. Cuando la noche ya estaba cercana a terminar, Edzard sacó un pastel y entre los invitados cantaron un desafinado feliz cumpleaños.
Después de eso, todos se quedaron en silencio mientras Edzard se acercaba a Asia. Normalmente el habría esperado más, pero los acontecimientos que sucederían al corto plazo lo estaban obligando acelerar las cosas. Así que cuando estuvo al frente de ella, se metió la mano en el bolsillo y sacó un collar. Este collar era de oro y tenía tres botones de oro en cada lado alrededor de un gran dije en forma circular, el cual tenía una cruz con una pequeña gema en el centro. Al ver este collar, Asia se llevó las manos a la boca, ese era el amuleto de mara y se usa para decir que la persona que lo usa desea casarse.
“Asia Argento, te conozco desde hace diez meses y hemos sido amantes desde hace cinco.” comenzó a decir Edzard mientras sonreía. “Y desde ese tiempo me he dado cuenta de que me has dado alegría y seguridad.”
Cuando Edzard comenzó a hablar todos estaban sorprendidos por lo que estaba pasando. Fortunata, Laure y las gemelas tenían los ojos brillosos, Tolfdir una sonrisa de oreja a oreja y los gemelos le estaban dando una bolsa con dinero a unas muy sonrientes Aela y Serana.
“No hay un solo día que no te ame con locura, te has convertido en mi fuerza y mi felicidad.” continúo hablando Edzard tomando una bocanada de aire. Mientras no le prestaba atención a nada más que a la mujer que tenía frente a él. “Asia, ¿Quieres casarte conmigo?”
“¡Si, Ed, acepto casarme contigo!” Fueron las palabras dichas por Asia mientras se abalanzaba sobre Edzard y le daba un fuerte abraso.
Todos los invitados comenzaron a aplaudir. Mientras ellos seguían en eso, se escucharon pasos desde la escalera que llevaba a los dormitorios.
Cuando todos giraron, pudieron ver a Jordis, la cual traía a una Marie muy despierta. Jordis además traía una sonrisa, pues había escuchado la petición de matrimonio de su Thane, pero también tenía esa sonrisa por otro motivo.
“Ma .. ma.” fue lo dicho por Marie mientras estiraba sus pequeños brazos en dirección de Asia.
Para Asia el día ya era muy emotivo. Un cumpleaños con amigos y su pareja, la pedida de mano sorpresa por parte de Edzard y ahora su hija acababa de decir su primera palabra, la cual fue mamá. Entonces Asia hizo lo único que pudo hacer, tomó a su hija de los brazos de Jordis y comenzó a darle besos por toda la cara. Y mientras estaba en eso, Edzard la abrazó mientras todos los presentes comenzaron a felicitarlos.
Haafingar - Turdas 20 de Segunda semilla del 203 de la Cuarta era
Las lunas se encontraban en lo alto en un cielo completamente despejado. En un campamento en una zona cercana a la caverna del Verde Sombrío se encontraban dos personas que miraban las estrellas mientras se encontraban acostadas sobre pieles.
“El pequeño Ed está comprometido.”
“Ni me lo digas, yo aún no me lo creo.”
“Serana, ¿crees que alguna de las dos sería tan feliz como Asia si no hubiésemos rechazado a Ed?”
“Ni idea Aela, ni idea.”
Serana y Aela se encontraban descansando después de una misión. Aela le había pedido a Serana que la acompañe, pues Edzard y Asia se encontraban actualmente en la Ciudad Imperial haciendo turismo. Habían partido dos días después de la propuesta de matrimonio y no sabían cuando volverían, pero era muy probable que pronto, ya que Edzard no puede dejar sus deberes desatendidos mucho tiempo.
“¿Recuerdas por qué lo rechazamos?”
“No, pero creo que fue lo mejor.”
“¿Por qué dices eso?” preguntó Serana.
“Él se merece a una mujer con la cual pueda formar una familia. Y lamentablemente ninguna de las dos calificamos para eso.”
“Tienes razón, además de que de haber estado con el no podríamos divertirnos como lo hacemos.”
“¿Quién sabe?”
“¿Por qué dices eso?”
“Talvez él se uniría a nosotras.” dijo Aela mientras gateaba hasta ponerse sobre Serana. “Pero él es una criatura del día.”
“Y la noche es nuestra.” dijo Serana comenzando a besar a Aela mientras le aflojaba los cordones de la armadura. Una vez que la despojó de esta, Aela hizo lo mismo con la armadura de Serana. Ya una vez completamente desnudas, Serana acostó a Aela sobre las pieles.
La mano de Serana empezó a recorrer el cuerpo de Aela hasta que llegó a sus pechos, los cuales eran un poco más grandes que los de ella. Serana no esperó y empezó a besarlos y acariciarlos, haciendo que Aela gimiese cada vez que su lengua rozaba sus firmes pezones. Estuvo así un poco de tiempo hasta que se desplazó por su abdomen hasta que su lengua tocó su zona privada. Empezó a acariciar con su lengua los labios, haciendo que Aela se mojase más, para luego insertar dos de sus dedos.
“¡Ahhh!” gimió Aela mientras sentía los dedos de Serana en su interior. Y cada vez que ella los movía, ella se revolvía por el suelo debido a la espléndida sensación que eso le producía.
Ambas se volvieron a poner de rodillas, Aela se acercó a Serana y la rodeó para ponerse por su espalda. Aela bajo sus manos por el cuerpo de Serana sintiendo su ligeramente fría piel, sus manos bajaron hasta que una llegó a uno de sus pechos y la otra mano bajó a su vagina. Aela empezó a besar y a dar pequeños mordiscos al cuello de Serana mientras jugueteaba con sus pezones, estirándolos y apretándolos. Mientras una mano jugaba con sus pechos, los dedos de la otra acariciaban la entrepierna de Serana.
Cuando Aela sintió que Serana estaba a punto de llegar a su límite, la tumbó de nuevo sobre las pieles. Poniéndose sobre ella, comenzaron de nuevo a besarse, mientras una mano de cada una iba a la entrepierna de la otra. Y así empezaron a masturbarse la una a la otra, cada vez más rápido, mientras sus besos subían de intensidad cada vez más. Al final, ambas se corrieron casi a la vez soltando un gran gemido de placer. Ambas se miraron con felicidad, jadeando, para volverse a acariciar sus caras y acabar con otro profundo beso.
Después de ese momento de placer, ambas se tumbaron y se taparon con pieles mientras se abrazaban.
Haafingar - Turdas 10 de Mitad el año del 203 de la Cuarta era
Edzard se encontraba mirando una cueva cerca del camino que llevaba a la frontera con Roca Alta. Iba vestido con una armadura imperial ligera, la cual consistía en una Lorica hamata, es decir una cota de malla, brazales de cuero endurecido, pantalones de cuero y botas de cuero, ambos de color negro. Como armas llevaba su espada corta imperial y una daga de acero.
Hoy era una noche sin luna y completamente nublada, por lo que era propicia para lo que estaba por hacer. Había salido de Soledad por orden del general Tulio en la mañana de ese día y había cabalgado a toda velocidad para llegar a este lugar.
“Ya es hora de comenzar con esto.” suspiró Edzard mientras se adentraba en la cueva.
Ya dentro de la cueva, comenzó a caminar hasta llegar al fondo de la misma. Desde ahí trepó por una ladera rocosa que había ahí, llegando a una pequeña plataforma donde después de trepar otro tramo llegó a una trampilla. Al abrir la trampilla se encontró en medio de un calabozo. Observó el calabozo y se asombró de que estuviese vacío.
‘Parece que no han ido de casería por un tiempo.’ pensó Edzard mientras terminaba de revisar todas las celdas.
Sacudiéndose los hombros, se apresuró a avanzar. Cuando llegó a la puerta escuchó pasos. Llevando su mano a su cinturón desenfundó su daga y se pegó a la pared. Cuando vislumbró a la persona que se acercaba, rápidamente le tapó la boca con la mano y le cortó la garganta, dejándolo desangrase. Dejando el cadáver en el suelo, se fue del lugar sin darle importancia.
Cuando salió de los calabozos avanzó sigilosamente por la escalera. Al parecer los dioses le sonreían ese día, pues no había ningún soldado en la sala principal. Así que rápidamente se dirigió al segundo piso, donde encontró a otro soldado, el cual dormía tranquilamente en su cama. Tapándole la boca le clavó su daga entre ceja y ceja matándolo en el acto. Después de esta muerte volvió al primer piso y se retiró del edificio.
Ya estando fuera pudo ver a varias figuras dispersas que caminaban por el patio. Sigilosamente se acercó a una de ellas y le tapó la boca clavándole la daga en el ojo, matándolo en el acto. Dejando suavemente el cuerpo en el suelo prosiguió a acercarse a las otras figuras, las cuales sufrieron la misma suerte que el anterior.
Cuando acabó de matar a los presentes en el patio, se adentró en el recinto principal entrando por la puerta trasera. Una vez dentro vio que no había nadie ahí, así que se dirigió a los cuartos de cocina y lanzó su daga a la cabeza del cocinero matándolo también. Después de esto se dirigió a las habitaciones donde encontró a varios individuos dormidos. Lanzando un hechizo de parálisis, los inmovilizó en sus camas y procedió a matarlos uno por uno.
Cuando ya hubo acabado con los soldados que resguardaban el recinto, se dirigió a la habitación principal para acabar con la persona que ahí residía. Cuando llegó vio que la luz estaba encendida, así que derribó la puerta de una patada.
La habitación estaba ricamente decorada. Había una cama matrimonial, estantes y cómodas, una silla y un escritorio, pero a Edzard nada de eso le importaba. Lo que realmente le importaba era la persona que estaba sentada detrás del escritorio, la cual lo miraba completamente en shock.
“Hola, Elenwen, ¿Cómo te encuentras?” habló con burla Edzard al ver que la Thalmor estaba en shock.
Elenwen, es la Altmer que dirige la embajada de los Thalmor en Skyrim, también es la líder de los Agentes que operan en la provincia. Ella es una Altmer típica que tenía la piel color dorado, el cabello suelto color rubio y ojos dorados. Su vestimenta consistía en una túnica Thalmor, pero sin capucha.
Elenwen salió de su estupor al escuchar a Edzard y rápidamente frunció el ceño al verle parado frente a ella. “¿Qué hace aquí Dovahkiin?, estas atacando territorio Thalmor.”
“¿Territorio Thalmor?, por favor Elenwen no digas idioteces.” respondió Edzard mientras comenzada a avanzar hacia Elenwen. “Este es territorio Nórdico.”
“¡Guardias! ¡Hay intrusos!” Fue el grito de Elenwen. Pero a pesar de que gritaba nadie venía en su ayuda.
“No te molestes en seguir llamándolos, no vendrá nadie.” la voz de Edzard contenía burla hacia la Thalmor. “Me he encargado de ellos.”
“Crees que esto quedará impune.” contestó Elenwen mirando a Edzard a los ojos. “Cuando el dominio se entere…”
“Nos declarará la guerra, si, lo sé.” interrumpió Edzard a Elenwen. “Por qué crees que lo hago, las ordenes vinieron del propio emperador.”
Elenwen se quedó en shock al oír eso, no se esperaba que el emperador tomara una decisión así.
“Sorprendida.” se burló Edzard de su expresión facial. “Yo también lo estaba cuando me enteré de sus planes para la segunda invasión.”
“¿Qué?” Elenwen se atragantó cuando escucho eso. “¿Cómo lo sabes?”
“Me lo contó un pajarito.” contestó Edzard con burla. “Un pajarito llamado Hendare.”
Los ojos de Elenwen se abrieron a mas no poder al escuchar el nombre de su primo. Entonces ella entendió lo que había pasado. Su idiota de un primo había muerto y el Dovahkiin había obtenido los planes de la invasión. Pero no importaba, aun había manera de cambiar las tornas a favor de ellos, solo debía matar al humano frente a ella.
Sin decir ninguna palabra, Elenwen atacó a Edzard con un rayo; sin embargo, Edzard estaba preparado para que eso pasara, y rápidamente lo esquivó desenfundando su espada en el proceso. Corriendo hacia ella, lanzó su daga, la cual al incrustarse en su mano derecha impidió que ella lanzara un hechizo de armadura mágica. Además de evitar el uso de magia por parte de Elenwen, también le dio a Edzard algo de tiempo para atacar.
“¡WULD!” gritó Edzard, apareciendo frente Elenwen.
Elenwen abrió los ojos cuando vio a Edzard aparecer frente a ella; sin embargo, no pudo ni hablar, pues Edzard de un solo corte con su espada la decapitó.
Mientras eso pasaba en Haafingar, en la ciudad de Markarth, el Jarl Igmund le había hecho saber a Ondolemar que habían encontrado a un adorador de Talos en la ciudad y que este se encontraba en la plaza de la ciudad. Rápidamente Ondolemar llevó a sus guardias en esa dirección, acompañado por el Jarl y parte de su corte.
“Entonces Jarl Igmund, ¿Dónde está ese adorador de Talos?” preguntó Ondolemar al ver a muchos de los residentes de la ciudad pululando por ahí.
“Está ahí.” dijo Igmund señalando a todos los presentes.
Esta acción descolocó a Ondolemar, el cual cuando iba a preguntarle al Jarl el porqué de lo que decía, vio como sus guardias caían abatidos por flechas. Alzando su mirada observó que habían sido los guardias de la ciudad de Markarth los que dispararon las flechas. Rápidamente volvió a mirar al Jarl.
“Todos somos adoradores del todopoderoso Talos.” contestó Igmund, a la pregunta que no hizo el Thalmor. “¡Fuego!”
Al decir esas palabras, todos los guardias que estaban en el piso superior de la ciudad abrieron fuego y lanzaron las flechas contra el Thalmor. El cual trató de desviarlas con magia, pero al ser demasiadas no pudo hacerlo. Terminando convertido en un alfiletero.
La población quedo en shock por lo visto, pero luego comenzaron a vitorear a su Jarl. El cual se giró y acercó su cabeza a su administrador.
“Convoca a todo el ejército.” susurró el Jarl a su administrador. “Partiremos a Soledad en una semana.”
El administrador asintió. Después de eso el Jarl se retiró, no antes de ordenar que les corten las cabezas a los Thalmor.
En muchas de las ciudades del imperio estaba sucediendo lo mismo. Los líderes de estas estaban matando a los agentes Thalmor en territorio imperial. Eso solo significaba una cosa, la segunda gran guerra ha comenzado.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Este capítulo fue uno de los más divertidos de escribir, sobre todo la parte de como Edzard mata a Elenwen.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gusto el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 11
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 10
Paso de Bangkorai - Loredas 26 de Mitad del año del 203 de la Cuarta era
El amanecer traía consigo un suave viento, el cual hacia ondear los diversos pendones de las tropas que se encontraban estacionadas en este lugar. Desde una de las zonas más elevadas del terreno montañoso, Edzard se encontraba viendo el campamento. Había salido de soledad hace diez días con parte de las fuerzas de Soledad y de Markarth, junto con seis centurias de auxiliares de la segunda legión. En total había casi seis mil soldados entre todos los presentes. El trayecto había sido más corto gracias a que se usaron portales para acortar la distancia del viaje.
Del total de estos soldados, tres mil eran de Soledad y estaban al mando del Capitán Tyr. Tyr es un nórdico de veinte años de edad. Tenía el cabello largo y una barba poblada, ambos eran de color rojizo. Vestía la misma armadura que sus hombres, es decir un chaleco escamado de cuero endurecido, debajo de este usaban una cota de malla, brazales de cuero endurecido, pantalones de cuero negro y botas de cuero. Como arma llevaba una espada de acero y un escudo circular con la heráldica de Soledad pintada sobre el escudo.
El ejército de Markarth contaba con dos mil quinientos veinte soldados, dirigidos por el Capitán Brend. Brend es un nórdico de más de treinta años de edad. Tenía la cabeza calva y un gran bigote color ceniza. Su indumentaria era la misma que la de sus soldados, es decir, chaleco de cuero acolchado, cota de malla debajo de ese chaleco, brazales de cuero endurecido, pantalones y botas de cuero. Como armas llevaba su espada de acero y un escudo circular con la heráldica de Markarth pintada sobre el escudo.
Como se puede entender, los ejércitos llevaban casi el mismo tipo de armadura y armamento. Siendo lo único que los diferenciaba el color de la tela que llevaban sobre sus armaduras, los colores eran rojo para Soledad y verde para Markarth.
Los cuatrocientos ochenta auxiliares bajo el mando de Edzard vestían corazas de cuero endurecido sobre cota de malla, brazales de cuero endurecido, pantalones y botas de cuero. Estos no llevaban cascos, sino más bien llevaban capuchas de mago. Estos auxiliares no eran soldados comunes, estos eran magos de batalla. Edzard por su parte vestía su armadura de legado imperial. Esta armadura era una variante de la armadura de los Penitus Oculatus. El color y el diseño era el mismo, es decir una lorica musculata. También llevaba brazales de cuero endurecido, los cuales tenían una placa de acero que servía como protección extra. Llevaba pantalones de color negro y sus botas tenían grebas de acero para mayor protección. Como arma llevaba su espada de hueso dragón en el lado izquierdo de su cinturón, había decidido dejar su mandoble en su carpa.
Mientras miraba el campamento comenzó a recordar cómo fue su partida hacia la guerra.
Flashback
El sol brillaba sobre los exteriores de la ciudad de Soledad. Frente a las murallas exteriores de la ciudad se encontraban los ejércitos de las ciudades de Soledad y Markarth, y junto a ellos estaba reunida la cuarta legión imperial. Todos los soldados estaban esperando las órdenes de sus respectivos líderes, los cuales se encontraban reunidos en el castillo severo. Estos estaban repasando los planes para la guerra.
Mientras se llevaba a cabo la reunión, Edzard estaba tratando de consolar a una llorosa Asia. Ella había llegado al campamento con Jordis y con Marie para despedirse de Edzard.
“Entonces, ¿Cuándo partirán?” preguntó Asia mientras veía a Edzard jugar con Marie.
“Cuando termine la reunión.” contestó Edzard, el cual estaba que le hacía cosquillas a Marie en su barriga, sacándole varias risas a la pequeña.
“¿No deberías estar ahí?”
“No, están que deciden como dividir las fuerzas.” contestó Edzard dejando de jugar con Marie para ver a Asia. “Yo ya sé cuáles son mis órdenes.”
Asia asintió cuando escuchó la respuesta de Edzard. Estirando sus brazos le pidió que le dé a Marie. Antes de que Edzard le diera a su hija, este besó a Asia, la cual devolvió el beso comenzando a llorar.
“No llores Asia.” Trató de consolarla mientras le secaba las lágrimas. “No me iré mucho tiempo.”
Asia asintió, pues sabía que la guerra no duraría mucho. Edzard le había contado los detalles y ella esperaba que todo saliera como estaba planeado.
Luego de eso siguieron hablando un rato. Edzard también le contó que en unos días llegarían el resto de sus edecanes y que ella partiría con ellos hacia el castillo de Volkihar.
“¿Castillo de Volkihar?” preguntó Asia muy confundida. “¿Tienes un castillo?”
“No, no es mío.” respondió sonriendo Edzard. “Es de la familia de Serana.”
“¿La familia de Serana tiene un castillo?” Se podía escuchar el asombro en la voz de Asia. Si bien ella y Serana eran muy buenas amigas, ella nunca le había dicho que vivía en un castillo.
“Sí, está en una isla al extremo noroeste de Soledad.” contestó Edzard. “Tú y Marie serán escoltadas por los edecanes, quienes se quedarán allí haciendo de guardias.
“Pero, ¿y las otras casas?” Asia se sentía muy confundida por lo que Edzard había dicho. “¿No estarán desprotegidas?”
“Las casas y el mobiliario se pueden volver a comprar.” respondió Edzard de manera solemne. “Pero tu vida y la de Marie no.”
“Además no estarán ustedes solas, le he pedido a algunas personas que las acompañen.” Una pequeña sonrisa apareció en la cara de Edzard mientras pensaba en los invitados.
Sin embargo, antes de que pudiesen continuar hablando, los líderes de los ejércitos salieron y comenzaron a dar las órdenes. Cuando los soldados se habían ya preparado para marchar, Edzard se acercó a Asia y a Marie.
“Asia, te amo.” dijo Edzard mientras miraba a Asia a los ojos.
“Yo también te amo.” Fue lo dicho por Asia con una triste sonrisa en su rostro. “Esperaré tu regreso.”
Edzard asintió, para luego darle un beso en la frente a su hija.
“Jordis, ya conoces tus órdenes.” habló Edzard mirando a su edecán.
“Sí, mi Thane.” contestó Jordis a la orden de su señor.
Asintiendo, Edzard se subió a su caballo y partió con el resto de los soldados.
Fin Flashback
Edzard dejó sus recuerdos de ese día cuando un soldado de Soledad se acercó a él.
“Legado, los capitanes solicitan su presencia en el consejo de guerra.”
“Muy bien, guíame.”
El soldado asintió y comenzó a llevar a Edzard a la carpa donde se encontraban los otros líderes. Cuando ingresó, los vio observando un mapa de la región, el cual dejaron de ver cuando lo vieron llegar.
“Legado Edzard.” Fue el saludo de los dos capitanes.
“Capitán Tyr, Capitán Brend.” saludó en respuesta Edzard. “¿Qué noticias tenemos de los exploradores?”
“Al parecer los Thalmor han logrado pasar las ruinas de la guarnición de Bangkorai.” contestó con preocupación Tyr mientras se acariciaba la barba.
La Guarnición de Bangkorai fue un antiguo fuerte que protegía el paso que unía las tierras de Roca Alta y Páramo del martillo. Antaño fue una gran fortaleza, pero actualmente no es más que una ruina. Está en este estado desde la crisis de Oblivion.
“Ya veo. ¿Algo más?” preguntó Edzard mirando más de cerca el mapa.
“Tenemos noticias de la segunda legión.”
“¿Qué noticias?”
“La segunda legión informa que han logrado reunir a muchos voluntarios para la guerra.” contestó Brend mientras se rizaba el bigote. “También informan que los barcos están preparados para zarpar.”
“Bien, al parecer ellos han cumplido su parte del plan.” contestó Edzard mirando a los capitanes. “¿Tenemos información sobre el número y el tipo de tropas que tienen los Thalmor?
“No, los exploradores no han podido contar la cantidad de efectivos que tiene el enemigo.” respondió con voz acerada Brend. “Sin embargo, creemos que pueden tener más de nueve mil efectivos.”
“Ya veo. Pero será mejor que reduzcas esa cantidad.” dijo Edzard con una mano en el mentón.
“¿Por qué, legado?”
“Fácil, ellos no han pasado por las ruinas. Han tomado otro camino.” respondió Edzard sorprendiendo a los dos capitanes.
“¿Por qué cree eso?”
“Para pasar por esas ruinas uno debe de pasar antes por las cercanías de varias de las ciudades de Páramo del Martillo.”
Al escuchar esa respuesta los dos capitanes se asombraron y comenzaron a sonreír. Era bien sabido que los Guardias Rojos odiaban hasta las entrañas a los Thalmor. Por eso sería impensable que les dieran vía libre para deambular por sus tierras.
“Entonces, ellos debieron de ingresar por otra zona.” dijo Tyr mientras miraba el mapa.
“Así es. Es muy posible que ingresaran por el desierto de Alik’r y desde allí debieron de pasar por las montañas de Wrothgaria.”
“Entonces, es muy probable que sus números hayan mermado por el clima y el terreno.”
Edzard asintió y comenzó a mirar mejor el mapa. Estuvo mirándolo un buen rato hasta que encontró un buen lugar para lograr ganar la batalla que se avecinaba.
“¿Cuánto tiempo les tomaría llegar hasta este punto?” preguntó Edzard mientras señalaba un lugar del mapa.
“A paso normal no más de cuatro horas y tres si forzamos la marcha.” contestó Tyr al ver la distancia del lugar donde Edzard proponía luchar.
“Bien, tomen sus tropas y avancen por el paso.” comentó Edzard, viendo a los capitanes asentir.
“¿Y usted que hará?” preguntó Brend.
“Tomaré mis soldados y me dirigiré al mismo punto que ustedes, pero lo haré por otro camino.”
Ambos capitanes asintieron entendiendo el plan de Edzard. Edzard se retiró de la carpa de mando y se dirigió a donde se encontraban sus hombres. Cuando llegó, ordenó levantar el campamento y cuando el campamento estuvo ya levantado, partieron.
El sol estaba en todo lo alto, demostrando que ya era medio día. Las tropas de Edzard avanzaban a paso seguro sobre las montañas. Por suerte o favor de Talos no habían perdido hombres en el trayecto; sin embargo, Edzard sabía que se estaba quedando sin tiempo, así que ordenó apresurar el paso, esperando que Hadvar haya logrado cumplir su misión.
Mientras Edzard y sus auxiliares llegaban al punto acordado, los capitanes Tyr y Brend habían llevado a sus tropas al punto acordado.
“Parece que los Thalmor ya saben que estamos aquí.” dijo Tyr mientras veía a los soldados Thalmor por un catalejo. “Debemos empezar a preparar la formación para el combate.”
“Si.” contestó Brend.
Ambos capitanes enviaron órdenes a sus soldados para que formaran y se prepararan para la batalla. Al ser nórdicos, ellos carecían de magos, por eso habían decidido posicionar a sus arqueros en la parte posterior de la formación. Al frente de la formación estaba la infantería pesada.
Frente a ellos se encontraba el campo de batalla. El campo era un estrecho cañón de unos trescientos metros de ancho, el cual estaba flanqueado por colinas escarpadas de unos treinta metros de alto. Estas colinas impedían el uso de la caballería para ambos bandos. Ya que la caballería no podría usar su mejor atributo, la movilidad. Eso haría que la caballería cargase y se estancara una vez que impactase contra una formación defensiva muy cerrada.
Los Aldmer se habían posicionado frente a ellos, en una formación similar. Al frente venía su infantería pesada, la cual portaba armaduras de cuerpo completo. Estas armaduras estaban hechas de una aleación de hierro, adularia refinada y azogue. Atrás de la infantería venían sus arqueros y junto a ellos estaban los magos Aldmer.
“Parece que el legado Edzard tenía razón.” dijo Brend cuando terminó de contar la cantidad de efectivos enemigos que había al frente.
Tal y como lo había predicho Edzard, el ejército Aldmer había sido reducido de su número inicial de diez mil a unos manejables siete mil; sin embargo, estos seguían superando a los soldados nórdicos.
“Si, al parecer el terreno y el clima los ha sangrado.”
“Esperemos que todo salga bien.”
Tyr asintió e inmediatamente dio la orden para que sus soldados comenzaran a avanzar.
Las tropas nórdicas comenzaron a avanzar a paso lento mientras que los Aldmer comenzaron a cerrar más sus formaciones.
En la retaguardia de las tropas y montando su caballo se encontraba el líder de este ejército, el capitán Rivenar. Rivenar es un Altmer de cabello negro. Viste una armadura élfica sobre una túnica Thalmor.
“Parece que las bestias nórdicas desean morir rápidamente.” dijo Rivenar mientras observaba como las tropas nórdicas avanzaban.
Él estaba confiado en que podría acabar con los defensores rápidamente, pues él tenía la ventaja de los números.
“¿Cuántos magos tienen?” preguntó Rivenar a uno de sus oficiales.
“Ninguno, solo poseen infantería y arqueros.”
“Ya veo, que los magos se preparen para asarlos.”
El oficial asintió y rápidamente corrió para trasmitir las órdenes a los magos.
La infantería nórdica estaba a unos metros de la infantería Aldmer cuando los magos Aldmer comenzaron a lanzarles bolas de fuego. Las tropas nórdicas respondieron alzando sus escudos. Cuando las bolas de fuego estuvieron por impactar contra los escudos, de estos comenzaron a surgir varias custodias, las cuales se fusionaron en una sola. Estas custodias estaban siendo generadas a partir de unos pergaminos que Edzard les había dado a algunos soldados.
Cuando los Aldmer vieron esto se sorprendieron, pero su sorpresa fue rota cuando los arqueros Nórdicos comenzaron a hacer llover una lluvia de flechas sobre la infantería Aldmer. Los gritos de dolor comenzaron a escucharse cuando algunos Aldmer comenzaron a morir debido a las flechas.
“¡Arqueros! ¡Disparad!” gritó Rivenar
Los arqueros Altmer comenzaron a disparar, pero tampoco pudieron hacer mucho daño, pues si bien las flechas traspasaban las custodias, los escudos bloqueaban la mayoría de las flechas. Al ver esto, Rivenar comenzó a alterarse.
“¡Maldita sea, que esperan, cargad!” gritó Rivenar, ordenando a sus fuerzas de infantería cargar.
La infantería Aldmer obedeció y cargó con fuerza contra la infantería nórdica. El choque de ambas infanterías fue brutal. Lamentablemente para los Aldmer, los Nórdicos los esperaron en una formación de muro de escudos, mientras que ellos habían cargado sin formación alguna. Esto rápidamente estancó el combate, pues a pesar de ser más que los nórdicos, estos estaban a la defensiva en un terreno que les permitía mantener un ancho de combate manejable para sus números.
Los Nórdicos comenzaron a matar a los Aldmer que tenían en frente, pero las custodias que fueron generadas por los pergaminos desaparecieron, dejándolos vulnerables ante los ataques de magia de los elfos. Los gritos comenzaron a resonar cuando las bolas de fuego de los Aldmer comenzaron a causar bajas en la infantería nórdica. Sumado a esto, los arqueros Aldmer comenzaron a soltar andanadas de flechas, aumentando así las bajas en el lado imperial.
Mientras esto pasaba en el campo de batalla, Edzard se encontraba con sus hombres en la cima de una de las colinas que flanqueaban dicho campo de batalla. La marcha por las montañas había funcionado y habían llegado en un buen momento.
“¡Todos, lanzad bolas de fuego a los arqueros y magos Aldmer!” gritó Edzard.
Edzard y los magos de batalla imperiales comenzaron a crear bolas de fuego, las cuales comenzaron a caer sobre los arqueros y magos Aldmer. Los cuales fueron tomados por sorpresa. Para cuando superaron su sorpresa, habían perdido a varios de sus magos.
Edzard comenzó a ver como la infantería nórdica comenzaba a ser superada por los números de la infantería Aldmer. Así que decidió saltar para apoyarlos.
“Chicos, seguid atacando a los arqueros y magos Aldmer.”
Cuando Edzard terminó de hablar, se puso su casco, el cual es un casco cerrado hecho de acero. Este casco tiene aberturas para los ojos y la boca. Una protección curvada protegía la parte trasera del cuello. Después de ponerse el casco, se arrojó desde la cima de la colina.
“¡FEIM!” gritó Edzard volviéndose etéreo para de esta manera no sufrir daños por la caída. El grito asustó a los Aldmer, pero dio un plus de moral a los nórdicos.
Edzard aterrizó en medio del campo de batalla, más exactamente en el medio de la infantería de los Aldmer. Rápidamente desenfundó su espada y comenzó a matar tantos soldados enemigos como podía. Su espada cortaba fácilmente a los enemigos que tenía en frente de él.
Ya habían transcurrido más de tres horas de combate. El cansancio se estaba haciendo notable en ambos bandos. Los Nórdicos atacaban con las pocas fuerzas que aún tenían, mientras que los magos imperiales ya no lanzaban hechizos, pues se habían quedado sin magia, así que decidieron comenzar a atacar lanzando rocas a los soldados enemigos que habían debajo de ellos. Los arqueros se estaban quedando sin municiones. Y Edzard se encontraba rodeado de enemigos mientras atacaba y se defendía de todos los Aldmer que podía. Su plan había funcionado, ya que su presencia en el campo de batalla había llamado la atención de varios de los soldados Aldmer. Lo que permitió aliviar un poco la carga de los soldados nórdicos, pero había hecho que Edzard luche hasta casi el cansancio.
Edzard mató a varios de los Aldmer que lo habían rodeado usando el hechizo de relámpagos encadenados, lamentablemente no pudo matar a más porque un Altmer se dio cuenta y creó una custodia, la cual detuvo el avance del hechizo. Había decidido restringir bastante el uso de su Thu’um. Esto se debe a que accidentalmente podría matar a sus propias tropas. Aunque, si había usado algunos gritos para poder sobrevivir. Estos gritos habían sido los de furia elemental y el de volverse etéreo.
En la retaguardia de las tropas Aldmer, el capitán Rivenar gritaba órdenes a sus soldados.
“¡Arqueros, disparad contra el flanco derecho!
Después de gritar, Rivenar vio a Edzard, el cual luchaba contra varios Aldmer a la vez. Reconociéndolo, sonrió y comenzó a juntar magia en su mano y se preparó para lanzar un hechizo con el cual poder matar a quien era considerado una gran amenaza para los planes de los Thalmor.
Edzard estaba que mataba a mas Aldmer cuando sintió que sus sentidos de peligro se activaban. Así que rápidamente se giró y vio al líder enemigo, el cual tenía una sonrisa burlesca en su cara mientras cargaba un hechizo; sin embargo, el hechizo nunca fue lanzado, pues una flecha le atravesó la garganta.
El campo de batalla quedo en silencio unos segundos, antes de que una lluvia de flechas comenzase a caer sobre las tropas Aldmer. Mirando hacia el cielo, los Nórdicos se dieron cuenta de que las flechas llegaban desde la colina frente a la que se encontraban los magos de batalla imperiales.
“¿Qué hacen aquí tropas de los Guardias Rojos?” preguntó Brend mientras veía como las tropas recién llegadas traían el estandarte de la ciudad de Dragonstar.
“Ni idea.” respondió Tyr mientras mataba a un Aldmer que intentó apuñalar a Brend por la espalda. “Podemos preguntarles luego, ahora concéntrate en matar elfos.”
Brend asintió y rápidamente detuvo el ataque de un Aldmer con su escudo, para luego clavarle la espada en el pecho.
‘Maldita sea. Metete en el medio de la formación Aldmer, sí, que puto gran plan se me ocurrió.’ Pensaba molestó Edzard mientras usaba magia para desviar las flechas que amenazaban con convertirlo en un alfiletero. Cuando estuvo a punto de retirarse de ahí, sus oídos captaron un sutil sonido. Este sonido habría pasado desapercibido para la mayoría de los soldados, pues el campo de batalla estaba lleno de sonidos de acero chocando contra acero, gritos de dolor y agonía. Edzard comenzó a sonreír cuando reconoció el sonido que se acercaba.
“¡SU!” gritó Edzard.
Cuando sus espadas se imbuyeron con el poder de su Thu’um, Edzard cargó contra las fuerzas Thalmor. Su espada se movía tan rápido que los Aldmer no podían ni defenderse y mucho menos contraatacar. Reforzando sus piernas con magia, dio un gran salto con el que llegó hasta la cima donde sus magos se encontraban. Una vez que estuvo en la cima, comenzó a juntar una gran cantidad de magia en su mano izquierda. Esta cantidad de magia asombró a los magos imperiales y a los Aldmer. Cuando Edzard liberó el hechizo, un orbe hecho de hielo se dirigió contra la parte más cercana de los Aldmer que luchaban contra los nórdicos. Cuando el orbe impactó en el suelo, de este comenzaron a surgir picos de hielo, los cuales empalaron a todos los Aldmer que estaban en su camino.
Cuando los Aldmer vieron esto comenzaron a huir presas del pánico. Lamentablemente para ellos casi nadie escaparía de ahí con vida. La razón de esto, por su retaguardia comenzaron a llegar cientos de jinetes pesados. Estos jinetes ondeaban el pendón de la ciudad de Centinela. Estos eran liderados por un joven, el cual vestía un yelmo cónico con máscara, una armadura de cota de malla, pantalones de cuero grises y botas marrones. Llevaba en una mano una espada curva y en la otra un escudo redondo. Y al lado de ese joven estaba un legionario.
La caballería de Páramo del Martillo avanzó con fuerza, barriendo a los Aldmer que intentaban inútilmente retirarse del lugar. Para cuando llegaron hasta donde se encontraba la vanguardia nórdica ya muchos elfos habían sido aplastados y los pocos que habían sobrevivido se habían rendido. Mientras los soldados terminaban de contar sus bajas y comenzaban a tratar a los heridos se estaba llevando una apresurada reunión entre los líderes de los Nórdicos y el líder de los guardias rojos.
“Legado Edzard. Capitanes.” saludó Hadvar. Hadvar es un nórdico de piel clara, ojos marrones y cabello castaño. Vestía la armadura pesada imperial, es decir una lorica segmentata, con brazales de cuero reforzados, botas de cuero con grebas de acero y un casco llamado gálea. En su mano derecha llevaba su espada corta de acero.
“Hadvar.” respondió Edzard, alegrándose de verlo. “Veo que lo conseguiste.”
Hadvar asintió en respuesta.
“Disculpe, pero, ¿quién es usted?” fue la pregunta hecha por Tyr al joven líder de los guardias rojos.
El joven se retiró el casco y todos pudieron ver sus facciones. Era una chica de piel color oscura, tenía el cabello negro atado en una trenza baja. Sus ojos eran oscuros y tenía los labios carnosos. Además, parecía estar entre sus veinte y tantos años. La chica comenzó a sonreír cuando vio a Tyr y a Brend con la mandíbula hasta el piso; sin embargo, hizo un puchero cuando vio que Edzard ni se inmutaba.
“Bueno, debo de presentarme correctamente, pero lo haré cuando no tengan la boca en el piso.”
Los dos capitanes se sonrojaron, ganándose unas risas de Edzard y Hadvar.
“Me presento. Soy Mizaida, Princesa del reino de Páramo del Martillo.” se presentó Mizaida con una reverencia.
“¡¿Princesa?!” gritó en shock Edzard.
La princesa comenzó a reír suavemente al ver a Edzard perder la compostura.
“Sí, soy la tercera hija del actual rey de Páramo del Martillo.” respondió Mizaida con una sonrisa una vez que dejó de reír.
“Muchas gracias por su ayuda su alteza.” hablaron al unísono Edzard, Tyr y Brend.
“No hay problema.” respondió la princesa. “El centurión Hadvar le ha entregado a mi padre la carta del emperador.”
“Entonces, ¿aceptan los términos?” preguntó Edzard, esperando de que hayan aceptado.
“Sí, mi padre los ha aceptado.” contestó la princesa. “Desde ahora lucharemos juntos en esta guerra.”
Después de escuchar eso, Tyr sirvió unas copas de vino y brindaron por la alianza del Imperio y el Reino de Páramo del Martillo. Después de esa corta celebración, llegaron los informes. Había habido ochocientas bajas en el ejército de Markarth y mil en el de soledad. No había habido bajas mortales entre los magos de batalla, solo algunos heridos.
Wyrest - Sundas 4 de Culminación solar del 203 de la Cuarta era
Edzard miraba como el sol naciente se reflejaba en el mar mientras cientos de barcos estaban anclados en el muelle de la ciudad bretona de Wyrest. Habían pasado diez días desde la llamada batalla por el paso de Bangkorai, batalla que culminó con la victoria del Imperio. Las tropas de Markarth y soledad que habían venido con él, habían sido enviadas de nuevo a sus respectivas ciudades de origen, pues eran parte de las guarniciones que resguardaban las ciudades.
‘Hasta ahora todo va bien.’ pensaba Edzard. Además de lo anterior también habían recibido noticias desde el sur. Al parecer el grueso del ejército nórdico y la cuarta legión ya habían cruzado la frontera de Skyrim con Cyrodill y estarían llegando a la ciudad de Skingrad la próxima semana. Las legiones tres y cinco ya estaba en la frontera con la región de Elsweyr. La segunda legión estaba a punto de embarcarse en Wyrest.
‘Las rebeliones de los anti Thalmor en Bosque Valen, Anequina y Pellitine han obligado a los Thalmor a enviar a sus tropas a ayudar a sofocar las revueltas.’ pensó Edzard antes de escuchar el sonido de pasos acercándose.
“¿Sigues pensando en la guerra?” habló Hadvar desde la espalda de Edzard. “O ¿estás pensando en tu familia?”
“En la guerra.” contestó con tono triste Edzard. “Si pienso en Asia y en Marie podría dejar todo e irme para verlas.”
“Ja, ja, ja. Eso no sería bueno para nuestra moral.” dijo riendo Hadvar.
“Lo sé.” habló Edzard con una sonrisa. “Pero, cambiemos de tema, ¿Ya está todo listo para que zarpemos?”
“Sí, solo es cuestión de esperar a que el sol esté en un punto más alto.” contestó Hadvar ganándose un asentimiento por parte de Edzard.
“¿Cuántos soldados tenemos en total?”
“Aquí, más de siete mil solo con la legión y los auxiliares.” respondió Hadvar llevándose la mano al mentón. “Pero, si contamos con los soldados de Roca alta que viene con nosotros, seriamos un total de diez mil.”
“Diez mil soldados solo aquí, y si también debemos de contar a los más de ocho mil que llevarán los de Páramo del Martillo.” habló Edzard dejando sobrentender que tenían una fuerza más que significativa.
Cuando estaban por seguir hablando, llegó un legionario el cual les informó que ya estaban por partir. Edzard y Hadvar asintieron y se dirigieron a abordar su barco.
Cuando llegó la tarde ya se encontraban en mar abierto. Edzard estaba en la cabina del capitán en medio de una reunión a través de proyecciones mágicas con los otros generales.
“Informen sobre el avance de las fuerzas que tenemos.” habló el emperador a través de una proyección. “General Tacitus.”
“Sí. Ya hemos reforzado completamente las defensas de la ciudad imperial.” informó el general de la primera legión, la cual estaba estacionada en la mismísima Ciudad Imperial. “También hemos preparado a las levas de ciudadanos, en caso de que haya un ataque.”
“Muy bien general.” habló el emperador ganándose un asentimiento del general de la primera legión. “General Darryn, su informe.”
“Sí. La segunda legión ya ha zarpado junto con las fuerzas de Roca Alta. Esperamos poder desembarcar en las cercanías de la ciudad de Falinesti.”
“Muy bien general.” habló el emperador. “Legado Edzard, ¿alguna noticia sobre Páramo del Martillo?”
“Sí. Me alegra informar que los Guardias Rojos han aceptado la alianza y se unirán a nosotros cuando ataquemos Alinor.” habló Edzard.
La carta que Hadvar había llevado a la ciudad de Centinela era una carta donde el emperador negociaba una alianza con los Guardias Rojos.
“Bien, esas son excelentes noticias.” dijo el emperador con una sonrisa. “General Nullius.”
“Sí. La tercera legión ya está adentrándose en Anequina y pronto llegaremos a la ciudad de Fluvia. Nos reuniremos con el líder de la resistencia en esa zona.”
El emperador asintió a su general. “General Tulio.”
“Sí. La cuarta legión y el grueso del ejército de Skyrim estamos próximos a llegar a la ciudad de Skingrad. Después de eso nos dirigiremos a Arenthia para apoyar a los rebeldes en la zona.”
Asintiendo el emperador miró a su otro general. “General Escipión.”
“Sí. La quinta legión ya ha cruzado la frontera con Pellitine. Nos dirigiremos a apoyar a los rebeldes a tomar la ciudad de Corinth.”
“Muy bien.” contestó el emperador. “¿Dónde está el general de la sexta legión?”
Nadie respondió, pues no sabían porque el general no se había reportado; sin embargo, antes de que alguien diga algo apareció una proyección del general mencionado.
“Mi emperador, malas noticias.” habló el general agitado. “Los Thalmor han puesto bajo asedio la ciudad de Bravil.”
“¿Bravil?” preguntó preocupado el emperador. “¿Cómo llegaron hasta ahí?”
“No lo sabemos.” respondió el general
“¿Cuántas tropas están ahí? Y ¿Cuánto tiempo podrán resistir el asedio?” preguntó el general Tulio.
“Al parecer, son más de veinte mil efectivos.” contestó el general de la sexta legión. “Y a lo mucho podremos resistir una semana.”
“¡Una semana!” gritó consternado el emperador.
“Parece que intentan usar la misma táctica que en la guerra pasada.” dijo Tulio.
En ese momento todos los generales comenzaron a planear una manera de romper el asedio. Ya que era muy peligroso que los Thalmor controlaran esa zona, esto podría llevar a que se estanque la guerra, pues los Thalmor podrían avanzar hacia la ciudad imperial de nuevo.
Edzard que veía a todos los generales discutir decidió dar su opinión sobre esto.
“Mi emperador, generales.” habló Edzard callando a todos y ganándose su atención.
“Solicito permiso para ir a apoyar a la sexta legión.”
“Legado, eso es una locura.” contestó el general de la sexta legión. “Necesitaríamos como mínimo el apoyo de tres legiones para romper el asedio.”
“Legado Edzard.” habló el general Tulio. “¿Cuánto tiempo demorarás en llegar ahí?”
Todos los generales se quedaron callados, pues no entendían lo que el general de la cuarta legión estaba diciendo.
“Me tomará entre dos a tres días.” respondió Edzard mirando al general, el cual comenzó a tener una sonrisa en el rostro, pues comenzaba a entender lo que planeaba hacer Edzard. “Iré junto con el cazador alado de las nieves.”
El emperador estuvo meditativo un momento, no entendía quién era este cazador alado de las nieves; sin embargo, sus ojos se abrieron cuando recordó el informe del general Tulio sobre la crisis del dragón.
“Muy bien legado, tiene mi permiso.” habló con autoridad el emperador. “Salga de inmediato.”
Edzard sonrió y dio una reverencia, para después dejar la reunión. Ya estando fuera de la cabina se encontró con Hadvar.
“¿Qué sucedió?” preguntó Hadvar viendo a Edzard salir con pasos apresurados.
“Hadvar, te lo contaré todo cuando regrese.”
“¿Regreses?” preguntó Hadvar confundido. “¿A dónde vas?”
“Voy a Bravil a ayudar a levantar el asedio.”
Ya estando en cubierta, Edzard tomó aire y gritó. “¡OD! ¡AH! ¡VIING!”
El grito fue escuchado por toda la flota imperial que navegaba en dirección a Páramo del martillo. Los soldados curiosos se acercaron a las barandas de los barcos para ver qué pasaba. Asustándose cuando un fuerte rugido se escuchó sobre ellos. Mirando en esa dirección pudieron observar a un gran dragón de color escarlata que volaba en dirección al primer barco.
Cuando Edzard observó a su hermano llegar comenzó a sonreír. Cuando Odahviing estuvo al costado del barco, Edzard se acercó a él.
“Odahviing, necesito que me lleves a Bravil.”
“¿Bravil? ¿Por qué quieres ir a ese lugar?”
“Vamos a matar elfos.” contestó Edzard con los ojos en blanco.
“¿Elfos?” preguntó Odahviing confundido.
“Ya sabes, elfos, los idiotas de orejas picudas.” contestó Edzard al dragón, pero al ver que este no entendía o se hacia el desentendido comenzó a irritarse. “Los Mer.”
“¡Ja, ja, ja! ¡Deberías de haber visto tu cara!” contestó riéndose Odahviing. “Está bien, vamos.”
“Espera, ¿así nomás? ¿no hay amenazas sobre que por que te llevo por ahí? o ¿cosas como que no eres un caballo?” preguntó Edzard sin entender, pero al ver que el dragón negaba con la cabeza decidió volver a preguntar. “Dime, ¿Por qué lo haces?”
“No he comido a un Mer en muchos siglos.” contestó Odahviing con voz plana.
Al escuchar su respuesta, Edzard se dio un golpe en la cara. Negando la actitud del dragón simplemente saltó de la cubierta del barco. Ya estando sobre el lomo de su hermano, este comenzó a volar en dirección a Bravil.
Castillo de Volkihar - Turdas 15 de Culminación solar del 203 de la Cuarta era
Asia no sabía si estaba en el cielo o en el infierno, o tal vez estaba en ambos a la vez. Había pasado ya casi un mes desde que Edzard partió a la guerra contra el Dominio de Aldmer. Y había pasado ya dos semanas desde que llegó al castillo de Volkihar. El castillo se ubicaba en una isla cerca de la frontera con Roca Alta. Este tenía una atalaya o torre de vigilancia en las afueras del castillo, muy cerca de un pequeño muelle de madera. Al lado noroeste del castillo hay un muelle, el cual es usado para el ingreso de suministros de todo tipo al castillo. En el interior del castillo, hay un gran salón donde se encuentra el comedor. Un pequeño laboratorio de alquimia está situado al lado izquierdo en el primer piso, mientras que a la mano derecha está ubicada una fragua, y en el frente se encuentran ubicados las habitaciones. Y finalmente en el patio dentro del castillo está el jardín personal de Lady Valerica.
La razón para que Asia considere este castillo en una especie de infierno no es por su lúgubre aura, ni la continua niebla que había, no, la razón se llama Valerica Volkihar. Desde el momento en que la vampira la vio, comenzó a seguirla por todo el lugar tratando de examinar su sacred gear y su fisiología. Esto llegó al punto de que ella intentó irse de regreso a Soledad con Marie en brazos por miedo a que la diseccionaran viva. Esta acción fue detenida por los edecanes de Edzard, quienes le dijeron que debían de quedarse ahí por la seguridad de ambas.
Sin embargo, este tratamiento cambió cuando Asia comenzó a ayudarle en la restauración del jardín. Después de varios días trabajando conjuntamente sacando malezas, plantando flores y cuidando de las plantas ambas se habían sentado a beber una taza de té. Estuvieron conversando toda esa tarde, mientras ella le contaba parte de su vida, la vampira le contó todo sobre ella. Al finalizar ese día la misma Valerica se había ofrecido a entrenarla en magia de destrucción y en alquimia.
Al pasar los días y según las palabras de la propia Valerica, ella había progresado a grandes pasos en su aprendizaje en Alquimia. A ella le gustaba la alquimia, sobre todo la preparación de pociones de sanación; sin embargo, Valerica también le enseñó a hacer venenos. En un principio ella no quería, pero por mucha insistencia de su maestra terminó accediendo. Valerica también le enseñó a cultivar plantas nativas de Skyrim, eso la alegró bastante, después de todo a ella le gustaba todo lo relacionado con la jardinería. Y así estuvo pasando sus días hasta que hace unos cinco días, llegaron las invitadas que Edzard había mencionado.
Flashback
Asia estaba asombrada mientras veía a la pequeña embarcación anclar en el pequeño puerto a las afueras del castillo. En ellos estaban Fortunata, Laure, Gyda, Fridda y Aela. Todas llevaban consigo algunos baúles y varias bolsas. Cuando la vieron dejaron caer las bolsas y corrieron hacia ella.
“¡Asia!” Fue el grito de las cuatro magas lanzándose a abrazar a su amiga.
“¡Chicas!” Fue el grito en respuesta de Asia mientras todas se abrazaban y comenzaban a reír.
“Pero, ¿cómo?” Fue la pregunta de Asia cuando se separó de sus amigas.
Ellas no respondieron verbalmente, sino que mostraron todas unas cartas. Cuando Asia las leyó comenzó a sonreír, en las cartas Edzard les pedía que vayan a hacerle compañía a Asia y a Marie mientras él estaba en la guerra.
“Entonces es aquí donde te quedas.” dijo Laure mientras miraba el castillo. “No sabía que el Archimago tenía un castillo.”
“No es de el Dovahkiin.” respondió Valerica dándose a conocer al grupo.
“¿Quién eres tú?” preguntó Laure mientras señalaba a Valerica.
“Que pésimos modales tienes.” reprochó Valerica a Laure. “Sin embargo, la cortesía me obliga a presentarme.”
“Me llamo Valerica Volkihar.” Se presentó Valerica con una pequeña reverencia. “Y soy la dueña de este castillo.”
“¿Ella es la dueña del castillo?” preguntó Fortunata, recibiendo un asentimiento por parte de Asia.
Al ver esto Fortunata, Gyda y Fridda hicieron una reverencia. Valerica simplemente resopló, al ver que al menos algunas de las chicas tenían modales, pero puso una mueca cuando vio a Aela.
“Parece que han traído a un chucho con ustedes.” dijo Valerica con voz dura. “Espero que no tengas pulgas.”
Aela simplemente esbozó una sonrisa burlona al comentario de Valerica. “Deberías preguntarle a tu hija si es que tengo pulgas.”
Esto provocó una ola de jadeos entre las chicas. Mientras que en Asia se presentó un sonrojo atómico al imaginarse a Serana y a Aela teniendo sexo en un dormitorio; sin embargo, se puso aún más roja cuando la imagen cambió y comenzó a mostrar a Ella y a Edzard en lugar de sus dos amigas.
‘Oh señor por favor perdona mis pecaminosos pensamientos’ comenzó Asia orando a Dios por los malos pensamientos que tenía. Una vez que se tranquilizó volvió a mirar a sus amigas y las vio a todas calladas.
“Aela, ¿Tú y Serana son amantes?” preguntó Asia a su amiga.
“No, solo somos compañeras ocasionales.” contestó con una sonrisa. “No todas podemos tener la suerte de tener a alguien como Edzard para calentar nuestro lecho en las noches.”
Cuando Aela mencionó esto todos los presentes comenzaron a reírse de la pobre Asia, la cual simplemente tartamudeaba.
Después de ese momento, todos se retiraron al interior de la fortaleza. Una vez ya dentro, Valerica les dijo donde estarían sus habitaciones.
Fin Flashback
Asia volvió al presente cuando escuchó a su hija llorar. Levantándose de su silla se acercó a la cuna donde la había dejado descansando.
“¿Qué pasa Marie? ¿Tienes hambre?” preguntó Asia tomando a Marie en brazos, pero rápidamente descartó que tuviera hambre cuando un mal olor llegó a sus fosas nasales. “Parece que necesitas un cambio de pañales.”
“Creo que Edzard decidió ir a la guerra para evitar seguir cambiando tus pañales.” dijo Asia mientras terminaba de quitarle el pañal a su hija. “Vamos a llevarte al baño, necesitas un buen baño.”
Después de terminar de bañarla y de cambiarle de ropa, ella y Marie se dirigieron al comedor. Cuando llegaron al comedor pudieron ver a todos reunidos, incluso los edecanes de Edzard estaban presentes en esa reunión. Cuando se acercaron, ella vio a Serana, la cual se acercó a ella.
“Asia, tengo noticias de la guerra.” dijo Serana haciendo señas para que se siente.
Una vez que se sentó, Serana comenzó a contar como se había logrado recuperar el paso de Bangkorai. Asia había suspirado al enterarse de que Edzard había sobrevivido; sin embargo, se preocupó cuando se mencionó la siguiente noticia de la guerra.
“Los Thalmor han sitiado la ciudad de Bravil.” La sala se quedó en silencio cuando Serana mencionó eso.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gusto el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 12
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 11
Bravil - Fredas 9 de Culminación solar del 203 de la Cuarta era
El sol brillaba con fuerza sobre la ciudad de Bravil. La ciudad era considerada la más pobre del Imperio, sus casas eran chozas que se construían apiladas una sobre otra. A pesar de eso tenían grandes defensas, como estar ubicada en un islote en el rio, además de tener muros altos y gruesos, los cuales estaban hechos de piedra. Cuando las tropas enemigas llegaron, rápidamente se había levantado el puente que conectaba la ciudad con el resto del continente, frenando así el avance enemigo.
Sin embargo, a pesar de esto la moral de las tropas dentro de la ciudad estaba pasando por un muy mal momento, pues desde hace cuatro días habían estado bajo asedio por parte de un numeroso ejército del Dominio de Aldmer. Los informes que había recibido la sexta legión confirmaron que no podrían expulsar a los atacantes por medio de la fuerza. Además de que estos tenían los números para tomar la ciudad por asalto. Actualmente el general se encontraba en una reunión con los miembros del alto mando de la legión.
El actual general de la sexta legión es el general Decius. Decius es un imperial de unos cincuenta años aproximadamente. Su cabello es color negro con algunos mechones grises. Sus ojos son color marrón oscuro. Viste una lorica musculata con detalles de color dorado. También lleva brazales y botas reforzadas con placas de acero. En su cadera se encuentra su espada corta imperial.
“¿Ha habido algún cambio en los movimientos de los Aldmer?” preguntó el general Decius.
“No general, siguen manteniendo su posición.”
Pero cuando estaban a punto de continuar la conversación, fueron detenidos por un fuerte estruendo. Cuando el general estuvo a punto de preguntar que pasaba fue interrumpido por un legionario que entró rápidamente en la sala.
“¡General, los elfos han comenzado a movilizarse! ¡Traen consigo torres de asedio y trabuquetes!” gritó el soldado mientras se arrodillaba frente a Decius.
Sin pensarlo un segundo, Decius rápidamente salió de la sala y se dirigió a los barracones. Una vez estuvo allí comenzó a ladrar órdenes a sus soldados.
“¡Todos los arqueros y magos a las murallas! ¡La infantería dividíos en partes iguales entre las murallas! ¡Preparen brigadas para que apaguen los incendios!”
Cuando los soldados escucharon las órdenes comenzaron a movilizarse. Los arqueros y parte de la infantería subieron hacia las murallas. Varios de los auxiliares comenzaron a movilizarse para llegar a los pozos de agua y comenzar a apagar los incendios provocados por los proyectiles de los trabuquetes enemigos.
Mientras se dirigía a las murallas, Decius vio al capitán de la guardia de la ciudad.
“¡Capitán!” gritó Decius llamando la atención del capitán.
“General Decius.” respondió el capitán. “¿Qué puedo hacer por usted?”
“Tome a sus hombres y júntelos con los legionarios que estarán en las murallas.”
“Si general.” contestó el capitán. El cual se dirigió a sus hombres y les ordenó que lo siguiesen.
Decius por su parte continuó hacia las murallas. Una vez hubo llegado a la cima pudo observar el ejército Aldmer avanzando.
‘Es tal y como lo dijo el legionario, tienen torres de asedio y trabuquetes’ Pensaba Decius mientras miraba bien el ejército que pronto intentaría violar la ciudad. ‘Roland, espero que tu hijo pueda salvarnos de este lío.’
Mientras los defensores se preparaban para el asalto enemigo, el general a cargo del ejército del Dominio de Aldmer se encontraba en la retaguardia del ejército junto a su guardia personal observando todo con un catalejo.
“Los humanos están completamente desorganizados.” comentó con una sonrisa observando a los legionarios tomar formaciones. “Esta batalla se ganará fácilmente y la ciudad será nuestra antes de que termine el día.”
“Tiene razón Lord Tanorian.” aduló uno de sus guardias. “Esos humanos no sabrán que los golpeó.”
Tanorian Temolire es un Altmer que había nacido en Alinor hace setenta años. Provenía de una familia acomodada y desde joven había mostrado habilidades decentes para comandar soldados. Él era un típico Altmer, tenía piel color dorado, ojos color ámbar y el cabello largo rubio brillante. Vestía una túnica con capucha y sobre esta túnica llevaba una armadura de placas completa.
‘Esos humanos ya sabían de nuestros planes de invasión, por eso tuvimos que cambiar el plan original’ pensó mientras recordaba como los humanos habían acabado rápidamente con la distracción del paso de Bangkorai y cómo aprovecharon eso para obtener una alianza militar con los Guardias Rojos.
El plan original era invadir Cyrodill desde Elsweyr con dos grandes ejércitos. Se había decidido usar el paso de Bangkorai como una distracción para hacer que los Nórdicos y los bretones enviaran sus tropas y legiones a ese lugar; sin embargo, debido a los levantamientos en Bosque Valen y Elsweyr, el segundo ejército tuvo que ser dividido para evitar que los rebeldes tomen las principales ciudades de esas regiones. Y gracias a la rápida reacción del Imperio, él tuvo que marchar con solo el ejército que se encontraba en Elsweyr. Así que forzando la marcha se dirigió hacia Bravil desde la ciudad de Rimmen. Mientras que su ejército atacaba territorio imperial, el segundo ejercito Aldmer se quedaba en Bosque Valen tratando de suprimir las rebeliones de la zona.
‘Esta batalla es importante, si la ganamos el Imperio deberá de retrasar la invasión de Bosque Valen y Elsweyr’ pensó mientras observaba a sus tropas ya listas para el ataque.
“¡Lord Tanorian, las tropas ya están listas!” gritó uno de los oficiales.
Asintiendo, Tanorian ordenó iniciar el ataque. “¡Cargad!”
Cuando los soldados del dominio escucharon las órdenes comenzaron el ataque. Avanzaban en bloques, los primeros eran la infantería pesada, los cuales iban con armaduras de placas y eran los que empujaban las torres de asedio. Atrás de ellos iban los arqueros y los magos, los cuales brindarían cobertura a las tropas de infantería. Y más atrás estaba la caballería donde se encontraba Lord Tanorian.
Desde los muros de la ciudad de Bravil, Decius observaba a la infantería enemiga acercarse. Observó cómo empujaban las torres de asedio, las cuales estaban diseñadas para lograr cruzar el foso natural que formaba el río Larsius.
Cuando Decius vio que las tropas enemigas habían llegado a las cercanías de la ciudad, comenzó el contraataque.
“¡Arqueros, disparad a los soldados que empujan las torres!” ordenó Decius a sus tropas. “¡Magos, destruid esas malditas torres!”
Al escuchar las órdenes, los arqueros comenzaron a disparar andanadas de flechas causando bajas entre las primeras filas de la infantería enemiga. Los magos comenzaron a lanzar bolas de fuego sobre las torres de asedio enemigas; sin embargo, los arqueros y magos enemigos no se quedaron sin hacer nada, estos comenzaron a lanzar descargas de flechas y magia sobre las murallas, acabando con la vida con varios de los defensores. Sumado a eso, las armas de asedio Aldmer seguían disparando bolas de fuego que causaban daños a la muralla y a su vez causaban bajas en los defensores.
Cuando la infantería Aldmer llegó al borde del foso, las torres se anclaron al suelo y soltaron las plataformas, las cuales llegaban hasta la muralla. La infantería Aldmer rápidamente comenzó a subir por las torres.
Al ver a los atacantes cruzando el foso hacia las murallas gracias a las torres de asedio, Decius comenzó a ordenar a sus tropas.
“¡Arqueros, retiraos de la zona por donde entrarán esos malditos! ¡Infantería, formad un muro de escudos!” ordenó Decius mientras sacaba su espada y se dirigía al muro para ayudar en la defensa de la ciudad.
Escuchando sus órdenes, los arqueros que estaban cerca de los extremos de las plataformas de las torres de asedio se alejaron y permitieron a la infantería de legionarios formar. Cuando los elfos cargaron contra las formaciones de muro de escudo de los legionarios comenzó un sangriento combate en toda la muralla. La infantería del Imperio y del Dominio comenzaron a apelotonarse mientras los cuerpos de los caídos comenzaban a caer en el foso que se encontraba debajo de ellos. Los arqueros imperiales no perdieron tiempo y comenzaron a atacar por los flancos de la infantería enemiga causando así bajas importantes.
Sin embargo, a pesar de causar bajas en el enemigo, este había comenzado a penetrar en partes de la muralla, sobre todo en los extremos más alejados de la misma. Poco a poco estaban logrando colarse en la ciudad.
Tanorian observaba lo ocurrido con una sonrisa en el rostro. ‘Pronto mi victoria estará asegurada y cuando lo haga, obtendré honores por ser el artífice de la primera victoria para el dominio.’
Mientras el general elfo observaba a sus tropas comenzar a ganar terreno a los defensores, su caballo y los de sus guardaespaldas comenzaron a inquietarse.
Tanorian, los miembros de su guardia y los jinetes que los acompañaban trataron de calmar a sus caballos; sin embargo, mientras lo hacían se escuchó a lo lejos un rugido. Levantando la mirada hacia los cielos se pudo ver una sombra que se acercaba a gran velocidad hacia ellos.
Edzard se encontraba encabronado, muy encabronado y no era porque estaba que volaba a velocidades supersónicas sobre un dragón, no, su molestia era que ese mismo dragón había decidido detenerse para tomar una siesta como cinco veces en el trayecto a Bravil desde el mar Azurian, el cual está frente a las costas de Páramo del Martillo y Roca Alta.
“Dovahkiin, deja de refunfuñar.”
“No hables, lagartija sobre alimentada.” gruñó molesto Edzard. “Estamos que llegamos tarde por tu culpa.”
“No no, lo estamos.” gruñó Odahviing. “Un dragón no llega tarde, tampoco temprano, llega cuando se le necesita.”
“¿Desde cuándo eres tan filosófico?” preguntó Edzard con los ojos en blanco.
“Siempre lo he sido.” se burló Odahviing. “Aunque será mejor que te prepares, ya veo el campo de batalla.”
Haciendo caso a las palabras del dragón, Edzard levantó la vista para ver el campo de batalla. Lo que vio lo sorprendió, pues, aunque ya sabía que los elfos tenían más tropas que los defensores, no esperaba que estos últimos hicieran sangrar tanto al ejército atacante.
Desde la vista que le ofrecía volar sobre un dragón. Él pudo fácilmente observar las formaciones enemigas. Así que rápidamente ideo una forma de cortar el paso enemigo.
“Odahviing, destruye primero las torres de madera.” dijo Edzard. “Sin ellas, fácilmente podremos cortar el ataque y le daremos tiempo a los defensores para que se ocupen de los enemigos en las murallas.”
“Bien, y ¿luego qué?”
“Ataca a los magos y arqueros.”
“¿Y tú qué harás?” volvió a preguntar Odahviing, observando a Edzard comenzar a ponerse de pie sobre su espalda.
“Yo, iré a destruir los trabuquetes y de paso voy a saludar al general enemigo.” dijo Edzard mientras su ojo izquierdo se volvía rojo carmesí. “¡FEIM!”
Después de gritar, el cuerpo de Edzard se volvió trasparente y dando un paso al frente comenzó a caer al vacío. Odahviing vio esto y comenzó a reír, hasta que finalmente rugió con fuerza y se abalanzó sobre las torres de madera.
Mientras se precipitaba al suelo, las manos de Edzard comenzaron a cubrirse con fuego. Cuando finalmente aterrizó en medio de los soldados enemigos, golpeó sus manos en el suelo, creando así una gran explosión de fuego que engulló a gran parte de la caballería enemiga.
Decius observó con total asombro como una explosión de fuego apareció en la retaguardia del enemigo, pero se asombró aun más cuando vio a un dragón carmesí comenzar a quemar las torres de asedio enemigas. Los soldados enemigos que no fueron quemados por las llamas se ahogaron en el fondo del rio al caer, esto gracias al peso de sus armaduras.
“General, órdenes.” habló el legionario a su costado.
Saliendo de su estado de estupor y mirando a sus tropas comenzó a ordenar. “¡Seguid matando a los malditos elfos, pero no ataquéis al dragón, es parte de los refuerzos!”
Los soldados se asombraron por lo ordenado por su general, pero cuando vieron como el dragon comenzó a atacar a los arqueros y magos enemigos decidieron obedecer.
‘Roland, parece que tú y Selene trajeron a este mundo a un verdadero monstruo’ pensó Decius con una sonrisa divertida mientras se dirigía a los establos.
Mientras Odahviing quemaba a los arqueros y magos elfos, Edzard estaba que se abría un camino sangriento entre las fuerzas de caballería Aldmer. Después de matar a varios de los caballeros al fin logró llegar hacia donde se encontraban los trabuquetes enemigos.
“¡YOL! ¡TOOR! ¡SHUL!”
El grito de Edzard creo llamas que engulleron a gran parte de los trabuquetes enemigos. Los soldados que manejaban estas armas comenzaron a morir quemados y los que sobrevivieron comenzaron a huir del campo de batalla. Una vez que Edzard se encargó de estas armas, comenzó a cargar en contra de los soldados que se encontraban cerca. Después de todo debía de causar la mayor cantidad de bajas para de esta manera acabar con la moral enemiga y así finalizar la batalla.
El día no podía ser peor para Tanorian, había estado muy cerca de obtener la primera victoria para el Dominio; sin embargo, esto se frustró por un dragón y su jinete. Jinete que estaba que masacraba a sus soldados como si estos fueran simples muñecos de paja.
“¡Caballería, conmigo!” ordenó a los pocos caballeros que aún quedaban, los cuales comenzaron a formar a su alrededor. “¡Cargad!”
Al decir eso, él y la caballería pesada comenzaron una gran carga hacia el soldado que se encontraba distraído masacrando al resto de sus soldados.
Edzard estaba que mataba a cada soldado enemigo que entraba en su campo de visión. Si bien debería estar preocupado por estar casi rodeado de enemigos y por tener bastantes puntos ciegos, actualmente se encontraba con su sangre de lobo activada y por ende sus reflejos y tiempo de reacción habían aumentado enormemente. Mientras dividía por la mitad a otro Thalmor que tenía en frente con la ayuda de su mandoble, comenzó a escuchar el sonido de cascos de caballos. Deteniéndose por un segundo para mirar en dirección de donde provenían los sonidos, se asombró al ver al que parecía ser el general enemigo cargar con los que serían sus guardaespaldas y junto a ellos iban los sobrevivientes de la caballería pesada enemiga.
Al ver esta acción, Edzard comenzó a sonreír. Frente a él acababa de aparecer la oportunidad de destruir la moral del ejército enemigo. Rápidamente mató a un elfo que intentó apuñalarlo por la espalda y comenzó a correr en dirección del general enemigo.
Tanorian miró estupefacto cuando el soldado imperial comenzó a correr hacia ellos. Sonriendo mientras pensaba que el enemigo era un idiota suicida, espoleó a su caballo para que acelerara, acción que fue copiada por los que lo acompañaban. Cuando se encontraba a unos metros de distancia levantó su espada preparándose para matar al humano frente a él.
Mientras Edzard usaba una táctica suicida, como lo es que un soldado de infantería cargase de frente contra una carga de caballería pesada. Los defensores ya habían rechazado a los pocos soldados enemigos que había en las murallas. Decius al ver esto había ordenado a sus soldados de caballería que se preparasen. Cuando todos estuvieron ya listos, comenzaron a avanzar hacia las puertas mientras ordenaba que las abrieran y que bajaran el puente.
“¡Legionarios! ¡Esta es nuestra oportunidad de mandar a esos malditos de orejas picudas a donde sea que vallan cuando mueran!” gritó Decius a sus hombres mientras la puerta se abría.
“¡Por el Imperio! ¡Por la sexta legión! ¡Por el emperador!” gritó Decius cuando vio que el puente levadizo había sido bajado. “¡A la carga!”
Con ese potente grito, Decius y sus jinetes salieron de la ciudad. Ya estando fuera, los jinetes formaron en tres líneas, las cuales avanzaron juntas.
La infantería del Dominio de Aldmer que se encontraba en campo abierto se encontraba completamente desorganizada luego de ver como un dragón quemaba las torres de asedio, y asaba a sus arqueros y magos. Así que cuando vieron el gran muro de jinetes que se acercaban poco pudieron hacer para pararlos.
Los legionarios comenzaron a arrasar a los enemigos que encontraban a su paso mientras los pocos Aldmer que quedaban trataban de huir. Todo era una sinfonía de acero chocando contra acero, gritos de dolor y agonía; sin embargo, todo se silenció cuando un potente grito se escuchó.
Edzard vio como la caballería Aldmer estaba a escasos metros de él, así que tomando aire preparó su mejor arma anti muchedumbres.
“¡FUS! ¡RO! DAH!” el grito de Edzard provocó una onda expansiva que se llevó volando por delante a gran parte de la caballería.
Tanorian vio como la onda expansiva lo alcanzaba, levantándolo a él y a su montura como si no pesasen nada. Finalmente, murió instantáneamente cuando su propia montura lo aplastó al momento de tocar el suelo. Todos los soldados del Dominio que vieron eso, comenzaron a dejar caer sus armas en señal de rendición. Rápidamente fueron tomados prisioneros por los soldados de la sexta legión que habían salido para apoyar a su caballería.
Y en ese momento, después de más de siete horas de combate, la que sería llamada la batalla por Bravil había terminado. Las bajas en el bando imperial fueron de tres mil quinientos muertos y unos miles más de heridos entre los legionarios y los miembros de la guarnición de la ciudad; sin embargo, las bajas en el ejército del Dominio fueron de más de dieciocho mil, quedándose de esta manera sin uno de sus grandes ejércitos.
Después de la batalla y del conteo de bajas, el general Decius se había ido para enviar al emperador las noticias de la gran victoria.
Ya en la noche, Edzard se encontraba reunido con Decius en el estudio del general.
“Ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos.” dijo Decius mirando a Edzard.
“Sí, ha pasado casi un año.”
Decius sonrió con la respuesta de Edzard. La última vez que se vieron fue cuando Edzard había ido al palacio imperial después de que el comandante Maro informara sobre la destrucción de la Hermandad Oscura. Aún recuerda cuando lo vio esa vez.
Flashback
Decius se encontraba junto con el resto de los generales y de los altos mandos de la legión imperial en la sala del palacio imperial. Habían sido convocados para una «solemne» celebración. Según las invitaciones, esta celebración era para agasajar a quien eliminó a la Hermandad oscura.
“Decius.”
Decius se giró cuando escuchó su nombre. Sonrió cuando vio al hombre frente a él.
“Darryn.” saludó Decius a su viejo amigo.
El general Darryn es el líder de la segunda legión imperial. Él es un Bretón de contextura corpulenta, lleva el cabello rapado y está bien afeitado. Viste una lorica musculata de acero coloreada de color negro con detalles en blanco.
Ambos amigos se abrazaron cuando estuvieron uno frente al otro.
“Ha pasado mucho tiempo, Decius.”
“Ni lo digas. Ya han pasado siete años desde ese día.” Dijo Decius, se podía escuchar la tristeza en su voz.
“Ya, amigo no vale la pena torturarnos por el pasado.”
Decius asintió a su amigo. No tenía sentido estar triste por lo que pasó, pero realmente era una lástima no haber podido encontrar al único recuerdo de su amigo.
“¿Sabes quién es el joven a quien se dedica esta celebración?” preguntó Darryn.
“No, lo único que sé es que pertenece a la cuarta legión.”
“Uno de los chicos de Tulio, eh.”
“Tulio va estar alardeando de esto por años.” dijo Decius con los ojos en blanco.
“Tienes razón.”
La conversación de ambos amigos se detuvo cuando vieron entrar al emperador y al concejo de Ancianos.
“Buenos días, generales, altos mandos de la legión imperial y nobles del Imperio.” saludó el emperador a todos los presentes.
Todos los presentes asintieron.
“Como ya saben, hace poco hubo un intento de asesinato en contra de mi prima Vittoria Vici. Ese intento fue frustrado por un joven que pertenece a la cuarta legión, la cual esta estacionada en Skyrim. Luego de frustrar el intento, el joven persiguió y dio muerte a la lideresa de la Hermandad Oscura.” anunció el emperador mientras miraba a muchos de los nobles presentes. “Después de eso, el joven se dirigió a hablar con el comandante Maro. Y después de eso se dirigió a la misma base de operaciones de esos asesinos, en donde mató a cada uno de los miembros.”
Todos los nobles estaban callados, pues estaban absortos por la hazaña del joven miembro de la legión. Los altos mandos de la legión estaban que susurraban sobre cuál sería el premio del joven y también cual era su nombre.
“Pero si lo mencionado anteriormente los ha asombrado, lo que viene los dejará perplejos.” Lo dicho por el emperador llamó la atención de los presentes, pues que podría superar la hazaña de la eliminación de la hermandad oscura. “El joven también ha descubierto la identidad de quien hizo el contrato y la verdadera razón del porque se haría dicho asesinato.”
“La verdadera razón era usar la muerte de mi prima para llevarme a Skyrim y matarme.” Todos los presentes comenzaron a gritar de incredulidad; sin embargo, el emperador continuó hablando. “Después de un fortuito golpe de suerte se descubrió quien es el culpable. ¡El culpable fue Amaund Motierre!”
Cuando el emperador terminó de hablar, varios soldados de la primera legión imperial entraron en el salón y apuntaron con sus armas a la familia Motierre.
“Por este acto de traición, la Familia Motierre queda arrestada y todas sus posesiones quedan confiscadas hasta que se sepa quien tuvo participación en este intento de regicidio.”
Los legionarios rápidamente tomaron a la familia Motierre y se la llevaron del salón. Cuando estuvieron fuera del salón el emperador volvió a hablar.
“Muy bien, continuemos. Es momento de que el joven haga su entrada.” Cuando el emperador dijo eso, se abrieron las puertas. “Todos saluden al joven que salvó la vida de mi prima, y por ende evitó mi muerte, además de ser el héroe que terminó la guerra civil en Skyrim. El legado Edzard Rolandson.”
Decius y Darryn estaban que bebían una copa de vino cada uno y cuando escucharon ese nombre casi se atragantan. Frente a ellos, comenzó a caminar un joven no mayor de catorce años. Iba vestido con una armadura imperial, pero lo que les llamó la atención fue la apariencia del joven. Era casi una mezcla perfecta entre su antiguo amigo y su esposa.
“Por las tetas de Dibella.”
Decius le dio un golpe a Darryn en la cabeza por la frase que se lanzó.
Ambos amigos fueron testigos de cómo el joven fue nombrado caballero, y que cuando se le ofreció una recompensa pidió que se ayudara a reconstruir la provincia de Skyrim. Cuando la fiesta hubo acabado, ambos decidieron hablar con el joven a solas.
“Realmente te pareces a él.” dijo Decius acercándose a Edzard.
Edzard se giró cuando escuchó que le hablaban. Sus ojos se abrieron cuando vio a dos generales acercarse a él.
“Disculpe general, pero, ¿a quién me parezco?”
“Te pareces mucho a tu padre, pero sin duda tienes mucho de tu madre en ti.” respondió Darryn.
“¿Los conozco?” dijo Edzard a la defensiva, pues ambos generales parecían conocer a sus padres.
“Sí, pero no creo que lo recuerdes.” respondió Darryn.
“¿Por qué no los recordaría?”
“En ese entonces no tenías más de dos años de nacido.”
Los ojos de Edzard se abrieron cuando escucho eso, pero se asombró más cuando ambos generales se arrodillaron frente a él.
“¿Por qué se arrodillan?”
“Lo sentimos, Edzard.” dijeron ambos al unísono.
“¿A qué se refieren?”
“Hace siete años perdimos a un amigo muy querido por nosotros.”
“Ese amigo es tu padre, el centurión Roland.”
“Y cuando fuimos a buscarte a la ciudad de Bruma, no pudimos dar contigo.” La voz de Darryn era suave y llena de tristeza. “Perdimos a nuestro mejor amigo, y no pudimos hacer nada por su hijo.”
“Por eso te pedimos perdón. Por no haber estado ahí cuando nos necesitaste.”
Edzard se quedó ahí quieto sin saber qué hacer.
Fin Flashback
Decius terminó de recordar ese momento y vio a Edzard, el cual estaba sentado mirando por la ventana. Si uno siguiese la dirección a donde miraba llegaría a Skyrim, más exacto a la comarca de Haafingar. En ese momento Decius se acordó de un rumor que le llegó recientemente.
“Me enteré que estás comprometido.”
Edzard se asombró de que esa noticia haya llegado hasta Cyrodill.
“Pensé que a los imperiales no les importaba lo que haría un bárbaro del norte.”
“A la mayoría no le importaría, pero tú eres diferente. Ya sabes, «el precio de la fama».”
Edzard puso los ojos en blanco. Al parecer los imperiales habían comenzado a prestarle más atención desde que se descubrió que era un Sangre de Dragón. Había rumores que decían que él descendía de un hijo ilegítimo de Martin Septim. Eso por supuesto había causado una gran división política en el consejo de ancianos. Debido a que algunos deseaban que Edzard tomara el trono de Rubí, pero lamentablemente para ellos a Edzard no le importaba ser emperador.
Decius vio al hijo de su amigo pensativo y decidió no presionarlo más.
“Entonces, ¿Cuándo partirás? “
“Unos días antes de que la segunda legión y los soldados bretones desembarquen en Bosque Valen.”
“¿Qué harás hasta entonces?”
“Voy a visitar la tumba de mis padres.”
“Ya veo, pero antes de que te dirijas hacia ese lugar tengo algo que decirte.”
Edzard alzo una ceja en confusión, pero sus ojos comenzaron a abrirse cada vez más cuando escuchó lo que le dijo Decius.
Alinor - Tirdas 20 de Culminación solar del 203 de la Cuarta era
La hermosa ciudad de Alinor, con sus grandes torres y murallas entretejidas que captan la luz del sol y la rompen en una variedad de colores. Es una de las grandes ciudades de la isla de Alinor anteriormente llamadas Isla Estivalia, siendo además la capital del tercer dominio de Aldmer.
En el palacio de la ciudad, desde donde antiguamente gobernaba la familia real de los Altos Elfos, ahora la actual residencia del consejo de los Thalmor. En la sala del consejo, se escuchaban los gritos de los miembros.
“¡¿El ejército en Bravil fue aniquilado?!” gritó en shock uno de los concejales.
“Sí, eso se ha podido conocer gracias a los pocos sobrevivientes que han regresado a territorio Aldmer.”
“¿Cómo es posible que lograran aplastar al ejército?” preguntó un concejal nervioso mientras se frotaba la barba. “Se suponía que no tenían las tropas necesarias para hacerlo.”
“Según los informes, un dragón y un soldado llegaron como refuerzos de la legión.”
“¿Un dragón?” la voz de la persona que hizo la pregunta era grave y estaba llena de autoridad.
“Sí, Lord Cyrelas.” respondió otro concejal.
Cyrelas Elsinius, era un elfo que nació hace doscientos años en la ciudad de Cloudrest. Era un típico Altmer de contextura delgada y piel color dorado, lo único raro era que sus ojos eran rojos y su cabello era blanco. Vestía una armadura de placas negra con bordes dorados, y sobre sus hombros había una gran capa de seda negra. Actualmente era el Archimago Arcano de la destruida torre de Cristal. Y también era uno de los magos más poderoso de Tamriel.
“Ummm…. Un dragón que tenía un jinete.” murmuraba mientras se frotaba el mentón, pero después comenzó a sonreír. “¿Saben quién fue el jinete?”
Todos los otros consejeros Thalmor negaron con la cabeza, pues la identidad del jinete no fue vista por ninguno de los supervivientes que habían enviado la información a través de proyecciones mágicas.
“Solo hay un individuo actualmente que posee alianza con los dragones.” contestó Cyrelas con burla. “El Dovahkiin.”
“¿El Dovahkiin tiene dragones bajo su mando?” preguntó un concejal de forma seria.
“Es muy probable.” contestó Cyrelas. “¿Qué información tenemos del Dovahkiin?”
“Solo la información que Lady Elenwen nos envió hace unos meses.”
“Al parecer es un joven de quince años, su padre era un Nórdico que fue centurión de la primera legión y su madre era una sanadora Bretona.” un concejal comenzó a contar lo poco que recordaba del informe de Elenwen. “El nombre del padre era Roland y la madre se llamaba Selene.”
‘¿Roland?’ pensaba Cyrelas, mientras pensaba le llegó un sutil dolor en el pecho. Y es en ese momento que recordó al joven nórdico que lideró la vanguardia en la batalla del Anillo Rojo. “Creo que fue el joven que lideró la vanguardia en el primer choque durante la batalla del Anillo Rojo.”
Todos los presentes se sorprendieron al escuchar eso.
“¡Pero nos aseguramos de matarlo a él y a su familia en Bruma hace ocho años!”
“¡Es vedad, usted mismo dio los recursos necesarios para que se haga!”
“Si, lo sé. Al parecer su vástago sobrevivió.” murmuró pensativo y preocupado Cyrelas, ya que él no había previsto este resultado. “¿Qué más sabemos del chico?”
“Es el Archimago del Colegio de Hibernalia.” comentó otro concejal. “También es el líder de esa chusma que se hacen llamar Los Compañeros.”
“Muy bien.” con la información brindada, Cyrelas ya se estaba haciendo una idea de las capacidades de combate del joven. “¿Tenemos información de algo más personal?”
“Si, al parecer está comprometido con una chica bretona y que juntos han adoptado a una niña huérfana.” contestó un concejal mirando unos papeles.
“¿Sabemos la identidad de ambas?” preguntó Cyrelas. “Y aún más importante, ¿Dónde están ahora?”
“Su prometida se llama Asia Argento y la niña Marie Argento.” contestó el mismo concejal que anteriormente habló. “Y en cuanto a donde se encuentran, pues no lo sabemos.”
“Ya veo.” suspiró Cyrelas. La información de que el chico tenía una familia podía darles una ventaja táctica, ya que al tomarlas prisioneras podrían forzarle a retirarse o incluso a que los apoye.
“Envíen a todos los espías que podamos a averiguar dónde están.” ordenó Cyrelas.
Los otros concejales asintieron.
“¿Qué noticias tenemos de Elsweyr y de Bosque Valen?” preguntó otro concejal.
“Me temo que tenemos malas noticias.” dijo suspirando otro concejal. “En Elsweyr hemos perdido las ciudades de Orcrest y Rimmen a manos de los rebeldes.”
“Y las ciudades de Riverhold y Corinth han sido sitiadas por fuerzas combinadas de las legiones y los rebeldes de la zona.” comentó otro concejal. “Además de que las ciudades de Torval y Senchal se han unido a los rebeldes.”
“Entonces hemos perdido la provincia de Elsweyr por completo.” suspiró Cyrelas mientras se frotaba las sienes. “Esto es un verdadero desastre.”
Todos los Thalmor asintieron, pues no se esperaron esto. El Imperio debería de haber sido tomado por sorpresa por la invasión; sin embargo, ellos la evitaron e incluso le dieron vuelta a la guerra.
“Y en Bosque Valen las cosas están igual.” comentó otro concejal mirando los informes. “Hemos perdido las ciudades de Refugio y Fuerte Zantonius a manos de los rebeldes Bosmer.”
“Mientras que los señores de las ciudades de Hogar del bosque y Hogar Verde se han unido a los rebeldes.” siguió hablando. “Las ciudades de Silvenar y Raíz Antigua se han declarado neutrales.”
“Nuestro ejército en Bosque Valen se ha dividido y están situados en Arenthia y Falinesti.” habló otro concejal. “Ambas ciudades deberán resistir un asedio de varios meses, dándonos el tiempo necesario para levantar otro ejército.”
“Entonces debemos comenzar a reclutar más tropas.” comentó tranquilo Cyrelas. “También debo informarles que el proyecto avanza de maravillas.”
“Entonces, ¿podrá terminarlo antes de que esos humanos ataquen Alinor?”
“Sí, una vez que este proyecto esté terminado, el Imperio será destruido.” comentó Cyrelas con una sonrisa cruel en su rostro.
Todos los miembros del concejo Thalmor comenzaron a reír, pues si ese proyecto se cumplía, nadie los detendría.
‘Rían mientras puedan, idiotas.’
Castillo de Volkihar - Middas 21 de Culminación solar del 203 de la Cuarta era
La luz del sol ingresaba levemente a la que alguna vez había sido un altar dedicado a Molag Bal. Esta habitación había sido reconstruida como una sala de entrenamiento.
Asia aumentó la fuerza con la que agarraba su espada. Frente a ella se encontraba Aela, la cual mantenía una postura defensiva con su escudo en lo alto. Ambas estaban usando armas embotadas hechas de acero.
Aela dio un paso al frente y rápidamente se abalanzó contra Asia. Cuando estuvo frente a ella, dio un tajo diagonal con su espada, tajo que fue bloqueado por la espada de Asia. Asia se mantuvo lo más firme que pudo y trató de contratacar rápidamente usando una descarga de rayos, pero esta acción no tuvo éxito. Esto se debió a que Aela había previsto esto y rápidamente se había distanciado de Asia.
Al momento de ver a Aela separarse, fue el turno de Asia para atacar. Rápidamente ella se abalanzó contra Aela. Cuando estuvo frente a ella, comenzó a atacar con su espada, pero Aela bloqueaba los ataques con su escudo.
Aela esperó pacientemente mientras dejaba que Asia se cansase atacando su escudo. Cuando el ritmo de los ataques comenzó a decaer, Aela rápidamente le dio un golpe en el estómago a Asia con el borde de su escudo.
“Aghh.” Fue lo único que pudo decir Asia mientras caía al suelo y sentía que no podía respirar.
Aela vio a su amiga en el suelo y se acercó a ella.
“Muerta.” dijo Aela mientras apuntaba su espada al cuello de Asia.
Asia levantó la vista y trató de darle una mirada desafiante a Aela, pero debido a la falta de aire y el dolor, solo pudo hacer una mueca. Aela esbozó una sonrisa al ver a su amiga en ese estado. Negando con la cabeza, le tendió una mano. Cuando Asia tomó la mano, Aela la ayudó a ponerse de pie. Ambas amigas comenzaron a caminar fuera de la habitación donde habían estado entrenando en dirección a los baños.
“Deberías dejar de tratar de luchar de esa manera.” Dijo Aela mirando a Asia. Ambas se encontraban junto a las demás chicas en los baños.
“¿A qué te refieres?” Pregunto Fortunata.
“Al estilo de lucha que intenta usar Asia.” Respondió Aela. “Ella está tratando de imitar el estilo de lucha de Edzard.”
“¿Y eso es algo malo?” Preguntó Laure mientras se lavaba el cabello.
“Si, el estilo de lucha de Edzard no es un estilo de lucha que Asia o cualquier otra persona pueda usar fácilmente.”
Asia escuchaba a Aela hablar mientras lavaba el cabello de su hija. Asia sabía que Aela tenía razón, pues ella estaba tratando de imitar la manera de luchar de Edzard. Claro que solo era el estilo de pelea que el usaba con su espada a una mano, ya que ella no tenía ni de lejos la fuerza física para usar un mandoble en la otra mano.
“¿Y eso a que se debe?” Preguntó Gyda, refiriéndose al por qué el estilo de lucha de Edzard era tan difícil de usar.
“El estilo de lucha de Ed no solo se basa en la fuerza y en la velocidad, sino que pone un gran énfasis en el tiempo de reacción.”
“¿Tiempo de reacción?” Pregunto Fridda. Si bien ella y la mayoría de sus amigas eran magas puras, le intrigaba como es que funcionaba la manera de luchar del Archimago.
“Si, el tiempo de reacción es una manera de llamar a los reflejos que posee una persona. Ed posee los reflejos más locos que he visto en una persona. Él es capaz de desviar flechas con una espada, cosa que es muy complicado. Una vez dijo que cuando lucha en serio es capaz de ver a sus enemigos moverse en cámara lenta.”
“Entonces, ¿el Archimago es inmune a las flechas y cualquier proyectil mágico?”
“No, él puede desviar flechas y magia que vengan de frente, y no en muchas cantidades. Por ejemplo, si le lanzas a Ed cinco flechas, todas desde una posición frente a él, las desviará con su espada. Si en cambio le lanzas más de treinta y desde diferentes ángulos, él también las desviará, pero usara magia para hacerlo o simplemente las evadiría.” respondió Aela a la pregunta hecha por Gyda.
“¿Siempre ha luchado así?” preguntó Asia.
“No, anteriormente luchaba con una espada y un escudo, pero cambió de estilo luego de una batalla.”
“Oh, eso suena como una gran historia. ¿La conoces?” preguntó Laure mientras sus ojos brillaban de emoción.
Aela asintió. Lo cual hizo que todas se acercaran a ella. Entonces Aela comenzó a contar la historia.
Flashback
El aliento de Aela y sus compañeros era visible gracias al infernal frio que había. Con ella iban todos los demás miembros del círculo de los compañeros, incluso el viejo Kodlak estaba con ellos. La razón para que este grupo de licántropos estuviese reunido era muy simple, una misión. Esta misión era una misión de alto rango que había sido entregada por un mago muy rico. La misión consistía en acabar con unos daedras no vinculados que habían escapado de la fortaleza del mago.
“Maldita sea, por esto es que odio venir a Winterhold.” Dijo Skjor mientras se cubría mejor con la capa de piel de oso que traía.
Todos sus compañeros estaban de acuerdo con él. El frio de esta comarca era infernal. Cuando Aela estuvo a punto de hablar, su olfato captó un ligero olor a sangre. Deteniéndose, comenzó a olfatear el ambiente, cuando de repente sus ojos se abrieron de golpe.
“¡Rápido, hay que movernos!” gritó Aela mientras comenzaba a correr en dirección norte.
Los demás miembros del grupo se quedaron quietos un momento, hasta que salieron de su estupor y comenzaron a perseguir a Aela. Ninguno de ellos sabía por qué ella estaba tan alterada. Para cuando pudieron alcanzarla vieron la razón de su accionar. Frente a ellos en un claro estaba un niño de no más de trece años armado con una cota de malla, guantes y botas de cuero. El niño tenía una espada a una mano hecha de acero en su mano derecha, y un escudo del mismo material que su espada en la otra mano.
Frente a él se encontraba un ser humanoide alto de piel color azul grisácea. Poseía un par de cuernos largos en la cabeza y su cabello era de color negro, el cual era largo y lo llevaba atado en una cola alta. vestía una especie de taparrabos rojo, iba descalzo y portaba como arma un mandoble que por la distancia parecía ser de factura daedrica. Al lado del ser había un cadáver de lo que parecía ser un Nórdico.
“¿Eso es un dremora?” Preguntó Farkas.
“No, es algo similar en apariencia, pero es más poderoso que un dremora.”
“¿Qué quieres decir, Anciano? Pregunto Skjor.
“Eso es un Xivilai.”
“¿Xivilai?”
“Si, un Xivilai. Una raza de daedras más poderosa que un dremora, pero es más desleal y pendenciero que ellos.”
Sin embargo, antes de que pudiesen continuar hablando, vieron como el niño comenzó a correr en contra del Xivilai.
“Pequeño idiota...” Dijo Skjor mientras pensaba que el niño se dirigía a su muerte.
“Tan joven...” Se escuchaba el pesar en la voz de Kodlak.
Pero para sorpresa de todos, el niño esquivó un ataque del Xivilai. Aprovechando el hueco en la defensa del daedra, el niño comenzó a atacar con su espada, haciéndole un corte en el pecho al daedra. Lamentablemente éste no parecía sentir dolor. El Xivilai aprovechó el momento y haciendo girar su mandoble intentó matar al niño, pero este puso su escudo y logro detener el golpe. Lamentablemente el escudo de acero no pudo hacer nada contra el arma daedrica y se partió en varios pedazos.
El niño cayó al suelo mientras se agarraba el brazo izquierdo, el cual comenzó a sangrar; sin embargo, antes de que hiciese algo más, el Xivilai se acercó y dio un tajo que hirió al niño desde la cadera hasta el hombro. Y después de herirlo le dio una patada en el pecho al niño, mandándolo a volar.
El niño derrapó por el suelo hasta que se estrelló contra un árbol. El Xivilai comenzó a caminar lentamente en dirección a donde había caído el niño.
Aela vio esto y trato de ayudar, solo para ser detenida por Kodlak.
“¿Maestro?”
“No interfieras Aela.”
“Pero…”
“Tranquila, el niño no morirá.”
Aela intentó hablar, pero se calló cuando vio que Kodlak señalaba algo. Girando su cabeza pudo ver que el niño se estaba levantando.
“Pero ¿cómo?”
“Se está curando con magia.” Respondió Kodlak a la pregunta de Skjor.
Las heridas del niño comenzaban a brillar de color dorado. Cuando sintió que estaba lo suficientemente curado, corrió para interceptar al Xivilai. Mientras corría, tomó su espada que estaba en el suelo. El Xivilai comenzó a sonreír al ver al niño correr hacia él. En su mente el niño estaba que corría hacia una muerte segura, como un animal al matadero.
El niño continuó corriendo, hasta que vio como el Xivilai intentó hacer un tajo horizontal para decapitarle. El niño rápidamente saltó y evitó el golpe. Cuando finalmente terminó de correr, se encontraba cerca del cadáver del Nórdico que había ahí. Moviendo su espada a la mano izquierda, movió su mano derecha y tomó el mandoble de acero que le había pertenecido al occiso.
Tanto Aela, como Farkas, Vilkas, Skjor y Kodlak miraban asombrados. El niño planeaba usar un mandoble como una segunda arma.
“En qué pensará ese cachorro.” Dijo Vilkas mientras veía al niño y al Xivilai comenzar a caminar en círculos.
“No lo sé, pero estamos por averiguarlo. La batalla empezara pronto.”
Tal y como dijo Kodlak, la batalla se reanudó.
El niño corrió contra el Xivilai. El cual contratacó usando su mandoble para intentar matar al niño, pero este respondió usando el mandoble de acero para detener el arma del daedra. El Xivilai se veía asombrado, pero continuó su ataque. Aunque eso fue en vano, ya que cada ataque que hacía era bloqueado por el mandoble del niño, el cual había comenzado a atacar con su otra espada cada vez que repelía los ataques. Causándole así algunas heridas superficiales al daedra.
“¿Realmente está pasando lo que creo que pasa?” Fue a pregunta que Skjor hizo.
“Parece que también te diste cuenta.” respondió Kodlak.
“¿Qué quiere decir maestro?”
“La habilidad del niño aumenta con cada momento que se alarga esta batalla. Por cada segundo que pasa, sus golpes se vuelven más precisos y ya no hace movimientos innecesarios.” Kodlak respondió a la pregunta de Vilkas.
“Si, pero cómo es posible. Ni siquiera los prodigios pueden mejorar tanto en una batalla.”
“Eso es fácil de responder. El niño es un prodigio de eso no hay duda, pero también es algo más.”
“¿Algo más?” Preguntó Aela.
“Si.” Respondió Kodlak mirando más de cerca la batalla. En su rostro comenzó a aparecer una sonrisa. Cada vez que el niño golpeaba el arma contra el daedra, ya no veía a un niño de cabellos negros, sino que veía a un diamante en bruto sin pulir. Un diamante con el potencial de ser uno de los mortales mas poderosos de esta era. Al terminar de pensar eso, Kodlak por fin entendió lo que pasaba.
“¿Sabe por qué mejora tanto en tan poco tiempo?” Preguntó Farkas.
“Si…, ese niño es un mortal guiado por la fatalidad.”
La respuesta de Kodlak asombró a los miembros del circulo. Ellos comenzaron a ver mejor al niño, si lo que decía su maestro era cierto, el niño era un héroe de los Pergaminos Antiguos.
El niño y el daedra continuaban su intercambio de golpes, pero era visible que el mandoble del niño no resistiría más. Y eso se demostró cuando, en un choque, el mandoble de acero se terminó por romper. El Xivilai sonrió al ver el arma del niño destruirse, rápidamente movió su mandoble para intentar matar al niño. Lamentablemente, el niño fue más rápido y movió su espada hacia la cara del daedra.
“Aghhh.” Fue lo único que pudo gritar el Xivilai mientras la espada le atravesaba el ojo derecho. La espada logró atravesar el cerebro del daedra, matándolo en el acto.
El niño cayó al suelo e intentó levantarse solo para caer; sin embargo, nunca tocó el piso, pues Aela se había movido rápidamente y lo había atrapado.
“Aela, ¿Cómo está el mocoso?” Pregunto Skjor cuando se acercó.
“Está bien, solo está agotado.” Respondió Aela, pero parpadeo cuando vio el rostro del niño. “Espera, yo lo conozco.”
“¿Qué quieres decir?” Preguntó Kodlak.
“Es el mismo niño que evitó que un gigante matara a Farkas.”
Fin Flashback
“Espera, ¿el Archimago se enfrentó a un Xivilai cuando tenía trece años?” Dijo Laure sin poder creer lo que acababa de escuchar.
“Lo creas o no, esa es la verdad.” dijo Aela antes de mirar a Asia.
“Asia, la cicatriz más grande que tiene Ed en el pecho fue hecha por ese daedra.”
Asia se quedó quieta mientras terminaba de escuchar el relato. Para ella, Edzard era alguien increíble. Era alguien muy fuerte y lo que acaba de escuchar solo hacía que sintiera que no era digna de estar con alguien como él.
Cuando terminó el baño, todas se habían ido a sus respetivas habitaciones. Cuando Asia estaba que se dirigía a su habitación fue abordada por Serana, la cual recién había llegado de visitar Soledad. Ella le entregó una carta que Edzard había enviado al Castillo Severo.
Ya estando en su habitación y habiendo dejado a su hija durmiendo en la cuna, procedió a abrir la carta.
Querida Asia.
Espero que esta carta te encuentre bien de estado de salud, tanto a ti como a Marie.
Hay muchas cosas que quisiera contarte, pero lamentablemente no puedo,
actualmente me encuentro en Bravil.
Hemos logrado detener a los Aldmer y a la vez hemos podido levantar el asedio a la ciudad,
gracias a eso, ahora he sido ascendido de Legado a General.
Rezo todos los días para que esta guerra acabe pronto y poder volver a vernos.
Sinceramente y siempre tuyo.
Edzard.
Asia suspiró cuando terminó de leer la carta. Una pequeña sonrisa comenzó a aparecer en su rostro, se sentía aliviada ahora que sabía que la guerra no había tenido ningún contratiempo. Gracias a esta victoria, el Imperio aún mantenía la delantera y si todo salía bien solo sería cuestión de tiempo para que esta guerra terminara.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gusto el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 13
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
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Capítulo 12
Arenthia - Morndas 19 de Culminación solar del 203 de la Cuarta era
El sol naciente comenzaba a alumbrar el campamento imperial que se encontraba actualmente en las cercanías de la ciudad de Arenthia. La ciudad era una mescla entre los diseños arquitectónicos de imperiales, Khajiitas y Bosmer. Tenía murallas fuertes y altas. Y los únicos accesos a la ciudad eran por vía fluvial por medio del rio Strid y por medio de los dos puentes de piedra que permitían cruzar de la orilla al interior de la ciudad. Y dentro de esta ciudad estaba estacionada la mitad del segundo ejército Aldmer y una gran guarnición.
En la carpa de mando de las tropas imperiales se encontraban reunidos los líderes del ejército. El ejército reunido estaba compuesto por los soldados de la cuarta legión, soldados de Carrera blanca, Soledad, Markarth, Ventalia y miembros de la rebelión Bosmer.
“Entonces, ¿Qué noticias tenemos sobre la ciudad?” preguntó el capitán Aldis.
El capitán Aldis es el líder de las tropas enviadas por Soledad. Él es un nórdico de cabello negro, tenía una gran barba frondosa. Vestía la armadura típica de los soldados de soledad, pero en vez de llevar una espada de una mano llevaba un mandoble de acero.
“Los superamos dos a uno, pero ellos están bien pertrechados y tienen la ventaja de luchar a la defensiva.” respondió el general Tulio. “Por eso recomiendo que no lancemos un asalto frontal para tomar la ciudad.”
El general Tulio es un imperial de unos cincuenta años aproximadamente. Su cabello es color gris, iba bien afeitado y tenía una mirada severa en el rostro. Vestía una lorica musculata con diseños en oro, brazales y botas de cuero reforzados.
“Además de que la única forma de tomar la ciudad es atacando por vía fluvial o atacar los dos puentes que conectan la ciudad.” comentó Tulio mientras señalaba esas posiciones en el mapa que estaba en la mesa. “No debo decir que eso hará que perdamos muchos soldados.”
“Entonces, ¿Qué debemos hacer?” preguntó el Jarl Igmund.
Igmund es el Jarl de la ciudad de Markarth. Él es un nórdico de unos cuarenta años. Tenía el cabello corto y de color gris claro demás de tener una barba pulcramente recortada. Vestía una armadura de placas de acero, con una sobreveste verde con la heráldica de Markarth. En su cadera llevaba una espada de acero.
“Asediar la ciudad y esperar a que nos ataquen fuera de las murallas o a que se rindan.” respondió el Jarl Balgruuf. “¿Qué opinan de esta idea?”
Balgruuf es el Jarl de la ciudad de Carrera Blanca. Él es un nórdico de treinta y tantos años, con cabellos rubios y ojos azules, además de llevar una gran barba. Vestía también una armadura de placas de acero, con una sobreveste amarilla con la heráldica de Carrera Blanca. En su espalda estaba enfundado su mandoble de acero.
“Es lo más sensato que podemos hacer en esta situación.” dijo el Jarl Brunwulf.
Brunwulf es el Jarl de la ciudad de Ventalia. Él es un nórdico de unos cincuenta años, tenía la cabeza casi calva y una gran barba. Vestía una armadura de escamas de acero, y en su cadera estaba su espada de acero.
“¿No pueden llamar al general Edzard?” preguntó Amiridil.
Amiridil es la lideresa de la rebelión Bosmer que planeaba tomar la ciudad de Arenthia. Ella tiene la apariencia de una Bosmer típica, es decir era baja en estatura, tenía la piel color cobre y ojos rojos. Su cabello era castaño claro, el cual estaba peinado con una cola alta. Vestía una armadura de cuero tachonado completo. En su espalda llevaba un arco y un carcaj con flechas bañadas en veneno, y en su cadera dos espadas cortas.
“No podemos, él se encuentra actualmente preparándose para tomar la ciudad de Falinestu.” respondió el general Tulio.
“Ya veo, así que estamos solos en esta batalla.” suspiró decepcionada Amiridil. Ella esperaba que pudiesen llamar al joven que ayudó al Imperio a destruir a uno de los ejércitos principales del Dominio.
“Si.” respondió Balgruuf.
“Entonces debemos de fortificar mejor nuestra posición.” comentó Tulio ganándose la aprobación de los demás.
Mientras se llevaba a cabo la reunión de los líderes del ejército del Imperio y los rebeldes, en el castillo de la ciudad de Arenthia se llevaba a cabo otra reunión. En la sala de guerra del castillo de la ciudad se encontraban Lord Rulorn Highius, Lord Rulotar Elsinthar y el capitán Anglor.
Rulorn Highius es el líder del ejército del Dominio de Aldmer en la región. Él es un Altmer de piel dorada, ojos dorados y cabello corto negro azabache y un pequeño bigote. Vestía una armadura de placas completa de color dorado.
Rulotar Elsinthar es el actual señor de la ciudad de Arenthia. Él es un Bosmer de piel cobriza, ojos verdes y cabello rojizo peinado hacia atrás. Vestía una armadura ligera hecha de cota de mallas con hombreras, grebas y guanteletes de acero.
El capitán Anglor es el líder de la guarnición de la ciudad. Él es un joven Bosmer que posee la piel cobriza de un tono más pálido que sus parientes, ojos rojos como la sangre y el cabello blanco. Vestía una armadura de cuero sobre una cota de malla.
“Entonces, ¿Qué movimientos han hecho esos humanos?” preguntó Rulorn mientras bebía una copa de vino.
“Nada.” contestó Rulotar mientras sonreía. “Simplemente están allí, encerrados en su campamento.”
“Mis señores, ¿Cómo debemos proceder?” preguntó Anglor mirando de cerca el mapa.
“No haremos nada.” respondió Rulotar mientras movía sus manos en un gesto desdeñoso. “No pueden asaltar la fortaleza sin tener grandes pérdidas.”
“¿Y si con ellos esta quien destruyó al ejército de Lord Tanorian?” preguntó Anglor. “¿Qué deberíamos hacer entonces?”
“No creo que este con ellos.” contestó Rulotar frotándose el mentón. “De estar aquí ya hubiesen atacado.”
“Así que mantendremos la posición y esperaremos su ataque.” dijo Rulorn.
Tanto Rulotar como Anglor asintieron. Después de eso Anglor se retiró de la sala y se dirigió hacia los barracones de la ciudad
Arenthia - Loredas 24 de Culminación solar del 203 de la Cuarta era
La noche era oscura, el cielo estaba sin luna y completamente cubierto por nubes. Y mientras los soldados del dominio estaban bebiendo en una de las tantas fiestas que celebraba Rulotar, en las afueras de la ciudad se acercaban las tropas imperiales sigilosamente. Estas tropas no llevaban ningún tipo de estandarte ni antorchas. Estaban siendo guiados por los rebeldes Bosmer de la zona.
Los líderes de este ejército habían estado planificando esto desde hace días. No habían podido encontrar la manera de conquistar la ciudad sin una gran cantidad de pérdidas para sus fuerzas. Por eso habían decidido usar una táctica similar a la que Edzard usó en la batalla por el fuerte Kastav. Es decir, que infiltrarían a un pequeño grupo de soldados para que estos abrieran las puertas y de esta manera poder lograr ingresar a la ciudad rápidamente.
Se habían escogido a varios magos de batalla, los cuales habían logrado infiltrarse en la ciudad la noche pasada. Ahora ellos estaban que mataban a los pocos guardias que había en las puertas. Una vez que lo hicieron se dispusieron a abrir las puertas de la ciudad.
Tulio y Aldis se acercaron al puente izquierdo, mientras que Balgruuf, Igmund y Brunwulf se dirigieron al puente de la derecha. Los rebeldes Bosmer estaban divididos entre ambas fuerzas. Afortunadamente, no tuvieron que esperar mucho, pues unos momentos después se abrieron las puertas. Haciendo señas, el ejército atacante comenzaron a ingresar lo más silenciosamente posible.
“General Tulio.”
Tulio vio como un mago le saludaba.
“Tengo nuevas órdenes para ti y los otros.”
“¿Qué órdenes General?”
“Toma a tus compañeros y a otros magos más, y coloquen una barrera con piedras focales y sellen por completo cualquier salida de los barracones de la guarnición de la ciudad.”
“Sí, general.”
El mago asintió y luego comenzó a dirigirse con sus compañeros a encontrar al otro grupo de magos para transmitir las órdenes.
Tulio vio al mago irse rápidamente y suspiró. Esa orden había sido un pedido de Amiridil. Ella había estado pidiendo que, de ser posible, no se ataque a la guarnición de los soldados Bosmer en la ciudad, tampoco que se haga daño a los civiles. Sacudiendo su cabeza se despejó de las dudas que podría tener. Haciendo señas a sus hombres comenzó a avanzar por la ciudad. Unos momentos después finalmente habían llegado al castillo de la ciudad.
El castillo era una fortaleza con muros altos de unos veinte metros de alto. Gracias a que ingresaron de manera sigilosa no tenían armas de asedio, por eso su única manera de entrar era romper la puerta. Por suerte antes de que mande a sus hombres a romper la puerta, llegó el grueso del ejército nórdico.
“General Tulio.” saludó Balgruuf.
“Jarl Balgruuf.”
“¿Cuáles son los planes para ingresar al castillo?”
“Romperemos la puerta con el ariete y luego entraremos y mataremos a todos los Aldmer que no se rindan.”
“General, ¿sobre mi pedido?” preguntó Amiridil preocupada por sus compatriotas.
“Ya he enviado a unos magos para que coloquen una barrera de contención sobre el barracón de la guardia.”
Amiridil suspiró y sonrió, ahora estaba más calmada. Ella no deseaba que sus compatriotas mueran en una guerra en la que no querían luchar. Las pérdidas de la primera gran guerra todavía estaban presentes en el pueblo Bosmer. Este a diferencia de los Altmer no había podido repoblar tanto su tierra. Esto se debe a que, a diferencia de los Altmer, ellos no consumían alimentos de tipo vegetal, por ende, sus cantidades de alimentos eran muy escasas y esos se reflejaba en la poca densidad poblacional que actualmente poseía su pueblo.
Sin embargo, antes de que alguien inicie una conversación, a lo lejos apareció una gran barrera de color azul. Esta barrera parecía ser un gran remolino de magia.
“Parece que ya lo hicieron.” dijo Tulio viendo la barrera erigida por los magos.
“Entonces no podemos quedarnos atrás.” dijo Balgruuf caminando hasta estar frente a las puertas. Al final se quedó parado a unos treinta metros de las puertas.
“¿Balgruuf?” preguntó Igmund al ver al Jarl de Carrera Blanca comenzar a sacar algo de su bolsa.
Balgruuf simplemente sonrió y sacó un pergamino. Cuando lo abrió, de este pergamino surgió una gran bola de fuego del tamaño de una casa. Esta bola de fuego se dirigió hacia el portón de la fortaleza. Cuando impactó en la puerta, un gran estruendo sacudió el castillo y llamó la atención de los guardias que estaban en los barracones y en el propio castillo.
Anglor se encontraba durmiendo en su habitación en los barracones de la guarnición de la ciudad cuando fue despertado por un gran estruendo. Rápidamente se levantó y se vistió con su armadura. Cuando estuvo afuera de su habitación vio a sus hombres parados en el patio de los barracones.
“¿Qué sucede?” dijo Anglor al ver que sus hombres ni se movían. “¿Por qué no se mueven?”
Un soldado respondió apuntando hacia el cielo. Cuando Anglor levantó la vista, se asombró cuando vio una barrera mágica sobre los barracones. Tratando de salir y de ver qué pasaba en la ciudad, corrió hacia las puertas y cuando estuvo por pasarlas, la barrera de magia lo mando a volar contra una pared.
“Les recomiendo no hacer nada así de imprudente.”
Anglor y sus hombres voltearon y vieron a un mago imperial parado en la parte externa de la barrera.
“¿Qué está pasando?”
“Ha comenzado la toma de la ciudad. Ustedes están aislados por petición de la líder de los rebeldes.”
“¿Amiridil?”
El mago asintió.
Anglor se asombró. No había escuchado nada de su antigua prometida desde que ambos se habían peleado cuando comenzó la guerra; sin embargo, una sonrisa apareció en su rostro cuando vio que ella aún se preocupaba por él. Girando vio a sus soldados y los vio preocupados, pues muchos tenían familia en la ciudad y temían que sean dañados.
“¿Qué pasará con los civiles?”
“El general y los líderes Nórdicos han ordenado que ningún civil sea dañado.”
Todos los Bosmer prisioneros en los barracones soltaron el aire que inconscientemente estaban que retenían cuando supieron que sus familiares no serían dañados.
Al ver a sus hombres más tranquilos, Anglor ordenó que se sentaran y esperaran el desenlace de la batalla.
“Balgruuf, ¿Qué mierda fue eso?” preguntó Igmund cuando vio que la bola de fuego había destruido por completo el portón del castillo.
“Es un pergamino de hechizo que le gané a Edzard en una apuesta hace unos meses.”
La respuesta de Balgruuf hizo que varios se llevaran la mano a la cara. Solo alguien como Edzard apostaría un pergamino con un hechizo así de poderoso.
“Solo por curiosidad, ¿Qué hechizo es?” preguntó Amiridil un poco asustada por el poder del hechizo desatado.
“Pues… Edzard dijo que era un hechizo llamado sol prohibido o algo así.” respondió Balgruuf sin darle demasiada importancia al nombre del hechizo. “Creo que mejor dejamos el interrogatorio para más tarde.”
Todos los presentes asintieron.
“¡Matad a todos los Aldmer que se resistan, pero dejad vivos a los que se rindan!” ordenó Tulio.
Todos los soldados asintieron y comenzaron a entrar en el castillo.
El otrora silencioso castillo ahora estaba lleno de sonido de luchas. Los Aldmer intentaron defenderse cuando vieron a los legionarios ingresar, pero estaban tan ebrios que a duras penas podían mantenerse en pie. Los legionarios pasaron por la espada a todos los Aldmer que no se rindieron, y los que se rindieron fueron tomados como prisioneros. Para cuando llegaron al gran salón varios cadáveres Aldmer estaban regados por el palacio.
Todos los líderes del ejército imperial se encontraban junto a sus hombres en las afueras del gran salón del castillo. Antes de que entrasen, Amiridil dio órdenes a sus hombres.
“Suban por las escaleras y diríjanse a los balcones.”
Sin embargo, antes de que los soldados Bosmer cumplieran las órdenes, el general Tulio dio órdenes a sus legionarios.
“Ustedes, acompáñenlos y ayúdenlos a ganar la posición.”
Los legionarios señalados asintieron y partieron junto a los soldados Bosmer.
“Muy bien, traigan el ariete.”
Los legionarios se acercaron con un ariete. Una vez que se posicionaron en la puerta, comenzaron a golpearla con fuerza. Cuando las puertas se abrieron algunos legionarios corrieron dentro del salón, solo para morir por una descarga de flechas.
“¡Formación de testudo, ahora!” ordenó Tulio.
Los legionarios cerraron los escudos e ingresaron en la formación de tortuga. Esta formación les permitió ingresar sin tener bajas. Una vez que entraron los legionarios rápidamente formaron en una línea de cuatro personas de grosor.
Tulio y los Jarls junto con Amiridil ingresaron al salón. Allí pudieron ver a Rulotar y a Rulorn, los cuales estaban detrás de unos cientos de soldados Aldmer.
“¡Rulotar, Rulorn! ¡Ríndanse y se les permitirá vivir!” gritó Tulio. “¡Avanzad y moriréis!”
“¡Cállate maldito humano de mierda!” respondió Rulotar.
“¡Orgullosos Aldmer, maten a esas escorias!” ordenó Rulorn.
Los soldados Aldmer comenzaron a avanzar, pero cuando dieron unos cuantos pasos comenzaron a morir. Desde los balcones, los arqueros Bosmer de Amiridil llovían flechas sobres las tropas Aldmer.
“¡Legionarios cargad!”
Los legionarios corrieron y arrojaron sus lanzas, las cuales acabaron con la vida de varios de los soldados Aldmer presentes. Después de eso, los legionarios cargaron y en menos de una hora todos los Aldmer estaban muertos. Los dos lores encontraron la muerte a causa de las flechas Bosmer.
Para cuando amaneció, la ciudad ya estaba en poder del Imperio.
Falinesti - Middas 18 de Ultima Semilla del 203 de la Cuarta era
Edzard se encontraba en una reunión con los líderes del ejército que se preparaba para atacar la ciudad de Falinesti. La ciudad de Falinesti era la capital del reino de Bosque Valen. Era una ciudad construida en un gran árbol.
“Entonces, ¿Cómo atacamos?” preguntó Thorianion.
Thorianion es el líder de los rebeldes de la zona, pero además de eso, también es un pariente lejano de la anterior dinastía reinante de Bosque Valen. Él es un Bosmer de piel cobriza, cabellos rojizos, los cuales lleva en una trenza alta, también tiene una barba pulcramente cortada. Viste una armadura de placas de acero completa.
“No podemos atacar con catapultas ni ningún tipo de ataque que use fuego.” contestó Darryn.
“Entonces no podemos usar el dragón del general Edzard.” comentó Rodyn.
Rodyn es el capitán de las tropas de Roca Alta que habían acompañado a la legión. Él es un Bretón de cuerpo delgado. Tiene el cabello largo color negro con dos trenzas en los lados. Viste una armadura de brigantina con cota de malla por debajo de esta, pantalones de cuero oscuro, botas y brazales de cuero reforzado.
“No, a menos que quieran la ciudad reducida a cenizas.” comentó Edzard con los ojos en blanco. “¿Por qué construyeron su capital en un maldito árbol gigante?”
“Esa ciudad ha sido construida desde los inicios de la primera era.” contestó Thorianion con una gran gota en su frente.
“Bien, entonces debemos matarlos de hambre.” comentó Darryn señalando diversos puntos del mapa. “Podemos estacionar nuestras tropas para cortar sus líneas de suministros.”
“No lo creo.” contestó Edzard pensativo mientras se tomaba el mentón con una mano. “Si te das cuenta, el terreno a cubrir es muy amplio.”
“El general Edzard tiene razón. Si dejamos nuestras tropas tan separadas, no podrán apoyarse en caso de que sean atacadas.” contestó Thorianion. “¿Qué otra idea tenemos?”
“No podemos asaltar la ciudad, no tenemos los números.” comentó Edzard. “No nos queda otra opción, tenemos que sacarlos a luchar a campo abierto.”
“Esa es la única manera de poder obtener la victoria.” habló Darryn. “Pero, ¿cómo los sacamos de la ciudad? y ¿Dónde lucharíamos?”
“La mejor manera sería matarlos de hambre hasta que decidan salir a romper el asedio.” habló Hadvar mientras tomaba las fichas que representan el ejército imperial y las movió hacia las carreteras.”
“Es como dijimos antes, no tenemos los hombres suficientes para ese curso de acción” dijo Edzard volviendo a poner las fichas en el lugar donde estaban antes.
“Parece que estamos en un callejón sin salida.” comentó Darryn.
“Hay otra forma de obligarles a salir sin necesidad de cortar las líneas de suministros.” dijo Edzard con una sonrisa. “Thorianion, ¿Dónde están los almacenes de alimentos en la ciudad?”
Al escucharlo, Thorianion abrió los ojos por a sorpresa, pero una pequeña sonrisa comenzó a formarse en sus labios y luego señaló un punto en el mapa de la ciudad.
Asintiendo, Edzard se giró hacia los otros líderes y habló. “Nos retiraremos hasta un terreno que nos favorezca para la batalla.”
“¿Qué planeas hacer?” preguntó Hadvar con una sonrisa.
“Los obligaré a salir de esa ciudad.” respondió Edzard mientras salía de la carpa.
Mientras el ejército imperial se retiraba de la zona cercana a la ciudad. En el gran salón del palacio, donde se encontraba el trono se encontraban reunidos el general de las tropas Aldmer y el actual regente de la provincia de Bosque Valen.
“Entonces, ¿Los imperiales se retiran?” preguntó Draulduin.
Draulduin es el actual rey de Bosque Valen. Es un Bosmer de piel Cobriza, pero de un tono más oscuro que sus compatriotas, tiene la cabeza calva. Viste una túnica de color carmín, pantalones de color negro, ambas prendas están hechas de seda. Calza unas botas de cuero con hebillas de plata y sobre sus hombros una capa de color verde oscuro hecha de seda y bordada en hilos de oro.
“Si.” contestó Envaril.
Envaril es el líder del ejército Aldmer estacionado en la ciudad. Es un Altmer de contextura gruesa, cabellos dorados largos, pero su mayor característica era la gran cicatriz que recorría su cara en diagonal. Viste una armadura de placas plateada con detalles en oro.
“¿Sabemos la razón de su partida? “
“No, pero son buenas noticias. Sin ellos aquí podemos planear como recuperar las ciudades perdidas.” contestó Envaril mientras comenzaba a pensar en cómo recuperar la ciudad de Arenthia.
“¿No sería mejor darles caza?” comentó Draulduin. “Ya sabes, para evitar que se unan con el ejército de Arenthia.”
“Puede que tengas razón.” Envaril se frotó la barbilla. “¿Qué dicen nuestros exploradores sobre sus números?”
“Están en inferioridad numérica.”
“¿Por qué cantidad?”
“Los superamos por casi dos mil soldados.” contestó Draulduin con una sonrisa en su rostro.
“Ya veo, enton…”
Las palabras de Envaril fueron silenciadas por un gran estruendo que sacudió la ciudad.
Rápidamente ambos se dirigieron a las ventanas. De donde pudieron observar como una nube de humo se elevaba a la distancia.
“Draulduin, ¿Qué edificios están en ese lugar?” preguntó Envaril señalando el lugar de donde salía el humo.
“¡Los almacenes de alimentos!” gritó Draulduin en pánico al ver los edificios donde se almacenaba el alimento de la ciudad.
Rápidamente ordenaron que se lleve a cabo una revisión para saber cuántas provisiones tenían. Cuando les trajeron los resultados ambos estaban preocupados.
“¿Cuánto alimento nos queda?” preguntó un preocupado Draulduin.
“Solo tenemos provisiones para unas dos semanas como mucho. Y eso es solo si hacemos un racionamiento extremo del alimento.”
“¿Cuánto tiempo demorarán en llegar provisiones desde Alinor?” preguntó Draulduin mirando a Envaril.
“No podemos recibir provisiones, los principales puertos de la zona están bloqueados por la armada imperial.” la molestia era clara en la voz de Envaril. “Además de que esa misma armada ha hecho un fuerte bloqueo en alta mar.”
“¿Qué hacemos ahora?”
“Debemos de acabar con esos imperiales y tomar sus provisiones.” respondió Envaril resignado. “Parece que tendremos que luchar a campo abierto.”
“Diles a los soldados que partiremos de inmediato.” ordenó Envaril a un soldado, recibiendo un asentimiento como respuesta.
Draulduin asintió, pues entendió el razonamiento de este curso de acción. No podían ir a conquistar alguna ciudad bajo control imperial o rebelde, ya que si lo hacen quedarían indefensos a un ataque por la retaguardia. Así que debían de acabar primero con los imperiales que se retiraban y luego ya podrían luchar contra los otros ejércitos.
Malabal Tor - Fredas 20 de Ultima Semilla del 203 de la Cuarta era
El sol brillaba sobre la costa quebrada, la cual está ubicada en la región más occidental de Malabal Tor. El ejército conformado por la legión imperial, los bretones y los rebeldes Bosmer se había retirado hasta estas costas para obtener una ventaja táctica. La costa era de suelo rocoso y a diferencia de las cercanías de Falinesti, la cual estaba rodeada de árboles, aquí se encontraban en campo abierto sin ningún árbol a la vista.
En medio de la playa con el mar a sus espaldas se encontraba el ejército imperial y frente a ellos a lo lejos se acercaba el ejército del dominio de Aldmer.
Las fuerzas imperiales habían formado lo más extendido posible para de esta manera evitar quedar encerrados por la superioridad numérica Aldmer. En el centro se encontraban los legionarios con armadura pesada liderados por Edzard. Atrás de los legionarios se encontraban los arqueros y magos de batalla imperiales. La caballería imperial se encontraba en ambos flancos, el flanco derecho estaba liderada por el General Darryn y el flanco izquierdo estaba siendo liderados por Hadvar. En el flanco izquierdo se encontraban las tropas de Roca Alta lideradas por el Capitán Rodyn y entre las tropas de caballería imperial y los legionarios estaban los guerreros Bosmer liderados por Thorianion.
Los Thalmor marchaban en una formación similar. En el frente se encontraban la infantería pesada del Dominio, atrás de ellos estaban los soldados Bosmer junto con los magos Aldmer y en sus flancos la caballería pesada élfica. Draulduin y Envaril se encontraban en la retaguardia con sus propios guardaespaldas.
Edzard miró a sus lados y vio a sus compañeros en armas. Él se destacaba entre todos, pues a diferencia de ellos el no llevaba la armadura pesada imperial, si no que llevaba su lorica musculata con el casco puesto. En su mano derecha estaba su espada de hueso dragón y en la izquierda su mandoble.
‘No tengo tiempo para estupideces, debo comenzar a atacar con todo.’ pensó Edzard mientras apretaba el agarre de sus espadas al momento que accedía al poder que le brindaba la sangre de lobo en su cuerpo. Mientras se preparaba mentalmente para la batalla, comenzó a recordar la reunión estratégica que tuvieron para planificar la batalla.
Flashback
“Lideraré la vanguardia.” dijo Edzard mientras tomaba la pieza en el mapa que representaba la vanguardia del ejército.
“¿Por qué?” preguntó Thorianion.
“Los Aldmer luchan en formación de falange.” respondió Edzard mirando a los presentes a los ojos. “En esa formación son resistentes, pero si la formación se rompe son presa fácil.”
“Los arqueros y magos imperiales atacarán desde la espalda de la infantería.” dijo Darryn ganándose un asentimiento por parte de los presentes. “Yo liderare la mitad de la caballería, la cual estará en el flanco derecho. Hadvar tú lideraras la otra mitad en el flanco izquierdo.”
Hadvar asintió.
“Y ¿Qué haremos nosotros?” preguntó Thorianion.
“Estarán en el flanco derecho entre la caballería y la infantería.” respondió Darryn.
“¿Qué haremos durante el combate?”
“Darán fuego de cobertura a la caballería.”
“Las tropas bretonas irán en el flanco Izquierdo.” dijo Edzard señalando el mapa. “Debéis de esperar hasta que la infantería ya esté en combate y luego tratar de flanquear a las tropas enemigas.”
Rodyn asintió. Y así estuvieron un rato pensando en la estrategia.
Fin Flashback
Edzard suspiró y movió su cabeza para despejar cualquier duda que quedara en su mente. Centrando su mirada al frente, vio a las tropas Aldmer acercarse.
“¡Avanzad!”
Los soldados comenzaron a avanzar cuando escucharon la orden que Edzard había dado. Su paso fue lento, pues no querían llegar a la zona de alcance de los proyectiles enemigos sin contar con el apoyo de sus propias tropas de proyectil.
Cuando habían avanzado unos doscientos metros, Edzard vio como los arqueros Aldmer se preparaban para lanzar una andanada de flechas.
“¡Alto! ¡Escudos arriba!” ordenó Edzard mientras creaba una barrera protectora sobre sí mismo con magia.
Los legionarios detuvieron su avance y levantaron sus escudos, comenzando a parar las flechas Aldmer.
‘Más cerca.’ pensaba Edzard mientras veía a los soldados enemigos acercarse.
“¡Arqueros! ¡Fuego a discreción!” Edzard escuchó la orden del líder de los arqueros.
Los arqueros imperiales soltaron andanadas de flechas. Las flechas volaron sobre la infantería imperial y comenzaron a caer sobre la infantería Aldmer, pero como ellos tenían armaduras pesadas las flechas rebotaban al momento de impactarlas; sin embargo, hubo algunas flechas que impactaron en las partes más vulnerables de las armaduras, causando así algunas bajas.
Las tropas Aldmer continuaron avanzando como si nada pasara, pues sus pérdidas habían sido minúsculas.
Volviendo su mirada hacia el enemigo, Edzard continúo esperando el momento preciso.
“¡Infantería! ¡Cargad!” ordenó Edzard cuando vio que la infantería Aldmer estaba a unos cincuenta metros de distancia.
La infantería de legionarios cargó contra las tropas enemigas, las cuales detuvieron su avance y cerraron más la formación de la falange en espera del impacto.
Antes de que los legionarios llegasen a chocar contra la infantería Aldmer, los magos imperiales comenzaron a lanzar bolas de fuego. Las cuales causaron varias bajas a las tropas Aldmer.
Los Aldmer no se quedaron atrás y comenzaron a lanzar flechas y bolas de fuego contra lo legionarios. Esto, por supuesto, causó bajas en las tropas imperiales, pero aun así los legionarios no detuvieron su carga.
Cuando ambos ejércitos estuvieron a metros de chocar, Edzard comenzó a correr más rápido que sus soldados. Adelantándose, gritó. “¡FUS! ¡RO! DAH!”
El grito envió volando a los soldados que estaban frente a él, rompiendo de esta manera la formación de falange enemiga. Los soldados imperiales impactaron contra la infantería Aldmer, la cual en ese momento se encontraba desorganizada y confundida por lo que acababa de pasar. Los golpes de acero comenzaron a resonar mientras la infantería imperial comenzaba a obligar a la infantería Aldmer a retroceder.
Mientras Edzard estaba que avanzaba lentamente hacia sus enemigos, en el flanco izquierdo, Hadvar estaba sobre su caballo mirando el campo de batalla. Se le había ordenado mantener el flanco izquierdo seguro y eso iba a hacer.
‘Hah, menudo lio. Debería ser Edzard quien esté aquí.’ Pensó Hadvar mientras suspiraba. Esto se debe a que era bueno luchando a pie, pero no era tan bueno luchando a caballo. Edzard por su parte era bueno luchando tanto a pie como a caballo.
‘Pero no hay tiempo para dudas.’
Una vez que pensó eso, volvió su mirada hacia sus hombres. Junto a él iban la mitad de la caballería imperial. Unos setecientos jinetes, los cuales iban vestidos con una armadura de placas completa de color gris oscuro. Llevaban un escudo redondo, una espada larga y una lanza.
Hadvar apretó las riendas de su caballo cuando vio como los Aldmer lanzaban flechas contra su infantería. Él estaba preocupado más por sus soldados que por Edzard, ya que su amigo fácilmente saldría literalmente ileso de esta batalla; sin embargo, sus tropas no tendrían tanta suerte.
“Centurión.”
Hadvar se giró cuando escuchó a su soldado llamarlo, cuando lo vio, vio que el señalaba al frente. Siguiendo su dedo, vio que la caballería Aldmer comenzaba avanzar lentamente.
“¡Avanzad lentamente y mientras lo hacéis, id cerrando la formación!”
Los jinetes imperiales hicieron caso a la orden y lentamente comenzaron a avanzar. Mientras lo hacían, iban cerrando la formación. Para cuando avanzaron doscientos metros, habían formado en siete líneas de cien hombres cada una. Los jinetes iban lo más junto posible, casi hasta el punto de que los soldados podían hacerse heridas por los roces que había entre sus armaduras.
Hadvar apretó el agarre en su espada, y espero hasta que se desatar el infierno. Y como si de una señal divina se tratase, el grito de Edzard dio inicio a la batalla.
“¡Cargad!” gritó Hadvar mientras apuntaba su espada al frente y espoleaba a su caballo.
Lo jinetes obedecieron y cargaron junto a su líder. Los Aldmer tampoco se quedaron atrás y también cargaron.
Al igual que Hadvar en el flanco izquierdo, Darryn había hecho a sus tropas cerrar la formación mientras avanzaban lentamente. Habían cargado en tres filas de unos doscientos y tantos jinetes cada una. Esto lo hicieron para tener una mayor línea de combate para poder envolver a los jinetes Aldmer.
Por su parte, los Aldmer habían formado sus tropas en cuatro filas de unos ciento cincuenta jinetes cada una. Eso les permitió tener una mayor profundidad de ataque y fuerza de choque.
El choque de ambas caballerías fue brutal, ya que varios jinetes eran mandados a volar cuando la lanza de su enemigo impactaba en su armadura. Después de esta carga, ambas caballerías habían dejado la lanza a un lado y habían tomado sus espadas para comenzar atacarse. El acero comenzó a sonar mientras los soldados de ambos bandos se embestían una y otra vez.
Afortunadamente para Darryn, mientras se llevaba a cabo la batalla de caballería, Thorianion habían logrado bordear el flanco derecho con una pequeña fuerza de arqueros, a los cuales ordeno comenzar a atacar. Y así los Bosmer comenzaron a enviar descargas de flechas hacia la retaguardia de la caballería Aldmer. Esta acción tomó a los Aldmer por sorpresa y los forzó a tratar de retirarse para evitar perder más tropas; sin embargo, la caballería imperial no les permitió escapar.
En la retaguardia de las tropas Aldmer, todo era un caos. Esto se debe a que los imperiales estaban que daban más batalla de la que se esperaba.
“¡Arqueros seguid disparando!” gritó Draulduin a sus arqueros.
Los arqueros Bosmer continuaron lanzando flechas a la infantería de legionarios.
Mientras continuaba viendo el campo de batalla, se escuchó la orden de Envaril.
“¡Magos! ¡Bolas de fuego a discreción!”
Las bolas de fuego comenzaron llover sobre el ejército imperial. Los gritos de los soldados imperiales que se quemaban vivos y el hedor de la carne quemada comenzó a llenar el campo de batalla.
Draulduin comenzó a sonreír cuando vio eso. Los magos estaban que causaban muchas bajas en el ejército del Imperio, esto se debía a que poseían más magos que los imperiales. Los magos imperiales estaban muy ocupados tratando tanto de atacar y como de reducir el daño de los hechizos que los magos Aldmer le arrojaban a la infantería de legionarios. Pero como eran relativamente pocos en número no podían hacer muy bien ambas labores. Cosa que no pasaba en el bando Aldmer, donde la mayor parte de las tropas de proyectil Altmer eran magos, mientras que los Bosmer eran los arqueros.
Draulduin vio como las tropas de los bretones comenzaban a acercarse, así que decidió dividir sus fuerzas. Envió una considerable cantidad de arqueros a que frenaran el paso de los caballeros bretones. Estos iban a pie y estaban ataviados con armaduras de cota de mallas, brazales de acero, pantalones y botas de cuero. Llevaban sobreveste de las ciudades de las que provenían. Sus armas eran una espada a una mano, además de que no llevaban escudos, por lo que llevaban la otra mano libre.
Las flechas Bosmer comenzaron a llover sobre los bretones, causando varias bajas. Esto se debía a que las flechas habían tomado por sorpresa a las tropas bretonas, las cuales no pudieron crear barreras para bloquear los proyectiles.
Edzard se encontraba en el centro del campo de batalla avanzando y matando a todos los soldados Aldmer que encontraba en su camino. Había clavado su espada en el pecho de un soldado Aldmer cuando escuchó los gritos de sus soldados. Al ver que sus hombres eran quemados vivos, decidió pagarles a los Aldmer con la misma moneda.
“¡YOL! ¡TOOR! ¡SHUL!” gritó Edzard, esto convocó llamas desde su boca, quemando así a varios soldados que estaban frente a él.
Después de eso, volvió a cargar contra las tropas Aldmer que estaban frente a él. Apuñalo a un soldado Aldmer con su espada a una mano mientras dividía por la mitad a otro con su mandoble. Levantando la vista, pudo ver que las tropas bretonas estaban recibiendo fuego continuo por parte de los arqueros Bosmer enemigos y que gracias a eso no podrían mantener el flanco por mucho tiempo.
‘Maldita sea, los bretones no aguantaran mucho tiempo así, debo de hacer algo rápido.’ pensó mientras clavaba su espada en el pecho de un Aldmer.
‘Qué bueno que elegí este terreno para la batalla.’ pensó Edzard, para luego mirar al cielo y gritar.
“¡STRUN! ¡BAH! ¡QO!”
Cuando se escuchó el grito, el cielo despejado fue reemplazado por un cielo oscuro lleno de nubes y por fuertes vientos. Cuando comenzó a llover, todos los soldados pararon por un segundo la batalla y en ese momento comenzaron a sonar truenos. Y cuando nadie se lo esperaba, comenzaron a caer rayos sobre las tropas Aldmer, causando así una gran cantidad de bajas en el ejército elfo.
Edzard había elegido este terreno por una buena razón, y esa fue que si usaba este Thu’um el suelo no se volvería fangoso. Lo que permitiría que la caballería y la infantería pueda luchar sin muchas complicaciones adicionales.
Los arqueros de ambos bandos comenzaron a no poder realizar disparos, pues las cuerdas de los arcos se mojaron entorpeciendo su uso. Los magos ya no podían usar magia de fuego, pues la lluvia apagaba las bolas de fuego y no podían usar rayos porque atraían a los rayos que caían de las nubes.
Edzard sonrió al ver eso, pues a diferencia de los Aldmer, los arqueros imperiales también eran infantería ligera, así que cargaron contra los soldados Aldmer. Y sus magos también podían usar magia de escarcha, magia que muchos Aldmer no usaban.
Rodyn al ver que los Bosmer enemigos ya no podían atacar comenzó a avanzar con sus soldados para hacerse con el flanco derecho enemigo. Cuando sus tropas cargaron lo hicieron con tal furia que los Bosmer no pudieron resistir el embate y comenzaron a tener grandes pérdidas.
En el otro flanco, la lluvia había hecho que los Bosmer que apoyaban al imperio también fueran a luchar cuerpo a cuerpo. Mientras que la caballería imperial había logrado reducir en gran medida los números de la caballería Aldmer. La caballería del flanco izquierdo también había ganado terreno y había obligado a la caballería Aldmer a retirarse del campo de batalla.
Mientras Edzard se preparaba para avanzar, vio como las tropas de Thorianion cargaban por el flanco derecho, logrando tomar por sorpresa a la vanguardia Aldmer, la cual comenzó a tener grandes pérdidas.
Viendo eso, Edzard comenzó a avanzar con más fuerza, logrando atravesar completamente las líneas de infantería. Finalmente estuvo frente a frente con los arqueros y magos Aldmer. Los cuales al verlo se lanzaron contra él.
Edzard quería abalanzarse contra ellos rápidamente, pero sabía que necesitaría más poder para eso.
“¡MUL!” gritó Edzard, y al hacerlo, escamas negras comenzaron a formarse en su cuerpo.
Recibiendo un gran aumento de fuerza y velocidad al acceder al poder brindado por la primera palabra de poder del aspecto de dragón, se abalanzó rápidamente y comenzó a causar una masacre matando a todos los soldados Aldmer que veía. Mutilaba y decapitaba a todos los enemigos que entraban en su campo de visión. Mientras avanzaba con furia sangrienta, Edzard no sabía dónde estaba, hasta que finalmente se percató que había avanzado hasta estar frente a los dos líderes enemigos.
“Pero, ¿Qué tenemos aquí?” comentó Edzard mientras avanzaba.
“¡Ataquen!” ordenó Draulduin a sus guardaespaldas. Los cuales atacaron rápidamente a Edzard; sin embargo, no llegaron demasiado lejos, pues todos cayeron muertos rápidamente gracias unos rayos que cayeron del cielo.
“Vale, ¿Qué sigue?” preguntó Edzard con sarcasmo.
Envaril estaba viendo a Edzard muy detenidamente. Miraba muy bien su rostro, pues sentía que lo había visto antes.
“Oye, lo siento tío, pero no me gustan de mí mismo sexo.” dijo Edzard con una mueca al ver como el Altmer lo miraba intensamente.
Envaril comenzó a enojarse por lo dicho por Edzard. Lo miro bien hasta que al fin recordó por que se le hacía conocido.
Frente a él estaba el joven que era considerado el mayor activo del imperio. El última sangre de dragón estaba frente a él.
“Cometiste un error al venir aquí chico.” dijo Envaril.
“¿A qué te refieres?”
Envaril no respondió y solo saltó de su caballo. Una vez que tocó el suelo, a sus pies comenzó a formarse una runa de color rojo sangre.
Edzard alzó una ceja, pues no entendía lo que pasaba, pero rápidamente saltó hacia atrás cuando su nariz captó un olor peculiar. El olor de la magia de sangre.
Edzard observó extrañado como de la runa del elfo comenzaron a salir varios zarcillos de color rojo. Estos zarcillos comenzaron a atacar a los soldados que se encontraban en las cercanías. Incluso el propio Draulduin había sido alcanzado por el hechizo de su aliado.
“¿Qué mierda haces?” preguntó Edzard mientras veía como los cuerpos comenzaban a secarse hasta que se volvieron polvo.
Para cuando el hechizo terminó, el elfo habría matado a más de cien de sus aliados. El propio elfo había cambiado, su cuerpo ahora era ligeramente más musculoso y sus niveles de magia habían aumentado.
“Prepárate para morir escoria humana.” gruñó Envaril mientras convocaba una espada conjurada.
Edzard simplemente tomó una posición defensiva. Y esperó a que el elfo lo atacase. Y la verdad es que no tuvo que esperar mucho.
Envaril se abalanzó sobre Edzard rápidamente tratando de abrumarlo con su nueva fuerza física. Lamentablemente para él, Edzard era más fuerte que él. Cada golpe fue bloqueado por la espada de Edzard, el cual ni se movía de su lugar. Cada vez más enojado, Envaril lanzó un hechizo de rayos contra Edzard, hechizo que fue fácilmente esquivado por Edzard. Envaril entonces decidió continuar atacando con otros hechizos, tales como familiares conjurados, estacas de hielo y otros más. Todos los hechizos acabaron de la misma manera, fallando.
“Sabes, hay muy pocas cosas que odie, pero lo que si odio realmente son los traidores que apuñalan a sus camaradas de armas.” dijo Edzard mientras caminaba hacia donde se encontraba Envaril. Una vez que estuvo lo suficientemente cerca gritó.
“¡FUS! ¡RO! ¡DAH!”
El Thu’um de Edzard mandó a volar al elfo, el cual terminó por estrellarse contra el suelo varios metros de donde estaba inicialmente.
Cuando Envaril trató de levantarse no pudo, pues varias lanzas de hielo se incrustaron en sus extremidades. Alzando la vista pudo ver a Edzard, el cual caminaba lentamente hacia él. Así que, rápidamente usó magia para sacarse las estacas y de un gran salto se puso de pie y volvió a cargar contra Edzard.
Edzard vio al elfo que corría hacia él. Esperó hasta que el elfo alzó su espada para hacer su propio movimiento.
“¡WULD!” el grito de Edzard le permitió avanzar rápidamente hacia el elfo.
Tomándolo de la cara, Edzard lo levantó y lo arrojó con fuerza. el elfo terminó estrellándose contra el suelo a unos veinte metros de donde estaba Edzard.
Cuando Envaril se levantó vio como a su alrededor aparecieron tres pequeños portales. No les dio importancia hasta que vio como de cada uno de los portales salieron una ráfaga de hielo, una llamarada de fuego y finalmente un rayo. Los cuales al impactar no le hicieron mucho daño, pues había ganado mucha resistencia mágica cuando absorbió la magia y la fuerza vital de sus compañeros.
Edzard vio un poco asombrado de como el hechizo conocido como apocalipsis no le hacía efecto al elfo, suspirando decidió acabar con esto rápido. Enfundó su espada a una mano y tomó su mandoble con ambas manos.
“¡SU!” el gritó de Edzard hizo que su mandoble se cubriera con el poder del viento.
“¡WULD!”
Edzard apareció frente a Envaril y usando toda su fuerza junto con la potencia agregada que le brindaba el haberse movido a gran velocidad, lo decapitó con su mandoble.
Al ver a sus líderes muertos, los soldados Aldmer y Bosmer perdieron la moral y comenzaron a huir del campo de batalla.
Para cuando terminó la tormenta creada por Edzard, el campo estaba lleno de cadáveres tanto de imperiales como de elfos. Al final la cuenta de bajas fue de cuatro mil novecientos entre muertos y heridos para el bando imperial y de ocho mil muertos y heridos para el bando Aldmer.
Esta batalla le dio un nuevo apodo a Edzard, quien había causado más de dos mil bajas enemigas él solo, los soldados imperiales ahora le decían el dragón sangriento, pues a pesar de la lluvia, Edzard aun estaba cubierto complemente de sangre élfica.
Después de la batalla, el ejército imperial marchó a la ciudad de Falinesti para ocuparla. Días posteriores a la batalla, se llevaría a cabo la coronación de Thorianion como nuevo monarca de Bosque Valen.
Ubicación desconocida - Turdas 2 de Fuego hogar del 203 de la Cuarta era
“¿Esta información es confiable?” preguntó una voz masculina.
“Sí, la hemos confirmado.” respondió una voz femenina a través de una proyección mágica.
“Entonces, ¿allí es donde se encuentran?”
“Así es.” respondió la proyección. “¿Cuáles son las órdenes?”
“Mata a las dos chicas.”
La figura en la proyección asintió antes de desaparecer.
“Esta guerra muy pronto abrirá el camino para lograr mi más grande ambición y tú perderás todo lo que te importa, pequeño hijo de Akatosh.”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gusto el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 14
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 13
Castillo de Volkihar – Loredas 9 de Helada del 203 de la Cuarta era
‘Ahh, no sé qué hacer con esto.’ pensaba una angustiada Asia mientras se encontraba sentada frente al escritorio en su habitación leyendo los informes de las diversas inversiones de Edzard en muchos negocios en todo Skyrim. Si bien ella sabía lo básico sobre números y letras, no sabía nada sobre administrar y gestionar negocios.
Ella siempre se había preguntado de donde es que Edzard sacaba todo el dinero que usaba. Él nunca lo mencionaba, y eso la tenía muy intrigada. Así que cuando él se fue a la guerra, ella se quedó a cargo de todos los negocios y ahí pudo ver el patrimonio que tenía su prometido. Mentiría si dijera que no se había desmayado al ver tantos ceros. Edzard tenía más de tres millones de septims solo en monedas. Además, tenía varios negocios, los cuales en un año normal le daban un ingreso de casi tres millones de septims anuales, de ese monto, Edzard destinaba la tercera para obras sociales, como comedores populares y apoyo para los orfanatos. Al final, él recibía anualmente un ingreso aproximado de dos millones de septims.
Asia suspiró, pues en los papeles estaban escritos los ingresos generados en este año, los cuales eran más bajo que los del año anterior.
“Considerando que estamos en guerra, supongo que estos resultados no son malos.” Dijo Asia mientras dejaba los papeles en el escritorio y se levantaba de la silla. Luego se dirigió a la cuna para ver a Marie y cuando llegó vio a su hija durmiendo tranquilamente.
‘Y pensar que ya tienes un año de edad.’ pensó mientras acariciaba la cara de Marie, haciendo que esta se moviera ligeramente.
Suspirando se alejó de la cuna y se sentó en la cama pensando en cómo después de contar sobre el ascenso de Edzard a general, Valerica había decidido comenzar a educarla en muchas cosas. Valerica le enseñó los modales y cortesía para tratar con nobles, a bailar y modales en la mesa.
Ella se había asustado cuando vio tantos cubiertos, pero si esas clases fueron espantosas, lo que le siguió fue peor, pues Aela aumentó su entrenamiento en el uso de la espada. Todos los días se levantaba, desayunaba y alimentaba a Marie. Luego salía y se dirigía a las lecciones de cortesía cortesana, baile, alquimia y magia de destrucción con Valerica. Después de esto, almorzaba y pasaba un tiempo con su hija jugando en un pequeño momento de calma. Después eso comenzaba su entrenamiento físico con Aela hasta la hora de la cena. Después se dirigía a los baños a asearse y luego se retiraba a sus habitaciones a descansar.
‘Casi no me queda tiempo para pasar con Marie.’ pensó mientras recordaba como Marie había comenzado a pararse sola y que, según lo dicho por sus amigas, era solo cuestión de tiempo de que su hija diese sus primeros pasos.
Pensado en eso, recordó el cumpleaños de su hija. Había sido un asunto tranquilo, con una torta y sus amigos jugando con su hija. Marie había recibido regalos por parte de Serana y sorpresivamente por parte de Edzard. Al parecer, él había dejado encargando los regalos de Marie con anticipación. Así que, cuando Serana volvió de la ciudad de Soledad trajó varias cajas, las cuales contenían los regalos que Edzard había comprado. En dichas cajas había muñecas, vestidos y un caballo de madera en el que Marie podía mecerse.
‘Aunque ella aún es muy pequeña para jugar ahí.’ sonrió Asia recordado como su hija había intentado mantenerse en el caballito solo para caer al suelo acolchado.
Sonriendo, trató de descansar antes de que tuviese que partir a su entrenamiento diario con Aela.
Mientras Asia se encontraba descansando en el castillo. A lo lejos se veía las formas de varios barcos acercándose, estos no tenían ninguna heráldica en sus velas negras. Estos barcos eran siete drakares que surcaban rápidamente las olas en dirección al castillo.
“Capitana, nos acercamos al castillo.” dijo un hombre vestido con una armadura de acero con capucha.
“Muy bien. Diles a los soldados que se preparen para desembarcar.” respondió una voz femenina.
“Como ordene, Lady Ardaline.” el hombre hizo una reverencia se alejó para dar las ordenes a los otros tripulantes.
Ardaline Larethire es una Altmer de piel dorada, cabellos dorados y ojos color caramelo. Tiene un cuerpo rollizo y con buenas curvas. Vestía una túnica negra con bordados en hilo de oro, botas de cuero forradas con piel y en su cinturón llevaba una espada corta. Ella era considerada una de las Altmer más hermosas en la actualidad, pero también era conocida por sus habilidades de combate con la espada y la magia.
Había recibido una misión por parte del Archimago Arcano, esta misión era la de matar a la prometida y a la hija del Dovahkiin. Después de gastar muchos recursos, había logrado ubicar el lugar donde se encontraban ambas, un castillo en una isla en el mar de los fantasmas. Tal descubrimiento fue posible gracias a que sus espías pudieron dar con los movimientos hechos por una mujer, la cual según los informes se decía era muy cercana al Dovahkiin. Después de eso, fue cuestión de confirmar la información, la cual se confirmó cuando la mujer recogió algunos paquetes que han sido comprados por el Dovahkiin.
Con esa información, había partido desde Paramo del Martillo con trescientos soldados en siete barcos tipo drakar para así evitar las patrullas de la armada imperial. Habían viajado a través del mar de Abecean y luego por el mar de los fantasmas, siempre lo más lejos posible de las costas. Y luego de varios días de viaje lograron llegar a la zona de la costa norte de Skyrim. Habían estado en un campamento en tierra por unos días con el fin de recuperarse de sus días en un barco. Y habían partido hace unas horas de la costa y ya estaban a punto de atacar.
Mientras los Aldmer se preparan para su desembarco. En la cima de la torre de vigilancia del castillo de Volkihar se encontraba Argis, el edecán de Edzard de la ciudad de Markarth. Se encontraba sentado en la torre afilando su espada, pues hoy le tocaba hacer guardia.
Argis es un nórdico de piel pálida, cabellos rubios peinado en trenzas hacia atrás. Posee una cicatriz sobre el ojo izquierdo, el cual era de un color blanco lechoso y su ojo derecho era color avellano. Viste una armadura de placas de ébano y lleva una espada y un escudo del mismo material.
“Otro día tranquilo.” comentó Argis mientras comenzaba a beber una botella de aguamiel para calentarse; sin embargo, cuando miró hacia el sur casi se atragantó con su bebida cuando vio a siete barcos acercarse. Rápidamente tomó el catalejo en su cinturón y comenzó a mirar con su ojo bueno.
“No son parte del grupo de Brynjolf.” dijo Argis mientras miraba bien a los tripulantes de los barcos; sin embargo, se asombró cuando vio a uno de ellos sin casco ni capucha. “¡Thalmor!”
Dejando caer el catalejo, raudamente se dirigió al castillo a dar la alarma.
“¡Vienen tropas enemigas!” gritó cuando llegó al salón principal.
En la sala se encontraban todos los edecanes, Aela, Fortunata, Gyda, Fridda, Laure y Serana. Todos se levantaron rápidamente de las sillas en las que estaban sentadas.
“¿Qué dijiste?” preguntó Iona.
Iona es una nórdica de piel pálida, cabellos cortos color rojizo y ojos grises. Viste la misma armadura completa de placas de ébano que Argis. También llevaba una espada y un escudo de ébano. Es la edecán de Edzard y vino de la ciudad de Riften.
“Vienen… tro… tropas Thalmor.” dijo Argis, agitado por la carrera.
“¿Cuántos son?” preguntó Calder.
Calder es un nórdico de piel pálida, cabellos rojizos peinado hacia atrás, tiene bigotes tupidos laterales y ojos grises. Viste una armadura completa de placas de ébano. También lleva un hacha de ébano y un escudo del mismo material. Es el edecán de Edzard y vino de la ciudad de Ventalia.
“Son siete barcos.” contestó Argis ya más calmado.
“¿Cuántas tropas tienen?” preguntó Lydia.
“No lo sé con exactitud.” respondió Argis. “Pero conté unos cuarenta en un barco.”
“Así que, si asumimos que los otros barcos tienen la misma cantidad de soldados.” dijo Jordis mientras se llevaba una mano a la barbilla.
“Tienen aproximadamente unos trescientos soldados.” interrumpió Aela.
Todos en la sala se quedaron quietos. Como iban a defender el castillo de trescientos soldados con sólo doce defensores. Mientras estaban ahí parados, llegó Valerica junto con Asia.
“¿Qué sucede?” preguntó Valerica cuando vio a todos los presentes con caras de preocupación.
Al escucharla, Serana comenzó a contarle sobre el inminente ataque Aldmer.
“¿Por qué se preocupan?” preguntó Valerica. “No tienen las tropas necesarias para tomar este castillo.”
“Madre, la Guardia del Alba tomó este castillo con menos efectivos.” respondió Serana.
“Sí, pero ellos lo tenían a él.” contestó Valerica. “Sin él, ellos no habrían podido capturar el castillo.”
“¿De quién hablan?” preguntó Asia confundida.
“Hablamos de tu prometido.” contestó Valerica con una sonrisa tortuosa. “Ese chico es un arma de destrucción masiva andante.”
“¿Qué debemos de hacer?” preguntó Fortunata.
“Debemos defender a Asia y a Marie.” contestó una muy seria Laure. “Es obvio que vienen por ellas.”
“¿Por qué me quieran a mí y a Marie?” preguntó una muy confundida Asia.
“Si las toman prisioneras obligaran a Edzard a que ataque a los imperiales.” contestó Aela.
Asia se horrorizo por lo dicho por Aela y comenzó a temer más por la seguridad de su hija que por la de ella misma.
“Entonces debemos de proteger a Marie. Yo les ayudaré en el combate.”
“¿Qué estás diciendo niña tonta?” dijo Valerica al escuchar lo que dijo Asia. “Ellos vienen a por ti y tu hija.”
“Lo sé; sin embargo, Marie es mi hija, que clase de madre seria si no lucho para protegerla, además de que no puedo permitir que mis amigos luchen solos mientras yo me escondo.”
Valerica intentó persuadirla para qué se esconda junto a su hija, pero nada hacia cambiar de idea a Asia.
“Madre, es inútil. Ella no se irá.”
“Enserio, de todas las cosas que podrías imitar de Edzard, tenías que imitar su testarudez.”
Valerica suspiró resignada cuando su hija y Aela le decían eso. Parece que el chico le había pasado algunas de sus mañas a la chica.
“Asia, sígueme, vamos por tu hija. Los demás prepárense para la batalla.”
Todos asintieron y se dirigieron a sus habitaciones para obtener sus armas. Mientras que Valerica y Asia se dirigían a la habitación donde Marie estaba jugando. Una vez que Asia tomó a su hija en sus brazos, Valerica la guio hacia el jardín. Una vez allí, Valerica uso un hechizo y en ese momento apareció una escalera en el centro. Valerica bajó por las escaleras siendo seguida de cerca por Asia. Después de caminar unos momentos llegaron a una sala.
“Asia, tu hija se quedará aquí.” dijo Valerica.
“¿Qué es este lugar?” preguntó Asia mirando la sala. Esta sala era amplia y muy ordenada, en ella había una mesa, varias sillas y una cama.
“Es un cuarto secreto.” respondió Valerica. “Aquí estará a salvo.”
Asia asintió y se acercó a la cama. Allí depositó a su hija. Después de darle un beso en la frente, la obligó a dormir usando magia.
Después de eso, salió de la habitación junto con Valerica. Se separó de la matriarca vampira para dirigirse hacia su propia habitación, una vez allí se vistió para la batalla que estaba por suceder. Rápidamente se puso una cota de malla, pantalones negros de cuero, brazales y botas de cuero reforzado. Tomando su espada del soporte de la pared, salió del cuarto.
Cuando Asia llegó al gran salón, vio a todos los presentes listos para luchar. Laure, Fortunata, Gyda y Fridda llevaban cotas de malla y armas en sus cinturones. Los edecanes estaban todos listos para defender a la familia de su señor con sus vidas. Y Aela y Serana defendería a su amiga con todo lo que tenían. Valerica estaba deseando probar sus nuevos hechizos, o al menos eso diría, pero la verdad es que se había encariñado con Asia.
“¿Estamos todos listos?” preguntó Valerica recibiendo un asentimiento de todos los presentes.
“Bien, ustedes dos cierren la puerta y bajen el rastrillo.” ordenó Valerica mientras señalaba a Calder y a Argis.
Ambos asintieron y se dirigieron a atrancar la puerta principal y a bajar el rastrillo para sellar completamente la entrada principal.
“Con la entrada completamente sellada, deberán de usar escalas para atacar las almenas que están sobre la puerta.”
“¿Pero no podrían atacar por otro lado de las almenas o usar magia para romper la reja y la puerta?” preguntó Gyda.
“No, este castillo esta sobre peñascos de piedras. Las cuales no permiten que ellos puedan poner escalas para rodear el castillo.” respondo Valerica. “Además de que no hay árboles cercanos para que puedan construir torres de asedio para atacarnos. Y si intentan usar magia en el portón sería inútil, ya que he colocado una barrera sobre la puerta.”
“Madre, ¿Qué hay de la cisterna?” preguntó Serana preocupada.
“He sellado esa entrada.”
“Bien, antes de que vayamos a las almenas, ¿Tienen alguna duda?” preguntó Valerica.
“Sí, ¿Qué demos de hacer ahí?” preguntó Laure.
“Ustedes, Serana y yo lanzaremos hechizos de destrucción a los enemigos.” dijo Valerica señalando a Asia, Laure, Fortunata, Gyda y Fridda.
“Los edecanes lucharan cuerpo a cuerpo y evitaran que los soldados enemigos lleguen a nosotros.” dijo antes de voltear a ver a Aela. “Y tu atacaras con tus flechas y luego de ser necesario entraras en combate cuerpo a cuerpo.”
Todos asintieron y rápidamente siguieron a Valerica la cual comenzó a dirigirse hacia las almenas. Una vez llegaron a las almenas pudieron ver a los «Aldmer» que los atacarían.
“Esos no son elfos.” comentó Serana viendo a los atacantes. “¿Son humanos?”
Valerica no contesto y comenzó a usar magia en sus ojos para poder ver más claramente. Cuando pudo ver bien a los atacantes se sorprendió.
“Son mercenarios de Paramo del Martillo.” respondió Valerica apretando sus puños.
“¿Por qué Guardias Rojos lucharían por los Thalmor?” preguntó muy confundida Fortunata.
“Por oro.” respondió con amargura Serana.
‘Espero que lleguen a tiempo.’ pensó Valerica mientras se preparaba para la batalla.
En la playa se encontraban ya desembarcando los mercenarios junto con Ardaline.
“Preparen las escaleras.” ordenó Ardaline.
Sin embargo, cuando los soldados comenzaron a salir de los barcos, uno cayó con una flecha que le dio en el ojo.
“Continúen.” ordenó Ardaline.
Los mercenarios hicieron lo que se les ordenó y llevaron las escaleras desde los barcos hasta las paredes, pero antes de que lleguen, las estatuas del puente de piedra explotaron. Y de estas estatuas surgieron gárgolas.
“¡Gárgolas!” gritó un mercenario antes de morir siendo desgarrado por las garras de una gárgola.
“¡Mantengan la calma!” ordenó Ardaline mientras desenfundaba su espada.
Ardaline no perdió tiempo y cargó. Su velocidad fue tal que logró colarse a la espalda de una gárgola. Aprovechando la oportunidad, rápidamente mató a la bestia con una puñalada en su cráneo. Esta acción envalento a los mercenarios, los cuales comenzaron a atacar con más fuerza. Después de unos momentos las gárgolas habían muerto, pero habían matado a treinta mercenarios.
“¡Poned las escaleras en la muralla!” ordenó Ardaline apuntando a la muralla. Había sentido la barrera de la puerta desde que desembarcó, así que no intentaría derribarla, ya que eso tomaría mucho tiempo, además de que podrías ser una trampa.
Los mercenarios asintieron y corrieron, pero cuando estaban cerca de llegar a las murallas, varias bolas de fuego comenzaron a caer sobre ellos. Las bolas de fuego explotaban al impactar en sus objetivos, lo que aumentó significativamente la cantidad de bajas en el ejército Aldmer. Ardaline al ver como sus tropas comenzaban a caer, creó una barrera sobre ellos. Con la barrera sobre ellos, los mercenarios colocaron las escalas y comenzaron a subir.
Valerica vio como sus gárgolas habían causado algunas bajas sobre los mercenarios y como los hechizos de fuego de las chicas habían logrado causar bajas; sin embargo, eso no era suficiente. Ella y las otras que usaron magia se retiraron unos pasos atrás y dejaron a los edecanes y a Aela pasar a primera línea.
‘Gracias a los dioses que solo han colocado cuatro escaleras.’ pensó aliviada Lydia. Si bien ella y los otros edecanes llevaban equipados armaduras y armas de calidad, aún no contaban con los números para detener a los enemigos que atacaban el castillo. Despejando su mente de dudas, logró reaccionar a tiempo para detener el golpe de una espada con su escudo. Después de detener el golpe, rápidamente apuñalo al mercenario en el rostro, haciendo que cayera muerto.
Al igual que Lydia, los otros edecanes estaban que mataban a todos los mercenarios que subían por las escaleras. Las chicas por su parte lanzaban hechizos sobre las tropas enemigas que se encontraban en la base de la muralla; sin embargo, no lograban causar muchas bajas gracias a la barrera de Ardaline.
Asia estaba que se turnaba entre usar magia de destrucción sobre los soldados enemigo y usar magia de restauración para curar a los edecanes, también estaba usando hechizos de fortalecimiento de habilidades sobre ellos.
‘Estúpidos mercenarios humanos, no sirven ni para las tareas más simples.’ pensó con asco Ardeline al ver a los que su pueblo llamaba seres inferiores no poder hacer un trabajo tan sencillo como tomar una fortaleza. Ellos tenían superioridad numérica, pero parece que los defensores estaban mejor coordinados y por lo que veía también tenían mejor equipamiento.
‘Si quieres que algo se haga bien debes hacerlo tú mismo.’ pensó, pero sus ojos se abrieron cuando vio a una chica en la parte superior de la almena. Esta chica coincidía con la descripción de la prometida del Dovahkiin. Así que sonriendo reunió magia en sus piernas y dio un gran salto, con el cual llego hasta las almenas.
Todos los defensores se sorprendieron cuando vieron a la Altmer llegar hasta donde estaban de un salto, pero antes de que alguien haga algo, frente a ellos apareció una barrera de magia, la cual engulló tanto a Asia como a Ardeline.
“Supongo, ¿Qué tú eres Asia Argento?” preguntó Ardaline mientras avanzaba hacia donde se encontraba Asia.
“Sí, lo soy.” respondió Asia mientras desenfundaba su espada y apretaba el agarre en ella.
“Así que tú eres la prometida del Dovahkiin.” dijo Ardaline mientras tomaba una postura de ataque. “Me pregunto, ¿Qué vio en ti?”
“Porque no lo averiguas.”
Después de ese breve intercambio de palabras, tanto Asia como Ardaline se abalanzaron una contra la otra.
Cuando estuvieron cara a cara, Asia intentó dar un corte horizontal, el cual fue bloqueado por Ardaline. Luego de eso, Ardaline trató de usar un hechizo de fuego, el cual fue bloqueado por una custodia hecha por Asia. Entonces, Asia se abalanzó y con un rápido movimiento de su espada intentó cortar a Ardaline, sin embargo, el golpe fue repelido. Ardaline tampoco se quedaba atrás, ya que atacaba y se defendía de todo lo que Asia le lanzaba.
El combate de ambas era la típica lucha de espadas, donde ocasionalmente había hechizos. Asia estaba que luchaba con todo lo que tenía. En algunos casos lanzaba hechizos de destrucción. Ella estaba usando todo su arsenal, pero no ganaba mucho terreno. Esto se debía a que Ardaline tenia mas experiencia que Asia luchando.
La falta de experiencia de Asia le jugó una mala pasada cuando Ardaline hizo una finta y Asia la atacó, dejando así una apertura en su defensa. Apertura que fue aprovechada por Ardaline, la cual le dio una patada a Asia en el estómago mandándola a volar y estrellarse contra la pared del castillo.
Asia gritó de dolor cuando impactó en el muro. Y cuando cayó, sintió que sus fuerzas la abandonaban.
Ardaline había aprovechado el momento y le había lanzado a Asia un hechizo de debilitamiento. El hechizo drenó la estamina y la magia de Asia.
“Se acabó niña.” dijo Ardaline mirando a Asia.
Asia intentó ponerse de pie, pero no pudo. Finalmente, la inconciencia la llamó y todo quedo oscuro.
Mientras Asia y compañía empezaban su lucha, en las cercanías de la cueva de la Madriguera Escarpada inferior se encontraba un pequeño grupo de personas.
Este grupo contaba con al menos casi treinta miembros.
“¿Qué has dicho? ¿Estás seguro de eso?, Muy bien, yo les aviso.” Dijo un hombre mirando al cielo. “¡Chicos, Arkay dice que el paquete está en peligro!”
Las personas reunidas dejaron de hacer lo que estaban haciendo y se voltearon a ver a quien habló.
“Florencio, ¿estás seguro?” preguntó Vilkas.
Florencio es un Guardia Rojo que lleva el cabello rapado. Viste la armadura brigantina que es el uniforme de la Guardia del Alba.
“Sí, Arkay me lo acaba de decir.”
“Entonces, no hay tiempo que perder.” dijo Erik.
Erik «El asesino» es un joven Nórdico de cabellos rojos. Viste una armadura de placas de acero. Este joven es un mercenario a quien Edzard había ayudado en sus viajes pasados.
“Muy bien, todos prepárense que nos vamos.” dijo Brynjolf.
Brynjolf es un Nórdico de cabello rojizo, también lleva una barba completa muy delgada. Viste su armadura de los ruiseñores, la cual es una armadura ligera de color negro.
Todos los presentes asintieron y comenzaron a prepararse.
Este pequeño grupo está formado por varios de los aliados que Edzard ha hecho en sus aventuras. Aquí se encuentran varios miembros de los Compañeros, del Gremio de Ladrones, del Colegio de Hibernalia y finalmente de la Guardia del Alba.
Los presentes por parte de los compañeros son: Vilkas y su hermano Farkas. Athis, un Dunmer. Torvar, un Nórdico. Ria, una Imperial. Y finalmente esta Njada, una Nórdica. Todos ellos, salvo los gemelos, visten armaduras hechas por el propio Edzard como pago anticipado por sus servicios.
Los miembros del gremio de ladrones son: Brynjolf. Karliah, una dunmer que viste la misma armadura que Brynjolf. Cynric Endell, un Bretón. Niruin, un Bosmer. Zafiro, una Nórdica. Vex, una Nórdica. Delvin Mallory, un Bretón. Ravyn Imyan, un Dunmer. Thrynn, un Nórdico. Runa, un Nórdico. Etienne Rarnis, un Bretón. Y finalmente Vipir el Raudo, un Nórdico. Todos, salvo Brynjolf y Karliah, visten la armadura ligera del gremio de ladrones, es decir una armadura de cuero completa. Estas armaduras han sido mejoradas por el propio Edzard.
Los miembros del Colegio que aquí se encontraban eran: Tolfdir, el actual maestro hechicero del colegio de Hibernalia. J'zargo, un estudiante del colegio que es un khajiita. Onmund, un estudiante Nórdico. Y finalmente Brelyna Maryon, una estudiante Dunmer. Todos usaban armadura de cota de malla sobre sus túnicas de magos. Habían recibido bastones y libros con hechizos de parte de Edzard.
De la Guardia del Alba estaban presentes: Isran, un Guardia Rojo, actualmente es el líder de la Guardia del Alba. Gunmar, un Nórdico. Florencio Baenio. Sorine Jurard, una Bretón. Durak, un Orco. Mogrul, un Orco. Y finalmente Ingjard, una Nórdica. Todos visten la armadura de la guardia del alba, ya sea en versión pesada o ligera.
Este peculiar grupo había sido contratado por Edzard para servir como refuerzos en caso de que los Thalmor ataquen el Castillo de Volkihar. Todos habían recibido una bolsa con muchos septims para convencerlos de quedarse y no ir a la guerra contra el Dominio, además el grupo también contaba con algunos troles acorazados.
Todos comenzaron a moverse rápidamente para tomar los barcos que se encontraban escondidos en la cueva de Madriguera Escarpada inferior. Edzard había comprado no solo los barcos, sino que también había armado a los presentes. Todos los miembros del grupo iban con armas de muy buena calidad, además de que poseían algunos anillos encantados para mejorar sus habilidades de lucha. Rápidamente pusieron los barcos en el mar y abordaron los mismos esperando llegar a tiempo para ayudar a los que luchaban en el Castillo de Volkihar.
Asia sentía que caía, hasta que finalmente terminó estrellándose contra el suelo. Esto hizo que ella despertara. Cuando Asia abrió los ojos, se encontraba en una gran pradera de hierba verde. Caminado por allí pudo ver a una mujer vestida con vestido largo color oro y que tenía un velo sobre la cabeza. Al acercarse, le tocó el hombro para llamar su atención, pues se encontraba de espaldas a ella.
“Disculpe, ¿sabe dónde estamos?” preguntó Asia a la desconocida.
La mujer comenzó a soltar una pequeña risa y luego habló con una voz melodiosa y suave. “Estamos en tu mente.”
“En mi mente.”
“Sí, tu mente.” dijo mientras le señalaba hacia una colina en la que había una cruz plateada de diez metros de alto.
“¿Quién eres tú?”
“Yo soy la madre de la tierra prodiga.” respondió la mujer dándose la vuelta para que Asia pueda verla.
Frente a Asia había una mujer muy hermosa, la cual tenía rostro en forma de corazón, labios carnosos y llevaba los ojos cerrados. Vestía con un vestido dorado ricamente decorados con cordones de plata y joyas por botones, además de que llevaba un velo y una cofia el cual no permitía ver su cabello.
“Lady Mara.” habló Asia con asombro y rápidamente se arrodilló en señal de respeto por la deidad.
“Oh, así que has descubierto quien soy.” respondió Mara con una sonrisa en su rostro.
“Sí, Edzard me lo dijo.” dijo Asia con una sonrisa. “También menciono que fue usted quien me trajo a este mundo.”
“Ya veo, pero respóndeme algo.” dijo mientras se acercaba a Asia. “¿No estas enojadas por sacarte de tu mundo?”
“No.” negó Asia mientras sonreía. “Gracias a usted pude conocer a Ed, a Marie y a todos mis amigos.”
“Ya veo.” Mara sonrió mientras acariciaba la cabeza de Asia.
“¿A qué debo el honor de su visita?”
“Hay alguien que quiere hablar contigo.” respondió Mara mientras con una seña le indicaba que la siguiese. “Normalmente lo que voy a hacer no está permitido. Pero hare una excepción.”
Asia no entendía lo que decía, pero decidió seguirla.
Luego de caminar un rato, llegaron a una mesa redonda en la que había tres sillas y donde en una había alguien sentado. La persona sentada era un hombre de piel clara, llevaba el cabello rapado y una espesa barba negra, sus ojos eran de color azul. Vestía una camisa de color celeste con un chaleco marrón adornado con tres discos de plata en el pecho, llevaba pantalones ajustados de cuero marrones y botas del mismo material y color, las cuales tenían los cordones en patrón de zigzag.
“Te he traído a Asia.” habló Mara, llamando la atención al hombre, para luego sentarse en una de las sillas.
“Ya veo, siéntese señorita.” dijo el hombre señalando el único asiento vacío.
Asia asintió y se sentó frente al hombre.
“No me he presentado aún.” dijo el hombre mientras se paraba y con una reverencia dijo. “Soy Nathaniel, Duque de Alcaire.”
Después de presentarse se sentó nuevamente.
Asia estaba asombrada, frente a ella estaba un noble. Un noble que al parecer quería hablar de algo con ella.
“Es un placer, Señor.” respondió Asia levantándose y dando una reverencia, tal como le había enseñado Valerica. Luego se sentó y pregunto. “¿A que debo el placer de esta conversación?”
“Esa mujer te ha enseñado bien.” respondió Nathaniel con una sonrisa en la cara. “La verdad es que te he estado observando desde que llegaste a este mundo.”
Asia no sabía que decir. Este hombre decía haberla estado vigilando desde que llego a Nirm. “¿Por qué haría usted eso?”
“Porque estaba muy intrigado sobre el hecho de que tengo una descendiente en otro mundo.”
Esas palabras dejaron a Asia en shock. Ella no sabía que decir, pero armándose de valor decidió preguntar. “¿Está seguro de que soy su descendiente?”
“Sí, niña, tu eres mi descendiente.” respondió Nathaniel de forma seria. “Más específicamente eres hija de mi bisnieto.”
“Pero eso es imposible.” respondió rápidamente Asia. “Mis padres son de la Tierra.”
“Tu madre es de la Tierra; tu padre nació en Alcaire en la segunda era.” Habló con calma Nathaniel. “La prueba está en que puedas usar magia de este mundo.”
“¿A qué se refiere?”
“Tu pareja debió decirte cómo funciona la magia aquí, ¿verdad?” habló Nathaniel ganándose un asentimiento por parte de Asia. “Entonces sabes que para usar la magia en Nirm es necesario tener magicka. La razón por la que tú puedes usarla es simple. Tu eres una niña mitad bretona y mitad terrícola.”
Si esta noticia la hubiese recibido la Asia de hace un año, habría comenzado a hiperventilar y entrar en negación por lo dicho por Nathaniel. Sin embargo, la Asia actual, no hizo eso. Mas bien comenzó a pensar en lo que esta revelación significaba.
“Si es eso cierto, ¿Cómo es que mi padre llego a la Tierra?” preguntó Asia tratando de obtener más información.
“El idiota de mi bisnieto estaba que jugaba con la magia de las sombras.” contestó Nathaniel con una mueca. “Eso es lo que le permitió viajar a la Tierra.”
Cualquier hija habría defendido a su padre luego de escuchar cómo le decían idiota, pero Asia no lo hizo. Esto se debe a que ella nunca lo conoció, así que no sabía qué tipo de hombre era él.
“Pero, ¿y la diferencia de tiempo?” preguntó Asia. “Según Ed, es muy probable que el tiempo entre mi mundo natal y este sea igual.”
“Sí, lo es; sin embargo, tu padre no controló el hechizo.” respondió Mara llamando así la atención de Asia. “El hechizo no funciono como debía. Y lo envió a otro mundo, pero no al mismo momento en que salió de aquí.”
“Lo envió al futuro.” dijo Asia entendiendo lo que decía Mara.
“Si, por eso es que la magia de sombras es tan peligrosa.” habló Nathaniel.
“Pero ¿Por qué decirme esto?”
“Lo entenderás en el futuro.” respondió crípticamente Mara.
“Sé que deberíamos hablar de algunas cosas más.” dijo Nathaniel. “Pero se nos acaba el tiempo y Lady Mara quiere mostrarte algo.”
“¿Qué cosas?”
Antes de que Asia pudiera decir algo más, su mente fue bombardeada con varias imágenes de la batalla en las almenas del castillo. Vio a sus amigos continuar luchando. Vio como los enemigos comenzaban a llegar a las almenas y como comenzaban a rodearlos. También vio que estaba desmayada y que la Altmer se estaba acercando a ella con la intención de matarla.
Asia se levantó de golpe de la silla y miro a Mara. “¿Puedes ayudarlos?”
“No puedo, los Aedras no nos involucramos en los asuntos mortales.”
“Pero, ¿no han ayudado a los mortales contra los daedras?”
“Sí, pero eso son casos particulares. Cuando creamos a los mortales les dimos total libertad para que puedan vivir sin casi ninguna intervención directa nuestra.”
Asia miro a Mara y apretó los puños por el sentimiento de impotencia que sentía. Ella sabía que los Aedras no se involucraban directamente en los asuntos mortales y casi nunca interactuaban con ellos a menos de que esto sea de gran necesidad.
“Entonces, ¿por qué están interactuando conmigo?”
“Porque, tú al ser medio terrícola, eres considerada un ser extraño en este mundo.”
“¿Qué significa eso?” pregunto Asia confundida.
“Eso significa que, como eres un ser de otro mundo, estas considerada como un ser en observación.”
“¿observación?” preguntó Asia asustada.
“Sí, los Aedras te estamos observando para ver si eres una amenaza, pero gracias a tus acciones no estas siendo considerada como una.”
Asia se tranquilizó cuando escuchó eso, pues nadie quiere que un dios te persiga por considerarte una amenaza.
“Tranquila, te enviare de regreso para que ayudes a tus amigos.”
Asia suspiró cuando escucho eso, ya que ahora podía ir y ayudar a sus amigos en la batalla.
“Entonces, ¿estas preparada para volver?”
Asia asintió en respuesta.
“Asia, un consejo antes de enviarte de vuelta.” dijo Mara tomando las manos de Asia entre las suyas.
“¿Cuál?” preguntó Asia mirando a Mara a los ojos.
“Los sacred gear responden a las emociones y a la convicción de sus portadores.” Respondió Mara con una sonrisa.
Asia no entendió lo que Mara quiso decir; sin embargo, antes de que pudiese preguntar, todo el lugar desapareció en una explosión de luz.
Mientras Asia estaba en su conversación con Mara y su antepasado, sus amigos estaban luchando en las almenas.
“¡Maldita sea!” gritó Lydia mientras mataba a otro mercenario. “¡Esto no tiene cuando acabar!”
“¡No me lo digas!” gritó Jordis parando un ataque enemigo con su escudo y contraatacando rápidamente. “¡Si salimos vivos de esta pediré vacaciones cuando termine la guerra!”
Todos los edecanes estuvieron de acuerdo con Jordis. Parece que Edzard tendrá que dar vacaciones pagadas a todos sus edecanes.
“¡Yo le pediré al Archimago muchos libros de magia!” gritó Laure usando su espada corta para derribar a un mercenario. Que no se diga que los magos no pueden usar armas y luchar bien cuerpo a cuerpo.
“¡Yo lo voy a atar a un tronco y lo lanzare por la garganta del mundo!” gritó Aela mientras disparaba una flecha a un mercenario que iba atacar por la espalda a Fortunata.
Todos estaban preocupados por Asia, pero no podían hacer nada para ayudarla, pues la barrera les impedía el paso. Así que la mejor maga de su grupo, es decir Valerica, había comenzado a usar magia para romper la barrera mientras los demás la defendían y evitaban que los mercenarios llegaran a las almenas.
Después de unos momentos, Valerica logró romper la barrera que mantenía a Asia fuera de su alcance y cuando vio lo que pasaba, se lanzó para luchar contra la mujer Altmer creando una espada vinculada.
Ardaline vio como una mujer se lanzaba contra ella. Rápidamente levanto su espada y bloqueo la espada conjurada de Valerica. Se sorprendió mucho cuando la mujer comenzó a empujarla con una gran cantidad de fuerza. Así que, para contrarrestar eso, comenzó a fortalecer su cuerpo con magia. Al hacerlo, logró detener a la mujer.
Valerica no daba crédito a lo que veía. Esta Altmer había logrado igualar su fuerza física usando refuerzo mágico. Rápidamente se alejó de ella con un salto. Cuando estuvo a salvo comenzó a atacarla, pero todos sus ataques eran bloqueados por la mujer. Así que preparó un hechizo de rayos con su mano libre y se lo lanzó; sin embargo, la mujer creó rápidamente una custodia y la bloqueó. Cuando lo hizo, Valerica tuvo que saltar hacia un lado para evitar una bola de fuego que iba dirigida hacia ella.
“Eres buena.” dijo Valerica viendo a su enemiga.
“Para ser una simple humana, tú también lo eres.” respondió Ardaline con una sonrisa.
‘Créeme, no pensarías eso si tuviese tempo para transformarme’ pensó Valerica. Habían sido demasiado confiadas y eso le había pasado factura. Ya que, si se hubiesen transformado desde el inicio, hubiesen podido acabar con los enemigos más rápidamente.
“Sin embargo, esta estúpida pelea acaba aquí.” dijo Ardaline con mucha confianza.
“Oh, ¿Por qué lo dices?” preguntó Valerica aumentando el agarre en su arma.
“Por esto.” respondió Ardaline lanzando un hechizo de relámpago dirigido a los edecanes que estaban que detenían el ascenso de los mercenarios.
“¡Maldita sea!” gritó Valerica en pánico. A sí que rápidamente lanzó una barrera; sin embargo, esta no pudo detener el hechizo, solo lo debilitó.
El hechizo había dado de lleno en los edecanes, pero al estar tan debilitado no los mató, simplemente los atonto unos segundos. Segundos aprovechados por los mercenarios, los cuales los atacaron con sus armas. Si bien no pudieron atravesar la armadura de placas de ébano, si hicieron daño interno. Valerica trató de correr para apoyarlos; sin embargo, no se movía de su lugar. Bajando su mirada, se asombró cuando vio que sus pies se estaban congelados.
“Sorprendida.” dijo Ardaline con sarcasmo mientras se acercaba a Valerica. Cuando estuvo frente a ella, levantó su espada con la intención de matar a la matriarca vampira.
“¡Madre!” fue el grito de pánico de Serana al ver a su madre atrapada y a punto de ser asesinada.
‘Lo siento por todo. Serana…’ fue el pensamiento de Valerica mientras cerraba los ojos y esperaba el golpe mortal.
Sin embargo, dicho golpe nunca llegó. Valerica abrió los ojos y vio que la espada de ébano de la Altmer había sido detenida por una delgada espada hecha de hueso dragón
“¡Asia!” gritó con asombro Fortunata al ver a su amiga despierta.
Asia asintió a su amiga y convocó su sacred gear. Una vez convocado, usó el poder de su sacred gear para curar las heridas de todos sus aliados. Los edecanes sintieron como las contusiones y huesos rotos se curaban y Valerica sintió como el hielo que la encerraba se derretía.
Asia había descubierto esta habilidad hace unos meses. Esto se debe a que ella no había usado casi nada su sacred gear en los primeros meses que estuvo en Nirm. Volvió a usarlo casi de forma seguida desde que Edzard le regaló las pulseras que suprimían el aura de su sacred gear. Ella había sentido que su sacred gear había aumentado de poder y había estado experimentando sobre lo que podía hacer ahora. Y eso la llevó a descubrir varias formas de usarlo. Una de ellas era que era capaz de curar a sus aliados desde una cierta distancia.
“¿Qué harás?” preguntó Valerica.
“Yo me encargare de ella.” dijo Asia seria. “Tú ayuda a los demás.”
Valerica no se asombró al escuchar la seguridad en la voz de Asia. La niña había cambiado mucho desde que Edzard la había dejado aquí. Así que sonriendo asintió y una vez estuvo libre del hielo corrió a apoyar a los otros.
“De verdad piensas que puedes derrotarme niña.” dijo Ardaline mientras veía a Asia.
Asia no respondió y simplemente cerro los ojos mientras recordaba las palabras que Mara le había dicho, pero tuvo que abrirlos cuando Ardaline se abalanzó contra ella. Rápidamente volvieron a chocar espadas.
‘Lady Mara dijo que los sacred gear reaccionan a la fuerza de voluntad de sus portadores.’ pensó Asia mientras se defendía de los ataques de Ardeline. Poco a poco estaba que volvía perder terreno contra la Aldmer. Antes de que pudiese crear una custodia para defenderse, fue alcanzada por un hechizo de parálisis que fue lanzado por Ardeline.
Antes de que Asia cayese al suelo, Ardeline se acercó y la tomó por la cota de malla.
‘Por favor, muévete. Necesito Ayudarlos.’ pensaba con desesperación Asia mientras veía como los mercenarios comenzaban a ganar terreno y parecía que pronto tomarían las almenas.
‘Necesito más fuerza para ayudarlos.’ pensó Asia mientras cerraba los ojos. ´
Mientras tenía los ojos cerrados, pensó en Edzard y en su hija. Si ella moría aquí, Marie viviría como una huérfana de madre. El solo pensamiento de que su hija tuviese que vivir algo similar a lo que ella vivió en su niñez hizo que Asia sintiera gran pánico y terror.
‘¡No! No voy a morir aquí. No voy a dejar a mi familia. Así que, por favor, muévete. ¡Muévete!’ Asia estaba que usaba toda la fuerza de voluntad que tenía para tratar de mover su cuerpo para seguir luchando.
Ardaline tomó su espada y se preparó para apuñala a Asia en el corazón, pero cuando su espada estuvo a centímetros de tocar la cota de malla, una explosión de luz verde envolvió a Asia y mandó a volar a Ardaline mientras iluminaba por completo el campo de batalla cegando a todos los presentes.
Cuando todos los presentes pudieron volver a ver, se asombraron cuando vieron a Asia. Ya que ella ya no vestía su cota de malla y pantalones. Ella vestía un atuendo de batalla que consistía en un vestido azul claro sin mangas, el cual llegaba hasta las rodillas. Sobre este vestido llevaba una armadura que le cubría el pecho y los hombros, además de dos piezas de metal que cubren ambos lados de su cintura. También tiene guanteletes y grebas de metal, adornados con alas en los codales y rodilleras. Llevaba una especie de corona con dos cuernos en la cabeza. La armadura era de color plateado y brillaba como si fuese un espejo.
Serana miraba asombrada la armadura que usaba Asia. Esto se debía a que la armadura de Asia emitía una enorme cantidad de magia. Si ella tuviese que adivinar que efectos tendría esa armadura sobre Asia, era muy probable que los efectos sean similares al aspecto dragón de Edzard. Es decir, que le den un aumento de sus estadísticas base, además de darle alguna que otra habilidad.
“¿Qué te ha pasado?” preguntó Ardaline mientras se levantaba.
Asia no respondió verbalmente, sino que una vez que tocó el suelo, se abalanzó rápidamente contra Ardaline, la cual estaba asombrada por la velocidad de Asia, pero una vez superó su asombro, rápidamente atacó a Asia con un golpe en diagonal de su espada. Para Asia, el movimiento fue tan lento que no tuvo problemas para desviar el golpe, dejando una apertura en la defensa de la Altmer; sin embargo, antes de que pudiera acabar con Ardaline, escuchó un grito. Girado su cabeza, pudo ver que el grito le pertenecía a Fridda, la cual había sido herida por una flecha que impacto en su hombro. Rápidamente Asia extendió su mano en la dirección de su amiga. Fridda fue envuelta por un aura verde, la cual expulsó la flecha de su cuerpo y luego curó instantáneamente la herida.
Mientras Asia terminaba de curar a su amiga, comenzaron a escucharse los gritos de dolor de los mercenarios. Cuando los defensores miraron hacia la playa, se asombraron cuando vieron a varios barcos navegar hacia la costa. De los barcos comenzaron a llover bolas de fuego que alcanzaron a los mercenarios, pero estos fueron protegidos por la barrera que había creado Ardeline.
“Vaya, esa es una buena barrera.” dijo Tolfdir mientras observaba la barrera.
“¿Puedes quebrarla, viejo?” preguntó Isran.
“Claro, pero necesitare tiempo. J'zargo, Onmund, Brelyna cread barreras de protección contra proyectiles.”
Los tres magos asintieron y cubrieron cada uno de los barcos con barreras mágicas.
“Muy bien, empecemos.” dijo Tolfdir mientras extendía sus manos y creaba un rayo de magia con el cual planeaba eliminar la barrera.
Cuando la barrera comenzó a mostrar grietas, Brynjolf e Isran ordenaron a sus tropas que lanzaran proyectiles. Estos proyectiles atravesaron la barrera y comenzaron a matar a los mercenarios. Los mercenarios no se quedaron atrás y comenzaron a disparar, pero sus flechas no pasaban la barreara erigida por los magos.
Cuando los barcos se acercaron a la playa la barrera mágica de Ardeline ya había caído. Los magos usaron hechizos de fuego para destruir los barcos que habían usado los mercenarios. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Vilkas y los Compañeros se lanzaron al combate, junto a ellos iban los miembros de la Guardia del Alba.
Los mercenarios cargaron contra los refuerzos de los defensores, pero antes de que ambos grupos choquen, los mercenarios fueron alcanzados por una descarga de flechas y unas cuantas bolas de fuego. Estos golpes provocaron que la carga de los mercenarios fuera débil y que, por consecuencia, fueran superados por la carga de los Compañeros y la Guardia del Alba.
El combate entre ambos grupos fue brutal, pero a diferencia de los mercenarios, los Compañeros y la Guardia del Alba contaban con armaduras y armas de gran calidad. Y sumado a eso también estaban los anillos encantados, esto se reflejó en que los mercenarios fueran rápidamente superados y comenzaran a caer como moscas.
Cuando Asia vio a los refuerzos atacar a los mercenarios, se volvió para ver que la espada Ardaline estaba a unos centímetros de ella. Rápidamente la esquivó y contratacó con una estocada. La estocada fue bloqueada por una espada vinculada que fue invocada por Ardaline. Asia al ver esto comenzó a atacar con cortes rápidos. Ardaline se sentía abrumada por la nueva velocidad de Asia.
‘¿Qué mierda está pasando aquí? Ella no tenía estas habilidades físicas antes.’ pensaba Ardaline en pánico. Esta misión estaba resultando ser más difícil de lo que esperaba.
‘Necesito escapar de aquí.’ fue el pensamiento de Ardaline mientras veía como su ejército de mercenarios estaba siendo diezmado. Usando magia dio un gran salto, tratando de llegar hasta donde habían estado sus barcos, pues cerca de los mismos había puesto un dispositivo que le permitiría tele trasportarse a un lugar seguro. O al menos eso es lo que esperaba; sin embargo, sintió un gran dolor en el pecho. Mirando hacia atrás vio a que Asia la había apuñalado por la espalda.
Mientras caían, la transformación de Asia se desvaneció dejándola casi inconsciente. Y debido al gran salto que habían hecho, ambas terminaron cayendo a las frías aguas del mar de los Fantasmas.
Asia sentía que se hundía en el mar, pero también sintió que algo la sacaba del agua. Abriendo los ojos, se asombró al ver que estaba siendo levantada por un pequeño orbe color dorado, el cual comenzó a dirigirse en dirección a la costa. Mirando hacia atrás, pudo ver que el cuerpo de Ardaline se hundía junto con su espada a las profundidades marinas. Una vez llegaron a la costa, Asia fue rodeada por sus amigos.
“Eres una completa idiota.” dijo Serana con una sonrisa al ver a Asia toda empapada. “Pero, qué otra cosa podía esperar de la prometida de Ed.”
Asia trato de sonreír, pero no podía, le dolía todo el cuerpo por el frio. Después de que Serana le ayudara a levantarse, caminó con ayuda de Aela y Serana al interior del castillo mientras eran seguidos por los edecanes, los miembros de los Compañeros, el Gremio de Ladrones, el Colegio de Hibernalia y la Guardia del Alba. Todos iban felicitándola por sobrevivir a su primera batalla.
Cuando estuvieron dentro del castillo, Asia fue llevada a su habitación. Con mucha dificultad se cambió la ropa mojada. Cuando terminó de vestirse, Valerica ingresó a la habitación cargando a Marie en sus brazos. Parándose junto a Asia, le entregó a su hija. Asia tomó a Marie y vio que tenía un puchero en el rostro. Parece que a la pequeña no le hizo gracia que la forzaran a dormir. Sonriendo, Asia beso la frente de su hija mientras esta solo la miraba antes de sonreír.
Mar de Abecean - Loredas 9 de Helada del 203 de la Cuarta era
Edzard se encontraba mirando su alrededor. Se encontraba en el mar de Abacean, y a su alrededor había varios barcos destrozados. Había luchado no hace mucho contra lo que quedaba de la flota Aldmer. Había destrozado los barcos con una combinación del Thu’um de invocación de tormenta y el de Remolino. Entre ambos crearon una tormenta tan poderosa que había despedazado por completo a la flota de los Aldmer. No había habido ni un solo sobreviviente.
Edzard miró los cuerpos que se hundían al fondo del mar y comenzó a pensar que cuantos de ellos eran padres, hermanos, hijos y esposos. Sobre como sus familias sufrirían por las perdidas y como lo maldecirían por toda la eternidad.
‘Al final de todo, no hay honor ni gloria en la guerra. Solo dolor, sufrimiento y muerte.’ Pensó Edzard mientras comenzaba a caminar para alejarse del cementerio de naves.
Edzard caminaba sobre el agua del mar gracias al encantamiento que poseían sus botas. Un encantamiento que le permitía caminar sobre el agua.
Mientras Edzard seguía caminando en dirección a las costas de Alinor, a lo lejos se veían muchos barcos, cientos de ellos. Todos llevaba heráldicas diferentes. Había heráldicas de las legiones, Skyrim, Roca Alta, Paramo del Martillo, Elsweyr y Bosque Valen.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 15
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 14
Eton Nir - Sundas 17 de Helada del 203 de la Cuarta era
El viento soplaba en una noche despejada mientras Edzard cabalgaba a todo galope. Había partido en la tarde del día anterior, después de haber conquistado la ciudad de Cloudrest con la ayuda de Odahviing y de Durnehviir. La ciudad era uno de los pocos asentamientos que aún eran leales a los Thalmor. El resto de las ciudades, tales como Skywatch y Firsthold se habían rebelado contra el Dominio Thalmor. Las ciudades de Shimmerene, Dusk y Sunhold habían sido tomadas por las fuerzas combinadas de la alianza Imperio-Skyrim-Roca Alta–Paramo del Martillo–Elsweyr-Bosque Valen. Y por último la ciudad de Lillandril se había declarado neutral en el conflicto.
Gracias a esto, a los Thalmor solo les quedaba la ciudad capital de Alinor. Aunque los informes que llegaban de ahí decían que habia revueltas casi todos los días. Estas revueltas habían forzado a los Thalmor a usar a sus tropas restantes para sofocarlas.
Los Thalmor actualmente estaban casi al borde de la derrota final ante el Imperio y sus aliados, pero Edzard había recibido informes que mencionaban que el Archimago Arcano estaba trabajando en un artefacto capaz de darle la vuelta a la guerra. Y esa es la razón por la que se encuentra actualmente en esta zona.
“Espero no llamar mucho la atención.” dijo Edzard mientras guiaba a su caballo por un sendero que usaban los pastores. Él esperaba de esta manera eludir posibles emboscadas que le retrasasen en su misión. Actualmente iba vestido con una armadura que consistía en una cota de malla con una sobreveste que tenía la heráldica del Imperio. Guanteletes y botas de acero. Debido al tipo de batalla que tendría, había decidido no llevar su casco. Ya que este sería más un estorbo que una protección en esta batalla.
“A quien engaño. Estoy seguro de que me verán llegar desde una milla de distancia.” dijo frustrado Edzard. Y si te preguntas la razón de esta frustración. La respuesta es muy sencilla. Él está cabalgando sobre Arvak. El cual es un caballo esquelético que poseía llamas azules en la cola y la crin.
Edzard levantó la mirada y a lo lejos, pudo divisar su lugar de destino. Este lugar era la antigua torre Aldmer conocida como la Torre de Cristal. Torre que en antaño era una gran estructura mística, pero que en la actualidad no eran más que escombros y ruinas. Todo esto es gracias al ataque de una horda de daedras durante la crisis de Oblivion.
“No entiendo quién viviría en una torre en ruinas.” comentó mientras seguía cabalgando. “Pero quien soy yo para criticar a las personas.”
Sacudiéndose los hombros decidió continuar en dirección norte. Después de cabalgar unas cuantas horas, finalmente llegó a las ruinas de otrora gran torre. Una vez hubo desmontado, procedió a cancelar la invocación de Arvak. agarrando sus espadas, comenzó a caminar hacia la torre. Después de subir las escaleras llegó hasta el que antaño fuese la entrada de la torre. Observando bien la zona, pudo ver a una persona vistiendo una armadura negra con bordes dorados, Cabellos blancos como la nieve y ojos rojos como la sangre.
“Bienvenido a mi humilde morada.” dijo Cyrelas a la vez que hacia una reverencia. Después de hablar, comenzó a caminar hacia Edzard.
“Es un gusto conocerte finalmente cara a cara. Dovahkiin.” la voz de Cyrelas rezumaba una gran cantidad de arrogancia.
“Pues, la verdad es que no sé quién eres.” dijo Edzard con una sonrisa de burla en su rostro.
“Oh. Me siento decepcionado.” Cyrelas se llevó la mano a su corazón mientras fingía estar triste. “Y pensar que soy uno de tus más grandes fans.”
“Lo siento, pero no doy autógrafos.” La mano de Edzard comenzó a dirigirse a su espada en su cintura.
“Que lastima.” dijo Cyrelas mientras alzaba su mano derecha.
Edzard no sabía que intentaba hacer el Altmer, pero saltó hacia la derecha una vez que su olfato capto un olor peculiar. Y gracias a los dioses que lo hizo, pues un segundo después, una gran cantidad de picos hechos de hielo salieron del lugar donde había estado parado unos momentos antes.
“Realmente tienes buenos reflejos.” dijo Cyrelas con una sonrisa. “Sin embargo, debo preguntar, ¿Qué delato la trampa?”
“Escondiste la runa con magia de ilusión para que no la vea.” respondió Edzard mientras señalaba su nariz. “Pero no eliminaste el olor de esta.”
“Oh. Así que eres capaz de oler la magia.” el asombro se escuchaba en la voz de Cyrelas.
Edzard lo miro fijamente, pues no sabía si su reacción era real o si estaba que fingía. “Es costumbre presentarse antes de intentar matar a alguien.”
“Cierto. Disculpa mis modales.” dijo Cyrelas mientras empujaba su capa. “Soy Cyrelas Elsinius. El actual Archimago Arcano.”
“Edzard Rolandson.” contestó Edzard mientras desenfundaba su espada. “Aunque creo que ya lo sabias.”
“Estas en lo correcto.” respondió Cyrelas mientras movía su mano hacia su cintura y desenfundaba una delgada espada de aspecto simple.
Edzard y Cyrelas se vieron fijamente. Y a su alrededor el viento dejó de soplar, los insectos dejaron de hacer ruido y toda la sala estaba en un silencio sepulcral.
Apretando el agarre en su espada, Edzard se abalanzó rápidamente sobre Cyrelas y trató de empalarlo; sin embargo, Cyrelas desvió el golpe y con su mano libre le lanzó a Edzard unas lanzas de hielo. Edzard esquivó las lanzas saltando hacia un lado. Y una vez que estuvo en el suelo lanzó una bola de fuego hacia Cyrelas. Cyrelas, al ver la bola de fuego que se le acercaba, saltó hacia atrás para esquivarla; sin embargo, una vez que la bola de fuego pasó por su lado, Edzard apareció frente a él y le dio un puñetazo en toda la cara. Gracias a esto, Cyrelas salió disparado y se estrelló contra la pared.
Edzard trató de tomar un respiro, pero antes de que se cuenta estaba siendo enviado volar. Después de impactar contra la pared, alzó la vista y pudo ver que en la mano extendida de Cyrelas había un orbe de color dorado.
“Telequinesis.” dijo Edzard una vez que estuvo de pie nuevamente. “Una forma poco ortodoxa de usarla.”
“Tienes razón.” dijo Cyrelas mientras se acercaba a Edzard. “Sin embargo, no puedes negar sus beneficios.”
Edzard no respondió verbalmente ya que se lanzó rápidamente hacia Cyrelas.
“Que decepción.” dijo Cyrelas viendo Edzard atacarlo de frente. “Pensé que como Archimago me atacarías con magia.”
“Eso estoy haciendo.” dijo Edzard al mismo tiempo que sonreía. “¡SU!”
Cuando Edzard gritó, su espada fue envuelta por corrientes de aire. Cuando estuvo frente a Cyrelas, desató una rápida oleada de ataques con su espada. Cyrelas trataba de detener y desviar los ataques, pero no podía. Esto se debía a que el Thu’um usado por Edzard había encantado su espada con el poder del viento y esto aumentó considerablemente su velocidad de ataque. Edzard aprovechó su aumento de velocidad de ataque para de esta manera herir a Cyrelas. Haciendo una finta logro hacerle un tajo horizontal en el pecho al mismo momento en que el efecto del Thu’um acababa.
“Bueno no es que necesitemos nuestros pezones.” dijo Cyrelas viendo el rayón en su armadura. “Sin embargo, me gustaría que no me los quitases.”
Edzard puso los ojos en blanco por lo dicho por Cyrelas. “Tío, eso es raro.”
“¿Sabes que esa es una zona erógena del cuerpo?” preguntó Cyrelas despreocupadamente.
Edzard estaba a punto de replicar; sin embargo, sus ojos se abrieron cuando vio a Cyrelas frente a él. Rápidamente trató de detener el ataque, pero no pudo hacerlo. Edzard sintió un gran dolor en su abdomen. Lugar donde Cyrelas había hecho un corte horizontal.
‘Por las tetas de Dibela. De no ser por la cota de malla, me habrían destripado.’ pensó Edzard al ver como su cota de malla estaba dañada por el ataque recibido.
“Esa es una buena cota de malla.” dijo Cyrelas viendo la cota de malla de Edzard. “¿Acero de la forja del cielo?”
Edzard abrió los ojos cuando escucho a Cyrelas decir eso. Pero decidió responder con otra pregunta. “¿Cómo lo sabes?”
“Es muy sencillo niño.” dijo Cyrelas. “Mi espada está hecha de Hierro meteórico.”
La respuesta de Cyrelas asombró a Edzard y a la vez lo asustó. El hierro meteórico era un fragmento de Aetherius. Un metal muy raro y muy poderoso. Y esta era la primera vez que se enfrentaba a alguien que usaba un arma de esa calidad.
“Aunque es muy raro y difícil de trabajar. Es muy poderosos y las armas hechas por este material tienen un gran filo.” volvió a hablar Cyrelas. “Sin embargo, hay algunos materiales que no puede cortar fácilmente.”
“El acero de la forja del cielo, el ébano y el hueso dragón.” interrumpió Edzard.
“Tienes razón. El acero de la forja del cielo resiste un poco. El ébano resiste más que el anterior. Y finalmente el hueso de dragón es el único capaz de resistir casi por completo.” comentó Cyrelas irritado por haber sido interrumpido. “Tú no tienes modales.”
“Si los tengo. Solo que decido no usarlos muy a menudo.” contestó Edzard, sacudiendo los hombros.
Después de decir eso, Edzard activó su sangre de lobo. Cyrelas alzó una ceja al ver el ojo de Edzard cambiar de color; sin embargo, sus ojos se abrieron cuando tuvo que esquivar la espada que casi le corta la cabeza. Edzard continuó atacando con gran velocidad tratando así de abrumar a Cyrelas; sin embargo, tuvo que detenerse y comenzar a esquivar las lanzas de hielo que caían sobre él. Cyrelas estaba que lanzaba hechizos a diestra y siniestra. Desde lanzas de hielo hasta bolas de rayos. Edzard no se quedó atrás y contrarrestó los hechizos enemigos con sus propios hechizos.
El campo de batalla estaba siendo bombardeado por lo hechizos que se lanzaban. Había comenzado una batalla de desgaste. Y para mala suerte de Cyrelas, Edzard tenía más magia que él; sin embargo, él tenía más experiencia y conocimiento en las artes mágicas.
Mientas Edzard lanzaba hechizos que había aprendido. Cyrelas comenzó a lanzar hechizos que habían sido creados por él mismo. Edzard tuvo que rodar por el suelo para esquivar una lanza de fuego, pero cuando se levantó fue enviado a volar por un fuerte vendaval.
“¡Aghh!” gritó Edzard al impactar contra uno de los pilares derruidos que cubrían la ruina. Al momento en que cayó al suelo trató de reincorporarse lo más rápido que pudo.
Cyrelas viendo que Edzard estaba que se levantaba decidió usar un hechizo que no era muy poderoso, pero sí muy versátil. Levantó su mano libre y comenzó a canalizar una gran cantidad de magia y desató el hechizo una vez estuvo cargado. De su mano salieron una gran cantidad de bolas de fuego que viajaban a gran velocidad.
Edzard vio los hechizos que se le acercaban y sabía que no podría levantar una custodia para detenerlos. Así que desenfundó su otra espada y tomó aire.
“¡SU! ¡GRAH!” gritó Edzard. El Thu’um fue una versión más poderosa del que había usado anteriormente.
Cyrelas no daba crédito a lo que veía. Frente a él, Edzard desviaba todas las bolas que le llegaban usando sus espadas. Vio como Edzard comenzaba a avanzar a paso lento mientras desviaba y cortaba las bolas de fuego que entraban en su campo de visión.
Cyrelas no daba crédito a lo que veía. Frente a él, Edzard desviaba todas las bolas que le llegaban usando sus espadas. Vio como Edzard avanzaba lentamente mientras desviaba y cortaba las bolas de fuego que entraban en su campo de visión.
“Realmente no puedo tomarte a la ligera.” dijo Cyrelas al mismo momento en que dejaba de lanzar magia. Luego hizo que un bastón apareciera de un vórtice de magia color purpura. El bastón era de un color tan negro como una noche sin estrellas y sin lunas. Tenía cuatro puntas de lanza en el extremo superior. Y en el centro de estas había una bola de energía la cual tenía la apariencia de una calavera.
“Ese bastón…” dijo Edzard en completo shock pues reconocía ese bastón. “¡¿Cómo tienes ese bastón?!”
“¿Cómo?” preguntó Cyrelas con sarcasmo mientras una sonrisa cruel aparecía en su rostro. “Fácil. Es mío.”
“¿Tuyo?” comenzó a hablar Edzard, pero de pronto gritó. “¡No me jodas! ¡Ese bastón le pertenece…!”
“A Mannimarco.” interrumpió Cyrelas. “Dime niño. ¿Qué sabes de la posesión espiritual?”
“¿Posesión espiritual?” preguntó Edzard mientras comenzaba abrir los ojos en shock. “Eso es un hechizo de conjuración prohibido. Un hechizo que permite a un espíritu tomar posesión de un cuerpo creando algo muy similar a un Lich.”
“Así es. Déjame presentarme correctamente. El nombre de este cuerpo es Cyrelas Elsinius.” dijo Cyrelas con una sonrisa. “Pero el nombre del alma que gobierna el cuerpo… Es Mannimarco.”
“Eso es imposible. Se supone que estás muerto.” dijo Edzard preparándose para atacar con todo. Mannimarco no es un enemigo al cual podía subestimar y ganar.
Edzard se abalanzó contra Mannimarco. Y una vez estuvo frente a él, tomó aire. “¡YOL! ¡TOR! ¡SHULL!”
El aliento de fuego se dirigió directo a Mannimarco. Este sin embargo simplemente lo esquivó y luego de eso detuvo el ataque de Edzard con su espada. Y cuando Edzard estuvo a punto de golpearlo con su otra espada, el simplemente saltó hacia atrás. Sonriendo, Mannimarco comenzó a canalizar magia a su bastón. Y una vez que golpeó el suelo, surgieron varias runas que emitían un color purpura. De estas runas aparecieron varios esqueletos.
“¡Vayan mis esclavos! ¡tráigame su sangre!” gritó Mannimarco.
Edzard comenzó a atacar a los esqueletos que lo rodeaban. Sus espadas infundidas por el poder de su Thu’um eran apenas visibles. Mientras Edzard repelía a los esqueletos, Mannimarco comenzó a juntar enormes cantidades de magia.
“¡VEN! ¡GAAR! ¡NOS!” gritó Edzard creando un gran ciclón en el centro de la sala. Este ciclón comenzó a absorber a los esqueletos. Los cuales fueron destrozados en el interior del mismo.
“Realmente eres alguien de temer.” dijo Mannimarco con una sonrisa en la cara. “Pero se acabó. Ya has perdido.”
Cuando termino de hablar, una gran runa mágica cubrió todo el suelo de la torre de Cristal. Del centro surgieron cadenas hechas de magia purpura. Estas cadenas comenzaron a perseguir a Edzard. Quien comenzó a correr por toda la sala tratando de esquivarlas. Corriendo rápidamente, se dirigió hacia Mannimarco y de un gran saltó trató de cortarlo por la mitad; sin embargo, su ataque no logró su objetivo. Frente a él, las cadenas de magia protegían a Mannimarco de cualquier ataque que le lanzara.
Edzard comenzó a ver como sus espadas perdían el poder de la furia elemental. Sin pensarlo dos veces, comenzó a canalizar magia a través de sus armas. Sus armas gracias a eso ahora eran más filosas; sin embargo, no servía de nada. Rápidamente se alejó y comenzó a lanzarle bolas de fuego, lanzas de hielo y rayos a Mannimarco. Pero nada parecía funcionar.
Mannimarco se limitó a sonreír cuando vio a Edzard usar todos los hechizos que conocía para intentar abrirse paso y llegar hasta él. Disfrutaba la desesperación que comenzó a surgir en los ojos del patético hijo de Akatosh que tenía en frente. Como odiaba Mannimarco al dios dragón. Él había estado tan cerca de convertirse en un dios. Pero el maldito de Akatosh había interferido y no había podido completar el ritual correctamente. Por eso cada cierto tiempo tenía que volver a su forma mortal. Pero el Héroe de Kvatch había destruido lo que quedaba de su cuerpo mortal. Así que ahora debía de poseer otros cuerpos.
Edzard continuaba tratando de superar las defensas del hechizo usado por Mannimarco, pero conforme pasaba el tiempo sentía sus fuerzas menguar.
“Parece que finalmente está haciendo efecto el otro efecto de mi hechizo.” dijo Mannimarco viendo a Edzard ir cada vez más lento.
“¿Otro… efecto?” preguntó Edzard con voz cansada.
“Si. Un efecto de absorción de magia y energía física.” Mannimarco comenzó a acercarse a Edzard. Y levantando su mano lo aprisionó con una gran cantidad de cadenas. Para luego proceder a estamparlo contra todos los pilares y con el suelo. Extendiendo su espada hacia el frente, Mannimarco hizo que las cadenas jalaran a Edzard hacia él. Esto hizo que Edzard fuera apuñalado en el pecho por la espada de Mannimarco.
“Tú eres la clave que necesito para convertirme completamente en un dios.” esas fueron las últimas palabras que Edzard escuchó antes de que la oscuridad lo reclamara.
Edzard abrió los ojos y vio un cielo estrellado. Levantándose se dio cuenta de que no estaba en las ruinas de la torre de cristal. Frente a él se extendía una planicie hecha completamente de arena. Sin saber dónde estaba, comenzó a caminar en dirección norte. Después de caminar unos momentos, vislumbró a lo lejos una luz. Aumentando la velocidad, caminó hacia la luz.
Cuando llegó ahí se dio cuenta de que era una fogata. Junto a esa fogata había dos personas. El primero era un Breton ya entrado a los cincuenta años. Tenía el cabello y una barba de color negro con algunas canas en ellos. Tenía ojos azules y un rostro severo. Además, vestía una armadura de placas de acero con una túnica azul por debajo de esta. El segundo era un anciano. El cual tenía el cabello y una barba dorados del mismo tono que el sol. Vestía una túnica larga de color blanco y sobre esta túnica había una armadura de escamas doradas. Sobre su cabeza había dos cuernos dorados y tenía parte del rostro con escamas doradas.
“Hola hijo.” Saludó el segundo hombre mientras dejaba de ver el fuego para luego hacer señas para que Edzard se siente.
“Akatosh.” Dijo Edzard con asombro. Nunca en su vida esperó ver a un Aedra.
“¿Dónde estamos?” preguntó Edzard mientras se sentaba junto a Akatosh.
“Estamos en una de las partes más alejadas de mi plano en Aetherius.” respondió Akatosh.
“¿Aetherius?”
“Si. Llegaste aquí luego de que te apuñalaran en el pecho.”
“Entonces, estoy muerto…” dijo Edzard mientras suspiraba.
“No, no estás muerto.” Respondió el otro hombre que estaba junto a Akatosh y Edzard.
Edzard lo miró intrigado. Por alguna razón, este hombre le parecía conocido. “Disculpe, pero, ¿Quién es usted?”
“Edzard, me gustaría presentarte al Rey Emeric de Cumberland.” Respondió Akatosh presentando a la otra persona presente.
“El alto rey de Roca Alta. Y el líder de la Alianza de Saltó de la Daga.” Dijo Edzard asombrado por ver a un rey de la época de la guerra de los tres estandartes.
“Asi es, chico.” dijo Emeric con voz seria.
“Bormah, ¿Qué hace aquí el rey Emeric?” preguntó Edzard.
“Él quiere hablar contigo y si soy sincero, yo también. Hay muchas cosas que queremos contarte”
Edzard simplemente no sabía que decir. No sabia como es que su padre lo había llevado a Aetherius, eso no era muy fácil de hacer que digamos. Es posible que las almas Aunicas o las almas de los mortales viajen a Aetherius para la otra vida, pero llevar a un ser vivo no es muy fácil que digamos. Esto hizo que Edzard se diera cuenta de algo.
“Espera, ¿Cómo estoy aquí si no estoy muerto?”
“Eso es fácil de responder, he traído aquí parte de tu alma junto con tu conciencia. El resto de tu alma está en Nirm, una vez que acabe esta charla ambos fragmentos se volverán a unir y estarás como si nada hubiese pasado.”
Edzard puso los ojos en blanco. Akatosh lo decía como si fuese lo mas normal del mundo.
“Entonces, ¿Quién inicia?” preguntó Edzard.
Akatosh y Emeric se miraron un momento. Hasta que Emeric decidió comenzar.
“Dime, Edzard, ¿Sabes por que tu prometida puede usar magia de Nirm?”
“Ni idea.” respondió Edzard con los ojos en blanco. Él había tratado de encontrar una respuesta a eso, pero no la había encontrado. Así que decidió rendirse y dejarlo como un misterio misterioso.
“Eso es fácil de responder.” dijo Emeric llamado la atención de Edzard. “Ella es la tataranieta de mi hermano. Es decir, mi sobrina-tataranieta.”
Si Edzard estuviera bebiendo algo ahora lo habría escupido, pero simplemente se quedó en shock con la mandíbula descolgada.
“¿Cómo que tu sobrina-tataranieta?” preguntó Edzard aun sin creer lo que acaba de escuchar.
“Si. Ella es la hija del bisnieto de mi hermano. El mocoso ese usó magia de sombras y acabó en otro mundo.”
“Pero si eso es cierto. Entonces el tiempo se mueve a diferentes velocidades en ambos mundos.” dijo Edzard mientras pensaba en las consecuencias de este descubrimiento.
“Eso no es cierto.” habló Akatosh llamando la atención de Edzard.
“¿A qué te refieres?”
“Pues, es sencillo. El tiempo en ambos mundos se mueve a igual velocidad.”
“Entonces, ¿cómo es que el padre de Asia acabo apareciendo tan adelante en el tiempo?”
“La magia de las sombras es muy volátil e impredecible.” contestó Akatosh. “Si uno entra por un punto determinado del tiempo, es posible que al salir lo haga en otro periodo de tiempo.”
“Entonces eso quiere decir…” comentó Edzard; sin embargo, no pudo continuar.
“Que si usas magia de sombras es muy posible que termines en el futuro.” interrumpió Akatosh a su hijo menor.
Edzard simplemente se quedó ahí sentado sin hacer nada. Estaba atónito y la desesperanza comenzaba a crecer en su interior, pues esta respuesta le había caído como un balde de agua fría.
“Sin embargo. Es posible usarla de forma segura.” dijo Akatosh.
Edzard se animó al oír eso. “¿Cómo?”
“Si usas una grieta espacio-temporal ya abierta como base del portal.” respondió Akatosh. “¿Sabes a cuál me refiero?”
Los ojos de Edzard se abrieron con sorpresa y comenzó a sonreír. “La grieta que está en la garganta del mundo.”
“Bingo. Tenemos un ganador.” dijo Akatosh con una sonrisa.
Edzard comenzó a sonreír y a planear en su mente el cómo hacer el viaje. Pero fue sacado de sus pensamientos cuando Emeric habló.
“Lamento interrumpir. Pero podemos centrarnos en la razón de nuestra presencia aquí.”
“Cierto. Lo había olvidado.” dijo Akatosh antes de asentir a Emeric. “Haces los honores.”
“Muy bien. Escucha Edzard hay una razón por la que estoy aquí.” dijo Emeric mirando a Edzard. “La verdad es que tú eres mi descendiente.”
“¡Ehh!” gritó Edzard. “¿A qué te refieres?”
“Edzard eres mi descendiente por línea materna.” contestó Emeric sorprendiéndolo. “Es decir. Que tu madre es mi descendiente.”
“Es quiere decir que Asia y yo somos parientes.” esa era la conclusión a la que había llegado Edzard.
“Si. Asia es tu tátara- tía. Aunque tranquilo, la distancia de sangre es tal que su unión no se puede considerar incesto.”
“Pero cómo es posible, se dice que la dinastía de Cumberland se extinguió a finales del 780 de la segunda era.”
Emeric simplemente suspiró. “Edzard, el padre de Asia no fue el único que uso magia de sombras ese día.”
“Espera… me estás diciendo lo que creo que me quieres decir.” dijo Edzard tratando de comprender lo que pasaba.
“Si, Edzard, tu madre también vino del pasado.”
“Pero, ¿Por qué hizo eso?”
“Tu madre estaba comprometida con el padre de Asia. Pero gracias a que ambos se habían criado juntos, se consideraban hermanos.” Respondió Emeric.
“¿Usaron magia tan peligrosa solo para escapar de un matrimonio arreglado?”
“Si, pero ambos también querían escapar de las cargas de la nobleza. Por eso el padre de Asia y tu madre decidieron usar magia de las sombras para huir de Nirm. Pero solo Marcoryan viajo a otro mundo, tu madre Selene viajo al futuro.”
Edzard se quedo pensando un momento lo que acaba de escuchar. Aun no podía creer que su madre y quien sería su suegro eran familia. De hecho, saber que Asia era su familia aun lo tenía atónito.
“Entonces, ¿me estas diciendo que Asia y yo somos nobles?”
“En cierta parte si, tienen sangre de noble, pero no tienen los títulos. Asia seria por derecho de nacimiento una pretendiente para el ducado de Alcaire.”
“¿Y yo?”
“Tu serias un pretendiente para el trono de Wyrest.”
Edzard simplemente miró a su recién descubierto ancestro hasta que comenzó a reírse.
“¡Ja, ja, ja!” la risa de Edzard era estruendosa.
Emeric y Akatosh miraron a Edzard sin entender por qué este se reía.
“Hijo, ¿Por qué te ríes?” preguntó Akatosh.
“Es que esto es muy irónico. Primero algunos intentan ponerme la corona imperial, pero mi origen plebeyo lo evita. Sin embargo, ahora descubro que no soy un plebeyo.” Respondió Edzard una vez que se calmó. “Pero ahora que se esto, solo se lo diré a las personas en las que confiaría mi vida. Si esto se sabe podría causar una guerra civil en el imperio. Y eso es lo último que quiero ahora.”
Emeric miró a Edzard y sonrió. A pesar de ser tan joven su descendiente era alguien que pensaba mucho en las consecuencias de sus acciones.
“Lord Akatosh, ya puede hablar usted.” Dijo Emeric.
“Seguro, ¿No quieres preguntarle nada mas o contarle otras cosas?”
“No. Vine para tomar la medida a mi descendiente.” respondió Emeric mirando a Edzard. “Y si soy sincero, me ha sorprendido para bien.”
Edzard sintió un gran orgullo al escuchar eso.
“Ya veo, bueno. Edzard, dime, ¿sabes cómo nacen los Dovahkiin?” preguntó Akatosh.
Edzard negó con la cabeza. Ese era un tema muy discutido y que causaba mucha confusión.
“Los Dovahkiin nacen cuando yo le implanto el alma de un dragón a un bebe, esto junto con mi sangre. Pero supongo que eso ya lo sabes verdad.”
Edzard asintió, eso era lo más aceptado. “Si, lo sé. Pero, ¿Qué tiene que ver eso conmigo?”
Akatosh suspiró y miró al cielo antes de volver a ver a Edzard. “Edzard, tu no estabas destinado a ser un Dovahkiin.”
Esa respuesta dejó a Edzard helado.
“¿Qué quieres decir?” preguntó Edzard.
“La persona que iba a ser el Dovahkiin tendría casi treinta años hoy, pero lamentablemente, él murió cuando tenía catorce años.”
Edzard estaba sorprendido, pero su mente comenzó a funcionar a mil por hora. Hasta que finalmente entendió lo que pasaba. Al morir el candidato que iba a ser el último Dovahkiin, el mundo estaba condenado a caer gracias a Alduin.
“Entonces, ¿Por qué soy el Dovahkiin?” preguntó Edzard, pues la duda ahora lo carcomía.
“Cuando murió ese candidato, comencé a buscar a quien podría reemplazarlo, pero no encontré a nadie. Así que cuando estuve por desesperar escuché los rezos de una mujer que pedía que su hijo no nato no muera.” respondió Akatosh. "Edzard, ¿te has preguntado alguna vez por qué no tenías hermanos?"
Edzard abrió los ojos. Es verdad que nunca lo había pensado, pues era muy joven en aquel entones, pero ahora…
“Ed, Cuando estuviste en el vientre de tu madre casi mueres porque tu cuerpo no podía soportar tu propio poder. Y cuando naciste, tu poder mágico fue tan grande que dejó estéril a tu madre.”
Edzard estaba asombrado por eso, también comenzó a sentirse triste y culparse a sí mismo por eso. Pero se asombró cuando sintió que alguien le ponía una mano en el hombro. Girando la cabeza pudo ver a Akatosh y Emeric, ambos le dijeron que no debería culparse por nada. Akatosh incluso le mostró cómo su madre había llorado de emoción cuando él nació y cómo no le había importado no poder tener más hijos.
Después de ese momento, Akatosh decidió continuar la conversación. Le dijo por qué lo habían elegido.
"¿Entonces me elegiste para salvarme?"
“Si y no.”
Edzard levantó una ceja en confusión.
“Lo único que hice fue ganarte tiempo de vida. Si las cosas hubiesen seguido un curso natural, hubieses muerto a los veinte y tantos años.”
‘Entonces no viviré para ver a mis descendientes formar sus propias familias’ pensó con tristeza Edzard.
“Sin embargo, hay buenas noticias.”
Las palabras de Akatosh llamaron la atención de Edzard. “¿Qué quieres decir?”
“Cuando absorbiste esa pequeña parte del alma de Alduin, iniciaste un nuevo camino para ti. Este camino te permitirá vivir.”
Edzard suspiró y sonrió. Al parecer, no tendría que comenzar a escribir ya su testamento.
“Muy bien. Edzard dime todo lo que sabes sobre Mannimarco.” dijo Akatosh llamando la atención de su hijo.
“Se lo que sabe todo el mundo.” dijo Edzard con una mano en la barbilla.
“Ya veo. Parece que tendré que contarte muchas cosas.” dijo Akatosh.
Entonces, Akatosh comenzó a contra todo sobre Mannimarco. Sobre cómo casi había alcanzado la apoteosis cuando sucedió la deformación del oeste. Como Mannimarco había usado un artefacto de gran poder; sin embargo, su ascensión a la divinidad se vio frustrada por el propio Akatosh. Después de todo, la deformación del oeste es una Dragón Break y Akatosh se encargaba de cerrarlas.
“Así que déjame entender. Cerraste la Dragón Break en la cara de Mannimarco evitando así su ascensión completa.” comentó Edzard con una sonrisa.
“Si. Por eso es que te ha capturado.” dijo Akatosh.
Edzard inicialmente no entendía, hasta que por fin entendió lo que pasaba. “Él quiere usarme para crear una nueva Dragón Break.”
“Si, quiere usarte como catalizador para completar su ascensión como un dios”
“Ya veo, pero, ¿Por qué me necesita exactamente? ¿Es por qué soy un Dovahkiin?”
“No. Bueno sí. La verdad es que es más complicado que eso.” dijo Akatosh. “Tú eres un héroe de los pergaminos antiguos. Tu potencial es abrumador y si le sumamos tus anormales reservas de magia.”
“Eres una bomba andante de poder.” habló serio Emeric. “Pero no solo tú eres un héroe. También desciendes de uno.”
“¿Eh?” dijo Edzard sin entender. “¿Qué quieres decir?”
“Ed. Uno de los ancestros de tu padre es el Héroe de Kvatch.” Respondió Akatosh.
“Eso no me lo esperaba.” dijo Edzard. “Pero, ¿Qué tiene eso que ver con conmigo?”
“Es muy fácil. Los descendientes de los héroes son más poderosos que los mortales promedio.” dijo Akatosh. “Edzard, eres un héroe y también desciendes de otro héroe.”
“Por ende, tú poder y tu potencial es enorme.” terminó de decir Emeric.
“Entonces, dime algo Edzard.” habló Emeric viendo Edzard. “Sabes lo que pasara si Mannimarco no es detenido ¿verdad?”
Edzard asintió. Él lo sabía. Si no detenía a Mannimarco era muy posible que el cumpliera su ambición; sin embargo, mientras pensaba en esto, se dio cuenta de algo.
“Por supuesto. Por eso los Thalmor estaban tan seguros de su victoria.” lo dicho por Edzard había llamado la atención de todos los presentes.
“¿Qué quieres decir?” preguntó Emeric.
“Pues es fácil. Imagina que crean una Dragón Break y reescriben totalmente la guerra.” dijo Edzard.
Tanto Akatosh como Emeric entendieron lo que Edzard decía. Si Mannimarco creaba la dragón break las victorias del Imperio habrían sido en vano.
“Sabes lo que tienes que hacer.” habló Emeric con voz dura. Ya no estaba hablando como el ancestro de Edzard, sino como El Alto rey de Roca Alta.
“Si. Pero no sé cómo proceder.”
“¿Por qué dices eso?” preguntó Emeric.
“Estoy atado con cadenas mágicas y hay una runa que drena constantemente mi magia y energía física.” dijo Edzard. “Por lo tanto, no me es posible atacar. Eso sin contar de que tengo una espada clavada en el pecho.”
“Es posible que puedas luchar si usas eso.” comentó Akatosh, llamando así la atención de Edzard.
Edzard se quedó pensativo. Él sabía a lo que se refería Akatosh. Pero usar eso tendría un gran costo. Usar las versiones de una y dos palabras de aquel Thu’um lo había hecho padecer un dolor atroz. Así que, si usaba las tres palabras, era muy probable que quede inconsciente por quien sabe cuánto tiempo.
“Edzard, si usas las tres palabras de ese Thu’um obtendrás el poder suficiente para liberarte.” Insistió Akatosh.
“Lo sé, pero no estoy seguro de querer pagar el costo. No sé cuánto tiempo me quedare inconsciente una vez que el efecto se disipe.”
“Lo sé, hijo. Pero si quieres proteger todo lo que te importa, debes de usarlo.”
Edzard simplemente suspiró y luego se dio una cachetada con ambas manos. No había tiempo para dudas. Tenía un deber que cumplir. Así que, se levantó de donde estaba sentado y miró a su padre y a su ancestro antes de sonreír.
Akatosh y Emeric sonrieron cuando vieron la determinación en los ojos de Edzard.
“Entonces, ¿Estás listo para volver?” preguntó Akatosh.
“Si, envíame de regreso a Nirm.”
Akatosh asintió antes de levantar su mano y cargar un hechizo. Cuando lanzó el hechizo, Edzard sintió que su visión se volvía negra.
Mannimarco había estado muy ocupado mientras Edzard hablaba con Akatosh. Había drenado un poco de sangre de cuerpo de Edzard y luego la había unido mágicamente a dos collares.
Estos collares tenían gemas de alma especialmente diseñados para funcionar como falsos amuletos de reyes. Es decir, que estos amuletos le permitirían crear una nueva Dragón Breaker. Suspirando, invocó a un familiar de forma de ave y le dio un collar. El ave tomó vuelo y se dirigió hacia el oeste.
Él estaba asombrado, la cantidad de magia que le había robado a Edzard era tan basta que era como si hubiese drenado a más de cien Altmer.
“Realmente eres un ser extraordinario. Tanta magia en un cuerpo mortal.” Dijo Mannimarco mientras retiraba su espada del cuerpo de Edzard. Había dejado la espada ahí para que de esta goteara la sangre que necesitaba.
En el momento en que la espada salió del pecho de Edzard, una gran cantidad de sangre comenzó a fluir de la herida.
'Esto es un adiós, hijo de Akatosh. Muere sabiendo que al final fuiste útil para mi propósito.'
Mannimarco estaba a punto de irse del lugar, pero se detuvo cuando vio como una luz dorada curaba las heridas de Edzard.
‘Ya veo, así que tienes la habilidad «evadir muerte»’ Pensó Mannimarco.
La habilidad «evadir muerte» es una habilidad muy difícil de conseguir. Esta habilidad le permite al usuario, tal y como lo dice su nombre, evadir la muerte. Lamentablemente esta habilidad tiene un tiempo de reutilización muy alto, esto se debe a que almacena de forma pasiva parte de la magia del usuario y cuando se activa termina por usar toda la magia acumulada, esto hace que demore mucho tiempo en volver a estar cargada. Esta habilidad se activa de manera pasiva, por lo que solo se activa cuando el corazón del usuario se detiene por unos momentos.
Cuando Edzard volvió a abrir los ojos vio que seguía en la torre de Cristal y frente a él estaba Mannimarco. Así que comenzó a jalar de las cadenas que lo sostenían
“Vaya sí que eres resistente. Una persona normal ya estaría muerta.” dijo Mannimarco con una sonrisa cruel en su rostro al ver a Edzard despertar. “Pero es inútil que sigas luchando. He obtenido gran parte de tu poder. ¡Ya has perdido!”
“¿Qué has robado gran parte de mi poder? ¿Qué ya he perdido?” dijo Edzard en un susurro mientras comenzaba a levantar la vista y se preparaba para lo que estaba por hacer. “¿Y quién lo decidió?”
“¡MUL! ¡QAH! ¡DIIV!” el gritó de Edzard hizo estremecer toda la sala. Y con una gran cantidad de fuerza bruta terminó por romper las cadenas que lo aprisionaban. “Yo… soy… el que decide.”
Cuando Edzard dijo eso, creo una gran explosión con la poca magia que aún tenía. Esta explosión mágica envolvió por completo la sala, destruyendo la runa que había en el suelo. Mannimarco usó una barrera para protegerse y cuando el humo se disipo vio algo que le helo la sangre.
Ahí frente a él, estaba Edzard, pero lucia diferente. Aún mantenía su armadura, pero sus ojos habían cambiado, ahora eran dorados y emitían un brillo similar a una estrella. Su rostro tenía escamas negras y tenía dos cuernos en su cabeza. Pero lo más impactante fue el par de alas draconianas de color negro que había en su espalda.
“Entonces, Mannimarco. Empezamos.” dijo Edzard con voz fría.
“¡No te creas mucho solo por liberarte de las cadenas!” gritó Mannimarco mientras lanzaba un centenar de lanzas de hielo.
Edzard vio llegar las lanzas de hielo y las esquivó mientras se abalanzaba contra Mannimarco. El cual fue tomado por sorpresa cuando vio a Edzard aparecer frente a él.
“¡GAAN! ¡LAH! ¡HAAS!” gritó Edzard creando una onda de poder color purpura que impacto de lleno en Mannimarco.
Mannimarco sintió su poder disminuir cuando fue alcanzado por el Thu’um de Edzard. “¿Qué es esto?”
“Este es el poder de mi Thu’um.” contestó Edzard para luego dar una potente patada a Mannimarco, enviándolo a volar hacia uno de los pilare que había.
Edzard caminó hasta donde había caído Mannimarco. Cuando estuvo frente al cuerpo, varios zarcillos de magia purpura comenzaron a surgir del suelo. Estos zarcillos se abalanzaron contra él. Así que rápidamente saltó para evitar ser empalado por ellos. Al ver que los zarcillos lo seguían, Edzard movió sus alas y comenzó a volar para esquivarlos.
Edzard estuvo esquivando el hechizo por unos minutos, hasta que se dio cuenta de que ya no lo perseguían. Deteniéndose, miró su alrededor y ahí pudo ver que que estaba encerrado por varias runas que flotaban sobre él.
“¡Se acabó Dovahkiin! ¡No podrás resistir un ataque como este!” gritó Mannimarco mientras hacía que las runas desataran un verdadero bombardeo de hechizos.
“¡FEIM! ¡ZII!” gritó Edzard y así se volvió etéreo. Los hechizos comenzaron a atravesarlo como si el no estuviese ahí.
“¡WULD! ¡NAH!” gritó Edzard.
El Thu’um le permitió a Edzard aparecer frente a Mannimarco. Aprovechando esto, le dio un golpe y lo envió volando, pero Edzard no se detuvo ahí, voló en dirección a donde lo había enviado y comenzó a golpearlo mientras lo enviaba hacia el cielo. Una vez que estuvieron a unos treinta metros en el aire, Edzard le dio una patada de hacha a Mannimarco, lo que lo envió a estrellarse contra el suelo.
Mannimarco estaba que se levantaba lentamente. Había podido sobrevivir gracias a la armadura encantada que tenía. Y cuando levantó la vista y vio a Edzard volando como si nada, una gran ira comenzó a apoderarse de él.
‘Ese maldito hijo de Akatosh.’ pensaba mientras apretaba sus dientes. “¡Maldito hijo de Akatosh!”
Después de gritar, Mannimarco descartó su bastón y convocó un hacha.
Edzard vio esa hacha y su nariz captó un olor peculiar.
‘Ese olor es similar a…’ pensó Edzard. Sus ojos se abrieron cuando reconoció ese olor. Ese era el olor del encantamiento que poseía el hacha que casi lo había matado. Entonces, Edzard finalmente entendió que quien había armado a esos vampiros con un arma especialmente diseñada para matarlo había sido Mannimarco.
“Tu… Maldito… elfo… de mierda.” susurró Edzard con los dientes apretados.
Mannimarco vio que Edzard había reconocido el arma que tenía y sonrió. “Oh, te has dado cuenta. Sí, es como piensas fui yo quien armó al orco con el arma para matarte. Y sabes que más he hecho…”
La ira comenzaba a aumentar en Edzard con cada palabra que decía Mannimarco.
“Envié un ejército a matar a tu maldita familia.” después de decir eso, Mannimarco juntó gran parte del poder que le había robado a Edzard y fortaleció su cuerpo hasta sus límites. Y usando magia de levitación, se lanzó a grandes velocidades contra Edzard.
Cuando Edzard escuchó eso, terminó de enojarse. Así que usó telekinesis para hacer que sus espadas regresen a sus manos. Cuando tuvo sus armas, gruñó y se lanzó para interceptar a Mannimarco. Una vez estuvieron frente a frente comenzaron a intercambiar golpes. Espada se enfrentó a espada y mandoble se enfrentó a hacha. Y así comenzaron un baile mortal por los cielos. Este baile continuo durante un rato, pues ambos se neutralizaban entre sí; sin embargo, Edzard había comenzado a tomar la delantera.
“¡GAAN! ¡LAH! ¡HAAS!” gritó Edzard recuperando así más de su poder.
Mannimarco comenzó a sentí la presión de luchar contra alguien que podía usar magia sin necesidad de magicka.
“¡SU! ¡GRAH! ¡DUN!” gritó Edzard haciendo que sus armas fueran más veloces.
Aprovechando su velocidad de ataque mejorada. Edzard comenzó a presionar a Mannimarco y lo obligó a estar a la defensiva. Y en un momento dado logró aterrizar un gran golpe con su espada en el pecho del Altmer; sin embargo, la armadura de hierro meteórico aguantó muy bien y no cedió ante el golpe. Pero Mannimarco no salió indemne, pues sentía sus costillas rotas.
“¡Aghh!” gritó Mannimarco mientras escupía sangre. Unos momentos después, una luz purpura lo envolvió y curó sus heridas.
“¡Nunca podrás atravesar mi armadura!” gritó Mannimarco confiando en que su armadura pudiese para todo lo que Edzard le lanzase. Y sonriendo, comenzó a convocar un ejército de muertos vivientes.
Edzard miró a los esqueletos que habían aparecido. Estos estaban armados con arcos y flechas. Rápidamente tomó aire y gritó. “¡DIIL! ¡QOTH! ¡ZAAM!”
Y después de gritar, del suelo comenzaron a aparecer varios esqueletos armados con espadas. Estos se abalanzaron contra los esqueletos que convocó Mannimarco. Después de ver esto, Edzard se abalanzó contra Mannimarco.
Mannimarco estaba frustrado. Había estado tan cerca de cumplir su objetivo. Pero como la primera vez, fue detenido por alguien con sangre de Akatosh. La primera vez que lo intentó, el propio Akatosh lo impidió y ahora su maldito hijo lo estaba deteniendo. Dejando caer sus armas, voló rápidamente sobre Edzard y se preparó para lanzar un gran hechizo usando el falso amuleto de los reyes que había creado. Concentró la mayor parte del poder que le había robado a Edzard en el amuleto y comenzó el hechizo.
Cuando Edzard vio el hechizo, se sorprendió al ver la gran cantidad de magia que estaba usando Mannimarco. Si bien la cantidad de magia que le había robado Mannimarco era absurdamente grande, no llegaba a la cantidad que emitía el artefacto.
El poder robado de Edzard resonó junto con las almas de los Altmer que habían sido cosechadas para la creación del amuleto y con todas las almas de los soldados imperiales que lucharon en la primera gran guerra que sirvieron como combustible para refinar el amuleto. Todo ese poder comenzó a juntarse y comenzó a desgarrar el propio tejido de la realidad de Nirm.
Edzard se llevó una mano a la cabeza. No sabía que pasaba, pero se sentía raro. Era como si no supiese en que momento del día estaba. Era como si el propio tiempo dejase de existir.
Por fortuna, Edzard salió de ese aturdimiento cuando escucho el sonido de una campana.
‘¿Qué sucede?’ pensó Edzard cuando sintió que el viento amainaba.
Sus ojos se abrieron cuando escuchó el sonido del metal chirriando y desenrollándose.
Edzard intentó hablar, pero no pudo. Ya que desde el cielo descendieron varias cadenas de tan negras como el cielo sin luna y estrellas. Estas cadenas se estrellaron ontra el suelo de la torre de cristal.
‘Esas… esas… son…’ pensaba Edzard preocupado. Ya que había reconocido esas cadenas. Esas cadenas aparecían en los libros de historia que había en la biblioteca del Colegio de Hibernalia. Esas cadenas formaban parte de un ancla negra. Un artefacto que no se había visto desde la guerra de los tres estandartes en la segunda era.
“¡Mannimarco! ¡Maldito elfo de mierda!” gritó Edzard con enojo. Ya que, en el cielo, al final de las cadenas había un portal.
Dicho portal mostraba una tierra estéril.
“¡Ja, ja, ja!” reía Mannimarco en forma demencial. “¡Perdiste, Dovahkiin! ¡Ni siquiera tú puedes enfrentarte solo a un ejército de daedras!”
Cuando terminó de gritar, en el suelo comenzaron a aparecer cientos de daedras.
Edzard apretó los dientes. Tenía que pensar rápido, caso contrario era muy posible que legiones de daedras comenzaran a aparecer, lo que causaría estragos en todo Nirm. No solo eso, con cada momento que pasaba, sentía como su conexión con las corrientes del tiempo iba disminuyendo. Eso solo significaba que una nueva Dragon Break estaba que comenzaba a formarse.
‘Maldita sea. Vamos Edzard, piensa. ¿Cómo mierda destruyo a tantos daedras? No es como si pudiese hacer llover meteoritos.’
Al momento de terminar de pensar eso, Edzard sonrió.
La sonrisa de Edzard había hecho que Mannimarco se pregunte que estaba planeando.
Edzard vio a los daedras y tomando aire, gritó. “¡STRUN! ¡BAH! ¡GOLZ!”
El cielo despejado que no había sido cubierto por el ancla negra se nubló. No se escucharon truenos, pero de la nada comenzaron a caer bolas de fuego del tamaño de un mamut . Estas bolas de fuego eran meteoritos, los cuales comenzaron a caer sin cesar sobre los Daedra y sobre el ancla negra. De esta manera los daedras comenzaron a morir y el ancla comenzó a mostrar daños físicos.
“¡No! ¡Esto no debería estar pasando!” gritó Mannimarco al ver como el ejército Daedra era diezmado mientras aparecía.
“¡Se acabó Mannimarco!¡Ya perdiste!” gritó Edzard, enfundando su mandoble.
Edzard sabía que debía de destruir el ancla negra, y debía de hacerlo rápido. Así que se decidió a usar un Thu’um que había creado anteriormente. Tomó su espada con ambas manos y tomó una bocanada de aire.
“¡YOL! ¡ZAHKRII! ¡VEY!” gritó Edzard mientras se creaba una gran cantidad de luz en su espada.
La luz hizo que la hoja de hueso dragón comenzara a ponerse tan roja como la lava de la montaña roja. Edzard sentía una gran cantidad de poder surgir de su espada. Así que levantó su arma y de un tajo horizontal liberó el poder de la espada. De la hoja surgió una gran explosión de fuego la cual se dirigió hacia Mannimarco, dividiendo tanto al Altmer como a las cadenas que unían el ancla negra con Nirm.
El portal comenzó a disiparse al perder su ancla al mundo mortal y a quien lo mantenía abierto.
“Se terminó.” susurró Edzard mientras aterrizaba en lo que quedaba de la torre de cristal. Y mirando a su mano pudo ver lo que quedaba de su espada, al parecer, el poder de este Thu’um la había hecho añicos. Igual que lo que quedaba de la torre de cristal, ya que, gracias al ancla negra y la lluvia de meteoritos, no quedaba más que cráteres.
Caminando lentamente, se acercó a lo que parecía ser una puerta secreta y de una patada la abrió. Una vez que estuvo dentro, se sorprendió cuando vio varias piezas de diferentes minerales, además de que había unas cuantas esferas de color azul claro. También había una gran cantidad de lingotes de oro y plata, además de montañas de joyas.
‘Hierro meteórico, Aetherium, Adamantium y Mithril. Parece que encontré un gran tesoro.’ pensó divertido Edzard mientras tomaba todos los objetos y los ponía en una bolsa. Cuando salió de la sala se encontró con la mitad superior de Mannimarco. Agachándose, tomó lo que pudo de la armadura del Altmer y también la guardó. suspirando miró al cielo.
“¡OD! ¡AH! ¡VIING!” gritó Edzard y esperó a que llegara el dragón.
“Dovahkiin.” dijo Odahviing cuando llegó, dando un suspiro cuando vio el estado de Edzard. “Te ves terrible. He visto a varios de tus camaradas imperiales cabalgar con prisa hacia acá.”
“Lo sé.” contestó Edzard con una sonrisa cansada. “¿Puedes hacerme un favor?”
Odahviing asintió.
Edzard sonrió ampliamente al dragón. “Podrías llevar esta bolsa al castillo de Volkihar.”
“Está bien. ¿Pero qué hay de ti?” preguntó Odahviing preocupado por su hermano.
“No te preocupes solo necesito descansar.”
Odahviing asintió y levantó vuelo. Cuando Edzard lo vio perderse en las nubes, suspiró y sintió como su trasformación se terminaba.
“¡Aghhhh…!” gritó Edzard, pues el dolor era insoportable. Sentía sus huesos romperse y curarse al mismo tiempo, también sentía que su temperatura corporal comenzaba a aumentar.
Él sabía era muy probable que esté inconsciente durante varios días, pero lo que no sabía era que el dolor era causado porque su cuerpo comenzó a mutar para adaptarse mejor a su nuevo poder. Con mucha dificultad se sentó y se apoyó sobre uno de los escombros, y esperó. Cuando la inconsciencia lo reclamaba, pudo ver a Hadvar y a varios legionarios llegar.
‘Chicos, parece que todo depende de ustedes.’ Pensó Edzard mientras dejaba que la oscuridad lo reclamase.
Y así termino esta batalla. La batalla de los Archimagos como se le conocería en el futuro. La batalla que termino de allanar el camino para la batalla final contra los Thalmor y la batalla que evitó que se abriera una nueva ancla negra en Tamriel. Una batalla que había plantado la semilla de un futuro conflicto entre mundos. Y ese mismo día se había escrito la penúltima página de las hazañas de Edzard en Tamriel. O talvez no….
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno…. Primero lo primero, Feliz Navidad y Año Nuevo....
La verdad es que no sé qué decir más que un sincero lo siento. La razón por la que no he estado subiendo capítulos es simple, he tenido bastantes problemas familiares, los cuales aun no se solucionan. Por ello, no he podido subir nada.
En este capitulo se ha mostrado parte del linaje del que proviene Edzard. Originalmente había planeado que se reencuentre con sus padres, pero decidí cambiar eso. También aquí decidí dar la identidad del padre de Asia, también quiero decir que Asia ya puede considerarse una oCC. Ya que su personalidad cambiara ligeramente gracias al tiempo que ha pasado en Tamriel.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar, o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 16
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 15
Alinor - Middas 10 de Ocaso del 203 de la Cuarta era
La moral de las tropas que se encontraban en Alinor estaba por los suelos. Esto se debe a que las noticias de las perdidas en la guerra habían llegado a la ciudad. Estas noticias terminaron desencadenando varias revueltas populares. Las revueltas eran casi diarias y los Thalmor las habían detenido matando y encarcelando a quienes las lideraban.
En la gran sala del palacio de Alinor se estaba llevando una reunión de emergencia. En ella, los lideres Thalmor corrían como pollos sin cabeza. La razón de esto era muy simple. Habían llegado noticias de que los ejércitos imperiales y de sus aliados estaban a pocos días de viaje.
“¿Hay noticias del Archimago Arcano?” dijo un Thalmor.
“Ninguna.” respondió otro Thalmor, quien luego comenzó a buscar en los informes que tenía al frente.
“Entonces debemos de suponer que ha muerto.”
“No hay que suponer nada, mi espía en Skywatch me lo ha confirmado.” Dijo un concejal mientras una sonrisa comenzaba a formarse en su rostro. “Aunque no fue el único, parece que el Dovahkiin también ha caído.”
“¿En serio?” pregunto un concejal escéptico.
“Si, el espía es uno de los mejores que tenemos. Nunca mentiría sobre una información tan delicada como esta.”
“Esa es una buena noticia. Parece que Cyrelas hizo su trabajo.” dijo un concejal con una sonrisa.
Los otros concejales asintieron. Cyrelas era el único que podía hacerle frente al Dovahkiin. Y al parecer no los había decepcionado. Sin el Dovahkiin, el Imperio no tenía la fuerza de choque suficiente como para acabar con una sola batalla la guerra.
“Todo muy bien. Pero se olvidan de algo.” Dijo otro concejal.
“¿Qué cosa?” preguntó otro concejal.
“Los Imperiales vienen. Si bien ellos y sus aliados están muy desgastado aun son un gran peligro.”
“¿Cuántas tropas tenemos?” pregunto preocupado el primer concejal que había hablado.
“Solo tenemos diez mil efectivos.” respondió otro.
“Entonces, estamos acabados.” comentó otro se escuchaba la resignación en su voz.
“No del todo.” habló otro Thalmor con una sonrisa.
“¿A qué te refieres?” preguntó un Thalmor esperanzado.
El Thalmor no respondió y simplemente les dio unas hojas. Cuando los consejeros las leyeron, comenzaron a sonreír.
“Si. Esto debería funcionar.” comentó un Thalmor.
“Muy bien, que comiencen los preparativos.” ordenó el ultimo Thalmor de la habitación, ganándose un asentimiento de los otros miembros.
Alinor – Sundas 14 de Ocaso del 203 de la Cuarta era
Tito Mede se encontraba en su tienda a las afueras de la ciudad de Alinor. A su alrededor se encontraban todos los generales de las legiones, el rey de Bosque Valen, la princesa de Paramo del Martillo, un general de Elsweyr, los Jarl nórdicos y finalmente su nieto y heredero.
El emperador era un hombre ya mayor, sus escasos cabellos y su barba en forma de perilla eran de color blanco. Vestía una lorica musculata de color platead con detalles en dorado, y en el centro del pecho de su armadura hay un dragón en forma de diamantes hechos con rubíes.
“Muy bien, ¿Qué noticias traen los exploradores?” preguntó Tito.
“Mi emperador. Los informes dicen que solo hay un aproximado de diez a quince mil soldados Altmer en la ciudad.” Respondió Tulio.
“Ya veo. ¿Cuántas tropas tenemos?”
“Unos veintiocho mil entre todos.” Respondió Decius.
“¿Cuál es la composición?”
“Hay veinte mil legionarios, mil bretones, mil Nórdicos, tres mil guardias Rojos, mil Bosmer y mil quinientos Khajiitas.”
El emperador suspiró. Tenían la cantidad de tropas mínimas para tratar de tomar la ciudad con un asalto frontal, pero esa acción no era recomendable. Ya que un asalto frontal con tan pocas tropas podría acabar en una victoria pírrica.
“Recuérdenme, ¿Por qué tenemos tan pocos soldados?” preguntó Maximilien Mede.
El joven Maximilien es un imperial de estatura promedio. Tenía la piel cobriza y sus ojos eran de color castaño oscuro. Su cabello era color negro y lo llevaba corto. Vestía una armadura imperial de color plateado con detalles en dorado, la cual que consistía en una lorica musculata, con botas y brazales reforzados.
“Eso es fácil. Dejamos muchas tropas como guarniciones en las ciudades conquistadas.” Respondió Darryn.
“Además, tuvimos mucha suerte en la batalla de la Costa Quebrada y la toma de Arenthia. El resto de batallas no fueron tan fáciles y perdimos a muchos soldados.” Dijo Mizaida.
Todos los presentes asintieron.
“Zan'dul cree que la princesa tiene razón.” Dijo el líder de los Khajiitas, un Khajiita llamado Zan'dul.
Zan'dul es un Khajiita bípedo, el cual tiene los ojos de color azules. Su piel es blanca y tiene varias manchas de color negro. Tenía su melena atada con varias trenzas, las cuales tenían anillos de oro al final.
“El gato tiene razón. En la batalla de la Costa quebrada no tuvimos demasiadas bajas mortales. Y la toma de Arenthia fue casi sin bajas.” dijo Balgruuf.
“Si. Hablando de esa batalla. ¿Qué noticias hay del general Edzard?” preguntó Thorianion.
“No hay cambios. Sigue en coma.” Respondió Hadvar.
Todos aquellos que conocían a Edzard suspiraron.
Edzard había caído en estado de coma desde su batalla en la torre de Cristal. Su cuerpo había sido dejado en la ciudad de Skywatch, ya que no podían moverlo. La razón de eso era que el cuerpo de Edzard estaba que ardía en fiebre, además de que cada cierto tiempo sufre espasmo, donde se oye el sonido de los huesos quebrarse y volver a reorganizarse.
‘¿En qué clase de batalla participó para quedar en ese estado?’ pensó el emperador.
Tito Mede se sentía triste. Había conocido al padre de Edzard, de hecho, Roland había sido uno de los hombres de mayor confianza que pudo haber tenido. Lamentablemente, nunca pudo subir del rango de Centurión gracias a las acciones de unos generales que no deseaban que él subiera de Rango.
“¿Los magos que se han enviado a la zona han encontrado algo útil?” pregunto Maximilien.
“No. Nada.” Respondió Descius con frustración. Él se sentía impotente, era como volver a aquellos días en que no sabían que era de Edzard tras la muerte de sus padres.
“Solo nos queda esperar.” Dijo Brunwulf resignado.
Todos asintieron.
“Muy bien, ¿Qué defensas tienen los Aldmer?” pregunto el emperador mientras fijaba su vista en un mapa la ciudad de Alinor.
“Además de sus muros, es muy posible que tengan una gran cantidad de artefactos mágicos instalados allí.” Respondió Thorianion.
“¿Estás seguro?” preguntó Mizaida.
“Si. Esas defensas están ahí desde hace varios años. Las vi una vez que vine a la ciudad por asuntos oficiales.”
“Ya veo. ¿Pueden tener algo más?” Pregunto Tulio.
“Además de esos artefactos, creo que podrían tener algo bajo la manga.” Respondió Thorianion.
“¿Por qué crees eso?” preguntó Balgruuf.
“Es muy simple. Están en las ultimas, saben que si la ciudad cae ellos morirán.”
“Zan'dul piensa igual que el rey Bosmer. Están acorralados, es muy posible que tengan algo para acabar con la mayor cantidad de nuestras tropas.” Dijo Zan'dul mirando el mapa.
“Maldita sea. ¿Qué podemos hacer ahora?” preguntó Maximilien.
El príncipe estaba comenzando a perder la paciencia, pero antes de que haga algo más, sintió una mano en su hombro. Girando su cabeza, pudo ver a Mizaida sonriéndole para tranquilizarlo. Maximilien suspiró y respondió con una sonrisa.
Mizaida y Maximilien estaban comprometidos actualmente. Esto es gracias a que esa fue una de las cláusulas que se negociaron en el tratado de alianza entre el Imperio y Paramo del Martillo. Si bien, él había protestado inicialmente, sus protestas desaparecieron cuando conoció a Mizaida. La Guardia Roja era ardiente y muy decidida da cuando quería algo.
“Debemos de pensar muy bien nuestros movimientos. Si fallamos, los Thalmor podrían darle la vuelta a la guerra.” Dijo Tulio, ganándose un asentimiento de los demás.
Mientras se llevaba a cabo la reunión previa al ataque final contra los Thalmor, en una habitación del castillo de la ciudad de Skywatch Edzard abría los ojos.
‘Mierda, alguien vio al gigante que me golpeo.’ Pensó Edzard mientras se levantaba de la cama en la que estaba.
Examinándose, pudo ver que su cuerpo estaba completamente curado. La herida de Mannimarco había dejado una nueva cicatriz en su cuerpo, la cual estaba a unos pocos centímetros de su corazón. Meditando, pudo sentir que sus reservas de magia estaban a la mitad de su capacidad total.
Mirando a su alrededor, Edzard pudo ver que estaba en una habitación muy espaciosa cuyas paredes eran de mármol blanco. Ya estando fuera de la cama intentó caminar, pero sus piernas fallaron. Esto hizo que el cayera de bruces contra el suelo. El ruido hizo que un criado ingresara a la habitación.
“General Edzard. Gracias a dioses que esta despierto.” Dijo el Altmer mientras se acercaba a Edzard.
El Altmer ayudo a Edzard a ponerse de pie y lo llevo hasta la cama.
“Gracias.”
El Altmer asintió en respuesta.
“Dime, ¿Cuántos días estuve dormido? y ¿Qué noticia hay del frente de batalla?”
“Ha estado dormido por casi un mes. Y las fuerzas del imperio ya están a las afueras de la ciudad Alinor.”
Edzard asintió y comenzó a usar magia de restauración en su cuerpo.
Cuando sintió que ya podía caminar, Edzard se levantó y le ordenó al Altmer que le trajese su armadura.
El Altmer asintió y se retiró rápidamente de la habitación. Cuando regresó, no lo hizo solo. Con el iban varias criadas, quienes traían su armadura imperial junto con su mandoble.
Edzard recibió su armadura y se la puso. Enfundando su mandoble, se retiró de la habitación.
Mientras caminaba, Edzard iba pensando. La batalla contra Mannimarco le había mostrado que había sido el Lich quien había evitado que los Thalmor atacasen durante la crisis del dragón. La razón exacta del actuar del elfo aún no la sabia, pero de seguro era por que aún no era el momento de robarle su sangre. Negando con la cabeza, Edzard siguió su camino.
Ya a las afueras del palacio, Edzard gritó. “¡OD! ¡AH! ¡VIING!”
Luego de unos segundos, se escuchó el rugido de un dragón.
Odahviing descendió y se posó sobre el patio en donde se encontraba Edzard.
“Dovahkiin. Veo que ya estas recuperado.” Dijo Odahviing
“Si. Fue una buena siesta.” Dijo Edzard con una sonrisa. “Necesito que me lleves a las afueras de Alinor.”
Odahviing asintió en respuesta.
Edzard subió a lomos del dragón y este levanto el vuelo.
Hadvar se encontraba caminando por las afueras del campamento imperial, mientras lo hacía, iba pensando sobre la reunión. La reunión se había detenido momentáneamente para permitir que todos tomasen un descanso.
‘Ahh…. Estamos en una posición muy jodida.’ Hadvar tenía ese pensamiento gracias a lo que pasaba en la reunión.
Todos los lideres estaban muy preocupados, ya que no tenían las tropas para atacar directamente y ganar. Y sabían muy bien que los Thalmor no saldrían a luchar a campo abierto. Incluso si los asediaban, era muy probable que ellos ni se inmuten.
Mientras continuaba caminando escuchó un estruendo. Apresurando el paso, él y varios legionarios se acercaron al lugar de origen de ese sonido. Cuando llego al lugar, sus ojos se abrieron.
“Los dioses realmente tienen un muy mal sentido del humor.” Dijo Hadvar mientras veía a Odahviing.
Edzard bajó del dragón y vio que había varios legionarios reunidos.
“Hola. Podrían llevarme con sus líderes.” Dijo Edzard con una sonrisa.
Los legionarios estaban con la boca abierta, pero todos lograron salir de su aturdimiento y dieron el saludo correspondiente.
Edzard se acercó a su amigo, quien lo estaba mirando con una sonrisa en el rostro.
“Hola, Hadvar. Espero que hayas estado haciendo bien tu trabajo como mi reemplazo.”
Hadar simplemente puso una mueca. No le gustaba tener que hacer de reemplazo de Edzard. La cantidad de trabajo que tenía que hacer un general era algo espantoso. Estaba feliz con ser un centurión, menos trabajo que hacer.
“Bueno. He tratado de hacerlo bien.” Respondió con una sonrisa.
Ambos amigos se encontraron frente a frente y se abrazaron.
“Es bueno verte despierto.” Dijo Hadvar cuando él y Edzard se separaron.
Edzard simplemente sonrió.
Ambos amigos caminaron en dirección hacia el campamento. Cuando habían llegado, fueron recibidos por un legionario, el cual les informó que la reunión había sido reanudada. Así que ambos amigos continuaron hacia la carpa de mando.
Tito Mede estaba sentado a la cabeza de la mesa de mando cuando vio como la entrada de la carpa se abría. Sus ojos se abrieron como platos cundo vio a Hadvar ingresar con Edzard.
“¿General Edzard?” preguntó el emperador.
Edzard simplemente asintió.
Balgruuf, Brunwulf, Decius, Darryn e Igmund se levantaron y le dieron un fuerte abrazo a Edzard.
“Por la barba de Shor. Realmente nos asustaste.” Dijo Balgruuf.
“Si. No sabía cómo tendríamos que decirle a tu prometida que la habías palmado.” Dijo Darryn con una sonrisa.
“Bueno. No creo que debamos decirle que casi muero.” Respondió Edzard con una sonrisa un tanto forzada.
Decius vio la sonrisa e inmediatamente supo lo que pasaba.
“Oh. Parece que alguien ya está con una correa.”
La frase dicha por Decius hizo que los que conocían a Edzard comenzaran a reír.
Mientras reían, Zan'dul se levantó y se acercó a Edzard.
“Zan'dul está feliz de conocer al socio de mi primo Ri'saad.” Dijo Zan'dul con una sonrisa mientras extendía la mano hacia Edzard.
Edzard miro la mano extendida, luego extendió su mano y le dio un apretón de manos al Khajiita. “Es un gusto conocer a un familiar de ese gato.”
La forma en que Edzard menciono la palabra gato hizo que Zan'dul sonriera, ya que no había ni odio ni desprecio, simplemente había alegría.
Luego de ese saludo, todos se sentaron.
“Muy bien. Antes de empezar esta reunión, General Edzard.” Dijo Tito viendo a Edzard. “¿Qué sucedió en la torre de cristal?”
Edzard vio la vista de todos sobre él. Así que suspiro. “Ah… Me enfrente al Archimago Arcano. La batalla la gané, pero tuve que usar todo mi poder para hacerlo.”
“Espera. ¿Me estás diciendo que ese Altmer te dio tantos problemas que tuviste que usar todo tu poder?” preguntó Balgruuf.
Edzard asintió.
“Por los nueve. Esa debió haber sido una batalla muy destructiva.” Dijo Igmund temblando.
“Ni lo mencione por favor. Ese campo de batalla me recordó un poco a Helgen.” Dijo Hadvar.
Tulio se estremeció cuando recordó Helgen. Aún no había podido superar lo que había pasado ahí.
“¿Cómo que te hizo recordar a Helgen?” preguntó Balgruuf.
Es que ese lugar estaba completamente lleno de cráteres y destrucción por todos lados.” respondió Hadvar mientras se frotaba la nuca.
“Así que tuviste que usar todo tu poder. Es la primera vez que usas todo tu poder desde el asunto de Solstheim, ¿verdad?” preguntó Brunwulf.
“Si, pero la verdad es que tuve que usarlo porque me confié demasiado. Y Cyrelas me puso contra las cuerdas.” Dijo Edzard con una sonrisa tímida en el rostro.
La verdad es que si él hubiese usado el poder del aspecto de dragón desde el momento en que Cyrelas le dijo que era Mannimarco, la batalla hubiese sido diferente. Pero al pensar que podría derrotarlo sin usar ese Thu’um le había costado casi morir. Fue imprudente, cosa que ya no haría. Ahora, si veía que su enemigo era más fuerte, usaría todo su poder.
El emperador mostró una sonrisa. Parece que Edzard no había cambiado.
“Bueno, será mejor que nos concentremos en la batalla que tenemos por delante.”
“Si. Sobre eso. Hadvar ya me contó lo que estaban planeando.” Dijo Edzard llamando la atención de los presentes. “Verán, tengo un plan para acabar con esto rápido. Y si los dioses están con nosotros no habrá muchas más muertes innecesarias para ambos bandos.”
“¿Qué quieres decir?” preguntó Thorianion.
“Los civiles Altmer, al igual que muchos de los presentes aquí, también están cansados de esta guerra.” Dijo Edzard mirando a los ojos a los presentes. “Así que planeo acabar con esto rápidamente.”
El emperador y aquellos que conocían a Edzard estaban intrigados. ¿Cuál sería el plan de Edzard?
“Entonces General, ¿Cuál es su plan?” preguntó Tito Mede.
Edzard simplemente sonrió para luego comenzar a contar su plan.
Alinor - Morndas 15 de Ocaso del 203 de la Cuarta era
El emperador Tito Mede se encontraba al frente de sus tropas, estaba que miraba las hermosas murallas de la ciudad de Alinor.
“Muy bien. Es hora de terminar con esto.” Dijo mientras volteaba. Allí, frente a él, se encontraban formando todos los soldados que habían reunido.
Estaban formados en bloques, la primera línea la conformaban los legionarios con armaduras pesadas. Atrás de ellos estaban los auxiliares y magos imperiales. A los flancos iban los soldados de Bosque Valen, Paramo del Martillo, Skyrim y Elsweyr.
Había muchas armas de asedio, había arietes, torres de asedio, catapultas y escaleras.
‘Esperemos que todo salga bien.’ Pensó mientras se preparaba para el discurso que iba a dar.
“¡Mis legiones y mis Aliados! ¡Hemos llegado a este día! ¡El día en que tenemos a nuestro alcance la gran victoria contra un enemigo en común!”
Los legionarios miraban firmes a su emperador.
“¡Un enemigo que trató de imponernos sus creencias!”
Los soldados Nórdicos apretaron el agarre en sus armas mientras recordaban a los familiares que habían perdido gracias a la cacería de adoradores de Talos que habían hecho los Thalmor en Skyrim.
“¡Un enemigo que nos mintió y engañó para usarnos!”
Los Khajiitas recordaron la gran mentira de los Thalmor. Quienes se habían atribuido el regreso de las lunas de Nirm.
“¡Un enemigo que no desea nada más que usarnos como esclavos! ¡Hemos sacrificado mucho para llegar aquí! ¡Pero hoy estamos aquí, no solo por nosotros, sino que también por aquellos que no están con nosotros!”
Los legionarios imperiales comenzaron a hacer sonar sus escudos golpeándolos con sus espadas.
“¡En este día pondremos fin al gobierno Thalmor y liberarnos a esta tierra de un grupo que no desea mas que controlar todo! ¡En este día daremos la bienvenida a un nuevo futuro, un futuro mejor del que imaginamos!”
Todos los soldados chocaban sus armas con sus escudos.
“¡Si! No tenemos una superioridad numérica aplastante, ¡pero eso no importa! ¡Cada uno de ustedes vale lo mismo que diez de esos soldados Thalmor! ¡Ustedes sois guerreros feroces, tenaces y que no conocen el miedo!”
“¡Así que luchad, luchad, aunque vuestros escudos se rompan! ¡Aunque las armas se arruinen! ¡Aunque vuestro brazo con el que sujetáis el arma se canse! ¡Luchad, aunque el aire se os vaya de los pulmones! ¡Luchad por vuestras familias, por vuestros dioses, por vuestros camaradas!”
“¡CARGAD!” con ese grito final las tropas del bando imperial cargaron.
Las legiones comenzaron a llevar las torres de asedio, las escaleras y el ariete. Mientras eran seguidas por el resto de tropas.
Mientras la batalla para tomar la ciudad de Alinor comenzaba, Edzard estaba que caminaba por el sistema de drenaje de la ciudad. Iba vestido con su armadura imperial, con su mandoble en la espalda.
“Mierda, este lugar apesta.” Dijo Edzard mientras se tapaba la nariz.
Se encontraba en un lugar donde el tener una nariz sensible como la que tenía era un verdadero infierno.
‘Qué bueno que mis botas me permiten caminar sobre estas aguas, de lo contrario tendría que bañarme mínimo un mes. Además de que Asia no me dejaría acercarme a ella ni a Marie.’ Pensaba Edzard mientras seguía una línea purpura de magia.
El plan que había ideado Edzard de camino desde Skywatch había sido sencillo. El ejercito atacaría las murallas mientras que él se infiltraría en la ciudad a través de los sistemas de drenaje.
‘Ya falta poco para que esto acabe.’ Pensó Edzard.
Mientras caminaba vio como la línea purpura comenzaba a disiparse.
‘Extraño. No he disipado el hechizo.’ pensaba Edzard mientras veía la línea desaparecer.
Antes de que pudiese pensar en algo más, fue atacado por un dremora que apareció de la nada.
Edzard esquivó el golpe del daedra y desenfundó su mandoble.
‘Así que han puesto defensas en sus alcantarillas. Muy listos, se nota que no son Capas de la Tormenta y tampoco son Rulorn o Rulotar.’ Pensó Edzard mientras desviaba el arma del dremora.
El dremora comenzó a atacar a Edzard con velocidad y fuerza, pero él seguía defendiéndose muy bien. Se estuvo defendiendo hasta que vio una apertura en la defensa del dremora. Aprovechando esa apertura, apuñaló el arma en el pecho del dremora. Acción que provocó que los daedra fueran desterrados a Oblivion.
Mientras enfundaba su mandoble, comenzó a escuchar el sonido de los proyectiles de las catapultas impactar en la calzada de la ciudad.
‘Ya comenzó el ataque. Será mejor que me apresure.’ Pensó Edzard mientras comenzaba a correr.
Las tropas imperiales habían logrado llevar las escaleras y las torres de asedio hasta las murallas.
“¡Arqueros! ¡fuego a discreción!” Fue la orden que dio el emperador.
Los arqueros comenzaron a disparar andanadas de flechas, causando bajas en los defensores Aldmer.
Balgruuf, Brunwulf e Igmund estaban que luchaban hombro con hombro en las murallas.
“¡Muere maldita escoria de orejas picudas!” Gritó Balgruuf mientras decapitaba a un soldado Aldmer.
Brunwulf había clavado su arma en el pecho de otro soldado e Igmund había destripado a otro.
“Maldita sea, ¿cuánto tiempo creen que le tome a Edzard hacer su parte?” preguntó Balgruuf.
“No lo sé. Pero espero que sea rápido.” Dijo Igmund mientras detenía la espada de un Aldmer.
Brunwulf asintió mientras golpeaba con su puño la cabeza de un soldado enemigo.
Mientras los Jarls mataban a diestra y siniestra, Maximilien y Mizaida estaban luchando en otra parte de la muralla.
Mizaida detenía el ataque de un Aldmer con su escudo y rápidamente le corto l garganta con un movimiento de su espada. Luego miró a su prometido y preguntó. “Oye, ¿Desde cuándo conoces al Dovahkiin?”
Maximilien usó su espada imperial para cortarle el brazo a un Aldmer y luego le clavó la espada en la boca. Luego de eso, deicidio responder a la pregunta de su prometida con otra pregunta. “¿Por qué preguntas?”
“Es que los vi muy juntos anoche.”
La pregunta de Mizaida se basaba en que después de que se terminara de elaborar el plan de batalla, Edzard y Maximilien habían estado conversando bastante tiempo, además de que tenían una sonrisa mientras lo hacían.
“Ah. ¿Estas celosa?” pregunto Maximilien con una sonrisa.
“No, para nada. Se que a él no le gustan lo hombres y también sé que a ti no te gustan los hombres. Lo confirme esa noche.” Dijo Mizaida con un tono sensual.
Maximilien se sonrojó al recordar esa noche. Sacudiendo su cabeza, vio como un Aldmer cargaba contra él. Haciendo una finta, logro hacer que tropezase. Cuando el soldado enemigo estuvo en el suelo, usó el borde su escudo para romperle la cabeza al elfo.
“Conozco a Edzard desde que éramos niños.”
“¿Qué quieres decir?”
"Solía jugar con él cuando su padre venía al palacio imperial.” dijo Maximilien recordando esos días.
Él y Edzard se conocieron cuando él tenía cuatro años y Edzard dos. Recordaba vagamente que Edzard era un niño un tanto revoltoso. Ambos se encontraron en un montón de problemas juntos. Habían puesto laxantes en la comida de la guardia imperial, habían quemado algunos documentos importantes y sobre todo habían estado asustando a los sacerdotes polilla.
“Entonces, ¿son amigos de la infancia?” preguntó Mizaida mientras mataba a un Aldmer.
“Podrías decir que sí.”
Edzard se encontraba en la bodega del palacio de Alinor. Había llegado hasta ahí no hace mucho. Se había demorado gracias a las trampas que habían puesto los Thalmor, dichas trampas habrían funcionado sino estuviesen tratando de detener a un ruiseñor. Había sido fácil detectar las trampas una vez que supo que el camino estaba repleto de ellas.
‘No han escatimado en su creatividad.’ Pensó Edzard mientras comenzaba a subir las escaleras.
Las trampas a las que se había enfrentado habían sido varias y complejas. Había habido rompecabezas mágicos, runas elementales escondidas con magia de ilusión, runas de invocación de daedras, trampas de cables, trampas de dardos envenados, trampas de guadañas, pisos que se caían si estabas mucho tiempo parado sobre ellos, pilares con gemas de alma que lanzaban hechizos en todas direcciones, vampiros menores, arietes, trampas de aceite y fuego, entre otros más. Incluso había una parte donde juntaron casi todas esas trampas en un mismo lugar.
Negando con la cabeza, Edzard abrió la puerta que daba con el corredor principal del castillo. Sacando la cabeza, pudo ver que no había guardias cerca. Así que salió de la bodega y comenzó a correr lo más silencioso que pudo.
Cuando giró en una esquina, se encontró con un guardia. Guardia que terminó muerto cuando Edzard le decapitó con un rápido movimiento de su mandoble. No le prestó atención al cadáver y siguió corriendo.
Estuvo corriendo por lo que parecieron horas, pero al fin había logrado llegar hasta la puerta que daba a la sala del trono. Retrocediendo unos pasos, Edzard dio una patada tan fuerte a la puerta que terminó por derribarla.
Al ingresar al salón del trono, Edzard vio a todo el consejo Thalmor reunido.
El consejo Thalmor estaba formado por unos veinte miembros. Todos vestían túnicas de Thalmor ricamente bordadas y decoradas con hilo de oro y joyas.
Edzard se sentía decepcionado cuando los vio. El poder mágico que emanaban era similar al de un Altmer normal.
“Saben. Estoy un poco decepcionado de que el gran consejo Thalmor sea solo un grupo de idiotas creídos que no tienen más poder que un Altmer normal.” Dijo Edzard mientras caminaba hacia en consejo.
Los Thalmor miraron entre asombrados y asustados a Edzard.
“¡¿Cómo estás aquí?!” gritó un concejal retrocediendo.
“Fácil. Me cole por el sistema de drenaje de la ciudad. Por cierto, hay que darle mantenimiento.” Dijo Edzard mientras tomaba su mandoble.
Unos concejales atacaron a Edzard con bolas de fuego. Bolas de fuego que no hicieron nada, ya que Edzard las esquivó fácilmente.
“Venga eso es todo lo que tienen?”
“¡No te pongas arrogante, maldito humano!” gritó un Thalmor mientras lanzaba unas lanzas de hielo contra Edzard.
Edzard desvió las lanzas con su mandoble. Luego de eso, comenzó a correr a gran velocidad hacia los Thalmor. Logró atravesar la distancia que les separaba tan rápido que los concejales que estaban más cerca no tuvieron tiempo ni para reaccionar. Agarrando su mandoble, Edzard les cortó la cabeza a dos de ellos con un solo swing. Girando sobre su propio eje, destripo a un tercer Thalmor.
“Venga, espero que me deis mas batalla que esta.” Dijo Edzard mirando a los concejales restantes.
Un concejal sonrió burlonamente. “Oh. Claro que te derrotaremos. ¡Después de todo acabas de caer en nuestra trampa!”
Después de ese grito, los concejales restantes activaron varias runas mágicas. De estas runas salieron varios hechizos.
Edzard vio que los hechizos llegaban desde todas direcciones, sonriendo, gritó. “¡TIID!”
El grito hizo que el tiempo pasase mas lento. Aprovechando esto, Edzard desvió todos los ataques que llegaban. Cuando el tiempo volvió a la normalidad, Edzard estaba en el centro del salón, completamente ileso.
Los Thalmor estaban asombrados y aterrados. No esperaban que Edzard tuviese estas habilidades.
“¡¿Cómo es posible que tengas estas habilidades?!” gritó un Thalmor mientras apuntaban a Edzard.
“¡Es cierto, nuestros informes no decían nada sobre esto!"
Un tercer Thalmor estaba que miraba a Edzard y se dio cuenta de una horrible verdad.
“Tú… tú… tú nunca has luchado en serio en ninguna de las batallas de la guerra.” Dijo el Thalmor apuntando con su dedo a Edzard.
Edzard simplemente sonrió. “Vaya, parece que alguien tiene un cerebro que funciona. Aunque es casi verdad. Ya que si pelee en serio la parte final de mi batalla contra Cyrelas.”
Los Thalmor restantes comenzaron a retroceder. Mientras lo hacían, susurraban entre sí.
Edzard vio confundido como un grupo se alejaba, mientras que otro se quedaba al frente.
‘¿Qué planearan?’ pensó Edzard. ‘No creo que intenten atacar desde dos frentes al mismo tiempo, después de todo no tienen la cantidad necesaria de magia para abrumarme.’
Los Thalmor que estaban al frente levantaron sus manos y de estas comenzaron a lanzar todo tipo de hechizos elementales.
Edzard creo una custodia y resistió el bombardeo de hechizos Thalmor, pero comenzó a aburrirse.
“¡YOL!” gritó Edzard mientras desactivaba su custodia.
Las llamas del aliento de fuego impactaron de lleno y quemaron a un Thalmor.
El resto dejo de lanzar hechizos de destrucción y comenzaron a lanzar maldiciones para debilitar a Edzard.
Edzard vio las maldiciones llegar y las esquivaba mientras se acercaba a los Thalmor. Ya estando frente a los Thalmor que conformaban la primera línea, le dio un potente golpe en el estomago a uno de ellos.
“¡Argg…!” gritó el Thalmor mientras escupía sangre. Esto debido a que el golpe de Edzard había destrozado por completo los órganos internos del Altmer.
Los otros Thalmor, al ver esto, retrocedieron y rodearon a Edzard.
“¡Se acabó, Dovahkiin! ¡Muere!” gritó un Thalmor mientras él y sus compañeros lanzaban todos los hechizos que conocían.
La mano de Edzard se ilumino de color purpura mientras conjuraba un hechizo. El hechizo se desató en forma de una cúpula de color negra, la cual tenía un miasma negro en el interior. Esta cúpula se extendió por toda la habitación. Cuando la cúpula de magia impactó en los hechizos que habían usado los Thalmor, los desvaneció por completo.
“¿Qué acaba de pasar?” preguntó un Thalmor mientras retrocedía presa del pánico.
“Disipar magia. Un hechizo muy útil para luchar contra magos.” Dijo Edzard mientras veía a los Thalmor. “Aunque además de eliminar hechizos activos, tiene la peculiaridad de anular momentáneamente los encantamientos de objetos.”
Después de decir eso, Edzard se lanzó contra los Thalmor que lo habían rodeado. Usando la inercia de la velocidad, dividió a un Thalmor por la cintura, haciendo que las vísceras del Altmer quedaran regadas en el suelo.
Un Thalmor intento huir, pero no dio ni cinco pasos cuando su cabeza fue atravesada por una lanza de hielo. Otro intentó atacar a Edzard por la espalda, pero no logro nada, ya que Edzard le arranco la cabeza usando su mano libre.
El resto de los miembros intentaron huir al ver como Edzard masacraba a sus compañeros.
Lamentablemente, ninguno de ellos pudo escapar, ya que Edzard los alcanzó y procedió a matarlos. Un Thalmor murió cuando su pecho fue atravesado por el mandoble de Edzard. A otro, le rompió ambas piernas para luego agarrar su cabeza y arrancársela. Los que quedaban tuvieron una muerte mas rápida, ya que fueron convertidos en cenizas por un hechizo de relámpagos.
Viendo la sala, Edzard vio que no quedaban más Thalmor. Usando el hechizo de clarividencia, vio que los Thalmor restantes había huido por las escaleras hacia la torre más alta del castillo. Sin perder tiempo, comenzó a correr.
Mientras corría, un escalofrió recorrió su espalda cuando sintió una enorme cantidad de magia reunirse en la cima de la torre.
‘Esta cantidad de magia es similar a la que usó Mannimarco en la torre de Cristal.’ Pensaba Edzard mientras aceleraba el paso para llegar a tiempo.
Estando ya a punto de llegar la parte superior, pasó por las cercanías de una ventana, mirando por ella, vio un verdadero espectáculo grotesco. Debajo, en los alrededores de castillo, había miles de Altmer que estaban flotando mientras un rayo de color purpura les succionaba el Magicka.
‘Estos bastardos. ¿Cómo pueden hacerle eso a su propio pueblo?’ pensaba furioso Edzard. Ya que no solo había adultos, también había niños y bebes recién nacidos.
Mirando las escaleras, Edzard comenzó a correr a toda velocidad. Ya no le importaba retenerse. No iba a dejar a ninguno de ellos vivos.
Cuando Edzard llegó a la parte superior de la torre, pudo ver que la puerta estaba custodiada por dos Atronach. Sin perder tiempo, conjuró una espada vinculada y con dos rápidos golpes logró desterrar a los daedras de regreso a Oblivion.
Edzard destrozó la puerta de una patada y cuando ingresó vio algo que le heló la sangre. Frente a él, los concejales restantes estaban formando un circulo y en el centro de ellos se encontraba un orbe de color purpura. De este orbe surgían cientos, no, lo correcto era decir que eran miles los zarcillos que surgían de ahí.
“¡Ja, ja, ja, ja! ¡Llegas tarde, Dovahkiin!” un concejal reía de manera demencial.
“¡Si! ¡El hechizo esta completo! ¡incluso si nos matas, no podrás detenerlo!”
Edzard miraba como el orbe comenzó a elevarse, destrozando el techo de la torre. Cuando salió de la torre, continuó su ascenso lentamente.
Sin perder tiempo, Edzard se abalanzó contra los Thalmor que quedaban. La cantidad de magia que emitía el orbe era tan grande e inestable que le estaba causando una gran preocupación.
Cuando estuvo frente al primer Thalmor, le decapitó con su mandoble. El segundo Altmer intentó atacarle con un rayo, pero Edzard se protegió con una custodia. Una vez que el Altmer dejó de atacar, Edzard lo mató atravesándole el pecho con su arma. Para el tercer y cuarto Altmer, Edzard usó un hechizo de llamado diente de dragón, con el cual disparó siete dardos de fuego, los cuales dieron de lleno en el pecho de los elfos. Para los que quedaban, Edzard usó una explosión de relámpagos, con la que convirtió a los elfos en cenizas.
Las tropas imperiales habían logrado capturar las murallas. La batalla para tomarlas había sido sangrienta, pero habían logrado apoderarse de ellas y con eso forzaron a los defensores a replegarse a las barricadas que habían construido en las calles de la ciudad.
“Informe de bajas.” ordenó Tito a sus generales.
“Hasta ahora hemos perdido a unos tres mil efectivos en total.” Dijo Tulio.
“Ya veo. Son menos de las que esperábamos.” Dijo Tito viendo a sus tropas.
“¿Qué hacemos ahora?” preguntó Darryn.
“Debemos prepararnos para avanzar.” Dijo Tito, pero antes de que diga algo más, fue interrumpido por una proyección.
“¡No avancéis más allá de las murallas!” dijo Edzard a través de la proyección.
“¿Qué pasa, Ed?” preguntó Balgruuf.
“Tenemos problemas, Thorianion tenía razón. Tenían un plan bajo la manga.”
“¿A qué te refieres?” preguntó Maximilien.
“Miren al cielo y lo sabrán”
Todos los presentes alzaron la vista y miraron como el orbe purpura seguía ascendiendo.
“¡Por los nueve! ¡¿Qué es esa cosa?!” preguntó Balgruuf.
“No lo sé, pero no tengo casi nada de tiempo para averiguarlo. La sensación que da es similar a un hechizo que usó Cyrelas en la torre de Cristal.”
“¿Qué debemos hacer entonces?” preguntó Mizaida.
“Deben fortificar su posición. Hagan que los magos y todo aquel que pueda usar magia cree una barrera si es que ve el orbe explotar.”
Todos asintieron y se dirigieron a dar las ordenes a sus respectivas tropas.
Edzard había terminado la comunicación y levantado la vista miró al orbe.
“Bueno. Tengo que destruirte.” Dijo Edzard mientras juntaba magia en sus piernas. De un solo salto logró llegar hasta el techo de la torre.
Levantando la vista nuevamente, pudo ver al orbe a unos escasos diez metros.
‘Aquí vamos.’ Pensó Edzard mientas movía sus brazos. Mientras lo hacía, comenzó a juntar grandes cantidades de magia en sus manos. La cantidad de magia era tal que pequeños rayos salían del cuerpo de Edzard. Al momento de sentir el hechizo listo, Edzard extendió sus manos hacia el orbe y lanzó un flujo constante de relámpagos.
El hechizo impactó de lleno contra el orbe de magia. Al momento de impactar, se produjo una luz purpura, la cual hizo rebotar el hechizo, el cual se dirigió hacia Edzard.
“Mierda…” Fue lo único que pudo decir Edzard antes de ser golpeado por su propio hechizo.
La fuerza del hechizo fue tal que envió volando a Edzard hacia las murallas, lugar donde terminó por impactar.
Tito Mede, Maximilien, Tulio, Darryn, Decius y el resto de los lideres vieron asombrados como de entre los escombros del impacto salía un herido Edzard. El peto de su armadura estaba hecho pedazos, lo que dejaba a Edzard solo con sus pantalones, botas y brazales.
“Mierda. ¿Alguien vio al dragón que me hizo volar?” preguntó Edzard, tratando de aligerar el ambiente.
El había sobrevivido al ataque gracias a que se volvió etéreo un segundo después de que recibió el hechizo.
‘Ahora se como se sienten mis enemigos al recibir un hechizo de mi parte.’ Pensó Edzard.
“Edzard, ¿Qué ha pasado?” preguntó Darryn.
“Usé el hechizo de tormenta de relámpagos contra el orbe. Pero como vieron este reflejo mi ataque.” Respondió Edzard. “Pero ese ataque me permitió ver que el hechizo tiene una barrera de protección muy poderosa. Y me temo que ninguno de los hechizos que conozco podrá pasar sobe esa barrera.”
“Entonces estamos acaba…” las palabras de Balgruuf fueron interrumpidas cuando comenzaron a escucharse los gritos de dolor de todos los magos que había en las cercanías.
La cabeza de Edzard estaba que retumbaba, el dolor que le producía era tan atroz que apenas podía mantenerse en pie.
‘¿Qué mierda esta pasando?’ pensó Edzard mientras hacia uso de toda su fuerza para mantenerse consciente.
Mirando a su alrededor pudo ver que los magos estaban que caían inconscientes.
En ese momento, el orbe comenzó expandirse. Miles de zarcillos de energía purpura comenzaron a caer sobre los civiles Altmer. El cielo se oscureció y comenzó a llenarse de cientos líneas purpuras.
Edzard se levantaba lentamente y cuando estuvo por hacer algo, se escuchó un gran grito.
“¡DOVAHKIIN! ¡DAAR LAH LOSDAAR AL FIN BARIER DAAR GOVEY LEIN NOL OBLIVION!”
Los ojos de Edzard se abrieron cuando escuchó a el grito de Paarthurnax. Su hermano le acaba de decir que el hechizo de los Thalmor estaba que rompía el tejido de la realidad de Nirm y estaba que destrozaba la barrera que había creado el sacrificio de Martin Septim.
Mirando al cielo, Edzard vio como del orbe comenzó a crearse una especie de portal, el cual mostraba una especie de habitación llena de colores.
‘Y una mierda. Estas equivocado si crees que destruyas esa barrera.’ Pensó Edzard apretando los dientes con ira.
Mirando a su alrededor supo que debía de hacer algo. El hechizo era autosuficiente por lo que, si no lo destruía por completo, no podría detenerlo. Y por la pinta que mostraba era muy posible que termine por expandirse por todo Nirm. Lo que ocasionaría la muerte de todas las razas mortales.
Edzard se puso de pie y gritó. “¡MUL! ¡QA! ¡DIIV!”
Todos los presentes se asombraron cuando vieron como Edzard tenia escamas negra, cuernos y alas de dragón.
“¿Edzard?” preguntó Balgruuf.
Edzard asintió en respuesta. Luego de eso, movió sus alas y se dirigió rápidamente hacia el centro del orbe para tratar de destruirlo y así cerrar ese portal.
‘Todo hechizo autosuficiente tiene un núcleo que le permite mantenerse sin necesidad de un mago.’ Pensó Edzard.
Y esa era la verdad. Los hechizos autosuficientes normalmente funcionaban con gemas de almas. Pero en este caso, era muy probable que tenga algo más poderoso que una gema de alma. Ya que incluso la estrella de Azura no podría contener tantas almas como para abrir ese portal.
Cuando llegó a las proximidades del núcleo, tuvo que usar magia sobre su propio cuerpo para protegerse, ya que la energía mágica emitida por ese orbe era aterradoramente alta y podría causarle daños a su cuerpo.
Escaneando el orbe, Edzard vio lo que buscaba. En el centro del núcleo había un orbe azul.
‘Por la barba de Akatosh. ¿Esas son piedras Welkynd?’ pensó Edzard sorprendido de ver un objeto como ese.
‘Espera. Esas piedras suelen destruirse cuando se agota la magia que tienen en su interior. ¿a menos que…?’
Edzard decidió ver mejor el núcleo y finalmente vio completamente lo que había ahí.
El núcleo estaba formado por diez piedras Welkynd. Estas piedras formaban una especie de cruz. La piedra central era la más grande, teniendo tres veces el tamaño de las otras piedras que estaban en cada brazo. En cada uno de los cuatro brazos de la cruz había dos piedras y finalmente una piedra que se encontraba en la parte baja de la piedra central. Las piedras estaban unidas entre si a modo de que una absorbía la magia y luego la repartía a otra, la cual se recargaba y era la que mandaba la magia absorbida a la gran piedra en el centro.
‘Bien. Ya vi el lugar que debo destruir.’ Pensó Edzard.
Volviendo a juntar magia en sus manos, lanzó un poderoso rayo de electricidad. En el momento en que el rayo impactó en la barrera del orbe, Edzard pudo ver que la barrera se originaba de la piedra que estaba la parte inferior.
Antes de que el pensase en algo más, el orbe le atacó con un rayo de magia.
“¿Pero que mierda?” dijo Edzard mientras creaba una custodia.
El rayo impactó en la custodia e hizo que Edzard fuera enviado contra el suelo. Moviendo sus alas, Edzard logró estabilizarse y gracias a eso no terminó por impactar en el suelo.
‘¿Esa cosa tiene una mente propia?’ pensó Edzard al ver el ataque de orbe.
‘Maldita sea.’ Pensó Edzard al ver como el orbe comenzaba a crear otro rayo, el cual parecía mucho mas poderoso que el anterior.
‘Parece que no tengo otra opción.’ Pensó Edzard al ver que, si esquivaba el ataque, este terminaría por impactar en la muralla. Lo que ocasionaría la muerte de miles de soldados.
Edzard volvió a volar en dirección del centro del orbe y mientras lo hacía, usaba telekinesis para atraer su mandoble. Cuando tuvo su arma en sus manos, vio como el orbe lanzaba el rayo.
“Bien. Esto se acabó.” Dijo Edzard mientras extendía sus alas para estabilizarse y prepararse para lo que iba a hacer.
“¡QO! ¡ZAHKRII! ¡EVENAAR!” gritó Edzard.
El mandoble de Edzard comenzó a crear pequeños relámpagos en su hoja. Tomando el mandoble con ambas manos, Edzard empujó su arma en dirección al rayo que había creado el orbe. Esta acción liberó el poder del Thu’um.
El Thu’um tomó la forma de una espada hecha de relámpagos. Cuando ambos ataques chocaron, crearon una onda de choque tan grande que se sintió por toda la ciudad.
Los vientos generados amenazaron con hacer volar a los soldados, que vieron con total sorpresa el choque de ambos ataques.
“Por los dioses, que poder.” dijo Mizaida viendo el poder del ataque de Edzard.
“Gracias a los dioses que estaba de nuestro lado.” Dijo Thorianion.
“Zan'dul está de acuerdo con ustedes.” Dijo Zan'dul.
En la cima de la garganta del mundo, dos dragones sintieron el poder del Thu’um de Edzard.
“Krosis… Realmente has obtenido un gran Suleyk… poder…. Zeymah… hermano.” dijo Paarthurnax mirando en dirección de la ciudad de Alinor.
“Tienes razón. Su poder ya ha superado con creces el nuestro.” Dijo Odahviing.
Sin embargo, no solo ambos dragones sintieron el poder del ataque de Edzard. En el Colegio de Hibernalia, el viejo Tolfdir estaba que ayudaba a los otros magos a ponerse de pie luego de que todos sufriesen una de las peores jaquecas que alguna vez experimentaron
“Realmente sabes cómo hacer las cosas a lo grande.” dijo Tolfdir con una sonrisa al sentir el poder de Edzard.
“Bueno, estamos hablando del Archimago.” Comentó Mirabel.
“Si. Tienes razón.” dijo Tolfdir.
En el castillo de Volkihar, Serana y su madre estaban en el laboratorio. Y sus ojos se abrieron cuando sintieron un enorme poder mágico.
“Madre…” susurró Serana.
“Si. Yo también lo sentí.” dijo Valerica mientras dejaba un lado un libro que estaba leyendo.
“¿Ese poder es de quien creo que es?” preguntó Serana.
“Si. Parece que el ya no puede ser considerado un mortal.” respondió Valerica.
Asia se encontraba junto a sus amigas recuperándose del dolor de cabeza que habían sentido. Ese dolor le recordó al día en que Edzard usó el pergamino para que pudiesen entenderse.
“Mama.” Dijo Marie mientras jalaba la manga del vestido de Asia.
“Si. ¿Qué sucede?” dijo Asia mientras cargaba a su hija.
“Papá. Lucha.” Dijo Marie señalando al sur oeste.
Asia miro asombrada a su hija. Parece que ella podía sentir que Edzard estaba luchando. Ella también lo sabía, su intuición le decía que Edzard estaba luchando.
“Si. Tu papá esta luchando ahora.” Dijo Asia mientras le sonreía a su hija.
‘Espero que vuelvas pronto, Ed.’ Pensó Asia.
El rayo del orbe y la espada relámpago de Edzard estuvieron neutralizándose mutuamente, pero el Thu’um comenzó a ganar terreno y finalmente logró superar al rayo del orbe.
La barrera del orbe intentó en vano resistir el golpe, siendo derribada como si no estuviera ahí. Finalmente, la espada relámpago golpeó el núcleo del orbe y terminó por pulverizarlo.
El orbe comenzó a desaparecer cuando la magia que lo mantenía se desvanecía. Los zarcillos dejaron caer los cadáveres de los Altmer a los que había arrebatado el poder.
Segundos después se produjo una gran explosión. Dicha explosión la causó el portal al volverse inestable.
Luego de la explosión, el cielo volvió a la normalidad.
“Al fin ha terminado.” Dijo Edzard.
Edzard giró su vista hacia su mano cuando sintió que su arma era muy ligera. Suspiró cuando vio que la hoja de su mandoble había desaparecido. Literalmente solo tenía el mango del arma.
Descendiendo del cielo, aterrizó suavemente en el suelo. A su alrededor estaban los cuerpos de miles de los ciudadanos que habían muerto por el hechizo desatado por los Thalmor. Pero también había varios que habían sobrevivido y que morirían si no recibían ayuda rápidamente. Así que envió una proyección a los líderes imperiales para que enviaran ayuda. Mientras llegaba la ayuda, él decidió salvar la mayor cantidad de vidas que pudiese.
Para cuando finalizó el día, se había logrado salvar a miles de los Altmer que estaban heridos, además de que el Imperio ocupó la ciudad. Los días siguientes se encarceló a los familiares de los concejales Thalmor y después de un juicio todos fueron ejecutados por crímenes contra sus ciudadanos. Posteriormente a las ejecuciones, una nueva familia real juro vasallaje ante el trono del rubí, poniendo así fin a la segunda gran guerra.
Castillo Volkihar – Loredas 18 de Estrella Vespertina del 203 de la Cuarta era
Asia se encontraba tranquilamente cuidando de las plantas mientras Valerica les daba a ella y a sus amigas una clase era sobre las diferentes aplicaciones de algunas de esas plantas en la alquimia.
“Entonces, Asia. ¿Cómo has estado los últimos días?” preguntó Laure acercándose a su amiga.
“Relativamente bien. Aunque aun tengo esas pesadillas.” Respondió Asia mientras miraba de cerca una planta de campanilla de la muerte.
Asia había tenido pesadillas donde aparecía la cara de la Altmer a la que había matado. Ella había hablado con Aela y con Serana sobre ese tema y ambas le habían dicho que con el tiempo esas pesadillas dejarían de ser tan recurrentes.
‘¿Cómo hace Ed para poder soportar esto?’ pensó Asia.
Ese pensamiento se debía a que, a diferencia de ella, Edzard había matado a muchas personas más, y el no parecía muy afectado por eso.
Estaba tan sumida en esos pensamientos que no vio como su hija comenzaba a levantarse y a caminar lentamente hacia la entrada del jardín.
“¿Marie?” preguntó Asia al darse cuenta de que su hija no estaba a su lado.
Mirando a su alrededor, vio que una silueta ingresaba al jardín. Esa silueta tenia a Marie en sus brazos.
Edzard se encontraba remando su pequeño bote. Había llegado a Haafingar no hace ni tres días y después de que llegaron cerca al fuerte de la guardia norte, había decidido sepárese del resto del ejército que regresaba. Se bajó de su caballo y se lo dio a un soldado que estaba cerca. Luego se despidió de todos y comenzó a caminar en dirección al fuerte. Cuando hubo transitado parte de trayecto se desvió hacia la playa y cuando llego busco un pequeño bote que siempre había por ahí.
Una vez que lo encontró suspiró, ya que pensaba que Serana y Valerica podrían haberlo retirado de ese lugar para evitar que alguien se lo llevara. Empujando el bote lo metió al mar y luego de subirse comenzó a remar en dirección norte.
Momentos después, a la distancia pudo ver el castillo de Volkihar. Seguía siendo el mismo castillo de piedra gris que tenía un aura que hacía que muchos creyeran que estaba maldito.
‘Puede que ese castillo si este maldito.’ pensó mientras una sonrisa se dibuja en su rostro.
Continúo remando hasta que su barco finalmente encallo en la arena de la playa de la isla. Ya estando en la isla, Edzard camino en dirección de la puerta del castillo.
Cuando iba pasando cerca a la torre de vigilancia pudo oler a alguien.
“Es bueno verte de nuevo Lydia.” dijo Edzard con una sonrisa mientras veía aparecer a la mencionada.
“Es bueno verlo de nuevo mi Thane.” respondió Lydia con una sonrisa antes de acercarse a Edzard y abrazarlo. Abrazo que fue correspondido por Edzard.
Cuando se separaron, ella lo vio bien y levantó una ceja. “Estas cambiado.”
Edzard simplemente sonrió como respuesta.
Ambos comenzaron a caminar en silencio hacia el castillo. Cuando ingresaron al salón principal vieron que estaba vacío.
“¿Dónde están todos?” preguntó Edzard mirando el salón vacío.
“Por la hora. Deben de estar en el jardín.” respondió Lydia.
Edzard asintió y se dirigió al jardín. Cuando estuvo por llegar a la puerta, escuchó unos pasos. Mirando en dirección de los pasos, vio a Marie llegar.
“¿Papá?” preguntó Marie mirando a Edzard.
Edzard vio a su hija y sonrió.
“Vaya. Acaba de dar sus primeros pasos.” Dijo Lydia al ver a Marie ahí sola.
Edzard miró a su edecán y preguntó. “¿Qué quieres decir?”
“Ella había comenzado a pararse sin ayuda, pero no había caminado sola hasta ahora.”
“Ya veo.” Dijo Edzard mientras se arrodillaba y extendía sus brazos.
Marie comenzó a acercarse hacia Edzard, pero en un momento sus pequeños y descoordinados pasos la hicieron tropezar, pero nunca llegó a tocar el suelo, ya que Edzard la había agarrado antes de eso.
“Papá.” Dijo Marie mientras abrazaba a Edzard.
Edzard devolvió el abrazo a su hija.
Lydia miraba con una sonrisa en su rostro la escena.
Una vez que dejó de abrazar a su hija, la tomó en sus brazos y colocándose su capucha comenzó a caminar hacia el jardín.
“No sé quién eres, pero será mejor que bajes a mi hija o no responderé por lo que hare.” Dijo Asia mientras de sus manos comenzaban a emitir pequeños rayos.
“Puede que tu poder haya aumentado, pero no podrías vencerme incluso si usas todo tu poder, Asia.” dijo Edzard mientras se sacaba la capucha.
“¿Ed?” preguntó Asia.
Edzard asintió mientras se agachaba y dejaba a Marie en el suelo. “Vamos hija, ve con tu madre.”
Marie vio a su madre y comenzó a caminar hacia ella.
Asia vio a su hija caminar sola y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Cuando su hija llego hasta ella, se agachó y la cargó en sus brazos.
Edzard al ver eso, comenzó a caminar hacia Asia. cuando estuvo frente a ella, la beso.
Asia correspondió el beso mientras lágrimas de felicidad comenzaban a caer por sus mejillas.
Cuando se separaron, Edzard le secó las lágrimas.
“Estas cambiado.” dijo Asia cuando vio bien el rostro de Edzard.
Y eso era cierto. Edzard llevaba el cabello largo, atado en una cola alta a la vez que dejaba dos mechones de cabello a cada lado de su rostro. Además de eso, sus ojos habían cambiado. Ahora ambos eran de color verde con los bordes de color plateado, además de que sus pupilas tenían forma de cruz.
“Lo sé.” dijo Edzard antes de abrazar a Asia y a Marie.
“Bienvenido a casa.” dijo Asia cuando dejaron de abrazarse, para luego tomar el rostro de Edzard y besarlo.
“Es bueno estar de vuelta.” respondió Edzard con una sonrisa cuando se separaron.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Con este capítulo se da por concluida la segunda gran guerra. Los efectos que tuvieron los hechizos de los Thalmor y de Cyrelas serán explicados por un peculiar grupo de individuos en unos cuantos capítulos más adelante. Los capítulos que vienen servirán como una especie de interludio. Habrá algunas peleas, pero sobre todo serán capítulos de una relativa vida pacífica para el Dovahkiin y su familia.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 17
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
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Capítulo 16
Marca de Hjaal - 8 Freddas de Mano de Lluvia del 01 de la Quinta era
“¡Asia, agáchate!” gritó Serana.
Asia le hizo caso a su amiga y se agachó. Cuando lo hizo, pudo escuchar el inconfundible sonido de una flecha pasar por su oído. Una vez que la flecha paso a su lado, rápidamente cargó un hechizo de rayos en su mano y lo lanzó hacia el draugr que la había atacado. El draugr se convirtió en cenizas cuando recibió el hechizo.
Serana, por su parte, lanzó varias lanzas de hielo a los otros draugr que trataban de escapar. Por su parte, Aela estaba que brindaba apoyo a Serana matando draugr con sus flechas. Para cuando finalmente terminaron de limpiar la zona, las tres se juntaron para continuar por la tumba nórdica.
"En serio Aela, ¿por qué estamos haciendo esta misión?"
“Porque estábamos completamente aburridas. Además, queríamos ver cuánto ha mejorado Asia."
Aela había llegado hace una semana con esta misión por parte de los Compañeros. La misión consistía en limpiar una tumba nórdica de nombre Folgunthur, la cual al parecer había sido ocupada por un grupo de nigromantes. Asia y Serana habían sido invitadas por Aela a esta «cacería», ya que la mencionada no quería partir sola. Habían acordado dividir el pago en tres partes iguales. Así que habían partido desde Carrera Blanca y después de tres días de viaje, finamente habían llegado a la cueva.
Cuando ingresaron a la tumba, rápidamente fueron rodeadas por varios esqueletos. Estos no duraron mucho, pues fueron rápidamente despachados por los hechizos de Asia y Serana. Todo sucedió tan rápido que Aela no tuvo ni tiempo para preparar una flecha en su arco. Y desde ese momento Aela había estado haciendo pucheros por la facilidad con la que Asia y Serana mataban a todos los no muertos con los que se encontraban.
“¿Cuánto creen que falte para llegar a donde están los nigromantes?” preguntó Asia mientras mantenía sus ojos alertas por si veía algún enemigo.
“No mucho, ya hemos pasado por varios salones.” respondió Aela.
“Eso espero, Aela.” dijo Serana.
Las tres amigas continuaron caminando por lo que parecieron horas. Al parecer los dioses les sonreían ya que no se encontraron con más enemigos, pero Aela y Serana estaban sospechando que algo estaba pasando.
“Asia, prepárate para un combate duro.”
“¿Por qué?”
“Acabo de oler a varios nigromantes.” respondió Aela.
“¿Cuántos son?” preguntó Serana un poco preocupada. Si bien los nigromantes no eran muy fuertes, actualmente encontraban en un lugar de donde podían levantar a varios cadáveres a luchar por ellos.
“Unos ocho.”
Asia y Serana asintieron a la respuesta de Aela. Mientras avanzaban, idearon un plan sencillo para eliminar a los nigromantes.
“Lista, Asia.” dijo Serana mientras se preparaba para abrir la puerta del salón donde se encontraban los nigromantes.
Asia asintió y comenzó a cargar magia en su mano. Estaba por usar un hechizo que había encontrado en uno de los libros que Edzard tenía en casa.
Serana abrió la puerta de una patada. Cuando Asia vio la puerta abierta, liberó el hechizo. De su mano salió una esfera hecha de rayos. La esfera ingresó en el salón e impactó en un draugr que por ahí estaba que esperaba. Al momento de impactar, se creó una explosión de rayos, los cuales mataron a varios draugr y dejaron entumecidos a los nigromantes.
Aela y Serana aprovecharon esto y cargaron dentro de la habitación. Aela comenzó a disparar flechas rápidamente y pudo matar a tres nigromantes antes de que pudiesen usar magia. Por su parte, Serana solo pudo matar a dos nigromantes.
Cuando los tres nigromantes restantes se recuperaron, rápidamente lanzaron picos de hielo hacia Aela y Serana; sin embargo, estos ataques fallaron gracias a que fueron bloqueados por custodias creadas por Asia.
Al ver a la Asia ingresar, uno de los nigromantes desenfundó su cuchillo y estúpidamente cargó contra ella. Cuando Asia lo vio venir, esquivó el primer corte que hizo el nigromante. Después de esquivar el golpe, Asia desenfundó su espada de acero y rápidamente apuñaló al nigromante en medio de la espalda. Esto hizo que el nigromante muriese en el acto, pues su corazón fue traspasado por la espada.
Sacando su espada del cadáver del nigromante, Asia vio que los otros dos nigromantes habían muerto. Uno había muerto con una flecha de Aela entre ceja y ceja. El ultimo se había convertido en la cena de Serana. Así que, volviendo a enfundar su espada, se dirigió hacia sus amigas.
“¿Qué hacemos ahora?”
“Hay que buscar por el lugar. Talvez encontremos un tesoro.”
Aela asintió. Entonces, las tres comenzaron a buscar por la zona. Al final, Serana había tenido razón, pues habían encontrado un cofre con mil septims, varias joyas y algunos libros. Tomaron todo y lo pusieron en la bolsa encantada de Asia. Después de eso, se fueron de la tumba y viajaron de regreso a Carrera Blanca.
Valle Perdido – Sundas 30 de Segunda Semilla del 01 de la Quinta era
Asia y sus amigas se encontraban descansando en una gran piscina de agua caliente.
“Ah… esto es vida.” Dijo Laure mientras se relajaba.
Ella y el resto de las amigas de Asia habían llegado hace dos días.
“Asia, ¿Cómo te sientes?” preguntó Fortunata mientras miraba a su amiga.
“Nerviosa. Muy nerviosa.” Respondió Asia.
“Cualquier mujer estaría nerviosa en un día como este.” dijo Gyda mirando a sus amigas.
“Pero también debes de estar emocionada.” dijo Fridda mirando a Asia con una sonrisa.
“Si. La verdad es que estoy muy emocionada. Nunca creí que algún día llegaría a esto.” Dijo Asia mientras sonreía.
Luego de decir eso, Asia se levantó y salió de la piscina siendo seguida por sus amigas. Tomando toallas, se envolvieron en ellas y salieron de la habitación.
El grupo de cinco mujeres caminó por unos pasillos y luego ingresó a una habitación donde las esperaban Serana, Valerica y Aela.
“Ya era hora de que llegaran.” Dijo Valerica con el ceño fruncido.
“Lo sentimos, pero perdimos la noción del tiempo.” Dijo Asia con una sonrisa nerviosa en su rostro.
“Está bien. Ven acá para empezar. No hay mucho tiempo y hay que hacer muchas cosas.” Dijo Valerica.
Asia asintió y se acercó a la vampira. Mientras caminaba, pudo ver que Aela y Serana tenían sonrisas de burla en su rostro.
“Ustedes dejen de sonreír y ayúdenme.”
“Pero…”
“Nada de peros. Levántense y ayúdenme con las otras chicas.”
Serana y Aela se resignaron y comenzaron a ayudar a Valerica en lo que estaba haciendo.
Asia se quedó quieta mientras Valerica comenzaba a buscar algunas cosas en un cofre. Mientras eso pasaba, comenzó a recordar la conversación que había tenido con Edzard la noche del día en que el volvió de la guerra.
Flashback
La noche ya había caído y Asia se encontraba sentada frente a Edzard en su habitación en el Castillo de Volkihar. Ella había terminado de contarle sobre la batalla que había tenido lugar en el castillo. También le contó sobre el nuevo poder de su sacred gear.
“Entonces... Perdiste la espada que te regale.” dijo Edzard mientras tomaba un trago de aguamiel.
“Si.” respondió Asia con la cabeza agachada. Se sentía mal por haber pedido esa espada. “Lo siento.”
Edzard la miro fijamente hasta que comenzó a reír. “¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!”
Asia levantó la cabeza y vio a Edzard casi caerse de la silla. Intentó hablar, pero fue interrumpida.
“No te disculpes.” dijo Edzard secándose una lagrima.
“Pero ¿Esa espada no es súper rara?” preguntó Asia confundida.
“Si. Lo es. Los materiales para crear una son muy difíciles de hallar, eso sin contar que es muy, pero muy difícil de forjar una espada como esa.” respondió Edzard con una sonrisa. “Pero al final del día, es solo una espada.”
“¿A qué te refieres?” pegunto Asia.
“Prefiero perder mil de esas espadas que a perderte a ti o Marie.” respondió Edzard tomando la mano de Asia y sonriéndole.
Asia se sonrojó y comenzó a tartamudear.
‘Pensé que ya había superado esta fase.’ pensó Asia en pánico.
“Entonces, ¿Sucedió algo más?” preguntó Edzard.
“Bueno, aparte de la batalla y de que mi sacred gear tiene un nuevo poder. Solo una cosa.”
Edzard levantó una ceja. “¿Qué cosa?”
“Obtuve un apodo.” Respondió Asia mientras evitaba tener contacto visual con Edzard.
Edzard miró a Asia un poco asombrado. Los apodos no eran algo tan fácil de ganar. Así que el hecho de que Asia haya logrado obtener uno en una batalla era algo impresionante.
“Ya veo. Entonces, ¿Cuál es tu apodo?” preguntó Edzard.
Asia se sonrojó de nuevo y desvió la mirada. Mientras lo hacía, susurró su apodo.
“Espera, dilo más alto, no te he escuchado.” Mintió Edzard, ya que había escuchado muy bien el apodo.
Asia comenzó aponerse más roja.
“Venga. Dilo, no es tan malo.” Dijo Edzard con una sonrisa.
“Me… dieron… el… apodo... de «La Sacerdotisa dragón».” Dijo Asia mientras trataba de ocultar su vergüenza por ese apodo.
El apodo se lo había dado Brynjolf luego de que se enteró de su pasado como monja. Al final, el había dicho que una monja era lo mismo que una sacerdotisa, así que, por su habilidad con magia de restauración, su antigua vida de monja y por se la pareja de Edzard, le puso ese apodo.
Fin flashback
Asia volvió del recuerdo cuando Valerica le dio un golpe en la cabeza.
“Está bien que este sea tu gran día, pero deberías estar más concentrada en lo que te rodea y no tener tu mente en las nubes.” Dijo Valerica mientras terminaba de arreglar a Asia.
“Bien. Si, ya estas casi lista. Solo falta una cosa más.” Dijo Valerica viendo a Asia de arriba abajo.
Después de decir eso, Valerica se dirigió a la mesa de donde tomó algo y volvió donde estaba Asia.
“Agacha la cabeza.”
Asia obedeció y bajó la cabeza.
Valerica puso lo que había traído en la cabeza de Asia. “Muy bien, eso es todo.”
Asia levantó la cabeza y asintió.
“Asia. Vamos.” Dijo Laure cuando se acercó a su amiga.
Asia asintió y salieron todas juntas.
Mientras caminaba por los pasillos hacia el gran salón del lugar donde se encontraba, comenzó a recodar el resto de esa conversación que tuvo con Edzard.
Lo primero de lo que hablaron fue sobre su parentesco. Ella no negaría que estaba sorprendida al saber que eran parientes, pero se sintió aliviada de que su relación sanguínea fuera distante. Lo segundo de lo que hablaron fue sobre las conversaciones que tuvieron con el respectivo Aedra que habían tenido la fortuna de ver.
Flashback
“Dos Aedras hablando con mortales…” Dijo Edzard, su voz tenia un claro tono de preocupación. “El hecho de que tanto Mara y sobre todo Akatosh actúen así me preocupa demasiado.”
Asia miró a Edzard y comprendió la preocupación que sentía. Gracias a los libros que había leído y sobre todo a lo que le habían enseñado tanto Edzard como Valerica, ella sabia que ambos Aedras se estaban comportando de una manera muy extraña. “¿Crees que tengan algo en mente?”
“Si. Estoy seguro de que están planeando algo, pero la verdadera pregunta es qué planean.”
Ambos se quedaron sumidos en silencio mientras pensaban. Fue en ese momento que Asia recordó algo muy importante. “Ed, lady Mara me comentó algo sobre una magia llamada magia de las sombras.”
Edzard suspiró cuando escuchó eso. El no quería hablar de esto, ya que sentía que aún no era el momento, pero Mara lo había delatado de forma sutil.
“Asia, ¿recuerdas que te prometí encontrar una manera de que puedas volver a la Tierra?”
Asia asintió recordando la promesa que Edzard le había hecho.
“La única magia conocida que puede abrir un portal dimensional es la magia de las sombras.”
Asia parpadeó cuando escuchó esa respuesta. Se sentía en conflicto. Una parte estaba alegre, ya que podría volver a la tierra. La otra parte estaba triste y preocupada a la vez, ya que no sabia que significaba esta noticia para su relación con Edzard.
Edzard vio que Asia no parecía muy feliz de escuchar esa noticia. Suspirando, decidió hablar. “Tranquila, esto no significa que te dejare sola.”
Asia miro a Edzard y vio que el sonreía.
“¿Qué quieres decir?”
“Realmente crees que te voy a dejar irte y que me dejes aquí solo con nuestra hija.” Respondió Edzard con una sonrisa. “No, querida. Nos vamos todo juntos a la tierra.”
Asia negó con la cabeza y sonrió.
‘Soy una tonta, es obvio que Ed nunca me abandonaría ni a mí, ni a Marie.’ Pensó Asia mientras comenzaba reír suavemente.
Edzard la miró y luego comenzó a reír con ella.
“Ed, ¿Por qué quieres dejar todo lo que tienes en este mundo?” preguntó Asia, dejando de reír.
Ella no entendía por qué Edzard deseaba dejar todo lo que había logrado en Nirm.
Edzard no respondió inmediatamente, sino que se quedó pensativo un momento. Originalmente le habría contado que era porque tenía continuas pesadillas que eran provocadas por los libros negros que tenía en su posesión, pero no lo mencionaría, ya que para su buena suerte esas pesadillas habían desaparecido desde la batalla contra Cyrelas.
Asia miró a Edzard esperando su respuesta. Al ver que el no iba a responder pronto, intentó volver a preguntar, pero fue interrumpía por Edzard.
“Quiero conocer como es el mundo donde naciste. Además de que el visitar un nuevo mundo hace arder mi deseo de la aventura.” Respondió Edzard con una sonrisa.
“Ya veo. ¿Cuándo partiríamos?” preguntó Asia con una sonrisa al ver a Edzard tan contento.
“Si tenemos suerte a mediados del próximo año.” respondió Edzard. “Necesito terminar mis asuntos aquí y ver que la paz se ha asentado en el imperio.”
Asia asintió.
Luego de eso, ambos charlaron un rato mas hasta que finalmente se fueron a dormir.
Fin flashback
Asia fue sacada de sus recuerdos cuando sintió una mano apretar la suya. Levantando la mirada pudo ver a Laure quien le sonreía.
“¿Lista?” pregunto Laure ganándose un asentimiento de Asia.
Asia miró al frente las puertas de hierro que se abrirían cuando ella estuviese a unos cuantos metros. Tomando aire, comenzó a avanzar. Cuando estuvo a unos dos metros, ambas puertas se abrieron.
Una vez que cruzó las puertas, se comenzó a escuchar una suave melodía.
El salón era una gran sala, cuyas paredes y techo estaban hechos con piedra blanca. El piso estaba hecho de mármol banco pulido. Las grandes ventanas que había en la pared posterior iluminaban muy bien la sala. La sala estaba decorada con guirnaldas de color blanco. Y al frente se encontraba un altar con nueve estatuas. Cada una de esas estatuas representaba a uno de los divinos. En las paredes también había dos estandartes. El primero, era el estandarte del Imperio, un dragón de sable en forma de diamante sobre campo de gules. El segundo, era un león rampante de plata sobre campo azur, el emblema personal del rey Emeric, el emblema que Edzard había adoptado para su uso personal.
El salón estaba lleno de personas, las cuales formaron un camino en el centro del salón. Las personas presentes eran conocidos de Edzard y de ella. Estaban todos sus compañeros del Colegio de Hibernalia, el circulo de los Compañeros, miembros del gremio de Riften, miembros de la Guardia del Alba, Los ediles de Roca del cuervo y sus familias, la chaman de la Aldea Skaal, algunos generales de la legión, los edecanes de Edzard, los Jarls de Skyrim, entre otros más.
Cuando comenzó a avanzar, se escucho el sonido de espadas desenvainándose. Mirando a su alrededor, pudo ver que las personas que desenfundaron sus espadas formaron un túnel con sus espadas al aire. Los hombres que sostenían las espadas eran elfos de piel tan blanca como la nieve. Todos vestían armaduras blancas con detalles en oro.
Mientras caminaba haca el altar, pudo ver a Edzard ahí parado esperándola. El vestía una camisa de color blanca con un chaleco gris con botones de oro y sobre este chaleco un blazer de color negro. Vestía también pantalones de color negro y un par de botas de cuero negro con hebillas de plata. Colgada en el lado izquierdo de su cinturón en un tahalí estaba una espada de plata cuya empuñadura era de hueso dragón, la cual tenía incrustaciones de zafiros y en su pomo había un gran diamante. Sobre sus hombros llevaba una capa negra de cuello alto, esta capa tenia bordados en hilo de plata. Los sujetadores de la capa eran de oro, los cuales tenía la heráldica de Edzard tallada en ellos.
Edzard estaba nervioso mientras esperaba a Asia en el altar del Sanctasanctórum de la capilla de Auri-El en el valle perdido. Le había costado mucho convencer tanto a Maramal como a Gelebor para poder celebrar su boda aquí, pero después de varios días al fin pudo convencerlos.
Una vez que tuvo el permiso de ambos, Edzard comenzó a llevar recursos para reconstruir la capilla. Gracias a la ayuda de varios elfos de las nieves que habían llegado, la reconstrucción fue muy rápida.
Edzard había decidido que debían de casarse antes de partir de Nirm a la Tierra. Esto se debía a que quería casarse y recibir la bendición de los Aedra, pero eso no quitaba el hecho de que también planeaba celebrar otra boda en la Tierra. Una boda frente al Dios al que Asia adoraba.
Sus nervios aumentaron cuando vio a Asia ingresar en el Sanctasanctórum con sus damas de honor. Concepto no usado en Nirm, pero según Asia era algo propio de la cultura en la tierra.
Asia vestía un vestido victoriano de color blanco. El vestido dejaba ver sus hombros; sin embargo, sobre ellos llevaba un chal blanco. Además, este vestido estaba decorado con pequeñas incrustaciones de diamantes y perlas, y sus bordados estaban hechos con hilos de plata. También llevaba un par de guantes de color blanco que llegaban hasta un poco más debajo de los codos. En sus pies llevaba un par de sandalias de cuero con hebillas de plata. Llevaba el cabello suelto y sobre este traía una corona de rosas blancas y rojas. Cuando Asia llegó a su lado, le sonrió y él también sonrió.
“Ah, finalmente está aquí la novia. Comencemos la ceremonia.” dijo Maramal llamando la atención de todos los presentes.
Las damas de honor de Asia se dirigieron con sus familiares. Cabe decir que cuando ellos se enteraron de que Laure era hermana de Darryn y que Fortunata era hija de Decius, Edzard había escupido el vino de sangre Argoniano añejado de cuarenta años que estaba bebiendo.
“Fue Mara quien dio a luz a toda la creación y se comprometió a cuidarnos como a sus hijos.” continuó Maramal mientras Asia y Edzard se veían de reojo. “Es por su amor que nosotros aprendimos a amarnos unos a otros. Es por este amor que aprendemos que una vida solitaria no es vida en absoluto.”
Edzard miró a Asia mientras los momentos felices vividos juntos llegaban a su mente. Asia, por su parte pensaba en lo feliz que había sido desde que había llegado a este mundo. Los momentos que pasó juntó a Edzard viajando de ciudad en ciudad. Los momentos que compartieron en el Colegio de Hibernalia. Su primera cita en Evermore y como obtuvieron a su primera hija.
“Nos reunimos hoy aquí, bajo la mirada amorosa de Mara, para dar testimonio de la unión de dos almas en eterno compañerismo. Que viajen juntos en esta vida y en la próxima, en prosperidad y pobreza, en alegrías y dificultades.” dijo Maramal mientras desviaba la mirada hacia Edzard. “Edzard Rolandson, ¿Estás de acuerdo en estar unido a esta mujer, en amor, ahora y para siempre?”
Las manos de Edzard comenzaron a sudar mientras sus nervios aumentaban. Tomando aire se tranquilizó. “Lo hago. Ahora y siempre.”
Cuando Maramal escuchó la respuesta de Edzard su vista se dirigió a Asia. “Asia Argento, ¿Estás de acuerdo en estar unido a este hombre, en amor, ahora y para siempre?”
El corazón de Asia comenzó a aumentar el ritmo y ella comenzó a sentir sus mejillas enrojecer. Pero decidió dar su respuesta. “Lo hago. Ahora y siempre.”
Maramal sonrió ante la respuesta de los dos y volvió a dirigirse al público. “Bajo la autoridad de Mara, la diosa del Amor, declaro que esta pareja está casada.”
“Les presento a ustedes dos estos anillos a juego, benditos por la gracia divina de Mara. Que ellos los protejan a cada uno de ustedes en su nueva vida juntos.” dijo Maramal mientras un acolito traía ante ellos un par de anillos de oro. Edzard tomó uno de los anillos y se lo puso en el dedo anular a Asia mientras ella hacia lo mismo con él. Después de ponerse los anillos, ambos se besaron.
Los invitados a la boda aplaudieron e incluso silabaron a la nueva pareja.
Cuando se separaron, una nueva voz hablo.
“Esto da por terminada la primera ceremonia. Supongo que debemos empezar con la segunda.”
Edzard giró y vio a Gelebor.
“Si. Tienes razón. Hay que empezar la segunda ceremonia.”
Gelebor asintió y se alejó de Edzard.
Cuando Gelebor se alejó de Edzard, siete sacerdotes se acercaron.
Al ver al grupo de sacerdotes reunidos, Edzard comenzó a caminar hacia donde se encontraba Serana. Al llegar, extendió sus brazos y recibió a su hija de los brazos de Serana.
Marie llevaba un pequeño vestido blanco con volantes. Este vestido llevaba incrustaciones de diamantes y perlas. Llevaba un par de pequeñas sandalias de cuero con hebillas de plata en sus pies. En su cabeza había un pequeño aro de hilos plata.
Edzard no había escatimado en gastos para la vestimenta que los tres usarían en las ceremonias. Estos atuendos fueron hechos a partir de diseños que fueron enviados por una persona anónima, la única pista que podrían tener sobre la persona era el sello que tenía la carta que llego con los diseños. Este símbolo era una flor de azucena. Cabe resaltar que entre los tres atuendos gastó un aproximado de treinta mil septims. El vestido de Asia fue el más costoso, pues costó quince mil septims. El traje de Edzard costó ocho mil septims. Y finalmente el vestido de Marie costó siete mil septims. La espada fue hecha por Edzard así que no gastó dinero en ella.
Edzard volvió al centro de la sala donde lo esperaban su esposa, los ocho sacerdotes y el paladín de Auri-El.
“Comencemos.” Dijo Gelebor.
Los sacerdotes asintieron y formaron un circulo alrededor de Edzard y Asia.
“Estamos aquí reunidos para presenciar la entrega de las bendiciones de los divinos sobre esta pequeña.”
Edzard y Asia se acercaron a los sacerdotes.
“¿Quiénes traen a esta pequeña?”
“Su padre. Edzard Rolandson, General Imperial, Thane de Skyrim, Heraldo de los Compañeros, Archimago de Hibernalia e Hijo de Akatosh.” Respondió Edzard
“Su madre. Asia Argento, miembro del Colegio de Hibernalia y miembro de los Compañeros.” Respondió Asia.
“¿Cómo se llama la pequeña?”
“Marie Argento Edzarddottïr.” Respondió Edzard.
“¿Fecha en que nació la pequeña?”
“El ocho de fuego de hogar en el año 202 de la cuarta era.” Respondió Asia.
“Muy bien.”
El primer sacerdote en acercarse fue un sacerdote de Stendarr que vestía la armadura de vigilante, quien extendió su mano y la puso sobre la cabeza de Marie y dijo. “Que Stendarr te bendiga con un corazón generoso y amable que te permita ayudar a los que lo necesiten.”
Luego de decir eso, el vigilante se alejó y Florencio se acercó. “Que Arkay te bendiga con un lugar de descanso en Aetherius cuando tu vida mortal llegue a su fin.”
Antes de alejarse, Florencio volvió a hablar. “Arkay dice que espera no tener que ver su alma hasta dentro de muchos años.”
Edzard simplemente sonrió ante lo que decía su amigo.
Maramal se acercó a Marie y puso su mano en su cabeza. “Que Mara te bendiga con una vida apacible y feliz con tu familia.”
Luego de decir eso, Maramal se retiró y se acercó un sacerdote de Zenithar. “Que Zenithar te bendiga para que todos tus trabajos sean fructíferos.”
Luego de decir eso, el sacerdote se retiró y se acercó un sacerdote de Talos. “Que Talos te bendiga con la fuerza necesaria para enfrentar a todos tus enemigos.”
Luego de eso, se acercó Danica y poniendo su mano sobre la cabeza de Marie, dijo. “Que Kynareth te bendiga para que puedas usar sabiamente los dones de la naturaleza.”
Luego de decir eso, Danica se retiró y se acercó Hamal y poniendo una mano sobre la cabeza de Marie, dijo. “Que Dibella te bendiga para que puedas apreciar la belleza de las Artes y del amor.”
Luego de decir eso, Hamal se retiró y se acercó un sacerdote de Julianos. “Que Julianos te bendiga con la sabiduría y la lógica necesaria para afrontar los retos que te esperan en tu vida.”
Luego de decir eso, el sacerdote se retiró y se acercó Gelebor, quien puso una mano en la cabeza de Marie. “Que el todopoderoso Auri-El te bendiga con la fuerza necesaria para que cumplas con tus deberes para con tu pueblo.”
Luego de decir eso, Gelebor se alejó.
Cuando los sacerdotes se alejaron, un brillo dorado comenzó a surgir del cuerpo de Marie. Este brillo duró unos segundos y luego desapareció.
Edzard y Asia miraron a su hija que veía todo sin comprender que había sucedido.
Lo que se acaba de hacer era una tradición que normalmente se hacia cuando un niño o niña cumplía un año de edad. Esta ceremonia se realiza para que el infante obtenga la bendición de los dioses, además de servir como presentación oficial a la comunidad. La razón por la que se hizo esta ceremonia cuando Marie ya tenía más de un año se debe a que cuando ella cumplió el año, Edzard estaba luchando contra el Dominio.
Marie bostezó, ya que estaba con sueño, pero no pudo dormir, pues los invitados comenzaron a aplaudir.
“¡Muchas gracias a todos por venir en este día!” dijeron Edzard y Asia a los invitados.
Luego de decir eso, él miro a Valerica, quien asintió.
La matriarca vampira conjuró magia en su mano y abrió un portal hacia el lugar donde se llevaría a cabo la recepción de la boda.
“Por favor síganme. Nos dirigiremos al lugar donde se llevará a cabo la recepción.” dijo Valerica mientras caminaba atreves del portal siendo seguida por Serana, Aela, Asia y Edzard, quien a su vez cargaba a una Marie medio dormida.
Todos los invitados siguieron al grupo. Cuando salieron del portal, frente a ellos estaba un gran salón con varias mesas decoradas con manteles y muchos cubiertos. Había barriles de cerveza, aguamiel y vino por todo el lugar.
Una vez que estuvieron en el salón, los invitados comenzaron a darles sus felicitaciones y sus regalos nupciales a la pareja de recién casados.
Uno de los invitados fue un pintor que Edzard había conocido no hace mucho. El pintor se había encargado de elaborar los retratos que servirían como recuerdos de la boda.
Edzard levantó una ceja, ya que el pintor realizaba su labor de una manera muy veloz y precisa. Era casi como si sus manos fueran guiados por la voluntad de Dibella.
Luego de que el pintor terminara los retratos y pinturas, Valerica comenzó a sentar a los invitados en sus respectivas mesas.
El banquete comenzó con un saludo por parte de Edzard y Asia a los invitados. Los platos que comenzaron a llegar fueron: Tartas de cerdo y cordero, sopa de champiñones y faisán, guiso de cordero, pan de avena, salmón con panceta, pollo a la miel, jabalí asado, manzanas asadas, guiso de horker con patatas, Fondue de Elsweyr, tartas de arándanos, pasteles de manzana.
Todos estos platillos fueron preparados por un orco de nombre Balagog gro-Nolob, aunque se le conoce mejor como «El Gastrónomo». Cabe decir que Edzard estaba gastando una gran suma de dinero en esta ceremonia. Si se suman los gastos de la vestimenta con los de la recepción, estos sumarian un total de doscientos mil septims. Que no se diga que los recién casados no están tirando la casa por la ventana.
La fiesta continúo hasta bien entrada la noche. Hubo bailes, concursos de canto y baile. Concursos de bebida e incluso luchas con espadas embotadas. La fiesta se dio por terminada cuando los recién casados se dirigieron a su alcoba.
Asia estaba nerviosa mientras ingresaba a la habitación. Si bien ella sabía lo que vendría, aún se sentía muy nerviosa. Sacudiendo su cabeza entro y vio a Edzard sentado frente a la mesa mientras se sacaba el blazer, el chaleco y las botas.
Edzard terminó de desvestirse hasta que se quedó solo con su camisa y su pantalón puesto. Él sabía que Asia estaba nerviosa por lo que pasaría. Aunque, él también estaba nervioso a pesar de ser su segunda vez con una mujer. Si, su segunda vez. La primera vez fue cuando se puso a beber con Sanguine, y bueno, uno no despierta desnudo junto a todas las sacerdotisas en el templo de Dibella si solo rezo toda la noche.
“Asia. Si no te sientes preparada podemos simplemente dormir.” dijo Edzard mientras se levantaba de la silla y miraba a una Asia toda nerviosa que miraba a la cama.
Asia miró a Edzard y comenzó a respirar para tranquilizarse. Al haber crecido en una iglesia, y también gracias a que fue monja y doncella santa, ella no tenía ninguna experiencia en lo relacionado con el sexo. Sin embargo, el haber venido a Nirm le había proporcionado una experiencia única. Si bien esta experiencia fue brutal en algunos casos, también fue hermosa en otros.
Tomando una bocanada de aire, comenzó a caminar hacia donde estaba Edzard. Mientras caminaba, comenzó a sacarse los guantes, luego el chal, luego comenzó a desatar el vestido y finalmente se sacó toda la ropa interior. Cuando llegó frente a Edzard, estaba simplemente tan vestida como el momento en el que había nacido.
“Asi…”
Lo que sea que Edzard hubiese intentado decir fue interrumpido cuando Asia lo besó.
Edzard devolvió el beso y envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Asia.
Estuvieron besándose un momento y cuando se separaron, Edzard la cargó y la dejó en la cama sentada. Luego de eso, Edzard terminó de desvestirse. Una vez que quedo completamente desnudo, se acercó a Asia y se sentó frente a ella; sin embargo, no hizo nada, simplemente se quedó viéndola un momento.
Asia aprovechó el momento para ver bien a Edzard. Si bien ya lo había visto sin camisa, era la primera vez que lo veía completamente desnudo. Pudo ver todos sus músculos, sus cicatrices. Sin embargo, comenzó a sonrojarse bastante cuando vio la entrepierna de Edzard.
‘Eso va a matarme.’ pensó Asia. Ella no sabía si Edzard tenía un tamaño promedio o era grande, ya que nunca había visto uno antes.
Edzard, por su parte, observaba el cuerpo de Asia, ya que era la primera vez que la veía desnuda. El cuerpo de Asia estaba ligeramente tonificado y no mostraba casi ningún rastro de grasa, esto gracias al entrenamiento físico que ella mantenía con Aela. Los pechos de Asia no eran grandes, pero tampoco eran pequeños, se podría decir que eran del tamaño promedio de una chica que tenía la edad de Asia.
Ambos se quedaron sentados uno al frente del otro unos momentos, hasta que se besaron. El beso inicialmente fue un beso suave, pero pronto comenzó a aumentar en intensidad.
Mientras se besaban, Edzard comenzó a acariciar la cintura de Asia y poco a poco comenzó a subir hasta que llego a sus pechos. Comenzó a tocarlos y a apretarlos suavemente. Tomó sus pezones y comenzó a apretarlos suavemente, luego los estiró.
Asia gemía mientras su lengua y la de Edzard comenzaron una batalla por el dominio del beso. Cuando ambos se separaron, una delgada línea de saliva los unía.
Edzard empujó suavemente a Asia sobre la cama y se posicionó sobre ella, luego comenzó a besarla en los labios. Luego se separó y comenzó a darle besos en el cuello y luego comenzó a bajar.
“Ahhh…” Gimió Asia mientras Edzard besaba su abdomen.
Edzard parecía estar hipnotizado por el cuerpo de su esposa, así que continúo bajando. Cuando llegó a la pelvis de Asia, él tomó sus muslos y separó sus piernas. Ahí pudo ver la ligera mata de vello rubio que cubría la zona inferior de Asia, acercando su rostro, Edzard comenzó a lamer la vagina de Asia.
“Ed… Ah… No… lamas... allí… Ah…” Los gemidos de Asia aumentaron de tono cuando Edzard le dio un suave mordisco a su clítoris.
Edzard continuó unos minutos más, hasta que vio que Asia estaba lo suficientemente húmeda para lo que vendría. Así que, levantándose, se puso sobre ella. Tomando su polla con su mano, la alineo a la entrada de la vagina de Asia.
“Asia. ¿estas seguras de esto?” preguntó Edzard mirando a Asia a los ojos. “Aún estas a tiempo para que pare.”
“Si, Ed. Estoy segura.” Respondió Asia con una sonrisa.
Edzard asintió y lentamente comenzó a introducirse dentro de Asia. Mientras ingresaba, el hacia uso de todo el autocontrol que poseía para evitar penetrarla de golpe. El interior de Asia se sentía bien, tan bien que era posible que pudiese perder el control y terminara tomándola como un animal. Después de todo esta era la primera vez de Asia, y él sabía que si era muy brusco terminaría por lastimarla. Aplico un poco mas de fuerza cuando llego a la barrera que era el himen de Asia.
Asia hizo una mueca cuando Edzard tomó su virginidad. Ella esperaba que el comenzara a moverse de inmediato, pero no lo hizo. De hecho, se quedó ahí mirándola sin moverse.
“¿Ed?” preguntó Asia mientras pequeñas lagrimas salían de sus ojos gracias al dolor que sentía.
“Tranquila, comenzare a moverme cuando me digas que ya no sientes dolor.”
Asia asintió.
Pasó aproximadamente un minuto y Asia le dijo a Edzard que podía comenzar a moverse.
Ambos comenzaron a gemir de placer cuando Edzard comenzó a moverse. Primero lo hizo de forma lenta, pero luego comenzó a aumentar el ritmo de sus embestidas.
“Ahh….“ gemía Asia mientras Edzard seguía penetrándola.
Edzard, por su parte, gruñía cada vez que ingresaba completamente en Asia.
Asia, por su parte, comenzaba a sentirse cada vez mejor. Cada embestida que recibía por parte de Edzard enviaba descargas de placer a todo su cuerpo.
“¡Ed! ¡Mas rápido!” gimió Asia comenzando a ser poseída por la lujuria del momento.
Haciendo caso a las palabras de Asia, Edzard entrelazando sus manos con las de ella y comenzó a aplicar más fuerza y velocidad en sus embestidas. Esta acción hizo que la habitación comenzara a llenarse con los gemidos de Asia y con los gruñidos de Edzard
“¡Ahh….! ¡Ed, algo viene!” dijo Asia entre gemidos.
Cuando escuchó eso, Edzard comenzó a penetrarla con más fuerza y velocidad.
“¡Ahh…! ¡Ahh….!” gemía Asia mientras sentía que se acercaba a un orgasmo. Rápidamente envolvió sus piernas alrededor de las caderas de Edzard e hizo que este comenzara a ir más profundo dentro de ella.
Ambos gimieron en voz alta cuando alcanzaron el orgasmo.
Asia se retorció de placer cuando sintió como el semen de Edzard entraba en su útero.
Edzard salió lentamente del interior de Asia y se acostó a su lado.
Mientras ambos estaban que recobraban el aliento, en una pequeña grieta de la pared comenzó a nacer una pequeña flor. Esta flor era una rosa de un vivido color rojo. Cuando esta rosa floreció, comenzó a expulsar un fino polvo color rosa que comenzó a expandirse por la habitación.
Ambos inhalaron de forma inconsciente ese polvo. El resultado de esto se mostró cuando las respiraciones de ambos comenzaron a volverse cada vez más erráticas.
Edzard se sentía mareado y muy extraño. Intentó levantarse, pero no pudo, ya que Asia se sentó a horcadas sobre él.
“¿Asia…?” preguntó Edzard confundido por cómo se estaba comportando Asia.
Frente a él, Asia estaba que respiraba con dificultad y su mirada estaba vidriosa, casi como si su mente estuviera en blanco. Antes de que pudiese volver a preguntar algo más, Asia lo besó. El beso fue muy intenso y brusco desde el principio.
‘¿Qué está pasando?’ pensaba Edzard mientras trataba de retener la poca cordura que le quedaba.
Asia sentía como su cuerpo estaba cada vez más caliente. Inicialmente pensó que el calor podría detenerse besando a Edzard, pero pasó lo contrario, ya que con cada momento que pasaba besando a su ahora esposo, el calor aumentaba.
“Ed…. Siento el cuerpo caliente…” susurró Asia cuando dejo de besar a Edzard.
Edzard sentía que algo raro pasaba. Apretando los dientes, trató de quitarse a Asia de encima. En medio de ese intento, logró empujar a Asia, haciendo que ella se resbalara y cayera sobre su regazo. Esta acción hizo que su miembro volviese a entrar en Asia.
Asia soltó un gemido cuando sintió que Edzard volvía a estar dentro de ella. Dejándose llevar por el deseo que sentía, comenzó a mover sus caderas de arriba hacia abajo de manera brusca. Edzard, por su parte, estaba que trataba de mantenerse cuerdo, a que los movimientos de Asia hacían que sintiese una gran cantidad de placer.
‘Vamos, Dovahkiin. No quieres poseerla, destrozarla y hacerla solo tuya.’ Fue la voz que Edzard escuchó en su mente. Si él hubiese estado en un estado más normal, el reconociera esa voz, pero gracias a que su mente comenzaba a estar nublada por la lujuria no podía reconocerla.
Los gemidos de Asia se comenzaban a volver más fuertes mientras ella seguía rebotando con fuerza sobre el miembro de Edzard.
La imagen de Asia rebotando sobre él y el placer que sentía finalmente lograron hacer que Edzard se dejase llevar por la lujuria. Así que se levantó y estirando su mano, agarró a Asia por el trasero y comenzó a subirla y bajarla sobre su miembro con más velocidad y con más fuerza que lo que podía hacer Asia.
“¡Ahh…!” gimió Asia cuando sintió que Edzard amasaba sus nalgas.
Edzard continuó subiendo y bajando a Asia sobre su miembro. Cuando sintió que pronto tendrá otro orgasmo, aumento la velocidad. Mientras lo hacía, sus ojos comenzaron a volverse de color dorado.
“¡Ed…!” gritó Asia mientras alcanzaba su segundo orgasmo en la noche.
Edzard también alcanzó su orgasmo y comenzó a venirse dentro de Asia; sin embargo, no fue lo único que hizo. Alzando la cabeza, mostró sus caninos, los cuales eran ligeramente más largos de lo habitual y acercándose al hombro izquierdo de Asia, la mordió con suficiente fuerza como para incrustar sus caninos en su carne.
Asia dio un gemido cuando sintió que Edzard le incrustaba sus caninos en el hombro. Ella comenzó a sentirse muy bien a pesar de que debería sentir mucho dolor. Y sin que Edzard ni ella se dieran cuenta, sus ojos comenzaron a tornarse de un color carmesí con las pupilas rasgadas.
Cuando Edzard se separó de Asia, tenía sangre en sus labios. Esta vista no hizo que Asia sintiese miedo, sino que comenzó a excitarla aún más. Así que tomó a Edzard por la cara y comenzó a besarlo como si su vida dependiera de ello. Continúo besándolo mientras lo empujó sobre la cama, quedando ella sobre él. Cuando dejaron de besarse, Asia se sentó sobre Edzard y auto penetrándose, comenzó a mover sus caderas con fuerza. Edzard, por su parte, extendió sus manos y comenzó a agarrar los pechos de Asia, manoseaba el pecho izquierdo y tiraba del pezón del derecho.
“Ed. Ed… Ed…” gemía Asia mientras sentía como Edzard revolvía su interior.
Edzard por su parte solo gruñía mientras seguía apretando lo pechos de su esposa. Cuando sintió que las paredes vaginales de Asia se contraían, se introdujo lo más profundo que pudo y volvió a venirse dentro de ella.
Asia se sentía agotada, pero no tuvo tiempo para descansar, pues Edzard la levantó y la empujó hacia la cama. Una vez que Asia cayó, Edzard se puso detrás de ella y poniéndola en cuatro, volvió a penetrarla.
“Ahh...” gemía Asia cuando Edzard la volvió a penetrar.
Edzard comenzó a moverse con fuerza una vez que estuvo dentro de Asia. La fuerza que estaba usando era tal que la cama comenzó a moverse y a chirriar; sin embargo, dado el estado de total lujuria y éxtasis que ambos sentían no le importó a ninguno de los dos.
Edzard siguió dando embestidas con fuerza por unos diez minutos, hasta que sintió las paredes de Asia apretarlo cada vez más, una clara señal que tendría otro orgasmo. Al sentir eso, comenzó a ir más rápido y con más fuerza.
“¡Ahhh!” gritó Asia al sentir el semen de Edzard entrar en su útero.
Retirándose, Edzard pudo ver su semen salir de la vagina de Asia. Girando su cabeza, pudo ver a Asia levantarse y arrojarse a él. Cuando cayeron la cama, Asia comenzó a besarlo de nuevo. Parece que no dormirían esa noche.
Castillo Volkihar – Loredas 31 de Segunda Semilla del 01 de la Quinta era
Edzard comenzó a despertarse cuando los rayos del sol comenzaron a entrar por una de las ventanas.
‘Extraño. Estas habitaciones suelen tener las ventanas cerradas para que no entre la luz del sol.’ pensó Edzard. Esto se debía a que este castillo era habitado por dos vampiresas, por lo que todas las habitaciones estaban diseñadas para impedir el ingreso de la mayor cantidad de luz solar.
Mirando a sus alrededores, sus ojos se abrieron cuando vio el desastre de la habitación. Las ventanas estaban rotas, la mesa que había en la habitación estaba rota y cuando miro bien se dio cuenta de que la cama donde él y Asia dormían también estaba rota y el colchón estaba directamente en el suelo. Para su alivio vio que sus prendas nupciales estaban intactas.
Sintiendo un peso sobre su lado izquierdo, giró su cabeza y pudo ver a Asia durmiendo con la cabeza apoyada en su pecho. Moviendo su mano derecha, comenzó a acariciarle el cabello. Mientras lo hacía, un mechón se movió y mostró el hombro izquierdo de Asia. Cuando vio el hombro, comenzó a recordar lo que había hecho la noche anterior. Estirando la cabeza, trató de ver el lado del hombro donde la había mordido, pero al no ver herida alguna, soltó un suspiro de tranquilidad.
Las caricias de Edzard habían hecho que Asia comenzara a despertarse.
“Buenos días.” dijo Edzard con una sonrisa al ver a Asia abrir los ojos.
“Buenos días.” respondió Asia mientras se frotaba los ojos con las manos. Cuando dejó de hacerlo, comenzó a ver la habitación y su boca se abrió cuando vio lo destrozada que estaba.
“¡¿Qué paso aquí?!” gritó Asia al ver el desastre en la habitación.
Edzard no respondió, simplemente se quedó callado sin decir nada.
“Ed. ¿Qué paso?” preguntó Asia mirando a Edzard.
Edzard no quería responder, pero se resignó cuando vio que Asia lo miraba muy fijamente. “¿Qué recuerdas de anoche?”
Asia inicialmente no entendía que tenía que ver lo que había pasado la noche anterior hasta que comenzó a recordar. Su cara se enrojeció en tal grado que se podía ver salir humo por sus orejas. Así que rápidamente se tapó por completo con las pieles, tratando de ocultar su vergüenza.
‘Siempre son las tranquilas...’ pensó Edzard, divertido.
“Asia.” llamó Edzard a su esposa mientras le quitaba las pieles de encima.
‘Que me paso anoche.’ pensaba Asia mientras evitaba mirar a Edzard a los ojos después de recordar cómo habían tenidos sexo por al menos unas diez rondas seguidas.
Edzard dejó de tratar de llamar la atención de Asia y decidió levantarse de la cama. Cuando estuvo fuera de la cama, se dirigió a uno de los roperos y sacó un objeto envuelto por una tela de color granate.
“Asia.” dijo Edzard mientras se subía a la cama y dejaba el objeto frente a ella.
Al ver el objeto, Asia dejó de esconderse y comenzó a acercarse lentamente al regalo. Al tomarlo, supo lo que era. Al quitar la tela, pudo ver una espada envainada.
La espada era una espada larga y un tanto delgada, pero ligeramente más gruesa que su anterior espada. La guarda de la espada era de color dorado, tenía forma de alas de un ave y en el centro, en un pequeño escudo había una cruz, en cuyo centro había una gema azul incrustada. La empuñadura estaba forrada en cuero negro. Y finalmente el pomo era también dorado con un tallado de una cruz florida. La funda también era dorada. Desenfundando la espada con su mano derecha, Asia vio bien su nueva espada. La hoja era de doble filo con una acanaladura en el centro, además de ser de un tono gris claro.
“Ed. ¿De qué material está hecha la espada?” preguntó Asia mirando a su esposo.
“Esta hecha de hierro meteórico y templada con Atronite.”
Los ojos de Asia se abrieron en shock al escuchar eso. Valerica le había hablado de los materiales más raros de Nirm. Los materiales que Edzard había nombrado eran muy raros, tan raros que, si tuviera que poner precio a la espada, serían casi cuarenta mil septims como mínimo. Reafirmando su espada, Asia se arrojó sobre Edzard y lo abrazó mientras caían sobre la cama.
“¿Por qué me regalas esta espada?” preguntó Asia mirando a Edzard a los ojos.
“Es una costumbre que después de la primera noche de casados el esposo le dé un regalo a su esposa en la mañana del nuevo día.” respondió Edzard con una sonrisa.
Asia sonrió cuando escucho a Edzard decir eso y comenzó a darle besos por todo el rostro. Ella había estado deprimida por haber perdido su primer espada y también pensó que Edzard estaría enojado por la pérdida, sin embargo, Edzard se había reído y también le había confesado horas después que él había perdido su espada y su mandoble.
Edzard abrazó a su esposa mientras ella lo besaba y comenzaron a reír mientras giraban en la cama hasta que ella termino debajo de él. Observándola, comenzó a acercarse a ella. Sin embargo, antes de que pudiese besarla, la puerta fue abierta por una muy angustiada Serana.
“¡Edzard! ¡Asia!”
Edzard dejó de mirar a Asia y comenzó a ver a Serana. “¿Qué pasa Serana? ¿Por qué estas tan angustiada?”
“Es Marie. Algo ha pasado con ella.”
Las palabras de Serana paralizaron a Edzard y Asia, quienes se levantaron de un salto, se vistieron lo más rápido que pudieron y comenzaron a caminar hacia la puerta. Desafortunadamente, Asia dio unos pasos y cayó al suelo. Lo último que escuchó fueron los gritos de Edzard y Serana llamándola.
Aetherius – Tirdas 1 de Mitad del año del 01 de la Quinta era
Akatosh estaba sentado en su trono en el gran salón de su palacio en su plano de existencia. Levantándose de su trono, comenzó a caminar hacia la ventana más cercana. Cuando llegó al balcón sintió que alguien aparecía a su lado.
“Entonces, Mara. ¿Qué te trae a mi humilde hogar?”
Mara levanto una ceja, pues el castillo de Akatosh no tenía nada de humilde.
“Se han casado hace dos días.”
Akatosh solo miro a Mara antes de volver su mirada hacia el cielo.
“¿Crees que les gustara nuestro regalo de bodas?”
“Si, aunque creo que Edzard querrá darte un buen puñetazo.”
Akatosh solo sonrió divertido.
“¿Por qué no le contaste todo?”
Akatosh suspiro. “Se me olvido.”
Mara simplemente puso los ojos en blanco.
“Bueno, entonces, ¿El chico tiene aún algo de mortal?”
“No. Ya no hay nada de mortal en él.”
“Entonces podemos decir que ha nacido una nueva raza.” dijo Mara antes de suspirar y apoyarse en el hombro de su «esposo». “Su alma está basada en uno de los prototipos de los Dovah, ¿verdad?”
Akatosh asintió. Antes de crear a los actuales dragones, el había creado prototipos. Estos prototipos tenían mas habilidades que los actuales, pero eran más propensos a caer en su deseo de conquista. Eso lo llevo a descartarlos, pero se había olvidado de uno. Cuando escuchó a Selene rezar por su hijo, pensó en usar el alma de un dovah normal, pero no habría funcionado. Así que, cuando encontró el alma del prototipo, la refinó para luego crear a Edzard.
“¿Cómo crees que le vaya en ese otro mundo?”
“No lo sé. Pero en ese mundo hay seres muy poderosos.”
“’¿Te refieres al «Dragon de dragones»?” preguntó Mara con una sonrisa.
Akatosh hizo una mueca. No le gustaba que le recordasen a ese dragón. El Dragon de dragones o también llamado el Gran Rojo, es un dragón de gran tamaño y poder que conoció cuando ese idiota se había atrevido a tratar de tomar Aurbis como patio de juegos.
Habían luchado y el había ganado. Esto se debió a que cuando apareció, Akatosh aún estaba en el máximo apogeo de su poder. Por lo que no le tomó mucho tiempo expulsarlo de Aurbis. Aunque si volvían a luchar ahora, era muy posible que quedaran empatados.
“Si. Pero no es el único. También esta ese dragón sin género que vino a molestarme para que bote al lagarto ese de esa brecha dimensional.”
“Tienes razón. Esperemos que tu hijo no se meta en muchos problemas.” dijo Mara.
Luego de decir eso, ambos comenzaron a reír. Pedirle a héroe de los Elder Scrolls que no se meta en problemas era como pedirle a un rio que vaya contra corriente. Por fortuna, cualquier problema que cause Edzard ahora debería ser resuelto por los dioses de ese mundo.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
El primer capitulo del “interludio”. Y empezamos con un matrimonio. Inicialmente había decidido hacer este capitulo mucho mas adelante, pero lo reconsidere. En si este matrimonio ha tenido algunas consecuencias a corto plazo para el Dovahkiin y su familia. También hay que decir ha habido cuatro “deidades” que les han dado regalos de boda.
Sobre la nueva espada de Asia, solo tengo que decir que es un arma con un poder similar al de las verdaderas espadas sagradas de DxD. Esta espada tiene una espada hermana la cual está en posesión de Edzard. En el siguiente capítulo se explicará cómo fueron forjadas.
Ahora solo para referencias, estoy dándole al Septim el mismo valor que un ducado de oro medieval, el cual pesaba 3.50 gr de oro de 0.98% de pureza. El cual si lo transformamos en dinero actual equivaldría a 192.87 dólares cada Septim. Lo que hace que Edzard se haya gastado unos cuarenta millones de dólares en su boda. Pinche Edzard, dame un poco de esa fortuna. T.T
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 18
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 16
—No era el joven más honesto, pero era el más valiente que alguna vez vi… Cuando lo conocí aún era un joven auxiliar…. Y desde el momento en que lo vi, me enamoré de él. —
Fragmento del diario de Selene Cumberland.
Markarth – Morndas 20 de Mitad del año del 01 de la Quinta era
Las chispas saltaban de la hoguera que iluminaba y mantenía caliente la habitación mientras Asia se encontraba sentada frente a un telar. Estaba que terminaba de tejer una capa para su hija. Si bien ella podría comprarla, las tradiciones dictaban que la ama de la casa era quien debía de confeccionar las prendas para la familia. La razón por la que ella y Edzard compraban todo antes era porque aún no estaban casados.
Asia soltó un suspiro cuando recordó el caos que fueron los días posteriores a su boda.
‘Esos días fueron un infierno para Ed.’ Pensó Asia mientras terminaba de tejer.
Los días que debieron de ser felices para ella y su familia, fueron caóticos y angustiosos, sobre todo para Edzard, ya que tanto ella como Marie habían estado indispuestas. Marie había estado encerrada en un capullo de luz por tres días. Según Edzard, este capullo de luz era tan fuerte que por un segundo pensó en usar su Thu’um de espada de relámpago para destruirlo, pero al final no lo usó, ya que temía que podría lastimar a Marie en el proceso.
Su caso fue peor. Ella estuvo una semana en coma. Según Serana, su cuerpo había estado ardiendo en fiebre, además de que en varios momentos se escucharon los sonidos de sus huesos romperse. Según Aela, Edzard solo se había separado de su lado cuando Marie había salido del capullo de luz. Aunque la verdad era que él se había levantado de la silla y caminado unos cuantos pasos, ya que tanto ella como su hija habían sido puestas en la misma habitación.
Cuando despertó y vio a su hija, comenzó a entrar en pánico. Mientras todos los magos que estaban en el castillo intentaban descubrir lo que había sucedido, Edzard la había llevado a un lugar apartado para poder hablar. Le había contado de que el ya no era un mortal, que ahora era un Dovah en forma humanoide. Ella le exigió a Edzard que le contara todo mientras lo amenazaba con una olla. Al final, ambos llegaron a la conclusión de que ese no pudo haber sido el motivo del cambio de su hija.
Así que, al final, ni ella, ni Edzard, ni nadie de los que estaban en el castillo en esos días sabía lo que había pasado. Todos habían estado angustiados hasta que un grito hizo remecer el castillo.
Todos, menos Edzard, se habían asustado. Cuando lo vieron tan tranquilo, le preguntaron qué pasaba. Él les respondió que los estaban convocando a él y a su familia a Alto Hrothgar.
Dos días después de esa convocatoria, se fueron hacia la garganta del mundo. Edzard los había llevado volando, ya que no querían perder tiempo en un viaje a carreta. Cuando llegaron a monasterio fueron recibidos por Arngeir, quien les saludo y les dijo que habían sido convocados por Paarthurnax. Así que, al día siguiente, subieron a la cima de la montaña.
“Mamá.”
La voz de su hija la sacó de sus recuerdos. Girando la cabeza, la vio entrar a la habitación.
"¿Qué pasa querida?" Asia preguntó cuando vio el cabello rubio de su hija.
Si, cabello rubio. Eso fue lo primero que vio cuando despertó. Su hija había cambiado. Ahora era casi una mini versión de ella. Su piel era del mismo tono que ella, su cabello castaño cambio al mismo tono de rubio que el de ella, solo que sin su mechón característico. Sus ojos se volvieron del mismo tono de verde que los de Edzard, además de que también tenían la pupila rasgada como Edzard antes de volverse un Dovah humanoide.
“Quiero salir.” Respondió Marie.
Asia sonrió y se levantó. “Esta bien. Primero hay que cambiarte a ropa más abrigadora.”
Marie asintió y con una sonrisa comenzó a correr hacia su habitación.
Asia negó con la cabeza y decidió seguir a su hija. Mientras caminaba, comenzó a recordar cómo habían descubierto que ella y Marie habían cambiado.
Flashback
El sol se reflejaba en la nieve que coronaba la cima de la montaña más alta de Tamriel. Edzard, Asia y Marie se encontraban mirando al dragón blanco después de subir el peligroso sendero desde el monasterio.
“Drem Yol Lok. Bienvenidos a mi strunmah… mi montaña.”
Edzard se adelantó y saludó al viejo dragón. “Drem Yol Lok. Zeymah.”
El viejo dragón asintió y comenzó a mirar a Asia y a Marie.
“Así que ellos son tu compañera y tu hija.”
Edzard asintió y le hizo señas para que se presenten.
Asia dio un paso al frente y habló. “Soy Asia Argento Cumberland. Es un gusto conocerte.”
Paarthurnax miró a Asia fijamente hasta que dio un asentimiento.
Marie, por su parte, miraba asustada al dragón.
“Y ella es mi hija. Su nombre es Marie Cumberland Argento Edzarddottïr.” Dijo Edzard mientras le daba empujoncitos a Marie.
Marie se paro frente a Paarthurnax e hizo una reverencia. Luego de eso, volvió a esconderse detrás de Edzard.
“Lo siento. Normalmente no suele ser tan tímida.” Dijo Edzard mientras miraba a su hija. Esto lo decía porque Marie normalmente solía estar feliz por conocer a alguien nuevo.
Paarthurnax no respondió, solo se quedó mirando a Marie y a Asia.
“¿Zeymah?” preguntó Edzard.
“Vomindok fez…. Un resultado inesperado.” Respondió Paarthurnax.
Edzard levantó su ceja en confusión. “¿Qué quieres decir?”
Paarthurnax comenzó a moverse mientras explicaba lo que pasaba.
“La Sossedov los mul…. La sangre del dragón corre fuerte en tu hija.”
Las palabras de Paarthurnax dejaron helados tanto a Asia como a Edzard.
“¿Cómo que la sangre del dragón?” preguntó Edzard.
“Sencillo. Su hija tiene la Sossedov…. La sangre del dragón corre con fuerza por las venas de tu hija. Además de que también está presente en tu esposa, pero de una forma más diluida.”
Tanto Edzard como Asia no sabían que decir. Esta respuesta los había dejado mudos. Edzard dio un paso adelante y preguntó. “¿Cómo paso eso?”
“Cuando ustedes copularon esa Vulon… esa noche. Tu le diste parte de tu Suleyk… tu poder. Iniciaste en ellos un nuevo Miir… un nuevo camino.”
Asia no entendía y decidió preguntar. “¿Qué camino es ese?”
“Ul… eternidad. Ustedes no son más Joor… mortales. Ahora son Unslaad… inmortales.”
Fin flashback
Asia dejó de recordar cuando sintió que tiraban de la falda de su vestido, bajando la mirada, vio a su hija mirándola. Sonriendo, comenzó a cambiarle su ropa a Marie. Cuando termino de hacerlo, Marie vestía un vestido de lana con una capa de piel y pequeñas botas forradas de piel.
Al ver a su hija ya lista, Asia comenzó a ponerse un vestido mas abrigador que el que llevaba puesto. Mientras se cambiaba terminaba de recordar lo que había pasado ese día.
Flashback
“Entonces, ¿Edzard puede convertir a otros en una versión degrada de si mismo?” preguntó Asia.
“Si. Edzard puede dar la Sossedov… la sangre del dragón a otros.”
“Ya veo. ¿Pero cómo es posible eso?”
“Cuando Krif… luchaste contra ese Diil… ese litch terminaste de convertirte en un Dovah. Pero tu sos… tu sangre tenía algo más, tenías la Sossegrohiik…. La sangre de los lobos.”
“Entiendo. Eso hizo que al igual que los hombres lobo yo también pueda convertir a un mortal al compartir mi sangre. Como si de una enfermedad se tratase.”
Paarthurnax asintió y habló. “Koogan… bendición, sí. Krasaar… enfermedad, no. Tu das una Koogan… una bendición, no una Krasaar… enfermedad.”
“Bien, ya entendí eso. ¿Pero cómo es que Marie tiene sangre de dragón?”
Paarthurnax soltó una risa divertida. “Eso fue un regalo de Bormah. Él y Mara han convertido a su hija adoptiva en su hija biológica.”
Edzard y Asia parpadearon y luego gritaron. Ya que al fin entendieron quienes les habían hecho preocupar esos días.
“¡Akatosh!”
“¡Mara!”
Luego de gritar, Edzard comenzó a maldecir en todos los idiomas que conocía. Asia por su parte, le tapó los oídos a Marie para que no aprendiese insultos en siete idiomas diferentes, ya que Edzard había insultado en Ayleidoon, Ehlnofex, Ta'agra, Elvish, Yoku, Italiano y Latin.
Cuando Edzard se tranquilizó, el viejo dragón terminó de contar lo que sabía. Les contó que Asia había sufrido una metamorfosis, la cual le permitiría acceder a todo el poder de su sangre bretona. Además, que su alma ahora estaba en sintonía con su constelación de nacimiento, lo que le permitirá acceder a su bendición. Algo que ella no había tenido por haber nacido fuera de Nirm.
“Ya veo.” dijo Edzard con la mano en la barbilla. Mirando a su alrededor, vio a su hija bostezar. “Zeymah. ¿Puedes brindarme la información de manera más rápida? Marie podría dormirse en cualquier momento y prefiero que lo haga en su cuna.”
Paarthurnax asintió. Un aura multicolor salió del cuerpo del viejo dragón y se dirigió hacia Edzard.
“Ya veo. Así que eso ha pasado.” Dijo Edzard al recibir todo el conocimiento de lo que había sucedido.
Fin flashback
Asia dejó de recordar y se puso una capa sobre los hombros. Caminando, tomó la mano de su hija y salieron de la casa en la que estaban. Cuando estuvieron fuera, el viento meció el cabello de ambas.
“¿Qué quieres hacer?” preguntó Asia a su hija.
Marie miró la llanura en la que vivía actualmente. Lo estuvo haciendo durante mucho tiempo, hasta que comenzó a caminar hacia un árbol. Al llegar al árbol, se aferró a las barras de madera que formaban el mirador.
Desde ese punto se podía ver todas las montañas y picos que conformaban la Cuenca. Además, el cielo color naranja del atardecer hacia que la vista fuera mas bonita de lo normal.
“Ten cuidado. Podrías caerte.” Dijo Asia llegando al lado de su hija.
“Mamá. ¿Cuándo volverá papá?” preguntó Marie.
“Debería volver pronto.” Respondió Asia mientras le frotaba la cabeza a su hija.
Hablar de Edzard hizo que ella recordara lo que él le había dicho sobre sus cambios. Gracias a la sangre de Edzard, ella obtuvo las habilidades completas de una habitante de Nirm. Además, también había recibido una habilidad muy útil. Una habilidad que permitía aprender y dominar un idioma nuevo rápidamente. Lamentablemente, no podía usar el Thu’um, ya que no poseía la sangre de Akatosh ni tampoco era una nórdica.
Marie también ha obtenido esas habilidades. Siendo esta la razón por la que ella ya podía hablar y conocer el significado de varias palabras a pesar de ser solo una niña que casi tenía dos años de edad. Además, la sangre del dragón corría por sus venas al ser hija de un Dovahkiin. Y esto le permitía acceder al rápido aprendizaje y manejo del Thu’um.
Asia dejó de pensar en eso y se puso a disfrutar de la vista del mirador junto a su hija. Luego de unos momentos, dejó de mirar el paisaje que le brindaba vivir en la cordillera de las montañas Druadach y posó su vista en la casa donde vivía. La casa era una cabaña grande hecha de madera. Se veía exactamente como el hogar de la Brisa. La casa había sido construida en secreto por Edzard antes de su boda. Habían venido a este lugar para mantenerse ocultos y alejados de los problemas políticos que acosaban a Edzard. Además, el aprovechó la soledad para seguir estudiando sobre la magia de las sombras.
Edzard había avanzado mucho en su estudio de la magia de las sombras. Su primer logro fue la creación de una pseudo shadowkey. Las shadowkey originales eran artefactos daedricos que brindaban muchas habilidades a los usuarios; sin embargo, la shadowkey de Edzard solo le permitía teletransportarse mediante la apertura de portales. El solo podía teletransportarse a lugares que ya haya visitado.
Cuando dejó de ver la casa, se percató de que Marie no estaba a su lado. Mirando el lugar, vio a su hija caminar hacia ella con algo en las manos.
“Mamá. Mira lo que he encontrado.” Dijo Marie mostrándole a Asia lo que había encontrado.
Asia miró lo que había encontrado su hija y sonrió. Marie había encontrado champiñones. “Ya veo. ¿Dónde los encontraste?”
“Por allí.” Dijo Marie mientras señalaba una ladera con mucho musgo.
Asia caminó hacia allí y retiró el musgo. “Una cueva.”
Marie llegó donde su madre y vio la cueva. Guiada por la curiosidad, se adentró un poco en ella. Mientras caminaba, vio como había varias plantas similares a las que había encontrado antes. Tomando una, estuvo por salir, pero se detuvo cuando escucho un sonido extraño.
Mirando hacia la dirección del sonido, sus ojos se abrieron cuan vio una criatura salir de la oscuridad. La criatura era un insecto de gran tamaño de color negro con dos tenazas en la cabeza.
“¡Mamá!” gritó de miedo Marie mientras corría hacia la entrada.
Asia vio como un cauro perseguía a su hija. Rápidamente creó una lanza de hielo y se la lanzó al bicho. La lanza impactó en la cabeza del bicho y lo mató.
“¡Marie!” gritó Asia mientras tomaba a su hija en sus brazos.
Marie lloraba en el pecho de su madre, mientras ella frotaba su espalada y le susurraba palabras tranquilizadoras.
Asia miró la cueva y creó una barrera de hielo para sellar la entrada. No quería que otro de esos bichos saliese y causara problemas. Ya mañana se dedicaría a limpiar la cueva. Luego de hacer eso, se dirigió a la casa y dejó a Marie en su cuarto.
“Mamá.” Dijo Marie mientras miraba a Asia llegar a la puerta de su habitación.
“Si. ¿Qué sucede?”
“¿Puedo dormir contigo?”
Asia miró a su hija y vio que sus ojos mostraban miedo por lo que acaba de pasar. Así que caminó hacia la cama y volvió a cargar a su hija hasta la habitación principal de la casa.
Ya en la habitación, dejó a su hija en la cama y se cambio de ropa. Cuando se puso su camisón, caminó hasta un estante y sacó un cuento infantil. Sentándose en la cama, comenzó a leerle la historia a su hija.
Ciénaga Negra - Middas 22 de Mitad del año del 01 de la Quinta era
Edzard se encontraba caminando por los pantanos que componían una de las zonas mas inaccesibles de la región natal de los Argonianos. Había llegado a este lugar volando en su aspecto dragón luego de pedirle a Odahviing que lo dejara por la frontera entre Cyrodill y Ciénaga Negra.
“¿Cómo soportan vivir aquí los Argonianos?” dijo Edzard mientras escaneaba con la mirada la zona.
Él estaba caminando sobre las aguas de un pantano, había logrado matar a varias criaturas que habían intentado matarlo, criaturas tales como: Wamasus, reptiles de gran tamaño que cuentan con una piel muy dura y con habilidades de usar rayos. Hackwings, grandes pájaros con picos como sierras y Leviatanes del pantano, reptiles muy parecidos a los dragones con la única diferencia en que no eran inteligentes y no volaban.
Además de esos peligros, también había sobrevivido a otras criaturas tales como voriplasmas y moscas de la carne. Estas criaturas tendían a atacar en emboscadas, por lo que Edzard llevaba activo el hechizo de manto de relámpagos. De esa manera, había logrado matar a cualquier insecto o ser que lo atacase por sorpresa.
Edzard estuvo caminando por un buen rato, hasta que vio un buen lugar para lo que planeaba hacer. El lugar elegido era un zigurat muy antiguo. Caminando, Edzard ingresó a la ruina.
Caminó por horas, desafiando a cientos de criaturas como no muertos, bestias y otros seres que moraban el interior de la ruina. Suspiró cuando logro llegar a la sala final de la ruina.
“Este parece un buen lugar.” Dijo Edzard mientras dejaba su mochila en el suelo.
Edzard comenzó a dibujar varios grabados en las esquinas de la habitación. También colocó algunos pedestales y confeccionó trampas mágicas. Cuando vio que todo estaba listo, tomó su mochila y se dirigió al centro de la sala. Tomando una pala, excavó un gran agujero.
“Muy bien. Terminemos con esto.”
Edzard tomó su mochila y saco de ahí un libro. Este libro tenía la cubierta hecha de cuero tan negro como la noche. Además de que contenía un grabado tribal que simbolizaban a Hermaeus Mora. Ese era un libro negro, un libro que contenía una gran cantidad de conocimiento mágico y esotérico. Era el ultimo libro que le quedaba. Había escondido el resto en diversas partes de Tamriel. Unos en Cyrodill, otros en Bosque Vallen, otros en Elsweyr. Todos escondidos en lugares muy peligrosos, lo suficiente como para desanimar a cualquier aventurero.
Luego de colocar el libro en el agujero, Edzard comenzó a llenarlo con tierra. Cuando el agujero estuvo completamente cubierto, se alejó y se preparó para crear la barrera que protegería el lugar. Cuando estuvo por comenzar el hechizo, tuvo que saltar, ya que una especie de baba verde impactó en el lugar donde había estado parado.
“Sabes. Me preguntaba a qué hora mandarías a tus esbirros a detenerme. Mora.” Dijo Edzard mirando como frente a él aparecía un ser grotesco hecho de tentáculos y ojos.
“Dovahkiin.”
“Vaya. Que sorpresa que no me llames adalid.” Dijo Edzard con una sonrisa.
“He tolerado tus acciones por mucho tiempo.” dijo Mora. “Pero ya me he cansado. Tendré que hacerte recordar que tú me perteneces.”
“Lo siento, pero estoy casado. Y amo mucho a mi esposa como para abandonarla.” Bromeo Edzard con una sonrisa.
Mora respondió a la broma de Edzard abriendo varios portales a su reino. De estos portales aparecieron varios ahechadores. Los acechadores son las criaturas que habitan del reino de Hermaeus Mora. Tienen una altura similar a la de los gigantes. También tienen cara de pez y visten una armadura que parece estar hecha de algas endurecidas.
Los acechadores cargaron contra Edzard, quien también se abalanzó contra ellos. Cuando estaba a medio camino de llegar, desenfundó su espada. La espada era una espada larga de una mano hecha con un material llamado Sthalrim. Dando un gran salto, hizo un corte en el cuello del acechador. La espada cortó la carne con facilidad, demostrando así por que el Sthalrim se consideraba un material mas fuerte que el acero y tan frio como la muerte.
El cuerpo del acechador desapareció en un vórtice purpura. Edzard esquivó la baba de otro acechador, para luego correr hacia él y usando un hechizo de relámpagos le convirtió en cenizas. El resto de los acechadores comenzaron a atacarlo de manera simultánea, pero Edzard esquivaba sus ataques y contratacaba rápidamente.
La batalla se había estancado, ya que cada daedra que moría era reemplazado rápidamente por otro. Esto había llevado a Edzard a idear una manera de sacarlos de ahí. Si bien la batalla era agotadora, Edzard sabia que Mora no podía abrir muchos portales, ya que la barrera que protegía Nirm hacia que los príncipes daedricos gastasen mucho poder para enviar a sus esbirros a Tamriel.
Tomando su mochila, Edzard trató de salir de la habitación. Esta acción hizo que los daedras le persiguiesen.
Edzard corrió por los pasadizos de la ruina hasta que encontró una ventana. Dando un salto, salió hacia el exterior.
Los daedras lo siguieron, pero no fueron los únicos, ya que Mora también había salido de la torre.
“¿Qué planeas Dovahkiin?” preguntó Mora sin entender por qué Edzard había abandonado la habitación donde estaba sellando el último libro negro.
Edzard sonrió mientras levantaba su mano.
“Nada importante. Solo crear la barrera.” Dijo Edzard mientras chasqueaba los dedos.
En el interior de la ruina, en la habitación donde Edzard había estado, apareció una barrera. Esta barrera estaba generada por cuatro gemas de almas negras. Estas gemas poseían las almas de los concejales Thalmor. La barrera había sido diseñada para ser muy parecida a la barrera del templo de la Visita Nocturna, por lo que la barrera debería de ser imposible de pasar.
Luego de crear la barrera, Edzard dio un gran salto y mientras estaba en el cielo, junto una descomunal cantidad de magia en su mano izquierda. Extendiendo dicha mano, liberó un hechizo. El hechizo que Edzard había usado se llamaba sol prohibido. El hechizo estaba lo suficientemente sobrecargado para que la bola de fuego en forma de sol sea tan grande como una casa pequeña.
¡BOOOM!
El hechizo causó una gran explosión que hizo temblar la tierra y engulló todo lo que había en unos cincuenta metros a la redonda.
Edzard aterrizó en un cráter cuyos alrededores eran un yermo chamuscado. En este yermo, los cadáveres carbonizados de los acechadores comenzaron a volver a Oblivion para reformarse.
“No creas que me he olvidado de ti. Mora.” dijo Edzard mientras apuntaba su espada contra el príncipe daedrico. “Dejemos algo claro. No soy tu esclavo, ni el de ningún príncipe daedrico.”
Edzard aumentó el agarre en su espada y gritó. “¡Qo! ¡Zahkrii!”
La espada de Edzard generó una gran cantidad de rayos, los cuales se liberaron en una ráfaga, la cual impactó en la forma corpórea de Mora, haciendo que se desmaterialice de Nirm.
Suspirando, Edzard vio su espada resquebrajada.
‘Tuve suerte de que los príncipes daedricos no pueden usar todo su poder cuando vienen a Nirm. De lo contrario, Mora habría barrido el suelo conmigo.’ Pensó Edzard mientras envainaba cuidadosamente su espada. Mirando hacia la ruina, Edzard sonrió. Al fin se había desecho de una de sus mayores cargas. Suspirando, tomó su Shadowkey y abrió un portal hacia otro lugar al cual debería de ir antes de volver a su casa.
Markarth – Loredas 25 de Mitad del año del 01 de la Quinta era
Los ojos de Asia comenzaron a abrirse. Bostezando, se froto los ojos. Cuando terminó de hacerlo, vio que aún era de noche. Mirando a su lado, vio que su cama estaba vacía.
‘Ed. ¿Dónde estás?’ pensó Asia mientras se levantaba de la cama.
Caminando hacia la ventana de la habitación, vio a Edzard en el mirador que se encontraba a las afueras de la casa. Suspirando, caminó hacia el ropero para ponerse ropa. Mientras caminaba, pasó por un espejo. Mirando el espejo pudo ver su cuerpo.
Ella había cambiado físicamente desde el día de su boda. Inicialmente, antes de casarse, ella medía un metro cincuenta y cinco centímetros de alto, pero ahora medía un metro sesenta y dos centímetros. Sus pechos antes medían ochenta y tres centímetros y ahora medían noventa y uno. Sus caderas se habían mantenido en su medida en cincuenta y cinco centímetros. Y su trasero había crecido de ochenta y un centímetros a noventa.
Otra cosa fue que ella ahora tenía un tatuaje mágico en su espalda. Este tatuaje era color dorado claro y tenía una forma similar a la de un ángel. Edzard también tenía uno que se encontraba en la parte derecha de su tórax. El tatuaje de Edzard era de color negro y tenia la forma de un dragón devorando un sol, el cual se ubicaba en el corazón de Edzard. Estos tatuajes no eran solo estéticos, sino que también servían como supresores de su poder y aura. Edzard los creó para que pudiesen pasar desapercibidos en la tierra.
Poniéndose un vestido, salió de la casa y camino hacia Edzard.
Edzard se encontraba mirando los dos objetos que tenia en su mano. Estos eran dos anillos. Eran los anillos que habían usado el Duque Nathaniel y el Rey Emeric cuando Vivian. Ambos anillos llevaban grabados la heráldica de la familia Cumberland. Edzard los había encontrado luego de dejar la región de Ciénaga Negra.
‘Tuve suerte de que no necesité usar mucho mi espada, de lo contrario hubiese tenido que buscarme otra por ahí.’ Pensó Edzard.
El pensar en su espada hizo que Edzard recordase la espada que le había regalado a su esposa. Una espada poderosa en toda regla. Había sido muy difícil de crear esas dos espadas, la que le dio a Asia y la que guardo para sí mismo. El procedimiento había sido agotador y muy difícil de hacer. Primero, tuvo que convertir el mineral de Hierro meteórico que tenía en lingotes. Para hacerlo, tuvo que hacer que Odahviing y Paarthurnax lanzasen alientos de fuego para fundir el mineral. Segundo, tuvo que viajar a la fragua de Aetherius para forjar las espadas. Las hojas habían requerido tres días de trabajo. El pomo, la guarda y el mango de cada espada había sido trabajado por separado. Tercero, tuvo que encantar por separado cada parte y luego tuvo que crear un nexo mágico para que los encantamientos estuviesen armonizados y funcionasen de la mejor manera posible. Cuarto, tuvo que ensamblar las espadas y cerciorarse de que los encantamientos funcionaban bien. Al final, el crear ambas hojas le había tomado dos semanas de trabajo extenuante donde solo se detuvo para comer y beber agua.
Levantando la vista, miró las dos lunas y las estrellas. Una pequeña sonrisa se extendió en su rostro cuando escuchó a alguien intentar acercarse furtivamente.
“Para alguien que nació bajo la constelación de la sombra, eres pésima en sigilo.” Dijo Edzard sin voltear a mirar a quien le hablaba.
“Mou. Eres cruel.” Dijo Asia con un puchero para luego sonreír mientras abrazar a Edzard por la espalda. “Un Septim por lo que estás pensando.”
“Nada importante.” Respondió Edzard.
“La ultima vez que me dijiste eso me ocultaste el hecho de que estabas dejando de ser mortal.”
Edzard sonrió. “Nunca vas a dejar pasar eso, ¿verdad?”
Asia solo sonrió.
“Si tanto quieres saber. Solo estoy pensando en el nombre de todos los hijos e hijas que tendremos hasta que se acabe el mundo.”
La cara de Asia comenzó a ponerse roja y a tartamudear. “Hi… hi … hijos… hi… hi… hijas…”
“Ja, ja, ja.” Reía Edzard. “tranquila solo es una broma.”
Asia dejó de tartamudear e hizo un puchero. “Ump.”
“Asia, extiende tu mano.”
Asia parpadeó, pero extendió su mano.
Edzard, al ver la mano extendida, puso el anillo del Duque Nathaniel ahí.
“¿Qué es esto?” preguntó Asia mirando el anillo.
“El anillo sello que usó el duque Nathaniel y todos sus descendientes. En pocas palabras, el anillo que heredaría tu padre.”
“Ya veo.” Dijo Asia mirando al anillo con tristeza. “Gracias. Ed.”
Asia guardó el anillo en uno de los bolsillos de su vestido. “Ed. ¿puedes agacharte un poco?”
“¿Por qué?”
“¿Creo que tienes algo en la frente?”
Edzard se agachó y cuando lo hizo fue besado por su esposa.
“Parece que me había equivocado.” Dijo Asia con una sonrisa cuando se separó.
Edzard se quedo quieto un momento. Luego de eso, sonrió y besó a su esposa.
“Entonces, Ed. ¿Cuánto falta para viajar a la Tierra?”
“Mes y medio. Ya casi está todo listo.”
“¿Qué falta?”
“Terminar de desarrollar el hechizo. Reunir todo lo que necesitaremos y solo algunas cosas más.” Respondió Edzard mientras daba un suspiro.
“Ed. ¿Qué te preocupa?” preguntó Asia preocupada.
“Antes de volver me reuní en secreto con Maximilien. Hablamos sobre el concejo de Ancianos”
“Ya veo. ¿Tan mal estaban las cosas en el concejo de Ancianos?” preguntó Asia con preocupación. Ella sabía que el concejo estaba causando problemas.
“Peor de lo que creía. Las dos facciones estaban por declararse una guerra abierta.” respondió Edzard para luego comenzar a contar lo que pasó en la reunión.
Flashback
Edzard se encontraba sentado frente al actual emperador de Tamriel.
“Entonces. ¿Cómo te trata la corona?” preguntó Edzard.
“Ahhh…. No tienes idea de lo jodido que es ser emperador. En especial con los problemas recientes.” Respondió Maximilien suspirando.
Edzard alzo una ceja. “¿Qué problema hay ahora?”
“El consejo de Ancianos.”
“Ohh, mierda. No me digas. Las facciones están que se pelean como perros.”
Maximilien asintió. “Si, aunque extrañamente tú facción es la que más presiona para que seas emperador.”
Edzard suspiró. “Aún siguen con esa mierda. Ya les he dicho que no quiero ser emperador.”
“Tienes razón en eso. Ser emperador es un puto lio. No entiendo como el abuelo pudo mantenerse cuerdo.” Dijo Maximilien con una mueca.
“¿Por qué crees que abdicó tan pronto como terminó la guerra?” preguntó retóricamente Edzard mientras hacia una sonrisa de burla.
Maximilien se quedo en blanco y luego suspiró. “Tienes razón.”
“Entonces. ¿Habrá una guerra civil?”
“Tal vez.”
“Maldita sea. Esos idiotas realmente quieren escupir sobre sacrificio de los muertos que dejó la guerra.” Dijo Edzard con enojo.
“A la mayoría de esos ancianos no les importa mucho los soldados.” Respondió Maximilien.
“Si. Me acabo de dar cuenta.” Dijo Edzard.
“¿Tienes alguna idea para evitar una maldita guerra civil?”
Edzard miró al emperador y puso una sonrisa que decía yo se algo que tu no.
“¿Ed?”. preguntó Maximilien con curiosidad por lo que podría haber planeado su viejo amigo. “¿Qué planeas?”
“La guerra no sucederá si uno de los dos desaparece.”
“¿Qué vas a hacer?” preguntó temeroso Maximilien.
“Voy a dejar Nirm con mi familia.”
Maximilien se quedó en shock. “¡¿Cómo que vas a dejar Nirm?!”
“Me voy a otro mundo.” Respondió Edzard sobándose los oídos. “No te preocupes. Ya sabes. Es normal que los Héroes desaparezcan luego de realizar una cierta cantidad de grandes hazañas.”
Maximilien intentó replicar, pero no pudo. Edzard tenía razón. Siempre pasaba lo mismo. Los héroes de los pergaminos antiguos desaparecían de la faz de la tierra luego de realizar las acciones que los catalogaban como héroes. Al final, solo quedaban algunos descendientes esparcidos por el mundo.
“¿Crees que eso evitara la guerra?”
“Si. Sobre todo, si soy yo quien lo dice frente al consejo.”
Maximilien asintió y se levantó. “Bueno, amigo. ¿Empezamos?”
Edzard sonrió y se levantó de su silla.
Ambos amigos comenzaron a dirigirse a la sala del consejo de Ancianos para terminar con este problema.
Fin Flashback
“Supongo que dijiste una versión tergiversada de la historia real, ¿verdad?” preguntó Asia.
“Si. Les dije que viajaríamos a explorar Atmora.”
“Supongo que muchos se quejaron.”
“Si. Muchos comenzaron a decir que no debía de dejar Tamriel. Pero al final, expulsé un poco de mi poder y los hice desmayarse.” Dijo Edzard con una sonrisa en el rostro. “Por suerte, eso parece que los asustó lo suficiente para que no ocurra una guerra civil.”
“Ya veo.” Dijo Asia con una sonrisa.
“Bueno. Deberíamos ir a dormir. Después de todo, aún debo de terminar el hechizo para ir a la Tierra.” Dijo Edzard mientras tomaba la mano de Asia.
Asia asintió. Y ambos caminaron hacia su casa.
Asia se encontraba acostada sobre el pecho de Edzard mientras descansaban. Ambos se encontraban en su cama vestidos con sus respectivas ropas de dormir. Habían intentado dormir, pero al final no pudieron. Así que se pusieron a charlar.
“Ed.” Dijo Asia levantando la vista para ver a Edzard a los ojos.
“Si.” Dijo Edzard dejando de ver el techo.
“Quiero que me prometas algo.” Dijo Asia con preocupación en sus ojos.
Edzard alzó una ceja. “Esta bien. ¿Qué quieres que te prometa?”
“Prométeme que si consigues una concubina no me vas a dejar de lado.”
Edzard abrió los ojos por lo que escuchó. Mirando a los ojos de su esposa, vio preocupación y miedo.
“¿Por qué preguntas algo como esto?”
“Aela y Serana mencionaron que…”
“No deberías hacerles caso. Si bien es cierto que puedo tener concubinas, nunca lo haría sin tu permiso.” Dijo Edzard mirando a Asia a los ojos.
“¿Mi permiso?” preguntó Asia.
“Si. Eres mi esposa y la madre de mi primogénita. Nunca te dejaría de lado.” Respondió Edzard con una sonrisa mientras acariciaba la cabeza de Asia.
Asia miró a Edzard y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
“Lo siento… lo siento. Fue una pregunta estúpida.” Dijo Asia entre llantos.
“No tienes que disculparte. Es normal que tengas esas preocupaciones luego de lo que te contaron Serana y Aela. Por cierto, ¿Qué te dijeron exactamente?” dijo Edzard mientras secaba las lagrimas de Asia.
Asia dejó de llorar y se sonrojó.
“Ellas dijeron que tu podrías tomar una amante como concubina si yo no podía lograr satisfacerte…”
‘Esas idiotas.' Pensó Edzard mientras ponía los ojos en blanco. Ellas le habían mencionado eso a Asia como una broma. Una broma de muy mal gusto. Dando un suspiro, decidió decirle a Asia cómo funcionaba el concubinato en Nirm.
"Asia. El concubinato se aplica principalmente para combatir las bajas tasas de natalidad. Además de eso, solo los que tienen dinero suelen aplicarlo".
“¿Solo los ricos pueden tener concubinas?” preguntó Asia confundida.
“No. Todos los varones pueden tener varias concubinas.”
“¿Por qué solo los varones?” preguntó Asia con el ceño fruncido.
“Razones prácticas. Es más fácil aumentar la población si un hombre embaraza a varias mujeres. Ya que una mujer solo puede quedar embarazada una vez al año, no importa si tiene a cien amantes.”
Asia asintió entendiendo la razón.
“Bueno, como te decía. Todos pueden tener concubinas, pero solo los ricos lo hacen, ya que ellos pueden mantener familias muy numerosas. Las personas normales muchas veces no pueden permitirse tener tantos hijos a la vez.” Dijo Edzard.
“Y como tú tienes mucho dinero…”
“Si. Podría tener varias concubinas. Pero como te dije, si quiero que una mujer entre a esta familia, te lo consultare. Además, no planeo alejarme de ti. Después de todo, juramos estar juntos hasta el final de nuestras vidas.” Dijo Edzard mientras acercaba su rostro al de Asia.
Asia sonrió cuando escuchó eso. Un gran peso se había levantado de sus hombros. Ella había estado muy preocupada por eso. Levantando su rostro, beso a su esposo. Las dudas que tenía sobre su matrimonio se esfumaron mientras ambos comenzaban aumentar la intensidad del beso.
“Por cierto. ¿Cuándo te dijeron eso?” preguntó Edzard cuando se separó de Asia y comenzaba a quitarse la camisa.
“Hace tres días.” Respondió Asia mientras se quitaba el camisón.
Ambos se miraron un segundo y luego volvieron a besarse. Dejando de besarse, se miraron y sonrieron. Parece que no dormirían mucho esta noche.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí está el segundo capítulo del "interludio". Como dije después del final de la guerra, estos capítulos son de relativa "paz" para la familia del Dovahkiin. Si puedo llamar "paz" al hecho de que Edzard golpeó a un príncipe daédrico.
Comenzare a explicar varias cosas para que puedan entender mejor:
Ahora sobre los idiomas mencionados que domina Edzard:
Ayleidoon – idioma que usaron los elfos Ayleid. Quienes dominaron Cyrodil durante la era Meretica.
Ehlnofex – El idioma madre de todos los idiomas más modernos de Tamriel.
Ta'agra – El idioma natal de los Khajiitas.
Elvish – El idioma natal de los Altos elfos o Altmer.
Yoku – El idioma de los primeros Guardias Rojos.
Además de esos idiomas, Edzard domina el idioma dovah. También sabe leer y escribir Falmer, lenguaje de magia y un poco de Dwemer.
El lenguaje mágico es el lenguaje que se usa para crear grimorios.
Sobre las habilidades de Asia, bueno, es una chica medio bretona que nació en la Tierra. Por esa razón su alma era más de la tierra que Anuica, por eso no tenía acceso completo a las habilidades de un habitante de Nirm. Esto ha cambiado gracias a la "bendición" que recibió de Edzard. Además de eso, la razón por la que no podrá usar el Thu'um es porque, según el lore, el Thu'um supuestamente solo puede ser usado por dragones y Nordicos. Si ha habido un usuario de otra raza que no sea un personaje de TESV, por favor notifícanos para corregirlo en capítulos futuros.
Sobre Marie. Ella es la hija de Dovahkiin. Lo que la hace tener la sangre del dragón y, por lo tanto, la capacidad de aprender el Thu'um. Además de eso, gracias a su sangre de dragón, puede hablar fácilmente, ya que es una segunda naturaleza para ella.
La bendición que puede dar Edzard actuara de forma diferente dependiendo de la especie que la reciba. En humanos los convertirá en una especie de híbridos, en vampiros tendrá otro efecto y así. Pero a todos les dará la habilidad de aprender lenguajes rápidamente, además de la inmortalidad.
Sobre la habilidad del lenguaje de los dragones. Los dragones tienen la capacidad innata de hablar, además, en una página de hace mucho tiempo, leí que tenían la capacidad de aprender rápidamente los idiomas de los mortales. Además, si lo piensas bien, ¿cómo es que Odahviing puede hablar en Tamrielico si supuestamente murió durante la guerra de dragones que ocurrió en la era Meretica o después de las Invasiones Akaviri?
Ahora sobre la "batalla" contra Mora. Se supone que los príncipes daédricos no pueden entrar en Tamriel en su verdadera forma, sino que usan una especie de avatar temporal, por lo que entran con su poder disminuido. Incluso el propio Edzard dice que, si Mora hubiera entrado con todo su poder, habría barrido el suelo con él. Después de todo, Mora es uno de los príncipes daédricos más poderosos.
Sobre el concubinato. No he encontrado nada sobre este tema en las wikis de Elder Scrolls que he revisado. Así que estoy tomando algo que era común en la cultura nórdica de la tierra para implantarla ahí.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 19
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 18
— Muchos solo vieron al héroe, pero nunca al niño que había debajo de la armadura. Un niño que anhelaba lo mismo que muchos huérfanos, una familia. —
Fragmento del Capítulo XXXII -El Ultimo hijo de Akatosh- del libro «La historia de los Héroes de la Fatalidad» escrito por Tolfdir, Archimago del Colegio de Hibernalia.
Garganta del mundo – Turdas 18 de Ultima Semilla del 01 de la Quinta era
Asia caminaba abrazando con fuerza a su hija mientras sentía el aire frio en las partes de su rostro que no estaba protegida por su capucha. Edzard iba al frente de ella con una mochila en la que se encontraban guardados todas las posesiones que irían con ellos a la Tierra.
Había pasado una semana desde que abandonaron su casa en las montañas de la Cuenca. Habían viajado de noche desde Markarth hasta Falkereath. Desde ahí tomaron un camino que los llevó por las ruinas de Helgen hasta la comarca de la Grieta. Una vez en la Grieta, giraron al norte y pasaron el pueblo de paraje de Ivar. Subieron los siete mil escalones y llegaron al monasterio de Alto Hrothgar, donde pasaron los últimos dos días.
Mientras caminaba, recordaba la reunión que tuvo Edzard con Aela y Serana días después de que regresó de Ciénaga Negra.
Flashback
Aela y Serana temblaban de miedo al ver a un muy encabronado Edzard.
“Entonces. ¿Qué tienen que decir en su defensa?” la voz de Edzard era tan fría que hacía ver un día de invierno de Hibernalia como un día de verano en Anequina.
“Esto. ¿Estas enojado?” preguntó tímidamente Aela.
“No. No estoy enojado. Solo estoy a punto de convertirlas en comida para troll.”
“¿Podemos saber por que estas tan enojado?” preguntó Serana evitando el contacto visual con Edzard.
“Solo diré una palabra. Concubinato.”
Aela y Serana hicieron una mueca cuando escucharon esa palabra.
“¿Así que Asia te lo contó?” preguntó Aela.
“Si. Y tuve que consolarla por que pensó que iba a dejarla por otra mujer.” Dijo Edzard llevándose la mano a la frente. “¿Se puede saber por qué no le contaron todo?”
Serana se frotó el cuello por la incomodidad que sentía. “La verdad es que fue una broma.”
“Una broma. ¡Una broma!” gritó Edzard enojado mientras sus ojos se volvían dorados.
Aela y Serana se asustaron cuando vieron los ojos de Edzard cambiar de color. Eso solo significaba una cosa, Edzard estaba enojándose. Y un Edzard enojado era un Edzard muy peligroso.
“Tranquilízate, Ed. Puedes asustar a Marie.” Dijo Serana con las manos levantadas en señal de paz.
Edzard suspiró y se tranquilizó, ya que Serana tenía razón. Si el seguía gritando, podría terminar liberando su poder y eso haría que Marie se asustara.
“Esta bien. Ya me tranquilicé. Pero no crean que me he olvidado de lo que han hecho.” Dijo Edzard. “Así que suelten todo. ¿Por qué le contaron a Asia sobre eso?”
Aela y Serana estaban mas tranquilas. Era más fácil hablar con un Edzard tranquilo que con uno enojado.
“Bueno. La verdad es que era una broma. Nunca creímos que ella se lo creería. Después de todo, tu no pareces alguien que quiera concubinas. No después de lo que escuchamos en su noche de bodas.” Dijo Serana con una sonrisa burlona mientras recordaba como los gritos de Asia no dejaron dormir a nadie en el castillo esa noche.
Edzard se sonrojó cuando escuchó que los habían escuchado esa noche.
“¿O si quieres tener concubinas?” preguntó Aela mientras una sonrisa de burla aparecía en su rostro.
Aela se tomó el silencio de Edzard como un sí. “Oh. Pero que chico más pervertido resultaste ser, Ed. ¿Acaso Asia no es suficiente para satisfacerte?”
“Sabes. Si quieres, podemos unirnos a ustedes.” Dijo Serana mientras se acercaba lentamente a Edzard, mientras avanzaba, iba balanceando sensualmente sus caderas.
“Yo… yo… yo…” Tartamudeaba Edzard mientras retrocedía.
“No me molestaría jugar contigo una noche.” Susurró Aela al oído de Edzard para luego morderle el lóbulo de la oreja.
El rostro de Edzard seguía poniéndose cada vez más rojo, por fortuna para él, Asia apareció y alejó a su esposo de sus amigas.
“Oh. Hola Asia.” dijo Aela con una sonrisa al ver el ceño en el rostro de su amiga.
Asia entrecerró los ojos al ver las acciones de sus amigas. No le gustaba nada lo que insinuaban.
“Tranquila Asia. No vamos a hacer nada, después de todo, Ed es como un hermano para nosotras.” Dijo Serana con una sonrisa.
Asia miro a su amiga y suspiró cuando vio que decía la verdad.
“Bueno. Terminando de responder a tu pregunta. Le contamos a Asia sobre el concubinato, porque es muy posible que atraigas a varias chicas. Después de todo, tienes a varias chicas que quieren ser tus concubinas aquí en Nirm. No quiero saber lo que pasara en ese otro mundo.” Dijo Aela.
Edzard puso los ojos en blanco. No era su culpa que algunas mujeres tomaran su amabilidad como símbolo de coqueteo.
“Así que, Asia, buena suerte manteniendo a Edzard para ti sola. Lo más probable es que tengas que compartirlo con varias chicas. Aunque es posible que sea divertido, después de todo puede que le tomes el gusto a estar con otras chicas.” Dijo Aela con una sonrisa de oreja a oreja.
Asia se sonrojó y comenzó a tartamudear, generando las risas de Aela y Serana.
Fin Flashback
Ambas amigas habían estado con ellos unos días. En esos días, ambas habían puesto a prueba las habilidades de Asia.
Tres días después de eso, Edzard había convocado a sus Edecanes. Cada uno había llegado a la casa gracias a la Shadowkey de Edzard. Cuando estuvieron reunidos, él tuvo una conversación con ellos.
Flashback
Los seis edecanes de Edzard se encontraban frente a su señor.
“Esos son todos los cofres que pedí, ¿verdad?” preguntó Edzard mirando a sus Edecanes.
“Si, mi Thane. Cada uno ha traído seis cofres con lo que solicitó.” Respondió Lydia. “Cuando regresemos a las propiedades comenzaremos a empacar nuestras pertenecías para el viaje.”
Todos los edecanes asintieron.
Edzard los vio y suspiró. “No harán tal cosa.”
“¿Mi Thane?” preguntó Lydia confundida.
“Ustedes no vendrán a la Tierra.”
Esa respuesta hizo que los Edecanes comenzaran a hablar tratando de convencer a Edzard para que los lleve.
“Mi thane. Es nuestro deber protegerle. Si no vamos…”
Edzard levantó su mano y detuvo a Lydia. Cuando la mencionada se calló, Edzard saco seis pergaminos de su bolsillo. Cada pergamino tenía el sello de cada una de las comarcas de donde provenían.
“En estos documentos esta mi ultima voluntad para el destino de mis propiedades.” Dijo Edzard mientras los miraba. “Dentro de cinco días, mis propiedades en cada comarca pasaran a ser posesión de cada uno de los respectivos edecanes que tengo en esa comarca.”
Los edecanes abrieron sus ojos con sorpresa, ya que las palabras de Edzard significaban que ellos dejarían de ser edecanes y volverían a ser personas normales.
Lydia dio un paso al frente. “Pero mi Thane. ¿Por qué hace esto? ¿Por qué darnos las propiedades a nosotros?”
Edzard miró a su amiga y sonrió. “Lydia. La mejor pregunta es. ¿Por qué dárselas a otros y no a ustedes?”
Ninguno de los Edecanes supo que decir.
“Confié en ustedes la vida de mi familia durante la guerra. Y sé que estuvieron dispuestos a todo para defenderlas. También han cuidado mis propiedades con diligencia. Me han servido con lealtad y honor. Así que esto es la mejor recompensa que puedo darles. Espero que puedan ser felices formando una familia.” Con cada palabra, la voz de Edzard se iba quebrando. Una pequeña lagrima comenzó a bajar por su mejilla derecha. Para él no era fácil decirle eso a quienes habían sido como una familia para él. No quería dejarlos, pero esto era lo mejor para ellos. La Tierra podría ser peligrosa. No quería enterrarlos como lo hizo con sus padres y con Kodlak.
Los edecanes se quedaron en silencio. No sabían que decir. Nunca en su vida habían esperado esto.
Lydia dio un paso a frente. Mientras caminaba, sus ojos se llenaban de lágrimas. Cuando estuvo frente a Edzard, lo abrazo.
“Gracias. Muchas gracias.” Susurró Lydia mientras abrazaba a Edzard. “Por favor. Cuídate y no hagas locuras. Después de todo ahora tienes una familia a la que proteger.”
Cuando se separaron, el resto de los edecanes también abrazaron a Edzard.
“Calder. Cuando regreses a Ventalia. Dale estos documentos a Explorador de Ciénagas y este otro a Sadri.” Dijo Edzard mientras le entrega a Calder dos pergaminos sellados.
Calder asintió y tomó los pergaminos.
“Iona. Cuando vuelvas a Riften lleva este documento al orfanato.” Dijo Edzard dándole a Iona el pergamino sellado.
Iona asintió y tomó el pergamino.
Fin Flashback
Cuando terminó de recordar, Asia sonrió, ya que Edzard le había contado lo que había en esos documentos. En cada uno de ellos, Edzard entregaba una gran cantidad de oro a los Argonianos del muelle de Ventalia, a los Dunmer y a los huérfanos del orfanato. También, en cada documento de cesión de propiedades y negocios, Edzard había incluido una cláusula donde obligaba a sus ex edecanes a donar parte de las ganancias de los negocios a ayuda comunitaria. Cada edecán recibió el importe de doscientos mil septims entre las propiedades y monedas.
Aparte de eso, Edzard había dimitido a sus cargos como Heraldo de los Compañeros, Archimago de Hibernalia y Maestre del Gremio. Sus sucesores fueron Vilkas, Tolfdir y Brynjolf respectivamente. También, había intentado renunciar a sus títulos de Thane, pero no había podido, ya que los Jarl se lo negaron. Tampoco pudo renunciar a su titulo de caballero y al de general, ya que Maximilien se lo negó diciendo que el debía de mantener esos títulos como premio por sus acciones en la guerra.
Asia se había despedido de sus amigas y sus compañeros del Colegio. Fue una despedida muy triste, donde ella les había dejado varios de sus notas sobre hechizos que no había podido terminar de crear. Después de todo había creado varios hechizos, siendo cuatro de uso ofensivo y seis de uso defensivo. Gracias a que Edzard le había ayudado a crear grimorios, ella había podido entregar esa investigación a la biblioteca del colegio, dejando así una huella duradera en su corto paso por la institución.
Cuando finalmente llegaron a la cima de la montaña, vieron a varios dragones esperándolos. Quienes lideraban a estos dragones eran Paarthurnax, Odahviing y Durnehviir. El ultimo de ellos ya no era un dragón zombi, ya que hace un mes había aparecido en su cabaña tal y como había sido en la era Meretica. Según lo que contó, Akatosh le había sacado del Soul Cairm y lo había llevado a Aetherius para quitarle la maldición. Según el dragón, el proceso fue tan doloroso que no podía encontrar una manera de describir tal dolor.
“Drem Yol Lok. Saludos Dovahkiin.” saludó Paarthurnax.
“Saludos Dovahkiin.” saludó Odahviing.
“Saludos Qahnaarin.” Saludó Durnehviir.
“Vaya. Parece que tengo un comité de despedida.” Dijo Edzard mirando a los dragones reunidos.
“Mas que un comité de despedida es una reunión para darte un nuevo título.” Dijo Durnehviir.
“¿Nuevo título?”
“Si. Nuestro Bormah… nuestro padre ha mandado su Fen… su voluntad.” Dijo Paarthurnax.
Los dragones presentes levantaros sus alas y comenzaron a hablar en conjunto con Paarthurnax, Odahviing y Durnehviir.
“¡TIID SARAAN DOVDU'UL, VOTH NID BALAAN KLOV PRAAN NAU! ¡NAAL THU'UMU, MU OFAN NII NU, DOVAHKIIN, NAAL FEN DO BORMAH, NAAL SULEYK DO HI ! ¡MEYZ NU DOVAHJUNSEBROM!”
Los dragones bajaron sus cabezas en señal de respeto, mientras energías mágicas salía de sus cuerpos hacia Edzard.
Asia y Marie no entendían que pasaba. Girando su cabeza, Asia vio a Edzard mirar a los dragones con los ojos abiertos como platos.
“¿Ed? ¿Qué han dicho?”
Edzard parpadeó y miró a su familia. “Una traducción aproximada sería. Tiempo ha esperado la Corona de los Dragones, sin un nuevo dueño para poseerla. Por nuestra Voz te la damos ahora, Dovahkiin, por la voluntad de nuestro padre y por tu poder. Ahora eres el Rey Dragon del Norte.”
Los ojos de Asia se abrieron con sorpresa al escuchar eso. Sin embargo, antes de que ella pudiese decir o hacer algo, Paarthurnax la vio y habló.
“Kiir… Chica. Akatosh Tinvaak… ha hablado. Laan… ha solicitado, que se te dé un Dovahzin… un nombre Dragon.”
“¿Nombre dragón?” preguntó confundida Asia. “¿Por qué me darían un nombre de dragón?”
“Debido a que eres la primera esposa del Dovahkiin.” Respondió Durnehviir.
“¿Solo por qué soy la esposa de Ed?”
Odahviing negó. “No solo eso. Cuando liberaste tu poder en esa batalla, alcanzaste el nivel de un dragón de Sangre. El alcanzar ese nivel de poder sin tener la sangre de un héroe corriendo por tus venas nos sorprendió. Por eso, Akatosh ha decidido que mereces un nombre Dovah.”
Al escuchar esa respuesta, Asia sonrió de felicidad. Nunca esperó alcanzar un nivel de poder que pudiese llamar la atención de un dragón.
“¿Qué nombre recibiría?” preguntó Edzard.
Paarthurnax lo pensó unos momentos. Luego habló.
“Junkrohaas.”
Asia parpadeó. No entendía que significaba. “¿Qué significa eso?”
“Literalmente significaría Hechicero- Luz – Salud. Y de una manera que suene bien sería «Hechicera de luz sanadora.»” Respondió Edzard.
“Si. Te hemos dado ese nombre porque eres una maga que se especializa en la escuela de la restauración.” Dijo Durnehviir.
Asia se sonrojó. Otra vez obtenía un nombre un tanto bochornoso. ¿Por qué no podía obtener un nombre como los que Edzard conseguía? Nombres como perdición de Alduin, dragón sangriento, dragón del norte, la anomalía.
“Ahora para finalizar la entrega de nombres. Marie, da un paso al frente.”
Marie parpadeó. No sabia que pasaba. Lo único que entendía era que sus tíos les estaban dando nombres raros a sus padres. Sin embargo, vio que su padre la miraba. Así que con pequeños pasos se presento frente a los dragones.
“Bueno, pequeña. Akatosh también ha ordenado que se le de un nombre a su nieta.” Dijo Odahviing. “Él ha elegido el nombre de Kulaaskiindov.”
Asia parpadeó. Marie hizo lo mismo que su madre, ya que no entendía lo que había dicho su tío.
“Significa literalmente princesa – niña/nacida – dragón. En otras palabras, Princesa nacida de dragones.” Dijo Edzard mirando a Marie.
Marie mostró una gran sonrisa. Le gustaba mucho el significado de su nombre dragón.
“Bueno. Terminemos con esto. Asia, toma a Marie.”
Asia asintió y cargó a su hija en sus brazos.
Todos los dragones presentes miraron a Edzard caminar hacia la grieta que había en la garganta del mundo. Cuando Edzard estuvo en la grieta, creó una runa en el suelo.
“Bien. Con esto la primera parte ya esta lista.” Dijo Edzard mientras se posicionaba en el interior de la runa.
Una vez que estuvo en el centro de la runa, Edzard cerró los ojos y comenzó a mover sus brazos. Mientras se movía, comenzaba a juntar cantidades monstruosamente altas de magia. La runa comenzó a brillar en un color negro mientras la magia de Edzard la activaba. La frente de Edzard estaba cubierta de sudor, ya que este hechizo le estaba consumiendo gran parte de sus reservas de Magicka.
Asia miraba a Edzard crear el portal dimensional mientras recordaba la primera vez que Edzard había usado ese hechizo.
Flashback
“Ed ¿esto es seguro?” preguntó Asia al ver a Edzard crear una runa en una planicie de una montaña lejos de donde estaba su casa.
“Si. Es relativamente seguro.” respondió Edzard mientras terminaba de hacerle los últimos retoques a la runa.
Después de terminar, Edzard se alejó de la runa y le dijo a Asia que también se alejara. Una vez que ella estuvo lo suficientemente lejos como para no ser absorbida por el portal en caso de que este se vuelva inestable, Edzard comenzó a transmitir su magia a la runa la cual comenzó a brillar de color negro.
Las ráfagas de viento azotaban el lugar mientras un portal de color negro como la noche comenzaba a aparecer en frente de Edzard, el cual comenzó a reír como científico loco. Las acciones de Edzard comenzaron sacarle gotas de sudor a Asia. Sin embargo, de la nada, el portal se cerró creando una gran explosión de luz que los cegó temporalmente. Cuando recuperaron la vista, ambos corrieron y se asombraron cuando vieron que en el centro de la runa había viarias cajas de un material que Edzard no conocía, cada una con diferentes logos.
Edzard se acercó a una de las mas pequeñas y sacó de ahí un artefacto que él no conocía. El artefacto era un par de vidrios cuadrados sujetos a un armazón de color negro.
“Asía. ¿Sabes que son estas cosas?” preguntó Edzard mientras le mostraba a Asia lo que tenía en las manos.
Asia miró el artefacto y luego de parpadear, sonrió. Este artefacto era algo que muchas personas usaban en la Tierra.
“Ed. Esas son gafas.” Dijo Asia con una sonrisa.
“¿Gafas?” preguntó Edzard mirándolas por todos los lados. “¿Para qué sirven?”
“Es un artilugio que algunas personas de la Tierra usan para mejorar su visión.”
Edzard parpadeó. “¿Es como un catalejo?”
“No. Es para mejorar la visión de las personas que ven borroso. Pero si las usa una persona que no tiene problemas visuales, hace que ellos vean borroso.”
Edzard se puso las gafas y no vio que su visión cambiase en algo.
“Esta cosa no sirve.” Dijo Edzard sacándose las gafas.
Asia tomó las gafas de la mano de Edzard y se las puso.
“Parecen ser gafas falsas.” Dijo Asia al ver que de verdad no veía borroso.
“¿Gafas falsas?”
“Si. Son gafas que se usan solo por estética.”
Edzard puso los ojos en blanco. ¿A quien se le ocurre crear algo solo para lucirlo?
Fin Flashback
Asia se aferró a su hija cuando el viento comenzó a arremolinarse alrededor de la runa. Las corrientes de viento comenzaron a ser tan fuertes que varios de los dragones presentes comenzaron a levantar vuelo para poder buscar mejores lugares para esconderse.
En el rojizo cielo del atardecer comenzó a formarse un circulo hecho de oscuridad total. Con cada segundo que pasaba, iba aumentando su tamaño.
Edzard seguía aumentando la cantidad de magia en el hechizo. Actualmente, ya había consumido la mitad de sus reservas. Si todo salía como estaba calculado, el portal debería de estabilizarse con un veinticinco porciento más de su magia. Esto le permitiría al portal existir por unos diez minutos.
Edzard dejó de usar magia en el hechizo cuando vio el portal en el cielo. Suspirando se acercó a Asia, quien veía el portal con cierta alegría, pero también con tristeza. Acercándose, colocó su mano sobre su hombro.
Asia miró a Edzard y sonrió.
Edzard asintió y giró para ver a los dragones reunidos.
“Entonces, ¿ya es hora?” preguntó Durnehviir mirando a Asia y a Edzard.
“Sí, ya es hora.” Respondió Edzard con una sonrisa triste. “Realmente los voy a extrañar, lagartijas súper desarrolladas.”
Las palabras dichas por Edzard les sacaron marcas a los dragones presentes; sin embargo, decidieron dejarlo pasar por lo emotivo del momento.
“Dovahkiin.” Habló Paarthurnax llamando la atención de Edzard. “Nuestro Bormah… nuestro padre, nos ha pedido que te demos su regalo final antes de que dejes Leim… este mundo.”
“¿Regalo final?” preguntó Edzard confundido.
“Sí, un regalo que necesitaras para que puedas llegar a la Tierra.” Respondió Durnehviir.
“¿Estás preparado?” preguntó Odahviing.
Edzard asintió preparándose para lo que sea el regalo final de Akatosh para él.
“¡MIIRAAK!” gritó Paarthurnax.
“¡MIRAAD!” gritó Odahviing.
“¡LEIN!” gritó Durnehviir.
Al terminar de gritar, en el suelo aparecieron las palabras gritadas en el alfabeto de los dragones y de ellas salieron energías mágicas. Estas energías fueron absorbidas por Edzard. Segundos más tarde, de los tres dragones salieron energías mágicas que también fueron absorbidas por Edzard, en ellas iba el conocimiento para poder usar el grito que le acababan de dar a Edzard.
Edzard asintió como respuesta a sus hermanos, pero no pudo comprender el uso que debería de darle a ese grito. Volteando, se dirigió dónde estaba parada Asia. ya estando frente a ella, se quitó la camisa, la cual fue entregada a Asia. caminando unos pasos se separó de ella y gritó.
“¡MUL! ¡QAH! ¡DIIV!”
“Entonces es el adiós.” dijo Odahviing mirando a Edzard en su aspecto dragón.
“Si.” Respondió Edzard mirando a sus hermanos. “Adiós hermanos, ha sido un gusto conocerlos.”
“No es correcto decir que este es un adiós.” Dijo Durnehviir crípticamente.
Edzard intentó preguntar, pero fue interrumpido por Paarthurnax.
“Krosis. Wuldsetiid los tahrodiis. Dii Zeymah.”
Edzard miró a su hermano y sonrió. Él tenía razón, las corrientes del tiempo siempre son turbulentas y cambiantes. Girando la cabeza, miró a Asia y le asintió.
Asia entendió lo que quería decir Edzard, así que caminó con Marie en sus brazos y comenzó a despedirse de los dragones.
Marie miraba a sus tíos con curiosidad. Extendiendo su mano, tocó la nariz de Paarthurnax, quien resoplo y despeinó a Marie. Al verse despeinada, Marie comenzó a reír.
“¡Ja! La pequeña ha ganado agallas.” Dijo Odahviing al ver que Marie no estaba asustada como la primera vez que los vio.
“Si. Pero es lo que se espera de una pequeña Dov.” Dijo Durnehviir.
“Krosis. La Kiir… la niña tiene Vur… valor. Su Suleyk… su poder es grande para su edad. Muestra ser digna descendiente de Akatosh.” Dijo Paarthurnax alejándose de Marie.
Viendo que el dragón se alejó, Asia se caminó hacia Edzard. Cuando estuvo frente a él, convocó la transformación de su sacred gear. Cuando estuvo con su armadura, Edzard la levantó en sus brazos.
Mirando a sus hermanos, Edzard asintió como despedida para luego mover sus alas y levantar vuelo; sin embargo, no fue el único, ya que todos los dragones comenzaron a volar detrás de él.
“¡Pruzah wundunne!” gritaron los dragones mientras veían a Edzard acercarse al portal.
Los ojos de Edzard comenzaron a picar cuando escuchó a sus hermanos desearle un buen viaje. Parpadeo cuando sintió que tocaban su rostro. Bajando la mirada, vio a Asia sonriendo. Asintiendo, Edzard comenzó a aumentar la velocidad a la que volaba. Esto hizo que Asia se aferrar con más fuerza a Edzard.
“Ughh…” gruñó Edzard al sentir como una fuerza invisible lo arrastraba de regreso a Nirm. Apretando los dientes, comenzó a aumentar la velocidad, ya que vio que el portal comenzaba a cerrarse.
‘Si se cierra, no podré volver a abrirlo hasta dentro de un mes.’ Pensó Edzard mientras apretaba los dientes. ‘Es casi como si el mundo me empujase de regreso.’
“¡Dovahkiin!” gritó Paarthurnax. “¡A medida que te empujas fuera de este mundo, el mundo también te empuja hacia atrás!”
Edzard escuchó a su hermano y comenzó a pensar rápidamente como solucionar este problema. Luego de unos segundos, Edzard por fin supo que hacer. Sonriendo, gritó. “¡WULD! ¡NAH! ¡KEST!”
El Thu’um forzó a Edzard a avanzar con gran fuerza y velocidad. La velocidad y la fuerza era tal que Asia sentía que era aplastada contra el cuerpo de Edzard. El poder del grito logró su cometido y al fin lograron atravesar el portal. Sin embargo, aquel logro dejó una huella en el mundo en forma de una nueva estrella la cual brillaría por toda la eternidad en la cima de la garganta del mundo.
En la cima de una montaña Aela y Serana miraban la estrella aparecer en el cielo.
“Así que ya se fueron.” Dijo Aela mirando la estrella.
“Si. Espero que toda vaya bien en ese mundo.” Dijo Serana.
Aela asintió a lo que había dicho su amante. Tomando su mano, lanzo una pequeña oración a Akatosh para que sus amigos tengan suerte en la Tierra.
A través de una ventana de su despacho como Archimago del Colegio de Hibernalia, Tolfdir miro la estrella y sonrió.
“Un gran logro en toda la palabra. Siempre fuiste así Ed. Siempre haciendo las cosas a lo grande.” Dijo Tolfdir mientras dejaba de escribir en la hoja de un libro. Cerrando dicho libro, Tolfdir se levantó de su silla y se preparo para ir a hablar con los maestros del Colegio.
La pasta del libro tenia impreso un nombre. El nombre era «La historia de los Héroes de la Fatalidad»
Al mismo tiempo que Tolfdir, las amigas de Asia veían la estrella.
“Se han ido.” Dijo Laure mientras apretaba contra su pecho los pergaminos que llevaba. Dichos pergaminos eran las notas que habían recibido de Asia.
“Si.” Dijo Fortunata mientras ponía su mano sobre el hombro de su amiga.
Gyda y Fridda hicieron lo mismo, mientras todas oraban a Julianos por la seguridad de sus amigos.
Ubicación Desconocida – Tirdas 30 de Ultima Semilla del 01 de la Quinta era
En un pequeño plano que tenía la apariencia de un salón, había una mesa redonda con varias sillas a su alrededor. En una de esas sillas había una silueta sentada. Dicha silueta estaba esperando a otros, y mientras lo hacía, pensaba. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un daedra con forma de caballero ingreso por la puerta.
“Mi señor, sus invitados ya han llegado.” Dijo el daedra.
“Muy bien, hazlos pasar.” Dijo la silueta.
El daedra asintió y se retiró, cerrando las puertas en el proceso. Cuando las puertas se volvieron a abrir, de ellas ingresaron varios seres.
El primero de ellos tenia la forma de un dremora que vestía una armadura daedrica completa, pero sin el casco. Cuando ingresó, se sentó en un asiento de los que había en el lado izquierdo de la mesa.
La segunda era una mujer con un cuerpo de infarto, tenia los pechos grandes, caderas anchas y una belleza etérea. Su piel era de color gris casi como el de un Dunmer. Vestía un vestido blanco, el cual contaba con un gran escote. Iba descalza y tenia una corona de flores. Una vez que entró a la sala, se sentó entre la primera figura y el dremora con la armadura.
La tercera también era una mujer, pero a diferencia de la anterior, no tenía la piel gris, sino que la tenia de un blanco ligeramente bronceado. También tenía un cuerpo despampanante. Vestía una túnica negra que dejaba ver parte de su escote y parte de sus muslos. No se podía distinguir mucho su rostro, pues este estaba cubierto por una capucha. En sus hombros iban dos cuervos. Ella se sentó al lado derecho de la primera figura.
El cuarto era un hombre que tenía la cabeza un cráneo de venado. Iba vestido con un taparrabos de piel y con un par de botas de piel. A su lado iba un gran lobo. Él se sentó cerca de la mujer de vestida de negro. Cuando se sentó, su lobo se sentó a los pies de la silla.
Finalmente entro el último de los invitados. Esta tenía la apariencia de un hombre ya mayor, con cabello blanco. Vestía un extravagante traje de gala dividido entre dos colores, una mitad era roja y la otra purpura. Mientras caminaba, iba dando pequeños saltos. Llegando a la mesa, se sentó frente a la primera persona.
“Vaya, vaya. Miren nomas quienes están aquí…” dijo el ultimo ser en entrar. “Pero si no son mis mejores amigos.”
“Cierra la boca, Sheogorath. No quiero escuchar tus locuras.” Dijo el ser con la cabeza de Venado.
“Oh, como me hieres Hircine.” Respondió Sheogorath llevándose una mano al corazón mientras fingía llorar.
“Hircine tiene razón, Sheogorath. ¿Puedes dejar de ser tú unos minutos?” dijo la mujer vestida de blanco.
“Tus palabras me lastiman Azura. Al menos parece que Sanguine y Nocturnal si me han extrañado”
“Ni un poco, malito loco.” Dijo Nocturnal con una imperceptible mueca en su rostro.
“Oh, pero que crueles. Pero no recuerdan que es por ustedes que este loco existe.”
“Por mucho que queramos negarlo, el tiene razón.” Dijo Sanguine.
“Entonces, ¿porque estamos aquí? ¿y lo que no hay queso?”
“Maldita sea, no empieces con el queso.”
“Vamos, pero si el queso es lo mejor de todos los mundos.”
“Solo para ti, yo prefiero un buen brandy Cyrodilico.” Dijo Sanguine haciendo aparecer una copa de brandy.
“Ahh, recuerdo esa vez en que corrí con solo un par de calzoncillos frente a ese templo. O esa vez en que ese hombre se comió a su hijo, o la vez en que …”
Todos los príncipes daedricos presentes comenzaron a tratar de no prestarle atención a los desvaríos que comenzaba a hablar Sheogorath.
La figura que estaba sentada frente a Sheogorath tuvo suficiente de la actitud del príncipe de la locura y comenzó a expulsar su poder.
Sheogorath dejó de parlotear cuando sintió el aumento de poder. Mirando al frente, pudo ver al último príncipe daedrica.
“Oh, vamos. Relaja tus bragas, Jyggalag. Veo que sigues igual de aburrido que siempre”
Jyggalag miró al ser en el que fue obligado a convertirse hace varios miles de años y dejó de expulsar su poder al ver que estaba en silencio.
“Supongo que se estarán preguntando por que los invite aquí.” Dijo Jyggalag con voz fría como el hielo.
Las palabras de Jyggalag provocaron un asentimiento de todos los presentes.
“Los he reunido aquí para hablar sobre nuestro curso de acción gracias a las acciones del Dovahkiin.”
Cuando Jyggalag terminó de hablar, se sintió una gran presión de poder. Todos los príncipes presentes se sintieron incomodos por la presión.
“Jyggalag, si te atreves a hacer algo tan estúpido como lo que creo que planeas decir. Te volveré a matar.” Dijo Sheogorath con una sonrisa de locura total en su rostro.
“Hombre, Sheogorath, tranquilo.” Dijo Sanguine un poco asustado. De entre todos los príncipes presentes, él era el más débil. Así que no quería estar en medio de una pelea de entre el que es considerado el más poderoso de los príncipes daedricos y el ex héroe de Kvatch.
“Relájate, Sheogorath. No planeo matar a tu descendiente.” Dijo Jyggalag completamente tranquilo. Si luchaba contra Sheogorath ahora mismo, era muy probable que la batalla quedara en empate, ya que aún no había recuperado su poder por completo.
Cuando Sheogorath escuchó lo que dijo Jyggalag se tranquilizó.
“Muy bien, como decía. Las acciones del Dovahkiin han abierto las puertas a un nuevo mundo. Un mundo del que no tenemos información.”
“Si, pero eso que tiene que ver con nosotros.” Dijo Hircine casi sin darle mucha importancia.
“Este nuevo mundo tiene seres que podrían ser igual de poderosos que Akatosh.”
La mera mención del Aedra hizo que todos los presentes fruncieran el ceño con preocupación. No eran idiotas, Akatosh era tan poderoso que incluso en su estado debilitado podía patear el trasero de casi todos en la habitación. El único que podría tener una oportunidad contra él sería Jyggalag con todas sus fuerzas.
“Y eso que, lo que pase con Nirm no es problema nuestro. Después de todo, los mortales son solo seres que usamos para nuestra diversión.” Dijo Hircine.
Jyggalag simplemente miró al príncipe de la caza. Pero antes de que hablara, fue interrumpido por Azura.
“Tal vez para ti sean solo seres que te dan diversión, pero a mi me preocupan mis adoradores.”
“Mi hermana tiene razón, yo no tengo muchos seguidores, de hecho, así lo prefiero. Sin embargo, no podemos negar su utilidad.” Dijo Nocturnal, para luego mirar al príncipe del orden. “¿Qué te preocupa Jyggalag?”
“La razón por los que los convoque a ustedes y no al resto, es que ustedes son los menos problemáticos de todos los príncipes.”
“Oh, parece que Jyggalag nos ama.” Dijo Sheogorath.
“Es muy probable que Bal y Dagon ya estén planeando algo contra ese nuevo mundo.” Habló Jyggalag, ignorando por completo a Sheogorath.
“Ya veo, temes que los seres más poderosos de ese mundo intenten atacarnos como represalias.” Dijo Azura entendiendo la preocupación del príncipe del orden.
“Si, en especial ahora que la barrera que separaba Nirm de Oblivion está muy debilitada.”
“¿Debilitada? ¿Cómo paso eso?” preguntó con preocupación Sanguine mientras dejaba de lado su copa de brandy.
“El hechizo que usó Mannimarco creó una leve Dragon break. Si bien fue efímera, logró cambiar parte del pasado y eso hizo que la barrera se debilitara.” Jyggalag respondió a la pregunta de Sanguine. “El hechizo de los Thalmor creó un vínculo entre Aurbis y ese mundo. Y para rematar, el Dovahkiin creó una puerta hacia ese mundo.”
“Ya veo, con esta noticia entiendo tu preocupación.” Dijo Nocturnal. “La barrera debilitada significa que podrían ingresar fácilmente a Oblivion.”
“Si, pero también me preocupa el destino del otro amuleto que creó Mannimarco.” Dijo Jyggalag.
“¿Por qué te preocupa tanto?” preguntó Hircine.
“Con ese amuleto podríamos volver a sellar la barrera en caso de ser necesario.”
“Veo tu punto, pero, ¿no podríamos crear otro?” preguntó Sanguine.
“No lo creo, el Dovahkiin ha abandonado este mundo. Eso lo pone temporalmente fuera de nuestro control o influencia.”
“Mora se cree muy listo, pero cometió un error fatal.” Dijo Hircine. “Al atormentarlo lo hizo escapar de este mundo y nos ha puesto en un gran aprieto.”
“Si, creo que solo lo estuvo atormentando por placer. Ya saben, desde que comenzó a volverse un dovah humanoide su alma ya estaba fuera de nuestro alcance.” Dijo Nocturnal con una sonrisa. Le gustaba mucho su ruiseñor, de hecho, en algún momento había pensado en tener un medio daedra con él. Lamentablemente, eso no pudo realizarse.
“Le robaron a quien el quería que sea su mejor campeón. Pero me intriga que el no haya hecho nada en contra de la chica. Después de todo, ella es la mayor debilidad del Dovahkiin.” Dijo Azura pensando en el joven que había sido su campeón. Ese chico había devuelto su estrella a su sacerdotisa en Hibernalia. Para su fortuna, ella estaba de buen humor ese día y lo había dejado irse sin más.
“Mora tiende a ser muy paciente con sus planes, pero es muy probable que lo haya atormentado para obligarlo a huir. Y así tener acceso a nuevo conocimiento.”
“Es lo más probable. ¿Qué creen que harán Dagon y Bal?” preguntó Azura.
“Seguro que el primero invadir con todas sus tropas y el ultimo intentar teletransportar el nuevo mundo a Puerto Gélido.” Respondió Jyggalag.
“Por cierto, Jygga. ¿Qué sucedió con Mannimarco?” preguntó Sheogorath comiendo un pedazo de queso que había hecho aparecer de la nada.
“Ha sido desterrado del espacio y el tiempo.”
“¡¿Cómo que desterrado del tiempo?!” gritó Hircine.
“Si. Él no volverá durante mucho tiempo y solo volverá si es que logra encontrar una forma de volver de un lugar del que Padomay y Anu no pueden volver.”
“¿Qué diablos le hizo el ataque del Dovahkiin?” preguntó Sanguine.
“Ese ataque casi acaba con la chispa divina de Mannimarco. Pero fue la propia Dragon Break la que lo desterró del tiempo."
“Ya veo, eso es preocupante. Nunca creí que ese niño alcanzaría tal poder.” Dijo Azura, después de todo casi matar a un pseudo dios no es algo sencillo.
“Tienes razón.” Dijo Sanguine.
Todos los príncipes Daedricos asintieron. Nunca habían esperado que Edzard alcanzase tal poder.
“Entonces, ¿Qué harán con este nuevo mundo?” preguntó Jyggalag.
“Solo vigilare ese mundo por ahora. Si surge algo de interés puede que haga algo, pero si no surge algo interesante, no hare nada.” Respondió Nocturnal.
“Yo podría crear una nueva manada de caza.” Dijo Hircine pensando en las nuevas criaturas que podría cazar.
“Yo por mi parte, también buscare seguidores.” Dijo Azura.
“Yo también…” comenzó a hablar Sheogorath, pero fue interrumpido.
“Ya sabemos lo que harás, maniático del queso.” Dijo Hircine.
“Oh, eso no se vale. Jygg, dile algo al cabeza de cabra por interrumpirme.”
“Como me has dicho, idiota mal vestido.”
“Al menos yo voy vestido. No como tú, exhibicionista.”
Hircine convocó su lanza y estuvo a punto de lanzarse contra Sheogorath, pero una espada se interpuso en su camino.
“Ambos tranquilícense.” Dijo Jyggalag.
Sheogorath sonrió y comenzó a sacarle la lengua a Hircine, el cual decidió obedecer a regañadientes a Jyggalag e hizo desaparecer su lanza.
“Ahora que ya nos hemos tranquilizado, prosigue Sheogorath.”
“Ahh, no importa. Ya me olvidé lo que iba a decir.” Dijo Sheogorath volviendo a comer queso.
Jyggalag suspiró, a veces deseaba no estar atado a Sheogorath. Pero eso no importaba ahora. “Sanguine, ¿Qué harás tu?”
“Oh, nada nuevo. Solo algunas fiestas por allá y por acá. Ya saben, lo de siempre. Talvez molestar al Dovahkiin de nuevo.”
“¿De nuevo? ¿Qué hiciste esta vez?” Preguntó Azura.
“Digamos que le envié un regalo de bodas muy especial.” Respondió Sanguine con una sonrisa de oreja a oreja.
“Sanguine, ¿Qué le enviaste?” preguntó Nocturnal.
“Nada especial. Solo una rosa muy aromática.” Respondió Sanguine con una sonrisa.
“Así que le mandaste una rosa afrodisiaca que hizo que el y su esposa se convirtieran en animales en celo.” Dijo Nocturnal. Ella no estaba sorprendida. Era conocido por todos que a Sanguine le gustan las bromas. Incluso más que a Sheogorath.
“¿Esto es tu venganza por que te dejó plantado?” preguntó Azura.
“Si, lo estuve esperando mucho tiempo y el no llego. Y eso que le deje varias pistas, pero él las ignoró. Rompió mi corazón al hacer eso.” Respondió Sanguine con una mano en su corazón.
Tanto Nocturnal como Azura simplemente negaron con la cabeza por la actitud de Sanguine.
“Bueno, me gustaría quedarme, pero tengo mucho que hacer.” habló Hircine, poniéndose de pie.
“Yo también, esas fiestas no se hacen solas.”
Todos los demás príncipes comenzaron a levantarse, pues debían de cumplir con sus deberes. Pero antes de salir Sheogorath se giró y vio a su antiguo yo.
“Dime, Jygg. ¿Qué planeas hacer tu con ese nuevo mundo?”
Jyggalag simplemente se giró y con voz fría respondió. “Nada, no me interesa para nada ese mundo.”
Sheogorath, Azura, Nocturnal, Hircine y Sanguine asintieron y se fueron de regreso a sus respectivos planos.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí está el tercer y último capítulo del "interludio". Ya con esto, se puede dar por terminado por ahora la parte de la historia que se lleva a cabo en Aurbis. A partir de ahora casi todo se lleva a cabo en el mundo de Draconic Deus (DxD), eso sí, tratare de cada cierto tiempo escribir sobre lo que está pasando en Aurbis, ya que en el futuro podrían volver.
Y varios príncipes daedricos hacen su debut, pido disculpas si mi interpretación de Sheogorath no es muy buena, ya que me es muy difícil escribir sobre este príncipe daedrico. Voy a mencionar que otros héroes de los pergaminos antiguos podrían aparecer mas adelante, ya sea como fantasmas o incluso puede que “revividos”.
Ahora lo importante, los niveles de poder. Si soy honesto, tratar de escribir sobre los niveles de poder entre los habitantes de Aurbis y los de Draconic Deus es un poco complicado, ya que mantener el lore de ambos mundos lo más respetado posible es muy difícil. Así que al final decidí dejar así los niveles de poder:
DXD – AURBIS
Grand Red / Ophis/ Trihexa — Akatosh / Jyggalag
Top 10 — Aedras y Príncipes daedricos
Dragones Celestiales — Alduin
Dragones malvados — Paarthurnax /Odahviing / Durnehviir.
Demonios de clase Suprema / Reyes dragón — Dragones Legendarios y antiguos / Héroes de pergaminos antiguos / Titanes daedricos
Demonios de clase alta / Dragones de clase alta — Dremoras / Dragones de sangre y escarcha / descendientes de héroes de pergaminos.
Demonios de clase media /Dragones de clase baja — Legionarios / guardias / caballeros / daedras de clase media.
Demonios de clase baja — Goblins/ Rieklins / daedras de clase Baja / Civiles de las Razas mortales.Y esos serian los niveles de poder en general. Cabe mencionar que esos son niveles referenciales y puede que haya seres mortales normales de nirm que lleguen al nivel de un héroe de pergaminos. También, algunos héroes son mas poderosos que otros dependiendo de las circunstancias que rodeen su vida.
Ahora sobre los niveles de poder de Edzard y Asia, se puede especular en qué nivel de poder están ambos, ya que Paarthurnax y Odahviing mencionan sobre el poder de Edzard en el capitulo 15 y el de Asia se menciona en este capítulo. Ahora solo por si acaso, esos niveles de poder son cuando ambos están al máximo, es decir, Edzard en su aspecto dragón y Asia con su balance breaker.
Ahora les dejo unos párrafos que aparecerán en unos capítulos en el futuro (Estos párrafos están sujetos a cambios según sea necesario XD):
Edzard miró al joven cuyo linaje recién había sido mencionado. Convocando una caja, de esta sacó un objeto. De un solo movimiento, lanzó dicho objeto.
El joven atrapó el objeto y lo miro. Sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta lo que era. Mirando a Edzard, habló. "¿De dónde sacaste este anillo?"
“Lo obtuve de su dueño.” Dijo Edzard en un tono desinteresado. “Si quieres, puedo darte la mano en la que usó ese anillo."“No sabes las ganas que tenía de conocerte cara a cara.” Dijo Edzard mientras una sonrisa cruel aparecía en su rostro. Caminando lentamente, hizo que su espada rozara el suelo, lo que generó un sonido agudo que llenó de pavor a todos los que miraban lo que sucedía en el interior de la barrera. “He esperado más de dos años para esto.”
Mientras caminaba, Edzard veía como su enemigo intentaba retroceder. Su sonrisa se amplió cuando vio como el miedo y el terror se apoderaba de la anteriormente arrogante mirada del diablo frente a él.Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 20
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 19
— Mientras quede un ápice de vida en mi cuerpo. ¡Jamás te dejare tocar a mi familia, Cyrelas! —
Roland 194 C.E
Luego de atravesar el portal, Edzard y Asia aparecieron en una especie de espacio hecho de luz multicolor.
“¿Dónde estamos?” preguntó Edzard viendo todo muy confundido.
“No lo sé.” Respondió Asia igual de confundida que Edzard.
Mientras ambos no sabían dónde estaban, Marie miraba muy asombrada los colores del lugar.
Sin tener idea de donde estaban, Edzard decidió volar en una dirección aleatoria. Mientras volaba, él y Asia intentaban encontrar una forma de salir de ahí. Edzard sentía que habían estado en ese lugar por horas, pero sabía que no era verdad, ya que Asia podía mantener el poder de su sacred gear por dos horas. Así que, si hubiesen estado en este lugar tanto tiempo, ella ya no tendría su poder activo.
Mientras volaba, un olor peculiar llegó a las fosas nasales de Edzard. Y ese olor era algo que conocía muy bien, ya que lo había olido muchas veces en el pasado.
“Dragón.” Dijo Edzard mientras escaneaba con la vista el lugar, buscando al dragón que había olido. Sus ojos casi se salen de sus cuencas cuando vio al enorme dragón rojo que volaba hacia ellos.
¡Roaarrr!
El rugido del dragón hizo que un escalofrió subiese por la espalda de Edzard. esto se debía a que el poder del dragón estaba al mismo nivel que el poder de Akatosh.
Edzard no perdió tiempo y comenzó a volar en dirección contraria a la que volaba el dragón.
El dragón comenzó perseguirlos cuando vio que comenzaban a huir. Al ver esto, Edzard aumentó mucho se velocidad para tratar de ganar distancia, sin embargo, fue en vano, pues el dragón los estaba alcanzando rápidamente.
“¡WULD! ¡NAH! ¡KEST!” gritó Edzard.
El grito de Edzard hizo que pudiesen alejarse del dragón.
El gran rojo estaba asombrado por lo que estaba pasando en la brecha dimensional. Primero, estaba tranquilamente dando volteretas por ahí cuando sintió como una presencia se hacía presente en la brecha, inicialmente lo había ignorado, pero al sentir el poder de un dragón sus instintos territoriales se activaron y fue a votar al idiota que se metía con su hogar. Segundo, el «dragón» que sentía era fuerte, lo suficientemente fuerte como para plantarle cara a ciertos dragones que conocía. Lo que también le llamo la atención fue que ese dragón tenía forma humanoide.
Cuando vio a la chica en sus brazos y a la niña, supo que ellos eran su pareja y su cría respectivamente. Como estaba aburrido, decidió perseguirlos para poder así reírse un momento.
La persecución fue tal y como esperaba por unos momentos. Pero cuando estuvo a pocos metros de alcanzarlos, el dragón humanoide gritó algo en un idioma que no reconoció. Ese gritó hizo que se alejaran de él. Sintiendo su orgullo herido, decidió aumentar la velocidad para alcanzarlos y que se conviertan en su cena.
Edzard estaba que trataba de mantener la distancia con el gran dragón rojo que lo perseguía, pero sabía que no podría. Su mente iba a más de mil por hora para tratar de encontrar una manera de escapar de allí. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Asia le jaló de la camisa.
“Ed, ya no puedo aguantar mucho tiempo más.” dijo Asia mientras sudaba por el esfuerzo que realizaba para mantener su sacred gear activo.
“¿Alcanzaste tu tiempo límite?” preguntó Edzard preocupado mientras seguía volando.
“No. Pero… este… lugar… me… está… quitando mucha más… energía de lo que… normalmente necesitaría para mantenerlo activo.” respondió Asia con dificultad.
Edzard comenzó a preocuparse, pues no sabía cómo reaccionaría esta dimensión ante su presencia. De lo poco que había logrado estudiar de la magia de las sombras, sabía que algunas dimensiones podrían no ser aptas para la vida normal. Si esta dimensión era de ese tipo, bueno ellos podrían morir en el instante en que los poderes de negación de daño de Asia se acabasen.
‘Piensa Edzard. Debe de haber alguna manera de salir de aquí.’ Pensaba Edzard mientras seguía escapando del dragón. Mientras seguía pensando, logró recordar algo muy importante. ‘Puerta, portal y mundo. Enserio, si que piensas en todo, Bormah.’
“Tranquila Asia. Ya sé cómo salir de aquí.” dijo Edzard mientras se detenía y volvía a ver al dragón. “Pero primero hay que detener a esa lagartija con esteroides.”
“¡JOOR! ¡ZAH! ¡FRUL!” gritó Edzard usando la mejor arma anti dragones que tenía. El desgarro de dragones.
El gran rojo estaba a punto de alcanzar a Edzard cuando una onda de color purpura impactó en su cuerpo. Al momento en que esa onda lo golpeo, sintió una gran cantidad de miedo, pues ese grito lo hizo sentir mortal, lo hizo sentir muy vulnerable.
“¡MIRAAK! ¡LOOK! ¡LEIN!” El grito de Edvard creó un portal en la brecha dimensional a través del cual se podía ver un cielo nocturno despejado con luna llena.
Sonriendo, Edzard volteo a ver al dragón que intentaba en vano volver a ponerse de pie. Según sus estimaciones, ese dragón estaría así de vulnerable unos segundos más. Así que sonriendo, decidió despedirse de la forma más madura posible. “¡Adiós, lagarto con esteroides!”
Después de gritar eso, Edzard atravesó el portal y se fue de la grieta dimensional. Si se hubiera quedado un momento más hubiese podido ver como una niña con ojos apagados miraba con interés lo que acababa de suceder.
En el cielo nocturno de la tierra se abrió un portal del cual salieron Edzard y Asia. el momento en que salieron fue preciso, ya que Asia cayó dormida por el agotamiento. Asia no era la única dormida, ya que Marie también estaba durmiendo plácidamente.
Edzard las miró y sonrió. Para no despertarlas, decidió volar lo más despacio que pudo. Voló por una hora hasta que encontró un buen lugar para aterrizar. El lugar elegido era un claro de un bosque cercano a una ciudad.
Luego de aterrizar lo más gentilmente posible, Edzard armó el campamento y dejó a Asia y Marie dormir en el interior de la carpa. Colocando una barrera, caminó para buscar leña para a fogata.
Edzard caminó por varios minutos hasta que encontró un buen árbol para talar. Tomando el hacha que llevaba, comenzó a derribar el árbol. Cuando el árbol estuvo en el suelo, Edzard comenzó a trozarlo. Luego ató los trozos de leña y los cargo en su espalda.
Mientras caminaba de regreso a su campamento, escuchó el sonido de una batalla.
“¿Debería ver que está pasando?” se preguntó mientras miraba en dirección de donde venia el sonido de la batalla. Negando con la cabeza, comenzó a retirarse, pero se detuvo cuando olió algo.
“Este olor…”
Después de decir eso, comenzó a correr en dirección de dónde venía el sonido de la batalla, ya que el dueño de ese olor se acercaba rápidamente a ese lugar. Cuando finalmente llegó, pudo ver a una chica con cabellos de color blanco con negro. La chica iba vestida con ropa ajustada de color negra con un abrigo encima. Además, usaba una espada que parecía estar hecha de luz. Ella estaba que se defendía muy bien de unos no muertos sin prestar atención a lo que se acercaba desde el norte.
El día de Lint había iniciado de forma normal. Había recibido órdenes para acabar con un grupo de no muertos que atormentaban a la población local. Así que tal y como se lo ordenaron, se había dirigido hacia el lugar donde se ocultaban estos no muertos. No habían sido tan difíciles de matar, ya que eran muy débiles, pero solventaban su debilidad individual con la fuerza de sus números. Lamentablemente para ellos, ella era un exorcista que estaba armada con armas para acabar con seres como ellos y para rematar tenía una gran cantidad de entrenamiento para usar esas armas de manera eficiente.
“Y ese fue el último.” dijo Lint con voz cantarina mientras decapitaba al último no muerto que había.
Después de matar al último no muerto, desactivó su espada de luz y la guardó junto a su pistola en un bolsillo dentro de su abrigo de exorcista. Suspirando, tomó aire, para luego arrepentirse, pues le llegó el olor de los cadáveres en descomposición.
“Aghh. Qué peste.” Dijo Lint haciendo una mueca por el olor.
Después de decir eso, comenzó a caminar para salir de este lugar y volver al vaticano a descansar hasta que le den nuevas órdenes. Sin embargo, cuando había avanzado unos cuantos metros, se escuchó un rugido que se acercaba hacia ella. Cuando giró en dirección hacia el rugido, sus ojos se abrieron.
“¡Un dragón!” gritó Lint en pánico cuando vio que un dragón volaba rápidamente hacia donde se encontraba. “¡¿Qué hace un dragón aquí?!”
El dragón aterrizó frente a Lint y abriendo sus fauces lanzó un poderoso aliento de fuego. Lint esquivó el ataque saltando hacia un lado. Cuando salió del rango de ataque, desenfundó su pistola y comenzó a disparar. Las balas rebotaban sobre las escamas del dragón sin hacerle ningún daño. El dragón entonces se paró sobre sus patas traseras y usando sus alas creo un fuerte vendaval, enviando a Lint a volar.
“¡Aghhh!” gritó Lint cuando terminó chocando contra un árbol, para luego caer de bruces contra el suelo. Su vista comenzó a nublarse mientras veía como el dragón se acercaba a ella.
Edzard había estaba viendo la pelea desde la rama de un árbol. De toda la batalla le había sorprendido la mini ballesta que lanzaba proyectiles mágicos. Aunque pudo notar que ese tipo de arma era inútil contra los dragones, ya que el dragón estaba ileso a pesa de recibir el impacto de varios de esos proyectiles. Cuando vio que el dragón mandaba a volar a la chica usando sus alas, decidió que debía de intervenir. Extendiendo su mano derecha, lanzó una descarga de rayos contra el dragón.
El dragón recibió el hechizo de golpe y fue enviado hacia atrás. Sacudiendo la cabeza, miró hacia quien había osado entrometerse. Al ver a Edzard, el dragón abrió las fauces y lanzó su aliento de fuego.
Edzard vio el aliento acercarse, por lo que rápidamente gritó.
“¡FO! ¡KRAH! ¡DIIN!”
El grito de Edzard se transformó en una onda de hielo, la cual impactó con el aliento del dragón, neutralizándolo.
El dragón miró a Edzard desconcertado, ya que era la primera vez que veía a un humano lanzar un ataque de aliento como un dragón. Sintiendo su orgullo como dragón herido, rugió y se abalanzó contra Edzard.
Al ver al dragón abalanzarse contra él, Edzard extendió su mano y usando magia de conjuración convocó una espada. La espada era, a simple vista, una katana, pero si uno ve de cerca puede ver pequeños relámpagos que recorren la hoja. Esta es una espada que Edzard encanto usando el encantamiento de la legendaria azotes de dragones. La espada original está en el Templo de Refugio Celestial a cuidado de Esbern. Mirando su espada, Edzard sonrió y cargó contra el dragón.
El dragón detuvo su carga cuando comenzó a sentir miedo al ver la espada de Edzard, por lo que lanzó un aliento de fuego, el cual nuevamente fue neutralizado por el aliento de escarcha de Edzard.
Luego del choque de los ataques, Edzard continúo avanzando. Cuando estuvieron cara a cara, el dragón comenzó a atacar a Edzard con sus garras, pero el esquivaba los ataques de manera fluida. El dragón comenzó a desesperar y comenzó a atacar con más velocidad, pero eso hizo que dejara una apertura en su defensa. Edzard aprovechó esa apertura para saltar y con un rápido movimiento de su brazo cegó el ojo derecho del dragón.
“¡Roarr!” rugió el dragón cuando Edzard le cegó.
El dragón comenzó a entrar en cólera y comenzó a lanzar ataques de aliento a Edzard. Pero esto fue en vano, pues Edzard los esquivaba o se defendía de ellos usando custodias. A ver que sus ataques no funcionaban, el dragón comenzó a volar para poder retirase del lugar.
“¡Oh! ¡No! ¡No lo harás!” gritó Edzard mientras veía al dragón intentar huir volando. Tomando aire, gritó al cielo. “¡JOOR! ¡ZAH! ¡FRUL!”
El dragón que comenzaba a huir volando se sorprendió cuando ya no pudo volar y comenzó a caer rápidamente contra el suelo. Una vez que estuvo en el suelo aturdido debido al impacto, miró hacia el frente y pudo ver a Edzard corriendo hacia donde estaba el. Con pánico, abrió las fauces y lanzó un ataque de aliento a la desesperada.
Edzard vio venir el ataque de aliento y sonrió mientras extendía su mano izquierda y comenzaba a crear una custodia para defenderse. Cuando el aliento impactó en la custodia, Edzard podía sentir como el calor de las llamas lo envolvía, pero para él eso no era nada nuevo. Después de luchar contra tantos dragones, ya se había acostumbrado. Así que una vez estuvo lo suficientemente cerca, dio un gran salto y terminó aterrizando sobre la cabeza del dragón.
Al ver a Edzard encima de su cabeza, el dragón comenzó desesperadamente a tratar de sacárselo de encima, pero fue en vano, pues Edzard se mantenía sobre el sin caerse. Cuando el dragón dejó de forcejear con tanta fuerza, vio como una espada se dirigía a su ojo bueno.
Edzard usó todas sus fuerzas para clavar su espada a través del ojo del dragón hasta que estuvo seguro de que había llegado al cerebro. Y así fue, porque el dragón dejó de moverse cuando Edzard le atravesó el cerebro con la espada. Terminando así esta corta batalla.
Mirando el cuerpo del dragón, Edzard cerró los ojos y uso una habilidad que no le gustaba tanto usar. El cuerpo del dragón se movía mientras se convertía en energía mágica, la cual fue absorbida por Edzard.
Edzard parpadeó cuando recibió el poder del dragón, ya que no solo recibió su magia, sino que también recibió el conocimiento del dragón. Sonrió cuando aprendió que había podido llegar a la Tierra. Caminando, se dirigió hacia la chica que había luchado previamente con el dragón. Cuando llegó al lado de la chica, se agachó y verificó si tenía pulso. Soltó un suspiro cuando vio que si tenía pulso y que solo estaba desmayada. Así que rápidamente uso un hechizo de curación para sanar las pocas heridas que la chica tenía.
Ya más tranquilo al ver que la chica no estaba muerta, Edzard comenzó a verla bien. Su cabello era una mescla entre blanco y negro. Su atlético cuerpo estaba cubierto por una especie de traje ajustado de color negro. Edzard tuvo que desviar la mirada cuando vio que la ropa de la chica estaba rota en la parte superior, mostrando así sus modestos pechos. Suspirando, se quitó la camisa y la cubrió con ella.
Con la modestia de la chica cubierta, Edzard la cargó y la llevó hasta su campamento. Ya en el campamento, Edzard se puso otra camisa y sacando un saco de dormir, colocó a la chica a ahí. Luego de eso, comenzó a preparar una fogata y a cocinar un poco de comida para la chica y para él. No preparó comida para Asia y Marie porque ambas estaban bajo un hechizo de sueño. El había decidido usar ese hechizo para evitar que ellas sean descubiertas por la chica, ya que no sabía si era amiga o enemiga.
Lint comenzó a abrir los ojos mientras el olor de carne asada llegaba a su nariz. Levantándose, vio que frente a ella había una fogata y un joven que vestía una túnica con capucha con pantalones y botas, todas de color negro. No pudo ver su rostro, ya que tenía la capucha puesta.
“Veo que ya despertaste.”
Lint se sobresaltó por la voz de Edzard y de un salto se puso de pie. Llevando la mano a su chaqueta, trató de buscar sus armas, pero se dio con la sorpresa de que no había nada.
"¿Estás buscando esto?"
Lint levantó la vista y pudo ver que el joven sostenía su pistola y espada.
Al ver sus armas, Lint se lanzó contra Edzard para tratar de arrebatarle una. Cuando estuvo a escasos metros de él, ella comenzó a intentar darle un golpe. Lanzaba patadas y puñetazos lo más rápido que podía, pero no hacían efecto, ya que todos fueron esquivados. Escuchando un suspiro, vio al joven desaparecer y aparecer frente a ella e inmovilizarla contra el suelo. Lint intento forcejear y liberarse, pero al final no pudo.
“No quiero hacerte daño. Así que tranquilízate y hablemos como seres civilizados.”
Lint sintió que las palabras del joven contenían sinceridad, por lo que dejó de forcejear. Momentos después, el joven dejaba de inmovilizarla. Una vez liberada, Lint comenzó a estirarse. Luego volvió su vista hacia el frente.
“Ten. Toma.”
El joven le arrojó su espada. Al tomarla, Lint lo miró confundida.
“Te la entrego como signo de buena fe.”
Lint asintió.
“¿Quién eres?”
Al escuchar esa pregunta el joven comenzó a bajarse a capucha.
Lint se sonrojó cuando vio el rostro del joven frente a ella, ya que la luz de la luna acentuaba sus características físicas. Su cabello negro era corto y de aspecto desordenado con una pequeña trenza que caía por su flequillo derecho. Dicha trenza estaba entrelazada con una cinta azul y tenía una gema del mismo color en la parte final. Sus ojos verdes tenían pupilas en cruz trasmitían calma y serenidad.
“Un gusto conocerte. Mi nombre es Edzard Rolandson.”
Después de presentarse, Edzard vio a la chica sonrojarse. En ese momento, sintió un dejavu, ya que sentía que había visto esa misma reacciona antes, pero no recordaba donde.
“Un gusto. Me llamo Lint.” Dijo Lint.
“Ya veo. Es un bonito nombre.” Dijo Edzard con una sonrisa.
Lint desvió la cara, ya que era la primera vez que le decían que tenía un nombre bonito.
“Tuviste mucha suerte, Lint. Ya que ese dragón solo te dejó algunas heridas superficiales.”
Lint abrió los ojos al escuchar eso. Rápidamente se vio a sí misma y suspiró al ver que estaba sana. Pero comenzó a entrar en pánico cuando vio que tenía una camisa grande que cubría la parte superior de su cuerpo. Tomando su espada, la activó y apuntó con ella a Edzard.
“¿Qué me has hecho?” preguntó Lint con voz seria.
Edzard parpadeó unos momentos y luego entendió lo que sucedía. Sonrojándose, desvió la mirada, ya que recordó cómo se veían los pechos de Lint.
“Tranquila no te hecho nada. Simplemente te he puesto una de mis camisas porque tu ropa estaba rota.”
Lint se llevó una mano a sus pechos y los tocó. Se sonrojó cuando vio que Edzard tenía razón. La parte superior de sus ropas de exorcista estaba destrozada.
“Yo... Yo...”
“Tranquila no tienes que intentar disculparte. De hecho, debería ser yo quien se disculpe, ya que te vi semi desnuda sin tu consentimiento.”
El tenso ambiente fue roto por el sonido del estómago de Lint.
‘Enserio, ¿Qué tienen en el estómago para que suene así?’ pensó Edzard recordando como a Asia le sonaba igual el estómago cuando tenía hambre.
“¿Tienes hambre?”
“Si.” Respondió Lint mientras desviaba la mirada avergonzada.
Edzard se levantó y tomó un cuenco con la comida que le había preparado a Lint con anterioridad.
“Ten. Pensé que podrías tener hambre luego de que despertaras, por lo que te prepare algo para que comas.”
Lint tomó el cuenco y comenzó a comer.
“Gracias.” dijo Lint una vez que termino de comer. “Y perdón por atacarte cuando te vi.”
“Tranquila. No eres la primera persona que intenta matarme cuando me ve.” dijo Edzard con tono despreocupado.
“Ya veo. Gracias también por curarme.”
“No hay de qué.” Dijo Edzard. “Por cierto, Lint. ¿puedo hacerte algunas preguntas?”
Lint asintió. Sentía que responder unas preguntas era una compensación muy pequeña por lo que Edzard había hecho por ella.
“¿Sabes dónde estamos?” preguntó Edzard mientras se rascaba la nuca.
Lint parpadeo y luego respondió. “Estamos en Rumania.”
“¿Rumania?” preguntó Edzard confundido, ya que no conocía este lugar.
“Si.” respondió Lint.
“¿Qué tan lejos estamos de Italia?” preguntó Edzard asustado, ya que se suponía que debían de aparecer en el mismo lugar donde Asia había vivido.
“Ummm. Casi a dos mil kilómetros.” respondió Lint con una mano en el mentón. “¿Por qué preguntas?”
“Solo curiosidad.” respondió Edzard desviando el tema. Habían aparecido muy lejos de donde se esperaba.
Lint miró a Edzard. “Edzard. ¿Tu podrías responderme algunas preguntas?”
“Claro. Pregunta lo que quieras.”
“¿Qué sucedió con el dragón que me atacó?” preguntó Lint preocupada, ya que un dragón suelto podría causar muchos problemas.
“Tranquila. Maté al dragón. Así que no causara problemas.”
Los ojos de Lint se abrieron en shock. “¿Cómo que lo mataste?”
“Si. Lo maté para evitar que te devore. No fue tan difícil la verdad.”
“¡¿Cómo que no fue difícil?” gritó Lint. Matar a un dragón, sin importar el rango que este tenga era algo muy difícil.
“La verdad es que he matado a dragones mucho más poderosos que ese.” Respondió Edzard recordando a los dragones de nivel legendario y anciano que había derrotado y devorado.
“Tu... tu..., ¿Eres un Cazador de Dragones?” preguntó Lint tartamudeando mientras apuntaba con su dedo a Edzard.
Edzard asintió, ya que eso era cierto. El era el cazador de dragones definitivo.
Lint miró a Edzard con asombro. Alguien de su edad era un cazador de dragones. Pero recordó algo muy importante.
“¿Cómo mataste a ese dragón?”
Edzard parpadeó y luego tomó su espada.
“Con esta espada.” Dijo Edzard mostrándole a Lint su espada.
“¿Puedo?”
Edzard asintió al entender que Lint quería ver su espada.
Lint tomó la espada de Edzard y comenzó a verla detenidamente. Para ella la espada parecía simple en diseño, ya que no había grabados ni decoraciones excesivas; sin embargo, cuando desenfundo la espada pudo ver los pequeños rayos que surgían de la hoja.
“¿Dónde conseguiste esta espada?” Preguntó Lint.
“La forje yo mismo.”
“¿Tú la forjaste?” preguntó asombrada Lint. Y como no podía estarlo, la forja de armas con propiedades para matar dragones era algo muy raro.
“Sí, todas mis armas las he forjado yo.” dijo con orgullo Edzard.
Lint volvió a poner la espada en su funda y se la devolvió a su dueño.
“¿A qué facción perteneces?”
“¿Facción?” preguntó Edzard.
“Si. ¿A cuál de las tres facciones perteneces?” preguntó Lint, mirando fijamente a Edzard.
“A ninguna.” respondió Edzard, ya que él sabía acerca de las tres facciones debido a que Asia se lo había contado hace mucho tiempo. “¿Tú a qué facción perteneces?”
Lint entrecerró los ojos mientras miraba a Edzard, ya que era muy raro que alguien con las habilidades que Edzard acababa de mostrar no haya sido contactado por alguna de las tres facciones. Sin embargo, decidió responder a su pregunta. “Soy exorcista, pertenezco a la iglesia.”
'Muy bien. Esto es raro. Salvar a una niña de la iglesia es una cosa, pero dos, ya es raro. No sé por qué, pero realmente quiero golpear a Sanguine.’ Pensó Edzard con los ojos en blanco mientras sentía como si el príncipe daédrico se estuviera burlando de él.
“¿Eres humano?” pregunto Lint, ya que los ojos de Edzard eran cualquier cosa menos los de un humano normal.
“Naa. Soy un semidiós dragón de otro mundo con el poder suficiente para destruir naciones enteras.” dijo Edzard de manera tan casual que Lint casi se cae del asombro.
“¡Un semidiós!” gritó asombrada Lint mientras retrocedía lentamente.
“¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!” se rio Edzard mientras veía el terror en los ojos de Lint. “Tranquila, soy humano.”
Lint comenzó a enojarse, ya que parecía que Edzard no tomaba esto en serio. Sin embargo, antes de que pudiese decirle algo, escuchó el sonido de una alarma. Levantado su mano, vio que su reloj marcaba las once de la noche.
“¡Ahhh! ¡Estoy llegado tarde! ¡Mi autobús sale en unos minutos!” gritó Lint desesperada al ver la hora.
“¿Autobús?” preguntó Edzard confundido.
“Si. Mi autobús para ir a la capital de Rumania sale en diez minutos. Si no lo tomo, no lograre llegar a tiempo para tomar mi vuelo.”
“¿No puedes tomar otro mañana?”
“No. La iglesia no nos da tantos fondos para las misiones.”
Edzard puso los ojos en blanco. ‘¿Qué tan tacaños son los de la iglesia como para no dar dinero para contingencias?’
Al ver la angustia en los ojos de Lint, Edzard suspiró y se levantó. Metiéndose en la carpa, sacó uno de los pantalones que Asia tenía.
“Ten. Póntelos.”
Lint miró confundida los pantalones. “¿Por qué debería de ponérmelos?”
“Con mi camisa puesta parece que estas desnuda por debajo.” Respondió Edzard mirando hacia otro lado.
Lint se miró y se dio cuenta de que era verdad. La camisa de Edzard le quedaba tan grande que parecía un vestido. Asintiendo, se dirigió hacia unos árboles. Cuando salió, vestía los pantalones.
“Bien. Te ayudare a llegar rápidamente al pueblo.”
Lint lo miró confundida. Pero antes de que pudiese decir algo, Edzard la cargó en sus brazos y de un salto comenzó a correr a toda velocidad hacia el pueblo. Mientras corría se escuchaban los gritos de Lint.
Edzard se encontraba caminando por las calles del pueblo que estaba cerca de su campamento. Ya habían pasado tres días desde que habían llegado a la Tierra. Y habían sido los tres días mas extraño de su vida. Para empezar, había tenido problemas para entender a los lugareños, pero eso había cambiado el segundo día. Era muy de noche y él se encontraba caminando por los alrededores. Mientras caminaba, escuchó unos forcejeos en uno de eso callejones. Guiado por la curiosidad, caminó en esa dirección.
Cuando llegó al lugar, vio como un grupo de idiotas intentaba forzarse con una chica que tenía sangre goteando de una herida en su cabeza. Sin perder tiempo, mató a casi todos los idiotas. La masacre fue tan rápida que nadie en las cercanías pudo escuchar nada.
Edzard se acercó a la chica y vio que esta estaba desmayada. Examinándola, vio que no tenia heridas. Luego de cerciorarse del estado de la chica, caminó hacia el ultimo hombre que quedaba vivo.
El hombre comenzó a arrastrase para escapar, pero fue en vano, ya que Edzard le agarró de la cabeza. Usando el hechizo del pergamino de Neloth, Edzard le leyó la mente para aprender todo lo que pudiese sobre el lugar donde estaban. Una vez que terminó de leerle la mente, Edzard le rompió el cuello y dejó el cadáver en el callejón. Cargando a la chica, se fue, pero no sin antes dejar una runa de fuego, la cual explotaría minutos después. Luego de dejar a la chica en el hospital, Edzard había regresado a su campamento. Luego de compartir el conocimiento del idioma con Asia y con su hija, procedieron a cenar.
‘Gracias a Akatosh por haberme encontrado con esos idiotas y la chica.’ Pensó Edzard mientras seguía caminando, ya que gracias a ellos había obtenido el conocimiento básico de este mundo. Había aprendido varias cosas, como usar una tarjeta bancaria, usar una computadora y otras cosas para el uso diario. Actualmente se encontraba un poco deprimido, ya que debido a la falta de papeles no podía cambiar los más de mil lingotes de oro que había traído de Nirm. Esto había hecho que él y Asia no pudiesen comprar nada cuando venían al pueblo.
Cuando pasó por una esquina, vio algo inusual. En donde el día anterior había habido un terreno vacío, hoy había un edificio de tres pisos con un letrero.
“Soluciones Az. Solucionamos todo tipo de problemas.” Leyó Edzard en voz alta el cartel. “Bueno. Necesito que me solucionen algunos problemas.”
Edzard caminó hacia la tienda e ingresó. Cuando vio el interior de la tienda pudo distinguir varias cosas. Primero, que había varios aparatos tecnológicos. Segundo, la persona que atendía era un hombre de unos treinta años de edad con el pelo y barba de color negro. Tercero, el hombre tenía un aura un poco rara.
“Bienvenido a Soluciones Az. ¿En qué puedo ayudarlo?” La voz del vendedor era seca y grave.
“Buenos días.” Dijo Edzard acercándose al mostrador. Mientras caminaba, usó el hechizo de visión del decimo ojo. Tuvo que reprimir un jadeo, ya que su hechizo le mostró al mismo hombre, pero con un traje de batalla ajustado y con un par alas negras plegadas en su espalda.
‘Alas negras. ¿Este tipo es un ángel caído?’ pensó Edzard recordando parte del conocimiento que había obtenido del dragón que había devorado.
‘¿Qué hace un ángel caído en esta ciudad?’ Se preguntó Edzard mirando al vendedor.
Suspirando, Edzard decidió no iniciar una pelea innecesaria. Si bien podría acabar rápidamente con ese sujeto, no quería causar pánico en los residentes de este pueblo.
“Ahhh. La verdad es que estoy en un aprieto.” Respondió Edzard mirando hacia otro lado.
El ángel caído levantó una ceja. “¿Qué clase de problema?”
“Necesito papeles para poder pasar como un humano normal. Ya sabe, para hacer lo que usted está haciendo”
La respuesta de Edzard hizo que el ángel caído abriera los ojos por el shock, para luego mirarlo de arriba abajo.
“Ya veo. Estas de suerte dragón. Tenemos una gran variedad de artefactos para tu problema. Todos estos productos han sido creados por el propio Azazel.” Dijo el vendedor con una muy forzada sonrisa amistosa.
Edzard puso una sonrisa de burla muy bien disimulada al ver la sonrisa del ángel caído, ya que vio como este estaba que temblaba de miedo.
“¿Puedes mostrarme estos artefactos?”
El vendedor asintió y rápidamente se fue al interior del almacén de la tienda. Cuando regresó, tenía una caja en sus manos.
“Te presento el mas reciente invento del gran Azazel.” Dijo el ángel caído mostrándole a Edzard el contenido de la caja.
Edzard miró el artefacto. Este parecía una pequeña computadora portátil.
“¿Qué hace está cosa?”
“Este artefacto te permite ingresar a una persona en el sistema de registro de un país. Simplemente tiene que escribir los datos que desee y el sistema buscara un país de acuerdo a los datos de identidad proporcionados. Luego esta cámara tomara una foto para el registro. Cada artefacto tiene tres usos antes de que deje de funcionar.”
Edzard miró asombrado la máquina, ya que literalmente solucionaría casi todos sus problemas de golpe.
“¿Qué documentos crearía cada uso?”
“Cada uso le proporcionaría su documento de identidad y un pasaporte.”
“Y si colocase los datos de una persona muerta. ¿Qué sucedería en ese caso?”
“En ese caso, los datos antiguos de esa persona serian eliminados y serian reemplazados por los nuevos.”
Edzard comenzó a sonreír.
“Bien. Te lo compro.”
“Muchas gracias. Serían unos cien mil dólares.”
Edzard miró al vendedor. Estaba tentado a robar el artefacto, pero decidió no hacerlo.
Metiendo la mano en su bolsillo, sacó dos barras de oro y las dejó sobre el mostrador.
Los ojos del vendedor se abrieron cuando vio las dos barras de oro.
“No tengo dinero humano, pero espero que esto sea mas que suficiente para pagar por este artefacto.”
El ángel caído asintió y sacó una máquina. Colocando las barras de oro en una bandeja, presionó algunos botones.
“Si señor. Ambas barras de oro son suficientes para cubrir el precio del artefacto.” Dijo el vendedor cuando la maquina mostró que las barras de oro valían cien mil dólares.
Edzard asintió y tomó la bolsa en la que estaba el artefacto. Cuando estuvo fuera de la tienda, comenzó a caminar de regreso a su campamento. Mientras caminaba sintió que lo seguían, por lo que hizo uso de los conocimientos que tenía como ladrón y comenzó a caminar por los callejones hasta que logró perder a su perseguidor.
La noche ya había caído mientras Edzard y Asia se encontraban preparándose para levantar el campamento para ir a alquilar una habitación en un hotel. Habían logrado crear sus identificaciones con la ayuda del artefacto que Edzard había comprado. Edzard se había registrado como Edzard Rolandson y el artefacto le había dado la nacionalidad Islandesa. Asia, por su parte, había actualizado sus datos y Marie había sido registrada como Marie Argento Edzarddottïr. Habían decidido mantener el apellido Cumberland como algo personal y secreto.
Mientras terminaban de guardar la carpa en la mochila, Edzard se detuvo abruptamente.
“Vampiros.” dijo Edzard cuando olio el peculiar olor de cementerio y cadáver.
“¿Eh?” Asia estaba asombrada cuando escucho a Edzard mencionar que se acercaban vampiros. “¿Cuántos son?”
“Unos cinco.” respondió Edzard. “Pon una barrera sobre Marie.”
Asia asintió y tomando a Marie, la colocó dentro de una barrera. Luego de eso, se dirigió y se paró al lado de Edzard, para esperar a los «invitados».
El ambiente comenzó a enfriarse y una ligera niebla comenzó a aparecer. Unos momentos después, de los arbustos aparecieron cinco sombras. Cuando lograron ser más visibles, Edzard pudo identificarlos. Eran cinco hombres con piel pálida y los ojos rojos. Todos vestían trajes de aristócratas.
‘Parecen muñecas de porcelana.’ pensó Edzard mientras los veía.
“Bueno, bueno, pero ¿Qué tenemos aquí?” habló con sarcasmo uno de los vampiros mientras miraba a los que serían su cena.
“Parece que comeremos bien hoy.” habló otro vampiro, el cual comenzó a lamerse los labios cuando vio a Asia. “Tal vez podamos divertirnos con la chica antes de matarla.”
Los demás vampiros asintieron y comenzaron a acercarse. Cuando ya habían dado unos cuantos pasos, sintieron una enorme presión mágica. Mirando a su alrededor, pudieron ver que la presión mágica venia de Edzard.
“Normalmente los habría matado por hablar así de mi esposa.” dijo Edzard mientras seguía expulsando parte de su poder. “Pero creo que ella quiere probar un hechizo que creó.”
Asia se adelantó y comenzó a juntar magia entre sus manos. Después de unos segundos, el hechizo ya estuvo cargado. Extendiendo sus manos hacia el frente, se formó una esfera dorada. El hechizo fue liberado en forma de cientos de haces de luz dorados.
Los vampiros vieron impotentes como una enorme cantidad de haces de luz iban a impactar en ellos. No podían moverse debido a la presión mágica que estaba expulsando Edzard.
“¡Aghhhh!” fue el grito de todos los vampiros cuando el hechizo los golpeo. Sus cuerpos comenzaron a ser quemados como si la luz solar callera directamente sobre ellos. Unos segundos mas tarde, cuatro de ellos habían sido reducidos a cenizas.
El hechizo de Asia era una variación del hechizo de fuego solar. Ella había creado este hechizo basándose en los hechizos de bombardeo de bolas de fuego y de lluvia de lanzas de hielo que Edzard usaba. Para ser sincera consigo misma, esta era la primera vez que lo usaba contra enemigos reales. El hechizo había funcionado mucho mejor de lo que esperaba. Ella ahora solo podía imaginarse la cara de los magos de la escuela de destrucción que se burlaban de su escuela mágica.
‘Si. Pasó mucho tiempo junto a Serana, Valerica y Aela.’ pensaba Edzard mientras ponía los ojos en blanco cuando vio a Asia comenzar a reír. Negando con la cabeza, Edzard caminó hacia el vampiro sobreviviente. Al llegar, pudo ver que el vampiro estaba inconsciente. Colocando su mano en al cabeza, comenzó a leerle la mente.
‘Con que los vampiros se dividen en familias nobles y están formados por dos facciones. Interesante, este territorio esta bajo el control de la facción Tepes.’ Pensó Edzard en lo que acaba a de aprender del vampiro. Cuando terminó de leerle la mente, Edzard le rompió el cuello y quemó el cuerpo con fuego solar.
“¿Qué aprendiste Ed?” preguntó Asia mientras sacaba a Marie de la barrera.
“Los vampiros gobiernan desde las sombras este territorio.”
“Ya veo. ¿Qué haremos entonces?”
“Por hoy iremos a descansar en un hotel y mañana nos vamos de aquí. Ya tenemos papeles, simplemente necesito cambiar el oro que tenemos por dinero y ya podremos viajar por cualquier lugar.”
Asia asintió y cargando a Marie, se fue del bosque junto a Edzard en dirección del pueblo.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí está el primer capítulo en el mundo de DxD. Estos primeros capítulos se llevarán a cabo seis meses antes del inicio del canon original de DxD. Desde ahora voy advirtiendo, van a haber varios cambios en el canon de DxD, ya que Edzard interrumpirá de manera indirecta varios planes de los antagonistas de DxD. Y para aquellos que se preguntan si los habitantes de Aurbis (Universo de Elder Scrolls) se involucraran con los de DxD, la respuesta es sí. De hecho, varios de los cambios en el canon original serán efectuados por varios seres de Aurbis.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 21
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 20
—Hace unas semanas no me hubiera importado perder la vida, pero ahora es diferente. No recuerdo qué fue, pero hay algo que me impulsa a vivir. —
Edzard a Alduin en la garganta del mundo.
Edzard miraba el cielo nocturno a través de la ventana de la habitación en el hotel que compartía con Asia. hablando de su esposa, ella actualmente estaba descansando en la cama. Habían alquilado el ático de este hotel. Este ático era como una pequeña casa con tres habitaciones y dos baños. Actualmente, el y Asia compartían la habitación principal, mientras que Marie usaba la habitación continua.
Estrechando su vista, vio a una figura moverse a través de los callejones del pueblo. Soltando un suspiro, se levantó de la silla donde estaba descansando. Se dirigió hacia el armario y tomó un pantalón negro, una camiseta sin mangas de color azul oscuro y una polera negra con capucha. Toda esta ropa la había comprado con la tarjeta de débito que ahora manejaba. No había sido fácil, pero al final había abierto una cuenta bancaria con dos tarjetas, una para él y otra para Asia. Luego de eso, se dirigió a la tienda de ese ángel caído y convirtió trescientos lingotes de oro, quinientos de plata y veinte kilos de joyas en dinero. Al final del día la cuenta tenía un total de casi veinticuatro millones de dólares.
Cuando terminó de vestirse se fue de la habitación lo más silenciosamente posible para de esta manera evitar despertar a su esposa. No es que tuviese que intentarlo, ya que ella estaba exhausta por todas las horas de pasión desenfrenada que habían tenido.
Cuando Edzard salió del hotel, comenzó a moverse rápidamente. En estos pocos días había aprendido que los vampiros de la Tierra tenían casi el mismo comportamiento que los de Nirm. Incluso se dividían en niveles, desde los de clase baja hasta los de clase alta. Aunque, parecía que no había Señores de los Vampiros, ya que aún no se había encontrado con ninguno. Si bien había querido dejar este lugar al día siguiente de obtener sus identificaciones, no pudo hacerlo. La causa de esto era que había encontrado a otro vampiro cuando había ido a cómprale pañales a su hija. Luego de una corta batalla, logró someter al vampiro. Luego de leerle la mente, aprendió que los Tepes poseían un sacred gear muy poderoso. Lamentablemente, el vampiro había sido uno de rango medio y por lo tanto no tenía mucha información sobre lo que planeaban sus superiores.
‘Lady Nocturnal dame la suerte necesaria para encontrar a uno de los de rango alto.’ Pensó Edzard mientras comenzaba a acercarse al lugar donde se había detenido el vampiro. Girando en una esquina, vio un callejón. Al adentrase en el sintió que el ambiente se enfriaba y se envolvía en una ligera niebla.
‘Enserio. Si los vampiros de Nirm pudiesen hacer esto de crear niebla y enfriar el ambiente hubiese sido un poco más complicado cazarlos.’
Edzard se detuvo frente a una figura.
“Finalmente llegaste. Estaba cansado de esperarte.” Habló la figura mientras comenzaba a salir de las sombras.
Cuando estuvo fuera de las sombras, Edzard pudo ver sus rasgos. Era un hombre joven que vestía un traje de aristócrata, dicho traje era idéntico a los que usaban los aristocráticos en el siglo XX. Su cabello era blanco y tenía los ojos rojos. Si una mujer humana lo viese, era muy posible que lo considerara muy atractivo.
“Nunca pensé que un humano seria quien estuviese matando a mis subordinados. Pero igual, me has hecho un gran favor, ya que te has encardado de eliminar a las cucarachas que estaban bajo mi mando.” Dijo el vampiro acercándose hacia Edzard. “Aun así. A pesar de tu ayuda, no puedo dejarte vivo. Tus acciones están asustando al ganado.”
Luego de decir eso, el vampiro chasqueo los dedos e hizo aparecer un circulo mágico bajo los pies de Edzard. El circulo brilló por unos segundos, y luego desapareció junto con Edzard.
Edzard apareció en un claro a unos pocos kilómetros del pueblo. Luego de que apareciera, los arbustos comenzaron a moverse y de ellos salieron varias figuras.
‘¿Veinte? No. Aquí hay más de treinta chupasangres.’ Pensó Edzard mientras veía como los vampiros lo rodeaban.
“Acabemos con esta bolsa de sangre.” Dijo un vampiro mientras sonreía.
Los vampiros que rodeaban a Edzard comenzaron a gruñir mientras invocaban insectos y murciélagos.
Edzard vio a los vampiros y llevó su mano a su cinturón. Tomando el hacha que había usado como miembro de la Guardia del Alba, cerró los ojos y esperó.
Los vampiros se abalanzaron contra Edzard, mientras que el seguía sin moverse. Cuando estuvieron menos de un metro, Edzard despareció de la vista de los vampiros.
“Que…” Dijo un vampiro al ver como varios de sus compañeros había sido decapitados.
Los vampiros sobrevivientes comenzaron a buscar por el lugar, pero no encontraban rastro de Edzard.
“Si yo fuese un humano normal es muy probable que pudiesen matarme, pero lamentablemente para ustedes, no lo soy.”
‘Con esto finalmente tengo una idea del nivel de poder de estos vampiros. Su nivel físico esta al mismo que el de un granjero de Nirm. Sabía que habría diferencia entre los niveles de poder de los seres de ambos mundos, pero nunca espere que hubiese tal diferencia de poder.’
Los vampiros giraron y vieron a Edzard parado frente a ellos rodeado de los que parecía ser un manto de oscuridad. En su mano derecha su hacha goteaba la sangre de los vampiros a los que había matado previamente.
“Lo siento. Esto no es nada personal, chicos.” Dijo Edzard mientras levantaba su mano izquierda.
El fuego dorado comenzó a arremolinarse en forma de una pequeña bola en la mano de Edzard. Con cada segundo que pasaba, la Bola de fuego seguía aumentando su tamaño. Cinco segundos después, la bola de fuego haba crecido hasta ser del tamaño de una pelota de playa.
“Mueran.” Dijo Edzard mientras liberaba su hechizo.
La bola de fuego dorado se convirtió en un gran torrente de llamas dorado, el cual engullo por completo a todos los vampiros que estaban frente a Edzard. Cuando el fuego se extinguió, no quedaba más que un páramo quemado. Todos los vampiros habían sido reducidos a cenizas.
Sin perder tiempo, Edzard comenzó a correr rápidamente hacia el pueblo. Cuando llegó al pueblo, comenzó a olfatear el ambiente. Sonrió cuando dio con el vampiro que lo había llevado a una trampa. Saltando entre los tejados, se dirigió hacia el cementerio del pueblo.
Cuando llegó al cementerio, vio al vampiro mirando las tumbas. Sonriendo, Edzard comenzó a caminar sigilosamente. Sus pisadas estaban tan bien amortiguadas que el vampiro no se percató de su presencia.
“Sabes. Fue muy grosero de tu parte enviarme al bosque.”
El vampiro giró su cabeza rápidamente cuando escuchó la voz de Edzard.
“Pero… ¿Cómo?” preguntó el vampiro en shock al ver a Edzard.
“¿Cómo estoy aquí?” respondió Edzard la pregunta con otra en tono de burla. “Eso es fácil. Maté a todos tus lacayos.”
Los ojos del vampiro se abrieron como platos al escuchar lo que había dicho Edzard. Inconscientemente dio un paso hacia atrás, ya que los vampiros que habían muerto eran los más fuertes que tenía bajo su mando.
Al ver su cuerpo temblando de miedo, el vampiro apretó sus dientes. No iba a permitir que este humano se burlara de él. “¡Maldita bolsa de …!”
El vampiro quedó inconsciente cuando su cabeza fue estampada contra el suelo gracias un rápido movimiento de Edzard.
“Solo cállate. Tu voz me hace doler los oídos.” Dijo Edzard mientras veía al vampiro inconsciente. Colocando su mano izquierda en la cara del vampiro, comenzó a leerle la mente. Cuando terminó de hacerlo, Edzard sonrió y quemó el cuerpo del vampiro. Luego de eso, comenzó a caminar hacia el hotel.
Cuando Edzard llegó a su habitación, se quitó la ropa y se dirigió al baño. Mientras se duchaba iba pensando en lo que había descubierto.
‘La facción Tepes está dividida en dos facciones, una apoyando al rey Tepes y la otra apoya al hijo de este. Y según lo que vi, Marius Tepes está confabulando con alguien para tomar el poder.’
El vampiro que había matado recientemente le había proporcionado mucha información, pero lamentablemente no pertenecía al círculo interno de Marius Tepes. Haciendo una mueca, Edzard comenzó a pensar en lo que realmente le había causado un poco de shock. La hermana de Marius, una Dhampir llamada Valiere Tepes poseía un sacred gear que los Tepes habían estado usando para eliminar las debilidades de su raza. Según el vampiro muerto, Marius se había estancado en su investigación y por eso había contactado con alguien. La reunión entre ambos se realizaría en un mes y medio desde hoy, en un castillo de la región.
Cerrando el grifo de la ducha, Edzard salió del baño y se dirigió a dormir a la cama. Había decidido dormir desnudo, ya que no quería que Asia sospeche que había salido de noche. Una vez en su cama, abrazó a su esposa y durmió.
Asia se encontraba caminando con Marie por el centro comercial de Kuoh. Ella había llegado junto con Edzard y Marie a Japón luego de que su esposo le dijese que tenían que dejar Rumania. Edzard le había contado todo, sobre cómo había estado cazando vampiros y como había aprendido que ellos tenían a una vampira con un poderoso sacred gear. A Edzard le parecía una situación muy similar a lo que había pasado en la guerra entre la Guardia del Alba y los vampiros de Volkihar. Así que por eso habían decidido salir del radar de estos vampiros por un tiempo, o al menos hasta que la fecha en que llegaba ese misterioso aliado del vampiro Marius.
En cuanto a donde irían, el destino de su viaje fue elegido al azar. Le habían dado a Marie una piedra y le habían dicho que dejase la piedra en un lugar de un planisferio que habían comprado. Al final, su hija había dejado la piedra en Japón.
Cuando llegaron al aeropuerto de Tokio, habían pasado una noche en la ciudad. Mientras paseaban por la ciudad, Edzard se había metido en una pelea con unos yakusas. Edzard les había leído la mente y habían aprendido a hablar japonés de ellos. Al final, habían tomado un tren al azar y terminaron llegando a Kuoh.
Luego de pasear por todas las tiendas del centro comercial, se habían dirigido al patio de comidas. Donde había pedido una hamburguesa regular para ella y un menú infantil para su hija.
“Marie. Deja de comer tan rápido. Te vas a atorar con la comida.” Dijo Asia mientras veía a su hija literalmente devorar todo el plato de comida.
“Pero... esta… rico.” Dijo Marie con la boca llena.
Asia suspiró. Marie tenía el mismo apetito que Edzard, ya que ambos comían el triple de raciones que una persona normal. Ella, por su parte, solo consumía el doble de las raciones normales.
‘Supongo que nuestra anatomía como mortales de Nirm nos hace consumir más alimentos. Pero eso es raro, ya que antes de ir a Nirm yo comía lo mismo que un humano promedio.’ Pensó Asia mientras le daba un mordisco a su hamburguesa.
Un jadeo colectivo hizo que prestara atención a un grupo de personas que llegaban al patio de comida. Dejando de ver su hamburguesa, vio a dos mujeres llegar. La primera, una hermosa joven con una figura muy hermosa, de piel clara con ojos azul celeste casi verdosos y cabello color carmesí que le llega hasta los muslos. Y que, al igual que ella, también llevaba una sola hebra de cabello que sobresale de la parte superior de su cabeza. También tiene largo el flequillo que, aparte de tapar parte de su frente enmarca su cara al estar más largo por los laterales de esta. La segunda, una voluptuosa joven con un largo cabello negro y ojos violetas. Su cabello está atado en una larga cola de caballo que le llega hasta las piernas con dos antenas que sobresalen de la parte superior que se inclinan hacia atrás, con un listón naranja que mantiene todo en su lugar. Ambas jóvenes vestían el mismo atuendo, una camisa blanca de manga larga con botones y líneas verticales, una cinta negra en el cuello, una capa negra para los hombros y un corsé abotonado, y una falda magenta con detalles en blanco.
Asia entrecerró los ojos cuando las vio, ya que emitían un aura muy rara. De hecho, la pelirroja emitía un aura aterradora. Si bien el nivel de poder de ambas jóvenes era alto, no era algo que ella no pudiese manejar si luchaba en serio y usaba todos los hechizos que conocía, pero el tener a Marie tan expuesta le complicaría una posible batalla contra ambas.
“Mamá. Ambas huelen raro.” Susurró Marie en Tamrielico mientras temblaba, ya que el aura de la pelirroja la asustaba mucho.
Asia miró a su hija temblar y la cargó en sus brazos y comenzó a calmarla.
Cuando las chicas pasaron a su lado, les dio una mirada de reojo. La pelirroja imitó la acción, azul y verde se vieron por un instante y el mundo se detuvo para ambas.
El ambiente se heló y el sonido de las conversaciones se esfumó por completo. La pelirroja tenía un aura rojiza sobre sí misma y Asia tenía un aura multicolor a su alrededor. El ambiente estaba tan tenso que parecía que al más mínimo movimiento ambas comenzarían a atacarse sin importarles los espectadores. Por fortuna, la tensión fue rota cuando la pelinegra le tocó el hombro a su amiga, quien parpadeó y continúo caminando como si nada.
“¿Mamá?” preguntó Marie preocupada.
Asia miró a su hija y vio que miraba su mano. Bajando la mirada, vio que su mano derecha temblaba.
“Tranquila. No es nada.” dijo Asia mientras ponía una sonrisa. Aunque ella sabía que era una gran mentira.
‘Esa aura era aterradora. No por que fuese poderosa, sino por su presencia.’ Pensó Asia preocupada. ‘Era como si amenazara con borrar mi existencia con solo tocarme.’
Sacudiendo la cabeza, Asia dejó de pensar en eso y se dedicó a calmar a su hija. Podría pensar en lo que sea ese poder más tarde, ahora tenía que calmar a su pequeña.
Edzard se encontraba caminando por las calles de Kuoh. Mientras caminaba, escuchó el sonido de forcejeos. Suspirando, se dirigió hacia la fuente de origen de estos sonidos.
‘¿Por qué todos los problemas en este mundo suelen surgir en malditos callejones?’ pensó Edzard mientras ingresaba a otro callejón.
Cuando llegó a la fuente de los sonidos, pudo ver a un par de matones que golpeaban a una chica para quitarle sus pertenencias. La chica era una joven de la edad de Asia. La joven no era muy alta y vestía un atuendo un poco raro para alguien que nunca había visto un uniforme escolar. La chica vestía una camisa blanca con rayas negras y una cinta negra en el cuello, sobre la camisa llevaba un chaleco negro. También tenía una falda magenta con detalles en blanco. Llevaba medias negras hasta los muslos. Su cabello castaño tenía dos trenzas, una a cada lado y estaba ligeramente desordenado, pero Edzard no sabía si era su forma de peinarse o por los golpes que acababa de recibir. Había un par de gafas redondas cerca de la chica.
“Es de cobardes agredir en grupo a una mujer que obviamente no sabe cómo defenderse.” Dijo Edzard caminado hacia los matones.
Los matones voltearon y vieron a Edzard caminar tranquilamente hacia ellos.
“No te metas en asunto que no incumben, chico lindo.” Dijo uno de los matones.
Edzard continuó avanzando. Estos idiotas no tenían ni una sola oportunidad contra él. “Puede que no sea asunto mío. Pero no podría dormir por la noche si dejo que la sigan golpeando a una mujer indefensa.”
Los matones gruñeron y se abalanzaron contra Edzard.
Mientras los matones corrían hacia Edzard, la chica abrió los ojos. Y vio algo increíblemente genial.
Edzard vio a los matones llegar a cámara lenta. Por lo que fácilmente esquivó el golpe del primer matón. Luego esquivarlo, Edzard contrataco con un gancho dirigido a la barbilla del matón. El matón recibió el golpe de lleno, quedando tirado en el suelo, inconsciente. El otro matón intentó decir algo, pero no pudo, ya que Edzard le dio un golpe en la nuca, dejando inconsciente también.
Viendo a los matones inconscientes, Edzard se acercó a la chica.
“Oye. ¿Hicieron algo más que golpearte?”
“No, solo me golpearon para robarme. Gracias por tu ayuda.” Dijo la chica mientras intentaba levantarse, pero casi se cae cuando una de sus piernas le fallaron. Por fortuna, nunca llegó a tocar el suelo, ya que Edzard la había atrapado.
“Parece que tienes algunas contusiones. Por fortuna, no hay huesos rotos.” Dijo Edzard luego de examinar rápidamente a la chica. Luego de eso, la cargó en sus brazos y salió del callejón. Ya estando en la calle, llamó a un taxi y se fue con ella al hospital.
El viaje transcurrió en silencio, ya que ninguno hablo. Cuando llegaron al hospital, Edzard llevó a la chica hasta la enfermería y la dejó ahí. Cuando estaba por salir, la chica le habló.
“En serio, muchas gracias por ayudarme. Mi nombre es Aika Kiryuu.”
Edzard miró a la chica y le sonrió. “Un gusto conocerte, Kiryuu. Mi nombre es Edzard Rolandson.”
Luego de presentarse, Edzard se fue del hospital, no sin antes dejar pagando la atención de Aika.
Las mejillas de Aika se sonrojaron y una sonrisa tonta apareció en su rostro cuando vio a Edzard salir de la habitación del hospital.
‘Je, je, je. Qué lindo trasero.’ Pensó Aika mientras su nariz comenzaba a sangrar ligeramente.
Actualmente ella estaba muy feliz, ya que había conocido a un chico muy guapo. Su día había sido como otro normal, ir a la academia, volver a casa y esas cosas. Lamentablemente, fue asaltada por un par de matones. Quienes la arrastraron a un callejón y comenzaron a golpearla cuando se resistió al robo de sus pertenencias. Y cuando ella creyó que iban a intentar hacer algo más, lo vio. Edzard había llegado como si de un héroe se tratase y rápidamente la había salvado de los asaltantes. Luego la había cargado estilo princesa y la había llevado hasta el hospital.
‘Un chico guapo y con un muy buen paquete.’ Sonrió Aika al pensar en lo que su habilidad le había mostrado. Edzard era más grande que el promedio de los jóvenes de su edad, de hecho, no había visto nada así en su vida.
El recordar lo que había visto, hizo que Aika volviese a sonreír y fantasear sobre lo que podría hacer con Edzard.
Edzard caminaba por un parque. Mientras caminaba, pensaba en lo que acaba de pasar. La chica que había salvado había estado siendo seguida por dos animales extraños. Uno de ellos era un murciélago rosado, lamentablemente no había podido ver al otro.
‘¿Qué eran esas criaturas?’ pensó Edzard un poco preocupado. Cerrando los ojos trató de recordar sus clases con Phinis Gestor. Sus ojos se abrieron cuando recordó algo importante. ‘Por supuesto que se me hacía conocido ese tipo de criaturas. Esas criaturas tienen un aura similar a los familiares conjurados.’
Tres gritos hicieron que dejase de pensar. Girando su cabeza, vio como tres chicos de su edad corrían como pollos sin cabeza mientras eran seguidos por varias chicas.
‘¿Qué mierda está pasando aquí?’
Edzard comenzó a ver como las chicas comenzaban a ganarle terreno a los chicos y que sería cuestión de tiempo para que los atrapasen.
‘Esos tipos no tienen nada de físico.’ Pensó Edzard con una sonrisa divertida.
Al no saber que pasaba exactamente, decidió preguntar a unos chicos que vestían de manera similar a los que estaban siendo perseguidos. Fue gracias a ellos que aprendió que los perseguidos eran conocidos como el trio pervertido de la academia Kuoh. Cuando preguntó qué es lo que hacían para obtener ese apodo, le contaron que ellos espiaban a las chicas cambiarse y que no ocultaban su lujuria desenfrenada, pero que a pesar de eso no habían hecho daño a ninguna mujer.
Edzard siguió viendo a los chicos ser perseguidos mientras las chicas les gritaban palabras como pervertidos, escorias, enemigos de las mujeres, bestias lujuriosas, entre otras cosas más.
“Esto es muy entretenido. Vamos a ver cuánto más tiempo aguantan…” Edzard dejó de hablar cuando vio como dos chicos, uno con el cabello rapado y el otro con lentes se miraban y asentían.
‘No me jodas. Enserio van a vender a su amigo.’ Pensó Edzard mientras comenzaba a correr hacia un callejón cercano. Estando en el callejón, esperó un momento. Cuando los vio acercarse, Edzard tomó al chico con el cabello castaño y lo jaló hacia el callejón. A la vez que hacía eso, Edzard hizo que los otros dos tropezasen para que quedaran a merced de las chicas.
Luego de ver como los traicioneros amigos eran golpeados, Edzard vio al joven que había salvado y suspiró exasperado, ya que el chico estaba completamente inconsciente. De hecho, le salía espuma por la boca y murmura inconsistencias sobre ser el rey de harem y oppai.
‘Creo que usé mucha fuerza cuando lo jalé.’
Los ojos de Issei comenzaron a abrirse. Cuando los abrió por completo, se levantó y vio que estaba acostado en el césped del parque donde lo habían estado persiguiendo.
‘Espera. ¡Donde están Matsuda y Motohama!’ pensó Issei mirando frenéticamente los alrededores.
“Veo que despertaste.”
Issei dejó de buscar a sus amigos y se centró en ver quien le hablaba. Frunció el ceño cuando vio a un guapo joven que vestía un pantalón negro con botas del mismo color y una sudadera manga larga color azul oscuro.
“Deberías de dejar de mirar así a quien te salvó el trasero cuando tus amigos intentaron dejarte como chivo expiatorio.”
Issei parpadeó confundido ya que no sabía lo que pasaba. “¿Qué quieres decir?”
“Tus amigos planeaban hacerte tropezar y aprovechar eso para huir mientras las chicas te golpeaban.” Dijo el joven mientras se sentaba al lado de Issei. “Por cierto. Me llamo Edzard Rolandson.”
Issei asintió y se presentó. “Un gusto, me llamo Hyoudou Issei. Y gracias por salvarme.”
“No hay de qué. Si hay algo que odio es aquellos que están dispuestos a abandonar a sus camaradas para salvar su propio pellejo.” Dijo Edzard mientras miraba la luna. “No tienes más amigos que esos dos, ¿verdad?”
Issei se sonrojo de vergüenza, ya que eso era cierto. Matsuda y Motohama eran sus únicos amigos, pues muchas personas lo ignoraban por su continuo parloteo sobre ser un rey del harem y por su desenfrenado amor por los pechos.
Edzard miró a Issei detenidamente, había una razón por la que había decido quedarse esperando a que despierte. Eso era que Issei desprendía un sutil olor a dragón. Activando el hechizo de visión del décimo ojo, Edzard vio el cuerpo de Issei. Sus ojos se posaron en el brillo que desprendía su brazo izquierdo. Una sonrisa comenzó a formarse en el rostro de Edzard mientras inconscientemente permitía salir su aura de dragón.
Issei se agarró el brazo izquierdo y siseó de dolor. No sabía por qué, pero su brazo había comenzado a tener un dolor punzante muy agudo. Por fortuna, el dolor era soportable.
Al ver a Issei en ese estado, Edzard pudo darse cuenta de que el sacred gear de Issei estaba reaccionando al poder de su aura de dragón que había liberado de forma inconsciente. Logrando volver a sellar su aura de dragón, decidió conversar con Issei. El joven le parecía alguien interesante gracias al aura de poder que emitía su sacred gear.
“Oye. Hyoudou. ¿Cuál es tu sueño?” preguntó Edzard tratando de iniciar una conversación.
Issei dejó de agarrarse el brazo y comenzó a mirar a Edzard. No sabía por qué, pero sentía que podía confiar en él. Con una sonrisa de oreja a oreja, gritó su sueño. “¡Quiero ser un rey del Harem!”
Edzard parpadeó sin entender lo que quería decir Issei. “Disculpa, pero. ¿Qué es un harem?”
La boca de Issei se abrió y comenzó a alejarse de Edzard. “¡Sacrilegio! ¡¿Cómo no puedes saber lo que es un harem?!”
“La verdad es que no sé qué significa esa palabra.”
Issei se llevó una mano al pecho y con mucho orgullo comenzó a explicar lo que era un harem.
“Un harem es cuando un hombre tiene a muchas mujeres a su lado y puede hacer…”
“Ahhh. Ya entiendo. Un harem es tener varias concubinas.” Interrumpió Edzard.
Issei se atragantó con su saliva y comenzó a toser. Cuando dejó de toser, volteó a ver a Edzard y comenzó a preguntarle con la mirada que continuara.
“En mi pueblo natal es normal que algunos hombres adinerados tomen a varias mujeres como pareja. Por supuesto, la mayoría de estas mujeres no obtienen el rango de esposa y se quedan en el rango de concubinas.”
“¿En… en… en tu… tu… pueblo… pueden tener harenes?”
“Si. Aunque, es un poco raro en la actualidad.”
Issei cayó de rodillas y comenzó a llorar. Unos segundos después, se levantó y tomó a Edzard por la sudadera.
“¿Dónde?”
“¿Dónde qué?” preguntó Edzard viendo los ojos llorosos de Issei.
“Donde esta ese fantástico país donde puedo tener un harem. Llévame allí, por favor.”
Edzard puso los ojos en blanco. Suspirando, tomó las manos de Issei y las alejo de su sudadera.
“Créeme. No sobrevivirías ni un día allí.” Dijo Edzard mientras por su mente pasaban cientos de imágenes de Issei siendo devorado por gatos sables, troles, osos, dragones e incluso siendo asesinado por una mujer por ser un pervertido.
Issei se quedó confundido por la respuesta de Edzard, pero sus ojos se abrieron de sorpresa cuando vio algo brillante en la mano izquierda de Edzard. Al mirar más de cerca, vio que era un anillo de oro.
“¿Tu… tu… estas casado?” preguntó Issei, ya que había visto a sus padres tener ese mismo tipo de anillo en sus manos, pero eran de plata en vez de oro.
“Ah. Si, estoy casado. De hecho, también tengo una hija.” Respondió Edzard como si nada.
Issei se quedó en shock y cayó de rodillas nuevamente.
‘Este tipo parece tener mi edad y ya ha probado el nirvana.’ Pensó Issei mientras lloraba lágrimas de sangre por los celos. ‘¡Maldito chico guapo!’
Edzard miró a Issei y una sonrisa comenzó a formarse en su rostro. El chico realmente parecía ser un pervertido total, pero uno que le divertía mucho.
Se quedo conversando con Issei por unas horas más. Hasta que finalmente se despidieron y cada uno fue a su respectivo hogar.
Una cansada Asia se desplomó sobre el pecho de Edzard. Su respiración era irregular y su cuerpo estaba cubierto de sudor.
“Nunca pensé que alguien que alguna vez fue monja pudiese tener tanto apetito sexual.” Dijo Edzard mientras peinaba el cabello de Asia.
Asia se sonrojó y apartó la cara e hizo un puchero. No sabía por qué, pero tanto ella como Edzard eran muy activos sexualmente. Si era posible, hacían el amor todos los días y durante varias horas. Pero por mucho que lo intentara, nunca lograba que Edzard terminara exhausto.
Edzard simplemente rio suavemente mientras veía como Asia dejaba de hacer el puchero y apoyaba su cabeza en su pecho.
Mientras Edzard continuaba peinando el cabello de Asia, iba recordando lo que había pasado durante las tres semanas que habían estado en Kuoh. Había logrado hacer una tenue amistad con Issei y con los padres de este. De hecho, se llevaban tan bien que los habían invitado a cenar. En dicha cena conocieron a los padres de Issei. Su madre se llamaba Miki Hyoudou y su padre Gorou Hyoudou. Miki era una mujer de mediana edad con cabello castaño oscuro atado en una cola de caballo y ojos color avellana. Gorou, por su parte, un hombre de mediana edad con cabello castaño y ojos marrones. Además, llevaba lentes y mostraba que estaba mal afeitado.
Habían cenado y ellos le habían comentado lo felices que estaban de que Issei tuviese un amigo nuevo que no fueran los dos pervertidos con los que siempre pasaba el tiempo. De hecho, cuando Miki se enteró de él y Asia estaban casados, y que tenían a Marie como hija, lloró de felicidad. Ella esperaba que él ayudase a Issei a conseguir una novia. Y como siempre, no podían faltar las preguntas sobre a que edad Asia había quedado embarazada.
El y Asia habían decidido enterrar para siempre el hecho de que Marie alguna vez había sido su hija adoptiva. Por lo que le habían dicho que Asia había quedado embarazada a los catorce años. Después vino la pregunta que a Edzard mas enojaba. La pregunta de si Marie era su hija, ya que no compartían apellido. Esa maldita pregunta se la habían hecho en varios lugares ya. Primero, la estación de policías en Rumania. Segundo, el aeropuerto. Tercero, en migraciones cuando llegaron a Japón.
‘Además, no entiendo por qué está mal visto que una pareja de nuestra edad ya tenga un hijo.’ Pensó Edzard molesto, ya que estaba cansado de los chismorreos que decían las personas cuando se enteraban de que él y Asia eran padres a su edad.
Suspirando, también pensó en lo que había pasado en el centro comercial. Él también se había encontrado con la chica, pero a diferencia de lo que pasó con su esposa, la chica huyo rápidamente en el momento en que se cruzaron. Esto debido al potente instinto asesino que había liberado sobre ella.
‘Eso es lo mínimo que te mereces por atreverte a hacer llorar a mi hija. Bueno, será mejor que duerma. Después de todo, mañana partimos hacia nuestra nueva ubicación.’
Después de pensar en eso, Edzard cerró los ojos y durmió.
Mientras Edzard, Asia y Marie descansaban, en una habitación poco iluminada se reunían cuatro personas. Estas personas eran Rias Gremory, Akeno Himejima, Sona Sitri y Tsubaki Shinra. Rias y Akeno habían sido las dos jóvenes que habían visto a Asia en el centro comercial.
“Entonces, Sona. ¿Has aprendido algo de la chica que te mencione hace dos semanas?” preguntó Rias mirando a su amiga. Después de su encuentro con aquella chica en el centro comercial, le había pedido ayuda a Sona para poder localizar a la chica.
“No, Rias. No he encontrado nada sobre esa chica.” Respondió Sona. Ella es una joven de cabello negro y corto, y de ojos Violetas. Ella lleva un par de gafas de color rojo y el mismo atuendo que Rias.
“¿Tsubaki?”
“Igual que usted Kaichou. No he podido encontrar nada sobre esa misteriosa chica.” Respondió Tsubaki. Ella es una joven que tenía el cabello negro hasta más de la mitad de la espalda. Tiene un flequillo abierto y ojos heterocromáticos, siendo el derecho de color marrón claro y el izquierdo de un tono violeta. Utiliza un par de lentes de marco azul. También viste la misma ropa que Rias.
Rias se llevó la mano a la boca y comenzó a morderse una uña con desesperación. Ella había sentido el poder de aquella chica y estaba asombrada por la cantidad que poseía.
‘Ese nivel de poder fácilmente esta al nivel de un demonio de clase Alta. Si logro reencarnarla, podría ser de mucha ayuda para cuando él aparezca.’ Pensó Rias.
“Rias. Se que te estas quedando sin tiempo, pero perseguir una quimera no te ayudara en nada.” dijo Sona mirando con preocupación a su vieja amiga. Desde que Rias le había pedido ayuda, ella había usado una gran cantidad de recursos tratando de averiguar quien era la chica, pero no podía encontrar nada en los registros de la ciudad.
“Fu, fu, fu. Kaichou. Yo estaba allí cuando Buchou se encontró con esa chica. Y la verdad es que el aura que emitía esa chica era muy fuerte.” Dijo Akeno con una sonrisa.
Sona miró a la reina de su amiga y comenzó a creer que aquella misteriosa chica si existía de verdad, pero antes de que pudiese decir algo fue interrumpida por un murciélago rosado. Este murciélago se posó en el hombro de Rias y comenzó a chillar algo en el oído de la joven.
Rias sonrió cuando escuchó las noticias que le había traído su familiar. La había encontrado, había encontrado a la misteriosa chica que había visto. Al parecer, la chica se estaba quedando en el ático del mejor hotel de Kuoh.
“¿Rias?” preguntó Sona al ver a su amiga sonreír.
“La encontré, Sona.”
“Ya veo. ¿Qué planeas hacer?”
“Planeo visitarla mañana después de clases. Voy a proponerle que se una a mi Nobleza.” Dijo Rias con convicción.
Poco sabía la hermana de Lucifer que la persona a la que planeaba visitar desaparecería durante mucho tiempo de Kuoh muchas horas antes de que ella intentase visitarla.
El sol brillaba sobre las montañas de Rumania mientras Edzard y Asia se dirigían hacia el lugar donde se llevaría a cabo la reunión de Marius Tepes y su misterioso aliado. Habían dejado a Maire en la casa que Edzard había alquilado en Suiza.
“Ed. ¿Estás seguro de que es por aquí?” preguntó Asia mientras veía los alrededores. Ella actualmente vestía sus ropas de combate, las cuales consistían en una túnica con capucha de mago maestro de restauración sobre una cota de malla de Mithril con pantalones y botas marrones hasta los muslos. Actualmente llevaba su cabello recogido para que le sea más fácil luchar cuerpo a cuerpo. En la parte trasera de su cinturón había una bolsa con pociones y unos cuantos pergaminos. Y en el lado izquierdo de su cinturón colgaba una espada de Mithril.
“Si. Según los recuerdos de ese vampiro el lugar de la reunión debería de estar por aquí.” respondió Edzard. Él iba vestido con una armadura ligera completamente negra. Esta armadura había sido fabricada con escamas de dragón recubierta de cuero de Netch para poder pintarla de negro. La armadura tenía la apariencia la armadura de los ruiseñores solo que sin la capa. En la parte trasera de su cinturón llevaba un bolso con pociones y en su cintura estaba su hacha de la Guardia del Alba.
Las armaduras de ambos estaban completamente encantadas. En el caso de Asia, su armadura estaba encantada con amortiguar, reforzar tasa de curación, reforzar regeneración de magia, reforzar habilidad de armas a una mano. Por otro lado, Edzard, su armadura estaba encantada con caminar sobre el agua, reforzar tasa de curación y reforzar regeneración de aguante.
Edzard y Asia continuaron caminando por los pasos montañosos que rodeaban el área. Luego de caminar por varios minutos, llegaron a lo que parecía ser un acantilado muy profundo.
“Parece que no hay nada por aquí.” dijo Asia viendo el acantilado.
Edzard estaba por asentir, pero su olfato captó el olor de cementerio y cadáveres.
“Te equivocas. Este es el lugar. Los vampiros han colocado una barrera para aislar completamente este lugar.” Dijo Edzard mientras usaba un hechizo para hacer visible la barrera.
Luego de eso, Edzard metió la mano a su bolso y sacó un pequeño vial.
“¿Qué es eso, Ed?” preguntó Asia viendo el vial.
“La sangre del vampiro al que maté.” Respondió Edzard mientras destapaba el vial y arrojaba el contenido sobre la barrera.
La barrera parpadeo unos segundos y luego formó una puerta.
Asia miró a Edzard, quien asintió y ambos cruzaron la barrera. Cando estuvieron del otro lado, sus ojos se abrieron cuando vieron un enorme castillo. Además, de que el sol no iluminaba este lugar, haciendo que pareciese que era de noche.
“Ed. ¿estas seguro de querer hacer esto?” preguntó Asia viendo el castillo. Estaban a punto de irrumpir en un castillo lleno de vampiros y a inmiscuirse en sus asuntos. Era muy probable que nada buenos salga de esto.
“Si. Tengo un mal presentimiento sobre lo que esta haciendo ese vampiro. Y como te dije, me recuerda mucho a lo que pasó en los tiempos previos al momento en que Harkon quiso tapar el sol.” Respondió Edzard mientras miraba el castillo. “Si mi corazonada es cierta, entonces destruiremos un complot que podría causar muchos problemas en el futuro.”
Asia miró a Edzard y apretó los puños. Esta era la primera vez que lucharía junto a Edzard desde aquel día en Ayuno de Rannveig.
‘Esta vez será diferente. Le demostrare que puedo luchar y que no necesito que me proteja todo el tiempo.’
Edzard vio la mirada de Asia y sonrió, ya que la mirada que tenía era una de total determinación. Asintiendo, ambos se colocaron sus respectivas capuchas, las cuales crearon una máscara para cada uno.
“Bien. Vamos.” Dijo Edzard mientras comenzaba a correr hacia el castillo, siendo seguido por Asia.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí vamos, el segundo capitulo en el mundo DxD. Como se ve, Edzard y compañía han pasado unas “vacaciones” en Kuoh. También, Edzard ha hecho una tenue amistad con Issei. También, aquí comienzan los cambios en el canon.
El próximo capitulo veremos a Edzard y a Asia pelear con seres muy fuertes. Y en el que le sigue, veremos a Edzard pelear con alguien mucho más fuerte que los anteriores.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 22
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 21
— La mejor manera de luchar contra un vampiro es siempre estar atento a tu entorno —
Isran a Edzard en el fuerte del Alba.
Dos vampiros patrullaban por una de las almenas del castillo. Sus pasos eran firmes y su ritmo de caminata tranquilo, ya que se sentían completamente confiados de la seguridad de la barrera que rodeaba el área. Mientras caminaban, uno de los vampiros vio como uno de sus compañeros caía muerto por una flecha que le había atravesado el cráneo. El vampiro al ver esto, rápidamente intentó dar la alarma, pero no pudo hacerlo, ya que su cabeza fue abierta por un hacha.
Edzard retiró su hacha del cráneo del vampiro y comenzó a caminar por las almenas. Mientras caminaba, sintió que alguien aterrizaba cerca de él.
“Debiste de esperar unos segundos antes de disparar esa flecha, Asia.” dijo Edzard mientras volteaba a ver a su esposa.
Asia desvió la mirada avergonzada, ya que su imprudente acción pudo haber hecho que pierdan el factor sorpresa.
“Lo siento, Ed.” dijo Asia agachando la cabeza.
Edzard suspiró y luego comenzó a darle palmaditas en la cabeza a Asia. “Tranquila. Simplemente ten más cuidado.”
‘La verdad es que ella es muy mala para el sigilo. En especial si se tiene en cuenta que su constelación le da la bendición para ocultarse en las sombras.’ Pensó Edzard mientras volvía a caminar junto a Asia.
Ambos llevaban casi una hora recorriendo los sinuosos pasajes del castillo. Habían ingresado por las alcantarillas. Luego habían subido por las despensas y habían comenzado a avanzar lenta pero constantemente hacia la habitación donde se debería de encontrar la Dhampir. Para poder ubicarse bien y saber qué camino seguir, Edzard usaba el hechizo de clarividencia. Los vampiros aun no sabían de su presencia gracias a que habían quemado los cadáveres de vampiros con el hechizo de fuego solar.
‘Solo faltan diez minutos para que llegue el aliado de Marius.’ Pensó Edzard mientras veía el reloj de bolsillo que había comprado en una tienda de antigüedades.
“Asia. Debemos de darnos prisa. Se nos acaba el tiempo.”
Asia asintió y ambos comenzaron a correr.
Mientras Edzard y Asia continuaban adentrándose en el castillo, en una lujosa habitación se encontraba un joven sentado en un cómodo sofá. El joven tenía un bello rostro como el de una muñeca. Vestía ropas de aristócrata.
“Ya es hora.” Dijo Marius Tepes mientras miraba el reloj en la pared.
Al momento en que terminó de decir eso, un circulo de color plateado apareció en el centro de la sala. Este circulo tenia en el centro una cresta con forma similar a un murciélago de cuatro alas de color plateado que tiene cuernos de diablo en la cabeza. Del circulo apareció un joven apuesto que paecia estar en sus veinte años con cabello plateado atado en un peinado trenzado, que vestía una túnica plateada con accesorios detallados.
Al ver a su invitado, Marius se levantó y con una sonrisa falsa en el rostro dio una reverencia como saludo. El recién llegado hizo lo mismo que el vampiro. Luego de eso, ambos se sentaron frente a frente en un sofá cada uno.
“Esperaba que llegara tu señor, Lucifuge.” Dijo Marius mirando al demonio frente a él.
“No se preocupe. Mi señor vendrá, pero lo hará en unos cuantos minutos. Esta ocupado con algo.” Dijo Euclid Lucifuge.
“Ya veo. ¿Supongo que estas autorizado para comenzar con las negociaciones?”
“Si. Mi señor me ha dado total autoridad para iniciar las negociaciones hasta que él llegue.”
“Muy bien. Entonces empecemos.”
Edzard quemó el cuerpo del vampiro que había matado recientemente. A su lado, Asia se mantenía alerta por si aparecía algún vampiro. Hasta ahora, habían tenido suerte, ya que habían encontrado pocos vampiros desde que ingresaron a la torre de homenaje del castillo.
“Ed. ¿Cuánto falta?” preguntó Asia mientras comenzaban a avanzar.
“No mucho. La habitación está doblando a la izquierda.” Respondió Edzard.
Ambos caminaron por el pasillo y cuando doblaron la izquierda en la siguiente intersección, vieron una enorme puerta doble. Edzard avanzó primero y puso su mano en el pestillo de la puerta. Girando su cabeza, habló.
“Asia. Trata de averiguar cuantos individuos hay dentro de la habitación.”
Asia asintió y usó el hechizo de detectar muerte, pero no podía ver nada. Así que, frunciendo el ceño, cambió de hechizo.
“Solo hay un individuo.” Dijo Asia al ver solo un punto rojo en la habitación.
Edzard asintió y lentamente giró el pestillo. Cuando la puerta estuvo abierta, ambos ingresaron sigilosamente.
La habitación a la que habían ingresado era una muy espaciosa y muy bien decorada con muchas pinturas y artesanías que por su apariencia debían de ser muy costosas. En el centro de la habitación había una cama de tamaño King y en ella se encontraba una joven durmiendo. Esta joven tenía el cabello rubio corto, además de que era muy atractiva.
Edzard se acercó lentamente y colocó una mano sobre la cabeza de la chica. Cerrando los ojos, comenzó a leer la mente de la chica. Segundos después, abrió los ojos y frunció el ceño.
“Ed. ¿Qué sucede?” preguntó Asia al acercarse y ver el ceño fruncido en el rostro de su esposo.
“Es tal y como pensé que sería. Esta chica ha sido forzada por su hermano a usar su sacred gear una y otra vez.”
Asia miró a la Dhampir que descansaba y sintió pena por ella. Sin embargo, antes de que pudiesen decir algo, la Dhampir abrió los ojos.
Los ojos rojos como la sangre se posaron en las dos personas desconocidas que tenía en frente.
“¿Quiénes son ustedes?” preguntó la Dhampir.
Edzard frunció más el ceño cuando escuchó el tono de voz de la joven. Su voz sonaba lejana y cansada. Además, los ojos de la Dhampir se mostraban vidriosos como si su mente no estuviese en su cuerpo.
“Somos dos personas que quieren salvarte de tu hermano, Valerie.” Dijo Edzard.
Valerie Tepes miró a Edzard con una mirada en blanco. Si bien sus ojos no mostraban sus emociones, ella estaba asombrada de que conociesen su nombre, ya que nunca se presentó a estos dos desconocidos.
“Yo no necesito que me salven. Estoy feliz de ayudar a mi hermano.” Dijo Valerie.
Edzard frunció el ceño.
“¿De verdad estas feliz de ayudar a alguien que solo te está utilizando para sus propios planes y que cuando tenga la oportunidad te descartara como basura?” preguntó Edzard.
Valerie intentó responder, pero Asia se adelantó y le interrumpió.
‘Ed está siendo muy brusco con ella. Parece que está viendo a Serana en ella.’ Pensó Asia mientras miraba a la Dhampir.
“Valerie. ¿No tienes algún deseo?” preguntó Asia mientras tomaba las manos de la Dhampir y mostraba una sonrisa amable.
La sonrisa de Asia hizo que Valerie comenzara a recordar a su único amigo. Los momentos de felicidad que paso junto a él, hicieron que una emoción que ella creyó perdida volviese.
“Yo… yo…. Yo quiero volver a verlo. Quiero volver a ver a mi amigo.” Dijo Valerie mientras pequeñas lagrimas comenzaban a formarse en sus ojos.
La esperanza floreció en el corazón de Edzard mientras veía las lágrimas de Valerie.
‘Esto es bueno. Esto demuestra que su alma aún no está totalmente rota. Aún hay posibilidades de curarla.’ Pensó Edzard. Él sabía que la Dhampir tenía la mente y el alma rotas, pero no sabía hasta que nivel. Por fortuna, el poder mostrar tristeza le hizo ver que el alma de la chica aun podía ser sanada. ‘Se que algunos pergaminos y tomos de magia que he traído de Nirm tienen conocimiento sobre magia de Almas. Con suerte podre encontrar algo con lo que curarla.’
“Valerie. Me llamo Edzard Rolandson y la joven a mi lado es mi esposa, Asia Argento. Ambos somos personas que viajamos mucho. Si vienes con nosotros, podremos buscar a tu amigo.” Dijo Edzard extendiendo una mano hacia la Dhampir.
Valerie miró la mano extendida unos segundos. No sabía por qué, pero sentía que podía confiar en las palabras de Edzard. Así que lentamente comenzó a extender su mano para tomar la de Edzard. Sin embargo, cuando estuvo a escasos centímetros de tomarla, la puerta fue abierta.
Marius miraba a Euclid con una sonrisa de oreja a oreja. Había logrado que el demonio le brinde parte de su investigación sobre los sacred gear. El negocio había sido una completa ganga para él, ya que el único requisito del demonio había sido que en algún momento futuro les permitiera usar el poder del sacred gear de Valerie.
“Realmente es un gusto haber hecho negocios con ustedes.” Dijo Marius mientras bebía un poco de vino.
Euclid asintió. Había cumplido la tarea que su señor le había pedido.
‘Con esto estamos un paso más cerca de nuestro objetivo.’ Pensó Euclid mirando a Marius. ‘Sería tan fácil matarle, pero tal y como dice mi señor. Hasta una alimaña tiene sus usos cada cierto tiempo.’
Marius comenzó a levantarse cuando la puerta de la habitación fue abierta de golpe. Girando la cabeza, vio que el responsable era un vampiro de bajo rango que se encontraba hiperventilando por el cansancio.
“¡Que sígnica esto!” gritó Marius furioso por la falta de respeto del vampiro.
“Lord Marius. Tenemos intrusos.” Dijo el vampiro mientras se apoyaba en una rodilla.
“¿Intrusos?” preguntó Marius mirando al vampiro. “¿Cómo es que os habéis dado cuenta de eso?”
“Si. Nos dimos cuenta gracias a que muchos guardias están desaparecidos.”
“¿Han buscado a los guardias por el castillo?”
“Si. Pero no hemos encontrado rastro alguno de ellos.”
‘¿Qué querría un intruso aquí? ¿Oro? No. No lo creo. ¿Que podría haber aquí como para que un grupo de idiotas se infiltre en un lugar tan remoto?’ Pensó Marius. Unos segundos después sus ojos se abrieron cuando se percató de lo que querían los intrusos. Ellos venían por su queridísima hermana menor. Así que sin perder tiempo se convirtió en una bandada de murciélagos y se dirigió rápidamente al cuarto de su hermana.
Euclid miró todo con una expresión tranquila, pero en el fondo estaba pensando. Al llegar a la misma conclusión que Marius, se levantó del sofá y le preguntó al vampiro sobre la habitación de la joven Valerie. Cuando el vampiro respondió, él se fue para allá, no sin antes haber matado al vampiro.
Edzard miraba a quien había abierto la puerta. Gracias a los recuerdos de Valerie, él sabía que el joven frente a él era Marius Tepes. Frunció el ceño al ver los ojos rojos del vampiro, ya que le recordaban los ojos que tenía Harkon. Ojos de alguien que está dispuesto a cometer cualquier atrocidad solo para cumplir sus ambiciones.
Marius frunció el ceño con ira al ver a los dos individuos enmascarados cerca de su hermana.
“¡Aléjense de mi hermana!” gritó Marius haciendo que Valiere se estremezca levemente.
Al ver esto, Edzard se levantó y se puso entre el vampiro y la Dhampir.
“¿Qué harás si no lo hago?” preguntó Edzard sin apartar la mirada del vampiro.
“Maldita bolsa de sangre.” Dijo Marius mientras apretaba los dientes por la ira que sentía. Después de todo, como se atrevía esta maldita bolsa de sangre andante a responderle a su superior de esa manera.
La ira de Marius aumentó cuando vio que el otro individuo tomaba la mano de Valerie y la ayudaba a levantarse de la cama. Sin esperar un segundo más, se abalanzó contra la figura femenina que ayudaba a su hermana. Sin embargo, no llego a hacer nada, ya que su cuerpo fue enviado a volar por los aires gracias a un potente golpe en su pecho.
Edzard había golpeado a Marius en el pecho para evitar que atacase a Asia y a Valerie. Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que no podría salir por done había ingresado, pues Marius había causado un gran estruendo cuando impactó en la pared que se encontraba al final del pasillo.
“Asia. nos vamos.” Dijo Edzard mientras se acercaba y cargaba a Valerie en su hombro izquierdo. Levantando la mano derecha, creó una bola de fuego. La bola de fuego fue lanzada y se dirigió hacia la ventana del cuarto.
¡Booom!
La explosión hizo que la habitación se llenara de polvo. Sin perder tiempo, Edzard y Asia corrieron hacia el hueco que ahora tenía la pared, para luego saltar.
Mientras Edzard y Asia huían con Valerie a cuestas, Euclid apareció y mostro ligera sorpresa al ver a Marius incrustado en la pared.
“¿Se encuentra bien?” preguntó Euclid.
Marius gruño como respuesta mientras lentamente comenzaba a salir de la pared en la que había terminado incrustado.
“No te quedes ahí mirando. Necesito tu ayuda.”
Euclid miró a Marius. Suspirando, habló.
“¿Por qué necesitaría mi ayuda?”
“Dos tipos han secuestrado a mi hermana. Por la apariencia, un hombre y una mujer. Cuando intenté recuperar a mi hermana, el hombre me atacó. La mujer no lo hizo. Eso me hace creer que el hombre es el más fuerte de los dos.”
“Ya veo. Por lo que me acabadas de decir, es impresionante que hayas sido golpeado tan fuerte por un humano. Sin embargo, ¿Eso que tiene que ver conmigo?”
“Esa bolsa de sangre no es un humano normal. Es posible que tenga un sacred gear. Además, parece que desean llevarse a Valerie lejos de aquí. No necesito hacerte saber lo que pasará si perdemos a mi hermana.”
“Ya veo. Supongo que puedo ayudarte. No puedo permitir que un activo tan valioso como tu hermana nos sea arrebatada delante de mis ojos.” Dijo Euclid mientras se acercaba al hoyo que había en la pared. Frunció el ceño cuando los vio. Eran muy rápidos, ya que habían cruzado gran parte de la distancia que separaba la torre de homenaje del muro exterior. Por la velocidad a la que se movían, sería cuestión de unos pocos minutos para que puedan escapar. Estirando su mano, creó un circulo de magia. Del círculo, una ráfaga de hielo se dirigió a gran velocidad hacia los secuestradores.
Edzard y Asia seguían huyendo mientras saltaban por las torres que tenía el castillo. Habían logrado recorrer una gran cantidad de distancia gracias a eso.
‘Solo un poco más y podre abrir un portal para irnos de aquí.’ Pensó Edzard mientras acomodaba un poco mejor a Valerie en sus brazos. Esto lo decía porque gracias a la barrera era imposible para el usar su shadowkey. Sin embargo, sus ojos se abrieron cuando sintió que algo se acercaba rápidamente a su espalda. Girando, vio como una gran ráfaga de hielo se acercaba rápidamente hacia ellos. Apretando los dientes, extendió su mano izquierda y lanzó un gran torrente de llamas.
Ambos hechizos se encontraron y crearon una gran explosión que sacudió por completo el castillo. Las ráfagas de viento generadas hicieron que Edzard y Asia tuviesen que aterrizar en la parte superior de una torre cuadrada.
“Asia. Prepárate para luchar.” Dijo Edzard mientras dejaba a Valerie en el suelo. Acercando su mano a la frente de la Dhampir, usó un hechizo para dormirla. Luego de eso, la acostó y creó una barrera sobre ella.
Ni bien Edzard terminó de decir esas palabras, frente a ellos aparecieron Marius y Euclid.
La mirada de Edzard se posó en ambos. Solo le tomó cinco segundos para darse cuenta de que el hombre de cabello plateado era el más peligroso de ambos.
‘Su nivel de poder debe de estar rodeando el mismo que un dragón legendario o incluso podría estar por encima de ese nivel.’ Pensó Edzard preocupado, ya que no podía enfrentarse a ambos usando todo su poder. Después de todo, si luchaba con todo era muy posible que termine por destruir por completo este lugar. Esa acción podría hacer que Asia muriera en medio de la batalla. ‘Podría enfrentarme a uno de ellos sin necesidad de recurrir a mi aspecto de dragón, pero el otro me causaría muchos problemas.’
Edzard dejó de pensar en con enfrentarse a ambos cuando sintió que Asia le tocaba el hombro. Girando su cabeza, vio como ella asentía. Los ojos de Edzard se abrieron cuando se dio cuenta de lo que ella le estaba tratando de decir.
“¿Estás segura?” preguntó Edzard en Tamrielico.
Asia asintió. “Si. Se que nunca tendré el mismo nivel de poder que tienes tu, pero eso no quiere decir que no puedo luchar. Además, si no lucho y ellas se enteran, se molestarán.”
Edzard no necesitaba pensar dos veces para saber a quienes se refería Asia. Después de todo, ellas era amigas de ambos. Sonriendo bajo su máscara, Edzard se relajó visiblemente y se enfocó en el sujeto de cabellos plateados.
“Es de mal gusto ir por ahí secuestrando a las hermanas menores de alguien.” Dijo el hombre de cabello plateado mirando a Edzard y a Asia.
“Puede que tengas razón. Pero es aún peor forzarlas a hacer algo que no quieren.” Respondió Edzard sin dejar de mirar al hombre.
“¡Maldita bolsa de Sangre, devuélveme a mi hermana!” gritó Marius.
Edzard miró al vampiro e hizo una mueca bajo su máscara. “No lo creo. No planeo dársela a alguien como tú.”
Marius apretó lo dientes, pero antes de que se abalanzase contra Edzard, fue detenido por su compañero.
“Tranquilo, Lord Marius.” Dijo el hombre de cabello plateado.
“Joven. Podría devolver a la joven Valerie a su hermano mayor. No puede ver que este esta preocupado por su hermanita.”
Edzard se quedó en silencio unos segundos. Hasta que decidió hablar. “En serio acabas de decir una mentira tan obvia?”
El joven de pelo plateado levantó una ceja y luego puso una sonrisa amable. “No le entiendo. ¿Por qué dice que he mentido?”
Edzard suspiró. “Enserio crees que soy idiota. Se ve a leguas que no son buenas personas.”
La sonrisa en el rostro del joven de pelo plateado se esfumó tan pronto como Edzard terminó de hablar.
“Oh. Que sorpresa. ¿Cómo te diste cuenta de que no somos buenas personas?”
“He conocido a varios seres con los mismos ojos que ustedes. Ojos llenos de avaricia, crueldad y egoísmo.”
El joven de pelo plateado esbozó una sonrisa cuando Edzard terminó de hablar.
“¡Ja, ja, ja!” reía con fuerza. “Por Lucifer. Realmente eres algo interesante niño. Fuiste capaz de saber que no soy nadie amable con solo ver mis ojos.”
Los vellos del cuello de Edzard se erizaron cuando escuchó el tono de voz que contenía la risa. Era un tono de voz sarcástico que había escuchado en personas como Harkon y Miraak.
“Por supuesto que un ser como yo no puede ser amable. Ya que ser malvado es la esencia de todo demonio.”
Los ojos de Edzard se abrieron con sorpresa, ya que era la primera vez que se encontraba frente a frente a un demonio. Apretando los dientes con ira, Edzard comenzó a liberar un gran instinto asesino, pues a su mente volvieron los recuerdos de las visiones que Akatosh le había mostrado en la garganta del mundo.
Marius sintió un escalofrío cuando sintió el potente instinto asesino que Edzard generaba. Euclid, por su parte, solo sonreía, ya que esa reacción le gustaba mucho. Después de todo, para él, esa era la reacción que debían de tener los humanos al escuchar que él era un demonio. Porque un de demonio es un ser que causa dolor y sufrimiento a los humanos, ganándose el odio y el miedo de estos.
“Lucifuge. Tu encargarte del chico, yo me encargare de la chica.” Dijo Marius.
Euclid miró a Marius unos segundos. Él ya sabía por qué decía eso, ya que él también había sentido que el joven era mucho más poderoso que la chica.
Si bien Marius era un vampiro de pura sangre y por ende era alguien fuerte, su nivel de poder no se acercaba al del joven. Así que al final tendría que pelear contra él.
“Muy bien. Terminemos con esto rápido, ya que no quiero que mi señor se encuentre con este panorama.” Respondió Euclid, para luego moverse rápidamente hacia su objetivo. Su velocidad tomó por sorpresa al enmascarado, ya que pudo darle un golpe en el estómago. Gracias a dicho golpe, pudo mandarlo a volar por los aires.
Los ojos de Asia se abrieron cuando vio como Edzard era enviado a volar. Sin embrago, no pudo quedarse en ese estado mucho tiempo, ya que Marius se había movido y ahora estaba a espaldas de ella.
“¡Se acabó! ¡Después de esto te convertirás en mi bolsa de sangre personal!” gritó Marius mientras convertía su mano derecha en una garra de murciélago.
Asia giró la vista y levantó su mano derecha. Un brillo dorado apareció en esa mano, signo inconfundible de que se estaba cargando un hechizo de Restauración. Cuando el hechizo fue liberado, lo hizo en forma de una explosión radial de color dorado. Dicha explosión impactó en el cuerpo de Marius.
“¡Ahhrgggg!” gritó de dolor Marius mientras caía hacia el suelo. Sin embargo, antes de que impactase, convirtió su cuerpo en una bandada de murciélagos y volvió a la torre.
Asia miró al vampiro. Su cuerpo estaba lleno de quemaduras gracias al impacto del hechizo explosión de fuego solar. Este hechizo había sido uno de los que ella había creado. El daño de este hechizo se vio amplificado gracias a la habilidad necromago que ella poseía. Sin perder tiempo, comenzó a lanzarle bolas de fuego solar al vampiro.
Marius vio como las bolas de fuego se acercaban rápidamente hacia él, así que, invocando alas de murciélago, comenzó a esquivarlas lo mejor que pudo.
Asia vio al vampiro volar y comenzó a alejarse de la torre. No se preocupaba de que el intentase llevarse a Valerie, ya que la Dhampir estaba rodeada por una barrera circular que la envolvía completamente. Dicha barrera solo podía ser desactivada por su creador. Incluso si ella cayese no sufriría daño alguno. Mientras se alejaba, ella continuaba atacando con magia al vampiro.
Edzard logró estabilizarse en el aire y pudo aterrizar con seguridad sobre la muralla exterior.
‘Mierda. Ese bastardo se mueve rápido.’ Pensó Edzard mientras miraba al frente. La velocidad del demonio le había tomado por sorpresa, pero eso no iba pasar de nuevo.
“Eres bueno.” Dijo el demonio apareciendo frente a Edzard. “Supongo que te has ganado el derecho de saber mi nombre. Me llamo Euclid Lucifuge.”
Edzard miró a Euclid y apretó los puños. Gracias al golpe repentino había perdido su hacha, pero eso no era un problema, ya que él podía convocar otra arma o incluso luchar sin armas.
“Ya que me diste tu nombre, te daré el mío también. Puedes llamarme Ysmir.” Dijo Edzard sin dejar de mirar a Euclid.
Ambos enemigos se miraron un segundo y luego desaparecieron.
Edzard bloqueó con su brazo un golpe dirigido hacia su pecho. Luego de eso, lanzó un golpe rápido hacia el rostro de Euclid. Sin embargo, esto fue en vano, ya que el demonio logró esquivar el golpe en el último segundo.
“Realmente eres bueno. Pero, ¿Cómo te defenderás de esto?” preguntó Euclid lanzando varias lanzas de hielo.
Edzard respondió levantando su mano derecha. De esta mano, surgieron varias lanzas de fuego.
Ambos hechizos chocaron y crearon una fuerte onda expansiva que hizo que ambos enemigos retrocedieran algunos pasos. Además de llenar de polvo el lugar.
Cuando el polvo se disipó se podía ver a Edzard y a Euclid intercambiando golpes rápidamente. Edzard lanzaba puñetazos y patadas a un ritmo vertiginoso esperando lograr abrumar a su enemigo, pero Euclid lograba defenderse muy bien. Cada golpe generaba una pequeña onda expansiva que agrietaba el suelo donde luchaban.
El combate seguía igualado por el momento. Sin embargo, Euclid hizo una finta y logró darle un golpe a Edzard en el pecho. Edzard derrapó unos metros como consecuencia del golpe.
‘Mierda. Eso dolió.’ Pensó Edzard haciendo una ligera mueca. El golpe que Euclid le había dado le había dolido. Girando la cabeza, pudo ver que, a diferencia de él, Asia estaba que ponía contra las cuerdas a Marius, ya que el vampiro mostraba varias heridas por quemaduras de fuego solar. Aunque, Asia tampoco estaba indemne. Su túnica mostraba signos de quemaduras producto de los hechizos que su custodia no había podido bloquear completamente.
Sin embargo, Edzard dejó de verla, ya que fue obligado a volver a prestar atención a Euclid. Sobre todo, cuando este creó varios círculos mágicos en el cielo y comenzó a atacarlo con un bombardeo de hechizos de hielo.
Edzard levantó su mano izquierda y creó una custodia para protegerse. Gracias a la habilidad de absorción de su custodia, pudo absorber una pequeña cantidad de magia.
‘Maldita sea. Parece que los demonios pueden usar magia para bombardear objetivos a larga distancia.’ Pensó Edzard cuando su custodia se desvaneció y se vio obligado a saltar para poder esquivar los hechizos de Euclid.
“Eres bueno. Sobre todo, esquivando.” Dijo Euclid con burla mientras seguía bombardeando a Edzard con sus hechizos.
‘Mierda. ¿Cuánta magia tiene este idiota?’
Edzard seguía esquivando los hechizos de Euclid mientras pensaba en una manera para contraatacar. Sabía que su enemigo era bueno luchando tanto con magia como con los puños. Además, de que el demonio podía volar con sus alas, cosa que él no podía hacer sin entrar en su aspecto de dragón completo.
Euclid tenía una sonrisa mientras veía como Edzard esquivaba sus hechizos saltando entre las torres y las paredes de estas. Si bien lo tenía acorralado con sus hechizos, sabía que no podía gastar mucha magia en vano, ya que la experiencia le había mostrado que algo impredecible podría surgir en cualquier momento. Así que se decidió por acabar con esto de un solo golpe. Creando un círculo de magia en el suelo, hizo que cientos de picos de hielo se dirigieran hacia Edzard.
Edzard vio los picos de hielo acercarse a él. Apretando los dientes, decidió aumentar la cantidad de poder que planeaba usar en esta batalla. Así que extendió su mano derecha y junto una gran cantidad de magia. El hechizo liberado fue una gran ráfaga de fuego que se dirigió hacia los picos de hielo.
Una gran explosión se generó cuando ambos hechizos impactaron. Además, la onda expansiva hizo que Valerie saliese volando y terminase por caer cerca del lugar en donde terminaba la barrera que protegía el castillo. También, la onda expansiva hizo que Marius se desequilibrase por un segundo, segundo usado por Asia para impactarle un hechizo en todo el pecho del vampiro.
“¿Eres acaso un humano?” preguntó Euclid al ver la facilidad con la que Edzard había bloqueado el hechizo. “No. La verdadera pregunta es. ¿Cuánto te has estado conteniendo?”
La respuesta a esta pregunta surgió cuando Edzard apareció frente a él y le dio un potente golpe en todo el estómago.
“Ughh.” Gruño Euclid al sentir como varias de sus costillas se quebraban por el poder del golpe. El golpe fue tan fuerte que hizo que saliese volando y terminara atravesando varias torres.
Euclid se levantó lentamente y cuando lo hizo tuvo que protegerse de una patada de hacha. El golpe hizo que el techo de la torre se rompiese y que cayese hacia el suelo. Esto hizo que Euclid tuviese que maniobrar en el aire con sus alas para evitar de esa manera impactar con el suelo. Al mirar a Edzard, los ojos de Euclid se abrieron con sorpresa, ya que pudo ver como dos orbes dorados brillaban en los orificios para los ojos que poseía la máscara de Edzard.
“Parece que también tendré que ponerme serio.” Dijo Euclid antes de abalanzarse contra Edzard.
Edzard vio al demonio volar hacia él, así que él también se abalanzó contra él. Esto comenzó una gran batalla cuerpo a cuerpo cuyas ondas de choque comenzaron a crear ráfagas de viento que destruían partes del castillo.
Asia estaba jadeando por el cansancio. Su túnica estaba hecha jirones y su cuerpo tenía varios moretones por debajo de la armadura. Dicha armadura la había salvado varias veces en esta batalla. A pesar de que ella había iniciado con ventaja en esta batalla, eso cambió cuando Marius forzó un combate cuerpo a cuerpo usando su velocidad.
Actualmente ella usaba su espada de Mithril para defenderse de las garras de Marius. El vampiro atacaba con gran velocidad, tratando de abrumar a Asia. sin embargo, no lo lograba, ya que Asia era capaz de bloquear los golpes.
“¡Muere de una maldita vez!” gritó Marius mientras se convertía en una bandada de murciélagos y aparecía en la retaguardia de Asia.
Asia giró rápidamente para bloquear el golpe de Marius. Luego de bloquear el golpe, saltó hacia atrás y comenzó a esquivar acrobáticamente los golpes que el vampiro daba. Con cada segundo que pasaba, el vampiro parecía ganar terreno contra Asia. Sin embargo, cuando Marius estuvo a centímetros de golpearla, la onda expansiva de la batalla de Edzard hizo que ambos fueran separados.
‘Parece que Ed está yendo a pelear más enserio.’ Pensó Asia al ver el brillo dorado en la máscara de Edzard.
“¿Qué diablos está pasando?” preguntó Marius al ver como Edzard era capaz de plantare cara a Euclid. “¿Cómo es que esa bolsa de sangre es capaz de plantarle cara a un demonio que esta al mismo nivel que un Maou?”
Los ojos de Asia se abrieron cuando escuchó eso, ya que estaba sorprendida por lo que el vampiro acababa de decir. Una pequeña parte de ella estaba preocupada por eso, pero gran parte de ella no lo estaba. Después de todo, Edzard aun no había usado su aspecto de dragón.
‘Ed está luchando con todo su poder en su forma humana. Yo no puedo quedarme atrás.’ Pensó Asia mientras llevaba su mano hacia su bolsa. Sacado de allí una poción de magia, bebió rápidamente su contenido.
Marius enmarco una ceja cunado vio a Asia beber la poción. Sus ojos se abrieron cuando sintió que los niveles de Magia de Asia volvían a estar a plena potencia.
Asia levantó ambas manos y creó un orbe de magia dorada. Liberándolo, el hechizo se convirtió en una lluvia de rayos de luz que se dirigieron a gran velocidad contra Marius. Quien, al ver este ataque, comenzó a volar para esquivarlo. Lamentablemente, no fue lo suficientemente rápido y varios de los rayos terminaron por impactarle. Esto hizo que el vampiro se dirigiera raídamente hacia el piso.
Sin embargo, Marius logró estabilizarse y volar de regreso hacia la torre. Mientras volaba, sus ojos volvieron a abrirse cuando vio que sobre la cabeza de Asia aparecían seis luces.
Asia estaba concentrada mientras hacía uso de otro hechizo de su creación. Este hechizo generaba seis luces sobre a cabeza de Asia. estas luces comenzaron a cambiar de forma y se convirtieron en seis espadas doradas. Moviendo sus manos hacia el frente, Asia liberó su hechizo.
Las espadas doradas viajaron a gran velocidad hacia Marius, quien tuvo que volver a convertirse en murciélagos para escapar. Lamentablemente, fue muy lento y una de las espadas terminó por incrustarse en una de sus alas.
“Maldita humana. ¡¿Cómo te atreves?!” gritó Marius cuando se vio forzado a materializarse. Y es que la espada le había arrancado el ala.
Luego de gritar, el vampiro se llevó la mano a un bolsillo de su chaqueta y sacó un vial de sangre. Con una sonrisa cruel, bebió el contenido del vial.
‘¿Qué es lo que ha bebido?’ pensó Asia preocupada, ya une vio como las heridas del vampiro se curaban y su poder aumentaba ligeramente.
Marius sonrió y rápidamente apareció frente a Asia.
Los ojos de Asia se abrieron por la sorpresa y por el dolor, ya que Marius le había dado un poderoso golpe en el estómago. Dicho golpe hizo que saliese volando por los aires.
“Agh...” fue lo que salió de la boca de Asia cuando impactó en la pared de una torre. Abriendo los ojos, lentamente comenzó a salir del cráter que había creado. Si este golpe lo hubiese recibido su antiguo yo, es posible que ahora estuviese en el suelo muerta por el impacto. Levantando la vista, pudo ver a Marius que volaba sobre ella.
‘Parece que no tengo otra opción.’ pensó Asia mientras cerraba los ojos.
Marius vio con intriga como Asia cerraba los ojos. Sin embargo, esa intriga se convirtió en preocupación cuando vio como dos anillos aparecieron en las manos de Asia. Gracias a la información que había recabado y a los datos que había recibido de Euclid, sabía que sacred gear eran esos. Por lo que rápidamente trató de volar hacia Asia para evitar que se sanase.
Asia liberó el poder de su sacred gear haciendo que un resplandor dorado llenase el área. Cuando el resplandor se disipó, ella vestía su armadura plateada.
“No es posible. Sin embargo, no hay duda. Eres una usuaria de sacred gear que ha logrado acceder al movimiento prohibido. Tú has logrado alcanzar el Balance Breaker.” Dijo con pánico Marius, ya que vio como las heridas de Asia comenzaron a sanar rápidamente hasta que quedó completamente ilesa.
Asia abrió los ojos, luego extendió su mano y usó telekinesis para atraer su espada. Había perdido su espada en el momento en que Marius la había mandado a volar. Con su espada en mano, se abalanzó contra el vampiro. Gracias a su balance breaker logró recorrer en segundos la distancia que la separaba del vampiro. Ya estando frente a él, ella comenzó a dar cortes rápidos.
Marius desviaba con sus garras los ataques de Asia, pero cada vez se sentía más y más débil. Esto se debía a que el balance breaker de Asia generaba un aura que debilitaba considerablemente a los vampiros y demonios. En un momento dado, Asia logró hacerle un corte a Marius en el abdomen. Los ojos de Marius se abrieron mientras lentamente retrocedía manteniendo una mano sobre su abdomen. La razón de su pánico era que a pesar de haber logrado impactar golpes en Asia estos no habían hecho daño alguno.
“¿Qué clase de sacred gear tienes?” preguntó con miedo Marius al ver el poder del balance breaker de Asia. Sin embargo, ese miedo aumento a grandes niveles cuando vio que Asia clavaba su espada al suelo. Sin pensarlo dos veces, trató de huir del lugar.
Asia juntó sus manos y comenzó a acumular una cantidad extremadamente alta de magia. Estaba por usar su hechizo más poderoso. Un hechizo que se basaba en el hechizo de explosión de relámpagos de Edzard. Al verlo intentar huir, Asia se abalanzó rápidamente contra Marius. Cuando estuvo a menos de dos metros del vampiro, liberó el hechizo.
Una enorme cúpula de magia dorada engulló tanto a Asia como a Marius.
“¡AGHH…! ¡AGHHHH!” fueron los gritos de agonía que salieron de la boca e Marius al sentir como cada célula de su cuerpo era quemada por la explosión. Cuando el hechizo terminó se podía ver a un Marius con quemaduras muy graves. Las quemaduras eran tan graves que la ropa del vampiro se había fundido con su carne. Además, en algunas partes de su cuerpo se podía ver los tendones, músculos e inclusos los huesos.
Asia se levantó y trató de caminar, pero casi se desploma cuando sus piernas le fallaron. Sin embargo, nunca llegó a tocar el suelo, pues fue sujetada antes de caer.
Edzard y Euclid intercambiaban golpes a gran velocidad. Cada golpe que se daban se creaba una onda de choque tan fuerte que destruía parte del castillo.
Edzard detuvo una patada de Euclid con su mano y luego le agarró la pierna y lo envió volando hacia una pared. Sin embargo, Euclid logró estabilizarse en el aire y pudo aterrizar antes de impactar contra algún muro.
Euclid respiraba con dificultad y gran parte de su ropa estaba completamente destrozada. Además, sin que él lo supiese había pequeñas cantidades de escarcha e imperceptibles relámpagos por varias partes de su cuerpo. Levantando su mano intentó lanzar un hechizo, pero sus ojos se abrieron cuando se percató de que sus niveles de poder demoniaco estaban muy bajos.
‘¿Qué pasa? No he usado muchos hechizos. ¿Por qué mis niveles de poder están tan bajos? Además. ¿Por qué siento el cuerpo tan cansado como si hubiese luchado durante días?’ pensó Euclid preocupado, ya que nunca se había sentido tan cansado. Incluso cuando luchó en la guerra civil nunca había estado tan cansado. Lamentablemente no pudo pensar mucho más, ya que en ese momento apareció Edzard.
La armadura de Edzard había visto días mejores, ya que actualmente poseía varias rasgaduras y abolladuras.
‘El poder de este demonio no es nada de lo que burlarse.’ Pensó Edzard, pues los golpes de Euclid habían logrado atravesar las escamas del dragón de nivel legendario que conformaban la parte interna de su armadura. Eso lo sabía, porque tenía varias contusiones y fisuras en algunos huesos de su cuerpo.
Cuando Edzard estuvo frente a Euclid, se abalanzo y comenzó a atacarle raudamente. Puñetazos, patadas, patadas giratorias, Edzard estaba que usaba todo su arsenal de combate mano a mano. Cada uno de sus movimientos eran fuertes y rápidos, pero arrítmicos. Luego de un intercambio rápido de golpes, Edzard se alejó con un salto mortal hacia atrás.
“Veo que estas cansado. Incluso es posible que ya no puedas usar hechizos, ¿verdad?” dijo Edzard cuando aterrizó.
“¿Cómo sabes eso?” preguntó Euclid con voz cansada mientras sentía que su mente comenzaba a perderse.
Edzard puso una sonrisa de burla. “¿Qué te hace pensar que te diré algo?”
Edzard se movió rápidamente e intentó darle un puñetazo a Euclid. El demonio respondió desviando el golpe, sin embargo, eso dejó una abertura en su defensa. Edzard aprovechó esa abertura y le dio un rodillazo en el estómago.
“Gahh.” Fue lo único que salió de la boca de Euclid mientras escupía saliva mesclada con sangre.
Aprovechando que el demonio estaba que se sostenía el abdomen, Edzard le dio una patada giratoria. Esta patada hizo que Euclid volase hasta impactar en un muro del castillo. El impacto hizo que varios escombros cayesen sobre el demonio.
‘Parece que mis hechizos de golpe de relámpago y escarcha están funcionando muy bien.’ Pensó Edzard mientras miraba sus manos. Los hechizos mencionados eran dos hechizos que Edzard había desarrollado para luchar cuerpo a cuerpo. Estos consistían en generar pequeñas y casi imperceptibles capas de magia tanto de escarcha como de relámpagos en sus piernas y brazos. Estos hechizos tenían como base los mismos principios que los hechizos de manto elementales. Al igual que esos hechizos, estos también agotaban las reservas de magia y aguante de sus objetivos, la única diferencia es que estos hechizos lo hacían cuando había contacto físico.
Cerrando los ojos, Edzard soltó un suspiro de tranquilidad cuando sintió que el poder de Euclid se había agotado casi por completo y que estaba a las puertas de la inconciencia.
Un brillo dorado llamó su atención. Girando su cabeza, pudo ver que dicho brillo se originaba de un orbe dorado. Sabiendo que significaba ese orbe, se dirigió hacia allí. Cuando llegó, pudo ver a Marius al borde de la muerte y a Asia comenzar a caer. Así que rápidamente se apresuró a agarrar a su esposa.
“No puedo creer que usaras un hechizo tan peligroso como ese.” Dijo Edzard mientras veía como la armadura de Asia se desvanecía lentamente.
Asia hizo una mueca. Su cuerpo estaba adolorido y sus reservas de magia estaban casi agotadas. Ese hechizo le quitaba mucha magia. Además, era muy inestable y peligroso, así que la única manera de que lo pudiese usar era en lo que ahora ella sabía que era su balance breaker. Si no lo usaba, era posible que quedase muy herida. Si bien este hechizo era muy poderoso, su nivel de poder aumentaba por seis si se usaba contra vampiros.
“Lo siento, Ed. Pero luego de escuchar lo que dijo Marius, quería ayudarte.” Dijo Asia con voz cansada mientras apoyaba su cabeza en el pecho de su esposo.
“¿Ayudarme?” preguntó Edzard confundido.
“Si. Marius dijo que a quien te enfrentabas era alguien al nivel de un Maou.”
“Así que los Maou tienen ese nivel de poder.” Dijo Edzard al recordar que los Maou eran los líderes de los demonios.
“Así parece. Por cierto. ¿Dónde está ese hombre?”
“Lo he dejado inconsciente.” Respondió Edzard comenzando a caminar hacia donde había caído Valerie.
“Realmente eres alguien muy fuerte. Derrotaste a alguien de nivel Maou en tu forma humana.”
“No lo creo. Solo ha sido suerte. Logre derrotarlo gracias al efecto secundario de los hechizos de destrucción. Caso contrario hubiese sido necesario que use uno que otro Thu’um.” Dijo Edzard con tono serio, ya que esa era la cruda realidad. Sin los efectos de la magia de relámpagos y escarcha de Nirm era muy probable que hubiese tenido que usar la primera palabra de su aspecto de dragón.
“Ya veo. Al parecer, tuvimos suerte esta vez.” Dijo Asia.
“Sí. Parece que tendré que volver a entrenar. Ya que siento que me estoy oxidando.” Dijo Edzard con una sonrisa ansiosa en su rostro.
“Sí. Yo también entrenare. Después de todo, debo volverme más fuerte.” Dijo Asia con una sonrisa.
Luego de caminar un rato llegaron a donde estaba Valiere. Ambos soltaron un suspiro de alivio al ver que la barrera haba logrado aguantar muy bien los impactos que había recibido, ya que alrededor de ella había un montón de escombros.
Agachándose, Edzard dejó a Asia en el suelo.
“Deberías beber una poción de aguante. Eso te ayudara bastante.” Dijo Edzard mientras se acercaba y desactivaba la barrera que rodeaba a Valerie.
Asia hizo lo que le dijo Edzard y se bebió una poción de aguante.
“Ahh...” suspiró Asia mientras sentía que la poción comenzaba a hacer efecto.
Edzard cargó a Valiere y comenzó a acercase a Asia. Sin embargo, cuando dio tres pasos al frente sintió un gran dolor en su pecho. Un segundo después, fue arrojado por los aires a gran velocidad hasta que se detuvo luego de atravesar varias paredes del castillo.
“¡ED!” gritó Asia con pánico al ver a Edzard ser golpeado.
“Vaya. Nunca creí que mi querida mano derecha fuese derrotada por un niño.” Dijo una sombra parada frente a Asia mientras se agachaba y tomaba a la inconsciente Valerie.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y comienza la operación para salvar a Valerie. Edzard ha logrado vencer a Euclid, pero ahora a sido sacado del combate. Asia, por su parte, ha vencido a Marius.
En el siguiente capítulo veremos el desenlace de esta operación y veremos aparecer a algunos príncipes daedricos.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 23
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 22
—Ed. La prudencia es buena ventaja en una batalla. Pero el abusar de ella, puede costarte la vida—
Roland a Edzard en el 194 C.E.
Los ojos de Asia estaban abiertos como platos. Frente a ella había un hombre de mediana edad de unos cuarenta años con cabello plateado oscuro y ojos color avellana. Su cabello era largo y tenía una barba en forma de perilla. Además, poseía un aura sin fondo y espeluznante alrededor de su cuerpo. Vestía una túnica blanca con una armadura plateada con bordes y decoraciones dorados, y por debajo un traje azul.
Asia comenzó a levantarse lentamente mientras sus ojos seguían fijos tanto en Valerie como en el extraño. Ella sabía que él era muy fuerte, ya que, de no ser así, nunca hubiese podido mandar a volar a Edzard.
“Vaya. No esperaba encontrar a una humana por aquí.” dijo el extraño con una sonrisa.
Asia miró al extraño mientras trataba de analizar su nivel de poder. Sus ojos se abrieron cuando se percató de que era ridículamente más poderoso que ella. De hecho, su nivel de poder estaba al mismo nivel que el de Edzard.
“No me mires tanto, harás que me sonroje.”
Asia parpadeó confundida. No entendía por qué este sujeto decía eso.
“¿Quién eres? ¿Qué quieres con Valerie?” exigió Asia.
El extraño levantó una ceja y mostró una sonrisa.
“Realmente tienes valor para hablarme así. No entiendes tu situación verdad. Pero bueno, estoy de buen humor. Así que vete antes de que cambie de opinión.”
Luego de hablar y sin darle importancia alguna a Asia, comenzó a alejarse. Caminaba en dirección hacia donde estaba Euclid inconsciente.
Asia vio como el extraño comenzaba a alejarse. Cuando sintió que el efecto de la poción que había bebido terminaba, se levantó y comenzó a correr detrás del extraño. Cuando pudo verlo, levantó su mano derecha y lanzó una bola de fuego.
La bola de fuego recorrió rápidamente la distancia que separaba a Asia y al extraño. Cuando estuvo por impactarle, el extraño la esquivó como si nada, luego giró y dejó caer el cuerpo de Valerie con brusquedad.
“¿De verdad desaprovechaste tu oportunidad para huir?” Dijo el extraño con una sonrisa en su rostro. “Bueno, mejor para mí.”
Luego de decir eso, el extraño apareció frente a Asia y le dio un rodillazo en el estómago.
“Gahhh.” Asia escupió un poco de sangre gracias a la fuerza que tenía ese golpe.
Luego de golpearla, el extraño la agarró por el cuello de la túnica y le dio una fuerte bofetada. El golpe envió a Asia a volar, terminando por derrapar por el suelo. Cuando se detuvo, ella se levantó mientras las piernas le temblaban. Extendiendo sus manos, comenzó a reunir una gran cantidad de magia de restauración, la cual tomaba forma de una esfera dorada. La esfera se transformó en cientos de rayos de luz dorada que viajaron a gran velocidad hacia el extraño.
“Vaya. Que ataque más bonito.” Dijo el extraño mientras levantaba su mano izquierda y creaba un circulo mágico de color gris. Este círculo detuvo con éxito el ataque de Asia.
“Ahora. Es mi turno.” Dijo el extraño mientras creaba otro cirulo, del cual salió una gran bala de magia. Esta bala de magia se dirigió directamente a Asia.
Asia creó rápidamente una custodia al ver como a bala de magia se acerca rápidamente a ella. La bala de magia impactó contra la custodia, creando una explosión. La explosión hizo que Asia tuviese que saltar hacia atrás para evitar ser golpeada por ella.
Cuando estuvo a varios metros, Asia tuvo que comenzar a esquivar los golpes que el extraño hacía. Estuvo esquivando los ataques durante un minuto aproximadamente, hasta que un puñetazo impactó en su cara. El golpe la mando a volar hasta que terminó por impactar en la muralla exterior del castillo.
La mente de Asia estaba al borde de la inconciencia gracias a la cantidad de daño físico que acababa de recibir. Abriendo los ojos con dificultad, pudo ver como el extraño se acercaba lentamente.
“La verdad es que estoy sorprendido de que hayas logrado aguantar tanto daño.” Dijo el extraño con una sonrisa.
Cuando estuvo frente a Asia, la tomó por el cuello de la túnica y levantando su mano izquierda, creó un circulo mágico frente al rostro de Asia.
‘Lo siento, Ed. Parece que tendrás que criar solo a Marie.’ Pensó Asia con tristeza mientras miraba como el circulo comenzaba a brillar. Cerrando los ojos, esperó el fin.
Sin embargo, ese fin nunca llegó, ya que en menos de un segundo ella ya no sentía que le garraban la túnica. Abriendo los ojos, vio que Edzard estaba frente a ella con el puño extendido.
“¿Ed?” preguntó Asia con asombro.
Edzard no respondió verbalmente, si no que movió su mano derecha e hizo que Valerie flotara hacia él. Cuando la Dhampir estuvo frente a él, la arrojó a los brazos de Asia.
“Ufff.” Gruño Asia cuando atrapó el cuerpo de Valerie. Después de eso, ella dejó el cuerpo de la Dhampir en el suelo.
Edzard metió la mano en su bolso y sacó un objeto. Sin perder tiempo, le arrojó el objeto a Asia.
Asia lo atrapó y sus ojos se abrieron cuando vio lo que era. En su mano había una llave de color dorado. La llave tenía forma de cruz y poseía una esmeralda en la cabeza de la misma.
‘Esta llave tiene un aura muy similar a la…’
“Ed. Esta llave es una…” dijo Asia entendiendo que objeto era el que le habían arrojado.
“Si, es una Shadowkey. Pensaba regalártela en Saturalia. Pero la actual situación me ha forzado a dártela antes de tiempo.” dijo Edzard mientras miraba al frente. “Para accionarla, solo debes de imbuirla de magia y pensar en el lugar al que planeas viajar. Luego colocas la llave al frente y se creara el portal hacia ese lugar. Así que toma a Valerie y vete de aquí.”
“No. Me voy a quedarme a ayudarte.” Respondió Asia intentándose levantarse, pero no pudo, ya que su cuerpo no respondía bien.
“No, Asia. tienes que irte. Tu cuerpo está muy golpeado, tus reservas de magia están muy bajas. Así que mejor te retiras de este lugar y te llevas a Valerie.” Dijo Edzard mientras le ayudaba a levantarse. Esto lo hizo sin dejar caer su guardia.
Asia miró a Edzard y se mordió los labios. Ella quería quedarse y ayudarle, pero también sabía que sería una carga en esta batalla.
‘Otra vez pasa lo mismo. Tengo que huir mientras Edzard se queda a luchar solo.’ Las lágrimas comenzaron a formarse en los ojos de Asia gracias a la impotencia que sentía. Sin embargo, a pesar de sus emociones actuales, se levantó y con dificultad cargó a Valerie. Levantando su mano izquierda, usó su nueva Shadowkey. El espacio frente a ella vibró un segundo y luego se abrió un portal.
El portal mostraba un claro que ella conocía muy bien, ya que era el mismo lugar donde ella, Edzard y Marie vivieron cuando llegaron a Rumania. Sin perder tiempo, caminó hacia el portal. Cuando estuvo por cruzarlo, giró la cabeza y vio a Edzard parado frente a ella.
“Ed. No mueras.” Dijo Asia.
Edzard giró su cabeza y mirando a Asia, asintió.
Al ver esto, Asia giró su cabeza y atravesó el portal, el cual se cerró un segundo después.
“¿Por qué te quedaste sin hacer nada?” preguntó Edzard viendo al extraño parado frente a él.
El extraño puso una sonrisa y luego habló. “No hay necesidad de apresurarse. Todavía falta terminar muchos preparativos para hacer uso del sacred gear de la Dhampir. Así que al dejarla irse me aseguro de que tendré algo que hacer para no aburrirme en el futuro.”
Edzard miró al extraño y frunció el ceño. El golpe que le había dado le había causado un poco de daño, el cual se había sumado a las heridas que arrastraba de su batalla contra Euclid. Así que, para mitigar ese daño a corto plazo, tuvo que tomarse tres pociones.
‘No me había visto obligado a beber una poción desde que derrote a Alduin.’ Pensó Edzard, ya que para poder estar en condiciones más óptimas para la lucha, tuvo que beber una poción de curación, una de magia y una de estamina.
“Sabes. Me sorprende que sigas vivo luego de ese golpe. Después de todo use gran parte de mi fuerza.” Dijo el extraño mirando a Edzard de arriba abajo.
“Ya veo. Así que, aun tienes más fuerza para usar.”
“Lo mismo se puede decir de ti.”
“¿Qué quieres decir?” preguntó Edzard levantando una ceja.
“Estuve viendo toda tu lucha contra Euclid.” Respondió el extraño. “Me sorprendió mucho que pudieses darle lucha y mucho más que pudieses derrotarle. No eres un humano normal, ¿verdad?”
Edzard sonrió bajo su máscara. “No tienes ni idea.”
El extraño sonrió. “Ja, ja, ja. Eres interesante niño. Lamentablemente, eres una variable que puede inmiscuirse en mis planes. Así que tendré que matarte. Sin rencores, ¿verdad?”
Edzard negó con la cabeza mientras levantaba sus manos en gesto de desinterés. “No eres la primera persona que me lo dice.”
“Oh. ¿Es eso seguridad o arrogancia? Bueno, al final no importa. Ya que morirás hoy de todas formas.”
“Bueno. Suponiendo que muriera hoy. Puedes decirme el nombre de quien me matara.”
El extraño sonrió para luego levantar ambos brazos y extendiéndolos, se presentó. “Mi nombre es Rizevim Livan Lucifer. Hijo del Lucifer original y soy el ser que gobernara otro mundo.”
La ceja de Edzard se levantó un segundo, ya que le había parecido ver un relámpago en el momento en que Rizevim se presentó. Tomando una posición defensiva, decidió presentarse. “Bueno, ya que te has tomado la decencia de presentarte, supongo que yo también tendré que presentarme. Me llamo Ysmir. Y soy quien te matará hoy.”
La sonrisa en el rostro de Rizevim murió cuando escuchó lo que dijo Edzard.
‘Por la apariencia y el olor, este tipo es un demonio. Y por el aura que emite, es mucho más poderoso que Euclid. Debo de tener cuidado. Por suerte, Asia y Valerie ya se fueron. Así que, puedo luchar más cómodamente sin tener que preocuparme por ellas.’
La guardia de Edzard no bajó en ningún momento mientras esperaba que su enemigo haga algún movimiento.
Mientras Edzard y Rizevim se preparaban para luchar, ninguno se percató que estaban siendo vigilados. De hecho, no podrían sentirlo, ya que estaban siendo observados por un ser de otro plano. Sentado en su trono, Sheogorath miraba la batalla que pronto iniciaría.
“Oh. Que emoción. El pequeño Ed se enfrentará a alguien poderoso esta vez. Esta batalla será muy divertida.” Dijo el príncipe de la locura haciendo aparecer varias fuentes con queso y botellas con mucho vino. Sin embargo, un segundo después sus ojos se agrandaron. “Acabo de tener una gran idea. Porque tengo que ser solo yo quien disfrute de esta batalla. Sería mucho mejor si lo compartiese con los amigos de mi descendiente.”
Luego de decir eso, golpeó su bastón el suelo. Haciendo que en muchos lugares de Tamriel se abrieron varios portales que servían como pantallas, las cuales comenzaban a mostrar los escombros creado por la batalla entre Edzard y Euclid.
En el salón principal de Jorrvaskr, se encontraban, el actual Heraldo, Vilkas junto a Aela, quien tenía a Serana sentada en su regazo, Farkas y los otros miembros de los Compañeros. El grupo se encontraba bebiendo tranquilamente luego de sus entrenamientos.
“Hermano. ¿Qué está pasando?” preguntó Farkas al ver el portal abrirse.
“No lo sé.” Respondió Vilkas sin saber que pasaba.
“Espera. Ese que sale en la pantalla no es Ed.” Dijo Aela al ver a Edzard frente a Rizevim.
“Por la barba de Shor. Tienes razón.” Dijo Vilkas viendo la pantalla.
“¿En qué problema se metió ahora?” preguntó Serana dándose un golpe en la frente.
En el Colegio de Hibernalia, Tolfdir se encontraba dando una conferencia sobre el estudio de la magia en general, cuando vio como aparecía un portal en medio del Salón de los Elementos.
“Archimago. ¿Qué sucede?” preguntó un estudiante al ver el portal.
Tolfdir frunció el ceño al ver el portal; sin embargo, sus ojos se abrieron como platos al ver a Edzard en la pantalla.
“¿Qué mierda? ¡¿Qué hace Edzard allí?!” gritó Onmund.
“No lo sé. Pero parece que está por luchar contra alguien.” Respondió Tolfdir viendo a su predecesor en la pantalla.
En el Jarro Ajado se encontraban reunidos todos los miembros del gremio de ladrones. Se encontraban bebiendo y contando las ganancias de sus últimos atracos.
“Oye Brynjolf. ¿Cuánto hemos ganado esta semana?” preguntó Vex mientras sostenía una taza con aguamiel.
“Mucho dinero. Hemos recaudado más de cien mil septims.”
La respuesta de Brynjolf generaron vítores de sus compañeros del gremio. Sin embargo, estos vítores se convirtieron en susurros cuando vieron como aparecía el portal.
“¿Qué mierda es esto?” preguntó Brynjolf mientras se acercaba al portal.
“Ni idea. Pero parece que solo es un portal de observación.” Respondió Delvin mientras su mano atravesaba el portal.
“Espera. Ese no es Edzard.” dijo Zafiro señalando la pantalla.
Los miembros del gremio jadearon de sorpresa cuando vieron que Zafiro tenía razón.
“Por Nocturnal.” Dijo Karliah preocupada.
Mas portales aparecieron en las antiguas casa de Edzard, en el Fuerte del Alba, en Roca del Cuervo, en la Aldea Skaal y finalmente, la habitación personal del emperador. Los antiguos edecanes de Edzard intentaron en vano intentar atravesar el portal. Los miembros de la casa Redoran miraron con expectación. Los Skaal enviaron una oración al creador para que proteja a Edzard. Los miembros de la Guardia del Alba miraron el portal y comenzaron a apostar sobre lo que pasaría. Maximilien quien se encontraba reunido con Decius y Darryn recibiendo los informes de estos últimos. Cuando vieron el portal, dejaron eso de lado y comenzaron a ver lo que pasaría.
El viento se había calmado mientras Edzard y Rizevim se miraban fijamente sin hacer ningún movimiento. Una pequeña roca se balanceaba en una de las murallas quebradas del castillo. La gravedad hizo su trabajo, haciendo que la roca callera de la muralla. Cuando esta tocó el suelo, Edzard y Rizevim se abalanzaron uno contra el otro.
Cuando estuvieron frente a frente, Edzard lanzó un puñetazo, el cual fue repelido por un puñetazo de Rizevim. El impacto de ambos puños generó una gran onda de choque. Luego de eso, Rizevim se alejó y levantando su mano, creó varios círculos de magia. De estos círculos salieron varias balas de magia que se dirigieron a gran velocidad hacia Edzard.
Edzard vio las balas de magia acercándose y comenzó a correr por el lugar. Usando su velocidad, esquivó todos los hechizos, y cuando ya no había hechizos enemigos, extendió sus manos. De estas surgieron varias lanzas de hielo, las cuales recorrieron con gran velocidad la distancia entre Edzard y Rizevim. El demonio al ver esto, creó un circulo mágico para protegerse. El impacto del hechizo de Edzard hizo que Rizevim derrapase algunos metros.
“No está mal chico.” Dijo Rizevim mientras se sacudía las manos, pues el ataque de Edzard le había causado un poco de dolor.
Luego de decir eso, el demonio se movió rápidamente contra Edzard. Ya estando frente a él, lanzó un combo de puñetazos. Estos golpes fueron bloqueados por Edzard, quien respondió haciendo lo mismo. Después de un rápido intercambio de golpes, ambos se separaron y se lanzaron hechizos. Rizevim lanzó una gran ráfaga de hielo, mientras que Edzard respondía con un torrente de llamas. El impacto de ambos hechizos causo una gran explosión que hizo que ambos tuviesen que alejarse para poder salir indemnes.
“Ja, ja, ja. Realmente eres fuerte, chico. Parece que tendré que usar más de mi poder para derrotarte.” Dijo Rizevim con una sonrisa.
Edzard respondió cerrando los ojos un segundo. Cuando los abrió, ambos ojos se volvieron de color dorado.
‘Esta es la segunda vez en este día que tendré que usar casi todo el poder que tengo en mi forma humana.’ Pensó Edzard mientras su mirada estaba fija en Rizevim. ‘Además, parece que tendré que cambiar de estilo de lucha.’
Luego de pensar eso, Edzard cambio su postura a una más suelta.
Rizevim levantó una ceja al ver como Edzard cambiaba de postura. Sin tomarle importancia, se abalanzó contra él.
Edzard vio como Rizevim desaparecía y volvía a aparecer frente a él. Al ver un puñete dirigido hacia su cabeza, esquivó el golpe moviéndola ligeramente hacia un lado. Luego de esquivar el golpe, Edzard respondió rápidamente con un potente golpe al plexo solar de Rizevim. El golpe fue tan fuerte que creo una gran onda de choque y terminó por enviar volando a Rizevim.
El demonio logro estabilizarse en el aire, esto hizo que no termine por estrellarse contra algún muro. Sin embargo, tuvo que volver a la defensiva cuando Edzard apareció frente a él y comenzó a atacarle. Cada ataque de Edzard estaba dirigido a zonas fatales de su cuerpo.
Tolfdir miró con asombro la batalla que mostraba la pantalla.
“Increíble. Parece que ese sujeto usa esos círculos para generar sus hechizos.” Dijo el Archimago mientras tenía una mano en la barbilla al ver como Rizevim lanzaba hechizos con sus círculos mágicos.
“Tiene razón, maestro. Sin embargo, ¿quisiera saber algo?” Preguntó Onmund.
“¿Qué cosa?”
“¿Quisiera saber si usted sabía que Edzard podía luchar así cuerpo a cuerpo?”
“La verdad es que no lo sabía.” Respondió Tolfdir. “¿Qué tipo de arte marcial será ese?”
“J'zargo cree que Edzard está usando el Vrin-Thak.” Dijo J'zargo.
“¿Vrin-Thak? ¿Qué es eso?” preguntó Brelyna.
“También se le llama Goutfang. Es un estilo de lucha Khajiita que se caracteriza por la velocidad de sus ataques arrítmicos que pueden ser reforzados con magia elemental. Es en si un estilo de lucha diseñado más para noquear a tu oponente que matarlo.”
Los magos reunidos asintieron a la respuesta del Khajiita.
“Ja, ja, ja. Nunca pensé que Edzard podía luchar así en combate cuerpo a cuerpo.” Dijo Brynjolf con una sonrisa.
“Qué bueno que nunca le retamos a una pelea de puños.” Dijo Delvin soltando un suspiro. Esas palabras recibieron el asentimiento de todos os miembros del gremio.
“Espera. Esta cambiado de postura.” Dijo Vex al ver a Edzard tomar una postura diferente a la que estaba usando anteriormente.
“Es cierto. ¿Por qué lo habrá hecho?”
“No lo sé. Pero lo averiguaremos si continuamos viendo la pelea.” Dijo Brynjolf.
Los ojos de Darryn se abrieron de par en par cuando vio a Edzard golpear a Rizevim en el pecho.
“Por los nueve. De verdad sabes usar ese estilo de lucha.”
“Darryn. ¿Qué sucede? ¿Por qué estas tan pálido?” preguntó Decius.
“Es ese estilo de lucha que usa Edzard. Ese es el Ziz Kurah.”
“Ziz Kurah?” preguntó Maximilien.
“También puedes llamarlo colmillo susurrante. Es un arte marcial Khajiita diseñado exclusivamente para matar a tus oponentes de una manera rápida y eficiente.”
Los ojos de Maximilien y Decius se abrieron por el shock.
Rizevim hizo una mueca cuando usó su brazo para detener una patada de Edzard. no sabía cómo, pero cada vez que el detenía un golpe del humano frente a él, su poder demoniaco descendía ligeramente y su cuerpo comenzaba a pesarle más.
“Acabo de descubrir como pudiste derrotar tan fácilmente a Euclid.” Dijo Rizevim mientras extendía sus doce alas y levantaba vuelo. “De alguna manera tus golpes agotan mi poder demoniaco y mi energía física. Así que, la mejor manera de matarte es hacerlo a la distancia o forzarte a estar a la defensiva.”
Luego de decir eso, Rizevim creó diez círculos de magia.
“¡Muere!” gritó Rizevim mientras hacía que de los círculos lanzasen rayos de magia hacia Edzard.
Edzard vio como los rayos de magia se acercaban a él. Así que, juntando sus manos, usó un hechizo. Sobre la cabeza de Edzard aparecieron diez vórtices de magia. Apuntando sus manos hacia Rizevim, Edzard liberó su hechizo. Cada vórtice genero un ataque elemental.
Los rayos de magia de Rizevim impactaron contra los hechizos elementales de Edzard creando así una gran explosión que engulló gran parte del castillo. Cuando la explosión terminó, una gran nube de polvo cubrió las ruinas del castillo. Rizevim aprovechó eso para tratar de atacar por sorpresa a Edzard. usando su velocidad, apareció frente a Edzard y le dio un puñetazo.
Edzard puso sus brazos en X para poder defenderse del puñetazo de Rizevim. La fuerza del golpe, hizo que Edzard derrapase varios metros.
‘Mierda. Ese golpe era más potente que los anteriores.’ Pensó Edzard haciendo una mueca por el dolor.
“Parece que estas usando más poder que antes.” Dijo Edzard cuando logró detenerse.
“Así es. Así que siéntete alabado por haberme forzado a usar tanto poder.” Dijo Rizevim mientras cargaba contra Edzard.
Rizevim comenzó a lanzar golpes a gran velocidad contra Edzard.
‘Maldita sea. Si esto sigue así, pronto podrá abrumarme.’ Pensó Edzard apretando los dientes mientras esquivaba un golpe dirigido a su cabeza. La fuerza de este golpe hizo que su capucha se bajase, dejando su cabello y sus ojos a la vista.
Rizevim sonreía mientras sus golpes mantenían a Edzard a la defensiva. Haciendo una finta, logró conectar un golpe en el estómago de Edzard. La fuerza del golpe mando a volar por los aires a Edzard. Rizevim se lanzó rápidamente, persiguiendo a Edzard.
Cuando Edzard logró estabilizarse, Rizevim apareció frente a él y usando sus alas logró hacerle un corte en la armadura.
‘No me jodas. ¿Sus alas también pueden hacer eso?’ pensó Edzard mirando su armadura y viendo como un poco de sangre comenzaba a salir por el corte. ‘Ese ataque ha logrado atravesar las escamas de dragón.’
El ataque de Rizevim había logrado esa hazaña gracias a que la armadura de Edzard estaba debilitada gracias a su batalla con Euclid.
‘Maldita sea. Parece que tendré que usar el Thu’um de Aspecto de dragón. Pero ¿Cuántas palabras uso? ¿Una? ¿dos? ¿las tres?’ pensó Edzard preocupado, ya que no sabía qué nivel de potencia usar. Esto se debía a que, si usaba una sola palabra y no era suficiente estaría en problemas, pero si se pasaba podría destruir el lugar y hacer que la batalla se extienda fuera de esta zona y ponga en peligro a las localidades humanas cercanas.
“¡No deberías distraerte!” gritó Rizevim mientras le lanzaba a Edzard un puñetazo.
Edzard respondió al golpe de Rizevim con un puñetazo.
Ambos golpes chocaron y Edzard comenzó a derrapar mientras Rizevim lo forzaba a ir hacia atrás.
“Ugg…” gruñó Edzard mientras usaba más fuerza para detenerse.
‘Maldita sea. no tengo más opción. Tendré que luchar con todo mi poder en forma humana y usar algunos Thu’um para mantenerlo a raya.’
Edzard había logrado detenerse y con un salto se había separado de Rizevim. Cuando aterrizó, su trenza se había desatado y cubría sus ojos gracias al viento.
Los ojos de Vilkas se abrieron como platos y dejó caer su jarra con hidromiel cuando vio los ojos de Edzard, mientras sentía un escalofrió recorrer su cuerpo al mismo tiempo que recordaba cierto evento del pasado.
“¿Qué pasa hermano?” preguntó Farkas preocupado. Y no era el único, ya que todos los Compañeros que lo rodeaban también lo miraban preocupados.
“Maldita sea. Realmente vas a hacerlo Edzard.” dijo Vilkas con miedo y preocupación en su voz, ya que los ojos de su amigo comenzaron a brillar.
“Maldita sea, Vilkas. ¿Qué está pasando? ¿Por qué estas tan asustado?” preguntó Aela al ver a su amigo asustado.
“Edzard va a luchar en serio.”
Los ojos de los presentes se asombraron cuando escucharon eso.
“¿Cómo que luchar enserio? ¿Va a usar el aspecto de dragón? Preguntó Serana.
“No. No lo creo.”
“Entonces, ¿Por qué dices que Edzard luchará en serio?”
“Fácil. Va a comenzar a usar el Thu’um. No usara directamente el aspecto de dragón. Primero, luchara sin usar ese poder. Si la cosa se sigue complicando, usará ese Thu’um.”
Edzard se agachó ligeramente y se preparó para atacar. Había decidido no usar su aspecto de dragón, al menos no hasta que sepa cuál es el límite de poder de su enemigo.
‘Es la primera vez de desde que llegue a este mundo que voy a luchar enserio.’ Pensó Edzard.
Edzard tomó aire y comenzó a aumentar la cantidad de magia que enviaba a sus extremidades. La cantidad de magia hizo que en sus manos y pies se formara un aura de escarcha y relámpagos luego de mirar sus manos, gritó. “¡WULD!”
Los ojos de Rizevim se abrieron de dolor cuando recibió un potente golpe en el estómago. El golpe fue tal que le hizo vomitar sangre antes de salir volando por los aires. Y es que Edzard había usado la fuerza cinética del Thu’um para aumentar la fuerza del impacto del golpe.
Sin perder tiempo, Edzard corrió a gran velocidad y usando los escombros y ruinas de las torres del castillo siguió a Rizevim. Cuando el demonio se estabilizo en el aire, Edzard apareció frente a él y con una patada de hacha lo envió volando hacia el suelo. La fuerza del golpe fue tal, que hizo que Rizevim creara un cráter cuando impactó en el suelo.
“Duele. Maldita sea.” dijo Rizevim apretando los dientes con ira. Ese maldito humano se estaba volviendo cada vez más fuerte. “Se acabaron los juegos. Te voy a matar con todo el poder que tengo.”
Luego de decir eso, Rizevim se puso de pie y creó cientos de círculos mágicos.
“Muere!” gritó Rizevim mientras desataba un bombardeo de hechizos sobre Edzard.
Edzard vio los hechizos llegar y decidió saltar en medio de ellos. Extendiendo ambas manos, creó una custodia. Cuando los hechizos estuvieron por impactar en la custodia, Edzard cerró los ojos y activo su poder de piel de dragón.
Rizevim tenía una sonrisa en su rostro al ver como sus hechizos comenzaron a impactar en Edzard; sin embargo, esa sonrisa se esfumó cuando vio a Edzard salir casi indemne del ataque. Esto porque Edzard ya no vestía la parte superior derecha de su armadura, ya que esta había desaparecido gracias a la potencia de los ataques que había recibido.
“Maldit…” Cualquier cosa que estuviera por decir fue interrumpida cuando Edzard le dio un golpe en el rostro. El golpe lo hizo volar por los aires.
“¡WULD! ¡NAH!” gritó Edzard. El grito hizo que el apareciera a la espalda de Rizevim. Aprovechando esto, Edzard le dio otro golpe al demonio. Usando repetidamente el mismo Thu’um, comenzó a desaparecer y a reaparecer. Cada vez que lo hacía, golpeaba a Rizevim, quien comenzó a moverse como si fuese una pelota de ping-pong.
Rizevim sentía que su poder demoniaco se agotaba con cada golpe que recibía. Además, su cuerpo también estaba ya muy golpeado. Así que, agitando sus alas, logro elevarse lo más que pudo para escapar de los ataques de Edzard.
Edzard vio a Rizevim volar y extendió sus manos hacia el cielo. Una gran cantidad de magia comenzó a juntarse. La magia fue liberada en forma de varias aves hechas de fuego. Estas aves comenzaron a perseguir a Rizevim, quien comenzó a volar por el lugar tratando de esquivarlas.
Mientras esquivaba, Rizevim no se dio cuenta de que había volado cerca al ras del suelo. Sus ojos se abrieron cuando vio a Edzard aparecer frente a él.
Edzard lanzó un puñetazo al rostro de Rizevim, el cual logró esquivarlo por los pelos.
“Tch.” Gruñó Edzard mientras las aves de fuego pasaban cerca de él. Este hechizo era una variante de hechizo de familiar explosivo. La diferencia era que este convocaba aves y no lobos.
Las aves que perseguían a Rizevim explotaron cuando su tiempo de vida en se agotó.
Rizevim vio a Edzard y convocando varios círculos mágicos, comenzó a bombardear el terreno con balas mágicas. Estas balas eran del tamaño de camionetas. Y cada vez que impactaban en el suelo, creaban grandes explosiones.
El terreno comenzó a llenarse de cráteres mientras Edzard esquivaba los ataques de Rizevim. Mientras corría, Edzard vio una pendiente y corriendo hacia ella, gritó mientras saltaba.
“¡WULD! ¡NAH!” El poder del Thu’um hizo que Edzard lograse impulsarse lo suficiente para poder llegar a la altura la que se encontraba volando Rizevim. Aprovechando la velocidad a la que se elevaba, Edzard intentó darle una patada al demonio, pero este se movió rápidamente para poder esquivarlo.
Rizevim sonrió cuando vio a Edzard pasar cerca de él. “Idiota. ¡¿Cómo esquivaras mis ataques ahora?!”
Luego de gritar eso, Rizevim creó un gran circulo mágico. Del cual surgió un gran rayo de puro poder demoniaco.
Edzard vio el rayo de poder demoniaco acercarse y tomando aire, gritó.
“¡YOL! ¡TOOR! ¡SHUL!”
El torrente de llamas que Edzard expulsó por la boca neutralizo el ataque de Rizevim y siguió su camino hacia el demonio.
“¡Maldito!” gritó Rizevim mientras creaba un circulo mágico para protegerse del aliento de fuego de Edzard.
El aliento de fuego hizo que Rizevim impactase contra el suelo, causando una gran explosión. Cuando la explosión se disipó, se podía ver a un muy mal herido Rizevim tirado en el suelo. Su túnica y su armadura plateada había desaparecido por completo. Además, sus alas, parte de su pecho y brazos mostraban quemaduras graves.
Cuando se levantó, tuvo que usar su antebrazo izquierdo para defenderse de una patada de Edzard. El choque creó un cráter a los pies del demonio, quien comenzó a apretar los dientes por dolor, ira y frustración que sentía, ya que se percató de que su poder demoniaco estaba muy bajo.
Con un rápido movimiento, Rizevim agarró la pierna de Edzard y procedió a estamparlo contra el suelo varias veces. En respuesta, Edzard le dio una patada en la cara usando su pierna libre. El golpe hizo que el demonio le soltase. Mientras caía, Edzard se estabilizó lo suficiente como para enviar a Rizevim a volar con un golpe en el rostro.
Al momento de aterrizar, Edzard tuvo que girar en el suelo para poder esquivar un relámpago. Levantado su vista, pudo ver que Rizevim era quien le había lanzado el ataque. Sin perder tiempo, Edzard se abalanzó contra Rizevim, quien respondió haciendo lo mismo.
Los escombros de una torre comenzaron a moverse permitiendo que la persona que estaba atrapados en ellos pudiese salir. Euclid logró salir de los escombros con mucha dificultad. Actualmente vestía harapos y le costaba mucho mantenerse en pie. Los sonidos de lucha lo habían despertado.
Cuando miró al frente, se asombró al ver a su señor y a Edzard luchar. Su señor se movía muy rápido, volviéndose casi un borrón ante su vista. Edzard, por su parte, era más lento; sin embargo, se defendía muy bien de los ataques que recibía. Además, cada golpe que se daban generaba ondas de choque tan fuertes que hacían que los escombros del castillo saliesen volando por los aires.
Euclid entrecerró los ojos para ver mejor la batalla que tenía en frente. Sus ojos se abrieron de horror al ver como Rizevim respiraba con dificultad. Además, también sintió que sus niveles de poder demoniaco bajaban con cada intercambio de golpes. Entendiendo que su señor corría peligro, rápidamente creó un circulo de mágico y lo apuntó hacia Edzard.
Edzard esquivó un hechizo de Rizevim saltando hacia atrás. Cuando sus pies tocaron el suelo, extendió su mano derecha y gritó.
“¡WULD! ¡NAH!”
Rizevim sonrió cuando escuchó el grito, pues luego de varios ataques recibidos, ya sabía cómo contrarrestarlo. Levantado su mano derecha, creó un circulo mágico y disparó una bala mágica hacia Edzard.
Los ojos de Edzard se abrieron de sorpresa cuando vio el hechizo dirigirse hacia él. Sin perder un segundo, abrió la boca y gritó. “¡FEIM!”
El grito hizo que Edzard se volviese etéreo y que el ataque de Rizevim lo traspásese sin causarle daño alguno. Al ver que estaba a salvo de aquel ataque a quemarropa, convocó su espada shehai y se dispuso a cortar a Rizevim desde la cadera hasta el hombro.
Rizevim vio a Edzard evitar su ataque y convocar una espada de luz. Al ver esta arma, se llenó de miedo, ya que creía que era una espada sagrada. Por lo que instintivamente retrocedió; sin embargo, fue muy lento y eso hizo que la espada de Edzard lograse impactar contra su brazo.
La espada de Edzard se dirigió hacia el codo del brazo extendido de Rizevim, cortando piel, carne y hueso fácilmente.
“¡Arghhh!” gritó de dolor Rizevim mientras se agarraba el muñón donde segundos antes había estado su brazo derecho.
Edzard se estabilizó y se preparó para terminar el trabajo cortándole la cabeza a Rizevim; sin embargo, no pudo hacerlo, ya que fue golpeado por el hechizo de Euclid. La fuerza del hechizo lo hizo salir disparado varios metros. Cuando levantó la vista, vio como Euclid se paraba al lado de Rizevim y ayudándolo, creó un circulo mágico en sus pies.
El círculo brilló un segundo y luego ambos demonios desaparecieron.
Edzard se levantó lentamente y comenzó a caminar hacia el lugar donde ambos demonios habían usado magia para teletransportarse. Al llegar, pudo ver el brazo de Rizevim tirado. Agachándose, lo recogió y mirando de cerca vio que había un anillo en el dedo índice. Sin pensarlo dos veces, lo tomó lo guardándolo en su bolsa.
Luego de eso, Edzard tomó su shadowkey y abrió un portal hacia el claro donde había vivido los primeros días de llegar a la Tierra. Esto lo hacía por precaución, ya que así podría despistar a posibles observadores.
Sheogorath tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras terminaba de beber una copa de vino. Edzard le había brindado un buen espectáculo. Aunque, siendo sincero consigo mismo, él sabía que Rizevim había perdido por su propia arrogancia al creer que podría luchar contra Edzard sin usar todo su poder desde el inicio. Edzard, por su parte, había sido muy estúpido por no usar el Thu’um desde el inicio. Si lo hubiese hecho, era muy posible que la batalla no hubiese durado tanto. De no ser por las habilidades pasivas de la magia de destrucción era muy posible que Edzard hubiese muerto. Afortunadamente, él había sobrevivido y eso le tranquilizaba, ya que habría más espectáculo en el futuro. Golpeado su bastón en el suelo, cerró los portales en Tamriel.
‘Lo hiciste bien, pero no te confíes. Esta vez tuviste suerte de que tu enemigo se confió. Tus próximas batallas con seres de ese calibre no serán tan fáciles.’ Pensó Sheogorath con preocupación, pero luego puso una sonrisa. Su descendiente no es alguien que comete el mismo error dos veces. La próxima vez que Rizevim y Edzard se viesen las caras, el demonio tendría que luchar contra un Edzard en todo su poder.
Todos los que vieron la batalla en Tamriel comenzaron a cotillera sobre lo que habían visto. Los edecanes charlaban con sus parejas sobre lo visto. Los magos de Hibernalia comenzaron a hacer teorías sobre la magia que usaba Rizevim. Los miembros del Gremio de Ladrones y la Guardia del Alba festejaban o se lamentaban por las apuestas que habían hecho. Los Compañeros discutían sobre si hubiesen podido luchar contra Rizevim sin usar objetos encantados. Maximilien, Decius y Darryn simplemente se frotaron las sienes por la preocupación que les había causado ver la batalla.
Edzard salió del portal mientras veía el lugar que era su casa temporal. La casa era una casa de tres pisos pintada de blanco con el techo rojo. Cada piso tenía tres ventanas por lado. en el primer piso estaba la sala, el comedor y la cocina. En el segundo, había cuatro habitaciones con un baño cada una. El tercer piso estaba completamente vacío. Y eso era bueno, ya que ese era el sitio que planeaba usar como estudio para investigar una manera de curar el alma de Valerie. El paisaje que rodeaba la casa eran grandes y verdes colinas llenas de pasto, las cuales rodeaban un gran lago de agua cristalina. Había decido alquilar esta casa por un mes.
Mientras caminaba, vio como Asia salía de la casa y comenzaba a caminar hacia él. Por la forma en que caminaba, era obvio que había curado sus heridas. Mientras continuaba caminando, Edzard apretó los dientes por el dolor que sentía en todo su cuerpo. Sin embargo, de un momento a otro, sintió que sus piernas le fallaban. Esto hizo que terminase por caer de bruces al suelo.
‘Maldita sea. Parece que mi cuerpo llegó a su límite.” Pensó Edzard mientras perdía la conciencia.
En el lugar donde había estado el castillo de los Tepes, apareció un vórtice purpura. De este vórtice apareció un dremora. Este Dremora comenzó a buscar por los escombros un buen rato. Luego de una hora de búsqueda, encontró el cuerpo de Marius y el brazo de Rizevim. Tomándolos, se desmaterializo de la Tierra y volvió a Puerto Gélido.
Cuando el dremora regresó a Oblivion, caminó hacia el palacio de Molag Bal. Luego de caminar por un buen rato, llegó al vestíbulo del palacio.
“¿Has cumplido tu misión?” peguntó un daedra mirando al dremora.
El dremora asintió, para luego dejar caer el cuerpo de Marius al suelo y mostrar el brazo de Rizevim.
El daedra asintió y convocó a otros daedras de menor rango y les ordenó llevar el cuerpo y el brazo al Laboratorio Vil para que los estudien.
“Nuestro señor quiere que vayas a la Prisión de los Lamentos y que le ordenes al carcelero que libere a estos sujetos.” Dijo el daedra dándole al Dremora un pergamino.
El dremora asintió y partió rápidamente. Cuando llegó a la prisión y entregó la orden, siguió al carcelero hasta la celda donde estaban ambos sujetos.
Cuando llegaron a la celda designada, abrieron la puerta e ingresaron. Una vez dentro, pudo ver a los sujetos. Eran un hombre y una mujer. El hombre era un Nórdico alto y musculoso con el cabello negro. La mujer era una bretona con el cabello rubio. Los ojos de ambos brillaban de un azul pálido.
El dremora se acercó a ambos y les ordenó que lo siguiesen. Los prisioneros lo siguieron sin decir palabra alguna. El grupo caminó de regresó al castillo de Molag Bal. Una vez dentro, fueron llevados a la sala del trono donde los esperaba el propio Bal.
“Mi señor. Los he traído.”
Bal levantó la vista y sus brillantes ojos azules se posaron sobre los sujetos. Los miró por un momento y luego comenzó a reír. La voz de Bal hizo que los dos sujetos se estremecieron por un momento, pero luego volvieron a estar callados y quietos como estatuas.
Bal sonrió de manera cruel cuando los vio temblar. Luego hizo señas y convocó a otro Dremora. “Llévalos a la Forja Negra para que les preparen armas y armaduras. Su equipo debe ser del más alto nivel.”
El dremora asintió y se llevó a los dos sujetos.
Bal sonrió cruelmente mientras los veía irse.
‘Pronto, Dovahkiin. Pronto sabrás lo que es la verdadera desesperación.’
Asia se encontraba mirando a Edzard descansar en la cama. Ya habían pasado dos horas desde que el habían llegado. Luego de que se desmayase, ella lo había llevado a su habitación y lo había colocado en la cama. Luego de un examen rápido, pudo ver que el sufría de agotamiento y que se había desmayado por el daño acumulado que había sufrido en la batalla que tuvo. Por fortuna ese daño se había minimizado gracias al encantamiento de la armadura y a la poción que él había bebido.
Asia vio como los ojos de Edzard se abrían y usó su mano para evitar que él se levantase de la cama.
“No te esfuerces mucho. Aún no estas recuperado del todo.”
“¿Asia?” preguntó Edzard mientras sentía sus sentidos volver lentamente.
Asia asintió mientras le daba un vaso con agua a Edzard. Edzard tomó el vaso y bebió su contenido de un trago. Luego, miró a su esposa y preguntó.
“¿Cómo estás tú, Marie y Valerie?”
“Yo estoy bien, pude curar mis heridas rápidamente gracias a una poción y a mi sacred gear. Marie está durmiendo en su habitación. Estuvo llorando sin parar cuando te vio cubierto de sangre y todo golpeado.” Respondió Asia. “Valerie está durmiendo en la habitación que le habíamos preparado de antemano.”
“Ya veo. Supongo que quieres saber cómo fue la lucha, ¿verdad?”
Asia asintió.
Edzard procedió a contarle a Asia lo ocurrido en la batalla. mientras hablaba, sintió que su corazón se estrujaba levemente. Sin prestarle atención, siguió conversando sin saber que el pasado que creyó haber enterrado estaba por resurgir.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Con este capítulo se da fin a la misión de rescate de Valerie. Además, Edzard ha derrotado a Rizevim y ha hecho que sus planes se retrasen y tengan que ser cambiados. También, aparece uno de los antagonistas principales de esta historia.
Ahora, sobre los estilos de lucha que usa Edzard, estos son dos variantes de las danzas de las garras que usan los monjes Khajiitas. Si bien son varios estilos diferentes, solo he podido encontrar información sobre unas pocas. Por eso he tenido que reestructurar esos tipos de lucha de manera que pudiese incluirlo de la mejor manera en esta historia.
Sobre la batalla de Asia con Rizevim. Ella aun no esta al nivel de enfrentarse a un Super Diablo como el hijo del lucifer original. Siendo esa la razón por la que ella fue fácilmente superada por Rizevim. También, hay algunas habilidades de su Balance Breaker que Asia no conoce.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 24
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
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Capítulo 23
—Nunca conocí a alguien tan curioso como tú. Si bien eso es algo bueno, también es malo. Te aconsejo que aprendas a controlar tu curiosidad, porque algún día podrías encontrarte con algo con lo que no sabrás que hacer —
Savos Aren a Edzard.
El sol ingresaba por la ventana de la cocina mientras Asia se movía de un lado a otro preparando el almuerzo.
“¡Ahhh! ¡Se quema la carne!” gritó Asia mientras dejaba de preparar el puré de papas y corría hacia la sartén.
El sonido chirriante de la carne siendo frita hizo que Marie caminara hacia la cocina. Cuando la pequeña llegó a la cocina, vio a su madre vestida con un sencillo vestido de manga larga color azul claro y un delantal de cocina blanco.
Poniendo una sonrisa en su rostro, comenzó a caminar lo más sigilosamente que pudo. Cuando llegó a la mesa, vio el plato que contenía los filetes de carne. Lentamente levantó su pequeño brazo y trató de alcanzar uno de los filetes. Lamentablemente, una fuerza invisible la alejó de su premio. Cuando giró su cabeza, vio a su madre con la mano izquierda brillando de color dorado.
“¿Qué planeabas hacer señorita?” dijo Asia tomando a su hija en sus brazos.
Al verse descubierta, Marie bajó la mirada para evitar tener contacto visual con su madre.
Al ver que su hija no la miraba, Asia suspiró.
“No deberías hacer eso. Si quieres algo, pídelo y no intentes tomarlo así. De acuerdo.”
Marie asintió y sintió como su madre la bajaba. Levantando su mirada, vio como sonreía.
“Bien. Supongo que ya tienes hambre.”
Marie asintió.
“Ya veo. Espera un momento. Ya casi termino de cocinar todo. Así que sube al desván y avísale a tu padre para que baje.” Dijo Asia mientras fruncía el ceño al mencionar a Edzard.
Marie asintió y con una sonrisa comenzó a caminar hacia las escaleras.
Mientras veía a su hija partir, Asia volvió a suspirar, ya que estaba muy preocupada por su esposo, pues este no había salido del desván desde el día siguiente al rescate de Valerie. Pasaba mañana tarde y noche leyendo los pergaminos sobre la magia del alma que tenía. Y hablando de Valerie, la joven Dhampir se encontraba actualmente descansando en su habitación. A pesar de que no podía sufrir daño de los rayos del sol, ella aún se sentía incomoda por este. Por esa razón ella se encontraba refugiada en su habitación.
Apagando la cocina, se dirigió a servir los platos de comida. Sirvió cuatro platos de puré de papas con carne. Tomando el plato de Valerie, caminó hacia la habitación de la Dhampir. Tocando la puerta, la abrió cuando le dijeron que podía pasar.
La habitación estaba completamente oscura y la joven Dhampir se encontraba descansando en su cama.
“Valerie. Tu almuerzo.” Dijo Asia mientras ponía el plato sobre el escritorio que había en la habitación.
La Dhampir miró a Asia y asintió. “Gracias.”
Asia asintió y se retiró de la habitación.
‘Ed tenía razón. La falta de uso de su sacred gear ha hecho que sus ojos vuelvan a tener brillo.’ Pensó Asia con una sonrisa en su rostro.
Luego de volver a la cocina y tomar tres platos, se dirigió hacia el comedor. Luego de colocar los platos en sus respectivos lugares, estuvo por sentarse hasta vio que ni Edzard ni Marie habían bajado. Suspirando, se dirigió al desván. Cuando llegó a la puerta, la abrió y entró. La habitación que la recibió era una espaciosa, pero muy desordenada. Había varios libros y pergaminos por todos lados. Lentamente comenzó a caminar entre el desorden hasta llegar al escritorio.
Al llegar al escritorio, frunció el ceño, ya que Marie estaba sentada en el regazo de Edzard mirando y tratando de entender el libro que su padre leía.
“Oigan los dos. Ya es hora de almorzar. Así que bajen en este instante.” Dijo Asia con las manos en la cadera.
Edzard levantó la vista de su libro y vio a su esposa con el ceño fruncido. Dejando el libro en el escritorio, tomó a Marie en sus brazos y la cargó.
“Tranquila. Ella intentó llevarme al comedor, pero al final su curiosidad por lo que yo estaba leyendo le ganó.” Dijo Edzard al ver como Asia miraba a Marie.
“Ahhh. Ella se parece mucho a ti en ese aspecto.” Dijo Asia con un suspiro, pero luego sonrió. “Aunque eso es muy bueno. Ya que si usa bien esa curiosidad es posible que pueda estudiar en un buen colegio.”
Edzard frunció el ceño. No le gustaba la idea de tener que enviar a su hija a un colegio en la Tierra. Ese tema casi había terminado en una pelea entre él y Asia. Por fortuna, Marie había intervenido decidiendo tomar partido por su madre.
Negando con la cabeza, caminó junto a su esposa y con su hija en brazos hacia el comedor. Cuando estuvieron sentados, comieron en silencio, hasta que Asia habló.
“Ed. ¿Cómo va la investigación?” preguntó Asia limpiándole la cara a Marie, ya que la pequeña se había manchado con el puré.
“Muy bien. Si tenemos suerte, en tres días a más tardar tendré el hechizo para curar a Valerie.” Respondió Edzard tomando un trago de jugo. Había tenido suerte, ya que había podido encontrar mucha información en los libros que había «recuperado» de la biblioteca secreta de los Thalmor y de las ruinas de la Torre de Cristal.
“Eso es bueno, Ed.” Dijo Asia con una sonrisa en su rostro. Se sentía aliviada y contenta de que la Dhampir pudiese recuperar sus emociones y si Dios lo quería, pudiese tener una vida lo mas normal posible.
Edzard asintió y volvió a centrarse en su comida.
La lluvia arremetía con fuerza mientras los rayos resonaban con fuerza, iluminando de vez en cuando el cielo nocturno. Mientras la lluvia repiqueteaba en el techo, Edzard se encontraba junto con Asia y Valerie en el desván.
La joven Dhampir se encontraba acostada en una manta sobre el suelo. A su alrededor, estaban Edzard y Asia.
“Entonces. ¿Ya está todo listo?” preguntó Asia mirando a Edzard.
“Si. Usare un hechizo de magia del alma para poder exponer el alma de Valerie. En ese tiempo tú debes de curarla.” Dijo Edzard mientras se arrodillaba junto a Valerie.
“Está bien.” Dijo Asia mientras se arrodillaba junto a Edzard.
Edzard cerró los ojos y comenzó a juntar una enorme cantidad de magia. La cantidad de magia era tan grande que la casa comenzó a temblar. Por fortuna para ellos, Marie estaba durmiendo tranquila gracias a un hechizo de sueño muy potente.
Abriendo sus ojos, Edzard acercó sus manos al pecho de Valerie y liberó el hechizo. El hechizo formo un circulo con runas en el suelo. El circulo contenían una gran cantidad de escritos en lenguaje de Aetherius. Segundos después de iniciado el hechizo, del cuerpo de Valerie comenzó a aparecer una silueta color azul claro. Dicha silueta mostraba líneas en todas partes del cuerpo. Además., en el centro de su pecho, donde iría el corazón de Valerie, había tres copas doradas bellamente elaboradas.
‘¿Ese es su sacred gear?’ pensó Edzard viendo fijamente la silueta. Unos segundos después, la silueta comenzó a solidificarse.
“Asia. Ahora. Comienza a curarla.”
Asia asintió y extendió sus manos. Su mano izquierda brillaba de un color dorado y la derecha de un profundo color azul. Juntando ambas manos, se creó una esfera de luz dorada con detalles de azul oscuro. Este orbe se acercó al cuerpo de Valerie y comenzó a fundirse con su alma, haciendo que las líneas comenzaran a desaparecer lentamente.
Asia estaba usando un hechizo de restauración junto con un hechizo de magia del alma generado gracias a un pergamino que Edzard le había dado. Él había pasado tres semanas de investigación constante para poder crear estos hechizos. Por fortuna, los documentos Thalmor le habían ayudado bastante y acortado la investigación en más de un ochenta por ciento de tiempo.
Edzard apretó los dientes mientras mantenía constante el flujo de magia que requería el hechizo que estaba usando. El hechizo era simple de explicar, se usaba magia del alma para separar temporalmente el alma de Valerie de su cuerpo. El único inconveniente de este hechizo era la cantidad de magia que se requería para que funcionara. Esa era la razón por la que había decidido que Asia le ayudase.
Ambos estuvieron concentrados en cumplir su parte para que el hechizo funcionase de manera correcta y sin inconvenientes. Luego de una hora de constante esfuerzo, por fin todo terminó. Al finalizar ese tiempo, el alma de Valerie se mostraba intacta y sin fisuras ni líneas. Dejando de usar magia, Edzard hizo regresar el alma de la Dhampir a su cuerpo.
“Ahh. Finalmente terminamos.” Dijo Asia mientras se secaba el sudor de la frente.
“Si.” dijo Edzard levantándose y tomando a la inconsciente Valerie en sus brazos. Luego comenzó a caminar haca la habitación de la Dhampir siendo seguido por Asia. Luego de entrar a la habitación, Edzard le dejó en la cama.
“Asia. sé que es mucho pedir. Pero, ¿puedes cuidarla un rato?”
Asia asintió y tomando una silla, se sentó al lado de la Dhampir.
Edzard se retiró de la habitación y volvió al desván. Ya estando allí, invocó su mesa de encantamientos y comenzó a hurgar en su bolso para obtener una gema de alma. Luego de unos segundos, al fin obtuvo la gema de alma que buscaba. Esta gema era especial, ya que dentro de ella estaba encarcelada el alma de Marius Tepes.
“Deberías de alegrarte, Marius. Al fin harás algo bueno por tu hermana.” Dijo Edzard mientras sacaba un anillo de su bolsa mágica. Colocando el anillo sobre el encantador, comenzó a encantar el anillo con un encantamiento que había creado para Serana. Este encantamiento era uno de resistencia al sol. Con este encantamiento, Valerie podría caminar tranquilamente bajo el sol sin sentir ninguna molestia.
Edzard estuvo encantando el anillo durante una hora. Cuando finalmente terminó de colocarle el encantamiento al anillo, se sentó en el suelo y comenzó a mirarlo. Fue en ese momento que recordó que tenía otro anillo. Levantándose, caminó hacia su bolsa y buscó un momento y finalmente logró hallarlo. El anillo estaba hecho de oro y tenía como símbolo un murciélago de cuatro alas con cuernos en la cabeza.
‘¿Qué encantamientos tendrá este anillo?’ Pensó Edzard mirando el anillo unos segundos. Sacudiendo sus hombros, se levantó y se dirigió hacia el encantador. Luego de ponerlo en el centro de la mesa, Edzard procedió a examinarlo.
Luego de una hora entera intentando ver algún encantamiento, Edzard se rindió.
‘Este anillo no tiene ningún encantamiento.’ Pensó Edzard frotándose las cienes, ya que sentía que había pedido el tiempo examinándolo. Sin embargo, luego recordó algo importante. ‘Ellos aún están vivos, por lo que este anillo me puede ayudar a saber qué es lo que planean.’
Luego de pensar eso, Edzard volvió a poner el anillo en el centro y colocando sus manos a los lados, comenzó a usar un hechizo de auromancia.
Edzard estaba sentado en la hierba mirando el lago que había en el bosque al cual se había teletransportado. Su mente estaba hecha un desastre, mientras sentía la fría briza del aire nocturno mecer su cabello. Se había teletransportado hace una hora aproximadamente después de terminar de ver los recuerdos que tenía el anillo.
‘Savos tenía razón. Debí de controlar mi curiosidad. Ahora me he topado con un secreto que no debí conocer.’ Pensó Edzard dejando de mirar el lago y levantando la vista para mirar el cielo. ‘¿Cómo le diré a Asia lo que he descubierto?’
Gracias al poder de la auromancia, Edzard se había topado con una horrible verdad. Una verdad que lastimaría profundamente a su esposa. La verdad que la iglesia había ocultado de todos sus seguidores.
‘Siempre me pareció extraño que un objeto creado por un dios pudiese curar a sus enemigos.’ Pensó Edzard apretando los dientes y los puños. ‘La única razón para eso, es que dicho Dios este desaparecido o muerto.’
Así es, la verdad que Edzard había descubierto fue que el dios bíblico había muerto durante la gran guerra entre las tres facciones. Cuando descubrió ese secreto, por fin pudo entender muchas cosas. La razón de la excomunión de Asia, por qué ella podía curar demonios.
Él no era idiota, sabía cómo funcionaban las religiones y los poderes de los dioses. Si bien la muerte de un dios no era algo nuevo para él, ya que Alduin podría considerarse un dios de Nirm. El saber que el dios de la principal religión de la tierra había muerto era algo que le había causado una gran conmoción. Después de todo, un dios obtiene poderes de sus seguidores, y por lo que vio en los recuerdos del anillo, vio que el viejo estaba muy, pero muy agotado.
‘¿Qué estuvo haciendo para quedar tan agotado como para morir de cansancio?’ pensó Edzard antes de volver a negar con la cabeza. ‘Sea lo que sea que estuvo haciendo, debió de ser algo muy peligroso. La única manera para saber sobre eso sería si lograra poner mis manos en un artefacto que Dios haya usado casi toda su vida.’
‘¿Qué debo de hacer ahora? ¿Le digo a Asia? ¿Lo mantengo en secreto? ¿Investigo más sobre lo que causó la muerte de este dios?’ esos eran los pensamientos que carcomían la mente de Edzard; sin embargo, en ese momento recordó algo muy importante. ‘No. Prometí nunca volver a ocultarle secretos. Debo de contarle la verdad a ella, aunque esta verdad la destruya.’
Los pensamientos de Edzard se esfumaron cuando sintió una aterradora y poderosa aura acercarse. Girando la cabeza lentamente, vio cómo se abría un portal y de este salía una pequeña figura. La figura era una niña que no aparentaba tener más de trece años. Su cabello era de color negro y largo. Cuando giró su cabeza, Edzard pudo ver que ella tenía los ojos con pupilas de reptil. Además, pudo ver que ella tenía orejas puntiagudas.
‘¿Un elfo?’ pensó Edzard al ver las orejas puntiagudas de la chica. Sin embargo, ese pensamiento desapareció tan rápido como llegó, ya que él sabía que los elfos no podrían llegar a la Tierra. Además, su nariz captó el olor de la chica, ella olía a dragón.
‘Espera. ¿Viste es un traje de lolita gótica sin blusa y con tiras en sus pezones?’ pensó Edzard mientras sentía su rostro enrojecer ligeramente al ver a rara forma de vestirse de la niña. El conocía de esas ropas gracias a que Issei le había mostrado varias de sus revistas. ‘Maldito Issei. Me estas contagiando tu perversión.’
La chica comenzó a mirar a su alrededor con una mirada que no mostraba emociones. Cuando sus ojos se posaron en él, comenzó a acercarse flotando sobre el suelo. Cuando estuvo frente a él, habló.
“¿Qué hace un humano tan raro como tú en este lugar?” dijo la chica mirándolo a los ojos.
Las palabras de la chica hicieron que Edzard levantase la ceja en confusión, ya que no entendía a que se refería con la palabra «raro».
“¿Raro? ¿Por qué soy raro?” preguntó Edzard.
“Tienes un aroma raro. Huelo la sangre de muchos dragones en ti.”
Los ojos de Edzard se abrieron con sorpresa por esas palabras. Él nunca se había percatado de ello.
“Ya veo. Supongo que es la sangre de los dragones a los que he matado.” Dijo Edzard mirando a la chica.
“¿Tú matas dragones?”
“Sí. Soy un cazador de dragones.” Respondió Edzard sin darle mucha importancia a su respuesta.
“¿Por qué los cazas?” preguntó la chica con un tono de voz que denotaba curiosidad.
Edzard levantó una ceja, ya que era la primera vez que la voz de la chica emitía alguna emoción. Aunque, también era la primera vez que alguien le preguntaba porque razón cazaba dragones.
Edzard miró al cielo mientras pensaba en su respuesta. Nunca fue por rencor, ni odio, tampoco fue por placer o deporte.
“Supongo que porque era mi deber.” Respondió Edzard volviendo a posar su mirada en la chica.
“Ya veo. Por la cantidad de diferentes olores que tienes, significa que eres alguien fuerte. Así que quiero que te unas a mi organización y me ayudes a recuperar mi silencio.”
“¿De qué Organización hablas? ¿Y a que te refieres con recuperar tu silencio?” preguntó Edzard confundido.
“Mi organización se llama Khaos Brigade. Una organización que me ayudara a matar al Gran rojo y hará que el silencio vuelva a la brecha dimensional.”
Edzard miró a la niña unos momentos hasta que soltó un suspiro. La chica le había dicho algunas cosas raras.
“Gracias por la oferta. Pero estoy muy ocupado ahora.” Dijo Edzard mientras se levantaba y veía el lago. Sin embargo, se detuvo cuando escuchó un sonido muy fuerte. Instintivamente extendió su mano y estuvo por convocar su espada shehai, pero no lo hiso, ya que logró descubrir de donde venia ese sonido.
‘Enserio. ¿Qué tiene en su estómago?’ pensó Edzard con una gota de sudor en su cabeza. Levantando la vista, vio que el cielo comenzaba a nublarse.
“Oye. Va a llover pronto. ¿Tienes donde pasar la tormenta?” dijo Edzard mirando a la chica que estaba sentada en el aire.
“Puedo teletransportarme a otro lugar. Y no me importa que la lluvia me moje, ya que nunca me he enfermado.”
“Ya veo. Bueno, si ese es el caso, entonces me retiro.” dijo Edzard mientras comenzaba a alejarse, pero antes de irse, metió la mano a su bolso y sacó un pequeño paquete. Girando su cuerpo, le lanzó a la chica el paquete.
La niña agarró el paquete y lo miro confundida.
“Son unas galletas que he horneado antes.”
La niña miró el paquete y lo abrió. Lentamente tomó una galletea y se la comió. Una pequeña e imperceptible sonrisa apareció en su rostro. Levantado su rostro, habló. “¿Quién eres?”
Edzard sonrió y respondió. “Soy Edzard Rolandson. Aunque también puedes llamarme Ysmir.”
“¿Ysmir?”
“Un nombre en lengua antigua de mi pueblo. Se traduce como «Dragon del Norte».”
Luego de decir eso, Edzard abrió un portal con su shadowkey y se fue del lugar dejando a la chica pensativa.
Edzard apareció en las afueras de su hogar temporal. La lluvia continuaba cayendo, por lo que se caminó rápidamente hacia la casa. Abriendo la puerta, ingresó y caminó hacia la escalera. Al llegar a la sala, pudo ver a Asia con su pijama durmiendo en la mesa.
‘Parece que se percató que no estaba en la casa y se quedó esperándome.’ Pensó Edzard mientras se acercaba a su esposa.
Cuando llegó, la cargó suavemente y comenzó a caminar hacia el dormitorio. Mientras caminaba, vio que ella comenzaba a despertar.
“¿Ed?” preguntó Asia mientras bostezaba.
“Sí. Ya regresé.” Respondió Edzard con una sonrisa. “Se que tienes preguntas. Pero las responderé cuando estemos en el cuarto.”
Asia asintió y se acomodó en sus brazos.
Cuando llegaron a la habitación, Edzard la dejó en la cama y se fue a la cocina. Cuando regresó, tenía dos tazas de té caliente con él.
“¿Por qué has traído té?” preguntó Asia confundida.
“Créeme, lo necesitaras.”
Luego de hablar, Edzard se cambió de ropa y se puso un pijama sencillo. Después de eso, se acercó a la cama y se sentó frente a su esposa. Tomando sus manos entre las suyas, suspiró antes de hablar.
“Escúchame, Asia. Lo que estoy por contarte va a ser algo muy doloroso para ti.” Dijo Edzard mientras miraba a Asia a los ojos. “Estuve analizando el anillo que llevaba Rizevim. Y gracias a la auromancia descubrí algo.”
Asia miró preocupada a su esposo. El tono de voz que usaba era uno que muy pocas veces le había escuchado usar. Solo lo había usado cuando le contó acerca de su dragonificación.
“Ed. ¿Qué… que pasa?”
Edzard suspiró y luego de cerrar los ojos un momento, decidió hablar de la manera más franca que podía. “Asia. El Dios de la biblia. El Dios al que rindes culto… el… el… está muerto.”
Los ojos de Asia se abrieron de shock y miedo. Lentamente, comenzó a separarse de Edzard.
“Ed, es una broma, ¿verdad?” dijo Asia mientras las lágrimas comenzaban a aparecer en sus ojos. “¡Dime que es una broma, por favor!”
Edzard sintió como su corazón se estrujaba al ver a su esposa comenzar a llorar; sin embargo, negó con la cabeza y habló. “No es ninguna broma. El murió en la gran guerra entre las tres facciones.”
“Pero. ¿Cómo es posible? ¡¿si está muerto como por que puedo sentir su presencia?! ¡¿Cómo es que siguen existiendo los milagros?! ¡¿Cómo siguen existiendo los sacred gear?!” gritó Asia mientras sentía su corazón estrujarse.
“Los dioses pueden morir, pero sus obras perduran mucho más allá de eso. Porque crees que varias de las cosas que creo Lorkhan aún existe en Nirm.”
Asia agachó la mirada mientras dejaba que las lágrimas fluyeran constantemente por sus mejillas. Su tristeza iba aumentando y su llanto comenzó a resonar en la habitación. Mientras tenía las manos cubriendo su rostro, sintió que la abrazaban. Levantando la vista, pudo ver que Edzard la estaba abrazando.
“Desahógate. Llora lo que necesites. Pero recuerda que estoy aquí contigo.” Susurró Edzard al oído de Asia mientras aumentaba ligeramente la fuerza del abrazo.
Asia asintió y volvió a llorar, pero esta vez en el hombro de su esposo. Su llanto duro casi una hora y en todo ese tiempo Edzard siguió abrazándola y confortándola.
Cuando se calmó lo suficiente para hablar, vio una taza de té aparecer en su campo visual. Levantando sus manos, tomó la taza y bebió un trago. El líquido caliente ingresó a su sistema, tranquilizándola un poco. Su paladar pudo distinguir un peculiar sabor en el té.
“Usaste raíz de Nirm y raíz canina en polvo en el té, ¿verdad?” dijo Asia mientras una pequeña sonrisa aparecía en su rostro.
Edzard desvió su rostro mientras sus mejillas se ponían rojas. Él nunca había sido bueno preparando té, la receta que había usado era una que Asia había desarrollado mientras vivían en Skyrim.
“Te sientes mejor?” preguntó Edzard.
Asia asintió lentamente. Si bien el té le había ayudado a calmar bastante sus nervios, no pudo aliviar su pena y tristeza.
“Ed. ¿Cómo murió?” preguntó Asia mirando a Edzard.
Edzard suspiró y comenzó a contarle a su esposa todo lo que había prendido del anillo del lucifer original. Luego de media hora, finalmente había logrado de terminar de contarle todo.
La brisa otoñal levantaba las hojas caídas por los arboles mientras Edzard caminaba por uno de los parques de la ciudad de Londres. El, Asia, Marie y Valerie estaban en Inglaterra en su camino hacia Islandia. El viaje se había originado gracias a un e-mail que había recibido tres días después de su charla con Asia.
Su esposa no había estado bien anímicamente luego de enterarse de la muerte del Dios bíblico. Había puesto una máscara de falsa felicidad para evitar causarle preocupaciones a Marie. Luego del cuarto día de recibir la noticia, recién comenzó a hacer las paces con lo que había aprendido. Habían tenido una charla donde ambos habían teorizado sobre las razones de la muerte de Dios. Al final habían llegado a la conclusión de que él había perdido gran parte de su poder sellando o matando algo.
‘Sea lo que sea esa cosa con la que haya luchado, debe de haber sido muy fuerte.’ Pensó Edzard mientras se ajustaba el abrigo que llevaba puesto. Actualmente iba vestido con una camisa blanca, con un chaleco de vestir negro. También, pantalones de vestir y botines de cuero, ambos de color negro. Para finalizar, llevaba un abrigo largo de color negro con guantes de cuero de mismo color. También había cambiado su peinado, ya que había cortado la trenza que solía llevar.
“La lluvia de anoche sí que fue espantosa. Esos truenos asustaron mucho a Marie.” Dijo Edzard mientras tenía cuidado de no pisar los charcos de Agua que había en la calzada.
‘Espero que las chicas lo estén pasando bien.’ Pensó Edzard, ya que actualmente Asia, Marie y Valerie estaban de compras en un centro comercial.
‘Espero que no gasten demasiado.’ Pensó Edzard; sin embargo, luego fue rodeado por un aura de depresión. ‘A quien engaño. Van a gastar varios miles dólares de nuevo.’
Esto lo pensaba, porque Asia se había gastado diez mil dólares en comprar ropa para Valerie. Esto debido a que la Dhampir no había tenido ropa y había tenido que usar las mismas prendas durante los días que habían pasado desde su rescate hasta el día en que curaron su alma. Él se había quedado en shock cuando vio la gran cantidad de bolsas de ropa. Había pantalones, camisas, playeras, vestidos, ropa interior, zapatos, botas y abrigos.
‘Hablando de Valerie. Es bueno verla sonreír, enojarse y hacer pucheros.’ Pensó Edzard con una sonrisa.
Valerie había despertado dos días después de que él y Asia usaran el hechizo para sanar su alma. Lo primero que había hecho era agradecerles con una sonrisa. Luego se había puesto a jugar con Marie por toda la casa. Era como si fuera una niña de nuevo. Aunque no todo era felicidad, ya que ella se había puesto triste cuando le contaron de la muerte de su hermano.
‘Puede que haya sido cruel y egoísta, pero era mi hermano.’ Pensó Edzard en las palabras que había dicho Valerie.
Si bien la Dhampir ahora sonreía y mostraba sus emociones como una chica normal, también había casos en que ella se quedaba pensativa y miraba al cielo. Por fortuna, esos momentos estaban reduciéndose y ya casi no ocurrían.
‘Ahh. Me pregunto por qué a veces ella actúa rara cuando yo estoy cerca.’ Pensó Edzard soltando un suspiro. Y es que había ocasiones donde la Dhampir se quedaba mirándolo constantemente. Era casi como si estuviese tratando de descubrir sus secretos.
Edzard fue sacado de su pensamiento cuando un objeto volador apareció en su campo de visión. Con un rápido movimiento de su mano derecha, logró atraparlo.
“¿Un sombrero de bruja?” dijo Edzard al ver el estereotipado sombrero que usaban las brujas en todas las historias de fantasía. El sombrero era de color azul con estrellas y un lazo negro.
“Holaaa.”
Edzard dejó de ver el sombrero cuando escuchó que lo saludaban. Girando la cabeza, vio a una linda chica de cabello rubio y ojos azules mirarlo con una gran sonrisa en el rostro. La chica usaba un vestido de hechicero, con una capa azul con flores rosadas estampadas en ella.
“Hola. Supongo que esto es tuyo, ¿verdad?” dijo Edzard mientras le entregaba el sombrero a la chica.
“Sí. Muchas gracias por atraparlo.” Dijo la chica con una sonrisa mientras tomaba el sombrero y se lo colocaba en la cabeza.
“No hay de qué.” Dijo Edzard con una sonrisa para luego comenzar a caminar. Sin embargo, se detuvo cuando escuchó el sonido de pisadas a su lado izquierdo. Girando en esa dirección, vio a la chica parada junto a él.
“No quiero sonar grosero. Pero, ¿Por qué me sigues?”
“Es que no nos hemos presentado.”
Edzard comenzó a rascarse la nuca. “Tienes razón. Me olvide de mis modales por un momento. Me llamo Edzard Rolandson.”
“Un gusto en conocerlo. Mi nombre es Le Fay Pendragon.” Dijo Le Fay con una sonrisa en su rostro.
“Entonces, ¿Eres Británica?” preguntó Edzard al escuchar el acento que usaba la chica.
“Si. ¿Tú de dónde eres?”
“Yo soy de Islandia.” Respondió Edzard mirando al horizonte.
“Guau. Eres de esa isla al norte de aquí. ¿Cómo es? ¿Hay nieve por todos lados?” preguntó Le Fay emocionada.
Edzard puso una sonrisa incomoda. “No lo sé. No recuerdo mucho, ya que estuve viviendo en Suiza desde que era un niño.”
“Oh. ¿Y qué haces aquí en Inglaterra?”
“Estoy de paso. Mañana viajo a Islandia por unos asuntos personales.” Dijo Edzard mientras recordaba el e-mail que había recibido. El e-mail era una citación para reunirse con una empresa que se dedicaba a la edición y comercialización de libros.
Luego de eso, Le Fay invitó a Edzard a un café como agradecimiento por atrapar su sombrero. Durante su tiempo en la cafetería charlaron de varios temas triviales. Cuando se percataron de la hora, vieron que el cielo ya estaba oscureciendo. Cuando estuvieron por salir de la cafetería pasó algo gracioso, y es que Le Fay se había olvidado su monedero y no tenía con que pagar lo que habían comido. Para evitar problemas, Edzard había pagado todo lo consumido.
Le Fay había comenzado a disculparse varias veces con Edzard por lo ocurrido, prometiendo que le devolvería el dinero. Sin embargo, Edzard le dijo que no era necesario. Al ver que ya había anochecido y sintiendo que estaría mal dejar a Le Fay caminara sola, Edzard decidió acompañarla hasta el lugar donde la recogería su familia.
Así que ambos comenzaron a caminar por varias calles hasta que llegaron a un parque. En dicho parque había una joven de veinte tantos años que vestía un traje de mucama. Al lado de dicha mucama había un sedán negro estacionado.
“Entonces. Supongo que es el adiós.” Dijo Le Fay mirando a Edzard.
“Sí. Es muy probable que nunca volvamos a vernos. Así que supongo que es correcto decir que fue un gusto conocerte.” Dijo Edzard con una sonrisa en el rostro.
“Supongo que tienes razón.” Dijo Le Fay mirando el suelo. Ella estaba triste, ya que le había gustado pasar el tiempo con Edzard. Él no le hablaba con modales refinados, no hablaba con falsas cortesías como varios nobles que conocía. Las conversaciones que tuvieron fueron sinceras, sin ningún motivo oculto.
Edzard parpadeó al ver triste a Le Fay. Así que metió la mano en el bolsillo de su abrigo. Este bolsillo tenía una bolsa encantada en miniatura. Dicha bolsa solo podía almacenar trescientos kilos en peso. Cuando sacó su mano, tenía un libro.
“Ten, toma.” Dijo Edzard mientras le entregaba el libro a Le Fay.
Le Fay tomó el libro y miró la tapa. El libro parecía un libro muy, pero muy viejo. Su tapa era dura y de color marrón con un símbolo que no reconocía en el centro de la tapa. Lentamente, abrió el libro y leyó el nombre.
“Kolb y el Dragón.”
“Es un cuento infantil de mi pueblo natal.” Dijo Edzard sonriendo. “Te estoy regalando esta copia como símbolo de amistad.”
Le Fay miró el libro y a Edzard, luego sonrió y poniéndose de puntillas, le dio un beso a Edzard en la mejilla.
“Muchas gracias. Lo atesorare por siempre.” Dijo Le Fay con un sonrojo, para luego comenzar a correr hacia la mucama.
Edzard se llevó la mano a la mejilla y luego sonrió mientras negaba con la cabeza. Comenzó a caminar hacia el hotel donde se quedaba, ya que mañana tendría un día muy ajetreado por el viaje.
Le Fay se encontraba en su habitación acostada sobe su cama. Ya habían pasado tres horas desde que había regresado y le haba contado a su hermano, a su padre y a Elaine sobre Edzard. Su padre la había visto con seriedad unos momentos y luego había sonreído cuando escuchó que el joven le había dado un regalo. Su hermano y Elaine habían sonreído mientras les contaba la historia.
“¿De qué tratara este libro?” dijo Le Fay mientras se levantaba y tomaba el libro de su tocador. Ya con el libro en mano, se sentó y comenzó a leerlo. La historia parecía un cuento medieval de un joven enviado a matar un dragón. La historia era bonita y simple de entender. Sin embargo, luego de leer algunas páginas, llegó a una parte muy extraña del texto, ya que este parecía pedirle que decidiese que haría Kolb. Intentó leer que había después y se asombró de ver que las siguientes hojas estaban en blanco.
‘¿Qué pasa? ¿Por qué están en blanco?’ pensó Le Fay mirando el libro detenidamente. Luego de pensar un rato, escogió una de las opciones y para su sorpresa, un texto comenzó a aparecer en las siguientes páginas.
‘¿Este es un libro mágico? Tiene que serlo, porque de no serlo sería imposible que se auto rellene. Espera. Si este es un libro mágico, eso quiere decir que Edzard es un mago.’
Luego de pensar eso, Le Fay tomó el libro a medio leer y se levantó de su cama. Corriendo lo más rápido que pudo, salió a buscar a Elaine, ya que tenía preguntas y esperaba que su maestra tuviese algunas respuestas.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Como se puede ver, Edzard y Asia han curado a Valerie y ella ya puede expresar sus emociones como una persona normal. Además, Asia se ha enterado de que el Dios bíblico la ha palmado. Y aparecen con encuentros random Ophis y Le Fay.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 25
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 24
“A todos nuestros pasajeros. Les informamos que pronto llegaremos al Aeropuerto Internacional de Keflavík. Les recomendamos volver a sus asientos y abrocharse sus cinturones de seguridad.”
Edzard dejó de ver por la ventana y colocó a Marie en su asiento. Luego le abrochó el cinturón de seguridad a su hija y procedió a sentarse.
“Esperemos que esto termine pronto.” Dijo Edzard. “Estamos en las primeras semanas de diciembre. Y si no lo atendemos pronto tendremos que esperar hasta febrero del próximo año.”
“Tienes razón. Ojalá que esto termine rápido. Por cierto, ¿Les respondiste?” preguntó Asia.
“Sí. Les dije que estaríamos por allí para Navidad.”
Asia asintió y miró a su izquierda. Sus ojos verdes miraron a los rojos de Valerie. La joven Dhampir sonrió y volvió a prestar atención a la pantalla que había frente a su asiento.
Una sonrisa apareció en el rostro de Asia al ver sonreír a Valerie.
‘Es bueno que el hechizo funcionase como esperábamos.” Pensó Asia mientras volvía a mirar al frente y comenzaba a esperar tranquilamente el aterrizaje del avión.
Un BMW 745e negro avanzaba por la avenida principal de la ciudad de Reikiavik. Este vehículo había sido rentado por Edzard en una agencia de alquiler de vehículos. Había rentado el vehículo por una semana, ya que ese es el tiempo que planeaba quedarse en este país.
Edzard estacionó el BMW al frente de un edificio en la zona comercial de la ciudad de Reikiavik. Suspirando, apagó el coche y bajó. Caminó tranquilamente hacia la entrada e ingresó al edificio. Una vez adentro, se dirigió hacia el mostrador donde estaba al recepcionista. Actualmente vestía un traje formal de color negro con camisa blanca y corbata azul.
“Buenos días. ¿Qué lo trae a nuestra editorial?” preguntó la recepcionista. Ella era una bonita mujer vestida con un traje formal de color azul oscuro.
“Buenos días. Soy Edzard Rolandson y soy el escritor que tenía una cita para hoy con vuestro jefe.”
“Ohh. Entonces tu eres el autor de la nueva saga de libros que está en boca de toda la empresa. Adelante, tu reunión se llevará a cabo en la habitación 745, la cual está ubicada en el piso seis.”
Edzard asintió y se despidió cortésmente de la recepcionista. Caminando unos segundos llegó al elevador. Ingresando, presionó el botón del sexto piso y esperó. Cuando el elevador llego al piso indicado, se abrieron las puertas. Edzard salió del elevador y caminó hacia la puerta indicada. Cuando llegó a la puerta, la abrió e ingresó.
Lo primero que vio al ingresar fue una gran mesa rectangular hecha de vidrio y varias sillas alrededor de la mesa. Viendo que no había nadie más que él, se sentó en una silla y esperó pacientemente. Unos minutos después, apareció un hombre de unos veinte años de edad. El hombre tenía el cabello de color plateado y sus ojos eran de color morados. Vestía un traje formal de color negro con camisa blanca y una corbata morada. Además, llevaba varias carpetas de documentos en sus brazos.
Al ver al hombre, Edzard sintió los pelos de su nuca erizarse en señal de advertencia. Así que, para descartar cualquier posible amenaza, usó el hechizo de la visión del décimo ojo. Al hacerlo, vio que el hombre tenía no una, tampoco dos, sino que tenía cinco pares de alas negras.
‘No me jodas. ¿Los ángeles caídos también tiene números de alas que muestran su poder como Rizevim?” pensó Edzard mientras disipaba el hechizo. Por fortuna, el ángel caído no se había percatado del hechizo y siguió avanzando como si nada. ‘Por ahora seguiré jugando al humano normal. Pero deberé de estar con la guardia alta.’
“Buenos días, Rolandson. Espero no haberlo hecho esperar mucho.” Dijo el hombre acercándose y sentándose frente a Edzard.
“Buenos días. No se preocupe, he llegado hace unos minutos.”
“Ya veo. Soy Shemhazai. El vice gerente de la editorial «Quinto cielo».” Se presentó Shemhazai mientras colocaba una carpeta frente a Edzard y tomaba una hoja de allí. “Bueno, empecemos. No hay mucho tiempo y ambos somos personas ocupadas. Los borradores de tus libros han sido examinados y es un gusto para mi decirte que hemos aceptado la publicación de todos ellos. Se respetará el orden en que has pedido que sean publicados. Sobre el tiempo de espera entre la publicación de cada libro, ¿Cuánto tiempo sugieres?”
“Sugiero que publiquen uno cada año. Así, de esta forma, se generará expectativa en los lectores. "
“Ya veo. Es un buen plazo de tiempo.” dijo Shemhazai mientras escribía en una hoja. Luego de escribir, levantó la vista. “Ahora. El reparto de las ganancias será de un diez por ciento del precio de venta de cada ejemplar físico vendido, el cincuenta por ciento de precio de venta de cada ejemplar electrónico vendido. Y finalmente, en caso de que tu saga literaria logre obtener una adaptación tanto en televisión como en cine, recibirás el veinticinco por ciento de las ganancias totales. Estás de acuerdo con estos montos.”
Edzard miró a Shemhazai un segundo y luego cerró sus ojos. ‘La cantidad de porcentajes está bien nivelado.’
“Si. estoy de acuerdo.”
Shemhazai miró a Edzard y le entregó unas hojas de papel junto a un bolígrafo. “Aquí está el contrato.”
Edzard recibió el contrato y comenzó a leerlo. En el contrato estaba escrito todo lo que había mencionado Shemhazai. Así que, viendo que todo estaba en regla, tomó el bolígrafo y firmó.
Shemhazai tomó el contrato y miró que todo estuviera en regla. Al ver que todo estaba en orden, sonrió. “Todo está en orden. Muchas gracias por hacer negocios con nosotros.”
Edzard asintió y luego de una pequeña despedida, ambos se retiraron.
Cuando Edzard salió del edificio estaba sonriendo. Acaba de firmar un contrato que le permitirá tener dinero licito y sencillo en este mundo. Los libros que estaba escribiendo eran la historia de Aurbis, desde la era del amanecer hasta la cuarta era. Dentro de estos libros estaban las historias de muchos héroes, aunque no había incluido la suya. Y se alegraba de esa decisión, ya que s alguna vez tuviese que enfrentarse a los ángeles caídos, aun tendría el factor sorpresa con sus habilidades. Además, todas las historias estaban modificadas y adaptadas para captar mejor la atención de los posibles clientes que tendría. Subiéndose a su coche, se dirigió hacia el hotel donde estaba hospedándose.
El sol brillaba mientras Asia, Marie y Valerie caminaban por las calles de la ciudad de Reikiavik. Ya habían pasado tres días desde que Edzard había firmado el contrato por los derechos de autor de los libros que estuvo escribiendo con ayuda de una pluma mágica.
“Mamá. Quiero chocolate.” Dijo Marie jalando la mano de Asia.
Asia miró a su hija y dio un suspiro. Su pequeña se había vuelto adicta al chocolate hasta el punto de comer diez barras de chocolate super dulce todos los días. Normalmente ella estaría preocupada, ya que tanto dulce no podría ser bueno para Marie, pero luego recordaba la gran cantidad de kilocalorías que consumían normalmente para poder vivir tranquilamente. Además, Marie solía quemar ese exceso de azúcar corriendo por la habitación, bailando, saltando y haciendo otras actividades. Así que, al final del día, no parecía haber nada dañino con que su hija coma mucho chocolate.
“Está bien.” Dijo Asia.
“¡Gracia, mamá!” gritó Marie con una gran sonrisa, comenzando a caminar dando pequeños saltos.
El grito de Marie hizo que varios de los lugareños voltearan a ver el origen del grito y comenzaron a susurrar entre ellos al ver que la madre de la niña era una joven no mayor de los dieciocho años.
“Espera. ¿Esa joven ya es madre a esta edad?”
“La juventud de ahora. No saben lo que es la decencia.”
Asia cerró los ojos y siguió caminando como si nada pasase. Su indiferencia hacia los comentarios de los pobladores se debía a que siempre los recibía cuando la gente se enteraba de que ya era madre.
‘Es increíble que pueda ignorar tantos comentarios como si no existiesen.’ Pensó Valerie mientras miraba a Asia y a Marie caminar como si nada pasase.
“Valerie. Vamos, no te quedes atrás.”
Valerie parpadeó y comenzó a seguir a Asia y a Marie hacia una cafetería cercana.
Cuando el grupo de mujeres llegó a la cafetería, se sentaron en una mesa circular con tres sillas y esperaron a que llegara el camarero. Cuando este llegó, pidieron sus bebidas. Cuando el camarero recibió las ordenes se retiró de la mesa. Al final, Asia pidió un moca para ella y un chocolate caliente con malvaviscos para Marie. Valerie también pidió un moca para ella. Además, pidieron varias galletas y dulces para comer mientras bebían sus bebidas.
“Asia. ¿Puedes responderme algunas dudas que tengo?” preguntó Valerie mirando a Asia.
Asia la miró unos segundos y asintió.
“¿Que es Edzard?”
Asia estuvo por contestarle, pero no lo hizo, ya que en ese momento llegó el camarero con todas las órdenes. Cuando este se retiró, Asia le dio su taza a Marie, quien comenzó a beber tranquilamente su chocolate en la taza para niño que tenían en la cafetería. Asia, por su parte, tomó un trago de su café.
“¿Por qué preguntas ahora?” preguntó Asia.
Valerie miró su taza y suspiró. "No me había percatado. Pero unos días después de que mi alma fue sanada, vi a Edzard soltar un torrente de llamas de su boca. Inicialmente, lo descarté como un truco que mi mente estaba jugando. Sin embargo, ayer vi a Edzard lanzar otro ataque similar, pero ahora era hielo ".
Asia miró a la Dhampir y suspiró. Ella y Edzard habían decidido mantener en secreto la información sobre Aurbis, así que no le podía contar nada a Valerie. Por fortuna, Edzard había inventado una cuartada para casos como estos.
“Valerie. Edzard es un dragón en forma humana.”
Los ojos de Valerie se abrieron con sorpresa.
“¿Cómo que dragón en forma humana?” preguntó Valerie en voz baja.
“Edzard es un dragón que tiene a apariencia de un humano y no la de un reptil.”
“Eso lo entiendo. Pero, ¿Cómo es posible que haya un dragón así?”
Asia parpadeo sin saber que decir, ya que ella no sabía cómo explicarle eso a Valerie sin contarle sobre Nirm, los Aedras y los Daedras.
“No sabría cómo explicártelo. Ya que ni siquiera yo entiendo bien cómo es que eso es posible.”
Valerie no quedo completamente satisfecha con la respuesta; sin embargo, decidió no seguir preguntando.
Luego de eso, ambas chicas continuaron bebiendo sus tazas de café y comenzaron a charlar de otras cosas.
La luna estaba en todo lo alto mientras Edzard conducía por la carretera de regreso a Reikiavik. Había salido temprano en ese corto viaje para poder despejar su mente de los pensamientos que la ocupaban. Hace unas horas había tenido una charla con Asia, charla donde su esposa le había contado que había tenido una conversación con Valerie en la que le había revelado que él era un dragón en forma humanoide.
“Ahh. Que desastre. Me siento mal por hacer que Asia le mintiese a Valerie.” Dijo Edzard soltando un suspiro.
‘¿Qué debo de hacer en este momento? ¿Contarle a Valerie toda la verdad? ¿Seguir la mentira?’ pensó Edzard mientras se estacionaba al lado de la carretera.
Con el coche detenido, Edzard bajó la ventana y suspiró mientras miraba el paisaje. Estuvo pensando los pros y los contras de las diferentes opciones que tenía en mente. Luego de pensarlo un buen rato, decidió que lo mejor sería contarle a Valerie la verdad para que así la joven Dhampir no pierda la confianza en ellos.
“Bueno será mejor que me vaya.” Dijo Edzard volviendo encender el coche. Mientras lo hacía, vio a su derecha y sus ojos se abrieron cuando vio como un rayo de magia volaba rápidamente hacia su posición.
“¡¿Qué mierda?!” fue lo que gritó antes de que una gran explosión cubriese el área.
El aliento de Rossweisse salía como una nube de vapor gracias al helado aire que había en la zona en la que se encontraba. Actualmente se encontraba arrodillada sobre su pierna derecha mientras miraba a sus enemigos. Estos enemigos eran un par de jötunn de cinco metros de alto con una contextura musculosa que vestían armaduras de hierro negro. Además, uno portaba una enorme hacha de batalla de doble filo de casi el doble de su estatura y el otro una espada con un escudo.
“Ja, ja, ja. Eso es todo lo que tienes pequeña Valquiria.” Río con burla uno de los gigantes mientras tomaba su arma con ambas manos y se preparaba para cargar contra Rossweisse.
Rossweisse vio al gigante cargar contra ella y retrocediendo varios pasos, creó una gran cantidad de círculos mágicos y comenzó a lanzar un bombardeo de magia contra sus oponentes. Sin embargo, esta táctica falló cuando sus enemigos esquivaron el ataque corriendo alrededor de ella.
‘Esto no está funcionando. Ya voy luchando más de una hora contra estos jötunn. ¿Debo de cambiar de estrategia?’ pensó Rossweisse comenzando a volar para logara esquivar el golpe de la espada del gigante.
Ella se encontraba en este predicamento gracias a que había perdido una apuesta contra Brynhildr, la jefa del escuadrón de las Valquirias en Asgard. En dicha apuesta ella estaría dejando por un día sus deberes como guardaespaldas de Odín y tomaría una misión de rango intermedio. Lamentablemente, esta misión se fue al sur gracias a la misteriosa aparición de varios jötunn. Ella ya había enviado un mensaje de ayuda para solicitar refuerzos.
Uno de los gigantes apretó los dientes cuando vio a Rossweisse volar. Mirando a su alrededor, vio unas rocas, sonriendo caminó hacia ellas y comenzó a lanzarlas contra la valquiria.
Los ojos de Rossweisse se abrieron con sorpresa cuando vio una gran roca volar a gran velocidad contra ella. Sin perder tiempo, comenzó a maniobrar en el aire para esquivar el proyectil. Gracias a esta táctica, logró esquivar varias piedras; sin embargo, al estar pendiente en las piedras, no se dio cuenta que el otro gigante la había rodeado y se preparaba para atacarla.
Rossweisse giró en el aire para poder esquivar una piedra. Es en ese momento cuando vio al otro gigante. El gigante dio un gran salto y cuando estuvo frente a ella, dio un corte vertical. Rossweisse, al ver el ataque, pudo crear un circulo mágico para protegerse; sin embargo, la fuerza del ataque hizo que saliese volando hacia el suelo. El impacto hizo que la nieve a su alrededor se levantase como una nube de polvo.
“Aghh.” Gimió Rossweisse luego del impacto. Lentamente comenzó a levantarse. Cuando estuvo de rodillas, levantó su vista y vio con horror como el otro gigante estaba frente a ella.
El gigante tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras comenzaba a levantar su hacha.
El tiempo pareció ralentizarse para Rossweisse al ver el hacha del gigante caer contra ella. Sin embargo, cuando el arma estuvo a escasos centímetros de impactarle, el gigante fue enviado a volar gracias a un poderoso relámpago que le impacto en todo el pecho. La fuerza del hechizo debió de ser muy grande, ya que el gigante voló unos veinte metros.
Rossweisse salió de su estupor cuando vio la sombra de una persona que parecía estar parada tras ella. Girando su cabeza lentamente, sus ojos se abrieron cuando vio a un guerrero vestido con una armadura de placas de acero color gris oscuro. La armadura era una de cuerpo completo, la cual consistía en un peto tallado con hombreras en forma de cabezas de águilas. Además, la armadura parecía estar hecha para el clima frio, ya que mostrara que dentro de ella había varias capas de piel color negro. Finalmente, el casco tenía la forma de una cabeza de oso.
‘¿Quién es?’ pensó Rossweisse confundida, ya que no reconocía la armadura que su supuesto salvador usaba.
Edzard estaba furioso, no al nivel de usar su aspecto dragón para atacar, pero si lo suficiente como para atacar con todo su poder en forma humana. Su enojo era porque por poco casi pierde el automóvil que había alquilado. Él se había salvado gracias a que pudo crear una custodia a tiempo, lamentablemente, el coche sufrió algunos daños. Daños que tendría que pagar y por los que tendría problemas con la empresa que se lo había rentado.
“¿Quién eres?”
Edzard parpadeó y luego miró al suelo. Sus ojos se abrieron cuando a vio a una hermosa chica tirada en el suelo cubierta de heridas. La chica parecía tener la misma edad que él, su largo y liso cabelló era de un hermoso color plateado que parecía estar reflejando la luz de la luna. Sus ojos azules lo miraban con confusión y sorpresa. Ella portaba una armadura que consistía en una coraza blanca con detalles en oro y azul pálido y guanteletes sin dedos, botas, protectores de cadera y pinzas para el cabello en forma de ala a juego. También usaba un leotardo negro debajo de su coraza, medias negras hasta los muslos y una tela azul pálido envuelta debajo de sus protectores de cadera, todos los cuales están cubiertos con cordones rosas, al igual que sus pinzas para el cabello.
“Oh. Disculpa no te había visto.” Dijo Edzard con voz amable, olvidando temporalmente su ira. Extendiéndole la mano, se presentó. “Me llamo Ysmir.”
Rossweisse tomó la mano extendida y se levantó. Cuando estuvo de pie, se percató que Ysmir era ligeramente más alto que ella. Un rayo de luz de luna brillo en ese momento, mostrando el rostro que se escondía debajo del casco. Esto hizo que sus mejillas se tornaran de un tono rojo cuando vio que quien le había salvado era alguien de su edad.
Edzard puso una sonrisa de burla en su rostro al ver ese sonrojo. “¿Puedo saber el nombre de tan bella dama?”
El sonrojó de Rossweisse aumentó de intensidad al escuchar esas palabras.
‘¡¿Me acaba de llamar bella?!’ pensó Rossweisse entrando en pánico. Sin embargo, recordó donde estaba y pudo recuperar la compostura.
“Coff. Me llamo Rossweisse. Es un gusto conocerte Ysmir.” Dijo Rossweisse de la manera más profesional que pudo mientras intentaba caminar.
Edzard volvió a sonreír y asintió. “Ya veo. Tienes un bonito nombre.”
El pie derecho de Rossweisse tropezó cuando escuchó lo que Edzard le acaba de decir.
“N… N… No es tiempo de decir esas cosas.” Dijo Rossweisse tratando de regañar a Edzard.
Edzard respondió al regaño riendo suavemente.
‘Ahora entiendo por qué Aela y Serana me molestaban tanto. Es muy divertido.’ Pensó Edzard sonriendo hasta que parpadeó y su sonrisa murió.
Rossweisse levantó una ceja al ver a Edzard dejar de sonreír y poner una cara seria.
“Rossweisse. ¿Qué son esos gigantes?” preguntó Edzard señalando a los gigantes.
“Son jötunn.” Respondió Rossweisse como si fuese algo que todo el mundo debía de saber.
“¿Jötunn?” preguntó Edzard confundido.
“¿No sabes lo que es un jötunn?” preguntó Rossweisse.
“No. La verdad es que no sé qué son.”
Rossweisse suspiró y comenzó a explicarle a Edzard sobre los jötunn. Luego de un minuto, finalmente terminó la explicación.
“¿Entendiste?”
“Sí. Gracias por la explicación.”
“No hay de qué.”
“Por cierto. ¿Qué haces luchando en Islandia?” preguntó Edzard al recordar como ella le había contado que estaba luchando en Asgard.
“¿Islandia?... Espera. ¡¿Estamos en Islandia?!” preguntó Rossweisse en pánico.
“Si.”
Rossweisse se llevó la mano a la barbilla y comenzó a pensar.
‘Algo raro está pasando aquí. ¿En qué momento salimos de Asgard?’
Sin embargo, no pudo seguir pensando, ya que ambos jötunn se acercaron a ellos.
“¡Maldito Humano! ¡¿Cómo te atreves atacarme?!” gritó con ira el gigante que había recibido el hechizo de Edzard.
Edzard puso una sonrisa en su rostro mientras respondía. “Me atrevo, porque quiero y porque puedo.”
El gigante apretó los dientes con ira y se lanzó contra Edzard.
Edzard vio al gigante correr hacia él. Así que, girando su cabeza, vio a Rossweisse y habló.
“Rossweisse. ¿Cuál es tu estilo de combate? ¿Magia a distancia? ¿Cuerpo a cuerpo?”
“Uso hechizos elementales para atacar a distancia, ¿Por qué?”
Edzard sonrió y se agachó ligeramente. “Porque te encargo la retaguardia.”
Luego de decir eso, Edzard salió disparado como un cohete hacia su enemigo. La velocidad de Edzard tomó por sorpresa a todos. Cuando estuvo a escasos metros de estar frente al gigante, llevó su mano a su espalda. Con un brillo morado, un mandoble envainado apareció en su espala. Tomando el mango de su mandoble, Edzard lanzó un corte rápido hacia el gigante. El gigante respondió usando su hacha para bloquear el ataque. La fuerza del golpe hizo que el gigante derrapara varios metros, alejándose de su compañero.
El otro gigante al ver a su compañero en problemas trató de apoyarlo, pero no pudo dar muchos pasos cuando dos picos de hielo le impidieron dirigirse hacia su compañero. Levantado la vista, vio a Rossweisse con la mano extendida.
“¿A dónde crees que vas?” preguntó Rossweisse de manera seria.
El gigante rugió con ira mientras cargaba con Rossweisse, quien comenzó a volar y a lanzar hechizos contra su enemigo.
Edzard estaba que intercambiaba golpes contra el gigante. Cada golpe creaba ondas de choque que levantaban parte de la nieve que los rodeaba.
“¿Cómo eres tan fuerte, humano?” pregunto el gigante al ver como Edzard detenía sin esfuerzo los golpes de su hacha.
“¿Por qué todos los idiotas contra los que me enfrento me menosprecian por parecer un humano?” preguntó Edzard mientras comenzaba a aplicar más fuerza a su agarre. La fuerza fue tal que comenzó a hacer retroceder al gigante. Edzard movió su espada lo suficiente como para dejar una apertura en la defensa de su oponente. Con la apertura visible, Edzard lanzó un potente hechizo relámpago en el pecho del gigante haciéndolo volar en dirección de su compañero.
Rossweisse había logrado herir lo suficiente a su enemigo como para hacer que este perdiese gran movilidad. Creando un cirulo mágico, lanzó un hechizo, el cual el gigante bloqueó con su escudo. Sin embargo, el impacto fue tan fuerte que el gigante se vio obligado a retroceder varios metros.
El gigante mantenía la mirada fija en Rossweisse y no se percató que su compañero volaba hacia su dirección.
Ambos gigantes chocaron y terminaron uno encima del otro.
Edzard llegó al lugar y habló. “Rossweisse, usa un hechizo poderoso. Yo también usaré uno. Hay que acabar con esto rápido.”
Rossweisse asintió y creó un gran circulo mágico frente a ella. Sin pensárselo dos veces, lanzó una gran bola de fuego hacia los gigantes. Levantando la vista, esperó ver el circulo mágico de Edzard; sin embargo, no vio a Edzard usar circulo alguno. Lo único que vio fue que el levantaba la mano izquierda y juntaba una gran cantidad de magia. Y cuando Edzard extendió la mano, ella vio como un sol del tamaño de una casa surgía de ella.
La bola de fuego y el sol en miniatura recorrieron sus respectivas distancias e impactaron en los gigantes.
¡BOMMMM!
La explosión generada por ambos hechizos creó una onda de choque que hizo que Rossweisse se tambaleara, pero Edzard se mantenía de pie como si nada pasase.
Cuando la explosión terminó, un gran cráter estaba en el lugar donde habían estado los gigantes. Hablando de estos, ambos estaban completamente inertes en el suelo. Sus cuerpos mostraban quemaduras muy graves. Este tipo de heridas solo podían hacer que Edzard y Rossweisse llegaran a la misma conclusión. La conclusión que ambos gigantes estaban muertos.
Al ver el cráter y a los gigantes muertos, Rossweisse caminó hacia Edzard. Cuando estuvo frente a él, recibió un golpe en su cabeza. La fuerza del golpe hizo que ella cayese de cara a la nieve. Levantándose y sobándose la cabeza, exigió respuestas.
“¡¿Por qué me golpeaste?!”
“Porque me acabó de dar cuenta de que fuiste tu quien lanzo ese rayo de magia hacia donde estaba!” respondió Edzard molestó. El acababa de llegar a esa conclusión porque se había percatado que los gigantes no usaban magia.
Las palabras de Edzard hicieron que Rossweisse lo mirase confundida. “Ehh. ¿Qué quieres decir?”
“Digo que uno de tus ataques impacto en mi coche.” Dijo Edzard ya más calmado.
“Espera. ¿Uno de mis ataques impactó en tu coche?”
“Sí. Un rayo amarillo de magia impactó cuando estaba por volver a encender mi coche para volver al hotel donde me hospedo.”
El rostro de Rossweisse se volvió blanco como la nieve cuando entendió lo que había pasado.
“¡Lo siento! ¡Prometo que pagare por las reparaciones de tu coche!” grito Rossweisse mientras hacia una reverencia.
Cuando la valkiria dejó de hacer la reverencia, miró a Edzard y preguntó. “¿Qué modelo de coche es?”
“Es un BMW 745e.”
Rossweisse estuvo por desmayarse cuando escuchó el modelo del coche. Ella había escuchado de ese modelo de coche una vez cuando estaba trabajando de Valkiria recolectando las almas de los mortales. Según lo que escuchó, ese coche costaba más de cien mil dólares. Así que, por lo tanto, las reparaciones saldrían muy caras.
Edzard miró a Rossweisse y de la nada comenzó a reírse.
Rossweisse miró a Edzard reír y no sabía por qué él lo hacía.
“Eto. ¿Por qué te ríes?”
“Es que me da risa verte tan asustada por pagar las reparaciones de mi coche.” Respondió Edzard dejando de reír. Tomando un poco de aire, logró calmarse totalmente. “Tranquila. Mi coche no está dañado. Simplemente estaba molesto por ese ataque.”
Cuando Rossweisse escuchó esas palabras, sintió que un gran peso se levantaba de sus hombros.
Edzard sonrió internamente cuando vio a Rossweisse suspirar aliviada. Había decidido mentir al ver la cara de pánico de Rossweisse.
‘¿Qué son un par de miles de dólares de mi cuenta del banco?’ pensó Edzard tranquilamente. Y es que, si se quedaba sin dinero, fácilmente podía convertir hierro o plata en oro y recuperar lo perdido.
‘Ahhhh. Que suerte. Si de verdad estuviese dañado ese coche, necesitaría varios años de mi salario para poder pagar las reparaciones.’ Pensó Rossweisse, aliviada de que no tuviese que pagar esas reparaciones.
Edzard sonrió al ver como una sonrisa aparecía en el rostro de Rossweisse.
“Sabes. Deberías de sonreír más a menudo. Te hace ver más bonita.” Dijo Edzard con una sonrisa amable en el rostro.
El rostro de Rossweisse se puso rojo y ella comenzó a tartamudear. Sin embargo, cualquier tipo de conversación que pudiesen haber esperado tener, se cortó cuando el celular de Edzard sonó. Edzard contestó la llamada y escuchó la voz de su esposa.
“Sí. Ya estoy de camino. Aja. Ya veo. Comprare algunos de camino al hotel. Te veo allí. Cuídate.”
Edzard suspiró cuando terminó la llamada. Asia le acaba de decir que comprase algunos pañales y toallitas húmedas para Marie.
“Bueno. Acabo de recibir una llamada de mi familia. Tengo que volver al hotel.” Dijo Edzard mirando Rossweisse. “¿Estarás bien si te dejo sola?”
“Sí. No te preocupes. Mis camaradas deben estar por llegar pronto.” Respondió Rossweisse.
“Ya veo. Bueno supongo que debo irme. Fue un gusto conocerte Rossweisse.” Dijo Edzard mientras comenzaba a caminar hacia su coche.
“Igualmente. Fue un gusto conocerte, Ysmir.” Dijo Rossweisse.
Edzard se detuvo un momento y giró su cabeza. Mirando a Rossweisse, sonrió y usando su mano derecha le lanzó algo a ella. “Me llamo Edzard Rolandson. Ysmir es un título que he heredado. Espero que algún día nos veamos y luchemos juntos de nuevo.”
Luego de decir eso, Edzard comenzó a correr hasta que se perdió de vista.
Rossweisse sonrió al ver la silueta de Edzard desaparecer por las colinas nevadas. Luego abrió la mano con la que había atrapado el objeto que Edzard le había lanzado. Sus ojos se abrieron al ver un pequeño sobre blanco. Al abrir el sobre, pudo ver una moneda de oro con el grabado del rostro de un hombre en un lado y un dragón en forma de diamante en el otro. Había varias palabras escritas allí, pero ella no reconocía el idioma.
“¿Qué es esta moneda?”
Rossweisse estuvo viendo la moneda tan concentrada que no se percató que sus compañeras valquirias habían llegado. Cuando se percató, fue victimas de sus bromas. Sin embargo, una de ellas le preguntó sobre la moneda que estaba viendo.
“Me la regaló un joven que luchó conmigo contra los jötunn.”
Las otras valkirias se asombraron cunado escucharon eso y comenzaron a preguntarle sobre la identidad de ese joven. Pero al final, ella solo respondió que se llamaba Ysmir. Había decidido mantener el nombre real como su pequeño secreto.
Edzard caminaba tranquilamente por las calles de Kuoh mientras miraba las luces que iluminaban la calle en esta noche de invierno. El día anterior había sido el día de navidad y él lo había pasado junto a Asia, Marie y Valerie en la casa de los Hyoudou. Mikki lo había invitado para que pasase las fiestas de diciembre con ellos. La mujer había insistido tanto que tuvo que aceptar. Así que, por esa razón, había llegado hace cuatro días a esta ciudad.
La fiesta había sido un evento tranquilo con comida y con el contándoles a los Hyoudou sobre sus viajes desde la última vez que se vieron. También hubo un intercambio de regalos. A Miki, le habían regalado unas cuantas joyas. A Gorou, un par de botellas de licores de otros países. Y a Issei, Edzard le había dado dos regalos. El primero, un par de libros de cuento y una copia de la sensual doncella Argoniana. El segundo, se lo había dado cuando estuvieron solos. Este había sido una caja, la cual contenía dos pares de pergaminos con algunos hechizos. Le había dicho que esa caja era muy especial y que solo debía abrirla cuando sintiese que era el momento adecuado.
La fiesta había sido divertida. En especial la parte en la que Miki se llevó a Asia, Valerie y a Marie a un cuarto. Luego de unos minutos, las tres salieron vistiendo un disfraz de Santa Claus. Si bien el de Marie era un disfraz infantil que hacía que su hija se viese muy adorable, el de Asia y Valerie, hacía que ambas se viesen sexys. La forma en que esos vestidos contorneaban sus figuras hizo que Issei sonriera como idiota, por lo que tuvo que lo golpeo para que no viera de esa manera a su esposa ni a su acompañante.
Luego de eso, siguieron conversando y comiendo hasta bien entrada la noche. Si bien los Hyoudou los habían invitado a celebrar el año nuevo con ellos, tuvo que declinar, ya que tendría que pasar el año nuevo en otro lugar. Esto debido a que lo habían llamado de la editorial «Quinto Cielo». Le habían invitado para que tuviese una charla con el jefe del conglomerado.
‘Me han dicho que las ventas han ido muy bien. Mas de dos millones de copias vendidas en dos semanas.’ Pensó Edzard con una sonrisa.
Mientras caminaba, un olor muy fuerte a hierro inundo sus fosas nasales. El olor le causó preocupación, ya que él conocía muy bien ese tipo de olor. Después de todo lo había olido durante gran parte de su vida. Así que por esa razón decidió ir a la fuente de origen. Cuando llegó al lugar de origen de este, vio que era una gran mansión abandonada. Sin embargo, antes de que se adentrase, se escuchó un gran grito. Así que, sin pensárselo dos veces, corrió a toda velocidad hacia el edificio.
Aika miraba con horror al ser frente a ella. El ser era un ser de dos metros de altura con un cuerpo musculoso y piel de color negro. Su cabeza tenía la forma de una cabra. Su boca estaba llena de dientes puntiagudos que parecían navajas.
“Ja, ja, ja. Que bien hayas venido hoy. Tenía hambre y estaba comenzando a desesperarme por la falta de presas que llegasen a este lugar.” Dijo el ser mientras se lamia los labios.
Aika comenzó a retroceder lentamente. El miedo era visible tanto en su rostro como en su cuerpo, ya que ambas piernas le temblaban tanto que era casi un milagro que ella pudiese estar de pie.
‘¿Por qué tuve que aceptar esa apuesta?’ Pensó Aika con pánico al ver al monstruo acercarse a ella.
“¡Ayuda!” fue el grito que lanzó mientas veía llegar su inminente muerte.
Ella no lo sabía, pero el ser que intentaba matarla era un demonio callejero errante que había llegado hace unas semanas a Kuoh. Desde el primer día de su llegada y establecimiento en esta mansión, el demonio había cazado humanos para alimentarse, lo que creó la leyenda de que la mansión estaba embrujada. Aika había perdido una apuesta con unas compañeras y por eso le habían dicho que entrase a esa mansión unas horas y que luego saliese.
El demonio se lamio los labios y sonriendo se abalanzó contra Aika para devorarla. Sin embargo, cuando estuvo a escasos centímetros de lograr su cometido, sintió un fuerte dolor en el abdomen. El dolor se originó de un golpe, el cual fue tan fuerte que lo hizo volar hasta que terminó por atravesar tres paredes.
Aika abrió los ojos al escuchar el estruendo. Sus ojos se abrieron de sorpresa cuando vio a alguien que había conocido hace unos meses.
“¿E… Edzard?” preguntó tartamudeando por el shock de verlo.
Edzard giró la cabeza cuando escuchó que alguien lo llamaban. Parpadeó cuando identificó a la chica que estaba detrás de él.
“Kiryuu.” Dijo Edzard mientras suspiraba. Luego de eso, le extendió la mano para ayudarla a levantarse.
Aika tomó la mano ofrecida y se levantó.
“¿Qué haces aquí, Kiryuu?” peguntó Edzard mientras volvía a ver la dirección donde el demonio había sido enviado a volar.
“Perdí una apuesta y entre…. ¡Espera! ¡¿Qué haces tú aquí?! ¡Y mejor aún! ¡¿Qué es esa cosa?!” preguntó Aika con pánico.
Edzard la miró de reojo sin dejar caer su guardia.
“Vine a pasar navidad con la familia de un conocido.” Respondió Edzard, ya que para él no había ninguna necesidad de mentir sobre ese tema.
“Vale. ¿Pero qué es esa cosa?” dijo Kiryuu mientras señalaba con un dedo al demonio que ya se había levantado y se acercaba a ellos.
“Ni idea. La verdad es que no sé qué criatura será.” Respondió Edzard con la verdad, ya que él no sabía que era esa cosa.
‘Sin embargo, este monstruo está desprendiendo el mismo aroma que un demonio. Pero este aroma está muy corrompido.’ Pensó Edzard mientras se preparaba para luchar.
Aika vio a Edzard tomar una posición de lucha y se asustó. Ella no entendía que pasaba.
“¡Edzard, no sé qué pasó antes, pero no puedes luchar contra esa cosa! ¡Huyamos de aquí!” gritó Aika con miedo.
Edzard no se inmutó al escuchar la voz de Aika. Sino que, sonriendo, habló. “Tranquila. Esa cosa no podrá matarme, aunque yo estuviese agonizando.”
El demonio vio a Edzard y olfateó. Sus ojos se abrieron de ira cuando se dio cuenta de que había sido el quien se había atrevido a entrometerse en su cena.
“¡Maldito humano! ¡¿Cómo osas entrometerte en mi comida?!” rugió el demonio.
Edzard sonrió de manera burlesca y no contestó verbalmente. Esto hizo que el demonio viese rojo y cargase contra Edzard.
“¡Muere!” fue el grito que lanzó el demonio mientras corría hacia Edzard.
Para Aika, la velocidad del demonio era asombrosa, pero para Edzard era increíblemente lenta. Cuando el demonio estuvo a unos cuantos pasos de él, Edzard se movió tan rápido que dio la apariencia de que se había teletransportado de un lugar a otro.
“Uaaaggg.” Fue lo único que salió de la boca del demonio mientras su cuerpo se doblaba en V gracias a la fuerza del golpe de Edzard. La fuerza aplicada fue tal que el demonio escupió una gran cantidad de sangre, ya que Edzard había destrozado varios de sus órganos internos con ese golpe.
El demonio cayo de rodillas mientras llevaba sus manos al lugar donde había recibido el golpe. Levantando la mirada, vio que Edzard se acercaba a él. Edzard intentó poner sus manos en la cabeza del demonio, pero este abrió la boca y lanzó un chorro de llamas.
Edzard esquivó el ataque y miró al demonio. Suspirando, extendió su mano derecha hacia su enemigo.
‘Parece que tendré que buscar a otro de estos seres para leerle la mente.’ Pensó Edzard mientras juntaba magia en su mano extendida. Con un simple comando de su mente, un gran torrente de llamas salió de su mano hacia el demonio. El torrente de llamas engulló al demonio y lo carbonizó en segundos.
Aika veía todo en estado de shock. No sabía cómo reaccionar ante lo que veía. Primero, casi muere por un monstruo sacado de un manga. Segundo, el chico que la había salvado hace unos meses la había vuelto a salvar. Tercero, ese mismo chico había acabado con el monstruo de dos ataques. En ese momento se sentó en el suelo al sentir que, si seguía parada mucho tiempo más se desmayaría.
Edzard giró la cabeza y vio a Aika sentada, mirándolo con los ojos y la boca abierta de par en par. Una parte de él quería hacerle una broma, pero otra estaba que entraba en pánico.
‘Ahhhh. ¿Qué mierda hago? Esta es la primera vez que un humano normal me ve luchar.’ Pensó Edzard mientras trataba de hallar una solución para su dilema. Al final su mente solo llegó a una sola conclusión, la de decirle todo a Kiryuu. Esto debido a que a pesar de que él sabía usar magia para leer mentes, no sabía cómo borrar recuerdos.
‘Maldita sea. Debí de asistir a esas clases de implantación de recuerdos que daban en el colegio cuando era estudiante.’ Pensó Edzard lamentándose por no asistir a las clases de un tipo de hechizo que él consideraba completamente inútil si no eras alguien que le gustase usar la intriga.
“Parece que tengo mucho que contar, ¿verdad?” dijo Edzard mientras miraba a Aika.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
En este capitulo vemos que Edzard conoce a Rossweisse y firma un contrato de edición de libros con los Grigori. Además, Aika acaba de ver a Edzard luchar y matar contra un demonio callejero.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 26
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 25
—Edzard, recuerda. El cambio es la mas importante de todas las fuerzas que existen en nuestro mundo. Sin el, nada existiría—
Quaranir a Edzard en el 01 5.E
Edzard caminaba por los pasadizos del Aeropuerto Internacional McCarran. Junto a él iban cuatro personas más. Estas personas eran Asia, Marie, Valerie y finalmente la última integrante del grupo, Aika.
Aika había terminado por unirse al grupo gracias a que ninguno de ellos sabia como borrarle la memoria sin causarle varios daños graves. Esto lo decía porque Valerie había sugerido hacer lo mismo que vio que hacían en las caricaturas para borrarle la memoria a alguien y eso era darle varios golpes fuertes en la cabeza con un bate. Lamentablemente no pudieron hacer eso, pues al ser seres con fuerza sobrehumana podrían terminar por matarla por error.
Así que al final decidieron contarle lo básico que sabían sobre los seres sobrenaturales. Luego de esa conversación, llegó un problema más grande. Ese problema fue que Aika había pedido que le enseñasen magia. La razón por la que eso fue un problema era muy sencilla, pues ni Edzard, ni Asia sabían usar magia de la tierra. Valerie tampoco había aprendido a hacer magia, por lo que no había nadie que pudiese enseñarle.
Edzard había pasado varios minutos pensando en una solución. Al final solo se le había ocurrido una y esa fue darle a Aika lo mismo que le había dado a Asia. Gracias a que había estudiado durante un tiempo su habilidad para dar poder a otros, sabía que también podía darles poder a otros con su sangre.
Así que, luego de decidirlo, le dio a Aika una copa llena de su sangre. Aika bebió la copa y cayó inconsciente unas horas. Para cuando despertó, ya poseía reservas minúsculas de Magicka.
Con eso resuelto, llamó al hotel donde se planeaba quedar y pidió que le alquilasen otro lugar con una habitación extra. Al dia siguiente se dirigieron rápidamente hacia el aeropuerto internacional y partieron hacia EE.UU.
Aika había aprovechado el viaje para hablar con todos y gracias a eso habían aprendido que ella era alguien juguetona y podría decirse amable en cierto sentido. El único problema es que era una pervertida. De hecho, su perversión era tal que ella le había pedido a Edzard que le quitase la virginidad.
Claro que esa petición fue rechazada rápidamente, ya que él no era alguien que se acostase con mujeres que conocía, así como así. Además, era un hombre casado. De hecho, cuando Asia le dijo a Aika que ella y el estaban casados, Aika solo había sonreído y le había dicho que no le importaría tener un trio. Luego de eso, giró y mirando a Valerie también dijo que no le importaría si ese trio se convertía en un cuarteto.
Todos se habían sonrojado cuando escucharon eso. Asia y Valerie habían comenzado a tartamudear, mientras que el solo se quedó quieto sin decir nada.
Suspirando, Edzard dejó de pensar en el pasado y se arregló el cuello de su abrigo. Él estaba vestido con un abrigo negro cerrado hasta el cuello, jeans azules claros y zapatillas negras. Asia, quien estaba a la derecha de Edzard, iba vestida con una blusa blanca con un chaleco verde oscuro, una falda a cuadros color granate, medias hasta los muslos color granate, botas bajas negras y una boina roja sobre su cabeza. Marie, quien estaba en los brazos de su madre iba vestida con un vestido azul oscuro, además de que llevaba un abrigo blanco encima. Valerie vestía una camiseta de cuello alto color blanco con un abrigo azul claro, con una falda negra con pantimedias negras y botas altas color marrón. Y Aika llevaba una camisa blanca con una chaqueta color rosada, una falda negra, media negras hasta los muslos y botas bajas color marrón.
Cuando salieron del aeropuerto tomaron un taxi y se dirigieron al hotel donde pasarían las siguientes dos semanas.
Una vez en el hotel, el grupo caminó tranquilamente durante un rato hasta que finalmente pudieron ver a una chica que coincidía con la descripción de la persona a la que tenían que buscar cuando llegasen a Las Vegas.
La chica tenía el cabello rubio peinado en dos coletas y sus ojos eran de color azul. Vestía un traje de lolita gótica que consistía en un vestido negro con detalles en blanco con un moño negro en la parte delantera de la cintura. Tiene un moño en el cuello, el cual tiene una gema verde incrustada. Además, lleva calcetines blancos hasta los muslos con un par de zapatos negros. También hay un lazo negro en forma de moño en su cabeza.
Al verla, el grupo se acercó a ella. Mientras lo hacían, Edzard usó el hechizo de visión del décimo ojo para ver el número de alas que tenía la chica.
‘¿Solo un par de alas? Parece que los Caídos creen que soy un humano normal. Mejor dejarlo así por ahora. No quiero que envíen a alguien poderoso detrás de mí.’ Pensó Edzard mientras desactivaba su hechizo.
Cuando estuvieron frente a la chica, esta los miró un segundo, hasta que sus ojos se mantuvieron fijos en Edzard. La chica miró a Edzard de arriba abajo y luego sacó una foto de su bolsillo. Con la foto en mano, comenzó a mirar entre la foto y Edzard.
“Bueno. Parece que si eres Edzard Rolandson.” Dijo la joven guardando la foto. “Soy Mittelt y soy la encargada de llevarte hasta nuestro jefe.”
Mittelt tomó el borde de la falda de su vestido e hizo una reverencia mientras se presentaba.
“Un gusto, Mittelt.” Dijo Edzard mirando a Mittelt. Girando su cabeza, hablo con sus compañeras. “Chicas. Porque no van avanzando y van a la habitación. Yo iré luego de mi reunión.”
Asia y las chicas asintieron en respuesta.
Edzard se despidió de cada una y se fue con Mittelt. Cuando salieron del hotel, Edzard vio una limusina negra estacionada en las afueras.
‘¡¿Qué mierda hace una puta limusina aquí?!’ pensó Edzard mirando el costoso coche estacionado. ‘No sé por qué, pero siento que esto es un completo despilfarro de dinero.’
Edzard miró a todos lados esperando que la limusina sea de alguien más, pero se resignó cuando vio a Mittelt acerarse a la limusina. Suspirando, Edzard la siguió. Cuando pasó cerca del mayordomo que mantenía la puerta abierta, vio como este fruncía el ceño y le daba a él y a Mittelt una mirada de desprecio y asco total.
Estuvo tentado a usar un hechizo para saber qué cantidad de alas tenían, pero al final decidió no hacerlo, ya que podría ser descubierto y eso sería muy problemático. Así que para evitar problemas se sentó en uno de los asientos de la limusina y esperó tranquilamente.
Mientras la limusina avanzaba por la avenida principal de la ciudad, Edzard decidió comenzar a hablar con Mittelt.
“Disculpa, Mittelt.” Dijo Edzard llamando la atención de la mencionada. Al ver que ella lo miraba, siguió hablando. “¿Puedo hacerte algunas preguntas? Digo, ¿si no es un problema?”
El ángel caído asintió en respuesta.
“Se que lo que voy a empezar preguntando será un poco irrespetuoso, pero ¿Cuántos años tienes?” preguntó Edzard, ya que la apariencia de la joven le confundía mucho. Después de todo, parecía que ella era una niña no mayor de quince años.
El rostro de Mittelt se agrio en ese momento. Ella ya sabía por qué lo preguntaba. Así que, con un puchero, respondió. “Soy mayor de lo que aparento.”
Edzard puso una sonrisa incomoda cuando se dio cuenta de que Mittelt se había enojado por la pregunta que él había hecho.
‘Maldita sea, Edzard. ¿Qué no recuerdas que la edad y los pechos son los temas más delicados de los cuales hablar con una mujer?’ pensó Edzard al recordar lo que siempre le decían Aela y Serana. De hecho, Serana lo había golpeado cuando él mencionó que ella era una anciana con más de mil años de antigüedad. La fuerza del golpe lo dejó inconsciente durante más de tres días.
“Lo siento. La verdad no lo pregunte para ofenderte. Solo que no aparentas la edad que tienes.” Dijo Edzard sonriendo de manera incomoda.
“Bufff…” Bufó molesta Mittelt mientras desviaba la mirada.
Edzard simplemente suspiro cuando vio a Mittelt desviar la mirada. Girando su cabeza, comenzó a ver los casinos, tiendas y hoteles que había en «La Ciudad del Pecado».
La limusina se detuvo frente a un hotel de cuarenta pisos. El hotel tenía un aspecto victoriano e irradiaba lujo desde todos los lugares. Bajando de la limusina, Edzard y Mittelt se dirigieron a un ascensor.
Mientras Mittelt manejaba los controles del ascensor, Edzard aprovechó la oportunidad y usó el hechizo del décimo ojo para ver al chofer y al mayordomo de la limusina.
‘Dos y tres pares de alas.’ Pensó Edzard mientras terminaba el hechizo. ‘¿Qué están haciendo dos ángeles caídos de ese nivel conduciendo una limusina y actuando de mayordomo?’
Al no poder encontrar una respuesta, Edzard se sacudió los hombros. ‘Talvez los están castigando por hacer alguna estupidez.’
Cuando terminó de pensar en eso, el ascensor dio un pitido indicando que ya habían llegado al piso indicado. Cuando las puertas se abrieron, ambos salieron del ascensor y se dirigieron hacia la habitación designada.
El sol brillaba sobre el desierto del Mohave. Si un viajero pasara por ese lugar no vería nada del otro mundo. Incluso el viento soplaba tranquilamente, hasta que de la nada.
¡Boooom!
Una gran explosión hizo que se levantara una gran nube de polvo.
“¡Aika, no te distraigas y mantén la concentración!” gritó Asia mientras lanzaba varias bolas de parálisis contra Aika.
La joven se encontraba concentrándose lo más que podía para poder seguir manteniendo la custodia que usaba para defenderse. Ella había pasado las últimas dos semanas aprendiendo lo más que podía sobre magia de Edzard y Asia. Sin embargo, no importaba que tanto practicase, no lograba nada a pesar de todo el entrenamiento, ya que solo había aprendido cuatro hechizos básicos. Estos hechizos habían sido llamas, relámpago, custodia inferior y curación. Además, sus reservas de magia no habían aumentado ni un poco.
Sin embargo, a pesar de esos problemas, si había pasado algo alentador para ella. Y es que su cuerpo se había reforzado y ahora poseía habilidades sobrehumanas que iban desde fuerza, resistencia y sobre todo agilidad.
“¡Aika no pierdas la concentración!” gritó Edzard mirando el combate de practica entre Asia y Aika. Sin embargo, tuvo que volver a posar su vista en su actual enemiga. Saltando hacia atrás, logró esquivar la patada de hacha de Valerie.
“Nada mal, Valerie. Pero te falta mucho para poder tomarme por sorpresa.”
Luego de decir eso, Edzard se lanzó contra Valerie rápidamente. Edzard logró moverse tan rápido como para tomar a Valerie con la guardia baja. Al ver la abertura en la guardia de Valerie, Edzard movió su mano derecha e intentó golpear a la Dhampir, pero no lo logró. Esto se debió a que Valerie había usado su brazo izquierdo para detener el golpe; sin embargo, ella no salió indemne, ya que la fuerza del golpe la hizo derrapar varios metros.
“Agh.” Gruñó Valerie mientras miraba su brazo izquierdo. Podía ver que la parte golpeada comenzaba a volverse de color morado oscuro. Un claro signo de que su brazo estaba roto y temporalmente inutilizable.
En ese momento se volvió a escuchar otra explosión. Tanto Valerie como Edzard miraron en dirección al origen de la explosión y vieron a Aika tratar de atacar a Asia con su daga de entrenamiento.
Aika movía su brazo lo más rápido que podía para tratar de herir a Asia. Sin embargo, ninguno de sus golpes lograba el objetivo, ya que Asia desviaba cada golpe con su propia daga.
En un momento dado, Aika dio una estocada. Esta estocada fue esquivada por Asia, quien se movió rápidamente y sujetó el brazo con el cual Aika atacaba. Luego de eso y con rápido movimiento, logró ponerse a espaldas de Aika y colocar su daga en el cuello de su amiga.
“Muerta.” Dijo Asia al oído de Aika.
Al ver que Asia y Aika ya habían terminado su combate de práctica, Edzard volvió a ver a Valerie y cargó contra ella. La Dhampir trató de reaccionar al ataque, pero no pudo hacerlo a tiempo. Al final, ella también fue derrotada cuando Edzard logró inmovilizarla contra el suelo.
“Ah…. Ese fue un buen entrenamiento.” Dijo Edzard mientras se estiraba. Girando su cabeza, vio al resto de las chicas en la habitación del hotel en Las Vegas. Aika y Valerie se encontraban desparramadas sobre los sofás completamente agotadas y llenas de moretones. Mientras tanto él y Asia se encontraban casi completamente indemnes, la única prueba de que estuvieron en un combate era su ropa, la cual estaba ligeramente rota.
‘Pensar que tantas cosas han cambiado en dos semanas.’ Pensó Edzard mirando a las chicas.
En las dos semanas que habían transcurrido, las tres chicas se habían vuelto amigas. Ahora eran casi inseparables e iban junto con Marie a todos sitios en la ciudad. Habían ido a centros comerciales, cines, salones de juego, entre otros lugares más. Además, él había aprovechado esos días para conocer mejor a Mittelt y a su jefe.
En las reuniones de las dos semanas trascurridas, él había descubierto que la joven Ángel caído era una chica alegre que le gustaban los dulces y molestar a otros; sin embargo, ella tenía un serio problema de ira si es que tú te burlabas sobre su estatura o el tamaño de su pecho. De hecho, había tenido que huir de una molesta Mittelt en más de una ocasión por ese motivo.
Por otro lado, su nuevo jefe se llamaba Azazel y siendo sinceros era alguien fácil de tratar, ya que parecía una persona relajada que le gustaba coleccionar cosas, visitar burdeles, beber alcohol y pescar. Su reunión había iniciado con las formalidades normales, un saludo aquí, una pregunta allá, incluso llegaron a compartir unas copas de Wiski. Y al final del dia, Edzard se fue con la impresión de que Azazel era una mescla entre Brynjolf, Vilkas y Tolfdir, es decir un sujeto turbio que es sensato y parece ser los suficiente mayor como para darte uno que otro consejo.
“Dilo por ti. Mi brazo me duele bastante.” Dijo Valerie levantándose del sofá y caminando hacia la mesa. Una vez allí, se sentó en la silla y extendió el brazo sobre la mesa.
“Val tiene razón, Ed. Su cuerpo está lleno de hematomas y ni hablemos de su brazo. Tiene los huesos rotos en cinco partes.” Dijo Asia mientras usaba su sacred gear para curar las heridas de Valerie. “¿Tenías que ser tan brusco con ella?”
“Era necesario forzarla. Es mejor recibir este tipo de heridas en un combate de prácticas que en uno de verdad.” Respondió Edzard arrodillándose para tomar a Marie. “Además. Ella ha mejorado bastante.”
Valerie se sonrojó al escuchar ese halago por parte de Edzard.
La Dhampir había iniciado a entrenar desde hace dos semanas junto con Aika, pero a diferencia de la humana, Valerie había mejorado a pasos más agigantados. Ella había comenzado a aprender a usar sus poderes de vampira. También comenzó a aprender a luchar cuerpo a cuerpo con los conceptos básicos de las artes marciales que Edzard usaba. Sobre la magia, ella estaba en cero, ya que ni Edzard ni Asia sabían algo de magia vampírica o magia humana de la Tierra.
“Al menos tú has hecho avances con tus poderes. Yo apenas puedo usar algunos hechizos básicos y apenas se usar una daga.” Dijo Aika uniéndose a la conversación.
“Tú también has mejorado bastante, Aika.” Dijo Edzard mirando a Aika. “Si bien no has podido aumentar la cantidad de Magicka que posees, si has mejorado mucho en tu combate cuerpo a cuerpo. En especial si tenemos en cuenta de que antes eras una humana normal y corriente.”
Aika sonrió por las palabras de Edzard y de un salto, se colgó de su cuello.
“Maldita sea, Aika. No hagas eso.” dijo Edzard mientras mantenía el equilibrio para evitar caer, ya que, si eso pasaba, Marie terminaría en el suelo también.
“Oh, vamos. No me vas a decir que no se te acelera el corazón tenerme tan cerca.” Dijo Aika mientras pegaba su cuerpo al de Edzard.
“Aika, yo no soy Issei.” Dijo Edzard sintiendo los pechos de Aika en su espalda.
“Todavía no puedo creer que seas amigo de ese pervertido.”
“Créelo. Además, ¿No crees hipócrita decir que él es pervertido cuando tú también lo eres?”
Aika solo se sacudió los hombros. Luego de eso, se bajó de Edzard.
“¿Cuándo creen que podré usar magia más poderosa que la que uso actualmente?” preguntó Aika mientras se alejaba de Edzard, pero no sin antes guiñarle un ojo y lanzarle un beso.
“Cuando encontremos a alguien que nos explique cómo funciona la magia en la tierra.” Dijo Edzard desviando su mirada de Aika y posándola en Marie. “Aunque también estuve pensando en ver que pasaba si usabas objetos encantados. Si vemos que funciona, te podría dar un anillo con encantamiento de aumento y regeneración de Magicka. Pero tendrás que esperar un buen tiempo para ver si funciona. Después de todo tengo que investigar y ver si tu cuerpo puede resistir los encantamientos.”
Aika asintió y caminó hacia uno de los sofás y se sentó a esperar que Asia terminase de curar a Valerie.
“Además, el buscar aun mago podrá tomar bastante tiempo desde ahora. Debido a que hasta ahora no nos hemos encontrado con algún mago y no sabríamos como reconocer a alguno.” dijo Asia mientras miraba el brazo de Valerie. Puso una sonrisa cuando vio el brazo curado. “Listo, Val. Ya está curado. ¿Cómo sientes tu brazo?”
Valerie movió su brazo un poco y sonrió cuando no sintió dolor alguno. “Esta perfecto. Gracias, Asia.”
Asia asintió y luego se dirigió hacia Aika. Cuando estuvo frente a su amiga, comenzó a curar las pocas heridas que había obtenido durante su entrenamiento.
“Aika. Recuerda que debes de seguir entrenando todo lo que puedas mientras no estemos contigo.” Dijo Asia mientras miraba los hematomas y heridas pequeñas desaparecer.
“Sí, ya lo sé. Tanto tu como Ed me lo recuerdan siempre. Además, no creo que tenga problemas para practicar mi lucha con armas en casa.” Dijo Aika mientras se desparramaba en el sofá.
“¿Por qué?” preguntó Valerie.
“Fácil, Val. Mis padres siempre están fuera por trabajo.”
“Ya veo. Eso es bueno para tu practica en el combate con armas. Sobre tu magia, ¿Qué harás?” preguntó Edzard.
“No lo sé. No puedo simplemente destruir cosas por allí.”
“¿Por qué no vas a entrenar a esa mansión abandonada?” preguntó Asia terminando de curar a su amiga. “Listo. Ya estas curada.”
“Gracias, Asia.” dijo Aika mirándose. “Tienes razón. Ir a esa mansión sería algo bueno. Después de todo ya está libre de monstruos y podre entrenar un poco mi magia allí.”
Edzard estuvo por decir algo, pero no lo hizo, pues sintió que tiraban de su camiseta.
“Papá. ¿Cuándo comenzare mi entrenamiento?” preguntó Marie mirando a su padre.
Edzard vio a su hija y le sonrió. “Aún falta mucho querida. Si te portas bien y comes todas tus verduras, tal vez en unos cinco años.”
Marie hizo un puchero y cruzó los brazos frente a su pecho cuando escuchó el tiempo que faltaba para que inicie su entrenamiento.
La cara de Marie hizo que todos rieran divertidos.
La noche ya había caído mientras Edzard, Asia, Marie, Valerie y Aika caminaban tranquilamente por el Strip de Las Vegas. Esta noche era la última de Aika con el grupo, ya que ella debería de volver a Japón para el inicio de sus clases en cuatro días. Si bien las clases inician mañana, ella había logrado obtener permiso para poder faltar a clases cinco días más, alegando que estaba en otro país.
“¿Tienes todas las cosas que quieres llevar a Japón?” preguntó Asia mientras miraba a Aika.
“Sí. Tengo todo lo que quería comprar.” Respondió Aika mirando sus bolsas. En las bolsas había ropa y algunos recuerdos.
“No puedo creer que hayan gastado siete mil dólares en dos horas.” Dijo Edzard mientras llevaba las bolsas de las compras.
“Vamos, Ed. No deberías molestarte por tan poco dinero.” Dijo Valerie mientras miraba a Marie bostezar en sus brazos. “Parece que la pequeña Marie quiere dormir.”
Asia vio a su hija y acercándose a Valerie, extendió los brazos. La Dhampir le entregó a la pequeña cuando vio los brazos extendidos. Asia acomodó a Marie y comenzó a susurrarle una canción de cuna en el oído para que la pequeña durmiera.
El grupo continúo caminando tranquilamente hasta que Edzard se detuvo abruptamente. Esta acción hizo que las chicas también se detengan.
“¿Ed?” preguntó Asia preocupada, pues Edzard tenía el ceño fruncido.
“Huelo sangre por aquí cerca.” Respondió Edzard mirando por todos lados. Su mirada se posó en un callejón y caminó hacia allí. Las chicas le siguieron y vieron como Edzard tomaba un lazo para el cabello color negro. Olfateando el lazo, Edzard supo a quien le pertenecía.
“Este lazo le pertenece a Mittelt.” Dijo Edzard mirando el lazo.
“Espera. ¿Ese lazo le pertenece a ese ángel caído?” preguntó Aika acercándose.
“Si.”
“¿Pero por qué esta ensangrentado?” preguntó Valerie.
“Eso es fácil. Parece que la han emboscado.”
“Pero, ¿Quién lo haría?” peguntó Aika, pues ella al igual que todo el grupo sabían que la joven era un ángel caída. “No creo que hayan sido humanos.”
“Tienes razón. No han sido humanos, han sido dos caídos.”
“¿Cómo estas tan seguro, Ed?” preguntó Asia.
“El olor de los dos caídos que estaban en la limusina está en el área.” Respondió Edzard apretando el puño. “Parece que hay algo está pasando entre los ángeles caídos.”
“Eso tendría algo de sentido. Pero, ¿Por qué la atacarían?” preguntó Valerie.
“No lo sé. Pero planeo averiguarlo.” Respondió Edzard. “Puedo hallar el lugar donde están con clarividencia.”
Asia, Valerie y Asia asintieron, pues conocían la capacidad de dicho hechizo.
“Bien. Ahora, ¿Cómo hacemos?” preguntó Edzard mirando a las chicas.
“¿Cómo hacemos qué?” preguntó Aika confundida.
“Ed pregunta sobre quien ira a dejar a Marie y las cosas al hotel.” Respondió Asia.
Todos se quedaron en silencio, sin embargo, ese silencio fue roto por Edzard. Él sabía que perder tiempo podría hacer que lleguen demasiado tarde.
“Yo lo hago. Ustedes esperen aquí.” Dijo Edzard extendiendo sus brazos.
Asia entregó a Marie y vio como Edzard desaparecía rápidamente a través de un portal generado por su Shadowkey. Unos segundos después, Edzard regresó.
“Bien, ya está. Vámonos.”
Luego de decir eso, la mano derecha de Edzard brilló y comenzó a correr. Las chicas le siguieron rápidamente.
El grupo estuvo corriendo por los callejones de Las Vegas por una media hora hasta que finalmente llegaron a un almacén abandonado.
“Esto es muy cliché. ¿Por qué siempre los secuestradores llevan a sus víctimas a un almacén abandonado?” preguntó sarcásticamente Aika.
“Si te soy sincero, no lo sé. Pero esto es nuevo para mí.” Dijo Edzard mirando el edificio. “De dónde vengo normalmente los secuestrados están en cuevas, tumbas, fuertes o algún lugar donde hay bandidos.”
“¿Has estado en secuestros antes, Ed?” preguntó Valerie.
“Sí. De hecho, siempre que había misiones de rescate de rehenes, era yo quien iba.” Respondió Edzard.
“Enserio. ¿Por qué tú y no otro más?” preguntó Aika.
“Eso era porque Ed es muy bueno en sigilo y la mayoría de los otros miembros de Los Compañeros suelen atacar de frente sin usar sigilo.” Respondió Aisa con una sonrisa mientras recordaba a Vilkas y a Farkas. “La única además de Edzard que podría asumir ese tipo de misiones es Aela.”
“Ahh. Tu amiga, la mujer lobo.” Dijo Valerie haciendo una mueca al mencionar a la mujer lobo.
“Parece que hay nueve individuos en el recinto. Ocho de ellos están parados rodeando al noveno, el cual está colgando en el aire.” Dijo Edzard mientras usaba el hechizo detectar vida.
Luego de decir eso, las manos de Edzard brillaron de color verde. El hechizo liberado se expandió en una pequeña ola que envolvió a todos los que estaban afuera del edificio.
“Wow. ¿Qué acabas de hacer?” preguntó Aika.
“Acabo de usar el hechizo de amortiguar. Con esto podremos movernos de manera sigilosa.”
“Increíble. Tu hechizo esta vez no hizo ruido alguno.” Dijo Valerie recordando que cada vez que Edzard usaba un hechizo siempre solía haber algún tipo de sonido.
“Eso es gracias a la habilidad de «Conjuros silenciosos».” Dijo Asia sonriendo. “Esa habilidad hace que los hechizos de Ed no hagan ruido alguno cuando él quiere que sean silenciosos.”
“A veces pienso que esas habilidades que tienen son muy injustas.” Dijo Aika mirando tanto a Edzard como a Asia.
“Enserio. ¿Por qué piensas eso?” preguntó Asia.
“Es que es injusto que los humanos de Nirm puedan ganar habilidades tan geniales solamente practicando magia o destreza con armas.”
“No solo ganamos habilidades entrenando, Aika. A pesar de los estudios sobre estas, nadie sabe cuáles son los requisitos para adquirirlas. De hecho, hay casos de magos de Restauración de nivel maestro que nunca han logrado obtener la habilidad «Evitar muerte».”
“¿En serio?” preguntó Asia asombrada, ya que nunca pensó que hubiera magos que no pudiesen alcanzar una habilidad en específico.
“Sí. De hecho, el alcanzar cierto nivel de capacidad sobre alguna materia no hará que obtengas alguna habilidad especial.” Respondió Edzard. “Después de todo, a pesar de que soy nivel Experto en magia de restauración no tengo la habilidad de Necro-mago que tiene Asia.”
“Wow. Mira Asia, tienes una habilidad que Edzard no tiene.” Dijo Aika sonriendo a Asia.
Asia se sonrojó y sonrió tímidamente, pues no sabía que decir, ya que ella pensaba que Edzard tenía todas las habilidades que ella poseía.
Edzard decidió ayudar a su esposa, la cual no sabía que decir. “Podemos seguir conversando de esto luego. Debemos de darnos prisa.”
Luego de decir eso, Edzard saltó hacia el techo del almacén. Las chicas hicieron lo mismo una vez que vieron que Edzard estaba en el techo. Gracias al hechizo de amortiguar ninguna de ellas hizo un sonido alguno al tocar el techo.
Una vez que todos estuvieron en el techo, Edzard hizo señas y caminando se acercó a una ventana. Mirando por ella, vieron a ocho sujetos vestidos con ropa negra. Estos sujetos estaban rodeando a una muy golpeada Mittelt, la cual estaba amarrada y era sostenida en el aire gracias a una cadena conectada al techo del almacén.
El jefe de este pequeño grupo de ángeles caídos miraba a la inconsciente Mittelt. Girando su vista, vio a sus subordinados. “¿Qué ha contado?”
“Nada, ella no ha dicho nada de nada. Se la ha pasado insultándonos cada segundo.” respondió otro de los caídos mirando a Mittelt.
“¿Qué tanto la han torturado?”
“Bastante. Y a pesar de eso, ella no ha dicho nada.”
“Parece que su lealtad a Azazel es inquebrantable.” Dijo el líder de los caídos frunciendo el ceño, para luego escupir en la cara de Mittelt. “Me da asco de solo ver la cara de una lame botas como ella. Cuando despierte, cúrenla y vuelvan a iniciar. Esta vez aumenten el castigo.”
“Está bien.” Dijo otro caído, para luego poner una sonrisa oscura en su rostro. “Jefe. ¿Luego de torturarla, podemos divertirnos con ella?”
“Umm. Hagan lo que quieran.” Respondió el líder de los caídos. “Eso sí. Solo podrán hacerlo una vez que ella haya hablado.”
“Okey, jefe.” Respondió otro caído.
El líder de los caídos giró y se preparó para salir del almacén; sin embargo, solo había dado dos pasos cuando uno de sus subordinados cayó muerto cuando una flecha ligeramente traslucida de color púrpura le impactó en toda la cabeza.
“¡¿Qué mierda acaba de pasar?!”
Al momento de terminar de decir esas palabras, vio que dos de sus compañeros morían gracias a que sus pechos fueron atravesados por dos garras. Girando su cabeza, vio como una chica peli castaña con gafas corría rápidamente hacia Mittelt. Cuando la chica llegó al lado de ella, dio un salto y usando una daga cortó la cadena que sujetaba a Mittelt al techo.
Cuando intentó lanzarse contra la humana, se detuvo porque escuchó el grito de sus otros compañeros. Girando, los vio ser atravesados por espadas de luz.
“¿Qué- ¿Qué- ¿Qué está pasando? ¿Quiénes son estos sujetos?” preguntó el líder de los caídos mientras retrocedía lentamente. Al ver que ahora estaba solo, giró rápidamente y desplegando sus alas, trató de huir. Sin embargo, cuando intentó volar, sintió un gran dolor en su espalda.
“¡AHHHH!” fue el gritó que dio antes de caer al suelo. Levantando su vista, vio con horror como sus alas habían sido cortadas. Buscando a su alrededor, vio a un joven parado con una espada hecha de luz. La espada estaba ensangrentada, signo inequívoco que había sido usada para cortar sus alas.
El joven caminó lentamente y cuando estuvo a centímetros de él, levantó su espada y la bajó rápidamente. Eso fue lo único que logró vera antes de que la oscuridad reclamara su mente.
Edzard miró como la cabeza cercenada del ángel caído rodaba varios metros hasta terminar deteniéndose junto a la base de unas escaleras que llevaban a una oficina ubicada en el segundo piso del almacén.
Habían decidido atacar luego de decidir qué haría cada uno en esta pseudo misión de rescate. A Asia y a Valerie les había tocado encargarse de los subordinados, a Aika rescatar a Mittelt en medio de la confusión y a él le había tocado acabar con el líder. Para poder acabar con ellos fácilmente, él había mantenido su intención asesina completamente activa, lo que hizo que varios de ellos estuviesen paralizados por el miedo.
Agachándose, Edzard rebuscó en el cadáver del líder caído. Metiendo la mano en el bolsillo del obseso, encontró una llave. Al tomar la llave, desactivo su shehai y volvió junto a sus compañeras. Ellas estaban reunidas en un círculo alrededor de Mittelt. Valerie tenía la cabeza de la joven en su regazo mientras Asia comenzaba a inspeccionarla para determinar qué tan graves eran las heridas.
“¿Cómo esta?” preguntó Edzard cuando llegó al lado de las chicas.
Asia levantó la vista y mirando a Edzard dio un suspiro. “Por fortuna las heridas no son tan serias como pintan. Aunque, necesitare una buena cantidad de tiempo para poder curarla totalmente.”
“Ya veo.” Dijo Edzard mirando a Mittelt. “Asia, llévala a nuestra habitación y cúrala allí. Valerie, Aika, ayuden a Asia en la curación de Mittelt. Para eso tomen algunas pociones que tengo en una mochila y úsenla como medicina tópica en las heridas.”
Las chicas asintieron.
“Ed, ¿Qué vas a hacer?” preguntó Asia.
“Voy a investigar este lugar. El caído tenía una llave en su bolsillo. Estoy suponiendo que esta llave llevara a algún lugar por aquí cerca. Planeo usar clarividencia encontrar el lugar. Allí buscare información para saber por qué ellos estaban torturando a Mittelt.”
“Ya veo. Ten cuidado, Ed.” dijo Asia mientras abría un portal hacia el hotel.
Cuando el portal estuvo abierto, Asia cargó cuidadosamente en sus brazos a Mittelt y junto a Aika y Valerie cruzaron el portal.
Viéndose solo, Edzard tomó la llave en su mano derecha y usó clarividencia para ver hacia donde debería de dirigirse. Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio que el hechizó indicaba que debía de ir a la oficina en el segundo piso.
‘Esto es una puta broma, ¿verdad? No es posible que este sujeto sea tan idiota como para tener su base en una puta oficina.’ Pensó Edzard mientras comenzaba a caminar hacia la escalera. Luego de subir los escalones, abrió la oficina.
La habitación que lo recibió era la típica oficina de un jefe de almacén, es decir, una habitación con un escritorio y lleno de estantes con documentos. Luego de buscar por los anaqueles, al fin encontró una carta enviada al líder de los caídos. En esta carta le decían que debía de capturar a Mittelt y saber que sabia sobre algo que el líder muerto conocía.
‘Maldita sea. Debí de leerle la mente antes de matarlo.’ Pensó Edzard con frustración, pues de no haberlo matado tan rápido ya sabría que pasaba.
Luego de eso, buscó un rato más, pero no encontró nada. Una persona normal se habría ido una vez que vio esto; sin embargo, Edzard no era una persona normal. Su olfato logró captar un ligero olor que no coincidía con papel ni polvo.
Caminando hacia la fuente de origen de aquel olor, Edzard llegó a un estante. Buscando unos segundos, Edzard vio un libro un tanto raro. Moviendo el libro, se abrió una puerta secreta en la parte más alejada de la habitación.
“Esto es muy cliché.” Dijo Edzard mientras ingresaba a la habitación secreta.
“¡¿Pero qué mierda?!” fue el grito que Edzard soltó cuando vio la habitación secreta.
La habitación era grande, muy grande. Dentro de ella había varios estantes con gruesos tomos de tapa dura, varios anaqueles y hojas de pergamino ya oscurecidos por el moho.
Al ver esa cantidad descomunal de libros, una sonrisa apareció en el rostro de Edzard mientras un poco de baba comenzaba a gotear de su barbilla. Sin embargo, él logró darse cuenta de lo que le pasaba y negando con la cabeza se dio una fuerte cachetada.
‘Ya Edzard, tranquilízate. No dejes que la gran cantidad de libros que no has leído te seduzca. Controla tus impulsos.’ Pensó Edzard usando su fuerza de voluntad para no babear por los libros.
Luego de aquel pequeño momento incomodo, Edzard comenzó a leer los documentos. Cuando terminó de leerlos, sonrió ampliamente, pues estos documentos eran notas mágicas de un mago que pertenecía a una organización mágica llamada Rosenkreuzer.
‘Lady Nocturnal muchas gracias por este gran golpe de suerte.’ Ese fue el pensamiento de Edzard, ya que estas notas era lo que necesitaba para que Aika, Valerie y Asia pudiesen usar magia de la tierra. ‘Aunque también podría sumarme, ya que nunca está mal saber algún truco nuevo.’
Luego de pensar eso, Edzard comenzó a guardar todo en la bolsa que llevaba en su cinturón. Esta bolsa era una bolsa cuadrada que estaba encantada para almacenar una tonelada de peso. Normalmente en ella había pociones, armaduras y algunas posiciones para viajar, pero ahora era el objeto designado para llevar su nuevo tesoro.
Luego de varios minutos, Edzard al fin logró terminar de guardar casi todos los libros. Cuando puso su mano en el último libro, leyó el título.
“Conceptos básicos de magia para principiantes.” Leyó Edzard en voz alta el título. El nombre del libro hizo que levantase una ceja en confusión. Gracias a que el título le había llamado la atención, Edzard decidió darle una leída rápida. Sin embargo, con cada párrafo que leía, más se concentraba en la lectura.
Asia se encontraba mirando a una recién ya curada Mittelt, la cual estaba acostada en uno de los sofás de la sala. Había logrado curar sus heridas rápidamente gracias al acción conjunta de su sacred gear con las pociones de curación. Gracias a ambos métodos, lograron curarla en menos de media hora. Luego de eso, habían dejado a Mittelt descansar en el sofá mientras enviaban a Aika a comprarle ropa, pues la ropa de Mittelt estaba completamente hecha jirones.
Aika ya había regresado con la ropa de Mittelt cuando la habitación se iluminó por la aparición de un portal en medio de la sala. De este portal apareció Edzard, el cual estaba completamente cubierto de hollín, polvo y su ropa mostraba algunas rasgaduras menores.
Asia se habría preocupada si no se hubiese visto la sonrisa que adornaba el rostro de su esposo. Ella conocía ese tipo de sonrisa, era la sonrisa que Edzard ponía cuando encontraba algún libro interesante para agregar a su ya gran, pero gran colección de libros.
Edzard vio a las chicas y se acercó. Cuando estuvo al lado de ellas, habló.
“¿Terminaron?”
“Sí. Ya hemos acabado.” Respondió Asia con una sonrisa. “Mira atrás tuyo.”
Edzard hizo lo que le dijo su esposa y vio a Mittelt descansando tranquilamente. Con pasos silenciosos se acercó a la joven y puso una mano en su frente.
“Es bueno ver que esta fuera de peligro.” Dijo Edzard con voz suave. Girando su cabeza, vio a Asia. “¿Les tomó mucho tiempo curarla?”
“No. Gracias a Dios que las heridas no eran letales, de lo contrario si hubiéramos demorado mucho más.” Respondió Asia con una sonrisa.
“Ya veo. Eso es bueno.” Dijo Edzard mientras caminaba hacia un sofá. Al llegar, se sentó y a su lado se sentó Asia. Frente a ellos se sentaron Valerie y Aika.
“Entonces, Ed. ¿Qué encontraste en la guarida del líder de los ángeles caídos?” preguntó Asia mirando a su esposo.
“Encontré una carta que indicaba que ellos debían de descubrir que tanto sabía Mittelt sobre algo. Lamentablemente, el único que sabia sobre lo que pasaba era el líder.” Dijo Edzard suspirando.
“Ya veo. Supongo que matarlo tan rápido nos ha hecho perder la pista de lo que sucede.” Dijo Asia.
“Sí. Sin embargo, también encontré algo más.”
Luego de decir eso, Edzard sacó el libro de magia para principiante y lo puso en medio de la pequeña mesa que había en la sala.
Las chicas vieron el libro y leyeron el título. Aika y Valerie se miraron y sonrieron, mientras que Asia suspiraba.
“Sabes. A veces no entiendo la cantidad insana de suerte que tienes, Ed.” dijo Asia mientras miraba a su esposo sonreírle con fingida presunción.
“Oh. Que puedo decir, querida. Lady Nocturnal me ama.” Respondió Edzard con una sonrisa burlesca en el rostro.
Asia suspiró y decidió tomar el libro.
“Ed. ¿Qué aprendiste de este libro?” preguntó Asia leyendo las primeras páginas del libro.
“Solo que en la Tierra hacen magia de manera diferente que en Nirm.” Respondió Edzard con el ceño fruncido.
“¿Qué quieres decir con eso?” preguntó Aika, pues ella era una de las más interesadas en aprender magia.
“La magia de la tierra se hace usando un circulo mágico como médium. Este círculo mágico está formado por una fórmula mágica, la cual puede variar en su composición según el tipo de especie que lo use. De hecho, en la página trescientos muestran algunos ejemplos de círculos de magia de ángeles, demonios y ángeles caídos.” Dijo Edzard.
Asia pasó las hojas del libro hasta la mencionada y vio varios dibujos de círculos mágicos.
“No entiendo nada.” dijo Aika mientras se sobaba la cabeza confundida, pues no había entendido como es que debía de hacer magia.
“Si soy sincero, la forma en que usan la magia aquí en la Tierra es muy compleja. Según el libro ese, la magia es un conjunto de cálculos para hacer algo usando la imaginación del propio mago.” Dijo Edzard mirando a Aika.
“¿Entonces, para poder usar magia se necesita una fórmula mágica y la imaginación de lanzador mientras se hacen cálculos?” preguntó Valerie mirando a Edzard, quien asintió. “Se que nunca lo he preguntado, pero ¿Cómo funciona la magia de Nirm?”
“Eso es muy fácil. La magia en nirm se manifiesta en diversas maneras. Generalmente se hace como lanzamiento de conjuros, pero también hay pociones, encantamientos en objetos, entre otras más.” Respondió Edzard. “Ahora, la principal diferencia es que en el uso de magia de lanzador de hechizos no usamos formulas, lo que hacemos es usar nuestra Magicka para generar cambios en el mundo físico. No usamos ecuaciones solo nuestra imaginación y voluntad para poder influir en el mundo usando nuestro poder.”
“Ya veo. Por la forma en que lo dices, parece que es más fácil usar la magia de Nirm, pues esta parece tener un sistema estandarizado de su uso.” Dijo Valerie con una mano en su barbilla.
“No. En eso te equivocas.” Dijo Edzard llamando la atención de Valerie. “No hay ningún sistema estándar. Nadie puede hacer magia de la misma manera. Cada persona tiene su forma particular de hacer magia. Si tuviera que explicarlo, es como si tu fueses un pintor y cada hechizo fuese un lienzo tuyo que nadie podría replicar.”
“Entonces, según este libro, primero necesitaríamos una fórmula mágica para crear un circulo mágico para que tanto Valerie como Aika puedan usar magia, ¿verdad?” preguntó Asia mirando a su esposo.
Edzard sonrió cuando escuchó eso, así que, levantándose de su silla, caminó hacia el centro de la sala.
“Espero que hayan estado estudiando lenguaje mágico.” Luego de decir eso, Edzard extendió su mano derecha.
Asia, Aika y Valerie miraron la mano sin entender que planeaba hacer Edzard; sin embargo, unos segundos después vieron como un circulo color rojo brillante se formó en la palma de Edzard.
Este círculo estaba formado por un círculo de gran tamaño que tenía círculos pequeños en cada uno de los puntos cardinales. En cada uno de estos pequeños círculos hay una letra grabada en lenguaje mágico de Nirm. En el interior del círculo de gran tamaño hay dos cuadrados sobre puestos que forman una estrella de ocho puntas. Una cruz unía cada uno de los círculos del exterior con el circulo principal y un pequeño circulo aparecía en el centro de todo. Este pequeño circulo al igual que los otros tenía una letra en el interior. Además, cada una de las líneas que formaba la estrella y el circulo principal tenían algunas palabras escritas allí.
“¡Wow! ¡Acabas de crear una fórmula mágica!” gritó Aika con emoción al ver el circulo mágico frente a ella, ya que ese circulo significaba que pronto podría aprender maga que estaba mas en sintonía con ella.
“Increíble. Parece que subestimamos la dificultad de hacer magia.” Dijo Valerie mirando el circulo.
Asia no habló, sino que comenzó a mirar el círculo de manera fija. A diferencia de Valerie y Aika, ella podía entender lo que decía los símbolos que mostraba el círculo.
‘En el círculo del norte esta la “D” que simboliza destrucción. En el sur la “I” que simboliza la ilusión. En el este está la “A” que simboliza alteración. En el oeste la “R” de restauración. esos son las principales escuelas de magia; sin embargo, no entiendo por qué no aparece un circulo con la “C” de conjuración, ya que no creo que la “C” en el centro la represente. Para mi esa letra representa el apellido Cumberland.’ Pensó Asia.
“Ed. ¿Por qué no está simbolizado la escuela de conjuración en el círculo?” preguntó Asia.
Edzard sonrió mientras respondía. “Eso es fácil. La escuela de conjuración mayormente usa lenguaje daedrico para sus grimorios y pergaminos. Por lo que aún no me es posible incluirlo aquí. Talvez en el futuro lo incluya, pero por ahora lo considero irrelevante.”
Asia asintió, pues ella entendía ese razonamiento. Sin embargo, el ver la rapidez con la que Edzard hizo el circulo hizo que recordar lo que había dicho Valerie.
“Ed. ¿Cómo hiciste ese círculo mágico? Ya que por lo mencionaste antes, eso es una acción un poco complicada.”
“Mira la página quinientos. Allí hay algunas fórmulas básicas para hacer círculos de magia.”
Asia miró la página mencionada y se sorprendió, pues Edzard tenía razón. Allí en esa página había algunas fórmulas para hacer magia. Al verlas bien, ella pudo entenderlas ligeramente.
“Estudie esas fórmulas unos minutos y logre comprender su significado y uso. Luego de eso comencé a experimentar un poco y logre crear el circulo. Eso sí, la fórmula usada no es ninguna de las que aparece allí. Utilice algunos conocimientos básicos de magia de Nirm para poder construirlo.”
“Wow. ¿Y que puedes hacer con él?” preguntó Aika mirando el circulo.
Edzard se sonrojó y desactivó el circulo. Mientras se frotaba la nuca, habló. “La verdad es que eso es todo lo que he logrado hacer. Cada vez que intento hacer un hechizo con el círculo, este explota en mi cara.”
Las chicas pusieron la cara en blanco al oír esas palabras.
“Entonces, ¿No has logrado ningún avance?” preguntó Valerie.
“Aun no. Pero no hay que olvidar que la magia es una materia que hay que estudiar constantemente. Además, solo leí ese libro una hora. Así que, dame esta noche y ya tendré algo listo para mañana.” Respondió Edzard mientras mostraba una sonrisa de oreja a oreja.
En el plano de las Tierras Muertas rodeado por varios ríos de lava y volcanes se encuentra un palacio hecho de piedra negra. En un trono en medio del gran salón de dicho castillo hay un ser humanoide gigante de cuatro brazos qué medía varios metros de altura con la piel de color rojo como la sangre. Su cuerpo era musculoso y tenía varios tatuajes tribales de color blanco. El ser poseía orejas puntiagudas y cuernos en su cabeza. Su mirada mostraba odio, furia e ira sin control.
“Lord Dagon. Los combates han finalizado.” Dijo un dremora arrodillándose frente a su señor.
“Muéstrame.”
El dremora asintió y creó cientos de portales.
Cada uno de los portales mostraba a un individuo, ya sea hombre o mujer. Cada uno de ellos tenía algo en común, y eso era que estaban rodeados por cientos de cadáveres. Los cadáveres que los rodeaban mostraban signos de haber recibido gran violencia, pues estaban desmembrados, decapitados, divididos por la mitad, entre otras cosas más.
“¿Son todos los que sobrevivieron a la prueba?”
“Sí, mi señor.” Respondió el dremora. “Son los mejores reclutas que pudimos obtener de entre sus seguidores en la Tierra.”
“Eso puedo verlo. ¿Podrán soportar el poder que recibirán?”
“Según nuestros cálculos hay un porcentaje del noventa por ciento que mueran.”
“Bien, eso es más que suficiente. Dales los artefactos. Y para aquellos que sobrevivan, vístelos con una armadura daedrica de buena calidad con encantamientos poderosos.”
El dremora asintió y partió para llevar las ordenes de su señor.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
En este capítulo, Edzard ha conocido y salvado a Mittelt. También, ha conocido a Azazel. Algunos detalles de la reunión que tuvieron se mostraran en capítulos posteriores. Además, Edzard ha logrado crear una fórmula mágica para poder hacer magia del mundo DxD. Sobre la magia, he de decir que eso es un tema muy complejo y que me tuvo pensando varios días, ya que tanto en DxD como en Elder Scrolls no hay mucha información sobre como hacen para hacer magia, por lo que al final tuve que improvisar con la poca información que hay. Y finalmente, hace aparición el segundo antagonista de esta historia. Mehrunes Dagon, a diferencia de Molag Bal, ya comenzara a moverse para trata de conquistar la tierra.
Ahora, tengo que confesar que estos dos no son los antagonistas finales, ya que ese puesto lo ocupa otro ser. De hecho, ese ser es quien ha estado moviendo los hilos en las sombras y es el responsable de que algunos eventos se hayan adelantado en la línea de tiempo.
Sobre la identidad de ese ser, podría darles una pista. Se le conoce como «Cambio» o como «Akel».
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 27
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 26
— Si uno ve debajo de esa cara sin emociones que tienes se puede ver que eres alguien muy amable, Ed.—
Kodlak Melena Blanca a Edzard 401 4E
Aika se encontraba caminando por las calles de Kuoh, junto a ella iba Mittelt. El ángel caído había aceptado unirse al grupo de Edzard. Eso había sido hace más de cinco meses atrás. Desde ese entonces, ella también ha estado entrenando con ellos, sobre todo luego de lo que Edzard encontró revisando mejor las notas que encontró en esa oficina. Gracias a esas notas descubrieron que quien estuvo detrás del ataque a Mittelt fue un miembro de alto rango de los Grigori. Con esta información, Edzard había decidido aumentar el entrenamiento de todos, pues según él, era muy posible que se acerque un conflicto al cual podrían terminar siendo arrastrados.
Eso había hecho que durante sus vacaciones y casi todos los fines de semana ella se reuniera junto al grupo principal, quienes por ahora estaban estacionados en Rusia para de esta manera no tener problemas con el huso horario. Y así ella, Valerie y Mittelt habían sido entrenadas hasta el cansancio. Cada dia ellas terminaban con el cuerpo completamente destrozado y agotadas. De hecho, terminaba tan agotada que no podía hacer ningún comentario lascivo ni insinuársele a Edzard.
Hablando de Edzard, este había demostrado porque se le considera un prodigio en la magia, ya que solo le había tomado una noche para hacer que ella, Asia y Valerie pudiesen usar el circulo mágico que había diseñado. Lamentablemente, Edzard había descubierto que por más que lo intentara, no podía hacer uso de hechizos elementales con el circulo. Así que, al descubrir eso, decidió seguir usando la magia de Nirm.
Actualmente, ella estaba cumpliendo un pedido de Edzard, dicho pedido había sido el de mantener un ojo sobre Issei. En un inicio Aika había protestado por eso, pero luego decidió hacerlo.
Tanto ella como Mittelt habían cumplido lo mejor que pudieron con el encargo. Aunque, parecía que todo se había ido al traste cuando un grupo de ángeles caídos habían asesinado a Issei, quien murió empalado por tres lanzas de luz o al menos eso es lo que ella había pensado. Pero parecía que Hyoudou era más difícil de matar que una cucaracha con una bomba atómica, pues al dia siguiente volvió a las clases como si nada hubiese pasado.
Cuando Aika llegó a su casa, le contó a Mittelt lo que había pasado. Al escuchar lo que Aika dijo, Mittelt comprendió que Issei se había convertido en un demonio, por lo que le informaron a Edzard, quien les dijo que siguiesen con la vigilancia, pero que tuvieran cuidado de no dejar que las descubrieran.
Y así ambas habían seguido con la vigilancia y gracias a eso habían logrado descubrir que Issei poseía uno de los sacred gear más poderosos que podía haber. El pervertido poseía uno de los trece longinus, más precisamente el Boosted Gear. El cual es un sacred gear capaz de duplicar el poder del usuario cada diez segundos de manera ilimitado o eso decían, pero Edzard había teorizado que talvez la realidad era diferente, pues nadie puede resistir poder ilimitado, ya que todo cuerpo tiene un límite antes de extinguirse.
‘Seguir estando en las sombras es realmente agotador.’ Pensó Aika mientras seguía caminando. ‘Y pensar que el día había iniciado como uno cualquiera.’
Este parecía ser un dia normal para Aika. Ella había despertado esa mañana, se había aseado y cambiado para ir a la academia. Había desayunado con Mittelt y se había ido, dejando al ángel caído sola. El problema llegó durante el almuerzo, ya que de la nada ella había sentido una gran energía aparecer en el edificio donde se establecía el ORC.
Estuvo pensativa en que hacer durante varios minutos, pero al final, decidió regresar a su casa lo más rápido que pudo. Así que, se saltó las clases que le faltaban y se fue a su casa. Luego de eso, se cambió de ropa y junto a Mittelt salieron de la casa y se dirigieron a la residencia Hyoudou.
Cuando llegaron, vieron a Issei entrar a su casa rápidamente. Al verlo allí, Mittelt sacó sus seis alas y llevó a Aika a la ventana del cuarto de Issei. Agachándose, Aika usó magia para ocultarlas a ambas.
Estuvieron escuchando durante varios minutos y gracias a eso comenzaron a escuchar algunas cosas interesantes. Parecía que Rias Gremory estaba comprometida con un miembro de Clan Phenex. Y según lo que mencionaba Issei, el prometido era un idiota arrogante mujeriego que solo quería a Rias como esposa trofeo. Luego de un buen rato escuchando a Issei insultar al Phenex y de terminar de arreglar sus cosas, escucharon una nueva voz, la cual le dijo que se llevase aquella caja que emitía un aura mágica. Al parecer Issei le había hecho caso a la voz, pues se demoró un momento en salir.
Cuando vieron a Issei salir de su casa, Mittelt ayudó a Aika a bajar.
“¿Qué crees que harán?” preguntó Aika mientras comenzaba a caminar de regreso a su casa.
“Es posible que vayan a entrenar para el Rating Game.” Respondió Mittelt. “Si bien la chica es considerada un demonio de clase alta, no es tan poderosa como uno. Además, el Phenex tiene más experiencia en combate que ella.”
“Pero no lograran muchas mejoras en diez días.” Dijo Aika. “Eso lo digo por experiencia propia. No logre muchas mejoras en dos semanas y eso que tuve a Edzard y a Asia entrenándome. Y por lo que se, ellos parecen ser mejores maestros que Gremory-sempai.”
“¿Crees que Edzard los ayudara?” preguntó Mittelt pensando en el joven dragón. Porque si, ella también conocía el secreto del origen de Edzard. De hecho, el pensar en Edzard le hacía recordar la conversación que tuvieron cuando ella se despertó.
Flashback
Mittelt se encontraba mirando al joven a quien tanto ella como Azazel habían menospreciado por no sentir ningún tipo de sacred gear en él. El joven la miraba con una sonrisa amistosa en el rostro.
Ella había despertado hace unas horas y lo primero que haba hecho al ver que estaba en un lugar desconocido fue entrar en pánico y comenzar a mirar frenéticamente el lugar. Por fortuna, Asia, la esposa de Edzard, había entrado unos momentos después de que ella había despertado. Cuando la vio en ese estado, procedió a ayudar a calmarla.
Cuando se calmó lo suficiente, Mittelt le preguntó a Asia porque estaba ella allí. Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando se enteró que ellos la habían salvado. También había aprendido que ellos sabían que ella era un Ángel Caído. Cuando le preguntó a Asia sobre como lo sabían, ella se había reído y le había dicho que Edzard lo sabía desde el dia en que había firmado el contrato con Shemhazai.
El saber esto le había causado gran conmoción; sin embargo, cuando estuvo por preguntar más, la puerta se abrió y entró Edzard.
“Es bueno ver que ya despertaste.” Fue lo que dijo Edzard mientras la miraba.
“Muchas gracias por ayudarme.” Dijo Mittelt desviando la mirada.
“No hay de qué.” Dijo Edzard mientras se sentaba junto a Asia.
Cuando Edzard le preguntó la razón por la que había sido torturada, una parte de ella no quería contar nada, pero otra pensaba que debía de decirles como una forma de pago por ayudarla. Por lo que al final procedió a contrales que ella era una agente a quien se le asignaban misiones de espionaje en las que se infiltraba en los diversos grupos de los Grigori para descubrir si estos eran posibles traidores o si tenían planes que iban en contra de las ordenes de Azazel.
“No es que sea ofensivo. Pero, ¿Cómo es que alguien de tu nivel fue enviada a esas misiones?” preguntó Edzard cuando terminó de escuchar la historia. Y es que en su mente no cabía la posibilidad de que alguien con el nivel de poder de Mittelt fuese una buena agente encubierta.
Una vena apareció en la frente de Mittelt; sin embargo, antes de que ella pudiese decir algo, vio la punta de una espada en frente de sus ojos. Mirando más de cerca, vio que la espada le pertenecía a Edzard, quien estaba parado frente a ella.
Edzard soltó un suspiro cuando vio el miedo en los ojos de Mittelt. Por lo que rápidamente guardó el arma y se volvió a sentar junto a Asia.
“No es que sea por menospreciarte, pero parece que no tienes las capacidades para ser una agente en misiones tan delicadas.”
“Y-y-yo lo sé. Sin embargo, no miento cuando digo que estas misiones me las asignaban a mí.” Dijo Mittelt con un poco de miedo en su voz.
Edzard la vio y suspiró nuevamente. “Mittelt. Tranquila, no voy a lastimarte. Lo que hice hace unos momentos fue para demostrar mi punto de que no estas al nivel necesario para misiones tan delicadas.”
Mittelt vio a Edzard a los ojos y se tranquilizó cuando vio que él decía la verdad. Soltando el aire el suspiro que retenía incontinentemente, se sentó más relajada en el sofá.
“Bueno, Mittelt. Volvamos a lo que nos importa.” Dijo Edzard con un tono de voz un poco serio. “¿Quiénes eran los tipos que te atacaron? ¿Por qué crees que te atacaron?”
“Bueno. Ellos eran los supervivientes de los grupos que ayude a desmantelar.” Dijo Mittelt recordando que esos tipos pertenecías a los ocho grupos que había logrado desmantelar. Estos grupos habían estado actuando en contra de las ordenes brindadas por Azazel, por lo que ella los reportó y todos los miembros fueron encarcelados por varios siglos como condena. “Y supongo que me atacaron por despecho, ya que, gracias a mí, sus compañeros se pudren en varias celdas en la base principal de los Grigori.”
“Ya veo. Así que te atacaron por despecho. Pero eso me hace preguntarme algo.” Dijo Edzard con una mano en su barbilla. “Dime, Mittelt. ¿Todos los miembros de esos grupos estaban presos?”
“Sí. Siete de los que me atacaron estaban presos. Dos de ellos no estaban presos, ya que eran los miembros del grupo que recientemente me ordenaron vigilar.”
“Ya veo.” Dijo Edzard mirando a Mittelt. Él ya había deducido que estaba pasando o al menos la esencia de lo que sucedía. La mirada de Edzard era tan intensa que hizo que Mittelt se moviera incomoda en el sofá. Edzard al ver esto, suspiró y habló. “Dime, Mittelt. ¿Qué vas a hacer ahora?”
Mittelt miró a Edzard como si a este le hubiese salido una segunda cabeza. “No es obvio. Voy a regresar a la base de los Grigori.”
Edzard negó con la cabeza y se puso de pie.
“Mittelt, no creo que eso sea sensato.”
“¿Por qué crees eso?” preguntó Mittelt confundida.
“Porque es posible que mueras ni bien pongas un pie dentro de la base.”
La respuesta de Edzard hizo que Mittelt intentara hablar, pero él no dejó que ella hablase.
“Piensa, Mittelt. ¿Por qué crees que un grupo de presos escapó de la cárcel?”
Los ojos de Mittelt se abrieron con sorpresa al entender lo que quería decir Edzard. “Ellos fueron liberados por alguien.”
“Así es. No sabemos la razón, pero es muy posible que el autor intelectual está planeando algo y es posible que la purga de miembros traidores terminase por destapar esos planes. Así que, por eso, él envió a esos sujetos a silenciarte.”
“Eso tiene sentido. Ya que siempre me preguntaban que dijera que sabía. Inicialmente no le preste atención, pero si seguimos tu ruta de pensamiento tiene un poco de sentido.” Dijo Mittelt con la mano en la barbilla mientras recordaba las preguntas que le hacían mientras la torturaban.
“Así es, ahora volvamos al verdadero problema. ¿Qué harás?”
“No lo sé. Una parte de mi quiere volver y avisarle a Azazel-sama que hay una especie de conspiración. Pero tengo miedo, no quiero morir.” El cuerpo de Mittelt tembló de miedo cuando mencionó lo último.
Edzard miró a su esposa luego de mirar a Mittelt. Ambos tuvieron una conversación con la mirada. Al final de esta, Asia asintió.
“Mittelt. ¿quieres unirte a nosotros?” preguntó Edzard mirando a la joven.
Fin Flashback
'Aún recuerdo las dudas que tenía. Sin embargo, al final decidí aceptar la oferta. Y si soy sincera conmigo misma, si tuviese que volver a ese dia, volvería a aceptarla.’ Pensó Mittelt con una sonrisa en el rostro. Y es que los cinco meses que había pasado con el grupo habían hecho que se encariñase con las chicas que lo conformaban. Sin embargo, también había pasado algo más. Y eso era que ella había terminado por enamorarse de Edzard.
‘Y como no hacerlo. Después de todo, es amable, fuerte y es amoroso con su familia.’ El pensar en la familia que Edzard había formado le provocaba una pequeña cantidad de celos, pues ella también deseaba tener esa felicidad. ‘Y no soy la única que se siente así.’
Mittelt sonrió con ironía al recordar que Valerie también se había enamorado de Edzard. Claro que no podía olvidar a Aika, quien también había pasado de tener una obsesión pervertida con Edzard a un enamoramiento un poco más maduro. Aunque, la palabra maduro no podía usarse mucho, pues ella aun hacia comentarios pervertidos e intentaba seducirlo cada que tenía la oportunidad.
“Oye, Mittelt. ¿Qué hacemos con esta información?” preguntó Aika.
“Tendremos que avisarle a Edzard. Por fortuna hoy tenemos que reunirnos con ellos.”
“Sí. Eso me hacer recordar que debemos de comprar las provisiones.” Dijo Aika con pánico recordando que tenía que llevar provisiones que aún no había comprado.
Mittelt sonrió con diversión al ver a Aika comenzar a aumentar la velocidad con la que caminaba.
Aika y Mittelt aparecieron en el hogar de Edzard gracias a un circulo de teletransporte creado por Mittelt.
Este hogar era una gran casa de madera de dos pisos, la cual se encontraba en la isla de Yuri. Esta isla estaba ubicada en la cadena de las Islas Kuriles en el océano pacifico. Esta isla estaba completamente deshabitada por lo que se había convertido en la base perfecta para entrenar en un lugar discreto, pues ningún ser sobrenatural le prestaba atención.
La gran casa tenía en el primer piso la sala-comedor, la cocina y el baño. En el segundo había cinco habitaciones, una para cada uno de los miembros del grupo. La habitación más grande la compartían Edzard con Asia, mientras que Marie dormía en la habitación contigua, la cual tenía una puerta que conectaba ambas habitaciones. Valerie usaba la habitación continua a la de Marie. Mittelt la habitación que seguía. Finalmente, Aika usaba la más alejada de la habitación principal porque Edzard no quería que ella terminase por meterse en su habitación.
“Vaya, no hay nadie.” Dijo Aika al percatarse que no había nadie.
“Tienes razón. ¿Dónde estarán?” preguntó Mittelt mirando el lugar.
Al momento en que ella terminó de decir eso, se escuchó un gran estruendo que sacudió la casa un poco. Suspirando, ambas llevaron las bolsas que contenían las provisiones a la cocina. Guardando todo en la nevera mágica que Edzard había creado, salieron de la casa.
Al momento de salir, los recibió una vista un tanto perturbadora, pues a lo lejos podían ver humo elevándose al cielo. Sin perder tiempo, ambas caminaron hacia esa dirección. Cuando llegaron, vieron a Asia entrenando junto con Valerie mientras Edzard cuidaba de Marie.
Asia se movía a grandes velocidades mientras usaba una espada de madera para atacar a Valerie. Cada golpe que lanzaba estaba dirigido a zonas mortales, tales como cabeza, corazón, páncreas y la yugular. Por fortuna, Valerie lograba detener cada golpe con sus manos, las cuales se habían transformado en garras.
Valerie detuvo un corte horizontal atrapando la espada entre sus manos. Apretando el agarre, jaló a Asia e intentó darle un golpe en la cabeza; sin embargo, Asia lo esquivó y levantando su mano izquierda, creó un circulo de magia del cual salió un chorro de agua. El chorro de agua impactó en el pecho de Valerie, haciendo que la Dhampir saliese disparada y terminase por caer en la arena de la playa.
“¡Suficiente!” gritó Edzard al ver como Valerie estaba tirada en el suelo respirando con dificultad, pues ya tenía más de tres horas combatiendo contra Asia.
Asia suspiró y caminó hacia donde su amiga estaba tirada. Al llegar le extendió la mano.
Valerie miró la mano extendida y la tomó; sin embargo, no se apoyó en ella para levantarse, sino que jaló a Asia y la hizo caer. Gracias a esa acción, Asia terminó por caer sobre su amiga. Ambas amigas se vieron y comenzaron a reír con diversión.
“Buen combate, Val.” Dijo Asia con una sonrisa mientras se levantaba.
“Gracias, Asia.” respondió Valerie con una sonrisa también.
Edzard vio a su esposa y a Valerie con una sonrisa en su rostro. Luego olfateo y capto el aroma de Mittelt y de Aika, por lo que supo que ambas ya habían llegado. Así que, girando su cabeza, las vio. Su sonrisa se esfumó cuando vio que ambas iban con una cara seria.
“Aika, Mittelt. ¿Qué pasa? ¿Por qué esas caras?”
“Edzard, tenemos que contarte algo.” Dijo Mittelt.
Edzard alzó una ceja.
“Parece que Hyoudou se ha metido en un predicamento gracias a su ama.”
Edzard suspiró cuando escuchó eso.
Edzard se encontraba sentado en la mesa rodeado por Asia, Aika, Mittelt y Valerie. Su hija, Marie, estaba sentada en el regazo de su madre tomando un vaso de jugo de naranja. Habían terminado de comer recientemente.
“Entonces, ¿Qué pasó con Issei?” preguntó Edzard.
“Se ha ido a entrenar con Gremory- sempai para luchar en un rating game para poder salir de su matrimonio arreglado.” Respondió Aika.
Luego de decir eso, Aika comenzó a contar todo lo que había escuchado cuando espiaron a Issei antes de que se fuera a entrenar.
“¿Phenex? Ese era el nombre de un clan de demonios, ¿verdad?” preguntó Edzard cuando terminó de escuchar lo que dijo Aika.
“Sí. Uno de los pocos clanes nobles que quedan.” Respondió Mittelt.
“Ya veo. ¿Su vida está en peligro en este rating game?”
“No lo creo. Por lo general, no suele haber muertes en este tipo de juego.”
“Ed. ¿Qué vas hacer? ¿Los ayudaras a entrenar?” preguntó Asia mirando a su esposo.
“No.” Respondió Edzard rápidamente.
Esta repuesta sorprendió a todas las chicas.
“¿Qué quieres decir? ¿Por qué no los ayudarías? ¿Acaso no es el actual Sekiryuutei tu amigo?” preguntó Valerie.
“Sí, considero a Issei mi amigo. Pero eso no hará que vaya a ayudarle en una batalla donde su vida no peligra.” Respondió Edzard serio. “Además, quien dice que no le ayudare. Después de todo, ya le he dado una carta de triunfo en forma de caja de madera. Sí el usa bien esos pergaminos, podrá ganar esa batalla con relativa facilidad.”
“Ed. ¿Qué pergaminos había en esa caja?” preguntó Asia, pues ella vio que Edzard estaba seguro de que, si Issei usaba esos pergaminos, ganaría.
“Había cuatro. Uno es un hechizo de refuerzo de habilidades generales. Los otros tres son hechizos de destrucción. Dos de ellos son una variable del hechizo que uso para luchar mano a mano. El último es el hechizo de tormenta de relámpagos.”
Asia se quedó mirando a su esposo un momento, tapándole los oídos a su hija con sus manos, gritó. “¡¿Se puede saber que pensaste al darle esos pergaminos?! ¡Tres de esos hechizos son de nivel experto y el ultimo es de nivel maestro! ¡¿Qué crees que pasara si Issei mata al Phenex con tormenta de relámpagos?! ¡O peor, ¿Qué crees que hará si mata a alguno de sus compañeros por error?!
Aika, Valerie y Mittelt se asustaron, pues era la primera vez que veían a Asia gritar molesta. Girando sus cabezas lentamente, miraron a Edzard y esperaron que este dé una respuesta alegando en que confiaba que Issei no mataría a nadie; sin embargo, lo que vieron fue a un Edzard que no se movía para nada. Luego de unos segundos, este cayó de cara contra la mesa.
“Mierda. La he cagado, ¿verdad?” Dijo Edzard sin levantar la cabeza. Por su mente pasaban varios escenarios hipotéticos sobre lo que pasaría. Lamentablemente, lo único que llegaba a su mente eran imágenes de Issei matando a sus compañeros y suicidándose por el dolor o matando al Phenex y siendo ejecutado por asesinar a un noble.
“Tenemos que hacer algo.” Dijo Asia preocupada.
“Tienes razón. Pero, ¿Qué cosa debemos de hacer para evitar que Hyoudou mate a alguien?” preguntó Aika sin saber qué hacer.
“¿Edzard no podría ir y cambiar el pergamino por otro de menor nivel y potencia?”
Edzard levantó la cabeza cuando escuchó a Mittelt dar una posible solución al problema. Así que, levantándose de su silla, se acercó a ella y le dio un beso en la cabeza. “Esa es una idea genial. Te debo una, Mittelt.”
“¡AHHHH!” fue el grito colectivo de Aika y Valerie al ver la acción de Edzard. Asia, por su parte, solo suspiró ante el actuar de su esposo. Mittelt, por su parte, solo tartamudeaba mientras su rostro se ponía cada vez más rojo. De hecho, si uno prestaba atención era posible ver salir humo de la cabeza del ángel caído.
Así que sin decir nada más, Edzard se corrió hacia su habitación y cuando volvió estaba vestido con un pantalón de carga color negro con botas militares del mismo color. Además, llevaba un chaleco táctico negro con guantes sin dedos y una capucha.
“Bueno. No tengo tiempo que perder. Si no me voy ahora, es posible que el idiota pueda matar a alguien por error.” Dijo Edzard mientras rápidamente besaba a su esposa, a su hija, y se despedía del resto de las chicas. Sin más tiempo que perder, abrió un portal y se dirigió hacia Kuoh.
“¿Crees que debimos de decirle que Hyoudou está en una finca alejada de la ciudad?” preguntó Aika mirando el portal desaparecer.
“Naaa. Lo resolverá.” Respondió Valerie sin darle importancia. Luego su vista se posó en Mittelt, quien comenzó a retroceder al ver que Aika y Valerie la miraban.
“Esto. Chicas…” Dijo Mittelt tratando de ver una forma de huir. Dando unos cuantos pasos, se giró y comenzó a correr hacia la playa.
Aika y Valerie parpadearon unos segundos y luego comenzaron a correr persiguiendo a su amiga.
Asia miraba todo y soltó un suspiro de cansancio. Ella ya sabía lo que les pasaba a sus amigas. De hecho, sería una completa tonta si no lo hubiese notado.
‘Ellas me recuerdan un poco a mí en los días que no sabía cómo decirle a Edzard que lo amaba.’ Pensó Asia para luego mover los hombros y tomando a su hija, salió de la casa para ver qué pasaría.
Edzard se encontraba subiendo por una colina mientras maldecía a Issei con cada paso que daba. Levantando la vista, vio las estrellas iluminar el cielo nocturno. Se había demorado varias horas en encontrar el lugar donde estaba el grupo Gremory. Esto se debió a que no podía correr a mucha velocidad sin levantar sospechas del grupo Sitri. Así que, para evitar eso, tuvo que caminar lo más sigiloso que pudo mientras seguía la línea purpura del hechizo de clarividencia.
“Al fin.” Suspiró Edzard al ver la casa donde estaba Issei.
La casa era una jodida mansión que se destacaba como un diamante rodeado por una pila de carbón.
‘Enserio, que tal derroche de dinero para una casa en medio de la nada.’ Pensó Edzard al ver tanta opulencia.
Luego de pensar eso, Edzard se colocó la capucha y se preparó para algo que había hecho tantas veces en el pasado que ya era como una segunda naturaleza para él. Caminando, comenzó a acercarse al edificio. Cuando estuvo a unos treinta metros se preparó y dio un salto lo suficientemente alto como para llegar al techo. Extendiendo su mano, usó clarividencia para ver cuál sería el dormitorio de Issei. Al ver done era, comenzó a dirigirse allí.
Luego de pasar por varias habitaciones y lograr evitar al resto de los miembros del grupo Gremory, Edzard al fin llegó al lugar que buscaba.
‘Tanto dinero desperdiciado en opulencia y no han podido poner un buen sistema defensivo con trampas o algo así. Parece que esta familia es muy laxa con la seguridad de sus casas.’ Pensó Edzard desilusionado con este atraco, pues el esperaba mínimo unas cuantas trampas, guardias, familiares o algún tipo de defensa. A final no había habido nada. ‘Estos idiotas tienen suerte de que no soy un asesino, de lo contrario ya estarían muertos y nadie sabría quien los asesinó.”
Luego de pensar eso, decidió seguir su camino. Así que, sin perder tiempo, ingresó a la habitación de Issei y buscó la caja. No demoró demasiado en encontrarla, pues esta estaba sobre una mesa de noche. Acercándose a la mesa, abrió la caja y sus ojos se abrieron de sorpresa, pues faltaba uno de los pergaminos y era el que el buscaba.
‘No me jodas. Me acabo de dar todo este viaje por nada.’ pensó Edzard molestó.
Al ver que Issei había usado el pergamino más peligroso que tenía, decidió salir de allí y volver a la isla donde se quedaba temporalmente con su familia. Al tratar de irse lo más rápido posible, salió por la ventana y escaló por la pared hasta el techo. Sin embargo, cuando estuvo por irse, escuchó a Issei hablar con alguien. Lentamente se acercó al borde del techo y vio a la chica Gremory hablar con Issei. Concentrando sus sentidos en la conversación, los escuchó.
Issei se encontraba asentado junto a Rias mientras ambos conversaban sobre las habilidades de su oponente. Ellos se habían encontrado en este lugar, luego de que Issei se fuese a beber un poco de agua.
“Entonces, ¿Tiene las mismas habilidades que el legendario Fénix?” preguntó Issei.
“Sí. La familia Phenex tiene la habilidad de curarse de cualquier año que sufran. Eso incluye regenerar miembros perdidos.” Respondió Rias.
Los ojos de Issei se abrieron al escuchar de esa habilidad, pues el poder regenerarse de su oponente haría que su batalla sea más dura.
“Buchou. ¿Por qué odias a Riser?”
Al escuchar esa pregunta, Rias comenzó a contarle sobre como su familia era famosa en el inframundo. Y que gracias esa fama que todos la reconocen como Rias Gremory, la heredera de la familia Gremory, pero sin realmente reconocer a Rias, la joven demonio que tenía sueños y metas propias.
“Al final, mi único sueño es poder estar junto a alguien que me ame por ser solo Rias, no por ser Rias Gremory.” Dijo Rias mientras miraba al cielo con tristeza en sus ojos.
Issei miró a su rey y habló. “A mí no me importa nada de eso. a mí me gustas por ser Rias. No por ser una Gremory.”
Rias abrió los ojos con sorpresa y miró a su peón.
“Yo no sé nada sobre los demonios, sobe los Gremory ni sobre otros clanes. A mí lo único que me importa eres tú.”
Las palabras de Issei hicieron que una sonrisa se formara en el rostro de Rias, quien abrazó a su peón.
Edzard sonrió al escuchar a Issei decir algo tan maduro y serio. De hecho, la conversación y las palabras de su amigo le habían hecho recordar un poco a los días en que recién conocía a Asia. Así que viendo que su amigo tenía la intención de luchar y salvar a su ama, Edzard volvió al cuarto de Issei y colocó un pergamino más en la caja. También, escribió en una hoja lo que hacía cada pergamino. Sonriendo, salió de la mansión de manera sigilosa sin que nadie lo notase.
‘Al final termine ayudándote de manera indirecta.’ Pensó Edzard mientras caminaba por el bosque.
Mientras caminaba, vio a una extraña ave ver la mansión Gremory. Al inicio no le dio importancia al ave; sin embargo, cuando pasó cerca de ella, sintió magia en esa ave. Frunciendo el ceño, usó la visión del décimo ojo para ver qué pasaba. Cuando sus ojos vieron el ave, vio que esta tenía un contrato con alguien.
‘Así que los espían.’ Pensó Edzard mientras levantaba su mano derecha. En menos de un segundo, una lanza de hielo salió disparada de la mano extendida e impactó de lleno en el ave. La lanza perforó completamente al ave, la cual cayó al suelo completamente muerta. Sin prestarle atención, continúo caminando hasta que llegó a un lugar donde pudo usar su shadowkey.
Aika, Valerie y Mittelt miraban lo que acaba de pasar con los ojos y las bocas abiertas a mas no poder. Esto debido a lo que estaba frente a ellos.
“Aika. ¿Estoy alucinando?” preguntó Mittelt frotándose los ojos.
“No. Porque si fuese así, también estaría alucinando con lo mismo.” Respondió Aika en shock.
“No puedo creer lo que veo. En serio eso acaba de pasar.” Dijo Valerie mientras sostenía a una llorosa Marie que se movía para tratar de liberarse y correr hacia el centro del gran cráter.
El cráter que las chicas miraban era el resultado de un combate de entrenamiento entre Edzard y Asia. Dicho combate había iniciado tal y como todos esperaban. Es decir, inicio con Asia atacando a Edzard con magia a la distancia; sin embargo, cada ataque era repelido o esquivado por Edzard. Al ver esto, Asia se había lanzado a atacar en combate cuerpo a cuerpo. Y había pasado lo mismo que con los ataques de magia, es decir, Edzard detenía cada ataque con su propia arma y sin mostrar esfuerzo alguno.
Este intercambio de golpes continuó un buen rato mientras ambos luchadores comenzaban a usar más velocidad y fuerza en los ataques. De hecho, Asia había comenzado a hacer usó de círculos de magia para tratar de hacerle daño a Edzard, pero eso también había fracasado.
La batalla se había vuelto más intensa hasta el punto en que tanto Asia como Edzard se movía a grandes velocidades atreves del campo, generando ondas de choque que creaban pequeñas corrientes aire. Sin embargo, de un momento a otro, Asia se había detenido y había usado una técnica nueva. Dicha técnica había logrado tomar a Edzard por sorpresa. luego de que esa técnica impactase, se generó una gran explosión que terminó por crear el cráter donde Edzard estaba parado mostrando varias heridas en su cuerpo.
Asia respiraba con dificultad, ya que había gastado una gran cantidad de magia y estamina para poder usar esta técnica.
‘Aun no puedo creer que realmente haya funcionado.’ Pensó Asia mientras sentía que su cuerpo caía. Sin embargo, ella nunca llegó a tocar el suelo, pues Edzard se había movido rápidamente y la había atrapado.
“Ese ataque es realmente poderoso. Si fuese otra persona y si estuvieses usando una espada de verdad y no de entrenamiento, hubiese muerto.” Dijo Edzard mientras comenzaba a caminar hacia donde estaban el resto de las chicas.
Asia miró a su esposo y se asombró al ver que una sonrisa comenzaba a aparecer en su rostro.
“Estoy orgulloso de que hallas podido herirme de esta manera.” Dijo Edzard con una sonrisa mientras veía a Asia sonrojarse por el cumplido. Acercando su cara al oído de su esposa, susurró. “Espero que estés lista, porque voy a tomarme mi revancha esta noche.”
El rostro de Asia se sonrojó a mas no poder al escuchar esas palabras, pues ella había entendido el significado detrás de las mismas. Al parecer, no dormiría nada esta noche.
Cuando llegaron con el grupo, Edzard dejó a Asia en una banca y se sentó junto a ella. Ni bien estuvieron sentados, tuvo que extender sus brazos para atrapar a un pequeño cohete que se dirigió rápidamente hacia él. El pequeño cohete había sido su hija Marie, quien ahora estaba que lloraba en su pecho.
“Shhh. Ya tranquila. No llores. No es nada grave.” Dijo Edzard tratando de tranquilizar a su hija.
“Pero… snif... estas…. herido. Snif… Tú y mamá se pelearon hasta herirse.” Dijo Marie mientras se limpiaba las lágrimas. “¿Por qué se pelearon?”
Asia vio a su hija y se acercó a ella. Tomando su carita entre sus manos, la hizo que la mirase. “No nos hemos peleado. Solo estábamos entrenando. Y el entrenamiento se puso un poco intenso.”
“Snif… ¿solo estaban entrenando?” preguntó Marie mirando a sus padres. “¿No se estaban peleando de verdad?”
Edzard sonrió y le revolvió el cabello a su hija. “No, Marie. No nos estábamos peleando de verdad.”
“Tu padre tiene razón. Si esa fuese una batalla de verdad, yo no habría durado nada.”
“Tienes razón, papá es super fuerte. Pero tú también lo eres, mamá. Y Aika, Valerie y Mittelt también son fuertes.” Dijo Marie ya dejando de llorar. “¿Ustedes creen que yo también seré así de fuerte?”
“Claro, cariño. Tú también serás muy fuerte cuando seas mayor.” Dijo Edzard dándole un beso en la frente a su hija.
Marie sonrió y abrazó a sus padres mientras estos comenzaban a reír.
Aika, Valerie y Mittelt miraron la escena y pusieron sonrisas tristes; sin embargo, cuando estaban por volver a la casa vieron algo increíble. No sabían si fue algún truco de luz o si sus mentes le habían jugado un juego, pues lo que acababan de ver en un destello era algo que no se esperaron. En un destello de luz, pudieron ver a Edzard rodeado de varios niños pequeños y junto a esos niños estaban ellas y algunas mujeres más.
“¿Qué acaba de pasar?” preguntó Valerie mientras se frotaba los ojos.
“No lo sé. Pero, ¿Vieron lo mismo que yo?” preguntó Mittelt.
“Pues si es un futuro donde parece que Edzard nos dará como cajón que no cierra y tendremos varios hijos, pues si, si vi lo mismo.” Respondió Aika.
Sin que ninguna de ellas lo supiese, en un trono en un castillo dorado, un anciano tenia una sonrisa divertida en su rostro. Si bien él tenía muchos deberes que hacer, eso no era excusa para no molestar a su hijo.
Edzard se encontraba tranquilo mirando el mar en la playa de Anse Source d'Argent en la isla La Digue en el archipiélago de Seychelles.
“Maldita sea. Si que hace bastante calor.” Dijo Edzard mientras se quejaba del sol.
Actualmente se encontraba en este lugar para descansar del entrenamiento. Si bien el archipiélago estaba lejos de donde vivían temporalmente, este era uno de los lugares con las mejores playas y cuyo clima era perfecto para ir en esta época del año. Suspirando, clavó la sombrilla y comenzó a colocar la manta en el suelo de arena blanca. Cuando terminó de armar su lugar, comenzó a ver a las personas que había en la playa.
La cantidad de personas era increíblemente grande. Había europeos, asiáticos, americanos y africanos. Todos y cada uno vestía sus respectivos trajes de baño. Algunos hombres y mujeres vestían trajes de baño llamativos y otros unos más conservadores. El, por su parte, vestía un short de color negro con diseño de llamas en color carmesí. Muchos de los presentes habían susurrado y lo habían señalado con el dedo cuando lo vieron, ya que iba sin camisa permitiendo que todos puedan ver sus cicatrices y su tatuaje. Esto había hecho que muchos pensasen que él era un mafioso o delincuente de algún tipo.
“Ahhh. Espero que las chicas no demoren demasiado…” Lo que Edzard estaba diciendo murió en su boca cuando vio a Asia y a Valerie caminar hacia él.
Ambas chicas vestían trajes de baño distintas. Asia, vestía un bikini de dos partes de color azul claro con diseño de flores doradas. Además de llevar atado en su cintura un pareo del mismo color y diseño que su bikini. Completaba su atuendo con un sombrero de paja con flores en un lado. Valerie llevaba un traje de una sola pieza color rojo claro con líneas negras a los laterales. También llevaba un pareo de color rojo claro en su cintura y un sombrero de paja en la cabeza. Finalmente, Marie llevaba un traje de baño infantil de color verde claro y un sombrero de paja para cubrirse del sol.
“¿Cómo nos vemos, Ed?” preguntó Asia con una sonrisa nerviosa mientras desviaba la mirada. Y no era la única, pues Valerie también desviaba la mirada.
“Se ven muy bien.” Dijo Edzard con una sonrisa en su rostro.
Si bien Edzard se veía completamente tranquilo, la verdad era otra.
‘¡Ahhhh! ¡Se ven mucho más que bien! Se ven preciosas, hermosas y parecen todas unas diosas.’ Pensó Edzard mientras su rostro se sonrojaba ligeramente mientras su corazón comenzaba a acelerarse al ver a ambas chicas.
Ambas chicas sonrieron cuando escucharon las palabras de Edzard.
“¡Bien! ¡Vamos a divertirnos!” Gritó Valerie mientras comenzaba a correr hacia el mar.
Edzard y Asia se miraron y sonrieron. Edzard, tomó a Marie y corrió junto a Asia, persiguiendo a Valerie.
El sol seguía en lo alto mientras Edzard, Asia, Marie y Valerie se encontraban almorzando en uno de los restaurantes que había por la playa.
“Marie. No comas tan rápido.” Dijo Edzard regañando a su hija, pues ella estaba que comía a toda prisa su plato de curry. Si bien en esta isla este plato tenía otro nombre, él no sabía cómo pronunciarlo, así que simplemente lo llamaba como lo conocía.
Marie miró a su padre unos segundos para luego volver a comer, pero esta vez comía a un ritmo más calmado.
Sonriendo, Edzard le frotó el cabello a su hija. Cuando estuvo por decir algo más, escuchó pasos acercarse a ellos. Girando su cabeza, vio a Mittelt ingresar corriendo junto con Aika. Ambas jóvenes vestían un traje de baño cada una. Aika llevaba un bikini negro con borde blancos y una sudadera celeste. Mittelt, por su parte, llevaba un bikini con volantes de color verde agua con una camiseta blanca sin mangas en la parte superior.
Al verlas, Edzard levantó la mano para mostrarle el lugar donde estaban. Cuando ambas chicas los vieron, caminaron y se sentaron. Luego de pedir sus órdenes, Aika habló.
“Logramos conseguir una copia.”
“¿Enserio lograron conseguir una?” preguntó Edzard mirando a Aika y a Mittelt.
“Sí. Pero no tienes idea de lo difícil que fue. La cola parecía no acabar nunca.” Dijo Mittelt mientras apoyaba la cara y los brazos en la mesa.
“Ya veo. Muchas gracias por conseguirla.” Dijo Edzard con una sonrisa.
“N-No lo hice por ti. Lo hice porque era necesario para saber el resultado del Rating Game.” Dijo Mittelt con un sonrojo mientras evitaba ver a Edzard.
Edzard sonrió y procedió a tomar un objeto que Aika le estaba entregando. Dicho objeto era un periódico, pero no era uno normal, pues este era uno que venía desde el inframundo. Él había logrado aprender de esto gracias a Mittelt, pues ella había mencionado que los demonios tenían algunos puestos de venta de periódicos en la Tierra donde vendía periódicos con las noticias más importantes del inframundo. Estos periódicos estaban destinados a ser vendidos a los contratistas con los que los demonios tenían contratos permanentes.
Si bien el Rating Game de Rias Gremory y su prometido era uno no oficial, el idiota del Phenex había decidido que sea visto por varios periodistas y analistas.
‘En serio. Ese tipo es muy arrogante e idiota.’ Pensó Edzard mientras desenrollaba el periódico.
“Bueno, veamos. Economía, no. Leyes, tampoco. Actualidad, bingo.” Dijo Edzard mientras revisaba las secciones del periódico. “Veamos…”
Edzard se quedó callado un buen rato, pues no podía creer lo que leía. Unos segundos después, Edzard comenzó a reír.
“Ja, ja, ja. No puedo creerlo.” Dijo Edzard mientras reía divertido al leer el título de la noticia.
Asia miró a Edzard confundida, por lo que decidió preguntar. “Ed. ¿Qué paso? ¿Ganaron?”
Edzard dejó de reír y habló. “Sí. Ganaron, pero parece que tuvieron varios problemas.”
“¿Qué quieres decir?” preguntó Valerie.
“Gremory inicio el juego ganando con una buena táctica, pero esa casi se va al sur cuando eliminaron a su reina, a su caballero y a su torre.” Dijo Edzard comenzando a contar el resumen del juego que venía en la noticia. “Luego hubo un confrontamiento entre ella y su prometido, pero al final, ella casi se rinde.”
“¿Por qué se rendiría?” preguntó Mittelt.
“Al parecer Riser había golpeado bastante a Issei y parecía que le había derrotado. Sin embargo, es en ese momento en que Issei logró ponerse de pie y supuestamente logró alcanzar el Balance Breaker. Con ese poder logró acabar con el poder demoniaco del Phenex, logrando así derrotarlo.”
“Eso no parece nada gracioso. ¿Por qué te reías?” preguntó Asia.
“Fácil. Era por esto.” Dijo Edzard mostrándoles la noticia.
Las chicas lo leyeron y comenzaron a reírse casi sin control, pues en el titulo y en letras grandes decía: «Dragon vs Fénix. La batalla por la virginidad de la princesa Gremory».
Al parecer este título era gracias a que en medio de la batalla Issei haba comenzado a gritar que la virginidad de Rias Gremory le pertenecía. Ante estos gritos, Riser había respondido que la virginidad de Rias le pertenecía a él. Y así en medio de esos gritos, ambos enemigos habían luchado hasta que finalmente Issei había logrado hacerse con la victoria por los pelos, pues luego de que el Phenex fuera teletransportado fuera de la arena, Issei también cayó al suelo inconsciente.
“Así que al final ganaron. Pero, ¿Por qué Hyoudou cayó al suelo? ¿Cansancio?” preguntó Aika ya habiendo dejado de reír.
Edzard se llevó una mano a la barbilla y pensó por unos segundos. Luego de eso, habló. “No lo creo. Creo que es más por las heridas que arrastraba junto con la tensión que debió de haber sufrido su cuerpo al usar magia desconocida.”
Las chicas asintieron al entender lo que dijo Edzard, ya que era algo tenía mucho sentido.
“Entonces. ¿Qué harás ahora?” preguntó Valerie mirando a Edzard.
“Seguiremos entrenando. Luego, talvez vaya a visitar a Issei. Pero sería dentro de unas cuantas semanas.” Dijo Edzard con una sonrisa.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y listo, al fin llegamos al inicio del canon DxD. He decidido saltarme la muerte de Issei, porque ya todos sabemos como muere. De hecho, aquí el muere empalado por las lanzas de Raynare, Kalawarna y el tipo de sombrero cuyo nombre nunca pude pronunciar bien. Así que aquí no hay nada de eso de fake romance entre Raynare e Issei. también, por si lo han notado, Draig esta despierto desde el inicio. La razón de esto se revelará más adelante, aunque ya se sobreentiende quien fue el causante de ese despertar.
Ahora, sobre Mittelt, ella ya se ha unido al grupo y he tratado de darle un buen trasfondo, ya que nunca se nos menciona nada sobre lo que hacía antes de unirse al grupo de Raynare. Además, de que ahora tiene tres pares de alas, lo que hace que ella sea un ángel caído de nivel medio. Si bien, es muy poco progreso para cinco meses de entrenamiento, hay que recordar que ella no es hija de ningún Caído de alto rango, por lo que aumentar su cantidad de alas no es muy fácil para ella.
Además, para este punto de la historia, Aika ya ha logrado manejar mejor su magia, pero será en varios capitulo en el fututo donde la veremos luchar, ya que por ahora podría considerársele el miembro más inexperto del grupo.
Y si bien dije que Edzard no se involucraría en el arco de Riser, pues casi no lo hecho. Lo único que fue a hacer fue evitar que Issei matara a Riser con tormenta de relámpagos (Lo cual, admito, estuve muy tentado a hacer, pero al final decidí mantener esa pare lo más cercano al canon posible y no matarlo.) y darle algo para que gane.
También, hemos visto que las chicas ya tienen sentimientos por Edzard, pero ellas siempre tratan de mantener esos sentimientos en bajo perfil por Asia, ya que no saben cómo reaccionaría ella. De hecho, será un poco gracioso cuando se enteren que tener más parejas es algo permitido en la sociedad de Nirm.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 28
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 27
— Tu poder no es lo verdaderamente aterrador de ti, Ed. Lo verdaderamente aterrador es la capacidad que tienes para usarlo. —
Savos Aren a Edzard 201 4E.
Issei se encontraba sentado en el sofá de la sala de su casa mientras pensaba en las cosas habían cambiado en el pequeño transcurso de tiempo que había pasado desde el Rating game contra Riser Phenex. Una de las cosas principales que habían cambiado era que su rey se había mudado a su casa.
Mientras seguía sentado en el sofá, su mente viajó al momento en el que luchó contra Riser en la fase final del Rating game.
Flashback
Issei estaba apoyado en su rodilla izquierda mientras trataba de ponerse en pie. Sentía su cuerpo completamente destrozado, su energía estaba hasta el piso. Sin embargo, no planeaba rendirse, no con todo lo que había en juego. Su voluntad de seguir luchando había evitado que su rey se rindiese ante su enemigo.
El enemigo al que se enfrentaba era un joven guapo de 20 años con cabello rubio corto que vestía un blazer burdeos con bordado dorado a la derecha con pantalones a juego y zapatos de vestir negros. Debajo de su chaqueta abierta hay una camisa de vestir blanca que no está completamente abrochada lo que le da una ligera vista a su pecho. El nombre de este sujeto es Riser Phenex, el actual prometido de Rias Gremory.
“Realmente no sabes cuándo rendirte, ¿verdad?” Dijo Riser mirando a Issei levantándose.
“¿Rendirme? Lo siento, pero esa palabra ya no está en mi vocabulario.” Respondió Issei levantándose. “No te preocupes, Buchou. Tu solo retírate, yo me encargo del Yakitori.”
“No, Ise. Ya detente. Tu cuerpo está al límite.” Dijo Rias con preocupación al ver a Issei levantándose y preparándose para luchar.
“No te preocupes, Buchou.” Dijo Issei levantando su brazo izquierdo. “Vamos, Draig.”
[¿Estás seguro, compañero? Tu cuerpo está muy debilitado.]
Draig era el espíritu de Dragon emperador rojo que habitaba el sacred gear de Issei. El dragón había estado despierto desde el momento en que Issei logro manifestar completamente su sacred gear. Si bien nadie sabía la razón de su prematuro despertar, el dragón dijo que el había desertado hace unos meses. Según lo que recordaba el dragón, esto se debió a que Issei estuvo cerca de un dragón muy poderoso, el cual inconscientemente lo había forzado a despertar. El dragón había sido indispensable para el entrenamiento de diez días que tuvo Issei.
“Si, Draig.”
[Listo compañero. Recuerda que solo tienes una oportunidad]
“Lo sé. Empecemos con esto.” Dijo Issei.
“¿Ise?” preguntó Rias confundida.
Issei solo sonrió y extendió nuevamente su sacred gear. De la nada comenzó a brillar de color azul. Cerrando el puño, Issei liberó el hechizo. Este hechizo cubrió el cuerpo completo de Issei.
‘Bien. La primera fase ya está lista.’ Pensó Issei mientras apretada los dientes. Si bien había sentido un dolor atroz, ahora sentía que su fuerza había aumentado mucho. ‘Ahora para la segunda fase.’
Issei extendió nuevamente el brazo y apuntó a Riser. Una pequeña y casi imperceptible bola de relámpagos se formó en la palma del guantelete.
“¿Qué estás haciendo?” preguntó Riser confundido.
“Ya verás, Yakitori.” Dijo Issei con una sonrisa. “¡Comete esto, bastardo!”
Al gritar esa palabra, un gran relámpago salió del guantelete e impactó de lleno en el cuerpo de Riser.
“¡Aghhh!” gritó de dolor Riser, ya que sentía que un gran dolor en todo su cuerpo. Luego de unos segundos, Riser cayó al suelo debido a que gran parte de su cuerpo estaba entumecido.
“Ise. ¿Qué fue eso? ¿Desde cuándo puedes usar magia?” preguntó Rias acerándose a su peón.
“Solo es algo de un solo uso.” Respondió Issei mirando hacia donde había caído Riser. “Vamos Buchou. Terminemos con esto.”
Sin embargo, luego decir eso, Issei tuvo que tomar a Rias en sus brazos y saltar para esquivar una bola de fuego. Cuando estuvieron en un lugar seguro, vieron que el ataque lo había lanzado Riser.
“¡Maldita escoria de clase baja!” gritó Riser levantándose.
El cuerpo del demonio de pura sangre mostraba varias heridas, las cuales se curaban lentamente.
“Maldición. ¿Cómo sigue de pie de recibir ese ataque?” preguntó Issei.
[Tranquilo, compañero. El pajarraco está desgastado. Su nivel de poder demoniaco bajo mucho luego de recibir ese ataque.]
Issei miró a su guantelete y asintió. “¿Cómo vamos? ¿Ya está listo?”
[Sí. Ya podemos hacerlo. Pero te advierto algo. Solo tendrás uno o dos minutos como máximo]
“Bien. Tiempo más que suficiente. ¡Vamos, Draig!”
[Bost]
[Bost]
[Bost]
[Bost]
[Bost]
[Bost]
[Welsh Dragon Over Booster]
Tras ese último grito una luz roja cubrió a Issei. Cuando la luz se disipó, Issei estaba cubierto de una armadura de aspecto draconiano de color rojo con varias gemas verdes en varias partes de la armadura.
“Ise. ¿E- e-ese es?” preguntó Rias asombrada al ver el Balance Breaker del Boosted Gear.
[No, princesa. Este no es su balance breaker. Aún le falta mucho para llegar a ese nivel. Este es un estado incompleto. Pero es más que suficiente para esta batalla.]
“Bien. Vamos Draig. ¡Activa los dos últimos!”
[Charge Frost]
[Charge Shock]
Luego de ese gritó, un aura de relámpagos y escarcha se formaron en los brazos la armadura. Issei miró sus brazos y convocando las alas de su armadura, cargó de frente contra Riser.
Cuando estuvieron frente a frente comenzaron a golpearse. Issei lograba defenderse muy bien gracias al aumento de poder que le daba su forma incompleta de Balance Breaker y el pergamino de fortalecimiento.
“¡Maldito insecto!” gritó Riser mientras lanzaba un puñetazo a la cara de Issei.
Issei, al ver el ataque llegar, usó su propio puño para bloquear el ataque. El choque de ambos puños generó una pequeña onda de choque. Luego de ese golpe, ambos comenzaron a seguir golpeándose. Este intercambio de golpes duro un buen tiempo y para todos los que veían el combate parecía que ambos estaban al mismo nivel; sin embargo, los que tenían más experiencia en combate veían que la regeneración y la velocidad de movimiento de Riser se ralentizaban con cada golpe que impactaba en su cuerpo.
Ambos continuaron atacándose y mientras lo hacían seguían insultándose.
“¡Cae Maldito bastardo!” gritó Issei mientras le daba un puñetazo en la cara a Riser. “¡La virginidad de Buchou es mía y no te la daré!”
Riser escupió un poco de sangre al recibir el golpe; sin embargo, logró estabilizarse y le devolvió el golpe a Issei en el estómago. “¡Cállate pedazo de mierda, la virginidad de Rias es mía!”
Issei escupió un poco de sangre a través de su casco, pero no cayó, sino que se estabilizo y le dio otro golpe a Riser. El demonio de clase alta contraataco golpeando a Issei. Y así continuaron golpeándose otro rato.
La cantidad de daño recibido forzaron a Riser a aterrizar y a apoyarse en su rodilla derecha al sentir su cuerpo pesado. Sintiendo algo caliente caer por su rostro se llevó las manos y sus ojos se abrieron de shock y miedo al ver su sangre. Rápidamente comenzó a ver su cuerpo y vio que sus heridas no estaban curándose.
“¡¿Qué sucede?! ¿Por qué no se curan mis heridas?!” gritó Riser en pánico. Luego miró al cielo y vio a Issei volar. Aprontando los dientes, le gritó. “¡Maldito bastardo! ¡¿Qué me has hecho?!”
Issei vio a Riser gritarle y recordó que ese bastardo casi había hecho llorar a su rey. Apretando los dientes, extendió sus manos y comenzó a cargar una gran cantidad de poder.
“¡Ya cae maldito Yakitori!” gritó Issei mientras usaba un dragón shoot. El rayo de energía era tan grande que terminó por engullir por completo a Riser. El ataque de Issei terminó impactando en el edificio principal de la réplica de la academia Kuoh, creando así una gran explosión. Al disiparse tanto la explosión como el polvo, se pudo ver a un muy herido Riser que comenzaba a desaparecer en motas de luz blanca.
Fin Flashback
Issei dejó de pensar en la batalla contra Riser al sentir que le tocaban el hombro. Enfocando su mirada, vio a su Buchou mirándolo con preocupación.
“Buchou, ¿qué sucede?” preguntó Issei.
“Estas bien, Ise. He estado tratando de llamar tu atención un buen rato.” Respondió Rias mirando a Issei.
Issei se llevó la mano a la cabeza y se disculpó mientras se rascaba la nuca. “Lo siento, Buchou. Estaba pensando en lo que sucedió en la batalla contra Riser.”
Rias se sentó al lado de Issei y lo miró antes de hablar. “No me hagas recordarlo. Estuvimos a punto de perder gracias a mi propia debilidad. Si no hubiera sido por ti y esos pergaminos, hubiésemos perdido y yo estaría atada a Riser por toda mi existencia.”
Cuando Issei estuvo por decir algo, fue detenido por el sonido del timbre.
“Me pregunto quién será. Ya que no esperábamos visitas.” Dijo Rias mientras se levantaba.
Issei se levantó también y comenzó a caminar hacia la puerta mientras era seguido de cerca por Rias. Los ojos de Issei se abrieron de sorpresa cuando abrió la puerta y vio quienes eran las personas que habían tocado el timbre.
“¿Edzard?” preguntó Issei sorprendido de ver a su amigo.
Rias abrió los ojos con sorpresa al ver a Edzard, pero sobre todo cuando vio a la joven que lo acompañaba, ya que esa joven era la misma a la que había intentado reencarnar hace unos meses atrás.
‘¿Qué sucede aquí? ¿Por qué ella esta con el amigo de Issei?’ pensó Rias preocupada de que alguien tan fuerte como aquella joven estuviese con el amigo de Issei; sin embargo, es en ese momento en que ella recordó algo importante. ‘Espera. Se supone que es Edzard quien le entregó a Issei los pergaminos que el usó en la batalla contra Riser.’
Ese pensamiento llegó gracias a que luego de la batalla contra Riser, Issei le había contado sobre los pergaminos y por ende sobre su amigo. Si bien gracias a ellos habían ganado, a ella no le gusto las consecuencias. Esto se debía a que el uso de dichos objetos había reducido significativamente la esperanza de vida de Issei en más de trescientos años.
“Hola, Issei. ¿Cómo estás?” preguntó el joven con una sonrisa en el rostro. Él iba vestido con una camiseta de manga corta de color blanca, un par de pantalones vaqueros negros y botas bajas de cuero. A simple vista de Rias, el parecía un humano normal, pero sus ojos no eran los de un humano. Ya que no había humanos con pupilas en forma de cruz. La joven a su lado vestía una camiseta de manga larga de color azul con pantalones vaqueros color azul, los cuales llegaban hasta la pantorrilla. Además, ella llevaba un par de sandalias con tacones bajos. Finalmente, había una niña en los brazos de la joven. Esta niña vestía un vestido amarillo con volantes en la parte inferior de la misma.
Issei parpadeó un rato y luego puso una sonrisa. “¿Cuándo llegaste?”
“Ayer en la noche. No quisimos venir a molestarlos tan tarde.” Respondió Edzard.
Luego de eso, Issei hizo que ingresaran. Ya estando dentro de la casa, todos se sentaron a la mesa mientras esperaban que llegara la madre de Issei. Cuando la mujer llegó a la sala, sonrió y saludó alegremente a Edzard y a Asia, para luego tomar a Marie en brazos y comenzar a mecer a la pequeña.
Edzard y Asia pusieron una sonrisa al ver la escena.
“Ejem.” Rias tosió falsamente para llamar la atención de Edzard y Asia. Su accionar tuvo recompensa, ya que tanto Edzard como Asia voltearon a verla.
Issei dejó de ver a su madre y vio que Rias miraba a Edzard y a Asia. Y fue en ese momento en que recordó que no los había presentado.
“Buchou, sé que te había contado acerca de él hace un tiempo, pero te lo presentare como es debido. Este es mi amigo, su nombre es Edzard Rolandson.” Dijo Issei presentando a Edzard. “Y junto a él esta su familia. La linda chica a su lado es su esposa, se llama Asia Argento. Y la pequeña niña que esta con mi madre es la hija de ambos y se llama Marie Argento Edzarddottïr.”
Luego de decir eso, Issei giró y viendo a Edzard, habló. “Ed, Asia-san. Les presento a Rias Gremory. Ella es la presidenta del Club de Investigación de lo oculto, el club al que pertenezco.”
“Es un gusto conocerte, Rias Gremory. Es bueno ver que el idiota de Issei ha hecho más amigos que esos dos pervertidos.” Dijo Edzard con una sonrisa amistosa en el rostro.
“¡Hey!” gritó Issei sintiéndose ofendido por lo que su amigo decía.
Edzard y Asia rieron suavemente al escuchar a Issei, quien comenzó a despotricar contra Edzard.
Después de presentarse, todos se dirigieron a la sala. Una vez sentados, comenzaron a conversar sobre temas triviales. De la conversación, Rias aprendió que los amigos de Issei tenían su edad y que habían tenido a su hija dos años atrás. Esa información hizo que ella comenzase a preguntarse como una niña de dos años podía comportarse tan bien y, sobre todo, hablar fluidamente el japonés. También aprendió, que ninguno de ellos estudiaba, pues viajaban por todo el mundo.
Luego de unas cuantas horas conversando, Edzard, Asia y Marie se retiraron del lugar, no sin antes decirles que era muy probable que se quedasen unas dos o tres semanas en Kuoh.
Rias se encontraba muy pensativa mientras estaba sentada en su escritorio en la habitación que era la sede del ORC en el viejo edificio de la academia Kuoh. Su normalmente suave y sedoso cabello carmesí actualmente se encontraba ligeramente descuidado. Esto se debía a que ella había estado ocupada los últimos dos días gracias a los recientes eventos que habían sucedido. Primero, su caballero recordaba su trauma gracias a una foto que vio en casa de su peón. Segundo, dos exorcistas llegan y le dicen que uno de los líderes de los Ángeles Caídos ha robado algunas de las Excalibur. Tercero, dichas exorcistas lucharon contra Yuuto e Issei, ganando de manera estrepitosa. Y para finalizar estaba su preocupación por el amigo de Issei.
“Buchou. ¿Sigue preocupada por el amigo de Issei?”
Rias dejó de pensar en lo que pasaba cuando escuchó la voz de su reina. Levantando la mirada, vio a Akeno acercarse con una bandeja con una taza de té y galletas en las manos.
“Si, Akeno. He tratado de entender qué tipo de persona es Edzard-san. Pero no he logrado nada hasta ahora.” Respondió Rias mirando como Akeno colocaba la bandeja en frente de ella. Así que, extendiendo la mano, Rias tomo la taza de té y dio un sorbo. Soltó un suspiro de tranquilidad cuando sintió el líquido caliente bajar por su garganta. “Gracias, Akeno.”
“No hay de que, Buchou.” Dio Akeno con una sonrisa. “Entonces, ¿Por qué te preocupas por Edzard-san? De lo poco que me has contado no parece una mala persona.”
“Tienes razón. Parece una buena persona, pero…”
“¿Pero?”
“Hay algo en su mirada. Cuando me mira, siento que estoy completamente desnuda frente a él.” dijo Rias mientras sentía un escalofrió recorrer su cuerpo.
“Ara, ara. ¿Te preocupa que te mire con ojos pervertidos?” preguntó Akeno con burla.
“No. No es ese tipo de desnudes.” Respondió Rias negando rápidamente las palabras de su reina. “Cuando el me mira, siento que él puede saber todo sobre mi. Además, él está con la joven que quise reencarnar hace unos meses.”
“Entiendo. Si él está con alguien tan fuerte eso quiere decir que él es muy fuerte también.” dijo Akeno llevándose la mano a su mentón pensativa. La sonrisa de burla que anteriormente llevaba se había esfumado, pues este asunto era serio. “¿Has logrado percibir que nivel de poder tiene?”
“Eso es lo que más me asusta. No he logrado detectar nada de poder en él. Ningún sacred gear, ni ninguna herencia demoniaca o angelical. Parece que es lo que aparenta, un humano normal. Pero, ¿Cómo un humano podría tener artefactos tan poderosos como los pergaminos qué le regalo a Issei?”
‘Rias tiene razón. Él no es alguien débil, de lo contrario no podrá haber obtenido herramientas como esos pergaminos.’ Pensó Akeno con preocupación mientras fruncía el ceño por lo que escuchó. ‘Solo hay dos razones para que no puedas sentir el poder de otro ser. Uno, si es extremadamente débil. Dos, y la más peligrosa, que él sea aterradoramente más poderoso que tú.’
“Rias. ¿Qué planeas hacer?” preguntó Akeno mirando a su amiga.
“Inicialmente había planeado enviar a nuestros familiares a espiarlos. Pero con los recientes eventos eso no será posible.” Respondió Rias con tristeza. “Debemos de localizar a Yuuto para evitar que haga alguna estupidez que nos obligue a cazarle.”
“Entiendo.” dijo Akeno colocando una mano sobre el hombro de su amiga en forma de consuelo. “Tienes razón. Primero debemos de ayuda a los nuestros. Además, por lo que dije Issei-kun de él, parece que es una buena persona.”
Rias asintió mientras miraba a su amiga. “Tienes razón. Confiaremos en el juicio de Ise en esto.”
Edzard se encontraba mirando a dos exorcistas comer todo lo que tenían en frente como si hubiese un mañana. Estas dos exorcistas eran Xenovia Quarta e Irina Shidou. La primera es una joven de alrededor de los diecisiete años con el cabello corto de color azul claro con un mechón verde a altura de la frente y ojos color café. Ella lleva una capa blanca con detalles en azul y dorado. Pero, Edzard había logrado ver que debajo de esa capa había un leotardo negro ceñido de manga corta con hombreras, largos guantes sin dedos que se extienden hasta sus bíceps y botas hasta los muslos, todo adornado con cintas. Su compañera, Irina era una joven de la misma edad con un largo cabello de color castaño claro atado en dos coletas y ojos de color violeta. Al igual que su compañera vestía ese mismo traje ajustado y también llevaba la misma capa.
“Ahhh~. Esta tan bueno.” Gimieron tanto Xenovia como Irina mientras seguían comiendo sin parar.
Las jóvenes exorcistas habían estado en un aprieto financiero desde que Irina fue estafada al comprar una imagen falsa de un santo. Eso había hecho que ambas perdiesen los fondos que poseían para la misión. Así que al ver que no tenían dinero, decidieron recurrir a la caridad de las personas. Lamentablemente, Japón no es un país cristiano, por lo que no pudieron recaudar casi nada.
Y así fue como Edzard las encontró, casi al borde de desmayarse por la falta de comida. Inicialmente había decidido no involucrarse; sin embargo, al ver que llevaban la misma ropa de batalla que llevaba Lint, decidido darles una mano. Así que se acercó a ellas y les ofreció llevarlas a comer.
“Eso estuvo bueno.” Dijo Xenovia limpiándose la boca con una servilleta. “Muchas gracias por la comida.”
“No hay de qué.” Dijo Edzard con una sonrisa mientras bebía un vaso de cola.
“Muchas gracias, Edzard-san.” Dijo Irina mientras veía a Edzard con lágrimas en los ojos. “No sé qué habríamos hecho sin tu ayuda. Rezare para que Dios te brinde bienestar a ti y a tu familia.”
“Gracias.” Dijo Edzard mientras levantaba la vista y se preparaba para llamar a un camarero para que le traiga la cuenta. Sin embargo, cuando estuvo por hacerlo, vio como Issei y tres personas más ingresaban al lugar.
Edzard vio que Issei miraba por todo el lugar, hasta que su vista se posó en su mesa. Mirando por el rabillo de su ojo, vio como las dos chicas se tensaban ligeramente.
‘Así que se conocen. Me pregunto qué historia habrá detrás de esto.’ Pensó Edzard mirando entre ambos grupos.
“No esperaba verte por aquí, Ed.” dijo Issei acercándose a la mesa.
“Lo mismo digo, Issei.”
Tanto Xenovia como Irina miraron confundidas el intercambio de palabras entre Edzard e Issei.
“Disculpen, pero. ¿Se conocen?” preguntó Xenovia.
“Ah. Sí. De hecho, Issei es un amigo que tengo en esta ciudad.” Respondió Edzard mirando a Xenovia.
“Ya veo.” Dijo Xenovia entrecerrando los ojos mientras miraba a Edzard.
Luego de eso, Edzard se presentó a los compañeros de Issei, quienes hicieron lo mismo. Después de estas presentaciones, Edzard los invitó a sentarse y que pidiesen algo si tenían hambre. Los jóvenes pidieron algo para comer cada uno.
‘Vaya, esta tensión es realmente incomoda.’ Pensó Edzard al sentir la tensión en el aire entre las exorcistas y los jóvenes demonios.
“Entonces, Edzard-san. ¿Cómo conociste a Issei-kun?” preguntó Yuuto Kiba. Yuuto es un joven con el cabello corto rubio y ojos grises. Al igual que Issei vestía el uniforme masculino de la academia Kuoh.
“Lo conocí hace varios meses atrás cuando lo salvé de una turba de mujeres que planeaban golpearlo.” Respondió Edzard bebiendo un sorbo de su bebida
“Espera. Salvaste a este idiota de ser golpeado por mujeres.” Dijo Saji Genshiro. Saji es un joven con el pelo rubio corto y ojos grises. El también llevaba el uniforme la academia Kuoh, pero sin la chaqueta.
“Sí. De hecho, fue algo gracioso, ya que usé demasiada fuerza en el agarre y terminé por dejarlo inconsciente. Así que tuve que quedarme a su lado para evitar que le hagan algo.”
“Issei-sempai, idiota.” Dijo Koneko Toujou mientras miraba a Issei. Koneko es una pequeña chica con el cabello blanco y los ojos de color avellana. En el frente, su cabello tiene dos flequillos largos que van más allá de sus hombros y varios flequillos sueltos colgando sobre la frente, mientras que la parte trasera tiene el cabello corto. También lleva un broche de cabello en forma de gato negro a ambos lados de la cabeza. Ella viste el uniforme femenino de la academia Kuoh, pero sin la capa.
‘Te falto la palabra pervertido.’ Pensó Edzard mientras se llevaba la mano a su bolsillo. Cuando sacó la mano, sostenía su celular, el cual vibraba mostrando que estaba recibiendo una llamada.
“Buenas tardes. Ya veo. Entonces, ¿Estará para hoy en la noche? Bien, entonces partiré de inmediato.” Dijo Edzard mientras una sonrisa comenzaba a mostrarse en su rostro. Colgando el teléfono, pudo ver que todos lo miraban. Así que, suspirando, decidido contarles. “Acabo de recibir una llamada que me confirma la reservación de una habitación a mi nombre en un hotel de Italia.”
Issei lo miró confundido un momento hasta que se dio cuenta de lo que pasaba. “Espera. ¿Ya se van de Japón?”
“No. El único que se ira seré yo. Y solo será por unos dos o tres días como máximo.”
“Ya veo. Eso es bueno, ya que no quiero decirle a mi mamá que no vas a estar para la cena del domingo.” Dijo Issei sintiéndose aliviado de que su madre no estaría triste por no poder pasar el fin de semana con la pequeña Marie.
“Bueno. Me voy. Las maletas no se hacen solas.” Dijo Edzard mientras se levantaba de su silla. Cuando estuvo de pie, metió la mano a su bolsillo y sacó su billetera. Metiendo la mano, sacó varios billetes de diez mil yenes. “Issei, ten. Encárgate de pagar la cuenta con esto.”
Issei tomó la cantidad de dinero y sus ojos se abrieron, pues nunca había visto tantos billetes de diez mil yenes juntos. Levantado la vista, vio que no era el único, pues Saji e Irina veían con asombro la cantidad de dinero.
Luego de aquello, Edzard se despidió de todos y se retiró del lugar.
Los demonios y las exorcistas se vieron las caras unos segundos en un incomodo silencio, el cual fue roto cuando una de las partes habló.
“Entonces. Sekiryuutei, ¿Qué te trae por aquí?” preguntó Xenovia mirando a Issei.
La pregunta de Xenovia hizo que Issei dejase de estar en shock por la cantidad de dinero que tenía en sus manos. Así que, levantado la vista, miró a la exorcista y habló. “Tengo una propuesta para ustedes.”
Un sedán blanco avanzaba por la carretera en dirección de un pequeño pueblo de la Toscana.
‘Este sitio es hermoso. Ya entiendo por qué te gustaba tanto comentar sobre este lugar, Asia.’ Pensó Edzard mientras veía el paisaje de los alrededores del pueblo al que iba de visita. Había partido no hacía ni una hora de Japón haciendo que Mittelt lo teletransportara a la ciudad de Florencia. Cuando llegó a ese lugar, tomó un taxi y le pidió que lo llevase a este pueblo, el cual estaba ubicado a más de doscientos kilómetros de Florencia.
El coche estuvo avanzado varios minutos más, hasta que finalmente llegó a su destino.
“Ya hemos llegado, señor.” dijo el chofer del taxi.
“Gracias.” Dijo Edzard mientras salía del taxi, pero antes de salir, le pagó al chofer.
El chofer recibió el dinero y sus ojos se abrieron cuando vio que allí había más dinero del que debía de cobrar. “Espere, señor. Aquí hay más dinero del que se acordó.”
Edzard giró la cabeza y con una sonrisa, habló. “Lo sé, puedes quedarte con el cambio.”
El taxista miró a Edzard y sonriendo asintió. Guardando el dinero, miró a Edzard caminar hacia el edificio donde se había estacionado. Negando con la cabeza, encendió el coche y se fue del lugar mientras agradecía a Dios por la suerte que había tenido el dia de hoy, pues le habían pagado como si hubiese hecho este viaje tres veces.
Edzard vio el edificio que tenía enfrente. El edifico era tal y como se lo había descrito Asia hace mucho tiempo, cuando aún estaban que se conocían en Skyrim. El edificio era una iglesia de arquitectura romana clásica. Estaba completamente construida de piedra, la cual mostraba evidentes signos de deterioro por el tiempo que llevaba construido. Su techo estaba cubierto por tejas de color rojo, pero si uno miraba bien podría vera que algunas eran más nuevas que otras.
‘Sí. Es tal y como lo describías. El ambiente no parece para nada hostil e incluso el aire huele ligeramente dulce.’ Pensó Edzard mientras seguía caminando hacia la puerta. Sin embargo, antes de que llegase a la puerta, vio algo que no cuadraba con la descripción que Asia le había dado del lugar. Aquello que no cuadraba con la descripción era un nuevo edificio, el cual era muy grande y parecía ser una especie de barracones militares.
‘¿Qué será ese lugar?’ pensó Edzard; sin embargo, antes de que avanzase, vio como una mujer salía por la puerta de dicho edificio.
La mujer que Edzard vio era una mujer de unos treinta años que llevaba una cofia que no permitía que se viera el color de su cabello. Además, ella también vestía un atuendo de monja color negro con los bordes de color blanco adornado de cruces doradas.
La mujer parecio percatarse de la presencia de Edzard, por lo que calmadamente se acercó a él. Cuando estuvo frente a Edzard, habló. “Buenas tardes, hijo mío. ¿Qué te trae a la casa de Dios?”
Edzard estuvo por responderle, pero no pudo hacerlo, pues una pequeña gota de agua impactó en su nariz. Mirando al cielo, vio como este se había vuelto gris oscuro. Además, sus oídos captaron el sonido de los truenos a lo lejos.
“Oh. Parece que ha comenzado a llover.” Dijo la monja mirando al cielo. “No le importaría ingresar a la iglesia hasta que pase la lluvia, ¿verdad?”
“No. Si no es mucha molestia.” Respondió Edzard.
“No se preocupe. No es ninguna molestia.”
La monja comenzó a caminar hacia una puerta ubicada a la derecha de la capilla principal.
Una vez dentro de la iglesia, Edzard vio que el suelo estaba hecho con losas de piedra gris y que las paredes también eran de piedra gris.
‘Este lugar necesita muchas mejoras.’ Pensó Edzard al ver que varias paredes tenían grietas.
“Disculpe el aspecto del lugar. Pero hace mucho que no recibimos muchos fondos.” Dijo la monja mientras se sentaba en un banco.
“No se preocupe.” Dijo Edzard mientras se sentaba frente a la monja.
“Ya que estamos protegidos de la lluvia. ¿Podría decirme la razón por la que vino a esta iglesia?” preguntó la Monja.
“Curiosidad más que nada.” respondió Edzard. “Vera…. Disculpe, pero, ¿Cómo se llama?”
La Monja parpadeó unos segundos, pues no entendía la pregunta. Sin embargo, en ese momento recordó que no se habían presentado.
“Oh. Lo siento mucho. Olvide presentarme.” Dijo la Monja con una sonrisa tímida y el rostro ligeramente sonrojado. “Me llamo Mariella.”
“Ya veo. Un Gusto conocerla, Hermana Mariella. Me llamo Edzard Rolandson.” Dijo Edzard con una sonrisa.
El rostro de Mariella se sonrojó al ver la sonrisa que tenía Edzard en su rostro. Volviendo en sí, se acordó que él no le había dicho la razón de su visita a la iglesia. “También es un gusto conocerte Edzard. Ahora, ¿podrías decirme la razón por la que has venido a esta iglesia?”
“Sí. Vera hermana, solo vine aquí por curiosidad. Ya que tengo una conocida que vivió en este pueblo por varios años.” Dijo Edzard tratando de mantener la identidad de Asia lo más secreta posible.
“Ya veo. Supongo que tu conocida te habrá dicho mucho sobre este lugar, ¿verdad?”
“Sí. Ella siempre hablaba de este lugar con mucho cariño.” Dijo Edzard con una sonrisa al recordar las veces en que Asia le habado contado sobre su lugar natal. Siempre había alegría en su tono de voz, pero también se podía escuchar una pequeña cantidad de tristeza.
“Supongo que ella te contó de este lugar cuando este estaba en su mejor momento.” Dijo Mariella con un poco de tristeza en su voz.
“¿Qué quiere decir con el mejor momento de esta iglesia?” preguntó Edzard haciéndose el confundido, ya que el entendía lo que había pasado. ‘Supongo que después de la pérdida de su «Santa Doncella» perdieron una gran cantidad de fondos y ahora están luchando para sobrevivir con lo que tienen.’
“Esta iglesia está en decadencia desde que perdimos a nuestra «Santa Doncella» hace unos tres años atrás.” Dijo Mariella mientras miraba al suelo.
“¿Perdieron a su «Santa Doncella»? preguntó Edzard con supuesta curiosidad. “¿Cómo sucedió eso?”
Los hombros de Mariella comenzaron a temblar ligeramente mientras comenzaba a sollozar. “E- e- ella fue e-e-excomulgada por un crimen que no cometió.”
Los ojos de Edzard se abrieron en shock cuando escuchó eso.
‘¿Cómo que un crimen que no cometió?’ pensó Edzard confundido, ya que Asia le había contado acerca de cómo ella fue excomulgada por curar a un demonio.
“Disculpe, pero usted dice que ella fue excomulgada por un crimen que no cometió. ¿Qué quiere decir con eso?” preguntó Edzard, tratando de saber que había pasado exactamente.
“Supuestamente ella había curado a un demonio. Por lo que fue acusada de hereje y expulsada de la iglesia. Aunque, varios días después descubrimos que todo era falso.” Dijo Mariella. “Eso hizo que su excomunión sea levantada, pero lamentablemente cuando tratamos de encontrarla lo único que encontramos fue su malea con las pocas pertenecías que tenía.”
“¿Entonces, ella está desaparecida?” preguntó Edzard disimulando muy bien la sorpresa que tuvo al saber que la excomunión de Asia había sido revocada.
“Eso es lo que espero. Pero, con el tiempo que ha pasado creemos que es muy posible que haya muerto.” La voz de Mariella parecía quebrarse con cada palabra que decía y que lloraría en cualquier momento.
Edzard extendió su mano y tomó la mano de Mariella y comenzó a tratar de consolarla. Varios minutos después, la monja había logrado tranquilizarse lo suficiente como para poder hablar.
“Lo siento mucho.” Dijo Mariella con pena al ser visto en ese estado por Edzard.
“No se preocupe. Es mejor llorar y desfogar las emociones que contenerse.” Dijo Edzard. “Por la forma en que lloró, supongo que usted quería mucho a la «Santa Doncella».”
El rostro de Mariella volvió a ponerse triste. “Sí. Conocí a la pequeña Asia hace diez años cuando llegué a esta iglesia por primera vez.”
Después de eso, Mariella comenzó a contar como había conocido a Asia. Sobre todo, enfatizando la manera en que siempre la vio como a una hermana pequeña. También le contó sobre las consecuencias que había tenido la infundada excomunión de Asia. Al parecer, los altos mandos decidieron lavarse las manos y culparon de todo a la pequeña iglesia, lo que hizo que esta se quedase sin fondos adicionales. Y eso terminó ser un problema muy serio para la iglesia de este pueblo, pues habían comenzado a construir un orfanato adyacente. Al final tuvieron que usar parte de los fondos que recibían para el mantenimiento de la iglesia junto con algunas donaciones de los pobladores para terminar este proyecto.
‘Así que ese es el nuevo edificio.’ Pensó Edzard; sin embargo, en ese momento su nariz captó el olor de algunas personas acercándose al lugar. ‘Espera. ¿Este olor no es el de…?’
Edzard metió la mano en su camisa y sacó un pequeño sobre blanco. Colocando el sobre en la mesa, habló. “Hermana Mariella. Se que esto no es mucho, pero espero que les ayude con sus gastos.”
“Muchas gracias. Me asegurare de que tu donación sea usada correctamente.” Dijo Mariella mientras tomaba el sobre.
“Bueno. Parece que la lluvia ya cesó. Así que me despido. Ha sido un gusto conocerla, hermana. Cuídese.”
Luego de decir eso, Edzard se levantó y salió de la iglesia. Cuando estuvo fuera, se aseguró de caminar lo más sigiloso posible mientras iba a un lugar donde poder abrir un portal a Kuoh. Mientras caminaba, pasó al lado de dos personas. Una de ellas era una joven y el otro era un anciano extremadamente alto. Edzard puso una sonrisa cuando se percató de que la chica había girado en su dirección al momento en que se habían cruzado.
Mariella miró el sobre con curiosidad. Por la sensación que daba al tocarlo, en el interior era muy posible que solo hubiera unos ocho papeles, los cuales seguro eran billetes. Sin embargo, antes de que pudiese abrir el sobre, la puerta de la iglesia se abrió y por ella ingresaron dos personas.
Una de ellas era un anciano de dos metros de altura con el cabello blanco que poseía un cuerpo extremadamente musculoso. Este anciano vestía las ropas típicas de un sacerdote. Junto a él iba una joven exorcista de cabello negro y blanco.
“Cardenal Strada.” Dijo Mariella mientras hacía una reverencia al darse cuenta de que tenia de visitante a un cardenal.
“Hermana Mariella. ¿Cómo ha estado?” preguntó el anciano con una sonrisa amable en el rostro.
“Muy bien, cardenal.” Respondió Mariella con una sonrisa para luego mirar a quien acompañaba al cardenal. “Disculpe, pero, ¿Quién es la joven que esta con usted?”
“Oh. Ella es Lint, actualmente está trabajando como mi guarda espaldas en esta visita.”
“Ya veo. Es un gusto conocerte, Lint.”
“Lo mismo digo, Hermana Mariella.” Dijo Lint con una sonrisa al ver a la monja.
Los tres caminaron y se sentaron en la mesa para poder conversar más tranquilamente.
“Entonces, Cardenal. ¿Alguna noticia de Asia?” preguntó Mariella con esperando que hayan podido encontrar algún rastro de Asia.
Vasco Strada negó con la cabeza. “Lo lamento, hermana. Pero no hemos podido encontrar nada sobre la joven Asia.”
“Ya veo.” Dijo Mariella con tristeza. “Sobre el otro pedido.”
“Me temo que es la misma respuesta que antes.”
Mariella asintió con tristeza. Al parecer este tampoco era un buen dia para ella, pues no aún no había noticias sobre Asia ni tampoco obtuvo más fondos para el pequeño orfanato que había en la iglesia.
La mente de Lint no estaba concentrada en la conversación entre el cardenal y la monja, sino que estaba en la silueta que vio en el camino hacia aquí. Aquella silueta se parecía bastante a la del joven que la había salvado hace varios meses.
‘No podría ser él. Después de todo, ¿Qué negocios tendría el aquí?’ pensó Lint. La persona en la que ella pensaba era en Edzard. ‘Me pregunto que estará haciendo ahora mismo.’
Luego de pensar eso, un ligero sonrojo apareció en su rostro cuando recordó la sonrisa y la amabilidad con la que la había tratado a pesar de ser una completa desconocida para el en ese momento. Negando con la cabeza, trató de quitarse esos pensamientos de la cabeza. Así que, para tratar de olvidarlos, comenzó a ver mejor el lugar. Hizo eso unos segundos hasta que su vista se posó en un sobre blanco en medio de la mesa.
Levantado la vista, vio que tanto el Cardenal Strada como la Hermana Mariella habían dejado de conversar. Sintiendo su curiosidad aumentar, preguntó.
“Hermana, disculpe.” Dijo Lint llamando la atención no solo de Mariella, sino también la de Strada. “¿Qué hay en ese sobre?”
Mariella parpadeó unos segundos y luego recordó el sobre que había en la mesa. Así que, tomando el sobre, habló. “Es la donación de un joven que estuvo aquí antes.”
“¿Un joven que estuvo aquí antes?” preguntó Strada.
“Sí, Cardenal. El joven vino de visita a la iglesia y dejó este sobre como donación.”
“Entonces, hermana. ¿Por qué no lo abre?” dijo Vasco con una sonrisa. “Talvez allí haya buenas noticias para usted.”
Mariella suspiró y comenzó a abrir el sobre. Cuando lo terminó de abrir, lo primero que vio fue una tarjeta negra.
“¿Una tarjeta de débito?” preguntó Lint al ver la tarjeta.
Tanto Mariella como Vasco miraron la tarjeta sin saber qué hacer. Mariella tomó la tarjeta y lo segundo que vio fue un papel doblado. Tomándolo y desdoblándolo, sus ojos casi se salen de su rostro al ver lo que contenía dicho documento.
“¿Hermana?” preguntó Lint preocupada al ver que Mariella estaba en shock. Así que lentamente tomó el papel y lo leyó. Al hacerlo, sus ojos también se abrieron, pero a diferencia de Mariella, ella tuvo una respuesta más vocal. “¡¿Un millón de Euros?!”
Así es, aquel documento era el estado de cuenta de la tarjeta junto con la contraseña de la misma.
Mariella salió de su asombro y comenzó a agradecer a Dios por lo que acaba de pasar, pues con ese dinero ella podría terminar de arreglar el edificio para los niños. Con una sonrisa de alegría, decidió ver lo último que contenía el sobre.
“¿Un sobre?” preguntó Lint confundida al ver el sobre, ya que ella no entendía quien ponía un sobre dentro de otro sobre.
Mariella abrió el ultimo sobre y sus ojos se abrieron en shock mientras se llenaban de lágrimas.
“¿Hermana?” preguntó preocupado Vasco al ver a Mariella llorar.
“E-e-ella ella está viva, Cardenal.” Dijo Mariella entre llanto.
Strada se levantó y se acercó a Mariella para consolarla, pero cuando lo hizo vio las fotos y sus ojos también se abrieron de sorpresa. Esta reacción de Vasco hizo que Lint también se levantara y mirara la foto, y al igual que los anteriores sus ojos se abrieron como platos al ver la foto. Sin embargo, a diferencia de los anteriores, ella sí logró reconocer a una persona en la foto.
“¿Edzard?” preguntó Lint mirando la foto.
La foto que Lint miraba mostraban a un sonriente Edzard abrazando a una sonriente Asia, quien a su vez sostenía a una pequeña Marie en sus brazos. Aquella foto era la réplica de un cuadro pintado durante la recepción de la boda de Edzard con Asia.
Tanto Vasco como Mariella comenzaron ver a Lint, quien se sintió incomoda por eso.
“Disculpe, hermana Lint. Pero, ¿Sabes quién es el joven de la foto?” preguntó Vasco.
“Esto…. Sí, Cardenal.” Respondió Lint frotándose la nuca con nerviosismo. “Se llama Edzard Rolandson y lo conocí hace unos meses atrás.”
“Espera, hermana. Si usted conocía a esta persona y sabía que estaba con Asia Argento, ¿Por qué no lo menciono?” preguntó Vasco.
“Yo no sabía que la «Santa Doncella» estaba con él.” respondió Lint rápidamente. “Cuando lo conocí él estaba solo.”
“¿Cuándo y cómo lo conociste?”
“Lo conocí hace unos siete u ocho meses. Y lo conocí en Rumania cuando me salvó la vida al asesinar a un dragón.”
“¿Un dragón?” preguntó Mariella confundida, pero luego sus ojos se abrieron de sorpresa. “Me estas diciendo que él asesinó a un dragón.”
“Sí. De hecho, era un dragón de alto nivel. Y lo hizo con una espada con propiedades dragón Slayer. Una espada que, según él, había forjado solo y sin ayuda.”
Vasco se llevó una mano a la barbilla y comenzó a pensar. En su mente pasaban cientos de posibles teorías sobre este joven. Sin embargo, al final solo llegó a una. Ese joven era alguien peligroso, pero talvez no malvado, ya que una joven como Asia no formaría una familia con alguien malvado. Al final una sonrisa apareció en su rostro.
“Al parecer pudo encontrar la felicidad.” Dijo Vasco con cariño al ver la sonrisa que poseían los tres que aparecían en la foto.
“Sí. Y al parecer se ha casado con el joven.” Dijo Mariella con una sonrisa al ver el hermoso vestido que usaba Asia en la foto.
La sonrisa de ambos miembros de la iglesia creció cuando vieron las otras fotos. En ellas aparecían los tres en diferentes lugares del mundo. Algunos lugares eran la catedral de Notre Dame, El Big Ben de Londres, la Catedral de Santiago de Compostela, entre otros lugares más.
Lint mirabas las fotos y se llevó una mano al corazón al sentir que este se estrujaba ligeramente. ‘¿Qué me pasa? ¿Qué es este dolor que siento?’
Al amparo de la noche en ese mismo dia y a varios kilómetros del pueblo, se abrió un portal en espiral de color púrpura. De dio portal aparecieron dos personas. Ambos iban vestidos con armaduras completas de placas negras con líneas rojas.
“Entonces, ¿Cuándo iniciamos?” preguntó uno de los individuos con voz femenina.
“En dos días. Hay que esperar hasta que tengamos el hechizo listo.” Respondió el otro con voz masculina.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí esta, un nuevo capítulo. Tal y como lo mencione hace un tiempo, hay varios cambios en el canon, lo primero, que la excomunión de Asia ha sido levantada desde hace tiempo, porque ella no curo a ese demonio usando su sacred gear. La forma en que lo curó se explicará en unos capítulos más adelante. También aproveche para ponerle un poco más de trasfondo al pasado de Asia.
Además, Issei ha perdido parte de su vida útil gracias a los pergaminos que usó en la batalla contra Riser.
También han aparecido dos problemas, que la verdad no serán tanto un problema, pero eso sí, en el siguiente capítulo se viene el primer choque entre seres de Nirm y Terrícolas, pero será un choque para medir las aguas.Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 29
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 28
— Enserio, Ed. Solo a ti se te ocurre hacer uso de un mandoble en combinación con una espada a una mano. —
Aela a Edzard 201 4E
El sol comenzaba a esconderse en el horizonte de la ciudad de Kuoh mientras Edzard se encontraba junto con Asia, quien actualmente se estaba cambiando de ropa para ir a su pueblo natal de visita.
Ya habían pasado dos días desde que él fue de visita a la iglesia donde creció Asia. luego de llegar a la habitación que alquilaban, llevó a Asia a pasear por un parque y allí le contó que había ido de visita a su antiguo hogar.
‘Ella se enojó bastante cuando lo supo. Pero luego sonrió y lloró de felicidad al saber que su excomunión había sido levantada.’ Pensó Edzard para luego suspirar, pues también recordó otra parte de la charla que tuvieron. Y es que cuando él llegó, Asia lo estaba esperando sentada en la mesa principal. Cuando le preguntó sobre las otras chicas, ella le dijo que habían salido y se habían llevado a Marie a pasear un rato. Fue en ese momento en que ella usó el incómodo «Tenemos que hablar».
‘Y sí que fue incomodo el tema que tuvimos que tratar.’ Pensó Edzard con un poco de incomodidad, pues el tema tratado fue uno muy, pero muy incómodo. Ese tema era los sentimientos que el resto de sus amigas sentían por él. ‘Maldita sea, aún recuerdo como fue mi reacción.’
Flashback
“¡¿Qué?! ¡¿Estás segura de eso?!” gritó Edzard completamente asombrado.
Asia asintió como respuesta.
Al ver la respuesta de su esposa, Edzard se dejó caer sobre su silla y se llevó la mano a la cara.
“¿Desde cuándo?”
“Cada una tiene un tiempo diferente.” Respondió Asia. “Aika, desde que la salvaste de los matones, Valerie desde que recuperó sus emociones y Mittelt desde hace unos dos meses.”
Edzard vio a su esposa y se asombró al verla completamente calmada. “Estas muy calmada sobre este asunto.”
Asia miró a Edzard y puso una sonrisa, la cual comenzó a ponerse cada vez más tensa mientras su ceja derecha temblaba sin parar. “¿De verdad te parece que estoy calmada?”
Edzard negó con la cabeza, ya que al fin pudo ver que su esposa estaba muy, pero muy tensa sobre este asunto. Tomando un poco de aire, trató de poner en orden sus pensamientos.
“Entonces, ¿Cómo afrontamos esto?” preguntó Edzard mirando a Asia a los ojos.
Asia desvió la mirada, ya que no sabía qué hacer. Una parte de ella estaba enojada por lo que pasaba, pero otra no tanto. Ella entendía las razones por las que cada una de sus amigas se había enamorado de su esposo, después de todo ella también se había enamorado de Edzard por las mismas razones.
‘Y han tenido la audacia de decirme que, si no acepto que todas estemos con él, me lo quitaran.’ Pensó Asia; sin embargo, una sonrisa aprecio en su rostro cuando pensó en las amenazas vacías de sus amigas. ‘Las conozco desde hace unos meses y sé que no son tan audaces como para intentar eso. Ellas simplemente lo mencionaron para presionarme para que acepte.’
“Yo no lo sé, Ed.” Respondió Asia con un suspiro. “La verdad, no sé qué hacer. Una parte de mi está preocupada, pero otra supongo que está feliz.”
Edzard levantó una ceja en confusión. “¿Feliz? ¿Cómo puedes estar feliz con lo que te han dicho?”
“La verdad, es que desde que me enteré sobre el concubinato, estuve preparándome mentalmente para que pudieras traer a otra mujer a la familia. Sin embargo, nunca espere que trajeras a tres de golpe.” Respondió Asia, para luego dar un suspiro. “Supongo que Aela y Serana tenían razón sobre esto. Parece que eres alguien que enamora a las mujeres de manera inconsciente.”
Edzard se sonrojó al escuchar eso. “No es que lo haga apropósito. De hecho, hablando de enamorar. ¿Cómo es que no me he percatado de ello?”
“En serio, Ed.” Dijo Asia suspirando con molestia. “Recuerda como Valerie suele evitar mirarte cuando estás muy cerca de ella. O cuando Aika suele abrazarte por la espalda y quedarse allí sin decir nada pervertido o cuando Mittelt actúa un poco tsundere.”
Edzard parpadeó confundido. “No entiendo. ¿No es así como actúan de manera normal?”
Asia se llevó una mano a la cara gracias a la exasperación que comenzaba a sentir. ‘Ahora recuerdo porque fui yo quien tuvo que dar el primer paso en nuestra relación.’
“No, Ed. Esas son claras señales de que les gustas. Pero ellas no sabían cómo acercarse a ti, pues es más fácil acercarse a jóvenes solteros que a uno que ha formado una familia.” Dijo Asia con las manos en las caderas. “Además. Ellas sentían que no eran dignas de recibir algún tipo de afecto tuyo porque aun sienten que son muy débiles.”
Edzard parpadeó varias veces. Hasta que finalmente entendió lo que pasaba. Llevándose una mano a la cabeza, se rascó la nuca. “Ya entiendo.”
“Eso es bueno. Ahora, ¿Qué hacemos con esto? ¿Vas a darles una oportunidad?” preguntó Asia mientras miraba al suelo y apretaba los puños.
Edzard vio a su esposa y suspirando se levantó de la silla en la que estaba sentado. Caminando, se acercó a Asia y se arrodilló frente a ella. Tomando sus manos entre las suyas, habló.
“Recuerdas lo que te dije hace varios meses.”
Asia asintió.
“Entonces ya sabes mi respuesta.” Dijo Edzard mientras levantaba una mano y la ponía en la cabeza de Asia. “Les daré una oportunidad solo si tú crees que la merecen.”
Asia se quedó quieta unos segundos sin decir nada, ya que ella estaba pensando en una respuesta. Al final llegó a una. “Entonces, creo que podría permitir que se unan a la familia.”
“Estás segura de esto?”
“Sí. ellas también merecen ser felices.” Dijo Asia con una sonrisa. “Aunque tendré que dejar muy en claro mi posición como la primera esposa.”
Fin Flashback
‘Al final, Asia terminó aceptado que ellas se conviertan en mis concubinas.’ Pensó Edzard para luego suspirar. ‘Eso supongo que está bien, ya que, si soy sincero conmigo mismo, he tenido una cierta cantidad de atracción por ellas desde hace unos meses.’
Y es que, desde hace unos meses, Edzard había comenzado a sentirse atraído por cada una de las chicas que habían viajado con él. Aunque siempre mantuvo esos sentimientos encerrados para no causarle dolor a Asia, ya que, si bien pudo comenzar a enamorarse de las otras chicas, el amor que sentía por su esposa no había disminuido por nada.
‘Supongo que mi familia se hará más numerosa.’ Pensó Edzard con una sonrisa. ‘No puedo esperar ver sus reacciones cuando se enteren.’
Edzard pensaba eso debido a que aún no le habían dicho nada a ninguna de las chicas. Habían decidido decirles todo después de lo que pasaría hoy.
“Ed, ya estoy lista.”
La voz de Asia hizo que Edzard dejara de pensar y mirase a su esposa.
Asia vestía una camisa blanca con volantes con una falda azul que terminaba a unos pocos centímetros sobre su rodilla. Además, llevaba un par de botas negras bajas junto con medias hasta los muslos.
“Entonces, ¿Cómo veo?” preguntó Asia sonrojándose y desviando la mirada.
“Te vez muy bien.” Respondió Edzard con una sonrisa.
Asia sonrió al escuchar eso. “Gracias, tú también te ves bien, Ed.”
Edzard miró su propia ropa y asintió. El vestía un chaleco formal negro sobre una camisa negra manga larga, un par de pantalones de vestir ajustados con una cadena en el lado izquierdo. Además, llevaba un par de botas de cuero negro.
“¿Crees que es prudente dejar a Marie aquí y no llevarla con nosotros?” preguntó Asia.
“Sí. Es mejor ir nosotros solos antes. Así si hay algún problema, ella no estará en peligro y podremos luchar más cómodamente.” Respondió Edzard con voz seria.
“Ahh. Lo sé, pero no sé por qué estas tan paranoico.” Suspiró Asia, pues Edzard estaba preocupado por algo. Su preocupación era tal que le había dicho que vinculase sus espadas a un circulo de invocación mientras el vinculaba sus espadas con magia de conjuración. “Siento que estas exagerando.”
“No lo creo. Siento que algo va a pasar hoy.” Dijo Edzard mientras caminaba hacia el centro de la sala. Una vez que estuvo allí, levantó su shadowkey y abrió un portal hacia las afueras del pueblo natal de Asia.
“Entonces, querida. Nos vamos.” Dijo Edzard con una sonrisa.
“Claro, mi amor.” Respondió Asia con una sonrisa en su rostro, ya que estaba feliz de poder volver a la iglesia donde había crecido.
Tomándose de las manos, ambos atravesaron el portal con una sonrisa.
Un cielo despejado con el sol de mediodía en todo lo alto les dio la bienvenida a ambos luego de que cruzasen el portal.
Asia puso una sonrisa la ver las colinas y campos que había visto en su infancia. Comenzó a caminar mientras dejaba a Edzard cerrar el portal por el cual habían llegado. Cuando subió a una colina, tanto la sonrisa como su felicidad se esfumó por completo, pues el pequeño pueblo donde había crecido estaba completamente en llamas.
“Asia.” dijo Edzard acercándose a su esposa; sin embargo, cualquier cosa que hubiese planeado decir luego de eso murió al ver el pueblo en llamas. Girando su cabeza, vio que Asia estaba parada en shock y no se movía mientras lagrimas caían por sus mejillas. Sin perder tiempo le dio un suave golpe en la cabeza a su esposa.
“Se que es doloroso, pero mientras más tiempo estemos aquí sin hacer nada, más víctimas habrá.” Dijo Edzard de manera seria.
“Sí. Tienes razón. No hay tiempo para llorar.” Dijo Asia mientras se limpiaba las lágrimas.
“Bien. Debemos darnos prisa. Así que ve a toda la velocidad que puedas. Yo iré a la misma velocidad que tú.” Dijo Edzard mirando al pueblo en llamas. “Es mejor ir juntos. No sabemos qué está pasando, así que de esta manera tendremos una línea de seguridad.”
Asia asintió y se preparó para correr a toda velocidad.
“Muy bien. Vamos.”
Al momento en que Edzard dijo esas palabras, ambos salieron corriendo tan rápido como podían. La velocidad a la que avanzaban era tal que parecían borrones mientras atravesaban la corta distancia entre el lugar donde aparecieron y el pueblo.
Cuando llegaron al pueblo, vieron que había varias casas destruidas.
“¿Qué ha pasado aquí?” preguntó Asia mientras se llevaba una mano al pecho al sentir un dolor en su corazón, pues no estaba acostumbrada a ver este tipo de vista. De hecho, con ver este lugar en ese estado, le hacía recordar el dia en que se encontró a su pequeña Marie en aquella granja. Sin embargo, ella volvió al presente cuando sintió una mano en su hombro. Girando su cabeza, vio que Edzard le había puesto la mano como una forma de calmarla.
“¿Ed?”
“Tranquila. Se que lo que diré es doloroso, pero no podemos quedarnos aquí.” dijo Edzard con mirada y voz seria. “Tenemos que continuar. Puede que haya sobrevivientes.”
Asia miró a Edzard y se asombró de que el pudiese mantenerse tan calmado en una situación como esta, pero luego recordó que él era un ex soldado que luchó en dos guerras.
‘Ed debe de haber visto cosas peores en la guerra civil.’ Pensó Asia con tristeza. Sin embargo, luego sacudió su cabeza y comenzó a avanzar junto a su esposo por el pueblo en llamas.
Continuaron caminando un buen rato, hasta que escucharon gritos de lucha y dolor. Deteniéndose en ese instante, ambos comenzaron ver mejor los alrededores, sin embargo, no veían nada en las cercanías.
“Hay diez personas huyendo de tres seres pequeños en la otra calle.” Dijo Edzard mientras su mano derecha tenía un orbe rojo.
Asia asintió y juntos corrieron hacia ese lugar. Cuando llegaron a una hilera de casas, dieron un gran salto para llegar al techo de una de las pocas casas que aún estaba de pie. Una vez en el techo de la casa, miraron hacia la calle y los ojos de ambos se abrieron en completo shock.
“¿Q-q-qué hace un grupo de banekin en la Tierra?” preguntó Asia completamente asombrada al ver daedras en la tierra.
“No lo sé.” Respondió Edzard viendo a esos pequeños humanoides alados con piel gris moteada, una cola llena de púas, orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza.
“¡Ayuda!”
Tanto Edzard como Asia salieron de sus cavilaciones cuando escucharon aquel gritó de ayuda.
Al ver que esos daedras iban a atacar a un grupo de humanos, Edzard no lo pensó dos veces y se lanzó con gran velocidad hacia ellos. Mientras caía, invocó su mandoble de Sthalrim. Cuando estuvo en el suelo, rápidamente decapitó al primer banekin que tuvo a su alcance.
El resto de banekin miraron estupefactos como su compañero moría, ya que era la primera vez que mataban a uno de los suyos con tanta facilidad, pues el resto de humanos que los habían enfrentado habían sido sometidos con mucha facilidad. Ellos habían recibido una orden directa de Lord Dagon para capturar a los humanos de este pueblo para usarlos como sujetos de prueba para encontrar una manera de volverlos mas compatibles con artefactos y pociones de Nirm. Esto para evitar perder tantos seguidores, pues de todos los que recibieron los artefactos, solo sobrevivieron diez.
Dejando de lado su estupor intentaron abalanzarse contra Edzard, pero fue en vano, ya que fueron asesinados por las espadas de luz de Asia. Luego de eso, tanto Edzard como Asia se alejaron rápidamente del lugar, dejando a la familia para que se dirigiera a la iglesia, la cual parecía ser el lugar más seguro de todo el pueblo.
Edzard y Asia continuaron corriendo por las calles del pueblo matando a todo daedra que encontraban y salvando a los civiles. Muchos de estos reconocieron Asia y le daban las gracias por ayudarlos en este momento de necesidad. Incluso algunos decían que era un milagro de Dios que su «Santa Doncella» llegase a ayudarlos cuando más lo necesitaban. Algunos de los aldeanos también le preguntaron a Edzard sobre su relación y este les contestaba que estaban casados. Esta respuesta causó mucha confusión y caos en los seguidores más piadosos, pues ellos no podían creer que Asia se hubiese casado; sin embargo, también hubo un grupo de ellos que los felicitaron por el matrimonio y les deseaban mucha felicidad en su vida.
“Entonces, Ed. ¿Qué sigue?” preguntó Asia mientras miraba el pueblo completamente vacío. Esto se debía a que habían ayudado a evacuar a todos los civiles que quedaban.
Luego de ayudarlos, ambos buscaron a más personas, pero no pudieron encontrar a nadie más. Eso sí, se encontraron con varios daedras, a los cuales mataron rápidamente.
“Debemos de separarnos.” Dijo Edzard mirando hacia el oeste. El miraba hacia esa dirección porque allí había sentido una gran cantidad de magia. Además, de que muchos de los daedras se dirigían hacia ese lugar.
“¿Separarnos?” preguntó Asia confundida.
“Sí. De esa manera podremos cubrir más terreno.” Dijo Edzard preparándose para ir hacia su objetivo. “Yo me iré al oeste y tu ve al este.”
Asia miró hacia donde Edzard le decía que vaya y vio la iglesia donde había crecido. Sabiendo que cada segundo contaba para evitar muertes, se preparó para irse, no sin antes tomar a Edzard por su brazo y jalarlo para darle un beso.
“Ve con cuidado, Ed.” dijo Asia cuando se separaron. Luego decir eso, dio un saltó y corrió hacia la iglesia.
Edzard se llevó una mano a sus labios y sonriendo, comenzó a correr hacia el oeste.
Asia logró recorrer la distancia entre el punto donde se había separado de Edzard hasta la iglesia en unos pocos segundos. Cuando estuvo a unos cien metros, escuchó el inconfundible sonido de una pelea. Así que, sin pensarlo, se dirigió hacia el lugar donde dicho sonido se originaba. Cuando llegó, vio como un individuo luchaba contra dos exorcistas. Bueno, decir luchar sería muy pretensioso, la mejor manera de describir esto era como una masacre unilateral, pues el individuo estaba que barría el suelo con los dos exorcistas.
Extendiendo su mano izquierda, convocó un circuló mágico. De este círculo apareció la empuñadura de una espada. Tomando dicha empuñadura, Asia usó un hechizo de armadura mágica sobre si misma con su mano izquierda, y se lanzó para ayudar a los dos exorcistas. Al llegar a escasos metros de la batalla, pudo ver que el sujeto vestía una armadura daedrica modificada.
La armadura era tan negra como la noche con líneas rojas que parecía ser venas por las que corría sangre. La armadura estaba compuesta por una coraza, brazales y botas, todo esto sobre una túnica de mago. La identidad del dremora estaba oculta gracias a una capucha. En su mano había un arma muy extraña, pues no era un mandoble, tampoco una espada, ni mucho menos un hacha. El arma estaba formada por dos hojas unidas a un mango tomando la forma de una media luna.
Al ver esa armadura, Asia intentó eliminarlo de un golpe rápido, ya que en un combate prolongado con un dremora con armadura pesada era muy peligroso. Lamentablemente, su ataque no pudo acabar con el dremora, pues este logró evitar el ataque, pero para eso tuvo que alejarse de los exorcistas.
Al ver que su ataque había fallado, Asia siguió de largo y aterrizo frente al daedra. A pesar de que no pudo matar al dremora, si pudo hacer que este dejase de prestar atención a los exorcistas.
“¡Deténganse!” gritó Asia en latín mientras miraba de reojo a los exorcistas que trataban de acercarse para luchar contra el daedra. “Ustedes no son rivales para él, así que retírense a la iglesia para recibir tratamiento. Cuando lleguen díganles a los otros exorcistas que estén allí que los demonios que atacaban el lugar ya han sido derrotados.”
Los exorcistas intentaron replicar, pero al final, se dieron cuenta de que Asia tenía razón, por lo que le obedecieron y corrieron hacia la iglesia.
“Vaya. Parece que alguien más quiere jugar.” El dremora habló con voz femenina y con ligero tinte de burla. “Espero que seas más fuerte que esos dos inútiles.”
Los ojos de Asia se abrieron de sorpresa al escucharla, pues ella no estaba hablando en un idioma de Nirm, sino que estaba hablando en Rumano.
‘¿Ella está hablando en Rumano?’ pensó Asia con asombro. ‘Pero ¿cómo es eso posible?’
“¿Quién eres?” preguntó Asia mientras le apuntaba con su espada. “Se que no eres un dremora, así que te pregunto. ¿Qué eres tú?”
“Oh. Parece que sabes lo que es un dremora.” Respondió con burla la chica. “Eso te hace más interesante que esos idiotas. Si quieres saber mi nombre. Bueno te lo diré, ya que de todas maneras morirás hoy. Me llamo Ruxandra.”
Al terminar de presentarse, la mujer se bajó la capucha y dejó sus rasgos a la vista. Ella era una joven de unos veinte y tantos años con el cabello de color blanco, pero no de un blanco como una persona albina, no, el tono de blanco era uno muy parecido al blanco humo.
Luego de esas palabras se formó un silencio que hizo posible que se escuchasen los sonidos de la madera quemándose. El viento soplo ligeramente cuando de la nada, Ruxandra se abalanzó contra Asia, logrando cruzar rápidamente la distancia que las separaba. Cuando estuvo frente a Asia, levantó su arma y dio un rápido golpe vertical hacia abajo. Asia bloqueó el ataque usando su propia espada. Luego de eso, levantó su mano izquierda y creó un círculo de magia. De este círculo surgió una gran ráfaga de viento, el cual impactó de lleno en Ruxandra, haciendo que esta terminase volando varios metros.
Ruxandra logró estabilizarse en el aire y cayó de pie.
“Vaya. Es la primera vez que me atacan con magia.” Dijo Ruxandra con una sonrisa de oreja a oreja. “¡Tu realmente eres más interesante que esas escorias de antes!”
Luego de decir eso, volvió a lanzarse contra Asia. Cuando estuvo frente a ella, lanzó un golpe horizontal, el cual fue bloqueado. Asia respondió al golpe lanzando un golpe vertical, el cual fue bloqueado por la extraña arma de Ruxandra. Y es así como comenzó un intercambio rápido de golpes, donde tanto Asia como Ruxandra se neutralizaban.
El intercambio de golpes duró varios minutos. Lamentablemente, ninguna de las dos logró dar un golpe a su oponente. Sin embargo, cuando Ruxandra hizo un ataque en diagonal, Asia no detuvo el golpe, sino que desvió el ataque, logrando de esta manera que hubiera una apertura en la defensa de Ruxandra. Al ver la apertura, Asia extendió su mano izquierda y lanzó un relámpago, el cual impactó de lleno en el pecho de Ruxandra.
“¡Aghhhh!” gritó Ruxandra de dolor, pero no retrocedió y siguió en su lugar. Apretando los dientes, ella aprovechó esto y le dio una patada a Asia en el pecho, mandándola a volar dos metros. Esto hizo que el hechizo terminase.
Ruxandra comenzó a jadear por el cansancio que le causaba el usar la armadura. Mirando a Asia, apretó los dientes con ira la ver que ella no mostraba signos de cansancio.
“¡Maldita perra! ¡Date por muerta!” gritó Ruxandra apretando el agarre en su arma, metiendo su mano a un bolsillo, sacó un vial con un contenido rojo como la sangre. De un solo movimiento, Ruxandra bebió el contenido.
Asia vio con asombro como la esclerótica de Ruxandra se volvía negra y sus ojos se tronaban de un enfermizo color rojo. Además, las hojas del arma de Ruxandra comenzaron cubrirse con un aura purpura pálida.
“No esperaba que me obligases a usar el poder que me entregó mi señor.” dijo Ruxandra mientras tomaba una postura de lucha. “¡Pero ahora que lo usare, morirás!”
Luego de gritar eso, Ruxandra se lanzó contra Asia.
Asia tuvo que agacharse para evitar que Ruxandra le cortase la cabeza.
‘Su velocidad ha aumentado mucho.’ Pensó Asia mientras desviaba un golpe del arma de Ruxandra. ‘No. No es solo su velocidad, su fuerza también ha aumentado. Ahora está al mismo nivel que Aela.’
Asia apretó el agarre en su espada y comenzó a atacar con más velocidad y fuerza. Pequeñas ráfagas de aire se generaban gracias al choque de ambas armas.
Asia estaba tan concentrada en el combate que no vio como Vasco y Mariella se acercaban al lugar seguidos por algunos exorcistas. Asia dio un golpe vertical de arriba hacia abajo, el cual fue detenido por el arma de Ruxandra. Luego de aquello, ambas se separaron unos metros, para luego volver a abalanzarse sobre su enemiga. Cuando ambas armas chocaron, un estridente sonido se escuchó.
¡Crack!
Ese sonido era el sonido inconfundible de una espada rompiéndose.
Los ojos de Asia se abrieron en shock al ver como su espada se rompía. Estaba tan absorta que no vio como uno de los fragmentos se dirigía hacia su rostro. Este fragmente terminó por hacerle un ligero corte a Asia en la ceja izquierda. El pequeño corte hizo que un delgado hilo de sangre corriera por el rostro de Asia. Al ver la sangre, Asia usó un hechizo de curación menor y cerró la herida.
‘Mi espada se rompió por el poder de esa arma.’ Pensó Asia mientras miraba el arma de Ruxandra de manera analítica. ‘El aura que emite es similar a la de un daedra, pero más poderoso. Eso solo quiere decir que es un artefacto daedrico, pero no es uno que haya visto en los textos del Arcanaeum, por lo que debe de ser un artefacto de bajo nivel muy poco conocido.’
“Tu arma es una de gran calidad.” Dijo Asia mientras extendía su mano izquierda y convocaba un circulo mágico. De este círculo, apareció la empuñadura de una espada. “Para poder enfrentarte, tendré que usar mi mejor arma.”
Luego de decir eso, Asia tomó la empuñadura y jaló. La espada que recibió como regalo de bodas de Edzard se materializo. La presencia de la espada hizo que todos los miembros de la iglesia jadearan, ya que había un halo de poder divino sobre aquella arma que les hacía recordar a una verdadera espada sagrada.
‘Esta es la primera vez que usare a Anseichim en una batalla.’ pensó Asia mientras tomaba un poco aire para luego gritar. “¡Balance Breaker!”
Al momento de gritar eso, el cuerpo de Asia fue envuelto en una luz que cegó a todos. Cuando la luz se extinguió, Asia estaba parada usando su armadura. Con un rápido movimiento, colocó la espada en su cintura. Desenfundándola, miró a Ruxandra y habló. “Terminemos con esto.”
Luego decir eso, Asia se abalanzó contra Ruxandra, quien fue tomada por sorpresa por la nueva velocidad de Asia, pero no era la única, pues los exorcistas, Vasco y Mariella también estaban asombrados.
“B-b-balance b-b-breaker.” Tartamudeó Mariella mientras veía a Asia luchar contra Ruxandra.
Ella estaba asombrada, pues Asia se movía a gran velocidad intercambiando golpes con su enemigo. De hecho, ella no podía seguir la velocidad del combate y lo único que le permitía saber que había dos personas luchando era el sonido de las armas chocando.
“Parece que la joven Asia ha cambiado.” Dijo Vasco viendo como Ruxandra había logrado desviar el golpe de la espada de Asa y había usado la forma de su arma para atacar con un corte ascendente. Este ataque fue bloqueado por Asia, quien usó su antebrazo para detener el arma. Ambas enemigas continuaron atacándose sin descanso y en varios momentos, Asia tuvo que usar alguna parte de su cuerpo para detener un ataque, pues Ruxandra había logrado evadir la guardia de Asia gracias a la anormal forma de su arma.
“Eso parece” dijo Mariella con preocupación al ver a Asia pelear contra alguien que había derrotado fácilmente a varios exorcistas.
Asia lanzó un golpe horizontal, el cual fue detenido por Ruxandra, quien respondió intentado darle un cabezazo a Asia. Asia saltó hacia atrás para evitar el golpe.
“Parece que has mejorado. Pero eres idiota si crees que una nueva espada te protegerá, ya que también será destruida por mi arma.” Dijo Ruxandra con burla.
“No lo creo. Esta espada no es como otras. A esta espada le confiaría no solo mi vida, sino también la de mi familia.” Dijo Asia mientras tomaba la espada con ambas manos. Apretando el agarre, dio un corte horizontal sin moverse de su lugar.
Ruxandra miró confundida a Asia, sin embargo, tuvo que saltar a un lado cuando una explosión de energía en forma de medialuna se dirigió a ella a gran velocidad.
“¡¿Qué mierda fue eso?!” Gritó Ruxandra al ver como la medialuna siguió su camino y terminó por cortar una casa como si nada.
‘Necesito un ataque más rápido o uno que no pueda esquivar así de fácil. Además, no creo que dure mucho más en mi balance breaker.’ Pensó Asia. Esto lo pensó, porque si bien el arma de Ruxandra no había logrado atravesar su balance breaker, si había logrado que el tiempo límite que tenía Asia para mantenerlo se redujera con cada golpe. ‘Me confié mucho pensando que el poder de defensa de mi balance breaker podría detener el encantamiento que posee esa arma.’
Al ver que ya no tenía más opción, apretó el agarre de su espada y tomo posición para hacer uso de su nueva técnica. Se paró con los pies separados y las rodillas ligeramente flexionadas mientras sostenía la espada con ambas manos al lado derecho de su cuerpo con la punta apuntando hacia el suelo.
Asia cerró los ojos y comenzó un cantico en Ehlnofex.
“La luz de las estrellas es la luz de la creación.”
Al momento de decir esas palabras, la gema azul en la espada de Asia, la cual era un fragmento de Aetherius muy raro y difícil de trabajar llamado Aetherium, comenzó a expulsar motas de luz multicolor.
“Esta luz se convierte en fuego.”
Las motas de luz de la espada se convirtieron en llamas de fuego que comenzaron a envolver a Asia y a envolver la espada, creando un pequeño ciclón que se arremolinaba por toda la hoja.
“El fuego es la vida. Y la vida es magia”
El fuego comenzó a aumentar de intensidad, haciendo que Asia brillase como una antorcha en una cueva.
“Toda la magia y la vida comenzó con el tiempo. Y el tiempo es un dragón.”
“¡Maldita, ¿Qué planeas?!” gritó Ruxandra con miedo al ver como el fuego que cubría a Asia se volvía dorado.
“Planeo terminar con esto.” Dijo Asia mientras se preparaba para usar su ataque. Abriendo los ojos, los cuales se volvieron rojos, gritó.
“¡Akachim!”
Asia se abalanzó contra Ruxandra a toda velocidad mientras su cuerpo cubierto por las llamas doradas dejaba una estela similar a un cometa.
Ruxandra vio con asombro y pavor como el fuego que cubría a Asia comenzaba a cambiar de forma. Dejó de verse como un cometa que se acercaba a ella para convertirse en un dragón hecho de llamas doradas.
‘Asia, el ataque que usaste es muy poderoso y podría ser casi indetenible.’ La voz de Edzard resonó en la mente de Asia mientras esta se acercaba a Ruxandra. ‘Pero te daré un consejo. Ataca de abajo hacia arriba.’
Ruxandra vio que Asia atacaba de manera lineal, por lo que decidió saltar para evadir el ataque. Sin embargo, vio con horror como el dragón de llamas dorado también se elevó hacia ella. Por lo que presa del pánico uso su arma para defenderse.
Asia vio a Ruxandra e hizo un corte vertical de abajo hacia arriba. Las dos armas chocaron generado una gran onda de choque. El arma de Ruxandra intentó resistir valientemente el impacto del ataque de Asia; sin embargo, el artefacto daedrico no pudo con el poder de un arma forjada por fragmentos de Aetherius e infundida por el poder mágico puro del plano inmortal, por lo que solo trascurrieron tres segundos hasta que finalmente la hoja daedrica se partiera por la mitad. La espada de Asia atravesó la armadura de Ruxandra como si esta no estuviera allí, creando una gran explosión de llamas doradas.
Mariella miró con asombro como el dragón que envolvió a Asia se convirtió en una explosión que tenía la forma de una enorme cruz dorada de más de treinta metros de altura.
“I-increíble.” Dijo Mariella con asombro.
Vasco y los exorcistas estaban igual de asombrados que ella, pues era la primera vez que veían algo así. Puesto que ni siquiera las verdaderas espadas sagradas tenían ese mismo nivel de poder.
La cruz duró unos segundos más hasta que finalmente se disipo en miles de motas doradas en el aire. Cuando las motas desaparecieron por completo, vieron como dos cuerpos caían al suelo.
Asia cayó de pie mientras que Ruxandra cayó de manera abrupta. Al ver a su enemiga en el suelo, Asia se acercó a ella. Cuando estuvo a su lado, vio que Ruxandra estaba en los últimos momentos de su vida. La armadura que la protegía a Ruxandra estaba completamente destrozada, mostrando un gran corte que iba desde la cadera hasta el hombro.
“N-no d-deberías de estar tan tranquila, mocosa.” Dijo Ruxandra mientras escupía un poco de sangre, a la vez que una sonrisa de burla aparecía en su rostro. “Puede que me hayas derrotado, pero no podrás contra todos los daedras que hay en el pueblo. Además, mi compañero es más poderoso que yo. Cuando no regrese a la base, el sabrá que he perdido y vendrá.”
“Los banekin que estaban atacando el pueblo están todos muertos.”
Ruxandra abrió los ojos como platos al oír lo que dijo Asia, pero antes de que diga algo más, Asia volvió a hablar.
“Y si tu compañero está en un lugar hacia el oeste, pues esta tan vivo como tú.” Dijo Asia mientras miraba a su enemiga. “Mi esposo se dirigió hacia ese lugar. Y créeme, él es ridículamente más poderoso que yo.”
En ese momento, se escucharon gritos de asombro por parte de los exorcistas. Así que Asia miró hacia los exorcistas presentes y los vio ver como se abría un portal dorado. De este portal salieron varias personas y exorcistas. Al ver que había algunos exorcistas heridos, Asia se apresuró a ayudarlos.
Mientras Asia se dirigía hacia la iglesia, Edzard corría a través del pueblo en llamas mientras trataba de no verse lo suficientemente afectado por la escena. Para el, este tipo de escenas no era algo nuevo, pues ya había visto este tipo de panorama muchas veces durante la guerra civil. Durante la segunda gran guerra había exigido que no se ataque a los poblados, pues no consideraba nada honorable ni justo que se ataque a población que no eran soldados. Por supuesto, estas medidas lo hicieron popular con el pueblo y un tanto impopular con algunos militares, pero al final a él lo que le importaban era evitarlas muertes innecesarias.
Luego de correr unos momentos, al fin pudo ver el artefacto que irradiaba la gran cantidad de magia que había sentido hace unos momentos.
‘No me jodas.’ Pensó Edzard asombrado al ver la maldita estructura que brotaba del suelo. Y como no podría estar asombrado si la estructura era una construcción de piedra que nacía del suelo y tenía la forma de una “O” en alfabeto daedrico. Por supuesto, que alguien que había leído tantos libros en el Arcanaeum sabía lo que era esa construcción. ‘¿Qué hace un puto portal a Oblivion aquí?’
Luego de pensar eso, Edzard vio como algunos banekin más comenzaron a aparecer por el portal. Así que, sin perder tiempo, creó una bola de relámpagos y la lanzó contra los daedras. Los deadras no pudieron evitar el ataque, el cual los convirtió a todos en cenizas.
Al ver que ya no había enemigos, Edzard se apresuró a ingresar al portal.
Cuando salió de este, lo recibió la vista de una tierra baldía sin vida vegetal en las cercanías. Mirando a sus alrededores, su nariz captó un olor ya conocido por él. Al percatarse de eso, rápidamente comenzó a correr hacia la fuente de origen del olor. Al llegar a la fuente de origen, vio a una gran cantidad de personas atrapadas en un cañón siendo acosadas por unos quince Banekin. Así que, sin pensarlo, tomó su mandoble y saltó hacia la refriega.
Lint esquivó la espada de uno de los demonios para luego extender su pistola y disiparle una bala de luz en el rostro de su enemigo. El demonio chilló de dolor hasta que finalmente terminó por desaparecer en un torbellino de color púrpura.
‘Esto no tiene cuando terminar.’ Pensó Lint preocupada, pues ya llevaba luchando un buen tiempo en este lugar. Y es que ella y varios exorcistas lograron contener a algunos demonios gracias a sus pistolas. Esto se dio a que los demonios atacaban en masa, lo que los hacia presas fáciles para las armas de luz. Lamentablemente, ellos decidieron seguiros al ver que raptaban a los pobladores, lo que hizo que terminaran por llegar a este lugar.
‘Este lugar es extraño. El aire es extraño y se siente pesado. Además, nos movemos muy lentamente. Y para empeorar las cosas, esos demonios son muy fuertes.’
“¡Aghh!”
Lint giró su cabeza y vio como uno de sus compañeros caía gracias a una herida que había recibido en su abdomen. Apunando su pistola, disparó una bala a la cabeza del demonio, quien logró esquivarla fácilmente. Luego de aquello, el demonio giró la vista y la puso en ella. Luego de hacerlo, sonrió macabramente y se lanzó contra ella. Su velocidad logró tomarla por sorpresa, pues superaba la velocidad con la que estos seres se habían estado moviendo antes.
‘No podré defenderme a tiempo.’ pensó Lint mientras veía como el demonio se acercaba a ella. Sin embargo, antes de que este lograse herirla, fue alcanzado por una sombra, la cual le decapitó de un rápido movimiento.
La sombra cayó de cuclillas frente a ella.
“Sabes. No esperaba tener que volver a salvar tu trasero.”
Los ojos de Lint se abrieron de sorpresa al escuchar la voz de Edzard.
Edzard giró su rostro y puso una sonrisa al ver a Lint. Levantado la mano, saludó a la exorcista.
“Ha pasado un tiempo, Lint.”
Una sonrisa apareció en el rostro de Lint mientras esta hablaba. “Sí. Ha pasado un tiempo, Edzard.”
Edzard asintió y se puso serio mientras su vista se posaba en los banekin reunidos.
‘Afortunadamente, solo hay unos cuantos por aquí. Pero eso no importa, ya que, al estar tan juntos, puedo acabarlos con un solo hechizo.’ Pensó Edzard al ver la cantidad de Banekins reunidos.
Edzard clavó su espada al suelo y juntando ambas manos reunió una enorme cantidad de magia. La cantidad de magia reunida no pasó desapercibida por los banekin, quienes rápidamente se abalanzaron contra Edzard para detener cualquier hechizo que planease usar.
Edzard sonrió al ver que los banekin habían mordido el anzuelo. Si bien podía matarlos rápidamente con un solo hechizo, para ello necesitaba que estuviesen más juntos. Al provocarlos al hacerles creer que usaría un hechizo de nivel maestro, logró que se juntaran y lo atacasen como un solo muro muy junto. Así que, sin pensarlo dos veces, Edzard extendió las manos y lanzó uno de sus hechizos favoritos cuando se trata de luchar contra enemigos apelotonados. Los relámpagos surgieron de las manos de Edzard e impactaron en un banekin, pero no solo hicieron eso, ya que rápidamente comenzaron a moverse a gran velocidad a través de toda la marea de daedras que había.
Lint y los exorcistas miraron asombrados como sus enemigos eran exterminados sistemáticamente por los relámpagos que surgían de las manos de Edzard. Unos segundos después, todos los daedras habían sido convertidos en cenizas.
“Ahhh. Eso fue agotador.” Dijo Edzard mientras dejaba de usar su hechizo. Esto lo decía porque había usado una gran cantidad de magia.
Lint dejó de lado su asombro y se acercó a Edzard. Cuando estuvo detrás de él, le tocó el hombro.
“Eh. ¿Qué pasa, Lint?”
“¿C-cómo lograste matarlos tan rápido?”
“Use un hechizo llamado relámpagos encadenados. El cual es muy útil para atacar a un grupo de enemigos si estos están apelotonados.” Respondió Edzard como si fuera lo más normal del mundo; sin embargo, luego decidió preguntarle a Lint una duda que tenía desde hacer rato. “Lint. ¿Qué hacéis todos aquí?”
Al escuchar la pregunta, Lint comenzó a contarle a Edzard lo que pasaba.
“Ya veo. Así que persiguieron a esos Banekin por el portal y terminaron en este reino de bolsillo.”
“¿Banekin? ¿reino de bolsillo?” preguntó Lint confundida, pues ella no sabía que significaban esas palabras.
“Cierto. Me acabo de acordar que los ustedes no saben nada sobre ellos.” Dijo Edzard mientras golpeaba su puño derecho en la palma izquierda. Luego se llevó la mano a la cabeza y decidió explicarles. “Esos seres que los atacaron se llaman banekin. Son seres de rango bajo de una especie que siempre está atacando y acechando a mi pueblo. Sin embargo, esta es la primera vez que los veo por aquí.”
“Ya veo. Así que tu pueblo siempre lidia con estos tipos, supongo que por eso sabes cómo eliminarlos.”
“Así es. De hecho, estos tipos son de bajo rango. De hecho, hay seres de mayor rango, como los Daedroths, los cuales son mucho más fuertes. Y ni hablemos de los dremoras, esos tipos si son duros de matar. Pero nada comparado con los titanes daedricos.”
“¿Daedroths? ¿Dremoras?” preguntó Lint desconcertada y confundida.
“Ah. Lo siento, disculpa, pero a veces tiendo a desvariar cuando hablo.” Dijo Edzard mientras se disculpaba. “Bueno, lo mejor sería cambiar de tema.”
Lint asintió.
“¿Saben cómo salir de aquí?”
“No. De hecho por eso hemos demorado, ya que nos perdimos.” Dijo Lint mientras desviaba la mirada.
“Ya veo.” Dijo Edzard mientras se llevaba la mano al mentón. Suspirando, sacó su shadowkey y extendiendo su mano, creó un portal hacia la iglesia.
Lint, los exorcistas y los civiles miraron con asombro el portal.
“Este portal los llevara hacia la iglesia.” Dijo Edzard mientras señalaba al portal.
Los exorcistas y los civiles miraron el portal con desconfianza, pero decidieron hacerle caso a Edzard y lentamente comenzaron a cruzar el portal.
“¿Qué harás tú, Edzard?” preguntó Lint mientras miraba a los demás cruzar el portal.
“Me quedare. El portal que está abierto en el pueblo se genera a través de una piedra sello que está en una torre.” Respondió Edzard mientras miraba al horizonte, pudiendo ver a lo lejos la torre donde estaría la piedra. “Si destruyo la piedra, el portal se cerrará y el pueblo ya no sufría más ataques.”
“Ya veo. ¿necesitas ayuda?” preguntó Lint mirando a Edzard.
“No. Puedo manejar esto solo.” Respondió Edzard.
“Entiendo.” dijo Lint con voz triste, pues sentía que Edzard menospreciaba sus habilidades.
“No es que menosprecie tus habilidades. Recuerda que te vi luchar contra un dragón y has podido luchar contra un banekin.” Dijo Edzard mientras ponía una mano en la cabeza de Lint. “Eres fuerte. Pero es mejor que te retires, no quiero que salgas herida.”
El rostro de Lint se sonrojó con las palabras de Edzard.
“Parece que ya es tu turno.” Dijo Edzard mirando que todos los demás ya habían cruzado el portal.
Lint miró el portal y se dio cuente de que solo faltaba que ella pasase. Con un suspiró, comenzó a caminar hacia el portal, cuando estuvo por cruzarlo, giró y con una sonrisa, gritó.
“¡Te veo del otro lado más rato!”
Edzard asintió y vio desaparecer a Lint. Luego de esperar unos segundos, cerró el portal.
“Bueno. Terminemos con esto.” Dijo Edzard mientras comenzaba a correr hacia la torre.
Luego de correr durante unos minutos, Edzard vio la torre donde estaba la piedra sello. Aminorando la velocidad a la que corría, logró detenerse en una colina que era tan alta como la mitad de altura de la torre.
La torre era una estructura hecha de piedra volcánica negra de base ancha, la cual iba volviendo más angosta mientras se acercaba a la parte superior. Estaba adornada con púas y ganchos hechos del mismo material que la torre. Además, de que había algunas cadenas y estandartes destrozados colgando de las púas.
“Vaya. Parece que alguien tiene un buen diseñador de interiores.” Dijo Edzard con burla. “Ahora. Normalmente uno tendría que pasar por varios pisos y llegar hasta la cima, pero no quiero dar todo el viaje. Así que mejor lo terminó de un solo golpe.”
Tomando su arma, Edzard retrocedió varios metros de un salto. Agachándose, comenzó a correr a gran velocidad hacia la cima de la colina. Cuando llegó a la cima, dio un gran salto y gritó.
“¡WULD!¡NA!”
El thu’um hizo que Edzard se elevase varios metros por encima de la torre. Estabilizándose en el cielo, Edzard tomó su mandoble con ambas manos. Mientras caía, abrió la boca, la cual comenzaba a exudar humo. Viendo que la torre estaba cada vez más cerca, Edzard giró su cuerpo trescientos sesenta grados mientras gritaba.
“¡YOL! ¡ZAHKRII! ¡VEY!”
El arma de Edzard generó una gran explosión de fuego que se dirigió hacia la torre. El poder desatado de la espada impactó de lleno contra la torre, creando una explosión que levantó una gran cantidad de polvo.
“Se terminó.” Dijo Edzard mientras caía. Extendiendo su mano, uso su shadowkey para crear un portal e irse.
Cuando el polvo de la explosión se disipó, en lugar de la torre, había una gran zanja de más de trescientos metros de largo con cien de ancho y cincuenta de profundidad.
Asia terminó de curar al último de los heridos cuando vio que Mariella se acercó a ella. Levantándose, caminó hacia donde estaba su antigua protectora.
“Asia.” dijo Mariella mientras los ojos se le comenzaban a llenar de lágrimas. Cuando intentó decir una palabra más, sintió que Asia la abrazaba. Cerrando los ojos, le devolvió el abrazo a la niña que consideraba como su hermana pequeña.
Ambas mujeres estuvieron abrazándose un buen rato mientras dejaban que las lágrimas de felicidad corriesen.
“Realmente has cambiado mucho. Ya no eres esa niña que solía llorar o ponerse nerviosa por cualquier cosa.” dijo Mariella mientras tomaba el rostro de Asia. “Ahora eres capaz de luchar mucho mejor que cualquier exorcista que haya visto en mi vida.”
Asia se sonrojó al escuchar esas palabras y mentalmente estaba agradecida de que Edzard no estuviese cerca, ya que él la estaría molestando durante meses por esto.
“Ja, ja.” Rio divertida Asia mientras se rascaba la nuca, pues sentía una gran vergüenza por las palabras dichas por Mariella.
“Nada de jajaja, señorita. ¿Dónde estuviste todo este tiempo que no pudimos dar contigo?” dijo Mariella con las manos en la cadera.
“Estuve en la tierra natal de mi esposo. La cual por azares del destino también es la tierra natal de mi padre.” Respondió Asia con una sonrisa.
“¿Tu padre?” preguntó Vasco uniéndose a la conversación siendo seguido por Lint.
Asia parpadeó confundida, pues no reconocía al anciano. “Disculpe, pero. ¿Quién es usted?”
Vasco sonrió de manera amable mientras respondía. “Me llamo Vasco Strada y soy un cardenal. La chica a mi lado se llama Lint y es una exorcista.”
“Ya veo. Es un gusto conocerlos a ambos.” Dijo Asia con una sonrisa mientras hacia una reverencia. “Sobre su pegunta. Si, logre aprender algunas cosas sobre mi familia mientras estaba por ese lugar.”
“La tierra natal de Edzard es de donde provienen estos banekin, ¿verdad?” preguntó Lint.
Asia miró a Lint con asombro, pues no esperaba que ella supiese acerca de los daedras.
“¿Cómo sabes eso?”
“Edzard me lo dijo cuando estábamos en ese reino de bolsillo.” Dijo Lint mientras se llevaba la mano a la barbilla.
“¿Reino de Bolsillo?” preguntó Asia confundida, pero luego sus ojos se abrieron cuando entendió lo que pasaba. “¡¿Estuvieron en un reino de bolsillo?!”
“Según Edzard, sí.” respondió Lint dando un paso hacia atrás al ver la reacción de Asia.
“Esos es preocupante. ¿Cómo es que estos sujetos lograron crear algo como eso?” se preguntó Asia en voz alta.
“¿Tan complicado es crear un reino de bolsillo?” preguntó Mariella.
“¿Complicado? Complicado es resucitar a un muerto sin que sea un zombi. Crear un reino de bolsillo es lo mismo que crear un mundo. Es posible crear uno relativamente fácil si tienes un artefacto de gran poder, pero si no, es casi imposible.”
Mariella, Vasco y Lint se sorprendieron de tal manera que no sabían que decir. De hecho, lo primero que hicieron fue ver el cadáver de Ruxandra.
“¿Ella tenía tanto poder?” preguntó Vasco preocupado por aquello, pues un humano con tanto poder era algo inaudito.
“No. Ella no tenía el poder necesario para eso.” Respondió Asia, para luego recordar algo importante. Y eso era que Lint había llamado a su esposo por su nombre. “Disculpa, Lint-san. ¿Cómo sabes el nombre de mi esposo?”
“Esto… Conozco a Edzard desde hace varios meses.” Respondió Lint mientras tragaba un poco de saliva, pues Asia tenía un aura muy aterradora a su alrededor. “Mas exactamente. Lo conocí en Rumania cuando me salvó de un dragón.”
Asia dejó de ver a Lint y comenzó a recordar, luego se percató de que Edzard no le había dicho nada sobre encontrarse con un dragón. Además, la manera en que Lint decía Edzard no le daba buena espina. No sabía por qué, pero tenía ganas de golpear a Edzard con la olla que había encantado hace tiempo.
Lint, Mariella y Vasco sintieron como el frio recorrió sus columnas al ver la sonrisa que comenzó a formarse en el rostro de Asia. Internamente comenzaron orar por el bienestar de Edzard. Cuando terminaron de rezar, vieron como el cielo se iluminó unos segundos, apareciendo un portal sobre ellos.
De dicho portal vieron caer a Edzard, el cual aterrizo de cuclillas en el suelo.
Asia estuvo por regañar a Edzard hasta que vio la empuñadura de su arma. Al solo ver la empuñadura, ella concluyó que él había usado uno de sus thu’um más poderosos.
Asia vio a Edzard levantar la cabeza y sonreír. “Se acabó. El portal está cerrado de manera definitiva.”
Asia soltó un suspiro, pues ahora se sentía más tranquila. Sonriendo, caminó hacia Edzard y le dio un beso. Cuando se separaron, le dio un golpe en la cabeza.
“Ouch. ¿Por qué me golpeaste, Asia?” dijo Edzard mientras se sobaba la parte golpeada.
“Eso fue por no decirme que habías enfrentado a un dragón.”
Edzard se quedó pensando unos segundos, hasta que por fin recordó que no le había contado a Asia sobre el dragón en Rumania. Sin embargo, cuando estuvo por disculparse, su nariz captó un aroma que había esperado no oler nunca más. Mirando por los alrededores, vio el cadáver de Ruxandra. Caminando, se acercó al cadáver y se arrodilló para tomar los fragmentos del arma de la occisa. Examinado el arma, sus ojos se entrecerraron y giró para ver a Asia, Lint, Mariella y Vasco.
“Asia. ¿Ella usó esta arma?”
“Sí.” respondió Asia.
“Ya veo. Supongo que perdiste tu espada de Mithril, ¿verdad?”
“Sí. ¿Cómo lo supiste?” preguntó Asia asombrada de que Edzard pudiese adivinar lo que le había pasado a su espada.
“Esta arma se llama Hoja de Media Luna Daedrica.” Respondió Edzard tomando el arma y guardándola en su bolsa. “Es un artefacto daedrico de bajo nivel con el poder de reducir la durabilidad de los objetos contra los que impacta.”
Luego de decir eso, Edzard miró el lugar donde Asia había luchado y entrecerrando los ojos, suspiró al darse cuenta de lo que había pasado.
“Así que usaste tu -.”
Edzard fue interrumpido cuando tres portales se abrieron frente a él. Sintió que su sangre se helaba cuando vio cuatro cuerpos caer de estos portales.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí está el primer choque entre daedras y humanos. Además, hemos visto a una humana con un artefacto daedrico, si bien dije que los humanos de la Tierra no pueden soportar nada creado en Nirm, es muy diferente si son artefactos creados por un Príncipe Daedrico, en tales casos hay un 90% de que mueras horrorosamente y un 10% de que vivas.
También, sobre los artefactos daedricos, he decidido catalogarlos en dos: “los producidos en masa” y los “únicos”. Esto porque el lore que he encontrado sobre la luna Crescente dice que en el pasado había muchas, por lo que, si hubo muchas, eso quiere decir que fueron producidas en masa para un ejército, lo que hace que sean lo opuesto a un artefacto único como la cuchilla de Mehrunes, puesto que se sabe que solo hay una.
Sobre la batalla de Asia, ella solo pudo romper ese artefacto debido a que los artefactos producidos en masa son más débiles que los únicos y sumado a que el arma que ella posee es muy poderosa, debido al Aetherium. Este fragmento tiene magia de Aetherius en su interior, por lo que refuerza considerablemente el poder de los ataques de Asia, la cual está hecha por otro fragmento de Aetherius, hierro meteórico. La espada tiene algunas habilidades gracias a ciertos encantamientos. Algunas de estas habilidades son: liberar explosiones de energía como la hoja de Sangreskaal, tener el peso reducido, absorber y almacenar magia en la gema de Aetherium, siempre volver con su dueño y poder ser infundida por algún hechizo de destrucción. Esta espada tiene casi las mismas habilidades que la de Edzard, pero la de él tiene una habilidad más.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 30
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 29
— Las emociones son la mayor fuente de poder de un Dovah, Edzard, pues con ellas, podemos aumentar el poder de nuestro thu’um. Pero también son nuestra debilidad. Si no las controlas, te controlaran y caerás en la naturaleza más básica que poseen los Dovah—
Paarthurnax a Edzard 1 5E
Issei se encontraba mirando con impotencia como Kokabiel lo miraba con burla. Kokabiel era un Ángel Caído con diez alas negras en su espalada, él tiene la apariencia de un hombre con cabello largo y negro y ojos rojos con orejas puntiagudas. Además, viste una túnica negra con accesorios detallados y hombreras moradas con vetas doradas en el costado.
El maldito Caído había recibido un impacto directo del «Poder de la Destrucción» de Rias potenciado por el poder del Boosted Gear, y pese a eso, él había salido casi completamente ileso. Las únicas pruebas del ataque que había recibido eran algunas rasgaduras en sus ropas.
Al alrededor de Issei estaban Rias, Akeno, y Koneko, quienes también se encontraban tan heridas como él. La causa de sus lesiones fueron la lucha contra dos Cerberos y unos extraños seres parecido a zombis sacados de una película de clase b. si bien los cerberos los habían puesto contra las cuerdas, la llegada de Xenovia cambio el curso de la batalla; sin embargo, la llegada de esos zombis fue un problema, ya que eran muy fuertes y rápidos. Al final les había tomado un gran esfuerzo combinado entre todos para derrotar a los cinco zombis. Los cuales desaparecieron en vórtices purpuras luego de caer.
‘No se parecían en nada a los zombis de las películas y del Residen Evil.’ Pensó Issei mientras desviaba la miraba de Kokabiel, pues el sonido del choque de espadas resonaba por toda el área mientras los tres espadachines participaban de un mortal baile.
Kiba y Xenovia luchaban contra Freed. A pesar de que Kiba había alcanzado el Balance Breaker recientemente gracias a alma de sus antiguos amigos y que Xenovia estaba usando a Durandal, una de las verdaderas espadas sagradas, ninguno había podido destruir el arma de Freed, la cual era una fusión retorcida de varios fragmentos de la espada sagrada Excalibur. Además, de que el idiota ese se había vuelto más fuerte gracias a una extraña botella llena de un líquido azul oscuro, el cual hizo que sus ojos cambiaran y ahora sean de un brillante color azul.
“Vaya. Ese pedazo de piedra negra realmente ha hecho maravillas para mantener estable la fusión de Excalibur.” Dijo un anciano de baja estatura con anteojos, cabello gris, bigote, ojos negros, que vestía un traje de sacerdote.
Issei apretó los dientes con ira al escuchar la voz de ese maldito sacerdote llamado Valper Galilei. Ese malnacido había sido el causante de que Kiba tuviese un odio casi desmesurado por las espadas sagradas, ya que él había dirigido un proyecto de la iglesia llamado proyecto de la espada sagrada donde terminó por asesinar a todos los sujetos de práctica, quienes resultaron ser los amigos de Kiba.
“Así parece. Supongo que ese sujeto tenía razón cuando dijo que sería útil para la fusión.” Dijo Kokabiel mirando con ligero interés la batalla.
Issei dejó de ver al cadre cuando dos objetos pasaron volando cerca de él. Mirando hacia esa dirección, se dio cuenta de que eran Kiba y Xenovia.
“¡Kiba! ¡Xenovia!” gritó Issei con preocupación al verlos, pues ambos estaban completamente cubiertos de heridas por todas partes del cuerpo.
“Realmente decepcionante. A pesar de ser la hermana del Lucifer actual solamente has podido hacerme unos cuantos raspones.” Dijo Kokabiel mirando al ORC con completa diversión en su rostro. “Y eso que tu ataque estaba siendo potenciado por el poder del Sekiryuutei. Y hablando de él, también me ha decepcionado. ¿Dónde está el poder que usó para derrotar a un demonio de clase alta? No hablemos del engendro de Barakiel, ella también es inútil.”
Luego de decir eso, Kokabiel levantó la mano y creó la lanza de luz tan grande como una casa pequeña.
“¡Llegó la hora de que mueran como las cucarachas que son!” gritó Kokabiel con una sonrisa siniestra en el rostro. “¡Su muerte será el perfecto prólogo de la nueva gran guerra!”
Luego de gritar, Kokabiel movió su mano y lanzó la enorme lanza hacia un completamente paralizado grupo de jóvenes.
Mientras los demonios y la exorcista miraban con terror el artefacto de sus muertes, no prestaron atención a la enorme lanza de fuego que se acercaba rápidamente hacia la lanza de luz. Ambas lanzas colisionaron, iluminando el cielo nocturno. La colisión generó un gran corriente de aire que se extendió por toda la zona.
“¡Ahhh!” fue el gritó de los demonios y la exorcista mientras luchaban para evitar que el viento los haga volar.
Cuando el viento cesó, el ambiente se quedó en silencio unos segundos, silencio que fue roto por el sonido de pisadas. El dueño de las pisadas fue una silueta que salía del bosque. Cuando la silueta caminó bajo una farola, los ojos de Issei se abrieron de sorpresa.
Edzard acababa de retirar su mano de la cabeza de Mittelt, pues le había leído sus recuerdos para saber que estaba pasando. La pequeña Ángel caído estaba descansando sobre una manta rodeada de sus tres compañeras, quienes estaban en el mismo estado que ella.
Se le heló la sangre al verlos aparecer por esos portales, que eran generados por los Septims que cada uno tenía. Estos Septims estaban encantados con la magia de las sombras para hacer que sus dueños fueran teletransportados a la ubicación actual de Edzard cuando estaban heridos. La repentina aparición de un ángel caído en la iglesia puso tensos a los exorcistas, pero se relajaron al verla herida. Aika, Mittelt y Valerie presentaban heridas originadas por cortes y perforaciones de lo que parecían ser lanzas. Marie, por su parte, estaba ilesa, pero tenía un poco de la sangre de las chicas en su ropa y su rostro.
Al ver la cantidad de heridas, Edzard comenzó a curar a Mittelt y a Valerie con la ayuda de pociones y un poco de magia de restauración, mientas Asia procedió a curar a Aika con su sacred gear y también revisó a Marie.
Lo que descubrió en la mente de Mittelt fue que ellas habían estado de regreso del centro comercial cuando fueron atacadas por diez ángeles caídos de rango medio, los cuales como un villano de película de clase b, les dijeron todo lo que sucedía. Así que, de esta manera, se habían enterado que habían sido enviados por Kokabiel para asesinar a Mittelt. Además, de que a uno se le escapó que Kokabiel planeaba matar a las herederas Gremory y Sitri. La batalla había sido corta y ellas habían logrado derrotar relativamente fácilmente a los Caídos. Sin embargo, todo se fue al infierno cuando el ultimo caído convocó un circulo mágico a los pies de Marie. Este círculo fue una trampa que hizo que alrededor de Marie se formaran cientos de lanzas de luz.
Al ver a la pequeña en peligro, ellas se lanzaron y trataron de desviar todas las lanzas, pero no lograron desviar todas. Por eso tuvieron que usarse como escudos de carne para proteger a Marie.
Edzard apretó los puños con ira, pero no dejó que esta rabia lo controle. Él sabía lo peligroso que era para seres como el que la rabia les controle, después de todo, caer en la ira podría causar que el destruyese todo a su paso de manera indiscriminada. Tomando varias respiraciones, logró calmarse lo suficiente como para no entrar en un estado de rabia primitiva
“Asia. Cuida de las chicas.” Dijo Edzard levantando su mano derecha con su respectiva shadowkey.
“Está bien, Ed.” dijo Asia mientras sostenía a Marie en brazos.
La pequeña niña había estado llorando sin parar desde que llego, pues había visto como las amigas de sus padres eran heridas protegiéndole. Lloró has que se quedó dormida en los brazos de Mariella, quien luego se la pasó a Asia.
“Acaba con ellos.” Dijo Asia con una mirada dura en el rostro. Ella, al igual que Edzard, estaba molesta, pues habían lastimado a sus amigas y futuras hermanas en esta familia.
Edzard asintió y concentrándose, usó la segunda habilidad que tenían los septims encantados. Esta habilidad permitía que Edzard pudiese sentir donde estaba el usuario y también le permitía teletransportarse a un lugar cercano. Así que, usando dicha habilidad, logró saber en dónde estaba Issei, por lo que creó un portal y sin perder tiempo, lo cruzó.
Cuando salió del portal, Edzard vio varios árboles. Sin tomarle importancia al paisaje, comenzó a caminar hacia el lugar donde escuchó que había sonidos de batalla.
Mientras caminaba, Edzard iba preparándose para terminar con lo que él consideraba una amenaza de bajo rango en comparación con lo que el temía que estaba pasando tras bambalinas. Y es que la aparición de aquellos daedras y el portal le habían hecho que sintiese preocupación, ya que parecía que los daedras habían logrado encontrar una manera de llegar a la Tierra. Eso no debería de haber pasado, pero estaba sucediendo y por el arma, y los daedras enviados, él sabía que príncipe era el que estaba detrás de aquel ataque.
‘No puedo permitir que las tres facciones vayan a una guerra total que hará que todos los seres sobrenaturales tomen partido en la guerra. Eso solo hará que ellos no puedan defenderse y ese bastardo está equivocado si cree que le dejare hacer lo que quieren.’
Mientras caminaba, vio como una enorme lanza de luz aparecía en el cielo. Al haber entrenado con Mittelt, él sabía que esa era una técnica de un ángel caído de nivel Cadre. Por lo que, al ver la lanza, extendió ambas manos y juntando una gran cantidad de magia, creó su propia lanza de fuego, a cuál fue enviada a interceptar la lanza de luz.
Ambas lanzas exploraron al impactar entre sí. La ráfaga de viento resultante del impactó hizo poco para retener a Edzard, quien continúo avanzando como si nada. Continúo caminando hasta que finalmente salió del bosque. Una vez fuera, caminó hacia donde estaban Issei y el resto del ORC.
‘Lucen como si hubieran luchado durante días en una guerra.’ Pensó Edzard al ver el estado del ORC y Xenovia, pues todos tenían heridas y las ropas destrozadas. Esto hacía que las chicas tuviesen los pechos al aire. ‘Supongo que si no estuvieran en una batalla donde podrían morir, es posible que Issei estuviera babeando por las vistas. Pero si he de ser sincero, tienen un buen cuerpo.’
“¿E-E-E-Edzard?” preguntó Issei entre tartamudeos gracias a la sorpresa de ver a su amigo allí parado como si nada.
“Hola, Issei. Realmente están hechos un desastre.” Dijo Edzard mientras se aceraba al ORC y a Xenovia. Suspirando, metió la mano en su bolsa y sacó cinco pociones de curación. Luego extendió la mano hacia Xenovia y creando un orbe de magia de restauración, se la lanzó a la exorcista. Quien, al recibir la bola de magia, vio como sus heridas comenzaron a curarse.
“Tomen estas pociones. Bébanlas y se curaran.” Dijo Edzard mientras le lanzaba a cada miembro del ORC una botella. Luego de eso, sacó cuatro capas de lino y se las lanzó a las chicas para que se cubrieran. “Cúbranse con esas capas.”
Luego de aquello, Edzard caminó hacia un confundido Freed que lo miraba con una mirada de desdén y una sonrisa burlesca.
“Ed. ¡¿Qué haces?! ¡Aléjate! ¡Esos sujetos son peligrosos!” gritó Issei al ver a su amigo ir un campo de batalla donde no podría sobrevivir, ya que era un humano normal.
Edzard continúo caminando sin hacerle caso a su amigo. Al llegar ante Freed, sus ojos se abrieron levemente, ya que pudo ver que él era una versión masculina de Lint. La única diferencia era el color de cabello, ya que Lint tenía el cabello blanco con negro y Freed solo blanco. También miró con suspicacia como este tenía los ojos de un extraño tono azul brillante.
“Issei, me preguntas que estaba haciendo” dijo Edzard repitiendo la pregunta de Issei. “Eso es fácil. Estoy salvando sus traseros de una muerte anticipada.”
Luego de hablar, Edzard miró a Kokabiel y a sus seguidores.
“Así que aquí tenemos al cuervo de mierda que se atrevió a atacar a mi familia y a sus perros.”
La forma en que Edzard hablaba hizo que los que habían hablado previamente con Edzard se asombraran, ya que nunca pensaron que alguien como Edzard pudiese decir palabras como esas.
“Oye, oye. Realmente tiene una boca sucia. No es así, amante de demonios de mierda.” dijo Freed con una sonrisa desagradable en su rostro. La sonrisa murió al ver que Edzard comenzó a verlo como si no valiese el tiempo. Este desdén por parte d Edzard hizo que la ira nublase el juicio de Freed. “Sabes, que. ¡Voy a matarte ahora, pedazo de Mierda!”
Luego de gritar, Freed se movió a gran velocidad gracias a la habilidad de Excalibur Rapidy. Posicionándose a espaldas de Edzard, levantó su espada y gritó con locura. “¡Ja, ja, ja! ¡Muere!”
La espada descendió rápidamente contra Edzard, quien parecía que no se había percatado de que su vida estaba en peligro.
“¡Edzard, muévete!” gritó Issei mientras se preparaba para salvar a su amigo. Sin embargo, se detuvo abruptamente y sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio como Edzard se agachaba y esquivaba fácilmente la espada.
“¡Maldición!” gritó Freed al ver que su ataque había fallado. Sin embargo, eso no hizo que se detuviese. Así que rápidamente volvió a lanzarse contra Edzard.
Edzard vio como Freed se aceraba rápidamente a él. Por un segundo, estuvo tentado a convocar una espada vinculada o su shehai, pero decidió no hacerlo. En su lugar, decidió esquivar los ataques por unos momentos para medir tanto las capacidades de Freed como las de la espada.
“¿Eso es todo lo que sabes hacer?” preguntó Edzard mientras seguía esquivando los ataques de Freed, quien seguía usando su velocidad para tratar de abrumarlo, pero al ver que no lograba nada, decidió usar también la habilidad de Excalibur Transparencia para hacerse invisible.
“¡Ja, ja, ja!” Rio Freed con burla mientras comenzaba a usar también la habilidad de Excalibur Rapidy.
Aprovechando aquello, Freed intentó matar a Edzard atacándole por sorpresa, lamentablemente sus ataques no lograban asestar un solo corte en Edzard, pues este estaba usando el hechizo detectar vida para ver por donde se movía Freed.
“Ya me cansé de este estúpido juego.” Dijo Edzard soltando un suspiro de cansancio, pues había descubierto que a pesar de que la espada le había dado muchas habilidades a Freed, este aun no tenía las capacidades para matarle, por lo que se quedó quieto.
Freed puso una sonrisa de burla a la ver que Edzard parecía estar rindiéndose, así que rápidamente se lanzó contra él.
La hoja de la Excalibur fusionada se acercó rápidamente hacia el cuello desnudo de Edzard. Sin embargo, esta no logró su cometido, pues Edzard la había detenido con la mano derecha como si no fuese nada. Mientras detenía la espada, un peculiar olor llegó a la nariz de Edzard.
“¡Suelta mi Excalibur-chan, pedazo de mierda!” gritó Freed mientras trataba inútilmente de liberar la espada del agarre de Edzard.
Edzard ignoró a Freed y posó su vista en Valper. “Anciano. Usaste un fragmento de Arentine para hacer estable la fusión de las espadas, ¿verdad?”
Valper no respondió, pues no sabía que era la Arentine; sin embargo, Issei interrumpió la conversación preguntando.
“Ed, ¿Qué es la Arentine?”
“Es un cristal muy raro de color negro que parece que absorbe la luz que le rodea. Es un material usado para el templado de armas y araduras de gran calidad en mi tierra natal. Solo es usado por herreros de gran nivel, ya que es un material muy difícil de usar. Si no lo usas bien, este deja un peculiar olor.” Respondió Edzard mientras miraba a Valper. “Y por lo que veo, este anciano no es un herrero, por lo que usó mal la Arentine.”
Luego de decir esas palabras, la mano derecha de Edzard comenzó a emitir un aura de color rojo oscuro, la cual estaba siendo generada por un hechizo de destrucción llamado desintegrar arma, el cual permite dañar un arma hasta el punto de poder romperla si el hechizo está muy sobrecargado. El aura del hechizo comenzó a extenderse por toda la espada de Freed, quien miraba desconcertado lo que sucedía.
“Si hubieses usado bien la Arentine esta espada podría ser casi indestructible. Sin embargo, no lo hiciste.” Dijo Edzard mientras aumentaba ligeramente la fuerza en su agarre.
¡Crack!
Fue el sonido que emitió la espada Excalibur al romperse gracias a la fuerza ejercida por Edzard.
Los ojos de todos se abrieron con sorpresa, ya que nadie se esperaba eso.
Mientras todos trataban de procesar lo que sucedía, Edzard movió su mano izquierda rápidamente y apuntó a Valper. Una lanza de fuego surgió de la mano extendida y se dirigió rápidamente hacia el ex sacerdote, quien terminó por ser empalado por el hechizo.
“¡Ahhh! ¡Ahhhh!” eran los gritos de dolor que daba Valper mientras su cuerpo era quemado hasta volverse cenizas.
Segundos después de matar al ex sacerdote, Edzard giró su cuerpo y usando un movimiento básico del Ziz Kurah, movió su mano derecha hacia el pecho de Freed. La fuerza del golpe fue tal que la mano terminó perforando el pecho del exorcista, logrando atravesarle el corazón. Sin embargo, Edzard había tenido la suficiente habilidad como para evitar que su mano atravesase por completo a Freed.
Freed intentó insultar a Edzard, pero lo único que pudo hacer fue escupir una gran cantidad de sangre.
“Desaparece.” Dijo Edzard mientras hacía explotar una esfera de relámpagos en el interior del cuerpo de Freed. La potencia del hechizo hizo que el cuerpo de Freed se esparciera en pedazos por todo el lugar.
Los ojos de Issei, al igual que los del resto de los que miraban la batalla, estaban muy abiertos, ya que Edzard se había ocupado tanto de Freed como de Valper rápidamente.
[Así que al fin ha mostrado sus colmillos.]
Issei, el resto de los miembros del ORC y Xenovia miraron la gema del guantelete sin entender que lo que decía Draig.
“¿Qué quieres decir Draig?” preguntó Issei.
[Recuerdas que te mencioné que desperté antes de tiempo gracias a que habías entrado en contacto con un dragón muy poderoso.]
Issei asintió.
[Al parecer me equivoque y aquel que forzó mi despertar fue tu amigo Edzard. Y antes de que digas algo, respóndeme. ¿Quién te dio los pergaminos que usaste en tu batalla contra Riser?]
“Si eso es cierto, ¿Por qué no le dijo a Issei su verdadera identidad?” preguntó Rias preocupada por talvez haber medido mal a Edzard y este no fuera la persona que parecía ser.
[No sabría cómo responderlo. Pero tal vez lo hizo para no involucrar a Issei en el mundo sobrenatural.]
“Yo creo que esa es la verdad. Después de todo, cuando lo conocí, él nos ayudó a mí y a Irina sin pedir nada a cambio.” Dijo Xenovia uniéndose a la conversación.
[Eso puede ser verdad. Pero ahora, mejor miren al frente, ya que parece que él quiere enfrentarse a Kokabiel.]
El ORC y Xenovia miraron al frente y vieron a Edzard conversando con Kokabiel.
“Realmente me ha sorprendido que hayas podido romper esa espada. Si bien no era perfecta, era muy resistente, sobre todo con la adición de aquel cristal. Aunque no podría esperar mucho de ella, ya que las espadas sagradas han perdido poder desde ese dia.”
Edzard miró a Kokabiel sin prestarle atención a sus palabras, ya que estaba tratando de discernir el poder que este tenía. Al final, se dio cuenta de que el nivel de poder de Kokabiel no era tan alto como el de Rizevim, sino que estaba un poco más cercano al de Euclid.
‘Parece que no tendré que usar mi aspecto dragón.’ Pensó Edzard mientras comenzaba a extender sus manos levemente. ‘Tal vez el usar algún thu’um como el de absorber vitalidad o el de ralentizar tiempo pueda acortar la batalla.’
“Dime, ¿Por qué los ayudas?” preguntó con curiosidad Kokabiel mientras miraba a Edzard.
Edzard respondió mientras miraba a Kokabiel. “No tengo porque responderle eso a alguien que estará muerto en unos minutos.”
Luego de decir eso, los ojos de Edzard se volvieron dorados y desapareció en un estallido de velocidad que asombró a todos.
Kokabiel se movió hacia la derecha cuando sintió que algo se acercaba. Ese movimiento le permitió esquivar un golpe de Edzard, quien había saltado y había intentado darle un puñetazo reforzado con magia de destrucción al Cadre. Al ver que su ataque había fallado, Edzard maniobro en el aire y creó un circulo mágico sobre el cual se apoyó. Usando este círculo como una plataforma, se abalanzó contra Kokabiel, quien tuvo que cruzar sus brazos para protegerse del golpe de Edzard.
La fuerza del golpe hizo que Kokabiel cayese hacia el suelo, pero este logró estabilizarse en el cielo al agitar sus alas. Levantado la cabeza, vio a Edzard caer hacia él, así que, extendiendo sus manos, creó dos espadas de luz. Con una sonrisa, movió ambas armas para intentar cortar a Edzard. Sin embargo, cuando estuvo a escasos centímetros de golpearlo, dos espadas detuvieron sus espadas y lo forzaron a caer hacia el suelo.
El impactó creó una gran nube de polvo. Cuando esta se disipó, se pudo ver a Kokabiel arrodillado sobre un cráter usando sus espadas para detener las armas de Edzard. Las espadas de Edzard eran su shehai en la mano derecha y una espada vinculada en la izquierda.
“¿Qué son esas armas?” preguntó Kokabiel viendo las espadas, pues era la primera vez que veía armas como esas.
“Son las espadas con las que terminare tu vida.” Dijo Edzard mientras aumentaba la fuerza con la que forcejeaba con Kokabiel.
Al ver que poco a poco sus espadas iban perdiendo terreno, Kokabiel movió sus alas y creó una ráfaga de viento que hizo que Edzard saliese disparado algunos metros. Edzard maniobro en el aire y logró caer de pie sin daño alguno. Para luego volver a lanzarse contra su enemigo.
“Eres realmente alguien fuerte. ¿Por qué no te unes a mí?” preguntó Kokabiel mientras esquivaba un corte por parte de Edzard.
“¿Y por qué me uniría a un maniaco que quiere iniciar una guerra?” preguntó Edzard mientras saltaba lejos del Cadre para evitar una estocada.
“Tendrías muchos beneficios.” Dijo Kokabiel con una sonrisa.
“Lo siento, pero no estoy interesado.”
“Bueno eso es una lástima.” Dijo Kokabiel sacudiendo los hombros.
Luego de aquello, el ángel caído levantó vuelo y creó una gran lanza de luz, la cual lanzó contra Edzard.
Edzard vio la lanza de luz caer hacia él, por lo que hizo desaparecer sus espadas y juntando ambas manos lanzó una lanza de hielo. Ambas lanzas impactaron en el cielo, generando una gran explosión que provocó fuertes corrientes de aire que hizo que los demonios y Xenovia tuviesen que cubrirse para no salir volando.
Cuando la explosión se disipó, Edzard convocó sus espadas y rápidamente saltó contra Kokabiel. Sus espadas se encontraron con las espadas de Kokabiel, quien había decidido abalanzarse contra Edzard. Ambos enemigos se encontraron en el cielo, e intercambiaron unos golpes rápidos. En medio de aquel intercambio, Kokabiel movió ambas espadas e intentó hacer un corte en X, pero este fue esquivado por Edzard, quien logró maniobrar lo suficiente como para poder usar un circulo como plataforma para poder darle una patada de hacha a Kokabiel, quien terminó por comenzar a caer al suelo.
Al ver que su enemigo estaba cayendo al suelo, Edzard volvió a usar un circulo mágico como plataforma para lanzarse contra Kokabiel.
Kokabiel maniobró antes de golpear el suelo y logró aterrizar de pie. Levantando la vista, pudo ver que Edzard se dirigía hacia él, por lo que movió sus alas y lanzó sus plumas como proyectiles.
Edzard al ver los proyectiles llegar hacia él, rápidamente usó sus espadas para desviarlos todos, haciendo que los miembros del ORC lo mirasen con asombro. Luego de aquello, Edzard volvió a mover sus espadas e intentó cortar a Kokabiel desde el hombro hasta la cintura, pero Kokabiel se defendió con sus espadas.
“Realmente eres increíble!” gritó Kokabiel de felicidad mientras intercambiaba espadazos con Edzard.
Edzard no respondió y siguió atacando al Cadre con velocidad.
La batalla se prolongó unos minutos más, en los cuales tanto Edzard como Kokabiel no habían logrado darse un golpe.
“Realmente eres alguien fuerte. Así que tu premio por entretenerme será que luchare enserio contra ti.”
Issei, el resto de los miembros de ORC y Xenovia se sorprendieron cuando escucharon eso.
“Me estás diciendo que ese no es todo su poder.” Dijo Issei mirando con un poco de temor a Kokabiel.
[Por supuesto compañero. Estas hablando de un ángel caído que sobrevivió a la guerra, por lo que es más poderoso que esto. Ahora la verdadera pregunta, es… ¿Qué tan fuerte es tu amigo?]
“D-d-debemos…. De ayudarle.” Dijo Xenovia poniéndose de pie, pero antes de que haga algo, la voz de Edzard la interrumpió.
“¡No se muevan si quieren seguir viviendo! ¡Este sujeto es mucho más poderoso que todos ustedes juntos!”
Luego de gritar aquello, Edzard puso una mirada seria en su rostro.
“Si vas a luchar en serio. Supongo que yo también tendré que hacerlo.” Dijo Edzard mientras cerraba los ojos un segundo y tomaba una respiración profunda.
Kokabiel solo rio maniáticamente mientras conjuraba dos espadas de luz y se movía a grandes velocidades logrando aparecer a espaldas de Edzard. Con un movimiento intentó apuñalar a Edzard por la espalda. Las espadas estaban por tocar a Edzard, pero no lograron nada, pues estas fueron detenidas por las espadas de Edzard.
“Eres rápido, pero no lo suficiente como para vencer mis reflejos.” Dijo Edzard para luego comenzar a atacar a Kokabiel con gran velocidad.
Ambos comenzaron a atacarse a gran velocidad. Su velocidad fue tal que los ataque parecían borrones.
Edzard evitó un ataque dirigido hacia su cabeza y moviendo su mano rápidamente, su espada logró hacerle un corte en la mejilla a Kokabiel, quien sonrió más ampliamente al ver el corte, pero por ningún motivo dejó de atacar.
Edzard seguía desviando y deteniendo los ataques de Kokabiel casi sin moverse de su lugar.
Kokabiel saltó hacia tras y moviendo sus alas lanzó sus plumas a Edzard varias veces. Edzard desviaba las plumas con ambas espadas casi sin recibir daño, pues las únicas heridas que tenía eran unos pequeños cortes en el cuerpo.
Kokabiel dejó de atacar y miró a Edzard con una sonrisa de oreja a oreja.
“Realmente deberías de unirte a mí. Imagina las grandes batallas en las que lucharíamos en la nueva gran guerra, nadie nos podría parar.” Dijo Kokabiel con una mirada demencial. “Seria grandioso y muy divertido.”
“Nunca luchare al lado de un ser que está dispuesto a sacrificar la vida de sus soldados solo por diversión.” Respondió Edzard comenzando a enojarse por como Kokabiel decía que la guerra era divertida. “No hay nada de divertido en una guerra.”
La respuesta de Edzard hizo que la sonrisa de Kokabiel muriera y este comenzara a enojarse.
“Hablas como Azazel. ¡Ese malnacido nos hizo retirarnos cuando ya habíamos logrado acorralar a los Ángeles y a los Demonios! ¡Podríamos haber ganado la gran guerra, pero no! ¡Ese cobarde eligió que nos retiráramos!” gritó con furia Kokabiel mientras su rostro se deformaba por la ira. “¡Pero esta vez será diferente! ¡Les mostrare a Sirzechs y Michael que los Ángeles Caídos somos los seres supremos! ¡Y para cuando todo termine, personalmente iré y destruiré el sistema que creó Dios antes de morir!”
Edzard que ya se encontraba completamente enojado, ahora estaba furibundo. El idiota este no solo se atrevió a dañar a su familia, sino que también declaró que quiere iniciar una guerra solo para demostrar que su raza es la más fuerte sin importarle las vidas de su propia raza o la de aquellos que quedarían atrapados en medio de la guerra.
Edzard estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Kokabiel había soltado de manera indirecta la bomba de que Dios estaba muerto.
“¿De qué hablas, Kokabiel?” preguntó Rias en shock, pues esperaba haber escuchado mal.
“¡Sí! ¡¿Qué quieres decir?” gritó Xenovia.
“Oh. Parece que deje escapar algo por la emoción.” Dijo Kokabiel, pero luego puso una sonrisa macabra en el rostro mientras comenzaba a reír al percatarse de algo. “¡Ja, ja, ja! No sé por qué me preocupo por esto. Después de todo estoy tratando de iniciar una guerra. Escuchen bien. ¡Durante la gran guerra no solo los cuatro Maous murieron, sino que Dios también pereció!”
La respuesta de Kokabiel dejó asombrados a todos, pues nadie se esperaba esa noticia.
“D-Dios e-e-esta m-muerto.” Dijo Xenovia llena de incredulidad mientras caía de rodillas y se apoyaba en su espada.
“¿D-Dios está muerto?” dijo Rias en shock total; sin embargo, luego se percató de algo. “Eso no puede ser verdad, ya que de serlo hubiera escuchado acerca de ello.”
“Por supuesto que es verdad. No tengo ninguna necesidad de mentir sobre eso.” dijo Kokabiel con una sonrisa en el rostro. “Todos los altos mandos de las tres facciones juraron mantener eso en secreto. Después de todo, tanto Ángeles, Ángeles caídos y Demonios necesitaban a los humanos subyugados.”
“Mientes.” Dijo Xenovia mientras caía de rodillas mientras comenzaba a entrar en negación. “Si Dios murió, ¿Cómo es que sus bendiciones siguen funcionando?”
“Michael está haciéndose cargo del sistema, siendo esta la razón por la que estas no han perdido mucho poder. Sin embargo, la muerte de Dios ha permitido que aberraciones como una espada santo-demoniaco exista.” Dijo Kokabiel con una sonrisa de satisfacción al ver la incredulidad en los rostros de casi todos, ya que esa sonrisa murió al ver que Edzard no tenía esa expresión, sino que parecía apático ante la noticia. “Aquí hay alguien que ni se inmuta por esto. Entonces, chico, dime. ¿tú ya lo sabias?”
Todos los ojos se posaron sobre Edzard, quien seguía sin inmutarse.
“¿Ed?” preguntó Issei.
“Sí, ya lo sabía.” Respondió Edzard como si nada. “Lo he sabido desde hace meses. Lo descubrí por pura casualidad.”
“Oh. Increíble. Incluso sabiendo esto, no muestras ninguna emoción de incredulidad por la muerte de Dios.”
“¿Por qué debería de mostrar incredulidad por la muerte de un Dios al que no rindo culto?” Preguntó Edzard mirando a Kokabiel. “Además, no es la primera vez en mi vida que he escuchado que ha muerto un Dios.”
El ORC y Xenovia miraron en shock a Edzard, pues nunca esperaron que el dijese que ya sabía de la muerte de Dios. Además, les asombró en gran medida la total indiferencia que mostraba sobre ese tema.
“Esta charla ya me ha aburrido de sobremanera.” Dijo Edzard con voz fría. “Terminare con tu plan de iniciar una guerra ahora mismo.”
Luego de decir eso, Edzard extendió su mano derecha y convocó una espada vinculada, ya que su shehai se había desvanecido recientemente.
‘Me entretuve mucho tiempo en esta conversación. Pero necesitaba saber cómo es que la muerte de Dios afectó a las tres facciones bíblicas. Y tal y como lo pensé, esa muerte causó un gran impacto hasta el punto en que decidieron que solo los altos mandos de cada facción tenían derecho a saberlo.’ Pensó Edzard mientras llevaba su mano izquierda a una bolsa que tenía en la parte trasera de su cinturón. Lentamente, sacó un objeto de ella. Cuando el objetó estuvo a medio salir, abrió la boca y gritó.
“¡TIID! ¡KLO!”
Luego de gritar eso, Edzard desapareció del sitio donde estaba parado y reapareció a un metro de distancia de la espalda de Kokabiel. La velocidad a la que se había movido había asombrado a todos, incluido el propio Kokabiel, quien estaba asombrado por ese despliegue de habilidad.
“¿Qué ha pasado?” preguntó con incredulidad Rias.
“No lo sé. Y-yo no pude ver bien.” Dijo Kiba en shock mirando a Edzard.
“¿Siempre fuiste así de fuerte, Ed?” preguntó Issei mirando con completa incredulidad como su amigo había logrado moverse tan rápido que parecía que se había teletransportado.
“¿C-c-cómo llegas-”
Lo que Kokabiel estuvo por decir fue interrumpido cuando su cabeza cayó sin ceremonias al suelo mientras la incredulidad quedaba grabada para siempre en su rostro. Antes de que su cuerpo caiga, un aura morada salió de su cuerpo y se dirigió hacia la mano izquierda de Edzard.
Edzard frunció el ceño mientras miraba la gema de alma.
‘Un segundo por palabra. Eso es la cantidad de tiempo que ahora puedo mantener este thu’um.’ Pensó Edzard preocupado. Inicialmente él podía mantener este thu’um por más tiempo, pero luego de su ascensión como Dovah, ahora estaba en total sincronía con las corrientes del tiempo, lo que hacía que forzar a detener el tiempo fuera algo un poco complicado, pues eso atentaba contra su propia naturaleza ahora. Siendo esta la razón por la que ahora no podía dominar mucho este thu’um. ‘Supongo que con entrenamiento podre aumentar a dos segundos y medio por palabra. O talvez un poco más de tiempo.’
La cabeza de Kokabiel rodó hasta que finalmente terminó a los pies de Issei.
“¡Ahhh!” gritó Issei de miedo al ver la cabeza de quien hace unos minutos había intentado de matarlos.
Edzard giró y vio a Issei sacudirse el pie mientras trataba de sacarse la sangre del Ángel caído que había manchado su zapato. Caminando hacia ellos, habló.
“Es inútil, Issei.” dijo Edzard llamando la atención de todos. “Lo mejor que puedes hacer es quitarte el zapato y caminar descalzo.”
Todos los miembros del ORC a excepción de Issei se pusieron en guardia al ver a Edzard tan cerca de ellos.
“No se preocupen, no los voy a herir.” Dijo Edzard al ver que estaban a la defensiva. Sin embargo, antes de que continuase diciendo hablando, el domo que formaba la barrera explotó en miles de pedazos.
Todos levantaron la vista y vieron a un sujeto vestido con una armadura blanca con gemas azules que le daba a su usuario un aspecto draconiano. Si bien la armadura era llamativa, lo que más llamaba la atención eran las alas que poseía dicha armadura, pues irradiaban un poder similar, pero opuesto al guantelete de Issei.
“¡El Hakuryuukou!” gritó Xenovia al ver la armadura.
Edzard miró confundido a Xenovia, pero antes de que pudiese decir algo, sus oídos captaron el graznido de un cuervo. Girando su cabeza, vio algo que le heló la sangre completamente, pues el cuervo que acaba de graznar no era uno normal. Este cuervo era negro como un cuervo normal, la única diferencia era que sus ojos brillaban con un antinatural color violeta. Sintiendo el peligro, Edzard rápidamente extendió su mano hacia el ORC y Xenovia. En su mano se formó una esfera dorada, la cual generó una onda de choque de energía cinética que envió volando a varios metros de distancia a los que tenía al frente.
Al momento en que hizo ese movimiento, a la espalda de Edzard se abrió un portal purpura del cual salieron varias cadenas negras que se envolvieron alrededor del cuerpo de Edzard. Edzard intentó escapar, pero fue en vano, ya que las cadenas lo arrastraron hacia el portal.
“¡Edzard!” gritó Issei mientras veía con impotencia como su amigo era arrastrado por unas cadenas hacia un portal de aspecto tenebroso.
La visión de Edzard se escureció al momento en que fue arrastrado y forzado a ingresar en contra de su voluntad al portal que se había abierto a sus espaldas. La oscuridad que cubrió sus ojos estuvo presente por unos segundos hasta que finalmente desapareció.
Parpadeando, Edzard vio a sus alrededores y se asombró de lo que vio. Ya que descubrió que no estaba en Kuoh, sino que estaba en un bosque lleno de árboles que proyectaban largas sombras. El cielo del lugar era completamente purpura. Aparte del bosque también había varios edificios en ruinas junto con algunas criptas hundidas.
“¿Dónde mierda estoy?” se preguntó Edzard mientras veía el paisaje. Al no reconocer nada del lugar, decidió caminar por el sendero que cruzaba el bosque.
Mientras caminaba, sentía que alguien le observaba, así que aumentó el paso y comenzó a correr entre los árboles. Estuvo haciendo esto por unos momentos hasta que logró perder momentáneamente a su perseguidor. Escondiéndose en las raíces de un árbol, esperó. Cuando vio a su perseguidor, le lanzó un hechizo de relámpagos con la fuerza suficiente para dejarlo paralizado temporalmente.
Cuando el ser cayó al suelo, Edzard se acercó a él y parpadeó confundido al ver que era. Su perseguidor era un cuervo de ojos purpuras brillantes.
“Así que un cuervo daedrico. Supongo que eso hace que mi posición actual sea un lugar de el plano del Ocaso Eterno.” Dijo Edzard mientras tomaba al cuervo paralizado y lo sujetaba. Al ver que el cuervo ya estaba curado de la parálisis, le preguntó. “¿Por qué me persigues, cuervo?”
El cuervo levantó la vista y sus ojos se abrieron de miedo al ver a Edzard. “¡Cro-Cro!
La ceja de Edzard tembló al ver que le cuervo quería pasarse de listo al intentar hacerse pasar por un cuervo normal. “Habla, cuervo. De lo contrario te convertiré en mi cena.”
El cuervo se puso blanco de miedo y gritó. “¡Esta bien! ¡Hablare! ¡Solo no me comas!”
“Vez. No fue muy difícil, ¿verdad?”
El cuervo asintió mientras sus ojos seguían mostrando miedo.
“Entonces, cuervo. ¿Por qué me seguías?”
“Ordenes de Lady Nocturnal.”
Edzard miró al cuervo y suspiró, pues esto confirmaba su sospecha de que Nocturnal lo había teletransportado a este mundo por alguna razón.
“¿Cuáles son esas órdenes?”
“Llevar al Dovahkiin al lago que está más adelante.”
“Ya veo. Supongo que te dejare libre para que me guíes.” Dijo Edzard mientras liberaba al cuervo, el cual no perdió tiempo y voló.
“Por aquí. sígueme.” Dijo el cuervo mientras comenzaba a volar hacia el oeste.
Edzard siguió al cuervo durante lo que parecieron horas, hasta que al fin vio el lago. Sin embargo, antes de llegar, el cuervo se detuvo abruptamente.
“¿Qué pasa?” preguntó Edzard al ver al cuervo detenerse.
“Hasta aquí llego. Ya he cumplido mi deber, así que me retiro.” dijo el cuervo mientras comenzaba a volar hacia el este. “Suerte, Dovahkiin:”
Edzard vio al cuervo desaparecer entre los arboles del bosque. Al verse solo, decidió continuar su camino. Cuando llegó a la orilla del lago, de la nada las sombras se reunieron y formaron una silueta. Primero apareció una mujer completamente desnuda. Edzard se sonrojó al verla, pues era una de las mujeres más hermosas que alguna vez había visto. Mientras la mujer caminaba, las sombras comenzaron a cubrirla, formando un manto tan oscuro como la noche sin estrellas.
“Dovahkiin.” Dijo Nocturnal al ver a Edzard.
“Lady Nocturnal.” Dijo Edzard mientras agachaba la cabeza, pues si bien respetaba a la Daedra, su orgullo como dragón le impedían arrodillarse ante nadie que no sea su padre.
Si Nocturnal se sintió ofendida porque Edzard no se arrodillará no lo demostró. De hecho, una sonrisa había parecido en su rostro. Acercándose a Edzard, extendió su mano y tocó el rostro de su antiguo Ruiseñor. Lentamente, acercó su rostro al de Edzard y rozó sus labios con los suyos; sin embargo, antes de que pudiese besarlo, él se separó abruptamente de ella.
“Sabes. Podría considerar ese acto como una afrenta y destruirte, Dovahkiin.” Dijo Nocturnal con una sonrisa divertida.
“Puede ser, pero no planeo traicionar a mi esposa.” Respondió Edzard de manera seria.
La sonrisa en el rostro de Nocturnal se amplió al escuchar aquello. “Realmente eres alguien muy extraño, Edzard.”
Edzard levantó la ceja, pues Nocturnal nunca lo había llamado por su nombre.
“Muchos matarían por tener la oportunidad de besarme. Sin embargo, tú me rechazas sin titubear.” Dijo Nocturnal mientras comenzaba a flotar alrededor de Edzard mientras trazaba sus dedos por el cuerpo de este. “Aunque tu rechazo no hace más que hacer que te desee cada vez más.”
Edzard se sintió un poco incomodo con la conversación, pero hizo gala de un gran autocontrol para mantenerse lo más sereno y serio posible.
“Realmente me alagas. Pero no creo que esa sea la razón por la que me llamaste, ¿verdad?”
“Cierto. No podemos involucrar placer con negocios.” Respondió Nocturnal mientras miraba a Edzard. “Y no te equivocas. Ya que no te llame para intentar seducirte. Mas bien, lo hice para advertirte. Dime, Dovahkiin. ¿Qué has visto recientemente en ese mundo nuevo?”
“Daedras al servicio de Mehrunes Dagon.” Respondió Edzard.
“Así es. ¿Por qué crees que Dagon está enviando a sus tropas a la Tierra?”
“Planea invadir la Tierra.”
“Así es. Aunque no es el único.” Dijo Nocturnal mientras miraba al cielo de su plano.
“¿Qué quieres decir?” preguntó Edzard preocupado, pues si tener a Dagon era algo malo, tener a otro príncipe detrás de la Tierra era algo peor.
“Hay otro príncipe que también desea la Tierra.” Respondió Nocturnal.
“¿Otro? ¿Quién es el otro príncipe?”
“Oh. Porque te lo diría, Dovahkiin.” Respondió Nocturnal con una sonrisa. “¿Dónde está la diversión en eso?”
Edzard apretó los dientes, pero tuvo que calmarse. Luchar contra Nocturnal no era algo que le favoreciese. Después de todo, ella era uno de los príncipes daedricos más poderosos que había.
La sonrisa de Nocturnal creció al sentir la ira de Edzard.
“Nuestra charla ha terminado, Dovhakiin.” Dijo Nocturnal mientras extendía su mano hacia el frente creando un portal.
Edzard vio el portal y decidió salir de allí antes de que Nocturnal cambiase de opinión y termine por encerrarlo en el Ocaso Eterno por toda la eternidad. Mientras cruzaba, sintió que alguien tomaba su brazo y lo jalaba. Acto seguido, sintió unos labios sobre los suyos. Sus ojos se abrieron cuando vio que era Nocturnal quien lo besaba. Cuando se separaron, Nocturnal tenía una sonrisa de oreja a oreja.
“Hasta la próxima, Dovahkiin.” Dijo Nocturnal mientras empujaba a Edzard por el portal.
Cuando el portal se cerró, Nocturnal sintió una presencia en su espalda. Suspirando, giró y vio a su queridísima hermana mirándola con desaprobación.
“Hola, Azura. ¿Qué te trae a mi hogar en este oscuro dia?”
“Realmente me preguntas eso, Nocturnal.” Respondió Azura frunciendo el ceño.
“Claro que lo hago. Después de todo, no sé qué haces por aquí.” Respondió Nocturnal mientras comenzaba a caminar para alejarse de su hermana.
“Nocturnal. Jyggalag sabe que llamaste al Dovahkiin a tu reino.”
Las palabras de Azura hicieron que Nocturnal se detuviera en seco. Girando, Nocturnal frunció el ceño antes de hablar.
“¿Y que con eso? Este es mi plano y puedo hacer lo que quiera aquí.”
“Eso es cierto. Pero casi nos has puesto en problemas.” Dijo Azura. “Que hubiera pasado si hubieses traído a alguien más con el Dovahkiin.”
“Nada grave. Si eso hubiese pasado, hubiera matado al intruso.” Dijo Nocturnal como si nada. “Si eso es todo lo que querías decirme. Entonces, nos despedimos.”
Azura asintió y se fue del Ocaso Eterno dejando a su hermana sola.
Mientras se llevaba a cabo la reunión de las hermanas, en un edificio en alguna ciudad de la Tierra se encontraba llevándose a cabo una gran fiesta. Los sonidos de los gemidos de las parejas teniendo sexo, los sonidos de los gritos de los borrachos bebiendo alcohol, los sonidos de la música llenaban por completo la sala mientras un ser muy similar a un dremora se encontraba sentado en una silla mirando todo el espectáculo a su alrededor.
“¡Ja, ja, ja! Reamente este mundo es lo mejor.” Dijo con alegría Sanguine mientras veía de reojo la orgia que había en un rincón de la habitación. “Nunca espere que estos humanos fueran tan depravados.”
La alegría del Príncipe Daedrico se debía a que actualmente el grupo de seguidores que había logrado crear en la Tierra era un grupo muy interesante. Sobre todo, cuando se trataba de las fiestas, ya que a diferencia de Nirm, aquí en la Tierra en las fiestas había no solo alcohol y sexo, son que también había drogas y más cosas.
“Este mundo es genial. En especial eso del internet.”
El internet era algo que el Príncipe de los excesos nunca había esperado. Y es que nunca en su vida había visto un lugar con tanta información sobre todo tipo de cosas. En especial en la materia a lo que el sexo se refiere.
“Bueno. Ya terminé con este libro.” Dijo Sanguine cerrando la tapa del libro del Kama Sutra. “Realmente saben cómo divertirse en este mundo.”
Luego decir eso, Sanguine chasqueó sus dedos y toda la fiesta terminó por completo. Todos sus seguidores dejaron de hacer lo que estaban haciendo y le prestaron atención a su patrón.
“Muy bien mis queridos seguidores.” Dijo Sanguine levantándose y convocando una imagen de Edzard. “Quiero que busquen información sobre el lugar donde está esta persona. Y cuando lo hagan quiero me la trasmitan lo más rápido posible.”
Todos los adoradores de Sanguine asintieron.
“Bien. Repito, solo quiero que me averigüen donde esta. Nada más. No quiero que lo secuestren ni nada de eso. ¿He sido claro?”
Los adoradores asintieron, dejando en claro que habían entendido las órdenes de Sanguine.
La sonrisa de Sanguine se ensanchó y se fue de lugar, no sin antes dejar la habitación completamente llena de afrodisíaco para que sus seguidores se sigan entreteniendo mientras él no estaba.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y finalmente, la batalla contra Kokabiel. Estuve pensado varios días si hacer que Xenovia se vuelva demonio o siguiese con la iglesia, pero al final decidí que siga con su historia canon.
Ahora, como se puede ver, los príncipes daedricos no tiene problemas para entrar y salir de la Tierra. Sobre la relación de Nocturnal con Edzard, bueno ella es un príncipe daedrico y ellos no conocen el amor como un humano, por lo que ella tendrá una obsesión con el ultimo Sangre de Dragon. Y reaparece el buen Sanguine, así que mas o menos ya saben lo que viene. XD
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 31
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 30
—Entonces, chico. ¿Listo para conseguir un tesoro? —
Brynjolf a Edzard en el Jarro Ajado 203 4E
Edzard se encontraba a caminando por el pasillo que daba a la puerta principal del penthouse en el que vivía actualmente. Se había mudado de su antigua residencia después de la batalla que tuvo contra Kokabiel, ya que no quería que lo buscaran ni los demonios, ni la iglesia, ni los Grigori. Había dejado a su pequeña hija en la casa de Issei, luego de que este saliera para la academia. Se sentía mal por no haber contactado a su amigo, pero primero tenía que poner en orden sus pensamientos para poder explicarle bien lo que pasaba.
Cuando llegó a la puerta, suspiró mientras recordada lo que había pasado hace unos días.
Flashback
Edzard y Asia se encontraba en la sala sentados en uno de los sofás y frente a ellos estaban Aika, Valerie y Mittelt. Ya era más de la media noche y por fortuna, Marie se encontraba durmiendo tranquila en su cama. Él había llegado recientemente hace unas horas luego de que Nocturnal lo devolviese a la Tierra. Por fortuna, lo habían dejado en el mismo lugar del cual fue secuestrado. Ni bien volvió, se percató de que no había nadie, por lo que rápidamente se retiró hacia el hotel donde vivía actualmente. Cuando llegó se encontró con Asia en el corredor de entrada, allí le contó a su esposa todo lo que había pasado.
Luego de esa charla, ella le dijo que ya era el momento para hablar con las chicas, pues ellas estaban esperándolo en la sala. Al escuchar eso, Edzard se sintió nervioso, y es que él prefería enfrentarse a un ejército de daedras con las manos atadas y armado con la cuchara sopera de Ysgramor antes que hablar de sus sentimientos con las chicas.
“Entonces, Ed. ¿Por qué nos han reunido hoy?” preguntó Aika mirando a Edzard.
“Sí. ¿yo también quiero saber la razón?” preguntó Mittelt.
Edzard suspiró antes de responder. “Chicas. Kokabiel ya no existe. Lo he matado hace unas horas.”
Los ojos de Mittelt se abrieron de sorpresa. “¿L-l-lo mataste?”
“Sí, lo he matado. De hecho, su alma está aquí.” Respondió Edzard mientras mostraba la gema de alma negra que había usado para aprisionar el alma de Kokabiel.
Las chicas miraron fascinadas la gema de alma, ya que nunca en su vida habían visto una.
“Así que, ¿Su alma esta allí?” pregunto Valerie mirando la gema detenidamente, ya que había sido una gema similar a esa donde el alma de su hermano había estado atrapada. El recordar a su hermano hizo que trazara algunos dedos sobre la superficie del anillo que llevaba en el dedo medio de su mano derecha.
“Sí. Su alma está atrapada aquí y seguirá atrapada hasta que la use para encantar algo.”
Luego de esa respuesta, el salón quedo en un incómodo silencio.
Edzard miró a sus compañeras y luego a su esposa. Asia asintió al ver la mirada de su esposo. Al recibir el asentimiento, Edzard tomó aire y se levantó, dejando la sala.
Las chicas se miraron entre sí, sin saber que decir.
“Chicas. Tenemos que hablar de algo.” Dijo Asia mirando a sus amigas.
“¿Sobre qué cosa?” preguntó Valerie mirando a Asia.
“Sobre lo que me dijeron hace unos días.” Respondió Asia con voz seria.
Aika, Valerie y Mittelt se animaron al escuchar eso.
“Entonces, ¿Qué decidiste?” preguntó Mittelt expectante a la respuesta que les darían.
“Luego de pensarlo durante estos últimos días, he decidido que si podrán ingresar a la familia como las concubinas de Edzard.”
“¿Concubinas?” preguntó Aika confundida por la palabra usada por Asia.
“Oh, es cierto. Nunca les contamos sobre las tradiciones del pueblo de Edzard.” dijo Asia con una sonrisa en el rostro al recordar aquello.
“¿Qué tradiciones?” preguntó Mittelt sin entender que pasaba.
“Verán. Para el pueblo de Edzard la poligamia es algo raro en estos días, pero si algo permitido.” Respondió Asia con una sonrisa de diversión en el rostro.
“Espera. ¿Me estás diciendo que no teníamos que amenazarte para que aceptaras que estuviéramos con Ed?” preguntó Valerie.
“Así es.” Respondió Asia. “De hecho. Yo sabía que tarde o temprano una mujer intentaría convertirse en pareja de Ed, por lo que me estuve mentalizando para ese dia. Y si soy sincera, prefiero que sean personas a las que conozco desde hace un tiempo y no personas desconocidas.”
“Entonces. ¿Qué somos ahora?” preguntó Mittelt.
“Una familia grande y extraña.” Respondió Edzard llegando a la sala mientras llevaba tres pequeños paquetes en sus brazos.
Cuando Edzard estuvo frente a la mesa, dejó los paquetes en la mesa. Luego, se paró frente a las chicas y tomó un poco de aire para luego hablar.
“Bueno. La verdad es que no sé cómo decirles esto.” Dijo Edzard mientras se rascaba la nuca, pues estaba muy nervioso. “Supongo que comenzare siendo sincero con todas aquí. La verdad es que yo tengo sentimientos por ustedes desde hace unos meses. Nunca hice nada para mostrarlo por temor a herir los sentimientos de Asia, ya que hace meses le prometí que solo tomaría como concubina a mujeres que ella aceptase. Sin embargo, hace unos días, ella me dijo que ustedes estaban enamorados de mí. Eso hizo que me alégrese, por lo que ahora les pido formalmente si quieren unirse a mi familia como mis concubinas.”
Las chicas se quedaron quietas, pues no sabían cómo responder. El tiempo que pasó se sentía como horas para Edzard, pero por fortuna, ellas comenzaron a moverse. La primera en levantarse, fue Aika, quien lentamente se acercó a Edzard y cuando estuvo frente a él, lo besó. El beso fue tierno inicialmente, pero luego aumento de intensidad, ya que Aika haba logrado meter su lengua en la boca de Edzard. cuando se separaron, un delgado hilo de saliva los unía.
“Bueno. Yo no sé qué dirán las demás, pero yo si quiero convertirme en tu concubina.” Dijo Aika con una sonrisa mientras le guiñaba un ojo a Edzard.
Valerie miró lo que hizo Aika y lentamente se levantó. Cuando estuvo frente a Edzard, se acercó a él y también le beso. A diferencia del beso de Aika, el de Valerie era más tranquilo y torpe. Cuando se separaron, ella desvió la mirada mientras se sonrojaba.
La última en acercarse, fue Mittelt, la cual caminaba con el rostro completamente rojo. Cuando se acercó a Edzard, intentó besarle, pero lamentablemente gracias a su pequeña altura, no le era sencillo alcanzarle; sin embargo, cuando ella estuvo por decirle, algo, Edzard se agachó y capturó sus labios en un tierno beso. Cuando se separaron, Edzard tenía una sonrisa y Mittelt estaba tan roja que no sabía cómo responder.
“Bueno. Quiero que abran los paquetes que hay en las cajas frente a ustedes.” Dijo Edzard mientras volvía a sentarse junto a Asia.
Las chicas miraron los paquetes y lentamente, los abrieron. Cuando las cajas estuvieron abiertas en su totalidad, sus ojos se abrieron y comenzaron a llenarse de lágrimas, pues en cada caja había un anillo de plata con grabados nórdicos en las bandas, pero con una gema única en cada uno. El de Aika llevaba una gema que parecía estar ardiendo al rojo vivo, dicha gema se llama ópalo de aliento de fuego. El de Valerie una gema tan roja como la sangre llamada Sanguinaria. El de Mittelt era una gema azul que emitía un aura de magia, la cual se llamada azurita.
Las chicas tomaron los anillos y se los pusieron en el dedo anular de sus manos izquierdas. Mirándose, todas asintieron con una sonrisa y saltaron contra Edzard y terminaron abrazándolo, mientras también abrazaban a Asia. Mientras se abrazaban, todos reían felices. Cuando las chicas dejaron de abrazar a Edzard, Asia se levantó se sentó en el regazo de su esposo y cuando el resto de las chicas estuvieron por protestar, fueron interrumpidas por una somnolienta Marie, quien había caminado hasta la sala en su pijama mientras abrazaba su peluche de dragón.
La pequeña miraba a su padre, el cual tenía a su mamá en el regazo, pero también estaba abrazando a Aika y a Valerie, mientras que Mittelt le abrazaba por la espalda. Su cerebro comenzó a pensar en lo que pasaba. Gracias a su fisionomía como dragón, su mente era más adulta que su cuerpo, por lo que pudo entender medianamente lo que pasaba. Así que, con pequeños pasos, se acercó a su madre y mirando a su padre, habló.
“Papá. ¿Cuándo llegaran mis nuevos hermanos o hermanas?” Preguntó de manera inocente la pequeña.
El rostro de Edzard y el de las chicas se sonrojaron, pues incluso la pervertida de Aika no sabía cómo responder a eso.
“M-M-Marie. ¿P-p-por qué preguntas eso?” tartamudeó Asia.
“Bueno. La tía Aela y la tía Serana dijeron que yo llegué unos días después de que tú y papá se volvieron pareja. Y veo que Aika, Valerie y Mittelt se han vuelto pareja de papá, por lo que es normal que espere la llegada de hermanos o hermanas menores, ¿verdad?”
Todos se quedaron quietos sin decir nada, ya que no sabían cómo responder a la pregunta de Marie.
Fin Flashback
Dejando de recordar aquello, Edzard abrió la puerta e ingresó al penthouse. Ya dentro de su hogar temporal, caminó hacia la cocina, ya que, al haber salido temprano, no había desayunado.
“Oh. Parece que me han dejado algo de comer.” Dijo Edzard al ver que había unos panqueques en la mesa.
Con una sonrisa en el rostro, se sentó y comió tranquilamente los panqueques con mermelada de fresa. Los panqueques estaban muy buenos, lo que significaba que había sido Asia quien había cocinado, pues Aika, Valerie y Mittelt no eran tan buenas cocineras. Sobre todo, Mittelt y Valerie, ya que Aika si podía cocinar comida decente.
Cuando terminó de comer, vio que había una botella de vino medio vacía en el centro de toda de la mesa.
‘¿Una botella de vino? ¿Las chicas han estado bebiendo?’ pensó Edzard un poco confundido, ya que ninguna de ellas solía beber bebidas alcohólicas. De hecho, la única que alguna vez bebía alcohol era Mittelt. Así con curiosidad se acercó a la botella y la descorchó. Sirviéndose un poco en un vaso, bebió rápidamente el contenido. Una sonrisa apareció en su rostro cuando el dulce sabor del vino llegó a su paladar. Rápidamente se terminó el contenido del vaso y volvió a llenarlo. Hizo esto por un buen rato hasta que finalmente terminó de beber el contenido de la botella.
‘Maldita sea. Ese vino sí que esta fuerte.’ Pensó Edzard mientras se llevaba la mano a la cabeza, pues se sentía mareado y también sentía el cuerpo ligeramente adormecido. ‘Creo que esto me pasa por dejar de beber como lo hacía en Nirm.’
Esto lo pensaba porque Asia había hecho que dejase de beber tanto alcohol, ya que, según su esposa, ese tipo de comportamiento no estaba permitido hasta que tuvieses dieciocho años. Así que para tratar de integrase mejor a la cultura de la Tierra, decidió dejar de beber.
Levantándose de su asiento, Edzard decidió caminar hacia su cama para descansar hasta que se le pase los efectos del alcohol. Lamentablemente, él no sabía que lo que había ingerido no era un vino ordinario, ya que sin que él lo supiera, en la etiqueta había una pequeña rosa negra impresa con las palabras deseo escritas en runas daedricas.
Mientras caminaba hacia su habitación, Edzard iba dando pequeños trompicones mientras usaba las paredes como soporte para evitar caerse. Cuando llegó a su habitación, escuchó gemidos amortiguados, así que abriendo la puerta rápidamente su mandíbula de descolocó y sus ojos se abrieron de sorpresa cuando vio lo que pasaba en su habitación.
En su cama estaban sus cuatro amantes y estaban tan vestidas como cuando vinieron al mundo. Allí descubrió que los gemidos amortiguados que había escuchado eran de Asia, quien tenía a Valerie chupándole el pezón derecho y a Mittelt haciendo lo mismo con el izquierdo. Además, ambas chicas tenían una mano en su entrepierna, ya que estaban jugando consigo mismas. Finalmente, Aika, estaba sentada con la cabeza entre las piernas de Asia, mientras le hacía sexo oral a su amiga.
Los latidos del corazón de Edzard comenzaron a aumentar, su mente comenzó a ponerse en blanco y la sangre comenzó a dirigirse a la parte inferior de su cuerpo. Lentamente, una sonrisa salvaje apareció en su rostro mientras sus ojos se volvían dorados. Con pasos lentos y decididos comenzó a caminar hacia las chicas. Las chicas parecían no escucharlo, pero no sabía si era por su habilidad de poder caminar en silencio cuando quería o porque ellas estaban muy enfocadas en su pequeño mundo de diversión.
“~Ahhh~” Gemía Asia mientras sentía como la lengua de Aika rozaba los labios exteriores de su coño. “~Chicas. Deténganse...~”
“Pero si lo estas disfrutando mucho.” Dijo Aika una vez que dejó de lamer el coño de Asia. Luego comenzó a besar el vientre de Asia y comenzó a subir lentamente. Cuando estuvo a punto de besar a Asia en los labios, sintió dos manos tocar sus pechos.
“~Ahhh~” gimió Aika al sentir que le apretaban el pecho izquierdo y le apretaban suavemente el pezón derecho.
“Lo siento. Pero el único que puede besar a Asia, soy yo.” Dijo Edzard mientras dejaba de jalar el pezón de Aika y llevaba su mano hacia la entrepierna de su amante. Una vez que su mano estuvo allí, lentamente introdujo dos dedos en su coño. Lentamente, comenzó a mover los dedos, haciendo que Aika comenzara a gemir.
“~Ahh~ Ed.” dijo Asia entre un gemido cuando Valerie mordió suavemente su pezón.
Edzard levantó la vista y acercándose a su esposa, capturó sus labios en un beso. Ingresando su lengua en la boca de Asia, Edzard y su esposa comenzaron una batalla por el dominio, batalla que fue ganada por Edzard fácilmente. Cuando se separaron, Edzard miró a las chicas y habló.
“Mittelt, Val. Sigan entreteniendo a mi esposa y a ustedes mismas. Ya iré con ustedes pronto, pero primero tengo que encargarme de esta pervertida.”
Luego de decir eso, Edzard comenzó a mover sus dedos dentro del coño de Aika con más fuerza, haciendo que la peli castaña comenzara a gemir más fuerte. Estuvo moviendo sus dedos hasta que sintió que se humedecían bastante. Al sentir que ella ya estaba lista, la cargó en sus brazos y comenzó a caminar hacia la pared. Cuando llegó, dejó a Aika en el suelo y la empujó hasta que ella quedó apoya sobre la pared.
“Siempre hacías cometarios pervertidos y te me insinuabas. Espero que estés preparada para lo que viene.” Dijo Edzard mientras comenzaba a darle pequeños besos a Aika por el cuello.
“~Ahhh~ He estado lista desde hace tiempo, Ed.” dijo Aika entre gemidos.
“Ya veo. Entonces, empecemos.”
Luego de decir eso, Edzard tomó su polla entre sus manos y la alineó con la entrada de Aika. Lentamente empujó sus caderas y comenzó a penetrarla. Se detuvo unos segundos cuando sintió una barrera, pero luego dio un solo empujón y rompió el himen de Aika.
La boca de Aika se abrió y soltó un gemido silencioso al sentir que al fin perdía la virginidad. Si bien debería de sentir dolor por la pérdida de su V-card, esto no fue así, pues su cuerpo estaba muy sensible al placer gracias al efecto afrodisiaco del vino que había bebido antes. Lentamente, su voz volvió a sonar cuando los gemidos escaparon de su boca al ritmo de las estocadas que Edzard le daba.
Edzard comenzó a moverse lenta y gentilmente al inicio, ya que temía el hacerle daño a Aika; sin embargo, luego de unos minutos, comenzó a aumentar la velocidad de sus estocadas.
“~Ahhh~ ~Ed, más rápido. Mas duro~” gimió Aika pidiéndole a Edzard que aumentar la velocidad y la fuerza con la que copulaban. “~Quiero que me destroces~”
Las palabras de Aika hicieron que Edzard comenzara a moverse más fuerte y más rápido. Esto hizo que Aika comenzara a gemir más fuerte, haciendo que sus gemidos eclipsaran los gemidos de Asia.
“~ ¡Sí, Ed! ¡Sigue!” gritó Aika con una sonrisa mientras sentía como la polla de Edzard hacia un lio en su interior. Volvió a soltar un gemido cuando Edzard tomo sus pechos y comenzó a apretarlos.
“Maldita sea, Aika. Estoy por venirme.” Dijo Edzard con los dientes apretados.
“¡Yo también, Ed! ¡También estoy por venirme!” gritó Aika. “¡Juntos, vengámonos juntos!”
Edzard aumentó la velocidad de sus estocadas, y agarrando las caderas de Aika con fuerza, dio una última estocada y terminó viniéndose dentro de ella.
“¡Ed!” gritó Aika al tener un orgasmo. Una pequeña sonrisa se formó en su rostro al sentir el semen de Edzard ingresar a su útero. Cuando estuvo por decir algo, se calló, pues sintió que Edzard le mordía en el hombro derecho. La mordida causó que una corriente de placer recorriera su cuerpo, haciendo que su mente se ponga en blanco y finalmente causando que la inconciencia la reclamara.
El cuerpo de Aika cayó, pero nunca tocó el suelo, pues Edzard la había atrapado. Caminando, la dejó suavemente en la cama. Ya con una chica menos, Edzard se acercó a Valerie y alejándola del pezón de Asia, le dio un beso. El beso fue intenso desde el inicio. Cuando se separaron, Edzard empujó a Valerie en la cama y comenzó a besarle el abdomen. Lentamente continúo bajando hasta que llegó a su entrepierna.
“~Ahhhh~” gimió Valerie al sentir la lengua de Edzard en su coño.
Edzard continúo lamiendo el coño de Valerie hasta que vio que ella estaba lo suficientemente mojada como para continuar. Jalándola suavemente, Edzard dejó a Valerie al borde la cama y colocándose sobre ella, apuntó su polla en la hendidura de su vagina. Mirándose, ambos se besaron mientras Edzard la penetraba lentamente. A diferencia de Aika, Valerie si soltó un pequeño gemido de dolor cuando perdió la virginidad.
Al percatarse de aquello, Edzard intentó salir de ella para darle un poco de tiempo para que el dolor pasase, pero Valerie cruzó sus piernas e hizo que Edzard volviera a entrar.
“No, Ed. Sigue. Por favor, sigue.” Dijo Valerie con pequeñas lágrimas en sus ojos.
Al verla así, Edzard asintió y comenzó a moverse lentamente.
“~Ahh~” gimió Valerie al sentir como esta posición hacía que Edzard llegase muy profundo dentro de ella. De hecho, las estocadas de Edzard comenzaron a hacerla emocionarse cada vez más. Así que, sin previo aviso, acercó su rostro al cuello de Edzard y con rápido movimiento le clavó sus colmillos. Cuando Valerie probó el primer trago de la sangre de Edzard, comenzó a sentirse rara. Primero, su cuerpo comenzó a calentarse más. Segundo, su mente comenzó a ponerse en blanco. Tercero, sintió como una corriente eléctrica comenzó a recorrer su cuerpo. Y finalmente, sintió una gran cantidad de placer, lo que terminó por dejarla inconsciente.
“Estas más estrecha que hace un segundo, Val.” Gruñó Edzard al sentir como las paredes vaginales de Valerie comenzaban a apretarse alrededor de su polla.
“~Oh…~” eran las únicas palabras que decía Valerie, pues su mente se había esfumado por completo gracias a que la sangre de Edzard estaba saturada con una gran cantidad de afrodisiaco creado por el propio Sanguine.
Al ver que Valerie estaba inconsciente, Edzard decidió aumentar la velocidad y fuerza de sus estocadas. El sonido de carne chocando se hizo más fuerte mientras Edzard aumentaba la fuerza y velocidad de sus estocadas contra Valerie, la cual a duras penas podía gemir. Cuando Edzard sintió que estaba por llegar al clímax, aumentó la velocidad de sus estocadas.
Edzard soltó un gruñido bestial mientras llenaba el útero de Valerie con su semen. Luego de gruñir, Edzard también le mordió el hombro a Valerie, la cual reaccionó con espasmos en todo su cuerpo, pues acaba de tener otro orgasmo.
Al ver a Valerie también inconsciente, Edzard la dejó al lado de Aika y se acercó a Mittelt, la cual había dejado de jugar con Asia y ahora estaba jugando con ella misma.
“Ahora te toca a ti, mi pequeño ángel caído.” dijo Edzard mientras levantaba a Mittelt. Tomándola por el trasero, la penetró de golpe sin darle ninguna estimulación previa, pues se había percatado que ella ya estaba mojada.
“~Ahhh. ~” gimió Mittelt cuando Edzard comenzó a subirla y abajarla sobre su miembro.
Edzard comenzó a gruñir mientras seguía subiendo y bajando a Mittelt sobre su miembro gracias a que su pequeño cuerpo hacía que fuera más estrecha de lo normal. Pero a él eso no le molestaba en lo absoluto.
“~Ah… no te detengas, Sigue, Ed~” gimió Mittelt cuando sintió que Edzard dejaba de hacerla rebotar sobre su miembro.
Edzard salió del interior de Mittelt y la hizo ponerse en cuatro patas sobre el suelo. Cuando la tuvo en esa posición, la volvió a penetrar mientras usaba su mano derecha para forzarla a que tuviese la cabeza apoyada en el suelo. Esta posición hizo que Edzard sintiese mejor el interior de Mittelt, por lo que aumentó la fuerza con la que la penetraba.
Las embestidas de Edzard eran tan fuertes que el pequeño ángel caído comenzó a hacer pequeñas muecas de dolor. Sin previo aviso, Edzard tomó los brazos de Mittelt y los usó como palanca para comenzar a ir más fuerte.
“Por favor, Ed. Hazlo más despacio. Siento que me estas partiendo por la mitad.” Dijo Mittelt con pequeñas lagrimas formándose en sus ojos al sentir que su cuerpo sería dividido por la fuerza que Edzard estaba usando.
Al escuchar las palabras de su amante, Edzard soltó los brazos de Mittelt y comenzó a disminuir la fuerza con la que la penetraba. Llevando sus manos hasta los pequeños pechos de Mittelt, Edzard comenzó a apretarlos suavemente mientras la penetraba lentamente.
“~Ahh~ ~Sí, sigue así. Me gusta mucho como me lo estás haciendo ahora~” gimió Mittelt mientras una sonrisa adornaba su rostro.
Edzard siguió moviendo sus caderas unos minutos más sin cambiar el ritmo de sus envestidas durante ese tiempo.
“¡Estoy a punto de correrme, Edzard!” Gritó Mittelt al sentir que se acercaba al clímax.
Al escuchar esas palabras, Edzard aumentó la velocidad hasta que sintió como las paredes internas de Mittelt le apretaban más, lo que provocó que el también llegase al orgasmo.
“¡Me vengo!” gritó Mittelt mientras sentía un gran orgasmo.
Edzard gruñó mientras llenaba todo el interior de Mittelt con todo el esperma que podía. Al mismo momento en que lo hacía, acercó su cabeza al hombro derecho de Mittelt y le dio un mordisco.
Al final, al igual que con las otras chicas, Mittelt también cayó inconsciente. Al ver aquello, Edzard también la recogió y la dejó en la cama junto a las otras chicas para que descansase.
“~Ed~”
La voz de Asia cargada de sensualidad hizo que Edzard girara y viera a su esposa. Con una sonrisa en el rostro, Edzard se acercó a ella y la besó. Mientras se besaban, Edzard colocó a Asia sobre la cama y mientras estaban siendo rodeados por los cuerpos inconscientes de las concubinas de Edzard, ambos comenzaron a hacer el amor de manera apasionada hasta que el sol se ocultó.
Mientras Edzard y su esposan estaban que se divertían, nunca se percataron de que estaban siendo observados por un Príncipe, el cual tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras tenía una botella de brandy en su mano.
“¡Ja, ja, ja!” reía alegremente Sanguine al ver como Edzard volvía a caer presa de los efectos de una de sus bromas.
“Oh, pequeño Ed. Nunca creí que tuvieses tanta resistencia para tener a tantas mujeres al mismo tiempo, pero considerando que ya no eres humano, bueno, eso es más que normal. Ahora…. ¿Qué otra broma debería de hacerte? ¿Hacer que tú y tus amantes vayan como conejos en celo frente a muchas personas? ¿O debería de meterme con tu amigo? Umm…. Tantas posibilidades y tan poco tiempo.”
Mientras Sanguine seguía pensando en que broma hacerle a Edzard, se sintió una poderosa aura. Esto hizo que los ojos de Sanguine se abrieron con sorpresa y horror, pues sentía que alguien con gran poder se acercaba. El tipo de poder que exudaba ese ser era del tipo daedrico, por lo que era muy posible que sea un príncipe. Ahora, ¿Cuál de todos seria? Bueno, eso estaba por verse.
‘Mierda. Por favor, que no sea Jyggalag.’ Pensó con miedo el príncipe de los excesos; sin embargo, soltó un suspiro de alivio al ver que no se trataba del príncipe del orden, sino que se trataba de su homologo, el príncipe de la locura.
“Por Padomay, Sheogorath. Casi me matas de un susto.” Dijo en tono bromista Sanguine.
El príncipe de la locura puso una sonrisa de burla. “Sería divertido verte morir de esa manera, Sanguine.”
“Eso es frio, viejo.” Dijo Sanguine volviendo a prestar atención a su brandy. “¿Qué te trae por aquí?”
“Oh. Nada importante. Solo quiera visitar a un amigo.”
“Estas más cuerdo de lo normal. ¿Pasa algo interesante?”
“Ohh. Nada la verdad. Solo que tengo ganas de comer queso y ver que hace el pequeño Edzard.”
“Bueno, el no hace nada fuera de lo común. Ya sabes, matar a algunos idiotas que lo mosquean, acostarse con una que su amante, pero ahora supongo que son amantes, ya que son cuatro. Me entiendes, lo típico que harían los humanos de su edad.” Respondió Sanguine mirando a Edzard, pero luego miró a Sheogorath al escuchar a este golpear su bastón con el suelo.
“¿Qué sucede, Sheogorath?” preguntó Sanguine intrigado por la sonrisa que se había formado en el rostro del príncipe de la locura.
“Dime, Sanguine. ¿Qué piensas si te digo que podemos hacer algo que mosqueara bastante al pequeño Edzard?” respondió Sheogorath mientras sus ojos brillaban con locura.
“Ohh. Mi viejo amigo. Estas hablando mi idioma. Te escucho.”
Issei caminaba por los pasillos de la academia Kuoh llevando una escultura de Rías hecha de PVC. Ya habían pasado dos días desde que se encontró con el Hakuryuukou. Después de una pequeña conversación donde el Dragon blanco los interrogó sobre lo que había pasado con Kokabiel, se fue diciendo que estaba decepcionado del nivel de poder que tenía Issei. Aunque normalmente esas palabras le habrían hecho enojarse, su mente estaba más enfocada en lo que acababa de ver, pues había visto a su amigo ser tragado por un portal purpura de aspecto tenebroso.
Había pasado toda la noche tan preocupado por cómo le diría a Asia que su esposo había desaparecido luego de luchar con un ser sobrenatural. Aunque una parte de él sospechaba que ella sabía sobre los demonios y esto se confirmó cuando Rias le había contado acerca de que hace unos meses había planeado darle la opción a Asia de que se reencarnara como un demonio. Así que al dia siguiente, después de las clases, fue a ver a la familia de Edzard al hotel donde se alojaban, pero no los encontró. Según la recepcionista, el penthouse del hotel había sido desalojado en la mañana de ese mismo dia. Así que al final, no pudo hablar con la familia de su amigo.
Mientras iba caminando, Issei sintió como una pequeña bola de papel le impactó en la cabeza. Buscando al agresor, se asombró al ver a Edzard apuntando con un dedo al techo. Entendiendo a lo que se refería su amigo, rápidamente se dirigió a ese lugar. Cuando llegó, vio a Edzard sentado mientras apoyaba su espalda contra la reja que había en la azotea. Al verlo allí sentado como si nada hubiese pasado, Issei se enojó y cargó contra Edzard con la intención de darle un buen golpe; sin embargo, cuando estuvo a escasos metros, sintió que su cuerpo giraba y luego sintió dolor cuando terminó impactando contra el piso de la azotea.
“A mí también me da gusto verte, Issei.” dijo Edzard con una sonrisa de diversión en su rostro. El golpe de Issei había sido tan lento que pudo agarrarle y con un rápido movimiento lo levantó e hizo que su cuerpo girara trescientos sesenta grados más de siete veces antes que finalmente cayera al suelo. Al ver la figura hecha en PVC volar, decidió tomarla y dejarla en un lugar seguro.
Issei levantó la vista y vio la mano de Edzard extendida. Sin pensarlo dos veces, la tomó y se levantó.
“Lo siento por eso, Issei.” dijo Edzard mirando como su amigo se limpiaba el polvo.
“No te preocupes. Ahhh… se me olvido que eras más fuerte que yo.” Dijo Issei mientras se sobaba la espalda, para luego mirar a Edzard. “Busque a Asia-san el dia después de la batalla para informarle sobre tu desaparición. Pero no la encontré en el penthouse.”
Al escuchar eso, Edzard suspiró y se sentó nuevamente. Para luego hacerle señas a Issei para que se sentara a su lado. Issei asintió y se sentó al lado de Edzard.
“Los siento por eso, pero me lleve a mi familia a otro lugar para estar más tranquilo.” Dijo Edzard mirando al cielo. “Por cierto, ¿Cómo están en tu club?”
“Bien. De hecho, Buchou quiera hablar contigo para agradecerte por ayudarnos y para hacerte algunas preguntas.” Dijo Issei mirando al cielo también. Luego de unos segundos después, recordó algo importante. “Oye, Ed. Gracias por los pergaminos, me ayudaron bastante.”
Edzard miró a Issei y soltó un suspiro, pues entendía que Rias Gremory y Sona Sitri tenían muchas dudas sobre él. Y aunque el quisiera contestarles algo, él sabía que ellas irían con sus líderes a contarles lo que él les dijera y eso haría que su familia este bajo la mirada de los Maous.
“Se que ellas tienen dudas, pero no quiero darles información sobre mí. No por ahora, al menos.” Respondió Edzard. “Y sobre los pergaminos, no tienes por que agradecerme. Te los regale para que te ayudasen con algún problema que pudieses tener. Y me alegra que cumplieran su cometido, ya que te ayudaron a vencer al prometido de Rias Gremory, ¿verdad?”
“¿Cómo sabes eso?” preguntó Issei sorprendido de que Edzard supiese sobre aquello.
Edzard sonrió de manera burlesca. “Compre un periódico que contenía información sobre muchos sucesos actuales del inframundo.”
“¡Venden periódicos del inframundo en la Tierra!” gritó Issei asombrado por aquella noticia, ya que nunca esperó que algo así ocurriese.
“Si. No son fáciles de conseguir, pero logre hacerme con uno. Fue de esa manera que me enteré que habían ganado.”
“Ya veo. Oye, Ed. Hay algo que tengo que decirte.” Dijo Issei con una mirada seria, la cual era muy poco habitual en él.
Edzard parpadeó confundido ante aquello, ya que era la primera vez que veía a Issei así de serio.
“Ed. Los pergaminos redujeron mi esperanza de vida en trescientos años.”
Los ojos de Edzard se abrieron de sorpresa al escuchar aquello.
‘¡¿Qué?! ¿Cómo es eso posible?’ pensó Edzard preocupado, pues nunca esperó algo como eso. Decidiendo no quedarse con la duda por lo que su amigo le había dicho, se levantó y se acercó a Issei. Extendiendo su mano, decidió usar un hechizo de análisis de vitalidad, pero cuando estuvo por lanzar el hechizo, una nueva voz habló.
[Detente chico. Si usas esa magia con mi compañero, le harás daño.]
Edzard parpadeó al ver como un circulo verde brillaba en la mano de Issei.
“Issei. ¿Estoy loco o tu mano acaba de hablar?” preguntó Edzard mirando la mano de Issei con confusión y un poco de preocupación por su cordura.
“No estás loco, Ed. Este es Draig y es el dragón que habita en mi sacred gear.” Dijo Issei con una sonrisa al ver por primera vez a Edzard sorprendido.
“Espera. ¿Ese es el dragón emperador rojo?”
“Si.” Respondió Issei asombrado de que Edzard supiese que Draig era el Dragon Emperador Rojo.
Edzard miró la mano de Issei y habló. “Realmente es grato conocer a uno de los dos Dragones Celestiales. Y siento lastima por usted al estar atrapado con Issei.”
“¡Hey!” gritó Issei sintiéndose ofendido por lo dicho por Edzard.
Mientras Issei miraba con molestia a Edzard, Draig respondió a lo dicho por Edzard con una risa de diversión. Esta risa hizo que Edzard e Issei terminasen por reir también.
“Creo que debemos de volver a la parte original de la conversación.” Dijo Edzard dejando de reír y poniéndose serio. “¿Por qué dijiste que mi magia lastimaría a Issei?”
[Tu magia es muy similar a la magia sagrada.]
La respuesta del dragón hizo que Edzard entendiese lo que sucedía.
‘Parece que la magia de restauración es el equivalente de Nirm de la magia sagrada.’ Pensó Edzard mientras internamente estaba agradecido de no usar magia de restauración para sanar a los demonios cuando lucharon contra Kokabiel. ‘Es bueno saber esto. Ahora sé qué tipo de magia puede causarles un mayor daño.’
Cuando Edzard estuvo por decir algo más, se detuvo al oler a alguien a quien había conocido recientemente. Girando la cabeza, habló. “Issei. ¿Por qué huelo a Xenovia con el resto del ORC?”
“Oh. Sobre eso, ella se convirtió en un demonio.” Respondió Issei rascándose la nuca.
“Ya veo. Supongo que fue excomulgada por saber sobre la muerte de Dios, ¿verdad?”
“¿Cómo-“ preguntó Issei solo para ser interrumpido.
“¿Cómo lo sé? Bueno, es fácil si lo piensas en retrospectiva. La noticia podría crear división entre los fieles de la iglesia Cristiana haciendo que esta se debilite.” Dijo Edzard mirando a su amigo. “Además, recuerda que Kokabiel mencionó un sistema. Es posible que con la muerte de Dios ese sistema este muy debilitado, por lo que cualquier tipo de interferencia como alguien que sepa sobre la muerte de Dios causaría que el sistema falle, ocasionando la muerte de los ángeles o alguna cosa similar.”
La rápida respuesta de Edzard asombró a Issei.
“Ya veo. Parece que eres capaz de entender y deducir que sucede rápidamente, Ed.” dijo Issei con un poco de celos en su voz. “A veces quisiera ser como tú.”
“Créeme, Issei. Tu no quieres ser como yo.” Dijo Edzard mirando a su amigo.
“¿Por qué dices eso?” preguntó Issei confundido por lo que dijo su amigo.
“Mi vida no es tan simple o sencilla como piensas. Mi vida nunca fue color de rosa desde que perdí a mis padres. He pasado por muchas cosas, sobre todo cuando tenía entre trece y catorce años de edad. Y si soy sincero, no me gusta hablar de aquella época.” Dijo Edzard mientras sus ojos se volvían oscuros y apretaba los dientes recordando sus fracasos en aquellos días.
Issei vio la expresión que hacía Edzard y decidió no preguntarle más sobre su pasado. Así que, girando la cabeza, posó su vista sobre la academia y vio a unos kouhai salir de la biblioteca con algunos libros. Eso le hizo recordar algo.
“Ed. descubrí algo interesante sobre uno de mis clientes como demonio”
Edzard levantó a ceja en confusión. “¿Enserio? ¿Qué cosa descubriste?”
“Bueno, veras…”
Flashback
El sonido de botones siendo presionados era acompañado por gemidos de mujeres, los cuales sonaban por los altavoces de la pantalla de un televisor, el cual mostrando un juego de lucha.
“¡Maldición, he perdido de nuevo!” gritó Issei mientras veía la barra de vida de su personaje llegar a cero.
“Por supuesto. He estado practicando mucho con el fin de lograr derrotarte.” Dijo un hombre vestido con un yukata gris mientras sonreía. Este hombre era alto y parecía tener unos veinte años con una constitución promedio, ojos violetas, cabello negro con un raro flequillo dorado y una barba de chivo negra. “La verdad, es que esto es posible gracias a que no nos hayamos visto durante un tiempo.”
“Lo siento por eso. Pero he estado muy ocupado en estos últimos días.” Dijo Issei con una sonrisa de disculpa mientras se rascaba la nuca. Mirando por la habitación, su vista se posó en varios estantes repletos de diferentes consolas. “La verdad es que me asombra lo mucho que te has enganchado con esto. Has logrado conseguir consolas de todos los tipos y épocas.”
“Ja, ja, ja. Tienes razón. Es un hábito que tengo desde hace mucho. La gente suele decirme que me emociono demasiado por coleccionar cosas.”
“Ya veo. Espera, eso me suena de algo.” Dijo Issei mientras sentía un dejavü.
“Supongo que estos días deben de haber sido muy ajetreados para ti, ¿verdad?” preguntó el hombre mientras bebía un trago de su vaso, el cual tenía un poco de wiski.
“No tienes ni idea.”
“Tienes razón. Después de todo, no todos los días descubres que tu amigo es extremadamente más poderoso que tú. No lo crees, Sekiryuutei.” Dijo el hombre mientras se ponía de pie. Luego, con una sonrisa de oreja a oreja, desplegó doce plumosas alas del mismo color que una noche sin estrellas. “Supongo que debo de presentarme como se debe. Un gusto, Sekiryuutei. Me llamo Azazel y soy el líder de los Ángeles Caídos.”
Los ojos de Issei se abrieron como platos ante la revelación. Retrocediendo algunos pasos, preguntó con temor. “¿E-e-eres el líder de los Ángeles Caídos?”
“Te lo acabo de revelar hace unos segundos.” Dijo Azazel con diversión.
“Espera. ¿Cómo sabes sobre Edzard?” preguntó Issei preocupado de que su amigo perteneciese a la facción de los Ángeles Caídos.
“Eso es muy fácil. Al igual que tu conozco a Edzard, de hecho, soy su jefe.”
“Entonces, el…”
“No. No pertenece a los Grigori.” Interrumpió Azazel a Issei. “A igual que a ti, él también me ha engañado.”
“Entonces, ¿Por qué dices que eres el jefe de Edzard?”
Azazel caminó hacia uno de los estantes y tomó un libro. Regresando donde Issei, le entregó el libro. Issei tomó el libro y lo examinó. El libro no era muy grueso, un aproximado de trescientas páginas como máximo. Llevaba una portada muy extraña que mostraba a cinco personas en ella.
“Cuentos de un héroe, El campeón Eterno.” Leyó Issei en voz alta el título. Girando el libro, comenzó a leer la descripción. “El emperador ha sido traicionado y encarcelado por su mago de batalla. El destino de un imperio recae en las manos de un prisionero que deberá de viajar por todo el continente en busca de la solución.”
Issei miró a Azazel al momento de terminar de leer la descripción de la trama del libro. El no entendía que tenía que ver ese libro con Edzard.
“Lee el nombre del autor.” Dijo Azazel al ver la confusión en el rostro de Issei.
Issei enfocó su mirada sobre el nombre del autor y sus ojos volvieron a abrirse al ver el nombre de Edzard allí.
‘El menciono que era escritor hace un tiempo; sin embargo, nunca vi alguno de sus libros.’ Pensó Issei mirando el libro.
“Puedes quedarte con el libro. Puedo solicitar otro, después de todo es la editorial de los Grigori la que imprime y distribuye esta saga.”
Issei miró a Azazel y rápidamente guardó el libro en su bolsillo.
Fin Flashback
“¡Ja, ja, ja! Así que tu cliente habitual era Azazel.” Dijo Edzard mientras reía divertido al ver el rostro de miedo de Issei.
“¡Maldita sea! ¡¿Por qué te ríes?!” gritó Issei ofendido al ver a Edzard reírse. “¡No vez que pude morir!”
“¡Ja, ja, ja! No lo creo.” Dijo Edzard mientras se limpiaba una lagrima de su ojo. “Azazel no te mataría. Talvez solo te hubiese diseccionado vivo para luego tirar tu cuerpo a una alcantarilla.”
Issei tembló de miedo al imaginarse el ser abierto como una rana en una clase de biología.
Ambos amigos se quedaron en un cómodo silencio, el cual fue roto por Issei cuando recordó algo importante que le había dicho Vali cuando lo había visto hace unos días. Girando su cabeza, le contó todo a Edzard.
“Una reunión entre las tres facciones bíblicas…” Dijo Edzard mirando al cielo.
“¿Vas a asistir?” preguntó Issei.
Edzard miró a Issei y se puso a pensar en los pros y contras de asistir y de faltar. Estuvo pensando un buen rato, hasta que finalmente decidió asistir, pues por mucho que no lo desease, era posible que haya una invasión daedrica muy pronto y la mejor manera de defender la Tierra era formar una alianza con las diversas facciones sobrenaturales que habitaban este universo. Y asistir a esta reunión podría ser el primer paso para lograr esto.
“Sí, asistiré. Hay algunas cosas que quiero saber.” Respondió Edzard mientras miraba a Issei. “Además, es posible que los líderes de las tres facciones sepan que yo mate a Kokabiel y quieran saber sobre mí. Por lo que mataría varios pájaros de un tiro. Entonces, supongo que te veré el dia de la reunión. Adiós, Issei.”
Luego de decir eso, Edzard saltó por la barandilla que protegía el techo y cuando estuvo por tocar el suelo, se apoyó en la pared y desapareció en un estallido de velocidad que generó una ráfaga de aire que terminó levantando las faldas de las chicas que por allí caminaban, provocando que muchos hombres tuviesen varios derrames nasales.
Issei puso una sonrisa pervertida al ver el regalo que Edzard le había dado de manera inconsciente, por lo que guardando aquellas hermosas imágenes en su mente tomó su figura de PVC y corrió hacia el antiguo edificio de la academia.
¡Booom!
Una gran explosión se escuchó en medio del bosque en las cercanías de la ciudad de Kuoh.
En un claro, se podía ver a dos personas paradas juntas. La primera era Edzard, el cual estaba mirando la destrucción que había frente a él. Y es que frente a sus ojos había un escenario de gran destrucción, donde se encontraban muchos árboles arrojados por todos lados. Estos árboles habían sido arrancados de cuajo por la persona que estaba frente a él.
“Lo has hecho bien, Marie.” dijo Edzard mientras veía a su pequeña hija sentada mientras tomaba varias bocanadas de aire.
“G-gracias, papá.” Dijo Marie con la voz un poco apaga, pues sus cuerdas vocales estaban un poco irritadas por todo el entrenamiento que había tenido esta mañana.
“Ahora, recuérdame lo que tienes que hacer.”
“Tomo aire y lo acumulo en mis pulmones. Luego pienso en la palabra e interiorizo su poder y significado. Acumulo la magia en mi garganta y finalmente gritó con todas mis fuerzas.” Dijo Maire mientras miraba a su padre.
“Muy bien.” Dijo Edzard con una sonrisa mirando a su pequeña. “¿Puedes volver a lanzar otro thu’um?”
Marie asintió y se levantó lentamente. Posando su vista en otro grupo de árboles, tomó aire y gritó con fuerza. “¡FUS! ¡RO!”
El thu’um hizo que de la boca de Marie saliese una gran onda hecha de energía pura, la cual se dirigió rápidamente hacia los árboles. Cuando esta onda impactó en los árboles, los arrancó de cuajo y los hizo volar varios metros.
Edzard sonrió al ver el poder que su hija podía desatar con las dos palabras del thu’um de fuerza implacable. Si bien el y Asia habían decidido comenzar el entrenamiento de Marie cuando ella fuese un poco mayor, eso cambió gracias a las acciones de los esbirros de Kokabiel. Aquello le hizo ver que podría haber momentos en que ninguno de ellos este allí para protegerla, por lo que decidieron que lo mejor sería enseñarle a usar una o dos palabras de uno o dos gritos.
“Bien hecho, Marie.” dijo Edzard mirando a su hija. “Ahora voy a enseñarte la primera palabra de otro grito. ¿Estás lista?”
Los ojos de Marie brillaron de emoción al escuchar que su padre le enseñaría otro grito. Así que sonriendo comenzó a asentir emocionada.
El sol estaba en lo alto mientras Edzard se encontraba apoyado sobre su mejor espada. Su cuerpo estaba empapado por el sudor, resultado del increíble esfuerzo tanto mental como físico que había necesitado para logra o que acaba de hacer.
“Lo he logrado. Al fin lo logre.” Dijo Edzard con emoción al ver la estructura que tenía la frente. “Me tomo tiempo y una gran cantidad de magia, pero al fin logre completar esto.”
Luego decir eso, Edzard se puso de pie y comenzó a caminar hacia la estructura. Luego de caminar unos minutos, llegó al lugar que buscaba. Ese lugar era una fragua, la cual tenía todas las herramientas que necesitaba para lo que planeaba hacer. Llevando la mano hacía su bolsillo, sacó varias hojas de papel.
“Bien. Tengo dos días para completar todos estos proyectos antes de que se lleve a cabo la reunión.” Dijo Edzard mirando los diseños en las hojas. “Por suerte ya tengo casi todo listo, solo faltan los ensamblajes de los materiales especiales y todo estará listo.”
Edzard había sido precavido y había completado todos los preparativos previos con anterioridad. Por lo que ahora solo estaba en los pasos finales.
“No hay tiempo que perder.” Edzard tomó un martillo e hizo que la fragua comenzara a trabajar para completar los proyectos que tenía en mente.
Edzard, Asia, Aika, Valerie y Mittelt se encontraban sentados en la habitación principal del penthouse mientras esperaban el momento en que debían de partir para la reunión de las facciones bíblicas. Ya habían pasado más de dos semanas desde la muerte de Kokabiel y una semana completa desde que las chicas despertaron luego de haber caído en coma gracias a que recibieron la bendición de Edzard.
Al igual que con Asia, las chicas habían sufrido algunos cambios físicos tales como el crecimiento de sus pechos, traseros, estatura y algunos cambios en los ojos como las pupilas en vertical en los ojos de Aika y Mittelt, este cambio no se lograba notar en Valerie, pues ella ya tenía las pupilas verticales antes. Aunque, eso no fue todo, ya que todas sintieron un aumento en su poder mágico, ya sea poder sagrado o magia; sin embargo, las reservas de Magicka de Aika no aumentaron, además de que ni Valerie ni Mittelt tuvieron acceso a esta energía.
“Estoy aburrida. Ed, ¿Cuánto más falta?” preguntó Mittelt mientras balanceaba sus piernas, si bien había crecido, aun no pasaba del metro con cincuenta centímetros.
“Unos quince minutos.” Respondió Edzard mirando a Mittelt. “¿Estás lista para volver a ver a Azazel?”
“La verdad, no. Estoy muy nerviosa y no sé qué pasara.” Respondió Mittelt llevándose las manos a la cabeza mientras comenzaba a entrar en pánico.
Edzard sonrió con cariño al ver como actuaba Mittelt. “Tranquila, no dejare que nadie te lastime.”
Mittelt dejó de estar en pánico y se sonrojó mientras desviaba la mirada. Aika y Valerie hicieron un puchero al escuchar esas palabras.
“¿Y nosotras, Ed?” preguntó Aika mirando a Edzard.
“¿También nos protegerás?” preguntó Valerie mirando a Edzard.
Edzard sonrió de oreja a oreja cuando entendió lo que sucedía. Negando con la cabeza, sonrió divertido por los celos que mostraban sus chicas, habló. “Por supuesto. Si alguien se atreve a lastimarlas, lo destruiré.”
Luego de decir eso, Edzard abrazó más fuerte a Asia, quien estaba sentada en el regazo de Edzard mientras descansaba su cabeza en su cuello. Ella abrió los ojos al escuchar el pitido del reloj de pared que había en la habitación. Poniéndose de pie, habló.
“Parece que ya es hora.” Dijo Asia mirando al reloj, el cual ya marcaba la hora designada para el inicio de la reunión.
“Así parece.” Dijo Edzard levantándose a la vez que veía al resto de las chicas levantarse de sus lugares. Sonriendo, habló. “Bueno, chicas. Que dicen, ¿Hacemos una gran entrada?”
Las chicas sonrieron y asintieron a lo dicho por Edzard.
Sonriendo con sus chicas, Edzard levantó la mano y usando su shadowkey creó un portal.
“Andando.” Dijo Edzard mientras comenzaba a caminar hacia el portal, siendo seguido por Asia, Aika, Valerie y Mittelt.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí esta, otro lemon. Creo que debería de marcar los lemons con una advertencia, XD.
Y como siempre, el buen Sanguine dándole una manita a Edzard, ese si es un buen amigo. Sobre la broma de Sheogorath y Sanguine, aun estoy pensándola, por lo que esta no aparecerá hasta dentro de varios, y cuando digo varios es varios capítulos mas adelante.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 32
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 31
— Siempre mantén tu mente alerta y no confíes demasiado en los otros altos mandos. Nunca sabes quién quiere usarte como trampolín para ascender —
Decius a Edzard en el Palacio Imperial 202 4E
Issei se sentía inquieto al ver a los líderes de las tres facciones reunidos frente a él. Bueno, siendo sinceros no se sentía inquieto solo por los líderes, ya que aparte de ellos en la habitación también había varias personas más. No, lo que sumaba a su pánico era que todo el edificio estaba completamente rodeado por varios miembros de las tres facciones, los cuales esperaban una orden de sus líderes y comenzarían a matar a sus enemigos. además, cada uno de los líderes de las facciones habían traído consigo a varias personas. El, el resto del ORC y algunos miembros consejo estudiantil estaban en representación de los demonios junto a los Maous Sirzechs Lucifer y Serafall Leviatán, y la sirvienta de la casa Gremory, Grayfia Lucifuge.
Sirzechs Lucifer es un hombre que aparenta estar en sus veinte años. Tiene un gran parecido con su hermana Rias, ya que ambos poseen el cabello color carmesí, el cual el también lleva largo y los ojos azules. Vestía actualmente un taje de noble color blanco con los puños de color púrpura y una capa de color púrpura oscuro atada con un broche con una gema roja en su hombro izquierdo. Serafall Leviatán es una mujer hermosa con el pelo largo y negro atado en dos colas a cada lado usando dos listones de color fucsia y sus ojos son de tono purpura. Su cuerpo parece el de una niña, pero a diferencia de estas, tiene os pechos grandes. Cuando Issei la conoció, vestía un traje de niña mágica, pero ahora vestía una camisa verde oscuro con una corbata rosa y una falda larga de color negro. Grayfia Lucifuge es una hermosa joven que parece tener poco más de veinte años con el cabello plateado hasta la espalda que presenta una larga trenza a cada lado con pequeños lazos azules en los extremos, mientras que el resto está suelto y termina en trenzas gemelas. Sus ojos son de color rojo. ella viste un traje de sirvienta de color azul con algunos detalles en blanco.
Frente a ellos en una mesa redonda estaban los otros dos líderes. Azazel, quien había ido vestido con un abrigo largo granate con cuello en V y un cuello alto abierto que se abre en el dobladillo. El abrigo largo también presentaba dos cinturones negros alrededor de la cintura y cuatro bandas negras en cada brazo, dos de las bandas en la muñeca y las otras dos cerca del codo. Llevaba pantalones grises y zapatos marrones.
A espaldas de Azazel estaba el Hakuryuukou, Vali, a quien Issei había conocido hace unos días en una no muy agradable reunión donde el dragón emperador blanco volvió a burlarse de su debilidad. Vali era un joven con cabello plateado y ojos color avellana. Vestía una camisa verde oscuro con cuello en V y una chaqueta de cuero negro de cuello alto encima. También usa jeans burdeos con una cadena plateada que cae sobre ellos y chaparreras de cuero negro con tres bandas que rodean su pantorrilla derecha, y zapatos negros con hebillas negras.
Luego de ver a su rival, miró a la delegación del Cielo. El líder era Michael. El líder del Cielo tiene la apariencia de un hombre guapo con cabello largo y rubio y ojos verdes. Viste una túnica roja con una cruz de oro en el frente de su alba blanca. Tiene placas doradas en los hombros con una faja blanca y un halo dorado sobre su cabeza.
A espaldas de Michael estaban dos exorcistas, la primera era Irina y la segunda era una versión femenina de Freed Sellzen.
Finalmente, la vista de Issei se posó sobre la última silla, la cual estaba vacía. Volviendo a ver a todos los líderes, todos a excepción de Azazel miraban la silla de manera confusa. Cuando estuvo por preguntar sobre esa silla vacía, de la nada una luz brilló en la puerta de la habitación. Todos los presentes miraron el brillo y se pusieron en guardia, pues no sabían que pasaba. La luz brilló más fuerte un segundo y luego se expandió mostrando un portal cuadrado, el cual abarcaba toda la puerta de la sala.
Se escucharon pasos, los cuales se hicieron más fuertes cuando varias siluetas salieron de dicho portal. Estas personas eran Edzard, seguido de Asia, Aika, Valerie y Mittelt. Edzard iba vestido con una camisa negra con un chaleco gris y con una gabardina con capucha de color negro. Además, llevaba pantalones de vestir con botas de mago, ambos de color negro. Asia vestía una blusa blanca con una corbata azul con una falda azul con líneas blancas al final. Unos calcetines blancos hasta los muslos con un par de tacones bajo color negro. Aika vestía su uniforme escolar, pero con la adición de un sombrero puntiagudo de bruja color negro. Valerie, por su parte, llevaba un vestido victoriano de color rojo oscuro con botas negras de tacón alto. Y finalmente, Mittelt, quien vestía su típico atuendo de lolita gótica.
Casi todos los presentes estaban asombrados por los que llegaron, pues había personas que no esperaban ver en dicho grupo. Para empezar, el ORC y los miembros del consejo estudiantil estaban estupefactos por ver a Aika allí. Irina y Xenovia estaban en shock al ver a una de las personas más buscadas por la iglesia. Azazel, por su parte, miraba con ligero asombró a su subordinada que creía muerta.
“¡¿K-K-Kiryuu?!” gritó Issei al ver a Aika.
El grupo se detuvo cuando escucharon a Issei gritar. Lentamente todos giraron la cabeza y miraron a Issei, quien comenzó a retorcerse un poco al ver que se había convertido en el foco de atención de todo el grupo.
“Oh. Hola Hyoudou, Gremory-sempai, Himejima-sempai, Kiba-san, Kaichou, Fukukaichou.” Saludó Aika con una sonrisa.
Aun estando en estado de shock, todos los mencionados levantaron la mano para saludar a Aika, pero cuando lo hicieron, Issei volvió a gritar.
“¡¿Qué demonios haces aquí, Kiryuu?!”
“No es obvio, Hyoudou. Estoy aquí porque formo parte del grupo que ha creado Edzard.” respondió Aika con una sonrisa de suficiencia mientras miraba a Issei.
“Entonces, ¿ya sabias sobre nosotros?” preguntó Rias mirando a su kouhai.
“Para ser sincera, solo lo he sabido desde hace unos cinco meses.”
“Parece que tienen preguntas. Pero sería más prudente terminar con las conversaciones pendientes. Luego ya podremos responderles algunas preguntas.” Interrumpió Edzard mientras se acercaba y se sentaba en la silla vacía que había. El sabía que esa silla era para él, ya que Azazel se lo menciono en un correo que le envió a su e-mail.
Edzard cerró los ojos un segundo y cuando los abrió usó su hechizo para ver lo oculto. Al hacerlo vio las doce alas negras de Azazel, las doce alas doradas de Michael, pero se asombró cuando vio que los dos líderes del inframundo solo tenían un par de alas de demonio cada uno, al igual que la sirvienta; sin embargo, se llevó otra sorpresa al ver las ocho alas de demonio en la espalda de quien solo podía ser el Hakuryuukou, pues además de las ocho alas de demonio, también tenía las mismas alas brillantes que el sujeto en armadura que llegó cuando asesinó a Kokabiel.
De hecho, tanto la apariencia de la sirvienta como la del Hakuryuukou le daba a Edzard un déjà vu muy grande, pues se parecían mucho a Euclid y a Rizevim respetivamente. Ese parecido hizo que Edzard decidiera mantener un ojo en ellos.
“Oye, Edzard. ¿Qué haces?” preguntó Azazel mirando a Edzard. “Siento una extraña energía en tu cuerpo. Además, tus ojos cambiaron de color.”
Edzard parpadeó y desactivó su hechizo. “Tranquilo. Solo era un hechizo para ver algunas cosas.”
“Oh. ¿Y qué cosas viste?”
“Solo confirme quienes eran.” Respondió Edzard mientras comenzaba a mirar a los líderes. “El rubio es el líder de los ángeles, el pelirrojo y la pelinegra supongo que son los líderes de los demonios y finalmente el sujeto de cabello plateado es el Hakuryuukou.”
Las palabras de Edzard sorprendieron a los demonios, pues ellos sabían que Edzard no había estado con ellos cuando Vali se había presentado.
“Vaya. Ese hechizo tuyo es muy útil.” Dijo Azazel con una sonrisa. “Supongo que de esa manera supiste que yo era un caído.”
“Tienes razón. Fue gracias a este hechizo logre saber que eras un caído. Que Rías era un demonio y que el rubio era un ángel.” Dijo Edzard mientras miraba a los mencionados.
Lugo de aquellas palabas, el ambiente quedo en un pesado e incómodo silencio.
“Bueno. Parece que este ambiente tenso no es saludable para ninguno de nosotros. Así que, ¿Por qué mejor no presentamos a nuestros acompañantes?” dijo Azazel de manera despreocupada mientras miraba a los presentes.
“Supongo que tienes razón.” Dijo Sirzechs mirando a los jóvenes demonios a sus espaldas. “La joven pelirroja es mi hermana menor, Rias Gremory. A su lado están los miembros de su nobleza. La joven pelinegra de cabello corto es la hermana menor de Serafall, Sona Sitri. La persona a su lado es su reina. Finalmente, la mujer vestida de sirvienta es una doncella de la casa Gremory y se llama Grayfia Lucifuge.”
Edzard entrecerró los ojos al escuchar el apellido de Grayfia y no fue el único, pues todo el grupo de Edzard lo hizo, ya que ellos sabían que había sido alguien con el mismo apellido quien había estado haciendo un trato con Marius.
‘Tal y como pensé, esa mujer es pariente de Euclid. Eso significa que el Hakuryuukou es posiblemente un pariente de Rizevim.’ Pensó Edzard mientras miraba a Vali.
“Bueno. Supongo que es mi turno.” Dijo Azazel con una sonrisa al ver que Sirzechs había terminado de presentar a los demonios. “El joven atrás mío se llama Vali y tal como dijo el pequeño Edzard, él es el actual Hakuryuukou.”
Edzard frunció el ceño al ser llamado así por Azazel.
Luego de eso, la vista de todos se posó en Michael.
“Un gusto conocerlos.” Dijo Michael con una sonrisa y voz tranquila. “Las personas que me acompañan son Irina Shidou y Lint Sellzen.”
Todos los jóvenes demonios se estremecieron al escuchar el apellido de la joven que estaba al lado de Irina. Aunque no fueron los únicos, pues Edzard también se sintió incomodo, ya que eso confirmaba sus sospechas de que el sujeto al que había asesinado no hace mucho era pariente de Lint.
‘Parece que tendré que hablar con Lint después de esta reunión.’
Luego de la presentación de Michael, los ojos de todos se posaron en Edzard y su grupo.
“Supongo que ahora es mi turno.” Dijo Edzard suspirando, para luego apuntar a su esposa con su dedo. “Muy bien. Supongo que muchos aquí ya saben quién soy, por lo que presentare a mi grupo. Primero, mi esposa y madre de mi primogénita, quien fue llamada santa doncella por la iglesia católica, Asia Argento, quien es portadora del sacred Gear Twilight Healing.”
Asia sonrió amablemente mientras asentía a las palabras de Edzard.
Aquellos que miembros y ex miembros de la iglesia que no sabían sobre la hija de Asia la miraron en completo shock, pues ellos sabían que las doncellas santas no tenían permitido casarse ni mucho menos tener descendencia, ya que ellas solo se debían de vivir por Dios.
“Es un gusto ver que estas bien, Asia Argento.” dijo Michael mientras miraba a Asia con una sonrisa triste en el rostro. “Lamento mucho lo que te paso, pero puedo ver que has encontrado la felicidad. Eso me alegra mucho.”
“G-g-gracias Michael-sama.” Dijo Asia entre tartamudeos, pues no sabía cómo reaccionar ante la disculpa de quien era el actual líder del cielo. “Pero no debe de preocuparse. Yo entiendo por qué lo hizo.”
Las palabras de Asia hicieron que Michel sonriera amablemente y asintiera.
“Bueno. Siguiendo con la presentación. Esta es Aika Kiryuu. Una joven humana que es una maga y estudiante de la academia Kuoh.” Dijo Edzard mientras señalaba a Aika.
Aika asintió ante los presentes mientras sonreía.
“¿Maga?” preguntó Issei confundido, pues nunca había escuchado ese término.
“Sí, Issei. Aika es una maga. Resumiendo, en palabras sencillas, los magos son humanos que pude usar magia para luchar.” Respondió Edzard al ver la cara confusa de su amigo.
‘Extraño. ¿Cómo es que Issei no sabe algo tan básico como eso?’ se preguntó Edzard mientras miraba a Rias de reojo. ‘Gremory, ¿no sabes que tener soldados sin información puede hacer que estos mueran de manera estúpida?’
“Ya veo.” Dijo Issei con una sonrisa al entender.
“Disculpa, Kiryuu-san. ¿Pero desde cuando eres una maga?” preguntó Rias confundida, ya que ella había evaluado a varios de los humanos de la academia y nunca se había percatado de que Aika fuese una maga.
“Bueno. Desde hace unos cinco meses, ya que ese el tiempo que llevo aprendiendo a usar magia.” Respondió Aika llevándose la mano a la barbilla.
“Eso es muy poco tiempo.” dijo Sona mirando a Aika. “¿Quién es tu maestro?”
“No tengo ningún maestro, ya que los únicos magos en el grupo antes eran Edzard y Asia, pero por más que entrene no podía adaptarme al estilo de magia usaban. Así que casi todo que he aprendido lo he hecho casi yo sola usando las notas de un mago que Edzard encontró. Y digo casi, porque Edzard fue quien me ha ayudado a entender las cosas que no logro descifrara por mi misma.”
“Ya veo.” Dijo Sona dejando de mirar a Aika y posado su vista en Edzard. “Edzard-san. Tu compañera ha mencionado que posees un estilo de magia particular. ¿Podrías mostrármela?”
Edzard miró a Sona y estuvo tentado a levantar su mano y lanzar un hechizo, pero decidió no hacerlo porque eso sería contraproducente.
“Me gustaría mostrártelo, pero creo que sería mejor si lo hacemos luego. Digo si es que eso le parece bien.” Dijo Edzard con una sonrisa amable.
Sona asintió ante aquella propuesta.
“Bien. Entonces continuare con las presentaciones. La joven aquí es Valerie Tepes, una Dhampir. Y la portadora del Sacred Gear Sephiroth Graal.” Dijo Edzard mientras señalaba a Valerie.
Los ojos de Azazel, Michael, Sirzechs y Serafall se abrieron cuando escucharon eso.
“E-e-espera. ¿Ella tiene el sacred gear con el mismo nombre que el santo grial?” preguntó entre tartamudeos Azazel, pues estaba sorprendido por la revelación de Edzard.
“Santo Grial. ¿Qué es eso?” preguntó Edzard confundido, pues no recordaba haber escuchado ese término.
“Edzard-san. El santo grial es la copa de la que cristo bebió en la última cena.” Dijo Michael mirando a Edzard.
“Ohh…Hablas del sujeto que podía caminar por el agua del cual mi esposa me contaba cuando estábamos en mi tierra natal?”
Todos miraron a Edzard estupefactos, pues estaba hablando de una figura importante en la mitología abrahámica como si ni le importara. Esto hizo que se formara un silencio, el cual fue roto por la risa de Azazel.
“¡Ja, ja, ja! El sujeto que camina sobre el agua.” Azazel se limpiaba una lagrima que caía por su mejilla gracias a la risa que tenía. “No puedo creer que lo llamaras así.”
“¿Y cómo quieres que le llame?” Dijo Edzard. “Después de todo no soy creyente de la religión cristiana.”
“Espera. ¿No eres cristiano?” preguntó Irina mirando a Edzard en shock.
“Así es. No soy cristiano.”
“Pero ¿cómo es que una doncella santa pudo casarse contigo?”
“Nos casamos por la religión de mi pueblo.” Respondió Edzard mirando a Irina. Pero al ver que ella intentaba decir algo más, decidió interrumpirla. “Si es que estas preocupada por eso, también tengo planeado casarme con Asia en una boda cristiana.”
Esa respuesta alegró a Michael y tranquilizo a Irina, pero hizo que Lint se sintiera un poco de extraña, pues sentía su pecho estrujarse levemente.
“Ahora, supongo que debo de presentarles a la última integrante de mi grupo.” Dijo Edzard mientras señalaba a Mittelt. “Ella es Mittelt y es un ángel caído.”
Mittelt se llevó las manos al borde de su vestido y levantándolo ligeramente hizo una reverencia hacia los presentes.
“Es bueno ver que sigues con vida, Mittelt.” Dijo Azazel mirando a su antigua subordinada y una sonrisa pícara apareció en su rostro cuando vio una ligera marca en el cuello de Mittelt. Por lo que decidió bromear con ella. “Veo que la has estado pasando bien con Edzard.”
El rostro de Mittelt se sonrojó, pues pudo ver que Azazel miraba el chupetón que tenía en el cuello, lo que la llevó a recordar la primera vez que tuvo sexo con Edzard. “N-n-no sé de qué habla, Azazel-sama.”
“¡ja, ja, ja! Realmente eres alguien sorprendente, Edzard. Se nota que no pierdes el tiempo.” dijo Azazel mirando a Edzard.
Muchos de los presentes parpadearon confundidos, pues no entendían lo que intentaba decir Azazel. Sin embargo, antes de que preguntasen algo, el líder de los Ángeles Caídos, habló.
“Edzard, es bueno que hayas presentado a tu variado grupo.” Una sonrisa se mostraba en el rostro de Azazel mientas miraba a Edzard. “Pero ahora tengo una pregunta para ti. ¿Quién eres?”
Edzard miró a Azazel y una pequeña sonrisa aprecio en su rostro cuando sintió un déjà vu, pues esa era la misma frase que Hadvar le había dicho antes de que lo enviasen al bloque del verdugo.
Los presentes miraron confundidos a Edzard por la sonrisa que mostraba.
“Lo siento, pero esa frase me ha hecho recordar algo de mi pasado.” Dijo Edzard al percatarse que lo miraban. Juntando sus manos frente a su rostro, habló. “Me llamo Edzard Rolandson. Soy un cazador de dragones, cazador de vampiros, mago, alquimista, bardo, herrero, historiador y escritor.”
Los ojos de todos se abrían con cada uno de los oficios que Edzard mencionaba. Sobre todo, lo que más llamó la atención de todos fueron los oficios de cazador de dragones, cazador de vampiros, herrero, mago y alquimista.
“Bueno con todos ya presentados. ¿comenzamos con esta reunión?” dijo Azazel viendo que todos miraban a Edzard con asombro por la cantidad de oficios que este poseía. Si bien el también estaba asombrado, sabía que podría obtener respuestas mas adelante, por lo que decidió continuar con la reunión.
Los líderes salieron de su estupor y asintiendo, comenzaron la reunión. La cual inicio con la presentación de los informes de Rias y Sona sobre lo que había ocurrido durante la batalla. las chicas no escatimaron en la información brindada, pues incluyeron la participación de Edzard y como este había asesinado Kokabiel sin ninguna dificultad luego de una batalla donde parecía que ambos habían estado parejos en habilidad.
“Y ese sería el fin de mi informe.” Dijo Rias mientras terminaba de contar lo que había pasado.
“Yo Sona Sitri, doy testimonio de la veracidad de este informe.” Dijo Sona mientras terminaba de leer el papel donde estaba escrito el informe de Rias.
“Muy bien, gracias. Es suficiente.” Dijo Sirzechs mirando a su hermana con una sonrisa.
“Gracias. Rias-chan, Sona-chan.” Dijo Serafall con una sonrisa.
La forma en que su hermana dijo su nombre hizo que Sona se sonrojara ligeramente y volteara la cabeza avergonzada.
Mientras eso ocurría, Edzard tenía una mano en la barbilla pensando con preocupación, pues él sabía que eran esos zombis que habían mencionado. ‘Primero daedras que aparecen por un portal y ahora Almas Encogidas. Esto confirma que es Bal quien también planea invadir la Tierra.’
Las cavilaciones de Edzard fueron interrumpidas cuando escuchó a Serafall agradecerle por proteger a Rias y a Sona. Contestando que no había sido nada, Edzard decidió poner atención a las charlas y dejar sus cavilaciones para más tarde.
“Ahora que hemos escuchado lo que sucedió. Me gustaría saber que tienes que decir, Azazel.” Dijo Sirzechs mirando a Azazel.
“Que quieres que te diga. Ese idiota actuó por su cuenta.” Dijo Azazel sin darle demasiada importancia a su respuesta.
“Entonces, ¿Dices que no has tenido nada que ver con lo que paso?” preguntó Michael mirando a Azazel.
“Así es. Suelo dejar que mis subordinados vaguen libremente por allí.” Respondió Azazel. “Al permitirle vagar libremente, tenía la intención de saber qué hacía, ya que varios de mis agentes habían mandado mensajes de que tramaba algo.”
Los líderes de las otras dos facciones miraron con desaprobación a Azazel, quien simplemente señalo a Vali con el pulgar de su mano izquierda.
“Le había ordenado a Vali que vaya a hacerse cargo y capturase Kokabiel. Tenía planeado congelarlo por la eternidad en el Cocitus, pero al final eso no se podrá hacer.” Dijo Azazel mirando a Edzard.
“No voy a disculparme por matarlo, Azazel.” Dijo Edzard con voz dura mientras miraba al Ángel caído.
“Azazel, no te estamos culpando por las acciones de Kokabiel. Sino porque al parecer él no estaba contento con tu liderazgo.” Dijo Michael.
“Sí. Al parecer, estaba molesto por lo que pasó en la última gran guerra.” Dijo Azazel con una sonrisa. “Si te soy sincero, no estoy interesado en una nueva guerra.”
La respuesta de Azazel sumió al salón en un silencio que duró unos segundos, pues fue interrumpido por Serafall.
“Así que estas teniendo problemas con tus propios hombres.”
“No tienes ni idea.” Dijo Edzard mirando a Azazel y llamando la atención de todos. “Tuve que salvar a Mittelt de unos ángeles caídos que parece que estaban trabajando para Kokabiel. Al final termine haciendo que se una a mi grupo para evitar que la maten al momento en que regrese a la base principal de los Grigori.”
“Ya veo. Así que eso fue lo que paso. Ya se me hacía raro que ella desapareciese, así como así.” Dijo Azazel para luego mirar a Sirzechs, Serafall y Michael “Y es algo hipócrita que ustedes digan eso, cuando también tienen el mismo problema.”
La respuesta de Azazel hizo que Serafall, Sirzechs y Michael fruncieran el ceño.
“Eso no tiene nada que ver con esta reunión, Azazel. El verdadero…”
“Podríamos dejar de tener esta conversación aburrida y firmar el maldito tratado de paz de una vez.”
Las palabras de Azazel causaron que los jóvenes demonios se sorprendieran. Pero hizo que Edzard y su grupo miraran con expectación las palabras de Azazel.
“Empezar una maldita guerra es lo último que necesitamos ahora. Sobre todo, con lo que está pasando recientemente en el mundo.” Dijo Azazel mirando a Michael. “¿Cómo están los humanos de ese pueblo en la toscana donde apareció ese extraño portal?”
Lo mencionado por Azazel hizo que Edzard y su grupo levantasen la ceja asombrados por como parecía que Azazel había logrado obtener información sobre ese incidente.
“¿Cómo sabes sobre eso?” preguntó Michael preocupado, pues él había ordenado a todos sus miembros que mantuviesen ese incidente lo más oculto que se pudiese del resto de las facciones del mundo sobrenatural.
“Tengo varios buenos agentes. Pero admito que fue difícil dar con esa información y todo lo que he podido encontrar es información muy vaga que no responde a mis dudas.” Respondió Azazel mientras miraba a Michael. “¿Sabes a donde iba ese portal?”
“Solo se lo que el joven Edzard le contó a la joven Lint.” Respondió Michael.
Los ojos de todos se posaron sobre Edzard. Muchos de ellos, como los demonios, lo hacían porque no sabían que pasaba. Otros como Michael, Azazel y Lint para obtener respuestas a algunas preguntas.
“Ya veo. Así que otra vez estas involucrado, Edzard.” Dijo Azazel suspirando. “No crees que es momento de que nos digas algunas respuestas.”
Edzard miró a los líderes y suspirando decidió darles un poco de información, lo suficiente como para hacer que esta cumbre prosiga su curso.
“Está bien. El portal se llama puerta a Oblivion y es un dispositivo de transporte que permite viajar a través de diferentes planos de Existencia.”
“¿Planos de Existencia?” preguntó Rias confundida con el término usado por Edzard.
“Si, planos de Existencia. Es esta la manera en que mi pueblo llama a los mundos.”
Luego de decir aquello, Edzard les dio un pequeño resumen de lo que eran los planos de Existencia.
“Entonces en resumidas palabras. ¿Esos portales son estructuras que permiten viajar a diferentes mundos?” preguntó Azazel mientras sus ojos ganaban un brillo casi demencial al mencionar eso.
La mirada de Azazel hizo que Michael suspirara al recordar que su hermano podía volverse un poco loco al enterarse de algo que no conocía.
“Así es. Pero estos portales también permiten conectar con planos menores o planos de bolsillo.” Respondió Edzard para luego suspirar. “Ahora. Si quieren saber más sobre esto. Deberán de continuar con las negociaciones.”
“Oye, oye. ¿Me parece o nos estas chantajeando, Edzard?” preguntó Azazel con voz fría.
“Te parece, Azazel.” Respondió Edzard mientras sus ojos comenzaban a volverse dorados. “Solo quiero que sigan con la negociación para luego poder responder sus preguntas sin tener que preocuparme del tiempo.”
El lugar comenzó a temblar ligeramente mientras Edzard asombraba a Michael, Sirzechs, Serafall, Grayfia y al resto de los presentes en la sala al plantarle cara sin miedo a unos de los líderes de las tres facciones.
“Está bien. Supongo que tienes razón.” Dijo Azazel dejando caer su aura y comenzando a mirar a los otros líderes. “Después de todo, si esta reunión terminase en una nueva guerra sería malo para el mundo. ¿no lo creen?”
“Supongo que tienes razón. Después de todo, aquellos que iniciaron la guerra ya no están con nosotros.” Dijo Michael con pena al recordar la muerte de su padre.
Las reacciones a lo dicho por Michael no se hicieron esperar, ya que la tristeza apareció en los ojos de Asia, Xenovia, Irina y Lint.
‘Parece que les han dicho la verdad.’ Pensó Edzard al ver el rostro de las dos exorcistas.
“Y gracias a eso podemos sentarnos a hablar sobre el posible final de nuestra guerra sin sentido.” Dijo Azazel mirando a los otros líderes. “Sin embargo, han aparecido tres variables que están fuera de nuestro control de manera natural. Dos de ellas son muy conocidos por nosotros. La tercera, bueno es la mayor incógnita que tenemos. No es así, Sekiryuutei, Hakuryuukou, Edzard-chan.”
Los tres mencionados miraron a Azazel, quien continúo hablando.
“Tal y como sabemos, los dos dragones celestiales tienen el poder para cambiar el mundo ya sea para bien o para mal. Además, de que cada vez que luchan los mapas deben de ser redibujados. Es por ese potencial destructivo que quisiera escuchar sus opiniones sobre la posibilidad de un tratado de paz.”
“Yo solo quiero luchar contra oponentes fuertes.” Dijo Vali mientras se apoyaba contra la pared de la habitación y su mirada se posaba sobre Edzard por unos segundos.
“Je. Por suerte, no se necesita una guerra para luchar contra alguien fuerte.”
“Realmente pensé que dirías eso, Azazel.” Dijo Vali con una sonrisa en el rostro.
“Bueno. Sekiryuutei. ¿Qué piensas?”
Issei se llevó la mano a la nuca y comenzó rascársela mientras ponía una sonrisa incomoda. “U-uh. La verdad es que no se pensar sobe esto.”
Al ver que su amigo no sabía que decir, Edzard procedió a explicarle lo que sucedería si había una guerra.
“En ese caso, te lo explicare bien para que entiendas, Issei.” dijo Edzard mientras tenía los ojos cerrados. “Issei, si inicia una guerra, te verás forzado a dejar a tu familia mientras comienzas a marchar junto a otros demonios para luchar poniendo tu vida en riesgo, tal y como tu grupo lo hizo contra Kokabiel. Cada dia que respires podría ser el último, pues nunca sabrás si serás alcanzado por algún ataque enemigo. Escucharas los gritos de dolor y agonía de tus camaradas mientras el aire se llena con el olor de la sangre y las heces de los cadáveres de ambos bandos que comenzara a amontonarse. Además, gracias eso no podrás cumplir tu sueño de tener un harem, pues las únicas mujeres que veras es muy posible que sean las mujeres que acompañan a los campamentos militares…”
Todos escuchaban con sorpresa como Edzard relataba lo que pasaría en una guerra. Sobre todo, los más asombrados eran aquellos que eran veteranos de la gran guerra como de la guerra civil de los demonios. Ninguno de ellos podía entender como alguien de la edad de Edzard podría saber tan bien lo que sucedía en un campo de batalla real.
“Ahora si se firma la paz. Es muy posible que puedas conseguir tu harem, ya que es en las temporadas de paz donde se pone mayor énfasis en el aumento de la población, sobre todo de las tres facciones, quienes perdieron mucha capacidad demográfica gracias a la gran guerra. Por lo que, al final, tendrías que tener muchas mujeres para ayudar a recuperar la población. y gracias a la baja tasa de fertilidad de los demonios es posible que tengas que intentarlo varias veces durante mucho tiempo para poder engendrar a un solo vástago.”
Issei miró confundido a Edzard, pues se había perdido desde el momento en que él había mencionado lo de oler la sangre y los cadáveres amontonados en una guerra.
Al ver que Issei no entendía, Aika, quien era la que tenía una mente más cercana a la que poseía Issei, decidió decirle algo más simple de entender.
“Lo que Ed quiere decirte es que, si hay una guerra morirás virgen, pero si hay paz, podrás perder tu virginidad.” Una sonrisa burlesca apareció en el rostro de Aika mientras volvía a hablar. “¿Entendiste Virgen-kun?”
“¡¿V-v-virgen-kun?!” gritó Issei con el rostro rojo al entender la burla de Aika. “¡Maldita sea, Kiryuu! ¡No te bules de mí, cuando tú también eres virgen!”
Aika mostro una sonrisa de oreja a oreja cuando escuchó a Issei decir que ella era virgen. Así que, caminando lentamente, se acercó a Edzard y rodeó con sus brazos el cuello de su amante.
La repentina acción de Aika, hizo que la mandíbula de Issei se descolgara, sobre todo cuando vio que Asia solo suspiraba con molestia por lo que hacía Aika.
“Dime, Hyoudou. ¿Por qué crees que falte toda esa semana a clases?” preguntó Aika con burla.
“N-no me digas que…” dijo Issei con asombro mientras daba un paso hacia atrás.
“Así es. Estuve toda una semana teniendo sexo ardiente con mi novio.”
“P-pero él está casado.” Dijo Irina con un sonrojo al escuchar lo que dijo Aika.
“Para el pueblo de Edzard tener varias concubinas aparte de tu esposa es algo normal.” Respondió Asia mientras abrazaba a Edzard y se sentaba en su regazo.
“Espera. ¿Dijiste varias concubinas?” preguntó Lint mirando con un sonrojó a Asia y a Edzard y al resto de su grupo. “¿Eso quiere decir que…?”
“Así es. Además de mí, Valerie y Mittelt también se han convertido en las concubinas de Edzard.” respondió Aika con una sonrisa divertida mientras miraba las reacciones de los presentes.
El rostro de las mencionadas se sonrojó cuando todos las miraron.
“¿Eso quiere decir que él estuvo toda una semana teniendo sexo con ustedes?” preguntó Xenovia mientras miraba con asombro a Edzard.
Para evitar algunos malentendidos por las respuestas de Aika, Edzard decidió responder.
“Eso sería mentir. Ellas tres estuvieron en coma una semana luego de la primera vez que tuvimos relaciones sexuales.” Dijo Edzard señalando a Aika, Valerie y Mittelt.
Las palabras de Edzard asombraron a todos, causando que las chicas se sonrojaran a mas no poder, pues no esperaban que alguien pudiese lograr eso con solo una ronda de sexo.
“Espera. ¿Las dejaste en coma luego de su primera vez contigo?” preguntó Azazel con los ojos en blanco y celos en su voz.
“Sí. ¿eso es raro?” preguntó Edzard con una expresión de desconcierto.
“Muy raro.” Respondieron todos los varones presentes, salvo Michael, quien solo sonreía de manera incomoda.
“Bueno. Ya dejando de lado las bromas.” Dijo Edzard mirando a Issei. “¿Qué respondes Issei?”
Issei había caído de rodillas cuando escuchó que Edzard tenía varias amantes, ya que, para él, eso significaba que su amigo ahora tenía un harem. Llorando lágrimas de sangre, se puso de pie rápidamente y sin perder tiempo levantó su mano derecha y apuntó con su dedo a Edzard.
“¡Elijo la paz!” gritó a todo pulmón Issei. “¡Ya verás Edzard! ¡Te superare y tendré un harem mayor que el tuyo!”
Todos miraron a Edzard y esperaron que el respondiera enojándose, pero se sorprendieron cuando vieron que una sonrisa apareció en su rostro.
“Eso quiero verlo, Issei.” respondió Edzard con una sonrisa desafiante. No es que el estuviese muy interesado en aumentar la cantidad de concubinas que tenía, ya que por mucha resistencia que tuviera solo era una persona y no podría darse tiempo para poder pasarlo con todas sus parejas si estas eran demasiadas.
Issei puso una sonrisa igual a la de Edzard y habló. “Ya lo veras, Ed.”
Los que conocían a Issei sonrieron cuando vieron la interacción entre ambos amigos.
Azazel sonrió y miró a Edzard para preguntarle. “Entonces, Edzard. ¿Qué piensas sobre la paz?”
“Sería lo mejor que podrían hacer.” Respondió Edzard dejando de lado su sonrisa y poniendo una voz muy seria y fría. “Después de todo, lo que les contare cuando terminen las formalidades les hará suspirar y bailar de alivio al saber que no lucharan entre ustedes.”
“Ya veo. Supongo que con las opiniones de aquellos ajenos a las tres facciones es mejor que comencemos a....”
Los ojos de Edzard se abrieron con sorpresa cuando el olor de la magia llegó a sus fosas nasales. En menos de un segundo, el ambiente había parpadeado. Cuando todos abrieron los ojos, se asombraron al ver a sus camaradas congelados. Los congelados habían sido, Akeno, Sona y Tsubaki.
“¿Q-que...?” preguntó Issei mientras veía a Edzard y el resto de las chicas en un domo de energía de color gris.
“Parece que hemos sido atacados.” Dijo Edzard mientras su mano derecha tenía un orbe gris, demostrando que era el quien había creado el domo que protegía a sus amantes. “El agresor a detenido el tiempo.”
Muchos sintieron un escalofrió recorrer su espalda, pues Edzard hablo con voz muy fría y mortal.
“¿Han detenido el tiempo?” preguntó Kiba asombrado mirando a todos lados. “Pero ¿cómo lo han logrado?”
“No lo sé. Pero los que no han sido afectados son aquellos con un gran poder.” Dijo Edzard mirando a los líderes de las facciones y a Grayfia. “Yo he protegido a mis amantes con una barrera.”
“Tanto el Sekiryuutei como yo hemos sido protegidos por nuestros sacred gear.” Dijo Vali mirando a Issei para luego mirar a Xenovia, Yuto, Irina y Lint. “Ellos tres han sido protegidos por sus espadas. Pero la última no sé cómo ha podido resistir.”
“Eso es sencillo.” Dijo Edzard desactivando el domo que había creado con magia. “Ella fue protegida por un artefacto en su bolsillo.”
Todos miraron a Lint confundidos, pues no sabían a qué se refería Edzard. Lint también estaba confundida, por lo que metió su mano al bolsillo de su chaqueta. Cuando sacó su mano, vio la moneda que Edzard le había regalado antes de despedirse en Italia. La pequeña moneda era un Septim, el cual brillaba con luces multicolores.
“Esa moneda tiene un encantamiento muy especial que aumenta la resistencia mágica del portador.” Dijo Edzard llamando la atención de todos.
“Ya veo.” Dijo Vali mirando a Edzard mientras una sonrisa comenzaba a formarse en su rostro.
Lint miró a Edzard y trató de decirle algo, pero en ese momento se escuchó un gran estruendo y en el cielo apareció un gran circulo naranja brillante. En menos de un segundo todos los demonios, ángeles caídos y ángeles que estaban protegiendo la reunión desaparecieron. De este círculo aparecieron varias de personas vestidos con túnicas con capuchas. Estos sujetos comenzaron a atacar el edificio donde se llevaba a cabo la cumbre. Afortunadamente, los ataques fueron bloqueados por varios círculos mágicos defensivos.
“¿Quiénes son esos sujetos?” preguntó Issei.
“Son magos.” Respondió Serafall mientras hacia un puchero. “Ellos no saben que la única chica mágica aquí soy yo.”
“¿Cómo es que esos magos han llegado hasta aquí?” preguntó Sirzechs mirando a los magos.
“Eso es fácil. Hay un traidor entre nuestras filas, pues solo nosotros sabíamos de la reunión.” Respondió Azazel mirando a todos.
La respuesta de Azazel hizo preocupar a todos, pues no sabían quién era el traidor. Sin embargo, cualquier pensamiento sobre ello se detuvo cuando el edificio volvió a temblar por los ataques.
“¿Así que esos magos están deteniendo el tiempo?” preguntó Lint mirando a los magos.
“No.” Respondió Edzard.
“¿Qué quieres decir con eso, Edzard?” preguntó Lint.
Varios de los que no sabían que se conocían, miraron extrañados la familiaridad con la que la exorcista llamaba a Edzard.
“Lo que oíste, Lint. Ellos no han causado esto.” Respondió Edzard levantándose de su asiento. “La perturbación en las corrientes del tiempo viene de otro lugar. Para ser más específico. Viene de un edificio por esa dirección.”
Los ojos de Rias y sus sirvientes se abrieron con sorpresa cuando se dieron cuenta de que Edzard estaba apuntando hacia el edifico donde se ubicaba el salón del ORC.
“Si no son ellos, ¿Quién está deteniendo el tiempo?” preguntó Michael mirando por la ventana.
“Debe ser el Dhampir que es miembro de la nobleza de Rias Gremory.” Dijo Azazel con la mano en la barbilla. “Supongo que ellos le han capturado y forzado a entrar en su balance breaker. Uno muy aterrador si debo decir algo.”
“Espera. ¿Te refieres a Gasper?” preguntó Issei.
El nombre pronunciado por Issei llamó la atención de Valerie, quien comenzó a caminar hacia Issei.
“Eso es muy posible, ya que son muy pocos seres los que pueden manipular el tiempo.” dijo Sirzechs. “Así que debemos de dar por hecho que Gasper-kun está en manos del enemigo.”
Kiba estuvo por decir algo, cuando vio como Valerie se acercaba a Issei.
“Issei-san. Me parece haber escuchado que mencionaste el nombre de Gasper.” Dijo Valerie mirando a Issei con ojos llenos de esperanza. “¿De casualidad, el nombre completo es Gasper Vladi?”
Issei se asombró por la mirada que le estaba dando Valiere, pero logrando salir del asombró, asintió y vio como los ojos de la Dhampir comenzaban a llenarse de lágrimas.
Cuando las lágrimas amenazaban por caer del rostro de Valerie, la Dhampir fue abrazada por Edzard y el resto del grupo. El abrazo duró unos segundos, hasta que Edzard se retiró y se acercó a Issei.
“Ed, sé que esto puede ser grosero, pero ¿Por qué Valerie-san comenzó a llorar?” preguntó Issei.
“Gasper es el amigo de la infancia de Valerie. Ella ha estado buscándolo desde que dejó el castillo de los Tepes.”
“Con razón su nombre se me hacía conocido.” Dijo Rias uniéndose a la conversación. “Gasper siempre hablaba de ella cuando recién lo había reencarnado como demonio. Además, de que siempre mostraba preocupación por lo que le podría haber pasado.”
“Debemos de liberar a Gasper-kun del control de los magos, de lo contrario estos podrán hacer que el libere más poder hasta el punto en que nos afecte a todos.” Dijo Sirzechs de manera seria, llamando así la atención de todos.
Edzard miró a los líderes de las facciones y cerrando sus ojos usó el poder que tenía como hijo de Akatosh y comenzó a sentir como variaba las corrientes del tiempo en el área. Luego de unos segundos, supo cómo estaba que cambiaba el flujo del tiempo. Así que, habló llamando la atención de todos. “Acabo de descubrir cuanto tiempo demorara el poder en afectarnos completamente.”
Aquellos que no sabían del origen de Edzard lo miraron asombrados por lo que dijo. Querían preguntarle cómo podía hacer eso, pero al final decidieron dejar el interrogatorio para después de la reunión.
“¿Cuánto seria ese tiempo?” preguntó Azazel.
“Una media hora aproximadamente.” Respondió Edzard.
“Entonces, sabiendo que tenemos media hora como máximo para salvar al Dhampir, ¿Cuál es el plan?” preguntó Azazel.
“Oni-sama. Deje una torre sin usar en la habitación del club.” Dijo Rias mirando a su hermano.
“Ya veo. Intentaras usar el enroque para teletransportarte hacia allá.” Dijo Sirzechs.
“¿Enroque?” preguntaron Issei y Edzard confundidos, pues ninguno sabía que significaba esa palabra.
“El enroque es un movimiento de ajedrez que permite que el rey cambie su posición con una torre.” Dijo Kiba mirando a Edzard e Issei.
“Es un buen plan. Pero no podemos enviarte sola.” Dijo Sirzechs mirando a su hermana con preocupación.
“Oni-sama. No puedo quedarme tranquila cuando mi familia está siendo atacada. Además de Gasper, Koneko también está allí.”
“Además, ella no ira sola. Ya que yo también voy.” Dijo Valerie acercándose a Rias e interrumpiendo cualquier replica que Sirzechs intentara.
“Ella tiene razón, Sirzechs-sama. Yo también iré y protegeré a mi rey.” Dijo Issei acercándose a Rias, quien le miró con una sonrisa en el rostro.
Sirzechs miró a Issei y con una sonrisa asintió. Luego de eso, todos se separaron para preparase para irse.
Valerie se acercó a Edzard y al resto de las chicas.
“¿Así que vas a ir a salvar a tu amigo?” Preguntó Mittelt mirando a Valerie.
“Si.” respondió Valerie con convicción.
“¿Cómo planeas luchar con ese vestido?” preguntó Aika mirando a Valerie. “A diferencia de Mittelt, tú estilo de lucha es cuerpo a cuerpo, ese vestido será una molestia para los combates.”
Valerie miró el vestido y suspiró, ya que le gustaba mucho, pero podría comprarse otro más adelante. Después de todo, su amante era alguien que tenía mucho dinero. Así que, sin pensarlo dos veces, tomó la basta del vestido y lo rasgó de un solo movimiento. A final, la falda del vestido quedo por encima de las rodillas.
“Ten, Val. Esto podría serte de ayuda si tienes que destruir algo creado por magia.” Dijo Edzard entregándole un pergamino a Valerie.
“Gracias, Ed.” dijo Valerie tomando el pergamino. Luego de eso, todos caminaron hacia donde estaban Rias e Issei.
Cuando llegaron, vieron que al parecer había un problema. Y es que Valerie no era parte de la nobleza de Rias y por eso no podía teletransportarse con ellos.
“Issei. Quiero que pienses en la entrada de ese edificio.” Dijo Edzard acercándose a su amigo.
Issei asintió y comenzó a imaginar la entrada del viejo edificio cuando de la nada sintió que Edzard ponía su mano en su cabeza. De la nada, tuvo un pequeño dolor de cabeza. Por fortuna el dolor fue tan leve que solo hizo que moviese sus cejas como signo de que sufrió algo.
“Ya está.” dijo Edzard mientras dejaba de tener la mano en la cabeza de Issei. Extendiendo su mano derecha, Edzard usó su shadowkey y creó un portal hacia el edificio.
“Apúrense. Este tipo de portales son muy llamativos y si lo tengo abierto mucho tiempo perderán el factor sorpresa.” dijo Edzard.
Issei y Rias asintieron y comenzaron a caminar hacia el portal. Antes de irse, Valerie se acercó antes a Edzard y le dio un suave beso en los labios. Luego de separarse, sonrió a sus amigas y corrió detrás de los dos demonios.
Al momento en que cruzó el portal, Edzard cerró el mismo.
“Oye Edzard, ¿No podrías abrir ese portal para sacarnos de aquí?” preguntó Azazel mirando a Edzard.
Todos miraron a Edzard y esperaron que su respuesta sea afirmativa.
“No lo creó. Intenté abrir un portal hacia el exterior y no pude. Parece que algo está bloqueando mi shadowkey.” Dijo Edzard luego de intentar abrir un portal hacia Suiza. Y es que el joven dragón se percató de que había algo en el círculo mágico de los magos, el cual parecía cortar cualquier tipo de teletransporte que no sea el de los magos.
“Ya veo. Es una lástima.” Dijo Azazel mirando como los magos seguían atacando el edificio. “Parece que no se van a callar por un buen rato. Vali, haz algo útil y sal a saludarlos.”
“Está bien. Después de todo estaba aburrido.” Dijo Vali mientras convocaba las alas de su sacred gear y volaba hacia los magos. Cuando estuvo frente a ellos, gritó. “¡Balance Breaker!”
[Vanishing Dragon Balance Breaker]
El cuerpo de Vali fue envuelto en una luz blanca, la cual al disiparse mostró a Vali envuelto en una armadura de dragón blanca con gemas azules. Luego de la transformación, Vali fue atacado por los magos, quienes lanzaron rayos de magia, los cuales terminaron siendo bloqueados por círculos de magia, los cuales aparecerían y desaparecían rápidamente. Luego de defenderse de los magos, Vali contratacó rápidamente y eliminó a varios magos con un hechizo.
“Esos círculos mágicos…” susurró Edzard para sí mismo al percatarse de la forma que tenían los círculos mágicos, ya que eso círculos eran iguales a los que usaba Rizevim. Mirando de reojo a los otros presentes, se dio cuenta de que nadie más se había percatado de eso. Así que, mirando a sus amantes, habló. “Aika, Mittelt.”
Ambas chicas miraron Edzard.
“Ayuden al Hakuryuukou a reducir la cantidad de enemigos que hay.” Dijo Edzard, pero luego se acercó a ellas y les susurró. “Chicas, mantengan un ojo en él, pues siento que él es quien dejó entrar a los magos a este lugar.”
Las chicas miraron a Edzard asombradas por aquello, pero aun así asintieron.
“Michael-sama.” Dijo Lint llamando la atención del líder del cielo.
“Sí, Lint.” Dijo Michael mirando a una de sus guardaespaldas.
“Yo quiero ir a ayudarlas.” Dijo Lint con voz seria.
Cuando Michael estuvo por decir algo, Irina también se acercó y dijo que ella también quería ir. A ella se sumaron los pedidos de Yuuto y de Xenovia. Tanto Michael como Sirzechs terminaron dándoles permiso cuando vieron que ellos no se retractarían.
“Bueno… ¡Empecemos con esto!” gritó Mittelt con una sonrisa mientras hacía aparecer sus alas.
Los ojos de todos los jóvenes, Azazel y Michael se abrieron de sorpresa cuando vieron la cantidad de alas que tenía Mittelt en la espalda. Ya que ahora mismo ella no lucia los tres pares de alas que poseía anteriormente, sino que ahora lucia cuatro pares de alas negras.
Una sonrisa pretenciosa apareció en el rostro de Mittelt al ver que Azazel y Michael la miraban asombradas, pues ellos sabían que ella solo había tenido un solo par de alas.
“Parece que los has dejado sorprendidos, Mittelt.” Dijo Aika con una sonrisa. “Supongo que yo también debo de sorprenderlos.”
Luego de decir eso, Aika creó un circulo mágico e invocó de allí un bastón. Este bastón era una mescla entre bastón y lanza. Estaba hecho de madera negra y tenía una gema de color azul pálido en el extremo superior y una hoja de doble filo de color negro en el otro extremo. La sorpresa para los miembros de las tres facciones fue el aura del bastón, pues no se parecía a nada que hubiesen sentido antes.
Al ver que sus amantes y el resto de los que saldrían a luchar ya estaban listos, Edzard miró como Lint era la única que no tenía un arma única, por lo que decidió hacer algo por ella. Así que, levantando su mano izquierda, usó magia de conjuración para invocar un objeto que tenía guardado.
“Lint. Toma esto.” Dijo Edzard mientras le lanzaba un paquete envuelto en una tela a Lint.
“¿Edzard?” preguntó Lint confundida atrapando el objeto.
“Es un regalo.” Dijo Edzard con una sonrisa. “Después de todo, no es justo que Xenovia, Irina y Kiba tengan espadas únicas y tu no, ¿verdad?”
Los ojos de Lint se abrieron con sorpresa y abriendo rápidamente el paquete, vio que dentro había una espada enfundada. La funda era de color negro con detalles en plata. El pomo y la guarda eran plateados y el mango estaba recubierto con cuero negro. Tomando el mango, Lint desenfundo la espada. Al hacerlo, vio que la espada tenía una hoja simple de color azul marino. Al darle algunos movimientos rápidos, vio que la hoja era muy ligera y que casi no pesaba nada.
“Gracias, Ed.” dijo Lint con una sonrisa en el rostro.
Edzard respondió con una sonrisa también. La espada que le había dado era un arma especial, la cual fue encantada con un nuevo tipo de encantamientos, los cuales permitían que un humano de la tierra pudiese usarlos sin problemas. Lamentablemente, esta espada aún no estaba completa y aquellos encantamientos eran temporales.
‘Tal vez más adelante pueda actualizarla cuando tenga toda la información necesaria.’ Pensó Edzard mientras imaginaba que encantamientos podían serle de utilidad a Lint.
“Bueno, comenzamos.” Dijo Aika al ver que Lint se había equipado su nueva espada.
Todos asintieron y luego de esas palabras, salieron al exterior. Aika lo hizo saltando sobre varios círculos mágicos que había creado, mientras que Mittelt volaba usando sus alas. Ya una vez ambas estuvieron en el cielo, Aika miró a Mittelt, quien asintió y creando dos espadas de luz rosadas, comenzó a volar a gran velocidad, matando a todos los magos que se cruzaban en su camino.
Aika, al ver esto, levantó su bastón y comenzó a crear varios círculos de magia, los cuales comenzaron a lanzar varios torrentes de llamas hacia los magos enemigos. A la vez que hacía eso, también creó otros círculos, los cuales crearon relámpagos, los cuales también comenzaron a impactar en los enemigos.
Lint y el resto de espadachines salieron por una ventana y corriendo comenzaron a matar a los magos que estaban en el suelo. La nueva espada de Lint cortaba a los magos como si nada y ella aprovechaba eso, junto con su velocidad para atacar rápidamente. Kiba hacia lo mismo con su espada del traidor. Mientras que Irina y Xenovia luchaban en dúo luego de hacer las paces luego de que Xenovia le revelase a su amiga la razón de su excomunión.
Mientras ellos seguían luchando y eliminado a la mayor cantidad de magos posibles, Azazel se acercó a Edzard.
“Oye, Edzard.” dijo Azazel llamando la atención del susodicho. “¿Cómo hiciste para que Mittelt tuviera cuatro pares de alas en tan solo cinco meses?”
“¿Qué quieres decir con eso, Azazel?” preguntó Sirzechs.
“Mittelt originalmente era un ángel caído de bajo rango que solo poseía un solo par de alas.” Respondió Azazel mirando a Edzard. “Además, ella no era hija de algún ángel caído de alto rango, por lo que subir de nivel en tan poco tiempo es algo asombroso.”
Edzard solo sonrió y miró a los líderes. “Solo la sometí a un entrenamiento intensivo muy estricto.”
Azazel estuvo por preguntar algo más, pero fue interrumpido cuando un circulo mágico de color amarillo apareció en medio de la sala. De este círculo amarillo apareció una mujer alta con gafas y una figura voluptuosa. Tenía la piel bronceada con cabello castaño largo atado en un moño y tenía ojos morados. Ella llevaba un vestido extremadamente escotado y tenía una abertura alta que dejaba al descubierto una gran parte de sus senos.
“Buenos días, Maou Sirzechs-dono y Serafall-dono.” Dijo la mujer con una sonrisa mientras hacia una reverencia burlesca.
“¡¿Qué estás haciendo aquí?!” preguntó Serafall mirando la mujer.
“La descendiente del anterior Leviatán, Katerea Leviatán.” Dijo Sirzechs.
“Traigo caos y ruina para este mundo…” dijo Katerea levantado un bastón y generando una explosión. Sin embargo, esta explosión fue negada por completo cuando una cúpula de color negro se extendió y consumió por completo la explosión.
Todos miraban confundidos lo que sucedía, pues no entendían que pasaba.
“Lo siento, pero no puedo dejar que los mates.” Dijo Edzard mientras tenía la mano extendida.
“Edzard. ¿Qué ha pasado?” preguntó Azazel mirando a Edzard.
“Disipar magia. Un hechizo muy útil que casi nunca uso, porque suelo olvidarme de lo conozco.” Respondió Edzard. “Tal y como lo dice su nombre, puede disipar cualquier hechizo mágico que entre en contacto con la cúpula.”
“Enserio. ¿Cómo puedes olvidar usar un hechizo tan útil?” preguntó Azazel mirando a Edzard con los ojos en blanco.
“Ni idea.” Respondió Edzard encogiendo los hombros y volviendo a posar su vista en la mujer frente a él.
Katerea tenía una mueca de molestia en su rostro al ver que su hechizo había fallado.
“¿Qué estas tratando de conseguir con esto, Katerea?” preguntó Sirzechs.
“Lo opuesto a lo que quiere esta conferencia.” Respondió Katerea. “Al no estar ni Dios ni los maous orginales, este mundo podrido mundo que intenta desesperadamente compensar las muertes de Dios y los cuatro maous necesita una revolución.”
“ja, ja, ja.” La risa de Azazel detuvo lo que sea que Katerea planeaba decir.
“¿Azazel de que te ríes?” preguntó Katerea mirando a Azazel.
“Me parece graciosa la combinación de palabras que has elegido.” Dijo Azazel con una sonrisa. “Normalmente aquellos que dicen palabras como esas son los primeros en morir.”
“¿Te atreves a insultarme?” El poder de Katerea comenzó a volverse visible mientras la ira por la burla de Azazel se mostraba en su rostro.
“¿Puedo hacerme cargo de ella, Sirzechs, Michael?” preguntó Azazel mientras caminaba hacia el frente.
“Aun puedes salvar tu vida si te retiras, Katerea.” Dijo Sirzechs mirando a Katerea.
“No lo creo, Sirzechs. Fuiste un buen Maou, pero lamentablemente no fuiste el mejor.” Dijo Katerea mientras comenzaba a Volar.
“Es una lástima.” Luego de decir eso, Sirzechs junto con Michael crearon una barrera para proteger a todos de la lucha que iba a suceder.
Edzard miraba como Azazel y Katerea volaban. Mientras estaban flotando, el poder de cada uno se hacía visible en formas de auras.
Ambos enemigos se dedicaron algunas palabras y luego de hacer explotar sus auras, se lanzaron uno contra el otro. Katerea atacaba con hechizos que tomaba la forma de serpientes de color negro. Y Azazel esquivaba todo de manera aburrida.
“Ella esta aun nivel muy por debajo del de Azazel.” Dijo Edzard mirando la batalla. “Pero él está haciendo tiempo para que logren salvar a Gasper.”
“A pesar de los esfuerzos de Mittelt, Aika-san y el Hakuryuukou nuestros enemigos siguen superándonos en número.” Dijo Michael mirando como su barrera comenzaba a ser atacada por todos lados por la gran cantidad de magos que aparecían. “Espero que Azazel logre derrotar a Katerea lo más pronto posible.”
Luego de que Michael dijera eso, todos se sorprendieron cuando la pared que estaba atrás de ellos explotó. Girando sus cabezas, vieron a cinco personas aparecer.
“Parece que lo lograron.” Dijo Edzard con una sonrisa.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Aquí solo se ve la parte más canon de la conferencia. También vemos que Edzard les ha dado un poco de información, pero no les dirá todo hasta dentro de unos capítulos.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 33
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 32
— Recuerda, Ed. No hay ser más peligroso que aquel ya no tiene un alma propia —
Tolfdir a Edzard 201 4E
Valerie, Rias e Issei habían aparecido en la entrada del viejo edificio, en el cual se encontraba el ORC.
“¿La entrada?” peguntó Rias mirando confundida el lugar. “¿Por qué no nos dejó en otro lugar?”
“La magia de las shadowkey de Ed funciona creando portales a lugares a los que él ha ido.” Respondió Valerie mirando el lugar. “Pudo crear un portal a este lugar usando los recuerdos de Issei-san, por lo que, al no haber venido nunca a este lugar, no pudo crear el portal a otro lugar.”
“Ya veo.” Dijo Rias comprendiendo una de las limitaciones de las shadowkey que podía crear Edzard.
“Debemos de movernos. Cada segundo que pasa es un segundo que Gasper y su compañera tienen menos posibilidades de seguir con vida.”
Rias e Issei asintieron a lo dicho por Valerie y juntos comenzaron a correr por todo el lugar. Pasaron por varias habitaciones, pero no los encontraron. Incluso buscaron en la habitación principal del club, pero nada.
“Ya hemos buscado por varios lugares.” Dijo Issei con preocupación por sus compañeros. “¿Dónde podrán estar?”
Rias se llevó la mano a la barbilla y comenzó a pensar para tratar de localizar el lugar donde estaban. Sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta de que había un lugar al cual Gasper y Koneko pudieron haber ido.
“Ya se dónde pueden estar.” Dijo Rias con una sonrisa.
“Enserio, Buchou.”
“Sí, síganme.”
Rias comenzó a correr siendo seguida por Issei y Valerie. Los tres corrieron durante un corto periodo de tiempo y lograron llegar a una habitación. Issei reconoció esa habitación como el lugar donde Gasper había estado sellado. Sin perder tiempo, Rias levantó la mano y lanzó una bola de poder de la destrucción. La esfera impactó en la puerta, destruyéndola y permitiendo que los tres ingresaran a la habitación.
Al ver la puerta destruida, Valerie no perdió tiempo y creando un circulo mágico en el suelo, se envolvió en oscuridad. Un segundo después avanzo rápidamente en la habitación. Lo que vio allí le hizo enojar mucho, pues su amigo de la infancia estaba atrapado en una estructura mágica con una forma muy similar al árbol de la vida o Sephirod.
“Malditas.” Dijo Valerie apretando los dientes al ver a las magas que habían forzado a que el sacred gear de su amigo entrara en un balance breaker. Así que rápidamente extendió su mano derecha y la oscuridad que la rodeaba se convirtió en tentáculos.
“¡¿Que sucede?!” preguntó una de las magas al ver a Valerie.
“¡¿Qué hace ella aquí?!”
“¡Es imposible que estuviese aquí!” gritó otra maga. “¡Hemos bloqueado la magia de teletransporte para que sea imposible de usar por ajenos a nuestra organización!”
“¡Desparezcan!” gritó Valerie haciendo que los tentáculos se lanzasen contra las magas.
Las magas crearon círculos mágicos defensivos para defenderse cuando vieron los tentáculos de magia de oscuridad abalanzarse contra ellas. Lamentablemente para ellos, los tentáculos lograron atravesar fácilmente los círculos defensivos, empalando a todas las magas.
Los cadáveres de las magas cayeron al suelo haciendo un ruido seco que hizo que Gasper y Koneko miraran que con asombro lo que pasaba.
Los ojos de los dos demonios se abrieron de miedo cuando vieron a una figura humanoide hecha de oscuridad con ojos que brillaban como si fueran brasas de carbón encendidos; sin embargo, antes que pudiesen hablar, vieron a Issei y a Rias ingresar.
“Buchou. Issei-Sempai” dijeron Gasper y Koneko con alegría al ver a sus amigos.
“¡Gasper! Koneko!” Gritó de emoción Rias mientras se acercaba a sus sirvientes; sin embargo, cuando estuvo por llegar a su lado, vio como Gasper recibía una descarga eléctrica que hacía que sus ojos brillaran.
“¡Ahhhh!” gritó Gasper de dolor; sin embargo, ese dolor se esfumo cuando un domo de color negro se expandió por toda la habitación.
Este domo había sido producido por el pergamino que Edzard le había dado a Valerie, quien gracias a este había dejado de estar envuelta en oscuridad. Además, los emblemas mágicos que sostenían a los dos demonios se habían desvanecido, lo que provocó que cayeran al suelo.
Gasper levantó la vista mientras se sobaba el trasero y sus ojos se abrieron cuando vio a una persona en específico. Ella había crecido desde el ultimo dia en que la había visto, pero sus características físicas casi no habían cambiado, salvo por el crecimiento que había experimentado por su pubertad. Las facciones del rostro eran más maduras, pero todavía estaba la misma sonrisa que solía poner cuando ambos jugaban. Estos hechos combinados hicieron que el comenzase a recordar su pasado. Lentamente se levantó y comenzó a caminar hacia la figura mientras las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.
“¿V-Valerie?” preguntó Gasper acercándose a su amiga de la infancia.
“Sí. Ha pasado mucho tiempo, Gasper.” Dijo Valerie con una sonrisa llorosa.
Ambos amigos se vieron y sin esperar un segundo, se lanzaron el uno al otro y se dieron un fuerte abrazó mientras las lágrimas de felicidad corrían por los rostros de ambos.
Issei, Rias y Koneko miraban la escena con una sonrisa. Rias le había contado a Koneko que ella era la amiga de la infancia de Gasper. Además, ella se había enterado por Koneko como habían sido capturados. Al parecer, los magos les habían tendido una emboscada y habían logrado reducirlos con eso.
“¿Cómo escapaste del castillo de los Tepes?” preguntó Gasper cuando se separó de su amiga.
“Es una larga historia, Gasper. Te la contare cuando salgamos de aquí.” Respondió Valerie con una sonrisa mientras terminaba de limpiarse las lágrimas. Cuando lo hizo, se percató de que Gasper vestía el uniforme femenino de la academia Kuoh. Esto hizo que ella levantase una ceja en confusión. “Gasper, ¿Por qué vistes como mujer?”
Gasper se sonrojó mientras miraba a otro lado. “E-es q-que esta ropa es bonita.”
Valerie sonrió de diversión, pues parece que el tiempo que paso vistiéndolo hizo que se convierta en un travesti. Levantado la mano, le dio unas palmaditas en la cabeza a Gasper. “Cuando salgamos de aquí vayamos a comprar ropa bonita, ¿Te parece bien?”
Gasper puso una sonrisa en el rostro al escuchar aquello, pero luego se puso pálido al recordar que para ir de compras tendría que estar en un lugar rodeado de mucha gente.
Al ver que Gasper estaba asustado, Valerie miró a Rias en busca de respuesta.
“Gasper tiene miedo de las multitudes.” Dijo Rias al ver la mirada de interrogante que le daba Valerie.
Valerie miró a su amigo y suspiró, pues logró entender porque él había desarrollado ese miedo.
‘Supongo que toda la discriminación que sufrimos como Dhampir terminó haciendo que les tema a las personas por miedo a ser discriminado y dañado.’ Pensó Valerie mientras comenzaba a revolverle suavemente el cabello a su amigo para tratar de calmarlo.
“Siento entrometerme, pero no podemos quedarnos aquí.” dijo Koneko llamando la atención de todos.
“Koneko-chan tiene razón. No podemos quedarnos.” Dijo Issei mirando a todos lados, pues un enemigo podría aparecer en cualquier momento.
Valerie y el resto asintieron, pues Issei tenía razón, pero antes de comenzar a moverse, se detuvieron cuando sintieron una gran cantidad de poder en el aire.
“¿Q-qué es esta aura?” preguntó con miedo Gasper.
“No lo sé.” respondió Rias mientras gotas de sudor comenzaban a formarse en su frente. “Pero parece que viene del lugar donde se estaba llevando a cabo la conferencia.”
“Tenemos que volver.” Dijo Valerie con un poco de pánico.
“Tienes razón, pero antes.” Dijo Issei acercándose a Gasper. “Gasper, esto te ayudara a controlar tu poder.”
Luego de decir eso, Issei le puso a Gasper uno de los artefactos que Azazel le había dado previamente antes de partir a este lugar. Tenía dos, uno para Gasper y el otro para él. Supuestamente, estos artefactos en forma de bandas para los brazos podrían ayudarles a controlar el poder de sus sacred gear.
Con la banda puesta en los brazos de Gasper e Issei, todos comenzaron a correr. Cuando salieron del edificio, vieron a Mittelt, Aika, Yuuto, Xenovia, Irina y Lint luchando contra los magos que atacaban la conferencia.
“¡Gasper!” dijo Kiba con una sonrisa al ver a su amigo libre; sin embargo, no pudo acercarse, pues tuvo que esquivar el ataque de unos magos.
“¡No podemos quedarnos aquí!” gritó Valerie viendo como los magos comenzaban a rodearlos. “Seremos un estorbo para ellos en este momento. Así que denme sus manos.”
Rias, Koneko, Gasper e Issei pusieron sus manos en los hombros de Valerie, quien usando magia hizo que todos fuesen envueltos en una cúpula de oscuridad.
“Por favor, no vomiten.”
Ninguno de los demonios entendió que trataba de decir la Dhampir, pero unos segundos después lo entendieron, ya que salieron disparados como un cometa hacia el lugar donde estaban los líderes de las facciones. La velocidad con la que se movían fue tal que parecían un borrón, por lo que, al impactar contra una de las paredes del salón, terminaron por destruirla.
Todos los lideres miraron hacia la pared destrozada y se asombraron cuando vieron como de un domo de oscuridad aparecían Valerie, Rias, Koneko, Issei y Gasper.
“¿Q-q-qué fue eso?” dijo Issei mientras caminaba dando trompicones para luego llevarse las manos a la boca para evitar vomitar. Ese gesto fue copiado por Rias, Koneko y Gasper, quienes también casi vomitaban sus almuerzos.
“Es un hechizo de oscuridad que me permite atacar a grandes velocidades.” Dijo Valerie mientras caminaba hacia Edzard. “Ed lo llama Meteorito de oscuridad.”
“Y por una buena razón. Ese hechizo te hace ir como un meteorito hacia un lugar a toda velocidad.” Dijo Edzard sin dejar de mirando de reojo a los recién llegados. Él sabía que el joven de aspecto andrógino con cabello rubio platino y ojos de color rosa violeta con el cabello peinado en un corte bob corto con varios flequillos pequeños sobre su frente, y las orejas puntiagudas era Gasper, pues Valerie le había contado sobre la apariencia de su amigo hace un tiempo. “Es bueno ver que salvaste a tu amigo, Val.”
Valerie asintió con una sonrisa mientras Edzard le despeinaba un poco. Luego de aquello, ambos se sonrieron de manera amorosa, causando confusión en Gasper, quien no entendía quién era el joven que estaba muy cariñoso con su amiga. Así que, carcomido por la duda, Gasper se acercó a Valerie.
“Val, ¿Quién es el?” preguntó Gasper mirando a Edzard con curiosidad.
Valerie miró a su amigo y con un sonrojó en el rostro, lo presentó. “Se llama Edzard y es mi amante.”
El rostro de Gasper se sonrojó mientras sus ojos se abrían con asombro. Miró a Edzard unos segundos y luego puso una sonrisa tímida; sin embargo, antes de que el Dhampir hablara, Edzard se acercó a él y tomó su barbilla y acercó su rostro.
“Eres realmente lindo. Sabes, podría darte una mordida.” Dijo Edzard con una sonrisa mientras se acercaba al rostro de Gasper.
La boca de Gasper se abrió y soltó un grito silencio mientras se sonrojaba de manera atómica haciendo que un poco de humo comenzara a salir por sus oídos. El Dhampir cerró los ojos mientras temblaba de miedo porque pensó que Edzard le iba a hacer algo; sin embargó, abrió los ojos al escuchar una risa suave. Frente a él, Edzard reía suavemente mientras comenzaba a despeinarlo.
“Je, je, je. Tranquilo no te planeo besar.” Dijo Edzard mientras se alejaba y dejaba de despeinarlo. “No soy bisexual, solo me gustan las mujeres. Lo siento, pero quise hacerte una pequeña broma.”
Gasper miró a Edzard y con lágrimas en los ojos corrió hacia Valerie y le dio un abrazo mientras comenzaba a frotar su rostro contra el pecho de su amiga.
Valerie consoló a Gasper y levantando su rostro, le dio a Edzard una mirada mortal, la cual hizo que Edzard sintiera un escalofrío.
‘Parece que no tendré nada de acción con Valerie durante algunos días.’ Pensó Edzard con un poco de pesar, pues a él le gustaba estar con todas sus amantes.
“Parece que estas en problemas, Ed.” dijo Issei acercándose a su amigo.
“Si, eso parece.” Dijo Edzard con un tono de voz resignado.
“Sabes, también me asustaste. Por un segundo pensé que eras bisexual.” Dijo Issei con una sonrisa incomoda en su rostro.
“No lo soy, solo me gustan las mujeres. Aunque, en mi tierra natal no hay discriminación para los homosexuales.”
“¿E-en s-serio?” preguntó Issei en shock.
“Si, siempre que haya amor de por medio no hay problemas con la composición de la pareja. Los únicos matrimonios molestos son los interraciales. Por el resto, nada que ver.” Respondió Edzard mientras se alejaba de Issei dejando al demonio y al resto de los que lo escucharon asombrados por ese detalle de información.
Edzard caminó hacia donde estaba Gasper y separándolo de Valerie, le preguntó con voz seria. “Gasper. ¿puedes desactivar el poder de tu sacred gear?”
“N-no.” Dijo Gasper tartamudeando con un poco de miedo, pues aún estaba asustado por lo que Edzard había hecho.
Edzard se llevó una mano a la barbilla y comenzó a pensar la manera de hacer que el sacred gear de Gasper se desactivara. Pensó por unos segundos, pero al final solo llegó a una conclusión. Así que, suspirando, habló.
“Ya veo. Lamentablemente no hay mucho tiempo. Por lo que pido disculpas de antemano por lo hare.”
“Ed. ¿Qué planeas hacer?” preguntó Issei con preocupación al escuchar como su amigo se disculpaba. Lentamente apretó su puño y se preparó para evitar que su amigo mate a su otro amigo.
Edzard no le respondió a Issei. Cerrando los ojos se concentró un segundo para interiorizar las palabras del thu’um que usaría. Abriendo la boca, la cual comenzó a emanar humo, gritó.
“GOL! ¡HAH!”
Al ser la primera vez que usaría este thu’um en la tierra, Edzard no sabía que tan difícil seria someter la voluntad de Gasper a la suya, por lo que decidió usar dos palabras para poder estar seguro de que funcionaria.
Todos aquellos que nunca escucharon un thu’um se taparon los oídos por el sonido que esta magia generó, mientras veían con los ojos abiertos como una onda de color dorado pálido se dirigía rápidamente hacia Gasper.
“¡Gasper!” gritó Rias con pánico al ver como su sirviente era atacado por Edzard. Sin perder tiempo, Rias levantó la mano y se preparó para lanzarle un ataque a Edzard, pero se detuvo en seco cuando sintió la punta de una espada en su nuca.
“Rias-san. Le recomiendo no hacer nada estúpido.” Dijo Asia mientras presionaba suavemente la punta de su espada de Mithril en la nuca de Rias. Ella había reaccionado rápidamente para evitar que se origine un problema que podría terminar con una lucha entre su grupo con los demonios. “Tranquilícese. Ya que Edzard no le hará daño a Gasper-san.”
Issei, quien también había intentado atacar a Edzard, estaba siendo retenido por Valerie. El demonio se retorcía mientras intentaba salir del fuerte agarre de la Dhampir, pero era en vano, pues no podía liberarse.
“Tranquilízate, Sekiryuutei. Edzard no le ha hecho nada malo.” Dijo Valerie con tranquilidad, pues ella confiaba en que Edzard no le haría nada malo a Gasper.
Issei miró a Edzard y a Valerie. Al ver que la amiga de la infancia de Gasper estaba tranquila, decidió confiar en su amigo, por lo que dejó de forcejear. Esto hizo que Valerie lo liberase.
Sirzechs, Serafall y Grayfia estaban preparados para atacar a Edzard y a Asia, pero se detuvieron en seco cuando escucharon a Edzard hablar.
“Detén tu sacred gear.”
Para sorpresa de todos, el tiempo dejó de estar congelado y aprovechando eso, Edzard lanzó rápidamente una esfera de magia hecha con el hechizo disipar magia contra el círculo de los magos enemigos. Esto causó que el hechizo se disipara.
Con el Sacred Gear de Gasper apagado, todos aquellos que estaban congelados volvieron en sí y miraron confundidos lo que pasaba a su alrededor.
“¿Qué está pasando aquí?” preguntó Akeno viendo que todo el lugar estaba bajo ataque.
“Estamos bajo ataque de unos magos.” Dijo Edzard acercándose a Gasper y poniendo su dedo en la frente del Dhampir, le hizo caer dormido.
El cuerpo de Gasper nunca llegó a tocar el suelo, pues Edzard le atrapó. Cargándolo, lo llevó cerca de Rias, quien ya no tenía la espada de Asia en la nuca. Dejándolo cerca de su rey, Edzard habló.
“Lamento si te asuste, pero esa fue la única manera que se me ocurrió para detener a Gasper.”
Rias miró a Gasper y suspiró con alivio al ver que estaba ileso. Levantando la vista, miró a Edzard y habló. “No tienes que disculparte. Fue mi error creer que lastimarías a Gasper.”
Edzard asintió y caminó hacia su esposa.
Viendo que el hechizo de los magos que les impedía teletransportarse estaba destruido, Sirzechs les contó todo a Rias y al resto de demonios. Quienes al escuchar que pasaba, decidieron ayudar a los que estaban luchando fuera de la barrera. Valerie también salió a ayudar a sus amigos mientras Edzard y Asia se quedaban para hacer de reservas en caso de que la cosa empeorase.
Issei comenzó a golpear a los magos mientras Rias y Akeno los atacaban con magia. Sona y Tsubaki hacían lo mismo, mientras que Valerie los atacaba con tentáculos de oscuridad.
Mientras la lucha de los jóvenes seguía, aquellos que estaban dentro de la barrera vieron como Katerea descendía, siendo seguida por Azazel.
“Parece que ya te cansaste.” Dijo Azazel con burla al ver como Katerea estaba cubierta de heridas.
Katerea miró a Azazel y apretando los dientes invocó un circulo del cual apareció una serpiente, la cual la envolvió y pareció fusionarse con su cuerpo. Luego de eso, levantó la mano e invocó un objeto de un circulo mágico. El objeto era una llave de color negro con una calavera azul la cabeza de esta.
Los ojos de Edzard y Asia se abrieron en shock al ver ese objeto, pues el aura que emitía era muy similar a las de sus shadowkeys, pero había una gran diferencia, y es que el aura de esa llave apestaba a magia de conjuración. Así que, actuando rápidamente, Edzard levantó su mano derecha e intentó conjurar una lanza de fuego para detener al demonio. Lamentablemente, no pudo hacerlo a tiempo y Katerea logró activar el artefacto.
Un gran portal hecho de energía purpura se formó a espaldas de Katerea. De dicho portal apareció un daedra, el cual estaba vestida con una armadura de placas negra con detalles en rojo. En la espalada del daedra había un mandoble negro con una línea roja en el medio.
‘No me jodas. En serio, acaba de aparecer un puto Xivkyn.’ Pensó Edzard preocupado, ya que un daedra de alto nivel acaba de aparecer. Sin embargo, sus ojos se abrieron cuando vio como diez dremoras aparecían junto al Xivkyn.
“Mierda.” Fue lo único que dijo Edzard al ver a los daedras.
“¡Ja, ja, ja!” reía Katerea de manera demencial. “Espero que estén listos para mo-”
Lo que Katerea estaba diciendo fue interrumpida cuando el Xivkyn le cortó la cabeza con un rápido movimiento de su espada. La velocidad que había usado fue tal que solo los más veteranos pudieron ver lo que había pasado. La facilidad con la que la descendiente del leviatán original fue abatida causo sorpresa y shock en Sirzechs, Serafall, Grayfia, Azazel y Michael. Azazel que estaba más cerca del lugar caminó tranquilamente hacia el Xivkyn.
“Oye, oye. Parece que has matado a tu aliada.” Dijo mientras se llevaba la mano derecha hacia la barbilla. “¿Por qué hiciste eso?”
El Xivkyn no respondió verbalmente, sino que apretó el agarre en su arma.
“¡Azazel, Muévete!” gritó Edzard al sentir la rápida acumulación de poder en el mandoble.
Azazel miró a Edzard sin entender por qué gritó. Y ese fue un error colosal, ya que el Xivkyn aprovechó esa oportunidad y moviendo su mandoble a gran velocidad, liberó una gran media luna de fuego, la cual se dirigió a gran velocidad a Azazel, quien gracias a los años de experiencia luchando logró moverse lo suficiente como para evadirla. Lamentablemente, no fue lo suficientemente rápido y terminó por perder el brazo izquierdo.
La media luna de fuego siguió su camino hacia la barrera creada por Sirzechs y Michael. Edzard al ver llegar ese ataque, rápidamente corrió hacia el frente y extendiendo su mano, creó una custodia. Esto lo hizo porque sabía que la barrera no podría detener este tipo de ataque.
La medialuna impactó en la custodia y generó una gran explosión que engulló gran parte del edificio donde se llevaba a cabo la conferencia. Afortunadamente, la barrera erigida logró detener el daño resultante de la explosión, la cual había sido atenuada mucho por la custodia de Edzard. Cuando el polvo se acentuó, la mitad del edificio estaba completamente destruido.
‘El nivel de carga de ese ataque fue anormal. Fue demasiado rápido para un encantamiento regular. Por lo que debe de ser un encantamiento de nivel épico o legendario.’ Pensó Edzard mientras veía al Xivkyn mover su espada a otra postura.
Los niveles de encantamiento eran los niveles de potencia que poseían los encantamientos en un objeto. Estos niveles eran seis: Bueno, Superior, Exquisito, Perfecto, Épico y legendario. Los tres primeros niveles eran los más comunes de hallar en Tamriel. Sin embargo, los tres últimos eran escasos y muy difíciles de hallar. De hecho, tejer un encantamiento de nivel Épico era tan difícil no solo por la cantidad de tiempo, conocimiento y concentración requerida, sino que también por la calidad de los objetos que se necesitaban. Solo los objetos de factura superior como Ébano, Daedrico, Hueso dragón y Metales Aetericos eran los únicos que podían alcanzar los tres niveles más altos de potencia. El nivel legendario era casi imposible de tejer por manos mortales, por lo que ese solía ser el nivel de encantamiento que solían tener los artefactos daedricos y Aedricos.
“¡Azazel, retírate!” gritó Edzard.
Al verse herido, Azazel conjuró un circulo mágico en el muñón de su brazo para detener el sangrado y de un salto regresó al interior de la barreara.
“¿Qué es ese tipo?” preguntó Sirzechs con preocupación por el despliegue de poder que había visto.
“Por la apariencia, parece ser un Xivkyn. Pero no me da la sensación de que me dan otros daedras.” Dijo Edzard mirando al Xivkyn fijamente.
“¿Xivkyn?” preguntó Azazel mirando a Edzard. “¿Qué es eso?”
“Es un tipo de daedra de alto nivel. Son considerados la guardia personal de cierto príncipe daedrico.”
“¿Príncipe Daedrico?” preguntó Michael confundido, pues el solo sabía que los daedras eran seres a los que el pueblo natal de Edzard enfrentaba cada cierto tiempo. “¿Qué es un príncipe Daedrico?”
“Te responderé esa pregunta después. Lo único que te diré ahora es que los que atacaron el pueblo natal de Asia son hormigas comparados con este sujeto.” Las palabras de Edzard hicieron que Michael abriera los ojos de sorpresa. “Además, esto se ha vuelto un poco problemático. Ya que los tipos alrededor de él son los que están por un rango debajo de él. Así que, también son difíciles de matar para individuos normales. Incluso me atrevo a decir que ni siquiera combinando los grupos de Rias y Sona podrían hacerle frente a un grupo de ellos.”
Los líderes miraron a Edzard casi sin sorpresa, pues acababan de presenciar que el Xivkyn había logrado mutilar a uno de ellos fácilmente. Por lo que enterarse de que los que lo rodeaban estaban así a su nivel era algo malo para ellos.
El Xivkyn miró a los que estaban en la barrera y clavó su mandoble en el suelo. Colocando ambas manos sobre la empuñadura de su mandoble, hizo una seña con su casco. Este gesto hizo que los dremoras comenzaran a caminar hacia la barrera.
“Están avanzando. ¿Quién tiene un plan para detenerlos?” preguntó Azazel mirando a todos los que estaban reunidos dentro de la barrera.
Edzard miró a los dremoras y suspiró, pues él era el único que podía luchar contra ellos y no ser tomado por sorpresa con las habilidades que posiblemente tenían. Así que giró la cabeza y mirando a su esposa, le susurró. “Asia. Voy a desterrarlos con mis espadas conjuradas. Pero en caso de que falle contra el Xivkyn, has que todos vuelvan y crea una barrera usando tu balance breaker. Algo me dice que ese tipo será alguien muy problemático.”
Asia asintió, pues entendía lo que quería decir Edzard, ya que al igual que él, ella también sentía que había algo raro con ese Xivkyn, pues no tenía el aura antinatural que poseían todos los daedras.
Al ver que su esposa ya sabía qué hacer, Edzard comenzó a caminar hacia los dremoras. Extendiendo sus manos, creó una espada vinculada en cada una de ellas. Antes de que alguien le dijese algo, corrió a gran velocidad contra los dremoras. Cuando estuvo cerca a ellos, gritó. “¡TIID! ¡KLO! ¡UL!”
Los líderes de las facciones vieron con asombro como Edzard desaparecía y volvía a aparecer frente al Xivkyn. Los dremoras que estaban en medio del camino, caían decapitados mientras eran tragados por portales purpuras.
“¿Q-q-qué pasó?” preguntó Sirzechs mirando asombrado lo que acababa de pasar, ya que no pudo ver nada del ataque de Edzard.
“N-n-no lo sé. Solo vi que Edzard despareció.” Dijo Azazel con los ojos abiertos mientras la preocupación llenaba su ser, pues nunca había visto algo como eso.
“Asia-san. ¿Podría explicarnos que sucede?” preguntó Michael mirando a Asia.
“Está bien, Michael-sama.” Dijo Asia mirando al líder de los ángeles. “Edzard ha usado un hechizo para detener el tiempo por unos segundos.”
“Espera. ¿Él ha detenido el tiempo?” preguntó Grayfia dejando caer su máscara de mujer seria, ya que estaba sorprendida por lo que había dicho Asia. Y no era la única, pues todos miraron a Asia y luego a Edzard con sorpresa por aquellas palabras. En sus mentes ninguno podía entender como Edzard lo hizo.
“Así es. Ed ha detenido el tiempo por unos segundos. Y aprovechando eso, ha derrotado los enemigos de más bajo rango, dejando para el final al más fuerte.”
La espada de Edzard estaba a escasos centímetros de la cabeza del Xivkyn; sin embargo, el Xivkyn logró detener el golpe levantando su brazo derecho. La espada vinculada impactó contra la placa de la armadura daedrica, la cual no mostraba daño alguno.
‘Se acabo. Incluso con solo tocarte, mi habilidad de «Ataduras de Oblivion» hará que vuelvas a Puerto Gélido.’ Pensó Edzard sintiendo tranquilidad de que esto terminaría rápidamente; sin embargo, sus ojos se abrieron de sorpresa cuando el Xivkyn no se disipó. ‘¿Qué mierda?’
Un segundo después de pensar eso, Edzard tuvo que dar un salto hacia atrás para esquivar el mandoble que iba dirigido hacia su cabeza. Cando aterrizó, vio a su enemigo. El hecho de que él no se haya disipado con la espada vinculada le causaba una gran preocupación, por lo que sin pensarlo usó la visión del décimo ojo para ver algo. Al ver el cuerpo de su enemigo con el hechizo, sus ojos se abrieron con sorpresa, pues lo que vio confirmaba sus peores temores.
‘Es tal y como me imaginaba el peor escenario que podría pasar.’ Pensó Edzard apretando los dientes. ‘Este sujeto no es un Xivkyn, es un humano de Nirm. Un nórdico por la estructura del cuerpo y su altura. Y por la cantidad de poder daedrico que recorre su cuerpo, no es solo un adorador de daedras con un arma especial. No, este sujeto es un adalid daedrico en toda regla.’
Los adalides daedricos eran los campeones de los príncipes daedricos. Ellos eran seres mortales que recibían una parte del poder un príncipe, el poder otorgado era tal que estos podían alcanzar el nivel base de un héroe de los pergaminos antiguos. Y si ellos poseen artefactos daedricos, pues eso los convertía en verdaderos monstruos difíciles de abatir, logrando hazañas de poder enfrentar uno a uno a un héroe. Afortunadamente, los príncipes eran muy quisquillosos a la hora de dar ese tipo de poder a los mortales, por lo que los adalides daedricos eran muy escasos, llegando hasta el punto de que el número total de adalides en toda la historia de nirm no llegarían a la centena.
‘Parece que Lady Nocturnal está molesta conmigo para hacer que tenga tan mala suerte como para encontrar con un adalid aquí.’ pensó Edzard mientras levantaba su mano y le hacía una seña a Asia.
Los ojos de Asia se abrieron de sorpresa al ver la seña que le envió Edzard. Así que, sin perder un segundo, miró a los líderes de las tres facciones.
“Por favor. Díganles a todos que regresen a la barrera.” Dijo Asia mientras caminaba hacia el centro de la barrera.
“¿Por qué, Asia-san?” peguntó Michael con preocupación en su voz.
“Me temo que la situación ha empeorado. Si ellos siguen expuestos a lo que vendrá, morirán.” Dijo Asia mientras usaba un dispositivo de comunicación que tenía en su oído para llamar al resto de las chicas, quienes también tenían uno en una única frecuencia.
Los tres líderes miraron a Asia con dudas, pero al final, decidieron hacerle caso y usando magia llamaron a todos los que estaban luchando fuera de la barrera.
“Azazel. ¿Por qué me hiciste volver?” preguntó Vali mirando al Ángel Caído.
“La joven Asia nos ha dicho que los traigamos para evitar que mueran.” Respondió Azazel mirando a Asia. “Lamentablemente no nos ha dicho la razón de su muerte.”
“El combate que está por iniciar es muy probable que se vuelva más caótico que el que usted tuvo con la descendiente de Leviatán.” Respondió Asia mientras cerraba los ojos y extendía sus manos convocando su sacred gear.
“Balance Breaker.” Dijo Asia en un susurro.
El cuerpo de Asia brilló un segundo, luego del cual ella apareció vistiendo su armadura.
Rías, Issei y el resto de los que nunca habían visto el balance breaker de Asia miraron asombrados la armadura, pues desprendía un aura un tanto rara que causaba un poco de incomodidad en los demonios.
“¿B-balance B-breaker?” La voz de Issei contenía sorpresa al ver que alguien más aquí podía ingresar a su balance breaker aparte de Vali.
“Así es. Este es mi balance breaker.” Dijo Asia mientras una luz dorada se formaba en sus manos y luego, en menos de un segundo, un domo de energía dorada se formó alrededor de ellos. Este domo terminó por consumir la barrera que anteriormente los protegía.
“¿Q-que es esto?” preguntó Issei mirando la barrera.
“Es una barrera creada mezclando las propiedades defensivas de mi balance breaker y un hechizo de barrera especial.” Respondió Asia mientras miraba la barrera tratando de encontrar algún defecto, pues esta era la primera vez que la usaba fuera del patio de prácticas. Soltó un suspiro al ver que no había grietas ni zonas más delgadas.
“Wow. Es hermosa.” Dijo Lint mirando la barrera, pues esta parecía estar hecha de oro líquido. “¿Qué tan resistente es?”
“Lo suficiente como para resistir varios hechizos de gran nivel que usa Ed.” respondió Asia sin darles más detalles, pues si bien la barrera resistía bien, tenía un gran problema. Y era que ella no podía moverse, de lo contrario la barrera caería.
Al momento en que Asia terminó de hablar, todos se sobre saltaron cuando una explosión impactó contra la barrera que había erigido Asia. Mirando hacia el lugar de origen se asombraron cuando vieron a Edzard salir volando hacia ellos.
Edzard estaba volando por los aires luego de intentar golpear al adalid con un golpe mejorado con magia de destrucción. Había saltado y se había posicionado frente al adalid y había intentado golpearlo en el pecho, pero había fallado cuando el adalid se movió ligeramente y luego le dio una patada a él. Afortunadamente, logró cubrirse, pero la fuerza del golpe hizo que saliese volando.
‘Parece que esa fue una mala idea.’ Pensó Edzard mientras se estabilizaba en el aire para luego caer con gracia. ‘No puedo atacar con magia, mi hechizo del décimo ojo me permitió ver que esa armadura está encantada. Además, mi hechizo de dispar magia no tendrá mucho efecto en encantamientos tejidos por un príncipe daedrico. Así que solo me queda atacar con un espada.’
Levantado su mano derecha, Edzard comenzó a conjurar el arma que necesitaría. Si su enemigo usaba un arma encantada con el poder de fuego, el usaría una encantada con el poder del hielo. La única arma que podría hacerle rival a esa espada era una con un encantamiento de nivel perfecto, pero que era más fuerte que eso gracias a las características pasivas del material con el que estaba forjado. En un destello purpura, un mandoble de Sthalrim se manifestó. Tomando el arma con ambas manos, Edzard vio cómo su enemigo hacia lo mismo con su mandoble.
El adalid cargó el encantamiento de su espada y lanzó tres medialunas de fuego contra Edzard. Las medialunas formaron un triángulo, el cual se iba cerrando con cada metro que avanzaba.
Edzard vio el ataque y cargando el encantamiento de su mandoble, cuya hoja fue envuelta por un aura azul pálido, se lanzó contra su enemigo. Cuando estuvo a escasos metros de la primera medialuna, movió su mandoble y cortó a través del hechizo enemigo con facilidad, hizo mismo con las otras dos. Luego de eso, siguió su camino y apareció frente a su enemigo. Con un rápido movimiento, lanzó un corte perpendicular contra el adalid, quien movió su propia arma para bloquear el golpe; sin embargo, terminó por salir volando cuando Edzard aplico más fuerza en el golpe.
El adalid maniobró en el aire y logró caer de cuclillas. Mientras volvía a ponerse de pie, miró a Edzard, quien también le miraba.
“I-increíble.” Dijo Irina al ver a Edzard desviar esos ataques, pues para ella se habían movido tan rápido que apenas había visto los destellos del golpe.
“Si. fue increíble.” Dijo Xenovia mirando fijamente la batalla.
Vali entrecerró los ojos al ver la pelea. “¿Fuer por eso que nos hiciste entrar a aquí? No le veo la gran cosa a esa batalla.”
Asia frunció el ceño al escuchar el tono burlesco de Vali, por lo que, mirándolo, habló. “¿Quién dice que la batalla a empezado?”
Todos miraron a Asia con confusión.
“Asia-chan. ¿Qué quieres decir?” preguntó Serafall.
“Esos ataques de hace un momento solo fueron para probar las aguas. La verdadera batalla está por comenzar.”
El ambiente estaba calmado y en silencio, ya que hasta los magos enemigos que aun vivían miraban con expectación lo que estaba por pasar.
Edzard movió su espada y tomó una posición de ataque. Sus rodillas estaban ligeramente flexionadas, un pie estaba delante del otro y sostenía su mandoble apuntando al adalid. El adalid, por su parte, tomó una posición similar a la de Edzard, con la única diferencia de que él tenía su mandoble sobre su hombro.
Ambos se abalanzaron el uno contra el otro a gran velocidad. Cuando estuvieron frente a frente, Edzard giró sobre su propio eje y lanzó un tajo diagonal descendente mientras su mandoble se envolvía en un aura azul pálida. El adalid respondió haciendo lo mismo, pero lanzando un tajo diagonal ascendente. Cuando ambas armas chocaron, generaron una gran explosión que envolvió a ambos. Cuando la explosión se disipo, se mostró a Edzard y al adalid forcejeando con sus armas mientras abajo de ellos había un gran cráter.
Usando más fuerza en su mandoble, Edzard logró hacer retroceder algunos centímetros al adalid; sin embargo, este respondió saltando hacia atrás y lanzando siete medialunas de fuego. Edzard al ver el ataque levantó su mano izquierda y usando un hechizo, creó una gran cantidad de picos de hielo. Ambos ataques colisionaron, creando una gran nube de polvo.
Edzard aprovechó eso para lanzarse al ataque. Por lo que, usando su velocidad, corrió hacia su enemigo y saltando, comenzó a lanzar cortes rápidos. El adalid no se quedó atrás y desviaba los ataques de Edzard con gran precisión. De haber sido esta una batalla con armas normales, el único sonido que se escucharía sería el de la colisión de los mandobles, pero esta batalla tenía armas encantadas, por lo que el sonido de las explosiones de magia comenzó a llenar el lugar.
Estas explosiones habían generado grandes corrientes de aire, las cuales habían forzado a los magos a retirarse del lugar por miedo a morir.
Todos los que no conocían el poder de Edzard miraban con asombro la batalla, pues ambos enemigos habían comenzado a atacarse mientras corrían por todo el lugar. Además, la barrera había sido sacudida más de una vez gracias las ondas de choque generadas por el combate y uno que otro hechizo.
“Q-que poder.” Dijo Xenovia con asombro al ver a Edzard pelear. Ella ya lo había visto luchar contra Kokabiel, pero esa batalla no se comparaba para nada con esta. Mirando entre Edzard e Issei, comenzó a preguntarse cuál de los dos sería la mejor opción para que ella pudiese tener un hijo fuerte.
“¿Cómo puede luchar de esa manera?” preguntó Sona con asombro y una pisca de enojo, pues la batalla estaba que terminaba por destruir la academia.
“No lo sé.” Respondió Sirzechs mirando la lucha. Luego, su vista se posó sobre Asia. “Señorita. ¿Qué edad tiene Edzard-kun?”
Asia miró al líder de los demonios y sin dejar de concentrarse para mantener la barrera, le contestó. “Él tiene diecisiete años.”
Los ojos de Sirzechs, Serafall y Grayfia se abrieron en shock, pues no se esperaban que alguien tan joven fuese tan fuerte.
“Je, je. Realmente sorprendente la cantidad de poder y habilidad que ambos están usando en esta batalla.” Dijo Azazel con una sonrisa mientras tenía la única mano que le quedaba en la barbilla. “Realmente me sorprendió cuando me Vali me dijo que Edzard había matado a Kokabiel, pero viendo su poder, entiendo cómo pudo hacerlo.”
“¿Por qué dice eso?” preguntó Lint sin entender por qué Azazel decía eso.
“La fuerza y la velocidad que están usando está entre los niveles de un demonio de clase suprema y Maou.”
La respuesta de Azazel asombró a los demonios más jóvenes y las exorcistas, pues no esperaban que alguien de su rango de edad fuese tan poderoso.
Edzard detuvo un golpe del mandoble del Adalid usando su propio mandoble. El ataque de su enemigo había hecho que este tuviese una pequeña apertura, la cual Edzard aprovechó para darle una patada. La patada impactó en la coraza de la armadura negra, haciendo que el Adalid saliese volando varios metros. Al ver que su enemigo estaba que maniobraba para caer ileso, Edzard saltó tras el con la intención de no dejarle tiempo para lograr contratacar.
Ambos enemigos se encontraron en el aire y comenzaron a intercambiar golpes. En medio de dicho intercambio, las armas de ambos salieron volando varios metros de su posición actual. Al verse desarmado, Edzard cargó contra su enemigo. Rápidamente comenzó a lanzarle golpes, pero el adalid lograba desviar o esquivar los golpes, para luego contratacar con sus propios golpes.
‘Está usando el estilo de combate mano a mano que se enseñan en las legiones imperiales.’ Pensó Edzard mientras detenía un golpe a dirigido a su rostro. Agarrando el brazo de su enemigo, Edzard aprovechó para darle un golpe mejorado con magia en todo el casco, el cual obtuvo una abolladura pequeña. El golpe hizo que el Adalid terminase por estamparse en el suelo, creando un cráter; sin embargo, este se recuperó rápidamente y logró tomar distancia de Edzard.
El adalid comenzó a correr hacia su arma. Tomándola, rápidamente, creo una gran medialuna de fuego. Edzard vio el ataque venir e intentó saltar parar esquivarla, pero no pudo hacerlo, pues el adalid se había movido a gran velocidad hacia su lado derecho y lanzando su mandoble, acorraló a Edzard.
Al verse acorralado por ambos ataques, Edzard pensó rápidamente en qué hacer para salvar su vida, por lo que rápidamente creó una custodia. La medialuna impactó contra la custodia mientras el arma pasaba por la espalda de Edzard sin hacerle daño. El impactó de la medialuna generó una explosión, la cual, al disiparse, mostró a un semi desnudo Edzard.
‘Maldita sea. La ropa de este mundo no aguanta nada.’ pensó Edzard al ver que solo estaba vestido con sus pantalones y botas y toda la parte superior de su atuendo estaba destrozado.
“Terminare esto ahora.” Dijo Edzard mientras extendía su mano y usando telequinesis, atrajo su mandoble hacia él. Ya con su arma en mano, volvió a lanzarse contra su enemigo, quien hizo lo mismo. El adalid esquivó un tajo horizontal y rápidamente corrió hacia su espada. Cuando la tuvo en sus manos, se lanzó contra Edzard.
El sonido de ambas armas golpeando volvió a escucharse mientras ambos enemigos comenzaban a aumentar su velocidad de ataque. Al ver que tendría que usar un thu’um para derrotar a su enemigo, Edzard desvió un golpe de la espada del adalid y gritó. “¡TIID!”
El grito hizo que el tiempo se ralentizase lo suficiente como para poder darle un golpe certero al adalid. Aprovechando esto, Edzard movió su mandoble hacia el cuello de su enemigo esperando terminar con todo; sin embargo, sus ojos se abrieron cuando el adalid logró detener el golpe.
La sorpresa hizo que Edzard no viera como el adalid intentaba partirlo por la mitad desde su hombro hasta su cadera. Afortunadamente, sus reflejos mejorados le permitieron reaccionar al último segundo bloqueando el ataque con su propia arma.
Asia miró con un poco de miedo como su esposo casi era asesinado. Soltando un suspiro, comenzó a analizar la lucha.
‘¿Cómo pudo el Xivkyn detener un golpe cuando el tiempo se detuvo?’ pensó Asia preocupada. Ya que se suponía que los únicos que podían moverse cuando el tiempo era detenido por un thu’um eran aquellos que lograban comprender el cambio en las corrientes del tiempo, eso era algo casi imposible para seres normales. Mientras pensaba, llegó a una conclusión diferente. ‘Pero si no lo detuvo porque supo que el tiempo se detuvo, sino que lo hizo gracias a sus reflejos.’
A pesar de ser una buena conjetura, eso habría un nuevo dilema. Y ese era, ¿Qué tan buenos eran los reflejos de ese Xivkyn?
‘El maestro Tolfdir nos dijo una vez que los reflejos de Edzard no eran una casualidad, sino que eran una herencia que había obtenido como descendiente del héroe de Kvatch.’ Pensó Asia recordando como el viejo maestro les contó que los héroes suelen nacer con una habilidad mejorada, la cual se convierte en un rasgo que heredan sus descendientes. Según el viejo mago, los descendientes del Campeón Eterno tienen la habilidad de ver como fluyen las energías mágicas. Los descendientes del Nerevarino habían nacido con una resistencia a la magia de fuego tan grande que técnicamente son inmunes a los hechizos de fuego o eso era lo que se decía, ya que no había registros de algún descendiente del protector de Morrowind. Mientras se decía que el héroe de Kvatch poseía unos reflejos de combate extremadamente rápidos.
‘No. Eso no puede ser posible, ya que lo únicos descendientes vivos del Héroe de Kvatch son Edzard y Marie. Así que, tal vez solo sea que sus habilidades están siendo potenciadas por los encantamientos de su armadura.’ Pensó Asia mientras seguía manteniendo su concentración para evitar que la barrera cayera.
Sin que Asia lo supiese, Edzard había llegado a la misma conclusión que ella luego de los intercambios de golpe.
‘Esta batalla está durando demasiado. Si bien siento que puedo ganar si hago que esta dure más tiempo, lo mejor sería terminar con todo. Por lo que siento que una sola palabra del aspecto de dragón bastara.’
Luego de pensar aquello, Edzard abrió la boca; sin embargo, antes de que pudiese gritar, tuvo que saltar hacia la derecha para esquivar un gran relámpago que cayó del cielo. Cuando aterrizó, miró por todos lados para saber que pasaba. Sus ojos terminaron por posarse en el origen del ataque.
Quien había atacado a Edzard era otro Xivkyn o al menos eso parecía por las ropas. Este ser era claramente femenino, pues era de cuerpo más delgado con las curvas que suele tener una mujer. Ella vestía una armadura que consistía en pechera, brazales y grebas del mismo diseño que el Adalid. La única diferencia era que esta armadura parecía ser ligera y no pesada. Además, claro, que esta tenía una túnica de mago con capucha por debajo de la armadura.
‘Mierda, apareció otro.’ Pensó Edzard apretando los dientes. ‘No hay otra opción, tendré que usar el aspecto de dragón.’
Edzard volvió a abrir la boca, pero nuevamente tuvo que esquivar otro ataque, por lo que no pudo usar su thu’um. Los ataques de la mujer eran tan rápidos que Edzard tuvo que pasar a la defensiva, lo que le impidió usar su thu’um apropiadamente.
Edzard saltó varios metros en el cielo, esquivando varias lanzas de hielo. Él estaba molestándose por esto, por lo que queriendo acabar con todo, gritó en el aire. “¡FEIM!”
El cuerpo de Edzard se volvió etéreo y cuando estuvo por usar el aspecto dragón vio como la maga se acercaba al otro adalid y usando una llave como la que había usado Katerea, abrió un nuevo portal por el que ambos cruzaron raudamente.
“Tch. Se escaparon.” Dijo Edzard al ver que los dos adalides se habían ido del lugar.
Sin perder tiempo, comenzó a caminar hacia la barrera que había erigido Asia. Cuando llegó, vio como Asia la desactivaba.
“Fiuuu…. Eso fue genial, Edzard.” dijo Azazel acercándose a Edzard. “¿Quién podría decir que sabias pelear tan bien?”
“Soy un hombre de muchos talentos, Azazel.” Respondió Edzard con una sonrisa burlona.
“Sí. eso puedo verl-”
Azazel fue interrumpido cuando vio como Edzard levantaba su espada y cargaba contra él. Sin embargo, se asombró cuando vio que este usaba su mandoble para desviar un rayo blanco que amenazaba con impactarle en la espalda.
El ataque furtivo hizo que todos se pusieran en guardia y buscaran al agresor.
“Así que tú fuiste el traidor que permitió este ataque, ¿verdad?” preguntó Edzard mirando al cielo y viendo que Vali estaba en su Scaled Mail nuevamente.
“Realmente estoy haciendo viejo si no pude percibir ese ataque,” Dijo Azazel volando hacia su pupilo descarriado. “Oye Vali. ¿Puedes responderme algo?”
“Umm. ¿Qué cosa?”
“Veras, Shemhazai, mi vicegobernador me ha informado que ha habido un movimiento irregular entre los rebeldes de todas las facciones. Ya que todos se estaban juntando en una sola organización.” La sonrisa en el rostro de Azazel creció mientras seguía hablando. “Si mal no recuerdos, se llama Khaos Brigade.”
“¿Khaos Brigade?” preguntó Sirzechs confundido.
“¿Khaos Brigade?” dijo Edzard en un susurro, pero luego se acordó donde había escuchado ese nombre.
‘Ese no es el nombre de la organización a la que me invito aquel dragón con forma de niña.’ Pensó Edzard mientras la preocupación se hacía visible en su rostro. Estaba tan sumido en sus pensamientos que no presto atención al resto de la conversación. Afortunadamente, logró volver a la realidad cuando escuchó mencionar que esa chica se llamaba Ophis y que también era un dragón tan poderoso que hasta el Dios Bíblico le temía.
“Ya veo, así que se llamaba Ophis.” Dijo Edzard llamando la atención de todos.
“Espera, Ed. ¿La conoces?” preguntó Issei mirando a su amigo.
“Así es. La conocí hace un tiempo, de hecho, me pidió que me uniera a su organización. Por supuesto que me negué, ya que no estaba interesado.” Dijo Edzard al ver que todos lo miraban. “Pero también recuerdo algo más. Y es que ella nunca menciono nada acerca de querer conquistar el mundo.”
“Él tiene razón. Tanto Ophis como yo no tenemos interés en conquistar el mundo. Sin embargo, nuestro poder ha atraído a ciertos individuos que si lo desean.” Dijo Vali mirado a Edzard.
“Vaya y yo que pensaba que te habías unido Katerea porque ninguno de ustedes pudo convertirse en un Maou.” Dijo Azazel.
“¿Convertirse en un Maou?” preguntó Sona mirando a Vali.
“Mi verdadero nombre es Vali Lucifer.”
La sorpresa apareció en el rostro de todos los que no conocían eso.
“I-imposible.” Dijo Rias en shock.
“Soy el bisnieto del Lucifer original.” Dijo Vali. “Soy hijo de un demonio de sangre pura y una humana. Es decir, soy un medio demonio.”
“Ya veo. Fue esa mitad humana lo que te permitió obtener un sacred gear, ¿verdad?” preguntó Edzard mientras miraba a Vali entrecerrando los ojos, pues ahora sabía que él era familiar de Rizevim.
“Así es. A pesar de tener la sangre de un demonio su mitad humana lo hizo poder obtener el poder del Vanishing dragón. En serio, tu mera existencia es un completo misterio.”
“Tal vez. Pero creo que, si buscas en el diccionario la palabra milagro, mi rostro aparece allí.” Dijo Vali mientras mostraba sus alas demoniacas.
“Esas alas.” Dijo Rias con preocupación, pues al igual que todos los demonios, ella sabía que solo los descendientes de los Maous originales tenían múltiples alas.
“De entre todos los Hakuryuukou tanto del pasado, presente y futuro, es posible que seas el más poderoso de todos.” Dijo Azazel mirando a Vali.
Vali dejó de mirar a Azazel y miró a Issei.
“Hyoudou Issei.” dijo Vali llamando la atención del mencionado. “El destino parece que es algo cruel contigo.”
“¿Qué quieres decir?”
“Yo poseo el poder de un Maou y el de un dragón. Mientras que tu solo eras un triste humano ordinario antes de reencarnar. Si de casualidad perdieses el Boosted Gear, no serias nada. Tu poder es tan bajo que hasta me da lástima que seamos enemigos destinados a luchar a muerte. Así que, para ayudarte a volverte más poderoso hare que mente se centre únicamente en la venganza.” Dijo Vali mientras extendía su mano izquierda y creaba un gran orbe de magia. “¡Te Convertiré en un vengador al asesinar a tus padres aquí y ahora!”
Issei apretó los dientes con ira, pero antes de darse cuenta, recibió un golpe con una esfera de color purpura. Esta hizo que el lograra ingresar a su Balance Breaker en un segundo. Sorprendido por esto, Issei giró la cabeza y miró a Edzard, quien tenía los ojos ensombrecidos.
“Acaba con él, Issei.” La voz de Edzard era dura y fría como un dia de invierno en Hibernalia. Y es que el era una persona que odiaba que se amenazasen a civiles o personas que no tenían anda que ver con un conflicto, por lo que la amenaza de Vali hizo que se enojase, pero no se enfrentaría a él. No, ese era el trabajo de Issei como hijo de los amenazados.
Issei asintió y se lanzó rápidamente contra Vali.
Ambos dragones comenzaron a luchar en el cielo. Se intercambiaron golpes a diestra y siniestra. Issei incluso llegó a usar una espada llamada Ascalon, cuya aura hizo que Edzard confirmara que era una espada sagrada para matar dragones. La batalla llegó a su clímax cuando Issei incrustó una de las gemas de la armadura de Vali en su propia armadura. Luego de unos momentos en que el idiota gritó de dolor, logró asimilar el poder de Albion. Con ese poder, Issei forzó a Vali a usar su Half-Dimension. Luego de que Azazel le mintiese a Issei sobre lo que haría ese poder, Issei aumento su poder lo suficiente como para hacer que Vali estuviese por usar algún poder especial.
Cuando Vali estuvo por usar ese poder, la barrera que protegía la academia fue rota y alguien cayó del cielo.
La persona que cayó era un hombre joven con cabello corto de color claro. Además, vestía con una armadura color roja con detalles dorados. En su mano había una especie de bastón.
“Bikou. ¿Qué haces aquí?” preguntó Vali mirando al susodicho.
“Ya va a iniciar nuestra lucha contra los dioses del norte. Así que me mandaron a recogerte.”
“Ya veo. Así que ya es hora.”
“¡Oye ¿Quién diablos eres?!” gritó Issei mientras señalaba a Bikou.
“Es un descendiente del famoso Sun Wukong.” Dijo Azazel acercándose a Issei. “Pensar que te unirías a Khaos Brigade. Realmente son malas noticias para nosotros. Aunque, supongo que el dragón blanco y Sun Wukong trabajan bien.”
“¡ja, ja, ja! A diferencia de mi antepasado yo hago lo que quiero.” Dijo Bikuo con una sonrisa. “Un gusto conocerte, Sekiryuutei.”
Luego de decir eso, Bikou hizo girar su bastón y luego lo impactó al suelo. Esto hizo que una especie de portal hecho de oscuridad se abriera a sus pies. Dicho portal comenzó a tragarse tanto a Bikou como a Vali.
“Hazte más fuerte, Hyoudou Issei. Nuestra próxima batalla será más dura.” Dijo Vali, para luego posar su vista en Edzard. “Deseo el dia en que pueda enfrentarte, cazador de dragones.”
Edzard no respondió y simplemente miró al medio diablo. Levantando su mano izquierda convocó un objeto. Ya con el objeto en mano, miró a Vali y se lo lanzó.
Vali atrapó el objeto y lo miró. Sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta lo que era. Mirando a Edzard, habló con asombro en su voz. "¿D-de dónde sacaste este anillo?"
“Lo arranque del brazo cercenado de su dueño.” Dijo Edzard en un tono frio. “Ahora que sabes esto. ¿Crees que puedes enfrentarte a mí?”
“Quien sabe, pero ahora sé que Ophis tenía razón. Eres fuerte, Edzard Cumberland Rolandson.”
Los ojos de Edzard y de sus amantes se entrecerraron ante las palabras de Vali, pues no entendían como es que sabía sobre ese nombre.
“¿Cómo sabes ese nombre, Vali?” preguntó Edzard con voz fría y mortal. El tono de voz hizo que muchos tuvieran un escalofrío por su espalda.
Lamentablemente, Vali no pudo responder, pues el portal terminó por engullirlo, sacándolo del lugar.
Todos se encontraban reunidos en la sala donde se llevó acabo la conferencia en un principio. Esta sala, junto con gran parte de la academia ya había sido reconstruida gracias al esfuerzo combinado de los miembros de las tres facciones.
“Entonces, Edzard.” dijo Azazel mirando al mencionado. “¿Ya vas a hablar sobre lo que pasó en la Toscana?”
Edzard miró a los líderes de las tres facciones y suspirando, sacó un objeto de su bolsa. “Si. ¿Pregunten lo que quieran?”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Aquí vemos ya cambiar un poco más el canon, pues vemos la aparición de los Adalides Daedricos. Si bien en la saga de Elder Scrolls se les considera adalides a los portadores de los artefactos daedricos, aquí decidí agregarles algunas cosas más para hacerlos más fuertes y servir de enemigos más formidables. Estos dos que acaban de aparecer serán enemigos recurrentes durante varios capítulos.
También agregue lo de los niveles de encantamiento para darle más profundidad al poder de las armas encantadas de Nirm, y de paso, poder hacer una diferencia notoria entre las encantadas por mortales y aquellas encantadas por príncipes Daedricos. Para los niveles estoy usando los niveles de mejora de los artefactos en herrería. XD
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 34
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 33
— No me importa si prometiste ir a jugar con el joven Maximilien, Ed. Tu no sales hasta que termines tus lecciones de Historia —
Selene a Edzard 193 4E
La sala de la reunión estaba en un incómodo silencio, pues si bien había muchas dudas que responder, ninguno de los interesados trataba de iniciar las conversaciones.
La ceja de Edzard comenzó a temblar al ver que nadie comenzaba con la ronda de preguntas.
Al ver que nadie quería iniciar las preguntas, Lint levantó la mano lentamente, ganándose la atención de todos.
“Si, Lint. ¿Qué quieres saber?” preguntó Edzard con una sonrisa en el rostro al ver que al fin comenzaría el interrogatorio.
“Cuando me salvaste en Italia, mencionaste que tu pueblo ha luchado contra esas cosas que nos atacaron.” Dijo Lint ganando confianza con cada palabra que decía. “Edzard. ¿Dónde está tu pueblo?”
Todos miraron a Edzard expectantes, ya que esa era una de las dudas que más les carcomía, pues ninguno de los líderes se había topado con algún humano similar en poder o presencia a la de Edzard.
Edzard suspiró y miró al techo. “Mi pueblo se encuentra en la zona más al norte del continente de Tamriel. El lugar exacto se llama Skyrim o Keizaal en un idioma antiguo.”
Todos los miembros de las tres facciones y aquellos que sabían algo de geografía miraron confundidos a Edzard, pues nadie reconocía los nombres, tampoco sabían dónde estaban esos lugares.
“¿Skyrim? ¿Tamriel? ¿Dónde quedan esos lugares?” preguntó Azazel mirando a Edzard.
Edzard puso una sonrisa en su rostro mientras ponía el objeto que tenía en su mano sobre la mesa. El objeto era una caja dorada con varias gemas verdes. Al presionar el botón central de la caja, las gemas verdes comenzaron a moverse. Las gemas salieron de la caja, manteniéndose unidas a la misma con algunos brazos metálicos, los cuales ramificaron como si de un árbol se tratase. Luego, estas gemas brillaron y mostraron un holograma hecho de magia, el cual mostraba el mundo de Nirm por completo. Si bien era posible ver con sumo detalle el continente de Tamriel, los continentes cono Atmora y Akavir se veían borrosos. Este artefacto, era en simples palabras, una réplica a pequeña escala del observatorio de Mzulft.
“Skyrim es una de las provincias que se encuentran en el continente de Tamriel.” Dijo Edzard señalando el continente de Tamriel en el holograma. Al hacerlo, las gemas se movieron de lugar y acercaron más la distancia, mostrando el mapa geográfico de Tamriel, para luego moverse y mostrar Skyrim a todos los presentes.
“¿Continente?” preguntó Rias confundida, pues ella había estudiado la geografía de la tierra antes de llegar a este mundo, por lo que sabía que continentes había aquí y ella nunca había escuchado ese nombre. Además, la imagen mostrada no coincidía con algún mapa que hubiese visto en su vida.
“Así es. Tamriel es uno de los continentes que forman el mundo de Nirm.” Dijo Edzard mientras hacía que el holograma se alejara y mostrara todo el planeta de Nirm.
Todos, desde Azazel hasta Sona, miraron a Edzard con sorpresa.
“¿M-m-mundo?” preguntó Issei tartamudeando por la sorpresa.
“Así es. Yo no soy un humano de este mundo. Soy un humano del mundo de Nirm, uno de los planos de Aurbis. El plano de los mortales.” Respondió Edzard mirando a su amigo. “Para hacerlo de manera más resumida, soy un extraterrestre.”
Todos miraron a Edzard sin saber que decir, pues nunca se habían esperado esto; sin embargo, hubo uno que si dijo algo.
“Ya veo. Eso explica muchas cosas.” Dijo Azazel con la mano en la barbilla.
“¿Qué cosas Azazel?” preguntó Michael confundido.
“Veras. El nombre de Edzard Rolandson nunca existió hasta hace unos meses.”
“¿Cómo que nunca existió?” preguntó Sirzechs entrecerrando los ojos mientras miraba a Edzard.
“Tal y como lo escuchas. Ese nombre apareció en los registros de la Tierra gracias a que usaron una máquina que yo cree, la cual permite que alguien se registrase en los registros de cualquier país del mundo humano.” Dijo Azazel para luego mirar a Edzard. “Entonces, Edzard. ¿Qué ser eres tú?”
Edzard sonrió mientras se señalaba. “Soy un humano nacido de un padre Nórdico y una madre bretona.”
La respuesta de Edzard hizo que todos se quedaran callados y miraran a Edzard.
“¿Nórdico? ¿Breton?” preguntó Issei confundido.
“Son el nombre de dos de las razas humanas que pueblan el mundo de Nirm.” Respondió Asia llamando la atención de todos.
“Chico. ¿Todos en Nirm son humanos?” preguntó Azazel mirando a Edzard.
“No. Hay diversas razas. Están las razas de los hombres, los Mer y las Bestias.” Dijo Edzard para luego comenzar a contarles acerca de las razas mortales que habitaban Nirm. Al terminar de contarles todo, todos miraron sorprendidos a Edzard y a Asia, pues durante la explicación, Edzard reveló que Asia era un medio bretón. Esta revelación hizo que todos miraran a Asia con sorpresa, ya que esto les decía que ya habían llegado humanos de ese mundo antes a la tierra. Además, las palabras de Edzard había hecho que les quedara claro que los humanos de Nirm no eran como los humanos de la tierra, sino que eran mucho más poderosos.
“Así que tienen elfos, orcos y dragones.” Dijo Azael con una sonrisa. “Parece que estabas viviendo en una especie de versión paralela del Señor de los Anillos.”
La ceja derecha de Edzard comenzó a moverse cuando escuchó aquello. Estaba tentado a golpear al idiota de Azazel, pero decidió controlarse y evitarse problemas por golpear a un manco.
“Dejando de lado eso, Edzard. ¿Qué son los Xivkyn y los príncipes daedricos?” preguntó Michael recordando aquellos términos que había usado Edzard antes de luchar.
“Para responder a eso, tengo que contarles sobre el origen de Nirm.” Respondió Edzard preparándose para contarles sobre el origen de Nirm.
Los ojos de los presentes se abrían con sorpresa conforme escuchaban la historia del origen del mundo de Aurbis. Les llamó la atención sobre todo como es que el tiempo se inició con un Dios dragón. La mención de este Dios hizo que Draig mencionara con orgullo como parecía que los dragones estaban en la cima también en ese mundo. Muchos se entristecieron al escuchar el precio que pagaron los Aedra para la construcción Nirm. Al momento en saber sobre los príncipes daedricos, muchos se aterraron y se preocuparon al escuchar la naturaleza de los Daedra.
La sala estaba en un silencio sepulcral al escuchar sobre los daedras.
“¿Entonces, son seres inmortales que no pueden ser asesinados por ningún medio normal?” preguntó Azazel con suspicacia.
“Así es. Si decapitas, mutilas o desmiembras a un daedra lo único que haces es destruir su cuerpo, mas no su alma, ya que esta viajará a Oblivion y se reconstruirá allí.”
“¿Qué quieren estos seres de nuestro mundo?” preguntó Michael con preocupación en su voz.
“Invadir para traer caos, destrucción, sufrimiento y esclavizar a todas las razas que habiten este mundo.” Respondió Edzard de manera seria, pues este tema no era algo para bromear.
Las palabras de Edzard dejaron en silencio la sala. Los líderes de las facciones estaban que interiorizaron las palabras que decía Edzard.
“Edzard, mencionaste los Banekin durante el ataque a Italia. ¿Qué tan fuertes son? ¿A quién sirven?” preguntó Lint con preocupación en su voz, pues las palabras de Edzard sobre lo que buscaban los daedras le habían causado preocupación y miedo.
“Los Banekin, al igual que muchos daedras, sirven a varios príncipes, pero uno de los principales es Mehrunes Dagon, el príncipe de la destrucción y uno de los más poderosos. El nivel de poder de esos pequeños daedras no es muy alto, de hecho, están entre los más bajos rangos de entre todos los daedras. Hay muchos que son más poderosos que estos. Si no mal recuerdo mencione a los Dremoras en nuestra conversación, ¿verdad?”
Lint asintió, pues recordó que Edzard los había mencionado.
“Ya veo. Bueno, esos seres son más poderosos, de hecho, su nivel de poder base es equivalente al de un demonio de clase alta. Bueno, también hay algunos más poderosos que los Dremoras. Los príncipes son uno de ellos, ya que están en la cima del poder en Oblivion.”
“Así que nos enfrentaremos a un príncipe daedrico muy poderoso, eh. Bueno, ¿Qué tan poderoso es en comparación con los que estamos aquí?” preguntó Azazel mientras se señalaba a sí mismo.
Edzard se llevó una mano a la barbilla y comenzó a pensar mientras trataba de comparar los niveles de poder que sentía. “No sabría decirles. Nunca me he encontrada cara a cara con él. Pero si puedo decirles que tan fuertes es en comparación con un Aedra.”
“¿Cuál Aedra sería la referencia que tomarías?”
“Akatosh, quien es el más poderoso de los Aedras.” Respondió Edzard a la pregunta de Sirzechs. “En nivel de poder, Dagon no puede vencer a Akatosh, el único príncipe que puede pelear de tú a tú con Akatosh es Jyggalag, el príncipe del orden, el más poderoso de los daedras.”
“Ya veo. Ahora, ¿Cuál es la diferencia de poder entre Akatosh y nosotros?” preguntó Azazel mientras se señalaba a el mismo y al resto de los lideres de las tres facciones.
“Bueno, para ustedes podría tomar como referencia dos Aedras, quienes serían Akatosh y Mara.” Respondió Edzard. “Yo me he encontrado con Akatosh cara a cara. Mientras que Asia se ha encontrado con Mara.”
“Ya veo. ¿Qué tan fuertes somos en comparación con ellos?” preguntó Sirzechs.
Edzard miró a Asia, quien asintió y dando un paso al frente miró a los líderes de las tres facciones. Luego de un segundo, soltó un suspiro. Acercando su rostro al oído de Edzard, comenzó a susurrarle. Cuando terminó de hacerlo, Edzard comenzó a susúrrale a Asia. Al final, ambos se miraron y asintieron.
“¿Y bien?” preguntó Azazel con impaciencia.
“Ustedes tres no podrían ganarle a Lady Mara.” Respondió Asia de manera contundente.
“Ya veo. Entonces, es más que seguro que no podamos ganarle a Akatosh, quien según palabras de Edzard es el Aedra más poderoso en la actualidad.” Dijo Azazel mirando a Edzard, quien asintió a lo dicho por el Caído. “Edzard, según tú, ¿Qué tan poderoso es Akatosh en comparación con nosotros?”
Edzard se llevó la mano a la barbilla y comenzó a pensar. Luego de pensar unos segundos, miró a Azazel y habló. “Azazel, ¿Hay alguien más poderoso que Ophis?”
“Sí. Solo hay alguien quien podría decirse que está un poco más por encima que Ouroboros en poder.” Dijo Azazel ganándose la atención de Edzard. “Ese ser sería el Dragon de Dragones. También llamado Gran Rojo.”
“¿Gran Rojo?” preguntó Asia con confusión.
“Sí. Tal y como lo dice su nombre es un dragón de gran tamaño y poder que vive en la brecha dimensional.” Respondió Sirzechs.
“Espera. Hablas de ese lagarto con esteroides que vive en ese lugar de varios colores.” Dijo Edzard recordando a ese dragón que quiso comerse a él y a su familia el día que llegó a este mundo.
“Sí…” dijo Azazel parpadeando, pero luego miró a Edzard y dijo. “Espera. ¿Llamaste al Gran Rojo, Lagarto con esteroides?”
“Si. ¿Por qué? ¿Hay algún problema?” preguntó Edzard confundido.
“No, solo que no puedo creer que seas tan loco como para hacer eso.” respondió Azazel mirando a Edzard como si este tuviese dos cabezas, pues ni él se atrevía a hablarle así a la existencia mas poderosa de este mundo.
“Bueno. Si ese tipo es el más poderoso de aquí, pues esta al mismo nivel que Akatosh.”
Lo ojos de todos se abrieron en shock al escuchar que el ser más poderoso que conocían era tan poderoso como el Dios principal del mundo natal de Edzard.
“Y eso es ahora, que él ha perdido gran parte de su poder. No hablemos de que tan poderoso era en su mejor momento.” Dijo Edzard con una sonrisa de suficiencia. Esta sonrisa hizo que se ganase un golpe de Asia en la cabeza.
Todos los que miraron esta escena pusieron los ojos en blanco, pero segundos antes de eso habían sentido un escalofrió atravesara sus columnas.
“Entonces. Solo tenemos que enfrentarnos a un solo príncipe, que por suerte no es el más poderoso, ¿verdad?” preguntó Issei tratando de verle el mejor lado a la situación actual.
Edzard no respondió, sino que se quedó allí tranquilo mirando al techo. Luego de soltar un suspiro, habló. “La verdad es que no es solo uno, sino que son dos Príncipes.”
Los ojos de todos se volvieron a abrir, pero esta vez no solo había sorpresa, sino que también había miedo en sus ojos.
“¿C-c-c-cómo que dos príncipes?” preguntó Rias aterrada mientras sentía como el aire se iba de sus pulmones y las piernas le temblaban.
“El ultimo tipo que apareció vestía la misma armadura que un Xivkyn.” Respondió Edzard juntando ambas manos al frente de su rostro. “Ese tipo de Daedras solo sirven a un señor.”
“¿Cuál?” preguntó Sirzechs mirando a Edzard mientras pensaba en una manera de afrontar lo que venía.
“Al príncipe de la Violación.” Respondió Edzard causando que las mujeres presentes sintiesen un escalofrió recorrer sus cuerpos. “Es decir, Molag Bal.”
“Mierda.” dijo Azazel ya sin una sonrisa en su rostro, pues con cada palabra que decía Edzard, el entendía que el mundo de Nirm era más salvaje y peligroso que cualquier mundo que había conocido. “Edzard, se sinceró. ¿Cuántas tropas tienen cada príncipe?”
“Miles, Millones o hasta miles de millones, la verdad no lo sé. Cada uno de los príncipes gobierna sobre un plano principal y varios más pequeños. Cada uno tiene daedras de diferentes niveles bajo su mando. Algunos daedras son más poderosos que otros.” Respondió Edzard con pesar. “Aunque puede que haya una solución si logramos poner a algunos príncipes de nuestro lado.”
“¿Nuestro?” preguntó Sirzechs mirando a Edzard.
“Seré honesto con ustedes. Originalmente no iba tratar de pedirles ayuda, pero esto se me escapa de las manos. Los ejércitos que invadirán este mundo no están compuestos solo de daedras y personas de Nirm, sino que también están compuestos de algunos humanos que ya están sirviendo a los daedras.” Luego de decir eso, Edzard sacó la media luna daedrica de su bolso y la mostró.
“¿Qué es eso?” preguntó Azazel mirando el arma con curiosidad. Y no fue el único, pues el resto de los individuos allí también hicieron lo mismo.
“Es un artefacto daedrico de bajo nivel. Se llama medialuna daedrica, es un artefacto de daedrico asociado con Mehrunes Dagon. En el pasado había muchas de estas, pero en algún momento de una de las eras pasadas, la gran mayoría fueron destruidas hasta el punto de que solo quedó una. Ahora, no sé cuál es su situación actual, puede que se hayan fabricado más o no.” Dijo Edzard señalando el arma. “Esta arma está encantada para paralizar a quienes golpea, además de que las armas o armaduras que toque se debilitaran hasta el punto de que se quebraran inevitablemente.”
“A los Sacred Gear no los destruye, pero si reduce considerablemente la cantidad de tiempo que puedes usarlos.” Dijo Asia explicando el efecto de esta arma en los Sacred Gears, pues ella era la única con un sacred gear que recibido los efectos de esta arma. “Además, una vez que una vez que desactivas tu sacred gear, este quedara tan debilitado que no podrás volver a convocarlo durante algunas horas.”
Todos escuchaban la explicación de manea atenta, pues cada pieza de información era importante para ellos.
“Ahora, también hay algunos artefactos que son más poderosos, un ejemplo es el artefacto de Dagon, la cuchilla de Mehrunes.”
“Su arma tiene su nombre.” Dijo Azazel con burla. “Vaya cantidad de arrogancia.”
“Créeme, no te burlarías si supieses que esa arma tiene una pequeña cantidad de porcentaje de matarte con solo hacerte una pequeña herida.”
“Me estas jodiendo, ¿verdad?” dijo Azazel ya estando harto de esto. Cada vez que Edzard les contaba lago de lo que se enfrentarían, se asustaba más. ¿Qué sigue? ¿Un arco capaz de hacer llover fuego solar sobre un ejército que tenía la capacidad de ocultar el sol si era corrompido? ‘Mejor ni me lo pienso, porque él es capaz de decirme que eso existe.’
“Me gustaría molestarte, pero es la verdad. Por fortuna, ese tipo de arma es única, es decir solo hay una. Y normalmente suele estar en manos de algún adorador de gran nivel, pero si no tenemos suerte, lo tendrá un jodido Adalid daedrico.” Dijo Edzard hablando con molestia, ya que no le había gustado la sensación que le daba ese ser.
“¿Adalid Daedrico?” preguntó Michael mirando a Edzard.
“Si. Adalid daedrico. Un mortal que ha obtenido la bendición de un príncipe, recibiendo un aumento masivo en su poder y un set de armadura y armas de alto nivel.” Respondió Edzard. “Los dos sujetos que aparecieron hoy eran adalides.”
Azazel se llevó de manera inconsciente su mano buena al muñón que antes era su brazo izquierdo. Mientras tocaba el muñón, su mente tuvo una revelación.
“Edzard, ¿Hay Adalides de los Aedra?” preguntó Azazel esperando que, si haya adalides de ese tipo, pues con ellos podrían reducir la brecha de poder.
“Si hay uno, se le llama campeón de los nueve.” Respondió Edzard luego de pensar unos segundos.
La respuesta de Edzard hizo aumentar la esperanza en los presentes, pero esta esperanza murió cuando el continúo hablando.
“Lamentablemente, no ha habido un campeón desde hace varios siglos.” Dijo Edzard cambiando el mapa de Skyrim a Cyrodill. “El ultimo conocido fue el héroe de Kvatch.”
“¿Héroe de Kvatch?” preguntó Serafall.
“Cuando les hable sobre el nivel de poder que tenemos los mortales en Nirm, me olvide de decir algo.” Todos miraron a Edzard, pues no sabían que podría decirles ahora. “Hay algunos mortales especiales que son conocidos como los héroes de los Pergaminos Antiguos o los mortales guiados por la fatalidad.”
“¿Guiados por la fatalidad?” preguntó Rias confundida mirando a Edzard. “¿Qué significa ese título?”
“Los mortales guiados por la fatalidad son mortales especiales que han nacido con un gran destino y con el poder de seguir un destino no guiado por los Dioses.” Respondió Edzard, pero suspiró al ver que todos le miraban sin entender. “Ellos tienen como destino hacer algo tan grande como salvar al mundo de una gran amenaza, pero a diferencia de otros, para lograrlo ellos no tiene restricciones y son libres de hacerlo de la manera que les plazca.”
“¿Ya entiendo, pero que tiene que ver con el nivel de poder de los mortales en Nirm?” preguntó Azazel.
“Ellos nacen con el potencial para ser los mortales más poderosos de su generación, por lo que nunca hay dos Héroes al mismo tiempo.” Dijo Edzard concentrado en su explicación. “Cada uno de ellos nace con una habilidad única, la cual se transmite a sus descendientes.”
“Parece que estas muy versado en ello, Edzard.” dijo Azazel mirando a Edzard con una sonrisa. “¿Por qué es así?”
“Es fácil, Azazel.” Respondió Edzard con una sonrisa de suficiencia. “Mi antepasado fue el Héroe de Kvatch.”
“Wow.” Dijo Rias mirando a Edzard asombrada. Y no fue la única, pues todos miraban a Edzard con asombro.
“Sí, pero eso no es todo.” dijo Asia uniéndose a la conversación. Ella y Edzard junto con el resto de las chicas habían hablado antes de ir a la reunión y habían decidido que lo mejor era ser lo más sinceros posibles, pero siempre guardando algunas cosas por si acaso pasaba algo. “Verán, Ed no solo desciende de un héroe, él también es uno.”
“¡¿Queeeeeeeeeeeeee?!” fue el grito colectivo de todos los que estaban allí.
“Así es. Soy el último héroe que ha aparecido en Nirm.” Dijo Edzard sobándose el oído, pues el grito le había causado un poco de dolor a sus sensibles oídos.
“Entonces, esa es la razón por la que eres tan poderoso.” Preguntó Issei entendiendo una de las razones para el nivel de poder de su amigo.
“En teoría sí.”
“Edzard-dono. Mencionaste que los héroes nacen con una habilidad mejorada que les transmiten a sus descendientes. ¿Cuál es la tuya y cuál es la de tu ancestro?” preguntó Michael con curiosidad.
“De mi ancestro herede reflejos extremadamente altos capaces de percibir cualquier ataque en cámara lenta.” La respuesta de Edzard asombró a todos, ya que entendían que ese poder era algo muy útil en el combate. “Y mi habilidad como héroe es mi gran e insana reservas de magia.”
‘Además de mis poderes de Dovahkiin.’ Pensó Edzard para sí.
“¿Reservas insanas de magia?” preguntó Sirzechs.
“Si, veras. En Nirm cada raza tiene un rango de magia con la que nace. Las razas con mayor afinidad mágica son los elfos Altmer y los humanos bretones.” Respondió Edzard. “Pero yo soy la excepción. Si bien soy medio Breton, eso no explica mis reservas de magia tan grandes que tengo, las cuales sobrepasan el nivel alcanzado por los magos más talentosos de todas las razas mortales.”
“Espera. Si esas habilidades se transmiten de padres a hijos, eso…” Interrumpió Issei a su amigo.
“Si, Issei. Mi hija con Asia ha recibido todas las habilidades que yo tengo.” respondió Edzard. “Ahora, no sé cómo será con los hijos que tendré con Aika, Valerie y Mittelt, pero supongo que ellos también nacerán con esas habilidades.”
“Ya estas pesando en el futuro sin saber si sobreviremos.” Dijo Azazel. “Pareces optimista.”
“La fe es lo más bonito que hay, Azazel.” Dijo Edzard con una sonrisa. “Además, confió en que juntos podremos detener los príncipes y salvar este mundo.”
La sonrisa de Edzard fue tan contagiosa que hizo que todos sonrieran con él.
“Bueno, ya que estas tan confiado, ¿Qué más puedes contarnos?” Dijo Azazel.
“Muchas cosas. Así que espero que no tengan nada planeado para mañana temprano, porque esto va a tardar mucho.”
La ceja del ojo derecho de Rias temblaba mientras veía a Azazel sentado en su silla como si nada. Al lado de ella estaban Issei, Kiba, Koneko y Akeno. Quienes no sabían si reír o sentir lastima por su rey.
“¿Qué haces aquí, Azazel?” preguntó Rias con irritación.
“Oh. ¿Tu hermano no te lo dijo?” preguntó Azazel con una sonrisa. “A partir de hoy soy, seré el asesor del ORC.”
“¿Cómo sucedió esto?” preguntó Rias llevándose la mano a la sien por el dolor de cabeza que esto le estaba causando.
“Tu hermano me dijo que lo consultara con la hermana de Serafall.” Dijo Azazel mirando a Sona, quien estaba tras ellos.
“Sona…”
“Si no aceptaba, mi hermana terminaría por quedarse aquí.” dijo Sona evitando ver a Rias.
“Así que, para salvarte, nos vendiste.” Dijo Rias con una sonrisa incomoda.
“Les deseo la mejor de las suertes.” Dijo Sona desviando la mirada mientras se arreglaba sus gafas. Haciendo una reverencia, trató de salir de la habitación, pero al final no pudo, pues la puerta fue abierta por Valerie, quien ingresó con Gasper y Aika.
“Oh. Hola Valerie-san. ¿Cómo estuvo tu recorrido por la academia?” preguntó Rias al ver a la Dhampir.
“Estuvo interesante por decir lo mínimo. Me tope con dos pervertidos a los que mande a dormir.” Respondió Valerie con una sonrisa recordando como había hecho dormir a esos dos de un solo golpe.
Issei sintió un escalofrió recorrer su espalda al mirar la sonrisa de Valerie. Mentalmente rezó por el bienestar de sus amigos pervertidos, pero tuvo que agarrarse la cabeza por la oración que dio.
“¿Y qué te ha parecido la academia?” preguntó Azazel.
“Entretenida, pero no creo que me inscriba. Lo haría si no hubiese el peligro de la invasión, pero con ese peligro en ciernes, lo mejor es tener la mayor cantidad de efectivos listos para luchar.”
Rias miró a Gasper y vio que este tenía una sonrisa triste en su rostro. Era muy notorio que el joven Dhampir quería que su amiga estudiara allí para verla más seguido.
Esa había sido uno de los pedidos que las tres facciones le habían hecho a Edzard, el pedido en si era que todos los miembros de su grupo se unieran a la Academia Kuoh. Lamentablemente, aparte de Aika, quien ya era estudiante de la academia, ninguno se unió. Edzard y Asia se habían negado diciendo que aquello haría que no tuviesen tiempo para pasarlo con su pequeña hija, Mittelt dijo que tenía volver a hacer algunas misiones para lo Grigori y al parecer Valerie no estaba interesada en estudiar aquí por el momento.
“Ya veo. Eso es una lástima.” Dijo Azazel para luego mirar a Aika. “Para lo que solicitaste, tendrás que ir a este lugar hoy en la noche.”
Al terminar de hablar, Azael le entregó a Aika una nota.
Aika abrió la nota y vio que era una dirección. “Bien, estaré allí en la noche.”
Aquella nota mostrada la dirección donde Aika encontraría a su mueva maestra de magia. Ese había sido uno de los pedidos de Edzard, que le enseñasen magia a Aika, ya que ella quería volverse más fuerte y esa era la mejor manera para que ella lo lograse.
“Bien. Ya con eso resuelto, supongo que debo de decirles la verdadera razón de mi presencia aquí.” dijo Azazel mirando a los presentes. “En aras de lo que está por suceder, estoy aquí para ayudar a fortalecer a los miembros de Sacred gear de sus grupos. Así que a partir de ahora llámenme Azazel-Sensei.”
Todos los demonios de la sala miraron a Azazel con sorpresa, pero cuando todos estaban por hablar, se abrió la puerta del ORC. Todos miraron al intruso y aquellos que no sabían quién era la persona que había abierto la puerta levantaron una ceja en confusión, pues quien había abierto la puerta era una niña pequeña de dos años.
“¿Marie-chan?” dijo Issei mirando a la hija de Edzard y Asia.
Marie miró a todos hasta que vio a Issei, por lo que, sonriendo, comenzó a correr hacia Issei. Ya estando cerca del demonio, se lanzó de cabeza contra este.
“¡Tío Issei!” gritó Marie mientras le daba un potente cabezazo a Issei en el estómago. La fuerza del golpe fue tal que este terminó por estrellarse contra una de las paredes que había en la habitación. Esta pared terminó por agrietarse al recibir el impacto del cuerpo de Issei, el cual quedo completamente fuera de combate.
“Ja, ja, ja. Realmente, eres el Sekiryuutei más débil de la historia. Ya que una pequeña niña te acaba de derrotar de un solo golpe.” Dijo Azazel entre risas por lo que acaba de pasar. “Aunque sabiendo que tan fuertes son sus progenitores, es obvio que ella tenga ese gran nivel de poder.”
“Así que esta es la hija de Asia Argento.” Dijo Xenovia acercándose a Marie. Para Xenovia, la existencia de Marie hubiese sido una aberración cuando era exorcista, pero ahora veía las cosas de otra manera. Ella sabía que, si se hubiese encontrado con Asia antes de la cumbre, es posible que su encuentro terminase en una confrontación, confrontación que ella ahora sabía que perdería estrepitosamente.
Ese pensamiento le causo un escalofrío a la ex exorcista, pues si bien no vio luchar a Asia, ella sabía que era fuerte, pues pudo crear una barrera defensiva capaz de detener ataques muy poderosos como si de nada se tratase. Además, de que había liberado parte de su aura, la cual era muy intensa.
Marie miró a la joven que se acercó a ella. No la conocía de ningún lugar, pero estaba en la habitación que sus padres le habían dicho que debía de ir para entregar el mensaje.
“Hola pequeña. Soy Xenovia Quarta. Es un gusto conocerte.” Dijo Xenovia mirando a Marie.
Marie miró a Xenovia y sonrió al ver que ella no tenía malas intenciones. “Un gusto conocerte, Xenovia. Me llamo Marie Argento Cumberland Edzarddottïr.”
La presentación de Marie fue perfecta, mostrando los modales que todos esperarían de una persona de la nobleza.
Al ver esa presentación, Azazel recordó como Edzard les había mencionado acerca de su familia y de su herencia.
Flashback
“Edzard, Vali dijo que te llamabas Edzard Cumberland Rolandson.” Dijo Azazel mirando a Edzard. “¿Por qué te llamo así?”
“Ese es mi nombre completo.” Respondió Edzard mirando a todos.
“¿Tu nombre completo?” preguntó Sirzechs.
“Así es. Los nórdicos no suelen usar apellidos, así que cada hijo o hija tiene el nombre de su padre más el sufijo hijo o hija en el apellido. Los bretones, por su parte, si tienen apellidos, pero mayormente suelen ser los nobles quienes lo tienen.”
“¿Nobles?... ¡Espera, Ed! ¡¿Eres un noble?!”” gritó Issei asombrado por aquello.
“Técnicamente si y no a la vez.” Dijo Edzard.
“¿Cómo es eso Edzard-dono?” preguntó Michael.
Suspirando, Edzard comenzó a contar sobre los Cumberland y el papel que jugaron durante la segunda era. También contó como se conocieron sus padres y mintió diciendo que su madre había renunciado a su herencia para casarse con su padre. También contó sobre como su padre era descendiente de una línea real caída, esto hizo que los presentes se sorprendieran al descubrir que Edzard descendía de dos Reyes de manera tanto Patrilineal como Matrilineal. Pero fue el saber que Asia era pariente de Edzard lo que hizo que todos los miraran. Lamentablemente, a Irina se le escapó decir que estaba mal que dos parientes se casaran, lo que hizo que Asia la callase liberando su aura mágica, la cual hizo que la exorcista temblara de miedo en su lugar.
Fin Flashback
El recuerdo fue interrumpido por gritos.
“¡Kyaaaa! ¡Eres tan linda!” gritaron Rias, Akeno y Xenovia al ver a Marie saludando. Sin pensarlo dos veces, ellas se lanzaron y comenzaron a abrazar a la pequeña, quien comenzó a sentirse incomoda por la muestra de afecto. Por fortuna, Marie fue salvada por Valerie y Aika quienes dijeron que, si la hacían llorar, Edzard iría por sus cabezas.
Ya con todos calmados, Rias le preguntó a la pequeña la razón por la que había ido a verlos.
“Estoy cumpliendo mi primera misión como miembro honorario de Los Compañeros.” Dijo Marie con una sonrisa mientras levantaba su mano derecha.
“¿Compañeros?” preguntó Issei, quien ya se había despertado y había salido de la pared con ayuda de Koneko.
“Los Compañeros son una orden de guerreros en la que Edzard sirvió durante unos años como miembro y luego como su líder.” Respondió Sona recordando algunas de las cosas que Edzard menciono en la reunión.
“Fu, fu, fu. ¿Qué misión es?” preguntó una divertida Akeno mirando a la pequeña.
Marie se llevó las manos al bolsillo de su vestido y sacó un pergamino. Extendiendo su mano se lo entregó a Rias, quien tomó el pergamino y lo leyó. Cuando lo hizo, miró a quienes la rodeaban.
“Edzard y Asia nos están invitando a todos a su casa.” dijo Rias mientras comenzaba a mirar a Sona. “Y cuando digo todos, me refiero a todos los demonios que hay en la escuela. Eso incluye a todo el consejo estudiantil.”
Sona asintió al escuchar aquello. Internamente estaba sonriendo, pues esperaba contactarse con Edzard pronto, ya que tenía una solicitud para él.
“Entonces, ¿A qué hora tenemos que estar allí?” preguntó Xenovia.
“En una media hora.” Dijo Rias caminando hacia donde estaban sus cosas. Todos los demonios hicieron los mismo, mientas Sona y Tsubaki se dirigían hacia el despacho del Consejo para reunir a todos los miembros.
Media hora luego ya todos estaban listos.
“Entonces, nos vamos. Hasta mañana Azazel-Sensei.” Dijeron todos mientras se despedían del Ángel Caído.
La puerta se cerró dejando solo a Azazel, quien al ya no sentir la presencia de los demonios y los familiares de Edzard, suspiró y habló.
“¿No tienes visitas que están yendo a tu casa, Edzard?” dijo Azazel mirando hacia el árbol cercano al salón.
“No es problema, puedo viajar más rápido que ellos y llegar antes.” Dijo Edzard saltando del árbol hacia el salón. Él tenía una sonrisa en su rostro, pues había permanecido completamente oculto sin que Azazel lo notase hasta que finalmente decidió hacer obvia su presencia.
“¿Qué te trae por acá, Edzard?”
“Malas noticias me temo.” Dijo Edzard sacando de su bolsa una carpeta con varios documentos.
Azazel recibió los documentos y comenzó a leerlos. Cuando terminó de leer la primera hoja, suspiró. “¿Estás seguro de esto?”
“Lamentablemente, sí, estoy seguro. Lo confirme usando Auramancia en el bastón de Katerea.” Respondió Edzard con voz seria.
“Maldita sea. Esto complica las cosas.” Maldijo Azazel; sin embargo, sus ojos se abrieron cuando leyó la última parte, pues era un plan para tratar con el problema que había surgido. “¿Estás seguro de esto?”
“Sí. sé que suena mal, pero sé que no fallara.”
“Eso espero. Le transmitiré la información a Sirzechs para que lo mencione a sus compañeros Maous. Te notificare sus respuestas cuando me la den”
“Vale, esperare la respuesta.” Dijo Edzard caminado hacia el centro de la sala y sacando su shadowkey, abrió un portal. “Te veo luego, Azazel.”
“¿Acaso todos los nobles tienden a tener casas tan grandes?” peguntó Issei con los ojos abiertos como platos al ver la casa que había frente a él.
“No lo sé, pero este estilo no me convence mucho.” Dijo Rias mirando la casa casi sin ninguna sorpresa, pues su casa en el inframundo era igual de grande que la que tenía al frente.
El grupo de demonios había seguido a Marie, Aika y Valerie hasta un lugar donde no transitaban personas a estas horas. Allí, Aika invocó un circulo mágico en su oreja y habló. De la nada, todos fueron rodados por una luz roja y fueron teletransportados.
Lo que vieron cuando terminó la teletransportación fue una dimensión de bolsillo creada por Edzard hace unas semanas. Este lugar estaba lleno de colinas onduladas y yerba verde, bosques de pinos y montañas con picos nevados, y sobre lo que parecía ser una isla en medio de un lago se encontraba la residencia que Edzard había erigido para su familia en este lugar.
La isla medía treinta mil metros cuadrados y estaba unida al resto del territorio por medio de un puente de piedra. La residencia de la familia de Edzard no era una mansión, tampoco un castillo, sino que era un palacio en toda regla, el cual medía más de veinte mil metros cuadrados. Este era una enorme estructura cuadrada con una torre enorme en cada una de las esquinas. Las paredes estaban hechas de piedra blanca con algunos detalles en oro. Las ventanas eran amplias y estaban presentes en cada uno de los siete pisos que tenía el palacio. En el centro de esta había un jardín, el cual tenía los esquejes de diversas plantas de Nirm.
Cuando el grupo de demonios llegó hacia la entrada, se sorprendieron de ver que esta se abrió de manera automática al momento en que estuvieron a cinco pasos de ella.
“Está bien. Esto me ha sorprendido.” Dijo Sona al ver que esta casa parecía tener puertas automáticas.
Cuando ingresaron a la mansión vieron que el interior era de una piedra blanca tan pulcra y bien tallada que parecía que todo era una única pieza. El suelo estaba hecho de mármol tan pulido que casi parecía un espejo. Las paredes estaban completamente decoradas con pinturas que ninguno de los que estaban allí había visto alguna vez en su vida. También había algunas armaduras medievales junto con varios estandartes azules con un león de plata en ellos.
“Supongo que esa es la heráldica de los Cumberland.” Dijo Rias mirando los estandartes.
Xenovia, Saji e Issei miraban con asombro las decoraciones, pues era la primera vez que veían algo así.
“¡Mamá!”
El gritó de Marie hizo que todos miraran al frente. Se sorprendieron al ver a Asia vestida con un sencillo vestido de una sola pieza de color blanco, el cual tenía algunos bordados de color dorado en su basta. Sus pies llevaban un par de sandalias de cuero negro con hebillas de plata.
La pequeña Marie saltó de los brazos de Aika y comenzó a correr hacia su madre. Asia se agachó para atrapar a su pequeña hija, la cual había dado un gran salto hacia ella.
“Mamá. Cumplí mi misión sin problemas.” Dijo Marie con voz orgullosa de haber cumplido el pedido de sus padres.
“Si, ya lo veo.” Dijo Asia mirando como todos se acercaban. “Aika, Val. ¿Cómo les fue en la academia?”
“Ya sabes, fue muy aburrido.” Dijo Aika haciendo una mueca.
“La verdad es que es interesante.” Dijo Valiere con una sonrisa.
“Tal vez porque tu no has estado en una clase durante años. Pero créeme, si asistieras te aburrirías en unas semanas.”
“Eso es posible, ya que solo aprender temas como historia y matemáticas tiende a aburrir luego de un tiempo.”
Todos miraron al origen de la voz y vieron Edzard caminar hacia ellos. El vestía una sencilla túnica de manga larga, la cual era de color azul oscuro con mangas blancas, la cual tenía bordados en las mangas. También llevaba un par de pantalones negros con un cinturón de cuero en su cintura. Su túnica y los pantalones estaban hechas de lino importado desde Cyrodill. En sus pies había un par de sandalias de cuero negro con hebillas de plata.
“¡Papá!” gritó Marie mirando su padre, quien se detuvo frente a ella. “Cumplí mi misión.”
“Si, puedo verlo.” Dijo Edzard despeinado su hija.
“Ed.” dijo Aika acercándose a Edzard y dándole un beso.
Cuando se separaron, Valerie hizo lo mismo que Aika.
Issei y Saji miraron a Edzard con lágrimas de celos corriendo por sus mejillas. Mientras lo maldecían por hacer eso frente a ellos.
“Me voy a mi habitación. Los veo luego en la cena.” Dijo Aika comenzado a caminar.
“Yo también voy yéndome a cambiar de ropa.” Dijo Valerie con una sonrisa. “Los veré más rato.”
Cuando ambas se fueron, Edzard miró al grupo completo de demonios frente a él. Reconoció por completo a los demonios que llegaron con Sona, pues los había visto formar la barrera durante la lucha contra Kokabiel. Si bien solo conocía los nombres de los miembros del ORC, también conocía algunos nombres del Consejo Estudiantil.
“Es un gusto que hayan aceptado nuestra invitación.” Dijo Edzard con una sonrisa. “Si bien hay varios de aquí que conozco, veo que hay unos rostros que solo conozco de vista. ¿podrían presentarse para no ponerles apodos raros y llamarlos por sus nombres?”
Las personas a las que Edzard solo conocía por haberlas visto manteniendo la barrera para contener el daño contra Kokabiel, dieron un paso al frente y se presentaron.
“Un placer conocerte, Edzard-san. Me llamo Meguri Tomoe y soy el caballero de Sona Sitri.” Dijo una bonita joven mientras hacia una reverencia. Esta joven tenía el cabello castaño rojizo hasta los hombros y ojos marrones. Su cabello presenta un flequillo barrido y un solo mechón de cabello que sobresale de la parte superior.
“Yo soy Hanakai Momo, Obispo de Sona Sitri. Un gusto conocerle, Rolandson-san.” Dijo con voz suave una joven delgada con cabello castaño largo que termina en dos trenzas cortas y ojos a juego. Ella también lleva una diadema azul.
“Un gusto conocerlos, me llamo yura tsubasa.” Dijo una joven alta con cabello azul hasta los hombros y ojos a juego.
“Yo soy Nimura Ruruko, un gusto en conocerlos.” Dijo Una joven bajita con cabello castaño en largas colas de caballo gemelas y ojos verdes. Lleva un par de pinzas verdes en el pelo y también lleva medias verdes a rayas.
“Es un gusto conocerlas a todas.” Dijo Edzard con una sonrisa. “Supongo que ya todos me conocen, pero para aquellos que no lo hacen, me llamo Edzard Cumberland Rolandson. La chica a mi lado es mi esposa, Asia Argento Cumberland y la niña pequeña es nuestra hija, Marie Argento Cumberland Edzarddottïr. Ya conocen a Aika y a Valerie, lamentablemente, Mittelt está en una reunión con algunos miembros del alto mando de los Grigori, por lo que no está aquí.”
La mención del ángel caído hizo que Akeno hiciese una mueca imperceptible para casi todos. Edzard se había percatado de la mueca, por lo que internamente soltó un suspiro. Él sabía, gracias a Azael, que Akeno tenía problemas con los ángeles caídos, sobre todo con su padre, Barakiel.
“Bueno, ahora ya con todas las presentaciones en orden. ¿quieren dar un paseo por el lugar?” preguntó Asia con una sonrisa amable en el rostro mientras seguía sosteniendo a Marie.
“Si no es mucha molestia.” Dijo Rias.
“No, no es ninguna.” Respondió Edzard.
El grupo de demonios dejó el recibidor y siguieron a los dueños del palacio en un pequeño recorrido por las partes más importantes del lugar. Caminando por los pasillos, llegaron al primer destino del recorrido.
“Este es el comedor familiar. Al lado se encuentra la cocina.” Dijo Asia señalando la puerta que conectaba el comedor con la cocina.
Issei se asombró al ver el comedor, pues este tenía una mesa muy grande donde fácilmente podrían caber varias personas. Además, de que la habitación era absurdamente grande. Esta habitación estaba completamente decorada con pinturas de lugares que nunca había visto y tenía estantes con vajillas y cubiertos que brillaban como si fueran estrellas. Cuando caminó hacia la cocina, vio una cocina moderna completamente amueblada y equipada con cocina, horno, refrigerador, y otros electrodomésticos.
Salieron de allí y siguieron caminando por otro pasillo lleno de pinturas y esculturas. Luego de un rato llegaron hasta una puerta, la cual estaba en una de las torres, pues habían tenido que subir algunas escaleras.
“Ed. ¿Qué es este lugar?” preguntó Issei mirando la enorme puerta doble.
“Esta es la biblioteca.” Dijo Edzard con orgullo mientras abría la puerta.
Cuando la puerta se abrió, todos los demonios vieron una gran cantidad absurdamente grande de estantes repletos de libros.
“¿C-cuantos libros hay aquí?” preguntó Rias asombrada, ya que aquí había más libros que en la biblioteca de su familia.
Sona estaba igual que su amiga, pues nunca había visto tantos libros juntos.
“Umm... Ni idea.” Dijo Edzard luego de pensar.
“¡¿C-como que no tienes idea?!” gritó Issei.
“Es que perdí la cuenta luego de llegar a los veinte mil.” Dijo Edzard resacándose la nuca, pues nunca terminó de contar todos los libros que había recibido como regalo por parte de Akatosh, ya que fue su padre dragón quien le había regalado este palacio, el cual había estaba guardado en un pergamino especial.
“T-tantos libros.” Dijo Xenovia mirando los libros, pero al hacerlo se percató de algo. “Disculpen, pero. ¿Por qué hay algunos libros con cubiertas con diseños raros?”
“Ahh. Eso se debe a que son libros de magia.” Respondió Asia mirando a la ex exorcista con una sonrisa.
“¿M-magia?” dijeron los demonios mirando varios estantes completamente llenos de estos libros.
“¿Cuántos de esos libros tienen?” preguntó Sona ajustándose los lentes.
“¿Unos cinco mil?” Preguntó Edzard mirando a Asia.
“Siete mil, Ed. Seis mil quinientos son libros escritos por otros autores. Los quinientos restantes son investigaciones tanto tuyas como mías.”
Los demonios tenían las mandíbulas desencajadas al escuchar eso.
“Bueno. Cuando logren poner sus mandíbulas en su lugar podremos continuar hacia las siguientes partes de la mansión.” dijo Edzard con una sonrisa divertida al ver las expresiones de los demonios.
Pasaron varios minutos hasta que al fin lograron salir de su asombro. Mientras caminaban, Sona y Rias le habían preguntado qué tipo de libros había. Sus ojos brillaron cuando escucharon que había libros de todo tipo, desde obras literarias hasta libros de tácticas militares. Al escuchar eso, ambas amigas le preguntaron a Edzard si podían pedir prestado algunos libros. Edzard asintió diciendo que tenían que devolvérselos en el mismo estado en que se los llevaron.
Luego de caminar durante unos minutos llegaron a las habitaciones, las cuales por obvias razones estaban casi vacías, pues de las más de cincuenta habitaciones para la familia, solo se usaban dos. Una mediana para Marie y la más grande era el dormitorio principal el cual contaba con una gran cama donde dormían Edzard y sus amantes. Además de contar con un tocador con siete sillas, para que las chicas pudiesen arreglarse sin preocuparse del tiempo de uso del mueble.
Luego se dirigieron hacia los jardines. Las chicas miraron asombradas la gran cantidad de flores raras que nunca habían visto en su vida. Había pasado un momento gracioso cuando Issei y Saji se habían acercado a una campanilla de la muerte y la tocaron descuidadamente. Al tocarlas sin saber sobre ellas, liberaron parte del polen de la flor, el cual fue inalado por ambos demonios, haciendo que hablen y se muevan super lento. Al ver a sus sirvientes en ese estado, Rias y Sona se habían preocupado, pero luego se tranquilizaron cuando Edzard les dijo que el efecto era temporal. Para cuando ambos volvieron a moverse a su velocidad normal, ya estaban pasando por una puerta completamente acorazada con varias cadenas y candados muy gruesos.
“Ed. ¿Qué rayos tienes allí para que este tan selladlo?” preguntó Issei mirando la puerta.
“Nada especial. Solo mi tesoro.” Respondió Edzard mirando a su amigo.
Al oír esas palabras, una sonrisa pervertida apareció en el rostro de Issei.
“Je, je. Sabía que tú también eras un pervertido, Ed.” dijo Issei con una sonrisa mientras se imaginaba que dentro de esa cámara debían de estar las revistas sucias de Edzard.
Las palabras de Issei hicieron que varias chicas miraran decepcionadas a Edzard, pues ellas pensaban que él no era así.
“Issei. ¿Qué rayos crees que tengo allí atrás?” preguntó Edzard con una marca de enojo en su frente.
“Nada importante. Seguro una cantidad insana de revistas porno.”
Edzard sonrió de manera siniestra y se acercó a Issei y le dio un golpe tan fuerte en la cabeza que lo dejó inconsciente en el suelo. Luego caminó hacia la puerta y con un movimiento rápido de su mano derecha, la cual brilló de color azul, las cerraduras y los candados se abrieron. Las cadenas cayeron y dejaron la puerta completamente desprotegida. Con un empujón, Edzard mostró lo que había en la habitación.
“Q-q-q-que.” Tartamudeo Issei, quien había vuelto a estar consciente gracias a una descarga eléctrica que Edzard le había dado. El joven demonio estaba en completo shock al ver lo que había tras esa puerta.
Pero él no era el único, pues todos los otros estaban en ese mismo estado. Incluso Rias y Sona no podían creer lo que veían. Allí, dentro de aquella habitación enorme donde fácilmente podrían caber más de quinientas personas tranquilamente, había cientos, no miles, no lo mas seguro era que hubiera millones de lingotes de oro y plata.
“¿C-c-cuántos lingotes hay aquí?” preguntó Rias sin poder creer lo que veía.
“Hay unos siete millones de lingotes de oro y unos diez millones de lingotes de plata.” Respondió Edzard mirando el montón de metales preciosos que había en su tesoro.
“¿Cuánto pesa cada lingote?” preguntó Sona mirando los metales.
“Cada lingote pesa un kilo.” Respondió Asia.
“¡Me estás diciendo que allí dentro tienes una reserva de oro tan grande que si fueses un país estarías dentro del top diez de países con más reservas de oro en el mundo!” gritaron tanto Rias como Sona completamente en shock al calcular mentalmente la cantidad insana de dinero que había allí.
‘Esto es increíble. Allí dentro hay más oro que el que posee mi familia.’ Pensó Rias completamente en shock.
“Ed. ¿C-c-cómo juntaste esa loca cantidad de oro?” preguntó Issei tartamudeando por el shock.
“Esa es toda la riqueza que he obtenido como aventurero en Nirm. Aunque aquí también están los aportes que ha hecho Asia durante su corto tiempo como aventurera.” Mintió Edzard, pues el solo había tenido una pequeña cantidad de oro en comparación con lo que había allí dentro. Esta cantidad insana de oro y plata había sido un regalo que había venido con el palacio. “Además, deje gran parte de mis riquezas a mis Edecanes y a ciertas personas que conocía.”
Si todos estaban sorprendidos, ahora estaban completamente en shock, pues si eso no había sido todo lo que Edzard había tenido de dinero, no querían imaginarse la cantidad real que había tenido originalmente.
Cuando se recuperaron de la conmoción, siguieron caminando y llegaron a la armería y la forja del palacio. Cuando la puerta, la cual estaba tan bien protegida como la de la tesorería, se abrió, todos vieron una red de pasadizos, los cuales mostraban varias habitaciones. De estas habitaciones, solo seis tenían un nombre. Cuando se abrió las puertas con el nombre de Edzard, todos vieron una gran cantidad de Espadas, Mandobles y algunas lanzas y hachas. Todas estas armas estaban muy bien elaboradas, pero eran minimalistas con las decoraciones; sin embargo, las armas mostraban que estaban hechas de muy buenos materiales.
Los caballeros de ambas noblezas pidieron ver algunas armas, pues querían compararlas con las que tenían. Edzard aceptó y les permitió coger algunas espadas. Al finalizar, todos dijeron que las armas eran perfectas tanto en equilibrio y balance.
La guía duro unas cuantas horas más, donde todos vieron algunos lugares más, como el baño, la sala de juegos de Marie, una pequeña iglesia cristiana, la cual causo un escalofrió en las columnas de los demonios, y un templo de los nueve divinos. Al finalizar la guía, todos se sentaron a charlar un rato mientras bebían un té hecho con plantas de Nirm. El té les había gustado tanto a ambos demonios de sangre pura que le habían preguntado a Asia si les podía regalar un poco. Siendo la persona de buen corazón que era, Asia aceptó y les regaló unos potes medianos con el té y una hoja con la forma en que debían de prepararlos.
Al final del día, el grupo Gremory se había ido por completo. El grupo Sitri se había dividido, pues casi todos los miembros se habían ido y solo quedaron en la sala Sona, Tsubaki y Tomoe.
“Entonces, Sitri.” Dijo Edzard mirando a la hermana de Serafall. Llamaba así a la joven, porque a diferencia de Rias, a quien conocía por Issei, a ella él no la conocía mucho y no quería causarle una mala impresión a la joven. “Mencionaste que tenías una petición, ¿verdad?”
Sona miró la taza de té que tenía al frente y toman un trago, miró a Edzard. “Así es, Edzard-san.”
“Ya veo. ¿Cuál es el pedido?” preguntó Edzard ya imaginándose lo que le pediría.
“Tu mencionaste que eres un herrero y lo hemos confirmado con las armas que tienes en tu armería personal.”
“Entiendo. Quieres que forje un arma para tu caballero para poder equilibrar la balanza de poder entre tú y Rias, ¿verdad?” preguntó Edzard con una sonrisa.
“Así es.” Dijo Sona con una sonrisa al ver que no tendría que explícale a Edzard lo que quería.
“Muy bien, ¿comenzamos?” dijo Edzard levantándose y dirigiéndose a la puerta.
Los tres demonios asintieron y siguieron a Edzard, quien comenzó a caminar hacia su fragua. Ya estando allí, Edzard comenzó a solicitarle a Tomoe las especificaciones para su espada. Luego de aquello, Edzard y Sona llegaron a establecer el precio a pagar por la espada, la cual tendría que ser entregada antes del inicio de las vacaciones de verano.
Edzard se encontraba descansando en su cama mientras Asia y Mittelt descansaban sus cabezas en su pecho y al lado de estas estaban Valerie y Aika. Todos estaban completamente desnudos, pues habían tenido un poco de diversión nocturna, la cual duró tres horas con seis rondas cada una.
‘Ahhh. Qué bueno que ya terminé de elaborar el encargo de Sitri.’ Pensó Edzard mientras peinaba el cabello de Asia.
El arma de Tomoe había tomado cinco días de forja, más que todo porque él no había estado las veinticuatro horas forjando. Al final, terminó todo y el arma ya estaba empaquetada en su caja de madera para entregarla en la fecha acordada.
Suspirando, se levantó de la manera más silenciosa y suave que pudo para no despertar a quienes dormían en la cama. Tomando una bata, se la puso y caminó hacia el balcón. Ya en el balcón de su habitación, Edzard tomó una copa de aguamiel mientras miraba la luna llena iluminar el lago y el bosque que rodeaban el palacio. Cuando estuvo por beber otro trago de su copa, un circulo mágico apareció cerca de su oído.
“Ahhh. Enserio, ¿Quién será a estas horas?” Dijo Edzard suspirando. Contestano la llamada, la voz de Azael se escuchó en su oído.
“Hola Azazel, ¿Qué sucede?” saludo Edzard. la voz de Azazel comenzó a escucharse mientras este le contaba a Edzard que Sirzechs quería hablar con él en persona. “Ya veo. Entonces lo veré mañana.”
Cuando Azazel estuvo por terminar la llamada, Edzard recordó algo. “Azazel. ¿Puedes reunir a los miembros del ORC y a los del consejo estudiantil mañana? Quiero les des una misión especial a ambos grupos. Toda la información te la enviare mañana temprano.”
La habitación estaba iluminada por la luz que generaba cinco bolas de luz ubicadas en lugares estratégicos en la sala. Estas bolas de luz eran originadas por el hechizo Luz de Mago. Sentados en dos cómodos sillones frente a frente se encontraban Edzard y Sirzechs. Sin embargo, no estaban solos, pues en la sala también estaba Grayfia, quien se encontraba sentada junto Sirzechs.
“Sabes. Nunca entenderé ese fetiche de sirvienta que tiene tu esposa.” Dijo Edzard mirando a Grayfia en ropa casual. El aun no lograba comprender por qué la esposa del líder de los demonios se vestía y actuaba como sirvienta.
“No es un fetiche, Edzard-kun.” Respondió Sirzechs con una sonrisa incomoda. “Ella trabaja como sirvienta para la familia Gremory.”
Edzard puso los ojos en blanco por aquello. Sin embargo, al no querer causar malentendidos, decidió tomar aire para ordenar sus pensamientos y volver al tema principal de la conversación.
“Entonces. ¿Hablaste con los líderes de tu facción sobre la información que les brinde?”
“Sí. Y debo decir que esto causara una gran cantidad de caos entre los pilares si se llega a saber. No solo por lo que él ha hecho, sino por lo que podría llegar a hacer.” Respondió Sirzechs de manera sombría. “Así que, por lo tanto, y luego de discutirlo durante horas, decidimos comenzar tu plan.”
“Bien. Entonces, solo es cuestión de tiempo.” dijo Edzard. “Aún le queda sitio en su nobleza, ¿verdad?”
“Así es. Según tenemos conocimiento, el aún tiene un Alfil libre.”
“Bien. Lanzaremos la línea y la carnada. Y luego solo nos quedara esperar.”
Luego de aquello, ambos quedaron en un tranquilo silencio, el cual fue roto momentáneamente por Asia, quien ingresó a la habitación con una bandeja de plata con algunas tazas de porcelana vacías y una tetera llena de té de Raíz Canina.
“Tomen.” Dijo Asia con una sonrisa mientras les entregaba a ambos demonios una taza de té a cada uno.
“Gracias.” Dijeron ambos al recibir la taza de té.
“Está muy rico.” Dijo Grayfia con una sonrisa en su rostro al beber el té. Levantando su vista, miró a Asia. “Disculpa, Asia-san. ¿Cómo haces este té?”
“Es una receta personal que cree cuando vivía en Nirm.” Respondió Asia mientras miraba a su esposo. “La hice para que Ed dejase de beber tanta cerveza y bebiese algo que no contenga alcohol.”
Edzard se sonrojó cuando vio que Grayfia le daba una mirada de desaprobación. Cuando estuvo por darle una respuesta, un circulo mágico apareció al lado del oído de Sirzechs, quien abrió los ojos mientras gritaba de sorpresa.
“¡¿Cómo que unos hombres lobo están atacando el bosque de familiares?!”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Esta parte fue un poco más divertida de escribir porque al fin pude poner la escena de batalla más épica que pude imaginar: Issei vs Marie, XD.
Como se ve, Edzard se ha adherido al pacto de Kuoh, pero el tiene un estatus especial allí. Mas adelante explicare las condiciones que Edzard solicitó para trabajar junto a ellos. Además, el palacio de Edzard es una estructura muy importante, la cual cumplirá varios papeles indispensables en el futuro.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 35
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 34
— No importa cuánto alcohol beba, no importa cuánto lo intente. Estas malditas pesadillas nunca se van y el deseo de sangre solo aumenta con cada dia que pasa—
Pensamientos de Edzard 201 CE
Sirzechs observaba con asombro como Edzard y Asia ya se encontraban completamente vestidos con armaduras y listos para ayudar a defender el bosque de los familiares. Al momento en que recibió la llamada y gritar, Edzard rápidamente hizo preguntas, las cuales el transmitió a Zatouji, quien respondió con un sí a cada una de las preguntas de Edzard. Al final de aquella charla, a Edzard no le cabían dudas de que esos licántropos eran originarios de Nirm. Por lo que, Edzard rápidamente dijo que iría a acabar con ellos. Asia le siguió ni bien el dejó la sala. Para este trabajo irían solo ellos dos, pues Aika estaba entrenando con su nueva maestra, una joven llamada Lavinia Remi, Valerie estaba con Gasper acompañándolo en un trabajo y Mittelt estaba en la base de los Grigori haciendo una misión para Azazel.
“Estas seguro de ir solos, Edzard-kun.” Preguntó Sirzechs mirando a Edzard y a Asia con un poco de preocupación, pues a pesar de saber del nivel de poder de Edzard, una parte de él no quería enviar a jóvenes a luchar solos. “Puedo formar rápidamente un grupo de demonios para que les brinden apoyo.”
“No es necesario. Además, no voy solo.” Respondió Edzard mirando con una sonrisa a Asia, quien le estaba diciendo a Marie que se quedara junto a Sirzechs y Grayfia.
“Ya veo. Tranquilo, nos ocuparemos de dejar a Marie-chan con mi hermana y su nobleza.” Dijo Sirzechs con una sonrisa mientras veía a Grayfia tomar a la pequeña en sus brazos.
“Recuerda comportarte, Marie.” dijo Asia dándole un beso a su hija en la frente. “Volveremos pronto, así que no te preocupes.”
Marie sonrió a su madre, ya que sabía que ellos vencerían rápidamente a quien sea que enfrentasen. Posó su vista en su padre cuando lo vio llegar frente a ella.
“Marie si te comportas prometo prepararte un pastel de uvas de Jazbai con frutos de enebro y miel.” Dijo Edzard despeinando a su hija.
Los ojos de Marie brillaron de emoción cuando escuchó a su padre decirle aquello, pues los dulces que el preparaba eran los mejores.
“Está bien, papá. Me comportare muy bien.” Dijo Marie con una sonrisa. “Buena suerte.”
Edzard y Asia asintieron y luego miraron a Sirzechs. El rey demonio entendió rápidamente lo que querían decirle, por lo que, sin perder el tiempo, levantó la mano derecha y teletransportó a ambos jóvenes al bosque de los familiares.
Al ver que ambos jóvenes habían desaparecido, Sirzechs miró a su esposa y le dijo. “Vamos, Grayfia.”
Grayfia asintió y se acercó a su esposo. Ambos brillaron de color rojo y desaparecieron del lugar.
Cuando Edzard y Asia abrieron los ojos vieron que estaban en medio de un bosque oscuro en el cual parecía estar formado solo por árboles muertos, ya que no parecía haber ningún árbol con hojas en muchos kilómetros.
“Asia. ¿Estás lista?” preguntó Edzard desenfundaba su mandoble.
Asia asintió y desenfundó su espada.
Las armas que ambos estaban usando no eran espadas de Stalhrim o ébano, esta vez usaban espadas hechas de una aleación de plata con acero.
“Bien. Vamos.” Dijo Edzard comenzando a correr mientras usaba su olfato sobre desarrollado para detectar a los hombres lobos.
Ambos corrían a tal velocidad que muchas de las criaturas más fuertes que habitaban el bosque solo veían un borrón negro y uno rubio moverse, mientras que las más débiles solo sentían las corrientes de viento que generaban al momento en que ambos pasaban cerca.
“¡Asia, por aquí!” gritó Edzard al olfatear a unos cuatro hombres lobo; sin embargo, su nariz también captó otro olor. “¡Asia, hay que aumentar la velocidad!”
Asia asintió y ambos comenzaron a correr a más velocidad.
Cuando llegaron al lugar donde se suponía que estaban los licántropos, vieron como estos estaban masacrando con facilidad a un grupo de demonios. Sin perder tiempo, ambos saltaron y se unieron a la refriega.
Uno de los licántropos abrió sus fauces y se dispuso a arrancarle la cabeza al demonio que tenía en frente; sin embargo, cuando sus caninos estuvieron a escasos milímetros de la carne del demonio, el hombre lobo sintió un fuerte dolor en su mandíbula inferior. Luego sintió una corriente de aire recorrer su cuerpo, el cual era el signo inequívoco de que acaba de ser mandado a volar varios metros.
El demonio que vio la muerte frente a sus ojos parpadeó cuando vio que seguía respirando. Rápidamente miró a su alrededor y se asombró cuando vio que los lobos habían dejado de atacar a sus compañeros, los cuales estaban ahora protegidos por un inmenso círculo de fuego.
“Tranquilo, descansa y ayuda a recuperar a los heridos. Nosotros nos encargamos.” Dijo una voz frente a él.
Levantando la vista, vio a un joven humano. Cuando estuvo por hablarle, sintió como era arrojado. Sintió que su vista se desenfocaba cuando impactó en el suelo. Al recuperar la vista, vio que estaba dentro del círculo. Unos segundos después, vio como el resto de sus compañeros caían a su lado. Primero cayeron los que estaban ilesos. Segundo, cayeron los heridos, quienes fueron atrapados por sus compañeros.
Ninguno sabía lo que pasaba, pero miraron al frente cuando escucharon el rugido de esos hombres lobos que los habían estado matando como moscas.
Edzard y Asia miraban a los licántropos que los rodeaban. Todos ellos tenían la apariencia de un lobo bípedo con brazos y piernas más grandes, con hombros anchos y cintura pequeña. Sus ojos eran dorados y solo contenían ira y sed de sangre. El pelaje variaba, pues uno era negro, otro gris, otro blanco y el ultimo tenía el pelaje rojizo.
“Ed. Estos no son licántropos comunes, ¿verdad?” preguntó Asia viendo que había algo que no cuadraba con lo que había leído sobre los hombres lobo en Skyrim.
“Sí, tienes razón. Esos son Hombres lobos gigantes.” Respondió Edzard al ver a aquella variante de los hombres lobo allí. Estos licántropos eran el doble de grandes que los regulares y tenían miembros igual de gruesos que un tronco de roble. Sus ataques eran más fuertes y su piel mucho más resistente.
‘Esto no es bueno. Si las garras de los licántropos eran capaces de atravesar fácilmente el acero en su forma pequeña, en esta forma son capaces de dañar armaduras de mejores materiales. Además, siento que sus habilidades han sido potenciadas.’ Pensó Edzard, ligeramente preocupado por la situación. Luego de pensar aquello, miró a su esposa y habló. “Asia. Activa tu balance breaker. Las garras de estos licántropos atravesaran la cota de malla de Mithril con relativa facilidad.”
“Okey.” Dijo Asia al escuchar aquello. Por lo que, clavando su espada al suelo, extendió sus manos y gritó. “¡Balance Breaker!”
Cuando el cuerpo de Asia estuvo cubierto por su armadura, ella tomó su espada y cargó un círculo de magia en la mano libre que tenía.
“Comencemos con esto. Recuerda no dejar que te acorralen.” Dijo Edzard mientras él y Asia tomaban una posición de ataque.
Asia asintió y vio como los lobos comenzaban a acercarse. Inicialmente solo caminaban; sin embargo, luego de un segundo, comenzaron a correr. Eran muy rápidos a pesar de lo que sugería su gran tamaño. Su velocidad fue tal que lograron atravesar la distancia que los separaba de Asia en casi un parpadeo.
‘Ahora entiendo cómo pudieron matar a los demonios.’ Pensó Asia mientras rodaba por el suelo para evitar la zarpa del lobo negro.
Cuando volvió a levantarse, extendió su mano izquierda y lanzó un potente rayo desde el circulo mágico. El hombre lobo recibió el golpe y patinó unos metros. Sin embargo, su cuerpo no mostro un daño mayor que unas pequeñas porciones sin pelaje donde impactó el hechizo.
‘Parece que son resistentes a los hechizos generados por la magia de la Tierra.’ Pensó Asia agachándose, esquivando la zarpa del licántropo color gris. Volviendo a su posición inicial, Asia vio a otro hombre lobo intentar atacarla.
Al ver la zarpa del hombre lobo, Asia movió su espada y dio un corte rápido. La espada impactó en la piel del licántropo causándole una herida superficial. ‘Su piel es muy resistente. Tendré que aumentar la fuerza o atacar a la boca o los ojos.’
Ya teniendo una idea de cómo enfrentar mejor a sus enemigos, Asia aumentó la fuerza del agarre en su espada y comenzó a moverse a grandes velocidades alrededor de los lobos. Estos comenzaron a desorientarse, pues Asia estaba usando magia para potenciar la velocidad a la que se movía. De la nada, el aullido de dolor de uno de los lobos se hizo presente cuando la espada e Asia logró cortarle los ojos, cegándolo de forma permanente.
El otro hombre lobo, al ver a su compañero herido se lanzó a perseguir a Asia, quien comenzó a correr por el lugar. Cuando vio que el hombre lobo se acercaba, Asia dio un salto acrobático hacia atrás y creando un círculo mágico, lo usó de apoyo para lanzarse a gran velocidad contra su enemigo. La fuerza cinética aumento en gran medida la fuerza del corte y gracias a eso, Asia logró cortar uno de los brazos del hombre lobo.
El hombre lobo cegado aulló e invocó a tres lobos espectrales de color rojo, los cuales se lanzaron contra Asia. Al verlos llegar, Asia extendió su mano izquierda y lanzó un torrente de llamas, el cual engulló a los lobos fantasmales y los mataron. Sin embargo, al terminar el hechizo, tuvo que agacharse para evitar que el lobo gris la matase con el único brazo que le quedaba. Girando su cuerpo, Asia pudo ver que el rostro del lobo estaba cerca, por lo que con un rápido movimiento le calvó la espada en el ojo.
La espada logró llegar hasta el cerebro del hombre lobo, matándolo de manera instantánea. El cuerpo del licántropo cayó sin ceremonias al suelo. A pesar de ver que uno de sus enemigos estaba abatido, Asia se vio forzada a saltar cuando se percató de que el licántropo de piel negra se abalanzaba sobre ella. Al parecer, este hombre lobo estaba usando su olfato para guiarse. Extendiendo su mano izquierda, Asia creo nueve espadas de luz dorada, las cuales volaron a gran velocidad contar el lobo negro. De las espadas, solo dos lograron impactar e incrustarse en la carne del lobo, inmovilizándolo temporalmente, pues se incrustaron en sus patas.
Al ver que su enemigo estaba incapacitado para moverse, Asia clavó su espada en el suelo y juntando sus manos comenzó a cargar una gran cantidad de magia. Magia que fue liberada como una lanza de fuego al momento en que el hombre lobo intentó rugir para convocar lobos espectrales. La lanza terminó con la vida del licántropo de manera rápida, haciendo que su cuerpo cayese al suelo.
“Veo que terminaste.” Dijo Edzard acercándose y viendo como los licántropos abatidos comenzaban a volver a su forma humana. Algo raro, pues en casos normales los licántropos se quedaban en su forma de lobo al morir.
Asia miró a su esposo y lo vio sostener su mandoble en el hombro. Sus ojos eran dorados, lo que significaba que había usado su máximo de poder en su forma humana.
“¿Qué tan difícil fue?”
“No mucho. Los decapite rápidamente.” dijo Edzard señalando los cuerpos decapitados de los licántropos. Su batalla había sido sencilla, pues los licántropos suelen atacar con garras, las cuales él podía evitar gracias a sus reflejos. Además, al usar gran parte de su fuerza sumado con el peso y poder de un mandoble, eso hizo que fuera fáciles de asesinar sin importar que tan resistente sea su piel.
Luego de hablar, se dirigieron al círculo de fuego. Al apagarlo, Edzard interrogó a los demonios. Allí aprendió que la manada completa era de ocho miembros. Con esa información, Edzard comenzó a olfatear la zona. Al final, logró descubrir a donde se habían ido. Los cuatro lobos restantes se habían separado en dos grupos. Un par fue al este de su posición actual y los otros dos al oeste. Así que, con un juego rápido de piedra, papel y tijeras, Asia se dirigió hacia el este y Edzard hacia el oeste.
Asia corría a gran velocidad mientras se dirigía hacia el lugar donde estaban los licántropos restantes. Cuando estaba por llegar, escuchó el grito de dolor de alguna criatura. Por el sonido, esta no sería más grande que un cachorro, por lo que aceleró el paso cuando llegó, vio un claro donde dos licántropos sostenían con sus mandíbulas a dos pequeños reptiles por sus alas.
Los ojos de Asia se abrieron al reconocer a las criaturas que eran aquellos reptiles, pues había estado en la presencia de los tres dragones que le seguían en poder a Edzard. Por eso, ella sintió enojo al ver como ambos licántropos intentaron desgarrar las alas de los dragones. Así que, sin pensarlo dos veces, descartó su espada de plata y convocó a Anseichim. Con su mejor arma en mano, se lanzó contra los licántropos. Sin que ella lo supiese, sus ojos se tornaron de color rojo con una pupila vertical.
Los licántropos estaban a punto arrancar las alas de los dragones cuando de la nada sintieron que sus cabezas eran muy ligeras. De un momento a otro, su visión se oscureció y ya no sintieron nada más.
Asia miró las cabezas de los licántropos en el suelo. Al parecer, la piel de los licántropos no podía soportar el filo de una hoja hecha de hierro meteórico. Su vista fue a parar a los dragones cuando estos soltaron gemidos de dolor. Luego de enviar su espada a su bóveda en el palacio, Asia se agachó y tomándolos suavemente, los puso cerca uno de otro y comenzó a curarlos con su sacred gear.
Mientras los curaba, Asia los vio mejor. Uno de los dragones era de color azul como diamante y el otro era de un azul apagado como si de hielo se tratase. Mientras los curaba, Asia usaba sus pulgares para acaríciales la cabeza como una manera de calmarlos y hacerles olvidar la traumática experiencia que habían pasado.
Cuando los dragones estuvieron completamente curados, desplegaron lentamente sus alas y volando, se posaron sobre los hombros de Asia y comenzaron a frotar sus cabezas contra el rostro de Asia.
“Ja, ja, ja. Por favor paren, me hacen cosquillas.” Dijo Asia entre risas al sentir cosquillas por las caricias de los dragones.
Los dragones no parecían hacerle caso y siguieron. Sin embargo, unos segundos después los dragones se detuvieron y miraron hacia el oeste. Asia los miró confundida y también miró hacia el oeste. En ese momento se escuchó una gran explosión y ella sintió un aumento de poder tan masivo que hizo que los pequeños dragones comenzaran a temblar de miedo por el sentimiento que causaba ese poder.
‘Este poder…. No hay duda, es el poder de Edzard el usa el thu’um de aspecto de dragón.’ Pensó Asia preocupada, pues era la primear vez que el usaba esa forma para luchar en la Tierra. Sin perder tiempo, Asia comenzó a correr hacia el oeste mientras era seguida por los dragones.
Edzard corría mientras perseguía el olor de los licántropos. La zona por la que se encontraba estaba curiosamente desprovista de otras formas de vida. Sin prestarle atención a eso, continuó corriendo como si nada. Cuando por fin pudo captar el olor de los hombres lobo, también captó otro olor. Este olor era uno que reconocía muy bien, pues él se encargaba de cazarlos a menudo cuando estos causaban problemas en Skyrim. Así que apretando el paso siguió corriendo. Cuando llegó al lugar de donde se originaba el olor, vio como uno de los licántropos era completamente quemado hasta volverse cenizas.
El ser que había matado al licántropo era un dragón muy diferente a los de Skyrim, pues este esté se paraba sobre cuatro patas y tenía las alas separadas de sus dos brazos. Las escamas de este dragón eran de color azul celeste y la piel que no estaba protegida por las escamas era de color azul pálido.
Al ver a su compañero asesinado, el ultimo licántropo intentó escapar, pero para su mala fortuna se topó con un mandoble de plata dirigido hacia su cabeza. El mandoble cortó con facilidad la carne del hombre bestia, el cual murió en ese instante.
Al ver que los invasores estaban muertos, Edzard se dio la vuelta e intentó irse, pero tuvo que saltar a un lado cuando un gran torrente de llamas se dirigió hacia él.
“Oye. ¿Qué te sucede? ¿Por qué me atacas?” preguntó Edzard mirando al dragón.
“¡ROAAAAAR!” El dragón respondió rugiendo.
Edzard frunció el ceño al ver la reacción del dragón, no comprendía porque lo atacaba. Pensando unos segundos, al fin pudo entender lo que pensaba esta criatura.
“Ya veo. Así que crees que yo estoy con ellos y quieres matarme.” Dijo Edzard clavando su espada en el suelo.
Tras aquellas palabras, Edzard comenzó a caminar hacia el dragón. Sintiendo el nivel de poder de este, sabía por experiencia que no era como el dragón que había matado hace meses. No, este dragón era más fuerte que aquel. Además, gracias a un libro que había obtenido y a las charlas con Draig, Edzard sabía quién era este dragón. Este dragón era Tiamat, la más fuerte de los Reyes dragones. Una sonrisa apareció en el rostro de Edzard al ver como Tiamat habría la boca y lanzaba un aliento de llamas contra él.
“¡MUL! ¡QA! ¡DIIV!”
El grito hizo que el aliento se convirtiera en una especie de capullo de fuego, el cual rodeó completamente a Edzard.
“Entonces, Tiamat. ¿Comenzamos a jugar?” preguntó Edzard mientras el capullo de fuego comenzaba a partirse en cientos de pedazos.
La mente de Tiamat estaba al borde del colapso. Su cuerpo tenía múltiples heridas. Casi todos sus huesos estaban rotos, sus alas habían sido quebradas y estarían inutilizables por un periodo de tiempo muy largo, eso si es que no habían quedado inutilizables de manera permanente. Además, su mandíbula estaba quebrada, lo que le impediría usar su ataque de aliento. Sus energías estaban por los suelos por lo que, ahora solo estaba tendida en el suelo. ¿Cómo había terminado así? Se suponía que el humano que había aparecido solo sería un calentamiento y un juego luego de que aquellos molestos licántropos llegaran.
Esos licántropos habían sido fuertes, pero no lo suficiente para matarla fácilmente. Solo había tenido que volar y usar su aliento contra uno para matarle. Había visto huir al otro, por lo que había permitido que corriese unos metros para luego perseguirlo como un método de diversión. Sin embargo, el humano había aparecido y lo había matado fácilmente. Por lo que, había decidido que el suplantaría al licántropo. Así que, rugió en un intento de hacer que el huya, pero al ver que él no huía decidió convertirlo en cenizas y fue allí cuando todo cambio.
Lo que surgió de aquel capullo no era humano, era un dragón. Un tipo de dragón que nunca había visto. La batalla entre ambos fue intensa, pero el siempre parecía estar un paso por delante de ella. Era más rápido y había momentos en que desaparecía y aparecía frente a ella. Sus golpes eran brutales y no hablemos de su magia. Tuvo que esquivar un maldito sol en miniatura. Además, el usaba aliento de fuego y escarcha, lo que le permitió ser más flexible al momento de luchar.
‘No puedo más. Si esto sigue, moriré.’ Pensó Tiamat mientras intentaba en vano levantarse. Miró hacia la sombra de los árboles y vio aquellos ojos que brillaban como estrellas mirarla.
Los ojos de Tiamat se abrieron al no ver burla, ni decepción en esos ojos, ya que lo que vio fue ¿reconocimiento? Ella no entendía que pasaba. Lentamente, su mente se comenzó a apagarse mientras esperaba su muerte. Su único arrepentimiento fue no hacer que Draig le devuelva su tesoro.
Edzard soltó un suspiro cuando sintió que su transformación terminaba. Ya estando en su forma humana, Edzard se acercó a la dragona. Un pequeño hilo de sangre caía por su rostro. Este se originaba de la única herida que había logrado hacerle Tiamat en todo el combate.
“Luchaste bien, Tiamat.” Dijo Edzard mirando al dragón en el suelo. Suspirando, extendió ambas manos y comenzó a curarla.
Mientras veía las heridas de Tiamat desaparecer lentamente, sintió que Asia llegaba al lugar. Girando la cabeza, vio que ella no venía sola, pues también había dos dragones bebe con ella, uno en cada hombro.
“Veo que has hecho nuevos amigos, Asia.” dijo Edzard mientras seguía curando a Tiamat.
“Sí. Los salvé de los licántropos y ahora me siguen a donde sea que vaya.” Dijo Asia con una sonrisa. “Vine porque sentí tu poder, Ed. ¿Qué paso?”
Edzard suspiró y le contó lo que había pasado. Le contó sobre cómo logró rastrear a los licántropos y que cuando llegó Tiamat había matado a uno y luego él había matado al otro. También le contó sobre como Tiamat le había atacado y como le había derrotado hasta dejarla muy herida. Al escuchar aquello, Asia se unió a Edzard para ayudarle a curar a Tiamat.
Cuando terminaron de curar a la dragona, ambos se sentaron y esperaron a que Tiamat despertase. Por fortuna no tuvieron que esperar mucho, pues ella despertó unos pocos minutos de ser curada completamente.
Edzard y Asia vieron como Tiamat abría los ojos y comenzaba a mirar por todos lados confundida. Cuando su mirada se posos en ellos, ella reconoció a Edzard y abrió la boca, pero antes de que atacase, Edzard habló.
“Realmente, ¿quieres volver a hacerlo?” preguntó Edzard mirando a la dragona.
Tiamat se estremeció al recordar su pelea y cerró las fauces. Mirando a Asia, vio a los dos dragones bebe. Ver esa escena hizo que sintiese curiosidad, por lo que decidió hablar con ambos.
“Esto…” comenzó Tiamat a hablar sin saber cómo hablar con quien hace unos minutos casi la había matado. “¿Hola?”
Tanto Edzard como Asia sudaron ante la presentación de Tiamat. Sintiendo la incomodidad de la dragona, Asia decidió hablar para tranquilizarla.
“Hola. Es un gusto conocer a quien es reconocida como la más fuerte de los Reyes Dragon.” Asia puso una sonrisa amistosa mientras hablaba.
“Oh. Así que saben quién soy.” Dijo Tiamat mirando a Asia. Olfateando, ella se dio cuenta de que Asia tenía el aroma de Edzard impregnado por todo su cuerpo. Esto significaba que ambos eran amantes y que pasaban mucho tiempo juntos. Decidiendo tener una conversación más civilizada, decidió presentarse como es debido. “Un gusto conocerlos, Soy Tiamat el Chaos Karma Dragon. ¿Y ustedes son?”
“Soy Asia Argento Cumberland.” Dijo Asia con una sonrisa. “Y el que está a mi lado es mi esposo y se llama Edzard Cumberland Rolandson.”
Edzard asintió ante la presentación que le hizo su esposa.
“Ya veo. Es un gusto conocerlos. ¿puedo preguntarles algunas cosas?” preguntó Tiamat sentándose cerca de ambos.
“Vale.” Respondió Edzard mirando a Tiamat.
“¿Qué clase de Dragon eres?” preguntó Tiamat mirando a Edzard. “He conocido a muchos y solo hay uno que es un dragón humanoide. Y no eres ella.”
Edzard intentó responder, pero no pudo decidir que contarle, ya que no podía contarle que era el hijo de un dios dragón de otro mundo. “Yo no sabría cómo decirlo.”
Tiamat miró confundida a Edzard, pero sintió que él no sabía cómo hablar de esto, por lo que decidió no molestarle con aquello a pesar de la duda que tenía.
“Entonces, ¿Cómo es que eres tan poderoso?”
“Me entrené en diferentes tipos de lucha, pero también nací con algunas habilidades que me ayudaron a alcanzar este nivel.”
“Ohh. ¿Así que eres de esos raros tipos que son prodigios y que siguen entrenando para mejorar y no se confían con su poder actual?”
“Podría decirse que si soy de esos tipos.” Respondió Edzard mientras tenía una mano en la barbilla.
“Ya veo. ¿Qué tan poderosa es tu esposa?”
“Ummm. La verdad es que no lo sé exactamente, pero si tuvieras que medirlo en los niveles de poder que usan los demonios para su sociedad, ella tendría el poder de un demonio de Clase alta, bordeando el nivel de Demonio de clase suprema.”
Tiamat miró a Asia con sorpresa, ya que para una humana ese nivel de poder era algo asombroso. Aunque, al sentir mejor el poder de Asia, también se dio cuenta de algo.
“Wow. Ustedes sí que son raros. Tu eres un dragón de un tipo desconocido y tu esposa parece que es una domadora de dragones.”
Tanto Edzard como Asia se asombraron al escuchar aquello último, en especial Asia, pues ella no sabía que tenía aquella habilidad.
“Mencionaste que Asia es una domadora de Dragones. ¿Qué quieres decir con eso?”
“Ella tiene la facilidad para crear pactos con dragones.” Respondió Tiamat mirando a la pareja. “La Forma más fácil de saberlo es por los dos dragones de nivel alto que tiene a su lado.”
Tanto Edzard como Asia miraron a los pequeños dragones que estaban descansando en el regazo de Asia.
“¿Son realmente dragones de Nivel Alto?” preguntó Edzard con escepticismo, pues no sentía mucho poder de estos pequeños dragones.
“Si. Son un Sprite dragón y el otro es un dragón de ventisca.” Respondió Tiamat mirando como ambos dragones comenzaban a acariciar el abdomen de Asia con sus cabezas. “Y parece que ambos desean formar un pacto con tu esposa.”
“¿Un pacto?” pregunto Asia confundida, pues no sabía que era un pacto.
“Un contrato de familiar.” Respondió Tiamat.
“Ohh. Ya veo. ¿Y eso como se hace?”
Tiamat puso los ojos en blanco al ver a Asia completamente confundida y sin saber qué hacer. Girando su cabeza, vio que Edzard tena la misma expresión. Suspirando, les dijo a ambos lo que tenían que hacer para formar el pacto.
Unos segundos después de la explicación, se podía ver a Asia parada mirando a los dos dragones bebe.
“En el nombre de Asia Argento Cumberland los tomo como mis familiares.” Dijo Asia mientras extendía sus manos apuntando a ambos dragones.
Ambos dragones estaban sentados en el suelo mientras un círculo mágico rojo aparecía debajo de ellos. Este círculo brilló unos segundos más hasta que finalmente desapareció. Luego de aquello, ambos dragones volaron hacia Asia y se posaron en sus hombros y comenzaron a lamerle el rostro.
“Ja, ja, ja. Ya paren.” Reía Asia tratando de hacer que ambos dragones se detengan.
“Entonces, ¿Ellos ahora pueden ser convocados por Asia en todo momento?” pregunto Edzard mirando a Tiamat.
“Así es. Aunque, recomendaría que no los usen para combates, ya que aún son unas crías. Tal vez en un par de años, pero por ahora no.”
“Ya veo.” Dijo Edzard, pero luego pensó en algo. “Tiamat. ¿Pueden ellos vivir fuera de este bosque?”
Tiamat se quedó pensativa uno segundos y asintió.
“Ya veo. Supongo que sería mejor llevarlos con nosotros a casa.”
“No creo que sea recomendable tener dragones en el mundo humano.”
Edzard miró a Tiamat con una sonrisa. “¿quién dice que vivimos en el mundo humano?”
“Si no viven allí. ¿Dónde viven?” preguntó Tiamat.
“Vivimos en una dimensión o plano de bolsillo creado por mí.” Respondió Edzard con una sonrisa de suficiencia.
Tiamat miró a Edzard sorprendida. No era nada fácil crear una dimensión que existiera de manera permanente. Con cada segundo y con cada cosa que sabía de Edzard, más le intrigaba el joven dragón.
‘Él es muy extraño. Primero, un dragón desconocido. Segundo, tiene suficiente poder como para superarme a mí, quien es el miembro más poderos de los Reyes Dragon. Tercero, ha creado una dimensión para vivir.’ Pensó Tiamat mirando a Edzard de arriba abajo. Dejando de mirarlo, poso su vista en la cueva que era su hogar en este bosque. Cuando se había establecido aquí lo había hecho para estar en paz luego de los destrozos que había causado en el mundo humano, pero ahora eso se había vuelto aburrido. ‘Pero ahora algo interesante ha aparecido frente a mi…. Bueno, acabo de tomar una decisión.’
“Oye, Edzard.” llamó Tiamat a Edzard. Al ver que este le prestaba atención, dijo su oferta. “¿Qué opinas de tomarme como familiar?”
Edzard se quedó quieto sin saber que decir. Pero no era el único, pues Asia también estaba quieta, incluso los dos pequeños dragones miraron a Edzard y a Tiamat con la boca abierta.
Edzard salió de su asombro y comenzó a tartamudear. “E-e-espera. ¿Q-q-qué has dicho?”
“He dicho que quiero convertirme en tu familiar.”
“P-pero. ¿Por qué quieres hacer eso?”
“Bueno. Estoy aburrida y tu pareces interesante.” Respondió Tiamat mirando a Edzard.
Edzard puso los ojos en blanco por esa respuesta, pero al final comenzó a pensar en los pro y contra de aceptar.
‘Ella es fuerte y necesitamos toda la ayuda para evitar que las invasiones de daedras causen mucho daño colateral. Así que, supongo que contar con su ayuda sería beneficioso.’
Edzard se llevó la mano a la frente y sonrió. “Está bien, Tiamat. Acepto hacer el pacto contigo.”
Tiamat asintió y se sentó esperando que Edzard hiciese el pacto.
Edzard extendió la mano derecha y apuntando a Tiamat, habló. “En el nombre de Edzard Cumberland Rolandson, te tomo a ti, Tiamat, como mi familiar.”
El circulo mágico que apareció en el suelo comenzó a cambiar y pasó de ser el circulo mágico que Edzard había diseñado para la magia de la tierra a uno negro con caracteres Aedricos. Tanto Tiamat como Edzard gruñeron cuando sintieron dolor uno en su muñeca derecha y la otra en su pata delantera derecha. Cuando el circulo terminó de brillar, Edzard vio que en su muñeca habían grabadas las mismas runas que aparecían en los pergaminos antiguos.
“¿Qué paso? ¿Esto tenía que doler así?” preguntó Edzard confundido mientras miraba su muñeca.
“No. Se supone que esto es indoloro.” Respondió Tiamat mirando su pata. “¿Sabes qué es esto?”
“No. Reconozco los caracteres, pero nunca logre aprender que significaban cada uno.” Respondió Edzard mientras se llevaba la mano al mentón y comenzaba a pensar, al final no logró saber por qué apareció el tatuaje. Mirando a Tiamat decidió preguntarle algo. “Tiamat. ¿Sientes algo raro en ti?”
“No. No siento nada extraño.” Respondió Tiamat, pues además del dolor que le causó el pacto, no había nada raro en ella.
“Ya veo. Supongo que será algo decorativo que muestra que tenemos un pacto.”
Tiamat asintió y luego estiro sus alas y brilló.
Edzard y Asia se taparon los ojos por el brillo. Cuando este desapareció, vieron que en donde había estado Tiamat ahora había una hermosa mujer con el cabello lacio, largo y hermoso de color azul pálido y ojos azul oscuro. vestía un vestido azul claro e iba descalza.
“¡¿T-T-Tiamat?!” gritaron Edzard y Asia al unisonó en completo shock.
“Así es.” Dijo Tiamat con una sonrisa en su rostro.
“¿C-c-cómo?” preguntó Edzard.
“Los dragones podemos cambiar de forma con magia. Algunos solo cambian de tamaño y otros como yo podemos tomar una forma humana.”
“Oh. Eso tiene sentido.” Dijo Asia golpeado su puño contra su palma entendiendo la razón del cambio de forma de Tiamat.
Edzard estuvo por decir algo cuando fue interrumpido por un círculo mágico que apareció en su oído. Contestando la llamada, habló con Sirzechs y le informó que los licántropos ya estaban muertos. Además, le pidió que enviase a alguien para llevarse los cadáveres y estudiarlos, pues no sabía si eran de mortales Nirm o Terrícolas. Al terminar de decir eso, Sirzechs le dijo que Marie estaba en la casa de Issei. Al terminar la conversación, Tiamat le comenzó a hacer preguntas a Edzard, quien le contó sobre la invasión de los Daedras.
Esta información hizo que la dragona tuviese una sonrisa, pues su idea de volverse familiar de Edzard había hecho que se involucrara en algo que nunca esperó, una confrontación entre seres de diversos universos. Ella frunció el ceño cuando se enteró que se dirigían al hogar del actual Sekiryuutei, pero luego puso una sonrisa macabra mientras comenzaba a murmurar planes para torturar al portador de Draig. A parte de la información de la invasión, también le contaron sobre el origen de Edzard. Esto hizo que ella abriera los ojos como platos al saber sobre el verdadero origen del poder de Edzard. Ya con esa revelación, ella al fin pudo entender porque él era tan poderoso.
Al terminar la conversación, Edzard creó un portal y todos se fueron hacia la residencia de los Hyoudou.
Issei miraba a Marie jugar con Gasper y con Valerie. La hija de su amigo había sido dejada al cuidado del ORC luego de que terminasen su misión conjunta con el Consejo Estudiantil. La misión había sido sencilla en el papel, pues tenían que desmantelar un grupo de adoradores de daedras que había aparecido en la ciudad. Por fortuna no fue un grupo que adoraba a Bal o Dagon, sino que adoraban a quien ahora Issei consideraba el mejor príncipe, Sanguine, el príncipe del libertinaje.
El culto estaba ubicado en el distrito rojo de la ciudad, por lo que tuvieron que ir al anochecer. Por fortuna, Valerie se había unido a su grupo y la molestosa de Kiryuu se había unido al del Consejo para poder brindarles apoyo con algunos pergaminos que Edzard les había enviado para la misión. La misión parecía sencilla, pues los adoradores no parecían fuertes, en especial las mujeres a quienes él pensó que podría derrotar usando su Dress Break, pero se equivocó, ya que ellas continuaron luchando a pesar de estar desnudas, esto hizo que el no pudiese luchar bien.
Luego de derrotarlas, llegó el verdadero problema, el líder, quien, usando una especie de bastón con una rosa, invocó algunos seres que según la información de Edzard eran Dremoras. Los dos Dremoras los atacaron y allí se desató el infierno. Al final, sobrevivieron gracias a que el tiempo de invocación de los daedras terminó, pero para sobrevivir tuvieron que luchar por casi media hora de manera consecutiva y sin descanso.
El dejó de pensar en ello cuando un portal de shadowkey se abrió en la sala. Del portal salieron Edzard y Asia caminando, pero no eran los únicos, pues vio dos pequeños dragones en los hombros de Asia. Issei identifico rápidamente al pequeño dragón azul como el que había liquidado al slime que él quería como familiar. Sin embargo, fue la mujer que salió al final la que le causó un mayor asombro.
‘Maldita sea, Ed. aA tienes a otra mujer más.’ Pensó Issei, llorando de celos al ver a aquella bella mujer con él. Tan sumido estaba en sus pensamientos, que no presintió el instinto asesino que ella le estaba dando.
“A pasado un tiempo, Draig.” Dijo la mujer con una sonrisa en el rostro.
Cuando Issei estuvo por preguntarle a Draig de donde conocía a esta mujer, fue interrumpido por el dragón en su brazo.
[¡Compañero, corre!]
Issei parpadeó y vio como la chica ahora estaba frente a él y tenía una sonrisa macabra en el rostro. Antes de que invocase su sacred gear, fue envuelto por una luz y su visión se oscureció.
“¡Ise!” gritó Rias al ver a Issei ser secuestrado. Rápidamente, posó su vista en quien había traído a la mujer a este lugar. Por lo que mirando a Edzard, habló con ira palpable en su voz mientras su poder de la destrucción se hacía visible sobre su cuerpo. “Edzard. ¿Qué significa esto? ¿Quién es la mujer que se ha llevado a Issei? ¿A dónde se lo ha llevado?”
Edzard miró a Rias sin perturbarse por el aura del poder de la destrucción que esta emanaba. Por un segundo, estuvo tentado a lanzarle un hechizo, pero al final decidió no hacerlo, pues eso solo le causaría muchos problemas, por lo que decidió hablar. “No sé a dónde se lo ha llevado. Y su nombre es Tiamat.”
El aura de Rias se esfumó al momento en que escuchó aquel nombre.
“D-dijiste T-Tiamat. ¿C-cómo el Chaos Karma Dragon Tiamat?” preguntó Rias entre tartamudeos.
Edzard asintió en respuesta. Esto hizo que Rias se desplomas sobre su silla en shock. Al salir de este, le preguntó a Edzard que había pasado.
Edzard le contó lo que había sucedido, claro que dejando de lado el hecho que había usado su aspecto de dragón.
“Entonces. ¿Asia tiene dos dragones de Alto nivel como familiares y tú a Tiamat?” pregunto Rias con incredulidad por lo que acaba de saber.
Ambos asintieron.
“No puedo creerlo. Ambos sí que tienen micha suerte. Sobre todo, tu, Edzard. ¡Haz hecho algo que ningún demonio ha logrado!”
Edzard comenzó a rascarse la nuca con incomodidad mientras Asia reía suavemente al ver la incomodidad de su esposo.
Unos segundos después, la conversación fue interrumpida cuando un círculo mágico brillo en medio de la sala.
Los ojos de todos se posaron allí y vieron como aparecía Tiamat sujetando por el cuello de la camisa a un desmayado Issei. Dejándolo caer sin ningún cuidado en el suelo, caminó hacia Edzard.
“Tiamat. ¿Qué le hiciste a Issei?” preguntó Edzard al ver como Koneko usaba un palito para empujar el rostro de Issei mientras le preguntaba si seguía vivo.
“Nada importante, solo lo asusté para que aceptara la responsabilidad de recuperar mi tesoro.” Respondió Tiamat con una sonrisa inocente en el rostro.
“¿Tesoro perdido?” preguntó Asia confundida.
Para responder a la pregunta, Tiamat comenzó a explicar lo que era un tesoro para los dragones. Luego de aquello, les contó sobre como Draig había pedido prestado unas partes de su tesoro y los había perdido. Por eso le había hecho prometer a Issei que recuperaría esos tesoros.
Rias suspiró cuando terminó de escuchar la historia de Tiamat, pues ahora comprendía porque había atacado a Issei ni bien lo vio. Pero eso no quitaba el hecho de que estaba molesta por aquello. Sin embargo, no era tonta. Sabía que su nobleza no podía derrotar a Tiamat.
Luego de aquello, Edzard tomó a Marie, quien miraba con curiosidad a los dos dragones que revoloteaban cerca de Asia. Para mala suerte de Marie, ambos dragones voltearon el rostro tan pronto como la vieron, haciendo que la pequeña se entristeciera. Cuando la niña estuvo por entristecerse más, sintió que alguien le alborotaba el cabello. Así que, levantando la vista, vio a su padre darle una sonrisa. Marie también puso una sonrisa y comenzó a hacerle varias preguntas a su padre. Las preguntas eran sobre lo que había pasado en el bosque. Rias y el resto de los demonios intentaron escuchar la conversación, pero no pudieron entender nada, pues Edzard y su hija estaban hablando en Tamrielico.
Unas horas después, Edzard, Asia, Marie, Valerie y Tiamat dejaron la residencia Hyoudou y regresaron a la dimensión en la que vivían.
Edzard y compañía caminaban por las calles de Kuoh en dirección a la residencia Hyoudou. Ya habían pasado tres días dese que Tiamat y las dos crías de dragón habían llegado al hogar de los Cumberland. Tiamat, quien ahora vestía un traje de secretaria, había tomado el papel de un administrador y se encargaba de mantener un inventario de los objetos en la casa. Claro que, Edzard la había pillado más de una vez mirando las barras de oro en el tesoro y las armas de la armería. Así que, para evitar que ella robase algo, decidió darle algunas armas y unos cuantos miles de Septims para que comenzara un nuevo tesoro.
También, en días Edzard había recibido el informe de los estudios realizados a los cadáveres de los licántropos. Al parecer, los licántropos eran humanos de la Tierra y no mortales de Nirm. Esto abrió un nuevo dilema, pues el único ser capaz de brindar la licantropía en Nirm era Hircine, el príncipe de la caza.
‘Maldita sea, Hircine. ¿A que estas jugando al darles este poder a humanos normales?’ pensó Edzard con preocupación. Una parte de él estaba preocupada de que Hircine su hubiera aliado con Bal o Dagon. ‘Solo el tiempo lo dirá. Espero que no tengamos tan mala suerte como para tener a Hircine como enemigo también.’
Aparte de este descubrimiento, también aprendió que los dos dragones que eran los familiares de Asia le tenían miedo tanto a él como a Marie. En palabras de Tiamat eso se debía a que podían oler la sangre de los dragones a los que había cazado y que sentían que serían devorados por él. Sin embargo, ellos también le tenían miedo a Marie por el hecho de que ella tenía la misma aura de poder devorar dragones. De hecho, la misma Tiamat le confesó que había sentido un escalofrío cuando reconoció el olor de los dragones asesinados por él.
Además de aquello, Edzard también había entregado el arma a los Sitri. Había llamado a Sona y le había dicho que el arma ya estaba lista y que por eso adelantaría la entrega, pero que la entrega del pago seguiría en la misma fecha.
Flashback
Edzard había dejado una caja de madera larga en el escritorio de Sona.
“Entonces. ¿Esta es el arma?” preguntó Sona mirando el cajón de madera.
“Sí.” respondió Edzard abriendo la caja.
Los ojos de todos los demonios, sobre todo los de Tomoe miraron con asombro como dentro de la caja había una katana con su funda en una cama de terciopelo azul.
La katana tenía la medida estándar, es decir ciento diez centímetros de largo. La empuñadura o Tsuka era de color negro, la cual estaba hecha con madera de árbol de flor de cerezo de la isla de estivalia, el entrelazado que cubría la empuñadura era de color azul oscuro. La guarda o Tsuba era un círculo de color negro que tenía la cresta Sitri gravada en relieves de plata. La vaina era negra y brillante, y estaba hecha de la misma madera que la empuñadura.
“Wow, es preciosa.” Dijo Tomoe acercándose a la mesa. Con manos temblorosas, sostuvo la katana con ambas manos. “Es un poco más pesada que una katana normal.”
“Por supuesto.” Dijo Edzard llamando la atención de los demonios en la sala. “Ya que los materiales son de Nirm, normalmente esta espada pesaría unos diez kilos. Pero como sé que en la tierra pesan menos, le he puesto un encantamiento que hace que su peso se reduzca en un ochenta por ciento.”
“¿Diez kilos una maldita espada? ¿Qué tan fuerte físicamente son ustedes?” pregunto Saji mirando a Edzard como si fuera un ser de otro mundo, pero luego recordó que era de otro mundo.
“Si, diez kilos. Y esa es una espada a una mano. El mandoble más pesado que he usado pesaba veintisiete kilos. Y un martillo de guerra de ese material creo que pesaba unos treinta o treinta y cinco kilos.” Dijo Edzard con una mano en la barbilla pensando en las armas que había sostenido.
“¿Cómo qué crees? ¿No usas ese tipo de arma?” preguntó Sona mirando a Edzard.
“La verdad es que, si bien sé cómo usar un martillo de guerra, no me gusta usarlo. Es demasiado lento para mi gusto".
“Ya veo.” Dijo Sona para luego mirar a Tomoe. “Tomoe. Desenfunda el arma.”
Tomoe asintió y tomado la katana por la empuñadura, la desenfundó.
Los ojos de todos los demonios se abrieron cuando vieron la espada. Si la katana les parecía hermosa enfundada, ahora no tenían palabras para describirla. La hoja de la katana era de un hermoso tono azul pálido ligeramente transparente que daba la impresión de que estaba hecha de hielo.
“Wow. Es preciosa.” Dijeron todos los demonios reencarnados con asombro.
Tomoe miraba su nueva espada y no podía creer que ese fuera el material que había elegido, pues era diferente a lo que recordaba. Ella había elegido un mineral de color verde oscuro no uno azul. Así que, con esa duda, decidió preguntarle al herrero que la había fabricado.
“Edzard-san. ¿Por qué el color es diferente al mineral que había elegido?”
Edzard miró a Tomoe y sonrió por la pregunta. La sonrisa hizo que Tomoe se sonrojara un poco.
“Veraz. Normalmente, la malaquita refinada, que es el material que use para tu katana, es verde. Pero un herrero muy hábil es capaz de hacer que tome varios colores diferentes como un rojo intenso, azul pálido o violeta transparente.” Dijo Edzard mientras explicaba cómo se podía obtener diferentes colores de cristal.
“Ya veo.” Dijo Sona ajustándose las gafas. “¿Qué habilidades tiene la espada?”
Edzard sonrió y le extendió la mano a Tomoe. Ella entendió que pedía y le dio la katana. Entonces, Edzard caminó hacia Saji y una velocidad muy grande, le hizo siete cortes superficiales.
“¡¿Por qué me atacas?!” gritó Saji en pánico dando un salto hacia atrás. Mientras saltaba, se percató que era más lento de lo normal y que sentía su cuerpo cansado. “¿Q-qué me sucede? ¿Por qué siento el cuerpo entumecido y me siento agotado?”
“Es por la habilidad pasiva de la espada. Esta hace que quien sea cortado por ella se vuelva más lento, además de hacer que se canse.” Respondió Edzard haciendo que todos los demonios abrieran los ojos con sorpresa. “También tiene la habilidad de crear picos de hielo si rozas la hoja a suelo.”
A decir eso, Edzard hizo un movimiento, el cual rozo ligeramente la punta de la katana con el suelo. Esto generó que unos picos de hielo surgieran del suelo y se dirigieran hacia el frente, empalando varios muebles.
“También permite atacar con ataques de explosión mágica de hielo de esta manera.” Dijo Edzard moviendo la katana con fuerza, haciendo que una media luna de color azul surgiese y destruyera una ventana.
Luego de aquello, Edzard caminó hacia Tomoe y le habló mientras le entregaba la katana. “Ya viste las habilidades que tiene. Ahora todo depende de que entrenes para dominar esta arma.”
Al momento en que Tomoe tomó el arma, la puerta del Consejo fue abierta abruptamente y unos muy preocupados miembros del ORC entraron.
Fin Flashback
Una sonrisa apareció en el rostro de Edzard mientras este recordaba como Rias había entrado preocupada de que su amiga y rival hubiese estado bajo ataque enemigo, pero luego se sorprendió al ver la katana. Edzard se había retirado mientras Sona y Rias conversaban sobre la katana.
Rias le había llamado más tarde ese dia y había tratado de hacer que le diga todas las habilidades de la katana. Pero Edzard se había negado diciendo que eso era un secreto entre su cliente y el.
“¿Qué creen que haremos hoy?” preguntó Aika.
“No lo sé. Pero espero que sea algo divertido.” Respondió Valerie con una sonrisa.
“Yo también. Aunque espero que Marie también se divierta.” Dijo Asia mientras sostenía a Marie en sus brazos.
“Yo solo espero que no tengamos que ver otra vez las fotos de bebe del Sekiryuutei.” Dijo Mittelt mientras caminaba con los bazos cruzados sobre su cabeza.
Las chicas siguieron hablando sobre lo que harían este dia mientras Edzard y Tiamat caminaban tranquilamente a unos pasos detrás de ellas.
Ya estando a unos metros de llegar a la residencia Hyoudou, Tiamat se acercó al oído de Edzard y le susurró. “jefe. Hay un demonio que nos está siguiendo.”
Edzard asintió y susurró en respuesta. “Lo sé. Ese idiota cree que no podemos sentirlo.”
“¿Me encargo de él?”
“No. Yo me encargo.”
“Entendido, jefe.” Dijo Tiamat con una sonrisa descarada en su rostro.
Edzard suspiró y puso una sonrisa divertida.
Cuando el grupo entró en la casa de Issei, Edzard se detuvo y dijo que había olvidado algo y que iría a recogerlo. Las chicas protestaron, pero Edzard las tranquilizo diciéndoles que no tardaría mucho. Así que, despidiéndose de manera temporal, Edzard comenzó a salir del edificio. Cuando estuvo por salir de la casa, usó el hechizo de invisibilidad y sigilosamente salió.
Comenzó a guiarse por su olfato hasta que finalmente encontró al idiota que los estaba siguiendo. A verlo, sintió rabia y una sonrisa siniestra comenzó a formarse en su rostro.
‘Parece que el pez pico el anzuelo.’ Pensó Edzard mientras tomaba su shadowkey con la mano izquierda. Sin perder un segundo, se abalanzó raudamente contra el demonio. Los ojos del demonio se abrieron con sorpresa al ver a aparecer a Edzard frente a él. Lamentablemente, el demonio reacciono muy lentamente y fue atrapado por Edzard.
Edzard tomó al demonio por el rostro con la mano derecha y usando su shadowkey con la izquierda, creó un portal por el cual cruzó llevándose al demonio.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y al fin tanto el Dovahkiin como Asia tienen sus propios familiares. Por ahora los dos dragones de Asia seguirán sin nombres, pues no se me ocurre nada, XD.
Ahora, para aquellos que no lo saben, la razón de la preocupación de Edzard con Hircine es porque en el lore d Elder Scrolls se rumorea que Hircine tiene una alianza con Dagon, pero se menciona que no se sabe si es real, ya que hay no ha habido pruebas que lo confirmen. Además, los hombres lobo de Hircine tendrán un papel un poco más activo en el arco de los vampiros.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 36
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 35
—Lo que vi ese dia nunca lo olvidare. En esos momentos, Ed no parecía el mismo, no, seguía siendo el, solo que sin sus limitadores morales —
Vilkas a Serana y Aela. 202 CE
En una de las zonas más alejadas de la dimensión que había creado Edzard, más exactamente en una meseta rocosa en una de las montañas al noroeste del lugar donde se ubicaba el palacio, se abrió un portal. Dos siluetas salieron de este portal, uno era Edzard y el otro era el demonio que había estado siguiéndolos hacia la casa de Issei.
Edzard empujó con fuerza al demonio, el cual voló varios metros antes de caer y derrapar otros varios metros en el suelo. Cuando se levantó, su ropa estaba completamente sucia.
“¡Maldito! ¡¿Tienes idea de quién soy?!” gritó el demonio mirando a Edzard con odio.
“Una escoria por la que nadie derramara una lagrima si muere.” Respondió Edzard de manera fría caminando hacia el demonio.
El demonio que tenía frente a él era un joven apuesto con el cabello verde oscuro, quien mantenía los ojos cerrados y no permitía ver el color de estos. Vestía ropa cara que consistía en una chaqueta oscura con tres cordones dorados. Un par de pantalones y zapatos de vestir color negro.
“Te recomiendo que invoques a tu nobleza, Diodora Astaroth. De lo contrario no tendrás ni una minúscula posibilidad de salir vivo de aquí.”
Una sonrisa de arrogancia apareció en el rostro de Diodora. “Así que sabes quién soy. Entonces sabes que es inútil que luches contra mí.”
Luego de hablar, Diodora levantó una mano y creando un círculo, lanzó una bola de fuego contra Edzard.
La bola de fuego viajó a gran velocidad, pero antes de que llegase a impactar en Edzard, este levantó su mano izquierda y dispersó la bola de fuego con un simple gesto. Si bien daba la impresión de que no había usado más que su mano, la verdad era que Edzard había usado dispersar magia de manera sutil. Luego de aquello, Edzard habló con voz decepcionada. “¿Es este realmente todo el poder que tienes? Me decepcionas Astaroth.”
Diodora apretó los dientes y convocando muchos círculos de magia, lanzó un bombardeo de hechizos contra Edzard.
“¡Muere!” gritó Diodora con una sonrisa en el rostro mientras veía sus hechizos acercarse a Edzard.
Edzard invocó una espada conjurada y comenzó a desviar los ataques que le llegaban. El poder de los hechizos era el mismo que tenía Aika hace varios meses, por lo que no eran nada peligrosos.
Diodora dio un paso hacia atrás en shock al ver como Edzard desviaba todos sus ataques. “¿C-c-cómo puedes hacer eso?”
“Tus ataques son débiles.” Respondió Edzard mientras miraba a Diodora. “¿Convocaras a tu nobleza?”
Diodora miró a Edzard y luego sonrió. Chasqueando los dedos, un círculo verde apareció tras él. De este círculo surgieron catorce mujeres.
“Nos llamó, Diodora-sama.” Dijo una joven de cabello largo banco con ojos verdes.
“S, lo hice.” Respondió Diodora mientras apuntaba a Edzard con su mano derecha. “Maten a ese inútil.”
Las catorce mujeres asintieron y cargaron contra Edzard.
Edzard vio como los ocho peones, las dos torres y los dos caballeros cargaban contra él. Los peones comenzaron a moverse en zigzag para tratar de confundirle y poder atacarle por algún lugar donde tuviera la guardia baja. Lamentablemente para ellas, Edzard no tenía puntos ciegos en esta batalla, por lo que esquivaba todos los ataques que intentaban darle.
“Esto es aburrido.” Dijo Edzard con cansancio. Al ver que la nobleza de Diodora no era muy fuerte, decidió atacar solo con sus puños, por lo que canceló el hechizo de conjuración que estaba usando. Luego de aquello, comenzó a caminar lentamente y luego de la nada corrió hacia sus enemigas. Su velocidad fue tal que despareció de la vista de las mujeres y reapareció en el centro del lugar donde estaban ellas. Las manos de Edzard brillaban con un aura de color verde. Al golpear ambas manos en el suelo, Edzard generó una cúpula de color verde, la cual engulló a las doce mujeres, las cuales cayeron completamente paralizadas.
“¿Q-qué has hecho?” pregunto la joven de cabello blanco mirando con incredulidad como sus compañeras no se levantaban.
“Parálisis masiva. Un hechizo muy útil para capturar personas.” Respondió Edzard.
La reina de Diodora frunció el ceño y comenzó a lanzar hechizos contra Edzard, siendo seguida por la única pieza de alfil de la nobleza.
Al ver los hechizos volar hacia él, Edzard extendió una mano y creó una custodia para detener los ataques. Al ver que estos también eran débiles, decidió terminar con ellas y pasar al plato principal. Así que, desapareció de la vista de sus enemigas y apareció frente a ellas. Usando el mismo hechizo de antes, Edzard paralizó a la reina y al alfil.
Diodora miró con ira como su nobleza había sido derrotada fácilmente. Frunciendo el ceño y abriendo sus ojos, levantó su mano e invocó un círculo mágico del cual surgió una serpiente hecha de sombras. La serpiente rodeo el cuerpo de Diodora, cuya piel se tornó de un tono purpura por unos segundos. Cuando su piel regreso a su color natural, Diodora sonrió de manera arrogante a Edzard.
“¡Ja, ja, ja! Ahora que la serpiente de Ophis ha aumentado mis poderes, no podrás toca- ¡Agh!”
El dialogo de Diodora fue interrumpido cuando Edzard, cuyos ojos ahora eran dorados, le dio un potente puñetazo en todo el estómago. El cuerpo de Diodora se dobló en V, haciendo que escupiera una gran cantidad de sangre mesclada con saliva para luego salir disparado como un cohete hacia unas piedras. Diodora terminó por estrellarse contra una piedra, la cual terminó por atravesar. El demonio continúo volando unos metros más hasta que finalmente terminó por caer al suelo, derrapando varios metros. Al detenerse, Diodora intentó levantarse desesperadamente, pues vio como Edzard se acercaba a él mientras conjuraba una espada.
“No sabes las ganas que tenía de conocerte cara a cara.” Dijo Edzard mientras una sonrisa cruel aparecía en su rostro. Caminando lentamente, hizo que su espada rozara el suelo. La punta de la espada rozó con las piedras, creando un sonido peculiar que hizo que Diodora comenzara a sentir miedo. Esto hizo que tratara de levantarse de manera desesperada para huir.
“He esperado más de dos años para esto.” Dijo Edzard mientras su sonrisa aumentaba al ver como Diodora lo miraba con miedo y pánico.
“¡N-no me jodas! Y-yo soy un demonio de clase alta. Soy pariente del actual Beelzebub.” Dijo Diodora armándose de valor mientras escupía un poco de sangre. “¡Es imposible que pierda contra un sucio humano!”
Luego de eso, Diodora levantó su mano derecha y creando un círculo mágico, lanzó rayos de magia contra Edzard. Estos rayos no lograron nada, pues eran desviados por la espada de Edzard como si no fuesen nada.
“¡¿Cómo alguien de origen noble como yo no puede derrotarte?!” gritó Diodora con impotencia mientras seguía atacando.
Edzard desvió todos los ataques y llegó frente a Diodora. Al verlo frente a él, Diodora creó varios círculos defensivos. Sin embargo, solo se necesitó de una sola patada para que estos círculos dejaran de existir. La patada fue tan fuerte, que incluso logró golpear a Diodora en la barbilla. El golpe hizo que el demonio saliera disparado varios metros hacia el cielo y terminara cayendo al suelo haciendo un sonido repugnante al caer sobre uno de sus brazos.
“¡Aghh! ¡Duele! ¡Duele!” gritaba de manera patética Diodora mientras se alternaba entre sostener su rostro y el brazo destrozado que ahora tenía.
Edzard se acercó a Diodora y lo tomó por el cuello de su chaqueta. El rostro de Diodora estaba deformado por el golpe que había recibido, además, tenía lagrimas corriendo por sus mejillas. Al ver el rostro del demonio, Edzard recordó las visiones que Akatosh le había mostrado. Así que, apretando los dientes, Edzard levantó su espada y se preparó para cortarle la mano izquierda a Diodora, pues esa era la mano que el planeaba a usar para rasgarle las ropas a Asia. Sin embargo, su espada fue detenida por una barrera que tenía forma de cientos de diamantes verdes entretejidos. La aparición de aquella barrera hizo que Edzard soltase al demonio, el cual logró ser engullido por la barrera.
“¡Ja, ja, ja!” reía desquiciadamente Diodora mientras miraba a Edzard desde el otro lado de la barrera. “No sé quién seas. Pero no podrás romper esta barrera.”
Edzard miró la barrera y levantó su puño izquierdo. Lanzando un puñetazo, Edzard destrozó la barrera como si esta fuese cristal. El puño no se detuvo allí, sino que siguió su camino hasta volver a impactar en el estómago de Diodora, quien ahora escupió otra gran cantidad de sangre. La fuerza del golpe volvió a hacer volar a Diodora hasta que impactó en otra roca de gran tamaño. Esta vez la roca resistió mejor el impactó e hizo que Diodora cayera sin ceremonias al suelo.
“¿Q-q-quién eres? ¿P-p-por qué haces esto?” preguntó Diodora mientras intentaba en vano levantarse.
“¿Quién soy?” susurró Edzard mientras comenzaba a avanzar hacia Diodora. “Soy Edzard Cumberland Rolandson. Y soy el esposo de Asia Argento.”
La respuesta de Edzard hizo que Diodora mirar incrédulo a Edzard, pues los rumores que le habían llegado no mencionaban que Asia estuviese casada. De hecho, lo único que mencionaban era que ella se había unido a la nobleza de Rias Gremory luego de unos problemas con unos ángeles caídos.
“Veo que estás incrédulo por la información. Pero eso es fácil de explicar.” Dijo Edzard mientras hacía desaparecer su espada para poder atacar con sus manos a Diodora. “Yo fui quien filtro todos esos rumores de que Asia había aparecido y se había unido a la nobleza de Rias Gremory. Lo hice con el único fin de atraerte a ti, ya que fuiste tu quien tuvo la culpa de que ella fuese excomulgada. Veras, soy una persona que suele ser muy amable, pero si alguien se atreve hacer sufrir a alguien cercano a mí, bueno, esa persona puede darse por muerta. Y créeme cuando te digo que no me importara destruir una nación entera para lograrlo.”
A pesar de lo frías que sonaron esas palabras, Edzard se sentía mal internamente, pues había usado a su esposa como cebo para atraer a Diodora para cumplir con su venganza personal. Después de todo, esta había sido una de las razones por las que había decidido venir a la tierra. Sacudiendo la cabeza, dejó esos pensamientos para después. Así que, moviendo su mano, Edzard tomó a Diodora por el cabello y levantándolo un poco del suelo, le dio una patada en el pecho al demonio.
¡Crack!
“Aghhh!” gritó de dolor Diodora al sentir como sus costillas y esternón eran destrozados por el golpe. La fuerza del golpe hizo que Diodora volviese a salir volando.
“¡WULD!”
Edzard se impulsó usando su thu’um y apareció a espaldas de Diodora. Con un rápido movimiento, atrapó a Diodora por el pie y comenzó a estamparlo contra el suelo, una y otra vez. Luego de repetir esta acción siete veces, Edzard lanzó a Diodora otra vez y volviendo a usar su thu’um esta vez comenzó a intercalar golpe y thu’um, haciendo que Diodora se moviera como si fuese una pelota de pin pon.
Edzard le dio un golpe a Diodora en la barbilla y lo hizo impulsarse vario metros en el aire. Saltando, Edzard tomó a Diodora del rostro y lo lanzó contra el suelo.
¡Booom!
Diodora creó un gran cráter al impactar en el suelo.
Edzard aterrizó cerca del cráter y caminando hacia el centro de este, vio a Diodora tendido en suelo lanzando lamentables gimoteos de dolor, pues sus cuerdas vocales habían sido destrozadas cuando Edzard le aplasto la garganta en medio de la paliza que le estaba dando.
Diodora estaba al borde de la muerte gracias al daño que había recibido su cuerpo. Los huesos de sus brazos y piernas estaban completamente destrozados, sus pulmones habían sido perforados por sus costillas, el resto de sus órganos habían sido aplastados por los golpes de Edzard. Sin embargo, antes de que el aliento final saliese de su boca, un líquido acido bajo por su garganta. Aquel liquido provenía de una poción, la cual Edzard había forzado a ingresar al cuerpo de Diodora. Esto hizo que sus heridas se curaran hasta el punto de que solo parecía que lo habían golpeado bastante, pero no dejado al borde de la muerte.
Antes de que el demonio de clase alta pudiera hacer algo, Edzard lo levantó del cuello y procedió a estamparle el rostro una y otra y otra vez en el suelo. Luego, de aquello, Edzard tomó el brazo de Diodora y comenzó a doblarlo de manera antinatural.
¡Crack!
“Ahhh.!” Fue el grito de dolor que Diodora soltó cuando su codo fue destrozado.
Edzard no se detuvo allí e hizo lo mismo con el otro brazo. Luego tomó a Diodora del cuello y lo levantó unos metros al cielo. Cuando el cuerpo del demonio estuvo por caer al suelo, Edzard comenzó a darle una gran cantidad de golpes a gran velocidad. Cada golpe iba dirigido a diversas partes del cuerpo de Diodora. Cada golpe tenía la fuerza necesaria para romper los huesos del demonio, no para volver a dejarlo al borde de la muerte cono había pasado anteriormente.
“Agh!” fue lo único que pudo decir Diodora mientras volvía a escupir una gran cantidad de sangre, ya que Edzard le había destrozado el estómago y el páncreas.
Edzard frunció el ceño ante esto, pues parecía que se había vuelto a exceder, por lo que usó otra poción para sanar al demonio.
Esto duró por una hora. Durante ese tiempo, el cuerpo de Diodora fue destrozado por los golpes de Edzard para luego ser curado por una poción.
Edzard caminó hacia donde estaba tendido el cuerpo de Diodora. Al llegar, pudo ver que este tenía los ojos apagados y susurraba galimatías. Afortunadamente no había matado al demonio, pero si lo había herido mucho.
“Realmente eres patético.” Dijo Edzard al ver a Diodora. Arrodillándose frente a él, movió sus manos y las colocó en la cabeza del demonio. Lentamente estas comenzaron a brillar de un color azul pálido. “Pero no pienses que esto ha terminado. He destrozado tu cuerpo, pero ahora destruiré tu mente.”
Luego de decir aquello, Edzard liberó el hechizo.
Diodora parpadeó y vio que estaba parado sobre el mismo lugar que hace unos momentos. La única diferencia era que Edzard no estaba presente. Sonriendo de manera burlona, pensó que estaba libre del humano. Pero cuando dio unos pasos, el suelo se transformó en un mar de tinta. Al ver aquello, Diodora invocó sus alas para volar y escapar de allí, pero cuando intentó elevarse, del mar de tinta surgió una gigantesca mano esquelética, la cual lo capturó.
“¡Suéltame, maldito!” gritó Diodora intentando usar su magia para liberarse de aquella mano. Sin embargo, abrió los ojos con incredulidad cuando se percató de que no podía sentir su propio poder demoniaco. “¿Q-q-qué sucede? ¿P-por qué no puedo usar mi poder demoniaco?”
Mirando al mar de tinta, Diodora vio como una enorme cabeza reptiliana surgió de allí. Esta cabeza abrió las fauces y acercó a Diodora allí.
“N-no. ¡NO!” comenzó a gritar Diodora en pánico al ver como el reptil lo iba a devorar. Sin embargo, por más que intentaba, no lograba liberarse.
El lagarto se llevó a Diodora a la boca y comenzó a masticarlo. Los dientes del reptil eran como navajas afiladas, las cuales comenzaron a destrozar la carne de Diodora con facilidad, causándole un dolor atroz el cual hizo que cayera inconsciente. Sin embargo, el demonio no sabía que esto solo era la puerta a su infierno personal.
Cuando Diodora volvió a abrir los ojos, vio que estaba en una sala escasamente iluminada y se encontraba encadenado en una pared. Cuando intentó salir de las cadenas, estas cadenas se apretaron más, lastimando las extremidades de Diodora. Se escucharon pasos y Diodora vio aparecer un ser bípedo que apestaba a carne en descomposición. El ser llevaba dos armas, un hacha y una masa. Cuando estuvo frente a Diodora, levantó el hacha y comenzó a cortar lentamente la carne y los tendones del demonio, haciendo que Diodora gritara y su cuerpo tuviese espasmos por el dolor que sentía. Luego, el carnicero levantaba la maza y comenzaba a golpearlo sin piedad. Su cuerpo era cortado y aplastado casi infinitamente, pues cada vez que parecía que iba a morir, se regeneraba y todo volvía a empezar.
Luego el ambiente volvió a cambiar y ahora Diodora estaba desnudo en un gran bosque nevado. Sin saber que pasaba, decidió caminar para salir, pero al dar unos pasos, escuchó aullidos. Levantando la vista vio a cientos de lobos de gran tamaño con ojos rojos que echaban espuma por la boca. Al verlos, Diodora intentó volar, pero no podía invocar sus alas, por lo que comenzó a correr. Solo corrió unos metros cuando los lobos lo acorralaron. El primero de ellos, se lanzó y le desgarro la pierna derecha, haciendo que Diodora cayera al suelo. Antes de que pudiese gritar, el resto de los lobos cayeron sobre él y comenzaron a destrozarle miembro por miembro. Cuando pensó que había muerto, vio que estaba en el lugar de origen donde vio a los lobos. El acto anterior volvió a repetirse, pues el intentaba huir, pero era cazado y destrozado por los lobos rápidamente.
Edzard miró al demonio y no sintió ninguna cantidad de lastima o compasión por él. El hechizo que él había usado era un hechizo de magia de la mente. Originalmente, el solo sabía un hechizo de este tipo de magia, el cual le permitía leer los recuerdos de sus enemigos, pero luego de estudiar los pergaminos y libros que tenía, logró aprender otros dos hechizos. Uno de ellos era el que había usado en Diodora.
El hechizo había mandado la mente de Diodora a un bucle casi infinito de diversas torturas. Técnicamente, las primeras eran las más sencillas. Es decir, ser torturado por un carcelero, luego ser cazado como una rata por lobos no eran algunas torturas muy crueles. Lo realmente espantoso comenzaría luego, pues luego comenzaría a sentir lo que le había hecho a su nobleza, pero multiplicado por mil. Para cuando el bucle terminase, su alma iría a parar a una gema de alma negra fracturada y de allí a las manos de los maestros ideales para servirles de juguete por toda la eternidad.
Edzard miró a las miembros de la nobleza de Diodora y acercándose, les leyó la mente. Se arrepintió de aquello unos segundos después, pues vio como ellas habían sido quebradas física, mental y emocionalmente por Diodora. Sin perder tiempo, hizo que las chicas cayeran en un sueño profundo y luego llamó a Azazel.
El ángel caído llegó unos minutos después y se llevó a las chicas junto a Diodora. Parecía que tenía ganas de preguntar algunas cosas, pero al final, no hizo pregunta alguna.
Luego de aquello, Edzard volvió a la residencia Hyoudou y se preparó para pasar el resto del dia tranquilo con sus amigos y su familia.
Cuando Edzard llegó al salón principal, fue recibido por Asia, quien se asombró al ver a Edzard, pues este tenía una sonrisa en su rostro. Sin embargo, no fue la sonrisa lo que realmente llamó la atención de Asia, sino la forma de caminar de su esposo, pues parecía que un gran peso había sido levantado de su espalda.
“Ed. ¿Qué paso? ¿Por qué estas tan feliz?” preguntó Asia acercándose a Edzard.
Edzard miró a su esposa y toándola de la cintura le dio un tierno beso en los labios. Cuando se separaron, él estaba sonriendo. “Nada en especial. Solo siento que cerrado una etapa.”
Asia parpadeó confundida, pues no entendía que quería decir Edzard, pero al final también sonrió. Tomando la mano de su esposo, Asia lo llevó con el resto para poder tener una tarde tranquila.
Edzard se encontraba en una de las habitaciones privadas del establecimiento llamaba Black Dog Bar. Este bar era atendido por Tobio Ikuse, un joven que resultó ser familiar de Akeno Himejima, además, de ser un agente de los Grigori. Sentados uno frente al otro había cuatro personas. El primero era Edzard, el segundo Azazel, el tercero Sirzechs y el cuarto Ajuka Beelzebub.
Ajuka Beelzebub es un apuesto joven de unos veinte años con ojos azul claro y cabello verde peinado hacia atrás. Viste una túnica morada que dejaba al descubierto parte de su pecho y abdomen, sobre la túnica llevaba una capa verde.
“Este es el informe sobre lo que descubrimos de Diodora gracias a su nobleza.” Dijo Sirzechs dándoles una carpeta a Edzard y a Azazel.
Edzard tomó la carpeta y comenzó a comparar los datos que había allí con lo que había logrado aprender directamente de la mente de Diodora. Luego de revisar los documentos, pudo ver que las chicas no sabían mucho sobre los planes de Diodora.
“Aquí faltan algunas cosas.” Dijo Edzard dejando la carpeta en la mesa. Esta acción llamó la atención de los otros tres, quienes hicieron ademanes para que Edzard continuase. “Verán, faltan algunas cosas, como: la razón por la que Diodora se alió con Khaos Brigade.”
“¿Cuál fue la razón por la que él se unió a esa organización terrorista?” preguntó Ajuka.
“Le prometieron que sería una especie de quinto Maou. Que podría tener a cualquier mujer que quisiera, eso incluido a las hermanas de Sirzechs y de Serafall.” Dijo Edzard entregando una carpeta con información adicional a los tres miembros.
Ajuka suspiró y miró a Edzard con ojo crítico mientras tomaba la carpeta. Para el, el joven inicialmente no le parecía nada fuera de lo normal, pero luego de escuchar lo que había pasado en la cumbre de paz, entendió que este no era un joven normal. Su nivel de poder era anormal, su capacidad de reacción y capacidad de adaptación eran tan altos que les causaba un poco de miedo a los líderes de las tres facciones.
“Edzard. ¿Cómo obtuviste esta información?” preguntó Azazel luego de mirar los documentos.
“Los obtuve directamente de la mente de Diodora.” Respondió Edzard.
“Ya veo. Es hace que la información sea cien por ciento exacta y verídica.” Dijo Sirzechs. “Aunque aún no puedo creer todo lo que ha hecho”
“Tienes razón, Sirzechs. No solo nos traiciono uniéndose a la Khaos Brigade, sino que también asesinó al heredero de uno de los clanes de los 72 pilares.” Dijo Ajuka con una mano en la frente por los dolores de cabeza que esto había causado al clan Astaroth.
“¿Cuáles han sido las repercusiones en los clanes?” preguntó Azazel.
“Todos estaban indignados por esto, pero fortuna pudimos contener la situación y hacerles entender que Diodora actuó solo y sin apoyó de su clan. Sin embargo, la presión ha hecho que los actuales Lores Astaroth tengan que buscar un nuevo heredero.” Respondió Sirzechs suspirando por aquello, pues eso había aumentado su papeleo.
“¿Han logrado encontrar uno?”
“Sí. Al parecer mi sobrina es lo suficientemente fuerte para aceptar el puesto.” Respondió Ajuka mirando a Azazel.
“Ya veo. Parece que se ha salvado la situación.”
“Así parece.” Dijo Edzard mirando los papeles. “Por cierto, ¿Cómo esta ese idiota?”
“Diodora está en un estado de coma muy grave.” Respondió Ajuka. “Nuestros médicos indican que hay una gran cantidad de actividad cerebral, y que es posible que no pase de esta semana.”
“Hemos intentado curarle el daño con algunas lágrimas Phenex, pero no ha funcionado. Cada vez que le curamos, el daño vuelve a formarse luego de unos segundos.” Respondió Sirzechs.
“Ya veo.” Dijo Edzard con una sonrisa en su mente. Su trato con Sirzechs era que él debía de capturar a Diodora con vida, lamentablemente, el Maou nunca mencionó que Diodora debía de estar ileso.
“Ahora, ¿Qué tal si hablamos de lo más importante?” preguntó Azazel mientras un brillo dorado iluminaba la habitación.
Cuando el brillo se esfumó, se podía ver a Michael parado en medio de la habitación.
“Lamento la tardanza, pero el cielo está muy atareado por las noticias que hemos recibido sobre la nobleza de Diodora.” Dijo Michael con una sonrisa de disculpa.
“No te preocupes. No hemos hablado de muchas cosas.” Dijo Edzard con una sonrisa mientras veía a Michael sentarse.
Luego de aquello, Edzard y Azazel pusieron al dia con la información al líder del cielo. Michael, por su parte, contó lo que había pasado en el cielo. Al parecer muchos de los miembros de la iglesia que estaban en contra de la alianza de las tres facciones había alzado su voz en protesta por lo que había pasado con las chicas. Sin embargo, al final pudieron calmar las aguas gracias a que se mencionó el problema con los daedras.
“Y eso sería todo lo que hemos hablado hasta ahora.” Dijo Edzard.
“Ya veo.”
“Ahora, si pasemos a lo más jugoso de esta charla.” Dijo Azazel mirando a Michael, quien asintió.
Michael levantó su mano derecha e invocó una pequeña pila de naipes. “Me gustaría decirles que finalmente hemos logrado terminar el sistema de los Santos Valientes.”
“Ya veo. Esas son buenas noticias.” Dijo Sirzechs con una sonrisa. “Con esas cartas podrán recuperar los números de los ángeles.”
Edzard miró sin entender que eran esas cartas, así que, para salir de dudas, preguntó.
“Esto disculpen, pero. ¿Qué son esas cosas?”
Ajuka miró a Edzard y convocando una evil piece, le respondió a Edzard. “Reconoces esto, ¿verdad?”
Edzard asintió, pues había visto esas piezas en la mente de Diodora.
“Las cartas es la versión angelical de las Evil Piece. Se hicieron combinando tanto la investigación de los Evil Piece con la de los Sacred Gear artificiales.” Dijo Ajuka.
“Ya veo.” Dijo Edzard entendiendo lo que eran las cartas. Cuando estuvo por dejar que la conversación continúe, una loca idea le vino a la mente. Sonriendo, habló. “Disculpen, pero podrían prestarme una carta y una pieza de ajedrez.”
Tanto Michael como Ajuka parpadearon confundidos por la petición, pero al final no le vieron nada de malo. Por lo que, Michael tomó un joker y Ajuka el peón. Ambos le entregaron a Edzard las piezas y este las puso una al lado de la otra. Con una sonrisa, extendió sus manos y colocó una sobre cada uno de los objetos. Los ojos de los cuatro líderes se abrieron de sorpresa al ver como las manos de Edzard brillaron con un aura de color dorado mientras ambas piezas se iluminaban del mismo color. Nadie sabía que pasaba, pero no sintieron que sea aura causase algún daño, por lo que no interrumpieron. Unos tres minutos después, Edzard dejó de hacer lo que sea que estaba haciendo y les devolvió las piezas.
“Edzard. ¿Qué hiciste allí?” preguntó Azazel.
“Use auramancia para ver los recuerdos de los objetos.” Respondió Edzard.
Los ojos de los presentes se abrieron de sorpresa, pues era la primera vez que veían a Edzard usar un hechizo de este tipo.
“Wow. ¿Así que puedes saber lo que quieras usando ese hechizo en un objeto?” preguntó Azazel emocionado por lo que veía.
“Así es. Puedo saber cómo fue fabricado, quien lo usó y para qué.” Respondió Edzard.
“Ya veo, así que ahora sabes cómo se hacen ambos objetos.” Dijo Ajuka con una mano en la barbilla, pues esto era un desarrollo inesperado. Mirando a Edzard, habló. “Supongo que no debo de recordarte que no debes de divulgar esta información, ¿verdad?”
“Tranquilo. No die nada esto, ni siquiera a mi esposa.”
Ajuka asintió.
“Muy bien. Entonces, Michael, ¿Quiénes serán los primeros en reencarnar?” preguntó Azazel.
“Tanto Gabriel, yo, Raphael y Uriel ya lo hemos discutido. Lo hemos hecho desde que surgió la posibilidad de que podamos reencarnar humanos como ángeles. Cada uno ha elegido sus propios candidatos. Por mi parte, he elegido a Irina Shidou como mi As, a Dulio Gesualdo como joker y a Lint Sellzen como una candidata a otro Joker.”
Edzard parpadeó cuando escuchó esos nombres, pues solo reconocía dos, el de Irina y el de Lint. El otro, el tal Dulio era alguien desconocido para él. Así que, para calmar su curiosidad, decidió preguntar. “¿Quién es Dulio Gesualdo?”
Michael miró a Edzard y amablemente le respondió que él era el exorcista más fuerte y que además tenía un Longinus, el Zenith Tempest. Luego de aquello, Edzard pido que le explicaran como servían los santos valientes.
“Ya veo. Así que Lint será algo así como el sustituto de Dulio, ¿verdad?”
“Así es. La joven Lint era muy hábil luchando antes, pero ahora con la espada que le regalaste, se ha vuelto mucho más fuerte de lo que era antes.” Respondió Michael con una sonrisa. “Ahora es capaz de luchar contra enemigos muy fuertes.”
“Ya veo. Me alegra que esa espada le esté ayudando mucho.” Dijo Edzard con una sonrisa amable.
La sonrisa el rostro de Edzard hizo que Azazel sonriera de manera burlona. “Oye, Edzard. ¿Acaso planeas agregar a Lint a tu harem?”
Edzard parpadeó y luego se sonrojó al escuchar esas palabras.
“¿Q-q-qué dices, ero-datenshi?” tartamudeó Edzard mientras desviaba la mirada. “Le di esa espada porque ella necesitaba un poco más de poder para luchar. Además, de que la considero una amiga, por eso sé que puedo confiarle un arma como esa.”
“Ohh. Así que confías en una chica que solo has visto tres veces. Eso sí que es una buena amistad” Dijo Azazel con un tono sugestivo. “¿O es que así es como cortejan a las mujeres en Skyrim?”
Edzard siguió sonrojándose, pero no negó nada. Michael vio aquello y decidió ayudar al joven dragón.
“Azazel, deja de molestar a Edzard-dono.”
Azazel miró a Michael y chasqueó la lengua con irritación, pero decidió hacerle caso a su hermano.
“Muchas gracias por eso.” dijo Edzard mirando a Michael.
“No hay de qué.” Dijo Michael con una sonrisa, para luego recordar que quería hacer le una petición a Edzard. “Edzard-dono. ¿podría pedirle algo?”
Edzard parpadeó confundido, pues era la primera vez que el líder del cielo le pedía algo. Sin embargo, asintió en respuesta.
“Me gustaría saber si estaría dispuesto a recibir a Lint Sellzen en su grupo.”
Edzard miró al líder del cielo sin entender. “Disculpe, pero ¿Por qué me pide eso?”
“Vera, Edzard-dono. Me gustaría que el cielo tenga un agente con usted para ayudarle en los combates contra los daedras de la misma manera en que los Caídos tienen a Mittelt.” Respondió Michael. “Y debido a la cercanía entre ambos, hemos decidido que la joven Lint sea la elegida.”
Edzard se llevó la mano a la barbilla unos segundos pensando. Al final decidió aceptar la propuesta, pues no le veía nada negativo.
“Está bien. No le veo ningún problema en aceptar a Lint.” Respondió Edzard. “Pero quisiera que ella recibiste un entrenamiento intenso para poder reducir la brecha de poder entre los miembros de mi grupo y ella.”
Michael asintió con una sonrisa.
“Entonces, con este tema ya cerrado, continuemos con esta reunión.” Dijo Sirzechs.
“Sí. debemos de hablar de aquello.” Dijo Ajuka mirando a todos. “¿Cómo trataremos con los líderes de la facción Old Satán de la Khaos Brigade?”
La sala quedo en silencio, pues ninguno sabía qué hacer. Los cuatro líderes miraron a Edzard, pero recordaron que uno de los principales requisitos que había pedido Edzard para unirse al pacto de Kuoh era el de que solo intervendría de manera directa si había algún ser de Nirm involucrado. Así que esto estaba fuera de aquello, pero conociendo las habilidades que Edzard les había dicho que tenía, era el mejor para esto. Además, de que cada miembro en su grupo estaba como mínimo al mismo nivel de un demonio de clase alta. Esto facilitaría el trabajo.
Edzard suspiró al ver que lo miraban. Sabía lo que querían pedirle, así que, poniendo la misma sonrisa que solía poner cuando Brynjolf le decía que iban a atracar a alguien, decidió ayudarles.
“Está bien. Yo iré, pero tengo algunas condiciones para hacer esto.”
Todos asintieron.
“Lo hare a mi manera. Y ustedes me deberán un favor cada uno, el cual podré cobrar más adelante.”
Todos asintieron, pues la petición no les parecía nada insensato o desproporcionado.
“Y ahora viene la parte más preocupante de la charla.” Dijo Azazel.
“Sí. La parte en la que hablamos de los daedras.” Dijo Sirzechs sobándose la cien por el estrés que le causaba habar de esto.
“¿Como vamos? ¿Han aparecido nuevos portales?” preguntó Edzard mirando a todos.
“Afortunadamente solo han aparecido esos tres, en España, Francia y México. Y por la información que diste en tu informe, parece que solo aparecieron daedras de nivel medio.” Dijo Ajuka.
‘Esto no es normal. Si bien Dagon no es un idiota, suele ser más avezado al atacar, por lo que no es normal que no hubiese lanzado ya un ataque usando Dremoras y Xivilai. Pero no solo está reteniendo su ataque, sino que tampoco veo a sus adoradores humanos.’ Pensó Edzard llevándose la mano a la barbilla, pues recordaba esos portales. Estuvo pensando en la razón para que Dagon estuviese retrasando su primer gran ataque, pero no se le ocurría nada concreto. ‘La única razón en la que puedo pensar es que Dagon sabe que Bal tiene sus ojos puestos en la tierra también, por lo que está enviando a sus tropas a frustrar los planes de Bal. Eso también significa que Bal está haciendo lo mismo.’
Al volver a la realidad, Edzard vio que todos lo miraban, así que decidió compartir sus pensamientos.
“Entiendo. Si lo que dices que es verdad entonces es algo bueno para nosotros.” Dijo Sirzechs con una sonrisa, una sonrisa que casi todos tenían.
“Yo no diría que sea algo bueno.” Dijo Edzard sacando a todos de su felicidad. “Si bien es cierto que están madreándose entre ellos ahora, eso no es algo que durara eternamente. De hecho, puede que lleguen a aburrirse y decidan atacar al mismo tiempo para conquistar la mayor cantidad de territorio posible para luego seguir matándose como idiotas.”
“Y tenías que matar el ambiente.” Dijo Azazel negando con la cabeza. “A veces eres muy serio, Ed-chan.”
A Edzard le apareció una marca en la frente por el apodo que le dio Azazel.
“Sin embargo, a pesar de que eres serio, también eres afortunado, ya que no tienes una, sino cuatro amantes.” Dijo Azazel con una sonrisa, pero luego esa sonrisa se volvió una burlona. “Aunque, creo que pronto podrían ser cinco si decides poner tus garras sobre la pequeña Lint.”
“¡Maldita sea, Azazel! ¡Lint es solo una amiga!”
“Sí. Así inician todas las relaciones amorosas. Parece que tendré que decirle al Sekiryuutei que planeas agregar a otra chica a tu harem.” Dijo Azazel sonriendo divertido. “Me pregunto cómo racionará.”
Tras esas palabras, a la mente de Edzard llegó la imagen de un Issei de rodillas llorando lágrimas de sangre mientras le maldice por intentar quitarle su futuro título del Rey del Harem.
“Edzard-dono. ¿Crees que algún dia podremos tomar la iniciativa y atacar a los Daedras?” preguntó Michael llamando la atención de Edzard.
“La verdad es que sin números eso no es posible.” Dijo Edzard mientas negaba con la cabeza. “Les recuerdo, que ellos nos superan en numero de una manera ridícula. Además, de que sus tropas son inmortales, por lo que recuperarían sus números en un corto periodo de tiempo. También, atacar a un príncipe en su plano sin el apoyo de algún otro príncipe es algo estúpido.”
La sala quedo en silencio, pues nadie sabía que responder a lo que Edzard había dicho.
“Supongo que llegados a esto tendremos que buscar aliados en otras mitologías.” Dijo Azazel.
“Ese parece ser el curso de acción más prudente.” Dijo Ajuka.
“Azazel tiene razón, pero hay un problema.” Dijo Michael. “¿A qué facción debemos acercarnos primero?”
Todos se quedaron pensado, pues ni Dios y los satanes originales tenían buenas relaciones con las otras religiones. Estuvieron en silencio un momento, hasta que alguien habló.
“Creo que podríamos conseguir un aliado.” Dijo Azazel.
“¿Quién?” preguntó Sirzechs,
“Odín.”
La sala quedo en silencio mientras Edzard miraba a todos sin saber que decir. En su mente el eco de ese nombre resonaba, tal vez lo había oído en algún lugar, pero no recordaba donde.
El cielo nocturno se encontraba iluminado por una hermosa aurora boreal mientras el palacio donde vivía Edzard y su familia se encontraba iluminado por las luces de mago. En el estudio personal de Edzard se encontraban todos los miembros de su grupo, incluida Tiamat.
“¿Así que el cielo te ha pedido que Lint-san se una a nuestro grupo?” preguntó Asia con una sonrisa, pues estaba emocionada por recibir a alguien con quien hablar sobre temas religiosos.
“Sí.” respondió Edzard.
“¿Y qué has respondido?” preguntó Aika.
“He aceptado la solicitud. Ya que no le veo ningún problema.”
“Tienes razón con eso. Siempre es bueno tener más apoyo para luchar contra los Daedras.” Dijo Valerie.
Todos asintieron, pues no podían saber qué tipo de Daedra podría salir de un portal.
“¿Qué nivel de poder tiene esa chica?” preguntó Mittelt.
“No lo sé. Pero le he enviado al Arcángel Michael una solicitud para que le den a Lint un entrenamiento exhaustivo hasta el dia en que se una al grupo.” Dijo Edzard, para luego colocar una carpeta en la mesa. “Si bien la noticia sobre el nuevo miembro es importante, no es la verdadera razón por la que las he convocado aquí.”
Las chicas tomaron la carpeta y comenzar a verla una por una.
“Entonces, ¿Tenemos que destruir la base de los líderes de la Old Satán Faccion de la Khaos Brigade?” preguntó Asia mirando a su esposo.
“Así es. Es una petición que me hicieron todos.” Respondió Edzard mirando a sus compañeras. “Acepte, pero no sin dejarles en claro que tendrán que pagar por esto, ya que mi papel en la alianza es el de apoyarlos con los Daedras. El pago es un favor de cada uno de los lideres de las tres facciones. O al menos eso es lo que les hice creer, ya que aparte de eso, me aseguré de que no mencionen que es lo que se hará con lo que encontremos en la base. Por lo que podremos saquear el lugar a placer.”
“Bien jugado, jefe. Bien jugado.” Dijo Tiamat con una sonrisa.
“Supongo que ya has comenzado a pedir cosas, ¿verdad?” preguntó Aika.
“Así es. Ya comencé a pedir cosas.” Dijo Edzard mirando a Aika y entregándole una carpeta. “Le he pedido que se te permita hacer un pacto con un demonio poderoso.”
“¡¿Enserio?!” gritó Aika incrédula al ver con quien haría un pacto.
“Sí. Fue difícil convencerla, pero al final accedió.”
“Así que hare un pacto con «La reina más fuerte».” dijo Aika sonriendo
“Eso hace que los demonios hayan cumplido su parte. ¿Qué les pediste a los Ángeles y a los Ángeles Caídos?” preguntó Valerie.
“A Michael le pedí que me preste un objeto que haya usado Dios hasta su muerte.”
Las chicas parpadearon confundidas, pues no entendían por qué Edzard había pedido eso.
“Ed. ¿Por qué pediste eso?” preguntó Asia.
“Quiero saber la razón por la que murió Dios.” Respondió Edzard serio. “Hay muchas cosas que me intrigan sobre su muerte, sobre todo, ¿Qué estuvo haciendo para acabar tan agotado?”
“Ya veo. ¿Qué pasa con los Caídos?” preguntó Asia.
“Quiero que Azazel me ayude a crear un dispositivo de comunicación Inter dimensional que me permita conversar con nuestros amigos en Nirm.” Respondió Edzard. “Quiero obtener más información sobre los príncipes y las únicas personas a las que les confiara eso son Serana y Tolfdir. Además, quiero saber que están haciendo nuestros amigos y como van las cosas por allá.”
Asia sonrió con un poco de tristeza al recordar a sus amigas en Nirm. Sin embargo, levantó la mirada y sonrió cundo vio que Edzard le había puesto la mano en el hombro.
“Tranquila. Se que estarán bien. Así que no nos preocupemos demasiado.” Dijo Edzard para luego acercarse y besar a Asia.
Aika, Valerie y Mittelt hicieron un puchero y se lanzaron a besar a Edzard cuando este se separó de Asia. Luego de una rápida ronda de cariño entre todos, volvieron a sus respectivos lugares.
“Entonces, Ed. ¿Cómo atacaremos?” preguntó Aika.
Edzard sonrió y comenzó a contarles el plan.
Mientras Edzard se encontraba contándoles a sus compañeras el plan, en algún lugar del inframundo, en un laboratorio, se encontraban Rizevim y Euclid estaban conversando en una sala.
“¿Cómo siente la prótesis, Rizevim-sama?” preguntó Euclid mirando a su jefe.
Rizevim hizo una mueca mientras movía el brazo prostético que suplantaba el brazo que había perdido en su combate contra Edzard.
“Es un poco incomodo, pero al menos es funcional.”
“Ya veo. No se preocupe, ese brazo está en constante mejoría, por lo que cuando haya una versión mejor, se la colocare.”
Rizevim asintió a lo dicho por su sirviente.
“Entonces, ¿Qué has aprendido de Ysmir en los últimos días?” preguntó Rizevim diciendo el nombre de Edzard con veneno.
“Me temo que nada. Ese nombre no ha vuelto a aparecer en todo este tiempo.”
“¿Qué hay de la Dhampir?”
“Le perdimos el rastro en Francia hace varios meses. Y no podemos usar a nuestros soldados, pues nos descubrirían y Sirzechs vendría pro nosotros.” Respondió Euclid diciendo con veneno el nombre de su cuñado.
“Ya veo. Supongo que tendremos que seguir moviéndonos lentamente. La intervención de Ysmir nos ha paralizado casi por completo y nos ha robado el sacred gear que planeábamos usar para revivir a los dragones malignos.” Dijo Rizevim con una mano en la barbilla. “Euclid, ¿Y si usamos el objeto que encontramos para revivirlos?”
“Podría funcionar, ya que la cantidad de magia que emite es casi infinita. Pero el problema es que la magia es muy caótica y aun no podemos controlarla.” Respondió Euclid.
Antes de que alguno dijera algo más, la conversación de ambos demonios se detuvo cando un pitido les alerto que algo pasaba en el laboratorio. Ambos se levantaron y con calma se dirigieron hacia la fuente del ruido. Cuando llegaron, vieron que la causa del pitido era que los niveles de poder y energía del objeto que habían encontrado estaban subiendo.
El objeto parecía a simple vista un huevo enorme, pero si uno se acercaba podría ver que estaba hecho completamente de energía. El objeto estaba sujetado por varios arneses reforzados con hechizos de resistencia y con varios sellos para mantener su presencia oculta, ya que debido a su inmenso poder este sería fácil de localizar.
Los dos demonios se dirigieron al monitor que permitía observar el estado del objeto y lo que vieron los asombró, y es que el poder del objeto estaba que comenzaba a subir de manera descontrolada.
“¿Qué sucede, Euclid?” preguntó Rizevim al ver el objeto brillar.
“No lo sé, pero parece que el objeto está emitiendo grandes cantidad-.”
¡Boom!
La sala del laboratorio explotó cuando el orbe terminó de brillar. La explosión fue tan grande que engullo casi por completo el laboratorio. Cuando el humo se disipó, se pudo ver que Euclid y Rizevim seguían vivos gracias a una barrera que ambos habían erigido.
“¿Qué fue eso?” preguntó Rizevim mirando con asombro el cráter donde estaban.
“No lo sé, Rizevim-sama.”
En ese momento, su conversación fue interrumpida cuando una gran presión se hizo presente. Tanto Rizevim como Euclid cayeron de rodillas e intentaron en vano volver a ponerse de pie. La presión era tan que les costaba incluso respirar. Usando gran cantidad de fuerza, lograron levantar un poco sus cabezas y lo que vieron algo que les helo la sangre. Frente a ellos había un ser con figura humanoide hecho completamente de energía roja oscura con lagunas líneas negras.
“¿Q-q-qué eres?” preguntó Rizevim con mucho miedo, pues este ser exudaba tal cantidad de poder que superaba con creces el poder de Ophis y por lo tanto el del Gran Rojo.
El ser seguía parado allí sin hacer nada. Es más, parecía que no les estaba haciendo caso.
“T-t-tu. R-Rizevim-sama te h-ha hecho u-una pregunta.” Dijo Euclid con dificultad.
El ser pareció reaccionar a lo dicho por Euclid, pues miró a su dirección. Al momento en que eso sucedió, la presión que se cernía sobre ambos demonios despareció.
Euclid y Rizevim se levantaron con las piernas temblorosas. Cuando miraron hacia el ser, vieron que este tenía ojos y una boca blanca. Vieron como una sonrisa cruel apareció. Sin perder tempo, ambos demonios saltaron hacia atrás y comenzaron a lanzarle hechizos al ser, pues sintieron su instinto asesino dirigirse a ellos. Los ataques mágicos impactaron en el ser y crearon una gran explosión.
“¿Está muerto?” preguntó Euclid mirando el humo desvanecerse.
“Por supuesto.” Dijo Rizevim con una sonrisa, pues habían usado una gran cantidad de maga en esos ataques. “Nadie po…”
Rizevim se vio interrumpido cuando un tentáculo negro le empaló desde a atrás.
“¡Rizevim-Sama!” gritó Euclid al ver a su señor ser herido fatalmente. Lamentablemente, el no pudo hacer nada, pues no paso ni un segundo cuando sufrió el mismo destino que Rizevim.
El humo que cubría el lugar terminó de desvanecerse y mostró al ser completamente ileso. Además, los tentáculos que habían matado a ambos demonios eran en realidad los brazos del ser. Con un simple movimiento, ambos tentáculos se retrajeron y volvieron a su estado original. Esta acción hizo caer ambos cadáveres al suelo. El ser se acercó a ellos y puso sus manos sobre sus cabezas.
“Ya veo.” Dijo el ser con voz fría y dura. Una mirada de asco apareció en su rostro cuando miró el cadáver de Rizevim. “Parece que solo eras basura. Pero al menos cumpliste con lo que quería que hagas.”
Luego de decir eso, suspiró y levantando su mano, hizo aparecer un portal, del cual salió una luz morada. Esta luz se dirigió hacia el cuerpo de Euclid.
Cuando la luz termino de introducirse en Euclid, el cuerpo del demonio comenzó a sufrir algunos cambios. El primero, sus orejas se alargaron y se hicieron puntiagudas. El segundo, su cabello plateado se volvió completamente blanco.
“¿Cómo sientes tu nuevo cuerpo?”
El cuerpo de Euclid se levantó y sonrió.
“Es un poco extraño, pero siento que es más poderoso que mi anterior vasija.” Dijo el extraño apretando el puño.
“Bien.” Dijo el ser caminando hacia el cuerpo de Rizevim. Una mirada de asco apareció en su rostro. “No eran mi primera opción, pero hay pocos mejores anfitriones en este mundo. Los únicos que les superarían serian un problema para nosotros en nuestro estado actual. Así que esto es lo mejor por ahora.”
“Entiendo, mi señor.”
“También tengo noticias un poco alentadoras.” Dijo el ser, comenzando a levantar el cuerpo de Rizevim e infundirlo con su poder.
“¿Qué noticias?”
“Este idiota fue derrotado por alguien que conoces muy bien.” Dijo el ser de manera Criptica.
El extraño levanto una ceja, pues no sabía de quien hablaba exactamente, ya que el conocía a muchas personas.
“Este idiota se confió mucho y perdió contra un joven llamado Ysmir.”
Al oír ese nombre, el rostro del extraño se agrio.
“Dovhakiin…” dijo el extraño en un susurro lleno de veneno.
“Así es. Pero él no estaba solo.” Dijo el ser mientras su sonrisa crecía. “La chica a la que manipulé aquel dia esta con él.”
El extraño parpadeó hasta que al fin recordó lo que su señor le había contado mientras estaban fuera del espacio tiempo en Aurbis. Al parecer, su señor podía manipular las mentes de los mortales con sangre Nirmniana que nunca hubiesen estado en Nirm, pues a diferencia de los nativos, estos híbridos no tienen la bendición de su constelación, la cual funciona como un escudo que los protege de la influencia de su señor. Por esta razón, él había manipulado a la niña cuando esta aún vivía en este mundo. Sin embargo, ahora parecía que no le sería posible, pues ella ahora tenía la bendición de su constelación, protegiéndola de su influencia.
“Mi señor, ¿Qué debemos de hacer ahora?”
“Por el momento fingiremos que somos estos sujetos. Así que sigue los planes que estos tenían. Pero mientras lo haces, busca tres cosas. Las necesitare para estabilizar este cuerpo para que pueda soportar todo mi poder.” Dijo el ser, para luego acercarse al extraño y susurrándole algo al oído.
Los ojos del extraño se abrieron, pero terminó asintiendo.
“Bien, te dejo el resto.” Dijo el ser mientras comenzaba a volverse motas de luz roja e ingresaba en un capullo de luz, el cual contenía en su interior el cuerpo de Rizevim. No pasó ni un segundo desde que hizo eso para que un pulso de energía viajar no solo por todo el inframundo, sino por la tierra, llegando incluso hasta Nirm.
“Por supuesto. No se preocupe, cumplir con mi deber.” Dijo el extraño mientras sonreía al ver como el cuerpo de Rizevim comenzaba a cambiar lentamente.
Tomaría algunos meses para que el cuerpo del super diablo pueda acostumbrase al poder de su señor. Así que, hasta entonces, él debía de buscar los componentes que faltaban para perfeccionar este cuerpo. Mirando al cielo purpura, el extraño sonrió cruelmente. “Esta vez te destruiré, Dovahkiin.”
En un castillo dorado en uno de los planos e Aurbis, se encontraba Akatosh sentado en su trono dorado. El dios dragón estaba de buen humor, pues había concluido sus deberes diarios, por lo que podría relajarse un poco. Sin embargo, de la nada sintió un increíblemente poderoso pulso de poder. El poder fue tal que terminó por dejar caer la copa de vino que tenía en su mano por el shock. Levantándose de manera abrupta, el Dios dragón del tiempo, invocó a uno de sus sirvientes.
“¿Qué necesita de mí, Lord Akatosh?” preguntó el sirviente.
“Necesito que les des un mensaje a mis hermanos. Diles que planeo hacer una reunión en la forma metafísica que hay de la torre de Adamantina en Aurbis. Así que necesito que me confirmen que día están disponibles para la reunión.”
El sirviente asintió y dando una reverencia, salió del salón.
Cuando se encontró solo, Akatosh levantó la vista al cielo. Luego de eso, miró su mano derecha y vio que temblaba ligeramente.
‘En el nombre de Anu. ¿Qué fue eso?’ pensó Akatosh con preocupación. Unos segundos después, se dirigió hacia su biblioteca, pues necesitaba buscar información sobre el poder que sintió.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Finalmente, Edzard acaba de cumplir su venganza personal. Si bien el castigo físico no fue mucho, el alma de Diodora sufrirá por toda la eternidad, ya que no hay nada peor que estar en el Recordatorio de las almas y servir de alimento para los amos ideales, sobre todo para seres que no son de Nirm, ya que a ellos les afecta de una manera diferente.
Además, ha aparecido un sujeto que se ha cargado a Euclid y a Rizevim como si estos fueran nada. Esto obviamente ya habla que este tipo es muy poderoso. También, vemos que el propio Akatosh de manera inconsciente le teme, la razón… bueno, se los dejo a su imaginación, XD. También, vemos que no apareció solo, ya que hay alguien con él y es alguien que tiene una especie de rencor contra Edzard.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 37
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 36
— La mejor manera de eliminar a un enemigo es atacarlo desde diversos lugares de manera estratégica —
Darryn a Edzard en la Ciudad Imperial 193 4E
Lint se encontraba caminando por los pasillos del sexto cielo. La razón de esto era porque había recibido la orden de Michael para ir a ese lugar para tratar algunos asuntos. Cuando dobló una esquina, vio a dos ex exorcistas caminando. Estos dos ex exorcistas eran Dulio Gesualdo y Griselda Quarta. Griselda es una mujer de entre veinte y treinta años con ojos azules. Ella vestía un traje de monja completo. Mientras que Dulio es un apuesto joven de cabello rubio y ojos verdes. El vestía con ropas de sacerdote.
Al verlos, un escalofrió recorrió el cuerpo de Lint, pues estas personas habían sido quienes la habían entrenado junto a Lady Gabriel. No sabía la razón, pero ella había recibido un entrenamiento completamente espartano luego de reencarnar como ángel. Esto había hecho que su emoción inicial por convertirse en ángel fuese reemplazada con curiosidad y pánico, pues ningún otro ángel reencarnado fue sometido a este entrenamiento. Eso lo sabía porque Irina, quien era su compañera habitual en los almuerzos, le había dicho que ella no estaba recibiendo un entrenamiento así.
‘Al final, este entrenamiento me ha permitido estar a muy poco de obtener mi segundo par de alas.’ Pensó Lint.
Lint suspiró cuando llegó a las puertas que daban al estudio personal de Michael. Tomando un poco de aire, tocó la puerta y entró cuando recibió permiso por parte del dueño. Al entrar, fue recibida por una habitación decorada con cuadros, alfombras y estantes con libros. En el centro de la habitación, sentado frente a un escritorio, se encontraba Michael.
“¿Mando a buscarme, Michael-sama?”
Michael dejó de leer los documentos que tenía en frente y miró a Lint.
“Así es, Lint-san.” Dijo Michael dejando los papeles a un lado. “Toma asiento.”
Lint obedeció y se sentó en una silla frente al escritorio.
Un cómodo silencio cayó en la sala mientras Lint miraba sus piernas.
“Tal vez te estes preguntando por que te mande a llamar, ¿verdad?”
Lint levantó el rostro y asintió.
“Veras, Lint-san. Hay una razón por la que solo tu recibiste aquel entrenamiento intensivo.” Dijo Michael.
“¿Cuál es esa razón?” preguntó Lint con confusión y esperanza de saber la razón de su entrenamiento.
“Fue para hacerte más fuerte lo más rápido posible para que puedas cumplir con las tareas que se te asignarán.” Respondió Michael mirando a Lint a los ojos.
Aquella respuesta hizo que Lint parpadeara confundida, pues no entendía que tipo de misiones le asignarían para recibir tal entrenamiento.
“Disculpe, Michael-sama, pero. ¿Qué tipo de misiones recibiré que hagan que tenga que ser más fuerte tan pronto?”
“Tu trabajo será luchar contra los Daedras que aparecerán en el futuro.”
A Lint se le heló la sangre al escuchar eso.
‘¿D-D-Daedras?’ pensó Lint con pánico. ‘¿Por qué tengo que luchar contra ellos? no se supone que el grupo de Edzard es el que se encarga de luchar contra ellos?’
“D-disculpe, Michael-Sama. ¿No se supone que el grupo de Edzard es el que se encarga de los daedras?”
“Así es. A ti se te encargaran estas misiones porque formaras parte del grupo de Edzard-dono como representante de los Ángeles.”
La mente de Lint se desconectó cuando escuchó aquello y no escuchó el resto de la explicación de Michael. Una sonrisa apareció en su rostro cuando logró comprender todo. Sin embargo, también tuvo más dudas.
“¿Por qué fui yo elegida?” preguntó Lint, pues ella sabía que había ángeles más fuertes que ella. Así que no sabía por qué fue elegida.
Michael sonrió mientras respondía. “Eso es fácil. La principal razón para elegirte fue tu cercanía con Edzard-dono.”
Un sonrojó apareció en el rostro de Lint por aquellas palabras, lo que hizo que desviara la mirada para evitar que el líder del cielo la viera. Sin embargo, para mala suerte de Lint, Michael vio su reacción y puso una sonrisa amable antes de hablar.
“Te recomiendo hacer las maletas pronto. Edzard y su grupo están en una misión especial y volverán en un día. Cuando lo hagan, te estarán esperando en la estación del tren de Kuoh.”
Al escuchar aquello, Lint asintió y luego de despedirse, salió más rauda que el viento de la oficina de su líder y se dirigió a su cuarto en el primer cielo a hacer las maletas. Iba tan rápido que no logró escuchar que Irina la llamaba.
En algún lugar del inframundo, Aika, Mittelt, Valerie y Tiamat miraban el castillo frente a ellas. Este castillo era una imponente estructura de gran tamaño rodeada de montañas y ubicado en lo que parecía ser un cráter. Este castillo era la base donde se escondían los dos lideres restantes de la Old Satan Faction.
“Realmente tienen un pésimo gusto en decoraciones.” Dijo Aika mirando el castillo y luego al cielo. “Este cielo purpura es extremadamente espeluznante.”
“Cierto. A mí me gusta más el cielo que hay en la tierra.” Dijo Valerie.
“Si, estoy de acuerdo con colmillitos en eso.” Dijo Mittelt.
El resto de las chicas asintió.
“¿Así que esa es la base de la facción Old Satán?” preguntó Valerie mirando el castillo.
“Según la información que obtuvo Edzard del bastón de Katerea, sí, este es el lugar.” Respondió Mittelt.
“El jefe realmente es alguien increíble.” Dijo Tiamat pensando en las habilidades que mostraba Edzard.
“Sí, y no solo con la magia.” Dijo Aika con una sonrisa mientras un pequeño hilo de sangre bajaba por su nariz.
“Estas sangrando, pervertida.” Dijo Mittelt con una mirada en blanco.
“Je, je, je. Lo siento, me emocioné un poco.” Se disculpó Aika mientras se limpiaba la sangre con un pañuelo que le había ofrecido Valerie.
“Está bien. ¿recuerdan el plan?” preguntó Valerie.
“Sí.” dijeron Aika, Mittelt y Tiamat al unisonó.
“Entonces, hay que hacerlo.” Dijo Valerie mientras su cuerpo era cubierto por sombras.
Aika sonrió y convocó su lanza-bastón. Mittelt creó una espada de luz rosa. Finalmente, Tiamat sonrió mientras se preparaba para correr.
“Entonces. ¡Totsugeki!” gritó Aika mientras comenzaba a correr, siendo seguida por el resto de las chicas.
Las chicas comenzaron a correr a gran velocidad hasta que llegaron al borde del acantilado. Con un gran saltó, se lanzaron al vacío. Mientras caían, Aika usó magia para comenzar a volar, mientras que Mittelt y Valerie convocaban sus respectivas alas. Tiamat, por su parte, brilló por un segundo hasta que volvió a tomar su forma de dragón.
¡Roarr!
El rugido de Tiamat fue tan fuerte que hizo que el castillo temblara ligeramente.
Este rugido logró su cometido, pues cientos de demonios salieron y comenzaron a atacar a Tiamat. Sin embargo, estos no lograron nada, pues inmediatamente fueron asesinados por decenas de lanzas de luz, un bombardeo de magia elemental y tentáculos de oscuridad.
Los demonios sobrevivientes comenzaron a atacar a las chicas usando sus armas para crear rayos de magia.
“Bien. Hemos cumplido nuestra parte de la misión.” Dijo Aika mientras creaba varios círculos mágicos a su alrededor para defenderse de los ataques de los demonios que seguían apareciendo. Cuando vio que el ataque cesó, levantó una mano y creó un círculo mágico del cual lanzó un hechizo de viento, el cual se convirtió en varias guadañas, las cuales mutilaron a varios demonios.
“Así es. Ahora todo depende de Ed y Asia.” dijo Mittelt mientras usaba su espada para decapitar a un demonio.
Valerie asintió mientras se convertía en una bandada de murciélagos y comenzaba a moverse por entre los soldados enemigos. Cuando llegó al centro de un grupo de ellos, volvió a su forma normal y extendiendo sus manos, creó un orbe de oscuridad. Un segundo después, el orbe brilló y de su interior salieron cientos de picos de oscuridad, los cuales empalaron a varios demonios.
Tiamat, por su parte, quemaba a varios demonios con su aliento de dragón.
Mientras las concubinas de Edzard llamaban la atención del grueso del ejército de la Facción Old Satán de la Khaos Brigade, Edzard y Asia habían logrado infiltrarse con sigilo en el castillo. Ambos habían tomado dos rutas diferentes, pues había dos objetivos a abatir. Estos objetivos eran ni más ni menos que los dos lideres restantes de la facción.
Asia caminaba lo más sigilosamente posible que podía por los casi vacíos pasadizos del castillo. La palabra casi se usaba porque ella se había topado con algunos demonios mientras buscaba donde está su objetivo. El horario y la rutina que ambos demonios seguían había sido aprendida gracias a los recuerdos que pudieron ser obtenidos gracias al bastón de Katerea.
‘Espero ya tener el poder para enfrentarme a un demonio de clase Suprema.’ Pensó Asia un poco preocupada, pues a su mente llegó el recuerdo de la paliza que le había dado Rizevim hace meses. ‘Espero que no sean tan fuertes como él.’
Mientras seguía caminando, escuchó pasos, por lo que rápidamente se escondió en una abertura que había en la pared. Cuando el sonido de los pasos fue más fuerte, ella vio pasar a su objetivo.
El objetivo que le había tocado a ella era Creuserey Asmodeus. Creuserey tenía la apariencia de un hombre apuesto que vestía la ropa de un noble. Tenía el cabello negro atado en una pequeña cola de caballo y ojos violetas. Creuserey también tenía orejas puntiagudas y piel pálida. Su ropa era negra con cinturones y motivos rojo oscuro. Además de llevar una capa.
Creuserey caminaba a paso apresurado mientras una expresión seria estaba presente en su rostro. Por lo poco que murmuraba, Asia pudo comprender que estaba que se cuestionaba la razón por la que Tiamat les estaba atacando.
‘Por la apariencia este sujeto es Creuserey.’ Pensó Asia mientras levantaba la mano derecha. Concentrando magicka, creó nueve espadas con magia de Restauración. ‘La restauración es el equivalente Nirmniano de la magia sagrada, por lo que este ataque debería de acabar con él.’
Luego de pensar aquello, Asia extendió su mano y disparó las espadas. Las espadas recorrieron la distancia entre Asia y Creuserey en un instante. Cuando estas estuvieron por incrustarse en la piel e Creuserey, este reaccionó saltando hacia un lado.
Luego de derrapar algunos metros, Creuserey levantó la vista y miró a Asia.
“Me preguntaba cuando te mostrarías.” Dijo Creuserey frunciendo el ceño al ver a Asia. “Sabíamos que Tiamat no estaría atacando nuestra base por un simple capricho, así que pensamos que era un ataque dirigido hacia nosotros. Y al final tuvimos razón. Dime niña, ¿Quién eres? ¿Quién te envía? ¿Sirzechs? ¿Azazel? ¿Michael?”
Asia frunció el ceño, pues parecía que los demonios sabían del ataque, pero no había tiempo para dudar, por lo que, con un rápido movimiento, creó un círculo mágico y lanzó una gran ráfaga de viento contra Creuserey.
Creuserey respondió creando varios círculos mágicos defensivos, los cuales resistieron muy bien el ataque de Asia. Cuando el ataque de Asia se detuvo, Creuserey creó sus propios círculos mágicos y lanzó varios torrentes de llamas contra Asia.
Asia tuvo que rodar por el suelo para esquivar las llamas. Cuando estuvo a salvo, dio un saltó y creó siete cirulos mágicos, de los cuales salieron relámpagos. El hechizo de Asia se dirigió rápidamente contra Creuserey, quien se defendió con magia.
‘Él puede generar barreras y lanzar hechizos ofensivos con relativa facilidad, por lo que debe de ser un gran mago. La única manera que sé que se puedo derrotar a un mago es quitándole la magia y forzándole a luchar cuerpo a cuerpo. Lamentablemente, no cuento con el tiempo necesario para eso. ’Pensó Asia mientras creaba una custodia para detener una lanza de hielo que le había lanzado Creuserey.
“¡Responde maldita humana!” gritó Creuserey creando varios círculos mágicos a su alrededor. “¡Quien te envió!”
‘No tengo otra opción, tendré que usar mi balance breaker.’ Pensó Asia mientras seguía ignorando las demandas de Creuserey.
Al pensar aquello, su balance breaker se hizo presente, cubriendo su cuerpo. Este había sido nombrado Twilight Holy Knight's Affection por Azazel.
Según el ángel caído, el balance breaker de Asia era uno muy raro, pues no solo aumentaba las capacidades curativas del Twilight Healing, sino que también aumentaba las habilidades físicas del usuario, creando una rara combinación entre aumento de poder, curación y defensa. Según Azazel, un balance breaker del Twilight Healing solo debería de aumentar las habilidades de curación del sacred gear. Sin embargo, esto no fue así gracias a que Asia tuvo que cambiar su mentalidad de monja que solo desea ayudar a alguien curándolo a una joven guerrera que sabe que debe de asesinar para proteger a los que ama.
“Oh. Una humana con balance breaker.” Dijo Creuserey con una mueca al ver la armadura de Asia. “Esto solo significa que debes de haber sido enviada por Azazel o por Michael. ¡Aunque eso no importa, ya que morirás aquí!”
Luego de aquellas palabras, Creuserey desató una lluvia de hechizos sobre Asia, quien comenzó a saltar para esquivar los ataques. Sin embargo, mientras esquivaba, Creuserey creó más círculos y de estos lanzó ataques al punto ciego de Asia. Afortunadamente para Asia, pudo ver los ataques gracias a que tropezó ligeramente con una piedra, por lo que levantó ambas manos y creó un círculo mágico para protegerse de los ataques.
“Agh.” Asia gruñó mientras mantenía la barrera en alto para así resistir el bombardeo de magia de Creuserey. Cuando el ataque terminó, Asia creó dos círculos mágicos y lanzó dos ráfagas de viento, las cuales tomaron la forma de guadañas.
Creuserey vio las guadañas e invocando sus ocho alas, levantó vuelo para poder esquivar el ataque, el cual siguió de frente y terminó por cortar dos pilares de piedra macizas como si de papel se tratase.
Al ver que sus ataques con magia eran evadidos o detenidos, Asia estuvo tentada a usar Akachim, pero antes de que sacase su espada, tuvo que saltar a un lado para evitar dos hechizos de Creuserey. Esto hizo que se diera cuenta de que no podría usar su espada cómodamente. Por lo que, tendría que usar otra técnica.
‘No podré usar Akachim, ya que Creuserey no me deja estar quieta y no puedo usar este ataque sin estar quieta unos segundos mientras carga el hechizo. Y a pesar de que mi balance breaker me da una gran resistencia, no elimina los impactos, por lo que, si me golpean, perderé el equilibrio y no podre cargar correctamente el ataque …. Aghhhh. Parece que no tengo otra opción, tendré que usar eso.’ Pensó Asia mientras juntaba sus manos. Ella se había decidido a usar un nuevo hechizo que había creado. El hechizo que estaba por usar no era un hechizo en sí mismo, sino que era una técnica que le permitía usar una versión más poderos de los hechizos que conocía.
Mientras cargaba su hechizo, Asia se vio forzada a esquivar los hechizos de Creuserey durante unos minutos. Esto hizo que el lugar donde estaban luchando se llenara de cráteres gracias a los hechizos que Creuserey lanzaba indiscriminadamente.
Asia saltó esquivando siete lanzas de hielo que iban directamente contra ella. Cuando aterrizó, soltó un suspiro, pues al fin había logrado terminar los preparativos para lo que estaba por hacer. Detrás de Asia apareció el circulo mágico que Edzard había diseñado hace meses, la única diferencia con el normal era que este tenía un círculo externo más, el cual estaba inscrito con runas del alfabeto antiguo, las cuales eran las runas que aparecían en los pergaminos antiguos.
Asia levantó sus manos y comenzó a cargar magia para lanzar un hechizo. El circulo a espaldas de Asia, el cual se formaba cuando ella lograba armonizar la magia de Nirm y la de la tierra, comenzó a brillar de color dorado. La principal función del círculo extra era permitir que los hechizos generados por círculos mágicos tuviesen los mismos efectos que la magia de Nirm. Mientras que permitía que alguien como Asia, quien no tenía unas enormes reservas de magia como Edzard, pudiese sobrecargar de manera extrema los hechizos de magia de Nirm.
‘Este es el resultado de mi entrenamiento secreto por más de cinco meses.’ pensó Asia recordando como había estado tratando de crear este hechizo desde que accidentalmente descubrió que como hibrida podía hacer armonizar sus dos poderes mágicos. Si bien inicialmente no había tenido mucho progreso, eso cambió radicalmente cuando comenzó a trabajar en esta técnica con la ayuda de Aika y de la maestra de esta.
“Me preguntaste quien soy. Así que te responderé. Mi nombre es Asia Argento Cumberland. Maga del Colegio de Hibernalia, Miembro de los compañeros y Esposa del Ultimo Sangre de Dragon.” Respondió Asia mientras una bola dorada se formaba en sus manos. Esta bola de poder comenzó a crecer rápidamente siendo alimentada por el poder del círculo creado por Asia. “¡Desaparece! ¡Hechizo de Magicka Extrema: Holy Nova!”
La esfera dorada se expandió en una explosión que engulló rápidamente todo lo que había por todo el lugar a una gran velocidad. Creuserey, al ver este ataque, abrió los ojos con sorpresa, pues no esperaba que Asia pudiese hacer un ataque de esta magnitud.
“¡Maldita!” gritó Creuserey mientras invocaba la serpiente que había recibido de Ophis para aumentar su poder. Lamentablemente, la explosión fue mucho más rápida y terminó por engullirlo por completo, destruyendo por completo su cuerpo, haciendo que muera de manera instantánea.
El ataque de Asia siguió su camino y terminó por destruir casi por completo la sección del castillo donde ella y Creuserey habían luchado. El domo siguió creciendo fuera del castillo y terminó por engullir a una gran cantidad de los demonios que estaban fuera del mismo.
Cuando el hechizo terminó, Asia desactivó su sacred gear y tomó un poco de aire, pues sentía un poco de cansancio.
“Ahh. Esto se volvió un poco difícil. Tal vez hubiese terminado más rápido si hubiese usado mi espada desde el inicio.’ Pensó Asia mientras miraba el hoyo que había hecho en el techo. Sin embargo, luego miro hacia el este al sentir una gran acumulación de poder. Esta acumulación de poder era algo que ella conocía muy bien, pues solo había dos ataques que podían generar tan aterradora presencia.
Al mismo tiempo en el que Asia iniciaba su lucha contra Creuserey, Edzard caminaba por los pasillos del ala este del castillo. En su mano había una espada vinculada que goteaba sangre, la cual pertenecía a los demonios con los que se había topado mientras caminaba hacia la sala donde debería de estar su objetivo.
Luego de caminar por un rato, Edzard llegó a la habitación que buscaba.
Edzard miró la puerta doble que marcaba el inicio de la habitación. Levantando su mano izquierda, usó el hechizo de detectar vida para ver que había tras la puerta. Hizo una mueca al ver que había unos treinta demonios dentro de la sala.
“Parece que este sujeto sabía que el ataque de Tiamat no era algo normal, por lo que se ha resguardado con algunos soldados a los que de seguro usara de carne de cañón para protegerse mientras me ataca desde la distancia.” Dijo Edzard mientras se llevaba una mano al mentón. Luego de unos segundos, al fin supo cómo atacar a su enemigo. Así que, sin perder tiempo, Edzard dio una patada a la puerta, haciendo que esta se destrozase en varios pedazos, los cuales salieron disparados y terminaron matando a algunos demonios.
“¡TIID! ¡KLO!”
El thu’um de Edzard ralentizó el tiempo, lo que permitió desaparecer y asesinar rápidamente a los demonios restantes. Cuando el tiempo volvió a la normalidad, solo un demonio quedaba con vida en la sala.
“Supongo que tú eres Shalba Beelzebub.” Dijo Edzard mirando al demonio de clase suprema que estaba sentado frente a él en un trono de piedra.
Shalba era un hombre guapo vestido con una armadura negra con una capa. Tenía el pelo largo y castaño que le llegaba a las caderas con muchos flequillos que cubrían su ojo derecho.
“Así que tú eres quien está detrás del ataque de Tiamat, ¿verdad?” Preguntó Shalba mirando a Edzard.
“Supongo que puedes decir que sí.” respondió Edzard agitando los hombros con desdén.
Shalba entrecerró los ojos. “Dime, chico. ¿Quién te envió?”
“Nadie importante.” Respondió Edzard con burla.
Shalba frunció el ceño ante la burla y la falta de respeto del humano frente a él, por lo que, levantando la mano, convocó un círculo mágico y lanzó un torrente de llamas.
Edzard vio el hechizo venir contra él, y levantando su mano, lanzó una ráfaga de hielo para contrarrestar el ataque del demonio frente a él.
Ambos ataques colisionaron y generaron una gran explosión.
“Umm.” Dijo Shalba al ver la explosión generada. Sin embargo, sus ojos se abrieron cuando vio aparecer a Edzard frente a él. Al ver esto, Shalba saltó rápidamente y convocó sus alas para volar por encima de Edzard. Al hacer esto, el demonio logró evitar ser decapitado por la espada de Edzard.
“¿Quién eres? No eres un demonio, un Caído, ni mucho menos un Ángel.” Dijo Shalba viendo a Edzard con preocupación, pues este casi lo mata de un solo movimiento.
Edzard miró a Shalba y se sintió decepcionado por el poder de este. ‘Este sujeto se hace llamar a sí mismo un Maou y no tiene ni siquiera un poder similar a Serafall ni mucho menos el de Sirzechs.’
“Sabes para hacerte llamar Maou eres débil. Tu poder no llega ni a estar cerca del poder de Serafall.” Dijo Edzard con una sonrisa burlesca.
Shalba función el ceño mientras su rostro se desfiguraba por la ira al ser llamado débil e inferior a uno de esos impostores.
“¡¿Cómo osas compararme con esos impostores?!” gritó Shalba con ira. “¡Ahora te mostrare el poder de un verdadero descendiente de un Maou!”
Luego de gritar, Shalba convocó cientos de insectos.
Edzard levantó la ceja en confusión.
Un círculo mágico apareció frente a cada insecto. Los círculos brillaron y soltaron cientos de hechizos elementales contra Edzard.
‘Mierda.’ Pensó Edzard al ver la gran cantidad de hechizos que iban hacia él, por lo pensando rápidamente, gritó.
“¡TIID! ¡KLO!”
El tiempo se detuvo luego de que Edzard usase su thu’um.
Moviendo su espada conjurada, Edzard comenzó a cortar los hechizos desatados contra él. La espada conjurada logró detener la mayoría de los hechizos, pero hubo algunos que no pudo bloquear. Así que, Edzard tuvo que saltar hacia atrás para esquivar los hechizos restantes.
“Wow. Eso fue realmente interesante. Pero, sigues sin estar al nivel necesario para vencerme.” Dijo Edzard mientras desaparecía su espada vinculada y hacía que sus extremidades superiores se cubrían de fuego. Un segundo después de aquello, Edzard golpeó el suelo con ambas manos y creó una explosión de fuego que engullo toda la sala.
Los ojos de Shalba se abrieron con sorpresa ante el ataque, pero rápidamente creó un círculo mágico para protegerse. Cuando la explosión impactó en el circulo mágico, el demonio apretó los dientes mientras mantenía su el circulo mágico, pues el poder de la explosión era tal que amenazaba con destruir su defensa en un instante. Por lo que, para mantener la barrera, Shalba se vio forzado a usar una gran cantidad de poder demoniaco.
Cuando la explosión se disipó, Edzard miró a su alrededor y vio a Shalba volando con un círculo mágico defensivo agrietado frente a él. Los insectos que el demonio había conjurado habían sido quemados hasta volverse cenizas. Además, el techo del lugar había sido completamente destrozado, permitiendo ver como los demonios luchaban contra Aika, Valerie, Mittelt y Tiamat.
Edzard estaba por lanzarse contra Shalba cuando sintió algo extraño en el área. Escaneando el lugar, intentó ubicar lo que causaba esa pequeña resonancia en el lugar. No podía ponerlo en palabras, pero sentía un tirón de magia en el área muy similar al que sintió cuando encontró la espada de Sangreskaal.
“¡¿A dónde crees que miras?!” gritó Shalba con ira la ver que era ignorado por Edzard. Apretando los dientes, el demonio creó un círculo de magia bajo los pies de Edzard y en toda la sala. Del cielo, cayó un gran rayo sobre Edzard.
“¡FEIM!” gritó Edzard usando el thu’um que permitía al usuario volverse etéreo.
¡BOMMMM!
El rayó impactó en el suelo creando una gran explosión, la cual cubrió el área con una gran nube de polvo. El poder de la explosión fue tal que destrozó el suelo, haciendo que Edzard cayese varios pisos. Por fortuna, Edzard sobrevivió la caída y el impactó del hechizo gracias a que estaba en forma etérea. Así que, aprovechando el polvo, Edzard caminó hacia dónde sintió aquel tirón de magia hace unos instantes, pues aquí abajo este se sentía más fuerte.
Cuando llegó al lugar entrecerró los ojos, pues vio que estaba en el lugar donde se guardaban los tesoros del castillo. Edzard frunció el ceño, ya que vio que el ataque de Shalba había destruido gran parte de lo que había allí abajo. Sin embargo, antes de que comenzase a gritar improperios, vio que había un extraño bloque de piedra en el centro de la sala. El bloque tenía la apariencia de haber sido puesto allí hace no menos de una década. Así que, acercándose al bloque, Edzard se agachó y mirando más de cerca, se percató que en uno de los extremos sobresalía la empuñadura de una espada. La empuñadura de la espada no parecía nada del otro mundo, pues tenía las piezas comunes de una empuñadura. Su único detalle resaltante fue que estaba completamente teñida de color negro.
‘¿Qué hace una espada sellada en un bloque de piedra aquí?’ pensó Edzard al ver la empuñadura. Moviendo los hombros, decidió tomar el mango. Cuando su mano tomo la empuñadura, el bloque de piedra se rompió y permitió ver la espada en toda su gloria.
La espada era una espada larga que parecía estar hecha de acero de color negro. Aparte del color de la hoja, no había ningún signo ni grabado en la hoja.
Edzard hizo unos pequeños cortes rápidos para probar el equilibrio de la espada. Una sonrisa apareció en su rostro al ver que la espada tenía un buen equilibrio. Sin embargo, se detuvo cuando sintió dos tipos de aura en la hoja. La primera le recordaba a Edzard a Michael, mientras que la segunda a Sirzechs.
‘¿Qué le pasa a esta espada? ¿Por qué tiene aura demoniaca y sagrada?’ pensó Edzard. Sin embargo, al no saber la respuesta se encogió de hombros y apretó el agarre del arma. Haciendo un rápido movimiento, la espada generó una ráfaga de aire que disipó la polvareda del lugar.
Shalba miró con asombro como Edzard se encontraba vivo y sin heridas.
“¿C-cómo sobreviviste?” preguntó Shalba con sorpresa, pues había usado una gran cantidad de poder en ese hechizo.
“Fácil. Tu ataque fue débil.” Luego de aquellas palabras, los ojos de Edzard se volvieron dorados. “Ya me cansé de esto. Te matare ahora.”
Los ojos de Shalba volvieron a abrirse al ver a Edzard desaparecer y reaparecer frente a él con una espada levantada. Al ver el arma, Shalba saltó a un lado para evitar que Edzard lo divida desde el hombro hasta la cadera. Lamentablemente, el demonio fue lento y la espada logró cortarle el brazo izquierdo.
Edzard levantó una ceja al ver como Shalba solo siseaba de dolor y no daba un grito. Encogiéndose de hombros, Edzard decidió acabar con Shalba con el siguiente movimiento.
Shalba creó un círculo mágico sobre su miembro amputado, haciendo parar el sangrado. Luego levantó su mano derecha y convocó la serpiente que Ophis le había dado. Cuando la serpiente ingresó en el cuerpo de Shalba, este sufrió un aumento de poder.
“¡Con el poder que ahora tengo, te asesinare!” Gritó Shalba mientras invocaba el doble de insectos que en su ataque anterior. Con un rápido comando de su mente, estos insectos lanzaron una gran cantidad de hechizos, los cuales se unieron y crearon un gran rayo de poder demoniaco.
Edzard vio aquel ataque dirigido hacia él y suspirando tomó una posición de ataque. Sin embargo, antes de que el hiciese algo, todo el lugar tembló. Desviando la mirada un segundo, Edzard vio como un enorme domo de magia de Restauración se formaba en el lugar donde se suponía que estaba su esposa luchando.
‘Parece que Asia ya ha terminado su batalla. Supongo que no puedo quedarme atrás. Además, no sé qué tipo de espada es esta, pero siento que es más resistente que un arma ordinaria. Así que creo que podrá soportar al menos dos palabras de mi thu’um más poderoso.’
Luego de pensar eso, Edzard apuntó su espada contra Shalba y gritó. “¡QO! ¡ZAHKRII!”
La espada de Edzard liberó un poderoso rayo de electricidad, el cual avanzó y se dirigió de manera precisa contra el rayo de poder demoniaco que Shalba estaba usando. Ambas técnicas chocaron, pero el poder demoniaco no pudo hacer nada contra el thu’um y terminó siendo disipado.
“¡Nooo!” fue el grito que dio Shalba antes de ser engullido por el ataque de Edzard y ser reducido a cenizas.
El rayo de continuó su camino y destruyó las paredes del castillo que tenía adelante. El ataque prosiguió su camino hasta que terminó por impactar en unas montañas cercanas, generando una gran explosión se sacudió el castillo completamente. Cuando la explosión se detuvo, se pudo ver que el ataque había destruido no solo las montañas, sino que también gran parte del lugar que las rodeaba.
Mirando al cielo, vio como los demonios sobrevivientes del ejército de la Old Satan Faction comenzaron a huir al ver que sus lideres habían muerto y que no podrían enfrentarse a ellos.
Cuando todos los demonios huyeron del lugar, aparecieron Asia, Aika, Mittelt, Tiamat y Valerie, quienes rápidamente se acercaron a Edzard para hablar.
“Ese ataque fue genial, jefe.” Dijo Tiamat con una sonrisa.
“Estoy de acuerdo. Es la primera vez que te veo usar ese hechizo.” Dijo Valerie tratando de recordar si había visto a Edzard usar ese hechizo.
“¿Cómo se llama?” preguntó Aika.
“Es un thu’um de mi propia invención. Y se llama espada de relámpagos de extinción.” Dijo Edzard con orgullo por el genial nombre que había pensado para este thu’um.
“Siento que es un nombre muy pretencioso, Ed.” dijo Mittelt con los ojos en blanco. “¿Cómo funciona exactamente?”
“Es fácil. Grito el thu’um mientras sostengo una espada en mis manos. Luego doy una estocada y la energía se libera en forma de una espada hecha de relámpagos. Mientras más palabras, más poderoso es el ataque.”
“Wow. Supongo que usaste las tres palabras aquí, ¿verdad?” preguntó Aika con los ojos abiertos al ver la destrucción generada por el thu’um.
“Naaa. Solo use dos palabras. Las cuales es el mínimo para usar este ataque.” Respondió Edzard como si nada.
Aika, Mittelt, Tiamat y Valerie miraron a Edzard con los ojos como platos al enterarse que solo dos palabras causaron tanta destrucción.
‘El thu’um está demasiado roto.’ Pensaron las cuatro mujeres al mismo tiempo.
“Aunque tiene una debilidad fatal.” Dijo Asia mientras sonreía divertida por las expresiones de sus amigas.
“En serio. Pensé que el thu’um no tenía debilidades.” Dijo Mittelt saliendo de su shock.
“No. Eso es algo muy extendido, pero si tiene algunas debilidades. Por ejemplo, no se puede usar bajo el agua. Tampoco es posible que su usuario lo use si tiene la boca tapada o si no tiene lengua.” Dijo Asia enumerando las debilidades que conocía del thu’um. “Aunque este thu’um tiene una debilidad en especifica. Y es que para usar este y otro más, Edzard debe tener una espada real y no hecha de magicka. Y la espada tiende a destruirse al usar las tres palabras, mientras que, si usa dos, la espada se agrieta y se vuelve inutilizable en combate hasta que se repare.”
“Así que solo se puede usar con una espada de verdad y no una hecha de magia. Además, de que esta se destruye cuando él la usa. Ahora entiendo por qué tienes tantas espadas.” Dijo Mittelt golpeando su puño derecho en la palma de su mano izquierda. “¿Pero que arma has usado hoy?”
Edzard levantó la espada y vio que tanto Mittelt como Tiamat se asombraron, pues reconocieron la espada.
“Ed. ¿C-c-cómo es que tienes Arondight?” preguntó Mittelt mirando la espada que antaño uso Satanael, uno de los Cadres de los Grigori.
Tanto Asia, Valerie y Aika miraron con asombró la espada, pues ellas habían leído acerca de la historia del rey Arturo. Edzard por su parte…
“¿Arondight?” preguntó Edzard mirando la espada. “¿Así se llamaba?”
“Así es.” Dijo Tiamat, pero luego se percató de algo. Y es que la mirada que Edzard le daba a la espada era una de completa confusión. “Jefe. Usted no sabe nada de la historia de esta espada, ¿verdad?”
Edzard se sonrojó y desvió la mirada, pues era cierto.
Las chicas tomaron eso como una señal y comenzaron a contarle a Edzard acerca de la historia de Camelot. Al finalizar la historia, Mittelt le contó lo poco que sabia acerca del anterior propietario de la espada. Al final decidieron preguntarle a Azazel y al resto de lideres cuando den el reporte de la misión.
Luego de la pequeña charla, se fueron a registrar lo poco que quedaba en la tesorería. Cuando tomaron lo poco de valor que quedaba, se fueron de allí usando un círculo de teletransportación.
Lint se encontraba sentada en una banca en la estación de trenes de Kuoh. Había llegado hace unos minutos luego de teletransportarse cerca a la estación.
‘¿Cuánto más tardaran en recogerme?’ pensó Lint mientras miraba el reloj que había en la pared de la estación. ‘Se supone que Edzard y su grupo ya había regresado de dar su informe sobre la derrota de la facción Old Satán.’
Lint suspiró y continuó esperando. Cuando estuvo por rendirse y llamar a la base de los Ángeles, sintió que alguien le tocaba el hombro. Girando la cabeza, Lint vio a Edzard parado tras ella con una sonrisa en el rostro.
“Hola, Lint. Perdona la tardanza, pero algo surgió de último minuto.” Dijo Edzard mientras se disculpaba con Lint por llegar tarde, a su vez que un sonrojo aparecía en su rostro. Y es que lo que había surgido a último minuto fue que Aika lo había convencido de tener un trio con ella y Valerie. Así que, eso hizo que se retrasase.
“N-no hay problema.” Dijo Lint aceptando las disculpas. Con un salto, se puso de pie y trató de tomar su maleta. Sin embargo, antes de que ella la tomase, Edzard se adelantó y la tomó.
“Tranquila. Yo llevo tu equipaje.” Dijo Edzard mientras cargaba sin dificultad la maleta de Lint.
“Gracias, Edzard.”
Edzard sonrió y comenzó a caminar siendo seguido por Lint. Mientras caminaban iban conversando sobre lo que había estado haciendo Lint desde la reunión para la firma del tratado de paz. también, abordaron un poco sobre la conversión en un ángel reencarnado de Lint.
“¿Así que has estado luchando contra criaturas y entrenando sin parar?” preguntó Edzard.
“Sí. Estuve sometida en un entrenamiento espartano para poder estar más cerca del nivel de poder de los miembros de tu grupo.” Respondió Lint mientras temblaba ligeramente al recordar el entrenamiento al que fue sometida.
“¿Tan malo fue el entrenamiento?”
“¡¿Malo?! ¡Cada dia fui obligada a entrenar hasta el agotamiento! ¡Mi cuerpo terminaba hecho polvo y no podía descansar mucho!” grito Lint mientras temblaba ligeramente.
Edzard puso una mueca, pues no esperó que los Ángeles sometieran a Lint a tal entrenamiento.
“Pero el entrenamiento logró su cometido, pues ahora soy más fuerte.” dijo Lint mientras ponía una sonrisa.
Edzard miró a Lint y decidió peguntarle que tan fuerte era ahora. “Lint. ¿Qué tan fuerte eres ahora?”
Lint sonrió mientras hablaba. “Estoy muy cerca de obtener mi segundo par de alas.”
Edzard miró un poco sorprendido a Lint, pues no esperaba que ella lograse aumentar tanto su fuerza en tan poco tiempo.
“Ya veo. Supongo que mis felicitaciones están en orden.” Dijo Edzard con una sonrisa.
Lint puso una sonrisa de alegría al recibir las felicitaciones.
Luego de aquella charla, ambos continuaron caminando en silencio por las calles de Kuoh. Cuando llegaron a un parque, Edzard vio a un niño y a una niña jugar juntos. Cuando la niña llamó hermano al chico, Edzard recordó algo. Mirando a Lint, decidió tratar un tema del que no había hablado con ella.
“Lint, yo… siento lo de Freed.” Dijo Edzard con un poco de culpa, no por matar a Freed, sino por el dolor que sus acciones le causaron a Lint.
Las palabras de Edzard hicieron que Lint se detuviera. Posando su vista en Edzard, ella habló.
“No tienes por qué disculparte de aquello.” Dijo Lint mientras desviaba la mirada. “Él tomó su decisión y eso lo condujo a su muerte.”
Tras aquellas palabras, Edzard vio como una lagrima comenzó a formarse en el ojo derecho de Lint. Así que, soltando la maleta, se acercó a ella y la abrazó.
Los ojos de Lint se abrieron al recibir el abrazo, pero lentamente y con un poco de miedo devolvió el abrazo. Ocultando su rostro en el pecho de Edzard, Lint soltó silenciosamente unas lágrimas por a quien ella podría considerar su hermano, pues ambos estaban hechos del mismo material genético.
“Espero que me perdones por someterte a tal dolor.” Dijo Edzard al separarse de Lint.
“No te preocupes. Te perdoné hace tiempo, pues sé que, si no lo hubieses matado, el habría ayudado a causar una nueva guerra.”
Edzard asintió para luego tomar la maleta con su mano derecha y extendiendo la mano izquierda, tomó la mano de Lint y comenzó a guiarla hacia un lugar completamente deshabitado para poder teletransportarse a su plano.
La audaz acción de Edzard hizo que el rostro de Lint se sonrojara por la vergüenza, pero también hizo que una sonrisa apareciera en el rostro del ángel reencarnado.
Los ojos de Lint se abrieron como platos al ver el palacio donde Vivian Edzard y su familia.
“E-e-es enorme.” Dijo Lint con la boca abierta por la sorpresa de ver enorme palacio. Lentamente miró a Edzard. “¿C-cómo pagas por esto?”
“No necesito pagar nada por este palacio, pues está en un reino de bolsillo que he creado hace un tiempo.”
“¡E-e-espera!” gritó Lint mirando a Edzard y recordando la explicación sobre este tema que había mencionado Asia hace un tiempo. “La santa doncella menciono que hacer algo como esto era casi imposible sino tenías un artefacto para ello. ¿Tenías un artefacto así de poderoso?”
Edzard sonrió y negó con la cabeza. “No. No tenía un artefacto de ese poder. Sin embargo, lo que si tenía era una estructura que me permitió hacer esto.”
Lint parpadeo confundida. Mirando a Edzard, le preguntó. “¿Una estructura?”
“Sí. tal vez algún dia te la muestre.” Respondió Edzard mientras comenzaba a caminar hacia la puerta. Mientras caminaba, giró su cabeza y gritó. “¡Lint, apúrate!”
Lint parpadeó y luego de volver en sí, comenzó a seguir a Edzard.
Cuando entraron al palacio, fueron recibidos por un grupo de sirvientas. Estas sirvientas eran las antiguas miembros de la nobleza de Diodora, quienes luego de un juicio estaban por ser sentenciadas a pasar mucho tiempo en prisión. Sin embargo, esto fue evitado cuando Edzard habló por ellas y pidió que sean puestas bajo su supervisión. Esta petición hizo que Azazel se burlara diciendo que Edzard quería agregarlas a su harem. Michael y Sirzechs, por su parte, le preguntaron la razón de la petición y terminaron aceptando cuando él les dijo que era porque había visto por lo que habían pasado.
Luego de compartir los horrores que habían pasado, se decidió que ellas estarían bajo la supervisión de Edzard y su grupo. Cuando estos demonios se enteraron, le preguntaron a Edzard la razón por la que les ayudaba, pues habían servido y cumplido sin rechistar as ordenes de alguien que había traicionado al inframundo.
“Se por lo que han pasado. Por lo que quiero darles una segunda oportunidad para que puedan dejar el pasado atrás.”
Esa había sido la respuesta que Edzard les había dado. Esta respuesta hizo que ellas llorasen, pues nunca esperaron que alguien quisiera ayudar a seres tan sucios como ellas. Así que, sin dudarlo, le juraron lealtad a Edzard y comenzaron a trabajar como sirvientas, ocupándose de mantener ordenado todo en el castillo. Uno pensaría que un pequeño grupo de personas no podría mantener todo limpio, pero la verdad era que había muy poco que necesitase supervisión de un apersona en el palacio, pues la limpieza era casi automática en muchas partes.
Al final ellas solo se dedicaban a lavar la ropa, ordenar la mesa y ayudar a Tiamat en los asuntos administrativos de algunos negocios que Edzard estaba haciendo con algunos demonios. La mayoría de las peticiones vinieron de los Gremory y los Sitri, quienes solían encargarle joyería, armas y una que otra misión de operaciones negras. Todos estos “negocios” eran una fuente de favores, dinero, artefactos, libros de magia, pergaminos y otras cosas más para Edzard.
Las sirvientas los recibieron y llevaron la maleta de Lint a su nueva habitación. Luego de aquello, Edzard le dijo que lo siguiese. Lint asintió y siguió a Edzard hasta el jardín. Cuando llegaron, los ojos de Lint se abrieron pues allí había una gran mesa con alguno dulces y un pastel con un cartel que decía «Bienvenida Lint».
“¿Q-q-qué sucede aquí? ¿Por qué hay una banderola con mi nombre?” preguntó Lint confundida por ver a todo el grupo de Edzard allí reunido.
“ES fácil. Es tu fiesta de bienvenida.” Respondió Edzard mientras ponía una mano en el hombro de Lint. Con una sonrisa en el rostro, Edzard volvió a hablar. “Bienvenida al grupo, Lint.”
Lin miró a Edzard y sonrió al ver la sonrisa en el rostro de su amigo. “Gracias, Edzard.”
“Llámame Ed.”
Lint se sorprendió, pero sonrió aún más ampliamente que antes. “Claro, Ed.”
El resto de las chicas del grupo se acercaron y comenzaron a saludar a Lint.
“Hola Lint-san. Ha pasado un tiempo” Dijo Asia mirando con una sonrisa amable al ángel.
“T-tiene razón, Santa doncella.” Dijo Lint usando el título de Asia en la iglesia.
Asia frunció el ceño. “¿Cómo te dije que me llames?”
Lint se sonrojó mientras recordaba la conversación que había tenido con Asia luego de la cumbre de paz. En esta conversación, Asia le había dicho que no la llamase como Santa Doncella, sino que la llamase solamente Asia. Esto hizo que ella se lleve la mano izquierda y se rascara la nuca por la incomodidad que sentía, pero, aun así, decidió hacerlo. “U-un gusto volver a verte, Asia.”
Asia sonrió. “Eso está mejor. No puedo esperar a mostrarte la iglesia que hay aquí. Estoy segura de que te encantara, Lint-san.”
Los ojos de Lint se abrieron de sorpresa.
“¿Una iglesia aquí?” preguntó Lint con emoción.
“Así es. Ed la construyó para que yo pudiese rezar. Aunque solo yo y ocasionalmente Marie vamos allí.” Respondió Asia. “Así que me alegro de tener a alguien más con quien ir a rezar.”
Lint asintió emocionada, pues no podía esperar para ver la iglesia que había en el palacio.
Tras las palabras de Asia, Mittelt dio un paso a frente para saludar a Lint.
“Supongo que debería decir, hola.” Dijo Mittelt mirando a Lint con el ceño fruncido para luego pone una sonrisa de suficiencia. “Espero que puedas seguirnos el ritmo, palomita.”
Lint frunció el ceño y con una sonrisa forzada, respondió a la Caída. “Yo también me alegro de volver a verte, Mittelt-san. Y créeme te superare antes de que te des cuenta.”
Mittelt puso una sonrisa en su rostro al escuchar las palabras del ángel. “Ya veremos.”
Luego de decir eso, Mittelt se retiró para darle pase a Aika, quien se acercó muy animada a Lint.
“Un gusto volver a verte, Lint-chi.” Dijo Aika con una sonrisa.
“Un gusto volver a verte, Aika-san.” Dijo Lint con una sonrisa, pero luego su boca se abrió con sorpresa y so rostro se puso rojo cuando sintió como Aika le agarraba los pechos.
“Umm… tus pechos… parece que han crecido desde la última vez que te vi.” Dijo Aika apretándole los pechos a Lint, haciendo que ella soltara algunos gemidos.
Aika dejó de apretarle los pechos a Lint cuando Valerie le dio un fuerte golpe en la cabeza, haciendo que Aika cayese de cara al suelo. Edzard, Asia y Mittelt tenían una mirada en blanco, mientras que Lint tenía el rostro rojo y cubría sus pechos con sus manos.
“Disculpa a nuestra pervertida, pero algunas veces se emociona y tiende a hacer cosas como esta.” Dijo Valerie mientras hacia una reverencia de disculpa. Cuando volvió a estar derecha, se presentó. “Un gusto volver a verte Lin-san. Espero que podamos ir a misiones juntas pronto.”
Lint miró a Valerie y sonrió al ver a la Dhampir. “Un gusto volver a verte. Y espero poder trabajar contigo también.”
Cuando terminaron los saludos, Edzard y su familia se fue hacia la mesa a agarrar algunos dulces.
Lint estuvo por seguirlos, pero se detuvo cuando sintió que tiraban de su chaqueta de exorcista. Mirando hacia abajo, vio a una mini versión de Asia mirándola con curiosidad.
“Umm. Hola. Soy Lint Sellzen.” Dijo Lint arrodillándose para permitir que la niña pueda verla mejor. “¿Quién eres, pequeña?”
“Me llamo Marie Cumberland Argento Edzarddottïr.” Respondió Marie con una gran sonrisa.
La sorpresa podía verse en el rostro de Lint, pues era la primera vez que veía a la hija de Edzard y Asia.
‘Así que tú eres la hija de Ed y Asia.’ pensó Lint mientras veía a Marie de todos los ángulos posibles. ‘Si. no hay duda. Es una mini Asia.’
“Lint-san. ¿Por qué hueles como muchas personas en un solo lugar junto con el olor a plumas?”
‘Y esto demuestra que es hija de Edzard.’ pensó Lint con una gota de sudor en su cabeza, pues la pregunta de Marie era similar a la pregunta que le había hecho Edzard al conocerse.
“Huelo como muchas personas porque soy un bebe probeta que nació uniendo varios genes. Y mi olor a plumas es porque soy un ángel.” Dijo Lint desplegando sus dos alas plateadas.
“Wow. Que alas más bonitas.” Dijo Marie mirando con ojos brillantes las alas de Lint. “Son muy diferentes a las Mittelt y a las de papá.”
Lint levantó una ceja, pues sabía que Mittelt tenía alas al ser un ángel caído, pero no sabía que Edzard tenía alas. “Dijiste que Edzard tenía alas. ¿Cómo son?”
Marie se llevó una mano a la barbilla. Luego de unos segundos, habló. “Son grandes y de color negro. Se parecen mucho a las alas de los Tíos Odahviing, Paarthurnax y Durnehviir.”
Lint parpadeó, pues no conocía a nadie con esos nombres.
‘Supongo que es todo lo que podré obtener de ella, pues no importa como se mire. Incluso si puede hablar bien, ella aun es una niña pequeña.’
¡Lint! ¡Marie! ¡Vengan antes de Mittelt termine por comerse todos los dulces!” gritó Asia desde la mesa.
Tras escuchar aquellas palabras, Marie salió disparada como un cohete hacia la mesa para poder comer dulces antes de que Mittelt terminé por comerse todo.
Lint estaba sorprendida por la velocidad de Marie, pues era más rápida de lo que esperaría de alguien de su edad, no, de hecho, era más rápida que cualquier humano que ella hubiese visto. Afortunadamente, solo necesitó parpadear uno segundos para poder salir de su sorpresa. Luego de aquello, caminó hacia la mesa a disfrutar de su fiesta de bienvenida.
“Es realmente increíble lo fuerte que te has vuelto, Lint.” Dijo Edzard mirando a una Lint golpeada ser curada por Asia. “Fuiste capaz de enfrentare cara a cara con Mittelt por un buen tiempo.”
Mittelt resopló y comenzó a murmurar sobre que ella no había luchado en serio. Lint, por su parte, sonrió al escuchar esas palabras.
“Lamentablemente, aun no estas al nivel necesario para enfrentarte a Daedras de nivel alto. Incluso uno de nivel medio podría darte varios problemas. Por lo que empezaremos a entrenarte para que alcances tu segundo par de alas lo más rápido posible y no detendremos el ritmo del entrenamiento hasta que consigas el tercer par.”
Esas palabras hicieron que la sonrisa de Lint se desvaneciera. Sin embargo, sus ojos brillaron al saber que Edzard y el resto de las chicas le ayudarían a ser más fuerte.
“Por desgracia estamos muy cortos de tiempo, por lo que tu entrenamiento será mucho más estricto que el que tuvo Mittelt.” Dijo Edzard mirando a Lint, quien tembló ligeramente. “Además, necesito que me des la espada que te di.”
Los ojos de Lint se abrieron con sorpresa. Mirando a Edzard, preguntó con un poco de temor en su voz. “¿Por qué quieres la espada?”
“Tranquila. No te la estoy quitando. Solo necesito hacerle algunas mejoras ahora que eres un ángel.” Respondió Edzard calmando el miedo de Lint. “Estará lista en unos días. Primero tengo que terminar mi espada.”
“¿Estas forjándote una nueva espada?” preguntó Lint.
“No. Estoy re forjando la espada Arondight.”
La mandíbula de Lint cayó cuando escuchó aquello.
“¡¿Tienes la espada de Sir Lancelot?!” gritó Lint con asombro.
Edzard asintió y procedió a contarle a Lint como obtuvo la espada. Luego de aquello, comenzaron a planificar el régimen de entrenamiento de Lint más a detalle.
Akavir 5E 02
Las lunas que brillaban sobre el cielo nocturno de Nirm eran reflejadas en las claras aguas de un hermoso lago rodeado de cientos de plantas. La tranquilidad de las aguas del lago se esfumó cuando una silueta emergió de su interior. Por la forma de la silueta, esta persona era una mujer.
“Ahhh. Realmente necesitaba este baño.” Dijo la mujer mientras miraba el cielo nocturno. “Realmente es una linda noche.”
‘Realmente estas disfrutando de tus tan merecidas vacaciones, ¿verdad?’
Los ojos de la silueta se abrieron de sorpresa al escuchar aquella voz en su cabeza. Sin embargo, una sonrisa apareció en su rostro.
“No esperaba volver a escuchar su melodiosa voz, mi señora.” Dijo la silueta mirando al cielo. “Supongo que hay problemas, ¿verdad?”
‘Supones bien, Aryne.’
“Wow. Acabo de adivinar algo bien.” Dijo Aryne con una sonrisa de oreja a oreja. “¿Qué ha pasado para que me contacte? Después de todo, ya me retiré.”
‘Hay problemas muy grandes. Tan grandes como para que Jyggalag esté tratando de hablar con Akatosh.’
“Mierda.” Dijo Aryne al escuchar aquello, pues para que un Príncipe Daedrico busque a un Aedra solo significaba problemas de los grandes. “Con lo que me acabas de contar me imagino que esto es muy serio. ¿Qué tengo que hacer?”
‘Primero tendrás que hacer contacto con alguien como tú. Cuando lo hagas, dile que vas de parte mía.’
“Ohh. Así que, tengo que hablar con alguien como yo. Eso es algo nuevo. Normalmente, dos de nosotros no estamos en la misma habitación, pues nuestros egos pueden causar problemas. Pero si usted lo ordena, lo hare.” Dijo Aryne mientras la luz de la luna iluminaba su rostro, mostrando un par de ojos color carmesí como la sangre misma y una sonrisa de oreja a oreja, pues ella intuía quien era la persona con la que debía hablar. “No puedo esperar para conocerle.”
‘Espero que no me falles, Nerevarino.’
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
En este capítulo se ha visto la primera batalla como equipo de Edzard y sus compañeras. También, acabo de hacer ingresar a otro héroe, el Nerevarino, al igual que ella también habrá otro héroe más y tal vez los descendientes de algunos otros héroes, pero aún no estoy seguro de lo último.
Sobre los niveles de poder de todo el grupo en su conjunto, la mayoría tiene el nivel de poder un poco por encima del de un demonio de clase alta, siendo las excepciones Edzard, Asia, Tiamat y por supuesto Lint, siendo esta ultima la más débil por ahora en lo que a poder general se refiere. Y Edzard obtiene una espada del mundo de DxD, aunque no será la única, pues tendrá una segunda. XD.
Sobre el poder nuevo que tiene Asia, este también será usado por una maga más, quien es ella, lo dejo a su imaginación junto con muchas cosas más.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 38
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 37
— Muchos mortales envidian a los Héroes por su poder. Sin embargo, nadie comprende que ellos muy pocas veces tienen el don de la elección, ya que su destino está marcado desde el momento en que nacen —
Fragmento del prólogo del libro «Héroes, ¿Bendición o maldición?» escrito por Tolfdir.
Aurbis 5E
El cielo multicolor del plano inmortal iluminaba una enorme torre de piedra tan blanca que brillaba como una vela en la oscuridad. El diseño de la torre era exquisito y no había palabras que pudiesen describir la belleza que irradiaba. En medio de una sala muy decorada en el último piso de la torre, se encontraba una mesa circular hecha de mármol blanco pulido y sentados alrededor de dicha mesa había ocho individuos. Todos estos individuos eran inhumanamente hermosos, más allá de lo que podía alcanzar un mortal.
“Ahora que estamos todos aquí, comencemos nuestra reunión.” Dijo Akatosh mirando a sus compañeros Aedras. “Iniciare contándoles la razón por la que solicite su presencia lo más pronto que pudieran.”
Los otros siete hijos de Anu asintieron mientras miraban al mayor de todos.
“Hace unos días una gran firma de poder se sintió en todo nuestro universo. Esta firma de poder no se parece a nada de lo que alguna vez hallamos sentido y su sola presencia en ese instante hizo que las corrientes del tiempo estuvieran por desordenarse y casi se creara una Dragon Breaker.”
Los ocho Dioses restantes miraron a Akatosh con sorpresa, pues si bien había momentos en que las corrientes del tiempo se desordenaban, eso solo era momentáneo y algo que el propio Akatosh podía controlar fácilmente. Sin embargo, ahora el Aedra más poderoso en la actualidad les dice que el poder que se sintió es algo con un potencial tan monstruoso como para eliminar una de las fuerzas primigenias que mantienen la vida en este universo.
“Akatosh, ¿Qué tipo de energía fue la que sentiste? ¿Anuica? ¿Daedrica?” preguntó Stendarr con seriedad.
El dios de la misericordia estaba preocupado, pues Akatosh estaba usando un tono de voz muy serio que muy pocas veces había usado desde la batalla contra Lorkhan en la era del amanecer. Stendarr tenía la apariencia de un hombre no mayor de los treinta años con el cabello color rubio ceniza, el cual era largo y tenía varias trenzas en él, en su rostro también había una larga barba trenzada en una sola trenza. Su piel era blanca, del mismo tono que un Nórdico y sus ojos eran dorados. Su vestimenta consistía en una túnica azul con detalles en oro, junto con una capa azul. Además, sus brazos y piernas estaban protegidos por una armadura dorada decorada con patrones desconocidos para los mortales.
“No lo sé.” Respondió Akatosh con pesar, pues no sabía la respuesta.
“¡¿Cómo que no lo sabes?!” preguntó Arkay con un poco de pánico en su voz.
Arkay tenía la apariencia de un hombre de mediana edad con cabellos blancos junto con una barba poblada un poco desordenada en su rostro. Vestía con dos túnicas, una marrón oscuro, con una túnica roja con detalles de oro encima de la primera. Además, en sus hombros colgaba una capa de color marrón. Sus pies iban protegidos por un par de sandalias simples.
“La energía es una que nunca he sentido en mi larga vida. Pero de algo estoy seguro, definitivamente no es Anuica.” Respondió Akatosh con seriedad mientras miraba a su “hermano”.
Arkay desvió la mira un poco avergonzado, pues no era propio de él perder los estribos de esa manera.
“Lo siento, hermano.” Se disculpó Arkay.
Akatosh negó con la cabeza, pues el entendía porque el dios de la vida y la muerte estaba tan ansioso y preocupado. Después de todo, si se afectaban las corrientes del tiempo también se afectaban casi todas las esferas que representaban a los Dioses y a los Príncipes daedricos.
“Así que no es Anuica, ¿verdad? ¿Entonces eso quiere decir que es Daedrica?” preguntó Arkay mirando nuevamente a Akatosh. “¿Alguno de los Príncipes puede ser el causante?”
“No. Si bien la energía es muy similar a la Daedrica, es muy diferente. Pues es más caótica y destructiva.”
“Eso es preocupante. Yo no tengo registro de ninguna energía de ese tipo. Pero eso se puede entender, pues nací después de ti. Pero el hecho de que incluso tu no sepa que es mee preocupa mucho.” dijo Julianos.
Julianos es el dios de la sabiduría y la lógica. Él tenía la apariencia de un hombre joven con el cabello rubio ligeramente largo con una barba ligeramente larga que estaba bien peinada y mantenida. Vestía una túnica sencilla de color marrón con un manto de color verde con detalles dorados.
“Supongo que tú tienes algunas teorías, ¿verdad?” preguntó Kynareth.
Kynareth, la diosa de la naturaleza tenía la apariencia de una mujer pálida con el cabello largo de un tono azul claro, casi rayando el blanco. Su cuerpo estaba muy bien proporcionado, pues tenía un busto amplio y unas caderas anchas. También, se podía ver que sus brazos y piernas estaban cubierto de tatuajes azules con diseños de viento. Además, sus ojos eran azules cuya intensidad de color variaba según las emociones de la diosa. Sus vestimentas consistían en una túnica azul con bordes blanco, la cual tenía aperturas en ambos lados, lo que permitía ver sus torneadas piernas. Finalmente, en sus pies no había ningún tipo de calzado, pues a ella le gustaba caminar y sentir la suave yerba en sus pies.
“No. Y eso que estuve haciendo teorías e hipótesis durante el tiempo que hubo entre el pulso de poder y ayer. Pero no he logrado llegar a una conclusión lógica que me permita hallar la solución.” Respondió Akatosh con pesar.
“Eso es muy extraño. Que tu no hayas logrado descifrar esto es algo inaudito, Akatosh.” Dijo Dibella poniendo una sonrisa amable en su rostro.
La diosa de la belleza hacia honor a su título, pues era una mujer joven muy hermosa que poseía un cuerpo voluptuoso de infarto con pechos grandes, caderas anchas y una cintura delgada. Su cabello es de color blanco como la nieve y era lo suficientemente largo como para cubrir sus generosos pechos. El resto de su cuerpo, que no estaba cubierto por su cabello, era tapado por una muy escasa tela blanca así transparente, la cual solo cubría las partes importantes.
“Dibella tiene razón. ¿Cómo es que no has logrado encontrar una solución?” preguntó Zenithar.
Zenithar es el dios del trabajo y el comercio. Él tenía la apariencia de un hombre de mediana edad con la piel bronceada, del mismo tono que tiene los herreros gracias a la exposición continua al calor de la fragua. Su cabello era castaño y estaba atado en varias pequeñas trenzas decoradas con anillos de oro al final de cada trenza. Además, él tenía una barba corta con un gran bigote que tenían anillos de oro en cada extremo. Vestía una armadura de cuero simple con pantalones marrones junto a botas y brazales de cuero.
“La energía es algo que nunca sentí. Además, de que no he logrado encontrar registros de ella en ninguna de las eras que han pasado. Y créeme, hermano, ya he buscado en todos los registros que poseo en mi biblioteca.”
“Entiendo, por eso estabas tan preocupado cuando vine a visitarte ese dia.” Dijo Mara mirando a Akatosh. Y es que aquel mismo dia en que se sintió el pulso de poder, Mara había llegado de improviso al palacio de Akatosh y lo encontró caminando sin parar de un lado a otro en su biblioteca murmurando en voz baja. Sin embargo, a pesar del bajo tono de voz que usó Akatosh, ella pudo escuchar una palabra muy clara… Edzard.
“Ahora que recuerdo bien, en medio de tu monologo interno mencionaste el nombre de Edzard más de una vez. Akatosh, ¿Qué tiene que ver tu ultimo hijo con esto?”
Tras las palabras de Mara, los ojos de los divinos restantes se posaron sobre Akatosh, quien solo soltó un suspiro antes de hablar. “La firma de poder surgió en el mundo al que ahora Aurbis está conectado.”
Las palabras de Akatosh hicieron que todos le miraron con asombro.
“¿Estás seguro?” preguntó Arkay.
“Si. Estoy seguro de eso.”
“Así que, ¿ese poder que puede amenazarnos proviene de Draconic Deus?” preguntó Zenithar.
“Pero el ser más poderoso de ese mundo, ¿no es ese gigante dragón rojo?” preguntó Dibella con confusión, pues todos habían visto en primera fila la señora paliza que le había dado Akatosh al Gran Rojo.
Akatosh asintió en respuesta.
“Entonces, ¿Ha surgido un ser de mayor poder allí?” preguntó Stendarr.
“Es eso o uno de los dioses de Evie Etoulde ha llegado hasta allí y está causando un poco de problemas.” Opinó Arkay.
“No lo creo.” Dijo Akatosh llamando la atención de todos. “A pesar de su poder, los dioses de Evie Etoulde no saben cómo llegar a Draconic Deus. Por lo que la única manera de que lo lograran es que hayan recibido ayuda de algún ser de Draconic Deus. Y la verdad espero que no haya nadie tan estúpido para hacerlo. Después de todo, el ser más poderoso de Draconic Deus tiene muchas posibilidades de morir fácilmente si lucha contra algún dios de Evie Etoulde.”
“Entonces, si no es eso. ¿Qué otra cosa puede ser?” preguntó Julianos mirando a su hermano mayor.
“Es posible que alguien haya logrado obtener un poco de poder de Aurbis y de alguna manera haya logrado asimilarlo.” Respondió Akatosh de manera seria.
Las palabras de Akatosh llenaron de conmoción al resto de Aedras, quienes pusieron cara de sorpresa e incredulidad.
“¿C-cómo es posible eso?” preguntó Kynareth con preocupación.
“En condiciones normales no debería ser posible, pero hay algunas excepciones.” Respondió Akatosh.
“Nómbralas.” Dijo Mara mirando a Akatosh.
“La primera y la que yo creo que es la más común es que el cuerpo y el alma de algún mortal haya logrado tener la suficiente fortaleza para resistir el poder que asimilaba.”
“Ya veo. Supongo que allí también hay personas mortales con poder suficiente para resistir el poder que viene de nuestro universo.” Dijo Zenithar con los brazos cruzados sobre su pecho.
“Así es. Ya que solo ellos tienen el potencial de poder asimilar el poder de Aetherius y Oblivion. Claro que, al hacerlo, ellos se arriesgan a morir de forma espantosa. Después de todo, su cuerpo es diferente al de los mortales de Nirm. Además, los dioses de Draconic Deus son tan diferentes a nosotros que es imposible para ellos obtener el poder de Aurbis sin desintegrarse de manera segura.”
“Entendemos, ahora… ¿Cuál es la segunda?” preguntó Mara.
“Que quien asimile el poder sea un hibrido nacido de la unión de un mortal de Nirm y uno de la Tierra.”
“Oh. ¿Cómo la linda esposa del pequeño Ed?” preguntó Dibella aplaudiendo de emoción mientras una gran sonrisa aparecía en su rostro. “Aunque supongo que eso es algo muy raro, ¿verdad?”
“Así es.” Respondió Akatosh con una sonrisa al pensar en su nuera.
“Debido a que nacen fuera de Aurbis, estos híbridos no tienen acceso a su poder total, pero ellos pueden revertir eso si asimilan un poco de poder de Aurbis. Además, no creo que esa haya sido causa del pulso que se sintió, pues solo tenemos registro de la pequeña Asia. Aparte de ella, no hay más híbridos conocidos.”
“¿Y la última?” preguntó Kynareth.
“Que Edzard les dé voluntariamente parte de su sangre.” Respondió Akatosh mientras suspiraba internamente, pues sabía que lo que había dicho causaría revuelo entre sus hermanos y hermanas.
Todos los Aedras, salvo Mara miraron a Akatosh con sorpresa por lo que habían escuchado. El silencio que se había creado tras las palabras de Akatosh era tal que uno podría escuchar los pasos de alguien que usase un hechizo para caminar sin hacer ruido.
“E-e-espera… ¡¿N-nos estas diciendo que le diste a tu hijo la capacidad de dar ese tipo de poder, así como así?!” Gritó Julianos con una marca en la frente debido al enojo que sentía. La razón de este enojo no era el poder que había recibido Edzard, sino más bien el hecho de que Akatosh nunca se lo menciono a ninguno de ellos.
“Si. ¿Por qué?”
“¡¿Eres idiota o qué?!” gritó Kynareth, haciendo que muchos la mirasen con sorpresa, pues ella nunca solía gritar e insultar a nadie cuando se enojaba.
“H-hermana. Tranquilízate.” Dijo Akatosh con un poco de temor en su voz, pues si bien era el más poderoso de todos los Aedras, eso no quiere decir que no le diesen miedo sus hermanas cuando estas se enojaban.
“¡Nada de hermana! ¡¿Qué pensaste al darle ese poder a Edzard?!”
“Kynareth, tranquilízate.”
Kynareth miró a Mara y se asustó mucho al ver a su hermana con un aura negra rodeándola. Así que, tragando saliva decidió que lo mejor sería callarse.
“Ahora, escuchen todos. Esto no fue culpa de Akatosh.” Dijo Mara llamando la atención de los Aedras. “El joven Edzard obtuvo aquella habilidad luego de convertirse en Dovah. Esto debido a que aún tenía un poco de sangre de Hombre lobo corriendo en su sistema. Y eso es lo que le permite transformar a otros seres en una especie de pseudo híbridos.”
Las palabras de Mara lograron hacer que los ánimos se tranquilizaran. Sin embargo, antes de que pudiesen volver a hablar, se sintió un pulso de poder que hizo sentir escalofríos a los presentes. Además, aparte de asustar a los Aedras, el pulso de poder fue tal que hizo que la torre temblara.
Los Aedras miraron frenéticamente el lugar, pues ese poder era oscuro, brutal y completamente aterrador.
“A-Akatosh. ¿E-este es el poder que sentiste?” preguntó Dibella temblando de miedo.
“Así es.” Respondió Akatosh apretando los puños para tranquilizar su cuerpo, el cual al igual que el de los otros Aedras también temblaba. Lamentablemente, por más que lo intentaba, el Dios dragón del Tiempo no podía controlar su cuerpo. Era como si su propia existencia le temiese a ese poder.
“R-realmente ahora entiendo por qué estabas tan preocupado.” Dijo Arkay entre respiraciones. “Por un momento sentí que mi conexión con mi dominio desaparecía.”
El resto de los Aedras asintieron, pues ellos sintieron lo mismo.
“¿Cómo planeas descubrir la fuente de origen de ese poder?” preguntó una Kynareth más tranquila, pues sentía como su cuerpo volvía a la normalidad.
“Planeo hacer que tres de mis hijos y dos de mis hijas viajen a Draconic Deus y se reúnan con Edzard allí.” respondió Akatosh.
“¿Eso es prudente?” preguntó Mara con preocupación.
“No lo sé. Pero es la única solución que se me ocurre por ahora.” Respondió Akatosh tomando la mano de Mara.
“¿Cuándo partirían aproximadamente?” preguntó Julianos mirando a su hermano.
“Puede que en algunos meses más. Aun necesito terminar algunas cosas para que puedan viajar de manera segura y no se topen con el Gran Rojo.”
Todos asintieron y comenzaron a conversar sobre el posible origen de aquel pulso de poder.
Draconic Deus XXXX
Una suave brisa recorría el plano de bolsillo que había creado Edzard. El sol del medio dia iluminaba el palacio mientras en uno de los balcones, aquel tenía una de las mejores vistas del lago y sus alrededores, se encontraban Lint, Aika, Mittelt y Valerie. Las chicas vestían ropa casual, pues estaban en un dia de descanso, todas estaban sentadas en sillas junto a una mesa tallada con una gran sombrilla que las cubría del sol.
“Ahhh.” Lint soltó un suspiro de cansancio, pues no había podido dormir mucho en estas últimas semanas, lo que se corroboraba gracias a las ojeras que tenía.
“¿Estas cansada, Lint-san?” se escuchó la voz de Asia, quien entró por la puerta que unía el balcón con la torre del palacio. En sus manos había una bandeja, la cual tenía una jarra, vasos y algunos platos. Además, al pie de su madre como si de una sombra se tratase iba Marie, quien llevaba una gran bolsa de papel en sus brazos.
“Sí. No he podido dormir mucho en estos últimos días.” Dijo Lint con una sonrisa tensa en su rostro mientras en su mente hablaba para sí misma. ‘Y toda la culpa la tienen ustedes.’
Lint pensaba aquello, porque había cometido un gran error. Este error era moverse de su habitación original a una más cercana a la habitación principal, pues inicialmente su habitación había estado en el área media de las habitaciones libres qué había. Sin embargo, sintió que estaba muy alejada del resto del grupo, por lo que les pidió a las sirvientas que la ayudaran a mover sus pertenencias.
Las sirvientas le habían preguntado más de una vez si estaba segura, y ella había dicho que sí. Por lo que al final de ese dia estaba en la habitación contigua a la de la pequeña Marie. Lamentablemente, fue en aquella noche cuando entendió por qué las sirvientas le preguntaron si estaba segura de moverse a esa habitación, pues no pudo pegar un ojo gracias a los gemidos que salían de la habitación principal.
‘Tuve que escucharlos ir como bestias en celo todas las noches.’ Pensó Lint, sonrojándose mientras ciertas imágenes llegaban a su mente. Y es que ella había cometido un segundo gran error… pasar cerca de aquella habitación durante los encuentros amorosos de Edzard y sus parejas. Cuando hizo eso, vio que la puerta estaba mal cerrada, por lo que su curiosidad hizo que comenzara a espiarlos. Sus ojos se abrieron cuando lo primero que vio fue a Edzard moviendo sus caderas y teniendo sexo con Mittelt, quien estaba a cuatro patas. Sin embargo, Edzard no solo estaba teniendo sexo con el ángel caído, sino que también estaba besando a Asia en los labios al mismo tiempo que le manoseaba uno de los pechos.
La escena acompañada de los gemidos lascivos que soltaba Mittelt hizo que Lint sintiera el cuerpo muy caliente. De hecho, estaba tan caliente que de manera inconsciente movió sus manos y las acercó a su entrepierna y a uno de sus pechos. Afortunadamente, Lint pudo volver en sí y al darse cuenta de lo que estuvo por hacer salió corriendo hacia habitación. Cuando estuvo allí, entró en su baño privado y se dio una ducha fría. Luego de lograr calmarse, se fue a rezar a la iglesia para poder eliminar de su mente los recuerdos de lo que había presenciado.
“Deberías de tratar de dormir y no andar mirando habitaciones ajenas.” Dijo Mittelt con una sonrisa burlesca en su rostro.
Aquellas palabras hicieron que Lint desviara la mirada mientras se sonrojaba de vergüenza.
“¿Andar mirando habitaciones ajenas?” preguntó Asia sin entender a lo que se refería Mittelt.
“Si, la palomita ha estado mirando en otras habitaciones y terminó viendo algo que no debía y casi se vuelve un cuervo.”
Lint comenzó a irritarse al escuchar como Mittelt se burlaba de ella. Sin embargo, decidió no hacer nada, pues la diferencia de poder entre ambas aún era amplia y si luchaban allí, la batalla terminaría con ella siendo derrotada por Mittelt.
Asia parpadeó unos segundos, pues no entendía la burla. Así que decidiendo dejar de pensar en ello, dejó la bandeja en la mesa y se sentó junto a sus amigas mientras sentaba a su hija en sus piernas.
“¿Cómo va el entrenamiento, Lint-san?” preguntó Asia mientras servía en dos vasos un poco del té helado que había en la jarra. Cuando terminó de hacerlo, le dio uno de los vasos a Marie. Luego de aquello, abrió la bolsa de papel y colocó las galletas que había en el interior de la bolsa en unos platos.
“No me hagas recordar por favor.” Dijo Lint mientras se desparramaba en la mesa con los brazos extendidos. “Es agotador. Incluso más que el entrenamiento que recibí en el cielo. Nunca creí que Ed fuese tan estricto y brutal a la hora de entrenar.”
“Puede que parezca que el entrenamiento es cruel, pero es lo mejor para que te hagas más fuerte.” Dijo Asia mientras le servía a Lint un vaso de té. “Además, todas aquí pasamos por un entrenamiento similar.”
Lint levantó la cabeza y miró a todas las chicas, quienes, salvo Marie que seguía comiendo galletas sin prestarle atención a nada más, asintieron.
“¿En serio?”
“Sí. Yo fui la que lo tuve peor, pues fui una humana normal antes, por lo que tuve que aprender todo desde cero.” Respondió Aika tomando una galleta para luego darle un mordisco.
“Sí, pero eso no quiere decir que tanto Mittelt como yo lo tuvimos fácil. Edzard nos hizo tragar tierra todos los días.” Dijo Valerie mientras un escalofrió recorría su columna al recordar su entrenamiento.
Tras aquellas palabras, Lint dejó de mirarlas y su vista se posó en Asia.
“Mi entrenamiento fue diferente, pues fui entrenada por Aela, una miembro de los Compañeros y por Serana, una vampira.” Dijo Asia al ver que Lint la miraba. “Mi entrenamiento fue infernal. De hecho, estuve tentada a tirar la toalla y dejar de entrenar solo en los primeros días, pero al final decidí continuar entrenando. Fue allí, mientras pasaba los días entrenando en la arena de entrenamiento de Jorrvaskr que comencé a entender cada vez más el tipo de mundo que era Nirm. Ese mundo no era apto para una monja que solo quiere curar a alguien… no, fue allí donde entendí que, si no estoy dispuesta a matar, entonces no podre proteger a los que amo.”
Tras aquellas palabras, Asia pasó suavemente la mano por los cabellos de Marie, ganándose una mirada de su hija. Viendo que su pequeña la miraba, Asia se acercó y le dio un suave beso en la frente. Esta acción hizo que Marie sonriera antes de volver a seguir comiendo sus galletas en silencio.
Lint miró a Asia y sintió un poco de tristeza, pues ella había visto los registros que se tenían de Asia en el Vaticano y sabía que la exmonja había cambiado mucho. Según lo que ella sabía, Asia había sido originalmente una chica dulce incapaz de matar a una mosca, pero ahora era capaz de matar a todo un ejército sin problemas, por fortuna, ella no había dejado de ser el alma amable que era en el pasado, de lo contrario estaba más que segura que muchas iglesias habrían sido reducidas a cenizas.
“¿Cómo fue tu entrenamiento?” preguntó Lint con curiosidad por saber cómo fue el entrenamiento de Asia.
“Brutal. Todos los días terminaba con los huesos rotos, mis reservas de magia en cero, el cuerpo lleno de hematomas y contusiones.” Respondió Asia mientras recordaba cómo había sido su entrenamiento con sus amigas.
Flashback
“Wagg.” Asia escupió una gran cantidad de sangre en el suelo. Actualmente estaba de rodillas mientras a un lado estaban su espada y escudo de entrenamiento.
“Debemos de parar por hoy. Tu cuerpo no resistirá más.” Dijo Aela mirando como Asia intentaba en vano levantarse, pues se notaba que su cuerpo estaba en las últimas.
“N-n-no. Y-yo p-puedo s-seguir.” Dijo con dificultad Asia mientras volvía a escupir otro poco de sangre. Su cuerpo le dolía como nunca lo había sentido antes. Sus brazos estaban morados, sus piernas le temblaban, y su respiración se estaba volviendo errática. Pero, aun así, ella no se rendiría. Debía de continuar para volverse más fuerte.
“No, Asia. Estas muy herida. Tu cuerpo no resistirá mucho más.” Dijo Serana acercándose a su amiga.
Asia apretó los dientes y moviendo sus manos, usó un hechizo de restauración para curarse. Su cuerpo fue envuelto por una luz dorada y luego de unos momentos sus heridas ya estaban completamente curadas. Sintiéndose mejor, Asia se levantó y tomó sus armas de madera para luego tomar una postura de combate.
Aela y Serana parpadearon asombradas por la determinación que mostraba su amiga. Luego de ver aquello, ambas asintieron y sonrieron.
“Realmente quieres volverte a fuerte para poder acompañar a Ed y no sentirte como una carga, ¿verdad?” preguntó Aela para luego tomar una posición de ataque. “Entonces, cumpliré tu deseo y me asegurare de que te vuelvas más fuerte.”
Luego de aquello, Aela se lanzó contra Asia con la intención de atacar con todo lo que tenía.
Fin Flashback
Asia terminó teniendo un escalofrió al recordar como terminó esa sesión de entrenamiento, pues ese dia terminó con varios huesos rotos y Edzard tuvo que curarle y cuidarla durante dos días seguidos. Negando con la cabeza, decidió dejar de pensar en el pasado y volver a centrarse en el presente.
“Realmente la pasaste peor que nosotras, ¿verdad?” preguntó Lint con los ojos abiertos al ver como Asia había sufrido un escalofrió y había temblado.
“No tienes idea, pero los resultados no pueden negarse.” Respondió Asia mientras tomaba un pañuelo y le limpiaba la cara a Marie, quien tenía el rostro cubierto con muchas migajas de las galletas que se había estado comiendo.
“Si, eso se puede ver. Después de todo eres una de las más poderosas del grupo, siendo superada solo por Edzard, ya que si peleas con Tiamat en tu Balance Breaker es posible que terminen en empate. Y si usas esa espada, bueno, Ed necesitaría otra secretaria.” Dijo Aika con una sonrisa mientras miraba a su amiga.
“Hablando de Edzard, ¿Él también tuvo un entrenamiento como el que hicimos nosotras?” preguntó Lint con curiosidad.
Las chicas miraron de manera inmediata a Asia, pues era la más cercana a Edzard y quien además había vivido con él en Tamriel, por lo que era muy probable que ella supiese esa información.
Asia se movió un poco incomoda al ver que la miraban, pero luego de unos segundos, decidió responder.
“No se mucho sobre eso, pues a Ed no le gusta hablar mucho de su pasado.” Respondió Asia mientras arropaba a una soñolienta Marie en sus brazos.
“¿Cómo es eso?” preguntó Mittelt con confusión, pues ella no comprendía como Asia, quien era quien más tiempo había convivido con Edzard no supiese mucho de su pasado.
“Ed no cuenta mucho sobre su pasado, porque no le gusta recordar esas épocas. Pero por lo poco que me han contado Aela, Tolfdir y Brynjolf, Edzard también fue sometido a un entrenamiento riguroso, aunque a diferencia de nosotras, él pudo con esos entrenamientos y solo sufrió herias menores los primeros días de dichos entrenamientos.”
“Wow. Realmente eso es increíble. Así que Edzard era tan bueno luchando que casi no necesitó entrenamiento.” Dijo Valerie con asombro.
“Eso es verdad en cierta medida.”
“¿Cómo así, Asia?” preguntó Aika con curiosidad.
“Si bien les hemos contado mucho sobre los héroes de los Pergaminos Antiguos, hay algunas cosas que no les hemos terminado de contar.” Respondió Asia causando que las chicas jadearan de sorpresa y haciendo que sientan curiosidad. Al ver que las chicas tenían curiosidad, Asia decidió continuar. “Aparte de la habilidad especial, todos los héroes tienen un rasgo muy esencial, este es el de la adaptabilidad.”
“¿Adaptabilidad?” preguntó Lint confundida mientras se llevaba una mano a su barbilla.
“Si, Adaptabilidad. Este es el rasgo que todos los héroes poseen y es lo que les permite adaptarse a su entorno para poder mejorar sus habilidades lo más rápido que puedan para poder cumplir con su destino. Eso es lo que hace que ellos se vuelvan tan poderosos en tan poco tiempo.”
“Ya entiendo. Así que es la razón por la que él se volvió tan poderoso en tan poco tiempo.” Dijo Mittelt con una mano en la barbilla mientras recordaba que Edzard les había contado que había aumentado su poder de manera exponencial en solo un año de su viaje.
Asia asintió en respuesta lo que dijo Mittelt.
“Hablando de Edzard, ¿Dónde está?” preguntó Lint, pues no había visto a Edzard en todo el dia.
“Esta en buscando pistas sobre la Khaos Brigade en el territorio del Clan Leviatán.” Respondió Asia. “Ya buscó en los otros territorios de los anteriores Maous, y no ha encontrado nada.”
“Wow. ¿Y cómo han hecho que Ed los ayude esta vez?” preguntó Valerie.
“Le han ofrecido algunas cosas.” Respondió Asia.
“¿Qué cosas?” preguntó Aika con curiosidad para saber que le habían ofrecido a su amante esta vez.
“No lo sé, él no me ha dicho nada sobre eso.”
Lint miró la conversación confundida, por lo que, para salir de dudas, decidió preguntar. “Chicas, ¿Por qué las tres facciones le ofrecen algo a Edzard por ayudarles?”
Asia miró a Lint y comprendió que ella no sabía las condiciones que había en la adhesión de Edzard al pacto de Kuoh.
“Lint-san. El pacto solo hace que Edzard les brinde ayuda con temas relacionados con los Daedras, si es otro tipo de problemas, tendrán que pagarle algo. Por supuesto, que no es dinero, sino que el pide información de cierto tipo o que le ayuden en la creación de ciertos objetos.”
Lint asintió al entender lo que sucedía. Y es que, una parte de ella estaba muy preocupada de que Edzard pidiera cosas como dinero o ese tipo de cosas, pero al parecer, solo pedía información y colaboración en proyectos.
Luego de aquello, la conversación cambio a temas más triviales.
Mientras las chicas estaban teniendo una amigable charla en el balcón del palacio, Edzard se encontraba caminando por unas colinas en el antiguo territorio del clan Leviatán. Actualmente se encontraba solo, pues Tiamat, quien había decidido acompañarlo en este paseo, estaba con Ajuka ayudándole en algunas cosas. Al ver que su familiar estaba estaría muy ocupado, Edzard decidió ir solo a continuar la exploración de los territorios de los antiguos clanes de los Maous.
‘Ahhh. No puedo creer que dejara que ese idiota de Azazel me convenciera de ayudarles otra vez. Por fortuna, pude hacer que me permitiesen quedarme con varios de los objetos y riquezas que encontrase.’ Pensó Edzard mientras se detenía en un claro. Sintiéndose hambriento, decidió descansar. Así que, caminando hacia una roca y sentándose, sacó de su bolsa una botella con refresco y un par de sanguches para almorzar.
‘Se nota que esto lo ha cocinado Asia.’ pensó Edzard mientras probaba el primer bocado, logrando reconocer el sabor característico de la comida que preparaba su esposa. Luego de comer, decidió descansar unos minutos.
Luego de su descanso, Edzard siguió caminando durante varias horas más mientras exploraba todo el lugar. Llevaba un mapa en sus manos, pues esta era la mejor manera en la que podía ubicarse en este lugar.
“Ya he mapeado más de veinte por ciento de este territorio.” Dijo Edzard mientras terminaba de marcar el área en la que se encontraba en el mapa. “Supongo que podría terminar aquí por hoy. Después de todo no hay prisas para terminar de mapear el lugar.”
Tras tomar aquella decisión, Edzard comenzó a caminar para encontrar un lugar tranquilo para usar su shadowkey, pero se detuvo de manera abrupta cuando su nariz captó un sutil aroma. El aroma era una mezcla entre lo que se podía oler en un hospital y una cueva húmeda.
Tras captar el olor, Edzard se quedó pensando unos segundos que hacer. Al final, su impulso de aventurero le hizo comenzar a buscar la fuente de origen del olor. Cuando lo encontró, comenzó a correr hacia ese lugar.
‘¿Qué hay allí?’ se preguntó Edzard mientras se acercaba a la fuente del aroma. Cuando llegó, pudo ver que había una pequeña entrada cubierta de musgo y líquenes bajo una colina muy alta. El lugar estaba rodeado de algunos árboles, lo que la convertía en un lugar muy difícil de detectar desde el cielo. Así que, sin perder tiempo, desenfundó la espada corta de acero que llevaba en su cinturón y comenzó a cortar los líquenes que impedían el paso. Luego de ingresar a las instalaciones, Edzard continúo caminando por los sinuosos pasillos que había en el interior.
Luego de caminar por más de una hora y de haber revisado varias de las habitaciones que componían el recinto, Edzard al fin llegó hasta la última habitación que había.
‘Este lugar está muy bien cuidado, por lo que es posible que aun haya gente viniendo aquí de manera regular.’ Pensó Edzard mientras movía su mano derecha y tomaba la empuñadura de su espada para estar preparado por si había algún ataque sorpresa. Después de todo, si el lugar aún se mantenía en buen estado, quiere decir que hay alguien viviendo allí y él no sabía si era un enemigo.
Al abrir la puerta, Edzard vio una habitación blanca muy espaciosa donde había varios artefactos que reconoció como la versión demoniaca de los artefactos de soporte vital que usaban los humanos en sus hospitales. Además, en el centro de la sala había una cama con una persona acostada allí. Así que, retirando su mano de su espada, comenzó a caminar hacia la cama y al llegar pudo ver que la persona que allí descansaba era una hermosa chica con el cabello largo de color púrpura, cuyo cuerpo estaba cubierto por una sábana blanca.
“¿Qué está haciendo una chica aquí?” preguntó Edzard mirando a la chica, la cual parecía estar sumida en un profundo sueño. Tratando de buscar información sobre ella, Edzard comenzó a buscar por todo el lugar algo que le dijese como se llamaba la chica.
Luego de varios minutos, al fin pudo encontrar una carpeta con información sobre la chica. Luego de leer el contenido, logró aprender que la chica se llamaba Ingvild Leviatán. Al leer aquel nombre, Edzard dedujo que ella era parienta de Katerea. También descubrió que la razón por la que estaba dormida era gracias a la enfermedad del sueño, una enfermedad que, según había logrado aprender de algunos libros que había obtenido de los Sitri, solo afectaba a algunos demonios y provocaba que estos cayeran en un profundo sueño.
‘Esta es la primera vez que me encuentro con un demonio que padezca de esta enfermedad. Ahora, sabiendo su linaje es obvio porque está en este lugar.’ Pensó Edzard mientras se acercaba a Ingvild. ‘¿Cuánto tiempo llevaras durmiendo?’
Dejando la carpeta en una mesa, Edzard caminó hacia la cama. Al llegar al lado del demonio, estiró su mano y tocó la frente de Ingvild para mover unos mechones de su cabello. Sin embargo, al instante de tocar a Ingvild, Edzard sintió un pulso de energía subir desde su mano hasta su cabeza. Esto hizo que retirara su mano rápidamente para luego llevar su otra mano a su sien para calmar el dolor de cabeza que le acaba de dar.
‘Aghh. Maldita sea, esto se siente como aquella vez en que me dormí en Roca del Cuervo y terminé siendo esclavizado por Miraak esa noche.’ Pensó Edzard mientras apretaba los dientes y usaba un poco de magia de restauración para calmar el dolor en su cabeza. Cuando el dolor disminuyó, se acercó a Ingvild y se llevó una mano al mentón. ‘¿Cómo hiciste eso? ¿Tendrás un Sacred Gear o alguna habilidad especial?’
Edzard comenzó a meditar sobre aquello durante unos minutos más. Al final, se decantó por la primera, pues era lo más factible, ya que luego de releer la historia clínica de Ingvild, logró descubrir que ella era un medio demonio, por lo que sería algo similar a Vali Lucifer. Así que, para comprobar esto, usó el hechizo de la visión del décimo ojo.
‘Parece que tenía razón. Ella tiene un sacred gear. Y uno muy poderoso por el aura que emite.’ Pensó Edzard al ver el sacred Gear que poseía Ingvild. Si bien a diferencia del de Asia y Valerie, los cuales tenían una forma de anillo y copa respectivamente, esta parecía una masa de energía que se arremolinaba por el cuerpo de Ingvild, pero con la peculiaridad de amplificarse en sus cuerdas vocales y en sus ojos.
“Sería bueno que despertases para que respondas a mis preguntas, pero lamentablemente no conozco una forma de eliminar la enfermedad del sueño e incluso los demonios actualmente tampoco han logrado encontrar una cura o tratamiento.” Dijo Edzard preparándose para llamar a Azazel y pedir que trajeran a alguien para llevarse a la chica de aquí. Sin embargo, cuando estuvo por hacerlo se le ocurrió una loca idea. “Me pregunto. ¿Despertarías si te doy mi sangre?”
Edzard estuvo pensativo sobre aquella interrogante, pues no sabía que cambios podría causar esta acción en el medio demonio, pues a diferencia de Aika, ella no era un humana completamente. Al final, decidió hacerlo, pues no tenía nada que perder, además, si el medio demonio era un posible enemigo y moría le estaba haciendo un favor a todos. Así que, sin titubear, se mordió la muñeca y se extrajo una gran cantidad de sangre. Al ver que a chica no podría tragarla de manera normal, decidió dársela boca a boca. Así que, acercándose, capturó los labios de Ingvild y le dio a beber su sangre.
En los primeros segundos después de haberle dado su sangre, Edzard vio que no pasaba nada. Sin embargo, cuando estuvo por decidir llamar a Azazel, el cuerpo de Ingvild comenzó a moverse de manera errática. Esto fue gracias a la gran cantidad de espasmos que estaba teniendo. A ver esto, Edzard se lanzó sobre ella para evitar que la chica terminase por hacerse daño de forma involuntaria.
Edzard estuvo sosteniendo el cuerpo de Ingvild durante varios minutos. Durante este tiempo, escuchó como los huesos del medio demonio sonaban como si se quebraran. Al final, cuando el cuerpo de la chica dejó de moverse, Edzard posó su vista en su rostro y vio como abría los ojos lentamente.
Ingvild comenzó a abrir los ojos lentamente, pues sentía los parpados pesados. Además, esa no fue la única parte de su cuerpo que se sentía rara, ya que si era sincera consigo misma todo su cuerpo se sentía extraño. No sabía cómo explicarlo, pero parecía que su enfermedad estaba completamente fuera de su cuerpo, ya que no sentía para nada la debilidad y la somnolencia que la había acompañado desde que contrajo la enfermedad del sueño.
Cuando abrió sus ojos, comenzó a ver a su alrededor. Ella vio muchas cosas y todas parecían ser equipo médico. Luego de ver los equipos, comenzó a buscar con la mirada a alguien conocido. Sin embargo, no fue un rostro familiar lo que vio, sino que fue un joven más o menos de su edad que la miraba con curiosidad. El joven era atractivo y tenía el cabello corto de color negro, los ojos de color verde con las pupilas en cruz y llevaba un pequeño pendiente plateado en su oreja izquierda.
‘¿Q-quién es el? ¿Por qué esta aquí?’ pensó Ingvild mirando al joven a los ojos.
“Veo que has despertado, Ingvild Leviatán.” Dijo el joven con voz tranquila mientras la miraba fijamente.
Ingvild abrió los ojos con sorpresa, pues no esperaba que este joven supiese su nombre, pero antes de entrar en pánico, pensó que tal vez era un sirviente del clan Leviatán. Así que, esa sería la respuesta correcta, pero antes de que pudiese decirle algo, él se le adelantó.
“Parece que estas confundida, así que mejor me presento antes de continuar hablando. Me llamo Edzard Cumberland Rolandson. Y soy un miembro el pacto de Kuoh.”
‘¿Pacto de Kuoh?’ pensó Ingvild confundida, pues era la primera vez que escuchaba sobre esto.
“¿Q-qué es el pacto de Kuoh?” preguntó Ingvild confundida. “Y-yo nunca escuche de tal pacto.”
“No me sorprende, pues has estado dormida por cien años.” Respondió Edzard de manera simple y directa.
La respuesta dada por Edzard hizo que los ojos de Ingvild se abrieran con sorpresa, para que luego la tristeza se mostrara en su semblante.
‘¿C-cien a-años? Entonces…’ pensó Ingvild mientras una lagrima comenzó a bajar por su rostro. Ella se encontraba devastada por dentro con esta noticia, pues esto le decía que sus padres adoptivos habían muerto hace mucho.
Ingvild comenzó a llorar primero en silencio, pero luego de unos segundos comenzó a gemir de tristeza, para posteriormente comenzar a llorar a todo pulmón. Mientras soltaba todo el dolor que sentía al intuir que sus padres posiblemente estaban muertos, sintió que alguien ponía una mano en su hombro. Así que, girando lentamente la cabeza, Ingvild vio a Edzard mirarla con preocupación.
“¿Qué sucede, Ingvild?” preguntó Edzard con mucha preocupación en su voz.
Ingvild miró a Edzard por unos segundos, no sabía que pasaba, pero al ver la preocupación en sus ojos sintió que podía confiar en él. Así que, con eso en mente decidió contarle que pasaba. Cuando terminó de contarle todo, ella hizo algo muy loco. Ella no sabía porque lo hizo, tal vez fue la mirada que le dio, pues no solo era una mirada de compasión, sino que también fue una de comprensión. Eso sumado a la vorágine de sentimientos que pasaban por su pecho hizo que ella decidiera abrazarlo. Cuando se percató de lo que hizo, ella esperó que él se apartara de ella, pero para su sorpresa pasó todo lo contrario, pues él le devolvió el abrazo y comenzó a frotar suavemente su espalda y su cabeza mientras susurraba palabras reconfortantes.
Cuando Ingvild terminó de llorar, se alejó de Edzard.
“G-gracias por eso.” Dijo Ingvild mientras terminaba de secar sus lágrimas.
“No hay de que.” Respondió Edzard mientras se paraba frente a Ingvild. “¿Ya te sientes mejor?”
“Si, muchas gracias. De verdad, muchas gracias.” Respondió Ingvild de manera rápida y sobresaltada, pues pensaba que Edzard estaba enojado o al menos molesto por lo del abrazo.
“Tranquila. No estoy enojado ni molesto.”
Ingvild se sobresaltó con las palabras de Edzard.
“¿C-c-cómo…”
“¿Cómo lo sé? Eso es fácil, eres muy fácil de leer.” Interrumpió Edzard a Ingvild.
Aquellas palabras hicieron que Ingvild se sonrojara de vergüenza y comenzará a mirar su bata de hospital.
El silencio se hizo presente mientras los dos estaban uno frente al otro. Sin embargo, este fue roto cuando Ingvild, quien dejo de mirar su bata de hospital, decidió hacerle a Edzard la pregunta que había estado rondando su cabeza desde que se enteró que han pasado cien años desde que empezó a dormir. “Edzard-san. ¿Puedo pedirle un pequeño favor?”
Edzard asintió.
“¿Qué ha pasado en estos cien años que he estado dormida?”
Edzard la miró unos segundos y luego comenzó a contarle lo poco que sabía sobre lo que había pasado en los últimos cien años en este mundo.
En el centro de una habitación ricamente decorada en el palacio de Lucifer en la ciudad de Lilith se encontraban Edzard y Sirzechs sentados uno frente a otro.
“Así que, una descendiente del Leviatán original.” Dijo Sirzechs mientras se llevaba una mano a la cien, pues ya se imaginaba los problemas políticos que esto causaría. “Dime, Edzard-kun. ¿Dónde la encontraste?”
“En una especie de bunker-hospital subterráneo en la zona que controlaba el Clan Leviatán.”
“Ya veo. ¿Encontraste a alguien en los otros tres territorios?” preguntó Sirzechs preocupado de que hubiera más descendientes de los maous originales.
“No. Solo algunos documentos y tesoros, pero ninguna persona viva.” Respondió Edzard recordando lo que había encontrado en los terrenos que ya había mapeado por completo.
“Entiendo. supongo que ahora viene lo difícil. ¿Qué hacer con Ingvild?”
Luego de aquellas palabras, los dos se quedaron en silencio pensando en qué hacer con el medio demonio.
“Entonces, Sirzechs. ¿Qué ideas tienes?” preguntó Edzard interrumpiendo el silencio de la sala.
“Tengo muchas, pero casi todas acaban con Ingvild arrastrada a disputas políticas.” Respondió Sirzechs.
“Dijiste casi, por lo que entiendo que hay una que no causara ningún problema político, ¿verdad?”
“Así es. Si bien es una buena opción, para concretarse se necesita de la autorización del líder.” Respondió de manera criptica Sirzechs con una sonrisa divertida en el rostro.
La respuesta de Sirzechs hizo que los pelos de la nuca de Edzard se erizaran. Mirando al super demonio, Edzard entendió lo que planeaba este. Así que, llevándose una mano a la cara decidió hablar.
“Realmente espero que no estes planeando lo que creo que haces.”
La sonrisa de Sirzechs creció al darse cuenta de que no tendría que explicarle a Edzard nada. Realmente le gustaba esto de Edzard, pues al hablar con él no era necesario irse por las ramas ni dar muchas explicaciones, ya que él lograba descifrar casi todo con facilidad.
“Estas loco. Sabes que mi grupo se dedica a cerrar los portales a Oblivion que aparecen en este mundo. Ella estará en peligro constantemente.”
“Lo se. Pero ella no es tan débil como crees.” Dijo Sirzechs mirando a Edzard. “Se que tú lo sentiste. Ella tiene una gran cantidad de poder demoniaco, más de lo que tenían los otros descendientes de los Maous originales.”
Edzard solo miró a Sirzechs unos segundos hasta que terminó asintiendo, pues él había visto el nivel de poder de Ingvild cuando vio su sacred gear. Y Sirzechs tenía razón, ella no era débil, así que, suspirando decidió aceptar, pues entendió por qué Sirzechs lo hacía. No era solo para mantener a Ingvild alejada de la política, sino que con esto también había un demonio en su grupo, haciendo así que las tres facciones tuviesen un representante allí.
“Entonces, con esto cerrado. ¿Qué te parece si hablamos de otra cosa?” preguntó Sirzechs mirando a Edzard y entregándole una carpeta.
“¿Qué es esto?” preguntó Edzard mientras tomaba la carpeta. Cuando comenzó a leerla, sus ojos se abrieron de sorpresa y luego soltó un suspiro de cansancio. “¿Enserio?”
Sirzechs asintió.
Volviendo a soltar un suspiro, Edzard se recostó en el sofá y luego de unos segundos habló. “Está bien, te ayudare. Pero te va a costar.”
El atardecer pintaba de color naranja el cielo de Kuoh mientras que Edzard e Ingvild estaban caminando tranquilamente por las calles de la ciudad. Ya habían pasado dos días desde que ambos se conocieron en el inframundo y ahora mismo estaban por dirigirse al palacio de Edzard, pero antes de ir, él tenía que recoger un poco de información que tenía uno de los contactos de Azazel. Así que, por eso ambos se dirigían a una tienda de antigüedades.
Mientras caminaban por las calles, Ingvild iba sumida en sus pensamientos. Nunca esperó que la recibieran bien en el inframundo debido a su origen como medio demonio y su linaje, el cual había causado ciertos problemas. Sin embargo, ella se asombró cuando fue recibida de buena manera por el actual Lucifer. Luego de ingresar al palacio, ella fue llevada al baño y luego al comedor donde mientras se llevaba a cabo la cena, Sirzechs le contó todo lo que se había decidido sobre su futuro.
‘Debo admitir que me asombre mucho cuando me contaron sobre los daedras y sobre todo cuando mencionaron el grupo que lideraba Edzard… Un grupo que está formado por sus amantes y por un ángel.’ Pensó Ingvild con un poco de preocupación, pues no había conocido a estas personas y no sabía que pensarían de que un medio demonio se una a ellas.
“Deja de pensar tanto, Ingvild. Ellas no te harán nada. De hecho, es posible que tengas una fiesta de bienvenida por tu ingreso.” Dijo Edzard luego de percatarse de que Ingvild tenía un semblante de preocupación muy notorio.
“¿E-estas s-seguro?” preguntó Ingvild mirando a Edzard.
“Así es. Las conozco y sé que no te odiaran por ser un medio demonio o por ser familiar de Katerea. De hecho, mi esposa también es una hibrida.”
“Enserio. ¿Quiénes son sus progenitores?” preguntó Ingvild esperanza de encontrar a alguien como ella.
“Una humana y un Breton.”
“Un humano de Roca Alta, ¿verdad?” peguntó Ingvild mientras recordaba la información que había aprendido durante la cena.
“Así es. Ella es la primera hibrida entre un humano de la Tierra y un Nirmniano del que se tiene registro.” Respondió Edzard.
“Ya veo. Espero que nos podamos llevar bien.” Dijo Ingvild con una sonrisa amistosa en el rostro.
“Estoy seguro de que lo harán.” Dijo Edzard con convicción mientras le sonreía a Ingvild.
Luego de aquella conversación, ambos continuaron caminando hasta llegar a la tienda donde estaba el contacto de Azazel.
“Escucha, Ingvild. Voy a ir a hablar con el contacto, mientras tanto tú puedes ver el lugar. Si encuentras algo que te guste dímelo.” Dijo Edzard parándose en la puerta de la tienda.
Ingvild vio a Edzard y asintió.
Edzard e Ingvild ingresaron a la tienda y vieron que estaba repleta de antigüedades.
Ingvild se dio cuenta de que había candelabros de plata, relojes de hace varios años, incluso algunas cosas que ella había visto en la casa que había habitado con sus padres adoptivos. Esto hizo que sintiera un poco de tristeza, pero sus ojos se abrieron cuando vio algo en específico exhibido en una de las vitrinas. Así que, con pasos lentos, se acercó a la vitrina y extendiendo su mano derecha, tomó el objeto. Cuando el objeto estuvo en sus manos, ella comenzó a pasar los dedos de su mano libre por la superficie. El objeto estaba frio, pero a la vez transmitía una sensación de calidez al corazón de Ingvild. Y la razón de esto, fue que aquel objeto, que era una caja musical había sido un regalo de sus padres cuando cumplió los diez años.
Ingvild estaba tan concentrada rememorando partes de su pasado que no se percató cuando Edzard se paró atrás de ella.
“Parece que has encontrado algo que te ha gustado.”
Ingvild se sobresaltó cuando escuchó la voz de Edzard, lo que provocó que casi dejara caer la caja musical.
“E-E-Edzard-san, me asustaste.” Dijo Ingvild luego de soltar un suspiro para tranquilizarse
“Lo siento. No fue mi intención, pero me sorprendió verte mirar esa caja musical con tanto cariño. Supongo que es caja es un objeto que conoces bien, ¿verdad?”
Ingvild asintió a la pregunta de Edzard. Luego de dar su respuesta, sintió que Edzard le tomaba de la mano y la llevaba al mostrador. Luego de hablar con el dueño, Edzard compró la caja musical.
Mientras caminaban a un lugar sin transeúntes para viajar al reino de bolsillo de Edzard, ella intentó disculparse con él por hacer que le comprase la caja, pero él se negó y le dijo que lo tomase como un regalo de bienvenida. Al escuchar aquello, Ingvild le dio un fuerte abrazo a Edzard, el cual fue correspondido. Cuando se separaron, ella vio con asombro como el no parecía nada nervioso por el abrazo. Sin embargo, ella era otro cuento, pues sentía su corazón latir tan rápido que posiblemente saldría de su pecho en cualquier momento.
‘¿Por qué mi corazón late tan rápido?’ pensó Ingvild mirando a Edzard caminar. Mientras lo veía avanzar comenzó a entender lo que posiblemente podría sentir y se llevó una mano al pecho. ‘No es posible… no puedo haberme enamorado de él tan rápido, ¿verdad?’
Tan sumida estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Edzard había avanzado varios metros y solo volvió en si cuando él le gritó que se apresurara. Moviendo la cabeza de un lado a otro, Ingvild logro regresar a la realidad. Tras eso, ella decidió dejar de pensar sobre sus sentimientos por ahora para luego comenzar a seguir a Edzard.
Ingvild miraba con asombro su nueva habitación, pues era enorme. Siendo sincera, ella se sentía muy incómoda al estar en esta habitación, pues esta habitación era casi tan grande como la casa en la que vivió con sus padres adoptivos.
‘Esto es incómodo. ¿Cómo se supone que me sienta como en casa cuando esta habitación es casi tan grande como mi antigua casa?’ pensó Ingvild con un poco de pánico al ver la habitación.
Para tratar de eliminar la incomodidad que sentía, comenzó a guardar sus pertenecías en los muebles que había en la habitación. Mientras acomodaba las cosas, iba pensando en la pequeña fiesta de bienvenida que había recibido al llegar.
‘Asia-san y el resto de las chicas son increíbles. No solo son fuertes, sino que también tienen el afecto de Edzard. Me pregunto si yo también podre…’ Pensó Ingvild, pero luego negó con la cabeza, pues comenzó a tener malos pensamientos.
Para disipar esos pensamientos decidió seguir ordenando sus pertenencias y mientras lo hacía, iba pensando en lo que había aprendido. Desde el momento en que se le dio su moneda Septim encantada, ella aprendió bajo juramento de silencio sobre el poder que residía en la sangre de Edzard. Decir que se había sorprendido era quedarse corto, pues ella casi se desmaya al enterarse de que él podía otorgar la inmortalidad como don con su sangre. Allí también aprendió que fue la sangre de Edzard la que le permitió despertar.
‘La verdad es que aun sigo un poco en shock de saber que soy inmortal. Además, no sé cómo le hizo Edzard para que yo bebiera su sangre si no estaba despierta.’ Pensó Ingvild mientras recordaba como Edzard mencionó que le había dado su sangre y como él se había sonrojado cuando le preguntaron como lo hizo.
Ingvild también recordó cómo conoció a la pequeña hija de Edzard. Ella mentiría si dijera que no sintió celos, pero rápidamente eliminó esos sentimientos, y decidió conversar con Marie. Mientras conversaban, la niña menciono algo muy raro luego de ver sus alas.
‘Me pregunto que habrá querido decir cuando menciono que Edzard tiene alas. Después de todo, aunque él sea un ser de otro mundo, él es un humano aun, ¿verdad?’ Pensó Ingvild recordando las palabras de Marie, pero luego de pensar un rato, decidió dejarlas como imaginaciones de una niña pequeña.
Luego de terminar de ordenar sus pertenencias, se acostó en la cama mientras ponía a su lado su caja musical. Abriendo la tapa, dejó que la suave melodía llenase la habitación. Mientras escuchaba la música, cerró los ojos para dormir, pues el dia de mañana tenía un combate simulado contra Asia. mientras cerraba los ojos, una sonrisa apareció en su rostro mientras recordaba los mejores momentos de su pasado.
El bosque que se situaba a un lado del palacio de Edzard se había quedado en silencio mientras dos personas flotaban en el cielo, mirándose una a la otra. Una de ellas usando sus ocho alas de demonio y la otra usando magia para volar.
“¡Wow! ¡Párenle el tren, Asia, Ingvild!” gritó Aika con pánico al ver lo que pasaba frente a ella, y es que, cualquiera hubiera sentido pánico si es que ve a siete dragones de agua de más de treinta metros, los cuales estaban a punto de ser neutralizados por siete espadas doradas del tamaño de misiles balísticos intercontinentales.
Esa escena era la culminación del combate simulado entre Asia e Ingvild. La batalla había iniciado tal y como cualquier persona normal habría esperado, es decir con Asia dominando el combate la mayor parte del tiempo, pues a diferencia de Ingvild, ella contaba con entrenamiento y mucha más experiencia en combates. Si bien Ingvild tenía reservas de poder demoniaco muy altas, Asia tenía unas reservas de Magicka más altas que las de muchos magos de Nirm. Esto hizo que la batalla fuera pareja en términos de potencial mágico. Lamentablemente para el medio demonio, Asia tenía un gran control en el uso de su poder, además de que contaba con más hechizos.
Al final, la batalla se resumió en una ida y venida de hechizos de diferente nivel destructivo entre ambas combatientes, pero todo lo anterior cambio cuando Ingvild logró crear dragones de agua, pues ella aprovechó esto para forzar a Asia a estar a la defensiva por unos minutos. Sin embargo, las tornas volvieron a cambiar cuando Asia decidió intercalar sus taques usando hechizos de Nirm y hechizos regulares. Al final, ella decidió ponerle fin usando un hechizo de Magicka Extrema, lo que nos llevó a la situación actual.
“Esto se está saliendo de control. Si siguen luchando así, terminaran por destruir todo el lugar.” Dijo Mittelt con fingida preocupación mientras miraba todo el espectáculo con una bolsa de palomitas y un vaso de refresco en sus manos.
“En serio, ¿Vas a beber y comer mientras tenemos una batalla que podría destruir el palacio?” preguntó Lint mientras miraba de reojo a Mittelt.
“Por supuesto. Dime, ¿cuántas veces puedes ver a dos personas con el nivel de poder un demonio de clase suprema luchar de esta manera?”
“Bueno… Tienes razón.” Respondió Lint luego de pensar unos segundos las palabras de Mittelt.
“Además, no creo que Ed permita que destruyan el palacio, después de todo, allí dentro esta toda su colección de libros.” Dijo Valerie con una sonrisa amistosa en el rostro.
“Tienes razón. Además, es posible que pronto termine todo. Después de todo, ya casi es hora de que Marie tome su siesta y no creo que Ed permita que la despierten con tanto ruido.”
Y tal como lo había dicho Aika, una esfera negra se interpuso en el camino de ambas combatientes. La esfera explotó y generó un domo que parecía estar hecho de niebla negra, el cual envolvió no solo a Ingvild y a Asia, sino que también a sus respetivos hechizos. Esto provocó que los hechizos creados por ambas se esfumaran en un instante.
Ambas combatientes miraron hacia abajo al ver desparecer sus hechizos y se pusieron pálidas al ver a un enojado Edzard parado sobre la copa de uno de los árboles cercanos.
Aika, Mittelt, Lint y Valerie comenzaron a huir de allí rápidamente ni bien vieron el rostro de Edzard y mientras lo hacían, mentalmente les desearon suerte a Asia y a Ingvild.
Los sonidos de los gritos de cientos de almas y de seres mortales siendo torturadas se escuchaba por toda la habitación mientras Molag Bal se encontraba sentado en su trono observando cómo se llevaban a cabo cada una de las torturas. Lentamente, el príncipe daedrico comenzó a beber una copa llena de sangre humana. Él había drenado esta sangre a varias mujeres vírgenes, a las cuales luego había profanado tanto en cuerpo como en alma.
“Mi señor.”
Bal dejó de ver el espectáculo cuando escuchó a un Xivkyn.
“¿Qué noticias traes?” dijo Bal mientras volvía a ver las torturas que recibían los mortales.
“Hemos logrado obtener una alianza temporal con un dios de Draconic Deus.”
“Ya veo.” Dijo Bal mientras terminaba de beber el contenido de la copa de un sorbo. “¿Qué noticas hay sobre los adoradores de Dagon?”
“Al parecer las fuerzas del Príncipe de la Destrucción se están reuniendo. El motivo aun no lo sabemos, pero es cuestión de tiempo para que descubramos sus planes. Además, nuestra secta en Draconic Deus se ha enfrentado a la del príncipe de la Destrucción y hemos obtenido importantes victorias. Sin embargo, también hemos tenido muchas bajas y muchos mortales han desertado. Afortunadamente, hemos logrado capturar a muchos y ellos lo están esperando.”
El rostro de Bal se agrio y frunció el ceño cuando escuchó aquello, por lo que chasqueando la lengua con desagrado se levantó y comenzó a caminar hacia las mazmorras, pues es allí era el único lugar donde esas escorias podrían estar.
“¿Qué noticas hay sobre el Dovahkiin?” preguntó Bal mientras caminaba por los pasillos de su palacio.
“Ninguna nueva desde lo que se le contó cuando se enfrentó al esclavo número uno.”
Bal puso una sonrisa que parecía la mezcla perfecta entre crueldad y burla al escuchar aquello.
“Quisiera estar allí cuando el descubra todo.” Dijo Bal mientras comenzaba a reír al pensar en la expresión que haría Edzard.
El Xivkyn no dijo nada sobre lo que decía su señor, pues no podía contradecir las acciones de Bal, ya que no fue creado para hacerlo.
La risa de Bal solo se detuvo cuando este llegó a las puertas que daban a las mazmorras. Caminando por los pasadizos, llegó a su destino, el nivel más bajo de la mazmorra. El lugar donde los desertores y traidores hacia su causa se encontraban. Al entrar en la sala, una sonrisa cruel y sádica apareció en su rostro mientras tomaba su maza y su hacha. Los gritos de los pobres diablos que estaban allí comenzaron a escucharse mientras el Xivkyn cerraba la puerta.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno… iniciamos con una reunión de Aedras. Los ocho hijos de Anu se han reunido y han conversado sobre el poder que se sintió. Además, si, los Aedras saben sobre los dioses de ExE, ya que también se han topado con ellos en los albores del origen de Aurbis. Y bueno… supongo que se pueden hacer una idea de lo que paso cuando se conocieron. Ahora, ¿A quiénes enviara Akatosh a visitar a Edzard?, bueno supongo que todos podrán descubrir la identidad de los tres Dovah.
Se vienen muchos reencuentros en capítulos futuros.
Además, Ingvild hace su ingresó formalmente en este Fic. Como se ve, con solo ingresar ella ya se posiciona como una de las más fuertes en el grupo, pues ha hecho que Asia, quien en este fic es muy fuerte, estuviese a la defensiva. Sobre su pasado, bueno, hasta lo que he podido encontrar, no hay mucha información de donde estuvo durmiendo ni de como despertó.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 39
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 38
— Vamos, Ed. No es tan difícil, solo tienes que seguir practicando tu caligrafía. —
Selene enseñándole a Edzard a escribir.
En el palacio de Lucifer, en la ciudad de Lilith se llevaba a cabo una gran reunión, esta reunión era la reunión anual de los jóvenes demonios, donde ellos daban a conocer sus sueños y ambiciones para el futuro. Aunque, en esta ocasión era diferente, pues aparte de aquella ceremonia, también se celebraría la firma de una alianza entre las tres facciones y Asgard.
En medio del salón de baile, en un estrado se encontraba Edzard. Él estaba apoyado en una pared mientras miraba con aburrimiento a los jóvenes reunidos, pues ninguno le había llamado la atención. Bueno, eso sería una pequeña mentira, pues hubo uno que le llamó la atención ligeramente. Aquel afortunado fue el heredero de la casa Bael.
‘Ese sujeto es realmente interesante.’ Pensó Edzard mientras miraba al joven demonio charlar con Rias. Suspirando, Edzard se miró a sí mismo y vio su atuendo. Actualmente, el vestía un traje de gala militar de color negro que consistía en un abrigo manga larga con dos hileras de botones dorados en el frente, los cuales estaban hechos de oro puro. En sus hombros había hombreras rojas con detalles en negro las cuales llevaban bordadas el rango que alguna vez ocupó como miembro de la legión imperial. El abrigo tenía algunos detalles en rojo. En su brazo izquierdo había una bandana de color roja con el símbolo de las legiones imperiales bordada en él. en su cintura había un cinturón de cuero negro, el cual tenía un tahalí donde se encontraba Arondight. Además, llevaba un par de pantalones de vestir de color negro y botas de combate.
Dejando de ver su vestimenta, Edzard volvió a mirar a los demonios presentes. Una mueca apareció en su rostro cuando vio a varios demonios de clase alta charlar. La razón de su disgustó fue que esos mismos demonios le habían estado molestando desde que llegó a esta fiesta. Le habían dicho que un humano como él no podía estar aquí. Aquellas palabras le habían tentado a desactivar el tatuaje mágico que escondía su poder, pero al final no lo hizo, ya que eso causaría muchas preguntas.
Afortunadamente, no tuvo que lidiar mucho con ellos, pues Sirzechs llegó y luego de unas cuantas palabras, esos idiotas se alejaron con la cara blanca como tiza al escuchar que él estaba al mismo nivel que un demonio de clase Satán. Luego de aquel espectáculo ridículo, pues esos demonios se fueron con una cara que parecía que se cargarían encima en cualquier momento, Edzard comenzó a escuchar los sueños de los jóvenes demonios.
La mayoría de los sueños fueron muy aburridos de escuchar. El único que realmente le llamó la atención fue el de Sona. El sueño de a hermana de Serafall parecía una locura y muchos demonios elitistas se burlaron de ese sueño. Sin embargo, él no era como ellos, él podía ver el potencial de ese sueño. Así que, al terminar de escucharlo, dio unos cuantos aplausos, los cuales llamaron la atención de todos. Cuando las miradas se posaron en él, decidió decirle a Sona que contaba con su total apoyo para que se cumpla su sueño.
Aquellas palabras hicieron que un demonio le dijera que él estaba apoyando una locura. Al escuchar aquello, Edzard solo puso una sonrisa de burla en su rostro mientras respondía.
«La gran mayoría de los que cambiaron sus sociedades fueron tachados como locos»
Aquellas palabras silenciaron el salón por completo haciendo que muchos mirasen a Edzard, quien solo cerró los ojos y se quedó en silencio, pues ya no estaba interesado en hablar más. Luego de aquello, siguieron más demonios. Él había abierto sus ojos al escuchar el nombre de Astaroth. Se había sorprendido gratamente al ver al reemplazo de Diodora. La chica se llamaba Latia Astaroth y era una chica hermosa que tenía los ojos de color almendra y el cabello rubio con las uñas teñidas de azul. Vestía un vestido de noble adornado con diversas joyas de oro y llevaba un abanico plegable en su mano.
Las palabras que dijo la chica hicieron que Edzard pusiera una sonrisa y es que el sueño de la chica era volver a hacer más fuerte a su clan. Estas palabras se decían ya que gracias a la traición de Diodora el clan Astaroth perdió mucha influencia y riquezas.
‘Es bueno saber que ahora tiene una buena heredera que podrá ayudar a redimir al clan.’ Pensó Edzard para luego ver a su amigo, el cual estaba junto al ORC, al consejo estudiantil y su grupo. Todos parecían divertirse mientras charlaban, sobre todo Asia, Xenovia y Lint, quienes parecían estar hablando alegremente sobre algo. Lamentablemente, Ingvild no había asistido, pues querían mantener su identidad en secreto por un tiempo extra.
‘Ambos grupos se han vuelto fuertes, pero están lejos de tener el poder necesario para hacerle frente a un daedra de alto nivel. Tal vez podrían derrotar a un Dremora con una buena estrategia, pero no tendrían oportunidad alguna con un Xyvkyn o con un Titan.’ Pensó Edzard mientras entrecerraba los ojos y se enfocaba en Issei y Saji. Ambos demonios reencarnados habían entrenado una semana bajo su mirada, pues ese había sido el favor que le había pedido Sirzechs, bueno, no exactamente. Y es que inicialmente solo tendría que entrenar a Issei, pero Serafall se enteró y comenzó a molestarlo para que se lleve a Saji con él. Al final, decidió aceptar para quitarse a Leviatán de encima. Aunque, había pasado algo un tanto divertido durante el segundo dia de entrenamiento….
Flashback
El sol del medio dia brillaba en todo lo alto mientras Edzard caminaba hacia un claro. En dicho claro se encontraban dos personas tiradas en el suelo. Ambas personas estaban completamente empapadas en sudor y su respiración era errática.
“Maldita sea, Hyoudou. ¿Crees que sobreviviremos a esto?” preguntó Saji mientras trataba de levantarse.
“No lo sé, Saji.” Respondió Issei mientras lograba ponerse de pie con mucha dificultad. Mirando su cuerpo, pudo ver la armadura de acero con la que habían estado entrenando por todo un dia completo. “Realmente no entiendo cómo es que esta es una armadura de un soldado normal. ¡Pesa un montón!”
“Ni me lo digas. ¿Cuánto crees que pese?”
“Ni idea. Pero conociendo a Ed de seguro esta armadura pesara unos cincuenta kilos.”
“Te equivocas Issei, pesa más de ochenta kilos.” Dijo Edzard caminando hacia ellos mientras llevaba a una muy sonriente Marie en sus brazos. Cuando llegó donde estaban ambos demonios, se dio la vuelta y comenzó a caminar dando pasos largos. Cuando estuvo a unos quince metros, dejó a Marie en el suelo y con un poco de magia creó una línea.
“Bien chicos, ya han pasado un dia completo desde que iniciaron su entrenamiento conmigo. Y por lo que puedo ver, ya son capaces de moverse con esas armaduras. Así que creo que ya podemos pasar a la segunda parte de este pequeño entrenamiento.” Dijo Edzard mientras los miraba analíticamente. “Esta segunda etapa consistirá en mejorar su velocidad, por lo que tendrán que recorrer estos quince metros antes de cinco segundos. Si no logran hacerlo, sufrirán un castigo. Ahora, ¿tienen alguna duda?”
Issei y Saji se miraron antes de que el primero levantase la mano.
Edzard asintió.
“Ed, ¿para qué rayos usamos estas armaduras?”
Edzard miró a Issei y solo soltó un suspiro. “Enserio. ¿No te das cuenta?”
Issei negó con la cabeza.
“Tu balance breaker es una armadura. aunque no sé cuánto pesa ni cómo funciona, lo más practico es que te acostumbres a luchar usando una armadura real para que puedas luchar de la manera más optima posible. Ahora, sobre Saji, no sé qué tipo de balance breaker tendrá, pero viendo que tanto tu como Vali, que poseen sacred gears de tipo dragón usan armaduras en su balance breaker, estoy pensando que Saji también obtendrá una. Por eso lo estoy entrenando para que pueda luchar con una armadura.”
“Ya veo. Ahora tiene sentido. Pero…. ¡¿Por qué ponernos unas armaduras que usan falda?!” gritó Saji mientras Issei asentía. Y es que la armadura que ambos demonios usaban era una armadura de legionario pesada, pero sin los pantalones.
Edzard puso una sonrisa de burla en su rostro. “Porque les queda bien.”
Una marca de enojo apareció en las cabezas de ambos demonios, quienes miraron a Edzard con furia poco disimulada.
“Bueno, parece que están motivados a atacarme, así que… ¿comenzamos?”
Tras aquellas palabras, Edzard levantó una mano y comenzó a contar en reversa desde cinco. Ni bien su pulgar comenzó a bajar, ambos demonios se lanzaron contra Edzard. Sin embargo, su velocidad se vio muy reducida por el peso de las armaduras. Por lo que cuando la mano de Edzard estuvo en un puño, ellos no habían alcanzado ni la mitad de la distancia.
“Parece que no han podido llegar. Bueno, tal y como dije, se viene un castigo.” Dijo Edzard mientras miraba a ambos demonios seguir corriendo hacia él. “Marie, hazlo.”
La hija de Edzard miró hacia el frente y abriendo la boca, gritó. “¡FUS! ¡RO!”
La onda de energía creada por el thu’um se dirigió con gran velocidad hacia ambos demonios, quienes solo pudieron abrir los ojos en shock ante ese ataque. Cuando ambos fueron alcanzados por el ataque, fueron barridos como hojas por el viento. Para su mala fortuna, a espalda de ambos se encontraba el bosque, por lo que terminaron impactando en varios árboles, los cuales también fueron enviados a volar por el thu’um de Marie.
Edzard tenía una gota de sudor al ver a ambos demonios inconscientes bajo varios troncos. Negando con la cabeza, el Dovhakiin solo suspiró, parece que no lograría mucho con ellos en el corto tiempo de entrenamiento que tendrían.
Fin Flashback
“Esos dos son las piezas con más potencial en ambas noblezas. Sin embargo, ninguno ha logrado alcanzar su balance breaker a pesar de que han sido entrenados por casi un mes específicamente para ello. Y al paso en que van, podrían demorar mucho en alcanzar ese estado. Sin embargo, la que más problemas tendrá entre Rias y Sona, es Rias. Después de todo dos de sus piezas tienen serios problemas que si no se solucionan evitaran que ambas logren usar todo su potencial. Ahhhh… a veces pienso que Rias no se esfuerza lo suficiente para ayudar a esas dos. Pero bueno, ese problema es suyo, yo no voy a intervenir.’
Luego de pensar aquello, Edzard regresó a la realidad al sentir que le tocaban el hombro. Por lo que, girando la cabeza vio a Azazel.
“¿Qué sucede, Azazel?” preguntó Edzard al ver el ceño fruncido en el líder de los caídos. “Ha habido algún problema a con la llegada del líder del panteón nórdico?”
“No, por fortuna.” Respondió Azazel con un suspiro. Luego de aquello, miró a Edzard a los ojos. “Ed, responde con la verdad. ¿Qué crees que haya forzado a Odín a aceptar tan rápido la propuesta de la alianza?”
Edzard miró a Azazel y soltó un suspiro. “Si no supiéramos lo que pasa, es probable que pensásemos que es por la Khaos Brigade. Pero ambos sabemos que no es eso. Por lo que es posible que se hayan topado con daedras y puede que también hallan oído acerca de lo que paso en la Toscana y como ese es territorio “cristiano” es posible que piensen que ustedes tienen las respuestas.”
Azazel miró a Edzard y soltó un suspiro resignado, pues eso confirmaba sus sospechas. Apoyándose en la pared, estuvo por hablar nuevamente, pero una tercera voz se acercó a ellos y le interrumpió.
“Edzard-kun, Azazel. Michael llegara pronto y podremos comenzar con la segunda parte de esta ceremonia.” Dijo Sirzechs llamando la atención de ambos.
“Y por lo que me ha contado Barakiel, quien es el jefe de seguridad, también llegara pronto Odín.” Agregó Azazel.
“¿Barakiel? ¿El padre de Akeno?” preguntó Edzard.
“Sí. Le he encargado la misión de proteger a Odín. Ya que al parecer hay varios miembros entre los dioses de Asgard que no aprueban lo que Odín planea hacer.” respondió Azazel.
“Siempre hay sujetos como esos.” Respondió Edzard pensando en varios sujetos como ellos en Nirm.
“Y el problema es que estos dioses podrían unirse a la Khaos Brigade. Y tampoco podemos olvidar que también podrían hacer alianzas con algunos príncipes.” Dijo Azazel mientras dejaba de estar apoyado en la pared.
“También hay otro problema.” Dijo Edzard de forma seria, llamando la atención de ambos lideres. Al ver que tenía la atención de ambos, decidió seguir hablando. “Hasta ahora solo estamos deteniendo lo que para los daedras serian grupos de reconocimiento. Me temo que cuando llegue una invasión en toda regla, mi grupo solo no podrá detener el ataque. Además, si piensan que puede eliminar a un ejército de daedras, bueno, si podría, pero solo destruyendo todo el lugar. Por lo que, si atacan un lugar con población, esta será exterminada.”
Aquellas palabras dejaron pensativos a Azazel y Sirzechs.
“Ya veo. Entonces, parece que tendremos que aumentar la velocidad para armar los grupos anti daedras en cada facción.” Dijo Azazel con una mano en la barbilla.
“Así parece.” Dijo Sirzechs con preocupación.
Tras aquellas palabras, los tres cayeron en un cómodo silencio, el cual fuer roto cuando Edzard comenzó a caminar hacia donde estaban sus amigos y amantes. “Los veo más rato. Quiero cambiar de aires unos minutos.”
Tras aquellas palabras, Edzard siguió caminando. Mientras caminaba, pasó cerca de algunas chicas demonio, quienes le saludaron mientras se sonrojaban. Si bien él no quería prestarles atención, decidió devolverles el saludo solo por cortesía. Esta acción hizo que las mujeres se sonrojasen y comenzaran a charlar entre si mientras soltaban risitas.
Sin prestarle atención a eso, Edzard siguió caminando hasta llegar al lugar donde estaba reunidos los miembros de su grupo, el ORC y el consejo estudiantil.
“Veo que lo están pasando bien.” Dijo Edzard como saludo informal.
Los demonios miraron a Edzard y sonrieron.
“Hola, Edzard-san.” Dijeron Rias y Sona.
“Edzard-sama.” Dijeron al unísono el resto de los demonios, salvó uno.
“Ed.” dijo Issei con una sonrisa.
Luego de oír ese saludo, Edzard solo sonrió y negó con la cabeza. Unos segundos después, habló. “Veo que se han fortalecido, algunos más que otros.”
Issei puso una sonrisa de suficiencia. “Claro que me he fortalecido. Espera y veras, pronto de alcanzare.”
Edzard solo sonrió de manera irónica antes de contestar. “Primero deberás de conseguir tu balance breaker, Issei. De lo contrario, no podrás ni hacer que piense siquiera en luchar en serio contra ti en una batalla.”
La sonrisa en el rostro de Issei murió mientras este caía de rodillas y se lamentaba por aún no haber alcanzado su balance breaker.
Mientras Issei seguía lamentándose en el suelo, Xenovia decidió hacerle una pregunta a Edzard.
“Edzard-sama. ¿Dónde está la pequeña Marie?” preguntó Xenovia.
La ex exorcista estaba más que encantada con la pequeña Marie. Para ella, esa niña era lo que ella buscaba en un hijo. No solo porque ella fuese fuerte, sino porque era una niña muy adorable y respetuosa. De hecho, ella estaba celosa de Asia por eso, pues parecía que su vida como madre era muy tranquila y no tan ajetreada como uno podría suponer. Si tan solo Xenovia supiera….
“Ella está en el castillo jugando con los huérfanos del orfanato de la ciudad natal de Asia.” Respondió Edzard.
Xenovia miró a Edzard y estuvo por preguntarle la razón por la que esos niños estaban allí. Sin embargo, antes de que hablase, Edzard la interrumpió.
“Si te preguntas por que están allí. Bueno, la mujer que crio a Asia suele ir a visitarnos cada quince días. Y las primeras veces que la llevábamos, ella se preocupaba por que los niños del orfanato que estaban a su cuidado se quedaban solos, por lo que Asia le dijo que podía traerlos.” Dijo Edzard mirando a Asia con una sonrisa.
“¿En serio?” preguntó Xenovia mirando a Asia con confusión.
“Sí. Además, era un ganar-ganar para todos. Después de todo, así esos niños podían visitar un lugar interesante y Marie tendría varios compañeros de juegos.” Respondió Asia con una sonrisa.
Aquellas palaras hicieron sonreír a Xenovia. Sin embargo, antes de que ella hablase la sala fue silenciada por un grito.
“¡Solo soy fea una Valquiria que no ha tenido un novio en toda su vida!”
Edzard giró su cabeza al escuchar esa voz, pues la reconocía. Sus ojos se abrieron al ver a Rossweisse llorando junto a un anciano que tenía una cabellera y una barba larga de color blanco. El anciano vestía una túnica corta y de color azul con un forro dorado en la parte superior e inferior del cuello, las mangas de la túnica y en la parte delantera de sus túnicas hasta la parte inferior de la túnica. El resto de su túnica es blanca con zapatos a juego. También llevaba un sombrero dorado y negro, que está dividido en cinco minisecciones que lucen el color negro o dorado, la parte superior, media e inferior son doradas y las secciones en negro están debajo y encima de la del medio. La sección negra presenta orbes azules en los puntos ordinales y entre los orbes azules hay puntos rojos.
“Ahh. Parece que mi descanso termino.” Dijo Edzard mientras caminaba de regreso hacia el estrado, pues gracias a Azazel, él sabía que el anciano era Odín. Mientras caminaba, agitó su mano como despedida.
Rossweisse estaba mirando al suelo mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. No le gustaba hacer el ridículo como ahora, pero habían tocado un tema muy sensible en su vida.
“Disculpen el escándalo. Esta es Rossweisse, es una de las mejores valquirias que hay en Asgard, pero es tan estricta que aún no ha logrado hacerse con un novio.” Dijo Odín mirando a Sirzechs.
Sirzechs puso una sonrisa incomoda, pero luego sus ojos se abrieron al ver como una pequeña cadena se deslizaba por el traje formal de Rossweisse. Si bien la cadena no era algo fuera de lo normal, era el dije que tenía la cadena. Este era una moneda única, la cual era un Septim.
“Vaya, Rossweisse-san. Ese es dije muy extraño.” Dijo Azazel con una sonrisa pícara en el rostro, pues estaba que se hacía una idea de lo que pasaba.
“Es verdad. Ella dice que fue un regalo de un joven, pero nunca menciona el nombre. Por lo que muchos creen que está mintiendo y que lo ha comprado y lo hace pasar por un regalo para que no la molesten más.” Dijo Odín mirando a Rossweisse, quien se había levantado rápidamente y había ocultado el collar.
Antes de que alguien le preguntase algo a Rossweisse, una nueva voz los interrumpió.
“Lamento llegar tarde.” Dijo Michael mientras aparecía en el estrado y comenzaba a acercarse hacia el resto de los lideres presentes. Una sonrisa amable apareció en su rostro al ver a Odín. “Es bueno ver que goza de buena salud, Odín-dono.”
Odín miró a Michael y asintió. Al sentir que ya estaban todos, decidió hablar. “Al parecer ya estamos todos.”
“No, Odín-dono.” Dijo Sirzechs con una sonrisa. “Aún falta una persona más.””
Odín levantó una ceja al escuchar eso e intentó preguntar, pero se detuvo de hacerlo al escuchar pasos acercarse. Girando la cabeza, sus ojos se posaron en Edzard, quien caminaba tranquilamente hacia ellos. Mientras Odín trataba de discernir el nivel de poder de Edzard, los ojos de Rossweisse se abrieron de ar en par al ver a Edzard caminar hacia ellos.
‘¿Q-q-q-q-qué hace Edzard aquí?’ pensó en pánico Rossweisse, quien luego comenzó a ver si su atuendo estaba en orden. Soltó un suspiro alver que su atuendo estaba en perfectas condiciones.
“Supongo que usted es el Dios que lidera el panteón nórdico, ¿vedad?” preguntó Edzard al llegar.
“Así es chico.” Dijo Odín con sorpresa, pues el chico le habla de manera informal y eso era algo que no esperaba de un humano.
“Ya veo. Es un gusto conocerlo, me llamo Edzard Cumberland Rolandson.” Dijo Edzard mientras ponía una sonrisa para presentarse.
“También es un gusto conocerte, muchacho. Supongo que debo de presentarte a mi guardaespaldas.” Dijo Odin con una sonrisa mientras se acariciaba la barba. Este chico le estaba comenzando a agradar.
“No hay necesidad, ya nos conocemos.” Dijo Edzard interrumpiendo a Odín y haciendo que el anciano lo mirase con sorpresa. Tras eso, posó su vista en Rossweisse y puso una sonrisa amable. “Ha pasado tiempo. ¿No es así, Rossweisse?”
Rossweisse asintió mientras sus mejillas se tornaban ligeramente rojas y desviaba la mirada hacia un lado. Esta reacción asombró mucho a Odín, quien dio un paso hacia atrás por el shock. Sin embargo, logró recuperar la compostura rápidamente.
“Joven, ¿De dónde conoce a Rossweisse?” preguntó Odín mientras examinaba a Edzard de pies a cabeza.
“La conocí hace unos meses cuando en su lucha contra unos gigantes uno de sus hechizos terminó por destruir el auto que había rentado.” Respondió Edzard de manera divertida mientras veía a Rossweisse sonrojarse de vergüenza.
Odín miró a Edzard confundido, pero luego abrió los ojos con sorpresa, pues recordaba ese era el dia en que supuestamente aquel misterioso joven le había regalado a Rossweisse esa moneda tan rara. Al recordar eso y viendo al joven frente a él, «el padre de todos» comprendió lo que pasaba, por lo que puso una sonrisa de oreja a oreja.
“¡Ja, ja, ja! Ya veo. Así que, Rossweisse siempre dijo la verdad sobre que quien le había regalado aquella moneda fue un joven.” Dijo Odín entre risas muy divertido por lo que sucedía. Así que, acercándose a Edzard, comenzó a mirarlo más detenidamente. “Ya veo. Si, parece que eres un buen partido. Eres guapo y tienes buenas conexiones. Estoy seguro de que la familia de Rossweisse te aceptara sin problemas.”
Edzard y Rossweisse se sonrojaron cuando escucharon aquello.
Azazel decidió unirse a las burlas que estaba diciendo Odín. “Oh, sí que eres travieso, Ed-chan. ¿Sabe tu esposa que andas cortejando a otra mujer a sus espaldas?”
Al escuchar esas palabras, la cabeza de Rossweisse giró tan rápido que asusto a los que la vieron.
“¿E-e-esposa?” tartamudeo Rossweisse mientras internamente esperaba haber oído mal.
“Sí, esposa. El pequeño Ed está casado.” Dijo Azazel con una sonrisa.
Rossweisse sintió un pequeño dolor en su corazón.
‘Parece que realmente tengo mala suerte en el amor.’ Pensó Rossweisse, pues sentía como sus posibilidades de intentar tener una relación de más que amigos con Edzard se desvanecían.
“De hecho, puedes ver a su esposa desde aquí.” dijo Azazel mientras señalaba a una sonriente Asia que conversaba con Irina, Xenovia y Lint.
Rossweisse miró a Asia y sonrió de manera triste.
“Y al lado de ella, están las tres concubinas de Edzard.”
La mente de Rossweisse hizo un corto circuito cuando escuchó la palabra concubina. Por lo que, rápidamente miró a Azazel. “¿C-concubinas?”
Azazel puso una sonrisa de oreja a oreja al escuchar la pregunta. “Sí, concubinas. El pequeño Edzard tiene un harem montado. Según lo poco que logré saber es que, si quieres ingresar, tienes que hacer que Edzard se enamore de ti y luego convencer a Asia-chan de que lo amas y listo.”
Luego de esas palabras, muchos esperaban ver a Edzard decirle algunas cosas a Azazel, pero para la sorpresa de todos, Rossweisse sacó una libreta de la nada y comenzó a escribir en ella.
Edzard miró todo con los ojos en blanco a la vez que estaba un poco molesto, pues no le gustaba que hablasen así de su vida familiar. Sin embargo, cuando estuvo por decir algo, vio como Koneko salía rápidamente de la sala mientras era seguida por Issei, quien a su vez fue seguido por Rias.
‘¿Qué está pasando?’ pensó Edzard mientras veía a esos tres salir. Cerrando los ojos, trató de detectar algún poder, pero no pudo hacerlo. Lentamente comenzó a dejar salir un poco más de su poder, pero lo hizo de la manera más sutil que pudo. Estuvo tan concentrado en eso que se perdió la parte inicial del discurso que estaba dando Sirzechs, en la cual hablo sobre el pacto de Kuoh y la necesidad que tenían los Dioses de Asgard de firmar el pacto.
Posteriormente, Sirzechs habló sobre los daedras, y lo que mencionó hizo poner la piel de gallina a muchos de los demonios presentes. De hecho, cuando Sirzechs mencionó que incluso el poder de la destrucción no podía destruir de manera permanentemente a un Daedra, generó una gran cantidad de discusiones en susurros por parte de varios de los presentes. Además, incluso el viejo de Odín estaba sorprendido, pues el conocía de lo que era capaz el poder de la destrucción.
Y es que, Odín había compartido con Sirzechs la verdadera razón por la que estaba tan ansioso de unirse al pacto. Esta razón fue que habían aparecido algunas criaturas muy raras en los territorios donde los dioses nórdicos aun mantenían algo de influencia. Así que, al enterarse del ataque a la Toscana por unos seres muy raros, había decidido consultar con las tres facciones por separado, pero se sorprendió al descubrir que los tres habían llegado a un acuerdo de paz y habían formado una alianza. Por lo que tuvo que aceptar firmar una alianza con las tres facciones, además de unirse al pacto de Kuoh. Si bien, en un principio tenía mucha desconfianza en ese pacto, ahora se sentía aliviado de tomar la decisión de unirse.
Sin embargo, el discurso que estaba dando Sirzechs fue interrumpido cuando en medio del salón apareció un círculo mágico. De este círculo apareció un hombre apuesto con el pelo azul claro que flota detrás de él con dos pequeños flequillos a la altura de los hombros. Este sujeto también tiene tres joyas azules en la frente y aretes amarillos y vestía una túnica similar a la de Odín.
“Loki.” Dijo Odín en un susurro mordaz mientras fruncia el ceño. “¿Por qué estás aquí?”
“¿Por qué crees, Anciano?” respondió Loki con otra pregunta mientras volaba. “La verdad es que me duele el corazón ver cómo te alias con otras mitologías. Cuando deberíamos de estar luchando contra ellas para llegar al Ragnarok.”
Azazel dio un paso al frente al escuchar aquellas palabras.
“Ummm…. Me parece haber escuchado palabras similares antes en algún lugar… oh, si ya recuerdo fue cuando estaba luchando contra Katerea. Así que, te has unido a la khaos Brigade, ¿verdad?”
“Hump. Admito que he comenzado a colaborar con ellos un poco. Pero nada de lo que hago lo hago por recomendación de ellos, no, todo lo hago por decisión propia.” Dijo Loki mientras extendió su mano y creó un círculo mágico en el suelo. “¡Ven, mi querido hijo!”
La sala se iluminó por completo por el brillo que emitía el circulo. Cuando el brillo se esfumó, en medio del salón había un enorme lobo de color gris que media unos diez metros aproximadamente.
Con el lobo a sus pies, Loki chasqueó los dedos y la bestia comenzó a correr hacia el estrado principal. La velocidad del lobo era tal que logró pasar a todos los guardias fácilmente y con un solo saltó estuvo frente a Odín, quien se estaba preparando para luchar. Sin embargo, el anciano no hizo nada, pues de un momento a otro, el lobo salió disparado cuando un potente rayo le impactó de lleno.
Todos miraron al origen del ataque y esperaban ver a Barakiel, pero se asombraron al ver a Edzard con ambas manos extendidas, las cuales tenían pequeños relámpagos crepitando a su alrededor. “Lo siento, pero en este establecimiento no se acepta el ingreso de ningún tipo de perro.”
Loki miro a Edzard y chasqueó la lengua con molestia.
“Parece que mis allegados tenían razón. Eres realmente una molestia cuando te lo propones, Ysmir.”
Edzard entrecerró los ojos al escuchar ese nombre, después de todo en este mundo los únicos que sabían ese nombre eran Rizevim, Euclid y Ophis. Así que, con eso se confirmó que el dios de Asgard estaba en conversaciones con daedras. Por lo que, dando algunos pasos al frente, habló. “Para que conozcas ese nombre quiere decir que te has aliado con un príncipe daedrico. Me pregunto cual es… ¿El Príncipe del desastre y la destrucción? ¿El Señor de la corrupción?”
Loki solo puso una sonrisa de suficiencia para luego levantar su mano derecha y mostrar una shadowkey azul oscuro. Con un rápido movimiento de la mano de Loki, se generó un portal a sus pies. De dicho portal salieron dos figuras conocidas para los lideres de las tres facciones y para Edzard.
“Ya veo, así que ha sido Bal.” Dijo Edzard al mismo tiempo en que sus ojos comenzaban a ponerse dorados. Antes de atacar a los dos adalides, Edzard desvío su vista hacia el lobo unos segundos. Él sabía que ese lobo se llama Fenrir y que era uno de los seres más peligrosos que había en este mundo. “Oigan, chicos, ¿creen que puedan ocuparse del chucho mientras yo lidio con los dos Adalides?”
Azazel, Sirzechs y Michael asintieron.
“Bueno, parece que ya tengo algo de tiempo para ustedes dos.” Dijo Edzard mientras caminaba hacia los Adalides.
‘Parece que Bal está enojado con ambos.’ Pensó Edzard al ver que el casco del adalid del mandoble aún estaba abollado por el golpe que le había dado anteriormente. Sin prestarle más atención a su enemigo, movió su mano, la cual se dirigió lentamente haca su cadera. Cuando estuvo por tocar algo, vio que la maga levantaba ambas manos y creaba varios portales. De estos portales salieron varios daedras. Estos daedras tenían cuerpos de aspecto femenino hechos de una sustancia similar al magma endurecido, pero debajo de dicho magma había fuego, pero no fuego normal, pues este fuego era azul y emitía una sensación tan fría como los vientos invernales que azotaban la región de Hibernalia.
‘Mierda. Han invocado Atronach de llama fría.’ pensó Edzard con un poco de preocupación al ver a estos daedras. Girando su cabeza, gritó. “¡Chicas! ¡Encárguense de los daedras menores! ¡No dejen que ninguno se acerque a los invitados!”
Asia, quien estaba junto al resto de las chicas asintió y rápidamente convocó su espada. Tomando el mango de su arma, giró y vio que el resto de las chicas también estaban listas. Aika tenía varios círculos de magia sobre ella, mientras que Valerie tenía sus puños cubiertos de oscuridad, Lint tenía su espada desenfundada y Mittelt había convocado su lanza de luz.
“Muy bien, Aika, Mittelt. Quiero que ambas nos den fuego cobertura a Lint, Valerie y a mí.” Dijo Asia mientras se preparaba para atacar. “Lint, Valerie, síganme. Estos daedras son peligrosos, pero suelen atacar a distancia, por lo que una vez que logremos llegar a combate cuerpo a cuerpo podremos abrumarles. Tengan cuidado, sobre todo tu Valerie, ya que como atacas cuerpo acuerpo con tus garras, es posible que sufras quemaduras por el frio extremo que poseen sus cuerpos.”
“Vale, Asia. No te preocupes.” Dijo Valerie con una sonrisa mientras mostraba sus colmillos.
“Sí. Este es el momento perfecto para mostrarles como trabajamos. Lástima que Ingvild este en casa con Marie.” Dijo Lint mientras apretaba el agarre en su espada. Esta espada había recibido algunas mejoras por parte de Edzard, las cuales le permitían a Lint crear ráfagas de poder sagrado usando sus propias reservas de poder sagrado como ángel.
“Tienes razón, pero es lo mejor para ella hasta que pueda mostrarse libremente al inframundo.” Dijo Asia para luego tomar una pequeña bocanada de aire y gritar. “¡Vamos!”
Luego de aquel gritó, Asia y Lint salieron disparadas a gran velocidad contra los Atronach, Valerie por su parte, se había convertido en una bandada de murciélagos para poder moverse más libremente. Los Atronachs levantaron las manos y comenzaron a lanzar bolas de fuego helado.
Las bolas de fuego que llegaban eran muchas y amenazaban con abrumar a Asia y a Lint, pero antes de que estas bolas les impactasen, ambas fueron protegidas por varias barreras, las cuales fueron generadas por Aika y Mittelt, quienes luego rápidamente lanzaron hechizos ofensivos y varias lanzas de luz hacia los atronach, quienes esquivaron los ataques o los neutralizaron con bolas de fuego helado.
Asia decidió aprovechar que los Atronachs estaban distraídos esquivando los ataques para usar su velocidad, al hacerlo apareció frente a un atronach. Moviendo su espada rápidamente, lanzó un corte diagonal ascendente, el cual fue desviado por la coraza endurecida de la mano del Atronach. Al ver esto, Asia levantó la mano izquierda y rápidamente conjuró un círculo mágico. De este círculo se formó una ráfaga de viento tan filosa con la que intentó decapitar al atronach, pero al final no logró nada grave, pues este logró esquivar el ataque con solo algunas heridas visibles.
Lint corrió hacia otro Atronach y cuando estuvo a escasos metros, el daedra le lanzó una bola de fuego, la cual pudo esquivar rodando por el suelo. Rápidamente se levantó y lanzó un corte ascendente con su espada, pero el Atronach detuvo el golpe con sus manos. Al ver esto, Lint dio un salto y maniobrando en el aire, logró doblar el brazo del atronach de manera que el daedra tuvo que soltar la espada. Ya con la espada libre, y aun estando en el aire, Lint desenfundó su pistola y le disparó al atronach a quemarropa tres veces. Lamentablemente, estos disparos no lograron atravesar la coraza de magma endurecido del daedra.
Valerie se reformó sobre la cabeza de otro Atronach, y usando la gravedad, intentó aplastar al daedra usando sus puños, pero su golpe fue detenido. El daedra aprovechó esto y le lanzó una bola de fuego a quemarropa. Afortunadamente, Valerie logró convertirse en niebla y salió ligeramente ilesa. Al ver que no podría atacar de frente, rápidamente se envolvió en oscuridad y cargó como un meteoro hacia el Atronach. Logró darle un fuerte golpe en el abdomen del atronach, haciendo que este derrapase algunos metros.
Al ver que sus ataques no habían surtido efecto, las tres chicas decidieron reagruparse con el resto del grupo.
“Son más fuertes de lo que esperábamos.” Dijo Lint mientras saltaba lejos del atronach al que había atacado.
“Si, pero por algo los Atronachs de llama fría son más fuertes que los normales. Era de esperar que sea más complicado matarlos que a uno regular.” Dijo Asia, quien luego miró como Valerie se frotaba la mano izquierda. “¿Estas bien, Valerie?”
“Sí. solo que tengo la mano un poco entumecida. Tenías razón al decirme que son fríos. Golpearlo se sintió como si hubiese metido mi mano en las aguas de la Antártida.” respondió Valerie mientras seguía frotándose la mano. “Pero no te preocupes, aun puedo seguir luchando.”
“Bien, porque esto está por ponerse más complicado.”
Luego de aquellas palabras, Asia se lanzó contra los Atronach mientras era seguida por sus amigas.
Al ver que sus chicas y Lint estaban luchando bien contra esos Atronach, Edzard tomó el pomo de su espada. Sin esperar un segundo más, salió disparado a gran velocidad hacia los Adalides. La velocidad a la que partió fue tal que generó una gran onda de viento por la fuerza que usaron sus piernas.
Edzard apareció frente al adalid que tenía el mandoble. Usando la inercia de la velocidad, rápidamente desenfundó a Arondight.
La espada de Sir Lancelot había sufrido grandes cambios en su reforma. Ahora ya no lucia como una simple espada larga de color negro, sino que ahora tenía una hoja un poco más ancha, la cual parecía estar hecha de dos hilos de acero negro entrelazados el cual dejaba tres orificios en medio de la hoja. Además, en el inicio de cada una de las dos hileras había algunas runas grabadas en ehlnofex, las cuales permitían armonizar el poder demoniaco y sagrado que poseía Arondight. Edzard movió su espada a gran velocidad e intentó cortar a su enemigo con un corte diagonal ascendente. Sin embargo, no pudo hacer nada, pues el adalid logró esquivar el corte y mientras lo hacía, desenfundó su mandoble.
Mientras Edzard comenzaba a luchar, la maga dio un saltó y comenzó a levitar por el lugar mientras sus manos se cubrían de fuego.
‘¿Magia de levitación?’ pensó Edzard mientras ocultaba su sorpresa al ver ese tipo de magia. ‘Increíble, pero si ella puede usar esa magia, eso hace que sea una maga de antes de la promulgación de la ley de la levitación.’
Edzard dejó de pensar en eso cuando vio que la maga lanzaba varias bolas de fuego hacia él. Entrecerrando los ojos, movió a Arondight rápidamente y comenzó a cortar las bolas de fuego con gran precisión. Cuando terminó de hacerlo, sintió que algo se acercaba por su espalda, por lo que rápidamente salto hacia un lado. Esto le permitió esquivar el ataque del otro adalid.
El adalid levantó la vista al momento en que se percató que había fallado su ataque. Así que, moviendo rápidamente su mandoble, generó diez cortes de energía, las cuales viajaron hacia Edzard a gran velocidad.
‘Maldita sea. Sí esquivo esto, los idiotas que están atrás mío morirán.’ Pensó Edzard mientras veía llegar el ataque. Y es que, si él saltaba a un lado, los demonios que estaban atrás de él seguramente morirían, por lo que apretó el agarre en Arondight y concentró un poco de Magicka en la espada. Al momento en que el poder de Aurbis ingresó en la espada, la runa que simbolizaba el poder sagrado brillo y recubrió por completo la hoja. En ese instante, Edzard movió la espada, esto generó una gran explosión de energía sagrada, la cual detuvo a cinco de las explosiones del Adalid y aquellas que no fueron destruidas terminaron por impactar lejos de los demonios, pues fueron desviadas por la explosión.
‘Parece que las runas y el fragmento de arentine que use en el templado de la hoja ha logrado que el poder de esta espada sea estable. Aunque…’ Pensó Edzard mientras observaba el daño que había provocado la explosión.
Un estruendo hizo que Edzard desviase la mirada y viera a Azazel luchar contra Fenrir. Moviendo su cabeza ligeramente, vio a Ajuka preparar algo, por lo que logró deducir que estaba por hacer algo para acaba con esta corta batalla.
‘No puedo perder más tiempo.’ Pensó Edzard mientras volvía a posar su vista en sus enemigos.
Luego de pensar eso, Edzard corrió a toda velocidad contra el adalid que usaba el mandoble. Al verlo correr rápidamente, la maga comenzó a lanzarle hechizos para detenerle. Sin embargo, Edzard cortaba con gran precisión todo hechizo que se cruzaba en su camino, desde bolas de fuego hasta lanzas de hielo. Al verlo tan cerca de él, el adalid movió su mandoble y lanzó tres explosiones de energía, las cuales fueron cortadas por Edzard, quien usó el atributo demoniaco de Arondight para lanzar pequeñas explosiones de energía con las cuales detener las del Adalid.
Edzard llegó frente al adalid y rápidamente comenzaron a cruzar armas. Las hojas de ambas armas comenzaron a soltar chispas mientras sus dueños intentaban matarse. El duelo de espadas era tan rápido que muy pocos de los que veían la batalla podían ver como se movían las arma o incluso los combatientes.
Edzard se agachó para evitar un corte del adalid, pero luego también tuvo que rodar por el piso para evita un relámpago. Mirando hacia arriba, vio que la maga estaba que juntaba una gran cantidad de poder, seguramente para usar un hechizo sobrecargado al maximo. Edzard estudio su mano izquierda y lanzó un relámpago hacia la maga. Sin embargo, no pudo atinarle, pues ella se movió y logró esquivar el ataque al último segundo.
“Tch. Por poco.” Dijo Edzard mientras miraba a la maga flotar sin perder la concentración en su hechizo, lo que demostraba que era muy hábil en magia, tal vez llegando al nivel de un mago maestro. Edzard giró la cabeza cuando escuchó a Loki gritar el nombre de Ajuka. Se asombró un poco al ver como él y el chucho eran encerrados por una barrera y teletransportados fuera del salón. Lamentablemente, esta acción hizo que perdiera de vista a la maga, quien lanzó un hechizo, el cual cubrió por completo a su compañero.
El Adalid se lanzó a gran velocidad contra Edzard, logrando casi tomarlo por sorpresa, pues Edzard logró percatarse al último segundo de que le atacaban.
‘¿Qué mierda? ¿Cómo se ha hecho tan fuerte?’ pensó Edzard mientras esquivada un corte horizontal. Él pensaba esto porque el adalid ahora se movía mucho más rápido que antes, además de que sus golpes eran más fuertes. Lo suficientemente fuertes como para mandar a volar varias mesas, decoraciones y algunos demonios que habían estado parado como imbéciles sin prestar realmente atención al peligro en el que estaban. El despliegue de fuerza hizo que Edzard apretase el agarre en su espada y comenzara a desviar los ataques que recibía.
Edzard continuó luchando cuerpo a cuerpo contra el adalid, pero mientras lo hacía también mantuvo un ojo en la maga, quien no se quedaba quieta y le atacaba con hechizos, obviamente tratando de acorralarlo para que su compañero pueda darle un golpe crítico. Así que, para evitar esto, Edzard comenzó a usar sus reflejos para esquivar los ataques y a su vez lograr mantener al adalid del mandoble siempre en dirección de los ataques del otro adalid, haciendo así que este tuviese que lanzar sus hechizos con cuidado para no herir a su compañero.
‘Esto es raro. Ningún mortal, por muy adalid que sea puede aumentar su poder de manera tan brusca en medio de un combate. Incluso yo tendría problemas para hacer eso.’ Pensó Edzard mientras fruncia el ceño y seguía desviando los ataques que sus enemigos hacían. ‘La única manera que se me viene a la mente es un hechizo de reforzamiento mágico. Y eso tendría mucho sentido, pues la maga estuvo cargando ese hechizo por mucho tiempo. Tal vez lo hizo para de esa manera no cometer errores, ya que este tipo de hechizos tienden a ser peligrosos si se usan sobrecargados.’
Lamentablemente, Edzard no tuvo más tiempo para pensar, pues tuvo que saltar para poder esquivar varias lanzas de fuego que la maga le había lanzado. Cuando aterrizó luego del salto, se percató que había caído en una trampa, pues el otro Adalid lo había estado esperando y había movido su mandoble a una posición en la que no podía responder con Arondight. Entrecerrando los ojos, Edzard extendió la mano izquierda y conjuró su segunda arma. Él ya había tenido suficiente de esta batalla. Ahora mismo lucharía con su verdadero estilo de lucha. Al sentir el peso de su nueva arma, Edzard movió su brazo lo suficientemente rápido como para detener por completo el golpe de su enemigo.
El golpe de ambas armas provocó un sonido seco. El cual fue seguido de un forcejeo entre el adalid y Edzard, un forcejeo que no llegó a ningún lado. Sin embargo, entre aquel forcejeo, Edzard logró ver una apertura y la usó para darle una patada al adalid en todo el peto de la armadura, este golpe hizo que el adalid saliese volando varios metros. Sin embargo, el adalid logró maniobrar en el aire lo suficiente como para aterrizar de pie. Ni bien puso los pies en el suelo, el adalid tuvo que levantar su mandoble para detener un golpe descendente del mandoble de Edzard, quien había salido disparado contra su enemigo para tratar de abrumarlo con un ataque sorpresa. La fuerza del golpe hizo que debajo de las piernas del Adadlid se creara un cráter. Sin embargo, el adalid no cedió a la fuerza que estaba usando Edzard y con un poco de esfuerzo logró levantarse y girando un poco la hoja, logró desviar el ataque de Edzard.
Al ver que su enemigo había logrado desviar el ataque, Edzard dio un salto para tomar distancias. Luego de aquello, ambos se vieron frente a frente y en menos de un segundo comenzaron a atacarse con todo lo que tenían. Edzard hacia usó de su habilidad con sus dos espadas, mientras que el adalid también mostraba gran habilidad deteniendo los ataques y contratacando de manera muy efectiva. Si bien la batalla parecía muy pareja, aquellos que eran veteranos de guerra podían ver que las tornas de la batalla habían cambiado completamente y ahora era Edzard quien dominaba el combate. Sin embargo, a pesar de eso, la batalla no tenía ningún ganador claro en este momento, pues ambos enemigos eran capaces de contrarrestarse muy bien.
La batalla parecía estancada, pues ni Edzard ni el adalid podían dar un golpe crítico. Pero había factor que jugaba a favor de uno de los dos y eso era el tiempo. El hechizo usado por la maga era poderoso, pero tenía un ligero problema, y es que al igual que muchos hechizos de refuerzo este tenía un tiempo de duración.
‘Solo unos pocos segundos más y esto habrá acabado.’ Pensó Edzard mientras desviaba un ataque del Adalid con su mandoble. Esto hizo que este tuviera una apertura en su defensa. Preparándose para acabar con él, Edzard levantó a Arondight y se preparó para cortar al adalid; sin embargo, no pudo hacerlo, pues la maga atacaba con varias estacas de hielo. Al ver el ataque, Edzard usó el atributo sagrado de Arondight para crear una explosión de luz y destruir el hechizo enemigo.
Edzard frunció el ceño al ver la explosión, pues fue más débil de lo que él esperaba. Aquello le hizo ver algo que él ya sabía que pasaría. Y es que había una razón por la que él no usaba mucho las habilidades de Arondight. Esa razón era que él no era cien por ciento compatible con la espada.
‘Si bien puedo usarla efectivamente, no puedo confiar en un arma que podría terminar por fallarme en un momento clave. Después de todo, un arma solo es una herramienta y no sirve de nada confiar en una herramienta que puede fallarte. Así que, lo mejor será que la guarde en mi bóveda. Tal vez algún dia aparezca alguien capaz de usarla correctamente.’ Pensó Edzard mientras miraba como la maga flotaba en el aire. Sabiendo que no podía usar su espada para acabar con ella, decidió usar un thu’um. Por lo que, abriendo la boca, gritó. “¡YOL! ¡TOR!”
El aliento de fuego que surgió de la boca de Edzard se dirigió hacia la maga a gran velocidad. La velocidad fue tal que la maga al ver llegar el ataque no tuvo tiempo para poder esquivarlo, por lo que solo le quedo usar una custodia para defenderse. Sin embargó, cuando el aliento de fuego impactó en la custodia, generó una gran explosión, la cual terminó por envolver a la maga por completo.
Al ver que uno de sus enemigos estaba abatido, Edzard posó su vista en el adalid restante y moviendo sus pies, logró esquivar el ataque vertical que había usado su enemigo en un intento de tomarlo por sorpresa. Haciendo uso de Arondight, Edzard lanzó un rápido ataque en diagonal, el cual fue esquiado por el adalid, quien saltó hacia la derecha, pero no salió indemne del ataque, pues la espada logró rosar la parte abollada del casco del adalid. En condiciones normales, el casco habría resistido bien el ataque, pero en esta ocasión ya se encontraba abollado y dañado, por lo que el daño extra hizo que comenzara a agrietarse.
Tras aquel ataque, el adalid cayó en mala posición, lo que lo dejó completamente desprotegido. Esto fue visto por Edzard, quien rápidamente saltó y se acercó al adalid, quien al ver a Edzard lanzó un corte en diagonal tratando de hacerlo retroceder. Sin embargo, el ataque fue esquivado por Edzard, quien usó este ataque para girar sobre su propio eje y levantado su mandoble estaba a punto de asesinar a su enemigo.
El tiempo pareció detenerse para Edzard, quien veía en cámara lenta como su mandoble comenzaba a dirigirse hacia el cuello del Adalid. Mientras la hoja se acercaba, Edzard se percató que el casco del Adalid comenzaba a desmoronarse, permitiendo ver algunas líneas similares a venas, las cuales se extendían por todo el lado derecho del rostro del adalid. Dichas venas brillaban de un enfermizo color azul.
‘Esto se acabó.’ Pensó Edzard mientras sentía que al fin se lograría una pequeña victoria contra los daedras, pues el perder a un solo adalid sería un duro golpe para sus fuerzas. Sin embargo, sus ojos comenzaron a abrir con horror cuando el cascó terminó de romperse y cayó al suelo con un ruido sordo. La sorpresa por ver lo que había tras aquel cascó hizo que Edzard desviara el golpe y fallara estrepitosamente, dejando así una gran abertura en su defensa. Su shock fue tal que a duras penas logró defenderse de un ataque del Adalid, quien, al ver su mandoble detenido, rápidamente le lanzó una patada al plexo solar a Edzard, haciendo que este saliese volando a gran velocidad y terminase por impactar en una de las paredes, creando un gran estruendo que levantó una gran cantidad de polvo.
Asia estaba junto al resto de las chicas y los demonios que estudiaban en Kuoh. Habían logrado derrotar a los ocho atronachs de llama fría que habían aparecido, pero no había sido fácil y las heridas menores que tenían lo comprobaban. El combate había sido más difícil de lo esperado no por la capacidad de batalla del grupo, sino más bien por el lugar donde lucharon. Ninguna podía hacer uso de sus más grandes hechizos o ataques, por lo que se vieron forzadas a usar hechizos básicos o de corto alcance para evitar matar a los demonios invitados.
‘¿Quién en su sano juicio se queda quieto mirando una batalla donde sabes que podrás morir en cualquier momento?’ pensó Asia para luego sacudir su cabeza y volver a mirar la batalla de Edzard con los Adalides.
Ella estaba más que sorprendida por el cambio del ritmo de la batalla y no era la única, pues luego de que Loki fuese sellado, vio como los lideres de las tres facciones miraban la batalla asombrados por como ambos adalides habían logrado arrinconar a Edzard. Ellos le habían preguntado que pasaba y como una maestra en la magia de Restauración, ella sabía la razón del aumento del poder del Adalid con el mandoble. Por lo que mientras la batalla seguía, ella les explico de la manera más sencilla lo que pasaba.
Si bien Asia había querido intervenir, al final decidió no hacerlo, pues su esposo podía apañárselas contra ellos. Además, debía de ayudar a proteger a los invitados.
“Wow. ¿Así que ese es el verdadero estilo de lucha con espadas de Edzard?” preguntó Lint asombrada por ver a Edzard luchar con dos espadas. Y ella no era la única, pues el resto de los espadachines de las noblezas de Rias y Sona también miraban la batalla con asombro.
La nobleza de Sona, quienes no habían visto la batalla durante la conferencia estaban con la mandíbula desencajada al ver el intercambio de golpes. Una de las más asombradas era Tomoe, quien no podía dejar de ver el intercambio de golpes con gran fascinación.
“Increíble…” dijo Tomoe en estado de shock.
“Yo te entiendo.” Dijo Xenovia mientras miraba a Edzard luchar. Con cada sonido de golpe de espadas que escuchaba, ella solo podía pensar en cuan diferente era ella de Edzard, pues si bien ella también sabia luchar con dos espadas, no estaba al mismo nivel que el esposo de su amiga.
‘Tal vez pueda pedirle que me enseñe a luchar así.’ Pensó Xenovia.
“No te recomiendo que le pidas a Ed que te enseñe a luchar así, Xenovia.” Dijo Asia, quien había visto de reojo a su amiga y había podido ver que ella miraba la batalla con los ojos brillantes.
“¿Por qué?” preguntó Xenovia dejando de ver la batalla y viendo a Asia con curiosidad.
“Porque para usarlo es necesario tener los reflejos que tiene Edzard, caso contrario no podrás coordinar los movimientos para defensa y tu guardia quedaría expuesta.”
Los ojos de Xenovia se abrieron al escuchar eso. Volviendo a mirar la batalla, se decidió, por lo que miró de nuevo a Asia. “Asia. ¿Puedes agendar un dia para que yo pueda hablar con Edzard-san sobre algo?”
Asia miró a su amiga y asintió, pues no le vio nada malo a la petición.
La atención de Asia volvió a la batalla cuando se escuchó el gritó de Edzard. Al ver como la maga era derrotada, Asia puso una sonrisa de tranquilidad, no porque le gustase que haya muerto esa chica, sino porque esta batalla estaba por concluir. Sin embargo, se asombró de sobremanera cuando vio como Edzard fallaba el golpe final contra el ultimo Adalid.
‘¿Qué sucede? Ed nunca falla cuando ataca.’ Pensó Asia con un poco de miedo, el cual se intensifico cuando vio como el Adalid arremetía contra Edzard. Intentó gritar para advertirle, pues lo veía allí parado en shock. Sin embargo, su voz no salió de su garganta.
Asia intentó correr hacia Edzard cuando lo vio estrellarse contra una de las paredes, pero se quedó quieta como una piedra y dejó caer su espada cuando vio el rostro que se ocultaba bajo el casco del Adalid. Ella había visto ese rostro una vez en un en Skyrim, en una pintura antigua. Su asombro aumentó a niveles desconocidos cuando vio aparecer al último adalid, quien tenía algunas partes de su armadura destrozada incluida su capucha de mago.
“E-e-esto n-n-no es p-p-posible.” Dijo Asia reconociendo ambos rostros mientras el miedo se apoderaba de su ser.
Debajo de varios escombros de la pared que acababa de destruir, Edzard se levantó lentamente y comenzó a mover los escombros. Mientras lo hacía, sentía como algo cliente mojaba ambos lados de su rostro. Él sabía que no era solo sangre, pues sentía los ojos aguados. Cuando estuvo de pie, comenzó a caminar con pasos lentos hacia los dos Adalides y mientras lo hacía sentía como un nudo se iba formando en su garganta. Al llegar a donde estaban ambos adalides, su vista se posó en ambos y su mente comenzó a recordar algunas palabras que creyó haber olvidado hace mucho.
«Siempre has sido un poco quisquilloso por la comida, por lo que verte comer todo sin quejarte me preocupa mucho, Ed. ¿Qué pasa cariño?»
«Espero que no hayas causado mucho caos en el pueblo, mi pequeño Ed.»
Edzard abrió la boca e intentó hablar, pero cualquier palabra que intentó salir se quedó atorada en su garganta. La razón de toda esta vorágine de emociones que comenzaba a aflorar en su ser fueron los rostros de ambos Adalides. Ambos tenían rostros que había visto por última hace más de ocho años atrás. Antes de que el fuego supuestamente se los tragara junto a su antigua casa.
“P-padre… M-madre…” Fueron las únicas palabras que surgieron de sus labios mientras estaba en shock al ver a sus progenitores vivos.
El rostro de su padre no había cambiado en absoluto, aún tenía la misma barba y el cabello del mismo tono de negro como recordaba. Su madre aún tenía ese cabello rubio que tanto le había mordisquear cuando era un bebe. La única diferencia que veía era aquellos enfermizos ojos de color azul.
Edzard estaba parado inmóvil y era una presa fácil para cualquier ataque. Sin embargo, a pesar de que los dos adalides intentaron atacarlo, solo dieron un paso hacía el frente y luego se detuvieron y se llevaron las manos a la cabeza. Mientras ellos tenían la mano en la cabeza, sus ojos cambiaron de color, dorados para el hombre y verdes para la mujer. Lamentablemente, este cambio solo fue un segundo, pues luego volvieron a ser de color azul.
Tras aquello, Edzard vio como su madre convocaba una shadowkey y desaparecía con su padre. A pesar de ver eso, él no se movió ni un centímetro, pues su mente aún estaba que trataba de procesar lo que acaba de ver.
Cuando ambos adalides desaparecieron del lugar, Edzard cayó de rodillas mientras aquellos ojos azules se quedaban grabados en su mente.
‘Azul… Azul… Azul…’ Pensó Edzard de manera continua como si de un robot se tratase. De un momento a otro su mente recordó algo que había leído en el Arcanaeum hace mucho tiempo atrás, cuando él era aún un alumno de recién ingreso. El libro que había leído hablaba de la legendaria legión Zero. Una legión cuya leyenda era sobre todo por tener miembros que había traicionado al imperio durante la «fusión de planos» que había intentado hacer Molag Bal. Apretando los dientes, Edzard se llenó de una rabia que no había sentido desde el dia en que Akatosh le mostró lo que habría sido de su querida esposa. Apretando los puños hasta hacer sangrar sus palmas, lanzó un rugido hacia el cielo.
“¡BAAALLL!”
El grito fue tan fuerte que hizo que los presentes se vieran obligados a taparse los oídos al escucharlo, pues era tan fuerte que amenazaba con dejarlos sordos. Sin embargo, tan pronto ese gritó terminó, todos tuvieron que comenzar a ponerse a cubierto, pues de un momento a otro el cuerpo de Edzard comenzó a expulsar una enorme cantidad de magia, la cual generó grandes corrientes de aire impregnadas con Magicka. La fuerza de las corrientes de aire era tal que varios demonios fueron enviados a volar como si de hojas secas se tratase, mientas que los que estaban más cerca de Edzard y que no fueron enviados a volar tuvieron que alejarse rápidamente para evitar ser calcinados por el poder que Edzard estaba expulsando.
Mientras los lideres de los demonios, Caídos, Ángeles y los dioses nórdicos veían la escena con sorpresa, la voz de Edzard se elevó por sobre todos e hizo retumbar el lugar por completo.
“¡VOY A MATARTE MALDITO! ¡JURO QUE ENCONTRARE LA FORMA DE DESTRUIRTE DE MANERA PERMANENTE!” Gritó Edzard mientras comenzaba a expulsar más poder.
Asia había sido tomada por sorpresa por el poder que había comenzado a expulsar Edzard y fue mandada a volar algunos metros, pero por fortuna para ella, Aika y Valerie lograron atraparla antes de que ella impactase contra alguna pared.
“¡Asia! ¡¿Que sucede?! ¡¿Qué le pasa a Ed?!” preguntó Aika mientras creaba varios círculos mágicos, los cuales comenzó a usar como barreras protectoras.
“¡Aika tiene razón, Asia! ¡¿Qué sucede?!” preguntó Valerie mientras se cubría con un brazo el rostro para poder ver qué pasaba, pues las ráfagas de aire estaban aumentando de poder y entorpecían la vista de lo que pasaba.
Asia salió de su estupor al escuchar las voces de sus amigas y rápidamente se puso de pie. Ella no entendía muy bien que pasaba, pero si sabía algo, y eso era que su esposo estaba en peligro. Por lo que sin importarle nada más, rápidamente comenzó a correr hacia Edzard ignorando los gritos de muchos que le decían que no se acercara.
Al llegar a unos metros cerca de Edzard, Asia comenzaba a sentir como su piel comenzaba a calentarse. El calor comenzó a aumentar de intensidad mientras más se acercaba a Edzard, por lo que, sin pensarlo dos veces, usó su Balance Breaker para de esta manera poder acercarse sin peligro. Lenta y constantemente, Asia siguió caminando mientras cubría su rostro para poder ver a donde se dirigía. Cuando llegó donde estaba Edzard, no dudo ni un segundo en abrazarlo con todas sus fuerzas.
“¡Por favor, Ed! ¡Calmante!” gritó Asia tratando de calmar a su esposo. “¡Por favor, Ed! ¡Si sigues destruirás todo este lugar y mataras a personas inocentes!”
Lamentablemente las palabras de Asia no lograban nada, pues Edzard seguía expulsando magia sin control.
Asia comenzó a desesperar al ver que Edzard no reaccionaba a sus ruegos.
“¡Por favor, Ed! ¡Tranquilízate!” gritó Asia mientras se aferraba a Edzard y lloraba, pues vio como el cuerpo de Edzard comenzaba a mostrar algunas quemaduras de segundo grado, signos inequívocos del daño que su propio poder le estaba causando a su cuerpo en su forma humana.
‘Por favor, detente.’ Pensó Asia con miedo y pavor, pues temía que su esposo decidiera usar su aspecto de dragón. Si eso pasaba, lo más probable es que hubiese una batalla, batalla donde Sirzechs, Azazel, Michael y todos los que tenían como mínimo el nivel de un demonio de clase Satán tratarían de detener a Edzard. Lo peor es que Edzard en estado de furia no tenía sus limitadores morales y atacaba sin importarle nada, lo que lo hacía más peligroso de lo normal. Por lo Asia estuvo gritándole a Edzard que se detenga varias veces, pero el no hizo caso. Sin embargo, cuando Ajuka estuvo tentado a transportar a Edzard a otro lugar, de la nada una bola de energía verde surcó los cielos y dio de lleno a Edzard, el cual se calmó de manera instantánea.
“¿Ed?” preguntó Asia con los ojos con lágrimas cuando vio que Edzard se había calmado. Sus ojos se abrieron con horror cuando vio que los ojos de Edzard estaban vacíos y desprovistos de vida mientras lágrimas de sangre no dejaban de correr por sus mejillas. Un segundo después de eso, el cuerpo de Edzard cayó como una marioneta a la que le habían cortado los hilos.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y empezamos con lo primero, los padres de Ed están vivos y sirven a Molag Bal. Como es que llegaron al servicio de Bal se explicara dentro de muchos capítulos, pero enserio cuando digo muchos es como dentro de siete arcos aprox. (esta cantidad está sujeta a cambio). XD
También vemos que Ed no puede usar el potencial completo de Arondight, siendo esa la razón por la que a partir de ahora ya no la usara. Esa espada esta destinada a ser usada por un personaje, pero eso será muy, pero muy adelante.
Ahora, sobre la identidad de quien lanzó ese hechizo que calmó a Edzard, bueno… eso queda para su imaginación XDBueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 40
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 39
—Te espera un camino difícil por delante, niña. Si crees que por ser su prometida tendrás una vida fácil, no tienes ni idea de lo que realmente sucederá. En algún momento serás forzada a liderar y cuando eso suceda, por como eres actualmente, fallaras. Pero no te preocupes, me encargare de convertirte en alguien capaz de navegar por las intrigas de las cortes, serás capaz de tomar la defensa de un castillo y lo más importante, serás capaz de tomar el liderazgo cuando él no pueda —
Valerica a Asia al inicio de su entrenamiento
El resplandor del sol iluminaba la mañana que iniciaba. Ya habían pasado unas cuantas horas desde que sucedió el ataque a la fiesta en el inframundo y Asia se encontraba mirando a los lideres reunidos. Actualmente se encontraba en una habitación espaciosa y en ella estaban los cuatro Maous, Azazel, Shemhazai, Michael y Odín. La razón de la presencia de todos era que se estaba llevando a cabo una reunión de emergencia del Pacto de Kuoh y ella estaba asistiendo en remplazo de su esposo.
“Entonces Asia-chan. ¿Cómo sigue Ed-chan?” preguntó Azazel mirando a Asia mientras se recostaba en su silla.
“Está descansando. Aún no ha despertado y por los resultados de los exámenes que se le han practicado, es probable que no despierte hasta dentro de unos cuantos días más.” Respondió Asia mientras ponía una mirada triste al hablar de su esposo.
Y es que luego de que todo terminase, Edzard había caído inconsciente y aun no mostraba signos de despertar. Ninguno de los que lo conocían podían entender la razón de esto. Las conjeturas iban que podía ser por causa del shock de ver a sus padres vivos o porque su cuerpo fue forzado a resistir una gran cantidad de poder de manera abrupta. Lamentablemente, fuera de esas conjeturas, nadie sabía la verdadera razón. Además, ella aun recodaba las reacciones que tuvieron las chicas al enterarse de la identidad de los dos Adalides de Molag Bal.
Flashback
Asia soltó un suspiro de preocupación mientras terminaba de contarle todo a las chicas.
“¡¿Los padres de Edzard siguen vivos?!” fue el grito de todas las chicas al terminar de procesar toda la información.
El gritó había sido tan fuerte que ella tuvo que taparle los oídos a su hija para que no sufriera daño en sus sensibles oídos. Todas estaban en una habitación del palacio, la cual solía usarse como centro de reunión solo de las chicas. Esta habitación era la única a la cual Edzard no solía ingresar desde que ellas tomaron posesión del lugar.
“Sí, tanto Roland Eitarson como Selene Cumberland siguen vivos.” Dijo Asia una vez que vio que las chicas se habían calmado.
“P-p-pero ¿C-c-cómo es posible?” preguntó Aika mientras su mente trataba de salir del shock de saber que sus «suegros» estaban con vida.
“No lo se.” Respondió Asia mirando al suelo. “No logro entender como pasó esto. Se suponía que ambos habían muerto en ese incendio hace años, pero al parecer no lo hicieron y terminaron llegando a Puerto Gélido.”
“Ese es el reino de Oblivion de Molag Bal, ¿verdad?” preguntó Lint recordando lo que sabia sobre el Príncipe Daedrico de la dominación.
Asia respondió con un asentimiento de su cabeza.
Esa respuesta sumió a las chicas en un silencio incomodo, pues ninguna sabía que hacer.
“¿Cómo procederemos a partir de ahora?” preguntó Valerie mirando a Asia.
“No lo sé. Y-y-yo no sé qué hacer. El color azul en sus ojos es la consecuencia de beber la sangre de Puerto Gélido.”
“¿Sangre de Puerto Gélido? ¿Qué es eso?” preguntó Mittelt con confusión.
“Es un veneno especial, creado a partir del plasma Azure, el cual es un fragmento magia de creación caótica que en Puerto Gélido toma la forma de lagos. Una vez que se consume, este veneno comienza lentamente a robar la voluntad y la mente de los consumidores. Solo hay cura conocida para ese veneno, la única manera e-e-es…” La voz de Asia comenzó a quebrarse al intentar decir cuál era la uncia manera de salvar a alguien que consumido ese veneno.
La respuesta de Asia hizo que los ojos del resto de las chicas se ensombreciesen, pues ellas entendieron lo que Asia no podía decir. Mientras apretaban sus puños, los ojos de todas comenzaron a llenarse de lágrimas, pues sabían que el hombre que todas querían tendría que cometer un crimen tan grave como lo era el parricidio para salvar al menos el alma de sus padres.
Asia cerró los ojos mientras las lágrimas caían por su rostro, pero los abrió al sentir que alguien tocaba su cara. Sus ojos miraron la pequeña mano que su hija había puesto en su mejilla. Una pequeña sonrisa de confort y confianza estaba presente en el rostro de Marie. La sonrisa de la pequeña era tan contagiosa, que Asia sonrió un poco y abrazó a su hija con fuerza.
“No llores, mamá. Estoy segura de que papá se despertara pronto y rápidamente encontrara la forma de salvar a los abuelos.” Dijo La pequeña Marie con una sonrisa y unas palabras que demostraba que era más lista de lo que se podía esperar de una niña de su edad.
El resto de las chicas miraron a Marie y se secaron las lágrimas mientras una sonrisa aparecía en sus rostros.
“Es cierto. Ese idiota es capaz de eso y más.” Dijo Mittelt mientras se secaba las lágrimas con la manga de su vestido.
“Así es. El podrá salvarles.” Dijo Valerie con una sonrisa mientras se limpiaba las lágrimas con un pañuelo que había sacado de su vestido.
Asia asintió mientras se limpiaba sus lágrimas. “Tienen razón. Él lo hará, el los salvará.”
Fin Flashback
“Ya veo. Eso es algo malo. Esperábamos que el pudiese ir y brindar apoyo al grupo que ha sido enviado a enfrentarse a Loki.” Dijo Sirzechs con clara preocupación en su voz.
Las palabras de Sirzechs hicieron que Asia se asombrara, pues nunca esperó que ellos ya hubiesen mandado a alguien a lidiar con el Dios nórdico. Sin embargo, como vio que allí estaban todos los lideres, ella comenzó a intuir quienes habían ido a luchar contra Loki.
“No entiendo porque no ha ido ninguno de ustedes. Se supone que son los más fuertes de sus facciones, por lo que les sería fácil lidiar con Loki.” Dijo Asia mirando a los Lideres reunidos.
La mayoría de los lideres desvió la mirada mientras ponían caras de vergüenza, los únicos que no pusieron cara de vergüenza fueron Azazel y Odín.
“Ellos insistieron y finalmente cedimos. Por eso queríamos que Edzard-dono fuera a ayudarles para evitar que los maten.” Dijo Michael con una sonrisa triste en el rostro.
Asia los miró y comenzó a ver porque Edzard a veces se enojaba con ellos. “Normalmente podría rechazar esta petición, pero como sabemos que Loki está aliado con Bal, este asunto ya puede considerarse como algo que tiene que ver con los daedras, por lo que si les ayudaremos.”
Las palabras de Asia hicieron que todos pusieran sonrisas de alivio. Sin embargo, antes de que alguien hablara, la esposa de Edzard se les adelantó.
“Necesito que me digan quiénes conforman ese grupo. Además, deberán de preparar algunos refuerzos, pues me temo que, si bien en el grupo somos fuertes, aun no estamos al nivel necesario para derrotar a un Dios.”
Los lideres asintieron a lo dicho por Asia.
“Sobre tu primera pregunta, casi todo el ORC ha ido, siendo el único que falta Gasper-kun. También están Sona, su reina y su peón. Además de contar con la guardaespaldas de Odín-dono.” Respondió Sirzechs mirando a Asia. “Sobre los refuerzos, trataremos de enviar algunos demonios de clase suprema lo más pronto posible.”
“Está bien. Sin embargo, antes de que me vaya les diré que dejare a Tiamat a cuidar a mi hija y que vigile a Edzard.” Dijo Asia mientras se levantaba de la silla y creaba un círculo mágico en su oído.
Sirzechs miró a Asia y preguntó. “Asia-san. ¿También planeas llevar a la joven Ingvild contigo?”
“Sí. Si bien quisiera que estuviera encubierta más tiempo, el grupo necesitara de su ayuda para enfrentar a Loki, sobre todo desde que Ed no está. Espero que nada de lo que suceda aquí se divulgue. Aun no es seguro del todo para ella estar libremente en el inframundo.” Dijo Asia mirando con seriedad a los lideres presentes.
Sirzechs puso una sonrisa y asintió junto al resto de los presentes.
Asia asintió en respuesta y comenzó a hablar con el resto de las chicas y les dijo que se preparan para una misión de último minuto. Aparte de esas palabras, ella también les dijo que prepararan algunos suministros de pociones, pues sería muy probable que los necesitasen.
Tras terminar de hablar, Asia se despidió de los presentes y usando un círculo mágico, se teletransportó hacia el palacio para preparase para la batalla por venir.
El viento mecía suavemente las cortinas de las ventanas de una amplia habitación blanca. En medio de esta habitación y rodeado de algunos aparatos médicos demoniacos se podía ver a Edzard descansar en la única cama de la sala.
Al lado de la cama, mirando a Edzard, se encontraba Asia y junto a ella estaban Aika, Valerie, Mittelt, Ingvild y Lint.
“Ed, ya nos vamos.” Dijo Asia mientras extendía su mano para tomar la mano de Edzard. “Estaremos de vuelta antes de lo que esperas. Para cuando volvamos, esperamos que ya estes despierto.”
Luego de aquellas palabras, Asia se acercó a Edzard y le dio un beso en la frente. Esta acción fue imitada por las concubinas de Edzard. Cuando todas terminaron, Lint e Ingvild se acercaron y tomaron la mano derecha de Edzard entre las suyas.
Alejándose, el grupo de seis chicas comenzó a retirarse de la habitación. Cuando salieron, vieron a Tiamat sosteniendo a Marie en sus brazos.
“Dejo la seguridad de este edificio y la de Edzard y Marie en tus manos, Tiamat.” Dijo Asia mientras se acercaba y le daba un beso a Marie en la frente, quien respondió al gesto con una pequeña risa.
“No te preocupes, Asia. Nadie se atreverá a atacar este lugar.” Respondió Tiamat con una sonrisa.
Asia asintió y luego de despedirse, se fue del lugar siendo seguida por el resto de las chicas.
Mientras caminaban, Mittelt apresuró el paso y se puso al lado de Asia.
“Entonces, jefa. ¿Cuál es el grandioso plan para vencer a un Dios y sus secuaces?” preguntó Mittelt.
“Atacar con todo lo que tenemos desde un inicio.” Respondió Asia mientras comenzaba a armonizar su Magicka con su poder mágico. “Estamos luchando contra un Dios, por lo que todas debemos ser muy cuidadosas. Ya que no sabemos qué tan fuerte es ese Dios en comparación con los lideres de la facción Old Satan. Además, de que de seguro estará Fenrir allí, por lo que sería mucho más que prudente que tengamos extremo cuidado al momento de luchar.”
Las chicas asintieron y se quedaron esperando dos minutos. Cuando sintieron que el poder mágico de Asia cambiaba, se prepararon para lo que vendría. Sintiendo que sus dos fuentes de poder armonizadas, Asia sacó una hoja de papel y usó el circulo mágico que allí estaba inscrito para teletransportar a todo el grupo hacia el campo de batalla.
Issei esquivaba lo mejor que podía los ataques de Fenrir, quien ahora lo perseguía por todo el campo de batalla. Se movía a una velocidad mayor a la que tenía normalmente gracias a que estaba usando el balance breaker del Boosted gear. Y es que, para fortuna del demonio reencarnado, él había logrado obtener este estado luego presionar los pezones de Rias mientras luchaba contra la hermana de Koneko la noche anterior. Así que, con este nuevo poder, el esperaba al menos darle un poco de pelea a Loki. Sin embargo, la batalla contra Loki había sido tal y como una persona normal pensaría que sería al enviar a un grupo de jóvenes a luchar contra un Dios malvado. Es decir, Loki les lanzó todo lo que tenía desde un principio, pues estaba encabronado con lo que había pasado en la reunión de la noche anterior.
Sin embargo, por azares del destino o porque un ente superior desconocido los protegía, ellos aun seguían con vida. La batalla fue dura, pero algunas cosas buenas habían pasado. Y es que, en medio de la batalla, tanto Koneko como Akeno habían aceptado sus propios poderes. Lamentablemente este aumento de poder no hizo nada para cambiar el rumbo de la batalla de manera inmediata.
“¡¿Cuándo llegan los refuerzos?!” gritó Issei mientras esquivaba por los pelos las fauces de Fenrir.
“¡Onii-sama dijo que en cualquier momento!” gritó Rias en respuesta mientras saltaba y esquiva el aliento de fuego de un clon de Midgardsormr.
Issei asintió y moviéndose a grandes velocidades, intentó atacar a Loki, quien seguía volando de manera perezosa y miraba todo con una expresión de burla. Al verlo completamente concentrado en la batalla, Issei intentó tomarlo por sorpresa, por lo que lanzó un dragon shot contra Loki, quien simplemente movió sus manos y creando circulo mágico, se defendió del ataque como si nada.
“Sekiryuutei… ¿Es eso lo mejor que puedes hacer?” preguntó Loki con un tono de voz que hacía que pareciese decepcionado a la vez que su rostro se adornaba con una sonrisa de burla.
Issei se llenó de ira al ver la cara engreída que ponía Loki, por lo se apretando los dientes, se lanzó para atacarlo puñetazo limpio. Issei lanzó golpes a diestra y siniestra, pero ninguno lograba atinarle al Dios nórdico, pues este los esquivaba o los desviaba con relativa facilidad. Estuvo intentado golpear al dios un tiempo, pero al final, no logró nada. Sin embargo, en un descuido que tuvo, fue alcanzado por un hechizo no muy poderoso, el cual le hizo retroceder a hasta estar cerca de Koneko.
Loki levantó la mano e intentó terminar con Issei y Koneko usando un hechizo más poderoso, pero no pudo hacerlo, pues su mano fue detenida por una soga hecha de energía blanca.
“Ummm…” Dijo Loki con una ceja levantada al ver la soga que retenía su mano. Siguiendo con la vista la soga, vio que esta proveía del peón de Sona.
“Je, je, je. Te pille.” Dijo Saji con una sonrisa de suficiencia en su rostro.
“Umm. Esto no es nada, pequeño demonio.” Dijo Loki mientras hacía aparecer un círculo mágico sobre la cuerda que lo retenía. Para su sorpresa, el circulo mágico se rompió en varios pedazos mientras la soga seguía intacta. “Imposible. ¿No me lo puedo quitar?”
“Azazel-sensei me ha implantado todos los sacred gears que poseen fragmentos del alma de Vitra.” Dijo Saji con una sonrisa mientras hacía uso de su segundo sacred gear para conjurar unas llamas negras, las cuales recorrieron la totalidad de la longitud de la soga que ataba a Loki y comenzaron a debilitarlo lentamente.
Mientras Saji lograba mantener retenido a Loki, Kiba y Xenovia le hacían frente a Fenrir.
Ambos demonios se movían por el campo de batalla, haciendo gala de velocidad y reflejos, pues habían logrado esquivar varios de los embates del mítico lobo.
“¡Tenemos que inmovilizarlo!” Gritó Kiba mientras seguía corriendo.
Xenovia asintió a lo dicho por su compañero y deteniéndose de manera abrupta, se lanzó conta Fenrir. Cuando estuvo a escasos metros del lobo, se deslizó por debajo de las patas de Fenrir, esquivando así sus fauces. Cuando estuvo a espaldas del lobo, levantó a Durandal y se preparó para lanzar un ataque. Sin embargo, el tiempo de carga de Durandal parecía haberla dejado desprotegida y Fenrir intentó aprovechar eso.
El lobo se lanzó contra Xenovia, pero nunca llegó a tocar al demonio, pues varias espadas salieron del suelo y frenaron el avance del lobo, quien giró y vio a Kiba, el cual tenía su espada clavada en el suelo.
En el mismo instante en que el lobo desvío su mirada, Durandal estuvo cargada, por lo que Xenovia lanzó una potente explosión de poder de sagrado contra Fenrir. El ataque tomó al lobo desprevenido y causó una explosión al impactar. Lamentablemente, cuando el polvo generado por la explosión se disipó, se podía ver que Fenrir se encontraba completamente ileso.
El hijo de Loki miró a Xenovia y gruñendo se lanzó contra ella, pero no llegó muy lejos, pues el otro caballero de Rias aprovechó esto, y volviendo a clavar su espada en el suelo, creó cientos de hojas, las cuales lograron retener a Fenrir.
El hijo de Loki rugió con ira al sentirse retenido y usando su gran fuerza, comenzó a avanzar. Los pasos de Fenrir eran lentos, pero continuos. Sin embargo, pese a su avance, Fenrir no lograba salir de la trampa de espadas, pues Kiba estaba que reponía las hojas que Fenrir destruía con mucha rapidez.
“¡Nosotros Retendremos a Fenrir! ¡Ataquen a los otros!” gritó Kiba mientras mantenía la concentración para seguir reteniendo al lobo, mientras que Xenovia se ponía frente a él para brindarle cobertura y evitar que o ataquen.
Issei asintió a lo que dijo su compañero, por lo que junto a Koneko comenzaron a atacar a Sköll. Sköll era el hijo de Fenrir y era similar en apariencia a su padre, solo que más pequeño, midiendo entre cinco y siete metros. El hijo de Fenrir había intentado cargar contra Kiba y Xenovia para liberar a su padre. Sin embargo, su ataque fue interrumpido por Issei, quien apareció a su lado y lanzó un gancho elevado, pero Sköll logró esquivar el ataque. Luego de eso, intentó desgarrar con sus fauces a Issei. Sin embargo, antes de que lo lograse, Koneko apareció a su lado y le dio una fuerte patada en el ojo, cegándolo temporalmente.
“Issei-sempai.” Dijo Koneko mirando a Issei una vez que lograron alejarse un poco de Sköll.
Issei asintió y cargando un dragon shot, disparó a quemarropa contra Sköll, pero el lobo logró esquivarlo al último segundo.
“Parece que eres duro.” Dijo Issei para luego gritar y junto a Koneko cargar contra Sköll.
Ambos demonios comenzaron a atacarlo con lo todo lo que tenían. Koneko comenzaba a atacar lanzando bolas de Senjutsu hacia Sköll, en un intento de hacer que el lobo los siguiese.
El lobo recibió los ataques, pero salió relativamente ileso. Rugiendo, se lanzó contra Koneko, quien comenzó a saltar por el lugar para esquivar los ataques del lobo, el cual era muy rápido. Koneko saltó a un lado y Sköll logró colarse en su defensa. Sin embargo, nunca llegó a morder a Koneko, pues Issei le hizo retroceder con un Dragon shot.
“Koneko-chan. ¿estas bien?” preguntó Issei acercándose a su Kouhai.
“Sí, Issei-sempai.” Respondió Koneko mirando a Sköll.
Issei asintió y también miró a Sköll. Sin pensarlo, ambos se lanzaron a tratar de derrotar a Sköll o en el peor de los casos, retenerlo la mayor cantidad de tiempo que pudiesen hasta que llegaran los refuerzos.
Mientras Issei y Koneko mantenían ocupado a uno de los hijos de Fenrir, Rossweisse e Irina hacían los mismo con Hati. El hermano de Sköll era idéntico a su hermano en apariencia y poder. El segundo hijo de Fenrir estaba que daba mucha batalla a las dos chicas, quienes se vieron forzadas a estar esquivando y luego contratacar. Por fortuna, ambas podían luchar bien a distancia y eso les había permitido estar fuera del alcance de mucho de los ataques de Hati.
Hati se paró frente a ambas chicas y mostró sus dientes antes de lanzarse contra ellas. Al verlo cargar, Irina, quien le había mostrado a sus amigos que era un ángel reencarnado, extendió su mano hacia arriba y creó un aro de luz, el cual lanzó contra Hati. Sin embargo, el ataque falló, pues el lobo saltó hacia un lado.
El hijo de Fenrir no se detuvo luego de esquivar el ataque de Irina. El siguió corriendo, pero tuvo que detenerse y saltar hacia atrás cuando varios hechizos elementales impactaron a escasos metros de su posición. Al levantar su vista, el lobo vio que el ataque provenía de Rossweisse. Así que, gruñendo, Hati se lanzó contra la valquiria.
Al ver que la atacaban, Rossweisse no perdió tiempo y comenzó a volar para esquivar el ataque de manera sencilla. Ya estando en el cielo, Rossweisse extendió sus brazos hacia los lados y conjuró una gran cantidad de círculos mágicos. Los círculos brillaron de forma simultánea y liberaron un aluvión de hechizos elementales contra Hati, quien se vio forzado a moverse por el lugar para intentar esquivar el ataque. Sin embargo, fue en vano, pues el ataque de Rossweisse logró atinarle al lobo, creando así una gran explosión.
“¿Ya se terminó?” preguntó Irina viendo como el humo comenzaba a disiparse.
Rossweisse miró el humo y negó con la cabeza, pues ella sabía muy bien que tan resistentes eran los hijos de Fenrir.
Cuando el humo terminó de disiparse, se podía ver a un Hati con un poco de pelaje chamuscado, pero nada más. El lobo gruñó y comenzó a correr hacia las chicas, quienes comenzaron a volar para evitar el ataque de Hati. Ya una vez en una altura que pensaron que era segura, comenzaron a atacar a Hati con halos de luz y hechizos elementales.
El lobo vio los ataques y comenzó a esquivarlos de una manera rápida. Al esquivarlos, el lobo se dio cuenta de que tenía pista libre para atacar a Kiba y a Xenovia, por lo que sin pensarlo dos veces comenzó a correr hacia donde retenían a su padre.
Rossweisse e Irina vieron a Hati correr y no entendían que pasaba.
“¿Qué sucede? ¿A dónde va?” preguntó Irina mirando con desconcierto al lobo irse.
Rossweisse miró a Hati y luego miró hacia donde el corría. Sus ojos se abrieron cuando vio que se dirigía hacia donde estaba Fenrir.
“¡Irina-san! ¡Hay que detener a Hati, se dirige hacia Fenrir!”
Los ojos de Irina se abrieron de sorpresa cuando vio que Rossweisse tenía razón. Así que, sin pensarlo dos veces comenzó a volar hacia Hati. Rossweisse no perdió tiempo e hizo lo mismo. Cuando ambas estuvieron cerca, comenzaron a hostigar al lobo para hacer que desvié su rumbo. Hati esquivaba la mayor cantidad de ataques que podía, y los que no, no le causaban tanto daño como para detenerle de manera definitiva, por lo que el hijo de Fenrir siguió corriendo casi sin parar.
“¡Rossweisse-san! ¡Debemos de detenerlo ahora!” gritó Irina mientras lanzaba varios halos de luz, esta vez ya no contra Hati, sino contra el camino que el intentaba seguir.
Rossweisse asintió y rápidamente creó diez círculos de magia. De estos círculos salieron varios rayos de magia los cuales impactaron en el camino que Hati planeaba seguir. Esto hizo que el lobo tuviese que parar y cuando lo hizo, fue encarado por ambas chicas.
“Lo siento, perrito malo. Pero debemos de detenerte.” Dijo Irina mientras creaba una espada de luz en su mano derecha y usaba la izquierda para conjurar un halo de luz.
Rossweisse se posicionó junto a Irina, dispuesta a detener a Hati hasta que llegue el arma que Odín le había dicho que enviaría para ayudarles en la batalla.
A la par que algunos demonios retenían a Loki y sus hijos, las hermanas de dos de los maous y sus respectivas reinas estaban luchando contra un clon de Midgardsormr. El clon de Midgardsormr era idéntica al original en apariencia, es decir era un dragón oriental gris, pero con la única y distintiva diferencia de que era de unos veinte metros.
“Hahh!” gritó Rias mientras lanzaba varios orbes de destrucción contra el dragón.
Los ataques de Rias eran lo suficientemente rápidos como para lograr impactar en el clon del rey Dragon. Midgardsormr recibió los ataques de lleno, lo que generó una explosión. Cuando el humo de la explosión se disipó, se podía ver que Midgardsormr estaba ileso.
Luego de que el ataque de Rias fallara, otro demonio lanzó su propio ataque.
“¡Relámpago Sagrado!” gritó Akeno mientras usaba un ataque de relámpago, el cual estaba potenciado con poder sagrado. La potencia del hechizo fue tal que el clon del rey dragón retrocedió algunos metros.
Al ver que su enemigo no había caído aun, Sona y su reina se prepararon para atacar.
“Esto no tiene cuando acabar.” Dijo Sona mientras comenzaba a juntar magia en sus manos para usarla contra Midgardsormr.
Al ver que sus enemigas se preparaban para atacarlo, Midgardsormr abrió las fauces y lanzó su aliento de dragón.
El aliento de Midgardsormr avanzó con gran velocidad hacia el grupo de demonios, quienes parecían ser presa fácil del ataque. Sin embargo, antes de que les impactase, Tsubaki, la reina de Sona, voló a gran velocidad y rápidamente se puso al frente del ataque y juntando sus manos, convocó su sacred gear.
“¡Mirror Alice!” gritó Tsubaki mientras al frente de sus manos aparecía un espejo muy decorado de cuerpo completo.
El aliento de Midgardsormr impactó en el espejo, el cual resistió el ataque muy bien, hasta que finalmente el ataque fue regresado a su dueño. El del rey dragón rugió con fuerza al recibir su propio ataque, pues fue devuelto con el doble de fuerza.
Al ver a su enemigo en ese estado, Sona aprovecho esta oportunidad y rápidamente conjuró un dragón de agua, el cual se envolvió sobre Midgardsormr.
Midgardsormr, al verse atrapado por el dragón de agua, rápidamente liberó su aura de dragón y logró liberarse del hechizo haciendo explotar al dragón de agua que lo retenía, causando una pequeña cantidad de neblina, la cual se disipó rápidamente.
La demostración de poder del clon asombró a los demonios que luchaban contra él.
“A pesar de ser un simple clon, se nota que los genes de los que fue creado provienen de un Rey dragón.” dijo Sona mientras limpiaba sus gafas, pues estas habían sido empañadas por la neblina que causo su dragón de agua al ser evaporado pro el aura de Midgardsormr.
“Sí. No debemos de bajar la guardia.” Dijo Rias cruzando los brazos mientras miraba a Midgardsormr.
Sona, Tsubaki y Akeno asintieron para luego comenzar a cargar magia, pues debían de destruir a este dragón como sea para poder apoyar al resto de sus amigos.
La batalla continuó por un prolongado periodo de tiempo. En este tiempo, el ORC, Rossweisse, Irina, Sona, Tsubaki y Saji continuaron su ataque contras sus respectivos enemigos.
Para lograr tomar una ventaja en el combate, cada uno usó sus mejores ataques. Fue gracias a ello y tal vez a un golpe de suerte que habían logrado derrotar a sus respectivos enemigos. Issei y Koneko lograron derrotar a Sköll usando una combinación de ataques que consistió en que Koneko atacara con bolas de Senjutsu, lo que le permitió nublar la vista de Sköll. Esto creó una oportunidad, la cual fue usada por Issei para atacar al lobo usando su promoción a «Caballero». La promoción le permitió mejor mucho su velocidad, la cual usó para aumentar el poder de su ataque, el cual consistió en usar la espada sagrada Ascalon. El poder del ataque se fortaleció gracias a la inercia de la velocidad, lo que permitió que Ascalon atravesara el grueso pelaje de Sköll, perforando su corazón.
Al mismo tiempo en que Sköll caía, Rossweisse e Irina lograban abatir a Hati gracias a un ataque combinado. Este ataque inicio con Irina usando varios halos de luz cuando vio que Hati intentó despedazar a Rossweisse con sus fauces. Estos halos lograron trabar la mandíbula del lobo, haciendo que estuviese con la boca abierta. Al ver esto, Rossweisse no perdió ni un segundo y comenzó a lanzar hechizos a la boca del lobo, haciendo que Hati explotase desde adentro.
Finalmente, Rias, Sona, Akeno y Tsubaki lograron derrotar al clon del rey dragón usando un ataque combinado, el cual tuvo como costo más de la mitad de poder demoniaco que tenían en ese momento.
El final de los combates hizo que todos, salvo Kiba y Xenovia, quienes seguían reteniendo a Fenrir, pudieran centrarse en Loki, por lo que se acercaron a Saji, quien aún mantenía atrapado a Loki. El dios nórdico los vio y frunció el ceño.
“Qué diablos más insolentes!” gritó Loki mientras encendía una poderosa aura de poder divino sobre sí mismo. Esta aura fue tan fuerte que destruyó la línea de Vitra como si nada. “Quería dejar esto para más adelante, cuando el Ragnarok ya estuviese en su apogeo, pero parece que tendré que usarlo ahora.”
Luego de decir esas palabras, Loki levantó su mano y sacó una shadowkey azul, la cual era muy similar a la que había usado en la reunión anterior, pero con una pequeña diferencia, pues tenía una runa daedrica grabada en la cabeza del cráneo.
Los ojos de los demonios se abrieron como platos y su piel se puso ligeramente blanca, pues por la distancia no pudieron ver bien el objeto y pensaban que se trataba de la shadowkey que convocaba a Roland y a Selene.
“¡Ja, ja, ja! ¡Me gusta la mirada que tenéis!” gritó Loki de emoción y alegría al ver las expresiones de los demonios. Sin perder un segundo más, el dios nórdico usó la shadowkey.
Un gran portal purpura apareció bajo los pies de Loki y de allí no surgieron ni Roland ni Selene, no, lo que salió de aquel portal fueron más de veinte clones de Midgardsormr. Estos clones eran muy diferentes a la que derrotaron con anterioridad, pues sus escamas no eran grises como las del original, no, estas eran de color negro. Sin embargo, esas no eran las únicas características notables, pues también tenían los ojos de color azul, los cuales brillaban como llamas.
Los miembros del ORC, el Consejo Estudiantil, Irina y Rossweisse comenzaron a sudar de pánico al sentir la presencia de estos clones, pues se notaba que estaban muy por encima del nivel del clon que habían matado con anterioridad. Además, ellos también comenzaron a preocuparse por otra cosa, la cual era el cansancio, ya que muchos de ellos habían perdido una gran cantidad de energía luchando contra los hijos de Fenrir y el otro clon de Midgardsormr.
“¡Mueran!” gritó Loki al ver las expresiones de sus enemigos. Así que, moviendo su mano derecha, les indicó a los clones mejorados de su hijo atacar. Sin embargo, antes de que estos se moviesen, se escuchó un grito, cuyo tono de voz fue reconocido por los demonios e Irina.
“¡Hechizo de Magicka Extrema: ¡Celestial Sun Swords!”
Los ojos de todos se abrieron en shock cuando vieron aparecer en el cielo a siete espadas hechas de fuego dorado, las cuales eran tan grandes como un edificio de cuatro pisos. Estas espadas se movieron a una velocidad que no debería ser posible para armas de su tamaño. Gracias a ello, lograron pasar por sobre las cabezas de los presentes y dirigirse directamente hacia los clones de Midgardsormr.
Antes de que las espadas impactasen, la voz volvió a gritar.
“¡Todos cúbranse!”
Los demonios, el ángel y la valquiria salieron de su estupor y rápidamente crearon varias barreras sobre ellos mismos y sobre Kiba y Xenovia. Y qué bueno que lo hicieron, porque….
¡BOOMMMM!
Las espadas de fuego detonaron ni bien alcanzaron a los clones de Midgardsormr. Una gran explosión se originó desde el lugar donde estaban los dragones. La fuerza de la explosión fue tal que generó varias corrientes de aire tan fuertes que varios pedazos de escombros salieron volando tan rápido que fácilmente podrían asesinar a demonios de clase baja.
Cuando las ráfagas de viento terminaron, todos voltearon y soltaron un suspiro de alivio cuando vieron a Asia llegar junto al resto del grupo de Edzard.
“Chicos, ¿Están bien?” dijo Asia mirándolos. Ella vestía una armadura formada por una túnica de manga larga sobre la cual había una coraza de placas ligera de color plateada, pantalones de cuero negro ajustados, botas de cuero y brazales del mismo material que su coraza.
Al lado derecho de Asia estaba Aika, quien llevaba una túnica de maga, la cual se ajustaba muy bien a su cuerpo. La túnica era de color azul oscuro y llegaba hasta unos cuantos centímetros por debajo de sus rodillas y tenía unas aberturas a los lados, lo que permitía ver sus muslos. Además, de mostrar que debajo de la túnica llevaba un par de pantalones cortos de color negro. Aparte de eso, llevaba un sombrero de bruja negro junto con un par de botas negras que llegaban hasta sus rodillas.
Al lado izquierdo de Asia estaba Lint, quien llevaba su habitual atuendo de batalla de la iglesia, pero con la adición de su espada enfundad en su cadera.
Al lado izquierdo de Lint estaba Valerie, quien llevaba una blusa blanca de manga larga con volantes, el cual tenía un corse negro con botones dorados encima, una falda corta negra y pantimedias de color negro. Además, llevaba un par de botas altas de color negro.
Al lado derecho de Aika se encontraba Mittelt, quien llevaba un vestido negro de lolita gótica que era diferente al habitual, pues este no tenía los lazos y era más simple en diseño. Ella había cambiado su gran moño negro por una diadema negra con ribetes blancos. Su cabello estaba peinado en dos colas, una a cada lado, estas colas estaban atadas con dos lazos negros pequeños. Además, llevaba un par de medias hasta los muslos de color negro y botas bajas del mismo color.
Finalmente, al lado más alejado de la izquierda estaba una chica que ninguno de los presentes, salvo el grupo de Edzard, no conocían. Esta chica era hermosa y vestía un vestido blanco con escote que deja al descubierto parte de sus pechos, lo que hizo que la mirada de Issei se dirigiera allí de inmediato. Además, dicho vestido tenía aberturas en los hombros junto con un par de guantes blancos largos. Ella terminaba su vestuario con una pequeña falda negra.
Asia miró a los demonios, a Irina y a Rossweisse y suspiró internamente pues no habían llegado tarde.
‘Aunque parece que tendré que decirle a Sirzechs-san que debe configurar mejor esos folletos de teletransporte.’ Pensó Asia, pues ella y el resto de las chicas habían aparecido a unos dos kilómetros de donde estaba la batalla, por lo que tuvieron que volar hacia este lugar lo más rápido que podían.
“Estamos bien, Asia-san.” Respondió Rias con una sonrisa de tranquilidad al ver que los refuerzos habían llegado. Aunque, también estaba un poco preocupada, pues no vio a Edzard, lo que confirmó que Edzard no iría a ayudarles esta vez.
“Ya veo.” Dijo Asia mientras metía su mano a la bolsa que llevaba en la parte de atrás de su cinturón. De allí sacó unas cuantas pociones, las cuales se las dio a todos. “Les recomiendo que las beben, pues esto está por ponerse muy complicado.”
Issei parpadeó confundido al escuchar aquello. “¿Cómo se pondrá complicado? ¿No acabas de matarlos a todos con ese hechizo?”
Asia negó con la cabeza. “No, mi ataque mató a algunos, pero más de la mitad sigue con vida. Y me temo que este tipo de ataque no volverá a funcionar, pues ya no puedo tomarlos por sorpresa como lo hice hace unos instantes.”
“Entiendo. Supongo que a partir de ahora estaremos luchando de manera directa contra ellos.” dijo Sona antes de beberse la poción que recibió de Asia. Sus ojos se abrieron al ver que sus heridas se curaban y que parte de su energía demoniaca regresaba. Así que, mirando a Asia, preguntó. “¿Qué es esta poción?”
“Es una poción en la que Edzard y yo hemos estado trabajando en nuestros ratos libres. Lamentablemente, nos hemos quedado sin ingrediente para fabricar más, por lo que el número que tenemos por ahora es limitado.”
“¿Por ahora?” preguntó Rias luego de beber la poción.
“Sí, por ahora, ya que hemos plantado varios esquejes de las plantas que usamos en su elaboración. Las hemos colocado en un invernadero que hemos creado en el palacio. Por lo que será cuestión de tiempo que tengamos más ingredientes.”
Luego de la respuesta de Asia, los ojos de Rias y Sona se posaron sobre Ingvild, quien se puso un poco nerviosa al ver que las hermanas menores de Sirzechs y Serafall la miraban.
“Disculpen la molestia, pero ¿Quién es la chica que los acompaña?” preguntó Rias mientras señalaba a Ingvild.
Asia vio hacia donde señalaba Rias y miró a Ingvild. Al verla un poco nerviosa, Asia puso una sonrisa amistosa para tranquilizarla. Luego se acercó y tomándola de la mano, la llevó frente a las personas que no la conocían.
Cuando estuvieron frente a todos, Asia le dio un pequeño empujoncito a Ingvild en el hombro derecho. Luego de eso, se paró a unos dos pasos detrás del medio demonio.
Mirando hacia donde estaban sus amigas, Ingvild vio que todas asentían y le daban ánimos con la mirada, por lo que, sin pensarlo dos veces, ella miró al frente y comenzó a presentarse.
“Un gusto conocerlos a todos. Soy la representante de los demonios en el grupo de Edzard, me llamo Ingvild Leviatán. Soy un medio diablo descendiente del Leviatán original.”
Los ojos de todos los presentes, sobre todo los demonios, se abrieron como platos y como si de un acto reflejo se tratara, todos dieron un paso hacia atrás, pues nunca se esperaron que frente a ellos estuviese un descendiente de uno de los maous originales.
“¿C-cómo es posible esto?” preguntó Sona en shock al ver a Ingvild, pues según los registros que se tenían sobre el Clan Leviatán, se suponía que Katerea era la última de su clan.
“Estuve dormida hasta que Edzard me despertó hace no mucho tiempo atrás.” Respondió Ingvild comprendiendo que trataba de preguntar Sona. A la vez que respondía, ella puso una sonrisa amable para así hacerles ver que no quería luchar contra ellas.
“¿Dormida?” preguntó Issei confundido.
“Sí, yo sufría de la enfermedad del sueño. Y he estado dormida por cien años, hasta que Edzard logró despertarme.” Respondió Ingvild al mismo tiempo que un pequeño sonrojo aparecía en su rostro al mencionar a Edzard.
La respuesta de Ingvild hizo que los ojos de aquellos que conocían esa enfermedad abriesen los ojos a mas no poder por la sorpresa que les causaba la noticia.
“A-a-acaso, ¿Edzard encontró una cura?” preguntó Rias con un tono de voz que denotaba esperanza y una pequeña pisca de ansiedad, pues si ya había una cura era muy probable que su tía pudiese despertar.
“No. Edzard dice que fue pura casualidad de que ella despertase cuando la encontró. Además, dijo que gran parte del éxito fue gracias al sacred gear que ella posee.” respondió Asia.
“¿Sacred gear? ¿Ella tiene uno?” preguntó Sona mirando a Ingvild con curiosidad.
“Sí, y según Azazel se llama Nereid Kyrie.” Respondió Asia mientas miraba a los demonios. “Ella es igual Vali-san en cierto sentido, pues al igual que él no quiere gobernar sobre el inframundo ni nada de eso.”
Aquellas palabras tranquilizaron los nervios de Rias y Sona, quienes sonrieron al escuchar aquello. Por lo que, se acercaron a Ingvild y comenzaron a presentarse y a presentar a los respectivos miembros de sus noblezas. Luego de eso, Rossweisse e Irina también se presentaron.
“Ahora que hemos acabado con esto. Debemos de prepararnos para la batalla. No creo que Loki nos espere más tiempo. Así que, nosotros nos encargaremos de los dragones, ustedes luchen contra Loki hasta que podamos unirnos a ustedes.”
Los demonios, Irina y Rossweisse asintieron ante las palabras de Asia.
Luego de esas palabras, Asia caminó unos pasos y miró a los clones de Midgardsormr. No necesitó usar magia para saber que pasaba.
“Es tal y como me temía. Esos dragones han sido de alguna manera modificados para contener un parte de los genes de un titan daedrico.” Dijo Asia frunciendo el ceño, pues eso quería decir que Bal había estado experimentando mucho y había logrado encontrar la manera de crear artificialmente híbridos entre seres de la tierra y Nirm en el laboratorio Vil.
“¿Titan daedrico?” preguntó Issei confundido ante ese nombre.
“Un tipo de Daedra de alto nivel, el cual está entre las tropas de más poder bajo el mando de Molag Bal. Fueron construidos por Bal para ser una imitación de los dragones de Nirm. El primero, de hecho, fue un dragón al cual Bal engañó y luego torturó para obtener el secreto del poder de los dragones, pero al no conseguir nada, lo convirtió en el primer Titan Daedrico.” respondió Asia, para luego mirar a sus amigas. “Chicas, tenemos que ir con todo. Si esos dragones antes eran fuertes, ahora son más poderosos.”
Las chicas asintieron y cada una de las amantes de Edzard convocó un objeto distinto. Aika su lanza-bastón, la cual comenzó a brillar con un aura multicolor. Lint desenfundó su espada y tomó su pistola mientras exponía sus tres pares de alas, demostrando el rápido aumento de poder que había obtenido. Mittelt, por su parte, desplegó sus cuatro pares de alas y convocó una espada corta. Esta espada tenía una hoja de doble filo de color amarillo. Su mango estaba forrado de cuero negro y tenía la guarda en forma de alas de ave extendida. Valerie también convocó sus alas y conjuró un anillo formado por cuatro bandas unidas por cadenas con una calavera en el centro, luego de ponerse el anillo, se cubrió con un manto de oscuridad. Finalmente, Ingvild, convocó sus cuatro pares de alas y comenzó a preparase para usar su magia.
Asia apretó sus puños y activó su balance breaker. Cuando estuvo cubierta por su armadura, convocó a Anseichim. Desenfundándola rápidamente, Asia apuntó su espada al frente y tomó un poco de Aire.
“¡Vamos!”
Luego de gritar, Asia comenzó a correr hacia los clones de Midgardsormr mientras el resto de sus amigas la seguían.
Aquellos ajenos al grupo y que no habían presenciado la batalla en la reunión pasada, estaban completamente asombrados por la velocidad a la que se movían las chicas.
“¿Así que ese es el nivel del grupo de Edzard?” Preguntó Rossweisse asombrada, pues todas las chicas se movían muy rápido.
“Así es. Según mi hermano, cada integrante esta como mínimo al mismo nivel que un demonio de clase Alta.” Respondió Rias mirando como ellas se acercaban a los clones de Midgardsormr.
“Nosotros tampoco podemos quedarnos atrás. Andando.” Dijo Sona mientras se acomodaba las gafas y comenzaba a caminar hacia donde estaba Loki.
Rias asintió y todos juntos se lanzaron para combatir contra Loki mientras esperaban que llegara el Mjolnir para poder acabar con todo.
Mientras ambos grupos luchaban contra sus respectivos enemigos, en una meseta a unos cuantos kilómetros del campo de batalla, sentados en una mesa llena de comida y vino, se encontraban dos seres. Estos dos seres eran el Príncipe de la Locura y el Príncipe de los Excesos, quienes estaban con una copa de vino y brandi respectivamente.
“Increíble, la esposa del pequeño Ed es buena.” Dijo Sanguine mirando como Asia esquivaba los alientos de fuego de dos clones de Midgardsormr al mismo tiempo, para luego contratacar con dos explosiones de energía que surgieron de su espada. Lamentablemente, esos ataques fallaron, pues los clones se movieron rápidamente y las esquivaron, para luego intentar devorar a Asia con sus fauces.
“Tienes razón, pero no es la única. Esos dos ángeles también son buenos, y la medio vampira también.” Dijo Sheogorath mientras miraba a Mittelt lanzar más de ocho lanzas de luz hacia un clon de Midgardsormr, mientras que Lint esquivaba los ataques de otra clon y respondía lanzando balas de hechas de energía sagrada concentrada hacia su enemigo.
“La Dhampir también es buena. Mira como esquiva los ataques de aliento.” Dijo Sanguine mientras se llevaba la mano al mentón. “Por ahora yo les doy un siete en esta batalla. ¿Tú?”
“Ummmm. No sé, creo que podrían ser mejores, pero les doy un cinco. Aun no me entretienen tanto como mi querido descendiente. Por cierto, espero que llegue pronto.”
“Yo también, mi amigo, yo también.”
Las grandes fauces llenas de dientes del clon del rey dragón se acercaron peligrosamente a Asia, quien saltó hacia la derecha, logrando esquivar las fauces de Midgardsormr. Al ver que ya no estaba en peligro, Asia comenzó a correr a toda velocidad por el campo de batalla, rodeando a sus enemigos y lanzando bolas de fuego, tratando de despistarlos lo más que pudo. Mientras corría, tuvo que esquivar en más de una ocasión el aliento de fuego del otro clon de Midgardsormr al que se enfrentaba.
‘Esto es más complicado de lo que pensé. No sé cómo le hace Ed para hacer que parezca sencillo enfrentarse a un dragón.’ pensó Asia mientras seguía corriendo. Deteniéndose de golpe, levantó su mano izquierda y conjuró una esfera dorada, la cual se convirtió en cientos de haces de luz. Estos haces impactaron de lleno en uno de los clones, el cual derrapó algunos metros por el poder del hechizo. Lamentablemente, el clon se levantó nuevamente, demostrando que aun podía luchar.
Asia frunció el ceño al ver esto, pero se vio obligada a rodar por el suelo para así poder evitar el aliento de fuego del otro clon. El fuego abrazador pasó por encima de ella y mientras rodaba, Asia iba pensando en una manera de derrotar a este enemigo.
‘No tengo mucha magicka como para usar otro hechizo de Magicka extrema de la misma magnitud que el anterior. Tampoco puedo quedarme quieta lo suficiente como para usar Akechim. Así que, creo que tendré que usar otra habilidad de mi espada.’
Luego de pensar aquello, Asia saltó lo más alto que pudo, logrando llegar hasta la misma altura de la cabeza de uno de los clones de Midgardsormr. Así que, moviendo rápidamente su espada, Asia logró hacer un corte tan preciso que terminó por cegar de un ojo al clon. El dragón rugió de dolor e ira al sentir la perdida de uno de sus órganos, por lo que, sin perder un segundo, abrió las fauces y lanzó un aliento de fuego hacia Asia. Este ataque era más grande que los usados previamente, por lo que su rango de efecto era más amplio.
Al ver llegar el ataque, Asia saltó rápidamente hacia atrás y ni bien puso un pie en el suelo, rápidamente creó una custodia para protegerse. El aliento del dragón impactó en la custodia, la cual logro resistir sin muchas complicaciones, pues estaba siendo reforzada por el poder del balance breaker de Asia. Sin embargo, mientras resistía aquel ataque, Asia se percató de que el otro clon se movía y se preparaba para lanzar un ataque de aliento.
Al ver el ataque, Asia cerró los ojos mientras concentraba gran parte del poder de su balance breaker. Una potente aura verde cubrió a Asia, quien dejó de usar su custodia y tomó su espada con ambas manos. El aliento de ambos dragones cubrió por completo a Asia, quien se mantenía ilesa gracias al poder defensivo de su sacred gear. Así que, sin perder un segundo más, decidió aprovechar que estaba quieta y comenzó a juntar una gran cantidad de Magicka en su espada. La gema en la espada comenzó a brillar de luces multicolor, esta luz comenzó a extenderse por toda la hoja.
Al ver que ambos dragones habían terminado sus ataques, Asia rápidamente flexiono sus piernas y usando un poco de magia en ellas, dio un saltó lo suficientemente fuerte como para elevarse varios metros por encima de ambos dragones. Ya estando en el cielo, movió su espada de manera horizontal y lanzó una explosión de energía, la cual se dirigió hacia uno de los clones. El dragón abrió sus fauces y lanzó un ataque de aliento con la esperanza de detener el ataque o por lo menos de desviarlo. Sin embargo, para mala fortuna del clon, el ataque siguió su curso y terminó por impactar de manera directa hacia la cabeza de Midgardsormr, decapitándole fácilmente.
El ver como aquel dragón modificado caía de esa manera, hizo que Asia levantase una ceja en confusión, pero no le prestó mucha más atención, ya que aún tenía un enemigo más que derrotar. Así que, comenzó a maniobrar en el aire mientras caía. Al poner su vista en el otro dragón, vio con sorpresa como estaba por devorarla, por lo que, para poder evadir el ataque, tuvo que usar un círculo mágico como plataforma para apoyarse. Pese a que ella nunca había usado los círculos mágicos de esa manera, logró su cometido y salió del rango del ataque, evitando así una muerte segura.
‘Tengo que pedirle a Ed que me enseñe a usar los círculos mágicos como plataforma.’ Pensó Asia al ver que su círculo se había destrozado ni bien puso su pie allí.
Luego de lograr esquivar por los pelos el ataque, Asia rápidamente metió su mano a su bolsa trasera y sacando una poción de Magicka, la bebió de un solo trago. Al sentir como recuperaba parte de su magia, Asia no perdió tiempo y comenzó a juntar una gran cantidad de magia en sus manos. Haciendo aparecer el circulo mágico que hacía posible armonizar sus dos tipos de magia, Asia se preparó para acabar con su enemigo.
“¡Hechizo de Magicka Extrema: ¡Ice Spear!” gritó Asia mientras extendía ambas manos al frente suyo.
Una enorme lanza de hielo surgió de las manos de Asia y se dirigió hacia el clon de Midgardsormr, el cual solo pudo ver como el hechizo se acerba, pues cuando Asia se movió para esquivar el ataque había hecho uso escasos cinco metros, lo que hizo que el ataque impactase a quemarropa en la cabeza del dragón, perforando su cerebro y matándolo en el acto.
Cuando Asia aterrizó en el suelo suavemente, soltó un suspiro cansado, pues había gastado una gran cantidad de magia de un solo tirón para derrotar a ambos clones. Girando su cabeza, vio a sus amigas luchar contras sus respectivos enemigos y mientras lo hacia una pequeña duda surgía en su mente, ya que le parecía que los dragones se habían ido debilitando hacia el final de la batalla.
Mientras Asia se encontraba luchando contra sus dos enemigos, Aika también luchaba contra dos clones al mismo tiempo. Ella saltó por el campo de batalla esquivando los ataques de aliento de los dragones a los que se enfrentaba. En un momento dado, ambos dragones lograron acorralarla y no dudaron en lanzar dos ataques de aliento. Al ver esos ataques llegar, Aika no dudo y rápidamente generó dos círculos mágicos de los cuales salieron grandes chorros de agua. Estos chorros de agua se dirigieron hacia los ataques de los dos dragones y lograron detenerlos, generando una pequeña neblina por el lugar.
“Wow. Realmente son más fuertes de lo que esperábamos.” Dijo Aika mientras entrecerraba los ojos para poder ver a los dragones, pues la neblina dificultaba verlos. Cansada de no poder ver bien, conjuró un círculo mágico y convocó una ráfaga de viento, la cual eliminó la neblina de la zona. Ahora ya con una mejor vista, Aika apretó el agarre en su arma y comenzó a acumular una gran cantidad de poder en ella.
Al ver que su arma comenzó a tener un brillo multicolor en su hoja, Aika comenzó a correr hacia sus enemigos. Cuando estuvo cerca, dio un gran salto y logró subirse al lomo de uno de los clones. Sin perder tiempo, comenzó a correr por el lomo en dirección hacia la cabeza. El camino que en esencia parecía sencillo se complicó, pues el dragón comenzó a moverse en un intento de tirar a Aika al suelo. Sin embargo, eso no paso y cuando ella llegó a la cercanía de la cabeza de Midgardsormr, con gran rapidez movió su lanza y lanzó un golpe rápido, el cual no logró atravesar mucho las escamas del dragón, pero sí pudo hacer otro tipo de daño, pues el cuerpo de Midgardsormr se cubrió por una fina capa de escarcha y pequeños rayos comenzaron a recorrer su cuerpo.
“Parece que estoy de suerte. Dos elementos en un solo golpe.” Dijo Aika mientras saltaba del lomo del dragón, el cual comenzó a rugir y a moverse, obviamente por el gran dolor que sentía luego de recibir el ataque de Aika.
Aika tocó el suelo y luego tuvo que saltar rápidamente, pues el otro dragón no perdió la oportunidad e intentó devorarla.
“Wow. Tranquilo.” Dijo Aika mientras creaba varios círculos de magia de los cuales salieron ráfagas de fuego.
El clon de Midgardsormr, se envolvió en sí mismo y recibió el impacto de los ataques, lo que generó una explosión. Cuando el humo se desvaneció, se pudo ver que el dragón estaba ligeramente herido.
La vista del dragón herido hizo que Aika frunciera el ceño con preocupación. Así que, sin perder tiempo comenzó a levitar. Cuando estuvo en el aire, rápidamente voló para estar lo más alejada que pudo de ellos. Cuando estuvo a varios metros de distancia, ella rápidamente extendió ambas manos y conjuró varios círculos mágicos.
‘Puede que no tenga el talento de Ed cuando se trata de magia. También puede que no tenga la capacidad de armonizar dos tipos de magia como Asia, pero yo también soy fuerte.’
“Prepárate para recibir el resultado de mi entrenamiento con Lavinia-sensei.” Dijo Aika mientras conjuraba círculos mágicos de diversas mitologías, los cuales comenzaron a sobreponerse uno sobre otro formando una especie de cañón hecho de puros círculos mágicos. Entre los círculos mágicos conjurados se podían observar círculos mágicos de Ángeles, Ángeles Caídos, Demonios, nórdicos y por supuesto el que había diseñado Edzard. Ella no lanzó su ataque de manera instantánea, sino que esperó el momento preciso y cuando lo vio, gritó. “¡Desaparezcan! ¡Extinction Ray Canon!”
Los círculos mágicos que conformaban el ataque de Aika comenzaron a brillar y a girar en diferentes direcciones, el primero en dirección horaria, el segundo en dirección antihoraria y así sucesivamente. En un instante, un gran rayo surgió de los círculos, el cual estaba formado por la conjunción de hechizos de magia de diferentes elementos. el hechizo atravesó la distancia entre Aika y los dragones en un parpadeo, logrando acertar en el blanco y terminando por atravesar a ambos dragones al mismo tiempo, pues Aika había esperado que ambos estuviesen en el mismo lugar para poder desatar su ataque. Cuando el ataque se detuvo, amos dragones cayeron al suelo muertos, mostrando un gran agujero en su cuerpo.
“Ufff. Qué bueno que ya se terminó.” Dijo Aika mientras comenzaba a volar hacia donde estaba Asia.
Mientras Aika y Asia luchaban sus respectivas batallas, Mittelt volaba a toda velocidad, tratando de confundir a los dragones a los que se enfrentaba. Ella había elegido esta táctica, ya que a diferencia de Asia y Aika ella no había elegido aprender a usar más magia a parte de la que ya conocía, lo que ella decidió hacer fue pulir mejor su control en la magia de los Ángeles Caídos. Sin embargo, lejos de limitarla, este tipo de entrenamiento le permito enfocar su poder en su espada de una manera que no le consumía mucha energía. Por lo que, ahora mismo mientas esquivaba a sus enemigos, también les lanzaba una gran cantidad de explosiones de energía sagrada usando su espada como catalizador.
“Vamos. ¡Son muy lentos, así nunca podrán vencerme!” Gritó Mittelt mientras seguía atacando a los dragones con su espada y varias lanzas de luz. Ella se había percatado que mientras más duraba el combate, más lentos se hacían sus enemigos, por esa razón siguió esquivándolos, esperando el mejor momento para atacar.
Los clones de Midgardsormr seguían atacando a Mittelt con sus alientos de fuego. Lamentablemente para ellos, la pequeña Ángel Caído era muy rápida y lograba evitar sus ataques completamente, a la par que les atacaba con lanzas de luz o con explosiones de energía sagrada. Causándoles tal vez poco daño, pero el cual les comenzó a pasar factura al acumular tantas heridas.
Al ver que sus enemigos eran más lentos que antes, Mittelt se detuvo y moviendo su espada corta rápidamente, generó siete explosiones de energía, las cuales comenzaron a impactar en los cuerpos de ambos dragones. Al recibir los ataques, ambos dragones rugieron de dolor, pues las explosiones causaron heridas más profundas que las anteriores.
Al ver esto, Mittelt parpadeó confundida, pues nunca esperó que su magia lograra dañar tanto a seres que se suponen tienen una resistencia muy alta a la magia. Sin embargo, pese a su confusión, decidió no dejar pasar la oportunidad.
“Tengo que acabar con esto pronto.” Dijo Mittelt al ver como Aika y Asia estaban que terminaban las batallas con sus respectivos enemigos. “Lo siento, pero tengo que acabar con esto.”
Luego de aquellas palabras una sonrisa de burla apareció en el rostro de Mittelt, quien rápidamente levantó su espada y cubriéndola con magia sagrada, hizo que una enorme hoja de luz se formara desde la hoja de su espada. El tamaño de aquella hoja era de más de veinte metros de longitud.
“¡Mueran!” gritó Mittelt mientras se abalanza contra sus enemigos. Usando su velocidad, ella se detuvo en el espacio que había entre ambos dragones y girando rápidamente sobre su propio eje de manera horizontal, cortó a ambos dragones por la mitad.
Los cuerpos cercenados de ambos dragones cayeron al suelo con un ruido sordo. Sin embargo, Mittelt no le prestó atención a los cuerpos de sus enemigos, sino que comenzó a volar hacia donde vio que se estaban reuniendo todas.
Mientras las otras chicas luchaban, Lint se enfrentaba también a dos clones de Midgardsormr. Ella había decidido usar una táctica similar a la que usaba Mittelt, así que volaba esquivando los ataques enemigos a la vez que lanzaba balas de magia sagrada comprimidas desde su pistola. Al igual que Mittelt, ella no había aprendido magia elemental de ningún tipo, sino que aprendió únicamente magia de los ángeles para crear barreras y poder crear armas de luz o infundir su poder sagrado en sus armas.
Lint miraba con extrañeza como sus balas de luz concentrada, las cuales en circunstancias normales rebotarían sin hacer mucho daño a las escamas de los dragones, ahora podían fácilmente atravesar las escamas de estos clones de Midgardsormr.
‘Esto es extraño. Recuerdo que mis balas de luz no podían atravesar las escamas de los dragones. Pero ahora, sí. ¿Por qué será?’ pensó Lint mientras esquivaba a uno de los clones de Midgardsormr, el cual se había movido para tratar de destrozarla con sus fauces.
“Wow, casi me das, mejor suerte para la próxima~♪” Dijo Lint mientras seguía volando.
Tomando una bocanada de aire, Lint apretó el agarre en su espada y rápidamente se lanzó contra sus enemigos. Al estar a escasos metros de ellos, ambos dragones se lanzaron y trataron de destrozarla usando sus fauces, pero ella logró esquivar el ataque y de esa manera quedó en una buena posición para lograr contraatacar. Ella maniobró en el aire lo suficiente como para poder mover su espada y lanzar dos explosiones de energía sagrada. Estos ataques se dirigieron hacia los hocicos de ambos dragones, causándoles un gran dolor al impactarles.
Ambos dragones rugieron de ira y dolor y comenzaron a moverse, tratando de alcanzar a Lint. A ver esto, Lint comenzó a volar por todo el lugar, esquivando los ataques tanto de aliento de dragón como sus intentos de devorarla. Ella voló en círculos sobre ellos y también se metió a maniobrar entre ambos dragones, todo con la clara intención de que ambos chocasen entre sí y se enredasen, para de esa manera ser presas fáciles de un solo ataque crítico.
La fortuna pareció sonreírle al ángel reencarnado, pues ambos dragones estaban tan confundidos por el dolor que se movieron sin percatarse de por donde se movían, por lo que terminaron chocando entre sí en más de una ocasión.
“Ya está.” Dijo Lint al ver como ambos dragones estaban uno sobre el otro y enredados de tal manera que no tenían demasiada movilidad.
“Bueno, no es nada personal~♪.” Dijo Lint mientras tomaba su espada con ambas manos, para luego colocarla por encima de su cabeza. Unas pequeñas motas de luz comenzaron a arremolinarse en la hoja de la espada, la cual luego fue envuelta por completo y se convirtió en una enorme hoja de luz.
Lint movió sus alas y descendió lo suficiente como para poder tener un buen rango de alcance con su espada y a la vez estar a una distancia prudente como línea de seguridad. Moviendo sus manos a la derecha, Lint dio un potente tajo horizontal, el cual decapitó fácilmente a ambos dragones, acabando así su lucha.
Cuando ambos cuerpos cayeron al suelo, Lint no perdió tiempo y se dirigió hacia donde se estaban reuniendo todas.
A la par que sus amigas, Valerie también luchaba contra dos clones de Midgardsormr. Ella ya llevaba luchando un buen rato y en este momento de la lucha se encontraba esquivando los ataques de ambos dragones, los cuales la perseguían. Lamentablemente para ellos, ella tenía su cuerpo cubierto de magia de oscuridad, la cual usaba para potenciar sus habilidades físicas, tales como la velocidad. Así que, haciendo uso de esta, pasó entre ambos dragones y comenzó a lanzarles púas hechas de magia de oscuridad y bolas de fuego hechas de llamas negras. Todos los ataques que ella lanzaba y que impactaban en sus enemigos, los hacia retroceder unos cuantos metros, además de causarles heridas de grado intermedio.
“Esto es extraño. Los dragones son famosos no solo por su poder, sino también por su resistencia mágica. ¿Por qué están siendo dañados tan rápido?” Se preguntó Valerie mirando las heridas que causaban sus ataques.
Ambos dragones rugieron y lanzaron sus alientos de dragón contra ella, pero Valerie se convirtió en una bandada de murciélagos, logrando esquivar así el ataque. Ella se movió en esa forma unos cuantos metros y cuando se volvió a materializar, creó una espada hecha de oscuridad y comenzó a lanzarles varias explosiones de magia de oscuridad, las cuales tenían la forma de medialuna. Estos ataques se movían tan rápido que los dragones, quienes comenzaron a moverse cada vez más lento, no pudieron evadirlos. Los ataques comenzaron a impactar en los dragones, causándoles heridas cada vez más profundas.
Al ver que sus ataques surtían cada vez más efecto, Valerie conjuró varios insectos, los cuales conjuraron a su vez varios círculos mágicos. Un segundo después, los círculos mágicos lanzaron una gran cantidad de magia, la cual bombardeó todo el terreno, generando grandes explosiones. Cuando el ataque cesó, Valerie vio como los dragones aun seguían vivos, muy golpeados, sí, pero aun vivos.
‘Parece que su resistencia mágica innata no ha desaparecido del todo, sino que se ha reducido en gran medida.’ Pensó Valerie mientras miraba a ambos dragones. Decidida a terminar su batalla, comenzó levantando la mano en la que tenía su anillo. Luego de eso, conjuró un enorme circulo de magia, del cual comenzó a formarse una pequeña lanza de que parecía estar hecha de sangre. Este era el poder que le otorgaba el anillo que había recibido por parte de Edzard. El anillo le daba la capacidad de usar una versión modificada de magia de sangre de los vampiros de Nirm. Lamentablemente, al no ser originaria de Aurbis, ella solo podía crear armas con esa magia.
Cuando la lanza estuvo completamente formada, Valerie levantó su otra mano y conjuró otro circulo, del cual comenzó a salir una gran cantidad de oscuridad, la cual comenzó a rodear la lanza de sangre, aumentando su tamaño. Cuando finalizó el proceso, la lanza media más de quince metros y emitía un aura que causaría escalofríos a cualquier demonio de clase media y baja e incluso tal vez a uno de clase alta. Al ver que su ataque estaba listo, Valerie solo chasqueó sus dedos y la lanza se dirigió hacia los dragones. Ambos dragones lanzaron un desesperado ataque de aliento, pero fue en vano, pues terminaron recibiendo el ataque, el cual explotó, engullendo a ambos y matándolos en el acto. O eso es lo que ella se esperaba, pero no había sido así, pues uno de los dos dragones logró escapar, pero no lo hizo indemne, sino que terminó muy mal herido.
Al ver que uno de los dragones había escapado, Valerie soltó un suspiro de molestia. Esa molestia se incrementó al ver que el clon del rey dragón comenzó a escapar. Al ver aquello, Valerie comenzó a perseguirlo. Afortunadamente la persecución no duro más de quince segundos, pues las heridas del dragón terminaron por hacer que se detuviera.
Al ver al dragón completamente herido e indefenso, Valerie convocó una espada de sangre y cubriéndola con magia, lanzó un gran corte de oscuridad, el cual pudo decapitar al clon de Midgardsormr que había huido. Al ver que ya no tenía enemigos, rápidamente se dirigió hacia donde estaba el resto del grupo.
A diferencia de sus compañeras y amigas, Ingvild no tenía tantos problemas para luchar contra sus dos enemigos. Y es que, si bien su sacred gear no debería de tener efecto alguno en seres de Aurbis, al haber despertado gracias a la sangre de Edzard, su sacred gear se había mutado en cierto sentido, pues ahora también tenía efecto sobre los dragones de Nirm o al menos en teoría eso debería de pasar. Aunque, su efecto era limitado por lo que había podido experimentar al usar su sacred gear en Edzard durante sus entrenamientos.
Ella había usado su sacred gear en Edzard, por petición de este durante sus entrenamientos. Si bien Nereid Kyrie debería permitirle controlar en cierta medida a Edzard, esto no ocurrió, pues el aun mantenía su autonomía completa. Aunque, mencionó que solo sintió un cosquilleo en su mente cuando estuvo bajo los efectos del sacred gear. Aquellas palabras demostraron algo sobre los dragones de Nirm y eso fue que ellos eran más resistentes a ataques destinados a controlarlos. Con respecto a las otras habilidades de Nereid Kyrie, ninguna hacia efecto total en Edzard, pues solo podía debilitar a Edzard ligeramente, pero no podía fortalecerlo, ya que el cuerpo de Edzard parecía rechazar el refuerzo de manera instintiva.
Pero eso no fue todo lo que ahora podía hacer con su sacred gear, sino que ahora ella podía manipular fácilmente el agua, pudiendo crear tsunamis de agua de más de veinte metros con relativa facilidad, además de poder crear armas de agua, las cuales podían ser usadas como armas convencionales.
Volviendo su vista a los dragones, Ingvild comenzó a prepararse para la que podría considerarse una de las batallas más importantes de su vida, no por que fuese una batalla decisiva para detener la invasión de los daedras, sino porque esta batalla era el primer paso para poder ingresar al inframundo como aliada y no enemiga.
Tomando un poco de aire, Ingvild cerró los ojos ycomenzó a usar su sacred gear para poder terminar rápidamente esta batalla. Al sentir el poder de Nereid Kyrie, Ingvild abrió los ojos. Los ojos del medio demonio comenzaron a tener un tenue brillo lavanda, mientras pequeñas partículas de luz del mismo color que el brillo de sus ojos comenzaba a brotar. Sintiendo que ya podía comenzar, abrió la boca y suavemente comenzó a cantar una canción.
La canción de Ingvild era suave y melodiosa, y desde que las escucharon, los dos clones de Midgardsormr cayeron bajo el efecto del sacred gear. Por lo que se detuvieron de manera abrupta y comenzaron a balancearse, como si estuvieran sumidos en un trance.
Al ver que sus enemigos habían caído bajo el poder de su sacred gear, Ingvild comenzó a mover sus manos mientras seguía cantando. A los pies de la descendiente del Leviatán original aparecieron cuatro círculos mágicos. Un dragón de agua apareció en cada circulo, estos dragones eran del mismo tamaño que los clones de Midgardsormr. Así que, sin perder más tiempo, Ingvild movió sus manos hacia el frente y ordenó a sus dragones atacar.
Los dragones de agua obedecieron inmediatamente y se lanzaron contra los dos dragones en trance, quienes nunca lograron ver que estaban bajo ataque. Los dragones de agua se enroscaron alrededor de los dos clones de Midgardsormr y luego arremetieron, destrozando las gargantas y rompiendo los cuellos de los dos clones. Y así, los dos últimos clones de Midgardsormr murieron.
“Ya se terminó.” Dijo Ingvild con un poco de pena al ver a los dos clones del rey dragón con los cuellos rotos. Agitando la cabeza para quitar esa escena de su mente, rápidamente comenzó a volar hacia el resto de las chicas.
Asia miró a sus amigas llegar y les preguntó cómo les había ido en sus respectivas batallas.
“Nada mal. De hecho, fue sencillo.” respondió Aika con una sonrisa en el rostro.
“Muy sencillo, de hecho. Los dragones suelen ser más resistentes que esto.” Opinó Lint con preocupación en su voz.
“Sí, yo también me percate de aquello.” Habló Valerie mientras se llevaba una mano al mentón. “Era casi como si hubiesen perdido su resistencia mágica innata.”
“Si, es cierto. Además, comenzaron a perder gran parte de su poder mientras transcurría la batalla.” Dijo Mittelt, llamando la atención de sus amigas. “Se volvieron tan lentos que pude superarlos en velocidad fácilmente.”
Tras escuchar las palabras de sus amigas, Asia se llevó una mano a la barbilla mientras comenzaba a pensar sobre este desarrollo. Su mente trabajaba a toda marcha para lograr entender lo que sucedía. Al final, solo pudo llegar a dos posibles conclusiones, una era que los experimentos no estaban completos y la otra que Bal los había saboteado de manera solapada.
‘Después de todo lo que he leído sobre Molag Bal es posible que sea lo segundo, después de todo ese príncipe es muy detallista cuando se trata de sus experimentos en el Laboratorio Vil.’ Pensó Asia llegando a una posible conclusión. Luego de pensar aquello, Asia compartió sus sospechas con el resto de las chicas, quienes también se quedaron pensativas sobre lo que pasaba.
Sin embargo, los pensamientos de todas fueron detenidos cuando sintieron un aumento masivo de poder. Por lo que, levantando sus miradas, vieron a Loki lanzar un rayo de magia hacia el cielo, para hacer llover lo que parecían ser meteoritos de magia, los cuales comenzaron a caer por sobre todo el lugar.
Al ver que estaban en el rango de efecto del ataque, las chicas levantaron sus manos y crearon una barrera formada por varios círculos mágicos sobrepuestos. Esta barrera logró detener fácilmente el ataque de Loki.
“Wow. Esto sí que es poder.” Dijo Aika con los ojos abiertos de sorpresa al ver el radio que tenía el área de efecto del hechizo, pues fácilmente alcazaba más de un kilómetro.
“Tienes razón.” Dijo Lint mirando el lugar, para luego mirar a Asia. “Por cierto, Asia. ¿Ed tiene algún hechizo de esta magnitud?”
Al escuchar la pregunta de su amiga, Asia se llevó la mano a la barbilla un segundo y recordó un hechizo en específico.
“Tiene uno, pero técnicamente no es un hechizo si lo ves desde el punto convencional.”
Aquellas palabras, hizo que las chicas parpadearan confundidas, pero fue Mittelt quien se percató de a qué tipo de magia se refería Asia.
“Es un thu’um, ¿verdad?” preguntó Mittelt.
“Así es, y es uno muy poderoso. Se llama Tormenta de meteoritos.” Respondió Asia mirando a Mittelt. “Y tal y como lo dice su nombre, hace llover cientos de meteoritos en un lugar. El área de efecto no lo conozco, pero Ed me contó que una vez lo usó para destruir a un ejército de daedras durante la segunda gran guerra.”
Al escuchar la palabra destruir y Edzard, algunas de las chicas, aquellas habían pasado más tiempo con Edzard sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos, pues en sus mentes se formó la imagen de Edzard riendo como villano de película de clase b mientras tenía como fondo una lluvia de meteoritos los cuales causaban una gran cantidad de destrucción.
La conversación fue interrumpida cuando dejaron de sentir los meteoritos impactar en la barrera. Así que, mirando hacia el cielo, vieron que el ataque de Loki ya había parado, por lo que rápidamente detuvieron su hechizo. Cuando la barrera se esfumó, se sorprendieron al ver aparecer un círculo mágico en el cielo. Su sorpresa inicial solo se aumentó al momento en que vieron como de allí salía un martillo gigante.
Las chicas reconocieron el circulo mágico como el de magia nórdica y luego juntaron las pistas para lograr reconocer el artefacto. Sus ojos se abrieron de sorpresa al ver la mítica arma del Dios Nórdico del Trueno.
“Increíble, así que ese el Mjolnir.” Dijo Lint sorprendida de ver un arma divina aparecer en este momento.
“Tengo que darte toda la razón, palomita. Su presencia y su aura son increíbles.” Dijo Mittelt mientras miraba el arma con asombro poco disimulado.
Luego de aquellas palabas, las chicas vieron como Issei intentaba agarrar el arma solo para que un Fenrir liberado saltase y lo interceptara en el cielo. Aquella vista sorprendió a las chicas, quienes por fortuna lograron salir de la sorpresa rápidamente.
“Esto es malo. Según tengo entendido, los colmillos de Fenrir pueden asesinar a un Dios, por lo que podrían acabar con Hyoudou sin ningún problema.” Dijo Aika mientras comenzaba a levitar. “Tenemos que ir a ayudarlo, de lo contrario Edzard no estará feliz de perder a su mascota.”
El resto de las chicas pusieron los ojos en blanco cuando escucharon a Aika llamar a Issei la mascota de Edzard. Sin embargo, no perdieron tiempo hablando con la maga y al igual que ella comenzaron a volar hacia donde había caído el Sekiryuutei.
Rossweisse veía como el poder de Rias Gremory se manifestaba en forma de una poderosa aura de destrucción que amenazaba con destruir todo a su alrededor. Aquel panorama era el resultado del fracaso estrepitoso del plan para detener a Loki. Después de todo, se suponía que el Sekiryuutei debía de usar el martillo de Thor para sellar a Loki, pero él no había podido ni llegar a tocarlo gracias a que Fenrir se liberó durante el reciente ataque de Loki. El legendario lobo había dado un gran salto y atrapado a Issei con sus fauces, dejándolo moribundo.
“Parece que todo se acabó.” Dijo Rossweisse con pesar, pues sentía que todo estaba perdido. Sobre todo, cuando vio que Loki le ordenaba a Fenrir destruir el arma de Thor.
Sin embargo, para sorpresa de todos, cuando el hijo de Loki estaba a escasos centímetros de llegar a destruir el Mjolnir, fue detenido por varias cadenas que parecían estar hechas de luz. Dichas cadenas se generaban a partir de un círculo mágico purpura con forma de un octágono con ocho círculos grandes y dieciséis pequeños, el cual apareció en el suelo, por debajo de Fenrir.
“¡¿Las cadenas mágicas de Gleipnir?! ¡¿Qué hacen aquí?!” gritó Rossweisse completamente asombrada de ver tales cadenas aquí.
“No es obvio. Nosotros las hemos traído ~nya.” Dijo una voz desde un peñasco cercano.
Rossweisse y el resto de los que estaba allí miraron el origen de la voz y vieron a una hermosa joven con una figura voluptuosa, cabello largo y negro con flequillo dividido y ojos color avellana con pupilas de gato que contaba con dos orejas de gato negras en la cabeza. Además, de tener dos colas de gato que se balanceaban perezosamente cada cierto tiempo. Ella vestía un atuendo que consiste en un kimono negro, un obi amarillo, un conjunto de cuentas doradas y una diadema con detalles ornamentados. El kimono presenta un interior rojo y está abierto en sus hombros, dejando ver sus grandes senos.
“¡Nee-sama!” gritó Koneko con asombro mientras entrecerraba los ojos al mirar a su hermana mayor.
“Shirone, esa forma… parece que al fin has aceptado tu verdadero poder.” Dijo la hermana de Koneko mientras ponía una sonrisa en su rostro.
“No me volveré como tú, Nee-sama.” Dijo Koneko con convicción.
“Yo no estaría tan segura…”
Loki, quien miraba la escena con el ceño fruncido tuvo suficiente de ser ignorado y extendiendo sus manos, desató un ataque de magia. El ataque iba dirigido hacia la chica gato, la cual estaba sentada con las piernas cruzadas en el borde del peñasco mientras un círculo mágico similar al que daba origen a las cadenas que sostenían a Fenrir estaba a su espalda. El ataque viajaba rápidamente y cuando estuvo por impactar en la chica gato, se convirtió en varias motas de luz gracias al rápido movimiento de una espada.
“¡¿Quién se atreve?!” Gritó Loki molesto al ver como su ataque fue detenido.
Del círculo a las espaldas de la chica gato apareció un joven con gafas y cabello rubio con un mechón de cabello en la cara. Este joven vestía un traje formal de negocios negro con una camisa blanca y una corbata azul. La postura del extraño denotaba que tenía confianza, pero sin llegar a la arrogancia. El joven llevaba en su mano una espada con una empuñadura lo suficientemente larga para que pareciese que pertenecía a un mandoble con un pomo redondo al final, una enorme guarda en forma de cruz y una hoja larga con un borde dorado.
“Soy Arthur Pendragon, un miembro del equipo de Vali.” Dijo Arthur mientras apuntaba con su espada a Loki. “Lo lamento mucho, Loki-sama. Pero estamos aquí para llevarnos a Fenrir.”
Luego de aquellas palabras, el circulo que estaba a los pies de Fenrir comenzó a brillar y luego procedió a levantarse. Cuando Fenrir fue cubierto por completo, fue teletransportado a la espalda de los dos miembros del equipo de Vali.
Al ver a Fenrir allí, Arthur desenfundó una segunda espada. Esta espada también tenía una empuñadura lo suficientemente larga para ser usada a dos manos con un pomo redondo al final. También posee una guarda en forma de cruz y la hoja tenía algunos detalles en un tono purpura oscuro. Sin previo aviso, Arthur caminó hacia Fenrir y clavó la hoja en la cabeza del lobo, el cual comenzó a disminuir en tamaño hasta parecerse a un lobo un poco más grande que el promedio. Cuando el cambio de tamaño del hijo de Loki, este inmediatamente fue teletransportado fuera del lugar.
Loki entrecerró los ojos y frunció el ceño con ira muy poco disimulada al ver como tomaban a su hijo y mejor arma frente a sus ojos. Sin embargo, antes de que el dijese algo, la chica gato le interrumpió.
“Vali quiere tener en su equipo los colmillos que pueden devorar a un Dios ~nya.”
“Ya veo. Me has engañado, Vali Lucifer.” Dijo Loki con molestia en su voz mientras comenzaba a planear como recuperar a Fenrir. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos por una nueva voz.
“Es tu culpa por ser tan fácil de manipular, Loki.”
Todos se asombraron cuando vieron a Vali aparecer junto a Bikou en un círculo mágico, el cual tenía la cresta del clan Lucifer.
Al momento en que puso un pie en el peñasco donde estaban sus compañeros, Vali comenzó a caminar hasta llegar al borde. Cuando estuvo allí, comenzó a mirar todo el lugar, sus ojos se entrecerraron y su ceño se frunció al ver a Issei agonizando en los brazos de Rias.
“Parece que te has estado divirtiendo aquí. Incluso has herido a mi rival destinado.” Dijo Vali mirando a Issei, para luego mirar a Loki. Sin embargo, antes de que hablara de nuevo, vio llegar a Asia y a sus amigas.
Asia volaba lo más rápido que podía para llegar a tiempo y evitar que la persona a la que su hija trataba como un tío muriese. Ella iba siendo seguida de sus amigas, las cuales iban algunos metros atrás de ella para poder brindarle cobertura por si sufriese un ataque por parte de Loki. Cuando Asia llegó al lugar donde estaban todos, rápidamente dejó de usar magia y se dejó caer. Segundos antes de tocar el suelo, ella usó magia para amortigua su caída. Cuando estuvo en el suelo, comenzó a correr hacia donde estaba Rias, quien aún estaba liberando su aura de destrucción.
“Rias-san. Por favor tranquilícese. Si no lo hace no podre salva a Issei-san.” Dijo Asia mientas se acercaba a Rias y tomaba una poción de curación definitiva de su bolsa.
Al parecer la suerte le sonreía a Asia en ese momento, pues ni bien la palabra salvar salió de sus labios, Rias dejó de expulsar su poder y miró a Asia con ojos esperanzados. Así que, sin perder tiempo, la hermana menor de Sirzechs permitió que Asia le diese la poción a Issei. Lamentablemente, Issei estaba tan debilitado que no podía beber la poción por su cuenta.
Asia vio esto y rápidamente miró a Rias y sin demorarse ni un segundo le acercó la botella a ella.
“¿Asia-san?” preguntó Rias confundida por lo que hizo la esposa del mejor amigo de Issei.
“Rias-san. Issei-san no puede beber la poción de manera normal. Así que lo mejor es que se lo des de boca a boca.”
Rias comenzó a sonrojarse tras esas palabras, pero no dejó que eso la detenga. Así que, tomando la botella, sacó el corcho y vertió el contenido en su boca. Luego de eso, Rias se acercó a Issei y capturó sus labios en un beso mientras comenzaba a hacer que su peón bebiese la poción. Cuando terminó, ella se separó y esperó lo mejor.
Lo que siguió asombro a todos, desde Loki hasta al equipo de Vali. La razón de esto fue, que, ante la vista de todos, las heridas fatales que poseía el actual Sekiryuutei se curaban de manera casi instantánea.
“Ya está.” Dijo Asia con una sonrisa al ver a Issei
Ante el asombro de todos, Issei comenzó a abrir los ojos lentamente para luego parpadear confundido de lo que pasaba. El no entendía que sucedía, pues hace unos segundos estaba viendo un gran portón dorado donde había varias chicas con grandes pechos que lo llamaban y ahora observaba el lugar donde había estado luchando. Antes de que pudiese decir algo, Rias se abalanzó sobre él y lo abrazó mientras lloraba de felicidad.
“Esa fue una poción increíble. Su poder de curación esta al mismo nivel que las lágrimas Phoenix.” Dijo Vali acercándose a Asia mientras era seguido por Bikou y el resto de los miembros de su grupo.
“Vali Lucifer.” Dijo Asia mirando al medio demonio a los ojos.
“Ha pasado un Tiempo, Cumberland. Si tu estas aquí, eso quiere decir que él también está por aquí, ¿verdad?”
Al escuchar aquello, Asia desvió la vista un segundo y eso fue todo lo que Vali necesitó para entender que algo había pasado con Edzard. Sin embargo, antes de que el preguntase que pasaba, Loki interrumpió las conversaciones.
“¿Realmente crees que te permitiría escapar de aquí sin que me digas donde enviaste a Fenrir, Vali Lucifer?” Preguntó Loki con burla mientras sacaba otra Shadowkey. “Pensar que las versiones mejoradas de los clones de Midgardsormr hayan sido asesinadas por ustedes dice que nunca debí de subestimarlas. Ahora no cometeré ese mismo error. ¡Observen el ejercito que traerá el Ragnarok!”
Luego de aquel gritó, Loki usó la shadowkey y convocó un enorme portal purpura que superaba con creces en tamaño al anterior. De este portal comenzaron a surgir cientos, no, miles de seres humanoides vestidos con armaduras de cuero negro con capuchas.
La vista de estos sujetos causó reacciones diferentes en quienes los miraban.
“¿Humanos? ~Nya, ja, ja. En serio, ese es tu gran ejército.” Dijo la hermana de Koneko con burla.
“No son humanos normales, Kuroka.” Dijo Vali con voz dura al sentir que había algo raro con aquellos supuestos humanos.
Asia miraba al ejército reunido con atención, pues ella también sentía que había algo raro en ellos. Así que, haciendo un conteo rápido, pudo deducir que aquí habían más de tres mil individuos.
‘¿Todos ellos son adorades de Bal?’ pensó Asia con confusión y preocupación, pues era la primera vez que veía a tantos adoradores de un príncipe daedrico en un solo lugar. Sin embargo, al volver a mirar a los supuestos seguidores de Bal, sus ojos se abrieron a mas no poder al percatarse de algo. Y es que mientras los miraba, uno de ellos levantó la cabeza y le permitió ver sus ojos. Los ojos de ese humano no eran normales, pues brillaban como si fuesen dos brazas de carbón encendidas. Al haber pasado tanto tiempo con Serana, ella pudo reconocer fácilmente que eran esos seres.
“V-v-vampiros.” Tartamudeó Asia en estado de shock, pues nunca esperó ver a tantos vampiros reunidos. De hecho, por lo que ella había leído en los libros que guardaba Valerica, nunca había habido tantos vampiros reunidos en un solo lugar como ahora.
“¿Vampiros?” preguntó un Issei ya recuperado, el cual estaba de pie junto a Rias.
“Así es, vampiros. Lo sé por el color característicos de los ojos que poseen. Tenemos que detenerlos a todos aquí mismo. No podemos dejar que uno solo llegue a un asentamiento con población.” El pánico era palpable en la voz de Asia.
Las palabras de Asia confundieron a muchos, incluso a los miembros del grupo de Edzard, pues ellos tampoco sabían porque su líder hablaba con tanto pánico.
“Asia. ¿Por qué estas tan nerviosa?” preguntó Aika preocupada de ver a si a su amiga. El resto de las chicas del grupo asintieron también, pues ellas también estaban preocupadas por Asia.
“Los vampiros de Nirm son diferentes a los de la tierra, Aika. Ellos no pueden contarse tanto como una raza, sino más bien como una enfermedad. Además, si eres arañado por un vampiro hay un alto riesgo de que te conviertas en uno, sin importar que raza seas. Y si tengo que adivinar, Molag Bal ha experimentado con ellos para hacerlos capaces de infectar a cualquier raza de este mundo.”
Aquellas palabras enviaron escalofríos por el cuerpo a todos los que las escucharon, pues están no eran malas noticas, eran muy malas noticias.
“¿Me esas diciendo que…?” preguntó Sona en completo estado de shock.
“Si alguno de ellos llega a un asentamiento tendremos una infección de vampiros que atacaran a todo ser vivo que encuentren. Y estos seguirán infectando a otros y así sucesivamente hasta que finalmente todo el inframundo este cubierto de vampiros. Y gracias a que ellos son siervos de Molag Bal, este habría conquistado el inframundo sin enviar a sus propias tropas.” Respondió Asia entendiendo porque Bal se había aliado con Loki. El príncipe de la dominación estaba que usaba al Dios malvado como títere para que conquistara el inframundo por él.
“Entonces, Asia-san. ¿Tenemos que enfrentarnos a todo este ejército solos?” preguntó Rossweisse mirando con preocupación al ejército de vampiros.
“Así es.” Respondió Asia con un poco de preocupacion en su voz, pues si bien se había enfrentado a algunos daedras, estos habían sido menos numerosos que estos y Edzard había estado allí. Ahora, la situación era completamente diferente, ya que lucharían solos contra miles de seres mucho más poderosos que los Banekin o los Imps que habían eliminado en los portales que habían estado cerrando.
Así que, para disipar sus temores, Asia tomó una bocanada de aire y luego apretó el agarre en su espada. Sin embargo, Asia se detuvo abruptamente cuando vio algo caer del cielo. La figura comenzó a hacerme más grande y cuando al fin pudo ver que era, sus ojos se abrieron como platos, pues sus ojos vieron un enorme sol en miniatura. El sol impactó de lleno en el centro de los vampiros, creando una explosión tan grande que generó corriente de aire que amenazaron con mandar a todos a volar, incluso el propio Loki tuvo que cubrirse para impedir que la explosión lo toque.
“¡¿Q-q-que fue eso?!” preguntó Issei entre gritos, mientras que todos los que no sabían de ese ataque asentían, pues también querían saber que era ese ataque.
Mientras muchos miraban el ataque con confusión, Asia y el resto de las chicas del grupo de Edzard tenían una sonrisa mientras algunas lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas. Esta reacción se debía a que ellas conocían muy bien que era ese hechizo y quien era la persona a la que le encantaba usarlo.
‘Solo a ti se te ocurriría hacer una entrada como esa, Ed.’ Fue el pensamiento de todas las chicas que pertenecían al grupo del mencionado.
Las sonrisas que poseían aumentaron de intensidad al ver dos siluetas caer con gracia frente a todos. Si bien no reconocieron a la mujer, si reconocieron a la otra persona.
“Siento llegar tarde, pero realmente necesitaba esa siesta.” Dijo Edzard mientras miraba a sus amigos y al grupo de Vali.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno aquí está el capítulo, vemos que al fin se menciona el nombre completo del padre del Dovhakiin, y solo por agregar algo más, el nombre del abuelo de Edzard es Eitar Edzardson. Además, los padres de Edzard se han convertido en Mind-Shriven, es decir personas sin mente y voluntad que están obligados a servir como peones a un príncipe daedrico aunque… digamos que Roland y Selene son un caso especial. Como llegaron a eso, bueno, eso se explicará en el futuro.
Y como siempre, Bal usando a otros para hacer su trabajo, esa es la principal diferencia que veremos entre Bal y Dagon, pues el segundo suele ser quien ataca directamente mientras que el primero hará que otros hagan el trabajo por él. Pobre Loki, no sabe lo que se le viene XD
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 41
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
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Capítulo 40
— No importa quien sea tu enemigo, Ed. No importa si es un Dios, si es un Daedra, si es un no muerto o si es un mortal. Si sangra, puede ser asesinado. —
Kodlak a Edzard
Mientras el sol ingresaba a la habitación donde descansaba Edzard, un pequeño cuervo voló por entre la ventana. Cuando tocó el piso, una nube negra se arremolinó alrededor del cuerpo del cuervo y este tomó la forma de una mujer, la cual comenzó a caminar hacia Edzard.
Al llegar donde el Dovahkiin, ella sonrió y acaricio el rostro dormido de Edzard. Moviendo una mano, la mujer extendió la mano libre y conjuró una esfera azul del tamaño de una pelota de playa, esta esfera brillaba con fuerza, pues estaba formada por únicamente Magicka.
“Realmente eres alguien imprudente. Mira que quedar en coma por el estrés de expulsar el equivalente a las reservas de más de mil magos al mismo tiempo.” Dijo la mujer mientras acercaba la esfera al cuerpo de Edzard. “Tienes suerte, de que me gustes tanto, Dovahkiin.”
El cuerpo de Edzard comenzó a absorber la esfera con la misma avidez con la que un sediento bebe agua luego de mucho tiempo. Cuando a esfera fue absorbida totalmente, la mujer se acercó y le dio un beso en los labios a Edzard. Una sonrisa apareció en su rostro tras esto y comenzó a cubrir su cuerpo con oscuridad para irse de lugar, pues sentía que alguien se acercaba, además, Edzard estaba por despertar y su presencia allí solo causaría problemas. Así que, terminando de cubrirse de oscuridad, la mujer se fue en silencio.
Los ojos de Edzard comenzaron a moverse cuando un rayo de sol impactó directamente en ellos. El joven dragón comenzó a moverse en la cama hasta que finalmente comenzó a abrir los ojos.
“Ahhh. Maldita sea. En serio, un dia no me importara que el sol sea necesario para la vida y voy a destruirlo.” Dijo Edzard mientras se frotaba los ojos. Cuando terminó, miró a su alrededor y vio que estaba en un hospital del inframundo. Luego de percatarse donde estaba, Edzard miró hacia abajo y vio que tenía varios cables conectados, por lo que sin mucho esfuerzo se retiró los electrodos y la intravenosa. Luego se sentó al borde de la cama y comenzó a pensar para tratar de recordar porque estaba allí en primer lugar. Sus ojos se abrieron como platos y apretó los puños cuando recordó lo que había pasado.
Edzard comenzó a sentir una gran cantidad de vergüenza cuando se dio cuenta de que había permitido que sus emociones lo contralaran, poniendo así en peligro a todos los que estaban en la reunión.
‘Si ese hechizo de calma no me hubiese golpeado, es muy posible que el inframundo estuviese siendo arrasado.’ Pensó Edzard con preocupación por lo que podría haber pasado. “Ahora, que lo pienso, ¿Quién lo habrá enviado?”
Luego de aquellas palabras, Edzard levantó la vista y comenzó a ver el techo mientras la tristeza volvía a su ser, pues recordó a sus padres. Aunque las lágrimas amenazaban en caer en cualquier momento, ninguna cayó, pues Edzard había aprendido hace mucho tiempo que solo llorar no solucionaba nada. Por lo que, sin perder tiempo, su mente comenzó a tratar de recordar todo lo que sabia sobre lo que les había pasado a sus padres.
‘Maldita sea. ¿Qué puedo hacer para salvarlos?’ pensó Edzard mientras mirada sus puños. ‘No hay cura conocida para el veneno de Puerto gélido, salvo la muerte de quien lo ha consumido. Se que, si lo hago, ellos me perdonarían, pero…’
“Sabes, deberías de quitar la cara de tristeza. No te cae bien, Dovhakiin.” La voz desconocida de una mujer sonó en la habitación, llamando la atención de Edzard.
Al escuchar esa voz, Edzard dio un salto y tomando una postura defensiva, comenzó a observar la habitación detenidamente.
“Wow. Relájate, no quiero luchar contigo.” Dijo la dueña de la voz mientras se movía y se dejaba ver.
Los ojos de Edzard se posaron en la dueña de la voz. La mujer era una Dunmer de piel gris clara con el cabello negro y los ojos rojos, sus pómulos eran altos y sus labios eran negros. Tenía un cuerpo atlético, pero curvilíneo con muy buenas proporciones. Vestía una armadura quitinosa ligera, acompañada con un escudo y una espada desenfundada.
“¿Quién eres?” preguntó Edzard de manera cautelosa mientras lentamente comenzaba a extender su mano derecha.
La Dunmer solo sonrió de manera enigmática, para luego moverse rápidamente contra Edzard. Cuando estuvo a escasos metros de Edzard, movió su espada con clara intención de decapitarlo. Sin embargo, no logró su cometido, pues Edzard se había movido lo suficientemente rápido como para atrapar el antebrazo de la mujer, deteniendo así el ataque e impidiendo que ella pueda usar otra vez su espada.
“Ja, ja, ja. Tus reflejos son tal y como cuentan, Dovahkiin.” Dijo la Dunmer con una sonrisa, para luego soltar su escudo y mover su mano izquierda. La mano de la Dunmer se llenó de llamas, pues conjuró una bola de fuego, la cual lanzo a quemarropa contra Edzard.
Los ojos de Edzard se entrecerraron y al hacerlo, el tiempo pareció moverse muy lentamente. Gracias a ello, pudo ver el ataque de la Dunmer en cámara lenta, lo que le permitió esquivarlo sin dificultad alguna. Aprovechando que había esquivado el ataque de su enemiga, Edzard rápidamente soltó su brazo y le dio una patada en el plexo solar. El golpe fue tan fuerte que logró hacer que la Dunmer saliese disparada contra una pared. Sin embargo, ella nunca chocó con la pared, pues logró maniobrar en el aire para poder caer con gracia en el suelo. Si bien el golpe de Edzard había sido muy fuerte, la armadura que ella vestía era muy resistente, por lo que no sufrió daño alguno.
“Je, je. Realmente eres interesante, Dovahkiin.” Dijo la Dunmer mientras enfundaba su espada.
Edzard miró a la Dunmer con confusión, pero al no sentir un instinto de lucha por parte de ella decidió preguntarle algo. “¿Quién eres? ¿Por qué me atacaste?”
La Dunmer puso una sonrisa de oreja a oreja. “Soy BloodSkaal, o también puedes llamarme el protector de Morrowind.”
Los ojos de Edzard se abrieron como platos al escuchar aquellos títulos, pues solo una persona podía atribuirse estos. Una persona de la que no se sabía nada desde que había iniciado su expedición a Akavir a finales de la tercera era.
“T-tu eres el Nerevarino.” Dijo Edzard en shock al ver otro Héroe de los Pergaminos Antiguos.
“Din-din. Tenemos un ganador. Así es, Ysmir. Yo soy el Nerevarino. Me llamo Aryne.” Dijo Aryne con voz cantarina mientras se señalaba a sí misma.
Edzard puso los ojos en blanco al ver la forma en que se presentaba Aryne, pero no se quejó, pues él sabía que todos los Héroes tenían ciertas peculiaridades. Aunque, luego de eso, comenzó a pensar sobre cómo era posible que se vea tan joven, ya que ella ya debería tener varios siglos de vida.
“Sabes, es de muy mala educación mirar tanto a una mujer cuando ya estas casado.” Dijo Aryne de manera juguetona mientras miraba a Edzard. Sin embargo, luego de aquello, puso una sonrisa coqueta y volvió a hablar. “A menos que… ¿Quieres que sea tu amante?”
Los años de haber escuchado ese tipo de bromas por parte de Aela y Serana permitieron que Edzard se diera cuenta de que ella bromeaba. Así que, no mostro reacción alguna.
Aryne soltó un bufido de molestia al ver que Edzard no cayó en su broma. Luego de eso, solo miró a Edzard, esperando a que hablara.
“Sabes. Estoy algo confundido por tu apariencia.” Dijo Edzard, llamando así la atención de Aryne, quien puso una sonrisa de orgullo ante esas palabras. Sin embargo, esa sonrisa murió al escuchar las siguientes palabras de Edzard, pues estas no tenían tacto alguno. “¿Cómo es que te ves tan joven si se supone que tienes más de doscientos años encima tuyo?”
Aryne frunció el ceño ante esas palabras. “Ahora, niño. Estas siendo grosero al decirme eso.”
Edzard se rascó la nuca con un poco de vergüenza. “Lo siento, no quise ofenderte.”
Aryne siguió mirando a Edzard con el ceño fruncido, pero luego de unos segundos sonrió. “Je, je, je. No te preocupes. Es normal que alguien que alguna vez fue un humano se pregunte como es que me veo de esta edad. Para responder a tu pregunta, yo también trascendí mi propia mortalidad.”
Los ojos de Edzard se abrieron de sorpresa al escuchar aquello y luego soltó una pequeña risita, encontrando divertido aquella revelación.
“Je, je, je. Parece que no soy el único héroe que ha trascendido su propio tiempo.”
Aryne sonrió con complicidad. “No tienes ni idea, Dovahkiin.”
Luego de aquellas palabras, ambos quedaron en un silencio cómodo, el cual fue roto por Edzard.
“Dime, Nerevarino. ¿Por qué estás aquí?”
“Mi señora Asura me ha enviado a hablar contigo.” Respondió Aryne de manera seria, para luego comenzar a contarle a Edzard todo lo que su señora le había contado para que se lo transmita.
Edzard puso una cara de seriedad y comenzó a escuchar las palabras de Aryne con mucha atención. Al final, Edzard estaba asombrado, pues no había esperado que aquel pulso de poder que sintió hace un tiempo hubiese sido sentido incluso en Nirm. Esa información hizo que comenzase a plantearse seriamente el buscar la fuente de origen de dicho pulso para determinar su peligrosidad. Sin embargo, esas no fueron las únicas noticias que escuchó, pues también se enteró que las acciones de Molag Bal y de Mehrunes Dagon habían puesto de mal humor a Jyggalag.
“Siento un poco de lastima por esos dos idiotas.” Dijo Edzard mientras sentía un escalofrío recorrer su cuerpo.
Aryne asintió mientras sentía el mismo escalofrió que Edzard, pues ella sabía que ser el blanco de la ira del Príncipe del Orden era una de las peores cosas que podrían pasarte
“¿Crees que él nos ayudaría si Bal y Dagon Invadiesen este mundo?” preguntó Edzard, esperanzado de tener a Jyggalag como arma de disuasión para frenar a Bal y Dagon sin la necesidad de un confrontamiento directo.
“No lo creo. Según Lady Asura, Jyggalag solo actuaria si se trata de una amenaza directa a Oblivion.”
“Ya veo.” Dijo Edzard con desilusión. Sin embargo, antes de que él le preguntase algo más, la puerta de la habitación fue abierta y por ella entró Tiamat sosteniendo a Marie, quien sonrió y gritó de alegría al ver a su padre despierto.
Edzard también sonrió al ver su hija, y puso una sonrisa más amplia al ver como ella ponía una cara de confusión al ver a Aryne. Sin embargo, la sonrisa en el rostro de Edzard murió al ver la mirada seria de Tiamat. Así que, sin pensarlo dos veces, comenzó a caminar hacia su familiar y cuando llegó frente a ella, preguntó. “¿Qué está pasando?”
Edzard estaba terminaba de amarrarse los últimos cordeles de su armadura. La armadura que vestía para esta batalla era una versión modificada de su armadura como Maestre del Gremio de los ladrones.
“¿Realmente vas a venir conmigo, Nerevarino?” preguntó Edzard mientras revisaba que todo esté en orden con su armadura.
“Claro. No tengo nada más que hacer hasta que mi señora me vuelva llamar a su plano para volver a Nirm.” Respondió Aryne mientras estaba apoyada en una de las paredes.
“Ya veo. Bueno, supongo que es momento de que nos vayamos.” Dijo Edzard mientras cerraba los ojos y buscaba las monedas que tenían todos los miembros de su grupo. Al sentirlas, Edzard rápidamente usó su shadowkey y abrió el portal por el cual pasaron ambos héroes.
Al atravesar el portal, lo primero que vieron ambos fue una tierra baldía, sin rastros de vida en muchos kilómetros a la redonda. Al ver que no había nadie cerca, ambos dieron un gran saltó y terminaron aterrizando en uno de los peñascos más altos que había por todo el terreno. Desde allí pudieron divisar el campo de batalla y cuando lo hicieron era el mismo instante en que aparecía Vali.
“¿Quién es ese tipo?” preguntó Aryne mirando a Vali con curiosidad, pues no había visto a nadie con esa presencia tan rara en su vida. Ya que la presencia de Vali se le hacía similar a la de Edzard en cierta medida.
“Es el Hakuryuukou.” Respondió Edzard, pero luego parpadeó al ver que Aryne le miraba y que le pedía con la mirada que le contase más. Al ver esto, Edzard suspiró y le contó lo poco que sabia del medio demonio.
“Ya veo. Supongo que en rango tu estarías al mismo nivel que esos dragones celestiales, ¿verdad?” Dijo Aryne al terminar de escuchar a Edzard.
“Si solo es por rango, sí. Junto con Alduin, ambos seriamos lo mismo que ellos en nombre, pues ninguno puede decir que es un dios.” Dijo Edzard con el ceño fruncido, pues recordaba la arrogancia de su hermano mayor al proclamarse como un Dios.
“Oye, Dovahkiin. Eso no es nada normal.” Dijo Aryne al ver el portal que había convocado Loki.
“Tienes razón, eso no es normal. Es un portal muy grande. Lo único que puede salir de allí es un maldito ejército de unos cuantos miles de individuos.” Respondió Edzard mientras comenzaba a correr hacia donde se abrió el portal mientras era seguido por Aryne.
Cuando estuvieron cerca, Edzard olio el característico olor de cementerio que tenían los vampiros de Nirm. Al olerlos, Edzard frunció el ceño y apretó el paso, llegando hasta un lugar lo suficientemente alto como para ver todo lo que pasaba de manera clara. Posando su vista en el campo de batalla, Edzard vio el gran número de vampiros. Al ver eso, el dedujo que Bal planeaba usarlos para infectar con «Sanguinaris Vampiris» a todos los que pudiese para luego lavarles el cerebro y usarlos para conquistar el inframundo.
Sin pensarlo dos veces, Edzard dio un gran saltó, siendo seguido de cerca por Aryne. El salto de ambos había sido reforzado con magia, por lo que alcanzaron una altura más que suficiente como para lanzar un ataque aéreo devastador. Al ver que estaban en una muy buena posición, Edzard levantó ambas manos y juntó una colosal cantidad de magia. Una pequeña bola de fuego surgió entre las manos de Edzard, quien luego las extendió hacia el frente, liberando el hechizo. Si bien su anterior arrebato había consumido casi la totalidad de su magia, por alguna razón, cuando despertó tenía más de la mitad de sus reservas totales de Magicka, por lo que pudo crear este hechizo con relativa facilidad.
El hechizo usado por Edzard fue uno de sus favoritos, el hechizo de «Sol Prohibido». La bola de fuego que surgió de las manos de Edzard tomó la forma de un sol, el cual era más grande de lo usual gracias a estar sobrecargado a mas no poder. Por lo que, al momento de impactar entre los vampiros, se generó una gran explosión, cuyos vientos hicieron que Edzard tuviese que usar el hechizo de «gravisfera» sobre él y Aryne para poder caer donde planeaban aterrizar. Cuando estuvieron a escasos metros del suelo, Edzard desactivó su hechizo y Aryne usó un hechizo de levitación para permitirles aterrizar suavemente.
“Ed.” dijo Asia con lágrimas en su rostro al ver a Edzard parado frente a ella.
Edzard giró su cabeza y mirando a Asia y al resto, puso una sonrisa.
“Hola.” Dijo Edzard mientras saludada con la mano. “Lamento la tardanza, pero realmente necesitaba esa siesta.”
Aquella broma hizo aparecer una sonrisa a aquellos que conocían a Edzard.
Luego de esas palabras, los ojos de Edzard se posaron el grupo Gremory-Sitri y los vio con algunas heridas. Su vista también se posó en Rossweisse quien también mostraba heridas, aunque estas eran leves. Dejando de lado su sonrisa, Edzard puso una cara seria y comenzó a mirar a los vampiros nuevamente.
“Chicos, ya han hecho más que suficiente. Yo me encargo del resto.” Dijo Edzard mientras extendía su mano derecha y convocaba una espada bastarda. Esta espada no parecía una espada fuera de lo normal, salvo por las runas que tenía donde se unía la hoja a la guarda. Estas runas eran similares a las que poseían las armas de la Guardia del Alba. Sin embargo, antes de que él se dirigiese a luchar, escuchó a alguien toser. Mirando hacia el origen del sonido, vio a Aryne mirándolo fijamente. Al ver a la Dunmer, Edzard levantó una ceja en confusión.
Aryne puso una sonrisa al ver que tenía la atención de Edzard, por lo que decidió hablar. “Dime, Dovahkiin. ¿Qué te parece una apuesta amistosa?”
Edzard levantó una ceja, pero asintió, lo que hizo que Aryne continuase.
“¿Qué te parece si el que mata más vampiros gana unos tragos pagados por el perdedor?” preguntó Aryne con una sonrisa de oreja a oreja.
“Vale. Aceto tu apuesta, Nerevarino.” Respondió Edzard tras escuchar la propuesta de Aryne y mientras lo hacía, una sonrisa siniestra apareció en su rostro.
El nombre por el que Edzard llamó a Aryne, hizo que Asia y aquellos que sabían algo de la historia de Nirm abriesen los ojos con sorpresa, pues reconocieron que a quien tenían frente a ellos era a alguien similar a Edzard, un héroe.
Ambos héroes se miraron un segundo y luego salieron disparados como cohetes hacia lo que quedaba del ejército de vampiros. Mientras corrían, los ojos de ambos cambiaron de color y comenzaron a brillar, los ojos de Edzard se volvieron dorados y los de Aryne plateados.
Cuando ambos llegaron a estar a escasos metros de los vampiros, apresuraron el paso y cargaron con fuerza contra ellos. Al verlos llegar, los vampiros también cargaron contra ellos, moviéndose tan rápido que parecían estelas de sombra corriendo por el campo de batalla.
Cuando Edzard tuvo al primero al alcance de su espada, hizo un corte rápido y terminó por decapitarlo con facilidad. Luego de aquello, dio un saltó y mientras estaba en el aire, giró ciento ochenta grados de forma horizontal, matando así a cuatro vampiros que planeaban rodearlo y matarlo. Mientras Edzard mataba a diestra y siniestra a todo vampiro que veía, Aryne no se quedaba atrás y hacia lo mismo. Al primer vampiro que tuvo la mala suerte de estar frente a ella, murió cuando ella le destrozó la cabeza de un golpe con su escudo, luego movió su espada rápidamente, matando a tres vampiros con un solo corte. Y así ambos héroes comenzaron a hacerse un camino sangriento mientras masacraban a todo vampiro que veían.
Asia y el resto miraban la morbosa escena que sucedía frente ellos con diferentes expresiones en sus rostros.
“¿Realmente está pasando lo que estoy viendo? ¿O acaso estoy alucinando?” preguntó Issei, mirando con asombro a Edzard matar a cada vampiro con tal facilidad que le dio un escalofrió, sobre todo porque también tenía una sonrisa macabra en su rostro mientras cortaba a cada vampiro que se le cruzaba en el camino.
“Sí. Realmente está pasando.” Respondió Asia mirando con asombro y un poco de preocupación la masacre de los vampiros, pues era la primera vez que ella veía a Edzard sonreír de esa manera en una batalla.
Al igual que la esposa de Edzard, Mittelt, Lint, Aika y Valerie también miraban la escena con preocupación, ya que también era la primera vez que veían a Edzard luchar de forma tan salvaje. Sin embargo, pese a que la mayoría de aquellos que conocían a Edzard miraban con un poco de preocupación la batalla, Ingvild luchaba por mantener su desayuno en su estómago, pues era la primera vez en su vida que veía algo como eso.
El aire que se comenzaba a respirar estaba impregnado por el olor a hierro de la sangre, la cual provenía de las vísceras y los cadáveres mutilados de los vampiros en todo el campo de batalla, pues este estaba completamente lleno de los cadáveres de los vampiros que caían como moscas.
Al igual que aquellos que conocían a Edzard, el equipo de Vali también miraba con asombro la masacre.
“¿Quién es ese ~nya?” preguntó Kuroka mirando a Edzard masacrar a todos los vampiros como si estos solo fuesen sacos de heno.
“Se llama Edzard Cumberland Rolandson.” Respondió Vali mientras sentía su sangre hervir de emoción al ver las destrezas de combate que poseía Edzard, ya que con cada vampiro eliminado aumentaban sus deseos de enfrentarse a él.
“¿El cazador de dragones que Ophis quiere reclutar?” preguntó Kuroka con curiosidad mientras miraba fijamente a Edzard. Sus ojos se abrieron cuando vio que él mataba a un vampiro agarrándolo por la boca y levantándolo para luego destrozarle el cráneo al impactarlo contra el suelo, generando un cráter de unos cinco metros.
“Así es. Pero no solo es un cazador de dragones, también es cazador de vampiros y un montón de cosas más.” Añadió Bikou mirando la batalla con mucho interés.
“¿Y es fuerte?” preguntó Kuroka con expectación.
“No conozco su nivel total de poder, pero es lo sufrientemente fuerte para llamar la atención de Ophis de una manera que nunca espere que fuese posible. Aunque, si lo que planeas hacer es lo que me imagino, yo que tu andaría con cuidado, pues él está casado y tiene a varias concubinas. Por lo que te será difícil meterte entre sus sabanas.” Respondió Vali señalando a Asia y compañía con un dedo.
Al escuchar aquello, Kuroka hizo un puchero, pues había decido que, si Edzard era lo suficientemente fuerte, podría intentar ir por él, ya que tenía una buena apariencia, pero parece que la situación era más complicada de lo que ella se imaginaba.
Arthur también miraba a Edzard, pero a diferencia de sus compañeros de equipo, su mirada estaba más fija en la espada que Edzard usaba. Él logró percatarse de que la espada ganaba un sutil brillo dorado, el cual aumentaba con cada vampiro que caía ante aquella arma. Sintiendo mucha curiosidad por el arma, decidió preguntar por ella, por lo que, sin perder tiempo, se acercó a Asia y compañía.
“Disculpen, pero. ¿Quién es la esposa de Edzard-san?” preguntó Arthur llamando la atención de todas las chicas.
Al escuchar aquello, Asia dejó de ver la batalla para mirar a Arthur y responderle. “Yo soy su esposa.”
Arthur asintió y le hizo la pregunta. “Ya veo. Quisiera que me responda una duda si no es mucha molestia. ¿Dónde encontró Edzard-san esa espada tan rara que está usando?”
Al escuchar esa pregunta, Asia soltó una risita mentalmente, pero se calmó un segundo más tarde. Así que, abriendo la boca, respondió de la manera más sincera que pudo. “No la ha encontrado. El mismo la ha forjado. De hecho, él ha forjado todas las armas y artefactos que usa nuestro grupo.”
Las sinceras palabras de Asia hicieron que Arthur abriera los ojos con sorpresa, pues nunca se esperó esa respuesta.
“Ya veo.” Dijo Arthur con una sonrisa en su rostro mientras volvía a mirar a Edzard. La sonrisa en su rostro aumento de intensidad al ver las habilidades de Edzard con la espada. Su corazón comenzó a latir con fuerza mientras un pensamiento cruzó su mente. ‘Le Fay, parece que tu amigo podría ser el rival quien busco para poner a prueba todo el poder de Caliburn.’
“¿Por qué has preguntado por la espada de Edzard, Arthur?” preguntó Bikou mirando a su compañero.
Arthur miró a Bikou, quien lo miraba expectante, por lo que el hijo mayor de la casa Pendragon decidió responder. “La espada de Edzard-san emite un aura muy similar a una espada sagrada. Inicialmente fue muy tenue y casi imperceptible, casi como si no existiera, pero ahora es diferente, pues ahora es visible.”
La respuesta e Arthur hizo que todos, desde el ORC hasta Rossweisse miraron la espada de Edzard y pudieron ver que esta emitía un brillo dorado. Al ver eso, la vista de todos se posó en quienes eran las parejas de Edzard, pues solo ellas tenían la respuesta a esto.
Al ver que todos las miraban, Asia decidió responder, ya que, a diferencia del resto de sus amigas, ella si sabía a que se debía el brillo de la espada de su esposo, por lo que, sin perder tiempo, habló. “Esa espada posee un encantamiento que mejora su eficacia contra vampiros y no muertos. La cantidad de poder aumenta con cada no muerto asesinado. Sin embargo, esa espada tiene una peculiaridad, la cual es que todo el poder acumulado se desvanece al terminar el dia. Y para que vuelva a recuperar ese nivel de poder debe de volver a asesinar no-muertos.”
Todos pusieron los ojos en blanco ante la respuesta de Asia, pues no entendían porque alguien pondría un encantamiento tan ambiguo como ese en un arma, pero decidieron no decir nada.
“Miren, la batalla ya terminó.” Dijo Rossweisse señalando el campo de batalla donde ya no quedaban irónicamente vampiros vivos, ya que todos los vampiros sobrevivientes al primer ataque de Edzard solo eran cadáveres mutilados esparcidos por todo el lugar.
Edzard estaba parado sobre el cadáver de un vampiro. Él se encontraba actualmente cubierto por completo por la sangre de los vampiros a los que había matado. La batalla había sido sencilla, pues estos vampiros no eran tan poderosos como el esperaba, de hecho, su poder estaba por debajo del de un vampiro común de Nirm, por lo que no le tomó tiempo deducir que estos vampiros habían sido humanos de la Tierra antes de ser vampiros.
‘Aghh. Que peste, esto tomara horas en un baño para quitarse adecuadamente.’ Pensó con pesar Edzard al ver la sangre de los vampiros encima suyo, pues no estaba de humor para tomar un baño largo. ‘Bueno, si las chicas se unen, tal vez sea interesante.’
Edzard fue sacado de sus pensamientos cuando escuchó a Aryne llegar.
“Entonces, Dovhakiin. Recuento final, mil doscientos cincuenta.” Dijo Aryne mientras limpiaba su espada con un paño.
“Wow. Mataste a bastantes. Supongo que no están mal para una anciana de orejas picudas. Yo, por mi parte, he llegado cómodamente a la cifra de mil doscientos cincuenta y uno.” Dijo Edzard con una sonrisa.
Aryne frunció el ceño, pero antes de decir algo movió su espada, la cual salió disparada de sus manos y terminó por clavarse en el corazón del cuerpo del vampiro sobre el cual Edzard estaba parado.
“Mil doscientos cincuenta y uno.” Dijo Aryne con una sonrisa.
“Ese ya estaba muerto.” Dijo Edzard con los ojos en blanco por las acciones de Aryne.
“Pero, si se movía.” Dijo Aryne señalando como el vampiro movía su mano.
“Claro que se va a mover. No vez que tengo mi espada clavada en su sistema nervioso.” Dijo Edzard mientras tomaba el mango de su espada y la movía ligeramente, esta acción hizo el cuerpo del vampiro se moviera ligeramente, pues la espada estaba clavada en su cabeza.
Aryne chasqueó la lengua con molestia al ver eso, pues significaba que había perdido la apuesta. Mirando al cielo, vio a Loki mirando todo con una mezcla de sorpresa, estupefacción, ira, rabia y … ¿miedo?
“No parece nada contento.” Dijo Aryne señalando a Loki.
“Tienes razón.” Dijo Edzard mientras hacía desaparecer su espada. “Entones, ¿Quién va contra él?”
Aryne miró a Edzard como si este tuviese dos cabezas.
“Ese asunto es tuyo. Yo no tengo nada que ver con él. Así que encárgate tú. Yo me voy donde están el resto para ver el espectáculo.” Dijo Aryne comenzando a caminar hacia donde estaban todos reunidos, pero antes de irse, giró y con una sonrisa, volvió a hablar. “Pero antes de irme, creo que te hare un favor.”
Luego de decir aquellas palabras, Aryne hizo levitar a Edzard hasta que estuvo a la misma altura donde se encontraba Loki. Al ver a Edzard ya frente al Dios nórdico, Aryne puso una sonrisa y se fue hacia donde estaban todos reunidos.
Asia vio al Nerevarino llegar a su lado. Su corazón saltaba de pánico, pues era la primera vez que veía a otro Héroe. Así que, tomando un poco de aire, decidió conversar con ella, por lo que comenzó a caminar hacia ella.
“Hola.” Saludó Asia a la Dunmer cuando llegó al lado de esta.
Al escuchar el saludo, Aryne miró a Asia y puso una sonrisa enigmática. “Hola. Supongo que tú eres la esposa del Dovahkiin, ¿verdad?”
Asia asintió ante lo dicho por la Dunmer.
“Ya veo. Entones, eso hace que las cinco chicas a tu lado sean sus concubinas, ¿verdad?” preguntó Aryne mientras señalaba a Aika, Lint, Valerie, Mittelt e Ingvild.
Esta pregunta causó que Lint e Ingvild se sonrojaran y negaran con la cabeza con vehemencia mientras tartamudeaban incoherencias, de hecho, las alas de Lint parpadearon de plateado a negro por un segundo, antes de volver a su color normal.
“No. Solo Aika, Valerie y Mittelt son las concubinas de Ed. Lint e Ingvild son nuestras amigas.” Respondió Asia rápidamente para evitar que la incomodidad de las dos últimas aumente.
Aryne levantó una ceja con confusión, pues era obvio para ella que ambas chicas tenían sentimientos por Edzard, ya que vio como sus ojos brillaban de felicidad al ver a Edzard despierto. Levantando los hombros decidió no meterse, ya que tal vez estas chicas tenían miedo de afrontar sus sentimientos.
“Entonces, ¿Es verdad que usted es el legendario defensor de Morrowind? ¿La reencarnación de Indoril Nerevar?” preguntó Asia, llamando la atención de Aryne.
“Así es, yo soy el legendario Nerevarino.” Respondió Aryne.
Los ojos de Asia se iluminaron por la alegría, ya que había escuchado mucho de ella por parte de Cindiri, quien había aprovechado cada reunión que habían tenido para hablarle del Héroe de Morrowind.
Mientras Asia miraba al Nerevarino con admiración, el ORC y el resto de los que estaban allí, sobre todo Rossweisse y el equipo de Vali miraron a Aryne con confusión.
“Disculpe, Asia-san, pero… ¿Qué es el Nerevarino?” preguntó Rossweisse mientras se acercaba a la esposa de Edzard.
Asia miró a Rossweisse y recordó que aquellos que pertenecían a la facción de Asgard aún no habían recibido la información completa sobre los Daedras y Nirm. Por lo que les dio una versión simplificada. Con cada palabra dicha por Asia, Aryne inflaba el pecho con orgullo por como la joven mencionaba sus logros. Cuando terminó el relato, todos miraban a Aryne con asombro, sobre todo las mujeres, pues veían en la Dunmer una especie de ídolo a la cual seguir.
“Así que, eres alguien como Edzard, ¿verdad?” preguntó Vali entusiasmado por encontrar a alguien del mismo nivel a quien podría considerar un pseudo rival a vencer.
Aryne puso una sonrisa misteriosa en su rostro al escuchar esas palabras.
“Tienes razón en cierto sentido. Tanto el Dovahkiin como yo somos Héroes de los Pergaminos Antiguos, pero también somos diferentes en muchas maneras. Para empezar, nuestros logros son diferentes, luego, ambos nacimos en épocas distintas, pero si hay algo similar y es que ambos estamos en aquel pequeño grupo de Héroes que logreamos superar nuestra mortalidad.”
“¿Superar su mortalidad?” preguntó Issei confundido. “¿Edzard no es un humano mortal?”
Aryne comenzó a reír suavemente, divertida por la pregunta de Issei. “¿El, un mortal? Ja, ja, ja. No el, ya no es un mortal.”
“¿Qué quiere decir con eso?” preguntó Sona ajustándose las gafas mientras pensaba en las palabras de Aryne.
“El, al igual que yo y alguien más que nos está viendo ya dejó de ser un mortal hace un corto tiempo. De hecho, su esposa y concubinas han recibido de él la inmortalidad.” Dijo Aryne soltando un secreto que Edzard y el resto quería mantener.
Aquellos que no sabían sobre esto miraron a Asia, Aika, Mittelt y Valerie con sorpresa.
“Espera. ¿Eso es verdad?” Preguntó Rias mirando a Asia y al resto.
Asia y las concubinas de Edzard asintieron.
Aquella respuesta hizo que Rias frunciera el ceño con molestia, pero por fortuna antes de que haga algo estúpido, fue detenida por Sona, quien le puso una mano en el hombro. Con un asentimiento, la hermana de Serafall logró evitar una confrontación que pudo haber resquebrajado el pacto de Kuoh.
“Ya veo. ¿Cómo es que funciona su inmortalidad?” preguntó Sona con curiosidad volviendo a mirar a Asia, pues quería saber bien cómo funcionaba la inmortalidad que tenían.
Asia miró a Sona y luego a sus amigas, quienes asintieron, pues no le veían nada de malo el compartir esta información. Por lo que, Asia comenzó a contar sobre la inmortalidad que habían recibido de Edzard. Con cada palabra que escuchaban, cada uno de sus oyentes tenían diferentes reacciones. Los demonios, Irina y Rossweisse se asombraron, mientras que Kuroka tuvo una sonrisa de victoria, pues esta información le sumaba puntos a Edzard como potencial candidato para ser el padre de sus hijos. Vali y Bikou miraron a Edzard con una sonrisa sedienta de batalla en sus rostros, completamente felices de saber que él era inmortal. Arthur por su parte, estaba preocupado por cual sería la reacción que tendría su hermana al enterarse de esto.
Asia vio como ellos intentaban preguntarle algo, pero eso se interrumpió cuando sintieron un aumento masivo de poder. Así que, sin perder tiempo, miraron en dirección del origen de ese aumento de poder y los ojos de muchos se abrieron en shock al ver lo que pasaba.
Mientras todos conversaban, Edzard estaba mirando a Loki, quien tenía una cara de pocos amigos. El ultimo sangre de dragón se encontraba parado sobre un círculo mágico, el cual creó luego de que Aryne dejara de usar el hechizo de levitación.
“Te lo diré por última vez, Loki. Entrégate para que Odín te juzgue. Si no lo haces no saldrás de este lugar con vida.” Dijo Edzard de manera seria.
El dios Nórdico dejo de fruncir el ceño y puso una sonrisa de burla mientras miraba a Edzard.
“No puedo creer que tengas la arrogancia para pedirle a un Dios que se rinda ante ti, mortal. Parece que tu victoria sobre mis tropas te ha hecho creer que puedes derrotarme.” Dijo Loki mientras su cuerpo comenzaba a ser envuelto por un aura muy poderosa. “Te mostrare el poder de un dios.”
Al ver que Loki quería luchar, Edzard se llevó la mano a la frente. Tratar de hacer razonar a este idiota era como intentar hacer que Sheogorath no sea un loco por un dia completo. Así que, suspirando, Edzard cerró los ojos.
“Me disculpare con el viejo Odín luego de esto.” Dijo Edzard abriendo los ojos, ya habiendo tomado una decisión.
‘Este sujeto es un Dios y uno que esta encabronado, incluso si trata de ocultarlo. No puedo tantear su poder. No… debo ir con todo desde el inicio.’ Pensó Edzard mientras miraba hacia donde estaba su grupo reunido. Su mirada se cruzó con la de Aryne y en un solo segundo, él le transmitió un mensaje a la Dunmer.
Al ver que ella había entendido su pedido, Edzard volvió a mirar a Loki y abriendo su boca, gritó con fuerza, haciendo estremecer el lugar.
“¡MUL! ¡QAH! ¡DIIV!”
Tras aquel grito, el cuerpo de Edzard fue envuelto por un aura hecha de llamas negras, las cuales se intensificaron hasta convertirse en un capullo. Un segundo después de su creación, el capullo se rompió lentamente en pequeñas lenguas de fuego negro, los cuales se esparcieron al viento como hojas en el otoño. Mientras el capullo se destrozaba, lo que había en su interior se mostró al mundo de Draconic Deus. Cuando el capullo desapareció por completo, se podía ver a Edzard en su aspecto de dragón completo.
El aspecto de dragón de Edzard había sufrido algunos cambios desde su batalla contra Mannimarco en la Torre de Cristal. Si bien su cuerpo aún estaba cubierto por escamas draconianas de color negro y que en su cabeza aparecieran dos cuernos negros, ahora había una delgada banda de oro con algunos relámpagos que surgían de una gema negra en todo el centro de esta banda. Sin embargo, eso no fue lo único distinto, pues a diferencia de las veces anteriores, el no vestía la misma armadura que había usado en su forma humana. No, ahora su atuendo había cambiado. El vestía una armadura negra que consistía en brazales y grebas, las cuales eran de color negro y tenían el mismo diseño que las armaduras usadas por los Xivkyn. En su cintura no había armadura, sino que había una tela roja que colgaba, la cual se mantenía sujeta por un cinturón negro. La tela estaba divida en cuatro secciones, las cuales cubrían la parte posterior, anterior y ambos lados de la parte inferior del cuerpo de Edzard, casi dando la impresión de ser un faldón. Esa tela caía hasta casi llegar a las pantorrillas de Edzard. El pecho desnudo de Edzard también estaba cubierto por escamas, las cuales solo dejaban el centro de este desprotegido. El tatuaje que Edzard tenía se manifestaba en forma de escamas rojas, las cuales adoptaron el mismo patrón que el tatuaje. El aspecto dragón de Edzard finalizaba con dos alas draconianas tan negras como la noche sin estrellas, las cuales se movían cada cierto tiempo para permitirle volar, pues él había hecho desaparecer el circulo mágico sobre el cual se apoyaba hasta hace unos momentos.
A algunos kilómetros de distancia del campo de batalla, se podía escuchar una risa estruendosa.
“¡Ja, ja, ja!” reía de felicidad Sheogorath mientras veía a su descendiente usar su forma más poderosa. “¡Al fin lo usaras! ¡Al fin pelearas con todo tu poder, mi querido descendiente!”
La felicidad de Sheogorath haba sido tal que se había levantado de golpe, derramando por el lugar no solo su copa de vino, sino también el queso que había estado comiendo.
Al lado del príncipe de la locura, un Sanguine igual de emocionado estaba que miraba con una sonrisa expectante lo que estaba por suceder.
“Ya era hora. Al fin veremos a pequeño Edzard patear traseros como se debe.” Dijo Sanguine mientras se acaba de un solo trago su copa de brandi, solo para hacer aparecer una nueva botella, la cual descorchó y comenzó a beber directamente de la botella sin servirla en una copa.
“Así es. Ahora mi querido descendiente, tiñe todo ese lugar con la sangre de ese dios. Luego consume su esencia y conviértete en un verdadero Dios Dragon.” Dijo Sheogorath con una mirada de locura en su rostro.
Sanguine dejó de ver a Edzard y puso los ojos en blanco al ver que Sheogorath comenzaba a decir estupideces, pues Edzard no podía consumir la esencia de un Dios a menos que este fuese un dragón.
“Relájate, Sheogorath. El espectáculo está por comenzar y has tirado todo tu queso.” Dijo Sanguine señalando el queso en el suelo. El príncipe de los Excesos hizo esto para evitar que Sheogorath manifestara su poder y haga publica su presencia.
Sheogorath dejó de murmurar sandeces cuando escuchó aquello. Su mirada rápidamente se posó sobre el queso tirado y soltó un grito desgarrador.
“¡Nooo! ¡Mi amado queso!” gritó Sheogorath con lágrimas en los ojos, pero un segundo después dejó de llorar y sentándose convocó otra bandeja repleta de queso y vino.
Sanguine negó con la cabeza por los cambios de humor del dios loco, pero al final decidió ignorarle y poner toda su atención en la batalla que estaba por suceder.
Al mismo tiempo que Sanguine y Sheogorath, todos los seres nativos de Draconic Deus miraban la transformación de Edzard con diferentes emociones plasmadas en sus rostros, pues algunos mostraban incredulidad y otros, felicidad.
Issei y el resto de los presentes, salvo Asia miraban con incredulidad y asombro la nueva apariencia de Edzard. En este grupo de sorprendidos también estaban Aika, Mittelt y Valerie, quienes a pesar de ser las amantes de Edzard, nunca habían visto su aspecto de dragón.
“I-i-increíble.” Dijo Rias en shock, mientras sentía un escalofrío recorrer su cuerpo, pues el poder que se sentía era asfixiante.
“Eso es quedarse corta, Rias. La cantidad de poder que se siente está muy por encima del nivel de un demonio de clase Satán, de hecho, está muy por encima del nivel de poder de mi hermana.” Dijo Sona mientras su cuerpo temblaba ligeramente.
“¿E-e-ese es el poder total de Edzard?” preguntó Issei mientras su cuerpo temblaba de miedo, pues el poder que emanaba de su amigo le producía un miedo primitivo de querer huir de allí o de lo contrario sería devorado por él.
“Así es.” Respondió Asia con seriedad mientras su mirada se posaba exclusivamente en su esposo, pues esta era la primera vez que lo veía luchar en su aspecto de dragón.
“Parece que no saben qué tipo de humano era Edzard antes de alcanzar la inmortalidad, ¿verdad?” preguntó Aryne con diversión, pues por las reacciones que ellos habían tenido no era muy difícil de entender que no tenían ni idea de quien, o mejor dicho que era Edzard.
Las palabras de la Dunmer llamaron la atención de todos, quienes rápidamente comenzaron a verla con la esperanza de que aclara las dudas que tenían.
“¿Edzard no era un medio Nórdico y medio Breton?” preguntó Issei, quien fue el primero en preguntarle algo a Aryne, pues no entendía nada.
“Si, si solo te vas por el camino de su ascendencia mortal. Si bien el nació como un hibrido de ambas razas, ahora mismo él es algo diferente y eso se debe a algo muy específico.” respondió Aryne de manera criptica. “Dime, niño. ¿Te suena de algo la palabra Dovahkiin?”
Issei negó con la cabeza ante la pregunta, pues esa palabra no le sonaba de algo.
“Ya veo. Supongo que lo dire. Un Dovahkiin es un mortal muy raro.” Dijo Aryne mientras miraba a Edzard volar. “Tan raro que si contásemos a quienes han sido sangre de dragón es posible que solo haya habido un poco más de cien o incluso menos de ellos en toda la historia de Nirm.”
Los miembros del ORC, Irina, Rossweisse y el equipo de Vali miraron a Aryne con sorpresa ante esas palabras. Sin embargo, nadie dijo nada, pues deseaban que ella siguiese hablando.
“Edzard-san es uno de esos Dovahkiin, ¿verdad?” preguntó Sona, comprendiendo la razón por la que Aryne mencionaba aquello.
Aryne puso una sonrisa al escuchar a Sona, ya que ella había comprendido todo rápido. Aunque, no fue la única, pues Rias y Rossweisse también parecieron darse cuenta de aquello. “Veo que eres muy perceptiva, aunque no eres la única. Así es, él es un Dovahkiin, pero no uno normal. Él es el último Dovahkiin, después de él no nacerá otro Dovahkiin, pues ninguno de los hijos de Edzard podrán considerarse Dovahkiin.”
“¿Por qué es importante que él sea el último Dovahkiin?” preguntó Rossweisse con curiosidad sobre ello.
Aryne no respondió de inmediato, simplemente miró al cielo y comenzó a hablar.
«Cuando el desgobierno se apodera de los ocho rincones del mundo,
cuando la Torre de Bronce camina y el tiempo vuelve a conformarse,
cuando el tres veces bendito falla y la Torre Roja se estremece,
cuando el Sangre de Dragón gobernante pierde su trono y la Torre Blanca cae,
cuando la Torre de Nieve yace partida, sin rey y sangrante,
es cuando el Devorador de Mundos despierta, y la rueda del destino gira sobre el último Sangre de Dragón.»
Todos, salvo Asia y su grupo miraron a Aryne con confusión.
“Lo que acaban de oír es la profecía que habla sobre el ultimo sangre de dragón.” Dijo Aryne al ver la cara de confusión de todos. “La razón de la importancia de que él sea el ultimo sangre de dragón recae en que él tenía la obligación de cumplir esa profecía y enfrentarse al primogénito de Akatosh, previniendo así el fin del mundo.”
Las palabras de Aryne solo hicieron que todos mirasen a Edzard con más asombro y respeto, pues él había salvado su mundo de extinguirse. Aunque, aparte del respeto y admiración que causaba esta revelación, también causaba que tengan algunas dudas. Sin embargo, fue Vali quien hizo la pregunta que algunos tenían en sus mentes.
“Mencionaste al primogénito de Akatosh, ¿verdad?” preguntó Vali, quien vio como Aryne asentía. “¿Quién es el?”
“El primogénito de Akatosh se llama Alduin, aunque algunos también lo llamaban el devorador de mundos. Y fue hasta hace poco el líder de los Dovah en Nirm. Fue desterrado del espacio-tiempo en algún momento de la era meretica y terminó apareciendo a fines de la cuarta era. Cuando volvió a Nirm, intentó llevar a cabo su misión y terminar con el mundo. Sin embargo, fue derrotado por Edzard. Lo que me parece algo completamente irónico, pues fue su hermano menor quien le dio muerte.”
“¿Hermano menor?” preguntó Rossweisse.
“Así es. «Sangre de Dragon» es una traducción del nombre Dovahkiin, pero hay una más exacta. En el lenguaje de los dragones de Nirm el nombre Dovahkiin significa «Cazador nacido de dragones». Pero también hay quienes les llaman con otro nombre. Y ese nombre es «los hijos mortales de Akatosh».”
Las palabras de Aryne resonaron en la mente de aquellos que no sabían el origen de Edzard y estos quedaron en silencio durante unos segundos, hasta que finalmente lograron comprender que pasaba y gritaron al unisonó.
“¡¿Edzard es hijo de Akatosh!?”
Asia y el resto de aquellos que sabían sobre esto se taparon los oídos, pues el grito fue muy fuerte.
“Así es. Edzard es el último hijo de Akatosh. Un antiguo humano que por azares del destino se convirtió en un Dovah humanoide.” Dijo Aryne con una sonrisa, divertida por las reacciones que estaba viendo.
“E-entonces, Ed. ¿Es un dragón?” preguntó Issei todavía en shock.
“Así es, pero no uno cualquiera. Esta entre los dragones de más alto rango que hay en nirm. El único que está a su nivel de poder total es Alduin, el primogénito. Y el único dragón por sobre ellos, es Akatosh, su padre.” Respondió Aryne mirando a Issei y luego a Vali. “Si quieres saber su nivel de poder en tu mundo, bueno, una aproximación sería la de darle el mismo nivel que un dragón celestial. Aunque, los niveles de poder en Nirm se miden de manera diferente. Así que esa aproximación no sería la más acertada.”
Las palabras de Aryne hicieron que el ORC, el Consejo de estudiantes, Rossweisse, Irina y el equipo de Vali miraran a Edzard asombrados por esta respuesta. Bueno, casi todos miraron a Edzard con asombro, pues Kuroka puso una sonrisa en su rostro, pues había encontrado a alguien con quien tener hijos fuertes. Ahora la pregunta seria como convencerlo. Aunque, aparte de Kuroka, había alguien más con una sonrisa de expectativa en su rostro y esa persona era Vali, quien en su mente estaba muy emocionado, pues quería enfrentarse a Edzard lo más pronto posible.
‘Yo que tu tendría cuidado con lo que deseas, Vali-san.’ Pensó Asia mirando seriamente al medio demonio. ‘Tú no sabes lo que es enfrentar a un dragón de Nirm.’
Aryne miró divertida lo que pasaba, pues vio como Asia miraba a Vali con mucha seriedad. Sin embargo, en ese momento sintió que el viento cambiaba, una clara señal que la batalla estaba por comenzar, por lo que de manera sigilosa comenzó a preparar un hechizo para cumplir con el pedido que Edzard le había hecho cunado hicieron contacto visual no hace mucho.
El dios de las travesuras miraba a Edzard con un poco de temor, pues ahora sentía que su nivel de poder estaba muy por encima de varios dioses. De hecho, era posible que estuviese por encima de él. Loki desterró esos pensamientos rápidamente moviendo su cabeza, pues era imposible que ese mortal tuviese tanto poder. Si… seguramente era una ilusión, nada más que eso.
Una sonrisa apareció en el rostro de Edzard a ver el conflicto interno que tenía Loki en este momento. Después de todo, una presa confundida era mucho más fácil de abatir. A él ya no le importaban tanto los problemas que causarían su decisión, por lo que no se contendría al luchar.
“Te lo advertí, Loki. Te dije que, si te rendías y te entregabas, te irías vivo. Pero no me escuchaste.” Dijo Edzard mientras comenzaba a mandar pequeñas cantidades de magia hacia sus manos. “Para cuando esto termine, no quedaran ni tus cenizas.”
La voz de Edzard sonaba fría y sin emociones, y tenía un filo similar al de una hoja de hielo. Aquel tono de voz terminó por infundir más miedo en Loki, quien comprendió que o que tenía al frente no era un mortal, sino un monstruo. Sin embargo, pese a eso, el dios de las travesuras solo apretó los dientes con ira, pues se sintió ofendido por cómo le hablaba. Así que sin perder un segundo más, levantó una mano.
“¡No creas que me derrotaras solo por haber cambiado de apariencia!” Gritó Loki mientras lanzaba un rayo de magia hacia Edzard.
El rayo de magia viajó a gran velocidad, pero no le hizo daño alguno a Edzard, pues este lo esquivó con suma facilidad.
“¿Eso es todo lo que puedes hacer?” preguntó Edzard con un tono de desilusión en su voz, pues esperaba más de este dios nórdico.
Las palabras de Edzard solo sirvieron para hacer enojar más a Loki.
“¡Cállate!” gritó Loki mientras creaba varios círculos mágicos a su alrededor. De estos círculos, comenzaron a surgir cientos de hechizos, los cuales se dirigieron hacia Edzard.
El ultimo hijo de Akatosh vio los ataques llegar, por lo que, moviendo sus alas, comenzó a esquivarlos con suma facilidad. Si bien estos ataques eran veloces, sus reflejos mejorados eran capaces de permitirle ver todo en cámara lenta, facilitándole el navegar entre los hechizos.
Cuando el ataque de Loki cesó, Edzard cerró los puños y se lanzó contra el dios nórdico. Al ver a Edzard dirigirse contra él, Loki volvió a desplegar una gran cantidad de círculos mágicos e intentó detenerlo. Sin embargo, eso fue en vano, pues mientras se acercaba a Loki, Edzard esquivaba acrobáticamente los rayos de magia que lanzaba el dios nórdico. No pasaron ni tres segundos cuando Edzard logró estar al frente de Loki y al tenerlo en su rango de ataque, rápidamente le dio un potente golpe en todo el estómago. El golpe fue tal que Loki fue enviado a volar contra el suelo. Sin embargo, antes de impactar contra el suelo, Loki logró maniobrar los suficiente como para detenerse en el aire.
Loki levantó la vista y miró a Edzard, pero antes de que pudiera lanzarle un hechizo, tuvo que moverse para esquivar un golpe dirigido hacia su rostro. Si bien logró evitar el golpe, el viento causado por el movimiento de Edzard a gran velocidad, hizo que el dios nórdico se zarandeara.
‘Es muy rápido.’ Pensó Loki con pánico al ver a Edzard aparecer al frente suyo. Sin embargo, no pudo pensar mucho más, pues tuvo que esquivar varias patadas y puñetazos, los cuales iban dirigidos a varias zonas vitales de su cuerpo.
Edzard atacaba lanzando golpes a una muy buena velocidad. Lanzando un derechazo, vio como Loki lograba esquivarlo a las justas. Luego siguió con un gancho elevado y luego con una patada baja, la cual fue seguida por una patada giratoria. Lamentablemente, todos estos ataques fueron esquivados por Loki. Sin embargo, lo que el dios nórdico no sabía era que cada golpe que Edzard lanzaba solo eran para probar sus habilidades cuerpo a cuerpo. Y para su mala fortuna, él se percató de que esa era su debilidad.
Al ver que el ataque de Edzard cesaba, Loki se alejó de Edzard y comenzó a aumentar su poder, siendo rodeado por una poderosa aura. El poder del aura era tan fuerte que se volvió visible, tomando la apariencia de una capa de luz azul.
“Maldito… Maldito… ¡Maldito monstruo!” gritó Loki mientras hacía aparecer varios cirulos mágicos de gran tamaño al frente suyo. Extendiendo sus manos, Loki disparó cientos de rayos de magia, las cuales se dirigieron rápidamente contra Edzard.
Edzard vio los rayos de magia llegar y no queriendo esquivarlos, extendió sus manos y concentro una gran cantidad de magia. Moviendo sutilmente sus manos, varias perturbaciones en el espacio surgieron a su espalda.
“Apocalipsis.” Susurró Edzard, liberando su hechizo.
Las pequeñas perturbaciones brillaron un segundo y luego desataron torrentes de llamas, ventiscas y rayos, los cuales neutralizaron los ataques de Loki.
El asombro estaba plasmado en varias caras mientras contemplaban la batalla. Sin embargo, ese asombro se extinguió cuando alguien grito.
“¡Cúbranse!” gritó Asia al ver los hechizos que impactarían.
La voz de Asia hizo que todos la miraran con confusión, pero igualmente hicieron caso y se protegieron. Y cuanta suerte tuvieron al hacerlo, pues cuando ambos hechizos se neutralizaron, se crearon cientos de explosiones, las cuales generaron tantas corrientes de aire, las cuales eran tan fuertes que imposibilitaban en gran manera visibilizar la batalla.
“¡¿Qué hechizo fue ese?!” gritó Rias mientras se cubría y trataba de no ser enviada a volar por las ráfagas de aire.
“¡Apocalipsis! ¡Es un hechizo de Destrucción de nivel maestro!” gritó Asia como respuesta mientras trataba de mantenerse enfocada en la batalla.
Aryne, quien miraba los hechizos sin necesidad de cubrirse, entrecerró los ojos, pues noto que algo no andaba bien con la transformación de Edzard. Sin embargo, pese a esa duda, rápidamente levantó su mano derecha y usando una piedra focal, creó una barrera para protegerse tanto ella como al resto, ya que esa había sido la petición que le había pedido Edzard hace unos momentos cuando se miraron.
Todos dejaron de cubrirse al ver que estaban en una barrera protectora. Sin embargo, antes de que digan algo, la voz de Aryne sonó.
“Parece que nunca bromearon cuando me dijeron que eras alguien con enormes reservas de magia. Y para rematar la faena, eres un mago de nivel maestro en Destrucción. Una combinación verdaderamente monstruosa.”
Las palabras de Aryne llamaron la atención de la mayoría de los que no conocían todo el poder de Edzard. Y fue Sona quien dio un paso al frente para preguntar.
“Aryne-san. ¿Por qué dices que la combinación de las enormes reservas de magia de Edzard-san y su dominio en la magia de destrucción es una combinación monstruosa?”
“Veras, joven demonio. Los mortales de Nirm nacen con un nivel de magia ya establecido y solo por el entrenamiento este comienza a crecer un poco. Sin embargo, hay sujetos que poseen más magia que otros. Estoy seguro de que Edzard les ha dicho que nació con reservas de magia completamente fuera de cifras en Nirm, pero lo que de seguro se le olvidó mencionar que estas reservas han aumentado gracias al entrenamiento que tuvo como mago, pero también por su conversión a Dovah.” Respondió Aryne sin dejar de mirar a Edzard. “Pero, también hay que saber que mientras mejor mago eres, menos Magicka gastas en cada hechizo que usas.”
“Entiendo. Así que, Edzard-san usa muy pequeñas cantidades de magia para sus hechizos, lo cual hace que no afecte mucho a sus reservas.”
“Así es, pero también tienes que tomar en cuenta de que el suele usar sus hechizos sobrecargados, es decir que les pone más Magicka de lo que debe, haciéndolos mucho más poderosos.” Dijo Aryne posando su vista en los amigos de Edzard. “Aunque, si le sumas su habilidad heredada, bueno, eso lo hace realmente un monstruo en el combate.”
Aquellas palabras asombraron mucho a todos, pero tuvieron que volver a ver la lucha cuando su atención fue llamada al sentir como una gran onda de choque impactaba en la barrera, sacudiéndola y haciendo que algunos, como Akeno, Rias, Sona y Tsubaki cayeran al suelo.
La batalla entre dragón y dios había continuado hasta estancarse en un combate cuerpo a cuerpo. La fuerte onda de choque que llamó la atención de los que estaban dentro de la barrera se había generado cuando Edzard detuvo un puñetazo de Loki usando su antebrazo. La fuerza del golpe hizo que Edzard retrocediera unos pocos metros, pero aparte de eso, el golpe no le había causado un daño significativo. Moviendo sus manos rápidamente, Edzard logró atrapar a Loki por los hombros y abriendo su boca, gritó.
“¡GAAN! ¡LAH! ¡HAAS!”
Una onda de energía de color purpura se originó en la boca de Edzard e impactó de lleno en Loki, quien hizo una mueca al recibirla, pues sintió que parte de su poder y estamina desaparecía.
Al sentir que el poder de Loki se había sumado al suyo, Edzard lo soltó y sin perder tiempo, le dio un potente gancho en el estómago, haciéndolo escupir un poco de saliva. El golpe de Edzard, aparte de generar daño físico, también estaba infundido con magia de destrucción, por lo que no solo afecto su cuerpo, sino también sus reservas de poder mágico. Además, la fuerza del golpe hizo que el Dios nórdico saliese volando a gran velocidad. Sin embargo, a diferencia de la vez anterior, Edzard movió sus alas y siguió a Loki. Cuando le alcanzó, lo tomó por los hombros y le dio un rodillazo en todo el estómago.
“Waag.” Exclamó Loki mientras escupía un poco de saliva mezclada con sangre.
Luego de aquel rodillazo, Edzard le dio un gancho elevado en toda la mandíbula de Loki, mandándolo a volar algunos metros. A diferencia de la vez anterior, Loki logró maniobrar en el aire y cuando se detuvo y logró volar de manera estable, intentó escapar del lugar, pero…
“¡WULD! ¡NAH!”
Edzard apareció junto a Loki, el cual abrió los ojos con miedo, pues nunca esperó eso. Edzard puso una sonrisa al ver el miedo en el rostro de Loki y aprovechando eso, le dio un fuerte cabezazo, haciendo que la huida de este se detenga. Además, el golpe de Edzard también logró que Loki se desorientara lo suficiente como para que otro thu’um le impactase fácilmente.
“¡GAAN! ¡LAH! ¡HAAS!” Gritó Edzard, volviéndole a robar poder a Loki. Tras esto, comenzó a darle golpes de manera consecutiva al rostro de Loki.
El rostro de Loki comenzó a cubrirse de hematomas, sangre y a hincharse debido al daño sufrido. A pesar de la paliza, Loki aun no moría, pues Edzard se estaba conteniendo un poco en cada golpe. Aunque, la palabra contenerse no era la más adecuada, pues cada golpe causaba una onda de choque tan grande que se extendía por varios metros a la redonda.
Mientras continuaba con la paliza, Edzard le dio un golpe a Loki en el abdomen, haciendo que el Dios se doble en “V”, para luego levantar la pierna y darle una patada de hacha en todo el hombro, haciendo que cayese a gran velocidad contra el suelo.
¡Boooom!
Una gran explosión se generó por el impacto del cuerpo de Loki contra el suelo, levantando una gran nube de polvo. Cuando el polvo se asentó, se podía ver a un muy mal herido Loki tratando desesperadamente de volver a ponerse de pie. Con mucho esfuerzo, este logró volver a ponerse de pie.
‘¿Cómo? ¡¿Cómo puede estar pasando esto?! ¡Yo soy un dios y el un simple humano con una transformación monstruosa! ¿Cómo puedo perder ante el de esta manera?’ pensó Loki mientras miraba a Edzard volar. Dejando de verlo, miró su cuerpo y al ver sus heridas supo que seguir luchando sería inútil, ya que ese mortal resulto ser más fuerte de lo que esperaba. ‘Esta batalla está perdida. Mis reservas de poder están muy bajas. No solo me ha robado mi poder como si fuese el Hakuryuukou, sino que también cada uno de sus golpes destruye mis reservas de magia. Tengo que salir de aquí, de lo contrario moriré.’
Luego de pensar aquello, Loki miró una manera de distraer a Edzard. Una sonrisa se formó en el rostro del Dios al ver a Asia, Rias y compañía. Deduciendo por la forma en que lo vieron cuando llegó, era más que un hecho que todos ellos se conocían, por lo que, si los atacaba, era más que seguro que el los defendería. Así que, sin perder tiempo, extendió sus manos y creando varios círculos de magia, usó el poder restante que le quedaba para lanzar varios hechizos contra ellos.
Edzard frunció el ceño cuando vio aquellos hechizos dirigirse hacia sus amigos. El no sabía si la barrera de Aryne resistiría esa cantidad de ataques, así que deseando evitar descubrir que no resistía, decidió interponerse, por lo que, sin pensarlo dos veces, gritó.
“¡WULD! ¡NAH!”
Edzard desapareció y apareció frente a la barrera. Comenzando a juntar una gran cantidad de Magicka, Edzard extendió ambas manos para crear una enorme custodia, la cual logró cubrir toda la barrera de Aryne. Los ataques de Loki comenzaron a impactar en la custodia, pero fallaron, pues esta custodia resistió tranquilamente el embate. Cuando el ataque cesó, Edzard vio que dios nórdico comenzaba a intentar huir. Al ver eso, Edzard entrecerró los ojos y sin pensarlo dos veces, rápidamente volvió a gritar.
“¡WULD! ¡NAH! ¡KEST!”
El Thu’um hizo que Edzard volviera a aparecer frente a Loki. Al verlo tan cerca, Edzard extendió su mano derecha y atrapó al dios nórdico por el cuello para luego darle un potente rodillazo en el estómago. Luego de eso movió su pierna y le dio una potente patada, haciendo volar por varios metros. Luego de aquello comenzó a usar el thu’um de torbellino arrollador para transportarse al lado de Loki cada vez que este salía volado por los golpes. Con cada aparición, Edzard le daba un golpe al dios nórdico, haciendo que este tuviese más heridas con cada segundo que pasaba.
Luego de una paliza repetitiva, Edzard se quedó quieto y decidió terminar con todo, por lo que rápidamente extendió su mano izquierda. Juntando magia en su mano, comenzó a crear un portal, el cual se convirtió en un vórtice dorado. Cuando este portal estuvo lo suficientemente estable, de su interior comenzó a surgir lentamente el mango de una espada. Cuando el mango estuvo fuera del portal, Edzard extendió su mano derecha y tomando el mango, dio un tirón, lo que hizo que el arma saliera por completo del portal.
El arma en la mano de Edzard era una espada larga de unos ciento cincuenta centímetros. La cual tenía una hoja de doble filo con una acanaladura en el centro. La hoja era tan negra como la noche sin estrellas ni luna, pero a aparte de eso, también parecía absorber la luz de lo que le rodeaba. La empuñadura de la espada era larga, lo suficiente como para ser usada con una o dos manos. Tenía una guarda corta, decorada con una cabeza de dragón talla da en cada extremo de la guarda. Cada uno de los dragones tenía ojos plateados que brillaban como luces de estrellas, esto se debía a que estos ojos estaban hechos de vidrio meteórico. Además, en el centro de la guarda, rodeada de un tallado en forma del símbolo de Talos estaba una gema azul que brillaba como una estrella, esta gema era un fragmento de Aetherium.
Al sentir su mejor arma en sus manos, Edzard dejó que un poco de Magicka se impregnara en ella, haciendo que se cubra de llamas negras.
“Te dije que no quedarían ni las cenizas de ti, ¿verdad, Loki?” dijo Edzard mientras apretaba el agarre en el mango de su espada.
Arthur Pendragon miró la espada de Edzard y sintió un escalofrió recorrer su espalda. Y no fue el único, pues a su lado todos también sintieron lo mismo. El poder que emanaba esa espada era completamente abrumador.
“¿Q-que espada es esa?” preguntó Rossweisse con confusión en su voz, pues el aura de la espada era muy similar al de un arma divina.
“Se llama Akachihel, cuyo significado en Ehlnofex es «La espada del dragón del norte». Esa es la mejor espada que posee Edzard. Solo hay una espada que esta al mismo nivel que ella en lo que se refiere a materiales y forjado, mi espada Anseichim.” respondió Asia mientras miraba a Edzard con un poco de precaución, pues era la primera vez que veía a Edzard usar su espada para la batalla desde que terminó de forjarla.
“Wow. Así que esa es su mejor arma.” dijo Issei mirando la espada con asombro. “¿Él ha forjado esa espada?”
Asia asintió.
“Asia-san, ¿Qué tan fuerte es esa espada?” preguntó Sona, tratando de compararla con la espada que Edzard le había vendido.
“Es muy fuerte y resistente. Es casi indestructible, pues está hecha con materiales de Aetherius, forjada en la fragua de Aetherius. Eso es lo que la hace única. No solo el forjado, sino que los materiales son de primera calidad. Y eso ha permitido que pueda resistir muchos encantamientos, pero su verdadero poder reside en que es capaz de resistir las tres palabras de poder de dos de los thu’um más poderosos de Edzard.”
Aquellas que sabían sobre esos dos thu’um, sintieron un escalofrío recorrer su espalda, pues habían visto el poder de dos palabras. Y era muy posible que hoy vieran las tres palabras en acción.
“Asia-san. ¿Mencionaste que tú tienes una espada similar, puedes mostrármela? Por favor.” Dijo Arthur sintiendo curiosidad por el arma.
Asia vio a Arthur y al no sentir ninguna pisca de segundas intenciones, asintió y desenfundó su espada.
Al ver la espada de Asia, los ojos de Arthur se abrieron con sorpresa mientras una sonrisa aparecía en su rostro, pues sus ojos podían ver que aquella arma era una espada muy bien elaborada, con un peso muy bien equilibrado y un aura muy poderosa. Dicha aura era capaz de igualar a su propia Caliburn.
“Gracias por mostrarme la espada, Asia-san.” Dijo Arthur mientras hacia una reverencia en agradecimiento.
Cuando Arthur terminó aquellas palabras, todo el lugar se estremeció, pues una poderosa aura se sintió en todo el lugar.
“¡¿Q-q-qué está pasando?!” gritó Issei con pánico al sentir esa aura.
[Tu amigo esta por usar un gran hechizo]
La voz de Draig hizo que todos miraran la gema en el brazo de Issei.
“¿Draig? Pensé que no querías hablar.” Dijo Issei mirando la gema.
[No es que no haya querido hablar. La verdad es que estuve midiendo el poder de la verdadera forma de tu amigo. Y la elfa esa tiene razón, su nivel de poder esta al mismo que el nuestro en nuestro mejor momento. Sin embargo, él tiene muchas más habilidades que nosotros en aquel entonces. ¿No lo crees, Albion?]
[Tienes razón, Draig. Ese joven tiene un poder mágico abrumador. La forma en que ha logrado someter a Loki, quien no es un Dios débil es increíble.]
Las palabras de Albion asombraron a muchos, pues nunca esperaron que el dragón banco estuviese de acuerdo con algo que dijese el dragón rojo.
[Dime algo, elfo. ¿Puede Edzard vencer a un príncipe Daedrico con su poder actual?]
La pregunta de Draig hizo que Aryne negase de manera instantánea mientras soltaba una risita divertida. “Je, je, je. No, no está ni de cerca. Aunque, sabiendo la historia de su linaje, puede que el futuro lo haga. Los descendientes de Caius siempre son impredecibles con lo que hacen.”
“¿Caius?” preguntaron al unísono todos, incluidas los miembros del grupo de Edzard.
“Ohh. Es cierto. Ninguno de ustedes sabia su nombre real.” Respondió Aryne con una sonrisa. “Caius es el nombre del héroe de Kvatch, en otras palabras, es el nombre del antepasado de Edzard.”
Aquella respuesta asombró a todos, pues nadie se esperó eso. Sin embargo, esa respuesta abrió otra duda, siendo Asia quien la preguntó.
“Aryne-san. ¿Conocías al héroe de Kvatch?” preguntó Asia.
El rostro de Aryne se agrio cuando escuchó la pregunta de Asia. Poniendo mala cara, respondió a la pregunta. “¿Conocerlo? ¡Claro que lo conocí! ¡Ese maldito pervertido intento acostarse conmigo en varias ocasiones! ¡La verdad, nunca conocí a alguien tan pervertido! ¡Se gastaba todo el dinero que ganaba en burdeles! ¡Para cuando desapareció de Nirm, ya había engendrado más de veinte hijos por todo el imperio!”
Todos los que escucharon los gritos de Aryne dieron un paso hacia atrás, pues la Dunmer liberó un poco de su poder mientras gritaba. Sin embargo, luego de tomar un poco de aire, se calmó y volvió a hablar.
“La verdad, de todos sus descendientes, solo hay tres que son los que más se alejan a la conducta de su antepasado. Esos son Eitar Edzardson, Roland Eitarson y Edzard Rolandson, el resto fue un grupo de vividores y pervertidos que solo pensaban con su cabeza inferior. Bueno, casi todos, el padre de Eitar era un poco más calmado, pero no dejaba de ser un pervertido. Aunque logró mantenerse fiel a su esposa.”
La forma en la que hablaba Aryne hacia que aquellos que la escucharon pusieran los ojos en blanco mientras que una gota aparecía en sus cabezas. Parecía que Aryne realmente le tenía manía a casi toda esa familia, pero por fortuna parecía que Edzard era uno de los que ella no odiaba.
Lamentablemente, cualquier pregunta que intentaran ahora, fue interrumpida cuando una gran acumulación de poder comenzaba a sentirse.
[Vaya, parece que el chico ya va a atacar.]
Las palabras de Draig hicieron que todos miraron al cielo y vieran que Draig tenía razón.
Loki miraba a Edzard con miedo y pavor, pues no solo porque estaba muy herido como para escapar de manera sencilla, sino que también por el aura que emitía esa extraña espada. Era casi como si estuviera viendo al mismo Mjolnir.
‘Tengo que encontrar una forma de huir de aquí. Se que hay una forma de huir, pero ¿Cómo lo hago?’ pensó Loki mirando a todos lados tratando de ver cómo podría huir.
Edzard miró a Loki y al ver que este intentaba huir, decidió terminar con todo en este momento. Por lo que, tomando aire se preparó para acabar con el dios nórdico de una vez por todas. Cerrando los ojos, se preparó para usar su thu’um a casi todo su poder. Al mismo tiempo en que se preparaba para lanzar su ataque, la joya de Aetherium comenzó a brillar y generó una pequeña aura, la cual cubrió finamente la hoja de la espada.
El aura que emanaba de la gema se unió con las llamas negras que generó la magia de Edzard, formando así una capa protectora en la hoja de la espada.
“Desaparece.” Susurró Edzard mientras comenzaba a exhalar humo por su boca.
“¡QO! ¡ZAHKRII! ¡EVENAAR!” gritó Edzard para luego mover su espada hacia el frente. La hoja de la espada brilló un segundo y luego expulsó una gran cantidad de energía mágica, la cual tomo la forma de una hoja de espada de gran tamaño formada por relámpagos de color negro.
El ataque de Edzard avanzó a gran velocidad hacia Loki, quien miro con pánico el ataque. Así que, sin pensarlo dos veces, rápidamente puso ambas manos al frente y usando todo el poder que le quedaba, creó cientos de círculos mágicos de tipo barrera para detener el ataque de Edzard. Sin embargo, esto fue en vano, pues el ataque de Edzard siguió su camino como si nada, rompiendo cada circulo con la misma facilidad en que un cuchillo caliente corta una barra de mantequilla.
“¡Noooo!” gritó Loki al ver la espada destrozar sus barreras. Lamentablemente, eso fue lo último que pudo gritar, pues luego de eso, la espada de relámpagos terminó por engullirlo completamente, desintegrándolo por completo. A pesar de haber derrotado a Loki, el ataque siguió su camino y terminó por impactar en una cadena de montañas a lo lejos, causando una gran explosión que se sintió por cientos de kilómetros a la redonda.
“¡Ahhhh!” era el grito de todos los jóvenes demonios, Rossweisse, Irina, el grupo de Edzard y algunos miembros del equipo de Vali al sentir como la onda expansiva de la explosión hacia zarandear la barrera, casi amenazando con destruirla. Cuando la explosión terminó y el polvo se esfumó, vieron con total asombro como la cadena montañosa había desaparecido por completo y en su lugar había un gran cañón, el cual se originaba a unos cuantos metros de distancia de donde Edzard estaba parado volando.
Rias, Sona y muchos otros sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos al ver el cañón, pues por más que lo intentaban no podían ver el fondo de este. Sin embargo, había una persona que sentía algo más y esa era Rossweisse, pues la joven valquiria estaba preocupada por su amigo, pues el acababa de matar a un dios del panteón nórdico y eso era algo que de seguro le causaría muchos problemas.
“Y… ¿Les gusto el espectáculo?”
Los cuellos de todos se giraron rápidamente al escuchar la voz de Edzard tan cerca. Cuando vieron donde estaba, todos se asombraron, sobre todo Vali y su equipo, pues Edzard estaba a espaldas de ellos. Lamentablemente para el medio demonio y su equipo, Edzard no planeaba dejar pasar la ocasión de capturar a algunos miembros de la Khaos Brigade. Así que, antes de que alguno de ellos pudiese reaccionar, el abrió la boca y gritó.
“¡ISS! ¡SLEN! ¡NUS!”
Una onda de color azul salió de la boca de Edzard y se dirigió rápidamente no solo a Vali, sino también a todo su equipo. Al haber sido un ataque furtivo, este logró impactar fácilmente en todos, lo que hizo que se convirtieran en verdaderas estatuas de hielo, pues el thu’um los congeló de forma instantánea.
“Bueno, parece que el dia termina bien para mí. Detengo a un dios que quiere destruir el mundo y logró capturar a todo un grupo de a Khaos Brigade.” Dijo Edzard acercándose a Vali y cuando estuvo por prepararse para llevárselos, a su nariz llegó un olor que lo dejó como piedra. Frunciendo el ceño, habló. “No esperaba que aparecieras.”
Ahora antes de irme, quiero dejarles dos pequeños omakes, uno de los cuales tiene algunas escenas subidas de tono. XD lean bajo su propia responsabilidad.
Mini Omake 1 (El dia en que Edzard se auto condenó)
Los pasos apresurados de Asia resonaban por uno de los pasillos del castillo, más precisamente el pasillo que llevaba al estudio personal de Edzard. Ella estaba que caminaba apresurada porque quería pedirle a su esposo algo. Así que cuando llegó a la puerta que daba al estudio, Asia no lo pensó dos veces y la abrió de un solo golpe.
La puerta de roble cedió fácilmente ante la fuerza de Asia, haciendo un gran ruido que hizo que Edzard se sobresalte y dejase caer un libro que se encontraba leyendo y cuyas notas de investigación ahora estaban regadas en el suelo.
“Por la barba de shor.” dijo Edzard mientras soltaba un suspiro al ver que era Asia quien había abierto su puerta. “No vuelvas a hacer eso Asia. Tuviste suerte de que estaba muy concentrado en mi investigación como para poder contractar rápidamente.”
Asia solo miró a su esposo y suspiro antes de hablar. “No me mientas, Ed. Se que sabias que estaba viniendo desde hace un buen rato.”
Las palabras de Asia hicieron que Edzard sonriera, pues era verdad, él la había escuchado desde hace un buen rato. Soltando una risita decidió preguntarle la razón por la que vino a verle. La respuesta de Asia hizo que Edzard levantase una ceja en confusión, pues no entendía la razón para aquella solicitud.
“¿Por qué quieres que compre una casa de perro?” preguntó Edzard una vez escuchó la petición de su esposa. “Que yo sepa, no tenemos un perro.”
Asia desvió la mirada ligeramente ante las palabras de Edzard mientras buscaba la mejor manera de responderle. Al final, logró encontrar una buena respuesta.
“Es que... estoy…. Estoy planeando comprarme un perro. Bueno… no, la verdad es que… quiero comprarle un perro a… a Marie, sí, quiero comprarle uno para que tenga un poco de responsabilidad.”
La forma de hablar de Asia hizo que Edzard supiese que su esposa le estaba mintiendo. Si bien pudo negarse, fue el hecho de que era la primera vez que le mentía de esta manera lo que hizo que terminara aceptando. Así que dejando de hacer lo que estaba haciendo, se fue y en unas cuantas horas estuvo de regreso con los materiales necesarios para armar una casa de perro muy grande, lo suficiente como para que en el interior pueda dormir un oso de las nieves.
Sin que el supiese, con cada martillazo que daba para acomodar esa casa, se iba condenando, pues estaba construyendo el lugar donde lo mandarían a dormir varias veces durante su inmortal vida.
Mini Omake 2 (La curiosidad mató al gato)
Koneko Toujou se encontraba caminando tranquilamente hacia el almacén del gimnasio, pues hoy ella tenía clase de gimnasia y era la encargada de traer algunos de los objetos necesarios para los ejercicios de la clase. Iba sola, pues no necesitaba la ayuda de nadie para mover cosas tan ligeras. Mientras caminaba iba pensando en las cosas que acababa de pasar, pues acababan de pasar tres días desde que se formó la alianza entre las tres facciones, poniendo así fin a un derramamiento de sangre que Edzard había nombrado como algo estúpido si se ve desde el punto estratégico exterior, pues todos ellos conformaban una sola facción a palabras de Edzard, la facción abrahámica o cristiana. Y cada vez que se mataban entre sí, lo único que conseguían era debilitarse y volverse vulnerables a ataques de facciones exteriores.
Ella comenzó a pensar en la persona que era el mejor amigo del pervertido de su sempai. Para ella, él era un completo extraño, pues no solo olía como humano, sino que también olía como dragón, pero a diferencia de Issei, el olor de Edzard era más fuerte y estaba más arraigado en él. inicialmente ella pensó que era porque pasaba mucho tiempo con Issei, pero luego de escuchar que él se nombraba así mismo como un cazador de dragones, ella entendió la razón de ese olor, pues era más que indudable que aquel aroma se originaba por la sangre de los dragones a los que había matado.
Ella iba tan concentrada en eso que no se dio cuenta de que ya había llegado al almacén. Cuando se dio cuenta, parpadeo y luego se acercó a la puerta e intentó abrirla, pero para su sorpresa vio a que la puerta estaba mal cerrada. Esto hizo que ella mirase confundida la puerta, pero decidió no darle más importancia y comenzó a caminar hacia el interior. Sin embargo, ni bien puso un pie en el interior, su nariz captó un olor muy extraño, un olor que olía un poco acre, pero también dulce, aunque también pudo oler el olor a sudor y a algo más que no supo explicar.
Cuando estuvo por ignorarlo, sus oídos captaron el sonido de una voz amortiguada. Confundida por lo que pasaba, decidió acercarse hacia el origen del sonido para saber que ocurría. Mientras más se acercaba se comenzaban a escuchar sonidos similares a los aplausos y cuando por fin llegó al lugar, se quedó en shock con lo que vio. Y es que allí frente a ella, tumbados en una colchoneta estaban Aika y Edzard en una muy apasionada sesión de sexo. La joven maga se encontraba apoyada boca abajo sobre una de las colchonetas mientras tenía la cabeza apoyada sobre la misma y mordía la tela de la colchoneta para de esa manera amortiguar sus gemidos. Sus caderas estaban levantadas, facilitando así que su amante la penetre con más facilidad. Hablando del amante, Edzard estaba que gruñía en voz baja mientras daba fuertes estocadas, las cuales mecían el cuerpo de Aika con cada golpe.
Aika iba vestida con su atuendo de gimnasia de la academia Kuoh, el cual tenía la camiseta blanca enrollada por sobre sus pechos, lo mismo con su brasier purpura, lo que dejo ambos pechos libres, mientas que sus bloomers se encontraban en su lugar, pero con la parte inferior ligeramente movida para que esta manera Edzard pudiera follarla como se debe
El rostro de Koneko se volvía rojo con cada segundo que pasaba, pero fue cuando vio que el cuerpo de Aika temblaba y que Edzard se retiraba de ella que la joven nekomata salió corriendo de allí como un cohete de reacción. Mientras corría en su mente iba gritando pervertidos a ambos, pero también tenía grabada en su mente el rostro de Aika, el cual mostraba una sonrisa de satisfacción.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y Loki esta muerto. La verdad es que esta batalla ha sido muy difícil de escribir, pues los niveles de poder y la capacidad destructiva de DxD a veces suele ser muy ambigua, pero espero poder haberlo hecho bien. También he dado más pistas sobre el Héroe de Kvatch, tal como su nombre y su personalidad. XD
También he decidido poner una referencia a una escena de una de mis películas favoritas. XD
También, parece que Vali ha tenido su primera probada del thu’um, XD y finalmente, ¿Quién habrá aparecido? ¿Quién fue el ser que ayudo a Edzard a despertar? Bueno eso se lo dejo a su imaginación.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 42
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 41
“No esperaba que aparecieras.” Dijo Edzard con voz tranquila.
“Ha pasado un tiempo, Edzard.” dijo una voz monótona.
Todos aquellos que no estaban en un bloque de hielo, miraron con asombro y miedo a una pequeña niña que flotaba a unos cuantos centímetros de la espalda de Edzard. Mientras flotaba, la niña tenía un brazo extendido, a la par que los dedos de esa mano estaban doblados como si fuese una pistola, cuya punta del índice estaba a escasos dos centímetros de la nuca de Edzard.
“¿C-cuando apareció?” preguntó Issei en shock. Y no era el único, pues esa era la misma pregunta que pasaba por la cabeza de muchos, incluida Aryne.
Ignorando la duda y la conmoción de sus amigos, Edzard le respondió a la niña de manera calmada. “Tienes, razón. Ha pasado un tiempo, Ophis.”
La mención de aquel nombre hizo que los demonios, el grupo de Edzard, Rossweisse e Irina retrocedieran unos pasos con temor.
“O-Ophis…” dijo Rias en shock mientras sentía un escalofrío recorrer su cuerpo.
“L-la líder de Khaos Brigade.” Dijo Sona con voz ahogada mientras retrocedía de miedo.
A pesar del pánico que comenzaba a aflorar en sus compañeros, Edzard se mantuvo firme sin mover ningún musculo, pues no era idiota. Si bien era fuerte, aún estaba por debajo de nivel de poder que Ophis. Lo que haría que una lucha entre ambos pudiese terminar en su muerte.
“¿Qué haces aquí, Ophis? ¿Vienes a salvar a tus subordinados?” preguntó Edzard con curiosidad mientras señalaba a las paletas de hielo vivientes que tenía en frente.
“Si y no.” Respondió de manera monótona Ophis. “Sentí un aumento de poder y vine a ver qué pasaba. Nunca espere verte matar a un Dios.”
Al oír las palabras de Ophis, Edzard sonrió sarcásticamente. “Siempre hay una primera vez para todo. Entonces, ¿Qué quieres exactamente aquí?”
Ophis se quedó en silencio unos segundos, para luego retirar su brazo y dejar de apuntar con sus dedos a Edzard en la nuca.
“Quiero que te unas a mí.”
Edzard se giró y miró a la dragona unos segundos, solo para luego negar con la cabeza. “Lo siento, pero como te dije hace tiempo. No estoy para nada interesado en obtener tu poder. Además, ando corto de tiempo últimamente. Y no olvidemos que estoy felizmente casado y tengo tres amantes.”
Tras esas ultimas palabras, Edzard soltó una pequeña risita, pues él sabía que Ophis no entendería sobre eso ultimo. Y tal como había pensado, Ophis se confundió y ladeó la cabeza en claro signo de confusión. Aunque, unos segundos después de esa acción, Ophis comenzó a ver al resto de personas que estaban reunidas en este lugar y sus ojos se entrecerraron al ver a Asia, Aika, Mittelt y Valerie. Apelando a su curiosidad, Ophis comenzó a verlas mas detenidamente y también concentró su olfato en ellas. Al hacer esto, la nariz de Ophis logró captar que el aroma de Edzard estaba muy impregnado en ellas, casi como si fueran parte de su ser.
Edzard se había mantenido tranquilo durante todo este momento, pues sabía que, si bien Ophis podría borrarlas de la existencia, su deseo de hacerlo formar parte de su organización no haría que ella los ataque. Pero, decidiendo no saber si Ophis decidía borrarlas, rápidamente habló para llamar su atención. “Ophis, ¿Qué te parece un trato?”
Ophis posó su mirada en Edzard y ladeó su rostro como señal para que Edzard continuase.
“Que te parece si nos dejas ir en paz y te dejo llevarte a tus subordinados.” Dijo Edzard tratando de negociar con Ophis.
Ophis miró a Edzard y luego de unos segundos, habló. “Lo permitiré, solo si incluyes otra bolsa de galletas como la que me diste aquella vez.”
Edzard parpadeó confundido por las palabras de Ophis, pero no fue el único, ya que el resto de las personas que habían escuchado las palabras de Ophis también miraron confundidos la conversación.
Al ver que podía evitar una pelea donde varios de los presentes morirían, Edzard asintió. A él no le importaba perder al equipo de Vali, pues podría volver a atraparlos en algún otro momento o tal vez atrapar a otro grupo. Así que, sin preocupaciones, Edzard extendió su mano y convocó una gran bolsa de galletas, la cual era parte de las reservas que mantenía para poder hacer que Marie se tranquilizase cuando lloraba.
Lo que pasó a continuación fue algo que nadie esperaba, sobre todo el equipo de Vali, pues a pesar de estar congelados, ellos podían ver y escuchar que pasaba. Y es que, frente a la vista de todos, los ojos de Ophis comenzaron a brillar ligeramente y un poco de baba se escurrió por su barbilla. Aquella acción por supuesto que confundió a Edzard por unos segundos, pero luego negó con la cabeza mientras ponía una sonrisa, pues la reacción de Ophis le hacían recordar las reacciones que tenía su hija cuando le mostraba estas galletas.
Así que, no fue una sorpresa para el hijo de Akatosh cuando Ophis flotó rápidamente hacia el para tomar sus galletas. Luego de tomar las galletas, Ophis se acercó al grupo de Vali y conjurando un círculo mágico, los teletransportó lejos de allí. Luego de aquello, comenzó a desaparecer en un humo negro, pero antes de irse se acercó a Edzard y poniendo su rostro a escasos centímetros, habló. “Me voy, pero un dia me pertenecerás, Ysmir.”
Tras aquellas palabras, Ophis desapareció, dejando a todos los que estaban allí con el corazón en la garganta. Unos segundos después de que Ophis se fuera, todos soltaron un suspiro y cayeron de rodillas. Los únicos en pie eran Edzard y Aryne.
“Parece que has evitado una pelea innecesaria, ¿No lo crees Dovahkiin?” preguntó Aryne con una sonrisa de oreja a oreja.
Edzard solo soltó un suspiro, pues no quería luchar contra Ophis, no solo porque sintiera que no podía ganarle, sino porque de luchar ambos, la destrucción que ocurriría seria incalculable. Además, él no tenía sus reservas de Magicka en óptimas condiciones, lo que haría que estuviese aún más en desventaja. Y si hay algo que le enseñó la gran cantidad de batallas en las que estuvo por morir es que, si vas a luchar contra un ser que te supera en poder, hazlo cuando estés en las mejores condiciones.
“¿Ed?”
Edzard giró la cabeza cuando escucho la voz de su esposa. Al verla, pudo ver que ella estaba preocupada.
“Tranquila. Solo estoy un poco cansado.” Respondió Edzard poniendo la mejor sonrisa tranquilizadora que pudo.
Las palabras de Edzard no terminaron por convencer del todo a Asia, pero ella igualmente asintió.
Luego de aquello, Edzard vio que todos lo miraban y era obvio que tenían preguntas.
“Parece que quieren preguntarme muchas cosas, pero lo mejor sería que nos vayamos. Ya responderé a sus preguntas más tarde. ¿Les parece eso bien?”
Todos aquellos con dudas asintieron y tras eso, Edzard convocó su shadowkey y abrió un portal hacia el palacio de los Maous. Al ver el portal abierto, todos cruzaron por el y cuando aparecieron en la sala de reuniones de los Maous, vieron reunidos a todos los representantes de las tres facciones y a Odín.
Los rostros de los lideres de facciones se desencajaron con sorpresa al ver el aspecto de Edzard, pues este aún seguía en su aspecto dragón, solo que ahora tenía las alas plegadas a su espalda.
“Deberían de cerrar la boca o podrían entrar moscas.” Dijo Edzard con un tono bromista mientras caminaba hacia su asiento y cuando se sentó, volvió a hablar. “¿Les parece si iniciamos con su nueva ronda de preguntas?”
Mientras Edzard daba respuesta a las dudas y preguntas que tenían sus amigos y los lideres que conformaban el pacto de Kuoh, en una cueva en algún lugar se encontraba el equipo de Vali reunido.
“¡Nyaaa! ¡Eso fue horrible! ¡No quiero volver a estar congelada!” gritó Kuroka mientras se abrigaba con una manta.
“Concuerdo con Kuroka. Eso fue espantoso. Ahora se cómo sienten los helados en una nevera.” Dijo Bikou, quien también estaba cubierto con un manta.
Arthur solo miró a sus compañeros antes de recibir una manta por parte de su hermana.
“Gracias, Le Fay.” Dijo Arthur mientras se cubría con la manta.
“No hay de que, onii-sama.” Dijo Le Fay con una sonrisa.
Le Fay continúo caminando por la cueva que usaban como escondite por ahora. Ella había estado molesta y le había lanzado varios hechizos a su hermano cuando llegó, pues él se había encontrado con Edzard y no le había pedido el favor que ella quería que le hiciese si alguna vez él lo encontraba.
‘Tal vez, la próxima vez sea yo quien lo vea y así le puedo pedir que me firme esto.’ Pensó Le Fay mientras llevaba su mano al bolsillo de su túnica y sacaba un libro, este era el primer libro que Edzard había publicado. Ella le había tomado mucho cariño al libro, ya que le había fascinado la historia. Inicialmente ella lo había comprado por curiosidad, pues la portada era atractiva, pero cuando leyó el nombre del autor, bueno se alegró y lo terminó de leer en un solo dia. Cuando finalizó su lectura, ella estaba completamente absorbida por los paisajes y las culturas que describía el libro.
‘Inicialmente pensé que Edzard tenía una muy buena imaginación, pero ahora sé que este libro se basa en las aventuras de un héroe de su mundo natal.’ Pensó Le Fay con una sonrisa, ya que tanto ella como todo el equipo sabían sobre el origen de Edzard y sobre Nirm.
Ellos sabían esta información a pesar de que Vali no había estado en las etapas finales de la reunión en Kuoh gracias a una persona. Esta persona era alguien que asustaba mucho a Le Fay y no solo a ella, pues hasta el propio Vali le tenía un poco de miedo.
‘Aún recuerdo cómo fue su lucha. Nunca espere ver como el dragón blanco era derrotado tan fácilmente.’ Pensó Le Fay mientras sentía un escalofrío recorrer su espalda.
Sacudiendo su cabeza para desterrar aquellos recuerdos, Le Fay siguió caminando hasta que llegó a la habitación que Ophis usaba cuando venía a verlos. El Dragon Ouroboros solía llegar a pasar el rato y conversar con ellos cada cierto tiempo. De hecho, ella había llegado con casi todos los miembros del equipo congelados. Cuando le preguntó sobre ello, ella había respondido que había sido Edzard quien los había dejado así. Luego de aquello, ella intentó descongelarlos, pero eso había sido imposible. No sabía que magia había usado Edzard para congelarlos, pero cualquiera que fuera, era muy poderosa. Ella lo había seguido intentado pese a sus fallas, pero cuando estuvo a punto de llorar de impotencia, el hielo se rompió y los dejó libres.
Terminando de recordar aquello, Le Fay miró por la puerta de la habitación y vio a Ophis flotar mientras tenía una enorme bolsa, la cual estaba repleta de galletas. Sonriendo, decidió continuar e ir a la cocina a preparar un poco de sopa para calentar a los que habían estado congelados y mientras caminaba, iba imaginando como seria el reencuentro que tendría con Edzard, pues ella sabía que se volverían a ver, no sabía el cuándo.
La noche ya había caído en el inframundo y en el castillo del clan Gremory se llevaba a cabo una peculiar reunión. La reunión era entre el Grupo de Edzard y toda la nobleza de Rias Gremory. Esta reunión no se llevaba a cabo en ningún salón, pues se llevaba a cabo en los baños del castillo Gremory. Para evitar problemas o malentendidos, los hombres se encontraban separados de las mujeres. En el lado de los hombres se encontraban Edzard, Issei, Kiba y Gasper.
“Ahhhh... Esto es vida.” Dijo Issei mientras se relajaba en las aguas calientes del baño.
“Tienes razón Issei-kun. No hay nada mejor que un buen baño luego de un dia tan loco como este.” Dijo Kiba mientras se relajaba luego de este dia tan lleno de sorpresas. “Supongo que piensas igual que nosotros, ¿verdad, Edzard-sama?”
Edzard se encontraba arrecostado en el lado externo más alejado del baño. Al escuchar que le llamaban, el posó su mirada en ellos.
“Supongo que sí.” Dijo Edzard con un tono de voz desganado.
“Oh, vamos Ed. No pongas esa cara. Deberías de relajarte.” Dijo Issei tratando de aligerar el ambiente. La mirada del Sekiryuutei se posó en el torso desnudo de su amigo y vio claramente la gran cantidad de cicatrices que lo adornaban. “Sabes, desde que las vi durante tu batalla en Kuoh, siempre he tenido curiosidad por saber cómo es que tienes tantas cicatrices.”
Edzard miró a su amigo y puso los ojos en blanco. Luego soltó un suspiro y moviendo su mano, convocó una botella hecha de un vidrio de color verde opaco. En el momento en que descorchó la botella, Edzard vio que los demonios lo miraban asombrados
“¿Qué?” preguntó Edzard al ver que no dejaban de verlo.
“¿Qué es eso que tienes en la mano?” preguntó Issei con curiosidad.
“¿Esto?” preguntó Edzard señalando la botella.
Todos los presentes asintieron.
“Esto es una botella de Vino Especiado.” Respondió Edzard. “Es una bebida hecha en la ciudad de Soledad en Skyrim.”
Tras aquellas palabras, Edzard volvió a mover sus manos y convocó cuatro copas de plata. Con un rápido movimiento, Edzard les lanzó las copas a los tres demonios. Los tres demonios atraparon las copas, pero mostraban confusión al hacerlo.
“Ed, ¿Por qué nos das esto?” preguntó Issei mirando la copa con confusión.
“No es obvio. Es para que tomen un trago.” Dijo Edzard mientras se servía un poco de vino en su copa y luego le daba la botella a Issei.
“¡P-pero somos menores de edad!” gritó Gasper con miedo a que lo reprendan por ir bebiendo alcohol.
“Y eso que. Yo he bebido alcohol desde que tengo trece años.” Respondió Edzard mirando a Gasper.
El Dhampir se estremeció y miró hacia otro lado, pues la mirada de Edzard le parecía aterradora.
“Oye, Ed. Si sabes que aquí solo puedes beber si eres mayor de edad, ¿verdad?”
Edzard miró a Issei y solo soltó un suspiro. “En serio vas a decirme eso siendo un demonio. ¿No se supone que los demonios no siguen las reglas de los humanos?”
“Bueno…. Sobre eso, Edzard-sama, a nosotros no se nos permite beber alcohol tampoco.” Respondió Kiba con una sonrisa incomoda en su rostro.
Edzard solo los miró y puso los ojos en blanco. “Díganme algo, no acaban de sobrevivir a lucha contra un Dios.”
Issei y Kiba asintieron, mientras Gasper solo los miraba, pues el no luchó contra Loki.
“Bien, eso es más que motivo suficiente para beber y celebrar.” Dijo Edzard con una sonrisa mientras le quitaba a Issei la botella y les servía a los tres demonios una gran cantidad de vino en sus respectivas copas.
Los tres demonios miraron a Edzard con dudas al inicio, pero luego bebieron un sorbo del vino. Cuando el suave liquido dulce y ligeramente picante del vino llegó a sus gargantas, los tres demonios abrieron los ojos de sorpresa.
“Está muy bueno.” Dijo Issei mirando el vino.
“Así es. Es muy dulce.” Dijo Kiba mirando su copa.
Gasper solo miró su copa antes de volver a beber otro trago.
“Ahhh… esta delicioso….” Dijo Gasper mientras ponía una sonrisa.
Edzard sonrió al ver a los tres demonios beber, por lo que para no ser el único que no lo hacía, se llevó la copa a los labios y dio un sorbo. Tras beber un poco, decidió responder a la pregunta que le había hecho Issei no hace mucho. “Issei, me preguntaste como obtuve varias de mis cicatrices, ¿verdad?”
Issei miró a Edzard y asintió.
“Bien, luego de beber un poco ya me siento en ambiente para contarles unas cuantas historias.” Dijo Edzard mientras se llevaba una mano a la cicatriz más grande que tenía en el pecho. “Esta fue la primera que obtuve y fue….”
Mientras Edzard entretenía a los demonios masculinos del ORC con las historias detrás de cada una de sus cicatrices, las chicas del grupo de Edzard, el ORC junto a Irina y Rossweisse se encontraban en la sección femenina de los baños y al igual que los hombres, ellas también estaban bebiendo un poco de vino, el cual fue convocado por Aika.
“Entonces, Asia-san. ¿Cómo fue tu vida en Tamriel?” preguntó Rias mientras miraba a Asia, quien se encontraba relajándose mientras estaba arrecostada en el filo de la piscina de agua caliente.
Asia escuchó la pregunta y se llevó una mano a la barbilla. Luego de uno segundos, al fin respondió. “Umm…. Es difícil de decirlo.”
Aquella respuesta causó confusión en las chicas, quienes levantaron una ceja, pero ninguna preguntó algo más, o así fue hasta que Rossweisse decidió preguntar. “Asia-san. ¿Cómo es eso de que es difícil de decir cómo fue tu vida?”
La valquiria aún seguía en el inframundo ya que había sido supuestamente abandonada por Odín, quien se fue sin decir nada luego de que Edzard terminara su explicación sobre lo que había pasado en la batalla contra Loki. Sin embargo, para fortuna de Rossweisse el Líder del panteón nórdico se puso en contacto con ella y le dijo que al dia siguiente ella volvería a Asgard para ser asignada a una misión de largo plazo. El viejo Dios no había dado ninguna información extra, por lo que ella no sabía nada sobre lo que se le encargaría.
“Es que no sé cómo decirlo, pero tratare de resumirlo muy bien.” Respondió Asia mientras se sonrojaba ligeramente. “Mi vida fue divertida, pues conocí a muchas personas, incluida a mi esposo. Además, también conocí la tierra natal de mi padre y viaje hasta el mausoleo donde están enterrados todos mis antepasados, incluidos mis abuelos paternos. También, fue desafiante, pues esa tierra no es para los débiles tato de corazón como de carácter, si tu titubeas un solo segundo allí, terminaras como comida para bestias, una víctima de bandidos, o como el sujeto de experimentación de un mago loco.”
El rostro de las chicas del ORC junto a Irina comenzaron a ponerse pálidas con cada palabra que decía Asia. Si bien, la gran mayoría sabia sobre el mundo Nirm, no esperaban que fuese tan salvaje si se comparaba con la Tierra.
“Aunque pese a todo eso, es una tierra hermosa. No hay ciudades como las hay en la tierra, todo es más rural y la vida no es tan agitada en tiempos de paz. Aprendí a hacer muchas cosas como cocinar con fogones, a luchar, a cabalgar, magia, escritura antigua, modales y costumbres cortesanas, entre otras cosas más.”
“¿Modales y costumbres cortesanas?” preguntó Rias confundida. “¿Por qué aprenderías eso? Digo, ya sabemos que tú y Edzard son descendientes de nobles y todo eso, pero por que exactamente aprender todo sobre la corte.”
Asia puso una sonrisa un poco triste antes de responder. “Bueno, Rias-san. Ed fue un general Imperial y si bien ese no es un rango de nobleza, si hace que tenga que codearse con nobles de todo tipo. Gracias a Ed he conocido Duques, Condes, Marqueses, Barones, Thanes, Jarls, Reyes y Emperadores.”
Rossweisse, quien era la única que no sabía tanto sobre Edzard estaba sorprendida con cada palabra que decía Asia. Cuando ella terminó de hablar, Rossweisse decidió hacerle unas cuantas preguntas mas a Asia.
“Asia-san. ¿Dónde vivías con Edzard?”
Asia puso una sonrisa de alegría y nostalgia al escuchar aquella pregunta.
“Bueno, no teníamos una residencia fija al inicio, pues Ed tenía una casa en Solstheim, pero también tenía casas en las principales ciudades de Skyrim, es decir, una casa en Carrera Blanca, una en Ventalia, una en Soledad, una en Riften y una en Markarth.” Respondió Asia mientras enumeraba las casas que tenía Edzard. “Debido a que Edzard tenía varios deberes como líder de algunas facciones y como miembro de las cortes de los Jarls, solo pasábamos dos a tres semanas como máximo en cada Comarca. Claro que había algunas excepciones, pues en Hibernalia solíamos quedarnos un mes y algo, al igual que en Riften y en Carrera Blanca. Sin embargo, cuando Marie llegó a nuestras vidas, tuvimos que quedarnos inicialmente en un solo lugar hasta que ella tenga la edad suficiente para poder viajar en los lomos de un dragón, por lo que, por primera vez en mucho tiempo, según lo que me contaron Aela y Serana, Ed decidió que nos quedemos en Soledad.”
Rossweisse escuchó atenta todo lo que decía Asia, pues esa era la mejor manera que tenía por ahora para poder discernir el tipo de hombre que era Edzard y por cada palabra que ella escuchaba se iba dando cuenta de que Edzard cumplía los requisitos que pedía en un novio. No solo porque era bueno en muchas cosas, sino que también era lindo de mirar y por lo que le había contado Rias y el resto de las personas que habían tratado con él, él también era un buen padre.
Al pensar la palabra padre, ella recordó a la pequeña niña que había conocido. La pequeña hija de Edzard era tan pequeña y linda que cuando la vio sintió que le disparaban en el corazón.
‘La pequeña Marie es tan linda y educada.’ Pensó Rossweisse sonriendo internamente, recordando los buenos modales que tenía la pequeña niña.
Los pensamientos de Rossweisse fueron interrumpido cuando escuchó a la reina de Rias hacer una pregunta no solo a Asia, sino a todo el grupo de Edzard.
“Chicas… ¿Cómo fue su… primera vez?” preguntó Akeno con una sonrisa pícara en su rostro.
El rostro de algunas de las chicas que pertenecían al grupo de Edzard se sonrojaron furiosamente mientras vapor comenzaba a salir por sus oídos.
“¿Q-q-que c-c-c-clase de p-p-pregunta es esa A-A-Akeno-san?” preguntó Asia mientras trataba de ocultar su rostro sumergiéndolo en el agua.
Asia no era la única avergonzada, pues Valerie, Lint, Ingvild, Koneko y Rossweisse estaban igual que ella, las únicas que no parecían muy afectada por la pregunta fueron Mittelt, Aika, Rias, Xenovia y la propia Akeno. Sin embargo, había una que se estaba partiendo el culo de risa en su mente, esa era Tiamat.
“Fu, fu, fu. Es que ustedes son las únicas en nuestro rango de edad que tienen experiencia en eso. Por eso quiero saber, ¿Cómo fue su primera vez?” preguntó Nuevamente Akeno mientras apoyaba su cabeza en su palma derecha a la vez que cerraba los ojos y sonreía.
Asia y Valerie solo tartamudearon y comenzaron a negar con la cabeza, diciendo que no hablarían sobre ese tema. Extrañamente, Mittelt también dijo que no diría nada sobre eso, pero Aika puso una sonrisa.
“Así que, Akeno-sempai. ¿quieres saber cómo fue nuestra primera vez con Ed?” preguntó Aika con una sonrisa de oreja a oreja.
Akeno asintió mientras también ponía una sonrisa en su rostro.
“Bueno, la verdad es que no recuerdo mucho de lo que paso ese dia.” Dijo Aika llevándose un dedo al mentón mientras hacía énfasis en la palabra «no recuerdo».
“¿C-Como así?” preguntó Rossweisse tartamudeando mientras su rostro se volvía rojo como un tomate.
Aika miró a la valquiria y puso una sonrisa traviesa mientras decidía bromear con ella.
“Es que Ed fue tan intenso ese dia que termine inconsciente.” Dijo Aika con una sonrisa mientras un delgado hilo de sangre comenzaba a caer por su nariz.
“Kiryuu-sempai, pervertida.” Dijo Koneko con la voz más inexpresiva que pudo usar, pero su rostro sonrojado decía que ella también estaba avergonzada por lo que escuchó, aunque, para desconocimiento de todos aquellas que la conocían, la joven nekoshou comenzó a recordar lo que vio en el almacén del gimnasio hace tiempo.
“Y a mucha honra, Koneko-chan.” Respondió Aika con una sonrisa. “Ahhh… el solo recordar cómo me abrazo y me empujo contra la pared para comenzar a hacer un lio de mi hace que me emocione y desee que Ed venga aquí para diver-“
“(Tos) Aika, por favor detente quieres.” Dijo Asia luego de toser falsamente.
El rostro de Aika se puso blanco como la tiza al ver que Asia estaba rodeada por un aura negra, señal de que no quería que ella siguiese hablando. Sin embargo, antes de que alguien pudiese decir algo más, una fuerte risa llamó su atención.
“E-e-esas son… ¿risas?” preguntó Lint mientras se levantaba y comenzaba a caminar hacia donde se originaba el sonido.
“Así parece.” Respondió Asia mientras también se levantaba y seguía a su amiga.
El resto de las chicas también hicieron lo mismo y siguieron a las dos primeras.
Todas caminaron y llegaron al borde del baño y mirando por el filo vieron que la risa le pertenecía a Edzard, quien se reía mientras al frente suyo estaban flotando los cuerpos de Issei, Kiba y Gasper.
“¿Q-q-qué ha pasado?” preguntó Rias mientras miraba con asombro lo que pasaba en el lado masculino de los baños.
“N-no sé, Buchou.” Respondió Akeno igual de shockeada por lo que vio.
Koneko y Xenovia no mencionaron nada, pues tampoco sabían que había pasado. Sin embargo, todas estaban seguras de algo y es que no hubo ninguna trifulca ni batalla, pues no se escuchó el sonido de lucha alguna. Además, no había sangre en el agua.
Asia entrecerró los ojos tratando de ver que había pasado, pero no había podido encontrar nada que pudiese dar claridad a lo que había pasado. Por lo que, moviendo los hombros, volvió a ver al resto de las chicas.
“No creo que sea nada grave. Tal vez solo fue un golpe de calor.” Dijo Asia.
Las chicas del ORC trataron de decirle algo a Asia, pero al final no dijeron nada, pues ella tenía razón, no había signos ni de lucha ni de nada.
“Asia tiene razón, Buchou. Tal vez solo sea un golpe de calor.” Dijo Xenovia mientras miraba a su rey.
Rias miró a su Caballero y asintió.
“Bien, entonces volvamos a relajarnos.” Dijo Xenovia con una sonrisa. “Por cierto, Asia. ¿Puedo hacerte algunas preguntas?”
Asia miró a su amiga y asintió lentamente mientras esperaba que no le pregunte algo vergonzoso como lo que había preguntado Akeno.
“¿Cómo fue tu embarazo?” preguntó Xenovia con convicción.
El rostro de Asia se puso un poco rojo, pero igualmente respondió asintiendo con la cabeza, pues este era un tema un poco mas normal. Por supuesto, que ella mentiría, pues no quería revelar nada sobre el origen de Marie.
Xenovia puso una sonrisa al ver la respuesta de Asia y tomándola de la mano, la llevó hacia el centro del baño. Ellas fueron seguidas por el resto de las chicas, quienes también tenían curiosidad sobre aquello, pues tarde o temprano ellas también tendrían sus respectivos hijos y querían saber cómo es que era el trajín. Lamentablemente, ninguna pudo ver que el vino suave que había convocado Aika cambiaba de color por uno más oscuro, el cual era un claro signo de ahora era más fuerte.
La luz del sol ingresaba por una ventana cuya cortina estaba destrozada, pero no era lo único destrozado en aquella habitación, pues si uno ve bien, se podía observar que toda la habitación estaba hecha un desastre. Varios de los muebles estaban cortados por la mitad, otros estaban rotos por puñetazos, otros estaban carbonizados por rayos y otros muebles habían sido borrados de la existencia. Y en medio de todo ese desastre se encontraban los cuerpos de todas las chicas del ORC junto a Irina y Rossweisse.
Con varios movimientos involuntarios de sus rostros, las chicas comenzaron a despertar.
“Aghhh. Mi cabeza.” Dijo Rias al abrir los ojos y sentir un dolor en su cabeza similar al que produciría cientos de mamuts corriendo sin control en ella.
“¡Apaguen esa luz!” gritó Xenovia solo para taparse los oídos y agarrarse la cabeza después, pues sintió un gran dolor en su cabeza.
La espadachina peli azul no fue la única que lo hizo, pues su grito también le causó dolor de cabeza a las otras chicas.
“¿Q-q-que sucedió?” preguntó Akeno levantándose y viendo la habitación.
“Pues parece que no soportan el alcohol muy bien.” Dijo una voz desde la puerta.
Las chicas rápidamente miraron hacia la puerta y vieron a Edzard junto a los padres de Rias. Todos ellos tenían sonrisas de oreja a oreja, bueno casi todos, pues Edzard tenía el ceño fruncido.
“Parece que no recuerdan que pasó.” Dijo Edzard al ver que todas la miraban con confusión. “Así que les contare lo que hicieron anoche.”
Flashback
Edzard se encontraba caminando por los pasillos del castillo Gremory cuando de la nada comenzó a escuchar pasos que se acercaban hacia él con gran rapidez. De hecho, el sonido era similar al que producían las tropas de caballería al cargar. Entrecerrando los ojos, Edzard miró hacia donde el lugar de donde provenía el sonido y sus ojos se abrieron como platos al ver a una estampida de mujeres envueltas en toallas correr en su dirección.
“¡Ed!” fue el grito colectivo de Asia, Aika, Lint, Ingvild, Mittelt y Valerie.
“¡¿Qué mierda?!” gritó Edzard de asombro, pero no pudo hacer nada más, pues Asia usó toda su velocidad y se lanzó contra él.
Asia se aferró a Edzard como si su vida dependiera de ello y gracias a la velocidad a la que iba, logró hacerle tropezar.
“¿A-Asia?” preguntó Edzard confundido, pero luego entró en pánico, pues Asia llevó su mano hacia sus pantalones y tomó lo que había en su entrepierna.
“(Hic) Ed… (hic) eshtoy… muy caliente, quiero jugar musho…(hic)” dijo Asia completamente borracha mientras se acercaba y le daba a Edzard beso, el cual se convirtió en beso muy intenso en cuestión de segundos.
‘Su aliento apesta mucho a alcohol.’ Pensó Edzard al sentir el aroma a alcohol impregnado en el aliento de su esposa. Así que, usando un poco de su fuerza, Edzard logró sacarse de encima a Asia. Sin embargo, no pudo hacer nada luego, ya que fue abordado por Aika, quien se sentó sobre él y comenzó a besarlo intensamente e incluso le quito la camisa de un solo tirón.
“Je, je, je. Vamos a divertirnos mucho, Ed.” Dijo Aika mientras babeaba un poco. “No me detendré hasta dejarte seco.”
Las palabras de Aika hicieron que Edzard sintiera un escalofrío recorrer su espalda. Afortunadamente para él, Aika fue sacada de su pecho y terminó por impactar en una de las paredes.
‘¿Qué acaba de pasar?’ pensó Edzard mientras se percataba que quien había sacado a Aika de encima de él había sido Valerie, quien también se sentó sobre él y comenzó a besarlo.
En menos de un parpadeo, ella también salió disparada hacia una pared gracias a un ataque de Mittelt, quien también se sentó en su encima, pero a diferencia de sus compañeras, comenzó a mover sus caderas mientras lo besaba.
Edzard se levantó de un solo saltó y con un rápido movimiento dejó inconsciente a Mittelt y usando magia forzó al resto de sus amantes a dormir. Luego de aquello, posó su vista en las miembros del ORC, quienes también parecían tener problemas, ya que una Koneko con cara de depravada le estaba manoseando los pechos a Rias, pero la Nekoshou no era la única, ya que estaba recibiendo ayuda de Akeno, quien no dejaba de reír mientras tanteaba a su rey.
Irina, por su parte estaba que vomitaba junto a Lint, Ingvild y Rossweisse, quien también dividía sus acciones entre vomitar y gritar que no era justo que no tuviese novio.
La atención de Edzard fue llamada a otro lugar cuando Rias se liberó de Koneko y comenzó a discutir con Akeno, lo que conllevó que se comenzaran a atacar. Esto comenzó una trifulca a la que se unieron casi todas las chicas despiertas. Sin embargo, esta pelea pareció calmarse cuando Koneko le dio un buen golpe a Xenovia, haciendo que esta se estrellase contra una pared.
“¿Qué carajos ha pasado? ¿Por qué están tan ebrias?” dijo Edzard, para luego estremecerse al sentir un escalofrío. Girando lentamente su cuerpo, vio a Xenovia mirarlo con lujuria muy mal reprimida mientras se lamia los labios. Pero ella no era la única, pues Ingvild también lo hacía, aunque la mas extraña era Lint, quien también tenía esa mirada en sus ojos mientras sus alas parpadeaban de plateado a negro.
Sabiendo que esto se podría convertir en un gran problema, Edzard usó magia e hizo que todas se durmieran.
Fin Flashback
“Y eso es todo lo que estuvieron haciendo mientras estaban borrachas.” Dijo Edzard mirando a todas las chicas para luego dar un suspiro.
Tras saber lo que estuvieron haciendo en su estado de ebriedad, todas se disculparon con Edzard y luego procedieron a irse a los baños a asearse, pues apestaban a alcohol y vomito.
Cuando el lugar quedó vacío, Edzard soltó un suspiro y luego se giró y con voz suave habló con los lideres del clan Gremory.
“Lord, Lady Gremory. Realmente siento lo que ha pasado.” Dijo Edzard mientras hacia una reverencia.
“No te disculpes, Edzard-dono. Ha sido divertido verlos tener su primera gran resaca.” Dijo Zoeticus con una sonrisa.
“Así es. Tal vez así aprendan a moderar algunos impulsos.” Dijo Venelana Gremory mientras tapaba con su mano la sonrisa que había en su rostro.
Edzard se enderezó y vio a ambos demonios. Zoeticus Gremory era una versión ligeramente mayor que Sirzechs, siendo su única diferencia la longitud de su cabello, pues este era mas un poco mas corto que el de su hijo y lo llevaba atado en una cola baja, además, su otro rasgo distintivo era la barba o rastrojo carmesí en su mandíbula. Por su parte, Venelana Gremory era una copia casi a carbón de su hija, solo con la diferencia de la longitud y el color del cabello y ojos, pues ella tenía el cabello castaño corto sobre los hombros y ojos violetas.
“No creo que se trate solo de impulsos.” Dijo Edzard llamando la atención de ambos demonios.
“¿Cómo así?” preguntó Zoeticus con preocupación.
“Ya he hablado con mis amantes y Aika me ha dicho que conjuró una botella de vino rebajada con agua, por lo que no debieron de acabar en ese estado.” Respondió Edzard.
“Entonces, ¿Cómo es que terminaron así?” preguntó Venelana con preocupación.
“No lo se exactamente, pero tengo una conjetura.”
Ambos demonios miraron expectantes a Edzard mientras hablaba.
“Es posible que el vino haya sido cambiado por alguien. Y creo que se quien fue, pues ese ser ya me ha jugado bromas de ese tipo.”
Ambos demonios se miraron y luego miraron a Edzard y le hicieron un ademan para que continuase.
“Parece que han sido objeto de una broma de Sanguine, el príncipe daedrico de los Excesos.”
Los ojos de ambos demonios se abrieron de par en par al escuchar aquello y comenzaron a entrar en pánico. Por fortuna, Edzard logró calmarlos cuando mencionó que las bromas de Sanguine non suelen ser letales, talvez causen que quien las recibiera sufriera vergüenza, pero allí quedaba todo.
Luego de aquellas palabras, se retiraron al comedor principal a tomar una taza de té mientras charlaban sobre algunos temas no tan centrados con los daedras. Uno de los temas tratados fue sobre la enfermedad que había aquejado a Ingvild y la cual había sido curada por Edzard.
“Así que no sabes como curar la enfermedad del sueño.” Dijo Zoeticus mientras miraba a Edzard.
“No. Lo que sucedió con Ingvild fue algo fortuito, pero su curación se debe en especial al sacred gear que tiene. Si no lo tuviera, no creo que hubiese podido despertarla.”
“Ya veo.” Dijo Venelana con voz abatida.
“Saben, no son los primeros que han preguntado sobre esto, pues Rias también le ha hecho esa pregunta a mi esposa. ¿Por qué tanto interés en saber si tengo una cura para esa enfermedad?” preguntó Edzard con curiosidad.
Ambos demonios se miraron y asintieron antes de comenzar a contarle a Edzard sobre la madre de Sairaorg. Mientras escuchaba el relato, Edzard se sintió tentado a arrancarle la cabeza al actual Lord Bael, pero decidió no hacerlo por los problemas políticos que eso acarrearía. Cuando terminó de escuchar el relato, se llevó una mano a la barbilla y comenzó a pensar. Luego de unos minutos, habló.
“No puedo prometer nada, pero podría tener una poción que pueda curar esa enfermedad.” Dijo Edzard mirando a ambos demonios. Si bien había dicho que no sabía como curar esa enfermedad, eso era una mentira a medias, pues si bien no sabia como curarla con métodos de la Tierra, era posible que con un poco de pociones de Nirm esto se solucione rápido.
Las palabras de Edzard hicieron que Venelana y Zoeticus abrieran los ojos con sorpresa, pero esa sorpresa se esfumó y una sonrisa apareció en los rostros de ambos demonios.
“Gracias, Edzard-dono, muchas gracias.” Dijo Venelana con una sonrisa.
“Es muy pronto para agradecerme, dije que esa poción podría curar esa enfermedad. Aunque antes de siquiera darle un poco a esa mujer, tengo que saber a qué enfermedad me enfrento.”
Ambos demonios asintieron y le dijeron que hablarían con los Sitri para solicitar toda la información que había sobre esa enfermedad.
Göndul miraba a su nieta Rossweisse correr por toda la casa mientras buscaba que cosas llevar a su nueva residencia. Una sonrisa apareció en su rostro, pues nunca la había visto tan emocionada por algo.
“Parece que Rossweisse esta muy emocionada, ¿verdad Göndul?”
La antigua valquiria miró hacia el origen de la voz que llegó y vio al mismísimo Odín mirar a Rossweisse con una sonrisa en su rostro.
“Así parece, Odín-sama.” Dijo Göndul con respeto.
“Parece que tienes curiosidad sobre lo que pasa, ¿verdad?”
Göndul asintió, pues su nieta no le había dicho nada, ella solo había llegado con una sonrisa y rápidamente se puso a ordenar unas maletas mientras murmuraba cosas tan rápido que no se le podía entender muy bien.
La sonrisa en el rostro de Odín se amplió y comenzó a contarle a Göndul todo lo que había pasado.
La abuela de Rossweisse escuchó atenta todo lo que decía su jefe. Sus ojos se abrieron como platos al escuchar sobre la muerte de Loki, a pesar de que a ella no le gustaba ese dios, tampoco le gustaba el golpe que acaba de sufrir Asgard en lo que a fuerza se refería. Sin embargo, fue lo siguiente que le contó Odín lo que hizo que la anciana casi sufra un ataque al corazón. El shock de saber sobre los daedras hizo que la anciana tuviese que sentarse.
‘Seres de otro universo atacando el nuestro sin control… y para empeorar las cosas mi nieta se unirá a un grupo que detiene dichos ataques.’ Pensó Göndul preocupada por Rossweisse. Si bien ella sabía que la capacidad de lucha de su nieta no era baja, no sabía si ella podía enfrentarse a tales enemigos. Además, ella tampoco sabia quienes conformaban ese grupo y quien era su líder.
“Es increíble lo que te acabo de contar, ¿verdad?”
Göndul asintió.
“Parece que estas preocupada por algo. ¿Puedo saber que es?” preguntó Odín mirando a su antigua valquiria.
Göndul miró al líder de su facción y respondió. “Me preocupa que Rossweisse no esté al nivel suficiente como para luchar contra esos daedras. Además, tampoco conozco nada sobre los miembros de aquel grupo o de su líder.”
Odín puso una sonrisa al escuchar lo último.
“Sobre no saber sobre el líder de aquel grupo, estoy seguro de que si has oído hablar de él.” dijo Odín de manera misteriosa.
Göndul parpadee confundida, pues no sabía a que se refería Odín.
“El líder de aquel grupo es el mismo joven que le regaló esa moneda a tu nieta.”
Los ojos de Göndul se abrieron nuevamente por la sorpresa. Sin embargo, una sonrisa también apareció en su rostro, pues ella comenzó a atar cabos en su mente y por fin pudo ver la razón por la que su nieta estaba tan emocionada.
“Ya veo. Y dígame algo Odín-sama. ¿Es un buen partido el chico?”
“Si, supongo que lo es. Es guapo y tiene buenas conexiones. Es más que un buen prospecto como pareja para Rossweisse.” Dijo Odín con una sonrisa, la cual murió unos segundos después pues vio que Göndul tenía el ceño fruncido ligeramente. “Te has dado cuenta de algo, ¿verdad?”
Göndul asintió y le pidió a Odín que le cuente quienes conformaban aquel grupo y cuales fueron los criterios que tuvieron las otras facciones al momento de decidir las a quienes enviarían como representantes.
“Ya veo. Así que es eso.” Dijo Göndul cuando terminó de escuchar todo. “No solo están dando miembros a ese grupo, sino que están mandando amantes potenciales para ese chico. Uno de cada facción por lo que veo.”
Odín asintió. “Así es. Sin embargo, no te veo enojada al saber que literalmente estamos enviando a tu nieta a ser la potencial amante de Edzard-kun.”
Göndul miró a Odín y puso una sonrisa. “¿Por qué debería estar enojada? Si bien es cierto que estas manipulando de manera solapada a mi nieta, al final ella podría al fin encontrar una pareja que cuide muy bien de ella. Y si eso ocurre, realmente estaré más tranquila.”
Odín miró a Göndul sonreír y el también sonrió. Mientras sonreían, Göndul aprovechó para pedirle a Odín que le contase todo sobre Edzard. Los ojos de la antigua valquiria se abrieron con sorpresa al saber que, si las cosas iban bien, su nieta terminaría por casarse con un semidios dragón de otro mundo. Uno que tenia el poder para matar dioses.
“Así que un dragón con el poder de matar dioses… un nuevo emperador dragón por lo que parece.”
Odín asintió a lo que dijo Göndul antes de hablar. “Así es. El dragón emperador negro seria la manera más precisa de llamarlo, pues las escamas que cubrían su cuerpo eran tan negras como la noche sin estrellas. Aunque también tiene algunos nombres de dragón que ha traído desde su mundo natal.”
Göndul levantó una ceja y le pidió a Odín que le contara.
“Sus nombres son «Ysmir» traducido como «El Dragon del Norte» o el mas raro de todos «Dovahjunsebrom» traducido a «Rey Dragon del Norte»”
“Rey dragón del norte.” Dijo Göndul tanteando como se sentía decir ese nombre. “La verdad es que, si suena raro en su idioma natal, pero uno esperaría el nombre emperador no rey para él.”
“Según Edzard-kun no existe la palabra emperador en el idioma Dovah, por lo que no se puede aplicar a él.” dijo Odín mientras recordaba lo que había escuchado de Edzard en su reunión luego de su batalla con Loki. El recordar eso, le hizo recordar algo de aquella reunión.
Flashback
“Entonces…. ¿Eres el hijo de un dios Dragon?” preguntó Odín mientras trataba de procesar todo lo que acaba de escuchar. Y es que Edzard acababa de dar su informe sobre lo que había pasado, información corroborada por las hermanas de Sirzechs y Serafall y su propia valquiria.
Mientras veía a los lideres de las tres facciones conversar en voz baja, Odín se llevó la mano a su barba y comenzó a frotarla con un poco de impaciencia, pues no sabía como se tomaría el resto de su panteón la muerte de Loki. Por su parte, él no tenía muchos problemas con eso, ya que, a pesar de perder a alguien fuerte, lo que hizo Edzard parecía mas un favor, sobre todo con lo que había aprendido recientemente en sus conversaciones con Azazel, Sirzechs y Serafall. Por muy frio que suene, en estos momentos de crisis era mejor no tener problemas internos como miembros que puedan traicionarlos.
‘Estoy seguro de que, si explico bien las cosas en casa, es posible que no haya problemas. Tal vez la única que me cause problemas seria Hella, pero después de eso no creo que nadie mas molestara. Sobre todo, si cuento lo que esta pasando en el mundo. Además, según lo que ha dicho Rossweisse, Edzard le pidió a Loki varias veces que se rinda, pero el no quiso hacerlo.’
Los pensamientos del líder de los Aesir se interrumpieron cuando escuchó a Serafall pedirle a Edzard que les diga todo sobre su origen.
“Bueno… la verdad es que es complicado hablar de eso.” Respondió Edzard con una sonrisa de incomodidad en su rostro.
“¿Cómo va a ser complicado decir si tu padre es un dios Dragon?” preguntó Azazel mientras se sostenía la cabeza, pues sentía que le iba a estallar por las revelaciones que había habido hoy.
“Es que tienes que entender que todos los dragones en Nirm son hijos de Akatosh, pero yo aparte de eso también tengo a mis dos padres mortales.”
“Espera…. Eso quiere decir que… ¿Tienes tres padres, Edzard-kun?” preguntó Sirzechs mientras miraba a Edzard con conmoción.
Edzard asintió en respuesta.
“Pero…. ¿Cómo?”
“Bueno… para explicar esto tendría que decir que es un Dovahkiin.” Respondió Edzard mientras miraba a Serafall, quien había sido la que había preguntado. “Un Dovahkiin es….”
Edzard comenzó a contarles a todos lo que significaba ser un Dovhakiin y como es que supuestamente se habían originado. Cuando terminó de hablar, todos lo veían con otros ojos, sobre todo Odín, pero había alguien que comenzó a bromear sobre esto.
“Buuu…. Y yo que pensé que tus padres habían tenido un trio con un Dios.” Dijo Azazel mientras ponía la sonrisa de burla más grande que podía.
“Yo que usted no haría eso.” Dijo Aryne llamando la atención de todos.
Los ojos de todos se posaron en la Dunmer, cuya identidad ya haba sido revelada a todos. La presencia de un segundo héroe en Draconic Deus hizo que todos se asombraran, pero también los alegró un poco, pues pensaron que tendrían un segundo aliado. Lamentablemente, ella los había bajado de su nube al decirles que ella solo se les uniría si su señora se lo decía.
Aquella respuesta hizo que todos se preguntaran quien era la señora de Aryne, pero Edzard mencionó que eso era secreto y que no debían de preguntar más. Por supuesto que las palabras del último hijo de Akatosh pusieron tensos a muchos, ya que, si él les había guardado el secreto de su propio linaje, no sabían que tipo de sorpresa podría ser el nombre de la señora de Aryne. Por fortuna, Edzard dijo que ella podría ser considerada una aliada y con aquellas palabras, la situación se había calmado.
“Oh… ¿Por qué debería tener cuidado?” preguntó Azazel mientras seguía con su sonrisa en su rostro.
Aryne puso una sonrisa similar a la de Azazel antes de hablar. “Porque estás hablando con alguien cuyo nivel de poder esta a la par de esos dos dragones celestiales que tienen por aquí. Además, de que el es el rey de todos los dragones de Nirm. ¿Te imaginas que pasaría si decide traerlos a todos aquí y que hagan un alboroto?”
El rostro de todos se puso pálido al imaginar a cientos de dragones arrasando el inframundo.
“Aunque tienen suerte. Para hacer algo así, Edzard necesitaría meses de preparación.” Dijo Aryne con tono burlón.
Todos los que habían estado pálidos soltaron un suspiro tranquilizador.
“No nos asustes así, por favor.” Dijo Sirzechs mientras miraba a Aryne y a Edzard reírse en silencio.
“No prometemos nada.” Dijo Aryne, respondiendo tanto por ella como por Edzard.
Los lideres presentes solo decidieron asentir.
“Bueno, ya con eso concluido. ¿Cómo es eso que eres el rey de los dragones?” preguntó Azazel mirando a Edzard.
Edzard solo comenzó a rascarse la nuca y unos segundos después comenzó a contarles sobre la organización y la cultura de los dragones. Les contó sobre el idioma dragón, un idioma que en si era magia pura. También, les contó sobre los nombres de dragones y procedió a mencionar sus nombres como dragón y el de su familia.
Fin Flashback
Odín dejó de recordar cuando escuchó un gran estruendo, el cual vino de las habitaciones superiores. Dicho sonido fue acompañado por un grito de Rossweisse, quien comenzó a quejarse de que todo se había desordenado.
“Parece que Rossweisse esta muy emocionada y se está haciendo un lio.” Dijo Odín con una sonrisa en su rostro. Luego de aquellas palabras, el dios nórdico comenzó a caminar hacia la salida de la casa. “Cuando terminé de arreglar sus cosas dile que se dirija al cuartel general de las Valquirias a recibir algunas cosas.”
Göndul asintió e hizo una reverencia de despedida. Cuando ya no vio a su jefe, Göndul soltó un suspiro y aminó hacia la habitación de su nieta para ayudarle a rehacer sus maletas.
Una suave brisa corrió por las calles de Kuoh mientras dos personas caminaban tranquilamente. Estas dos personas resultaron ser Edzard y Rossweisse. La valquiria acaba de llegar desde Asgard no hace ni media hora y había sido recibida por Edzard, quien la llevaría al que seria su nuevo hogar hasta que la invasión sea completamente repelida. Ella iba un poco sonrojada y miraba su atuendo cada vez que tenía oportunidad.
‘Todo parece en orden. Por ahora no hay ninguna imperfección en mi atuendo.’ Se dijo a si misma Rossweisse mientras se sonrojaba al ver su atuendo, pues era un poco revelador.
El atuendo de Rossweisse consistía en una polera blanca de manga corta el cual hacia resaltar sus pechos. Dicha polera estaba amarrada con un nudo delantero, el cual permitía ver su abdomen. Además, un par de shorts jean azul, los cuales permitían ver sus piernas y un par de zapatos de verano de taco de color blanco. Este atuendo había sido elegio por su abuela, quien dijo que lo mejor que podía hacer era comenzar a vestir como una chica de su edad y no usar solo la ropa que compraba en oferta en las tiendas de rebajas.
Dejando de ver sus ropas, ella vio a Edzard y se sonrojó más al ver su atuendo. El vestía una simple camisa blanca de manga corta, la cual se adhería a su cuerpo como una segunda piel y permitía ver sus músculos. Junto con la camisa, el vestía un par de jeans negros semi ajustados con un par de zapatos negros.
“Oye. Mira esa pareja.”
“Parecen un par de modelos.”
Rossweisse comenzó a sonrojarse al escuchar como los transeúntes pensaban que eran una pareja. Sin embargo, a pesar de la vergüenza que sentía, ella puso una sutil sonrisa en su rostro.
“Rossweisse.” Habló Edzard llamando la atención de la valquiria.
Rossweisse miró a Edzard y vio que se había detenido. Por lo que, ella también lo hizo. Ya estando al lado de Edzard, habló.
“Si, Edzard. ¿Qué pasa?”
“¿Que te ha dicho Odín sobre lo que harás en el grupo?” preguntó Edzard mirando a Rossweisse.
Rossweisse miró a Edzard y comenzó a contarle lo que le había dicho Odín. Cuando finalizo su relato, Edzard asintió, pues vio que e viejo Dios le había dicho todo lo que pasaba.
“Ya veo. Eso me tranquiliza bastante.” Dijo Edzard con una sonrisa, para luego volver a hablar. “¿Cómo se siente saber que pronto serás una profesora en la academia Kuoh?”
“Da un poco de terror.” Respondió Rossweisse, con preocupación, pues a pesar de sus altas calificaciones en sus estudios, nunca había sido una profesora.
Edzard vio que Rossweisse tenía un semblante de preocupación, por lo que dejando las maletas de Rossweisse, las cuales había estado cargando desde el lugar donde se habían encontrado, tomó la mano de la valquiria y dándole un pequeño apretón, habló.
“No te preocupes demasiado. Se que lo harás muy bien.”
Los ojos de Rossweisse se abrieron y una sonrisa apareció en su rostro al ver la sonrisa de aliento que le estaba dando Edzard.
“Gracias, Edzard.”
“Ed.” Interrumpió Edzard.
Rossweisse parpadeó confundida.
“Llámame Ed, todos mis amigos y personas cercanas me llaman así.”
Rossweisse puso una sonrisa de oreja a oreja al escuchar eso. Abriendo su boca, comenzó a tratar de llamar a Edzard como le había pedido, pero por mas que lo intentaba no podía hacerlo. Sentía que si solo le decía Ed seria un exceso de confianza. “Esta bien, Ed-kun.”
Edzard parpadeó por el sufijo agregado a su nombre, pero no le dio importancia. Poniendo una sonrisa, estuvo por hablar, pero fue interrumpido por Rossweisse.
“Ed-kun. ¿Puedo pedirte un favor?” preguntó Rossweisse mientras se sonrojaba y ponía sus manos a su espalda.
Edzard levantó una ceja en confusión, pero asintió igualmente.
“Quiero que me llames Rose.”
Edzard parpadeó un segundo, pero luego puso una sonrisa.
“Está bien, Rose.”
La boca de Rossweisse se curveó en una sonrisa de felicidad absoluta cuando escuchó a Edzard llamarla por ese apodo.
Ambos amigos se sonrieron y comenzaron a caminar hacia un área despoblada para poder teletransportarse al palacio de Edzard. Mientras caminaban iban hablando de temas triviales. Algunos temas tratados fueron la razón por la que Edzard la había ido a ver solo. El allí le dijo que Asia estaba de paseo con Marie, Aika, Lint y Valerie por Italia. Mittelt estaba en el territorio de los Grigori junto con Tiamat, pues ambas tenían que ayudar a Azazel con algunas cosas. Finalmente, Ingvild estaba en el inframundo con Sirzechs y Serafall hablando de algunas cosas.
“Ya veo. Por eso estabas solo hoy.” Dijo Rossweisse.
“Sí. Inicialmente habíamos planeado verte todos para luego darte una fiesta de bienvenida. Pero parece que la festa tendrá que esperar.” Dijo Edzard mientras se rascaba la nuca.
Rossweisse puso una cara de asombró al escuchar sobre la fiesta, pero luego soltó una risita suave al ver la incomodidad de Edzard.
“Parece que te gustan las fiestas, Ed-kun.” Dijo Rossweisse sonriendo.
Edzard le devolvió la sonrisa a la valquiria. “Solo si es un asunto familiar o con amigos cercanos.”
“Ya veo.” Dijo Rossweisse, pero luego su cara enrojeció, pues su estómago hizo un ruido muy fuerte.
Edzard vio a Rossweisse con asombro, pero luego comenzó a reírse suavemente.
“Parece que tienes hambre.” Dijo Edzard señalando lo obvio.
El rostro de Rossweisse comenzó a sonrojarme más si era posible mientras escuchaba la suave risa de Edzard. Por fortuna para ella, Edzard dejó de reír y antes de que ella pudiera hablar, él la tomó de la mano y sin ninguna palabra, comenzó a jalarla.
“¿Ed-kun?” preguntó Rossweisse mientras seguía a su amigo.
“Resulta que también tengo hambre, así que. ¿Qué te parece si vamos a comer algo a un restaurante que hay por aquí?” preguntó Edzard mientras miraba a Rossweisse.
La sorpresa se hizo presente en el rostro de Rossweisse, para luego dar paso a la vergüenza mezclada con la euforia.
“¡Esta bien, Ed-kun!”
Edzard miró a Rossweisse y sonriendo la llevó hacia el restaurante para poder almorzar y luego de eso ya partirían hacia el castillo.
La noche ya había caído en el territorio de los Grigori y en medio de su despacho se encontraba Azazel. El estaba reclinado en su muy cara silla de oficina. Un semblante dividido entre la diversión y la preocupación se podía ver en su rostro. Y la razón de esto era la memoria USB que estaba en su escritorio. Dicha memoria llevaba varios archivos en su interior, para ser exactos era un de tipo multimedia y varios de documentos de texto.
Soltando un suspiro, el Caído comenzó a recordar como lo había obtenido.
Flashback
Azazel estaba sentado sobre una gran piedra mientras pescaba tranquilamente muy cerca de la desembocadura del río Sena. Estaba tan concentrado que no se percató de que alguien se acercó a él.
“Buenas. ¿Puedo sentarme a tu lado?”
Azazel miró hacia la persona que le hablaba. Lo que vio fue a un humano de piel ligeramente oscura con el cabello corto y una barba rala, ambas de color rubio brillante. Al verlo, Azazel estuvo tentado a negarse, pero luego vio que el llevaba una caña de pescar. Por lo que al ver a alguien con quien pasar el tiempo, decidió aceptar.
El extraño se sentó junto a Azazel y lanzó el cordel de su caña de pescar. Luego de esa acción, sacó de un bolsillo una extraña botella de la cual sirvió un trago, el cual bebió de un solo sorbo. Tras eso, miró a Azazel y le extendió un vaso.
Normalmente Azazel vería el vaso con desconfianza, pero luego de ver que el humano había bebido de él, decidió que no había problema. Por lo que, aceptando el vaso, Azazel bebió un trago y comenzó a tener una charla con el extraño.
Fin Flashback
Luego de aquel trago, Azazel ya no supo que pasó. Cuando volvió en sí, se dio cuenta de que estaba en un burdel del Barrio Rojo de Ámsterdam completamente desnudo, pero para su fortuna la compañía a su lado era el de varias hermosas mujeres humanas.
Cuando se vistió, sintió algo en su abrigo, por lo que, metiendo la mano, vio que allí dentro estaba el USB. Así que, cuando llegó de regreso a la base, comenzó a revisar el USB. En el solo encontró los archivos de texto, archivos de texto que contenían varios fragmentos de lo que parecían ser diarios. Aunque, dichos fragmentos estaban muy distantes entre sí y solo mostraran las vivencias de ciertos días importantes.
Cuando comenzó a leerlos, Azazel no supo a quién pertenecían, pero conforme más avanzaba, comenzó a comprender a quien pertenecían aquellos fragmentos de diario. Cuando llegó a la hoja final, había una petición, no, lo más exacto era decir que parecía mas una orden que una petición.
Señor Gobernador de los Cuervos, haga una buena historia con esto.
Atte. Guine y Gorath.
Luego de leer esos nombres y saber quién era el propietario, el usó una gran cantidad de recursos para buscar a esos dos. Lamentablemente, no pudo hallar ninguna pista que lo lleve a alguno de ellos.
‘Lo bueno es que hable con Edzard sobre esto.’ Pensó Azazel para luego poner una sonrisa, pues recordó que Edzard se enojó al leer esos fragmentos y comenzó a maldecir en varios idiomas que no pudo entender, lo que significaba que hablaba en idiomas de Nirm. Afortunadamente, Edzard terminó su arrebato rápidamente y comenzó a hablar con Azazel. Luego de varias horas, el Caído logró convencer a Edzard para que le permitiera hacer algo con esto.
Una vez que terminó de recordar eso, Azazel tomó un poco de aire y se levantó de su silla. Ya era hora de que este proyecto vea la luz, pero antes tendría que hablar con alguien, ya que, si lo transmitía sin decírselo, tendría varios problemas. Mientras cerraba la puerta de su oficina, no se percató de que dos sombras aparecieron en su oficina, las cuales tenían una sonrisa divertida cada una.
El sonido de un látigo golpeando carne resonó por toda la habitación. En medio de dicha habitación, colgados por sus brazos se encontraban Roland y Selene. Sus armaduras habían sido descartadas y ahora se encontraban semidesnudos. Las espaldas de ambos se encontraban cubiertas de se sangre y heridas profundas, las cuales eran el resultado de los múltiples azotes que estaban recibiendo por haber fallado en su misión de asesinar a alguno de los lideres de las tres facciones.
Bal había estado molesto por la falla de sus dos mejores soldados mortales. La ira había sido tal que había golpeado a Roland hasta el punto de romperle los brazos y las piernas. Por fortuna, el príncipe daedrico se había dado cuenta de lo que hacía y había parado antes de matar a Roland. Además, el príncipe no había violado a Selene, de hecho, nunca lo había intentado, pues para él, Selene era una mujer ya usada y no le había provocado ningún deseo sexual a Bal, pero eso no quiere decir que ella estuvo a salvo, no, durante mucho tiempo Selene fue torturada por diversos daedras, quienes llenaron su cuerpo de cicatrices.
La paliza duró horas y mientras duraba, ninguno gritó ni de dolor ni de ira, ya que hace tiempo que habían perdido esas emociones, pero a pesar de ello, aún quedaba algo dentro de sus mentes y eso era que nunca permitirían que el otro caiga en batalla.
“¿Ya has terminado?”
El Xivkyn que estaba llevando a cabo el castigo se detuvo en seco al escuchar esas palabras. La voz que le habló era gruesa, gutural y estaba acompañada de pasos que hacían retumbar el suelo. Por un segundo el Xivkyn pensó que se trataba de su señor, el cual había regresado en su forma de gigante, pero cuando miró en dirección al origen de la voz, se dio cuenta de que no era Molag Bal.
El ser que se acercaba medía fácilmente más de quince metros de altura con una apariencia similar un dragón, pero bípedo. Su piel era pálida y tenía la apariencia de estar en descomposición. Sin embargo, ningún mal olor surgía de ella. Sus ojos era azules y cientos de líneas similares a un tatuaje tribal recorrían su cuerpo, estas líneas brillaban del mismo color que sus ojos. Poseía cinco cuernos, dos en su mandíbula y tres en su cabeza. Dos alas enormes hechas de cuero y piel estaban en su espalda.
“Lord Ozozzachar. No esperaba su llegada.” Dijo el Xivkyn con un poco de miedo, ya que nunca esperó ver llegar al hijo de su señor.
“Veo eso. ¿Cómo están los juguetes favoritos de mi padre?”
“Por ahora han demostrado ser inútiles. No han logrado asesinar ni al Dovahkiin ni a un líder de alguna facción sobrenatural.”
“¡Ja, ja, ja! Así que solo son basura que no puede cumplir con su propósito.” Dijo Ozozzachar con burla. Para luego mover sus garras y empalar al Xivkyn. Cuando el daedra desapareció, Ozozzachar miró a un Dremora que iba junto a él. “Libéralos y vístelos. Los llevaré conmigo para el próximo plan.”
El Dremora asintió y luego de acercarse a Roland y Selene les arrojó una poción y los bajó para luego darles sus armaduras. Mientras esto sucedía, Ozozzachar se iba del lugar, pues tenía que planear la misión que le había encomendado su padre.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y Rossweisse ingresa oficialmente al grupo de Ed. Y pobre Azazel, parece que has conocido al dúo más problemático y bromista de este Fic XD (En el futuro habrá una reunión entre ellos junto con Odín)
Este y los siguientes dos capítulos serán una especie de interludio antes del arco de Kioto.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 43
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 42
Le Fay se encontraba sentada en una banca mientras veía a Edzard comprar un par de helados, uno para él y el otro para ella. Mientras miraba a su amigo, su mente aun trataba de entender que había pasado. Todo había iniciado en la mañana de ese mismo dia.
Flashback
El sonido de metal chocando sonó por toda la cueva mientras Vali y una persona más se enfrentaban intensamente. Sin embargo, el sonido de la lucha acabó cuando un potente golpe de una espada terminó por destrozar la armadura de Vali.
Le Fay miraba a Vali respirar con dificultad mientras su Scale Mail desaparecía en motas de luz blanca. El cuerpo del medio demonio estaba completamente cubierto de heridas y suciedad. El Hakuryuukou había iniciado esta lucha luego de que una persona llegara a la base, el motivo fue que aquella persona le reprochara su estupidez de querer luchar contra Edzard. La batalla fue corta y en todo momento, Vali había sido superado. No importaba cuanto poder el intentara robar, él siempre lo perdía, pues su enemigo destruía las reservas de poder de Vali con cada ataque que hacía.
“Eres un idiota, ¿verdad? ¿Realmente crees que alguien con un sacred gear de tipo dragón como tu puede vencer a quien es considerado como el cazador de dragones definitivo? Madura, mocoso. Tu nivel de poder no está ni de cerca para poder hacerle algo al Dovhakiin. El forzó a tu abuelo a retirarse sin ingresar en su aspecto de dragón. ¿Qué crees que podrías hacer tu? Alguien que no puede ni vencerle solo y está formando un grupo para ello.”
La persona que hablaba con Vali era un ser con la apariencia de un zorro bípedo. Su pelaje era de color gris y tenía varios tatuajes tribales de color rojo por sus brazos, pecho y abdomen. Sus ojos eran de color gris opaco y tenía algunas plumas atadas en la punta de una larga cola, la cual era la forma en que llevaba peinado su largo cabello. Vestía un par de pantalones holgados de lino de color azul oscuro, los cuales se angostaban en la pantorrilla gracias a unas vendas. En sus pies había un par de sandalias de cuero negro. En sus manos había dos espadas, las cuales eran muy similares a una katana. La espada de la izquierda tenía pequeños relámpagos en toda la hoja, mientras que la de la derecha, exudaba una pequeña niebla helada.
Este ser se llama Zakir y según él, es un Lilmothiit. Según Zakir, él es el último de su raza, la cual alguna vez compartió los pantanos de Ciénaga Negra con los Argonianos. El hombre zorro se había unido a su grupo hace unos pocos meses. Además, él era la fuente por la que el grupo logró aprender acerca de Nirm. Él fue su principal fuente de información, pero no era una persona muy sociable, pues normalmente solía desaparecer a hacer cosas por sí mismo, además de que parecía no confiar en nadie en el grupo, ya que nunca mencionó nada sobre su pasado, a parte de lo anteriormente mencionado.
“Si quieres luchar contra el Dovahkiin, tienes que aumentar tu poder. Entrena, pues se acercan tiempos aciagos.” Dijo Zakir con el ceño fruncido mientras enfundaba sus espadas. Al enfundar sus armas, el zorro dejó de mirar a Vali y dándose la vuelta, comenzó a retirarse. Sin embargo, se detuvo abruptamente cuando pasó al lado de Le Fay. Al verla, Zakir comenzó a verla fijamente para luego soltar un suspiro.
Le Fay tembló un poco, pues la mirada de Zakir era aterradora. Cuando estuvo por hablarle, el zorro levantó la mano y le lanzó un hechizo.
El hechizo hizo que la vista de Le Fay se volviera negra unos segundos. Cuando su visión volvió, se dio cuenta de que estaba en un callejón. Confundida por lo que pasaba, la maga decidió salir de allí. Cuando logró salir, vio la calle y se dio cuenta de que estaba en Japón, esto gracias a los kanjis que había en todas las señales y tiendas cercanas. Ya sabiendo donde estaba, la maga salió del callejón y comenzó a caminar por la calle. Si bien ella debía de volver a la base temporal de su equipo, decidió no hacerlo de manera inmediata, por lo que comenzó a explorar la ciudad. Luego de caminar por varios minutos, llegó a un parque y mientras caminaba tranquilamente, se tropezó y cayó, pero nunca tocó el suelo, pues había sido agarrada por alguien.
“Disculpa, ¿Estas bien?” preguntó una voz con preocupación.
Los ojos de Le Fay se abrieron cuando escuchó aquella voz, pues reconoció al dueño. Girando lentamente y con nerviosismo, vio a su amigo, quien también comenzó a abrir los ojos con sorpresa al verla.
Fin Flashback
Luego de aquel encuentro, Edzard la llevó a una banca y comenzaron a conversar sobre asuntos triviales sin importancia. Luego de unos minutos charlando, por allí pasó un heladero, llamando la atención de Le Fay. Al ver esto, Edzard se fue a comprar los helados.
Cuando volvió, Edzard le dio su helado a Le Fay y se sentó a su lado.
“Entones, Le fay. ¿Cómo esta tu hermano?” preguntó Edzard dándole una lamida a su helado de choco menta.
“¿E-e-eh…?” preguntó Le Fay en shock, dejando de comer su helado. Sin pensarlo dos veces, rápidamente mintió. “¿Q-que dices, Edzard-sama?”
Edzard dejó de comer su helado y comenzó a ver a Le Fay fijamente, quien se estremeció ante la mirada del joven dragón.
“No deberías mentir, no se te da muy bien.” Dijo Edzard con una sonrisa en su rostro, pues pudo ver claramente por la mentira de la maga. “Se que Arthur es tu hermano. El huele muy similar a ti. Además, mi esposa me conto lo que paso durante mi batalla con Loki.”
Al escuchar aquello, Le Fay bajó la mirada, pues estaba apenada de haber sido descubierta mintiendo. Por lo que decidió hablar para tratar de explicarse. “Y-y-yo…”
“No es necesario que te expliques. Entiendo porque lo haces, así que no te preocupes. Solo tengo unas cuantas preguntas sobre el equipo de Vali. ¿Crees que puedes contestarme?”
Le Fay miró a Edzard unos segundos mientras su mente tenía una seria pelea interna, pues una parte de ella quiere contarle a Edzard, ya que el parecía ser una persona de confianza, pero otra parte, no quería traicionar la confianza de sus compañeros.
“Tranquila no quiero saber dónde se encuentran, solo quiero saber cómo es que saben sobre Nirm.” Dijo Edzard poniendo una sonrisa tranquilizadora en su rostro al ver el dilema mental de Le Fay.
“Ya veo. Supongo que, si puedo responder a eso, Edzard-sama.” Dijo Le Fay luego de soltar un suspiro.
Edzard soltó un suspiro de molestia al escuchar a Le Fay llamarlo así, ya que no le gustaba que usasen ese honorifico en su nombre.
“Le Fay, ¿puedes dejar de usar el sama en mi nombre, por favor?” preguntó Edzard rascándose la nuca.
“Pero eso sería muy irrespetuoso.” Respondió Le Fay rápidamente.
“Puede que lo sea, pero es incómodo para mí.”
“Yo… está bien, dejare de decirte Edzard-sama. Pero ¿Cómo debería decirte si no uso un honorifico?”
“Puedes llamarme Ed, así me llaman todos mis amigos y familiares.” respondió Edzard con una sonrisa.
El rostro de Le Fay se sonrojó un poco al ver la sonrisa de Edzard.
“¡¿Tú me consideras tu amiga?!” preguntó Le Fay con una gran sonrisa en su rostro mientras el sonrojo se desvanecía un poco.
“Por supuesto que lo hago, de lo contrario no te habría dicho que me digas Ed.”
La sonrisa en el rostro de Le Fay se amplió.
“Está bien, Ed.” dijo Le Fay mientras miraba a Edzard.
“Vez, no es tan difícil, ¿verdad?” Dijo Edzard con una sonrisa.
“Je, je, je. Si, tienes razón.” Respondió Le Fay con una risita divertida.
La risa de Le Fay fue tan contagiosa que Edzard también comenzó a reír.
“Entonces, Le Fay. ¿Cómo es que saben acerca de Nirm?” preguntó Edzard una vez que dejó de reír.
Le Fay tomó un poco de aire y comenzó a contarle a Edzard sobre Zakir y su llegada al equipo.
Edzard escuchaba atentamente las palabras de Le Fay, pues cada palabra era una importante pieza de información. Sus ojos se abrieron con sorpresa al enterarse de Zakir, pues nunca se esperó escuchar de un Lilmothiit vivo en esta era, ya que se le consideraba una raza de fabulas y leyendas, pues nunca ha habido pruebas de su existencia. Aunque, luego de pensar en el nombre del Lilmothiit, tuvo que agarrarse la cabeza, ya que sufrió de una fuerte migraña. Esto, por supuesto, preocupó a Le Fay, quien le preguntó si estaba bien, a lo que el joven dragón respondió que si estaba bien y que solo había sido un dolor menor en su cabeza.
Tras eso, Edzard comenzó a hacerle algunas preguntas más a Le Fay. Estas parecían que no estaban destinadas a obtener información sobre el equipo de Vali, o al menos eso pensó la maga, pues Edzard estaba usando preguntas muy rebuscadas. Las respuestas que Le Fay le daba, eran de hecho pequeñas pistas sobre las intenciones de cada miembro de este grupo de la Khaos Brigade.
Al final, ambos siguieron conversando un rato más, hasta que finalmente terminaron de comer sus respectivos helados. Luego de aquello, Edzard le tendió la mano a Le Fay y la llevó a dar un paseo por la ciudad. Estuvieron paseando un buen rato, hasta que pasaron por un restaurante, al cual entraron a comer. Cuando terminaron de comer, Edzard y Le Fay se fueron caminando mientras charlaban sobre cosas triviales.
“Entonces, Kuroka-sama estuvo estornudando sin parar cuando se descongeló.” Dijo Le Fay con una sonrisa al recordar como Kuroka estuvo enferma durante días luego de ser descongelada.
“Je, je. Ya veo. Supongo que a los gatos no les gusta el frio.” Dijo Edzard con una sonrisa mientras se imaginaba a Kuroka estornudar y maldecirlo, solo para volver a estornudar.
“Así es. De hecho, Kuroka-sama suele calentar mucho el agua cuando se ducha.” Dijo Le Fay mientras recordaba como Kuroka amaba los baños con agua caliente.
Ambos amigos continuaron sus charlas, riendo cada cierto tiempo, pues Edzard también comenzó a contarle a Le Fay sobre algunas cosas de su vida diaria. La mayoría de sus historias se centraban en como trataba con las travesuras de Marie, los problemas hormonales de sus parejas o los trabajos que le encargan las tres facciones.
Mientras cruzaban el parque donde Issei había sido asesinado hace un tiempo, Le Fay se detuvo de manera abrupta. Esta acción hizo que Edzard también se detuviera y mirara a la maga con confusión.
“Ed. ¿Puedo pedirte un favor?” preguntó Le Fay poniendo sus manos en su espalda y miraba al suelo mientras un sonrojo aparecía en sus mejillas.
“Claro, siempre que no pidas algo tan difícil como resucitar a un muerto.” Respondió Edzard con diversión mientras estaba confuso por ver a Le Fay sonrojarse y desviar la mirada.
Le Fay movió sus manos y mostró lo que estaba escondiendo en su espalda. “¿P-puedes firmarme este libro?”
Edzard parpadeó confundido primero, pero luego puso una sonrisa al ver que el libro que Le Fay le pedía que firmase era el primero de sus libros publicados. Con una sonrisa en el rostro, Edzard tomó el libro y escribió algo allí con una pluma mágica, la cual convocó con magia de conjuración.
“Ten.” Dijo Edzard devolviéndole el libro ya firmado a Le Fay.
Le Fay tomó el libro y lo abrió con emoción, pero su emoción se esfumó al ver que no había nada. Levantando la mirada, vio a Edzard e hizo un puchero.
Edzard sonrió divertido al ver el puchero en el rostro de Le Fay. “Je, je. Tranquila, si hay algo escrito, pero se hará visible hoy al anochecer.”
La respuesta de Edzard hizo que Le Fay mirara asombrada el libro, para luego comenzar a pensar en un hechizo para poder hacer que lo escrito se haga visible en ese instante. Lamentablemente, por mucho que lo intentó, ella no pudo hacerlo. Al darse cuenta de eso, ella se dio por vencida y guardó el libro en un bolsillo de su capa. “Gracias, Ed.”
Edzard sonrió y acercándose a ella, le despeinó ligeramente el cabello. Esta acción terminó provocando que Le Fay diera un gritó, el cual era una mezcla entre fingida irritación y mucha diversión.
“Mou. Deja mi pelo, Ed.” dijo Le Fay haciendo un puchero, solo para luego reír de felicidad.
Edzard rio contagiado por la risa de su amiga.
Ambos amigos rieron unos minutos y luego continuaron sus charlas triviales, que consistían en Le Fay contándole todas las cosas vergonzosas de Vali y su equipo. Al caer la noche, Le Fay se despidió y volvió a la base de su equipo.
Cuando llegó, fue bombardeada por preguntas tanto de su hermano como del resto del equipo. Aquellas preguntas se esfumaron cuando ella les mostró unas bolsas, las cuales contenían varias comidas, las cuales Edzard había comprado. Luego de la cena, ella se dirigió a su habitación y después de cambiarse de ropa, abrió el libro y vio aparecer la firma de Edzard en su libro.
Para mi querida amiga Le Fay Pendragon,
Se que no nos conocemos desde hace mucho,
Pero ya te considero mi amiga,
Así que, si algún dia necesitas mi ayuda, no dudes en contactarme.
Con cariño, Edzard Cumberland Rolandson.
P.D. espero que hayas disfrutado del libro y que disfrutes de los próximos que están por llegar.
Le Fay sonrió alegremente mientras terminaba de leer la nota.
“Ya entiendo porque no querías que lo leyera allí.” Dijo Le Fay con una sonrisa mientras se llevaba el libro al pecho y lo abrazaba. “Esperare con ansias los próximos libros. Sobre todo, el que hable de ti.”
Edzard se encontraba caminando por las calles de Kuoh en una noche sin luna. Ya habían pasado dos días desde que se había encontrado con Le Fay y más de una semana desde que asesinó a Loki.
‘Ahhh… matar a ese pinche Dios me causo algunos problemas. Por fortuna, el viejo Odín lo tomo con calma y dijo que no me preocupara. Y luego está Aryne, la desgraciada se fue sin decir nada y solo me dejo un grimorio de levitación. Ahhh… quien entiende a esa mujer. Pero al menos el grimorio me ha sido útil, ahora puedo volar usando magia sin la necesidad de entrar en mi aspecto de dragón.’ Pensó Edzard mientras doblaba una esquina. Al hacerlo, se detuvo abruptamente, pues olio un aroma que había olido por primera vez no hace mucho. Así que, observando sus alrededores, sus agudos sentidos lograron detectar la fuente de ese aroma.
“¿Es enserio?” Preguntó Edzard con diversión para luego caminar hacia el alfeizar de una ventana de una casa cercana. “De todos los disfraces que se te podrían ocurrir… ¿Escoges un gato negro?”
Cualquier persona normal que hubiese pasado por el lugar pensaría que Edzard estaba loco, pues le estaba hablando a un gato negro, el cual solo ladeó su cabeza como respuesta a lo que le había preguntado Edzard.
Al ver que el gato no respondía, Edzard pensó en cómo hacer que le responda. Por lo que, luego de pensar unos segundos, decidió hacerle una broma. “Parece que este gato quiere volver a ser una paleta.”
Ni bien la palabra «paleta» sonó, el gato dio un gran salto y brilló. Con luz cegadora, el gato comenzó a crecer y a cambiar de forma. Luego de dos segundos, el gato se transformó en Kuroka, la cual estaba que le daba una mirada irritada a Edzard.
“Je, parece que encontré un gato callejero.” Dijo Edzard con burla, haciendo hincapié en la palabra callejero.
“Ump.” Dijo Kuroka mientras ponía sus brazos alrededor de su generoso pecho y desviaba la mirada con enojo.
Edzard sonrió divertido al verla hacer esto. Sin embargo, dejó la sonrisa a un lado, pues no sabía por qué una criminal buscada como ella estaba aquí. Así que, decidiendo que lo mejor sería hablar en un lugar más privado, comenzó a caminar y mientras avanzaba, le hizo señas a la nekoshou para que lo siga. La criminal vio las señas y volviendo a ser un gato, comenzó a seguir a Edzard hasta que llegaron a un claro en el bosque.
Apoyándose en un árbol, Edzard miró al gato, el cual volvió a tomar su forma humanoide. “Entonces, Kuroka. ¿Qué te trae por aquí esta noche?”
La gata comenzó a ver a Edzard de arriba abajo para luego sonreír y acercarse a él, usando pasos cortos y poniendo énfasis en el movimiento de sus caderas. Aquella manera de caminar hizo que Edzard levantara la ceja en confusión.
“Veras, Edzard-san. Yo quiero pedirte un favor ~nya.” Dijo Kuroka una vez que llego a estar frente a Edzard.
Ante aquellas palabras, Edzard solo la miró con un poco de confusión, pues no sabía que le pediría Kuroka.
“Veras, Edzard-san. Quiero tener un hijo de un dragón.” Dijo Kuroka de una manera tan directa que hizo que Edzard parpadeara con confusión y ponía una cara de sorpresa.
‘¡¿Pero que mierda?!’ pensó Edzard al escuchar la petición de Kuroka.
“Entonces, dime Edzard-san. ¿quieres intentarlo ~nya?” preguntó Kuroka mientras tomaba la parte superior de su kimono y lo bajaba un poco, dejando más expuestos sus pechos.
‘No de nuevo. Por favor, esto es como lo que sucedió con Xenovia.’ Pensó Edzard mientras recodaba la reunión que había tenido con la amiga de su esposa.
Flashback
Edzard se encontraba sentado en una sala del castillo, la cual estaba acomodada para recibir visitas no formales, es decir familiares y amigos de la familia. Él se encontraba solo, pues el resto de las chicas estaban en otro lado, Asia se encontraba con Marie paseando por España, Aika y Mittelt estaban yendo de compras, Lint se encontraba de visita en el Instituto Sigurd y Valerie estaba acompañando a Gasper mientras que Rossweisse estaba terminando sus papales para comenzar a enseñar en la academia Kuoh, a la par que Ingvild terminaba de ver su matrícula en dicha academia.
“Entonces, Xenovia. Asia me ha dicho que quieres hablar conmigo de algo.” Dijo Edzard mientras tomaba un trago de un té que le habían traído las sirvientas. “¿Qué necesitas de mí?”
La Caballero de Rías miró a Edzard un segundo para luego hablar.
“Veras, Edzard. Yo quiero pedirte un favor.”
“¿Qué tipo de favor?” preguntó Edzard con curiosidad para luego tomar otro trago de té.
“Quiero que me des un hijo.” Respondió Xenovia de manera directa.
La respuesta de Xenovia hizo que Edzard escupiera el té que estaba bebiendo.
“Cof, Cof. Espera… ¿Puedes repetirlo, ya que me parece haber oído que quieres que te embarace?”
Xenovia miró a Edzard y sin disimulo o decoro alguno asintió.
La forma en que la ex exorcista respondió hizo que Edzard la mirara desconcertado, pues una persona normal de seguro estaría tartamudeando, si fuera una persona muy tímida, o incluso sonrojándose, pero esta chica no mostraba ninguna de esas reacciones.
‘¿Qué mierda? ¿Como es posible que diga algo así sin tartamudear? ¿Tiene acaso un poco de sentido común esta chica?’ pensó Edzard, pero unos segundos después logró volver a la normalidad y por lo tanto pudo hacerle la pregunta. “Xenovia, ¿Por qué me pides que te embarace? ¿Eres consciente de lo que me pides?”
Xenovia miró a Edzard y asiento, pues ella estaba consciente de lo que le pedía al esposo de su amiga. Luego de esa corta respuesta no verbal, Xenovia comenzó a contarle a Edzard la razón por la que le pedía ese favor.
Tras escuchar las palabras de Xenovia, Edzard se quedó mirándola con una cara que decía «¿Es enserio?», pues la explicación de la ex exorcista era tan torpe que ni el entendía como es que alguien podía pensar en ello.
“A ver, ¿quieres que te dé un hijo porque es tu nueva meta como demonio?” preguntó Edzard luego de analizar lo que le había dicho Xenovia.
“En pocas palabras, sí.” Respondió Xenovia con convicción.
“¿Pero, no se supone que habías elegido a Issei para eso?” Preguntó Edzard al recordar como ella le había dicho que inicialmente había planeado que Issei sea el padre para su hijo.
“Ese era mi plan, pero ahora hay otra persona que puede hacerlo.” Respondió Xenovia mirando a Edzard. “Y esa persona, a diferencia de Issei, ya tiene experiencia haciendo hijos:”
Edzard se llevó las manos a la sien, pues comenzó a tener un dolor de cabeza. No necesitaba ser un genio para saber que sería muy difícil hacer que Xenovia deje de intentar tener un hijo con él. Si bien la idea era algo rara, no era algo a lo que él no estuviese acostumbrado, ya que antes de conocer a su esposa, había recibido un pedido de la mismísima reina suprema de Skyrim, Elisif. La reina le había pedido que tenga un hijo con ella, pues no deseaba casarse nuevamente. Por supuesto, el rechazó esa propuesta, no por que fuera extraña, ya que había momentos en que algunas mujeres de Skyrim pedían ayuda a algunos hombres para tener hijos. Este tipo de situaciones se daban debido a que algunas mujeres no deseaban atarse en un matrimonio.
Aunque la petición de Xenovia no era tan rara, él no estaba interesado en darle un hijo a una mujer a la que no amara. Así que, tras recordar lo de Elisif, Edzard procedió a negarse de la manera más amable que pudo. Por supuesto que su negativa cayó en oídos sordos y él se dio cuenta de que ella no había renunciado a su idea de tener un hijo con él.
Fin Flashback
Edzard volvió a la realidad y lo primero que vio, fue el rostro de Kuroka a escasos centímetros del suyo. Al momento en que se percató de eso, intentó moverse, pero no lo hizo lo suficientemente rápido y sintió como Kuroka le daba una lamida en su mejilla derecha.
“Ummm… este realmente es el sabor de un hombre ~nya.” Dijo Kuroka mientras se ponía un dedo en su boca.
“Eso fue un poco grosero, sabes.” Dijo Edzard mientras se llevaba su mano hacia el lugar donde lo había lamido Kuroka.
“Je, je, je.” Rio Kuroka divertida mientras comenzaba a mirar a Edzard. “Entonces, ¿Me vas a dar gatitos?”
Edzard solo miró a Kuroka como si esta tuviese dos cabezas. “No lo creo. No suelo hacer eso con mujeres a las que no conozco. Además, ¿No tienes a Vali? Estoy seguro de que si lo intentas puedes hacer que te folle.”
La respuesta que recibió Edzard fue una que no esperaba, pues vio a Kuroka poner un puchero. El solo ver eso, fue suficiente como para que Edzard entendiese que Kuroka había sido rechazada por Vali en varias ocasiones. Sin embargo, antes de que el pudiese decirle algo, un círculo mágico apareció en su oído.
El circulo mágico brilló unos segundos mientras Kuroka tenía una conversación con Bikou, dicha conversación fue escuchada por Edzard. La conversación trataba sobre Bikou diciéndole a Kuroka que debía de volver pronto. Aquellas palabras hicieron que Edzard frunciese el ceño, pues él quería algunas respuestas que solo Kuroka podía darle. Por lo que, comenzó a pensar en cómo obtener información de Kuroka. Lamentablemente, comenzó a quedarse sin tiempo. Por lo que, el comenzó a pensar más rápidamente y logró formar un plan muy loco.
“Parece que tendré que dejar de hablar contigo ~nya.” Dijo Kuroka al hacer desaparecer el circulo de comunicación mientras le guiñaba un ojo a Edzard. Tras esas palabras, comenzó a conjurar un círculo de teletransportación. “¡Hasta la próxima ~nya!”
Al ver que Kuroka comenzaba a desaparecer, Edzard comenzó su plan. Por lo que, haciendo uso de una gran velocidad, gritó. “¡TIID! ¡KLO! ¡UL!”
Al ver que el tiempo se detenía, Edzard corrió a gran velocidad y logró estar frente a Kuroka y sin perder tiempo, le puso una mano en la cabeza y usó magia para leer los recuerdos de la gata. Lamentablemente, la poca cantidad de tiempo que tuvo hizo que solo pudiese ver la infancia de Kuroka, el nacimiento de su hermana, la muerte de sus padres.
Cuando el tiempo volvió a la normalidad, Edzard pudo ver como Kuroka estaba asombrada por verlo aparecer frente a ella antes de desaparecer.
Al ver que se encontraba solo, Edzard comenzó a ordenar los recuerdos que había visto de Kuroka. Al terminar de hacerlo, se percató de algo y sin perder tiempo, se dirigió hacia otro lugar.
Edzard caminaba por una calle a paso apresurado. La velocidad con la que iba era similar a la usada en las marchas rápidas de las legiones imperiales. Al doblar por una esquina, vio su destino de esta noche.
La casa de Issei seguía tal y como la recordaba, igual de grande desde la remodelación que hizo la familia de Rias.
‘Aun no entiendo por qué lo hicieron, pero yo vivo en un maldito palacio, así que mejor ni me quejo.’ Pensó Edzard al llegar a la puerta. Tocándola, se quedó esperando a que lo atiendan. Luego de unos cuantos segundos la puerta fue abierta por Miki Hyoudou.
“Oh. Hola Edzard-kun. ¿Vienes a ver a Issei?” preguntó Miki con una sonrisa de alegría en el rostro al ver a Edzard.
“Así es. Tengo que hablar de algo con él. ¿De casualidad también están Rias y el resto de su club?”
“Sí, están todos juntos en la sala del piso de arriba.” Preguntó Miki mientras dejaba pasar a Edzard. “¿Les digo que has venido?”
“No. No se preocupe, quiero que sea una sorpresa.”
Miki asintió y volvió a hacer lo que estaba haciendo antes de abrir la puerta.
Edzard subió por las escaleras hasta el segundo piso y comenzó a caminar por los pasillos de la casa. Cuando pasó por varias habitaciones, escuchó algunos gritos de pelea y signos de lucha. Una persona normal habría pensado que había una batalla, pero el descartó aquello al escuchar la risa pervertida de Issei.
‘Ahhh… no entiendo cómo es que aun esta soltero. A pesar de que ya tiene a algunas chicas enamoradas de él, aun no se atreve a dar el primer paso.’ Pensó Edzard confundido por no poder entender cómo es que su amigo aún no se decidía en tomar a una de las chicas como novia. Encogiéndose de hombros, decidió no darle más vueltas al asunto. Cuando llegó a la puerta de la habitación de donde provenían los gritos, tomó un poco de aire y abrió la puerta suavemente.
Al abrir la puerta, vio a Rias, Akeno y Koneko mirarse con ira mientras se preparaban para atacarse con algunas almohadas. Este espectáculo era visto por Xenovia e Issei, siendo el portador de Draig quien soltaba pequeñas risitas pervertidas, pues las tres chicas que estaban por pelearse tenían la ropa mal acomodada, lo que permitía que se viera su ropa interior.
“¿Podrían matarse en otro momento?”
La voz de Edzard hizo que todos se sobresaltaran, haciendo que las chicas que estaban por pelearse miraran hacia donde estaba él. Al verlo, el rostro de todas sonrojó levemente de vergüenza.
“¿C-cuanto tiempo tienes ahí?” preguntó Rias cuando superó la sorpresa de ver a Edzard allí.
“No mucho, acabo de llegar.” Respondió Edzard mientras se acercaba hacia donde estaba un Issei completamente inconsciente con sangre corriendo por su nariz, esto se debió a que cuando él había hablado, Xenovia se había puesto a la defensiva y había girado rápidamente, golpeando con su codo a Issei. El golpe fue directo a la parte derecha de la cabeza del demonio, noqueándolo en el acto.
Al llegar donde su inconsciente amigo, Edzard negó con la cabeza y procedió a convocar un pequeño relámpago en su mano derecha, el cual fue lanzado hacia Issei. El relámpago cumplió su objetivo, pues despertó a Issei rápidamente.
“Ahhhh!” gritó Issei al sentir el rayo en su cuerpo. Cuando estuvo parado, miró por todos lados y finalmente frunció el ceño al ver a Edzard. A pesar de que no era el más listo, el no necesitaba pensar mucho para saber que había sido su amigo el que lo había despertado. “¡Maldita sea, Ed! ¡¿Por qué me lanzaste un rayo?!”
“Porque quería levantarte de manera rápida.” Respondió Edzard con una sonrisa de burla en su rostro.
Las palabras de Edzard molestaron a Issei, pero este no fue tan idiota como para intentar golpearlo. Por lo que, tomando aire, el joven demonio logró calmarse.
Al ver que su amigo no molestaría por un tiempo, Edzard se sentó y miró a Rias fijamente.
“¿Qué te trae por aquí esta noche, Edzard-san?” preguntó Rias mientras se sentaba en uno de los sofás. Si bien su semblante mostraba confianza, eso solo era en el exterior, pues en el interior estaba que temblaba de miedo, pues a pesar de haber pasado un tiempo, aún estaba un poco asustada por el poder total de Edzard. Y no era la única, pues toda su nobleza también estaba aterrada por el poder de Edzard. Sin embargo, ella y el resto sabían que él no les haría daño a menos que se hagan enemigos antes.
“Necesito hablar con tu torre.” Dijo Edzard de manera directa y seria, pues no tenía ni el tiempo ni las ganas de ir por las ramas.
“¿Qué necesitas de Koneko-chan?” preguntó Akeno mirando a Edzard con los ojos entrecerrados.
“Solo necesito que me responda algo. Y de ser necesario que me preste un objeto suyo por unos minutos.” Respondió Edzard mirando a Koneko.
La joven Nekoshou miró a Edzard y a sus amigos. Asintiendo, se acercó al joven dragón.
“¿Qué necesitas saber, Edzard-sama?” preguntó Koneko con la mejor voz inexpresiva que pudo hacer, aunque para mala fortuna de ella, era muy visible que estaba nerviosa.
“Esa horquilla que llevas ahora, ¿Es la que usabas desde bebe?” preguntó Edzard señalando la horquilla en el cabello de Koneko.
Koneko abrió los ojos ante esa pregunta, pues no sabía cómo es que Edzard sabia sobre eso. Sin embargo, asintió como respuesta a la pregunta.
“Ya veo. ¿podrías prestármela unos segundos?”
“¿Para qué?” preguntó Koneko con escepticismo y duda en su voz.
“Solo quiero confirmar algo.” respondió Edzard de manera veraz, pues su única intención esta noche era quitarse la duda de algo que vio en la mente de Kuroka. Y es que la información que le dieron los recuerdos de Kuroka hicieron tuviese un presentimiento de que esa horquilla ocultaba algo.
Koneko miró a Edzard y lentamente se desabrochó la horquilla. Cuando tuvo el pequeño objeto en la mano, se la entregó a Edzard.
Cuando tuvo el objeto en sus manos, Edzard juntó ambas manos y rápidamente usó Auromancia para analizar el objeto.
‘Mierda… Esto es peor de lo que esperaba.’ Pensó Edzard en shock al ver algo que nunca esperó ver. Y es que vio como era el padre de Koneko y Kuroka, quien para Edzard era una verdadera mierda como padre y como esposo, ya que se notaba por su accionar que solo quería follar con la madre de las dos gatas. Sin embargo, eso no era lo que le había causado sorpresa, no, lo que le asombró fue que esa mierda estaba investigando como crear Super Diablos como Sirzechs de manera artificial.
“¿Ed?” preguntó Issei al ver a Edzard dejase caer en el sofá mientras daba un suspiro muy largo.
“Maldita sea. Esto es peor de lo que esperaba.” Dijo Edzard mientras se tapaba el rostro.
“¿Qué quieres decir, Edzard?” preguntó Xenovia.
“Dentro de esta horquilla hay información importante sobre algo.” respondió Edzard señalando la horquilla de Koneko, pues gracias a la Auromancia, pudo ver que en esa horquilla había un chip con información muy valiosa. “Esto es muy importante, por lo que le mandare a los lideres de las tres facciones lo que encontré, pero también le enviare la horquilla a Ajuka. El sabrá qué hacer con esta información.”
“Ya veo. Supongo que es información muy importante, por lo que no podrás compartir con nosotros, ¿verdad?” preguntó Rias mientras se llevaba una mano al mentón.
“Así es, pero es posible que tu hermano te diga algo luego de que sepa que es.” Dijo Edzard mientras caminaba hacia una ventana abierta. “Bueno, me voy.”
Luego de aquellas palabras, Edzard desapareció en un parpadeo. La velocidad que usó creó una gran grieta en el suelo y generó una corriente de aire que terminó por desordenar toda la habitación.
“¡AHHH! ¡Realmente odio cuando hace eso!” gritó Rias con exasperación al ver el estado de la habitación.
Edzard estaba sentado se encontraba sentado junto a su familia y amigos mientras miraban como terminaba el programa del «Oppai Dragon».
‘La verdad no sé cómo es que Issei ha logrado volverse tan popular entre los niños del inframundo. Aunque, si vemos bien, el programa es algo gracioso.’ Pensó Edzard con una sonrisa al ver como Issei decía frases tan cursis que hasta le daba vergüenza a el mismo.
Cuando terminó de pensar, la cabeza de Edzard giró lentamente, pues sintió un pesó en su hombro derecho. Posando su vista en ese lugar, pudo ver a su esposa, quien tenía a Marie sentada en su regazo, recostar su cabeza en su hombro. Esta acción sacó una sonrisa a Edzard, pero luego tuvo que volver a mirar al otro lado, pues sintió que alguien hacia lo mismo, pero en el hombro izquierdo. Al mirar allí, pudo ver a Aika hacer lo mismo que Asia, pero luego sintió que dos personas se apoyaban en sus muslos y bajando la vista vio a Mittelt y a Valerie apoyadas allí.
‘Je, je, je. Parece que lo que hicimos la noche anterior las ha puesto más cariñosas de lo normal.’ Pensó Edzard mientras comenzaba a recordar lo que había pasado.
Flashback
La luna brillaba mientras se escuchaban algunos pasos en un pasillo del palacio de Edzard.
“Ahhh… a veces siento que nunca debí de dejar aquella casa en las montañas Druadach.” Dijo Edzard con un poco de pesar en su voz mientras caminaba hacia su habitación. Sus pasos eran lentos y pesados, pues había dormido solamente dos horas durante los últimos días, ya que pasaba mucho tiempo en la biblioteca investigando los documentos y pergaminos más antiguos que poseía, pues era allí donde esperaba tener información para poder crear una cura para el veneno de Puerto Gélido. Hasta el momento no había podido encontrar algo a pesar de ya haber buscado en casi toda su biblioteca, por lo que se estaba quedando sin nuevas fuentes de investigación. Afortunadamente, el esperaba que Aryne le entregara sus cartas a Valerica y a Tolfdir.
Y es que Edzard le había dado a Aryne varias cartas, las cuales estaban destinadas a sus amigos y entre todas había dos cartas muy especiales. Una con destino a Valerica y Serana, mientras que la otra estaba destinada a Tolfdir. En dichas cartas había una petición personal para que investiguen algo sobre el veneno de Puerto Gélido y si había alguna cura. En las cartas también indicaba que, si le enviaban alguna respuesta, esta debería de ser enviada con Aryne.
Mientras seguía caminando, Edzard iba pensando en su familia. Y es que el tiempo que pasaba en la biblioteca era tal que incluso había descuidado un poco a sus amantes y a su hija.
“Ahhh… Parece que me estoy convirtiendo en un mal amante y un mal padre. Pero ya basta de eso, mañana pasare el dia con mi familia.” Dijo Edzard con convicción mientras comenzaba a planear donde iría con todas a pasear.
Cuando llegó a su habitación, ingresó y trató de ir a su cama para descansar temprano. Sin embargo, antes de llegar, sintió que era rodeado. Mirando a su alrededor, sus ojos se abrieron a mas no poder. Y es que sus amantes vestían trajes de policías que consistían en blusas azules cuyas mangas y cuellos eran de un tono más oscuro que el resto de la blusa, faldas de color negro tan cortas que permitían que Edzard pudiese ver la ropa interior de encaje que usaban cada una de ellas. Cada una de ellas tenía el kit completo con la corbata, las botas y las esposas en sus cintos.
“D-d-deténgase a-allí.” Tartamudeó Asia con un gran sonrojo en su rostro mientras levantaba una mano y detenía a Edzard.
“Está arrestado por incumplimiento de sus deberes.” Dijo Aika con una sonrisa traviesa mientras se acercaba y tomaba los brazos de Edzard quien no se estaba resistiendo, ya que su mirada estaba fija en sus amantes.
Edzard puso una sonrisa al ver que las chicas comenzaban a llevarlo hacia la cama. De un solo empujón, terminó estrellándose contra la cama. Con una sonrisa comenzó a ver como sus amantes comenzaban a desvestirse.
‘Parece que no volveré a dormir. Pero, esto será divertido.’ Pensó Edzard mientras su sangre comenzó a circular a más velocidad.
Mientras las chicas se acercaban a su amante, Aika y Mittelt miraron la puerta que habían dejado ligeramente abierta. Una sonrisa apareció en el rostro de ambas al sentir la llegada de sus espías ocasionales, las cuales habían aumentado de una a tres en estos últimos días. Mirándose, ambas se lamieron los labios y siguieron a sus amigas para divertirse esta noche.
Fin Flashback
El recordar todo lo que hicieron esa noche hizo que el cuerpo de Edzard comenzara a emocionarse, sobre todo cierta parte inferior. Afortunadamente, logró contenerse lo suficiente como para evitar un pequeño malentendido, pues no estaba solo con su familia en el salón, ya que allí también estaban Rossweisse, Lint, Ingvild y las sirvientas. Sus amigas estaban en otro sillón mirando el programa, pero él se percató de que cada cierto tiempo lo miraban a él y a sus amantes. Cada vez que lo hacían, él se percataba de que fruncían el ceño y murmuraban por lo bajo. Lamentablemente, el volumen de la tv impedía que el lograra escuchar lo que decían.
“Oye, Ed.” Llamó Asia a su esposo.
Edzard dejó de ver la tv y vio a su esposa. “Si, ¿Qué pasa?”
“¿De qué hablaste con Azazel-san y el resto ayer?”
Edzard parpadeó y luego recordó que había hablado con los tres lideres de las facciones antes de su rato de diversión con sus amantes. Llevándose una mano a su mentón, Edzard comenzó a contarle lo que hablaron.
Flashback
Edzard estaba sentado en uno de los sofás que había en su estudio y al frente suyo había algunas proyecciones mágicas, pues estaba en una reunión con Azazel y Sirzechs.
“Entonces, Esto es muy problemático, ¿verdad?” preguntó Edzard mirando a la proyección mágica que mostraba a Sirzechs.
“No tienes ni idea. Esa investigación es muy peligrosa como para dejarla existir. Por lo que luego de una larga reunión con Ajuka, Serafall y Falbium, se ha decidido destruir por completo la investigación.”
“Ya veo. Eso me tranquiliza un poco.” Dijo Edzard arregostándose en el sofá. La intranquilidad que había sentido se originaba en la preocupación que tenia de que aquella investigación llegase a manos de algún príncipe daedrico, pero con la noticia que le dio Sirzechs, esa intranquilidad se esfumó.
“Ed tiene razón. Es mejor destruir aquello, pues si la información cae en manos de la Khaos Brigade estaríamos en serios problemas.” Dijo Azazel a través de su proyección mágica.
“Tienes razón, Azazel.” Dijo Sirzechs.
Fin Flashback
“Y eso fue de lo que hablamos.” Dijo Edzard.
“Ya veo. Aunque parece que no les mencionaste que la información la obtuviste de la mente de Kuroka-san.” Dijo Asia al percatarse de que su esposo no había mencionado nada de eso.
“Así es, no se los mencione. Incluso cuando Sirzechs me lo preguntó, le dije que lo obtuve haciendo Auromancia en un objeto que había encontrado por allí.” Dijo Edzard mientras miraba a su esposa a los ojos. “Si bien Kuroka es una criminal. Creo que al menos puedo mantener la participación de su familia en esto en secreto.”
Asia parpadeó unos segundos y luego puso una sonrisa, pues entendió por qué lo hacía.
‘Parece que Ed no quiere que Koneko-chan sufra por lo que hizo su familia. Ya mucho tiene en su plato con lo de su hermana.’ Pensó Asia mientras le acariciaba el cabello a su hija, la cual miraba divertida como Issei actuaba en la televisión.
Luego de aquella pequeña charla, ambos siguieron viendo la televisión como si nada. Cuando terminó el programa de Issei, la pantalla se puso negra y unos segundos después apareció el logo de una empresa de los Grigori, la cual se especializaba en trabajos audiovisuales.
Al ver lo que estaba pasando, casi todas las presentes miraron confundidas la pantalla, pues no sabían que pasaba.
“¿Qué está pasando?” preguntó Aika mirando extrañada la pantalla.
“No lo se.” Respondió Mittelt, quien también miraba extrañada la pantalla, pues no sabía nada sobre lo que pasaba.
El resto de las chicas, incluida Marie también estaban confundidas. Los únicos que no estaban confundidos sobre lo que pasaba fueron Edzard y Asia.
“Parece que ya es hora.” Dijo Edzard con voz cansada mientras se arrecostada en el sillón.
Asia miró a su esposo y soltó una risita al verlo tan decaído.
“Vamos, Ed. Anímate, va a estar genial.” Dijo Asia con una sonrisa en su rostro.
“Eso espero, de lo contrario matare a Azazel.”
El resto de la sala miró la conversación sin entender que pasaba. Sin embargo, antes de que dijesen algo, Asia les dijo que miraran la pantalla, ya que allí se enteraran de lo que pasaba. Así que, haciéndole caso, todas miraron la pantalla y cuando lo hicieron, vieron como una imagen apareció en la pantalla.
La escena iniciaba con una colina cubierta de nieve, donde en su cima se podía ver a dos siluetas.
“¿Qué es lo que estas buscando, niño?” dijo la voz de un anciano, cuyo rostro no era visible, pues solo se mostraba su tórax, el cual estaba cubierto por una armadura plateada.
“Un lugar al que llamar hogar.” Respondió un joven pelinegro, el cual estaba de espaldas, mostrando solo una andrajosa capa marrón.
Posteriormente, las imágenes comenzaron a cambiar radicalmente y mostraron a un dragón negro rugir y luego dos banderas una con un dragón negro en forma de diamante en fondo rojo y la otra, un oso azul en un fondo azul mucho más claro.
“En una época de caos, los hijos de una nación derraman su propia sangre. Mientras son ignorantes del peligro que les acecha.” La voz de Asia dijo mientras en la pantalla aparecía una gran batalla donde había dos bandos, unos con ropa roja y otros con ropa azul. Los soldados de ambos bandos se estaban matando sin piedad alguna.
En una gran sala de lo que parecía ser un castillo se podía ver a dos personas hablar. Una de esas personas era una mujer y la otra un joven.
“Es un gusto conocerlo, Mi thane.” Dijo la mujer pelinegra mientras ponía una sonrisa. Dicha mujer llevaba una armadura de acero.
Se comenzó a ver un campo de entrenamiento, el cual estaba rodeado por una muralla en la que se podían ver a varias personas apoyadas mientras se pasaban bolsas con dinero. Y en medio, en la arena de entrenamiento se podía ver a un hombre se acercaba a un joven.
“No importa lo que hayas hecho. Ahora eres un cachorro para nosotros. Así que, llévale mi espada a Eorlund para que la afile. Y ten cuidado, ya que es probable que valga más de lo que tengas como posesiones.” Dijo el hombre, el cual tenía el cabello corto de color negro y los ojos grises mientras le entregaba una espada al joven.
Se podía ver a un joven arrecostado en la pared exterior de lo que parecía ser un castillo en la ladera de una montaña nevada.
“Al fin entendí tus palabras, padre.” Dijo el joven mientras su cabello ensombrecía su rostro. Levantando la cabeza, su cabello fue mecido por el viento, permitiendo ver que se trataba de una versión de unos trece años de Edzard. “Y-yo… ¡Yo ya no quiero perder nada más!”
“El inicio del camino del joven que se convirtió en uno de los más grande héroes de su mundo.” Dijo Asia mientras en la pantalla se podía ver a Edzard correr contra un grupo de bandidos y comenzar a matarlos uno a uno.
Luego, la escena cambió y se vio a Edzard luchar contra un dragón, lanzando flechas mientras corría por una vasta llanura de colinas y mientras corría, iba evitando el aliento de fuego del dragón. La escena volvió a cambiar y esta vez mostraba a Edzard caminando hacia un templo en ruinas, mientras a su espalda había varios cadáveres amontonados unos sobre otros, estos cadáveres poseían armaduras muy gastadas.
Se veía un salón repleto de personas cuyos ojos brillaban como brazas de carbones.
“Acepta mi sangre y caminaras como un lobo entre corderos.” Dijo un ser similar un murciélago humanoide de color gris.
“Lo lamento, pero no quiero ser un vampiro.” Dijo Edzard firmemente.
Se podía ver varias plataformas hechas de piedra que flotaban en un gran mar verde.
“Ahhh. Lo huelo, tú también tienes sangre de dragón.” Dijo un enmascarado mientras miraba a un Edzard arrodillado.
Se podía ver el gran salón de un palacio, el cual estaba decorado con las banderas azules del inicio del video. En esta sala, se podía ver a dos personas, una al frente de la otra. Una de ellas era Edzard y la otra era un hombre de unos cuarenta años o más, el cual tenía el cabello rubio largo, decorado con algunas trenzas. Además, él tenía una barba de candado en su rostro.
“Parece que soy más blando de lo que pensé.” Dijo Edzard mientras apretaba el agarre en sus dos armas y avanzaba hacia la otra persona. “Evitemos que mueran más personas, Ulfric. Así que, terminemos esto a la antigua, un duelo entre tú y yo. Sin magia, sin thu’um, solo con armas.”
Se podía ver a Edzard arrodillado frente a un bloque de madera antes de que una pierna lo obligue a bajar la cabeza hasta dicho bloque.
Un hombre fornido, vestido de negro con una capucha que no dejaba ver su rostro levantó una enorme hacha.
“Y fue en ese dia, donde todo comenzó.” Dijo la voz de Asia antes de que la pantalla se vuelva negra.
La habitación del palacio estaba completamente en silencio.
Edzard tenía un gran sonrojo de vergüenza, pues Aika, Ingvild, Lint, Mittelt, Rossweisse y Valerie lo miraban fijamente.
“E-E-Ed… ¡¿Qué fue eso que acaba de pasar en la televisión?!” gritó Aika mientras miraba a su amante.
Edzard desvió el rostro antes de contestar. “Fue… fue un tráiler para una serie de televisión que está haciendo Azazel.”
La respuesta de Edzard hizo que las dudas de todas aumentaran.
“Espera, ¿Van a hacer una serie de televisión de lo que parece ser tu pasado?” preguntó Lint mientras seguía tratando de procesar lo que había visto.
“Así es.” Respondió Edzard con voz cansada.
“Pero… ¿Dónde quedo tu afán de mantener tu pasado en secreto?” Preguntó Mittelt mientras hacia un puchero y fruncia el ceño con molestia.
“Mittelt tiene razón, Ed. Les dijiste a ellos sobre tu pasado, pero a nosotras nunca nos has contado algo.” Dijo Valerie con tristeza en su voz. “A-acaso no confías en nosotras.”
El resto de las chicas, incluida Asia también pusieron una mirada de tristeza, la cual enfocaron únicamente en Edzard con el único propósito de hacer que la culpa lo consuma y les cuente todo sobre su pasado.
‘Aghhh. Maldita sea, no crean que caeré en trucos tan viejos como esos. He sobrevivido a muchas batallas. He matado a miles de seres diferentes. He hecho cosas inimaginables. Así que, no piensen que me doblegaran con algo como eso.’ pensó Edzard mientras usaba su fuerza de voluntad para no ceder ante la culpa
La batalla de voluntades duro varios minutos y al final, las chicas tuvieron que desistir al ver que Edzard no cedía. Pese a su derrota, las chicas lograron una pequeña victoria, pues Edzard les contó lo que había pasado y como es que Azazel sabia sobre algunos fragmentos de su pasado. Esta explicación logró calmar a las chicas lo suficiente como para que se olvidaran de preguntarle más sobre su pasado a Edzard.
Luego de eso todas se fueron a dormir mientras dejaban a Edzard solo, pues él se iba a reunir con Azazel, Michael y Sirzechs para hablar de algo muy importante. Así que, cuando el ultimo hijo de Akatosh ya no vio a sus amantes, caminó hacia su estudio y una vez estuvo allí, se sentó en el sofá. Ya sintiéndose cómodo, Edzard tomó un artefacto de su bolsillo, el cual era un disco plateado con varias gemas en él. Así que, presionando un botón que había en uno de los lados del disco, las gemas comenzaron a brillar y un segundo después mostraron las proyecciones de Azazel, Michael y Sirzechs.
“Bueno, ¿empezamos?” preguntó Edzard ni bien vio las proyecciones.
“Oye, al menos dinos buenas noches, Ed-chan.” Dijo Azazel con burla.
Edzard solo miró al líder de los Caídos con molestia.
“Oh… ya veo, estas molesto por el tráiler, ¿verdad?” preguntó retóricamente Azazel mientras una sonrisa aparecía en su rostro.
Ante la pregunta de Azazel, Edzard solo se dignó a suspirar.
“No sé por qué estas tan molesto. El tráiler fue un éxito rotundo. Y ha logrado ganar muy buenas expectativas entre todas las facciones. De hecho, ya hay varios canales de Deviltube que han re subido el video y los comentarios son positivos.”
“Azazel tiene razón, Edzard-kun. De hecho, hasta yo estoy emocionado por ver la serie.” Dijo Sirzechs con una sonrisa. “Aunque, la escena final donde sale que te van a decapitar me confunde bastante.”
“A mí también, aunque conociendo tu renuencia a hablar sobre tu pasado, tendré que esperar a ver la serie.” Dijo Michael mirando a Edzard.
Edzard solo se llevó una mano a la cara, pues no quería escuchar más sobre la serie.
“Parece que Edzard-dono esta que se impacienta. Así que, mejor hablemos sobre lo que hemos venido a hablar.” Dijo Michael al ver la incomodidad de Edzard.
Los otros dos lideres asintieron.
“Bien, primero lo primero. ¿Cómo vamos con la formación de los equipos anti daedras?” preguntó Edzard.
“Ya he formado unos cuantos, de hecho, creo que conoces a un equipo. El equipo está formado por Tobio Ikuse y su grupo.” Dijo Azazel.
“Ya veo. Así que el grupo del primo de Akeno.” Dijo Edzard al recordar al bar tender que atendía el bar donde últimamente se escapaba para beber un poco en soledad.
“Si. Él y su grupo son uno de los más capaces entre todos los agentes de los Grigori.”
“Bien. Eso hace que tengamos unos cuantos grupos más.” Dijo Edzard para luego mirar a Michael.
“El cielo también ha formado algunos grupos, uno de ellos está conformado por casi todos los ángeles reencarnados. Los otros grupos están formados por ángeles de nivel medio a alto.” Respondió Michael.
Luego de las palabras de Michael, Edzard miró a Sirzechs.
“He formado algunos grupos, la mayoría conformada por demonios de clase alta y demonios de clase suprema. Aunque, también quiero hacerte una petición, Edzard-kun.”
Edzard miró a Sirzechs y asintió, pues no creía que lo que le pidiera el sería algo descabellado.
“¿Qué opinas de enviar a los jóvenes demonios a esto?”
Edzard parpadeó confundido unos segundos, pero luego se llevó la mano a la barbilla. Una parte de él quería decirle idiota a Sirzechs por intentar enviar mocosos verdes a una lucha como esta, pero luego recordó que tanto las noblezas de Sona y Rias tenían la mala suerte de estar en el lugar donde aparecían los daedras. Así que, luego de unos minutos, asintió.
La respuesta de Edzard asombró a Azazel y a Michael, ya que sabían que él siempre estaba en desacuerdo de enviar a novatos a este tipo de luchas, pero fue el Caído quien logró entender el plan de Sirzechs.
“Ya veo. Planeas darles experiencia de campo de esa manera, ¿verdad, Sirzechs?” preguntó Azazel con una sonrisa.
“Así es. Además, de que tanto Rias como Sona siempre terminan involucrándose con los Daedras. Por lo que hacerlas formar parte de la defensa hará que crezcan y sean más poderosos para la inevitable batalla final.”
Todos asintieron, pues sabían que cuando llegue la batalla final, los daedras atacarían con todo y se necesitaría el poder de todos para defender este mundo.
“Bueno ya con ese tema zanjado, creo que podríamos dar por finalizada esta pequeña reunión, ¿verdad?” preguntó Edzard, quien estaba deseando poder ir a dormir.
“Supongo que sí, pero antes de que te vayas, quiero pedirte un favor, Edzard-kun.” Dijo Sirzechs, ganándose la atención de Edzard. “¿Podrías acompañarme al castillo Gremory en unos días? Hay alguien que quiere conocerte.”
Tras aquella pregunta, Sirzechs le mencionó la fecha y Edzard comenzó a recordar si tenía algo planeado para ese dia. Al darse cuenta de que si, le dijo a Sirzechs que tendría que posponerlo para unos días después de la fecha que le había mencionado antes.
Se podía ver a Sheogorath caminar por los pasillos de un lugar cuyas paredes parecían estar hechas de libros. Los pasos del príncipe de la locura eran alegres, pues había visto el tráiler de la serie sobre el pasado de su descendiente.
‘Ahhhh. Pobre Ed, seguro se estará retorciéndose por saber quién fue la persona que le dio los fragmentos de sus diarios al jefe cuervo.’ Pensó Sheogorath con diversión. Aunque, la diversión se esfumó cuando vio a quien había venido a buscar.
“Ohhh. Sigues igual que siempre, Mora.” Dijo Sheogorath mientras se apoyaba en su bastón y miraba la masa de tentáculos que era el príncipe del Conocimiento.
Mora se giró y mostrando que su forma poseía cientos de ojos, comenzó a ver a Sheogorath.
“¿Qué quieres aquí, príncipe de la locura?” preguntó Mora mientras dejaba de ver a Sheogorath y volvía su vista a sus propios asuntos.
“Nada importante, solo saber que has estado haciendo.” Dijo Sheogorath mientras dejaba de apoyarse y comenzaba a mover su bastón de manera juguetona. “Ohhh. Y por supuesto saber si aun seguís molesto por perder a Ed.”
Lamentablemente para el príncipe de la locura, Mora no le respondió en lo absoluto.
“¡Oye! ¡No seas grosero!” gritó Sheogorath ya comenzando a enojarse por la actitud de Mora.
El príncipe de la locura siguió gritando varias veces durante varios minutos, pero al final desistió y se fue, dejando a Mora reflexionar en silencio nuevamente. El príncipe del Conocimiento había molestado cuando Edzard había logrado escapar de sus garras, pero se había tranquilizado bastante cuando vio que él le había abierto la puerta hacia un nuevo mundo, el cual poseía conocimientos desconocidos para él. Así que, aprovechando los estragos que causaban Bal y Dagon, comenzó a enviar su influencia hacia estos mortales. Inicialmente se dedicó a influir sobre las personas más cultas de ese mundo, obteniendo fácilmente conocimientos nuevos.
De hecho, algo que le había asombrado de sobremanera a Mora fue la facilidad con la que estos mortales aceptaban los tratos, ya que no había demorado mucho en hacer que renuncien a grandes cantidades de conocimiento solo por algunos lingotes de oro. Lamentablemente, ellos ya habían sobrepasado su utilidad, por lo que, sin pensarlo dos veces, terminó por arrebatarles todo lo que poseían sus mentes, dejándolos en estado vegetativo.
Al ya haber obtenido mucho conocimiento mundano, Mora había comenzado a buscar una fuente para obtener conocimiento sobre los seres sobrenaturales de aquel mundo. Estuvo buscando durante lo que para muchos mortales fueran horas, pero para alguien como el solo fueron instantes. Había sondeado a las mentes de cientos de seres sobrenaturales, pero ninguno cumplía sus requisitos para ser alguien digno de siquiera ser candidato a Adalid. Sin embargo, cuando estuvo por rendirse, la vio.
Sus cientos de ojos se abrieron con un ligero shock al ver a esa persona, pues ella no parecía tener más de dieciséis años. El cabello rubio corto que llevaba le recordó a Mora a la esposa de cierto Dovahkiin, pero a diferencia de aquella chica, esta tenía los ojos azules. Los ojos de la chica mostraban diversión y amabilidad, pero también algo más. Aquello que mostraban esos ojos era algo que había visto siempre en la mirada de Edzard, y eso era… hambre, pero no hambre por alimentos, sino hambre por conocimientos.
Sintiendo curiosidad por ver ese tipo de ojos en aquella niña, Mora comenzó a ahondar en su destino y lo que encontró lo hizo comenzar a retorcerse de felicidad. Y es que, él no podía creer lo que veía. Aquella niña, más precisamente su destino, había sido cambiado por completo, y la razón de aquel cambio fue su ex Adalid.
“Las ironías del mundo son realmente asombrosas, Dovahkiin.” Dijo Mora con diversión. “Como agradecimiento por permitirme expandir mi biblioteca a esta escala, no me llevare ni la mente ni la vida de esta chica cuando ya no me sea útil.”
Luego de aquellas palabras, Mora comenzó a introducirse en los sueños de aquella chica para ofrecerle un trato. Un trato que ella no podría rechazar, ya que él tenía mucho de lo que ella anhelaba… conocimiento, tanto mágico, como de su destino.
Ahora, antes de acabar, dos párrafos de uno de los capítulos futuros:
“N-no c-cantes v-victoria, D-Dovhakiin. Los pájaros h-han volado, los l-lobos aúllan y la caza inicia pronto.” Dijo entre gorgoteos de sangre el cazador. “La luna se teñirá de sangre y nuestro señor concederá un gran premio a quien le traiga la presa señalada. Tú sabes que viene...”
Las palabras de aquel hombre desconcertaron a muchos, pero no a Edzard, quien al entender su significado solo apretó los dientes y los puños con ira… una nueva cacería Salvaje está por comenzar.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y acabamos este capítulo y como vemos, los Grigori sacaran mucho dinero, ahora con los pequeños fragmentos del pasado de Edzard. Además, parece que Xenovia y Kuroka quieren exprimir a Edzard, XD.
Sobre quien es la persona con la que Hermaeus Mora planea hacer un trato, bueno, creo que ya di suficientes pistas para que sepan su identidad. XD
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 44
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 43
— Lo que realmente hace que las personas como nosotros aun seamos humanos es el remordimiento por matar, Ed. En el momento en que dejes de sentir eso, no serás mejor que un animal. —
Kodlak a Edzard 4E 201.
Las tranquilas aguas del Sena reflejaban la luna y las luces de la ciudad de Paris. En medio de uno de los tantos puentes que unen las dos partes de la ciudad separadas por el anteriormente mencionado rio, se encontraba una pareja caminando tranquilamente. Dicha pareja no eran otros más que Edzard y Asia quienes habían venido a este lugar para celebrar su aniversario de bodas. Los dos jóvenes vestían ropas formales, pues acaban de salir de un restaurante de clase alta. El traje de Edzard consistía en una camisa azul oscuro con un chaleco formal color negro con pantalones del mismo color. Sus pies alzaban un par de zapatos negros tipo mocasines. Asia, por su parte, usaba un vestido formal de verano de color celeste claro junto con un par de zapatos de verano de color blanco. Por supuesto que aparte de esto ambos llevaban sus propios accesorios siendo un reloj de oro para Edzard, Asia por su parte, llevaba aretes, un collar y una pulsera, todas hechas de oro. Si bien, la fecha ya había pasado, los diversos acontecimientos que pasaron entre medio y las misiones para cerrar portales, detener cultos daedricos y los problemas de las tres facciones les había impedido tener un aniversario adecuado.
Así que, viendo que podían dejar a Marie con Tiamat, ambos tomaron las maletas y se fueron un fin de semana a Paris a descansar y a celebrar su aniversario. Y como lo habían celebrado, y es que ya los habían corrido de dos hoteles por haber destrozado la cama de la habitación alquilada. Además, también parece que sus asuntos nocturnos no permitían que los otros habitantes de los hoteles pudiesen dormir. Así que, al final, habían llegado a ser vetados de casi todos los hoteles de la ciudad, pues los dos en los que habían estado habían corrido la voz y por eso nadie quería darles hospedaje.
Por fortuna, este era el último dia de ambos en Paris, por lo que luego de esto, se irían de regreso a su hogar. Mientras caminaban, Edzard se detuvo y le dijo a Asia que lo esperara unos minutos aquí, en medio del puente, pues él tenía que ir a ver algo. Tras esa petición, Asia solo asintió como respuesta, ganándose una sonrisa por parte de Edzard, quien salió corriendo de allí.
Al verse sola, Asia comenzó a mirar hacia las aguas del Sena mientras recordaba cómo había sido su tiempo por Paris. Una sonrisa apareció en su rostro mientras comenzaba a recordar las salidas que tuvo con su esposo en esta ciudad. De hecho, no pudo evitar sentir un paralelismo entre su cita en Evermore con su tiempo en parís para su aniversario. Soltando una risita, esperó no encontrar otra aldea incendiada.
“Aunque fue en esa aldea donde conocimos a Marie.’ Pensó Asia para luego llevar sus manos hacia su vientre. ‘Me pregunto si ya deberíamos intentar enserio ir por un segundo hijo.’
Al terminar de pensar eso, Asia negó con la cabeza. ‘No, aun no es tiempo. Además, no debería de preocuparme por eso. Después de todo, tenemos toda la eternidad para tener más hijos.’
Asia fue sacada de sus pensamientos cuando sintió algo suave tocar su mejilla. Teniendo una idea de lo que era gracias al aroma que desprendía, giró lentamente su cabeza y lo primero que vio fue un gran ramo de rosas rojas.
“Je, je. Ed…” Dijo Asia entre risas suaves al ver que Edzard sostenía las flores con su mano derecha.
“Son para usted, mi querida dama.” Dijo Edzard haciendo una reverencia un poco exagerada.
“Ohhh… pero que galante es usted mi querido caballero.” Dijo Asia haciendo una reverencia igual de exagerada que su esposo.
Cuando ambos volvieron a estar erguidos, se sonrieron al verse y luego comenzaron a reír divertidos de su actuación. Mientras trataba de controlar su risa, Asia extendió su mano y tomó las rosas.
“Gracias, Ed.” Dijo Asia ya más calmada mientras una hermosa sonrisa se hacía presente en su rostro.
“No hay de que, Asia.” Dijo Edzard mientras se acercaba a su esposa y tomando su mano libre le dio un suave beso en los labios.
Cuando se separaron, ambos se miraron y volvieron a sonreírse antes de retomar su caminata. Mientras caminaban por la ciudad, ellos iban hablando sobre algunas cosas, una de las más importantes era la invitación de Sirzechs para que visiten el hogar de los Gremory dentro de dos días.
“¿Por qué crees que nos han invitado a todos esta vez, Ed?” preguntó Asia.
“No lo sé a ciencia cierta. Pero si de algo estoy seguro es que no es algo que tenga que ver con daedras, sino que es algo que tenga que ver con las tres facciones.”
“¿Crees que te pedirán hacer algo más?” preguntó Asia haciendo clara referencia que siempre suelen pedirle que haga algunas cosas para ellos, ya sean trabajos normales o trabajo de operaciones negras.
“No creo que sea nada que tenga que ver con matar a alguien.” Respondió Edzard con una sonrisa divertida, pues aquellos trabajos eran relativamente sencillos y con muy buena paga. “Mas bien parece algo más informal. Tal vez me pidan algo, pero no creo que sea algo como masacrar tropas o algo así.”
“Ya veo.” Dijo Asia para luego negar con la cabeza. “¿Qué te parece si cambiamos de tema?”
“Me parece bien. Pero… ¿De qué quieres hablar?”
“¿Qué te parece del viaje a Kioto?” preguntó Asia.
Al escuchar eso, el rostro de Edzard se tensó ligeramente.
“Ahhh…. No me hagas acordar de eso, por favor.” Respondió Edzard mientras soltaba un suspiro cansado. “Aun no golpeo a Azazel por aquello.”
“Je, je, je.” Rio divertida Asia al ver el rostro molesto de Edzard. “No deberías de enojarte tanto. Piensa en este viaje como un paseo familiar.”
“Si, un paseo familiar donde siento que tendremos que cuidar de los estudiantes de la academia Kuoh.” Dijo Edzard con cansancio.
“Puede que no sea lo más bonito de hacer, pero parece que todos los lideres tienen el presentimiento de que algo va a pasar allí.”
“Lo sé, pero prefería que nos llamasen cuando surjan los problemas.” Habló Edzard con molestia.
“No creo que sea lo más conveniente, pues a diferencia de las anteriores veces, ahora estaríamos en una gran ciudad y no en pueblos alejados.” Dijo Asia mirando a Edzard, haciéndole recordar que la mayoría de los ataques hasta ahora se habían producido en zonas remotas.
“Lo entiendo, Asia. No tienes que recordarme eso.” Dijo Edzard mientras miraba hacia una tienda de electrodomésticos, donde uno de los televisores mostraba un partido de ajedrez. El ver aquella partida le hizo recordar que no había visto la grabación del Rating Game de Rias y Sona.
‘Ahora que recuerdo, no pudimos asistir porque nos fuimos a una misión para desmantelar un culto de Namira en África. Aunque, cuando volvimos, leí en un diario del Inframundo que el Rating Game quedo en un empate, con ambos reyes siendo eliminados de manera simultánea por la explosión que generó el impacto de sus ataques finales.’ Pensó Edzard mientras trataba de recordar lo que leyó. ‘Si mal no recuerdo, todos los especialistas y analistas dijeron que ambos bandos habían luchado de una manera más que magistral en aquel combate. Y si no me equivoco, también pusieron muchas buenas reseñas sobre el arma que usó Tomoe.’
Tras recordar las reseñas sobre el arma que les forjo a los Sitri, Edzard puso una sonrisa de orgullo, pues como herrero no había nada mejor que tu trabajo sea reconocido como un producto de muy buena calidad. Mientras seguía caminando, se detuvo en secó al oler algo delicioso. Por lo que, mirando a su derecha, vio que estaba frente a una dulcería. Mirando a su izquierda, vio que Asia también se había detenido, por lo que, mirándola, habló. “Ahora que recuerdo, me dijiste que querías iniciar un negocio en Kuoh, ¿verdad?”
Asia asintió, pues era algo que le había mencionado a su esposo hace unas semanas atrás. Ella quería abrir un negocio para tener algo más que hacer, pues a diferencia de Nirm donde tenía que hacer todo a mano y eso la mantenía ocupada, últimamente eso no pasaba, pues las sirvientas se encargaban de varias cosas en el palacio. Lo que hacía que las únicas cosas que ella y el resto de las chicas pudiesen hacer como tareas domésticas eran cocinar, claro que aquellas que iban a la academia Kuoh hacían sus respectivos deberes. Esto por supuesto dejando fuera sus horarios de entrenamiento, los cuales eran de unas cuatro horas diarias, cuatro horas donde entrenaban hasta no poder más.
“¿Ya decidiste que será?”
“No. Aun no se si abrir una cafetería o hacer una tienda de medicina naturista.” Respondió Asia.
“Bueno, solo por si se te ocurre decidir abrir una cafetería porque no vemos como son por aquí. Y así puedes tener una referencia.”
“Claro. no veo ningún problema.” Dijo Asia con una sonrisa mientras ella y Edzard volvían a caminar para buscar una cafetería.
“Sabes. Debí saber que solo me traerían para algo como esto.” Dijo Edzard con los ojos en blanco al ver al heredero del clan Bael. Sairaorg Bael era un joven apuesto, con el cabello negro y los ojos violetas. Él era alto casi tan alto como su padre, por lo que Edzard dedujo que Sairaorg debía de medir casi dos metros de alto. Su cuerpo tenía una constitución muscular muy notoria, haciendo casi que se parezca a Farkas en lo que a tipo de cuerpo se refería.
‘Se parece un poco a Sirzechs y Rias.’ Pensó Edzard para luego recordar algo. ‘Claro que se van a parecer, son primos después de todo.’
Actualmente Edzard se encontraba en una sala de entrenamiento ubicada en algún lugar del territorio Gremory. Él y su grupo llegaron aquí no hace más de quince minutos y ni bien puso un pie en el castillo, fueron recibidos por los Gremory, incluida la nobleza de Rias. Luego de los saludos normales, se dirigieron hacia el salón principal, donde Edzard vio al heredero Bael sentado. Cuando lo vio, Edzard pudo entender por qué lo habían llamado. Así que, mirando a su derecha, vio a Sirzechs, el cual había llegado solo unos segundos después de que entraran a la sala.
Con solo una mirada, Edzard confirmó la razón por la que lo invitaron. Así que, por un segundo estuvo tentado a negarse, pero luego de que Sirzechs lo llevara a otra sala a hablar, decidió aceptar.
Así que por eso ahora mismo estaba a punto de tener un combate simulado con Sairaorg. Al enterarse de que haría esto, Edzard pidió un momento para poder cambiarse y ponerse su atuendo de entrenamiento. Ya con su atuendo listo, el cual constaba de una túnica sin mangas de color negro con un par de pantalones de lino de color marrón oscuro y botas de cuero negro atadas con correas de cuero en patrón de X.
“Bueno, parece ya podemos iniciar esto.” Dijo Edzard mientras comenzaba a mover los dedos de sus manos.
“Dejare que seas testigo de la fuera de mis puños.” Dijo Sairaorg mientras se mantenía quieto y juntaba ambos brazos sobre su pecho.
Sirzechs, quien actuaría como árbitro de este combate miró a ambos combatientes y asintió, pero también le pidió con la mirada a Edzard que no se sobrepasara con Sairaorg.
“Bien, Inicien.” Dijo Sirzechs para luego dar un salto hacia atrás para terminar aterrizando junto a los que miraban la batalla, pues no quería interferir en la batalla hasta que sea necesario, además, él sabía que Edzard no mataría a Sairaorg… o al menos eso esperaba.
Al ver que estaban solos, Edzard miró a Sairaorg y comenzó a caminar hacia el demonio. Cuando dio cinco pasos, desapareció en un estallido de velocidad y apareciendo frente a Sairaorg, quien vio esto con los ojos abiertos, le propinó un fuerte golpe en toda la cara. El golpe hizo que el heredero Bael saliese derrapando varios metros.
‘Vaya, pero que sorpresa. Ese golpe tenía la fuerza suficiente como para noquear a un demonio como Diodora. Sin embargo, ha logrado resistirlo.’ Pensó Edzard con un poco de asombró para luego poner una sonrisa de diversión. ‘Je, je. Parece que podré hacer uso de un poco más de fuerza.’
“Ese fue un muy buen golpe. Si hubiese sido un demonio normal, ya estaría fuera de combate.” Dijo Sairaorg acercándose a Edzard mientras se sobaba el lugar donde recibió el golpe.
Las palabras de Sairaorg hicieron que la sonrisa de Edzard aumentara. “Si, así parece.”
“Ahora es mi turno.” Dijo Sairaorg para luego desaparecer en un estallido de velocidad.
Edzard vio como Sairaorg aparecía frente a él, pero no se inmutó por aquello, ya que la velocidad de Sairaorg no era tan rápida como para eludir sus reflejos. Así que, al ver el puño del demonio dirigirse hacia su rostro, Edzard movió sus brazos y detuvo el golpe del demonio haciendo usó de un movimiento del combate sin armas enseñado en las legiones imperiales. Sus movimientos lograron detener el golpe de Sairaorg de forma precisa, dejándolo desprotegido. Al ver esto, Edzard movió su pie derecho y con un rápido movimiento, hizo tropezar al demonio, pero este nunca cayó al suelo, pues Edzard le dio un potente golpe en la mandíbula antes de que cayera.
La fuerza del golpe hizo que Sairaorg saliera disparado como un cohete y terminara impactando en una de las paredes, generando una gran nube de polvo.
“Auch. Eso sí que debe de haber dolido.” Dijo Issei haciendo una mueca al ver el golpe que Edzard le acaba de dar a Sairaorg. De hecho, su cuerpo se estremeció, pues recordó la batalla que tuvo contra Sairaorg. Una batalla donde el demonio de clase alta lo estuvo superando en todo, pero de la cual surgió una nueva rivalidad.
[Si, la fuerza de ese golpe fácilmente podría haber destrozado tu armadura como si nada, compañero.]
Las palabras de Draig hicieron que Issei y el resto de los que miraban la batalla, comenzaran a ver la gema en el brazo del demonio.
“¿Estás seguro Draig?” preguntó Issei.
[Por supuesto. A pesar de que no está usando la misma fuerza que usó contra Loki, sus golpes no son para nada débiles. De hecho, me sorprende que el mocoso Bael aun siga consciente.]
Las palabras de Draig fueron acompañadas por un potente corriente de aire que llamó la atención de todos. Cuando sus ojos se posaron en la batalla, vieron que dichas corrientes de aire eran generadas por los golpes que estaba lanzando Sairaorg. Sin embargo, pese a la gran velocidad a la que se movían los puños del heredero Bael, Edzard esquivaba los ataques con mucha facilidad, pero no solo eso, ya que también detenía los golpes y daba rápidos contraataques, los cuales comenzaban a hacer que Sairaorg tuviese que ponerse a la defensiva. Aunque, eso fue casi en vano, ya que muchos de los golpes de Edzard lograron impactar en el cuerpo del demonio, causándole mucho daño.
La batalla se volvía más intensa y en medio de esta, una de las chicas del ORC logró percatarse de algo.
“¿Qué tipo de artes marciales está usando?” preguntó Xenovia viendo que Edzard estaba que luchaba de manera diferente a como luchó contra Loki, pues ahora usaba más agarres y contrataques.
La pregunta de Xenovia hizo que varias personas miraran a Asia, ya que era ella quien solía darles respuesta a sus dudas.
“Ed está usando el combate sin armas que se enseñan en las legiones imperiales.” Respondió Asia al reconocer que tipo de estilo de lucha estaba usando su esposo.
“¿Combate sin armas?” preguntó Rias mirando a Asia.
“Así es.”
“P-pero pensé que esas legiones eran la versión de Nirm de las legiones romanas.” Dijo Rias recordando como ella y Sona habían comenzado a buscar información sobre las cosas que podrían tener paralelismos en ambos mundos y lo primero que encontraron fue la similitud en organización y cadena de mando de las legiones. Por lo que ambas amigas habían comenzado a pensar que los legionarios imperiales luchaban y tenían el mismo entrenamiento que las legiones Romanas.
“Así es, pero solo si lo ves desde el punto táctico y organizacional, pero en formación de soldados son un poco diferentes, pues si bien te enseñan a luchar con lanza, espada y escudo, también, te enseñan a usar otro tipo de armas, tales como mazas, martillos de guerra, hachas, mandobles. Aunque, también enseñan combate sin armas, el cual suele usarse para incapacitar a los enemigos o para defensa y ataque cuando no se está armado.”
Las palabras de Asia hicieron que todos quedaran pensativos, pensando en lo muy bien entrenados que estaban esas tropas. Luego de unos segundos, una de las chicas tuvo una duda e hizo una pregunta.
“Asia-san. ¿Las legiones también tienen magos?” preguntó Akeno con curiosidad.
Asia miró a la hija de Barakiel y asintió antes de responder correctamente. “Así es, los llamados «Magos de Batalla»”
“¿Magos de Batalla?” preguntó Irina.
“Así es. Los magos de batalla son un tipo especial de mago que no solo se especializa en el combate con hechizos, sino que también tienen conocimiento y experiencia en el combate con armas.” Respondió Asia mirando a su amiga con una sonrisa. “De hecho, yo misma puedo ser considerada como un mago de batalla.”
La respuesta de Asia causó un poco de sorpresa e hizo que ellas le preguntaran si es que ella también había sido parte de las legiones, por supuesto que Asia negó aquello. Luego de negar eso, Asia procedió a explicar con más detalle porque ella podía ser considerada una maga de batalla.
“Ya veo. Así que, podemos suponer que Edzard-san también es un mago de batalla, ¿verdad?” preguntó Rias mientras seguía mirando como su primo era vapuleado sin piedad por Edzard.
“No, Ed es más un caballero mágico que un mago de batalla.” Respondió Asia mientras miraba como Edzard detenía un puñetazo de Sairaorg para luego agarrar su brazo y girando su cuerpo darle un codazo a demonio en toda la cara, pero el ataque no se detuvo allí, sino que Edzard soltó a Sairaorg y rápidamente le dio otro golpe con su otro brazo y luego comenzó a golpearlo sin piedad alguna.
“Y… ¿Cuál es la diferencia?” preguntó Irina mientras hacia una mueca al ver como el rostro de Sairaorg estaba repleto de sangre y lo que dentro de poco serian muchos moretones.
“Un caballero mágico es aquel que usa como su principal forma de ataque espadas o cualquier arma física, pero que a la vez usa magia para potenciar sus ataques o para atacar a la distancia.”
“Así que, ¿Un caballero mágico es lo opuesto a un mago de batalla?” preguntó Rias.
“En teoría si, aunque la diferencia entre ambos es mínima.” Respondió Asia mientras miraba el combate. “Deberíamos de bajar, esto ya se terminó.”
Tras aquellas palabras, Asia y el resto de grupo de Edzard comenzaron a bajar hacia la arena.
Edzard esquivó una patada lateral de Sairaorg. Al hacerlo, sus rápidos reflejos le permitieron ver una apertura en la defensa del demonio, así que, sin esperar un segundo, movió su brazo derecho y terminó por golpear a Sairaorg en el abdomen. La fuerza de aquel golpe hizo que Sairaorg se doblara en V, para luego caer de rodillas.
“Oufff.” Exclamó Sairaorg al sentir el aire abandonar su cuerpo. Sin embargo, pese a eso, el heredero de los Bael no se dio por vencido, sino que, tomando una gran bocanada de aire, volvió a lanzarse contra Edzard.
Cuando estuvo cerca de él, comenzó a atacarlo con varios puñetazos y patadas, pero todo acababa igual, es decir, sus ataques bloqueados. A pesar de eso, el joven demonio no se detuvo y siguió atacando con más ferocidad a cada segundo que pasaba.
‘Es increíble que no haya caído a pesar del daño que ya ha recibido. Además, su ferocidad me recuerda a la de varias bestias a las que he enfrentado.’ Pensó Edzard con una sonrisa mientras detenía otro golpe de Sairaorg para luego gira su cuerpo y lanzarlo contra una pared. La cual nunca fue impactada, pues el joven demonio logró maniobrar en el aire y así cayó al suelo de pie.
“Parece que lo mejor será dejarlo aquí, Bael.” Dijo Edzard bajando su guardia.
“N-no. Y-yo aun puedo seguir.” Dijo Sairaorg mientras se caminaba hacia Edzard con pasos cortos, uno a uno, el joven demonio siguió acercándose, pero al estar a escasos dos metros de Edzard, este sintió un profundo golpe en su abdomen. Por lo que, al mirar a ese lugar, vio que el puño de Edzard estaba allí. Sairaorg intentó un último ataque, pero su conciencia terminó por desvanecerse. Sin embargo, el cuerpo del heredero Bael nunca llegó a tocar el suelo, pues fue atrapado por Edzard.
‘Es pesado.’ Pensó Edzard al sostener al demonio. Mientras seguía sosteniendo a Sairaorg, escuchó pasos, así que sabiendo quienes se acercaban, Edzard bajó suavemente el cuerpo de Sairaorg.
“Creo que te excediste, Edzard-kun.” Dijo Sirzechs al llegar junto al resto de los que estuvieron viendo el combate.
“No lo creo.” Contestó Edzard mientras miraba el rostro magullado de Sairaorg. “Si hubiese sido más suave, habría sido un insulto hacia las habilidades y la fuerza de este chico.”
Las palabras de Edzard dejaron en silencio a Sirzechs, quien luego puso una sonrisa.
“Ya veo.” Dijo el super diablo con voz suave.
Las cortinas de una habitación de hospital se movían suavemente mientras la luz naranja que ingresaba por la ventana indicaba que ya era el atardecer. En medio de esta habitación, acostado en una cama se encontraba descansando Sairaorg. Los ojos del joven demonio se movieron, para luego abrirse lentamente.
‘¿Dónde estoy?’ pensó Sairaorg al no reconocer el lugar. Sin embargo, un segundo después recordó su combate contra Edzard. Apretando los paños con frustración, el joven demonio comenzó a sentir impotencia. No le molestaba el haber perdido contra el humano de otro mundo, no, lo que le molestaba era que ni un solo segundo había podido golpearle. Por más que lo intentara, no podía ni siquiera acertar el más mínimo golpe. Pero no solo eso, sino que también sintió que él se estaba conteniendo.
“Deja esa cara. No te conviene.”
Los ojos de Sairaorg se abrieron con sorpresa al escuchar una voz venir de su derecha. Por lo que, girando la cabeza, vio a la misma persona que lo había derrotado.
Edzard estaba sentado en una silla al lado de la cama de Sairaorg y en sus manos había un libro con una tapa de cuero gris. El seguía vistiendo su ropa de entrenamiento, lo que indicaba que había estado esperando a que Sairaorg despertara.
“Has despertado mucho antes de lo que pensé.” Dijo Edzard, dejando de leer el libro que tenía entre sus manos. “Pensé que tendría que irme a mi casa y volver mañana para hablar contigo. Pero parece que me he equivocado.”
“¿De qué quieres hablar?” preguntó Sairaorg con curiosidad.
“He hecho una pequeña investigación sobre ti. Y he de decir que estoy sorprendido por lo que has logrado.” Respondió Edzard mirado a Sairaorg con una sonrisa. “Así que, he decidido que quiero escuchar tu historia completa. ¿Te parece bien si me la cuentas?”
Las palabras de Edzard asombraron a Sairaorg, pues nunca esperó que el investigase sobre él. Pero pese a esa sorpresa, asintió y comenzó a contarle todo a Edzard. La charla duró unos cuantos minutos donde Edzard le interrumpía en algunas ocasiones para hacerle algunas preguntas.
Para cuando Sairaorg terminó de contar su historia, la noche ya había caído.
“Ya veo. Tengo que decir que tu vida no ha sido fácil.” Dijo Edzard al terminar de escuchar el relato de Sairaorg. “Pero lo has hecho bien. No muchos se atreven a hacer lo que tú has hecho.”
“¿Qué cosa?” preguntó Sairaorg sin entender a Edzard.
“Cerrarle la boca a los idiotas que creían que nunca lograrías algo.” Respondió Edzard con una sonrisa para luego levantarse. “Me gustaría hablar más contigo, pero tengo muchas cosas que hacer.”
Cuando Edzard estuvo por salir de la habitación, se detuvo y regresando hacia la cama donde descansaba Sairaorg, tomó el libro que había estado leyendo y se lo entregó.
“Sabes, este libro es muy interesante.” Dijo Edzard ponía una sonrisa enigmática. “Creo que te gustara tener una segunda ronda cuando lo termines. Hasta entonces, Sairaorg. Estaré esperando esa segunda ronda.”
Tras aquellas palabras, Edzard dejó el libro a un lado de la cama de Sairaorg y se fue del lugar, dejando a un confundido Sairaorg.
El joven demonio no entendió a que se refería Edzard con lo último. Bueno, no es que no quisiese tener una segunda ronda contra él, pero por ahora sabía que no lograría nada. Por lo que, tomando el libro dejado por el viajero Inter dimensional, Sairaorg comenzó a leerlo y al ver la primera página, sonrió divertido y luego comenzó a soltar una carcajada. Mientras reía de felicidad, el deseo de competitividad del heredero Bael comenzó a arder con mucha fuerza. Su emoción por volver a luchar contra Edzard aumentaba con cada página leída, ya que en ese libro estaba plasmado varios entrenamientos y técnicas de combate cuerpo a cuerpo. Cuando cerró el libro tras ojearlo, se prometió entrenar hasta el cansancio para lograr esta vez al menos darle un golpe a Edzard.
El suave viento de la tarde soplaba en el reino de bolsillo de Edzard y en uno de los balcones del palacio, uno que daba hacia el este, se podía ver a tres personas. Estas tres personas eran ni más ni menos que Lint, Ingvild y Rossweisse, las cuales estaban descansando, pues era domingo.
“Ahhhh…. realmente nunca creí que ser alumna fuera tan complicado.” Dijo Lint mientras se desparramaba sobre la mesa a la que estaban sentadas las tres. Ella se encontraba exhausta por la cantidad de tareas que tenía que hacer, pero también porque estaba estudiando para entender mejor el japones.
“Si. Aun no logro entender bien los kanjis japoneses.” Dijo Ingvild estando de acuerdo con su amiga.
Ambas amigas se miraron y soltaron un suspiro de manera simultánea, solo para reír suavemente tras aquello. Cuando dejaron de reír, miraron a Rossweisse, quien tenía un aura de depresión sobre sí misma.
“¿Qué sucede, sensei?” preguntó Ingvild con preocupación al ver a Rossweisse en ese estado.
Rossweisse levantó la cabeza y mirando a sus dos compañeras de grupo/ estudiantes soltó un suspiro antes de hablar. “Tengo mucho trabajo que hacer. No he logrado terminar de hacer los papeles que debía y se me acaba el tiempo.”
Las dos estudiantes de la academia Kuoh miraron a su sensei y trataron de animarla. Lograron animar a Rossweisse luego de varios minutos. Ya estando más animadas y con las preocupaciones dejadas de lado por el momento, decidieron conversar sobre algunos temas más triviales.
“Entonces, Lint. ¿Por qué faltaste a clases hace unos días?” preguntó Rossweisse preocupada porque su alumna faltara a clases.
“Tuve que ir al Cielo por algunos chequeos.” Respondió Lint.
“¿Chequeos? ¿Qué clase de chequeos?” preguntó Ingvild con curiosidad.
“Nada grave. Solamente son chequeos para ver que tanto han evolucionado nuestros poderes. Y… para algo más.” Dijo Lint con una sonrisa solo para terminar sonrojándose al final de sus palabras.
“Ya veo…” Dijo Rossweisse no muy convencida por lo que le acababa de responder Lint. “¿Y cómo te fue?”
Al escuchar la pregunta de Rossweisse, Lint sonrió e infló el pecho con orgullo.
“Muy bien, de hecho, asombre a muchos con mi nivel de poder actual.” Respondió Lint con alegría.
“Wow. Increíble.” Dijo Ingvild con una sonrisa mientras aplaudía a su amiga.
“Así es. Eso es increíble. Felicitaciones, Lint.” Dijo Rossweisse con una sonrisa.
“Gracias, chicas.” Dijo Lint feliz por recibir las felicitaciones de sus amigas.
Tras aquellas palabras, la conversación fue interrumpida por un par de risas. Al escucharlas, las chicas se levantaron de sus sillas y se dirigieron hacia el balcón y apoyándose, vieron que aquellas risas provenían de Marie, quien reía mientras corría por las orillas del lago que había cerca del palacio. La pequeña niña corría a gran velocidad, huyendo de su padre, el cual también tenía una gran sonrisa mientras jugaba con su hija.
La escena hizo que las chicas pusieran sonrisas en sus rostros, las cuales murieron cuando se vieron entre ellas. Soltando un suspiro cansado, las tres chicas volvieron a sentarse y al hacerlo ninguna dijo ninguna palabra, pues estaban que se pensaban en sus propios sentimientos. Y es que, las tres ya sabían que estaban comenzando a enamorarse de su líder de grupo. Cada una tenía sus motivos, los cuales mantenían muy cerca de sus corazones, esperando que sirvieran como combustible para que un dia puedan tener la charla con Asia, pero hasta que llegue ese dia, cada una había decidido no hablarle de eso a nadie.
Cada una de las tres comenzó a tener recuerdos de los momentos que pasaron con Edzard. Lint recordando los momentos que pasaban juntos en la sala de duelos del palacio, entrenando casi a diario para mejorar sus habilidades con la espada. Aunque, eso no era todo, pues también por su mente pasaron los momentos en que ambos salían a comer o a pasear juntos. Aquellas salidas se daban en su mayoría cuando ella salía de clases y no eran muy seguidos, pues él también tenía que pasar tiempo con Aika. Pero aquellas salidas juntos eran algo que Lint apreciaba mucho.
Ingvild, por su parte, recordaba las veces en que ambos solían salir a caminar por la ciudad de Kuoh, ya sea para hacer compras o para que ella se distraiga y conozca más del mundo moderno humano. Pero si había algo que realmente le hacía sentir especial, algo que sabía que solo ella compartía con él era los momentos que pasaban en el salón de música del palacio. Porque, si, el palacio de Edzard también poseía una sala de música la cual estaba repleta de instrumentos, ya sean de la tierra o de Nirm. Aquellos momentos solían ser no muy usuales, pues cada uno tenía sus respectivos deberes, fuera de las misiones y los entrenamientos, pero cuando coincidían, normalmente terminaban con ella cantando una canción mientras Edzard tocaba una melodía de fondo.
Finalmente, Rossweisse recordaba los momentos que compartían caminando por las calles de Kuoh. Dichas salidas se daban cuando ella salía de clases y por fortuna hasta ahora nadie de la academia, ya sean alumnos o profesores la habían visto. Y es que, la apariencia de Edzard, pese a ser madura, aun reflejaba un poco de su edad real, lo que haría que corrieran rumores sobre ella por supuestamente estar en una relación con un estudiante.
Dejando de recordar aquellos momentos, las tres chicas se miraron nuevamente y volvieron a soltar un suspiro, para luego comenzar a charlar sobre otros temas.
La luna llena se reflejaba en el lago que estaba cerca al palacio en el mundo de bolsillo de Edzard. Y en una roca, mirando hacia el lago, se podía ver a Edzard sentado y sosteniendo una botella de brandy cyrodílico en su mano.
Sin decencia o decoro alguno, el ultimo hijo de Akatosh se llevó la botella a la boca y bebió un gran trago, para luego dejar caer la botella al suelo. La botella cayó y rodó algunos centímetros solo para terminar reuniéndose con algunas botellas vacías.
Levantándose de la roca, Edzard dio algunos pasos en el pasto, para luego dejarse caer. Cuando estuvo tirado en el suelo, Edzard se llevó la mano a la cara mientras el recuerdo de lo que había soñado esta noche volvía a él.
Flashback
El cielo nocturno despejado que debería permitir ver las estrellas de aquella noche no mostraba ninguna, ya que se encontraba cubierto por una gruesa capa de humo. La fuente de este humo era la gran cantidad de incendios provocados por varias piedras cubiertas con alquitrán, las cuales estaban siendo disparadas desde varias catapultas hacia una ciudad amurallada.
Las piedras en llamas viajaban a gran velocidad, recorriendo la distancia que separaba su campamento de la ciudad que asediaban.
¡Booommm!
Una de las piedras terminó cayendo en una de las casas, la cual era a la vez un almacén de cerveza y aguamiel, por lo que la casa explosionó, provocando una gran bola de fuego que se extendió hacia otras casas. Los gritos de las personas que se estaban quemando comenzaron a llenar las calles de la ciudad, mientras más casas, tabernas, tiendas y otros comenzaban a quemarse. Y en medio de aquel infierno, se podía ver no solo a personas muriendo, sino que también se podía ver soldados corriendo por el lugar, llevando agua para apagar los incendios.
En medio de la calle principal, se podía ver a un joven correr, este joven llevaba una armadura simple que consistía en brazales de acero, botas de cuero reforzadas con placas de acero, una túnica acolchada con una cota de malla y una sobreveste con los colores del imperio con la heráldica imperial en el centro.
‘Maldición, los incendios están que causan estragos en toda la ciudad. Y el asedio solo acaba de iniciar.’ Pensó Edzard mientras corría por las calles de Carrera Blanca en dirección de la muralla exterior. Zigzagueando, logró esquivar unas cuantas piedras, las cuales casi le impactan. ‘Mierda. ¿Cómo carajos tienen tan buena puntería?’
Negando con la cabeza, Edzard continuo su trayecto y finalmente llegó a la muralla exterior. Cuando lo hizo, logró escuchar la parte final del discurso de la Legada Rikke. Y cuando la legada desenvainó su espada, las olas de Capas de la Tormenta comenzaron a llegar. Acercándose a las almenas, pudo ver que varios de los soldados enemigos traían escaleras, pero no se veía ninguna torre de asedio.
Así que, viendo ya a sus enemigos, los cuales iban armados con escudos, cotas de malla con gambesones acolchados, botas y guanteletes de cuero, además, de contar con cascos cerrados. Tomando una rápida decisión, Edzard tomó el arco de factura dwemer que poseía y colocando una flecha, comenzó a disparar a discreción. Sus flechas volaron e impactaron en los soldados Capas de la Tormenta, pero solo unos pocos cayeron, pues las fechas habían impactado en los puntos débiles de las armaduras, el resto que no cayó fue porque las flechas fueron desviadas por las armaduras que llevaban o fueron detenidas por los escudos que portaban.
Mientras colocaba otra flecha en su arco, Edzard sintió que una gota de lluvia caía en su nariz, por lo que, levantando la cabeza, vio como comenzaba a llover. La lluvia comenzó a apagar los incendios de la ciudad, ayudando así a recuperar el orden, pero comenzó a causar problemas a los arqueros en las murallas.
‘Maldición, esto dificultará el ataque con flechas.’ Pensó Edzard mientras tensaba su arco y comenzaba a sentir como la cuerda era más resbalosa, haciendo que tuviera cuidado al momento de colocar la flecha. Jalando la cuerda, Edzard soltó la flecha y la vio volar hasta impactar en la cabeza de un Capa de la Tormenta que iba sin casco. El soldado cayó muerto de forma instantánea, provocando que sus compañeros, con quienes llevaba una de las escaleras, tropezasen con el cadáver.
Mientras se preparaba para lanzar otra flecha, vio como una flecha enemiga se dirigía hacia él, por lo que, agachándose, la esquivó y mientras volvía a levantarse, jaló su arco y ni bien pudo ver el campo de batalla, soltó la flecha. Tras aquel disparo, Edzard tuvo que enganchar su arco en su espalada y desenfundar su espada, pues vio como algunos Capas de la Tormenta llegaron a escalar algunas partes del muro. Por lo que, sin perder tiempo, se dirigió hacia esos lugares para ayudar a expulsarlos de las murallas.
El sonido de acero chocando comenzó a escucharse, junto al sonio de gritos y gemidos de dolor, todo aquello provocado por los soldados que eran heridos y aquellos que agonizaban bajo la torrencial lluvia.
Edzard se encontraba frente a dos soldados enemigos, los cuales le atacaron de manera consecutiva, en un claro intento de que no pudiese defenderse de uno de los ataques. Lamentablemente para ellos, sus reflejos le permitieron esquivar los ataques y con un solo giro de ciento ochenta grados, les cortó la garganta a ambos.
Fin Flashback
Dejando de recordar lo que realmente había sucedido aquel dia, Edzard soltó un fuerte suspiro. Y es que, su sueño o mejor dicho pesadilla no solo le hizo volver a vivir aquella batalla, sino que finalizó con el alzamiento de los cadáveres de los muertos, los cuales comenzaron a reclamarle como es que se atrevía a vivir tan felizmente con su familia luego de asesinar a padres, hijos, hijas, hermanos, hermanas, esposos, esposas.
La culpa por las vidas que había segado se hizo presente en el ser de Edzard, causando que su corazón se sienta apesadumbrado. Volviendo a mirar las estrellas de su reino de bolsillo, Edzard giró la cabeza al escuchar suaves pasos acercarse a él.
“Siento haberlas despertado, chicas.” Dijo Edzard al ver a su familia allí atrás. Las chicas estaban vestidas con batas sobre sus respectivos pijamas.
“No hay problema, Ed.” Dijo Asia mientras miraba a su esposo con tristeza, pues sabía que el acababa de tener una de aquellas pesadillas solían acosarlo cada cierto tiempo.
El resto de las chicas solo asintieron y todas juntas, sin decir alguna palabra más, se acercaron a Edzard y rodeándolo, le dieron un gran abrazo mientras trataban de calmar la carga que emocional que él tenía en este momento. Así que, para lograr ese cometido, comenzaron a decirle palabras reconfortantes.
La luna se encontraba escondida por nubes oscuras, haciendo que la visibilidad sea escasa. Aquella oscuridad era el momento perfecto para llevarse a cabo un ataque sorpresa.
En algún lugar de las zonas más remotas e inhabitadas de Siberia se podía escuchar cientos de gritos. Aquellos gritos se originaban por una batalla, o más bien un asedio. Este asedio se llevaba a una cueva, la cual no era una cueva normal, sino que era una cueva transformada en una pequeña fortaleza subterránea. En dicha fortaleza se encontraba uno de los tantos cultos que servían a Bal en la tierra. La otrora tranquila cueva, si es que se puede decir tranquila a una cueva llena de adoradores de un príncipe daedrico, se encontraba completamente en un caos, donde se podía observar los cadáveres de varios de sus miembros, los cuales se encontraban luchando desesperadamente por su supervivencia.
“¡Seguid atacando! ¡No dejéis que esos hijos de puta avancen!” gritó uno de los seguidores de Bal mientras disparaba con armas de fuego hacia quienes los atacaban. Si, estos seguidores usaban armas de fuego y no magia, ya que eran terrícolas comunes y corrientes.
¡Booommm!
Una gran explosión sacudió la cueva por completo. Dicha explosión se había originado por la explosión simultanea de varias bolas de fuego de gran tamaño, las cuales impactaron en la puerta de acero macizo que protegía este nivel. La fortaleza subterránea se encontraba dividida en cuatro niveles, y la lucha actualmente se concentraba en el penúltimo nivel. Los anteriores niveles ya habían caído, y como no iban a caer si ya llevaban más de dos horas de ataques continuos por parte de estos sujetos.
Los enemigos que los atacaban eran personas que vestían túnicas rojas y eran capaces de usar magia. Ellos habían caído de improviso y habían comenzado a matar a todos los que tenían a la vista. Si bien lograron retenerlos durante las primeras dos oleadas, fueron las dos últimas oleadas las que había logrado destrozar por completo sus defensas. Para empezar, la tercera oleada fue llevaba a cabo por humanos con la esclerótica de los ojos de color negro. Aquellas personas eran mucho más rápidas que las personas normales, aparte de que por sobre sus túnicas rojas llevaban armaduras negras, las cuales tenían la apariencia de haber sido sacadas del mismísimo averno. Estos sujetos empleaban armas que tenían la forma de medialuna y eran más que hábiles en su uso.
Al momento en que la tercera oleada llegó, rápidamente se demostró que las armas de fuego normales eran inútiles, pues sus armaduras resistían los ataques como si nada. Afortunadamente, el avance de esta oleada se detuvo en seco cuando llegaron a la puerta que separaba el segundo nivel del primero. La puerta de acero reforzada resistió varios ataques, sobre todo gracias a los encantamientos que los magos de su señor habían puesto en ellas.
Al ver que sus enemigos no podían derribar aquella puerta, varios de ellos se sintieron aliviados, pero eso no duro demasiado, pues lo que siguió luego de aquel ataque fue algo que ninguno de los que estaban en la fortaleza esperaron. Lo único que vieron las cámaras de vigilancia fue la sombra de una persona de gran tamaño acercándose y derribando la puerta con una sola patada. De hecho, la fuerza del golpe envió a volar la puerta como si nada. Tras aquello, los intentos de resistir fueron en vano.
“¡Aguanten! ¡No podemos permitir que lleguen al último nivel!” gritó un seguidor de Bal antes de ser decapitado por uno de sus enemigos.
Los sonidos de la batalla se intensificaron mientras los disparos de las armas de fuego se hacían más constantes, pero pese a aquello, el avance de los individuos de rojo no se detuvo. Luego de aplastar a los pocos humanos que quedaban, los individuos de rojo llegaron a la cámara final. Cuando lo hicieron, aquellos con armadura se hicieron a un lado y dejaron pasar a una persona. Esta se acercó a la puerta y de un solo golpe de sus pies logró destrozarla como si nada.
La puerta salió volando varios metros y cuando se detuvo, bajo ella había un gran rastro de sangre. Este rastro de sangre estaba acompañado de varios cadáveres, los cuales habían sido aplastados por el peso de la gran puerta.
“Parece que este es uno de los laboratorios de Bal.” Dijo uno de los hombres con armadura.
“Así parece.” Respondió la persona que destrozó la puerta antes de darse la vuelta y comenzar a salir del lugar. Mientras se alejaba, volvió a hablar. “Tomen todo lo de valor, investigaciones, armas. Luego destruyan lo que quede. Además, maten a cualquier humano que haya sobrevivido, también a cualquier sujeto de experimentación. Yo iré a informar a nuestro señor de nuestra victoria.”
Los hombres en armaduras asintieron y sin perder tiempo avanzaron hacia el interior del último nivel con la intención de capturar todo lo de valor y destruir todo lo demás.
Mientras sus hombres llevaban a cabo esta orden, la persona que destruyó las puertas de la fortaleza salió del lugar y comenzó a alejarse de la cueva. Cuando llegó a un lugar tranquilo, sacó un cristal de su bolsillo para luego aplastarlo. Un miasma purpura se originó del cristal, el cual comenzó a formar un portal.
“Mi señor.” Dijo el hombre arrodillándose frente al portal, pues se podía ver una silueta tras este.
“Dime.” Respondió una voz gutural y gruesa, la cual contenía tanto crueldad como autoridad.
“Hemos masacrado por completo a las mierdas que sirven a Bal.” Dijo el hombre, haciendo hincapié en el insulto que mencionó.
“Bien.” Respondió la voz con un ligero toque de diversión. “¿Y cómo se han comportado los nuevos soldados modificados?”
“De maravilla. Las mejoras que aquellos experimentos han logrado son impresionantes. Nunca pensé que se podría llevar el nivel de poder de estos humanos a niveles como estos.”
“Perfecto... Ahora, tengo una nueva tarea para ti. Pero para llevarla a cabo no llevaras a estas tropas, sino que llevaras a otro grupo.” Dijo el ser, para luego contarle su plan.
“Entiendo, partiré de inmediato para cumplirlo, Lord Dagon.” dijo el hombre mientras se levantaba.
“Espero que no me falles, mi Adalid.” Dijo Dagon mientras cerraba el portal.
“No lo hare, mi señor.” Dijo el extraño para luego comenzar a caminar de regreso hacia donde estaban sus tropas. Y mientras lo hacía, nunca se dio cuenta de que estaba siendo vigilado por un cuervo, cuyos ojos eran tan rojos como la sangre.
En algún lugar del inframundo se podía ver una estructura, la cual parecía un gran castillo. Dicho castillo estaba protegido por diversos encantamientos, los cuales lo hacían completamente indetectable para cualquier ser de Draconic Deus, pero no para aquellos que provenían de Aurbis. En uno de los pasillos de aquel castillo se podía ver a Mannimarco, el cual iba con pasos suaves y tranquilos. El lich se encontraba meditativo mientras se dirigía hacia la sala donde su señor aún se encontraba reposando.
‘Parece que Dagon ya no va a seguir enviando más tropas como exploración. Parece que al fin va a atacar como se debe o al menos esa impresión me ha dado. Ya se me había hecho muy extraño que no atacase con todo desde el inicio y ya vi porque no lo hizo. He de decir que esos humanos modificados son más que asombrosos, su poder está a la par de los demonios de clase media, pero con el equipamiento de aquellas armas tan peculiares y las armaduras, fácilmente llegan a tener el mismo nivel de lucha que un demonio de clase alta.’ Pensó Mannimarco para luego mirarse a sí mismo. ‘Lo que Dagon ha hecho es intrigante, pues ha fusionado de forma artificial poder padomaico con humanos, me pregunto si podré hacer lo mismo con este cuerpo. Digo, su nivel de poder es bueno, pero la verdad es que necesito más poder para poder acabar con ese bastardo.’
El ex Altmer deseaba más poder para poder estar seguro de poder vengarse de Edzard, ya que por lo que había logrado aprender, el poder del último hijo de Akatosh no deja de crecer con cada dia que pasaba. Si bien, el ya no aumentaba su poder a pasos tan grandes como lo había hecho en Nirm, su tasa de crecimiento no era tan normal. El pensar en la disminución del potencial de crecimiento del Dovahkiin hizo que Mannimarco sonriera de manera burlesca y cruel.
‘Parece que lo que te hice mientras drenaba tu sangre y poder aún sigue afectándote, mocoso.’ Pensó Mannimarco, para luego soltar una carcajada. Cuando se calmó, el Lich continuó su camino tranquilamente y luego de varias vueltas, al fin llegó a su destino. Al ingresar por aquella puerta, vio el capullo donde su señor descansaba.
“Mi señor, tengo algunas noticias para usted.” Dijo Mannimarco mientras se arrodillaba ante el capullo.
“Ummm. ¿Qué noticias son esas?” preguntó la voz de Padomai directamente en la mente de Mannimarco.
“Parece que Dagon va a comenzar a atacar de manera más agresiva. Además, de que esta eliminando algunos de los cultos de Bal en varios puntos de la tierra. Hasta ahora ha logrado derribar más de cien cultos de Bal.”
“Ya veo. ¿Qué movimientos está haciendo Bal?”
“Parece que se ha quedado en silencio desde que gran parte de los vampiros que creó con terrícolas fueran eliminados por el Dovahkiin. Además, parece que Dagon ha logrado crear pseudo híbridos de manera artificial usando humanos de Draconic Deus. Estos híbridos parecen poderosos, pero no conozco aun su alcance total de poder.”
“Ummmm…. ¿Puedes hacer algo como eso con el conocimiento que poseía el demonio dueño del cuerpo que posees?”
“Puede que sí, aunque me tomara algo de tiempo. Por fortuna tenemos más que suficientes candidatos a ratas de laboratorio.” Respondió Mannimarco sonriendo de manera cruel mientras imaginaba los gritos de dolor de sus futuras ratas.
“Hablando de ratas, ¿Qué hay de los magos al servicio de estos demonios?”
“He evitado tener una reunión con ellos hasta que logre recrear por completo el aura y tipo de voz que usaba Euclid. Después de todo, no podemos hacer evidente que estos dos demonios ya no existen.”
“Bien, parece que estarás ocupado los próximos meses. ¿Cómo va la búsqueda de esos componentes que te he pedido?”
“Hasta, ahora bien, sabemos dónde podemos encontrar los tres, pero me temo que- “
Lo que Mannimarco decía fue interrumpido cuando un atroz dolor se hizo presente en todo su cuerpo. El dolor era tan atroz que el Lich cayó al suelo y comenzó a retorcerse de dolor mientras sus gritos resonaban por todo el lugar.
“Parece que no he sido claro, gusano. Quiero que me traigas esos tres componentes a toda costa, no me importa que si para ello tienes que destruir a la mitad de la población de Draconic Deus.”
“S-s-si L-l-lord P-P-P-Padomay.” Fue lo único que salió de la boca de Mannimarco, pues el dolor era tan fuerte que a duras penas podía mover los músculos de su rostro.
“Bien. Quiero que esto te sirva de recuerdo. Tu mera existencia está atada a mi voluntad. Así que, ni se te me ocurra fallarme, de lo contrario no quedara nada de ti.”
Tras aquellas palabras, la encarnación de la fuerza del cambio volvió a torturar a Mannimarco hasta dejarlo inconsciente.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí el nuevo capítulo. Con este capítulo hemos terminado el interludio, ya en el siguiente entraremos al arco de Kioto.
Como se ha podido ver, Edzard y Asia ya han tenido su aniversario y han terminado vetados de varios hoteles. XD
También vemos que por muy fuerte que sea Edzard, a él aun le afectan las batallas que ha vivido. Además, Sairaorg ha comenzado una pequeña rivalidad amistosa con Edzard, tras su combate amistoso. Y hemos visto que es lo que ha estado haciendo Dagon todo este tiempo. Para aquellos que no sepan, según el Lore de Elder Scrolls, Dagon y Bal tratan de impedir que el otro cumpla sus objetivos, por lo que supuse que seria normal para ellos enviar a sus seguidores a luchar y destruir los cultos del otro.Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 45
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 44
— Lady Dibella te ha bendecido con una habilidad muy inusual, Dovahkiin. Estoy segura de que con ella lograras encontrar el amor. —
Senna a Edzard luego del incidente de Sanguine. 201 4E
El cielo de la mañana estaba despejado, mostrando que era un dia caluroso. Mientras una suave brisa soplaba, Marie caminaba por las calles de uno de los barrios de Kioto. Había dejado la casa que su familia había comprado en la ciudad. La nueva casa era una mansión japonesa tradicional de aspecto antiguo. La casa era lujosa y tenía varias habitaciones, seis baños normales y dos baños tradicionales japoneses. Uno de esos baños era usado por la familia actualmente y el otro sería usado cuando vengan visitas y tuviesen que separar los baños entre géneros. A diferencia del palacio donde vivía normalmente, por ahora estaba sola con sus padres en la casa, ya que el resto de su extraña familia estaban en otros lados.
Marie continúo caminando por las calles repletas de gente mientras miraba todo lo que había por allí. Mientras caminaba y exploraba las tiendas, había terminado por separarse de sus padres, con quienes había salido a pasear. Si bien, muchos la miraban raro por estar caminando sola, ella no les prestaba atención. Por lo que, continúo caminando tranquilamente hasta que llego a un parque donde vio a muchos niños jugar juntos. Poniendo una sonrisa en su rostro comenzó a caminar hacia ellos; sin embargo, cuando dio unos cuantos pasos, vio a una niña sentada en uno de los columpios.
La niña tenía el cabello de un tono dorado rubio, el cual estaba peinado en una cola de caballo. Los ojos de la niña eran dorados. Ella vestía un traje de Miko con sandalias getas altas y tabis blancos. En las mangas del haori de su traje había un pentagrama gigante en forma de estrella roja, el cual estaba rodeado de cinco pentagramas más pequeños entre los puntos vacíos del grande.
Marie se detuvo y vio que la niña tenía una mirada triste en su rostro. Confundida por la mirada en la niña, Marie comenzó a acercarse lentamente a ella.
“Disculpa, ¿Te sientes bien?” preguntó Marie cuando llegó al lado de la niña.
La niña levantó su vista y miró a Marie. Los ojos dorados y verdes se cruzaron y por un segundo el viento cambio. De la nada, ambas niñas vieron a versiones más adultas de sí mismas caminando tomadas de las manos, mientras eran acompañadas por muchas personas. Muchas de estas personas tenían los ojos verdes, pero sus cabellos variaban de color.
‘¿Qué fue eso?’ pensó Marie confundida mientras sacudía su cabeza. Cuando terminó de hacerlo, vio que la chica frente a ella también hacia lo mismo.
La chica miró a Marie con confusión, haciendo que la pequeña dragona la mirase ladeando la cabeza. “Eto… ¿Tengo algo en la cara?”
La chica parpadeo y negó con la cabeza.
“Ya veo.” Dijo Marie soltando un pequeño suspiro. Luego puso una sonrisa amistosa en su rostro y volvió a hablar. “Me llamo Marie Argento Cumberland Edzarddottïr. ¿Cómo te llamas tu?”
La chica parpadeó con asombro, pues nunca había escuchado un nombre tan largo. Sin embargo, pese a su sorpresa, puso una sonrisa y respondió. “Me llamo Kunou.”
“Un gusto conocerte Kunou. ¿quieres jugar conmigo a algo?” preguntó Marie con una sonrisa.
Los ojos de Kunou brillaron de emoción y asintió.
Ambas niñas comenzaron a jugar en todos los juegos que había en el parque. Mientras juagaban, se iban contando su vida. Marie aprendió que Kunou era la hija de una sacerdotisa llamada Yasaka, quien, por el trabajo, había estado muy ocupada recientemente y no había podido pasar tanto tiempo con su hija. Kunou, por su parte, aprendió que Marie era la primera hija de una joven familia y que ella tenía dos años, casi llegando a tres. Este pedazo de información hizo que ella se sorprendiera mucho, pues la niña no actuaba como alguien de acorde a su rango de edad. Sin embargo, pese a eso, decidió ignorar esa información y siguió jugando con la pequeña.
Las niñas siguieron jugando sin tener en cuenta el tiempo y cuando se dieron cuenta, pudieron ver que ya el sol estaba en todo lo alto, mostrando que ya era mediodía.
“Parece que tenemos que volver a nuestras casas.” dijo Kunou mirando al horizonte con un poco de tristeza, ya que se la había pasado muy bien jugando con Marie.
Marie asintió, pero luego recordó algo importante. No sabía cómo volver a su casa, ya que no conocía las calles de esta ciudad. Sin embargo, decidió no pensar en cómo volver, pues era posible que sus padres la estuviesen buscando. Sabiendo que ambos podrían encontrarla fácilmente, la joven dragona comenzó a mirar el horizonte sin preocupaciones. Mientras miraba hacia donde estaban algunas tiendas, ella logró oler el aroma de su madre acercándose. Así que, levantando la cabeza, vio como ella llegaba al parque.
Asia caminaba hacia el parque donde sabía que su hija estaba jugando. Sus pasos eran tranquilos, pues sabía que su pequeña estaba a salvo. Ella se había preocupado por que su hija estuviese sola por las calles de Kioto, pero Edzard le había dicho que ella estaba bien. Las palabras de Edzard no la tranquilizaron en lo absoluto, más bien la hicieron enojar un poco. Sin embargo, ella se calmó cuando recordó que las ropas de Marie solían estar encantadas para transportarla a su lado si algo pasaba. Los únicos momentos en que eso no pasaría seria cuando ellos estuviesen en medio de una lucha. Por eso, tras calmarse, ella y su esposo se fueron a caminar un poco por la ciudad, para así darle bastante tiempo de juego para su hija.
‘Estuve a punto de crear la segunda gran pelea en mi matrimonio.’ Pensó Asia con un poco tristeza, pues si ella no hubiese recordado sobre los encantamientos, era muy posible que hubiese terminado lanzándole una bola de fuego a su esposo por el enojo. Pero por fortuna eso no sucedió.
Tras aquellos pensamientos, se concentró en su tarea actual, recoger a su hija para llevarla a casa a comer. Así que, luego de doblar por una esquina, al fin llegó hasta el parque donde Edzard le dijo que estaba Marie. Sus ojos se posaron en su pequeña hija, y vio que no estaba sola, pues había una niña a su lado. Al verlas juntas, ella comprendió que ambas niñas habían estado jugando juntas, por lo que puso una sonrisa y se acercó a ellas.
“Marie.” Dijo Asia con voz amorosa mientras se acercaba a su hija.
“¡Mamá!” gritó Marie mientras corría hacia su madre y luego daba un gran salto hacia ella.
Asia atrapó a su hija y la hizo girar unos momentos.
“Me tenías preocupada, Marie.” dijo Asia con un ligero tono de reproche, pero al final solo sonrió. Su pequeña hija había heredado el espíritu aventurero que tenía su padre.
“Lo siento, pero estaba aburrida en el paseo y por eso salí a explorar un poco esta ciudad.” Dijo Marie bajando la cabeza.
“Lo se. Pero debiste de avisar.”
“Entiendo.” dijo Marie, quien luego miró a su amiga y la vio con una sonrisa triste en el rostro. Así que, tomando de la mano a su madre, Marie tiró de ella y la acercó a Kunou.
“Madre, te presento a Kunou, estuve jugando con ella hoy.”
“Ya veo. Gracias por jugar con mi hija, Kunou-san. Me llamo Asia Argento Cumberland.” Dijo Asia con voz amable mientras le hacia una pequeña reverencia a la niña.
“Un gusto en conocerla, Asia-san.” Dijo Kunou haciendo una reverencia en respuesta a la de Asia. La niña había hecho un gran esfuerzo para no mostrar la sorpresa que sentía al ver lo joven que era la madre de su amiga.
Asia puso una sonrisa al ver lo educada que era Kunou, pero luego se percató de algo.
“Kunou-san. ¿Tus padres no vendrán a verte?” preguntó Asia al ver que no había nadie que coincidiera con los rasgos de la niña en todo el parque.
La pequeña niña bajó la cabeza con tristeza. “No. Mi Hahaue no está aquí, está ocupada con su trabajo.”
Asia miró a Kunou con tristeza tras aquella respuesta. Luego de pensar unos segundos, puso una sonrisa amable, pues terminó por escuchar gruñir el estómago de la pequeña.
“Parece que tienes hambre, Kunou-san. ¿Quieres venir a comer algo a nuestra casa?”
Kunou miró a Asia y trató de negar, pero terminó aceptando al ver que Marie la miraba con los ojos brillando de emoción.
Tras aquello, el grupo de tres mujeres caminó tranquilamente por las calles de Kioto hasta que finalmente llegaron a la casa de los Cumberland en la ciudad.
Kunou miró la casa asombrada, ya que nunca esperó que Marie y su familia tuviesen una casa tan grande. Si bien la casa era pequeña en comparación con el palacio en que vivía, no dejaba de ser una mansión muy grande para los estándares humanos.
El grupo de tres personas entró por la puerta principal y dejando su calzado en la entrada, caminaron por todo el lugar.
“El almuerzo estará listo en unos cuantos minutos. Así que, vayan a jugar por allí un momento, vale.” Dijo Asia mientras caminaba hacia la cocina.
Marie asintió y tomando de la mano a Kunou, decidió mostrarle la mansión.
Kunou caminaba junto a Marie, quien acaba de terminar de darle un recorrido por la parte interior de la mansión.
“Y finalmente, te mostraré el patio.” Dijo Marie señalando una puerta doble.
Cuando abrieron la puerta, Kunou se quedó quieta sin poder moverse. Esto no se debió al hermoso jardín repleto de flores exóticas, no, lo que la dejó helada fue el joven que estaba de espaldas a ellas. Este joven vestía solamente un par de pantalones negros holgados y sandalias negras. En sus manos estaba una katana con una tsuba formada por serpientes que se entrelazaban entre sí mismas. Al verlo, Kunou sintió tres cosas al mismo tiempo en su cuerpo. Primero, asombro, pues el hombre tenía un ligero parecido a Marie, demostrando que él era el padre. Segundo, fascinación por la forma en que movía la katana, ya que los movimientos eran elegantes, rápidos y desprendían un ligero sonido que hacía que ella creyese que estaba escuchando la lluvia golpear el suelo. Sin embargo, el sonido cambio de repente y los movimientos comenzaron a volverse más rápidos y furiosos, haciendo que el sonido cambie a uno similar a un ventarrón de gran fuerza. Tercero, lo último que sintió Kunou al ver a ese joven fue miedo, pánico y un deseo de huir de allí para salvar su vida.
‘¿C-c-cómo puedes estar tranquila sin que te afecte el aura de esta persona?’ pensó Kunou con asombro al ver a Marie sonreír sin mostrar signos de miedo.
“¡Papá!” gritó Marie mientras corría hacia su padre.
El joven giró la cabeza y Kunou pudo ver su rostro y el resto de su cuerpo. Un sonrojo apareció en el rostro de Kunou, pues el joven era apuesto. Aunque, también siente un escalofrío recorrer su cuerpo, ya que el padre de Marie tenía el pecho lleno de cicatrices de todo tipo.
Kunou vio a su amiga dar un gran salto y ser atrapada en el aire por su padre, quien había dejado caer su katana. Aquella imagen hizo que la pequeña kitsune sintiera celos, ya que nunca había tenido ese tipo de interacción con su padre, pues nunca lo conoció y su madre no hablaba de él.
“Marie.” dijo el joven con voz grave y un poco cansada, pero que contenía mucha alegría. Además, había una sonrisa amable en el rostro del joven.
“¿Qué estás haciendo, papá?”
“Solo estoy practicando mi variante personal de Rawlith Khaj.”
‘¿Rawlith Khaj? ¿Qué es eso?’ pensó Kunou con curiosidad, pues nunca había escuchado esas palabras.
“Ya veo. Por cierto, papá, quiero presentarte a una amiga, se llama Kunou.” Dijo Marie mientras señalaba a Kunou.
“Ya veo.”
Kunou vio como el padre de su amiga se acercaba y cuando estuvo frente a ella, le hizo una pequeña reverencia se presentó.
“Un placer conocerte, Kunou. Me llamo Edzard Cumberland Rolandson.” Se presentó Edzard con una sonrisa en el rostro.
“Un gusto conocerlo, Edzard-sama.” Dijo Kunou de manera rígida, pues se sentía un poco incomoda al estar cerca de Edzard.
Edzard puso una sonrisa amable en su rostro, pero por dentro estaba que fruncia el ceño, ya que el olor de Kunou era muy raro en todos los sentidos. De hecho, era similar al de Kuroka y Koneko, la única diferencia es que ella olía a zorro y no a gato.
‘Parece que es un Youkai, un Kitsune para ser más exactos.’ Pensó Edzard recordando lo que había leído en los informes que le mostró Azazel antes de que llegase a Kioto. A pesar de que estaba tentado a usar el hechizo «visión del décimo ojo», decidió no hacerlo, ya que ellos estaban aquí sin haberse notificado al líder de los Youkai de Kioto. ‘Sería muy problemático si hago algo estúpido que nos meta en problemas. Lo mejor será no hacer nada por ahora.’
“Parece que te ha llamado la atención mi entrenamiento, ¿no es así, Kunou?” preguntó Edzard, tratando de crear una conversación que haga que Kunou no se dé cuenta de que ellos pertenecían al mundo sobrenatural. Aunque, también lo mencionó porque se dio cuenta de que lo miraba con curiosidad en el momento en que la vio antes de que se presentase.
La joven Kitsune dejó de estar tan rígida y asintió con entusiasmo. “Así es. ¡Es increíble! ¡Nunca vi ese estilo de lucha!”
“Ja, ja, ja. Ya veo. De hecho, es una variante de un estilo de lucha usado en mi tierra natal.”
“¿Variante?” preguntó Kunou con curiosidad.
“Así es. El Rawlith Khaj original no se usa con una katana, sino que se hace con espadas cortas. Recibí un pergamino con los katas básicos como regalo de bodas por parte de unos amigos. Usando eso como base, creé un estilo que me permite usar una katana. Aunque también tengo una variante personal del Zhan Khaj, el cual me permitirá usar dos katanas.” Respondió Edzard dejando a Marie en el suelo. “¿Quieren verme usar ambos estilos?”
Kunou y Marie se miraron y sonriendo asintieron. Esto hizo que Edzard pusiera una sonrisa y tomando una segunda espada Akavir, comenzó a usar su variante del Zhan Khaj. Tal y como significaba su nombre en Tangra, los movimientos de Edzard eran rápidos y simples, pero mantenían una gracia natural, haciendo que Kunou escuchase un silbido similar al de una tormenta de aire. Los movimientos eran tan coordinados que había momentos en que ambas espadas hacían un ataque que obviamente era imparable y letal, el cual causaría la muerte instantánea de su oponente.
Ambas niñas continuaron viendo a Edzard entrenar hasta que sintieron que alguien entraba por la puerta. Desviando la mirada, vieron a Asia entrar mientras se secaba las manos con un mantel.
“La comida ya está lista.” Dijo Asia mientras se aceraba a las chicas.
Marie y Kunou se miraron y rápidamente se fueron a lavarse las manos.
Al ver que estaba sola con Edzard, Asia comenzó a acercarse a su esposo. Sus pasos eran lentos, pero seguros. Cuando estuvo a punto de tocar a su esposo en el hombro, lo vio dejar de practicar con sus espadas.
“Ed, la comida ya está lista.” Dijo Asia mirando como Edzard usaba magia de conjuración para hacer desaparecer sus espadas.
“Gracias, Asia.” Dijo Edzard con una sonrisa un poco cansada para luego acercarse a su esposa y darle un beso en los labios.
“Parece que nuestra pequeña ha hecho una amiga.” Dijo Edzard cuando se separó de su esposa.
“Si, la pequeña Kunou parece ser una buena niña.” dijo Asia con una sonrisa.
“Eso espero, pero hay algo raro en ella.” dijo Edzard para luego contarle sus sospechas a su esposa.
Asia se llevó una mano a la barbilla y comenzó a pensar en las palabras de su esposo.
“Puede que sea verdad. Pero no creo que sea malo para Marie tener una amiga de otra raza.”
“Tienes razón. Solo espero que esta amistad sea algo bueno para ellas.”
Asia asintió para luego taparse la nariz. Comenzando a sonreír, decidió darle unos golpes suaves a Edzard con el mantel. “Apúrate y ve a lavarte. Apestas.”
Edzard rio unos segundos y se fue al otro baño a asearse rápidamente.
El comedor era una habitación amplia, la cual tenía una mesa redonda en el centro y como sillas había algunos cojines. El resto de la habitación tenía tatamis como piso y paredes. Las paredes estaban decoradas con algunos tapices muy coloridos, mientras algunos muebles como esquineras y estantes.
Kunou miraba la comida completamente asombrada, pues la mesa del comedor estaba repleta de comida. Los platos que componían la comida eran guisos de res, de pollo, de cerdo, arroz blanco, ensaladas de verduras crudas y de verduras hervidas.
“Vamos, Kunou-san. Come cuanto quieras.” Dijo Asia con una sonrisa mientras comenzaba a comer un plato lleno de arroz con un poco de guiso.
Kunou miró con un poco de miedo la comida, pero rápidamente miró a su lado y vio a Marie comer con sus palillos para niños. Su mandíbula se descuadró un poco al ver como Marie comía rápidamente la comida y ella no era la única, pues sus padres también comían con rapidez. A pesar de comer con velocidad, ninguno de ellos desperdiciaba comida, de hecho, comían con gracia y dignidad.
Tragando un poco de saliva, la joven kitsune comenzó a comer. Llevando sus palillos hasta un plato con guiso de res, tomó una pieza y lentamente se la llevó a la boca. Sus ojos se abrieron cuando sintió el sabor de la comida en sus papilas gustativas.
“¡Esta muy rico!” gritó Kunou emocionada, para luego comenzar a comer alegremente la comida. Estaba tan sumida en comer la comida, que se no percató que los ojos de Edzard se volvieron dorados mientras la miraba comer. Esto duró unos segundos, donde luego de aquello, Edzard volvió a tener los ojos verdes y comenzó a comer tranquilamente la comida.
El cielo estaba pintado de color naranja mientras Edzard, Marie, Asia y Kunou se dirigían hacia la casa de la joven kitsune. La niña había estado jugando con Marie por toda la casa durante horas después de comer. Habían jugado tanto tiempo que ninguna se había dado cuenta de que ya era tarde. Cuando se percataron, Kunou se alteró diciendo que su madre le regañaría por volver tan tarde. Así que, para tratar de ayudarla, Edzard y el resto de la familia Cumberland se habían ofrecido a acompañarla para que su madre no le grite tanto.
La joven kitsune aceptó y todos juntos se fueron de la casa hacia el hogar de Kunou. Mientras caminaban, Marie y Kunou comenzaron a cabecear, pues estaban cansadas de jugar tanto. Al verlas así y temiendo que se lastimasen por caerse, decidieron hacer algo. Por lo que, Asia tomó a Marie y la cargó en sus brazos, mientras que Edzard cargó en su espalda a Kunou. Ambas niñas se durmieron de manera inmediata una vez que fueron cargadas.
Mientras caminaban por las calles vacías, Edzard aprovechó y le contó a Asia que había visto a Kunou con su hechizo de «Visión del Decimo ojo». Y que, gracias a eso, el había logrado descubrir que la pequeña era en realidad una kitsune. Tras esa revelación, ambos continuaron caminando por las tranquilas calles nocturnas de Kioto hasta que llegaron a unas escaleras. Comenzando a subir por ellas, Edzard entrecerró lo ojos al sentir varias presencias en las sombras.
“Asia. ¿Te percataste?” preguntó Edzard sin dejar de ver al frente y sin dejar de caminar.
“¿De qué cosa, Ed?” preguntó Asia con confusión.
“Estamos rodeados de Youkais, Asia.”
Las palabras de Edzard hicieron que Asia se quedara quieta unos segundos, pero luego volvió a caminar. Sin embargo, a diferencia de antes, ella miraba de reojo los alrededores. Gracias a eso, pudo ver a algunas personas de ambos géneros que vestían trajes de sacerdotes y doncellas de santuarios sintoístas.
“Tranquila. Parece que solo nos están observando.” Dijo Edzard.
Asia asintió y ambos continuaron caminando hasta llegar a la cima de las escaleras. Al llegar, Edzard soltó un silbido de asombro.
“Wow. Si que es grande este santuario.” Dijo Edzard mirando el santuario que era el hogar de Kunou.
El santuario era el típico santuario sintoísta que aparecían en los libros, pero con una extensión demasiado grande, mayor al normal.
Al momento en que pusieron un pie dentro del santuario, vieron que un joven vestido con un traje de monje se acercó a ellos.
“Buenas noches. Lo lamento, pero el santuario está cerrado hasta mañana temprano.”
“Lo sabemos. Solamente hemos venido a dejar a la pequeña Kunou a su hogar.” Dijo Edzard mientras mostraba a la pequeña kitsune dormida en su espalda.
Los ojos del sacerdote se abrieron por la sorpresa, pero mantuvo la calma. Luego, puso una mirada seria y habló. “Ya veo. Yasaka-sama estaba preocupada de que ella no llegaba.”
Edzard entrecerró los ojos, pues el tono de voz del sacerdote era acusatorio. Apretando su mano izquierda, estuvo tentado a lanzarle un hechizo por atreverse a insinuar que ellos la habían secuestrado. Afortunadamente, su esposa se dio cuenta e intervino antes de que las cosas escalasen a una batalla.
“Lamentamos el inconveniente, pero la pequeña Kunou estuvo jugando con nuestra hija todo el dia en el parque del centro de la ciudad.”
Las palabras de Asia hicieron que el sacerdote la mirase con sorpresa, pues vio a Marie descansando en los brazos de su madre. Esto hizo que el monje soltara un suspiro y luego asintiera.
“Ya veo.” Dijo el sacerdote, para luego extender sus manos.
Edzard entendió lo que quería decir y cargando suavemente a Kunou, se la entregó al sacerdote.
“Muchas gracias por traer a Kunou-sama de regreso. Estoy seguro de que Yasaka-sama se tranquilizara ahora.”
Edzard y Asia asintieron. Luego se despidieron y se fueron del lugar dejando al sacerdote, el cual comenzó a caminar de regreso al santuario.
Edzard se encontraba sentado frente a su escritorio mientras se encontraba completamente sumido en sus propias cavilaciones.
‘¿Qué habrá pasado para que Kunou no haya venido a la casa desde hace unos días?’ pensó Edzard preocupado, pues la pequeña amiga de su hija, quien había ido todos los días a almorzar y jugar con Marie, no había aparecido durante los últimos días y eso terminó haciendo que su hija estuviese triste.
“¿jefe, me ha escuchado?” preguntó Tiamat con una marca de molestia en la cabeza. La dragona había llegado ese mismo dia para decirle algunas cosas por parte de Azazel y Sirzechs.
Edzard parpadeó confundido y una vez que se dio cuenta de que había estado ignorando a Tiamat procedió a disculparse. “Ahh. No, lo siento, pero tengo la mente en la luna hoy.”
“Si, me doy cuenta.” Dijo Tiamat mientras soltaba un suspiro. “¿No crees que te preocupas mucho por esa niña?”
“Puede que tengas razón, pero es la primera amiga de mi hija. Así que, me preocupa que le haya pasado algo, ya que, si algo le pasase a Kunou, Marie estaría inconsolable.”
Tiamat miró a su jefe y asintió. Mientras se preparaba para retirarse, recordó algo importante.
“jefe. Los alumnos de la academia Kuoh llegan hoy.” Dijo Tiamat volviendo a mirar a Edzard.
Edzard dejó de pensar en la pequeña Kunou y miró a Tiamat, soltando un suspiro, se puso de pie.
“Maldita sea, lo olvide por completo.” Dijo Edzard mientras caminaba hacia la ventana de la habitación. “Todo salió de acuerdo con el plan, ¿verdad?”
“Sí. Valerie y Mittelt se unieron al viaje como alumnas que pertenecen al Instituto Nephilim. Desde allí han estado monitoreando todo el viaje, junto a los miembros del ORC y el Consejo estudiantil. Llegaran dentro de unas pocas horas y luego comenzaran su recorrido por Kioto.” Respondió Tiamat, para luego mirar el horario que le había enviado Azazel. “Se moverán en grupos, los cuales estarán formados por compañeros de la misma aula.”
“Ya veo. Eso hará que Yuuto no este con el resto del ORC.” Dijo Edzard con una mano en la barbilla mientras pensaba en algunas cosas. Unos segundos después, suspiró y volvió a hablar. “Tiamat voy a ir a la estación del tren para esperar a Mittelt y a Valerie. Nos vemos en unas pocas horas.”
“Está bien.” respondió Tiamat viendo a Edzard salir de la habitación.
Lint, Aika, Ingvild, Issei, Xenovia e Irina caminaban con tranquilidad por las calles de Kioto viendo los suvenires que vendían las diferentes tiendas.
“Entonces, ¿En caso de emergencia nos reuniremos en la casa de Edzard en Kioto?” preguntó Issei mientras miraba por todos lados, pues tenía la sensación de que los seguían.
“Así es. Si bien inicialmente se había planeado usar tu habitación para una reunión, Azazel-sensei consideró que tener reuniones de estrategia en el mismo lugar donde están nuestros compañeros de clases sería algo arriesgado. Por lo que, luego de conversarlo con Ed, decidieron usar su casa como cuarte temporal.” Respondió Aika mientras tomaba un Kitsune de porcelana y lo miraba por todos lados. Ella puso una sonrisa al ver que el Kitsune estaba bien hecho, por lo que sin pensarlo dos veces se fue a comprarlo. No le dio importancia al precio, ya que en su cartera llevaba más de doscientos mil yenes. Este dinero era parte del pago que recibía por las misiones que hacían contra los daedras. Por cada misión cumplida, cada miembro de los grupos que iban a luchar recibía más de cincuenta mil dólares o el equivalente a trescientos septims.
Tomando su adorno de porcelana, Aika se volvió a unir al resto del grupo y continuaron caminando. Mientras caminaba, vio a Lint hablar con Ingvild. Ambas iban vestidas con los uniformes de Kuoh, ya que se habían unido a la academia, Lint por órdenes de Michael e Ingvild por órdenes de Sirzechs. Si bien Edzard había estado en contra, al final aceptó, pues tanto Lint como Ingvild le habían convencido. Siendo esa la razón por la que ambas vestían el uniforme de la academia, pero con sus propias variantes personales. Por lo que, Lint vestía el uniforme típico, pero en vez de la capa llevaba una sudadera morada y pantimedias de color violeta claro. Ingvild, por su parte, llevaba el uniforme completo con la capa y todo, aunque llevaba un par de pantimedias de color violeta oscuro.
Luego de caminar por varias atracciones y lugares turísticos, Issei decidió excusarse e irse del lugar. El resto del grupo decidió esperarlo, pues parecía que no se demoraría mucho, pero no fue así, ya que el Sekiryuutei comenzó a demorar en volver.
‘¿Qué pasó con Hyoudou?’ pensó Aika para luego abrir los ojos con sorpresa al sentir magia en la dirección hacia donde había corrido Issei. Mirando a sus compañeras, vio que ellas también se habían percatado de aquello, por lo que, sin pensarlo dos veces, corrieron hacia el lugar de donde provenía la magia.
Cuando llegaron, vieron a una niña kitsune con nueve colas doradas, que iba acompañada de hombres con máscaras de zorro y ropa de sacerdote. Además, aparte de los sacerdotes también había varios tengu, quienes eran seres con forma de pájaros humanoides, los cuales estaban que perseguían a Issei hacia un bosque. Las chicas lo vieron correr por los árboles, esquivando lo mejor que podía los ataques.
“Vamos, por más que sea un pervertido, no podemos dejar que lo maten.” Dijo Aika.
Todas asintieron y se lanzaron contra ellos.
Las primeras en llegar fueron Xenovia, Irina y Lint, quienes usando su velocidad lograron rápidamente cubrir la distancia que los separaba de Issei. Xenovia, llegó a tiempo para bloquear un ataque dirigido hacia Issei. Y para hacerlo usó un boken de madera, pues su espada estaba siendo reforzada por la iglesia. Lint e Irina también detuvieron a unos sacerdotes usando armas hechas de luz. Las tres espadachinas se miraron y moviéndose rápidamente comenzaron a atacar a los sacerdotes, neutralizando a varios rápidamente.
Mientras ellas luchaban, Aika e Ingvild, quienes llegaron después, no perdieron tiempo y crearon varios círculos mágicos. De estos círculos mágicos surgieron varias ráfagas de viento, las cuales impactaron a los tengu, haciendo que estos saliesen disparados e impactasen en árboles cercanos.
Tras esos ataques preventivos, los estudiantes de Kuoh se replegaron y tomaron una formación para poder luchar de manera más ordenada.
“Gracias chicas.” Dijo Issei tomando una posición de ataque. “Aunque me gustaría que no destruyamos nada, después de todo estamos en Kioto.”
“Tienes razón.” Dijo Xenovia apretando el agarre en su boken.
La niña miró a todos y frunciendo el ceño les gritó que se retiraría por ahora, pero que volvería para hacer que le devuelvan a su madre. Y tras esas palabras, la niña y sus seguidores desaparecieron en un remolino de viento.
Luego de asegurarse de que no había más enemigos cerca, todos comenzaron a hablar entre sí.
“Entonces, Hyoudou. ¿Qué has hecho para que te ataquen los youkais? ¿Le robaste la ropa interior a una kitsune?” preguntó Aika con una sonrisa de burla.
El rostro de Issei se sonrojó y gritó que no había hecho nada de eso y luego comenzó a contarles a todas lo que la niña le había dicho cuando la conoció.
“Esto es raro. ¿Por qué la niña diría que le devolvamos a su madre?” preguntó Lint con una mano en la barbilla.
“Tal vez la han secuestrado.” Dijo Ingvild para luego desviar con un poco de vergüenza la mirada al ver que todos la miraban.
“Esa… es una muy buena conjetura.” Dijo Xenovia mientras Irina asentía.
“Suponiendo que sea verdad, ¿Por qué pensaría que lo hicimos?”
“Supongo que es porque no somos de aquí.” Dijo Issei dándole respuesta a la pregunta de Lint.
La respuesta de Issei hizo que todas lo miraran.
“¿Qué?” preguntó con confusión el portador de Draig, pues todas lo miraban con asombro.
“Nada. Solo que no espere que pudieses dar una respuesta tan decente como esa.” Respondió Aika mientras se burlaba de Issei.
“¡Maldita sea, Kiryuu! ¡¿Qué tratas de insinuar con eso?!” gritó Issei molesto por las burlas de Aika.
“Nada… solo que la única cabeza tuya que piensa es la de abajo.”
Issei comenzó a gritar a Aika que eso no era verdad. El pobre demonio estuvo gritando varios minutos, hasta que finalmente se calmó.
“Bueno, dejando de lado las bromas. Esto es muy preocupante.” Dijo Aika mirando al resto de los presentes.
“Te entiendo, Aika. Esto no me gusta para nada. Huele a Daedras o a la Khaos Brigade.” Dijo Lint, ganándose un asentimiento de todos.
“¿Qué hacemos ahora?” preguntó Ingvild.
“La verdad es que no podemos hacer mucho por ahora. Lo único sería seguir paseando para no llamar la atención de nuestros compañeros y mientras lo hacemos tratemos de contactar con Azazel-sensei, Rossweisse-sensei y Edzard-kun para contarles todo lo que ha pasado.” Dijo Irina.
Todos asintieron mientras Aika, Lint e Issei tomaban sus teléfonos y llamaban a los anteriormente mencionados.
Edzard caminaba por las calles de Kioto mientras estaba sumido en sus pensamientos. Se encontraba caminando hacia un bar donde se encontraría con Azazel, pues el Caído le había dicho que tenían que hablar sobre lo que pasaba en la ciudad.
‘No puedo creer que Kunou sea la hija de la líder de los Youkai de Kioto.’ Pensó Edzard mientras recordaba lo que había pasado durante su conversación anterior.
Flashback
Edzard se encontraba sentado en la mesa junto a sus amantes y al resto de su grupo. Además, junto a ellos estaban Azazel y Serafall. Anteriormente también habían estado los miembros del ORC y los del consejo estudiantil que habían ido a la excursión a Kioto. Sin embargo, habían sido despedidos por Azazel varios minutos antes de que ellos llegaran.
“Entonces, ¿La líder Kioto ha sido secuestrada?” preguntó Edzard mirando a Azazel.
“Así es.” Respondió el líder de los Grigori mientras soltaba un suspiro de exasperación.
“Lo peor de todo es que han hecho cuando estábamos tan cerca de formar una alianza con los Youkai de Kioto.” Dijo Serafall con un poco de tristeza en su voz.
“Ya veo. Serafall-sama, ¿Tenemos idea de quien ha sido el secuestrador?” preguntó Asia mirando a la líder de los demonios.
“Solo tenemos conjeturas, pero creemos que ha sido una facción de la Khaos Brigade.” Respondió Serafall.
Edzard y el resto de su grupo suspiraron de molestia.
“Esos sujetos no dejan de salir de todos lados, parecen cucarachas.” Dijo Aika frunciendo el ceño.
“No, incluso las cucarachas son menos problemáticas que esos tipos.” Dijo Edzard frunciendo el ceño. “¿Sabemos que facción ha sido?”
“Creemos que es la facción de los héroes.” Respondió Azazel mirando a Edzard.
“¿Facción de los héroes?” preguntó Asia.
“Una facción formada únicamente por humanos que poseen espadas sagradas, demoniacas y sacred gears. Algunos de ellos son descendientes de héroes humanos de la antigüedad. Por eso el nombre de su grupo. Además, no sabemos cuántos portadores tendrán, pero creemos que tienen al menos a un usuario de longinus entre sus filas.” Respondió Azazel.
Edzard frunció el ceño al escuchar que ese grupo se llamaban a sí mismos héroes, pero decidió no darle importancia a eso, ya que un héroe para alguien podría ser un villano para otro.
“Entiendo. El hecho de que nos llamaran, quiere decir que tienen sospechas de que aparte de la Khaos Brigade, también hay daedras involucrados en esto, ¿verdad?”
Tanto Azazel como Serafall se miraron y asintieron. Era en momentos como estos que agradecían la mente analítica que tenía Edzard, ya que eso evitaba que las conversaciones se alarguen demasiado.
“Así es. En una situación normal no lo pensaríamos. Sin embargo, debido a que los Daedras han estado involucrados en todos los ataques de la Khaos Brigade que hemos sufrido desde que se fundó el pacto, creemos seriamente que ellos también están involucrados en esto.” Respondió Azazel con voz seria.
“Ya veo. Parece que pensamos lo mismo. He tenido una preocupación desde que sufrimos el ataque en el inframundo.” Dijo Edzard.
“¿Cuál preocupación, Ed-chan?” preguntó Serafall.
“Me preocupa que los diversos cultos de los daedras se estén afiliando a la Khaos Brigade. Si de por sí ya son fastidiosos, con la ayuda de esos sujetos, es posible que se vuelvan amenazas más grandes. Tal vez no imparables, pero si serán molestias que nos harán desviar recursos para eliminarlos.”
“Ya veo. Comprendo lo que dices. Es por eso por lo que queremos pedirte un favor.” Dijo Azazel mirando a Edzard a los ojos.
“¿Cuál?”
“Queremos que tú y tu grupo investiguen por toda la ciudad y descubran si hay algún indicio de actividad daedrica.” Respondió Serafall.
Edzard miró a Serafall y soltando un suspiro, asintió.
Azazel y Serafall sonrieron.
“Gracias, Ed-chan.” Dijo Serafall con una sonrisa. “Tu respuesta me quita un peso de encima. Ahora podre enfocarme al cien por ciento en mi reunión con Kunou-chan mañana.”
Edzard y Asia parpadearon confundidos cuando escucharon el nombre de la amiga de Marie.
“Disculpa, Serafall-sama, pero… ¿mencionaste el nombre de Kunou?” preguntó Asia.
“Oh... así es. Ella es la hija de la líder de Kioto y está actuando como sustituto de su madre desde su desaparición.”
“Mierda.” fue lo que dijo Edzard mientras se llevaba una mano a la cara.
“¿Por qué la palabrota, Ed-chan?” preguntó Serafall.
“Bueno… Marie hizo una amiga mientras estábamos por aquí.” Respondió Edzard rascándose la nuca.
“¿Y?” preguntó Azazel.
“La amiga de Marie se llama Kunou y es una kitsune.” Respondió Asia.
Los ojos de Azazel y Serafall se abrieron de sorpresa, pero luego ambos comenzaron a reírse divertidos por este descubrimiento.
“Je, je, je. Edzard, realmente tienes una suerte muy rara. Mira que conocer a la hija de la líder de Kioto, así como así. Realmente parece que un dios de la suerte te quiere.” Dijo Azazel con un toque de diversión en su voz.
Edzard puso una sonrisa incomoda, pues no sabía cómo decir que Nocturnal estaba obsesionada con él.
“Entonces, Ed-chan, Asia-chan. ¿Por qué no nos cuentan todo?” preguntó Serafall.
Al ver que todos querían saber lo que pasó, Edzard y Asia comenzaron a contar lo que había pasado.
Fin Flashback
‘Cargar con los deberes de un gobernante a tan corta edad es algo digno de admiración.’ Pensó Edzard mientras seguía meditando sobre lo que le pasaba a la amiga de su pequeña hija. Mientras caminaba, llegó a oler el aroma de Kunou. Por lo que, posando su mirada en la dirección de donde provenía el aroma, vio a Kunou salir de bar al cual se dirigía él. La pequeña kitsune estaba acompañada de Issei, Irina y Xenovia.
Al ver que iban a pasar cerca, Edzard se acomodó la capucha que llevaba y manteniendo su presencia oculta, pasó al lado de ellos sin ser notado por nadie de aquel grupo. Mientras caminaba, giró levemente su cabeza y los miró dirigirse al puente por el que había llegado. Sin prestarles más atención, continuó su camino unos metros más y finalmente llegó a su destino. Abriendo la puerta del local, ingresó al bar. Ni bien puso un pie en el interior, comenzó a escuchar la diatriba borracha de Rossweisse.
“Ahh. Es enserio, Rossweisse. Te encargue permanecer con Azazel porque eras una profesora y no levantarías sospechas si seguías con él.” Susurró Edzard soltando un suspiro de cansancio mientras se acercaba a los dos profesores.
Cuando llegó al lado de ambos, tosió falsamente para llamar su atención.
“Parece que se divierten.” Dijo Edzard fingiendo una sonrisa.
Al escuchar su voz, Azazel giró su cabeza tan rápido que parecía que se había roto el cuello en ese movimiento. Al ver a Edzard, sus ojos brillaron de esperanza.
“Ed, por favor quítame a Rossweisse de encima.” Suplicó Azazel, pues la valquiria estaba que lloraba sobre la chaqueta del Caído.
Al escuchar el ruego, Edzard puso una sonrisa de burla y no hizo nada mientras veía a Azazel retorcerse de manera incomoda por tener a Rossweisse llorando sobre él. Luego de unos dos minutos, Edzard decidió que ya había visto suficiente, por lo que se sentó en la silla libre que estaba al lado de Rossweisse. Luego, la tomó de sus hombros y jalándola suavemente, la alejó de Azazel.
“Ehh…” dijo Rossweisse mientras sentía que la jalaban. Mirando en dirección de donde sentía que la jalaban, su rostro se sonrojo al ver a Edzard mirarla con una sonrisa amable. “E-E-Ed… y-y-y-yo…”
“Tranquila. No digas nada. Solo descansa un rato para que se te pasen los efectos de alcohol.”
Rossweisse puso una sonrisa ante las palabras amables que Edzard le acaba de decir. Así que, haciendo caso a las palabras de Edzard, ella apoyó la cabeza en la mesa de la barra. Unos segundos después, unas suaves respiraciones confirmaban que se había quedado dormida.
Edzard puso una sonrisa y colocó una mano sobre la cabeza de Rossweisse.
“Entonces, Azazel. ¿Por qué Rossweisse se ha emborrachado en horario de trabajo?” preguntó Edzard mirando a Azazel con una mirada acusadora, pues él sabía que ella no era tan irresponsable para hacer algo como eso. De hecho, Rossweisse era tan responsable que Edzard a veces tenía que cargarla a su habitación para que duerma, ya que se quedaba dormida mientras preparaba las clases para sus alumnos.
“Bueno, yo…” dijo Azazel mientras se rascaba la nuca y desviaba la mirada con nerviosismo, pues Edzard le estaba dando una mirada tan helada que hacía ver la Antártida como el desierto del Sahara.
“A-z-a-z-e-l.”
“Está bien. M-m-me burle de que e-e-e-ella no t-t-tenga novio.”
Edzard miró al Caído y levantando una mano, le dio tal golpe a Azazel, que este terminó en el suelo. La velocidad había sido tal, que Azazel no había podido reaccionar.
“Ahhh. Duele. Maldita sea, Ed. Eso duele.” Dijo Azazel mientras se levantaba y se sobaba el enorme chichón que tenía en la cabeza.
“Te lo mereces.” Dijo Edzard mientras comenzaba a peinarle el cabello a Rossweisse, quien se agitó levemente ante el toque, pero luego una sonrisa pacifica apareció en su rostro.
Azazel miró la interacción de Edzard y puso una sonrisa, pero no una de burla, sino que puso una sonrisa de amabilidad.
“Parece que eres muy cercano a Rossweisse. Pero no es la única ¿verdad?” preguntó Azazel mientras se sentaba en su silla nuevamente.
Edzard puso una sonrisa cansada mientras seguía pasando una mano por el cabello de Rossweisse. Deteniéndose un momento, miró a Azazel para responderle. Se estaba cansando de muchas cosas últimamente. Por lo que no tenía ni las ganas, ni la intención mentir.
“Tienes razón, Azazel. Tanto Rossweisse, Lint e Ingvild se han ganado un lugar en mi corazón. No sé cómo ha ocurrido esto, pero siento que cuando logremos detener las invasiones y ellas se vayan, las extrañare mucho.”
Azazel puso una sonrisa divertida, la cual no fue vista por Edzard.
‘Realmente eres alguien muy extraño, Edzard. A veces eres tan denso que me preocupas. Tal vez no te has percatado, pero ninguna de esas chicas se ira de tu lado cuando esto acabe. Lo mas probable es que termines teniendo a todas como amantes.’ Pensó Azazel divertido. Luego de aquello, decidió hablar con Edzard. “Creo que ya deberíamos de dejar esta charla coloquial y centrarnos a la razón por la que te dije que vengas.”
Edzard parpadeó y quitando su sonrisa, habló. “Tienes razón. Aunque lamentablemente me temo que traigo muy malas noticias.”
“Ahh. No me digas…. Hay daedras involucrados en esto, ¿verdad?” preguntó Azazel con voz derrotada. Una parte de él esperaba que no hubiese Daedras involucrados, pero parecía que no tenía suerte.
“Si y no.” Respondió Edzard mirando al techo y luego a Azazel.
Azazel miró a Edzard con confusión y le hizo un ademan para que continue hablando.
“Luego de que las chicas y yo hubiésemos estado investigando por toda la ciudad, nos hemos dado cuenta de que es posible que los daedras no están involucrados de manera directa, ya que no hay señales de que un portal se halla abierto recientemente. Lo único que hemos detectado es un poco de residuos tanto de Magicka como magia de este mundo.”
“¿Y eso quiere decir?”
“Que no son daedras, sino adoradores de daedras los que están apoyando a esta facción de la Khaos Brigade.” respondió Edzard mientras veía como Rossweisse se había movido ligeramente mientras dormía. Eso terminó por hacer que la valquiria adoptase una posición un poco incómoda para dormir. Sin perder tiempo, Edzard decidió ayudarla para evitar que tenga dolores musculares más tarde.
Azazel puso una sonrisa de burla al ver a Edzard acomodar a Rossweisse, pero luego soltó un suspiro y bebió un poco del sake que quedaba en la mesa. “La información que me das me ha tranquilizado un poco. Los adoradores son más débiles que los daedras y causan menos problemas al lidiar con ellos.”
“Sí tienes razón.” Dijo Edzard mientras miraba a Azazel. Soltando un suspiro, cargó a Rossweisse a estilo princesa. “Me voy yendo a mi casa. Me llevare a Rossweisse para que descanse allí hasta que esté bien. No creo que sea bueno para sus alumnos verla en este estado.”
Azazel asintió y vio como Edzard salía del bar.
“Ahhh… A veces desearía que solo tuviésemos que luchar contra la Khaos Brigade. Los daedras son aterradores.” Dijo Azazel mientras soltaba un suspiro de cansancio. Llevándose un poco de sake a la boca, estuvo por beber un trago, pero se detuvo cuando sintió que era atrapado en una niebla.
‘Esta niebla… ¿Dimension Lost?’ pensó Azazel preocupado. Así que, sin perder tiempo dejó lo que estaba haciendo y salió del bar.
Edzard y Asia se encontraba mirando una silueta descansar en la enfermería de la mansión. El pecho de la persona en la cama subía lenta, pero constante, demostrando que solo estaba descansado.
“Asia, ¿ya has tratado sus heridas?” preguntó Edzard mirando de reojo a su esposa.
“Si, ya logré sanar sus heridas.” Respondió Asia mientras ponía una mirada triste al ver a su amiga descansando.
“¿Qué tan grave fue todo?”
“Por suerte no fue tanto. Su cuerpo tenía muchas heridas superficiales, pero aun así tenía algunas heridas internas. Tenía dos costillas rotas y algunos de sus órganos estaban dañados, pero los daños no fueron nada grave. Por suerte, logré sanarla rápidamente y ahora solo debe descansar.”
“Ya veo.” Dijo Edzard mientras recordaba lo que había pasado hace unas horas.
Él había terminado de dejar en su habitación a Rossweisse y mientras regresaba a su habitación, vio aparecer un vórtice purpura. Levantando una ceja, se sorprendió un poco al ver aparecer algo de allí. Cuando vio que se trataba de Lint se lanzó para atraparla antes de que tocase el suelo.
Cuando Edzard sostuvo el cuerpo de Lint, el característico olor a hierro de la sangre llegó a sus fosas nasales. Mirando a su amiga, vio que esta tenía algunas heridas superficiales. Pese a que las heridas no parecían nada grave, él sabía que incluso un corte pequeño mal sanado podría causar la muerte de alguien. Por lo que, sin perder tiempo, Edzard corrió hacia la enfermería de la mansión, mientras lo hacía, iba examinando mejor las heridas de Lint.
“¿Cómo pudo terminar tan herida?” preguntó Asia con preocupación y tristeza.
“No lo se. Por el tipo de heridas, solo tengo una hipótesis… quien le hizo eso es un artista marcial.” Respondió Edzard tranquilamente.
El tono de voz de Edzard hizo que Asia sintiese un escalofrió recorrer su espalda.
‘Ed está molesto. No furibundo, por fortuna, de lo contrario temería que hiciese alguna estupidez.’ Pensó Asia.
Edzard se sentó junto a Asia y ambos comenzaron a esperar que su amiga despierte. Mientras esperaban, Asia vio como Edzard movía su mano derecha y tomaba suavemente un mechón de cabello de Lint para acomodarlo de tal manera que no estuviese sobre el rostro de la chica.
Tras aquello, Asia se dejó caer suavemente y apoyó su cabeza en el hombro de su esposo mientras miraban a su amiga descansar.
La noche ya había caído y por las oscuras calles de varios lugares de Kioto personas vestidas con túnicas rojas con capucha caminaban de manera sigilosa.
“Entonces, ¿Cuál es el plan?” preguntó uno de los individuos a su compañero.
“Tenemos que infiltrarnos en el castillo de la familia que gobierna esta ciudad. Luego debemos de matar a todos los miembros de la familia gobernante y dejar que el caos y el pánico consuman a la población. Luego comenzara el ataque.”
“Ya veo. ¿Qué hay del líder de la misión?”
“Ya está en posición. Se encargará de luchar contra los sujetos más problemáticos que hallan en esta ciudad. A la vez que va buscando a las ratas que se han aliado con ese príncipe de segunda.”
“Entendiendo. Al amanecer, la tierra prometida será nuestra.” Dijo un individuo mientras ponía una sonrisa cruel bajo su capucha.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí el capítulo 44, con el que inicia el “Arco de Kioto”. XD
En este capítulo tenemos el encuentro entre Marie y Kunou, quienes al conocerse han tenido una pequeña visión de un posible futuro. También vemos que Ed ya está aceptando que siente algo por Ingvild, Rossweisse y Lint. También vemos que se acercan los problemas a Kioto. ¿Qué clase de problemas? Bueno, solo hay algo más problemático que la Khaos Brigade en este fic, XD
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 46
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 45
— Para ustedes nuestras danzas son armas, para nosotros son una forma de meditación. —
Zan'nir a Edzard cuando le enseñaba los movimientos básicos del Goutfang.
La noche ya había caído sobre Kioto y Edzard estaba sentado en una baranda en el techo de uno de los muchos edificios de la ciudad. Su cabello era mecido por la suave brisa nocturna que soplaba en este momento. Su atuendo Actual estaba constituido por una polera negra manga larga, con un par de pantalones de carga junto con botas militares. Además, aparte de eso, también llevaba su armadura del gremio de ladrones con una espada Akavir en su cintura.
Mientras veía la ciudad, su mente viajó al pasado, más precisamente hacia hace unas pocas horas. Y es que luego de que él y Asia dejaran la habitación donde Lint estaba descansando, llegó Aika y el resto de las chicas que estudiaban en la academia Kuoh. Al momento de encontrarse, ella le entregó la espada de Lint. La hoja estaba rota, más precisamente estaba rota en siete pedazos. La joven maga menciono que había encontrado la hoja rota cerca de las afueras de la ciudad.
‘Esto ha pasado por los encantamientos que he usado en la espada, pues estos han disminuido enormemente la resistencia de los materiales que la conforman.’ Pensó Edzard mientras apretaba el puño derecho. El ver aquella arma rota, sintió ira, pero no hacia quien hirió a Lint, sino hacia sí mismo. Había actuado muy altanero y se confió mucho en sus habilidades como encantador y como herrero. ‘Mi arrogancia es lo que ha dejado a Lint en este estado.’
Los pensamientos de Edzard comenzaron a desviarse de la condición de Lint hacia el recuerdo de lo que había hablado con Azazel hace unas horas.
Flashback
Azazel se encontraba sentado frente a Edzard. La mirada de ambos era seria, pues el acababa de contarle a Edzard lo que había aprendido luego de su lucha contra Cao Cao.
“Entonces. ¿Dejaste que el líder de una de las facciones de la Khaos Brigade escapara?” preguntó Edzard de manera seria.
Azazel se llevó la mano hacia la nuca y comenzó a rascarla con incomodidad.
Al ver la reacción de Azazel, Edzard soltó un suspiro. “Al menos has logrado descubrir sus planes… bueno, ellos te lo han contado. ¿Qué planeas hacer?”
“Enviare a los miembros del ORC a luchar contra Cao Cao. Mientras que yo me quedare en caso de que pase algo en el castillo. El grupo Sitri se quedará protegiendo el hotel donde se hospedan el resto de los alumnos.”
“Entiendo. Entonces, mi grupo y yo nos movilizaremos por la ciudad para detener cualquier tipo de actividad daedrica. Después de todo, Cao Cao ha dicho que hay otro grupo que quiere a Yasaka, lo cual sumado al rastro de posibles adoradores de daedras que hemos encontrado por aquí, hace muy probable que el otro grupo sean seguidores de un príncipe.”
Las palabras del Dovahkiin hicieron que Azazel se llevase una mano al mentón.
“Edzard, ¿Puedes hacerme un favor?” preguntó Azazel mirando a Edzard tras haber estado pensando unos segundos.
Edzard asintió, pero no para aceptar, sino para indicarle a Azazel que podía continuar y mencionar su solicitud.
“¿Crees que es posible que puedas enviar a Rossweisse con Issei y el resto de los mocosos del ORC?”
Edzard parpadeó confundido. No entendía la petición de Azazel. Haciendo una seña con la mano, Edzard le pidió que explicara la petición.
“Veras. Por mucho que ese grupo se haya fortalecido, me temo que aún no son rival para los miembros principales de la facción de los héroes.”
“Ya veo.” Dijo Edzard entendiendo la situación. Luego de pensarlo unos segundos, decidió aceptar la petición de Azazel. Si bien esta acción haría que alguien del grupo tenga que patrullar un área de más tamaño, no le veía problema alguno.
‘No hay mucho problema, yo puedo encargarme de mi área y la de Rossweisse. Después de todo, ambas áreas están juntas.’ Pensó Edzard mientras se arrecostada en la silla.
Fin Flashback
Los pensamientos de Edzard fueron interrumpidos cuando el olor a Magicka llegó a sus fosas nasales.
‘Parece que la información que obtuvimos al buscar a los adoradores de daedras era verídica.’ Pensó Edzard mientras se ponía de pie y comenzaba a mirar hacia la ciudad.
Esta era la verdadera razón por la que él estaba aquí. Él y su grupo se habían repartido por toda la ciudad de Kioto para buscar a los adoradores de daedras que estaban aliados con la facción de los héroes. Dando un paso, Edzard se lanzó al vacío. Mientras caía, se preparó para usar un hechizo para amortiguar su caída. Así que, usando «levitación», aterrizó suavemente en el suelo sin hacer ruido alguno. Tras aquello y sin perder tiempo, comenzó a correr hacia donde olio la magia.
Edzard estuvo corriendo por varias calles del lugar que tenía que vigilar. Luego de unos pocos minutos, al fin pudo detectar el origen del olor de la magia. Cuando llegó a dicho lugar, sus ojos se posaron en siete personas. Estos individuos iban vestidos con túnicas con capuchas de color rojo escarlata. Si bien la ropa era llamativa, lo que realmente le llamó la atención a Edzard fue el emblema que tenían bordados en sus túnicas, pues en su pecho había un emblema dorado, el cual tenía la forma de un sol saliente.
‘No me jodas. ¿Han reformado el culto del amanecer mítico?’ pensó Edzard mirando fijamente a los sectarios. El reconocer el culto, Edzard llegó a la conclusión de que la facción de los héroes se había aliado con Mehrunes Dagon. Estuvo tentado a matarlos de manera inmediata, pero decidió no hacerlo. Después de todo, si seguía manteniéndose en las sombras, era posible que aprendiese más sobre lo que planeaban.
Los miembros del culto del amanecer mítico estaban hablando entre sí, sin saber que a sus espaldas se encontraba Edzard espiándolos silenciosamente.
“Entonces, ¿Qué tenemos que hacer?” preguntó un sectario mientras seguía caminando como si nada.
“El líder nos ha enviado a eliminar a la familia gobernante de esta ciudad.”
Una sonrisa oscura se hizo presente bajo la capucha del otro sectario. “Ohh… Así que haremos lo que hizo el amanecer mítico a finales de la tercera era.”
“Así es. Una vez que logremos sacarlas de en medio, el siguiente paso es acabar con los aliados del culto de Molag Bal que están por esta ciudad.”
“entiend- “
Lo que el sectario estuvo por decir fue interrumpido cuando su cabeza se separó de su cuerpo.
“¡Nermus!” gritó uno de los sectarios al ver como su compañero moría.
“¡Maldita sea! ¡Estamos bajo ataque, prepárense para luchar!” gritó otro sectario mientras que en su mano derecha aparece un orbe purpura. Cuando dicho orbe estalló, rodeó con una luz purpura el cuerpo del lanzador. Cuando la luz se extinguió, el sectario estaba rodeado por una armadura daedrica completa.
El resto de los sectarios imitaron a su compañero e invocaron armaduras similares.
“¡Sabemos que estas allí, muéstrate!” gritó el sectario que había sido el primero en invocar su armadura. Su armadura era ligeramente diferente a la de sus compañeros, por lo que se podía intuir que era el líder del grupo.
A pesar de aquel gritó, nadie se mostró. El sonido del viento y el leve grillar de algunos grillos comenzaron a sembrar un poco de pánico en los corazones de los sectarios. Sin embargo, unos segundos después de las palabras del sectario, se comenzaron a escuchar pasos acercarse.
Todos los sectarios convocaron armas vinculadas en una mano y conjuraron bolas de fuego en la otra. Posando sus miradas hacia el origen de las pisadas, vieron aparecer una silueta desde las sombras.
Los ojos de muchos de los adoradores de Dagon se abrieron de miedo y horror cuando vieron a la persona que surgió de las sombras.
“¡¿Q-q-que haces aquí, Dovahkiin?!” gritó uno de los sectarios mientras daba de manera inconsciente un paso hacia atrás.
El resto de los adoradores de Dagon tragaron saliva, pues todos eran Imperiales y por lo tanto habían escuchado sobre los poderes de Edzard. El líder del grupo dio un paso hacia adelante y apuntando su arma, dio una orden.
“Escuchen, no debemos de preocuparnos. Hemos recibido mucho poder por parte de Lord Dagon. Si bien el poder del Dovahkiin no debe ser subestimado, tenemos la ventaja de los números de nuestra parte. Así que acabemos con él y mostrémosle nuestra lealtad a nuestro señor llevándole su cabeza.”
Tras aquellas palabras, todos los sectarios apretaron el agarre en sus armas y cargaron contra Edzard.
Edzard miraba como los adoradores de Dagon cargaban contra él. Lo que para un mortal normal de Nirm sería una vista peligrosa y una vista aterradora para muchos humanos y seres de bajo rango en la Tierra, para él ellos solo eran carne de cañón que se acercaba a él.
‘Ya obtuve la información que necesitaba de ellos.’ Pensó Edzard despreocupadamente mientras movía su mano derecha a su espada Akaviri y es que él ya se había enterado de muchas partes del plan del nuevo amanecer mítico. Si bien, no lo sabía todo, solo necesitaba usar el sentido común para darse cuenta de que luego de matar a la familia de Kunou, procederían a destruir la ciudad y llevarse a todos los habitantes de esta como esclavos.
Tomando la empuñadura de su espada, Edzard separó las piernas ligeramente y se inclinó hacia el frente. Tomando una bocanada de aire, entrecerró los ojos mientras esperaba el mejor momento para atacar. En su mente, los segundos se convirtieron en horas mientras veía como sus enemigos cargaban.
Cuando vio que los sectarios lanzaron bolas de fuego hacia él, Edzard se movió ligeramente para iniciar su ataque.
Edzard desenfundó su espada mientras corría a velocidades vertiginosas contra los adoradores de Dagon. Al momento en que las bolas de fuego de estuvieron por impactarle, movió su espada tan rápidamente que el filo de la espada logró dividirlas a todas por la mitad. Siguiendo su camino, Edzard llegó a estar en medio de todos sus enemigos. Estando allí, rápidamente procedió a lanzar varios cortes de manera simultánea a tal velocidad que ninguno de los adoradores pudo hacer algo para defenderse. La hoja de la espada atravesó las partes poco protegidas por las armaduras como si de un cuchillo caliente cortando mantequilla se tratase. Mientras la hoja se movía, se podía escuchar el ligero silbido del viento.
El estilo que ahora estaba usando era el Rawlith Khaj Zhan (Lluvia del desierto Viento). Esta variante del estilo Rawlith Khaj se caracterizaba por lanzar cortes muy rápidos y violentos, casi tratando de imitar el viento del desierto.
Tras terminar su ataque, Edzard terminó estando a espaldas de todos los sectarios. Los cuerpos de los sectarios cayeron al suelo completamente descuartizados. Moviendo su espada de un lado a otro, Edzard tomó la funda y volvió a enfundar su espada con un solo movimiento. Volviendo su mirada hacia los cadáveres, frunció el ceño al ver Nirmnianos en el campo de batalla tan pronto.
‘Esto es preocupante. No esperaba que Dagon enviase a sus adoradores de Aurbis tan pronto.’ Pensó Edzard con preocupación, ya que el esperaba que sus enemigos siguieran siendo humanos de la Tierra o incluso algunos desertores de alguna de las facciones sobrenaturales. ‘Esto solo significa que Dagon ha enviado a parte de sus mejores tropas por algo. Ahora la pregunta es, ¿Qué es exactamente? Si su único objetivo es destruir a los Youkai, ahora mismo podría hacerlo sin usar sus mejores tropas, pues sin Yasaka los Youkai no tienen muchos luchadores de gran nivel en su bando.’
Aquellos pensamientos hicieron que Edzard se llevase una mano a la barbilla, tratando de descifrar lo que sucedía. Al final solo pudo llegar a una conclusión… que es probable que no sean los del amanecer mítico los que están aliados con la facción de los héroes. Así que, con esas conjeturas, Edzard trasmitió un mensaje a sus compañeras.
“Ya veo… Entiendo, Ed. Estaré atenta.” Dijo Asia mientras colgaba la conversación que tenía con su esposo. Comenzando a caminar por una calle de la zona que tenía que vigilar, ella iba pensando en lo que su esposo le acababa de contar.
‘El amanecer Mítico…. No puedo creer que realmente hayan reconstruido esa secta. Entiendo porque Ed esta tan preocupado. Si ellos están aquí es posible que los guie un Adorador de gran nivel que posea un artefacto daedrico como lo hizo Ruxandra. Sin embargo, si tenemos mala suerte, será un Adalid y no un simple adorador.’
Pensar en Ruxandra hizo que Asia se preocupase, pues una parte de ella temía que Dagon hubiese vuelto a crear medialunas daedricas en masa, pues de ser así, estarían en desventaja no solo en número, sino también en equipamiento. Mientras seguía caminando sumida en sus cavilaciones, Asia no se percató de que llegó a un parque. Cuando pasó cerca de la caja de arena, se tropezó y cayó de cara en la arena.
“Owie. ¿Por qué acabo de caerme?” preguntó Asia mientras se levantaba.
Cuando Asia estuvo de pie, comenzó a sacudirse la arena de su ropa. Ella vestía la misma ropa que usó durante su batalla contra los híbridos del hijo de Loki con los Titanes Daedricos. Este atuendo se había convertido en su atuendo de batalla oficial. Estas ropas habían sido diseñadas y creadas por Edzard, quien, haciendo uso de la tecnología de los Grigori, había convertido varios metales de gran calidad de Nirm en hilos, los cuales fueron entretejidos con una tela especial para así crear las prendas que usaban. Además, todas estas ropas estaban encantadas para ayudarles en las batallas. Aunque, hubo algunos encantamientos específicos para cada una.
‘De estos encantamientos específicos, el de Aika, le ayuda a regenerar más rápidamente su poder mágico. Valerie tiene encantamientos que reducen el daño que puede recibir de habilidades anti vampíricas. Ingvild tiene encantamientos de protección contra poderes sagrados. Rossweisse, tiene encantamientos para ayudarle a su resistencia física. Mittelt también tiene encantamientos para ayudarla con su resistencia física también. Finalmente, Lint…’
Pensar en sus amigas hizo que Asia recordase a su amiga herida. De entre todas las chicas, con quien más tiempo libre pasaba era con Lint, pues ambas iban juntas a la iglesia a orar.
‘No quiero imaginar que tan grave debió ser el daño real, ya que todas nuestras ropas, sin excepción alguna, tienen un encantamiento para curar heridas graves. ¿Qué pudo haber hecho tanto daño como para activar la teletransportación de emergencia? Lo único que puedo pensar que puede lograr eso son armas de nivel daedrico…’ Los ojos de Asia se abrieron en ese preciso instante, pues acaba de llegar a una posible respuesta ante la interrogativa sobre el origen de las heridas de Lint. Sin embargo, antes de que Asia pudiese comunicarle algo a Edzard, escuchó voces a unos pocos metros, por lo que, sin pensarlo dos veces, se escondió entre los arbustos que estaban en el parque.
Mientras se escondía, vio aparecer a cinco miembros del amanecer mítico. Ellos iban charlando mientras caminaban en dirección al templo donde vivía Kunou y su familia.
“¿Qué ha pasado?” preguntó uno de los miembros del amanecer mítico.
“Hemos perdido contacto con el grupo de Nermus y los otros.”
“Maldita sea. ¿Crees que los descubrieron?”
“Es posible. Pero la persona que lo hizo es poderosa y una que no habita esta zona. Según los informes de nuestros agentes, ningún ser sobrenatural de aquí, salvo la líder debería ser un problema.”
Los adoradores de Dagon se miraron y solo asintieron. Mientras caminaban, uno pareció recordar algo y habló.
“Oigan.”
El resto de los miembros se detuvieron y miraron a quien había hablado.
“¿Creen que quien detuvo al grupo de Nermus este aliado con la chica contra la que el luchó?”
“Es posible. Esa chica era muy fuerte. Mas que muchos de nuestros miembros más novatos. Pero eso no le sirvió de nada contra él. Él ha recibido un gran poder por parte de lord Dagon, así que le fue fácil destrozar a esa mocosa.” Dijo con burla uno de los adoradores.
“Eso fue una completa lastima. La chica se veía bonita. Hubiese sido mejor que la capturase para que juguemos un poco con ella. Eso nos habría ayudado a aliviar el estrés de muchos.” Dijo otro adorador con una sonrisa malvada en el rostro.
“Ja, ja, ja. Tienes razón. Hubiese sido divertido divertirse con ella. Tenía un buen trasero.”
Asia, quien seguía escondida en los arbustos escuchaba como los miembros del culto de Dagon se burlaban de alguien y como se lamentaban de no haber podido jugar con ella. Ella no necesitaba más información para entender que ellos habían planeado capturar a la chica y violarla. Ella comenzó a sentir asco con cada palabra que decían los sectarios, pues algunos comenzaron a ser muy descriptivos con lo que le hubiesen hecho a aquella chica. Si Asia estaba molesta por lo que habían dicho antes, cuando escuchó que mencionaron que la chica tenía el cabello negro con blanco y que tenía alas plateadas, ella se enojó como no lo había hecho nunca.
Llevando su mano a la empuñadura de su espada, Asia salió lentamente de donde se estaba ocultando. Sus pasos eran firmes y decididos, pero extrañamente también eran silenciosos. Aquello le permitió acercarse unos pocos metros a los sectarios, quienes se percataron de su presencia cuando estaba a veinte metros.
Los sectarios miraron en dirección de Asia y se asombraron, pues no esperaban ver a alguien por aquí.
“¿Oye, no se supone que se había lanzado un hechizo que había dormido a todos los humanos de esta ciudad?” preguntó uno de los sectarios.
“Sí. Se supone que Aloys los puso a dormir a todos no solo con el hechizo, sino que también envenenó los suministros de agua potable con un veneno de somnolencia.” Respondió otro sectario.
“Bueno, eso no importa.” Dijo otro adorador de Dagon llevándose una mano a la boca mientras miraba a Asia de arriba hacia abajo. “La charla sobre lo que le haríamos a la otra chica me puso caliente. Así que pido el primer turno con ella.”
Luego de aquellas palabras, el miembro del amanecer mítico cargó contra Asia con la intención no de matarla, sino de capturarla para disfrutar con ella un rato. Se movía muy rápido, por lo que no le tomó mucho llegar a unos escasos tres metros de distancia. Mientras corría, una sonrisa macabra se hizo presente en su rostro. Sin embargo, esa sonrisa murió al ver el rostro de Asia, pues ella tenía una mirada de furia muy aterradora, la cual era acentuada por sus ojos, cuyos iris eran de color rojo.
“¿Qué?” fue lo único que pudo decir, pues ni un segundo después su cuerpo fue dividido por la mitad de manera vertical por la espada de Asia.
Los ojos de los sectarios se abrieron de sorpresa y miedo al ver como su compañero era asesinado tan fácilmente. Uno de ellos, miró bien a Asia y lentamente dio un paso hacia atrás, pues reconoció su rostro.
“¿Bruscius? ¿Qué sucede por qué tiemblas?” preguntó un sectario viendo a su compañero retroceder con el rostro en blanco.
“E-e-ella…”
“¿Ella que?”
“Ella es «La Sacerdotisa dragón».”
El resto de los adoradores de Dagon mostraron caras de horror al escuchar aquello.
“No me jodas. ¿M-me... estas diciendo que ella es la maldita esposa del último sangre de dragón?”
“Mierda. Todos prepárense. Ella no es un enemigo fácil.” Ordenó quien parecía ser el líder.
Al escuchar la orden, todos los miembros del amanecer mítico convocaron sus armaduras y sus armas. Viendo que todos parecían listos, el líder ordenó que ataquen. Los adoradores cargaron a gran velocidad contra Asia, tratando de abrumarla con los números.
Asia los vio cargar contra ella y lentamente se preparó. Haciendo un gesto, convocó su balance breaker. Si bien podía destruirlos sin usarlo, ella estaba tan molesta por lo que dijeron sobre lo que le harían a su amiga que solo quería destruirlos y no dejar nada de ellos. Cuando vio llegar al primero, Asia esquivó fácilmente el ataque de la maza enemiga. Viendo que había una abertura en la defensa del sectario, ella rápidamente movió su espada en diagonal y terminó cortando la armadura enemiga. La armadura daedrica conjurada intentó en vano resistir, pero contra el filo de una espada hecha de hierro meteórico, bueno… no hubo mucho que la armadura pueda hacer.
Al ver la facilidad con la que murió su compañero, dos sectarios decidieron atacar a Asia de manera simultánea, pero ella esquivó al primero agachándose, mientras que dio un giro para esquivar al segundo. Cuando terminó de esquivar, Asia conjuró tres círculos mágicos y de estos lanzó varias cuchillas de viento, las cuales mutilaron a los dos sectarios. Luego de ese ataque, Asia tomó la postura característica para poder usar «Akachim» y diciendo el canto de activación, rápidamente salió disparada contra sus enemigos.
Los miembros del amanecer mítico miraron con horror como Asia se acercaba a ellos envuelta en llamas, la cual al avanzar unos cuantos metros comenzó a cambiar de forma, tomando el aspecto de un dragón, el cual abrió sus fauces al acercarse. Al ver que no sobrevivirían, muchos de ellos dejaron caer sus armas y se entregaron a la muerte.
El ataque de Asia siguió su camino como si nada y terminó engullendo a sus enemigos. Cuando terminó el ataque, no habían quedado ni las cenizas de varios los adoradores de Dagon.
Soltando un suspiro, Asia decidió irse, pero cuando dio unos pasos escuchó toser a uno de los dos adoradores que había atacado con magia. Quedándose quieta unos segundos, Asia decidió acercarse a él. Llevando una mano a su bolsa trasera, Asia sacó un pergamino.
Cuando llegó al lado del herido, Asia lo vio muy pálido. Era obvio que el sujeto estaba a las puertas de la muerte, por lo que rápidamente desató el pergamino y usó el hechizo guardado en su interior. Poniendo su mano en la cabeza del adorador, Asia rápidamente comenzó a leerle la mente.
‘Ya veo…. Este sujeto no estaba con este grupo cuando atacaron a Lint.’ Pensó Asia con el ceño fruncido. Sin embargo, decidió seguir ahondando en la mente del sectario antes de que este exhale su último aliento. En el mismo momento en que ella terminó de leerle la mente, el adorador dio su último aliento y abandonó este mundo.
‘Esto es malo. Ellos están infiltrados en varios lugares y planean atacar el …’ los pensamientos de Asia se detuvieron cuando un círculo mágico apareció en su oído. Contestando la llamada, sus ojos se abrieron cuando escuchó la voz de Lint en el otro extremo.
Lint se encontraba caminando por los pasillos de la mansión mientras se dirigía a reunirse con Tiamat, pues pronto partiría con ella y con Marie hacia el templo que era el hogar de la familia de Kunou. Ella iba vestida con una versión mejorada de su traje de exorcista. Sus pasos eran agiles, pues sabía que tenía poco tiempo. Ya había contactado con todos y les había dicho lo que había pasado cuando vigilaba su área de Kioto.
‘Ese sujeto es un monstruo. Su poder tiene la misma sensación que los padres de Ed.’ Pensó Lint recordando lo poco que podía de la batalla, pues esta había sido tan traumática que su mente había decidido causarle un caso de amnesia disociativa. Sin embargo, pese a ello, ella logró recordar una cosa y es que ella terminó muy mal herida con un enorme agujero en el estómago. Afortunadamente, el encantamiento de emergencia sanó su herida hasta el punto en que esta casi se eliminó por completo.
Mientras seguía pensando, recordó su espada. Si bien para muchos tal vez solo sería un simple objeto, para ella era algo más importante, pues era el símbolo de la confianza de Edzard hacia ella. Este pensamiento llegó porque solo había tres armas fabricadas por Edzard siendo empuñadas por personas fuera del grupo de este. Una era la katana de Tomoe, la otra eran un par de guanteletes de batalla hechos para Koneko y finalmente, su espada había sido la última.
Dejando salir un suspiro de tristeza, ella terminó doblando por una esquina de la casa, solo para tropezar con Marie, quien estaba junto a Tiamat.
“Lint-san.” Dijo Marie mirando a la amiga de sus padres.
“Hola, Marie-chan. ¿Estás lista?” preguntó Lint con una sonrisa en el rostro.
“Sí. No puedo creer que estaré en la casa de Kunou.” Dijo Marie con una sonrisa, pero luego la sonrisa se puso triste. “Espero que su madre este a salvo.”
Lint puso una sonrisa de consuelo en su rostro y se arrodilló hasta estar a la misma altura que la niña. “Tranquila. Estoy seguro de que Issei-san y los otros la salvaran.”
Marie asintió ante las palabras de Lint. “Tienes razón, el tío Issei no es tan fuerte como papá, pero seguro podrá salvar a la mamá de Kunou.”
Tras esas palabras, Tiamat se acercó a Marie y tocándole uno de los hombros, le indicó que subiera. “Anda a recoger tus cosas, Marie. Partiremos pronto.”
Marie miró a la dragona y con una sonrisa rápidamente se fue del lugar para ordenar algunas cosas, pero sobre todo planeaba llevar bastantes dulces. Después de todo, Kunou nunca probó los dulces que su padre hacía.
Al ver que Marie se había ido, Tiamat miró a Lint con preocupación. “Estás segura de que estas lo suficientemente sana como para luchar?”
Lint asintió. “Sí. No puedo dejar que mis amigas luchen solas contra ellos.”
“Ya veo.” Dijo Tiamat suspirando. Extendiendo su mano derecha, la dragona convocó una espada. Extendiendo su mano, se la entregó a Lint. “Se que no es como tu anterior espada, pero al menos te ayudara a luchar.”
Lint tomó la espada y asintió. Sin embargo, al tomarla, no se dio cuenta de que había puesto una sonrisa de tristeza, pues notó que la espada tenía la marca de herrero de Edzard.
“No deberías de estar triste. Edzard te hará una nueva espada pronto.” Dijo Tiamat, llamando la atención de Lint.
Lint la miró con confusión, pues no sabía por qué Tiamat decía esas palabras. “¿Qué quieres decir?”
Tiamat puso una sonrisa traviesa en su rostro. Acercando su rostro al oído de Lint, le susurró unas palabras, las cuales hicieron sonrojar a Lint mucho. Sin embargo, cuando la exorcista intentó decir algo, fueron interrumpidos por Marie. Al ver ya lista a la última de ellas, decidieron partir rápidamente hacia el templo.
Edzard corría gran velocidad por las calles de Kioto. La velocidad a la que corría había hecho que varias de las cámaras que median la velocidad de los autos en la ciudad marquen multas a un objeto por sobrepasar la velocidad permitida en toda la ciudad.
‘Maldita sea, más les vale seguir con vida.’ Pensó Edzard con preocupación mientras corría hacia el castillo donde estaban luchando el ORC y la facción de los héroes.
La causa de la preocupación de Edzard era que Lint le había contado que había luchado contra un Nirmniano que poseía el mismo tipo de aura que sus padres. Además, no solo poseía el aura, sino que poseía un arma que le causaba mucho miedo.
‘Las pruebas solo apuntan a una cosa. Un jodido adalid daedrico con un artefacto daedrico.’ Luego de aquel pensamiento, Edzard aumentó la velocidad, comenzando a causar grietas por el lugar por donde pasaba.
El corrió durante unos minutos más, hasta que finalmente llegó al castillo. Una vez allí, vio que este estaba vacío.
“Que raro, se supone que estarían todos aquí. Pero no hay nadie, no solo eso. No hay signos de lucha ni de sus olores.” Dijo Edzard mirando el lugar de manera analítica. Llevándose una mano a la barbilla, empezó a pensar la posible razón de aquello. Unos segundos más tarde se dio un golpe en la frente, pues recordó algo importante. “Por supuesto. Azazel me dijo que este grupo tenía un sujeto con un sacred gear capaz de crear dimensiones de bolsillo.”
Llevando su mano a su bolsillo, Edzard sacó su Shadowkey y abrió un portal hacia donde sentía que estaba la moneda que tenía Rossweisse. Sin perder tiempo, cruzó el portal esperando no encontrar solo cadáveres.
Mientras Edzard corría por las calles, en el palacio donde vivían Yasaka y Kunou, el cual se encontraba en una dimensión separada de Kioto llamada «Urakyoto», se encontraban reunidos la familia de Edzard y el resto del grupo. Ellas habían llegado no hace mucho y Asia, siendo el sublíder del grupo, había ayudado a preparar las defensas para el inminente ataque. Lo primero que se hizo fue enviar a los niños y a aquellos que no podían luchar aun lugar seguro. Segundo, hizo una rápida reunión con los Tengus y los Kitsunes para decidir el plan de acción para proteger el lugar. Luego de unos minutos tras armar los planes, todos estaban en posición.
El grupo de Edzard estaba en una de las torres, pues desde allí podrían ver todo el lugar y podrían reaccionar más rápidamente. Todas las chicas se encontraban platicando como una forma de quitarse la ansiedad pre combate que tenían.
“Saben... Cuando conocí a Edzard el año pasado nunca creí que estaría envuelta en una lucha para defender mi mundo de invasores extra dimensionales.” Dijo Aika mientras estaba apoyada en una pared.
“Te comprendo. Yo nunca esperé poder ser libre del control de mi hermano.” Dijo Valerie mientras ponía una sonrisa en su rostro.
“Yo lo más probable es que estuviera muerta de no haber conocido a Ed.” Dijo Mittelt, pues de no haber sido por Edzard y el resto de las chicas, hubiese sido asesinada por sus supuestos camaradas.
“¿En serio? ¿Cómo es eso?” preguntó Lint mirando a Mittelt.
Mittelt solo puso una sonrisa y no respondido, exasperando a Lint. “Y tu palomita, ¿Qué hubiese pasado si no hubieras conocido a Edzard?”
“Lo mismo que tú. Es posible que estuviese muerta.”
“Eso es terrible.” Dijo Ingvild mirando a sus amigas.
“Oye, In. ¿Qué crees que estarías haciendo ahora si no hubieses conocido a Ed?” preguntó Aika.
Ingvild puso una sonrisa triste mientras respondía. “Lo más probable es que siguiera durmiendo por la enfermedad del sueño.”
Luego de aquellas palabras, Ingvild sintió que alguien le tocaba el hombro. Levantando la vista, vio a Asia y al resto de las chicas sonriéndole.
Asia intentó decirles algo, pero antes de que lograse decir algo, sus ojos se entrecerraron y miró hacia el frente.
“¿Asia?” preguntó Mittelt acercándose.
“Ya están aquí.” Dijo Asia mirando al frente con el ceño fruncido.
¡Bommm!
Una gran explosión sacudió por completo el recinto. Posando la mirada en el lugar de donde se originó, las chicas vieron como en el lado derecho del castillo había un gran boquete.
“¡Vamos!” gritó Asia mientras desenfundaba su espada y volaba hacia allí.
El resto de las chicas asintieron y siguieron a su sublíder.
Mientras comenzaba el ataque al Palacio Youkai, dentro de la dimensión generada por el sacred gear «Dimension Lost», la facción de los héroes y los miembros del pacto de Kuoh estaba en un gran aprieto.
Inicialmente había habido una batalla entre ambos grupos mientras Saji se encargaba de detener a Yasaka, quien había tomado su forma de zorro. Dicha forma era la de un zorro de pelaje dorado de gran tamaño, la cual medía fácilmente varios metros de altura. El resto de los miembros se habían enfrentado a un enemigo de la facción de los héroes cada uno. Kiba y Xenovia se enfrentaron a Siegfried, un joven que era muy similar a Lint, ya que también tenía el cabello blanco y los ojos rojos. Su vestimenta consistía en un uniforme de estudiante japonés con una gabardina de exorcista. Rossweisse luchó contra Heracles, quien era un hombre de dos metros de altura con un cuerpo bien formado y cabello gris hasta los hombros. Vestía un uniforme japonés y sobre este una especia de armadura griega antigua. La siguiente fue Irina quien lucho contra una linda joven rubia de ojos azules que vestía una armadura, el nombre de la chica era Jeanne. Finalmente, la batalla entre Issei y el líder de la facción, Cao Cao, el portador del primer Longinus, una lanza llamada «True Longinus». Él era un joven apuesto de cabellos negros y ojos azules que vestía un atuendo de estudiante japones mesclado con un atuendo chino antiguo.
La batalla entre ambos grupos fue intensa, pero casi todos fueron derrotados por sus enemigos. El único que había logrado darle batalla a su enemigo fue Issei, quien habiendo despertado una nueva habilidad llamada «Movimiento Ilegal Triama», el cual le permitía que el scaled mail de Issei cambiara a tres formas distintas para poder luchar con diversos atributos. Con esta habilidad, Issei había logrado arrinconar a Cao Cao. Sin embargo, fue en el momento culminante de la lucha que todo se fue al infierno.
Todo inicio cuando de la nada un gran rayo rojo impactó en la forma de zorro de Yasaka, haciendo que cayera al suelo inconsciente. La fuerza del impactó generó una gran onda de choque hizo que Saji, quien estaba usando una transformación de su sacred gear para parecerse a Vitra, terminase siendo enviado hacia donde estaba el resto del grupo, quienes ya se habían recuperado gracias a las pociones que Edzard les había dado y a algunas lágrimas Phenex.
Unos segundos después, se escucharon pasos. Cuando todos miraron a quien había aparecido, nadie lo reconoció. El ser que había aparecido era un humano de unos dos metros de altura. Su cabello era blanco y sus ojos eran rojos con la esclerótica negra. Este sujeto llevaba por vestimenta una especia de túnica de monje, pero con el pecho descubierto. Sus piernas y brazos estaban protegidos por piezas de armaduras muy similares a las que usaban los adalides que atacaron la reunión en el inframundo.
Ese sujeto no los saludo ni nada cuando los vio, sino que se lanzó de frente a atacarlos. Primero inicio con los miembros de la facción de los héroes. La primera persona en recibir el ataque fue Heracles, quien haciendo uso de su sacred gear, «Variant Detonation», comenzó a generar explosiones con cada golpe que intercambiaban. La batalla fue destructiva, pero las habilidades del recién llegado superaron con creces a las de Heracles. Además, tenía una fuerza física tan fuerte como para abrumar a Heracles y su sacred gear sin ningún problema. Fue en medio de dicho altercado que ocurrió la primera de las bajas de la noche, y es que el plexo solar de Heracles fue atravesado por el puño del recién llegado.
Luego de matar al miembro de la facción de los héroes, el extraño se dirigió hacia Jeanne, quien presa del miedo, usó el balance breaker de su sacred gear, «Blade blacksmith» para crear un dragón hecho de cuchillas, pero este dragón no duro mucho, pues el extraño dio un salto y con un movimiento de trescientos sesenta grados, dio una patada tan fuete que destrozó la cabeza del dragón en varios pedazos. Luego de aquello, se lanzó para acabar con la vida de Jeanne, pero en ese momento, alguien se interpuso en el ataque.
Siegfried se había interpuesto entre el ataque que iba a recibir Jeanne usando su espada. La espada usada era un mandoble de color carmesí con detalles en oro. La hoja era larga y se anchaba al llegar a la punta. En dicha punta, la espada tenía tres pequeños orificios. La espada era Gram, la más poderosa de las espadas demoniacas, también conocida como «La Espada del Emperador Demoniaco». Además de dicha espada, Siegfried tenía otras cinco espadas. Él podía hacer esto gracias a su sacred gear, «Twice Critical», el cual normalmente duplica el poder del usuario. Sin embargo, el ex exorcista tenía un balance breaker llamado «Chaos Edge Asura Ravage» el cual creaba cuatro brazos draconianos en la espalda de Siegfried. Las cinco espadas eran Balmung, una espada larga cuya hoja era de dos tonos de morado con un extraño adorno en forma de ojo en su guarda. La siguiente era Nothung, la cual era una espada con una hoja más ancha de lo normal, con una guarda de color azul, la cual tiene un diamante en el centro. La siguiente es Tyrfing, una espada larga de doble filo completamente de color negro, salvo por cuatro patrones en forma de diamante en el centro de la hoja y una guarda en forma de cruz. Otra espada era Dáinsleif, la cual era espada de aspecto demoniaco, era de color purpura oscuro y tenía una guarda con aspecto de alas de demonio, con tres gemas rojas incrustadas en la hoja. Finalmente, llevaba la espada de luz genérica que usaban todos los exorcistas.
El joven espadachín se había batido en duelo formidablemente contra su enemigo, pero por más que usase sus espadas, estas no lograban perforar el acero de las piezas de armadura que tenía su enemigo. Cuando recibió el primer golpe, Siegfried fue enviado a volar varios metros como si fuese una hoja de papel. El resto de la batalla transcurrió con Siegfried luchando por tratar de abrumar a su enemigo, el cual ni se inmutaba por las espadas demoniacas. La batalla duró unos minutos, hasta que finalmente, Siegfried recibió una potente patada en el pecho. La fuerza de dicho golpe estaba fuera de los limites conocidos, ya que ese solo golpe terminó por destrozar todo el plexo solar del humano artificial hasta el punto en que todos sus órganos internos, los cuales estaban destrozados, eran visibles por todos.
Muchos de los que vieron esta vista casi vomitan. Sin embargo, no podían darse el lujo de hacer aquello, ya que ahora estaban frente al monstruo que había aparecido.
“Venga, ¿en serio eso es todo lo que tienen?” dijo el extraño con una sonrisa sedienta de sangre en su rostro y usando un tono de voz que mostraba una gran cantidad de arrogancia.
Todos los presentes en el lugar observaron como el extraño los miraba como si sopesara su nivel de poder solo con verlos. Estuvo mirándolos lo que para ellos parecieron horas, pero todos sabían que no había pasado ni un minuto. Sin decir una palabra, el extraño comenzó a acercarse a Issei y al resto de los demonios.
“De entre los que están aquí, tú eres el que tiene el potencial de ser el más peligroso. Puede que nadie lo note, pero me percaté que desde que me viste tu poder a estado aumentando de manera silenciosa.” Tras aquellas palabras, el extraño rápidamente se abalanzó contra Issei, quien tuvo que saltar a un lado para esquivar un golpe. Sin embargo, de la nada, el cuerpo de Issei salió disparado varios metros, pues el puño había generado una onda de viento, la cual terminó por impactar en Issei.
“Wagg.” Fue lo único que dijo Issei mientras escupía una gran cantidad de sangre por su casco. Llevándose una mano al pecho, Issei sintió como una parte de su armadura estaba destrozada.
El rostro de todos ahora estaba desencajado por la sorpresa, pues nadie se esperó que solo la fuerza del viento del golpe hubiese creado tal cantidad de daño. Esto les demostraba que solo había estado jugando cuando luchó contra Heracles y Siegfried.
El extraño puso una sonrisa de emoción cuando vio como la armadura de Issei se reparaba. “Increíble. Así que, no importa cuantas veces destruya tu armadura, esta se regenerara…. ¡Perfecto!”
Luego de aquellas palabras, el extraño volvió a cargar contra Issei, pero antes de llegar al joven demonio, fue interceptado por Xenovia y por Kiba. Ambos demonios usaron sus espadas para intentar asesinar al extraño, pero sus ataques fueron inútiles. El extraño uso sus guanteletes como protección y con un movimiento rápido, logró desviar el impacto de ambas armas. El movimiento hizo que ambos demonios tuvieran la guardia baja, lo cual fue aprovechado por el extraño para lanzarles dos golpes. Sin embargo, estos nunca impactaron, pues el extraño recibió un rayo de magia sagrada por la espalda.
El extraño se tambaleó un poco y mirando hacia atrás, vio que Cao Cao era quien le había atacado.
“Ja. Un ataque por la espalda. Supongo que no puedo esperar otra cosa de alguien que se ha aliado con las ratas que le sirven a Molag Bal.” Susurró el extraño para luego desparecer en un estallido de velocidad.
Los ojos de Cao Cao se abrieron con sorpresa cuando vio aparecer al frente de él al extraño. Rápidamente movió su lanza e intentó apuñalarlo, pero fue en vano, ya que su ataque fue muy lento y su enemigo logró desviar el ataque. Sin embargo, antes de que este contratacase, recibió un golpe de parte de Issei quien usaba su promoción a «Torre» para tener más fuerza física. La potencia del golpe no solo estaba aumentada por el atributo de la Torre, sino también por el de caballero, ya que Issei había usado previamente la promoción a «Caballero» para ganar velocidad. La fuerza hizo que el extraño terminará volando unos diez metros, permitiendo que se separase de Cao Cao.
“Con esto estamos a mano, Cao Cao.” dijo Issei con molestia, pues no le gustaba el hecho de tener que salvar a quien había causado tanto daño a los Youkai.
Cao Cao solo asintió y poniéndose de pie, habló. “Propongo una tregua hasta que logremos detener a este tipo.”
Issei asintió, pero también se encontraba preocupado, pues no sabía cómo podrían derrotar a su enemigo. Si bien él podía duplicar su poder, este no era infinito, ya que una vez que su cuerpo alcance su límite, no podría aumentar más su poder, ya que de hacerlo corría el riesgo de destruir su propio cuerpo.
‘¿Qué hacemos? ¿Cómo podemos derrotarle?’ pensó Issei mientras veía como el extraño se ponía de pie.
Mientras Issei estaba pensativo en como luchar, el resto de sus compañeros se unieron a él. Lo mismo pasó con Cao Cao, quien fue rodeado por el resto de sus compañeros.
“Ja, ja, ja. Así que me atacaran todos juntos.” Dijo el extraño mientras ponía una sonrisa de emoción en su rostro. “¡Eso es perfecto! ¡Vengan con todo lo que tengan!”
Luego de gritar, se lanzó a gran velocidad contra ellos. En un parpadeo estuvo frente a ellos. Levantando el puño, lanzó un poderoso golpe, el cual fue esquivado por casi todos. Aquellos que no fueron lo suficientemente rápidos, terminaron por salir volando gracias a la ráfaga de viento generada.
Issei cargó y lanzando un combo de puñetazos y patadas, comenzó un combate cuerpo a cuerpo contra él. Lanzando un potente puñetazo, Issei intentó derribar a su enemigo. Lamentablemente, este golpe no hizo nada en contra de su enemigo, pues este detuvo el ataque con su mano, atrapando así el puño de Issei. Tras eso, el contraatacó usando dicho brazo para jalar a Issei hacia él, para luego rápidamente darle un potente golpe en el estómago. El golpe hizo que el cuerpo de Issei se doblase em V antes de salir disparado como un cohete.
Tan pronto como Issei salió volando, Kiba, Xenovia, Irina y Jeanne se lanzaron contra el extraño. Moviendo sus armas a gran velocidad, todos lanzaron ataque combinados. Parecía algo extraño, pues a pesar de haber sido enemigos no hace mucho, podían coordinarse de una manera prodigiosa. Sin embargo, eso fue en vano, pues el extraño esquivaba los ataques o los desviaba usando sus guanteletes.
Irina se elevó varios metros usando sus alas y moviendo su mano, creó varios aros de luz, los cuales arrojó mientras gritaba. “¡Toma esto!”
Los aros de luz se acercaron al extraño, quien, apretando sus puños, hizo que estos se encendieran en llamas. Lanzando varios golpes rápidos, hizo que este fuego se disparara en forma de varias bolas, las cuales se dirigieron hacia Irina. La velocidad de las bolas de fuego superó con creces las de los aros de luz y terminó por destruirlos de un solo golpe. Tras aquello, las bolas de fuego que no impactaron en los aros de luz siguieron su caminó y terminaron por impactar en Irina, creando una gran explosión.
“¡Irina!” gritó Xenovia con preocupación al ver a su amiga ser herida. Apretando los dientes, se lanzó contra el extraño y comenzó a intentar cortarle usando su nueva espada. Su espada «Durandal» se había convertido en una nueva espada, la cual había sido renombrada como «ExDurandal». Esta espada ahora no solo contenía el poder de la espada sagrada Durandal, sino que también llevaba los fragmentos de «Excalibur», los cuales actuaban como una vaina para mantener contenida el aura de la propia «Durandal» a la vez que le permitía al usuario usar las habilidades individuales de los fragmentos de «Excalibur». Sin embargo, la ira había hecho que los ataques de Xenovia se volvieran erráticos y muy fácil de predecir. Lo que fue aprovechado por su enemigo, quien desvío uno de los ataques y tomó a Xenovia por el rostro y de un solo movimiento, la golpeó contra el suelo. La fuerza del impactó fue tal que ella terminó inconsciente.
Al ver a su compañera fuera de combate, Kiba se lanzó contra el extraño para intentar sacar a su amiga de allí. Lamentablemente, su velocidad no fue lo suficientemente rápida como para tomar por sorpresa al extraño.
“Realmente eres rápido. Sin embargo… ¡No es suficiente!” gritó el extraño mientras detenía el ataque de Kiba, para luego golpear la pierna de apoyo del demonio. Con aquel movimiento, Kiba quedo en el aire, cosa que fue aprovechada por su enemigo para tomarlo por una pierna y proceder a estamparlo varias veces contra el suelo. La fuerza de los repetitivos impactos terminó por dejar fuera de combate a Kiba.
Luego de aquello, el extraño vio a Jeanne y moviendo su brazo, lanzó a Kiba como un proyectil improvisado contra la espadachina. El cuerpo del demonio impactó en el abdomen de Jeanne, quitándole el aire. La joven salió disparada y terminó por impactar en uno de los muros de la réplica del castillo.
Al ver que casi todos los que lo atacaron estaban fuera de combate, el comenzó a caminar hacia los restantes. Sin embargo, antes de llegar se vio obligado a saltar hacia un lado, pues del cielo comenzaron a llover cientos de hechizos. El extraño comenzó a correr por el lugar, esquivando los ataques y deteniendo algunos con sus guanteletes. Cuando el ataque terminó, el extraño miró hacia el cielo y vio a Rossweisse volando sobre él.
Rossweisse había atacado con un bombardeo de hechizos cuando vio que el extraño estaba distraído. Había tenido la esperanza de que su ataque lo tomara por sorpresa, pero no funcionó. Por lo que al ver eso, comenzó a volar más alto para ganar distancia de seguridad. Sin embargo, antes de que tomara mucha más altura, sintió que la tomaron del pie. Mirando hacia abajo, vio como el extraño la había atrapado el pie. Al ver aquello, su rostro mostro pánico, lo que provocó que una sonrisa cruel apareciera en el rostro del extraño.
El extraño no perdió ni un segundo y rápidamente jaló a Rossweisse hacia él, para luego proceder a darle un potente golpe en el estómago. El cuerpo de Rossweisse se dobló en V por la fuerza, para luego salir volando unos cuantos metros. El cuerpo de Rossweisse derrapó varios metros. Sin embargo, a diferencia de resto de sus compañeros, ella no cayo inconsciente y lentamente comenzó a ponerse de pie nuevamente.
Al ver que su enemiga no había caído como el resto con un solo golpe, el extraño levantó una ceja con confusión. “¿Cómo sigues despierta?”
Rossweisse puso una sonrisa en su rostro mientras extendía sus manos y creaba cientos de círculos mágicos. “Comparados con los de él, tus ataques son muy débiles:”
La joven valquiria había dicho eso gracias a que junto con el resto de sus amigas había entrenado bajo la supervisión de Edzard, quien solo se había contenido lo suficiente como para evitar causarles daños permanentes. Además, su armadura de valquiria había reforzada con encantamientos Nirmnianos, lo que aumentó su resistencia y tasa de recuperación de las heridas.
El extraño miró a Rossweisse y en vez de enojarse con el insulto indirecto, puso una sonrisa sedienta de sangre.
“¡ja, ja, ja! ¡Esplendido! ¡Nunca espere que hubiese seres de bajo de rango tan fuertes como tú y esa chica de alas plateadas en este mundo!” gritó el extraño mientras se inclinaba ligeramente hacia el frente y ponía su pierna derecha adelante de la izquierda. “¡Como muestra de respetó, te enseñare una versión degradada de mi mejor ataque!”
Al terminar de gritar, las grebas que llevaba el extraño comenzaron a irradiar energía en grandes cantidades. Ni dos segundos pasaron luego de las palabras del extraño cuando este salió disparado como un cohete contra Rossweisse.
La valquiria miraba con horror como su enemigo se acercaba a ella. Si bien él era rápido, eso no era todo, ya que incluso si ella intentase esquivarlo, eso sería muy complicado, ya que cada paso que daba el extraño hacia remecer el suelo como si de pequeños terremotos se tratase. Estos pequeños terremotos hacían que ella se tambalease, evitando que pudiese moverse bien por el lugar.
“¡Este es el fin! ¡Muere!” gritó el extraño estando frente a Rossweisse y tratando de lanzarle una patada de hacha.
El tiempo se hizo más lento para Rossweisse mientras veía el ataque llegar. Sus ojos estaban tan fijos en el ataque, que no se percató de que a lado de donde estaba un recién despertado Issei se abría un portal. Una sombra negra salió de dicho portal y moviéndose a una velocidad extraordinaria, se interpuso entre Rossweisse y el extraño.
Los ojos de Rossweisse se abrieron cuando el sonido de metal chocando se hizo presente. Al estar tan cerca del choque de aceros, ella pudo escuchar un sonido similar al de la lluvia cuando esta golpea el suelo. El golpe en hacha fue desviado cuando siete estocadas impactaron en las grebas. Sin embargo, no todo terminó allí, ya que, el extraño salió volando varios metros, cortesía de un potente golpe que recibió en el abdomen.
Los ojos de todos los que estaban consientes se abrieron al ver a Edzard parado frente a Rossweisse. Él había detenido el ataque enemigo usando el Rawlith Khaj Rawlith (Lluvia del desierto Lluvia). Esta forma del Rawlith Khaj se centraba en el uso de rápidas estocadas para matar al enemigo usando ataques precisos y veloces.
“Ya es cansado tener que salvarles el trasero tantas veces.” Dijo Edzard sin mirar a nadie más que a su enemigo. “Cuando esto termine tendrán que someterse a un entrenamiento exhaustivo.”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí el capítulo 45, XD.
Aquí hemos visto la aparición de un adalid diferente, también, vemos como ha resurgido uno de los cultos o sectas daedricas mas conocidos de todos, el infame Amanecer Mítico. Y como era de esperar, estos están por hacer lo mismo que hicieron sus homólogos durante la tercera era. Además, a diferencia del canon en DxD en este enfrentamiento si ha habido bajas para una parte.
Sobre el Rawlith Khaj, se sabe que este estilo de lucha tiene diferentes posturas o formas de ataque, tales como “Lluvia”, “Sol”; “Viento”, “Arena”, entre otros más. Cada una de estas formas de ataque estará diferenciada por la forma en que Edzard moverá el arma y estará acompañada por algún elemento representativo tal como el sonido de lluvia o el de un ventarrón, etc.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 47
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 46
—Muchos guerreros desean que sus acciones queden grabadas en la historia. Y para ello están dispuestos a todo, incluso vender sus propias almas. —
Eitar a Roland 4E
Un silencio sepulcral se hizo presente tras las declaraciones de Edzard. Y es que todos los que presenciaron la fuerza del golpe estaban asombrados de ver como el sujeto que los estaba destrozando hace unos segundos parecía haber sido asesinado de un solo golpe.
‘¿Lo ha destruido por completo?’ pensó Cao Cao mirando la espalda de Edzard. No le había tomado mucho tiempo discernir la identidad de quien detuvo a su enemigo. ‘Así que, este es el poder del llamado tercer dragón celestial… El poder de un héroe de otro mundo.’
‘Increíble… Ed acaba de matar a ese bastardo de un solo golpe.’ Pensó Issei mientras se levantaba y desactivaba su balance breaker.
El resto de los que vieron el golpe estaban con los mismos pensamientos. Sin embargo, antes de que alguien pudiese moverse, Edzard habló.
“Issei, toma a Rossweisse y reagrúpate con -.”
Lo que Edzard estuvo por decir se interrumpió cuando tuvo que mover su espada para detener un golpe que iba dirigido hacia su plexo solar. El sonido de metal chocando resonó cuando el arma detuvo el golpe. La fuerza del impacto hizo que Edzard derrapara varios metros mientras se generaba una onda de choque que provocó que aquellos que miraban el combate salieran volando unos cuantos metros.
El responsable de lanzar ese ataque era el mismo sujeto al que Edzard había golpeado instantes antes.
“Ese fue un buen golpe. Pero no debería esperar menos del «Dragon del Norte», ¿verdad?” dijo el extraño mientras tomaba una apostura de ataque.
Edzard vio con ligera sorpresa como el sujeto al que había atacado hace unos instantes estaba parado frente a él.
‘Increíble. La fuerza del golpe que le di es lo suficiente grande como para abollar una armadura de acero reforzada de Nirm.’ Pensó Edzard mientras veía a su enemigo. Ahora que podía apreciarlo de cerca, se dio cuenta de que su forma de vestir era muy peculiar y su postura de combate también era muy peculiar. ‘Esas vestimentas… esa postura de combate… ya veo, es un monje.’
“Tu vestimenta y tu forma de luchar me dice que eres un monje, ¿verdad?” dijo Edzard comenzando a flexionar ligeramente sus piernas. “Por tu postura, es obvio que eres un maestro del Vrin-Thak.”
El extraño esbozó una sonrisa en su rostro mientras miraba a Edzard y comenzaba a liberar su sed de sangre al ver la postura que Edzard había tomado. “Así es, soy un maestro del Vrin-Thak. Y por tu postura veo que estas por usar el Rawlith Khaj. Escuche que eras un usuario avanzado del Vrin-Thak y del Ziz Kurah, y por eso estoy ansioso por… ¡Matarte!”
Tras aquellas palabras, el monje se lanzó contra Edzard. Cuando estuvo a escasos centímetros de él, el monje comenzó a lanzar un combo de siete golpes a gran velocidad con la clara intención de tomar por sorpresa a Edzard. Sin embargo, sus ataques fueron todos repelidos por la espada del Dovahkiin.
Luego de desviar los ataques de su enemigo, Edzard soltó rápidamente su espada y volviendo a tomarla con un agarre diferente, comenzó a usar el estilo viento del Rawlith Khaj. La espada de Edzard generó un zumbido similar al sonido del viento del desierto cuando comenzó a moverse a extremas velocidades.
El sonido de metal chocando se comenzó a escuchar mientras los miembros restantes de la facción de los héroes miraban el intercambio de golpes entre ambos enemigos. El total despliegue de habilidad, velocidad y reflejos hizo que miraran con la quijada desencajada el combate.
‘Esto es irreal. Sus ataques son tan rápidos que no puedo percibir si están que se atacan o si están usando una finta.’ Pensó Cao Cao mirando lo que poco que veía del combate.
“S-s-son monstruos. Monstruos con aspecto humano.” Dijo Faust con miedo mientras miraba el combate.
Mientras los dos varones de la facción de los héroes miraban con asombro y temor el combate, Jeanne miraba el combate con un sonrojo en su rostro, el cual tenía una mirada fascinada, pues era casi como si el combate pareciera un hipnótico baile mortal entre dos bailarines.
‘E-es hermoso.’ Pensó Jeanne mirando a Edzard desviar los ataques y contrarrestar los golpes con su propia arma.
Mientras la facción de los héroes seguía viendo la batalla, los miembros del ORC también miraban la batalla y tenían sus propios pensamientos.
Issei miraba la batalla buscando una oportunidad para poder ayudar a Edzard en el combate. Sin embargo, para su mala suerte no podía encontrar alguno.
‘El nivel de poder de ese sujeto está muy por encima del de un demonio de clase alta, es obvio que esta al mismo nivel que un demonio de clase definitiva. Mi piel se ha erizado y mis instintos de supervivencia me dicen que moriré si me entrometo.’ Pensó Issei apretando los puños con frustración, pues veía que, a pesar de fortalecerse, aun no era capaz de luchar contra un ser de Nirm.
‘Eso fue un golpe, no… fue una finta…. Ahora ha usado tres fintas de manera casi consecutiva.’ Pensó un recién despertado Kiba mientras observaba el despliegue de habilidad que mostraba Edzard al enfrentarse a este rival. ‘Sabíamos que él es poderoso, pero incluso si no tuviese el poder que tiene, su habilidad de combate compensaría esa deficiencia fácilmente.’
‘Esto es raro, Ed-kun ya debería de haber logrado derrotar a ese sujeto, en especial en un combate cuerpo a cuerpo, pero es extraño la forma en que ese sujeto logra detener los ataques de Ed-kun. Tal vez tenga la habilidad «reflejos rápidos», ya que no puedo encontrar otra solución para que pueda mantenerse luchando contra Ed-kun tanto tiempo.’ Pensó Rossweisse con preocupación mientras terminaba de curar sus heridas con magia.
Rossweisse y los miembros aun consientes del ORC tuvieron que cubrirse los ojos cuando Edzard y el monje impactaron un golpe con gran parte de su fuerza en él, pues este originó una onda de choque que generó corrientes de aire tan fuertes que amenazaron con mandarlos a volar.
“Aghhh. Maldición.” Dijo Issei mientras sostenía el cuerpo de Irina para evitar que este salga volando.
Mientras Issei cargaba a su amiga de la infancia, Kiba, por su parte, cargaba el cuerpo de Xenovia, protegiéndola de que salga volando por el aire.
Edzard desviaba los ataques del monje con su espada. Pero con cada golpe que desviaba se iba percatando de algo.
‘La fuerza de cada uno sus ataques siguen aumentando con cada segundo que pasa. No…. Eso es ridículo, esta que comienza a usar cada vez mas de su fuerza conforme pasa el tiempo. Sin embargo, la fuerza que está usando ahora mismo está muy por encima de la de un adalid ordinario. De hecho, su nivel de fuerza esta al mismo nivel que el de mi padre cuando fue potenciado por el hechizo de mi madre.’ Pensó Edzard mientras usaba su espada para detener el ataque del monje.
“Je, je, je. Realmente eres alguien interesante.” Rio de manera maniaca el monje mientras atacaba a Edzard con sus puños. Sin embargo, luego de aquellas palabras, el dio una vuelta de ciento ochenta grados y levantando su pierna, le propinó a Edzard una potente patada lateral.
Edzard vio llegar el ataque y se protegió usando su espada. Sin embargo, al momento en que las grebas del monje impactaron con la espada de Edzard, este salió disparado como un cohete por los aires.
‘¡¿Qué mierda?!’ pensó Edzard con asombro, pues la fuerza del golpe estaba más allá de lo que se esperaba.
Mientras volaba por los aires, Edzard apretó los dientes y comenzó a maniobrar para lograr estabilizarse. Al lograrlo, aterrizó de pie y derrapó varios metros. Cuando se detuvo, levantó la vista y viendo a su enemigo, comenzó a estudiarlo de manera más analítica.
‘Los ataques obviamente son los de un monje, pero incluso si potenciase sus golpes con magia, la pura fuerza bruta de este último golpe no fue normal.’ Pensó Edzard mientras miraba a su enemigo. Luego de unos segundos, decidió usar el hechizo de «Visión del Décimo Ojo». Cuando su vista se volvió a posar en su enemigo, Edzard al fin comprendió por que este era tan fuerte.
‘Sabía que era un jodido adalid daedrico con un artefacto, pero nunca espere que ese artefacto fueran sus botas.’ Pensó Edzard al observar la energía daedrica que emitían las botas. Él no era idiota, sabía que el monje servía a Dagon tanto por la vestimenta como por lo que le había dicho Lint. ‘Recuerda, Edzard…. ¿Qué artefacto daedrico de Dagon eran un par de botas...? ¡Por supuesto! ¡Esas botas son los «Divisores de tierra»!’
Luego de descubrir la identidad del artefacto daedrico, Edzard se puso de pie y apuntó su espada hacia el adalid mientras cambiaba el agarre de su espada. Sabía que debía de andar con cuidado, si bien tenía un cuerpo resistente, los divisores de tierra tenían el potencial de destruir ciudades fácilmente si acumulaban el poder necesario. Así que, bueno, él no quería recibir un golpe de ese nivel de poder.
El adalid miró el cambio en la postura de Edzard y sonrió de manera maniaca.
“Ohh… Así que vas a usar el estilo de «lluvia del desierto» del Rawlith Khaj. ¡Perfecto!” gritó el adalid mientras tomaba una postura diferente a la que había usado hasta ahora.
Edzard entrecerró los ojos y apretó el agarre en su espada al ver la nueva postura del adalid, pues la postura era una que se centraba más en el uso de patadas rápidas que en el uso de los puños.
‘Ya veo. Planeas usar tu artefacto daedrico de manera más seguida.’ Pensó Edzard mientras tomaba una bocanada de aire para calmar sus pulsaciones y mantenerse enfocado en la batalla. Si antes le había costado golpear directamente, ahora seria incluso más problemático, pues tendría que detener un artefacto daedrico minimizando el daño colateral.
Ambos enemigos se miraron un segundo y se lanzaron el uno contra el otro para continuar su batalla.
¡Booommm!
Mientras Edzard luchaba contra el adalid en el falso Kioto, el castillo donde vivía Kunou y Yasaka estaba bajo ataque por parte de varios de adoradores de Dagon.
“¡Mantengan el muro! ¡No dejen que nadie pase!” gritó Azazel mientras lanzaba cientos de lanzas de luz contra algunos miembros del amanecer mítico. Sin embargo, las lanzas no hicieron mucho daño, pues fueron bloqueadas por varias custodias.
Los youkai que recibieron la orden de Azazel obedecieron a regañadientes las órdenes del Caído. Por lo que rápidamente corrieron hacia el muro donde recientemente se escuchó la explosión. Cuando llegaron al lugar se encontraron con unos diez adoradores de Dagon que estaban usando su armadura vinculada. Desenfundando sus armas y preparando sus hechizos, los youkai se dispusieron a luchar. Sin embargo, los adoradores se movieron a una velocidad que ellos no esperaban y estuvieron por matar a varios de ellos, pero algo ocurrió en ese momento.
Los adoradores de Dagon estaban por asesinar a varios youkai, pero no pudieron hacerlo gracias a que nueve espadas doradas cayeron sobre ellos. Si bien los adoradores lograron esquivar el ataque, la explosión que resultó del impacto del hechizo con el suelo, terminó por matar a tres de ellos y los que sobrevivieron fueron tomados por sorpresa por dos miembros del grupo de Edzard, quienes se habían movido para atacar a los adoradores por la espalda.
“Azazel-sama. ¿Cómo va la resistencia de este lado del castillo?” preguntó Mittelt acercándose a Azazel.
“Vamos bien gracias a ustedes.” Respondió Azazel mirando a su subordinada. Sin embargo, cuando el líder Caído intentó decir algo más, fue interrumpido cuando se escucharon varios rugidos.
“¡Wow! ¡¿Qué son esas cosas?!” gritó Aika mientras miraba como de los portales comenzaron a surgir seres similares a cocodrilos bípedos.
“Mierda…” dijo Valerie, sorprendiendo a todos. Ella se sonrojó cuando vio que todos la veían con sorpresa. “¿Qué?”
“Valerie acaba de decir groserías…” respondió Aika en shock.
“N-nunca creí que te escucharía decir groserías.” respondió Mittelt en shock.
Valerie se sonrojó bastante y miró hacia otro lado.
La reacción de la Dhampir y las otras dos chicas hizo que Azazel suspirara.
“Chicas, lamento molestarla, pero… ¿saben que son esas cosas?” preguntó Azazel señalando a los cocodrilos bípedos.
Las chicas dejaron de estar en shock y haciendo pucheros respectivamente, miraron hacia donde estaban esos seres.
“La verdad, no lo se. ¿Valerie? ¿Mittelt?” preguntó Aika mirando a sus dos amigas.
“Ni idea.” Respondió Mittelt.
“Yo estoy igual.” Respondió Valerie negando con la cabeza.
“Bueno, entonces solo nos queda llamar a nuestra líder.” Dijo Aika convocando un círculo mágico en su oído. Cuando este comenzó a brillar, ella preguntó. “Asia-chan. Mira, estamos viendo aparecer uno seres similares a cocodrilos bípedos de gran tamaño. ¿Sabes que son?”
El circulo volvió a brillar y Aika comenzó a asentir cada dos segundos. Cuando terminó de escuchar lo que Asia le contaba, el circulo mágico en su oído desapareció. Mirando al resto de los presentes, Aika vio que la miraban con expectativa.
“Asia dice que se llaman Daedroths. Y son daedras de nivel medio incluso algunos pueden ser de nivel alto. Además, mencionó que debemos tener cuidado con ellos, pues pueden escupir veneno, fuego o lanzar rayos de sus garras. También, que son muy fuertes físicamente.”
“Entonces, ¿cuál es el plan?” preguntó Mittelt.
“Atacarlos con magia desde lejos y mantenernos alejados de su rango de ataque.” Respondió Aika mirando a sus compañeras.
Las tres chicas asintieron y comenzaron a volar hacia los Daedroths para poder derrotarles.
Azazel miró a las chicas irse y soltó un suspiró con una sonrisa en su rostro. Era en momentos como estos en que agradecía que Edzard y su grupo no fueran sus enemigos. Dejando de ver a las chicas partir, Azazel volvió a mirar a los miembros del amanecer mítico seguir sus ataques contra el palacio. Soltando otro suspiro, creó una lanza de luz y se lanzó a matar a más enemigos.
Asia movió su espada de forma diagonal para evitar que su enemigo se defienda. La hoja de hierro meteórico atravesó la armadura vinculada como si fuese de papel y cortó en dos al usuario de dicho hechizo.
“Ufff. Lint, Ingvild. ¿Cuántos enemigos ya vamos abatiendo?” pregunto Asia mirando a las mencionadas.
“No sé, ya perdí… ¡La cuenta!” gritó Lint mientras empalaba la cabeza de un Clannfear con una lanza de luz.
El daedra reptiliano bípedo de pequeño tamaño, cuyas escamas duras normalmente eran muy resistentes no pudo hacer nada contra un arma de luz cargada con mucho poder sagrado. Además, la lanza atravesó la cabeza del daedra por la parte anterior de la cresta ósea que poseía en su cabeza.
Lint soltó un suspiro cuando retiró su lanza de luz del cadáver del daedra. La batalla había sido relativamente sencilla, pues a pesar de su fuerza física estos daedras eran más animales que seres racionales o pensantes y su forma de atacar era con su cola con púas, sus garras que podían despedazar a un mortal en segundos o con sus afilados dientes. Para vencer a este daedra y a los otros cuatro que encontró, Lint tuvo que maniobrar y esquivar mucho mientras esperaba el momento perfecto para atacar.
“Asia, Lint. Parece que Aika, Valerie y Mittelt han ido a luchar cerca de donde aparecieron los portales.” Dijo Ingvild mientras volaba cerca de sus amigas.
Asia miró hacia donde estaban los dos portales que se habían abierto recientemente en las cercanías del palacio de Kioto.
‘Tenemos suerte de que evacuamos el castillo antes del ataque.’ Pensó Asia suspirando con tranquilidad mientras miraba la barrera que mantenía a los daedras en el área cercana del castillo. La barrera había sido creada por Azazel y varios de los youkai de alto rango ni bien comenzó el ataque. Esto había sido parte de la estrategia para mantener el ataque en una sola área.
“Entonces, Asia. ¿Qué hacemos ahora?” Preguntó Ingvild mirando a su amiga.
“No lo sé aún. Primero déjame comprobar el estado de los otros combates y de allí tomare una decisión.” Respondió Asia convocando un círculo mágico en su oído y comenzando a hablar con el resto de lideres en cada uno de os escuadrones que repelían el ataque.
Luego de unos minutos, el circulo mágico en el oído de Asia se disipó.
“Entonces, ¿Cómo procedemos?” preguntó Ingvild mirando a Asia.
“Nos dirigiremos a ayudar al resto de las chicas a acabar con los daedras y luego nos adentraremos en los portales para obtener las piedras sellos de cada uno.” Respondió Asia mientras se preparaba para dirigirse donde sus amigas luchando.
“Ok.” Dijo Ingvild mientras se preparaba para seguir a Asia.
Lint, por su parte, miró a Asia antes de acercarse a ella para hablar. La experiencia cercana a la muerte que vivió le hizo comprender que su vida podría terminar en cualquier momento, por lo que no podía dejar de lado sus emociones.
‘Ya no importa si me convierto en un ángel caído. No puedo negar más lo que siento. Si lo hago, puede que nunca tenga la oportunidad.’ Pensó Lint mientras tomaba a Asia por el brazo.
Asia giró la cabeza y miró a Lint confundida.
“¿Pasa algo Lint?”
Lint miró a Asia y soltó un suspiro. Luego de aquello, habló con convicción. “Asia. ¿Cuándo esto termine podemos hablar a solas?”
Asia miró a Lint y al ver que era algo realmente muy importante para ella, asintió. “Está bien. Cuando esto termine podemos hablar a solas.”
Lint asintió mientras ponía una sonrisa en su rostro.
“Bien. Ahora sin más preámbulos, vamos tenemos daedras que derrotar y dos fortalezas que asediar.” Dijo Asia mientras comenzaba a volar.
Lint e Ingvild asintieron y comenzaron a volar usando sus alas. Un segundo después las tres amigas se dirigieron hacia donde estaban el resto de sus amigas luchando contra los daedras para poder al fin ponerle fin a este ataque.
Mientras se llevaba a cabo la lucha por expulsar a los daedras de Urakyoto, en una casa de seguridad en la ciudad fuera de la barrera se encontraban resguardados todos los niños y aquellos que no podían luchar.
En una habitación separada del resto de los refugiados, se encontraban Kunou y Marie sentadas una frente a otra. Ambas amigas se habían reencontrado hace casi nada y juntas habían sido enviados al refugio. Su pequeña amistad había dado un pequeño paso en este reencuentro, ya que ambas comenzaron a llamarse por apodos cariñosos y ya no con sus nombres completos.
Kunou tenía las orejas decaídas, claro indicio de que no se encontraba bien anímicamente.
“Ku-chan. ¿Estas bien?” preguntó Marie mirando con preocupación a su amiga.
Kunou levantó la vista y trató de poner una sonrisa, pero fue en vano. Luego de percatarse de que no pudo poner una cara que tranquilizase a su amiga, decidió suspirar y hablar.
“No, Ma-chan. No estoy bien.” Respondió Kunou mirando al suelo.
“No estes triste, Ku-chan.” Dijo Marie acercándose a su amiga y dándole un abrazo. “Veras que tu mamá va a volver. Solo ten paciencia.”
Kunou miró a su amiga y la vio sonreír mientras sus ojos no mostraban nada más que convicción y confianza. La sonrisa de su amiga era tal que lentamente sus labios se movieron y mostraron una sonrisa.
Cuando Marie se separó de su amiga y la vio sonriendo, también sonrió. Sin embargo, en ese momento se escuchó un gran estruendo, el cual sacudió la habitación por completo, esto hizo que las dos niñas se tambalearan un poco. Cuando al fin pudieron estabilizarse, Kunou miró a Marie.
“¿Q-que paso?” preguntó Kunou poniéndose de pie. Cuando no escuchó una respuesta miró hacia donde estaba Marie y lo que vio la dejo completamente asombrada. Su siempre feliz amiga que miraba fijamente hacia el este, más exactamente el lugar donde estaba la entrada de la ciudad.
Marie miró a Kunou y tragando un poco de saliva, la hija del último sangre de Dragon le respondió a su amiga. “Y-yo no lo se. Pero lo que ha generado ese estruendo es algo muy malo. Tiene un aura muy oscura.”
Cuando Kunou estuvo por decir algo más, de la nada la puerta de la habitación fue abierta sorpresivamente.
“¡Kunou-sama!” gritó un tengo anciano entrando en la habitación. El viejo tengu estaba que sudaba y se notaba que estaba con miedo, pero a la vez con alegría.
Al ver al youkai en ese estado, Kunou se acercó a él.
“¿Qué sucede?” preguntó Kunou.
“S-su madre, Yasaka-hime ha vuelto.”
Kunou se quedó helada como piedra al escuchar aquello. Sin embargo, logró salir de su sorpresa y rápidamente salió del lugar siendo seguida por el tengu, quien llevaba a Marie en su espalda.
El pequeño grupo recorrió el lugar a gran velocidad y lograron llegar en unos pocos minutos al lugar donde se suponía que debía estar Yasaka. Cuando llegaron, pudieron ver al ORC y a Rossweisse, quien cargaba a una inconsciente Yasaka en sus brazos.
La forma humanoide de la madre de Kunou era el de una mujer joven voluptuosa con el cabello largo de color rubio. Sus rasgos faciales eran delicados y tenía las cejas muy cortas y redondeadas, algo que confundió a Marie, ya que era la primera vez que veía unas cejas así. Su largo cabello estaba atado en una cola de caballo, la cual comenzaba a tomar forma de espiral mientras se acercaban a sus piernas. Su vestimenta consistía en un kimono amarillo, el cual mostraba un gran escote. Tenía un obi dorado y una especie de abrigo negro con calaveras doradas. Su cabello también llevaba un adorno japonés tradicional.
“¡Hahaue!” gritó Kunou mientras corría hacia su madre.
Cuando la pequeña kitsune llegó, vio que su madre no reaccionaba. Por lo que comenzó a gritar más fuerte. “¡Hahaue, soy yo, Kunou!”
Al ver que su madre seguía sin despertar, Kunou miró con desesperación a Issei y al resto.
“¡¿Qué sucede, por qué no despierta?!” gritó Kunou.
Issei vio a la pequeña Kitsune e intentó contestarle, pero no pudo, pues en ese momento otra explosión hizo que el lugar temblara.
“Maldición. Parece que tendremos que evacuar este lugar. Estamos muy cerca de la batalla.”
Las palabras de Issei hicieron que los Youkai que estaban allí reunidos se preocuparan. De entre todos uno dio un paso al frente y preguntó. “Sekiryuutei-dono. ¿Qué quiere decir con que estamos cerca de la batalla?”
Issei miró al youkai, un nekomata por la apariencia, y comenzó a contar lo que había pasado.
Flashback
Issei miraba con asombro como la batalla continuaba. Si antes era increíble, ahora era otra cosa. Los golpes que se daban eran a tal velocidad que a duras penas podía distinguir lo que pasaba. Era como si estuviese viendo la batalla de Edzard con Loki, pero ahora, el enemigo si podía defenderse cuerpo a cuerpo correctamente y no como el Dios nórdico.
La atención de Issei en la batalla despareció cuando escuchó a Cao Cao hablar con sus compañeros. Al posar su vista en ellos, vio que el mago le dijo algo a Cao Cao y este asintió. Luego de eso, el lugar fue envuelto por una niebla de manera tan sorpresiva y rápida que ninguno pudo hacer nada para avisar lo que ocurría.
Cuando la niebla se deshizo, todos estaban en la ciudad de Kioto, pero por fortuna, estaban en el lado de los Youkai y no en la ciudad humana.
“¡Issei! ¡Rossweisse! ¡Kiba! ¡Saji!”
Issei y los mencionados miraron a Edzard al escuchar sus gritos.
“¡Vayan a un lugar seguro! ¡Si se encuentran con alguien pidan que los lleven al refugio! ¡Cuando lleguen allí creen una barrera para proteger el lugar o en caso contrario evacuen el lugar! ¡Rossweisse, toma a Yasaka contigo y llévala a ese lugar!”
Fin Flashback
“Y eso fue lo que sucedió.” Dijo Issei terminando de contar lo que había sucedido.
“Ya veo. Así que, la facción de los héroes se fue y los dejó allí botados.”
“Así es. Pero, mejor cambiemos de tema rápido. ¿Cuántos hay aquí que puedan crear una barrera decente?” preguntó Rossweisse interrumpiendo la conversación de Issei.
El anciano solo miró a Rossweisse y soltó un suspiro. “Me temo que aquí solo hay niños, ancianos y personas que no pueden luchar.”
Tras escuchar esas palabras, Rossweisse se llevó una mano al mentón y comenzó a pensar. Al final, solo pudo llegar a la conclusión de que debían de irse de allí, pero la pregunta era a donde. No podían ir al palacio, pues estaba bajo ataque, además, estaba encerrado por una barrera. La segunda opción era un lugar fuera del Urakyoto, pero a donde. Sin embargo, antes de que pudiese hacer o decir algo, sintió que tiraban de la tela de su armadura. Así que, mirando hacia esa dirección, vio a Marie quien tenía la mano extendida y le estaba entregando una pequeña piedra tallada.
“¿Qué es esto?” preguntó Rossweisse mirando la piedra.
“Es una piedra de…. ¿Algo?” dijo Marie con confusión, pues no sabía que era la piedra exactamente, pero si sabía que podía hacer. “Pero he visto a papá y a mamá usar esa piedra para crear barreras.”
Aquellas palabras hicieron que Rossweisse abriera los ojos como platos. Por lo que, mirando más de cerca la piedra, vio que era una piedra sello para crear barreras. Una sonrisa hubiese aparecido en su rostro si ella pudiese usar Magicka para activarla, pero para su mala suerte no podía. Además, tampoco podía activar esa piedra con magia, pues ella había estado estudiante hasta el cansancio sobre la magia tanto de la tierra como la Nirmniana para tratar de encontrar la manera de unirlas sin la necesidad de ser una hibrida como Asia, pero había fallado estrepitosamente.
Poniendo una sonrisa triste, Rossweisse miró a la hija de su amigo/interés amoroso. “Marie-chan. Sabes que yo no puedo usar Magicka, ¿verdad?”
Marie asintió como respuesta a la pregunta.
“Entonces sabes que no puedo activar esta barrera.”
Marie miró confundida a Rossweisse y luego habló. “Pero, si esa piedra estaba en el laboratorio de Papá. Leí un poco de lo que decía la nota y se puede activar sin magia.”
Aquellas palabras hicieron que Rossweisse abriera los ojos con sorpresa y horror. Sorpresa al saber que si podría usar la piedra para crear una barrera y horror al deducir que Marie la había tomado del laboratorio personal de Edzard sin pedir permiso.
“Ya veo. Gracias por la piedra, pero no vuelvas a hacer algo como eso, ¿Entendido?”
Marie miró a la amiga de sus padres y asintió.
“Bien.” Dijo Rossweisse con una sonrisa mientras le frotaba la cabeza a Marie.
Rossweisse miró a los presentes y apretando la piedra, el único modo que se le ocurrió que sería la forma de activación, esperó que pasase algo. Para fortuna de la valquiria era como si los dioses le sonriesen en ese momento, pues ni un segundo después de que apretó la piedra, de esta surgió un rayo de luz que subió hacia el cielo y luego formó una enorme cúpula de energía de color azul.
Edzard desvío un golpe del Adalid con su espada y al hacerlo se generó una onda de choque que se extendió por varios metros.
‘Maldita sea. Esto se está complicando.’ Pensó Edzard con preocupación.
La batalla se había complicado desde el momento en que Cao-Cao había huido con su grupo, pues al hacerlo los envió a Kioto. Afortunadamente aparecieron en el lado sobrenatural y no en el humano. Pero eso no quitaba el hecho de que se vio forzado a luchar con una sola mano, pues en la otra usaba el hechizo «Detectar vida». Él hacia esto para saber dónde estaban los youkai civiles y así evitar que estos sufrieran por el daño colateral de la batalla. Sin embargo, esto tuvo como consecuencia que tuviese que reducir sus habilidades para evitar causar mucho daño que terminé matándolos.
Además, la preocupación de Edzard también se centraba en lo que pasaba en el castillo de Yasaka, pues cuando apareció pudo ver que no había uno, sino que había dos putos portales a Oblivion. Eso hizo que él se preocupara por sus amantes y sus amigas. Sin embargo, su batalla contra el adalid estaba lejos determinar por ahora.
“¡¿Qué pasa, Dovahkiin?! ¡¿Por qué te contienes?!” gritó el adalid mientras lanzaba un combo de cinco golpes consecutivos contra Edzard.
Edzard apretó los dientes cuando tuvo que desviar todos los golpes y evitar que las ondas de choque fueran a parar a algún lugar cercano al refugio.
“¡Deja de preocuparte por los insectos que hay por aquí!” gritó el adalid mientras se lanzaba contra Edzard. Cuando estuvo frente a él, lanzó tres puñetazos, los cuales fueron esquivados por Edzard, pero al ver sus ataques esquivados, él se inclinó un poco a la derecha y lanzó una potente patada contra Edzard, quien tuvo que usar su espada para desviar el ataque. Sin embargo, el ataque estaba cargado de magia, por lo que originó una onda de choque que terminó por destrozar cinco casas cercanas.
“¡Concentra toda tu atención en mí! ¡De lo contrario, morirás!” gritó el adalid mientras seguía atacando a Edzard sin descanso
Edzard seguía a la defensiva mientras detenía, esquivaba y desviaba los ataques que amenazaban con impactarle.
‘Maldición. Tengo que hallar la manera de cambiar las tornas de esta batalla, pero… ¿Cómo lo hago?’ pensó Edzard con preocupación, pero para su fortuna en ese preciso instante vio un hilo de luz surgir desde donde estaba el refugio. Una sonrisa apareció en su rostro al ver la barrera en forma…. De ¿remolino?... ‘Espera… ¿Cómo es que...? ¡Marie! Pequeña…. Aghhh… la verdad no se si sentirme irritado por que hayas tomado esa piedra de mi estudio u orgulloso del talento que demuestras como ladrona.’
Edzard no sabía que sentir por su hija en este momento, pues no necesitaba ser un genio para deducir que esa barrera se formó por la piedra sello en la que había estado trabajando. Pese a la ligera molestia que sintió, decidió dejar de pensar en aquello, ya lo haría más tarde. Ahora que vio que los civiles estaban protegidos, descartó el hechizo que estaba usando. Ya con su otra mano libre, Edzard tomó el mango con ambas manos y decidido a acabar con esto.
‘No pude luchar con todo por temor a dañar a mis amigos o a los civiles, pero ahora que ya están a salvo, bueno, ya verás.’ Pensó Edzard mientras miraba a su enemigo. La batalla que se había llevado a cabo desde hace unos momentos le había permitido saber que estilo de lucha usaba el adalid, por lo que, extendiendo su mano izquierda, estuvo tentado a convocar una segunda espada akaviri. Sin embargo, antes de hacerlo descartó esa idea, pues aún no había logrado llevar su estilo Zhan Khaj al nivel necesario para luchar contra un adalid, por lo que decidió seguir usando el Rawlith Khaj.
El adalid de Dagon miró la postura de Edzard y también sus ojos. Una sonrisa apareció en su rostro, pues ahora mismo veía que él estaba por luchar de manera más seria, por lo que también cambió su postura del Vrin-Thak al Ziz Kurah.
El viento se calmó por un instante mientras ambos combatientes se preparaban para luchar.
“Antes de comenzar te daré el nombre de quien será tu verdugo, Dovahkiin. Me llamo Norgred, Norgred Crowheart.”
Edzard vio al Adalid, no, vio a Norgred y apretó el agarre en su arma. El conocía ese nombre, no el nombre de Norgred, sino el de Crowheart. Ese nombre era un nombre de clan muy peculiar, no era famoso, pero si conocido por aquellos que eran como el, es decir, personas que les gustaba leer demasiado. Aquel clan estuvo presente en algunas crónicas de batallas de la guerra de los tres estandartes. Lamentablemente, ese clan solo aparecía allí y de manera muy reducida.
“Ya veo. Ahora entiendo por qué te convertiste en adalid de Dagon.” dijo Edzard mirando a Norgred. “Lo hiciste para obtener fama como un destructor y hacer que tu clan fuese relevante, ¿verdad?”
Por primera vez desde que se vio cara a cara con Norgred, Edzard vio aparecer una emoción diferente a la de sed de batalla. El rostro de Norgred primero pasó por la confusión y luego por la diversión.
“¡Ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja!” Norgred comenzó a reír con mucha fuerza. “No puedo creerlo, ¿De verdad piensas eso?”
Edzard miró desconcertado al nórdico, pues no entendía por qué decía eso.
“No lo entiendes, ¿verdad?” preguntó Norgred al ver el rostro de Edzard. “Bueno, seré una buena persona y te lo dire. No me interesa traer gloria al clan Crowheart. Me convertí en adalid de Lord Dagon simplemente porque estaba aburrido. Es lo mismo que te sucedió a ti, ¿verdad?”
Edzard frunció el ceño al escuchar la burla final que dijo Norgred.
“Ohh. No pongas esa cara. Se porque dejaste de Nirm, después de todo eres parecido a mí. Lo hiciste porque te aburriste de tu vida allí, ¿verdad? No puedo imaginarme lo aburrido que debe ser el más poderoso de tu generación.”
Edzard dejó caer su postura y miró al adalid con fastidio. “Por favor, no me pongas en el mismo saco que tú. Si bien es cierto que algunas cosas se habían vuelto aburridas, nunca dejaría Nirm por una razón tan estúpida como esa.”
Norgred miró a Edzard y dejó caer su sonrisa.
“Sabes con lo que me has dicho ahora entiendo algo. ¿Quieres te diga la verdad de la razón por la que te volviste Adalid de Dagon?” preguntó Edzard mientras comenzaba a caminar alrededor de Norgred con una sonrisa de burla en su rostro. “Tú lo hiciste porque a pesar de tu poder no pudiste sobrepasar los límites que tenías. Lo intentaste por mucho tiempo, pero al ver que no lograbas nada, decidiste tomar la opción más fácil. Te entregaste a Dagon para recibir un aumento de poder y prolongar tu vida para sobrepasar los límites mortales, en vez de aceptar tu propia mortalidad y morir con orgullo por tus logros.”
Tras terminar de decir esas palabras, Edzard se agachó para esquivar un puñetazo de Norgred, quien se había lanzado sin decir ni una sola palabra.
“Realmente, te has enojado, ¿verdad?” dijo Edzard luego de dar un salto para alejarse de Norgred.
“¡Cállate! ¡Tú no sabes nada!” gritó Norgred abalanzándose contra Edzard.
Edzard vio como el adalid lanzaba un puñetazo dirigido hacia su pecho, más precisamente hacia su corazón. Moviéndose hacia la derecha, esquivó el ataque y luego moviendo su espada, dio un corte en diagonal descendente. Sin embargo, el ataque fue desviado por Norgred, quien luego de eso comenzó a desatar un combo de golpes rápidos contra Edzard. Todos los golpes eran tan rápidos y fuertes que generaban ondas de viendo que podrían mandar a volar a cualquier persona que estuviese cerca, pero no a Edzard, quien manteniéndose firme, usó su espada para desviar todos los ataques a la vez que contratacaba su enemigo usando la postura de viento de su técnica marcial.
Ambos enemigos estuvieron intercambiando golpes a gran velocidad sin ceder ni un solo metro de terreno al otro. Sin embargo, al ver que no podían hacer retroceder a su enemigo, ambos saltaron hacia atrás para de esa manera tomar distancias y poder lanzar sus siguientes ataques.
Norgred apretó los dientes al ver a Edzard y dando un paso, sus botas brillaron de rojo y crearon un cráter. Un segundo después salió disparado como un cohete contra Edzard. Cuando estuvo a escasos metros de él, comenzó a lanzar una sucesión de rápidos golpes, los cuales fueron bloqueados por Edzard. Cuando vio que Edzard había esquivado su puño derecho, Norgred giró su cuerpo hacia la derecha y dando un giro de ciento ochenta grados lanzó una potente patada lateral a Edzard, quien se vio forzado a usar su espada para bloquear el golpe.
Edzard recibió el impacto del golpe y salió derrapando varios metros por la fuerza de este.
‘Tch. Ese golpe fue igual que el mismo que puede darte un gigante de escarcha.’ Pensó Edzard mientras se detenía y un segundo después, salió disparado contra Norgred.
Al llegar frente a su enemigo, Edzard dio siete tajos rápidos, los cuales fueron bloqueados por Norgred, pero Edzard no se detuvo allí, pues ni bien terminó de dar el último golpe, rápidamente cambio de postura y usando la técnica de lluvia del Rawlith Khaj, comenzó a dar rápidas estocadas. Estas estocadas lograron su cometido y lograron impactar en Norgred, pero extrañamente este no recibió heridas.
‘¿Cómo es que no he podido herirlo? Si todos mis golpes dieron en una parte sin armadura… no me jodas. Por supuesto, este idiota está usando una armadura mágica.’ Pensó Edzard al darse cuenta de por qué su enemigo no había sido herido por los ataques.
Luego de percatarse de eso, Edzard cambio el agarre en su arma y se preparó para usar el estilo de «Danza de las dos lunas». Tomando un poco de aire, Edzard salió disparado contra su enemigo y lanzó un corte ascendente, el cual fue esquivado por Norgred. Sin embargo, mientras mantenía la inercia del golpe, Edzard giró su cuerpo de izquierda a derecha y dio un salto. Mientras estaba en el aire, aprovechó para darle una patada giratoria a Norgred. El golpe tomó por sorpresa al Adalid, golpeándolo en el rostro.
La fuerza del golpe hizo que el Adalid de Dagon saliese volando varios metros, terminando por impactar y destruir tres casas. Los escombros de dichas edificaciones terminaron por enterrar a Norgred, dejando el lugar con una calma un poco inquietante.
Cuando Edzard aterrizó, el suelo se estremeció, haciendo que casi pierda el equilibrio. Logrando mantenerse de pie, Edzard vio al este y vio como uno de los dos portales que había era destruido.
‘Bien, parece que han logrado destruir uno de los portales. Ahora solo falta el otro y esto estará más cerca de acabar.’ Pensó Edzard.
Luego de pensar aquello, los instintos de Edzard se volvieron locos, por lo que el miró hacia el sur y vio como la suela de una de las botas de Norgred estaba a escasos centímetros de impactarle, por lo que haciendo usó de casi toda su habilidad en su forma humana, movió su katana para detener el ataque. Para fortuna para Edzard, logró hacerlo, pero no salió indemne, pues a fuerza del impacto lo hizo salir volando varios metros hacia unas casas.
Edzard atravesó las paredes de cinco casas, pero cuando estaba por atravesar la sexta, dio un giro y logró apoyarse en la pared. Ya estando detenido, Edzard miró a Norgred, quien tenía sus brazos cubiertos de fuego y sus botas exudaban poder daedrico.
‘Parece que va a luchar con todo. Yo también debería de hacerlo, así que lo mejor será que use algunos thu’um.’ Pensó Edzard.
Luego de pensar en eso, Edzard se abalanzó contra su enemigo, quien hizo lo mismo.
Edzard vio a cámara lenta como ambos se acercaban. Cada paso que daba era como una eternidad, sin embargo, el sabía que no era así.
‘Cuatro, tres, dos…’ Contó en su mente Edzard mientras se acercaba a Norgred. Cuando contó uno, Edzard abrió la boca y gritó. “¡TIID! ¡KLO!”
La visión de Edzard pasó a ser blanco y negro mientras el tiempo a su alrededor se volvía más lento. Su thu’um había funcionado y ahora podía ver un puño llameante dirigirse a cámara lenta contra su rostro. Aprovechando su thu’um, Edzard esquivó el ataque lo suficiente como para que no le haga daño, pero sin moverse demasiado para no perder la inercia del movimiento. Cuando sintió que el puño había pasado y que el tiempo volvería a la normalidad en cualquier segundo, se apoyó en su pierna derecha y dando un giro horizontal de ciento ochenta grados, movió su espada contra el cuello de Norgred. La hoja de la espada akiviri impactó contra su objetivo, pero no logró cortar la carne, pues al momento de impactar, Edzard vio como el cuerpo de Norgred brillaba de azul en el mismo instante de recibir el impactó.
Luego de aquel golpe, el tiempo volvió a su flujo normal y Edzard terminó a espaldas de Norgred, quien se llevó una mano al cuello, exactamente al lugar donde la espada de Edzard había impactado.
“Parece que usaste un thu’um para golpearme, pero fue inútil.” Dijo Norgred mirando a Edzard, quien estaba de espaldas a él.
“Así parece. Tu armadura mágica realmente es dura. Es casi como si estuviese golpeando una armadura daedrica.” Opinó Edzard mientras volteaba a ver a Norgred.
“Gracias.” Dijo Norgred con burla.
Edzard vio a su enemigo y se preparó para continuar su batalla.
El aire que se respiraba estaba cargado de azufre y cenizas, causando un poco de molestias a quienes lo respiraban. En medio de un páramo de tierras muertas y ceniza, se podía ver a seis chicas volando hacia la única estructura que había en todo el lugar.
“¿Cuánto más falta?” preguntó Aika mientras miraba como aquella torre parecía cada vez más lejana.
“No lo se. Pero supongo que ya deberíamos de estar por llegar.” Dijo Lint mirando a la torre.
“Lint tiene razón. Deberíamos llegar… ahora.” Dijo Asia al ver que ya estaban a menos de cien metros de la torre.
Cuando llegaron, las seis chicas descendieron y ni bien pusieron sus pies en el suelo, se ocultaron en algunas rocas que había cerca.
“Parece que este lugar esta más protegido que el otro.” Comentó Valerie mientras recordaba haber contado varios daedras menores merodeando por las entradas de la torre.
“Así parece.” Señaló Ingvild mientras suspiraba.
“Bueno, no podíamos esperar que este lugar este igual de vacío que el otro, ¿verdad?” preguntó de manera retorica Mittelt.
“Tienes razón en eso. Pero por una vez quisiera no tener que abrirme paso por cientos de daedras.” Opinó Aika mientras se apoyaba contra una roca.
Las otras cinco chicas se miraron y suspiraron, pues estaban de acuerdo.
Todas estuvieron meditativas unos segundos, hasta que Asia las miró.
“Chicas. Se que esto es cansado y que ya hemos gastado más del cincuenta porciento de nuestro poder destruir la otra torre, pero solo falta esto y al fin acabara este ataque.” Dijo Asia tratando de levantarles los ánimos.
Las chicas se miraron y asintieron, pues Asia tenía razón. Todas se levantaron y comenzaron a planificar su ataque.
“Entonces, ¿Cuál es el plan?” preguntó Aika, mientras su mirada se centraba en Asia.
El resto de las chicas imitó el gesto de Aika y también miraron a Asia.
Asia vio que la miraban y soltó un suspiro.
‘A veces desearía que Ed no me hubiera nombrado la segunda al mando.’ Pensó Asia mientras se llevaba la mano al mentón y comenzaba a pensar un plan para lograr destruir el lugar. Estuvo pensado varios segundos, pues ya no podían usar la misma técnica que habían usado anteriormente para destruir el otro portal, pues para hacerlo usaron un ataque combinado de todos sus hechizos más poderosos, pero ahora no tenían la cantidad de magia necesaria para destruir el lugar. Además, de que habían gastado gran parte de las pocas pociones que les quedaban luego de repartir una gran cantidad a los defensores de Kioto. Por lo que, al final solo les quedaba una opción.
Mirando a sus amigas, Asía les contó su plan. “Bien chicas, vamos con todo. No nos contendremos en este ataque. Es la última lucha de esta batalla. Así que, acabemos con esto pronto para que podamos ir a descansar.”
Las chicas miraron Asia y asintieron. Cada una tomó sus armas y se preparó.
Cuando ya estaban listas, Asia se puso al frente y cerrando los ojos, tomó un respiro. Luego lentamente abrió los ojos y mirando hacia atrás vio a sus amigas asentir.
“Bien, terminemos con esto.” Dijo Asia mientras comenzaba a caminar hacia la torre. Después de dar unos cuantos pasos, Asia comenzó a trotar y finalmente comenzó a correr. El resto de las chicas siguió a su amiga y líder y comenzaron a correr hacia la entrada principal de la torre.
Cuando estuvieron a escasos metros de llegar, varios daedras se lanzaron para detenerlas. Sin embargo, ninguno pudo hacer nada, pues Asia lanzó una descarga de «relámpagos encadenados», los cuales terminaron por hacer que los daedras retrocedieran. Aunque, el ataque no terminó allí, pues ni un segundo después, Lint y Mittelt arremetieron lanzando varias lanzas de luz cada una. Las lanzas de luz impactaron en los cráneos de los daedras, disipándolos por ahora.
“Bien, sigamos.” Dijo Asia al ver que sus enemigos ya no estaban cortándoles el paso.
Todas las chicas asintieron y siguieron corriendo.
Las seis lograron pasar la puerta e ingresaron a la primera sala.
Esta sala era más un pasadizo que una sala regular. Y al igual que todas las salas de este tipo de lugar, tenían la misma arquitectura que las torres que protegían las piedras sello, es decir paredes lizas de piedra negra con líneas rojas como venas corriendo por sus paredes.
“Vamos. Tenemos que llegar al sello de sangre para tomar la piedra sello.” Dijo Asia mientras seguía corriendo, siendo seguida por sus amigas. Sin embargo, cuando llegó a una encrucijada, tuvo que parar abruptamente y arrodillarse para evitar ser decapitada por un mandoble.
Asia vio como el mandoble pasaba por escasos centímetros de su rostro y cortaba una pequeña parte de su flequillo izquierdo. Cuando vio que el peligro había pasado, usó sus manos como trampolín para saltar hacia atrás y tomar unos pocos metros de distancia de aquel del lugar.
“¡Asia!” gritaron las otras cinco chicas al ver como su líder casi era decapitada.
Asia miró al frente y tragó saliva con un poco de preocupación, pues frente a ella no había un dremora, sino que había seis, pero no estaban solos, pues al lado de ellos había dos Ruinach. Los Ruinach son seres muy similares a Dagon, pero de menor tamaño y poder que el príncipe, aunque, eso no signifique sean débiles, pues estaban al mismo nivel que un dremora en habilidad, pero eran más fuertes y resistentes físicamente. Su principal característica, aparte de su tamaño de tres metros, eran sus cuatro brazos, en los cuales llevaban una espada de un solo filo.
Al verlos, Aika, Lint, Mittelt, Valerie e Ingvild dieron un paso hacia atrás, pues era la primera vez que veían a estos daedras.
“A-Asia. ¿Q-qué son esas cosas?” preguntó Aika con un poco de miedo.
Asia no dejó de mirar a los Ruinach mientras contestaba a la pregunta. “Son Ruinach, un tipo de daedras muy fuerte físicamente, pero casi sin razonamiento. Aunque, eso no significa que deben de subestimarlos. Su fuerza bruta es su mejor arma, por lo que nuestra mejor táctica será mantenerlos alejados y atacarlos con magia. O al menos eso sería lo más prudente, pero como ven, hay Dremoras y ellos si usan magia. Así que eso queda descartado.”
Luego de hablar, Asia comenzó a pensar lo más rápido que pudo. Solo le tomó tres segundos tener un plan muy básico, pero funcional. O al menos eso esperaba ella.
“Aika, Lint, Valerie, Mittelt. Ustedes se encargarán de los Dremoras. Ingvild-san, tu estás conmigo. Vamos a luchar contra los Ruinachs.”
Las chicas miraron a Asia y asintieron. Así que, cada una se juntó con sus compañeras rápidamente y se prepararon para la batalla. Afortunadamente, lo hicieron a tiempo, pues ni un segundo pasó y ya tenían a los Dremoras encima de ellas.
Al verlos llegar, Lint y Mittelt se lanzaron contra ellos y comenzaron a entablar un combate cuerpo a cuerpo usando sus respectivas armas para frenar el avance de sus enemigos. Por su parte, Aika y Valerie comenzaron a usar magia para forzar a tres Dremoras a mantener la distancia.
Lint esquivó el hacha del dremora, la cual pasó a centímetros de su rostro. Cuando estuvo fuera de peligro, rápidamente movió su espada y lanzó un tajo horizontal, el cual fue bloqueado por el dremora, quien usó el mango de su hacha para esto. Al ver su ataque, bloqueado, Lint usó su pistola y le lanzó siete disparos de balas de magia sagrada a quemarropa en el rostro al dremora. El ataque sorpresa cumplió su objetivo y terminó por asesinar al dremora, el cual cayó al suelo inerte.
‘Parece que las mejoras en mi pistola funcionan.’ Pensó Lint con alegría de que su arma secundaria fuera más útil contra los daedras.
“¡Lint, agáchate!” gritó Mittelt al ver como un mandoble se acercaba hacia el cuello de Lint.
Lint escuchó el gritó de Mittelt e inmediatamente se agachó, pues ella solo la llamaba por su nombre cuando era algo importante. Así que, cuando se agachó vio como un mandoble pasó a escasos centímetros de su cabeza. Cuando el peligro pasó, Lint volvió a ponerse de pie y con un saltó se alejó del daedra que casi la mata por la espalda. Ella terminó aterrizando junto a Mittelt.
“Gracias por eso.” Dijo Lint mirando a Mittelt.
“Luego me agradeces, tenemos que Dremoras que matar.” Dijo Mittelt mientras se lanzaba contra un daedra.
Lint asintió e hizo lo mismo que la Caída.
Mientras Lint y Mittelt atacaban a los daedras cuerpo a cuerpo, Aika y Valerie usaban su magia para proteger a sus amigas, pues había dos Dremoras que usaban magia entre los enemigos.
“Maldita sea, ¡ya cae!” gritó Aika conjurando siete círculos mágicos, de los cuales lanzó varios torrentes de llamas. Sin embargo, es no fue todo el ataque, pues Valerie también conjuró siete círculos mágicos y lanzó ráfagas de viento, las cuales fortalecieron los torrentes de llamas.
El ataque combinado de Aika y Valerie se dirigió contra los Dremoras, quienes respondieron usando una custodia, pero que no era la misma que usaban los mortales en Nirm, pues no se creaba con magia de restauración, sino que se originaba de magia daedrica.
El ataque impactó en la custodia y explotó. Sin embargo, cuando la explosión cesó, se podía ver a los Dremoras intactos.
“Maldita sea, odio la magia de Aurbis.” Dijo Aika con molestia al ver que sus hechizos no habían podido sobrepasar la protección de los daedras.
“Tenemos que pensar en otra cosa. Si seguimos atacando así, no podremos derrotarles.” Dijo Valerie mientras miraba como Lint y Mittelt luchaban contra los Dremoras restantes muy bien, pues estaban que se defendían muy bien, a la vez que contratacaban cuando tenían la oportunidad. “Tenemos que acabar con los magos para poder ayudar a Mittelt y a Lint.”
“Tienes razón.” Dijo Aika mientras pensaba en una idea. Un segundo después, se le ocurrió algo. Así que, acercándose a Valerie, le contó su plan.
“Bien. Puede funcionar.”
Mientras el resto de las chicas luchaban contra los Dremoras, Asia e Ingvild luchaban contra los Ruinachs con gran habilidad.
Asia esquivaba con gracia los ataques de uno de los Ruinach mientras trataban de encontrar un lugar por el cual atacar, pero por el momento no podía. Ingvild, por su parte, se mantenía firme a la distancia bombardeando con hechizos a su enemigo. Hasta ahora no había podido derrotarle, pues el Ruinach se defendía usando sus espadas.
Ingvild movió su bastón y creando un círculo de magia en la punta, lanzó un potente rayó de poder demoniaco puro, el cual impactó de lleno en su enemigo. La fuerza del hechizo envió al Ruinach a volar varios metros hasta que impactó en una de las paredes de la torre. Sin embargo, este no cayó derrotado, sino que solo se sacudió la cabeza y rugiendo cargó contra Ingvild, quien se vio forzado a volar en el no tan espacioso techo del pasadizo.
“¡¿Qué tan resistentes son?!” Gritó Ingvild a Asia mientras creaba un dragón de agua, el cual se dirigió hacia el Ruinach.
El daedra intentó destruir el hechizo usando sus armas, pero no pudo y terminó siendo atrapado por el dragón de agua, el cual se enroscó a su alrededor como si de una serpiente se tratase.
Al verse atrapado, el Ruinach intentó salir del hechizo, para ello comenzó a usar su fuerza. Dejando caer sus armas, el daedra tomó al dragón con sus manos e intentó romperlo, pero no pudo. Sin embargo, su acción forzó a Ingvild a usar más poder demoniaco para poder mantenerlo atrapado.
“¡Ya cae!” gritó Ingvild al momento en que usó una gran cantidad de poder y extendiendo sus manos hizo que su dragón de agua apretara con gran fuerza al Ruinach, inmovilizándolo por completo. tras aquello, el medio demonio hizo que su dragon abriera las fauces para que le arranque la cabeza al daedra de un solo bocado.
El cadáver del Ruinach cayó de forma ruidosa al suelo, llamando la atención del otro Ruinach y de los Dremoras que aun seguían vivos. Este pequeño momento de distracción fue usado por el resto de las chicas, quienes con certeros movimientos y hechizos lograron matar a sus respectivos enemigos.
Cuando ya todos los enemigos estuvieron abatidos, se reunieron. Luego de tomar un poco de aire, continuaron corriendo por los pasadizos de la torre. Las chicas atravesaron varios pisos, donde se enfrentaron a varios Dremoras, pero no se encontraron a ningún otro Ruinach. Las batallas fueron más cortas, pues ahora podían luchar todas juntas.
“Eso fue agotador.” Dijo Aika con molestia, pues al haber luchado en un espacio muy cerrado habían tenido que usar sus hechizos con precaución.
“No me lo digas. Estoy comenzando a odiar luchar desde el interior de estas torres.” Dijo Mittelt mientras seguía corriendo.
“Tienes razón.” Comentó Lint con molestia, pero luego miró a sus amigas y las vio mirándola de manera extraña. “¿Qué?”
“Es extraño verte estar de acuerdo con algo que diga Mittelt, Lint.” Dijo Asia con una sonrisa incomoda.
“Sí. Eso mismo.” Dijo Ingvild mirando a Lint.
Lint parpadeó confundida, pero al final se encogió de hombros. “Es natural que en algún momento pensemos igual.”
La pequeña conversación que tenían llegó a su fin cuando llegaron a la puerta que deba a la sala donde estaba la piedra sello.
“Bueno, llegamos al final. ¿Qué creen que nos espere allí dentro?”
“Espero que nada muy fuerte, ando casi exhausta. He usado más del setenta por ciento de mis reservas de poder demoniaco.” Respondió Ingvild.
Asia dio un paso al frente y abrió la puerta.
Las chicas ingresaron con la guardia en alto, pues no sabían con que se encontrarían. Cuando todas ingresaron, vieron con sorpresa que el lugar estaba vacío.
“Parece que no hay nadie.” Dijo Mittelt mirando por el lugar.
“Así parece...” dijo Aika caminando hacia una de las esquinas para ver si había algo escondido. “No parece que haya nada por aquí.”
“Si, está completamente vacío.” Dijo Asia usando el hechizo «detectar vida».
“Ya veo. Entonces, solo tomemos la piedra sello y vayámonos de aquí.” Dijo Valerie mirando el lugar. Al no verla por algún lugar, parpadeó confundida. “¿Dónde estará?”
Las chicas se miraron y luego miraron el lugar y al no verla, decidieron ver el techo. Al hacerlo, vieron con horror como en el techo había un ser similar a una oruga de gran tamaño con varios dientes.
El bicho chilló con fuerza al ver a las chicas, quienes gritaron de miedo y asco. Mientras gritaban, comenzaron a correr hacia los extremos de la sala.
El bicho cayó del techo y aterrizó en medio de la sala. Luego de eso, comenzó a mirar a las chicas y luego volvió a chillar con fuerza, pero ahora también lanzo rocas fundidas desde sus fauces. Estas rocas viajaron a gran velocidad hacia donde estaban Lint e Ingvild, quienes al ver el ataque saltaron a un lado.
“¡Asia! ¡¿Qué es eso?!” gritó Lint.
Asia miró al bicho y no pudo reconocerlo. “¡No lo sé!”
“¡¿Cómo que no lo sabes?!” gritó Aika.
“¡Nunca leí de él!”
“¡¿Qué hacemos?!” gritó Valerie mientras junto con Aika esquivaban unas cuantas rocas fundidas que el bicho les había lanzado.
“¡Ataquen con hechizos basados en hielo!” gritó Asia.
Las chicas asintieron y se desplegaron de tal manera que rodearon al bicho. Cuando vieron que todas estaban en posición, Aika, Valerie, Asia e Ingvild conjuraron círculos de magia de donde surgieron ráfagas de hielo. Estas ráfagas fueron directamente contra el bicho, pero fallaron, pues este comenzó a moverse por el lugar de tal manera que logró evitar los ataques.
“¡Lint, muévete!” gritó Asia al ver como el bicho se acerca a gran velocidad hacia su amiga.
Al escuchar le grito de Asia, Lint no dudo ni un segundo y saltó hacia la derecha.
El bicho giró y cambio de dirección de ataque al ver que Lint estaba fuera de su alcance. Su nuevo objetivo era Ingvild.
El medio demonio vio al bicho llegar, por lo que desplegó sus alas y comenzó a volar. Cuando estuvo en el aire, conjuró un dragón de agua, el cual fue enviado contra el bicho. El bicho vio el dragón y deteniendo su ataque, trató de escapar, pero fue en vano, pues el dragón logró capturarlo.
“¡Chicas!” gritó Ingvild.
El grito de Ingvild fue la señal que las chicas necesitaron para atacar. Así que, Aika y Valerie conjuraron círculos mágicos de donde surgieron lanzas de hielo, mientras que Asia usó magia Nirmniana para lanzar siete lanzas de hielo. Los ataques las chicas impactaron en el bicho, el cual terminó por ser empalado por las lanzas. El bichó chillo una vez más, pero luego se quedó inmóvil y las marcas de lava por su cuerpo se apagaron.
“Parece que ya está muerto.” Dijo Mittelt mientras se acercaba con precaución al bicho.
“Así parece.” Dijo Asia soltando un suspiro. Luego, miró a sus amigas y les dejó que la ayudaran a buscar la piedra sello.
Las chicas buscaron por algunos minutos, pero al final, no la encontraron.
“Chicas, como no encontramos esa piedra sello por ningún lado. No creerán que…” Señaló Aika mirando al bicho.
Las chicas tragaron saliva y se acercaron al bicho. Cuando lo hicieron, Asia, Lint y Mittelt dieron un paso al frente y usando sus respectivas armas, comenzaron a abrir el bicho.
“Puaj. Que asco.” Dijo Lint mientras el fétido olor de las entrañas del bicho salía y se fundía con el aire del lugar.
Las chicas se sintieron asqueadas, sobre todo las que estaban abriendo el bicho, pero al final, usaron su fuerza de voluntad para no vomitar.
Asia movía su espada de un lugar a otro, como si estuviera fileteando un pescado cuando su espada impactó en algo duro. Abriendo los ojos, Asia movió sus manos y usando «telekinesis», atrajo lo que sea que hubiese allí a sus manos. Un suspiro de alivio surgió de sus labios cuando vio que era la piedra sello.
“Ahhh. ¡chicas, la encontré!” gritó Asia, llamando así la atención de sus amigas, quienes se alegraron y suspiraron al escuchar aquello.
Luego de aquello, Aika sacó su celular y tomó una foto del bicho, para de esa manera poder buscar información sobre lo que era. Tras aquella acción, Asia sacó su Shadowkey y abrió un portal por el cual todas cruzaron.
Luego de atravesar el portal, las chicas aparecieron en Urakyoto, donde al llegar pudieron ver que el ataque del amanecer mítico había finalizado. Cuando se acercaron a preguntar, las chicas escucharon de parte de Azazel que los daedras habían dejado de salir de allí hace unos minutos.
Aquella respuesta hizo que las chicas entendieran que el portal se cerró desde que el bicho ese cayó del techo.
“Parece que todo ya terminó.” Dijo Aika con alegría en su voz.
Sin embargo, cuando las chicas estuvieron por responderle, todo Urakyoto tembló.
“¿Qué fue eso?” preguntó un youkai mirando hacia el exterior de la barrera, donde se podía ver una gran cantidad humo salir. Aquello llamó la atención de todos los que estaban dentro de la barrera, pues recién lo notaban. Esto se debía a que habían estado centrados únicamente en los enemigos que atacaban el palacio.
La respuesta de aquella pregunta llegó en forma de dos seres que estaban en el aire intercambiando golpes. Uno de ellos era Edzard y el otro era un sujeto de piel roja como la sangre.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí el capitulo 46, ya nos vamos acercando al capítulo 50 XD
Como ven, en este capítulo ha transcurrido parte de la batalla contra las fuerzas de Dagon. Si bien parece que este arco acaba en el próximo capitulo, la verdad es que está planeado para abarcar unos cuantos capítulos más, por lo que aún hay unas cuantas cosas más que sucederán. También, vemos que Marie y Kunou se están acercando para ser mejores amigas, XD. Y finalmente vemos una de las pequeñas travesuras que la hija del Dovahkiin suele hacer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 48
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 47
—La paz que se firmó con los Thalmor fue solo algo temporal. Tu y yo sabemos que esta no durara. —
Decius a Roland en el Palacio Imperial 192 4E
En el mismo instante en que Asia y el resto de las chicas se adentraban por los portales daedricos, en Urakyoto muchas casas de los Youkai eran destruidas. La causa de esta destrucción era ni más ni menos que la batalla que se libraba entre Edzard y Norgred.
Los golpes iban y venían a grandes velocidades, generando enormes ondas de choque que destruían casas y levantaban grandes trozos de tierra.
“¡Muere, Dovahkiin!” gritó Norgred mientras lanzaba una patada descendente, la cual estaba potenciada por el poder de su artefacto daedrico
Edzard vio este ataque y saltando hacia un lado de manera acrobática, logró esquivarlo por los pelos. Al momento en que el ataque de Norgred impactó en el suelo, generó una gran explosión que creó un enorme cráter en el suelo, destrozando varias calles de la pequeña ciudad.
‘Esta batalla ya ha destrozado más de la mitad de la ciudad.’ Pensó Edzard mientras seguia esquivando los ataques de Norgred. ‘No puedo dejar que destruya más.’
Al terminar de pensar aquello, Edzard tuvo que poner su espada frente a sí mismo, ya que se había distraído lo suficiente como para que Norgred le lanzase un ataque directo. El puño de Norgred impactó en la espada e hizo que Edzard derrapara varios metros.
Cuando logró detenerse, Edzard contratacó de manera rápida, así que, lanzándose contra su enemigo, comenzó a lanzar cortes de manera más rápida y precisa. A pesar de que ahora estaba usando una gran cantidad de poder y que su espada había logrado impactar varias veces en la piel de Norgred, este aun seguia ileso.
‘Esa armadura está siendo un verdadero fastidio.’ Pensó Edzard con molestia mientras veía como su espada no lograba cortar la carne del abdomen de Norgred, la cual recibió un tajo horizontal. Aunque, a pesar de no poder cortarle, la fuerza del golpe hizo que el Adalid saliese disparado contra varias casas, las cuales fueron destrozadas cuando él las atravesó.
Tras aquel ataque, Edzard saltó hacia atrás varias veces, pues tuvo que esquivar una gran cantidad de escombros, los cuales eran lanzados por Norgred. Estuvo esquivando los ataques durante un buen tiempo, pero llegó un momento en que se vio forzado a usar su espada para cortar varios de estos, ya que lo atraparon en un instante en que no tenía forma de esquivarlos.
‘Tch. Esta que usa esto para ganar tiempo y cargar con magia su artefacto daedrico.’ Pensó Edzard mientras apretaba los dientes con frustración, ya que sintió el masivo aumento de poder de su enemigo. Así que, para evitar que Norgred siguiese aumentando su poder, decidió atacar. Por lo que, se lanzó a gran velocidad hacia donde había impactado Norgred previamente. Lamentablemente, no llegó a tiempo y para cuando logró llegar a donde su enemigo, tuvo que detener su avance de manera brusca para luego rápidamente agacharse, ya que Norgred había lanzado una patada voladora con la clara intención de hacer que el propio Edzard corriese hacia el ataque.
La energía acumulada en las botas del Adalid se liberó en forma de una ráfaga de viento morado, el cual siguió de manera recta, creando una zanja de varios metros de ancho y profundidad.
‘Eso estuvo cerca. Si ese golpe me hubiese impactado, de seguro me hubiese causado mucho daño.’ Pensó Edzard para luego aprovechar que estaba en una buena posición para darle un golpe rápido a Norgred. Así que, moviendo su mano izquierda, lanzó un potente golpe en el lado izquierdo del torso de su enemigo. Una onda de viento se formó cuando conectó su puño con el cuerpo del Adalid, el cual salió disparado varios metros hacia la derecha.
El cuerpo de Norgred siguió una línea recta y mientras volaba, el adalid comenzaba a enojarse cada vez más. Y es que él no podía creer que no hubiese podido darle un golpe directo a Edzard durante todo el rato que llevaban luchando.
‘¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?’ pensó Norgred con furia, para luego girar acrobáticamente en el aire, para luego caer de pie. Luego de derrapar varios metros, el adalid apretó los dientes y gritó a todo pulmón. “¡¿POR QUÉ?!”
Tras aquel grito, Norgred extendió sus brazos y juntando magia en ellos, los cubrió de relámpagos y fuego. Tras aquello, dio un grito de guerra y cargó contra Edzard, el cual al ver esto apretó el agarre en su espada y se preparó para el combate.
Al momento en que Norgred llegó a donde Edzard, comenzó a desatar una oleada de ataques a gran velocidad, los cuales hicieron que Edzard se pusiera a la defensiva mientras desviaba todos los ataques que le llegaban.
“¡¿Por qué a pesar de atacarte con todo no logro atinarte?!” gritó Norgred mientras lanzaba un gancho elevado hacia la barbilla de Edzard, el cual había saltado previamente para esquivar una patada baja de Norgred.
Al ver el ataque llegar, Edzard giró su rostro y pudo esquivarlo por los pelos. Luego de aquello, el terminó cayendo y al hacerlo, dio un salto para lograr estar a varios metros de distancia de Norgred. Sin embargo, pese a tomar esa distancia, Edzard tuvo que volver a desviar ataques que iban en su contra. Moviendo su espada, desvío hábilmente los golpes y patadas de Norgred, generando que las ondas de viendo que se generaban por la fuerza de los golpes siguiese destrozando el lugar. Pero a pesar de eso, Edzard sabía que si seguia así, esta batalla duraría toda la eternidad. Así que, mientras seguia luchando contra el Adalid, su mente iba planeando que hacer para derrotarle.
La batalla entre ambos siguió y mientras lo hacía, Norgred no dejaba de gritarle a Edzard. La mayoría de las cosas que salían de su boca eran insultos o provocaciones, las cuales no parecían tener efecto. Sin embargo, la batalla que hasta ahora se había estancada, cambiaria gracias a una acción del Adalid.
La ira y la desesperación habían comenzado a apoderarse de Norgred. El adalid de Dagon comenzó a sentirse impotente al ver que ninguno de sus ataques, incluso aquellos que llevaban el artefacto de Dagon, eran capaces de atinar un golpe contra el cuerpo de Edzard. Él lo había intentado todo, incluso usar magia en sus extremidades para lograr que los efectos secundarios de la magia de destrucción le ayuden a debilitar a Edzard, pero eso también había fallado. Con cada momento en que se alargaba la batalla sus movimientos se volvían más torpes, no por cansancio, sino por impotencia y frustración. Él había enfrentado a muchos enemigos, pero ninguno como el Dovahkiin.
‘No perderé, no perderé de esta manera.’ Pensó Norgred con frustración mientras lanzaba una patada giratoria, la cual falló en impactar en Edzard.
Tras aquel ataque, Norgred giró ciento ochenta grados y prendiendo sus brazos con fuego nuevamente, comenzó a lanzarle golpes rápidos a Edzard, quien usaba su espada Akaviri para desviarlos todos. Mientras desviaba los ataques de Norgred, Edzard mantenía un firme control en su propia arma, pues la hoja ya se encontraba completamente mellada.
‘Esta espada ha aguantado bien, pero me temo que si recibe otro ataque de los «Divisores de Tierra» terminará por romperse.’ Pensó Edzard mientras desviaba uno de los golpes de Norgred. Cuando el puño de su enemigo estuvo lejos, vio una apertura y moviendo su hoja con rapidez, logró hacer un corte preciso en el cuerpo del Adalid. Lamentablemente, tal y como había sucedido antes, la armadura magia de Norgred logró reducir el daño del golpe, haciendo que Norgred solo derrapase varios metros.
Cuando se detuvo, Norgred miró a Edzard y apretó los puños con ira. Él sabía que no podía seguir luchando así, pero no sabía que debería de hacer, no, él sabía que debía de hacer. Sabiendo que es lo que tenía que hacer, el adalid de Dagon llevó su mano derecha hacia su bolsa. Sacando de allí un pequeño vial, se lo llevó a la boca y de un solo trago vació el contenido en su estómago.
Al ver que Norgred había bebido lo que parecía una poción de estamina, Edzard solo esperó que su enemigo se volviera a lanzar contra el para continuar su combate. Sin embargo, eso no sucedió, ya que le cuerpo del adalid de Dagon comenzó a expulsar una gran cantidad de calor, el cual comenzó a hacer que su cuerpo expulsase humo.
‘¿Qué mierda?’ pensó Edzard confundido por lo que vio, pero no pudo permanecer en ese estado mucho tiempo, pues en menos de un segundo, Norgred apareció frente el con su puño en alto. Moviendo su espada lo más rápido que pudo, Edzard detuvo el ataque de Norgred, pero no pudo hacer nada contra la corriente de aire que el golpe generó.
“Ufff.” Gruñó Edzard al sentir la fuerza del aire impactar en su rostro.
Por primera vez en mucho tiempo, Edzard salió disparado con gran velocidad hacia varias casas. El cuerpo del último hijo de Akatosh atravesó las paredes de las casas como si nada, destruyendo toda una cuadra de la ciudad.
Cuando al fin se detuvo, Edzard estaba cubierto de varios escombros, pero lanzando un solo puñetazo, hizo que los escombros salieran volando. Poniéndose de pie, Edzard miró a Norgred y gruñendo, tomó su espada con ambas manos. Tomando una posición diferente con sus pies, se lanzó contra el adalid.
Los golpes iban y venían, haciendo que la barrera que protegía al palacio de Yasaka se estremeciera, la cual amenazaba con ceder y destruirse en cualquier momento.
“¿Qué pasa? ¿Quién es el?” preguntó un Youkai con asombró al ver la batalla frente a él.
“Ese es el líder del grupo de adorables chicas que acaban de cerrar esas puertas de aspecto tenebroso.” Respondió Azazel con una sonrisa.
La respuesta de Azazel silenció a todos los Youkai que miraban la lucha que ocurría tras la barrera con asombro e incredulidad, ya que no podían verlos luchar en sí, sino que lo único que veían era la destrucción que dejaban a su paso. Y es que, calle tras calle de su ciudad estaba siendo completamente destrozadas, las casas desparecían, las calzadas se destrozaban e innumerables cráteres comenzaban a hacerse presente por todo el lugar.
“Lint. ¿Ese es el sujeto que te hirió?” preguntó Asia mientras mantenía la mirada fija en la batalla que ocurría.
“Si. Él fue quien me derroto en Kioto.” Respondió Lint mientras sentía un escalofrío recorrer su cuerpo a la par que un dolor fantasma se hacía presente en su abdomen.
“Ya veo.” Dijo Asia, para luego girarse y decirles a todos que buscasen a los heridos para comenzar los primeros auxilios. Después de todo, no podían estar allí sin hacer nada luego de que acababan de detener un ataque daedrico.
Las palabras de Asia hicieron que todos los youkais recordasen que habían salido de una batalla y con paso apresurado comenzaron a buscar a los heridos, a la par que rescataban los cuerpos de todos los fallecidos. Todos los involucrados en esta labor lo hicieron de la manera más ordenada y diligente que pudieron. Sin embargo, una luz hizo que todos desviaran la mirada y prestasen atención a lo que pasaba.
En un cirulo mágico de la facción nórdica aparecieron los miembros del ORC, Saji, Rossweisse, Kunou, Marie, Yasaka y los refugiados que se habían estado escondiendo en la ciudad.
“¡Yasaka-sama!” fue el grito colectivo de varios Youkai al ver a su líder, la cual estaba siendo cargada por Rossweisse.
Algunos Youkais, sobre todo varios Kitsunes, corrieron hacia donde estaba la inconsciente Yasaka. Al llegar, comenzaron a bombardear con preguntas a Rossweisse, quien comenzó a incomodarse por aquello. Afortunadamente, la hija de Yasaka salió a calmar a los Youkais reunidos.
Tras algunas palabras de Kunou, quien explicó lo que pasaba, los Youkai hicieron un corredor y permitieron que su líder y su hija pudieran pasar hacia el castillo, cuyas partes destruidas estaban siendo reconstruidas con magia.
Mientras eso pasaba, los refugiados seguían llegando, pero aparte de eso, los miembros del ORC aun consientes se encontraban en una reunión con Asia y el resto de las chicas. Allí, Issei les estaba contando lo que había pasado.
“Ya veo. Tuvieron que evacuar la zona porque la batalla se estaba volviendo muy caótica.” Dijo Asia como resumen de lo que le había explicado Issei.
“Así es.” Dijo Issei mientras asentía.
Luego de aquello, Asia miró a Marie, quien tenía la mirada gacha y observaba sus zapatos con gran atención.
“Marie… Ahh…” dijo Asia mientras soltaba un suspiro para luego arrodillarse y tomar la barbilla de su hija con la mano derecha. Levantando suavemente el rostro de la pequeña, Asia le dio un suave regaño.
La pequeña dragona solo asintió y prometió que no lo volvería a hacer, pero al decir aquellas palabras, Asia vio como sus pies se movieron de manera inquieta.
“Siempre que prometes algo y sabes que no lo planeas cumplir mueves los pies como lo estás haciendo, Marie.” Dijo Asia con voz seria, solo para poner una sonrisa después. “Hija no estoy molesta por el objeto que tomaste, sino que estoy molesta porque no pediste permiso para tomarla. Siempre te hemos dicho que es mejor pedir algo y no tomarlo sin permiso.”
“A menos que sea un objeto de un enemigo.” Interrumpió Aika con una sonrisa en su rostro.
Las palabras de Aika hicieron que Asia se levantara y mirara a su amiga.
“Aika…” dijo Asia poniendo una sonrisa macabra en su rostro.
El rostro de Aika se puso pálido como la tiza al ver a Asia acercarse. Cuando la esposa de Edzard estuvo frente a ella, la aprendiz de Lavinia recibió un potente golpe en la cabeza, el cual la dejo en el suelo casi inconsciente.
“Auch, eso debió doler.” Dijeron al unísono Lint, Ingvild, Mittelt y Valerie mientras se abrazaban por el miedo que sentían al ver a la normalmente alegre y amable Asia estar enojada.
Soltando un suspiro, Asia logró tranquilizarse y tomando a su hija en sus brazos, comenzó a darle caricias en su cabeza para hacerla dormir, cosa que logro fácilmente, pues ya había pasado la hora de dormir de la pequeña. Ya con su hija descansando, Asia giró la cabeza y miró a Issei, quien también tenía el rostro pálido. Para su buena suerte, Asia le hizo señas a Issei para que la siguiese, pero antes de irse a hablar con el amigo de su esposo, les dijo a las chicas que vayan a apoyar a acomodar a los civiles. Tras eso, ella e Issei caminaron unos momentos y cando estuvieron solos y sin oídos indiscretos, le preguntó por la condición de Yasaka, pues la había visto inconsciente.
El demonio reencarnado comenzó a contarle a Asia todo lo que había pasado en la batalla contra la facción de los héroes. Las palabras de Issei fueron escuchadas por Asia con gran atención.
“Y eso fue todo lo que ocurrió.” Dijo Issei terminando su relato.
“Ya veo.” Dijo Asia al escuchar todo lo que había pasado. Una parte de ella estaba molesta con la facción de los héroes por haberlos dejado botados, así como así. Pero otra parte de ella estaba preocupada, pues no sabía cómo le diría a Lint que quien la había entrenado en el instituto Sigurd hace tiempo estaba muerto. Negando con la cabeza, la joven maga de batalla decidió enfocarse en otras cosas, en especial porque escuchó los pasos de sus amigas. Sin embargo, antes de que pudiese hacer o decirles algo, se escuchó un gran estruendo, el cual fue acompañado por un terremoto muy fuerte.
El terremoto sacudió el lugar con gran fuerza, haciendo que el castillo se moviese de un lado a otro, amenazando con derribarlo en cualquier momento.
“¡AAAHHHHHH!” gritaron al unísono las chicas mientras trataban de mantenerse de pie.
“¡Asia! ¡¿Qué está pasando?!” gritó Mittelt mientras caía de trasero contra el suelo.
Asia luchaba para mantenerse en pie y mientras lo hacía, iba tratando de ver qué pasaba.
‘E-e-e-eso es… (glup)’ pensó Asia con terror al sentir una gran cantidad de poder daedrico acumularse.
Edzard respiraba con un poco de dificultad, pues la batalla se había vuelto muy, pero muy complicada para él.
‘Maldita sea. Sus guantes ahora tienen veneno.’ Pensó Edzard mientras sentía sus energías descender rápidamente. ‘Para que un veneno logre pasar mi resistencia a ellos y afectarme a este grado solo significa que es un veneno daedrico hecho con plantas de Oblivion y potenciado con magia caótica.’
Comenzando a ver mejor los guanteletes de Norgred, Edzard vio que estos ahora tenían pequeñas cuchillas tanto en los nudillos como en los bordes laterales de cada mano.
‘Debí darme cuenta de que había algo raro cuando sus movimientos comenzaron a cambiar y ya no usaba tantos golpes contundentes, sino golpes laterales.’
Los pensamientos de Edzard fueron interrumpidos cuando vio a Norgred cargar contra el de manera muy bestial.
“¡Ja, ja, ja! ¡¿Qué pasa Dovahkiin?! ¡¿Dónde quedo tu habilidad de hace unos momentos?!” gritó Norgred mientras lanzaba varios combos de golpes contra Edzard, los cuales parecían abrumarlo.
Agachándose, el joven dragón logró evitar que un potente puñetazo le golpease el rostro y una vez que estuvo en esa posición, movió su espada hacia arriba y mientras la hoja se acercaba al cuerpo de su enemigo, esta fue interceptada por un puño de Norgred.
El sonido chirriante del impacto fue acompañado de un sonoro «crack», el cual se originó de la espada de Edzard, pues el metal no logró soportar más la intensidad de la batalla y terminó rompiéndose en dos fragmentos. El fragmento de la espada que no estaba junto al mango salió disparado hacia Edzard, quien tuvo que mover su pierna para evitar que el fragmento de la hoja se incrustase en su muslo. Lamentablemente, no lo hizo muy rápido y terminó recibiendo una herida en la pierna.
“Arghh.” Gruñó Edzard al sentir el corte en su pierna.
Norgred se alegró mucho al ver que Edzard hacia una mueca por la herida. Poniendo una sonrisa sedienta de sangre, el adalid movió su pierna y comenzó a lanzarle puñetazos y patadas a Edzard, siempre enfocándose en el lado izquierdo del Dovahkiin, pues ese era el lugar donde estaba la herida en su pierna.
Al ver que su espada ya no le era útil para esta batalla, Edzard tiró el mango del arma rota y comenzó a defenderse con sus habilidades de combate sin armas. Moviendo su brazo derecho, Edzard desvío el golpe de Norgred, pero al hacerlo, vio como las pequeñas cuchillas de los guanteletes del adalid terminaban por hacerle pequeñas heridas, las cuales de seguro le habían introducido un poco de veneno a su sistema.
‘No puedo seguir así. Esto se está complicando mucho.’ Pensó Edzard mientras saltaba haca atrás, para evitar una patada de Norgred. Al caer, el joven dragón ya supo que tena que hacer. Así que, abriendo su boca, gritó. “¡MUL!”
Al usar la primera palabra de poder de su aspecto de dragón, el cuerpo de Edzard fue cubierto por escamas y los guanteletes de su armadura se hicieron presentes. Ahora ya con sus manos protegidas por una armadura pesada decente, Edzard comenzó a intercambiar puñetazos con Norgred. El choque de los golpes de ambos enemigos comenzó a generar grandes ondas de choque, las cuales mandaron a volar varios escombros por todo el lugar. Aunque, lentamente comenzaron a aumentar la fuerza de los ataques, generando un pequeño terremoto.
Edzard esquivó una patada de Norgred y girando ciento ochenta grados en su propio eje, le propinó una patada ascendente al adalid. El golpe impactó de forma directa contra la barbilla del adalid, haciendo que saliese disparado varios metros hacia el cielo.
“¡Ja, ja, ja! ¡Esta batalla ya ha durado mucho, Dovahkiin!” gritó Norgred mientras comenzaba a maniobrar en el aire. Ya estando en una buena posición, comenzó a juntar una gran cantidad de poder en sus botas. El artefacto daedrico comenzó a ser cubierto por un aura roja como la sangre, a la par que pequeños relámpagos morados comenzaron a chisporrotear por las grebas.
Una ominosa aura de poder daedrico comenzó a hacerse presente, haciendo que Edzard mirase a su enemigo. El semblante pacífico y tranquilo de Edzard se contradecía con las emociones en su interior, pues estaba preocupado por lo que sentía.
‘Se dice que los «Divisores de tierra» tienen el potencial de destrozar ciudades de un solo golpe. Y parece que eso es cierto, pues la cantidad de poder que está reuniendo es brutal.’ Pensó Edzard mientras movía sus manos hacia un lado. Apretando los dientes, el hijo de Roland creó un portal dorado y sacó de allí su espada. Comenzando a enviar magia a «Akachihel», Edzard vio como Norgred descendía hacia el suelo.
“¡Desaparece, Dovahkiin! ¡Desaparece junto con toda esa ciudad!” gritó Norgred mientras caía a gran velocidad.
El adalid comenzó a ser cubierto por el aura que exudaba el artefacto daedrico, tomando la apariencia de un cometa rojo.
Al ver a su enemigo descender a gran velocidad, cualquier duda que Edzard tuviese de usar uno de sus dos thu’um más poderosos se esfumó, por lo que, tomando una bocanada de aire, gritó. “¡TIID! ¡KLO!”
El tiempo alrededor de Edzard se ralentizó y sin perder ni un instante, dio un salto con mucha fuerza y volvió a gritar. “¡WULD! ¡NAH!”
El cuerpo de Edzard avanzó tan rápido como un rayo y unos instantes antes de que el tiempo volviese a la normalidad, el joven dragón estuvo al lado del adalid. Al verse en aquella posición, Edzard no perdió tiempo y giró su cuerpo lo suficiente como para poder tener una buena vista del lugar que sería alcanzado por su ataque. Al ver que el lugar que terminaría destruyendo estaba compuesto de casas ya destruidas, decidió usar ese thu’um, por lo que, sin miramientos, gritó a todo pulmón.
“¡YOL! ¡ZAHKRII!”
Los ojos de todos aquellos que sintieron aquel aumento masivo de poder se abrieron como platos al ver un cometa rojo descender para impactar contra la destruida ciudad, pero fue lo que vieron después, lo que hizo que muchos Youkais casi se measen en los pantalones. Y es que, ante la vista atónita de todos, un gran mar de llamas en forma de un corte de medialuna dividió por la mitad al cometa rojo, pero no solo eso, sino que también alcanzó parte la ciudad.
El gran mar de llamas que surgió en ese instante terminó por destruir más de la mitad de lo que quedaba de Urakyoto, convirtiéndola en un desolado paramo de tierra quemada.
“I-increíble.” Dijo entre tartamudeos Azazel ver el poder destructivo de uno de los thu’um de Edzard. Tragando un poco de saliva, el líder de los caídos se acercó a Asia para preguntarle qué era lo que había pasado. Junto a Azazel iban varios youkais que también deseaban saber que acababa de pasar.
Al verlos llegar, Asia supo inmediatamente por que se acercaban, por lo que sin demoras les comenzó a contar lo que había sido ese ataque. Al momento en que terminó de hablarles, todos vieron como la barrera que protegía el castillo se rompía en varios fragmentos.
“¡¿Q-qué ha pasado?!”
“¡¿Por qué ha caído la barrera?!”
Eran los gritos histéricos de muchos de los Youkais, quienes comenzaron a sentir pánico y miedo, pues pensaban que el enemigo había logrado sobrepasar la barrera, pero cuando vieron quien era la persona que había roto la barrera, muchos soltaron varios suspiros de tranquilidad. Y es que aquel que había llegado era Edzard, quien tenía su armadura con varias rasgaduras. Aunque, eso no causó tanto asombro como lo que el joven dragón venía arrastrando.
“¿E-e-eso es un…?” preguntó Issei mirando con una mezcla de asombro y asco lo que Edzard arrastraba.
“Si, eso es un cuerpo mutilado.” Respondió Azazel mientras hacia una mueca, pues el cuerpo que arrastraba Edzard estaba mutilado con un corte en diagonal desde el lado derecho de la caja torácica hasta el lado izquierdo de la cadera.
El cuerpo mutilado manchaba con sangre el suelo por el que era arrastrado, mientras que parte de sus órganos internos eran visibles a la vista de todos, a la par que algunos pedazos de estas viseras comenzaron a desprenderse del cuerpo, quedándose por el camino.
Cuando Edzard llegó hasta donde estaban todos, Azazel se le acercó.
“Así que, ¿Es el?” preguntó el Caído mirando el cadáver fijamente.
“Si, este es quien lideraba el ataque.” Respondió Edzard, dejando caer el cuerpo sin ceremonias al suelo. “Es un Adalid que sirve a Dagon, pero no solo eso.”
“¿Qué quieres decir?” preguntó Azazel frunciendo el ceño ante esas palabras.
“Este sujeto también era el portador de un artefacto daedrico.”
Aquellas palabras llamaron la atención de todos los Youkai que las escucharon, pues no sabían que era un arma daedrica. Pero aquellos que ya sabían de su existencia se sorprendieron en gran medida, ya que no se esperaban que esto estuviese pasando.
“Un artefacto daedrico. ¿Estás seguro?” preguntó Azazel una vez superó su shock inicial. La preocupación se podía escuchar en su voz, ya que el líder de los Grigori no esperaba este desarrollo. El no esperaba ver un artefacto daedrico en acción tan pronto.
“Si, estaba en posesión de los «Divisores de Tierra»”
“¿Divisores de Tierra?” preguntó Issei mientras se acercaba a su amigo.
“Si, así se llaman.” Respondió Edzard, para luego señalar la parte faltante del adalid. “Recuerdas las botas que llevaba, ¿verdad?”
Issei asintió.
“Esos eran los «divisores de Tierra».” Dijo Edzard, pero cuando estuvo por hablar algo más, vio que tenían mucha audiencia. “Parece que hay mucha gente. Creo que lo mejor sería que les cuento todo esto en otro lugar, a la par que invitamos a la líder de este lugar.”
Al terminar de decir esas palabras, Edzard se dio cuenta de que la mención de Yasaka hizo que todos los Youkais tuviesen un semblante decaído. Así que, mirando a Azazel, preguntó. “¿Qué pasó?”
Edzard se encontraba parado mirando a una inconsciente Yasaka descansar en una habitación espaciosa. Dicha habitación además de ser espaciosa también estaba escasamente amoblada, pues según lo que Kunou le había dicho a Edzard, este lugar se usaba como habitación para meditación. En la habitación estaban Edzard, Azazel y Kunou.
“¿Ya han intentado despertarla por medios normales?” preguntó Edzard mientras se arrodillaba para ver mejor a la Kitsune.
La líder de los Youkais de Kioto ya no vestía el kimono con el que la habían traído desde el falso Kioto, pues ahora mismo llevaba una bata de hospital, la cual estaba que luchaba para contener los enormes pechos de la kitsune.
“Si, Edzard-sama.” Respondió Kunou mientras sus orejas estaban pegadas a su cabeza, signo inequívoco que estaba triste por ver el estado en que se encontraba su madre.
Al ver a la amiga de su hija estar en esa condición, Edzard movió su mano izquierda a la cabeza de la pequeña y comenzó a darle pequeñas palmaditas suaves.
“Tranquila, Kunou. Vere que puedo hacer para despertarla.” Dijo Edzard poniendo una sonrisa en su rostro.
La sonrisa de Edzard pareció cumplir su objetivo, pues la pequeña Kitsune dejó de estar tan triste, para luego asentir y poner pequeña sonrisa.
“Azazel.” Dijo Edzard llamando la atención del mencionado. “¿Qué han intentado hacer para despertarla?”
“Hemos intentado hacer contacto con su mente de manera directa y también hemos usado el hechizo de Issei para escuchar a los pechos de las mujeres, pero nada ha funcionado.”
Edzard miró a Azazel con los ojos en blanco al escuchar sobre que Issei tenía un hechizo para escuchar a los pechos.
“¿Hechizo para hablar con los pechos?” preguntó Edzard con cara de póker.
“Así es. Parece que tu amigo tiene un hechizo con el que puede leer los pensamientos o escuchar las voces de los pechos de las mujeres. Eso sumado a su «Dress Breaker», bueno, ninguna mujer puede luchar contra el actualmente.”
Edzard soltó un suspiro al escuchar eso.
‘No puedo creer que exista un hechizo así…. ¿Me pregunto que me dirían los pechos de Asia, Mittelt, Aika, Lint, Rossweisse, Valerie y de las otras chicas que conozco?’ pensó Edzard para luego darse una cachetada mental al darse cuenta de lo que estaba pensado. ‘No, malo, Edzard malo, no dejes que la perversión de Issei se te contagie.’
Moviendo la cabeza, decidió centrarse en lo que tenía que hacer, por lo que, decidió no decir algo sobre ese hechizo. Así que, volviendo a concentrarse en Yasaka, estuvo por comenzar a examinarla detenidamente. Sin embargo, antes de que haga algo, la puerta de la habitación fue abierta de manera abrupta. Aquello llamó la atención de todo los que estaban conscientes en la habitación, quienes miraron hacia la puerta y vieron que allí estaba un joven kitsune, el cual estaba que estaba que respiraba con dificultad y tenía el cuerpo cubierto de sudor, claro indicio de que había estado corriendo sin parar.
Al ver a uno de los subordinados de su madre, Kunou se acercó y comenzó a hablar con él.
“¿Qué sucede? ¿Por qué estas tan agitado?” preguntó Kunou con preocupación de que estuviesen bajo ataque nuevamente.
“Kunou-sama. Encontramos este vial entre las ropas de uno de los cadáveres de los dos muertos de la facción de los héroes.” Dijo el kitsune mientras sacaba un vial de entre sus ropas.
Los cuerpos de ambos miembros de la facción de los héroes habían sido teletransportados con ellos cuando el Falso Kioto dejó de existir. Lamentablemente, los cadáveres cayeron en el lugar donde Edzard estuvo luchando contra Norgred, pero para su buena suerte ninguno recibió mucho daño durante el transcurso de la batalla. Así que, luego de que el recibió la noticia de que Yasaka estaba inconsciente, él mandó a Issei, Saji y Kiba a buscarlos para que los traigan y examinen, para ver si se lograba encontrar algo de utilidad entre sus pertenencias. Y parecía que habían logrado hallar algo.
Al momento en que el kitsune sacó el vial, los ojos de Edzard se abrieron, pues gracias a que este vial estaba ligeramente roto, el olor de su contenido fue captado por su nariz. Moviendo su mano de manera rápida, usó «Telekinesis» para atraer el frasco hacia él. Aquella acción llamó la atención de todos, pero aquello se quedó corto cuando vieron como Edzard tomaba el vial y descorchándolo, bebió una minúscula cantidad del contenido del vial.
Aquello hizo que tanto Azazel como Kunou miraran a Edzard con horror.
“¡Edzard! ¡¿Qué mierda haces?!” gritó Azazel con pánico al ver aquello.
La joven Kunou también intentó gritar, pero ni bien escuchó las malas palabras que dijo el líder de los Grigori, decidió callarse.
“Ya veo, por eso no despierta.” Dijo Edzard mientras ignoraba a todos los presentes.
Las palabras de Edzard llamaron a atención de Azazel, pero sobre todo la de Kunou, quien rápidamente se acercó a Edzard y comenzó a preguntarle lo que sucedía.
“Parece que le han dado a tu madre un potente veneno mágico, el cual es capaz de separar la mente del cuerpo físico del consumidor.” Dijo Edzard mientras llevaba su mano a su bolsa y sacaba de allí tres viales de pociones.
“¿Qué quieres decir, Edzard?” preguntó Azazel mientras veía a Edzard mezclar el contenido de esas tres pociones en un nuevo vial que había sacado previamente.
“El veneno que le han suministrado a ella ha hecho que su mente y su cuerpo estén separados por completo. Por ello es por lo que no ha podido despertar, pues su mente ahora mismo encerrada en una especie de cárcel metafísica hecha por las propiedades del veneno.” Dijo Edzard mientras terminaba de mezclar las tres pociones. “Normalmente, este veneno tendría que ser purgado por un antídoto único, diseñado solo para tratar este veneno. Pero parece que los miembros de la facción de los héroes no saben nada sobre venenos Nirmnianos, por lo que le han suministrado pequeñas dosis, las cuales no han separado su mente de su cuerpo por completo. Eso la verdad facilita mucho las cosas, ya que una pequeña poción creada a partir de un antídoto genérico junto con poción de restauración de vitalidad y estamina serán más que suficientes para purgarla del veneno. O al menos hacer que ella logre despertar, pero tendrá que recibir varias dosis por un dia o dos más para estar seguros.”
Las palabras de Edzard llenaron de esperanza a Kunou, quien cerró los ojos y comenzó a orar a los Dioses Sintoístas para que esto funcionase. Cuando terminó de hacerlo, volcó toda su atención en ver como su madre recibiría el antídoto.
“Parece que te has vuelto un experto en venenos y antídotos, ¿Verdad?” preguntó Azazel con una sonrisa al ver como Edzard acercaba el vial a los labios de Yasaka.
“No es tan complicado ser alquimista, al menos en Nirm. Solo necesitas perseverancia y mucha paciencia para lograr obtener los conocimientos necesarios. Además, las últimas semanas llevo estudiando venenos y antídotos de manera muy intensa. También, he estudiado como afectan las pociones de curación en los demonios.” Respondió Edzard para luego fruncir el ceño, pues vio que Yasaka no reaccionaba, ni siquiera para beber el contenido de la poción. “Maldición.”
“¿Qué sucedió Edzard-sama?” preguntó Kunou con preocupación palpable al ver como Edzard alejaba ese antídoto de su madre.
“Tu madre no reacciona lo suficiente como para beber la poción de manera independiente.” Respondió Edzard para luego acercar la poción a sus labios. Sin embargo, antes de beberla, miró a Kunou y a Azazel. “Por favor, no quiero que se hagan una mala idea de lo que voy a hacer.”
Tanto Kunou como Azazel no entendieron a lo que se refería Edzard, pero luego el líder de los Caídos entendió que es lo que haría Edzard al ver que este se tomaba la poción, o al menos eso parecía. Lo que siguió de aquello hizo que el rostro de Kunou se sonrojara a niveles atómicos al ver como el padre de su amiga parecía besar a su madre. Aquella acción hizo que la pequeña Kitsune intentara saltársele encima por besar a su madre, pero se detuvo de manera abrupta al ver cómo los labios de Edzard se movían, a la vez que parecía que su madre estaba bebiendo algo. Luego de esas acciones, el joven dragón se separó de la Kitsune mientras un ligero sonrojó se hacía presente en su rostro, pues se sentía incomodo de haber hecho aquello.
Ni un segundo después de que Edzard se separa de Yasaka, esta comenzase a mover los dedos de sus manos.
“Parece que ya va a despertar.” Tras decir esas palabras, Edzard se alejó de Yasaka y acercándose a Kunou, le dio pequeñas palmaditas en su cabeza. “Acércate a ella, estará despierta en unos instantes. Sería bueno para su salud mental que el primer rostro que vea sea el de su hija.”
Tras aquellas palabras, Kunou se acercó a su madre y vio como esta comenzaba a despertar. Las lágrimas comenzaron a llenar los ojos de la pequeña, quien se abalanzó contra su madre ni bien esta estuvo completamente despierta.
“¡Hahahue!” gritó Kunou mientras se aferraba a su madre con todas sus fuerzas.
Yasaka miró desconcertada la habitación, pero luego reconoció donde estaba y al ver a su pequeña hija llorar mientras la abrazaba, le devolvió el abrazo mientras susurraba palabras tranquilizadoras.
Aquella escena hizo que Edzard sonriera antes de acercársele a Azazel y susurrarle. “Azazel, encárgate tú de contarle lo que ha sucedido.”
Azazel miró a Edzard y asintió.
Al ver la respuesta del Caído, Edzard se fue de la habitación con dirección a donde estaba su esposa, pues cuando la vio tras la batalla, ella tenía un semblante que demostraba que estaba preocupada por algo, por lo que sin perder tiempo se dirigió a hablar con ella.
Edzard caminaba por los pasillos del palacio de Yasaka con una dirección muy clara, la habitación donde estaba Lint. El acababa de conversar con Asia hace unos minutos y en dicha conversación, ella le dijo que debía de ir a donde estaba Lint, quien lo estaba esperando para hablar de algo, pero no solo eso, sino también le había pedido que le diga una noticia oscura para ella.
‘No entiendo cómo es que le diré a Lint que Siegfried está muerto.’ Pensó Edzard mientras por su mente pasaban cientos de escenarios, algunos terminaban bien y otros mal.
Flashback
Edzard se encontraba junto con Asia mientras veían como los cuerpos de los dos miembros de la facción de los Héroes ardían en piras funerarias.
“¿Así que, el de pelo blanco es quien fue maestro de Lint cuando ella estaba entrando en el Instituto Sigurd?” preguntó Edzard mirando fijamente la pira donde ese joven estaba siendo cremado.
“Si.” Respondió Asia mientras terminaba de dedicar oraciones para que las almas de ambos humanos alcanzasen la paz en el otro mundo.
“¿Cómo es que murió?”
“Según Issei-san, ambos fueron atacados por el Adalid de Dagon y perecieron luchando contra él.”
“Ya veo. Eso explica por qué el cuerpo del exmaestro de Lint estaba tan irreconocible.” Señaló Edzard mientras miraba como el cuerpo lentamente comenzaba a volverse cenizas. “¿Qué más te dijo Issei?”
“Parece que Siegfried-san era usuario de algunas espadas demoniacas poderosas.” Respondió Asia, llevándose la mano al mentón, recordando lo que le había contado Issei.
“¿Espadas demoniacas?”
“Así es. Por fortuna, logramos recuperarlas todas.” Respondió Asia.
“Ya veo…. ¿Dónde están ahora mismo?”
“Están en una habitación del palacio siendo custodiadas por algunos youkais.”
Edzard asintió, pues aquella respuesta era buena.
“Ya dejando de hablar de eso, tengo que decirte algo, Ed.” Habló Asia de manera seria.
Edzard miró a su esposa con un poco de preocupación, pues los momentos en que ella hablaba de manera seria eran pocos.
Girando su rostro caminando hacia él, Asia se acercó a su oído y le susurró unas palabras. Dichas palabras dejaron a Edzard en shock.
“¿E-estás segura?” preguntó Edzard con asombro.
“Si, hablé con ella hace poco.” Respondió Asia con una sonrisa.
Edzard la miró y suspiró mientras asentía.
Fin Flashback
Tras recordar cómo se enteró de que Siegfried estaba muerto, el siguió caminando sin saber cómo decirle a Lint que él había muerto. Cuando llegó a la habitación de Lint, se detuvo y antes de abrir la puerta, tomó una profunda respiración de aire para poder calmarse, pues se sentía algo inquieto en darle esta noticia a Lint. Ya más tranquilo, Edzard llevo su mano al picaporte de la puerta y suavemente la abrió.
“Lint.” Llamó Edzard suavemente mientras ingresaba a la habitación.
Las habitaciones que se le había asignado a todos los miembros de su grupo eran sencillas. Casi todas recibieron habitaciones individuales, salvo él y sus amantes, pues a ellos compartían una habitación que era un poco más decorada, mientras que Marie compartía habitación con Kunou. La habitación asignada para Lint era una habitación de estilo japones antiguo simple, la cual contaba con un futón y unos cuantos mobiliarios básicos, tales como un escritorio, un ropero y un espejo.
Escaneando el lugar, los ojos de Edzard se abrieron con sorpresa cuando vio a Lint arrecostada en una pared con el rostro entre sus rodillas a la par que sollozos salían de su boca. Al ver a Lint en ese estado, el no perdió tiempo y rápidamente se acercó a ella para tomarla de las manos.
“Lint, ¿Qué sucede?” preguntó Edzard con preocupación mientras se arrodillaba para tratar de ver su rostro.
La joven exorcista convertida en ángel levantó el rostro y con ojos llorosos miró a Edzard.
“Y-y-ya lo sé, Ed…(sniff) Ya sé que Siegfried-sensei está muerto…(sniff).” Respondió entre sollozos Lint.
Los ojos de Edzard se abrieron con sorpresa al escuchar eso, pues en ningún momento pasó por su cabeza que Lint ya pudiese haberse enterado de la muerte de Siegfried. Así que, se quedó quieto como una piedra sin saber que hacer. Estuvo en ese estado unos segundos, hasta que logró superar esa sorpresa. Ya estando más tranquilo, levantó una mano y suavemente tomó la barbilla de Lint con ella.
“¿Cómo te enteraste?”
“Y-Yo oí a un… (snif) Youkai mencionarlo… (snif).” Respondió Lint. “Yo lo oí cuando… (snif) mencionó que uno de los dos cadáveres… (snif) tenía varias espadas demoniacas con él.”
“Ya veo.” Dijo Edzard mientras comenzaba a abrazar a Lint. Mientras la abrazaba, comenzó a acariciar su espalda, a la vez que le susurraba palabras reconfortantes, en un intento de lograr calmarla.
Lint sintió que los brazos de Edzard la rodeaban suavemente y con ello comenzó a sollozar más fuerte hasta que finalmente estalló en llanto. El llanto de Lint fue tan fuerte que se podía escuchar por cualquier persona que pasase cerca de la habitación.
Ella lloró por un muy buen tiempo, hasta que finalmente logró calmarse. Sin embargo, a pesar de haberse calmado, eso no quería decir que estaba de mejor estado anímico, ya que la joven consideraba que todo lo que acababa de pasar hoy era algo injusto, pues estas noticias habían tirado por el suelo lo que había planeado para este momento.
Flashback
Lint se encontraba mirando a Asia con mucho nerviosismo. La razón de esto era que ella se acaba de armar de valor para pedirle a su amiga que le permita ingresar a su familia.
“E-Entonces, A-Asia…. ¿Q-qué r-respondes?” preguntó Lint mientras sentía sus mejillas arder y sus manos ponerse sudorosas por los nervios.
La esposa de Edzard solo miró a su amiga con una mirada seria, casi como si estuviera examinándola no solo físicamente, sino como si fuese capaz de ver su alma y ver todos sus secretos. Aquella mirada puso más incomoda a Lint, quien comenzó a retorcerse por varios minutos, hasta que finalmente aquella mirada desapareció.
“Te has demorado mucho en pedirlo, Lint.” Dijo Asia mientras ponía una sonrisa en su rostro.
Las palabras de Asia hicieron que Lint la mirara desconcertada, pues no entendía que estaba sucediendo ahora ni porque ella tenía esa sonrisa en su rostro.
“¿Q-q-qué…?” intentó preguntar Lint, solo para llevarse las manos a su cabello con una ligera frustración, para luego proceder a jalarse ligeramente algunos mechones de cabello. “Ahhhh…. No entiendo. ¿No estás enojada?”
“¿Enojada? ¿Por qué estaría enojada por lo que me dices?”
“Es que, ya vez…. Estoy pidiéndote que me dejes ser la concubina de tu esposo. ¿No te enoja eso?”
Al escuchar la reiteración de la pregunta de Lint, Asia solo soltó una risita antes de responderle. “¿Crees que eso me enojaría, Lint? yo ya sabía que tu estabas enamorada de mi esposo desde hace tiempo.”
Lint se quedó como piedra al escuchar aquello.
“¿C-cómo?” preguntó Lint todavía en estado de shock.
“Es fácil, Lint. Tu tenías la misma mirada que tenía yo cuando comencé a enamorarme de Ed.” Respondió Asia con una sonrisa mientras se sonrojaba levemente.
“Y-ya veo…” dijo Lint mientras sentía que un peso se le quitaba de encima, pero unos segundos después, se percató de algo. Así que, mirando a Asia, le preguntó. “Asia, ¿Tú sabes que…?
“Que Ingvild y Rossweisse también están enamoradas de Ed.” Respondió Asia de manera rápida.
Lint solo asintió torpemente, pues no se esperaba que ella respondiese tan rápido.
“Entonces, ellas…”
“No, ellas no pueden aun acercarse a Ed de esa manera.” Interrumpió Asia de manera tajante.
“Pero…”
“No hay peros, Lint.” Dijo Asia mientras fruncia el ceño. “El que sepa que están enamoradas de mi esposo no es el permiso para que ya sean miembros de esta familia.”
“No entiendo muy bien… ¿Por qué estas siendo tan cerrada con esto? Digo… ya me permitiste convertirme en la amante de Ed. Entonces, ¿Por qué no hacer lo mismo con ellas para terminar todo más rápido?”
Al ver que Lint tenía una mirada de confusión, Asia comenzó a explicarle que para que ella acepte que ellas puedan unirse a ellos no solo era para confirmar sus sentimientos, sino que era para que ellas mismas encuentren el valor necesario para afrontar lo que es estar en una relación poligámica, ya que esto no era fácil de sobrellevar. Si bien todo parecía color de rosa, eso era porque cada una de los que conformaban esa relación ponían su propio granito de arena para hacer que la relación funcionase.
“Ya veo, por eso es por lo que hay que preguntarte primero.”
“Así es, Lint. No solo porque Ed me dio la potestad de decidir si una mujer puede entrar a la familia, sino que también para que yo les diga a lo que se enfrentaran una vez seamos familia.” Dijo Asia tomando a Lint por las manos. “Por eso te pregunto, Lint. ¿Estas completamente segura de dar este paso?”
Lint miró a Asia y asintió, pues no planeaba retractarse ahora.
“Bien.” Dijo Asia con una sonrisa para luego comenzar a hablar con ella sobre como seria su vida en familia.
Fin Flashback
“Realmente siento que esto es injusto.” Susurró Lint mientras seguia siendo abrazada por Edzard. “¿Por qué hoy de todos los días? ¿Por qué el dia en que planeaba decirte como me sentía tenía que enterarme de esto?”
Las palabras de Lint resonaron en la mente de Edzard, confirmando lo que su esposa le había dicho no hace mucho. Por lo que, poniendo una sonrisa, le pidió algo a Lint. “Lint, ¿puedes levantar tu rostro un momento?”
La joven se confundió por la petición de Edzard, pero igualmente lo hizo. Cuando levantó su rostro, el mundo de Lint se puso patas para arriba y es que ni bien miró a Edzard a los ojos, este le dio un beso en los labios. El beso que Edzard le estaba dando fue tierno y ella solo se quedó allí sin responder de manera correcta, pues su mente aún estaba tratando de comprender lo que pensaba. De hecho, su mente seguia sin comprender todo cuando Edzard se separó.
“¿Lint?” preguntó Edzard preocupado al ver que Lint estaba allí, quieta, como una estatua. Por lo que, para ver si estaba bien, comenzó a mover una mano frente a su rostro. “Tierra a Lint.”
Lo que siguió tras sus palabras fue algo que Edzard nunca esperó, pues Lint agarró su rostro y le dio un beso en los labios. Gracias a que ella hizo ese movimiento cuando Edzard estaba distraído, logró hacer que el caiga sobre el futón. El beso fue torpe, pero el no dudo en corresponderlo. Y así, ambos continuaron besándose hasta que la falta de aire los separó, solo para volver a besarse nuevamente cuando recuperaron el aliento. Y así, estuvieron besándose un buen rato, pero nunca llegaron a algo más, pues tanto Edzard como Lint sabían que no era el momento aun para dar ese siguiente paso.
“Ya estas más tranquila.” Dijo Edzard mientras le pasaba su mano derecha por los cabellos de Lint, quien estaba descansando sobre su pecho.
“Si, gracias, Ed.” Dijo Lint mientras cerraba los ojos.
“Bien, sabes algo, yo venía a hablar contigo sobre la muerte de Siegfried.”
“Ya veo, fue Asia quien te pidió que me lo contaras, ¿verdad?” preguntó Lint mientras miraba a Edzard.
Edzard asintió. “Si, ella quería que te lo diga de la manera más suave. Pero parece que no fue necesario.”
“Si, así parece…” dijo Lint para luego soltar un bostezo.
“Descansa Lint y no te preocupes, yo me quedare aquí contigo esta noche.” Dijo Edzard mientras le daba un beso a Lint en la cabeza.
Lint puso una sonrisa y cerró sus ojos para soñar con la nueva familia que había obtenido.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí el capítulo 47…
Al fin se ha terminado la invasión en Kioto…. o tal vez no…. XD
Lint por fin da el paso para ser la amante del Dovahkiin, y vemos que Edzard tiene una nueva debilidad, los venenos de Oblivion, los cuales son los únicos que le hacen daño.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 49
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 48
—Bal no es como otros Príncipes, él es muy paciente con sus planes y tiende a dejar que sean otros los que hagan el trabajo sucio antes de involucrarse—
Valerica a Asia durante su entrenamiento.
El cielo nocturno estaba completamente despejado, permitiendo ver el cielo estrellado que tenía la dimensión de bolsillo que era la ciudad de los Youkai de Kioto.
“Ahhhhh…. Realmente se siente bien darse un baño en las afueras.” Dijo Edzard mientras estaba sumergido en una de las aguas termales que había en el castillo de Yasaka. “Esto me recuerda a las aguas termales que hay en la Marca Oriental.”
Una sonrisa se hizo presente en el rostro de Edzard, pues comenzó a recordar que en uno de los pocos viajes que había hecho a Ventalia para sus deberes como thane, se había ido con Asia, dejando a Marie en Soledad junto con Aela y Serana. Cuando Edzard terminó los asuntos que tenía allí, partió rápidamente junto con Asia de regreso a Soledad. Si bien el camino de retorno lo pudieron haber hecho en barco, reduciendo el tiempo de viaje, decidieron caminar una parte del trayecto para luego ir a lomos de Odahviing hasta Puente del Dragon. Y mientras caminaban por la carretera que unía la ciudad de Riften con Ventalia, pasaron por las aguas termales producida por la actividad volcánica de aquella zona.
‘Asia se emocionó mucho al verlos.’ Pensó Edzard con una sonrisa mientras recordaba como su esposa saltó de alegría al verlas y luego le pidió que se dieran un rápido baño allí. Si bien él pudo haberse negado, fue el rostro de felicidad de su esposa lo que hizo que cediera y terminara aceptando. Así que, ambos se habían desnudado y se habían metido a las cálidas aguas de estos estanques naturales. Pese a que ambos habían querido solo relajarse allí, al final el deseo de verse desnudos y estar al aire libre, hizo que terminaran por tener su primera noche de pasión al aire libre.
“Parece que está recordando algo muy interesante, Edzard-dono.” Dijo con un toque de diversión la voz de una mujer desde la espalda de Edzard. “O al menos eso indica cierta la gran sonrisa que tienes en el rostro.”
“Pensé que estos baños no eran mixtos.” Respondió Edzard sin voltearse, pues sabia de quien era la voz. “Aunque parece que me equivoque, no es así, Lady Yasaka.”
“Bueno, no son mixtos, pero ser la dueña del lugar donde están me debería dar ciertos privilegios. ¿No lo crees?” preguntó Yasaka mientras se sentaba al lado de Edzard en las aguas termales.
“Bueno, no puedo contradecir nada de eso.” Respondió Edzard mirando a la mujer a su lado.
La hermosa Kitsune tenía sus orejas y sus colas expuestas las cuales parecían moverse de manera divertida. Además, el voluptuoso cuerpo de la Kitsune, el cual estaba completamente desnudo, podía hacer que cualquier hombre, ya sea adulto o joven, se incomodara. Sin embargo, Edzard era capaz de controlarse de mejor manera que otras personas, por lo que pudo controlar mejor su vista y no quedarse embobado mirando los enormes atributos de la Kitsune.
“Mou, parece que sabes controlarte mejor que muchos.” Dijo con voz divertida Yasaka a la par que fingía estar decepcionada al ver que no había podido hacer que Edzard se sonrojase al estar desuda junto a él.
“Je, je.” Rio divertido Edzard al escuchar aquellas palabras. “Créeme, si fuera otra persona ya estaría babeando por la cantidad de piel que muestras, pero para tu mala suerte ya tengo experiencia lidiando con cosas como esta. No eres la primera mujer que intenta hacer esto.”
Las palabras de Edzard hacían clara referencia a las varias veces en que Aela y Serana habían hecho lo mismo para incomodarlo cuando vivía en Nirm.
“Ohh… ya veo.” Dijo Yasaka haciendo un pequeño puchero de decepción.
Tras aquellas palabras, ambos se quedaron en un cómodo silencio, disfrutando de las aguas. Sin embargo, este silencio fue roto cuando Yasaka volvió a hablar.
“Edzard-dono, gracias por ayudarme a despertar y por ayudar con la defensa de mi pueblo.”
Edzard abrió su ojo derecho, pues había estado descansando esos instantes con ambos ojos cerrados. Posando su ojo en la Kyubi, el joven dragón solo soltó un suspiro antes de hablar.
“No tienes que agradecerme por ayudarte. Solamente hice lo que muchos abrían hecho.”
Yasaka puso una sutil sonrisa en su rostro, para luego dejarse caer y apoyar su cabeza en el hombro de Edzard. Esta acción hizo que Edzard se sobresaltara un poco, pero aparte de esa reacción, el ultimo hijo de Akatosh no hizo nada más.
“Sabes, si alguien ve esto se hará malas ideas.” Dijo Edzard mientras sentía su rostro enrojecer ligeramente, pues Yasaka había tomado su brazo derecho, el cual ahora estaba tocando su pecho izquierdo.
“Puede que si, pero también lo hará el beso que me diste.” Dijo Yasaka con una sonrisa en su rostro.
“¿C-como…?”
“¿Cómo me entere?” interrumpió Yasaka mientras su sonrisa se ampliaba al mismo momento en que comenzaba a ver como Edzard comenzaba a retorcerse un poco. “Es fácil convencer a Kunou de que me diga las cosas.”
Edzard miró a Yasaka y volvió a suspirar, pues no se esperó eso.
“¿Y qué harás con esta información?” preguntó Edzard con un poco de temor, no porque sus amantes lo dejaran, sino porque ellas lo iban a mandar a dormir en la perrera. Una perrera que aún no sabía por que mantenían, pues no tenían perro alguno.
“Nada.” Respondió Yasaka de manera rápida, para luego soltar una risita divertida.
Edzard se hubiese caído de cara si hubiese estado de pie, pero al estar sentado lo único que hizo fue suspirar y luego poner una sonrisa. “Me habían dicho que los Kitsunes eran bromistas, pero nunca espere que hicieras una broma con algo tan delicado como eso.”
“Je, je. Que puedo decir, te estabas portando tan rígido y el que no te emocionaras al verme desnuda me hizo enojar un poco.” Dijo Yasaka mientras le sacaba la lengua a Edzard de manera juguetona.
La forma en que la kitsune se reía hizo que Edzard también riera con ella.
En una sala ricamente adornada del palacio de Yasaka se encontraban reunidos Edzard, Yasaka y Azazel. Los tres se encontraban reunidos tratando las acciones que se tomarían ahora que la invasión de las tropas de Dagon había sido contenida.
“Entonces, ¿Cuánto de la ciudad ya ha sido reconstruida?” preguntó Edzard mirando a los dos lideres.
“Solo hemos logrado reconstruir el diez por ciento de toda la ciudad.” Respondió Yasaka mirando a Edzard de manera intensa. “Eso se debe a que alguien convirtió la mitad de la ciudad en algo similar a un campo arrasado por la explosión de un volcán.”
“Eh…Lo siento.” Dijo Edzard sonrojándose mientras se rascada la nuca con un poco de pena, pues sabía que fue su thu’um el que convirtió aquella parte de la ciudad en un campo quemado.
“Ah…. No, no te disculpes. Por los informes que me han contado, si no hubieses hecho lo que hiciste era posible que muchos hubiesen muerto. Así que, no te disculpes.” Dijo Yasaka luego de suspirar y llevarse la mano a la cabeza, pues le dolía bastante en pensar en la cantidad de recursos que se gastarían en reconstruir todo. El pensar en los recursos a gastar, la líder de Kioto recordó algo importante. ““Azazel-dono, ¿Cuándo estaría Serafall-dono de regreso con la respuesta al pedido de materiales que hicimos a los demonios?”
“Serafall no debería de demorar más de dos días, como máximo.” Respondió Azazel mientras se llevaba una mano al mentón. “Después de todo, usted ya firmo la anexión de la facción de Kioto Youkai al pactó de Kuoh, por lo que no debería de haber demora al momento de solicitar recursos, pero el problema recaería en la logística necesaria para moverlo todo. Así que, si, creo que dos días será el tiempo necesitado”
Las palabras de Azazel tranquilizaron mucho a Yasaka, quien soltó un suspiro de alivio al saber que tendría recursos para la reconstrucción de su ciudad.
“Bueno, dejando de lado lo de la reconstrucción, ¿Cómo va la limpieza de escombros y el control de daños?” preguntó Edzard.
“Muy bien, hasta ahora casi todo ha sido limpiado de escombros. Además, para sorpresa de muchos, unas pocas estructuras han logrado permanecer intactas.” Dijo Yasaka recordando lo que había leído en uno de los informes.
“¿Enserio?” preguntó Edzard con un poco de sorpresa. “¿Qué tipo de estructura?”
“Una pequeña columna circular en el centro de la ciudad.”
“¿Una columna circular?”
“Si, una columna circular.” Respondió Yasaka mientras comenzaba a decirle a Edzard como era aquella columna.
El ultimo hijo de Akatosh sintió que ya había escuchado o leído sobre una columna con las mismas características, pero al no lograr recordar donde, decidió ignorarlo por ahora.
“Los refugiados aún están en el palacio, ¿verdad?” preguntó Edzard, recordando que había muchas personas sin hogar por ahora.
“Si. Nadie ha dejado el palacio desde que recomendaste que no lo hagan al menos hasta que todo este reconstruido.” Respondió Yasaka.
“Bien. Se que suena paranoico, pero no sabemos si Dagon volverá a atacar. Por lo que, mejor prevenir que lamentar.”
Yasaka y Azazel asintieron, pues era el curso de acción más razonable. Tras esto, la conversación cambio de tema y se centró en los daedras.
“Así que, ¿los Príncipes Daedricos son dioses malignos de tu mundo natal, Edzard-dono?” preguntó Yasaka mirando a Edzard. Si bien la líder de Kioto ya sabía sobre los daedras y la invasión, gracias a las charlas que había tenido con Serafall, ella tenía curiosidad por saber más sobre ellos.
“Llamarlos dioses malignos no es del todo cierto.” Respondió Edzard llamando bastante la atención de Yasaka y en menor medida la de Azazel. “Los daedras no tienen la misma brújula moral que tenemos los mortales. Por lo que no podemos catalogarlos como buenos o malos. Pero si quisieras ponerlo en palabras de los seres de este mundo, bueno, entonces si son malvados.”
“Me estoy mareando con la explicación.” Dijo Yasaka mientras se llevaba la mano a la cabeza, pues se estaba confundiendo con las palabras de Edzard.
“Si, cada vez que él explica algo sobre los príncipes daedricos terminamos mareados.” Dijo Azazel soltando un suspiro de molestia.
“Bueno, discúlpenme por no saber cómo poner en palabras lo que motiva a los príncipes daedricos al hacer lo que hacen.” Dijo Edzard con molestia al ver que ambos lideres se quejaban.
Al ver que Edzard se estaba quejando, tanto Yasaka como Azazel decidieron levantar sus manos como símbolo de paz, pues no querían tener a un Edzard enojado con ellos. Afortunadamente, ellos vieron que Edzard solo asentía, mostrando que no estaba enojándose.
“Edzard-dono. ¿En qué nivel están mis soldados en comparación con los soldados daedricos?” preguntó Yasaka, pues recordó que un youkai le había dicho que los daedras eran muy poderosos, por lo que ella tenía curiosidad para saber que tanta diferencia de poder había en comparación con los youkais.
La pregunta de Yasaka hizo que Edzard se llevase una mano al mentón para luego responder. “Estarían al mismo nivel que un daedra de nivel medio, bueno, aproximadamente.”
“¿Aproximadamente?” preguntó Yasaka confundida.
“Los niveles de poder de Nirm no se miden de la misma manera que aquí.” Respondió Azazel. “Ellos no miden su poder solo comparando la cantidad de magia o poder demoniaco, sino que también toman en cuenta habilidades de lucha físicas, mágicas, habilidades personales entre otras cosas más. De hecho, para nosotros nos es imposible determinar el nivel de poder de ellos con solo verlos. Por ejemplo, si vez a este mocoso de seguro vez a un simple humano, ¿verdad?”
Yasaka asintió, pues Edzard parecía un humano normal por donde se le viese, bueno, ni tan normal, pues tenía un aura muy rara a su alrededor.
“Bueno, él tiene el mismo nivel de poder que un demonio de clase Maou.”
“¡¿El mismo nivel de poder que un Maou?!” gritó Yasaka mientras sus ojos se abrían con sorpresa al escuchar aquello, ya que eso quería decir que Edzard era mucho mas poderoso que ella.
“Si, el mismo poder que un Maou. Bueno, eso en su forma actual.”
“¿Forma actual?” preguntó Yasaka mirando a Azazel y luego a Edzard.
“Si, este pequeño tiene otra forma, la cual se llama «Aspecto dragón».” respondió Azazel. “El cual lo transforma en un dragón humanoide, el cual es su verdadera raza.”
El cerebro de Yasaka hizo corto circuito al escuchar aquello y su cuerpo hizo lo que muchos harían al saber esta noticia, es decir, se desmayó. Para cuando volvió en sí, la líder Kioto terminó por mirar a Edzard y comenzó a tratarlo de manera más formal. Afortunadamente, él le dijo que no le gustaba ese tipo de trato y por ello, ella volvió a tratarlo como antes de saber sobre su origen. La reunión duró varios minutos más, donde Yasaka terminó por aprender todo sobre Edzard y Nirm.
El atardecer pintaba de naranja el cielo de la ciudad de Urakyoto. Ya habían pasado dos días desde que Yasaka había regresado y dos días desde que Edzard y Lint había comenzado una relación amorosa. El joven ángel estaba en las nubes casi todos los días y en varias ocasiones sus alas habían parpadeado de plateado a negro, gracias a algunas palabras un poco picantes de Aika y Mittelt.
A parte de aquello, no habían ocurrido nada nuevo, salvo por ser el ultima dia en que los estudiantes de Kuoh se quedarían en Kioto, pues su paseo escolar ya terminaba. Mientras aquellos que estudiaban en dicha academia estaban haciendo maletas, Edzard se encontraba paseando por las zonas que estaban en reconstrucción, pues a pesar de que Serafall aun no regresaba con nuevos suministros, los pocos suministros que había en el Palacio de Yasaka habían ayudado a reconstruir parte de la ciudad.
‘Ummm…. Parece que solo será cuestión de una o dos semanas para que terminen de reconstruir su ciudad.’ Pensó Edzard al ver como varios Youkais terminaban de construir algunas casas. Cuando aquellos youkai terminaron su trabajo, comenzaron a conversar y se fueron tranquilamente de regreso hacia el palacio de Yasaka, el cual seguia siendo el lugar donde estaban quedándose los refugiados.
Al verlos irse, Edzard decidió hacer lo mismo y comenzó a regresar hacia el palacio de Yasaka para reunirse con su grupo, el ORC y los miembros del Consejo Estudiantil. Mientras caminaba por las calles recién reconstruidas iba pensando en la razón por la que aún no había vuelto a su casa en el lado humano de Kioto. La razón tenía nombre y ese era Marie. Y es que su pequeña hija le había pedido permiso a Yasaka para quedarse en el palacio o para que le de permiso a Kunou para que vaya a su casa a jugar. Lamentablemente, la heredera de Kioto Youkai no podía dejar el lugar hasta que se sepa que era seguro, por lo que Yasaka le dijo que, si quería, ella podía permitir que se quedaran en el palacio.
Y así, su hija había ido a pedirle que se quedaran, cosa a al que el aceptó, pues él y Asia estaban que le hacían un seguimiento médico a Yasaka para poder estar seguros de que el veneno que había tenido en su cuerpo no le había dejado efectos secundarios. Por lo que, se decidió que tanto el cómo Asia se quedarían en Kioto por lo menos una semana más. Aquello hizo que Marie sonreía de felicidad y se fue corriendo a buscar a Kunou.
‘Esas dos han estado yendo a todos sitios juntas. Parece que se han vuelo casi inseparables.’ Pensó Edzard con una sonrisa, ya que le gustaba ver a su hija feliz.
Dejando de pensar en la relación de su hija con la hija de Yasaka, Edzard continuó caminando hasta que ingresó al palacio de Yasaka. Tras haber ingresado, fue interceptado por una de las doncellas de Yasaka, quien le dijo que su ama estaba que lo esperaba en la habitación de siempre para su chequeo diario.
“Bien, estaré allí dentro de unos minutos.” Dijo Edzard, ganándose un asentimiento de la doncella de santuario.
Al ver a la joven kitsune irse, Edzard comenzó a caminar hacia donde se estaba quedando para buscar algunos suministros mágicos y cuando los tuvo, comenzó a dirigirse a donde estaba Yasaka. Luego de caminar por unos pocos minutos, llegó a donde estaba la líder de Kioto Youkai.
Al ingresar a la habitación, Edzard vio que Yasaka lo esperaba sentada sobre un cojín. La youkai estaba vestida con su atuendo de sacerdotisa de santuario.
“Bienvenido, Edzard-dono.” Saludó Yasaka con una sonrisa coqueta en su rostro mientras se levantaba y comenzaba a caminar hacia otra parte de la habitación, donde había un futón.
Al ver la sonrisa en el rostro de la Kitsune, Edzard solo soltó un suspiro. Parece que tendrá que aguantar otra sesión de revisión médica con insinuaciones por parte de Yasaka.
‘Parece que aquí vamos de nuevo.’ pensó Edzard mientras caminaba hacia el futón, donde vio como Yasaka se arrodillaba y se soltaba el Haori, dejando ver su espalda y sus hombros.
Agachándose a espaldas de Yasaka, Edzard comenzó a examinarla. Pasando una mano por su piel, comenzó a ver si esta mostraba signos de cambio de color, heridas, manchas, etc. Cuando terminó de hacerlo, le dijo a Yasaka que se acostara sobre el futón.
Yasaka obedeció y mientras se giraba, hizo como que se tropezaba y dejaba que Edzard pudiese ver un poco de sus pechos, los cuales habían estado siendo cubiertos por los brazos de la Kitsune. Tras ver como Edzard se puso un poco incomodo por aquello, la líder de Kioto soltó una pequeña risita para luego acostarse y dejar que Edzard siguiese con su examen. Sin embargo, eso no quiere decir que ella no aprovecharía la oportunidad para seguir molestándolo.
“~Ahhh~” gimió Yasaka mientras sentía como Edzard tocaba su espalda. “~No tan fuerte~”
Edzard se estaba enfocando lo mejor que podía en su trabajo mientras trataba de ignorar los gemidos que soltaba Yasaka, los cuales era un claro intento de ella por hacer que él se sienta incomodo. La revisión dejó de ser tan física y comenzó a volverse mágica. Para esta revisión, el usó unos pergaminos mágicos, con los cuales podría ver como estaba el flujo de su poder mágico y si este tenía secuelas de haber sido afectado por el veneno.
“Bien, parece que podemos estar cien por ciento seguros de que ese veneno no ha dejado secuela alguna.” Dijo Edzard al terminar de examinar a Yasaka, pues vio que no quedaba rastro alguno del veneno.
La líder de Kioto se levantó y mirando a Edzard, dejó de lado las bromas y le agradeció con una reverencia por su ayuda, pero al momento de levantarse, parpadeó confundida al ver que Edzard no la miraba. Ella no sabía por qué no la miraba, pero luego cuando una brisa fría logró ingresar a la habitación, supo porque no la miraba. Mas rápido de lo que los reflejos de Edzard podían seguirla, Yasaka se cubrió su pecho, el cual había estado completamente expuesto.
La sala quedo en un silencio incomodo, pero al ser personas que tenían experiencia para tratar con situaciones incomodas, ambos lograron superarlo. Tras aquello, ambos se despidieron y se fueron hacia sus respectivas habitaciones.
Mientras Edzard se encontraba con Asia y Marie en el jardín del palacio junto a Yasaka y Kunou, en la habitación donde Edzard y sus amantes pasaban la noche se encontraban Aika y Lint haciendo sus maletas.
“¡Aika! ¿Dónde has escondido mi ropa interior?!” gritó Lint a su amiga al ver que su ropa interior no estaba en su maleta.
“Que sucede Lint-chi.” Dijo Aika con una sonrisa inocente. “¿Por qué crees que yo la he tomado?”
“No lo sé, será por que tú y Mittelt han estado escondiendo mi ropa interior desde hace dos días.”
“A mí no me metas, palomita. Yo no he tomado tus cosas.” dijo Mittelt mientras dejaba de mirar una revista de vestidos de Gothic Lolita que había traído.
Lint solo miró a su compañera y levantó una ceja en forma acusatoria, haciendo que Mittelt sonriera y luego precediera a ocultar su rostro en su revista.
“Ya, Lint-chi, aquí están.” Dijo Aika mientras usaba magia y hacia aparecer la ropa de Lint, la cual eran de color blanco y de diseño muy simple. “Deberías de conseguirte otra ropa interior. La que tienes es muy sosa.”
“¿Y eso que?” preguntó Lint con molestia mientras volvía a ordenar sus prendas en la maleta.
“Bueno, si quieres hacer más memorable el momento que tendrás en el futuro con Ed, deberías de buscarte una lencería más atractiva. Una como esta.” Dijo Aika mientras le mostraba a Lint una tanga de encaje negro que tenía una apertura en el centro.
“Si usas una de esta, estoy más que segura de que Ed se te abalanzara como una bestia, para luego destrozarte y marcarte como su mujer.” Dijo Aika mientras se sonrojada y comenzaba a imaginarse a Edzard teniendo sexo duro con ella. “~Ahhh~ El solo imaginármelo me emociona mucho.”
Las palabras de Aika hicieron que la sangre de Lint se dirigiera a sus mejillas, causándole un gran sonrojo. Mientras sentía el rostro caliente, la mente de Lint comenzó a divagar y comenzó a imaginarse su primera vez con Edzard. Afortunadamente, logró recuperar la compostura, logrando así no convertirse en un ángel caído.
La reacción de Lint provocó que Aika y Mittelt comenzaran a reírse de ella.
La risa de sus amigas hizo que Lint comenzara a mirarlas con irritación.
“Tranquila, Lint-chi.” Dijo Aika ya dejando de reírse de Lint. “Pero hay algo que no entendemos aún.”
“¿Qué cosa?” preguntó Lint mirando a Aika.
“¿Hasta cuándo estas planeando retrasar el inevitable momento en que tú y Ed rompan la cama?”
Lint no respondió a la pegunta, porque no quería decirles una fecha exacta, ya que era probable que ella y Mittelt intentarían estar allí escondidas para verla perder su virginidad. Así que, no, ella había decidido no decirles nada.
“No lo se. Supongo que será hasta el momento en que estemos listos.” Respondió Lint mientras seguia ordenando sus cosas.
“Ummm…” Dijo Aika comenzando a acercarse a Lint. “Creo que me estas mintiendo. Mi sentido de pervertida me dice que planeas hacerlo ni bien regresemos al palacio.”
“Y-y-yo…” tartamudeó Lint al ver que la habían descubierto.
“Bueno, no importa. Igual si no me lo dices me enterare por los gritos que vas a soltar y por cómo no aparecerás varios días por estar en coma adaptándote a tu nuevo poder.” Dijo Aika con una sonrisa tortuosa al ver como con las últimas palabras que había dicho, Lint se había estremecido ligeramente.
“Ya Aika, deja a la palomita en paz.” Dijo Mittelt dejando su revista a un lado, para luego acercarse a las dos. “Tenemos que apurarnos, ya que la cena es en unos cuantos minutos. Y no creo que quieran llegar tarde.”
Al escuchar las palabras de Mittelt, Aika y Lint recordaron que debían ir a cenar hoy, pues se despedirían de Yasaka. Así que, apurando sus acciones, ambas comenzaron a empacar más rápidamente sus cosas.
Edzard estaba apoyado en la barandilla de un balcon que estaba conectado con su habitación en el Palacio de Yasaka. Ya habían pasado más de dos horas desde que terminó la cena que tuvieron con Yasaka, y en este instante se encontraba mirando la ciudad de los Youkai.
‘Mañana comenzaran a regresar a sus hogares, al menos aquellos cuyas casas ya estaban reconstruidas.’ Pensó Edzard mientras comenzaba a levantarse para volver a donde estaban sus amigos y amantes, quienes estaban descansando en la sala de estar personal de Yasaka.
Girando, Edzard comenzó a caminar hacia la habitación donde estaban reunidos todos. Sin embargo, al momento en que dio el décimo paso, se detuvo en secó. Un escalofrío muy grande se sintió en su cuerpo, a la vez que escuchó un sonido peculiar.
‘E-e-ese sonido…’ pensó Edzard en pánico para luego comenzar a correr a toda velocidad hacia donde estaban todos reunidos. ‘Maldita sea, esto es malo, muy malo, ese sonido y esta inquietud solo la he sentido una vez en mi jodida vida. Y ha sido el dia en que me enfrente a Mannimarco en la Torre de Cristal.’
El sonido que Edzard había logrado escuchar era muy similar al de trompetas amortiguadas. Un sonido peculiar y confuso para muchos, pero para él, era peligroso. Mientras seguia corriendo, atravesó varios pasillos, pasando al lado de cientos de Youkai, los cuales lo miraron con incertidumbre y confusión, pero nadie hizo nada para detenerlo.
Al llegar a la puerta, Edzard la abrió de manera abrupta, sobresaltando a todos los que estaban dentro, pues la puerta de papel fue destrozada por la fuerza que usó Edzard.
“¿Ed?” preguntó Asia al ver a su esposo sobresaltado.
“¡Hay problemas! ¡Yasaka, moviliza a tus tropas y envía a los civiles a un lugar seguro!” gritó Edzard.
La forma en que Edzard gritó, hizo que Yasaka se levantara de manera abrupta y comenzara a dar órdenes a sus doncellas, las cuales estaban en la habitación.
Cuando las doncellas se fueron, todos los reunidos, quienes eran Asia, Lint, Aika, Mittelt, Rossweisse, Ingvild, Valerie, el ORC, el consejo estudiantil, Azazel y Yasaka, comenzaron a preguntarle a Edzard que pasaba.
“Edzard-san, ¿Qué pasa?” preguntó Saji, consulado la duda que carcomía a todos.
“Estamos a punto de sufrir un ataque daedrico.” Respondió Edzard mientras comenzaba a explicarles todo lo que podía. Sin embargo, no pudo ni comenzar a hablar cuando todos los que estaban sentados se pusieron de pie, ya que el viento comenzó a aullar con más fuerza. Suponiendo que nada de esto era algo normal, todos comenzaron a correr hacia la puerta principal del palacio. Cuando llegaron, el viento fuerte amainó de manera abrupta y se hizo un silencio muy incomodo.
“No me gusta este silencio.” Dijo Kiba mientras inconscientemente usaba su sacred gear para crear su «espada del traidor».
“Concuerdo con el chico bonito.” Dijo Issei mientras hacía aparecer el Boosted Gear.
El resto de los presentes hizo lo mismo e invocaron sus armas y sacred gears.
Mientras todos miraban con una mezcla de expectación e intranquilidad el horizonte, un sonido similar a una campana se escuchó.
“¿Qué es ese sonido? ¿Una campana?” preguntó Irina mirando a todos lados para tratar de encontrar la fuente del sonido.
Un segundo después de la campana, se escuchó el chirrido de metal desenrollándose y un segundo después, varias cadenas descendieron del cielo y se incrustaron en varios lugares de los alrededores. Las cadenas generaron un terremoto, el cual sacudió toda la ciudad de Urakyoto.
“¡Por las tetas de Gabriel! ¡¿Qué es esa cosa?!” gritó Azazel con asombro al ver el gran portal circular que apareció en el cielo.
El portal que apareció era tan grande que fácilmente podía cubrir por completo toda la ciudad, sumiendo a todos los que la veían en la desesperación.
“Es un ancla negra, un dispositivo Inter dimensional que puede corroer las barreras dimensionales para robar territorio a otros planos.” Dijo Edzard, para luego ver como todos, salvo Asia lo miraban con confusión. Teniendo una gota de sudor en su cabeza, Edzard decidió explicarlo de manera más fácil. “Es un portal que se llevara la ciudad de Urakyoto a Puerto Gélido.”
La cara de confusión de todos se esfumó al escuchar las palabras de Edzard, siendo inmediatamente reemplazada por semblantes de miedo y preocupación.
“Edzard-dono… ¿Creo que me pareció escuchar que…”
“Si, escuchaste bien. Esa cosa se llevará a toda la ciudad y a todos los que hay aquí al reino de Molag Bal. No tengo que decirte lo que les pasara a todos los capturados, ¿verdad?” Interrumpió Edzard de manera rápida a Yasaka, para luego mirar a sus compañeras de grupo.
“Chicas, no hay tiempo que perder. A diferencia de los ataques de Dagon, los de Bal suelen ser de ese tipo. Mientras más tiempo nos demoremos en cerrar el ancla negra, mas posibilidades habrán de que este lugar sea arrastrado a Puerto Gélido. Por lo que tendremos que separarnos en grupos para cubrir más terreno. Aika, tú iras con Rossweisse y Valerie. Lint ira con Mittelt e Ingvild. Finalmente, Asia, tú iras con Tiamat, la convocaré dentro de poco.”
Las chicas asintieron y comenzaron a juntarse en su grupo.
Mientras ellas se organizaban, Issei y Saji se acercaron a Edzard.
“Ed. ¿Qué hay de nosotros? ¿Cómo nos organizamos?” preguntó Issei.
“Eso es decisión suya. Ya es tiempo de que comiencen a tomar decisiones. Y si mal no recuerdo, sus reyes los nombraron los jefes temporales de sus grupos. Así que, tomen una decisión.” Dijo Edzard con voz seria, pero luego puso una sonrisa amistosa al ver que ellos tenían dudas. “Chicos, tranquilos. Ustedes conocen a sus compañeros, por lo que podrán tomar la mejor decisión. Peor si aún tienen dudas, a veces confiar en sus instintos es lo mejor.”
Tras decir esas palabras, Edzard se fue y convocó a Tiamat.
“Wow, ¿Qué pasa, jefe? Estaba tomando un baño en el palacio.” Dijo Tiamat al aparecer completamente desnuda mientras algunas gotas de agua caían de su cabello mojado.
“Tenemos problemas, Tiamat.” Dijo Edzard señalando el ancla negra.
“¡¿Pero que mierda es eso?!” gritó Tiamat al ver el artefacto, pero también al sentir el aura tan terrorífica que lo cubría.
“Es un ancla negra. Y tenemos que cerrarla. Iras con Asia.”
Tiamat asintió y luego convocó su vestido. Tras eso, se fue a reunirse con Asia.
“Ed-chan.” Dijo Azazel acercándose a Edzard.
Edzard giró la cabeza y miro al caído.
“¿Qué pasa?” preguntó Edzard.
“¿Qué hare yo?” preguntó Azazel mientras ponía una sonrisa en el rostro.
Al oír aquello Edzard puso los ojos en blanco.
“¿Cómo que, que harás?” preguntó Edzard mientras se llevaba la mano a la frente. “No es obvio. Tendrás que luchar, sobre todo si alguno de los dos Adalides aparece.”
Al oír aquello Azazel soltó un suspiro, pero luego asintió para irse a prepararse para luchar.
“Ya está todo.” Dijo Edzard al ver a Yasaka ordenar a sus soldados, a la vez que comenzaba a ordenar a los refugiados. Cuando la líder terminó de hacer todo, miro Edzard y asintió.
“Bien.” Dijo Edzard para luego mirar a sus amigos. Al ver que Issei había ordenado al ORC y Saji al consejo estudiantil, decidió comenzar con las explicaciones para cerrar el ancla negra.
“Chicos, para cerrar el ancla es necesario cerrar ciertos artefactos que están en los puntos donde han impactado las cadenas.” Dijo Edzard señalando las cadenas que habían caído. “Cuando vayan, tengan cuidado, ya que de seguro esas cadenas estarán protegidas, porque tipo de daedras, no lo se. Pero no se descuiden y recuerden que un solo error les podría costar la vida.”
Todos asintieron en respuesta.
“Bien. Entones, vamos. Hay que cerrar esa cosa antes de que arrastre este territorio Oblivion.” Dijo Edzard, para luego comenzar a correr hacia el portal, siendo seguido por su grupo, el ORC, el consejo estudiantil y los soldados Youkais, quienes tenían la orden de retener a los Daedras que aparecieran.
La aún en reconstrucción ciudad de Urakyoto estaba volviendo a ser arrasada por los cientos de seguidores de Bal que estaban marchando en dirección al palacio. Estos seguidores no eran daedras, sino que eran vampiros, pero no eran vampiros de pura sangre de Nirm, no, eran vampiros creados a partir de humanos de la Tierra. Pese a que estos seres no eran tan poderosos como sus contrapartes del mundo de Nirm, eso no quiere decir que debían de ser infravalorados, pues eran muy poderosos y eso se demostraba en los combates que se llevaban a cabo en toda la ciudad.
“¡Mantengan el terreno! ¡No cedan ningún centímetro!” gritó un Youkai mientras atacaba con magia a un vampiro, el cual terminó convirtiéndose en una bandada de murciélagos para esquivar el ataque.
Tras esquivar el ataque, el vampiro se volvió a materializar y usando su mano, lanzó un rayo contra el youkai. El rayo impactó en el objetivo, matándolo y convirtiéndolo en cenizas.
Los vampiros seguían avanzando y causando bajas en algunos lugares, pero en otros, bueno….
¡Booom!
Una gran explosión sacudió una de las zonas de la ciudad y allí se podía ver a Asia corriendo mientras su cuerpo estaba rodeado de un aura dorada, la cual quemaba a los vampiros que se acercaban a ella. Aquellos vampiros que lograban sobrevivir al hechizo de Asia, el cual se llamaba «Aura de Stendarr», eran acabados por la espada de la joven.
“¡Tiamat! ¡Como vas por tu zona!” gritó Asia mientras creaba espadas de magia de Restauración, las cuales salieron volando y asesinaron a dos vampiros.
“¡Todo bien, jefa!!” Gritó Tiamat mientras usaba magia para destruir a varios vampiros.
“Bien. Debemos seguir avanzado. Si no cerramos el ancla Negra no podremos detener que los enemigos sigan llegando.” Dijo Asia, para comenzar a atacar a un grupo de vampiros usando su «Holy Ray» para destrozarlos. La esfera dorada de magia de restauración se transformó en cientos de rayos de magia, los cuales mataron a todos los vampiros que tuvieron la mala suerte de estar en su camino.
Al ver que sus enemigos ya estaban muertos, la joven exmonja comenzó a avanzar en dirección de una de las cadenas del ancla, con la misión de inhabilitarla.
Mientras Asia y Tiamat se dirigían hacia su respectiva cadena, Lint, Mittelt e Ingvild hacían lo mismo. Las tres representantes de las tres facciones volaban rápidamente por los cielos en un intento de llegar a la cadena que debían de deshabilitar. Su avance no había sido tan rápido como habían esperado gracias a que habían recibido un continuo bombardeo de hechizos por parte de los vampiros enemigos, los cuales no dejaban de atacar con bolas de fuego, picos de hielo, lanzas de escarcha, esferas de rayos y otros tantos hechizos más.
“¡Tomen esto!” gritaron al unísono Lint y Mittelt mientras lazaban cada una varias lanzas de luz, las cuales lograron matar a algunos vampiros, pero no a todos los que las atacaban.
Los vampiros que sobrevivieron intentaron convertirse en bandadas de murciélagos para huir, pero no lo lograron, ya que un círculo mágico con el símbolo del clan Leviatán apareció sobre ellos y una gran cantidad de agua comenzó a caer en forma de lluvia. Gracias a esto, todos terminaron empapados. Un segundo después, otro circulo apareció a sus pies y una enorme cantidad de descargas eléctricas terminaron por matar a los vampiros que habían sobrevivido al primer ataque.
“Bien hecho, In. ♫” dijo Lint mientras se acercaba a su amiga.
“Si, la palomita tiene razón.” Dijo Mittelt, acercándose y comenzando a mirar la cadena a la que debían de dirigirse.
“Aun fata mucho, ¿no?” preguntó Ingvild viendo como no habían recorrido casi nada de la distancia que los separaba de la cadena a la que debían de dirigirse.
“Eso parece y el ser atacadas mientras volamos solo nos ralentiza.” Respondió Mittelt mientras volvía a volar. “Pero no podemos quedarnos aquí. Mientras más demoremos, más muertos habrá para enterrar.”
Lint e Ingvild asintieron, pues en este momento cada segundo contaba para evitar muertes. Por lo que, volvieron a volar y junto con Mittelt reanudaron su camino.
Al mismo tiempo que sus amigos, Aika, Rossweisse y Valerie avanzaban dejando a su paso varios cadáveres de vampiros, los cuales habían tenido los corazones arrancados por las garras de Valerie o habían sido mutilados por los hechizos de Rossweisse y Aika.
“¿Cuántos más de esos chupasangres aparecerán?” preguntó Aika con molestia, para luego mirar a Valerie y verla poner cara de pocos amigos. Recordando lo que había dicho, se dio cuenta de que había insultado a los vampiros y su amiga era un medio vampiro, por lo que, juntando las manos, comenzó a disculparse. “Lo siento, Val. No me refería a ti, sino que lo decía por esos vampiros de cuarta que acaban de aparecer.”
Valerie que miraba a su amiga con mala cara soltó un suspiro, pues entendió que el insulto no iba dirigido a ella, pero eso no quiere decir que estaba feliz por escucharlo.
Al ver que ambas amigas no se pelearían por las palaras de Aika, Rossweisse se acercó a ellas y comenzó a hablar. “No deberíamos de perder tiempo por aquí. Hay que ir rápidamente hacia donde nos enviaron.”
“Sensei tiene razón.” Dijo Aika, mencionando la palabra sensei con un poco de diversión.
“Si. Pero...” Las palabras de Valerie murieron en su boca al ver cómo eran rodeadas por algunos vampiros.
“Esto es tu culpa, Aika.” Dijo Valerie mientras se preparaba para usar un hechizo de oscuridad.
“¿Cómo que mi culpa?” preguntó Aika mientras preparaba varios hechizos de fuego. “Si alguien tiene la culpa aquí, son tu y Rossweisse-sensei. Tus enormes pechos de seguro atrajeron a los vampiros.”
Rossweisse se sonrojó al escuchar aquello. “¡A-A-Aika-san!”
“Je, je, je. Lo siento sensei, pero sus pechos distraen a muchas personas.”
Valerie soltó un suspiro al ver como su amiga bromeaba sobre pechos en el momento en que estaban rodeadas de enemigos. Entrecerrando los ojos, la Dhampir lanzó su hechizo, el cual fue convocar varios tentáculos de oscuridad, los cuales atacaron a los vampiros.
Los vampiros comenzaron a convertirse en bandadas de murciélagos y esquivando así el ataque de Valerie, comenzaron a acercarse a las tres chicas. Sin embargo, esto solo hizo que cayeran en la trampa de Aika, quien, al verlos llegar, lanzó varios hechizos de fuego sobre ellos. La mayoría de los hechizos eran torrentes de llamas, los cuales mataron a algunos vampiros. Aquellos que lograron sobrevivir al ataque de la maga, fueron sorprendidos por varios ataques mágicos por parte de Rossweisse, quien aprovechó el momento de distracción que surgió para acabar con los vampiros que las habían rodeado lanzándoles un bombardeo de varios hechizos.
“Bien, tenemos el camino libre por un tiempo. Avancemos.”
Aika y Valerie asintieron a lo dicho por la valquiria y juntas comenzaron a volar hacia donde estaba la cadena que debían de destruir.
A la par que el resto de las chicas del grupo de Edzard, el ORC y el Consejo Estudiantil también luchaban contra los vampiros. El ORC había sido dividido en dos grupos, uno con Issei y Kiba, mientras que Irina y Xenovia conformaban el otro grupo. El grupo del Consejo Estudiantil se separaron en dos, siendo Momo y Saji un grupo, mientras que Reya, Tomoe y Tsubasa formaban otro grupo. Los grupos atacaban a los vampiros usando sus mejores habilidades para lograr llegar a sus objetivos. Sin embargo, a diferencia del grupo de Edzard, ellos estaban teniendo algunos problemas.
Los problemas que habían tenido los habían forzado a comenzar a trabajar juntando un grupo del ORC con uno del Consejo Estudiantil.
“¡HA!” gritó Tomoe mientras usaba su katana para crear varios picos de hielo para matar a dos vampiros. Los picos de hielo cubrieron el suelo rápidamente, logrando atravesar la distancia que separaba a la joven demonio de los vampiros de manera casi instantánea. La velocidad del ataque tomó por sorpresa a los vampiros, pero solo uno fue asesinado. El otro logró escapar saltando o al menos eso pensó el, pues cuando estuvo en el aire, Tsubasa logró darle un potente golpe en la cara, el cual lo envió a volar hacia donde estaba Xenovia, quien usando su espada «Ex Durandal», logró cortarlo por la mitad fácilmente.
“Ese es uno menos.” Dijo Xenovia, ganándose un asentimiento de sus compañeras.
“¿Cómo crees que les va a Issei-kun?” preguntó Irina mientras comenzaba a volar, siendo seguida por sus compañeras.
“No lo sé, pero de seguro estará bien. Después de todo está junto a Kiba kun.” Dijo Reya mientras se sonrojaba ligeramente al mencionar el nombre del caballero de Rias.
“Creo que deberíamos dejar de preocuparnos de si ellos están bien y centrarnos en nosotros.” Dijo Tomoe a ver aparecer varios vampiros frente a ellas.
[Bost] [Bost] [Bost] [Bost]
Issei seguia duplicando su poder mientras atacaba a sus enemigos usando su forma de «Caballero» del movimiento ilegal triama de su balance breaker. Usando el impulso de velocidad, comenzó a moverse por entre los vampiros que lo rodeaban. Junto a él iban Kiba, quien cortaba a los vampiros que podía, mientras esquivaba los ataques de los vampiros que estaban armados. Algunos de sus enemigos no podían acercarse gracias a Momo, quien usaba magia para mantenerlos alejados de ellos, permitiendo así que el combate cuerpo a cuerpo no fuese tan pesado.
“¡Maldita sea, no dejan de aparecer!” gritó Saji mientras seguia golpeando a los vampiros que aparecían. Él estaba usando las habilidades de su sacred gear, el cual le permitía usar llamas negras para causar más daño a los vampiros. Mientras seguia luchando, vio como uno de los vampiros se dirigía hacia Momo y usando su «Absorción line», lo atrapó del pie y jalándolo con fuerza lo hizo dirigirse hacia él. Cuando estuvo al alcance de su puño, le dio un potente golpe en el estómago, dejando fuera de combate al vampiro.
“Gracias, Saji-kun.” Dijo Momo acercándose a Saji.
“No me agradezcas, es mi deber proteger a mis compañeros.” Dijo Saji con una sonrisa, provocando que Momo se sonrojara.
“¡Saji, maldito! ¡Deja de coquetear en mi cara!” gritó Issei mientras él y Kiba se acercaban a los dos demonios del Consejo Estudiantil.
“¡Ehhh! ¡¿Pero qué dices?!” preguntó Saji confundido por las palabras de Issei.
Issei estuvo a punto de responder cuando varias explosiones muy fuertes sacudieron el lugar. Mirando hacia los lugares de orígenes de aquellas explosiones, vieron a Yasaka matar vampiros usando su «Fox Fire» y a Azazel haciendo lo mismo con sus lanzas de luz.
“Es realmente asombroso ver lo que pueden hacer.” Dijo Kiba mientras miraba asombrado como los dos lideres de facción limpiaban el suelo con los vampiros.
“Si, ¡pero lo que me sorprende es lo que está pasando por halla!” gritó Saji mientras señalaba al centro de la ciudad, el lugar de donde aparecían los vampiros, donde se podía ver a Edzard matar a los vampiros que seguían apareciendo.
“Sabía que era bueno con las espadas, pero no sabía que podía hacer eso con hachas a una mano.” Dijo Kiba mirando como Edzard usaba dos hachas de la Guardia del Alba para masacrar a los vampiros que salían del portal.
“Si, pero es gracias a él que muchos de los vampiros no se han acercado a este lugar.” Dijo Momo mirando a Edzard decapitar a tres vampiros a la vez.
Las palabras de Momo ganaron el asentimiento de todos.
Mientras la batalla en Urakyoto estaba en pleno auge, el palacio de Kioto se encontraba completamente protegido por una doble barrera. La primera, la cual cubría al palacio era una barrera construida por Yasaka, usando las «Lay Lines» de Kioto como fuente de poder, mientras que la segunda, la cual era la que recibiría los impactos de los ataques entrantes desde el exterior era una barrera hecha con una piedra focal, la cual estaba alimentada por una gema de alma negra. Dicha barrera había sido construida por Edzard, pero activada por una de las doncellas de Yasaka.
En medio de la sala principal del palacio se encontraban Kunou y Marie, quienes estaban rodeadas por algunos de los mejores y más cercanos guardias de Yasaka, aunque, no solo ellos estaban allí, pues también estaba uno de los principales concejeros de la líder Youkai. El consejero era un inu youkai, el cual tenía dos formas, una era la de un perro de gran tamaño y la otra era una humanoide, la cual era la de un hombre de unos cuarenta años, con el cabello castaño claro, también tenía orejas y cola de perro.
“Todo parece tranquilo.” Comentó uno de los guardias tranquilamente, pues gracias a la doble barrera ninguno de los pocos ataques de los que ocasionalmente lograban los vampiros enviar al Palacio lograban causar daño alguno.
“Si, así parece.” Dijo otro guardia mientras mantenía la guardia en alto.
Mientras los guardias seguían charlando, en el centro del salón, Marie y Kunou estaban hablando entre ambas.
“¿Cómo crees que va la batalla, Ma-chan?” preguntó Kunou mirando a su amiga.
La pequeña de casi tres años miró a su amiga y juntando los brazos sobre su pecho, comenzó a fruncir el ceño de una manera tan tierna, que Kunou estuvo tentada a darle un gran abrazo.
“Seguro que nuestros padres y el resto están pateando traseros a diestra y siniestra.” Respondió Marie poniendo una gran sonrisa.
La sonrisa en el rostro de Marie fue tan contagiosa que Kunou también puso una sonrisa en su rostro. Tras aquel momento de risa, Kunou soltó un suspiro, el cual preocupó a Marie.
“¿Qué sucede, Ku-chan?”
“No me gusta estar aquí sin hacer nada.” Respondió Kunou jugando con sus dedos, pues sentía mucha incomodidad e impotencia. “Se que aun soy pequeña, pero quiero ayudara defender mi hogar.”
Las palabras de Kunou transmitían sus emociones en este momento, pues la pequeña Kyubi sentía que podría ayudar de alguna manera en la batalla. Sin embargo, tanto su madre como los padres de Marie les habían dicho que se quedaran aquí.
Mientras seguia con sus preocupaciones, Kunou sintió que alguien le tocaba la mano. Mirando hacia el frente, vio a Marie sonreírle.
“Nuestros padres no quieren que estemos en peligro por ahora. Ya cuando crezcamos podemos ayudarles en las luchas.”
Las palabras de Marie hicieron recordarle a Kunou que la mente de su amiga era más avanzada de lo que su pequeño cuerpo indicaba. Poniendo una sonrisa también, Kunou asintió, pues vio que las palabras de su amiga contenían cierta sabiduría.
La pequeña dragona sonrió más ampliamente al ver a su amiga sonreír, pues vio que las palabras que su padre le había dicho, las cuales tenían su origen en unas palabras que su bisabuelo Eitar le había dicho a su abuelo Roland hace muchos años atrás, habían hecho que Kunou entendiese que aun no era el momento para que luche en batallas de este calibre.
Tras esas palabras, las dos amigas comenzaron a charlar sobre sus padres. Sin embargo, su conversación se vio interrumpida cuando sus sentidos mejorados captaron un olor muy desagradable.
“¿Qué es esa peste?” preguntó Kunou mientras se cubría la nariz con las mangas de su traje de doncella.
A la par que su amiga, la joven dragona se llevó ambas manos hacia su nariz para dejar de oler ese desagradable olor, el cual era similar al de una mezcla de carne en descomposición, sangre infectada y vísceras dejadas a descomponer en el sol.
Las jóvenes no fueron las únicas que olieron ese degradable olor, pues todos los guardias también lo hicieron. Cuando se miraron y comenzaron a comentar sobre ello, se formaron varios círculos mágicos a sus pies.
“¿Qué-.” Lo que aquel soldado estuvo por decir fue interrumpido cuando su cuerpo comenzó a temblar, terminando por explotar y convertirse en montones de sangre y vísceras regadas por el suelo.
Al mismo tiempo que aquel guardia moría, el resto de sus compañeros sufrían el mismo destino.
Las simultaneas explosiones llamaron la atención de las dos niñas, las cuales miraron el lugar de origen de las explosiones y lo que vieron las hicieron saltar hacia atrás con la sorpresa grabadas en sus rostros.
“¿Q-qué está pasando?” preguntó Kunou con un poco de miedo, pues nunca esperó ver ese tipo de vista.
Al igual que su amiga, Marie también estaba paralizada de miedo, pero a diferencia de Kunou, ella logró recomponerse antes. La velocidad de recuperación que mostró la pequeña dragona estaba muy por encima que el de una persona normal y eso se debía a que su padre le había entrenado para que pudiese reaccionar rápido. Y parece que las lecciones de su padre serian puestas a prueba hoy, ya que gracias al haber logrado volver en si tan rápido, pudo ver que una sombra se lanzaba sobre Kunou, por lo que reaccionando rápidamente saltó y logró empujar a su amiga.
La fuerza que Marie usó en el golpe hizo que Kunou saliera volando unos pocos metros, sacándola del rango de ataque. Sin embargo, debido a aquel movimiento fortuito, la pequeña dragona no supo cómo distribuir su fuerza tan bien como para quedar fuera del rango del ataque dirigido a su amiga, por lo que ella terminó recibiendo el golpe. El golpe que recibió Marie fue tan fuerte que la hizo escupir un poco de saliva, para luego salir disparada unos pocos metros y termino derrapando otros cuantos más en el pulido suelo de madera del palacio.
“¡Marie!” gritó Kunou presa del pánico al ver como su amiga estaba tendida en el suelo. Sin perder un segundo, rápidamente se puso de pie e instantáneamente corrió hacia ella. Lamentablemente no logró llegar a donde estaba su amiga, pues la persona que había intentado atacarla, ahora se ponía frente a ella bloqueando el camino.
Los ojos de la pequeña Kitsune se abrieron como platos al ver como la persona que la atacaba era el consejero de su madre.
“H-Hiroshi-sama.” Tartamudeó Kunou mientras daba unos pocos pasos hacia atrás mientras la ira y la decepción comenzar a aflorar de su ser. “¡¿Por qué Hiroshi-sama?! ¡¿Por qué me atacas?! ¡¿Por qué atacaste a Marie-chan?!”
La joven kitsune siguió gritando, pero el perro youkai no respondió nada. Al ver que el youkai no le respondía, Kunou siguió gritando mientras el comenzaba a caminar hacia ella. Al ver esto, la joven Kitsune comenzó a lanzarle bolas de fuego, las cuales no causaron mucho daño, pues el Inu las esquivaba o las detenía usando círculos mágicos.
“¡HA!” gritó Kunou mientras juntaba ambas manos y creó una gran bola de fuego, la cual lanzó contra el Youkai. El ataque de Kunou no solo era un intento de detener a su enemigo, sino que también tenía la función secundaria de hacer tanto ruido como para que los guardias a las afueras lograsen ver qué pasaba algo y se acercaran para ayudarla.
La bola de fuego avanzó e impactó en el Youkai, generando una gran explosión. Cuando la explosión se disipó, se pudo ver que el cuerpo de Hiroshi estaba en muy malas condiciones, pero no era por el fuego ni la explosión, sino que parecía la consecuencia de algún tipo de veneno o enfermedad, pues su piel se había vuelto pálida y tenía una apariencia de piel reseca junto gol algunas grietas por las cuales supuraba sangre de color negro. Sus pasos comenzaron a volverse lentos y torpes, pero el cambio más importante fueron los que sufrieron sus ojos, ya que se iluminaron como si fuesen dos bolas de fuego azul pálido.
‘Qué sucede, ¿Por qué no viene nadie?’ pensó Kunou con pánico al ver que nadie se acercaba pese a la gran explosión que había sucedido hace unos instantes.
Para el desconocimiento de la hija de Yasaka, la falta de guardias entrando al salón se debía a que los guardias en las cercanías del exterior de la sala también habían sido asesinados de la misma manera que los guardias que estaban dentro del salón.
Volviendo a mirar a su enemigo, la joven kitsune lo vio acercándose hacia ella, por lo que presa del pánico comenzó a retroceder. Cuando Kunou dio cinco pasos hacia atrás, Hiroshi despareció en un estallido de velocidad y terminó parado frente a ella. Esta acción terminó tomando por sorpresa a la pequeña Youkai, lo que hizo que la niña no lograse reaccionar a tiempo, recibiendo así un potente golpe en el abdomen, provocando que el cuerpo de la niña se doblara en V.
“Aghh.” Escupió Kunou mientras sentía que el aire abandonaba sus pulmones.
El cuerpo de la joven kitsune salió volando unos pocos metros y terminó cayendo en el suelo con un ruido sordo. Kunou intentó levantarse, pero su cuerpo se sentía adolorido y pesado por la falta de aire que le generó el golpe recibido, lo que provocó que sus movimientos fueran torpes.
Mientras Kunou luchaba por levantarse, Hiroshi avanzada hacia donde estaba. Mientras avanzaba, los ojos del youkai comenzaron a derramar lágrimas, las cuales no fueron percibidas por Kunou, pero si por otra persona.
Al otro lado de donde estaba Hiroshi y Kunou, Marie estaba logrando ponerse de pie. En el instante en que logró pararse, el cuerpo de la pequeña niña comenzó a brillar de color verde pálido mientras un pequeño espectro, casi traslucido, en forma de anillo se hacía presente en su mano derecha. Aquel anillo se parecía un poco al que era el sacred gear de Asia, pero a diferencia de que en el de ella había una gema blanca en todo el centro.
Ya estando de pie, la pequeña dragona comenzó a avanzar hacia donde estaba su amiga, pero sus pasos eran lentos y torpes, pues su cuerpo estaba dolorido por el golpe que había recibido anteriormente. Los ojos de la pequeña estaban llenos de lágrimas, pues sentía bastante dolor en su cuerpo, pero pese a eso, no lloró, ni tampoco soltó un gemido de dolor. Al ver que su amiga estaba en peligro inminente, sumado a la gran cantidad de adrenalina en su cuerpo estaba produciendo, hizo que su cerebro ignorase el dolor, permitiéndole avanzar para intentar ayudarla. Con cada paso que daba, los ojos verdes de Marie comenzaban a cambiar de color lentamente. El cambio de color inicio por el borde de su iris y luego avanzó hacia el centro, para cuando el cambio terminó, sus ojos se habían vuelto dorados y brillaban como dos pequeñas estrellas.
Hiroshi se detuvo en seco cuando sintió un gran aumento de poder y girando la cabeza, vio a Marie avanzar lentamente hacia él. Dejando de lado su objetivo por ahora, comenzó a caminar hacia Marie y cuando dio tres pasos, usó la misma táctica que usó contra Kunou.
Los ojos de Marie se abrieron como platos al ver como el Youkai desaparecía y volvía a aparecer a escasos dos metros de ella. La forma en que el youkai se encontraba posicionado tras reaparecer era una clara indicación de que planeaba golpear a Marie en el abdomen.
Al ver al youkai preparado para golpearla, Marie tensó de manera instintiva todos los músculos de su cuerpo en preparación para recibir el golpe. Sin embargo, en aquel momento ocurrió algo que nunca se imaginaria, pues la pequeña dragona sintió que una gran corriente eléctrica atravesaba todo su cuerpo, desde su espina dorsal has terminar en sus ojos, lo que causó que parpadee. Tras aquel pequeño parpadeo, Marie se sorprendió enormemente por lo que estaba pasando, pues comenzó a ver a Hiroshi moverse en cámara lenta.
Mientras esto transcurría, Kunou comenzó a derramar lágrimas de desesperación e impotencia al ver como su amiga estaba a punto de ser atacada por Hiroshi. Sin embargo, lo que vería a continuación terminaría quedando grabado en su mente por muchos años.
Al ver como Hiroshi movía su brazo izquierdo, Marie abrió la boca y comenzó a juntar una gran cantidad de energía en sus cuerdas vocales. Mientras se preparaba para lo que vendría, su mente recordó las palabras que su padre le dijo sobre el Thu’um. Dichas palabras eran sobre como la potencia y la energía impregnada en el grito podía influir mucho en la cantidad de poder que tendría el thu’um cuando este se desatase.
Una pequeña cantidad de humo comenzó a surgir de la garganta de Marie mientras la energía se acumulaba en sus cuerdas vocales. Cuando la pequeña sintió que su thu’um estaba listo, gritó con toda la fuerza que pudo reunir.
“¡FUS! ¡RO!”
Al terminar de gritar, de la boca de Marie surgió una onda de energía azul, la cual dio de lleno en Hiroshi, mandándolo a volar. La fuerza del Thu’um de Marie no solo arrastró el cuerpo del Youkai como un viento huracanado mueve una hoja de árbol, sino que también terminó por despedazar su cuerpo en cientos de fragmentos. Aunque, aquello no fue lo más asombroso, ya que aquel ataque continuó avanzando, destruyendo todo lo que encontraba a su paso. Cuando finalmente terminó de avanzar, el ataque había creado tal destrucción que había llamado la atención de todos los que estaban en las cercanías, tanto dentro como fuera del palacio. Sin embargo, para el desconocimiento de todos, la destrucción de parte del palacio de Yasaka no fue todo lo que hizo el thu’um de Marie, ya que este también impactó en la barrera interna que protegía el palacio. Si bien no logró destruir la barrera, si logró debilitarla significativamente. Además, a pesar de que la barrera debería de recuperar su poder gracias a las «Lay Lines», por alguna razón la barrera no lograba recuperarse al ritmo que debería, lo que indicaba que algo pasaba. Esto hacia que ahora la barrera externa, la cual fue creada por la piedra de enfoque sea la verdadera defensa del palacio contra amenazas exteriores.
Cuando la nube de polvo, la cual se había originado de la destrucción causada por el thu’um de Marie, se disipó, Kunou miraba con los ojos abiertos a mas no poder la destrucción que había causado su amiga con un solo hechizo.
‘I-i-increíble… ¿Cuánto poder de destrucción?’ pensó Kunou mirando la destrucción del ataque de su amiga, pero luego tuvo que mirar hacia donde estaba Marie, pues escuchó un ruido sordo provenir de ese lugar.
“¡Marie!” gritó de preocupación Kunou al ver como su amiga estaba en el suelo. Dando pasos rápidos, Kunou se acercó a ella y al agacharse, pudo darse cuenta de que ella solo estaba inconsciente. Al ver esto, la pequeña kitsune la tomó en sus brazos y comenzó a caminar hacia donde se refugiaban todos los civiles, ya que este lugar ya no era seguro para ambas.
Cuando la pequeña Kitsune dio algunos pasos hacia la puerta, se tambaleó cuando todo el lugar tembló. Afortunadamente, logró mantenerse de pie y no caer junto con Marie. Cuando el sitio dejó de temblar, miró hacia el cielo y vio con horror como la primera barrera, aquella que había sido creada por el padre de Marie, caía.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capítulo 48 esta fuera.
Pobres Youkai, pasan de la sartén a las brasas obteniendo una segunda invasión antes de que se recuperaran de la primera. Con esto vemos como es que son las invasiones de Molag Bal, el siempre tratara de atacar a enemigos que ya han sido debilitados por terceros. También, vemos el despertar de los poderes de Marie, tanto de la habilidad que heredó de Caius (Héroe de Kvatch) como de un poder nuevo, ¿Cuál será este poder?, la respuesta queda a imaginación y conjeturas vuestras.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 50
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
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Capítulo 49
—Ya sentiste la desesperación de perder algo importante, Ed…. ¿Estás dispuesto a volver a sentirla? —
Vilkas a Edzard tras darle descanso al alma de Kodlak
Edzard decapitó con sus hachas a dos enemigos al mismo tiempo. La sangre que brotó de las cabezas cerceadas manchó ligeramente las ropas con las que luchaba. Sin embargo, pese a eso, él no se vio afectado, al menos de manera visible y no por ahora. Volviendo a ver el campo de batalla, pudo observar cómo sus compañeros lograban derrotar a sus respectivos enemigos y comenzaban a acercarse rápidamente hacia sus cadenas para lograr desactivar el ancla negra.
‘Parece que todo va bien.’ Pensó Edzard mientras volvía poner su vista en los nuevos enemigos que seguían apareciendo. ‘Solo vampiros creados con terrícolas… Realmente esperaba algo más de tu primer gran movimiento, Bal.’
Tras pensar eso, Edzard salió disparado contra los vampiros. Al llegar a donde estos, rápidamente usó el hechizo «Aura de Stendarr» y luego procedió a cortar a todos los enemigos que aparecían en su rango de visión. Derecha, izquierda, arriba, abajo, sus hachas se movían en todas las direcciones, mutilando, decapitando y asesinando a todo vampiro que no moría por el poder del hechizo que lo rodeaba.
Una gran cantidad de cuerpos desmembrados yacían por todo el lugar, llenando el ambiente con el olor pútrido de su sangre y comenzando a causar un poco de malestar en varios de los Youkai que poseían los sentidos mejorados.
‘Parece que esto ya está por acabar.’ pensó Edzard al ver que sus amigos y amantes se acercaban al lugar donde impactaron las cadenas. Sin embargo, cuando terminó de pensar aquello, un gran rayó azul descendió desde el portal del ancla e impactó a escasos metros de su posición.
El impacto generó una gran explosión a la vez que el suelo comenzó a temblar por unos segundos. La explosión ocasionó que un poco de humo se formara al rededor del cráter del impacto, impidiendo que se vea que había pasado. Sin embargo, eso no fue lo único que sucedió, pues una fuerte corriente de aire siguió al impacto.
La fuerza de esta corriente de aire fue tal que Edzard tuvo que usar un poco de fuerza mantenerse firme en el lugar donde estaba pisando, para de esa manera evitar salir volando. A su alrededor varios Youkai no tuvieron esa suerte y salieron volando, terminando varios metros de donde estaban anteriormente.
‘¿Qué habrá caído aquí?’ pensó Edzard con preocupación una vez que las corrientes de aire se detuvieron, pero luego tuvo que llevarse una mano a la nariz, pues captó un aroma muy asqueroso. ‘Mierda, apesta a carne en descomposición.’
El aroma que comenzó a llenar el ambiente hizo que Edzard tuviese arqueadas, pero se dejó de taparse la nariz al momento en que un poderoso rugido se originó en el cráter que tenía al frente.
“¡ROAARRRRRRR!”
El rugido fue acompañado por la caída de varios relámpagos más, los cuales terminaron impactando en las cercanías de donde estaban las cadenas que mantenían en ancla clavada al territorio Youkai.
Edzard comenzó a ver que había caído en aquellos lugares y sus ojos se abrieron cuando vio aparecer varios Xivkyn, pero sus ojos se abrieron aún más cuando vio como no solo había ese tipo de daedras, sino que también había un jodido Titan Daedrico.
‘Esto ya se complicó a niveles muy extremos.’ Pensó Edzard con mucha preocupación, pues por el conocimiento que había obtenido de los tantos libros que había leído, sabía que los Titanes Daedricos eran muy poderosos. Sin embargo, antes de que el pudiese decirles algo a todos los grupos que se dirigían hacia esos lugares, tuvo que saltar a un lado para evitar que una garra lo matara.
‘¿Qué mierda? Eso estuvo muy cerca.’ Pensó Edzard al sentir como algo caliente bajaba por su frente. Al oler un poco, su nariz captó un olor peculiar a hierro, un olor que le que indicaba que aquello que bajaba por su frente era un poco de sangre.
“Parece que la fama de tu velocidad de reacción no eran solo palabrerías, Dovahkiin.” Dijo una voz gutural, a cuál surgía del cráter.
La voz llamó la atención de Edzard, quien miró hacia el cráter y vio que de allí salía un Titan daedrico. Los pasos del titan eran firmes, pero lentos. Sin embargo, eso no fue lo que llamó la atención a Edzard, sino que fue su presencia misma, pues su aura no era como la de un daedra regular, no, era un poco similar al aura que emitía Hermaeus Mora cuando se manifestaba en Nirm.
‘¿Qué clase de daedra será?’ pensó Edzard mientras tomaba sus hachas y se preparaba para la lucha.
“¡Ja, ja, ja!” El titan daedrico soltó una risa gutural. “¡¿Realmente crees que un dragón como tú, quien posee un alma que está incompleta, puede derrotarme?!”
Edzard frunció el ceño ante las palabras del Titan daedrico, ya que no sabía a que se refería el daedra al mencionar que su alma estaba incompleta.
“Oh…. Parece que no lo sabías.” Dijo el Titan con burla. “Aunque eso no ya no importa, ya que hoy… ¡morirás!”
Tras aquel grito, el Titan movió sus alas y se lanzó contra Edzard.
Los ojos de Edzard se abrieron a mas no poder, pues la velocidad del daedra era muy alta, algo que no esperaba de un ser de su tamaño. Al ver esa velocidad, tuvo que rodar por el suelo para evitar que las garras del daedra lo empalaran. Cuando sintió que el ataque había pasado, el dio un gran salto hacia el titan y moviendo sus hachas, comenzó a atacar, pero fue en vano, ya que sus hachas no lograron atravesar la gruesa piel del daedra.
“Tch.” Edzard chasqueó la lengua con molestia cuando vio que sus hachas no le provocaron heridas al daedra.
El titan movió sus alas tras ver el ataque de Edzard fallar, generando así corrientes de aire, las cuales fueron tan fuertes que hicieron que Edzard saliese volando varios metros. Afortunadamente, el joven dragón logró estabilizarse en el aire y cayó de pie, pero terminó derrapando varios metros. Tras eso, se puso de pie y comenzó a moverse de derecha a izquierda para esquivar los ataques de su enemigo, el cual apareció frente a él y comenzó a atacarlo a gran velocidad.
El sonido de la batalla parecía mitad canción y mitad silbidos de agonía mientras Edzard y el Titan Daedrico se enfrentaban en una danza mortal. Los ataques del titan eran desviados por las hachas de Edzard, mientras que las hachas no lograban perforar la piel del daedra. Sin embargo, por mucho que un arma sea muy fuerte, el desviar los impactos de ataques tan fuertes, los cuales eran capaces de abollar el acero de Tamriel, terminó por causar grietas que no eran posibles de percibir con la vista. Si bien Edzard podría haberse dado cuenta de ellas, su concentración total en la batalla le impidió verlas. Sin embargo, su concentración en la batalla fue interrumpido cuando escuchó el thu’um de su hija.
Aquel desliz de sus sentidos y su atención hizo que no se percatara de lo que sucedería en instantes, pues ni bien desviar la mirada de la batalla, tuvo que volver a esta cuando se dio cuenta de que una garra lo iba a empalar. Así que, para evitar morir, Edzard usó sus hachas para desviar el ataque.
¡Crack!
Las hachas de Edzard se rompieron en cientos de pedazos al instante de impactar contra las garras del daedras. Esto terminó dejándolo desprotegido ante el próximo ataque, el cual no demoró en llegar. Al ver que no podría evadirlo, Edzard cubrió su pecho con ambos brazos, recibiendo un potente golpe, el cual terminó por enviarlo a volar contra la barrera del palacio de Yasaka. La velocidad a la que viajaba era tal que parecía un cohete supersónico. Aquella velocidad hizo que atravesara todo el campo de batalla en menos de tres segundos.
“Aghhh.” Escupió Edzard al momento en que impactaba contra la barrera, provocando que la barrera temblara, pero por fortuna la barrera no se destruyó, pues logró aguantar muy bien el impactó. Sin embargo, antes de que el pudiese reaccionar, recibió otro potente golpe en todo el pecho. Este golpe había sido dado por el daedra, el cual se había movido a gran velocidad para atacarlo. Sin embargo, pese a que el golpe fue doloroso, fue la consecuencia inmediata que tuvo lo que causó que Edzard se preocupara, ya que la garra del daedra había estado imbuido con magia caótica, la cual terminó por destruir la barrera que protegía el palacio de Yasaka como si de papel se tratase.
Azazel y Yasaka luchaban codo con codo, matando a los daedras que habían comenzado a aparecer tras el impacto de todos esos rayos. además, desde que se escuchó aquel rugido no había dejado de aparecer daedras, algunos eran voladores y otros eran Dremoras, los cuales comenzaron a luchar contra los dos lideres.
“¡Invasores de otro mundo! ¡Ardan en mis llamas!” gritó Yasaka mientras lanzaba un gran torrente de llamas contra varios Dremoras, los cuales fueron tomados por sorpresa debido a la velocidad del ataque de la Kyubi.
Azazel levantó su mano derecha, creando varias lanzas de luz, las cuales arrojó hacia los Dremoras que los atacaban desde el suelo.
Ambos ataques fueron efectivos al momento en que impactaron en sus enemigos, pues lograron desterrarlos de regreso a Oblivion.
“Parece que se terminó.” Dijo Yasaka mientras miraba como sus enemigos se desvanecían.
“Así parece.” Comentó Azazel mientras se acercaba a la líder Youkai. Viendo a la voluptuosa Kyubi, Azazel intentó ligar un poco, como para pasar el rato, pero lo que sea que estuviese por decir se esfumó cuando se escuchó el thu’um de Marie. Ambos lideres giraron la cabeza hacia el palacio y se sorprendieron enormemente al ver la destrucción de una parte del palacio. Aquella escena sumió en pánico a Yasaka, quien comenzó a preocuparse por su hija y la amiga de esta. Sin embargo, cuando estuvo a punto de dirigirse hacia allí para comprobar el estado de las dos niñas, vio con horror como Edzard pasaba volando a velocidad supersónica hacia el palacio.
“A-A-Azazel-dono…. ¿E-e-ese era…?” preguntó Yasaka entre tartamudeos por el shock que sintió al ver a Edzard terminando por impactar en la barrera.
“S-sí, ese era Ed.” Respondió Azazel en el mismo estado de shock que Yasaka, pues no esperaba que esto pasase.
Sin embargo, el shock de ambos se esfumó cuando vieron como un daedra de gran tamaño con alas y que tenía el aspecto de un dragón aparecía frente a Edzard y le daba un potente golpe en su pecho, destruyendo la barrera con aquel golpe.
“¡Azazel-Dono!” gritó Yasaka, presa del pánico no solo por ver a Edzard ser golpeado con tan potente ataque, sino que también por el miedo que le causó la destrucción de la barrera, pues eso le quitaba una protección a los que estaban dentro de la barrera.
“Si, vamos.” Dijo Azazel al entender que Yasaka quería ir a ver el estado de su hija, a la vez que también deseaba brindarle ayuda a Edzard.
Ambos lideres se prepararon para ir hacia el palacio, pero no dieron ni tres pasos hasta que tuvieron que detenerse de manera abrupta, pues dos rayos azules impactaron cerca de donde estaban, levantando un poco de polvo. Cuando dicho polvo se asentó, se podía ver a dos figuras, las cuales eran desconocidas para Yasaka, pero muy conocidas por Azazel.
“Mierda. Esto se ha complicado enormemente.” Dijo Azazel mientras inconscientemente se llevaba su mano derecha hacia donde iniciaba la prótesis de su brazo izquierdo.
La Kyubi de Kioto miró a Azazel y se confundió por la forma en que hablaba el líder de los Caídos, pues no había ningún toque de diversión ni de burla, sino que había pura preocupación junto con un toque de miedo.
“¿Sabe quiénes son, Azazel-dono?” preguntó Yasaka mientras se preparaba para luchar y derrotar rápidamente a ambos enemigos para poder ir al palacio a ver como estaban todos allí.
“Si… son dos seres muy problemáticos con lo que nos hemos topado durante todos los ataques en los que Molag Bal ha estado implicado.” Respondió Azazel mientras su mirada se posaba únicamente en Roland. “Son los dos Adalides de Molag Bal.”
La respuesta de Azazel hizo que Yasaka se asombrara e inconscientemente diera un paso hacia atrás, pues recordó que Edzard había mencionado a los Adalides como seres muy poderosos y molestosos para tratar. Sin embargo, pese a estar sorprendida por saber que dos adalides estaban frente a ella, fue lo que vio tras examinar mejor los rasgos de ambos lo que terminó por asombrarla. Ella vio algo increíble y es que ambos se parecían algo a Edzard, pero no solo eso, sino que también olían algo similar a él.
“Azazel-dono, ¿Por qué esos dos adalides se parecen un poco a Edzard-dono?” preguntó Yasaka, entrecerrando los ojos.
Azazel miró a Yasaka y al ver que ella había preguntado sobre algo que solo unas pocas personas fuera del grupo de Edzard sabia, solo atinó a soltar un suspiro.
“Parece que lo descubriste.” Respondió Azazel, llamando la atención de Yasaka. “Ellos son los padres de Edzard.”
La respuesta de Azazel asombró a mas no poder a Yasaka, quien solo dio un paso hacia atrás. Aquella información le fue dada a Azazel por el propio Edzard, pero no solo a él, sino que Sirzechs, Michael y Odín también lo sabían. Esto lo había hecho Edzard como muestra de confianza hacia ellos.
“No se mucho de lo que les sucedió, pero ellos están siendo controlados por un veneno del cual solo la única cura conocida es la muerte.” Comentó Azazel, haciendo que Yasaka se asombre más, a la vez que se entristecía, pues comprendía que no debía de ser fácil para Edzard saber que sus padres estaban siendo controlados y que posiblemente deberían de ser asesinados.
Saber que ellos estaban siendo controlados, hizo que Yasaka se preguntara si es que ella hubiese terminado en ese mismo estado de no ser por la ayuda de Edzard. Pese a la duda que sentía en ese momento, la líder de Kioto le preguntaría eso a Edzard después de esta batalla. Así que, ahora se centraría en la lucha.
“Ten cuidado, Yasaka-dono.” Dijo Azazel mientras sacaba la lanza que era su sacred gear artificial y usaba la armadura dorada que era el balance breaker de esta. “Ellos son tan fuertes como un Demonio de Clase Suprema y las habilidades que tienen como Nirmnianos los hacen más peligrosos que los demonios.”
Yasaka asintió y se preparó para luchar la que posiblemente sea la batalla más grande que ha tenido hasta ahora. ‘Aguanta Kunou, mamá ira pronto a ayudarte.’
Las chispas volaban mientras Asia se batía en duelo contra un Xivkyn. Ella se encontraba un poco fastidiada por lo que había pasado. Y es que ella y Tiamat habían estado tan cerca de llegar al lugar donde estaba la cadena que debían de eliminar, pero justo cuando estaban preparándose para eliminarla, dos rayos cayeron y aparecieron dos Daedras, estos eran un Xivkyn y un Titan daedrico. Al ver a estos enemigos, Tiamat rápidamente se lanzó contra el Titan, pues ella había deseado enfrentarse a un dragón de Nirm durante mucho tiempo y aunque los titanes solo eran pálidas imitaciones de los hijos de Akatosh, le servirían de calentamiento.
Mientras ella luchaba contra el Xivkyn, el cual tenía un mandoble daedrico, en el cielo, Tiamat luchaba contra el Titan daedrico. Para lograr luchar más cómodamente contra el daedra, la dragona había vuelto a fu forma de dragón, dejando atrás su forma humanoide. Los embates que se daban ambos eran tan fuertes que generaban corrientes de aire con cada golpe. Estas corrientes hacían que el combate de Asia en tierra fuera más complicado, pues tenía que mantener no solo su enfoque en la batalla contra el daedra, sino también en las corrientes de aire que surgían, pues estas podrían desequilibrarla y hacerla quedar desprotegida.
‘Esto es cansado. No importa que tan fuerte sea, no soy Ed. Y mi espada no tiene el mismo peso que un mandoble. No puedo usar eso a mí favor. Además, la armadura completa que usan los daedras de alto nivel los vuelve muy difíciles de matar a menos que puedas atacar lugares vulnerables. Esos lugares son las articulaciones.’ Pensó Asia mientras usaba su espada para desviar un golpe diagonal del daedra. La fuerza del golpe, el cual fue desviado, permitió que Asia lograse ver una apertura, por lo que, moviendo su muñeca, usó su espada como si fuese un estoque y dio un golpe rápido.
La hoja de «Anseichim» logró perforar la parte vulnerable de la armadura, la cual fue la unión entre el peto y la hombrera.
“Aghhh!” gruñó el daedra al recibir el corte, pero luego, movió su arma e intentó matar a Asia con un solo golpe, pero no lo logró, pues Asia movió su mano izquierda y rápidamente lanzó un potente rayo, el cual hizo retroceder al daedra.
‘Eso fue estúpido de mi parte. Los Xivkyn son muy resistentes ante el dolor.’ Pensó Asia mientras comenzaba a pensar en que hacer para derrotar a este enemigo. Sin embargo, mientras pensaba, escuchó un thu’um resonar por todo el campo de batalla. Sus ojos se abrieron al escuchar el tono de voz, pues no sonaba como la voz de Edzard, no, esa era la voz de su pequeña. El miedo y el pánico comenzó a apoderarse de su ser, y estas emociones aumentaron en intensidad al girar la cabeza y ver como la entrada del palacio había desaparecido.
“¡Marie!” gritó Asia mientras se preparaba para correr a toda velocidad hacia el palacio para ver cómo estaba su hija, pero no dio ni tres pasos cuando fue forzada a saltar hacia atrás para evitar que el daedra la matase. Al posar su vista en el ser de Oblivion, Asia comenzó a enojarse. ¿Cómo? ¿Cómo se atrevía ese daedra a interrumpirla cuando trataba de ver el estado en que estaba su hija? Apretando el agarre en su espada, Asia gritó. “¡Balance Breaker!”
El cuerpo de Asia fue envuelto por una luz blanca, la cual cegó temporalmente al daedra y cuando este volvió a ver, lo primero que observó fue a Asia con su armadura y a la espada de esta a escasos centímetros de su cabeza. Al ver aquel inminente ataque, el daedra intentó esquivarlo, pero aquello fue en vano parcialmente, pues la espada de Asia logró cortarle el ojo derecho, cegándolo de manera permanente hasta que su cuerpo regrese a Oblivion para reformarse.
A pesar de sentir un dolor que podría haber hecho que un humano se estremeciera y no pudiese luchar de manera normal, el Xivkyn no era un humano, sino que era un daedra, por lo que rápidamente volvió a la carga y comenzó a atacar a Asia. Sin embargo, a diferencia de antes, ahora Asia era capaz de detener fácilmente los ataques del Xivkyn, forzando la batalla hacia su lado.
Al mismo tiempo que Asia luchaba contra el Xivkyn, Tiamat luchaba contra el Titan daedrico en el cielo. Ambos seres se atacaban con sus garras, a la par que intentaban usar sus mandíbulas en un intento de despedazarse el uno del otro.
“¡Ja, ja, ja!” comenzó a reír Tiamat al sentir un poco de emoción en esta batalla. Después de todo no había tenido una batalla tan emocionante desde hace mucho. Sin embargo, al escuchar a Asia gritar el nombre de su hija, la dragona decidió ponerle fin a la batalla rápidamente, pues tenía que verificar el estado de la cría de su jefe. Así que, abriendo sus fauces, lanzó un potente aliento de dragón contra el titan Daedrico.
Las enormes llamas azules de Tiamat avanzaron rápidamente y amenazaban con asesinar al daedra, pero este en vez de sentir algo de pánico, simplemente abrió sus fauces y desató una gran llamarada de fuego azul, el cual impactó contra el aliento de Tiamat, causando una gran explosión. Dicha explosión a su vez generó enormes ondas de viento, las cuales se sintieron por todo el lugar.
Cuando la explosión se esfumó, Tiamat vio con asombró como el daedras se lanzó contra ella. La velocidad a la que iba el titan logró tomarla por sorpresa, por lo que pudo hacerle una herida superficial en el pecho. Sin embargo, no fue la herida superficial la que le causó preocupación a Tiamat, pues aparte de eso, ella también sintió como parte de su poder desaparecía, o, mejor dicho, como parte de su poder era robado.
‘Esta sensación… ¡Es similar a la manera en la que Albión roba el poder a sus enemigos!’ pensó Tiamat con asombro y pánico, pues la forma en que perdía poder era similar a la que Albión solía dividir el poder de sus enemigos, claro que la escala de la cantidad de poder robado no era similar. Pese a que la escala de poder robado era diferente, ella entendió la peligrosidad de este tipo de ataques.
‘Esto se ha complicado más. Parece que tendré que ponerme seria para esto.’ Pensó Tiamat mientras comenzaba a usar más de su poder.
Aika, Rossweisse y Valerie luchaban con todo lo que tenían para mantener a raya a varios daedras, los cuales comenzaron a aparecer de manera simultánea.
“¡Tomen esto!” gritó Aika mientras lanzaba varias lanzas de fuego contra algunos Atronach de escarcha, los cuales fueron desterrados fácilmente, pero la joven maga tuvo que invocar su lanza-bastón para usar la parte afilada para desviar el ataque de un Xivkyn, el cual usaba una espada y un escudo.
“¡¿Cómo es que terminamos así?!” gritó Valerie mientras esquivaba acrobáticamente el ataque de dos Xivilai, los cuales estaban armados con dos hachas. La Dhampir derrapó en medio de ambos cuando estos le atacaron de manera horizontal con sus hachas. Cuando estuvo entre ambos, rápidamente creó dos lanzas de oscuridad, las cuales fueron arrojadas contra sus enemigos. Ambas armas viajaron rápidamente hacia los dos daedras, quienes lograron bloquear los ataques con sus respectivas hachas.
Mientras las dos amantes de Edzard luchaban en el suelo, Rossweisse luchaba en el cielo, esquivando los ataques de unos Crepúsculos Alados. Estos eran daedras que tenían apariencia humanoide de unas mujeres hermosas, pero que tenían alas coriáceas en lugar de brazos, a la par que poseían garras de pájaro en lugar de pies y una cola puntiaguda. El color de su piel era azul grisáceo y tenía la forma de escamas. Sus ojos eran azules, en algunos casos, pues también había algunas con ojos rojos.
“HA!!” gritó Rossweisse mientras lanzaba varios hechizos de hielo con el único objetivo de eliminar a las daedras aladas que la perseguían.
Los ataques mágicos de la valquiria avanzaron con velocidad e impactaron en algunos daedras, desterrándolos a Oblivion, pero aquellos que lograron salir indemnes del ataque comenzaron a lanzarse contra Rossweisse, quien tuvo que comenzar a volar a más velocidad, pero no fue tan rápida y los daedras lograron alcanzarla. tras esto, ellas se lanzaron contra ella en picada, asestándoles golpes con sus garras, los cuales lograron agrietar un poco su armadura.
Rossweisse se protegió posicionando sus brazos en X y comenzó a esperar el momento preciso para contratacar, el cual llegó cuando todos los Crepúsculos Alados se abalanzaron en grupo contra ella. Al verlos llegar, Rossweisse invocó un círculo mágico a sus pies y creó una explosión de relámpagos, los cuales impactaron en algunos de los daedras, desterrándolos, pero hubo algunos que lograron devolverle el ataque a Rossweisse, quien tuvo que comenzar a volar en círculos, mientras comenzaba a atacarles con magia.
Mientras la batalla aérea seguia, Valerie seguia esquivando los ataques de los Xivilai, pero cuando vio una apertura la suficiente mente buena, juntó oscuridad en sus piernas y dando un saltó, dio una patada de hacha vertical, la cual fue detenida por uno de los daedras. Sin embargo, eso era parte del loco plan que se le había ocurrido a la Dhampir, quien al ver como el otro daedra comenzó a intentar acatarla, se volvió una bandada de murciélagos y se reformó a espaldas del daedra. Al tener a su enemigo sin defensa, Valerie le dio tal patada que el daedra salió volando, llevándose en el camino a su compañero. Ambos daedras siguieron una línea recta hasta que finalmente terminaron estrellándose contra varios escombros.
Valerie puso una sonrisa en su rostro al ver a esos daedras impactar en los escombros. Sin embargo, dicha sonrisa desapareció cuando escuchó el thu’um que resonó por el campo de batalla.
“¿Ese fue un thu’um?” preguntó la Dhampir, dejando de ver a sus enemigos por un instante.
Aika, quien estaba luchando contra el Xivkyn, el cual hizo un movimiento que forzó a la maga a dar un salto para tomar distancias, fue la que respondió.
“Así parece, pero eso no sonó como la voz de Ed.” Respondió Aika mientras seguia enfocada en su enemigo, pues si se descuidaba, terminaría muerta.
En el cielo, Rossweisse vio hacia el palacio y una vez vio lo que pasaba, rápidamente comunicó lo que sucedía a sus compañeras por medio de un círculo mágico. Las chicas le respondieron rápidamente y todas llegaron a la misma decisión… tenían que acabar con esto rápido para ver qué pasaba allí.
Lint, Mittelt e Ingvild estaban teniendo la batalla más sencilla de entre todos los miembros del grupo de Edzard, pues ellos no luchaban contra un Xivkyn, sino que luchaban contra un enjambre completo de Crepúsculos Alados, los cuales las estaban rodeando de tal manera que ellas se vieron forzadas a usar sus ataques de una forma que les permitiera mantener un espacio o amplitud de batalla lo suficientemente grande como para poder luchar tranquilamente.
“¡Maldita sea, esas cosas no dejan de salir por todos lados!” gritó Mittelt mientras lanzaba varias lanzas de luz para matar a la mayor cantidad de daedras que pudiese.
“¡Tenemos que darnos prisa!” gritó Lint mientras lanzaba lanzas de luz a la par que disparaba balas de luz contra los daedras, para de esa manera causar más bajas.
Ingvild, por su parte, estaba usando su magia para crear una burbuja de agua la cual usaba tanto defensiva como ofensivamente. La parte ofensiva era que la burbuja de agua le permitía crear picos de agua para matar a los daedras que se acercasen de manera imprudente.
“¡In, permítenos entrar un rato en tu burbuja!” gritó Mittelt mientras usaba una espada de luz para cortarle un ala a un Crepúsculo Alado, el cual no logró caer al suelo, pues una certera bala de luz le impactó en el ojo, desterrándola a Oblivion.
“¡Esta bien!” gritó Ingvild mientras abría una apertura en su burbuja. “¡Apuren!”
Los dos ángeles asintieron y rápidamente ingresaron a la burbuja. Cuando estuvieron dentro, se tomaron un respiro mientras Ingvild comenzó a usar más poder demoniaco para expandir su burbuja y ganar más territorio.
“Tenemos que darnos prisa, chicas.” Dijo Ingvild mientras pensaba como romper el cerco que habían formado los daedras a su alrededor.
“Si, tenemos que ir a ayudar al resto de los que luchan, sobre todo al ORC y al Consejo Estudiantil.” Opinó Lint mientras miraba a sus compañeros de Academia luchar como podían contra los Xivkyn que aparecieron frente a ellos.
“No solo eso, tenemos que ir a ver que sucedió en el palacio. Ese thu’um obviamente era de Marie.” Dijo Mittelt mientras convocaba su espada corta.
“Si.” Dijeron Lint e Ingvild mientras la última se preparaba para volver a abrir su burbuja de agua.
[BOST] [BOST] [BOST] [BOST] [BOST]
El sacred gear de Issei aumentaba el poder de su portador de manera constante mientras este intercambiaba golpes contra un Daedroth. A su lado, sus compañeros demonios e Irina también luchaban contra otros daedras. Los cuatro espadachines que eran Kiba, Xenovia, Irina y Tomoe luchaban contra un Xivkyn, el cual usaba dos espadas largas. Además, junto a él estaban luchando Saji y Tsubasa, mientras que Momo y Reya les brindaban apoyo mágico a ambos combatientes.
Issei lanzaba combos de ataques, intercalando entre las tres formas del nuevo poder que había adquirido. Usando su versión de «Caballero», Issei esquivó el ataque del daedra y luego se puso a sus espaldas. Ya estando a espaldas del daedra, cambio a su forma de «Torre», la cual volvía su armadura más voluminosa, con esa nueva forma, le dio un fuerte golpe al daedra. Sin embargo, este golpe fue detenido por el Daedroth, quien usó una de sus garras para hacerlo.
Al ver su ataque detenido, Issei solo sonrió bajo el casco de su Scale Mail.
“¡Toma esto, maldito bastardo!” gritó Issei mientras una protuberancia similar a un martillo pilón, el cual se formaba en los guanteletes de su armadura cuando usaba la forma de «Torre», se movía e impactaba contra el daedra.
La fuerza del golpe fue tal que generó una onda de choque al instante del impacto. Fue gracias a esto, que el daedra con aspecto reptiliano terminó derrapando algunos metros.
Sin embargo, pese a la fuerza del golpe, el daedra no cayó, sino que simplemente volvió a cargar contra los demonios.
“Es increíble que pueda resistir tan bien un golpe de ese calibre.” Dijo Saji mientras usaba la cuerda de su «Abosorcion Line» para agarrar al daedra por el brazo. “¡Tsubasa, dame una mano! ¡promoción: ¡Torre!”
La torre de Sona asintió a lo dicho por su compañero de nobleza y posicionándose junto a él, tomó la cuerda y junto a Saji, ambos jalaron con fuerza. Ambos demonios gruñeron un poco por el esfuerzo que comenzaron a usar, pero afortunadamente, lograron jalar al daedra.
El daedra fue enviado hacia Issei, el cual al ver como se acercaba a él a gran velocidad, extendió su brazo y gritó. “¡Ascalon!”
[Blade]
La voz de Draig sonó, haciendo saber a Issei que la hoja de la espada sagrada Ascalon seria invocada. La espada salió del brazo izquierdo de Issei, quien esperaba que su espada terminase con el daedra y lo devolviese a Oblivion, pero para su mala suerte, eso no funcionó, ya que el daedra movió su garra libre y detuvo la hoja. El daedra abrió sus fauces y soltó un fuerte rugido al sentir la herida del corte en su garra, pero luego de eso apuntó su boca hacia los demonios.
“Mierda.” Dijo Tsubasa al ver como el Daedroth comenzaba a escupir veneno sobre ellos.
“Dispérsense!” gritó Issei mientras desvanecía la espada de su sacred gear. Tras eso, rápidamente saltó hacia un lado.
Los otros dos demonios hicieron caso rápidamente, por lo que Saji desactivó su sacred gear y luego saltó. Tsubasa hizo lo mismo que Saji, y con velocidad saltó hacia un lado.
“¡Momo!” gritó Tsubasa.
El demonio de cabello blanco movió sus manos hacia el frente y creó un círculo mágico azul. De dicho circulo surgió un ataque mágico, el cual era una gran bola de fuego. La bola de fuego logró impactar en el daedra, causando una gran explosión.
“¿Se acabó?” preguntó Issei mirando la explosión.
“Eso espero.” Respondió Saji mirando al daedra. “Después de todo tenemos que quitar esa ancla y luego ir a ver que ha pasado como para que la pequeña Marie hubiese gritado.”
Issei asintió, pues él y Saji sabían cómo era la voz de Marie cuando usaba un thu’um, ya que lo habían vivido en carne propia durante su entrenamiento con Edzard.
Momo y Tsubasa también asintieron, esperando también que ese ataque hubiese logrado destruir al daedra. Sin embargo, cuando el humo que había sido generado por la explosión comenzó a dispersarse, los cuatro demonios vieron con horror como el daedra estaba casi ileso y solo tenía unas pocas heridas superficiales.
“Mierda. Esta ileso.” Dijo Issei mirando como el daedra comenzaba a avanzar hacia ellos.
“¿Qué hacemos ahora?” preguntó Momo mirando como el daedra dejaba de caminar y comenzaba a correr.
“Seguimos con el plan. Saji, yo y Tsubasa lo retendremos mientras esperas el mejor momento para atacar.” Dijo Issei mientras se preparaba.
Los tres demonios que pertenecían a la nobleza de Sona asintieron y vieron como Issei corría hacia el daedra para luchar contra el usando nuevamente su forma de «Torre».
Mientras Issei y su mini grupo luchaban contra el Daedroth, Kiba, Tomoe, Irina y Xenovia estaban enfrascados en un mortal baile de espadas contra un Xivkyn. Ellos estaban luchando con fuerza para tratar de derrotarlo rápido, ya que también habían oído el grito de Marie y querían ir a ver qué estaba pasando y de ser necesario ayudar.
‘Sabíamos gracias a lo que Edzard-sama nos dijo que este tipo de daedras era algo similar a la guardia personal de Molag Bal… y ahora veo por qué. Su nivel de habilidad es muy amplio y no solo eso, sus habilidades físicas lo hacen muy fuerte. Fácilmente está al nivel de un demonio de clase alta.’ Pensó Kiba mientras veía como su ataque, el cual era crear varias de sus «espadas del traidor» para usarlas como proyectiles, fallaba, pues el daedra había logrado desviarlas todas usando sus dos armas.
“Esto es molesto.” Dijo Irina haciendo un puchero de molestia. “Sus reflejos son casi como los que tiene Edzard-kun.”
“No, Irina.” Dijo Xenovia negando con la cabeza, a la vez que cambiaba la forma en que sostenía su espada.
“¿Y eso porque, Xenovia?” preguntó Irina viendo como Tomoe atacaba al daedra con picos de hielo, los cuales fueron creados por su katana.
“Los reflejos de Edzard son más agudos.” Respondió Xenovia con seguridad.
“¿Cómo estas tan segura?”
“Estuve investigando todo lo que pude sobre él, después de todo, el hijo que tendré con el heredará esas mismas habilidades.” Dijo Xenovia mientras comenzaba a correr contra el daedra, ya que vio que Kiba le había atacado y había quedado sin una buena defensa tras fallar su ataque.
“Aun no renuncias a eso…” susurró Irina mientras negaba con la cabeza con un poco de tristeza, pues parecía que su amiga solo estaba viviendo en una ilusión, ya que parecía que Edzard no mostraba tener ningún deseo de tener algo con ella. Luego de aquello, ella se sacudió la cabeza, para eliminar cualquier pensamiento inútil que la obstruya en la batalla, tras eso, se lanzó contra el daedra, para junto con Xenovia tratar de abrumarle.
Los cuatro espadachines volvieron a lanzarse contra el daedra. Al llegar adonde este estaba, lo rodearon y comenzaron a atacarlo de manera casi simultánea. Kiba movía su «Espada del Traidor» con rapidez, tratando de dar un golpe certero, pero eso era en vano. Junto a Kiba, Tomoe lanzaba cortes rápidos, tratando de cotar ellos lugares donde se unía la armadura del daedra, pero al igual que con Kiba, sus ataques eran bloqueados y había casos dende tuvo que ponerse a la defensiva, pues el daedra no solo se limitaba a recibir los ataques, sino que también contraatacaba rápidamente cada vez que veía la oportunidad.
Xenovia balanceó su espada, en un intento de usar su peso para cortar al Xivkyn, pero su ataque fue bloqueado por el daedra, el cual cruzó ambas armas en forma de X y detuvo así el ataque de la ex exorcista. Si bien el ataque falló, Xenovia decidió usar un poco más de fuerza y comenzó a forcejear contra el daedra, el cual solo intentó forcejear unos segundos, pero al percatarse de que Irina se acercaba por su espalada, rápidamente movió sus brazos y empujando un poco a Xenovia, le dio una patada en todo el estómago a la joven demonio.
“¡Xenovia!” gritó con preocupación Irina al ver como su amiga salía disparada varios metros.
El grito de Irina hizo que el daedra lograr ubicarla y la joven ángel reencarnado tuvo que defenderse de tres ataques consecutivos por parte del daedra. Ella logró detener dos golpes, pero no pudo con el tercero, el cual casi le hace un corte en el cuerpo, pero por fortuna no sufrió daño, gracias a que Tomoe se movió rápidamente y la sacó del camino.
“Gracias, Tomoe-san.” Dijo Irina cuando Tomoe la puso a una distancia un poco segura.
La joven demonio de la nobleza de Sona asintió, para luego levantar su mano izquierda y gritar. “¡Reya, hazlo!”
Tras aquel gritó, por sobre el Xivkyn apareció un círculo mágico. Al ver este círculo mágico, Kiba retrocedió y vio como un gran rayo caía contra el daedra.
¡Boommm!
Una gran explosión sacudió un poco el terreno cuando el rayó chocó con el suelo.
“¿Crees que lo derrotamos?” preguntó Xenovia, quien se había acercado a sus compañeros.
“No lo se.” Respondió Kiba, quien tras decir aquellas palabras tuvo que mover su espada para detener el ataque del daedra, el cual había salido ileso del ataque. Lamentablemente, el ataque detenido solo era el de una hoja y gracias a que él estaba usando ambas manos para detener el ataque, quedó expuesto a la segunda espada del daedra. Afortunadamente para él, Xenovia se había movido lo suficientemente rápido como para detener el ataque.
Tras eso, las otras dos espadachinas se lanzaron contra el daedra, mientras Reya comenzaba a preparar un hechizo más.
Las chispas saltaban mientras Roland y Azazel luchaban. La lanza de luz del líder de los Grigori se movía rápidamente, pero eso no era suficiente como para forzar al padre de Edzard, quien usaba sus reflejos mejorados para detener cualquier tipo de ataque que le lanzara Azazel.
“Tch… ahora comienzo a entender por qué tus luchas con tu hijo suelen ser tan cerradas.” Dijo Azazel con molestia, pues durante todo lo que tenían de tiempo luchando, no había logrado tocarlo ni una sola vez. Todos sus ataques habían fallado, siempre eran bloqueados o evadidos. Además, la armadura de su balance breaker tenía algunas abolladuras, originadas por el arma de Roland.
“Realmente me gustaría poder hablar contigo, pero parece que no es posible, ¿verdad?” preguntó Azazel tal y como lo había hecho durante toda la batalla. Y al igual que en ocasiones pasadas, no obtuvo respuesta verbal alguna. Sin embargo, si obtuvo una respuesta corporal, la cual fue que Roland lo atacase con su mandoble.
Al ver llegar a su enemigo, Azazel movió su lanza de luz e interceptó el arma de Roland. Moviendo su lanza un poco hacia un lado, hizo que el filo del mandoble siguiera de frente, permitiendo que Roland tuviese una abertura en su defensa o al menos eso era lo que él esperaba, pero cuando intentó clavarle la lanza, Roland movió su mandoble y detuvo el ataque. Tras eso, ambos enemigos comenzaron a moverse nuevamente, comenzando a atacarse con mayor velocidad. Las chispas volvieron a surgir mientras ambos continuaron atacándose, casi sin moverse demasiado del lugar donde estaban, pues ambos se movían poco y solo lo suficiente como para poder matar a su enemigo rápidamente.
Al ver que esta estrategia no funcionaba, el líder de los Grigori dio un salto hacia atrás y moviendo su mano izquierda, lanzó varias lanzas de luz contra Roland. El involuntario adalid de Bal, vio el ataque llegar, pero no se inmutó, sino que, moviendo un poco el agarre de su arma, comenzó a desviar todas lanzas de Azazel. Cuando terminó, movió su propio mandoble y usando su encantamiento, creó una gran medialuna de fuego, la cual se dirigió contra Azazel a gran velocidad.
Al ver el mismo ataque que hace tiempo le había cercenado un brazo, Azazel movió su lanza de luz y cuando vio que era un buen momento, lanzó el arma. Ambos ataques se encontraron y generaron una explosión al impactar entre sí. Tras eso, Azazel no perdió tiempo y conjuró otra lanza de luz y que bueno que lo hizo, pues Roland apareció frente a él.
“Atacar usando como cortina de humo una explosión. Ese es un truco muy viejo.” Dijo Azazel mientras usaba su lanza para desviar los ataques de Roland.
El adalid de Bal no respondió verbalmente, sino que lo hizo aumentando la velocidad de sus ataques.
‘Mierda, esto se está complicado.’ Pensó Azazel con molestia y preocupación, pues comenzaba a sentir como los ataques de Roland podrían abrumarlo muy pronto. Pero cuando sintió que tendría que luchar con todas sus habilidades, un gritó hizo estremecer el lugar. Al escucharlo, Azazel puso una sonrisa bajo su casco.
‘Te estabas tardando, chico.’ Pensó el líder Caído, solo para asombrase al escuchar otro grito, el cual se parecía bastante al que había usado Marie. Aunque, no tuvo tiempo para pensar en algo más, ya que un tercer thu’um se hizo presente y se vio forzado a levantar vuelo.
Yasaka se encontraba respirando con dificultad, pues se sentía un poco cansada por la batalla y por los ataques que había recibido. La madre de Edzard era más poderosa de lo que ella pensaba. Todos los ataques que hizo con su «Fox Fire» fueron en vano, ya que ella se protegía con una barrera transparente. Dicha barrera era tan fuerte que había logrado resistir todos sus ataques hasta ahora.
“Ahhh… Ahh… Eres más fuerte de lo que esperaba. Aunque eso solo confirma como es que tienes un hijo y una nieta tan poderosos.” Dijo Yasaka, quien durante toda la lucha había tratado de entablar conversación con la mujer en un intento de ver si podía hacer que reaccione. Lamentablemente, sus intentos fueron en vano, ya que ella no respondió con palabras, sino que lo hacía con hechizos.
Selene movió su mano derecha y conjuró tres lobos, los cuales estaban hechos de relámpagos. Los lobos se movieron rápidamente y cuando estuvieron por alcanzar a Yasaka, fueron derrotados por la Kyubi, quien usó su fuego para crear una pequeña onda expansiva.
Luego de aquel ataque, la madre de Edzard comenzó a correr hacia la kyubi, quien la vio con confusión.
“¿Por qué te lanzas tan imprudentemente?” se preguntó Yasaka con confusión. Sin embargo, pese a esa confusión, la líder de Kioto lanzó varias bolas de fuego hacia Selene.
La madre del Dovahkiin, comenzó a esquivar los ataques de Yasaka y aquellos que no pudo esquivar, los volvió inútiles al usar una «Custodia». Tras llegar a escasos metros de la kyubi, Selene movió sus manos y conjuró varias lanzas de hielo, las cueles lanzó contra Yasaka.
La madre de Kunou vio llegar el ataque enemigo y saltando hacia atrás, logró esquivarlos todos. Sin embargo, al terminar de esquivarlos, vio como Selene estaba frente a ella.
‘¿Qué planea…’
Lo que estaba por terminar de pensar Yasaka fue interrumpido cuando Selene juntó ambas manos y acumulando magia, creó una gran esfera de relámpagos. Esta esfera fue lanzada casi a quemarropa contra Yasaka, quien al ver el ataque rápidamente creó un círculo mágico de tipo barrera para defenderse.
¡Booommmm!
Una gran explosión se vio cuando el ataque de Selene impactó en la barrera de Yasaka. Cuando el humo se disipó, se podía ver a una Yasaka un poco herida, la cual había perdido partes de su atuendo de doncella, por lo que uno de sus grandes pechos era visible ahora.
“Ahhh…” jadeó Yasaka con un poco de esfuerzo, pues sentía que se estaba debilitando, y parecía que aquello era un efecto secundario del hechizo de Selene. ‘Parece que las habilidades de la magia Nirmniana son reales y no simples exageraciones como pensé al momento de escuchar de ella por parte de Azazel-dono.’
Aquel pensamiento llegó a la mente de la líder de Kioto porque ella había descartado la información sobre esta magia como cuentos del pacto de Kuoh para hacer que firmara más rápidamente el tratado, pero ahora acababa de descubrir por las malas que eso no era cierto. Sino que la magia de los mortales de Nirm era algo completamente aterradora.
Al dejar de pensar en aquello, los ojos de Yasaka se agrandaron cuando vio como Selene juntaba ambas manos y comenzaba a crear una bola de fuego muy grande, la cual parecía ser un sol en miniatura.
‘¿Qué clase de hechizo es ese?’ pensó Yasaka con preocupación, pues sintió que la forma en que se estaba acumulando la magia era inestable.
“Tengo que detenerla rápidamente y eso solo podrá hacerlo si accedo al poder de las «Lay Lines» de Kioto.” dijo Yasaka mientras se preparaba para acceder al poder que poseía la tierra de los Youkais. Sin embargo, antes de que ella lograse eso, se escuchó un grito.
‘¿Qué es ese gritó?’ pensó Yasaka, quien luego se tuvo que llevar las manos a sus sensibles oídos, pues escuchó otro grito aún más fuerte que el anterior. Cuando pasó ese gritó, ella estuvo por volver a intentar a usar el poder de Kioto, pero se vio forzada a saltar muy alto cuando se volvió a escuchar otro grito, el cual hizo algo que ella nunca se esperó.
Mientras los combates se encarnizaban en todo el territorio de Urakyoto, Edzard se encontraba atrapado entre una de las garras del Titan Daedrico.
“Parece que tu fama como guerrero está muy bien ganada, pero no tienes el poder que supuse que tenías.” Dijo el Titan con burla mientras veía como Edzard, el cual había intentado liberarse usando su fuerza sobre humana, pero no lo había logrado.
Edzard miró al daedra mientras examinaba lo que había pasado en su corta lucha. La lucha había sido supuestamente pareja, pero el sabia la verdad, fue todo lo contrario. El daedra había sido quien marcaba el ritmo del combate.
‘Tengo que encontrar una manera de liberarme.’ Pensó Edzard mientras mantenía la calma. Él se encontraba en calma en este momento gracias a que cuando el daedra lo atrapó, el hizo supuestos intentos de soltarse usando solo el setenta y cinco por ciento de la fuerza total de su forma humana. Además, cuando estaba forcejeando, logró poner su vista en el interior del palacio y allí pudo ver a Kunou cargando a Marie, la cual parecía estar inconsciente. Al verlas allí, la preocupación comenzó a hacerse presente en él, pues estarían en peligro si algo pasase con la barrera, pero por fortuna, un grupo de Youkais aparecieron y comenzaron a llevarse a Kunou, quien no permitió que nadie tocara a Marie.
En el momento en que presencia que su hija y si amiga ya no estaban allí, el comenzó a prepararse para la batalla.
“Parece que no tienes nada que decir.” Dijo el Titan comenzando a mover su otra garra. “¡Entonces, Muere!”
Edzard vio como la garra del titan se acercaba a él y volviendo sus ojos de color dorado, usó el cien por ciento de su fuerza en aspecto humano. Con un rápido movimiento, logró liberar la mitad inferior de su rostro, la cual estaba cubierta por uno de los dedos del titan. Esto fue posible a que lo hizo en un momento en que el daedra había estado confiado en su victoria, por lo que él no se esperaba este repentino aumento de poder.
Los ojos azules del titan se abrieron con sorpresa al ver la sonrisa que puso Edzard antes de gritar.
“¡MUL! ¡QA! ¡DIIV!”
Tras aquel grito, el cuerpo de Edzard se cubrió de llamas negras, las cuales forzaron al daedra al soltarlo, pues sus manos comenzaron a quemarse, causándole un dolor atroz al daedra.
“¡Agggh!” gritó el titan de dolor mientras se alejaba un poco de Edzard, tras aquello, comenzó a examinar su garra y se dio cuenta de algo. “Estas malditas llamas… No hay duda, están imbuidas con el poder de Aetherius.”
Cuando el fuego se esfumó, se podía ver a Edzard en su aspecto dragón. Al verse ya en su forma más poderosa, el hijo de Akatosh abrió la boca y gritó muy fuerte.
“¡FUS! ¡RO! ¡DAH!”
El thu’um de Edzard generó una onda de choque, la cual dio de lleno en el daedra, pues este solo estaba a escasos quince metros de Edzard.
La fuerza del ataque envió al titan daedrico a volar como si fuese una hoja contra un huracán. Además, a diferencia del thu’um que sabía que su hija había usado, Edzard era capaz de controlar el área que podía abarcar el ataque. Por esa razón, es que el ataque fue dirigido a un solo punto, el pecho del daedra.
Al ver que su enemigo estaba lejos, Edzard volvió su vista al campo de batalla y lo que vio le hizo preocuparse. Y es que toda el área estaba siendo invadida por cientos de daedras, los cuales avanzaban casi sin oposición por la zona del centro, afortunadamente su grupo, el ORC y el Consejo Estudiantil estaba que luchaba bien contra sus enemigos. Sin embargo, sus combates estaban durando más de lo normal y ahora estaban por verse en problemas, ya que muchos rayos cayeron del cielo, invocando a varios daedras más.
‘Esto no puede continuar. Acaban de aparecer varios daedras de nivel medio, si ya los youkais está siendo abrumados por ellos, solo es cuestión de segundos para que sean masacrados.’ Pensó Edzard mientras planeaba una forma para destrozar a los enemigos que aparecían. ‘Parece que no tengo otra opción, tendré que usar ese thu’um.’
Tras pensar aquello, Edzard movió sus alas y se lanzó como un cohete hacia el cielo. Cuando al fin llegó a una gran altura, descendió a gran velocidad, pareciendo un meteorito. Al momento en que estuvo a escasos metros del suelo, gritó. “¡QETH! ¡KRII! ¡GOL!”
El grito de Edzard se coordinó con su descenso de tal manera que al momento en que terminó de gritar, el impactó en el suelo, creando así un pequeño cráter, el cual fue acompañado de un movimiento telúrico que hizo que muchos se tambalearan. Sin embargo, eso sería lo último que les preocuparía, pues ni un segundo después todo el suelo de la ciudad de Urakyoto fue cubierto de picos hechos de roca fundida, los cuales empalaron a muchos de los daedras. Dentro de los enemigos abatidos estaban los daedras con los que sus amigos y amantes luchaban en tierra. Esto se debió a que el ataque los tomó por sorpresa.
El gran poder del thu’um de Edzard causó asombro en todos los que luchaban, pero un segundo después, todos volvieron a asombrarse cuando Edzard volvió a gritar.
“¡STRUN! ¡BAH! ¡QO!”
El cielo de Urakyoto comenzó a llenarse de nubes negras rápidamente y en menos de dos segundos después de que las nubes cubrieran el cielo, comenzó a llover. Las gotas de lluvia apagaron los incendios que se habían formado por los hechizos de fuego usados por algunos daedras. Sin embargo, eso no fue todo lo que pasó, ya que, en un momento de imprevisto, cientos de relámpagos comenzaron a caer, impactando en varios de los daedras que sobrevivieron al thu’um anterior de Edzard. Además, los rayos impactaron en los daedras que estaban volando, permitiendo que aquellos que luchaban contra ellos, pudiesen tener un respiro y puedan reagruparse.
Tras aquello, Edzard volvió a levantar vuelo y se dirigió rápidamente hacia donde estaba el titan daedrico. Cuando llegó al lugar donde este había impactado, lo vio parado como si nada mientras su cuerpo recibía varios relámpagos, los cuales nunca llegaron a impactar, pues una especie de vórtice absorbía los ataques.
‘Resistencia mágica… esto es muy problemático.’ Pensó Edzard mientras extendía sus manos y se preparaba para reanudar el combate.
“Eso realmente me dolió, Dovahkiin.” Dijo el Titan mirando a Edzard. “Ha pasado muchos siglos desde que alguien pudo darme un golpe así de fuerte.”
“Je, puede porque tal vez solo te has estado enfrentando a seres débiles.” Dijo Edzard con burla.
El titan daedrico miró a Edzard y luego soltó una enorme carcajada. “¡ja, ja, ja! ¡Realmente no tienes ni idea de contra que seres me he enfrentado!”
Tras aquel grito, el titan daedrico se movió a gran velocidad y apareció frente a Edzard. Moviendo sus garras a gran velocidad, intentó empalar a Edzard, pero el joven dragón respondió moviendo sus propias manos, logrando interceptar el golpe del daedra.
El impactó de ambos miembros generó una gran onda de choque creó un pequeño cráter en el suelo donde ambos estaban luchando. Además, el impactó también generó ondas de aire que se extendieron varios metros, haciendo volar varios escombros.
‘Es más fuerte de lo que pensaba.’ Pensó Edzard al sentir su brazo hormiguear un poco.
“Te has vuelto más fuerte físicamente, Dovahkiin.” Dijo el Titan mientras comenzaba a aplicar más fuerza en su brazo, logrando hacer que Edzard retrocediera un poco. “¡Lamentablemente, eso no es suficiente!”
Tras el grito, el titan usó mucha más fuerza que la que había usado antes y logró que el brazo de Edzard retrocediese.
‘Mierda’ pensó Edzard al ver como el daedra movía su otra garra e intentaba darle en todo el rostro. Agachándose, él logró esquivar el ataque por los pelos, pero eso lo dejó expuesto a otro ataque enemigo, el cual fue hecho por la cola de Titan.
“Ugh.” Fue lo que salió de la boca de Edzard al momento en que la cola del Titan le impactaba en el abdomen. La fuerza de aquel ataque lo hizo salir volando, pero a diferencia de la veza anterior, él logró maniobrar en el aire, cayendo de pie a unos metros del titan.
“¡Lo vez ahora! ¡Yo nunca luche con toda mi fuerza física!” gritó el titán mientras su cuerpo comenzó a ser cubierto por una gran cantidad de Magicka.
“¡¿Qué planeas?!” gritó Edzard mientras respondía al poder de su enemigo haciendo que su propio cuerpo expulsase magia.
“¡Iniciare la verdadera batalla por este territorio!”
Tras aquel grito, el daedra llevó sus manos al cielo y lanzó una gran bola de energía purpura al cielo. La esfera se movió muy rápido hacia el cielo y cuando traspasó la capa de nubes negras, esta explotó, generando una onda expansiva purpura que disipó las nubes que generó el thu’um de Edzard.
Cuando las nubes negras se esfumaron, Edzard vio como el portal que se encontraba entre el ancla negra brillaba y de allí, cientos de luces comenzaron a caer hacia el suelo. Al ver eso, el corazón de Edzard se llenó de preocupación, pues aquellas luces solo significaban daedras. Sin perder tiempo, conjuró un círculo mágico y gritó. “¡Asia, Lint, Aika, Issei, Saji, todos los que puedan escucharme, retírense de las cadenas de las anclas negras y reagrúpense con los Youkai! ¡Cuando lo hagan tomen acciones en conjunto!”
Cuando Edzard terminó de gritar, comenzó a escuchar al titan reírse.
“¡¿De qué te ríes?!”
“No es obvio. Me rio de tu desesperación.” Respondió el Titan mientras comenzaba a volar. “¡Esta tierra está perdida Dovahkiin!”
Tras escuchar las palabras del daedra, Edzard conjuró a «Akachihel» y sin perder tiempo la agarró con su mano derecha. Ya con su mejor arma en mano, Edzard no perdió tiempo y se lanzó contra su enemigo.
Al ver a Edzard volar contra él, el titan daedrico extendió sus garras y las cubrió con una energía rojiza. Tras aquello, el titan también se lanzó contra Edzard.
Cuando ambos enemigos se encontraron en el centro, comenzaron a tacarse con furia. Las garras del daedra se movían a gran velocidad mientras Edzard movía su propia espada, pero al tener que desviar dos ataques casi de manera consecutiva eso lo había estado dejando a la defensiva. Así que, viendo que tenía que ganar más velocidad, abrió la boca y gritó. “¡SU! ¡GRAH! ¡DUN!”
Tras aquel grito, «Akachihel» fue envuelta por una corriente de aire negro. Dicho aire era el signo inequívoco de que ahora está espada estaba imbuida con el poder del viento y eso comenzó a marcar una diferencia en el combate. Y es que ahora Edzard movía su espada tan rápido que comenzó a lograr desviar los ataques enemigos mientras que contratacaba de manera certera.
Edzard desvío dos ataques del daedra y al ver una apertura, dio un paso al frente y moviendo su espada rápidamente, dio un corte vertical ascendente. La espada se movió muy rápido e impactó en la piel del daedra, creando una pequeña herida. Pero no solo ocurrió aquello, sino que también, gracias a la fuerza del golpe, el daedra salió derrapando algunos metros.
“¡ROAR!” rugió de ira el Titan cuando dejó de derrapar. Tras eso, movió ambas manos y para sorpresa de Edzard, un gran rayo surgió luego de un tiempo de carga de hechizo muy rápido.
‘Maldita sea, no puedo conjurar ningún hechizo para detenerlo rápidamente. Parece que no tengo otra opción.’ Pensó Edzard mientras veía llegar el ataque. Abriendo su boca, no lo pensó dos veces más y gritó. “¡SOV! ¡AG! ¡SLEN!
El thu’um que Edzard usó era uno que le permitía invocar un aliento de relámpago, el cual creaba un gran rayo. Un enorme rayo de color azul se originó de la boca de Edzard, dicho ataque era mucho más grande que los rayos formados por el hechizo «Tormenta de relámpagos». Este ataque viajó a gran velocidad e impactó con el hechizo que usó el daedra.
¡BOOOM!
Al momento de impactar, ambos ataques se neutralizaron, pero al hacerlo generaron una gran explosión que abarcó varios metros a la redonda, engullendo a varios daedras que eran invocados por esa zona. Además, de la explosión, la onda de choque también mandó a volar varios escombros, así como a algunos daedras menores y Youkais que tuvieron la mala suerte de estar por allí.
‘Esto es malo. Al neutralizar sus ataques estoy generando mucho fuego amigo.’ Pensó Edzard con preocupación al ver como sus ataques también mataban algunos youkais. ‘¿Cuántos de los que han muerto han caído por mi culpa?”
Negando con la cabeza para despejar estos pensamientos, volvió a enfocar su mirada en su enemigo, el cual se movió y comenzó a volar hacia el a gran velocidad.
El titan daedrico se movía a gran velocidad y en menos de dos segundos estuvo frente a Edzard, quien, al verlo, extendió su mano izquierda y lanzó una gran ráfaga de «fuego solar». El ataque fue tan grande que engulló por completo al daedra, forzándolo a derrapar varios metros hacia atrás.
“Estas haciendo que pierda la paciencia, mocoso.” Gruñó con molestia el daedra cuando dejó de derrapar. Tras aquello, movió sus alas y se preparó para lanzarse contra Edzard. “¡Terminare con esto ahora!”
Tras aquel grito, el cuerpo del daedra comenzó a expulsar enormes cantidades de Magicka. La cantidad era tan grande que terminó por crear un vórtice de magia pura, el cual amenazó con engullir todo lo que le rodeaba.
“Tsk. Esto es malo. Tengo que detenerlo ahora.” Dijo Edzard mientras se preparaba para lo que haría. Tomando una profunda respiración, gritó. “¡SULEYK! ¡DOV! ¡AL!”
Tras aquel grito, el cuerpo de Edzard fue cubierto por llamas negras, las cuales comenzaron a arremolinarse sobre el cuerpo del hijo de Akatosh.
Cuando el vórtice del daedra y las llamas que cubrían a Edzard se extinguieron, tanto el cómo el Titan daedrico terminaron siendo cubiertos por auras. El titan daedrico tenía un aura de color azul oscuro, la cual comenzó a congelar todo lo que había a escasos metros de él, mientras tanto, el aura de Edzard parecía un manto de llamas negras, las cuales comenzaron a quemar todo lo que había su alrededor.
Los dos enemigos se vieron y un segundo después desparecieron del lugar. Un instante después, una gran onda de choque sacudió todo el territorio de Urakyoto. Esto no hizo más que llamar la atención de todos los que estaban a los alrededores.
Ambos enemigos comenzaron a moverse como cohetes por todo el lugar, intercambiando golpes a tal velocidad que era casi imposible ser vistos por ojos no estrenados. Su feroz batalla comenzó a afectar los combates que se llevaban a cabo por todo el territorio, pues sus intercambios de golpes generaban corrientes de aire que eran tan fuertes como las de los tornados. O al menos esa era la impresión que tenían aquellos que veían el combate.
“¡¿Qué está pasando?!” gritó Issei al sentir como su cuerpo era remecido por las potentes corrientes de aire que se generaban por los impactos de los ataques Edzard contra el Titan daedrico.
“¡No lo sé, Issei-Kun!” gritó en respuesta Kiba, quien junto con los demonios de Kuoh e Irina estaban que se refugiaban de las ondas de choque gracias a una barrea que todos estaban creando en conjunto.
“¡Tenemos que seguir avanzando!” gritó Tomoe mientras comenzaba a avanzar hasta casi salir de la barrera.
“¡Estás loca, Tomoe!” gritó Saji tomando a la chica del brazo para volver a ponerla en la seguridad de la barrera.
“¡Saji-kun tiene razón!” gritó Tsubasa. “Mira a tu alrededor! ¡Incluso los daedras están que tienen problemas para mantenerse en pie!”
La espadachina hizo caso y mirando a su alrededor, vio como las ráfagas de viento estaban que mandaban a volar a varios daedras menores. Tras ver aquello, volvió a mirar a sus compañeros y amigos. “¡¿Qué hacemos ahora?!”
“¡Solo esperar hasta que podamos volver a movernos!” gritó Saji.
Las palabras de Saji se ganaron el asentimiento de todos.
Asia estaba reunida con el resto de sus amigas, las cuales lograron maniobrar lo suficientemente rápido como para llegar antes de que todo el combate se vuelva muy intenso. Las chicas habían abandonado sus respectivos lugares cuando Edzard se los ordenó. Y qué bueno que lo hicieron, pues un segundo después de aquello, al lugar llegaron varios daedras. Si bien era posible que pudiesen luchar contra ellos, cuando eran grupos pequeños, la cantidad de daedras que aparecieron fue enorme, por lo que se vieron forzadas a retirarse y reagruparse.
Ahora que todas estaban reunidas, las chicas miraban el combate, mientras conjuraban una barrera para protegerse.
“¡Asia esto está que se sale de control!” gritó Aika mientras miraba o al menos trataba de ver que ocurría con la pelea.
“¡La pervertida de gafas tiene razón! ¡Esta pelea ha superado con creses la batalla que Ed tuvo con Loki!” gritó Mittelt.
Asia se mordió el labio con desesperación al escuchar aquello, pues era la verdad. Y eso se podía confirmar al ver a su alrededor, pues muchos Youkais estaban siendo arrastrados como si fueran simples hojas, terminando por impactar en escombros, lo que hacía que algunos muriesen por el impacto.
“¡Tenemos que hacer algo!” gritó Lint mientras miraba como muchos Youkais perdían la vida. “¡Si esto sigue así, todos los Youkais que hay fuera de esta barrera morirán!”
“¡Lo sabemos, Lint! ¡¿pero qué podemos hacer?!” gritó Aika en respuesta. “¡No tenemos el poder para abarcar toda esta zona con una barrera!”
“¡No!” gritó Asia, llamando la atención de las chicas. “¡Hay una forma de ayudarlos!”
“¡¿Cuál?!” Gritó Ingvild.
“¡Mi sacred Gear!” respondió Asia. “¡Puedo hacer que el aura de protección y sanación se extienda por todo Urakyoto! ¡Pero necesitare su ayuda!”
Las chicas se miraron y sin pensarlo dos veces asintieron.
Una sonrisa apareció en el rostro de Asia al ver es respuesta.
“¡Bien, Chicas! ¡Dejare de ayudar con la barrera!” gritó Asia mientras dejaba de enviar magia a la barrera de protección. “¡Cuando les diga ya, envíen su poder al objeto que verán aparecer!”
“¡¿Cuál objeto?!” preguntó Rossweisse mientras tomaba el relevo de la cantidad de magia que Asia ya no aportaba a la barrera.
“¡Ya lo sabrán!”
Tras aquella respuesta, Asia se posicionó en el centro de la barrera y juntando ambas manos por sobre su cabeza, cerró los ojos. El aura verde que emanaba su sacred gear comenzó a hacerse presente y a volverse más condensada. Unos instantes después, Asia abrió los ojos y gritó. “¡Protege a mis aliados del daño! ¡Yo te invocó, Ven mi estandarte de guerra!”
Tras aquel grito, Asia movió sus manos hacia abajo y mientras sus manos bajaban, se formó una lanza hecha de energía verde. En la parte superior de dicha lanza se materializo un estandarte con la heráldica de los Cumberland. Cuando Asia incrustó el estandarte en el suelo, un círculo verde luminiscente cubrió inicialmente el lugar de la barrera, pero luego comenzó a extenderse varios metros más.
“¡Ahora chicas!” gritó Asia.
Lint, Tiamat, Aika, Mittelt, Ingvild, Rossweisse y Valerie comprendieron que esa era la señal. Sin perder ningún segundo más, ellas dejaron de crear la barrera y sin perder ni un solo segundo corrieron hacia el estandarte de Asia y lo tomaron. Al momento de hacerlo, todas comenzaron a infundir dicho estandarte con magia. Esto hizo que el área de efecto aumentara hasta lograr alcanzar el lugar más lejano donde había youkais.
Al ver esto, Asia no perdió el tiempo y creó un círculo mágico en su oído y comenzó a decirles a todos que se reagrupasen dónde estaba el estandarte.
Edzard escupió una gran cantidad de sangre al momento en que recibió un golpe por parte del titan, el cual había usado su cola para aquello. Tras el golpe, Edzard salió volando, pero no se permitió caer, sino que se mantuvo volando y cuando estuvo nuevamente estable tuvo que esquivar otro ataque del titan daedrico.
‘Maldita sea… él es más poderoso de lo que esperaba. Este nivel de poder no es de un daedra normal…’ Tras pensar aquello, Edzard tuvo que volver a esquivar otro ataque, pero a diferencia de la vez anterior, ahora tomó su arma con ambas manos y dio un rápido, pero fuerte corte vertical al daedra.
Su espada logró tomar por sorpresa al daedra, hiriéndole. Si bien el corte no era profundo, el hecho que su espada estuviese infundida del poder de Aetherius, hizo que el daedra sintiese un dolor atroz en el lugar del corte.
“¡Voy a destrozar esa maldita espada tuya, Dovahkiin!” rugió de ira el daedra para luego moverse a mucha más velocidad que la que había usado anteriormente.
‘¿Pero que mier- ‘
Los pensamientos de Edzard se interrumpieron cuando vio llegar el ataque de su enemigo, el cual era una garra que rebosaba de magia roja a su alrededor. Al ver el ataque, Edzard intentó esquivarlo, pero a pesar de sus rápidos reflejos, su cuerpo no se movió lo suficientemente rápido como para evitar el ataque. Sin embargo, a diferencia de lo que había pensado Edzard, su enemigo no le dio un golpe, sino que lo atrapó en sus garras y tras eso, lo lanzó a gran velocidad contra el suelo.
El cuerpo de Edzard caía a gran velocidad, lo suficiente como para evitar que el lograra maniobrar y evitar impactar contra el suelo. Fue por ello, que solo demoró tres segundos en impactar contra el suelo.
¡BOMMMM!
Una gran explosión, seguida por un terremoto se sintió al momento en que Edzard impactó en el suelo.
‘Maldita sea, es muy rápido. Es tan rápido que incluso con mis reflejos mejorados no soy capaz de esquivarlo, no tengo la velocidad para eso.’ pensó Edzard mientras intentaba levantarse, pues había sufrido mucho daño al impactar. Y como no iba a sufrirlo, si su impacto en el suelo había terminado por crear un cráter de más de cien metros de diámetro. Sin embargo, cuando él estuvo por volver a ponerse de pie, sintió como su cuerpo era nuevamente golpeado contra el suelo.
El titan daedrico había caído del cielo y haciendo gala de una gran habilidad, usó su puño derecho para volver a golpear a Edzard contra el suelo. El golpe causó mucho daño, pues le rompió a Edzard varias costillas y de seguro también le daño algunos órganos internos. Sin embargo, eso no detuvo al daedra, el cual tomó a Edzard de su pierna derecha y comenzó a golpearlo repetidamente contra el suelo varias veces. Después de eso, lo tomo por el rostro y comenzó a arrastrarlo a gran velocidad por muchos metros, para luego lanzarlo como si se tratase de un saco de patatas.
La fuerza que usó el daedra para mandar a volar a Edzard, hizo que este terminase por caer en un lugar donde tanto su grupo, el ORC y resto podían ver lo que sucedía.
“Este es el fin Dovahkiin.” Susurró el daedra acercándose a Edzard a pasos lentos. “Hoy morirás, pero antes de hacerlo, te quitare lo que más amas en este mundo.”
Tras aquellas palabras, el daedra extendió su brazo derecho y comenzó a canalizar una gran cantidad de magia. La magia del daedra comenzó a tomar forma similar al hechizo «Sol Prohibido» que usaba Edzard, pero a diferencia del usado por el Dovahkiin, este era azul.
Edzard, el cual estaba en el suelo intentado levantarse después de haber sufrido una gran cantidad de daño, vio lentamente como el daedra lanzó su hechizo. Sin embargo, para su completo horror, el ataque no iba dirigido hacia él, no, el ataque iba dirigido hacia el palacio de Yasaka, el cual estaba indefenso ante un ataque de este calibre, pues ya no tenía la barrera que generaba la piedra de enfoque.
‘¡No, no, no!’ gritó Edzard en su mente, pues él sabía que la barrera que quedaba no podría resistir a este ataque. Al ver esto, el intentó moverse con toda la fuerza de voluntad que tenía. Sin embargo, eso no parecía funcionar, pues su cuerpo estaba muy mal herido y a pesar de estar dentro del área de efecto del sacred gear de su esposa, su gran cantidad de magia le traía un gran inconveniente, y ese era que todo tipo de efecto mágico que no sea lanzado por él solo tendría un rango de cinco a diez por ciento de efectividad, lo que hacía que no fuese posible ser curado por terceros.
Los ojos de Edzard comenzaron a llenarse de lágrimas de impotencia al ver como aquel ataque impactaría en el castillo, vaporizando a su hija…
Sin embargo, para sorpresa y alivio de muchos, una voz conocida por algunos se hizo presente.
[DIVIDE] [DIVIDE] [DIVIDE] [DIVIDE] [DIVIDE] [DIVIDE] [DIVIDE] [DIVIDE] [DIVIDE]
Con aquella voz, la enorme bola de fuego azul comenzó a disminuir de tamaño y poder, permitiendo que una lanza que parecía estar hecha de luz impactase contra el hechizo y lo destruyera por completo.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí, el capitulo 49 XD
Vemos que las cosas se ponen un poco feas, pero como siempre, parece que alguien llega salvar el dia. Ahora, quien es, bueno es muy fácil de intuir. También se puede ver que un titan daedrico le esta partiendo su madre a Edzard, quien es ese titan, bueno, eso también es fácil de discernir, ya que su identidad se ha revelado en capítulos anteriores XD.
También se ve que Edzard ha ampliado su repertorio de Thu’um, poseyendo uno que otro thu’um nuevo (Algunos son de los dragones que salen en TESO), también vemos que Asia tiene un nuevo hechizo, además de que se ve de que los demonios han mejorado un poco, junto con un pequeño combate entre los dos “Adalides” de Bal con Azazel y Yasaka.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 51
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 50
—Oye, bola de pelos, ¿Crees que puedas mantener un ojo en Ed si es que nos pasa algo? —
Roland a Zakir poco después del nacimiento de Edzard.
Azazel se encontraba luchando contra Roland mientras Yasaka hacia los mismo contra Selene. El combate que ya de por si era frenético entre ambos lideres contra los dos adalides ahora mismo era más complicado gracias a la gran cantidad de corrientes de aire que se generaban por la batalla de Edzard con el titan daedrico.
Las corrientes de aire que amenazaban con mandar a volar a muchos estaban siendo muy bien contrarrestadas tanto por Azazel como por Yasaka, pues ambos estaban acostumbrados a luchar en ambientes así. Después de todo, tanto Azazel como Yasaka eran veteranos de varias batallas. Así que, por esa razón ellos podían luchar en casi óptimas condiciones. Casi lo mismo se aplicaba a Roland y a Selene quienes también habían luchado su parte justa de batallas, pero a diferencia de los dos lideres de facciones, ellos podían luchar mejor debido a su anatomía Nirmniana.
“¡Toma esto!” gritó Yasaka mientras lanzaba una enorme bola de fuego contra Selene. O al menos eso era lo que pasaba, pero la verdad es que el ataque iba dirigido a otro lado, lo que se demostró cuando se desvío durante su trayecto y se dirigió contra Roland.
Al ver llegar aquel ataque, Azazel se movió rápidamente y se posiciono sobre Selene. Moviendo su mano, el Cadre creó varias lanzas de luz, las cuales se dirigieron a la madre de Edzard a gran velocidad.
‘Esto tiene que funcionar.’ Pensó Azazel con un poco de cansancio, pues su combate le había quitado mucho.
Ambos ataques se dirigieron rápidamente hacia sus respectivos objetivos, los cuales no hicieron ademan de reaccionar. Sin embargo, cuando estuvieron a punto de ser alcanzados por ambos ataques, tanto Roland como Selene respondieron. Roland dio un gran salto e infundiendo su arma con una gran cantidad de Magicka, creó varias medias lunas de fuego con las que destruyó las lanzas de Azazel. Selene, por su parte, movió su mano y creó una «custodia» sobre Roland, protegiéndolo del ataque de Yasaka.
“Q-que coordinación más increíble.” Dijo Yasaka viendo con asombro como sus ataques habían fallado.
“Tienes razón. Hemos intentado atacarlos con varios hechizos y de diferentes maneras, pero todo termina de la misma manera.” Dijo Azazel mientras apretaba el agarre en su lanza de luz.
Preparándose para volver a la batalla, ambos se quedaron como piedra cuando el combate entre Edzard y el daedra pasó muy cerca de ellos. Los ojos de ambos lideres miraron con horror como Edzard recibía una gran paliza por parte del daedra. Sus cuerpos comenzaron a llenarse de preocupación cuando lo vieron caer y sobre todo fue Yasaka la que más miedo sintió al ver como el Titan daedrico lanzo un ataque muy poderoso contra el Palacio.
“¡NOOOOOO!” gritó Yasaka mientras comenzaba a correr hacia su palacio, siendo seguida por Azazel, quien también intentó dirigirse hacia allí. Lamentablemente, ambos se detuvieron de manera abrupta cuando Selene y Roland comenzaron a atacarlos para evitar que se dirijan hacia el palacio.
“¡Muévanse de mi camino!” gritó Yasaka mientras lanzaba una gran bola de «fox fire». Dicha bola de fuego tenía el tamaño de una casa de dos pisos. Sin embargo, dicho ataque fue anulado cuando Selene usó «Disipar magia» y extinguió fácilmente el ataque de la kyubi.
La desesperación comenzó a abrumar a Yasaka, quien comenzó a correr hacia Selene, en un intento de sacarla del lugar usando fuerza bruta. Sin embargo, todos sus ataques fueron bloqueados. “¡Muévanse! ¡Que no solo mi hija esta allí, también esta su nieta!”
El grito de Yasaka pareció haber tocado algo en ambos adalides, pues sus ojos dejaron de ser azules y se volvieron verdes y dorados por un instante. Dicho instante fue aprovechado por Yasaka y Azazel para lograr esquivar a los progenitores de Edzard y tratar de detener el ataque que se dirigía hacia el palacio. Sin embargo, por mucho que se movieron, se dieron cuenta de que no llegarían a detener el ataque.
“¡Kunou!” gritó Yasaka con desesperación al ver el ataque estar a escasos metros de impactar en el palacio.
La perspectiva de Yasaka de lo pasaba se vio ralentizada debido a la gran cantidad de adrenalina que su cuerpo estaba produciendo, por lo que vio en cámara lenta lo que paso a continuación.
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Con cada palabra que se escuchaba, la bola de fuego azul se iba reduciendo en tamaño y poder. Cuando el ataque ya había perdido la mitad de su tamaño original, una lanza de luz impactó de lleno en el hechizo, destruyéndolo por completo.
“¿Q-q-qué ha sucedido?” preguntó entre tartamudeos Yasaka al ver como el ataque que podría haber vaporizado a su hija había sido neutralizado por completo. Comenzando a mirar a todos lados, sus ojos se posaron en una silueta vestida con una armadura blanca con gemas azules. Al ver aquella armadura, supo de quien se trataba. “Hakuryuukou.”
“Vali…” dijo Azazel poniendo una sonrisa en su rostro al ver a la persona que era lo más cercano que había tenido a un hijo aparecer.
“Hola, Azazel.” Dijo Vali viendo al líder de los Caídos. “Parece que están en problemas.”
“¿Qué haces aquí, Vali?”
“Tu qué crees.”
Azazel miró al descendiente de Lucifer y comenzó a pensar en que estaba haciendo el aquí. Lamentablemente sus pensamientos fueron interrumpidos debido a un ataque sorpresa de Roland y Selene, quienes se movieron rápidamente para derrotarlos tanto a él como a Yasaka.
‘Mierda. Me descuide.’ Pensó Azazel mientras veía la espada del padre de Edzard descender hacia su cuello. Sin embargo, el ataque nunca llegó a impactar.
¡Clank!
El distintivo sonido metálico que se originada por el chocar del acero se hizo presente, causando conmoción en Azazel y Yasaka.
“Parece que sigues igual de fuerte para alguien supuestamente muerto, no lo crees…. Eitarson.” Dijo una voz grave y gruesa cuyo dueño era un ser vulpino bípedo, el cual había detenido el ataque de Roland usando una de las dos espadas que estaba empuñando.
“¿Q-quién eres tú? ¿Qué hacen tu y el dragón blanco aquí?” preguntó Yasaka.
Para sorpresa de Vali, quien nunca había visto sonreír a su compañero, lo vio poner una sonrisa irónica en su rostro.
“Me llamo Zakir. Y la razón por la que ambos estamos aquí es porque somos la caballería.”
Tras decir aquellas palabras, el ser vulpino movió su otra espada y esta, para sorpresa de todos los que la veían, se convirtió en una lanza de luz blanca. Moviendo la lanza a grandes velocidades, Zakir hizo algo que Azazel no pudo hasta ahora, logró herir a Roland.
Tras ser herido, el padre de Edzard dio un gran salto hacia atrás y se llevó la mano hacia la herida que había recibido, la cual estaba en su antebrazo. Selene, quien había estado observando lo que pasaba se posiciono junto a su esposo y extendiendo ambas manos, comenzó a conjurar un poco de magia en la herida. Un segundo después, la herida en el cuerpo de Roland se había curado por completo.
“Je… esto será como cuando eran mocosos.” Dijo el ser vulpino comenzando a caminar hacia ellos. “Les demostrare que aún no pueden derrotarme.”
Tras aquellas palabras, Roland y el ser vulpino desparecieron en estallidos de velocidad y encontraron en el centro del campo de batalla. Al momento de encontrase, el sonido de acero chocando se hizo presente, pero a diferencia de lo que había ocurrido entre la batalla de Azazel y Roland, ahora era Roland quien estaba contra las cuerdas, pues ahora estaba a la defensiva completamente.
“Vali, ve a ayudar al mocoso. Dale tiempo hasta que se recupere.” Dijo el ser vulpino esquivando una bola de fuego de Selene, quien haba comenzado a interferir en la batalla. “También dile al mono, a la gata, a Arthur y a Le Fay que apoyen a Asia y a al resto de su equipo.”
“Vale, Zakir.” Dijo Vali para comenzar a moverse rápidamente hacia donde estaba el Titan daedrico.
Una vez que Vali dejó el lugar, Zakir sintió la mirada de Azazel y Yasaka sobre él, por lo que girando su cabeza un poco, los miró antes de hablar. “Les recomiendo que se dirijan hacia el palacio y comienzan a preparar una evacuación masiva.”
Las palabras de Zakir sorprendieron a ambos lideres de facción.
“¿Qué quieres decir? ¿Por qué iniciaríamos una evacuación masiva?” preguntó Yasaka con temor a la respuesta.
“Este lugar está perdido. Las anclas negras se han incrustado de manera metafísica en este territorio. Ya no hay forma de salvarlo.” Respondió Zakir sin dejar de mirar a Roland y a Selene.
“P-p-pero Edzard-dono dijo…”
“No tengo tiempo para explicarlo, pero yo se mas de esto que él. Y créanme cuando les digo que este lugar está perdido.” Dijo de manera cortante Zakir.
Los ojos de Yasaka se sintieron abatidos, pero rápidamente se dio la vuelta y mirando a Azazel ambos asintieron y se fueron del lugar lo más rápido que podían. Mientras corría, los ojos de Yasaka derramaron algunas lágrimas, pues se sentía muy triste por lo que estaba pasando.
Al ver que se iban, Selene y Roland reaccionaron rápidamente e intentaron bloquearles el camino, pero se detuvieron en secó cuando Zakir se interpuso entre ellos.
“¿A dónde creen que van? No saben que tenemos una cita.” Dijo Zakir mientras sarcillos de energía blanca y azul comenzaba a cubrir su cuerpo. “Tranquilos. Hare esto rápido, después de todo tengo que ayudar de nuevo a su idiota de un hijo.”
Mientras Zakir luchaba contra los padres de Edzard, Asia y el resto de las chicas seguían en el mismo lugar donde habían estado previamente. Ellas seguían manteniendo el estandarte que era la materialización del poder del sacred gear de Asia.
Y hablando de ella, la joven exmonja había entrado en pánico cuando vio como su hija era casi asesinada, pero luego de ver como aquel ataque era detenido por Vali Lucifer, aquel pánico se había esfumado casi por completo, dejándola un poco más calmada, pero aun seguia preocupada. Ella había estado a punto de dejar de usar este poder para ir a tratar de detener el ataque que se estaba dirigiendo hacía el castillo.
‘Tal vez hubiese podido desviarlo si usaba un hechizo de Magicka extrema, pero por las prisas para detener la invasión no pude hacer los preparativos previos.’ Pensó Asia, la cual comenzó a ver el lugar. A su lado no solo estaban sus amigas, sino que también estaban los miembros del ORC y el consejo Estudiantil, quienes llegaron junto a varios de los youkai que estaban luchando para detener la invasión.
Todo el lugar estaba repleto de batallas, pues varios daedras habían aparecido desde que el titan daedrico había dejado mal herido a Edzard. Hablando de su esposo, él estaba que se volvía a levantar para seguir su batalla. Al verlo herido de esa manera, una parte de ella quería gritarle que se detuviera, pero ella sabía que él no le haría caso.
Las explosiones a su alrededor comenzaron a hacerse más fuertes, pero ella las ignoraba y seguia concentrada en mantener su sacre gear activo la mayor cantidad de tiempo. Ella y el resto del grupo de Edzard estaban usando su magia como batería para aumentar el alcance del área de su sacred gear, por eso ellas estaban quietas sin moverse. Si bien eso debería de convertirlas en presas fáciles, el ORC y el consejo estudiantil estaban que las protegía incansablemente, luchando contra todo daedra que se acercase a ellas.
“¡Esto no puede seguir así!” gritó Lint mirando como todos luchaban y ellas no.
“¡Se lo que quieres decir, pero tenemos que mantener el poder de Asia!” gritó Aika mientras seguia direccionando su poder al estandarte. “¡Sin el estandarte no podrían luchar de la manera imprudente en que lo hacen!”
Las chicas se miraron y entendieron las palabras de Aika, ya que esa era la cruel verdad. Y es que, todos los que luchaban lo hacían confiados de que gracias al poder de Asia no podrían recibir daño, por lo que habían dejado de luchar de manera normal y ahora eran más suicidas en su forma de luchar, usando sus propios cuerpos como carnada para lograr asesinar a los daedras que aparecían. Y fue gracias a ello que estaban logrando resistir muy bien, de hecho, había lugares donde estaban ganando terreno.
“¡Tenemos que aguantar! ¡Si podemos aguantar lo suficiente, seguro Ed lograra derrotar a ese daedra y podremos cerrar el ancla!” gritó Mittelt.
Las chicas asintieron y siguieron haciendo lo suyo, pero comenzaron a preocuparse al momento en que varios nuevos rayos comenzaron a caer del cielo, demostrando que muchos daedras más serían invocados.
Los rayos impactaron en el suelo, generando una cortina de humo y polvo. Cuando dicha cortina se esfumó, se podía ver a muchos daedras más.
“Esto no tiene cuando acabar!” gritó Issei mientras derrotaba a un dremora luego de usar su promoción a «Caballero». Si bien esta armadura era más delgada que sus otras dos formas, gracias al balance breaker de Asia, eso no era una debilidad.
Sus compañeros demonios asintieron y se prepararon para luchar. Sin embargo, al momento en que lo hicieron, un círculo mágico color naranja con un símbolo que no conocían se hizo presente. De este círculo aparecieron cuatro personas, tres eran conocidos por todos los que conocían a Edzard, mientras que la otra solo era conocida por el ORC.
“Parece que necesitan ayuda. ~nya.” Dijo Kuroka parada junto a Le Fay, quien se encontraba sentada sobre una escoba voladora.
“Je. Parece que esto será entretenido. ¿No lo crees, Arthur?” preguntó Bikou mientras giraba su bastón.
“Así parece.” Respondió Arthur con una sonrisa mientras desenfundaba a Caliburn.
Cuando todos ellos estaban por abalanzarse contra los daedras, vieron a Vali llegar y flotar cerca a ellos.
“¿Qué sucede, Vali?” preguntó Bikou mirando a su líder de equipo.
“Zakir dice que ustedes ayuden al grupo de Edzard.” Respondió Vali manteniendo su mirada en el Titan daedrico el cual los miraba con total indiferencia.
“Bueno… eso estábamos por hacer.” Dijo Bikou con los ojos en blanco. “¿Qué harás tu?”
“Ganarle algo de tiempo para que se recupere.”
“¿Se recupere?” preguntó Le Fay con preocupación.
Vali no respondo de manera verbal, sino que simplemente señaló hacia donde estaba Edzard que se curaba así mismo con su magia.
Los ojos de los miembros del equipo de Vali se abrieron a mas no poder, pues nunca creyeron que verían a Edzard en ese estado.
“¿Q-q-q-que fue lo que le paso?” preguntó Le Fay llevándose las manos a la boca, pues nunca esperó ver a su amigo en ese estado.
“Luchó contra alguien muy poderoso.” Respondió Vali de manera simple mientras una sonrisa aparecía en su rostro y comenzaba a volar hacia el daedra. “Alguien contra quien deseo lucha ahora mismo.”
Una vez que estuvo a escasos metros del Titan, el descendiente de Lucifer comenzó a cantar.
“Yo, que estoy a punto de despertar"
"Soy el Dragón Celestial que ha tomado los principios de la supremacía de Dios"
"Envidio al "Infinito" y persigo al "Sueño""
"Debo convertirme en el Dragón Blanco de la Supremacía"
"Y debo llevarte a los límites del paraíso blanco"
Tras terminar de decir esas palabras, el cuerpo de Vali fue envuelto por una gran luz blanca y creció varios metros hasta ser de la misma altura que el titan daedrico al que se había enfrentado Edzard. Cuando la luz se extinguió, se podía ver que Vali se parecía a un verdadero dragón. Así que, soltando un rugido, el descendiente de Lucifer, cargó a gran velocidad contra el Titan.
Mientras Vali se lanzaba para luchar contra el daedra, los miembros de su equipo se lanzaron contra los daedras.
[Divide]
La voz de Albión fue seguida por una fuerte corriente de aire, pues tanto Vali como el daedra estaban que se golpeaban cada cierto tiempo.
Edzard miraba la batalla mientras se apresuraba a curar su cuerpo. No sabía la razón por la que ellos estaban aquí, pero agradecía que el equipo de Vali hubiese llegado en este momento.
‘Parece que le debo a Vali una por salvar la vida de mi hija.’ Pensó Edzard mientras seguia curando sus heridas.
Una ráfaga de aire le hizo volver de sus pensamientos. Volviendo su mirada a la batalla, comenzó a examinarla lo mejor que podía. ‘Lo está haciendo bien. Su habilidad de dividir el poder enemigo esta que le permite reducir el daño de la magia que tienen las garras de ese daedra.’
Luego de pensar aquello, volvió su mirada hacia donde estaban que luchaban el resto del equipo de Vali y vio como lo estaban haciendo ellos. Kuroka estaba que derrotaba a varios daedras lanzado varias bolas de lo que debería ser senjutsu. Bikou usaba sus habilidades con su bastón para derrotar a varios daedras. Arthur usaba eficientemente su espada para enfrentarse a varios daedras al mismo tiempo. Y Le Fay atacaba a los daedras que volaban con magia.
Mirando hacia otro lado, pudo ver como Issei y el resto luchaban contra los daedras. A pesar de ser menos que los seres de Oblivion, los demonios e Irina estaban que luchaban más que eficientemente, logrando eliminar a varios daedras.
‘Parece que el ORC y el consejo están que luchan con todo.’ Pensó Edzard mientras apretaba sus dientes. Comenzando a usar más magia, curó sus heridas más rápidamente. Cuando sintió que estaba lo suficientemente curado como para volver a la batalla, escuchó pasos acercarse a él. Así que, girando su cabeza, vio a un Lilmothiit caminar hacia él. Al momento de verlo, los ojos de Edzard se abrieron por dos razones, primero sorpresa al ver que el cargaba sus dos padres, los cuales parecían inconscientes. La segunda razón fue que al verlo cientos de imágenes aparecieron en su mente.
Las imágenes pasaban tan rápido que su mente luchaba con todo lo que tenía para mantenerse consciente, pues la carga de información era muy grande. Además, tal cantidad de información comenzó a causarle varios dolores de cabeza. Afortunadamente, estos dolores se calmaron cuando terminó de rememorar muchas cosas. Para cuando todo terminó, el Lilmothiit estaba a escasos metros de él.
“¿Ya estas curado, mocoso?” preguntó Zakir acercándose a Edzard y dejando a sus padres en el suelo.
Edzard miró al zorro bípedo y puso una sonrisa de confianza. “¿Tu qué crees, bola de pelos?”
El zorro miró a Edzard y en vez de enojarse por la falta de respeto por parte del dragón solo soltó un pequeño gruñido acompañado de una carcajada amortiguada.
“Ja, ja, ja. Parece que sigues tan irrespetuoso como siempre, mocoso.”
“Por supuesto, aprendí del mejor.”
“Si… tu padre siempre fue una mala influencia.” Dijo Zakir mientras señalaba a Roland.
Edzard solo sonrió con diversión para luego soltar un suspiro.
“¿Cómo los derrotaste?”
“Usé un potente veneno neuro paralitico en mis armas, después de todo esa es la única debilidad para esa molesta habilidad suya. Eso sumado a cierto hechizo me permitió dormirlos.” Respondió Zakir mirando a Selene y a Roland. “Despertaran en cuarenta y ocho horas. Tiempo más que suficiente como para que logres encontrar una forma de contenerlos y encerrarlos hasta que decidas cuál será su destino.”
“Ya veo… gracias, bola de pelos.” Dijo Edzard con sinceridad y una sonrisa radiante.
“No hay de que… además, se los debía a ellos.” Dijo el zorro con tristeza para luego poner una mano sobre el hombro de Edzard.
Edzard miró al zorro y solo negó con la cabeza. Volviendo su mirada al daedra, habló. “Ya tendremos tiempo para ponernos al dia más tarde. Ahora tenemos un daedra que desterrar y un ancla negra que cerrar.”
Zakir miró a Edzard y luego de suspirar le habló. “Dovahkiin... este lugar ya no tiene salvación.”
Los ojos de Edzard se abrieron al escuchar a al Lilmothiit decir eso. “¿Cómo que ya no hay salvación para este lugar?”
“Las anclas ya se han fusionado metafísicamente con este lugar.”
“P-p-pero eso no puede ser posible. Se supone que las anclas demoran de tres a seis horas para anclarse metafísicamente en un lugar.” Respondió Edzard con conmoción. “¡Aun no ha pasado tanto tiempo!”
“Lo sé, pero la verdad es que este lugar reboza de magia y esta está en la tierra. Todos los ganchos del ancla cayeron en esos lugares y eso ha hecho que el proceso se acelerase bastante.”
Edzard apretó los puños con impotencia al escuchar aquello. Mirando al Titan Daedrico, comenzó a enojarse. Su enojo comenzó a hacer que su cuerpo comenzara a ser rodeado por una capa de energía negra. Sin embargo, esta energía se esfumó en el mismo instante en que Zakir le dio un fuerte golpe en la cabeza.
“Modera esa ira tuya. No quiero tener que usar otro hechizo para calmarse como aquella vez.” Dijo Zakir, revelando que fue el quien lo calmó cuando se descontroló durante la fiesta en el inframundo.
Edzard miró a Zakir y luego de soltar un suspiro, comenzó a calmarse. Cuando al fin se calmó, volvió su vista a la batalla de Vali y lo vio recibiendo un par de golpes por parte del Titan daedrico.
“Esto… ¿Vamos a ayudarlo ahora?” preguntó Edzard con un poco de preocupación.
“No. Está bien, dejémosle jugar un rato más.” Respondió Zakir mientras se agachaba y tomaba a Roland con un brazo. “Estoy seguro de que Ozzozachar no puede matarlo aún. Después de todo eso mocoso es como una cucaracha, muy difícil de matar.”
Edzard puso los ojos en blanco al escuchar como Zakir se refería a Vali, pero luego cuando recordó el nombre por el que llamó al titan daedrico, bueno, sus ojos se abrieron de sorpresa.
“O-oye… Z-Zakir… ¿Llamaste a ese titan, Ozzozachar?”
“Si.” Respondió Zakir para comenzar a caminar hacia donde estaban Asia y el resto.
Edzard se quedó quieto como piedra, pues escuchar ese nombre le causó un poco de temor. Afortunadamente, unos segundos después al fin logró volver en sí. Y al ver que el Lilmothiit se estaba alejando, tomó a su madre entre sus brazos, comenzó a seguir al Lilmothiit. Cuando lo alcanzó, comenzó a interrogarlo un poco más, pues quería saber si la respuesta que le había dado antes no era una broma.
“Espera… ¿Estás seguro de que se trata del hijo de Bal?”
“Si. Porque crees que pudo darte tremenda paliza.” Respondió Zakir con burla.
El ojo derecho de Edzard comenzó a temblar, pues le dieron ganas de golpear al zorro en la cara.
“Guarda esa ira para Ozzozachar.” Dijo Zakir al ver como Edzard parecía enojarse.
El ultimo hijo de Akatosh le dio una mirada agria al zorro bípedo, pero comprendiendo que debía de concentrarse en Ozzozachar, decidió calmarse y centrarse solo en el hijo de Bal.
“Vale.” Respondió Edzard comenzando a mirar al hijo de uno de los príncipes daedricos. “¿Cómo le venceremos?”
“No podemos vencerle. Al menos no en este lugar.” Respondió Zakir mientras seguia caminando. “A diferencia de Nirm, nuestra fuerza aquí es mayor. Por lo que, si Ozzozachar ya era fuerte en Nirm, aquí podría causar muchos desastres con solo usar su fuerza bruta. Y eso es algo de lo que te has dado cuenta. Tu batalla con el debió de causar más destrucción, sobre todo ahora que estas en tu aspecto de dragón. La única razón por la que no hubo tanta destrucción fue que absorbiste gran parte del impacto en tu propio cuerpo, ¿verdad?”
“Parece que te diste cuenta, ¿verdad?” preguntó Edzard mientras soltaba un suspiro.
“No necesitas ser un genio. Después de todo esa siempre ha sido tu debilidad…. Siempre has odiado las muertes innecesarias desde que viste las secuelas de la guerra civil en Skyrim.” Respondió Zakir de manera seria para luego poner una sonrisa. “Aunque… eso es lo que te hace tan tú.”
“No sé si sentirme ofendido o alagado.” Dijo Edzard para luego mirar de nuevo a Ozzozachar. “¿Cuál es el plan?”
“Tú y yo lo contendremos mientras el resto evacua el lugar.”
“Ya veo.”
Asia miraba como los miembros del equipo de Vali le estaban dando la vuelta a la batalla y permitían que ganaran más terreno. Mientras miraba las batallas por el lugar, se sorprendió enormemente cuando una lanza de luz cayó del cielo y se incrustó en el suelo.
“¡¿Qué sucede?!” gritó Issei al ver como todo el piso brillaba de color blanco.
Tras el grito de Issei, cientos de lanzas de luz cayeron del cielo, derrotando a varios daedras. Lamentablemente, no todos los daedras fueron derrotados. Sin embargo, antes de que alguien pueda decir algo más, la voz de Edzard hizo retumbar el lugar.
“¡QETH! ¡KRII! ¡GOL!”
Tras el gritó de Edzard, cientos de picos de roca volcánica surgieron del suelo, matando a todos los daedras restantes.
Aquel despliegue de poder llamó la atención de todos, por lo que giraron las cabezas y vieron a Edzard junto a Zakir acercándose.
“¡Ed!” gritaron de felicidad todas las chicas que lo conocían al verlo nuevamente listo para la batalla.
Edzard puso una sonrisa al verlas y luego miró a Le Fay y le saludó mientras sonreía. “Ha pasado un tiempo, Le Fay.”
La hermana menor de Arthur se sonrojó un poco mientras sonreía y asentía. “Si, Ed. Ha pasado un tiempo.”
La forma en que ambos se saludaron llamó la atención de todos, en especial en Asia y al resto de las amantes de Edzard.
“Ed, ¿La conoces?” preguntó Issei mientras se acercaba a su amigo.
“Si, conozco a Le Fay desde hace varios meses.” Respondió Edzard con una sonrisa, la cual se esfumó un segundo después, ya que sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Girando la cabeza, vio que los ojos de Asia, Mittelt, Aika, Valerie, Lint, Rossweisse e Ingvild brillaban de una manera un poco aterradora.
‘Mierda, siento que dormiré en la casa de perros por lo menos una semana.’
“Y… ¿Dónde se conocieron?” preguntó Asia con una sonrisa amistosa en el rostro, mientras sus ojos eran cubiertos por la sombra de su flequillo.
Edzard tragó un poco de saliva, pues la sonrisa de Asia le aterraba, ya que le recordaba la sonrisa que le ponía su madre a su padre cuando esta se enojaba. “La conocí cuando estábamos por Inglaterra mientras viajábamos a Islandia.”
“Ohhh… ya veo.”
Mientras Edzard se retorcía un poco bajo la mirada de Asia, Zakir se divertía mucho al ver la escena, pues le hacía recordar muchas cosas del pasado. Sin embargo, por mucha diversión que eso le causase, decidió interrumpir.
“Por mucho que me gusta verte así, mocoso. Creo que debemos de seguir con el plan.” Dijo Zakir llamando la atención de todos los que no lo conocían.
“¿Quién eres?” preguntó Aika mirando a Zakir por todos los ángulos posibles.
Pese a que cualquier persona normal se hubiese puesto nervioso o incomodo al ser visto tan intensamente, el Lilmothiit no lo hizo.
“Un gusto en conocerlas, amantes del Dovahkiin. Me llamo Zakir y soy un viejo conocido de ese mocoso.” Respondió Zakir con calma.
“¿Viejo conocido?” preguntó Asia entrecerrando los ojos con sospecha, pues Edzard nunca lo mencionó y él le había dicho los nombres de todos sus amigos. “Él nunca te mencionó.”
“No, sé que no lo hizo.” Señaló Zakir mientras ponía una sonrisa de diversión.
“Claro que nunca lo mencionaría. Esta jodida bola de pelos decidió que sería divertido borrarme los recuerdos que tenía sobre él.” dijo Edzard frunciendo el ceño con molestia.
Tras aquella respuesta, cualquier duda que podría haber tenido Asia se esfumó. Soltando un suspiro, ella estuvo por hablar, pero al volver a ver a Zakir, pudo ver que el cargaba a un inconsciente Roland. Esto hizo que sus ojos se abrieran de sorpresa, pero su ya gran sorpresa aumentó al ver que Edzard cargaba a su madre.
“E-E-E-Ed…. ¿E-e-esos son? ...” preguntó Asia, haciendo que todos miraran hacia donde ella estaba señalando.
“Si, los hemos capturado.” Respondió Edzard con una sonrisa de felicidad, la cual fue copiada por aquellos que conocían la verdadera identidad de los dos adalides.
Para el resto de aquellos que no sabían nada de la identidad de esos dos, solo pensaban que al fin habían logrado capturar a dos enemigos que tendrían información para derrotar a Bal.
“Por mucho que queramos que este lindo ambiente siga así, tenemos trabajo que hacer. Después de todo, no creo que ese mocoso aguante mucho más en esa forma.” Dijo Zakir mientras señalaba con el pulgar de su brazo libre a Vali, el cual seguia luchando contra el hijo de Bal.
El descendiente de Lucifer lo estaba haciendo bien contra el Titan daedrico, pero era obvio para todos que pronto colapsaría, no por heridas, pues el poder de la «Divine Dividing» logró evitar que el daño de los ataques infundidos de magia de Ozzozachar lograran afectar en gran medida a Vali, pero eso no quiere decir que el estuviese ganando, ya que eso estaba muy alejado de la realidad. El medio demonio estaba que luchaba con fuerza, usando varios hechizo y habilidades que tenía, pero eso no había logrado herir demasiado a Ozzozachar.
“Creo que deberíamos de darnos prisa, no durara mucho más.” Dijo Edzard mirando como Ozzozachar atrapaba a Vali por uno de sus brazos y luego lo lanzaba como un saco de patatas.
“No, vamos a tomarnos un poco de tiempo.” Dijo Zakir sin mirar cómo Vali estaba que luchaba.
La forma en como era indiferente a la lucha de Vali sorprendió a varios, sobre todo a Issei, quien no sabía cómo reaccionar a esto.
“¿Y cuál es el plan?” preguntó Ingvild mirando al recientemente aparecido viejo conocido de Edzard.
“Tienen que ir al palacio de Yasaka y ayudar con la preparación de la evacuación de todos los Youkais del lugar.” Respondió Edzard.
La respuesta de Edzard sorprendió a todos, provocando que tuviesen varias preguntas. Sobre todo, los Youkais, quienes no podían creer que tendrían que evacuar su hogar por completo.
“No hay mucho tiempo, pero, en resumen, esta tierra parece tener una especie de poder muy alto, el cual fue usado como combustible por el ancla negra para reducir el tiempo necesario para que se aferran metafísicamente al lugar.” Dijo Edzard mientras se acercaba a Tiamat y dejaba a su madre en el suelo frente a ella. Cuando terminó, Zakir hizo lo mismo con Roland. Tras aquello, Edzard volvió a hablar. “Tiamat, llévate a estos dos y cuando estén en palacio, quítenles la armadura y cualquier cosa extra que lleven. Luego llévenlos a la habitación que está en la torre donde tengo mi laboratorio de alquimia. Allí adentro hay una sala, donde hay cuatro juegos de grilletes. Colócale dos juegos a cada uno, uno en cada extremidad. Cuando eso termine, enciérralos allí.”
Tiamat miró a Edzard un segundo para luego asentir, pues ella sabía por qué le pedía eso. Luego de aquello, ella soltó el estandarte de Asia, lo que provocó que el área de efecto de este se reduzca considerablemente, pues ella era una de las que más magia enviaban al sacred gear de Asia. Tras ello, tomó a cada uno de los padres de Edzard en cada mano, para luego sacar el septim que Edzard le había dado hace un tiempo. Apretándolo, la dragona fue absorbida por un portal purpura, el cual la teletransportaría de regreso al palacio.
Cuando la más poderosa miembro de los reyes dragón se fue, Edzard miró al resto de los presentes. “Todos, vayan al palacio rápidamente. Y cuando estén allí, usa tu Shadowkey y abre un portal al patio a un lugar cerca del palacio en nuestro hogar, Asia.”
Asia miró a Edzard y luego de un segundo, asintió. Luego de aquello, ella giró y asintió a sus amigas, al ORC y al consejo estudiantil.
“Edzard-sama.” Llamó uno de los youkais que estaban allí.
“Si, ¿Qué sucede?”
“Hay un problema.”
“¿Cuál problema?” preguntó Edzard con curiosidad.
“Nuestra tierra está unida al Kioto de los humanos por un portal y si es cierto que nuestra tierra será arrastrada a otro mundo, me temo que también podrían llevarse el territorio de los humanos.”
Las palabras del Youkai dejaron de asombrados y sobre todo preocupados a los que la oyeron. Tras oír aquello, Edzard, Asia, Zakir y todos comenzaron a pensar en cómo solucionar eso. Sin embargo, nadie logró tener una idea para solucionar eso.
“Maldita sea! ¡¿Qué podemos hacer para evitar eso?!” gritó Issei con impotencia, pues su poco conocimiento de la magia le impedía saber que hacer.
“Tranquilo, Issei-kun.” Dijo Kiba tratando de calmar a su amigo.
“Puede que haya una forma ~nya.” Dijo Kuroka llamando la atención de todos.
“¿Qué cosa Kuroka?” preguntó Edzard.
“Podrías romper el enlace que une ambos lugares. Si lo haces, es como si estuviéramos en un lugar aparte ~nya.”
“Eso sería insensato.” Respondió rápidamente el Youkai que había hablado antes.
“¿Y eso por qué?” preguntó Edzard.
“Si quitamos esa conexión, no se podrán usar círculos mágicos para salir de esta dimensión.”
Edzard miró al Youkai y luego miro a Kuroka. “Kuroka, ¿Cómo se podría romper esa conexión?”
La pregunta de Edzard no fue respondida por Kuroka, sino que fue el youkai que anteriormente hablo el que le interrumpió.
“Edzard-sama. Si hace eso no podremos escapa-“
“No habrá problema con la evacuación. Abriremos un portal con una Shadowkey, ese tipo de transporte si funcionara. Así que, no te preocupes.” Dijo Edzard con voz tranquila a ver que la razón de la interrupción del Youkai fue porque este estaba preocupado por la seguridad de su gente.
“Yo… ya veo. Disculpe la interrupción.”
“Bien. Tranquilo no te preocupes. Entiendo cómo te debes sentir.” Dijo Edzard para luego volver a ver a Kuroka. “Dinos tu plan, Kuroka.”
“Podemos romper el lugar usando una conjunción de «magia de Seguridad» y «Sellado» ~nya.” Dijo Kuroka mientras se llevaba una mano al mentón y otra a la cadera.
“Bien, tenemos suerte. Rossweisse es muy buena en «magia de Sellado». Ahora solo necesitaríamos a alguien que sea buena en «magia de Seguridad».” Dijo Edzard pensando en si conocía a alguien hábil con ese tipo de magia. El dejó de pensar en eso cuando escuchó una risita provenir de Kuroka, por lo que, mirándola, le preguntó la razón de su risa.
“Es que ya tenemos a alguien buena en ese tipo de magia ~nya.”
“¿Quién?” preguntó Edzard con curiosidad.
“Fay-chan ~nya.” Dijo Kuroka con una sonrisa mientras señalaba a Le Fay, quien se sonrojo un poco, pues se había convertido en el foco de atención de todos.
Edzard parpadeó unas cuantas veces, pero luego puso una sonrisa. “¿Crees que podrás hacer ayudar a romper es conexión, ¿Le Fay?”
La joven maga de la casa Pendragon parpadeó unos momentos, pero luego asintió.
“Bien. Ya con eso tenemos el equipo.” Dijo Edzard para luego mirar a Aika y asentir. “Aika, iras con Rossweisse y con Le Fay. Las tres cortaran esa conexión y cuando lo hagan, transpórtense de manera directa al palacio en mi reino de bolsillo. Usen las monedas para ello y también llévense a Le Fay con ustedes al palacio.”
Las tres chicas asintieron.
“Bien, ahora el resto vaya lo más rápido que puedan al palacio. Zakir y yo retendremos al hijo de Bal lo suficiente hasta que hayan evacuado. Ya después nos reuniremos en el palacio.”
Los miembros del grupo de Edzard, el equipo e Vali, el ORC, el Consejo estudiantil y los Youkais asintieron… hasta que se dieron cuenta de lo que mencionó Edzard.
“¡Espera Ed! ¡¿D-d-dijiste el hijo de Bal?!” gritó Issei con pánico.
“Si, ese es Ozzozachar. Uno de los tantos hijos que ese idiota de Bal tiene.” Respondió Zakir por Edzard mientras señalaba al mencionado daedra, el cual estaba agarrando a Vali por uno de los brazos para luego comenzar a estamparlo como un trapo contra el suelo. “Es un daedra muy fuerte, ¿Por qué crees que pudo darle tremenda paliza a Edzard?”
Las palabras de Zakir solo aumentaron el miedo que comenzó a surgir en los corazones de todos, pues estaban presenciando a un ser cuyo nivel de poder total era lo más próximo a un príncipe y lo que vieron fue horrible. No solo vieron a quien consideraban una de las personas más fuertes que conocían ser lanzado como un trapo cualquiera, sino que también ahora podían ver a Vali, alguien con un gran nivel, el cual también poseía un sacred gear de tipo Longinus no poder derrotarle.
“E-e-entonces… ¿E-e-e-ese es el nivel de poder de un príncipe daedrico?” preguntó Tomoe mirando con horror como Vali seguia siendo apalizado por Ozzozachar.
“No.” Respondió Edzard de manera seria mientras se acercaba a Zakir. “Los Príncipes son mucho, pero mucho más poderosos que él. Si un príncipe llegara aquí, él fácilmente podría destruir este lugar casi por completo.”
Tras aquellas palabras, el silencio comenzó a reinar, pero no lo hizo por mucho tiempo, pues Edzard giró y los miró a todos. “Ya saben qué hacer. Comenzaran su retirada cuando Vali deje de luchar.”
Luego de decir esas palabras, Edzard y Zakir comenzaron a acercarse a Ozzozachar. Mientras ellos caminaban, Aika miró a Le Fay y a Rossweisse.
“Tenemos que irnos también.” Dijo la maga para comenzar a volar.
“Si/Esta bien.” Dijeron Le Fay y Rossweisse mientras comenzaban a volar.
Tras esas palabas, las tres comenzaron a volar con gran velocidad hacia la puerta que unía ambos lugares, el mundo humano y el mundo de los Youkai de Kioto.
“También tenemos que irnos.” Dijo Asia mientras miraba al resto de sus compañeros. “A la cuenta de tres liberare mi sacred gear, tras eso comenzaremos a correr hacia el palacio.”
Lint, Mittelt, Ingvild y Valerie asintieron.
“1, 2… ¡3!” gritó Asia.
Al momento en que ella gritó, de manera simultánea todas las chicas que sostenían el estandarte lo soltaron, permitiendo que este se disipara en motas de magia de color verde. Al momento en que el estandarte terminó de desaparecer, el cuerpo de Vali apareció frente a ellos.
“¡Vali!” gritaron Bikou y Arthur al ver a su líder de equipo ser arrojado a ellos.
El cuerpo del medio diablo estaba cubierto de varias heridas, pero por fortuna no cayó al suelo, pues Bikou logró atraparlo. Mirándolo de cerca, el mono Youkai soltó un suspiro al ver que solo estaba inconsciente.
“Parece que solo esta inconsciente.” Dijo Bikou al ver que su líder solo estaba inconsciente por la suma de las heridas recibidas y por el cansancio que le generaba usar la «Juggernaut Drive». El «Juggernaut Drive» era una forma de los sacred gear que contenían a los dragones celestiales. Dicha forma quitaba los sellos de poder de ambos sacred gear, dándoles a sus portadores el poder suficiente para matar a un dios, pero al costo de usar su fuerza vital para ello.
“Bien. Entonces… ¡Vámonos!”” gritó Asia mientras ella y el resto de los miembros del grupo de Edzard se giraban y comenzaban a correr hacia el palacio. ‘Por favor, Ed. Sobrevive.’
Los Youkais, el ORC, el Consejo Estudiantil y el equipo de Vali no perdieron tiempo y comenzaron a alejarse del lugar junto con Asia y las chicas.
Mientras Asia y el resto se dirigían hacia el palacio. Aika, Le Fay y Rossweisse se movían rápidamente hacia donde estaba la puerta que unía ambos mundos. Ellas podían volar sin ninguna interferencia gracias a que la batalla entre Vali y Ozzozachar había terminado de limpiar el lugar de daedras. Al menos por el momento, pues ellas sabían que en cualquier momento podrían aparecer más daedras, por esa razón se estaban apurando.
“¿Cómo creen que destruiremos esa conexión?” preguntó Aika, quien era la maga menos experimentada de las tres.
“No lo se.” Respondió Rossweisse de manera sincera.
“La valquiria tiene razón.” Dijo Le Fay mientras mantenía su mirada fija al frente. “Sabremos qué hacer en el momento en que lleguemos allí.”
Las palabras de Le Fay se ganaron un asentimiento por parte de Aika y Rossweisse.
Tras ese intercambio de palabras, las tres magas aumentaron la velocidad a la que iban y siguieron su camino. Luego de varios segundos, finalmente llegaron a la entrada que conectaba ambos mundos.
La puerta que unía ambas dimensiones era una puerta Torii, la cual estaba en una pequeña plaza rodeada de algunas plantas o al menos así era antes, pues ahora solo había escombros alrededor de dicha puerta.
Las tres chicas descendieron rápidamente y sin perder tiempo se acercaron a la puerta. En el momento en que estuvieron frente a ella, las tres comenzaron a usar magia para intentar comprender la estructura del sellado. Aquella labor debería de haberles tomado mucho tiempo, pero para fortuna de las tres, Le Fay logró descifrar cómo funcionaba rápidamente. Lamentablemente, esa fue la única buena noticia que surgió desde que llegaron.
“Este sistema de seguridad es muy complejo y me temo que me tomaría varias horas descifrarlo, en el mejor de los casos. En el peor de los casos, me tomaría más de una semana.” Dijo Le Fay frunciendo el ceño.
“Maldición.” Dijo Aika mientras se llevaba una mano a la barbilla. “No tenemos tanto tiempo.”
Tras aquellas palabras, Aika miró a su sensei. “Rossweisse-Sensei. ¿podría sellar el portal para que no pase nada en el lado humano?”
La pregunta de Aika hizo que Rossweisse comenzara a pensar en ello, pero luego de unos segundos negó. “No, sería inútil e incluso peligroso.”
“¿Por qué?” preguntó Le Fay con curiosidad.
“Si sello la puerta esta aun seguiría operativa. Y si los daedras logran remover el sellado podrán usar esta puerta para causar más problemas sin necesidad de usar sus característicos portales.”
La respuesta de Rossweisse hizo que Le Fay calmara su curiosidad. ‘Ahora entiendo por qué Ed quiere que se corte la conexión.’
“Tenemos que hacer algo rápido. Aquí estamos en desventaja si la lucha entre ellos tres inicia.” Dijo Aika con preocupación.
“Lo sabemos, Aika. Pero no tenemos idea de que hacer. Cortar la conexión de manera normal tomaría mucho tiempo, tiempo que no tenemos.” Dijo Rossweisse mientras su mente trabajaba a mil para lograr encontrar una solución a este dilema.
Las otras dos chicas también estaban en el mismo estado. Mientras seguían pasando los segundos, la ansiedad comenzó a hacerse presente en las tres chicas, pues sabían que el tiempo para hacer algo se les acababa. Cuando la desesperación comenzaría a hacerse presente, Le Fay habló.
“¿Y si exponemos el circuito de magia y lo destruimos desde allí?”
“Esa es una buena idea, pero necesitaríamos un ataque certero con mucho poder.” Respondió Rossweisse.
“O un ataque con «Disipar Magia»” dijo Le Fay, llamando la atención de las otras dos magas.
“¿Cómo sabes sobre esa magia?” preguntó Aika con cautela.
“Z-Zakir lo mencionó una vez.” Respondió rápidamente Le Fay.
La respuesta de Le Fay pareció calmar a Aika, quien asintió.
“Parece una buena idea.” Dijo Rossweisse mientras extendía sus manos hacia la puerta. “Aika, Pendragon-san y yo expondremos el circuito mágico, tu destrúyelo con el pergamino que tienes de «Disipar Magia».
Aika asintió y extendiendo una mano, convocó un círculo mágico y extrajo de allí un pergamino.
Al ver que Aika ya estaba lista, Le Fay y Rossweisse extendieron ambas manos y usando magia, expusieron el circuito mágico que componía el sistema de teletransporte que unía Kioto con Urakyoto. El circuito mágico tenía una apariencia de un círculo mágico, el cual era muy similar al que usaba Kuroka, pero con la diferencia de que este era dorado en lugar de morado y era más complejo en su diseño.
Al ver su objetivo expuesto, Aika abrió el pergamino que tenía y lo apuntó hacia el circulo mágico. Una esfera de humo negro surgió del pergamino e impactó en el circulo mágico. El poder del hechizo corroyó el circulo mágico de la puerta, destruyéndolo en cuestión de segundos.
“Listo.” Dijo Aika mientras guardaba el pergamino ya usado en su bolsillo. Tras eso, rápidamente le extendió una mano a Le Fay, quien entendiendo lo que vendría, la aceptó. Tras eso, metió su mano en su chaqueta y sacó su moneda. Llenándola de magia, ella y la maga de la familia Pendragon fueron tragadas por un vórtice purpura. Al mismo tiempo que eso sucedía, Rossweisse también sacó su moneda y haciendo lo mismo que Aika, ella también fue tragada por un vórtice purpura.
Asia y compañía habían llegado hasta el palacio hace unos segundos y cuando llegaron vieron como todo el lugar era un hervidero de personas moviéndose de un lugar a otro. El movimiento de muchas de las personas era errático, lo que demostraba que estaban con miedo. Y ellos no eran los únicos, pues en el momento en que Asia puso un pie en el palacio, el miedo que había sentido cuando vio como su hija destrozó la entrada del palacio volvía. Dicho miedo había sido atenuado por la preocupación en el campo de batalla y por la adrenalina que su cuerpo había producido, pero ahora, esa adrenalina se había reducido y, por ende, todo ese miedo regresó con más fuerza que antes.
Así que, una vez que estuvo en la sala principal, comenzó a correr hacia donde debería de estar su hija, es decir, buscó a Kunou. Por fortuna para ella, no demoró mucho en encontrarla. Cuando entró en la sala, estaba acompañada de sus compañeras de equipo, el ORC, el Consejo Estudiantil y el equipo de Vali. De hecho, ella comenzó a escuchar muchos susurros dedicados a Kuroka.
“¿Qué hace aquí esa nekoshou?” preguntó uno de los youkais, el cual también era un nekomata.
“No lo sé… pero… creo que es un demonio callejero.”
Los susurros continuaron y algunos eran como esos, susurros preguntándose la razón por la que Kuroka estaba allí, pero también había susurros un poco más subido de tono, donde algunos hacían comentarios sexuales sobre el cuerpo de Kuroka. Sin embargo, la gata no les prestó atención y siguió caminando como si nada.
“Parece que eres popular por aquí, Kuroka.” dijo Bikou con burla.
“Cállate.” Dijo Kuroka con molestia.
El mono Youkai solo sonrió divertido para luego continuar siguiendo a Asia, quien ya había llegado donde estaba Kunou, quien aún seguia abrazando a su amiga.
“¡Kunou!” gritó Asia mientras se acercaba a la joven Youkai, haciendo que esta se estremeciera.
Kunou miró a la madre de su amiga y comenzó a sollozar.
“(Snif) Asia-sama (Snif).” Lloró la pequeña mientras se acercaba a ella.
Cuando Kunou se acercó, Asia vio a Marie descansando en sus brazos. Extendiendo ambos brazos, tomó a su hija de los brazos de su amiga y acostándola suavemente en el suelo, le hizo un rápido examen. Por fortuna, ella vio que la pequeña no estaba herida de gravedad, pero sí que no estaba indemne.
“Kunou-chan. ¿Qué sucedió?” preguntó Asia mirando a la pequeña kitsune.
“(Snif) E-e-estábamos e-e-en la sala (Snif) y-y-y-y nos atacaron…(Snif) Ma-chan… e-e-ella m-me protegió (Snif) l-la g-golpearon y-y-y luego e-e-ella gritó. (Snif)”
Los ojos de Asia y el resto se abrieron de sorpresa cuando escucharon aquello. La preocupación se hizo presente en el rostro de Asia tras escuchar aquello, pero también una pequeña sonrisa apareció en su rostro mientras suavemente le acomodaba el cabello a su hija.
‘Parece que eres muy similar a tu padre, ¿no es así, mi pequeña?’ Pensó Asia con cariño, para luego mirar a como la amiga de su hija lloraba.
Dando unos pequeños pasos, Asia se acercó a Kunou y le dio un fuerte abrazo a la pequeña kyubi para reconfortarla. Cuando Kunou dejó de llorar por el momento, Asia tomó su rostro con ambas manos y mirándola a los ojos le hizo una solicitud.
“Kunou-chan. ¿Puedes seguir cuidando de Marie unos momentos?”
La respuesta de Kunou a la pregunta de la madre de su amiga fue un asentimiento.
“Gracias. Ahora, toma a Marie y cuando se abra un portal, quiero que cruces con ella.”
“¿Portal?” preguntó la pequeña con confusión.
“Si, un portal. No tengo mucho tiempo para explicarlo, pero tenemos que irnos todos de aquí.”
Kunou miró a Asia un rato y luego de asentir le señalo un lugar. “Mi hahahue está por allí. Esta con Azazel-sama y el resto de los lideres Youkai.”
Asia miró a Kunou y luego de asentir se fue junto al resto de personas que la seguían.
La mente de Yasaka se encontraba al borde de la locura, pues el gran circulo de teletransporte que había preparado había dejado de funcionar hace unos instantes.
“¡Yasaka-Hime! ¡¿Qué ha sucedido?!” gritó uno de los Youkais que fungían como sus consejeros.
“No lo se. Se supone que el circulo debería de estar funcionando.” Respondió Yasaka en estado de shock.
“Pero no lo está haciendo.” Dijo otro concejal con sarcasmo.
Yasaka frunció el ceño con molestia. Ella podía entender por qué ellos estaban molestos, pues ella tampoco quería dejar su hogar. Pero no había otra salida. Debian de evacuar lo más rápido que pudiesen de lo contrario terminarían en Oblivion y todos serian esclavizados. Cuando ella llegó con Azazel rápidamente se dirigió donde su hija y luego de comprobar que ella y Marie estaban bien, se dirigió rápidamente a hablar con los concejales. Cuando ella les dijo que tenían que evacuar, todos comenzaron a gritar que no podían, que debían de defender su hogar. Si bien ella estaba de acuerdo, sabía que no podrían seguir luchando.
Las cosas en ese momento estuvieron por escalar a los golpes, pues luego de que ella explicase las cosas, algunos estuvieron de acuerdo con ella. Sin embargo, también hubo varios que no lo estuvieron. Esta división comenzó una discusión entre ambos bandos, la cual estuvo por llegar a los puños cuando los insultos comenzaron a hacerse presentes. Afortunadamente, Azazel logró calmar las cosas al decirles sin ningún tipo de filtro lo que les pasaría si eran arrastrados a Oblivion, sobre todo a la afición que tenía Molag Bal. Al saber de esta afición, varios de los que estaban en aquella sala, sobre todo aquellas que tenían hijas sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos, pues aprendieron que les esperaría un destino peor que la muerte. Aquella revelación hizo que finalmente terminaran por aceptar la evacuación.
“Parece que no solo son ustedes.” Dijo Azazel llamando la atención de los que estaban preparando el portal. “Yo tampoco puedo teletransportarme.”
Las palabras de Azazel calaron como espadas en las almas y mentes de los Youkai presentes. Aquello comenzó a hacer que todos entraran en pánico, lo que muy pronto comenzarían disturbios en el lugar. Sin embargo, para fortuna de ellos, la voz de Asia llegó a los oídos de todos.
“Yasaka-san. Azazel-san!” gritó Asia mientras llegaba corriendo junto con sus amigos.
Los dos mencionados giraron rápidamente la cabeza y al ver a Asia, soltaron un suspiro. Sin embargo, levantaron una ceja al ver que no estaban presentes ni Aika ni Rossweisse.
“Asia-san/Asia-chan.” Dijeron Yasaka y Azazel al verla llegar.
“¿Está todo listo para la evacuación?” preguntó la esposa de Edzard una vez que llegó al lado de los dos lideres.
“Bueno…. Sobre eso…” dijo Yasaka con cautela. “No es posible, por alguna razón no podemos usar los cirulos mágicos.”
Al escuchar aquello, Asia se llevó una mano a la nuca y comenzó a rascársela tímidamente. Esta acción no pasó desapercibida por los Youkai y Azazel.
“¿Asia-san?” preguntó Yasaka con un poco de temor, pues sentía que no le gustaría para nada la respuesta que obtendría.
“Puede que la culpa sea nuestra.” Respondió Asia mientras ella y los miembros de su grupo se sonrojaban ligeramente.
Las palabras de Asia los dejaron helados, pero eso no fue nada comparado con el infierno que se desató tras la explicación de Asia. Los concejales de Yasaka comenzaron a gritar indignados y arremetieron verbalmente contra Asia y compañía.
“¡¿Cómo se atrevieron a hacer eso?!”
“¡Por esa estupidez no podremos escapar!”
“¡De seguro están confabulados con los seres que nos invaden!”
Los miembros del grupo de Edzard aguantaron bien aquellos insultos, incluso evitaron que Issei y Saji, quienes parecían los más mosqueados por las palabras que les lanzaban a sus amigos, se lazaran a golpear a quienes decían esas palabras. Sin embargo, fueron las últimas palabras las que molestaron a todas.
Aquellas palabras terminaron por hacer que suceda algo que nadie se esperaba, pues de un momento a otro, Asia se movió rápidamente y tomó al youkai que dijo eso por el cuello. El mencionado Youkai era un Inu el cual tenía la apariencia de un hombre de unos cincuenta años con el cabello marrón, con orejas de perro en la cabeza y una cola en la base de su espalda.
“Te reto a que digas eso de nuevo.” Dijo Asia con voz dura mientras que el iris de sus ojos cambiaba de color verde a rojo.
El youkai que tuvo la mala suerte de mencionar aquella estupidez comenzó a temblar de miedo. Tras ver como el Youkai no volvería a hablar, Asia lo lanzó al suelo.
“¿Alguien más tiene otra estupidez que decir?”
Ninguno de los presentes dijo algo y solo negaron con la cabeza.
“Bien.” Dijo Asia para luego soltar un suspiro mientras cerraba los ojos. Cuando los volvió a abrir, estos habían vuelto a su color normal. Aquello causó que muchos levantaran las cejas con curiosidad, pues no entendían que pasaba. Sin embargo, antes de que alguien diga algo, ella volvió a hablar. “Ed dijo que cerráramos la puerta que conecta ambos Kioto para evitar que Bal use el poder de este lugar para alimentar más anclas negras.”
Tras decir esas palabras, Asia comenzó a contarles rápidamente lo que había llevado a la decisión de destruir ese la puerta que unía ambos Kioto. Con cada palabra que salía de la boca de Asia, todos los Youkai comenzaron a entender todo. Así que, al final, todos se disculparon por haberles insultado de aquella manera.
“Parece que no podremos evacuar por círculos mágicos.” Dijo Yasaka con preocupación.
“No tienen que preocuparse por ello.” Dijo Asia, llamando la atención de todos.
“¿Qué quieres decir?” preguntó un Youkai aleatorio.
Asia no respondió de manera verbal, sino que sacó su Shadowkey de su bolsillo. Con una sonrisa en el rostro, Asia movió su Shadowkey y creó un gran portal por el cual podrían pasar personas en filas de quince individuos.
“¿Q-q-que es eso?” preguntó Yasaka con asombro al ver el portal, ya que nunca en su vida había visto algo así.
“Eso es un portal generado por una Shadowkey.” Respondió Asia.
“¿Shadowkey?” preguntó Yasaka con curiosidad brillando en sus ojos.
“Es un artefacto en forma de llave que permite usar magia de sombras para rasgar el velo del espacio para poder moverse entre dos lugares.” Respondió Asia mientras le mostraba a Yasaka su Shadowkey. “Las Shadowkey originales tenían varias habilidades más, pero desaparecieron hace tiempo o tal vez fueron destruidas, eso no se sabe con certeza. Sin embargo, esta que tengo aquí es una réplica, la cual fue creada por Ed.”
La respuesta de Asia estuvo acompañada con una mirada y una sonrisa de cariño.
“Ya veo.” Dijo Yasaka con una sonrisa en su rostro, la cual escondía muy bien los celos que acababa de sentir al ver el rostro de amor que Asia ponía al sostener el regalo que le dio su esposo. Aquella sonrisa le hizo recordar que ella no tenía a nadie para compartir ese tipo de relación, pero antes de que su mente comience a divagar sobre aquello, decidió volver a lo que debía de hacer ahora mismo. Por lo que, girando comenzó a caminar hacia su pueblo y comenzar a ordenar el orden de como serian evacuados. Primero irían los niños, mujeres, ancianos y heridos. Luego irían los hombres y finalmente ella junto con los miembros del ORC, el consejo estudiantil y los miembros conscientes del equipo de Vali. Esto se hacía porque ellos se quedarían para proteger a los civiles en caso de que sea necesario.
La evacuación comenzó y todos comenzaron a entrar de manera ordenada y con prisas. Una de las primeras en cruzar fue Kunou, quien entró cargando a Marie. Luego de unos dos minutos, minutos en los que muchas personas lograron pasar, un terremoto se hizo presente.
El palacio de Yasaka se comenzó a zarandear de un lado a otro, haciendo que varias personas tropezaran.
“¡¿Qué está pasando?!” gritó Xenovia mientras se ponía de pie con la ayuda de Irina.
“A comenzado la batalla.” Respondió Ingvild mientras se llevaba una mano al corazón, pues estaba preocupada por Edzard.
Ella no era la única, pues todas las chicas que conformaban el grupo de Edzard también se llevaron una mano al corazón, mientras que el resto mostraba miradas preocupadas.
“Debemos de seguir con la evacuación. Estoy seguro de que ellos están bien.” Dijo Azazel mientras ayudaba a un anciano a ponerse de pie.
Sin embargo, para sorpresa de todos, un nuevo terremoto se hizo presente, pero esta vez estuvo acompañado por algo más. Y es que, para sorpresa de todos, la barrera que protegía el palacio se agrietó tras recibir un potente golpe por una ráfaga de viento.
Al ver que la barrera estaba por caer, Yasaka, Ingvild, Mittelt y el resto rápidamente corrieron hacia el final de los refugiados y usando su magia crearon una nueva barrera. Asia también quería ir, pero era ella quien mantenía el portal abierto, por esa razón se quedó dónde estaba.
“¡Sigan avanzando!” gritó Azazel mientras se mantenía lo más concentrado posible en la nueva barrera.
Los youkais que estaban evacuando rápidamente comenzaron a avanzar y siguieron cruzando el portal que los llevaría a un lugar seguro. Mientras seguían cruzando y reduciendo el número de personas que estaban allí, los que generaban la barreara iban retrocediendo con ellos, para de esa manera estar más cerca del portal para poder salir de allí rápidamente cuando los youkais terminasen de evacuar.
Edzard y Zakir avanzaban a paso tranquilo mientras veían como Vali seguía luchando contra el hijo de Bal.
“¿Usaras solo una espada para luchar contra Ozzozachar?” preguntó Zakir al ver que Edzard solo tenía su «Akachihel».
“Por ahora sí. Pero cuando llegue el momento, usare una segunda espada.” Respondió Edzard mientras abría su mano izquierda y juntaba magia allí.
“Bien.” Dijo Zakir mientras miraba como Vali comenzaba a brillar y su forma comenzaba a cambiar. “Parece que se agotó su tiempo. ¿Puedes hacer el honor?”
Tras la pregunta de Zakir, Edzard movió su mano izquierda y conjuró un rayo de color verde. Este rayo impactó en Vali, pero a diferencia de lo que un hechizo normal podría haber hecho, este solo se envolvió alrededor del medio demonio. Con su presa ya atrapada, Edzard movió su mano y envió a Vali volando hacia donde estaban todos los demás.
Esta acción llamó la atención de Ozzozachar, quien miró a Edzard y sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio quien lo acompañaba.
“Vestigio…” gruñó Ozzozachar con veneno en su voz.
“Hola, Ozzozachar. Me has extrañado.” Respondió Zakir a las palabras del daedra con burla.
El hijo de Bal gruño con ira al ver a Zakir.
“Parece que aún me recuerdas.”
El hijo de Bal no respondió verbalmente ante la burla de Zakir, sino que movió sus garras rápidamente y lanzó dos hechizos. Estos hechizos fueron dos relámpagos, los cuales viajaron rápidamente hacia Edzard y Zakir. Sin embargo, dichos ataques nunca impactaron, pues tanto Edzard como Zakir usaron una custodia para protegerse. Cuando el hechizo impactó, la fuerza de este hizo que ambos héroes retrocedieran varios metros. Afortunadamente, ambas custodias lograron resistir el ataque.
“Llego el momento de ir en serio, Edzard.” Dijo Zakir mientras su cuerpo comenzó a expulsar llamas azules, las cuales parecía que estaban carcomiendo la piel del zorro. Cuando estas llamas terminaron de extenderse por el cuerpo del zorro, estas se convirtieron en una especie de segunda piel. Esta era la forma más poderosa de Zakir, una forma que incrementaba enormemente sus capacidades de lucha, pero con la dificultad de que consumía mucha Magicka.
A la par que Zakir invocaba su forma más poderosa, la cual era la condensación de su poder como vestigio, Edzard apretó el agarre en «Akachihel» y luego levantó su mano izquierda e invocó la nueva arma que había obtenido hace un día. En medio de un remolino purpura de magia de «Conjuración», la espada demoniaca «Gram» se materializó. Tomando esta espada con su mano izquierda, Edzard comenzó a enviar Magicka a ambas armas, haciendo que ambas se cubran de llamas negras y de energía demoniaca respectivamente.
‘Si que eres quisquillosa.’ Pensó Edzard mientras miraba a «Gram». La espada demoniaca, la cual lo había escogido como su nuevo portador, era muy quisquillosa al momento en que la usaba, pues no consumía únicamente su Magicka, sino que también consumía una pequeña parte de su energía vital. Si bien la cantidad de energía vital que le consumía era poca, era molesto que hiciese eso. ‘Tendré que ver que hago para quitarte esa molesta debilidad.’
“Empecemos.” Dijo Edzard de manera seria para desparecer en un estallido de velocidad.
Ozzozachar movió sus garras para detener el ataque de Edzard. Su garra derecha desvió a «Akachihel», pero cuando Edzard usó a «Gram», Ozzozachar no pudo reaccionar a tiempo.
“¡Comete esto, maldito bastardo!” gritó Edzard mientras hacía que «Gram» generase una explosión de energía demoniaca.
La explosión de energía demoniaca viajó a gran velocidad, impactando en todo el pecho del daedra.
¡BOOMMM!
La explosión de energía generó una explosión que hizo que Ozzozachar derrapara varios metros hacia atrás.
“¡Maldito dragón de tercera!” gritó Ozzozachar mientras abría su boca y lanzaba un aliento de fuego helado.
Edzard vio el ataque llegar y abriendo su boca gritó. “¡YOL! ¡TOR! ¡SHULL!”
El thu’um de Edzard generó un aliento de fuego, el cual impactó contra el ataque de Ozzozachar, generando otra gran explosión, que creó grandes ondas de choque y corrientes de aire, las cuales destrozaron la barrera que protegía el palacio de Yasaka.
“¡Ozzozachar!” gritó Zakir mientras aparecía de entre en medio de la explosión y moviendo sus dos espadas, las convirtió a ambas en látigos de fuego. Estos látigos impactaron de manera simultánea en el pecho del daedra, haciendo que este soltara un rugido de dolor.
“¡Vestigio!” gritó Ozzozachar luego de soltar su rugido de dolor. Tras gritar, el hijo de Bal, movió ambas alas y creó un vendaval, el cual hizo que Zakir saliera volando. Sin embargo, el ultimo Lilmothiit fue atrapado por Edzard quien luego de agarrarlo lo hizo girar y lo lanzó como un cohete contra Ozzozachar.
Zakir viajó a velocidades supersónicas como un proyectil teledirigido contra el hijo de Bal, pero mientras avanzaba, el hijo de Bal conjuró varias bolas de fuego helado y las lanzó contra el Lilmothiit.
A ver aquel ataque llegar contra él, Zakir comenzó a cubrir su cuerpo con magia y un segundo después su cuerpo se cubrió de relámpagos, el resultado de usar un hechizo llamado «Forma Relámpago». Al usar este hechizo, él se volvió un rayo viviente, haciendo que su velocidad aumentara hasta el punto en que logró superar su el ataque de Ozzozachar. Siguiendo su camino, logró impactar en el daedra, causando así una gran onda de choque.
El gran cuerpo de Ozzozachar salió disparado como un cohete contra el suelo, causando un enorme cráter a la vez que se generaba un gran terremoto.
Zakir miró a Ozzozachar en el suelo y mientras caía, se preparaba para aterrizar en el suelo. Sin embargo, ante él, un círculo mágico se hizo presente. Al ver este círculo, él se dio cuenta de que no era uno normal, por lo que, con un poco de cautela, decidió aterrizar allí. Cuando sus pies tocaron el circulo, se sorprendió de que este pudiese mantenerlo en el aire.
“Parece que tendremos que seguir atacándolo. Aun no terminan la evacuación, están recién en el veinticinco por ciento.” Dijo Edzard apareciendo al lado del Lilmothiit. El joven dragón decía aquello gracias a que hace unos instantes pudo ver cómo iba la evacuación de los Youkais.
“Han avanzado rápido.” Dijo Zakir con un poco de sorpresa.
“El portal que ha hecho mi esposa es muy amplio, fácil pueden pasar en líneas de quince individuos o más dependiendo de si son adultos o niños.”
“Bien. Mientras menos tiempo demoren mejor. Este lugar podría ser arrastrado a Puerto Gélido en cualquier instante.”
La conversación que ambos héroes estaban teniendo fue interrumpida cuando Ozzozachar rugió con furia.
“Parece que se ha enojado bastante.” Dijo Edzard al ver como el cuerpo del hijo de Bal se cubría de pies a cabeza con magia caótica pura.
“Si. La cosa ahora se complica bastante.” Dijo Zakir mientras apretaba el agarre en sus espadas.
Tras aquellas palabras, ambos héroes tuvieron que moverse rápidamente, pues Ozzozachar apareció entre ambos y moviendo ambas garras, creó un gran vendaval, el cual creó zanjas en la tierra a la par que enviaba cientos de escombros a la barrera. La nueva barrera que protegía el palacio de Yasaka, la cual fue creada tras la destrucción de la anterior barrera, resistió los golpes, pero comenzó a agrietarse por el impacto.
Al ver aquello, el hijo de Bal sonrió y sin pensarlo dos veces cargó contra la barrera, pues vio como allí había un portal.
Ozzozachar se movía a gran velocidad para llegar a la barrera, pero cuando estuvo a escasos metros de llegar, escuchó un gritó.
“¡WULD! ¡NAH! ¡KEST!”
Tras aquel gritó, Edzard apareció al lado del hijo de Bal y volviendo a gritar, lo mando a volar.
“¡FUS! ¡RO! ¡DAH!”
La onda de choque del Thu’um «Fuerza implacable» envió a Ozzozachar a volar, alejándolo de la barrera. Mientras seguía siendo impulsado por el thu’um de Edzard, Ozzozachar movió sus alas y se detuvo de manera abrupta. Volviendo a mirar al Dovahkiin decidió cargar contra el con un potente rugido. Sin embargo, cuando estuvo por cargar, Zakir apareció frente a él y comenzó a golpearlo rápidamente varias veces. El ataque sorpresa logró su objetivo, pues las espadas de Zakir, las cuales estaban infundidas por magia, comenzaron a hacerles varias heridas al hijo de Bal.
Lamentablemente, la ráfaga de golpes se detuvo cuando Ozzozachar usó su cola para golpear por sorpresa a Zakir, haciendo que este salga volando.
El Lilmothiit viajó como un cohete supersónico y terminó impactando en el suelo.
¡BOOOOMMMM!
“¡Aghhh!” gritó Zakir al momento de impactar, pues el golpe fue tan brutal que creó un gran cráter mientras que quedaba incrustado en el suelo. Para la mala suerte del Lilmothiit, Ozzozachar apareció sobre él y juntando ambas manos, creó una enorme bola de magia caótica.
“¡Desparece, Vestigio!” gritó Ozzozachar mientras se preparaba para lanzar el ataque a quemarropa contra Zakir. Sin embargo, esto nunca sucedió, pues Edzard se interpuso y moviendo ambas espadas, lanzó dos explosiones de poder en forma de X.
El ataque de Edzard impactó de lleno en Ozzozachar, forzándolo a retroceder varios metros mientras que su ataque terminaba siendo enviado a otro lugar.
¡BOOOMMMM!
El ataque generó una gran explosión que sacudió el lugar por completo.
“¡Levántate bola de pelos, no podemos parar ahora!” gritó Edzard mientras se movía para detener con sus espadas los ataques de un Ozzozachar furioso que había aparecido frente a él.
El ultimo Lilmothiit se levantó con un poco de esfuerzo antes de volver a tomar sus espadas, las cuales terminaron a escasos metros de él, y volver a lanzarse al combate. “¡No tienes que recordármelo, mocoso!”
Zakir apareció junto a Edzard y haciendo gala de una gran habilidad, lanzó un combo de tres golpes rápidos, los cuales hicieron que Ozzozachar gritara de rabia.
“¡Malditos hijos de puta!” gritó Ozzozachar al ver como las heridas que le habían hecho comenzaron a sangrar. “¡Cómo se atreven a herirme! ¡Malditas escorias!”
Tras aquel grito, Ozzozachar cubrió su cuerpo de energía caótica y se lanzó contra Edzard y Zakir, quienes respondieron cubriendo sus cuerpos con fuego negro y azul respectivamente.
Los dos héroes cargaron contra Ozzozachar y al encontrarse en el medio, comenzaron una furibunda y veloz batalla. Los golpes que comenzaron a intercambiarse fueron tan rápidos y poderosos que comenzaron a crear grietas en el suelo, a la par que se generaban ventarrones y terremotos.
“¡Toma esto!” gritó Zakir mientras lanzaba un «rayo solar» contra Ozzozachar, el cual se movió rápidamente y logró esquivar dicho ataque, pero no pudo esquivar el «Sol prohibido» que Edzard le lanzó desde su retaguardia.
El hechizo sobrecargado impactó en el daedra, haciendo que cayera en picada contra el suelo, generando un terremoto y un cráter en el momento del impacto. Sin embargo, pese a eso, ninguno de los héroes tuvo tiempo para descansar o tomar un poco de aire, pues Ozzozachar se levantó rápidamente y comenzó a atacarlos.
La batalla continuó varios minutos más, minutos en los que Edzard y Zakir usaron varios de sus mejores ataques para lograr herir y detener al hijo de Bal, pero aquello no llegó sin heridas, pues ellos también habían recibido su parte justa de golpes en el transcurso de este combate. Sobre todo, las heridas que ambos tenían eran provenientes de las garras del daedra, ya que sus hechizos habían sido esquivados usando su velocidad o neutralizados por hechizos de Edzard y Zakir.
“Ah, ah, ah.” Respiraban con dificultad ambos héroes.
“Esto no tiene cuando acabar.” Dijo Edzard mientras miraban como Ozzozachar se volvía a levantar.
“Tienes-“
Las palabras de Zakir se detuvieron cuando un gran terremoto sacudió el lugar, haciendo que Ozzozachar comenzara a reír a la vez que provocaba preocupación en ambos héroes.
“¡Ja, ja, ja! parece que ya no les queda tiempo… ¡Este mundo será transportado a Puerto Gélido!” gritó Ozzozachar con diversión y crueldad. “¡No puedo esperar a que todos los que estén aquí sean teletransportados! ¡Me divertiré torturándolos y violando a todas sus mujeres!”
Edzard apretó los dientes al escuchar aquello, pues no estaba dispuesto a permitir que nadie se atreva a ponerle un dedo a ninguna de las mujeres que conocía. Así que, comenzando a cubrir su cuerpo con magia, se preparó para lanzarse contra Ozzozachar. Sin embargo, su intentó de ataque fue detenido por Zakir, quien le puso una mano en el hombro.
“¿Qué?” gruñó Edzard.
Zakir no le respondió de manera verbal, sino que señaló hacia el palacio de Yasaka.
Edzard miró el Palacio y sintió que un peso se levantaba de sus hombros al ver como Asia y aquellos que habían creado una segunda barrera para mantener protegidos a los civiles comenzaban a cruzar el portal.
“Parece que ya es hora. Ya hemos cumplido nuestra parte, debemos irnos.”
“No. Aun no.” Dijo Zakir, llamando la atención de Edzard.
“¿Qué quieres decir?”
“Tenemos que hacer que esta derrota sea una derrota pírrica.” Dijo Zakir acercando su rostro al oído de Edzard para comenzar a susurrarle el plan que había ideado durante el transcurso de la batalla.
“Vale.” Dijo Edzard al terminar de oír el plan. Tras aquello, desapareció en un estallido de velocidad y apareciendo frente a Ozzozachar, comenzó a luchar cuerpo a cuerpo contra él.
Mientras Edzard luchaba, Zakir cerró los ojos y comenzó a juntar una gran cantidad de Magicka.
‘Vamos...’ Pensó Zakir mientras comenzaba a sudar por el esfuerzo que estaba haciendo. Cuando sintió que había logrado lo que estaba planeando, rápidamente dejó de juntar ambas manos y sostuvo el hechizo en su mano izquierda para meter su mano derecha rápidamente en su bolsa trasera y sacar un pequeño fragmento de Aetherius que tenía allí. La pequeña gema era un «Skyshards», un pequeño fragmento de vidrió meteórico impregnado con el poder de Anu. Uniendo el fragmento con el hechizo, Zakir creó una lanza de luz multicolor.
El hechizo que el Lilmothiit había usado se llamaba «Lanza Llameante», el cual es un hechizo que creaba una lanza de fuego solar con el cual se podía crear una lluvia de fuego solar sobre un área, pero ahora que él la había mezclado con el poder de Anu, las llamas que caerían tendrían el poder de Aetherius con él.
Moviendo la lanza, Zakir apuntó a Ozzozachar, el cual seguía luchando contra Edzard. Entrecerrando los ojos, el Lilmothiit tomó una bocanada de aire y cuando vio el momento, lanzó la lanza con fuerza.
El hechizo viajó a gran velocidad, pero cuando estuvo por impactar en Ozzozachar, este se movió a un lado y esquivó el ataque.
“¡Ja, ja, ja! ¡Parece que tu ataque final falló, Vestigio!” gritó con burla Ozzozachar. El hijo de Bal no era estúpido, él sabía que ese ataque tenía poder de Aetherius en él, por lo que si le impactaba le causaría mucho daño.
Zakir miró a Ozzozachar y sonrió con burla, confundiendo al hijo de Bal.
“¡Nunca te apunte a ti, idiota!” gritó Zakir con burla para luego volver a gritar con fuerza. “¡Dovahkiin! ¡Hazlo ahora!”
Las palabras de Zakir hicieron que los ojos de Ozzozachar se abrieran con horror. Por lo que, girando la cabeza, el hijo de Bal vio con horror como Edzard hacia desaparecer sus espadas con magia de conjuración y procedía a tomar la lanza con ambas manos.
“¡No!” gritó Ozzozachar mientras se movía a un lado, creyendo que Edzard le lanzaría el ataque a él. Sin embargo, para sorpresa del daedra, Edzard gritó.
“¡WULD! ¡NAH! ¡KEST!”
El thu’um de «Torbellino Arrollador» hizo que Edzard descendiera a gran velocidad contra el suelo. Al ver esto, Ozzozachar al fin entendió lo que ambos héroes habían planeado. Ellos no habían planeado solo detenerlo para permitirle a los seres de esta tierra escapar, no, su plan era quitarlos de en medio para luego hacer esto.
¡NOOOO!” gritó Ozzozachar mientras se lazaba desesperadamente contra Edzard para tratar de detener lo que estaba planeando.
Cuando Edzard vio que estaba a escasos metros del suelo, movió sus manos y mientras clavaba la lanza en el suelo, gritó. “¡QETH! ¡KRII! ¡GOL!”
Cientos de estacas de lava fundida surgieron por el lugar, pero a diferencia de las veces anteriores, esta vez el magma endurecido no era rojo, sino multicolor, un claro signo de que la tierra de esta dimensión ahora tenía fragmentos de Aetherius en ella, lo que hacía que las «Lay Lines» de este lugar tuvieran parte del poder de Aetherius.
Este había sido el plan que le había susurrado Zakir, el plan en si era el de hacer que esta victoria de Bal no sea completa, sino que también fuera una derrota para él, ya que esta tierra, la cual serviría de fuente de poder para otras anclas negras, ahora no solo no estaba conectada con el poder de Kioto, sino que también ahora estaba infectada con poder de Aetherius, lo que la volvería inútil para cualquier plan de Bal. Además, gracias a que habían roto la puerta, este lugar ya no tendría valor para Bal.
“¡MALDICION!” gritó Ozzozachar al ver como no había podido detener a Edzard y a Zakir. “¡Malditos hijos de puta! ¡Ahora si los asesinare!”
Tras gritar, Ozzozachar comenzó a expulsar todo su poder y se lanzó contra Edzard.
“¡Primero te matare a ti, Dovahkiin!” gritó Ozzozachar y usando su velocidad superior, logró alcanzar al hijo de Akatosh.
Edzard vio como Ozzozachar intentaba empalarlo con una de sus garras, pero antes de que lo logre, el gritó.
“¡FEIM!”
El cuerpo de Edzard se volvió etéreo, permitiéndole así esquivar el ataque de Ozzozachar. Cuando el ataque del daedra falló, Edzard volvió a gritar.
“¡WULD! ¡NAH! ¡KEST!”
Gracias a este thu’um, el apareció al lado de Zakir y tomándolo del hombro, Edzard rápidamente usó una moneda similar a las que les había dado a los miembros de su grupo y escapó de allí con Zakir.
Cuando Ozzozachar vio como Edzard y Zakir desparecían en un vórtice purpura, lanzó un rugido lleno de rabia.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Capitulo 50 XD
Finalmente se revela la identidad de Zakir y lo vemos luchar junto al Dovahkiin para infringirle una derrota en cierto sentido a Bal. También vemos que los padres de Edzard han sido capturados para ver si es que es posible curarles. Además, vemos llegar al equipo de Vali para ayudar en esta invasión. Ahora, sobre la relación de Zakir con los padres de Edzard estoy seguro de que ya pueden darse cuenta de que se conocen, la razón de esto, bueno eso se revelara en el futuro XD.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 52
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 51
—Las alianzas más duraderas son aquellas que se firman con lazos sanguíneos —
El padre de Selene a ella antes de anunciar su compromiso con Marcoryan
La luna estaba en lo alto mientras los alrededores del palacio de la familia de Edzard estaban rodeados por varias carpas, las cuales servían de vivienda temporal para los Youkai que actualmente eran refugiados dentro de este reino de bolsillo. Si bien las carpas no eran gruesas, gracias a que este mundo estaba en una primavera perpetua, estas eran más que suficientes para mantener calientes a los que las usaban como hogar temporal.
Cuando los Youkai llegaron de Urakyoto, fueron recibidos por un paisaje que les sorprendió de sobremanera, pues nunca esperaron estar en una tierra tan hermosa y virgen. Al momento de llegar fueron recibidos por las sirvientas que atendían el castillo y por Tiamat, quien estaba junto con Le Fay, Rossweisse y Aika. Al ver a los Youkais llegar, Aika comenzó a darles órdenes a las sirvientas para comenzar a ordenar a los refugiados de manera rápida, para que de esa manera se pueda agilizar la entrada de los refugiados al reino.
Luego de varios minutos al fin todos los refugiados ya estaban en este reino y el portal fue cerrado. Muchos de los Youkai miraron con tristeza como el portal que los conectaba con la tierra donde vivieron por muchas generaciones se cerraba, lo que confirmaba que aquella dimensión estaba perdida.
Luego de que se cerrara el portal, Asia tomó el mando y comenzó a dar órdenes para que se comenzara el censo de los refugiados. Y mientras eso se estaba llevando a cabo, Edzard y Zakir aparecieron, sorprendiendo a todos los que los vieron.
Cuando llegaron donde estaba Yasaka, el hijo de Akatosh le dijo que Urakyoto había sido arrastrado a Puerto Gélido, pero que esa no sería una victoria de Molag Bal, ya que él y el Lilmothiit llenaron el lugar con poder Aedrico, el cual haría que Urakyoto no pueda ser usado por los daedras. Aquellas palabras fueron como una pequeña sutura para la tristeza que estaban sintiendo los youkais, ya que al menos ahora sabían que el poder que contenía esa dimensión no podría ser usada por los daedras.
Luego de todo aquello se comenzó a repartir carpas mágicas, las cuales eran como pequeñas casas por dentro, además, aparte de estas, también se entregaron provisiones de emergencia para todos los refugiados, ya que estos habían llegado a este reino con pocas posesiones, pues dejaron muchas cosas atrás para poder salir rápido. Mientras que a los refugiados Youkai se les dio carpas para que sirvan de hogares temporales, a Yasaka y a Kunou se les dio la opción de quedarse en el palacio, pero ambas decidieron declinar la invitación, pues dijeron que querían estar con su pueblo.
Fue esa respuesta la que hizo que ellas también estuvieran viviendo de manera temporal en una carpa, la cual era más grande que las otras. En el interior de dicha carpa había una sala con una mesa con varias sillas, lugar donde actualmente se estaba llevando a cabo una reunión de emergencia entre los representantes de los youkai y su líder.
“Yasaka-hime. ¿Qué es lo que se ha acordado en la reunión del pacto de Kuoh? ¿Cuándo podremos volver a Kioto?” preguntó un Youkai con apariencia de un kapa.
Yasaka soltó un suspiro y comenzó a contarles lo que ha sucedido.
Flashback
En el inframundo, más precisamente en el palacio de Lucifer se estaba llevando a cabo una reunión extraordinaria de los miembros del pacto de Kuoh. En esta reunión estaban presentes no solo los miembros fundadores, sino también todos los miembros que se han unido hasta ahora. Es decir que en esta sala estaban Sirzechs, Serafall, Azazel, Yasaka, Edzard y Odín.
“Entonces, damos inicio a esta sesión extraordinaria del pacto de Kuoh.” Dijo Azazel mientras miraba a todos los presentes.
Los presentes asintieron y Azazel le dio paso a Edzard, quien, levantándose de su silla, sacó un cubo y lo colocó en el medio de la mesa. Tras presionar una gema que se encontraba en el centro de dicho cubo, este comenzó a abrirse y a tomar la forma de una estrella de seis puntas. En cada una de estas puntas había una gema verde. Además, aparte de dichas gemas la gema que Edzard había presionado se deslizó y terminó en el centro de la estrella. De dicha gema surgieron seis rayos verdes de magia, los cuales impactaron en las otras gemas. Todos los rayos se unieron en uno solo y terminaron formando una gran pantalla en todo el centro de la mesa.
Tras eso, Edzard le dio paso a Serafall para que prosiguiera con la reunión.
“Bien. Iniciare la reunión diciendo que los Youkais de Kioto se han unido de manera formal al pacto de Kuoh.” Dijo Serafall en uno de aquellos extraños momentos en que era seria.
Pese a que las palabras de Serafall podrían haber causado alegría en los presentes, esta vez no fue el caso. Todos, desde Yasaka hasta Odín, tenían miradas ensombrecidas. Esto sucedía porque todos ya sabían lo que había pasado en Kioto, ya que Edzard, Azazel y Yasaka hicieron informes que fueron enviados a los lideres de los miembros del pacto.
“Chico, ¿Qué sucedió exactamente?” preguntó Odín de manera seria a Edzard.
“Kioto fue atacado dos veces en menos de una semana. Los primeros en atacar fueron los seguidores de Dagon, una secta o culto llamado «Amanecer Mítico».” Respondió Edzard mientras movía su mano y hacía que la pantalla mostrase a los sectarios con sus túnicas, mostrando también algunos objetos con el símbolo del Amanecer Mítico. “Como pueden ver son un grupo de fanáticos de Dagon que ganaron un lugar en la historia de Nirm al asesinar a la familia Septim, los gobernantes del imperio durante la tercera Era. Estos seguidores suelen ser magos de batalla o puramente magos, pero también suelen haber algunos guerreros. En el campo de batalla de Kioto me tope con Adalid de Dagon, el cual estaba en posesión de un artefacto daedrico. Sin embargo, para nuestra mala suerte, Dagon se llevó el artefacto cuando maté al adalid. El segundo ataque fue llevado a cabo por tropas de Molag Bal, quienes usaron un artefacto llamado «Ancla Negra» para llevarse todo «Urakyoto» a Puerto Gélido. El ataque no fue llevado a cabo por alguna secta, sino que fueron únicamente tropas daedras, los cuales iban desde rangos medios y unos pocos de rango alto.”
Las palabras de Edzard solo agudizaron el ambiente tenso que reinaba en la sala.
“Nirmnianos atacando tan pronto, un adalid con un artefacto daedrico y daedras de nivel medio a alto… parece que las invasiones daedricas han comenzado en serio esta vez.” Dijo Azazel, quien luego movió su mano y haciendo aparecer círculos mágicos, hizo que varias carpetas aparecieran frente a todos. “En estas hojas están los resultados que hemos obtenido al examinar el cadáver del Adalid que “generosamente” Edzard nos permitió analizar. Como pueden ver, los cuerpos de los Nirmnianos difieren anatómicamente mucho del de los humanos de la tierra. La principal diferencia es que sus tejidos musculares y óseos son más densos que el de los terrícolas, lo que hace sean naturalmente más fueres físicamente que ellos. Además, tengo la teoría de que es posible que incluso puedan tener una anatomía más fuerte que los de un demonio o cualquier otro ser sobrenatural regular. También, si usamos un poco de lógica podremos deducir que, si los simples mortales pueden alcanzar niveles de poder similares a demonios de clase alta solo con entrenamiento, bueno, los seres considerados como dioses por ellos están a un nivel completamente diferente.”
Las palabras de Azazel no calmaron las preocupaciones que casi todos los presentes tenían.
“¿Qué tan poderoso creen que son?” preguntó Odín mirando a Edzard. Sin embargo, no fue el hijo de Akatosh el que respondió, sino que fue Yasaka quien lo hizo.
“Muy poderosos… durante el segundo ataque a «Urakyoto» apareció uno de los hijos del príncipe daedrico Molag Bal, un ser llamado Ozzozachar. El… era muy fuerte… durante su batalla contra Edzard-dono, el barrio el suelo con él.”
Las palabras de Yasaka calaron como hielo en el cuerpo de los que no habían presenciado el ataque, mientras que Edzard apretaba los puños con frustración, ya que no le gustaba recordar como Ozzozachar le había superado en su batalla inicial.
“Mierda.” Fue lo único que pudo decir Odín al escuchar aquello. El líder del panteón nórdico era consciente del nivel de poder de Edzard, pues él había matado a un dios de su panteón, por lo que saber que habían barrido el suelo con él, bueno, eso le causó mucha preocupación y pánico. Sin embargo, al igual que todos los presentes, él no podía darse el lujo de mostrar miedo ahora.
“Que más noticias tienes, ¿Azazel?” preguntó Michael con preocupación, pues vio que el rostro de su hermano aún estaba tenso.
“Es sobre los Youkai de Kioto.” respondió Azazel, llamando la atención de Yasaka, quien le miró rápidamente. “Me temo que no podrán volver a Kioto.”
Las palabras de Azazel cayeron como un balde agua fría sobre Yasaka, quien solo se dejó caer sobre su silla. Su rostro mostraba que estaba en shock, pero cuando todos pensaban que ella no diría algo, ella habló. “¿Por qué no podemos volver?”
La pregunta de Yasaka fue hecho con un tono de voz que contenía tristeza, preocupación y desesperación.
“Cuando llegamos aquí luego de la evacuación envíe órdenes para que un grupo especializado viaje a Kioto a buscar a los Youkais que no habían estado en «Urakyoto» durante el ataque. Sin embargo, eso no fue lo único que les ordene hacer, ya que también les ordene que examinaran las «Lay Lines» que recorren la ciudad y lo que hemos encontrado es preocupante.”
Todos los que estaban allí miraron expectantes lo que estaba por decir Azazel.
“Me temo que las «Lay Lines» están contaminadas con un poder desconocido. Y no hay que ser un genio para saber que dicho poder desconocido es algo que tiene que ver con los daedras.”
Las palabras de Azazel dejaron pensativos a todos, bueno, a casi todos, ya que uno de ellos sabia la respuesta.
“Magia Caótica.” Dijo Edzard llamando la atención de todos.
“¿Qué quieres decir con eso, Edzard-kun?” preguntó Sirzechs.
“Los daedras, aparte de usar Magicka, también utilizan algo llamado «Magia Caótica», un tipo de magia diferente que no puede ser usado por los mortales. Incluso yo no puedo usarla, y eso que no soy un mortal.” Respondió Edzard mientras hacía que el dispositivo mostrase otras imágenes. “Las anclas negras son artefactos daedricos cuyo principal funcionamiento se logra a través de la «magia caótica». Cuando estábamos luchando en Urakyoto, Zakir mencionó que las anclas negras habían impactado de lleno en una fuente de poder que recorría toda aquella tierra. En un principio no sabía a qué se refería, pero ahora que mencionan esas «Lay Lines», entiendo que fueron aquellas las que fueron impactadas por el ancla negra. Así que, cuando sucedió la fusión metafísica, aquellas fuentes de poder fueran contaminadas por la «magia caótica».”
La respuesta de Edzard, hizo que Yasaka tuviera una duda.
“¿H-h-hay alguna manera de... de revertir aquello?” preguntó Yasaka con un poco de esperanza de que hubiera solución.
Edzard negó con la cabeza, ya que no conocía ningún método para aquello, bueno, eso era algo relativamente falso, pues pudo intuir que podría haber una salida, pero aquella era que esa fuente de poder se limpie con la contraparte del poder de la «Magia caótica», es decir, el poder de Aetherius. Si bien eso eliminaría la mancha de esa magia, aquel poder aun no podría ser usado por los Youkais, ya que sus cuerpos no resistirían el poder de Aetherius.
“Ya veo…” dijo Yasaka mientras se dejaba caer sobre su silla.
“Esto abre un nuevo problema.” Dijo Serafall llamando la atención de todos. “¿Dónde se quedarán ahora los Youkai?”
Aquella pregunta podría haber confundido a Yasaka en cualquier otro momento, pero tras escuchar lo que le había pasado a las «Lay Lines» eso indicaba que su pueblo no podría volver a crear una nueva dimensión para vivir en Kioto, pues para que esa dimensión se mantenga era necesario que las «Lay Lines» envíen constantemente poder a la dimensión. Sin embargo, gracias a la «Magia caótica» eso no sería posible.
Al entender aquello, el semblante de la líder de los Youkais de Kioto comenzó a mostrar absoluta tristeza.
“Tal vez puedan unirse a los Youkai de Kanto.” Opinó Odín.
Yasaka miró al líder nórdico y negó con la cabeza. “Me temo que eso sería muy difícil. Nuestra cultura y forma de vida es un poco diferente a la de los Youkai que siguen a Nurarihyon-dono.”
“Esto complica las cosas bastante.” Dijo Sirzechs para luego soltar un suspiro.
“Yo no tengo problemas de que se queden en mi reino.” Dijo Edzard llamando la atención de todos.
“¿Estás seguro, Ed-chan?” preguntó Azazel mirando a Edzard.
“Si, no le veo nada de malo. Mi reino literalmente está vacío y los únicos que vivimos allí somos los que estamos en el palacio.”
“Esa es una buena idea. Aunque, si quieren también podrían quedarse en el Inframundo.” Dijo Sirzechs.
Aquellas respuestas hicieron que a la líder de Kioto mirara a ambos y se sintiera conmovida por la forma en que ambos estaban dispuestos a darle refugio a su pueblo. Sabiendo que esta decisión tan importante no podía tomarla sola, ella decidió hablarlo con sus concejales.
“Y-yo lo discutiré con mis compatriotas y les transmitiré mi decisión.”
Fin Flashback
“Y eso fue lo que se dijo.” Dijo Yasaka terminando de contar una parte de la reunión, pues el resto se trató sobre la captura de los padres de Edzard. No cabe mencionar que eso era un secreto que solo los lideres de las facciones conocían.
“Así que, no podemos volver a Kioto.” dijo un Oni. Los Oni eran seres humanoides de gran tamaño cuando eran adultos, pero muy pequeños cuando eran niños. Su principal característica era sus cuernos y el color de su piel, pues suelen ser de color rojo o azul.
“No… me temo que no podremos volver. Ya que si intentara volver a conectarme con las «Ley Lines» mi cuerpo y mente se verían corrompidos por el poder de la «Magia Caótica». Además, dicho poder impediría que creáramos otra dimensión para vivir en Kioto.”
Los Youkais asintieron con tristeza, pero aun así se mantuvieron en orden. Por mucho que les doliese, ya habían pasado algunos días y por ende la ira que tenían hacia los daedras por quitarles su hogar había dejado de ser una ira tan explosiva como un volcán para convertirse en una ira fría como la Antártida.
“Entonces, ¿Qué lugar escogemos? ¿Este mundo o el Inframundo?” preguntó Yasaka mirando a los youkais que estaban en la reunión.
Los youkais presentes comenzaron a dar pros y contras para ambas opciones. La principal oposición para quedarse en el reino de Edzard era, más que todo, que era un mundo remoto, el cual no tenía muchas infraestructuras modernas, mientras que el problema con el reino de los demonios es que allí estarían a merced de demonios sin escrúpulos que podrían intentar forzar a muchos youkai a que se conviertan en miembros de sus noblezas. Las conversaciones duraron unos minutos donde las cosas comenzaron a calentarse un poco, pero por fortuna no llegaron a los golpes. Al final Yasaka decidió intervenir y pidiendo una votación, se decidió el resultado.
“Entonces, nos quedaremos aquí, en el reino de Edzard-dono.” Dijo Yasaka tras haber terminado el conteo de los votos. Una sonrisa apareció en su rostro, pues si le dabas a elegir, ella prefería este lugar. El aire aquí era puro y se notaba que había mucho lugar para expandirse, y todas estas palabras no tenían nada que ver con el cariño que le estaba comenzando a tomar a Edzard.
“Yasaka-Hime.” Llamó un Kamaitachi, un youkai humanoide con rasgos de Huron.
“Si. ¿Qué sucede?”
“¿Podría dejarnos a nosotros la redacción de las peticiones para poder vivir cómodamente aquí?”
La líder de los Youkai de Kioto levantó una ceja con curiosidad por aquello, pero cuando vio que todos comenzaban a asentir, decidió aceptar.
‘¿Qué es lo más loco que podrían pedir?’ pensó Yasaka mientras comenzaba a ver como comenzaban a debatir que pedir.
Mientras los Youkais mantenían su reunión, en el palacio se encontraba Edzard sentado mientras miraba a Marie caminar con la ayuda de Asia. La pequeña niña necesitaba la ayuda de uno de sus progenitores para caminar debido a que sus ojos estaban vendados.
La hija de Edzard tenía los ojos vendados como forma de ayuda hasta que ella pueda controlar bien sus recién despertados poderes. Al ver como su pequeña hija casi se caía tras haber tropezado con sus pies, la mente de Edzard comenzó a recordar cómo es que se enteró de que su hija había despertado sus poderes.
Flashback
Edzard había llegado recientemente desde la dimensión de Urakyoto y ya se encontraba volando hacia donde estaba su hija descansando. La situación parecía algo grave, pues no habían pasado ni tres segundos desde que terminó de hablar con Yasaka cuando una de las ex sirvientas de Diodora llegó y le dijo que su hija había despertado recién y estaba que se comportaba un poco extraño. No necesitó ninguna palabra más para comenzar a volar hacia la habitación de su hija. Mientras volaba, él no se dio cuenta de que Zakir lo seguia de cerca.
Cuando llegó a la habitación de su hija, pudo ver que ella no estaba sola, pues allí obviamente estaban Asia y el resto de las chicas, pero para la sorpresa de Edzard también Kunou estaba allí.
“¿Qué ha pasado?” preguntó Edzard entrando por la ventana, llamado así la atención de todos los que estaban dentro de la habitación.
“¡Ed!” gritó Asia con un tono de voz que contenía desesperación. “Ed. Algo le pasa a Marie. Esta que reacciona de manera extraña.”
Edzard miró a su esposa y asintiendo, se acercó a su pequeña hija. Al acercarse, notó primero que su pequeña estaba herida. Al ver eso, una insana furia primitiva comenzó a inflarse en su pecho. Quien o lo que sea que se atrevió a golpear a su hija debería comenzar a orar a la deidad que siguiese, porque el enviaría su alma como regalo a los amos ideales. Afortunadamente para los presentes, él pudo contener su ira, de lo contrario toda la sala estaría siendo abrumada por su aura. Cuando logró calmarse, lo segundo que notó, fue que ella tenía los ojos apagados y parecía estar en una especie de shock o coma, pese a que ella estaba despierta.
“¿Qué pasó?” preguntó Edzard agachándose y tomando suavemente el rostro de su hija, la cual estaba acostada en su cama, comenzó a examinarla detenidamente. Al ver que nadie le respondió, dejó de hacer examinar a Marie y giró el rostro, mirando a los presentes.
Aquellos que vieron el rostro de Edzard se incomodaron bastante, pues el rostro de Edzard estaba tan frio como la Antártida. Para sorpresa de muchos, fue Kunou quien dio un paso al frente y comenzó a hablar. La pequeña kitsune comenzó a narrar todo lo que había sucedido cuando ella y Marie fueron atacadas por el concejal de su madre. Con cada palabra que ella contaba, Edzard iba dándose una idea de lo que había sucedido. Había entendido que el concejal de Yasaka parecía que era un cadáver andante cuando las atacó.
‘Parece que ese concejal se convirtió en un «Soul Shriven». Pero… ¿Cómo sucedió eso?’ pensó Edzard con preocupación, ya que eso indicaba que posiblemente hubiese infiltrados en las facciones. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó la voz de Kunou.
“Edzard-sama… ¿M-M-M-Ma-chan… (Sniff) e-e-esta… grave…(sniff)?” preguntó Kunou entre lágrimas, pues había comenzado a llorar a mitad de su explicación.
Edzard miró a la hija de Yasaka y luego miró a su esposa, quien aparte de él era la otra persona con mayor preocupación en su rostro en toda la habitación. Soltando un suspiro, decidió dejar lo del concejal para más tarde.
“Ya veo… así que eso ha pasado…” dijo Edzard con voz cansada mientras llevaba su mano izquierda hacia su bolsa. Metiendo la mano allí, sacó dos objetos. Uno de los objetos era una poción de color blanca, mientras que el otro era una pequeña venda de lino blanca.
“Asia, véndale los ojos, por favor.” Dijo Edzard mientras le extendió a Asia una mano, la cual tenía la venda.
Asia miró a su esposo con confusión, pero asintiendo lentamente, tomó la venda y caminó hacia su hija. Posicionándose detrás ella, Asia le cerró ambos ojos a Marie para luego comenzar a atarle cuidadosamente la venda alrededor de sus ojos. Cuando ella terminó, Edzard se acercó a Marie y le acercó la poción a la boca.
“Marie, querida bebe esto.” dijo Edzard mientras hacía que la pequeña dragona comenzara a beber el contenido del vial.
El rostro de la pequeña hizo una mueca al probar el sabor del contenido del vial, pues la poción sabia muy mal. El sabor parecía casi una mezcla de hierbas amargas con especias picantes a la vez que era muy salada.
“No lo escupas, Marie. Termínalo todo.” Dijo Edzard, quien luego levantó suavemente el vial para que Marie terminase de beber la poción de un solo trago.
La hija de Edzard obedeció a su padre y terminó de beber la poción, aunque no le gustaba para nada el sabor de esta. Al momento en que lo hizo, Marie comenzó a cabecear, por lo que Edzard recostó suavemente en su cama.
“Se acaba de quedar dormida, así que vamos a otra sala a hablar. Allí les diré todo lo que ha pasado.” Dijo Edzard al ver que llegaba Zakir.
El Lilmothiit miró a Marie y frunciendo el ceño, soltó un suspiro. “Ya veo…”
Tras aquello, todos dejaron aquella habitación, la cual resultó ser la habitación de Marie.
Una vez en el pasillo, se encontraron con Yasaka, quien había sido guiada allí por una sirvienta. Tras aquel encuentro, todos juntos caminaron por los pasillos unos minutos hasta que finalmente llegaron a un salón donde podrían hablar tranquilamente. Dicha sala era una habitación ricamente decorada con varios cuadros y muebles de buena calidad. En aquella sala se sentaron Edzard, sus amantes, las miembros de su grupo, Zakir, Yasaka y Kunou. Los miembros del ORC y el Consejo estudiantil habían regresado a Kuoh luego de ser teletransportados al reino de Edzard. Ellos planeaban usar la excusa de que tuvieron que adelantar su viaje por problemas personales, lo que les permitiría “dejar” Kioto antes que el resto de los alumnos.
La habitación se mantuvo en silencio, el cual fue roto por Yasaka, quien luego de levantarse, se arrodilló ante Edzard e hizo un dogeza.
“Lo lamento mucho, Edzard-dono. Es culpa de un concejal mío de que tu hija esté en ese estado.” dijo Yasaka mientras mantenía su cabeza pegada al suelo.
Al ver a la líder de los Youkai de Kioto en esa posición, Edzard se sintió incomodo, no solo por ver a una líder de facción arrodillarse así, sino porque al hacer el dogeza, el hakama rojo que vestía la kitsune se estiraba y se pegaba a su trasero, resaltando la forma de este, además, de permitir que el viese bastante de su escote. Normalmente él podría controlarse bastante mejor que esto, pero ahora mismo estaba con la sangre caliente por la batalla, lo que hacía que sus defensas contra la tentación de la carne sean bajas.
“L-levántate, Yasaka. No hay nada que lamentar.” Dijo Edzard desviando la mirada, cosa que asombró a todos, pues nadie se esperaba eso. “De hecho, si alguien tiene que disculparse, soy yo. Mi falta de rápida reacción terminó condenando el hogar de tu pueblo.”
Tras aquello, Edzard se levantó y arrodillándose, le extendió una mano a Yasaka. La kitsune miró a la mano y extendiendo la suya propia, acepto la ayuda. Cuando tomó la mano de Edzard, la mente de Yasaka se quedó en blanco por un segundo, mostrándole una especie de visión muy rara para ella, pues en esta se podía ver a sí misma sentada en la cama de un hospital, vistiendo un yukata blanco mientras sostenía un pequeño bulto entre sus brazos.
La visión desapareció cuando ella se vio a sí misma acercarse y darle un beso al pequeño bulto. Cuando volvió en sí, pudo ver que Edzard la estaba mirando raro.
‘¿Qué fue eso? ¿Acaso me vi a mí misma teniendo otro hijo?’ se preguntó Yasaka mientras trataba de comprender que había visto, pero al final decidió dejar de pensar en ello, pues sentía que eso no podía pasar, ya que no tenía ninguna pareja actualmente.
“¿Sucede algo, Yasaka?” preguntó Edzard con preocupación, llamando así la atención de la kitsune.
La pregunta de Edzard hizo que ella recordase que estaba en su Palacio, por lo que, tratando de mantener sus emociones, ella simplemente negó y apretó ligeramente la mano de Edzard para levantarse. Sin embargo, cuando ella apretó el agarre, se percató de algo y es que el pulso de Edzard estaba un poco acelerado. Al notar aquello, la Kitsune parpadeó un segundo y luego puso una sonrisa. Notando que el mismo joven que parecía que no se incomodaba al verla desnuda ahora mismo estaba incomodo por tomarla de la mano, le hizo mucha gracia, por lo que decidió molestarlo un poco. Así que, sin pensarlo mucho, terminó llevando sus brazos al frente y los puso bajo su generoso pecho, haciendo que estos parezcan más grandes de lo normal.
“Gracias, Edzard-dono.” Dijo Yasaka con una sonrisa coqueta, ganándose un gruñido de algunas personas. Dicho gruñido provino de las amantes de Edzard, cuyas miradas podrían haber hecho que Yasaka se convierta en cenizas. Tras aquello, Edzard y Yasaka regresaron a sus respectivos asientos.
Cuando Edzard se sentó, su espalda baja fue pellizcada por Asia, quien tenía un puchero en la cara.
“Entonces, Ed.” Dijo Ingvild con una sonrisa incomoda al ver aquella escena, pues le generaba un poco de celos. “¿Qué tiene la pequeña Marie?”
La forma en que la medio-demonio hizo la pregunta demostraba que ella estaba muy preocupada por la hija de su amigo/interés amoroso.
“Aparte de las heridas que han dejado el golpe y su derrape por el piso en el palacio de Yasaka, su estado actual es la consecuencia del despertar de sus híper-reflejos.” Respondió Edzard, llamando la atención de los presentes y causando una gran conmoción.
“¡¿E-estás seguro, Ed?!” gritó Mittelt con asombro mientras miraba a Edzard, ya que no esperaba que la pequeña Marie despertase sus poderes tan pronto.
“Si, estoy seguro. El estado por el que está pasando Marie es una consecuencia directa de que ha despertado ese poder.” Dijo Edzard con un poco de preocupación mientras juntaba sus manos y las apretaba suavemente. Esto lo hacía porque él sabía lo que venía, pues dominar ese poder era algo complicado.
La respuesta de Edzard hizo que Asia, quien había tenido el corazón en su garganta desde que vio el estado de su hija, se tranquilizara, ya que ahora sabía que la vida de su hija no estaba en peligro. Y es que ella se preocupó cuando su pequeña hija despertó y comenzó a moverse de manera extraña, pues sus pasos eran completamente descoordinados, además, sus ojos pasaban entre estar llenos de vida a estar apagados. Todo aquello, sumado a las heridas que su hija había obtenido, bueno, ella casi entra en pánico por completo.
“¿Cómo el despertar ese poder te deja en ese estado?” preguntó Azazel, quien recién ingresaba a la sala, pues antes había tenido que enviar unos mensajes para pedir provisiones para los youkais. Afortunadamente, cuando estuvo por llegar a la sala, logró escuchar la respuesta de Edzard.
“Los poderes de los héroes son muy especiales por que rompen la normalidad de los cuerpos mortales.” Respondió Edzard, viendo como Azazel se sentaba. “Puede que parezcan ser grandes dones, pero en realidad son armas de doble filo.”
Azazel, Yasaka y todos los que escuchaban solo miraron con confusión a Edzard, pues no podían entender por qué unas habilidades que parecían ser geniales podrían ser armas de doble filo.
“No entiendo… ¿Cómo pueden ser armas de doble filo unas habilidades tan geniales?” preguntó Kunou mientras parpadeaba de confusión.
“Las habilidades de los héroes son armas de doble filo porque afectan tanto de manera positiva como negativa a sus portadores.” Respondió Zakir.
Los presentes miraron Zakir y lo miraron con una mezcla entre confusión y desconfianza. Si bien muchos estaban agradecidos por la ayuda que él les había brindado durante el asunto de Kioto, fue el hecho de no saber nada de él lo que les causaba un poco de preocupación.
“Esto… sé que nos vimos durante el ataque de los daedras en Kioto…. pero… ¿Quién es usted?” preguntó Yasaka mirando al zorro bípedo.
“Él se llama Zakir y es un Lilmothiit.” Respondió Edzard.
La respuesta de Edzard hizo los ojos de Asia se abrieran a mas no poder.
“U-u-u-un Lilmothiit…” susurró Asia en estado de shock completo.
“Asia, Ed… ¿Qué es un Lilmothiit?” preguntó Azazel cambiando su mirada entre Edzard y Asia.
“Un Lilmothiit es una de las tantas razas de Nirm. Para ser más precisos, es una raza de seres mortales que caen en el grupo de los hombres bestia.” Dijo Edzard quien tuvo que esquivar un cuchillo que iba directo a su cabeza. Dicho cuchillo había sido lanzado por Zakir, el cual tena el ceño fruncido por como lo llamó Edzard. Al ver a su viejo conocido tan molesto, Edzard solo sonrió de ironía. “No te enojes por ser llamado hombre bestia. Los eruditos los han clasificado así durante generaciones, solo estoy repitiendo lo que he aprendido.”
Zakir gruñó con molestia, pero no hizo nada más. Al ver esto, Edzard lo tomó como una señal para continuar y así comenzó a contarle sobre los Lilmothiit. Cuando terminó su relato, todos miraban al Lilmothiit como si de un fósil o si de un artículo que debía ser preservado en un museo se tratase.
“Quiten esas malditas miradas antes de que les arranque los putos ojos.” gruñó Zakir con molestia.
“P-p-pero…” Tartamudeó Kunou con un poco de miedo al ver al zorro gruñir.
Zakir miró a Kunou y soltando un suspiro miró a Edzard y habló. “Vale, mocoso. Yo me presento desde ahora.”
Edzard miró a Zakir y asintió, para luego tomar a Asia y sentarla en su regazo, causando que la exmonja se sonrojara bastante.
Zakir miró a los presentes y decidió presentarse como se debía.
“Un gusto en conocerlos como se debe, líder los Grigory y líder de los Youkai de Kioto. Me llamo Zakir y soy un Lilmothiit, pero aparte de eso también soy un Héroe de los Pergaminos Antiguos.” Dijo Zakir soltando la última de las bombas más grande en este loco dia.
La revelación de Zakir hizo que Azazel sudase frio al momento de escuchar aquello.
‘Por las tetas de Gabriel y Penemue… Ha aparecido otro héroe en este mundo…’ Pensó Azazel mientras su mente intentaba pensar en una manera de poner a Zakir de su lado.
“Deja de pensar en tratar de idear un loco plan para convencerme para que te ayude a romperle el culo a todos los enviados de Molag Bal a este mundo.”
“¿C-c-c-cómo?” preguntó Azazel con sorpresa al ver que Zakir había adivinado lo que pensaba.
“La cara que pusiste se parece mucho a la de varios sujetos que conocí hace años. Ellos tenían esa misma mirada cuando pensaban en hacerme formar parte de sus grupos para que les ayude en la batalla.”
Azazel se quedó sin palabras y solo asintió. Sin embargo, fue en ese momento en que recordó algo importante. Por lo que volvió a hablar. “Zakir-san… mencionaste que eres un héroe, ¿verdad?”
“Así es. Soy «El Vestigio».” Respondió Zakir con un tono de voz con condescendencia.
‘¿Vestigio?’ Se preguntaron casi todos en la habitación.
“Un vestigio es un mortal cuya alma, ha sido arrancada de su cuerpo, siendo suplantada por un vestigio daedrico o también llamado alma daedrica.” Dijo Edzard, respondiendo así la pregunta que todos, salvo el y Asia, tenían en ese momento. “Lo que lo hace diferente es que él es un vestigio que recuperó su vínculo con Aetherius, convirtiéndolo así en el héroe profetizado conocido como «El Vestigio».”
Tras aquellas palabras, Edzard solo puso una sonrisa antes de seguir hablando. “Si creían que Aryne era vieja, este sujeto es un maldito fósil andante. Eso lo digo porque él ha estado vivo desde antes de la guerra de los tres estandartes. Dicha guerra inicio en el quinientos ochenta de la Segunda Era y al momento de su finalización, el conflicto ya había durado más de diez años. Así que... saquemos cuentas. La segunda era duró ochocientos noventa y seis años, por lo que estuvo vivo por unos trescientos dieciséis años de la segunda era. La tercera era duró cuatrocientos treinta y tres años. Finalmente, la cuarta era duró doscientos tres años, lo que hace que nos confirma que él ha vivido más de novecientos cincuenta y dos años.”
Las palabras de Edzard dejaron a todos en shock por unos segundos, en especial a Azazel quien no sabía cómo abordar eso. La poca información que tenía el líder de los Caídos sobre los mortales de Nirm indicaban que ninguno había llegado a vivir tanto tiempo.
Cuando todos dejaron de estar tan sorprendidos, comenzaron a preguntarle algunas cosas a Zakir a la vez que comenzaban a hacer un alboroto. Al final, fue gracias a Azazel que la cosa se calmó un poco y pudieron volver a la verdadera pregunta. Cuando lo hicieron, tanto Edzard como Zakir comenzaron a contar como es que las habilidades que habían obtenido habían sido armas de doble filo, con Edzard diciendo que la cantidad de magia que poseía había estado destruyendo su cuerpo lentamente. Y así llegaron a la verdadera pregunta.
“Entonces… ¿Qué peligros tiene la habilidad de los hiper reflejos?” preguntó Asia con temor mientras miraba a Edzard.
Edzard suspiro, pero antes de que hablara, fue Zakir quien lo hizo.
“La habilidad de por si pone un gran estrés en el sistema nervioso del usuario. Pero también hace que estos pierdan el sentido de la realidad, pues comienzan a ver todo en cámara lenta o a verlo a velocidad normal sin poder controlarlo. Esto ha hecho que muchos de sus usuarios caigan en la locura. De hecho, Caius tuvo muchos descendientes, pero estos no vivían más de tres años luego de despertar la habilidad. Sin embargo, aquello cambio cuando nació el bisabuelo de Edzard. La madre de este hombre fue la descendiente del rey Jorunn y era una gran maga. Ella estuvo presente cuando su hijo despertó ese poder y logró encontrar una forma de que él pueda controlar esa habilidad. La forma en que se controla fue pasada de padre a hijo desde entonces, permitiendo que los descendientes de Caius puedan vivir mucho tiempo.”
‘Aunque esa forma no es la única. Hay algunas formas para controlarlo de manera temporal, pero el precio a pagar es… alto.’ Pensó Edzard mientras su mente amenazaba con hacerle recordar algo de su pasado. Afortunadamente, su esposa hizo una pregunta, la cual hizo que su mente se mantuviese en la actualidad.
“Entonces, ¿Marie estará bien?” preguntó Asia con un poco de preocupación, pues las palabras de Zakir habían reavivado sus preocupaciones.
“Ella estará bien. Edzard hizo lo mismo que ella escribió en su libro.”
Fin Flashback
Los recuerdos de Edzard terminaron cuando sintió que algo impactaba en sus piernas. Mirando en esa dirección, vio a Marie allí, sonriéndole como si nada pasara.
“¿Cómo vas, Marie?” preguntó Edzard mientras cargaba a su hija y la sentaba en su regazo.
“Bien, pero quiero saber cuándo me quitan estas cosas.” respondió Marie mientras señalaba la venda en sus ojos.
“Pronto. Si tienes suerte será dentro de dos o tres semanas.” Respondió Edzard mientras le frotaba el cabello a su hija.
“Pero eso hará que pase mi cumpleaños con los ojos vendados.” Dijo Marie con tristeza en su voz.
“Puede que así sea, pero es necesario que tengas los ojos vendados hasta que tu cuerpo se acostumbre a ellos. Además, si sigues tomando la poción, eso podría acelerar las cosas y puede que logres estar bien antes de tu cumpleaños.”
Las palabras de Edzard le sacaron una sonrisa a Marie, quien luego volvió a hacer otra pregunta. “Papá, ¿Cuándo despertara Lint-san?”
Edzard miró a su hija y frotándole la cabeza, respondió. “Ella debería de despertar entre mañana y pasado mañana, a más tardar.”
La pequeña preguntaba aquello porque Lint se encontraba descansando en la enfermería del palacio gracias a que él le había dado el mismo poder que les entregaba a todas sus amantes. Sin embargo, a diferencia de ellas, a Lint se le entregó de otra manera, pues la forma normal como el solía entregar ese poder solía ser por verter su sangre directamente en el sistema de la persona que lo recibiría cuando él estaba en estado de excitación mientras copulaban. Lamentablemente, al ser Lint un ángel reencarnado, ellos no podían copular como dos personas normales, pues había un alto riesgo de que ella terminase cayendo y se convirtiera en un ángel caído.
Fue aquella preocupación la que hizo que Edzard se preocupase por darle ese poder a Lint. Si bien era cierto que él podría haberlo hecho sin más y que Lint de seguro le perdonaría si la convertía en un ángel caído, él sabía que ella estaba feliz de ser un ángel al igual que Irina. Por lo que, era por el afecto que le tenía que no quería quitarle eso, pero tampoco quería que ella se sintiera menos por no recibir el mismo poder que el resto de las chicas.
Aquello lo había estado torturando varios días, pero afortunadamente, recibió un poco de ayuda por parte de Zakir, quien aún estaba en el palacio junto a los miembros del equipo de Vali.
Flashback
El cielo nocturno mostraba miles de estrellas y una hermosa aurora boreal que se intercalaba entre verde y rojo. Sentado en la misma roca donde se había puesto a beber la última vez que los muertos que lo atormentaban en sueños se habían vuelto más audaces, Edzard se volvía a encontrar meditando. Sin embargo, a diferencia de aquella vez, en esta ocasión, sus preocupaciones y dudas iban por otro camino. Que camino era ese, bueno, es que ya llevaba unos pocos días de haber comenzado su relación con Lint.
Si bien ahora mismo ella compartía la gran cama donde dormían todos en la habitación principal, él podía notar que ella no se sentía del todo cómoda. Así que, decidiendo saber que le pasaba, conversó con ella. La respuesta que obtuvo fue un poco esclarecedora, en especial por que entendió que ella quería o mejor dicho estaba que intentaba forzarse a dar el siguiente paso en su relación, es decir, ella ya quería que tuvieran sexo. Sin embargo, él no estaba seguro de si era el momento, pero también comprendía porque ella estaba deseando dar aquel paso.
La primera vez que ambos copulen no solo marcaria un paso más en su relación, sino que también marcaba el momento en que ella recibiría ese aumento de poder que todas sus amantes habían recibido. Pero el problema con Lint fue su condición de ángel. Él no quería que ella pierda eso, por mucho que ella le dijese que no importaba, él podía ver que ella se sentía un poco triste al mencionarlo. Por esa razón había estado evitando dar ese paso con ella, pese a que había habido momentos en que pudieron darlo.
“Parece que algo te tiene meditativo, mocoso.” Dijo Zakir acercándose a Edzard.
Edzard frunció el ceño ligeramente al escuchar a Zakir llegar, pues había estado tan concentrado en sus problemas que no se percató de que él se acercaba.
“No es nada importante.”
“No lo creo. Tienes el mismo rostro que tu padre tenía cuando este estaba por declararle su amor a tu madre.”
Edzard se quedó quieto sin saber que decir al escuchar aquello, pero luego una sonrisa apareció en su rostro. Su padre casi nunca fue un romántico, mejor dicho, si era romántico con su madre, pero según lo que Decius y Darryn le habían contado, su padre había necesitado la ayuda de más de diez botellas de aguamiel para poder decirle a su madre que la amaba.
“Supongo que tengo un problema amoroso.” Dijo Edzard mirando el lago que tenía al frente.
“Cuando no. Parece que tu familia tiene problemas con las mujeres. Aunque, tú lo llevas a otro nivel, ya que no tienes una o dos mujeres, sino que tienes cinco amantes.” Dijo Zakir con diversión en su voz para luego pensar algo más. ‘Puede que sean seis si incluimos a Le Fay.’
“¿Y bien cual es problema esta vez?”
“El problema es con Lint.” Respondió Edzard para comenzar a explicarle lo que pasaba con la exorcista reencarnada en ángel.
“Ya veo. Eso es un problema.” Dijo Zakir mirando al cielo mientras soltaba un suspiro. “Pero no es uno que no tenga solución alguna.”
“¿Qué quieres decir?”
“La forma en que entregas tu poder necesitar que estes en un estado excitación fuerte, pero eso no quiere decir que necesariamente tengas que copular con la chica, al menos no por ahora. Puedes obtener el estado necesario para aquello bebiendo algo que provenga del reino de Sanguine.”
“E-esa es una buena idea…” Dijo Edzard mirando a Zakir con asombro, pues se dio cuenta de que él tenía razón. El simplemente podía obtener ese estado bebiendo algo del vino que hizo que el tuviera sexo con Aika, Valerie, Mittelt y Asia hace unos meses atrás.
Fin Flashback
Y así fue como la noche siguiente, él se terminó de beber lo que quedaba de aquella botella, que para su buena fortuna solo fue medio vaso. Tras aquello, él logró darle aquel poder a Lint, quien obviamente cayó en coma tras eso. Una vez que dejó a Lint en la enfermería, el perdió el control de sí mismo y terminó por tener una sesión super intensa de sexo con Asia, Mittelt, Aika y Valerie. Aquella noche la habitación se llenó de los gritos de placer de las chicas mientras Edzard tenía sexo varias veces con cada una, llenándolas de su semilla en más de una ocasión.
‘Y ha pasado el tiempo suficiente y ya es hora de que ella despierte.’ Pensó Edzard mientras cargaba a Marie en brazos y comenzó a caminar hacia donde estaba Asia. Cuando estuvo al lado de su esposa, le dijo para salir a caminar al jardín, para que pudiesen pasar unas horas de tranquilidad solo los tres.
Los ojos de Lint comenzaron a moverse cuando sintió que la luz del sol entraba por la ventana. Levantándose lentamente, comenzó a mirar el lugar y vio que ya no estaba en la habitación que había comenzado a compartir con Edzard y el resto de las chicas.
‘¿Qué hago aquí?’ pensó Lint con confusión, pero un segundo después recordó lo que había sucedido. ‘Ya recuerdo. Ed me dio el mismo poder que el resto de las chicas.’
Tras pensar aquello, Lint se llevó la mano al cuello y se tocó el lugar donde debía de haber recibido la mordida de su novio.
‘¿Habrá funcionado?’ se preguntó Lint mientras se levantaba de la cama.
Cuando se levantó, la sabana que la cubría se cayó, mostrando que estaba desnuda, pues durante el tiempo que había estado dormida, Asia se había encargado de lavar con una esponja su cuerpo. Si bien las otras chicas podían hacerlo, Asia no sabía si Lint se sentiría cómoda dejando que Aika tocara su cuerpo desnudo. Comenzando a caminar hacia el baño de la habitación, ella ingresó y se miró en el espejo.
Lo primero que vio fue que había crecido un poco, tal vez unos cinco o seis centímetros. Lo segundo que notó fue que su cuerpo había madurado en cierto sentido. Ella no había sido una chica con los pechos grandes, de hecho, los de ella eran un poco pequeños en comparación con varias de las chicas que conocía, pero ahora eran más grandes, tal vez llegando a unos ochenta y tantos centímetros. El resto de su cuerpo también había cambiado, en especial sus caderas, la cuales también parecieron haber crecido un poco más.
‘Parece que si ha funcionado.’ Pensó Lint con alegría mientras se preparaba para la prueba de fuego. La verdadera prueba era ve si de verdad había logrado obtener más poder. Era cierto que Mittelt había obtenido un juego de alas más, pero a diferencia de ella, Mittelt era un ángel caído puro, no uno reencarnado. Así que, tomando pequeñas respiraciones, Lint desplego sus alas. Al ver lo que le devolvía el espejo, ella se asombró, ya que había obtenido un par más de alas, llegando al fin a tener cuatro pares.
Al ver su nueva cantidad de alas, Lint dio un grito de emoción muy fuerte. Dicho grito hizo que todas las chicas y Edzard subieran hasta su habitación. Por lo que, al escuchar que llegaban, ella tomó una bata de baño y luego de ponérsela, salió del baño.
“Lint, ¿Qué sucedió? ¿Por qué gritaste?” preguntó Edzard con preocupación en su rostro.
Lint no respondió verbalmente, sino que se dirigió hacia donde estaba Edzard y sin pensarlo dos veces le dio un fuerte beso en los labios. Cuando se separaron, ella solo le sonrió.
“¿Por qué fue eso?” preguntó Edzard con una sonrisa.
“Por nada. Solo quise besarte.” Respondió Lint con una sonrisa.
Edzard solo negó con la cabeza, divertido por la acción de Lint.
Tras aquello, Lint fue abordada por sus amigas, las cuales comenzaron a contarle las cosas que habían transcurrido durante el tiempo que había estado dormida. Cuando terminaron de contarle todo lo ocurrido, Edzard le dijo que lo siguiese, pues quería mostrarle algo. Lint accedió y les preguntó a las chicas si ellas también iban a ir, pero ellas le respondieron que no lo harían.
Aquello hizo que Lint sintiera curiosidad, pero aun así siguió a Edzard. Cuando salieron del palacio, comenzaron a dirigirse a una de las colinas que había por los alrededores del castillo. Cuando pasaron dicha colina, siguieron caminando hasta llegar a una cueva.
“Ed. ¿Qué es este lugar?” preguntó Lint viendo como Edzard comenzaba a ingresar.
“Un regalo.” Respondió Edzard de manera misterios mientras creaba una bola de «luz de mago» para iluminar el camino.
Las palabras de Edzard solo hicieron que la curiosidad de Lint aumentara, por lo que ella decidió seguirlo.
Ambos caminaron por un túnel unos minutos hasta que llegaron a una especie de sala, al cual tenía una especie de construcción en la que Edzard comenzó un fuego, el cual se extendió por toda la cueva por un sistema de canales. Esto hizo que el lugar se iluminara por completo, permitiendo ver una especie de monolito en la parte más lejana de la cueva.
Caminando hacia ese lugar, Lint vio que aquel monolito no era natural, sino que había sido hecho por la mano de una persona. El monolito estaba hecho de piedra blanca y medía más de dos metros. Estaba decorado por varios patrones de triángulos, los cuales estaban esculpidos directamente en la piedra. Estos triángulos estaban por todo el contorno, pero se podía ver que no habían sido hechos por un cantero, ya que había lugares donde los patrones del grabado no eran del todo simétricos.
En medio de todo el monolito había unas palabras grabadas. Viendo más detenidamente, leyó dos inscripciones en dicho monolito y al hacerlo, sus ojos comenzaron a lagrimear, pues en dicho monolito estaba escrito:
«Levantado en memoria de Freed Sellzen, un exorcista que perdió el camino y que solo la muerte le brindo la paz. Que tu alma pueda encontrar el perdón y el descanso en la otra vida»
«Aquí yace Siegfried, un exorcista que perdió su camino, pero que vivió y murió como un guerrero. Que tu alma encuentre el descanso en la otra vida»
“Hice esto para que tuvieras un lugar donde presentar tus respetos a ambos.” Dijo Edzard mientras se acercaba a Lint y le daba un abrazo.
“G-g-gracias, Ed.” Susurró Lint entre lágrimas mientras miraba el lugar de descanso de las dos personas que podrían considerarse su familia.
“No tienes que agradecerme.” Susurró Edzard para luego tomar el rostro de Lint y darle un tierno beso.
Mientras Edzard se encontraba junto a Lint, en la academia Kuoh se estaba llevando una reunión entre Rias y Sona en el salón del ORC. Ambos reyes estaban acompañados de sus respectivas reinas. Toda la sala estaba en un silencio incomodo, pues ambas amigas estaban preocupadas por sus sirvientes, pues desde que llegaron de Kioto parecían diferentes. De hecho, ninguno de los que fueron allí se estaban comportado de la misma manera en que siempre lo hacían, pues parecían distraídos por algo. Había sido dicha distracción la que había hecho que no pudiesen cazar demonios renegados con efectividad.
“Parece que lo que sucedió allí los ha dejado muy marcados.” Dijo Rias con preocupación.
“Te comprendo, ninguno de los miembros de mi nobleza que fue a Kioto está bien. Físicamente lo están, pero parece que no lo están anímicamente.” Comentó Sona frunciendo el ceño ligeramente.
“Los míos igual. Xenovia, Kiba e incluso Issei están mal.”
“Eso es de esperar, Rias-sama.” Dijo Tsubaki mirando a la heredera Gremory. “Después de todo, vieron a alguien que creían invencible ser brutalmente apalizado hasta el punto de no poder moverse por un tiempo.”
Rias y Sona suspiraron, pues era verdad. Y es que ellos les habían contado lo que había sucedido durante la batalla cuando atacaron las tropas de Bal. Todo fue un caos con muertos por todos lados, pero lograron hacerle frente a todo bien. Sin embargo, cuando vieron como Edzard perdía de manera tan espantosa, todos se asustaron. Dicho miedo parece que se convirtió en frustración al saber, gracias al Lilmothiit, que la razón por la que Edzard había perdido tan horrorosamente fue por que usó de manera inconsciente su propio cuerpo para absorber parte de la fuerza de los impactos de los golpes del daedra, evitando así que muchos mueran por las fuerzas de las ondas de choque.
‘Aquello fue lo que les ha dejado en shock, pues no esperaban que él los hubiese protegido de esa manera.’ Pensaron al unisonó Rias y Sona.
Los pensamientos de ambos reyes iban por el mismo camino… encontrar una forma de que ellos vuelvan a la normalidad.
“Debemos de hacer algo para ayudarles.” Dijo Akeno mientras se llevaba una mano al corazón, pues estaba preocupada por todos.
“Si, debemos de hacerlo, pero la pregunta es… ¿Cómo lo hacemos?” preguntó Rias.
“Creo que se cómo hacerlo.” Dijo la voz de Sirzechs apareciendo de la nada. Bueno, su voz no apareció de la nada, sino que lo hizo desde una proyección mágica, la cual surgía de un pequeño circulo mágico ubicado entre ambos demonios de clase alta.
“¡Onii-sama!” gritó Rias del susto al ver a su hermano llamar de improvisto.
“Lucifer-sama.” Dijeron al unisonó Akeno, Sona y Tsubaki mientras hacían una reverencia.
“Hola.” Dijo Sirzechs con una sonrisa en su rostro.
“Onii-sama, ¿Qué haces aquí?” Preguntó Rias con un poco de confusión. “No te estarás escapando de tu trabajo, ¿verdad?”
Sirzechs se puso un poco pálido al escuchar aquello. Llevándose una mano a la nuca comenzó a rascársela con incomodidad visible. “No, tranquila. Solo vengo a decirte que los ratings games de los jóvenes demonios serán cancelados.”
“¡¿Qué?!” gritaron al unisonó Rias y Sona, pues estaban sorprendidas por la noticia.
“¿Por qué están cancelando los Ratings Games de los jóvenes demonios?” preguntó Sona mirando al líder del inframundo un segundo después de recuperar la compostura.
“Me temo que la coyuntura actual ha hecho que tengamos que cancelarlos.” Respondió Sirzechs con una sonrisa triste, pues él sabía que ambas jóvenes se entristecerían.
“Ya veo… es por lo de Kioto, ¿verdad?” pregunto Rias mirando a su hermano.
“Así es.” Respondió Sirzechs. “Si bien es cierto que solo los altos mandos saben de qué los Youkais ya no pueden regresar a Kioto, tememos que las próximas batallas nos harán enviar soldados para luchar en el frente.”
“Y nosotros también seremos enviados, ¿verdad?” preguntó Sona mientras se ajustaba las gafas, pues ella había logrado descifrar lo que el Maou intentaba decirles.
“Tienes razón, Sona-chan. Puede que ustedes también sean enviados al campo de batalla.” Contestó Sirzechs con una sonrisa al ver lo lista que era la hermana de Serafall.
“¿Y eso que puede hacer para ayudar a nuestros sirvientes?” preguntó Rias.
Sirzechs miró a su querida hermanita y soltó un suspiro antes de responder. “Para empezar, sus sirvientes están en ese estado debido a que han recibido un golpe de realidad en la batalla de Kioto.”
“¿Un golpe de realidad?” preguntó Tsubaki.
“Así es. Ellos pensaban que se habían vuelto más fuertes gracias al entrenamiento que han recibido. Si bien eso es cierto, no han logrado alcanzar el nivel necesario para luchar contra los daedras. Y lo que pasó en Kioto fue lo que les abrió los ojos, por lo que ahora mismo están en un estado de aceptación de su propia debilidad. Por lo que, cuando se den cuenta de que aún tienen que volverse más fuertes, comenzaran a entrenar de manera más intensa que antes.”
“Espera… ¿Nos estas diciendo que ellos saldrán solos de su estado de depresión actual?” preguntó Rias mirando a la proyección de su hermano con esperanza.
“Así es. De hecho, es posible que eso suceda dentro de uno o dos días.” Dijo Sirzechs con una sonrisa.
Los rostros de Rias, Sona, Akeno y Tsubaki comenzaron a mostrar sonrisa de alegría al saber que sus amigos volverían a ser los mismos de siempre.
“Y con eso las cosas estarán listas.”
Las palabras de Sirzechs confundieron a las cuatro chicas, pues no entendían que decía el Maou.
“Onii-sama… ¿A qué te refieres con eso?” preguntó Rias con curiosidad.
“Rias, Sona. Me temo que al cancelar los Rating games se causar malestar en los ciudadanos. Por lo que, para compensarlos por eso, estoy planeando un gran evento que durará dos días.”
La forma en que Sirzechs mencionó lo que planeaba, causó que un escalofrío sacudiese el cuerpo de las cuatro chicas.
“¿Onii-sama? / ¿Lucifer-sama?” preguntaron todas a la vez, deseando saber que era lo que el «Satan Carmesí» estaba planeando.
“Aun no puedo revelarles que evento será. Lo único que les diré es que se preparen y comiencen a entrenar, pues lo que les espera será muy duro.” Respondió Sirzechs para luego despedirse y cortar la transmisión.
Al momento en que el maou se desconectó, las cuatro chicas se miraron entre sí y comenzaron a pensar, tratando de adivinar que evento sería.
La sala del trono, una sala que Edzard nunca creyó que usaría en toda su vida se encontraba decorada con varios estandartes de la dinastía Cumberland y de la dinastía nacida del Rey Jorunn mientras se llevaba a cabo una gran fiesta. Dicha sala, normalmente vacía y sin usar, en este momento estaba repleta de mesas con comida y diferentes tipos de vinos, la mayoría eran de Nirm, pero también había unos que otros vinos de la tierra, ya que no todos los que estaban en la sala eran seres sobrenaturales. La sala afortunadamente era amplia, por lo que dentro podían caber fácilmente más de cuatrocientas personas.
En medio de esta sala, en un lugar más elevado estaba el trono de este palacio. El trono era un gran asiento hecho de piedra blanca como la nieve de las montañas. Todo el contorno tenía palabras en el lenguaje de los dragones talladas. Los reposabrazos terminaban con una cabeza de dragón tallada cada uno y en el centro, en la parte superior, había incrustada una pequeña gema que brillaba con luces multicolores. Dicha gema estaba dentro de una especie de caja hecha de vidrio transparente.
‘Nunca creí que este salón se usaría para algo como esto.’ Pensó Edzard mientras miraba su atuendo. Y es que para esta pequeña celebración iba vestido con una túnica de color azul claro decorada con hilos de plata, junto con pantalones de lino negro y botas de cuero marrones forradas con piel de lobo. En sus hombros había una gran capa negra de seda, la cual está unida por los extremos delanteros gracias a una cadena de oro puro con dos escudos, uno en cada extremo. Soltando un suspiro, miró a los invitados y sonrió. ‘Pese a que realmente no soy alguien de fiestas, me alegra ver que todos se lo están pasando bien.’
Y es que esta pequeña fiesta que se llevaba a cabo era para celebrar el establecimiento casi permanente de los Youkais en este mundo.
“Pareces incomodo con esto, Ed.” Preguntó Asia, quien estaba parada a su lado mientras sostenía una copa de vino en su mano derecha. Asia se encontraba vestida con un elegante vestido blanco, el cual estaba adornado con algunas joyas y llevaba una pequeña corona en la cabeza. Dicha corona estaba hecha con hilos de plata finamente entrelazados para darle una hermosa apariencia. Entre algunas de las uniones estaban incrustados algunos diamantes y perlas.
“Sabes que no soy alguien de fiestas.” Respondió Edzard con una sonrisa.
“Lo se.” Respondió Asia para luego soltar una risita divertida. Pero luego, cuando se calmó, miró al frente. “Pero parece que alguien se está divirtiendo mucho.”
Edzard miró hacia donde miraba su esposa y sonrió al ver a Marie caminando de la mano con Kunou. La hija de Yasaka estaba vestida con su atuendo de doncella de santuario, mientras que Marie llevaba un hermoso vestido, el cual era de color granate con varios listones. Una pequeña tiara se encontraba en su cabeza, dicha tiara también está hecha de plata, pero a diferencia de la que usaba su madre, esta no tenía diamantes, sino que poseía varias esmeraldas. Sin embargo, pese a eso, la venda que cubría sus ojos parecía opacar lo bien que se veía su pequeña hija.
Girando un poco más la cabeza, vio a el resto de sus amantes conversando entre sí. Cada una vestía con prendas de gran calidad y joyas de diferentes materiales. Lint, vestía un hermoso vestido blanco con detalles en plateado junto con una tiara de plata con rubies. Le seguia, Aika, quien vestía un vestido victoriano de color azul con una tiara de plata con topacios dorados. La siguiente fue Mittelt, quien vestía un vestido largo de color crema pálido unto con una tiara de plata con zafiros. Finalmente, la última, pero no menos importante, era Valerie, quien llevaba un vestido victoriano rojo con negro junto con una tiara de plata con varios rubies.
Él pudo ver que estaban charlando sobre algo, por lo que usando sus sentidos mejorados puedo escuchar la conversación y esta era sobre porque tenían que estar vestidas así. Puede que no lo aparenten, pero una de ellas no había querido vestirse con su vestido, y esa había sido Lint, quien se había sentido un poco rara al vestirlo. Sin embargo, al saber que era un evento formal, ella terminó aceptando a regañadientes.
Desviando la mirada de ellas, comenzó a ver a los invitados. Allí pudo ver a los dos miembros finales de su grupo junto con Tiamat. Una sonrisa estaba plasmada en el rostro de las tres mujeres, las cuales vestían prendas formales propias. Ingvild, llevaba por atuendo un vestido de color lila claro, mientras que, Rossweisse, quien había querido ir con su traje formal de pantalones y blazer grises, terminó llevando un vestido blanco con volantes de color rosa claro. Al lado de la valquiria estaba Tiamat, quien llevaba un vestido azul oscuro y sostenía una copa de vino en su mano.
Al terminar de verlas, el posó su vista en Zakir, quien estaba hablando con un youkai que era una nekomata. El viejo Lilmothiit vestía una túnica simple de color azul, junto con pantalones negro con botas. En sus hombros había una capa negra de lino. El zorro humanoide estaba que se divertía y por lo poco que podía escuchar, el hombre bestia estaba que les contaba a la youkai sobre su infancia, contando como solía meterse en problemas mientras jugaba en las colinas cercanas a su hogar de la infancia en Bruma.
‘Maldito viejo zorro. Estas que te diviertes con esto, ¿verdad?’ pensó Edzard quien sintió la necesidad de darle un potente golpe al Vestigio, ya que este lo vio y levantando una copa de vino le dio un brindis.
“Oye, Ed.” Llamó Asia a su esposo al ver que un grupo de personas se acercaban.
Edzard le hizo caso y miró hacia el frente. Al hacerlo, vio que quienes se acercaban a ellos eran Yasaka y con dos de sus asesores. Uno de ellos era un Tengu y el otro un Inu, quienes vestían yukatas tradicionales japoneses. Por su parte, Yasaka vestía su atuendo de doncella de santuario, pero llevaba una corona de oro en su cabeza.
“Edzard-dono, Asia-dono.” Dijeron los tres mientras daban una pequeña reverencia.
Edzard y Asia hicieron lo mismo como respuesta.
“Parecen que ya están listos.” Dijo Edzard mientras miraba el pergamino que tenía el Inu.
El pergamino que traía era grande, lo suficiente como para que tuviese que cargarlo con ambas manos. Cuando el grupo de tres se acercaron, la fiesta pareció quedarse en silencio y todos comenzaron a ver lo que pasaba.
Al ver que el ambiente se había calmado un poco, los cuatro caminaron hacia una mesa cuadrada que estaba frente al trono. Los dos consejeros se quedaron atrás luego de poner el pergamino en la mesa. Cuando el camino estuvo libre, Edzard y Yasaka caminaron hacia la mesa. Cuando llegaron allí, ambos desenrollaron el pergamino y comenzaron a leer en voz alta su contenido. Las primeras líneas que contenía el pergamino eran las tierras que recibirán los Youkais para asentarse, dichas tierras estaban a unos pocos kilómetros del lugar donde estaba el palacio de Edzard. Las siguientes líneas eran algunas que permitían que los Youkais tengan su propio sistema de justicia y todo lo burocrático que habían poseído en Urakyoto. Y así, el resto de las líneas mencionadas eran algunas peticiones razonables.
Cuando ambos terminaron de leer el pergamino, se miraron y asintiendo, movieron sus manos y tomaron unas velas encendidas que tenían al lado y derramaron la cera en el pergamino. Cuando la cera derretida cayó en el pergamino, Edzard y Yasaka colocaron sus respectivos sellos. El sello de Yasaka era un sello de oro, el cual estampaba el escudo de la ciudad de Kioto, pero con la peculiaridad de que este estaba dentro de un círculo mágico. Además, el sello que usó Edzard era el sello que le había pertenecido a su antepasado.
Tras aquello, ambos se dieron la mano y levantando juntos el pergamino lo mostraron a todos los invitados, lo cuales comenzaron a aplaudir. Cuando aquella acción cesó, ambos volvieron a dejar el pergamino en la mesa, pero fue en ese momento en que Yasaka vio algo peculiar. Y es que, en la parte final del pergamino comenzó a escribirse, no, lo más correcto de decir era que comenzó a revelarse una nueva línea, cuyo contenido dejó a Yasaka como piedra.
Cuando Edzard escuchó el casi imperceptible jadeo de la Kyubi, se giró y vio con sorpresa como la líder Youkai estaba con los ojos abiertos mirando el pergamino. Por lo que, sintiendo un poco de preocupación, el comenzó a releer lo que había en el pergamino.
‘Un lugar para asentarse y poder construir sus viviendas. Solicitud para mantener su independencia en cuanto a lo judicial, administrativo y religioso…. Algo que no entiendo bien, pues eso hace que esto parezca más un tratado de vasallaje que un tratado de refugio.’ Pensó Edzard con un poco de calma, pues no vio nada raro allí, pero fue al momento en que sus ojos se posaron en la última línea que había en el pergamino que vio la causa de que Yasaka estuviese tan asombrada. ‘Para reforzar el cumplimiento de este tratado, así como una forma de agradecimiento, nuestra líder, Yasaka, se comprometerá para contraer nupcias con Edzard Cumberland Rolandson.’
Tras leer aquello, Edzard solo pudo decir una palabra…. “Mierda.”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capítulo 51 esta fuera
Bueno, dejando de lado eso, vemos que en este capítulo se han tratado más que todo algunas de las consecuencias de la invasión de Bal. Iniciando, los Youkai de Kioto ya no pueden crear una dimensión usando las «Lay lines» de esa ciudad (Por cierto, Ishibumi, ¡¿Por qué no das más información sobre algunas cosas?! -_-) lo que los dejo sin un hogar, bueno, eso hasta que decidieron ir al reino de Edzard (Tengo que pensar en un buen nombre para él).
También se ve que Lint ya obtuvo su nuevo juego de alas, por lo que se viene escena O////O XD. Además, vemos que Edzard le ha regalado a Lint un lugar para que pueda llevar flores a sus “familiares”.
También he dado un poco de información sobre las diferencias fisiológicas de los humanos de la Tierra y los que habitan Aurbis, ya en el futuro se revelara todo XD. También vemos que hay efectos negativos por el despertar de la habilidad de Marie, y que Edzard piensa en que aparte del método que ha usado, hay otro método, un método que se desvelara en el futuro.
Finalmente, vemos que alguien les ha jugado una “Broma” a Edzard y a Yasaka, ¿Quién creen que es ese ser? XD
Chapter 53
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 52
—Ante la muerte de una persona querida para alguien, este puede tomar dos caminos para el luto, llorar vocalmente, permitiendo que todos conozcan su dolor o llorar por dentro, sufriendo en silencio —
Roland a Edzard cuando este último era niño.
Un silencio incomodo había llenado la habitación principal que era la habitación que Edzard y sus amantes compartían. Ya había pasado una hora desde que terminó la ceremonia donde los Youkais recibieron una parte de territorio para establecerse de forma semipermanente.
“C-chicas…” intentó decir Edzard, pero inmediatamente fue silenciado por una almohada, la cual impactó en su rostro.
“¡Tú, cállate!” gritó Mittelt mientras tenía una vena marcada en su frente, un claro signo de que estaba enojada.
“Pero…”
“No tienes derecho a decir nada, Edzard.” Dijo Valerie con un aura oscura rodeándola.
“Val, tiene razón. Se supone que eres el que tiene experiencia política entre todos los que estamos en esta sala.” Señaló Aika con una sonrisa muy grande en el rostro.
Al ver aquello, Edzard sintió un escalofrío recorrer su espalda, pues esa sonrisa no era una de alegría, sino que era una de ira.
‘Tienen todo el derecho de estar enojadas. He estado en diversas cortes, he navegado por la política que hay en la legión imperial, pero pese a eso, me confíe. Confié en que Yasaka podría controlar lo que pidiera su gente y eso me ha traído a tener problemas con mi familia.’ Pensó Edzard mientras se enojaba internamente. Sin embargo, decidió no hacer una escena, por lo que, soltando un profundo suspiro, se levantó y habló. “Chicas, sé que están enojadas…”
“¿Enojada?” interrumpió Asia con un aura oscura cubriendo su cuerpo. “No, cariño. No estamos enojadas. Solamente estamos al borde de usar nuestros ataques más poderosos para acabar con la zorra esa.”
(Glup) Edzard tragó un poco de saliva al terminar de escuchar esas palabras, pues el cuerpo de Asia, Lint, Aika, Valerie y Mittelt estaban rodeados por auras tan oscuras que temía que absorban toda la luz que había en la habitación.
‘Mierda… sí que están enojadas.’ Pensó Edzard con preocupación. Sin embargo, cuando estuvo por decir algo más, llamaron a la puerta de la habitación.
Las amantes de Edzard dejaron de expulsar aquellas auras al instante en que la puerta fue tocada.
“¿Quién será?” preguntó Lint mirando la puerta con ligera curiosidad, pues se habían dado órdenes estrictas de que no se les moleste.
“No lo se. Pero supongo que no está demás ver de quien se trata.” Respondió Asia mientras se acercaba a la puerta.
En el momento en que la puerta se abrió, Edzard sintió que el mundo se iba a ir a la mierda, pues allí en la puerta estaba la persona que había traído el infierno a esta familia, allí parada, meneando sus colas de manera que parecía casi perezosa junto con una sonrisa en el rostro, estaba Yasaka.
El grupo de siete personas se habían movido de la habitación principal hacia el balcón más grande que había cerca. Por ello, ahora mismo estaban todos sentados en una mesa redonda.
El ambiente que anteriormente estaba muy tenso ahora estaba a otro nivel, un nivel que se podía cortar con un cuchillo de mantequilla.
“Entonces, Yasaka-sama. ¿Qué la ha traído por aquí?” preguntó Asia con una sonrisa muy fingida.
Yasaka miró a las amantes de Edzard y sin pensarlo dos veces, se levantó y haciendo un arco, se disculpó. “Lo siento mucho.”
La disculpa de Yasaka tomó por sorpresa a las chicas, quienes no pensaron que ella vendría a disculparse tan pronto.
“Yo lo siento, de verdad. No se suponía que se pediría un matrimonio arreglado entre Edzard-dono y yo.” Dijo Yasaka con tristeza mientras mantenía su cabeza gacha.
Las palabras de Yasaka llamaron la atención de todos, incluido Edzard.
“¿Qué quieres decir, Lady Yasaka?” preguntó Edzard con curiosidad, pues él pensaba que ella sabía sobre esa petición.
La kyubi dejó de hacer el arco y mirando a Edzard, respondió. “Nunca se incluyó nada sobre un matrimonio en el pergamino cuando me lo mostraron antes de la ceremonia.”
“Si, recuerdo eso.” dijo Edzard, recordando claramente que esa petición no estaba al inicio.
“¿Qué quieres decir? ¿Qué esa petición surgió de la nada?” preguntó con burla Mittelt.
Si bien parecía que nadie respondería a esa burla, fue Edzard el que decidió responder la pregunta de su amante.
“La verdad es que así sucedió.”
La respuesta de Edzard provocó que todas las chicas lo miraran, poniendo rostros de curiosidad y de confusión.
“¿Cómo así, Ed? ¿Qué quieres decir?” preguntó Valerie, la cual miraba a su amante a los ojos.
“Yo leí primero los términos y en ningún momento estaba esa petición.” Respondió Edzard, tratando de sonar lo más convincente posible, para de esa manera lograr convencer a sus amantes.
Las palabras de Edzard provocaron que las chicas se miraran y comenzaran a susurrar entre ellas. Si bien una persona normal no habría podido escuchar lo que decían, tanto Edzard como Yasaka no eran personas normales, por lo que pudieron escuchar claramente lo que ellas conversaban. Lo que ambos oyeron provocó que pusieran los ojos en blanco, pues las chicas estaban que conversaban sobre si creerle o no a Edzard. La charla entre ellas duró unos segundos, pero al final aceptaron las palabras de su amante.
“Está bien, Ed. Digamos que te creemos.” Dijo Aika mientras se miraba con el resto de las chicas. “Si es así, ¿Cómo es posible que eso sucediera?”
“La verdad es que no sé cómo se ha hecho.” Respondió Edzard, llevándose una mano al mentón. Cerrando los ojos, comenzó a pensar en cómo había pasado ello. Tras pensar unos segundos, soltó un suspiro, pues no sabía cómo habían pasado su detección mágica. “Ahhh…. la verdad es que, pese a que lo pienso mucho, no logro entender como lograron pasar mi olfato.”
Las palabras de Edzard confundieron a Yasaka, pero antes de que ella preguntase algo, Asia le interrumpió.
“Es cierto. Se me había olvidado que tú puedes oler la magia.” Señalo Asia mientras sacaba la lengua de manera juguetona, para luego poner un semblante más serio. “Lo que sea que hayan usado debe de ser algo muy poderoso o talvez desconocido para nosotros, pues tú puedes oler la magia y detectarla. Si bien solo reconocías magia de Nirm en un inicio, ahora puedes reconocer por el olfato las magias de los seres de este mundo.”
“Asi es, por eso estoy preocupado. Lo que han usado es algo que no he detectado en toda mi vida y eso realmente es alarmante.”
Tras las palabras de Edzard, as chicas se quedaron en un silencio, tras el cual, todos, desde Edzard hasta Yasaka comenzaron a pensar en que había pasado. Sin embargo, parecía que no tendrían suerte, pues nadie lograba detectar que pasaba. Aunque, eso cambio cuando Yasaka recordó la razón por la que fue a verlos.
“Creo que tengo una pista sobre lo que pasó.” Dijo Yasaka, llamando así la atención de todos. Tras ver que tenía la atención de los presentes en la sala, movió su mano y conjuró algo.
“¿Vino?” preguntó Lint con una ceja levantada mientras miraba que lo que Yasaka había conjurado era una botella de vino.
“Este vino fue comprado por uno de los youkais que ayudaron a redactar el pergamino con las solicitudes. Lo bebieron cuando estaba casi terminado el trabajo.” Respondió Yasaka mientras descorchaba el vino.
Un fuerte olor a uva llenó la sala, conteniendo un dulzor tan empalagoso que Edzard se sintió incomodo al olerlo.
‘Este vino huele muy raro. Es demasiado dulce.’ Pensó Edzard quien luego comenzó a fruncir el ceño al ver que Yasaka no reaccionaba como lo haría alguien que está muy cerca de un olor muy empalagoso. “Lady Yasaka. ¿Por qué estas tan normal? ¿No te empalaga el olor de ese vino?”
Las palabras de Edzard provocaron que la youkai negara con la cabeza, pues no olía nada.
“¿De qué olor hablas, Ed? Yo no huelo nada ¿Y ustedes chicas?” preguntó Valerie mirando a sus amigas.
“Nada. Yo no huelo nada.” Respondió Asia.
Aika, Mittelt y Lint asintieron, pues tampoco olieron nada.
El rostro de Edzard se llenó de preocupación, por lo que, extendiendo su mano, tomó la botella y acercándola a su boca, bebió un trago.
La acción de Edzard causó que sus amantes y Yasaka lo miraran preocupadas.
“¡ED! / ¡Edzard-dono!” gritaron todas las mujeres de la habitación mientras se levantaban y le arrebataban la botella a Edzard.
Edzard se quedó allí sentado sin decir nada, pues comenzó a tener un dejavü, ya que el sabor de ese vino y recordó algo.
‘Esa cosa sabe cómo…. Como ese maldito licor que bebí cuando rete a Sanguine a beber.’ Pensó Edzard mientras sus ojos se abrieran de sorpresa al descubrir lo que había pasado. Apretando los dientes, Edzard se levantó de golpe, llamando la atención de las chicas presentes.
“¿Ed?” preguntó preocupada Asia al ver a su esposo levantarse y dirigirse hacia el balcón. Sin embargo, la preocupación que ella sintió se convirtió en asombro y vergüenza cuando escuchó lo que comenzó a gritar Edzard.
Edzard comenzó a gritar toda clase de improperios al cielo. Muchos de estos insultos eran dichos en los diferentes idiomas que él conocía, y todos estaban dirigidos a un solo ser, Sanguine. Y es que el ultimo Dovahkiin logró saber lo que había pasado.
Cuando terminó de gritar, se dio cuenta de que estaba lo suficientemente calmado como para no matar a nadie. Tras eso, volvió a sentarse y comenzó a contar lo que había pasado. Con cada palabra que él decía, las chicas comenzaron a tranquilizarse sobre el asunto del compromiso matrimonial, pero comenzaron a preocuparse por lo que había pasado.
“Entonces, me estás diciendo que un Príncipe se atrevió a jugarles una «Broma» a mis consejeros y terminó controlándolos para que escriban sobre el compromiso matrimonial.” Dijo Yasaka con ira palpable en su voz.
“Así es.” Respondió Edzard mientras asentía.
“Esos malditos daedras.” Dijo Yasaka, asombrando a todos, pues no esperaban que la líder Youkai insultará a Sanguine. “No les basta con arrebatarnos nuestro hogar ancestral, sino que ahora también se han atrevido a intentar hacer que no podemos quedarnos en este lugar.”
Tras aquellas palabras, el lugar quedo silenciado y lo único que podía escucharse fue el sonido de los pájaros que estaban en el lago cercano.
“Ahora que sabemos que lo del matrimonio fue una broma de Sanguine. No podríamos, ya saben, ¿anularlo?” preguntó Mittelt mirando a Edzard.
“No es tan fácil, Mittelt.” Respondió Asia, asombrando a las chicas.
“Y eso, ¿Por qué? Digo, solo se necesita que se rompa el acuerdo y… ya veo.” Dijo Aika, entendiendo lo que pasaba.
“Veo que te has dado cuenta. No puedo romper ese acuerdo, así como así. Romperlo sería hacerle creer al mundo que estoy expulsando a los Youkai de este mundo.” Dijo Edzard mientras miraba a sus amantes para luego llevarse la mano a la cabeza y rascarse la nuca con incomodidad. “Esto es un verdadero problema, pero por ahora no podemos romperlo. Asi que lo mejor será hacer como que se ha aceptado el matrimonio hasta que logremos saber cómo romperlo sin consecuencias políticas.”
Las palabras de Edzard provocaron que sus amantes soltaran gruñidos de molestia, pero luego soltaron suspiros de resignación. Luego de aquello, las chicas se miraron a los ojos y un segundo después asintieron. Levantándose una por una, las chicas caminaron hacia la puerta y sin previo aviso, tomaron a Yasaka por los brazos y comenzaron a llevársela del lugar.
“¿Eh? ¿Ara?” preguntó una desconcertada Yasaka mientras era arrasada por las amantes de Edzard. Cuando su mente logró captar lo que pasaba, la youkai comenzó a forcejear, pero para su sorpresa, las amantes de Edzard lograron mantener un agarre fuerte en ella. La líder de los Youkais comenzó a mirar desesperada a Edzard, pues temía que las amantes de su actual y para nada planificado prometido le hicieran algo.
Edzard miró a Yasaka ser arrastrada hacia el palacio y solo se despidió de ella, mientras ponía una sonrisa oscura en su rostro.
‘Esta es mi venganza por las bromas que me hiciste en Kioto.’ Pensó Edzard mientras veía como la puerta que permitía el ingresó al castillo se abría, permitiendo que las chicas ingresaran al castillo.
“Espero que no le hagan nada grave.” Dijo Edzard mientras se levantaba con la intención de ir a su fragua, pues tenía que terminar un proyecto para alguien.
Las llamas que surgían de la fragua, ubicada en el sótano del palacio, iluminaban la habitación que era la herrería personal de Edzard. La habitación normalmente usada solo por Edzard ahora mismo estaba abarrotada de personas, pues allí mismo estaban Edzard y todo el equipo de Vali junto con Zakir.
“Kuroka, puedes dejar de estar colgada de mi brazo, por favor.” Pidió Edzard mientras este trataba de mover su brazo izquierdo, el cual estaba atrapado entre los grandes pechos de la nekomata.
“No, ~nya.” Respondió Kuroka con una sonrisa mientras miraba a Edzard soltar un suspiro.
Al ver que la demonio callejero no planeaba moverse, lanzó su martillo de herrería al aire y con un rápido movimiento, lanzó la hoja de espada en la que estaba trabajando hacia el otro lado y tomándola con la mano del brazo que tenía inmovilizado. Tras aquello, Edzard movió su otra mano y atrapó el martillo. Ya pudiendo ver que podía seguir trabajando, el ultimo hijo de Akatosh comenzó a seguir trabajando en la hoja.
Al ver que no podía llamar la atención de Edzard de esta manera, Kuroka lo soltó y con un puchero en el rostro, se dirigió a donde estaban el resto de sus compañeros de equipo. Llegando al lugar, se sentó sobre un barril de agua, el cual estaba tapado.
“Ja, ja. parece que no puedes seducirlo aún, ¿verdad?” preguntó con burla Bikou, el cual estaba apoyado en una de las paredes, viendo como Edzard seguia trabajando en la hoja.
“Cállate, mono.” Gruñó Kuroka mientras desviaba el rostro.
“Saben. Nunca creí que Ed sea tan buen herrero.” Dijo Le Fay mirando como Edzard estaba muy concentrado mientras dejaba de martillar la hoja de la espada y luego la llevaba a un barril con agua y la enfriaba.
Tras aquello, Edzard estuvo allí por unos pocos segundos más y cuando sintió que la hoja ya estaba templada, la sacó del barril y la llevó a una prensa, donde la dejaría descansar hasta mañana. Soltando un suspiro, el hijo de Akatosh se dirigió hacia un perchero de acero y allí colgó su mandil de herrero.
“Entonces, ¿supongo que se van hoy?” Preguntó Edzard mientras se acercaba al grupo.
“Si, volveremos a lo nuestro hoy en la tarde.” Respondió Vali, quien estaba apoyado contra una pared.
“Ya veo.” Dijo Edzard acercándose a Vali y cuando estuvo frente al medio demonio, metió la mano a un bolsillo de su pantalón. Cuando encontró lo que buscaba, lo sacó y se lo entregó.
“¿Una tarjeta?” preguntó Vali al ver una tarjeta negra. Además, el no comprendía por qué Edzard se la entregaba.
Sus compañeros, salvo Zakir, se acercaron a él y comenzaron a ver la tarjeta. Sin embargo, ninguno supo que pasaba.
“Ed, ¿Qué tiene esa tarjeta?” preguntó Le Fay, dejando de mirar la tarjeta y comenzando a mirar a Edzard.
“Es una tarjeta de débito.” Respondió Edzard, sorprendiendo a los miembros del equipo de Vali.
Las palabras de Edzard provocaron que Bikou y Kuroka miraran la tarjeta con una muy pesimamente disimulada sorpresa.
“¿C-Cuanto dinero tiene?” preguntó Kuroka.
“Unos veinte millones de dólares.” Respondió Edzard de manera tranquila.
La respuesta de Edzard causó que todos los que oyeron, salvo Zakir, gritaron de sorpresa. Si bien era cierto que Le Fay y Arthur eran de la nobleza, la verdad es que no habían tenido tanto dinero desde que dejaron la casa de los Pendragon.
Mientras el resto de los miembros del equipo de Vali estaban en shock, el propio Vali decidió preguntar a Edzard la razón por la que les daba tanto dinero.
“¿Por qué nos das esto?”
Edzard se quedó quieto y luego de unos segundos respondió. “podrías decir que es mi manera de darles las gracias por ayudarnos durante lo sucedió en Kioto.”
Las palabras de Edzard hicieron que los miembros del equipo de Vali miraron a Edzard, pero no entendían por qué tanto dinero solo por ayudar. Además, ellos también eran miembros de la Khaos Brigade, así que no sabían por que darles ese dinero.
“Aunque, no solo quiero darles eso.” dijo Edzard, llamando la atención de los que lo oían.
“¿Qué otra cosa quieres darnos?” preguntó Bikou.
“Esto.” Dijo Edzard mientras le entregaba a cada uno un Septim.
“¿Una moneda?” preguntó Bikou con un poco de decepción en su voz, pues el esperaba algo más.
“No solo es una moneda, mono.” Respondió Zakir mirando la moneda de manera intensa.
Las palabras del Lilmothiit sorprendieron a todos.
“¿Qué quiere decir, Zakir-sama?” preguntó Le Fay.
“Estas monedas están encantadas. Con que hechizos, lo desconozco. Pero si de algo estoy seguro, es que es muy valiosa.”
“Así es. Están encantadas para teletransportarlos a este mundo si es que están muy heridos.” Señaló Edzard.
Las palabras de Edzard sorprendieron a los miembros del equipo de Vali, quienes comenzaron a ver las monedas con otros ojos.
“Edzard-kun, ¿Por qué nos das esto ~nya?” preguntó Kuroka con una sonrisa en su rostro.
“Es una forma de agradecerles.”
Aquellas palabras los confundieron, pues pensaban que la tarjeta de débito era el agradecimiento de Edzard por lo de Kioto.
“Aquello no es por lo de Kioto, sino que es porque Vali detuvo ese ataque que casi destruye el palacio de Yasaka. Al hacer eso, él le salvó la vida a mi hija.” Dijo Edzard con una sonrisa triste en su rostro mientras posaba su vista en Vali. Al verlo, el hijo de Akatosh le extendió la mano al medio demonio, quien miró la mano extendida con cautela. Sin embargo, al mirar a Zakir, Vali vio que este asentía. Si bien el no confiaba de todo en Zakir, decidió hacerle caso. Por lo que, extendiendo su brazo de manera lenta, tomó la mano de Edzard y le dio un apretón.
“Por lo que hiciste, tu equipo cuenta con mi apoyo para lo que necesiten. Si necesitas algo, solo llámame.” Dijo Edzard mientras dejaba de apretar la mano de Vali. “Si te preguntas como lo harás, le diré a Le Fay la forma con la que puede comunicarse conmigo.”
Vali asintió antes de hablar. “La verdad es que si quiero un favor.”
“Ummm. Vale, ¿Qué necesitas?” preguntó Edzard, algo confundido por qué es lo que quería Vali tan pronto.
“Quiero luchar contigo ahora mismo.”
Edzard miró a Vali y luego de parpadear unos segundos, sonrió y negó con la cabeza.
Ante la mirada de todos, Edzard metió la mano a un bolsillo y sacó una nota, la cual se la entregó a Zakir. El Lilmothiit puso una sonrisa y se guardó la nota.
“¿Qué es esa nota?” preguntó Le Fay al ver el intercambio.
“Solo es una amigable apuesta.” Respondió Edzard.
“¿Qué apuesta?” preguntó Bikou, comenzando a imaginarse de que se trataba la apuesta.
“Le aposte al mocoso que Vali le pediría un combate antes de que nos vayamos de este reino.”
La respuesta de Zakir hizo que todos miraran a Edzard, quien solo sacudió los hombros.
“Y, ¿Qué apostaron?” preguntó Vali, entrecerrando los ojos mientras miraba a ambos héroes.
“Unos cuantos toneles de vino.” Respondió Zakir mientras comenzaba a irse a buscar a una sirvienta, a la cual le daría la nota para que le de los toneles.
Cuando el Lilmothiit dejó la sala, Vali volvió a mirar a Edzard y esperó su respuesta.
“Lo siento, Vali. Pero por ahora no puedo cumplirte ese favor.” Respondió Edzard. “En otra ocasión tal vez.”
Vali miró a Edzard con intensidad, pero al final asintió, pues entendió que Edzard tenía muchos deberes más que cumplir.
Tras aquello, todos los miembros del equipo de Vali comenzaron a irse, pero no se fueron todos, ya que uno se quedó. La persona que se quedó allí era Arthur.
“¿Necesitas algo, Pendragon?” preguntó Edzard mirando al hermano mayor de su amiga.
“La verdad, es que necesito pedirle un favor, Edzard-dono.” Respondió Arthur de manera seria.
La forma en la que habló Arthur hizo que Edzard sintiera curiosidad, por lo que asintió.
“Muchas gracias.” Dijo Arthur para luego decirle lo que necesitaba. “Quisiera saber si es que usted estaría de acuerdo en que Le Fay y otra persona se quedara en este lugar de surgir la necesidad.”
Edzard miró a Arthur y tras pensarlo unos segundos, respondió. “No veo ningún problema en aquello.”
Arthur puso una sonrisa ante la respuesta de Edzard. “Ya veo… parece que Le fay tenía razón. Eres alguien muy amable.”
Edzard solo sonrió ante las palabras de Arthur.
El sol de dia caía por la ventana de una habitación muy espaciosa. Dicha habitación tenía muy pocos mobiliarios, contando solo con dos estantes, uno en cada extremo. Sin embargo, aparte de esos dos había otras pequeñas estructuras, las cuales eran soportes rectangulares de varios metros de largo, los cuales cubrían casi la totalidad de las paredes libres. En el interior de dichos soportes se encontraban varias armas de entrenamiento. Esto se debía a que esta habitación se usaba para llevar a cabo duelos, con los cuales se practicaba y mejoraba las habilidades con las armas.
El sonido de dos espadas chocar se escuchaba mientras las chispas se hacían presentes. Esto se debía a que, en el centro de la habitación, luchando entre sí, estaban Lint y Edzard. Ambos amantes iban vestidos con ropas de entrenamiento, Lint usando una camiseta deportiva ajustada de color amarilla junto con shorts negros ajustados. Edzard, por su parte, llevaba una camisa deportiva sin mangas, la cual era un poco ceñida al cuerpo junto con pantalones deportivos.
“Vamos, sé que puedes hacerlo mejor que esto, Lint.” Dijo Edzard mientras se movía a la izquierda ligeramente para esquivar un tajo diagonal de Lint.
La hoja de la espada de practica pasó muy cerca de su rostro, pero Edzard no se inmutó, sino que, aprovechó esto para mover su propia espada para darle un rápido golpe a Lint. El joven ángel tropezó unos pocos pasos después de recibir el golpe, pues este impactó en su trasero.
‘Sus movimientos están siendo muy simples, casi como si no pensase mucho en cada ataque que lanza.’ Pensó Edzard con preocupación, pues durante el tiempo que llevaba entrenando con Lint, el cual fue de unas dos horas seguidas, pudo ver que ella no estaba luchando como lo hacía normalmente. Sin embargo, él tuvo que dejar de pensar en aquello cuando vio como Lint se lanzaba contra él.
La joven exorcista movía su espada de practica casi de manera desinteresada. Esto se debía a que su mente no estaba en el entrenamiento que estaba teniendo con Edzard, no, sería mentira decir que solo era eso, pues lo que realmente pasaba por su mente era un cumulo de emociones que estaban por estallar como un volcán.
Las emociones que carcomían a Lint eran un cumulo de celos y ansiedad. Todo esto surgía por los acontecimientos recientes, pues ya habían pasado tres días desde que sucedió el incidente del matrimonio arreglado de Edzard con Yasaka. Si bien dicho incidente molestó de sobremanera a todas las chicas, fue a ella a quien más le afectó, pues a diferencia del resto de las chicas, ella era la que tenía la relación más joven o corta con Edzard, por lo que sentía celos del resto de las otras chicas. Además, ella también sentía que su relación no había progresado desde el dia en que comenzaron a ser amantes, algo que la inquietaba de sobre manera. Eso se debía no a la falta de contacto físico amoroso, después de todo, solían besarse durante varias veces en el dia, pero no habían dado el siguiente paso.
Y esa era la causa de todos problemas actuales, pues además de las anteriormente mencionadas, había una emoción más que la atormentaba, la cual era la que más fuerte carcomía todo su ser. Dicha emoción era algo que ella nunca creyó que podría haber tenido, pues como un ángel reencarnado y como un miembro de la iglesia, ella nunca recibió una educación normal, por lo que nunca creyó que sentiría algo como eso, es decir, ella nunca esperó sentir un deseo tan alto de querer tener relaciones sexuales.
Este deseo comenzó a pocos días de despertar del coma que la indujo recibir aquella mordida de Edzard. Inicialmente comenzó como un simple deseo de estar con Edzard siempre, pero luego comenzó a volverse como un hambre atroz que la atormentaba. En un principio podía calmar esa hambre con besos simples o tiernos, pero luego tuvo que darse besos más intensos con Edzard. Sin embargo, los últimos días aquello ya no calmaba su ser, no, ahora lo que llenaba su mente era el deseo insano de querer hacer eso con su amante.
‘M-maldición, mi cuerpo esta que se pone caliente de nuevo.’ Pensó Lint al sentir que su cuerpo comenzaba a hormiguear. Esta sensación tan extraña hizo que diera un mal paso y terminar por tropezar. Sin embargo, para su buena o tal vez mala suerte en este momento, ella nunca tocó el suelo, pues Edzard se movió rápidamente y logró atraparla.
“Lint, ¿Estas bien?” preguntó Edzard al ver como el cuerpo de Lint comenzó a sudar un poco más de lo que él esperaba, además, de que se sentía más caliente al tacto.
La joven no respondió a las palabras de su amante, pues en ese mismo instante la poca cordura que había logrado mantener desapareció.
“¿Lint?” preguntó Edzard preocupado al ver como su amante comenzaba a respirar de manera errática. Sin embargo, su preocupación se convirtió en asombro cuando Lint se liberó de sus brazos y con un rápido movimiento logró ponerse encima de él, logrando que el cayera de espaldas al suelo.
Tras aquello, Edzard intentó hablar con Lint y preguntarle lo que pasaba, pero no pudo decir nada, pues su amante le dio un beso. Al momento en que Edzard recibió el beso, se sintió raro, pues su visión comenzó a difuminarse, a la par que sus latidos comenzaron a aumentar. Aquello comenzó a preocupar a Edzard, pues él sabía lo que pasaba. Y es que, al igual que Lint, él había comenzado a sentirse raro y cada dia tenía el deseo de tomar a Lint y arrinconarla y comenzar a tener sexo con ella. sin embargo, pese a ese fuerte deseo, él no había hecho nada y se había contenido para que ella no dejara de ser un ángel, pero parecía que su control comenzaba a fallar.
‘M-maldición, contrólate Edzard.’ Pensó Edzard mientras usaba toda su fuerza de voluntad para mover sus brazos y separar a Lint de él.
“Lint, cálmate, no podemos continuar.” Dijo Edzard tratando de hacer que Lint se alejase de él. “Si seguimos, dejaras de ser un ángel y te volverás una Ángel Caído.”
“No me importa…” susurró Lint mientras acercaba su rostro al de Edzard nuevamente y acercándose al oído de su amante, le susurró con voz suave. “No me importa si me vuelvo un ángel caído. Yo quiero que me tomes hoy, ed.”
Las palabras de Lint hicieron que los ojos de Edzard comenzaran a cambiar de color lentamente. Sus ojos verdes cambiaron de color al color que solía tener cuando se emocionaba, esto hizo que su sangre comenzara a correr con más fuerza por su cuerpo. Lo que conllevó a que sintiese que su cuerpo se calentara.
“Entonces, espero que no te arrepientas más tarde.” Susurró Edzard mientras acercaba su rostro al de Lint, para luego capturar sus labios en un profundo beso.
Lint respondió al beso con entusiasmo a la vez que movía sus brazos y los colocaba alrededor de la cabeza de Edzard, mientras que el hacia lo mismo pero colocaba sus brazos alrededor de la cintura de Lint. Esto terminó provocando que Edzard quedara acostado sobre el suelo de la sala mientras Lint se quedaba sobre él.
El beso continuó durante unos pocos segundos más, hasta que ambos se separaron, pero no por mucho tiempo, pues volvieron a besarse, pero a diferencia del beso anterior, esta vez también usaron sus lenguas. Y así, ambos continuaron besándose, como si intentaran devorarse el uno al otro.
Lamentablemente, no pudieron seguir besándose tanto como quisieron, pues la falta de aire los obligó a separarse. Sin embargo, eso solo los detuvo un segundo, pues volviendo a tomar un poco de aire, ambos volvieron a besarse, solo que esta vez mientras se besaban, Edzard movió sus manos de la cintura de Lint hacia su trasero. Poniendo sus manos en ambas masas de carne, Edzard comenzó a apretarlas suavemente, provocando que Lint soltara unos pocos gemidos, los cuales fueron amortiguados por el beso que ambos estaban compartiendo.
“Hahhh~. Ed~” gimió Lint cuando se separó de Edzard para comenzar a darle pequeños besos a la mandíbula de su amante y luego continuar hacia su cuello, lugar donde le dejó una marca cuando le dio un fuerte chupetón.
Cuando sintió que su amante terminaba de besarlo, Edzard apretó ambas nalgas de Lint y con un rápido movimiento la levantó, a la vez que el mismo se erguía para volverse a parar. Cuando estuvo de pie, él se arrodillo y suavemente colocó a Lint contra el duro piso de piedra, para para luego colocarse sobre ella y sin previo aviso levantar su camiseta deportiva, mostrando que ella llevaba un brasier deportivo de color negro debajo.
Al ver la pálida piel de Lint, Edzard se lamió los labios y comenzó a darle algunos besos suaves en el abdomen, para luego mover sus manos hacia ambos pechos. Con ambas manos, comenzó a masajearlos suavemente, pero sin sacarlos del brasier.
“Ahhh~.” gimió Lint al sentir como sus pechos eran masajeados al mismo tiempo que Edzard besaba su abdomen. Unos segundos después, ella soltó un pequeño chilido cuando Edzard pasó su lengua desde su ombligo hasta el medio de sus pechos. Tras aquello, ella miró a su amante y lo vio poner una sonrisa mientras se acercaba a su rostro.
“Lint~.” Dijo Edzard con voz entrecortada.
“Ed~.” Respondió Lint de la misma manera para luego capturar los labios de su amante en otro profundo beso.
Mientras compartían este beso, Edzard no perdió tiempo y con la práctica que había obtenido al haber hecho eso por bastante tiempo, logró quitarle el brasier a Lint de manera rápida. Ya con ambos pechos libres, el comenzó a tocarlos de manera un poco más agresiva, masajeándolos mientras que ocasionalmente tiraba de uno de los pezones de Lint, los cuales se habían puesto duros como pequeñas esquirlas de acero.
“¿Cómo te sientes?” preguntó Edzard al dejar de besar a Lint.
“M-muy bien~.” Respondió Lint antes de soltar un gemido al sentir como Edzard le piñizcaba suavemente el pezón derecho.
“Me gusta oír eso~.”
Tras aquello, Edzard bajó su cabeza y llevó sus labios al pezón izquierdo de Lint, para capturarlo y comenzar de darle pequeños y suaves mordiscos a la par que los intercalaba con pequeñas lamidas.
“Hahhh~ Ed~ Sigue~.” Dijo Lint mientras tomaba la cabeza de Edzard entre sus manos para mantenerlo allí. Mientras seguia manteniendo la cabeza de su amante en sus pechos, la mente de Lint comenzó a pensar algunas cosas. ‘Esto se siente tan bien… ¿Por qué el cielo no nos permite esto? ¿Por qué negarnos esta sensación?’
Los pensamientos de Lint se interrumpieron cuando su cuerpo se sacudió al momento en que una corriente eléctrica recorrió todo su sistema nervioso. Esta corriente hizo que el cuerpo de Lint se sintiera muy bien, por lo que su boca soltó un gemido muy fuerte.
“Ahh~ eso se siente muy bien. ~” gimió Lint mientras sentía como pequeñas corrientes eléctricas sacudían su cuerpo. Aquellas sensaciones le había hecho tener los ojos cerrados, pero cuando al fin pudo abrirlos, vio que Edzard se había movido y ya no estaba en sus pechos, sino que ahora mismo estaba entre sus piernas.
Edzard se encontraba entre las piernas de Lint, usando su lengua para estimular los labios exteriores de su coño. Su lengua se movía de arriba-abajo por sobre la ropa de Lint, pues aún no se la había quitado. Él se encontraba muy concentrado en su labor actual, por lo que no le prestó atención a nada más que a esta parte del cuerpo de su amante.
Lint sintió que Edzard pasaba su lengua por todo su sexo, haciendo que su cuerpo se estremezca levemente.
“Ahhh…~ Ed~.” gimió Lint mientras llevaba sus manos a la cabeza de Edzard, pero antes de que llegara, se escuchó un sonido.
¡Rij!
El sonido de una tela rompiéndose se escuchó y un segundo después, un gritó de Lint llenó la habitación.
“¡OH! ~”
El grito de Lint se había producido gracias a Edzard, el cual le había dado un pequeño y suave mordisco a su clítoris, el cual comenzaba a sobresalir ligeramente de los labios exteriores de su coño. El sonido que se había escuchado anteriormente era el de los pantalones cortos y la ropa interior de Lint, los cuales habían sido rasgados por Edzard, el cual usó sus caninos para eso.
“¡Ed~! ¡Ed~! ¡Ed~!¡Ed~!” Gritó de placer Lint mientras sentía como Edzard introducir su lengua en su coño, provocando que los espasmos que sentía anteriormente se volvieran más fuertes. El placer comenzó a nublar la mente de Lint, quien movió sus manos y tomando la cabeza de Edzard, la mantuvo fija en su coño.
Edzard movía su lengua dentro del coño de Lint de manera casi desesperada, pues su mente estaba que comenzaba a nublarse gracias a los gemidos que soltaba su amante. De hecho, él estaba luchando con toda su fuerza de voluntad para no bajarse los pantalones en ese mismo instante y comenzar a penetrarla.
‘Maldición, siento que mi cuerpo está más caliente de lo normal. Si no logro hacer que Lint se corra en los próximos veinte segundos, me temo que tomare su virginidad sin que este muy mojada.’ Pensó Edzard con una pequeña cantidad de preocupación. Sin embargo, decidiendo que no quería que su amante sintiese mucho dolor en este dia, el movió una de sus manos a uno de sus pechos y comenzó a estimularlo, a la par que seguia estimulando su coño. Y eso pareció dar resultado, pues unos cinco segundos después de iniciar, el cuerpo de Lint se tensó y esta arqueó la espalda mientras soltaba un grito muy fuerte.
Tras soltar aquel grito, el cuerpo de Lint cayó al suelo mientras su respiración se volvía un poco errática.
Edzard puso una sonrisa hambrienta al ver aquello y gateando suavemente, se puso cara a cara con Lint. El rostro de su amante estaba rojo y su respiración era entre cortada.
“Espero que aun puedas continuar, querida. Porque yo aun quiero más.” Dijo Edzard mientras miraba como Lint recobraba un poco el conocimiento.
“Y-y-ya veo…” dijo Lint entrecortadamente, para luego sonreír hambrientamente. “Eso es bueno, porque yo tampoco quiero que esto termine aquí.”
Al oír aquellas palabras, Edzard levantó su torso y se quitó la camiseta deportiva a la par que soltaba los cordones de su pantalón, bajándoselo y mostrándole a Lint que tenía una erección completa.
El rostro de Lint se enrojeció un poco más mientras ella miraba la erección de su amante. Si bien era la primera vez que la miraba de cerca, no era la primera vez que lo veía en sí, ya que lo había visto muchas de las veces en que ella pudo verlo a él tener sexo con Asia y el resto de las chicas.
“Entonces… ¿Comenzamos?” preguntó Edzard mientras tomaba las piernas de Lint y las separaba lentamente.
Lint asintió y esa fue toda la respuesta que Edzard necesitó para comenzar. Colocando las piernas de Lint sobre sus hombros, Edzard alineó su verga en la entrada del coño de Lint y sin perder un solo segundo más, la penetró. Si bien él quiso empezar suavemente, el canal interno de Lint estaba muy mojado, lo que hizo que él le quitase la virginidad de un solo golpe.
El cuerpo de Lint se estremeció sintiendo una mezcla entre placer y dolor. Pese al dolor que sentía, el placer fue más fuerte, provocando que ella comenzase a gemir.
“A-al fin somos uno.” Dijo Lint con una sonrisa en su rostro para luego comenzar a gemir, pues Edzard comenzó a mover sus caderas lentamente, provocándole un agónico placer que hizo que su mente se comenzará a poner en blanco.
Edzard siguió moviendo sus caderas a un ritmo lento por un tiempo, para luego comenzar a moverlas de manera más rápida y con más fuerza cuando sintió que Lint ya podía estar lo suficientemente cómoda.
Al momento en que Edzard comenzó a mover sus caderas con más velocidad, los gemidos de Lint comenzaron a volverse más fuertes.
“Ahhh~” gimió Lint mientras se mordía los labios, pues sentía que varias descargas eléctricas recorrían su cuerpo de un extremo al otro.
A la par que Lint soltaba gemidos, Edzard soltaba gruñidos, pues el interior de su amante se sentía muy bien. La estreches que tenía, hacia que se volviese un poco complicado el que el lograse contenerse para no venirse en el interior de Lint.
“Ed~, siento que algo viene.” gimió Lint mientras sentía que las paredes internas de su coño se estrechaban.
Edzard no respondió verbalmente, sino que llevó sus brazos hacia Lint y la rodeó, levantándola ligeramente. Al hacer esto, el sintió que el coño de Lint se apretaba mucho más, lo que provocó que estuviese más cerca de llegar al clímax. Por lo que aumentó significativamente la fuerza de sus estocadas, provocando un aumento de intensidad en los gemidos de Lint.
“¡Kyaaa! ~” gritó Lint mientras alcanzaba el primero de los muchos orgasmos que tendría este dia.
A la par que Lint gritaba, Edzard solo gruñó al llegar al clímax, mientras que vertía todo su semen en el interior de Lint.
Un segundo después de que ambos tuvieran sus orgasmos, Edzard no dejó que Lint cayera al suelo, sino que la movió un poco, logrando que ella se ponga a cuatro patas. Tras aquello, Edzard no perdió tiempo y tomándola de las caderas, volvió a penetrarla, lo que generó que el ángel volviera a gemir.
A diferencia de lo que había pasado anteriormente, ahora Edzard estaba siendo un poco más rudo, y con cada estocaba que le daba, el veía como las nalgas de Lint se movían ligeramente. Aquella vista no hizo más que ponerlo más excitado, por lo que dejó de agarrar a Lint de las caderas y la tomó de sus brazos, comenzándolos a usar de palanca para penetrarla con más fuerza.
“~Ahhh.~” eran los únicos gemidos que se podían entender a Lint, pues su mente estaba en blanco o más bien no deseaba decir nada más, ya que solo quería disfrutar de aquel pecaminoso placer que estaba sintiendo ahora mismo. Su mente ahora solo pensaba en lo bien que se sentía, ya no importándole casi en lo absoluto que posiblemente se había convertido en un ángel caído.
El sonido de la carne chocando y el olor a sexo comenzó a llenar la sala, mientras que ambos amantes seguían teniendo su ya quinto raund. Para este momento, Edzard se encontraba echado en el suelo, mientras Lint lo cabalgaba como si no hubiese un mañana.
“~Mas~, Ed. ~Quiero que me des más~” gimió Lint mientras se llevaba sus manos a sus pechos, frotando sus pezones en uno, a la vez que masajeaba su otro pecho.
Edzard gruñó en aceptación y moviendo sus manos, tomó las caderas de Lint y sincronizando su ritmo con el de las caderas de su amante, comenzó a darle estocadas rápidas, pero vigorosas. Estas estocadas aumentaron el placer que Lint estaba sintiendo, generando que ella gimiera más alto.
“~Me vengo, Ed~ ¡~Me vengo~!” gritó Lint mientras alcanzaba su sexto orgasmo. Sin embargo, a diferencia de las veces anteriores, en esta ocasión, ella dejó salir sus alas mientras tenía su ultimo orgasmo, pues su cuerpo y su mente ya no daban más.
Las ocho alas de Lint se mostraron ante los ojos de Edzard, quien pese a que estaba que volvía a llenar la matriz de Lint con su semen pudo ver claramente que las alas de Lint no eran negras, sino que seguían siendo plateadas. Además, el halo que tenía en su cabeza no había desaparecido. Al ver aquello, el ultimo sangre de dragón abrió los ojos de sorpresa, a la vez que sentía calma al ver que su amada seguia siendo un ángel. Aquella visión hizo que su estado de excitación se detuviera por completo.
El cuerpo del ángel reencarnado cayó hacia el pecho de Edzard, quien la atrajo suavemente para luego dejarla descansar en el suelo unos segundos mientras se ponía correctamente los pantalones. Tras eso, la levantó suavemente y salió de la sala, caminado de manera sigilosa a su habitación, pues quería dejarla descansar en la cama.
El sol estaba en el cielo, pero sin llegar a su máxima altura posible, indicando así que aún era de mañana. Mientras que muchas personas estarían haciendo sus labores en este horario, dos personas estaban siguiendo a una tercera. Las dos personas eran Yasaka y su hija Kunou, quienes estaban que caminaban mientras seguían a una de las ex sirvientas de Diodora hacia el solar personal de Edzard. La Kyubi y su hija habían llegado hoy para tomar residencia de manera formal en el que sería su nuevo hogar, pues al ser Yasaka la “prometida” de Edzard, eso la convertía de manera automática en parte de la familia de este último.
“Hemos llegado.” Dijo la sirvienta mientras se detenía frente a un par de puertas dobles. Tras aquellas palabras, la sirvienta se fue del lugar, pues tenía que hacer otras labores.
Cuando la sirvienta se fue, Yasaka y Kunou se quedaron paradas un segundo mientras Yasaka tomaba una respiraciones para calmarse. Cuando sintió que sus pulsaciones se estabilizaron, ella miró a su hija y dándole un asentimiento, volvió a mirar la puerta y extendiendo una mano, tomó el picaporte y abrió la puerta. El interior de la habitación que recibió a ambas youkais era una habitación muy , pero muy ordenada. La habitación tenía varios estantes repletos de libros y pergaminos. Había un escritorio hecho de una madera negra en cuya superficie había algunos libros muy grandes, los cuales mostraban algunos números. En una silla, la cual estaba detrás del escritorio desde su perspectiva, estaba Edzard, el cual miraba aquellos números con el ceño ligeramente fruncido.
“Ahhhh…” soltó un suspiro el hijo de Akatosh, el cual dejó el cuaderno allí y tras levantar la mirada, las vio. Al percatarse de que ellas estaban allí, él se levantó de su silla y se acercó a ambas para darles un saludo. “Yasaka, Kunou.”
Las dos youkais asintieron como respuesta al saludo.
“Parece que ya están listas para su mudanza.”
“Si, Edzard-sama.” Respondió Kunou de manera rápida.
El hijo de Akatosh miró a su posible futura “nueva hija” y movió su mano hacia su cabeza. Comenzando a hacerle pequeñas carisias, le habló a la pequeña. “Sería mejor para ambos si no le agregas el Sama a mi nombre, Kunou.”
“Pero eso sería…”
“Kunou… para efectos legales actualmente soy algo similar a un padrastro para ti. No sabemos si este compromiso con tu madre será roto en el futuro o si continuara hasta hacerse realidad, pero en cualquier caso, quiero mantener una relación amigable contigo.” Dijo Edzard, interrumpiendo a la pequeña Kitsune.
La hija de Yasaka miró con confusión a Edzard unos segundos, no por la mención del compromiso, pues su madre ya se lo había explicado todo, sino que fue por como Edzard estaba dispuesto a ser una figura paterna para ella o al menos ser un buen amigo. Asi que, al escuchar aquello, puso una gran sonrisa y asintió. “¡Si, Edzard!”
La forma en que la pequeña lo llamó hizo que Edzard pusiera una sonrisa.
“Bien. Ahora, porque mejor no sales un rato y le pides a una sirvienta que te lleve al jardín, allí veras a Marie con Asia jugando un rato.”
Al escuchar donde estaba su amiga, la pequeña Kitsune asintió y sin pensarlo dos veces más, salió del solar de Edzard rápidamente.
Cuando Edzard y Yasaka vieron que estaban solos, se sentaron en dos sillones que estaban en una esquina del solar. Tras aquello, la kitsune mayor miró a Edzard y sintiéndose bromista, habló. “Si no te conociera, pensaría que quieres algo con mi hija.”
No pasó ni un segundo después de lo que dijo Yasaka, que Edzard la miró con una mirada fulminante, la cual causó que un escalofrío recorriera el cuerpo de la kitsune.
“Ni se te ocurra hacer bromas de ese tipo, Yasaka.” Dijo Edzard con un tono de voz muy, pero muy helado. El rostro de Edzard se había vuelto pétreo por un instante, pero luego este soltó un suspiro despues de que vio como la kitsune temblaba ligeramente. “Y-Yasaka…. Lo siento, no debí hablarte de esa manera, pero los últimos días han sido algo estresantes.”
La líder los Youkais de Kioto miró a Edzard y soltando un suspiro propio, le respondió. “Tranquilo, no te preocupes…. Creo que entiendo por qué… Es por lo del compromiso de matrimonio, ¿verdad?”
“En parte sí, pero la cosa es más que eso.” respondió Edzard para levantarse y tomar el libro que había estado leyendo cuando ella y Kunou llegaron al solar.
Yasaka tomó el libro cuando Edzard se lo ofreció. Mirando en sus páginas, vio que los números que había visto previamente eran de hecho cantidades, pues el libro estaba repleto de recetas.
“¿Qué esto?” preguntó Yasaka luego de intentar comprender sobre que eran las recetas.
“Son las recetas de todos los antídotos que he hecho que mis padres beban.” Respondió Edzard apretando sus puños por la frustración que comenzó a sentir.
Los ojos de Yasaka se abrieron lentamente al escuchar aquello. Lentamente comenzó a mirar las hojas, y comenzó a contar la cantidad de recetas que habían registradas en el libro.
‘Setenta… aquí hay más de setenta recetas de antídotos.’ Pensó Yasaka mientras su ser estaba atrapado entre el asombro y el horror. Lo último que sentía la líder de los Youkais de Kioto se debía a que se imaginaba lo mucho que había estado trabajando Edzard para ver si podía salvar a sus progenitores de aquel funesto veneno. ‘Edzard…. ¿Cuántas horas de sueño has perdido por estar trabajando en los antídotos? ¿Cuántos momentos con tu hija te has perdido?’
“No deberías de preocuparte tanto, Yasaka.”
La voz de Edzard sacó a la kitsune de sus pensamientos, forzándola a mirar a su “prometido”.
“¿Cómo?” preguntó Yasaka con sorpresa de que Edzard pudiese saber lo que pensase.
“¿Cómo se lo que pensabas?” preguntó Edzard en respuesta, ganándose un asentimiento de Yasaka. “Eso es sencillo, tu mirada es la mismo que me dieron las chicas cuando me preguntaron si había dormido mucho los últimos días.”
“Ya veo…” dijo Yasaka sintiéndose algo rara por las palabras de Edzard.
“No te preocupes tanto por esto, la verdad es que estoy acostumbrado a dormir poco. De hecho, casi no necesito dormir demasiado.”
Yasaka miró a Edzard con un ligero toque de sorpresa, pues no se esperaba esa declaración. Sin embargo, antes de que dijese algo, Edzard se le adelantó.
“Creo que lo mejor es que te muestre cual será tu habitación y la de Kunou de ahora en adelante.” Dijo Edzard levantándose de su silla.
Yasaka solo miró a Edzard uno segundos para luego levantarse también. Cuando ambos estuvieron levantados, se fueron del lugar.
Mientras su madre y su “padrastro” tenían su conversación, la pequeña hija de Yasaka corría por los pasillos del palacio en dirección del patio que se encontraba cerca de la iglesia que tenía el palacio. Su destino era encontrar a su amiga y a su madre, quienes estaban allí pasando un tiempo de calidad madre-hija. Los pasos de la pequeña kitsune eran rápidos, por lo que pudo llegar a su destino relativamente pronto.
En el momento en que ella cruzó el arco que conectaba uno de los pasillos con el jardín, sus sensibles oídos captaron los sonidos de dos risas.
“¡Ja, ja, ja! ¡Bozizzqobii, para!”
“¡Mou, Briiiizbii, Tú también deja de hacer esas travesuras!”
Cuando los ojos de Kunou se posaron en el origen de aquellas voces, vio que se trataban de Asia y de Marie, quienes estaban jugando con una cría de dragón cada una. Marie tenía en sus brazos a un dragón con escamas azules como diamantes, mientras que el otro dragón, el cual revoloteaba alrededor de Asia, dando volteretas alegres también era un dragón con escamas azules, pero de una tonalidad más clara, casi como si de hielo se tratase.
‘¡Kawaii…..!’ gritó en su mente Kunou al ver a Marie sonreír mientras el pequeño dragón que tenía en brazos le lamía el rostro, provocándole risas a su amiga.
“Oh, Kunou-chan.” Dijo Asia al percatarse de la presencia de la pequeña Kitsune.
Al oír el nombre de su amiga, Marie dejó de jugar con el pequeño dragón y usando su olfato como guía, posó su vista en su amiga.
“¡Ku-chan!” gritó Marie de felicidad al oler que su amiga estaba cerca.
Al oír a su amiga llamarla, Kunou comenzó a caminar hacia ella con pasos rápidos. Cuando llegó a donde estaban ambas, saludó a Asia, quien le dio una sonrisa como respuesta, mientras que, con Marie, intercambiaron un pequeño abrazó.
“Asi que ya llegaron.” Dijo Asia con una sonrisa un poco incomoda, refiriéndose a Kunou y su madre.
“Asi es. Mi Hahahue está hablando con Edzard en este momento.” Respondió Kunou con un poco de vergüenza.
La forma en que la pequeña kitsune llamaba a su esposo, hizo que Asia dedujera que él ya había hablado con ella.
‘Ed mencionó que él quería ver si este matrimonio arreglado podría funcionar. No porque sintiese algo por Yasaka, sino porque de esta manera se podía mantener una fachada de unidad dentro de pacto de Kuoh.’ Pensó Asia mirando a Kunou conversar con Marie hasta que Briiiizbii comenzó a volar alrededor de Kunou, llamando así la atención de la pequeña.
“¡ja, ja, ja!” Rio divertida Kunou al sentir como el pequeño dragón comenzaba a hacerle cosquillas con su hocico.
Al ver esto, Asia se movió y rápidamente atrapó a Briiiizbii, el cual soltó un pequeño chillido de decepción, pues le habían cortado su diversión.
Secándose una pequeña lagrima de las risas que había tenido, Kunou miró al dragón y le preguntó a Asia por ellos. “Asia-sama. ¿Por qué hay dos crías de dragones aquí?”
Asia miró a la pequeña hija de Yasaka y acariciando la cabeza de Briiiizbii, respondió. “Son mis dos familiares.”
La respuesta de Asia asombró a Kunou, pues ella no se esperaba esto.
“I-increíble… nunca creí que alguien pudiese tener dos dragones como familiares.” Respondió Kunou mientras miraba a Marie frotar la cabeza del dragón llamado Bozizzqobii. Al recordar como los habían llamado Asia y Marie, ella sintió curiosidad, pues quería saber la razón por la que los habían llamado así. Por lo que, sin pensarlo dos veces, preguntó por aquello. “¿Por qué los llamas por esos nombres tan raros?”
Al escuchar la pregunta de Kunou, fue Marie la que le respondió a su amiga. “No son nombres raros, Ku-chan. Son nombres en idioma Dovah.”
Las palabras de su amiga confundieron a Kunou, quien solo miró a la pequeña dragona sin entender.
“¿Idioma Dovah? ¿Qué idioma es ese?” preguntó Kunou mirando a Marie.
“Es el idioma de los Dovah del mundo de Aurbis.” Respondió Asia, quien luego vio como la pequeña Kitsune la veía con confusión. Al ver eso, la esposa de Edzard recordó que Kunou no sabía lo que era un Dovah, por lo que sin demoras le explicó a la pequeña lo que era un Dovah.
“Asi que, ¿Les pusiste nombres Dovah a estos dos pequeños dragones, Asia-sama?” preguntó Kunou cuando Asia terminó de explicarle lo que era un Dovah.
“Si, al pequeño Spire Dragon lo llamé «Bozizzqobii», que significa «Valiente relámpago azul» y le di ese nombre por ser el más arrojado de los dos.” respondió Asia mientras miraba al pequeño Sprite Dragon. “Al otro dragón lo llame «Briiiizbii», que significa «Hermoso hielo azul» y le di ese nombre por el color de sus escamas.”
Kunou miró a ambos dragones y vio que aquellos nombres parecían caerles como anillo al dedo. Ella intentó seguir hablando con Asia sobre los nombres de los dragones, pero antes de que diga algo, Bozizzqobii voló de los brazos de Marie y se posó en su cabeza, soltando un pequeño bostezo.
“Parece que le gustas.” Dijo Asia mientras se acercaba a donde estaba Marie, quien hizo un puchero al ver que Bozizzqobii se había ido.
“¿En serio?” preguntó Kunou mientras tentativamente movía su mano hacia la cabeza del dragón en un intento de tocarlo.
“Si, él no es muy sociable con algunas personas.” Respondió Asia mientras dejaba a Briiiizbii junto a Marie, la cual abrazó al pequeño dragón.
“Ya veo…”
Tras aquellas palabras, Kunou caminó hacia Marie, pero antes de llegar, escuchó pasos acercarse. Girando la cabeza, Kunou vio que los pasos eran de su madre y Edzard los cuales se acercaban a donde estaban ellas.
“¡Papá!” gritó Marie cuando olio a su padre acercarse. Girando la cabeza, la pequeña lo vio llegar y soltando a Briiiizbii, intentó caminar hacia su progenitor.
Al ver que su pequeña hija estaba por intentar ir a donde estaba el, Edzard se adelantó y la tomó entre sus brazos.
“¡Ja, ja, ja!” eran las carcajadas que la pequeña dragona soltó, pues su padre la estaba lanzando al aire, para luego atraparla.
“¿Ya terminaste de mostrarle a Yasaka-sama donde se quedará, Ed?” preguntó Asia mirando a la Youkai con una sonrisa algo tensa, pues aún no se acostumbraba a lo que estaba pasando.
“Si, ya les mostré cuáles serán las habitaciones que tendrán en el palacio.” Respondió Edzard, dejando de lanzar a su hija y tomándola entre sus brazos.
La respuesta de su padre provocó que la pequeña dragona sintiera curiosidad, por lo que decidió exponerla haciendo una pregunta. “Papá, ¿Por qué Ku-chan y su madre tendrán una habitación en el palacio?”
La pregunta de su hija hizo que tanto Edzard como Asia recordasen que no le habían contado nada a ella sobre el “matrimonio arreglado” de Edzard y Yasaka, por lo que aprovechando la situación comenzaron a contarle a Marie todo.
“Y eso es todo lo que está sucediendo.” Dijo Edzard, terminando de contar todo a su hija.
“¿Qué te parece, Marie? Kunou-chan será tu nueva hermana.” Dijo Asia en broma mientras miraba a su hija.
La pequeña dragona no respondió de manera inmediata, pues se tomó unos segundos antes de hablar. Sin embargo, incluso antes de que hablara, tanto Edzard como Asia y Yasaka se dieron cuenta de que aquella noticia no parecía ser del agrado de la pequeña.
“No me gusta.” Susurró Marie, llamando la atención de todos.
Las palabras de Marie hicieron que las orejas de Kunou se pegaran a su cabeza por la tristeza que comenzó a sentir, pues le dolía escuchar que su amiga no quería que fueran hermanas. Si bien ella tampoco estaba muy cómoda con lo que pasaba, esperaba que al menos su relación con Marie no se viera afectada, pero parece que se había equivocado.
Edzard miró a la pequeña Kitsune, la cual estaba siendo abrazada por su madre, pues estaba a punto de llorar. Sintiendo que había algo más que solo un rechazo por la nueva situación en la que estaba su familia con la de Kunou, Edzard decidió mirar a su hija y preguntarle la razón por la que no le gustaba esa idea. La respuesta que recibió fue algo que no esperaba.
“No quiero que Ku-chan sea mi hermana… ¡Porque si es mi hermana no podré casarme con ella en el futuro!”
Las palabras de Marie dejaron como piedra a todos los que escucharon, incluso los dos dragones de Asia se quedaron como piedra al escuchar aquello.
“¿Q-q-qué?” tartamudeó Kunou al escuchar las palabras de Marie mientras su rostro se sonrojaba, más por la vergüenza de escuchar eso que por otra razón.
“Ara, ara… parece que la pequeña Marie tiene sus ojos fijos en mi hija.” dijo Yasaka con una sonrisa incomoda, pues no se esperaba que la pequeña dijese algo así. Por lo que, esperando ver una reprimenda por parte de sus padres, los miró a ambos. Sin embargo, para su sorpresa, vio que ellos no mostraban signos de confusión por lo mencionado, sorpresa por lo escuchado sí, pero nada de confusión.
“¿Estás segura de que quieres eso, Marie?” preguntó Edzard casi como si de hablar del clima se tratase.
“Si.” Respondió Marie.
“¿De verdad?” preguntó Asia en un intento de confirmar la decisión de su hija.
“Si, estoy segura. Además, cuando conocí a Ku-chan vi a versiones adultas de nosotras caminando de la mano.”
La revelación de la visión que tuvo Marie causó que Edzard la mirara con sorpresa, pues no esperaba que ella tuviese «la Visión». La habilidad llamada «La Visión» era una habilidad rara, la cual permitía ver fragmentos de algún futuro posible.
“¿Estás segura de lo que viste, Marie?” preguntó Edzard.
“Si, cien por ciento segura.”
La respuesta de Marie provocó que Edzard soltara un suspiro, pues se acaba de enterar de que posiblemente su hija en el futuro preferiría tener como parejas a otras mujeres. Si bien para un humano de la Tierra esa noticia podría ser escandalosa, para los habitantes de Aurbis aquello no era algo raro, pues en sus sociedades ese tipo de relaciones no eran mal vistas. Después de suspirar, el vio que Yasaka lo miraba de manera expectante, casi como pidiéndole que le explicara todo. Por lo que decidiendo que aquello tenía que hablarse en un ambiente más personal, él les dijo que se dirigieran hacia su solar para hablar más cómodamente allí.
Mientras Edzard hablaba con Yasaka sobre lo que ocurría, en algún lugar del gran Cañón del Colorado, se encontraba Zakir. El Lilmothiit se encontraba sentado sobre una gran roca mirando el cañón. Él estaba aquí esperando hablar con alguien, a quien le había enviado un mensaje hace unos días, pues tenían que hablar de algos serio.
‘Parece que tienes un problema un poco raro, mocoso.’ Pensó Zakir, el cual estaba usando su habilidad única como héroe de los Pergaminos Antiguos para ver lo que sucedía con Edzard. Él podía lograr esto gracias a que su habilidad funcionaba como una forma de omnipresencia, pero a diferencia de la Omnipresencia real, su habilidad era más limitada, solo permitiéndole estar en algunos lugares que él ya había visitado antes; además, él no podía estar en más de cuatro lugares a la vez. Fue gracias a esta habilidad que él pudo saber que pasaba durante la invasión de Bal a Nirm durante la segunda era.
“Parece que estas entretenido en algo, Viejo fósil.”
La voz de Aryne llamó la atención de Zakir, el cual dejó de estar en el palacio de Edzard para posar su mirada en su compañero Héroe.
“Nada importante, vieja bruja.” Respondió Zakir con molestia.
El rostro de Aryne se arrugó por la molestia que sintió al ser llamada vieja bruja. Sin embargo, pese a esa molestia, ella decidió hablar, pero de manera cortante y yendo directo al grano, pues no quería estar en presencia de Zakir más tiempo.
“¿Por qué me has llamado? Es muy raro de tu parte hablar conmigo.”
“No lo hice porque disfruté de tu presencia, pero necesitaba que me hagas un favor.”
Las palabras de Zakir hicieron que una sonrisa burlesca apareciera en el rostro de Aryne. “Wow… no puedo creerlo, el gran Zakir, el héroe de la guerra de los Tres Estandartes, me está pidiendo ayuda. Nunca creí que esto llegaría a pasar.”
Las palabras de Aryne provocaron que el Lilmothiit gruñera con molestia antes de responderle. “Créeme, que no te pediría nada de no ser necesario.”
Tras aquellas palabras, ambos se quedaron en un silencio incomodo por tres segundos antes de que Aryne volviese a hablar. “¿Qué necesitas?”
“Necesito que busques un amuleto similar al antiguo amuleto de los reyes.” Respondió Zakir mientras se levantaba.
El pedido de Zakir asombró a Aryne, quien solo lo miró con curiosidad. “¿Qué tiene de especial este amuleto?”
“Contiene el fragmento faltante del alma de ese mocoso.”
La respuesta de Zakir causó que Aryne se sorprendiera, pero rápidamente volvió en sí, pues ella ya había insinuado que algo le pasaba a Edzard desde que lo vio luchar contra Loki. Esto se debía a que las tres palabras del Thu’um de Aspecto de Dragon debería de convertirlo ya en un dragón no en una especie de hibrido humano-dragón.
“Ya veo…. Asi que eso pasaba.” Dijo Aryne mientras caminaba hacia el norte alejándose de Zakir. Sin embargo, antes de irse, giró la cabeza y volvió a hablar. “Te ayudare, Vestigio, pero me deberás una grande.”
Tras aquellas palabras, Aryne fue arrastrada por un portal purpura, desapareciendo del lugar.
Al ver que estaba solo nuevamente, el Lilmothiit comenzó a caminar hasta que un portal apareció frente a él. Asi que, tomando un suspiro, cruzó por el portal.
‘Parece que mi señora quiere hablar conmigo de algo.’ Pensó Zakir mientras el portal se cerraba tras él.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 54
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 53
— Incluso nosotros que viajamos en las corrientes del Tiempo no podemos ver más allá del fin del Tiempo... Wuldsetiid los tahrodiis. Aquellos que intentan acelerar el fin, puede que lo retrase. Mientras que aquellos que trabajan para retrasar el fin, puede que lo acerquen —
Paarthurnax a Edzard
Haafingar – Nirm 5E
El cielo de Skyrim se encontraba completamente despejado, permitiendo que los rayos del sol cayeran sobre la tierra de los Nórdicos. Si bien el sol era muy querido por muchos seres de Skyrim y de Aurbis, en un camino, el cual se encontraba la comarca de Haafingar, se encontraba alguien que no apreciaba ese astro.
“¡Aghh! ¡Maldito sol de mierda!” gritó Serana con frustración mientras caminaba de regreso al lugar donde se encontraba el barco que usaba para volver al castillo de su familia.
La hija de Puerto Gélido se encontraba de regreso a su hogar luego de haber visitado a todos los ex edecanes de su amigo. Esto era algo que ella había estado haciendo regularmente una vez cada seis meses. Si bien era algo que Edzard nunca le pidió, o incluso algo que le pediría, ella decidió hacerlo de todas maneras, ya que así se aseguraba de que las herencias que el dejó no sean mal usadas.
‘Ed, estoy segura de que te alegraría ver lo felices que son todos.’ Pensó Serana mientras sonriera bajo su capucha.
La vampira pensaba aquello gracias a que ella vio cómo vivían cada uno de los ex edecanes de Edzard. Cada uno de ellos habían formado sus propias familias y habían cumplido con las peticiones que les hizo su antiguo thane antes de partir al otro mundo.
‘Hubiese sido divertido que hubiesen estado por aquí para la boda de Lydia y Saadia.’ Pensó divertida Serana, recordando como aquellas mujeres se habían casado en el templo de Mara de Riften. Aunque, Lydia no había sido la única que se había casado, ya que todos los ex edecanes de Edzard se habían casado el mismo dia en el templo. Las parejas habían sido obviamente Lydia con Saadia, mientras que Argis se había casado con una bretona llamada Muiri, la cual era la ayudante de la dueña de tienda de la Cura de la Arpía. Por su parte, Jordis se había casado con Aldis, el capitán de la Guardia de la ciudad de Soledad. Por otro lado, Iona se había casado con Zafiro, una miembro del Gremio de los Ladrones y aquello fue algo que ni ella ni nadie de los que conocían a ambas mujeres se había esperado. Finalmente, Calder se había casado con una nórdica que provenía de la Aldea Skaal, cuyo nombre era Morwen.
Mientras seguía pensando en los últimos sucesos, su mente recordó su encuentro con un ser que no esperaba ver en su vida.
Flashback
Las lunas brillaban en el cielo despejado, permitiendo ver también la aurora boreal que solo era visible en las noches del norte de Tamriel. En el camino que cruzaba la comarca de La Grieta de extremo a extremo se encontraban dos personas, una era Serana y la otra era Aela. Las dos amantes iban conversando tranquilamente, recordando las noticias que habían recibido de dos de los antiguos edecanes de Edzard.
“Asi que, ¿Lydia y Saadia han adoptado a dos niños?” preguntó Serana con curiosidad mientras miraba a su amante.
“Asi es, una niña llamada Lucie, la cual era una huérfana nórdica que caminaba por las calles de Carrera Blanca y el niño se llamaba Alesan, el cual era un huérfano Guardia Rojo que vivía en Lucero del Alba.” Respondió Aela con una sonrisa de diversión en su rostro, pues recordaba que Saadia les había dicho que no pensaba tener hijos.
“Si bien eso es asombroso, lo que realmente se asombra es que Iona y Zafiro hayan adoptado dos niños también.” Comentó Serana mientras miraba las estrellas.
“Si, eso fue tan sorpresivo como su matrimonio. Según recuerdo, el niño era un bretón que se llamaba Blaise y la niña era una nórdica llamada Sofie.” Dijo Aela mientras extendía su mano derecha y tomaba la mano izquierda de Serana.
La acción de Aela fue correspondida por una sonrisa de Serana, la cual luego de sonreír se detuvo abruptamente y jalando a su amante, capturó sus labios en un profundo beso.
El beso que ambas amantes se dieron comenzó a escalar en intensidad, lo que conllevó a que sus manos se soltaran y comenzaran a recorrer el cuerpo de la otra. Los gemidos de ambas comenzaron a hacerse presentes mientras sus manos recorrían cada centímetro del cuerpo de la otra, masajeando sus traseros y sus pechos de manera casi salvaje. Sin embargo, antes de que pudiesen hacer algo más, los sensibles oídos de ambas captaron el sonido de pasos acercarse. Dichos pasos, estaban amortiguados por el uso de botas ligeras.
“No se preocupen por mi presencia, solo sigan en lo que están.” Dijo la voz de una mujer, la cual contenía un toque de picardía.
Al oírla, las dos amantes se soltaron rápidamente y dieron un salto hacia atrás, tomando una distancia de unos cinco metros con la dueña de la voz. Cuando sus ojos se posaron en la fuente de origen, ambas sintieron su cuerpo calentarse ligeramente, y es que la dueña de la voz resulto ser una guapa Dunmer con muy buenos atributos. Si su rostro y atributos eran buenos, la vestimenta que usaba, la cual estaba rota en algunas partes, mostraba parte de sus pechos, siendo el lado izquierdo de su pecho el que casi mostraba el pezón.
“Vaya, pero si son una vampira y una mujer lobo…” Dijo la mujer con una sonrisa mientras las señalaba con un dedo. Sin embargo, dicha sonrisa comenzó a desaparecer, ya que pareció darse cuenta de algo. Unos segundos después de haber puesto un rostro que indicaba que pensaba en algo, la Dunmer preguntó. “¿De casualidad son Serana y Aela?”
Al escuchar sus nombres salir de los labios de la desconocida, las alarmas de ambas comenzaron a sonar, por lo que lentamente, llevaron una mano a donde tenían sus armas, para que luego Aela contestara un segundo después.
“Si, somos nosotras. ¿Tienes algún negocio con nosotras?”
Lo que siguió a la pregunta de Aela, fue un gran grito al cielo y una risa estruendosa, pues la mujer parecía muy feliz por algo.
“¡Ja, ja, ja! ¡Esto es increíble!” Rio divertida la mujer por unos momentos, hasta que finalmente se calmó. Cuando ya no estuvo riendo, se llevó la mano a su bolso y de allí sacó unas cuantas cartas. Entregándoles dichas cartas, les dijo de quien era. “Estoy cumpliéndole un favor a un conocido en común. El me pidió que les entregue estas cartas a ustedes, bueno, más específicamente a Serana. Aunque, me dijo que, de no lograr encontrarla, que debía de viajar a Carrera Blanca y llevarle esto a Aela, que ella ya se los entregaría a Serana.”
Al escuchar que alguien había enviado cartas para Serana, ambas amantes sintieron curiosidad, por lo que, tomando las cartas, abrieron la primera.
Para Serana o Aela o ambas si están leyendo esto juntas
No sé en cuanto tiempo recibirán esto, pero espero que en el momento en que lo reciban estén bien de salud. Algo redundante si recordamos que no pueden contraer enfermedades normales.
La verdad es que tengo mucho que contar, pero me temo que esta carta solo es el saludo preliminar de todo, por lo que iré directo al grano.
Junto a esta carta hay algunas cartas más, una dirigida a cada una, en la que les cuento todo lo que ha estado sucediendo por acá y el resto de las cartas están dirigidas a ciertas personas en específico. Por lo que les pediré que se las entreguen, ya que en su interior hay algunas peticiones personales.
Asi que, sin más detalles, me despido y les continuare contando lo que quieren saber en sus respectivas cartas.
Edzard C. R.
Al momento en que ambas terminaron de leer esa carta, sintieron euforia y tranquilidad, pues habían estado preocupadas por lo que había sido de sus amigos. Poniendo sonrisas en sus rostros, ambas amantes miraron las cartas y efectivamente había cartas con sus nombres, pero también había cartas con los nombres de Tolfdir, Arngeir, Brynjolf, Vilkas, las amigas de Asia y algunos otros más. Además, también había tres cartas, las cuales eran más abultadas que el resto. Dichas cartas tenían los nombres de las tres facciones a las que había pertenecido Edzard, es decir «Los Compañeros», «El Colegio de Hibernalia» y «El Gremio de Ladrones».
Al ver estas cartas abultadas, las dos amantes se preguntaron que contendrían, pero no tuvieron mucho tiempo para pensar, ya que el sonido de la tos falsa de la Dunmer las devolvió a la realidad. Por lo que, posando sus miradas en ella, decidieron hablar.
“Muchas gracias por traernos esto.” dijo Serana con una sonrisa, la cual mostraba sus caninos, siendo imitada por Aela, la cual decidió agregar algo más. “Si, gracias por esto. Si hay algo que podamos hacer por ti, dilo.”
Al momento en que Aela terminó de decir esas palabras, una sonrisa apareció en el rostro de la Dunmer.
“De hecho… si hay algo que pueden hacer por mí.” Dijo la Dunmer mientras se acercaba a ellas lamiéndose los labios.
Fin Flashback
Serana sintió un escalofrió recorrer todo su cuerpo, pues su mente recordó lo que sucedió esa noche en una cueva cercana a donde habían conocido a Aryne.
“¿Quién hubiese pensado que conocería a otro héroe de los pergaminos antiguos?” se preguntó Serana, ya que, tras aquella noche de diversión, la Dunmer les dijo su identidad. Tras aquella revelación, Aryne se había vuelto a vestir, pues el trio que habían tenido solo era algo pasional y no algo vinculante, ya que tanto ella como Aela no sentían algo por Aryne, por lo que solo dejaron aquella noche como un buen recuerdo de los tres. Al momento en que la Dunmer se fue, tanto ella como Aela se dirigieron rápidamente hacia el primer poblado relativamente grande, ya que era junto con las ciudades los lugares donde solían haber puestos de mensajeros. Tras hallar dicho edificio, enviaron todas las cartas a sus dueños, salvo las que tenían sus nombres, la de Lydia, la de Vilkas y todos los que vivían en Carrera blanca, incluyendo la carta gruesa que iba dirigida a Jorrvaskr.
Tras aquello, se dirigieron a Carrera Blanca, donde al llegar entregaron las cartas a sus dueños y cuando estuvieron en Jorrvaskr junto con Lydia, abrieron la gran carta. Lo que vieron en su interior los asombró a todos, ya que estaba repleto de pequeños retratos donde se podía ver a Edzard, Asia y la pequeña Marie. Al ver a sus amigos después de dos años, tanto Aela como Serana y Lydia soltaron pequeñas lágrimas de felicidad, sobre todo al ver como había crecido la pequeña Marie. Además de sentirse confundidas al ver que en otras fotos aparecían algunas personas más, bueno, lo correcto sería decir algunas mujeres más.
Ver aquellas fotos confundió a los presentes, por lo que, comenzaron a leer sus cartas y cuando terminaron de hacerlo, Serana y Aela comenzaron a recibir bolsas de Septims de parte de Vilkas y Farkas, pues ellos habían hecho una pequeña apuesta con ellas. Dicha apuesta giraba sobre si Edzard lograría tener algunas amantes nativas de ese mundo, los gemelos habían apostado que no, pues Asia no lo permitiría, pero ellas habían preparado el terreno para que Asia supiera de la antigua y ya casi extinta costumbre nórdica de tener concubinas. Sabiendo que su amiga hablaría de eso con su esposo y conociendo como era el, era posible que ella si le permitiese tener algunas amantes extras, por lo que decidieron apostar que sí. Y parecía que habían tenido razón, pues Edzard les confirmaba que ya tenía algunas concubinas.
‘Eso fue increíble, cuatro mil septims de manera fácil.’ Pensó Serana con diversión, pero luego su diversión se convirtió en preocupación, pues recordó la petición de Edzard.
La petición de su amigo era de que ella le mencionase a su madre sobre si es que conocía sobre algún antídoto para el maldito veneno de «sangre de Puerto Gélido». Aquel pedido dejó confundidas a ambas vampiras, ya que no sabían por que el pediría aquello. Sin embargo, cuando su madre abrió su carta, ellas se enteraron de que los padres de Edzard se habían convertido en Campeones de Bal gracias a aquel veneno, y aquello hizo que ambas sintieron lastima por Edzard.
‘A pesar de que mi madre mencionó que la única cura para dicho veneno era la muerte, ella decidió investigar en los pocos tomos que tenía sobre ese tema. Lamentablemente, no ha habido avances.’ Pensó Serana mientras seguia caminando. Si bien era cierto que no se encontró antídoto alguno, era posible que hubiese una manera de purgar el veneno de otra forma. ‘Aunque los escritos no mencionan la forma concreta, si hacen menciones de que una gran magia podría purgar ese veneno, pero hay un riego de que los afectados puedan morir o quedar en la locura absoluta.’
Mientras seguia sumida en sus pensamientos, la hija de Valerica no se percató de que un par de bandidos se acercaron a ella. O al menos esa impresión daba la vampira, ya que ante la sorpresa de los dos bandidos que se acercaban, ella movió ambas manos y desató dos potentes relámpagos, los cuales impactaron de llenó en los dos bandidos, acabando con sus vidas en el acto.
“Odio cuando estos sujetos aparecen así.” Dijo con molestia Serana, quien dejó de caminar y comenzó a correr, pues quería llegar a casa para ver si su madre había descubierto algo más sobre ese maldito veneno.
Draconic Deus - 20xx
La noche ya había caído sobre el inframundo, provocando que muchos de sus habitantes ya se encuentren en sus hogares descansando plácidamente o al menos eso era lo que se debería de esperar en un dia normal, pero este dia estaba lejos de ser un dia normal. Esto se debía a que hoy era el segundo dia del llamado «El Gran Festival de dos días de Rating Game», un nombre ideado y publicitado por el mismísimo Lucifer actual, es decir, Sirzechs. Si bien el nombre sonaba algo ridículo, eso no cambiaba el hecho de que sucedieron dos cosas históricas, la primera fue que en el dia anterior se jugaron unos veinte Rating Games de manera consecutiva y simultánea, siendo la primera vez en la historia que algo así sucedía.
Los Rating Games simultaneaos fueron puestos de esa manera para obtener a los participantes del dia de hoy. Para aquel maratón de luchas entre demonios solo se había puesto una regla para la inscripción y esa fue que solo los demonios menores de 20 años que tuviesen noblezas podían participar, por lo que el número de combatientes fue reducido. Aquello hizo que se hiciera una liga rápida, donde solo los cuatro primeros avanzaron a esta ronda. Si bien lo anterior fue histórico, lo de hoy también seria histórico, ya que hoy se llevaría a cabo un Rating Game único, el cual sería puesto a prueba para ver si se implementaría este tipo de Rating Game, el cual fue llamado, «Incursión».
El Rating Game de Incursión sería un tipo único de manera de juego, ya que, a diferencia de los anteriores modos, esta no se basaba en la lucha de un equipo versus otro equipo, sino que se tomaba su inspiración en las mazmorras que solían tener los MMORPG que jugaban los humanos de la Tierra. Asi que, para este modo, una nobleza o un grupo de noblezas ingresarían a una mazmorra donde enfrentarían a varios enemigos hasta llegar a los jefes o al jefe final, ya que el tamaño de la mazmorra dependía de la cantidad de demonios que ingresaban a desafiarla.
Si bien había habido un cierto descontento en la población demonio por la abrupta cancelación de los Rating Games de los jóvenes demonios, el anuncio de este festival menguó casi por completo ese malestar, reemplazándolo por la expectativa y la emoción de saber sobre que trataría. Cuando se reveló lo que se haría en este festival, muchos demonios se sintieron emocionados, por lo que las apuestas corrieron como ríos en las casas de apuestas. Al final de todo ese trajín, al final solo quedaron cuatro noblezas, cuyas identidades no eran ninguna sorpresa, ya que muchos esperaban que terminase de esa manera.
Asi que, mientras muchos demonios miraban con expectativa lo que sucedía en sus hogares, algunos otros se encontraban en el estadio que serviría de entrada para este tipo de Rating game. Dicho lugar de entrada era el estadio de la ciudad de Agreas, una isla flotante en el territorio de la familia Agares. Dicha isla era importante por un recurso en específico, unos cristales con los que se fabricaban las Evil Pieces. Las personas que aquí se encontraban reunidas eran algunos nobles pertenecientes a los clanes demoniacos, junto con varias personalidades importantes tanto de las tres facciones como otras facciones que ya pertenecían al pacto de Kuoh.
Mientras los espectadores de alto rango hablaban en sus respectivas salas, en el interior del estadio de Agreas, en una habitación muy espaciosa y cómoda se encontraban reunidas todas las noblezas que participarían en este Rating Game.
“¿Cómo te sientes, Rias?” preguntó Sairaorg acercándose a su prima, la cual estaba sentada junto a Sona.
“Nerviosa.” Respondió de manera sincera la heredera Gremory mientras miraba al heredero Bael. “¿Cómo te sientes tu?”
“Emocionado.” Respondió de manera rápida y segura Sairaorg mientras golpeaba su puño derecho en la palma de su mano izquierda.
Sona y Rias miraron al joven Bael y suspiraron, ya que solo él podía estar emocionado con algo como esto. Sin embargo, ellas no pudieron decir nada, pues el rey de la cuarta nobleza se acercó a ellos.
“Espero que estén listos, Rias, Sona, Sairaorg.” Dijo una voz fría y calmada, la cual se originaba a la derecha de donde ellos estaban sentados.
Los tres jóvenes demonios miraron hacia esa dirección y vieron a una hermosa joven demonio, la cual tenía el cabello largo de color rubio verdoso pálido. Sus ojos eran rosados con la pupila rasgada. Además, llevaba un par de anteojos que daban la impresión de ser fríos en lugar de geniales. Su vestimenta consistía en un atuendo de noble color azul con varios detalles y accesorios que llevaban el sello del clan Agares en ellos, además, en vez de tener una larga falda que terminase como un vestido, ella llevaba una minifalda. También llevaba un par de botas altas, lo que completaba su look de manera elegante.
“Seek-chan.” Saludó Rias, al ver a su otra amiga de la infancia llegar.
“Rias.” Saludó Seekvaira Agares, la heredera del clan Agares. Tras aquel saludo, la joven demonio se sentó al lado de Rias.
“¿Cómo se han preparado para esto?” preguntó Seekvaira mirando a los otros tres reyes.
“Hemos estado entrenando desde que se nos avisó que se llevaría esto a cabo, ya que la forma en como mi hermano nos lo mencionó, me dejo preocupada.” Respondió Rias mirando a Seekvaira.
“Si, Rias tiene razón. La forma en que Sirzechs-sama nos dijo que habría algo grande como compensación por la detención de los Rating Games, nos causó preocupación, por lo que iniciamos unos cuantos regímenes de entrenamiento para nuestros sirvientes.” Señaló Sona.
“Asi que ustedes también han entrenado, ¿Eh?” preguntó Sairaorg mientras sonreía. “Si no estuviésemos en el mismo equipo para esto, estaría más que encantado de luchar en un Rating Game contra ustedes.”
Las palabras de Sairaorg provocaron la aparición de sonrisas en los rostros de Rias y Sona, quienes solo asintieron, ya que sabían que luchar contra Sairaorg y su nobleza sería una buena forma de medir su avance en este tiempo.
“Ya veo, así que ustedes también. Eso es bueno, ya con esto solo necesitaríamos iniciar a planear nuestra estrategia.” Dijo Seekvaira.
“Si, pero antes creo que debemos de presentar a nuestras noblezas, para que sepan quienes serán sus aliados en esto.” dijo Sona, ganándose un asentimiento de sus compañeros demonios.
Tras aquello todos llamaron a sus sirvientes y comenzaron a presentarlos.
Los primeros en presentarse fueron las noblezas de Rias y Sona, quienes no habían tenido nuevos fichajes, bueno, la nobleza de Rias si había tenido una nueva admisión. El nuevo miembro de la nobleza de Rias era una hermosa joven de ojos azul oscuro. Su cabello rubio era largo y estaba atado en dos coletas con rizos grandes como taladros y cintas azules que los mantienen en su lugar. La parte delantera de su cabello tenía varios flequillos que cuelgan sobre su frente, con un flequillo en forma de V que cuelga sobre el puente de su nariz. Como vestimenta llevaba el uniforme femenino de la Academia Kuoh, con la diferencia de llevar un suéter negro sobre su camisa de vestir en lugar de la capa.
Esta joven era ni más ni menos que Ravel Phenex, la hermana menor del antiguo prometido de Rias. La joven demonio había sido intercambiada con el Alfil sin usar de Rias en un intento de eliminar los problemas políticos que causo la disolución del compromiso entre Rias y Riser. Es por eso, que ella fue enviada para eso, a la par que también se hizo para que ella obtuviese la experiencia de estudiar en una escuela del mundo humano.
Tras la presentación de ambas noblezas, Sairaorg presentó a su nobleza, comenzando con su reina. La reina de Sairaorg se llamaba Kuisha Abaddon, la cual era un demonio de sangre pura que pertenecía a los «Demonios Extras», los cuales eran clanes demoniacos que no pertenecían a los setenta y dos pilares. La apariencia de Kuisha es la de una hermosa chica con cabello rubio atado en una cola de caballo y ojos azules. Su vestimenta consistía en un traje que está abierto en el área del pecho revelando sus grandes senos y escote y parte de su estómago, el traje tiene una sección cortada en sus brazos que revela sus hombros. Además, también llevaba un cinturón y pantalones largos.
Los dos Alfiles de Sairaorg se llamaban Coriana Andrealphus y Misteeta Sabnock, siendo ambos miembros de dos de los extintos clanes de los setenta y dos pilares, pero que no eran contados como miembros plenos debido a que poseían herencia mixta o herencia humana. En lo que a apariencia se refiere, Coriana era una joven atractiva y curvilínea con cabello rubio largo y ondulado y ojos rojos. Su vestimenta consistía en un traje de negocios rojo con detalles morados. Misteeta, por su parte, era un niño con cabello verde claro y ojos violetas, con dos adornos para el cabello idénticos; uno a cada lado. Su vestimenta consistía en un traje azul oscuro con detalles en dorado y rojo con botas rojas que le llegaban sobre las rodillas. Cubría toda esta ropa con una capa con capucha blanca con detalles dorados.
Los dos Caballeros de Sairaorg se llamaban Liban Crocell y Beluga Furcas, siendo ambos miembros de clanes extintos, pero siendo Beluga un demonio de sangre pura, mientras que Liban era un demonio con herencia humana. La apariencia de Liban era la de un hombre joven con cabello rubio y ojos plateados, cuya vestimenta era un traje azul, sobre el cual llevaba una armadura ligera. Además, en su cintura se encontraba atada una espada. Por su parte, Beluga tenía la apariencia de un apuesto joven de cabello castaño y ojos verdes. Su vestimenta consistía en una armadura de placas completa, lo que le daba la apariencia de un verdadero caballero medieval.
Las dos Torres de Sairaorg se llamaban Gandoma Balam y Ladora Buné, ambos al igual que el resto de los miembros de la nobleza de Sairaorg eran miembros de clanes extintos de los setenta y dos pilares, siendo Gandoma un demonio de sangre pura, mientras que Ladora era de herencia mixta. La apariencia de Gandoma era la de un hombre de gran tamaño, pues parecía tener tres metros de altura. Su constitución era musculosa con brazos y dedos de tamaño grueso. Su rostro se asemejaba más al de un monstruo que al de un humano. Además, su piel era de color bronceado y sus ojos eran de color gris azulado pálido. La apariencia de Ladora era la de hombre alto y larguirucho con cabello verde oscuro y ojos rojos.
Finalmente, el único peón de Sairaorg, el cual se llamaba Regulus. Regulus tenía la apariencia de un niño con cabello puntiagudo de color naranja oscuro, ojos dorados y marcas faciales, las cuales estaban ocultas por una máscara dorada. Su vestimenta consistía en un traje blanco con azul y botas negras.
Tras la presentación de la nobleza de Sairaorg, Seekvaira dio un paso al frente y se presentaron. La nobleza de Seekvaira era a grandes rasgos la de menor cantidad de miembros, pues solo tenía dos miembros aparte de su rey. El primer miembro era un dragón llamado Alivian, el cual era la Reina de Seekvaira. La apariencia de este dragón era la de un apuesto joven de cabello negro, cuya vestimenta consistía en un traje de mayordomo.
La siguiente pieza era el caballero de Seekvaira, una joven llamada Bafeel Furcas, irónicamente, esta joven era la hermana de Beluga Furcas. La apariencia de Bafeel era la de una joven en sus veinte años con el cabello largo y liso de color castaño. La vestimenta de Bafeel era un traje formal de color gris.
Tras la presentación de sus noblezas, iniciaron la planificación para lo que vendría.
“Bien, según lo que Sirzechs-sama nos ha informado ayer este rating game está inspirado en las mazmorras de los juegos MMORPG que juegan los humanos.” Dijo Seekvaira mientras sus ojos se posaban en Rias.
Tras aquellas palabras, todos los demonios miraron a Rias de manera casi inmediata, entre aquellos que la miraban se incluía su propia nobleza.
“¿Eh?” preguntó Rias con confusión al darse cuenta de que era el foco de atención. “¿Por qué me miráis todos?”
“Fu, fu, fu. Buchou, de todos los que estamos aquí la mayor otaku eres tú.” Respondió Akeno con una risita, ganándose un asentimiento de los demás presentes. “Asi que, todos pensamos que tu debes de saber más de esto que cualquiera de nosotros.”
El rostro de Rias se sonrojó al escuchar a su reina decir aquello.
“Akeno tiene razón, Buchou.” Dijo Kiba con una sonrisa incomoda en el rostro. “Tú siempre hablabas de los juegos en línea de origen japones que jugabas.”
“Buchou otaku.” Añadió Koneko con voz tranquila, mientras una sutil sonrisa aparecía en su rostro.
Las palabras de la pequeña nekomata hicieron que el rostro de Rias se sonrojara aún más. Aquello duró unos pocos minutos, hasta que finalmente Rias pudo hablar.
“Está bien.” Susurró Rias con un poco de vergüenza, para luego ganar confianza en su voz. “Si nos basamos en los sistemas de los videojuegos humanos, entonces nos enfrentaremos a una mazmorra de varios pisos o plantas, las cuales estarán protegidas por monstruos. También puede que nos topemos con algunos acertijos que deberemos de resolver.”
“Fuerza e inteligencia.” Dijeron al unisonó Sona y Seekvaira, quienes se miraron y se sonrieron al ver que pensaban en lo mismo.
“¿Fuerza? ¿Inteligencia?” preguntó Issei sin comprender esas palabras o, mejor dicho, sin comprender por qué las usaban en este momento.
“Parece que este tipo de rating game es para probar nuestra fuerza e inteligencia.” Respondió Rias mirando con cariño a su peón.
“Ohh… ya veo.” Respondió Issei mientras desviaba el rostro sonrojado por como lo había visto su rey.
Aquella interacción provocó que Akeno soltase una risa fría, a la vez que Koneko y Ravel soltaron un gruñido de molestia.
“Entonces, si es así. ¿Cómo nos formaremos?” preguntó Saji, mirando a su rey.
Tras la pregunta de Saji, las noblezas de los cuatro demonios comenzaron a dar sus opiniones para la elaboración de una estrategia para lidiar con los seres que de seguro les darían muchos problemas durante este rating game, los “jefes” de la mazmorra. Gracias al conocimiento de aquellos que habían jugado MMORPGS, lograron pensar en una estrategia más que sensata, la cual era lo suficiente flexible para ser remodelada durante el combate.
Cuando terminaron de elaborar su estrategia, la puerta de la habitación fue abierta por Grayfia, quien iba vestida de civil, ya que ese era su dia libre. La esposa del Lucifer actual solicitó la presencia de su cuñada y la de la hermana de Serafall con sus respectivas noblezas. Tras aquel pedido, los solicitados salieron de la habitación unos momentos y cuando volvieron, tenían caras de confusión.
“¿Qué sucedió, Sona, Rias? ¿Para que fueron convocadas?” preguntó Seekvaira, quien vio esto con cautela, ya que no entendía por qué solo ellas y sus noblezas fueron llamadas.
“Para nada importante, solo fue para que nuestros hermanos nos desearan buena suerte.” Respondió Rias de manera rápida, pero calmada.
Si bien eso era cierto, la verdad es que ambos Maous les dijeron unas palabras más, las cuales fueron. ‘No importa lo que vean, no digan nada de lo que saben a nadie.’
Aquellas palabras les causaron confusión a las dos herederas y a sus noblezas, pero decidieron cumplirlas, pese a que sintieron que algo pasaría en este Rating Game.
Seekvaira miró a sus dos amigas con un poco de cautela, pero antes de que diga algo, la puerta volvió a ser abierta. La persona que abrió la puerta les dijo que ya debían de salir, pues el Rating game estaba por comenzar.
Tras aquellas palabras, todos los demonios de la sala se miraron y comenzaron a salir hacia el interior del estadio, listos para enfrentar lo que vendría.
Mientras los jóvenes demonios y sus noblezas salían al estadio y eran conducidos al lugar donde se teletransportarían, en uno de los palcos Vip se encontraban Yasaka, Kunou y Marie. La pequeña dragona estaba con ellos debido a que sus padres estaban en una misión junto a todo su grupo, por lo que le habían pedido que la cuidase. Si bien ella pudo negarse, decidió hacerlo, pues no veía nada de malo en cuidarla. Afortunadamente, la pequeña ya había terminado su tratamiento hace un día, por lo que ya estaba sin las vendas en sus ojos. Eso había hecho que la pequeña dragona y su hija estuvieran juntas viendo lo que pasaba.
Pese a lo que había pasado hace unas semanas, la hija de Edzard no mencionaba nada sobre las declaraciones que dijo hace unas semanas, casi como habiéndose olvidado de aquello, pero ella no se olvidaría de nada, sobre todo luego de la charla que tuvo con Edzard y Asia.
Flashback
“¡¿Cómo que las relaciones sentimentales entre personas del mismo sexo son algo normal en Nirm?!” gritó Yasaka con incredulidad tras escuchar como su “prometido” y su esposa mencionaban que para las sociedades de Nirm era algo normal que dos personas del mismo sexo se amaran e incluso que se casaran.
“Es parte de nuestra cultura, pero sobre todo nuestra religión.” Contestó Edzard mientras miraba de manera tranquila a Yasaka.
Al momento de escuchar la palabra religión, el rostro de Yasaka mostró un ceño fruncido, pues no entendía o, mejor dicho, no esperaba que una religión aprobase ese tipo de matrimonio, y que en este mundo no muchas religiones permitían los casamientos de parejas del mismo sexo.
‘Aunque, los griegos tienden a ser más liberales y a veces suelen tener amantes del mismo sexo, pero nunca se casan.’ Pensó Yasaka mientras recordaba sobre lo que había aprendido de los dioses griegos. Si embargo, sus pensamientos no fueron muy largos, pues ella tuvo que volver a la realidad cuando Edzard volvió a hablar.
“Si bien hay varias religiones en Nirm, la gran mayoría de los mortales adoran a los seres denominaos Aetdas o Aedras. Si bien sus nombres cambian en cada panteón, son en su mayoría los mismos dioses.” Dijo Edzard mientras miraba a Kunou, la cual estaba pensativa. “Una de las deidades principales es Mara, la Diosa del amor y la familia. Es una de las pocas diosas que aparece en casi todos los panteones con el mismo nombre y suele decirse que está casada o es la concubina de dos dioses en específico, a veces se dice que está casada con uno o con otro o a veces que esta con ambos a la vez. El amor que Mara profesa por los mortales hace que el matrimonio de Nirm no sean solo juramentos, o un vínculo que une la carne, sino que es un vínculo que une el espíritu de ambos cónyuges.”
La mención de la unión de las almas de las parejas causó que Yasaka y Kunou sintieran curiosidad, por lo que le preguntaron a Edzard sobre aquello, pero para su mala suerte el no supo cómo responder aquello. Tras aquello, las dos kitsunes les preguntaron si tenían algunas amistades en Nirm que tuvieran amantes del mismo sexo y para la sorpresa de las dos kyubis, fue Marie la que respondió.
“Si, están la tía Aela y la tía Serana.” Dijo con una sonrisa de felicidad la pequeña dragona.
La respuesta de Marie provocó que Yasaka les preguntara a ambos quienes eran estas personas y la respuesta que obtuvo fue que ellas eran amantes y que eran lo más parecido a unas figuras de hermanas mayores que tenía Edzard, junto con la declaración de que el mismísimo Edzard había tenido sentimientos amorosos por ambas, pero que por algunos asuntos no pudieron concretarse ningún tipo de relación romántica entre ellos.
“Asi que, ¿Te rechazaron y luego se volvieron amantes?” preguntó Yasaka con una pequeña sonrisa burlesca mientras miraba a Edzard.
Edzard miró hacia otro lado, sintiéndose ofendido por lo que insinuaba Yasaka, pero aun así decidió no responderle, ya que eso solo sería echarle leña al fuego.
“Umm…. Me pregunto por qué te rechazaron… Digo, no eres feo y por lo que vi en las aguas termales tienes un buen cuerpo y estas bien dotado de allí abajo.” Comentó Yasaka como si nada, provocando que tanto Asia como Kunou y Edzard se sintieran un poco incomodos por lo que ella mencionaba.
“Según ellas un factor decisivo fue la edad, ya que ellas eran mayores que yo por varios años.” Dijo Edzard para luego soltar un suspiro.
“¿En serio?” preguntó Yasaka con curiosidad mientras levantaba una ceja, ya que ese argumento no le parecía muy esclarecedor.
“Si, pero entiendo que fue porque ninguna quería tener algo que ver con un hombre.” Dijo Edzard, provocando que la curiosidad de Yasaka aumentara.
“¿Por qué?” preguntó la líder Kitsune.
Edzard estuvo por responderle, pero antes de que diga algo, sintió que le piñizcaban el lado izquierdo de su abdomen. Mirando en esa dirección, vio que la causante fue Asia, la cual le dio una sutil mirada.
“No puedo decírtelo, yo prometí no hablar de ello.” Mintió Edzard, ya que el nunca hizo ese juramento, pero por estar hablando se olvidó que él no era la persona que debía de decir aquello, ya que solo los dueños de esos secretos podían decirlos.
Al escuchar la negativa de Edzard para hablar de aquello, Yasaka estuvo tentada a persistir, pero al final decidió no hacer otra pregunta más sobre ese tema. Asi que, volviendo a centrarse en su conversación original, comenzaron a hablar sobre el significado de las palabras de Marie.
Fin Flashback
La conversación finalizó con Edzard diciéndole lo que era la habilidad de «La visión», una habilidad que le causó a ella y a su hija una gran sorpresa, sobre al saber que Marie pudo ver un fragmento de un posible futuro. Fue entonces, que ella también recordó su propia visión y le preguntó a Edzard si era posible que esa habilidad pudiese mostrar un posible futuro a otro individuo fuera de un Nirmniano. La respuesta que obtuvo fue un sí, pero que eso era raro, pero no imposible. Fue gracias a esa respuesta que ella entendió que lo que vio cuando tocó la mano de Edzard ese dia fue un posible futuro donde el “compromiso” entre ella y Edzard funcionaba. El saber que podría ser madre nuevamente la llenó de alegría, pero también de miedo, ya que no sabía qué hacer. Sin embargo, su “prometido” le dijo unas palabras que calaron en su mente y en la de su hija y en la de la pequeña Marie.
‘No es bueno dejar que un posible futuro guie tus acciones, ya que, si intentas evitarlo, puede que lo cumplas y si intentas cumplirlo, puede que lo alejes. Lo mejor es dejar que la vida fluya, permitiendo que sean tus propias acciones y deseos los que forjen el camino que quienes frente a ti.’
Las palabras de Edzard le hicieron comprender que no podía intervenir sobre las acciones de su hija para evitar que ella y Marie se vuelvan amantes, ya que podrían ser sus acciones las que las lleven a eso. También entendió que no debía de forzarse a hacer que el compromiso entre ella y Edzard funcionase, sino que debía de dejar que las cosas fluyan por su propio camino. Además, luego de recibir esas palabras, tanto ella como Asia les preguntaron a Marie sobre la visión, pues querían que ella les mencionase todos los detalles que pudiese. La respuesta de la pequeña dragona fue algo vaga, pero fue Kunou la que dijo todo lo que se vio en aquella visión, revelando que ella también tuvo esa visión.
‘Lo que nos dijeron no es algo fácil de interpretar, ya que, si bien pudieron estar tomadas de las manos, eso puede no ser un signo de que sean pareja, sino que sería un signo de que son muy buenas amigas. Por lo que esto solo puede ser un encaprichamiento de parte de Marie hacia Kunou.’ Pensó Yasaka, pues estaba preocupada de que algo así pasase entre Kunou y Marie, quienes por nacimiento eran las herederas de sus respectivos padres. Sin embargo, pese a la preocupación, ella decidió mirar lo que sucedía, ya que aún tenía tiempo para pensar en lo que el destino le deparaba a su hija y a la hija de Edzard.
“Ne, ne. Yasaka-obasama.” Llamó Marie, quien había comenzado a llamar a Yasaka de esa manera.
“Si, Ma-chan.” Respondió Yasaka, usando el nombre que su hija usaba para referirse a su mejor amiga/posible hermanastra.
“El hermano de Rias-oneesama ya terminó de hablar.”
Al escuchar aquello, los ojos de Yasaka de abrieron con sorpresa, pues se había perdido por completo la explicación y la introducción de este nuevo tipo de Rating Game.
“Ya veo… Estuve pensando en algunas cosas. ¿Qué dijo?” preguntó Yasaka.
“Solo que este rating game será el primero de muchos nuevos modos de juego. Si bien el resto serán como los típicos Rating Game, es decir una nobleza contra otra, este es diferente, pues no tiene como finalidad la de vencer a otra nobleza, sino la de crear camaradería entre noblezas para enfrentar a grandes enemigos, forzándolos a crear estrategias en tiempo real para salvarse y lograr llegar a vencer al “jefe” final. También, mencionó que, si bien es cierto que todos los demonios que ingresen lucharan juntos, al final cada uno obtendrá una cierta cantidad de puntos dependiendo de su desempeño en la batalla. Además, también presentó a los jueces que monitoreara este Rating game.” Contesto Kunou mientras no apartaba la vista de la pantalla del estadio, pues las noblezas de los cuatro demonios estaban por ser teletransportadas a la mazmorra.
Las palabras de Kunou causaron sorpresa en Yasaka, quien sabía que solo había un juez durante los ratings game, mientras que solía haber un comentarista. Sin embargo, parece que en este rating game no habría comentaristas, sino que habría solo jueces. Por lo que queriendo saber quiénes eran los jueces de este juego, hizo la pregunta. “¿Quiénes son los jueces?”
“Son dos demonios, uno se llama Diehauser Belial.” Respondió Marie mientras se levantaba del cómodo sofá y se dirigía hacia la mesa del centro, en donde había varios bocaditos. Tomando una gran cantidad de bocaditos, la pequeña dragona se dirigió hacia su sitio en el sofá y luego de sentarse, le dio algunas golosinas a Kunou, la cual aceptó las golosinas y ambas siguieron viendo la pantalla.
Las palabras de Marie provocaron que Yasaka casi se atragante con su saliva, pues uno de los jueces era ni más ni menos que el mismísimo campeón invicto de los Rating Games, el que tenía el puesto número uno en toda la clasificación.
“¿Y el otro juez?”
“Un tal Rudiger Rosenkreutz.” Respondió Kunou casi sin importancia para luego llevarse uno de los bocaditos que había tomado Marie a la boca.
“Ya veo…” dijo Yasaka con un poco de sorpresa, pues el mencionado era el que ocupaba el séptimo lugar en los Rating Game, por lo tanto, no era un moco de pavo.
‘El primer y séptimo clasificados en los Rating Game… sabía que los jueces de esto serian demonios de prestigio, pero no de esta magnitud.’ Pensó Yasaka. Sin embargo, ella no pudo pensar o decir algo más, pues en aquel instante, las cuatro noblezas fueron enviadas a la mazmorra, la cual fue nombrada como «Strunmah Dovahsebrom». Viendo que todo estaba por iniciar, Yasaka decidió mirar el espectáculo que estaba por iniciar.
La luz blanca que había cegado a los jóvenes demonios se esfumó, permitiéndoles ver que ya no estaban en el estadio, sino que estaban en una especie de salón, el cual era de piedra gris, pero se podía ver que estaba en decadencia, ya que varias piezas de las losas de piedras que cubrían el suelo estaban completamente destrozadas. Aquella habitación estaba iluminada por varios “focos”, los cuales eran de color verde y parecían funcionar con gas. En total alrededor de la sala había unos cuatro pasadizos, uno en cada pared, todos iluminados por aquellos focos. La luz que emitían permitía ver que eran pasadizos largos.
“¿Dónde estamos?” preguntó Sairaorg mirando todo el lugar.
“Parece que ya estamos en el interior de la mazmorra.” Respondió Sona mientras daba unos pasos y caminaba hasta donde estaba el foco. Acercando su mano, ella se dio cuenta de que emitía una suave forma de calor, pero ella no había hecho eso solo para ver si hacia calor, no, lo había hecho para de esa manera saber si era posible que ese “foco” sea un arma. Al percatarse de que no lo era, giró la cabeza y miró a los otros demonios presentes. “Parece que esto solo es una lampara de gas. Asi que, propongo que comencemos a explorar un poco, para ver los alrededores.”
Las palabras de Sona fueron respondidas por asentimientos por parte de Rias, Seekvaira y Sairaorg. Tras aquello, los cuatro reyes demonios enviaron a sus sirvientes a explorar un poco el lugar, pues el lugar donde estaban era amplio. Unos minutos después, todos los demonios volvieron a reunirse y comenzaron a contar lo que vieron.
“No hay nada en el pasadizo de la derecha, solo un callejón sin salida.” Dijo Tsubaki, quien junto a sus compañeras habían ido a investigar ese lugar.
“Lo mismo para el pasadizo de la izquierda.” Dijo Kuisha, quien había ido con toda la nobleza de Sairaorg, bueno, casi toda, pues Regulus y Beluga no habían ido con ella.
“El pasadizo de atrás es igual.” Dijo Alivian, el cual había tomado a su compañera de nobleza para investigar, pero con la adición de Beluga, quien no pensaba dejar a su hermana sola al peligro potencial.
“El pasadizo del frente tiene una puerta dorada doble de gran tamaño.” Dijo Akeno, quien había sido la que encabezó la exploración del pasadizo del norte, el cual era más largo que los otros.
“Ya veo, gracias, Akeno.” Dijo Rias con una sonrisa para luego mirar a los otros reyes. “Parece que encontramos nuestra primera entrada.”
“Asi parece.” Dijo Sona, la cual tenía los ojos ocultos por sus gafas, cuyas lunas se volvieron blancas.
“Si, ya sabemos que camino inicia esto.” dijo Sairaorg con un toque de emoción en su rostro.
“¿Qué hacemos? ¿Avanzamos? ¿O esperamos?” preguntó Seekvaira, mirando a sus compañeros.
Tras las palabras de Seekvaira, los reyes demonios se sentaron y comenzaron a conversar para ver qué decisión tomaban, ya que ahora mismo necesitaban la confirmación de los cuatro para tomar cualquier decisión. Al final, tras varios minutos de conversación, llegaron a la decisión de avanzar. Asi que, moviéndose, avanzaron de la siguiente manera: Las torres irían en primera línea, pues eran los que mayor resistencia física tenían y podría parar cualquier ataque sorpresa. La siguiente línea la conformaban los caballeros, quienes usarían su velocidad para derrotar a cualquier enemigo con el que se crucen, mientras que los obispos estaban en la línea siguiente, para dar apoyo y cobertura. Las reinas y los peones iban junto a sus reyes, sirviendo casi como escoltas, pues no sabían si perdería de manera inmediata si ellos eran derrotados.
Con esa formación, los demonios ingresaron a la primera sala, la cual era similar a la anterior, salvo por los cientos de tubos dorados que surgían del suelo y llenaban el lugar como si de un jardín se tratase. Pese a esa vista, los demonios siguieron avanzando hacia el único corredor que se podía ver, el cual estaba al otro extremo.
“Esto es tan predecible.” Dijo Rias poniendo los ojos en blanco al ver la obvia trampa que les habían puesto, ya que en medio de los tubos se podía ver un camino muy amplio.
“Si, es casi como un insulto para nosotros.” Dijo Sona mirando al frente.
Los otros dos reyes asintieron, ya que era obvio que ese corredor era una trampa, por lo que, para esquivarla, todos desplegaron sus alas y comenzaron a volar por sobre el camino, en un intento de no activar lo que sea que sean esos tubos. Sin embargo, para la mala fortuna de ellos, al momento en que estuvieron en el medio de todo el campo de tubos, estos se abrieron y de la nada, una gran cantidad de vapor comenzó a salir a gran presión hacia el techo.
“¡AGHHHHH/KYAAAAA!” fue el grito colectivo que soltaron todos los demonios al sentir ese vapor golpearles, ya que para su sorpresa este era tan caliente que les heria. Aquellas heridas terminaron por hacer que cayeran hacia el suelo de manera abrupta, golpeando varios tubos, los cuales se rompieron.
“Agh. Eso sí que dolió.” Dijo Saji mientras se levantaba con dificultad.
“Te entiendo.” Comentó Issei, quien también tuvo dificultades para levantarse.
Al mismo tiempo que esos dos, el resto de los demonios también se levantaron y comenzaron a reagruparse, pues gracias a la caída, todos terminaron lejos. Sin embargo, al instante en que se reunieron, los tubos nuevamente se abrieron y esta vez no soltaron vapor, sino que varias cosas salieron disparadas de allí.
“¿Qué es eso?” preguntó Kuisha mientras miraba las cosas que se acercaban a ellos.
“No tengo la más mínima idea.” Dijo Alivian mientras al igual que el resto de sus compañeros estaban que miraban las cosas que se les acercaban.
Los seres que se acercaban eran pequeños robots con varias patas, similares a pequeñas arañas, cuyas armaduras metálicas eran de color bronce.
“¿Arañas Robots?” preguntó Issei mientras fijaba su mirada en las arañas, las cuales se acercaron a ellos sin hacer nada.
“Si eso parece.” Respondió Saji mientras miraba como una pequeña araña se acercaba a Koneko.
La joven nekoshou miró como aquella araña llegaba a donde estaba y comenzaba a picarle la falda con dos de sus patas.
“¡Hei!” gritó Koneko mientras lanzaba una patada a la araña robot, provocando que esta saliese volando y terminase impactando en uno de los tubos. Tras aquel impacto, la araña se quedó quieta, demostrando que había sido derrotada.
“Parece que no son muy fuertes.” Señaló Akeno mientras se acercaba a Koneko. La hija de Barakiel apenas dio tres pasos cuando fue forzada a crear un círculo mágico defensivo para protegerse de un potente rayo. Cuando aquel ataque fue bloqueado, la reina de Rias miró con asombro como cientos de esas arañas aparecían frente a ellos.
“Son muchos…” dijo Tsubaki con un poco de preocupación al ver la gran cantidad de enemigos, pues fácilmente podrían haber más de cien.
“Si, esto se ha complicado.” Dijo Alivian al ver como las arañas se preparaban para atacarlos.
Mientras los jóvenes demonios luchaban contra literalmente una horda de arañas mecánicas, los jueces observaban de manera analítica lo que sucedía en la batalla, pues debían de estar atento por si sucedía algo que necesitase su intervención.
“Ummm… esos robots no son muy fuertes.” Comentó Diehauser mientras miraba como las arañas eran enviadas a volar fácilmente por simples ataques. El hombre conocido como Diehauser Belial era el actual campeón indiscutible de los Rating game, lo que lo convertía en una de las personas más influyentes del inframundo, fuera de los satanes y los nobles. La apariencia de Diehauser era la de un hombre con un rostro agraciado que tiene cabello y ojos grises. Su vestimenta consistía en un atuendo negro con algunas piezas de armadura de color azul. Este traje se encontraba abierto en el pecho, mostrando los marcados abdominales del demonio. Completando su forma de vestir estaba una capa de color rojo con detalles en dorado, la cual tenía un cuello alto.
“No son robots, más bien parecen ser autómatas.” Señaló Rudiger mientras seguia mirando analíticamente la escena, pudiendo ver como los caballeros de las noblezas luchaban contra las arañas, cortándolas fácilmente. El hombre llamado Rudiger era un hombre que aparentaba tener unos veinte años cuyo cabello era plateado junto con ojos verdes profundos. Sus ropas consistían en un traje azul con detalles dorados con mangas partes del pantalón de color rojo. Tiene una especie de faldón blanco con detalles dorados, el cual es mantenido en su lugar por un cinturón negro. “Pero la verdad es que no sé qué son en realidad.”
“Parece que ellos saben que son esas cosas, ¿No es así, Rudiger -dono?” preguntó Diehauser, el cual entrecerró ligeramente los ojos mientras hablaba.
“Se puede decir que sí.” Respondió Rudiger, el cual comenzó a mirar como los demonios era sorprendidos por los rayos que lanzaban esas arañas.
“Ya veo… Aunque, parece que esa mazmorra no es tan difícil como uno pensaría que fuera.”
“Eso parece, pero como están en la primera cámara de todo esto es comprensible que sea así.” Dijo Rudiger mientras miraba como los demonios habían derrotado a más de la mitad de las arañas que estaban allí.
“Si, lo que seguirá más adelante obviamente será más peligroso para ellos.” Comentó Diehauser mientras se enforcaba en ver a Sairaorg Bael, frunciendo el ceño ligeramente al verlo.
“Asi es, si bien las futuras mazmorras para este modo de juego se generaran de manera aleatorio cuando se comience a usar de manera masiva en los Rating Game, esta mazmorra es especial y ha sido construida por una persona. Según lo poco que he logrado saber, la mazmorra constara de seis salas sin contar con la sala final. En cada sala con enemigos, que son de la dos a la cinco, se toparan con enemigos cada vez más fuertes. Cada sala está pensada para que actúen según un tipo de situación en específico.” Dijo Rudiger mientras veía como los jóvenes demonios comenzaban a abrirse paso entre la horda de arañas mecánicas.
La imagen que se mostraba era la de las torres luchar cuerpo a cuerpo, destrozando arañas con fuerza bruta, mientras que los caballeros usaban sus respectivas armas para destruir a toda araña que se acercase. Los obispos, por su parte, atacaban con magia a las arañas que estaban más alejadas, reduciendo así la cantidad de enemigos que podían llegar. Finalmente, los peones y los reyes tampoco se quedaron quietos y luchaban junto a sus compañeros para derrotar a sus enemigos.
La forma en que Rudiger había mencionado la creación de la mazmorra generó que Diehauser comprendiera de inmediato que la persona que diseñó esto era alguien que pertenecía a la cúpula del Pacto de Kuoh.
‘El pacto de Kuoh, una alianza creada inicialmente para detener las hostilidades entre las Tres Facciones, pero con la aparición de esos seres de otro mundo se ha convertido en el lugar donde se esconden los mayores secretos de lo que sucede en el mundo actualmente.’ Pensó Diehauser con un poco de molestia, pues el pacto de Kuoh había sido muy limitado en la información que mostraba al público sobre lo que ocurría con las invasiones. Sin embargo, había comenzado el rumor de que algo grande había pasado no hace mucho, algo tan grande que había cambiado la política del mundo sobrenatural. Lamentablemente, lo que sea que hubiese sucedido recientemente se mantuvo en las sombras, pues ninguno de los lideres del pacto se habían pronunciado. Aunque, eso supuestamente estaba por cambiar, pues se había anunciado que habría un anuncio muy importante con respecto a esto dentro de unas semanas.
“Parece que ya están por terminar de limpiar la zona.” Dijo Rudiger, llamando la atención de Diehauser.
El campeón de los Rating Game dejó de pensar en el pacto de Kuoh y comenzó a mirar el combate y efectivamente, los jóvenes demonios habían comenzado a limpiar casi todo el terreno.
“Si, puedo verlo…” dijo Diehauser mientras decidía no pensar más en el pacto de Kuoh y concentrarse en lo que estaba pasando.
Los jóvenes demonios se encontraba sentados en círculos, tomando aire, pues la batalla que acababa de finalizar fue muy difícil, no por algún nivel de poder, sino por números. Esto se debía a que esas arañas llegaban en tan grandes números que los abrumaban de tal manera que recibieron algunas heridas.
“Eso fue aterrador.” Dijo Issei mientras estaba tirado en el suelo.
“No me lo digas, es casi igual que cuando vas a comprar huevos en oferta.” Comentó Saji, el cual estaba en la misma posición que Issei. “Solo que esta vez fueron jodidas arañas mecánicas y no amas de casa enojadas.”
La mención de las compras de ofertas, provocaron que Issei y aquellos que conocían sobre ese tipo de lucha, sintieran un escalofrió recorrer sus cuerpos.
“Es bonito recordar, pero tenemos que ponernos en marcha.” Dijo Sairaorg acercándose a los dos demonios reencarnados.
Issei y Saji se miraron y suspirando, se levantaron rápidamente, para de esa manera continuar su camino.
El grupo conformado por las cuatro noblezas comenzaron a caminar por el siguiente pasadizo. Su paso era lento y cuidadoso, pues su último encuentro les había hecho entender que cualquier cosa podría pasar por aquí. Asi que, luego de caminar unos minutos finalmente llegaron hasta la siguiente sala, la cual también estaba cerrada por otra puerta de dorada de gran tamaño.
“Aquí estamos… La segunda puerta.” Dijo Sona acercándose a la puerta, solo para ser detenida por Rias, quien la miró a los ojos.
“¿Qué crees que haces, Sona?”
“No te preocupes, Rias. No creo que pase algo solo por abrir la puerta.” Respondió Sona, pues vio que su amiga estaba preocupada por lo que podría pasar cuando ella abriese esa puerta. Al ver la preocupación de Rias, Sona decidió tranquilizarla contándole que no debería de esperarse algo malo solo al abrir la puerta. Por lo que, somatándose del agarre de su amiga, Sona empujó suavemente la puerta, mostrando que no había nada detrás. Al presenciar eso, la hermana de Serafall, se giró y dijo algo. “Vez, te dije que na-
Lo que sea que intentó decir Sona se vio interrumpido cuando Saji, quien la había seguido de cerca, usó su «absorción Line» para atrapar su muñeca derecha, para de esa manera tirarla hacia donde estaba el. La acción del demonio reencarnado fue seguida por el impacto de un enorme virote de acero en el lugar donde había estado Sona previamente. Aquel virote fue lanzado con tal fuerza que la punta se incrustó por completo en el suelo.
Los ojos de todos se abrieron como platos al presenciar eso, pues aquel virote de acero era lo suficientemente grande y tenía la fuerza necesaria como para haber podido matar a Sona de un solo golpe.
“¿Q-q-que mierda?” dijo Issei con miedo al ver el gran virote de acero clavado en el suelo.
“¿Qué es esa cosa?” preguntó Tomoe, la cual estaba asustada y con pánico por casi ver morir a su rey. Tras aquellas palabas, se acercó al virote, o al menos lo intentó, pues su avance fue interrumpido por Gasper, el cual negó con la cabeza cuando la espadachina dirigió su mirada hacia él.
“Parece un virote de gran tamaño.” Dijo Xenovia, señalando lo obvio.
“Eso lo sabemos, pero la pregunta es ¿De dónde vino?”
La pregunta hecha por Ravel, quien intentaba discernir que estaba sucediendo.
Ante la pregunta de Ravel, Sona, la cual estaba siendo sostenida por Saji, miró a su peón y tras sonrojarse un instante, se soltó y arreglando sus gafas miró a su reina y habló. “Tsubaki, usa tu sacred gear para ver que sucede.”
Tsubaki asintió ante la orden de su rey, por lo que, dando unos pocos pasos, convocó su sacred gear. El espejo que era el sacred gear de Tsubaki se manifestó frente a la puerta que daba a la otra sala. Aprovechando esto, Tsubaki corrió hacia un lado y mirando por la superficie de su espejo, vio lo que había en la sala. Un segundo de que ella viese lo que allí había, un nuevo virote impactó en el espejo, destruyéndolo por completo.
“Parece que los virotes son lanzados por una especie de robot con forma de semiesfera, la cual tiene varias patas para movilizarse.” Dijo Tsubaki mientras rápidamente se acercaba a ellos.
“Asi que técnicamente son balistas móviles.” Dijo Seekvaira, la cual tenía los brazos cruzados bajo su pecho, haciendo que este parezca más grande.
“Asi parece.” Dijo Rias, mientras pensaba en que hacer. Sin embargo, antes de que ella dijese algo más, Ravel dio un paso al frente y le preguntó a Tsubaki si es que había visto la sala por completo.
La pregunta de la hermana de Riser fue respondida con una negativa, pues Tsubaki no pudo ver la habitación por completo, solo la mitad derecha de toda la sala. Aquella noticia preocupó a los demonios, pero sabiendo que tenían que pasar por esa sala, comenzaron a planear como ingresar de manera que no sean detectados por esas balistas, las cuales perecían ser automáticas.
Yasaka miraba lo que mostrada la imagen con curiosidad y preocupación. La curiosidad era porque no sabía que eran las cosas que estaban atacando a los demonios, ya que la imagen solo mostraba donde estaban ubicados ellos, la preocupación provenía de que esos ataques parecía que sí podrían acabar con la vida de los demonios si es que recibían un golpe directo.
“Sabía que Ed dijo que esto sería duro para ellos, pero no esperaba este nivel. Me pregunto, ¿Qué son esas cosas?” preguntó Yasaka, esperando no tener respuesta, ya que tanto Kunou como Marie se habían dormido en el cómodo sofá. Decidiendo no hacer mucho ruido, la kitsune se levantó de donde estaba sentada y tomó a su hija e “hijastra” para cargarlas mientras descansaban. Volviéndose a sentar, Yasaka volvió a mirar lo que pasaba en la pantalla y vio como los demonios usaban magia de fuego y agua para crear una fina niebla con la cual lograr ingresar lo más rápido que pudieron. Cuando estuvieron dentro de la habitación, la cámara que los seguia mostró la habitación por completo. La sala en si era similar a la anterior, pero con la diferencia de que no había tubos dorados, sino que son había nada, literalmente era una habitación sin nada más que aquellas semi esferas que lanzaban virotes del tamaño de una moto. “Por la forma en que atacan parecen una balista.”
La “prometida” de Edzard miró como las torres comenzaron a moverse y a cargar contra esas cosas, mientras los caballeros usaban su velocidad para llamar su atención, provocando que estos lanzasen sus virotes contra ellos, evitando de esa manera que dañen a sus compañeros. Si bien la batalla parecía que ya estaba ganada, para la sorpresa de todos, incluidos los espectadores, aquellas semiesferas resultaron más resistentes que la arañas, pues un golpe de Koneko, una torre que sobresalía por su fuerza no hizo más que una pequeña abolladura en el metal exterior que recubría las balistas.
“Parece que son más fuertes que las arañas mecánicas de la anterior sala.” Dijo Yasaka mientras entrecerraba los ojos cuando vio como los demonios comenzaron a formar grupos para enfrentarse a cada una de las balistas. La batalla que siguió fue dura, lo que hizo que muchos de los demonios tuviesen que usar más fuerzas. Las torres se vieron forzadas a estar siempre alerta, al igual que los caballeros, mientras los magos tuvieron que usar hechizos de cierto nivel de fuerza para destruir a las balistas.
Luego de varios minutos, las balistas fueron destruidas tras recibir una gran cantidad de daño.
“Parece que lo han logrado, pero se ve que algunos están cansados y a un faltan tres habitaciones más, las cuales de seguro tendrán enemigos más fuertes y no hablemos del “Jefe” final que los espera al final de todo.”
Las cuatro noblezas de los jóvenes demonios se encontraban caminando con dificultad, pues estaban heridos y cansados. Actualmente se encontraban caminando por el pasillo que los llevaría a la última sala, la cual era donde se suponía que estaría el Boss final.
“Vamos, chicos. Ya falta poco.” Dijo Rias mientras caminaba apoyada en Issei, el cual no solo llevaba a Rias, sino que también llevaba a Akeno. Ambas mujeres estaban cubiertas de unas pocas heridas.
El resto de los demonios también llegaban apoyándose en algún compañero, pues tenían heridas producidas por armas blancas, las cuales obtuvieron de los enemigos de las dos salas que siguieron a la sala de las balistas. Inicialmente ellos pensaron que las balistas esas eran fuertes, pero cuando llegaron a la siguiente sala se encontraron con unas veinte esferas, las cuales estaban que pululaban por la sala, casi sin darles importancia a ellos. Sin embargo, eso cambió cuando pusieron un pie en la sala, pues en aquel instante las esferas comenzaron a moverse en círculos a su alrededor, encerrándolos como lo habían hecho las arañas. Cuando todos se habían preparado para luchar cuerpo a cuerpo, sufrieron una gran sorpresa, pues las esferas se dividieron en dos y mostraron un pequeño golem hecho de metal dorado, el cual estaba armado con una espada en un brazo y una ballesta en la otra.
Aquellas esferas se movían rápidamente entre todos, atacando con sus hojas, para luego desaparecer y tomar distancia para volver a atacar con sus ballestas. La batalla que les dieron fue dura, pues atacaban y se replegaban, pero también eran muy resistentes, ya que lograron resistir un golpe del mismismo Sairaorg, saliendo con solo una abolladura leve. Aquella batalla fue una de las que más daño les había causado, ya que aquellos virotes no solo eran los virotes normales que se incrustan en tu cuerpo, pues algunos generaban explosiones de llamas, relámpagos o hielo.
La batalla duró varios minutos, minutos en los cuales todas sus habilidades fueron apuestas a prueba, ya que tuvieron que usar todas sus habilidades para escapar de allí. Afortunadamente lograron derrotar a esas esferas, pero salieron con algunas heridas y casi completamente agotados, lo que les complicó mucho el desafío de la siguiente sala, donde se enfrentaron literalmente a robots de unos tres metros cada uno. Estos estaban armados con una hoja de espada y un martillo. Estos enemigos fueron tan fuertes que forzaron a Issei a entrar en su balance breaker y usar su forma de «Torre» para enfrentarse a uno solo. Incluso Sairaorg tuvo problemas para enfrentarse a uno de estos gigantes, pues por más golpes que les daba, no caía, sino que contratacaba, logrando darle un par de golpes muy poderosos al joven demonio, causándole un daño considerable.
Tras aquellas batallas, finalmente llegaron a donde estaban ahora, frente a la puerta final.
“Atrás de esta puerta está el “jefe”, ¿verdad?” preguntó Seekvaira con preocupación, pues vio el estado de todos los presentes. La heredera del clan Agares tenía varias heridas de cortes, junto con una que otra herida por quemadura de vapor.
“Si, se supone que está detrás de esta puerta.” Respondió Sona, la cual estaba siendo ayudada por Saji. Las heridas de Sona fueron hechas por cortes de una hoja de espada y por virotes de las ballestas de las esferas, los cuales impactaron en su muslo derecho y su hombro izquierdo.
“No podemos rendirnos luego de llegar tan lejos.” Dijo Sairaorg, el cual tenía varias partes de su vestimenta destrozadas, pues había luchado en combate singular contra uno de los robots gigantes. Sus heridas eran moderadas, pues recibió cortes de las armas de los robots, junto con algunos golpes del martillo del gigante, el cual le rompió uno que otro hueso.
“Que mala suerte que perdimos las tres lagrimas Phenex que teníamos cuando luchamos contra esas arañas.” Señaló Akeno, quien recordaba como esas arañas habían logrado sustraer aquellas pociones para destruirlas. Casi parecía que aquel ataque fue para quitarles esos objetos. Ellos no se habían percatado de ello hasta que salieron de la habitación de esas esferas, pues como salieron con algunas heridas más graves que las que obtuvieron contra las arañas, decidieron curarse para evitar sufrir más heridas en la otra sala, pero al darse cuenta de que ya no tenían esas pociones, decidieron ingresar sin ellas, por eso estaban muy heridos.
“Si. También es malo que nuestro poder demoniaco este casi al borde de acabarse.” Dijo Kuisha, la cual estaba apoyada en el hombro de su rey.
“Si, parece que tenemos todas las de perder.” Señaló Ravel, la cual estaba apoyada en Koneko, la cual tenía un rostro de pocos amigos por eso.
“Tal vez tu tengas las de perder, Bird girl.” Dijo Koneko provocando que una marca de enojo aparezca en la frente de Ravel.
“¿Qué dijiste?” gruñó Ravel acercando su rostro al de Koneko.
“Lo que oíste, Bird girl.”
Las palabras de burla de Koneko estuvieron por iniciar una pelea entre ella y Ravel, pero esta no inicio, pues fue detenida por un carraspeo, cuyo origen era Rias, la cual les dio una mirada a ambas, calmándolas en el acto.
Tras aquello, el grupo de demonios miró la puerta y luego de que los reyes de las noblezas se miraran y asintieran, todos juntos empujaron lo mejor que pudieron la puerta. Dicha puerta se abrió de manera lenta y soltando un sonido chirriante, el cual heló los cuerpos de los demonios.
Los miembros de las cuatro noblezas ingresaron lenta y cautelosamente al último salón, y lo que vieron les sorprendió, pues no había nada.
“Esto es raro ¿Por qué no hay nada?” dijo Kiba, el cual tenía su espada en mano.
“Te comprendo, esto es preocupante.” Comentó Xenovia, la cual miraba el lugar, tratando de buscar algo o a alguien.
“N-no me gusta este lugar.” Dijo Gasper con un poco de miedo, pues el lugar estaba tan silencioso que no sabían que hacer.
Ruruko asintió a lo dicho por Gasper, pues ella también estaba aterrada por la falta de presencias en este lugar.
Todos los demonios comenzaron a comentar que este lugar les daba pánico, pero pese a eso continuaron avanzando hasta que llegaron al centro de la habitación.
¡Clank!
El sonido de una reja abriéndose se hizo presente, haciendo que los demonios miraran hacia el techo, ya que de allí provenía el sonido. Los demonios habían esperado que aparezca algún ser mecánico, pero para su absoluta sorpresa lo que cayó del techo fueron tres enormes esferas que parecían estar hechas de energía. Las tres esferas eran de colores diferentes, siendo de colores rojo, verde y azul.
Cuando las tres esferas impactaron en el suelo, explotaron en una onda de energías, las cuales no dañaron a los demonios, sino que para su sorpresa comenzaron a curarse de sus heridas y a recuperar sus fuerzas. Cuando el proceso terminó, ellos estuvieron por hablar de lo que había pasado, pero no lograron ni decir una palabra, pues en aquel instante una nueva esfera verde cayó, pero a diferencia de las anteriores, esta si les provocó un daño y ese fue el de paralizarlos por completo.
Los rostros de los demonios se llenaron de pánico y terror, pues sentían que estaban atrapados en una estrecha caja de acero, incapaces de mover algún musculo o de hablar siquiera. Cuando la desesperación comenzó a abrumarlos, una puerta de color dorado se abrió debajo de ellos y terminó por engullirlos a todos, dejado aquella sala en silencio.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí el capítulo 53…
Ahora, como ven, se puede ver que hemos vuelto a Nirm por un momento. Esto será más recurrente tras el siguiente arco, en el cual he planeado capítulos enteros que solo se llevan acabo en Nirm. Además, se ha iniciado un nuevo arco el cual es básicamente un “rating game”, el cual involucra a los cuatro novatos. Si bien intenté que las escenas de la mazmorra sean más largas, no he podido encontrar una manera de hacerlo. Por lo que desde ahora advierto que este arco será algo apresurado.
También se ve que Yasaka ha aprendido como es que funciona las sociedades de Nirm y también ha aprendido que ella y su hija han tenido visiones de un posible futuro. Ahora, sobre el asunto de la hija del Dovahkiin con Kunou… Esto es algo que puede pasar como puede que no pase, ya que, aunque Marie sea una Dovah, aun es un infante, por lo que no comprende bien lo que es el matrimonio o que es el amor de pareja.
Sobre las noblezas, sobre la nobleza de Seekvaira solo se tiene conocimiento de esos dos miembros, por lo que solo los he puesto a ellos. Pero eso no quiere decir que seguirá así, ya que en el futuro puede que agregue algunos OC, los cuales servirán para rellenar algunos puestos en noblezas (Esto es solo una idea, si se me complica, no lo hare XD)
Finalmente, tengo un problema con Xenovia…. La cosa es que la forma en como he escrito su personaje en el fic me esta complicado el hacer que se una al harem de Issei, por lo que hay ratos en los que pienso en incluirla al harem del Dovahkiin. Pero aún no estoy seguro
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 55
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 54
— Sabes, Ed. La razón por la que en las legiones se nos enseña a usar tantas armas es para que seamos versátiles en el combate y de esa forma, poder sortear cualquier dificultad que aparezca. —
Roland a Edzard mientras estaban pescando en un lago cercano a Bruma.
Al abrir lentamente sus ojos, Xenovia, Kiba, Tomoe, Liban, Beluga y Bafeel sintieron que la negrura en la que habían estado antes se disipaba. Cuando por fin pudieron ver correctamente, entraron en un estado de confusión leve, pues vieron que no estaban en el mismo lugar donde habían estado previamente.
“¿Dónde estamos?” preguntó Xenovia con confusión mientras se levantaba lentamente y miraba a su alrededor.
“No lo se.” Respondió Kiba mientras se aceraba a su compañera de nobleza.
“Sea donde sea que estemos, debemos de buscar una forma de volver con el resto.” Dijo Beluga mientras se acercaba a ayudar a su hermana.
“Gracias, Nii-sama.” Dijo Bafeel mientras tomaba la mano que le extendía su hermano mayor.
“El caballero de Sairaorg-sama tiene razón. No podemos quedarnos quietos. Si nosotros estamos aquí, es posible que el resto de nuestros compañeros estén en algún lugar cercano de nuestra posición.” Dijo Tomoe mientras comenzaba a mirar el lugar.
El lugar donde aparecieron era extraño, pues no se parecía para nada a la mazmorra donde habían estado, ya que este lugar para empezar parecía una catedral gótica derruida o al menos la mitad derecha, ya que la mitad izquierda parecía estar en perfectas condiciones.
“La arquitectura de este lugar es rara. Es casi como si se tratase de dos facetas de una misma iglesia.” Dijo Liban mientras comenzaba a caminar hacia el corredor que estaba frente a él. El resto de los Caballeros presentes se miraron y sin pensarlo dos veces caminaron siguieron a Liban.
Los caballeros de las cuatro noblezas estuvieron caminando por varios minutos, pasando por varias naves de la iglesia, hasta que finalmente terminaron llegando al presbiterio de la catedral y lo que vieron allí les heló la sangre por completo. Allí, frente a ellos se encontraban sentadas dos seres que obviamente representaban a dos ángeles. Las vestimentas de ambas mujeres eran armaduras completas, la cuales tenían diseños de alas en las rodilleras, las hombreras y las botas. Además, las armaduras tenían grabados por toda la armadura. Sus rostros eran imposibles de ver gracias a que llevaban una especie de capucha que iba a juego con una máscara, la cual ocultaba completamente sus rostros, haciendo que solo se vea oscuridad. Si bien las armaduras eran idénticas, se diferenciaban en color, pues la de la derecha usaba una armadura negra con una túnica negra bajo esta, mientras que la izquierda usaba una armadura plateada tan pulida que parecía un espejo, a la vez que usaba una túnica blanca bajo la armadura.
“Parece que nos hemos topado con un enemigo formidable.” Dijo Xenovia con preocupación mientras sentía que el sudor se formaba en su frente. “¿Creen que se trate del jefe de esta mazmorra?”
“Asi parece, pues tienen un aura y una presencia muy fuertes.” Comentó Kiba, el cual también estaba sudando, pues podía sentir el poder de esas personas y para su completa sorpresa, el poder individual de cada una, triplicaba el poder de cada uno de ellos.
Luego de aquellas pequeñas palabras, ambos demonios invocaron sus respectivas armas y tomaron una posición defensiva. El resto de los demonios también estaban asombrados por el poder de su enemigo, pero, aun así, al igual que Kiba y Xenovia, también invocaron sus armas. Aunque no solo eso, ya que Beluga también invocó a su caballo, el cual no había podido ser invocado en la mazmorra, ya que era una de las restricciones del rating game, pero parecía que eso no se aplicaba a aquí. El caballo de Beluga era un caballo pálido, el cual provenía del mismísimo Cocito, es decir el lugar más profundo del inframundo. Este caballo era rápido y muy difícil de montar, lo que demostraba la habilidad de Beluga como jinete.
En respuesta de aquel desafío, los dos ángeles, las cuales habían estado sentadas mirándolos desde un pilar de la catedral, se levantaron e invocaron cuatro pares de alas, las cuales estaban hechas de fuego, blanco para la de la izquierda y negro para la de la derecha. Al mismo tiempo que invocaban sus alas, ambas convocaron espadas. Las espadas seguían las mismas temáticas que las armaduras, es decir eran armas de color blanco y negro reactivamente, decoradas con alas en los gavilanes de las guardas. Tras esto, ambos ángeles levantaron vuelo y se prepararon para iniciar la batalla.
Los demonios que los veían desde el suelo desplegaron sus alas y se lanzaron para luchar contra sus enemigos.
Al mismo tiempo que los caballeros de las cuatro noblezas iniciaban su lucha contra los dos ángeles, las Torres de las cuatro noblezas, junto con Ruruko también se levantaban y se daban cuenta de que no estaban en la mazmorra, sino que parecían estar en el interior de un castillo de estilo gótico, cuyos pasadizos estaban oscuros o mejor dicho poseían muy poca luz.
“¿Dónde estaremos?” preguntó Ruruko mientras ella y el resto de los demonios caminaban por el ultimo pasillo que les quedaba por revisar, pues anteriormente se habían separado para buscar en todos los pasillos, pero todos ellos habían terminado en habitaciones vacías, por lo que ahora todos estaban caminando por el pasillo más grande que habían encontrado.
“No lo sé, pero huele a vampiros.” Dijo Koneko mientras terminaba de usar su olfato para reconocer algún olor en el lugar. La joven Nekomata iba con la guardia en alta, ya que no sabía que podía pasar en cualquier momento.
“Si Koneko-chan tiene razón, entonces estamos en problemas.” Señaló Tsubasa, ganándose la curiosidad de todos, salvo de Ruruko y de Koneko.
“¿Qué quieres decir?” preguntó Ladora acercándose a Tsubasa.
“Siento que algo más está pasando por aquí.” Contestó Tsubasa, ganándose un asentimiento de Koneko y Ruruko.
Por su parte, Ladora y Gandoma solo miraron con curiosidad a sus compañeras, pero no dijeron nada más.
Luego de aquella pequeña conversación, los cinco demonios siguieron avanzando de manera silenciosa hasta que llegaron a un par de puertas dobles, las cuales estaban hechas de madera y tenían un hermoso acabado al igual que un gran relieve.
Al pararse todos frente a la puerta, se miraron y tras asentir, Gandoma y Ladora abrieron las puertas, permitiendo ver el interior. El interior de la habitación era amplio, con el suelo de cerámica pulida de color gris opaco, las paredes estaban pintadas de un tono purpura oscuro, permitiendo que la habitación tuviese escasa luz. Todo el lugar estaba rodeado de muebles, los cuales iban desde libreros hasta estantes repletos de vajillas de plata.
“Parece que es ella, ¿verdad?” preguntó Gandoma mientras sus ojos se fijaban en la silueta que se encontraba sentada en un trono de madera negra. La silueta era obviamente la de una mujer, pues tenía los pechos grandes. La vestimenta de esta mujer era la de una blusa color granate, la cual estaba por debajo de un corpiño de cuero negro, el cual solo acrecentaba de tamaño los pechos de la mujer. En sus brazos, actuando como protección había unos brazales de cuero, junto con guantes de cuero negro con garras metálicas en los dedos. La parte inferior del cuerpo de la mujer no estaba cubierto por una falda, sino por un par de pantalones de cuero junto con botas negras, cuyas puntas eran de acero. Un cinturón negro mantenía el pantalón en su lugar, además, de mantener también allí una tela negra, la cual hacía de faldón. El rostro de esta mujer estaba oculto por una capucha, la cual solo mostraba oscuridad total.
La mujer estaba sentada plácidamente en la silla, bebiendo una copa de con un líquido tan rojo que nadie entendía que era su contenido, bueno, todos salvo una, ya que Koneko pudo distinguir por el olor lo que era.
“Huele a sangre.” Dijo Koneko mientras entrecerraba los ojos.
“¿Qué cosa, Koneko-chan?” preguntó Ruruko mirando a la nekomata.
“Lo que está bebiendo.”
“Asi que, se trata de un vampiro.” Dijo Gandoma mirando a la mujer.
“Si, podemos darlo por confirmado.”
Tras las palabras de Tsubasa, la mujer se levantó de su trono y comenzó a caminar hacia ellos. Mientras lo hacía, extendía ambas manos, provocando que de estas surgiera un brillo purpura, el cual comenzó a extenderse por los alrededores de la mujer. Cuando la mujer se detuvo, sus manos comenzaron a ser rodeadas de oscuridad, mostrando que estaba preparada para la lucha.
“Parece que ya vamos a iniciar.” Dijo Tsubasa mientras tomaba una pose de lucha.
Koneko y el resto no respondieron de manera inmediata, sino que se prepararon a su manera. La única que sacó un objeto, a diferencia del resto, fue Koneko, la cual sacó un par de guanteletes negros los cuales habían sido un pedido de su rey a Edzard. Esos guanteletes tenían la habilidad de potenciar los impactos de los golpes de Koneko con relámpagos. Asi que, colocándose los guanteletes, la joven nekoshou tomó una posición de ataque, lista para comenzar a luchar contra su enemigo.
A la par que sus compañeros demonios, todos los «Obispos» de las noblezas reunidas se encontraban caminando por las interminables escaleras que habían encontrado después de despertar en una sala desconocida. Los pasos de los demonios eran cautelosos, pues la experiencia que habían obtenido al luchar en la mazmorra los había puesto de los nervios, por lo que casi se habían vuelto paranoicos con cualquier sonido que escuchaban.
“¿Q-que creen que haya en la cima?” preguntó Gasper con un poco de miedo mientras sus ojos se movían de lado a lado.
“Uno de los jefes de la mazmorra.” Respondió Ravel, la cual había descubierto que es lo que había sucedido. Y es que, la joven Phenex había logrado deducir que habían sido teletransportados a espacios separados y por la forma en que habían agrupados, era posible que el resto de los demonios también hubiesen sido agrupados por sus piezas.
“Eso es preocupante.” Dijo Reya mientras mantenía su guardia en alto.
“Si, ya que la teletransportación ha desequilibrado la estrategia que teníamos.” Señaló Momo, pues estaba preocupada por lo que enfrentaría.
“Tienes razón.” Dijo Misteeta mientras miraba la interminable cantidad de escaleras. “Han desbaratado toda la estructura de ataque, dejándonos solo a los que somos Obispos, los cuales destacamos por ataques a larga distancia, sin ningún compañero que luche cuerpo a cuerpo.”
Las palabras del joven demonio contenían verdad, pues el plan original era contener al enemigo con los luchadores cuerpo a cuerpo que tuviesen la mayor resistencia, quienes actuarían como tanques, los DPS de daño serían los caballeros y algunos obispos, pues una parte de ellos actuarían como soporte y curación. Lo siguiente eran los reyes, quienes actuarían dependiendo su capacidad, ya sea como DPS, Tanque o Soporte. Sin embargo, con lo que sucedió en la anterior sala, todo ese plan se fue al infierno, por lo que tendrían que pensar en algo pronto, de lo contrario serian eliminados.
Mientras seguían caminando, al fin llegaron a la parte superior de las escaleras y allí se dieron cuenta de que estaban en una torre.
“Parece que si es una torre.” Dijo Coriana mientras se acercaba al borde de la plataforma. Al hacerlo, el demonio sintió un poco de vértigo, pues se dio cuenta de que no podía ver el fondo. Por lo que, dando pasos hacia atrás, volvió a caminar hacia donde estaban el resto de los demonios reunidos. Cuando volvió donde estaban ellos, vio que miraban con asombro y pánico al frente. Asi que, mirando en esa dirección, vio algo que le heló la sangre.
Allí, paradas frente a ellos se encontraban dos mujeres. Ambas mujeres tenían la ropa estereotipada de las brujas en los juegos de fantasía, es decir el vestido negro, las botas, el bastón y el sombrero puntiagudo, pero aparte de eso, lo único que tenían de diferencia fueron sus cabellos, pues una tenía el cabello negro y la otra lo tenía de color blanco. Sus rostros estaban ocultos por mascaras negras, las cuales tenían un rostro humano tallado.
“E-esto es malo.” Dijo Ravel mientras sentía una gran cantidad de miedo, pues las dos magas frente a ellos eran de lejos muy poderosas, ya que la cantidad de magia que desprendían de manera inconsciente era increíblemente alta.
“Si, parece que esto será duro.” Dijo Corelia mientras ella y Misteeta daban pasos al frente y convocaban sus círculos mágicos. “Pero por el honor de Sairaorg-sama, no perderemos aquí.”
“Tienen razón, no podemos perder.” Dijeron Momo y Reya dando pasos al frente, dispuestas a luchar contra sus enemigos.
Gasper miró a sus compañeros obispos e inspirándose del valor que demostraban, el dio un paso al frente, dispuesto a ayudar en la batalla. Cuando dio unos cuantos pasos, vio a Ravel junto a él, por lo que, mirándose, ambos asintieron y se pararon junto a los otros demonios.
“Bien, ¡Vengan!” gritó Ravel de manera desafiante mientras se preparaba para lanzar un hechizo.
Las cuatro reinas se encontraban caminando por un sendero de tierra, atravesando un pequeño bosque, el cual estaba lleno de pinos. Ellas al igual que el resto de sus compañeros demonios habían despertado separados del resto. Al darse cuenta de que estaban separados del resto, ellos comenzaron a preguntarse por qué eso pasaba. La única respuesta a la que pudieron llegar fue que habían sido separados para enfrentar a más de un jefe de la mazmorra. Asi que, viendo que no podían hacer nada más, comenzaron a revisar el área, dándose cuenta así que no había nada más que árboles, bueno, había un lago, el cual estaba junto a un gran claro al norte, por lo que, sin perder tiempo, caminaron hacia allí.
“¿Qué creen que haya en ese lugar?” preguntó Kuisha, la cual estaba mirando a los árboles cercanos, pues actualmente eran presa fácil para una emboscada.
“De seguro solo el jefe de esta mazmorra.” Respondió Tsubaki, la cual tenía su naginata ya desenfundada, pues cualquier cosa podría pasar ahora mismo.
“Ara, ara. Si es como son los juegos de Rias, entonces, si, el jefe de esta área nos estará esperando al final de este sendero.” Respondió Akeno con una sonrisa, la cual era una máscara para ocultar lo que estaba sintiendo, ya que estaba preocupada por sus compañeros de nobleza y por Rias.
Luego de esa pequeña charla, al fin llegaron al claro y la vieron flotando allí. El “jefe” de este lugar era obviamente una mujer, la cual vestía un vestido negro de estilo gótico corto, cuya falda llegaba a pocos centímetros por encima de la rodilla de la mujer. Tenía medias negras que le llegaban hasta el muslo, su rostro no era visible, pues llevaba un extraño velo negro, el cual tapaba su rostro. En su cabeza, un largo cabello blanco caía como una cascada, siendo coronada por una corona negra con gemas de ámbar. Además, como parte de su atuendo había piezas de armadura negra con detalles en dorado, dichas piezas eran grebas, brazales y hombreras. En una de las manos de la mujer había un bastón de metal negro con una gema roja en la parte superior.
“Parece que es ella.” dijo Kuisha mientras señalaba con un dedo a la mujer, la cual mantenía su mirada fija en ellos.
“Huele como a un hibrido demonio-humano.” Dijo Alivian tras oler un poco el ambiente. “Aunque también huele un poco a dragón. Pero el olor no proviene directamente de ella, sino de su alrededor.”
Las palabras del dragón llamaron la atención de Akeno y de Tsubaki, quienes comenzaron a sospechar que algo pasaba por aquí. No fue hasta que recordaron las palabras que les dijeron en la reunión previa a este “Rating Game” que al fin entendieron algo de lo que sucedía.
‘No me digas que…’ Pensó con pánico Akeno, quien miro a Tsubaki y vio que ella estaba con la boca abierta por la sorpresa. Al ver el estado de su compañera reina, Akeno le preguntó. “Fukukaichou. ¿Crees que lo que creo que es?”
Tsubaki miró a Akeno y parpadeando, se dio cuenta de que Akeno había llegado a la misma conclusión que ella, por lo que solo asintió.
Al recibir esa confirmación de Tsubaki, Akeno habló de manera clara mientras sus manos se cubrían con rayos. “Kuisha-san, Alivian-san. Les recomiendo que vayan con todo desde el principio.”
“¿Por qué, Akeno-san?” preguntó Kuisha, a la par que su pregunta iba acompañada del asentimiento de Alivian.
“Tsubaki-Fukukaichou y yo creemos que algo está pasando a escondidas nuestras, y tenemos la sensación de que los enemigos con los que luchamos son muy fuertes, tal vez ellos estén rozando el nivel de un demonio de clase suprema.”
Las palabras de Akeno confundieron a Kuisha y a Alivian, quienes miraron a Tsubaki para ver si podían obtener más información, pero para la sorpresa de ambos, la reina de Sona estaba que miraba seria a la mujer mientras que una pequeña capa de sudor se hacía presente en su frente. Al ver esto, tanto Kuisha como Alivian entendieron que no estaban bromeando, por lo que, tragando saliva, se prepararon para atacar.
‘Rias/Sona, espero que estén bien. Porque si nosotros tenemos que enfrentarnos a ella, es posible que a ustedes les toque enfrentarse a “ella” o peor, a “el”.’ pensaron al unísono Akeno y Tsubaki mientras se preparaban para luchar contra su enemigo.
Al mismo tiempo que sus reinas, tres de los cuatro reyes de las noblezas que conformaron el grupo que desafió la mazmorra se encontraban mirando a la enemiga que debían de abatir para salir de aquí. El lugar en el que se encontraban parecía ser una especie de catedral, pero la cual no solo tenía los clásicos adornos religiosos, sino que también tenía algunos adornos que no encajaban con una catedral, como vidrieras en forma de un ojo rodeado por puntas de lanza.
La enemiga que tenían que abatir vestía de manera muy rara, casi pareciendo que llevaba la mezcla entre un atuendo de monja con el de una maga, ya que, si bien el diseño de la ropa era la de un hábito de monja, el color y algunos detalles como la capucha con la máscara de tela eran lo que daba la impresión de que no era solo una monja. Además, a parte de la ropa, la mujer que tenían en frente tenía una armadura plateada, la cual consistía en grebas y brazales, las cuales eran de color plateado tan pulido que parecían espejos. Para la sorpresa de las tres chicas, su enemigo no había hecho nada desde que llegaron y aún estaba en la misma posición en la que la habían encontrado, es decir, estaba rezando.
“¿Que creen que debemos de hacer?” preguntó Rias, la cual miraba a su enemiga y no sabía que hacer, ya que lo normal sería que el “jefe” las atacase de manera instantánea desde que las viese.
“No lo sé, pero siento que he visto a esta mujer antes.” Dijo Sona, sintiendo que ya había visto a esta mujer antes.
Las palabras de Sona fueron recibidas por un movimiento de hombros de parte de Rias, quien, pese a que sentía que también había visto a esta mujer antes, decidió no pensar en ello.
“¿Han logrado comunicarse con algún miembro de sus noblezas?” preguntó Seekvaira, quien tenía un círculo mágico en su oído, pues estaba tratando de comunicarse con su nobleza.
“No, no hemos podido contactar con ellos. Asi que, me temo que estamos incomunicados.” Respondió Rias, quien junto con Sona ya habían intentado comunicarse con sus sirvientes, pero no habían podido hacerlo.
“Entonces, ¿Estamos solas?” preguntó Seekvaira mientras fijaba su mirada en la mujer que tenían frente a ellas.
“Si. Por lo que, tendremos que luchar con todo, ya que no tenemos ayuda extra.” Respondió Sona, ajustándose las gafas.
Rias y Seekvaira asintieron y dieron unos pasos hacia al frente. Luego de dar tres pasos, tuvieron que saltar hacia atrás, pues varios círculos mágicos aparecieron frente a ellas, disparando varios hechizos elementales. Con aquellos primeros ataques, comenzó la batalla.
Los pasos de Issei, Saji, Sairaorg y Regulus resonaban por todo el pasadizo por el que transitaban. Los cuatro se habían despertado hace poco, y luego de intentar comunicarse con sus compañeros, comenzaron a avanzar por el pasadizo, ya que no recibieron respuesta alguna. El pasadizo por que caminaban tenía la apariencia del pasadizo de un palacio completamente derruido, ya que había varios escombros por todos lados. El aura que emitía el lugar era lúgubre y pesado, causando que el corazón de los demonios se sintiera alterado, mientras el miedo y la preocupación se implantaban en su ser.
“Este lugar es aterrador.” Dijo Issei mientras miraba por todo el lugar, tratando de encontrar a algún enemigo.
“Ni me lo digas, con cada respiración que doy, siento que el aire no entra a mis pulmones.” Comentó Saji mientras tragaba un poco de saliva.
“Puede ser, pero siento que hay enemigo fuerte aquí.” Dijo Sairaorg mientras mantenía su guardia en alto, pues sentía que un ataque podría llegar en cualquier momento.
Tras aquellas cortas palabras, llegaron a un arco, el cual daba a una sala, la cual estaba completamente a oscuras.
“Parece que es aquí.” Dijo Saji mientras miraba a habitación que tenía al frente.
“Si. ¿Estamos listos?” Preguntó Issei mientras miraba a Saji, a Sairaorg y a Regulus, los cuales asintieron como respuesta.
Al ver que sus amigos estaban listos, Issei activó su sacred gear y junto a sus compañeros, ingresó a esa habitación. En el instante en que pusieron un pie dentro de la habitación, varias antorchas comenzaron a encenderse, permitiendo ver lo que había dentro y lo que vieron causó que sus cuerpos se helasen mientras el miedo calaba en sus corazones. Esto era porque, allí, frente a ellos, se encontraba el “jefe” que debían de derrotar.
El “jefe” que debían derrotar era un hombre que vestía una armadura de placas completa, cuyo color era el negro, decorada con líneas rojas que brillaban y cambiaban de intensidad para parecerse a venas transportando sangre. El casco que llevaba era cerrado, con una visera en forma de línea horizontal, por la cual se podían ver dos luces rojas, las cuales deberían de ser los ojos de su enemigo. Él se encontraba sentado en un trono de piedra, la cual estaba en un estrado alto, al cual solo se podía subir por unas escaleras. En sus manos, clavada frente a él se encontraba un mandoble de color negro, el cual tenía una especie de línea roja por todo el centro de la hoja, pareciendo ser una vena transportando sangre. Si bien la posición en la que estaba sentado, junto con su equipo y arma eran amenazadores, su peligrosidad se aumentó gracias a que por todos los alrededores del estrado en el que estaba el trono, había cientos, no, miles de cráneos humanos apilados unos sobre otros. Cuando terminaron de verlo, el caballero miró hacia su dirección y se dio cuenta de su presencia. Tras verlos, su cuerpo fue rodeado por un aura de color rojo, la cual comenzó a expandirse hasta la base de la plataforma donde estaba el trono.
"¿Q-q-que es eso?” preguntó Issei mientras daba un paso hacia atrás.
“Nuestro enemigo.” dijo Sairaorg mientras luchaba por mantenerse en pie, pues el aura de su enemigo era muy fuerte y le provocaba algo que no había sentido en mucho tiempo… miedo, pero no un miedo normal, sino un miedo primordial de querer salir corriendo porque su vida estaba en completo peligro. El ambiente era tal, que cuando giró su cabeza, vio que Regulus estaba temblando, algo que él no había visto nunca en su peón.
“S-su aura es aterradora.” Dijo Saji con miedo al ver a su enemigo.
El ambiente era pesado, pero por fortuna para ellos, el ambiente se calmó cuando el hombre se levantó de su trono y comenzó a descender, pues en el momento en que puso un pie en el primer escalón, el aura que le rodeaba desaparecía en motas de luces rojas.
Al momento en que vieron que el aura de su enemigo caía, los cuatro demonios lograron calmar sus corazones lo suficiente como para posicionarse juntos.
“Parece que tendremos que ir con todo desde el inicio.” Dijo Issei mientras se preparaba para luchar. “Listo, Draig.”
[Cuando quieras, compañero. Mostremos nuestro poder] [Welsh Dragon Balance Breaker]
Al momento en que la voz de Draig terminó de sonar, el cuerpo de Issei fue envuelto por un remolino de fuego y cuando este se extinguió, se podía verlo usando su balance breaker.
“Bien. ¡Vamos allá!” gritó Saji mientras conjuraba todos sus sacred gear de Vitra.
“Regulus.” Ordenó Sairaorg, el cual no apartó la vista de su enemigo en todo momento.
“Si, maestro.” Respondió Regulus para sacarse la máscara y dejarla caer al suelo. Tras aquel suceso, el cuerpo del niño comenzó a moverse de manera rara y antinatural, comenzando un proceso de metamorfosis, el cual terminó con Regulus tomando la forma de un enorme león dorado.
“¿Qué es eso?” preguntaron al unísono Issei y Saji con asombro al ver la forma que Regulus había adoptado.
“La verdadera forma de Regulus.” Respondió Sairaorg mientras extendía la mano derecha hacia el león dorado. “Su verdadera identidad es la de Regulus Nemea, un sacred gear de nivel Longinus. Originalmente era un hacha de batalla que estaba ligada a un hombre, el cual fue asesinado por un grupo. Cuando le encontré, el hacha se había convertido en un león, el cual masacró a todos los asesinos de su antiguo portador. Fue cuando lo vi, que decidí unirlo a mi nobleza, por lo que lo reencarné usando siete piezas de peón. Lamentablemente, su poder es instable cuando yo no estoy cerca, por lo que no puede luchar sin mí a su lado. Normalmente dejaría que luche de manera independiente, pero me temo que no podrá ser así en este momento.”
La respuesta de Sairaorg provocó sorpresa en Issei y en Saji, quienes no podían creer lo que escuchaban, pero aun así supieron que él decía la verdad, pues un segundo después de que dijo esas palabras, el heredero Bael volvió a hablar.
“¡Regulus!”
“¡Sí!”
Tras esas palabras, el cuerpo de Regulus se convirtió en un rayo de luz dorado, el cual se dirigió hacia Sairaorg, cubriéndolo por completo.
“Mi león! ¡Rey de Nemea! ¡Tú, que has sido llamado Shishiou! ¡Responde a mi aullido y conviértete en mi armadura! ¡Balance Breaker!”
Cuando el gritó de Sairaorg terminó, este fue cubierto por una armadura dorada, la cual tenía la temática de un león, con la cresta siendo parte del casco y una cara de león en todo el pecho de la armadura.
“¡Bien, ya estoy listo! ¡Comencemos!”
“Ya veo. Asi que eso sucedió con ese Longinus” Dijo Azazel mientras miraba lo que sucedía en la pantalla. “Desde que le perdí la pista hace un tiempo estuve un poco preocupado por donde podía haber caído, así que saber que está en buenas manos me tranquiliza un poco. Aunque, me siento tranquilo por su aparición, que ellos lo mantuviesen en secreto es una clara violación al pacto.”
La pantalla por la que los lideres del pacto de Kuoh miraban lo que sucedía se había dividido en varias partes, permitiéndoles ver todas las batallas al mismo tiempo.
“Si, parece que la «Facción del Gran Rey» estaba ocultando cosas.” dijo Sirzechs mientras entrecerraba los ojos. “Si pudieron ocultar algo como esto, me pregunto que más ocultaran.”
“No lo sabemos, pero tendremos que mantener un ojo en ellos.” Dijo Serafall de manera seria mientras veía a su querida hermana menor luchar contra una Asia disfrazada. “Sabíamos que ellos no serían fáciles en este juego, pero creo que se están excediendo un poco.”
“Sabíamos que esto sería así, después de todo, no solo están usando esos anillos de ilusión para parecer otras personas, sino que también están usando equipamiento de alto nivel, el cual ha sido encantado por Edzard.” Dijo Odín mientras se frota la barba al ver como su ex guardaespaldas y la aprendiz de Lavinia luchaban contra los obispos de las cuatro noblezas, abrumando a gran parte de ellos con sus hechizos de tipo bombardeo. “Si bien los hechizos tejidos en los encantamientos funcionan, no parecen adaptarse muy bien en los seres de este mundo, ¿verdad?”
“Si, según resultados de los análisis que se han hecho con el cuerpo del adalid de Dagon, hemos confirmado que es posible que usemos objetos encantados del mundo de Aurbis, pero no podemos usar todo su potencial. Aunque aquella incompatibilidad también se aplica para ellos, ya que es casi imposible que puedan usar un sacred gear, pues sus cuerpos parecen tratarlos como un veneno, el cual tratan de eliminar a toda costa.” Comentó Azazel mientras recordaba la información que le brindó el estudio del cuerpo de Norgred.
“Parece que el mundo siempre busca un equilibrio.” Comentó Michael, señalando el hecho de que los cuerpos de los seres de ambos mundos parecían rechazar cualquier cosa que provenga del otro mundo. “Aunque, pese a que se rechazan muchas cosas, la fisionomía de los humanos de ambos mundos es tan similar que permite que haya descendencia hibrida.”
“Si, Asia-chan es la primera hibrida de la que se tiene conocimiento y por la información que ha mostrado la poca cantidad de ADN que tenemos de ella, parece que no tiene ninguna de las restricciones que tienen ambos tipos de humanos cuando son de ascendencia pura.” Comentó Azazel mientras miraba como las «Torres» de las cuatro noblezas lanzaban ataques combinados contra Valerie, la cual los esquivaba convirtiéndose en una bandada de murciélagos, para luego aparecer por encima de Ladora y lanzarle un potente golpe, el cual estaba cubierto de magia de oscuridad.
“Eso es algo terrorífico, pero parece que ella no tenía esas habilidades cuando era más joven. ¿Por qué crees que ha manifestado ese poder ahora?” preguntó Sirzechs mientras veía como las cuatro «Reinas» lanzaban varios hechizos contra Ingvild, fallando estrepitosamente, pues sus ataques fueron bloqueados por un círculo mágico de tipo barrera.
“No lo sabemos, nada de lo que tenemos nos puede mostrar algo sobre esto. El único que puede dar luz sobre esto es Edzard, y me temo que él no hablara de esto fácilmente.” Respondió Michael mientras ponía una sonrisa triste en su rostro.
“Si, tienes razón. Por mucho que seamos aliados, él no es tan abierto con nosotros como esperaríamos.” Señaló Azazel mientras su mirada ahora se posaba en la pantalla que mostraba a los caballeros luchar contra Lint y Mittelt. Los jóvenes espadachines luchaban con todo lo que tenían, usando sus armas lo mejor que podían, pero eso parecía ser en vano. La mirada del líder de los Grigori se entrecerró ligeramente cuando vio como Liban usaba su sacred gear «Gravity Jail», el cual permitía aumentar la gravedad de cualquier cosa que tuviese la mala suerte de estar en su visión, para atrapar a Mittelt, creando así una oportunidad para vencerla. Lamentablemente, eso no funcionó, ya que Lint intervino rápidamente para de esa manera cortar la línea de visión de Liban usando varios hechizos de restauración, los cuales se generaron a partir de varios pergaminos que poseían cada uno de los miembros del grupo. Tras ver aquello, Azazel giró su rostro y viendo otra pantalla, volvió a hablar. “Los combates que se están llevando a cabo solo muestran lo que temíamos, ellos aún no están listos, sobre todo, ellas.”
Los ojos de Sirzechs y de Serafall se entrecerraron ligeramente, pues entendieron a que se referían las palabras de Azazel, ya que la prueba estaba allí frente a sus ojos, en la forma del combate entre Asia y sus hermanas. Las dos jóvenes, junto con Seekvaira estaban luchando formidablemente, pero por más hechizos que lanzasen, no podían derrotar la defensa de Asia, la cual aún no había ni siquiera usado un hechizo de «Magicka Extrema», por lo que aún no había lanzado nada de su artillería pesada. De hecho, ella tampoco estaba usando su balance breaker y aun así podía luchar tan bien y tan fácil contra ellas tres.
“Parece que algunos combates ya están por terminar.” Dijo Odín mientras señalaba algunas pantallas.
¡BOOMMM!
Una gran explosión surgió debido al impacto de dos enormes explosiones de color dorado, provocando que el lugar temblara y haciendo que la otrora catedral dividida, ahora tuviese el mismo aspecto, es decir estar llena de escombros.
El sonido del acero chocando resonaba por todo el lugar, pues se estaban llevando varios combates al mismo tiempo.
“¡Tomen esto!” gritó Kiba mientras convocaba varios de sus caballeros dragón. Estos caballeros tenían la apariencia de caballeros de armaduras de color azul, las cuales tenían adornos y grabaos con diseños de dragón. Dichos caballeros eran el producto del balance breaker de su segundo sacred gear, «Blade Blacksmith», el cual le permitía crear espadas con el atributo sagrado.
Los caballeros dragón de Kiba comenzaron a moverse a gran velocidad, tratando de abrumar a Lint, la cual usaba su espada para detener los ataques que le llegaban. Arriba, abajo, derecha, izquierda, diagonal, la espada de Lint se movía de lado a lado, ya que los caballeros eran numerosos, pero aquello no fue suficiente para derrotarla, pues ella tenía sus habilidades mejoradas por su armadura, la cual mejoraba todas sus habilidades de combate.
‘Parece que Ed tenía razón, aún no están listos.’ Pensó Lint mientras se movía a gran velocidad y cortaba a todos los caballeros dragón de Kiba. Sin embargo, tras aquello no pudo ni respirar, pues Beluga, el cual había invocado a un caballo gris, apareció frente a ella e intentó atravesar su pecho con una lanza. Afortunadamente, ella logró desviar el ataque, permitiéndole tener una apertura para poder lanzar un golpe directo contra el caballero de Sairaorg.
Aprovechando la oportunidad, Lint movió su espada y lanzó un ataque directo. Sin embargo, antes de que el ataque impactase, Beluga se movió hacia atrás, ganando un poco de distancia para evitar que el ataque le llegase, pero para su mala suerte, Lint vio esto, por lo que, moviendo su otra mano, creó una lanza de luz y se la lanzó a Beluga. Dicho ataque tomó por sorpresa al joven demonio, por lo que no pudo moverse a tiempo y el ataque terminó impactando en su abdomen.
“Arghhh.” Gruñó Beluga de dolor al sentir que su abdomen fue atravesado por la lanza. Además, al ser un demonio, la lanza de luz le causó un dolor atroz. Un segundo después del golpe, el demonio y su caballo desaparecieron en un vórtice purpura.
[Un Caballero de Sairaorg Bael ha sido retirado]
La voz mecánica que anunciaba el retiro de los demonios derrotados sonó, llamando la atención de los caballeros presentes, permitiendo así que bajen la guardia. Una de las personas que estuvo más en shock fue Bafeel, pues vio como su hermano desaparecía tras recibir una lanza de luz en el abdomen.
“¡Hermano!” gritó Bafeel al ver a su hermano desparecer. La escena de su hermano despareciendo en un vórtice purpura provocó que la joven se enojase e intentase cargar contra Lint para matarla. Sin embargo, para su mala fortuna, este acto le impidió ver que Mittelt estaba a sus espaldas, por lo que no pudo evitar que ella le clavase su espada por la espalda, provocando que un dolor agudo viajase por el cuerpo de la joven demonio antes de que un vórtice purpura apareciera a sus espaldas.
‘¡Maldición!’ pensó Bafeel al ver que sería retirada del juego de una manera tan penosa. Apretando los dientes, la joven decidió hacer un último acto que le permitiese mantener su honor de caballero intacto, por lo que, aprovechando el momento decidió devolverle el golpe al ángel de negro. Así que, moviendo su espada lanzó un rápido corte horizontal.
Mittelt, quien había estado mirando como la chica estaba a punto de ser absorbida por el vórtice, vio con un poco de asombró como Bafeel lanzaba un último y desesperado ataque hacia ella. Si bien el ataque no era la gran cosa, fue el momento en que lo lanzó lo que provocó que ella no pudiese reaccionar muy rápido para evadirlo.
¡Crack!
El sonido de algo rompiéndose se hizo presente cuando la hoja de la espada de Bafeel impactó en la máscara que protegía el rostro de Mittelt, arrancándole un pedazo de esta. Tras aquel golpe, la hermana de Beluga fue absorbida por el vértice, siendo sacada del juego.
[Un Caballero de Seekvaira Agares ha sido retirado]
‘Parece que, pese a que no tienen el poder, si tienen el valor para luchar hasta el final.’ Pensó Mittelt mientras la máscara se reparaba de manera casi instantánea. Un instante después, ella escuchó a Lint llegar. Asi que, girando la cabeza, vio que ella asentía, lo que indicaba que debían de terminar con esto pronto.
Girando la mirada, ambos ángeles miraron a los enemigos que les quedaban. Apretando el agarre en sus armas, las dos amantes de Edzard desaparecieron en un estallido de velocidad, apareciendo en medio de los cuatro caballeros restantes. Al momento en que aparecieron, sus armas comenzaron a resonar contra las armas de los demonios, formando dos grupos de batalla, Lint vs Kiba y Liban, mientras que Mittelt se enfrentaban a Xenovia y a Tomoe.
Valerie dio un salto hacia atrás cuando uno de los muebles de su habitación fue lanzado contra ella. El estante repleto de libros impactó en la pared, destruyéndose y dejando un pequeño cráter en el lugar de impacto.
‘Ummmm…. Nunca espere que Koneko-chan usase mi decoración de esa manera.’ Pensó Valerie mientras se agachaba para evitar el golpe que le intentó dar Tsubasa. A pesar de haber esquivado el ataque de Tsubasa, la mirada de la Dhampir estaba fija en la nekomata, pues esta había obtenido de alguna manera una segunda cola. La forma en como ella la había obtenido era algo que Valerie desconocía, pero se alegraba por la joven gata.
Luego de esquivar dicho golpe, la Dhampir cubrió sus garras con magia de oscuridad y tras eso, detuvo una patada de Ruruko, la cual se había promocionado a «Reina» al inicio de la batalla. Tras detener el golpe, Valerie movió su brazo y tras darle un golpe en el abdomen, comenzó a darle varios golpes consecutivos de manera rápida. Tras darle unos cinco golpes, la Dhampir se vio forzada a agacharse, pues Koneko intentó darle un golpe por la espalda, pero afortunadamente para ella, ese ataque falló.
‘Se ha vuelto más rápida desde que obtuvo esa segunda cola.’ Pensó Valerie, quien luego de esquivar el ataque de la Nekoshou, la tomó de la blusa de su uniforme y jalándola, la hizo girar en el aire para terminar estampándola contra el suelo.
¡Boom!
Una gran nube de polvo se levantó al momento en que el pequeño cuerpo de la nekomata impactó en el suelo. Si bien el ataque fue muy fuerte, Valerie no se detuvo allí y rápidamente le lanzó un golpe a Koneko, el cual nunca impactó, pues ella se vio forzada a separase de la nekomata cuando Ladora intervino con un golpe dirigido al rostro de la Dhampir.
Tras aquel ataque, la Dhampir terminó alejándose de sus enemigos, los cuales aprovecharon el momento para reagruparse.
“Parece que la batalla está en punto muerto.” Dijo Tsubasa al acercarse al resto de sus compañeros.
“Si, no importa lo que hagamos, ella parece saber cómo atacaremos y sus reflejos son muy altos.” Dijo Ruruko mirando a Valerie.
“Ladora, ¿Crees que si usas eso podrás derrotarla?” preguntó Gandoma.
Ladora asintió, pues entendió lo que le pedía hacer Gandoma. Asi que, cruzando ambos brazos sobre su pecho, se preparó para continuar con la lucha.
“¡Aléjense!” gritó Gandoma para luego dar un gran salto.
Los otros demonios y Valerie lo miraron con confusión, pero aun así se alejaron.
¡ROAARRR!
Un segundo después, el cuerpo de Ladora fue envuelto por un aura dorada, la cual aumentó de tamaño, hasta que terminó por convertirse en un gigante. Cuando la luz se extinguió, Ladora se había convertido en un dragón occidental de tamaño medio cuyas escamas eran de color negro.
“¿Cómo hizo eso?” preguntó Ruruko con sorpresa al ver al demonio larguirucho convertirse en un dragón.
“Ladora pertenece al clan Bune, un clan que está relacionado con dragones, pudiendo domesticarlos. Sin embargo, hay algunos miembros que pueden convertirse en un dragón.” Respondió Gandoma mientras él y el resto de los demonios miraban como Ladora abría sus fauces y lanzaba un aliento de fuego contra Valerie.
La Dhampir miró aquel ataque llegar y pensando en una fracción de segundo, logró saber cómo sacar al dragón del combate. Por lo que, convirtiéndose en una bandada de murciélagos, esquivó el ataque y se reformó a unos pocos metros de la cabeza del demonio.
‘Parece que, en poder destructivo, él es el más fuerte. Sin embargo, convertirte en un dragón fue tu mayor error en este combate. Tu gran tamaño solo te hace un objetivo fácil para ser atacado, y no puedes esquivar bien en zonas tan pequeñas como estas.’ Pensó Valerie mientras extendía sus manos y usaba uno de los pergaminos que le dio Edzard. Aquel pergamino creó un vórtice purpura del cual surgió una vara, la cual era un mango. Moviendo sus manos, Valerie tomó aquel mango y sacó un arma del vórtice purpura. El arma que surgió era un arma del arsenal personal de Edzard, la cual era un gran martillo de guerra. El martillo de guerra era… bueno, un martillo de gran tamaño, el cual tenía un cabeza rectangular de unos veinte centímetros de largo, un ancho de diez y una altura de siete. El mago era largo y tenía tiras de cuero enrolladas en toda su longitud para permitir un fácil manejo. Sintiendo ya el arma en sus manos, Valerie procedió a susurrar algunas palabras. “Aal fin scaldro do fin dov splinter ahst fin haalvut do hin arrows, ahrk crack voder fin weight do hin zahkrii.”
Al momento en que la Dhampir terminó de decir esas palabras, el martillo de guerra fue cubierto por chispas de electricidad. Cuando ella vio las chispas recorrer el arma, giró su cuerpo trescientos sesenta grados y usando la inercia de ese movimiento, impactó el martillo en toda la cabeza del dragón. El golpe fue tan fuerte que generó una onda de choque tan grande que envió a volar los muebles de la sala, además, de provocar que los demonios que estaban en el lugar tuviesen que cubrirse de la onda de choque.
El cuerpo dragonificado de Ladora cayó sin ceremonias al suelo, solo para ser tragado por un vórtice purpura unos segundos después.
[Una Torre de Sairaorg Bael ha sido retirada]
El anuncio causó que quienes lo escucharan se asombraran y asustaran, pues no se esperaban que eso sucediera tan rápido.
“¡Ladora!” gritó Gandoma con preocupación cuando supero el shock de lo que acababa de pasar, pues su compañero recibió un golpe muy fuerte en su cabeza.
“I-increíble.” Dijo Tsubasa con asombro al ver como un dragón fue derrotado de un solo golpe.
Sin embargo, algo sucedió un segundo después, ya que un grito ahogado se escuchó, llamando la atención de los demonios. Los ojos de Koneko y Tsubasa se abrieron nuevamente y girando rápidamente sus cabezas, miraron hacia el lugar donde se originaba el grito y lo que vieron las asustó bastante, pues Ruruko estaba atravesada por un tentáculo de oscuridad. Cuando dicho tentáculo se desvaneció, la joven demonio fue absorbida por otro vórtice purpura.
[Un peón de Sona Sitri ha sido retirado]
Tras escuchar aquellas palabras, Valerie caminó unos pocos pasos hacia los demonios restantes, los cuales dieron de manera inconsciente un paso hacia atrás. La acción que tomaron causó que la Dhampir levantar una ceja con confusión, pero un par de segundos después logró entender por qué estaban así.
‘El miedo es el mayor asesino de la mente.’ Pensó Valerie al percatarse de que ellos parecían haber perdido su espíritu de lucha al ver que ella había eliminado a dos de sus compañeros tan rápido, era eso o era que aún estaban en estado de shock por ver como había derrotado a Ladora. ‘Si, tiene que ser lo último. Ellos son más fuertes que esto.’
Y parecía que ella tenía razón, pues luego de pensar aquello, vio como ellos daban un paso hacia el frente y se preparaban para continuar su lucha. Aquello provocó que una sonrisa apareciera en su rostro.
‘Oh… esto será entretenido, pero si creen que pueden derrotarme, están muy equivocados.’ pienso Valerie mientras se llevaba una mano al anillo que tenía en su dedo medio de la mano derecha. ‘Esto se terminará en menos de un minuto.’
¡BOOOM!
Decenas de explosiones llenaban el cielo, originados por la gran cantidad de hechizos que volaban por todas las direcciones mientras los demonios luchaban contra Aika y Rossweisse. La batalla en si era una de las más sencillas, al igual que otras dos batallas más, ya que solo se hacía usó de magia y casi nada más.
Aika esquivaba de manera simple los ataques lanzados por los «Obispos» de las cuatro noblezas. Sin embargo, esquivaba de manera tan despreocupada que dos ataques, los cuales fueron lanzados por Ravel y Coriana, lograron acercarse peligrosamente a ella. Los ataques eran una bola de fuego y una ráfaga de hielo, los cuales parecieron tomar por sorpresa a la joven maga, impactando de lleno en ella…o al menos eso debió de haber sucedido, pero como había estado pasando desde el inicio de la batalla, los ataques mágicos fueron absorbidos por una especie de vórtice, el cual aparecía cada vez que Aika o Rossweisse eran impactadas por algún hechizo.
“¡Esto no está funcionando!” gritó Ravel con desesperación al ver que sus ataques nuevamente fueron inutilizados.
Después de que la hermana de Riser gritara, tuvo que volar hacia atrás, pues Aika apareció ante ella e intentó iniciar un combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo, el pequeño demonio de sangre pura logró evitar entrar en una confrontación directa, pues ella sabía que, de darse un combate de esa manera, perdería de manera estrepitosa. Esto se debía a que sus enemigos eran más que capaces de luchar no solo con magia, sino que también podían usar armas y luchar a mano desnuda y sus habilidades se habían demostrado cuando ella y el resto de los demonios vieron como la otra «jefe» eliminó a Misteeta con una combinación de cuatro golpes muy bien colocados.
“Esto es malo. No importa como lo hagamos, ninguno de nuestros hechizos parece hacer efecto en ellos. Además, parece que también son inmunes a los sacred gears.” Dijo Momo mientras volaba cerca de Ravel siendo seguida por Reya.
“Si. Lograron evitar la maldición del sacred gear de Misteeta-san con facilidad.” comentó Reya mientras sentía un escalofrío recorrer su cuerpo.
Tras aquellas palabras, los demonios escucharon algo que ya habían escuchado anteriormente.
[Un Obispo de Sairaorg Bael ha sido retirado]
Los demonios miraron hacia su derecha y vieron como Coriana era derrotada por un poderoso hechizo de relámpagos, el cual fue lanzado por Rossweisse.
La forma en como Coriana y Misteeta fueron derrotados tan fácilmente hizo que los demonios restantes sintieran que su cuerpo se helaba. Sin embargo, antes de que pudiesen hacer algo más, fueron sacadas de su estupor por una bandada de murciélagos.
“¡Gasper-kun!” gritaron al unísono Ravel, Momo y Reya al sentir como los murciélagos, que eran Gasper, las movían del lugar. Sin embargo, un segundo después que ocurrió eso, los tres demonios vieron como más de una decena de círculos mágicos se hicieron presentes, lanzando un bombardeo de hechizo elementales sobre el lugar donde habían estado volando antes.
El piso de la torre comenzó a sacudirse y a llenarse de explosiones, todas cortesías de Rossweisse quien había lanzado este ataque con la esperanza de terminar con todo rápido. Sin embargo, parece que había fallado.
‘Si bien es cierto que los «Obispos» son expertos en magia, ellos parecen no dominar muchos hechizos mágicos. Además, parece que carecen de habilidades para luchar cuerpo a cuerpo, algo malo para un mago si es que este queda a merced de algún enemigo que luche de esa manera.’ pensó la Valquiria mientras veía como los demonios volaban a otro lugar, buscando una zona donde reagruparse para poder contratacar.
Decidiendo que no dejarían que hiciesen eso, Aika y Rossweisse se miraron y tras asentir, comenzaron a volar tras ellos.
La persecución que se inició estuvo acompañada de cientos de hechizos lanzados sobre todo por Momo, Reya y Ravel, mientras que Gasper intentaba usar su sacred gear para detener a Rossweisse o a Aika. Sin embargo, pese a sus mejores esfuerzos, él no podía, ya que ambas se mantenían alejados de su rango de visión, para de esa manera evitar que el sacred gear del Dhampir lograse atraparlas.
Una enorme bola de fuego, cortesía de Ravel, fue enviada contra Aika, mientras que Reya y Momo lanzaron relámpagos contra Rossweisse. Ambos ataques forzaron a que las dos amigas se juntaran unos pocos metros, colocándolas en un pequeño lugar.
Al ver que sus enemigos estaban en un lugar cerrado, Ravel, quien había planeado esto para lograr tener una oportunidad de victoria, gritó con fuerza. “¡Gasper-kun!”
El grito de Ravel hizo que el joven Gasper, el cual había estado cerca de ella, se convirtiera en una bandade de murciélagos y rodeara a ambos enemigos.
“Con esto ganamos.” Dijo Ravel con una sonrisa de victoria al ver como los murciélagos de Gasper lograban rodear por completo a Rossweisse y a Aika. Sin embargo, cuando todo parecía ya ganado, sucedió algo que ella no se esperaba.
Aika había visto como Gasper las había rodeado y al momento en que vio que sus ojos brillaban, supo que usaría su sacred gear para paralizarlas. Asi que, habiendo previsto que algo como esto sucedería, la joven maga invocó algo rápidamente y sin perder tiempo, lo usó.
‘Hay muchas cosas que no sabemos sobre los sacred gear que están en los ojos. Una de ellas es si es que pueden seguir siendo usados si su portador queda ciego temporalmente.’ Pensó Aika mientras quitaba el seguro de lo que había convocado. Un segundo después lanzó el artefacto frente a ella y cerrando los ojos, movió sutilmente su otra mano para hacerle señas a Rossweisse para que también cerrase los ojos, algo que la valquiria hizo.
Un segundo después, todo el campo se iluminó con un brillo blanco, el cual terminó por cegar temporal a todos los que miraron. El artefacto que había producido eso no era ningún artefacto mágico, sino que fue una granada M84, un arma humana no letal usada para cegar y aturdir a los soldados enemigos.
“¡AHHHHH!” Gritó Gasper al sentir como sus ojos le ardían, provocándole tal dolor que perdió su forma de murciélagos, dejándolo desprotegido para un ataque enemigo. Dicho ataque enemigo llegó solo uno segundos después, provocándole dolor en cuatro lugares de su cuerpo. Un dolor en el lado derecho de su abdomen, otro en su lado izquierdo, uno en el hombro derecho y otro en su pecho, en el lado izquierdo.
“¡Gasper-Kun!” Fue el gritó colectivo que soltaron los demonios al ver como el Dhampir era atravesado por cuatro espadas de hielo, las cuales habían sido creadas por Rossweisse y Aika.
El cuerpo del Dhampir comenzó a caer hacia el vacío, pues la batalla se había librado en el aire, en un lugar alejado de la torre.
Los tres demonios restantes comenzaron a volar hacia Gasper, tratando de que el no caiga hacia el vacío, pero antes de que lo alcanzaran, el cuerpo del Dhampir fue absorbido por un vórtice purpura, sacándolo del lugar.
[Un Obispo de Rias Gremory ha sido retirado]
Cuando ellas vieron que su amigo había desaparecido, rápidamente voltearon y con una mirada de ira absoluta, se encararon contra Aika y Rossweisse. Sin embargo, en el momento en que las vieron, se dieron cuenta de que ya habían perdido, pues sobre ellas había cientos de círculos mágicos, los cuales brillaron y desataron un bombardeo total de hechizos elementales sobre ellas.
Los tres demonios crearon de manera instintiva círculos de magia para protegerse, pero aquello fue en vano, ya que el ataque fue tan fuerte y numeroso que terminó por abrumar sus defensas, creando varias explosiones.
[Un Obispo de Rias Gremory ha sido retirado]
[Un Obispo de Sona Sitri ha sido retirado]
[Un Obispo de Sona Sitri ha sido retirado]
El no hace poco hermoso bosque estaba lleno de cráteres, toda cortesía de los ataques de Akeno, Kuisha y Tsubaki, quienes luchaban contra Ingvild y con Alivian, quien estaba bajo el control del sacred gear de Ingvild.
“¡Toma esto!” gritó Akeno mientras le lanzaba un relámpago a Ingvild.
La joven medio demonio tuvo que esquivar el ataque para evitar que este le haga más daño del esperado, pues estaba potenciado por el poder sagrado de Akeno. Cuando el ataque pasó por su lado, Ingvild extendió sus manos y creando un círculo mágico, lanzó una bala de agua comprimida. Dicha bala viajo a gran velocidad, pero no derrotó a Akeno, pues esta se protegió usando un círculo mágico.
Un instante después de dicho ataque, Ingvild sintió que algo se aceraba por su espalda y mirando hacia ese lugar vio que era un ataque de Kuisha, el cual no logró impactar, pues Alivian lo detuvo usando su propio cuerpo. Si bien dicho ataque era potente, Alivian poseía una gran resistencia, así que pudo salir relativamente ileso del ataque.
“¡Alivian-san! ¡Recupera tus sentidos!” gritó Akeno, solo para morderse el labio después con desesperación, ya que la «reina» de Seekvaira no respondía ante sus palabras. La pérdida de su aliado provocó que la batalla estuviese en su contra en todos los sentidos, pues pese a que ella, Kuisha y Tsubaki eran fuertes, en algunos estándares, no estaban ni de cerca de estar al mismo nivel de poder que Ingvild, la cual no solo era una medio demonio, sino que también tenía el poder de un demonio de clase suprema, lo que la colocaba en el top tres del grupo de Edzard, solamente estando por debajo de Edzard y Asia.
“Parece que lo perdimos.” Dijo Tsubaki acercándose a Akeno, junto con Kuisha, la cual se había alejado de Alivian no hace mucho.
“Si.” Respondió Kuisha mientras su mirada estaba enfocada en sus dos enemigos. “¿Tienen algún plan para derrotarlos?”
“Ninguno. El poder de este enemigo es muy grande.” Señaló Akeno mientras entrecerraba los ojos mirando a Ingvild. “Tal y como dije antes de iniciar, parece que su nivel de poder es similar al de un demonio de clase suprema.”
“Si, eso se puede ver.” Comentó Kuisha, quien miró a Akeno y a Tsubaki para luego entrecerrar los ojos al recordar algo. Y es que antes de iniciar su combate, ellas les dijeron que tengan cuidado, pues este enemigo estaba al mismo nivel que un demonio de clase suprema, pero no solo eso, sino que también le dijeron a Alivian que tuviese extremo cuidado al momento de luchar contra ella. Lamentablemente, dicha advertencia fue inútil al parecer, pues ni bien la batalla inició, su enemigo comenzó a cantar una suave melodía, la provocó que Alivian gritase de dolor. Al ver a su compañero de equipo sufrir, ellas decidieron atacar, para detener lo que sea que le causaba dolor a Alivian. Sin embargo, para su ingrata sorpresa, cuando estaban atacando a su enemigo, Alivian les lanzó un ataque por la espalda.
‘Por fortuna, logre ver el ataque y usar mi habilidad «Hole» para detenerlo, de lo contrario todo hubiese terminado allí.’ Pensó Kuisha mientras miraba a sus compañeras… había algo que no le cuadraba, pues no sabía como era posible que ambas supiesen que tan fuerte era su enemigo, no solo eso, sino que también parecían saber que ella podía controlar a los dragones. Asi que, sintiendo que necesitaba unas respuestas de ellas, decidió preguntar, por lo que las llamó. Cuando ellas respondieron, ella volvió a hablar. “No me había percatado antes, pero parece que ustedes saben que sucede aquí. Asi que, amablemente les pido que me digan que sucede.”
La petición de Kuisha provocó que tanto Akeno como Tsubaki se retuerzan un poco, pues se dieron cuenta de que su advertencia inicial pareció haber causado que ella concluyese que sabían que pasaba. Si bien era cierto que sabían que la persona con la que luchaban era Ingvild, la verdad es que, no sabían porque luchaban contra ella en este rating game. Sin embargo, tras ver la forma del lenguaje corporal de Kuisha se dieron cuenta de que ella no aceptaría nada más que la verdad. Por lo que, mirándose, estuvieron por mencionar algunas cosas, muchas de ellas serian información vaga, pues habían recibido la orden de no decir nada.
“La persona- “
Las palabras de Akeno fueron interrumpidas cuando Alivian apareció justo a su lado derecho. Aquella acción hizo que la hija de Barakiel se sorprendiera en gran medida, pues no se esperó ver al dragón aparecer a su lado y gracias a ello, no pudo responder a tiempo cuando este le dio un potente golpe en el rostro, lazándola a volar contra el suelo.
El cuerpo de Akeno viajo a gran velocidad contra el suelo y generó un gran estruendo cuando su cuerpo impactó con el suelo, levantando una gran nube de polvo.
“¡Akeno-San!” gritaron al unísono Kuisha y Tsubaki, pues aquel ataque también las había tomado por sorpresa a ellas.
Tras ver como Akeno impactaba en el suelo, los dos demonios giraron sus rostros y miraron a Ingvild, pero antes de que hagan o dijesen algo, Alivian apareció a su lado y atrapándolas de sus cuellos, rápidamente se lanzó hacia donde había impactado la hija de Barakiel anteriormente.
“Suéltanos…” gruñó con dificultad Tsubaki mientras movía su mano derecha e invocaba un círculo mágico, con el cual planeaba forzar a que Alivian las suelte a ambas. Sin embargo, para su mala fortuna, el dragón aumentó la velocidad con la que caía y terminó impactando contra el suelo.
¡BOOOMMMM!
Una gran nube de polvo se levantó al instante en que Alivian impactó en el suelo, cubriendo el lugar y dificultando la vista de todos los que observaban los combates desde otros lugares.
Dentro de la nube de polvo, la batalla aun continuaba, pues pese al gran impacto, ni Kuisha ni Tsubaki, ni Akeno habían sido retiradas.
La hija de Barakiel se levantó torpemente, pues tenía varias heridas en el cuerpo. Cuando posó su mirada en sí misma, vio que su uniforme estaba hecho pedazos, dejándola casi desnuda. Tras examinarse, Akeno intentó caminar para encontrar a sus compañeras. Sin embargo, cuando movió su pierna derecha, ella cayó de bruces al suelo.
“Arghhh…” gruñó Akeno al sentir como sus piernas dolían bastante, un signo inequívoco de que estaban muy heridas talvez incluso tuviese los huesos rotos. Sin embargo, pese al dolor que sentía, ella volvió a ponerse de pie y cuando vio algo entre la nube de polvo, rápidamente creó un círculo mágico, del cual salió un ventarrón. Dicho ventarrón limpio el área de la nube de polvo, permitiéndole a Akeno ver que sus dos compañeras estaban siendo retenidas por Alivian.
El dragón mantenía sus manos en los cuellos de las dos jóvenes, manteniéndolas en el suelo. Al ver esto, Akeno movió sus manos y conjurando un círculo mágico, estuvo por lanzarle un «Relámpago Sagrado» a Alivian, para así forzarlo a liberar a los dos demonios. Sin embargo, cuando estuvo por hacer su ataque, ella vio algo que la dejó helada.
Los ojos de Akeno se abrieron con horror al ver a cuatro enormes dragones de agua, los cuales medían más de cincuenta metros de largo cada uno. En medio de estos dragones se encontraba Ingvild, la cual mantenía su mirada fija en ellos. Cuando ella levantó su mano derecha, el corazón de Akeno se aceleró con miedo, pues entendió lo que pasaría a continuación. Al percatarse del peligro inminente en que estaban, ella comenzó desesperadamente a intentar moverse o liberar a sus compañeras, pero al hacer eso, no vio el instante en que la mano de Ingvild bajó, sellando así su derrota en esta batalla.
Los dragones de agua descendieron furiosamente contra los cuatro demonios y cuando impactaron en la posición de estos, terminaron atrapándolos en sus fauces, causándoles así varias heridas a los cuatro. Tras eso, los cuatro dragones explotaron, generando varias olas de agua, las cuales se llevaron los cuatro cuerpos a diferentes lugares. Unos segundos después de esto, los cuatro demonios fueron absorbidos por vórtices purpuras, sacándolos del lugar.
[Una Reina de Rias Gremory ha sido retirada]
[Una Reina de Sona Sitri ha sido retirada]
[Una Reina de Seekvaira Agares ha sido retirada]
[Una Reina de Sairaorg Bael ha sido retirada]
¡BOOM!
Una bola de poder de la destrucción impactó en uno de los pilares que rodeaban el lugar donde se encontraba Asia enfrentándose a Rias, Sona y Seekvaira. El ataque, el cual originalmente estaba destinado a impactar en Asia, fue desviado gracias a que la esposa de Edzard le había dado un golpe a Rias en el lado derecho de su abdomen, provocando que esta enviase el ataque hacia otro lado.
La fuerza del golpe de Asia forzó a Rias a derrapar unos pocos metros, tras los cuales, el demonio de sangre pura se llevó una mano al abdomen y cayó de rodillas mientras sentía que le faltaba el aire.
“¡Seekvaira!” gritó Sona mientras juntaba ambas manos al frente suyo y lanzaba varios picos de hielo hacia Asia, con la clara intención de que esta se alejara de Rias. El plan de Sona pareció funcionar, pues Asia comenzó a correr por el lugar, esquivando los ataques que le lanzaba.
“¡Si!” gritó Seekvaira en respuesta al pedido de Sona, por lo que, sin perder tiempo, creó varios círculos mágicos, de los cuales surgieron varias bolas de fuego.
Asia miró como las bolas de fuegos se dirigían hacia ella y sin pensarlo dos veces usó su espada para cortarlas de manera limpia, por lo que estas no explotaron al momento del corte, sino que explotaron unos segundos después. Siguiendo con su avance, ella se acercó a los dos demonios de sangre pura, las cuales al verla llegar tan cerca, invocaron sus alas y comenzaron a volar por el lugar, en un intento de alejarse. Sin embargo, para su mala suerte, Asia también levantó vuelo y comenzó a perseguirlas por unos momentos, deteniendo varios ataques con una custodia, pues los dos demonios siguieron atacando mientras se movían por el lugar.
Mientras Asia jugaba al gato y al ratón con Sona y con Seekvaira, Rias logró recuperar el aliento y comenzó a pensar en cómo derrotar a su enemigo. Sin embargo, por mucho que lo pensara, no podía encontrar una forma de derrotarla, pues ninguno de sus ataques pudo impactar en ella. Lamentablemente, no pudo seguir pensando en nada más, pues se vio forzada a conjurar un círculo mágico defensivo cuando un relámpago apareció en su línea de visión.
“Aghhh.” Gruñó Rias mientras mantenía su concentración para evitar que su barrera cayese. Sin embargo, mientras mantenía su concentración, ella se percató de que su poder demoniaco estaba disminuyendo de forma anormal, algo que indicaba que el ataque que había recibido era un hechizo de la escuela de «destrucción» de Nirm, pues estos hechizos eran los únicos que podían destruir las reservas de poder demoniaco, aunque la cantidad perdida dependía de si el ataque te impactaba o no. Si te impactaba el ataque y sobrevivías, perderías una buena parte de poder demoniaco, pero si lograbas defenderte, aun perdías poder demoniaco, pero la cantidad era menor.
Cuando el ataque de Asia se detuvo, Rias comenzó a volar, para de esa manera tomar distancia. Cuando volvió a ver a sus amigas, vio como estas seguían lanzando hechizos contra Asia, pero aquello era en vano, ya que los ataques que le lanzaban eran bloqueados por una «custodia» o cortados por una espada. Al ver que parecía que Asia ahora estaba centradas en sus amigas, Rias conjuró un círculo mágico, pues tuvo una ida de como derrotar a su enemigo, por lo que sin perder tiempo les transmitió su idea a sus amigas.
Asia seguia acercándose a Sona y a Seekvaira mientras detenía sus ataques. Los dos demonios habían usado hechizos de fuego y otros más para tratar de retenerla, pero ella había usado una custodia para detener sus ataques, ya que a diferencia de Aika y de Rossweisse, ella no podía cambiar el circulo mágico que usaba, por lo que fácilmente seria reconocida por Rias y Sona, y eso era algo que ella quería evitar a toda costa. Asi que, para evitar que la descubrieran, decidió usar hechizos de Nirm y sus habilidades cuerpo a cuerpo. Manteniendo su sacred gear apagado y también evitando usar hechizos de Magicka Extrema.
‘Es tal y como Ed lo había mencionado. Tienen mucho poder demoniaco y un buen control de su poder, junto con una más que aceptable resistencia a los golpes, pero además de lanzar hechizos, no saben luchar de otra manera. Si se quedasen sin poder demoniaco o si un enemigo las fuerza combatir cuerpo a cuerpo, ellas perderían de manera casi de inmediata.’ Pensó Asia mientras miraba como Seekvaira y Sona aumentaban su velocidad para lograr separase de ella. Sin embargo, eso no les serviría, ya que ella podía ir aún más rápido.
Asi que, aumentando su velocidad, Asia siguió persiguiendo a sus enemigas. Sin embargo, parpadeó con confusión cuando vio como tanto Sona y Seekvaira se detenían de manera abrupta.
‘¿Qué están planeando?’ pensó Asia, para luego levantar una custodia rápidamente, pues ambos demonios crearon varios círculos mágicos y comenzaron a lanzar ataques mágicos elementales, lo que la forzó a detenerse también.
“¡Hazlo ahora, Seekvaira!” gritó Sona mientras seguia lanzando ataques elementales.
Seekvaira dejó de lanzar ataques elementales para mover sus manos rápidamente y crear un enorme circulo mágico a los pies de Asia, la cual al ver esto se asombró enormemente. Sin embargo, el circulo mágico a los pies de Asia no creó ninguna explosión o algún ataque elemental como se lo había esperado Asia, sino que creó una enorme barrera, la cual se extendía varios metros alrededor de Asia.
Cuando la barrera terminó de crearse, Asia comenzó a mirarla con ligero asombro, pero su asombro aumentó cuando vio como Sona le lanzaba un dragón de agua, el cual comenzó a ir más rápido tras ingresar a la barrera. Al percatarse de ello, Asia rápidamente movió su mano y cuando lo hizo se percató de algo increíble.
‘¡Esta deteniendo el tiempo!’ pensó alarmada Asia, pues vio que su mano se movía a la mitad de su velocidad normal. Cuando se dio cuenta de lo que sucedía, comenzó a pensar en una forma de salir de esa barrera. Sin embargo, no pudo encontrar una manera de hacerlo sin revelar su identidad. ‘No me han dejado otra opción, tendré que usar eso.’
Tras aquel pensamiento, Asia comenzó a usar una habilidad que poseía. Sin embargo, mientras lo hacía, escuchó a Sona volver a gritar.
“¡Rias, Hazlo!”
Los ojos de Asia se abrieron cuando escuchó esas palabras, por lo que, mirando hacia atrás, vio como Rias conjuraba varias esferas de «poder de la destrucción», las cuales tenían el tamaño de pelotas de beisbol, y las lanzaba contra ella.
Al sentir el peligro llegar hacia ella, Asia pensó de manera rápida como evitar ser impactada por los ataques de Rias, por lo que, sin pensarlo dos veces, extendió su otra mano y creó otra custodia para defenderse. Si bien con eso normalmente bastaría, sabía que necesitaba salir de la barrera, por lo que también decidió usar su habilidad racial, «Piel de dragón».
Mientras Asia activaba su habilidad racial como media bretona, Rias, Sona y Seekvaira continuaron con su ataque, el cual había consistido básicamente en meter a Asia en una barrera, la cual la ralentizaría a ella, pero aceleraría los hechizos que ellas le lanzaban.
“¡Seek-chan, aguanta!” gritó Rias al ver como su amiga estaba que apretaba los dientes mientras el sudor se formaba en su frente, pues usar la habilidad de su familia de esta manera era algo que consumía mucho poder demoniaco, así como concentración, pues la barrera no era solo para detener el tiempo o acelerarlo, sino que era para hacer una mescla de aceleración con detención, algo que hacía que ella tuviese que estar concentrada para no invertir los papeles, lo que conllevaría a que Asia se moviera más rápido y los ataques más lentos.
“¡Lo estoy intentando, pero no creo poder hacerlo por mucho tiempo!” gritó Seekvaira mientras luchaba por mantener esa barrera. “¡Tienen que atacar con más poder, para que esto termine pronto!”
Rias miró a su amiga de la infancia y sin pensarlo dos veces, asintió, por lo que le gritó a su otra amiga. “¡Sona, ataquemos can más poder!”
Sona miró a su amiga y asintiendo, creó varios círculos mágicos más, los cuales comenzaron a rodear la posición de Asia. Los círculos mágicos de Sona se juntaron con los de Rias, quien también había decidido hacer lo mismo que la joven Sitri.
Los círculos mágicos brillaron un segundo y luego soltaron andanadas de hechizos, los cuales tenían toda la intención de derrotar a su enemigo. Los hechizos comenzaron a generar varias explosiones cuando impactaron en Asia, creando una gran cantidad de humo, lo que impidió ver que sucedía dentro de la barrera.
El ataque de las tres amigas duró treinta segundos más, ya que fue en ese momento en que Seekvaira perdió la concentración y por lo tanto, se terminó el hechizo de la barrera.
“Ahh, ahh…” Respiraba con dificultad Seekvaira, quien cayó de rodillas cuando su barrera se rompió. La joven demonio sentía que sus reservas de poder demoniaco estaban en cero, pero, aun así, intentó levantarse, solo para tropezar. Afortunadamente, nunca llegó a tocar el suelo, pues fue atrapada por Rias y Sona, las cuales se movieron rápidamente para atraparla.
“¿C-c-c-crees que lo logramos?” preguntó Seekvaira con dificultad mientras miraba a sus amigas.
“No lo sé, pero no creo que nada resista un ataque de tal magnitud.” Respondió Sona mientras miraba el lugar donde había estado la barrera.
“Sona tiene razón- “
Lo que Rias estaba diciendo fue interrumpido cuando un fuerte golpe la envió a volar por los aires, pero no solo ella, pues al haber estado junto a sus amigas, Sona y Seekvaira también fueron arrastradas. Cuando impactaron en el suelo, los tres demonios levantaron la vista y para su asombro vieron que allí, frente a ellas, estaba su enemigo, el cual había perdido parte de su armadura y de su máscara, permitiendo que Rias y Sona vieran parte del rostro que se escondía tras la máscara. Esto les permitió saber la identidad de contra quien habían estado luchando. Sin embargo, cualquier cosa que pudieran decir, se esfumó de sus gargantas cuando vieron como Asia tomó una posición de ataque.
La posición que Asia había tomado era ni más ni menos que la posición para que ella pueda usar «Akachin». La esposa de Edzard tenía heridas menores gracias a que había usado su habilidad racial, la cual le permitió absorber parte del poder de los hechizos que le lanzaban, reduciendo el poder de estos, lo cual sumado a su habilidad de «Absorción» que tenía con sus custodias y su armadura, le permitieron resistir todos los ataques que los tres demonios le habían lanzado.
‘Qué bueno que la barrera cayó en ese momento, de lo contrario la que hubiese sido teletransportada fuera de aquí hubiese sido yo.’ Pensó Asia para luego mirar su espada y sin pensarlo dos veces, susurró el cantico para su ataque y tras eso, se lanzó contra ellas.
Los ojos de los tres demonios se abrieron de par en par cuando vieron como el ataque de Asia, el cual inicialmente parecía un cometa de fuego dorado, se convertía en un gran dragón que avanzaba con las fauces abiertas.
“¡Movámonos!” gritó Sona mientras ella y Rias intentaban salir de allí mientras cargaban a Seekvaira, pero el desgaste de la batalla y los golpes que Asia les había dado antes les pasaron factura y no pudieron moverse muy rápido, por lo que terminaron siendo engullidas por el ataque de Asia.
El dragón de fuego dorado explotó en llamas doradas, las cuales se expandieron por todo el lugar, chamuscando varias partes del edificio. Cuando las llamas se extinguieron, los cuerpos de los tres demonios cayeron con un ruido sordo al suelo. Las ropas de las tres chicas estaban rotas, dejándolas casi desnudas, lo que permitía ver que tenían algunos cortes y algunas quemaduras de segundo grado. Sin embargo, nada era fatal, pero eso no impedía que el poder del ataque dejara inconscientes a las tres chicas, las cuales fueron absorbidas por vórtices purpuras.
[Rias Gremory ha sido retirada]
[Sona Sitri ha sido retirada]
[Seekvaira Agares ha sido retirada]
Cuando Asia vio que las tres chicas habían sido teletransportadas, soltó un suspiro mientras ella misma comenzó a ser cubierta por una luz dorada, la cual hizo que ella desapareciera del lugar.
“Parece que casi todas las batallas han terminado ya.” Dijo Azazel mientras miraba como Xenovia, Kiba, Liban y Tomoe eran absorbidos por vórtices purpuras. “Los caballeros lucharon bien, pero no tuvieron nada que hacer cuando Lint y Mittelt comenzaron a usar los encantamientos de sus armas.”
“Si, pero lucharon bien pese a la diferencia de experiencia en combate real que hay entre ellos.” Comentó Sirzechs mientras su mirada dejaba de ver a los «Caballeros» y pasaba a ver a las «Torres». “La batalla entre Valerie y las «Torres» también ha finalizado.”
“Su lucha fue un poco dispareja en comparación con las otras porque fueron tomados por sorpresa por los ataques de magia de oscuridad de Valerie-chan y por ese extraño martillo.” Dijo Serafall mientras recordaba como Valeria había logrado derribar a Ladora usando ese martillo para darle un buen golpe en su cabeza, dejándolo inconsciente en el acto. “Aunque me sorprendió que lograra derrotar a Ladora-chan con ese martillo. Eso será algo que debemos de preguntarle a Ed-chan cuando este juego termine y tengamos nuestra reunión.”
Tanto Azazel como Michael y Odín miraron a los dos Maous y asintieron.
“Están muy tranquilos pese a haber visto como sus hermanitas recibían una paliza brutal.” Dijo Azazel con una sonrisa en el rostro, disfrutando en mencionar eso en la cara de los dos siscones. “Yo me los imaginaba haciendo un berrinche por como perdieron ellas.”
Las palabras de Azazel provocaron que ambos demonios miraran hacia otro lado e hicieran un puchero, demostrando que, si estaban molestos y quería hacer algo, pero al ser los lideres de una facción, junto al hecho de que estaban en una reunión formal, bueno, ellos no podían hacer berrinches sobre eso.
“Bueno, ahora solo queda la batalla más interesante.” Dijo Odín mientras miraba lo que pasaba en la última pantalla.
“Si… Debo de decir que lo están haciendo bien.” Dijo Azazel al ver lo que sucedía. “Pero, la verdad es que esto solo es un juego para él.”
“Si, Ed-chan solo está jugando con Saji-chan, Issei-chan y Sairaorg-chan.” Señaló Serafall para luego soltar un suspiro. “Espero que no los rompa demasiado.”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capitulo 54 está listo, XD.
Se ha puesto fin a la mayoría de los combates de entre las noblezas de los jóvenes demonios y los miembros del grupo de Edzard. Y como era de esperarse, los demonios han sido apaleados, aunque, eso era esperable si te enfrentas a un grupo de personas que luchan contra daedras una vez por semana o hasta más veces, porque sí, puede que no se mencionen repetidamente, pero hay problemas con los daedras casi de manera seguida. También se ha mencionado algunas pequeñas porciones de información mas sobre la diferencia entre humanos de Nirm y de la Tierra.
Ahora, lo que dijo Valerie fue la bendición para matar dragones que Esbern te da cuando le pides ayuda para matar dragones. La razón por la que la bendición se manifiesta como el encantamiento de la espada «Azote de Dragones», es porque no se hace con el idioma mortal, sino con el idioma de los dragones. Ese encantamiento puede convertir cualquier arma mundana en un arma “asesina de dragones” por un cierto periodo de tiempo.
Bien, ahora sobre el tema de la facción que lidera Zekram Bael, esta tendrá su propio mini arco en el futuro, pero para que eso suceda, es necesario un personaje en especifico y para que ese personaje aparezca faltan unos siete u ocho capítulos, más o menos. XD
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 56
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
sus respectivos dueños.
Capítulo 55
— De todas las magias que los mortales han creado, la magia de la mente es una de las peores. No hay nada más peligroso que jugar con la mente de alguien —
Advertencia sobre la magia de la Mente en un libro de teoría mágica.
El terreno que rodeaba la sala del trono, que era el lugar donde Edzard decidió que haría de “jefe” de este juego estaba, siendo completamente destrozada por la batalla entre el contra Issei, Saji y Sairaorg. Los tres demonios estaban usando lo mejor que podían sus habilidades, pero eso pareció ser en vano, ya que ninguno de sus ataques logró impactar en él.
“¡Toma esto! ¡Dragon Blaster!” gritó Issei mientras extendía ambos brazos hacía el frente, convocando dos enormes cañones en sus antebrazos. Estos cañones surgían gracias a que Issei estaba usando la forma de «Obispo» del movimiento ilegal Triana. Los cañones brillaron por un segundo para luego generar dos poderosos rayos de poder demoniaco, el cual se dirigió hacia Edzard a gran velocidad.
Los ojos de Edzard, los cuales deberían de estar fijos en el ataque de Issei, estaban dividiendo su enfoque entre el ataque entrante y los otros dos demonios, pues este ataque era una oportunidad perfecta parque alguno de los otros intensase atacarle por la espalda. Al percatarse de que ninguno de los dos se metería durante el ataque, Edzard tomó su mandoble con ambas manos y de un solo y rápido movimiento, usó los hechizos con los que había encantado dicha arma. Estos hechizos fueron «Daño Caos» y el mismo encantamiento que posee la espada de Sangreskal, por ello, el ataque que se generó fue una media luna de fuego, el cual iba dejando a su paso una estela de varios picos de hielo.
El ataque de Edzard y el ataque de Issei impactaron y se anularon mutuamente, generando así una gran explosión; la cual provocó que el lugar fuera cubierto por una cortina de humo. Dicha cortina de humo fue aprovechada por Issei, quien usó su forma de «Caballero» para aparecer rápidamente frente a Edzard. Al estar al frente de su enemigo, Issei cambió de forma de manera rápida, tomando su forma de «Torre». Al estar en su forma físicamente más poderosa, Issei lazó un golpe dirigió a la cara de Edzard. Sin embargo, antes de que el golpe impactase en el hijo de Akatosh, sucedió algo que el demonio no se esperaba.
“¡Buagh!” fue el único sonido que Issei pudo hacer mientras vomitaba una considerable cantidad de sangre, la cual comenzó a filtrarse por su casco. La causa de esto fue un puño, el cual había destrozado su Scale Mail. Cuando aquel puño fue retirado de su abdomen, el joven demonio no tuvo ni tiempo para respirar, pues salió disparado cuando recibió una patada en todo su pecho.
El cuerpo de Issei salió disparado como un cohete hacia uno de los pilares del lugar, destruyéndolo y terminando por impactar en una pared, quedando completamente incrustado en ella.
“¡Hyoudou!” gritó Saji al ver a su compañero ser golpeado de forma tan brutal. Sin embargo, antes de que se diese cuenta, el peón de Sona tuvo que agacharse para esquivar la hoja del arma de su enemigo, el cual había aparecido frente a él en el segundo de descuido que tuvo al mirar a Issei.
El ataque de Edzard había pasado a escasos centímetros de la cabeza de Saji, cortándole un pequeño mechón de cabello. Cuando su ataque terminó de fallar, el hijo de Akatosh tuvo que mover su pierna derecha, para de esa manera girar su cuerpo ciento ochenta grados y poder detener el ataque de Sairaorg, el cual, a diferencia del anterior ataque, esta vez sí se había movido para intentar tomar por sorpresa a Edzard.
La fuerza del ataque del considerado como el joven demonio más fuerte provocó una onda de choque, mientras el guantelete de la armadura del joven bael resistía muy bien el filo del arma de Edzard.
‘A diferencia de Issei, la armadura de Sairaorg parece ser más resistente. Aunque, eso es muy extraño, pues se supone que el Boosted Gear es un Longinus más fuerte que el Nemea Axe. Sin embargo, parece que Sairaorg tiene un mejor dominio de este, lo que le permite usar más poder. Aunque, eso es en vano. Ni siquiera con tanto poder, pueden derrotarme. Aún están muy verdes para hacerlo…’ Pensó Edzard mientras movía la mano donde sostenía su espada de manera sutil, permitiendo que la hoja se separara ligeramente del guantelete, lo que permitió que el puño de Sairaorg avanzara, casi siguiendo su camino para impactar en él.
El puño del joven bael pasó a escasos centímetros del casco de Edzard, el cual había movido la cabeza de manera leve para esquivar el ataque. La posición en la que quedó Sairaorg tras aquel fallido ataque, permitió que Edzard pudiese darle un golpe con su puño izquierdo en el lado derecho, ya que ese fue el lugar que el joven bael dejó desprotegido.
El golpe de Edzard impactó de manera certera, destrozando parte del casco de Sairaorg y terminó por mandarlo a volar hacia otra de las paredes, provocando que este terminase incrustado en la pared.
Tras aquel golpe, Edzard giró su cuerpo y vio como Saji daba un par de saltos hacia atrás, para de esa manera ganar distancia entre ellos. El joven demonio miraba a Edzard con un poco de miedo, pues la presencia de este era algo completamente aterrador. Cada célula de su cuerpo le pedía que se fuera. Pero, él era el peón de Sona, y por eso, el no huiría. Además, como podría mirar a la cara a su rival luego de huir como un cobarde, así que, manteniéndose firme, el joven demonio decidió usar su mejor carta, pues los anteriores ataques no habían logrado nada.
“¡Promoción: Vritra!” gritó Saji mientras alzaba su brazo derecho al cielo. Un segundo después de aquello, el cuerpo del demonio fue envuelto por llamas negras, las cuales comenzaron a crecer y a cambiar de forma. Tras unos segundos, se terminó convirtiendo en un dragón hecho de fuego, el cual tenía la apariencia del dragón Vritra.
Cuando Saji sintió que su nueva forma estaba lista, no perdió tiempo y creando varios tentáculos, los cuales eran similares a la «Absortion Line», tomó a Issei y a Sairaorg y los llevó a su lado.
“Gracias, Saji.” Dijo Issei mientras tomaba una gran bocanada de aire, pues el golpe que había recibido lo había dejado con problemas para respirar, siendo esa la razón por la que no había podido moverse por un tiempo.
“Si, Portador de Vritra.” Dijo Sairaorg mientras se levantaba lentamente. “¿Cuál es el plan?”
“Atacarlo con todo lo que tenemos.” Dijo Issei, ganándose una mirada de parte de los otros dos demonios.
“¿Qué?” preguntó Saji con sorpresa.
“Saji, piensa. Nosotros no destacamos por poder usar hechizos, ni por usar armas. Dependemos únicamente del combate cuerpo a cuerpo. Asi que, lo mejor es abrumarlo y atacarlo entre los tres, siempre reduciendo el espacio que ese bastardo tiene para hacer sus ataques.”
La respuesta de Issei sorprendió a los dos demonios, pues estos no se esperaban esta respuesta. Sin embargo, vieron que el pervertido tenía razón, ya que eran lo que eran, luchadores de corto alcanze y por ende solo tenían su habilidad de lucha para esto. Así que, tomando posiciones, los tres se prepararon para luchar contra su enemigo.
Mientras los tres demonios se lazaban para luchar contra Edzard, en varias de las habitaciones de un hospital de los Sitri, los demonios de las cuatro noblezas que habían sido derrotados comenzaron de despertarse, pero lo hacían en diversos intervalos. Los primeros en despertar fueron los tres reyes que se habían enfrentado a Asia. La primera en hacerlo… o al menos dar señales visibles de despertar fue la heredera del clan Gremory.
“¿Qué pasó?” preguntó Rias mientras se levantaba, o al menos eso intentó, pues al levantar su cuerpo unos pocos centímetros, sintió un dolor atroz recorrer todo su cuerpo. Aquel dolor hizo que ella tuviese que volverse a echarse en la cama, para calmar aquel dolor.
“Parece que ya has despertado, Rias-san.”
Al oír aquella voz, Rias se sobresaltó un poco, pero luego giró su rostro y vio a Asia sentada al lado de su cama. Al ver a la esposa del amigo de Issei, ella se tranquilizó, por lo que, tomando un poco de aire, le preguntó. “¿Qué sucedió? ¿Por qué estoy aquí?”
Las preguntas de Rias parecieron confundir un poco a Asia, la cual tras unos segundos se llevó una mano a la nuca y comenzó a rascársela, mostrando un poco de incomodidad, pues parecía que su último ataque le había producido a Rias una pérdida de memoria temporal. Tras pensar un poco, ella solo dijo una palabra, la cual debería de hacer que ella recordase lo que había pasado.
“Perdieron.” Fue la respuesta de Asia, la cual no dejó de mirar a Rias.
Las palabras de Asia provocaron que los recuerdos de Rias volvieran, provocando que recordara que había luchado junto a sus amigas contra la misma persona que tenía en frente en un nuevo tipo de Rating Game. El recordar que había perdido, provocó que Rias se sintiera mal, pues su sueño era ganar todos los ratings games en los que participara. Sin embargo, para su sorpresa, Asia le dijo unas palabras que le levantaron el ánimo.
“Lucharon bien. Incluso pudieron haberme derrotado si hubiesen tenido más poder.”
Los ojos de la hermana de Sirzechs se abrieron por el completo shock que sintió al escuchar aquellas palabras, ya que Asia le estaba diciendo que podrían haberla derrotado. Sin embargo, el shock que sentía por aquellas palabras se convirtió en curiosidad, por lo que le preguntó a Asia que le contara todo sobre el rating game. La pregunta de Rias provocó que Asia la mirar con algo de culpa, por lo que comenzó a contarle todo a ella, dejando cero detalles fuera de la respuesta. Cuando Asia terminó de hablar, Rias la miró con sorpresa mientras pensaba en lo que le habían dicho.
‘Asi que, este rating game era para probar como nos compenetrábamos para luchar en grupo, a la vez que se probaría a cada uno de los miembros de las cuatro noblezas, los cuales somos considerados los demonios con mayor potencial de nuestra generación. ¿Para qué? ella aun no me lo ha dicho y parece tampoco saberlo muy bien. Pero creo que puedo entender más o menos lo que está sucediendo.’ Tras aquel pensamiento, Rias volvió a mirar a Asia y le hizo otra pregunta. “¿Qué sucedió con los otros miembros de las noblezas?”
“Todos fueron teletransportados para luchar en grupo contra los miembros de nuestro grupo.”
Las palabras de Asia volvieron a provocar el asombro de Rias, quien entendió o, mejor dicho, logró deducir contra quien luchó cada grupo y cuando lo hizo, un escalofrío recorrió su espalda.
“A-A-Asia-san…. ¿Contra quién luchó Ise?” preguntó Rias con miedo, pues presentía contra quien había luchado su querido peón.
“El aún está luchando y la persona contra quien lo hace es mi esposo.” Respondió Asia, provocando que el rostro de Rias se vuelva blanco y se llevara una mano al corazón, pues comenzó a sentir miedo por lo que podría pasarle a Issei.
‘Asia nos derrotó sin usar su Balance Breaker y de haberlo usado hubiese barrido el suelo con nosotras… ¿Qué le hará él? …’ pensó Rias con miedo, pues sabía que por mucho que Edzard sea amigo de Issei, él también era alguien que era estricto y también era capaz de dejar de lado los sentimentalismos si a situación lo requería… y un rating game creado para probarlos a ellos era una de esas situaciones.
“Pero no está solo…” dijo Asia, quien desvío su mirada para mirar a Sona y a Seekvaira, quienes estaban fingiendo dormir. “Con él están Sairaorg-san, su peón y Saji-san.”
Las palabras de Asia provocaron que Sona y Seekvaira abrieran los ojos y comenzaran a mirarla.
Una sonrisa de tranquilidad y confort apareció en el rostro de Asia, cuando se dio cuenta de que ellas estaban preocupadas, pero parecía que sus rostros trataban de negarlo. Asi que, queriendo quitarles un peso de encima, decidió mostrarles el combate, por lo que, moviendo una mano, conjuró una pantalla.
“Se que no es mucho confort, pero tienen mi palabra de que Ed no los matará. Pero si los pondrá a prueba en todo lo que pueda. Para asegurarse de probarlos lo mejor que pueda y evitar dañarlos demasiado, él ha decidido ponerse una limitación muy importante, por lo que no usara sus gritos.”
Las palabras de Asia les dieron un poco de calma, pues eso indicaba que Edzard no los despedazaría con algún thu’um. Asi que, posando su vista en la pantalla, las cuatro comenzaron a ver lo que ocurría.
Un potente aliento de llamas negras surgió de las fauces abiertas de la forma dragón de Saji, cuyo objetivo era Edzard, el cual estaba luchando cuerpo a cuerpo contra Issei y Sairaorg. Al ver el ataque llegar, Edzard esquivó magistralmente un puño de Issei, para luego agacharse y esquivar una patada de Sairaorg. Tras aquello, rápidamente, movió su pierna y apoyando su brazo derecho en el suelo, hizo un barrido con ambas piernas, tumbando a ambos demonios con ese movimiento. Al momento en que ambos cayeron, Edzard se levantó y sin pensarlo dos veces, movió su mano izquierda y apuntó hacia el aliento de llamas negras. En un instante, una enorme cantidad de Magicka se arremolino en la palma de la mano extendida de Edzard y un segundo después una enorme ráfaga de hielo fue se dirigió hacia el aliento de dragón.
¡Booom!
El choque de ambos hechizos colisionó, generando tal explosión que los cuerpos de Issei y Sairaorg salieron volando unos pocos metros por la fuerza de los vientos que se generaron.
[Ese enemigo es muy fuerte, compañero]
La voz del dragón Vritra sonó en la cabeza de Saji, la cual fue respondida por un asentimiento por parte del joven demonio reencarnado, el cual desde hacía tiempo podía escuchar la voz del dragón sellado en sus sacred gears.
‘Lo sé, pero debemos de seguir deteniéndolo. De esa manera, ellos podrán tener una oportunidad de acabarlo.’ Pensó Saji para comenzar a conjurar varios tentáculos de su «Absortion Line», con los cuales esperaba detener a su enemigo. A la par que también usaría «Delete field» para suprimir temporalmente sus poderes, logrando así crear una oportunidad de derrotarlo.
Edzard vio como los tentáculos del sacred gear de Saji comenzaron a dirigirse raudamente hacia él. Por lo que, comenzó a esquivarlos, ya que sabía que sería algo problemático si era atrapado. Cuando aterrizó luego de dar un salto para esquivar uno de los tentáculos de Saji, rápidamente tuvo que mover su espada para evitar que la hoja de la espada Ascalon, la cual se había alargado algunos metros desde el brazo de Issei, terminase por empalarse entre sus omoplatos.
‘Un ataque furtivo desde la espalda…’ Pensó Edzard con una sonrisa bajo su casco. ‘Eso no es muy honorable, pero está bien que piensen así. A veces, el honor solo es una traba en los combates donde tu vida está en juego.’
Tras aquel pensamiento, Edzard vio como Sairaorg se acercaba por su flanco derecho. Por lo que, moviendo su pie izquierdo, tomó una postura que permitió que la hoja de Ascalon siguiera su curso. Tras aquel movimiento, movió su espada rápidamente, logrando así dar cinco rápidos cortes hacia Sairaorg. La hoja del arma de Edzard fue detenida por los guanteletes de la armadura del heredero Bael. Sin embargo, los golpes que se dieron fueron tan fuertes que generaron varias corrientes de aire. Lo que provocó que el terreno se agrietara un poco.
Mientras Edzard y Sairaorg luchaban, Issei rápidamente cambió de forma y promocionándose a «Caballero», usó su velocidad para acercarse a Edzard. Cuando estuvo a sus espaldas, rápidamente cambió de forma a «Torre» y juntando ambas manos, lanzó un golpe descendente, en un intento de tomar por sorpresa a Edzard. Sin embargo, dicho ataque falló, pues antes de que el golpe lograse impactar, Edzard soltó su mandoble y con una gran habilidad, cambió su agarre a un agarre invertido. Lo que le permitió poder atacar por sorpresa a Issei, el cual tuvo que detener su ataque y dar un paso hacia atrás, pues la punta del arma se dirigía peligrosamente hacia su rostro.
El ataque de Edzard previno que el ataque de Issei le impactara, pero lo dejó en una un poco mala posición para contratacar. La cual fue aprovechada por Sairaorg para intentar golpearlo con un puño lateral, pero aquel ataque fue detenido por el otro brazo de Edzard, el cual había girado su cuerpo para poder usar su brazo libre de manera efectiva. Al final, Edzard vio que si seguia en esa posición, seria presa fácil de los ataques, por lo que jalando a Sairaorg hacia él, procedió a usar el pomo de su mandoble para golpear al demonio en toda la boca del estómago. La fuerza del golpe fue tal que logró hacerle un poco de daño al demonio, dejándolo sin aire por un momento.
Tras aquel golpe, Edzard soltó a Sairaorg y con un rápido movimiento, giró ciento ochenta grados y le dio una patada lateral en toda la cabeza, mandando a volar al joven demonio. Tras aquello, rápidamente y sin esperar un segundo, giró su cuerpo y detuvo un golpe de Issei, el cual, al ver el golpe detenido, hizo usó del martillo pilón de su guantelete, generando así un segundo impacto, el cual terminó por crear un cráter en donde estaban parados él y Edzard.
‘Eso dolió…’ pensó Edzard al sentir como su mano hormigueaba ligeramente tras el golpe, afortunadamente, la armadura y la posición en la que estaba le permitió redirigir la fuerza del golpe al suelo. Tras aquello, jaló a Issei y dando un paso hacia atrás, procedió a darle tal cabezazo al Sekiryuutei, que este terminó patinando hacia atrás, destrozando parte de su casco. Sin embargo, el ataque de Edzard no terminó allí, sino que, haciendo uso de su mandoble, procedió a darle un golpe ascendente en todo el pecho con la parte plana del arma, haciendo que este saliese volando hacia el cielo.
‘Agh…’ Gruñó mentalmente Issei al sentir un dolor fantasmal donde había impactado la hoja. Gracias a que no había sido el filo de la hoja del mandoble, el golpe no había cortado su armadura, pero si había logrado darle un buen golpe, el cual le rompió algunas costillas. Sin embargo, mientras caía al suelo, logró maniobrar un poco en al aire, lo que le permitió caer de pie, pero cuando tocó el suelo, su cuerpo sintió un dolor fantasmal, el cual lo obligó a ponerse de rodillas.
[Compañero, tu enemigo es formidable. Lucha con espadas, magia y mano a mano…. Es casi como si…]
“Como si estuviese luchando contra Ed.” Terminó Issei por Draig.
[Asi parece, pero si realmente fuera tu amigo.]
“Si… no tenemos manera de derrotarle.” Dijo Issei mientras se ponía de pie con dificultad. Cuando estuvo de pie, tuvo que volar, pues la forma dragón de Saji cayó cerca de su posición.
“¡Saji!” gritó Issei mientras miraba como el dragón se levantaba lentamente. “¿Estas bien?”
“Si, pero esto es duro.” Respondió Saji, con una voz que sonaba doble. Un segundo después de pensar en que decir, el joven demonio volvió a hablar. “Hyoudou, ¿Te has dado cuenta?”
“Si, parece que estamos luchando contra alguien que lucha de manera similar a Edzard.” Respondió Issei, entendiendo lo que el peón de Sona intentaba decirle.
“Si. Aunque hay posibilidades de que sea Edzard.”
Las palabras de Saji provocaron que un escalofrío recorriera la columna del Sekiryuutei, pues temía que sea su amigo el que estaba tras ese casco, ya que, de ser así, no podían ganar esta lucha. Sin embargo, pese al temor que comenzó a tener, rápidamente miró a su enemigo y apretando los puños, desechó ese sentimiento. “No importa Saji. Tenemos que ganar, no solo por nosotros, sino también por nuestros amigos y reyes.”
Las palabras de Issei fueron acompañadas por un asentimiento de Saji, el cual miró hacia el frete. Sin embargo, los ojos de ambos demonios se abrieron con sorpresa cuando vieron como un proyectil dorado se acercaba a ellos a gran velocidad.
“¿Eso es...?”
“¡Si, es Sairaorg!” gritó Issei, viendo con total conmoción como el joven demonio más fuerte era literalmente enviado a volar como un saco de patatas. “¡Saji!”
“¡Sí!” gritó el peón de Sona mientras conjuraba varios tentáculos, con los cuales atrapó al demonio, deteniéndolo. Un segundo después, lo llevó a su lado y lo dejó parado.
Los dos demonios reencarnados miraron con total asombro como la armadura de Sairaorg estaba destrozada por varias partes, permitiendo ver que su cuerpo estaba más herido que el de los otros dos demonios.
“Sairaorg-sama, ¿Cómo se siente?” preguntó Saji con preocupación.
“Fatal… me duele el cuerpo y siento que mi conciencia se podría desvanecer en cualquier momento.” Respondió el heredero Bael con dificultad, para luego poner una sonrisa en su rostro mientras volvía a levantarse y observaba como su armadura se reparaba un poco del daño que había recibido. “Pero eso no importa. No puedo permitirme caer aquí. Todo lo que he conseguido hasta ahora, puede que este pendiendo de un hilo. No dejare que eso se destruya. Y por lo que siento, ustedes tampoco están dispuestos a caer.”
“No, no planeamos caer.” Dijo Saji, siendo seguido por un asentimiento de parte de Issei.
“Bien. ¡Entones, luchemos con todo! ¡Regulus!” gritó Sairaorg mientras hacía explotar el poder del touki en su cuerpo. El cuerpo del joven demonio fue envuelto por un aura purpura. El touki era la manifestación del poder vital de una persona y era mayormente usado por usuarios de Senjutsu. Sin embargo, también hay casos en que seres que no usan el Senjutsu puede usar esta habilidad, siendo este el caso de Sairaorg. El touki en esencia aumentaba todo el poder tanto ofensivo como defensivo físico del usuario.
El estallido de poder de Sairaorg, envalentonó a los otros dos demonios, los cuales también miraron al frente y haciendo explotar sus propios poderes, se prepararon para luchar. Sin embargo, aquel arrebato de poder y de valentía fue inútil cuando en medio de ellos apareció Edzard, el cual apareció de entre una capa de sombras.
Aquella aparición provocó la sorpresa en los tres demonios, los cuales no pudieron hacer nada cuando Edzard conjuró una esfera verde entre sus manos y tras impactarla en el suelo, generó una cúpula de energía verde, la cual paralizó al grupo de demonios.
Tras dejarlos paralizados, Edzard los miró y caminando con pasos pequeños, soltó un suspiro para luego conjurar una esfera de Magicka, la cual tenía un color azul muy, pero muy pálido, casi pareciendo un cruce entre celeste y blanco transparente. Arrodillándose lentamente, Edzard llevó la esfera al suelo, impactándola lentamente. Hizo esto porque el hechizo que estaba por usar era muy peligroso, por lo que no podía hacerlo en medio de la batalla, por eso decidió paralizarlos, pero para lo que había planeado, necesitaba llevarlos al borde. Asi que, tras lastimarlos, decidió que ya era hora. Por lo que, liberando el hechizo, este vio como tres tentáculos de magia se formaron y rápidamente se incrustaron en las cabezas de los tres demonios.
‘Empecemos con esto…’ Pensó Edzard mientras cerraba los ojos y esperaba que el hechizo cumpliese su objetivo.
“¿Qué está pasando? / ¿Qué les ha hecho? / ¿Es peligroso?” Esas fueron las preguntas de varios de los miembros de las cuatro noblezas.
La sala donde en un inicio habían estado solo los tres reyes que habían perdido su lucha contra Asia, ahora mismo estaba repleta con todos los miembros de las cuatro noblezas en conjunto, sumándose a los otros miembros del grupo de Edzard, las cuales llegaron allí guiando a los demonios a los que habían derrotado.
“Nada grave, de lo contrario ya hubiesen sido teletransportados de allí como ustedes cuando les pateamos el trasero.” Respondió Mittelt con un tono de voz de burla, el cual iba acompañado de una sonrisa, la cual solo irrito aún más a los demonios presentes. La sonrisa del ángel caído aumentó en tamaño al ver a los demonios fruncir sus ceños ante sus palabras. Puede que ella no sea malvada o cruel, pero tenía cierto placer culposo por picar en las heridas de las personas. En especial si esas personas habían sido derrotadas por ella mientras la superaban en número.
“Ara, ara, ara… Grandes palabras, pero supongo que es lo único grande que tienes, porque solo eres copa A, casi llegando a B.” dijo Akeno mientras cerraba los ojos y ponía una sonrisa sádica en su rostro.
Las palabras de Akeno provocaron que Mittelt se enojara, pues si había algo que la enojaba era que se metieran con su cuerpo. Comenzando a pensar en una forma de contratacar, Mittelt puso una sonrisa aún más sádica que la de Akeno. Un segundo después miró a la hija e Barakiel y habló. “Si, puede que no tenga un cuerpo sensual como otros ángeles caídos, pero al menos a mi si me dan como cajón que no cierra.”
“UOHHHHH….” fueron las palabras de casi todas las otras chicas presentes, las cuales miraban con algo de diversión el intercambio de palabras de ambas.
Una marca de enojó apareció en la frente de Akeno, quien buscó una forma de molestar a Mittelt, por lo que no dudo en responder cuando se dio cuenta de algo. Asi que, sonriendo le dijo a Mittelt. “Al menos yo perderé mi virginidad con el hombre que amo, no como otra que la perdió con alguien hace siglos en un arrebato de lujuria.”
Las palabras de Akeno provocaron enojo en Mittelt, la cual dio un saltó y parándose frente a Akeno, le respondió de manera seria y franca a esa insinuación. “Para tu conocimiento, Ed fue mi primer hombre.”
La sorpresa se pintó en los rostros de todos los presentes, pues nadie se esperaba eso, incluyendo los miembros del grupo de Edzard.
“E-e-e-espera, Mittelt… ¿Qué quieres decir con eso?” preguntó Lint, quien era la más sorprendida por esto.
Para sorpresa de muchos, el rostro de Mittelt se puso tan rojo que le salía un poco de humo por las orejas. Susurrando en voz baja, ella comenzó a decir incongruencias, pues no por la vergüenza que sentía no podía formar una sola idea. Al final, Aika le dio un pequeño golpe en la cabeza, el cual ayudó a que ella pudiese calmarse. Tras aquello, al fin pudo decir lo que quería expresar. “La verdad es que rompí mi himen en una batalla hace mucho tiempo.”
Las palabras de Mittelt sorprendieron a todas, quienes le preguntaron que, si no había caído por tener sexo, entonces, ¿Cuál había sido la razón de su caída? Para la mala fortuna de ellos, Mittelt se negó a contestar, pues dijo que ese motivo era algo sin importancia y que ya había olvidado como fue. Si bien aquella respuesta fastidio algo a quienes querían saber sobre el pasado de Mittelt, hubo algunas que se percataron de que ella estaba siendo muy esquiva con eso, pero no tuvieron tiempo para pensar mas en ello, pues se sorprendieron cuando Sona gritó que dejaran de hacer preguntas tontas y se centraran en lo que pasaba en la pantalla. Fue gracias a ese gritó que las chicas volvieron al tema principal de las conversaciones, preguntar por lo que pasaba en el combate.
“Asia-san. ¿Qué les ha hecho Edzard-san?” preguntó Sona, quien aparentaba ser fría, pero por debajo de todo eso, ella estaba muy preocupada por su peón.
“Los ha puesto bajo un hechizo de magia de Mente.” Respondió Asia, la cual dudó por unos segundos antes de responder, pues no sabía cómo se lo tomarían. Además, de que esto no era lo que le había dicho Edzard que haría en la batalla. ‘¿Qué sucede Ed? ¿Por qué usar magia como esa ahora?’
“¿Magia de Mente?” preguntó Tsubaki con curiosidad.
“Si, un tipo de magia que se dedica exclusivamente en afectar a la mente.”
“¿Qué tanto puede afectar a la mente?” preguntó Kuisha, pues luego miró a Alivian, el cual desvío el rostro con un poco de vergüenza, ya que se sentía apenado por haber caído tan rápido en el control de Ingvild en su batalla.
“Depende del mago. Hay hechizos que pueden literalmente enviar tu mente a otra dimensión y hacer que pases una vida allí, causándote la muerte de manera instantánea.”
La respuesta de Asia puso pálidas a las chicas, quienes comenzaron a preocuparse por los que estaban bajo aquel hechizo.
“Aunque, Ed no tiene la habilidad para ello, pues nunca le ha gustado usar esa magia. Los únicos hechizos que sé que domina son para leer recuerdos y el hechizo que acaba de usar.”
Casi todos los presentes de la sala que no pertenecían al grupo de Edzard se miraron, pues tenían curiosidad de saber que era ese hechizo, pero a la vez estaban aterrorizados de preguntar. Por lo que, fue Seekvaira quien hizo la pregunta.
“¿Qué hace ese hechizo?”
La pregunta de Seekvaira no fue respondida de manera inmediata, generando confusión y, sobre todo, preocupación en los demonios en la sala.
“¿Asia-san?” preguntaron Rias, Sona y todas las chicas que tenían un interés amoroso en los que luchaban allí.
Asia se estaba negando a responder mientras se mordía el labio, pues no quería decirles lo que ese hechizo haría, pero al final decidió abrir la boca y comenzar a contarles lo que su esposo le había dicho sobre aquel horrible hechizo que supuestamente había creado mucho antes de conocerla… y con cada palabra que salía de su boca, la piel de cada uno de los presentes se hacía más y más pálida, hasta casi terminar con algunos desmayados por el shock.
Los sonidos de pisadas se escuchaban, mientras una torrencial lluvia caía por toda la ciudad de Kuoh. Los ojos de Issei mostraban que este estaba completamente presa del pánico y el terror mientras se enfocaban en el enorme incendio que se veía a menos de un kilómetro de su ubicación actual. Aquel incendio era ni más ni menos que toda la ciudad de Kuoh, la cual estaba ardiendo hasta sus cimientos.
‘Vamos… por favor estén bien…’ pensó Issei mientras aceleraba sus pasos, pues por cada calle por la que pasaba, veía los cadáveres carbonizados de aquellas personas que antaño vivieron por allí. Usando un poco de su velocidad sobrehumana, logró llegar rápidamente hasta la calle donde se ubicaba su casa. Cuando llegó al pórtico de su hogar, el joven demonio cayó de rodillas ante lo que estaba frente a sus ojos.
Allí, en el lugar donde antaño se levantaba su casa, ahora mismo solo había ruinas humeantes… pero aquello no era lo más aterrador, pues allí, frente a él se encontraban los cadáveres de dos de las personas que más amaba en el mundo.
“¡Tou-san! ¡Kaa-san!” gritó Issei al ver a sus progenitores.
La pareja se encontraba tirada en la entrada de la casa. Ambos cuerpos estaban casi desnudos, vistiendo unos pocos harapos, los cuales eran lo poco que sobraba de su ropa. El cuerpo de ambos lucia varias heridas de cortes y magulladuras, lo que indicaba que habían sido torturados antes de morir.
“T-t-tou-san… K-k-kaa-san…” susurró Issei mientras sus ojos se llenaban de lágrimas mientras se arrodillaba y tomaba las manos de ambos. Un sollozó surgió de su garganta cuando sintió el frio tacto de sus padres. Saltando a sus padres, Issei estuvo por hacer algo con ellos, pues no quería dejar sus cuerpos en la intemperie. Sin embargo, antes de que pudiesen decir o hacer algo, dos partes de dos cuerpos fueron lanzados hacia donde estaba el.
Al ver esos grotescos pedazos de carne, Issei sintió un miedo aun mayor, por lo que dejó a sus padres y comenzó a correr hacia el centro de las ruinas humeantes que antaño fueron la sala de estar de la casa. Cuando llegó al interior de la ruina que ahora era su casa, el joven demonio reencarnado volvió a caer de rodillas ante el grotesco espectáculo que se erguía frente a él.
En medio de la sala de estar se levantaban ocho cruces, las cuales estaban hechas de una madera negra, la cual tenía manchas de sangre, las cuales se escurrían gracias a la lluvia.
Si bien aquellas cruces ya de por si parecían aterradoras e intimidantes, lo que provocó que Issei sintiera que su mundo se iba al infierno eran los cuerpos que estaban colgados allí. Y es que, en cada una de las cruces se encontraban todos los miembros de la nobleza de Rias, con excepción de él, junto con Irina.
Los siete demonios y el ángel reencarnado estaban crucificados con las manos extendidas y sus rostros estaban congelados en la más horrible de las expresiones, las cuales demostraban que habían sufrido un dolor más que atroz antes de morir. Si bien aquello era horrible, lo otro que se mostraba era lo que realmente casi provoca que Issei vacíe el contenido de su estómago, ya que todas las personas a las que consideraba sus amigos tenían las espaldas abiertas de par en par, mientras que sus pulmones estaban colgados en sus hombros, dando una especie de burla a las alas que todos poseían. Además, las cuencas oculares de los demonios y el ángel estaban vacías y mostraban signos de haber sufrido un gran daño, lo que indicaba que sus ojos habían sido arrancados de manera forzosa.
“Koneko-chan… Kiba… Xenovia… Gasper… Ravel... Irina… Akeno-san… Buchou…” fueron los susurros que el joven demonio comenzó a decir mientras apretaba los puños con ira, frustración, tristeza y dolor. Unos segundos después de haber susurrado los nombres de sus amigos, el Sekiryuutei se levantó de manera brusca y sin perder un solo segundo, dio un potente grito, el cual era la manifestación de toda la ira que sentía. Aquello provocó que sus ojos se brillaran de color verde, mientras que varias motas de luz comenzaron a aparecer cerca de él, susurrándole palabras en la mente, tratando de que dijese algunas palabras…
Sin embargo, antes de que siquiera diga una palabra de las que le susurraban, dos luces de color verde impactaron en la cabeza de Issei, provocando que la imagen de sus amigos asesinados frente a él se quebrara, casi como si de un espejo se tratase. Aquella grieta comenzó a expandirse en tamaño, terminando por cubrir todo el campo de visión de Issei, el cual terminó por tranquilizarse y solo atinó a parpadear ante lo que vio antes de que su visión se volviera negra.
Saji se encontraba arrodillado mientras su rostro miraba con completo terror algo, mientras hacía eso, su cuerpo, el cual estaba completamente cubierto de sangre, seguia ensuciándose gracias a las gotas de fluido vital que provenía de los cadáveres que se encontraban por sobre su cabeza. Esto se debía a que por encima suyo se encontraban colgados, como si de cerdos se tratasen, los cadáveres de sus amigos y familiares. Los cadáveres estaban divididos por la mitad, lo que permitía que la sangre escurriese sin parar.
Entre los cadáveres que se veían colgados, se podía apreciar los de su hermana y hermano menor, junto al de sus amigos de la academia.
Aquella vista provocó que el joven demonio perdiese toda la voluntad de luchar, pues no solo veía los cadáveres de sus seres queridos, sino que también podía escuchar susurros, los cuales calaban directamente en su mente.
“¿Por qué Aniki? ¿Por qué nos dejaste morir?” fueron las preguntas de sus hermanos.
“¿Por qué no me ayudaste, Saji? ¿Acaso no prometiste hacer todo lo que estuviese a tu alcance para protegerme?” fue la voz de Sona, la cual contenía desprecio absoluto.
“¿Por qué Saji? ¿Por qué no nos cuidaste?” fueron las voces de todas sus compañeras de nobleza.
“Y-y-y-yo…” comenzó a susurrar Saji mientras trataba de encontrar una respuesta para las interminables preguntas que seguían llegando a su mente.
“Eres débil y un inútil, Saji.” susurró de manera abrupta la voz de Sona. “Nunca debí de convertirte en un demonio.”
“Eres un mal hermano, quizás debiste ser tú el que muera y no nuestros padres.”
Las últimas palabras de sus hermanos provocaron que todo el espíritu de lucha de Saji se esfumara por completo. Cuando eso sucedió, su mente comenzó a sentirse a más ligera, casi como si estuviese volando. Sintiendo una sensación más que relajante, Saji cerró los ojos, decidiendo que lo que sea que este sucediendo siga su curso. Sin embargo, antes de que su mente se terminara de esfumar, sintió que algo se adhería a su brazo.
Saji miró su brazo derecho y allí vio una cuerda de su Absortion Line, la cual estaba que lo retenía. Además, cuando esta brilló por un segundo, escuchó la voz de Vritra en su mente.
[¡Resiste compañero! ¡Nada de eso es verdad! ¡Todo es una ilusión!]
Al escuchar aquello, el joven demonio comenzó a parpadear y comprendió que era verdad, pues ninguno de sus amigos y su familia podrían decir eso. Asi que, con una nueva y renovada esperanza, Saji miró al cielo y rugió con ira, desafiando lo que sea que intentó llevarse su mente. Tras aquello, frente a la visión de Saji apareció una grieta, la cual se expandió y terminó por oscurecer su visión.
Sairaorg se encontraba tirado en el suelo, el cual estaba cubierto de sangre, la cual goteaba de varios cuerpos, entre los cuales estaban los de su nobleza, su madre y su hermano. El lugar donde estaba era ni más ni menos que el salón donde había retado a su hermano hace tiempo para ver quien sería el heredero del Clan.
El joven demonio tenía los ojos vacíos, casi sin vida al ver el cadáver de su madre y el de su hermano menor. Si bien el afecto que sentía por su madre era reciprocó, él sabía que la relación con su hermano no era la mejor del mundo, pero aun así él lo amaba, por lo que verlos a ambos muertos fue un gran shock, pero al ver muertos a los demonios que habían decidido seguirlo cuando les pidió que se unieran a él, sintió que ya no podía soportar más y dejó que la tristeza y la derrota lo consumieran.
Mientras estaba en ese estado, pequeñas ondas se formaron alrededor de Sairaorg, de donde surgieron varias personas. Muchos de los presentes eran nobles cercanos al clan Bael y entre ellos estaban su padre y el progenitor del Clan, Zekram Bael. Todos ellos, quienes siempre lo miraron con desprecio y lo menospreciaban, tenían sonrisas de satisfacción en sus rostros al ver lo en ese estado.
Pese a estar en un estado similar al de un desmayo, el joven bael podía oír las burlas que estos demonios le lanzaban. Muchas de estas burlas eran palabras insultantes, tales como inútil, hijo de una inútil, Bael sin colmillos, entre otros insultos más.
Aquellas palabras comenzaron a calar en él, haciendo sentir que todo lo que había luchado hasta ahora fuera en vano. Sin embargo, fueron las siguientes palabras que escuchó en su mente provocaron que su corazón se estrujara.
“Siempre fuiste un inútil, Sairaorg.” dijo la voz de la madre de Sairaorg en la mente de este último.
Aquellas palabras calaron como una lanza directamente en el corazón del joven demonio, provocando que perdiese todo ápice de fuerza de lucha que pudiese quedar en su ser... Sin embargo, algo sucedió tras eso, pues el recordó las palabras que su madre le decía cuando era más joven… ella le decía que debía volverse fuerte para compensar su falta de capacidad para usar el poder firma del clan Bael… tras recordar aquello, Sairaorg se dio cuenta de lo que pasaba. Las palabras hirientes que surgían de la boca de su supuesta madre no eran similares a las de ella, no solo en tono, sino también en forma de hablar.
Asi que, con este conocimiento, el joven demonio comenzó a sentir una ira como nunca la había sentido antes, la cual sirvió de catalizador para que él se levantase y tras ello, liberó su Touki y lanzó un potente puño hacia el frente, destrozando todo lo que había allí. Cuando eso sucedió, su visión se resquebrajó como un espejo, para luego dar paso a la negrura absoluta.
Los ojos de los tres demonios abandonaron la negrura y mostraron que ahora estaban en una sala un poco rara, pues esta estaba desprovista de cualquier tipo de vida, salvo por ellos.
“¿Hyoudou? ¿Bael-sama? ¿Son ustedes?” preguntó Saji mientras miraba con un poco de cautela a los dos demonios, pues no sabía si eran reales o solo una ilusión.
“Si, Saji. Al menos yo soy yo.” respondió Issei mientras lo miraba.
“Yo también soy yo.” respondió Sairaorg, el cual desvió su mirada cuando sintió que dos personas se acercaban a ellos.
La acción de Sairaorg fue copiada por Saji e Issei, los cuales también miraron hacia esa dirección, pudiendo ver a las personas que se acercaban a ellos. Eran un hombre y a una mujer, y ambos tenían un aura que demostraba que eran más poderosos que ellos. El hombre era atractivo, su cuerpo era musculoso con cabello verde y ojos rosados. Su vestimenta consistía en un traje noble de color negro, el cual tenía una capa roja adjunta. La mujer, por su parte, era hermosa y tenía un cuerpo voluptuoso. Su cabello era rubio, largo y ondulado, llevando un accesorio de color morado claro como adorno. Sus ojos eran verde claro y a diferencia del de su compañero, los de ella eran más alegres y no tan serios. Su vestimenta consistía en un vestido de color morado claro, junto con zapatos de color blanco con las correas superiores de color rojo.
Aquellas personas eran desconocidas para Saji y Sairaorg, mientras que para Issei, no, pues ya los había visto antes… más detalladamente, mientras estaba en el tren a Kioto y durante su batalla contra Cao Cao. Durante ese encuentro, la mujer le dijo que su potencial estaba despertando más rápido de lo esperado y sin los requisitos que con normalidad se había necesitado anteriormente. Esto era gracias a que su sacred gear se veía influenciado por el poder de un dragón muy poderoso, cuya energía era tan diferente a la que se conocía que estaba cambiando algunas de las restricciones para acceder a su potencial total.
“¡Elsha-san! ¡Belzard-san!” gritó Issei con sorpresa por verla aquí, pues se suponía que ellos se habían ido a descansar tras su último encuentro en el falso Kioto.
“¿Los conoces, Hyoudou?” preguntó Saji, mirando al Sekiryuutei.
“Si, son dos de los antiguos portadores del Boosted Gear.” respondió Issei rápidamente.
La respuesta de Issei no calmó por completo la curiosidad de los dos demonios, sino que hizo todo lo contrario, provocando que estos tuviesen algunas preguntas más.
“Hyoudou, ¿Cómo es eso de que son antiguos portadores de tu sacred gear?” preguntó Saji con bastante confusión en su rostro.
“Bueno, veras…” dijo Issei, comenzando a contar como la conciencia de los portadores del Boosted gear se introducían al sacred gear cuando estos morían.
“Asi que… ¿Cuándo mueras tu conciencia seguirá existiendo en tu sacred gear?” preguntó Saji.
“Si.”
“Vaya, siento lastima por los próximos portadores del Boosted Gear. Tener a un pervertido en su sacred gear…”
Las palabras de Saji provocaron que Issei se enojara, pero antes de que suceda algo, Sairaorg intervino, calmando las cosas entre los dos demonios reencarnados. Aquello provocó que se enfocaran en lo que realmente importaba ahora mismo, la razón por la que estaban allí.
“Entonces…. ¿Cómo es que están aquí ahora?” preguntó Issei, mirando a sus predecesores, pues no era posible que estuvieran allí ahora mismo.
“No lo sabemos, pero algo nos forzó a volver.” Respondió Belzard.
“No entiendo… Cuándo se fueron esa vez, ¿Acaso no esperaban poder volver nunca?”
“La verdad es que si, no esperaba que nos volviéramos a ver. Sin embargo, aquí estamos.” dijo Elsha mientras se acercaba a Issei y le despeinaba un poco el cabello de manera juguetona. “Parece que los has hecho bien, pero me temo que las cosas están por ponerse realmente complicadas.”
“¿Qué quiere decir?” preguntó Saji, llamando la atención de Elsha.
“Parece que los tres fueron puestos bajo un hechizo, el cual amenazó con colapsar sus mentes o al menos esa impresión nos dio, portador de Vitria.” Respondió Belzard mientras se acerca a los tres demonios. “Inicialmente seriamos tres los que vendríamos a aquí, pero me temo que él no puede venir, pues está lidiando con la magia que los ha dejado en este estado.”
La respuesta de Belzard confundió mucho a los demonios, los cuales no sabían a que se refería el antiguo portador de Draig, ya que no sabían la identidad del desconocido, lo que hacía que no supieran como es que lidiaría con el hechizo que los había afectado.
“¿Quién era la última persona que vendría?” preguntó Issei con curiosidad, tratando de saber su identidad, lo que haría que entendieran de alguna manera como es que el intentaría ayudarlos.
“Era un antiguo portador de la Divine Dividing.” respondió Elsha, provocando que los demonios, sobre todo Issei, se sorprendieran de aquello. Sin embargo, antes de que ellos dijesen algo, Elsha volvió a hablar. “La razón por la que ahora está en el Boosted gear es gracias a que Issei asimiló parte del poder de Albion cuando lucho contra el Hakuryuukou hace tiempo.”
“Ya veo… fue en ese momento…” dijo Issei, comprendiendo lo que Elsha le decía, recordando como asimilo parte del poder de Vali al forzar que el Boosted Gear asimilara una de las gemas de la armadura de Vali.
“Elsha-san… Belzard-san...” llamó Sairaorg, captando así la atención de la mencionada. “Mencionaste que él estaba haciendo algo con el hechizo que nos afectaba. ¿Qué significa aquello?”
La pregunta del heredero Bael provocó que ambos ex portadores del Boosted gear se miraran unos segundos, para luego de unos segundos volver a mirar a los demonios.
“Puede que no lo parezca, pero cuando estamos en este lugar… en este nexo donde las conciencias de los vivos y muertos pueden comunicarse, podemos usar parte de nuestros poderes. Por ello, él está usando el poder del Divine Dividing para reducir paulatinamente el efecto del hechizo que los está aquejando.” Respondió Belzard, para luego mirar a Elsha. “Aunque, no solo eso, pues él también está haciendo algo más al mismo tiempo.”
“¿Qué cosa?” preguntó Saji, haciendo la pregunta por la duda que las palabras de Belzard provocaron en los demonios presentes.
“Ustedes saben que los sacred gear reaccionan a las emociones de sus portadores, ¿verdad?” preguntó Elsha, quien vio como su pregunta era respondida con un asentimiento. Tras aquello, la hermosa mujer continúo hablando. “Lo que no saben es que los sacred gears que tienen bestias selladas en su interior tienen una habilidad especial, la cual permite remover temporalmente los sellos que el dios Bíblico les puso a estos sacred gears. Normalmente para removerlos es necesario usar una especie de cantico especial, el cual es la llave que activa esta forma, pero debido al estado de rabia en el que entraron, junto con la experiencia que han vivido en sus mentes han hecho que estén en un estado previo al de ingresar a ese poder.”
“Me estás diciendo, ¿Que podremos acceder a todo el poder de nuestros sacred gears?” preguntó Issei con esperanza de que tendrían acceso a un nuevo poder, ya que, con eso, talvez podrían ganar el rating game en el que estaban.
“En teoría sí, pero como todo en este mundo, aquel poder no viene sin inconvenientes.” dijo Belzard con tranquilidad. “Cuando usen ese poder, este los enloquecerá y acortará su vida útil, pues el combustible que usa es la fuerza vital del portador.”
“E-e-e-entonces… ¿Moriremos?” preguntó Saji con preocupación, pues no quería morir todavía, un sentimiento que fue compartido por Issei y Sairaorg, los cuales tenían sus propios motivos para no morir.
“Si hubiesen activado dicho poder hace un tiempo atrás, entonces sí, hubiesen podido haber muerto. Sin embargo, todos los sacred gears que han tenido un minino contacto con ese viajero Inter dimensional, y la energía que emanan tanto el cómo el territorio donde vive, han sufrido algunos cambios, menores o mayores, pero cambios significativos al final. Aquellos cambios han permitido que sea más sencillo acceder al poder de sus sacred gears liberados, pero eso no quiere decir que será fácil.”
Las palabras de Belzard causaron que todos entendieran que había sido el contacto que habían tenido con Edzard lo que había cambiado sus sacred gear. Sin embargo, si bien Issei y Saji comprendieron aquello fácilmente, Sairaorg no supo cómo es que Regulus había cambiado, pues el león no había tenido mucho contacto con Edzard, por lo que, mirando a Elsha y a Belzard les hizo saber sus dudas.
“Ummm… eso es interesante, no esperaba esto, pues pensé que tú también habrías tenido ese contacto con él. Sin embargo, pese a eso también podrás acceder a ese poder…. Ahora, si bien suena genial el hecho de que tendrán un nuevo poder, este está incompleto, pues aún no cumplen todos los requisitos. Por lo que, este aumento de poder solo durara entre un minuto a dos.” dijo Elsha mientras veía como el lugar comenzaba a desparecer. “Parece que ya está todo listo. Asi que, suerte.”
Tras aquellas palabras, el lugar se oscureció, permitiendo que las conciencias de los jóvenes demonios vuelvan a sus cuerpos.
Los pasos de Edzard, el cual estaba que se retiraba, pues pensaba que su plan había fallado, se detuvieron de manera abrupta cuando sintió un aumento de poder a sus espaldas. Aquello hizo que sus ojos se abrieran con sorpresa, pues solo podía significar una cosa. Asi que, girando su rostro, vio como los cuerpos de Issei, Saji y Sairaorg estaban siendo cubiertos por una gran cantidad de energía.
‘Parece que lo han logrado…’ Pensó Edzard a la par que una sutil sonrisa se hacía presente en su rostro. “Con esto el segundo objetivo de mi prueba esta cumplido, forzar un aumento de poder sometiéndolos a un evento traumático… Ahora viene lo bueno, tengo que ver que tan fuertes se han puesto con este aumento de poder.”
Un segundo después de su pensamiento, Edzard vio como los tres demonios creaban explosiones de poder, las cuales coincidieron con el momento en que el hechizo de parálisis había perdido su efecto, permitiéndoles moverse.
Cuando los tres demonios estuvieron de pie, se quedaron quietos y sus cuerpos comenzaron a brillar, cegando temporalmente a Edzard. El hijo de Akatosh no hizo nada mientras eso pasaba, pues sabía que debía de esperar lo que vendría, ya que era parte de su loco plan para forzar el nacimiento de un nuevo poder en estos demonios.
Cuando la luz se extinguió, los tres demonios estaban cambiados. Primero, la Scale Mail de Issei había cambiado en color, pues ahora era de color carmesí, aunque, también había ganado una armadura más voluminosa. Además, sus alas habían cambiado y ahora se parecían a las alas que eran el sacred gear de Vali. Segundo, la armadura de Sairaorg había cambiado, ya que su armadura ahora parecía más feral, teniendo algunos detalles en purpura con dorado y teniendo un aura más salvaje, la cual le recordaba a Edzard la sed de sangre que emitían los licántropos de Nirm en sus primeras transformaciones. Tercero, aquel que había obtenido un cambio más grande había sido Saji, el cual había obtenido una armadura de dragón negro.
Tras ver los cambios, Edzard vio como un par de propulsores aparecieron en la espalada de Issei, mientras las alas de la armadura desaparecían. Aquellos propulsores comenzaron a expulsar una pequeña cantidad de poder demoniaco en forma de fuego carmesí. Un segundo después, Issei salió disparado hacia Edzard, el cual levantó una ceja al ver la nueva velocidad de ataque de Issei.
‘Se está moviendo muy rápido. Más rápido que su forma de Caballero.’ pensó Edzard mientras veía como Issei apagaba sus propulsores al estar a un metro de distancia de él.
El joven demonio movió su mano derecha y formando un puño, este se acercó hacia el pecho de Edzard, el cual, al ver el ataque, rápidamente colocó su espada en frente suyo, para de esa manera detener el ataque. Sin embargo, antes de que el ataque de Issei conectara, su puño se convirtió en uno más voluminoso, similar al que suaba en su forma de Torre. El puño de Issei impactó en el mandoble de Edzard y para la sorpresa de este, un agudo sonido fue captado por el sensible oído del hijo de Akatosh.
¡Crac!
Ante la sorpresa de Edzard, este vio con asombro como una pequeña grieta apareció en el filo de la hoja de su espada. Además, la fuerza del golpe lo hizo derrapar unos metros, tras los cuales, no tuvo tiempo para hacer algo, ya que a sus espaldas apareció Sairaorg, el cual también lanzó un puño contra él. Sin embargo, a diferencia de Issei, el puño de Sairaorg estaba cubierto de touki, por lo que cuando aquel puño impacto en su mandoble, el cual usó para defenderse, la grieta en la hoja se hizo más grande, provocando que Edzard sintiese un poco de preocupación, pero no tuvo mucho tiempo para pensar en algo más, ya que después de ese ataque, Sairaorg desapareció de un salto hacia atrás. Aquello confundió un poco a Edzard, el cual no sabia porque Sairaorg hacia eso, pero un segundo después entendió la razón. Eso fue porque un instante después varias bolas de fuego negro se dirigieron hacia él. Este ataque forzó a Edzard a usar su mandoble nuevamente, para de esa manera desviar todos los ataques. Sin embargo, esto terminó por hacer que la grieta en la hoja se extendiese, rompiendo el mandoble en dos, provocando sorpresa en Edzard, el cual no se había esperado esto.
‘Esto… es algo que no esperaba. Pero si soy sincero, es algo bueno.’ Pensó Edzard mientras dejaba caer su mandoble roto al suelo. Volviendo a mirar a los tres demonios, los cuales se habían reagrupado, obviamente para luchar juntos para de esa manera lograr abrumarlo y derrotarlo. El ver aquello hizo que Edzard pusiera una sonrisa en su rostro, ya que sintió algo al verlos así. Por mucho que lo negara, la sangre de los nórdicos recorría sus venas, puede que su sangre bretona calmase sus impulsos, pero no los eliminaba. Asi que, al igual que sus parientes del norte, el también disfrutaba de una buena pelea, en especial cuando esta no era a muerte. Por lo que, poniendo una sonrisa bajo el casco, tomo una posición de batalla, retando a los demonios a luchar cuerpo a cuerpo contra él. Mientras miraba como las posturas de estos cambiaban, comenzó a enviar Magicka a sus extremidades, comenzando a cubrirlas con magia de destrucción.
Los presentes en la sala del hospital Sitri miraban la pantalla con una mezcla de emoción, alegría, preocupación y miedo, pues sus ojos trataban de comprender lo que sucedía frente a ellos en la pantalla.
“I-increíble… Nunca pensé que Gen tuviese ese poder…” dijo Momo con asombro al ver a su compañero e interés amoroso luchar contra Edzard. Ella vio como el usaba varios tentáculos, los cuales surgieron de su armadura, para atacar al joven dragón, provocando que él se vea forzado a esquivar de manera acrobática todos los ataques, casi dando la apariencia de que estaba quedando a la defensiva total.
“Si, pero no es el único. Parece que los Balance breakers del Sekiryuutei y Sairaorg-sama también han cambiado.” señaló Kuisha quien miró como su rey comenzaba a luchar cuerpo a cuerpo contra Edzard, pareciendo igualar la velocidad de los golpes del viajero inter dimensional.
“Si, puedo verlo. Es increíble pensar que puedan ir de tú a tú con Edzard en una batalla, por muy simulada que sea…” comentó Rias con alegría al ver como Issei disparaba rayos de energía demoniaca contra Edzard usando los dos cañones que surgían de sus alas y forzando al dragón de otro mundo a usar una custodia para protegerse.
Las palabras de Rias fueron acompañadas por asentimientos de parte de todos los miembros de las cuatro noblezas, pero también hubo algunos silencios, los cuales provenían de las compañeras de equipo de Edzard.
Mientras la batalla en la pantalla continuaba, los presentes vieron como Edzard comenzaba a contraatacar a los ataques de los tres demonios, lanzándoles golpes de manera rápida. Dichos golpes lograron atravesar las defensas de los demonios, pues eran rápidos y certeros, y lograron destrozar partes de las armaduras de los tres demonios, forzándolos a retirarse un momento, para reagruparse y luego volver a lanzarse contra él.
“Parece que Edzard-sama es capaz de luchar muy bien, pese a que tiene a tres enemigos que están a la par de su poder en su forma humana.” señaló Akeno mientras miraba como Edzard lanzaba un aluvión de bolas de fuego para detener los ataques de Issei y de Saji.
“¿Realmente creen que ese es el poder total del mocoso en su forma humana?” preguntó una voz, la cual no provenía de alguno de los que estaban en la sala.
La pregunta llamó la atención de los presentes, los cuales miraron hacia la izquierda y vieron como tras la puerta, la cual se había abierto, ingresaban los lideres de las facciones salvo Odín y Yasaka.
“Azazel-sensei. ¿Qué quiere decir con eso?” preguntó Xenovia. “¿Acaso no es ese todo el poder de Edzard en su forma humana?”
“¿Realmente crees que ese mocoso, cuyo nivel de poder en su forma humana esta entre los niveles de un demonio de clase suprema y Maou, quien a su vez cuenta con varias habilidades que fácilmente pueden ser un problema para nosotros, además de contar con una gran experiencia en combate, puede ser igualado con habilidades recién despertadas e incompletas de tres demonios jóvenes? No… me temo que el solo está jugando con ellos. Pero, para ser sincero eso ya se sabía había previsto desde un principio.”
La respuesta de Azazel hizo que las expectativas de los demonios presentes se fueran en picada, pero también causó curiosidad y sobre todo un poco de malestar, ya que parecía que solo los habían usado para algo y los tres reyes presentes, junto con la reina de Sairaorg, deseaban una respuesta, por lo que se acercaron a Sirzechs y a Serafall, para preguntarles por lo que realmente pasaba.
Los dos demonios se miraron un segundo y tras ello, asintieron, para luego mirar a las chicas.
“Como de seguro han intuido, el rating game se hizo como una forma de medir su poder actual, pero la verdad es que también tenía otro objetivo.” Dijo Serafall, para luego mirar a Sirzechs, el cual sería quien tomaría la palabra después de esto, ya que esto era algo que él había conversado con Edzard en privado.
“¿Cuál?” preguntó Sona de manera seria.
“La de forzar el despertar de un nuevo poder en ustedes.” Respondió Sirzechs.
“¿Qué?” preguntaron al unísono Rias, Sona y Seekvaira.
“Tal y como escuchan, el objetivo secundario de este rating game era el de forzar un despertar de poder en ustedes, provocando que entren en un estrés de batalla, pero parece que eso falló en cierto sentido.”
“¿Por qué?” preguntó Seekvaira.
“Porque ninguno de los presentes aquí en la sala pudo despertar un poder nuevo, pero por fortuna algunas aprendieron a usar sus poderes de manera algo más interesante que antes.” Dijo Azazel, llamando la atención sobre él. “Fue por eso por lo que Ed-chan ha cambiado de táctica para su combate.”
La mención de aquello por parte de Azazel volvió a encender las alarmas de los miembros de las cuatro noblezas, los cuales no pudieron hacer pregunta alguna, pues Azazel se les adelantó y respondió la duda que tenían.
“La táctica inicial de Edzard era la de forzarlos a usar algún nuevo poder poniéndolos contra las cuerdas, confiando en que su innato deseo de ganar los haga sobrepasar de alguna manera sus límites, pero cuando le mencionamos que ustedes habían fallado con esa táctica, el cambió su forma de actuar en el combate. Asi que, lo que está sucediendo en este momento no era exactamente lo que se planeó.”
Las palabras de Azazel hicieron que ellos entendieran que ellos tampoco sabían bien que pasaba y que todo había sido cambiado por Edzard a último momento.
“Asi que la finalidad del rating game fue tratar de hacernos más fuertes por medio del combate, ¿verdad?” preguntó Kiba, el cual tenía una mano en el mentón, repasando todo lo que había escuchado en su mente.
“En parte sí, pero también se hizo esto para ver como reaccionarían en un escenario donde se verían forzados a luchar en grupos separados, fuera de los que están acostumbrados a luchar. Y si somos sinceros, si bien perdieron sus combates, demostraron que pueden luchar juntos, compenetrándose y formando un frente más que solido contra un enemigo desconocido. Asi que, se puede decir que lo han hecho bien.”
Las palabras de Sirzechs conmovieron a los demonios jóvenes, los cuales comenzaron a comprender de mejor manera lo que estaba pasando tras bambalinas. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos por las palabras de Serafall.
“Puede que lo sepan, pero ustedes son el futuro de nuestra raza, así que la coyuntura de lo que sucede en el mundo los forzara a luchar en el frente. Algunos de ustedes ya han luchado contra Daedras, por lo que ya saben a lo que se enfrentan, pero varios de ustedes no, por lo que se preparó esta “mazmorra” para que vean como luchan los seres de Nirm.”
“¿Esos robots son seres que provienen de Nirm?” interrumpió Xenovia, quien comenzó a mirar a Asia, pues de seguro ella tenía las respuestas a esto.
Asia sintió la mirada no solo de Xenovia, sino de todos los demás, por lo que comenzó a contarles sobre los Dwemer y sus autómatas. Para cuando término de hacerlo, vio que ellos al fin entendieron contra lo que habían luchado, pero no tuvieron tiempo para expresarlo, pues los sonidos de la lucha que estaba sucediendo en la pantalla se calmó, por lo que todos miraron hacia la pantalla para ver que sucedía.
Edzard se encontraba volando, usando el hechizo de «Levitación» para poder mantenerse suspendido a varios metros sobre los tres demonios. Estos tres se encontraban arrodillados en el suelo, pues estaban casi agotados, ya que él había atacado sus reservas de poder demoniaco y estamina con sus puños recubiertos de magia de destrucción. La batalla fue algo intensa, pero no fue algo que él no pudiese mantener controlado. Tras varios intercambios de golpes, él logró derrotarlos o al menos eso parecía, pero si algo conocía de esos tres era que poseían una fuerza de voluntad lo suficientemente grande como para poder sacarse algo de la manga en el último momento.
‘Ummm…. Si, creo que lo mejor será terminar todo ahora mismo.’ Pensó Edzard mientras movía su mano derecha sutilmente y sacaba un pergamino, para usarlo de tal manera que nadie se percatara de que lo estaba usando. Levantando la mano con la que activó ese pergamino, liberó el hechizo que allí se encontraba guardado. Un enorme circulo de runas Aedricas se formaron a espaldas de Edzard, el cual comenzó a enviar una enorme cantidad de Magicka hacia el pergamino, ya que tenía que cargar el hechizo que sería usado.
Lo que surgió de aquel circuló preocupo de sobremanera a los tres demonios, los cuales solo miraron el circulo con una mezcla entre asombro y pánico.
“E-e-esto es malo… Esa cosa es enorme y ahora mismo no tenemos el poder suficiente como para lanzar un ataque combinado para detenerlo.” Dijo Issei, mirando como la pequeña bola de fuego que surgió en un principio del pergamino se convertía en una enorme, pero muy enorme bola de fuego, la cual parecía tener el tamaño de una casa de treinta por treinta metros cuadrados.
[Hay algo que puedes hacer para detenerlo, compañero]
La voz de Draig llamó la atención de los tres demonios, los cuales comenzaron a oír de manera expectante lo que decía el Dragon celestial.
[Podemos usar el poder que le robamos a Albion para reducir el poder del hechizo enemigo, luego el portador de Vritra y el usuario de Regulus pueden atacarlo para tratar de eliminarlo con un ataque furtivo]
Las palabras de Draig era un plan simple, el cual parecía que funcionaria, aunque ellos no entendían bien como vencerían a su enemigo en su estado actual, pero un segundo después, los tres entendieron lo que sucedía. El plan de Draig no era para obtener una victoria, sino para forzar un empate, ya que era más que obvio que los tres serian eliminados tras aquel ataque.
“¿Qué opinan?… ¿Lo hacemos?” preguntó Saji mirando a sus dos compañeros de equipo.
Sairaorg golpeó su puño izquierdo en la palma de su mano derecha mientras respondía. “¡Si, hagámoslo!”
Finalmente, los dos demonios miraron a Issei, el cual asintió, ya que vio este era la única forma de vencer al enemigo. “Si, empecemos.”
“¡Bien, entonces en formación!” gritó Sairaorg mientras él y Saji se paraban frente a Issei. Los tres demonios miraron hacia el cielo y vieron como su enemigo movía su mano hacia el suelo, provocando que la enorme bola de fuego caiga sobre ellos.
“¡Ahora, Hyoudou!” gritó Saji, dando una señal, la que provocó que Issei saltase hacia adelante, hacia la bola de fuego.
“¡Draig!” gritó Issei mientras extendía ambas manos hacia el hechizo enemigo.
[Si] [Divide] [Divide] [Divide] [Divide]
La voz robótica se hizo presente y con cada palabra, la enorme bola de fuego comenzó a reducirse en tamaño, provocando que Edzard levantase una ceja bajo su casco.
‘Ummm… había olvidado eso. Pero da igual, al final puedo usar otro hechizo-.’ Los pensamientos de Edzard se interrumpieron cuando este sintió que algo se acercaba por su lado derecho. Por lo que, girando hacia esa dirección, vio como algunos de los tentáculos del sacred gear de Saji, los cuales se movieron con gran rapidez hacia él, tomándolo por su pierna derecha.
“¡Te tengo!” gritó Saji con una sonrisa bajo su casco al ver que había atrapado a Edzard. “¡Ahora, Toma esto! ¡Bael-sama!”
Tras gritar, Saji giró su cuerpo ciento ochenta grados mientras jalaba el tentáculo, enviando a Edzard hacia la izquierda a gran velocidad. Mientras el hijo de Akatosh seguia recorriendo esa dirección, vio como frente a él aparecía Sairaorg, el cual juntó una gran cantidad de Touki en su puño derecho. El puño del heredero Bael se dirigió hacia la cabeza de Edzard, en un intento de dejarlo fuera de combate con un golpe crítico. Sin embargo, ante la completa incredulidad de todos, Edzard atrapó el puño de Sairaorg, reteniéndolo, pero sacrificando su guantelete, pues el touki comenzó a desquebrajar la pieza de armadura, la cual estaba dañada por un ataque que él había detenido de Issei usando esa mano.
Tras aquello, Edzard sintió que algo maligno comenzó a moverse por su pierna, por lo que, mirando hacia ese lugar, vio como una maldición se estaba adhiriendo a ese lugar. Sabiendo lo problemático que era eso, decidió derruirlo por completo, por lo que, sin pensarlo dos veces, recubrió su otro puño con «Disipar magia» y atrapó el tentáculo. La poderosa maldición de Vritra trató de mantenerse en existencia, pero al final no pudo oponerse al poder del hechizo de Edzard, por lo que terminó disipándose. Al tener ese apéndice en la mano, rápidamente movió su otra mano y lanzó a Sairaorg hacia Saji. Cuando el heredero Bael estuvo por impactar con el portador de Vritria, Edzard jaló el tentáculo que tenía en su mano, provocando que Saji se dirigiera rápidamente hacia Sairaorg. Esto hizo que ambos demonios chocaran, pero desafortunadamente, la fuerza con la que Edzard había jalado a Saji hizo que este, junto con Sairaorg se dirigiera hacia él.
Cuando ambos estuvieron a escasos dos metros de él, Edzard soltó el tentaculo y lazando una patada vertical descendente, la cual impactó en la espalda de Sairaorg, envió a ambos demonios hacia el suelo a gran velocidad.
¡BOOMMMMM!
Una enorme explosión se hizo presente, levantado mucho polvo, el cual obstaculizo la vista de Edzard un poco. Sin embargo, eso no impidió que sus oídos no pudiesen captar el sonido de los propulsores de la armadura de Issei.
‘Ummm… ataque por la espalda con cortina de humo… el truco más viejo en el manual de emboscadas. Simple, pero efectivo... ¡siempre y cuando tu enemigo no te sienta o te oiga llegar!’
Tras terminar ese pensamiento, Edzard rápidamente movió su mano derecha y sin perder tiempo atrapó a Issei por el cuello, para luego inmovilizar su mano derecha, la cual había sido la elegida para el intento de ataque del Sekiryuutei. Si bien el otro brazo podría ser un peligro, la forma en que Edzard había atrapado a Issei, prevenía que el demonio pudiese atacar con su otra mano. Apretando el cuello de su amigo, Edzard comenzó a usar un hechizo de destrucción, pues sintió que Issei había recuperado parte de su poder al dividir su anterior ataque.
“¡AHHHHHHHHHHH!” gritó Issei mientras se retorcía de dolor, pues su cuerpo estaba siendo cubierto por relámpagos, los cuales comenzaron a destruir sus reservas de poder demoniaco a una velocidad aterradora.
Edzard hizo caso omiso a los gritos de su amigo y continúo destruyendo el poder demoniaco de Issei. Cuando sintió que este ya casi no tenía poder, giró su muñeca y se preparó para lanzarlo hacia el suelo junto a los otros demonios, pero una palabra que surgió de la boca de Issei lo hizo detenerse.
“A-Ascalon…” susurró con dificultad Issei.
[Blade]
La hoja de Ascalon se hizo presente y con un rápido movimiento se dirigió hacia el pecho de Edzard, el cual vio que el plan de Issei era sacrificarse para derrotarlo.
‘Un buen plan, pero no lo suficientemente rápido como para derrotarme.’ Pensó Edzard mientras sus reflejos mejorados le permitían ver el ataque cámara lenta, lo que le permitirá esquivarlo con relativa facilidad. Sin embargo, antes de que el pudiese salir del rango del ataque, sintió que algo se pegaba nuevamente a su pierna. Enfocando su vista hacia ese lugar, vio como otro de los tentáculos de Vritra se había pegado allí.
“¡Ahora!” se escuchó un grito, el cual era de Saji.
El demonio estaba arrodillado, manteniéndose consciente a duras penas mientras su armadura se desvanecía lentamente, símbolo inequívoco que estaba por perder el poder que había obtenido recientemente. Al lado de Saji se encontraba Sairaorg, el cual estaba en la misma condición que Saji, pero, aun así, el heredero bael dio un fuerte tirón al tentáculo, provocando que Edzard se moviera, dejándolo en una posición perfecta para ser empalado por la espada Ascalon.
La hoja de la espada sagrada perforó la armadura de Edzard, clavándosele en su abdomen… o al menos eso era lo que los demonios habían esperado, pero la verdad fue diferente, ya que el hijo de Akatosh logró moverse lo suficiente como para que la hoja no le diera de lleno, sino que cortara de manera diagonal.
“kgh…” Edzard gruñó suavemente, pues la herida que había obtenido por esta espada le causaba un poco de comezón y un pequeño dolor agudo. Sin embargo, eso no fue suficiente para detenerlo, por lo que soltando el cuello de Issei, rápidamente lo lanzó contra los otros dos demonios, provocando que se estrellasen y terminasen cayendo uno sobre los otros. Al momento en que intentaron levantarse, las armaduras de los tres demonios se esfumaron, provocando que Regulus se separase de Sairaorg y quedase al lado de los demonios.
“Este es el fin…” susurró Edzard mientras extendía sus brazos por sobre su cabeza y moviéndolos de manera un poco graciosa, conjuró uno de sus mejores y más poderosos hechizos. El gran rayo formado por cientos de relámpagos, el cual era la manifestación del hechizo llamado «Tormenta de Relámpagos», se dirigió hacia los tres demonios, los cuales intentaron moverse, pero fue en vano, ya que estaban muy agotados, además de estar bajo los efectos secundarios de los hechizos de destrucción, por lo que fueron presas fáciles del ataque final de Edzard, el cual impactó en el suelo, creando una explosión.
Cuando la explosión se esfumó se podía ver que los demonios ya no estaban en el lugar, sino que allí solo había un gran cráter de varios metros de diámetro. Al ver eso, Edzard soltó un suspiro, para luego comenzar a desaparecer en motas de luces rojas, mientras una voz anunciaba la retirada de los demonios del campo de batalla.
[Un peón de Rias Gremory ha sido retirado]
[Un peón de Sona Sitri ha sido retirado]
[Sairaorg Bael ha sido retirado]
[Un peón de Sairaorg Bael ha sido retirado]
[El rating Game ha terminado, la mazmorra sigue invicta…]
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bien y el capitulo 55 esta listo. Este capitulo demoró mas en salir porque he estado ocupado con la universidad.
Finalmente se da casi por terminado el arco de este rating game, y el capitulo que viene va a ser un capítulo mas tranquilo, con mas charlas que otras cosas.La batalla fue algo rara de escribir, sobre todo porque en más de una ocasión escribí que el Dovahkiin les atravesaba el pecho a los tres… así que, literalmente tuve que reescribir las escenas de batalla más de una vez, pero bueno, espero que haya quedado bien.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 57
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 56
— Las cicatrices son la marca de un guerrero, simbolizan cada batalla que ha librado y sobrevivido —
Eitar a Roland
En una de las habitaciones del hospital de los Sitri, se podía ver a Edzard, el cual estaba sentado sobre un banco mientras tenía el pecho descubierto, mostrando sus cicatrices y una herida nueva, la cual goteaba un poco de sangre.
“Uggg…” gruñó Edzard mientras sentía como la herida de su pecho era limpiada por un paño, el cual estaba empapado en vino hervido para poder desinfectar mejor la herida.
“No seas quisquilloso.” Regañó Asia a su marido mientras terminaba de limpiarle la herida en el pecho. “Esto sería más fácil si solo me dejases usar «Twilight Healing» para curarte.”
“Lo sé, pero sabes también como yo que necesitarías usar mucha energía para curarme. Esa es mi maldición, Asia, no quiero que te sobresfuerzos, has estado curando a todos los otros heridos durante esta farsa de rating game.”
“Lo sé, pero…” dijo Asia con voz triste mientras dejaba de limpia la herida, para luego ver como su esposo comenzaba a usar su propia Magicka para curarse. La mirada de la exmonja estaba fija en la herida, viendo como esta lentamente comenzaba a sanar, hasta que finalmente la carne se cerró, pero a diferencia de su sacred gear, el cual curaba las heridas dejando la piel impoluta, la curación con magia de Restauración dejaba una cicatriz donde hubo una herida.
“Parece que ya está.” Dijo Edzard al ver la nueva cicatriz que adornaba su cuerpo. La cicatriz era una muy delgada y de un suave color rosado, casi no parecía haber sido letal, pero la verdad era que la hoja de «Ascalon» parecía poder cortar fácilmente por su piel, algo que él no esperaba. “Es algo irregular, pero no es la peor que he tenido. Supongo que me hace ver más rudo ahora, ¿no lo crees?”
Asia miró a su esposo y soltó un suspiro ante sus palabras, para luego acercarse a él y abrazarlo por la espalda. Sus brazos rodearon su pecho, dándole de esa manera un suave abrazó. Aquella posición permitió que sus labios estuvieran cerca de su oído derecho, por lo que le susurró algo. “Dime, Ed… ¿Has pensado alguna vez en dejar todo aquí y volver a Nirm?”
La pregunta de Asia no tomó por sorpresa a Edzard, pues este había tenido momentos en que había pensado en eso, por lo que, tomando las manos de su esposa, la jaló suavemente y haciéndola girar en el aire, hizo que terminara por sentarse en su regazo. Tras aquello, juntó su frente a la de ella y le susurró mientras cerraba los ojos. “Mentiría si dijera que no ha habido momentos en que pensé en tomarlas a todas e irme de regreso a Nirm, para volver a vivir en esa casa en las montañas Druadach… pero al ser daedras los seres que invaden este mundo, me siento con la responsabilidad de ayudar a los nativos a defenderse.”
Las palabras de Edzard provocaron que Asia mirara a su esposó un segundo para luego sonreírle de manera triste, pero a la vez se sentía orgullosa de él, ya que siempre había sido una persona que ayudaba a otros en lo que pudiese. Si bien eso podía hacer que piensen que él era ingenuo y que podía ser muy manipulable, la realidad estaba más alejada de eso, ya que él sabía cuándo decir no a las peticiones que le hacían algunas personas. Tras aquellos pensamientos, la joven hibrida acercó sus labios a los de su esposo y los capturó en un suave beso.
Los ojos de ambos esposos se cerraron mientras compartían un simple gesto de afecto entre ambos, demostrando en el cuanto se amaban.
Aquel beso duró un tiempo, hasta que ambos necesitaron respirar, por lo que, liberando los labios del otro, se separaron lentamente. Cuando sus rostros estuvieron uno al frente del otro, sonrieron de manera divertida. Lamentablemente ese ambiente se fue al traste cuando la puerta se abrió de manera intempestiva
“¡Oigan, ¿Qué creen que hacen entrando así?!” fue el gritó de Mittelt, el cual se escuchó desde el exterior de la habitación.
Por la puerta de la habitación entraron Rias y Sona, las cuales eran seguidas por sus respectivas noblezas y tras ellos estaban todo el grupo de Edzard, las cuales no parecían estar muy contentas de que estuviesen allí. El rostro de los dos demonios mostraba que no se encontraban de buen humor.
Al verlas entrar, Edzard bajó a Asia de su regazo y levantándose, se acercó a ellas, pues era más que obvio que habían ido a hablar con él. Sin embargo, cuando él estuvo a menos de un metro de Rias, rápidamente movió su mano izquierda para detener la mano derecha de Rias, la cual tenía como objetivo su mejilla.
Los ojos de Edzard se mantenían fijos en Rias, la cual lo miraba con mucha ira.
“¿Se puede saber que intentaste hacer?” preguntó Edzard, fingiendo ignorancia, ya que sabia porque ella había intentado golpearlo.
“¡Eso es lo que tengo que preguntarte yo!” gritó Rias mientras intentaba mover su mano, pero era en vano, ya que no podía moverla ni un milímetro. “¡Si consideras a Ise y a Saji tus amigos! ¡¿cómo pudiste usar algo tan espantoso como ese hechizo?!”
Las palabras de Rias fueron acompañadas por un asentimiento de Sona, la cual, pese a no ser tan vocal, estaba igual de enojada que su amiga.
“Rias-san, Sona-san…. Si pudieran tranquilizarse…” dijo Asia, en un intento de calmar la situación, pues era obvio que ellas estaban tan alteradas que podrían hacer una estupidez. Lamentablemente, sus palabras no fueron escuchadas por la hermana de Sirzechs, la cual al ver que no podía mover su mano, hizo que esta se rodeara del poder de la destrucción.
La acción de Rias tomó por sorpresa a todos, en especial a sus sirvientes, los cuales al ver la estupidez que estaba por hacer su rey, se lanzaron para detenerla. Sin embargo, todos, Rias incluida, se quedaron quietos como estatuas cuando vieron como el poder demoniaco que conformaba la infame habilidad del clan Bael se disipaba, provocándole un shock a todos.
“Parece que necesitas calmarte un poco, Gremory…” dijo Edzard con voz dura mientras su mano izquierda emitía una pequeña cantidad de humo negro, el cual era el último rastro del uso del hechizo de disipar magia. Tras desaparecer el hechizo que usó para detener a Rias, Edzard soltó la mano del demonio, la cual no hizo nada más, ya que aún estaba en shock de haber presenciado como el poder por el que se llamaba la «La princesa de la destrucción» era neutralizado de forma muy sencilla.
Pese a que quería hablar, Edzard decidió no hacerlo por el momento, pues lo que tenía que decirle a Rias no tendría sentido si esta estaba en shock y no le prestaba atención, por lo que esperó unos segundos. Para su fortuna, la heredera del clan Gremory logró volver en sí, algo que la dejó lista para oír las palabras de Edzard.
“Escúchame claramente Rias, esto también va para ti, Sona y también para el resto de ustedes.” dijo Edzard, llamando la atención de todos los presentes que no eran parte de su grupo. “No tengo la obligación de responderles, pero aun así lo voy a hacer.”
La forma en como Edzard les había hablado provocaba que los demonios e Irina sintieran un escalofrío recorrer sus cuerpos, pues su voz fue tan fría que daba la sensación de que el mismo ambiente se estaba helando.
“Los considero mis amigos a todos, por lo que les diré esto a la cara.” Comenzó Edzard, sorprendió a las noblezas de Rias y de Sona, junto a sus reyes y a Irina. “Es por ese cariño que les tengo que hice lo que hice.”
“¿A-a-a-a que te refieres...?” preguntó Kiba, saliendo del shock en el que había estado hace unos segundos.
“Todos ustedes son personas que han crecido en una época de relativa paz, no han visto lo que yo he visto, no han sentido lo que yo he sentido.” Respondió Edzard, el cual comenzó a rememorar varias cosas. “No han oído las últimas palabras de las personas con las que compartieron un plato de comida, no han oído las maldiciones que sueltan sus enemigos cuando mueren, no han oído los insultos de las familias de las personas bajo su mando cuando sus familiares no regresan a casa, no han visto familias destruirse, niños quedar huérfanos, poblados enteros destruidos, mujeres violadas… No, ustedes no han visto nada de eso, al menos no aun…. Asi que, quiero que, a diferencia mía, estén preparados para cuando eso suceda.”
Las palabras de Edzard provocaron que todos lo miraran de otra forma, ya que comenzaron a comprender por qué él había hecho eso con Issei, Saji y Sairaorg. El hijo de un dios dragón parecía querer que ellos no pasasen por lo que sea que él había pasado tras las guerras en las que había luchado. Sin embargo, por muy buena que fuese su intención, ellos sabían que ese no era el camino. Asi que, ya estando algo más calmados de su ira hacia Edzard, pero aun estando en shock por las últimas revelaciones que él les había dado ellos estuvieron a punto de dar sus opiniones sobre eso, pero fueron interrumpidos cuando alguien se les adelantó.
“Yo… yo…” intentó decir Rias, tratando de disculparse por haberlo intentado cachetear, pero para su sorpresa, él la interrumpió.
“Tranquila…” Contestó Edzard, el cual comenzó a alejarse y caminar hacia donde había una mesa. Al acercarse, tomó una camiseta y se la puso, lo que provocó que los recién llegados se dieran cuenta de que había estado medio desnudo. Aquella revelación provocó que todos comenzaran a pensar que había estado pasando algo aquí, siendo Irina la más vocal al reaccionar.
“¿I-i-interrumpimos algo?” preguntó Irina con el rostro sonrojado, imaginándose de que él y Asia habían estado en una sesión de darse cariño íntimo.
“No. Solo llegaron cuando mi esposa terminó de curarme.” Respondió Edzard mientras se acercaba a Asia y le daba un beso en los labios, provocando algo de celos en algunas chicas. “Y sobre tus disculpas, Rias. No las necesito, no me has ofendido para nada. De hecho, yo me hubiese sentido ofendido si no hubieses reaccionado como lo has hecho. Y Sona, deberías de ser más expresiva cuando estas molesta. A veces, no es bueno contener las emociones.”
Tras aquellas palabras, Edzard pasó entre el grupo formado por varios demonios y un ángel reencarnado. Cuando llegó donde estaba su grupo, comenzó a besar a todas sus amantes sin un orden establecido. Cuando terminó de hacer eso, pasó por entre Rossweisse e Ingvild, a las que procedió a darles pequeños golpecitos amigables en sus cabezas. Al terminar de hacer eso, el siguió caminando hacia la puerta y antes de salir, giró la cabeza y miró a su familia, incluyendo a Rossweisse y a Ingvild.
“Chicas, estaré un rato fuera. Asi que, regresen a casa a descansar.”
Las palabras de Edzard causaron confusión en su grupo, por lo que Rossweisse dio un paso al frente para preguntar.
“¿A dónde vas, Ed-kun?” preguntó la valquiria, provocando confusión en las noblezas de Rias y Sona, incluyendo también a Irina, quienes no entendían por qué la ex guardaespaldas de Odín llamaba a Edzard de manera tan cercana.
“A caminar un rato, Rose.” Respondió Edzard, para luego mirar a Rias y a Sona. “¿Ya han despertado?”
La pregunta de Edzard fue respondida con un asentimiento de parte de Rias y de Sona, quienes levantaron una ceja en confusión ante la pregunta.
“Vale, entones me los llevare conmigo un rato. Se los devuelvo en un par de horas. Por cierto, Asia, querida, ve a ver a Marie, Yasaka me ha dicho que esta dormida y que quiere que la lleves a su cama.”
Cuando Edzard terminó esas palabras, salió de la habitación, dejando a todos los que vivían en Kuoh con algunas dudas.
La oscuridad de la noche estaba siendo disipada por los cientos de luces que iluminaban las calles y los edificios de este lugar. La bullosa ciudad estaba repleta de taxis y carros particulares, los cuales movilizaban a miles de personas de un lugar a otro y en la terraza de un restaurante, la cual estaba ubicada en el piso veinte del mismo, se podía ver a Edzard junto con Issei, Saji y Sairaorg.
Los cuatro jóvenes estaban vestidos con smokings de color negro, con camisas y corbatas de diferentes colores. Issei llevaba una camisa roja mientras usaba una corbata carmesí, Saji, por su parte, usaba una camisa azul con una corbata negra, mientras que el más extravagante era Sairaorg, el cual llevaba una camisa purpura con una corbata dorada. Junto a ellos, estaba Edzard, el cual llevaba una camisa blanca con una corbata negra.
“No entiendo porque tenemos que vestirnos así.” Comentó Issei, el cual se miraba de arriba abajo, ya que no era muy común en el usar este tipo de ropa.
“Por lamentable que suene, estoy de acuerdo con Hyoudou. ¿Por qué tenemos que vestirnos así?” preguntó Saji, mirando a Edzard.
Por su parte, pese a que Sairaorg tenía las mismas dudas, el joven demonio no las hizo de manera vocal, sino que simplemente miró a Edzard a los ojos y eso fue todo lo que ambos necesitaron para que se comunicaran.
Al ver que sus compañeros en esta velada estaban algo confundidos por sus vestimentas, el joven dragón decidió responderles rápidamente, pues era más que seguro que los platillos que pidieron para comer llegarían pronto y era mejor mantener esta conversación fuera de los oídos mortales.
“La verdad es que no lo sé, solo que estar vestidos así nos hace vernos importantes en este lugar.” Respondió Edzard con una sonrisa en el rostro.
Las palabras de Edzard provocaron que los tres demonios lo miraran con los ojos en blanco, ya que no esperaban esa respuesta. Sin embargo, aquello no fue nada en comparación con las siguientes palabras que el hijo de Akatosh dijo.
“Se ven bien a pesar de la reverenda paliza que les di.” Dijo Edzard con una sonrisa divertida pintando su rostro.
Aquellas palabras provocaron que los demonios tuviesen flashbacks de lo que había sucedido en el rating game, lo que a su vez hizo que sintieran que el cuerpo se les entumecía bastante.
“E-e-espera… ¿E-e-eras tu?” preguntó Saji, el cual estaba que apuntaba a Edzard con un tembloroso dedo.
Al oír la pregunta de su amigo, Edzard estuvo por responderle, pero antes de que diga algo, el camarero que los estaba atendiendo había llegado con sus órdenes.
“Traigo lo que han pedido, señores.” Dijo el camarero mientras colocaba unas bandejas sobre la mesa.
“Muchas gracias.” Dijo Edzard alver que estaba todo lo que habían pedido.
“No hay de que, señor. Si desean algo más, no duden en llamarme. Ahora, si me disculpan me retiro.”
Cuando el camarero terminó de decir esas palabras, se retiró del lugar, dejando al grupo de jóvenes solos.
“Bueno…. Ahora, que se ha ido les voy a responder.” Dijo Edzard, tomando su tasa de café y llevándola a sus labios, tomó un sorbo, provocando que el líquido amargo del café expreso que había pedido bajara por su garganta. Si bien el habría preferido tomar un poco de cerveza, pero eso no sería posible en este país, ya que la edad mínima para beber alcohol es de veintiún años. Asi que, para su mala suerte, tendría que conformarme con un café. “Si, Saji. El que les dio aquella soberana paliza fui yo.”
Las declaraciones de Edzard dejó a los demonios como piedras, pues no habían esperado aquellas palabras. Sin embargo, la confusión inicial que sintieron fue rápidamente sustituida por la ira.
“Maldito hijo de-” dijo Issei, tratando de insultar a su amigo por haberle mostrado algo tan horrible como la muerte de sus seres queridos, solo para que un terrón de azúcar impactase en su frente, haciendo que cayera de su silla.
Aquella escena podría haber sido muy embarazosa para Issei, pero para su buena fortuna no estaban en el área publica, sino que estaba en un área privada.
“Escucha, Issei. Puede que estes enojado conmigo, pero como se te ocurra terminar esa frase, me encargare de que nunca puedas tener sexo.” Dijo Edzard con voz fría, causándoles escalofríos a todos, en especial Issei, el cual olvidó por completo su ira y se llevó ambas manos a su entrepierna, tratando de proteger a su amiguito de la ira de Edzard.
Tras esas palabras el silencio reinó unos momentos, después de los cuales Issei volvió a sentarse en su silla y tomando su bebida, a cuál era un Late de vainilla. Los otros demonios siguieron su ejemplo y tomaron un sorbo de sus respectivas bebidas. Estas bebidas también eran cafés, pero ninguno era un expreso. Luego de beber un poco, los tres demonios se calmaron un poco. Asi que, sintiéndose más tranquilos, se miraron y tras asentir, Issei volvió a mirar a Edzard y le preguntó con voz más calmada. “Se que fue un combate, pero… ¿Tenías que hacer eso con nuestras mentes?”
Ante la sorpresa de los tres demonios, Edzard sonrió de manera irónica, tras lo cual simplemente extendió una mano y tomando unos tres bocadillos diferentes de las bandejas, miró a los tres demonios.
“Antes de responder a tu pregunta, Issei. Yo les hare una pregunta. ¿Cuáles creen que son los caminos que hay para que alguien despierte un nuevo poder? O ¿Cuáles es la mejor forma de hacer que una persona tenga lo que muchos llaman un desarrollo de personaje?”
Las preguntas de Edzard los dejaron en silencio un buen momento, pues ninguno sabía que responder, por lo que Edzard decidió hacerlo por ellos.
“Hay tres formas conocidas para obtener un nuevo poder. La primera es la más sencilla, y es la manera con la que Sairaorg obtuvo acceso al Touki, entrenando hasta que los limites e ir más allá de eso. La segunda es un poco más complicada y tiene que ver con el linaje, ya que hay técnicas y habilidades que se transmiten por los genes. Finalmente, está la tercera y la más complicada de todas, obtener un aumento de poder gracias a algún evento traumático, el cual fuerce a que el afectado sobrepase sus límites, ya sea para salvar a alguien o por venganza.”
Las palabras de Edzard terminaron de brindar luces sobre la razón por la que fue creado ese rating game.
“Ya veo…. Asi que fue por eso…” comentó Sairaorg mientras miraba a Edzard.
“Asi que te has dado cuenta.” Dijo Edzard, provocando que Issei y Saji, quienes aún no terminaban de discernir que pasaba, lo miraran con confusión.
Al ver la confusión en sus compañeros demonios, Sairaorg comenzó a contarles lo que había deducido tras las palabras de Edzard. Con cada palabra que salía de la boca del heredero Bael, los dos demonios reencarnados comenzaron a comprender el objetivo del rating game en el que participaron.
“O sea, ¿Me estás diciendo que jugaste con nuestras mentes para que podamos acceder a un nuevo poder?” preguntó Issei con indignación, mirando a su amigo.
“Asi es.” respondió Edzard de manera franca. “Aunque el plan inicial no era jugar con sus mentes, sino obligarlos a despertar más poder colocándolos en una situación de peligro. Lamentablemente, algunos sucesos que transcurrían al mismo tiempo demostraron que no era posible, por lo que para que al menos uno de los objetivos secundarios del rating game se cumplieran me vi forzado a usar ese hechizo con ustedes.”
La forma en como Edzard mencionó que se vio forzado a usar ese hechizo les hizo ver que al parecer ese hechizo no estaba destinado para ser usado a la ligera.
“Por la forma en que hablas, me haces pensar que ese hechizo no está destinado en usarse como lo has hecho, ¿vedad?” preguntó Sairaorg.
“Parece que eres más perspicaz de lo que pensé, Sairaorg.” Respondió Edzard, colocando una sonrisa en su rostro antes de seguir hablando. “La verdad es que ese hechizo lo cree tras varios estudios con un único propósito.”
“¿Cuál?” preguntó Issei, el cual sentía que la respuesta que recibiría no sería para nada agradable.
Una sonrisa cruel apareció en el rostro de Edzard, algo que heló la sangre de los tres demonios, pues nunca lo habían visto poner ese rostro antes. Mientras aquella sonrisa permanecía en el rostro de Edzard, este respondió a la pregunta de su amigo. “Torturar al hijo de perra que fue el causante de la excomunión de mi esposa.”
La respuesta que recibieron los demonios provocó que estos sintieran algo que nunca creyeron que sentirían en su vida al ver a su amigo… miedo… Por primera vez desde que lo conocieron, vieron una faceta nueva de su amigo, una faceta que no pensaban que él tenía, una faceta muy oscura por lo que parecía.
Pese al miedo que sentía, Saji decidió hacer una pregunta que sabía que sus compañeros también tenían. “Y-y… ¿sabes quién es?”
“Si, se quién es.” respondió Edzard de manera rápida.
“De casualidad, ¿Sabemos quién es?” preguntó Sairaorg, teniendo una corazonada de que era un demonio a quien Edzard estaba buscando.
“No tienen que preocuparse, ese imbécil ya está muerto. Me encargué de él hace unos meses.”
Aquella respuesta debería de haber calmado los nervios de los demonios, pero para su sorpresa, eso no fue así, sino que fue todo lo contrario, pues comenzaron a preocuparse más y en sus mentes todos hicieron la misma promesa: ‘Nunca hay que cabrear a Edzard hasta el punto de que quiera vengarse de ti.’
Afortunadamente, sus lúgubres pensamientos fueron desterrados de sus mentes cuando el hijo de Akatosh volvió a hablar.
“Aunque, no pensemos en eso. Hoy es un dia para celebrar.”
Las palabras dichas por Edzard llamaron la atención de los demonios, los cuales lo miraron de manera automática.
“¿Qué quieres decir, Ed?” preguntó Issei.
“Si, ¿Qué es lo que hay que celebrar?” preguntó Saji, seguido de un asentimiento por parte de Sairaorg.
Al oír aquella pregunta, el exgeneral imperial uso una sonrisa de oreja a oreja, la cual hizo que la curiosidad de los demonios aumentara.
“Bueno, hay dos grandes noticias, las cuales los involucran a ustedes.” Respondió Edzard, tratando de reprimir una carcajada, pues ya se imaginaba las caras de los demonios cuando se enteren. “Lo primero antes de hablar, es que solo los cuatro maou y los lideres que conforman la cúpula de máximo poder del pacto de Kuoh saben de esto, por lo que ni siquiera Rias y Sona saben, por lo que ustedes serán los primeros en saberlo.”
Si la curiosidad de los demonios antes era grande, en este momento, tras esas palabras, estaba por las nubes.
“Ya Ed, no nos tengas con la angustia y dinos que es.” pidió Issei, el cual quería saber que pasaba.
Las palabras del Sekiryuutei fueron acompañadas por asentimientos de sus compañeros demonios.
“Bueno, ya que insisten… la primera noticia es que por recomendación de todos los lideres del pacto, Issei, tu y Genshirou serán promovidos a demonios de clase media.”
La sorpresa estaba pintada en el rostro de los dos demonios mencionados, los cuales se quedaron en shock total al oír aquello.
“¿Qué?” preguntaron de manera sincronizada ambos demonios reencarnados.
“Lo que oyeron, a partir de mañana ya no serán demonios de clase baja, sino que serán demonios de clase media.”
Cuando Edzard terminó de confirmar lo que ambos demonios habían oído, estos se quedaron en shock un momento, para luego dar un gran salto y levantándose de sus sillas, comenzaron a bailar por la sala.
“¡Si! ¡Un paso más cerca de ser un demonio de clase alta y próximo rey del harem!” gritó Issei con una gran sonrisa en su rostro.
“¡Si, Kaichou estará más que complacida por esto!” gritó Saji mientras bailaba de felicidad junto a Issei.
Mientras los demonios reencarnados celebraban, Sairaorg los miraba con una sonrisa, pero era mas que obvio que tenia algunas preguntas sobre el ascenso que habían recibido.
“Parece que tienes algunas dudas.” comentó Edzard al mirar a su amigo.
“Si, ¿Crees poder responderlas?”
“Claro, no le veo problema.”
“Gracias. Se que para que subas de rango hay formas, pero no se cual ha sido la que han usado para su promoción. ¿Han sido los ratings games que han tenido? ¿o que otro método han usado para esta promoción?”
“No tiene nada que ver con los ratings game, sino con los logros en el campo de batalla.” Respondió Edzard a la pregunta de Sairaorg.
“¿Logros en el campo de batalla?” preguntó Sairaorg con confusión y curiosidad, ya que no sabía que se hubiese librado una batalla lo suficientemente importante como para que un demonio obtenga tal premio como lo era una promoción.
“Si, logros en el campo de batalla. Lamentablemente, por el momento toda esa información es clasificada, pero como puedes ver sucedió algo tan grande que tanto Issei como Saji han sido promovidos para demonio de clase media. Aunque, la verdad es que casi todos los demonios que pertenecen al segundo año de preparatoria de la academia Kuoh cumplen con el requisito de experiencia en el campo de batalla, lo único que ha prohibido ese asenso es el nivel de poder individual de cada uno de ellos.”
“¿Tan complicado fue eso que ha sucedido?” preguntó Sairaorg, comprendiendo que había pasado algo mas grave que el ataque de Loki o el de Kokabiel.
“Mucho, pero no tendrás que quedarte con la duda por mucho tiempo. En menos de un mes o tal vez el mes completo esa información será desclasificada. Asi que, solo espera un poco y lo sabrás.” Respondió Edzard, para luego cambiar de tema. “Ahora, mejor hablemos de la razón por la que te traje con ellos. Recuerdas que dije que era un dia de celebración, ¿verdad?”
Sairaorg respondió a la pregunta con un asentimiento.
“Bien, porque ahora mismo te daré la noticia que te involucra…. Sairaorg, tu madre ha despertado.”
Las palabras de Edzard dejaron como piedra al demonio del clan Bael, el cual no sabía que hacer ni decir, pues su mente solo repetía la misma palabra una y otra vez: Mi madre esta despierta…
Tras estar en un estado de shock por unos segundos, el joven demonio hizo la primera pregunta que le vino a la mente.
“¿Cómo? Nadie pudo encontrar una cura para esa enfermedad…. ¿Cómo es posible eso?”
“Eso es fácil, fui yo quien curó a tu madre.”
“¿Qué? … pero… ¿Cómo lo hiciste?”
“Lo hice con una poción para curar enfermedades de mi mundo natal, la cual modifiqué para que funcionase en esta enfermedad.” Respondió de manera directa y veraz el hijo de Akatosh. “La verdad es que fue difícil, pero logre hacerla. Aunque, me tomó bastante tiempo hacer esta cura.”
“Y-ya veo… una cura de otro mundo…. Asi que fue por eso…” susurró Sairaorg mientras comprenda lo que sucedía. Cuando comprendió todo, el miró a Edzard y le hizo otra pregunta.
“Edzard. Quisiera saber, ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué te hizo crear esa poción?”
Edzard miró a Sairaorg y tras unos segundos, decidió contestar. “Fue la madre de Rias la que me pidió de favor si podía hacer algo para curar a tu madre.”
“¿Venelana-sama?”
“Si, ella.”
“P-pero… ¿Cuándo te hizo esa petición?” preguntó Sairaorg confundido.
“Fue hace un tiempo, después de que maté a Loki.” Respondió Edzard, hablando libremente de cómo había matado a un dios. Aquello sorprendió a Sairaorg, el cual comenzó a hacerse más consiente del nivel de poder de la persona que estaba frente a él. “Ese dia, la madre de Rias me habló de tu madre y me preguntó si podía hacer algo. Le respondí que podría tener algo que le ayude, pero que tendría que investigar sobre eso. Fue así como luego de aquello, le pedí a ella toda la información que tuviese de esa enfermedad. Su respuesta fue decirme que le pediría a la madre de Sona toda la información que tuviese de la enfermedad. Cuando me dieron aquella información, comencé a experimentar y cuando obtuve una poción que pudiese funcionar, se la di de beber a tu madre.”
Tras oír esa explicación, el joven heredero bael, habló. “Yo sé que no es mucho, pero…”
“No tienes por qué agradecerme, Sairaorg. Se lo que es sufrir por ver a uno de tus padres en un estado así.” Respondió Edzard, el cual vio que Sairaorg quería preguntarle algunas cosas más, pero el decidió que mejor era que el joven demonio vaya a ver a su madre. Por lo que, levantando una mano, interrumpió cualquier cosa que pensase decir Sairaorg. “No tienes que decir nada más, Sairaorg. Lo mejor sería que vayas a ver a tu madre. No te preocupes por esos dos, yo los voy a cuidar.”
“Gracias.” Dijo Sairaorg de manera rápida, para luego levantarse e irse del lugar corriendo, para teletransportarse al lugar donde estaba su madre.
Cuando el joven bael salió de la sala, Edzard se levantó y caminó donde estaban Saji e Issei, pues era hora de que salgan a celebrar su ascenso y que mejor lugar para que dos demonios celebren que han subido de rango que en la ciudad del pecado.
El cielo nocturno del inframundo se encontraba nublado, haciendo que la noche sea más oscura de lo normal. En una de las zonas más remotas se estaba llevando a cabo una reunión, entre tres facciones de la Khaos Brigade. Dichas facciones eran Hexennacht, Nilrem y Qlippoth.
En una sala del palacio que antaño le perteneció a Rizevim, se encontraban reunidos los tres lideres de aquellas tres facciones de la Khaos Brigade.
“Bienvenidos. Es un verdadero placer volver a verlos.” Saludó Mannimarco, el cual no estaba que se esforzaba mucho en actuar como el demonio, pues la forma en como este hablaba era muy similar a la forma en como él se expresaba cuando actuaba como el Archimago Arcano.
La líder de Hexennacht, una mujer llamada Walburga miró al demonio, sin saber quién era actualmente. Walburga era una mujer de unos veinte años, con el cabello corto. Dicho cabello estaba adornado con varias cintas. Su vestimenta consistía en un traje de lolita gótica de color purpura.
Walburga miró a Euclid y levantó una ceja con un poco de confusión, ya que la mano derecha de Rizevim estaba actuando un poco diferente de lo normal, pero decidió no decir nada, ya que no era algo que le importara.
“Es un honor volver a verlo, Euclid-sama.” Dijo un hombre, cuyo rostro no era visible, pues vestía una túnica de mago con una capucha que tapaba su rostro por completo.
“¿Dónde está Rizevim-sama?” preguntó Walburga mientras miraba a Euclid, el cual ni se inmutó para nada.
“Rizevim-sama se encuentra ocupado por ahora, por lo que no podrá asistir a esta reunión.” Respondió Mannimarco mientras miraba a Walburga, tratando de recordar todo lo que pudiese de esta mujer. Tras unos cuantos segundos, al fin pudo recordar algo sobre ella. La mujer frente a él era la líder de una de las facciones de magos rebeldes, además, de ser una maga más que competente, si se compara con él, aunque, ella también tenía uno de esos renombrados Sacred Gear. Dicho sacred gear se llamaba «Incinerate Anthem», una de los sacred gear que eran considerados como una de las santas reliquias por parte de la iglesia cristiana.
“Ya veo, bueno, es una lástima.” Dijo Walburga para luego mirar al mago que había hablado anteriormente. “No sabía que Nilrem tenía un nuevo líder.”
“El anterior líder murió cuando atacamos la academia Kuoh hace un tiempo.” Respondió el mago rápidamente.
“Ummm… je, je, je… parece que son menos poderosos de lo que se jactan si fueron derrotados por un par de niños.” Comentó Walburga mientras sentía satisfacción al mencionar la inferioridad de aquel grupo de magos.
El rostro que se encontraba bajo la capucha se agrio, mostrando el sentimiento de molestia que sentía el mago de Nilrem al ser llamados inferiores.
“Walburga, cierra la boca un momento.” Dijo Mannimarco, liberando su instinto asesino y parte del poder que tenía como Altmer, provocando que su Magicka se fusionara temporalmente con el poder demoniaco del cuerpo del demonio que habitaba ahora.
La maga de Hexennacht sintió un escalofrió recorrer su cuerpo mientras su mente imaginaba varios escenarios donde ella moría. Los instintos de supervivencia de la maga se encendieron, provocando que ella quisiese huir. Sin embargo, antes de que ella huyese del lugar, sintió que el aura que rodeaba a la mano derecha de Rizevim se disipaba, permitiendo que ella volviese a ser la de siempre.
“Los magos de Nilrem fueron tomados por sorpresa por un factor inesperado que apareció en el campo de batalla durante el ataque a la reunión de las tres facciones.” Dijo Mannimarco.
“Je, un ataque sorpresa por un factor inesperado. ¿Qué, acaso fueron seres de otro mundo?” se burló la maga, la cual no creía nada de aquel rumor que se estaba esparciendo por todo el mundo sobrenatural, no, para ella esos magos habían sido derrotados por los jóvenes demonios. Sin embargo, lo que escuchó como respuesta, le causó consternación y preocupación, pero sobre todo sorpresa.
“Si, fueron seres de otro mundo.”
“¿Que?”
“Lo que oíste, la reunión fue atacada por dos seres de otro mundo, uno de los cuales logró mutilar de un solo ataque al líder de los Caídos.”
“¿Q-q-q-que…?”
“Si, lo que oíste. Han aparecido seres de otro mundo. Se ha abierto una puerta a un mundo desconocido.”
“Ya veo, por eso él no está aquí, ¿verdad? Él está preparando los planes para iniciar su invasión, ¿verdad?”
Mannimarco miró a la maga, casi sin entender todo lo que salía de su boca. La verdad era que él no tenía todos los recuerdos que habían pertenecido a Euclid. Sin embargo, si recordaba algunas partes del plan que habían estado tejiendo Euclid y Rizevim.
“Asi es.”
“Entiendo. Supongo que se adelantaran los planes. Asi que tenemos que obtener a la Dhampir esa para revivir a los dragones malignos muertos.” Dijo Walburga mientras comenzaba a despotricar sobre el plan que habían estado planeando desde hace tiempo.
“Me temo que eso tendrá que esperar.” Dijo Mannimarco, llamando la atención de la maga y provocando que esta dejase su diatriba al instante.
“¿Qué?”
“Como has oído, no podemos seguir con los planes como estaban planificados desde el inicio.”
“¿Y eso por qué?” preguntó Walburga mirando al demonio con confusión.
“Porque los seres de ese mundo han resultado ser más fuertes de lo que esperábamos.” Contestó Mannimarco con voz melosa. “Además de esos dos que aparecieron en el ataque contra las tres facciones, también estaba un joven que era natal de este nuevo mundo. El joven era fuerte, muy fuerte si se toma los estándares de este mundo.”
“¿Qué tan fuerte?” peguntó Walburga mientras miraba a Mannimarco.
Mannimarco no respondió de manera verbal, sino que miró al mago que pertenecía a Nilrem. El mago miró al “demonio” y asintiendo, comenzó a narrar lo que había sucedido en el ataque de hace meses.
Los ojos de Walburga se abrían cada cierto tiempo, mientras las palabras del mago de la otra organización contaban lo transcurrido. Aquella narración duró varios minutos, minutos en los cuales nadie dijo nada, permitiendo que el mago contase todo. Para cuando terminó, Walburga miraba a “Euclid” con sorpresa.
“Asi que… El pacto ese ha obtenido un aliado poderoso, ¿verdad?”
“Asi es. El joven Edzard Cumberland Rolandson es alguien muy peligroso y poderoso. En un inicio no sabíamos nada de él, pero hemos logrado contactar con unas cuantas sectas de adoradores de seres llamados Daedras. Estos sectarios nos confirmaron muchas cosas sobre Edzard y la información brindada es preocupante en muchos sentidos.” Mintió Mannimarco, pues no había contactado con ningún tipo de culto daedrico en este mundo, ya que no deseaba que supieran que estaba vivo, pues si Bal se enteraba, enviaría ejércitos de daedras a matarlo. “Además, la joven Dhampir es la amante de Edzard, por lo que puede considerarse que está fuera de nuestro alcance.”
“Entonces, ya no podremos seguir con el plan.” Dijo Walburga, solo para ver después como “Euclid” negaba con la cabeza.
“No necesariamente. Rizevim-sama ha descubierto una forma de obtener el poder necesario para lograr resucitar a los dragones malignos muertos.”
“¿Qué forma?” preguntó Walburga, solo para recibir una hoja de papel con la respuesta. Los ojos de la maga se enfocaron en la hoja y cuando leyó lo que allí decía, sintió que su alma escaparía de su cuerpo en cualquier instante, pues lo que estaba allí escrito era un plan más que suicida.
“E-e-e-e… ¡Estas loco! ¡¿Sabes lo que estas pidiendo?!”
“Si, pero tranquila. Tu no traerás esos tres objetos.” Respondió Mannimarco con una mirada fría en el rostro, pero con una sonrisa divertida en la mente.
“¿Qué quieres decir?” preguntó Walburga cuando logró calmar su mente y su cuerpo.
“Tu y los miembros de tu facción irán por uno de los objetos. Los miembros de Nilrem irán por otro y los miembros de Qlippoth irán por el ultimo.”
“¿Cuál es el que tengo que obtener?”
“Este.” Dijo Mannimarco mientras señalaba un objeto de la lista que estaba en el papel.
Cuando la maga vio que es lo que tenía que buscar, soltó un suspiro, ya que, de los tres objetos, el que le toco a ella había sido el más sencillo de los tres. Sin embargo, si bien era el más sencillo de los tres, eso no quería decir que sea super sencillo de obtener.
“¿Cómo se supone que lo obtenga? ¿No se supone que es un guerrero muy poderoso?” preguntó Walburga, quien volvió a sentir un escalofrío al recordar lo que contó el mago de Nilrem, ya que lo que su colega mago le mencionó, le hizo saber que ese sujeto estaba al nivel de un maou.
“Si, es cierto que es poderoso, eso no quiere decir que no tenga debilidades.” Respondió Mannimarco, llamando la atención de Walburga. Cuando vio que la maga lo miraba, el Altmer reencarnado le entregó un pergamino.
“¿Qué es esto?” preguntó Walburga mientras intentaba abrir el pergamino, solo para ser detenida por “Euclid”. Al ver esto, la maga miró al “demonio” y le hizo una pregunta. “¿Qué?”
“Ese pergamino ha sido construido específicamente para ser usado contra él. Cuando lo uses, todos los guerreros que estén en un radio de cien metros podrán luchar contra el en casi igualdad de condiciones. Asi que, solo Ábrelo cuando estes por luchar contra él, de lo contrario, perderás una oportunidad única para poder vencerle. Lo mejor que puedes hacer es usar esos idiotas a los que les diste de beber esa poción que te envíe hace unos meses.”
Las palabras de “Euclid” hicieron que la maga recordara que él le había dado una poción especial, la cual le otorgaría el control total de las personas que lo bebieran y ella había usado eso en los lideres de un grupo que le había pedido ayuda. Con eso, ella había tomado el control de facto de aquella agrupación, por lo que le podrían ser de ayuda para este asunto. Ahora, ya era momento de saber cuáles eran las debilidades de su enemigo.
La líder de Hexennacht miró al “demonio” y le hizo la pregunta. “Mencionaste una debilidad. ¿Cuál es esa debilidad?”
Una sonrisa siniestra apareció en el rostro de Mannimarco, la cual asustó no solo a Walburga, sino tambien al mago de Nilrem. Ignorando lo que estaba causando, Mannimarco abrió la boca y le respondió a su aliada temporal. “Su familia.”
Los pasos de Edzard resonaban por todo el pasadizo, el cual daba como destino final su laboratorio de Alquimia. El ritmo de caminata del último Dovahkiin era tranquilo, pues no tenía prisas para llegar al lugar al cual tenía planeado ir. Mientras caminaba, su mente iba cavilando sobre lo que había ocurrido tras aquel rating game que tuvo contra los jóvenes demonios.
‘La prensa del Inframundo estalló en un caos cuando terminó aquel juego. Eso provocó que se haga una rueda de prensa super improvisada.’ Pensó Edzard mientras trataba de recordar lo que había pasado, ya que el mismo había estado allí presente, mirando desde las sombras a los reunidos en esa sala para ver si había algún posible espía o enemigo infiltrado entre los asistentes de mayor rango.
Flashback
La sala que se estaba usando para la conferencia de prensa tras el rating game era una habitación amplia, en la cual podían entrar más de cien personas fácilmente. La sala estaba dividida en tres partes, el stand donde estaban los cuatro maous y Azazel, mientras que frente a ellos estaban varias sillas, en las cuales se encontraban sentados los periodistas. Sin embargo, dicha sala tenía un área elevada, un lugar donde se encontraban algunos nobles demonios, los cuales estaban allí para ver de primera mano la respuesta de los maous y el líder de los Grigori por el rating game
Para sorpresa de muchos, el rating game había mantenido una cantidad de espectadores muy alto hasta el final. Según los cálculos de las maquinas demoniacas, casi el noventa por ciento de los demonios que vivían en el territorio de los demonios habían visto los combates de principio a fin. Si bien pareció que mostrar la derrota de los jóvenes demonios fue algo desconcertante para los espectadores, los cuales pensaban que ellos vencerían, las críticas en los foros y en los canales de Deviltube habían sido buenas, sobre todo los que se referían al combate final entre Issei, Saji, Sairaorg, Regulus y Edzard. Sin embargo, no todo podía ser color de rosas, ya que había varios demonios que se estaban quejando de lo que se vio.
‘Al final no puede llover para todos.’ Pensó Edzard, el cual estaba en una de las esquinas de la sala, usando un hechizo de invisibilidad para ver y examinar las reacciones de los presentes, no de los periodistas, sino de los nobles que asistían. ‘Muchos de los nobles que asisten son miembros de la «Facción del Gran Rey». Esto hace que esta reunión sea un lugar especial, del cual obtener información sobre lo que sea que estén planeando estos idiotas, además de saber si están ocultando otras cosas.’
Tras aquellos pensamientos, Edzard miró hacia el estrado donde vio como iniciaba la conferencia de prensa. Viendo que todo estaba por iniciar, comenzó a mantener un ojo en la conferencia y otro en los nobles.
Fin Flashback
‘Al final la conferencia fue buena, en especial la parte en que ellos respondieron las preguntas.’ Pensó Edzard, el cual esbozó una pequeña sonrisa al recordar aquello.
Flashback
“Parece que ya estamos todos. Asi que, iniciemos con la conferencia de prensa.” Dijo Sirzechs, dando así inicio a la conferencia.
Al momento en que terminó de decir aquellas palabras, Sirzechs y los otros presentes en el stand vieron como todos los periodistas comenzaron a alborotarse, pues todos querían ser el primero en hacer una pregunta. Al final, para evitar que haya desmanes, Sirzechs señaló a uno de los periodistas, el cual pertenecía a un periódico independiente.
“Buenas noches.” Saludó el periodista, el cual recibió un asentimiento por parte de los presentes en el stand. Tras ello, el joven demonio hizo su pregunta. “Lucifer-sama. Usted ya había mencionado que se haría un evento de dos días para suplir la cancelación de los ratings game de los jóvenes demonios, pero la previa a la desvelación de este nuevo tipo de Rating game se hizo algo similar a los ratings game de los jóvenes demonios, solo que a mayor escala. Entonces, ¿No habría sido mejor dejar los ratings game de los jóvenes demonios y luego haber hecho esto sin la necesidad de cancelar los primeros?”
La pregunta del periodista demonio provocó que los lideres presentes se miraran unos segundos, tras los cuales, Sirzechs respondió. “La verdad es que si, se pudo haber hecho eso. Sin embargo, la cancelación de los ratings game fue una decisión que se tomó de manera apresurada, por lo que cuando se planificó este nuevo evento, nos dimos cuenta de que fue innecesario hacer eso. Fue por ello por lo que se decidió hacer ese torneo entre todos los jóvenes demonios, contando así con más participantes que en el formato original.”
Cuando el lucifer actual terminó de responder la pregunta, este pudo ver que el demonio que se la hizo parecía satisfecho, por lo que vio cómo se sentaba y le daba paso a otro demonio.
“Maous, Gobernador general.” Dijo el nuevo periodista para luego soltar su pregunta. “Quisiera saber… ¿Qué fue lo que les inspiró para hacer este nuevo tipo de rating game? Ya que, como se puede ver, es completamente diferente a todos los tipos de rating game que se han hecho hasta ahora.”
A diferencia de la vez anterior, esta pregunta fue respondida por Falbium, el cual habló de manera clara y sin sueño, algo realmente asombroso tratándose de él.
“Como todo saben los ratings game son simulaciones de batallas, en los que se intenta que los demonios ganen experiencia de combate sin la necesidad de poner su vida en riesgo, ¿verdad?”
La pregunta hecha por el maou fue respondida con un asentimiento de todos los periodistas presentes.
“Entonces, como todos los campos de batalla, los ratings game tienen que cambiar para adaptarse a nuevos tiempos. Por lo que, mirando la coyuntura actual de lo que sucede en el mundo, nos hemos visto forzados a crear un tipo de rating game que haga que los demonios que participen tengan que lucharen grupo contra otros seres, mas no contra otros demonios. Además, de ser forzados a pensar sobre la marcha, sin tener alguna información previa y forzándolos a realizar estrategias en conjunto con personas que no conozcan.”
La respuesta del actual Asmodeus no pareció calmar la curiosidad del periodista, pero antes de que este último hiciese alguna pregunta más, otro periodista se levantó e hizo una pregunta.
“Por lo que menciona, Asmodeus-sama, estos “jefes de mazmorra” están diseñados para forzar a los demonios a confiar en camaradas inesperados, ¿verdad?”
La interrupción del demonio provocó que el otro periodista, el que había estado haciendo su pregunta antes, se enojara y lo tomara de la manga y lo jalara hacia él. Aquel acto fue el primero de lo que sería una escalada que amenazaba con terminar con la sala en un caos absoluto. Sin embargo, para fortuna de todos, Sirzechs logró calmar los ánimos, devolviendo todo a una paz un poco tensa.
Fin Flashback
Lo que siguió a ese momento fueron más preguntas, las cuales solo eran dudas sobre el sistema del nuevo modo de rating game. Aquellas preguntas fueron respondidas por Azazel, el cual comenzó a dar los detalles técnicos de este nuevo tipo de Rating game.
Los detalles fueron que los jefes y las mazmorras se generarían de manera aleatoria, por lo que nadie debería de volver a luchar contra esos seres con los que lucharon los jóvenes demonios. Aquella respuesta causó un poco de decepción en los periodistas, pero sobre todo en algunos de los nobles que estaban en el balcón.
‘Esos nobles con un palo en el culo mencionaron con decepción que esperaban poder tener una forma de que alguno de los demonios que están en el top diez de los Rating game se enfrentara a esos seres para de esa manera captar más ganancias para ellos, pues era más que notable a simple vista que los tres primeros ranqueados podrían enfrentarse fácilmente a esos “jefes”.’ Pensó Edzard con un poco de enojo, ya que sintió que esos nobles de tercera estaban menospreciando a su grupo. Cuando los oyó hablar así, estuvo tentado a decirle a Azazel y a Ajuka que volviesen a activar ese mapa para que él pueda patearles el culo a los tres rankeados de los Rating game, pero al final decidió no hacerlo, pues eso causaría algunos problemas en la facción de los demonios, problemas que no eran requeridos en este momento.
Los pensamientos sobre la conferencia de prensa se interrumpieron cuando él llegó al lugar al que quería ir. El lugar era ni más ni menos que la celda donde estaban sus padres encerrados. Aquella celda era especial, pues había sido diseñada y construida por el propio Edzard, el cual había usado varios materiales de gran calidad para crear esta celda de contención. La puerta que daba al exterior era similar a la puerta que se usaba en los conocidos rompecabezas nórdicos, es decir una puerta que tenía tres anillos móviles para colocar una contraseña para poder abrirla. Sin embargo, aparte de la contraseña, para poder ingresar a la celda era necesario usar una llave especial, la cual solo el poseía.
Luego de colocar la contraseña y la llave en su lugar, los tres anillos que eran los cerrojos de la celda se movieron hasta que finalmente la celda fue completamente abierta, permitiendo ver el interior.
El interior de la celda era la de una ceda común, es decir un cuarto simple de piedra con un retrete, o al menos eso sería el caso de las mazmorras normales del castillo, pues esta celda era especial, ya que tenía cientos de runas especiales, las cuales servían para mantener encarcelados a sus padres.
Cuando Edzard vio a sus padres, su corazón pareció hundirse hasta su estómago. Los dos adultos estaban ataviados con algunas túnicas simples de lino, las cuales eran de color blanco. Sus cuatro extremidades tenían los grilletes con los que él le había ordenado a Tiamat que les restringiera cuando los encerrara. Aquellos grilletes eran artefactos que permitían que sus padres no puedan usar Magicka, a la vez que les impedía usar toda su fuerza, de lo contrario podrían haber tratado de escapar cuando los sirvientes les traían las comidas. De hecho, las sirvientas no veían de manera muy seguida para hacer eso, ya que esa labor era algo que el hacía en persona. Por esa razón, había una bandeja con dos platos de comida en sus manos.
Cuando ingresó a la celda, vio la habitación que era esta. La celda de sus padres era una celda amplia, adornada con dos camas de muy buena calidad, junto con una mesa y sillas. Las sillas, la mesa y las bases de las camas estaban hechas de piedras, las cuales estaban unidas al suelo, pues si fuesen muebles normales serian usados como armas por sus padres. Asi que, soltando un suspiro, Edzard caminó por la celda y dejó la comida en la mesa, para luego tomar los dos platos que estuvieron antes allí.
Los ojos de Edzard se abrieron con un poco de sorpresa cuando vio como los dos platos estaban vacíos. Aquello provocó que una sonrisa apareciera en el rostro del joven, pues hasta hace dos días, sus padres no tocaban las comidas de manera seguida, pero ahora parecía que al fin habían llegado al punto en que subconscientemente sabían que necesitaban comer para no morir.
‘Por mucho que sus mentes estén en blanco, su cuerpo aún mantiene sus instintos de supervivencia… algo muy inteligente, ya que un soldado sin instintos de supervivencia es un soldado inútil en ciertos momentos.’ Pensó Edzard mientras miraba a sus padres, los cuales estaban sentados en el suelo, uno en cada esquina. Ellos le devolvían la mirada, provocando que sus ojos de color azul le causaban bastante incomodidad.
Tras estar viendo a sus padres unos momentos más, Edzard no perdió tiempo y decidió irse mientras sus padres estaban de buen humor. Por mucho que le doliese verlos en ese estado, el aun debía de mantener las distancias, ya que no quería que intentasen luchar contra él.
‘Me parece extraño que se hayan detenido luego de tan pocos intentos de huir.’ Pensó Edzard mientras recordaba que sus padres intentaron huir en más de diez ocasiones, siendo el intento seis el que más cerca los dejó de estar a las afueras del Palacio. Sin embargo, para su mala suerte, aquellos grilletes les impidieron escapar a Puerto Gélido usando magia.
Dejando de pensar en aquellos momentos, Edzard siguió caminando, pero cuando llegó a la puerta, se detuvo de manera abrupta, pues sintió peligro a sus espaldas. Moviéndose de manera veloz, dejó caer la bandeja y los platos vacíos. Tras eso, movió una mano y rápidamente detuvo un puño dirigido hacia su rostro. Dicho puño pertenecía a su padre, el cual estaba en una postura de ataque de las artes marciales de las legiones imperiales. Edzard frunció el ceño cuando detuvo a su padre, pero no pudo decir nada, ya que su madre se movió rápidamente y salió corriendo de la sala.
La acción de su madre provocó que Edzard se sorprendiera, pues era la primera vez que uno de ellos decidía abandonar al otro. Frunciendo el ceñó, el Dovahkiin estuvo a punto de dejar inconsciente a su padre, pero se detuvo en seco cuando vio algo. Lo que sus ojos captaron fueron algunas pequeñas cosas brillar tras los pasos de su madre y no le tomó mucho tiempo descubrir que era eso. Aquello que brillaba eran las lágrimas que su madre estaba soltando, talvez por la tristeza y el dolor que estaba sintiendo al realizar tal acto. Ver eso hizo que el quisiera detenerla, pero cuando intentó moverse, Roland evitó que pueda moverse. Sin embargo, para la sorpresa de todos, un relámpago impacto en Selene, provocando que esta terminase volando hasta la habitación de la celda.
Tras ver esto, Edzard fijó su vista en su padre y moviendo su brazo hizo que este se acercase a él y colocando magia en su otra mano, lo paralizó de manera inmediata. Tras aquello, atrapó el cuerpo de su padre y lo dejó en el suelo, para luego correr hacia donde estaba su madre. Al estar a su lado, tambien usó el hechizo de parálisis en ella, para luego tomarla y dejarla en la cama. Con su madre allí, el vio que ella estaba un poco herida por el ataque recibido, por lo que, moviendo su mano, procedió a curarla. Cuando terminó de hacerlo, se dirigió hacia su padre y tambien lo llevó a la cama para que descanse allí.
Ya con sus padres en sus respectivas camas, Edzard decidió salir de la celda. Recogiendo la bandeja y los platos, caminó hasta la salida y cuando estuvo tras las puertas, cerró la puerta y activó la cerradura. Los engranajes de la cerradura comenzaron a moverse y con cada centímetro que se cerraba, el corazón de Edzard volvía a sentirse pesado. Cuando la puerta se cerró por completo, Edzard soltó un suspiro, el cual contenía todos los sentimientos que sentía en este momento. Tras aquello, una sonrisa apareció en el rostro del último Dovahkiin, quien se volteó y vio a la persona que había ayudado a evitar que sus padres escapasen.
“Gracias por evitar que huya, Rose.” Dijo Edzard mirando a la joven Valquiria, la cual estaba vestida con su uniforme de profesora, lo que indicaba que recién volvía de las clases que impartía en la academia Kuoh.
Rossweisse miró a Edzard y asintió. Ella recién había llegado al palacio desde la academia y debido a que tendría que quedarse revisando unos exámenes, había ido al laboratorio de Edzard para pedirle a él una poción de aguante para poder trabajar sin problemas toda la noche. Asi que, fue gracias a ello que ella llegó justo para poder detener a la madre de Edzard antes de que huya.
“¿Cómo te sientes, Ed-kun?” preguntó Rossweisse con preocupación, pues sabía que su amigo siempre se ponía un poco deprimido cada vez que venía a ver a sus padres.
“Estoy bien.” Respondió Edzard con una sonrisa en su rostro para luego comenzar a caminar hacia la cocina para dejar la bandeja y los platos.
Rossweisse frunció el ceño al momento en que ella escuchó a su amigo responder. Antes ella no podría haberlo visto, pero ahora la cosa era diferente, ya que al haber pasado tanto tiempo juntos, ella al fin pudo ver sobre las mentiras que podía decir Edzard. Si bien no podía ver sobre todas, si podía ver cuando él estaba mintiendo cuando se trataba de sus sentimientos, sobre todo cuando trataban sobre sus emociones negativas. Por lo que cuando ella vio que el pasaba por su lado, ella le dio un abrazó.
Edzard sentía los brazos de Rossweisse alrededor de su cintura y sus pechos en su espalda. Aquella acción le tomó un poco por sorpresa, pero cuando estuvo por decirle algo, ella se le adelantó.
“No deberías de cargar con esto solo… sé que es doloroso para ti verlos en ese estado, pero debes de tener más fe en ti mismo. Estas trabajando mañana, tarde y noche para poder salvarlos, por lo que pronto podrías hacerlo. Yo tengo plena confianza en ello.”
La voz de Rossweisse y sus palabras resonaron en la mente del hijo de Akatosh, dispersando los sentimientos de culpa y tristeza que tenía en su corazón cada vez que veía a sus padres. Volviendo a poner una sonrisa en su rostro, el joven dragón soltó la bandeja y los platos por segunda vez en el dia y llevando sus manos a las de Rossweisse, las tomó y suavemente las separó de su cuerpo. Aquella acción tiempo por sorpresa a Rossweisse, quien sintió un pequeño dolor en su pecho, pues pensó que Edzard estaba enojado con ella por sus palabras. Asi que, no queriendo que él se enoje con ella, estuvo por disculparse. Sin embargo, las palabras que planeaba decir murieron en su garganta cuando Edzard se giró y le dio un abrazo.
“Gracias por esas palabras, Rose.” Dijo Edzard mientras abrazaba a Rossweisse con una sonrisa.
El rostro de la valquiria se sonrojó bastante al escuchar aquellas palabras, lo que terminó provocando que ella tartamudease al intentar responderle. Si bien el rostro de Rossweisse ya estaba rojo, este sonrojo aumento a niveles atómicos cuando Edzard acercó su rostro al de ella y terminó tocando su frente con la suya.
“A-a-a-a-a-a-ah…” Cualquier intentó de hablar de Rossweisse murió en su garganta, pues ella estaba tan nerviosa que no podía ni hablar. Su corazón latía con mucha fuerza, provocando que la sangre se moviera a gran velocidad por su cuerpo, lo que conllevó a que su vista comenzase a nublarse. Finalmente, la joven valquiria terminó por caer inconsciente, siendo atrapada por Edzard, el cual la miró con desconcierto.
Edzard miraba a Rossweisse unos momentos para finalmente poner una sonrisa divertida en el rostro mientras negaba con la cabeza por lo que le había pasado a su amiga. Cuando terminó de negar, cargó a la valquiria y tras mirar la bandeja y los platos, decidió que volvería por ellos más tarde, ya que primero necesitaba dejar a su amiga en su habitación.
Luego de caminar por los pasillos del palacio, por fin llegó al área que eran los dormitorios. Una vez dentro de esa área, comenzó a caminar por uno de los pasillos y tras subir unas escaleras llegó al lugar donde estaban las habitaciones principales. Caminando por el pasillo, logró llegar a la habitación de Rossweisse. Abriendo la puerta de la habitación, ingresó a ella. La habitación de Rossweisse era una habitación espaciosa, en la que había una cama doble, un armario de roble de gran tamaño, junto con una mesa de noche donde se podía ver una jarra con agua y unos vasos. Además, en una de las esquinas, cerca de la ventana que tenía la habitación, se encontraba un escritorio de roble, en el cual había algunos documentos. Al terminar de ver dicha habitación, Edzard vio que como siempre esta estaba muy ordenada, por lo que sonriendo caminó hacia la cama.
Cuando llegó al lado de la cama, la acostó suavemente, tratando de que no se despierte. Cuando la vio acostada, el comenzó a desvestirla un poco para que pueda dormir más tranquila. Asi que, comenzó sacándole los zapatos y luego le quitó la chaqueta y cuando quedo solo con su blusa blanca, el procedió a desabrocharle los dos primeros botones de la blusa. Posteriormente, le desabrochó el botón del pantalón y luego la cubrió con una sábana, pues él sabía que ella se despertaría en unas pocas horas y aún era temprano, por lo que estaría presente para la cena.
Al momento en que el la vio descansar, un suave viento meció la cortina y movió unos pocos mechones plateados de Rossweisse. Al ver esto, el movió su mano y acomodando su cabello suavemente, vio que ella puso una sonrisa de paz y tranquilidad en su rostro. A ver esto, el tambien puso una sonrisa y acercando su rostro al de ella, le besó la frente suavemente.
“Gracias por preocuparte por mí, Rose.” Susurró Edzard mientras se alejaba y comenzaba a salir del cuarto.
La noche ya había caído en el mundo humano, permitiendo que el cielo estrellado sea visible para todos los que estaban despiertos a esas horas. Una de las personas que estaban despiertas a estas horas era Le Fay, la cual estaba mirando el cielo desde la parte superior de un edificio alto.
“Ahh…. el dia fue divertido. Nunca creí que Kuroka-sama pudiese comprar tanto en tan poco tiempo.” Dijo Le Fay con una sonrisa mientras recordaba que habían ido a comprar ropa todos juntos, pues no tenían más ropas que las que cargaban. Por lo que aprovechando que ahora tenían una tarjeta con varios millones de dólares, decidieron comprar ropa y a la vez alquilar unas buenas habitaciones en un hotel caro para variar de sus días de descanso en cuevas.
‘Fue divertido. Aunque… creo que habría sido más divertido si Ed hubiese venido tambien.’ Pensó Le Fay, la cual sacó un libro de un círculo mágico. Tomando el libro entre sus manos, Le Fay vio la portada del libro. La imagen que aparecía en la portada era el rostro de un hombre muy anciano, el cual tenía poco cabello. Si bien solo aparecía el rostro del hombre. Tambien aparecía la mano de ese anciano, ya que este la estaba extendiendo, dando la apariencia de que quería capturar al lector. El nombre del libro decía: «Cuentos de un héroe, el Agente».
Una sonrisa apareció en el rostro de Le Fay al leer aquel título, el cual demostraba que se trataba de segundo libro de Edzard. Este libro, a diferencia del anterior, le había llegado como regalo, por lo que no tuvo que comprarlo. Además, lo había obtenido días antes de que saliera de manera oficial, por lo que fue una de las primeras en leerlo. Si bien ya lo había leído más de dos veces, ella tenía planeado leerlo nuevamente, pues en cada lectura ella encontraba algunas cosas nuevas de las cuales no se había percatado en las lecturas previas.
Sin embargo, cuando estuvo por abrir el libro, ella vio como un vórtice purpura se abría a sus espaldas. La sorpresiva aparición de este vórtice hizo que ella se moviera rápidamente y extendiera una mano, conjurando un círculo mágico. Los ojos de la joven maga se entrecerraron cuando vio una silueta comenzar a caminar hacia ella. Por fortuna, cuando reconoció a quien aparecía por el vórtice, ella se tranquilizó lo suficiente como para descartar el circulo mágico.
“Es bueno ver que ya volvió, Zakir-sama.” Saludo de manera alegre Le Fay al ver llegar al viejo Lilmothiit. Sin embargo, aquella alegría murió al ver el rostro del zorro humanoide, pues el rostro de Zakir no mostraba nada de alegría, solo preocupación.
“Mocosa, contacta con el Dovahkiin.” Ordenó Zakir con voz grave. “Dile que lo vere en unos días en la Riviera Italiana, en una costa cercana a La Spezia. Que vaya solo.”
Las palabras de Zakir causaron curiosidad en Le Fay, la cual estuvo tentada a preguntarle que pasaba, pero decidió no preguntar nada porque vio que el rostro del Lilmothiit estaba mostrando una seriedad mayor a la usual.
“E-e-está bien… yo le digo.”
“Bien, gracias.” Dijo Zakir antes de comenzar a caminar hacia algún lugar a pasar la noche.
Le Fay vio como el Lilmothiit se alejaba y tomando poco de aire, conjuró un círculo mágico en su oído. Cuando este brilló de manera más intensa que al momento de ser convocado, ella habló. “Hola, Ed-kun…. Si, si estamos bien, gracias por preguntar. La verdad es que te llamaba para decirte que Zakir-sama quiere hablar contigo.”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capitulo 56 está listo,
Ya con este capítulo termina este arco y en el próximo iniciamos un arco que va a ser difícil de escribir y que contendrá varios sucesos sucediendo en paralelo.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 58
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 57
— Recuerda, chico. Hay personas que están dispuestas a hacer idioteces para hacer realidad lo que ellos creen que es correcto, y en algunos casos esas idioteces mosquearan a la persona equivocada —
Kodlak a Edzard
El sol del mediodía alumbraba, permitiendo que su luz iluminara la calle principal del pueblo natal de Asia. El camino de piedra había sido reconstruido junto con el resto del pueblo después de sufrir el ataque de los daedras hace algún tiempo. Las casas habían sido reconstruidas de manera simple, siguiendo los patrones anteriores. Aquella reconstrucción había sido llevada a cabo por Edzard, el cual había gastado bastante de su dinero, pero por fortuna, no lo había hecho solo, pues las tres facciones habían trabajado juntas para reconstruir el pueblo.
“¿Asi que es aquí donde creciste, mamá?” preguntó Marie mientras miraba a su madre, la cual iba a su lado.
“Si, Marie.” Respondió Asia mientras levantaba la mano y saludaba a un poblador, el cual la había reconocido.
“¿Parece que eres popular aquí?”
“Je, je, je… eso es relativo, cariño. La mitad del pueblo no me quiere porque piensa que no debí de casarme, pero la otra mitad parece estar feliz porque haya decidido comenzar una familia.”
Las palabras de Asia confundieron a la pequeña dragona, la cual no entendía porque alguien estaría molesto de que su madre se casara con su padre, si ambos hacina bonita pareja. Aquellas palabras no eran solo de ella, sino que tambien eran de sus tías Aela y Serana, las cuales siempre mencionaban que sus padres cuando estaban en su burbuja de amor se ponían tan melosos que a veces era imposible mirarlos, porque las empalagaba verlos. Sin embargo, pese a la curiosidad, la pequeña hija de Asia tambien sentía algo de tristeza, pues por lo que su madre decía parecía que muchas personas no querían que ella existiese.
“¿Qué sucede, Marie? ¿Por qué pones esa cara tan triste?” preguntó Asia con suavidad al ver que su hija ponía un rostro que reflejaba tristeza muy profunda.
“E-e-es... que… por lo que me dices, hay personas que no querían que yo naciera.” Respondió Marie mientras miraba a su madre, mostrándole que sus ojos estaban lagrimeando ligeramente.
“Oh, mi pequeña.” Dijo Asia de manera rápida, para luego tomarla en brazos y comenzar a reconfortarla suavemente. “Tranquila, no llores.”
“P-p-pero…”
“No te preocupes, la gente que no quería que nacieras es muy poca, mientras que aquellas que están felices de que estes aquí con nosotros son muchos más.”
“¿En serio?” preguntó Marie ya calmándose mientras le daba una mirada esperanzadora a su madre.
“Por supuesto y si no me crees, recuerda cuánta gente que conoces te quiere mucho.” Respondió Asia, señalando algunas cosas obvias.
Las palabras de su madre provocaron que Marie recordará a las personas que siempre estaban felices de verla. Aquel recuerdo provocó que ella esbozara una sonrisa en el rostro.
“¡Es cierto!” gritó Marie de felicidad mientras se preparaba para enumerar a esas personas, o al menos a casi todas. “Están las tías Aela y Serana, los tíos Vilkas, Farkas, Brynjolf, el abuelo Tolfdir, las amigas de mama del Colegio de Hibernalia, los miembros del ORC, el consejo Estudiantil y muchos más.”
“Asi es, Marie. Muchas personas están felices contigo.” Dijo Asia mientras ponía una sonrisa a la par que su mente iba a otras preocupaciones. Dichas preocupaciones eran una de las razones por la que estaba aquí hoy. Dicha razón le había sido transmitida por Mariella, quien le había citado, por esa razón había llegado a su pueblo natal en un dia que no tenía planeado visitarlo. Por esa razón tuvo que venir a este lugar rápidamente, pero decidiendo traer a su hija con ella, pues la pequeña necesitaba un cambio de aires mientras Kunou estaba con su madre terminando los preparativos para la construcción de las residencias de los Youkai en…. Bueno, la verdad es que su esposo aún no había elegido un nombre para el mundo creado por el, pero ya había algunos nombres sobre la mesa y estos eran: «Nueva Atmora», «Nueva Akavir» y otros nombres más en lenguas diferentes. ‘Lamentablemente aún no hemos terminado de pensar en que nombre ponerle a ese mundo…. Pero bueno, eso aún puede esperar.’
Tras aquellos pensamientos, Asia decidió dejar de pensar en eso y seguir su camino hasta la iglesia. El sinuoso camino era largo, pero ella logró recorrerlo relativamente fácil y rápido, lo que hizo que llegase antes de la hora del almuerzo.
Cuando ella y su hija llegaron a la iglesia, vieron que esta tenía un mejor aspecto que el que poseía cuando el lugar fue atacado por las fuerzas de Dagon. Aquello provocó que una sonrisa apareciera en el rostro de Asia, la cual tras aquello decidió que era mejor tocar la puerta.
¡Toc! ¡Toc!
El sonido de los toques de la puerta permitió que las personas que estaban dentro de la iglesia pudiesen darse cuenta de que alguien llamaba. Asi que, enviaron a alguien para que abriera. El enviado resultó ser un hombre no mayor de los treinta, el cual tenía el cabello castaño claro con ojos azules. Su vestimenta era la de un sacerdote, pues era uno de los tres sacerdotes de la iglesia, siendo los otros dos sus compañeros.
“Si, ¿Quién es?” preguntó el sacerdote mientras abría la puerta.
Al momento en que Asia vio que la puerta se abría, puso una sonrisa y saludó al sacerdote. “Buenos días, padre.”
El rostro del sacerdote pareció iluminarse cuando vio a Asia, por lo que con voz alegre le devolvió el saludo. “Oh, pero si es la hermana Asia. ¿A qué se debe el placer de su visita?”
Asia miró al sacerdote y viendo que este estaba sonriendo, le respondió de manera amable. “Vine con mi hija a visitar a la hermana Mariella.”
Tras decir la razón por la que había ido, Asia giró su rostro y miró a su hija, la cual le devolvió la mirada y luego le dio un pequeño beso a su madre en el puente de la nariz. Aquella acción generó que tanto ella como Marie soltaran una risita, lo que les impidió ver como el rostro del sacerdote se agriaba al ver a Marie por un segundo, para luego volver a poner una sonrisa en su rostro.
Cuando Asia giró su rostro, esta vio que el sacerdote seguia sonriendo, solo que ahora parecía más feliz, casi como si disfrutara del momento madre e hija.
“Ya veo.” Dijo el sacerdote mientras salía de la iglesia. “La hermana Mariella está en el edificio que se usa como orfanato. Asi que, si me sigues, las llevare hasta ese lugar.”
“Muchas gracias.” Contestó Asia con una sonrisa mientras comenzaba a seguir al sacerdote, el cual ya había comenzado a caminar.
El trayecto de la iglesia al orfanato fue corto, pues ambos edificios estaban uno al lado del otro. Gracias a ello, lograron llegar rápidamente, lo que hizo que el trayecto fuera silencioso. Cuando estuvieron frente a la puerta, el sacerdote la abrió y gritó. “¡Hermana Mariella, la Hermana Asia ha llegado!”
El grito del sacerdote fue respondido por otro grito.
“¡Gracias, padre Marcus!” gritó Mariella desde el interior del edificio, para luego volver a gritar. “¡Asia, ven al comedor!”
“Parece que es mi señal para irme.” Dijo Marcus mientras miraba a Asia y se despedía con una sonrisa en el rostro. “Espero que tu estadía sea agradable. Hasta la próxima, hermana Asia.”
“Gracias, padre Marcus. ¡Hasta la próxima!” se despidió Asia, la cual miró a su hija y le dijo que tambien se despidiera del sacerdote, cosa que la pequeña dragona aceptó.
Tras aquello, Marcus se fue del lugar, permitiendo que Asia y Marie llegasen a donde estaba Mariella.
“¡Hermana Mariella!” gritó Asia de felicidad al ver a la mujer que era una figura de hermana mayor para ella.
“¡Asia!” gritó en respuesta la monja.
Tras aquel saludo, ambas amigas se acercaron y se abrazaron. Cuando se separaron, Mariella estuvo por hablar, pero fue interrumpida por una pequeña tos falsa. Dicha interrupción hizo que la monja mirara hacia los brazos de Asia, lo que le permitió ver a la pequeña Marie, la cual tenía un pequeño puchero en su rostro, mientras tenia los brazos cruzados frente a su pecho. Al ver esto, Mariella solo puso una sonrisa divertida para luego extender sus manos y tomar a Marie para luego darle un suave beso en la frente. “Por supuesto que tambien te digo hola a ti, Marie. ¿Cómo has estado en estos días?”
“Je, je. Gracias. Y he estado bien y me lo he pasado genial, ya que ahora tengo a Ku-chan para jugar conmigo todo el dia, tía Mariella.” Respondió Marie con una sonrisa de oreja a oreja.
“Eso es genial, Marie.” Comentó Mariella mientras dejaba a la pequeña en el suelo. Tras aquello, la monja miró a su antigua protegida y haciéndole señas con los ojos, le indicó que deberían de hablar a solas.
Al percatarse de lo que Mariella quería, Asia se agachó y tomando el rostro de su hija en sus manos, le habló. “Marie, querida. ¿Por qué no vas a jugar con los otros chicos del orfanato mientras Mariella y yo hablamos de cosas aburridas?”
La pequeña dragona miró a su madre y pese a que sentía que debía de quedarse a escuchar lo que hablaban, la sola idea de estar atrapada en una charla aburrida hizo que ella tomase la oferta de ir a jugar con los otros niños del orfanato.
“Está bien, iré a jugar al patio.” Dijo Marie con una sonrisa mientras comenzaba a correr hacia el patio para ponerse a jugar con los niños del lugar.
Una sonrisa estaba plasmada en los rostros de ambas mujeres mientras miraban a la pequeña ir corriendo a jugar. Cuando vieron que la pequeña había desaparecido de la habitación, ambas se sentaron en una de las bancas del comedor para poder charlar cómodamente.
“Sabes, no es muy diferente a ti a esa edad.” Dijo Mariella, llamando la atención de Asia.
“¿En serio?” preguntó Asia con sorpresa y confusión, pues no recordaba nada de lo que había hecho a esa edad.
“Si, tú eras similar a ella en ese aspecto. Solías correr por todo el lugar, siempre sonriendo y tratando de hacer amigos.” Respondió la monja con una sonrisa, la cual comenzó a desaparecer mientras recordaba algunas otras cosas. “Sin embargo, esa parte de ti comenzó a irse muy pronto. No tenías más de cinco años cuando comenzaste a perder esa hiperactividad. Aunque, parece que tu hija es más hiperactiva de lo que fuiste tu.”
Las palabras de Mariella provocaron primero sorpresa en Asia, para luego dar paso a la confusión cuando ella mencionó que había perdido esa faceta a los cinco años, para finalmente pasar a la diversión cuando mencionó que su hija era mucho más hiperactiva de lo que ella fue. Poniendo una sonrisa en su rostro, Asia hizo un comentario sobre aquello. “Si, parece que esa hiperactividad la ha heredado de su padre.”
“Oh… el joven Edzard.” Dijo Mariella con una sonrisa de oreja a oreja. “Aun no logro entender cómo es que ambos terminaron juntándose y casándose. Digo, cualquiera que supiera de sus respectivos pasados no pensaría que una monja y un dragón de otro mundo pudiesen enamorarse. Aunque, ahora que lo pienso, su historia de amor parecer ser un buen material para una película de romance.”
El rostro de Asia comenzó a sonrojarse cuando Mariella terminó de decir aquellas palabras, pues comenzó a sentir vergüenza de que la historia de amor que tenía con su esposo se volviese una película.
‘No, ya es mucha vergüenza tener que grabar los capítulos de la serie del pasado de Ed. No quiero saber que tan vergonzoso sería tener que actuar como cuando nos conocimos.’ Pensó Asia mientras sentía que su rostro se volvía cada vez más rojo, pues pese a que ella no debería de estar en la línea de tiempo usada para la serie, el escritor de los guiones pensó en ponerla en la serie en un cierto papel especial. Asi que, gracias a ello, ella tuvo que asistir a las grabaciones.
Si bien los pensamientos de Asia estaban direccionados a recordar algunas escenas del estudio de grabación, tuvo que volver a la realidad cuando Mariella le dio un pequeño toque en su hombro.
“¿Eh? ¿Qué pasa?” preguntó Asia, un poco sobresaltada por haber sido sacada de sus pensamientos.
“Nada, solo que te estuve llamando varias veces y no me hacías caso.” Dijo Mariella con un poco de preocupación por su antigua protegida. “¿Esta todo bien?”
“Si, solo estaba pensando en algo.”
“¿Es sobre la broma que te lance de que tu historia de amor sería una buena película?”
“No, no. No se trata de eso. Es sobre otra cosa.”
“Ummm…. Bueno, solo espero que no sea algo raro.” Dijo Mariella mientras miraba a Asia con ojos calculadores, pues no quería que ella estuviese haciendo algo malo o raro.
“No, tranquila. No es nada malo, de hecho, es algo que te sorprenderá cuando lo veas.” Dijo Asia con una sonrisa en el rostro, tratando de calmar cualquier inquietud que tuviese Mariella.
La sonrisa de Asia logró su cometido, pues calmó los temores de Mariella, la cual terminó soltando un suspiro.
“Está bien confiare en ti, así que no te molestare más sobre eso.”
Asia puso una sonrisa de tranquilidad tras oír aquello, pues no quería seguir siendo molestada por eso.
Tras aquel intercambio de palabras, las dos mujeres cayeron en un silencio cómodo, el cual fue roto por Mariella.
“Asia, creo que ya es momento de hablar por la razón por la que te llame, pero antes tengo una consulta.” Dijo Mariella con voz solemne y seria. “¿Por qué viniste solo con tu hija cuando te pedí que vinieras con tu esposo?”
La pregunta de Mariella provocó que Asia suspirara, pues sabía que ella le preguntaría sobre eso.
“Ed no pudo venir conmigo porque recibió un mensaje de alguien, el cual lo citaba a un lugar de manera urgente. Por eso, él se fue y cuando tu llamaste el ya no estaba en el palacio.”
La respuesta de Asia provocó que Mariella suspirara, pues no se esperaba este desarrollo. Ella esperaba que el estuviese aquí tambien, ya que quería que el supiese lo que estaba pasando.
“¿Sabes por qué lo llamaron?” preguntó Mariella, esperando que fuera el pacto los que lo llamaron para que le comentaran sobre lo que pasaba.
“No lo se. El solo me dijo que lo llamó alguien que conocíamos ambos. Pero de lo que si estoy segura es que no fue el pacto el que lo llamó, ya que ellos no suelen contactarlo de esa manera.”
La respuesta de Asia causó que la monja comenzara a preocuparse, provocando a su vez que Asia tambien se preocupara, pues ella podía ver por la expresión corporal de Mariella que esta estaba sumamente preocupada por algo.
“Mariella. ¿Qué sucede? Me estas asustando un poco con tu comportamiento.”
Las palabras de Asia provocaron que Mariella la mirara antes de hablar. “Hay problemas en la iglesia, Asia, problemas muy grandes.”
Los ojos de Asia se posaron fijamente en el rostro de Mariella, tratando de discernir si ella estaba mintiendo. Al ver que ella no mentía, Asia soltó un suspiro. La joven exmonja tenía sentimientos encontrados en este momento. Si hubiese recibido esta noticia hace años, lo más probable es que se hubiese preocupado por la iglesia, pero ahora la historia era diferente. Su tiempo en Nirm y los recientes descubrimientos de los actos oscuros que se habían realizado en la iglesia como el «proyecto de la espada sagrada» habían hecho su opinión de la institución bajara. Sin embargo, pese a eso, una gran parte de ella aun seguia creyendo la institución era algo bueno para el mundo.
“¿Las ramas de la iglesia están por tener otro cisma?” preguntó Asia casi como si diera por hecho que lo que ocurría era algo de esos. Este pensamiento venía a que a pesar de que el cristianismo era uno solo, la iglesia cristiana se había fragmentado en diferentes ramas como la protestante, la católica, la ortodoxa, entro otras más. Si bien todas pertenecían al cristianismo y estaban bajo la jurisdicción del Cielo, estas ramas no suelen llevarse muy bien que se diga, si bien son capaces de trabajar juntas, muchas de ellas suelen acusar a los otros por no ser muy creyentes, lo que ha conllevado a que haya problemas entre ellas.
“Se podría decir que es un cisma, pero no uno normal.” Contestó Mariella mientras miraba a Asia, la cual colocó una cara de confusión, pues no entendía bien lo que sucedía, por lo que Mariella se dispuso a contarle lo que estaba ocurriendo. “Asia, lo que te voy a decir es un secreto por ahora. Asi que muy pocas personas saben de esto.”
“Me estas asustando, Mariella.” Dijo Asia mientras sentía como una piedra comenzaba a bajar por su estómago.
“Créeme, Asia, lo que te voy a decir es aterrador en cierto sentido.” Dijo Mariella mientras tomaba un poco de aire para continuar. “Recientemente han llegado informes sobre algunos exorcistas que no están de acuerdo con el estado actual de las tres facciones. Muchos de ellos sintieron que firmar la paz con los demonios y con los Ángeles Caídos es una aberración que los está alejando de su camino. Si bien una gran parte de este descontento se vio silenciado por la presencia de los daedras, no hace mucho algunos exorcistas se han convencido de que los demonios y los caídos están aliados con los daedras, por lo que es necesario salir del pacto para poder luchar contra todos los enemigos de la cristiandad.”
Las palabras de Mariella provocaron que Asia mirase a su amiga unos instantes para luego dejarse caer en donde estaba sentada. Ella comenzó a tener un ligero dolor de cabeza por lo que había oído.
‘¿Cómo pueden pensar algo tan absurdo?’ pensó Asia con molestia, pues no podía creer que hubiese alguien pensase que el Cielo podía hacerle frente en solitario a los daedras. ‘Si ya de por si el pacto tiene problemas con los daedras en su conjunto, no quiero ni pensar en que tan difícil lo tendrían el cielo y la iglesia solos.’
“¿Qué piensas de lo que te he dicho Asia?” preguntó Mariella, sacando a Asia de sus cavilaciones.
Asia miró a su amiga y habló sin rodeos y sin mentiras. “Mi opinión más sincera es que esos sujetos son unos idiotas y unos estúpidos a los que hay que encerrar en una bóveda para luego tirar la llave para asegurarnos de que nunca vuelvan a ver la luz del sol.”
El rostro de Mariella se conmocionó al escuchar a Asia hablar de esa manera, ya que ella nunca había hablado de esa manera en el pasado, por lo que, frunciendo el ceño, ella se levantó de donde estaba sentada y extendiendo su mano, tomó la mejilla derecha de Asia y comenzó a estirarla, provocando un ligero dolor en la joven exmonja.
“¿Dónde en el nombre de nuestro señor aprendiste a ser tan grosera?” gruñó Mariella mientras regañaba a Asia.
Asia no podía responder, pues para su sorpresa, Mariella tenía más fuerza de la esperada, lo que le impedía hablar correctamente.
La escena de Mariella regañando a Asia se mantuvo unos momentos, hasta que la monja soltó la mejilla de Asia.
“Auch… eso dolió. ¿Por qué hiciste eso, Mariella?” preguntó Asia mientras se sobaba su mejilla adolorida.
“Porque no deberías de estar hablando de esa forma.” Respondió Mariella frunciendo el ceño. “No sé quién te enseñó a hablar así, pero el dia en que la conozca le daré un buen golpe en la cabeza.”
Las palabras de Mariella provocaron que cierta vampira y mujer lobo estornudaran en Nirm, a la par que sintieron un escalofrío que las confundió, pues debido a su biología única, ninguna de ellas podía enfermarse.
Por algún motivo que ella ignoraba, Asia sintió que debía de tener lastima por sus dos amigas en Nirm, sintiendo casi como si ellas estuviesen en peligro. Sin embargo, si bien esa sensación fue incomoda, no duró mucho, ya que ella necesitaba concentrarse en lo que estaba sucediendo en este mundo.
“Mariella, ya podrás seguir regañándome más tarde.” Dijo Asia mientras escuchaba como la monja comenzaban a parlotear sobre malas influencias que se atrevían a corromper a su hermanita. “Dime algo, ¿Sabes de que rama de la iglesia provienen la mayor cantidad de estos rebeldes?”
Las palabras de Asia provocaron que Mariella dejara de hablar para sí misma y volviese su mirada sobre su antigua protegida. Al ver la forma en como ella cambiaba de tema para tratar un tema tan preocupante como lo podía ser una posible rebelión dentro de las filas de iglesia le llenó de orgullo, pues demostraba cuanto había crecido desde aquella joven casi insegura que era hace años. Una sonrisa de orgullo apareció por un instante en el rostro de Mariella, para luego esfumarse, ya que estaban a punto de hablar de cosas muy serias.
“No, para nuestra mala fortuna no hemos logrado saber de qué ramas de la iglesia provienen. Pero…”
“Es posible que provengan de todas las ramas, desde las iglesias cristianas occidentales hasta las que están en oriente, ¿verdad?” interrumpió Asia a Mariella.
“Asi es. Me temo que toda la iglesia está involucrada en esto.” dijo Mariella mientras asentía con la cabeza, para luego decir algo más. “Aunque eso no parece ser todo el alcance de esto.”
“¿En serio? ¿Qué otras sedes estarían involucradas?” preguntó Asia con un poco de confusión.
“Ha habido rumores más discretos o, mejor dicho, rumores más infrecuentes de que es posible que todos los credos que pertenecen a las religiones abrahámicas están involucrados.”
Las palabras que salieron de la boca de Mariella dejaron en shock a Asia, cuyos ojos se abrían como platos, pues no se había esperado esto.
‘E-e-esto es imposible… ¿Cómo es posible esto? Las tres ramas principales que componen las religiones que formaron los hijos de Abraham nunca se han llevado del todo bien. ¿Cómo es posible que se hayan unido para esto y no para cosas más importantes en el pasado?” pensó Asia mientras trataba de hallarle un poco de sentido a lo que estaba oyendo. Tras pensarlo un poco, su mente fue incapaz de descubrir lo que estaba pasando.
“¿Estas cien por ciento segura?” preguntó Asia una vez que superó el shock de la noticia que había recibido.
“No, como te dije, solo son conjeturas y rumores esporádicos. No se ha logrado captar ninguna información sobre esto.”
La respuesta de Mariella pareció tranquilizar un poco a Asia, pero tras escucharla, surgió una duda en la exmonja… y es que ella no entendía como es que Mariella tenía acceso a este tipo de información.
“Mariella… ¿Cómo es que tienes acceso a esta información?” preguntó Asia mirando a la mujer que era como una hermana para ella.
Mariella miró a Asia y ladeando la cabeza le respondió con un tono de voz que indicaba obviedad. “El cardenal Strada me lo comunico para que te lo diga en persona a ti y a tu esposo.”
“¿El cardenal Vasco Strada?”
“Si, el mismo. Es el quien está a cargo de la investigación sobre estos rumores.” Respondió Mariella mientras sacaba una carpeta de debajo de la mesa donde estaban sentadas.
“¿Qué es eso?” preguntó Asia mientras miraba con curiosidad la carpeta.
“Es toda la información que se ha recabado sobre este tema.” Respondió Mariella de manera seria mientras le entregaba a Asia la carpeta. “El cardenal me ordenó que te haga saber que está deseando que el equipo formado por ti, tu esposo y las otras chicas nos ayude para detener a estos rebeldes.”
Cuando escuchó aquellas palabras, Asia al fin pudo entender lo que estaba pasando. Asi que, mirando a Mariella, ella le dijo que hablaría de esto con sus compañeras y que le hablaría a su esposo. Por ello, tras conversar sobre esto, Asia y Mariella cambiaron el rumbo de la conversación a algo más trivial. Y así ambas amigas estuvieron hablando por algunas horas, hasta que Asia se dio cuenta de que debía de volver a casa. Por lo que, levantándose, ella comenzó a dirigirse al patio, siendo seguida por Mariella.
Cuando ambas llegaron al patio las recibió una vista espantosa.
El otrora patio estaba destrozado, pero eso no era lo feo. No, lo espantoso era que los cuerpos de todos los huérfanos estaban allí tirados.
“¡Chicos!” gritaron al unísono Asia y Mariella mientras corrían hacia donde estaban ellos. Cuando llegaron, rápidamente comenzaron a examinarlos y para su buena fortuna descubrieron que ellos estaban bien, solo estaban inconscientes. Sin embargo, la sensación de tranquilidad que sintieron cuando vieron que todos estaban bien, rápidamente se convirtió en pánico cuando se percataron de que faltaba alguien.
“Marie.” Dijo Asia mientras miraba por todo el lugar, buscando de manera frenéticamente a su hija entre el lugar. Al ver que no recibía respuesta, su corazón comenzó a agitarse, su estómago se sentía pesado y el miedo inundaba cada parte de su ser. Eso la llevó a buscar a su hija de manera más errática, mientras gritaba su nombre cada vez más fuerte. “Marie… ¡Marie! ¡MARIE!”
Mariella haca lo mismo que Asia, mirando por todos los lugares para ver si encontraba a la pequeña niña, pero no podía hacerlo. Los gritos de desesperación que escuchaba salir de los labios de su hermanita eran desgarradores. Sin embargo, cuando estuvo por darse por vencida, uno de los niños tosió, llamando la atención de ambas. Al oírlo, ambas mujeres se acercaron rápidamente y vieron como este abría los ojos lentamente.
“Hermana Asia… Hermana Mariella…” Susurró el niño con dificultad. El niño que estaba siendo cargado de manera amorosa por parte de Mariella tenía el cabello negro con los ojos de color azul.
“Arsan…” dijo Mariella con preocupación.
“¡Arsan, ¿Dónde está?! ¡¿Dónde está mi hija?!” gritó Asia al ver que el chico se despertaba.
“S-s-se la llevó…”
Las palabras que soltó el niño dejaron en shock a ambas mujeres, pues no se esperaron que él diga eso.
“¿Quién se llevó a Marie, Arsan?” preguntó Mariella.
“E-el padre Marcus y otros más.” Respondió el pequeño niño. “Estábamos jugando cuando el padre entró y exigió a Marie que se vaya con él. En un principio pensamos que era un juego, pero luego vimos que sus manos estaban llenas de sangre… I-intentamos huir, pero quienes lo acompañaban parecían magos y nos paralizaron a todos. Uno de ellos intentó atrapar a Marie, pero esta se resistió y al ver que no podía llevarla por las buenas, comenzaron a golpearnos y amenazaron con matarnos si ella no se rendía. Y para mostrar su punto, uno de ellos comenzó a asfixiarme, fue allí donde Marie gritó que se detuvieran, ya que iría con ellos. Después de eso, todo se volvió negro.”
La respuesta del pequeño dejó heladas a ambas, pues no se habían esperado este desarrollo.
Los ojos de Mariella pasaron de Arsan hacia Asia y lo que vio, la aterró. Por primera vez en su vida, la monja vio algo que jamás creyó capaz de ver en su vida. Y es que, allí, a su lado estaba Asia, la cual se había levantado, pero eso no era lo sorprendente. Lo sorprendente era que ella estaba parada de manera calmada o al menos eso mostraba su cuerpo, pero cuando Mariella vio sus manos vio que estas estaban cerradas en un puño, uno tan apretado que ella podía ver finas líneas de sangre correr de sus palmas. Aquella vista le hizo tragar un poco de saliva, pero cualquier cosa que estuviese por decir, murió en sus labios cuando levantó a mirada, ya que, al ver sus ojos, ella sintió que su alma se escapaba de su cuerpo.
‘E-e-esos ojos…’ pensó Mariella con miedo al ver los ojos de Asia.
Los ojos de Asia no mostraban la amabilidad que solían mostrar, sino que ahora no mostraban nada más que ira y furia total. Además, su iris había cambiado de color verde a rojo intenso. Pero eso no fue lo peor, pues ella comenzó a hablar, pero lo hacía en un idioma que no conocía. Sin embargo, ella pudo deducir que esas palabras eran insulto.
Lamentablemente cuando ella estuvo por hablar, un círculo mágico apareció a los pies de Asia y esta se fue del lugar, dejando a Mariella sola.
Las pisadas de Edzard y de Zakir eran amortiguadas por los encantamientos que tenían sus respectivas armaduras. La armadura de Edzard era su armadura de Ruiseñor, mientras que Zakir usaba una armadura de cuero endurecida de color negro, además, inicialmente él había usado una capucha, pero al ver que eso permitiría ver algunos de sus rasgos bestiales, Edzard decidió ayudarle para evitar que sea reconocido. Asi que, para lograr ese cometido, el hijo de Akatosh le había dado la máscara de Zahkriisos. La máscara de Zahkriisos era una máscara que tenía la apariencia de un rostro humano, pero cuya base inferior, donde debería de estar la mandíbula, tenía a forma de tentáculos de pulpo. El color de la máscara era plateado y tenía un encantamiento que potenciaba los hechizos de destrucción que se basaran en rayos.
“¿Cómo te sientes con la máscara, bola de pelos?” preguntó Edzard mientras se detenía para admirar el paisaje que estaba frente a él. La tierra que se extendía frente a sus ojos era, en pocas palabras, un terreno baldío desprovisto de cualquier tipo de vida animal y sobre todo vegetal. No había árboles y mucho menos arbustos, lo que permitió ver solo tierra seca sin nada más.
“Se siente algo raro, pero es posible respirar y ver bien, así que no me quejo, mocoso.” Respondió Zakir, quien tambien se detuvo, estando a unos pocos pasos de Edzard.
“Bien… eso es bueno. Ahora, dime… ¿Por qué me has pedido que te acompañe a este lugar?”
Las palabras de Edzard estaban cargadas de cierta curiosidad, ya que nunca esperó que la bola de pelos le llamara para que pidiera ayuda tan pronto.
“Necesitaba a alguien que pudiese ayudarme con algo y a diferencia del Nervarino, tu si cumples uno de los requisitos para poder estar en este lugar.” Respondió Zakir, sin querer mencionar que ni loco le volvería a pedir otro favor a Aryne hasta que pasen algunos siglos.
Edzard levantó una ceja ante las palabras de Zakir y sintiendo su curiosidad aumentar, decidió hacerle más preguntas.
“Bien, ya entiendo que me llamaste para algo. Pero la cosa es, ¿Qué es lo que buscas? Y ¿Qué es este lugar?” preguntó Edzard mientras miraba a Zakir. Al ver que el Lilmothiit no le diría nada, decidió mencionar algo más. “Si no me respondes a lo que te he preguntado, no daré un paso más.”
Zakir miró al hijo de Roland y Selene por unos segundos para finalmente terminar frunciendo el ceño. Si bien a veces la prudencia era una más que exaltante virtud, en este momento le molestaba, ya que no quería decirle todo lo que había descubierto recientemente entre las filas de la Khaos Brigade. Sin embargo, conociendo a Edzard, sabía que él no daría un paso más hasta saber lo que pide, decidió contarle al joven dragón lo que sabia, o al menos una parte, ya que planeaba dejarle algunas cosas como sorpresa.
“Ahhh…. Está bien, te diré lo que pasa.” Respondió Zakir antes de comenzar a contar algo de lo que pasaba, pues había otra razón más por la que quería ir allí. “Veras, mocoso. Hace unos días recibí algunos rumores un tanto inquietantes sobre la Facción de los héroes. Dicha información indicaba que parecía que estaban buscando algo y que para conseguirlo se habían puesto en contacto con alguien. Luego de investigar un poco más, es decir, de capturar a uno de sus miembros y de leerle la mente, descubrí que Molag Bal les había dicho que busquen una forma de eliminarte a ti, ya que te estabas convirtiendo en una molestia para sus planes. Asi que, ellos comenzaron a buscar objetos con propiedades para matar dragones con la finalidad de halla uno que pueda matarte fácilmente.”
“Ya veo…. Asi que buscas detenerlos de obtener un objeto con poder de matarme.” Dijo Edzard, comprendiendo la razón por la que estaban aquí. “Aunque ahora eso deja la otra pregunta, ¿Dónde estamos exactamente?”
Zakir miró al cielo del lugar y soltando un suspiro decidió decirle a Edzard el nombre del lugar exacto. La pregunta del hijo de su conocido era de entender, pues él no le había dicho a donde iban, solo lo llevó por un portal hasta este lugar.
“Estamos en una de las zonas más profundas del inframundo, para ser más exactos estamos en un lugar relativamente cerca del Cocytus.”
Cuando la última palabra que dijo Zakir llegó a los oídos de Edzard, este se quedó quieto como una piedra, pues gracias a Azazel y a Sirzechs, él había estudiado los estratos o zonas del Inframundo, lo que le permitió saber dónde estaban.
“N-no me jodas…. Estamos en el «Reino de los Muertos».” Dijo Edzard en un susurro.
“Si, pudiera decirse que sí.” Comentó Zakir con voz plana y casi sin preocupaciones.
“¡No me jodas Zakir!” gritó Edzard mientras se acercaba al Lilmothiit y lo agarraba por el cuello de la túnica que el usaba bajo la armadura. “Estamos en el territorio de Hades. ¿Sabes que este lugar es peligroso para los seres vivos normales?”
“Si, lo se.” Respondió Zakir sin preocupaciones, antes de continuar hablando. “¿Por qué crees que te traje?”
“¿Qué quieres decir?”
“La razón por la que ni tu ni yo nos vemos afectados por esto es porque ya hemos estado en el reino de los muertos en Aurbis. Eso nos ha cambiado ligeramente, por lo que este lugar no nos afectara en nada.”
“Ya veo…. Pero eso no me tranquiliza para nada.” Dijo Edzard con ligera preocupación mientras soltaba a Zakir.
“Vaya, parece que alguien que ha matado a un dios con facilidad hace un tiempo tiene algo de miedo de atacar a otro dios. Eso es algo patético…”
Una vena apareció en la frente de Edzard cuando este escuchó como Zakir lo llamaba cobarde.
“No es que tenga miedo de atacar a Hades, sino que no soy estúpido. Estamos hablando de alguien que está en el top diez de los seres más poderosos de este mundo, así que no sería nada fácil derrotarlo, ni siquiera luchando juntos se si podríamos ser capaces de derrotarle o si lo hacemos, tendremos que usar todo nuestro poder, por lo que nuestras identidades serian reveladas y eso no es nada practico, ya que Serafall está en conversaciones para hacer que el panteón griego se haga parte del pacto.”
“Ya veo… si lo pones de esa manera, la verdad es que esta misión es peligrosa para eso. Aunque, el hecho de que la Khaos Brigade este aquí es un claro indicativo de que Hades esta que va a espaldas de los de su facción.”
“Si, así parece. Y con lo que mencionas de la Khaos brigade, en especial de una de las facciones que tenemos confirmadas de que tiene una alianza con daedras, bueno, eso es motivo suficiente para ver que sucede. Asi que, creo que podemos seguir adelante con esto.”
“Bien, entonces vamos hacia el castillo de Hades.” Dijo Zakir mientras comenzaba a avanzar lentamente para luego comenzar a correr.
Al ver como el Lilmothiit avanzaba rápidamente, Edzard decidió hacer lo mismo, por lo que comenzó a correr tras él.
Ambos héroes corrían a tal velocidad que parecían borrones negros atravesando todo el campo estéril del reino de Hades. Si bien podían avanzar rápidamente, no lo hacían a toda la velocidad que podían, pues cada cierto tiempo tenían que parar para de esa manera evitar ser detectados por los únicos pobladores de este reino.
“Esta es la decimoquinta vez que nos topamos con un grupo de parcas.” Dijo Edzard con ligera molestia mientras miraba como una patrulla de esos seres pasaban.
Tanto el cómo Zakir estaban agachados, ocultos por una roca que permitía que no sean vistos, aunque, como un extra, ellos estaban ocultando tambien su presencia con un poco de magia, más precisamente el hechizo de invisibilidad.
“Si, es molesto tener que encontrarse con ellos. Pero por fortuna no nos han visto.” Dijo Zakir mientras examinaba a las Parcas. Los seres conocidos como Parcas vestían túnicas negras que no permitían ver sus rostros. Dichas túnicas tenían algunas decoraciones con algunos adornos, todos diferentes del uno el otro, lo que mostraba cierto individualismo. Estos seres iban flotando y tenían en una de sus manos una especia de guadaña, las cuales eran grandes y tenían algunas decoraciones relacionadas con la muerte, tales como calaveras.
El grupo formado por cinco Parcas continuo con su patrullaje, alejándose del lugar donde estaban Edzard y Zakir, los cuales al ver que ya no había peligro, rápidamente salieron del lugar donde se escondían. Mirando a ambos lados, comenzaron a caminar, pues de los quince grupos de Parcas con los que se habían topado, los últimos cinco habían estado en una zona relativamente corta. Así que, al hacer eso, evitarían las paradas forzosas y tendrían un ligero margen de maniobra por si se topaban con alguna parca.
“Parece que tendremos que caminar desde aquí.” Dijo Edzard mientras miraba al frente y mantenía sus sentidos alertas por si aparecía algún enemigo.
“Si, no podemos arriesgarnos a que nos descubran.” Comentó Zakir, el cual al igual que Edzard tambien mantenía sus sentidos en alerta.
Tras aquel pequeño intercambio de palabras, ambos héroes continuaron caminando, pasando por lomas y pequeñas colinas de tierra estéril. Sin embargo, tras caminar varios kilómetros y de evitar ser descubiertos por varios grupos de Parcas, ellos vieron algo a lo lejos.
“Asi que… ¿Ese será el castillo de hades?” preguntó Edzard mirando la estructura a lo lejos.
“No lo sé, pero no perdemos nada investigándola.”
“Si, tienes razón.”
Tras aquel corto intercambio de palabras, el grupo de dos héroes comenzó a caminar hacia esa dirección. Luego de caminar por más de una hora, al fin llegaron a las cercanías de la estructura y lo que vieron fue que esta no era un castillo, sino que parecía ser una especie de mansión en ruinas.
“¿Qué es este lugar?” pregunto Zakir mientras miraba de cerca el lugar.
“Parece que es un laboratorio.” Respondió Edzard, el cual había identificado un aroma similar al lugar donde había estado Ingvild cuando la encontró en territorio del clan Leviatán.
“Ya veo, pero parece que está abandonado por completó.” Dijo Zakir mientras usaba un poco de fuerza en una de las parees que quedaban, provocando que esta se cayera.
“Si, la fachada sí, pero algunos de estos laboratorios tienen esta fachada para ocultarse del mundo, mientras que en secreto son diferentes.” Dijo Edzard mientras se acercaba a una especie de pared derrumbada, para luego darle un golpe. La fuerza del golpe terminó por destrozar la pared, mostrado que abajo había una especie de puerta de acero. “Si, es un laboratorio secreto. Zakir, puedes ayudarme a abrir esto.”
Al oír las palabras de Edzard, Zakir se acercó a él y colocando sus manos en cada una de las puertas, ambos usaron su fuerza para abrir las puertas. La puerta doble comenzó a chirriar y a abrirse lentamente, hasta que terminó por abrirse por completo, mostrando que en su interior había una escalera.
“Parece que es la entrada.” Dijo Zakir mientras los ojos de este comenzaban a mirar el fondo de la escalera, el cual estaba completamente oscuro.
“Te recomiendo no usar tu visión nocturna.” Dijo Edzard mientras se aceraba con una esfera de luz recién convocada. “Estas cosas tienen generadores que les permite tener luz artificial. Asi que, mejor evitar el choque de luces que puedan dejarnos ciegos.”
Al oír las palabras de Edzard, Zakir asintió y comenzó a seguirlo hacia el interior del laboratorio.
El interior del laboratorio, o al menos las primeras partes era solo un pasadizo blanco, completamente estéril a lo que adornos se refería.
“Parece que este lugar no es muy grande.” Comentó Edzard mientras doblaba por una esquina y entraba a una habitación. Cuando puso un pie en la habitación, toda la sala se iluminó, pues se activó el generador de luz automático. Al ver aquello, Edzard desvaneció su bola de luz y comenzó a ver la sala en la que estaban.
“No parece nada fuera del otro mundo.” Dijo Zakir mientras miraba que el lugar estaba repleto de estantes con libros.
“Si, pero hay algo que llama la atención de este lugar.”
“La ubicación, ¿verdad?”
“Asi es. ¿Por qué alguien construiría algo así en medio del territorio de Hades?” preguntó Edzard mientras miraba una de las carpetas que allí había.
“Puede que sea una instalación del propio hades.”
“No lo creo. Si fuese de Hades, esta estructura no estaría tan abandonada. Por el polvo acumulado este lugar no ha sido visitado en más de medio año. Asi que…”
“Eso hace que haya sido un tercero el que lo haya construido.”
“Asi es, ahora, sobre por qué lo hizo, bueno no sabría decirlo.”
“Parece que tienes un poco de experiencia con esto de los laboratorios secretos.” Comentó Zakir mientras sacaba uno de los informes y comenzaba a revisarlo. Si bien no entendía las palaras, había imágenes que le resultaron un poco perturbadoras.
“He estado en algunos antes.” Señaló Edzard, el cual recordaba el momento en que conoció a Ingvild.
“Bueno, espero que tengas mucha experiencia, porque he encontrado la posible razón por la que este laboratorio está aquí.” Dijo Zakir mientras se acercaba a Edzard y le entregaba la carpeta.
Cuando el hijo de Akatosh sostuvo esa carpeta con información en sus manos, comenzó a leer el contenido de este. Cuando al fin terminó de hacerlo, estaba en shock total.
“Mierda…” fue lo único que él pudo decir antes de comenzar a caminar hacia la sala más profunda del laboratorio a pasos rápidos mientras era seguido por Zakir.
Ambos héroes pasaron por varias puertas y compuertas, ignorando por completo cualquier habitación que no sea aquellas que los llevarían al lugar más profundo del laboratorio. Ellos podían hacer eso gracias a que Edzard estaba usando el hechizo de clarividencia para que le indicara el camino.
“¡Allí es el lugar!” gritó Edzard cuando vio la última puerta, la cual era la que los llevaría a lo que estaba oculto en este laboratorio.
Mientras se acercaban, Edzard se percató de que esa puerta no parecía abrirse en lo absoluto, pues no se había movido de forma automática como las anteriores. Sabiendo que no tendría tiempo para detenerse, el simplemente aumento su velocidad y cuando estuvo a tres metros, dio un salto y atacó la puerta con una patada voladora.
Las bisagras de esta puerta intentaron en vano resistir el golpe, pero al final terminaron cediendo y cayeron de manera ruidosa hacia el interior de la habitación.
“Ugghh…” fue el resoplido que soltó Edzard al aterrizar. Levantándose rápidamente, pues había caído de rodillas, Edzard comenzó a examinar el lugar y finalmente vio lo que estaba en lo más profundo de esta sala.
“Ese fue un buen golpe.” Dijo Zakir cuando se detuvo a escasos metros de Edzard. Los ojos del Lilmothiit se abrieron cuando vio el objeto que ocupaba la mayor cantidad de espacio en esta sala. El objeto en si era una especie de tubo inundado de agua, la cual tenía varias luces de colores junto a algunos artefactos y pantallas, las ultimas mostrando alguna información.
“Por la sangre de mis ancestros, ¿Qué es esto?” preguntó Zakir mientras se acercaba junto con Edzard al tubo.
“Parece una especie de capsula, pero para que no lo se.” Respondió Edzard, quien tambien estaba igual de confundido que Zakir.
Tras aquel intercambio de palabras, los dos héroes avanzaron tranquilamente y llegaron al frente del vidrio que conformaba aquella especia de cámara. Lo que sus ojos vieron allí provocó que ambos se sintieran mal a la vez que se sentían asombrados. Estos sentimientos se debían a que allí, dentro de esa capsula, flotando en una especie de líquido transparente se encontraba una mujer respirando…bueno, lo de respirando podría ser una metáfora, ya que el cuerpo de la mujer, el cual estaba completamente desnudo, presentaba signos de estar deteriorándose a gran velocidad pues había algunas partes del cuerpo que estaban con manchas negras, signos inequívocos de que se estaba pudriendo la carne.
“Parece que no está del todo bien.” Dijo Edzard mientras miraba el monitor que mostraba los signos vitales de la mujer. “Aunque sabiendo el estrés al que estuvo sometida, bueno, es normal que termine en ese estado.”
“Parece que sabes quién es ella.” comentó Zakir mientras miraba detenidamente a la mujer. “Aunque, viendo como reaccionaste al saber sobre ella no me sorprende mucho. ¿Quién es ella como para hacer que vengas tan rápido hasta donde esta?”
Edzard dejó de verificar la información de las pantallas para responderle al Vestigio. “Se llama Lilith y es conocida como la madre de los demonios.”
“¿La madre de los demonios?”
“Si, es la progenitora de todos los demonios, o al menos eso piensan los humanos. Yo no sé bien como es la cosa, lo único que sé es que había estado desaparecida desde el fin de la Gran Guerra, y ya puedo ver por qué.”
Las palabras de Edzard provocaron que Zakir levantara una ceja y le pidiese que le mencionara la causa.
“Parece que está en un estado de coma por la tensión de estar pariendo demonios sin parar.” Respondió Edzard de manera franca y directa. “Lo que a su vez ha provocado que este en una etapa de muerte post parto. Eso está provocando que gran parte de su cuerpo se pudra, pero parece ser que este líquido evita que su cuerpo se degenere a su velocidad normal, aunque no puede curarla.”
“Ya veo, eso explica las zonas oscurecidas. ¿Qué planeas hacer con esto? digo, ya que esto no estaba planeado.”
“La verdad es que, quisiera saber si podría teletransportarla hacia mi dimensión y luego llamar a los demonios para que se la lleven, ya que, si ellos logran llevarla al Inframundo, su facción ganaría mas poder político si logran salvarla.” Dijo Edzard mientras comenzaba a examinar la maquinaria. “Aunque para eso tendré que examinar la maquinaria.”
“¿Cuánto te tomaría eso?”
“Unos minutos.”
“Vale. Date prisa.” Dijo Zakir mientras se iba a sentar a un lado, para dejar a Edzard trabajar tranquilo
Al escuchar a Zakir decir que podía trabajar en eso, Edzard comenzó a examinar las conexiones del aparato que mantenía a Lilith con vida. Él estuvo examinando cable por cable, para ver a donde llegaba y cuando descubrió cual era la fuente de poder soltó un suspiro, pues se percató de algo.
‘Todo el sistema de alimentación de energía esta interconectado, por lo que si muevo esta capsula, esta dejaría de funcionar y ella podría morir.’ Pensó Edzard mientras trataba de encontrar una manera para llevársela. Luego de estar pensando unos momentos, al fin pudo encontrar una forma. Al ver que esa forma era muy complicada de hacer, el decidió llamar a Zakir para que le ayudase. Cuando el Lilmothiit estuvo frente a él, le contó el plan que había ideado.
“Haber, déjame entender…. ¿Quieres teletransportar toda la edificación?” preguntó Zakir con un poco de sorpresa en su voz.
“Asi es. Me temo que si muevo solo la capsula, ella morirá, ya que todo el sistema de alimentación de energía esta interconectado. Por lo que tengo que llevarme todo el lugar.”
“¿Crees poder hacer eso de manera sigilosa?”
“Para nada. Me temo que cuando lo haga causara tal escándalo que todas las Parcas que estén en un rango de unos cincuenta kilómetros nos sentirán, por lo que, si lo hago ahora mismo, es posible que alertemos a toda esta sección del inframundo de nuestra presencia.”
“Eso no sería nada bueno. Se supone que nadie más que nosotros sabemos que estamos aquí. Por lo que, si nos descubren será un fastidio.”
“Asi es. Por eso planeo teletransportar todo el lugar cuando todo termine.”
Las palabras de Edzard provocaron que Zakir levantara una ceja con confusión. “¿Cómo planeas hacer eso?”
“Con estos.” Respondió Edzard mostrándole a Zakir varios papeles, los cuales tenían un círculo mágico gravado en ellos.
“Ya veo… planeas usar magia de este mundo para hacerlo, ¿verdad?” preguntó Zakir con una sonrisa en su rostro.
“Asi es, le aplicare un poco de magia de ilusión para ocultar el circulo mágico, para de esa manera desviar la atención de mi grupo.”
“Un muy buen plan.”
“Asi es.”
“¿Cuánto te llevara eso?”
“No mucho, pero si me ayudas será más rápido.” Dijo Edzard mientras extendía su mano y le daba a Zakir varios papeles.
El Lilmothiit vio los papeles y soltando un gruñido de molestia, los aceptó.
“Bien, ¿A dónde debo de ponerlo?”
“Uno en cada pared y esquina del laboratorio.” Dijo Edzard mientras se alejaba y comenzaba a poner sus papeles en las paredes y esquinas del laboratorio.
Zakir asintió y tras eso, comenzó a moverse por el lugar para colocar esos papeles.
Los dos héroes estuvieron colocando los papeles por todo el laboratorio, tarea que les llevó bastante tiempo, ya que este era más grande de lo que ellos habían pensado inicialmente.
“Bien, este parece ser el último.” Dijo Zakir mientras pegaba el último de los papeles. Cuando lo pegó en la pared, comenzó a regresar a la habitación principal.
Cuando el Lilmothiit llegó, vio que Edzard tambien había terminado.
“¿Terminaste, bola de pelos?” preguntó Edzard.
“Si, mocoso.” Respondió Zakir.
“Bien, entonces, ya estamos listos para irnos.”
Tras aquellas palabras, Edzard y Zakir comenzaron a caminar hacia la salida del laboratorio.
La oscuridad permitía que el camino que conectaba la entrada de una fortificación subterránea, la cual estaba ubicada en una de las montañas de los Alpes italianos, fuese muy difícil de transitar por personas que no estuviesen familiarizadas con el diseño interno de la fortaleza. Esto era una gran ayuda para aquellos que estaban dentro, ya que de esa manera podían evitar las infiltraciones por parte de desconocidos. Esto se demostraba fácilmente gracias a la gran cantidad de cadáveres que había a los lados del camino, pues el camino en si era un puente natural de piedra el cual unía dos secciones diferentes de la fortaleza.
Siguiendo el camino, se podía llegar a varias salas en las cuales se podía ver a cientos de personas caminar y hablar, algunos lo hacían con una sonrisa en el rostro, mientras que otros iban serios y con rostros de pocos amigos. Estás personas vestían túnicas de sacerdotes de color negro.
En medio de una sala, la cual estaba en el piso más alto de la segunda sección de la fortaleza, se encontraba reunidos un grupo de individuos, el cual parecía ser el que dirigía toda esta fortaleza. Los individuos que conformaban este grupo vestían las mismas túnicas que el resto de los otros individuos dentro de la fortaleza, salvo con la diferencia de que ellos tambien llevaban máscaras, las cuales ocultaban sus rostros.
“Entonces, ¿Cómo va el plan?” preguntó uno de los enmascarados.
“Bien. Hemos logrado obtener la pieza que necesitamos para atraerlos.”
“Bien. Entonces, ¿Quién fue el responsable de traerla?”
“Fue uno de los nuevos miembros que se han unido a nuestra noble causa.” Respondió otro de los encapuchados mientras entregaba una carpeta a los otros miembros.
“El nombre del sujeto es Marcus Spinola y es uno de los más prometedores seguidores que tenemos de nuestro lado.”
“Si, se puede ver. Tiene muy buenas habilidades, sobre todo en las de infiltración y las de manipulación. Ya que de otra manera no hubiese podido colarse en esa iglesia, sabiendo lo bien protegida que esta.”
“Asi es, él logró algo que pensamos que nos tomaría años, pero él lo hizo en menos de tres meses. Eso es algo de que se debe de alabar. “
“Supongo que tienen razón. Aunque pese a sus logros, la poca cantidad de tiempo que tiene con nosotros lo convierte en alguien a vigilar. Puede que se trate de un espía enviado por nuestros enemigos para hacernos caer.”
Los otros enmascarados asintieron ante las palabras de su colega, pues era algo sensato de pensar. Sobre todo, en estos tiempos recientes, donde ellos podían ser traicionados por cualquiera.
“Bueno, ahora díganme. ¿Como va la fase dos del plan?”
“Va bien. Marcus cumplió con lo que se le ordenó de manera impecable. Para este momento, la mente de aquella mujer debe de estar enfocada únicamente en encontrar al monstruo que tiene como hija.”
“Si bien ese ser puede considerarse un monstruo, sigue siendo su hija, por lo que sus instintos de madre la forzaran a venir con nosotros y cuando eso suceda, nos aseguraremos de que se una a nosotros, de una forma a u otra, ella se convertirá en la punta de lanza de nuestra justa rebelión contra el cielo.”
Los otros enmascarados asintieron tras las palabras de su otro compañero.
“Bien, entonces ya todo está previsto. Dentro de poco, ella nos pertenecerá y con ello obtendremos el poder de nuestro perro de guerra.”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capítulo 57 está listo…
Ahora iniciamos un nuevo arco en el cual sucederán a varias cosas en paralelo con diferentes personajes, por lo que habrá varios puntos de vista, lo que hará que sea el arco mas largo que escriba por ahora.
Iniciamos algo fuerte con el secuestro de la hija del Dovahkiin junto con el descubriendo de donde esta Lilith. Ahora, si bien en el canon original de la serie se sabe que estaba en algún lugar del inframundo en uno de los laboratorios de Rizevim, nunca mencionan el lugar exacto (O si lo hacen no me acuerdo XD), por lo que queriendo poner algo como “Hades tenias a la madre de los demonios en tus narices y no lo sabias” es que escribí que Lilith estuviera en el reino de Hades.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 59
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 58
—Recuerdo que Kodlak siempre me decía que dejara de lado el sigilo, que solo los cobardes atacan en silencio, pero a veces es necesario usarlo para evitar muertes innecesarias. —
Reflexión de Edzard tras el «Rescate de Fuerte Kastav».
El cielo, un lugar que era muy común en las diversas mitologías del mundo humano, lo que lo convertía en un nombre muy común para diversos lugares. Para el desconocimiento del publico humano en su mayoría, había muchos cielos, uno para cada mitología, siendo uno de los más conocidos el cielo del cristianismo. Dicho cielo estaba formado por varias regiones, también conocidos como cielos. La apariencia general del cielo era la de un lugar sentado sobre nubes blancas, con un cielo alto, el cual es blanco y muy brillante. La puerta de entrada era una gran puerta, a la cual seguía un camino, el cual atravesaba las diversas zonas que lo componen.
Si bien había muchas regiones, como el primer cielo, hogar de los ángeles de más bajo rango, así como el lugar donde vivían los ángeles reencarnados, también estaba el séptimo cielo, el cual era el lugar donde estaba el sistema de los Sacred Gear, al igual que el sistema que creó el Dios Bíblico para sus milagros.
En el quinto cielo, el lugar donde antaño vivieron los ángeles que en la actualidad pertenecen a los Grigori, se encontraban dos ángeles, bueno, un ángel reencarnado y un ángel caído. Dichos seres eran Lint y Mittelt, las cuales estaban aquí de visita. Aunque, la forma más precisa de decirlo era que Lint estaba de visita por un tema de chequeos rutinarios, mientras que Mittelt se había colado en el viaje, como acompañante de “la palomita”, para de esa manera poder ver su antiguo hogar.
“Este lugar no ha cambiado tanto.” Dijo Mittelt mientras miraba los edificios que había en el quinto cielo.
“¿En serio?” preguntó Lint con curiosidad.
“Si. Bueno, la verdad es que hay más instalaciones de investigación que antes, pero aparte de eso, no ha habido grandes cambios.”
Las palabras de Mittelt hacían referencia en que, en el pasado, el quinto cielo había sido un lugar igual de plagado de áreas de investigación, pero ahora, después de la caída de los que allí vivían, ese número de instalaciones aumentaron, pues los ángeles reemplazaron las viviendas por laboratorios y áreas de investigación.
“Vaya. Yo pensaba que el cielo había cambiado mucho desde que ustedes cayeron.”
“La verdad no, pero eso no es lo que me importa ahora.” Dijo Mittelt dejando de mirar el lugar y posando su mirada en Lint. “Palomita, ¿Por qué te hacen venir a este lugar?”
“Oh, eso. Lo que pasa es que tengo que someterme a ciertos chequeos regulares cada cierto tiempo.” Respondió Lint con una sonrisa.
“Eso es raro. ¿Solo tu o tambien llaman a los otros ángeles reencarnados?”
“La verdad es que la mayor cantidad de veces soy solo yo, pero hay veces en que tambien llaman a Irina, pero a ella la llaman menos veces que a mí.”
La respuesta que le dio Lint provocó que Mittelt sintiera curiosidad sobre eso, pues le parecía super raro que pareciese que estuviesen haciéndole tantos chequeos a Lint.
‘Esto es super raro. ¿Por qué solo llaman a la palomita para los chequeos? Digo, está bien que quieran saber cómo les va, digo, son ángeles reencarnados y no se sabe cómo reaccionaran a largo plazo sus cuerpos, ya que puede haber algún tipo de problema, pero por qué solo enfocarse en ella.’ pensó Mittelt, la cual comenzó a pensar para tratar de ver qué factores diferentes rodeaban a Lint como para ser merecedores de chequeos regulares. Estuvo pensando un buen rato, pero al final no pudo llegar a uno en concreto.
“Oye, Mittelt.” Llamó suavemente Lint a su compañera.
Las palabras de Lint provocaron que Mittelt saliese de sus pensamientos y volviese en sí. Al ver que Lint la había estado llamando, ella la miró y le preguntó qué había pasado.
“Lo que sucede es que ya llegamos.” Contestó Lint mientras comenzaba a avanzar hacia el interior del edificio que tenía al frente.
Mittelt vio como Lint entraba al edificio de forma casual. Tras verla entrar, ella miró el edificio y reconoció fácilmente por la fachada que este era un nuevo. Por la forma, parecía haber sido construido tras la formación del pacto. Tras ver el edificio por unos segundos, decidió entrar.
Cuando ella estuvo dentro del edificio, vio como este estaba lleno de ángeles, los cuales dejaron de hacer lo que estaban haciendo en el mismo momento en que la vieron. No necesitó tener un super oído para escuchar los susurros que decían sobre ella, pues la mayoría de estos fueron dichos casi en voz alta.
“Oye, esa no es Mittelt.”
“¿Qué hace un caído aquí?”
“Si bien se supone que ahora somos aliados, eso no les da derecho a los caídos de volver.”
Las continuas palabras que esos idiotas comenzaban a balbucear, creyendo que ella no podía oírlos, provocaron que Mittelt estuviese a punto de sacar el arma que su amante le había dado. Sin embargo, antes de que haga alguna idiotez que pudiese causarle problemas, una nueva voz se hizo presente, calmando a todos los presentes casi de inmediato.
“Vaya, pero si es Mittelt-chan.” Dijo una voz suave, la cual provocó un escalofrío en el cuerpo de Mittelt.
El ángel caído miró hacia el origen de la voz y vio a una mujer acercarse. La mujer era extremadamente hermosa con cabello rubio rizado y una figura voluptuosa. Esta mujer se llamaba Gabriel y era considerada como la mujer más hermosa del cielo. Ella era uno de los cuatro grandes Serafines, junto con Michael, además de ser el “rey” de las cartas de Brave Saint de tipo Corazón. Ella era considerada la mujer más fuerte del cielo.
“H-hola, Gabriel-sama.” Dijo Mittelt, la cual se sentía algo incomoda de estar frente al serafín.
“¿Cuánto tiempo ha pasado desde que nos vimos? ¿mil años?”
“No recuerdo, pero creo que ha sido menos tiempo que eso.”
“Oh si, puede ser. Fuiste uno de los últimos ángeles del quinto cielo en caer.” Comentó Gabriel con una sonrisa, para luego recordar algo. “A pesar de que es bueno verte. ¿Por qué estás aquí? Digo, Se que ahora no estamos más en guerra, pero Michael no me ha mencionado nada sobre ustedes viniendo al cielo a visitar.”
“Ah, es que no he venido por una visita, sino que he venido a acompañar a Lint a su chequeo.”
“Oh… así que Lint-chan está en su chequeo quincenal.” Dijo Gabriel, cuya sonrisa, la cual había tenido mientras hablaba con Mittelt, se esfumaba levemente. “Aun no entiendo porque se le tienen que hacer tantos chequeos. Se que es porque fue enviada con el joven Edzard y que hay un alto riesgo de que caiga, pero-”
“Asi que era eso.” interrumpió Mittelt, al fin comprendiendo por que Lint era la que más chequeos se le hacían de todos los Brave Saints. Aunque, no solo se percató de ello, pues tambien entendió algo más. Ella, junto con Asia, Aika y Valerie se habían preguntado durante este tiempo porque la mayoría de los representantes enviados por las facciones a su grupo eran mujeres. Y ahora sabia la razón, ellas habían sido enviadas para seducir a Edzard, por eso las habían elegido. El saber esto provocó que ella se enojase, pues sabía que lo que Lint más deseaba era ser un ángel, y ahora descubriendo que había sido enviado con una misión ulterior que podría convertirla en un ángel caído, lo que destrozaría su sueño, la hizo enojar bastante. Asi que, mirando a Gabriel, estuvo por decirle algunas palabras, pero antes de que diga algo, la puerta de la habitación a la que había entrado Lint se abrió, mostrando a un sorprendido ángel, el cual era seguido por una sonriente Lint, la cual al llegar al lado de Mittelt, se acercó a su oído, comenzó a contarle los resultados del examen.
“¡Gabriel-sama!” gritó el otro ángel al ver al serafín. “Qué bueno que está aquí. No va a creer esto.”
Tras aquellas palabras, el ángel se acercó al serafín y le dio unos papeles, los cuales contenían los resultados de los exámenes de Lint.
Gabriel tomó los papeles con los resultados y comenzó a leerlos. Los ojos de la Serafín se abrieron como platos al ver que Lint había perdido su virginidad, pero que además no mostraba signos de corrupción. Si bien eso parecía ser algo sorprendente, la verdad era algo diferente, pues era posible que los ángeles pudiesen copular con humanos sin caer. Lo que realmente le sorprendió fue que no se hallaron restos del ritual que se debía de hacer para prevenir la caída del ángel. Además, se detectó que la joven había vuelto a tener relaciones sexuales el dia anterior.
“E-Esto es increíble.” Susurró Gabriel, la cual miró con total asombro los datos recogidos del examen de Lint, no solo por el hecho de que al parecer Lint podía copular con su amante sin la necesidad de un ritual, sino tambien porque había algo raro en su cuerpo, algo que mantenía su ser angelical impoluto, inamovible e incorruptible. Eso era algo que nunca había pasado antes, algo de lo que no se tenía conocimiento.
“Parece que han visto algo asombroso.” Dijo Mittelt con una sonrisa de burla en el rostro. La verdad es que ella acababa de enterarse por Lint de los resultados y se estaba divirtiendo al ver como Gabriel y el otro ángel tenían miradas de asombró total. Si bien estaba enojada, ella no podía dejar pasar la oportunidad de molestar a dos ángeles, en especial a un serafín.
Las palabras de Mittelt llamaron la atención de Gabriel y del ángel, los cuales miraron a ambos ángeles.
“¿Saben lo que ha pasado?” preguntó Gabriel con curiosidad.
“La verdad es que-”
Las palabras que estuvo por decir Lint fueron interrumpidas cuando un círculo mágico apareció en su oído, el cual tambien apareció en el oído de Mittelt. Aquellos círculos brillaron por un segundo, tras el cual, ambas mujeres se miraron y tras asentir, miraron a Gabriel.
“Lo sentimos, Gabriel-sama. Pero parece que ha sucedido algo y tenemos que irnos de manera urgente.” Dijo Lint, mientras que a espaldas de ella y Mittelt se abría un portal purpura, el cual las terminó tragando.
Cuando ambas desaparecieron, dejaron a unos confundidos ángeles, los cuales no entendían que acaba de pasar. Sin embargo, tras unos segundos, Gabriel sintió que algo malo pasaba, por lo que mirando al ángel que había revisado a Lint, le dijo que iría a ver a su hermano. Tras lo cual se fue volando para ir al Séptimo cielo para comentarle lo que pasaba con Lint a su hermano.
La puerta de la habitación que solía usarse para reuniones de estrategia del grupo de Edzard se abrió de manera abrupta. Las causantes de esto fueron Mittelt y Lint, las cuales acababan de regresar del cielo, pues la llamada que habían recibido era de Aika. Cuando entraron en la habitación, sus ojos se posaron en la sala y lo que vieron, las dejó heladas. Allí en medio de toda la habitación, se podía ver a Asia, la cual tenía el rostro lleno de ira, algo que conmocionó mucho a los presentes, no solo a ellas, ya que era bien sabido por todos que Asia no solía enojarse. Sin embargo, algo había pasado como para hacerla enojar.
“¿Qué ha pasado?” preguntó Lint mientras ella y Mittelt se acercaban sus amigas y se sentaba en el sofá junto a Ingvild.
“No lo sabemos. Recién hemos llegado, pero parece que algo ha pasado.” Respondió Ingvild, la cual sentía un poco de miedo, pues los iris de los ojos de Asia eran de un inquietante color rojo sangre.
“Se la llevaron…” dijo Asia con voz dura y baja, casi pareciendo un susurro amortiguado.
“¿Qué?” preguntó Aika, la cual, junto con el resto de sus compañeras, salvo Lint, vestía su uniforme de la academia, ya que cuando Asia le dijo que reuniese al grupo, ella estaba en clases.
“Ellos se la llevaron…”
“No te entendemos Asia, ¿por favor habla más claro?” pidió Valerie, quien comenzó a acercarse a Asia.
La mente de Asia, la cual solo estaba centrada en encontrar a quien se había atrevido a llevarse a su hija, no respondía de manera correcta, pero eso cambio cuando escuchó la petición de Valerie. La pregunta de Valerie, sumado al estrés que estaba sintiendo provocó que la joven exmonja explotara.
“¡Algunos miembros de la iglesia se llevaron a Marie!”
El gritó de Asia resonó no solo en la habitación, sino que se escuchó por los pasillos del palacio y por lo tanto fueron escuchados por las sirvientas y por alguien más. Dicha persona comenzó a correr hacia la habitación de donde provino el grito cuando entendió lo que sucedía.
Las palabras que salieron de la boca de Asia terminaron por asombrar y a la vez asustar a los que las oyeron, pues no se esperaban este suceso. El pánico comenzó a hacerse presente, mientras que Rossweisse tomaba a Asia en sus brazos, en un intento de calmarla.
“¿Cómo? ¿Cómo sucedió esto?” preguntó Aika con preocupación, pues sabía que, si Edzard se enteraba de esto, bueno, siempre se podía remodelar los mapas de la tierra y se podía culpar a algún desastre natural.
“Estaba de visita en la iglesia donde crecí.” Dijo Asia, comenzando a contarles lo que había sucedido. Sin embargo, no pudo contar todo, ya que la puerta de la habitación fua abierta, mostrando a una agitada Yasaka, la cual había oído lo que pasaba y había corrido lo más rápido que pudo para ver cómo estaba Asia.
La frente de Asia se arrugó ligeramente al ver a la Kyubi, pero rápidamente se sorprendió, de hecho, todos en la sala se sorprendieron cuando ella se acercó a Asia y tras abrazarla, comenzó a susurrarle algunas palabras de confort al oído. Aquellas palabras provocaron que el frente fuerte que había estado poniendo Asia se derrumbara como un castillo de naipes. Los ojos de la esposa de Edzard comenzaron a llenarse de lágrimas, finalmente estallando en un llanto sordo.
Cuando las amigas de Asia la vieron en ese estado, comenzaron a rodearla y a tratar de consolarla. Cuando ella dejó de estar llorando, comenzó a contarles a las presentes lo ocurrido, mientras era sostenida en los brazos de Yasaka.
“¿Ya le has avisado a Edzard?” preguntó Rossweisse tras oír lo que había sucedido.
“No. He tratado de comunicarme con él, pero no puedo.” Respondió Asia. “He intentado usando un círculo mágico, tambien con la moneda que tenemos, pero nada. Nada parece funcionar.”
“A donde es que ese idiota se ha ido a meter en un momento como este.” Comentó Mittelt mientras intentaba en vano comunicarse con Edzard a través de un círculo mágico. “Maldita sea, parece que Asia tiene razón. No he logrado comunicarme con él, no solo es que no conteste es como si estuviese en un lugar al cual no es posible comunicarse de manera normal.”
Las palabras de Mittelt provocaron que la preocupación que sentían las chicas aumentara, pero pese a eso, no se dieron por vencidas.
“Si no podemos contar con Ed, debemos de hablar con el resto de nuestros aliados.” Dijo Ingvild mientras sus palabras llamaban la atención de todas las presentes.
“In tiene razón. Estoy segura de que si todas movemos a los miembros del pacto podemos hallar a los secuestradores de manera fácil.” Dijo Lint mientras se levantaba.
“La palomita tiene razón.” Comentó Mittelt, la cual miró a Asia tras decir aquellas palabras. “¿Puedes convocar a una reunión de emergencia del pacto?”
Al escuchar la pregunta de Mittelt, Asia negó con la cabeza, pues solo los lideres del pacto podían hacer ese tipo de llamada.
Tras aquellas palabras, Mittelt estuvo por decir algo, pero fue interrumpida por la voz de Yasaka.
“Yo convocaré la reunión de emergencia.” Dijo Yasaka, llamando la atención de todas.
Las palabras que salieron de la boca de la líder de los youkai de Kioto provocaron que todas soltaran un suspiro.
“¿En serio lo harás?” preguntó Aika.
“Asi es.” respondió Yasaka con convicción. “Al igual que Asia-san, yo tambien soy una madre y creo poder empatizar con lo que ella siente. Por eso, hare todo lo que pueda para ayudarla.”
“G-gracias, Yasaka-sama.” Dijo Asia tras escuchar las palabras de la “prometida” de su esposo.
“No hay de que. Es lo mínimo que puedo hacer. Además, si Kunou se entera de que esto está pasando y que no he ayudado a salvar a su amiga, me temo que nunca me lo perdonaría.”
“Si, creo que eso tambien podría pasar si Kunou-chan tambien fuese secuestrada y Marie se enterara. Ella tambien no nos perdonaría que no salvemos.”
Tras aquellas palabras, tanto Asia como Yasaka se sonrieron.
Las amigas de Asia se sintieron más tranquilas al ver que su amiga volvía a sonreír, al menos por un momento. Asi que, decidiendo acabar con el momento de unión de madre-madre, Rossweisse tosió falsamente para llamar la atención de las dos madres. Cuando ambas miraron al grupo de chicas reunidas, Aika dio un paso al frente y le hizo una pregunta.
“Ahora que el asunto de la reunión del pacto ya no es un problema, debemos de pensar que hacer. ¿Cómo debemos de movernos?”
La pregunta de la maga los dejó helados un momento, pero tras unos segundos, Asia respondió de manera rápida y precisa.
“Por mucho que quisiese que nos movamos ahora, debemos de esperar hasta que tengamos información. Asi que, debemos de prepararnos para esto.”
“Bien.” Dijeron al unísono todas las chicas.
“Bueno, ya con eso resuelto, voy a hacer la llamada.” Dijo Yasaka mientras se levantaba y comenzaba a caminar hacia la puerta. “Ni bien tenga la información necesaria se las transmitiré. Asi que preparen todo lo que necesitan.”
“Bien. Estaremos esperando su llamada, Yasaka-sama.” Dijeron al unísono las chicas.
El interior de las cloacas del palacio donde los dos héroes de los pergaminos antiguos se habían colado apestaban de la misma manera que apestarían las alcantarillas de un castillo humano, algo que desconcertó en algo a Edzard, pues no entendía como es que eso era posible, pues se teorizaba que las parcas eran esqueletos con túnicas, por lo que no deberían de crear este tipo de desechos.
“Puaj, que peste.” Comentó con molestia Edzard, el cual sufría mucho en este ambiente, pues sus sentidos mejorados amplificaban el hedor de este lugar.
“No me lo menciones, esto huele fatal.” Señaló Zakir, el cual la estaba pasando peor que Edzard, pues a diferencia del anterior, este tenía sus sentidos amplificados a su totalidad, caso contrario a Edzard, el cual si bien tenia los sentidos amplificados, estos no lo estaban en su totalidad, ya que solo eso pasaba cuando estaba en su forma de dragón.
“¿Crees que este es el castillo correcto? Digo, entramos al primer castillo que vimos en las cercanías.”
“Ump. La verdad no lo sé, pero si no es el castillo de Hades, podemos seguir buscando. Después de todo, no tenemos prisa.”
“Bueno, sí. Pero la verdad es que ando algo extraño, casi como si sintiera que me necesitan en otra parte.” Comentó Edzard mientras él y Zakir doblaban en una esquina, entrando en un nuevo corredor de la alcantarilla.
“Puede que sí, pero créeme. Con lo que requiero tu ayuda es algo que te sorprenderá mucho.” Dijo Zakir, provocando nuevamente curiosidad en Edzard.
“¿Cómo así?”
“La verdad es que no quiero contártelo, ya que prefiero que lo veas por ti mismo.” Contestó Zakir mientras se detenía, pues vio que en la parte superior del lugar donde estaban había una especie de entrada. “Parece que encontramos una entrada.”
Al oír las palabras de Zakir, Edzard miró al techo de la alcantarilla y en efecto, vio que había un lugar por el cual salir. Al percatarse de aquello, movió su mano derecha y usando «Detectar vida», comenzó a verificar si había alguien cerca de la entrada. Cuando terminó de hacerlo, vio que no había nadie cerca, pero aun así no subió, pues comenzó a usar el otro hechizo, el cual fue «Detectar muerte». Al igual que con el hechizo anterior, con este tampoco vio que había enemigos cerca, por lo que mirando a Zakir asintió, y el viejo zorro al ver esto, usó el hechizo «relámpago viviente» y convirtiéndose en un relámpago, voló hacia esa entrada.
El impacto generado por el golpe que Zakir le dio a la entrada provocó que esta saliese disparada hacia el techo del corredor del palacio donde estaba ubicada. Además, el impacto tambien provocó que el lugar se sacuda un poco, junto con un estruendo que de seguro había sido oído a varios metros a la distancia.
Al ver todo el ruido que había hecho su compañero, Edzard solo pudo poner los ojos en blanco, para después dar un salto y seguirlo. Cuando aterrizó en el corredor del palacio, vio que el lugar estaba vacío, pero sabía por experiencia que eso no duraría. Asi que, cuando vio a Zakir, rápidamente lo tomó de la túnica y lo jaló un poco con él. Cuando dio unos cuantos pasos, soltó al Lilmothiit, el cual comenzó a seguir a Edzard.
Ambos héroes corrieron por varios pasillos, pues sabían que pronto este lugar estaría a reventar de parcas.
“¿Qué mierda tenías en la cabeza para hacer eso?” preguntó Edzard mientras corría.
“La verdad, es que quería hacer una entrada llamativa.” Respondió casi sin preocupaciones Zakir.
“¿Cómo mierda se te ocurre hacer eso en un castillo en el que nos estamos infiltrando de manera secreta?”
“Por qué la cosa estaba aburrida.” Respondió Zakir mientras llevaba sus manos a sus espadas, pues sintió algunas presencias acercarse. “Creo que lo mejor será que te prepares, ya que siento algunas presencias acercarse a nuestra posición.”
“Maldita sea.” Dijo Edzard mientras llevaba su mano a su espada, la cual estaba colgando de su cintura en un tahalí de cuero negro. La espada era de color negra, tanto en el pomo como en la hoja. Su guarda era circular, teniendo un tamaño poco común. El circulo tenía en su centro un gravado el cual, tenía la forme de un ave con las alas extendidas hacia el cielo. Dicha hoja era la espada que había “heredado” de Galo Desidenio, el ex líder del gremio de Ladrones.
Manteniendo la mano en la empuñadura, Edzard elevó sus sentidos lo más que pudo y al hacerlo, vio que Zakir tenía razón, pues se acercaban varias presencias.
Cuando el dúo de héroes dobló por una esquina, se toparon con sus enemigos, los cuales resultaron ser un par de parcas.
“¡Intrusos!” gritó una de las parcas al verlos.
Los sirvientes de hades tomaron sus guadañas con ambas manos y sin pensarlo dos veces, se lanzaron contra ellos. La velocidad de las parcas era asombrosa, pues superaban con creces a la velocidad de un demonio de clase baja. Lamentablemente para ellos, tanto Edzard como Zakir sabían que debían de ser rápidos y precisos para estos combates. Asi que, ambos estaban dispuestos a usar una buena parte de su poder.
¡Clank!
El sonido del metal chocando se hizo presente cuando tanto Edzard como Zakir detuvieron los ataques de sus enemigos, provocando que la sorpresa apareciera en los rostros de las parcas, las cuales no tuvieron ni tiempo para sorprenderse, pues ambos héroes movieron sus armas con gran velocidad y terminaron cortándoles las cabezas.
Ante los ojos de los dos héroes los cuerpos de las parcas se disolvieron en polvo negro, dejando atrás solo las capas con capucha que usaban.
“Eso fue fácil.” Comentó Zakir mientras movía sus espadas de lado a lado, casi como si quisiera eliminar alguna mancha de sangre que tuviese la hoja, algo que era innecesario, pues los cuerpos de las parcas no tuvieron ni tiempo para sangrar.
“Si, pero parece que eran parcas de bajo nivel. Asi que supongo que los de más alto nivel serán un problema.” Señaló Edzard mientras comenzaba a caminar hacia donde sea que la sala lo llevase.
Al escuchar las palabas de Edzard, Zakir solo asintió y comenzó a seguirlo, adentrándose ambos en el interior del palacio.
La sala ubicada en el palacio de Lucifer que era usada como una de las cuatro principales ubicaciones para las reuniones del pacto de Kuoh se encontraba sumida en un ambiente tenso y de preocupación, pues casi todos los lideres de los miembros conformantes, es decir, las tres facciones, Asgard, y los Youkai de kanto, se encontraban reunidos.
“Yasaka-dono. ¿Por qué ha llamado a esta reunión de emergencia?” preguntó Sirzechs con curiosidad, pues la líder de los youkai de Kioto hizo uso de una de las cláusulas del pacto que permitían convocar de manera casi instantánea a los lideres.
“Si, yo también tengo esa duda. Aunque, tambien tengo otra. ¿Dónde está el mocoso del otro mundo?” preguntó Odín, el cual, al igual que los demás, tambien sentía curiosidad por la ausencia del joven dragón.
“El viejo tiene razón. Es raro que Ed-chan no esté en una reunión.” Comentó Azazel mientras miraba el asiento vacío que solía ocupar Edzard en las reuniones. “¿Acaso se está entreteniendo con sus amantes?”
La pregunta de Azazel fue respondida por una tos falsa que provenía de Michael.
Cuando el líder de los Caídos miró a su hermano, solo sonrió de manera divertida, lo que provocó que el líder del Cielo soltara un suspiro.
“Supongo que ha pasado algo, ¿verdad?” preguntó Michael, el cual dejó de mirar a su hermano, para pasar a mirar a Yasaka y volver a hablar. “Gabriel me dijo hace una hora que Lint y Mittelt habían estado en el quinto cielo. Al parecer, Mittelt estaba acompañando a Lint, a quien se le estaba haciendo algunos chequeos de rutina. Gracias a esos chequeos se han descubierto algunas cosas que me gustaría platicar con Edzard-dono. Sin embargo, ella me contó que, tras el examen, pasó algo y eso fue que tanto Lint como Mittelt recibieron una llamada y se fueron del cielo de manera abrupta. ¿Acaso esto tiene algo que ver con esa llamada?”
Las palabras que salieron de la boca de Michael dejaron como piedras a los presentes, los cuales comenzaron a mirar a Yasaka, expectantes de la respuesta que esta les daría.
Al ver que tenía toda la atención de los presentes, Yasaka soltó un suspiro antes de comenzar a hablar. Primero tenía que ordenar sus ideas, pues tenía que ser lo más clara y precisa en sus palabras.
“Convoque a esta reunión de emergencia, porque hoy, no hace más de un par de horas, la hija de Edzard-dono y Asia-san fue secuestrada por quien se piensa es un miembro renegado de la iglesia, el cual logró colarse en la iglesia donde creció Asia-san.”
Las palabras que salieron de la boca de Yasaka paralizaron por completo a las personas que estaban presentes, las cuales se quedaron en blanco por unos instantes. Instantes que fueron seguidos por algunas palabras y reacciones de diversos miembros.
“¡¿Cómo que la pequeña Marie fue secuestrada?!” gritó Serafall, la cual había estado algo molesta anteriormente, pues la habían hecho volver cuando al fin estaba por cerrar las negociaciones para la introducción del panteón griego en el pacto de Kuoh. Sin embargo, el saber que fue por esta razón, bueno, ella estaba muy preocupada y cuando miró al lado, vio que no era la única.
Al lado derecho de Serafall había estado Falbium, el cual había estado medio somnoliento, pero al momento en que escuchó las palabras de Yasaka, bueno, cualquier tipo de cansancio que tuviese se esfumó como el agua en el desierto. Los ojos del demonio se abrieron como platos y este se levantó de un salto.
“Esto es malo, muy malo.” Comenzó a decir el demonio mientras se movía de un lado a otro, llevándose la mano a la barbilla.
“Falbium tiene razón.” Comentó Ajuka, el cual miró a Sirzechs. “Sabemos que Edzard-san es fuerte y vimos parte de su poder cuando se enojó al ver a sus padres como peones de Molag Bal. Si su enejo en aquel entonces fue de tal magnitud, ahora me temo que la situación podría escalar a algo peor.”
“Asi parece.” Dijo Sirzechs mientras pensaba una forma de solucionar esto antes de que Edzard hiciese alguna locura. Asi que, mirando a Yasaka, decidió preguntarle algo. “Yasaka-dono. Dígame, ¿Ed-kun sabe de esto?”
“No. El salió a hacerle un favor a alguien tras recibir una llamada anoche y todos los intentos de comunicarse con él han fracasado.” Respondió Yasaka.
“Ya veo. Eso es bueno, eso quiere decir que tenemos tiempo.” Dijo Sirzechs.
“Si. Ahora necesitamos información.” Comentó Azazel mientras miraba a su hermano. “Si esto tiene que ver con el cielo, de seguro tú tienes información que compartir, ¿verdad, Michael?”
El serafín miró a su hermano y tras asentir comenzó a hablar. “Si. La verdad es que tenemos un problema con ciertos sectores de los exorcistas, los cuales no estaban de acuerdo con la firma del pacto. Sin embargo, la aparición de los daedras los había calmado, pero eso parece que ha cambiado ahora. Eso se debe a que han aparecido rumores de que los daedras son en realidad demonios de otro mundo, lo que ha hecho que ellos comiencen a pensar que estos están aliados con los demonios de nuestro mundo. Eso ha hecho que piensen que es necesario que salgamos del pacto.”
“Esas son noticias graves, Michael-dono.” Dijo Sirzechs, entendiendo la información que secretamente Michael dicho en sus palabras. “Tal vez si nos hubieses dicho de eso antes, tal vez hubiésemos tenido una forma de pararlo antes de que esto escalara.”
“Si, pero ya es tarde.” Dijo Azazel mirando a su hermano con una sonrisa de burla, casi como si encontrase los errores de su hermano divertidos. “Ahora ese pequeño problema ha escalado hasta algo que potencialmente podría causarnos muchos problemas. Asi que, no hay otra salida, tenemos que actuar rápido y ser precisos. Y, sobre todo, nadie, aparte de los que ya saben sobre esto, deben de enterarse.”
Las palabras finales de Azazel fueron dichas mientras este miraba a Sirzechs y a Serafall, los cuales entendieron bien a lo que se refería. Ellos no debían de mencionar nada de esto a sus hermanas, ya que la noticia podría filtrarse y llegar a oídos de Edzard, lo que conllevaría a tener a un dragón enojado y en estado de Berseker suelto. Asi que, comprendiendo eso, decidieron no decirles nada.
“Bien. Tenemos que saber todo lo que está pasando, así que, Michael, comienza a cantar todo lo que sabes.” Dijo Azazel mirando a su hermano de manera seria.
Pese a que le desagradó la forma en que Azazel le habló en este momento, Michael asintió y comenzó a hablar de todo lo que sabia sobre este grupo disidente.
Las palabras que el líder del cielo comenzó a decir provocaron que todos los que lo oyeron comenzaran a preocuparse, en especial cuando oyeron que posiblemente todas las religiones abrahámicas estaban involucradas. Si bien ya seria complicado tratar con los cristianos, si en el saco de problemas se metían musulmanes y judíos, bueno, la cosa escalaria a niveles globales. Aquello podría provocar que el secreto de la muerte de Dios se hiciese público.
“Esto es un lio de un nivel sin precedentes.” Comentó Sirzechs mientras se llevaba la mano a la sien, ya que sentía una jaqueca llegar.
“Si, pero debemos de solucionarlo de manera rápida y precisa. Asi que para eso necesitamos toda la información que tengas, Michael.” Dijo Azazel, ya sin ninguna pisca de burla en su voz, pues lo que sucedía era algo muy serio.
“Si, no te preocupes, enviare a todos los miembros del pacto la información que tenemos.” Contestó Michael, para luego dar una pequeña noticia, la cual esperaba que sirviese para aumentar la moral en este tema. “Si sirve de ayuda, me gustaría comentar que tenemos indicios de algunas posibles ubicaciones del escondite principal de este grupo.”
Las palabras de Michael parecieron lograr su cometido, pues varios de los rostros preocupados que estaban teniendo todos se suavizaron ligeramente.
“¿En serio?” preguntó Serafall con alegría en su voz.
“Si.”
“Entonces debiste de comenzar por allí.” Señaló Azazel mientras soltaba un suspiro. “Con esta noticia, es posible que podamos reducir el tiempo de búsqueda. Lamentablemente, aún estamos contra el reloj, por lo que debemos de enviar a los mejores equipos que tengamos para esto. Cuando la reunión acabe y tengamos la información, nos reuniremos por medio de proyecciones mágicas para decidir que equipos atacaran cada posible ubicación. El equipo que enviare será el equipo «Black Dog», el cual es uno de los mejores equipos que tenemos en Grigori.”
“Por nuestra parte, el cielo enviara un equipo conformado por algunos de los mejores Brave Saints.” Dijo Michael.
“Yo enviare a algunos miembros de mi nobleza para esto.” dijo Sirzechs, quien, pese a que quería que fuesen su hermana y Sona, sabía que esta misión tenía que acabar rápido, por lo que solo podía enviar a personas capaces, pero no solo eso, sino tambien personas que pudiesen mantener la boca cerrada. Asi que, por eso, el enviaría a miembros de su propia nobleza.
“Yo enviare a algunas valquirias de mucha confianza.” Dijo Odín, el cual había estado en silencio durante toda la reunión, pues quería ver como reaccionaban los presentes. Y al ver que habían tomado acciones muy rápidas, se encontraba más que a gusto por la forma de actuar de los lideres de las otras facciones.
“Yo enviare a algunos youkai de alto rango para la misión.” Dijo Yasaka, antes de volver a hablar. “Además, transmitiré esto al grupo de Edzard, pues ellas tambien quieren ir a buscar a la pequeña Marie.”
Las palabras finales de Yasaka no sorprendieron a nadie, pues sabían que ellas tambien se sumarian.
“Bien. Entonces, movámonos y preparemos todo. Tenemos una hora, luego de aquello comenzara la operación.” Dijo Sirzechs levantándose, siendo seguido por todos.
La luz artificial creada por un foco provocó que los ojos de Marie se movieran, despertándola del sueño en el que había sido inducida no hace mucho. Mientras parpadeaba, la pequeña dragona se levantó del duro suelo y vio que estaba encerrada en una especie de celda. La habitación era de piedra, algo que ella sabía que era poco usual en el mundo de los humanos en esta era. Frente a ella no había barrotes, sino que había una pequeña puerta de acero, lo suficientemente grande como para que pase una sola persona.
‘¿Dónde estoy?’ pensó Marie mientras se levantaba. Cuando se puso de pie, vio que su vestido, el cual era un vestido de verano de color azul claro se había ensuciado. Esto provocó que la pequeña hiciese un puchero, pues era su vestido favorito.
Cuando dejó de hacer un puchero, la pequeña se acercó a la puerta y cuando estuvo frente a ella, comenzó a escuchar voces tras esta. Parpadeando con confusión, la pequeña estuvo por preguntar que pasaba, pues no recordaba muy bien lo que había sucedido. Sin embargo, cuando estuvo por hablar, sus sensibles oídos captaron las palabras de dos personas. Por el tono de voz eran dos hombres, los cuales estaban hablando en latín.
“¿Por qué tenemos que ser nosotros los que tenemos que cuidar a ese pequeño monstruo?”
“Porque así lo han ordenado los jefes.”
“Maldita sea. ¿Y hasta cuándo estará en esta base?”
“Tal vez hasta mañana. Escuché rumores de que es posible que sea movida a otra base a la media noche.”
“Eso espero. No soporto ver a esa pequeña aberración.”
“Yo tambien, amigo, yo tambien.”
Las palabras que escuchó Marie provocaron que sus pequeños ojos le picaran, pues era obvio que hablaban de ella. La forma tan despectiva con la que hablaban de ella provocaba que su pequeño corazón se sintiera apesadumbrado. Sin embargo, cuando estuvo a punto de echarse a llorar como cualquier otra niña de su edad, ella recordó que no era solo una pequeña niña. No, ella no era solo una niña, ella era la hija de uno los más poderosos dragones del mundo, su madre era una de las magas que mayor potencial en magia de restauración había registrada en la historia del Colegio de Hibernalia, por su sangre corría la sangre de dos héroes de los pergaminos antiguos, junto con la sangre de dos reyes.
Llevándose las manos a los ojos, se secó las lágrimas que comenzaban a formarse en sus ojos. Volviendo a mirar la puerta, comenzó a usar su mente para tratar de saber cómo escapar, pues tras oír aquella conversación, ella recordó que había sido secuestrada por el padre Marcus, el cual había atacado a todos los niños para forzarla a ir con él. Si bien una parte de ella quería esperar a que sus padres la rescataran, otra parte, la cual simbolizaba su naciente orgullo como Dovah, le decía que debía de hacerse valer por sí misma, que debía de demostrarle al mundo de lo que era capaz, que debía de mostrarle al mundo el poder de su thu’um.
Por extraño que pareciese, la parte Dovah que le exigía mostrar su poder parecía ganar terreno, lo que la llevó a abrir la boca y comenzar a prepararse para desatar el poder de las dos palabras del thu’um de fuerza implacable. Sin embargo, cuando estaba por hacerlo, una voz sonó directamente en su mente.
‘Eso sería algo imprudente, pequeña.’
La repentina voz provocó que Marie dejara de prepararse para usar un thu’um y comenzase a mirar por toda la habitación, buscando el origen de la voz que le hablaba en la mente. Estuvo haciendo eso por un par de minutos, hasta que la voz volvió a hablar, evitando que ella dijese algo.
‘Es inútil que me busques en ese mundo, pequeña. Yo no habito allí, yo vivo en otro mundo, un lugar al que tus padres han ido, tu madre una vez y tu padre más de una. Ahora, si quieres hablar, solo piensa en tus palabras, pero hazlo en idioma Tamrielico y no lo hagas en ningún idioma de la tierra, pero si quieres tambien puedes hablar en idioma dragón.’
‘Está bien.’ Pensó Marie.
‘Bien. Ahora, escucha, porque no tengo mucho tiempo. Estas en un gran peligro, te han secuestrado y quieren hacerte daño, pero no hagas nada estúpido como lanzarte a la carga y usar el thu’um de manera indiscriminada, por favor. Tú no tienes la capacidad de tu padre, puedes quedarte sin voz y eso te dejaría vulnerable. si bien es cierto que ellos no te querrán matar por el momento, eso no quiere decir que no te harán daño. Asi que ten cuidado. ¿Entiendes?’
‘Si. No hacer locuras y no gritar en vano.’
‘Bien. Si bien te he dicho que no hagas locuras, eso no quiere decir que no puedas escapar. Si logras encontrar una apertura, úsala y cuando estes fuera, grita las siguientes palabras «Dov» «Ah» «Kiin»’
‘¿Dovahkiin? ¿Ese no es el título de mi papá?’
‘Asi es. Veras, pequeña, los nombres y los títulos dados por dragones son tambien un thu’um y si lo gritas, puedes hacer saber que quieres hablar con el dueño de ese nombre o título.’
‘Eso quiere decir que papá sabrá donde estoy y podría venir a rescatarme.’ Pensó con alegría Marie al saber esto.
“Asi es.’
‘Gracias, muchas gracias, voz desconocida.’
’Tranquila, es un placer ayudar a una pequeña como tú. Ahora, si quieres decirles a tus padres si alguien te ayudo, dile que recibiste ayuda de «El viento gris».’
‘¿El viento gris?’ preguntó mentalmente Marie, pero para su mala fortuna no escuchó palabra alguna.
Parpadeando, la joven hija de Edzard y Asia se dio cuenta que volvía a estar sola, pero a diferencia de la vez anterior, en esta ocasión, decidió quedarse sentada, esperando el mejor momento para huir y mientras esperaba, comenzó a interiorizar aquellas palabras, las palabras que componían uno de los nombres Dovah de su padre, para de esa manera poder usar el thu’um para llamarlo.
La habitación que era el estudio personal de Edzard se encontraba lleno de personas, siendo estas todo el grupo de Edzard, junto a Yasaka. Estas personas estaban reunidas en este momento y lugar porque hace unos instantes llegaron las carpetas con información sobre los secuestradores de Marie.
“Asi que… ¿Hay seis lugares que son posibles ubicaciones?” preguntó Aika, mirando un mapa del mundo humano, el cual estaba siendo proyectado por un artefacto creado por Edzard.
“Asi es, los lugares son los Alpes italianos, una cadena montañosa en el Líbano, una cadena de cavernas en México, una mina abandonada en los andes peruanos, unas ruinas de un castillo en las tierras altas de escocia y una mina de diamantes abandonada en Rusia.” Dijo Yasaka, mientras las ubicaciones mencionadas eran señaladas con puntos rojos. “Por fortuna, somos seis grupos, por lo que cada uno tomará una de las ubicaciones para poder atacarlas de manera simultánea, para de esa manera evitar que se apoyen entre sí, cortando de esa forma cualquier tipo de escape que puedan pensar esos sujetos.”
“Ya veo. Asi que debemos de escoger una ubicación, ¿verdad?” preguntó Ingvild mientras miraba el mapa.
“Asi es, escogerán una y el resto de los equipos las otras.”
“Bien. Entonces, ¿Cuál escogemos?” preguntó Mittelt mientras miraba al resto de las chicas.
Pese a la pregunta dicha por el ángel caído, ninguna de las miembros del equipo de Edzard dijo una palabra, pues nadie se sentía con la autoridad para decidir algo. Esto no solo porque la afectada era la hija de uno de sus miembros, sino también porque mientras Edzard no estaba, el liderazgo del grupo recaía en Asia. Asi que, nadie hizo nada hasta que finalmente Asia se puso de pie, ya que había estado sentada en la silla de Edzard, mirando la reunión. Caminando, Asia miró las ubicaciones para luego cerrar los ojos. Al hacerlo, decidió dejar que fueran sus instintos maternales los que le dijesen en qué lugar podría estar su hija. Tras unos segundos, su ser sintió una punzada, la cual provocó que su mano se mueva hacia el país donde creció.
“Aquí.” Dijo Asia, apuntando a la base que estaba en los Alpes Italianos.
“¿Estás segura?” preguntó Yasaka.
“Si, mis instintos me dicen que allí esta.” Respondió Asia con convicción.
“Entiendo. Entonces, avisare a los otros grupos para que se preparen para el ataque.” Dijo Yasaka mientras miraba a las chicas moverse.
“Bien. Entonces, supongo que tendremos que prepararnos para luchar. Pero antes, ¿Sabe alguien más del secuestro de Marie?” preguntó Rossweisse con un poco de preocupación, ya que había dejado la escuela pidiendo un permiso de emergencia por un asunto familiar, algo que de seguro ya se estaría comentando entre los alumnos de la academia.
“Si tus dudas son sobre si la noticia ha llegado a oídos de las hermanas de Sirzechs-dono y Serafall-dono, la respuesta es no. Ellos han dicho que no les dirían nada a sus hermanas, por lo que es casi imposible que ellas se enteren de lo que está pasando hasta que todo termine.”
“Bien, no queremos que ellos queden atrapados en el fuego cruzado.” Dijo Lint mientras se preparaba para salir de la habitación.
“Así es. Por mucho que nos duela, aún no están preparados para algo como esto. Asi que, lo mejor es dejarlos fuera.” Comentó Valerie, mientras pensaba en Gasper, el cual pese a haberse vuelto más fuerte, aún era muy débil para este tipo de misión, ya que se requería fuerza, precisión y velocidad.
“Si. Por ahora, debemos de esperar hasta que todo esté listo. Eso tal vez llevara una hora, hasta entonces, prepárense.” Dijo Yasaka, la cual se levantó y caminando hacia Asia, puso una mano en su hombro, pues vio que ella estaba inquieta. “Se que es difícil y que sientes que la espera te está matando, pero por favor, confía en nosotros. Por ahora debemos de apegarnos al plan.”
Las palabras de Yasaka provocaron que Asia la mirara, antes de responderle.
“Lo sé, pero duele saber que mi pequeña esta allí afuera, a merced de personas que pueden querer hacerle daño.”
“Lo entiendo, pero para salvarla es necesario atacar todas las bases enemigas al mismo tiempo, así que, por favor, Asia-san, solo aguanta un poco, es posible que para el amanecer de mañana tengamos a Marie-chan con nosotros de nuevo.”
Al escuchar aquellas palabras, Asia miró a Yasaka y asintió. Aquella reacción provocó que Yasaka le diera una sonrisa a Asia, para luego separase de ella.
Tras aquel breve momento de confort de parte de Yasaka a Asia, las personas que estaban dentro de la habitación comenzaron a salir, cada una para hacer los preparativos de último momento antes de la misión.
Cuando todo el lugar estuvo vacío, de debajo del escritorio de Edzard se abrió la puerta de uno de los compartimientos y de allí salió una muy angustiada Kunou.
La joven kitsune había sentido que algo estaba pasando, pues veía a su madre más ocupada de lo normal, junto con un rostro de preocupación casi constante desde que llegó de la reunión del pacto. Además, por alguna razón no había podido hallar a Marie, y eso la extrañaba, pues ella sabía que su amiga había ido con su madre a visitar su pueblo natal, y Asia ya había vuelto, pero parecía que Marie no lo había hecho. Eso la llevó a espiar a su madre y cuando descubrió que tendría una reunión de emergencia con Asia-san, decidió esconderse en el escritorio de Edzard. Y gracias a eso, ahora sabia la verdad.
‘Ma-chan ha sido secuestrada.’ Pensó Kunou con preocupación y pánico.
Varios sentimientos comenzaron a arremolinarse en el corazón de la niña, provocando que la joven kitsune no supiese que hacer por un momento. Sin embargo, tras unos segundos, ella decidió que debía de buscar a alguien que pudiese ayudarla con una idea que tuvo. Por un segundo pensó en decirle a su madre que lo sabía, pero ella rápidamente lo descartó, pues su madre la enviaría a su habitación y no le permitiría ir, pero en ese momento recordó algo.
"Tal vez el Sekiryuutei me pueda ayudar a contactar a Edzard". Dijo Kunou mientras comenzaba a caminar, pues la idea que se le ocurrió fue decirle al padre de su amiga lo que estaba pasando, porque si alguien podía encontrar a Marie en un santiamén, ese sería él.
Asi que, saliendo de la habitación, ella comenzó a correr hacia la habitación de su madre, ya que allí había un círculo mágico, el cual la teletransportaría al lugar donde se estaba construyendo la residencia de los youkai en este mundo. Una vez allí, tomaría la puerta que la llevaría a Kuoh.
En una habitación de uno de los lugares más seguros del castillo de Hades, se estaba llevando una reunión entre dos facciones. Una de ellas era la facción de los héroes, mientras que la otra era la facción griega, aunque más precisamente era el dios de los muertos Hades, el cual estaba actuando a espaldas de sus compañeros dioses, pues estaba actuando por cuenta propia sin informar a nadie de su facción.
“¿Asi que esa es tu petición?” preguntó Hades, cuya voz era grave y sonaba como si fuese una voz de ultratumba. La apariencia del Dios de los muertos del panteón griego era la de un esqueleto viviente, el cual vestía las mismas ropas que los sumos sacerdotes, es decir una túnica muy elaborada y adornada junto con un sombrero.
El dios de la muerte estaba sentado en un cómodo sofá y frente a él se encontraba sentado Cao-Cao, el cual estaba junto con George y Jeanne.
“Asi es, eso es lo que pedimos para poder cumplir con su petición, Hades-sama.” Respondió Cao-Cao mientras miraba al dios.
La mirada del joven humano era algo rara, pues a diferencia de cuando estaba en Kioto, ahora mismo, uno de los ojos de Cao-Cao era de un profundo y enfermizo color azul. Aquello era el resultado de haber sido obligado a beber un poco de Plasma Azure, es decir, el mismo veneno que fueron obligados a beber los padres de Edzard hace tiempo. Sin embargo, a diferencia de ellos, la mente de Cao-Cao no había sido corrompida a su totalidad, pues parecía que el veneno de Puerto Gélido actuaba de manera diferente en los humanos de la Tierra. Si bien el solo hecho de beber ese veneno debería de haber destruido el cuerpo de Cao-Cao, el joven humano había sobrevivido gracias al poder de su Sacred Gear, el cual había mitigado en gran parte el efecto del veneno.
“Bien. Lo que pides es algo que estaba dispuesto a ofrecerte para que puedas debilitar a Ophis para permitirme capturarla, después de todo, “el” fue creado para tratar con dragones.”
La forma en que Hades habló provocó que un escalofrío recorriera las espaldas de los humanos presentes en la sala, pero eso no fue todo, pues aquellas palabras provocaron que el ojo derecho de Cao-Cao palpitara, causando un ligero dolor, el cual fue acompañado con palabras que fueron susurradas directamente a su mente.
‘Bien, ahora que la bolsa de huesos que es ese dios ha aceptado darles esa arma, sigue jugando su juego un poco más de tiempo. Cuando sea el momento, lo usaras para matar al Dovahkiin de una vez por todas. Espero que esta vez no me falles, mi sirviente, porque de hacerlo, ni tu ni tu pequeño grupito de estúpidos humanos tendrán una segunda oportunidad.’
La voz que resonó en la mente de Cao-Cao era ni más ni menos que la voz de Molag Bal. Si bien el atributo sagrado del Sacred Gear True Longinus logró bloquear mucho del poder del veneno de Puerto Gélido, hubo algo que no pudo bloquear y eso fue la capacidad que tenía el veneno para crear un vínculo mental entre los adalides de Bal y el príncipe daedrico, un vínculo que solo podía ser sellado si el adalid estaba en una zona cubierta de runas aedricas diseñadas para cortar aquel vinculo.
‘Si, mi señor.’ Respondió Cao-Cao de manera sumisa.
Tras aquella respuesta, el ojo de Cao-Cao dejó de palpitar, lo que indicaba que el príncipe daedrico había dejado de observar lo que pasaba con Cao-Cao por el momento.
“Ahora, supongo que tengo que empezar el trato. Asi que, te enviare al lugar donde Samael está sellado. Cuando estes allí, usa esto para romper el sello.” dijo Hades mientras movía su esquelética mano derecha, convocando un círculo mágico, el cual se grabó en la mano derecha de Cao-Cao.
“Gracias, Lord Hades. No se preocupe, la Facción de los Héroes no le fallara.”
Tras la respuesta, Cao-Cao se levantó del sofá, siendo seguido por Hades, el cual fijo su mirada en el humano y dejando salir un poco de su aura divina, decidió hablar, soltando una amenaza contra el joven. “Eso espero, Cao-Cao, eso espero…”
Tras aquella amenaza, el dios de los muertos del panteón griego movió su mano e hizo aparecer un círculo mágico en el suelo.
“Párense sobre ese círculo mágico y cuando lo hagan, los enviare a donde esta sellado Samael. Tómenlo con ustedes y prepárense para su ataque al inframundo. Yo los apoyare enviando algunos de mis sirvientes cuando el momento llegue.”
Las palabras de Hades fueron respondidas por un asentimiento de Cao-Cao, el cual caminó junto a sus compañeros hacia el circulo mágico. Cuando estuvieron en el centro, el circulo brilló y tras eso, los miembros de la facción de los héroes fueron teletransportados hacia el lugar que era su destino.
Tras ver como sus “aliados” se iban, Hades comenzó a caminar hacia su estudio personal y mientras lo hacía, iba pensando en cómo usar a sus nuevos peones, porque si, para él la facción de los héroes no eran sus aliados, sino que eran sus peones en su deseo de eliminar no solo a los demonios y a los ángeles caídos, a los cuales consideraba seres innecesarios, sino que él también quería eliminar los sacred gear de tipo longinus, pues los consideraba un peligro para el mundo, por ello pensaba contactar con varios dioses con ideas afines para formar una especie de pacto con el cual no solo oponerse al pacto de Kuoh, sino tambien a los daedras.
Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una de sus parcas apareció de la nada.
“¡Hades-sama!” gritó la parca.
El grito de la parca provocó que el dios de los muertos mirara al ser que gritó.
“¿Qué sucede?” preguntó Hades.
“Mi señor, unos intrusos han ingresado al palacio y han comenzado a matar a todas las parcas con las que se topan.”
La respuesta que escuchó hades lo dejó perplejo, pues no podía creer lo que escuchaba. Si bien era cierto que muchos de sus subordinados no eran de clase ultimate, era muy sabido que incluso una parca de bajo rango tenía un poder que estaba muy por encima del poder de un demonio de clase baja. Asi que, podría decirse que muchas de sus parcas estaban a la par de poder que demonios de clase media y clase alta, por lo que, si estaban siendo atacados y eliminados, entonces los combates deberían de causar estruendos. Sin embargo, durante toda su reunión con la facción de los héroes, el no sintió ningún tipo de combate en todo su palacio, lo que estaba dejando sin palabras.
“¿Qué has dicho?” preguntó Hades cuando comenzó a salir de su estado de shock.
“Unos intrusos se han infiltrado en el palacio y han matado a varias parcas de bajo rango, mi señor.”
‘¿Qué está sucediendo? ¿Cómo es posible que esto esté pasando? Para que no pueda detectar signos de lucha es obvio que los que se han atrevido a invadir mi palacio son seres de gran poder, tal vez del nivel de un demonio de clase suprema, ya que de otra manera no podrían matar a mis soldados fácilmente, lo que haría que no haya signos de batalla.’ Pensó Hades mientras taraba de discernir quien era el ser o, mejor dicho, que facción se atrevía a atacarlo. Por un segundo pensó que se trataba del pacto de Kuoh, pero tan pronto como pensó en ello, descartó esos pensamientos, pues el pacto no tenía razón alguna para atacarlo, al menos por el momento.
“¿Hacia dónde se dirigen?” preguntó Hades una vez que dejó de pensar en la identidad de la facción de la que venían sus invitados no deseados.
“Por los rastros de cadáveres que han dejado todo indica que se dirigen hacia el laboratorio del extremo este, mi señor.”
La respuesta que escuchó Hades provocó que su mandíbula casi se le caiga de la sorpresa, pues no se esperaba eso.
‘No puedo dejar que lleguen al piso más bajo de ese laboratorio, no en especial ahora que Zeus está terminando las negociaciones con Leviatán. Si la noticia de lo que tengo allí abajo se hace público, sería un verdadero dolor de cabeza.’ Pensó Hades con un poco de preocupación. Asi que, sabiendo que no podía dejar que esos individuos llegasen al piso final de su laboratorio, convocó un círculo mágico cerca donde un ser de carne y hueso tendría su oído y comenzó a hablar.
“Pluto, tenemos invitados no deseados. Se están dirigiendo al piso final del laboratorio del este de mi castillo, elimínalos antes de que se filtre información de lo que hay allí. No sabemos cuántos son, así que tambien dile a Thanatos que te acompañe.”
Tras aquellas palabras, el circulo mágico desapareció y Hades comenzó a caminar hacia su despacho. Sin embargo, antes de que diera un paso, un círculo mágico apareció en su oído y la voz de Zeus se hizo presente. El líder del panteón le indicaba que tendrían una reunión de emergencia, pues Leviatán había dejado en pausa las conversaciones por un tiempo, algo que le permitiría a la facción reunirse para hablar de las cláusulas de admisión al pacto. Pese a que enterarse de esto molestó a Hades de sobremanera, el dios griego sabía que no podía faltar, pues parecería sospechoso si faltaba. Asi que, confiando en que sus subordinados más fuertes podrían con sus invitados no deseados, usó un círculo mágico y se dirigió hacia el monte Olimpo.
Las espadas de Edzard y de Zakir fueron sacadas casi al mismo instante de los cuerpos en los que habían sido clavadas. Dichos cuerpos pertenecían a las últimas tres parcas de un grupo que habían encontrado antes de llegar al lugar al cual se dirigían. La ruta que estaban siguiendo había sido creada por un pergamino del hechizo clarividencia que estaba siendo usado por Zakir.
“¿Cuánto falta?” preguntó Edzard mientras comenzaba a seguir a Zakir, el cual había comenzado a correr.
“No mucho.” Respondió el Lilmothiit.
Tras aquella respuesta, el dúo de héroes siguió corriendo por los pasillos del palacio. Corriendo por varios pasadizos y doblaron casi una veintena de esquinas y en cada cierto tramo de su recorrido se vieron forzados a matar a más de una parca, pues al parecer se habían descubierto los cadáveres que estaban dejando, por lo que la alarma ya había sido dada.
El sonido de metal chocando se escuchaba en una sala, esto debido a que se estaba llevando un combate entre Edzard, Zakir y un grupo de parcas.
“¡Deténganlos! ¡No dejen que lleguen al laboratorio de Hades-sama!” gritó una parca, la cual se lanzó contra Edzard.
La acción de esa parca fue copiada por sus compañeros, los cuales tambien se lanzaron contra Edzard y Zakir, en un intento de abrumarlos con sus números.
Edzard movió su espada para detener la guadaña de la parca que llegó primero. El resonar del choque ambas armas fue un sonido agudo, el cual fue silenciado cuando la parca dio un salto hacia atrás para tomar otra postura. Tras tomar una nueva postura de ataque, se volvió a lanzar contra el Dovahkiin, el cual se quedó quieto para esperar a su enemigo. La parca se movió a gran velocidad, logrando colarse a la espalda de Edzard, donde movió su arma por sobre su cabeza, para luego lanzar un tajo vertical descendente.
El ataque de la parca fue detenido por la propia espada de Edzard, el cual había previsto el ataque, ya que era un ataque clásico para derrotar a alguien rápidamente. Sin embargo, tras aquel movimiento, el joven dragón vio por el rabillo de su ojo izquierdo como otra parca aparecía por ese lado. Dicho enemigo movió su guadaña de manera horizontal, con el claro objetivo de cortarlo en dos. Sin embargo, para la sorpresa de ambas parcas, el ataque fue bloqueado por una daga. La daga que Edzard había usado para detener el ataque de la parca era un arma llamada «Hoja de la aflicción», la cual había pertenecido con anterioridad a Astrid, la líder la hermanada oscura. La daga tenía una hoja de un solo filo de color negro, cuyo lomo estaba decorada con líneas diagonales. La guarda y el pomo tenían púas, las cuales estaban colocadas de tal forma en que se miraban, dejando en medio el mango, el cual estaba forrado por tiras de cuero.
La forma en como Edzard logró detener los ataques de ambas parcas, las sorprendió, pues no se habían esperado esto. Al estar en ese estado de shock, ninguno vio como Edzard soltaba ambas armas, para luego conjurar una gran cantidad de magia, con la cual usó el hechizo de «Electro esfera». Cuando ambos sirvientes de Hades volvieron en sí, se sorprendieron cuando vieron dos esferas hechas de rayos ser disparadas a quemarropa contra ellos.
El ataque de Edzard impactó de lleno en los dos seres sobrenaturales, provocando que las esferas estallaran, creando explosiones de relámpagos, la cuales asesinaron a las dos parcas, convirtiendo sus cuerpos en cenizas.
Cuando el Dovahkiin vio que sus enemigos habían sido abatidos, rápidamente movió sus manos y logró atrapar sus armas antes de que estés tocaran en suelo.
“Ese fue un buen truco, mocoso.” Dijo Zakir mientras se acercaba a Edzard.
El hijo de Roland miró a su compañero y vio que a espaldas de este se encontraban los cadáveres de las otras dos parcas. Cuando su mirada se posó en sus ropas, vio que estas estaban quemadas en cierta parte, lo que indicaba que Zakir había usado «Armas ígneas» para matarlos.
“Si, pero no tanto como tu forma de derrotarlos.” Comentó Edzard mientras se acercaba a la puerta del laboratorio que estaba frente a él.
“Es algo que llegas a aprender con el tiempo.” Contestó Zakir con burla.
“Claro, lo que digas, viejo fósil.”
Tras aquel intercambio de palabras, Edzard y Zakir llegaron a la puerta, la cual se abrió, permitiéndoles ver que esa era solo la entrada y que para llegar al laboratorio debían de bajar por varias plantas.
“Ummm…. Esto se ve profundo.” Dijo Edzard al caminar hacia el filo del piso, para ver lo que había debajo. “Parece que tiene varios pisos subterráneos. ¿Mas o menos a que piso calculas que debemos de bajar?”
Al oír la pregunta de Edzard, Zakir se acercó al filo del piso y entrecerrando los ojos, mantuvo su mirada fija en el fondo. Sus ojos miraban la línea de color purpura que era el resultado del pergamino del hechizo de clarividencia. La forma en como este se perdía en la oscuridad que era el fondo del camino de los pisos subterráneos indicaba que lo que habían venido a buscar se encontraba en el piso final, lo que de seguro sería el lugar con mayor protección de todo este edificio.
“Al final, la línea de «clarividencia» se pierde en el fondo de todo.”
“Me temía eso.”
Zakir asintió, pues entendía porque Edzard decía eso, ya que el tambien quería que esto fuera más rápido. Sin embargo, parecía que no tendrían esa opción.
“Parece que tendremos que abrirnos paso piso por piso.” Dijo Zakir.
“Asi parece. Lo mejor será comenzar ahora.” Dijo Edzard mientras comenzaba a dar pasos hacia las escaleras. Sin embargo, no dio ni tres pasos cuando su andar fue detenido por unas palabras.
“Me temo que no pueden ir más allá.” Dijo una voz a la espalda de ambos héroes.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, el capitulo 58 esta listo.
En este capítulo vemos que la cosa esta que se intensifica un poco, mostrando un poco las emociones de Asia al saber que su hija esta secuestrada. También vemos como la relación de Asia y Yasaka, la cual era tensa por el asunto del compromiso matrimonial improvisado, va mejorando cuando la líder de los Youkai es la que más comprende la situación de Asia. Además, es posible que veamos a algunos otros personajes actuar en esta “misión”, pero eso será en el futuro.
También vemos que Molag Bal ha forzado a Cao-Cao a beber el veneno de Puerto Gélido. Además, se ve que ellos están negociando con Hades para obtener a Samael.
Finalmente, vemos que Edzard y Zakir ya están en el castillo de hades. Ahora, ¿Qué es lo que hay en el laboratorio que ha hecho que hades se preocupara? ¿Llegara Kunou a hablar con Issei y el resto? ¿Quién es la voz que ayudó a la hija del Dovahkiin? ¿Un aedra? ¿Un daedra?... bueno, eso se verá en el próximo capitulo…. O tal vez no… XD.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 60
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 59
— No Mercer, no estoy aquí para recuperar la llave que le robaste a Nocturnal… Estoy aquí por que tenemos algo que terminar, algo que empezaste en el Santuario del Velo de la Nieve. —
Edzard a Mercer antes de su lucha final.
El ambiente que se sentía en la entrada del laboratorio del castillo de Hades era pesado y muy tenso, a tal punto de que tanto Edzard como Zakir y los dos seres que estaban a sus espaldas tenían los músculos de sus cuerpos completamente tensos.
“Les recomiendo que no hagan alguna locura y solo se resignen a morir. Si hacen eso, su muerte será rápida e indolora.” Dijo la misma voz que había hablado hace unos momentos.
“Vamos, Thanatos. Eso sería muy aburrido.” Dijo otra voz, la cual estaba a espaladas de Zakir. “No le hagan caso, mejor resístanse y dennos una buena pelea.”
Tras oír ambas voces, los dos héroes comprendieron que los dos seres que les hablaban parecían ser diferentes entre sí, en cuanto a la personalidad, pues en cuanto a raza, eran del mismo tipo.
‘No tienen el aura divina de un Dios, por lo que solo pueden ser dos Parcas de alto nivel.’ Pensó Edzard mientras miraba de reojo, logrando ver como ambas parcas tenían túnicas muy oscuras. La única diferencia que había entre ambos eran las decoraciones que mostraban sus respectivas túnicas. La parca que estaba detrás de él tenía una máscara de calavera y llevaba una capa exquisitamente decorada. A la par, la parca que estaba a espaldas de Zakir vestía su típica túnica de parca, pero estaba decorada de tal manera que parecía que era un payaso, pero un payaso oscuro con una máscara algo espeluznante. Al verlos, Edzard supo que la cosa estaría difícil, pues en caso de luchar ambos en este lugar podría que sus ataques se cruzaran con los del otro, por lo que, haciéndole discretamente una señal a Zakir con los dedos de una mano, esperó un momento.
El silencio reinó por un instante en el lugar, solo para quebrarse cuando Zakir dejó caer sus armas al suelo. Las dos espadas hicieron un eco agudo al tocar el suelo, provocando que la parca que estaba detrás de él soltara un suspiro algo molesto.
“Parece que tu compañero es listo, ¿Por qué no haces lo mismo?” preguntó la parca a espaldas de Edzard.
Ante aquella pregunta, Edzard solo sonrió bajo su mascara, pues parecía que su enemigo estaba mordiendo el anzuelo. Abriendo lentamente sus manos, comenzó a dejar sus espadas, para de esa manera mostrar que se estaba preparando para rendirse. Sin embargo, cuando sus armas tocaron el suelo, el sonido del impactó fue seguido por otro sonido.
Al lado de Edzard, Zakir esperó hasta que las espadas del descendiente de su amigo tocaran el suelo para hacer su movimiento. Cuando escuchó ese sonido, rápidamente giró su cuerpo y en menos de un instante, usó el hechizo «Forma de Relámpago». El cuerpo de Zakir se volvió un relámpago azul, el cual impactó de lleno en el pecho de la parca que estaba a sus espaldas. La fuerza del impacto generó una onda de choque que hizo que la parca que estaba a espaldas de Edzard se tambaleara ligeramente, lo que fue aprovechado por el hijo de Akatosh para usar «telekinesis». Las manos de Edzard brillaron de dorado, cuyo brillo tambien se hizo presente en las espadas de Zakir. Sin perder tiempo, el ultimo Dovahkiin mandó a volar las espadas hacia donde su dueño había ido.
Tras ver las espadas volar por el borde de su ojo, Edzard no perdió tiempo y en menos de una fracción de segundo colocó sus pies bajo sus armas y con rápido movimiento, las lanzó al aire. Tras aquello, rápidamente movió sus manos y atrapó ambas armas. Cuando sintió el peso de aquellas armas en sus brazos, él se vio forzado a girar y a cubrirse con ellas, pues la parca se había recuperado y lo había intentado matar con una guadaña tan negra como la noche sin estrellas.
La guadaña fue detenida por las espadas cruzadas de Edzard, lo que hizo que ambos enemigos se vieran a la cara mientras forcejeaban.
“Tomaron una mala decisión.” Dijo Thanatos, mientras este aumentaba la fuerza que ejercía en su guadaña, provocando que las armas de Edzard cedieran unos pocos centímetros.
Al ver que sus armas parecían ceder terreno, Edzard supo que debía de sacar más poder, por lo que, sin pensarlo dos veces, accedió a todo el poder que tenía en su forma humana, esperando que eso sea suficiente, al menos por ahora.
Ya con gran parte de su poder libre de las restricciones que se había autoimpuesto, Edzard comenzó a ejercer más fuerza, logrando hacer retroceder lentamente la guadaña de su enemigo. Esta acción pareció sorprender a la parca, cuyo único signo probatorio de sorpresa fue el ligero cambio en su forma de moverse. Sin embargo, pese a que Edzard había aumentado su fuerza, esta no fue suficiente como para igualar a la de la parca, la cual, tras superar su sorpresa, comenzó a aplicar más fuerza, sorprendiendo ligeramente a Edzard, el cual comenzó a ver como lentamente sus armas comenzaban a ceder terreno nuevamente.
El forcejeo entre ambos enemigos terminó cuando Thanatos movió su guadaña hacia abajo, lo que forzó a Edzard a girar su cuerpo ligeramente hacia un lado, lo que hizo que tuviera que retirar sus armas. Tras aquello, ambos dieron un salto hacia atrás, bueno, Edzard dio un salto hacia atrás, mientras que Thanatos solo levitó alejándose de Edzard.
Ambos enemigos comenzaron a verse detenidamente, mientras sus dedos se apretaban en las empuñaduras de sus respectivas armas. Unos pocos segundos después de haberse separado, ambos desaparecieron en un estallido de velocidad, encontrándose nuevamente en el medio de su campo de batalla. Las chispas comenzaron a saltar mientras las armas chocaban. La batalla que se estaba librando era de tal calibre que cada impacto del acero de las armas provocaba una onda de choque de tal magnitud que agrietaba las paredes que los rodeaban. Incluso, el mismo suelo donde estaban luchan se resquebrajaba y se llenaba de grietas. Sin embargo, a diferencia de los otros tipos de combate, este era casi inmóvil, pues sus combatientes a penas se movían de sus lugares, moviéndose solo lo necesario para atacar, defenderse o esquivar.
“Eres fuerte, diría que estas al nivel de un demonio de clase suprema… no, por la forma en como resistes, tu poder debe de estar a la par que la de un demonio de clase maou.” Dijo Thanatos mientras hacía girar su guadaña de manera circular, para así atacar a Edzard de manera consecutiva.
Edzard miraba el ataque entrante y usando ambas armas, los desviaba. Sus hojas se movían de arriba hacia abajo, para de esa manera prevenir que la guadaña lo tocara, pues si esa espada lo llegaba a tocar, era probable que le abrogaba algo de energía vital. Pese a que su enemigo estaba hablando, él no le estaba prestando atención, pues estaba concentrado en detener los ataques enemigos que le llegaban. La fuerza de la parca superaba la suya, por lo que no podía permitir que esa arma le golpease. Si bien él era muy resistente, no quería terminar muy golpeado, ya que no quería que sus heridas llamaran la atención.
“Parece que no deseas hablar.” Dijo Thanatos mientras detenía su ataque, para luego desparecer en un estallido de velocidad, el cual dejaba varios duplicados suyos. La parca comenzó a moverse alrededor de Edzard, tratando de confundirlo con las imágenes residuales que dejaba como resultado de su impresionante velocidad. Sin embargo, para desconocimiento de la parca, Edzard podía verlo moverse, pues pese a que él era rápido, lamentablemente su velocidad no era como la del hijo de Molag Bal, por lo que no podía evadir del todo los reflejos que poseía el ultimo hijo de Akatosh.
La batalla de ambos continuó de esa manera, hasta que de la nada, Edzard lanzó al aire la daga que tenía en su mano izquierda, liberando dicha mano, para un segundo después, moverla y crear varias runas mágicas en el suelo. Aquella acción confundió enormemente a la parca, la cual no sabía por qué Edzard hacia eso. Sin embargo, lo descubrió cuando por error pasó por sobre el borde de una de ellas. Ante sus ojos, una gran cantidad de explosiones de rayos se hicieron presentes, las cuales no dieron de lleno en su cuerpo, pero aun así terminaron provocándole bastante dolor.
Thanatos, se movió rápidamente, saliendo del área de efecto del ataque de Edzard. Cuando la parca salió del área de las explosiones, vio que su ropa estaba liegamente dañada, pero no había algún daño más.
“Eso es nuevo. Nunca vi a alguien hacer eso.” Comentó la Parca mientras movía su guadaña y detenía un ataque de Edzard, el cual había vuelto a tomar su daga y se había lanzado contra él. La fuerza del impactó hizo retroceder un poco a Thanatos, pero cuando este se detuvo, comenzó a forcejear contra Edzard; sin embargo, mientras seguia forcejeando, Edzard movió su mano izquierda, la cual tenía la daga en posición horizontal, haciendo que esta baje y provocando que el gavilán de sus dos armas chocase, provocando que la daga se soltase y dejase a Edzard con una mano libre.
Edzard movió su mano izquierda y señaló el rostro la parca, para luego lanzar un hechizo rápido. Un gran chorro de llamas surgió de su mano extendida, cubriendo de llamas a Thanatos, el cual comenzó a gruñir de dolor, pues el fuego lo envolvió por completo. Tras aquello, Edzard rápidamente giró sobre su talón derecho y le dio una patada en el lado izquierdo a Thanatos, provocando que este saliese disparado hacia una de las paredes.
¡BOOOM!
El cuerpo cubierto de llamas de Thanatos impactó contra la pared, causando que el lugar tiemble un poco y una pequeña cantidad de escombros cayeran sobre la parca. Al ver a su enemigo impactar, y recordando que estaba cubierto de llamas, Edzard sintió que el combate había acabado, pero para su sorpresa, Thanatos convocó una gran explosión de energía oscura, la cual hizo que los escombros volaran y de paso apagó las llamas que cubrían a la parca.
Cuando el fuego se extinguió, Edzard pudo ver que la parca tenía su túnica muy dañada, y tal vez estaba herido, pero el hijo de Akatosh no podía ver las heridas.
“Eso… eso fue desagradable.” Señaló Thanatos mientras tomaba su guadaña con ambas manos nuevamente. “No quería luchar contra ti en serio, pero parece que no quieres rendirte. Además, tu pequeño truco dañó mi túnica favorita, por lo que, me conformare con tener tu cabeza como compensación.”
Tras aquellas palabras, Thanatos desapareció en un nuevo estallido de velocidad, apareciendo frente a Edzard. Moviendo su guadaña, lanzó un ataque ascendente, el cual creó una grieta cuando la hoja de la guadaña pasó muy cerca del suelo. La velocidad del arma no tomó del todo por sorpresa a Edzard, pero la fuerza detrás del golpe si, pues fue de tal magnitud que el Dovahkiin salió disparado contra el techo en el mismo momento en que se cubrió del golpe cruzando sus armas como defensa.
‘Mierda, que fuerza más brutal.’ Pensó Edzard mientras giraba en el aire, para lograr estabilizarse y evitar golpear el techo. Afortunadamente pudo hacerlo y con ello logró aterrizar de pie en el techo. Sin embargo, no pasó ni un segundo tras poner un pie en el techo que se vio forzado a saltar, pues la parca, apareció de nuevo frente a él. Cuando el ataque de Thanatos impactó en el techo, creó una pequeña explosión, la cual levantó un poco de polvo, el cual cayó hacia el suelo, cubriendo el lugar.
Cuando Edzard tocó el suelo, rápidamente soltó ambas armas y sin esperar ni un segundo, usó sobre sí mismo un hechizo de potenciación.
‘Esto es raro, ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me vi forzado a usar un hechizo de este tipo? ¿Tres años? ¿cuatro? Bueno, eso no importa. Ahora solo debo de concentrarme en esta luchar.’ Pensó Edzard mientras cerraba los ojos por un segundo, pues la nube de polvo le impedía ver bien. Concentrándose en el resto de sus sentidos, el joven dragón olio a su enemigo, y al saber su ubicación, dio un salto mortal hacia atrás, con el cual evitó un ataque de la parca, la cual había aparecido a sus espaldas y había movido su guadaña de manera horizontal. Mientras estaba en el aire, Edzard usó «Telekinesis» para atraer sus armas y cuando las tuvo en sus manos, rápidamente intentó usarlas para cortar a Thanatos por la espalda.
¡Clank!
El sonido del metal chocando se hizo presente cuando Thanatos detuvo el ataque de Edzard. Aquella demostración de habilidad hizo poco para sorprender a Edzard, pues el joven ya sabía que tan hábil era su enemigo. Tras ver su ataque detenido, Edzard dio un salto hacia atrás, para volver a tomar distancia contra su enemigo.
“Parece que eres más bueno de lo que esperaba.” Dijo Thanatos mientras giraba la cabeza y miraba a Edzard.
“Lo mismo digo.” Comentó Edzard, hablando con una voz distorsionada, ya que no quería que su enemigo supiese cuál era su verdadero tono de voz.
“Vaya. Asi que al fin te dignas a hablar conmigo.” Comentó Thanatos, el cual bajó su arma un momento. “Dime algo. ¿Por qué están tu compañero y tu infiltrándose en el castillo de hades?”
Al oír como Thanatos mencionaba el nombre del dios de los muertos del panteón griego, Edzard levantó una ceja, pues las palabras de la Parca contenían algo de veneno contra el dios.
“Parece que no te gusta tu señor, ¿verdad?” preguntó Edzard mientras bajaba sus armas, pero no su guardia.
“¿Tanto se nota?” preguntó con un toque de burla Thanatos.
“La verdad es que si, se nota bastante.”
“Ya veo… Parece que eres más razonable de lo que pensé.” Dijo Thanatos, provocando que la ceja derecha de Edzard temblara de molestia, pero pese a eso, no hizo nada. Cuando la Parca vio que Edzard no le iba a interrumpir, volvió a hablar. “Sabes, ya no tengo ganas de seguir luchando contigo ¿Qué te parece un trato?”
La pregunta de la parca sacó de onda a Edzard a tal manera que el no supo que responder en ese momento. De hecho, la pregunta hizo que él se quedara mirando a Thanatos de manera incrédula, algo que la parca no pudo ver, pues el rostro de Edzard estaba cubierto por su mascara.
“Parece que mi propuesta te ha dejado un poco en shock. Asi que, creo que seré un poco más claro.” dijo Thanatos mientras retiraba su guadaña, pues sentía que podía terminar con esto sin necesidad de luchar. “Quiero hablar contigo de algunas cosas, por ello te propongo un cese de hostilidades entre nosotros para poder intercambiar un poco información, ¿Qué te parece?”
Cuando Edzard escuchó la proposición de la parca se sintió confundido nuevamente, pues no sabía que ganaría Thanatos traicionando a su amo. Si bien las palabras de la parca sonaban como truco viejo para hacerlo bajar la guardia, él sabía que las oportunidades para obtener información de una supuesta fuente confiable eran raras, por lo que, decidió correr el riesgo. Sin embargo, sintiendo curiosidad por cual sería la ganancia de la parca en este intercambio de información, le hizo la pregunta.
“¿Qué ganas tu con esto?” preguntó Edzard.
“La verdad es que a mí me importa una mierda Hades y sus órdenes, lo que realmente me importa es que ese montón huesos está haciendo cosas a las espaldas de muchos. Y esas cosas pueden poner a mi raza en un estado delicado con el resto del mundo sobrenatural en épocas tan turbulentas y complicadas como la que estamos viviendo ahora. Si bien es cierto que somos más fuertes que los demonios y otros seres sobrenaturales, me temo que aún no sabemos qué tan fuertes somos en comparación con uno de esos seres de otro mundo.”
“Ya veo… así que temes que las acciones de tu jefe pongan a tu raza en problemas.” Comentó Edzard, mientras miraba con cierta nueva luz a Thanatos, pues parecía que sus motivaciones parecían ser algo nobles, algo que no esperaba encontrar aquí.
“Asi es. entonces, ¿Aceptas mi trato?”
“No veo porque no podamos compartir Información… Esto… ¿Cómo es que te llamabas?”
“Me llamo Thanatos.”
“Ya veo…. Bueno, a mí me llaman, Qahnaarin.” Dijo Edzard, usando uno de sus apodos menos conocidos, un apodo que solo un dragón usaba cuando hablaba con él.
“Un nombre extraño. Pero eso no importa.” Dijo Thanatos mientras se acercaba a Edzard. “Dime, ¿Qué tan fuerte es tu compañero?”
La pregunta de Thanatos sacó de contexto a Edzard, el cual no entendía por qué se la hacía. Asi que, para salir de dudas le hizo una pregunta a Thanatos, el cual le respondió que era porque Zakir se estaba enfrentando a una de las parcas más fuertes que hades tenía bajo su mando.
Al oír esa respuesta, Edzard se sintió un poco preocupado por Zakir, por lo que le dijo a Thanatos si podía esperar aquí un momento, mientras él iba a ver cómo le iba a su compañero en su lucha. La respuesta que recibió Edzard fue un asentimiento por parte de Thanatos, quien también dijo que abriría las puertas del laboratorio de hades, pues parecía que allí abajo estaban pasando algunas cosas importantes que el Dios de los muertos no quería que se supiese.
Tras aquello, Edzard se fue del lugar, dejando solo a Thanatos, el cual comenzó a descender para cerciorarse de que todo esté libre y cuando lo haga, iría por alguien que de seguro estaría encantado de saber que pasaba por aquí.
¡Clank! ¡Clank! ¡Clank! ¡Clank! ¡Clank! ¡Clank! ¡Clank! ¡Clank!
El sonido del chocar del acero resonaba como una melodía mortal, haciendo eco por toda la habitación mientras esta se despedazaba gracias a las ondas de choque que se formaban. En toda la sala, se podía ver tanto a Zakir como a su enemigo moviéndose de manera rápida por todo el lugar, dejando tras de sí una gran cantidad de imágenes residuales, las cuales quedaban congeladas un segundo cada vez que ellos chocaban sus armas.
La guadaña de la parca se movió de manera diagonal descendente, lo que forzó a Zakir a moverse hacia el otro lado para de esa manera esquivar el ataque. Tras aquello, rápidamente movió sus dos manos, lanzando un doble corte de manera diagonal ascendente. Sin embargo, dicho ataque fue en vano, pues su enemigo logró detener el ataque, para luego desaparecer en un estallido de velocidad. Al ver esto, Zakir tampoco perdió tiempo y rápidamente comenzó a moverse por el lugar, siguiendo a su enemigo.
La parca, cuyo nombre era Pluto, era uno de los miembros de su raza más leales a Hades. Él era uno de los más antiguos de su raza, junto con Thanatos y otra Parca más, la cual se llamaba Orcus. Mientras la parca miraba a su enemigo, la sorpresa esta pintada bajo su mascara, pues no podía creer lo que pasaba, ya que él era una parca de clase definitiva, un ser que superaba con creces a los demonios de clase suprema, pero por algún motivo este individuo parecía luchar a la par con él.
‘Su poder aumentó cuando fue cubierto por ese fuego azul.’ Pensó Pluto, el cual movió su guadaña para detener los dos cortes consecutivos que su enemigo le estaba lanzando. Tras detener el ataque, Pluto contraatacó de manera rápida moviendo su guadaña de un lado a otro, con la intención de golpear a su enemigo; sin embargo, el ataque fue bloqueado por cada una de las espadas que su enemigo usaba. Aunque, a diferencia de lo que había pasado anteriormente, esta vez él no se retiró, pues se vio forzado a mantenerse en su lugar cuando una de las espadas fue puesta de tal manera que inmovilizó temporalmente su guadaña.
“Eres fuerte.” Dijo Zakir mientras comenzaba a forcejear con su enemigo, pues este intentaba liberarse para poder seguir luchando. “Pero por todo lo que llevamos luchando, puedo ver que solo sabes usar tu arma. Eso es bueno para mí, ya que me dice que no tienes mucha flexibilidad al momento de luchar. Tu guadaña es peligrosa, pero si logras evadirla, bueno, eso lo vas a ver ahora.”
Tras mencionar aquellas palabras, Zakir soltó sus armas, lo que provocó que Pluto, quien había estado tirando de su guadaña, tropezara hacia atrás ligeramente. Tras aquel desliz, Zakir aprovechó y moviendo rápidamente su pierna, le dio una patada a la parca, la cual logró cubrirse colocando su guadaña como escudo. Sin embargo, la fuerza que Zakir usó en el golpe fue tal que el cuerpo Pluto salió disparado como un cohete, atravesando varias paredes, cuyos escombros aplastaron a algunas parcas que tuvieron la mala suerte de estar en esos lugares.
‘Que es esto. ¿Desde cuándo él es tan fuerte?’ pensó Pluto desconcertado, pues el aumento de fuerza de su enemigo era algo que no estaba en las escalas de poder del mundo sobrenatural. Sin embargo, cualquier cosa que estaba pensando fue interrumpida cuando su enemigo apareció en frente suya. Al verlo allí, Pluto rápidamente movió su guadaña, para tratar de cortarlo de manera diagonal. Lamentablemente, ese ataque fue detenido por la espada que su enemigo tenía en la mano derecha.
Cuando Zakir detuvo el ataque de su enemigo con una de sus espadas, rápidamente movió su otra espada. Cuando lo hizo, vio que la parca retrocedía un poco, quedando fuera del rango del ataque de la espada, pero eso lejos de ser una desventaja, fue algo que el propio Zakir ya esperaba. Por lo que, juntando Magicka en su arma, esta rápidamente se transformó en una lanza de luz dorada, con la cual dio rápidas estocadas. La lanza de luz tomó por sorpresa a la parca, la cual solo pudo esquivar algunas de las estocadas, lo que hizo que algunas heridas aparecieran en su cuerpo.
“Asi que eres un ángel.” Dijo Pluto cuando tomó distancia de su enemigo, el cual también había tomado algo de distancia.
“Je, quien sabe… puede que si o puede que no.” Señaló Zakir con burla mientras una sonrisa aparecía bajo su mascara. “Aunque, la verdad es que no estarás mucho tiempo vivo como para saberlo.”
‘Su fuerza esta fuera de los límites ordinarios, es posible que sea tan fuerte como Thanatos.’ pensó Pluto mientras examinaba a su enemigo. ‘Hay algo raro en él. Antes de que la batalla escalase a esto, logré herirle superficialmente más de quince veces con mi guadaña y pese a eso, el aún mantiene la misma cantidad de energía y vitalidad que antes… Es casi como si fuese inmune a mi guadaña, pero eso es imposible, ya que incluso los super demonios son incapaces de resistir la maldición de la guadaña de una parca.’
Al ver que su enemigo no se movía, Zakir comenzó a formular rápidamente un plan para eliminarlo, pues si esto se continuaba alargando podría atraer la atención de Hades y tal como le había dicho Edzard, por muy fuertes que sean, ellos aun no estaban a la altura para poder enfrentarse a un ser de ese nivel de poder sin revelar completamente quienes eran. Aquello, provocó que el soltase un suspiro de molestia, pues si había algo que le molestaba era el tener que luchar limitando sus habilidades por algo. Sin embargo, sabiendo que tendría que luchar de otra manera, decidió terminar con esto, por lo que, sin pensarlo dos veces, comenzó a examinar el terreno de batalla, para tratar de usarlo a su favor. Cuando terminó de hacerlo, vio que había algunos lugares que podía usar para conectar un combo de golpes rápidos.
Cuando terminó de pensar en aquello, Zakir rápidamente se agachó, pues su enemigo apareció frente a él, y moviendo su guadaña, intentó decapitarlo. Sin embargo, gracias a que pudo prever el ataque, logró esquivarlo con eficiencia y no solo eso, sino que gracias a que estaba agachado, decidió usar un poco de combate sin armas, por lo que, apoyando su mano en el suelo, levantó su pierna derecha y le dio un golpe a la parca, la cual logró usar el extremo del mango de su guadaña para detener el golpe, pero pese a ello, terminó por salir volando hacia el techo de la habitación.
‘Estas habitaciones no son como las otras, parecen ser más resistentes.’ Pensó Zakir mientras miraba como el cuerpo de la parca chocaba con el techo. La fuerza del golpe terminó levantando un poco de polvo, el cual cubrió a la parca, dejándolo sin una buena visión de lo que podría hacer Zakir.
Al ver esto, Zakir movió su mano a su bolsa y tomó algo de allí. Rápidamente, derramó el contenido de ese objeto en sus espadas, pues él sabía que su enemigo no estaba derrotado y estaba que se preparaba para volver a atacarlo. Al terminar de pensar en aquello, bajo la máscara que usaba, el rostro de Zakir mostró una sonrisa más que enorme, pues pese a que le gustaba la paz y la tranquilidad, tambien disfrutaba de las batallas. Él sabía que eso sonaba muy mal y que demostraba que posiblemente estaba loco, pero eso eran esencia los héroes, un grupo de locos que no permitieron que sus límites los restringieran, siempre dispuestos a darlo todo ya sea por alguien o por el bien mayor y siempre tratando de disfrutar de lo que les daba la vida.
Cuando la mente de Zakir dejó de pensar en aquello, el Lilmothiit dejó que su conciencia se apagara por un momento. Por todo el momento que él estuvo en ese estado, el sintió que su alma y su propia existencia dejaban una prisión, pero lamentablemente, no logró salir del todo, si bien a el le hubiese podido gustar salir del todo de dicha prisión, ese era su límite. Cuando la mente del Lilmothiit volvió a conectar con su cuerpo, el héroe de la guerra de los tres estandartes movió sus brazos y colocó sus armas cruzadas por encima de su cabeza. Un segundo después, la parca con la que luchaba apareció y dio un ataque con su guadaña, la cual cayó de manera abrupta en forma vertical, siendo detenida por las armas de Zakir.
La fuerza del impacto fue tal que el suelo a los pies del zorro se agrieto y terminó formando un pequeño cráter en el suelo. Además, provocó que los brazos del héroe se entumecieran y hormiguearan un poco.
Cuando Zakir sintió que sus brazos dejaron de hormiguear por la fuerza del impacto, este rápidamente movió sus hojas de tal forma que forzó a la parca a alejarse, pero él no dejó la parca se alejara mucho, pues un segundo después de forzarlo a alejarse, el apareció frente a él y sin perder tiempo, usó la habilidad «Armas Ígneas», lo que hizo que las hojas de sus espadas se cubrieran por un fuego de color azul, el cual era similar al fuego que cubría el cuerpo del Lilmothiit. Cuando estuvo a escasos centímetros de la parca, Zakir comenzó a lanzar rápidos ataques, los cuales provocaron que sus armas se convirtieran en borrones. La velocidad de los ataques provocaba que sean difíciles de seguir para el ojo de un demonio de clase alta, pero no para Pluto, pues este en comenzó a mover su guadaña y usando tanto la hoja curva que tenía en el borde como el extremo sin hoja del mango, comenzó a detener los ataques que Zakir le lanzaba.
El salón comenzó a llenarse con una melodía aguda, pero que la vez iba acompañada por sonidos de gruñidos ocasionales.
Pluto movió su guadaña de tal forma que su enemigo se vio forzado a usar ambas armas para pararlo, pero no solo eso, sino que, al parar su arma, su enemigo quedo a merced de una finta, la cual fue usada por Pluto, el cual movió el mango de su arma, provocando que la guadaña diera un giro, el cual le permitió a la parca desplazarse sutilmente hacia un lado, dándole así un punto donde atacar a su enemigo. Asi que, aprovechando la abertura, la parca movió su guadaña de manera precisa y mientras lo hacía, llenaba la hoja de un aura oscura muy pesada.
El ataque de Pluto esta vez fue diferente, pues diferencia de sus ataques anteriores, esta vez sí logró dar de lleno en el lado derecho del cuerpo de Zakir. La hoja, la cual estaba potenciada por el poder de Pluto, atravesó la armadura de fuego del Lilmothiit, impactando en su carne y llegando a tocar levemente una costilla; sin embargo, para sorpresa de la parca, el héroe de los pergaminos antiguos no pareció perturbarse por la herida, sino que movió su pie derecho y usándolo como impulso, hizo que su cuerpo se moviera en sintonía con la dirección en la que se movía la hoja de la guadaña, minimizando así el daño que recibió del arma.
Zakir derrapó un par de metros tras “esquivar” ese ataque, pero al haber hecho lo que hizo, la herida que recibió no fue muy profunda, ya que solo alcanzó a penetrar un centímetro de grosor.
‘Ese movimiento fue inteligente, pero si él espera que la maldición de su hoja tenga efecto en mí, está muy equivocado.’ pensó Zakir mientras se llevaba la mano al lugar donde fue cortado y usando un poco de magia de restauración, se curó la herida rápidamente. ‘Tengo suerte de que no tengo la restricción que tiene el hijo de Roland, de lo contrario no podría curar mis heridas así de rápido con magia.’
Tras aquellos pensamientos, el Lilmothiit volvió a tomar una postura de ataque, pero esta vez, su postura no tenía para nada defensa alguna, pues estaba llena de aberturas por las que podría ser atacado.
Pluto miró con desconfianza las aberturas en la postura de su enemigo, pues era más que obvio que aquellas no eran más que fintas para hacerlo caer en laguna trampa. ‘No caeré en tu juego. No importa cuantos dulces me pongas, no los tragare. Creare mis propias aberturas como hace un momento.’
Aquel pensamiento de Pluto provenía de la experiencia que conllevaba haber vivido tanto tiempo, pues aquello le permitía reconocer las trampas en medio de un combate.
Al ver que su enemigo no se tragaba ninguna de sus obvias trampas, Zakir solo volvió a sonreír, pues el que él no lo atacara era otra de sus tretas, por lo que se podría decir que la parca cayó en su trampa. Soltando un pequeño suspiro, el Lilmothiit desapareció en un estallido de velocidad, apareciendo frente a su enemigo, el cual no parecía sorprendido por esto. Si no, más bien parecía que lo estaba esperando, ya que ni bien lo vio aparecer, este movió su guadaña y atacando desde el suelo, intentó un ataque diagonal ascendente, el cual tenía la clara intención de cortar a Zakir. Sin embargo, ese ataque falló, pues el Lilmothiit rodó por el suelo y mientras lo hacía, su mano derecha soltaba su espada, la cual fue lanzada al aire.
Pluto se sorprendió al ver aquello, pues no esperaba que su enemigo soltase su arma de esa manera. Sin embargo, cuando vio que este se detenía tras rodar por el suelo, vio una perfecta oportunidad para atacar, por lo que, sin pensarlo dos veces, rápidamente giró ciento ochenta grados y levantó su guadaña nuevamente, para de esa manera poder acabar con él. Lamentablemente, su ataque nunca llegó a concretarse, pues su enemigo se convirtió en un relámpago azul, el cual se movió hacia su lado, el lado que era su punto ciego en este momento…. o al menos eso parecía, pues cuando lo vio allí, Pluto soltó su guadaña y cambiando de agarre, tomó su arma desde la base donde se unían la hoja y el mango, lo que le permitió usar el extremo sin hoja del mango para poder lanzarle un golpe contundente a su enemigo.
Zakir miró el ataque entrante y usando su espada, lo desvió, para luego extender su mano y tomar su otra espada, la cual casualmente cayó en ese momento. Al momento en que tuvo su otra arma, él envió magia a la espada que acababa de atrapar, provocando que esta desapareciera por completo, convirtiéndose en un látigo de fuego. Con un movimiento rápido, atacó a Pluto, provocando que el látigo serpentease e impactara en la espalda de la parca, pero no solo eso, sino que al ser un ataque un poco más flexible que el corte de una hoja regular, el látigo cortó por el hombro izquierdo de la parca hasta llegar a su pecho.
“¡AHHHH!” gritó Pluto al sentir como su cuerpo era herido. Tras soltar aquel grito, la parca dio un salto al frente, logrando así salir del alcance de los ataques de su enemigo. Cuando estuvo a una buena distancia, se llevó una mano al corte y para su sorpresa, no sintió sangre, lo que lo llevó a mirar su herida y para su total sorpresa, la heria estaba cauterizada. ‘Esto es bueno, si la herida esta cauterizada, entonces no tendrá problemas para seguir luchando.’
Tras pensar aquello, Pluto miró a su enemigo y decidió burlarse de él un poco. “Sabes, tu ataque no solo corto mi piel, sino que tambien cauterizo mi herida, lo que hace que el intento de herirme fuera en vano. Eso demuestra que, si bien eres fuerte, tambien eres tan idiota como para usar un ataque que cauteriza las heridas que hace.”
Las palabras de Pluto parecieron calar en la mente de Zakir por unos momentos, hasta que, para total sorpresa de la parca, Zakir se llevó una mano a la cara y comenzó a tener pequeños espasmos… o al menos eso parecía inicialmente, pues un segundo después estalló en una carcajada.
“¡Ja, ja, ja! ¡Realmente crees que soy tan idiota como para hacer eso!” Exclamó Zakir mientras dejaba de reírse antes de hablar. “Hay una buena razón por la que hice eso y te darás cuenta de ello… ¡ahora!”
Al momento en que Zakir terminó de hablar, Pluto cayó de rodillas al suelo mientras comenzaba a toser de manera estruendosa y fuerte.
“¡Cof! ¡Cof!” tosía de manera fuerte y muy repetitiva Pluto, hasta que un segundo después por su mascara comenzó a chorrear una gran cantidad sangre. “¿Q-q-q-qué me has hecho?”
La pregunta que hizo Pluto requirió un gran esfuerzo físico de este, pues la parca sentía que sus pulmones ardían, a la par que todo su cuerpo sentía un dolor similar al producido por miles de relámpagos recorriendo por completo todo su sistema nervioso. El dolor era tal que quería gritar a todo pulmón, pero a la par, su cuerpo se estaba debilitando tan rápido que no tenía fuerza para ello.
“Hay muchas formas de matar a un enemigo, magia, armas o… veneno.” dijo Zakir mientras se acercaba a Pluto, el cual estaba de rodillas sin poder moverse. Cuando estuvo al frente de la parca, le hizo una pregunta con voz burlesca. “¿Entiendes porque usé un ataque que cauteriza una herida?”
La única repuesta que recibió de su enemigo fue un fútil intento de ataque, el cual se produjo luego de que Pluto levitase un poco. El ataque de la parca fue lento, demasiado lento y débil, al punto en que Zakir pudo atrapar la hoja de la guadaña con dos dedos.
“Es inútil, el veneno que recorre tu sistema es uno de los venenos más poderoso que tengo en mi poder. Está hecho con ingredientes que son extremadamente raros y son, en teoría, capaces de dañar a un Dios. Asi que, no podrás salir de esto.”
Tras aquellas palabras, Zakir empujó la guadaña de la parca lejos, desarmándolo. Después de eso, lo tomó por la cabeza y lo estampó en el suelo, creando un cráter por la fuerza usada. Tras aquello, Zakir lo soltó, pero no permitió que este intentase volar de nuevo y para lograrlo, puso un pie encima de su espalda. Cuando ya lo tuvo inmovilizado, tomó sus espadas y sin perder tiempo, hizo que las hojas descendieran de manera rápida y precisa, impactando en toda la nuca de Pluto, acabando así con su vida de manera instantánea.
Al momento en que Zakir sacó sus espadas, el héroe escuchó los pasos de alguien acercarse rápidamente. Asi que, volviendo a tomar una postura de lucha, esperó a que llegara la persona que se estaba acercando a él. Su guardia bajó cuando se dio cuenta de que era Edzard, el cual llegaba corriendo hacia donde estaba el. Cuando llegó a escasos metros, Zakir pudo verlo bien y se sorprendió de ver que su armadura estaba literalmente ilesa, solo con una que otra pequeña mancha en ella.
“Parece que tu enemigo fue más fácil que el mío.” Comentó Zakir mientras miraba a Edzard caminar hacia él.
“Ni tanto, solo que la lucha acabo de una forma diferente a la tuya.” Dijo Edzard deteniéndose al ver el cadáver de Pluto. Cuando se acercó al cadáver de la parca, vio que este tenía una herida cauterizada en la espalda, pero aparte de ella y de la herida en la cabeza, no parecía haber otra herida en el cuerpo. Al ver eso, se dio cuenta de que parecía que la parca había sido derrotada por solo dos golpes, algo que no debería de ser posible en circunstancias normales. Sintiendo curiosidad, comenzó a pensar en cómo es que Zakir pudo matar a una parca de clase definitiva con solo dos golpes y tras pensarlo un momento, tuvo una vaga idea de cómo lo hizo.
“Lo mataste con veneno, ¿verdad?” preguntó Edzard, dejando de ver el cuerpo de Pluto mientras se acercaba a Zakir.
Ante la pregunta de Edzard, Zakir solo movió los hombros, a la par que asentía, pues era innecesario mentirle a Edzard.
“Ya veo… ¿Qué veneno usaste?”
“Uno especial, el cual estaba aún en etapa de experimentación, pero como puedes ver, es muy efectivo.” Respondió Zakir mientras le lanzaba a Edzard una de sus espadas.
El hijo de Roland tomó a espada y al tocarla, el aroma del veneno llego a sus fosas nasales. Entrecerrando los ojos, Edzard comenzó a analizar la composición del veneno, pero no solo eso, también comenzó a examinar la estructura y diseño de a espada.
‘Esto huele como… si, huele como plantas de Nirm, pero hay algo más aquí… la presencia del veneno es casi asfixiante para mi ser, casi como si… ya veo, así que era eso.’ Pensó Edzard mientras entendía lo que estaba pasando con este veneno. “Tu veneno está hecho con plantas de Nirm, las cuales han sido cultivadas en Oblivion, ¿verdad?”
“Je, eres bueno, pero eso es lo que se debería de esperar de su hijo.” Comentó con un poco de diversión Zakir mientras expendía la mano hacia Edzard, el cual entendió lo que quería el Lilmothiit, por lo que sin perder tiempo le devolvió la espada.
“Esa espada ha sido diseñada exclusivamente para usar venenos, ¿verdad?” pregunto Edzard recordando que vio que las hojas de Zakir eran diferentes a las que había usado antes, al menos la espada que le había dado para que el examine. Esto se debía a que la hoja tenia un canal en el centro, el cual era raro, ya que se entendía hasta el filo de la base, donde se unía la hoja a la guarda. Aunque, no solo era eso, pues cuando miró la hoja, se dio cuenta de que aquel canal tenía pequeños agujeros no muy grandes, los cuales penetraban el acero, y parecían llegar al filo de la hoja. Aquel diseño era algo que nunca había visto en su vida.
“Asi es, pues como sabes, los encantamientos tienden a debilitar un poco el veneno que se coloca en las armas. Por esa razón decidí usar armas desencantadas tras ver como la batalla parecía estancarse.” Respondió Zakir, para recordar cómo tras recibir sus espadas después de golpear a la parca con su «Forma de Relámpago» la batalla fue un poco complicada, ya que ese bastardo era más fuerte que él, al menos en su estado base, por lo que, tras lanzar una media luna hecha de relámpagos, rápidamente hizo una finta y descartó sus armas encantadas y conjuró sus armas para el uso de venenos. Desde ese momento esperó el momento perfecto para imbuir sus armas con el veneno y ese momento llegó cuando la nube de humo cubrió a su enemigo, permitiendo envenenar su arma con relativa tranquilidad.
“Parece que el veneno ingresó al sistema de Pluto tras el corte que le hiciste en el hombro, además, gracias a que la herida esta cauterizada el veneno no pudo escapar por la sangre que podría haber supurado de la herida, lo que provocó que el envenenamiento fuera más rápido.” Dijo Edzard mientras entrecerraba los ojos, pues se dio cuenta de algo. ‘Esa espada pudo envenenar a Pluto tan fácilmente gracias a su diseño, el cual parece que hacer que la hoja se vuelva completamente toxica, algo muy raro y peligroso.’
“Parece que te diste cuenta de todo.” Dijo Zakir, para luego darse cuenta de que Edzard había mencionado un nombre. “Oye, mocoso. ¿Por qué mencionas el nombre de Pluto? No me diga que…”
“Si, ese es el nombre de la parca que mataste. Él era el general más leal de hades, y por lo tanto una de las parcas más fuertes que había en la actualidad.”
“¿Y cómo sabes eso?”
“La parca con el que luchaba se llama Thanatos y el me lo dijo.”
“¿Y le crees?” preguntó Zakir con escepticismo.
“Solo en parte, pero si me di cuenta de que a él no parece gustarle Hades.”
“¿Y cómo descubriste eso?”
“En la forma en como habla.” Respondió Edzard para luego comenzar a contarle a Zakir lo que había pasado en su lucha contra Thanatos.
“¿Confías en que no es una trampa?” peguntó Zakir mientras miraba a Edzard de manera intensa.
“Por supuesto que no.” Respondió Edzard mientras negaba con la cabeza. “Solo un idiota confiaría en alguien a quien conoce por menos de una hora. La razón por la que acepte el trato fue para ayudarte a eliminar a Pluto, para luego, en caso de ser necesario podamos luchar los dos contra Thanatos.”
“Ya veo… parece un buen plan, pero ¿Qué te hace pensar que él no ha estado viendo esta batalla?”
“Lo sé porque la razón por la que me demoré en llegar fue gracias a que estuve usando constantemente el hechizo de detectar vida y el de detectar muerte para saber si había alguien más, pero parece que nuestras batallas han ahuyentado, por el momento, a una gran cantidad de parcas. Además, según Thanatos, Hades se ha ido del castillo porque ha sido llamado a una reunión con los dioses de su panteón.”
Las palabras de Edzard provocaron que el Lilmothiit se sintiese un poco incomodo, pues todo parecía ser demasiado perfecto…. Habían obtenido una especie de aliado temporal, el principal dios de este lugar se había ido, lo que despejaba el camino…. Casi sentía que todo era irreal, pero el pequeño dolor fantasmal que sintió provenir del lugar de donde Pluto le había cortado no hace mucho, provocó que se diese cuenta de que no era mentira. Por lo que, decidiendo que ya no podían perder más tiempo, le dijo a Edzard que debían de continuar.
El dúo de héroes corrió a gran velocidad por el lugar, llegando al lugar donde Edzard había dejado a Thanatos y para sorpresa de ambos, vieron que no había un ejército de parcas esperándolos.
“Parece que tenías razón al confiar en esa Parca.” Dijo Zakir mientras él y Edzard bajaban por las escaleras.
“Si, así parece, pero no debemos bajar la guardia, pues puede que nos traicione cuando lleguemos al final.” Comenzó Edzard, recordando la vez en que Mercer le traicionó al final de su “misión” en el Santuario del Velo de la Nieve hace años.
“Bien, entonces, no bajemos la guardia.”
Tras aquellas palabras, ambos siguieron bajando por las escaleras, viendo que varios de los pisos estaban completamente vacíos, ya que no había nada, solo habitaciones vacías.
“Esto es raro, ¿Por qué no hay nadie aquí?” preguntó Edzard mientras miraba una habitación vacía con desconcierto.
“No lo sé, pero debemos de seguir caminando y esperemos que lo que vinimos a ver este aun aquí.” Respondió Zakir mientras dejaba de caminar y comenzaba a correr.
Al ver al Lilmothiit correr, Edzard decidió seguirlo. Mientras corría, sentía que la razón por la que Zakir quería llegar al fondo de este laboratorio debía de ser algún objeto de gran importancia.
“Oye, Zakir.” Edzard llamó a su compañero, el cual se detuvo de manera abrupta.
“¿Qué sucede, mocoso?”
“Aun no me dices que hemos venido a buscar aquí.”
“Ya te lo dije, prefiero que lo veas con tus propios ojos.” Dijo Zakir mientras dejaba de mirar a Edzard y comenzaba a volver a caminar.
“Si, lo mencionaste, pero no me has dicho nada de cómo te has enterado de que allí abajo hay algo de mi supuesto interés.”
Las palabras de Edzard provocaron que el Lilmothiit se detuviera de nuevo y tras un par de segundos, le respondió, pero sin mirarlo a los ojos.
“Cuando hayamos llegado allí, te contare todo.”
Tras aquellas palabras, Zakir volvió a correr, pero esta vez a más velocidad que antes. Al verlo correr, Edzard soltó un suspiro y sin perder tiempo comenzó a seguirlo mientras pensaba en que podría haber allí abajo que fuese tan importante para él.
Los pasos de Kunou eran rápidos, lo que permitía a la pequeña Kitsune recorrer la distancia que separaba el lugar donde apareció cuando se teletransportó desde su nuevo hogar hasta la academia Kuoh. La pequeña kitsune corrió por las calles como si la persiguiera el diablo, llegando a la puerta de entrada de la academia en menos tiempo del que ella esperaba, solo para ver que todo estaba cerrado.
“Parece que no están aquí.” Dijo Kunou tras haber usado su olfato para tratar de ubicar a los demonios, pero para su mala suerte, parecía que el rastro de estos estaba muy frio. Aquel descubrimiento indicaba que no estaban en el lugar. Por ello, sin perder un solo segundo más, comenzó a correr de nuevo, pero esta vez se dirigió hacia la casa de los Hyoudou.
La heredera de Yasaka cruzó las calles que separaban la academia de Kuoh con la casa de Issei en un tiempo récord, incluso para un ser sobrenatural como ella, lo que indicaba la gran cantidad de adrenalina que su sistema estaba produciendo por el miedo que sentía por la seguridad de su amiga. Asi que, cuando llegó a la puerta principal, la pequeña Kitsune no perdió tiempo y sin siquiera detenerse, movió su mano y creando una bola de fuego azul, la lanzó hacia puerta, la cual terminó explotando.
Cuando la explosión terminó, la joven kitsune entró en la casa, y sin perder tiempo olfateó el lugar, para de esa manera descubrir donde estaban los demonios. Sin embargo, cuando dio unos pasos tras entrar, un círculo mágico, el cual mostraba la cresta Gremory apareció a los pies de Kunou. El circulo brilló por unos instantes, tras los cuales, la pequeña Kitsune fue atrapada por varias cadenas, las cuales se enredaron a su alrededor.
Al verse atrapada, Kunou intentó liberarse de las cadenas, pero no pudo hacerlo. Aquello provocó que se sintiera más angustia de la que ya se sentía previamente, esto hizo que ella estuviese a punto de soltar lagrimas por la impotencia que comenzaba a sentir. Sin embargo, antes de que la primera lagrima se formase en el rostro de Kunou, a la sala llegó la nobleza de Rías Gremory, la cual venia preparada para luchar contra lo que sea que había atacado la casa.
“¡Prepárate, seas quien seas, ya que te destruiré por atreverte a meterte con mi preciado tiempo de Oppai!” gritó Issei, mientras miraba la sala, buscando a quien se había atrevido a interrumpir su tiempo de “calidad” con su Buchou y Akeno. Sin embargo, no vio a ningún enemigo, eso hizo que sus ojos se abrieron cuando vio que la persona atrapada era Kunou. “¿Kunou-chan?”
“¡Issei-san!” gritó Kunou cuando vio al Sekiryuutei.
“¿Qué sucede Issei?” pregunto Rias cuando llegó a la sala, siendo acompañada de sus sirvientes. “¿Has visto quien es el intruso?”
La pelirroja y el resto de las chicas estaban vestidas con camisones, siendo los de ella y Akeno los más reveladores, mientras que los varones vestían simples pijamas.
Ante la pregunta de su rey, Issei solo señaló a la atrapada Kunou, la cual estaba que los miraba de manera fija.
“¡Kunou-chan!” gritó Rias al ver a Kunou atrapada. “¡Akeno!”
“Si, Buchou.” Dijo Akeno mientras desactivaba la trampa que había en el suelo.
Cuando la pequeña kitsune cayó al suelo, esta rápidamente se levantó y sin perder tiempo se acercó a Issei, pues era a quien mejor conocía de este grupo, y le dio un abrazó.
La acción de la pequeña kitsune provocó que tanto Rias como el resto de las chicas mirasen con confusión lo que pasaba.
“Kunou-chan ¿Qué sucede?” preguntó Issei con confusión y un poco de preocupación al sentir como su polo comenzaba a mojarse por lo que solo podían ser lágrimas.
La respuesta que recibió Issei no fue una verbal o rápida, pues la pequeña no respondió de inmediato. Aquello, causó preocupación en los demonios y en Irina, las cuales comenzaron a tratar de consolar a la pequeña, pero no fue hasta que Akeno se ofreció a traerle algo de para que se calme que la pequeña finalmente habló.
“Ma-chan ha sido secuestrada por unos exorcistas renegados y su paradero es desconocido.” Dijo Kunou mientras se limpiaba las lágrimas, pues ya había dejado de llorar.
Las palabras que dijo la pequeña Kitsune calaron profundamente en la mente de los presentes, los cuales sintieron que el mundo se les venía abajo.
“Mierda…” fue lo único que alcanzó a decir Issei, pero a diferencia de otras ocasiones, esta vez no fue reprendido por usar ese lenguaje frente a una menor.
“¿E-estás segura, Kunou-chan?” preguntó Rias mientras miraba a la Kitsune con preocupación.
“Si. Lo escuche de una conversación que tuvieron mi hahaue con Asia-san y el resto de las chicas.”
“Esto es malo. Si Kunou-chan dice que lo oyó de una conversación entre ellas, eso quiere decir que es verdad.” Dijo Akeno, la cual no tenía la típica sonrisa que solía llevar, ya que esta vez estaba completamente preocupada.
“No quiero ni imaginar cómo se estará sintiendo Asia, ni mucho menos Edzard-san.” Comentó Irina mientras se imaginaba a su amiga llorar a mas no poder.
El ambiente, el cual antes de la llegada de Kunou había sido uno raro, pero tranquilo ahora era un cumulo de sentimientos negativos, en el cual el sentimiento predominante era el de la angustia y la preocupación.
“No puedo creer que hayan sido capaces de eso, digo, se están metiendo con la familia de Ed, y todos sabemos que el…. ¡Mierda! ¡Esto es malo, muy malo!” gritó Issei cuando se percató de lo que podría hacer su amigo como respuesta ante el secuestro de su hija. “Kunou-chan, dime… ¿Cómo lo ha tomado Edzard?”
La pregunta de Issei causó que los presentes, salvo Kunou, se dieran cuenta del nivel de peligrosidad de lo que estaba sucediendo, lo que provocó que todos sintieran terror por lo que esto podría causar. Por lo que todos, desde Rias hasta Irina, comenzaron a suplicar que no tuvieran un dragón enojado y desatado en el mundo causando desastres sin miramientos.
“Edzard no sabe de esto. Él no estaba cuando sucedió y tampoco han podido dar con él. Incluso mencionaron que no podían llamarle con magia.” Respondió Kunou, provocando confusión en Issei, quien no entendía como su amigo podía estar desaparecido en un momento como este. Aunque no solo eso, sino que tambien sintió algo de alivio porque su amigo no supiese de esto, pues de esta manera el no estaría enojado y destruyendo algo.
“¿Cómo es posible esto?” preguntó Rias mientras trataba de pensar en que hacer, pero sobre todo en porque ella no había sido notificada sobre esto.
Al oír la pregunta de Rias y queriendo que ellos supieran todo lo que ella sabía, Kunou comenzó a contar todo lo que había oído. Para cuando terminó de contarlo, Rias escuchó la petición de Kunou de que la ayudasen a tratar de contactar con Edzard, a lo que Rias asintió. Por ello, los demonios e Irina se fueron a cambiar, quitándose las ropas con la que habían estado antes y poniéndose sus uniformes de la academia. Ya con sus ropas habituales de pelea listas, se estaban preparando para partir cuando fueron interrumpidos por la aparición del familiar de Rias, el cual llegó y chillando de manera desesperada se acercó a Rias y comenzó a decirle algo al oído. Y con cada palabra que escuchaba, se iba poniendo más pálida.
“N-n-n-no…” fue lo único que dijo Rias cuando terminó de escuchar lo que su familiar le había dicho.
“¿Buchou?” preguntó con preocupación Issei al ver que la normalmente clara piel de Rias se volvía muy pálida.
“T-tengo malas noticias.” Respondió Rias, llamando la atención de los presentes, Kunou incluida. “Los padres de Issei han sido secuestrados por un grupo de exorcistas no hace ni un minuto.”
El viento aullaba con fuerza, meciendo las capas que llevaban el grupo de Edzard para protegerse del frio del lugar, pues estaban en una ladera nevada de una de las montañas de los Alpes italianos. Aunque, aparte de protegerlas del frio, estas capas estaban encantadas para servir de cierta manera como una capa de invisibilidad, pues pese a no volver invisible a sus usuarios, si permitía aumentar la capacidad que tenían en subterfugio.
“Ugk, que frio hace por aquí.” Dijo Mittelt mientras se abrazaba a sí misma para mantenerse un poco más caliente.
“Si, ahora entiendo por qué esa base está aquí.” Comentó Aika mientras se acercaba a Ingvild, la cual usaba la ropa que solía usar cuando iba a luchar, pero con la adición de que tenía las medias que usaba en la academia. “¿Cómo va la cosa?”
“Sigue igual, no ha habido cambios en la entrada de la cueva.” Respondió Ingvild mientras miraba con binoculares la entrada de la cueva que era la base donde podrían tener a Marie secuestrada.
“Bien, sigue vigilando un rato más.” Dijo Aika, para luego caminar hacia donde estaba Asia, la cual estaba con Rossweisse y con Valerie, mirando los alrededores de la zona donde “acampaban”.
“¿Cómo va la actividad en la entrada?” preguntó Asia cuando vio a Aika llegar.
“Todo va igual que hace una hora, no ha habido cambios.”
“Bien, eso es bueno. Ahora solo queda esperar para que la operación “Siete reyes dragón” inicie para comenzar el ataque.” Dijo Valerie, mencionando el nombre que se le había asignado a la misión en conjunto que tenía como objetivo rescatar a la hija de Edzard y Asia.
Tras las palabras de Valerie, un círculo apareció en el oído derecho de Rossweisse, quien había sido designada como la conexión entre ellos y el centro de mando de la operación, el cual estaba conformado por Sirzechs, Michael, Azazel, Yasaka y Odín. Ellos estaban ubicados en el inframundo, en una sala del palacio de Lucifer.
“Ya, entiendo. Les comunicare de inmediato.” Dijo Rossweisse, para que luego el circulo mágico que estaba cerca de su oído desparecía. Tras aquello, la valquiria se levantó de donde estaba sentada y se acercó a Asia para contarle lo que le acababan de contar. “Asia, el resto de los equipos están listos para iniciar el ataque.”
“¿Cuándo iniciamos?” preguntó Asia, mirando a Rossweisse.
“En quince minutos.”
“Bien, eso nos da tiempo para preparar los últimos detalles de la estrategia.” Dijo Asia, para luego mirar a Aika. “Aika, por favor, trae al resto del grupo. Es hora de planear lo que falta para el plan.”
“Vale.” Dijo Aika, para luego comenzar a caminar a donde estaban el resto de las chicas.
Cuando la aprendiz de Lavinia se alejó del lugar, Rossweisse miró a Valerie y ambas asintieron.
“Asia.” Llamó Rossweisse, provocando que la esposa de Edzard la mirase.
“Si, ¿Qué pasa?” preguntó Asia, poniendo una sonrisa, la cual sus dos amigas notaron que era falsa.
“Hay algo que no entendemos, Asia.” Dijo Valerie, provocando que su amiga la mirase. “¿Cómo es que lograron capturar a Marie? Digo, eres la más fuerte de nuestro grupo, solo por detrás de Edzard y de Tiamat. ¿Cómo es que-”
“Me confíe.” Gruñó Asia, interrumpiendo a su amiga mientras apretaba sus puños con ira.
“¿Qué?” preguntó Rossweisse con sorpresa.
La joven Valquiria no era la única sorprendida por la respuesta de Asia, sino que tambien lo era Valerie, quien se quedó en shock.
“Lo que oyen… yo… baje la guardia…” respondió Asia mientras las lágrimas comenzaban a formarse en su rostro. Al momento en que ella dijo esas palabras, su corazón se sintió pesado, a la par que su mente comenzó a recordar una frase que Valerica le había dicho hace tiempo.
«Recuerda algo, niña. Cuando una persona se vuelve relevante ante los ojos del mundo, sus seres queridos se vuelve un objetivo de sus enemigos, los cuales nunca descansaran, ni escatimaran en sus acciones con tal de verlos sufrir. Puede que no lo veas, pero al estar con el Dovahkiin te has convertido en un objetivo para todos los que buscan dañarlo, pero no solo eso, sino que la hija que tienen ustedes tambien será un objetivo. Asi que para evitar que te hagan sufrir te aconsejo que no bajes nunca la guardia, nunca, incluso si estas en un lugar donde piensas que están a salvo, ya que ellos solo necesitaran una oportunidad para hacerlos sufrir.»
“Fui… fui una estúpida… baje la guardia… y no pensé que mi hija estaría en peligro en una iglesia…” Dijo Asia mientras su rostro ponía una sonrisa, la cual era acompañada de lágrimas. “Si no lo hubiese hecho, ella… ella-”
Las palabras de Asia se interrumpieron cuando fue abrazada por Rossweisse y Valerie, quienes no soportaron ver a su amiga mostrar tanta debilidad. Asi que, mientras la abrazaban, trataban de calmarla.
“Tranquila, Asia. La encontraremos y cuando lo hagamos, nos iremos todas a comer a donde Marie-chan quiera.” Dijo Valerie en un susurro.
“Si, Val tiene razón.” Dijo Rossweisse con una sonrisa. “Esto terminará pronto y todo volverá a la normalidad que se puede tener mientras detenemos invasiones daedricas.”
Las palabras de confort de sus amigas hicieron que Asia se tranquilizase un poco, lo suficiente como para que dejase de llorar.
“Tienen razón, esto terminara pronto. Y luego nos iremos a comer y a festejar todas juntas.” Dijo Asia mientras se llevaba las manos a los ojos y se secaba las lágrimas, pensando en que se acercaba el cumpleaños de su hija. Tras eso, tomó una respiración y comenzó a calmarse, y que bueno que lo hizo, ya que un corto tiempo después Aika volvió con el resto de las chicas.
Cuando estuvieron juntas, Asia comenzó a hablar, diciéndoles lo que tendrían que hacer. La primera de las ordenes, fue simple, eliminar a todo enemigo con el que se topaban mientras que revisaban el lugar. La segunda fue, no contenerse, pues tenían que ser rápidos y precisos, por lo que no tenían que dar chances a los enemigos de que estos pudiesen contraatacar. Y así, Asia continuó dando otras ordenes más, las cuales eran ordenes de no alejarse mucho del grupo, para poder avanzar de manera coordinada.
“Ya, ¿espero que estén listas?” Preguntó Asia mientras se acercaba al filo de donde estaba su campamente, el cual era un pequeño risco.
La respuesta que ella recibió fue un asentimiento de sus amigas, las cuales miraron hacia el frente tras responder. Al ver que sus amigas ya estaban listas, Asia levantó su mano y mirando en su muñeca, vio un cronometro, el cual estaba en reversa y mostraba que ya estaba en los últimos diez segundos para llegar a cero. Dicho cronometro había sido sincronizado con el tiempo restante hace diez minutos, cuando luego de explicar las partes finales del plan, Rossweisse recibió una ultima llamada antes de que todo inicie. La razón por la que esa seria la ultima llamada era por que se sospechaba que el lugar tenia una barrera que impediría las comunicaciones, salvo para los que pertenecían a este grupo de exorcistas rebeldes.
“8… 7… 6… 5… 4… 3… 2… 1…’ pensó Asia mientras miraba el cronometro. Cuando la cuenta llegó a cero, la esposa de Edzard miró a sus amigas y gritó. “¡Avancen!”
Las palabras de Asia fueron seguidas por los saltos de todas las chicas presentes, las cuales se lanzaron al vacío y comenzaron a volar hacia la base enemiga.
Mientras volaba hacia aquel lugar, Asia solo tuvo en pensamiento en mente. ‘Tranquila, Marie. Mamá ya va en camino.’
La habitación en la que se encontraba Edzard era una idéntica a las muchas habitaciones subterráneas que había visto en el pasado desde que llegó a este mundo. La habitación tenía paredes de piedra color gris, pero las cuales se notaba que no tenían mucho mantenimiento. El lugar había estado repleto de sellos anti-magia, los cuales fueron destruidos por Edzard y Zakir, quienes no querían entrar a una situación de lucha y descubrir que no podían usar su magia, así que, por eso se apresuraron a destruir los sellos. Si bien el lugar tenía la apariencia de un viejo calabozo, había algunas cosas modernas, tales como un par de tubos enormes, los cuales se dirigían a la parte más profunda de la habitación.
“Asi que, ¿Es por esto por lo que me has traído aquí?” preguntó Edzard tras llegar al final de la habitación y ver que allí dentro había dos capsulas enormes, las cuales eran cilíndricas, pero cuyo contenido era imposible de ver, pues el vidrio estaba tintado de color negro o al menos eso pensaba Edzard.
Zakir miró las capsulas antes de responderle a Edzard. Girando la cabeza, comenzó a mirar el lugar, buscando algo. Cuando lo encontró, caminó hacia él y cuando estuvo al lado del objeto que buscaba, tomó la palanca, pues era un interruptor de luz.
“Si, pero la verdad es lo que hay dentro lo que quiero que veas.” Dijo Zakir para luego tirar de la palanca.
Los ojos de Edzard casi se salen de su lugar cuando el interior de las capsulas se iluminaron, permitiendo que se viera el interior y lo que vio allí, lo dejó helado.
En el interior de la capsula de la derecha había una persona que fácilmente podría pasar por ser casi una versión masculina de su madre, pues tenía el mismo tono de cabello dorado que ella, aunque tambien se podía ver que tenía una barba muy espesa y grande, lo que indicaba que no se había afeitado en mucho tiempo. El cuerpo de este hombre era muy delgado, lo que demostraba que había perdido mucha masa muscular por inactividad física. Varias cicatrices recorrían su cuerpo, dando a entender que era un veterano de varias luchas. Cuando Edzard dejó de ver a ese hombre, pasó a ver la otra capsula y lo que vio allí, lo volvió a dejar helado. En la otra capsula, no había otro hombre, sino que había una mujer, la cual tenía un gran parecido con su esposa, salvo por el color de cabello, el cual era de color negro. El cuerpo de la mujer era curvilíneo, pero no en exceso.
“¿Qué es esto? ¿Quiénes son ellos?” preguntó Edzard mientras se acercaba a las capsulas.
“El hombre se llama Marcoryan Cumberland, el nombre de la mujer no lo sé y son-”
“Los padres de Asia.” Interrumpió Edzard con la sorpresa grabada en su rostro.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bien, ya está el capítulo 59…
Bueno, dejando eso de lado, vemos algunas revelaciones, como… ¡Los padres de Asia están vivos y han estado en el laboratorio de Hades!... y hay una buena razón para ello. Verán, esto es un pequeño spoiler, pero los padres de Asia son necesarios para iniciar un arco en el futuro. XD
Ahora sobre cómo fue que los padres de Asia terminaron en manos de Hades, bueno, solo digamos que eso se contara más adelante, junto con algunas revelaciones más, las cuales llegaran en el próximo capitulo XD.
Tambien, Kunou llega a la casa de Issei, donde solicita ayuda del ORC para que la ayuden a encontrar a Edzard para que el ayude a encontrar a Marie, solo para terminar con la noticia de que los padres de Issei han sido capturados, ¿Por qué? Eso se revelará más adelante, XD.Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 61
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 60
— Las emociones son parte de todo ser, niña. Sin embargo, no hay peor enemigo para un guerrero que ser dominado por sus emociones. Asi que, este es mi consejo, encapsúlalos, por mucho que quieras gritar, patalear, llorar, mantenlas a raya hasta el final del combate, luego de eso, déjalos salir. —
Valerica Volkihar a Asia durante su entrenamiento en medio de la segunda Gran Guerra.
Marie se encontraba sentada, esperando el momento en que aquella voz le dijo que podría escapar. Sin embargo, por mucho que una voz le dijera que debía de quedarse quieta y tranquila, la hija de Edzard y Asia no era alguien que se quedara tranquila sin hacer nada por mucho tiempo. Por lo que, la joven estaba que usaba todo el autocontrol que tenía para no comenzar a caminar por la habitación que era su celda.
Afortunadamente, antes de que Marie hiciese algo, sus sensibles oídos captaron algo. Las voces eran muy bajas, por lo que tuvo que levantarse y caminar hacia donde ellos estaban hablando. Cuando llegó a un lugar donde podía escuchar mejor la conversación, la hija de Asia, se dio cuenta de que los que hablaban eran un grupo de exorcistas.
“Maldita sea. ¿Por qué tenemos que traer a estas personas aquí?” preguntó uno de los exorcistas, sonando un poco molesto.
“No lo se. Pero la verdad es que no me gusta para nada lo que estamos haciendo.”
“Si, te comprendo. A mí tampoco me gusta, pero no tenemos el poder para negarnos.”
“Lo entiendo, pero desde que trajimos a esa cosa aquí, siento como si algo me respirara en la nuca.”
“¿Tú también?” preguntó el otro exorcista.
“Si…. Espera… ¿Tú también?”
“Si, es algo raro. Siento como si el ambiente se enfriara cada vez más por cada segundo que pasa. Además, tengo la sensación de que ahora mismo todo el maldito pacto de Kuoh está buscando a la mocosa sin parar por toda la Tierra.”
“Es cierto, ese maldito pacto debe de estar rastrillando todo el mundo humano buscándonos, pero no debemos de preocuparnos. Recuerda que esta base es una, no, es las más segura de todas las bases que posee nuestra organización, por lo que, si nos atacan, no les será fácil ingresar. Además, no estamos cerca de algún poblado lo que realmente ayuda a mantener la base fuera de los ojos indiscretos.”
“Si. Debemos de agradecerle a esos magos con los que los jefes han hecho un trato. Sus círculos de teletransportación nos permiten movernos casi con total libertad por todo el mundo sin la necesidad de que nosotros sepamos usar magia.”
Las voces de los dos exorcistas se hacían cada vez más lejanas, escapando de esa manera del alcance del oído de Marie, la cual se quedó parada, pensando en lo que había oído.
‘Tienen un lugar para teletransportarse… ¡Bien! ¡Objetivo número uno para escapar de este lugar, llegar a ese lugar donde se teletransportan! ¡Objetivo número dos, volver a casa a tiempo para comer la cena del dia de hoy, ya que hoy va a haber guiso de col y manzanas, junto con venado a la Orsimer!’ pensó con alegría Marie, pues de todos los platos que tenían origen en la cocina Nirmniana, este era uno de sus favoritos. Dándose cuenta de que ahora tenía conocimiento de un lugar donde estaba su boleto de salida, la pequeña dragona se llevó una mano al mentón y trató de pensar en cómo salir de allí, solo para darse cuenta de algo… ¿A dónde estaba el lugar con los círculos de teletransporte?’
Marie se había percatado de que no sabía dónde estaba aquella sala, lo que la devolvía al lugar de partida de su plan de escape, pues no sabía cómo salir de aquí. Asi que, sintiéndose un poco abatida por eso, la pequeña dragona caminó y terminó llegando a donde había estado antes. Cuando estuvo allí, ella se sentó y cerrando los ojos, comenzó a pensar en cómo escapar de allí.
El shock estaba plasmado en el rostro de Edzard, mientras su mirada se mantenía fija en las dos personas que deberían de estar muertas desde hace varios años.
‘¿Cómo? ¿Cómo es que están vivo?’ Esos eran los pensamientos que rondaban la mente del Dovahkiin, mientras miraba a quienes supuestamente eran sus suegros.
“Entiendo cómo te sientes, mocoso. Yo me sentí de la misma manera cuando lo supe.” Dijo Zakir mientras miraba los tubos llenos de líquido verde donde estaban los dos padres de Asia.
“Y-yo no lo entiendo. Según las suposiciones de Asia, ellos deberían de estar muertos.” Señaló Edzard, el cual no podía comprender como es que los padres de Asia estaban vivos. Tras esas palabras, el joven dragón se percató de algo más, algo que tenía que ver con el viejo amigo de su familia. Si bien aún estaba sorprendido algo confundido por lo que estaba viendo, recordó algo. “Bola de pelos, respóndeme algo… ¿Cómo? ¿Cómo en el nombre de Akatosh sabias que ellos estaban aquí?”
La pregunta de Edzard fue hecha con un tono de voz simple, serio y sobre todo exigente, un tono de voz que indicaba que su dueño no aceptaría una excusa estúpida.
Al oír la exigencia de Edzard, el ultimo Lilmothiit miró al hijo de su amigo y soltó un suspiro, ya que se dio cuenta de que era hora de contarle todo. Sin embargo, una parte de él estaba algo preocupada, ya que no sabía cómo el muchacho se tomaría la respuesta que estaba por recibir.
“Vale, te lo contare. Pero quiero que escuches hasta el final antes de siquiera hacer o decir algo. ¿Entendido?”
Al oír la pregunta de Zakir, el ultimo Dovahkiin asintió.
Cuando Zakir vio la respuesta asintió, y abriendo la boca se preparó para hablar. “Bien, supongo que debo de-”
Las palabras de Zakir se vieron interrumpidas cuando un brillo dorado apareció de la nada y cegó temporalmente a los dos héroes, lo cuales se vieron forzados a mover un brazo cada uno para de esa manera cubrirse los ojos mientras el brillo duraba.
“Maldita sea, eso fue molesto.” Señaló Zakir mientras se quitaba el brazo que había usado para cubrirse los ojos. Al momento en que lo hizo, vio un ser frente a él, un ser que el reconoció fácilmente.
Al lado del Lilmothiit, los ojos del hijo de Akatosh estaban fijos en una criatura que parecía estar hecha de luz dorada, cuya única forma física era la una armadura dorada muy decorada con relieves dorados. Aquel ser no era un humano, pues tenía cuatro brazos y una cuchilla en cada brazo, junto con una presencia muy antinatural, una presencia que Edzard había llegado a conocer muy bien. Además, aquel ser desprendía una sensación mágica que él había sentido hace años, por lo que pudo discernir a quien servía.
‘¡Mierda! ¡¿Qué hace un daedra al servicio de Meridia aquí?!’ pensó con un poco de preocupación Edzard, el cual rápidamente giró su cuerpo y llevó su mano a su espada, preparándose para luchar con este daedra, pero al momento en que lo miró fijamente, él se volvió a sorprender, pues el daedra habló y la voz con la que lo hizo fue una voz que Edzard había escuchado en el pasado.
“Vaya, sabía que incluso los mortales que obtienen la inmortalidad no dejan de ser lo que son… simples bestias con un poco de inteligencia.” Dijo el daedra con una voz femenina, insultando la forma en como Edzard había reaccionado.
“E-esa voz… ¿Meridia?” preguntó Edzard, pese al insulto, él no estaba irritado, sino que estaba sorprendido, lo cual hizo que alejara la mano de su espada, ya que no esperaba que un jodido príncipe daedrico apareciera frente a él. De hecho, oír a Meridia hablar comenzó a levantar muchas alarmas en su cabeza, siendo algunas… ¿Cómo era posible que ella pudiese hablar tan fluida y tranquilamente en este mundo? ¿Acaso los príncipes daedricos podían manifestarse con facilidad en este mundo? Aquellas preguntas comenzaron a carcomer la mente de Edzard, a la vez que la preocupación y el pánico se asentaba en su ser, pues si los príncipes daedricos podían ingresar a este mundo sin restricciones, bueno, eso era muy preocupante. Lamentablemente, no pudo seguir pensando en ello, pues el príncipe daedrico de la vida le habló.
“Asi es, Dovahkiin…. Han pasado… ¿Cuántos? ¿Cinco años mortales?”
“Creo que fueron cuatro.” Respondió Edzard tras volver a la realidad y recontar los años que habían pasado desde que fue al Monte Kilkreath a matar a Malkoran.
“Si, tienes razón fueron cuatro.”
“¿Por qué has venido hasta aquí?” preguntó Edzard, el cual no dejaba de mirar al príncipe daedrico, analizando sus movimientos para evitar algún tipo de ataque sorpresa.
“Je, je, je… eso es fácil…. Dime, ¿No querías respuestas sobre esos mortales?” preguntó Meridia mientras movía uno de sus brazos y apuntaba a los padres de Asia.
“Bueno sí, pero…. ¡Espera!” dijo Edzard, entendiendo lo que el príncipe daedrico quería decir. Tras aquellas palabras, giró la cabeza y miró a Zakir, el cual estaba mirando hacia otro lado. “No me digas que…. ¿Eres un adalid de Meridia?”
La primera respuesta que obtuvo el hermano de Alduin fue el silencio, pero tras unos momentos de este, el ultimo Lilmothiit habló.
“Si, mocoso. Soy un adalid de Meridia.”
“Pero… ¿Por qué?” preguntó Edzard.
“Eso es fácil.” Respondió Meridia, llamando la atención de Edzard. “¿Recuerdas con quien luchó el Vestigio?”
“Ummm…. Si mal no recuerdo fue con Bal…. Ah…. Ya entiendo…”
“Asi es. Yo les ayude a todos para que derroten a sus enemigos, en especial al imbécil de Bal.”
“Ya veo… ¿pero eso que tiene que ver con lo que está pasando ahora?” Preguntó Edzard.
“Eso es fácil, mocoso. Tú me preguntaste que como sabia como es que los padres de tu esposa estaban acá, ¿verdad?”
La respuesta de Edzard ante eso fue un asentimiento.
“La respuesta que estabas buscando es que Lady Meridia es la que me dio esta información.” Dijo Zakir, mientras miraba al príncipe Daedrico.
La respuesta del Lilmothiit sorprendió a Edzard, el cual rápidamente giró su cabeza y miró a Meridia, confundido por como ella sabía esto. Por lo que, deseando saberlo, habló. “Lady Meridia…. ¿Cómo es que pudo saber de esto?”
“Eso es fácil, pequeño dragón. Veras, el poder de los mortales de Nirm es algo fácil de detectar para nosotros, así que, un dia estaba aburrida de lo que normalmente hago y comencé a ver qué cosas especiales había por el mundo de estos seres a los que llaman demonios. Y para mi gran sorpresa me tope con una fuente de poder familiar. Eso me causó algo de curiosidad y comencé a enviar mi conciencia lo más cerca de ese lugar. Y no te imaginas mi sorpresa al ver a un descendiente del hermano del aquel rey Breton por aquí. Como sabía que mi adalid tiene un gran apego por esa familia, decidí decirle lo que pasaba. Después de todo, un perro siempre merece un hueso cada cierto tiempo para mantenerlo leal.”
Cuando Meridia terminó de hablar, Edzard giró la cabeza y miró a Zakir, viendo que este no se había inmutado por haber sido llamado perro.
‘Supongo que el escuchar eso por varios siglos tiende a hacer que no te importe como te llamen.’ Pensó Edzard mientras seguia mirando a Zakir, solo que esta vez con un poco de lastima, ya que, si bien Meridia no era uno de los príncipes daedricos más “malvados”, no era precisamente un bollo dulce. Esto se debía a que este príncipe tenía la jodida manía de convertir a algunos de sus seguidores, enemigos y detractores en seres sin libre albedrio. Afortunadamente, para Zakir, él no era uno de esos, de lo contrario no podría ni hablar como lo hace normalmente.
“Bueno, ya dejando de lado eso. Quiero decirte la razón por la que no te he convertido en un pedazo humeante de carne en el suelo, hijo de Akatosh.” Dijo Meridia, llamando así la atención de Edzard.
Al oírla, Edzard se quedó allí parado, sin moverse, incluso casi sin respirar. La reacción del hijo de Akatosh era algo natural para él, pues no era idiota, ya que sabía que no era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a un príncipe daedrico y su combate con el hijo de Molag Bal lo había confirmado, su poder aun no era tan alto para derrotar al hijo de un príncipe daedrico. Por lo que, enfrentarse a un príncipe era un suicidio.
“Tengo una pequeña petición para ti… Quiero que destruyas todos los ejércitos que el imbécil de Molag Bal levante para atacar este mundo.”
Cuando oyó la petición del príncipe, Edzard se quedó en silencio y confundido una buena cantidad de tiempo hasta que se dio cuenta de lo que le pedían. Tras ello, soltó un suspiro interno, pues no le habían pedido destruir un pueblo en nombre de Meridia, ni hacer nada que vaya en contra de sus principios.
‘Parece que a veces si soy un idiota… ¿cómo me pude olvidar del odio desenfrenado que Meridia tiene por los no muertos?’ Pensó Edzard con una sonrisa irónica en su mente, pues esto era una oportunidad única, una oportunidad de poder forjar una especia de alianza con ella. Aunque, el termino alianza seria uy ambiguo, ya que ellos suelen ser muy volubles, lo que hace que las alianzas con ellos sean temas muy difíciles de tratar. Aun así, el no desaprovecharía esta oportunidad, por lo que, Asintiendo con la cabeza, Edzard le respondió. “No se preocupe, destrozaré cualquier ejercitó que Bal envié a este mundo.”
“Bien. Te estaré vigilando en esas batallas. Si logras hacer un buen trabajo, puede que les apoye si deciden atacar a Bal en su plano de Oblivion.” Dijo Meridia, con algo de alegría, pues si había algo que ella disfrutaba era destruir los no muertos que servían a Molag Bal y ver como sus planes se iban al traste.
Las palabras de Meridia provocaron que Edzard sonriera, ya que escuchar que posiblemente el pacto de Kuoh podría tener como aliada a Meridia era algo esperanzador para cualquier cosa que pasase en el futuro.
“Bueno, me voy retirando. Siento que se acercan unas presencias y no quiero que sepan de mi existencia, por lo que me iré de aquí antes de que me descubran. Hasta que nos volvamos a ver, Adalid, hijo de Akatosh.” Dijo Meridia mientras el cuerpo con el que había aparecido se desvanecía del lugar, dejando solos a ambos héroes.
La partida del príncipe daedrico hizo que el lugar se llenara nuevamente con silencio, solo que esta vez no era un silencio tenso, sino uno más calmado, el cual fue roto por Edzard.
“Asi que… ¿Cómo es ser un adalid de un príncipe daedrico como Meridia?” preguntó Edzard mientras miraba a Zakir con algo de curiosidad.
“Ummm…. No sé cómo explicarlo.” Respondió de manera honesta Zakir mientras se llevaba una mano a la barbilla. “La verdad es que, mientras destruya no muertos y nigromantes, ella me deja ir por libre.”
“Wow… eso es… ¿refrescante?” dijo Edzard con los ojos en blanco, pues no esperaba que un daedra fuera tan… laxo en cuanto a la libertad que tenían sus adalides.
“Si… es algo raro, pero pese a que ella tiene la fama de quitar el libre albedrio, su forma de tratar con los mortales se parece mucho a la de Nocturnal.”
“Ya veo… todo se trata de negocios.” Dijo Edzard, entendiendo a lo que se refería.
“Si. Todo es un negocio. Ella me brinda información valiosa y me permite tener a donde irme si quiero desaparecer ir unos años, mientras que yo en compensación destruyo a casi todo no muerto con el que me topo.”
Tras aquellas palabras, el dúo de héroes volvió a quedarse en silencio, el cual no duro mucho, pues ambos olieron dos aromas, los cuales se iban haciendo más fuerte cada segundo, algo que indicaba que se estaban acercando a ellos.
Cuando ambos aromas se hicieron muy fuertes, una voz habló a sus espaldas.
“Vaya, no creí que pudieran derrotar a Pluto, pero parece que estaba equivocado.” Dijo Thanatos, cuya voz provocó que los dos héroes giraran la cabeza y vieran que este llegó junto a otra parca.
“Así que, esto es lo que Hades ocultaba aquí.” Dijo la otra parca, la cual, al igual que Thanatos, tenía una túnica de un color muy oscuro, algo que Edzard asoció a un patrón para mostrar cuales eran parcas más fuertes.
“Parece que no sabían que su jefe tenía esto acá abajo.” Señaló Zakir con burla en su voz.
“Así es. Supongo que Pluto si sabía de esto, después de todo era el perro más leal de Hades.” Comentó Thanatos mientras se acercaba a los tubos. “Eso explicaría por que se puso tan histérico cuando escuchó que había intrusos dirigiéndose a este lugar.”
Mientras Thanatos caminaba hacia los tubos, Edzard y Zakir llevaron sus manos a sus respectivas armas de una manera sutil, pues no confiaban de todo en la parca, por ello querían estar en una posición que les permita reaccionar rápido ante cualquier suceso.
“Ummm, esto es raro… ¡Oye, Orcus!” gritó Thanatos, provocando que la otra parca lo mirara. “Ven un momento.”
La parca llamada Orcus comenzó a flotar hacia donde estaba Thanatos y cuando llegó al lado de este, comenzó a examinar los tubos por una buena cantidad de tiempo. Durante aquella cantidad de tiempo, tanto Edzard como Zakir estaban preparados para atacar en cualquier instante. Tras unos pocos minutos que se sintieron como horas, Orcus al fin habló.
“Ummm… esto es increíble… por la forma física en que están estos dos, es posible que hayan estado dentro de estas capsulas por más de quince años. Aun así, pese a esa gran cantidad de tiempo, es increíble que no hayan muerto. Aunque, es más que obvio que el hombre está en mejor condición que la mujer, aun así, es increíble.” Comentó Orcus mientras miraba a los dos humanos dormidos en los tubos. Cuando dejó de verlos, la parca comenzó a flotar por el lugar, ignorando a todos, hasta que finalmente llegó a una pared, donde de un golpe rápido, un boquete se hizo presente.
‘Wow…’ pensó Edzard al ver la precisión que tuvo Orcus para hacer el agujero.
“Típico de Hades…” dijo Orcus mientras metía la mano en el hueco y sacaba de allí una carpeta llena de papeles. “Veamos… Ummm…. Ya veo…. Asi que era esto… Bien…”
“¿Qué descubriste?” preguntó Thanatos acercándose a Orcus.
“Muchas cosas, pero me temo que tendremos que hablar de eso en otro lugar.” Respondió Orcus, mientras se acercaba a Edzard y a Zakir. “Se que no me he presentado como debe ser. Un gusto, me llamo Orcus y soy una Parca de clase definitiva al igual que Pluto y Thanatos; además, tambien soy el líder de una de las tres facciones de las parcas que existen actualmente, la facción Conservadora.”
Las palabras de Orcus despejaron varias dudas de los dos héroes sobre la identidad de Orcus, pero también provocaron que Edzard tenga una duda más, la cual iba dirigida al tema de las facciones de las Parcas.
“Un gusto, Orcus. Me llamo Qahnaarin y el hombre a mi lado se llama Sivaas.” Dijo Edzard, presentándose a sí mismo como a Zakir con nombres falsos, siendo ambos nombres provenientes del idioma dragón.
“Ya veo, es un gusto conocerlos.” Dijo Orcus, para luego dejar de verlos y mirar hacia los tubos. “Antes de que nos vayamos, lo mejor sería sacarlos de esas dos capsulas y llevarlos con nosotros.”
“¿Estás seguro?” preguntó Edzard con algo de escepticismo, pues no conocía a Orcus y aun no sabía si era de fiar.
“Si, ese liquido es un compuesto que oxigena directamente los pulmones de los dos que están de allí, a la par que sirve de sedante, lo que los mantiene dormidos.”
“Eso si es una droga fuerte.” Comentó Zakir, ganándose una mirada de Edzard el cual hizo un gesto que decía algo como: ¿En serio?
“Si, es una droga muy potente, por lo que luego de que sean liberados de esas capsulas, no despertarán por un buen tiempo, por lo que sería conveniente que sean puestos en la sala de un hospital.” Dijo Orcus mientras se acercaba a los tubos. “Por ahora, lo mejor será ir a mi palacio, para que podamos charlar allí, a la par que mis sirvientes más leales revisan a estos dos, para descartar algún problema. ¿Qué les parece?”
La pregunta de Orcus provocó que Edzard y Zakir se miraran, para luego hablar entre si usando el idioma de Tamriel.
“¿Crees que son de confianza?” preguntó Edzard, mirando de reojo a las dos Parcas.
“No lo sé, pero no sabemos mucho de lo que sea que haya estado pasando con Marcoryan y su esposa.” Respondió Zakir, frunciendo el ceño bajo su mascara. “Creo que debemos dejar que los revisen… si la cosa se pone fea, deberemos de usar todo nuestro poder para eliminarlos de manera rápida…”
“Vale…” dijo Edzard mientras abría y cerraba su puño unos segundos antes de acercarse a los tubos. Cuando estuvo frente a ellos, el hijo de Akatosh habló, pero sin mirar a nadie. “Debemos sacarlos de allí, ¿verdad?”
“Asi es.” respondió Orcus.
“Bien.”
¡Crack!
Un fuerte crujido se hizo presente cuando Edzard movió su mano hacia el tubo y le clavaba los dedos de su mano, creando una gran grieta la cual recorrió el objeto de pies a cabeza. Con un ligero apretón de esa mano, el cristal terminó por hacerse añicos en un instante, liberando varios litros del líquido que contenía. El cuerpo del padre de Asia no tocó el suelo, pues mientras rompía el cristal, Edzard había conjurado una bola dorada, la cual mantenía el cuerpo de Marcoryan suspendido en el aire.
La acción de Edzard provocó que las dos parcas miraran con asombro al joven dragón, pues lo que había hecho era algo que ellos no pensaban que fuese posible.
‘Esos cristales tenían una barrera muy poderosa como primera capa de protección, además, dicha barrera tambien estaba en la parte interior del cristal lo que convertía en esos cristales en objetos casi irrompibles.’ Pensó Orcus con un poco de miedo al ver lo que acaba de pasar.
‘¿Cómo pudo destrozar una barrera que ha sido creada por un dios? Incluso yo tendría que hacer uso de una gran cantidad de poder y mi guadaña para poder siquiera romperla.’ Pensó Thanatos mientras miraba a Edzard de manera analítica. ‘El no mostró esa habilidad en nuestra corta batalla…’
‘Nada mal, mocoso.’ Pensó con diversión Zakir al ver como reaccionaban las dos parcas al ver lo que Edzard había hecho. ‘Usar una forma muy sobrecargada de «disipar magia» para corroer parte de la barrera que protegía esos tubos y luego rápidamente hacer una fuerte presión en el vidrio para provocar que este se agriete, creando así una debilidad en esa barrera…. Una buena idea, pues acabas de decirles de manera no verbal a esos dos que, si te mosquean, puede que no la cuenten…’
Tras aquel movimiento, Edzard lo repitió, solo que esa vez lo hizo con el tubo que mantenía a la madre de Asia cautiva, liberándola y haciéndola flotar junto a su esposo. Cuando ambos estuvieron juntos, el hijo de Akatosh conjuró dos capas y los envolvió en ellas, para de esa manera cubrir sus modestias. Tras caminar unos pasos, Zakir se acercó a él y acercándose a Marcoryan, le hizo una seña a Edzard, el cual entendió a que se refería. Asi que, caminando hacia donde estaba su suegra, canceló el hechizo. Aquello hizo que los cuerpos de los progenitores de Asia cayeran, pero estos nunca tocaron el suelo, pues Zakir y Edzard los atraparon.
“Ya está.” Dijo Edzard mientras se acercaba a las parcas junto con Zakir.
“B-bien…” dijo Orcus con algo de incomodidad por lo que había presenciado no hace mucho. Cuando Edzard, Zakir y Thanatos llegaron a su lado, movió su mano y conjuró un círculo mágico a los pies de los presentes.
El circulo mágico comenzó a brillar de color purpura y comenzó a subir lentamente, tragándose a los que estaban sobre el lentamente. Cuando el circulo llegó a la cintura de Edzard, este movió una mano rápidamente, para de esa manera chasquear los dedos.
Aquella acción hizo que todo el lugar se llenara de pequeñas runas mágicas, las cuales pasaron desapercibido para las parcas. Cuando el circulo mágico terminó por engullirlos a todos, estos fueron teletransportados fuera de aquel lugar, el cual rápidamente fue consumido por cientos de explosiones, las cuales surgieron de las runas explosivas que Edzard había conjurado previamente.
“Buchou… ¿Q-q-qué has dicho?” preguntó Issei, el cual estaba presa de la sorpresa y del shock por lo que acaba de oír. “¿M-mis padres…?”
La primera respuesta de Rias a la pregunta había sido el silencio, pues no quería confirmarle a Issei la noticia. Sin embargo, unos segundos después, finalmente le respondió.
“Asi es, Ise…” respondió Rias con algo de miedo y preocupación en su voz, pues temía como se lo tomaría. “E-ellos han sido secuestrados por unos sujetos que iban vestidos de exorcistas.”
Cuando aquellas palabras terminaron de salir de la boca de Rias, el pánico se hizo cargo de Issei, el cual, en menos de un segundo, salió disparado hacia la puerta, tomando por sorpresa a todos.
“¡Ise!” gritó Rias al ver a su peón salir corriendo.
“¡Buchou!” gritó Kiba, mientras se preparaba para correr tras Issei.
“¡Si, Vamos!” gritó Rias mientras ella y el resto, incluida Kunou, salieron de aquella casa y comenzaron a perseguir a Issei.
Los pasos del actual Sekiryuutei eran rápidos, mucho más rápidos de lo que eran normalmente. Y eso era gracias a la gran cantidad de adrenalina que recorría su cuerpo en este momento. El joven demonio corrió por calles, saltó por varias vallas, e incluso saltó a los techos de las casas, para de esa manera poder moverse más rápido entre las calles de Kuoh.
“Increíble, nunca vi a Issei-kun hacer ese tipo de cosas.” comentó Kiba mientras veía a Issei moverse de manera acrobática por los tejados.
“S-si…” añadió Akeno, la cual miraba a Issei con preocupación.
“Issei-senpai parece moverse como si fuese otra persona.” Señaló Koneko, la cual estaba mirando como Issei saltaba hacia un callejón y mientras caía, daba un giro mortal, para luego apoyarse de una de las paredes e impulsarse para llegar otro de los tejados.
“Se mueve como Edzard, cuando está entrenando.” Dijo Kunou, llamando la atención de los miembros del ORC.
“¿Qué?” preguntó Irina con sorpresa, lo que hizo que se tropezase y casi termine por caer al suelo. Afortunadamente, logró estabilizarse y seguir corriendo.
“Edzard tiene una pista de obstáculos para entrenar. Todos los miembros de su grupo practican allí.” Respondió Kunou, mientras recordaba la pista de obstáculos, o la «Pista de las vueltas divertidas» como la llamaba Marie.
“¿Como es esa pista de obstáculos?” preguntó Ravel con curiosidad, pues quería saber cómo era el lugar que esos monstruos, llamados así en su mente no por que fueran seres malvados horripilantes, sino porque eran muy fuertes, usaban para entrenar.
“Bueno, tiene una distancia de unos cien kilómetros y está formada por cuatro secciones, las cuales atraviesan varios terrenos diferentes…. Según recuerdo de cuando Ma-chan me convenció de jugar un rato allí, hay una sección en terreno plano, otra en loma, otra en una montaña y una en un pantano. Pero eso no es todo, ese lugar está lleno de trampas, tales como lanzadores de dardos y huecos con lanzas que amenazan con empalarte y esas cosas. Cuando fui allí con Ma-chan, Edzard había retirado esas cosas y había puesto armas forradas de espuma para que no nos hiriéramos.
“¿Qué-?” preguntó Rias al enterarse de la configuración de aquella pista de obstáculos. Sin embargo, tras rememorar todo lo que la pequeña Kitsune le había dicho, ella se dio cuenta de algo. “¡¿Tu y la pequeña Marie corrieron por una pista llena de trampas mortales?!”
El grito de Rias provocó que todos, desde Kiba, hasta el mismo Issei, el cual logró escuchar aquello, tropezaran y se cayeran al suelo de manera aparatosa. Aquella acción, por muy improvisada y tonta fue aprovechada por Kiba, el cual logró reincorporase rápidamente y usando su velocidad, logró llegar a donde estaba Issei, el cual se estaba demorando en levantase gracias a que había caído desde el techo de una casa.
“¡Suéltame, Kiba!” gritó Issei mientras forcejeaba, tratando de liberarse del agarre del caballero de Rias Gremory, el cual estaba luchando con todo lo que tenía para mantener a su amigo bajo control.
“¡Ise, detente!” gritó Rias, la cual comenzó a correr hacia donde estaba Issei, olvidando por completo lo que Kunou le había dicho del lugar donde entrenaban Edzard y su grupo. Cuando ella llegó a su lado, se arrodillo y colocando su mano en la mejilla derecha de Issei, trató de calmarlo. “Ise, sé que es duro oírlo, pero no lograras nada si solo corres sin dirección.”
“P-p-pero…”
“Rias-sama tiene razón, Issei-sama.” Dijo Ravel, la cual tambien se había acercado a Issei y con ella estaban todas las otras chicas. “No podrás hacer nada sin un buen plan.”
“Lo se… pero no puedo quedarme quieto al saber que han sido secuestrados.” dijo Issei mientras apretaba los puños con frustración.
“Te entendemos, pero no comprendo por qué piensas que nos quedaremos quietos ahora que sabemos que tus padres han sido secuestrados.” Dijo Akeno acercándose a Issei.
“Akeno-senpai tiene razón.” Dijo Koneko le daba algunas palmaditas a Issei en su cabeza, para luego poner una sonrisa. “Nosotros te ayudaremos, Issei-senpai.”
“Asi es.” dijeron el resto de las chicas de manera unísona, poniendo las mejores sonrisas que podían poner en ese momento.
“Y-y-yo… gracias.” Dijo Issei, mientras sentía que las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.
Luego de aquellas palabras, Kiba soltó a Issei y tendiéndole una mano, lo ayudó a levantarse.
‘Ellos realmente son muy buenos amigos…’ pensó Kunou con una sonrisa al verlos. Cuando vio que se estaban separando, ella se acercó a ellos.
Cuando los demonios vieron a Kunou llegar, rápidamente dejaron que Rias hablara, ya que ahora que Issei estaba más calmado, era el momento en que debían de pensar en que hacer para rescatar a los padres de Issei.
“Ahora que Ise está más tranquilo, ¿Qué hacemos?” preguntó Rias, mirando a quienes la acompañaban en este momento.
“Debemos de saber todo sobre lo que está pasando.” Respondió Akeno de manera rápida.
“Si, tenemos que saber todo. Si bien la hija de Yasaka-sama nos ha dicho todo lo que ha escuchado, es necesario poder acceder a más información. Asi como la capacidad de tener recursos para algo tan delicado como una operación de rescate.” Comentó Ravel, llamando la atención de Rias.
“Tienes razón, Ravel. Contactare con mi hermano para saber que pasa, estoy segura de que él nos ayudara.” Respondió Rias de manera rápida, para un instante después conjurar un círculo mágico en su oído y usarlo para llamar a su hermano. Sin embargo, para sorpresa de esta, ella no escuchó respuesta alguna de él.
“Esto es raro…” Dijo Rias, llamando la atención de los que estaban a su lado.
“¿Qué sucede, Rias?” preguntó Akeno con preocupación.
“Mi hermano no contesta mi llamada.” Respondió Rias, provocando que Akeno, Kiba, Koneko y Gasper se asombraran enormemente.
“¿E-e-e-estás segura de eso?” preguntó Kiba, el cual tenía los ojos abiertos como platos.
“Si, lo he estado llamando, pero no contesta. Y no solo eso, tampoco puedo comunicarme con Grayfia.” Respondió Rias, provocando otra vez que la sorpresa se instalara en ellos.
“Esto es inaudito…” dijo Ravel mientras su mente trataba de procesar lo que sucedía. “Sirzechs-sama es conocido como un siscon extremo, por lo que es imposible que él no le respondiese a su hermana una llamada…”
Las palabras de Ravel provocaron que Rias se sintiese frustrada, pues era verdad. Siempre que ella llamaba a su hermano, este no tardaba ni un segundo en responderle…. Pero ahora…. Negando con la cabeza, la heredera de los Gremory decidió hacer otra llamada, a unas personas que sabía que le responderían de inmediato. Asi que, sin perder tiempo, ella rápidamente llamó y para su alivio, ellos respondieron.
“Papá, mamá.” Dijo Rias, llamando la atención de sus compañeros demonios, Irina y Kunou. “Pueden decirle a Onii-sama que necesito hablar con el de manera urgente.”
El circulo en el oído de Rias volvió a brillar, provocando que Rias frunciera el ceño.
“¿Cómo que no está disponible para nadie hasta dentro de unas horas?” preguntó Rias mientras su ceño fruncido se hacía más notorio. “Por favor, díganle que necesito que me contacte pronto.”
El circulo volvió a brillar, pero a diferencia de lo que ella oyó anteriormente, lo que ahora oyó la hizo enojarse.
“¡¿Cómo que hasta dentro de nuevo aviso no tengo permitido comunicarme con el?!” gritó Rias sobresaltando a sus compañeros, los cuales miraron con asombro como la hermana de Sirzechs se llevaba una mano al a boca y comenzaba a morderse la uña del pulgar con ansiedad.
Tras aquel grito, el circulo mágico en el oído de Rias desapareció, provocando que todos miraran a Rias, la cual tenía una cara que mostraba que estaba abatida.
“¿Rias? ¿Qué sucedió?” preguntó Akeno, acercándose a su rey.
“Al parecer mi hermano ha pedido que no pueda contactar con el hasta nuevo aviso.” Respondió Rias, sorprendiendo a los presentes, pero no solo eso, sino que cuando volvió a hablar, sus siguientes palabras terminaron por confundir aún más a los que la oían. “No solo eso, parece que Sona tampoco podrá comunicarse con su hermana.”
“¡¿Qué?!” gritaron todos los demonios presentes, pues no se esperaban eso.
“Rias… ¿E-e-estás segura de eso?” preguntó Akeno con preocupación, acercándose a su rey.
“Si, eso me lo ha dicho mi madre y también parece confirmarse por el hecho de que mi hermano no me responde, pese a que lo he llamado más de una vez.”
“Eso es malo… ¿Cómo encontraremos a los padres de Issei-sama sin la ayuda de Lucifer-sama?” preguntó Ravel con algo de pánico.
La pregunta de Ravel volvió a provocar un silencio entre los presentes, pues su primera opción había sido pedir ayuda a los maous, pero parecía que ahora esa idea debería de ser descartada. Por lo que, comenzando a pensar en alguna forma de encontrar el lugar donde deberían de estar los padres de Issei, todos miraron a Kunou, la cual reaccionó mirándolos con confusión.
“Kunou-chan…” dijo Rias, acercándose a la pequeña kitsune. “¿Escuchaste donde estaban los exorcistas?”
La pequeña Kitsune se quedó quieta unos segundos, mientras se llevaba la mano a su barbilla. Cerrando los ojos, comenzó a pensar, tratando de recordar lo que oyó. Mientras pensaba, sus colas se movían de un lado a otro, hasta que finalmente se detuvieron de manera abrupta en el mismo momento en que sus ojos se volvían a abrirse.
“¡Ya recordé!” gritó Kunou con una sonrisa. “Mi Hahaue le mencionó a Asia-san todos los lugares donde había bases enemigas.”
La respuesta de Kunou provocó que los presentes sonrían, pues pese a no haber podido conseguir el apoyo del hermano de Rias, ahora tenían un poco de información sobre los posibles lugares donde estaban los padres de Issei. Sin embargo, cuando escucharon las palabras de Kunou sobre las ubicaciones, toda la alegría de saber el lugar donde se escondían esos exorcistas renegados se esfumó, pues la información que les dio la heredera de Yasaka fue muy vaga sobre la ubicación exacta de cada una de ellas.
“Las ubicaciones están en áreas muy amplias como para poder saber dónde debemos ir.” Señaló Xenovia tras oír las palabras de Kunou.
“Si, además, no contamos con mucho tiempo como para rastrillar todos los lugares.” Comentó Irina mientras tenía una mano en la barbilla, pensando en cómo solucionar esto.
Todos asintieron, estando de acuerdo con las palabras de Irina, pues cada segundo que pasaba aumentaba las probabilidades de que los padres de Issei muriesen. Sin embargo, antes de que alguien diga algo...
“¿Y si vamos donde está el grupo de Edzard-sama y los convencemos de que transmitan lo que sucedió con los padres de Issei-senpai para conseguir ayuda?” preguntó Gasper, llamando la atención de todos. La forma en como todos comenzaron a mirarlo causó que el Dhampir se asustara un poco, pero para sorpresa de muchos, este no se sobresaltó como antes, sino que se quedó allí mirándolos a todos con un poco de incomodidad.
“Esa… es una buena idea.” Dijo Rias, la cual miraba con una sonrisa como su alfil comenzaba a mostrarse más seguro de sí mismo.
“Bien, ya tenemos un plan. Asi que, ¿nos vamos?” preguntó Issei, el cual se había mantenido en silencio para permitir que sus amigos pensasen en un plan, ya que él no estaba en el mejor estado mental para ello.
“Si. Nos vamos de inmediato.” Respondió Rias mientras miraba a Akeno y veía como esta le respondía con un asentimiento. Sin embargo, antes de que alguien moviese un solo musculo, la voz de Kunou les detuvo.
“Yo también quiero ir.”
Las palabras que salieron de la boca de Kunou sorprendió a todos, pues no esperaban que ella dijese algo así.
Al salir de su estupor, Rias comenzó a acercarse a ella y cuando estuvo a su lado, se arrodilló.
“Kunou-chan…, Esto es muy peligroso y no queremos que te hagas daño, así que-”
Las palabras de Rias fueron interrumpidas cuando la pequeña Kitsune frunció el ceño y gritó, provocó que todos se sobresaltaran.
“¡No! ¡Yo tambien voy!” gritó Kunou con gran convicción mientras miraba a Rias, desafiándola a que le diga que no. “No solo los padres de Issei-san están allí, sino que también es posible que Ma-chan este allí. No puedo quedarme quieta mientras ella está en peligro.”
La forma en que grito la pequeña, junto con la convicción que mostraban sus ojos, hicieron que los demonios y el ángel reencarnado la miraran con sorpresa.
“¿Estás segura, Kunou-chan?” preguntó Irina, acercándose a la hija de Yasaka.
“Si. Quiero ir con ustedes.”
Tras aquellas palabras, los demonios e Irina comenzaron a conversar entre sí, debatiendo si era prudente llevar a la heredera de uno de los lideres del pacto con ellos a una misión como esta. Sin embargo, sabían que ella no aceptaría un no por respuesta, por lo que las charlas iban más enfocadas para ver quien la protegería. Al final, llegaron a la conclusión que quienes la defiendan y hagan de guardaespaldas deberían de ser Koneko, Ravel y Gasper.
Una vez que la hija de Yasaka fue informada de aquella decisión, sonrió y se acercó a los tres que harían de guardaespaldas para ella. Dándoles una reverencia, ella prometió no ser un estorbo. Tras eso, todos se reunieron y creando un círculo mágico, Akeno colocó el destino del hechizo de teletransportación en los Alpes italianos, esperando que lleguen a estar en un lugar cercano a donde estaba la base enemiga.
“¡Todos manténganse firmes-! ¡AGHHH!” las palabras de uno de los exorcistas renegados fueron interrumpidas cuando su cuerpo fue envuelto por un relámpago, el cual surgía de la mano extendida de Asia.
El cuerpo del pobre exorcista intentó en vano resistir el poder del relámpago, pero no pudo hacer nada ante el hechizo, el cual convirtió su cuerpo en un montón de cenizas.
“¡Marik!” gritó otro exorcista al ver como su amigo era convertido en polvo. Tras presenciar aquello, el exorcista miró con furia a Asia y al grupo de Edzard, el cual estaba arrasando con todos los exorcistas que se les acercaban. “¡Maldita puta!”
Tras aquel grito, el exorcista se lanzó contra Asia e intentó empalarla con su espada, pero cuando él llegó a escasos metros de la esposa del Dovahkiin, esta esquivó el ataque entrante, el cual fue una estocada que apuntaba a su corazón. Tras ver como su ataque era esquivado, el exorcista no pudo hacer nada más, pues Asia lo atrapó del cuello y levantándolo del suelo rápidamente lo lanzó al aire y antes de caiga, le decapitó con solo movimiento de «Anseichim».
La sangre salpicó del cuello del exorcista, pero esta no ensució a Asia, la cual, tras eso se giró y vio como sus compañeras mataban de manera eficiente a todos sus enemigos. Aika, Rossweisse e Ingvild usaron hechizos elementales para matar rápidamente a varios exorcistas, negándoles la capacidad de contratacar con sus armas. Por su parte, Lint y Mittelt lanzaban lanzas de luz, empalando a los exorcistas que intentaban retirarse de la sala tratando de ir a otro lugar. Finalmente, Valerie estaba usando unos tentáculos de sombra para atravesar los corazones de sus enemigos, matándolos en el acto.
“¿Cuántos vamos matando ya?” preguntó Aika mientras se acerca a Asia.
“Ya vamos eliminando a más de cien exorcistas y estos no dejan de salir.” Respondió Ingvild, la cual miraba todo el lugar, el cual estaba repleto de cadáveres.
“¿Cuánto de la base enemiga creen que hemos mapeado?” preguntó Asia, la cual miraba los cadáveres con una mezcla de pena y lastima. Esto se debía a que, pese a que ellos se habían atrevido a secuestrar a su hija, ella no podía odiarlos del todo…. Era casi como si su propio ser negara a hacerlo por completo. Cuando ella se percató de eso, rápidamente negó con la cabeza, tratando de despejar todo rastro de lástima que podía tener ahora, ya que era necesario que se centre en lo que había venido a hacer aquí... rescatar a su hija y haría eso sin importarle la cantidad de muertos enemigos que se acumulen.
“No mucho por lo que parece.” Respondió Rossweisse, la cual tenía un círculo mágico en su oído. “Parece que los otros equipos están en la misma situación que nosotros.”
“Ya veo…. Parece que estas bases son más grandes de lo planeado.” Comentó Mittelt, la cual estaba al lado de Lint.
“Supongo que es porque hay varias plantas subterráneas.” Señaló Lint, la cual estaba que miraba el lugar, observando si había algún enemigo entre las sombras.
“Si, en este lugar hay como unas siete plantas hacia abajo y luego hay una especie de puente.” Dijo Valerie, la cual levantó una mano y dejaba que un murciélago se posara allí. “Los pisos inferiores están repletos de exorcistas, pero no hay nada más que salas tanto de entrenamiento como de estar.”
Tras las palabras de la Dhampir, el murciélago se convirtió en una sombra y se introdujo en el cuerpo de Valerie, la cual solo movió los hombros antes de mirar a sus amigas.
“Bien. Ya tenemos explorados una parte del lugar y tenemos un conteo de las fuerzas enemigas, así que continuemos.” Dijo Asia mientras comenzaba a correr, dirigiéndose a uno de los pasadizos del lugar.
Las otras chicas miraron a Asia y sin pensarlo dos veces, la siguieron.
Los pasos de las chicas eran rápidos, pues no podían perder tiempo, así que comenzaron a bajar por los pisos que conformaban esta parte de la fortaleza enemiga. En cada piso por el que bajaron se encontraron con resistencia enemiga, la cual fue presentada por algunos exorcistas.
“¡Sigan disparando! ¡No dejen que avancen!”
“¡AGHHHH!”
“¡Mi pierna!”
“¡Stefan!”
Los gritos de los exorcistas se alzaban por encima de los sonidos de sus armas de fuego, las cuales disparaban rondas tras rondas de balas de luz. Estas balas se movían a gran velocidad, pero al ser construcciones hechas de magia de luz, estas fueron inútiles ante las barreras que habían erigido las mujeres, para defenderse. Afortunadamente, cada cierto tiempo los exorcistas debían de dejar de disparar, algo que era aprovechado por las chicas, las cuales les atacaban ni bien tenían una apertura para lograr ataques directos.
“¡Tomen esto!” gritó Aika mientras movía su mano izquierda para crear un círculo mágico, pues su otra mano estaba ocupada creando un círculo mágico de tipo barrera. El circulo mágico creado por la aprendiz de Lavinia brilló un instante, para luego soltar una guadaña de viento de gran tamaño, la cual se dirigió rápidamente hacia un grupo de exorcistas, los cuales, al ver el ataque, rápidamente saltaron a un lado para esquivarlo. Sin embargo, para su mala suerte, el ataque fue muy rápido y solo dos lograron salir de allí, mientras que los otros seis fueron cortados por la mitad, desparramando sus vísceras y sangre por el suelo.
“Maldita sea, son muy fuertes.” Dijo uno de los dos exorcistas que había escapado.
“Tienes raz- ¡Damián, muévete!” la otra exorcista que había esquivado el ataque de Aika interrumpió lo que inicialmente iba decir gracias a que vio como por encima de ellos aparecía Valerie.
La Dhampir se dejó caer y con un rápido movimiento atrapó a ambos exorcistas por la cara, para luego arrojarlos contra otro grupo de exorcistas, los cuales estaban planeando atacar por la espalda a Mittelt. Cuando ambos grupos chocaron, ella invocó sus alas y moviéndolas, apareció por encima de ellos y con un movimiento de su mano, creó una espada de oscuridad. La Dhampir incrustó esa espada en el suelo, provocando que aparecieran unas lanzas de oscuridad en un radio de seis metros desde su posición, empalando a todo enemigo que estuviese allí.
“No creas que te daré las gracias por esto.” Mittelt dijo con una sonrisa, para luego crear una lanza de luz rosa, la cual arrojó hacia un exorcista que intentaba huir al piso inferior, empalándole la cabeza y matándolo en el acto.
“Claro, cuando acabe esto… ¿quieres ir por unas tartas a Francia?” preguntó con una sonrisa Valerie, mientras pasaba al lado del ángel caído.
“No hay problema.” Respondió Mittelt poniendo una sonrisa tambien, para luego comenzar a moverse, ya que tenía a más exorcistas para matar que en los pisos anteriores.
Mientras que Valerie y Mittelt acordaban un dia para salir a comer, Lint se estaba batiendo en duelo contra seis exorcistas a la vez. Su espada se movía de manera magistral mientras ella desviaba todos los ataques enemigos, a la vez que cada cierto tiempo tenía que moverse de manera acrobática para esquivar uno que otro ataque.
La espada de Lint se movió de manera perpendicular, cortando a uno de los exorcistas desde la cadera hasta el hombro, matándolo de manera inmediata. Sin embargo, tras acabar con ese enemigo, ella no se quedó quieta, sino que, aprovechando la inercia del ataque, giró sobre su propio eje y sacando su pistola, rápidamente hizo varios disparos, los cuales impactaron en los exorcistas que la estaban rodeando, matándolos en el acto.
Cuando ella se detuvo, estuvo por moverse, pero se quedó quieta cuando sintió que alguien se acercaba por su espalda. Girando rápidamente su cuerpo, Lint se preparó para luchar y que bueno que lo hizo, pues vio como un exorcista corría de manera desesperada contra ella, usando su espada de luz como si se tratase de una lanza.
La velocidad con la que ese exorcista se movía era ridículamente lenta para Lint, quien estaba acostumbrada a ver a Edzard moverse a gran velocidad durante sus entrenamientos conjuntos, por lo que mientras lo veía corriendo, vio que ese hombre estaba completamente asustado, por eso, ella decidió sacarlo de su miseria, por lo que, apuntándole con su pistola, rápidamente le dio un tiro en la cabeza. El disparo hizo que el cuerpo del humano cayera hacia atrás, llamando la atención de otros exorcistas, los cuales comenzaron a rodearla, provocando que ella suspirase antes de volverse a lanzarse contra ellos.
‘Esto parece de nunca acabar… pero bueno, ellos se lo buscaron.’ Pensó Lint mientras tomaba su espada y tras cruzarla por encima de su pistola, cargó contra los exorcistas. Mientras corría hacia sus enemigos, ella disparaba su pistola y usaba su espada para desviar las balas que se le acercaban.
Mientras Lint sembraba el miedo en los corazones de sus enemigos usando sus habilidades, Rossweisse e Ingvild hacían lo suyo usando sus hechizos para acabar con todos los exorcistas en los que ponían sus ojos.
“¡Tomen esto!” gritó Ingvild mientras conjuraba un dragón de agua, el cual se movió hacia un grupo de cinco exorcistas, engulléndolos a todo, para luego hacerlos impactar en una pared, dejándolos golpeados y empapados. “¡Rossweisse-sensei, ahora!”
La voz del medio demonio fue oída por la valquiria, la cual movió su mano derecha y creó un círculo mágico, del cual surgió un potente rayo, el cual impactó en los exorcistas, quienes terminaron muriendo y convirtiéndose en cenizas. Sin embargo, el ataque de la valquiria no terminó allí, pues por el rabillo de su ojo vio que varios exorcistas se estaban moviendo por el lugar. Por lo que, sin pensarlo dos veces, creó siete cirulos mágicos y lanzó un bombardeo de hechizos de nivel medio, matando así a todos los exorcistas que intentaban moverse.
Cuando el ataque terminó, la valquiria se acercó al medio demonio, y juntas vieron como casi todos los exorcistas de esta sala ya estaban muertos.
“Esto es increíble…” dijo Ingvild, la cual vio como sus compañeras terminaban de matar a los exorcistas restantes. “No pensé que hubiese tantos exorcistas por este lugar.”
“Te comprendo, In. Este lugar parece tener una enorme cantidad de exorcistas. Y ya vamos matando a más de cuatrocientos de ellos y aun nos faltan dos pisos más por bajar.”
“Y no te olvides que esta fortaleza tiene dos estructuras, por lo que aún faltan más lugares que limpiar.” Dijo Ingvild, ganándose un asentimiento por parte de la valquiria, la cual estuvo por decir algo, pero se vio interrumpida cuando los últimos diez exorcistas que quedaban con vida fueron abatidos gracias al hechizo de Asia. Dicho hechizo era una esfera dorada, la cual expulsó cientos de haces de luz dorada, los cuales destrozaron los cuerpos de los exorcistas hasta hacerlos desparecer.
“…. Parece que esto ya se terminó…” dijo Ingvild mientras miraba como no quedaban exorcistas vivos en el área.
Tras aquellas palabras del medio demonio, ella y Rossweisse comenzaron a dirigirse a donde estaba Asia, acción que fue imitada por el resto de las chicas.
Cuando todas estuvieron reunidas, comenzaron a charlar un poco antes de partir, ya que tenían que repasar la estrategia, a la vez que intercambiaban información con los otros grupos. Cuando el intercambio de información terminó, comenzaron a moverse hacia las otras salas inferiores, para poder llegar al otro edificio.
“¡Esto es imposible!” gritó uno de los enmascarados que lideraban el grupo disidente de exorcistas mientras miraba por una de las cámaras de seguridad como sus subordinaos eran eliminaos con una escalofriante eficiencia por parte de los miembros del grupo de Edzard.
“¡Se suponía que haríamos contacto con ella para forzarla a unirse a nosotros! ¡Ella no debería de saber la ubicación de nuestra base!” gritó otro de los lideres de este grupo.
“No solo eso.” dijo otro de los lideres, el cual estaba inusitadamente muy tranquilo.
“¿Qué quieres decir?”
“Me temo que nuestras otras bases tambien están siendo atacadas por varios grupos, los cuales obviamente pertenecen al pacto de Kuoh.”
“E-esto es imposible… si… esto es una mentira…. Una pesadilla…. Ja…. ja, ja… ja-”
El líder que inicialmente había comenzado a hablar empezó a reírse de manera desesperada, algo que comenzó a asustar a sus compañeros, pues estos vieron que su aliado se había vuelto loco, ya que estaba en un estado de negación muy profundo.
“Maldito idiota, ¡tranquilízate!” gritó uno de los lideres mientras se levantaba y tomaba a su compañero por la túnica, para proceder a darle dos cachetadas, las cuales lograron su cometido, pues el líder comenzó a dejar de reírse.
“¿Qué? ¿Qué pasó?” preguntó el líder mientras recuperaba la lucidez.
“Enloqueciste al saber lo que estaba pasando.” Respondió el líder que mejor mantenía la calma pese a lo que estaba sucediendo.
“¡¿Cómo puedes mantener la calma con lo que está pasando?! ¡¿No ves que todo lo que teníamos planeado se está yendo a la mierda antes de que podamos iniciar el plan?!”
“Si, lo veo. Pero olvidan algo…” Dijo el líder, dejando sus palabras suspendidas como una forma de forzar a sus compañeros a recordar todo lo que habían planeado para este tipo de situaciones.
El silencio reino en la sala, mientras los monitores seguían mostrando como los subordinados de estos sujetos seguían muriendo como moscas ante el implacable asalto de Asia y el resto de las chicas. Tras varios segundos, al final lograron recordar lo que tenían planeando para este momento.
“Cierto…. Podemos hacer eso…” dijo uno de los lideres, recordando el protocolo de pánico que se había instalado para estos momentos.
“Si, pero… ¿es seguro hacerlo?” preguntó otro líder, el cual había sido el que había perdido la cabeza unos segundos.
“Hay riesgos, es posible que la mitad de todo el edificio donde estamos quede completamente inutilizable.”
“Entonces, parece que es bueno que estemos en un lugar que está completamente a salvo.” Dijo el ultimo líder de los exorcistas, el cual se levantó y mirando a sus compañeros asintió.
El resto de los lideres se miraron una última vez antes de asentir tambien.
Luego de aquella confirmación de intenciones, los lideres se levantaron y extendiendo sus manos, formaron una especie de circulo con ellas. Cuando este círculo se formó, bajo ellos apareció un círculo mágico, el cual comenzó a brillar de manera intensa.
“Espero que ella pueda sobrevivir, ya que la necesitaremos para las siguientes partes del plan.” Dijo un líder mientras miraba a sus compañeros, los cuales asintieron.
“Si, aunque al ver lo poderosa que es, es muy probable que lo haga.”
“Asi es, una vez que esto termine, envíen a los escuadrones de aquellos que recibieron ese suero para que los capturen.”
“¿Estás seguro?”
“Por supuesto…. Esta es una oportunidad de oro.” Respondió un líder. “No lo vez, han enviado a todo el escuadrón que es la vanguardia contra los daedras, si los capturamos, tendremos a siete perras que están entre los niveles de poder demonios de clase Alta y clase Suprema, las cuales podremos usar como palanca de cambio para controlar al verdadero monstruo que ese equipo tiene…”
Las palabras de este líder dejaron a sus compañeros completamente perplejos, pero estos volvieron en si no mucho tiempo después, y al comprender el significado de las palabras de su compañero sonrieron, pues vieron la oportunidad que se les estaba presentando.
“Bueno, entonces… ¿comenzamos?”
Los otros lideres asintieron y todos cerraron las manos, pues las habían tenido abiertas. Cuando sus puños se cerraron, el circulo mágico brillo por última vez, antes de que se disipara.
“Bueno, pongámonos cómodos mientras vemos los fuegos artificiales.”
Marie se encontraba tranquilamente sentada en la esquina de su celda, esperando el momento perfecto para escapar. Sin embargo, parecía que tenía mala suerte, pues hasta ahorita no había pasado nada que le permitiese escapar.
“Buuu…. Esto es aburrido…” dijo Marie mientras hacia un puchero, pues estaba muy aburrida de estar sentada en el mismo lugar. “Mi trasero esta frio por estar sentada aquí.”
Tras aquellas palabras, la pequeña dragona siguió mirando las frías paredes que conformaban su celda, la cual no había cambiado en nada desde que despertó. Suspirando, la hija de Edzard estuvo por cerrar los ojos y tratar de dormir un poco, pero para su sorpresa, sus sensibles oídos captaron algo raro.
“Ummm…. ¿Qué es eso?... suena como…. ¿Cómo engranajes?” preguntó al aire Marie, la cual se levantó y buscó la fuente de origen del sonido. Lamentablemente, ella se dio cuenta de que el sonido provenía de un lugar muy lejano.
Al ver que ella no podría ver el lugar donde provenía ese sonido, la pequeña dragona miró la pared y soltó un suspiro, pues parecía que no podría ver si había algo interesante por aquí. Sin embargo, cuando ella estuvo por dirigirse a donde había estado previamente, ella se detuvo en secó, pues sintió que algo vibraba.
‘¿Qué es esto?’ pensó la pequeña dragona con curiosidad y confusión, pero fue algo que no le duro mucho, pues un segundo después todo el lugar se sacudió de un lado a otro, provocando que ella cayese al suelo.
La visión de Marie comenzó a nublarse un poco, pues cuando cayó se golpeó la cabeza contra el suelo, provocando que una pequeña herida se haga presente en su frente. La pequeña herida hizo que una pequeña línea de sangre cayera de su cabeza. Sin embargo, por mucho que ella quisiese prestarle atención a su herida, no pudo, pues el lugar comenzó a zarandearse muy fuertemente, provocando que el cuerpo de la pequeña dragona se moviese por el suelo de un lado a otro. Esto hizo que pareciera una bola de billar, pues comenzó a golpearse con las paredes en varias ocasiones.
A pesar de que su visión se había vuelto borrosa, Marie pudo ver que una especie de arena gris comenzaba a brotar de las intersecciones donde estaba la amalgama que unía los bloques de piedra gris, algo que indicaba que el material utilizado no era de muy buena calidad; sin embargo, Marie no pudo pensar mucho en ello, pues de un momento a otro el movimiento de la celda se detuvo abruptamente, pero solo para dar paso a una especie de sensación de ser aplastada contra el suelo por una especie de fuerza invisible.
“Aghhh…” gruñó Marie mientras sentía que su pequeño cuerpo era aplastado por una fuerza invisible, la cual se detuvo de manera abrupta unos segundos después.
Cuando la pequeña dragona sintió que el lugar ya no se movía, intentó levantarse, pero al hacerlo, un estruendoso sonido llamó su atención. Aquel sonido provenía del techo, por lo que, miró hacia el techo, o al menos eso intentó hacer, pero tras aquel sonido, el lugar volvió a temblar, haciendo que ella tuviese que luchar para mantener el equilibrio.
Tan concentrada estaba en mantener el equilibrio que no se dio cuenta de que el techo se fragmentaba y comenzaba a caer.
“Argk-” fue el único sonido que Marie pudo hacer cuando uno de los escombros golpeó su cabeza, provocando que la negrura se llevara su mente, provocando que ella cayera al suelo de bruces.
El techo de la celda siguió cayendo, llenando la celda de escombros que terminaron por cubrir completamente el lugar.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
¡¡¡¡Y aquí está el capítulo 60!!!!
Vemos que los padres de Asia están vivos y que Zakir es el adalid de Meridia, junto con una aparición de la misma Meridia, la cual demuestra que los Príncipes daedricos pueden ir a Draconic Deus como pedro por su casa. La razón por la que Dagon y Bal no entran ellos mismo al combate, es más que todo, simple ego y orgullo. Para ellos, la resistencia y ataques del pacto de Kuoh son solo molestias, ligeros contratiempos, por ello no atacan mucho, pues para ellos el enemigo a vencer es el otro.
Vemos tambien que la batalla en la base de los exorcistas avanza y que Issei y el resto están yendo para allá. Si bien quería desvelar muchas cosas en este capítulo, he decidido dejarlos para capítulos posteriores.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 62
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 61
—Nosotros no usamos el poder del Thu’um para la lucha, porque seguimos un camino de paz, un camino que muy difícilmente será el tuyo. La sangre del Dragon que corre por tus venas no permitirá que transites por los mismos caminos que los otros mortales. —
Arngeir a Edzard, Alto Hrothgar 4E
La primera visión que tuvo Edzard tras dejar el laboratorio secreto de Hades fue la de una hermosa sala, la cual estaba ricamente decorada. El lugar estaba bien iluminado, lo que permitía ver que la sala no estaba vacía, sino que allí, esperándolos estaban algunas Parcas.
Los ojos de Edzard se movieron rápidamente a través de todo el lugar, examinando a sus posibles enemigos, ya que no había ninguna seguridad de que esto no fuese una trampa. Rápida, pero sutilmente, movió su mano hacia su espada, la cual estaba enfundada en su cadera. Además, aparte de él, Zakir hizo lo mismo, ya que también movió su mano ligeramente, a la vez que se preparaba para usar algún hechizo de ser necesario.
“Sería muy apreciado si no estuviesen tan tensos.” Dijo Orcus mientras comenzaba a flotar hacia donde estaban las otras Parcas. “Puede que esta presentación de una mala señal, pero la facción que representamos no es conocida por la violencia. Tendemos a evitar todo tipo de conflicto, manteniéndonos vigilantes para observar lo que ocurre y de esa manera poder adaptarnos sin la necesidad de llegar a las armas.”
Las palabras de la parca provocaron que Edzard y Zakir lo miraran con confusión un momento, para luego cada uno interconectar sus palabras con algún grupo que conocieran que pensasen igual.
“Suena igual que los Barbas Grises/Suena igual que esos ancianos.” Fueron los pensamientos de ambos héroes, los cuales iban dirigidos a la orden de los Barbas Grises, una orden monástica que estudiaba el thu’um, pero lejos de ser conocidos por ser seres altamente destructivos, eran conocidos por su pacifismo y asilamiento. Eso hizo que no ingresaran y no prestaran atención a los conflictos que asolaban Tamriel.
“Así que…. ¿Tu facción es pacifista?” preguntó Edzard mientras veía como Orcus terminaba de decirle algunas cosas a las otras Parcas presentes.
“Si, lo es.” respondió Orcus mientras giraba. “Ya he dado órdenes para que los dos humanos sean revisados para ver si hay algún efecto secundario por estar sumergidos en esas capsulas por tanto tiempo. Por eso, les pediría que los entregaran, por favor.”
Las palabras de la parca fueron respondidas por un tenso silencio por parte de los dos héroes, los cuales no hicieron ningún movimiento para entregar a los padres de Asia. Algo que fue notado tanto por las parcas que eran sirvientes de Orcus como por Thanatos, el cual parecía que se estaba divirtiendo con lo que pasaba.
“Esto…. ¿Por qué no entregan a los humanos…?” preguntó Orcus con algo de confusión en su voz, mientras seguia mirando a Zakir y a Edzard.
“¿Crees que confiaríamos en ti solo porque aceptamos venir a tu castillo?” preguntó Edzard, mirando a Orcus como si este tuviese dos cabezas.
“Bueno, sí.” Respondió Orcus con honestidad.
La respuesta de la parca provocó que tanto Edzard como Zakir se quedaran como piedras, pues no esperaban una respuesta tan honesta y sincera, mientras al lado de ambos, Thanatos soltaba una risa entre dientes.
‘O bien este sujeto es bueno mintiendo, o de verdad es sincero con sus palabras.’ pensaron al unisonó.
“Je, je, je…” Seguia riendo Thanatos, el cual comenzó a acercarse a Orcus, pero al pasar al lado de los dos héroes, habló. “Tranquilos, créanme, Orcus no es de los que traicionan a alguien que está bajo su techo.”
Tras las palabras de la parca, los dos ex mortales se miraron y se comunicaron de manera no verbal. Estuvieron conversando con la mirada unos segundos, hasta que finalmente decidieron aceptar.
En el momento en que movieron las cabezas para aceptar, ellos se acercaron a las parcas y les dieron a los dos humanos, los cuales fueron llevados por los subordinados de Orcus a la sala medica del palacio de la facción Moderada.
“Este examen va a demorar tiempo, así que… ¿Les parece bien si vamos a conversar a otro lugar?”
“Supongo…” respondió Edzard, el cual miraba el pasillo por el cual las parcas se habían llevado a sus suegros.
“Bien, ¿Y usted?”
“No le veo problema alguno.” Respondió Zakir.
Tras oír ambas respuestas, Orcus comenzó a flotar hacia donde podrían esperar tranquilamente, siendo seguido por Thanatos, el cual ya sabía a donde se dirigían. Mientras Orcus avanzaba, les hizo señas a Edzard y a Zakir para que lo sigan.
Los dos héroes siguieron a las dos Parcas, por lo que caminaron por un pasillo algo largo, tras el cual entraron a una habitación. La habitación que los recibió estaba muy bien decorada, tenía mobiliario de buena calidad, pinturas de algunos paisajes del mundo humano y de otros lugares del inframundo. En el centro había dos muebles, mirándose uno al otro, mientras que en el centro había una mesa rectangular de vidrio, en cuya superficie había una jarra con agua y algunos vasos a su alrededor.
Tras ingresar a la habitación, Orcus y Thanatos flotaron hasta llegar a uno de los muebles, donde procedieron a sentarse.
“Siéntense, por favor.” Dijo Orcus con voz amable mientras señalaba el sofá frente a él.
Los dos héroes se miraron y un segundo después, se sentaron en el sofá.
“Entonces…antes de decirles lo que descubrí en esas carpetas, quiero saber algo, si es posible saberlo…” dijo Orcus, queriendo saber si había otra razón por la que Edzard y Zakir había ido allí. Él sabía que ellos habían ido por algo gracias a Thanatos, el cual lo había contactado para que pudiera hablar con ellos para sacarles algo de información sin luchar, ya que había hecho un trato con uno de ellos. Si bien en un principio, no iba a aceptar, cuando mencionó que Hades enviado a Pluto a convocarlo, las palabras de la parca más fiel de Hades hicieron que Thanatos sintiera curiosidad, algo que hizo que el también sintiera curiosidad, por lo que terminó aceptando esta propuesta. Al ver que ellos no parecían negarse, les soltó la pregunta. “¿Fueron al castillo de Hades por algo más que solo salvar a esas dos personas?”
La pregunta que la parca había hecho descolocó algo a los dos héroes, quienes habían pensado que la parca les haría otras preguntas más profundas, como el tratar de saber cuál era su identidad. Sin embargo, el hecho de que este no preguntara por quienes eran solo indicaba que no le importaba mucho que estaban haciendo, por lo que decidieron hablar con un poco más de libertad con él.
“En cierta parte solo vinimos por ellos, pero me temo que en el camino nos hemos topado con algunas cosas un tanto raras en esta región del inframundo.” Respondió Zakir mientras miraba a la parca.
“Ya veo…. Supongo que Hades estará metido hasta las narices en algo. ¿puedo preguntar que descubrieron?” preguntó Thanatos, el cual había dejado de luchar con Edzard por dicha razón, la oportunidad de tener información para poder tener agarrado de las pelotas a Hades si es que este no quería que esa información se hiciera pública.
Antes de responder a la pregunta de la parca, ambos héroes se miraron un segundo y tras asentir, Edzard miró a Thanatos. “Hemos descubierto que Hades está apoyando a una de las facciones de la Khaos Brigade.”
Cuando el hijo de Akatosh terminó de hablar, los cuerpos de ambas parcas demostraron lo que sus rostros cubiertos no podían mostrar, sorpresa absoluta.
“¡¿Q-q-q-qué…?! ¿E-estas seguro?” preguntó Orcus cuando este superó su estado de shock.
“Si, me temo que es cierto.” Respondió Zakir, ganándose así la atención de Thanatos y de Orcus.
“I-increíble…” Dijo Orcus mientras se dejaba caer y se llevaba una mano a la máscara. “No puedo creerlo… no, si puedo creerlo. Hades odia tanto a las otras mitologías que sería capaz de algo así, pero, ahora, ¿Cuál de todas las facciones es la que tiene su apoyo?”
La pregunta de la parca era más una pregunta para sí mismo, por lo que cuando oyó la respuesta a esta, se sobresaltó un poco.
“Es la facción de los héroes.” Respondió Edzard, provocando que Orcus diera un pequeño salto por la sorpresa y luego, junto con Thanatos, fijara su mirada en él.
“¿Estás seguro?” preguntó Thanatos mientras miraba a Edzard.
“Si. Creemos que ellos han entrado en contacto con él porque buscan algo.”
“Y eso ¿Qué-"
La pregunta que Orcus estaba por hacer fue interrumpida cuando la puerta de la habitación fue abierta de manera abrupta.
“Padre de mierda, las otras Parcas me han dicho que has venido con Thanatos-sama y algunas personas. ¿Quiénes son…?” dijo una voz femenina, la cual pertenecía a la persona que había entrado a la habitación e interrumpido la preguntade Orcus.
Los ojos de Edzard y Zakir se dirigieron hacia la fuente de la voz, y se sorprendieron un poco al verla, pues el ser que atravesó aquellas puertas solo podía ser descrito como una niña pequeña, gracias a su apariencia. La chica estaba flotando y si se paraba al lado de Edzard, ella no sería más alta que el lugar en donde iniciaba su esternón. La chica llevaba una máscara de calavera blanca, con ojos azules y algunas decoraciones en color dorado, lo cual impedía que su rostro fuera visible, pero parte de su cabello si era visible, lo cual permitió que se vea que era de color morado oscuro, peinado en una trenza larga, la cual llevaba un lazo con una calavera morada. La vestimenta de esta chica, por su parte, consistía en su capa negra de parca y debajo de esta llevaba un vestido azul claro. Sobre su cabeza había una capucha blanca y negra que se asemeja a una gorra de bufón con una gema esmeralda en la punta. También llevaba guantes negros hasta el codo cubiertos con líneas doradas de neón con gemas en la parte posterior de las muñecas. En sus piernas se podía ver algunos tatuajes, los cuales eran de color negro, con líneas de color neón en el interior.
Tras hablar, la chica comenzó a flotar, acercándose a los héroes. Cuando estuvo cerca, comenzó a mirarlos de manera intensa, mientras daba vueltas a su alrededor.
“Ummm… no parecen interesantes.” Comentó la chica mientras seguia mirando a los dos héroes.
Las palabras de la chica no inmutaron en lo absoluto a los dos héroes, los cuales solo miraron a la chica y moviendo sus hombros, miraron a Orcus.
“Esa pequeña es tu hija, ¿verdad?” preguntó Edzard, ignorando olímpicamente a la chica, algo que de seguro le causaría molestias a la chica.
“¿Tanto se nota?” preguntó Orcus mientras se rascaba la nuca.
“Bueno, ella te llamó padre de mierda.” Comentó Zakir con voz sarcástica, pero no solo eso, sino que luego de decir esas palabras, miró a Edzard y sonriendo bajo su mascara, volvió a hablar, pero esta vez usaba el idioma de Tamriel. “Creo que esa chica es el reflejo de lo que se podría convertir tu hija si la sigues mimando tanto, mocoso.”
“No la mimo demasiado.” Respondió Edzard, con un poco de molestia en su voz.
“Le compras todo lo que pide, van a donde ella quiere ir, le perdonas todas sus bromas... ¿debo de seguir?”
“No le perdonamos todas las travesuras que hace.” Respondió Edzard poniéndose algo a la defensiva. “El que hayas visto que le compremos cosas, no quiere decir que cedamos a todas sus peticiones. Aunque no lo parezca, le hemos enseñado modales y que debe de comportase bien, pero no solo eso, sino que tambien le estamos enseñando a que debe de responder por sus acciones. Si bien puede que no hayamos hechos muchos avances, ella aun es una niña muy pequeña, puede que pueda hablar como alguien de más edad, pero su razonamiento y su forma de ver el mundo aún no está muy desarrollada. Así que, Asia y yo estamos tomando un enfoque de dejar que juegue con fuego y se queme, para luego entrar y darle consejos para que aprenda de esos errores.”
“Ya veo, supongo que eso podría funcionar por ahora, pero creo que esa estrategia no funcionara por mucho tiempo.”
“No creo que sea así, ella nació bajo la constelación de «La Dama», y ya sabes como son las personas que nacieron bajo esa constelación.”
“Ya veo, eso explica mucho.” Dijo Zakir, entendiendo por que Asia y Edzard eran un poco laxos con las acciones de su hija. “Aquellos que nacen bajo esa constelación suelen ser muy tranquilos y obedientes, pero sabes que, si bien no es usual, hay algunas personas que a pesar de nacer bajo esa constelación no se comportan como uno esperaría, ¿verdad?”
“Si lo sé, pero aún no creo que sea el tiempo para ser muy estrictos con ella, queremos que viva su infancia lo más feliz que pueda.”
“Lo sé, pero recuerda que ella es tu heredera, si algo pasa, ella debe estar lista para asumir la responsabilidad de gestionar ese mundo.”
“Lo sé, pero no dejare que una responsabilidad tan grande caiga en ella aún.” Respondió Edzard para luego percatarse de que su conversación con Zakir había llamado la atención de Thanatos, Orcus y su hija. Al ver esto, Edzard se sintió incomodo un poco, por lo que se sonrojó un poco. Afortunadamente, su mascara evitaba que se viera su rostro sonrojado.
“Lamento haber estado hablando con mi compañero…” dijo Edzard en japones, para que ellos pudieran entenderlo.
“N-no… no te preocupes…” Dijo Orcus mientras miraba a sus invitados con total asombró y sobre todo confusión. Esto se debía a que su especie, al igual que todas las especies sobrenaturales de este mundo, podían entender todos los idiomas que escuchaban, pero ahora mismo no había podido entender nada de lo que ellos dos habían estado hablando.
“¡¿Qué rayos?!” gritó con asombro la chica que habían entrado previamente. “¡¿Por qué no pude entenderlos cuando hablaron antes?!”
El grito que soltó la chica hizo que Edzard y Zakir pusieran su atención en ella. Algo que fue notado por Orcus, el cual regañó a su hija.
“Bennia, deja de hacer esas preguntas. No ves que los incomodas.”
“¡¿Pero, no te parece raro no poder entender lo que dicen?”!
“Bueno, sí, pero no voy a estar preguntándoles, así como así.”
Tras esas palabras, una pequeña discusión entre ellos comenzó, la cual comenzó a incomodar bastante a los presentes. Queriendo terminar con esa escena, Zakir terminó por toser falsamente, provocando que padre e hija dejasen de discutir.
“Podrían dejar de hacer eso, es vergonzoso.” Regañó Zakir, provocando que tanto Orcus como Bennia bajaran la cabeza de vergüenza, pidiendo disculpas mientras lo hacían.
La reacción de las dos parcas provocó que Edzard y Thanatos los mirasen con los ojos en blanco. Aunque, Edzard sentía tambien algo de incomodidad por el hecho de que su compañero había regañado a dos personas que recién conocía. Viendo eso y decidiendo cambiar de ambiente, decidió hablar.
“Bueno… sobre la duda de la joven Bennia, no sé cómo decirlo, pero…” Dijo Edzard tratando de modificar un poco la información que quería darles, pero antes de que pudiese decir algo más, Zakir se le adelantó.
“Veras, niña.” dijo Zakir, llamando la atención de Bennia y de su padre. “No entendiste ninguna palabra que dijimos cuando hablamos porque no hablamos en un idioma de este mundo. Nosotros hablamos en Tamrielico, el idioma usado por los mortales del otro mundo.”
Cuando el Lilmothiit terminó de hablar, Edzard le miró con intensidad, ya que él no quería rebelar eso.
“Asi que saben hablar como esos invasores… ¿Quiénes son realmente?” preguntó Thanatos, el cual estaba que miraba de manera fija a los dos héroes, tratando de discernir si eran de esos seres llamados Daedras o no.
Al igual que su compañero, Orcus tambien los miraba con preocupación, pues pese a que su facción era conocida por su pacifismo, la información que les había llegado era que los que venían de ese mundo eran seres muy peligrosos que atacaban a todo ser vivo que veían, ya sea humano o no.
“Tranquilo, no tienes que preocuparte por nosotros. Si bien conocemos ese idioma no somos de ese mundo.” Respondió Edzard, tratando de calmar a las parcas para que no los ataquen.
Orcus, Bennia y Thanatos miraron a los dos héroes con suspicacia, pues la excusa que habían recibido de Edzard no les convencía del todo. Sin embargo, antes de que digan algo más, Zakir volvió a hablar.
“Recuerdas que te dijimos que Hades estaba apoyando a la facción de los héroes, ¿verdad?” preguntó Zakir, llamando la atención de Orcus, Bennia y Thanatos.
“Si, pero... ¿Qué tiene que ver eso con ustedes aquí?”
“La razón por la que vinimos aquí fue para rastrear y saber que planeaba la facción de los héroes, quienes están aliados con uno de los dos principales lideres que estan detras de las invasiones de daedras a este mundo.”
Las palabras que salieron de la boca de Zakir provocaron que las tres parcas, en especial Orcus y Thanatos, se tensaran, pues el shock que acaban de sentir era tan grande que no sabían cómo reaccionar de otra forma ante lo oído.
“Ya veo… por eso me llamaste para que me reúna contigo y ellos, ¿verdad, Thanatos?” preguntó Orcus mientras miraba a Thanatos.
“Si, por eso lo hice. No soy idiota, sé que soy fuerte, pero yo solo no puedo hacerle frente a Hades, necesito que te involucres, en especial ahora que Pluto está muerto.”
La sugerencia de Thanatos hizo que Orcus se llevara ambas manos a la cabeza, ya que no entendía como el señor de esta parte del inframundo podía ser tan mezquino como para aliarse con personas que tenían conexiones con aquellos seres que invadían este mundo.
“Yo... yo...” comenzó a decir con incertidumbre Orcus, el cual antes de que diga algo más, fue interrumpida por su hija, la cual habló fuertemente.
“¡Siempre es lo mismo contigo! ¡Siempre que hay problemas en el mundo, lo único que haces es esperar y ver que pasa! ¡Nunca haces nada!”
Los gritos de Bennia provocaron que los sensibles oídos de ambos héroes comenzaran a doler, pues el tono de voz era muy alto. La chica continuó despotricando contra su padre un muy buen tiempo, pero este no le respondía. Aquella acción de la parca asombró a Edzard y a Zakir, los cuales no sabían que decir o hacer al ver esta escena. Sin embargo, para fortuna de todos ellos, cuando Bennia terminó de despotricar se fue del lugar, azotando la puerta con fuerza.
“Vaya.... que linda niña tienes., Orcus.” dijo Thanatos con sarcasmo.
Al oír el sarcasmo en la voz de Thanatos, Orcus soltó un suspiro y se disculpó por la forma de hablar y de comportarse de su hija.
“Bueno, dejemos eso de lado. Puedo oír tu decisión sobre lo de unirnos contra Hades más tarde, ahora quiero que me digas todo lo que has descubierto sobre esos humanos.”
La mención de lo que se había visto en laboratorio secreto de Hades hizo que los cuatro presentes comenzaran a sentirse ansiosos, cada uno por sus propias razones.
Al oír la petición de Thanatos, Orcus asintió y con un círculo mágico, conjuró la carpeta de información que había obtenido del laboratorio.
“Bueno, seré directo con lo que encontré aquí. Parece que Hades ha estado experimentado mucho con algunos seres sobrenaturales hasta hace unos diecisiete años atrás, cuando eso cambio por completo.”
“¿Como así?” preguntó Zakir con algo de curiosidad, pero ya entendiendo por donde iba la narrativa de Orcus.
“Hades es conocido por su odio a muchos seres sobrenaturales, entre ellos están los demonios y los ángeles caídos. Para el, esos seres son innecesarios, por lo que quiere librar al mundo de ellos, pero no solo eso, el tambien quiere eliminar a los portadores de los longinus, considerándolos bombas de tiempo.” Comentó Orcus, señalando las partes más importantes de los motivos de las acciones de Hades. “Sin embargo, el bastardo es el más grande hipócrita del mundo, pues para lograr ese fin estaba investigando la forma de crear Super Demonios de manera artificial.”
Las palabras de Orcus provocaron que los ojos de Edzard se abrieran mientras su mente viajaba hacia el pasado, hacia el momento en que descubrió la investigación del padre de Koneko y Kuroka. ‘No me digas que... no, no tiene sentido, si mal no recuerdo fue un demonio de la facción de Old Satan los que financiaron esa investigación... sin embargo, saber que Hades quería hacer lo mismo me hace pensar que tal vez había una conexión entre ellos...’
Sin embargo, pese a que quería saber más sobre eso, Edzard no pudo hacerlo, pues lo siguiente que dijo Orcus le hizo volver a la realidad.
“Sin embargo, dejó esas investigaciones hace diecisiete años cuando, según este archivo, encontró al llamado sujeto Cero. El cual según la información es un humano sin ningún tipo de rastro demoniaco o angelical, el cual es mucho más fuerte que los humanos normales. Según esta información, estaba viviendo en Japón hasta que fue descubierto por los agentes que Hades suele enviar al territorio humano para mantener un ojo en lo que hacen las otras mitologías y seres sobrenaturales.” dijo Orcus, pasando una página y mostrando una foto que mostraba al padre de Asia, el cual estaba vistiendo ropa de civil. “Según la información recabada, estaba casado con una humana, la cual según lo poco que se pudo recabar tenía conexiones con un demonio, cuya identidad no ha sido posible de revelar. Tras una fuerte operación de captura que terminó en Italia, se logró dar con ellos, pero en ese momento se perdió al que sería llamado sujeto uno, el cual era el vástago de este hombre con su esposa. Luego de su captura, se comenzó a examinar a ambos, descubriendo que la mujer era una humana normal, pero el hombre era algo nunca visto, pues tenía una fuerza muscular extraordinaria, con mayor densidad y resistencia. Los sensores de recepción de dolor completamente diferente de los humanos normales, siendo capaces de tolerar mejor el dolor. Su cuerpo tiene una taza de recuperación asombrosa, lo que le permite recuperarse mucho más rápido. Finalmente, Hades experimentó en sus sentidos y según lo que escribió, parece que estos son más sensibles que los de los humanos normales.”
Cuando terminó de decir aquello, Orcus miró a los dos héroes y vio que estos lo miraban de manera fija. Sin embargo, el no pudo decir nada, pues Thanatos se le adelantó.
“Ya veo... escribió sobre otras cosas más aparte de eso?”
“Bueno si... pero, es algo turbio…”
“¿Como así?” preguntó Edzard, el cual sintió que sus alarmas mentales se encendían, presagiándole que no le gustaría para nada lo que escucharía.
“Al momento de descubrir esto, rápidamente cambió sus planes y dejó de lado parcialmente la creación de super demonios. Y comenzó a tratar de crear híbridos usando el ADN del hombre.” respondió Orcus, para luego sentir como el ambiente se enfriaba ligeramente. Desviando la mirada, se dio cuenta de que este clima era provocado por los dos enmascarados frente a él, los cuales estaban que emitían una sutil aura de asesinato tan controlada que aquello era más aterrador que un aura de asesinato descontrolada. Ver aquello hizo que el sudor se formara en su frente mientras varios escalofríos recorrían su cuerpo.
“Por favor, continua...” susurró Zakir con voz fría, para darle paso a Edzard, el cual tambien habló con ese mismo tipo de voz. “Dinos qué clase de híbridos intentó crear."
“B-b-bueno... el extrajo ADN e intentó crear híbridos con otras razas, implantándolos con ADN de demonios, ángeles y ángeles caídos. Sin embargo, eso no funciono, el ADN del sujeto cero rechazaba los otros códigos genéticos. Luego de ello, decidió hacer otra cosa.... e-el... (glup) el comenzó a sacar óvulos de la mujer para tratar de crear hibrido-”
Al momento en que Orcus dijo aquello, la gravedad del lugar se incrementó y ambas parcas sintieron que frente a ellos estaban seres de mayor poder que ellos.
“Ese maldito saco de huesos…” gruñó Edzard mientras apretaba el reposabrazos del sillón, destrozándolo en cientos de astillas.
“Cuando lo vea, le arrancare la cabeza y destruiré su chispa divina de la manera más dolorosa posible...” fue el gruñido que soltó Zakir, el cual estaba pensando en que buen veneno usar para torturar a Hades antes de matarlo.
La forma en como ellos se expresaban hizo ver a Thanatos y Orcus que ellos dos conocían a esas personas o al menos a una. Si bien saber eso era importante, la furia que se veía que poseían era algo que podría volverse una bomba de tiempo. Por lo que, cruzando miradas, estuvieron a punto de prepararse para luchar, en caso de que sea necesario. Sin embargo, antes de que alguien moviese un dedo, la puerta volvió a abrirse, llamando la atención de todos.
La vista de todos los presentes se dirigió hacia la puerta, donde pudieron ver que había sido una parca la que había abierto la puerta. Al momento en que lo vieron, todo el ambiente se calmó, pues Edzard y Zakir se dieron cuenta de que era una de las parcas que se había llevado a los padres de Asia.
“Lord Orcus.” Dijo la parca, la cual ignoraba olímpicamente lo que había estado pasando previamente, pues había estado pendiente de su portapapeles donde tenía los resultados de los exámenes realizados a los dos humanos.
“Si, ¿Qué sucede?” preguntó Orcus mientras se levantaba del sofá.
“Hemos terminado con los análisis de los dos humanos que han sido traídos aquí.” Respondió la parca, llamando la atención de Edzard y Zakir, los cuales tambien se levantaron al oír aquello.
“Y bien, ¿Cómo están?”
“Afortunadamente no tienen afecciones graves, pero me temo que tendremos que hacer una limpieza completa de sus cuerpos, ya que han estado tanto tiempo respirando ese líquido que este se ha impregnado por completo en sus pulmones.”
“Ya veo…. Eso preocupante.” Señaló Orcus con voz suave.
“¿Es eso grave?” preguntó con preocupación Edzard tras oír las palabras de Orcus.
“Eso depende, no suele ser mortal, pero si problemático. Debido a que han estado tanto tiempo en esas capsulas, su sistema respiratorio esta corroído y se ha adaptado a tales condiciones. Eso les complicaría mucho volver a respirar con normalidad si antes no se les hace un tratamiento.”
“¿Qué tipo de tratamiento?” preguntó Zakir, el cual aún no conocía del todo lo que la medicina podía lograr en este mundo.
“Habrá que desintoxicar sus pulmones y sacar todo el líquido restante que queda para evitar que su capacidad pulmonar se vea reducida.”
“¿Y ese proceso es seguro? Y ¿cuánto tiempo durara?”
“Si es seguro. Además, por la cantidad de corrupción encontrada, y los exámenes extras que se tendrían que hacer, eso demoraría un aproximado de una hora más.” Respondió la parca mientras miraba los resultados.
Las palabras de la parca eran preocupantes y dejaron a Edzard y a Zakir preocupados, ya que no sabían que hacer. Sus esperanzas eran que no tuviesen que hacerles mucho a los padres de Asia, pero parecía que la suerte no estaba de su lado en este momento.
“Por recomendación, les diría que acepten el tratamiento.” Dijo Orcus, llamando la atención de los dos héroes. “No sé cómo será la tecnología a la que tienen acceso ustedes, pero este tipo de operaciones son muy delicadas y un mal procedimiento puede terminar por matar al paciente o dejarlo convaleciente. Si lo que les preocupa es el precio por esto, la información que compartieron conmigo no hace mucho es más que suficiente para pagar por esto.”
Tanto Edzard como Zakir se miraron tras oír esas palabras, ya que entendieron que tenían que tomar una decisión en ese momento. Sintiendo que estaban bajo mucha presión, se miraron y asintieron.
“Por favor, trátenlos lo mejor que pueda.”
“No os preocupéis, ellos están en buenas manos.” dijo Orcus antes de mirar a su subordinado y darle la orden de que vaya a tratar a los dos humanos que habían traído con ellos.
La parca asintió y sin perder tiempo se fue del lugar, volviendo a dejar solos a los que anteriormente habían estado allí dentro.
“Parece que tenemos una hora hasta que terminen de realizarse la limpieza de aquellos humanos.” Dijo Orcus mientras se sentaba. “Dejando de lado la información sobre la facción de los héroes, quisiera saber quiénes son esas dos personas y que relación tienen con ustedes. ¿Creen poder decirme eso?”
“Las personas que estas atendiendo son los parientes de un conocido.” Respondió Zakir, hablando con la verdad, pero no revelando todo, ya que sabía que Edzard deseaba que su identidad se mantenga oculta. Esto debido a que, si se sabía que había estado allí, eso causaría problemas con los dioses del panteón griego.
“Ya veo… ¿y esa persona es quien los envió?” pregunto la Thanatos, el cual quería confirmar sus sospechas previas.
“No, él no sabe que estamos aquí. De hecho, él no sabía que ellos estaban vivos.” Dijo Zakir, respondiéndole a la parca.
“Vaya eso suena muy conveniente, para él. Supongo que el hombre que se está curando es un habitante del mundo del que provienen los Daedras, ¿verdad?” preguntó Orcus.
La pregunta de Orcus provocó que Edzard y Zakir se miraran, pues se dieron cuenta de que tendrían que contar algo de “el”, por lo que, asintiendo entre sí, el hijo de Akatosh respondió.
“Asi es, él es un humano de ese mundo.”
“Ya veo... eso explica porque Hades no quería que llegaran haya abajo.” Comentó Thanatos, para luego ver que todos lo miraban, esperando que dijera a que se refería. Al percatarse de ello, respondió tras soltar un suspiro. “Puede que no lo sepan, pero los Dioses Griegos están en conversaciones con las tres facciones para unirse al tan mencionado “pacto de Kuoh”, esto para tener aliados y más información sobre los daedras, pues ha habido algunos ataques de parte de esos seres a territorio griego no hace mucho.”
La mención de ataques a la facción griega hizo que Edzard soltara un suspiro interno, pues sabía que los daedras podrían atacar facciones fuera de las que pertenecían al pacto. Algo a lo que ellos no podían reaccionar, pues no tenían permiso para operar en esas zonas.
“Supongo que gracias a que conocen el idioma de ese mundo, ustedes están en contacto con seres de ese mundo que no son daedras, ¿verdad?” preguntó Thanatos, mientras miraba a los dos héroes con intensidad.
Al ver como los miraba Thanatos, tanto Zakir como Edzard supieron lo que este les preguntaría a continuación, por lo que no demoraron en asentir, ya que no perdían nada en contar información que fuese de conocimiento general en Tamriel.
Al ver el asentimiento de parte de los dos héroes, Thanatos sonrió bajo su mascara para luego juntar ambas manos sobre su pecho y enfatizando sus palabras, habló. "Eso es bueno. Como tenemos una hora hasta que sus amigos estén curados, espero que puedan compartir lo que sepan sobre los daedras con nosotros.”
Tanto Edzard como Zakir sintieron ganas de golpear a la parca al oír su tono de voz, pero al final no lo hicieron y terminaron asintiendo, pues no tenían otra cosa que hacer hasta que los padres de Asia fueran curados.
“Vale, pero espero que no hagan muchas preguntas.” dijo Zakir con un poco de irritación en su voz.
El ORC y Kunou miraron con completo asombró la estructura que estaba frente a ellos.
“Esa cosa apareció de la nada, ¿verdad? ¿O estoy alucinando cosas?” preguntó Issei, el cual miraba con asombró la estructura que se alzaba ante sus ojos.
“Si, Ise.” Respondió Rias, la cual miraba el edificio que acaba de surgir de la nada.
El ORC se encontraba en una de las montañas de los Alpes italianos. Habían llegado allí hace un par de minutos, luego de transportarse desde Kuoh. Ellos habían llegado a las montañas nevadas y sin saber dónde estaban o donde estaba la base enemiga, habían comenzado a buscar por la zona. Sin embargo, tras quince minutos de búsqueda no habían hallado nada, pero parecía que la suerte les sonreía en este momento, ya que para su total sorpresa cuando dejaron de buscar, todo el lugar comenzó a temblar y ante sus ojos la nieve de las montañas comenzó a moverse, dando pasó a que una enorme estructura de varios pisos se manifestara.
“Ese lugar es enorme.” Señaló Kiba, el cual miraba por todo el lugar.
“Si, es tan grande que no entiendo cómo es posible que haya podido ser construido en este terreno.” Comentó Akeno, la cual no tenía su sonrisa habitual, sino que su rostro estaba completamente serio.
“Por mucho que podamos hablar de este lugar, tenemos que movernos, ya que es posible que esta fortaleza haya sido forzada a mostrarse así gracias a Asia-san y al resto de su grupo.” Dijo Ravel, la cual estaba que miraba el lugar de manera analítica.
“El pollo frito tiene razón.” Dijo Koneko con voz plana mientras miraba la fortaleza.
Las palabras de Koneko provocaron que Ravel se enojara, pero sabiendo que no había tiempo para niñadas como pelear por un insulto, ella decidió morderse la lengua y solo seguir mirando al frente.
“Koneko y Ravel tienen razón. Cada segundo que se pierde puede ser crucial, por lo que tendremos que ingresar de inmediato.” Dijo Rias mientras se llevaba una mano al mentón. “Por mucho que quiera que nos separemos, no sabemos que hay allí dentro. Por lo que sabemos, tienen que haber enemigos fuertes allí dentro, ya que de otra manera no se habría enviado equipos de elite para atacarlos. Asi que, nos mantendremos juntos. Todos se cubrirán las espaldas, pero no solo eso. Kunou-chan, quedas bajo la custodia de Koneko, Ravell y Gasper. Ellos estarán contigo en todo momento, ¿entiendes?”
“Si, señora” respondió Kunou haciendo un saludo militar.
“Bien, entonces no hay tiempo que perder. ¡Vamos!”
Tras el gritó de Rias, esta y el resto de los miembros del ORC desplegaron sus alas y sin perder tiempo comenzaron a volar hacia una de las tantas grietas que la estructura presentaba. Al ser la única que no tenía alas, Kunou fue llevada en brazos por Koneko, la cual era lo suficientemente fuerte como para llevarla sin problemas. Ya con eso solucionado, todo el grupo voló rápidamente, hasta que finalmente entraron a la fortaleza.
Cuando estuvieron dentro, rápidamente descendieron al suelo y comenzando a correr, comenzaron a moverse por los pasillos de la estructura.
“¿A dónde deberíamos irnos?” preguntó Issei, el cual no sabía hacia donde ir.
La respuesta de a donde ir llegó de dos personas.
“¡Abajo!” gritaron de manera simultánea Koneko y Kunou, las cuales se miraron y sonrieron, pues se dieron cuenta de que ambos olieron a las personas que buscaban, siendo Marie para Kunou y los padres de Issei para Koneko.
“¿Están seguras?” preguntó Xenovia.
“Si, el aroma de Marie está en la parte inferior, a unos pisos hacia abajo.” Respondió Kunou.
“Ella tiene razón, el aroma de los padres de Issei-sempai también indica que están algunos pisos abajo.” Respondió Koneko.
“Ya veo, supongo que los tendrán juntos.” Dijo Irina mientras miraba a todos. “Hay que apurarnos para llegar más rápido.”
Las palabras del ángel reencarnado fueron respondidas por un asentimiento de todos los otros presentes, los cuales comenzaron a correr rápidamente. Usando su velocidad sobrenatural, ellos comenzaron a moverse por los pasillos, pasando por salas llenas de escombros donde había varios cuerpos aplastados.
Pese a que la vista que veían en cada uno de los cuartos o los pasillos era perturbadora, ninguno de ellos se detuvo, ya que solo tenían un objetivo y ese era encontrar a las personas por las que habían venido. Desafortunadamente, no todas las salas habían colapsado por el movimiento de la estructura, por lo que, tras doblar por una esquina, se encontraron con un grupo de exorcistas.
Al momento en que ambos grupos se vieron, los exorcistas desenfundaron sus armas de luz y sus pistolas.
“¡Intrusos!” gritó uno de los exorcistas, para luego comenzar a dispararles a los miembros del ORC.
La acción de este exorcista fue replicada por sus compañeros, los cuales tambien comenzaron a disparar a diestra y siniestra, enviando varias balas contra los demonios y los otros. Sin embargo, para total sorpresa de los exorcistas, estas balas fueron cortadas y desviadas por Kiba, Xenovia e Irina, las cuales dieron un paso al frente y sin perder tiempo, comenzaron a defender a sus amigos.
“¡Buchou, nosotros nos encargamos de la defensa!” gritó Kiba mientras cortaba una bala, la cual iba dirigida hacia Kunou.
Las palabras de Kiba fueron respondidas por un asentimiento por parte de Rias, la cual, tras esa acción, miró a Akeno y ambas asintieron. Tras aquella acción, ambas extendieron sus manos y sin esperar un solo segundo, lanzaron sus respectivos ataques.
Los exorcistas que habían comenzado a atacarlos fueron exterminados gracias al poder de la destrucción de Rias y al rayo sagrado de Akeno, los cuales eliminaron a una docena de exorcistas con facilidad. Sin embargo, pese a eso, la cantidad de exorcista que había en la sala aún era numerosa, por lo que todos, hasta Kunou decidieron ir al ataque.
“¡Draig!” gritó Issei mientras cargaba contra un exorcista.
[Welsh Dragon Balance Breaker]
El cuerpo de Issei fue cubierto por su scale mail, tras lo cual el gritó. “¡Promoción Caballero!”
Tras aquel grito, la armadura de Issei cambio de forma, lo que hizo que este se moviera más rápido. El actual Sekiryuutei usó esta velocidad para atacar de manera rápida a los exorcistas, dándoles golpes certeros que eliminaban a todos los que tenían la mala fortuna de toparse con él.
Al lado de Issei, luchando contra los exorcistas entraron tambien Ravel y Koneko, las cuales hicieron una combinación rápida. Ravel lanzaba bolas de fuego, las cuales mataban a algunos exorcistas, mientas que creaba algunas explosiones de fuego, las cuales eran usadas por Koneko para atacar a todo exorcista que veía. Los puños de la pequeña torre estaban recubiertos de senjutsu, mientras ella usada su modo nekomata de dos colas, por lo que todo humano que recibía los golpes recibía tal daño interno que moría en el acto. Por su parte, Gasper usaba su sacred gear para detener a todo exorcista que veía, algo que era aprovechado por Kunou, la cual lanzaba bolas de Fox fire a cada enemigo que el Dhampir dejaba paralizado.
“¡Es el Sekiryuutei!” grito un exorcista, el cual estaba disparando contra Kiba. “¡¿Qué está haciendo acá-?!”
Las palabras que aquel exorcista intentó decir después murieron en su boca cuando el mismísimo Issei apareció frente a él y lanzado un gancho, lo hizo salir disparado contra el techo, rompiéndole el cráneo y causándole una muerte instantánea.
Al ver la masacre que estaba pasando frente a ellos, los exorcistas comenzaron a huir, pues vieron que estaban siendo superados. Sin embargo, para su mala suerte, el único hijo de la familia Hyoudou no les daría la opción de irse de allí, pues ni bien vio que intentaban huir, gritó. “¡Promoción! ¡Obispo!”
Tras aquel grito, la armadura de Issei volvió a cambiar, solo que está vez, ya no era una armadura destinada para el ataque físico, sino que era una armadura para el ataque mágico. Extendiendo sus manos, el Sekiryuutei creó dos cañones, de los cuales surgieron dos rayos de poder demoniaco, los cuales terminaron arrasando a todos los exorcistas que intentaban huir del lugar.
La acción de Issei sorprendió a todos, ya que era la primera vez que lo veían actuar de esa manera, pero también entendieron por qué lo hacía. El joven estaba enojado, no, estaba que estallaba de ira por lo que les habían hechos a sus padres, por lo que estaba enfocando esa ira en los exorcistas. Si bien era algo bueno en cierto sentido, ya que les permitía eliminarlos más rápidamente, no era bueno para su salud mental.
“Ise, ¿estas bien?” preguntó Rias acercándose al joven.
“Si, Buchou.” Fue la única respuesta que Issei dijo antes de girarse y mirar a Koneko. “¿Por dónde?”
La joven nekomata sintió un escalofrío, pues la voz de Issei era fría como el hielo, algo que ninguno de ellos había escuchado antes. Sin embargo, pese a lo que estaba sintiendo en este momento, Koneko movió su mano y señaló hacia una de las entradas que había por allí cerca.
“¿Por allí?”
“S-sí.”
“Bien, vamos.”
Tras aquellas palabras de Issei, el ORC y Kunou lo siguieron, pues el Sekiryuutei comenzó a correr hacia la dirección indicada por Koneko. Mientras el corría, no se daba cuenta de que sus amigos lo miraba con preocupación.
“¿Están todas bien?” preguntó Asia mirando a su alrededor.
“S-si…” respondió Lint, la cual miraba hacia arriba con asombro por lo que veía.
Y es que frente a la joven se podía ver cientos de escombros, los cuales eran partes de la fortaleza enemiga, la cual comenzó a temblar, para luego comenzar a destrozarse y caer por sobre ellas. Por afortuna, Asia, Rossweisse, Ingvild y Aika se dieron cuenta del peligro en que estaban y en menos de un segundo crearon cientos de picos de hielo, los cuales se juntaron para hacer un enorme domo, el cual detuvo todos los escombros que amenazaban con aplastarlas.
“¿Qué habrá sucedido para que eso suceda?” preguntó Ingvild mientras miraba al cielo y miraba los escombros.
“Parece que han hecho que la fortaleza se derrumbe.” Respondió Rossweisse mientras miraba el techo de hielo que las había protegido.
“Asi que… Estamos encerradas bajo una enorme cantidad de escombros, ¿verdad?” preguntó Aika, la cual no sabía que hacer, ya que era más que probable que tuviesen varias toneladas de piedra, tierra y nieve sobre ellas.
“Si, pero debemos de hallar una forma de salir de aquí.” Dijo Mittelt mientras miraba a sus amigas. “¿Alguien tiene una idea de qué hacer?”
Lamentablemente, la pregunta del ángel caído fue respondida con un sepulcral silencio. Esto se debía a que nadie sabía que hacer, incluida Asia.
La joven maga no sabía que hacer, pues no podía usar un círculo mágico para teletransportarse, y eso lo sabía porque había intentado usar uno para salir de allí, pero había algo que le impedía usarlo correctamente. Además, incluso si pudieran usar un círculo para teletransportarse, esta zona estaba protegida por una poderosa barrera que impedía que se pudiese teletransportarse a su interior, siendo esa la principal razón por la que habían lanzado este ataque en un principio.
‘¿Qué debo hacer? ¿Usar mi Shadowkey para irnos de aquí y volver a teletransportarnos a los alrededores? No, eso sería contraproducente. Ellos ya saben que estamos aquí, por lo que es posible que hagan esto para detenernos. De seguro lo que queda de la fortaleza está en alerta máxima. Hacer eso sería exponernos…. Pero si no hago nada, Marie seguirá estando en peligro… ¡Marie! ¿Estará bien?! ¡¿La tendrán en algún lugar apartado de todo esto?! ¡¿O ha sido aplastada por estos escombros?!’ tras terminar aquellos pensamientos, la mente de Asia comenzó a imaginarse muchos escenarios donde veía la muerte de su pequeña hija. Eso hizo que cayera de rodillas y comenzara a hiperventilar, llamando la atención de sus amigas.
“¡Asia!” gritaron las chicas al verla en ese estado.
Sin perder ningún segundo, ellas se acercaron a la esposa de Edzard y trataron de hacerla despertar, pues al acercarse se dieron cuenta de que estaba en una especie de trance donde solo repetía con los labios el nombre de su hija.
“Tenemos que hacer algo! ¡Si ella sigue en este estado, es posible que se desmaye!” gritó Mittelt mientras se acercaba a su amiga. Moviendo las mangas de su vestido, le lanzó aire a la cara, para evitar que se desmaye.
Mientras el ángel caído hacia eso, el resto de las chicas trataban de hacer que ella despertara, pero para su mala suerte, la hija de Marcoryan no respondía, y seguia en su trance.
“¡Maldición, no responde!” gritó Aika, quien también comenzaba a ponerse ansiosa al ver a su amiga en ese estado.
¡Paf! ¡Paf!
El sonido de dos cachetadas se hizo presente cuando ante la mirada de todos, Valerie e Ingvild le lazaron una cachetada simultáneamente a Asia.
La acción de ambas chicas dejó heladas al resto del grupo, las cuales no sabían qué hacer.
“¡¿Q-q-qué se supone que hacen?!” gritó Lint mientras veía como ambas mejillas de Asia estaban rojas por el golpe que habían recibido.
“La palomita tiene razón, ¿Qué rayos hacen?” preguntó Mittelt acercándose a ambas mujeres.
“Tratamos de despertarla.” Respondieron ambas al unísono.
“¿Qué?” preguntó Aika con sorpresa, ya que no esperaba esa respuesta.
“Lo que oíste, Aika.” Dijo Ingvild mientras no dejaba de mirar a Asia. “Una vez mi madre entró en un estado similar y su hermana le dio una cachetada, la cual hizo que ella pudiese reaccionar.”
“Eso puede ser cierto, pero-”
“No, está bien. Lo necesitaba.” Las palabras de Asia interrumpieron a Lint, provocando que todas miraran a la esposa de su amante/interés amoroso.
“¡Asia!” gritó de felicidad Aika al ver a su amiga despierta y ya no susurrando el nombre de su hija. “¿Cómo te sientes?”
“Adolorida. Ellas tienen una mano pesada.” Dijo en broma Asia mientras se levantaba y se acercaba a las chicas, en especial a quienes la habían ayudado hace unos segundos. “Gracias chicas, si no hubieran hecho eso, de seguro podría haberme desmayado.”
“Tranquila, ¿Para qué estamos las amigas?” Respondió Ingvild con una sonrisa.
“Si, solo no vuelvas a caer en ese estado. No queremos que Marie-chan te vea así.” Dijo Valerie con una sonrisa en el rostro.
“Tienes razón. No sería un buen ejemplo para Marie, si ella me hubiese visto desmayada.” Comentó Asia, mientas volvía a mirar la gran cantidad de escombros que la separan de la fortaleza donde ella sentía que su pequeña hija estaba encerrada. “Aún no sabemos cómo salir de aquí, ¿verdad?”
“No. Intente usar un círculo mágico para teletransportarnos, pero no he podido.” Respondió Rossweisse, la cual tenía una mirada abatida, ya que no sabía qué hacer para salir de allí.
Las palabras de la valquiria fueron seguidas por un silencio muy preocupante, el cual por fortuna fue roto por Valerie.
“Chicas… ¿Creen que si uso mi «meteorito de Oscuridad» podríamos salir de aquí?”
La pregunta de Valerie confundió a las chicas, por lo que la joven Dhampir tuvo que explicarles más detalladamente la idea que se le había ocurrido para salir de allí.
“Como saben, mi hechizo me permite cargar hacia un objetivo a gran velocidad, destrozando todo lo que haya en frente hasta que el hechizo se libere. Asi que, si lo usó podría destrozar todo lo que está fuera de aquí, mientras que nos eleva hacia la superficie.”
Las palabras de la Dhampir dejaron a todas como piedra, ya que eran verdad. El hechizo de Valerie había evolucionado bastante desde la reunión de las tres facciones, y había sido mejorado hasta el punto de que era literalmente imparable, si se usaba la fuerza bruta para tratar de pararlo, ya que había algunos hechizos que podían hacerlo como el de disipar magia o los thu’um de Edzard.
“Es cierto…. Ese hechizo debería de poder romper todo lo que hay hasta la superficie.” Dijo Asia con una sonrisa, pues habían encontrado una manera de salir de allí para poder seguir buscando a Marie.
Asi que, mirando a todas, Asia le asintió a Valerie, la cual entendió lo que debía de hacer. Por lo que, sin perder ni un solo segundo, la Dhampir caminó hasta estar en el medio de todas las chicas.
“Pongan sus manos en mis hombros y sosténganse fuerte.” Dijo Valerie mientras miraba al techo y comenzaba a tomar un poco de aire. Sin embargo, antes de que haga algo más, vio por el rabillo de su ojo derecho una luz verde. Mirando hacia ese lugar, ella vio que Asia había activado su balance breaker.
“Si bien es posible que no nos hagamos daño, nunca está de más ser precavidos.” Dijo Asia mientras colocaba su mano en el hombro de Valerie. Cuando sus dedos tocaron el cuerpo de la Dhampir, este se cubrió por el aura de protección que daba el sacred gear de Asia.
“Bien.” Dijo Valerie mientras veía a sus amigas listas. “Espero que no vomiten.”
Tras las palabras de la joven Dhampir, un círculo mágico apareció a los pies de todas. Cientos de zarcillos de oscuridad comenzaron a surgir de este círculo, creando lentamente una cúpula de poder oscuro alrededor de las chicas. Cuando la cúpula comenzó a solidificarse, llamas negras comenzaron a hacerse presente. Al momento en que estas llamas cubrieron el domo de oscuridad, Valerie liberó el hechizo.
¡BOOOMMMM! ¡CRACK! ¡BOOOMMMM! ¡CRACK! ¡BOOOMMMM! ¡CRACK! ¡BOOOMMMM! ¡CRACK! ¡BOOOMMMM! ¡CRACK! ¡BOOOMMMM! ¡CRACK!
El domo de magia de oscuridad salió disparado como un proyectil a altas velocidades, impactando primero en el domo de hielo creado por las chicas para contener los escombros que les caían encima. El domo de oscuridad logró quebrar el hielo, procediendo a impactar contra la estructura de piedra que había por encima. Sin bien en un inicio parecía que no lo atravesaría, el hechizo siguió su rumbo, destrozando la piedra como un taladro, perforándolo. La tierra y la nieve, las cuales estaban amontonadas, poco pudieron hacer contra el hechizo de Valerie, el cual siguió atravesando capa tras capa de escombro que se encontraba. Unos segundos después de que ella iniciar el hechizo, este salió a la superficie y al hacerlo, levantó una gran cantidad de escombros, los cuales salieron disparados por los alrededores, matando a varios exorcistas que por allí estaban.
“¡¿Qué es eso?!” gritó uno de los exorcistas al ver como el meteorito de oscuridad surgía del suelo, provocando la muerte de más de una docena de sus compañeros.
Tras el gritó de aquel exorcista, el domo de energía oscura se deshizo, permitiendo que las chicas estuvieran libres.
Los ojos de los exorcistas se abrieron de horror al ver como aquellas personas que creían muertas y aplastadas por el derrumbe de la fortaleza seguían con vida. Lamentablemente, no pudieron gritar, ya que Asia y el resto atacaron de manera inmediata. Los ataques llegaron en forma de bombardeos masivos de hechizos elementales por parte de las magas junto con lanzas y balas de luz lanzadas por los dos ángeles, logrando masacrar de esta manera a todos los exorcistas que allí estaban.
“Parece que todos están muertos.” Dijo Rossweisse con un poco de lastima al ver la absurda cantidad de exorcistas muertos que estaban regados por el lugar.
“Si.” Comentó Aika mientras caminaba por entre los cadáveres. Tras caminar un poco, la aprendiz de Lavinia miró hacia el techo y vio que por encima de ellos había una especie puente de piedra natural, el cual era muy visible gracias a la enorme grieta que había en la superficie, por la cual ingresaba una gran cantidad de luz. “Parece que el terremoto de antes se produjo cuando la segunda fortaleza salió a la superficie.”
“Si, eso puedo verlo.” Comentó Lint mientras se acercaba a la maga. “Parece que estos pobres hombres fueron dejados aquí a morir y que es en esa fortaleza donde están los lideres y de seguro tambien las celdas y los prisioneros importantes.”
“Típico de cobardes sin escrúpulos.” Señaló Asia, mientras la ira volvía a ser palpable en su ser. “Espero que cuando mueran sus almas no encuentren el perdón y sufran por toda la eternidad.”
Las palabras y la forma de hablar de Asia provocaron que sus compañeras se preocuparan por ella, pues no la habían visto nunca así de enojada. Sin embargo, antes de que ella pudiese decir algo más, varias siluetas comenzaron a caer desde el cielo.
“¿Qué es eso?” preguntó Mittelt mientras miraba al cielo.
“No lo sé, pero parece que son humanos.” Respondió Ingvild mientras miraba al cielo.
Las siluetas comenzaron a acercarse a gran velocidad, permitiendo que todos vieran que eran unas quince personas. Cuando estas siluetas llegaron al suelo, aterrizaron grácilmente, permitiendo que los presentes pudieran verlos.
Los ojos de todas las chicas estaban abiertos como platos ante lo que veían sus ojos, ya que allí, frente a ellas había un grupo de jóvenes de entre quince a dieciocho años. Los seres que habían llegado tenían la apariencia de jóvenes humanos normales, salvo por cuatro grandes rasgos. El primero de ellos fue que todos tenían ojos rojos como la sangre con escleróticas negras. El segundo, su piel era pálida, casi como la de los nórdicos de Skyrim. Tercero, sus orejas eran ligeramente puntiagudas, no como los elfos o como los que poseían algunos seres sobrenaturales de este mundo, no, eran algo similares a los oídos de los bretones de la segunda era. Finalmente, la mayor diferencia de todas era el aura que emitían, pues no era para completamente humana.
“El aura de estos sujetos se parece a…” comenzó a hablar Aika, deteniéndose cada vez que comenzaba a entender o a comprender el tipo de aura que ellos poseían. Tras ver eso, ella lentamente giró la cabeza hacia donde estaba Asia. “Su aura es algo parecida a la tuya, Asia.”
Las palabras de la aprendiz de Lavinia dejaron en shock a todos, en especial a Asia, la cual veía con total asombró a los jóvenes frente a ellas. Ella podía sentirlo, tal y como Aika mencionaba, ellos tenían un aura similar a la suya, salvo por una excepción, la cual era que sus auras eran más caóticas.
“¿Qué son?” preguntó Rossweisse mientras miraba fijamente a esos jóvenes.
“No lo sé, pero sea lo que sean, no son como los exorcistas que hemos venido eliminando.” Respondió Asia mientras no apartaba su mirada de ellos.
“¿Qué debemos de hacer?” preguntó Mittelt.
“No hay otra opción. Por mucho que quisiera saber que son, no tenemos tiempo para perderlo con ellos. Sin embargo, hay algo que me dice que debemos de luchar con todo para acabar con esto rápido, por lo que les recomiendo que luchen con toda la fuerza que tengan.” dijo Asia apretaba el agarre en «Anseichim», preparándose para la lucha.
El resto de las chicas miraron Asia y se prepararon para la lucha a su manera. Lint solo apretó el agarre en su espada, mientras que Aika convocó su lanza-bastón, al igual que Mittelt lo hacía con su espada. Valerie conjuró su anillo, mientras que Rossweisse e Ingvild invocaban unos anillos que potenciarían sus poderes mágicos por una hora.
“Bien, chicas. Terminemos con esto.” dijo Asia mientras tomba un poco de aire, usando ese momento para tranquilizar su pulso. Cuando al fin su cuerpo se sintió preparado para el combate, ella gritó. “¡Ataquen!”
Al momento en que Asia gritaba, ella movió su mano y moviendo su espada de forma diagonal, hizo que una enorme media luna de color dorado surgiera de la hoja. La medialuna era un ataque concentrado de Magicka, la cual avanzó con gran velocidad hacia sus enemigos. Sin embargo, para sorpresa de todos, los jóvenes frente a ellas esquivaron el ataque rápidamente. Aunque no solo esquivaron los ataques saltando a un lado, sino que saltaron y ni bien pusieron un pie en el suelo, cargaron contra Asia y compañía. Mientras corrían hacia el grupo de Edzard, ellos hicieron algo que volvió a dejar a todos de piedra… conjuraron armas vinculadas.
Los ojos de Asia y compañía se abrieron como platos al ver algo como eso, ya que se suponía que en este lugar solo debía de haber exorcistas. Sin embargo, parecía que la información era falsa, ya que estaban viendo humanos usar magia de Nirm, algo que no debería de ser posible.
El shock en el que estaban todas al ver aquello provoco que ninguna supiera cómo reaccionar ante el ataque. Sin embargo, para fortuna de todas, el entrenamiento que cada una había recibido, sumado a sus instintos básicos de supervivencia les permitió reaccionar a tiempo para evitar que el ataque les impactase.
Cada una de las chicas saltó hacia atrás cuando sus enemigos llegaron a estar muy cerca de ellas, logrando de esa manera obtener algo de distancia mientras esquivaban los ataques.
“¡¿Qué mierda?! ¡¿No se supone que los humanos de la Tierra no pueden usar Magicka?!” gritó Mittelt mientras tomaba su espada y la usaba para desviar el ataque de uno de los jóvenes, el cual se había lanzado contra ella para atacarle. Cuando su espada desvío el ataque, el pequeño ángel caído se vio forzada a agacharse tambien, pues otro de los jóvenes había intentado tomarla por sorpresa con un ataque furtivo.
“¡Asi es!” gritó Asia en respuesta mientras usaba su espada para enfrentarse a tres enemigos, desviando sus ataques. Tras ello, ella movió su mano libre y lanzó una bola de fuego hacia sus enemigos, los cuales la esquivaron saltando hacia los lados. “No tiene sentido. No tenemos registros de humanos con este tipo de poder, incluso aquellos como Aika que han recibido la sangre de Ed no pueden usar Magicka de manera normal, sus reservas son efímeras y conjurar armas vinculadas requiere más Magicka de la que ganarían con el poder recibido de Ed.”
“¡Entonces, puede que hayan sido creados de otra manera!” gritó Rossweisse mientras esquivaba los ataques de los cuatro jóvenes que iban a por ella. Sin pensarlo dos veces, ella levantó vuelo y cuando estuvo a varios metros del aire, conjuró varios círculos mágicos, de los cuales lanzó varios hechizos de viento. Las ráfagas que surgieron de los círculos golpearon a los jóvenes, provocando que estos salieron volando y terminaran impactando en las paredes y escombros que rodeaban el campo de batalla. Sin embargo, pese a que el golpe que recibieron fue fuerte, ellos volvieron a levantarse como si nada.
“Parece que son más resistentes de lo que pensamos.” Comentó Lint mientras saltaba hacia atrás, esquivado los ataques de tres jóvenes. Cuando estuvo en el aire, giró y apuntando con su pistola, dio tres tiros, los cuales impactaron en los cuerpos de sus enemigos. Sin embargo, para la sorpresa de la joven, un remolino apareció y absorbió parte de las balas, permitiendo que el ataque que golpeara a los jóvenes fuera minúsculo en comparación con el ataque original.
Aquella acción involuntaria que surgió de los cuerpos de los jóvenes llamó mucho la atención de todas, pero como siempre lo que sucedía con las cosas que provenían de Nirm, fue Asia, cuando no estaba Edzard, quien supo que era lo que pasaba.
“Tienen resistencia a la magia.” dijo en voz alta Asia mientras se enfocaba en sus propios enemigos. Mirando por el rabillo de su ojo derecho, vio a Valerie luchar contra un par de estos jóvenes.
La joven Dhampir usaba sus garras cubiertas con magia de oscuridad para evitar que la hoja del arma vinculada le causara daño. Valerie desviaba los ataques con movimientos suaves, permitiendo que las hojas resbalaran por las palmas de sus manos, lo que permitía que ella no tuviese que usar mucha fuerza para la defensa y pudiera contraatacar de manera rápida y efectiva. Ante la total completa sorpresa de todos, ella logró desviar los ataques de sus enemigos hasta el punto en que pudo crear una abertura lo suficientemente grande como para poder golpear a sus enemigos de manera directa.
Al ver la oportunidad, la joven Dhampir hizo uso de sus puños y sin perder un segundo, le dio a cada uno un potente golpe en el pecho. Un crujido repugnante se escuchó cuando la fuerza de la joven Dhampir destrozó los huesos de los jóvenes, mandándolos a volar e impactar de manera aparatosa contra las paredes y escombros.
“Parece que no son tan resistentes a los ataques físicos.” Dijo la Dhampir al ver como los dos jóvenes estaban tirados sin poder moverse.
Al oír aquellas palabras, Asia supo lo que tenía que hacer, por lo que, sin pensarlo dos veces, miró a sus compañeras y gritó. “¡Chicas, usen armas para luchar! ¡Debido a que no sabemos que son, traten de usar armas contundentes y si usan una de filo, no los hieran demasiado! ¡Debemos de capturarlos para saber que está pasando por aquí!”
Tras aquellas palabras, todas las chicas, excepto Ingvild, se prepararon para luchar cuerpo a cuerpo.
Moviendo su mano derecha, Rossweisse conjuró un círculo mágico y de él hizo aparecer una lanza. La lanza era simple en diseño, una vara con una hoja de doble filo en la punta. El color del arma era de color azul y tenía una firma de herrero hecha con dos letras del idioma dragón, lo que indicaba que había sido construida por Edzard.
El resto de las chicas hizo lo mismo que la valquiria, conjurando sus respectivas armas. Valerie volvió a conjurar el arma que había usado durante el rating game, ya que, si bien había recibido entrenamiento con otras armas, usar un martillo era lo mejor que se le dada. Mientras tanto, Ingvild conjuró su bastón, el cual usaría como arma contundente en caso de ser necesario, ya que decidió quedarse atrás para dar fuego de cobertura en caso de que sea necesario.
“¡Vamos!” gritó Asia al ver a sus amigas ya listas para la batalla.
Tras sonar la voz de Asia, el grupo se lanzó contra sus enemigos, esperando que esta batalla no sea muy larga, ya que al ir con la intención de incapacitar y no matar dificultaría su batalla, pero ellas sabían que era necesario capturarlo, por lo que no perderían tiempo.
Ambos grupos se lanzaron el uno contra el otro, encontrándose en el centro del campo de batalla. El sonido de las armas chocando se hizo presente mientras que las chicas luchaban, demostrando sus destrezas en la batalla.
Rossweisse se enfrentaba a tres enemigos al mismo tiempo, moviendo su lanza en círculos ocasionalmente, para de esa manera mantenerlos alejados de ella. Si bien su lanza se movía de manera circular, ella no lo hacía de manera errática, sino que lo hacía de forma premeditada, ya que de esa manera podía mantener a raya a sus enemigos.
La joven valquiria movió su lanza, desviando de manera casi simultánea varios ataques, algo que sorprendió a los jóvenes con los que luchaba. Cuando ella vio esto, se sorprendió ligeramente, ya que, durante toda la batalla, estos jóvenes a duras penas habían mostrado alguna emoción.
Sin embargo, pese a que ella estaba sorprendida, no dejó que la sorpresa tomara control de sus acciones, por lo que, sin desaprovechar la oportunidad, giró su lanza y tomándola del extremo que estaba más cerca de la hoja, giró su cuerpo ciento ochenta grados. El movimiento de la joven le ayudó para que su lanza ganara la fuerza suficiente para lo que planeaba hacer, ya que un segundo después, ella lanzó un ataque que consistía en un golpe con la vara del arma.
El ataque de Rossweisse tomó por sorpresa a dos de los jóvenes, quienes no pudieron esquivarlo, por lo que les impactó en la parte trasera de la cabeza, dejándolos fuera de combate.
Cuando ella vio que dos de sus enemigos caían, no perdió tiempo y se lanzó contra el ultimo, ya que debía de dejarlo fuera de combate para poder ir a ayudar al resto de sus compañeras.
Mientras Rossweisse luchaba contra el ultimo de sus enemigos, Mittelt luchaba contra tres jóvenes tambien. El ángel caído usaba su espada, pero no solo eso, sino que tambien usaba su lanza de luz en la otra mano.
La batalla de Mittelt estaba siendo un poco más complicada, pero no se debía a la diferencia de habilidad, sino que se debía más que todo a que debían de contenerse para evitar matarlos, ya que debían de capturarlos para saber por qué ellos tenían un aura similar a la de Asia.
Moviendo su espada de manera vertical, la ex espía de los Grigori detuvo el ataque de uno de sus enemigos, pero al hacerlo, obtuvo un hueco en su defensa. Esto provocó que otro de sus enemigos intentara usar dicha apertura para matarla, pero ella ya había previsto eso, por lo que, sin perder tiempo, movió su otra mano y usando su lanza, desvío el ataque.
La acción de Mittelt hizo que su enemigo tropezara, acción que ella aprovechó para golpearlo en la cabeza con el pomo de su espada, haciendo que cayera inconsciente. Sin embargo, pese a haber hecho eso, la batalla no se detuvo allí, pues los otros jóvenes la rodearon, intentando matarla; pero para su mala suerte, ella los vio llegar y levantando su mano, creó varias lanzas de luz, las cuales lanzó contra ellos.
Si bien ella sabía que ellos poseían una gran resistencia contra la magia, ella no planeaba derrotarlos con eso, sino que planeaba usarlo como distracción para tomarlos por sorpresa. Para su buena fortuna, eso pareció funcionar, ya que cuando ellos esquivaron las lanzas, quedaron en posiciones perfectas para ser atacados. Asi que, desplegando sus alas, voló a gran velocidad contra ellos. Aprovechando esa velocidad, pudo dejarlos inconscientes a todos con rápidos y certeros movimientos.
Cuando ella se detuvo, miró hacia atrás y para su sorpresa, vio que todas sus amigas tambien habían derrotado a todos sus enemigos.
Al verlas, ella comenzó a acercase al grupo. Sin embargo, se quedó quieta cuando sintió una enorme sensación de peligro a sus espaldas. Girando su rostro hacia esa dirección, los ojos del ángel caído se abrieron de sorpresa al ver una enorme cantidad de círculos mágicos por sobre ella.
Un segundo después de que ella viera esos círculos mágicos, cientos de hechizos mágicos fueron desatados sobre ella.
“¡Mittelt!” fue el grito de sus amigas, las cuales ya estaban en una barrera.
Al oír los gritos de sus amigas, ella movió sus alas para tratar de llegar a la barrera, antes de que los ataques le impacten.
¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM!
Una enorme cantidad explosiones se hicieron presentes, destruyendo todo a su paso.
Una enorme pila de escombros apareció frente a los ojos del ORC, los cuales ya habían llegado a las zonas que ellos supusieron que eran los calabozos de esta fortaleza.
Los pasos de los jóvenes eran rápidos e impacientes, pues ya habían pasado por más de quince habitaciones y lo que vieron solo fueron cuerpos aplastados por los escombros que se habían desprendidos de los muros y del techo. Aquellas visiones aumentaron las preocupaciones y la ansiedad que sentían, sobre todo en Issei y en Kunou, quienes estaban preocupados de que sean las personas que buscaban las que estaban allí debajo de todos esos escombros.
“¡Tenemos que darnos prisa!” gritó Kunou mientras aceleraba.
“¡Kunou-chan, espéranos!” gritó Rias mientras veía como la pequeña kitsune aumentaba la velocidad de sus pasos.
Los gritos de Rias cayeron en oídos sordos cuando la heredera de Yasaka siguió corriendo. Mientras ella corría, iba pasando por algunas celdas, las cuales estaban repletas de escombros. Sin embargo, cuando pasó por otra celda logró detectar el olor de Marie, por lo que, sin perder tiempo, corrió hacia esa dirección.
Doblando por una esquina, ella finalmente la vio, la celda en donde estaba Marie. Al ver que al fin estaba cerca, una sonrisa apareció en su rostro mientras ella corría hacia donde estaba su amiga.
Cuando llegó a la puerta, usó un poco de fox Fire para romper las bisagras de esta, lo que terminó provocando que la puerta cayera.
“¡Ma-cham!” gritó Kunou mientras entraba a la celda con una sonrisa en el rostro. Sin embargo, aquella sonrisa desapareció tras lo que vio allí. La imagen que se presentaba ante sus ojos hizo que cayera de rodillas, dejándola en un estado de shock tan grande que no se dio cuenta que había sido alcanzada por los demonios y el ángel reencarnado.
“¿Kunou-chan?” preguntó Rias al llegar al lado de la kitsune. “¿Que sucede?”
La pregunta de Rias no fue respondida por Kunou, pero antes de que diga algo más, la voz de Koneko provocó que ella y el resto de los presentes sintieran como si una piedra estuviese en su estómago.
“No…” dijo Koneko mientras su cuerpo comenzaba a sudar frio.
“¿Que sucede, Koneko-chan?” preguntó Akeno con miedo, ya que el tono de voz de la nekoshou era de tristeza mezclada con miedo.
“Esta celda está repleta del aroma de la hija de Edzard-sama.”
“No…” dijo Akeno mientras se llevaba las manos a la boca, pues entendió lo que había pasado. Y es que la celda que estaba frente a sus ojos estaba completamente llena de escombros, los cuales cubrían todo el lugar, dejando pocos espacios libres. Aquello indicaba que si la hija de Edzard y Asia había estado allí adentro era más que seguro que había sido aplastada.
“Estamos acabados...” susurró Rias con miedo al ver el lugar.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capítulo 61 está listo….
He de decir que este capitulo me ha salido relativamente bien, pero aun han quedado cosas en el aire que deseo poder contestar en capítulos posteriores. Hemos visto partes de las batallas que se están librando, si puedo tratare de mostrar que sucede en otros lugares, ya que aparte de la reunión del Dovahkiin y el Vestigio con Orcus y Thanatos, y de la misión de rescate, algo mas esta pasando. Uno de esos eventos si esta planeado para pasar tras bambalinas por completo, pero tendrá su mención en capítulos posteriores, de hecho, causará algo en algunos capítulos.
Tambien vemos que Bennia ha hecho su aparición. Si bien en las novelas se dice que no tiene una buena relación con su padre, estoy maximizando esa disconformidad gracias a los eventos que suceden en el fic.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 63
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 62
— Muchos de los enemigos más fáciles de hallar, son aquellos que solo son las marionetas danzantes en el escenario de quien es el verdadero enemigo —
Zakir a Roland cuatro años antes de la gran Guerra.
Los ojos de las mujeres que vivían con Issei se encontraban abiertos a mas no poder por el shock al ver como Kunou movía los pedazos de escombros con desesperación.
Las manos de la pequeña kitsune se movían lo más rápido que podía, tomando cada pedazo de escombro que podía para moverlo. La cantidad de adrenalina que corría por sus venas hacían que ella pudiese mover pedazos de escombros muy grandes con mucha facilidad.
La mente de la pequeña estaba hecha un desastre, mientras repetía una y otra vez que su amiga estuviese bien y que no estuviese muerta. Kunou estaba tan concentrada en lo suyo que no vio cuando Issei comenzó a ayudarla, pues el tambien estaba preocupado por la hija de su amigo.
El ver a Issei ayudando a Kunou, el resto de las chicas salieron de su shock, y sin perder tiempo, comenzaron a ayudarlos y mientras lo hacían, iban rogando que la pequeña estuviese a viva, porque de lo contrario, nada podría parar al hijo de Akatosh cuando entre en furia desenfrenada.
“Vamos, por favor. Tienes que estar viva, Marie-chan.” Dijo Irina mientras movía un gran pedazo de escombro.
El pedazo de escombro era del tamaño de mesa muy grande, por lo que le costó algo de fuerza moverla, pero por fortuna, Xenovia la vio y no dudó en ayudarla. Ambas chicas tomaron el fragmento de escombro y sumando su fuerza combinada, lograron apartarlo. El pedazo de pared salió volando unos metros, terminando por sorprender a todos, pues hizo un gran estruendo al caer. Sin embargo, eso no fue nada comparado con lo que vieron bajo aquel escombro.
Las lágrimas comenzaron a formarse en los rostros de las dos chicas, lo que provocó que todos dejaran de hacer lo que sea que estaban haciendo y corrieran hacia ellas.
“¡Xenovia! ¡Irina!” gritó Issei mientras se acercaba a las chicas. Si bien él estaba planeando preguntarles algo más, en el momento en que vio lo que ellas estaban viendo, se quedó en silencio total.
Si lo anterior ya había sorprendido al resto de los presentes, la acción de Issei hizo que el resto se apresurara, para saber que había visto para quedar en ese estado.
“¿Ise?” Preguntó Rias al llegar al lado de su peón, y cuando lo hizo, ella tambien vio lo que ellos vieron. “N-no puede ser…”
Mientras Rias miraba al frente con los ojos abiertos por la sorpresa, Kunou llegó al lugar y cuando vio lo que el resto estaba viendo, sus ojos comenzaron a lagrimear. Las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas, pero no eran lágrimas de tristeza, sino que eran lágrimas de felicidad. La razón de esto era que allí, frente a ella estaba el cuerpo de su amiga, la cual, para sorpresa, no solo de ella, sino te dodos, estaba completamente ilesa… bueno, ilesa, ilesa no estaba, pues tenía una herida en la cabeza por la cual goteaba un hilo no muy grande de sangre. Pese a su sorpresa, la pequeña no perdió tiempo y se lanzó dónde estaba su amiga, para abrazarla y al hacerlo, acercó su oído al pecho de Marie, escuchando así los latidos de su corazón, lo que indicaba que estaba viva.
“I-increíble…” dijo Ravel con sorpresa cuando llegó junto al resto de los otros miembros del ORC.
La razón de aquellas reacciones era por la sorpresa de ver a Marie relativa mente ilesa tras haber recibido lo que se suponía era una gran cantidad de escombros, pero no solo eso, sino tambien era por ver la posible razón de que ella hubiese resistido ser aplastada. Y es que, frente a ellos, estaba la pequeña dragona, la cual tenía unas pequeñas escamas blancas como la nieve recorriendo parte de su cuerpo visible por las partes rotas de su vestido. Aunque, no solo eso, sino que tambien había una especie de anillo en una de sus manos, el cual brillaba levemente.
La apariencia de Marie desconcertó a todos, pero hubo algunos que comenzaron a tener una idea de que había pasado.
“Ese aspecto…” susurró Akeno al ver las escamas blancas en el cuerpo de Marie.
“Si… te entiendo… se parecen un poco a las escamas que cubren el cuerpo de Edzard-san cuando este luchaba contra Loki.” Comentó Rias, la cual comenzó a acercarse a las dos niñas. “Pero…”
“No coinciden del todo.” Dijo Issei, interrumpiendo a su rey.
Las palabras de Issei hacían mención de que, si lo que estaban viendo era el «Aspecto de dragón» de Marie, a diferencia de su padre, ella no tenía las alas ni los cuernos, ni mucho menos una armadura.
“Si, pero-” las palabras de Akeno se interrumpieron en el momento en que las escamas que cubrían el cuerpo de Marie comenzaron a desaparecer cuando el anillo se disolvió en motas de luz.
“Parece que, a diferencia de su padre, ella aun no puede mantener su poder mucho tiempo.” Comentó Rias al ver como el poder de Marie se disipaba.
“Si, pero… despertar tal poder a tan pequeña edad…” dijo Ravel, la cual no había visto la pelea de Edzard con Loki, pero cuando se unió a la nobleza de Rias, aprendió sobre esa batalla y lo que escuchó, la aterró bastante.
“Eso solo es una prueba de su aterrador y monstruoso potencial.”
Las palabras de Rias fueron acompañadas de un gesto con la mirada, el cual estaba destinado para Xenovia, la cual entendió lo que su rey le pedía, por lo que sin preguntar nada, la joven se acercó a Kunou y le extendió ambos brazos.
La pequeña Kitsune vio las manos extendidas de Xenovia y entendió lo que le estaba pidiendo. Si bien se sentía renuente a entregar a Marie, ella sabía que lo mejor era que alguien más fuerte físicamente que ella la cargase, por lo que, con cuidado, permitió que el demonio la cargase.
“Bien, parece que tenemos suerte. Hemos logrado encontrar a Marie-chan, pero aún falta encontrar a los padres de Ise.” Dijo Rias mientras miraba a sus sirvientes. “Debemos de darnos prisa, ya que no sabemos si ellos estarán a salvo o no, además, cuando los hallemos, buscaremos encontrarnos con el grupo enviado para rescatar a Marie-chan.”
Las palabras de Rias fueron respondidas con asentimientos, tras los cuales todos salieron rápidamente de la que antaño fue la celda de Marie con en el objetivo de encontrar a los padres de Issei.
“¡Mittelt!” fue el gritó colectivo de todos los miembros del grupo liderado por Asia cuando vieron que las explosiones cesaban.
La preocupación estaba presente en los rostros de todas ellas, mientras miraban por todo el lugar, tratando de ubicar a su amiga, la cual posiblemente necesitaría ayuda para recuperarse. Sin embargo, para total asombro de las presentes, vieron como de entre el humo resultante surgía Mittelt, la cual rápidamente voló hacia donde estaban todas reunidas.
“Arghh.” Mittelt gruñó cuando aterrizó. En el momento en que puso un pie en el suelo, se dejó caer y se llevó una mano al costado derecho de su cuerpo, por donde se podía ver que un poco de sangre se estaba filtrando de entre sus ropas.
Al ver la herida de su amiga, Asia no perdió tiempo y usó su sacred gear para curarla.
“¿Cómo acabaste herida?” preguntó Asia, pues vio que la herida de su amiga no eran por los hechizos que habían caído sobre ellas.
“F-fue por las esquirlas de las piedras que estallaron por los hechizos.” Respondió Mittelt con dificultad, pues la herida le dolía al respirar.
“¿Viste quién nos atacó?” preguntó Lint, la cual estaba junto a ellas, pues ella junto con el resto de las chicas aun mantenían la barrera levantada, ya que no sabían si podían volver a ser atacadas.
“Si, son varios magos, yo diría que son más de cincuenta fácilmente.”
“¿Tantos?” preguntó Ingvild con preocupación.
“Si, pero hay algo que no cuadra aquí…” comentó Mittelt, dejando colgado su comentario, pues sabía que sus amigas entenderían que pasaba.
“¿Por qué un grupo que parece ser de exorcistas fanáticos se han unido con magos?” preguntó de manera retorica Aika.
“Exacto. No tiene sentido.”
“A menos…” Dijo Asia, tratando de ver el panorama de lo que ocurría desde otro punto de vista.
“Que esos exorcistas solo sean peones para otro grupo.” Completó Rossweisse con seriedad.
“Así es, ¿Pero qué grupo será el que los controla?” preguntó Valerie mientras miraba al cielo, pero antes de que alguna de sus amigas pudiese dar una respuesta, el humo que cubría todo el lugar fue disipado por un fuerte ventarrón, el cual obviamente había sido convocado por un hechizo.
La fuerza de los vientos impactó en la barrera, demostrando que era un hechizo de ataque, pero pese a que era un hechizo de nivel medio, no pudo romper la barrera.
“Parece que ya están aquí.” Comentó Rossweisse mientras miraba al cielo.
“Si… chicas, no bajen la barrera hasta que Mittelt este curada y sepamos contra que nos enfrentamos.” Ordenó Asia, mientras hacía que su sacred gerar curara más rápido a su amiga.
Las chicas oyeron las ordenes de Asia y asintieron, pues en ausencia de Edzard, ella era la líder. Asi que, manteniendo su formación actual, ellas esperaron a que su enemigo se muestre.
Afortunadamente, no tuvieron que esperar mucho, pues sus enemigos se mostraron prontamente. Volando con la ayuda de círculos mágicos, las siluetas de más de cincuenta magos se cernían sobre ellas. De entre todos los presentes, había una que se destacaba más que otros. Aquella persona era una mujer vestida con un vestido de lolita gótica de color purpura, el cual estaba adornado con lazos negros.
“Vaya, parece que quien los lidera es una persona con un gusto por la ropa similar a la tuya, Mittelt.” Comentó con tono bromista Aika mientras miraba a la mujer que posiblemente era la líder de esos magos.
Las palabras de Aika molestaron a Mittelt, la cual miró feo a la maga, pues no le gustaba que la comparasen con una maga que pertenecía a una posible organización criminal. Sin embargo, pese a su molestia, ella no dijo nada, ya que no estaban en el momento ni lugar para este tipo de peleas.
“Aika, mantente concentrada. No sabemos qué tan fuertes son estos sujetos.” Dijo Valerie con voz seria mientras mantenía su vista en los magos, analizándolos en búsqueda de alguna oportunidad para derrotarlos rápidamente.
“Vale… y aquí una tratando de aligerar el ambiente para que podamos entrar en combarte con la mente más despejada.”
Tras las palabras de Aika, un silencio se hizo presente mientras los magos aterrizaban frente a las chicas. Cuando todos estuvieron en el suelo, la líder comenzó a mirar alrededor de todo el lugar, y puso una sonrisa en su rostro cuando las vio.
“Vaya, esto no me lo esperaba. Cuando mis socios me llamaron para decirme que necesitaban de mi ayuda para detener a un grupo que les atacaba, no me esperaba que fueran ustedes…. El grupo que ha frustrado varios planes de la Khaos Brigade y que es la punta de lanza en la defensa contra esos seres que vienen de otro mundo…” Dijo la mujer mientras comenzaba a pavonearse por el lugar. Cuando se detuvo, miró a las chicas. “Supongo que debo presentarme. Un gusto conocerlas, chicas. Me llamo Walburga y soy la líder de Hexennacht. Espero que podamos llevarnos bien.”
La presentación de Walburga hizo que Aika abriera los ojos con sorpresa, pues ella conocía ese nombre.
“Tú eres «Walburga de las llamas purpuras».”
Las palabras de Aika llamaron la atención de sus amigas, las cuales la miraron de inmediato.
“¿Sabes quién es?” preguntó Lint.
“Si, mi maestra me habló de ella.” Respondió Aika, para luego comenzar a contar quien era. “Ella es una maga muy fuerte que anteriormente perteneció a un grupo llamado Oz. Si bien su habilidad en la magia es más que admirable, tiene algo que la hace aún más peligrosa.”
“No me digas que…” dijo Rossweisse mientras mantenía su vista en la maga de Hexennacht.
“Si, ella tiene un sacred gear, más precisamente el «Incinerate Anthem»”
Al momento en que Lint oyó ese nombre, rápidamente posó su vista en la maga mientras sus ojos se abrían de sorpresa, pues no esperaba que aquel sacred gear estuviese en manos de una maga que por sus palabras de seguro pertenecía a la Khaos Brigade.
La expresión en el rostro de Lint no pasó desapercibida por sus amigas, las cuales la miraron.
“¿Qué sucede, Lint? ¿Por qué la miras con sorpresa?” preguntó Asia, la cual seguía curando a Mittelt, cuyas heridas ya estaban por sanar.
“El nombre de ese sacred gear tiene una segunda denominación en la iglesia, Asia.” Respondió el ángel reencarnado. “Se le llama la santa cruz y es considerada como una de las santas reliquias.”
La revelación de aquello dejó en shock a las amigas de Lint, en especial a Asia. Sin embargo, aquella atmósfera de sorpresa fue rota por Walburga, la cual se rio divertida de las expresiones que estaban haciendo.
“Ja, ja, ja…” reía Walburga con diversión. “Vaya, me siento alagada de que sepan quien soy y que tambien sepan de mi sacred gear. Sin embargo, ahora no tengo tiempo para divertirme mucho con ustedes. Así que, se los diré de manera directa. Ríndanse, de lo contrario no tendremos piedad con ustedes.”
Al momento en que Walburga terminó de decir su ultimátum, Asia terminó de curar a Mittelt, la cual se puso de pie y parándose junto a sus amigas, estas desactivaron la barrera.
“Sabes, estaba a punto de decirles lo mismo.” Fue la respuesta de Asia al ultimátum de Walburga. “Ríndanse y no morirán.”
La forma en como Asia dijo aquellas palabras provocó que algunos de los magos que acompañaban a Walburga se sintieran intimidados, pues los ojos de Asia se tornaron de color rojo.
“Vaya, que grandes palabras para una mocosa de tu edad. Si bien es cierto que son un grupo de temer, los magos que me acompañan son los mejores en todo Hexennacht. Así que, no les será fácil derrotarnos.” Dijo Walburga mientras dejaba de mirar a las chicas, para mirar a sus compañeros antes de gritar. “¡Ataquen!”
Tras el grito de su líder, los magos de Hexennacht no perdieron tiempo y conjuraron cientos de círculos mágicos, los cuales comenzaron a disparar todo tipo de hechizos contra Asia y compañía.
“¡Dispérsense y contrataquen!” gritó Asia mientras saltaba hacia atrás.
El resto de las chicas hizo lo mismo, saltando hacia diferentes direcciones, para de esa manera esquivar los ataques de los magos enemigos.
Los hechizos chocaron con el suelo y paredes, generando varias explosiones, las cuales levantaron una cortina de humo. El humo era tan espeso que las chicas decidieron usarlo como cobertura y tras eso comenzaron su contrataque rápidamente.
Aprovechando el humo, Lint movió sus alas y recorriendo rápidamente el lugar, voló hacia los magos. Su velocidad fue tal que cuando salió de la cortina de humo, estuvo frente a unos tres magos, al verlos, ella rápidamente usó su espada e intentó cortarlos. Sin embargo, ella vio que su ataque falló, pues los magos saltaron hacia atrás y ganaron varios metros de distancia contra ella.
“Tch.” Lint chasqueó la lengua con molestia al ver como su ataque había sido esquivado; sin embargo, pese a ello, no perdió tiempo y moviendo la mano libre que tenía, rápidamente creó tres lanzas de luz, las cuales lanzó contra sus enemigos.
Las lanzas de luz viajaron a gran velocidad, pero no hicieron daño a los magos, pues estos se protegieron con una barrera cada uno. Cuando la exorcista vio aquello, apretó el agarre en su arma para lanzarse a contratacar, pero tuvo que moverse a un lado cuando vio como un mago lanzó un ataque contra ella.
‘No puedo enfocarme solo en uno de ellos, no, tengo que enforcame en todos, desde los que ataco hasta los que están por mis alrededores, de lo contrario seré blanco fácil de algún ataque.’ Pensó Lint mientras se lanzaba en contra de sus enemigos nuevamente, pero esta vez manteniendo sus sentidos concentraos en todos sus enemigos.
Fue gracias a eso, que ella pudo ver que uno de los magos preparaba un círculo mágico, del cual salió una potente ráfaga de viento, la cual se dirigió hacia ella a gran velocidad. Sin embargo, al poder ver el ataque, ella ya estaba preparada para contrarrestarlo, por lo que, sin perder tiempo, movió su espada y liberó uno de los encantamientos que estaban en la hoja. La espada de Lint brilló por un segundo con luz dorada, la cual se extendió por toda la hoja y cuándo ella movió el arma de manera horizontal, una explosión de magia sagrada surgió de la hoja.
La explosión de luz que surgió de la espada de Lint viajó a gran velocidad hacia el hechizo del mago, provocando que ambos colisionaran, creando una nueva explosión, cuyo humo fue usado por Lint para cubrir su próximo ataque. Asi que, moviendo sus alas, la joven voló a gran velocidad contra su enemigo.
Los ojos del mago se abrieron con sorpresa cuando vio a Lint salir del humo generado del impacto de los dos ataques. Él no había esperado para nada que eso pasara… o mejor dicho si lo había pensado, y su sorpresa fue que Lint usara esa táctica tan básica, por lo que, poniendo una sonrisa, creó varios círculos mágicos a su alrededor.
“¡Desaparece!” gritó el mago mientras lanzaba varios hechizos de oscuridad, los cuales se manifestaron en formas de balas.
El rostro del mago mostraba expectación, pues esperaba que ese ataque matase a Lint, pero para su sorpresa, vio como el ángel reencarnado hacia aparecer un circulo mágico a sus espaldas y lo usaba como plataforma para impulsarse en su contra. Aquel movimiento hizo que Lint saliera volando a gran velocidad y haciendo gala de su habilidad acrobática, ella esquivó todas las balas de oscuridad, logrando llegar frente a su enemigo y cuando lo tuvo cerca, movió su espada para cortarlo. Desafortunadamente, el ataque falló, pues el mago esquivó el ataque saltando hacia atrás, pero eso no lo salvaría, ya que Lint movió su mano libre, pero esta vez no usó una lanza de luz, no, esta vez usó su pistola, con la cual lanzó siete tiros, los cuales impactaron en diversas partes del cuerpo del mago, provocando que este cayese inerte al suelo.
Cuando la exorcista vio al mago abatido, no se quedo a mirar, pues había varios enemigos para abatir.
Al mismo tiempo que Lint, Mittelt tambien luchaba por su parte contra un pequeño grupo de magos. Ella se movía rápidamente, esquivando varios hechizos elementales, los cuales eran lanzados por varios círculos mágicos. Afortunadamente, ninguno de ellos podía impactarle, pues ella era una de las que más rápido volaban de todo el grupo de Edzard, por lo que pudo esquivar todo rápidamente.
‘Debo de poder encontrar una manera para poder sortear todo el bombardeo mágico, de lo contrario no podre contraatacar y esto se extenderá mucho tiempo.’ pensó Mittelt mientras giraba sobre su propio eje para evitar tres guadañas de viento, las cuales crearon cortes profundos en las paredes tras impactar contra estas.
Al ver el daño que provocaron los hechizos que había esquivado, el ángel caído soltó un suspiro, para luego comenzar a enviar poder sagrado a su espada, cuya hoja amarilla comenzó a cubrirse de una delgada aura. Cuando el arma fue envuelta de poder sagrado, ella tomó una posición de ataque y sin esperar un segundo, cargó hacia donde estaban los magos. Estos al verla cargar, lanzaron varios hechizos contra Mittelt, la cual conjuró una lanza de luz y la hizo girar rápidamente para de esa manera crear una especie de escudo improvisado con el cual desvío varios de los ataques.
Aquella táctica imprudente, la cual debería hacer que ella obtuviese algunas heridas casi sin importancia, le permitió crear una apertura, la cual le permitió atacar. Por lo que, moviendo su espada, desató el poder que había acumulado en la hoja, provocando que esta creciera varios metros.
La nueva longitud de la hoja permitió que la espada tuviese un mayor rango de ataque, el cual fue aprovechado por la amante de Edzard para cortar a los magos por la mitad.
Cuando ella vio que su ataque había funcionado, no perdió tiempo y rápidamente siguió buscando mas enemigos que abatir.
¡Crack!
El sonido de la piedra quebrándose se hizo presente, mientras un pequeño cráter se formaba en el suelo. El cráter había sido creado por el puño de Valerie, la cual estaba cubierta de oscuridad. El poder de la oscuridad, sumada al aura del sacred gear de Asia le permitió a la Dhampir luchar cómodamente sin la necesidad de defenderse mucho.
‘No entiendo por que todas luchan como si el aura de protección de Asia no estuviese presente.’ pensó la Dhampir, la cual había visto a sus amigas luchar esquivando los ataques enemigos, algo de lo que podían prescindir mientras el aura del sacred gear de Asia estuviese activa.
Unas bolas de fuego impactaron en el cuerpo de Valerie, provocando que esta fuera envuelta por las llamas, pero para sorpresa de los magos que habían lanzado dicho ataque, la Dhampir salió ilesa de la explosión que se generó tras el impacto.
“¡¿Qué significa esto?!” gritó uno de los magos con temor al ver como el medio vampiro salía ileso de su ataque.
“¡No lo sé!” gritó en respuesta otro mago, el cual al ver a Valerie salir de las llamas, rápidamente conjuró un círculo mágico con el cual lanzó un potente vendaval contra la Dhampir.
Cuando ella vio el ataque entrante, supo que, si le impactaba, seria enviada a volar varios metros, por lo que queriendo terminar con los enemigos que tenía frente a ella, decidió usar el hechizo que había usado antes para salir de los escombros. Gracias a que ya estaba cubierta de oscuridad, el hechizo de Valerie fue casi instantáneo, lo que hizo que se convirtiera en un meteorito de oscuridad en menos de un segundo.
Los ojos de los magos contra los que luchaba la Dhampir se abrieron como platos cuando vieron como un meteorito de magia de oscuridad se acercaba hacia ellos a velocidades vertiginosas. El miedo comenzó a hacerse presente en sus cuerpos, por lo que, presas de este, comenzaron a lanzar desesperadamente hechizos contra Valerie. Lamentablemente, todos esos hechizos fracasaron de manera garrafal, pues no pudieron detener a la mujer.
El ataque de Valerie viajó a gran velocidad, recorriendo la distancia que la separaba de los magos en menos de tres segundos, lo que permitió que ella pudiese darle un golpe directo a uno de los magos.
¡Crack!
El grotesco sonido de los huesos rompiéndose se escuchó cuando el puño de Valerie rompió el esternón del mago, aplastando de paso sus órganos internos, matándolo de manera inmediata.
Los ojos de los magos que estaban a ambos lados del mago que acababa de morir se abrieron de horror cuando vieron a su compañero morir, pero para su mala suerte, no pudieron moverse ni un paso, pues Valerie extendió sus manos y creó dos espadas de oscuridad. La Dhampir hizo un giro de ciento ochenta grados y con ello decapitó a ambos magos.
Cuando las cabezas de esos dos magos cayeron al suelo, ella miró al frente y vio que Aika, Rossweisse e Ingvild estaban manteniendo a varios magos distraídos, dejándolos como blancos fáciles para un contrataque por la espalda, por lo que sin perder tiempo partió hacia allá.
“Tus compañeras son muy fuertes.” Le dijo Walburga a Asia, mientras miraba como las compañeras de la chica frente a ella mataban a sus compañeros casi sin esfuerzos.
Asia no respondió, pero tampoco se movió, pues estaba en el lugar perfecto para que el aura de su sacred gear cubriera a sus amigas por completo, facilitándoles la batalla.
“Pero… sabes… la muerte de esos sujetos estaba dentro de lo esperado para esta batalla.” Comentó Walburga mientras movía su mano, haciendo un gesto de desdén, pues para ella esos sujetos no eran mas que peones fácilmente reemplazables.
“¿Qué?” preguntó Asia mientras miraba a la maga, la cual solo puso una sonrisa, la cual creció de tamaño cuando un círculo mágico apareció en su oído. “Así que ya están preparados los sujetos, bien. Entonces comenzare con mi parte del plan.”
Las palabras de Walburga confundieron a Asia, la cual apretó el agarre en su espada, preparándose para acabar con ella con un solo golpe usando «Akachim» para ello.
“Bien, parece que todo está listo. Pero antes…” dijo la maga mientras levantaba la mano derecha y chasqueaba los dedos.
¡BOOOMMMM!
Una enorme explosión sacudió todo el lugar, provocando que la fortaleza tiemble.
“¡¿Qué acabas de hacer?!” gritó Asia con los ojos abiertos, pues vio que una parte de la fortaleza fue destruida por la explosión.
“Tranquila, no he matado a tu hija si eso te preocupa.”
La mención de su primogénita hizo que Asia frunciera el ceño y que sus ojos, los cuales seguían siendo de color rojo brillante, se mantuvieran enfocados en la maga, poniendo una cara de ira.
El rostro lleno de ira de Asia no asustó a la maga, la cual solo siguió sonriendo y dicha sonrisa se hizo más grande cuando las amigas de Asia gritaron.
“¡Asia!”
Al momento en que la esposa del Dovahkiin oyó esas palabras supo que sus amigas habían terminado de matar a todos los magos, por lo que sin esperar un solo segundo, ella tomó la posición para usar «Akachim». Sin embargo, antes de que ella pudiese iniciar su hechizo, Walburga saltó hacia atrás y sin perder tiempo, movió su mano e hizo aparecer un objetó que dejó como piedra a Asia, pues era uno que ella reconocía, ya que ella también tenía una.
‘¡¿Por qué ella tiene una shadowkey?!’
El momento en que Asia dudó fue todo lo que Walburga necesitó para poder usar aquel objeto. Al ver aquello, Asia inmediatamente dio un salto hacia atrás, pues no sabía que es lo que maga haría con ese objeto.
“¡ASIA!”
El gritó de sus amigas provocó que la esposa de Edzard mirase hacia sus direcciones y lo que vio la aterró, pues sus amigas comenzaron a ser tragadas por portales oscuros, de los cuales salían cadenas.
“¡Chicas!” gritó Asia mientras pensaba rápidamente en que hacer para ayudar a sus amigas. Debido a la desesperación que sintió al ver a sus amigas ser raptadas, ella demoró en invocar su propia Shadowkey, la cual usó para tratar de conjurar portales que sacaran a sus amigas de allí, pero fue muy tarde, ya que cuando sus portales aparecieron, sus amigas terminaron de ser absorbidas por los portales que contenían las cadenas.
Un silencio sepulcral apareció en el lugar, pues las únicas personas que estaban presentes eran Asia y Walburga.
“Fue un lindo intento el tuyo, pero fuiste muy lenta.” Comentó con burla Walburga.
La burla de la maga hizo que la ira de Asia solo aumentara, por lo que, volteando, rápidamente habló con ira palpable.
“¿Dónde están?”
“¿Qué?” respondió con otra pregunta Walburga en tono de burla.
“¡No juegues conmigo maldita perra! ¡¿Dónde enviaste a mis amigas?!” gritó Asia, para un segundo después lanzarse contra la maga en un intento de matarla con su espada.
La velocidad de Asia fue tal que recorrió la distancia que la separaba de Walburga en casi un instante. Cuando estuvo a menos de tres pasos de la maga, Asia movió su espada de manera diagonal descendente, en un intento de cortarla por la mitad. Sin embargo, cuando estuvo a un paso de la maga, Asia se vio forzada a saltar hacia atrás, ya que sus instintos le dijeron que estaba en peligro.
Al momento en que Asia pisó el suelo, frente a ella, en el lugar en que había estado previamente, una enorme columna de llamas purpuras surgió hacia el cielo, tomando la forma de una enorme cruz.
“Vaya, que suerte, lograste esquivar mis llamas.” Dijo Walburga, la cual mantenía su sonrisa en el rostro.
‘Mis instintos de supervivencia se activaron contra esas llamas…. ¿Por qué? Cuando estoy en mi balance breaker, soy literalmente inmune al daño, pero por alguna razón siento que, si esas llamas me tocan, podrían hacerme algo de daño.’ Pensó Asia mientras miraba las llamas purpuras, las cuales no tenían la misma presencia que las llamas que surgían de un sacred gear normal.
“Vaya, parece que la información que tenemos de ti es cierta.” Dijo Walburga mientras miraba a Asia. “Sabemos que, pese a que eres una exmonja, eres hábil en combate cuerpo a cuerpo y que tu balance breaker puede anular los daños de ataques recibidos y que puedes aplicar ese poder a tus compañeras por un periodo de tiempo, pero ahora la cuestión es… ¡¿Cuánto tiempo podrás soportar tu balance breaker contra mi balance breaker y el inmenso poder de mis llamas?!”
Tras aquel grito, Walburga movió sus manos y para sorpresa de Asia, unas pequeñas esferas de luz surgieron de los cadáveres de todos los que habían muerto previamente. Aquellas esferas de luz se dirigieron hacia la palma de la mano derecha de Walburga, la cual tenía una pequeña llama purpura convocada.
‘Esas son… ¡Sus almas!’ pensó con preocupación Asia al ver como la maga robaba las almas de los muertos para que se consuman en su sacred gear.
“¡Ja, ja, ja!” comenzó a reír con locura Walburga en el momento en que vio como las almas de sus subordinados y de los experimentos fallidos que se habían hecho implantando sangre Nirmniana en humanos se convertían en combustible para su balance breaker. “¡Prepárate, niña! ¡Siente el poder de mis llamas! ¡Balance Breaker: Incinerate Antiphona Calvario!”
Tras el gritó de Walburga, la llama en su mano creció de tamaño y comenzó a expandirse. Al ver aquello, Asia no dudó ni un solo segundo y extendió su mano izquierda, creando una custodia para protegerse en caso de que el ataque sea muy fuerte.
¡Booom!
Una explosión surgió de la mano de la maga, creando así una explosión de llamas purpuras, las cuales se expandieron en todas direcciones como un maremoto. Las llamas avanzaban sin contención alguna, calcinando todo lo que encontraban a su paso.
“Argg…” gruñó Asia al momento en que las llamas impactaron en su custodia, pues el poder mágico de las llamas era muy alto, casi como si se tratase de un hechizo de destrucción de nivel maestro. De hecho, la fuerza del hechizo fue tal que ella terminó siendo arrastrada varios metros mientras se protegía del ataque, derrapando y causando que apareciera un surco mientras era arrastrada.
“¡ja, ja, ja…! ¡Hermoso, me encanta ver tu carita de esfuerzo al detener la liberación de mi balance breaker, pero si crees que eso es todo, solo tengo que decirte que este solo es el inicio!” Gritó Walburga mientras ponía un rostro de alegría al ver como Asia sufría para mantener las llamas controladas.
La frente de Asia tenía gotas de sudor, tanto por el calor como por el esfuerzo que estaba haciendo para contener el mar de llamas que el balance breaker de Walburga generó al ser desatado. Afortunadamente, las llamas del sacred gear se extinguieron, permitiendo que Asia respire un momento. Sin embargo, dicho respiro fue el preludio para que la exmonja pudiese ver el balance breaker de Walburga.
“I-imposible…” Asia susurró con temor mientras miraba la manifestación del balance breaker de Walburga.
Frente a los ojos de Asia se levantaban más de cincuenta siluetas humanoides, los cuales no tenían cuerpos físicos normales, sino que estaban hechos con llamas purpuras, las cuales emitían una gran cantidad de calor.
“Ja, ja, ja. Tu rostro es… es perfecto, esa expresión de saber que estas acabada es perfecta, Ahhh... de solo verte me emocionó. No puedo esperar a ver su rostro cuando sepa que te tenemos a ti y al resto de sus amantes junto a su hija…. Ah, el rostro de impotencia que hará al saber que si hace algo los mataremos a todos, Ahhh… no puedo esperar verlo.” Dijo con emoción Walburga, cuyas mejillas se estaban enrojeciendo de la emoción que sentía al imaginarse el rostro de su verdadero objetivo.
“¿Q-qué quieres decir?” preguntó con algo de dificultad Asia mientras miraba a la maga.
“Oh, es cierto, ustedes vinieron creyendo que fueron esos imbéciles de los exorcistas los que habían planeado secuestrar a tu hija, pero la verdad es que ellos solo estaban cumpliendo algo para mi.”
“¿Cómo?” preguntó Asia con total shock ante la revelación de Walburga.
“Eso es fácil, veras, todos y cuando digo todos, es decir todos estos exorcistas, están bajo mi influencia, y lo han estado desde hace varios meses. Por lo que, son marionetas a mi servicio, solo que han creído que tienen su libre albedrio, pero eso no es verdad.”
Al oír aquello, la ira volvió a estar presente en el rostro de Asia, la cual entendió que esta mujer había sido la causante de que su hija fuese secuestrada.
“Vaya, parece que estás enojada, pero supongo que es entendible, ya que estás viendo a la persona que estaba tras el secuestro de tu hija, ¿para qué? Bueno, creo que podría decírtelo. Veras… la razón por la que secuestramos a tu hija es…. ¡Ja! ¡¿De verdad pensaste que te lo diría?! ¡No seas estúpida, niña! ¡Solo te diré que los necesitamos para algo! ¡Ahora mis sirvientes, ataquen!”
Tras aquel gritó, los seres humanoides se lanzaron contra Asia, la cual al verlos inmediatamente tomó una posición de ataque y cargando magia en su mano libre, rápidamente cargó contra ellos.
La esposa del Dovahkiin aprovechó con eficiencia el poder que le brindaba su balance breaker para llegar rápidamente a sus enemigos. Cuando tuvo al primero frente a ella, rápidamente movió su espada, tratando de cortarlo, pero este esquivó el ataque saltando hacia atrás, pero Asia no terminó su ataque allí, no, sino que movió su mano libre y lanzó una lanza de hielo hacia otro de sus enemigos.
La lanza de hielo viajo rápidamente, pero para sorpresa de Asia, el ser se protegió usando un círculo mágico.
‘Parece que aún pueden usar las habilidades que tenían cuando estaban en sus cuerpos anteriores.’ Pensó Asia mientras usaba su espada para desviar varias bolas de fuego lanzadas por sus enemigos.
Asia movía su espada a gran velocidad, cortando cada bola de fuego que podía, pero al no poseer la habilidad que tenía su esposo, ella no pudo contra todos, aunque, afortunadamente, su balance breaker logró repeler el daño de los hechizos que le impactaban. Sin embargo, mientras terminaba de protegerse de las bolas de fuego, sus sentidos de peligro se encendieron, por lo que, moviendo su mano izquierda, creó una custodia, la cual fue impactada por una espada hecha de fuego purpura.
La potencia del impactó generó una corriente de aire que hizo que Asia saliera volando hacia una de las paredes, pero gracias a que todo daño que le impactaba se anulaba, ella pudo maniobrar lo suficiente como para caer de pie.
“Parece que la información sobre esa defensa absoluta era real.” Dijo Walburga mientras fruncia el ceño, pues no esperaba que Asia saliera solo con algunas marcas de polvo de ese ataque.
‘Los ataques del sacred gear de Walburga son fuertes, eso sumado a que estoy rodeada por más de cincuenta enemigos, todos los cuales están rodeados por esas llamas que genera su sacred gear. Realmente estoy en una situación complicada. Si bien yo no puedo eliminarlos fácilmente, ellos tampoco pueden eliminarme a mí, al final todo se determinará por mi estamina y Magicka, por fortuna he traído algunas pociones por si acaso. Ahora lo que debo de hacer es derrotarla rápidamente para sacar a Marie de aquí y luego proceder con la búsqueda de las chicas.’
Tras aquellos pensamientos, Asia miró a sus enemigos y soltando una bocanada de aire, volvió a tomar una postura de ataque.
Una fina capa de sudor se mostraba en el rostro de Ingvild, la cual estaba que se mantenía de pie con dificultad, pues su cuerpo estaba lleno de heridas. Si bien estaba herida, ninguna de las heridas que había recibido eran de gravedad, sino que, todo lo contrario, eran superficiales, pero eso no quiere decir que no fueran dolorosas.
‘Tengo que salir de aquí, sea lo que sea que está pasando, este lugar es muy raro.’ pensó el medio demonio mientras recordaba lo que le había pasado hace unos momentos.
Cuando ella fue absorbida por el portal que había sido generado por Walburga sufrió de ceguera temporal, la cual al desvanecerse la hizo darse cuenta de que estaba en otro lugar, uno que no reconocía. Aunque, no solo fue que el lugar era desconocido, sino que tambien era raro en muchos aspectos, para iniciar, el aire era pesado y cada paso que daba le costaba bastante esfuerzo, el cuerpo lo sentía pesado y su magia reaccionaba de manera diferente, pues pese a que ponía mucho poder mágico a sus hechizos, estos no tenían el mismo poder destructivo que antes y para empeorar las cosas, ella no estaba sola.
Cuando se dio cuenta de que había sido transportada a otro lugar, ella intentó comunicarse con sus amigas, pero no pudo y cuando dio unos pocos pasos, escuchó pasos acercarse a ella. Cuando miró hacia ese lugar, vio con total asombró como frente a ella había un hombre, el cual estaba vestido con ropas de exorcista, pero con la peculiaridad de que su rostro estaba cubierto por una máscara. Al momento en que ella lo vio, trató de preguntarle donde estaban, pero este no respondió de manera verbal, sino que se abalanzó contra ella y usando una espada de luz artificial, comenzó a atacarla.
En el momento en que él inició su ataque, ella comenzó a contraatacar usando magia, pero sus ataques fueron en vano, pues sus hechizos estaban muy debilitados, pero no solo eso, sino que ese hombre se movía de manera normal por el lugar, casi como si el ambiente no lo afectara. Fue gracias al ambiente raro que ella fue alcanzada por varios ataques de su enemigo, pero fue gracias a esos ataques que ella se dio cuenta de que no intentaba matarla, pero si herirla.
‘Esto es más que raro. ¿Por qué atacarme y no matarme? Ha tenido más de cinco ocasiones para matarme, pero no lo ha hecho. Las heridas que me ha hecho solo me impedirán moverme… ¡maldición, no intenta matarme por que intenta capturarme!’ Pensó Ingvild con preocupación. Si bien parecía que había descubierto la intención del enemigo, ella aun no sabía el motivo, pero sea lo que sea, ella no deseaba saberlo. Así que, sabiendo que, si no luchaba con fuerza seria capturada, decidió poner más fuerza en sus ataques, ya que ella no quería saber para qué querían capturarla.
“¡Toma esto!” gritó Ingvild mientras juntaba una gran cantidad de poder demoniaco, para luego conjurar un círculo mágico, del cual se creó un enorme dragón de agua.
El dragón de agua rugió con fuerza y con la orden mental de su creadora, se lanzó contra el exorcista. El dragón se movió a gran velocidad, pero antes de que llegara a donde su enemigo estaba, el exorcista comenzó a moverse y corriendo, esquivó acrobáticamente el ataque del dragón de agua, el cual pasó por encima del exorcista.
Cuando el exorcista terminó de esquivar al dragón, este miró al frente y vio como Ingvild corría hacia el, para enfrentarse en un combate cuerpo a cuerpo en un improvisado ataque sorpresa.
‘Mi magia esta debilitada en este lugar, así que lo mejor es combatir cuerpo a cuerpo y mientras lo hago, usar mi magia como apoyo para derrotarle.’ Pensó Ingvild mientras apretaba el agarre de su bastón.
Cuando ambos enemigos estuvieron por encontrarse, Ingvild movió su mano y conjurando seis círculos mágicos, provocó que varios torrentes de llamas se dirigieran hacia el exorcista, el cual, al verlos, comenzó a esquivarlos. Si bien era rápido, no pudo esquivarlos todos, lo que hizo que una de sus extremidades sufriera un par de quemaduras de segundo grado, pero, aun así, no se detuvo, sino que siguió corriendo.
Los ojos de Ingvild se mantenían fijos en el exorcista y no se sorprendió mucho cuando vio que este poseía una gran cantidad de resistencia al dolor, pero no solo eso, pues si bien sus hechizos estaban debilitados, los torrentes de llamas tenían la potencia suficiente como para causarle quemaduras más graves, lo que indicaba que poseía cierta resistencia a la magia.
Cuando ambos estuvieron cara a cara, el exorcista movió su espada, lanzando un corte vertical, el cual fue esquivado por Ingvild, la cual se movió ligeramente al lado. Tras esquivar, contrataco rápidamente moviendo su bastón y lanzando un golpe horizontal. El exorcista se agachó para esquivar el ataque, y al hacerlo movió su pierna derecha, golpeando la pierna de apoyo de Ingvild, tratando de hacerla caer. Afortunadamente, ella no cayó al suelo, pues mientras caía, puso una mano y dio una voltereta hacia atrás y mientras hacía eso, terminó dándole un golpe en la barbilla al exorcista.
El exorcista dio unos pasos hacia atrás tras recibir el golpe, pero un segundo después volvió a la carga. A diferencia de la vez anterior, Ingvild se vio sorprendida por la velocidad de ataque, pues esta vez el exorcista fue más rápido, por lo que, no teniendo tiempo para defenderse con su bastón, conjuró un círculo mágico, del cual planeaba usar un hechizo de viento para mandar a volar al exorcista, pero para su mala suerte, no fue lo suficientemente rápida, lo que hizo que el exorcista le diera un gancho directo en toda la boca del estómago.
“Buagg…” Ingvild expulsó un poco de saliva al momento en que el golpe conectó con su cuerpo, provocando que ella se tambalee unos pocos pasos. Sin embargo, pese a que aquel golpe hizo que perdiera el aire, ella no tuvo tiempo para recuperar el aliento, pues el exorcista comenzó a atacarla nuevamente.
El exorcista lanzó un corte horizontal, el cual fue bloqueado por el bastón de Ingvild, la cual, al detener el ataque, rápidamente movió la parte baja de su bastón, golpeando al exorcista en la barbilla nuevamente, desorientándolo un instante. Ella usó ese instante para conjurar un círculo mágico y lanzar una bola de fuego a quemarropa contra el exorcista.
¡Boom!
La explosión que se generó por el ataque de Ingvild hizo que el exorcista saliera con unas pocas heridas, pero eso no lo detuvo, pues tras mover un poco su cabeza, rápidamente volvió a lanzarse contra ella. Ingvild, la cual había saltado hacia atrás tras usar su hechizo, para de esa manera ganar distancia, vio al exorcista llegar y sin pensarlo dos veces conjuró varios círculos mágicos para lanzar varios hechizos, los cuales comenzaron a generar varias explosiones por el lugar. Sin embargo, pese a la gran cantidad de hechizos, el exorcista los esquivaba o cortaba, mostrando así una gran cantidad de habilidad de combate.
‘Maldición, es más fuerte de lo que esperaba.’ pensó Ingvild cuando se vio forzada a defenderse de varios ataques de la espada del exorcista, el cual estaba que la atacaba con gran velocidad, abrumándola casi por completo. Su bastón se movía de lado a lado, de arriba a abajo, tratando de mantenerse al dia con las ráfagas de ataques enemigos, pero ella no podía resistir más y su cuerpo era prueba de ello. Esto se debía a que, con cada nueva herida, ella comenzaba a sentir el cuerpo más pesado y los sentidos embotados.
“Hah… hah…” respiraba con pesades Ingvild mientras sentía el cuerpo entumecerse por la cantidad de heridas hechas con un arma de luz artificial. Sabía que su derrota estaba al alcance de la mano de su enemigo, pero no queriendo caer sola, ella intentó dar un paso al frente para volver a en enfrentarlo; sin embargo, al momento en que dio el paso, su cuerpo cayó al suelo, víctima del agotamiento.
El último miembro del clan Leviatán levantó la mirada y vio con impotencia como el exorcista se acercaba a ella. Cuando el exorcista llegó a su lado, ella vio como este levantaba la pierna y cuando la bajó, ella sintió un poco de dolor antes de que su visión se oscureciera.
El grupo conformado por el ORC junto con Marie y Kunou corrían por los pasillos de los calabozos de la fortaleza enemiga. Ya habían dejado atrás el piso por el cual habían encontrado a Marie, estando en uno totalmente nuevo. Todos estaban con rostros de preocupación, pues habían sentido la explosión de antes, la cual fue tan fuerte que había provocado que ellos se tambalearan un poco. Afortunadamente, nadie había resultado herido.
“Ya estamos recorriendo otro piso y aún no hemos podido encontrarlos.” dijo Rias mientras corría por el pasillo.
“Parece que no están en esta base.” comentó Akeno, cuya expresión estaba plagada de preocupación, pues sabía que Issei no se tomaría esto muy bien.
“Eso deja las otras bases. ¿Buchou, has podido comunicarte con Asia-san?” preguntó Ravel, la cual iba a pocos metros de Rias.
“No, parece que no solo es imposible teletransportarse de este lugar hacia el exterior, o del exterior hacia este lugar, sino que tambien hay un hechizo que impide las comunicaciones por magia. Además, no podemos comunicarnos por teléfonos normales porque no hay cobertura en este lugar.”
“Ya veo, entonces tenemos que darnos prisa y encontrar a Asia y el resto de su grupo para informar de todo.” Comentó Irina mientras miraba de reojo a Xenovia, la cual estaba rodeada por un aura muy rara, pues era casi como si estuviera disfrutando cargar a Marie. “Oye, Xenovia. ¿No crees que estas disfrutando mucho el cargar a la hija de Edzard-san?”
La pregunta del ángel reencarnado provocó que la ex exorcista la mirara. El rostro del demonio mostraba un ligero signo de molestia por ser sacada de su mundo feliz.
“Eso no es de tu incumbencia, Irina.” respondió de manera brusca Xenovia, causando que su amiga levantara una ceja y luego soltara un suspiro, pues entendió por qué su vieja amiga reaccionaba de esa manera.
“Lo es, no deberías imaginar que Marie-chan es tu hija.” comentó Irina, provocando que todos los que iban con ellas miraran en su dirección.
Al percatarse de que todos las miraban, Xenovia preguntó. “¿Que?”
“Nada solo que… ¿Como te lo decimos…?” comentó Kiba, el cual estaba visiblemente incomodó por lo que había oído.
“No queremos que nos metas en problemas con Asia-san, no quiero recibir una versión sin contener de ese ataque que usó con Rias-sama en ese rating game.” Comentó Ravel, la cual sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al recordar el ataque que Rias y el resto de los reyes sufrieron en su batalla contra Asia. La joven demonio sabía cómo fue la batalla gracias a que las batallas habían sido subidas a Deviltube en varios programas de análisis de Ratings games, tanto de analistas profesionales como amateurs.
La sola mención de aquel ataque hizo que todos se sintieran incomodos, pues sabían que el daño que aquel ataque generaba no era moco de pavo.
“Tranquila, no planeo robármela.” respondió Xenovia con tranquilidad mientras miraba a Marie descansar. “Es solo que no puedo dejar de imaginar como seria yo de madre cuando logre hacer que Edzard me dé un hijo.”
La respuesta de Xenovia provocó que todos tropezaran, pero por fortuna nadie cayó al suelo solo se tambalearon un poco antes de retomar el equilibrio y seguir corriendo.
“¡¿Cómo puedes pensar que Ed aceptaría algo así?!” gritó Issei, el cual miraba con asombro a Xenovia mientras por dentro lloraba lágrimas de sangre al ver que su amigo tenia a otra chica que quería hacer cosas sucias con él. El recibir la confirmación que su amigo atraía a las mujeres como miel a las abejas, hizo que el Sekiryuutei olvidara por un momento que sus padres estaban secuestrados. ‘Maldito Ed, no solo estas casado, sino que tambien atraes a varias mujeres que solo quieren hacerlo contigo. ¿Qué sigue? ¿Hacer que Leviatán-sama quiera tener un hijo contigo?’
La pregunta de Issei provocó que todos, salvo Xenovia, asintieran, pues sabían que Edzard no era la clase de hombre de acostarte con otras mujeres que no sean aquellas que eran sus parejas amorosas.
“Issei-san tiene razón, Xenovia-san.” Comentó Kunou, llamando la atención de todos, en especial de Xenovia. Las palabras de Kunou estaban cimentadas en el hecho de que, pese a que su madre estaba comprometida con Edzard, este no había hecho intento alguno de siquiera coquetear con ella.
“¿En serio? Eso es raro… yo se lo dije y él no me rechazó del todo.” respondió Xenovia, sin saber las repercusiones de lo que acababa de decir.
“¡¿Qué?!”
La sorpresa causada por las palabras de Xenovia fue tan grande que todos, salvo la que habló, terminaran cayendo de cara al suelo, deteniendo el avance del grupo.
Cuando todos se levantaron, rodearon a Xenovia y comenzaron a preguntarle sobre como ella había podido pedirle eso a Edzard. La más vocal sobre las preguntas era Kunou, la cual por tecnicismos era la “hija” de Edzard. Por lo que, ella sentía que estaba en el deber de interrogar a esta mujer para saber que le había respondido su “padre”.
Las respuestas de la ex exorcista hicieron que todos se dieran cuenta de que Edzard había rechazado lo de darles hijos a Xenovia, pero esta parecía que no entendía.
‘Que increíble fuerza de voluntad y capacidad de no rendirse.’ pensó Kiba mientras miraba a Xenovia con una sonrisa incomoda en el rostro.
“Xenovia, no sé cómo decirte esto, pero-”
“Shhhh....” Interrumpió Koneko a Irina, provocando que todos la mirasen.
“Ko-”
“Hablen despacio. Oigo que se acercan pisadas.” susurró Koneko, quien había silenciado a su rey, la cual la miraba con completo shock, pues ella no solía comportarse de esa manera.
“¿C-cuántas personas son, Koneko-chan?” preguntó Gasper mientras se acercaba a Koneko.
“Por el sonido son ocho-”
“No, son diez.” respondió Kunou, interrumpiendo a Koneko, provocando que todos la mirasen.
“¿Qué quieres decir, Kunou-chan?” preguntó Issei, acercándose a la pequeña Kitsune.
“Se oyen ocho pisadas, pero hay diez olores…” la voz que Kunou se hizo más suave al momento de mencionar los olores de las personas que se acercaban.
“¿Kunou-chan?” preguntó Ravel mientras se acercaban a la kitsune.
“Dos de los olores pertenecen a los padres de Issei-san.”
La respuesta de Kunou provocó que todos la miraran, pues no esperaban aquello.
“¿Koneko?” preguntó Rias mientras miraba a su torre, mientras esperaba la confirmación de parte de ella. La primera respuesta que obtuvo a su pregunta fue silencio, pero luego la nekoshou habló.
“El sentido del olfato de los Kitsunes es más potente que los de los nekomata, pero acabo de olerlos tambien. Parece ser que, están siendo transportados, ya que la cantidad de pisadas que oigo no son congruentes con el tamaño del grupo.”
La confirmación de parte de Koneko hizo que todos se pusieran algo ansiosos, en especial Issei, el cual casi sale corriendo hacia el lugar de donde provenían los olores, pero el Sekiryuutei no pudo moverse, pues todos le dijeron que lo mejor era esperar, ya que ellos pasarían por este lugar. Además, no sabían cómo reaccionarían si ellos llegaban y los atacaban, así como así, por lo que para prevenir que los padres de Issei sufrieran algún tipo de daño lo mejor era emboscarlos en este lugar. Por esa razón, todos se habían colocado en posición, Rias, Issei, Xenovia y Kiba en un lado. Mientras, Akeno, Koneko, Irina y Ravel en el otro lado. Kunou cargaba a Marie mientras que junto a ellas estaba Gasper, el cual estaba preparado para usar su sacred gear para detener a los que llegasen por el corredor.
“¡Apúrense, tenemos que asegurarnos de que el pequeño monstruo está bien, de lo contrario perderemos nuestra mejor carta para controlarlos!” grito la voz de uno de los que se acercaba.
“¡Lo sabemos, deja de gritar como pendejo, Marcus!”
“¡Cierra la puta boca, no sabes lo que me costó ingresar a esa maldita iglesia como para dejar que todo lo planeado se vaya a la mierda ahora!”
“¡Aghh! ¿Por qué mierda tenemos que ir por ella? No creo que se haya escapado.”
“No importa si no se ha escapado, tenemos que asegurarnos de que está viva, si está muerta, estamos jodidos.”
“¿Pero por qué te preocupas ahora? ¿No se supone que la mataríamos al final de todo?”
La conversación que llegaba no era muy fácil de escuchar por muchos de los demonios, pero ese no era el caso de Kunou y Koneko, las cuales escucharon todo claro. Si bien la nekomata estaba molesta por lo que había oído, mantenía un semblante tranquilo, algo que la kitsune no mostraba, pues esta tenía el ceño fruncido y los caninos expuestos mientras gruñía de manera amenazante.
“K-K-Kunou-chan… Tranquilízate, por favor.” Pidió Gasper con algo de miedo, pues la cara que estaba poniendo la kitsune era de muy pocos amigos.
“Grrrr….” Gruñó en respuesta la joven kitsune, la cual no estaba de humor para responder al Dhampir, pero sabiendo que él tenía razón, decidió no gruñir más.
Tras aquel gruñido, el lugar quedó en un tenso silencio, el cual fue roto por el sonido de pisadas acercándose. Las pisadas le pertenecían al grupo de ocho exorcistas que habían olido y escuchado las dos youkais del grupo. Los exorcistas vestían la típica ropa de los exorcistas con máscaras, salvo por uno, el cual no levaba mascara, y ese era Marcus. El grupo de exorcistas caminaba en una formación de flecha, con Marcus a la cabeza y al final, siendo cargados por dos exorcistas, estaban los padres de Issei.
Cuando todos vieron que los exorcistas comenzaban a ingresar al pasillo en donde estaban reunidos, comenzaron a prepararse para ejecutar su plan.
“Ya entraron.” susurró Rias mientras se mantenía escondida en los escombros que sutilmente habían colocado para esconderse.
“Okey, le daré la señal a Gasper.” susurró Xenovia mientras movía su mano derecha y sutilmente lanzaba un pedazo de escombro de tal manera que chocó con las paredes tres veces, provocando un sonido agudo el cual parecía el sonido de pequeños escombros caer, pero con la peculiaridad de que este fragmento impactó cerca de donde estaba Gasper.
“Ya están aquí.” dijo Kunou al oír el sonido que habían acordado como la señal.
“B-b-bien…” Dijo Gasper mientras comenzaba a separarse de Kunou de la manera más silenciosa que podía. Cuando estuvo listo, tomó un poco de aire para calmarse, mientras se decía mentalmente que esto era lo que los hombres hacían. El primer paso que dio el joven Dhampir fue torpe, el segundo igual, el tercero no tanto y así hasta que finalmente comenzó a caminar con más seguridad. Cuando se detuvo, estuvo frente a los exorcistas, los cuales al verlo se detuvieron de manera abrupta.
“¿Quién es esa chica? ¿Es una prisionera?”
“No lo sé, recuerda que teníamos bastantes personas encerradas, pero muchas murieron con los experimentos del proyecto ese con el que nuestros aliados magos están tan obsesionados.”
“Bueno, eso no importa, llevémoslos junto a los demás. Además, es bonita, quizás pueda servir de entretenimiento más tarde junto a las chicas que Walburga-sama esta por capturar.”
Tras las palabras de ese “exorcista”, él y otros cinco, salvo Marcus y los que llevaban a los padres de Issei, comenzaron a caminar hacia Gasper, tratando de capturarlo. Y mientras ellos hacían eso, Marcus miraba al Dhampir con curiosidad, pues su rostro se le hacía conocido. Finalmente, sus ojos se abrieron en shock cuando lo reconoció.
“¡Imbéciles, es una trampa!” gritó Marcus mientras saltaba y se escondía detrás de un escombro.
“¿Qué?” dijo uno de los “exorcistas”, solo que para que un segundo después se diera cuenta de que no podía moverse. “¿Q-q-q-que está pasando?!”
“¡Ahora!” gritó Rias mientras ella y el resto de su nobleza y amigos salían de sus escondites.
Los ojos de los “exorcistas” se abrieron como platos al ver a los demonios salir de los escombros. Los primeros en moverse fueron Kiba y Xenovia, quienes, haciendo uso de su velocidad, atravesaron con sus espadas a los “exorcistas” que retenían a los padres de Issei. Cuando estos cayeron muertos, ambos demonios tomaron a los dos humanos y salieron de allí.
El resto de los enemigos fueron derrotados por ataques de parte de Irina, Koneko, Ravel, Rias y Akeno, quienes dejaron solo a Marcus, el cual se suponía que estaba tras un escombro protegiéndose del sacred gear de Gasper.
Cuando los enemigos estuvieron abatidos, todos rápidamente formaron un círculo de protección alrededor de los padres de Issei y de Kunou con Marie.
“¿Como están?” preguntó Issei con preocupación al ver a sus padres, los cuales estaba acostados en el suelo.
“Parece que están bien. Solo están inconscientes.” Respondió Ravel, la cual se había acercado a los padres de Issei para revisarlos, tomando su pulso y verificando si tenían alguna herida. Afortunadamente, no había heridas visibles y su pulso era estable y constante.
“Bien… Ahora, ¿Por qué no sales de tu escondite?”
La voz de Rias, la cual resonaba de confianza y autoridad, iba dirigida a Marcus. La razón por la confianza del demonio de clase alta era simple, ella tenía a todos sus amigos con ella, mientras que el exorcista estaba solo.
Para sorpresa de todos, el exorcista respondió de manera burlesca. “Y quien dice que me estoy escondiendo.”
Las palabras del hombre fueron seguidas por una sombra, la cual impactó de golpe en el medio de los presentes, más precisamente donde estaban los padres de Issei junto con Marie.
¡BOOOOM!
Una gran explosión se hizo presente, provocando que los que estaban en la formación tuviesen que salir de allí. Aunque, no solo eso pasó, sino que tambien los cuerpos de los padres de Issei salieron volando.
“¡Tou-san! ¡Kaa-san!” gritó Issei al ver a sus padres salir volando.
Pese a la nube de polvo que fue levantada por el impacto, Kiba e Irina pudieron ver la dirección hacia donde se dirigían ambos cuerpos, por lo que, apoyándose en el suelo, dieron grandes saltos y terminaron atrapando a los padres de su amigo. Si bien eso fue algo para celebrar, lo que vieron cuando la nube de polvo se asentó, les heló la sangre a todos.
“Uggg…” era el gruñido que salía de la boca de Kunou, siendo el único sonido que podía hacer mientras sentía que su respiración se iba acortando poco a poco, pues ella estaba siendo asfixiada por Marcus.
El “exorcista” tenía su mano en el delgado cuello de Kunou, aplicando la fuerza necesaria para que la pequeña Kitsune tuviera problemas para respirar, pero dejándola con el aire necesario para que no se desmaye. Además, en la otro mano, tambien tenia a Marie, la cual estaba siendo sujeta por el cuello de su vestido, colgando como si de un saco de mercado se tratase.
“Les recomiendo que no se muevan, a menos que quieran que la hija de la Kitsune de Kioto muera.” dijo Marcus con voz helada mientras apretaba un poco el agarre en su mano, provocando que la pequeña kitsune moviera sus piernas y brazos de manera desesperada, pues no podía respirar.
“¡Maldito! ¡¿Por qué estás haciendo esto?!” gritó Issei mientras invocaba su sacred gear y se preparaba para atacarlo, pero se quedó quieto cuando Marcus volvió a apretar el agarre en la garganta de Kunou.
“Parece que no entienden, yo no voy a estar con rodeos, si se mueven un solo centímetro, la mocosa muere.” Dijo Marcus mientras comenzaba a dar pasos hacia atrás. Sin embargo, mientras intentaba escapar, oyó algo que lo sorprendió.
"Hueles raro." Dijo Koneko, haciendo que Marcus se detuviera en seco. Al ver a su enemigo detenerse, sutilmente movió su mano, indicando a Kiba, Xenovia e Issei, quienes eran los más rápidos de su grupo, que se movieran.
“Tu olor es similar al de Edzard-sama…. pero a la vez es distinto, hueles como algo muerto…” Comentó Koneko, quien vio como Marcus fruncia el ceño.
Sin que ninguno de ellos supiera que pasaba, el hombre llamado como Marcus no era un humano normal, no, él tampoco era un sirviente de Walburga, sino que era un sirviente de Mannimarco, el cual estaba bajo la identidad de Euclid, pero no solo eso, sino que fue considerado el primer éxito y a su vez un fracaso en el proyecto H.M.S.A, cuyo nombre era proyecto «Humano Modificado con Sangre de Aurbis» y tal como suena, este proyecto estaba diseñado para crear híbridos artificiales, colocándoles sangre de seres mortales de Aurbis. Dicho proyecto había sido iniciado por Mannimarco hace unos meses, tras atrapar a uno de los muchos vampiros híbridos que había creado Molag Bal y uno de los guerreros especiales de Mehrunes Dagon, a los cuales usó de sujetos de investigación para ver cómo es que estos príncipes daedricos infundían su poder en ellos. Él fue considerado como un éxito por ser el primero en sobrevivir y mantener la cordura tras el proceso, pero tambien era un fracaso porque pese a que tenía más fuerza y resistencia que un humano normal, no tenía las reservas de Magicka que se esperaban en los híbridos de humanos y la raza que era la donante del ADN usado en él.
Aquellas palabras hicieron que el humano modificado estuviera en shock por un segundo, el cual fue aprovechado por Kiba y Xenovia, quienes se movieron rápidamente hacia Marcus, pero no solo ellos se movieron, sino que tambien Issei lo hizo, pero al momento que cargó, su sacred gear aumentó su poder.
El repentino aumento de poder de Issei hizo que Marcus volviera en sí, pues pudo sentirlo, y gracias a las habilidades que había obtenido al tener sangre Nirmniana corriendo por sus venas, logró ver a los tres demonios correr hacia él. Gracias a que eran más rápidos, Kiba y Xenovia llegaron ante Marcus rápidamente y cuando lo tuvieron frente a ellos, rápidamente movieron sus armas, las cuales habían convocado mientras corrían, para de esa manera poder cortarle ambos brazos. Sin embargo, cuando las hojas de ambas espadas comenzaron a acercarse a los brazos del “exorcista”, este rápidamente los cruzó sobre su pecho, colocando así a Marie y a Kunou como escudos de carne.
Cuando ambos demonios vieron a los dos rehenes ser usados como escudos de carne, se vieron forzados a desviar sus ataques, lo que hizo que quedaran en una mala posición. Aquella apertura fue usada por Marcus, quien, moviendo rápidamente sus piernas, le dio una patada a Kiba en el pecho, para luego girar ciento ochenta grados y darle a Xenovia una patada en toda la espalda.
La fuerza de los golpes hizo que los demonios salieran volando varios metros y terminarán impactando en una pared cada uno.
“¡Kiba! ¡Xenovia!” gritó Issei mientras corría contra Marcus. Apretando los dientes con ira, el Sekiryuutei se preparó para lanzarle un puñetazo a Marcus en toda la cara, pero este volvió a usar la misma táctica que antes, por lo que Issei se vio forzado a detenerse de manera abrupta para evitar dañar a las dos niñas.
“Ja, ja, ja.” rio divertido Marcus al ver que Issei se había detenido de manera abrupta para no dañar a sus rehenes, por lo que, aprovechando la oportunidad, movió a ambas chicas y le dio un potente cabezazo a Issei en toda la cara, provocando que este cayera de espaldas mientras su nariz sangraba.
“¡Ise!” gritó Rias al ver a su interés amoroso ser golpeado de esa manera. Mostrando una cara de ira absoluta, pues no solo vio que golpeaban a su querido peón, sino tambien vio como sus dos caballeros eran golpeados, ella conjuró el poder de la destrucción y estuvo a punto de dispararle a Marcus una bola de poder demoniaco del tamaño de una pelota de playa, pero este hizo lo mismo que antes y cuando Rias vio a las dos pequeñas se detuvo en seco.
“Ja, ja… parece que no pueden hacer nada. Pero no solo eso, sino que se atrevieron a desobedecerme, así que creo que matare a la kitsune, después de todo, no la necesitamos para nuestros planes.” dijo Marcus con una sonrisa macabra en el rostro mientras comenzaba a asfixiar a la pequeña Kits une, la cual comenzó a mover sus piernas y manos de manera desesperada. La pequeña logró poner sus manos en el brazo de Marcus, pero no pudo hacer nada más, pues sentía que les faltaba aire a sus pulmones, lo que impidió que tuviese la fuerza necesaria para liberarse.
“¡Kunou-chan!” gritaron en conjunto todos, incluyendo Kiba, Xenovia e Issei, los cuales se levantaron y vieron lo que pasaba.
“¡Maldito bastardo!” gritó Issei mientras se levantaba y traba de cargar contra él, pero cuando lo hizo, vio como Marcus ponía a Marie como escudo humano. Al ver aquello, el demonio se sintió atado de manos de nuevo, pues si atacaba podrían perder tanto a Marie como a Kunou, pero si no hacía nada, la hija de Yasaka moriría.
‘N-no puedo r-respirar… Hahaue… ayúdame…’ Pensó con pánico Kunou mientras sentía que su mente se desvanecía. Sintiendo una gran desesperación por su más que segura muerte, la pequeña comenzó a derramar lágrimas de impotencia y miedo, y mientras lo hacía, su mente, en un esfuerzo desesperado, lanzó un último ruego a una persona a la cual nunca conoció. ‘Chichiue… sálvame…’
“¡Ja, ja, ja! ¡Me pregunto qué pasará primero! ¡¿morirá de asfixia o terminare rompiendo su cuello?!” gritó con júbilo Marcus mientras miraba como sus enemigos se retorcían de ira e impotencia al no poder atacarlo. “¡Ja, ja! Ahora verán que nunca debie-”
Los demonios e Irina miraron con asombró como Marcus comenzaba a ser levantado lentamente del suelo. El rostro del “exorcista” comenzó a ponerse azul, provocando que este soltara a sus rehenes.
“¡Kunou-chan! / ¡Marie-chan!” fue el grito colectivo de todos al ver como ambas niñas caían al suelo, pero en ese momento vieron algo que les sorprendió completamente, pues sobre Marcus apareció una esfera dorada, la cual hizo que Marie y Kunou flotaran, evitando así golpear el suelo.
Los presentes miraron con sorpresa aquello, sin entender que sucedía, pero un segundo después, vieron una especie de cúpula de sombra desintegrarse a espaldas de Marcus, de la cual escucharon una voz que los dejó helados por completo. Esto debido a que dicha voz contenía una cantidad de malicia e ira que era palpable, la cual lanzó escalofríos por sus cuerpos.
“Parece que has estado tratando con cariño a mis hijas… Asi que, voy a devolverte ese favor…”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí esta el capitulo 62…
Bueno, dejando eso de lado, vemos que la cosa se ha calentado… tenemos híbridos artificiales, en próximos capítulos explicare como es que se crean estos tipos, tambien vemos que todo esto fue planeado por Walburga… o al menos eso cree ella, pero Marcus parece indicar que no es asi XD.
Tambien tenemos la llegada del Dovahkiin, por lo que el próximo capitulo veremos una masacre en todas las palabras…
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 64
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 63
—Uno de los aspectos que tendremos que mejorar de ti, Asia, es tu resistencia y tolerancia al dolor. Me temo que, si no lo hacemos, esa será tu mayor debilidad. —
Aela y Serana durante el entrenamiento de Asia.
Los ojos de los miembros del ORC estaban completamente abiertos ante lo que veían, pues no esperaban ver a Edzard en este lugar y mucho menos verlo llegar de esta manera.
“Ed…” dijo Issei con un susurro, pues estaba sorprendido de ver a su amigo aquí, ya que se suponía que no habían podido contactar con él.
“Issei… toma a Marie y a Kunou. Luego, aléjense lo más rápido que puedan, no quiero que estén cerca para lo que está por pasar.” Respondió Edzard mientras seguía apretando la garganta de Marcus.
“V-vale.” contestó Issei, el cual pese a la curiosidad que sentía por saber cómo es que su amigo estaba aquí, sabía que lo mejor era hacerle caso, por lo que miró a Kiba y ambos rápidamente se acercaron a las dos chicas que estaban flotando.
Ambos demonios las tomaron y junto a Xenovia, los tres rápidamente se movieron hacia donde estaba el resto de sus amigos. Cuando estuvieron a varios metros de Edzard, vieron como este soltaba a Marcus y antes de que este tocara el suelo, rápidamente le dio una patada en toda la espalda, provocando que el hibrido artificial saliera disparado contra la pared. El cuerpo de Marcus voló a gran velocidad y terminó impactando contra la pared, creando un cráter por la gran fuerza del golpe.
“¡GAHH!!” fue lo único que pudo decir Marcus mientras caía al suelo con un ruido sordo.
Cuando Edzard vio como el cuerpo de la persona que había secuestrado a sus hijas, y que había forzado un despliegue de miembros del pacto, sintió el instinto primario que siempre debía de mantener bajo control cada vez que se enojaba. Comenzando a caminar con pasos suaves, su mente se dirigió hacia el momento en que regresó a su palacio.
Flashback
Los ojos de Edzard se abrieron cuando sintió una fría brisa rozar su piel y al hacerlo, vio que estaba en la cima de una montaña. Sus ojos recorrieron el paisaje que rodeaba su palacio, obteniendo algo de calma en ello. Sin embargo, él sabía que no tendría mucha calma, pues a lo lejos, vio aparecer una luz, la cual era el signo de que el laboratorio que había estado en el territorio de Hades acaba de llegar teletransportándose. Mirando hacia atrás, vio como los padres de Asia estaban flotando tranquilamente. Sabiendo que debía de viajar rápidamente, los tomó y cargándoles en cada brazo, dio un gran saltó y comenzando a volar a gran velocidad, se dirigió hacia su palacio.
Gracias a que viajaba a gran velocidad, logró llegar rápidamente y aterrizando cerca del lugar donde había sido teletransportado el laboratorio, vio que todas las sirvientas estaban allí, cada una con círculos mágicos preparados para atacar si algo peligroso salía de allí.
Las sirvientas se notaban muy alteradas, pero por fortuna lograron reconocer a Edzard.
“¡Edzard-sama!” gritaron todas las sirvientas, mientras sus círculos mágicos dejaban de existir.
“Chicas.” Respondió Edzard mientras miraba a las antiguas sirvientas de Diodora, para luego mover un poco los cuerpos que estaba cargando. “Necesito que preparen una habitación en la enfermería con dos camas para estas personas.”
Las sirvientas miraron a su señor y tras ver que este cargaba dos cuerpos, rápidamente comenzaron a moverse. Dos de ellas se acercaron y tomaron a la mujer, mientras dejaban que Edzard cargara al hombre.
“Necesito que contacten con Sirzechs, en ese laboratorio hay algo importante.” Dijo Edzard mientras él y las sirvientas volaban rápidamente hacia el palacio. “Además, cuando todo está listo, necesito que les digan a mi esposa y a mi hija que vayan a mi estudio, necesito hablar con ellas de algo importante.”
Al momento en que Edzard mencionó a Asia y a Marie, las sirvientas se tensaron, algo que fue fácilmente notado por el hijo de Akatosh, quien comenzó a sentir que algo había pasado.
“¿Que ha pasado?” preguntó Edzard mientras entrecerraba los ojos.
La voz de Edzard había sido fría como el hielo, provocando que las sirvientas sintieran un escalofrío recorrer sus cuerpos. Sin embargo, ellas sabían que su señor ahora estaba molesto, y si ellas les negaban la información, se enojaría más, por lo que, quien en antaño fue la reina de Diodora, tomó la palabra.
“Edzard-sama…”
Fin Flashback
Las palabras de la sirvienta le habían dado a Edzard el panorama general de lo que acaba de pasar en su ausencia temporal. La ira que sintió cuando se enteró de que alguien se había atrevido a llevarse a su hija fue grande, pero no tanto como su sentimiento de culpabilidad, pues en muchas ocasiones durante su incursión con Zakir sintió que algo malo pasaba, pero decidió ignorarlo.
‘Mi tardanza ha provocado que Asia y el resto haya tenido que venir a luchar, no solo eso. Sino que tambien casi causó la muerte de Kunou…’ pensó Edzard con culpabilidad, para luego soltar un suspiro… ya tendría tiempo después para revolcarse en la culpa, ahora mismo tenía que acabar con este bastardo, pero antes, descubriría porque olía como un Nirmniano, más precisamente, como un puto Altmer.
“Je, je, je… realmente golpeas duro, maldito…” dijo Marcus mientras se levantaba lentamente, para luego girar la cabeza y escupir uno de sus dientes, el cual salió acompañado con algo de sangre. “No me han herido de esta forma desde que obtuve mis nuevos poderes. Aunque, no podría esperar menos de ti, Dovahkiin.”
“Veo que sabes quién soy.” dijo Edzard mientras se acercaba a Marcus. Sus pasos eran firmes, pues sabía que su enemigo no podría hacerle nada contra él.
“Claro que se quién eres… mi jefe habla de lo mucho que te odia.” Dijo Marcus con una sonrisa mientras movía sus dedos un poco. “Y si soy sincero… ¡Yo tambien!”
Tras gritar, Marcus movió su mano y lanzó una bola de fuego directamente a Edzard, el cual estaba a menos de cincuenta metros de distancia de él. La bola de fuego recorrió rápidamente la distancia, amenazando con impactar en Edzard.
“¡Ed! / ¡Edzard-san! / ¡Edzard-sama!” fue el grito colectivo de todos los presentes, quienes veían como el hijo de Akatosh no se movía.
Edzard escuchó a sus amigos gritar, pero, aun así, no se movió. La velocidad con que el hechizo llegaba era el mismo que tendría un hechizo lanzado por un mago de nivel hábil en destrucción, algo más que respetable, pero nada nuevo para él. Así que, levantando su mano derecha, Edzard rápidamente la movió y haciendo gala de una habilidad que no solía mostrar, detuvo el hechizo de Marcus con su mano desnuda, extinguiendo la bola de fuego como si nada.
La acción de Edzard dejó asombrados a todos los que vieron lo que sucedió, en especial a Marcus, el cual no pensaba que eso pasaría.
‘El hechizo de este imbécil no fue una simple bola de fuego, sino que fue el hechizo incinerar… ese hechizo no puede ser usado por un mago de destrucción de nivel hábil, no en especial debido a la cantidad de poder que contenía el hechizo.’ Pensó Edzard mientras sacudía su mano, para de esa manera quitar cualquier rastro del hechizo de Disipar Magia que había usado.
“¿C-c-cómo…?” preguntó Marcus asombrado, pues no esperaba que Edzard pudiese hacer algo como eso.
“Es lo que quiero yo saber…” respondió Edzard a la pregunta de su enemigo. “Se supone que eres un humano terrícola, y no deberías de poder usar Magicka. Incluso si pudieses obtener acceso a ese poder, no deberías de tener la cantidad de Magicka para poder hacer un hechizo como ese. Sin embargo, puedes hacerlo…”
“Je, je, je… ¡Adivina!” gritó Marcus mientras sacaba una espada de exorcista y se lanzaba contra Edzard, el cual al ver llegar al “exorcista”, dio un paso hacia atrás, haciendo pensar que estaba planeando retroceder.
Cuando Marcus vio eso, sonrió de manera divertida y moviendo su mano libre, lanzó un potente relámpago contra el hijo de Akatosh, provocando que Edzard se moviera ligeramente hacia la derecha para esquivar el ataque, dejándolo supuestamente en una mala postura. La sonrisa de Marcus aumento de intensidad cuando vio a Edzard ladeado a la derecha y moviendo su espada, lanzó un tajo en diagonal.
Los miembros del ORC vieron como la espada se acercaba a Edzard peligrosamente, pero antes de que alguien pudiese decir algo, el hijo de Akatosh movió su mano izquierda y atrapó la espada del “exorcista”, haciendo que esta quemara un poco su mano, pero el dolor que le provocaba era algo que podía soportar cómodamente, por lo que aprovechando que su movimiento había desconcertado a Marcus, Edzard movió la rodilla y le dio un potente rodillazo en todo el abdomen, dejándolo sin aire.
“GAHH…” fue lo único que pudo decir Marcus mientras volvía a escupir sangre, solo que esta vez esta mesclada con su saliva y bilis.
Tras golpear el abdomen del secuestrador de su hija, Edzard soltó la espada de luz y moviendo su brazo derecho y le dio un codazo en toda la espalda a Marcus, provocando que este cayera al suelo, provocando que termine revotando de manera algo grotesca. Sin embargo, el ataque de Edzard no se detuvo allí, sino que dio un pequeño saltó y lanzó una patada giratoria, la cual impactó en el cuerpo de Marcus, haciendo que saliese volando hacia una pila de escombros, levantando una gran cantidad de polvo y lanzando a su alrededor varios de esos escombros cuando impactó en ellos.
¡BOOOMM! ¡BOOOMM! ¡BOOOMM! ¡BOOOMM!
Varias explosiones de poder sacudieron el campo de batalla donde Asia se enfrentaba a Walburga y sus aliados. Las explosiones surgían de los constantes ataques de la maga, quien usaba su magia y su sacred gear de manera coordinada, provocando que Asia tuviera que moverse a la defensiva, pues la atacaban casi como si de un continuo bombardeo de hechizos se tratase.
“Hah, hah…” eran las respiraciones entrecortadas de Asia, la cual estaba esquivando de manera acrobática los ataques de Walburga y sus subordinados magos, los cuales la estaban atacando con magia. La batalla ya llevaba varios minutos y esos minutos ya le estaban pasando factura a Asia, quien ya había bebido varias de sus pociones de Magicka y de resistencia.
Mientras esquivaba los hechizos enemigos, Asia vio por el rabillo de sus ojos como dos sombras se acercaban a ella a gran velocidad. Sabiendo lo que eran, ella movió su espada y detuvo un golpe de uno de los subordinados de Walburga, los cuales le atacaban cuerpo a cuerpo, eso sumado con los ataques de los magos, hacía que ella estuviese acorralada, negándole la oportunidad de poder contratacar de manera efectiva. Sin embargo, eso no fue lo único que hizo, ya que otro enemigo llegó desde otro lado, por ello, la exmonja tuvo que agacharse para que el ataque entrante del otro humanoide pasase de largo y no la hiriese.
Tras aquello, Asia, quien era consciente de que sus enemigos volverían a atacarla, no perdió tiempo y rápidamente movió el pie derecho, lo que le permitió cambiar su postura. Aprovechando que ahora había logrado quedar en una posición donde tenía una gran apertura para atacar, movió su mano libre y juntando Magicka, liberó un potente rayo a quemarropa, el cual impactó en la cara de su enemigo.
La fuerza del hechizo de Asia fue tal que el humanoide hecho de fuego salió disparado hacia una pared, pero no legró impactar, pues se desvaneció antes de hacerlo.
‘Otro menos, ya faltan treinta.’ Pensó Asia al ver como su enemigo desaparecía, pero por mucho que quisiera, no tuvo ni tiempo para respirar un poco, ya que un segundo después se vio forzada a crear una custodia para detener la avalancha de hechizos enemigos que comenzaron a llover sobre ella. Mientras su custodia la protegía de los daños del ataque enemigo, Asia pensaba en una manera de derrotar a todos sus enemigos, cuyos ataques hacían meya directamente en sus reservas de Magicka y estamina.
‘No entiendo como es esto posible. Cada ataque que impacta en mi custodia hace tal cantidad de daño que amenaza con quebrarla.’ Pensó Asia mientras enviaba más Magicka a su defensa, pues los constantes impactos amenazaban con quebrarla. ‘Desde que tengo memoria, no he visto que los hechizos de este mundo destruyan las custodias, pero estoy usando continuamente gran cantidad de Magicka para evitar que se quiebre- ¡Maldición!”
La grosería final que pensó Asia surgía debido a que el suelo comenzó a calentarse, un signo inequívoco de que Walburga haría que una enorme cruz de fuego surgiera de ese lugar. Sabiendo lo destructivo que era ese poder y el efecto que tal destrucción tenía sobre su sacred gear, Asia se vio forzada a dar un salto hacia atrás mientras mantenía su custodia levantada, pues el bombardeo de ataques enemigos no se detenía.
La exmonja saltó varios metros, terminando por patinar otros cuantos más y cuando se detuvo, vio como una enorme cruz de fuego surgía del suelo, cubriendo un gran rango de espacio. Afortunadamente, aquella cruz tambien bloqueó los ataques de magia los humanoides creados por el sacred gear de Walburga, lo que le permitiría tomar un pequeño respiro…. O al menos eso esperaba, pero la realidad era otra, ya que un segundo después d que surgió el ataque de Walburga, los restantes humanoide que luchaban cuerpo a cuerpo se lanzaron contra ella, por lo que al ver los llegar, rápidamente desactivó su custodia y enviando Magicka a su espada, lanzó una explosión de Magicka pura, la cual tomó la forma de una media luna.
El ataque de Asia viajo a gran velocidad, pero fue esquivado por los humanoides, terminando por impactar en una de las paredes de la fortaleza, generando una explosión que envió varios fragmentos de piedra volando por varias partes.
Pese a que su primer ataque había fallado, Asia no se rindió y repitió la maniobra anterior, lanzando tres medialunas más, solo que esta vez, cuando esos ataques fueron lazados, ella no se quedó quieta, sino que corrió tras ellos.
Los humanoides de fuego esquivaron las medialunas usando acrobacias, solo para que cuando volvieran a mirar al frente vieran a Asia, la cual movió su espada y logró tomar por sorpresa al primer humanoide que tuvo enfrente, y aprovechando eso, dio un giro de ciento ochenta grados y le decapitó. Sin embargo, tras aquella maniobra, Asia se vio forzada a usar su espada para bloquear el ataque de dos humanoides, los cuales tenían espadas hechas de fuego purpura.
Los dos humanoides atacaron de manera simultánea, lo que hizo que Asia tuviera que defenderse de los dos ataques, quedando en una posición donde se vio forzada a forcejear con ellos para evitar que sus armas la toquen.
‘No puedo dejar que esas armas hechas de ese fuego toquen mi balance breaker, de lo contrario el tiempo que tengo para usarlo se reducirá aún más.’ Pensó Asia mientras apretaba los dientes y el agarre en su espada mientras forcejeaba. La razón por la que ella estaba tan preocupada por las armas hechas con el fuego del sacred gear de Walburga, era porque por algún motivo aquel fuego causaba un daño tan grande que hacía que su balance breaker consumiera más energía de la normal, acortando en gran medida el tiempo que podía mantenerlo activo.
Asia mantenía su enfoque tan concentrado en que las espadas de sus enemigos no la toquen que no se dio cuenta que otro de los humanoides sea acercó por su espalda y le dio una patada, haciendo que ella tropezase y que su defensa cayera, lo que hizo que los dos enemigos que tenía a frente lograran darle un potente golpe cada uno. Las espadas de fuego sagrado impactaron en el pecho de Asia, pero debido a la defensa absoluta de su sacred gear, ella salió indemne del daño, pero el golpe aun la mandó a volar a gran velocidad.
El cuerpo de Asia salió disparado cual cometa, terminando por golpear el suelo en varias ocasiones, hasta que finalmente terminó impactando en una pared.
¡BOOOMM!
Una gran cantidad de polvo se levantó cuando Asia impactó en la pared, permitiendo que la joven tuviera un par de segundos para pensar en lo que había sucedido.
‘Fui una estúpida, olvidé la primera regla sobre lo que debe de hacerse cuando se lucha contra varios enemigos al mismo tiempo, nunca enfocarte solo en un grupo.’ Pensó Asia mientras sentía que su balance breaker comenzaba a debilitarse. ‘Maldición, ya son varios golpes los que he recibido desde que inicio esta batalla. No sé cuánto tiempo pueda aguantar de esta manera. Tengo que acabar con esto rápido y para hacerlo, tendré que usar todo mi arsenal disponible.’
Tras aquellos pensamientos, la esposa de Edzard salió del cráter que su impacto con la pared había causado y caminando, se detuvo para tomar un poco de aire. Cuando se sintió un poco mejor, tomó su espada con ambas manos y sin esperar ni pensarlo mucho, comenzó su mejor técnica cuerpo a cuerpo.
“La luz de las estrellas es la luz de la creación.”
“Esta luz se convierte en fuego.”
“El fuego es la vida. Y la vida es magia”
“Toda la magia y la vida comenzó con el tiempo. Y el tiempo es un dragón.”
“¡Akachim!”
Al momento en que Asia terminó de hacer su cantico, esta rápidamente salió disparada hacia sus enemigos.
La nube de polvo que se había producido por el impacto de Asia con la pared se disipó de manera abrupta cuando un dragón hecho de fuego dorado surgió de donde había estado Asia previamente. La velocidad con la que este se movía fue tal que tomó por sorpresa a los humanoides de fuego que luchaban cuerpo a cuerpo. Aprovechando el momento, Asia usó su velocidad para acortar rápidamente las distancias y cuando estuvo frente al primero de sus enemigos, raudamente atacó. El dragón abrió sus fauces y devoró al humanoide por completo, si bien esa era la apariencia que daba, en el interior del dragón sucedían otras cosas, pues cuando el humanoide fue devorado, Asia procedió a dar un corte diagonal rápido, con el cual cortó al humanoide en dos.
Tras cortar a su primer enemigo, Asia no perdió el tiempo deteniéndose, pues sabía que cuando lo haga su ataque finalizaría, por lo que sin esperar nada, siguió su camino, dejando las dos mitades del humanoide que acababa de abatir tras de sí, ignorando como este desaparecía de la existencia.
El dragón de fuego que era el ataque cuerpo a cuerpo más poderoso que poseía Asia siguió su camino, y comenzó a engullir uno a uno de los humanoides que estaban allí. Sin embargo, por muy bueno que pareciera, el avance de Asia no estuvo exentó de problemas, pues cuando Walburga vio aquel dragón surgir, hizo desparecer la cruz de fuego que había conjurado y comenzó a bombardear todo el lugar con hechizos elementales, a la par que hacía que sus marionetas hicieran lo mismo, pero no solo eso, sino que ella tambien usó el poder de su sacred gear para crear múltiples cruces de fuego para atrapar a Asia. Sin embargo, para la total sorpresa de Walburga, Asia siguió su camino, esquivando a todas las cruces, pero no dándole demasiada importancia a los otros ataques, los cuales impactaban cerca de ella causando explosiones que de no tener su sacred gear la dañarían, pero al tener la defensa de su balance breaker, Asia decidió pasar de ellos para tratar de terminar el combate ahora mismo.
Asia siguió de frente, matando a todo enemigo que veía, cuando finalmente llego ante el ultimo, ella siguió su camino, lo que hizo que el dragón dorado tambien devorara al humanoide, solo que, a diferencia de sus otros compañeros, este si atacó a Asia, pero esta lo esquivó dando un ligero salto al lado y cuando lo vio indefenso, le clavó la espada en el cuello, matándolo.
Tras aquel ataque, el dragón de fuego de Asia se esfumó, dejándola con sus reservas de Magicka y de resistencia algo bajas, pero mientras estaba parada, rápidamente se llevó la mano libre a su bolso y sacó de allí dos pociones, las cuales eran las penúltimas, por lo que, bebiéndolas de manera instantánea, ella comenzó a saltar haca atrás, pues Walburga comenzó a atacarla con magia.
“¡No creas que solo por haber eliminado a mis herramientas que luchaban cuerpo a cuerpo podrás derrotarme! ¡Aun te faltan el resto!” gritó Walburga mientras lanzaba varias bolas de fuego, las cuales no eran hechizos de magia normales, sino que eran las llamas de su sacred gear. Esta acción fue seguida por sus otras marionetas, los cuales hicieron lo mismo, lanzando hechizos elementales.
Asia no respondió a las palabras de Walburga, ni tampoco le prestó atención a las bolas de fuego pese a la peligrosidad que reflejaban para ella. Esto se debía a que ella estaba concentrada, fusionando sus dos magias para poder acceder al poder de su Magicka Extrema. Cuando las dos fuentes de magia que poseía Asia se armonizaron lo suficiente como para liberar un hechizo, la joven exmonja miró hacia donde estaban sus enemigos y vio como cientos de hechizos se acercaban a ella.
‘Todo depende de este ataque. Si logro derrotarlos, tendré la batalla asegurada, si no, me temo que seré derrotada.’ Pensó Asia mientras juntaba ambas manos y canalizaba casi toda la Magicka que le quedaba en este ataque. Una esfera de luz dorada se comenzó a formar de manera apresurada en las manos de Asia, quien sabía que se quedaba sin tiempo. Afortunadamente, el hechizo que estaba cargando logró estar listo justo antes de que el ataque enemigo llegara, por lo que, sin perder un segundo, extendió ambas manos mientras gritaba. “¡Hechizo de Magicka Extrema: Holy Ray!”
La esfera dorada de magia de Restauración que estaba en las manos de Asia explotó, liberando miles de haces de luz dorada, los cuales se dirigieron contra los hechizos de Walburga y sus títeres. Los miles de haces de luz impactaron contra los hechizos de Walburga y compañía, creando cientos de explosiones, las cuales llenaron todo el lugar, creando ráfagas de viento que amenazaban con enviar a volar a todos los que estaban allí.
“Aghhh.” Gruñó Walburga cuando tuvo que cubrirse el rostro para poder seguir viendo, pues el viento que surgía era tal que dificultaba la visión de lo que pasaba. Fue esa acción la que hizo que dejara de lanzar su magia, lo que permitió que el hechizo de Asia ganara terreno, provocando que los haces de luz superaran a los hechizos de sus marionetas.
“¡Maldición!” gritó Walburga al ver que los miles de haces de luz avanzaban contra ella y las marionetas que había creado. Viendo el poder destructivo de esos hechizos, ella supo que si le impactaban seria aniquilada, por lo que rápidamente creó una cúpula con el fuego sagrado de su sacred gear, pero no solo eso, sino que tambien creó varias barrearas para protegerse, algo que fue copiado por sus marionetas.
Los haces de luz impactaron contra las barreras, provocando que lentamente se resquebrajen, pues Asia estaba usando el ochenta por ciento de su Magicka restante en ese ataque.
¡Crac! ¡Crac! ¡Crac! ¡Crac! ¡Crac! ¡Crac! ¡Crac! ¡Crac! ¡Crac! ¡Crac! ¡Crac! ¡Crac!
El sonido de las barreas quebrase hizo eco en todo el lugar, permitiendo que el ataque de Asia impactase en casi todos los enemigos presentes, pues solo una logró salvarse de recibir los ataques de Asia y esa fue Walburga, cuyo capullo de llamas sagradas logró resistir el embate del ataque de Asia.
Cuando la maga de Hexennacht sintió que el ataque de Asia ya se había detenido, hizo que su capullo de fuego sagrado se disipe, permitiéndole ver el alcance del poder del ataque que les habían lanzado. Cuando sus ojos se posaron en la destrucción creada, ella abrió los ojos a mas no poder pues todo el lugar estaba lleno de cráteres, pero no solo eso, sino que tambien se dio cuenta de que estaba sola, pues todas sus marionetas habían sido derrotadas.
La visión del poder de Asia preocupó, no, mejor dicho, aterró a Walburga, la cual había ido completamente segura de que su plan de usar las almas de los sujetos fallidos del experimento que había iniciado Euclid para crear híbridos artificiales entre Nirmnianos y terrícolas sería efectivo… ¡Y lo había sido durante los primeros minutos, pero ahora! ¡La maldita exmonja los había destrozado!
El miedo que sentía Walburga aumentó cuando vio a Asia y se percató de que esta estaba bebiendo dos pociones, las cuales de seguro haría que recupere su magia y resistencia. Al ver ello, supo que esta batalla estaba perdida y que tendría que retirarse, después de todo, más vale que digan de aquí huyó que aquí murió. Sin embargo, cuando estuvo por iniciar su escape, un potente remolino de viento se acercó a ella, provocando que tuviese que protegerse con una barrera.
El hechizo impactó en la barrera, provocando que Walburga retroceda un poco, pero nada más, ya que su barrera, pese a haber sido construida de manera apresurada, había resistido más que bien el embate del hechizo de Asia.
“¡Ni creas que te dejare escapar, maldita!” gritó Asia, la cual tenía sus manos extendidas hacia Walburga.
La esposa de Edzard había usado sus últimas pociones de Magicka y estamina, las cuales no eran como las otras, sino que eran pociones de menos poder regenerativo, por lo que ahora mismo no tenía el mismo nivel de poder que tenía antes de lanzar su hechizo de Magicka Extrema. Sin embargo, Asia sabía que podría trabajar con eso por ahora.
Los ojos de Walburga se entrecerraron mientras miraba a Asia, pues estaba pensado.
‘Parece que no puede volver a usar otro ataque de la misma magnitud que el anterior.’ Pensó la maga, la cual terminó poniendo una sonrisa. Ella se había asustado pensando que Asia podría hacer otro hechizo como el anterior, pero parecía que estaba equivocada, pues parecía que ella no tenía la energía para ello. ‘Si no puede usar ese hechizo, entonces, podre usar alguno de esos pergaminos para derrotarle.’
La sonrisa que tenía Walburga aumentó de tamaño cuando un círculo mágico apareció en su oído, por el cual escuchó a sus subordinados más fuertes, que eran los primeros híbridos artificiales exitosos creados por Euclid, decirle que habían logrado atrapar a las otras mujeres que conformaban el grupo de Asia.
“¡¿Crees que puedes vencerme, mocosa?!” gritó Walburga con una sonrisa. “¡Si no quieres que mate a tus amigas, entonces ríndete ahora!”
El gritó de Walburga confundió a Asia, quién no entendía por qué su enemiga le pedía que se rindiera cuando ahora mismo ella tenía las de ganar. Así que, sabiendo que podía acabar con la maga, rápidamente comenzó a preparar un hechizo de gran nivel, pero cuando estuvo por liberarlo, ella vio como Walburga volvía a usar su Shadowkey y aquello causó que un escalofrío recorriera la espalda de la exmonja.
Las grietas en el espacio que generaban la shadowkey de Walburga eran de color negro, algo que se diferenciaba mucho de las que generaban las Shadowkey de Edzard y Asia, cuyos portales eran de color dorado. Sin embargo, no fue el color lo que causó la incomodidad de Asia, sino lo que surgía de allí, pues vio como algunas siluetas comenzaron a surgir de estos portales.
Cuando las siluetas salieron, todo el color del rostro de Asia se esfumó, dejándola tan blanca como la nieve. La reacción de Asia se originaba de la sorpresa de ver a sus amigas, y miembros de su familia, completamente derrotadas, siendo cargadas como costales de papas sobre los hombros de varios sujetos.
La sonrisa que Walburga había tenido antes se hizo más grande cuando vio la conmoción en el rostro de Asia. Una corriente eléctrica atravesó su cuerpo al ver a la exmonja así, completamente asombrada y aterrorizada. Así que, sabiendo lo que tenía que hacer, habló con voz llena de veneno.
“Ja, ja, ja… ¡Ja, ja, ja! ¡Tu cara, esa cara llena de confianza que tenías antes se ha ido!” gritó con emoción Walburga mientras se reía de la expresión de Asia. “¡No sabes cómo me gusta verte haciendo esas expresiones, mocosa!”
‘¿Cómo han podido derrotar a las chicas? Si cada una de ellas esta como mínimo a nivel de demonios de clase alta… Y sobre todo… ¿Cómo han hecho para salir indemnes?’ pensó Asia mientras su mente trataba de procesar lo que veía, pues no podía entender como era eso posible. Sin embargo, aquella sorpresa y shock inicial dio paso a la ira, pues estaba enojada por lo que les habían hecho a sus amigas. Así que, sin pensarlo dos veces, ella se lanzó contra ellos.
La velocidad de Asia tomó un poco por sorpresa a Walburga, pues vio como Asia literalmente parecía un cometa dirigiéndose hacia ella. Sin embargo, pese a la sorpresa, ella supo que estaría bien y eso se demostró cuando uno de sus subordinados avanzó para interceptar a Asia.
Asia mantuvo su concentración en su objetivo, Walburga, a quien parecía a ver tomado por sorpresa con su velocidad, así que, decidida a terminar con todo de un solo golpe, ella se preparó para mover su espada y lanzar un potente corte. Sin embargo, se vio obligada a detener de manera abrupta su ataque cuando vio que uno de los subordinados de Walburga llegaba para interceptarla. Entrecerrando los ojos, Asia vio cómo se acercaba de manera rápida.
‘Si lo corto, tendré vía libre para atacar a Walburga.’ Pensó Asia, mientras apretaba el agarre en su espada, preparando el ataque a usar. Lamentablemente, su ataque nunca llegaría impactar, pues cuando lanzó el tajo, el subordinado de Walburga actuó de manera cobarde y usó el cuerpo de Lint como escudo de carne, provocando que Asia detuviera el ataque de manera abrupta, quedando así con la guardia baja.
La apertura que Asia dejo en su defensa fue aprovechada por otro de los subordinados de Walburga, el cual cargaba a Aika. El hombre movió su mano y lanzó un potente relámpago, el cual viajó de manera rauda hacia Asia, la cual al ver el ataque llegar, movió su mano libre y creó una custodia. Lamentablemente, esa acción de Asia fue aprovechada por el sujeto que estaba frente a ella, el cual le dio una patada a la exmonja, provocando que callera al suelo.
El cuerpo de Asia voló a gran velocidad contra el suelo; sin embargo, no llegó a impactar, pues la exmonja logró estabilizarse fácilmente, pues pese a que recibió el golpe, su cuerpo no recibió daño alguno, lo que le permitió reaccionar de manera rápida…. Y qué bueno que lo hizo, pues en ese momento, los otros subordinados de Walburga llegaron, y comenzaron a atacarla con espadas vinculadas.
‘¡¿Qué está pasando?! ¡¿Por qué tienen espadas vinculadas?! ¡¿Por qué pueden usar Magicka?!’ pensó Asia mientras se defendía de los ataques de las espadas enemigas mientras que tambien se defendía de los hechizos de destrucción que le enviaban sus enemigos para tratar de abrumarla, algo que estaba funcionando.
La batalla que se estaba llevando a cabo en la fortaleza de los secuestradores de Marie estaba siendo muy encarnizada y difícil, sobre todo para Asia, la cual no había podido derrotar a ninguno de sus enemigos, pues estos usaban a sus amigas como escudos de carne para forzarla a detener sus ataques, dejándola vulnerable en cada ocasión.
‘Si no fuera por mi balance breaker hace tiempo que me habrían derrotado.’ Pensó Asia mientras saltaba varias veces hacia atrás, esquivando varios ataques de sus enemigos, los cuales estaban lanzándole hechizos de destrucción tales como bolas de fuego, picos de hielo, relámpagos y otras cosas más. Si bien la batalla de Asia con estos sujetos era dura, para su fortuna, Walburga no había intervenido en lo absoluto, sino que se la pasaba lanzándole comentarios sarcásticos y venenosos cada cierto tiempo.
Tres de los subordinados de Walburga se lanzaron contra Asia de manera frontal, comenzado a atacarle con sus espadas, las cuales fueron rechazadas por «Anseichim», provocando que las chispas saltaran de un lado a otro.
Asia dio un salto hacia atrás, ganando distancia, para luego rápidamente enviar Magicka a su espada y hacer que esta se cubriera de fuego, el cual ella liberó en forma de una explosión de energía cuando hizo un tajo horizontal.
El ataque de Asia se dirigió contra sus enemigos, los cuales volvieron a poner los cuerpos de los miembros del grupo de Edzard como escudos, tratando de hacer que Asia disipe el ataque, pero ellos no sabían que el ataque de Asia no estaba dirigido hacia ellos, sino que estaba dirigido hacia el suelo.
¡BOOOMMM!
Una gran explosión se hizo presente cuando el ataque de Asia golpeó el suelo, levantando a su vez una gran nube de polvo y humo, los cuales cubrieron el área.
‘Bien, ya estoy lista.’ Pensó Asia al ver como el polvo y el humo cubrían el lugar. Tomando la posición que antes había usado para acabar con los títeres de fuego de Walburga, Asia se dispuso a comenzar su cantico, pero a diferencia de la vez anterior, esta vez, su cortina de humo y polvo fue disipada por una potente ráfaga de viento, la cual surgió de un círculo mágico, cuyo origen era la mano derecha de Walburga.
“No, no, no…. No creerás que voy a dejar que hagas lo mismo de nuevo, ¿verdad?” preguntó de manera sarcástica Walburga mientras miraba a Asia. Sin embargo, eso no fue lo único que hizo, ya que ante los ojos de la esposa de Edzard, la maga sacó un pergamino, el cual abrió.
Asia, la cual se había quedado quieta al ver la cortina de humo ser disipada, sintió que el hechizo contenido en ese pergamino era peligroso, así que, no queriendo saber qué pasaría si la maga lo liberaba, rápidamente decidió detenerla, por lo que, sin perder tiempo, usó un hechizo de destrucción. Ella optó por esto porque los hechizos de magia usando el sistema mágico de la tierra eran relativamente lentos y no podían usarse en ataques sorpresa, pues tenías que crear un círculo mágico visible. Asi que, moviendo su mano, Asia usó el treinta por ciento de su Magicka restante para lanzar una lanza de fuego.
El ataque de Asia salió disparado como un cohete, atravesando a gran velocidad el espacio entre ella y Walburga, la cual miro con asombro dicho ataque. La lanza parecía que lograría impactar en la maga, pero antes de que lo haga, fue interceptada por tres hechizos, los cuales fueron lanzados por los subordinados que habían derrotado al resto de las chicas.
¡BOOOOMMMM!
La colisión de los ataques provocó una gran explosión, evitando así que la maga fuese dañada.
“¡Je! ¡Buen intento, mocosa! ¡Pero al fallar ese ataque, perdiste!” gritó Walburga mientras abría el pergamino y usaba el hechizo que en su interior se contenía.
Una esfera de luz dorada surgió en la mano de Walburga la cual la lanzo rápidamente hacia el suelo. Al momento en que dicha esfera tocaba el suelo, esta creó una explosión de luz dorada que se movía a gran velocidad.
Al ver como aquella luz se acercaba rápidamente, Asia comenzó a saltar hacia atrás para escapar de ella, pero por mucho que se moviera, parecía que no podría escapar, pues la luz era muy veloz. Al ver eso, ella decidió volar, para de esa manera escapar del rango del ataque. Sin embargo, para su mala suerte eso sería inútil, pues en el momento en que la luz la tocó, Asia cayó de manera intempestiva contra el suelo.
¡BOOOM!
El cuerpo de Asia generó una enorme explosión al momento de colisionar con el suelo, levantando una gran cantidad de polvo, el cual cubrió el área de impacto.
“AGHHHH…” Gruñó Asia mientras trataba de levantarse, solo para no poder hacerlo. La razón por la que la exmonja no podía levantarse era muy simple, toda el área donde se estaba llevando a cabo la batalla estaba bañada por un aura dorada, la cual era el resultado del hechizo que Walburga había usado. Mientras seguia intentado levantarse, pues pese a que no podía hacerlo, Asia no se había rendido, por lo que estaba que hacía uso de su fuerza para tratar de levantarse.
‘N-n-no puedo creer que ella tuviese un pergamino con un hechizo como este.’ Pensó Asia mientras su frente se llenaba de sudor y sus músculos comenzaban a doler por la fuerza que estaba usando para tratar de levantarse. ‘Tengo que levantarme rápido, mientras este en este estado soy una presa fácil.’
Pese a ese pensamiento, la joven exmonja no pudo moverse, pues sentía que su peso aumentaba. Esto se debía a que el hechizo que había estado inscrito en el pergamino que usó Walburga se llamaba «Gravisfera», un hechizo que creaba una esfera dorada, la cual afectaba una cierta área, aumentando o disminuyendo la gravedad del lugar. Asia sabía de ese hechizo porque Edzard solía usarlo en Marie cada vez que quería hacer que su hija levitara un momento mientras jugaban. Si bien ella no había podido confirmar que era ese hechizo, porque no había podido levantar el rostro, ella sabía que esa era la única forma en que Walburga podía haber provocado esto.
‘Esto es malo... l-la presión que siento es demasiada, siento que mi cuerpo será aplastado en cualquier momento.’ Pensó Asia mientras movía su cabeza con dificultad para poder ver a Walburga y cuando lo hizo, vio como en su mano había una pequeña esfera dorada, la cual simbolizaba el hechizo. Girando la cabeza un poco, Asia vio tambien la gran esfera dorada que estaba a varios metros por encima del campo de batalla. La esfera era tan grande como una casa de un piso, por lo que eso indicaba que era un hechizo muy sobre cargado, pues normalmente las gravisferas no eran tan grandes. ‘Esa esfera es más grande de lo que pensaba, ese hechizo está muy sobrecargado-’
El pensamiento de Asia se vio interrumpido cuando escuchó pasos cerca de ella y girando la cabeza con dificultad pudo ver que Walburga había descendido, estando a menos de cien metros de ella.
“Realmente fuiste más difícil de capturar que tus amiguitas.” Dijo Walburga mientras se acercaba a Asia. “Por un momento pensé que tendría que retirarme cuando vi que derrotaste a las marionetas generadas por mi sacred gear, pero afortunadamente no fue así. Cuando mis subordinados me dijeron que ya las habían capturado, supe que podría usarlas para retenerte lo suficiente como para que poder usar esto… Bonito, ¿verdad? Sabes, cuando me enteré de que había magia en ese otro mundo, nunca esperé que ellos tuvieran la forma de hacer que los no magos puedan usar cualquier magia inscribiéndola en un pedazo de papel, pero ahora que lo veo, entiendo que son más poderosos de lo que esperábamos.”
Las palabras de Walburga fueron acompañadas con una sonrisa de suficiencia que solo hacía que Asia se enojara más con cada segundo que la veía. De hecho, la maga pareció ampliar su sonrisa cuando vio que Asia fruncia el ceño.
“Je, je, je…. Es hermosa la forma en como frunces el ceño.” Dijo Walburga, la cual ya había llegado a estar a menos de un paso de Asia. Los ojos de la maga se posaron en Asia y de manera intempestiva, le dio una patada en la cara a la esposa de Edzard. La patada dio con fuerza en el rostro de Asia, provocando que esta se moviera un poco, pero debido a que Asia aun mantenía activo su balance breaker, esta no recibió daño alguno. Sin embargo, pese a que Asia no recibía daño, la maga no se detuvo y siguió dándole puntapiés a Asia en varias partes del cuerpo, y mientras hacía eso, gritaba. “¡No eres tan desafiante ahora, ¿verdad, perra?!”
Los golpes de la maga no provocaban nada en Asia, solo que su cuerpo se moviera por el impacto, pero nada más. Al ver aquello, la maga de Hexennacht comenzó a enojarse más y procedió golpeando con más fuerza. Sin embargo, al ver que sus ataques no funcionaban, su enojo se hizo más visible, ya que quería provocarle heridas, ver que ella grite de dolor, pero no estaba lográndolo, pues su sacred gear la estaba protegiendo. Asi que, como no sabía cuánto tiempo el balance breaker de Asia se mantendría activo, la maga comenzó a pensar en cómo hacer que esta lo desactivase. Estuvo pensando unos segundos, hasta que finalmente se dio cuenta de algo y mirando a Asia, esbozó una sonrisa macabra.
Mirando a sus subordinados, la maga de Hexennacht les ordenó bajar a las otras chicas, pero que lo hicieran en las esquinas más alejadas del lugar. Cuando los subordinados de Walburga, los cuales aceptaron, llegaron a las esquinas, tiraron de manera brusca los cuerpos de las chicas. En el mismo momento en que ellas dejaron de estar en los hombros de quienes las habían derrotado comenzaron a ser afectadas por el aumento de gravedad, provocando que todas soltasen gemidos de dolor e incomodidad pese a que se encontraban inconscientes.
Al ver la forma en como sus amigas eran tratadas, el enojo de Asia comenzó a aumentar, provocando que ella gruñera de manera amenazante. Sin embargo, lejos de provocar algo de miedo en Walburga, la manera en cómo Asia gruñía y el hecho de que estaba bajo los efectos de un poderoso hechizo hizo que la maga se sienta confiada y arrodillándose, tomó la cara de Asia en sus manos.
“Desactiva tu balance breaker, mocosa.” Ordenó Walburga mientras apretaba la cara de Asia. La respuesta que recibió de Asia fue una que la maga sabía que recibiría, ya que sabía que la esposa de Edzard no era estúpida, pero si sabía que era demasiado amable y había algo con la que podía forzarla a hacer eso. Así que, sonriendo de manera macabra, la maga habló. “Tienes siete segundos para desactivar tu balance breaker, de lo contrario, tus queridas amigas sufrirán las consecuencias.”
Las palabras de la maga provocaron que los ojos de Asia se abrieran de sorpresa, la cual pronto se convirtió en horror cuando movió el rostro y miró como los subordinados de Walburga tenían sus armas ya listas para atacar a sus amigas. El miedo y la preocupación corrió por las venas de Asia, provocando que pensase erráticamente en ese momento, ya que pese a tener su sacred gear activado, cuando sus amigas habían desaparecido, ella desactivó el aura de poder que solía crear para protegerlas, pues consumía mucha energía, y ella había necesitado de esta para luchar contra todos sus enemigos. Ahora, pese a que tenía la energía para crear el área de efecto, su mente estaba más enfocada en mantener su cuerpo ileso de las consecuencias que podría tener la enorme presión gravitacional a la que estaba siendo sometida.
“El tiempo ha comenzado a correr, mocosa.” Dijo Walburga mientras su sonrisa comenzaba a aumentar. “Es cierto que preferiríamos capturarlas a todas, pero la verdad es que podemos prescindir de ellas, ya que la tiene un mayor valor para nosotros tácticamente eres tú, después de todo eres su esposa, mientras que ellas solo son sus amantes, por lo que sería más fácil controlarlo teniéndolas a ti y su hija como rehenes.”
Las palabras de Walburga provocaron dos cosas al mismo tiempo, primero realización, pues Asia al fin supo porque las querían a capturar, y todo parecía ser que era para controlar a su esposo. Lo segundo fue pánico, pues si bien la máxima preocupación que ocupaba su mente en estos momentos era la seguridad de su hija, ella tampoco quería que sus amigas mueran, en especial frente a ella en un momento como este.
“Asi que decide…. Siete…” dijo Walburga, iniciando así la cuenta regresiva.
“…seis…”
La mente de Asia comenzó a pensar en una formad de salvar a sus amigas, pero no podía hallar una.
“...cinco…”
La voz de Walburga comenzó a poner más nerviosa a Asia.
“...Cuatro…”
Asia comenzó a sentir que su estómago pesaba más de lo normal.
“...Tres… Date prisa, se te acaba el tiempo…”
Las palabras de la maga hicieron que Asia comenzara a mirar a sus amigas, viendo como los subordinados de Walburga apretaban el agarre en sus armas, a la par que ponían un pie sobre los abdómenes de las chicas, para mantenerlas firmes en el suelo.
“...Dos…”
Los ojos de Asia comenzaron a ver como las hojas de las armas de los subordinados de Walburga descendían hacia sus amigas, provocando que su visión de la realidad y del tiempo se distorsionaran, permitiéndole ver todo en cámara lenta. La vista de lo que estaba por pasar hizo mella en ella, provocando que su mente recuerde todos los buenos momentos vividos con ellas, las risas que compartían, las horas de entrenamiento, las comidas tranquilas, las misiones conjuntas. Sabía que no podía salvarlas con su poder ahora, pero había otra forma, por lo que sabiendo que si no se daba prisa ellas morirían, Asia desactivo su sacred gear, soltando un gemido doloroso cuando su cuerpo comenzó a sentir dolor por la presión a la que estaba siendo sometida por el aumento de gravedad.
“...Uno-” La palabra final del conteo que sería la sentencia de muerte de las chicas murió en los labios de la maga cuando esta vio como el cuerpo de Asia brillaba un segundo, mostrando que la exmonja estaba desactivando su balance breaker. Al ver esto, la maga de Hexennacht sonrió y levantó la mano, provocando que sus subordinados detuvieran su ataque. Tras aquello, la maga sonrió de manera sádica y sin previo aviso, comenzó a golpear a Asia con su bota, dándole varios puntapiés, primero en la cara y luego, tras detenerse un segundo y comenzar a caminar, a los lados de su cuerpo.
“Urkk…” fue el gemido que Asia soltó cuando la maga continuó golpeándola, provocando que sintiera dolor en varias partes de su cuerpo, sobre todo en lo lados del cuerpo, donde la maga se estaba enfocando con más ahínco en los golpes. Sin embargo, pese al dolor que sentía en este momento, la mente de Asia se mantenía fuerte, pues sabía que, si resistía el tiempo suficiente, cabía la mínima esperanza de poder hacer algo para salir de esta situación. Esta esperanza nacía del conocimiento que tenía sobre los pergaminos.
‘No importa lo poderoso que sea este hechizo, los hechizos almacenados en pergaminos tienen un tiempo máximo de duración, el cual no es mucho, tal vez unos diez minutos como máximo. Asi que, solo tengo que resistir lo suficiente como para poder salvar a las chicas y terminar con esto.’ Ese fue el pensamiento que tenía Asia mientras seguía resistiendo los golpes y el dolor.
Mientras atacaba a Asia, Walburga reía maniáticamente con cada golpe que lanzaba, en especial aquellos golpes que provocaban que la exmonja escupa algo de sangre o siseara de dolor. Sin embargo, se estaba aburriendo de lo que estaba haciendo, así que se detuvo de manera abrupta, dándole a Asia un momento para que respire.
“Esto ya se puso aburrido…” dijo Walburga mientras comenzaba a caminar en círculos alrededor de Asia. “Ummmm…. que debería de hacer…. Seguir golpeándote no me emociona para nada…. Ummm…. ¡Ya se!”
El grito final de Walburga fue seguido por el chasquido de los dedos de la maga, quien rápidamente miró a sus subordinados, quienes no se habían movido de donde habían estado previamente, y haciéndoles una seña, les hizo acercarse. Mientras sus subordinados se acercaban, la maga se arrodillo y tomó el rostro de Asia con las manos. “¿Qué te parece si jugamos un nuevo juego? … ¡Un juego donde tus hermosos gritos de dolor llenaran este lugar hasta que desmayes!”
Tras aquel gritó, Walburga soltó a Asia y dio unos pasos hacia atrás, pues sus subordinados comenzaron a acercarse. El sonido que acompañaban los pasos era grave, lo suficiente como para llevar el mensaje que lo que vendría no sería nada agradable para Asia.
Los ojos de Asia se mantenían fijos en la maga de Hexennacht, la cual se veía cada vez más contenta con cada paso que daban sus subordinados, algo que habría confundido a Asia si esta fuese esa chica asustadiza que fue excomulgada de la iglesia, pero la versión actual de ella sabía o al menos intuía lo que pasaría, por lo que apretando los dientes se preparó para lo que vendría.
Cuando los subordinados de Walburga llegaron al lado de Asia, estos se posicionaron de tal manera que la rodearon por completo, cubriéndola con sus sombras. Moviendo sus manos, tomaron las armas con las que habían planeado matar al resto de las chicas, las cuales eran las espadas de luz que usaban todos los exorcistas.
“¡Iniciemos el juego!”
Tras el grito de Walburga, el cual tambien sirvió como orden, los subordinados de la maga no perdieron tiempo y levantando sus armas, hicieron uso de una monstruosa precisión para comenzar a apuñalar a Asia en diversas partes del cuerpo.
Asia comenzó a sentir como varias de las partes de su cuerpo que eran apuñaladas eran sitios no letales, como las manos, los pies, los muslos. Esto se debía a que la maga le quería causar daño a Asia, no matarla… al menos por el momento, pues ella era una cautiva valiosa.
‘Aghhh…’ gruñó Asia mentalmente cuando uno de los subordinados de Walburga le apuñaló en la mano derecha, causándole un terrible dolor, pues ya tenía una herida previa allí, pero pese a eso, ella no le daría la satisfacción a la maga de escucharla gritar, no importaba lo mucho que lo intenten. Sin embargo, mientras su mente resistía el dolor, ella tambien estaba analizando su situación, aunque hacia eso con dificultad, pues las constantes heridas que le estaban causando provocaban que no pudiese concentrarse demasiado en ello. Aun así, ella pudo comprender rápidamente que las armas enemigas estaban encantadas para robar Magicka y estamina, razón por la que ella estaba perdiendo parte de su poder con cada ataque recibido. ‘Ya he perdido más del sesenta por ciento de la Magicka y el ochenta por ciento de la resistencia que me quedaban.’
Mientras Asia comenzaba a preocuparse de la perdida de Magicka y resistencia, Walburga la miraba con ira, pues la exmonja se estaba atreviendo a quitarle su diversión al no gritar, así que al ver eso, ella estuvo por conjurar una de sus llamas para quemarle una extremidad, de seguro allí si gritaría. Sin embargo, cuando estuvo por hacerlo, un círculo mágico apareció al lado de su oído, provocando que ella se detuviera de golpe. Sus ojos se abrieron cuando escuchó lo que le decía la persona que estaba en el otro lado de aquella llamada. Poniendo una sonrisa, la maga de Hexennacht miró a sus subordinados y levantó una mano, lo que hizo que ellos se detuvieran de manera abrupta.
“Parece que iniciaremos con la segunda fase del plan A, chicos. Me acaban de informar que el objetivo ha entrado en contacto con nuestro espía y él ha logrado colocarlo en la barrera del hechizo, así que ya saben qué hacer.”
“Si, Walburga-sama. Sin embargo, ¿Que hará usted?” preguntó uno de los subordinados de la maga, siendo la primera vez en toda la batalla que uno hablaba.
“Yo me quedare aquí, cuidando de nuestras invitadas, ya que, si falla el plan A, tendremos que recurrir al plan de respaldo.” respondió Walburga.
“Entendido, Walburga-sama. Si fuese tan amable.”
“Por supuesto.” dijo Walburga mientras usaba su Shadowkey para abrir un portal, por el cual ingresaron todos sus subordinados.
Cuando todos ellos pasaron por aquel portal, Walburga cerró el portal y miró a Asia. La mirada de la maga se centró en Asia unos momentos, para luego mover su mano libre y conjurar varias cadenas de oscuridad, con la cual, atrapó a los miembros del grupo de Edzard, para luego arrastrarlas de manera brusca hacia ella.
Cayendo de manera grácil tras haber atacado a Marcus, Edzard miró al “exorcista” y apretando los puños, dijo una frase que dejó confundidos a los presentes.
“Levántate, sé que no estas muerto. Me asegure de no usar mucha fuerza en esos ataques.”
‘¿Como que no usó mucha fuerza en esos ataques?’ pensó Rias con asombro mientras recordaba lo que había visto, pues para su completa sorpresa, había podido ver algo de lo que Edzard había hecho. ‘Le hizo escupir sangre, no solo eso, estoy segura de que escuche algunos de sus huesos romperse cuando golpeó el suelo.’
“Cof, Cof, Cof, Cof… Si, puedo ver eso…” dijo Marcus mientras movía los escombros que habían atrapado algunas partes de su cuerpo. “Sabía que ustedes, los Nirmnianos, eran más poderosos que nosotros, los humanos de este mundo, pero no me esperaba este nivel de resistencia. Es increíble lo que puede hacer la implantación mágica de unas cuantas células madre en varios órganos importantes, pero parece que estoy hablando de más. No importa, al final ninguno saldrá de aquí con vida.”
“Eso lo veremos.” Contestó Edzard a las palabras de Marcus. “Te voy a sacar lo que sabes y cuando termine, te dibujare con sangre un águila en la espalda.”
“Ja, eso lo veremos, maldito dragón.” gruñó Marcus, el cual se llevó una mano al bolsillo de su ropa de sacerdote y sacó de allí un pergamino. Una sonrisa apareció en el rostro del “exorcista” al tener dicho pergamino en la mano, algo que levantó sospechas en Edzard.
‘No sé qué hay allí, pero el olor de la magia que impregna ese pergamino apesta demasiado a Magia de conjugación, por lo que es algo daedrico.’ pensó Edzard mientras se preparaba para detenerle antes de que libere lo que sea que sea el hechizo dentro de ese pergamino. Sin embargo, cuando estuvo por atacar, sintió como el lugar temblaba y una presencia mágica se hizo presente.
“¡¿Que sucede?!” gritó Akeno cuando ella y el resto de sus amigos sintieron que se volvían un poco más pesados de golpe.
“¡No lo sé! ¡Siento el cuerpo más pesado!” Gritó en respuesta Rias, la cual al igual que el resto de sus amigos también había caído de rodillas.
‘¿Esto es…? Si, no hay duda. Esto es la llamada extra-área de un hechizo de gravisfera.’ pensó Edzard con preocupación. Las extras áreas eran regiones que, aunque estaban fuera del área de efecto de algún hechizo, este aun influía de manera muy diluida allí… en el caso de las gravisferas, si se aumentaba la gravedad, la gravedad en las extras áreas solamente aumentaba ligeramente. Normalmente no era tan grave, pero si te tomaba por sorpresa, bueno, podías caer de rodillas tal y como los miembros de ORC. ‘Han usado una gravisfera. Eso es malo, sé que Asia no conoce un hechizo tan complicado como ese, pues es de nivel maestro y por la fuerza que tiene, esto solo indica que quien lo haya usado tiene una gran cantidad de Magicka. Tengo que-’
“¡Bajaste la guardia!” gritó Marcus mientras terminaba de abrir el pergamino y desataba el hechizo que estaba en su interior.
Al oír el grito del “exorcista”, Edzard rápidamente lo miró y vio como del pergamino surgió una esfera purpura, la cual se dirigió hacia el suelo y terminó por provocar que una luz en forma de circulo se extienda por todo el lugar.
‘Es muy rápido.’ pensó Edzard al ver como aquella luz se acercaba a él a gran velocidad. Al ver ello, estuvo tentado a salir de allí, pero al mirar atrás vio a Issei y a sus amigos, junto con sus hijas, por lo que desconociendo lo que haría esa luz, él no quería que ellos quedaran desprotegidos, pues si no morían, podrían ser usados como escudos de carne en su contra. Por lo que, haciendo gala de su gran velocidad, rápidamente metió su mano a su bolsillo y sacando algo, se lo lanzó a Issei.
El pequeño objeto viajo muy rápido, impactando en la cabeza del Sekiryuutei, provocando que este cayera de espaldas.
“Auch… ¡Eso dol-!” lo que Issei estuvo a punto de decir murió en sus labios cuando el objeto que había impactado en su frente, el cual era una piedra tallada, brilló, cegando a todos por un momento.
La luz duró un segundo y cuando se extinguió, los miembros del ORC vieron que estaban en una especie de barrera en forma de remolino... una barrera que Issei, Xenovia, Irina y Kiba reconocieron como una similar a la que Rossweisse había accionado en Kioto hace un tiempo.
“¿Qué es esto?” preguntó Ravel con asombro al ver la barrera.
“Es una barrera creada por un objeto de Nirm.” respondió Kiba de manera rápida.
“¿Una barrera? ¿Como lo sabes?” preguntó Akeno.
“Rossweisse-sensei usó una similar cuando estuvimos en Kioto.” respondió Irina con seriedad.
“Ya veo…” dijo Rias mientras se llevaba una mano al mentón y miraba lo que pasaba en la barrera frente a ella.
Al igual que la heredera Gremory, los otros demonios tambien miraban lo que sucedía, observando como la luz, que era el hechizo dentro del pergamino, golpeaba tanto a Edzard como a la barrera, oscureciendo el lugar.
“Asi que los has colocado en una barrera especial, eh.” Comentó Marcus mientras miraba a Edzard.
“Claro, no soy estúpido. Se que si los dejo desprotegidos los usarías como escudos de carne.” dijo Edzard mientras miraba a Marcus, a la vez que apretada sus puños, sintiendo una sensación algo familiar, algo que no había sentido en varios años. ‘Esta sensación es rara… no desconocida, sino que es nostálgica…. Ummm… ¿Por qué será?... Bueno, no importa. Le sacare toda la información directamente de su cabeza.’
“Espero que te guste este lugar, mi amo la llama «El jardín del recuerdo».” dijo Marcus mientras se llevaba una mano al oído y hacia aparecer un círculo mágico allí. “Maga, el objetivo mordió el anzuelo, envíalos.”
Al oír las palabras de Marcus, Edzard levantó una ceja, confundido por la mención de un amo por parte de Marcus. La acción del Dovahkiin fue vista por Marcus, el cual solo le sonrió.
“Tranquilo, no necesitas saber más. Solo diré que no soy idiota, sé que solo no puedo contra ti, por eso estoy invitando a unos amigos a la fiesta.”
Tras aquellas palabras, a espaldas del “exorcista” se abrieron varios portales, por los cuales salieron varias siluetas.
Al verlos llegar, Edzard movió un poco sus hombros y llevo su mano a su espada mientras hablaba con un tono helado. “Espero que sean fuertes, porque de lo contrario, esto será muy fácil...”
Asia vio como los cuerpos de sus amigas eran arrastrados sin ningún cuidado, provocándoles algunas heridas menores por los golpes generados por los pedazos de escombros que había en el camino.
“Sabes, tu reacción a nuestro anterior juego me ha molestado bastante, ya que no gritaste para nada. Así que, como quiero oírte gritar, y llorar, había decidido quemarte un poco con mi sacred gear, pero se me acaba de ocurrir una buena idea… que te parece si… ¡Mato a tus amigas frente a tus ojos!”
Cuando Asia escuchó las palabras de Walburga, vio como esta usó sus cadenas de oscuridad para lanzar a las chicas hacia otro lado, pero no solo eso, sino que, de manera sorpresiva, ella movió su mano e hizo que un círculo mágico apareciera bajo el cuerpo de Asia. De este círculo aparecieron varias cadenas de oscuridad, las cuales la atraparon, dejándola completamente inmóvil.
“¡¿Realmente pensaste que no me daría cuenta de que estas planeando atacarme cuando la gravedad del lugar vuelva a la normalidad?! ¡No creas que soy estúpida, niña!” Gritó Walburga mientras creaba una gran cruz de fuego sagrado, cuyo interior era hueco.
La cruz de fuego había sido creada alrededor de las chicas que conformaban el grupo de Edzard, colocándolas en una trampa mortal.
“Detente...” susurró Asia al ver como el fuego se acercaba a sus amigas, las cuales estaban amontonadas en el interior de aquella cruz, cuya circunferencia se iba cerrando con cada segundo que pasaba. “¡Detente!”
El grito de Asia provocó que Walburga comenzara a reír de manera desquiciada.
“¡Si, me gusta esa expresión que haces! ¡Llora! ¡Ruega que no las mate!”
Asia veía como las llamas se acercaban a sus amigas de forma tan enfocada que demoró un par de segundos de percatarse que el hechizo Gravisfera se había acabado. Al momento en que la mente de la esposa de Edzard se percató de aquello, rápidamente intentó liberarse, pero debido a las heridas que tenía y la baja cantidad de Magicka y resistencia que le quedaba, ella no pudo liberarse, no solo eso, si no que debido a que las cadenas la inmovilizaban de manera total, ella estaba impotente ante lo que sería una gran desgracia.
‘No… ¡No puede terminar así! ¡No puedo dejar que termine así!’ pensó Asia mientras lágrimas de impotencia comenzaban a formarse en sus ojos. El corazón de la exmonja comenzó a sentirse pesado mientras su mente pensaba que podría hacer, pero no podía hacer nada. Sin embargo, pese a que sabía que no podía hacer nada, ella no se rindió, sino que, mordiéndose el labio hasta hacerlo sangrar, ella hizo que el dolor la hiciera enfocarse para poder tratar de liberarse de estas cadenas. Usando su fuerza, Asia comenzó a tratar de romper nuevamente esas cadenas con fuerza bruta, al menos si no podía liberarse, ella planeaba quedar en una posición que le permite usar el poco Magicka que le quedaba para tratar de salvarlas de alguna manera. Mientras ella hacia eso, no se percató de que su espalda comenzó a brillar levemente, pues el tatuaje mágico que se había hecho antes de dejar Aurbis comenzó a brillar, provocando que pequeñas llamas doradas surgieran de allí.
Las llamas doradas comenzaron a recorrer el cuerpo de Asia, curando lentamente sus heridas. Las llamas eran la manifestación de la habilidad «evadir muerte», la cual debido a la fisionomía única como hibrida que poseía Asia, se manifestaba como pequeñas llamas. Sin embargo, eso no fue todo lo que paso, pues mientras se curaba, la fuerza de Asia comenzó a regresar, hasta el punto en que, tras percatarse, logró moverse lo suficiente como para lograr meter su mano en su bolsa trasera.
Cuando la mano Asia tomó lo que buscaba, rápidamente lo sacó de la manera más rápida y segura, pues si eso se caía, era el fin de todo. Cuando finalmente la tuvo cerca, ella rápidamente desenvolvió la cuerda que ataba el objeto, pues este era un pergamino, el cual había sido un regalo de bodas de la que podría ser considerada su primera amiga en Nirm, Cindiri Arano. Cuando lo recibió, ella no sabía que era, por lo que le preguntó a su antigua mentora, Collete, si podía decirle que era este pergamino. Les tomó algo de tiempo y de estudio, pero al final, descubrieron que era. El pergamino era un objeto creado durante la tercera era y se llamaba «Scroll of the Argent Glow» y contenía un potente hechizo que le serviría mucho en este momento.
Colocando el pergamino en una de sus manos, Asia lo lanzó al aire y mientras el pergamino volaba, este se desenvolvía y cuando cayó frente a los ojos de Asia, esta rápidamente vio que había en su interior.
“¡INVOCA RÁPIDA Y SABIAMENTE!” Gritó Asia las palabras que eran el último párrafo de los escritos que estaban en el pergamino. Aquel pergamino era diferente a los que se creaban en la Cuarta Era, pues era necesario que se sepa algo de escritura daedrica, ya que estaban escritos en ese idioma. El hechizo dentro del pergamino era uno que sanaba, y regeneraba Magicka y estamina.
El gritó de Asia sorprendió a Walburga, la cual dejó de reír cuando la oyó. Inicialmente la maga sentía confusión por las palabras que gritó Asia. Sin embargo, esa confusión se convirtió en preocupación y posteriormente en pánico cuando vio como las cadenas de oscuridad que retenían a Asia se resquebrajaban gracias a las llamas doradas que estaban rodeando a Asia. Así que, presa del pánico, la maga de Hexennacht no perdió tiempo y rápidamente lanzó varios hechizos contra Asia, tratando de detenerla.
Al momento en que Asia sintió que era libre, ella rápidamente se levantó y al ver los hechizos llegar, tuvo que pensar en microsegundos para tomar una decisión. Las opciones que tenía eran tres, la primera era esquivar el ataque, la segunda era rechazarlo con la poca magia que le quedaba, finalmente, la tercera era usar en conjunto dos habilidades, las cuales permitirían que ella recuperara parte de su Magicka. dichas habilidades eran «Absorber Magicka», la cual era una habilidad que poseían sus custodias, mientras que la otra era la habilidad que heredó de su sangre bretona, «Piel de dragón». Sabiendo que esa era su mejor opción, se mantuvo firme y levantando su mano izquierda, creó una custodia con la poca Magicka que le quedaba, a la par que activaba su habilidad racial.
Los hechizos de Walburga, los cuales eran bolas de fuego, impactaron en la custodia, provocando varias explosiones, las cuales rodearon a Asia. Si bien una persona normal comenzaría a gritar de dolor gracias a las llamas y las explosiones, para Asia la cosa era distinta. Si bien las llamas y las explosiones le causaban algunas heridas, la verdad era que el dolor recibido era similar al de quemarse un poco con la estufa, algo que para ella era soportable.
La mirada de Walburga estaba fija en las explosiones que rodeaban a Asia, manteniendo su mirada fija y su sacred gear preparado para cualquier cosa, pues podría necesitar lanzar llamas sagradas pronto. Sus ojos se mantuvieron fijos en el lugar, en especial cuando las explosiones cesaron y llenaron el lugar con humo, provocándole algo de preocupación. Sin embargo, se vio sorprendida cuando de la nada, una media luna de color dorado surgió del humo, disipándolo, y siguiendo su camino hacia ella.
Al ver el ataque llegar, la maga de Hexennacht rápidamente movió su mano y creó una enorme bola de fuego sagrado, la cual se dirigió hacia el ataque entrante. Los dos ataques siguieron sus respectivos caminos a gran velocidad y terminaron impactando, generando una gran explosión que sacudión un poco el lugar.
“Maldita mocosa.” gruñó Walburga cuando se dio cuenta de que la esposa de su objetivo había recuperado parte de su poder. Aquello la dejaba en un pequeño lio, uno que podría hacer peligrar su vida. Sin embargo, aún tenía una carta, por lo que mirando hacia donde estaban las otras mujeres, rápidamente hizo que la velocidad con la que su cruz se cerraba aumentará, pues le mostraría a esa mocosa el terror de ver como sus amigas eran convertidas en cenizas.
Los ojos de Asia dejaron de ver a Walburga cuando esta miró a sus amigas, así que intuyendo lo que vendría, Asia se preparó para hacer algo, pero pese a que por fuera estaba mostrando un semblante serio, ella estaba preocupada, pues no sabía si su poder actual podría hacer algo contra las llamas del sacred gear de Walburga. Sin embargo, antes de que siquiera pudiese mover un dedo, escuchó una voz en su mente.
‘Ummm… parece que el Único tenía razón… parece que necesitas ayuda, así que se agradecida, niña. Muy pocos mortales reciben el honor de usar las llamas del dios dragón del tiempo.’
Las palabras que ronzaron en la mente de Asia la confundieron, pero no tanto como las lenguas de fuego de color dorado brillante que surgieron de sus dedos. La confusión hizo que Asia no supiera que hacer en ese momento, pero antes de que perdiera más tiempo, la voz volvió a hablar.
‘Parece que no comprendes lo que sucede y por mucho que, quisiera explicarte todo adecuadamente, no tengo tiempo. Así que solo te diré, usa lo que en ese mundo llaman Balance Breaker, niña. Úsalo pronto, ya que de otra manera ellas morirán.’
Aun sintiéndose confundida por el hecho de volver a tener una voz hablando directamente a su mente, pero sabiendo que no tenía tiempo para dudar, Asia tomó una gran bocanada de aire antes de gritar. “¡Balance Breaker!”
Al momento en que ella gritó esas palabras, su cuerpo fue envuelto por una luz dorada, la cual cegó a Walburga, provocando que perdiera por un instante el control de la cruz que había creado, ralentizándola. Cuando la luz se extinguió, los ojos de la maga de Hexennacht se abrieron con sorpresa, pues ante ella, estaba Asia vistiendo una armadura muy diferente a la anterior.
La nueva forma del balance breaker de Asia era una túnica blanca de manga larga con pantalones marrones claros, por encima de los pantalones había un faldón negro, el cual estaba cortado de ambos lados de sus piernas. Dicho faldón tenía un bordado en gris, el cual era una corona siendo atravesada por una espada. Por encima de esta ropa había una nueva armadura, la cual era de color negra con los bordes de cada pieza en dorado. La armadura estaba compuesta por una coraza, hombreras, codales, brazales, guanteletes, y grebas. La armadura era sobria y elegante, abrazando el cuerpo de Asia de tal manera que estilizaba su figura. En su cabeza, la otrora tiara con cuernos había dado paso a una elegante corona dorada, la cual tenía la forma de una láurea dorada decorada con gemas verdes, las cuales tenían forma de estrellas. La corona no descansaba directamente sobre el cabello de Asia, no, esta descansaba sobre un velo negro, el cual tenía colgando gemas blancas que brillaban como pequeñas estrellas. Finalmente, el último gran cambio en su balance breaker fueron los tres pares de alas de magia multicolor que se movían suavemente en su espalda. Aquellas alas eran como las que tenían los ángeles.
Los ojos de Asia estaban abiertos como platos al ver su nueva armadura, en especial al sentir sus alas, ya que era algo raro, era como tener un par de extremidades nuevas. Sin embargo, esa sensación no fue lo único que sintió, pues se dio cuenta de que era más poderosa que antes, que tanto, no podía precisarlo, pero tendría la oportunidad de comprobarlo dentro de poco.
Levantando la mirada, vio que sus amigas aun estaban en peligro, por lo que, mirando la cruz de fuego, movió su mano y se preparó para crear un círculo mágico para tratar de salvar a sus amigas. Sin embargo, cuando estuvo por lanzar un hechizo, aquella voz volvió a hablar, dándole instrucciones para un hechizo. Por ello, cargando una parte de su Magicka en la mano extendida, Asia desató el hechizo.
Ante la completa mirada de asombro de Asia, un enorme torrente de llamas doradas surgió de su mano, acercándose rápidamente a la cruz de fuego que amenazaba a sus amigas. Cuando el hechizo de Asia impactó en la cruz, rápidamente comenzó a luchar contra las llamas sagradas purpuras y para total asombro de Asia y de Walburga, las llamas doradas se extinguieron junto con las llamas purpuras.
Los ojos de ambas, tanto Asia como Walburga, estaban abiertos, ambas con el mismo sentimiento, sorpresa. La maga estaba sorprendida de que su fuego sagrado, el cual era muy poderoso haya sido barrido por unas llamas doradas que se suponía no debían de ser más poderosas, pues no tenían el mismo sentimiento que las llamas que generaba su sacred gear. Por su parte, Asia estaba sorprendida de ver que esas llamas habían podido salvar a sus amigas, haciéndole frente a llamas sagradas muy poderosas.
Si bien ambas estaban sorprendidas, Asia logró salir rápidamente de su sorpresa y sin perder tiempo, se movió hacia donde estaban sus amigas. Mientras corría, se vio forzada a moverse en zigzag, pues Walburga, la cual, tambien había salido de su sorpresa, comenzó a lanzar hechizos para detener a Asia. Sin embargo, al ver que sus esfuerzos eran inútiles, Walburga apuntó a las amigas de Asia y se preparó para atacarlas, pero no pudo hacerlo, pues Asia le lanzó una guadaña de viento, la cual provocó que Walburga tuviese que moverse, por lo que no pudo atacar.
El ataque de Asia fue fundamental para que ella lograra llegar donde sus amigas. Al estar a su lado, comenzó a examinarlas y logró ver que ninguna tenía heridas letales. Aquello hizo que ella entendiera porque no fueron teletransportados de emergencia al palacio. Asi que, sabiendo que ellas ahora mismo eran un blanco fácil y que gracias a su estado actual no podía protegerlas con su aura, ella tomó la moneda de Ingvild, la cual fue la que más cerca estaba, y la quebró…. Sin embargo, no paso nada.
Al ver aquello, Asia se preocupó, pues su plan era el de sacar a las chicas de este lugar, pero al parecer las monedas estaban fallando. Asi que, sabiendo que en su estado actual ellas estaban muy vulnerables, comenzó a pensar rápidamente en cómo mantenerlas a salvo. Al final, por las prisas solo pudo pensar en una cosa, por lo que, sacando una piedra de enfoque, activo una barrera esferoide, la cual cubrió a las chicas por completo.
Cuando vio que sus amigas estaban lo mejor protegidas que podían en este momento, Asia giró y se asombró al ver como una enorme bola de fuego purpura se acercaba a ella a velocidades vertiginosas. El ataque estaba tan cerca que no podría contratacar, por lo que moviendo de manera inconsciente las alas que tenía su balance breaker, se elevó de manera abrupta, esquivando el ataque, el cual explotó cuando impactó con una pared.
Tras esquivar el ataque, Asia miró al frente y se encontró cara a cara con Walburga.
“No creas que por despertar una nueva versión de tu balance breaker puedes derrotarme, mocosa.” gruñó con ira muy mal contenida Walburga.
“Eso lo averiguaremos.” Respondió Asia mientras apretaba el agarre en su espada. “Atacaste a mis amigas, sacrificaste las almas de personas para alimentar tu poder, y lo peor de todo, te atreviste a secuestrar a mi hija…. ¡No creas que dejaras este lugar convida, maldita hija de perra!”
El gritó de Asia contenía toda la ira que había acumulado por los sucesos actuales y provocó que la maga de Hexennacht sintiera un escalofrío recorrer su espalda. Tras ese gritó, Asia movió sus nuevas alas y con gran velocidad, se lanzó contra la maga, dispuesta a castigarla por todo el dolor que le había causado a ella, a sus amigas y, sobre todo, por el sufrimiento por el que su hija debe de estar pasando.
El otrora hermoso y tranquilo paisaje montañoso de una parte de la china occidental se vio completamente interrumpido y destrozado por un enorme circulo mágico y los ciento de explosiones que llenaban el lugar. Dichas explosiones eran el producto del ataque de los magos de Nilhrem, los cuales estaban atacando al equipo de Vali.
[Divide] [Divide] [Divide] [Divide] [Divide] [Divide]
La voz de Albión resonó en el aire, dividiendo el poder de varios de los ataques de los diversos magos, los cuales estaban atacando con casi todo lo que tenían al equipo del medio demonio con solo una misión, la de capturar a Ophis, la cual estaba bajo la protección de Vali.
[Estos magos siguen apareciendo como moscas]
“Si.” Respondió Vali, el cual estaba en su balance breaker. Tras aquellas palabras, el joven rápidamente comenzó a volar y usando su gran velocidad, comenzó a navegar entre todos los magos, destrozando con sus golpes a varios de estos.
A la par que Vali mataba a diestra y siniestra a todo mago que se cruzaba en su camino, uno de sus compañeros hacia lo mismo. Bikou luchaba usando sus habilidades de youkai para derrotar a todo enemigo que se cruzase en su camino.
“¡Ja, ja, ja! ¡Vamos, intenten atraparme!” gritó Bikou mientras volaba sobre una nube dorada, esquivando los hechizos elementales de los magos. Tras esquivar varios ataques, el joven mono youkai usó su báculo y con un rápido movimiento, este aumento su tamaño a varios metros. Con el nuevo tamaño de su bastón, el descendiente del primer rey mono hizo un barrido lateral, llevándose con aquel movimiento a varios de sus enemigos, los cuales debido a la fuerza del ataque terminaron por ser enviados al suelo, creando varios cráteres al impactar.
“Je, eso fue fácil. Sin embargo, aún quedan más.” dijo Bikou con una sonrisa para comenzar a volar hacia donde estaban el resto de los magos.
Mientras Bikou luchaba en el aire junto con Vali, en el suelo otros dos combatientes luchaban. Uno de ellos era Arthur, el cual se movía por el terreno escarpado de la zona, esquivando todos los ataques enemigos que amenazaban con impactarle. El heredero de la Casa Pendragon, se movía grácilmente y cuando vio que sus enemigos estaban en un buen ángulo de ataque, rápidamente se movió y usando una piedra como plataforma, dio un gran salto. Cuando estuvo en el aire, Arthur desató el poder de su espada sagrada Caliburn, desatando una explosión de poder sagrado que arrasó con una más que considerable cantidad de magos enemigos.
“Este lado está limpio… ¿cómo te va kuroka?” preguntó Arthur, mirando hacia un lado por un momento, observando a su compañera luchar contra otra gran parte de los magos que los invadían.
“Muy bien, ~nya.” dijo la gata con una sonrisa.
“Si puedo verlo.” dijo Arthur al ver como una gran cantidad de los magos estaban muertos en el suelo, esto gracias a la niebla venenosa que había creado Kuroka.
La nekoshou solo sonrió, para luego lanzar una bola de senjutsu hacia un extremo, creando una explosión que terminó por eliminar a varios magos enemigos.
“Son numerosos, pero nada poderosos ~nya.” dijo Kuroka mientras entrecerraba los ojos mientras veía como cientos de magos aparecían gracias al círculo mágico que estaba en el cielo.
“Si. No dejan de aparecer.” comentó Vali, el cual descendió hasta estar al lado de Kuroka y Arthur, el cual se había acercado a la nekomata cuando esta disipó la niebla venenosa.
“¿Por qué crees que nos estén atacando?” preguntó Arthur.
“Tengo una conjetura, he estado oyendo algunos rumores, pero nada confirmado.” respondió Vali mientras miraba a los magos. El medio demonio miraba a los magos con algo de decepción, pues no eran rivales que hicieron que su sangre se acelerara. “Si queremos saber que pasa, tendremos que-”
Las palabras de Vali fueron interrumpidas cuando de la nada una lanza dorada surcó los cielos hasta impactar en el circulo mágico que allí estaba. Ante la mirada de todos, dicho circulo mágico explotó en cientos de pedazos para luego dar paso a una lluvia de fuego dorado, el cual cayó en forma de bolas de fuego. Las bolas de fuego comenzaron a masacrar a todos los magos que estaban volando por debajo del lugar donde otrora estuvo el circulo mágico.
Los gritos de cientos de personas siendo quemadas hasta morir y el hedor de la carne carbonizada se hizo presente, provocando algo de incomodidad en los presentes.
“¿Que mierda acaba de pasar?” preguntó Bikou, el cual había tenido que descender hacia donde estaban sus compañeros para evitar ser alcanzado por el ataque.
“Acabo de eliminar una plaga.” Respondió una voz a espaldas de todos.
Al momento en que todos lo oyeron, giraron las cabezas hacia atrás, observando al dueño de la voz.
“Zakir…” susurró Vali al ver al zorro humanoide llegar.
“Parece que ha estado pasando algo divertido por aquí. ¿Podrían decirme que ha sucedido?”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capítulo 63 ya está listo XD
Con respecto al capítulo, vemos que el Dovahkiin esta peleando con Marcus, demostrando quien es mas fuerte. Para Asia, se me había ocurrido una escena más oscura en la batalla, casi rayando un tema algo polémico, pero al final no tuve el estomago para escribirlo. Sobre su nuevo balance breaker, digamos que explicare algo que tiene que ver con este mas adelante y la razón por la que es diferente con la versión del Canon.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 65
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 64
—Los reinos de bolsillo son muy peculiares, tienen sus propias reglas y algunos pueden simular las condiciones de Nirm, pero nunca serán iguales —
Tolfdir a Edzard cuando este era estudiante en Hibernalia.
¡BOOOMMMM!
“¡Corran!”
“¡Sálvense quien pueda!!”
La explosión generada por varios hechizos elementales provocó que varias partes de la base enemiga fuesen destruidas, lo que a su vez conllevó que varios de los exorcistas que estaban en este lugar, salieran corriendo, pues habían visto como varios de sus miembros eran aniquilados por esos ataques. Aquellos ataques eran desatados por una mujer hermosa, con cabello rubio largo y ojos azul zafiro, cuya vestimenta consistía en túnicas estándares de mago con capucha. El nombre de esta mujer era Lavinia Reni, una de las mejores magas humanas vivas y miembro del equipo Slash Dog.
“Oh, no, no lo harán.” Dijo Lavinia mientras movía su mano y gritaba. “¡Hazlo!”
Tras aquel gritó, a las espaldas de Lavinia, apareció una enorme muñeca de tres metros de alto, la cual era el sacred gear de Lavinia. Este era del tipo avatar independiente y su nombre era «Absolute Demise». Al oír la orden de su maestra, el avatar del sacred gear no perdió tiempo y genero una ola de hielo, la cual terminó congelando a todos los exorcistas que escapaban.
Tras ver el grupo de paletas vivientes, Lavinia miró hacia un lado y vio a sus dos compañeros de equipo, los cuales estaban acabando con casi todos los enemigos que quedaban allí vivos. Si bien el equipo tenía más miembros, el resto estaba revisando el resto de la base, mientras que ellos se habían dirigido para acabar con los lideres de esta base. El equipo había sido enviado a México para tratar con la base enemiga que aquí estaba ubicada, mientras tanto, los Youkai habían sido enviados al Líbano, los Saints Brave habían sido enviados a Perú, las valquirias habían sido enviadas a Rusia y finalmente, los dos miembros de la nobleza de Lucifer fueron enviados a la última base enemiga.
“Parece que ya hemos terminado.” Dijo una voz masculina, la cual provenía del lado derecho de Lavinia.
Al oír la voz que se aceraba a ella, la maestra de Aika miró hacia ese lado y sonrió al ver a su compañero de equipo. La persona que le hablaba era un joven de unos veintitantos años, cuyo nombre era el de Tobio Ikuse. La apariencia del joven actualmente era la de su balance breaker, llamado «Night Celestial Slash Dogs», el cual era el balance breaker del sacred gear llamado «Canis Lykaon». Este balance breaker le daba a Tobio la apariencia de un humanoide cubierto de oscuridad con seis colas, mientras a su lado estaba un sabueso de gran tamaño, dicho sabueso era el avatar del sacred gear, a quien Tobio había llamado Jin.
“Si, Tobi, y veo que el resto tambien.”
“Si, la verdad no fue muy complicado, pero nos hemos dado cuenta de que la niña no está aquí.” Dijo Tobio mientras desactivaba su balance breaker, lo que hizo que las sombras se replegaran y mostraran la verdadera apariencia de Tobio. La apariencia de Tobio era la de un guapo joven de cabello corto color negro y ojos gris pálido. Su vestimenta consistía en un traje de combate negro junto con un abrigo negro. Al lado de Tobio, Jin tambien dejo de estar cubierto por las sombras, lo que permitió que el avatar del sacred gear volviera a la forma en que la gente solía verlo normalmente, la cual era la de un perro de gran tamaño de color negro con ojos de color rojo.
“Suenas preocupado.” Dijo una nueva voz, la cual pertenecía a una mujer.
Los dos miembros del equipo Slash dog, o como Edzard le decía de manera amigable, el equipo del perro mojado, miraron hacia el origen de la voz y vieron a su otra compañera de equipo. La dueña de la voz se llamaba Shigune Nanadaru y era una miembro del equipo Slash Dog. La apariencia de Shigune es la de una hermosa joven birracial de ascendencia japonesa y europea, ella tiene el pelo largo y rubio que está atado con cintas y atado en una trenza que se parece mucho a una corona, sus ojos son heterocromáticos con un ojo derecho azul y un ojo izquierdo negro. La joven llevaba un uniforme de batalla color negro.
“Lo estoy, tu no has visto al padre de la niña secuestrada.” Dijo Tobio mientras miraba a su amiga. “Es agradable mientras esta de buen humor, pero nunca lo he visto bajar su guardia incluso en las reuniones que tiene con Azazel, quien se supone es su amigo.”
Las palabras de Tobio hicieron que las mujeres se sorprendieran, pues esta revelaba que el chico no parecía sentirse cómodo con el líder caído o a menos no consideraba sus reuniones un lugar seguro.
“Eso es…” comenzó a comentar Shigune, para ser interrumpida por Lavinia, quien dijo algunas palabras.
“¿Perturbador?”
“Yo diría, raro, pero comprensible.”
“En serio, ¿Por qué?” preguntó Lavinia.
“Estamos hablando de Azazel, nuca sabes cuando hará algo loco ese caído.” Respondió Tobio con una sonrisa incomoda, recordando como en algunos casos los miembros de Grigori terminaban siendo sujetos de prueba no voluntarios en algunos experimentos no letales de Azazel.
“Si lo vemos de esa manera, si, es más que obvio porque el chico nunca bajaría la guardia estando con Azazel.” Comentó Shigune con una sonrisa.
Aquella sonrisa hizo sonreír a Tobio y a Lavinia por unos momentos, para luego dar paso a rostros de seriedad.
“¿Cómo creen que les esté yendo a los otros grupos?” preguntó Tobio.
“Supongo que igual que a nosotros.” Respondió Shigune rápidamente. “A igual que nosotros, los integrantes de los otros grupos enviados no son débiles, son muy fuertes.”
“Así es.” Dijo Lavinia, quien comenzó a caminar por el lugar, teniendo como objetivo la mesa donde habían estado antes los exorcistas. Cuando estuvo frente a la mesa, tocó el borde y frunció el ceño cuando vio algo inscrito allí.
“¿Lavinia?” preguntó Shigune al ver a su amiga con el ceño fruncido.
“Ya me parecía tan raro que no podamos comunicarnos con nadie. Este lugar está protegido no por una, sino por cinco barreras de máxima de seguridad, no solo para prevenir teletransportaciones externas, sino tambien tiene otro tipo de seguridad como evitar la comunicación con círculos mágicos no autorizados.”
“Eso no suena nada fuera de lo normal en las bases enemigas en las que hemos estado en el pasado.” Comenzó Tobio mientras caminaba hacia la mesa.
“Eso sería cierto, pero hay algo más en estos círculos mágicos.” Comentó Lavinia, la cual comenzó a examinar el circulo mágico. Y mientras más lo hacía más se iba dando cuenta de lo que había tras esos círculos, si bien eso fue sorprendente, fue ver quien era la persona tras esos círculos lo que la dejó completamente asombrada.
“¿Qué sucede Lavinia?” preguntó Tobio al ver que el normalmente alegre rostro de su amiga se agriaba como si hubiese chupado un limón en mal estado.
“Este círculo mágico ha sido creado por Walburga.” Respondió Lavinia, dejando en shock a los otros dos miembros del equipo Slash Dog.
“E-estás segura?” preguntó Shigune una vez que salió del estado de shock.
“Si, reconocería el estilo de magia que se ha usado para formar esto en cualquier lugar.”
“Tenemos que avisar rápidamente a los otros grupos, puede que esa loca está en alguna de las bases.” Dijo Tobio mientras miraba a sus amigas.
“Si, debemos de salir de este lugar de inmediato para informar a la base central.” Dijo Shigune de manera seria mientras comenzaba a salir del lugar.
“Si/Ok.” Respondieron Tobio y Lavinia mientras salían del lugar siendo seguidos de cerca por Jin.
El viento sopló, provocando que el cabello de todos los miembros del equipo de Vali que estaban fuera de la cueva que era su escondite temporal se meciera. Los ojos de todos los miembros se miraban entre sí, provocando que el ambiente se tense un poco. Sin embargo, para la fortuna de todos, aquel ambiente cambio rápidamente cuando Vali le respondió la pregunta que el Lilmothiit había hecho.
“Como ves, estamos siendo atacados por unos magos de tercera.”
“Si, eso lo veo... pero ¿Por qué?”
“No lo sabemos.” respondió Arthur, acercándose a Zakir. “habíamos planeado capturar a uno de los enemigos para sacarle la información del ataque.”
“Ya veo.... supongo que eso ahora no será posible...” comentó Zakir con algo de... ¿Lastima? En su tono de voz.
La forma en como el zorro humanoide hablaba provocó que los que lo oyeron se sintieran confundidos, pues no era para nada normal que él se disculpara.
“... Zakir... se... ha... ¿disculpado?” preguntó Kuroka, la cual por la sorpresa de haber oído a al héroe de la guerra de los tres estandartes disculparse, no usó su icónico tic verbal.
“Eso... Eso parece...” dijo Bikou, el cual por la sorpresa de eso había dejado caer su bastón al suelo, mientras sus ojos se abrían como platos.
Las reacciones de los otros dos miembros del equipo de Vali fueron solo mirar con sorpresa a Zakir, el cual comenzó a enojarse por cómo lo miraban.
“Si siguen mirándome de esa manera, enviare sus mentes a un infierno de dolor tan grande que hará que sus pesadillas sean los sueños más hermosos que han tenido en toda su vida.”
Las nuevas palabras de Zakir provocaron que todos parpadearon y temblaran ligeramente, ya que sabían que el Lilmothiit era capaz de cumplir con sus amenazas, por lo que no deseando saber si podía cumplir aquello, cada uno de ellos dejó de pensar en la forma en como había hablado previamente. Afortunadamente, para ellos, antes de que alguien pudiese volver a hablar, el terreno tembló y el cielo volvió a iluminarse, llamando la atención de todos ellos.
Los presentes en aquel lugar levantaron sus cabezas y miraron al cielo, viendo como un nuevo circulo mágico aparecía. De aquel circulo aparecieron varios círculos pequeños, de los cuales surgían varias figuras encapuchadas, las cuales obviamente eran magos de Nilhrem.
“Parece que las cosas están por mejorar.” dijo Zakir colocando una sonrisa bestial en su rostro mientras dos espadas aparecían en sus manos. “Espero que puedan seguirme el ritmo, mocosos.”
Las palabras de Zakir fueron más un desafío que un insulto, por lo que cuando los miembros del equipo de Vali entendieron el significado de estas, rápidamente sonrieron mientras se preparaban para la batalla que tendrían, una batalla que no parecía para nada complicada.
“Empecemos.” dijo Zakir mientras flexionaba sus piernas ligeramente, para luego dar un poderoso salto.
El resto de los miembros del equipo de Vali hicieron sus propios movimientos, tomando vuelo aquellos que podían y aquellos que no, solo se quedaron en el suelo, esperando su momento para atacar a cualquier enemigo que fuera tan estúpido como para atreverse a bajar lo suficiente como para entrar en sus rangos de ataque.
Los ojos de Gorou y de Miki Hyoudou comenzaron a abrirse lentamente, permitiéndoles tener una vista desenfocada de lo que sea que pasara a su alrededor.
“Anatta...” dijo Miki cuando su vista volvió a la normalidad y pudo ver a su esposo, el cual estaba apoyado en una pared al lado de ella.
El padre de Issei no respondió de manera inmediata a las palabras de su esposa, sino que primero se llevó una mano a la cabeza y se dio un pequeño masaje allí, pues sentía que la cabeza le explotaría en cualquier momento. El dolor que sentía era similar al que tendría cualquier persona con resaca tras varias horas de bebida sin control. Sin embargo, el padre de Issei sabía que no había estado tomando nada de alcohol, ya que había ido a comprar un poco de víveres para la casa cuando aparecieron esos sujetos. Tras recordar a los sujetos que los interceptaron cuando salían de la tienda de conveniencia, Gorou rápidamente se sintió preocupado por su esposa, por lo que, presa del pánico, comenzó a mirar a los lados y asintió que el alma volvía a su cuerpo cuando la vio, allí sentada a su lado. Los ojos de su esposa estaban enfocados en él, mostrando mucha preocupación.
“¿Estas bien, cariño?” preguntó Gorou mientras se acercaba a su esposa.
“Si, ¿y tú?”
“Tambien, solo tengo un ligero dolor en la cabeza.” respondió Gorou mientras se frotaba el lugar que le dolía. “¿Sabes dónde estamos?”
“No, lo único que recuerdo fue a esos sujetos encapuchados que nos atacaron cuando salimos de la tienda.”
“Yo igual-” las palabras que estaba por decir Gorou murieron en su garganta cuando miró al cielo y vio con asombro como parecía que había una especie de remolino de color azul por encima de su cabeza.
Los ojos del padre de Issei se abrieron en total shock, provocando que su esposa se preocupara y terminara por mirar hacia el mismo lugar que él. Al momento en que Miki miró hacia ese lugar, tambien se asombró, pues tambien vio aquel remolino.
La mente de ambos humanos estaba en completo shock, pues no entendían que sucedía. En un inicio pensaron que se trataba de una ilusión, por lo que rápidamente sacudieron sus cabezas, pero para su total sorpresa, aquella imagen no se desvanecía.
“A-a-anata... ¿Qué? ¿Qué está pasando aquí?" preguntó Miki mientras miraba con terror aquel remolino, pero su miedo creció aún más cuando miró al frente y se dio cuenta que estaban en una especie de plataforma, la cual tenía la misma forma que los suelos de los castillos medievales, pero eso no era lo sorprendente, sino que lo sorprendente era que no había paredes, sino que aquel lugar se expandía hasta donde daba la vista.
“N-no... lo sé...” respondió Gorou mientras miraba el lugar con tanto pánico como su esposa. Sin embargo, antes de que el pánico que estaba sintiendo aumentara, un peculiar sonido llegó a sus oídos. Levantando la cabeza, él reconoció ese sonido como el sonido que hacían algunas peleas callejeras.
“¿Que está pasando?" preguntó Miki mientras miraba hacia donde era el posible lugar de origen de esos sonidos.
“No lo sé, pero por el sonido es más que obvio que hay una pelea callejera por allí.” respondió Gorou mientras se levantaba lentamente. Cuando estuvo de pie, le tendió una mano a su esposa. “No sé qué está pasando, pero si mal no recuerdo en todas las películas de acción, nunca es bueno quedarse en un solo lugar. Debemos de buscar la salida de este lugar.”
Al oír las palabras de su esposo, Miki asintió y tomado la mano ofrecida, se levantó de donde estaba sentada. Al estar de pie, puso una sonrisa y mirando a su esposo le sonrió antes de hablar. “Vamos.”
Al oír las palabras de su esposa, Gorou asintió y sin perder tiempo comenzó a caminar por el lugar, siguiendo el sonido que llegaba. Para su buena, o mejor dicho mala suerte, llegaron rápidamente hacia donde estaba el origen del sonido y lo que vieron allí, destruyó por completo lo que pensaban de su hijo, pero no solo de él, sino tambien de sus amigos. Esto se debía a que los sonidos de la pelea eran de un combate donde se estaban enfrascando varios sujetos, los cuales lanzaban bolas de fuego de sus manos, relámpagos y picos de hielo a Edzard, el cual esquivaba todos los ataques de una manera más que sorprendente para los ojos mortales de los padres de Issei.
“¿Que está pasando...?” preguntó Miki mientras miraba con horror como Edzard usaba una espada para detener los ataques de tres sujetos, los cuales usaban espadas de aspecto tenebroso de color purpura algo traslucidas.
“No lo sé-” las palabras del patriarca de los Hyoudou murieron en su boca cuando desvío la mirada al costado y miro a su hijo, el cual llevaba un guantelete carmesí con detalles dorados en la mano izquierda, el cual tenía una gema verde en el centro del lado dorsal del guantelete.
Al ver a su hijo, se dieron cuenta de que no estaba solo, sino que allí restaban todas las mujeres que solían estar con él, pero a la distancia tambien pudieron ver algo, vieron que Xenovia e Irina llevaban en sus brazos dos pequeños cuerpos.
Al ver aquello, una parte de ellos, la cual no entendía que pasaba, comenzó a hacer que sus mentes comenzaran a pensar en que podría estar pasando, pero antes de que hagan algo, todo el lugar tembló cuando los hechizos de Edzard y sus enemigos colisionaron, provocando una gran explosión, la cual alcanzó la barrera, causando que el lugar que estaba dentro de este se zarandeara, pero para fortuna y desconocimiento de los que estaban dentro de la barrera, esta había logrado suprimir gran parte del poder de la explosión. Sin embargo, el movimiento aun pudo hacer que los padres de Issei tropezaran y cayeran al suelo, provocando que la madre de Issei soltase un pequeño gritó, el cual llamó la atención del ORC.
Issei y el resto del ORC se encontraba mirando fijamente la batalla que se llevaba a cabo frente a sus ojos, mirando con total asombro como esta transcurría de manera muy diferente a lo que se imaginaron, pues para su total sorpresa, podían ver la batalla de manera clara, algo que no comprendían, pues era más que obvio que tanto Edzard como los “exorcistas” estaban que luchaban desplegando una gran cantidad de habilidad físicas.
“¿Que está pasando?” preguntó Issei con asombro, pues no entendía como podía ver el transcurso de la batalla de manera tan clara.
“N-n-no lo sé...” respondió de manera rápida y simple Rias, quien, pese a que era muy conocedora del mundo sobrenatural, no sabía que estaba pasando. Tras aquellas palabras, ella giró la cabeza y miró a sus sirvientes y a Irina. Los miembros del ORC vieron que Rias los miraba y comprendieron que es lo que ella deseaba saber, por lo que al estar en el mismo estado que ella, dieron como respuesta una negativa, la cual provocó que Rias soltara un suspiro.
Sin embargo, pese a que todos habían dado una respuesta negativa a la pregunta de Rias, Ravel miraba con intensidad lo que sucedía fuera de la barrera que los mantenía aislados de la batalla. Una parte de ella estaba molesta por ser tratada de esta manera, pero otra estaba agradecida de no luchar por el momento, ya que algo raro estaba pasando por fuera de la barrera.
‘La batalla transcurre de manera anormal fuera de esta barrera, no solo por los movimientos, sino tambien por el poder que ellos desatan en sus hechizos.’ pensó Ravel, la cual sintió un escalofrió recorrer su cuerpo al recordar la batalla que habían tenido con el grupo de Edzard, pues el sabor de la derrota la había dejado con un deseo de revanchismo muy grande, por lo que pidió los videos de todas las batallas y las había estado examinando en secreto, tratando de hallar una forma de derrotarles, para de esa manera volver a retarles y esta vez ganarles. Fue el recuerdo de lo que había estado haciendo tras su derrota en aquel Rating game que ella entendió o al menos pudo teorizar que estaba pasando fuera de la barrera.
“Otras reglas...” dijo Ravel con un tono de voz baja, pero lo suficientemente alto como para ser escuchados por sus amigos, los cuales rápidamente giraron sus cabezas y posaron su vista en ella, provocando que la joven demonio se sobresaltar ligeramente.
“¿Qué has dicho, Ravel-chan?” preguntó Rais, mirando a su obispo. “¿Sabes que está pasando?”
“No del todo, pero tengo una teoría...” respondió Ravel con un poco de nerviosismo.
“¿Cual?” preguntó Xenovia, la cual tenía en sus brazos a Marie y junto a ella estaba Irina, quien tenía en sus brazos a Kunou.
“Todos saben que nuestro mundo tiene sus propias reglas, ¿verdad?” preguntó Ravel, provocando que Rias y Akeno asintieran, pues ellas sabían de ello.
“¿Reglas del mundo?” preguntó Issei con confusión, pues nunca había escuchado de aquello. “¿Qué es eso?”
La pregunta de Issei provocó que Rias lo mirara y tras recordar que nunca le había dicho de ello, comenzó a explicarle lo que eran las reglas del mundo. “Ise, las reglas del mundo son una forma de llamar a las características que posee un mundo. En otras palabras, es una forma algo coloquial de mencionar las características propias de un lugar o plano, tales como gravedad, tipo de viento, contenido de oxígeno, capacidad de poder que se puede desplegar y como este se manifiesta en aquel terreno... ¿Entendiste?”
“Un poco, pero no entiendo que tiene que ver eso con la batalla que esta sucediendo tras la barrera.”
“Issei-sama.” llamó Ravel, provocando que Issei y el resto la mirasen. “Al parecer el ambiente fuera de la barrera ha cambiado drásticamente, por eso podemos verlos luchar, algo que por experiencia sabemos que no podemos hacer con facilidad, ya que el poder que posee Edzard-sama es mucho mayor al nuestro y por lo que podemos ver en sus facciones el esta que se esfuerza algo en la batalla, por lo que debería-”
“Debería de ser más rápido al moverse y sus hechizos deberían de ser más poderosos.” dijo Akeno, terminando la oración por Ravel.
“Ya veo...” dijo Issei, entendiendo algo de lo que pasaba. Tras aquellas palabras, el Sekiryuutei estaba por decir algo más, pero sus palabras murieron cuando la barrera se zarandeó, provocando un pequeño movimiento en el interior, lo que hizo que el ORC se tambalee un poco.
Mientras estaban estabilizándose, oyeron un grito, el cual llamó su atención de manera instantánea.
El grito era de una mujer, lo que llamó la atención de los presentes, quienes miraron hacia donde se originaba el grito. Al posar su vista en aquel lugar, vieron con asombro como la dueña del grito había sido la madre de Issei, la cual se había tropezado.
“¡Kaa-san!” gritó Issei al ver a su madre caer al suelo. Cuando el lugar dejó de temblar, rápidamente se dirigió hacia ella, siendo seguida por sus amigos, quienes tambien estaban preocupados por lo que estaba pasando.
Cuando Issei llegó al lado de su madre, vio que esta no estaba herida, lo que provocó que Issei y compañía soltaran un suspiro, para luego poner caras de terror cuando se dieron cuenta de algo.... Los padres de Issei acababan de despertar y era más que obvio que acababan de ver lo que pasaba fuera de la barrera. Asi que, este hecho hizo que el ORC al completo comenzara a sentirse en pánico, ya que no sabían cómo explicar lo que pasaba en este lugar.
“Issei... ¿Qué está pasando?” preguntó Miki, provocando que gotas de sudor comenzaran a formarse en la frente de Issei, y no solo de él, ya que Rias también estaba que se ponía nerviosa.
“...” la primera respuesta de Issei fue el silencio, ya que no sabía cómo les explicaría a sus padres lo que estaba pasando. De hecho, algo primal comenzó a aflorar en el Sekiryuutei y eso fue el miedo, el miedo al rechazo de sus padres por el hecho de que ahora era un demonio. Aquel sentimiento hizo que Issei se volviera pálido, algo que fue notado por Rias, quien al ver a su amado peón en ese estado rápidamente decidió tomar una acción para salvarlo de este problema.
La heredera Gremory comenzó a mover una mano, dispuesta a usar magia para dormir a los padres de Issei. La acción de la pelirroja fue vista por los padres de Issei, quienes la miraron con confusión, pero antes de que siquiera puedan decir algo, sus parpados se sintieron pesados y en menos de un segundo después de ese sentimiento, habían caído en un profundo sueño.
Los cuerpos de Miki y Gorou Hyoudou se desplomaron, pero nunca tocaron el suelo, pues fueron atrapados por Issei y por Kiba, quienes se habían movido rápidamente para atraparlos.
“¿Buchou?” preguntó Issei mientras miraba a Rias, esperando que ella le responda que había hecho con sus padres.
“Tranquilo, Ise. Solo los dormí.” respondió la pelirroja de manera tranquila, dándole una sonrisa a Issei. “No podemos borrarles la memoria en medio de un campo de batalla, para eso necesitamos estar en un lugar más tranquilo. Cuando esto termine, les borraremos la memoria de lo que paso hoy.”
La respuesta de Rias hizo que el demonio soltase un suspiro de tranquilidad, para luego posar la vista en sus progenitores. Una parte de él deseaba que ellos lo supieran todo, pero otra no... afortunadamente, aún tenía algo de tiempo para decidirlo. Asi que, negando con la cabeza, miró hacia el combate que estaba sucediendo fuera de la barrera y esperó a que su amigo terminara con todo pronto.
Los ojos de Edzard se movían con rapidez, siguiendo los movimientos que sus enemigos hacían a su alrededor en un intento estúpido de confundirlo y crear aberturas en su guardia, algo que era muy difícil para muchos seres, y ellos no iban hacer la excepción. Sin embargo, pese a que sus ojos seguían los pasos de sus enemigos, la mente de Edzard estaba dividida en dos en estos momentos, ya que no solo estaba luchando, sino que tambien estaba analizando lo que ocurría a su alrededor.
‘El peso de las armas, la forma en como fluye mi Magicka y en cómo se comportan los hechizos es muy diferente a como lo hacen normalmente.’ pensó Edzard mientras se agachaba y rodaba por el suelo, esquivando de esa manera el ataque de uno de sus enemigos, el cual había intentado cortarlo de manera horizontal. La espada vinculada pasó por escasos centímetros de la cabeza del exgeneral imperial, lo que demostraba la habilidad con las armas de estos sujetos.
Si bien la habilidad que ellos estaban mostrando era más que digna de alabanza, para Edzard no era casi nada nuevo, ya que desde que había llegado a este lugar se había enfrentado a algunos espadachines más que aceptables, de hecho, él sabía que de no ser por la habilidad que heredó de su antepasado le habría sido un poco más difícil adaptarse a la forma en como luchaban en la tierra. Sin embargo, para la mala fortuna de todos sus enemigos los reflejos que había heredado lo convertían en el peor enemigo para luchadores de cuerpo a cuerpo.
Tras esquivar el ataque enemigo, Edzard rápidamente se reincorporó de un salto y mientras estaba en el aire, cambio el agarre de su espada tomándola con un agarre inverso. Al momento en que sus pies volvieron a tocar el suelo, rápidamente dio un salto y mientras lo hacía, giraba sobre su propio eje, provocando que la espada se moviera como un pequeño remolino, con el cual atacó a uno de los “exorcistas”. La forma poco ortodoxa del ataque que usó provocó que el enemigo al cual iba dirigido no pudiera reaccionar del todo bien, recibiendo el ataque de manera directa. Sin embargo, pese a que el ataque fue directo, este no logró atravesar la carne de su enemigo, pues este estaba protegido por una armadura mágica.
Al momento en que la espada de Edzard impactó en la carne, este vio como la hoja de acero terrícola no pudo atravesar la armadura mágica. La espada rebotó de manera algo patética cuando impactó en la armadura, algo que hizo que Edzard frunciera el ceño. Al momento en que aquel ataque terminó, el no perdió tiempo y cuando volvió a tocar el suelo, dio un salto hacia atrás.
“¡Ja, ja, ja! ¡Parece que tu patético juguete no puede atravesar los hechizos que nos protegen!” gritó Marcus con diversión mientras miraba como los ataques de Edzard fallaban.
La voz del “sacerdote” solo irritó más a Edzard, el cual, pese a querer destriparlos a todos como a un pez, quería descubrir que tanta capacidad ofensiva tenían estos sujetos, pues era más que obvio que eran una especie de híbridos artificiales entre Nirmnianos y terrícolas.
Los ojos de Edzard se movieron en dos direcciones y rápidamente movió la mano con la que usaba la espada y con movimiento muy fluido, levantó la espada y con ello detuvo dos ataques de dos de sus enemigos.
‘Su velocidad es buena, estoy seguro de que están por lo menos a la par que algunos soldados o mercenarios bien entrenados,’ pensó Edzard mientras usaba un poco de fuerza para mantener a raya los forcejeos de sus enemigos. ‘La fuerza que muestran no es desdeñable para nada, de hecho, es más que obvio que están usando más fuerza que Aika, pero menos fuerza que Asia... aunque-’
Los pensamientos de Edzard se vieron interrumpidos cuando este se vio forzado mover su espada y dar un salto hacia atrás, pues los enemigos restantes que le quedaban comenzaron a juntar una cantidad más que considerable de Magicka. Asi que, no queriendo quedar atrapado por mantenerse forcejeando con dos “exorcistas”, Edzard rápidamente bajó su espada de tal forma que la gurda del arma chocó con las hojas de las espadas vinculadas enemigas, provocando que estas cayeran al suelo, desorientando y desequilibrando temporalmente a sus portadores.
Al momento en que Edzard estuvo en el aire, los “exorcistas” lanzaron sus hechizos, los cuales fueron relámpagos, los cuales se dirigieron rápidamente contra Edzard, el cual al verlos llegar movió su mano libre y creó una custodia para protegerse.
La custodia de Edzard recibió el impacto de los hechizos, logrando detenerlos fácilmente, pero aquel ataque había sido más que esclarecedor para Edzard, el cual pudo entre ver el nivel de amenaza mágica que eran estos sujetos. Así que, cuando cayó al, suelo, el ex Heraldo de los Compañeros tomó un poco de aire y tras eso, decidió descartar su arma actual, pues era más que obvio que el acero terrícola no haría nada para penetrar la armadura mágica de sus oponentes.
La acción de Edzard de tirar su espada a un lado, provocó que sus enemigos, en especial Marcus, miraran con sorpresa y confusión a Edzard, pues no sabían que estaba pasando por la cabeza del hijo de Akatosh.
“¿Qué planeas?” preguntó en un susurro Marcus, el cual miraba con los ojos entrecerrados las acciones del hijo de Akatosh.
Al momento en que Edzard dejó caer su espada regular, convocó un portal purpura del cual surgió la empuñadura de una espada. Dicha empuñadura era del tamaño que tendría una espada de una mano, siendo completamente simple en diseño, es decir, solo era una simple empuñadura de madera de roble cubierta con tiras de cuero negro. Al ver el mango de su nueva arma, Edzard la tomó y con un movimiento completamente fluido, sacó el arma del portal. El arma que apareció ante los ojos de todos los que podían verla era un arma un tanto extraña, ya que no parecía ser una espada normal. La dimensión del arma era de unos sesenta centímetros, teniendo una hoja de un solo filo, la cual era curva y tenía la forma de una hoz. La hoja que surgía de la empuñadura era recta por unos pocos centímetros, para luego dar paso a la curva, la cual no era muy pronunciada. El color de la hoja era tan negra como la noche, lo que indicaba que era un arma hecha con ébano.
‘Es la primera vez que usare esta arma desde que la forje.’ pensó Edzard mientras miraba el arma que había hecho. El arma en si era una réplica de un arma usada en el antiguo Egipto y cuyo nombre era Khopesh. Esta arma había sido creada por Edzard como parte de sus estudios de las armas de este mundo, ya que si había algo que le gustaba al último Dovahkiin era investigar y forjar armas, sobre todo aquellas que significaban un reto para sus habilidades como herrero y hasta ahora no había podido encontrar muchos retos en las diferentes armas que había visto en el mundo de Draconic Deus, pero esta arma había sido diferente a otras, esta arma le había causado algunos problemas, sobre todo al momento en encontrar el equilibrio perfecto, por lo que estuvo forjándola por más de tres veces y este era el resultado final.
Balanceando de manera fluida su arma, Edzard tomó una postura de lucha y mirando a sus enemigos, suspiró, dejando de lado el control de sus emociones, con el cual había estado examinando las habilidades y el potencial de sus enemigos.... ahora que ya había podido aprender todo lo que podía durante aquellos pequeños intercambios de golpes, Edzard comenzó a dejar fluir la ira que había reprimido, toda la ira que sintió al ver como sus dos hijas eran usadas como escudos de carne, el saber que su amada esposa y que sus amantes habían sido forzadas a luchar cuando deberían de estar pasando un buen momento pensando en la fiesta del cumpleaños de Marie. Aquella ira hizo que su cuerpo se sintiera completamente ligero, más de lo normal, así que, mirando al frente esperó para dar el primer paso.
Los ojos de los “exorcistas” estaban completamente fijos en Edzard, mirándolo de manera analítica, tratando de ver alguna apertura, pero al no ver ninguna, se miraron entre sí y salieron disparados contra el hijo de Akatosh, esperando crear una apertura para poder derrotarle.
Los “exorcistas” se movieron rápidamente, corriendo y acortando la distancia que los separaban de Edzard. Todos se movieron de manera sincronizada, comenzando a moverse de tal manera que terminarían rodeando a Edzard, el cual no se movía de su lugar.
Cuando los “exorcistas” lograron rodear a Edzard, rápidamente se lanzaron contra el con las armas levantadas, en un claro intentó de matarlo. El primero en llegar a estar a escasos metros de Edzard al ver que él no se movía a pesar de su cercanía, movió su arma rápidamente, tratando de tomarlo por sorpresa. El movimiento asignado para ello fue un simple balanceo horizontal, el cual iba impulsado por la velocidad a la aquel “exorcista” se había movido.
La hoja de la espada vinculada se acercaba peligrosamente a la cabeza de Edzard, pero antes de que esta lograra impactar en su carne, este rápidamente movió su arma, parando en secó el golpe.
“Ese fue un ataque muy débil.” susurró Edzard, el cual, tras detener el ataque de su enemigo, rápidamente movió su Khopesh de tal manera que la esquina donde se unía el borde curvo de la hoja con el lado recto atrapó el filo de la espada enemiga, y tras un movimiento brusco, Edzard rápidamente bajó el arma enemiga, dejando al "exorcista" desprotegido. Tras aquel movimiento, Edzard movió su muñeca rápidamente, liberando el arma enemiga de su khopesh, para luego levantar su arma y lanzar un potente corte vertical descendente.
El arma de Edzard descendió de manera rápida, logrando impactar en el hombro derecho del “exorcista”, pero a diferencia de la vez anterior, esta vez el filo del arma de Edzard atravesó la armadura mágica enemiga, logrando llegar a la carne. El filo de la khopesh se abrió paso por el cuerpo enemigo, cortando todo a su paso, tendones, musculo, hueso, vasos sanguíneos... no había nada que aquel filo no pudiera cortar, lo que terminó por dividir al “exorcista” en dos.
La acción de Edzard tomó por sorpresa a todos los que miraban la batalla, pues había matado a uno de sus enemigos en menos de un segundo y con un solo golpe. Sin embargo, eso no fue lo único que los asombraría en ese instante, pues tras la muerte de aquel “exorcista”, uno de sus compañeros se coló por el lado de Edzard e intentó tomarlo por sorpresa, lanzándose con la clara intención de empalar al hijo de Akatosh por el costado derecho.
“Inútil...” susurró Edzard, el cual ya había visto a su enemigo y moviendo su mano izquierda, apunto con su palma extendida hacia su atacante. Concentrando de manera expresa todo el poder que podía, rápidamente usó un hechizo, el cual se llamaba «Explosión inmoladora». Este hechizo era un hechizo de destrucción de nivel maestro y era en esencia lo que su nombre decía, una enorme explosión de fuego.
¡BOOOMMM!
El enorme torrente de llamas que surgió de la mano de Edzard envolvió por completo al “exorcista”, pero no solo eso, sino que tambien se llevó por delante a otros dos enemigos que estaban detrás del “exorcista” que intentaba atacarlo. El poder de las llamas desatadas era tal magnitud que las armaduras mágicas que llevaban poco pudieron hacer protegerlos, ya que el fuego mágico ardía a tal temperatura que quemó todo, carne, piel y huesos, pero no solo eso, sino que, al explosionar al final, los restos carbonizados de aquellos que habían sido atrapados en su interior fueron lanzados por todas partes.
Tras lanzar aquel hechizo, Edzard miró hacia su izquierda y vio como sus enemigos restantes de ese lado se habían paralizado de miedo, pues acaba de mostrar un despliegue de habilidad que de seguro no habían esperado, ya que el no solía hacer uso mucho de esos hechizos. Al ver a sus enemigos en ese estado, Edzard no perdió tiempo y dando un paso al lado, rápidamente, gritó. “¡WULD!”
Ante los ojos de todos, Edzard apareció frente a otro de los “exorcistas”, tomándolo por sorpresa, lo que hizo que no pudiese reaccionar cuando el exgeneral imperial moviera su mano hacia su rostro y usando dos de sus dedos, terminara incrustándoselos en sus cuencas oculares. Aquella acción del ex Archimago aplastó los ojos del “exorcista”, provocando que este soltase un alarido de dolor tan atroz que envió escalofríos por las columnas de aquellos que presenciaron dicho acto. Sin embargo, pese a que lo que acaba de hacer era doloroso para su enemigo, Edzard no se detuvo allí, sino que, acumulando magia en aquella mano, liberó un potente hechizo de escarcha, el cual congeló el rostro del "exorcista”. Finalmente, tras ver la cabeza de su enemigo convertida en un cubo de hielo, Edzard la aplastó, dejando caer el cadáver sin ceremonias al suelo.
Los enemigos restantes, incluido Marcus, comenzaron a temblar ligeramente de miedo al ver como Edzard se acercaba a ellos con pasos lentos, mientras dejaba que la hoja del Khopesh rozara con el suelo, generando un sonido agudo que aumentaba el pánico de todos los que lo oían.
“E-e-es... un monstruo...” susurró uno de los “exorcistas” que quedaban con vida al ver acercarse a Edzard.
“T-tenemos que salir de aquí.” dijo otro mientras miraba a todos lados, tratando de hallar una salida de allí.
Mientras que los “exorcistas” comenzaban a desesperar por lo que sucedía, Marcus intentaba mantener la calma, pero era en vano. Él sabía el límite de sus habilidades y por mucho que quisiera negarlo, sabía que estaba muy por debajo de lo que podía hacer el monstruo que tenían frente a ellos. La mente del primer hibrido creado por Mannimarco iba a más de mil, lo que le impidió ver como Edzard se movió rápidamente y mató de manera brutal a los “exorcistas” restantes, desparramando sus vísceras y sus cuerpos cercenados por el lugar.
“Espero que estes listo, hijo de puta.” dijo Edzard, sacando de sus pensamientos a Marcus.
Al momento en que Marcus oyó las palabras de Edzard, sintió que su cuerpo se helaba, ya que se dio cuenta de lo que había pasado. Sus ojos comenzaron a mirar a todo el lugar y pudo ver lo que quedaba de los “exorcistas” que habían sido enviados con él. El estómago de Marcus se sacudió cuando vio como estos habían sido descuartizados, pero a diferencia del primero en morir, estos últimos no habían sido asesinados con el Kopesh de Edzard, no, más bien parecía que el hijo de Akatosh usó sus propias manos para desgarrar el cuerpo de los exorcistas.
La brutal escena hizo que el poco valor o, mejor dicho, hizo que el adoctrinamiento que Mannimarco le había dado se esfumara, provocando que el miedo innato que poseen todas las razas se activara, haciendo que este comenzara a temer por su vida.
“P-por favor… no… no me mates…” tartamudeó Marcus mientras daba pasos hacia atrás, tratando de alejarse de Edzard, el cual se acercaba lentamente a el.
La mirada de Edzard era de completa ira al ver como el cobarde que se había atrevido a hacer sufrir a su familia rogaba por su vida. No había algo que el más detestara que la cobardía de personas que se atrevían a dañar a otros por placer y cuando veían que todo estaba en su contra, comenzaban a clamar piedad para salvar su pellejo. El asco que comenzó a sentir fue tal que decidió no usar el arma que tenía en su mano, no, incluso si los “exorcistas” que había matado antes habían estado aterrados, ninguno de ellos rogó por su vida como lo hizo esta basura. Asi que, des conjurando su arma, Edzard comenzó a ver el lugar, tratando de ver que podía usar para cumplir su promesa.
La psique de Marcus pareció calmarse cuando vio que Edzard descartaba su arma, dándole la impresión de que podría escapar de allí, por lo que, pensando rápidamente, el primer experimento “exitoso” de Mannimarco lanzó una bola de fuego directamente hacia Edzard.
La bola de fuego viajo rápidamente hacia Edzard, el cual no hizo nada para tratar de esquivarla, sino que simplemente dejó que le impactará, generando una explosión, la cual lo cubrió por completo.
Al ver la explosión que su ataque había creado, Marcus rápidamente sonrió, pero no se detuvo allí, sino que llevó su mano a su bolsillo, tratando de tomar el objeto que podría sacarlo de este lugar.
‘Vamos, vamos, deprisa.’ Pensaba Marcus mientras buscaba de manera desesperada lo que sea que lo sacaría de aquí. Sin embargo, estaba tan concentrado que no se dio cuenta de que el fuego y el humo de la explosión de su ataque se extinguía mostrando que Edzard estaba allí parado, luciendo algunas heridas mientras un vórtice incoloro absorbía lo que quedaba de la explosión.
Los ojos de Edzard estaban enfocados en Marcus y al ver que este buscaba algo de manera desesperada, supo que el hijo de puta intentaba escapar, por lo que queriendo evitar que lo haga y deseando tomarlo por sorpresa, rápidamente abrió la boca y gritó. “¡WULD!”
El grito de Edzard hizo temblar el lugar, llamando la atención de Marcus, el cual miró al frente, solo para ver como la mano de Edzard aparecía en su campo de visión.
Edzard apareció frente a Marcus y tomando la cara de su enemigo, lo restringió mientras lanzaba a quemarropa el hechizo de disipar magia, ya que Marcus tenía una armadura mágica. Al instante en que la armadura mágica de Marcus se extinguió, Edzard no perdió tiempo y de dos rápidos movimientos, lanzó dos golpes directos a las rodillas de su enemigo.
¡Crac! ¡Crac!
El sonido repugnante de los huesos de las rodillas de Marcus siendo destrozadas por la fuerza del golpe de Edzard llenaron el lugar, solo para ser acompañados por otro sonido.
“¡AHHHHH!”
El gritó de dolor que soltó Marcus fue tan fuerte que de haber estado fuera de esta dimensión de bolsillo de seguro todos los que estaban en la fortaleza lo habrían escuchado.
Al oír como su enemigo gritaba, Edzard comenzó a sonreír de manera macabra mientras comenzaba la segunda fase de su plan. Reuniendo Magicka en su mano, desató uno de los pocos hechizos de magia de la mente que conocía.
La mano de Edzard comenzó a brillar de color azul pálido, mientras de esta surgían zarcillo en forma de pequeños tentáculos, los cuales comenzaron a introducirse en la cabeza de Marcus.
“¡ARGHHHH!” comenzó a gritar Marcus mientras los zarcillos comenzaban a ingresar a su cabeza, provocándole un dolor atroz, el cual comenzó a hacer que su cuerpo convulsionase.
El agarre de Edzard sobre la cabeza de Marcus se mantuvo firme pese a que el cuerpo del “sacerdote” se movía sin parar. La causa del dolor que estaba sintiendo Marcus era el hechizo que estaba usando Edzard. La magia de mente era una rama de magia Nirmniana muy peligrosa, ya que de no tener cuidado podrías causarle mucho daño a la psique del objetivo. Normalmente Edzard usaba esta magia haciendo uso de un gran y total control, para de esa manera disminuir el dolor de la víctima, pero en este caso, el no deseaba eso, no, el deseaba causarle daño y sufrimiento al hijo de puta que tenía agarrado del rostro con su mano. Por ello, estaba haciendo uso de la magia de la mente de manera muy brusca, lo que hacía que el literalmente estuviese violando la mente de Marcus.
Si bien el sufrimiento de Marcus debería de calmar la ira que estaba sintiendo, la verdad es que lo que estaba viendo dentro de los recuerdos del “sacerdote” solamente servían como combustible de lo que solo podía ser considerado una fría y helada ira, la cual comenzaba a extenderse por todo su ser. La ira aumentaba con cada segundo y por cada fragmento de recuerdo que observaba, lo que hizo que instintivamente comenzase a apretar con más fuerza la cabeza de Marcus, provocándole así más dolor aún.
Cuando finalmente terminó de ver todo lo que sabía el “sacerdote”, Edzard miró al cielo de esta dimensión de bolsillo, porque si, él había confirmado que esta era una dimensión de bolsillo, la cual parecía imitar en cierto sentido de la palabra el ambiente de Nirm, pero parecía que no estaba completo. Tras pensar en ello, Edzard volvió su mirada a Marcus y vio como sus ojos estaban sin luz, signo inequívoco que su mente había sido destruida por completo.
“Había planeado hacerte un «águila de sangre» y desgarrar cada una de las fibras musculares de tu cuerpo con una daga mal afilada, para luego romper tus huesos y extraer tus pulmones con mis propias manos, pero el hechizo que usé para leer tus recuerdos ha destruido tu mente y por mucho que te torture ahora, no será lo mismo... así que, me encargare de que tu alma sufra por toda la eternidad como juguete de los amos ideales, pero antes te usare de batería para crear algún arma...” dijo Edzard mientras su mano derecha brillaba de color purpura, un segundo después, lanzó el hechizo a Marcus. El nombre del hechizo usado se llamaba «Trampa de Alma», un hechizo básico para atrapar el alma de un ser vivo en una gema de alma.
El cuerpo de Marcus brilló de color purpura al recibir el hechizo, provocando que este soltase una especie de gemido, ya que no podía hablar, pero ese gemido pronto se convirtió en un gemido dolorido cuando su pecho fue atravesado por el brazo izquierdo de Edzard, el cual había atravesado al “sacerdote” con un solo golpe, mostrando que pese a que Marcus era un hibrido artificial, la fuerza física de un Dovah como Edzard estaba muy por encima de la de alguien como él.
La boca de Marcus comenzó a expulsar una gran cantidad de sangre, pues Edzard le había atravesado el pulmón derecho, eludiendo el corazón del “sacerdote” por una buena distancia.
“Desaparece...” susurró Edzard para un segundo después desatar una gran cantidad de magia en forma del hechizo esfera de relámpagos.
El ataque a quemarropa del ex Archimago de Hibernalia explotó en el interior del "sacerdote", destruyendo por completo su cuerpo, el cual se convirtió en cenizas.
Al momento en que el cuerpo de Marcus dejó de existir, la realidad donde estaban Edzard y los otros comenzó a temblar, provocando que Rias, Akeno y el resto gritaran, ya que el lugar se mecía como un terremoto, impidiendo que pudiesen mantenerse en pie. Afortunadamente para ellos, el lugar dejó de temblar rápidamente, para luego dar paso a un sonido.
¡Crac!
El sonido de un espejo rompiéndose se hizo presente, provocando que todos miraran al cielo, donde vieron que el lugar se fragmentaba como un espejo roto.
“¿Que mierda-”
Las palabras de sorpresa de Issei murieron en su boca cuando tras ver como el cielo se rompía, todo el lugar brillaba de color blanco, cegándolos a todos. Cuando la luz se extinguió, los ojos de los presentes vieron que la barrera en forma de remolino que los protegía había desaparecido y habían regresado al lugar donde Edzard había emboscado a Marcus previamente.
Al ver que habían regresado, todos soltaron suspiros de alivio, ya que nadie sabía cómo habrían hecho para volver. Tras esos suspiros, todos miraron a Edzard, pues oyeron como este caminaba hacia ellos, manteniendo una mirada seria, algo que preocupo a todos, pero antes de que el hijo de Akatosh llegara a donde estaban sus amigos, el lugar tembló, pero a diferencia de otras veces, esta vez Edzard miró a un lado y frunció el ceño.
“Quédense aquí.” ordenó Edzard con voz seria, asustando un poco a los miembros del ORC. “No se muevan y protéjanse a ustedes y a mis hijas en caso de que venga un enemigo, necesito ir a ver algo, vuelvo pronto.”
Tras aquellas palabras, Edzard rápidamente salió corriendo de allí, dejando a todos los presentes con dudas y con el deseo de seguirlo. Si bien una parte de ellos quería obedecerle, otra no quería hacerlo. Al final, ganó la parte que no quería hacerle caso, por lo que, mirándose, todos los miembros del ORC asintieron y tras ello, corrieron tras Edzard, quedándose varios metros por detrás de él.
¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM! ¡BOOMMM!
Varias explosiones sacudieron todo el lugar, llenándolo de grietas y humo, el cual era disipado por los fuertes vientos que generaban las explosiones que seguían surgiendo.
“¡Quédate quieta, maldita!” gritó Walburga mientras movían sus manos y creaba varias cruces de fuego sagrado, las cuales encerraron a Asia, amenazándola con aniquilarla.
Asia miró las cruces y observó como estas comenzaron a aumentar de tamaño rápidamente, reduciendo el área donde estaba ella. Sabiendo que, pese a que ahora tenía una nueva forma de balance breaker, no tenía la energía suficiente como para poder resistir muchos ataques de este tipo, decidió contrarrestarlo, y para ello usó las llamas doradas que había comenzado a usar desde que activó este nuevo poder. Asi que, juntando las manos, rápidamente juntó una pequeña porción de Magicka y moviendo sus manos rápidamente, lanzó el hechizo.
Una enorme cantidad de fuego dorado surgió del cuerpo de Asia, formando una gran explosión de llamas doradas, las cuales impactaron con las llamas purpuras del sacred gear de Walburga. Ambas llamas al impactar comenzaron una furiosa batalla por el control, el cual fue un empate, ya que ninguna de las llamas se impuso a las otras, terminando por extinguirse al mismo tiempo.
‘Estas llamas son muy poderosas, pero no solo eso. Sino que, tambien al usarlas en hechizos, esta tiende a no consumir mucha Magicka, de hecho, su consumo es tan bajo que casi siento que tengo un encantamiento de reforzar destrucción para reducir el costo de Magicka de los hechizos.’ pensó Asia mientras observaba como las llamas terminaban de extinguirse, permitiéndole ver a Walburga, la cual tenía el rostro deformado por una espantosa mueca de ira.
“¡Maldita sea, mocosa de mierda!” gritó con ira Walburga, la cual miraba con pánico como sus llamas, las cuales eran consideradas una de las más poderosas, eran extinguidas por esas llamas doradas, las cuales provocaban una sensación muy extraña en la maga, la cual sentía escalofríos cada vez que las veía.
Tras aquel grito, la maga de Hexennacht comenzó a volar a más velocidad, alejándose de Asia, y cuando estuvo a una distancia más que prudente, según los estándares de Walburga, esta rápidamente desplegó una enorme cantidad de círculos mágicos, los cuales comenzaron a brillar y lanzaron cientos de hechizos elementales sobre Asia, la cual al verlos se detuvo de manera abrupta, pues el ataque era tan numeroso que prácticamente no había forma de esquivarlo.
‘La cantidad de hechizos desatados es increíblemente alta, no puedo esquivarlos incluso si doy marcha atrás.’ pensó Asia mientras miraba como aquella marea de hechizos elementales se acercaba peligrosamente a ella. Sin embargo, antes de que siquiera pudiera dar un paso hacia atrás, se dio cuenta de que, si esquivaba ese ataque, sus amigas, las cuales estaban tras de ella bajo una barrera de contención quedarían bajo ataque. ‘Estoy más que segura de que la barrera puede contener el ataque, pero la estructura debajo de ellas no, si caen no se a donde podrían terminar.... no, solo tengo una opción.... no es la mejor de todas, pero es la que más ayudaría en este momento.’
Tras aquel pensamiento, Asia no perdió tiempo y rápidamente juntó sus manos, para de esa manera juntar Magicka. La cantidad de Magicka que pudo juntar no era mucha, pero era lo mejor que podía hacer en este momento, ya que sus reservas estaban casi en cero y si bien podía recuperar sus reservas de magia a un buen ritmo, no podía hacer uso total de sus reservas por el momento, por lo que no sabía si la cantidad de magia que poseía sería suficiente, pero aun así no perdió tiempo y rápidamente conjuró una enorme custodia, la cual la cubrió a ella y tambien cubrió de cierta manera a sus amigas.
La lluvia de hechizos de Walburga cayeron como una ráfaga furiosa contra la custodia de Asia, creando varias explosiones y levantando muchas nubes de humo. Si bien la defensa de Asia era buena, esta no detendría el ataque por completo, pues ella no tenía la magia necesaria para crear una custodia que detuviera todo el ataque enemigo, por lo que, para protegerse a ella y sus amigas, hizo que el alcance de la custodia fuera nada más que el necesario para ese fin.
Los ojos de Asia se mantenían completitamente fijos en su custodia, pues debido a que no era tan poderosa como debería de serlo, esta corría peligro de romperse en cualquier momento, por lo que ella debía de mantener toda la atención posible para prevenir eso.
El ataque de Walburga duró un poco de más de un minuto, tiempo en el que amenazó con destruir la defensa de Asia, pero por fortuna no pudo hacerlo. Sin embargo, eso no quiere decir que la batalla fue fácil, ya que la barrera creada por la esposa del Dovahkiin había estado por quebrarse en varios momentos, pero afortunadamente eso no sucedió, pues ella había mantenido un control casi milimétrico de cada parte de la barrera, rellenando con Magicka rápidamente cada lugar que se debilitaba. Ahora, con el ataque de su enemiga ya detenido, ella no podía quedarse más a la defensiva, por lo que, moviendo sus seis alas, rápidamente se dirigió hacia Walburga.
Los ojos de la maga de se mantuvieron fijos en las nubes de humo y polvo que se habían levantado como consecuencia de su último ataque, esperando haber podido destruir a Asia, ya que había usado mucha magia en ello, pero no solo eso, sino que tambien había usado tanto de su sacred gear, que no sabía que más hacer, no solo eso, sino que incluso si ella quisiera volver a usar su balance breaker, no tenía un alma más para usarla como combustible, lo que la dejaba en problemas. Asi que, eso hizo que tuviera que ser extremadamente cautelosa por el momento.
‘Solo tengo que resistir un poco. Un nuevo despertar de este tipo de poder no es algo que dure mucho, así que solo es cuestión de tiempo para que su nuevo poder se extinga, y cuando lo haga, su cabeza será mía... además, incluso si no lo hace aún me queda “eso” como última opción.... así que, a la mierda con el plan de secuestrarla para usarla como palanca contra ese mocoso, la matare a ella y a todas las putas que llama amigas, para luego largarme a la clandestinidad, me importa una mierda lo que sea que planean los demonios de Qlippoth.’ pensó con ira Walburga, la cual ya no pensaba con mucha claridad, pues no comprendía lo que aquella acción causaría en el mundo. Sin embargo, no pudo pensar más en ello, ya que en ese momento una de las nubes de humo y polvo fue divididas por Asia, la cual salió de allí como un cohete supersónico.
“¡Walburga!” fue el grito que surgió de la boca de Asia mientras esta cargaba de manera directa contra la maga de Hexennacht, la cual la miraba con miedo e ira, pues vio que ella había salido ilesa de su anterior ataque.
“¡Aléjate!” gritó Walburga con pánico al ver a Asia cargar contra ella, por lo que deseando detenerla, rápidamente, movió su mano y lanzó varias bolas de fuego sagrado, las cuales se movieron como meteoritos contra Asia.
Los ojos de Asia se movieron rápidamente, examinando cada bola de fuego acercándose, midiendo cual era mejor cortar y cual neutralizar con un ataque mágico. Sin embargo, por mucho que pensase, ella se dio cuenta de que se estaba quedando sin tiempo, por lo que, sin otras opciones, rápidamente movió su mano izquierda y rápidamente lanzó un pequeño bombardeo de bolas de fuego dorado, las cuales viajaron rápidamente hacia los ataques de Walburga, neutralizándolos y creando varias explosiones al hacerlo.
Pese a las explosiones, Asia no se detuvo y siguió volando hacia Walburga, la cual seguia intentando huir de ella, pero para su mala suerte, la hija del heredero al ducado de Alcaire fue más rápida y logró atraparla por el cuello de su vestido.
“¡Te tengo!” gritó Asia al atrapar a Walburga por el cuello de su vestido.
“¡GACK!” fue el sonido ahogado que salió de la boca de la maga cuando Asia tiró del dobladillo que era el cuello del vestido de Walburga, provocando que esta se ahogue un poco.
En el momento en que Asia tuvo a la maga entre sus brazos, pensó en atravesarle el pecho a Walburga, pues la ira que sentía por como esta mujer se había atrevido a ser la cabeza del secuestro de su hija era tan grande que a duras penas podía mantenerse cuerda. Sin embargo, la ira que sentía hizo que los planes que podría pensar para acabar con la maga se torcieran hacia otra dirección, la cual comenzó a hacer que una sonrisa malvada comenzase a formar en el rostro de la exmonja.
Siendo “poseída” por esta nueva faceta, Asia apretó el agarre en el dobladillo del vestido de Walburga, provocando que esta comenzase a asfixiarse más. La falta de oxígeno comenzó a provocar que la maga de Hexennacht se moviera de manera un poco errática, tratando de zafarse de Asia, algo que fue inútil, pues la fuerza de la hibrida era mucho mayor de lo que Walburga podía usar.
Al ver como su enemiga se retorcía un por la falta de oxígeno, la sonrisa en el rostro de Asia comenzó a aumentar, pero eso no quiere decir que estaba satisfecha con eso, no, así que, queriendo ver sufrir más a su enemiga, Asia decidió darle una paliza como correspondía, por lo que, sin pensarlo dos veces, movió su mano y lanzó a Walburga contra el suelo.
El cuerpo de la maga salió disparado como un cometa, terminando por impactar en el suelo, creando una gran explosión por el impacto, levantando una enorme cantidad de polvo.
“¡Cof! ¡Cof!” fueron las fuertes toses que la maga comenzó a soltar, no solo por el golpe, si no tambien por la capacidad que tenia de volver a respirar tras haber sido asfixiada por Asia hace unos momentos. Por ello, tras volver a “respirar”, ella comenzó a levantarse, pero para su mala suerte, ella no pudo ni levantarse, pues tras haber colocado sus manos a su lado con mucha dificultad, una bota metálica impactó de lleno en su pecho, rompiéndole varias costillas y parte del esternón.
“¡AGGHHHH!” gritó Walburga con mucho dolor al recibir el golpe, procediendo a moverse bajo la bota de Asia, la cual seguia ejerciendo cada vez más presión, aumentando así la cantidad de dolor que la maga sentía.
La sonrisa de Asia no dejaba de crecer mientras miraba a Walburga retorcerse bajo su pie. Para ella era una sensación muy extraña, pero a la vez gratificante ver a la causante del sufrimiento de su hija retorcerse de dolor ante sus ojos. Por lo que, queriendo verla sufrir aún más, Asia no dejó de hacer eso por unos buenos momentos. Cuando terminó de hacer aquello, levantó su pie, dándole un pequeño momento de respiro a Walburga, la cual aprovechó ese momento para girarse y comenzar a toser, buscando reponer el aire que tanto le había costado obtener mientras el pie de Asia estaba en su pecho. Sin embargo, ella no pudo hacer eso por mucho tiempo, ya que su cuerpo salió disparado de nuevo gracias a una potente patada de parte de Asia, la cual impactó en todo el abdomen de la maga, causando que el poco aire que había recuperado saliera de sus pulmones, volviéndola a ahogar, pero no solo eso, sino que el golpe fue tan fuerte, que terminó por fracturar el esternón de Walburga, a la vez que le provocaba que vomitase un poco de sangre mientras salía volando unos pocos metros.
El cuerpo de la maga rebotó varias veces tras impactar en el suelo, pues el golpe de Asia la había hecho salir disparada de manera parabólica. Cuando ella terminó de rebotar en el duro suelo, su cuerpo estaba lleno de varias heridas adicionales gracias a los escombros que por allí había.
‘E-esto no debería de estar pasando... S-se supone que ella debería de estar a mi merced, pero... n-n-no es así... ¿Por qué?’ pensó Walburga mientras su mente se debatía entre la conciencia y la inconciencia, pues el daño que había sufrido era bastante. Pese a que ella era una maga, ella seguia siendo en esencia una humana y eso la hacía muy susceptible al daño, en especial al físico. ‘De no ser por la barrera que yo misma cree para evitar las teletransportaciones que no son hechas por las puertas de teletransporte que estaban en la otra cámara, podría haberme podido teletransportar para luchar y para poder huir.... S-sin embargo... aun no estoy acabada.... A-aún tengo eso...’
Tras pensar aquello, Walburga movió de la manera más rápida que pudo una mano hacia sus bolsillos comenzado a buscar ese objeto, pues comenzó a escuchar los pasos de Asia acercarse a ella. Asi que, llenándose de miedo y pánico, ya que era más que obvio que Asia la mataría, por lo que rápidamente aumentó la velocidad con la que buscaba el objeto. Para su buena suerte, logró obtenerlo y con un movimiento rápido y algo más fluido de lo que esperaría de su cuerpo, logró sacarlo de su bolsillo. El objeto que estaba en sus manos era un pergamino, el cual a diferencia del anterior que había usado, el papel en el que estaba inscrito era de color negro.
Al momento en que la maga observó el objeto, sonrió con alegría, ya que esta era su carta de triunfo. Por lo que, sintiéndose más segura de su supervivencia, la maga de Hexennacht se levantó con mucha dificultad. Cuando estuvo de pie, vio que Asia se había detenido a unos metros de ella, por lo que, moviendo la cabeza, miró a la esposa de Edzard y observó como su sonrisa provocaba que ella frunciera el ceño de forma más pronunciada.
“D-debiste matarme cuando me capturaste...” dijo Walburga mientras levantaba de manera lenta el pergamino, a la par que lo iba desatando. Cuando dicho pergamino estuvo libre, ella lo abrió. Un segundo después, tanto Asia como Walburga vieron como el pergamino se consumía a sí mismo en una llama de color negro con detalles en rojo, volviéndose cenizas en la mano de la maga.
Al ver lo que había sucedido con el pergamino de Walburga, Asia se sintió confundida, ya que no esperaba que eso sucediese, algo que vio que la misma maga de Hexennacht tambien compartía con ella, pues los ojos de Walburga tambien estaban abiertos como platos. Dicha sorpresa aumentó enormemente cuando de la nada, una enorme runa apareció a los pies de Asia.
‘¿Qué?’ pensó con asombro Asia cuando vio aparecer dicha runa. Al momento en que sus ojos se posaron en dicha runa, las alarmas de peligro comenzaron a sonar en su mente. Por lo que, no deseando saber por qué sus alarmas sonaron, ella comenzó a moverse, tratando de salir del área de efecto de dicho hechizo. Sin embargo, cuando salió del área de efecto, Asia vio con horror como la runa se movía a gran velocidad hasta estar nuevamente bajo sus pies. Aquello era algo inaudito para ella, ya que nunca había oído de un hechizo que te persiguiera, pero para su mala suerte no tuvo tiempo para pensar en algo más, ya que la runa brilló intensamente, creando varios rayos de luz roja, los cuales envolvieron a Asia, causando que un dolor agudo recorriera el cuerpo de la descendiente de Nathaniel.
“¡AHHHHHH!” gritó de dolor Asia cuando la energía del hechizo comenzaba a penetrar en su cuerpo de manera brusca y violenta.
La forma en como la esposa de Edzard gritaba provocó que Walburga riera de emoción.
“¡Ja, ja, ja! ¡Estas acabada chica!” gritó Walburga mientras comenzaba a curarse lentamente.
Tras oír aquellas palabras, el dolor que sentía Asia comenzó a intensificarse, provocando que sus gritos de dolor aumentaran de intensidad por unos momentos. Sin embargo, eso cambio unos momentos después, ya que, para su total sorpresa, el dolor comenzó a disminuir y su mente comenzó a sentirse liviana y adormecida.
‘¡¿Qué sucede?!’ gritó de pánico Asia en su mente, pues se dio cuenta de que estaba perdiendo el control de sus extremidades. ‘¡Mi cuerpo no responde a mis ordenes!’
“¡No importa cuánto luches, mocosa! ¡Tu mente pronto me pertenecerá!”
El grito de Walburga hizo que Asia se diera cuenta de lo que pasaba. Asi que, llena de pánico, comenzó a pensar en una forma de librarse de lo que sea que había hecho ese hechizo en su cuerpo. Sin embargo, para su total horror, no podía hacer nada, no solo eso, sino que comenzó a sentirse cada vez más restringida, casi como si estuviera en una especie de jaula invisible.
La sonrisa en el rostro de Walburga creció cuando vio como la esclerótica de los ojos de Asia se volvía negra.
“¡Ja, ja, ja! ¡Ahora me perteneces!” gritó Walburga con una sonrisa al ver como el hechizo había funcionado. El hechizo que ella había usado le había sido entregado por Euclid como la última opción para controlar al Dovahkiin y según las palabras del demonio este rompería la mente del objetivo, por lo que ahora mismo, aquella mocosa sería una presa fácil para ella. “Je, je... no esperaba usar eso en ti, pero no me dejaste opción... ahora, te destruiré cuando-”
Lo que la maga estaba por decir murió en su boca cuando su cabeza fue separada de su cuerpo gracias a un muy limpio corte, el cual provino de la espada de Asia.
Mientras la cabeza de Wlaburga caía al suelo, esta se dio cuenta de que había bajado la guardia, lo que impidió que se diera cuenta de que Asia se había movido para matarla.
Cuando la cabeza de la maga toco el suelo, la luz de sus ojos ya se había extinguido, lo que indicaba que ya estaba muerta, por lo que ella no pudo observar cómo Asia comenzó a mover su espada para cortar de manera salvaje y descuidada el resto su cuerpo.
La sangre del cuerpo de Walburga comenzó a salpicar por toda el área cercana, pero no solo eso, sino que tambien comenzó a cubrir el cuerpo de Asia, la cual no dejaba de brutalizar el cuerpo de la maga hasta que algo salió del cuerpo mutilado.
Ante los ojos de Asia, una pequeña llama de color purpura surgió y se dirigió hacia la derecha de la exmonja, la cual, siguió aquella luz, solo para oír una voz femenina llamándola.
“¿Asia?”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí está el capítulo 64 XD
Como se ve, estamos llegando al final de este arco, el cual si todo sale bien terminara en el próximo capitulo. Ahora, sobre este capítulo, he escrito algunas cosas como las “Reglas del mundo”, las cuales son las reglas que rigen todo en los diversos mundos, o al menos así lo interpreto yo. Tambien vemos que al final, estoy haciendo a Asia mas OCC de lo que ya era, pero espero que entiendan que hay una causa para ello, y espero poder haberla plasmado bien en el capítulo.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 66
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 6 5
—Nunca he comprendido totalmente la psique mortal…. A veces son fuertes, pero en otros momentos son tan frágiles que solo necesitas el hechizo correcto para causarles un gran daño. —
Diario de un mago maestro de Ilusión en la segunda Era
En una sala de uno de los tantos búnkeres secretos de los ángeles caídos, se encontraban reunidos muchos demonios, ángeles caídos, ángeles, youkai, y valquirias. Todos se encontraban sentados frente a varias pantallas generadas por círculos mágicos, examinando la información que recibían de manera continua de los diferentes equipos enviados en la misión «Seis Reyes dragón». Este intercambio de información era necesario para coordinar las acciones futuras y saber si la misión ya se había cumplido o aun había que movilizarse a otros lugares para dar apoyo.
Todo el lugar parecía relativamente normal, hasta que alguien rompió esa normalidad con un grito.
“¡¿Está segura, Lavinia-Sama?!” gritó uno de los ángeles caídos que estaba presente, sorprendiendo a todos los que estaban a su lado.
“Lira, ¿Qué sucede? ¿Por qué gritas tan sorprendida?” preguntó otro de los ángeles caídos al ver a su compañera gritar de manera imprevista.
El ángel caído llamado Lira no respondió a su compañero de facción, pues se levantó de golpe de donde estaba sentada y sin prestar atención a nadie más, comenzó a correr, saliendo de la sala.
Los pasos de esta mujer fueron rápidos, pues llevaba información muy sensible de la misión de rescate, por lo que no perdió tiempo y llegó a la sala donde estaban los lideres del pacto Kuoh. Sin llamar a la puerta y por ende esperar respuesta, ingresó de manera rápida a la sala, llamando la atención de los que estaban dentro de esta.
La sala donde los lideres del pacto de Kuoh se encontraban reunidos era una sala amplia, en la cual se encontraba una mesa redonda con una silla para cada uno de los lideres de las facciones que conformaban el pacto. Casi todos los que regían el pacto estaban presentes, salvo por uno de los miembros fundadores. Aunque, la sala estaba designada para los lideres, en ella había una que otra persona que servía directamente a ellos, y una de las más importantes allí presente era Grayfia, la cual estaba al lado de su esposo. En el lado de los Ángeles Caídos estaba una mujer de ojos fuertes con cabello largo de color morado, la cual vestía un traje formal, el cual resaltaba sus enormes pechos. El nombre de esta mujer era Penemue y era la secretaria principal de los Grigori. Junto a Michael estaba Gabriel, la cual recibía cada cierto tiempo miradas de molestia por parte de Serafall. Además, al lado de Odín estaba una valquiria, la cual era una mujer hermosa con el pelo largo de color azul claro. Su vestimenta consistía en un traje profesional de color negro. El nombre de esta mujer era Brynhildr, la más fuerte de las valquirias y la líder de estas.
Cuando Lira entró en la sala, los lideres rápidamente la miraron, sorprendidos de verla allí.
“¿Lira?” preguntó con sorpresa Penemue al ver a una de sus subordinadas directas llegar e interrumpir en la sala, ignorando todos los protocolos de etiqueta que se le habían enseñado cuando se convirtió en una secretaria. “¿Qué haces aquí?”
La joven rápidamente miró a sus lideres y haciendo una reverencia se disculpó por sus acciones. “¡Lo lamento mucho, Penemue-Sama, Azazel-Sama! ¡Pero la información que traído es muy urgente!”
Las palabras que salieron de la boca de la chica causaron confusión y preocupación en quienes la oyeron, pero les permitió comprender que debía de ser algo muy sensible como para que ella hubiese entrado de esa manera.
“¿Qué cosa?” preguntó Penemue tras salir del shock por lo que acababa de oír.
“De seguro sucedió algo que ha complicado la misión, Penemue.” Respondió Azazel con una sonrisa divertida, ya que le causaba gracia ver a su secretaria así de sorprendida.
Cuando la secretaria de Azazel oyó la respuesta de su jefe, su primera reacción fue, ante la sorpresa de todos, darle un golpe en la cabeza a este, provocando que la cabeza del líder de los Grigori se estrelle contra la mesa.
“Ahk. Eso dolió, Penemue.” Dijo Azazel, el cual comenzó a sobarse la cabeza tras el golpe.
“¡Eso te pasa por dártelas de gracioso conmigo, baka-jefe!”
Tras aquel grito, Penemue miró a su subordinada y le pidió que contara que noticia tan importante traía como para interrumpir de esta manera en la sala de los lideres. Cuando Lira comenzó a transmitir la información que Lavinia le había dado, los ojos de todos los lideres se abrieron como platos por la sorpresa que sintieron al oír esto.
“¿Estás segura de que Lavinia mencionó el nombre de Walburga?” preguntó Azazel, el cual no tenía su típica sonrisa, sino que tenía una mirada muy seria y de preocupación.
“Si, Azazel-sama. Incluso le pedí que me cuente su informe una segunda vez para confirmarlo.”
“Mierda…” suspiró Azazel mientras se llevaba una mano a la sien.
“¿De dónde conoces a esa maga, Azazel?” preguntó Sirzechs, mirando al líder de los caídos con curiosidad por saber por qué estaba actuando así.
“La conozco de cierto incidente de hace unos años con una organización llamada Oz.” Respondió Azazel, el cual para evitar más preguntas comenzó a contarles sobre la organización de magos Oz y el incidente que involucró a Tobio Ikuse. Cuando el líder de los Grigori terminó de hablar, los lideres reunidos estuvieron muy sorprendidos, sobre todo Michael y Gabriel.
“¿Estás seguro de que posee el sacred gear «Incinerator Athem», Azazel?” preguntó Michael con suma preocupación a su hermano caído.
“Si, Michael. Ella lo “heredó” de su antigua maestra y se ha convertido en una muy poderosa y versátil usuaria de dicho sacred gear.”
“Esto es malo, muy malo. Ahora entiendo porque no teníamos información sobre ese sacred gear, pese a que es considerado una de las reliquias santa del cristianismo.” Comentó Gabriel, la cual miró a su hermano. “Tenemos que recuperarlo rápidamente, esa debe ser una prioridad para los grupos que se topen con ella.”
“Parece que has olvidado cual es el objetivo de esta misión, Gabriel.” Comentó Serafall, llamando la atención de su rival, la cual la miró de inmediato. “Esta misión se hizo para que rescatemos a Marie-chan antes de que Ed-chan llegue a su hogar de donde sea que él este.”
“Lo sé, pero…”
Las palabras de Gabriel se vieron interrumpidas cuando frente a ellos apareció un círculo mágico, el cual llamó la atención de los presentes.
“¿Creía que nadie podría comunicarse con nosotros hasta que esta misión estuviese terminada?” preguntó Odín, el cual miró el circulo mágico con algo de cautela.
“Si, así es… pero ese círculo mágico no es de ninguna facción que reconozca.” Señaló Yasaka, la cual miraba el circulo con extrañeza, pues nunca había visto ese círculo mágico.
“Es el circulo mágico que Edzard-kun ha creado para su familia.” Dijo Sirzechs, reconociendo el circulo mágico que Edzard le había mostrado hace varios meses, cuando él le preguntó sobre su nivel de poder mágico en este mundo.
La mención del miembro faltante del pacto hizo que un escalofrió recorriera las espaldas de todos los presentes, quienes se pusieron pálidos como la nieve al enterarse de esto.
“Mierda...” dijo Odín mientras se llevaba una mano al rostro, pues comenzó a temer lo peor, es decir, comenzó a temer que Edzard ya hubiese regresado.
“E-esto es malo...” susurró Serafall, la cual no tenía para nada el semblante divertido y alegre que solía tener, no, ahora mismo, ella mostraba preocupación absoluta, junto con un poco de pánico.
“Tenemos que contestarle, de lo contrario la cosa escalara más aún.” Comentó Azazel, el cual estaba que sudaba un poco, ya que no sabía por qué, pero el ambiente se había vuelto más asfixiante de la nada, llegando al punto en que se había olvidado por completo de Walburga.
Tras las palabras de Azazel, los lideres presentes se miraron, viendo quien sería la persona que contestaría esta llamada, y, por lo tanto, seria quien recibiría la respuesta de parte de Edzard.
“Creo que la mejor persona para hacerlo sería Yasaka-hime.” señaló Odín, el cual rápidamente desvió el rostro al darse cuenta de que la mencionada le miró intensamente con sus ojos dorados, casi como si esperando que el anciano pervertido estallara en llamas azules.
La respuesta dada por el viejo Odín hizo que todos miraran a la youkai, la cual comenzó a mirarlos como respuesta. Esto terminó provocando un ambiente algo tensó en el lugar, el cual fue agravado por el silencio que lo acompañaba. Dicho silencio no duro mucho, pues Azazel habló.
“Si, creo que ella es la indicada.” comentó el líder Caído, ganándose un gruñido de parte de Yasaka, la cual respondió de manera rápida.
“¿Por qué crees eso? ¿Por mi compromiso con Edzard?” preguntó Yasaka, la cual tenía el ceño fruncido. “Crees que eso me servirá de escudo, mi relación con el solo es profesional, y gracias al compromiso, estoy en hielo delgado en todo lo que tiene que ver con su familia. No creo que se tome bien esto…”
Las palabras de Yasaka sorprendieron ligeramente a los presentes, pues no esperaban que una mujer tan bella como ella tuviera problemas para conquistar a un joven como Edzard. Sin embargo, pese a la sorpresa, tuvieron que volver a la realidad cuando se dieron cuenta de que el brillo del círculo mágico aumento de intensidad.
“Eso es... bueno, no sé cómo ponerlo en palabras, pero eres nuestra mejor opción.” dijo Azazel, el cual estaba pensando en levantarse y pedirle de rodillas a Yasaka que sea ella quien contestase la llamada. “Si contestas la llamada, te deberemos un gran favor.”
Las palabras de Azazel fueron acompañadas de los asentimientos de los otros lideres, los cuales se miraban preocupados entre ellos, para luego mirar el circulo mágico como si este fuese una bomba de hidrogeno a punto de estallar en sus caras.
‘Idiotas, creen que quiero ser el foco de la ira de Edzard.’ pensó Yasaka con algo de pánico, para luego comenzar a pensar rápidamente en un plan para poder salir de este asunto. Sin embargo, no pudo hallar una forma de escapar, por lo que al final solo soltó un suspiro. Tras el suspiro, ella vio el circulo mágico y comenzó a pensar en que pasaría si respondía... ‘Si respondo, obtendré el favor de todos los lideres del pacto, y si no lo hago, es posible que tengamos a un Edzard enojado detrás de nosotros.... Pero, si contesto, tambien lo tendríamos, pero yo tendría algunas cosas más para usar para mejorar la vida de mi pueblo en la dimensión creada por el...’
Con esos pensamientos, la mano izquierda de la líder de los Youkai de Kioto comenzó a acercarse lentamente al círculo mágico. Mientras avanzaba y se acercaba al círculo, su cuerpo comenzó a sudar y a enfriarse, mientras sus nervios comenzaban a aumentar. Cuando su mano estuvo a escasos milímetros de tocar el círculo, cerró los ojos y cuando lo tocó, esperó el gritó furibundo de Edzard... Sin embargo... este nunca llegó, lo que hizo que abriera los ojos. Cuando su mirada se fijó en la proyección mágica del círculo, se sorprendió enormemente, ya que allí en esa miniatura mágica no estaba Edzard, sino que estaba Tiamat.
“Tiamat-san...” dijo Yasaka con sorpresa, llamando la atención de los otros lideres y presentes, los cuales habían cerrado los ojos y se habían tapado los oídos para no escuchar a Edzard gritar.
“Hola, Yasaka-san.” Saludó con una sonrisa tensa la dragona, la cual estaba en su forma humana. “Lamento haber llamado de esta manera, pero recibí ordenes de comunicarles esto de manera inmediata.”
Las palabras que dijo la dragona comenzaron a hacer eco en las mentes de los presentes, preocupándolos más aún.
“¿Qué cosa debes de trasmitirnos, Tiamat-san?” dijo Ajuka, el cual miró a su ocasional “secretaria”, la cual lo miró rápidamente antes de responderle.
“Tengo dos cosas que decirles, ambas dadas a mí por la criada en jefe del palacio, quien recibió estas órdenes de parte de Edzard.”
La mención del nombre del hijo de Akatosh elevo aún más las alarmas en la mente de los presentes, los cuales sintieron un escalofrío.
“¿Y-y-ya regresó...?” preguntó Azazel con algo de pánico en su voz.
“Si, lo hizo hace unos minutos, pero no pudo quedarse mucho tiempo, ya que, al llegar, pidió hablar con Asia-san, y como entenderán, él se dio cuenta de que algo pasaba, por lo que le pidió a la líder de las sirvientas que le cuente todo, algo a lo que ella estuvo de acuerdo.” Respondió Tiamat, la cual dejo la sonrisa que tenía antes y puso una cara de pánico al terminar de contar aquello. “No supe mucho de como se lo tomó, pero ella dice que sus ojos se pusieron tan fríos que de seguro podrían congelar el océano de la tierra con mucha facilidad.”
“Mierda, esto esta jodido.”
Las palabras de Odín no recibieron respuesta inmediata, sino que fueron recibidas por un silencio, el cual duró unos segundos, hasta que fue roto por Michael, el cual fue el primero en salir de su estupor, por lo que pudo preguntar por las palabras de Edzard.
“Mi jefe dijo que cuando regrese de salvar a su hija era necesario una reunión del pacto de emergencia, pues ha descubierto algunas cosas que podrían afectar el devenir de las acciones futuras que se necesitaran tomar contra los daedras, pues tiene información que podría cambiar el curso de las invasiones a nuestro mundo.”
Las palabras de la dragona volvieron a sorprender a los presentes, quienes se miraron mientras comenzaban a hablar entre ellos.
“Eso es increíble... cada vez que el sale por su cuenta, logra encontrar información importante que tiene que ver con las invasiones daedricas o con la Khaos Brigade.” comentó sorprendido Ajuka, el cual estaba que pensaba en qué tipo de información podría tener Edzard.
“Te entiendo, viejo amigo.” dijo Sirzechs, el cual soltó un suspiro de tranquilidad, pues no estaban tratando con Edzard… por ahora.
“Es casi como si todo apareciera frente a él, más que una casualidad es casi como si...”
“Casi como si el destino guiara su mano y sus pasos para llevarlo a ese lugar.” dijo Serafall, terminando de decir lo que estaba diciendo Azazel.
“Si. Es en momentos como estos que agradezco que el mocoso no sea nuestro enemigo.” señaló Odín, el cual aún recordaba como ese joven les había explicado que había matado a Loki de manera muy sencilla. “Incluso si su poder no fuese comparable con el nuestro, sus habilidades son más que suficiente como para poder reducir de manera significativa cualquier brecha, lo que convierte en alguien a temer.”
Las palabras del viejo Odín fueron escuchadas por los acompañantes de cada líder, los cuales comenzaron a tener dudas, pues si bien la mayoría conocían a Edzard por los informes que recibían de sus lideres, solo uno de ellos había podido hablar con él en persona. Sin embargo, antes de que siquiera pudiesen decir algo, la secretaria de Azazel habló, llamando la atención de todos de nuevo.
“Tiamat-san. Usted menciono dos mensajes de Edzard-sama para nosotros, ¿Cuál es el otro?”
La pregunta de Penemue hizo que todos volvieran sus miradas a Tiamat, la cual puso un rostro muy serio y tosió, para luego responder tratando de imitar la voz de Edzard. “Sirzechs, Serafall, Ajuka, Falbium, necesito que preparen un equipo médico especial. Es necesario que vengan con todos los médicos más capacitados que posean, y tienen que ser personas en quienes puedan confiar para mantener un secreto.”
La petición trasmitida por Tiamat a los lideres del pacto de Kuoh confundió a estos, los cuales no entendían por qué el hijo de Akatosh les estaba haciendo esa petición. Afortunadamente, Tiamat se dio cuenta de su confusión y rápidamente volvió a hablar.
“Necesitamos que vengan con un equipo médico porque mi jefe ha encontrado a Lilith, la madre de los demonios.”
Las palabras de Tiamat dejaron en silencio a toda la sala, provocando que los ojos de los demonios se abrieran, pero no solo los de ellos, sino tambien los de los otros lideres de las facciones.
“¿Lilith-sama?” preguntó Grayfia mientras sus ojos estaban abiertos como platos. “¿Está viva?”
“Así es.” respondió rápidamente Tiamat, la cual vio como todos los demonios estaban que procesaban todo aquello.
“¿Como es eso posible?” preguntó Sirzechs, el cual se dejó caer en su silla, presa del shock y la sorpresa, algo que fue copiado por sus compañeros, quienes estaban sorprendidos por este desarrollo.
‘Esto es increíble, no solo ha traído información importante sobre las invasiones, sino que también ha logrado encontrar a alguien que había estado desaparecida desde la gran guerra. Si ella vuelve, será una fuerza política importante para ayudar a reincorporar a las fuerzas de los antiguos maous al inframundo.’ pensó Sirzechs con un poco de alegría, ya que la presencia de Lilith podría ayudar a darles más legitimidad a los actuales maous, así como mejorar su peso político. Sin embargo, aquellos pensamientos optimistas se fueron al infierno cuando Tiamat respondió su pregunta.
“No lo sé, pero está en un estado grave, muy grave.” respondió Tiamat, levantando las alarmas en los demonios, los cuales dejaron de pensar en lo que estaban pensando cada uno y rápidamente miraron a la dragona.
“¿Qué quieres decir?” fue la pregunta de Falbium, el cual miró directamente a los ojos de la proyección de Tiamat.
“Lilith-san fue transportada junto con un laboratorio completo y mientras hablamos los sirvientes se están encargando de mantenerlo en funcionamiento, pero como sabrás, ninguna de ellas es un médico. Según los informes que había dentro del laboratorio, ella está en un estado cercano a la muerte post parto y su cuerpo muestra necrosis en varias partes... ¡Así que si quieren que ella viva dense prisa y no pregunten nada más, idiotas! Los volveré a contactar en diez minutos para traerlos hasta aquí.”
El grito final de Tiamat sobresaltó a todos los presentes, los cuales, tras aquello, vieron como la llamada se terminaba de manera abrupta.
Cuando la llamada terminó, todos se quedaron viendo donde había estado la proyección de Tiamat, en silencio y en total sorpresa. Uno de los más sorprendidos fue Sirzechs, el cual por el shock de saber que alguien tan importante para su sociedad estaba muriendo no había podido reaccionar. Sin embargo, eso cambio cuando sintió un ligero apretón en su brazo. Mirando en esa dirección, vio que la causa era la mano de su esposa, la cual estaba que le apretaba suavemente. Desviando la mirada, miró a la mujer con la que había decidido compartir su vida y no se sorprendió al ver la preocupación en sus ojos.
Solo un cruce de miradas fue necesario para que el actual lucifer supiese lo que su esposa quería que el haga, por lo que, sin perder tiempo, rápidamente miró a sus compañeros demonios y estos asintieron. Tras ello, él se levantó de su silla y carraspeando un poco, llamó la atención de todos. Cuando todos los presentes posaron sus vistas en él, habló.
“Se que estamos en medio de algo importante, pero...”
“No nos des un discurso, Sirzechs. Ve, llama a los médicos.” dijo Azazel, interrumpiendo a Sirzechs, pues entendía la importancia de que Lilith apareciera con vida en el Inframundo.
Si bien la acción de Azazel se podría tomar como una falta de respeto, la situación actual y la cantidad de emociones que llenaban a cada uno de los presentes provocó que nadie se quejara. Así que, tras las palabras del líder de los Grigori, los cuatro maous comenzaron a llamar a todos los médicos de confianza que tenían, siendo Serafall la que más médicos obtuvo, pues ella era una Sitri por nacimiento, lo que le daba acceso a los mejores médicos del inframundo.
Tras unos pocos minutos, un gran equipo se había formado y ya habían sido transportado al centro de comando de la operación «Seis reyes dragón», donde ahora mismo estaban esperando a que Tiamat volviera a contactar con ellos para llevarlos al mundo de Edzard. La secretaria de los Grigori llamada Lira había recibido la orden de no decir nada de nada sobre lo que se había hablado en la sala, algo a lo que ella estuvo de acuerdo, pues Penemue había amenazado con enviarla a reeducación si incumplía la orden.
“¿Cuantos médicos tenemos en el equipo?” preguntó Sirzechs mientras miraba al equipo reunido.
“Tenemos más de cincuenta médicos, todos son los más experimentados en sus campos.” respondió Falbium de manera rápida. “Además, junto a ellos van equipamiento médico especial, el cual será convocado con la ayuda de Tiamat cuando lleguemos a.... ¿Cómo es que se llama el mundo del muchacho?”
La pregunta de Falbium provocó que todos se llevasen una mano a la cabeza y luego miraran a Yasaka, pues no sabían que nombre le había puesto Edzard a su mundo, por lo que esperaban que su “prometida” supiera que nombre le habían dado.
Cuando Yasaka se dio cuenta de que la miraban, rápidamente intuyó lo que querían saber, por lo que sin perder tiempo les respondió que ella tampoco sabía que nombre le habían puesto.
“Ya veo... bueno, eso no importa. Como iba diciendo, cuando lleguemos a ese mundo, se invocará el equipamiento y comenzaremos a tratar de encontrar una forma de salvar a Lilith-sama.”
Tras decir aquellas palabras, todos los presentes miraron a los lideres presentes, los cuales asintieron.
“Bien, entonces ahora solo debemos de esperar a que Tiamat se comunique con nosotros.” dijo Sirzechs, solo para quedarse callado cuando un círculo mágico brilló en la sala, indicando que Tiamat estaba que se comunicaba con ellos.
“Hablando del rey de roma, mira quien se asoma.” dijo con diversión Azazel al ver la llamada de Tiamat. Sabiendo que era ella y no Edzard, el caído se acercó al círculo y tomó la llamada.
“Hola, Tiamat-chan.” saludó Azazel con una sonrisa.
El saludo de Azazel no pareció agradarle a Tiamat, la cual al verlo rápidamente soltó un suspiro, para luego ignorarle y mirar a los otros presentes antes de hablar. “Parece que reunieron al equipo. ¿Listos para que los teletransporte a este mundo?"
“Si, debido a la intervención de Edzard-kun, la operación «Seis reyes dragón» se ha dado por concluida, ya que parece ser que la pequeña Marie está en la base de los Alpes Italianos. Con la presencia de sus dos padres, ella ya está a salvo, por lo que todos nos dirigiremos al territorio de Edzard-kun.” respondió Sirzechs de manera rápida.
“Vale, entonces empecemos.” dijo la proyección de Tiamat, para luego tronar los dedos.
Tras aquel chasquido, un enorme circulo mágico apareció a los pies de los presentes. El circulo mágico comenzó a subir lentamente, comenzando a teletransportarlos lentamente. Y todo iba normal, hasta el momento en que el círculo estuvo por debajo de los cuellos de los presentes, pues fue en ese momento que todo cambio. Dos círculos mágicos aparecieron en los oídos de Sirzechs y de Yasaka, los cuales brillaron, dándoles unas noticias aterradoras.
“¡¿Como que Rias y su nobleza no están en Kuoh?! / ¡¿Como que Kunou no está en el palacio?!”
Los gritos provenían de Sirzechs y de Yasaka, los cuales acababan de recibir la noticia de que su hermana e hija, respectivamente, no se encontraban por ningún lado del lugar en donde debían de estar. Lamentablemente para ellos, no podrían decir ni hacer nada más, ya que en ese momento el circulo mágico los engulló por completo, llevándolos al mundo de Edzard.
Las chicas que conformaban el grupo de Edzard se encontraban mirando a Asia, todas con sorpresa, ya que el sacred gear de su amiga había cambiado drásticamente, no solo en apariencia, sino tambien en la sensación que emanaba ahora mismo. Esto se debía a que la cantidad de magia y poder que emanaba el balance breaker de la exmonja era más alta que la antes.
“¿Asia?” preguntó Aika, la cual fue la primera que pudo hablar tras ver la nueva forma del balance breaker de su amiga, pero la respuesta que recibió fue un silencio un tanto preocupante.
Si bien el silencio era preocupante, lo que realmente preocupada a las chicas era lo que habían visto hacer a su amiga. Ellas se habían despertado cuando Asia había estado luchando contra Walburga, pero pese a que habían estado conscientes, no habían podido ver lo que había pasado.
Ellas no le prestaron tanta atención a la batalla porque estaban más concentradas en romper la barrera que las protegía y cuando la rompieron, lo primero que pudieron observar fue cuando ella había matado sin piedad alguna a Walburga, descuartizándola sin ningún miramiento o arrepentimiento. Eso había hecho que ellas se preocuparan por la psique de su amiga, pero parecía que ese hecho solo había sido producto de la ira que de seguro estaba sintiendo Asia.
Sin embargo, al ver que su amiga ya parecía haberse calmado algo tras haber matado a la maga, comenzaron a acercarse a ella lentamente.
“Nos habías preocupado con lo que hiciste con Walburga.” comentó Lint mientras miraba a su amiga, deteniéndose en seco cuando vio como una especie de llama purpura surgía del cuerpo de Walburga y quedaba levitando sobre los restos de la maga. Al ver aquello, la descendiente de Siegfried parpadeó y miró a los lados, percatándose de que sus amigas no estaban viendo esa llama purpura.
“Lint-chi tiene razón, Asia.” dijo Aika, la cual estaba sonriendo, pensado en que su amiga estaba bien. “Nos preocupaste mucho cuando fuiste tan fría al matar a Walburga… pero sabemos que la perra loca se lo merecía.”
El resto de las chicas se encontraban en el mismo saco que Aika y Lint, sonriendo muy felices, ya que pensaban que esta misión estaba por acabar. Esto se debía a que solo faltaba encontrar a Marie y todo se solucionaría.
Mientras iban avanzando, todas estaban más que decididas de contarle a su amiga lo que habían pasado durante sus luchas contras sus enemigos, los cuales las habían dejado inconscientes. La más preocupada de todas ellas era Ingvild, la cual era la tercera más fuerte de todo el grupo, sin contar a Tiamat, ya que ella no era miembro oficial del grupo como tal. La preocupación de la joven demonio se debía a su derrota a manos de ese exorcista.
‘No puedo creer que me hayan derrotado tan fácilmente… se supone que soy de las más fuerte del grupo, pero en ese lugar, no pude ni usar el quince por ciento de mi poder.’ pensó el medio demonio mientras se acercaba a su amiga. ‘De seguro Asia sabrá que pasa-’
Los pensamientos del último miembro del clan Leviatán se vieron interrumpidos de manera abrupta cuando vio como Asia soltaba un gruñido y luego desaparecía en un estallido de velocidad, reapareciendo frente a ella. Sus ojos se abrieron a mas no poder cuando se dio cuenta de que «Anseichim» estaba desenfundada y se encontraba en lo alto, amenazando con descender y separar su cabeza de sus hombros.
Al sentir la muerte tan cerca, el tiempo pareció ralentizarse para Ingvild, la cual comenzó a ver todo en cámara lenta, pero no solo eso, ya que su mente comenzó a recordar todo lo que había vivido hasta ahora. Ella vio su pasado con sus padres adoptivos, como ellos sufrieron cuando ella cayó con la enfermedad del sueño, luego vio su despertar a manos de Edzard, su encuentro con todas las chicas, el inicio de su entrenamiento, pero lo que más vio fue los momentos que compartió con todos. De esos recuerdos los que más destacaban eran aquellos que tenía con su amigo y líder de grupo, el cual siempre fue amable con ella. Ver todo lo que solían hacer juntos, las salidas cada cierto día tras la academia, los ratos en la biblioteca, las conversaciones que tenían sobres sus gustos artísticos, las prácticas de canto y música que llevaban ambos, todo ello comenzó a provocar que sus ojos se llenaran de lágrimas, haciéndole recordar una cosa... ‘Nunca tuve el valor para pedirle a Asia que me permitiera ser la pareja de Edzard... pese a que lo amo, he sido una cobarde... supongo que este será el arrepentimiento que llevare a la tumba.’
Aquellos eran los pensamientos que corrían por la mente del medio demonio mientras miraba la espada de su amiga caer hacia su cuello mientras una enorme sonrisa sedienta de sangre estaba grabada en su rostro. Al ver ello, cerró los ojos, esperando el dolor de su muerte y el descanso eterno. Sin embargo, eso nunca sucedió y en vez de sentir el corte de una espada, ella sintió que era arrastrada hacia un lado. Al sentir aquello, ella rápidamente abrió los ojos y miró hacia atrás. Al hacer aquello, vio que había sido jalada por Lint, la cual tenía sus ojos fijos en Asia.
“Lint-san…” Susurró Ingvild mientras se levantaba, pues Lint la había soltado tras jalarla.
“Levántate, In.” Respondió Lint mientras miraba a Asia y fruncia el ceño. El ángel reencarnado no sabía que pasaba, pero algo estaba pasando con su amiga, pues pese a que parecía estar normal, había algo en ella que no cuadraba con lo que hacia su amiga normalmente, siendo una de las primeras anormalidades, su sonrisa, una sonrisa enfermamente alegre. Así que, sabiendo que algo raro pasaba, rápidamente levantó su espada y le apunto a Asia. “¡Asia, ¿Qué te sucede?! ¡¿Por qué intentaste matar a In?!”
“¡GRRR!” fue la respuesta de Asia ante las palabras de Lint, para luego lanzarse contra la exorcista, la cual al ver como ella cargaba, rápidamente movió su espada e interceptó la espada de Asia.
La fuerza del ataque de Asia fue tal que hizo que Lint derrapara varios metros, creando un gran surco en la tierra.
“¡Huff!” fue el gruñido de esfuerzo que soltó Lint cuando al fin logró detenerse. Lamentablemente, no pudo hacer otra cosa, ya que Asia aprovechó que ella había estado indefensa para rápidamente lanzarse contra ella. Apareciendo frente a ella, Asia le dio un golpe en toda la cara, provocando que ella saliese volando varios metros, amenazando con impactar en una pared, pero eso no ocurrió, pues fue detenida por la oportuna llegada de Valerie, la cual la detuvo y la llevó con el resto de las chicas.
“¿Qué sucedió?” preguntó Valerie mientras dejaba caer a Lint junto al resto de las chicas. “¿Por qué Asia las atacó?”
“No lo sé… pero de algo estoy segura… ella atacó con intención de matar a Ingvild y luego intentó matarme a mí.” Respondió Lint mientras se limpiaba el rastro de sangre que corría por su labio, para luego escupir un poco de sangre, la cual estaba mesclada con un diente.
“Eso costara bastante tiempo y dinero en el dentista. Por fortuna Ed no te dejara de amar por eso.” Dijo en tono de broma Aika, la cual tenía como objetivo aligerar el ambiente que se sentía. Para la fortuna de todas, ella logró su cometido, arrancándole una sonrisa a todas, Lint incluida.
Aquel momento duró solo unos segundos, tras los cuales, todas se pararon juntas y miraron a Asia, la cual ahora mismo tenía sus ojos puestos en ellas.
“No sabemos qué está pasando, pero debemos de retenerla o subyugarla hasta que su balance breaker se termine, luego deberos de continuar la misión.” Dijo Lint, quien ahora mismo estaba tomando el mando del grupo. La respuesta que recibió ante estas palabras fue el asentimiento de sus amigas, tras lo cual ella soltó un suspiro, para luego hacer aparecer sus alas. “¡Vamos!”
Tras aquel grito, Lint salió disparada contra Asia, siendo seguida por Valerie y Mittelt, mientras que Aika, Rossweisse e Ingvild se quedaban para atacar con magia.
“¡Auuuurrrggghhh!” fue el gutural y feral grito que salió de la boca de Asia cuando esta vio como ellas se lanzaban a atacarla. Tras el grito, ella rápidamente se lanzó contra las chicas que cargaban contra ella, encontrándose todas a mitad del camino.
Las espadas de Asia y la de Lint se volvieron a encontrar, comenzando a resonar mientras sus dueñas luchaban, lanzando cortes y estocadas a gran velocidad. Los ataques que se estaban desplegando eran de tal capacidad que ninguna de las dos cedía terreno, algo que asombraba de sobremanera a Lint, la cual estaba sospechando que su amiga se había vuelto una especie de Berseker sin razón. Aun así, la habilidad de Asia aún estaba presente y podía luchar bien contra la exorcista y contra Valerie y Mittelt, las cuales habían unido al combate, algo que hizo que se vieran cuatro sombras moverse por el lugar.
Lint se lanzó contra Asia comenzando a intercambiar rápidos golpes con sus espadas. Los ataques de Lint eran rápidos y precisos, pero eran detenidos por la espada Asia, la cual estaba enfocada en ella, algo que Valerie intentó aprovechar para lanzarle una patada de hacha, lanzándose desde unos metros por encima de Asia.
“¡AHHHH!” gritó Valerie mientras lanzaba su ataque.
La pierna de Valerie se acercó a la cabeza de Asia, pero cuando estuvo por impactar, la esposa de Edzard se movió lo suficiente como para esquivarla y mientras lo hacía, dio un giro de ciento ochenta grados, terminado por propinarle una patada a Valerie en el costado derecho, enviándola al suelo.
Tras ello, Asia rápidamente movió su espada y desvío una estocada de la espada de Mittelt, pero al hacerlo, quedó a merced de la lanza de luz que ella tenía en la otra mano. La lanza de Mittelt se movió contra Asia, impactándole en el abdomen, pero no le hizo daño alguno, pues la defensa del balance breaker de Asia logró negar el daño del golpe, pero no el golpe en sí, moviendo a Asia un par de metros, tras los cuales, ella fue alcanzada por un dragón de agua, el cual la atrapó con sus fauces para luego enviarla contra el suelo.
¡BOOOM!
El suelo tembló cuando una enorme exposición se generó tras el impacto de Asia contra el suelo.
“¡Ahora!” gritó Ingvild tras haber detenido a Asia con ese hechizo.
Un milisegundo después de ese grito, varios ataques elementales, cortesías de Aika y de Rossweisse, se dirigieron contra Asia.
¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM!
El impacto de los hechizos generó varias explosiones, las cuales levantaron una gran cantidad de polvo y humo. Aquello terminó por ocultar todo el lugar donde Asia estaba.
“¿Creen que la derrotamos?” preguntó Valerie, la cual se notaba muy cansada y desgastad no solo por el combate actual, sino por las heridas y el desgaste de su anterior combate.
“Ni de cerca… sabes tan bien como nosotras que la defensa de su balance breaker es una locura.” Respondió Mittelt, la cual conjuró una nueva lanza de luz. “No podemos darnos el lujo de bajar la guardia ni un segundo.”
Las palabras de Mittelt fueron respondidas por las acciones de sus amigas, las cuales mantuvieron sus posiciones de batalla, y las chicas que usaban magia conjuraron un par de círculos mágicos más, todo para tener ataques listos para cuando Asia volviese a atacarlas.
Y como si de una profecía se tratase, el humo que cubría el lugar fue despejado por un fuerte viento surgido de un círculo mágico, el cual apareció a los pies de Asia.
“Realmente comienzo a sentir lastima por quienes se enfrentaron al balance breaker de Asia y finalmente entiendo por qué ella es la segunda más fuerte de nuestro grupo.” Dijo Mittelt, la cual comenzaba a sentirse molesta por el balance breaker de su amiga, ya que el poder de esa cosa era de los más injusto que podía haber en el mundo para luchar cuerpo a cuerpo.
Tras las palabras de Mittelt, Asia dio un paso al frente y tras ello se detuvo de manera abrupta, para tomar una posición conocida por las chicas. Dicha posición consistía en Asia teniendo las piernas separadas y ligeramente flexionadas, mientras tomaba su espada con ambas manos y la apuntaba hacia el suelo. Tras tomar esa posición, una enorme cantidad de Magicka comenzó a arremolinarse alrededor de Asia, provocando que el lugar temblara ligeramente.
Al momento en que todas vieron la posición de Asia, rápidamente sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos, ya que de inmediato reconocieron lo que ella planeaba hacer.
Al ver la técnica que Asia estaba por desatar sobre ellas, las magas rápidamente desplegaron varios círculos mágicos, en un intento desesperado de detentarla antes de que lanzase ese ataque.
“¡Deténganla!” gritó Aika mientras sus círculos mágicos brillaban, lanzando varios hechizos elementales contra Asia. Aquel ataque fue replicado por Rossweisse, mientras que Ingvild se preparaba para usar algo como contingencia en caso de que el ataque de sus amigas fallase.
Los hechizos de las chicas viajaron a gran velocidad, amenazando con impactar en Asia, la cual, al ver los ataques, no se movió para nada., permitiendo que la alcanzasen. Cuando las chicas vieron aquello, no entendieron por qué lo hacía, ya que, si bien el sacred gear la protegería del daño, los golpes aun estarían presentes y si algo podía detener esa técnica era un golpe que evitase que Asia pudiese seguir acumulando magia de manera constante.
Cuando los hechizos estuvieron a menos de tres metros, las chicas sintieron algo de alivio, pues pensaron que podrían detener el ataque de Asia. Sin embargo, cuando aquellos ataques estuvieron por impactar, ellas vieron con total horror como una especie de vórtice apareció y comenzó a tragarse los ataques.
“¿Qué?” fue lo único que pudo salir de los labios de Rossweisse al ver como el ataque fallaba.
Lamentablemente, eso fue lo único que se pudo escuchar de las chicas, pues un segundo después, Asia salió disparada contra ellas, envuelta en un dragón de llamas doradas.
“¡Muévanse!” gritó Rossweisse al ver el ataque de Asia.
Al oír el grito de Rossweisse, las chicas salieron disparadas y comenzaron a dispersarse, tratando de mantenerse alejadas, para de esa manera evitar o minimizar las posibilidades de que el ataque de Asia les diera a alguna. Lamentablemente, mientras huían, Rossweisse e Ingvild quedaron muy juntas, por lo que se volvieron un objetivo claro para Asia, la cual se dirigió hacia ellas.
Al ver como sus amigas estaban por ser atrapadas, Lint movió sus alas y se dirigió hacia donde estaban ellas. Si bien era consciente de que no podría hacer mucho, pues las llamas que cubrían a Asia servían como escudo, esperaba al menos poder detener en algo el ataque si desviaba la espada de Asia. Por lo que, moviéndose rápidamente, se dirigió hacia el dragón dorado. Mientras volaba, no se dio cuenta de que pasó por encima de los restos del cuerpo de Walburga, y por ende por encima de aquella llama purpura, la cual sin que ella lo supiese, se introdujo en su cuerpo cuando pasó por escasos metros sobre ella.
Los ojos de Rossweisse y de Ingvild estaban fijos en el ataque, cada una sintiendo que el tiempo se detenía, pero ahora era Rossweisse la que se dio cuenta de cómo había vivido su vida. La vida que había tenido de vuelta en casa, sus fracasos al no poder heredar el puesto como jefa de su clan, su deficiencia en el uso de la magia de su clan, su vida escolar tan centrada en el estudio, su trabajo como valquiria y guardaespaldas de Odín… todo ello eran ahora mismo en su mente pesares, pero mientras más recuerdos llegaban, los recuerdos con sus amigas, las primeras que tuvo, el sentimiento del que podría considerarse su primer amor, los momentos divertidos que pasaban entre todos, los días de tranquilidad en aquel palacio donde podía descansar tras su trabajo como profesora en Kuoh, sus días leyendo y entrenando… sus días disfrutando con el primer chico con el cual había soñado tener una familia…. Todo aquello fueron imanes en su mente, las cuales llenaron sus ojos de lágrimas.
‘Parece que moriré siendo la valquiria que nunca tuvo novio… siento no poder haber dicho lo que sentía por ti, Ed-kun…’ Aquellos fueron los pensamientos de Rossweisse mientras aceptaba que terminara muriendo en ese momento… sin embargo, cuando la espada de Asia comenzaba a elevarse, dispuesta a desatar el poder que contenía uno de sus ataques más poderosos, por el rabillo del ojo de Rossweisse apareció otra espada. Gracias a que el tiempo parecía haberse detenido, ella pudo ver que la espada era la de Lint, pero había algo rara en ella, ya que la hoja estaba cubierta por llamas purpura, no en grandes cantidades, pero si lo suficiente como para ser visibles para quienes posaran sus ojos en la espada. Tan enfocada estaba en la espada que no se dio cuenta cuando la mano derecha de Ingvild la tomaba por el cabello y la jalaba, tratando de alejarla del ataque de Asia, al menos para que el corte no le afecte.
La espada de Lint se movió como un rayó, impactando de lleno con la espada de Asia, provocando que todo el lugar se iluminara de color blanco, a la par que generaba una enorme explosión.
Los ojos de Asia estaban abiertos con terror mientras su corazón se agitaba y se volvía más pesado con cada cosa que veía, y es que, para desconocimiento de las chicas, Asia no podía controlar su cuerpo, y actualmente estaba en una especie de prisión metafórica en su mente, donde podía ver a través de sus ojos lo que pasaba. Ella había gritado con todas sus fuerzas y había tratado de recuperar el control de su cuerpo para detenerse, pero no había podido y todo lo que había hecho fue ver impotente como ella misma apaleaba a sus amigas hasta el punto de usar un ataque como «Akachin» contra ellas.
Si bien Asia se sentía fatal en ese momento, su corazón se aplastó aún más cuando el humo generado por la explosión se disipó, permitiéndole ver el panorama que había creado.
De los ojos de Asia comenzaron a brotaban lagrimas como cascadas mientras veía el resultado de la explosión. El panorama que se extendía ante ella era desolador en varios sentidos. Los cuerpos de todas sus amigas estaban tirados por todo el lugar, mostrando signos de lesiones de diversos grados, pero las más heridas eran ni más ni menos que aquellas que habían estado en la zona cero de la explosión. Al ver aquello, varios pensamientos recorrieron la mente de Asia. ‘No… No, no, no… Esto no es real… no puede serlo…. Esto es como una maldita pesadilla en la que estoy atrapada, nada de esto es verdad… Yo… yo no pude haber cometido esto…’
La psique de Asia comenzó a romperse lentamente mientras miraba a sus amigas inmóviles, provocándole culpa, asco y tristeza.
“(Sniff) Perdónenme chicas…. (Sniff) Por favor… Yo... está... no soy yo…” dijo Asia mientras caía de rodillas y las lágrimas bajaban de forma imparable por sus mejillas. “¡Esta no soy yo!”
El gritó de Asia resonó en el espacio oscuro que era el lugar donde estaba reducida. Después del grito, el lugar se llenó del sonido de sus sollozos. Sin embargo, los ojos de Asia se abrieron cuando escuchó el sonido de alguien tosiendo. Levantando rápidamente la mirada, vio que el sonido provenía de Lint, la cual era la más herida de todas, pues había detenido su ataque usando su espada. La espada que Edzard le había regalado solo estaba mellada un poco, algo que le sorprendió mucho a Asia, pues acaba de usar una habilidad la cual fue potenciada por las llamas doradas que había podio usar durante su batalla con Walburga. Ello generó muchas dudas en su mente, solo para que estas se esfumaran al ver como la espada de Lint estaba rodeada por pequeñas llamas purpuras.
‘¡Esas son las llamas de Walburga! ¡¿Por qué Lint…? … ya veo…. Así que has sido elegida por el sacred gear que simboliza la cruz de cristo…’ pensó Asia mientras miraba como Lint comenzaba a ponerse de pie de forma lenta y con mucha dificultad, solo para casi caer cuando logró erguirse. Sin embargo, nunca llegó a tocar el suelo, pues el resto de las chicas aparecieron y la sostuvieron.
“Asia… sé que puedes oírme… no sé qué pasa…. Pero sé que eres más fuerte que esto… regresa…. Por favor…. Por nosotras…. Por Marie…. Por Ed…” dijeron cada una de las chicas, terminando la frase en conjunto, pues el cansancio acumulado al fin estaba que terminaba de pasarles factura, algo que ellas se dieron cuenta de inmediato.
‘¿Ellas no me odian...? ¿Cómo pueden decirme eso después casi matarlas? Chicas… yo…’ Las palabras de sus amigas llegaron hasta ella y le devolvieron la esperanza, provocando que sus lágrimas ahora sean de felicidad.
Sin embargo, aquel momento se esfumó cuando sintió como su cuerpo se movía solo, levantando nuevamente a «Anseichim», obviamente listo para desatar una explosión de Magicka para rematar a las chicas.
Al ver aquello, Asia rápidamente se puso de pie y soltando un grito, comenzó a golpear la barrera invisible que la aprisionaba.
“¡Detente! ¡Maldita sea, detente!” gritaba Asia miembros golpeaba una y otra vez la barrera, provocando que sus manos se magullen y comenzaran a sangrar, pero eso no la detenía, no le importaba el dolor que estaba sintiendo en sus manos, ya que eso no se compararía con el dolor de saber que mató a sus amigos. Por ello, la joven comenzó a usar más fuerza, pero sentía que era inútil, ya que la barrera no se agrietaba. Aquello hizo que Asia se sintiera impotente, pero pese a eso, no dejó de golpear. ‘Por favor… ¡Rómpete ya!”
Tras aquel grito mental, Asia lanzó un potente golpe, el cual sin que ella lo supiese fue cubierto de las llamas doradas que había estado usando contra Walburga.
¡Crac!
El sonido de vidrio rompiéndose hizo que Asia mirara al frente y ante ella, aquella prisión invisible se rompió como si de un cristal se tratase, provocando que el lugar se llenase de luz.
«Anseichim», la cual hasta hace un segundo había estado rodeado por un brillo de color dorado mientras su hoja era rodeada de Magicka, se detuvo en su descenso, sorprendiendo a las chicas, las cuales habían estado mirando impotentes como su muerte llegaba.
“Chicas…”
Los ojos de las chicas se abrieron con sorpresa cuando oyeron el susurro de la voz de Asia. Al posar sus vistas en ella, vieron como sus ojos, los cuales habían tenido la esclerótica negra, habían vuelto a la normalidad.
“¿Asia…?” preguntaron las chicas al unisonó mientras miraban como la mano con la espada de la mencionada descendía hasta que finalmente, la espada cayó de sus manos.
Un agudo sonido hizo eco cuando la espada tocó el suelo, pero aquel sonido no fue nada con el siguiente. El siguiente sonido fue el del cuerpo de Asia cayendo de rodillas ante sus amigas.
“¡Asia!” gritaron las chicas al ver a su amiga caer al suelo. Si bien estaban todas heridas, las heridas no eran fatales gracias a que sus ropas estaban encantadas, lo que permitió que puedan tener una buena resistencia a la magia. Sin embargo, el poder provocado por el choque de las armas de Asia y de Lint había sido de tal magnitud que había disipado parcialmente los encantamientos que las protegían.
Las chicas extendieron sus manos al ver caer a su amiga, pero gracias a las heridas que llevaban consigo, terminaron por caer tambien… sin embargo, pese a que cayeron, ninguna logró tocar el suelo, pues antes de que lo hagan, una esfera dorada apareció entre ellas, creando una zona de varios metros, en los cuales ellas y todo lo que había cerca, comenzaron a levitar suavemente.
La primera reacción de las chicas al ver esto fue la sorpresa, pero estaban tan agotadas y heridas que apenas podían reaccionar físicamente. Lo único para lo que tuvieron fuerza fue para mirar hacia la derecha tras escuchar varios aterrizajes.
“¡Allí están!”
“¡Están muy heridas, Akeno, Ravel, Koneko, prepárense para dar primeros auxilios!”
“¡Hai, Buchou!”
Las voces fueron reconocidas por todas como las voces de los miembros del ORC de Kuoh, algo que as extraño demasiado, ya que se suponía que no debían de estar aquí.
‘¿Qué hacen aquí? Se supone que la hermana de Lucifer no debería de estar aquí.’ Pensó Mittelt mientras sentía su conciencia más pesada.
‘¿Cómo lograron llegar hasta aquí? ¿Alguien filtro nuestra misión? No eso es imposible… pero, de ser así… ¿Quién fue? ¿Lucifer-sama? ¿Leviatán-sama?’ fueron los pensamientos de Ingvild, la cual estaba pensado para de esa manera ignorar el dolor de sus heridas, las cuales eran en su mayoría quemaduras de segundo grado para su buena fortuna, pero la cantidad sumada al desgaste físico y mágico que tenía provocó que no pudiese reaccionar mucho.
Pese al estado debilitado en que se encontraban, por un segundo todas pudieron enfocar bien su visión, lo que les permitió saber ver quienes iban hacia ellas.
Los ojos de todas se abrieron a mas no poder al ver que el que iba a la cabeza de ese grupo era ni más ni menos que Edzard, cuya mano entendida estaba cubierta por un aura dorada, lo que indicaba que él era quien había creado la esfera que las hacia levitar.
La sola acción de ver a su líder de equipo llegar tan rápido donde ellas estaban, hizo que todas se sintieran tranquilas, en especial cuando miraron hacia el grupo del ORC y vieron como Irina llevaba a Marie. Sin embargo, esa tranquilidad se esfumó un poco cuando vieron como en los brazos de Xenovia estaba Kunou, la cual estaba tambien dormida.
La presencia de la princesa Kitsune descolocó a las chicas por un segundo, pero luego todas sonrieron, pues entendieron que todo había terminado y que con Marie con el ORC y Edzard aquí, ya podían descansar. Por lo que dejaron que la oscuridad las reclamara a todas, tomando un más que merecido descanso.
El palacio de Edzard era un completo alboroto de personas moviéndose de un lado a otro, siendo estas personas en su mayoría los doctores que habían traído los demonios, los cuales corrían de un lugar a otro buscando cada cierto tiempo los suministros que eran enviados por el inframundo para tratar el cuerpo de Lilith. Sin embargo, dentro de todo el ajetreo estaban tambien algunas personas diferentes, estas personas eran youkais, los cuales servían directamente a Yasaka, la cual estaba sentada en una sala especial.
La sala donde estaba Yasaka era el estudio de Edzard, un lugar al cual aparte de Edzard, solo sus parejas tenían permisos para entrar. Sin embargo, pese a que no era “pareja” oficial de Edzard, su estatus como prometida le daba a Yasaka un estatus lo suficientemente alto como para poder entrar a este lugar y usar el mobiliario.
La youkai estaba sentada en la silla que estaba frente al escritorio, teniendo una mano en la cabeza, mientras su mente pensaba en que había pasado. Cuando ella llegó al palacio, se separó del resto de los lideres y rápidamente convocó a varios de sus guardias y sirvientes, aquellos que estaban de guardia cuando Kunou aún estaba en el palacio.
Comenzando una exhaustiva interrogación, ella descubrió que al parecer Kunou había escapado del palacio sin usar la puerta. Eso hizo que se diera cuenta de que su hija debió de haber usado el círculo de teletransporte que había en su cuarto. Con esa idea en mente, ella se dirigió allí y vio que ese círculo mágico había sido usado hace un tiempo reciente, lo que confirmaba sus sospechas.
‘Tras descubrir eso, me reuní con Lucifer-dono, ya que era más que probable que Kunou fuera a buscar al Sekiryuutei, ya que es la persona más cercana que no estaba en un lugar inalcanzable por esos momentos. Lo que hace que tenga sentido que fuese por ella que la nobleza de Rias Gremory no está en Kuoh actualmente.’ Pensó Yasaka mientras trataba de pensar en cómo contactar a Rossweisse, ya que por algún motivo no podían contactar con ellos. Esto último estaba que le causaba una gran cantidad de preocupación. Su preocupación era tal que tuvo que soltar un suspiro para tranquilizarse. Sin embargo, tras soltar ese suspiro, ella se levantó de manera abrupta, pues sintió una gran cantidad de poder mágico llegar, pero no solo eso, sino que tambien captó el aroma de su hija, fue sutil, pero pudo olerlo.
Tras parpadear un segundo, ella salió corriendo de la habitación. Sus pasos eran rápidos y su forma de correr era descuidada, dándole a algunas de las personas con las que se cruzaba un espectáculo de sus pechos moviéndose o de la parte superior de sus muslos. Sin embargo, a ella no le importaba nada de eso, por lo que corrió hacia donde era el lugar de donde provenía ese poder mágico.
“¡¿Yasaka-dono?!” preguntó Sirzechs al ver como corría la líder de los youkai de Kioto.
Al oír la voz de Sirzechs, la kitsune recordó que tambien olio a su hermana, por lo que, girando la cabeza, le respondió en gritos. “¡Lucifer-dono! ¡Ellos han regresado, entre ellos esta tu hermana y mi hija!”
La respuesta de la kyubi hizo que los ojos de Sirzechs se abrieran por la sorpresa, para luego de un segundo, comenzar a seguirla, mientras era seguido de cerca por Grayfia, la cual estaba preocupada por su cuñada.
La velocidad de Yasaka y de Sirzechs con Grayfia corriendo provocó que todos los lideres los siguieran. El grupo de varios individuos corrió hacia donde se había abierto un portal dorado, signo inequívoco que habían usado una Shadowkey.
Cuando llegaron, vieron con asombró como del portal surgían el ORC, los cuales estaban bien, pero ligeramente heridos. En los brazos de varios de ellos había personas, las cuales pudieron ser reconocidas como Kunou, Marie y, para absoluta sorpresa de todos, los padres de Issei.
Al ver a su hija y hermana respectivamente, los dos lideres corrieron como pollos sin cabeza hacia donde estaban.
“¡Rias! / ¡Kunou!” fueron los gritos que ambos soltaron mientras se acercaban. Sin embargo, cuando se acercaron, vieron como aparecía Edzard, el cual tenía ambas manos al frente, moviendo una esfera dorada. Si bien eso era sorprendente, fue lo que vieron que salió tras él lo que los dejó helados, no solo a ellos, sino tambien a todos los presentes, pues veían como todas las integrantes del grupo de Edzard llegaban levitando tras él.
Al momento en que Edzard entró, sus sirvientas rápidamente se acercaron y cuando estuvieron al frente de su maestro, este rápidamente comenzó a ordenarles que lleven a las chicas al área médica y que les dieran a beber varias pociones, las cuales comenzó a mencionar para que ellas supiesen cuales eran y en qué orden debían de ser suministradas.
Las sirvientas escucharon atentamente y cuando Edzard terminó de hablar, tomaron a las chicas en sus brazos y desplegando sus alas las llevaron volando a la enfermería, esto para que el viaje sea lo menos movido para ellas. Tras ello, el hijo de Akatosh se acercó a ellos. Sin embargo, antes de que pudiese decirles nada más, un gran vórtice purpura apareció ante ellos y de él surgió el equipo de Vali, pero no solos, pues junto a ellos estaban Zakir, el cual cargaba a un hombre en su hombro. Si bien eso era sorpréndete, eso no era tanto como la presencia que estaba al lado de Vali, la cual miraba todo el palacio y el lugar con ojos inexpresivos.
“Necesitamos hablar.” Fue lo que dijo Zakir tras cruzar miradas con Edzard.
La respuesta de Edzard fue asentir, para luego mirar a los otros presentes. “Vamos, vayamos a una sala. Hay mucho de lo que hablar.”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, ya podemos decir que este arco ha terminado. Al menos una parte, porque aun falta otra más. Sobre el capítulo, espero haber podido graficar bien lo que ha ocurrido, lo del control mental de Asia, su pelea con sus amigas y las emociones que surgieron en medio de ello. Sobre quien llega con Vali, bueno, es fácil saber quien es.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 67
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 6 6
—La única magia conocida capaz de modificar el cuerpo de un mortal o un ser vivo es la Magia de Carne. No hay magia más oscura y repugnante que esta, pues aquellos que la usan juegan a ser dioses. —
Texto antiguo en el Arcanaeum.
La sala de reuniones en el palacio de Edzard estaba envuelta en un ambiente tenso, tan tenso que se podría cortar con una daga sin filo. Esto se debía a que en aquella habitación estaban reunidos los lideres del pacto de Kuoh y los miembros del equipo de Vali… o al menos eso se esperaba, pero la realidad era que solo estaban los lideres del paco junto con Zakir y Vali, ya que el resto estaban en otros lugares, tales como la cocina en el caso de Bikou y Arthur, los baños como era el caso de Kuroka, Le Fay y Ophis.
“No esperaba que usaran esas monedas tan pronto.” Dijo Edzard mientras miraba a Vali y a Zakir, viendo que no tenían heridas, lo que indicaba que habían usado las monedas por otro motivo. “Como veo que no tienen heridas, supongo que la razón por la que han venido todos, incluyendo Ophis, es que ha sucedido algo grave, ¿verdad?”
“Ni te imaginas, mocoso.” Respondió Zakir, refunfuñando un poco. “Pero antes, creo que ellos tienen preguntas para ti, por lo que, para no involucrarnos en sus asuntos, el mocoso del Hakuryuukou y yo saldremos un rato. Vámonos.”
Tras aquellas palabras, el zorro humanoide se levantó y miró a Vali, haciéndole una seña para que se levantara. Al ver la señal, el Hakuryuukou frunció el ceño, pues no le gustaba recibir órdenes de Zakir, pero sabiendo que debía de hacerle caso, se levantó y lo siguió hacia la salida de la sala.
Cuando la puerta de la sala se cerró tras la salida de los dos miembros del equipo de Vali, las miradas de los lideres presentes se posaron entre ellos, volviendo a formar un incómodo silencio. Aquel silencio era tan grande que ninguno de ellos tenía la fuerza necesaria para romperlo, o al menos así fue por unos pocos minutos. Ante la mirada de todos, Michael se levantó y caminando hacia Edzard, hizo una reverencia mientras se disculpaba.
“Lo siento, Edzard-dono.” Dijo el líder del cielo mientras mantenía la cabeza baja, sin siquiera mirar a Edzard. “Por mi descuido aquel grupo de exorcistas renegados secuestraron a tu hija. No solo eso, sino que fuimos nosotros los que colocamos a Marcus en esa iglesia. Así que, si estas enojado con alguien, debe ser-”
“Levanta la cabeza, Michael.” Dijo Edzard con voz seria, interrumpiendo al líder del cielo.
Al oír las palabras de Edzard, el líder del cielo levantó la cabeza y vio que el joven dragón tenía una mirada cansada en el rostro.
“No necesitas disculparte, créeme, esto estaba más allá de tu control.” Dijo Edzard rápidamente, recordando las cosas que había visto en la mente de Marcus.
“¿Qué?” preguntó Michael con sorpresa en el rostro.
“Si, concuerdo con mi hermano. ¿Por qué dices que él no tenía control de lo que sucedió con los exorcistas renegados?” preguntó Azazel con curiosidad, mirando a Michael y luego a Edzard.
“Se que tienen dudas y preguntas, pero primero que Michael se siente y luego ya les diré lo que quieren saber.” Respondió Edzard mientras se preparaba para la ronda de preguntas que sabía que vendría a continuación.
Al oír aquello, el líder del cielo, el cual aún estaba completamente confundido por las palabras de Edzard, decidió hacerle caso y por ello, dejó de hacer la reverencia y se dirigió a su lugar.
En el momento en que Michael se sentó, los ojos de todos se posaron en Edzard, el cual suspiro, pues sabía lo que se venía.
“Bien, iniciemos la primera ronda de preguntas. ¿Qué quieren saber primero?”
“Bueno…. Tal vez, ¿Por qué no estas enojado con Michael por lo de los exorcistas renegados y el secuestro de tu hija?” preguntó Azazel, el cual miraba a Edzard con curiosidad.
“Por una simple razón.” Respondió Edzard levantándose de su silla. “Lo que sucedió con mi hija no es culpa de él, sino mía. Me confíe demasiado al pensar que Marie estaba protegida por los encantamientos que todas sus prendas poseen. Por mi mente nunca se pasó la idea que serían atacados por alguien con los recursos necesarios para poder eliminar esas defensas.”
La respuesta de Edzard dejó descolocados a todos, siendo Yasaka la primera en reaccionar. La líder de una de las dos facciones de Youkai más grande de Japón se encontraba con un semblante de preocupación, el cual era el resultado de ver a su hija inconsciente no hace mucho. Si bien ella quería respuesta, ella sabía que no solo Edzard podría dárselas, ya que era más que probable que la hermana de Sirzechs supiera más de lo que le ocurrió. Aun así, ella quería saber que había pasado con la hija de su “prometido”.
“Edzard-dono…. ¿Qué sucedió para que digas esto?”
La primera reacción de Edzard fue mirar a Yasaka, para luego comenzar a responder al ver la preocupación en el rostro de la mujer. “Sucedió cuando Asia fue a visitar a su antigua cuidadora. El tal Marcus no era un simple sacerdote, no, él era un espía plantado por la Khaos Brigade en la iglesia… uno de los tantos infiltrados que hay en la facción del cielo. Aunque el cielo no es el único que tiene ese tipo de problemas.”
“¡¿Qué?!” gritó Odín al oír las palabras de Edzard, sintiéndose completamente sorprendido y abrumado por la noticia.
La reacción del anciano dios fue imitada por todos los otros presentes, quienes tambien miraban a Edzard con sorpresa.
“¿Q-q-q-qué quieres decir?” preguntó Michael, el cual era el que más sorprendido y en shock estaba, pues aún procesaba la información que transmitieron las palabras de Edzard.
“Los demonios, los ángeles y los Grigori tienen espías y colaborades de la Khaos Brigade entre sus filas, los cuales están más que activos, brindándoles información a algunas facciones de esa organización y, por ende, a los aliados daedras que ellos tienen.” Respondió Edzard, el cual vio como sus palabras provocaban que todos los lideres, los cuales estaban parados, caían a sus sillas presas del shock.
“Mierda.” Dijo Serafall, la cual estaba más que en shock por la revelación de que tenían traidores entre sus filas. Si bien ella y Sirzechs sospechaban que podría haber traidores, ella esperaba que no los hubiera. “¿D-de cuantos estamos hablando?”
“No sabría decirlo, pero si eso los ha sorprendido, lo que les diré a continuación los dejara peor.” Las palabras de Edzard provocaron que todos lo miraran de nuevo.
“No creo que sea peor a lo que nos acabas de decir.”
“Oh, es mucho peor… Verán, ¿se han preguntado por qué mi grupo llegó tan herido tras la misión de rescate de mi hija?” tras la pregunta, Edzard miró a sus compañeros lideres y vio como todos tenían la misma mirada, una de confusión.
“La verdad es que, si nos lo hemos preguntado, ya que estamos hablando de tu grupo, un grupo conformado por integrantes que son fuertes.” Respondió Odín, el cual había estado más que preocupado al ver a Rossweisse tan herida. “Entonces, chico. ¿Cuál es la razón para que terminasen así?”
“Cuando ingresé a la base de esos exorcistas, me topé con Marcus, el cual estaba teniendo a Marie y a Kunou como rehenes, por lo que Rias y sus sirvientes junto con Irina no podían atacarlo. Afortunadamente, ellos habían logrado mantener la atención del imbécil enfocada únicamente en ellos, por lo que rápidamente pude tomarlo por el cuello y liberar así a Marie y a Kunou. Tras ello procedí a darle una paliza, a la cual el respondió creando una especie de dimensión de bolsillo. Ese lugar generaba o al menos yo pienso que trataba de imitar las condiciones que hay en Aurbis.”
Las palabras de Edzard sorprendieron a todos, quienes lo miraron con completa incredulidad.
“¿E-e-estas seguro…?” preguntó Sirzechs, el cual fue el primero en hablar pese al shock que sentía.
“S-s-s-si… Por favor, di que es una broma tuya.” Dijo Azazel, el cual tenía la cara algo pálida.
La reacción de Azazel fue copiada por todos los presentes, incluida Yasaka, la cual comenzó a entender lo que había pasado y se estaba haciendo una idea de lo que había pasado para que su hija estuviese inconsciente cuando volvieron….
‘Cuando Kunou despierte, tendré una charla muy seria con ella. Debe dejar de lanzarse hacia los peligros tan de cabeza.’ Pensó Yasaka, la cual comenzó una pensar en una forma de reprender a su hija por este comportamiento. Sin embargo, ella dejó de pensar en ello gracias a que debía de mantener su atención en esta conversación, pues Edzard volvió a hablar, llamando la atención de todos.
“Azazel, ya quisiera que fuera solo una broma, pero cuando estaba por darle el golpe de gracia, el conjuró esa dimensión…. Pero, eso no fue lo peor.” Dijo Edzard, dejando algo de tiempo entre sus palabras, dejándolos prepararse para lo que estaba por revelarles. “No, lo peor fue que ese hijo de puta llamó a un grupo de amigos, los cuales eran capaces de usar Magicka sin ser Nirmnianos.”
Si la revelación anterior de Edzard los había sorprendido, con esta última todos sentían que sus almas podrías abandonar sus cuerpos en cualquier segundo. El tiempo en silencio por esta revelación ahora era más largo, pues las mentes de los presentes intentaban comprender lo que Edzard decía. Tras ese tiempo, la primera reacción provino de Azazel.
“¿Qué?” preguntó el líder de los Grigori, el cual miró a Edzard con confusión, pues no terminaba de comprender lo que había mencionado este. “No entiendo… ¿No se supone que ese tipo de energía solo la pueden usar los Nirmnianos y los híbridos como tu esposa?”
“En teoría, si… pero hay algunos humanos que tienen la capacidad de usar ese poder y Marcus era uno de ellos.”
La mención de ello hizo que algunos de los lideres, tales como Sirzechs, Ajuka y Odín se llevaran una mano a la frente, soltando a la vez un suspiro de cansancio y de incredulidad mientras miraban al frente.
“E-eso es imposible…. ¿Cómo? ¿Cómo estás seguro de eso, Edzard-dono?” preguntó Michael mientras sus ojos se mantenían abiertos como platos.
“Lo sé porque lo leí directamente de la mente de Marcus tras someterlo en batalla.” Dijo Edzard para comenzar a narrar todo lo que había pasado en la batalla y como sus enemigos podían hacer uso de Magicka para luchar. Su narración fue limpia y completa, contando todo lo que había sucedido con lujo de detalles. Conforme iba narrando la historia, los rostros de los presentes iba palideciendo, no solo por la información brindada, sino tambien por como Edzard terminó contando de qué manera leyó la mente de Marcus.
“Lo que has dicho es preocupante, Chico.” Dijo Odín después de que Edzard terminara de narrar todo. El rostro del viejo Dios estaba completamente serio, pero su mente estaba algo perturbada por todo lo que había dicho Edzard, ya que la cantidad de brutalidad que usó era comprensible, sí, pero a la vez preocupante. Por mucho que el chico estuviese enojado, la forma en como lo manejó fue muy… muy profesional, no cargó como un berserker loco consumido por la ira, no, todo lo contrario, luchó con una ira helada que lo hizo más mortal de lo que ya era. ‘La forma en cómo se maneja sus emociones es increíble, no pensé ver un joven de su edad ser capaz de algo así, pero ¿Por qué? ¿Qué lo ha llevado a tener tal temple para manejar sus emociones? Este chico aun guarda secretos, y parece que uno de ellos es el que lo obliga a no dejar que sus emociones lo controlen.’
“No solo es preocupante, es alarmante en todos los sentidos. Estamos hablando de que alguien ha podido crear humanos capaces de usar Magicka, pero no solo eso. Por la cantidad de heridas de las integrantes del grupo de Edzard-dono es más que obvio que ellos tienen todos los atributos de los humanos de Nirm.” Comentó Ajuka, el cual tenía un semblante muy serio, mientras trataba de entender como ello era posible, pues en sus pruebas y simulaciones no había podido hacer que el ADN del Adalid de Dagon, que generosamente Edzard dio para que lo estudien, lograse acoplarse con un poco de ADN humano de los pocos magos de confianza que conocía.
“Es cierto. ¿Ed-chan, sabes como lo hacen?” preguntó Serafall, la cual miró a Edzard mientras su rostro estaba serio.
La pregunta de Serafall provocó que Edzard la mirase, estudiando su posición corporal, tratando de ver si había algún motivo ulterior que nos sea la de obtener información. La vista de Edzard estuvo fija en Serafall el tiempo necesario como para que ella se sintiese algo incomoda. Al ver ello, Edzard soltó un suspiro, pues se dio cuenta de que no había ningún tipo de motivo ulterior en las palabras de Serafall.
“Solo se un poco, el imbécil ese no era más que una simple pieza descartable, por lo que solo pude aprender que él fue el primer éxito de lo que su líder llama el Proyecto H.M.S.A, que significa proyecto «Humano Modificado con Sangre de Aurbis», un proyecto con el cual implantaban células madre obtenidas de un cuerpo Nirmniano en ciertos órganos de los humanos de la tierra.” Respondió Edzard, provocando que Ajuka y Azazel le mirasen de manera inmediata.
“¿Qué órganos son esos y como lo hacen?” preguntó Azazel rápidamente, esperando poder saber cómo es que sus enemigos producían estos híbridos.
“Según lo que sabía Marcus, aquellas células se implantan en órganos importantes, tales como Cerebro, corazón, hígado, riñones y pulmones. Aunque, no solo eso, pues tambien se agregan a la medula ósea y en algunas de las llamadas glándulas hormonales.” Respondió Edzard, mencionando los órganos que eran implantados con ADN Nirmniano para poder crear a estos híbridos.
“Esos son los órganos principales del cuerpo humano. Cada uno con una función importante y vital. Supongo que eso se hace para que el cuerpo resista su nuevo poder. Y lo de las glándulas hormonales serán para mejorar el resto del cuerpo, músculos, huesos, entre otros más.” Dijo Ajuka, deduciendo la importancia de cada lugar mejorado de estos “Híbridos” artificiales. “Aunque, no entiendo como lo hacen.”
“Pude ver los recuerdos de Marcus y se cómo lo hacen… créanme, no es nada agradable.” Dijo Edzard, llamando nuevamente la atención de los presentes. “Todos los que son sometidos a este proceso son atados en camas donde son abiertos en vida, siendo mantenidos vivos con sistemas de soporte vital, el cual procede a inyectar en sus cuerpos estimulantes y compuestos químicos que hacen que el sujeto se mantenga despierto y sea consciente de cada uno de los cortes. He de decir que no usan anestesia ni ningún tipo de sedante, lo que vuelve este proceso algo grotesco. Parte del tejido de cada órgano es extirpado por los médicos, para luego ser reemplazado por tejido Nirmniano. Tras ello, son puestos en cámaras especiales, las cuales curan sus heridas y llenan sus cuerpos de un líquido extraño, el cual el propio Marcus describió en su mente como una especie de líquido algo espeso, pero aun líquido y frio al tacto. Al parecer, la tasa de rechazo es tan alta que de cada diez sujetos solo uno o dos sobreviven.”
Los rostros de los presentes se pusieron pálidos como la nieve al escuchar aquello, pues aquel proceso era más que inhumano, no, incluso los seres sobrenaturales del mundo se dieron cuenta de que era más que eso, ese proceso era una tortura de un nivel indescriptible.
“E-e-eso es horrible.” Comentó Yasaka, la cual sentía un ligero malestar en el estómago, esto gracias a que la descripción que había hecho su prometido había sido muy gráfica. “¿Quién podría hacer algo como eso?”
“Me gusta que hayas preguntado, Yasaka.” respondió Edzard, provocando que la mencionada lo mirase con sorpresa. “Da la casualidad de que en la mente de Marcus estaba el nombre de quien ha creado el proyecto. Y, de hecho, es alguien a quien algunos presentes conocen muy bien.”
Las palabras de Edzard fueron acompañadas por su mirada, la cual se posó en los lideres de las tres facciones y sus acompañantes, los cuales le devolvieron la mirada de manera confundida, ya que no sabían a que se refería.
Al ver la mirada que le devolvían, Edzard decidió darles más pistas para que pudiesen deducir quien era. “Aquella persona está relacionada de manera legal con alguien en esta sala.”
Las nuevas palabras de Edzard provocaron nuevamente confusión en los presentes, salvo por Sirzechs, quien se llevó una mano a la cara y comenzó a sobarse la sien, llamando de esta manera la atención de sus amigos, los cuales rápidamente conectaron todos los puntos.
“Mierda.” dijo Falbium al darse cuenta de a quien se refería Edzard.
La palabrota soltada por el demonio llamó la atención de Azazel, Michael, Odín y Yasaka, los cuales miraron a los demonios y vieron como estos fruncían el ceño. Aquello causó curiosidad, por lo que Odín habló, preguntándoles que pasaba.
“Haber, ¿Qué está pasando? ¿Por qué han puesto esas caras?”
Al oír la pregunta del dios Nórdico, los demonios se miraron y luego Sirzechs miró a Edzard.
“Si quieres puedes decirlo tú, yo no tengo problema.” dijo Edzard, dejándole todo el lio de responder a Sirzechs.
Al oír la respuesta de Edzard, el lucifer actual miró al frente y tras soltar un suspiro, decidió decir el nombre.
“El nombre de la persona a la que se refiere Edzard-kun es el del hermano de mi esposa, Euclid Lucifugue.”
Los ojos de aquellos que no sabían sobre el hermano de Grayfia se abrieron por la sorpresa, pero no solo ellos, pues Azazel y Michael tambien se sorprendieron, ya que no esperaban este desarrollo.
“Eso quiere decir que...”
“Que la verdadera mente maestra de esto es nada más y nada menos que Rizevim Lucifer.” habló Edzard, interrumpiendo a Azazel, el cual lo miró de inmediato.
“Asi que ese imbécil ya está recuperado de la paliza que le diste hace tiempo. Parece que esta vez quieres darle una paliza más grande, ¿verdad?” preguntó el líder de los Grigori con una sonrisa en el rostro, ya que se dio cuenta de que Edzard había hablado con voz helada al mencionar el nombre del hijo de Lucifer.
“No tienes ni idea, pero no solo eso. Quiero sacarle información de como esta que obtiene el material genético para estos experimentos, como es que puede hacerlo. Cuando tenga eso, le aplastare el cráneo de la manera más dolorosa posible.” respondió Edzard, enojado, pues solo había suposición en la mente del joven dragón. Y esa era que esos malditos habían logrado una forma de contactar con Nirm o tal vez habían formado un trato con un príncipe, el cual les estaba dando mortales, los cuales por el olor de seguro eran Altmers. Si bien él no tenía el mejor recuerdo de los Altmer gracias a los Thalmor, su mente no podía dejar que personas inocentes sufrieran, por lo que mantendría un ojo y un oído atentos en sucesos que le permitan encontrar el lugar donde Euclid cometía esas atrocidades.
“Tranquilo, Chico.” dijo Odín, tratando de calmar a Edzard a la vez que usaba una voz solemne, todo con el intento de que el joven se calmara. “Se que es cruel lo que hace ese demonio, pero por ahora no sabemos dónde está. Por las noticias que has traído es más que obvio que ellos están planeando algo grande, tanto como para hacer lo que hacen. Debemos de fortalecer nuestras defensas y los mocosos de las tres facciones deben de limpiar sus facciones para evitar que esos traidores nos apuñalen en el momento más crítico de esta guerra.”
Las palabras del viejo Dios hicieron que Edzard lo mirase un momento, pero dando cuenta de que tenía razón, accedió dando un asentimiento. Tras el cual, la sala quedo nuevamente en un silencio, el cual fue roto por Sirzechs.
El rostro del lucifer actual estaba sumido en una solemnidad muy pocas veces vista por los presentes. Esto hacía más que obvio que las noticias recientes le habían causado cierto impacto a su mente, ya que una parte de él no sabía cómo le diría a su esposa las acciones de su hermano. Además, una parte de él estaba sumamente preocupado, pues temía que esta revelación pueda hacer que Grayfia sea vista como una posible traidora. Si bien él sabía que su amada esposa no podría hacer eso, aquello no era suficiente como para alejar cualquier atisbo de sospecha de ella. Por ende, tendría que pedir que se mantenga en secreto lo de Euclid, al menos hasta que todo el tema de los traidores infiltrados en las facciones se solucione.
‘Qué bueno que Grayfia está con el equipo médico examinando la condición de Lilith-sama.... ¡Es cierto! Tengo que preguntarle a Edzard-kun donde encontró a Lilith-sama.’ Tras aquellos pensamientos, el líder de los demonios rápidamente miró al hijo de Akatosh y sin perder un segundo le hizo la pregunta.
“Edzard-kun. Una pregunta, es sobre Lilith-sama... ¿Dónde la encontraste?”
Al oír la pregunta de Sirzechs, Edzard se quedó en silencio unos momentos, analizando lo que haría, pues no sabía si debía de contarle todo... o al menos eso había pensado antes de volver a su hogar del reino de los muertos. Ahora la cosa era diferente, ya que tras lo que había oído y descubierto en ese lugar su forma de pensar había cambiado. En especial tras lo ocurrido con Marcus.
‘Tendré que contar todo... es lo mejor, al menos para que Serafall sepa con que presionar en sus reuniones con el panteón griego, para de esa manera conseguir alguna especie de castigo para Hades sin que yo tenga la necesidad de involucrarme, pese a que quiero reventarle la cabeza al montón de huesos ese. Sin embargo, para lograrlo debería de usar mi aspecto de dragón y todos los thu’um que conozco y eso me delataría de inmediato, no, al menos que aparezca una oportunidad, Hades, por el momento, está fuera de mi alcance.’
“Responder esa pregunta es complicado, Sirzechs…” respondió Edzard, provocando la curiosidad de los presentes.
“¿Como así, Ed-chan?” preguntó Serafall, la cual le miraba fijamente, esperando una respuesta para las palabras que acababa de decir.
“Es que... para contarlo todo necesito traer a alguien más a la sala.... pero sabes que, mejor lo hago traer, así matamos dos pájaros de un tiro.” la respuesta de Edzard fue acompañada por un movimiento de su mano, la cual tocó un botón oculto bajo la mesa.
Tras esa acción, el silencio se hizo presentes, hasta que fue roto cuando la puerta se abrió, permitiendo que Zakir y Vali ingresaran a la sala.
La llegada de los dos miembros del equipo de Vali volvió a levantar las alarmas en los lideres del pacto, los cuales miraron a Edzard y comenzaron a entender que o bien Vali o Zakir estaban detrás de la localización de Lilith.
“Asi que, ¿ya terminaste de hablar con ellos?” preguntó Zakir, sentándose en una silla, la cual apareció de la nada en un vórtice purpura. Al lado del Lilmothiit tambien apareció otra silla, la cual fue usada por Vali para sentarse.
“No, de hecho, necesito tu ayuda para terminar de contar el asunto de Lilith.” Respondió Edzard de manera casual, provocando que Vali girara su cabeza tan rápido que casi parecía que se había roto el cuello.
“¿Qué ha dicho?” preguntó Vali, mirando a Zakir con curiosidad.
“Ahh... Es cierto, se me olvido de que no les había dicho sobre eso.” Respondió Zakir mientras soltaba un suspiro algo molesto. “Veras, mocoso… no, mejor sería si lo oyen todos… Verán, encontramos al demonio que llaman Lilith en un lugar llamado el reino de los muertos-”
Al momento en que Zakir mencionó aquello, los demonios se levantaron de golpe, mirando a Edzard con asombro, ira y, sobre todo, decepción.
“¡¿Ingresaste con un miembro de la Khaos Brigade al territorio de Hades?!” gritó Serafall con sorpresa e ira. “¡¿Sabes que lo que has hecho puede tirar por la borda todo mi avance con la facción griega para convencerlos de que se unan a nosotros?!”
El grito de Serafall provocó que Edzard y Zakir se llevaran una mano al oído, pues el tono de voz fue muy fuerte y les hizo doler los oídos.
“Primero, chica… no me grites, no soy tu perro.” Gruñó con molestia Zakir, provocando que todos lo miraran, en especial Serafall, la cual estaba más que molesta por lo que habían hecho. “Segundo, agradece que fuimos, ya que, de no ser por nosotros, ella estaría muriendo y no habrían podido encontrarla hasta que fuera demasiado tarde y solo sea un pedazo de carne sin vida. Al menos ahora tienen la oportunidad de salvarla.”
Las palabras de Zakir eran frías y filosas como un cuchillo, lo que provocó que los demonios que lo oyeron se sintieran incomodos.
“Serafall, por favor tranquilízate.” Dijo Sirzechs con calma, mirando a su amiga, esperando que esta se calmase y no se le ocurriera hacer una locura.
“Pero…”
“Por favor, Edzard-kun sabe que lo que hizo estaba mal, pero al igual que yo, sabes que él es muy responsable, por lo que es posible que no haya dejado huellas de su presencia en el territorio de Hades.”
Las palabras de Sirzechs parecieron calar en la mente de la actual Leviatán, la cual, pese a que se sentía molesta por lo que habían hecho los dos héroes, al final terminó asintiendo y calmándose un poco. Esto se debía a que ella era consciente de lo que ambos podían hacer. Sin embargo, eso no quiere decir que ella le perdonaría fácilmente esto a Edzard, no, él le debería una grande por haberla estresado.
“Vale... pero que Ed-chan no piense que le perdonare esto, así como así... me deberá una grande y no tendrá opción a negarse. Ump.” dijo Serafall para terminar poniendo un puchero mientras desviaba la mirada.
Al oír lo que la hermana de Sona dijo, Edzard solo soltó un suspiro, ya que se preocupó ligeramente por lo que Serafall podría pedirle. Aun así, él sabía que podría preocuparse de ello más tarde, ahora tenía que terminar con esto para poder ir a ver a su familia. Así que, mirando a Zakir, asintió con la cabeza. Aquella acción hizo ver al viejo héroe que no lo interrumpirían en el corto plazo, por lo que el volvió a hablar.
“Bueno, como decía, encontramos al demonio llamado Lilith en el territorio de Hades, en un laboratorio bajo unas ruinas.”
“¿Asi que, estaba en el territorio de Hades...? ¿Han logrado saber por qué estaba allí?” preguntó Ajuka, el cual mantenía muy bien la calma, examinando todo posible escenario que llegara a la conclusión de por qué la madre de los demonios estaba allí.
Al oír la pregunta, Zakir desvió la mirada y miró a Edzard, el cual supo que ahora le tocaba a él responder las preguntas.
“No logramos descubrir esa razón. Lo único que logramos encontrar fue lo que estaba en el dosier que mis sirvientes de seguro les han hecho llegar.” respondió Edzard, recordando que antes de ir a por su familia les dio a sus sirvientas todos los documentos que había recopilado, para que se los haga llegar a quienes vayan a ver a Lilith. Todo esto con el afán de acelerar las acciones que tomarían para una posible curación de la mujer, pues entendía el valor simbólico de que ella volviese con vida al inframundo.
“Ya veo... sí, leímos ese dosier, pero esperábamos que pudieras saber más sobre su condición.” comentó Sirzechs con algo de pesar, pues esperaba algo más de información para acelerar la toma de decisiones para evitar la muerte de Lilith.
“No, lo siento, pero a pesar de que se muchas cosas, no soy un doctor, al menos no uno en los mismos estándares que los que tiene este mundo.” Señaló Edzard, haciendo hincapié en las palabras “Este mundo”, ya que esa era la verdad, pues el conocía algo de medicina básica, como todo aventurero que se preste y que quiera sobrevivir en el brutal mundo de Skyrim.
La mención de aquello provocó que Vali soltase una risita algo divertida, ya que encontraba divertido lo que aprendía cada vez que se topaba con Edzard. La mente del medio demonio no entendía como alguien de la edad del héroe extra dimensional podía saber tanto, pues no era normal que alguien tan joven pudiese tener tanto conocimiento.
“Parece que encuentras divertido este asunto, Vali.” dijo Edzard tras escuchar la risita del medio demonio. “Acaso… ¿no te preocupa el estado de tu bisabuela?”
La pregunta de Edzard hizo que el descendiente del lucifer original se convirtiera en el centro de toda la atención. Al verse como el centro de todas las miradas, Vali solo les devolvió la mirada, ya que encontraba algo divertido esto. Sabiendo muy bien su respuesta, el no tuvo problemas en responder la pregunta del cazador de dragones.
“¿Preocuparme?... No, para nada…” respondió Vali mientras negaba con la cabeza. “Nunca la he conocido, por lo que no tengo ningún apego por ella.”
La respuesta del medio demonio sorprendió en algo a los presentes, pues pensaban que él, al menos por simple piedad, sentiría algo de pena por ella. Esto hizo que la sala se quedara en un silencio más que incomodo. Este silencio duró más de un minuto durante el cual, ellos miraron a Vali con algo de desaprobación… al menos casi todos, pues tanto Zakir como Edzard solo lo miraban con algo de pena.
Tras unos segundos de esas miradas, Edzard volvió a hablar, pues sentía que era el momento de preguntarle algunas cosas a Vali, así como hacerle ver que sabía muchas cosas sobre su situación.
“Vaya… eso es… esclarecedor…” Dijo Edzard mientras miraba a Vali fijamente. “Aunque, eso es comprensible… es la madre de tu tan amado abuelo…. Cuyas acciones y palabras provocaron que vivieras un infierno, y la verdadera razón por la que te uniste a la Khaos Brigade… es para crear un equipo capaz de matarlo, para de esa manera encontrar la satisfacción de segar su vida con tus propias manos, ¿verdad?”
Las palabras de Edzard dejaron el lugar en un profundo e incómodo silencio. Sin embargo, eso no duro mucho tiempo y la primera reacción de los presentes al oír aquello fue sorpresa y conmoción, sobre todo en Vali, el cual abrió los ojos como platos al escuchar lo que había dicho Edzard.
‘¿Cómo? ¿Cómo se enteró?’ se preguntó el medio demonio, el cual tras unos segundó comenzó a ver a su “compañero” de equipo. La mente del joven lucifer comenzó a tratar de ver si Zakir había sido quien le había dicho eso a Edzard, pero tras unos segundos, recordó algo importante…. El nunca habló de eso con el zorro humanoide. Así que, eso lo llevó a de nuevo al inicio, es decir, preguntarse nuevamente como era posible que Edzard supiera aquello.
La forma en cómo se encontraba Vali hizo que Edzard sonriera divertido, pues se dio cuenta de que su suposición era cierta.
‘Solo vi unos pocos recuerdos sobre Rizevim en el anillo de Lucifer, pero fue más que suficiente como para descubrir que Vali fue abusado, sobre todo gracias a la conversación que Rizevim tuvo con su hijo, en la que le apremiaba a ser brutal con Vali… eso causaría una gran cantidad de rencor, pero bueno, ese no es mi problema.’ Pensó Edzard, el cual, tras ello, soltó un suspiro y le contó a Vali como lo sabía.
Al momento en que el medio demonio terminó de oír las palabras de Edzard, se sorprendió al enterarse de la «Auromancia». Sin embargo, su sorpresa aumentó drásticamente cuando Sirzechs mencionó la razón por la que estaba juntando el equipo que tenía.
“Tu equipo está formado con una sola cosa en mente, ¿verdad?… juntar individuos poderosos que no posean sacred gears, lo que hará la molesta habilidad de tu abuelo sea inútil.”
“¿Cómo-?”
“¿Cómo lo supe?” interrumpió Sirzechs a Vali, sonriendo de manera cansada. “Por qué yo tambien hice lo mismo que tú. Mi Nobleza está formada por individuos que no usan sacred gears, lo que haría que el «Sacred Gear Canceller» de Rizevim sea inútil contra ellos.”
La revelación de porque Sirzechs había reclutado individuos que no tuvieran sacred gear fue algo que conmociono a los que no lo sabían. Esto debido a que muy pocas personas sabían la verdad de la forma en que Sirzechs reclutaba su nobleza.
“Siempre me pregunte por que en tu nobleza no había usuarios de sacred gear y ahora lo entiendo.” Comentó Azazel mientras soltaba un suspiro, para luego mirar a Vali. “Si tanto querías vengarte de tu abuelo no era necesario que te unieras a la Khaos Brigade, Vali. No eres el único que quiere la cabeza del hijo de Lucifer.”
Cuando Vali oyó las palabras de Azazel, desvío la mirada mientras le respondía. “No necesito su ayuda para eso.”
“Tal vez no la necesitabas antes… pero ahora, es diferente.” Dijo Edzard, llamando la atención de todos, en especial la de Zakir.
“¿Qué sucede, mocoso? ¿Por qué la cara sombría?” preguntó Zakir, el cual sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando vio el rostro de Edzard.
“Parece que Rizevim y su mascota han logrado completar la investigación de Hades y han comenzado a producir híbridos artificiales entre Nirmnianos y humanos terrícolas.”
Las reacciones ante esta noticia no fue ninguna agradable, no, fue una muy ruidosa, la cual fue liderada por los lideres de facción, los cuales se levantaron y mostrando caras de asombro y conmoción comenzaron a preguntarle a Edzard de que hablaba. Al oír todo ello, tanto Edzard como Zakir comenzaron a narrar todo lo que había pasado en su búsqueda de los padres de Asia. Para cuando terminaron de narrar todo, los presentes miraron a los dos héroes con diferentes miradas. Algunas de estas eran de preocupación y conmoción, las cuales eran de los lideres, mientras que otro, es decir, Vali reaccionaba con curiosidad, pues esto le parecía interesante. El medio demonios sabía que no podía enfrentarse a Edzard, al menos no por el momento, por lo que sintió que estos híbridos artificiales serian un muy buen calentamiento.
“Ya veo… así que, esos dos imbéciles han logrado algo que la investigación de hades daba por imposible.” Comentó Zakir, el cual se había llevado una mano al mentón mientras pensaba en las consecuencias de este descubrimiento, así como la posibilidad de que Euclid pudiese tener contacto con algún daedra para obtener ese material genético. “Esto complica las cosas demasiado.”
“je, ¿Cómo así?” preguntó con algo de diversión Vali, el cual comenzó a ver a estos híbridos como sujetos dignos de tener una batalla.
“La aparición de estos híbridos alterará el equilibrio de los poderes que había hasta hace poco, mocoso. Su aparición provocara que el conflicto actual se intensifique. Ahora que mencionas esto, al fin logró entender por qué ellos nos atacaron.”
La mención de que el equipo de Vali había sido atacado hizo que todos se sintieran confundidos, en especial Edzard, el cual levantó una ceja, la cual fue la señal para que el Lilmothiit siguiera hablando.
“La razón por la que llegamos a tu mundo es simple, mocoso. Hemos sido traicionados y me temo que Ouroboros haya perdido el control de la Khaos Brigade.”
Las palabras del viejo héroe provocaron que la sala nuevamente se sumiera en la sorpresa y la conmoción, pues nadie entendía por qué alguien sería tan estúpido como para atacar a alguien tan poderoso como Ophis.
“¿Qué? Me parece haberlo oído mal, pero dices ... ¿Qué le quitaron el control de la Khaos Brigade a Ophis?” preguntó Ajuka, el cual tenía una mirada de completo asombro plasmada en el rostro.
“Así es.” Dijo Vali, el cual habló de manera seria, sin usar su tono habitual de voz. Aquello provocó que todos lo miraran, ya que era poco común que este chico hablase de esa manera.
La mirada de todos los presentes se posó en Vali, el cual recibió una pregunta por parte de Edzard, en la cual el hijo de Akatosh le pedía que contara que había pasado. La respuesta de Vali fue simple y directa, comenzando a narrar lo que había pasado.
“Y fue así como logramos eliminarlos a todos.” Terminó Vali, contando como él y su equipo, junto con Zakir, lograron eliminar a los magos enviados a atacarlos.
“Vaya, esto es… ¿increíble? La verdad es que no me esperaba esto, pero a la vez sí, ya que desde lo de Kioto me di cuenta de que la Khaos Brigade no estaba unida en sus metas, sino que eran facciones que tenían objetivos propios.” Dijo Edzard tras oír la explicación de Vali. “Supongo que no sabes que pasó, ¿verdad?”
“No, de hecho, esa es una de las razones por la que vinimos a buscarte.” Respondió Vali mientras miraba a Edzard. “¿Recuerdas que dijiste que podríamos quedarnos aquí un buen tiempo si lo necesitamos?”
“Claro que lo recuerdo. ¿Por qué?”
“Porque una de las cosas que necesitamos es quedarnos fuera del radar por un buen tiempo, a la vez que necesitamos ocultar a Ophis para evitar que ella cause problemas en el mundo humano desatando su poder.”
La respuesta de Vali dejó en piedra a los presentes, los cuales no sabían que responder ante ello. Por fortuna para el medio demonio, Edzard era un hombre de palabra, por lo que asintió y dijo que no habría problema por ello. Tras eso, le preguntó cuál era la otra razón.
“La otra razón es que necesitamos respuestas y Zakir dijo que tú eras mejor que el con la magia de la mente, por lo que esperábamos que pudieras leer la mente del sujeto que trajimos con nosotros para saber quién ordenó el ataque.”
Al oír la petición de Vali, todos se quedaron en piedra y miraron a Edzard, pues si bien él era un miembro del pacto, él había dejado en claro que podría tomarse ciertas libertades sobre algunos asuntos. Esto debido a que su principal prioridad era luchar con los daedras no con la Khaos Brigade, por lo que por mucho que ellos se pusieran a objetar no tendrían ni voz ni voto en este entierro. Sin embargo, sabían que Edzard también era alguien que no duraría en darles información si consideraba que esa era vital para mantener el pacto funcionando, por lo que solo necesitaron una mirada de este para entender que él les daría la información más adelante.
Tras mirar a los otros lideres, Edzard se puso de pie y habló, diciéndoles que lo mejor era dejar la reunión hasta allí, ya que para poder continuar era necesario tener la información que contenía la mente del sujeto que habían traído Zakir y el equipo de Vali.
Luego de esas palabras, los lideres asintieron y comenzaron a levantarse y salir, dirigiendo a hacer sus cosas. Los lideres de las facciones se fueron a hacer lo suyo, es decir, Odín se fue a caminar por el jardín un rato, mientras que Yasaka iría a ver a su hija, la cual estaba en una sala del área médica junto con Marie, Michael se dirigiría un rato a la capilla a tratar de buscar algo de paz en aquel lugar, mientras que Azazel se levantó y con una mirada le dijo a Vali que quería hablar con él, a lo que el joven accedió, pues siguió a Azazel fuera de la sala.
Cuando todos se fueron, Edzard y Zakir se miraron y asintieron.
“Entonces, ¿Vamos a interrogar a un mago?” preguntó Zakir con molestia, pues no le gustaba hacer este tipo de trabajo, algo compartido por Edzard. Sin embargo, ambos sabían lo importante que era obtener esta información, por lo que no perdieron tiempo y salieron de allí en dirección a las mazmorras.
Una suave brisa mecía la cortina en la habitación donde se encontraban descansando los padres de Issei. El joven demonio estaba sentado en una silla frente a las camas donde sus progenitores descansaban de manera tranquila, ignorando la inquietud que carcomía la mente de su único hijo.
La mente del actual Sekiryuutei estaba en una batalla entre dos decisiones, las cuales eran decirles la verdad a sus padres sobre lo que era ahora o permitir que su rey les borre la memoria para que no recuerden nada de lo que habían visto en los Alpes Italianos.
[Esta es una decisión más que complicada la que tienes, compañero.]
La voz de Draig sacó a Issei de sus cavilaciones, haciendo que mirara la luz verde que apareció su mano izquierda.
“No me lo menciones, Draig.” Dijo Issei con cansancio para luego soltar un suspiro. “Aun no sé qué hacer.”
[Creo que lo mejor sería que le hagas caso a tu amigo. Es mejor que se enteren de que ahora eres un demonio, compañero. Esto hará mejor las cosas.]
“Lo sé, pero… y si me rechazan.”
[No creo que lo hagan… digo, eres el anfitrión de uno de los dragones más poderosos que hay en el mundo, así que no creo que te rechacen.]
Las palabras de Draig hicieron poco por calmar a Issei, el cual no sabía que hacer aún. Si por el fuera, no dejaría que sus padres se enterasen jamás de esto, pero para su mala suerte se vieron envueltos en el mundo sobrenatural gracias a su conexión con Edzard.
‘No puedo creer que los hayan secuestrado solo por la estupidez de que pensaran que somos tan importantes en la vida de Edzard como para que el piense por un segundo en rendirse para evitarles daño alguno.’ Pensó Issei con molestia mientras sentía su sangre hervir al recordar como Edzard, antes de la reunión con los lideres, les había dicho la razón por la que ellos habían sido secuestrados. No había ni que mencionar que esta revelación cabreó mucho a Issei. Sin embargo, por mucho que estuviese enojado, su amigo le dijo unas palabras que fueron el causante de su conflicto interno ahora mismo.
«No soy nadie para decirte que hacer con ellos, Issei… pero como tu amigo te puedo dar un consejo, veras, la mentira y los secretos tienden la maldita costumbres de siempre salir a la luz tarde o temprano. Así que, gracias a los sucesos actuales, lo mejor es que seas sincero con ellos y les cuentes todo lo que sucedió… y no tengas miedo, ellos son tus padres y no hay amor más sincero que le de los padres a sus hijos…. Puede que no me creas ahora, pero un dia tú te darás cuenta de ello cuando tengas tus propios hijos.»
Tras recordar aquellas palabras, Issei volvió a soltar un suspiro mientras comenzaba a pensar sobre qué acción tomar.
‘Tengo miedo de decirles, sé que ellos me aman, pero... ¿Serán capaces de aceptar lo que ahora soy…?’ aquellos pensamientos llenaron el corazón de Issei con tristeza y preocupación, pues no sabía cómo reaccionaría si sus padres no lo aceptaban ahora que era un demonio. Si bien siempre estaba la opción de borrarles la memoria, él sabía que, si bien ellos no recordarían lo que dijeron, su rechazó siempre estaría en su mente, lo que de seguro afectaría su relación.
“Issei…”
Los pensamientos y cavilaciones de Issei fueron interrumpidas por la voz de sus padres, los cuales mencionaron al unísono el nombre de su hijo, llamando así la atención de este.
Al ver que sus padres decían su nombre en un tono de preocupación incluso estando dormidos, Issei supo que estaba sobre pensando las cosas. Eran sus padres, quienes, pese a que no aprobaban sus acciones como pervertido, nunca dejaron de quererlo por ello. Y si eran capaces de aceptar ese lado de él, era más que obvio que aceptarían a su yo de ahora. Entonces, dejando escapar un suspiro, Issei se preparó mentalmente para lo que estaba a punto de hacer y era bueno que ya hubiera tomado una decisión, porque los ojos de sus padres se abrieron lentamente, mirando el lugar con curiosidad y confusión.
“¿Issei?” fue la pregunta de Miki al abrir los ojos y ver a su hijo sentado frente a ella.
“Hola, Okaasan.” Dijo Issei con una sonrisa al ver a su madre despertar.
“Hola, hijo…” Dijo Miki mientras se levantaba, siendo seguida por su esposo, el cual se levantaba y miraba alrededor con confusión. Afortunadamente, la confusión pareció desaparecer cuando vio que su hijo estaba a su lado.
“¿Issei?” preguntó Gorou con algo de duda, para luego sonreír al ver a su hijo.
“Hola, Otousan.” Dijo Issei mientras miraba a su padre.
“¿D-donde estamos?” preguntó Miki mientras miraba a su hijo fijamente. “Lo último que recuerdo fue estar de compras con Otousan y luego…”
Los ojos de la madre de Issei se abrieron como platos tras esas palabras, pues recordó que habían sido atacados por algunos encapuchados, para luego despertar y ver a su hijo y sus amigos en una especie de barrera, junto con la imagen de Edzard luchando contra algunas personas. Aquel recuerdo comenzó a alterarlos, pues también el padre de Issei había recordado ello.
Al ver la forma en cómo se encontraban, Issei se preparó para hablarles. Por lo que, tomando otro poco de aire, habló.
“E-eso…. Eso es difícil de explicar, Okaasan… pero para resumirlo, estamos en un mundo diferente a la tierra.”
Las palabras de Issei descolocaron a sus padres, los cuales estaban tan sorprendidos que no reaccionaron tan rápido, lo que le permitió a Issei poder continuar con su explicación.
“Aunque es no es todo… verán…. Desde hace un buen tiempo he estado escondiendo cosas de ustedes…. Pero eso está por cambiar a partir de hoy.” Dijo Issei mientras se levantaba y caminaba al frente, llamando de esa manera la atención de sus progenitores, los cuales no sabían que estaba pasando, ya que, era la primera vez que veían a Issei hablar así de serio.
“¿Issei? ¿Qué sucede?” preguntó Miki mientras miraba a su hijo con preocupación, algo que fue copiado por su esposo, el cual tambien miraba a su hijo con preocupación.
Cuando Issei estuvo parado frente a ellos, tomó una bocanada de aire y se preparó. Sabía que a veces una acción e imagen valían más que mil palabras, por lo que movió su brazo izquierdo y extendiéndolo, activó su sacred gear.
Una luz de color rojo brillo por un segundo, para luego dar paso a que el Boosted Gear se muestre ante los ojos de los padres de Issei, pero no solo eso, sino que el joven demonio reencarnado no se detuvo allí, pues con una velocidad de reacción poco usual, convocó sus alas.
Los ojos de Miki y Gorou Hyoudou casi se salen de sus cuencas oculares en el momento en que vieron a su hijo hacer aparecer una especie de guantelete extraño, pero nada superó al par de alas negras a su espalda. El shock por lo que veían fue tal que sus mentes estuvieron a un segundo de apagarse, pero no lo hicieron.
“¿I-I-Issei…?” fue la pregunta de Miki, la cual no podía comprender lo que sus ojos veían.
“Si, Okaasan soy yo.” Dijo Issei mientras miraba a sus padres a los ojos, tratando de visualizar sus emociones.
“¿Q-q-q-qué está pasando...? ¿Por qué tienes dos alas en la espalda? ¿Por qué tienes un guante extraño en tu brazo?” preguntó Gorou, siendo incapaz de gritar, pues la sorpresa que sentía había impedido que su mente pensara con normalidad. “Es una ilusión generada por un artefacto extremadamente tecnológico, ¿verdad?”
“No, Otousan. Okaasan… esto no es una ilusión.”
“Entonces, si no es una ilusión, ¡¿Por qué tienes esas alas?!” gritó Miki, un gritó que condensaba todo lo que sentía en ese momento… la confusión, el shock de ver que su hijo tenía alas, algo que ella comenzó a pensar que se trataba de algún problema genético que había aparecido recién.
El grito de su madre hizo que Issei sintiese un escalofrío recorrer su cuerpo a la par que su corazón se encogía un poco, pues sintió que ese grito era la primera reacción de un posible rechazo, pero ya había abierto la caja de pandora y había dado el primer paso… ya no podía detenerse. Así que, siendo consciente de ello, siguió hablando.
“Puede que se suene a algo ilógico y fantástico, pero es la verdad… yo deje de ser humano hace varios meses, y ahora soy un demonio.”
Las palabras que salieron de la boca de Issei dejaron a sus padres como piedra, mirándolo con os ojos abiertos a mas no poder. Aquello provocó un silencio que fue tan incomodo que estaba provocando que ambas partes se sintieran mal.
Por su parte, los padres de Issei se sentían confundidos y asombrados, pues su hijo acababa de decirles que era un demonio, algo que rayaba literalmente con lo imposible y fantástico. Sin embargo, junto a sus palabras, su hijo les estaba mostrando pruebas irrefutables de que él no era humano, pues no era posible que un humano tuviese alas o pudiese hacer aparecer un guantelete así de la nada. Además, había algunas cosas en relación con su hijo que no cuadraban, y es que él nunca se había preocupado por entrenarse físicamente, pero ahora lo hacía, no solo eso, su círculo de amistad había crecido, eso sumado al hecho de que había momentos en que se ausentaba de manera muy rara de la academia.
“¿Un demonio?” preguntó Miki mientras miraba a su hijo a los ojos, tratando de ver si había algún tipo de mentira en ellos.
“S-sí, un demonio.” Respondió Issei de manera franca, pero a la vez con un ligero tartamudeo.
Tras aquella respuesta, la madre de Issei se levantó de su cama y acercándose a su hijo, primero de manera lenta, para luego caminar a paso normal, le dio un fuerte abrazó.
El repentino abrazo de su madre provocó que los ojos de Issei se abrieran de sorpresa, pero dicha sorpresa no se detuvo allí, pues su padre tambien llegó y le dio un fuerte abrazo.
“¿Otousan? ¿Okaasan?” preguntó Issei, solo para recibir una respuesta que le llegó hasta lo más profundo de su ser.
“No me importa si eres un demonio, un dragón o un mutante de alas raras.” Dijo Miki, provocando que una gota de sudor se formara en la frente de Issei, algo que desapareció al momento en que oyó lo siguiente. “Siempre, siempre serás mi querido hijo.”
“Asi es, Issei… Tu eres nuestro hijo, y eso no cambiara nunca, sea lo que seas.”
Al momento en que aquellas palabras llegaron a sus oídos, los ojos de Issei se llenaron de lágrimas y les devolvió el abrazo, sintiendo el más grande alivio que podría sentir al oír a sus padres aceptarlo tal y como era ahora. Este momento duró varios minutos, tras los cuales se separaron.
Cuando se separaron, los padres de Issei comenzaron a escuchar por la propia boca de su hijo todo lo que había pasado, destruyendo en el proceso todo lo que ellos pensaban sobre varias personas, aunque no para mal, ya que, pese a saber que todas las nuevas amistades de su hijo no eran humanos, sabían que no eran malas personas.
Durante toda la revelación sobre el mundo sobrenatural, los padres de Issei aprendieron de todo, sobre las tres facciones, los dioses de las diferentes mitologías y, sobre todo, el estado actual del mundo. No hay que ser un genio para deducir que la madre de Issei casi se desmaya del shock de saber que su mundo estaba siendo invadido por dioses malvados de otro mundo, cuyo único fin parecía ser la destrucción y esclavización de todas las razas mortales. Sin embargo, pese a esa sorpresa, la cual fue mayúscula, eso no fue suficiente como para evitar que volvieran a sentirse impresionaos por como su hijo comenzó a narrarles las batallas en las que se había involucrado. Con cada palabra que decía, los padres de Issei se sentían cada vez más orgullosos de su hijo, pero tambien preocupados, pues, al igual que cualquier padre, temían que su hijo algún dia podría fallar y no volver más a casa.
“Y eso es todo lo que ha estado pasando.” Dijo Issei, terminando de contar todo lo que pasaba.
“E-e-eso… es increíble…” dijo la madre de Issei, terminando de comprender lo que su hijo le acaba de decir. La voz de Miki estaba cargada de muchas emociones, preocupación por su hijo y por la vida que tenía ahora y que tendría en el futuro. Junto con sentimientos de agradecimiento con Rias Gremory por haber traído a su hijo de vuelta al mundo de los vivos. Otra persona por la cual tambien tendría un gran agradecimiento seria por Edzard, el cual, ella se dio cuenta, era una especie de modelo a seguir por su hijo, una especie de figura de hermano que nunca pudo tener.
“Si, es increíble… ¡No puedo creer que podrás tener un harem!” Gritó Gorou con lágrimas corriendo por sus ojos, debido a la felicidad que tenía por saber que su hijo podría darles muchos nietos. Aquella reacción de Gorou fue copiada por su esposa, Miki, la cual tambien comenzó a alegrarse, hasta el punto en que se lanzó a los brazos de su esposo y tomándolo de las manos, ambos comenzaron a dar saltitos de felicidad.
“¿Eh?” fue lo único que salió de la boca de Issei tras escuchar lo que su padre dijo.
“Oh, es cierto… nunca te lo contamos.” Dijo el padre de Issei, provocando que su hijo lo mirase con sorpresa y curiosidad.
“La verdad es que nosotros, en nuestra juventud, tuvimos el sueño de tener nuestros propios harenes.” Señaló Miki con una sonrisa y un ligero sonrojo en el rostro por la vergüenza de admitir a su hijo que ellos tambien habían tenido el sueño que el mismo tenía ahora mismo.
Las palabras de su madre provocaron que la mandíbula de Issei se cayera de la sorpresa, mirando a sus dos progenitores completamente en estado de shock, pues no se había esperado esto.
“Si bien nosotros no pudimos cumplir nuestro sueño, el destino te ha dado la oportunidad de cumplirlo, así que, tienes todo nuestro apoyo.” Dijo Miki, siendo seguida por un asentimiento de parte de Gorou, el cual sonreía ampliamente.
Tras oír estas nuevas palabras, Issei sonrió a sus padres y asintió mientras levantaba un puño al aire.
“¡No se preocupen, cumpliré su sueño y me convertiré en un rey del harem!”
Aquella declaración fue seguida por las risas de los tres Hyoudou, los cuales comenzaron a hablar de otros temas más triviales de lo que significaba ser parte del mundo sobrenatural.
Mientras se llevaba a cabo la reunión de Edzard y el resto de los lideres que conformaban el pacto de Kuoh, en el horizonte del reino de los muertos que se podía observar desde una de las torres del castillo de Orcus, se observaba una gran cantidad de Parcas, las cuales atacaban con magia el castillo. Los miles de hechizos desatados sobre el castillo eran detenidos por una poderosa barrera, la cual estaba resistiendo de manera más que valientemente todo el ataque recibido.
“¡Lord Orcus!” gritó una parca acercándose al señor del castillo.
“¿Qué sucede?” preguntó Orcus al verlo llegar.
“Tenemos una conversación de línea directa con Lord Hades. El desea hablar con usted.”
Al oír la respuesta de la parca, Orcus se sintió extrañado, pues habían tratado de contactar con el Señor de la Tierra de los Muertos desde que este llegó con su ejército no hace mucho para atacarlos de manera intempestiva e injustificada… o al menos eso pensaban varias de las parcas que estaban bajo su mando, ya que solo él y los médicos más leales que tenía sabían la razón por la que estaban siendo atacados.
‘No puedo creer que ese imbécil de Hades se atreva a atacarme abiertamente. Esta más que confiado de que puede silenciarme para que nadie sepa de sus trapos sucios.’ Pensó Orcus, el cual miró al lado y viendo bien a la parca, vio que esta temblaba ligeramente, obviamente por miedo a lo que estaba sucediendo a fuera del castillo. “Conéctalo, hablare con él.”
Tras aquellas palabras, la parca que había hablado con Orcus rápidamente asintió y se fue del lugar. Unos momentos después, un círculo mágico apareció al lado de la cabeza de Orcus.
“Hola. Hades…. ¿A qué debo el honor de tu llamada en este momento tan… extraño?” dijo Orcus usando una voz seria e imperturbable.
“Orcus… Se que eres consciente de la situación en la que estas ahora mismo.” Dijo la voz de Hades, la cual era serena y contenía una gran cantidad de confianza. “No es necesario continuar con esto, solo necesito que me devuelvas a esos dos y jurar no hablar de esto, junto con entregarme a todos aquellos que sepan de esos dos individuos. Tambien tendrías que darme la información de los intrusos que se atrevieron a ingresar a mi castillo. Dame todo eso y me iré sin que se derrame sangre… te daré una media hora para que puedas pensar bien en esto, Orcus-.”
“No necesito ese tiempo para darte una respuesta, Hades.” Dijo Orcus de manera rápida, interrumpiendo a Hades. La voz del Señor de la Facción Moderada de las Parcas, por primera vez desde que fundo su facción, tenía un tono de voz agresivo. “¿Realmente crees que soy tan estúpido como para rendirme de esa manera? No, sé que en el momento en que mi barrera caiga, tus tropas entraran y causaran un verdadero baño de sangre y masacraran a todos mis subordinados. No, resistiremos todo lo que nos lances y te juro que antes de que muera, todos los secretos y cosas que has hecho a espaldas de todos los otros dioses con el afán de dañar a los otros seres sobrenaturales serán expuestos. Incluso tú, uno de los seres que está en el top de los seres más poderosos no podrá hacer frente a todos los enemigos que se abalanzaran contra ti. Asi que, te lo digo ahora mismo, ataca y perderás de todas maneras.”
Las palabras que salieron de la boca de Orcus sorprendieron de sobre manera a Hades, el cual no respondió de inmediato, pero cuando lo hizo, habló con ira.
“Ya veo, así que esa es tu elección… entonces, prepárate, porque no permitiré que esto salga a la luz.”
Tras aquellas palabras, la comunicación se cortó, siendo ese el momento en que Orcus supo que tendría que actuar de inmediato, pues sintió que el bombardeo de hechizos enemigos aumentaba drásticamente, comenzando a hacer temblar el lugar. Por ello, sin perder tiempo, comenzó a ordenar que llamaran a Thanatos, ya era momento de unir fuerzas para librar a su raza del control de Hades. Sin embargo, cuando el emisario estuvo a punto de dar esa orden a los encargados de las comunicaciones, una fuerte presión se hizo presente, provocando que Orcus sintiera que su cuerpo se entumecía y su garganta se cerraba.
La sensación era tan espantosa que sus sentidos se volvieron locos, lo que le impidió seguir sintiendo el ataque que recibía su castillo, pues este no se tambaleaba. Aquello lo dejó estupefacto, pero salió de ese estado cuando escuchó la voz de Bennia llegar.
“¡Padre!” fue el grito de la media-parca, la cual por primera vez en años no insultaba a su padre cuando le hablaba.
Al momento en que oyó a su hija, Orcus miró hacia esa dirección y la vio flotar hacia el sin su mascara y con los ojos abiertos de pánico.
“¿Qué sucede, Bennia?” preguntó Orcus con algo de dificultad.
“¡El cielo!” gritó Bennia de manera casi desesperada.
“¡¿Qué sucede con el cielo?!”
“¡El cielo se ha roto y permite ver la brecha dimensional!”
Al momento en que Orcus oyó aquello, rápidamente volvió en sí y sin perder un solo segundo, salió disparado hacia la ventana, siendo seguido por su hija. Al llegar, vio que su hija tenía razón, pues en el cielo había un gran hoyo, similar al hecho en un espejo roto y por allí se podía ver los infinitos colores de la brecha dimensional.
“¿Qué?” lo que estuvo por decir Orcus murió en su garganta cuando vio como dos cometas salían disparados y terminaban estrellándose con el ejército de hades, causando una enorme explosión que sacudió el lugar, llenándolo de polvo.
La gran nube de polvo cubrió todo el lugar, impidiendo a Hades ver a sus tropas y el daño que pudo haber causado aquellos cometas.
‘Sea lo que sea que haya caído es muy poderoso. Logró romper mi barrera defensiva como si nada.’ Pensó Hades, el cual estaba muy enojado debido a los sucesos actuales.
El se había ido a la reunión de su facción cuando esos intrusos habían entrado a su castillo. Pese a que hubiese querido ir a aplastarlos en persona, la reunión con Zeus y el resto no le había permitido hacerlo.
Por lo que, sintiéndose confiado, envió a Pluto y a Thanatos para eliminarlos, confiando en sus habilidades. Sin embargo, parecía que esos sujetos eran más peligrosos, ya que de alguna manera lograron eliminar a Pluto, dejándolo sin su más leal parca. Cuando llegó y se dio cuenta de ello, intentó hablar con Thanatos, pero este no le respondía. Cuando estuvo tentado a ir a buscarlo en persona, uno de los pocos sobrevivientes de la explosión de aquel lugar, el cual había sido borrado por completo por una explosión de gran tamaño y poder, le dijo que Orcus había llegado antes de que tanto Thanatos como los invasores dejaran el lugar. Aquello le dio el panorama completo de lo que había pasado, por lo que, pensando rápido, decidió venir a ver a Orcus para reclamar a sus ratas de laboratorio, las cuales habían sido robadas.
‘Afortunadamente, destruyeron el laboratorio, eso me tranquiliza, ya que así se ha eliminado bastante evidencia de otras investigaciones.’ Pensó Hades con cierta tranquilidad por ese tema, pero aún estaba fastidiado, pues la información más importante no estaba. Sin embargo, no podría pensar más en ello, pues dos voces lo sacaron de sus pensamientos.
“Cof, cof…Viejo, esta es la última vez que te sigo en una idea como esta, para la próxima vez haremos uso de la teletransportación normal.” Dijo una voz masculina desde el interior de la cortina de humo.
“Oh, por Padomay, no fue tan malo, je, je, je… fue divertido.” Dijo entre risas otra voz masculina. “Aunque, no me gusta este humo y tierra, ¡Arruina mi nuevo traje!”
Tras aquellas palabras, un fuerte viento se hizo presente, disipando el humo y el polvo, permitiendo ver a dos individuos, los cuales dejaron a Hades sorprendido.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí está el capítulo 66….
Ahora, Primero, ¿Qué opinan de la forma en como se crean los hibridos artificiales? Trate de hacerlo lo mas brutal posible por el hecho de que es Mannimarco quien diseñó ese proceso, y el viejo altmer no es la persona más amable del mundo.
Ahora, ya he llevado a Ophis y a Le Fay al mundo de Edzard, lo que quiere decir que serán mas recurrentes en el fic. Con esto podemos decir que ya estamos al 50% de la historia (al menos eso calculo yo).
Finalmente, no es una gran sorpresa quienes son los seres que están frente a Hades. Se viene una batalla en el próximo capitulo, espero poder estar la altura de lo que tengo imaginado en mi mente.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 68
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
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Capítulo 67
— El nivel de poder de un príncipe daédrico no es fácil de comprender, no existe una vara para medirlo. Sin embargo, hay algo que debes tener en cuenta: no es bueno ser enemigo de uno de ellos. —
Proverbio común entre los eruditos.
Los ojos de Hades observaron con algo de asombro como el polvo era disipado por un fuerte corriente de viento, el cual no había sido conjurada por un círculo mágico. Pero no solo eso, Si no que, el viento dejó tras de sí un sutil olor de algo a lo que los humanos llamaban Sidra.
“¿Está mejor así?” preguntó uno de los individuos frente al Dios de la muerte. El individuo parecía humano, o al menos eso era lo que aparentaba a simple vista. Sin embargo, si uno observaba más de cerca, podría notar características que un humano normalmente no tendría. Lo primero que destacaba era el tono de piel de este individuo, tan oscuro como la obsidiana, un color de piel que no había visto en ningún humano antes. Vestía un traje victoriano de color rojo carmín con bordados dorados en forma de vides. También llevaba una camisa negra de cuello alto, junto con una corbata de color rojo sangre, la cual tenía una gema de un rojo más claro que emitía un ligero brillo peculiar. Sus pantalones, rectos y ligeramente ajustados, eran del mismo color que su traje. Calzaba zapatos negros de punta cerrada. Su cabello, una mezcla de rojo y negro, era otro rasgo distintivo. Y si uno observaba aún más de cerca, podría ver dos pares de cuernos de diferentes tamaños, siendo un par más grande que el otro. Finalmente, sus ojos eran de color naranja y brillaban como brasas de carbón.
“Si, gracias. Así está mejor.” Respondió el otro individuo, el cual estaba al lado del que habló primero. Este hombre se diferenciaba del otro inicialmente por su piel, ya que este era tan pálido como la nieve pura, algo tambien inusual en los humanos. Sus ojos eran dorados y brillaban ligeramente como motas de oro luminoso. Su cabello era gris y estaba peinado hacia atrás, tambien tenía una frondosa barba pulcramente recortada. Su vestimenta consistía en un traje victoriano también, pero a diferencia del otro sujeto, este tenía la ropa de diversos colores. Para iniciar, su pantalón era de color verde oscuro, teniendo el mismo diseño que el de su compañero, pues tambien era recto y semi ajustado. Su chaleco y su saco era de color purpura oscuro, con una camisa blanca y una corbata de bolo, cuyas cuerdas de cuero trenzado negro estaban fijas por un cierre ornamental de color dorado con el grabado de un queso en él. Había guantes negros en sus manos y en su cabeza, reposando sobre su cabello, había un sombrero de copa, el cual era del mismo color que su chaleco.
Los ojos de Hades estaban fijos en los dos hombres, examinando sus movimientos corporales. Esto debido a que no le daban ninguna buena sensación… de hecho, no le daban sensación alguna. Eso lo sorprendió enormemente, haciendo que olvidara lo que estaba pasando y la razón por la que había ido a este lugar. Esto se debía a que una de las razones para no poder sentir el poder de tu enemigo, era que este era más poderoso que tu…. Pero tras pensarlo, el negó con la cabeza, pues era Hades, el dios griego de la muerte y uno de los seres que estaba en el top diez de los más fuertes de este mundo. Sin embargo, antes de que siquiera pensase en acercarse a esos sujetos, un círculo mágico apareció al lado de su cabeza.
“Lord Hades.” Dijo una de las parcas a su servicio.
“¿Qué sucede?”
“Llamaba para reportarle de lo que sucede en el frente, me temo que debido a la aparición de esos dos sujetos hemos perdido a varios de las parcas que estaban en la vanguardia, eso ha hecho que la Facción Moderada fortaleciese su barrera. Me temo que el asedio podría durar un poco más si usted no se une a la batalla.”
Las palabras de su sirviente provocaron que el dios se molestase de sobremanera, aunque dicha ira no era por la muerte de sus parcas, sino que, era por que la recuperación de sus ratas de laboratorio y de la información tomaría más tiempo, lo que aumentaba el riesgo de que todo se filtre y el jodido pacto de Kuoh oiga sobre esto. Por ello, cuando vio a la causa de dicho retraso, Hades levantó su mano y cargando un hechizo simple, lanzó una potente bola de fuego hacia los dos sujetos.
El ataque viajó a alta velocidad, cubriendo la distancia que separaba a Hades de los dos extraños en cuestión de segundos, terminando por golpearlos. Esa bola de fuego terminó creando una enorme explosión que los envolvió completamente al impactar.
Al ver cómo las dos interferencias habían sido envueltas por la explosión de su hechizo, el dios del infierno decidió irse para atacar personalmente el castillo de Orcus, ya que de esa manera acabaría con esto rápidamente.
“Oye, ¿A dónde te vas luego de ser tan grosero?”
La voz que resonó hizo que Hades se detuviera de manera abrupta. Girando la cabeza, miró hacia donde se originaba y, para su total asombro, vio que el dueño de la voz era el sujeto que llevaba el sombrero, quien ahora lo miraba con ira o, mejor dicho, molestia mientras se apoyaba en un bastón muy peculiar. El bastón que estaba observando era de color plateado y, en la parte donde el sujeto se apoyaba, se podía ver un diseño muy perturbador: tres caras con tres expresiones fijas, una cara sonriendo, una triste y una enojada.
Si el dios de la muerte hubiese tenido ojos, estos estarían abiertos como platos. Afortunadamente, logró salir de ese estado de sorpresa y cuando lo hizo, vio como el hombre movía su bastón y de la nada salía una onda de energía, la cual convirtió el fuego en… ¿algodón de azúcar? Aquello terminó por sorprender de sobremanera a Hades, el cual, nunca en toda su existencia había visto un hechizo como ese.
“Oye, Sheo… parece que es un esqueleto andante… ¿crees que sea esclavo de Bal?” preguntó el sujeto que tenía los cuernos.
“Ummm… No lo sé… pero nunca sé nada, así que no importa…. Ja, ja, ja…” dijo el sujeto al que llamaron Sheo, para luego comenzar a reír como un desquiciado, solo para detenerse de manera abrupta un segundo después. “Pero sí sé que fue tan estúpido como para atacarnos… por lo que sea sirviente de Bal o no, tendré que enseñarle modales.”
La voz del llamado Sheo era mortal y seria en este momento, provocando que un escalofrío recorriera los huesos del cuerpo de Hades, quien sintió que había hecho enojar a alguien a quien no debería.
“Bueno… y que hacemos… ¿Te ayudo?”
“No, no, no… Yo lo hago solo. Sí, sí… Tú ve por esos trapos que flotan.” Dijo el sujeto con el sombrero, ganándose un suspiro y una negación con la cabeza por parte de su compañero.
"Vale, te dejo al esqueleto andante... solo no hagas un desastre, Sheogorath...", dijo el hombre de los cuernos antes de desaparecer en un estallido de velocidad, lo cual dejó perplejo a Hades, ya que el rey del inframundo no pudo ver la velocidad total con la que ese sujeto se había desplazado. Aquello hizo que se diera cuenta de que ese sujeto era muy fuerte, tal vez lo suficiente como para poner en aprietos a sus subordinados, algo que no podía permitir si quería recuperar lo que era suyo. Por ello, estuvo tentado a lanzarse tras ese sujeto, pero antes de que se moviera, el llamado Sheogorath lo detuvo cuando habló.
“¿Ya te vas? Y yo que había preparado algo para ti.”
Las palabras de este individuo confundieron a Hades, quien no entendía a qué se refería. Al girar su cuerpo, no lo vio usando ni conjurando ningún hechizo, sino que lo vio con una mano extendida, cuyos dedos apuntaban hacia su derecha.
‘¿Qué está haciendo-?’ Los pensamientos de Hades se vieron interrumpidos cuando, de la nada, sintió que algo se acercaba. Girando la cabeza hacia su derecha, de haber tenido ojos, estos se habrían abierto como platos, pues desde el cielo, una estrella fugaz caía a gran velocidad, dejando a su paso una estela de fuego.
Al ver llegar dicho ataque, Hades levantó la mano y fácilmente hizo aparecer más de cincuenta círculos defensivos con los cuales esperaba detener el ataque de su enemigo. Sin embargo, cuando dicho cometa tocó el primer círculo...
¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash!...
El sonido de cristales rompiéndose se hizo presente cuando las barreras de Hades cedieron como ventanas ante una bala de alto calibre disparada por un rifle de antimateria a quemarropa. Esto provocó que el dios diera un gran salto hacia atrás, esperando ganar algo de distancia. Sin embargo, eso parecía no funcionar, ya que en el momento en que lo hizo, vio cómo el fuego de la estrella fugaz se disipaba y le permitía ver que se trataba de una maldita luna, la cual tenía el tamaño de una casa de tres pisos.
‘Esa cosa es enorme... si me llega a impactar de manera directa, terminaré muy dañado.’ pensó Hades con pánico al observar el ataque de Sheogorath. Sin dudarlo dos veces y casi como si fuera una acción involuntaria, empezó a fortalecer su aura divina con su bastón, el cual comenzó a emanar un resplandor que rodeó el cuerpo de Hades. Este resplandor era el poder del bastón de Hades, el cual le permitiría fortalecer su poder divino. Con este impulso de poder, el dios de la muerte del panteón griego creó una poderosa barrera para protegerse adecuadamente, pero no solo eso, sino que también cruzó sus brazos en forma de X, todo como medida de precaución.
Cuando la luna impactó contra la barrera, la tensó de tal manera que parecía que se rompería en cualquier segundo. Pero para fortuna de Hades, eso no sucedió, ya que su barrera logró aguantar. Sin embargo, eso no significa que el ataque no funcionó, pues el cuerpo de Hades fue arrastrado como una hoja en un vendaval.
"Ughk" fue el gruñido que emitió Hades mientras era arrastrado por la luna, alejándolo del campo de batalla que era el asedio al castillo de Orcus. El cuerpo del rey del inframundo estaba siendo aplastado por la presión generada al ser movido a una velocidad de mach cinco, creando un cono de fricción que empezó a hacer que el cuerpo de Hades se calentara... y no de la manera divertida. El cuerpo del dios griego comenzaba a mostrar quemaduras que aumentaban de intensidad, pero lo hacían lentamente, ya que su aura divina lo estaba protegiendo. Aun así, el dolor que experimentaba era algo que podría haber hecho desmayar a cualquier otro ser, pero no a él.
Sin embargo, a pesar de su resistencia, el dios griego sabía que estaría acabado si impactaba contra algo a esta velocidad. Por ello, se llenó de pánico cuando vio cómo una cadena de montañas se acercaba a gran velocidad. Al presenciar esto, el dios griego realizó un último movimiento desesperado para intentar sobrevivir.
¡¡¡¡BOOOOOMMMMMM!!!!
Una enorme explosión se hizo presente en las lejanías del palacio de Orcus, creando un domo de fuego tan grande que abarcó más de diez kilómetros, quemando y matando todo tipo de vida que había en ese lugar.
"Fiuuuu… ¡ja, ja, ja! ¡Vaya fuegos artificiales más hermosos... son increíbles!" gritó jubiloso Sheogorath al ver lo que había causado su ataque.
El príncipe de la locura había estado tranquilo en su plano, pues no había visto lo que hacia su querido descendiente en los últimos días. Como estaba tan aburrido, decidió ir al mundo de Draconic Deus para ver que había de nuevo, pero decidió no ir solo… por eso llamó al buen Sanguine, el cual siempre estaba listo para una buena fiesta y el toque de caos necesario para mantenerlos entretenidos. Por ello, decidieron venir a este mundo, pero para hacerlo ms interesante decidieron no ir como siempre lo hacían, sino que lo hicieron usando lo que por aquí llamaban la brecha dimensional. Ello hizo que se toparan con cierto lagarto con esteroides, el cual comenzó a molestarlos, atreviéndose a quemar su precioso queso. Si bien eso lo había enojado, él había decidió no hacer nada… al menos por ahora. Sin embargo, parecía que padomay estaba de su lado hoy, pues se había topado con un esqueleto, el cual los había atacado a él y a Sanguine, por ello decidió descargar su frustración en él.
"Ja, ja... Ahhh... esto es increíble... no había hecho esto desde... ¡Oh sí! Desde aquel día que le lancé esa luna a Vivec hace siglos... ¡¡Ahh!! ¡Esos sí que eran buenos tiempos!" Después de esos gritos, el dios de la locura comenzó a reír divertido por lo que había sucedido, ya que finalmente había podido ver lo que una luna lanzada a esa velocidad podía hacer. Sin embargo, su sonrisa se volvió tenue cuando se dio cuenta de algo... aun así, volvió a sonreír, para luego chasquear los dedos. Después de eso, fue absorbido por un vórtice púrpura, ya que se dirigiría a seguir jugando en otro lugar.
Una corriente de aire sopló, llevando consigo pequeños copos de nieve. El aire era frío, tanto que cualquier persona pensaría que estaba en alguno de los polos de la Tierra. Esto se debía a que el lugar se había convertido en una especie de bosque de hielo que, en vez de tener árboles, tenía cientos de estructuras de hielo. Si uno miraba muy bien, en su interior se podían ver parcas.
Estas parcas aún estaban vivas, pero no podían moverse debido a que habían sido congeladas por un único y potente hechizo de escarcha. Este hechizo había sido usado por el príncipe del exceso y el hedonismo, es decir, el daedra a quien Issei amaba en secreto, Sanguine.
El príncipe del exceso estaba observando todo, sentado en un trono de hielo que se levantaba varios metros por encima del suelo, permitiéndole ver todo el panorama de lo que tenía bajo sus pies. El hechizo había sido liberado como una muestra de la gran, y muchas veces inexistente, ira del príncipe, quien había tenido una razón más que justificada para usar esta cantidad de poder. Y eso fue que… estos seres que parecían manteles negros voladores se habían atrevido a destruir más de quinientas cajas de sus mejores vinos… Esto había ocurrido hace no muchos segundos… esto se debía a que él había ido allí con la intención de dialogar y pasarla bien, no como Sheogorath, quien por la explosión de hace un segundo, seguramente se estaba dando de puños con el esqueleto. Sin embargo, pese a que llegó de manera amistosa con vino y risas, ellos le atacaron con esas lucecitas que salían de esas runas flotantes que usaban, destruyendo su preciado cargamento de vino… Aquello lo hizo enojar y, usando su poder, literalmente los convirtió en paletas vivientes en vez de matarlos.
Aunque esos seres eran fuertes, no tenían ninguna oportunidad contra él, lo cual quedó demostrado cuando usó ese hechizo para congelarlos al instante.
“Esto es aburrido… no me gusta, pero ellos iniciaron esto.” Dijo Sanguine. Luego movió su mano para conjurar un par de binoculares, con los cuales comenzó a observar el lugar. Para su sorpresa, vio que había más de estos manteles voladores dentro del castillo, el cual parecía estar bajo una barrera.
Al verlos, el príncipe sopesó qué haría, pues ellos podrían ser igual de groseros que los otros. Sin embargo, sintió que ellos no eran así, pues se dio cuenta de que habían tenido la oportunidad de atacarlo y no lo habían hecho. Aquello le dio buena espina, por lo que, sonriendo, decidió acercarse a ellos y ver si aceptaban un buen trago para poder charlar, mientras Sheogorath seguía enfrentándose a golpes con ese esqueleto.
Así que, saltando desde su improvisado trono, aterrizó de manera grácil en el suelo. Tras sacudirse el polvo de sus nuevas ropas, comenzó a caminar de manera despreocupada para llegar rápidamente hasta el castillo. Mientras caminaba, podía oír a Sheogorath riendo de manera psicópata.
“Je, je… parece que el viejo Sheo se está divirtiendo mucho… bueno, esperemos que yo también tenga tanta suerte como él.”
Mientras Sanguine congelaba a las parcas, cerca del castillo de Orcus, un círculo mágico apareció, del cual emergió un Hades herido.
“Hahhh… Hahhh…” Las respiraciones del dios griego eran pesadas y prolongadas. Estaba más que agotado, no por el uso de su poder, sino por el cansancio generado por las heridas que cubrían su cuerpo. Sus ropas, que antes estaban ornamentadas y limpias, ahora estaban hechas jirones, dejando a la vista varias partes de su esquelético cuerpo. “Tuve suerte… un segundo más y hubiera terminado gravemente herido.”
Las palabras de Hades surgieron de su asombro al observar el lugar donde la luna, arma del atacante desconocido, había impactado. Lo que vio fue aterrador… un cráter de dimensiones colosales, con más de quinientos metros de diámetro y una profundidad que superaba los cien metros. Desde su posición, Hades podía ver claramente la devastación causada por el ataque.
‘¿Quién era ese individuo…? ¿Cómo puede ser tan poderoso como para ponerme en esta situación…?’ pensó Hades mientras se levantaba y miraba al cielo, tomando una gran bocanada de aire. Tras ello, se observó a sí mismo y se dio cuenta de que, de no ser por su bastón y su capacidad para aumentar su poder, estaría mucho más herido en este preciso instante… ‘Tengo que salir de aquí y pensar detenidamente cómo derrotarlo. El ataque que utilizó me tomó por sorpresa, pero no sucederá dos veces…’
Los pensamientos del dios griego se vieron interrumpidos cuando vio cómo un vórtice púrpura aparecía frente a él y de allí surgía el mismo individuo que le había lanzado esa luna.
“¡Vaya…! ¡Sigues vivo! ¡Genial! ¡Podemos seguir jugando más tiempo!” gritó Sheogorath, riendo y girando como si estuviera bailando ballet. “¡No muchos sobreviven a eso! Pero tú lo has hecho… ¡Perfecto!”
Tras aquel grito, Sheogorath se lanzó contra Hades, pero esta vez para luchar en combate cuerpo a cuerpo.
En un parpadeo, Sheogorath apareció frente a Hades y, moviendo su mano, le propinó un potente golpe rápido al dios. La respuesta de Hades fue más que magistral, ya que logró cubrirse, deteniendo así el ataque del príncipe daédrico.
El impacto de ambos generó una potente onda de choque que fue tan poderosa que terminó llevándose de cuajo varios árboles y levantando mucho polvo.
"¡Ja, ja, ja! Eres fuerte... ¡Eso es perfecto!" gritó Sheogorath con diversión, para luego dar un salto hacia atrás y alejarse de Hades.
En el momento en que el dios del inframundo vio que su enemigo se alejaba, movió su mano, haciendo que varios círculos mágicos aparecieran sobre Sheogorath. Con un solo gesto de la mano del dios del inframundo, los círculos mágicos brillaron y lanzaron cientos de bolas de fuego de enorme tamaño, las cuales se dirigieron hacia Sheogorath a gran velocidad.
"¡Ja, ja, ja, ja...! ¡Hermoso!" gritó Sheogorath con locura al ver las bolas de fuego que amenazaban con calcinarlo. El rostro del príncipe de la locura mostraba una sonrisa de felicidad, y mientras movía su mano, hizo que la base de su bastón tocara el suelo, liberando así una onda de energía mágica. Esta convirtió las bolas de fuego en cientos de palomas blancas, las cuales elevaron vuelo y se alejaron del campo de batalla.
"Ja, ja, ja... es increíble... tantas palomas..." rió divertido Sheogorath mientras miraba cómo las aves se iban. Después, miró a Hades y, sonriendo de manera juguetona, movió su bastón y, apuntando, desató un hechizo. Una enorme bola de color rojo salió de allí dirigiéndose a Hades a gran velocidad.
Al ver el ataque entrante, la primera opción de Hades fue crear una barrera para protegerse. Sin embargo, al intentar hacerlo, por primera vez en siglos, sus instintos de supervivencia se volvieron locos. Sin pensarlo dos veces, saltó a un lado. Este movimiento permitió que el ataque siguiera su curso, impactando finalmente contra una enorme roca de más de diez metros de altura. Lo que sucedió cuando esa bola de magia impactó en la piedra fue algo que el dios griego no había visto en su vida, ya que ante los ojos de Hades, la roca se convirtió en cenizas.
'Eso no es como el poder de destrucción de los Bael...' pensó Hades con asombro al observar el efecto del ataque. Inicialmente, lo asoció al poder de destrucción de los demonios debido al efecto, pero al examinarlo más de cerca, notó que, a diferencia del poder de destrucción, que eliminaba todo a su paso, este hechizo convertía la piedra en arena. Dejando de mirar la roca destruida, Hades centró y enfocó toda su atención en el individuo frente a él, quien movía su bastón de manera despreocupada.
"Ohhh… Me encanta esa mirada… es una mirada tan oscura… ¡Que no tienes ojos!" exclamó Sheogorath, para luego lanzarse contra Hades.
Cuando el dios del inframundo lo vio, movió su mano y creó un enorme círculo mágico, del cual surgió un torrente de llamas que se dirigió hacia Sheogorath. Al ver el ataque, Sheogorath movió su bastón. Esta vez, del bastón no surgió una bola roja, sino una verde. La esfera impactó en el ataque de Hades y para la total sorpresa del rey del inframundo, la esfera se fusionó con su ataque, aumentando su potencia por tres.
"¡WAAAA!" fue el grito que soltó Sheogorath cuando las llamas lo engulleron por completo.
Hades estaba muy sorprendido… pues no entendía qué mierda estaba pasando. Su mente no podía comprender cómo su enemigo había hecho algo así. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó la voz de su enemigo, que provenía desde su espalda.
“¡AHHH! ¡Estúpido palo de mierda! ¿Cómo te atreves a hacerle esto a tu creador?!”
Al oír los gritos de Sheogorath, Hades miró en esa dirección y lo que vio lo dejó perplejo. Frente a él, Sheogorath movía su bastón de arriba a abajo de una manera ridícula. La forma en que el hombre movía el bastón parecía casi caricaturesca, como si Sheogorath deseara hacerle daño a un objeto inanimado, no consciente ni sintiente.
Al ver que su enemigo estaba tan expuesto, Hades no perdió el tiempo y, usando su bastón, activó la habilidad de este, con la cual potenció en gran medida el hechizo que estaba por lanzar. Apuntando con sus esqueléticas manos, el dios griego lanzó una potente bola de fuego, la cual era del tamaño de una casa de seis pisos, haciendo que el ataque fuera visible desde varios puntos en las cercanías de donde Hades y Sheogorath estaban luchando.
La bola de fuego avanzó a gran velocidad, recorriendo la distancia que separaba a Hades de Sheogorath en cuestión de segundos. Esto hizo que el príncipe daedra abriera los ojos con sorpresa, pues no esperaba ese ataque.
¡BOOOOMMMM!
Una enorme explosión sacudió todo el lugar, creando un enorme domo de fuego destructivo, el cual calcinó todo a varios metros alrededor de donde había estado Sheogorath.
“Parece que se terminó.” dijo Hades, quien ya no sentía la presencia de su enemigo. Sin embargo, eso no hizo que el dios griego bajara la guardia, pues este mismo sujeto había salido ileso de un torrente de llamas potenciado por su propia magia, lo que lo convertía en un enemigo más que formidable. Y qué bueno que Hades mantuvo su guardia, pues un segundo después de que surgió la explosión, el fuego se convirtió en una fina capa de vapor cuando todo el fuego fue enfriado por una explosión de magia de hielo, la cual apagó todas las llamas a su alrededor.
En medio del cráter formado, entre una densa nube de humo helado, se podía distinguir la figura de Sheogorath. Su ropa estaba en ruinas, dejando al descubierto varias partes de su pálido cuerpo. A pesar del estado de su vestimenta, el príncipe daedra se encontraba más o menos ileso, con solo unas pocas quemaduras de bajo grado. Esto sorprendió a Hades, ya que la potencia de esa bola de fuego era considerable y debería haber causado más daño a su adversario, especialmente porque lo tomó por sorpresa.
“¡E-eso fue… increíble! ¡Ahhh, han pasado varios años desde que alguien me ha herido de esta manera! ¡Ja, ja, ja…! ¡Pero no importa… incluso si intentas matarme, no podrás!” exclamó jubiloso Sheogorath, mientras una potente y asfixiante aura emergía a su alrededor, saturando el aire con Magicka, un fenómeno desconocido para Hades. Con cada segundo que transcurría, el cuerpo de Sheogorath comenzaba a transformarse sutilmente: su cabello se oscurecía y sus ojos perdían parte de su locura innata, dando paso a una calma y tranquilidad tan gélida que hizo estremecer a Hades. Mientras su cuerpo seguía transformándose sutilmente, la voz de Sheogorath resonó de nuevo, pero esta vez con un tono más serio. “Espero que estés preparado… esqueleto… no mostraré piedad contigo…”
Tras pronunciar esas palabras, Sheogorath desapareció en un estallido de velocidad, para finalmente reaparecer frente a Hades, logrando penetrar sus defensas.
Los ojos de Hades se abrieron de sorpresa, en especial cuando vio que su enemigo aparecía frente a él. Al verlo allí, rápidamente se cubrió con sus brazos, poniéndolos en forma de X. En el momento en que lo hizo, sintió un gran dolor en sus brazos, pues estos habían sido impactados por el puño de Sheogorath. La fuerza de dicho golpe fue tal que el dios griego salió volando varios metros hacia el cielo.
Los ojos de Orcus estaban fijos en la batalla que sucedía a las afueras de su castillo. El líder de la facción moderada miraba con asombro lo que ocurría en el exterior. Todo había iniciado con la apertura de esa grieta en el cielo, luego de eso, vio cómo una maldita luna atacaba a Hades, enviándolo hacia una cordillera. Al ver ello, se sintió abrumado, pero también aterrado, pues sabía que eso podría haber herido gravemente a Hades. Sin embargo, parecía que el dios griego era difícil de matar, ya que logró escapar. Tras percatarse de ello, un círculo mágico le transmitió la información de que sus enemigos ya no los atacaban. Por lo tanto, usando magia, observó lo que sucedía y no mentiría al decir que se asombró al ver cómo un solo individuo eliminaba al ejército reunido por Hades para atacarlo.
‘E-es imposible… nunca en mi vida creí ver a Hades ser golpeado de esa manera por seres que no fueran aquellos que estaban por encima de él en el top diez… pero ahora mismo estoy viendo cómo ese sujeto lucha a la par con Hades.’ pensó Orcus con asombro al ver cómo Hades y aquel sujeto se enfrentaban en un monstruoso combate cuerpo a cuerpo, demostrando habilidades de combate muy por encima de la media esperada para los dioses. La fuerza de los golpes era tal que se generaban ondas de choque que impactaban con la barrera, provocando que esta temblara un poco, junto con el castillo.
“Es increíble cómo pelean, ¿verdad?”
“Sí, es increíble… nunca creí que alguien pudiera enfrentarse a Hades a ese nivel.” Las palabras de Orcus se vieron interrumpidas cuando se dio cuenta de que había otra presencia en la sala. Girando rápidamente la cabeza, la parca vio a quien era el ser que estaba a su lado y en el momento en que lo vio… sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Esto se debía a que quien estaba a su lado era ni más ni menos que el ser que había eliminado a todo el ejército de Hades de manera instantánea.
Al verlo a su lado, Orcus saltó hacia atrás y, convocando su guadaña, tomó una postura defensiva, esperando de esa manera poder detener a su enemigo si este decidía atacar.
“Tranquilo, trapo flotante… no quiero luchar”, dijo el ser mientras levantaba las manos de manera que hacía la señal universal de que no quería luchar. “Solo estoy aquí para ver bien cómo mi compañero barre el suelo con ese esqueleto.”
Las palabras del desconocido provocaron que Orcus sintiera curiosidad, al mismo tiempo que sentía que ese sujeto podría estar fanfarroneando.
“Parece que tienes mucha confianza en que tu amigo puede ganarle a alguien como Hades, alguien que está en el top diez de los seres más fuertes.”
Orcus vio como su enemigo pareció mirarlo con algo de curiosidad tras sus palabras.
“Asi que… ese saco de huesos está en el top diez de los seres más fuertes de este mundo… ¿Qué tan alto esta?”
“No sabría decirlo con certeza-”
“¿Es más fuerte que ese lagarto con esteroides de ese lugar al que llaman brecha dimensional?”
Al momento en que aquellas palabas fueron oídas por Orcus, este se quedó como piedra por un segundo, pues no podía creer como es que este sujeto se atrevía a llamar a la existencia más poderosa de este mundo. Sin embargo, un fuerte remezón, provocado por la batalla que ocurría fuera de la fortaleza hizo que volviera en si, por lo que, mirando al intruso, se dio cuenta de que este estaba mirando la batalla con una copa de lo que parecía ser brandy en la mano.
“¿Y ya sabes la repuesta a la pregunta?” preguntó el intruso con una sonrisa en el rostro.
“Sí… Hades es fuerte, pero no tan fuerte como para hacerle frente al Gran Rojo.” Respondió Orcus mientras miraba al cielo y veía cómo Hades lanzaba un golpe directo hacia su enemigo. Aquel golpe parecía ineludible, pues estaba atacando el lugar donde el extraño no tenía tanta defensa, pero ante la mirada de Orcus, el extraño logró esquivar el ataque de Hades, para luego contratacar con golpes rápidos, logrando darle varios golpes al dios griego. “I-increíble… ¿cómo puede reaccionar así ante tantos ataques de Hades?”
“Eso se debe a que Sheogorath tiene una habilidad más que molesta.” Dijo el individuo con una sonrisa.
“Al momento en que Orcus escuchó ese nombre, sintió que su alma abandonaba su cuerpo, pues él conocía ese nombre gracias a Qahnaarin. En la reunión que tuvo con esos dos sujetos enmascarados, ellos le contaron mucho sobre ese otro mundo, en especial sobre los daedras, ya que esa era la principal información que Thanatos había solicitado y ahora estaba agradecido por ello, ya que gracias a esa información él supo sobre los príncipes daedras y su poder. Las palabras que dijeron ambos enmascarados les hicieron ver que ellos estaban al mismo nivel de poder que los que estaban en el top, pero… tenían habilidades que podían ponerlos en situaciones más ventajosas contra los miembros del top diez.”
La sorpresa de Orcus duró el tiempo suficiente como para que este pudiese volver en sí y pudiese escuchar al extraño a su lado, escuchando lo que decía sobre Sheogorath.
“El viejo Sheo tiene unos reflejos que están fuera de serie, por ello es por lo que muchos de los otros príncipes no desean enfrentarse uno a uno contra él, en especial si está usando su loco bastón. Esa cosa está realmente rota… si tienes suerte para ello, de lo contrario podrías terminar muriendo fácilmente, pero eso no importa. El poder individual de Sheogorath es grande, no está en el top de los más fuertes de los príncipes en poder bruto, pero no es débil y su habilidad única lo hace completamente capaz de enfrentarse a los otros príncipes en solitario. Yo, por mi parte, no me gusta ser como los otros príncipes, a mí no me importan las luchas de poder y esas estupideces… no, a mí déjenme con mis fiestas y orgías… esas sí son diversiones.”
Tras esas palabras, el líder de la facción moderada supo quién era el individuo a quien tenía al frente… este era el príncipe del Exceso y el Hedonismo… Sanguine. Al verlo, se dio cuenta de que la personalidad que este mostraba era tal y como Qahnaarin la había descrito, una personalidad relajada que solo tenía pensamientos de beber un buen alcohol y tal vez hacer una buena fiesta.
“Ya veo… es bueno ver que no tiene como pasatiempo matar y esclavizar mortales, Sanguine-sama.” Dijo Orcus, guardando su guadaña, pero no bajando su guardia completamente.
“Jo, jo… vaya, esto es increíble… eres el primero de los seres que nos topamos en este mundo que nos reconoce… eso es… refrescante…” dijo Sanguine con una sonrisa en el rostro. “Parece ser que eres distinto a los que me he topado en este mundo… ¿quieres un trago?”
Las palabras de Sanguine eran acompañadas por un brillo púrpura, el cual surgió de la mano libre del príncipe daedra. Cuando el brillo se disipó, en la mano de Sanguine había una botella de cerámica.
Al ver la botella de alcohol, Orcus estuvo pensando si aceptar o no…. Una parte de él no quería aceptar, pero otra parte, una que le decía que podría haber consecuencias por rechazar al príncipe daedrico le instaba a aceptar, para evitar de esa manera problemas. Al final, decidió aceptar, para evitar algún problema con alguien tan poderoso que ya estaba infiltrado en su castillo. Llevándose una mano a su mascara, la movió un poco para poder beber el contenido de la botella con comodidad. Así que, descorchándola, se llevó la botella a la boca y tras beber el primer sorbo, el líder de la facción moderada sintió que su cuerpo se calentaba y se llenaba de una extraña sensación de felicidad.
“Por cierto.” Dijo Sanguine, llamando la atención de Orcus. “¿Cómo es que supiste que soy Sanguine?”
Aquella pregunta fue acompañada por la mirada de Sanguine, el cual miraba de manera intensa a la parca, ya que sabía que él no era conocido en este mundo…al menos por ahora, ya que estaba que construía lentamente sus cultos, pero todo avanzaba más lento gracias a Bal y Dagon, pues esos bastardos estaban en una guerra abierta, enviando a sus tropas a cazar a las otras, batallando de manera clandestina en ciudades, en áreas rurales remotas, llevándose a todo ser vivo que se encontraban por el camino.
Si bien el primer pensamiento de Orcus fue mentir, el alcohol que corría por su sistema hacía que él no pudiese hacerlo, por lo que terminó de contar como es que había aprendido de ellos.
“Así que... ¿Qahnaarin…? Je… esto es irónico.” Dijo Sanguine, el cual, pese a ser un daedra, había vivido lo suficiente como para saber una que otra cosa de los dragones, y tambien había observado algunas de las veces que el Dovahkiin había llamado a su compañero dragón zombi, el cual siempre lo llamaba por ese nombre. “Bueno, dejando eso de lado… ¿Qué te parece el licor que te di?”
“Está muy bueno… es casi como si bebiera felicidad liquida.” Respondió Orcus, el cual estaba que flotaba de manera errática, pues estaba mareado.
“¡Ja! ¡Por supuesto que es bueno, es mi reserva personal!” gritó Sanguine de felicidad mientras miraba la batalla de Sheogorath con Hades. La sonrisa que el príncipe del exceso había tenido desde que empezó a beber con Orcus se hizo más grande al ver cómo la batalla era tan errática y loca como esperaba que fuera. Eso se debía no solo a la cantidad absurda de poder mágico derrochado en hechizos de gran poder, sino a que el Wabbajack estaba jugando a favor y en contra de Sheogorath tantas veces que ya era casi ridículo que el príncipe estuviese usando tanto su artefacto daedrico. Sin embargo, pese a que los intercambios de golpes eran tan bestiales y la magia usada en el combate ya había devastado varios kilómetros a la redonda del campo de batalla, la verdad era que esto ya estaba por acabar, pues se notaba que Sheogorath, pese a los reveses de su errático artefacto, estaba manteniendo la delantera en este combate.
“Parece que esto está por terminar…. Ahora… creo que podemos hacer esto más entretenido… Oye, Orcus…”
La parca dejó de flotar de manera errática y miró al príncipe daedrico. “Sí, Sanguine-sama.”
“¿Puedes comunicarte con líderes de otras facciones?”
“(hic) En c-condiciones normales… no… pero…(hic) hay… hay formas…(hic) ¿Por qué?”
Una sonrisa apareció en el rostro de Sanguine, quien comenzó a pensar en una gran broma que sería la culminación de la razón por la que él y Sheogorath habían venido en persona. “Necesito que llames a alguien…”
Una enorme onda de choque sacudió el campo de batalla, provocando que escombros y partes de tierra salieran volando por todos lados. Esto se debía a la gran cantidad de golpes que se estaban intercambiando entre Hades y Sheogorath. Ambos se encontraban en el suelo, intercambiando golpes a tal velocidad que todo era un borrón para aquellos que no tuvieran una percepción muy elevada de su entorno.
“¡Ja, ja, ja!” Reía de forma maniaca Sheogorath, mientras lanzaba siete golpes de manera consecutiva, todos dirigidos al esquelético rostro de Hades.
La velocidad del ataque de Sheogorath era tal que ningún mortal podría haberlo detenido. Sin embargo, Hades no era un mortal, por lo que pudo bloquear cada golpe de tal manera que no sufrió daño alguno. Tras esto, el dios griego creó rápidamente varios círculos mágicos detrás de Sheogorath, con el objetivo de tomarlo por sorpresa. Para aumentar las posibilidades de éxito, lanzó un par de golpes hacia su enemigo.
La velocidad de ataque de Hades superaba lo que se esperaría de alguien que aparenta usar magia para atacar. Por ello, el dios griego atacó físicamente a Sheogorath, para mantener su atención en él. Mientras Hades observaba cómo los ojos de Sheogorath permanecían fijos en él, sonrió. Al ver brillar sus círculos mágicos, preparó uno a sus pies y, con su ayuda, desapareció del lugar.
“¡WOA!” gritó de sorpresa Sheogorath, quien veía por primera vez a Hades hacer esto. Sin embargo, la sorpresa del príncipe daedra solo aumentó cuando sintió algo en su espalda. Al girar, vio que allí había varios círculos mágicos, los cuales brillaron por un segundo, para luego disparar varias balas de poder divino. Estas estaban tan comprimidas que cada una podría decirse que tenía la potencia de más de ciento cuarenta kilos de TNT.
A pesar de lo peligroso que podría ser ese tipo de ataque, el príncipe de la locura no vio nada de peligro, solo vio diversión en él. Por lo tanto, sin pensarlo dos veces, encaró ese ataque y, moviendo su mano, creó un relámpago, el cual lanzó contra el ataque.
Hades sonrió al ver cómo su enemigo solo lanzaba un relámpago, pero su sonrisa se desvaneció en el momento en que vio cómo este relámpago comenzó a moverse por el lugar, casi como si fuera una cadena…
¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM!
Las balas que conformaban el ataque de Hades fueron destruidas de tal manera que el cielo se llenó de explosiones. Estas generaron tantas ondas de choque y corrientes de aire que varios escombros salieron volando, al mismo tiempo que se levantaba una cortina de humo.
Aprovechando el humo que cubría la zona, Hades comenzó a analizar lo que había sucedido en la batalla. La batalla en sí, si es que se le podía llamar así, había sido más extraña de lo que él esperaría. Esto se debía a que la forma de actuar de su enemigo era completamente errática, pues sus ataques eran tan aleatorios que no solo estaban destinados a dañarlo, sino que también había momentos en que esos ataques habían potenciado sus hechizos. Incluso ese “ataque” que le había impactado cuando ese sujeto había esquivado un ataque directo suyo, lo que lo había dejado a su merced. Cuando su enemigo se dio cuenta, movió su bastón y le lanzó un ataque, el cual fue una bola de energía de color verde…. La cual no le hizo daño, sino todo lo contrario, curó todas sus heridas, dejándolo casi como nuevo.
‘Esa aleatoriedad no es total… de lo que he visto, hay una especie de característica que rodea cada tipo de ataque. Si puedo descifrar el patrón, podré saber qué ataque es para qué… eso solo me dejará una cosa con la que lidiar… la capacidad de reacción que posee está fuera de lo que haya visto en mis largos siglos de existencia, no solo es capaz de esquivar todos mis ataques, sino que es casi imposible de tomar por sorpresa… aunque… me he dado cuenta de algo… él debe ver lo que sea que le ataque… en un momento estuve por tomarlo por sorpresa…. Si lo repito… no… no volvería a funcionar, solo un imbécil caería en lo mismo dos veces… no, debo concentrarme en una sola cosa… derrotarlo y si es de un solo golpe mejor, pues si él es así de fuerte, su compañero también lo será.’ Tras aquel pensamiento, Hades se percató de algo, y es que por estar tan concentrado en Sheogorath, no se había dado cuenta de que no había señales de lucha por otros lados, lo que indicaba solo una cosa, sus sirvientes habían sido derrotados, de lo contrario estarían aquí brindándole algún tipo de ayuda.
Lamentablemente, no pudo pensar mucho en ello, pues Sheogorath apareció de manera intempestiva, moviendo su bastón de tal manera que parecía un garrote. Al ver esto, Hades hizo lo mismo, moviendo su propio bastón. Ambas armas se encontraron en el medio, creando una fuerte onda de choque, la cual fue acompañada de una explosión de magia, pues aunque había habido un impacto, la verdad era que ambos bastones no se tocaban para nada, esto era porque sus auras se estaban repeliendo, luchando por el dominio.
“GHK…” Gruñó de molestia Hades, el cual había tomado la peor postura para este tipo de encuentro, ya que había atacado desde abajo hacia arriba. Esto hizo que tuviera que hacer un mayor esfuerzo para poder mantener su ataque.
“Ja, ja… que lindo… pareces un esqueleto mojado con ese sudor que comienza a formársete.” Dijo Sheogorath con una sonrisa de oreja a oreja.
Aquella declaración hizo que el dios griego se enojara y sin pensarlo dos veces, creó un círculo mágico, el cual brilló intensamente, para luego desatar un potente torrente de agua a presión.
“Are…” fue lo único que pudo decir Sheogorath cuando vio el ataque, pues literalmente surgió a menos de diez metros de su cara. Aquello hizo que el ataque a quemarropa se llevara de lleno al príncipe daedrico.
El ataque de hades hacía que el cuerpo de Sheogorath se moviera a la misma velocidad que había sido usada por el meteorito que había usado para golpear a Hades. Sin embargo, a diferencia del dios griego, la mente de Sheogorath estaba tan fragmentada y loca que no gritaba de dolor, sino que reía de diversión por lo que pasaba.
“¡Ja, ja, ja! ¡Esto es divertido!” gritó Sheogorath con diversión mientras era arrastrado por el chorro de agua. Sin embargo, debido a su excentricidad, el príncipe de la locura se aburrió de ello, por lo que, con un aplauso, creó una onda de magia daedrica, la cual se expandió por el ataque de Hades, convirtiéndolo en humo. Tras ello, Sheogorath miró hacia atrás y vio que se dirigía al lugar donde su luna había impactado. Al verlo, decidió volver a usarlo para algo, por lo que, moviendo su mano, esta se envolvió en un aura dorada de dolor y, al cerrar el puño, el meteorito se vio envuelto en la misma aura dorada. Un segundo después, el meteorito se dirigió hacia Sheogorath, el cual, al verlo, maniobró con gracia en el aire para quedar sobre la luna. Cuando estuvo sobre la roca, miró hacia donde estaba Hades y, abriendo la mano con el aura dorada, el meteorito se dirigió a gran velocidad hacia donde estaba el dios griego.
“¡Ja, ja! ¡Corre como el viento, Tiro al blanco!” gritó Sheogorath mientras estaba parado sobre la piedra, la cual se movía a gran velocidad hacia Hades.
Al ver lo que sucedía, el dios griego se sorprendió al ver cómo su enemigo aparecía montando el maldito meteorito que le había tomado por sorpresa. Sintiendo una rabia poco usual, Hades fulminó a su enemigo con la mirada, para luego extender su mano al frente y crear un enorme círculo mágico. Este círculo era tan grande que cuando el hechizo surgió de allí, se vio que era una bola de fuego del tamaño de una mansión. Un segundo después de aparecer, la bola de fuego salió disparada de allí, y se dirigió a gran velocidad hacia Sheogorath, haciendo que el príncipe de la locura sonriera divertido al ver llegar el ataque.
“Ja, ja…. ¡Buen intento!” gritó Sheogorath mientras saltaba de la piedra en la que iba volando.
¡BOOOM!
Una enorme explosión surgió del choque de ambos ataques, y al momento de la colisión, Hades se lanzó para usar la explosión como cobertura. Adentrándose en el humo resultante, Hades vio la silueta de Sheogorath y sin pensarlo dos veces, se lanzó para golpearlo. Moviendo su esquelética mano, lanzó un potente golpe, el cual atravesó la silueta, dispersando el humo que lo rodeaba.
Cuando el humo se disipó, Hades vio con horror que lo que estaba allí no era Sheogorath, sino que era un humanoide de piel negra con tatuajes rojos y cuernos, el cual vestía un traje similar al de su enemigo.
‘¡Una trampa!’ gritó en su mente Hades al percatarse de ello. Un segundo después del golpe, el vio como el ser al que había matado era absorbido por un vórtice purpura, y al momento en que este vórtice se extinguía, vio como allí, a pocos metros, estaba Sheogorath.
Una enorme sonrisa estaba presente en el rostro de Sheogorath, el cual había usado un sirviente dremora como carnada y el esqueleto había mordido la carnada como un pez hambriento las lombrices.
Manteniendo su sonrisa, Sheogorath movió su Wabbajack y apunto con él a Hades, y tras soltar su hechizo, vio como una luz verde surgió de su bastón, dirigiéndose a él.
Cuando Hades vio el ataque, comenzó a pensar en cómo esquivarlo, pues estaba en un punto que le imposibilitaba aquello. Sin embargo, sus ideas fueron descartadas cuando vio como una luz verde surgía del bastón. De lo poco que él había podido aprender de su enemigo, sus ataques tenían una característica… el color de cada hechizo. De lo que había podido observar, el color era el indicativo que diferenciaba cada ataque que lanzaba con ese bastón. El rojo eran ataques más que locos y destructivos, algunos creaban explosiones, de hecho, uno creó una especie de agujero negro en miniatura que duró segundos, con los cuales absorbió bastantes escombros y rocas del lugar. Sin embargo, los hechizos de color verde eran más que todo potenciadores o incluso, como sanación… por eso, al ver que el hechizo surgido era de color verde, el intuyó que no sería dañino, por lo que no se movió, sino que dejó que el hechizo lo golpeara…. Y cuando este tocó su piel… se arrepintió en el acto.
“¡AAARGGGGHHH!” gritó Hades, un grito de dolor tan grande que se escuchó a un par de kilómetros de distancia, llegando hasta el palacio de Orcus.
El cuerpo de Hades se convulsionaba de manera nada normal, comenzando a moverse de manera antinatural, provocando espasmos de dolor tan intensos que el mismo dios griego no sabía qué estaba pasando… la mente de Hades no comprendía qué sucedía, pues se suponía que ese ataque no debería dañarlo, pero no fue así…
“Je, je… ahora sí estás tieso…” dijo Sheogorath, acercándose a Hades con una sonrisa divertida en el rostro.
Al verlo, Hades sintió que su fin estaba cerca, pero antes de que se dijera o hiciera algo, un vórtice púrpura apareció al lado de Sheogorath, y de él surgió su compañero…
“Vaya… sí que armaste un lío con él, Sheogorath.” dijo Sanguine, acercándose a su amigo de fiestas y caos.
“No, no lo hice… él se lo hizo a sí mismo.”
“Sí, lo veo…” dijo Sanguine, quien frunció el ceño al ver a Hades en ese estado. Al verlo así, se acercó a él. Colocando un pie en su pecho, lo forzó a mirarlo. “Sabes, esta es la segunda vez que veo que un dios de este mundo es derrotado… se supone que los dioses tienen ese nombre porque no tienen rivales… pero en este mundo, creo que ese título está sobrevalorado… En parte… por muy sorprendente que resulte, el loco artefacto de Sheogorath tiene la maldita capacidad de incluso afectar a los príncipes daedra, claro, esto solo si el propio Sheogorath lo usa, si un mortal lo usa… bueno, solo es como una brisa mañanera… pero bueno, estoy divagando… me sorprende que aún estés vivo… verás… el hechizo que te está afectando es uno que mata a su objetivo, convirtiendo su cuerpo en sal… pero parece que puedes resistirlo… no del todo, ya que seguramente sientes un dolor más que atroz, pero no estás muriendo… Vaya… Parece que son más fuertes de lo pensado.”
“Buuuu… Ya se me acabó la diversión”, dijo Sheogorath, poniendo cara de decepción.
“No lo creo… viejo amigo.”
“Ara… ¿y eso por qué?”
“Este saco de huesos ha estado metido en ciertos asuntos… y esos asuntos han provocado que, si se descubren, bueno… no sabemos qué le pasará… pero he llamado a quienes estarán interesados en lo que hizo… y adivina…”
“¿Qué cosa?” preguntó Sheogorath con una sonrisa, pues se estaba imaginando varias cosas divertidas, las cuales incluían cómo sería castigado este saco de huesos.
“Él también viene con ese grupo.” Respondió Sanguine con una sonrisa.
“¡OHHHH… Perfecto! ¡Hace tiempo que no lo veo cara a cara…!” gritó Sheogorath de emoción. “¡Pero si viene…! ¡Sí! ¡Le prepararé una sorpresa!”
Edzard se encontraba mirando la sala de la enfermería donde estaban todas sus amantes y sus compañeras en el grupo que tenía… O al menos eso debería ser, pero la verdad es que no había nadie más allí dentro. Aquello se debía a que todos habían sido enviados a diferentes salas para ser tratados de mejor manera. Las que tenían quemaduras habían sido enviadas a una sala aparte para ser tratadas rápidamente, el resto había sido enviado a otra sala… Finalmente, Asia había sido enviada a otra sala, pues quería tener una conversación con ella a solas una vez que despertase.
Me pregunto quién despertará primero… Asia o sus padres… Je, bueno, eso no importa… al final, necesito que todos estén despiertos para que puedan reunirse.” dijo en voz alta Edzard mientras miraba la sala vacía. Levantando los hombros, se giró y se fue de la sala, pues tenía que hacer algunas cosas más, las que estaban enfocadas en sus nuevos inquilinos semi permanentes. “Ummm… Me pregunto si Ophis se estará acostumbrando al palacio… bueno, puedo ir a preguntárselo después. También tengo que ver qué habitaciones se les asignarán a todos, desde los padres de Asia, cuando despierten, hasta el equipo de Vali que se quedará en mi hogar… Haa… en serio, esto será algo cansado.
Tras esas palabras, Edzard siguió caminando por las salas, dirigiéndose al ala que conformaba el área de las habitaciones para invitados, pero para llegar a esa área, pasó por el área de las habitaciones principales, las cuales eran las que ocupaban él y extrañamente los miembros de su grupo.
“Ahora que lo pienso, se supone que estas son las habitaciones para mi familia directa, pero aun así las puse a ellas aquí… je, je…” rió divertido Edzard, pues se dio cuenta de algo. “Realmente soy un-”
Sus palabras fueron interrumpidas cuando escuchó varios pasos acercándose a él, por lo que, girando el cuerpo, vio de quién se trataba. Al ver quiénes eran, sus ojos se entrecerraron, pues se trataba de los líderes de las facciones que conformaban el pacto.
“¿Qué sucede?” preguntó Edzard con curiosidad y algo de seriedad mientras se acercaba a ellos.
“Tenemos problemas…” respondió Sirzechs de manera rápida, usando un tono de voz serio y que contenía mucha preocupación en él.
“¿Qué tipo de problemas?” preguntó Edzard, quien miró a los ojos al lucifer actual.
“Daedras…” respondió Azazel, llamando así la atención de Edzard.
“Ya veo… supongo que iré de in-”
“No irás solo.” Dijo Azazel de manera seria, interrumpiendo a Edzard, quien le miró de manera intensa.
“¿Qué?”
“Lo que oíste… No irás solo, vamos a ir contigo.” Dijo Azazel mientras señalaba a todos los presentes en la sala.
La respuesta de Azazel tomó por sorpresa a Edzard, quien no supo qué responder en ese momento… pero tras pensarlo unos segundos, asintió. No veía nada malo en que ellos lo acompañaran, ya que eran los líderes de sus respectivas facciones, lo que indicaba que eran los más fuertes de cada una.
“Vale, entonces, díganme dónde es y explíquenme qué está sucediendo.” Pidió Edzard con voz seria.
Un círculo mágico de gran tamaño apareció en el suelo y comenzó a elevarse lentamente, haciendo que un grupo de personas apareciera. El grupo que apareció estaba conformado por Edzard, Azazel, Sirzechs, Odín, Yasaka y Serafall.
“Aún no me acostumbro a este tipo de teletransporte… se siente algo raro.” Dijo Edzard cuando el círculo mágico finalmente desapareció.
“Je, je… parece que no te gusta este tipo de transporte, ¿verdad, Edzard-kun?” preguntó con diversión Yasaka, quien tenía una sonrisa en el rostro, la cual cubría con la manga de su atuendo de doncella.
“No es que lo odie, pero es diferente… al menos a lo que es un teletransporte normal en Nirm.” Respondió Edzard, quien estaba más enfocado en ver lo que había a los alrededores que en mirar a Yasaka.
“¿En serio? Vaya…. Eso sí que es raro… solo por curiosidad, ¿Cómo es que son las teletransportaciones normales en Nirm?” preguntó Serafall con una sonrisa divertida, ya que quería ver que le molestaba a Edzard para usarlo en una broma más tarde.
“Ummm…. No sé cómo explicarlo… es como si primero te estiraran hasta hacerte un hilo, para que luego ese hilo se mueva por un tuvo pequeño, hasta que finalmente eres libre y wosh… volviste a la normalidad.” Respondió Edzard, haciendo algunos movimientos con sus manos, para de esa manera darle mejor impacto a su explicación.
“Eso es…. Raro…” dijo Yasaka, quien no quería sentir cómo sería ser teletransportada de esa manera. Tras esas palabras, la líder youkai soltó un suspiro, pues vio que Edzard no estaba prestándole atención como ella esperaba. Aquello la molestó bastante, pues estaba acostumbrada a hacer babear a los hombres cuando la miraban, pero parecía que Edzard no era así. Soltando otro suspiro, la Kitsune miró a su prometido, al cual estaba comenzando a tomarle más cariño del que había esperado. Todo había iniciado solo como respeto, pero cada día que pasaba con él, con sus amigas y amantes, comenzó a darse cuenta de que él era muy diferente a los otros hombres que había conocido. Esto se debía a que siempre la miraba a los ojos, nunca desviaba su mirada ni un solo segundo, también, era respetuoso en gran medida. Aunque eso no era lo que realmente le había hecho comenzar a sentir más aprecio por él, sino que fue lo que hizo por su hija. Ella había interrogado a la hermana de Sirzechs para saber qué había pasado, y decir que estaba furiosa era quedarse corto, pero aquella ira se esfumó cuando recordó que el bastardo que se había atrevido a herir a su hija estaba muerto y que había sufrido antes de ello. Sin embargo, la sorpresa le llenó enormemente cuando escuchó lo que había dicho Edzard cuando apareció y salvó a su hija…
‘Pensar que dijiste que Kunou también era tu hija… je, je… ah, por Amaterasu… Parece que soy una doncella enamorada… pero… supongo que no está mal empezar a enamorarme de él… digo… ya soy su prometida, solo tendría que formalizar esto, pero temo que aún no es el momento para eso… no nos conocemos desde hace mucho tiempo… no, lo mejor es dejar que esto florezca y madure más… si realmente lo que estoy empezando a sentir por él es amor, entonces, le diré a él y a Asia-san todo de golpe, no daré marcha atrás.’ Pensó Yasaka, solo para detenerse cuando Edzard se detuvo de repente.
“¿Ed-chan?” preguntó Serafall.
“¡Cúbranse!” gritó Edzard mientras extendía ambas manos y volvía a gritar. “¡MUL! ¡KAH! ¡DIIV!”
Tras el grito, las manos de Edzard brillaron en dorado mientras adoptaba su aspecto de dragón. Los otros líderes no entendían qué pasaba, pero un segundo después lo comprendieron, pues vieron cómo dos enormes meteoritos aparecían frente a todos.
“¡¿Qué demonios?!” gritó Serafall al ver cómo ambos trozos de piedra se detuvieron a menos de cinco metros de ellos.
“¡Maldita sea, muévanse!” volvió a gritar Edzard, captando la atención de los presentes.
Ante la atónita sorpresa de todos, Edzard estaba que sudaba, pues estaba usando enormes cantidades de Magicka para mantener ambos meteoritos alejados de ellos.
Al ver el estado del hijo de Akatosh, todos se preocuparon. Pero, aun así, obedecieron… bueno, casi todos…
“¿Estarás bien?” preguntó Yasaka, preocupada de lo que pasaría si Edzard quedaba en la colisión de esas cosas.
“No se preocupen por mí, tengo maneras de salir de esto, ustedes lárguense y pónganse a salvo.”
“P-p-pero…”
“Hazle caso a tu prometido, Yasaka-dono.” Dijo Odín mientras saltaba y se alejaba del lugar volando. “Es lindo que te preocupes por él, pero sabes que él puede cuidarse solo.”
La forma en como habló el viejo dios hizo que la líder de Kioto se sonrojara un poco, pero antes de que siquiera hablara, ella volvió a oír a su “prometido”.
“¡Yasaka, muévete!” gritó Edzard, mientras sus brazos comenzaban a ceder terreno, lo que hizo que los meteoritos avanzaran.
Al oír el grito de Edzard, Yasaka le dio una última mirada antes de alejarse con un gran salto. Con ese movimiento, ella se reunió con el resto y sin perder un segundo, se alejaron del lugar.
Cuando el hijo de Akatosh se dio cuenta de que ellos estaban lejos, miró los dos meteoritos.
‘¿Qué mierda es esto? Estoy usando una gran cantidad de poder solo para tratar de retenerlos, pero no puedo hacerlo completamente, esas cosas se están moviendo, lenta pero constantemente. Agh…. Maldita sea, no tengo tiempo. El hechizo de «Telekinesis» no aguantara más, no, ya es hora.’ Pensó Edzard mientras cerraba los ojos un segundo… al abrirlos, abrió la boca y gritó. “¡FEIM!”
Tras ello, las dos auras que cubrían los meteoritos desaparecieron, provocando que estos siguieran su curso, estrellándose y creando una explosión más que enorme, la cual engulló por completo el lugar.
¡BOOOMMM!
La enorme explosión generada por la colisión de ambos meteoritos sacudió el lugar, haciendo que todos se estremecieran.
“¿Creen que el chico estará bien?” preguntó Odín mientras miraba la explosión.
“Sí, él mismo lo dijo y si hay algo que sabemos de Ed-chan es que cumple su palabra. Estará bien, pronto estará con nosotros.” dijo Azazel, quien estaba volando, mirando la explosión con cautela, pues sabía que no había forma de que un solo meteorito llegara a este lugar. “Esto es raro…”
“Te entiendo, ¿cómo es posible que un meteorito llegara a este lugar?”
Las palabras de Sirzechs murieron en su boca cuando se percató de una presencia detrás de ellos. Por lo tanto, girando la cabeza, miró hacia ese lugar y vio a una persona vestida con un traje victoriano en el cielo. Al verlo, intentó gritar, pero antes de que pudiera decir algo, vio cómo este sujeto, que tenía una mano extendida, creaba una pequeña esfera de color rojo en la palma de su mano.
“Digan woo…”, dijo el sujeto, para luego hacer explotar la esfera.
Una enorme onda de choque de color rojo surgió, tomando por sorpresa a todos. Esto se debió a la velocidad a la que se movía. Gracias a esa velocidad, logró impactar en todos, enviando a los que volaban hacia el suelo a gran velocidad.
“¡Azazel-dono! ¡Sirzechs-dono! ¡Leviatán-dono! / ¡Mocosos!” gritaron al unísono Yasaka y Odín al ver cómo los mencionados eran enviados hacia el suelo a gran velocidad.
Al ver a sus aliados caer, ellos intentaron moverse para ayudarlos, pero antes de que dieran un solo paso, escucharon una risa a sus espaldas.
“¡ja, ja, ja!” rió de manera maniaca una persona a espaldas de Yasaka y de Odín.
Aquella risa hizo que los dos lideres giraran las cabezas, observando como un borrón se acercaba a ellos. La persona vestía similar al que había atacado a los otros. Lamentablemente, pese a que lo vieron, no pudieron hacer nada más, pues este desapareció en un estallido de velocidad, reapareciendo frente a ellos.
Cuando este sujeto apareció frente a ellos, logró tomarlos por sorpresa, por lo que no pudieron hacer nada cuando este movió un extraño bastón como si se tratase de un garrote, amenazando con golpearlos al mismo tiempo.
La velocidad de ataque sorprendió de sobremanera a los dos lideres, los cuales se prepararon para recibir el impacto del golpe…
¡CLANK!
Un profundo y agudo sonido les hizo abrir los ojos cuando vieron como Edzard aparecía frente a ellos, bloqueando el ataque, usando su espada más poderosa. Al momento en que ambas armas forjadas con materiales de planos opuestos impactaron se formó una enorme onda de choque mágica tan grande que terminó arrastrando a los lideres.
“¡AHHHH! / ¡KYAAA!” fueron los gritos de los lideres cuando sintieron que eran arrastrados por la onda de choque, siendo enviados a varios metros de distancia como cohetes.
Los lideres salieron volando hacia diferentes direcciones… o al menos eso se esperaría, pero antes de que siquiera se movieran más de doscientos metros, una esfera de color dorado apareció sobre ellos, provocando que rápidamente fueran atraídos hacia ella.
“Gkh.” Fue el gruñido que soltó Sirzechs, el cual sintió que su cuerpo se movía cada vez más pesado.
La esfera siguió atrayéndolos un poco más, pero antes de que todos colisionaran en la esfera, esta se desmaterializó de manera inmediata, provocando que los lideres pudieran maniobrar.
“Te tengo.” Dijo Serafall, la cual se dirigió hacia Yasaka y la atrapó cuando vio que esta estaba por caer al suelo.
“Gracias, Leviatán-dono.” dijo Yasaka con una sonrisa de tranquilidad, segura de que no caería al suelo.
“No hay de qué.” Respondió Serafall con una sonrisa. Tras ello, miró hacia el lugar donde habían estado antes.
Los demás líderes imitaron su acción y, al hacerlo, vieron que allí, frente a ellos, flotaba el mismo sujeto que los había atacado antes. Al verlo, todos se prepararon para luchar, pero antes de que pudieran moverse, vieron cómo Edzard era lanzado hacia ellos a gran velocidad.
Mientras el resto de los líderes eran enviados a volar, Edzard se encontraba forcejeando con su enemigo. La fuerza ejercida por ambos era tal que un solo segundo después del impacto, en el suelo, bajo los pies de ambos, se formó un cráter de gran tamaño.
“¡Ja, ja, ja…! ¡Increíble! ¡Pensar que lograste esquivar mis dos meteoritos y no solo eso, sino que también eres capaz de mantenerte firme ante mí! ¡No debería esperar menos de alguien como tú!” gritó el sujeto, el cual, tras eso, sonrió de manera maniaca, provocando que su bastón emanara humo negro, el cual, mostró a Edzard la verdadera apariencia del objeto.
En el instante en que los ojos del hijo de Akatosh se posaron sobre el objeto, se abrieron de par en par. Lo que tenía frente a él era algo que él mismo había poseído durante un tiempo.
“Tú eres-”
Las palabras que estaban a punto de escapar de los labios de Edzard se extinguieron cuando el bastón frente a él liberó una impresionante onda de choque de color rojo, impactando directamente en el cuerpo de Edzard.
Para Edzard, lo que siguió a eso fue un torbellino de confusión en su mente mientras volaba por los cielos a velocidades vertiginosas. La sensación que experimentó el hijo de Akatosh era la misma que sentía al acostarse en una cama dura, seguida de una extraña sensación de libertad…
La mente de Edzard tardó unos microsegundos en reaccionar y, cuando lo hizo, se percató de que estaba volando por los aires, algo que él no había decidido hacer. Consciente de que debía volver a luchar, movió rápidamente sus alas y se estabilizó en el aire.
Cuando dejó de moverse involuntariamente en el cielo, Edzard miró hacia el frente, pero antes de siquiera moverse, escuchó a sus aliados.
“¡Ed-chan!” fue el grito de Serafall, quien se encontraba más cerca de donde estaba el hijo de Akatosh.
Al oírla, Edzard dirigió su mirada hacia ella y soltó un suspiro al verlos allí.
“Parece que están bien.” dijo Edzard mientras se acercaba a ellos.
“Sí, gracias a ti”, respondió Sirzechs acercándose a Edzard.
Las palabras del actual Lucifer hicieron que Edzard alzara una ceja, pues no entendía por qué Sirzechs le estaba agradeciendo. “¿Por qué me das las gracias?”
“Por haber lanzado esa bola de magia dorada…” respondió Sirzechs, quien miró a Edzard con confusión, ya que este actuaba como si no hubiera lanzado ese hechizo. “¿No fuiste tú quien lanzó ese hechizo?”
“No.” respondió de manera rápida y franca Edzard. “Estaba ocupado forcejeando con ambas manos, no podía lanzar ningún hechizo.”
Las palabras de Edzard fueron una revelación que hizo que todos se preguntaran qué pasaba. Sin embargo, antes de que alguien pudiera decir algo, escucharon una voz cerca de ellos.
“El Dovahkiin tiene razón, no fue él quien los detuvo… Fui yo.”
Al momento de oírlo, todos, incluido Edzard, miraron hacia esa dirección, viendo así que el que había detenido a los líderes de facción había sido ni más ni menos que la misma persona que los había enviado a volar recientemente.
“Por favor, no es necesario agradecerme.” dijo el hombre con una sonrisa en el rostro.
Tras esas palabras, al lado de este sujeto apareció un vórtice púrpura, del cual emergió el mismo individuo que estuvo a punto de golpear a Yasaka y a Odín.
“¡Je, je, je…! Vaya… ¡Todos están bien! ¡Perfecto!” dijo el otro individuo con una gran sonrisa.
Al verlos allí, todos estaban en guardia, preparándose para pelear. Edzard observó esto y sintió que conocía a esos dos individuos… En especial al que tenía el maldito Wabbajack en sus manos.
‘Es raro… siento que los conozco… Pero no puedo recordar su apariencia…’ Pensó Edzard mientras los miraba a ambos de manera intensa… sin embargo, queriendo saber qué pasaba, decidió usar sus otros sentidos y en el momento en que lo hizo… Sus ojos se abrieron de nuevo, a la par que el sudor comenzó a formarse en su cuerpo…
“Chicos…” dijo Edzard, llamando la atención de sus aliados, los cuales lo miraron y al hacerlo, sintieron que sus cuerpos se helaban, pues por primera vez en su vida, vieron a Edzard sudar de ansiedad al ver a alguien…
“¿Edzard-kun?” preguntó Yasaka con preocupación, pues era la primera vez que lo veía así… tan diferente a como se veía antes…
“Chicos… espero que estén preparados para morir hoy…” dijo Edzard, ignorando la pregunta de Yasaka.
Las palabras de Edzard provocaron que todos los miraran con los ojos abiertos y con miedo, pues no esperaban aquellas palabras.
“¿Qué… qué estás diciendo, Edzard?” preguntó Azazel con preocupación, pues era la primera vez que veía a Edzard ser tan pesimista.
“La batalla en la que estamos por entrar será muy complicada para nosotros… incluso uno de esos dos sería un problema mayor que el imbécil que dirigió el ataque a Kioto.”
La mención del ataque a Kioto hizo que todos sintieran un escalofrío, pues recordaban el poder del hijo de Molag Bal y eso hizo que todos se preguntaran por un segundo por qué el hijo de Akatosh decía que solo uno de esos sujetos era un problema mayor que el hijo de un príncipe daedra, pues lo único que les llegaba a la mente para ser más poderoso que el hijo de un príncipe era…. Al momento en que sus mentes al fin pudieron procesar lo que estaban pensando, todos sintieron que una piedra caía en sus estómagos, dejándolos sin aire unos segundos. Sintiendo las manos sudorosas y el miedo surgir de sus cuerpos, todos miraron a los dos sujetos, pero solo uno de ellos pudo decir lo que pensaban.
“Mierda… ¿Quiénes son…?” preguntó Odín, quien por primera vez en varios años sintió miedo.
“El de la derecha, el de los cuernos, es el príncipe daédrico del hedonismo… Sanguine. Y el otro, me temo que es el más peligroso de los dos… el príncipe de la locura, Señor de las Islas Temblorosas… Sheogorath.”
En el momento en que se pronunciaron esas palabras, los dos príncipes mencionados hicieron una reverencia, demostrando que tenían modales. Eso hizo que los líderes de las facciones de Draconic Deus los miraran con los ojos abiertos, pues no esperaban que ellos actuaran de esa manera.
“¡Ja, ja, ja…! ¡Me encanta…! ¡Se nota que estar casado te ha convertido en una persona más culta!” gritó entre risas el maniático Sheogorath.
“Je, je… sí, tienes razón,” dijo Sanguine, quien al verlos tan a la defensiva, decidió bromearles un poco. “Ahora… espero que tengan al día sus papeles de herencia, porque no los dejaremos salir de aquí con vida.”
“¡Así es! ¡Los empalaremos y luego los asaremos con queso!” gritó Sheogorath, quien miró a los presentes, para luego soltar una risa.
Las palabras de los dos príncipes calaron en las mentes de los líderes, quienes tuvieron sus propios arrepentimientos por un segundo, siendo el más típico, el no haber podido pasar tiempo con sus seres queridos. Sin embargo, cuando terminaron de estar en esa espiral de depresión, cada uno miró a los dos príncipes daédricos y se prepararon para luchar… bueno, casi todos, pues Edzard solo se llevó una mano a la cabeza…. Pues se había dado cuenta de algo.
‘Tres… dos… uno…’ pensó Edzard mientras esperaba lo que sabía que venía.
“Pufff… ¡Ja, ja, Ja! ¡Oh por padomay! ¡Sus caras no tienen precio!” comenzó a reír de manera muy ruidosa Sanguine, el cual rápidamente miró a Sheogorath. “¡Viejo Sheo, dime que lo capturaste!”
“¡Si, ahora mismo sus expresiones acaban de ser inmortalizadas en Manía…!” gritó en respuesta el viejo Sheogorath.
La respuesta de esos dos hizo que los lideres parpadearan y bajaran la guardia, pues no entendía que pasaba.
“Fuimos víctimas de una broma por parte de esos dos.” Dijo Edzard tras verlos confundidos.
“¿Qué?” preguntó Odín con extrañeza.
“Ellos acaban de bromear con nosotros.”
“Eso quiere decir que…” dijo Serafall con algo de confusión en su rostro.
“Si, que no lucharemos…. Hahhhh… en serio, esos dos cabezas de maní.” Dijo Edzard para luego mirar a los dos príncipes, los cuales estaban que se reían de manera ruidosa. “Esto…. ¿Se puede saber por qué han venido a este mundo de esta manera? Y sobre todo… ¿Por qué hicieron que Orcus nos llamara?”
Al momento en que los dos príncipes daedricos oyeron aquello, dejaron de reír, poniéndose serios de inmediato. Tras ello, se miraron y tras asentir, fue Sanguine quien comenzó a hablar, pues de hacerlo Sheogorath, este podría cambiar de tema en cualquier momento y dejar de lado la razón de su visita.
“Bueno… normalmente sabes que no diríamos nada de esto, pero la verdad es que… ¡Estamos cansados de la mierda de Bal y Dagon!” gritó con furia Sanguine, algo raro en él.
La repentina expresión que soltó el príncipe daedrico del libertinaje confundió a los presentes, por lo que Edzard tuvo que preguntar por qué.
“Esos dos están en una guerra entre ellos, usando este mundo tan interesante como campo de batalla, destruyendo ciudades y pueblos, arrasando con los cultos que estamos creando en este mundo.”
Las palabras de Sanguine hicieron que Edzard y el resto entendieran por qué ellos estaban allí.
“Así que, aunque ustedes, excepto el Dovahkiin, no nos agradan, la verdad es que odiamos más a esos imbéciles, por lo que estamos aquí para brindarles información.”
“¿Información?” preguntó Azazel, quien miraba con recelo a ambos príncipes, pues estos dos eran los que lo habían emborrachado y llevado a hacer sabe Dios qué cosas en el barrio rojo de Ámsterdam.
“Así es, mi buen amigo cuervo… y sabes lo mejor de todo.” dijo Sheogorath con una sonrisa.
“¿Qué cosa?” preguntó Sirzechs, mirando a los dos daedras.
“¡Que esta vez es gratis, como el queso en las bases enemigas!” gritó Sheogorath mientras extendía ambas manos al cielo.
Al escuchar la forma en que él se expresaba, todos se confundieron, pero nadie dijo nada ante sus palabras. Esto hizo que fuera Edzard quien tuviera que hablar.
“Ya veo… ¿Qué tipo de información es?”
“Es sobre los planes de Bal y Dagon.”
La mención de esto hizo que todos los miraran con sorpresa y, sobre todo, con expectación, pues esta era una oportunidad de oro.
“¿Qué información puedes darnos?” preguntó rápidamente Azazel.
“No mucho, me temo, ya que esos dos tienen todo muy bien guardado, pero supongo que son buenas noticias para ustedes.” dijo Sanguine de manera despreocupada. “Resulta que la batalla entre ellos está escalando, por lo que se han quedado sin mano de obra en este mundo, porque pospondrán todos sus planes por al menos seis o siete meses mortales.”
En el momento en que todos oyeron eso, se sorprendieron, pero antes de que se alegraran por tener un respiro, Sheogorath habló.
“Sí, se irán de vacaciones un tiempo… ¡Pero luego volverán y atacarán con todo!”
La frase pronunciada por el príncipe daedra solo hizo que los líderes del pacto de Kuoh comprendieran que habían ganado un poco de tiempo, por lo que, al mirarse, todos llegaron a la conclusión de que deberían tener una reunión con los miembros de sus facciones para ver qué acciones tomarían.
“Ya veo… Supongo que debería agradecerles por esto… pero, quiero saber… ¿Cuál es el precio que tenemos que pagar por esta información?” preguntó Edzard, quien miró a ambos príncipes.
“Vaya… qué desconfiado, no dijimos que esto era gratis.” respondió Sanguine con una sonrisa.
“Je… no nací ayer, Sanguine… sé que siempre hay que pagar por cada cosa que ustedes dan.” respondió de manera sarcástica Edzard.
“Je, je… sí que nos conoces bien… pero esta vez decimos la verdad, esta vez es gratis… pero la próxima vez, no lo será. Así que, no se acostumbren…. ¡Ah! Y antes de que lo olvide…Tomen.” Dijo Sanguine con una sonrisa mientras chasqueaba los dedos, haciendo que un inconsciente Hades apareciera frente a ellos. “Consideren esto como un regalo.”
Los ojos de todos los líderes se abrieron a más no poder al ver a Hades, uno de los seres más fuertes de este mundo, inconsciente. Sin embargo, por mucho que quisieran decir algo, nadie pudo, pues cuando miraron hacia arriba, vieron que los dos príncipes desaparecían en vórtices púrpuras, dejando un olor de vino y queso en el área.
“Vaya… eso fue…” Dijo Odín con una sonrisa incómoda en el rostro.
“Aterrador.” terminó de decir Azazel, el cual miró su mano y vio que esta temblaba ligeramente.
“Sí… pero ahora… ¿qué hacemos con esto?” preguntó Sirzechs, el cual miró a Hades.
“Sabemos lo que ha estado haciendo… yo digo que le digamos todo lo que ha pasado a la facción griega, así como los crímenes que ha cometido contra las otras facciones y con la familia de Ed-chan.” Dijo Serafall, la cual comenzó a pensar en cómo esto haría que los griegos se adhieran al pacto casi de inmediato, después de todo, un príncipe derrotó a un dios que estaba en el top diez de los seres más fuertes… eso les confirmaba que eran muy peligrosos, al punto de que ella sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
“Sera lo mejor… ahora…regresemos… ya hemos solucionado el asunto de los daedras.” Dijo Edzard, el cual comenzó a sentir que las cosas se estaban moviendo a su favor… por el momento.
Mientras Edzard y el resto de los lideres estaban en el territorio cerca al castillo de Orcus, en el palacio de Edzard, Asia comenzó a abrir los ojos lentamente, para luego volverlos a cerrar, pues el cansancio se apodero de ella, haciendo que duerma…. Sin embargo, eso no fue lo único, pues en una habitación adyacente a la de la esposa del Dovahkiin, los progenitores de esta comenzaron a mover sus dedos, lo que indicaba que ellos tambien estaban por despertar.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y al fin está el capítulo 67…
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 69
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
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Capítulo 68
— En una tierra tan salvaje y dura como esta, no hay nada más importante que la comunidad, Ed. Para que puedas sobrevivir, debes honrar a tu familia y confiar en tus amigos más cercanos, pues solo en ellos puedes buscar apoyo. —
Consejo de Roland a Edzard cuando este era un infante.
La luz del sol del mediodía ingresaba a la habitación por la ventana, iluminando el interior. En el interior de la habitación, la cual estaba en el área médica del palacio, estaba Asia, la cual se encontraba mirando hacia la ventana, observando cómo la cortina se mecía suavemente gracias a la suave brisa que soplaba.
La esposa de Edzard se encontraba sentada en su cama, esperando a su esposo. Ella había despertado no hace mucho, y cuando lo hizo, fue puesta al dia con lo que había sucedido desde que llegó al palacio. Por lo que, sabía que su esposo estaba fuera por una misión de emergencia. Aquello hizo que ella hiciera un puño y apretara la sabana que cubría su cuerpo. La joven tenía varias cosas en su mente en este momento, causándole una vorágine de sentimientos, los cuales no hacían más que causarle mucha ansiedad.
De las muchas cosas que ocupaban la mente de la joven había dos cosas que eran su prioridad, primero, saber cómo estaba su hija y segundo, como estaban sus amigas. La mente de la joven comenzó a ir hacia el momento en que abrió los ojos, pero antes de que siquiera comenzase ese viaje retrospectivo, la puerta de su habitación fue abierta.
Al momento en que la exmonja oyó que la puerta era abierta, esta miró hacia esa dirección, observando que quien la había abierto era su esposo. Al momento en que ella posó la vista en Edzard, se dio cuenta de que se notaba que estaba cansado. Los hombros que ella sentía que podían cargar el peso del mundo estaban abatidos, no lo suficiente como para significar que las obligaciones que llevaban lo estaban abrumando, pero si lo suficiente como para indicar que estaba cansado.
“Hola…” saludó Edzard mientras se acercaba a su esposa, sentándose en la silla que estaba al lado de la cama.
Al momento en que Asia oyó la voz de su esposo, le miró a los ojos.
“Hola, Ed…” susurró Asia, la cual desvío la vista tras esas palabras.
Tras esas cortas palabras, la habitación cayó en un silencio, el cual no fue roto por ninguno de los dos jóvenes. Esto se debía a que ninguno de los dos sabía cómo hablar de lo que había sucedido, ya que los recientes eventos los habían puesto a todos en una situación complicada.
El silencio, lejos de ser un bálsamo para lo que pasaba por la mente de la pareja, comenzó a convertirse en un veneno que lentamente empezó a erosionar las mentes de ambos, intensificando significativamente las vorágines de emociones que estaban sintiendo. Al percatarse de esto, Edzard, consciente de que este ambiente no era beneficioso para ninguno de los dos, tomó la mano de su esposa y le dio un suave apretón. Aquella acción hizo que el corazón de Asia se desbordara, comenzando a derramar lágrimas de manera inconsciente.
“Lo siento…” fueron las palabras que salieron de la boca de Edzard al ver a su esposa llorar.
En el momento en que Asia escuchó aquello, todo explotó en su interior. Haciendo uso de una agilidad que no debería ser posible para su debilitado cuerpo, la hija de Marcoryan movió su mano y lanzó un puñetazo hacia el rostro de Edzard.
El golpe de Asia fue tal que el cuerpo de Edzard cayó de la silla, y dado que él estaba sosteniendo su mano, Asia fue arrastrada con él. Ambos cayeron al suelo, donde Asia quedó encima de Edzard.
“¡Lo siento… lo siento… Lo siento!” gritó Asia mientras empezaba a golpear a Edzard en el rostro de manera consecutiva. “¡¿Crees que sentirlo solucionará todo?! ¡No estuviste cuando secuestraron a nuestra hija! ¡No estuviste cuando nos tendieron una emboscada! ¡No estuviste cuando ella casi me hizo matar a mis amigas!”
Con cada palabra de Asia, el corazón de Edzard se iba encogiendo cada vez más. Las palabras de su esposa dolían más que los golpes físicos que estaba recibiendo. Aun así, él no hizo nada, se quedó quieto, dejando que su esposa desahogara toda la ira que sentía en ese momento. Tal fue su fuerza de voluntad que en ningún momento soltó la mano de su esposa.
La mente de Asia era un caos completo en ese momento. La joven estaba desquitándose con su esposo por todo lo que sentía, algo que ella, muy en el fondo, en esa parte racional que aún quedaba en su mente en ese momento, sabía que era injusto, pues lo que sucedió no solo había sido culpa de su esposo, sino también de ella. Aun así, ella solo se dejó llevar.
Derramando lágrimas sin cesar, los golpes de Asia comenzaron a disminuir de intensidad, hasta que finalmente, se detuvieron.
“(Snif)… ¿Por qué?... (snif) ¿Por qué no llegaste antes…?” fueron las últimas palabras que Asia pudo decir antes de abrir los ojos y ver el rostro de su esposo.
El rostro de Edzard estaba lleno de heridas, las cuales seguramente se convertirían en hematomas muy pronto. No solo eso, tanto la nariz como el labio de Edzard sangraban, dejando caer delgadas líneas de sangre. La vista de lo que había hecho hizo que Asia se sintiera peor que basura, pues había hecho algo que nunca pensó que haría en su vida. Aun así, a pesar de que quería pedirle perdón inmediatamente, sus palabras murieron en su boca cuando vio cómo los ojos de su esposo se llenaban de lágrimas.
“Lo siento… de verdad (snif).” dijo Edzard mientras dejaba que las lágrimas cayeran por sus mejillas.
La vista de su esposo llorando, algo que ella solo había visto en pocas ocasiones, hizo que ella también comenzara a llorar nuevamente. La ira que había sentido antes había sido reemplazada por culpa y tristeza, por lo que, sin pensarlo dos veces, se lanzó a abrazarlo muy fuerte mientras comenzaba a disculparse entre lágrimas y sollozos.
Edzard estaba sentado en la silla donde había estado antes. El joven dragón se sentía un poco adolorido, pero no era algo que le importara mucho. Había recibido palizas más grandes en sus batallas, esto no era algo nuevo para él… al menos la parte del daño físico. El daño emocional que sentía no era nada a lo que se hubiera enfrentado antes. La culpa que sentía se había adherido tanto a su ser que no desaparecería a corto plazo.
“Ed… Yo… yo…”
La voz de su esposa hizo que Edzard levantara la mirada y la viera. El rostro de Asia estaba demacrado, sus ojos estaban rojos y su voz sonaba ronca. Todo ello era consecuencia de la reacción explosiva que había tenido recientemente.
“No tienes que disculparte…” dijo Edzard, volviendo a tomar la mano de su esposa, lo que provocó que ella se estremeciera, pues recordó lo que había hecho hace poco.
“No.” dijo Asia rápidamente, negando con la cabeza. “Tengo que disculparme… lo que hice estuvo mal… no… no debí golpearte… Yo… yo no sé por qué reaccioné así…”
“No importa.”
Las palabras de Edzard hicieron que Asia levantara la vista y mirara a su esposo. Por extraño que pareciera, él estaba sonriendo, al menos eso parecía, pero debido a las heridas en su rostro, le resultaba difícil sonreír.
“Sí importa… lo que hice no es normal… yo… yo…” dijo Asia, comenzando a hiperventilar un poco, pues los recuerdos de lo que le hizo a su esposo comenzaron a mezclarse con lo que había sucedido en la batalla, cuando perdió el control de su cuerpo y comenzó a atacar a sus amigas. Ella comenzó a ver en un vívido recuerdo sus acciones, pero antes de que estallara en un ataque de pánico, fue traída a la realidad por Edzard, quien había tomado su rostro con su otra mano.
“Tranquila, respira hondo. Nada de lo que ves es real, solo es tu mente.” dijo Edzard mirando a los ojos de su esposa. “Esta vez no estás sola, estoy contigo. No dejes que te controle, demuestra que eres más fuerte que eso.”
Asia asintió torpemente al oír a su esposo. Por lo tanto, comenzó a tomar aire en bocanadas largas, logrando tranquilizarse. Cuando sintió que ya estaba más tranquila, Asia se quedó quieta, disfrutando del toque de su esposo. Las diversas emociones que había en su ser comenzaron a despejarse, dejando solo la culpa por lo que había hecho.
“Parece que ya estás más tranquila… eso es bueno.”
“Sí… G-gracias…” dijo Asia con voz algo quebrada, pues la culpa comenzó a provocar que ella se sintiera triste.
“No me agradezcas, es mi deber como tu esposo estar para ti en estos momentos…” la voz de Edzard había sido suave, casi pareciendo un susurro, aun así, Asia pudo oírla.
“Lo siento, Ed… lo siento de verdad…”
“Te dije que no es necesario disculparse, no fue tu culpa. Has pasado por mucho, es normal que estés estresada a este nivel…” dijo Edzard interrumpiendo a Asia, la cual le miró a los ojos al oírlo. “Lo que sucedió también fue en parte culpa mía. De entre los dos, soy quien tiene más experiencia en estos temas, aun así, no preví que el enemigo podría infiltrar a sus agentes en el territorio de nuestros aliados. Esta vez tuvimos suerte, pero la próxima no podríamos tenerla. Pero, me aseguraré de que no tengan otra oportunidad para hacer algo como esto.”
Al ver la forma en cómo su esposo hablaba, Asia sonrió suavemente, pues vio la convicción en las palabras de su esposo. Sin embargo, pese a estar feliz, Asia se sentía mal, pues aún no terminaba de procesar el hecho de que había golpeado a su esposo varias veces.
“Ed… yo-”
“Si intentas volver a disculparte, no te dejaré hacerlo. Ya te he dicho que no es necesario que te disculpes.”
Al oír cómo Edzard la volvía a interrumpir, Asia apretó los puños, pero no lo hizo por ira, sino que fue por culpa y asco hacia sí misma. Ella ya había entendido que su esposo no la odiaba por lo que acaba de hacer, aun así, ella no podía dejar que esto quedara así… no, ella sentía que si no se disculpaba como se debía, no podría seguir adelante. Así que, abriendo la boca, interrumpió a su esposo, el cual hablaba sobre que ella no debería disculparse.
“Ed… por favor… déjame decirlo…” dijo Asia, provocando que su esposo la mirara. “Sé que no me culpas por lo que hice, pero yo no soy tú… no puedo dejar esto como si no hubiera pasado…. Necesito al menos para mi propia cordura decírtelo… Lo siento, no sé qué me pasó… por favor… por favor… perdóname…”
Las palabras de Asia iban acompañadas de algunas lágrimas, las cuales comenzaron a caer suavemente por sus mejillas.
Los ojos de Edzard se posaron en su esposa tras oír sus disculpas, poniendo una sonrisa algo torpe, él se acercó a ella y tomándola del rostro, le dio un beso en los labios. Aquella repentina acción provocó que Asia se tensara un poco, pero tras un segundo, respondió al beso.
La pareja continuó besándose hasta que la necesidad de aire los forzó a separarse. Tras ello, mirándose a los ojos, Edzard juntó su frente a la de Asia.
“Espero que esto sea un indicativo más que claro de que te perdono,” dijo Edzard con una sonrisa en el rostro.
Al ver aquella sonrisa, Asia solo sonrió, y soltando lágrimas, asintió, pues no había palabras que pudieran expresar lo que sentía en ese momento.
Tras ese intercambio de palabras, la joven pareja comenzó a cambiar de tema. Centrándose en lo que les importaba en ese momento, el secuestro de su hija. Aunque sabía que no iba a ser agradable, Edzard le pidió a Asia que le contara todo lo que había pasado durante el rescate de Marie, ya que quería saber qué había pasado hasta que él llegó.
Aunque aquel recuerdo no era nada agradable, Asia asintió y comenzó a contarle a su esposo todo lo que había ocurrido, deteniéndose cada cierto tiempo para tranquilizarse, pues había momentos en que casi hiperventilaba, en especial cuando mencionó lo que había pasado al final.
“Ya veo… así que eso ocurrió,” dijo Edzard mientras Asia pasaba un paño de lino empapado en una poción de curación menor por su rostro, curando lentamente las heridas que ella había causado. “Así que oíste una voz en tu mente… Supongo que podría haber sido una deidad de este mundo. Dudo que fuera un aedra, están atados a los huesos del mundo de Nirm y su presencia en este mundo sería muy reducida. Un daedra no se hubiera referido al único con tanto respeto… Aun así, estoy realmente orgulloso de ti, cariño. Despertar un nuevo poder es algo digno de elogio. Supongo que le preguntaré al friki de Azazel sobre lo que ocurrió.”
Las palabras de Edzard fueron acompañadas de una sonrisa y un suave apretón de manos. Aquello hizo que Asia se sonrojara ligeramente, pues si bien era cierto que su esposo era muy amable con ella, casi nunca usaba palabras de cariño de esta manera.
“Gracias… aunque aún no logro asimilarlo del todo… en especial con lo que pasó al final…” dijo Asia con un susurro al final.
“Cariño, no fue tu culpa… Usaron un hechizo de gran poder sobre ti, uno que, me temo, no sé a qué escuela pertenece. Por lo tanto, tendremos que investigarlo para crear contramedidas efectivas. Afortunadamente, contamos con seis meses de relativa paz para hacerlo.”
“¿Qué?” preguntó Asia, completamente sorprendida al escuchar las palabras de su esposo. “¿Qué dijiste?”
Al oír la pregunta de su esposa, Edzard la miró un segundo, tras lo cual recordó que no le había explicado la razón por la que no había estado presente cuando ella despertó. Así que, soltando un suspiro, comenzó a narrarle todo lo que había sucedido con Sheogorath y con Sanguine. Le contó cómo estos dos príncipes daédricos habían aparecido como si nada en el inframundo, demostrando que los príncipes daédricos podían entrar a este mundo con facilidad. Aquello causó que Asia sintiera un escalofrío recorriendo su cuerpo.
“Y-ya veo… esto es grave…” dijo Asia en un susurro, para luego mirar a su esposo y hacerle la pregunta que debía haberle hecho antes de que ella estallara en un ataque de ira mal contenido. “Ed… ¿Dónde estuviste? ¿Qué fuiste a hacer con Zakir?”
Al oír la pregunta de Asia, Edzard sonrió y, abriendo la boca, intentó hablar de ello, pero antes de que siquiera pudiera decir algo, llamaron a la puerta. Al oír esto, el hijo de Akatosh preguntó quién era y la persona que respondió fue la líder de las criadas. El demonio entró a la habitación y le dijo que los dos individuos que había traído al palacio habían despertado. Cuando la chica terminó de decir eso y tras pedir disculpas, se retiró, dejando a la pareja sola.
Asia se encontraba completamente confundida por lo que había oído, pues no sabía qué pasaba exactamente, ya que Edzard había prohibido que le dijeran a Asia sobre esos dos individuos. Esto se debía a que era el mismo Edzard quien quería decirle a ella sobre ellos.
“Ed, ¿qué pasa? ¿Quiénes son las dos personas que mencionaste?” preguntó Asia con bastante curiosidad en su voz.
“¿Recuerdas que me preguntaste la razón por la que no había estado cuando sucedió el secuestro de nuestra hija, verdad?” preguntó Edzard, provocando que Asia asintiera. “La razón fue simple, o al menos eso esperaba… la verdad es que todo comenzó como una infiltración al Castillo del Dios Hades en la Tierra de los Muertos.”
Los ojos de Asia se abrieron como platos ante esas palabras, pues ella era consciente de que Hades era uno de los dioses más poderosos del mundo. Aquello hizo que se asustara y se preguntara por qué su esposo había ido, por lo que, sin perder un segundo, le preguntó.
“Fuimos al castillo de Hades para verificar una ‘visión’ que tuvo Zakir de algo allí… créeme, suena como una estupidez, pero lo que descubrí allí fue muy revelador… primero, encontramos a Lilith, la esposa del Lucifer original… segundo, descubrí que Zakir es el Adalid de Meridia.”
“¡¿El Adalid de Meridia?!” gritó Asia sorprendida al escuchar a su esposo.
“Sí, yo estuve tan sorprendido como tú. Pero es la verdad, esa bola de pelos ha estado al servicio de Meridia desde la Segunda Era.”
“Ya veo… y… ¿qué más pasó?”
Edzard continuó contando lo que había sucedido, relatándole que la mismísima Meridia había aparecido, algo que heló la sangre de Asia nuevamente. Saber que otro príncipe daédrico había aparecido le causó mucha preocupación por el futuro. Aun así, después de eso, Asia notó que Edzard soltaba un suspiro, algo que la confundió, ya que Edzard no solía suspirar tanto en una sola conversación, a menos que se trataran temas delicados.
Al ver a su esposo en ese estado, Asia estuvo a punto de decirle algo, pero antes de que siquiera pudiera decir algo, él tomó sus manos y, apretándolas suavemente, la miró a los ojos.
“¿Ed?” preguntó Asia con algo de preocupación ante la forma en que se comportaba su esposo.
“Te contaré lo que sucedió al final… verás, Asia… Cuando llegamos al laboratorio de Hades, encontramos a dos personas encerradas en cápsulas…”
“¿Dos personas encerradas en cápsulas?”
“Sí… pero no eran personas ordinarias…” respondió Edzard, dejando un silencio antes de pronunciar sus siguientes palabras. “Las personas que encontramos, una de ellas era alguien que Zakir conocía… una persona que nació en el ducado de Alcaire durante la segunda era…”
Las palabras de Edzard hicieron que los ojos de Asia se abrieran de par en par mientras una idea loca e inusual se formaba en su mente. Una idea que ella sabía que no debería ser posible, pero, aun así, una parte de ella deseaba que lo fuera. Este sentimiento comenzó a hacer que se sintiera algo ansiosa, por lo que hizo una pregunta. “Ed… ¿quiénes eran…?”
“El nombre del hombre era Marcoryan, Asia… y junto a él estaba quien solo suponemos es su esposa… así que… se puede decir que encontramos a tus padres…”
La luz del sol entraba por las tres grandes ventanas de una de las habitaciones más amplias del área médica del palacio de Edzard. En medio de esa sala, en dos camas que habían sido juntadas, se encontraban dos personas.
Estas personas estaban sentadas, observando el lugar con curiosidad y, sobre todo, con sospecha. Esto se debía a lo último que recordaban. Los nombres de estas personas eran Marcoryan Cumberland y Zephyra Argento, ambos padres de Asia. La pareja miraba el lugar con desconcierto debido a que lo último que recordaban era la cacería a la que Hades los había sometido.
La pareja no llevaba mucho tiempo despierta en este lugar, por lo que aún estaban algo desconcertados. Cuando Marcoryan despertó, lo primero que hizo fue levantarse de manera abrupta, observar todo el lugar y llevarse una mano al lado izquierdo, el lugar que recordaba había sido herido de manera muy grotesca por Hades. Sin embargo, cuando pasó una mano allí, se dio cuenta de que la herida no estaba. Aquello hizo que sus ojos se abrieran, pero sobre todo se abrieron cuando se dio cuenta de que estaba en un edificio desconocido. Estuvo a punto de moverse cuando oyó los gemidos a su lado. Al girar la cabeza, vio a su esposa, la cual se levantó de una manera similar a la suya. Tras verse a los ojos, ambos intentaron acercarse, solo para ser interrumpidos por una joven que vestía ropas de criada. La chica había llegado para verificar su estado y, al momento de verlos, les preguntó cómo se sentían. Antes de que alguno de ellos pudiera hacerle una pregunta, ella se fue rápidamente, diciendo que su señor estaría allí pronto para hablar con ellos.
“Marc…” dijo Zephyra, llamando a su esposo. La voz que la mujer usaba era suave, casi como el trinar de las aves en las mañanas de primavera.
“Sí, cariño.” Respondió Marcoryan, quien dejó de mirar al frente y posó sus ojos en su esposa. “¿Qué sucede?”
“¿Dónde crees que estamos?”
La pregunta de su esposa hizo que el hijo del duque de Alcaire se llevara una mano al mentón, comenzando a pensar. Estuvo pensando en varias posibilidades, pero ninguna tenía algo de sentido común. Eso se debía a varios factores. Muchos de esos habían sido tomados en cuenta por la mente del hombre.
“No lo sé… por la arquitectura del lugar, te diría que se trata de un palacio, lo que en primer lugar nos podría indicar que estamos en algún lugar de un noble, tal vez de un demonio, uno que tal vez esté afiliado al demonio que tienes como contratista.” Respondió Marcoryan, mencionando al demonio con el que su esposa tenía un contrato.
Al oír la respuesta de su esposo, Zephyra miró al techo, pensando en el demonio con el que había formado un pacto. Esto se debía a que ella era una maga, una maga que no pertenecía a ningún linaje de magos, al menos de manera oficial, pues ella había sido la hija ilegítima de un mago y una de sus sirvientas. Cuando el mago se enteró del embarazo de su sirvienta, la expulsó de la mansión, lanzándole una bolsa con unos pocos miles de dólares, diciéndole que se marchara y que nunca volviera. Su madre se había ido del país, viajando de Italia a EE. UU, donde ella se educó y donde un día conoció a un demonio, con el que hizo un pacto. La relación con ese demonio fue buena, al punto en que se hicieron muy amigas, siendo esa amistad lo que hizo que el demonio le enseñara magia, descubriendo así su linaje.
‘Je, je, je… me pregunto qué estará haciendo ahora mismo… supongo que estará aún en Japón.’ Pensó Zephyra con una sonrisa mental, la cual pronto desapareció, pues tenía algo más importante que buscar y eso era, encontrar a su hija. El solo recuerdo de su hija hizo que ella recordara todo lo que había pasado antes de que sus fuerzas se agotaran y fueran capturados por Hades. Esto provocó que los ojos de Zephyra comenzaran a llenarse de lágrimas, algo que fue notado por su esposo, quien no perdió tiempo y la rodeó con sus brazos.
“Tranquila, Zephyra…. No llores…” dijo Marcoryan, tratando de calmar a su esposa. Aunque, esas palabras no solo eran para ella, sino que también eran para él, pues él estaba en un estado similar. Esto se debe a que desde que había despertado, la única cosa que había ocupado su mente, aparte del tema de su ubicación actual, era la seguridad de su única hija.
Aunque el heredero del ducado de Alcaire estaba en un estado de angustia similar al de su esposa, podía mantenerse más calmado gracias a que durante su juventud, se le había educado para controlar sus emociones y que estas no fueran una herramienta que sus enemigos pudieran usar. Todo esto había sido con un único objetivo: convertirlo en el prospecto perfecto para consorte cuando se casara con Selene, asumiendo así en el futuro el cargo de rey consorte de Roca Alta.
“(Snif) P-p-pero cómo quieres que me tranquilice… (Snif) No sabemos cómo está ella (Snif) No sabemos dónde está… (snif) No sabemos si está pasando frío o hambre (Snif)”
Las palabras de Zephyra calaron en la mente de Marcoryan como el impacto de la lanza de un Riekling en una calabaza, provocando que la preocupación que él sentía aumentara. Esto hizo que inconscientemente aumentara un poco la fuerza con la que abrazaba a su esposa, provocando que ella se sintiera un poco incómoda.
La incomodidad por el aumento de la fuerza del abrazo de su esposo provocó que Zephyra soltara un suave gemido de dolor, lo cual hizo que él se diera cuenta de que estaba lastimando un poco a su esposa, por lo que sin pensarlo dos veces, disminuyó la fuerza con la que la abrazaba.
“Lo siento…” susurró Marcoryan, disculpándose por el ligero dolor que le había causado a ella.
“Tranquilo, no te preocupes… a veces olvido que eres muy fuerte…” Dijo Zephyra mientras trataba de sonreír un poco.
Al ver su intento de sonrisa, Marcoryan también intentó sonreír, pero no lo logró, ya que no sentía que estuviera bien sonreír con toda la preocupación que ambos tenían encima. Aun así, a pesar de que no sonrieron como tal, la pareja entró en un ambiente de paz y tranquilidad, el cual les brindó confort y calma.
Lamentablemente, aquel ambiente se vio interrumpido cuando escucharon voces fuera de la habitación. Aquellas voces los hicieron volver a la realidad, por lo que, soltándose, esperaron a ver quiénes entraban por la puerta. Y para su fortuna, no tuvieron que esperar mucho.
La puerta se abrió lentamente, casi como si la persona que estaba entrando tuviera miedo de abrirla. Aun así, la puerta hizo un profundo chirrido cuando se abrió, provocando que la mirada de los dos que estaban en la habitación se fijara en quienes estaban por entrar.
En el momento en que la primera silueta entró en la habitación, los ojos de la pareja se abrieron un poco, pues se dieron cuenta de que era un joven de unos dieciocho años. La apariencia de este joven no les decía nada de él, salvo por algunos rasgos que Marcoryan creyó haber visto en el pasado, pero por el momento no podía recordar en quién.
El joven no tenía presencia como un ser sobrenatural, por lo que por un segundo descartaron que se tratase de un ser sobrenatural, pero eso cambió cuando Marcoryan se percató de algo peculiar. Y es que, debido al tiempo que había pasado en este mundo, se había acostumbrado a medir los poderes de los que veía usando los parámetros de este mundo, pero en esta ocasión, el hijo del Duque de Alcaire decidió usar el método que usaba cuando estaba en Nirm. En el momento en que lo hizo, el corazón de Marcoryan casi se sale de su pecho, esto debido al susto que se llevó, pues al sentir el nivel de Magicka en el joven, sintió que estaba frente a los mares de la ciudad de Salto de la Daga, pero no cuando estos estaban en calma, sino cuando estaban totalmente agitados por una gran tormenta
La presión y la presencia de esa gran cantidad de Magicka hizo que Marcoryan tomara la mano de su esposa de manera inconsciente, provocando que esta le mirase con preocupación, pues ella, por primera vez en toda su vida, había visto a su esposo poner un rostro de miedo de esa manera. Sintiendo pánico, ella lentamente miró al joven y no vio nada especial en él, por lo que susurrando le preguntó a su esposo. “Marc… ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás tan asustado?”
“Creo que se debe a la gran cantidad de Magicka que poseo.” Respondió el joven, llamando la atención de la pareja.
La mención de la energía que usaban los originarios de Aurbis provocó que los ojos de la pareja se abrieran como platos.
“¿C-cómo sabes del Magicka?” preguntó Marcoryan, quien no podía creer que alguien supiese de esa energía. Esto se debía a que desde que llegó a este mundo, él estuvo buscando a más seres como él, pero no halló a nadie, incluso a la persona que había usado el hechizo junto a él hace años.
Eso es fácil… también soy de Aurbis… es un gusto conocerlo, Marcoryan Cumberland, heredero al ducado de Alcaire…” dijo el joven, colocando una sonrisa en el rostro, la cual por extrañas razones no levantó las alarmas de la pareja.
La mención de su antiguo título provocó que Marcoryan se incomodara, a la par que su esposa se sentía asombrada, pues pensó que solo ella sabía sobre el pasado de su esposo. Pero parecía que no era así, pues este chico sabía de él y eso le provocó muchas preguntas, preguntas que su esposo también tenía y que él preguntó.
“¿Cómo? ¿Cómo sabes eso?” preguntó Marcoryan, frunciendo el ceño y juntando de manera sutil un poco de Magicka en su mano derecha, pero al hacerlo se dio cuenta de que tenía una cantidad minúscula de esta energía, lo que hizo que se detuviera de manera abrupta, pues se dio cuenta de que incluso una bola de «Llamarada Solar» sería tan grande y poderosa como una chispa de un fuego moribundo.
“No deberían alterarse tanto, no soy su enemigo, de hecho, soy su aliado… no, la verdad es que soy algo más cercano que eso… pero primero, antes de que tengamos esta charla, hay alguien que quiere verlos y estoy seguro de que ustedes también quieren verla.” dijo el chico, caminando hacia la puerta, para luego extender la mano, la cual fue tomada por otra mano.
Las palabras del chico confundieron a la pareja, la cual estaba agradecida de que él dijese que no era su enemigo, pero al mismo tiempo no entendían a qué se refería con que él era más que un aliado. Sin embargo, lo que más confusión les causó fue el mencionar que había alguien que quería verlos y que además, ellos también querían verla. Aquella expresión solo se podía referir a muy pocas personas y esto solo parecía reforzar el hecho de que este chico sabía quiénes eran, lo que causaba aún más confusión en ellos… Pero eso cambió cuando la persona que había tomado la mano del chico se presentó ante ellos.
Los ojos de la pareja se abrieron a más no poder cuando vieron cómo una versión más joven y de cabello rubio de Zephyra ingresó a la habitación. El aliento de los dos adultos comenzó a irse de sus pulmones cuando la vieron, comenzando a sentirse abrumados por una gran cantidad de emociones.
‘No puede ser…’ pensó Zephyra al ver a la joven frente a sus ojos. La mujer estaba asombrada de ver a aquella joven, la cual solo podía ser descrita como una versión miniatura de ella con el cabello y ojos de otro color. Aun así, a pesar de la sorpresa, la reconoció de inmediato al observarla mejor, por lo que, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, inconscientemente comenzó a moverse, levantándose abruptamente y acercándose a la chica, no, acercándose a su hija. Sin embargo, debido a que su cuerpo había estado en desuso durante mucho tiempo, sus piernas no tenían mucha fuerza, por lo que terminó tropezando y cayendo al suelo.
“¡Zephyra!” gritó Marcoryan al ver a su esposa caer al suelo, moviéndose para tratar de atraparla. Él había estado igual de sorprendido que su esposa al ver a su hija, la cual parecía mayor de lo que esperaba, lo que le hizo preguntarse qué había pasado después de ser capturados por Hades. Aun así, a pesar de que no entendía bien qué pasaba, pudo identificar rápidamente a su hija, por lo que intentó hacer lo mismo que su esposa. Afortunadamente, su cuerpo Nirmniano se había recuperado mejor que el de su amada esposa, por lo que pudo mantenerse mejor en pie, pero cuando vio cómo Zephyra caía, rápidamente se lanzó para atraparla, pero a pesar de que su cuerpo estaba mejor recuperado, no tuvo la fuerza necesaria para llegar a atraparla.
Los ojos de Zephyra se cerraron, esperando el dolor del impacto. Sin embargo, aquel dolor nunca llegó, pues fue reemplazado por un abrazo, el cual provocó que abriera los ojos. Al abrir los ojos, sus ojos de color café claro se encontraron con un par de ojos verdes. Ambas miradas se cruzaron, mostrando que estaban llorosas, pero solo eso bastó para que tanto madre e hija se reconocieran y sin perder un solo segundo, se abrazaron con fuerza, llorando de felicidad.
Mientras madre e hija lloraban de felicidad, Marcoryan observaba todo con ojos llorosos mientras era sujetado por el joven. Él había tropezado al intentar ayudar a su esposa, pero antes de caer fue atrapado por el joven, quien se movió muy rápido. Tras ello, vio cómo su hija atrapaba a su esposa, y ambas comenzaban a llorar mientras se abrazaban.
“¿Conmovedor, verdad?”
La voz del joven llamó su atención. Desviando su mirada hacia él, se percató de algo al observarlo más de cerca: sus ojos.
‘Esos ojos no son normales… ningún humano, ni siquiera en Nirm, tiene ojos con esas facetas… aun así… ese tono de ojos y la forma de su mandíbula… No… no puede ser…’ pensó Marcoryan con asombro, pues en el joven veía a una persona que él creía muerta. “T-tú…”
“Sería mejor responder a esa pregunta en un momento. Algo me dice que ustedes desean saber qué ocurre, ¿verdad?”
Al oír la sugerencia del joven, Marcoryan solo pudo asentir, pues era una idea sensata.Así que, mirando al frente, vio cómo su hija ayudaba a su madre a ponerse de pie. Aquella imagen le provocó mucho orgullo, pero también preocupación, pues notó que su hija parecía estar herida de alguna manera, ya que su postura indicaba que estaba usando ciertas partes de su cuerpo para desviar la presión en otros lugares. Aquello le preocupó, pero decidió dejar las dudas para más adelante, durante su conversación.
Tras aquellos momentos, tanto Marcoryan como Zephyra fueron llevados nuevamente a sus respectivas camas, donde fueron dejados por los dos jóvenes. Luego de eso, vieron cómo el joven traía una silla, la cual dejó frente a ellos y donde su hija se sentó, no sin antes darle una mirada de cariño al joven, algo que provocó que las cejas de los padres de Asia se levantaran con curiosidad.
“Bien, supongo que tienen varias dudas…” dijo el joven, sentándose en una silla, la cual colocó al lado de donde estaba sentada su hija.
“Más de las que te imaginas, jovencito… pero hay una que quiero saber antes…” dijo Marcoryan, dejando de ver al joven y mirando a su hija. “¿Cuántos años tienes ahora, Asia?”
La pregunta de Marcoryan provocó que su hija ladeara la cabeza a un lado un segundo, para luego abrir los ojos con algo de sorpresa. Tras ello, le dio a él y a su esposa una mirada tanto de tristeza como de preocupación.
“Esto… ¿Qué es lo último que recuerdas, papá?” preguntó Asia, diciendo la palabra “papá” con algo de dificultad, algo que entristeció un poco a Marcoryan, pero este entendía que a su hija no le fuera fácil usar esa palabra, pues de seguro nunca la usó hasta ahora.
“Lo último que recuerdo… es la cacería a la que Hades nos sometió tras tu nacimiento… aunque, no sé por qué el Dios del inframundo nos comenzó a cazar de esa manera.”
La respuesta que dio hizo que su hija y el joven se miraran, para que esta luego los volviese a mirar.
“Y-yo no sé cómo decirlo, pero… tengo diecisiete años… estuvieron diecisiete años capturados por Hades…”
La revelación de los años que habían pasado provocó que los padres de Asia abrieran los ojos más no poder, quedando hechos de piedra, pues no esperaban que hubiese pasado tanto tiempo. Si bien la mención de los años pasados golpeó a ambos de manera fuerte, en Zephyra el golpe fue mayor, pues esta entendió por qué su hija se veía de esta edad, comprendiendo también que se había perdido los mejores momentos de lo que debió ser su vida con ella, momentos tales como sus primeros pasos, sus primeras palabras, entre otros más.
Aquella revelación y comprensión de los hechos provocaron que los ojos de la madre de Asia se llenaran de lágrimas nuevamente, pero pese a que quería llorar y maldecir a Hades por haberle robado su tiempo con su hija, ella decidió no llorar, ya que quería saber todo lo que había pasado.
“Y-ya veo… así que han pasado diecisiete años…” dijo Marcoryan, sintiéndose abatido. Aun así, miró a su hija y le hizo una pregunta que temía hacerle… una pregunta que revelaría el tipo de vida que esta había llevado… “Asia… ¿C-cómo has vivido todo este tiempo?”
La pregunta de su padre provocó que Asia se estremeciera un poco. Afortunadamente fue tan leve que sus padres no se dieron cuenta de ello. Aun así, ella no les respondió de inmediato, sino que miró al joven a su lado, provocando que sus padres volvieran a levantar la ceja, pero esta vez llegando a dos conclusiones posibles… la primera, y la que más miedo les causaba, era que este joven tuviese a su hija como una especie de rehén, mientras que la otra, una que no le agradaba mucho a Marcoryan, era que ese chico fuera la pareja de su hija, algo normal en los jóvenes de esa edad.
Tras varios segundos, Asia al fin abrió la boca y comenzó a narrar su infancia en la iglesia, siendo detenida cada cierto tiempo por sus padres, los cuales le hacían preguntas puntuales sobre algunos eventos. Finalmente, llegaron al momento más tenso de narrar en la historia de Asia, el destierro y excomunión de esta.
El rostro de Marcoryan mostraba el deseo innato de destruir algo, o mejor dicho, destruir cierta organización religiosa de la Tierra, todo esto nacido de la ira que sentía en estos momentos. Aquella ira hirviente nacía del hecho de que su única hija le acababa de contar que había sido echada a patadas de la iglesia por la que había dado toda su existencia, solo por el error de curar a un demonio. Pese a que él, gracias a su entrenamiento diplomático, podía ver el error de su hija al curar a un demonio, también vio la hipocresía de la iglesia al desterrar a alguien que solo sigue las enseñanzas del Dios bíblico, las cuales hablaban de ayudar a tu prójimo, sea este enemigo o no…
“Cariño, tranquilízate…” susurró Zephyra al ver a su esposo tan alterado.
La respuesta de Marcoryan ante estas palabras fue soltar un gruñido, el cual preocupó tanto a Asia como a Zephyra, pero de hecho, sacó una sonrisa en el joven, quien puso la mano en el hombro de Asia, pues parecía que ya era hora de que se presentase a la pareja. Al ver cómo el joven se levantaba, la curiosidad que habían sentido sobre él provocó que Marcoryan se tranquilizase un poco.
“A pesar de que ya nos hemos visto, debo presentarme de manera formal.” dijo el joven, poniendo una sonrisa en su rostro. “Un gusto conocerlos, me llamo Edzard Rolandson Cumberland.”
La mención del nombre del chico provocó que Marcoryan y Zephyra lo miraran sorprendidos, pues no esperaban el apellido Cumberland, ni tampoco el apellido nórdico… Fue allí, en ese momento, que los padres de Asia se dieron cuenta de algo… La razón por la que el chico podía tener ese apellido solo tenía dos explicaciones: la primera, que lo haya adoptado por Asia, o tal vez… era que el chico era el hijo de Selene, la ex prometida de Marcoryan.
“¿Q-q-q-qué?” preguntó Marcoryan, aún en shock.
Al oír esa pregunta, Edzard decidió echar más leña al fuego, por lo que, haciendo una pequeña reverencia, volvió a hablar. “Soy el hijo de Selene Cumberland y también soy el esposo de Asia… Es un gusto conocerlos, queridos suegros.”
La revelación de Edzard provocó que las mandíbulas de Zephyra y Marcoryan se descolgaran de la sorpresa, quedando totalmente mudos y mirando entre Edzard y Asia, quienes reaccionaban de manera diferente. Asia estaba completamente sonrojada, desviando su mirada, pero aun así, había una pequeña sonrisa en su rostro, lo que indicaba que le había gustado que Edzard se presentara como su esposo sin titubear ni dudar. Por otro lado, Edzard estaba que se aguantaba las ganas de reírse ante las expresiones que sus suegros estaban haciendo.
Los padres de Asia estuvieron en silencio un buen rato, interiorizando lo que acababan de oír. La reacción interna de ambos era distinta. Por su parte, Marcoryan estaba incrédulo, pues no podía comprender cómo es que Selene había tenido un hijo, si él la había buscado sin parar desde que llegó a la tierra e incluso cuando comenzó su romance con Zephyra, no dejó de buscar a su pariente. Sin embargo, aquí, frente a él se encontraba un hijo de ella, el cual estaba casado con su hija, algo que lo dejó sin palabras por completo. Por su parte, Zephyra estaba que se dividía entre la felicidad y la tristeza absoluta, la felicidad porque su hija al parecer se había casado con alguien que a primera vista parecía ser alguien de confianza, y la tristeza era por no haber estado presente en aquel momento tan importante de su hija.
‘Al menos por el momento no parece que haya nietos…’ pensaron al unísono Marcoryan y Zephyra, percatándose de que no había ningún infante en la sala, lo que indicaba que no había ningún nieto.
Tras ese pensamiento, la sala quedó en un completo silencio, el cual se rompió cuando de la nada Marcoryan estalló en risas, casi cayéndose de la cama. La reacción del hombre surgió de la revelación que tuvo al percatarse de algunas cosas.
“¡Ja, ja, ja…! ¡Oh, por los dioses! ¡Esto es tan irónico!” rió de diversión Marcoryan, preocupando a todos.
“Marcoryan… ¿qué sucede? ¿Por qué te ríes así?” preguntó Zephyra con preocupación por la cordura de su esposo, pues temía que saber que su hija se había casado le hubiese enloquecido.
Al igual que la madre de Asia, esta misma y Edzard miraban con preocupación al padre de esta, pero para el alivio de todos, Marcoryan se detuvo y mirando a Edzard, le hizo una pregunta.
“Así que eres el hijo de Selene… Je, sí, tienes esa misma sonrisa socarrona que ella. Supongo que ella está aquí, dime… ¿Por qué no ha venido a saludar?” preguntó Marcoryan con una sonrisa, pues deseaba ver a su pariente, la cual no solo era eso, sino que también era su mejor amiga. Sin embargo, su sonrisa y el buen ánimo que había obtenido al saber que Selene había tenido un hijo se esfumaron al ver cómo los ojos de su yerno se oscurecían. Sintiendo un poco de miedo por la respuesta, él preguntó. “¿Qué sucedió con Selene?”
La respuesta que comenzó a decir el chico, la cual fue la historia de su familia, provocó que Marcoryan y Zephyra sintieran algo de lástima por él, pero no solo eso, también sintieron sorpresa al saber que el chico había nacido y crecido en Aurbis. Sin embargo, pese a tener dudas, no lo interrumpieron, escuchando claramente todo y viendo con sorpresa cómo su hija tomaba su mano, dándole apoyo. Aquella acción les hizo ver que ambos se amaban de una manera muy profunda, por lo que supieron que era verdadero amor lo que los unía.
Los padres de Asia siguieron escuchando todo atentamente, en especial la parte en la que él comentó que era un Dovahkiin, algo que sorprendió a Marcoryan, quien solo sonrió, diciendo que su padre y el abuelo de Edzard hubiesen estado más que encantados de saber esto, pues gracias al matrimonio de Edzard y Asia, la dinastía Cumberland sería de la Sangre del Dragón en su totalidad. Tras ese comentario, el joven siguió contando su historia, explicando cómo Asia había llegado a Aurbis, algo que sorprendió a sus padres, pero aun así, se sintieron felices de que ella hubiese logrado encontrar la felicidad allí. Finalmente, toda la conversación dio un giro cuando Edzard mencionó a Marie, la hija que él y Asia tenían, provocando que los dos padres de Asia casi se desmayaran de la sorpresa. Aun así, tras recuperarse, siguieron hablando hasta que Edzard finalmente terminó de contarles el destino de sus padres.
“Ya veo… así que Molag Bal…” dijo Marcoryan mientras sus ojos estaban ensombrecidos por su cabello. La alegría que sintió al saber que tenía una nieta a la cual mimar había sido opacada por la noticia de lo que le había ocurrido a su pariente. Aun así, levantándose, miró a su yerno. “Edzard… Quiero verlos.”
La sola y contundente frase que soltó el padre de Asia tomó por sorpresa a todos, incluso a Edzard, quien no pensó que su suegro tuviese estómago para algo así en su estado. Aun así, él asintió, pues se había percatado de que él era alguien muy tozudo, un rasgo que compartía con su madre.
Levantándose de su silla, Edzard estuvo por acercarse a él, pero antes de siquiera dar un paso, su mano fue tomada por Asia, quien le dio una mirada de preocupación, la cual surgía de la preocupación que ella tenía por cómo esto podría afectar la mente de su padre en su estado actual. La respuesta que Edzard le dio fue una mirada, la cual le transmitió todo lo que él pensaba de esto. Aquel cruce de miradas fue todo lo que ambos necesitaron para comunicarse, por lo que al final, Asia soltó la mano de su esposo, al mismo tiempo que soltaba un suspiro.
Tras ello, Edzard se acercó a su suegro y, moviendo una mano, conjuró una botella de vidrio, cuyo contenido de color rojo provocó que los ojos de Marcoryan se abrieran, dando paso a una sonrisa divertida.
“Vaya… realmente eres una caja de sorpresas… dime algo, ¿Tú la has hecho?” preguntó Marcoryan mientras extendía su mano, tomando la botella.
Las palabras de su suegro provocaron que Edzard sonriera, dándole un asentimiento como respuesta. Al ver la respuesta de Edzard, Marcoryan tomó una bocanada de aire y, acercando la botella a sus labios, bebió su contenido de un solo sorbo. El sabor del líquido invadió la boca de Marcoryan, provocando que este abriera los ojos, pues esta poción sabía muy diferente a las que estaba acostumbrado, pues sabía bien, algo diferente a las pociones de la segunda Era, las cuales solían saber a orina de duende, algo mencionado por algunas personas, no es que él hubiese bebido orina de duende.
Tras beber la poción, una luz dorada cubrió el cuerpo de Marcoryan, curando sus heridas. Este suceso provocó que los ojos de Zephyra se abrieran como platos.
“I-increíble.” Tartamudeó Zephyra, la cual no podía creer lo que veía. Esto se debía a que, al ser una maga más que consumada, Zephyra no había visto algo así en su vida, algo que su mente rápidamente comparó con las afamadas lágrimas Phenex que vendía el clan demonio homónimo. “¿Q-q-qué es esa poción?”
La pregunta lanzada por la suegra de Edzard fue respondida por su hija, la cual estaba a su lado, por lo que podía hablar cómodamente sin elevar mucho la voz.
“Es una poción de curación de clase definitiva hecha con plantas de Nirm.” Respondió Asia, poniendo una sonrisa, pues nunca en su vida había esperado poder hablar así con su madre.
La respuesta de su hija provocó que Zephyra rápidamente la mirara, abriendo los ojos con sorpresa al ver cómo su hija parecía saber cómo hacer esas pociones. Fue en ese instante que ella tuvo una idea, en especial al ver cómo esta había sanado a su esposo. Así que, mirando a su hija, preguntó. “Asia, querida… ¿podrías darme una de esas pociones para poder curarme?”
No pasó ni un segundo desde que ella hizo esa pregunta hasta que recibió la respuesta, siendo su yerno quien respondió.
“Lo lamento, pero eso es imposible.”
La respuesta fue tan rápida y contundente que hizo que tanto Marcoryan como Zephyra giraran las cabezas rápidamente, mirando a Edzard.
“¿P-p-por qué?” preguntó Zephyra, la cual aún estaba en estado de shock por la rapidez y franqueza con la que Edzard le había respondido.
“Eres una terrícola pura, ingerir alimentos o sustancias que tengan origen en Nirm sería lo mismo que tomar nitroglicerina mezclada con TNT… no tengo que decirte qué te pasará, ¿verdad?” La respuesta que oyó Zephyra provocó que ella y Marcoryan se sorprendieran, pero a la vez se preguntaran cómo es que lo sabían.
“Si se preguntan cómo lo sabemos, solo diré que ya hemos puesto a prueba esa teoría.” Comentó Edzard, quien se dio cuenta de que sus suegros estaban tratando de averiguar cómo es que él sabía eso.
La reacción que Edzard y Asia observaron tras la respuesta del hijo de Akatosh no fue para nada inesperada, ya que ellos sabían que lo que Edzard había hecho no era algo que haría una buena persona, pero esperaban que entendieran que era una medida necesaria. Afortunadamente, se dieron cuenta de que ellos entendían que esas acciones eran necesarias, crueles, pero necesarias.
“Ya veo… no preguntaremos por el momento, pero tras esto, me gustaría tener una charla más profunda contigo, Edzard… solo los dos…” dijo Marcoryan, quien tras sentirse renovado por la poción, se levantó y comenzó a caminar hacia donde estaban su esposa y su hija. Al llegar, se acercó a su esposa y le dio un beso. Tras ello, puso la mano sobre la cabeza de su hija y la despeinó ligeramente, provocando que Asia hiciera un puchero, lo cual provocó que los presentes sonrieran divertidos.
Tras eso, Edzard y Marcoryan se despidieron, dejando a Asia con su madre.
El ambiente que siguió al sonido de la puerta cerrándose fue uno de incomodidad, pero no de la incomodidad que nace del odio o desprecio, sino de la incomodidad que surgía de la incapacidad de no poder iniciar una conversación entre dos personas.
Tanto Asia como Zephyra se encontraban una frente a la otra, mirándose y desviando la mirada hacia otro lado, incapaces de comenzar una conversación decente. Cuando una intentaba abrir la boca, la otra lo hacía al mismo tiempo, causando que ellas se interrumpieran en innumerables ocasiones. Afortunadamente, luego de más de quince intentos de comunicarse la una a la otra, Zephyra logró decir las primeras palabras de la que sería la primera conversación madre-hija que tendrían desde el nacimiento de Asia.
“Así que casada y con una hija…” dijo Zephyra, no en tono de reproche, sino en tono de tristeza. “Realmente me he perdido los mejores momentos que pude haber pasado contigo, Asia.”
La forma en como su madre le hablaba provocó que Asia levantara la mirada y no se sorprendió mucho al verla lagrimear un poco. Esto se debía a que ella también era una madre ahora y podía entender cómo se sentía su propia madre, pues el solo pensar en estar separada de su hija ya era un suplicio para ella, no podía ni siquiera empezar a comprender cómo es que ella se sentía ahora mismo. Lo único que pudo hacer Asia, lo cual fue más instintivo que otra cosa, fue abrazarla.
Al momento en que Zephyra sintió el abrazo de su hija, dejó que las lágrimas corrieran como cascadas nuevamente. Esto se debía a que, desde que despertaron, ella y su esposo habían tenido como foco principal saber dónde estaban para luego de informarse de su ubicación salir a buscar a su hija, la cual pensaban que tendría como máximo dos o tres años, pero la realidad no fue así. Fue un duro golpe para ellos, pero a diferencia de su esposo, el cual podía controlar mejor sus emociones, ella siempre fue demasiado emocional, por lo que el miedo de que al saber que habían pasado tanto tiempo y que su hija ya era casi una adulta se hizo palpable en el posible rechazo que podrían sufrir por parte de Asia. Sin embargo, parecía que su hija no los odiaba y ella estaría eternamente agradecida a cualquier deidad por esto.
El abrazo entre madre e hija duró un buen tiempo y cuando se separaron, ambas se sonrieron y dejaron salir una risita, pues se dieron cuenta de que eran muy similares.
“Así que… querida… ¿Cómo es tu esposo?” preguntó Zephyra una vez que dejó de sonreír, poniendo la cara más seria que podía en este momento.
La forma en que su madre le preguntaba sobre Edzard provocó que Asia sintiera curiosidad por cómo lo hacía, pero tras pensarlo unos segundos, se dio cuenta de algo. Se percató de que su madre quería saber qué clase de persona era Edzard y ella temía que su madre no lo aprobara, no porque ella aceptaría cualquier cosa que le dijese, sino porque deseaba que toda su familia se llevase bien.
Al ver que su hija parecía tener miedo de lo que podría decir al oír sobre el joven, Zephyra sonrió y comenzó a acariciar su cabello, tarareó una suave canción, la cual, por extraño que pareciese, comenzó a calmar los nervios de Asia.
“No pienses que quiero separarte de tu esposo, querida. Por mucho que me duela, tú ya eres casi una adulta, y debo respetar tu decisión.” Dijo Zephyra, sonriendo con algo de tristeza, aun así, sus palabras provocaron que cualquier duda de Asia se disipara, por lo que sonriendo, comenzó a hablar con ella sobre Edzard.
Zephyra escuchó con atención sobre su yerno, sonriendo con cada palabra que su hija comentaba, pues se notaba que había mucho amor en cada palabra que ella decía. Gracias a las palabras de su hija, aprendió que su yerno no era la persona más amable que podía encontrar, ya que Asia no le ocultó nada.
‘Ese chico… ¿Cuánto carga en sus hombros?’ pensó con tristeza Zephyra tras oír todo lo que su hija había contado. Lo que su hija había dicho de Edzard le hizo darse cuenta de que el chico tenía algunos problemas mentales, no poseía alguna locura, pero sí algunos trastornos, los cuales eran muy comunes en los veteranos de guerra. ‘Tendré que hablar de esto con Marcoryan cuando regrese… ese chico, no, Edzard, no puede seguir así… no solo por su propio bien, sino también por el de mi hija y mi nieta…’
“Mamá… ¿puedo pedirte un consejo?” preguntó Asia, sacando a Zephyra de sus pensamientos. Al oír la pregunta de su hija, Zephyra la miró y sintió algo brotar dentro de ella. Una sonrisa apareció en su rostro al saber que al parecer había algunas cosas en las que podía enseñarle algo a su hija.
“¡Claro! ¿Qué deseas saber, hija?”
Los labios de Asia se abrieron, intentando hacer la pregunta, pero antes de que siquiera pudiese decir algo, su mente recordó algo importante, algo que no le había contado.
“¿Asia?” preguntó Zephyra mientras miraba cómo su hija parecía preocupada por algo. “¿Sucede algo?”
“S-s-sí…” respondió Asia, la cual desvió el rostro hacia otro lado, provocando que la preocupación en su madre aumente ligeramente.
“¿Qué cosa?”
“V-verás… sucede que Ed tiene concubinas y…”
“¿Qué?” preguntó en shock Zephyra, la cual tenía los ojos abiertos como platos al oír aquello, comenzando a pensar seriamente en que su yerno no era para nada una buena persona. Sin embargo, antes de que siquiera pudiese hacer un escándalo, Asia se le adelantó.
“B-bueno verás…” dijo Asia con algo de timidez, pues no sabía cómo empezar. Sin embargo, sabía que debía explicarse rápido, antes de que su madre se hiciese una mala idea de lo que pasaba y terminase pensando que Edzard no le había consultado nada, por lo que juntando una gran cantidad de coraje, comenzó a explicarle todo.
La mente de Zephyra, la cual había estado en shock en un inicio, comenzó a armar todo el panorama de lo que ocurría, esto gracias a lo que su hija le contaba. Estuvo escuchando todo ello por varios minutos, hasta que finalmente su hija terminó de contar todo… y si era sincera consigo misma, una parte de ella quería darle un buen golpe a su hija y otra quería felicitarla por su madurez. Si bien es cierto que ella venía de un hogar católico tradicional, su exposición al mundo sobrenatural gracias al demonio con quien tenía un pacto le había hecho ver situaciones un tanto ambiguas y que serían consideradas no normales en las familias humanas normales, siendo la situación más común la poligamia. Ella sabía que la mayoría de las personas con influencia ligadas al mundo sobrenatural tenían un harén, pero no se esperaba que en Nirm pudiese haber harenes, esto basado en lo que su esposo le había dicho. Sin embargo, parecía que estaba equivocada. Aun así, ella no estaba conforme con ello.
“¿Estás segura de mantener ese tipo de relación?” preguntó Zephyra, la cual estaba preocupada de que su hija pudiese salir lastimada por esto. Sin embargo, la respuesta que recibió de su hija hizo que viera que no debería preocuparse tanto por ello.
“Sí… en un principio no me parecía lo correcto, pero ahora… no puedo pensar en una vida sin que ellas estén con nosotros…”
“Ya veo… Y por cómo hablas supongo que quieres mi apoyo para algo que ha ocurrido con ellas, ¿verdad?”
“Sí…”
“Bien, entonces… cuéntame todo.”
Mientras Asia y su madre comenzaban a crear su relación de madre e hija, Edzard se encontraba caminando junto a Marcoryan. El paso de ambos era tranquilo, pero apresurado.
“Así que… ¿Este castillo está en un reino de bolsillo?” preguntó Marcoryan mientras observaba el paisaje que estaba fuera del castillo.
“Sí.” Respondió Edzard de manera algo rígida.
Al ver la forma en cómo Edzard le respondía, Marcoryan solo sonrió divertido, ya que le parecía algo gracioso que este le hablase así.
“¿Qué nombre le han puesto a este reino?”
“Aún no hemos elegido, pero hay algunos nombres sobre la mesa.”
“Ya veo… ¿Puedo hacerte algunas preguntas?” preguntó Marcoryan tras girar una esquina, llegando a unas escaleras.
“Claro, no veo ningún problema, siempre que sean preguntas sensatas.”
“Tranquilo, no son preguntas raras…. Dime algo, ¿Qué estás haciendo para tratar tu Trastorno de Estrés Postraumático?”
La mención de aquella afección psicológica provocó que Edzard se detuviera de manera abrupta.
“¿Qué?” preguntó Edzard, entrecerrando los ojos, pues sintió que su suegro lo acababa de llamar loco.
“Ahhhh… Mira chico, no quieras intimidarme…. Sé que eres mucho más poderoso que yo y que si estuviéramos en bandos opuestos no tendría ninguna oportunidad contra ti. Pero no estamos en bandos contrarios, y sé que no me atacarás…”
“¿Qué te hace pensar que no puedo hacerlo?” preguntó Edzard moviendo sus dedos, conjurando magia en ellos.
La forma en que Edzard movía los dedos en forma de amenaza provocó que Marcoryan sonriera con diversión.
“No eres un monstruo… al menos no uno que atacaría a alguien solo porque sí…”
Al oír la respuesta de Marcoryan, Edzard sonrió y negó con la cabeza.
“No sabes nada…”
“Lo sé, por eso quiero saber… no es bueno para ti, ni para mi hija y mucho menos para mi nieta que mantengas todo para ti… cuando te casaste con Asia, prometieron cargar sus problemas juntos. Así que, confía en ella, confía en mí… sé que recién nos conocemos, pero tu madre fue mi mejor amiga y eres el esposo de mi hija… tú estuviste para ella en su peor momento, no solo eso, por la forma en cómo te ve, me he dado cuenta de que eres realmente especial para ella…”
La forma en que Marcoryan hablaba provocó que Edzard se sonrojara un poco, pues se sentía raro ser elogiado por su suegro, pues normalmente los suegros parecían odiar a los esposos de sus hijas. Sintiéndose cada vez más avergonzado por las palabras de Marcoryan, Edzard decidió responderle.
“V-vale… prometo que hablaré con Asia y el resto de las chicas sobre mis problemas.”
“Bien, eso está mejor…. Espera… me parece o te oí decir ‘el resto de las chicas’…. ¿No me digas que…?” preguntó Marcoryan tras percatarse de las palabras de Edzard. La mente del bretón comenzó a trabajar a mil por segundo y en un instante logró descifrar lo que pasaba. “Tú tienes un harén, ¿verdad?”
La forma en que Marcoryan mencionó la palabra Harem hizo que Edzard se sintiera algo intimidado, pues no había más que una fiera ira en la voz de su suegro. Aun así, él no se dejaría amedrentar por él, por lo que mirándolo a los ojos, le respondió. “Sí, así es.”
Los ojos de Marcoryan se abrieron como platos al oír a Edzard responderle de manera tan directa. Apretando los puños, el hijo del duque de Alcaire estuvo por darle un buen golpe a Edzard, pero antes de siquiera mover un dedo, decidió darle la oportunidad al chico de explicarle todo.
“Antes de que decida golpearte, te daré la oportunidad de que me digas por qué en el nombre de los divinos tienes un harén…. Dudo que Selene te haya educado así…Así que, por favor, explícame qué sucede.” Pidió con los dientes apretados Marcoryan, el cual miró a Edzard a los ojos todo este tiempo.
Al oír la petición del bretón, Edzard lo miró y tras pensarlo solo unos segundos asintió y sentándose en la escalera, le indicó a Marcoryan que se sentase a su lado. Cuando el bretón se sentó a su lado, Edzard comenzó a contarle todo, como la idea del harén fue impulsada en cierta manera por Asia, sorprendiendo así a Marcoryan, el cual solo se llevó una mano a la frente. Tras ello, Edzard siguió contándole todo, diciéndole que si bien él podría enamorarse de otras mujeres, él nunca iría a espaldas de Asia, por lo que si alguna quería entrar, debía de hablar con Asia, quien tenía la decisión final en todo ese asunto.
“Ya veo… así que eso ocurrió… una parte de mí no quiere aceptarlo del todo, pero si mi hija es feliz con esto, no me opondré. Así que… ¿Cómo es tener varias mujeres?” preguntó Marcoryan, sonrojándose un poco, pues era un poco vergonzoso para él hablar de esto con Edzard.
“Umm… raro, increíble… Todo depende de los momentos.” dijo Edzard mientras se llevaba una mano al mentón.
“¿En serio? Vaya… siempre pensé que ser un hombre rodeado de varias mujeres era algo increíble, pero supongo que no lo es… bueno, podemos dejar eso para más tarde cuando me las presentes… puede que no sean mi hija, pero soy parte de los Cumberland y ellas también lo son… así que, ahora, llévame a ver a Selene.” dijo Marcoryan, levantándose.
“Vale… vamos.” dijo Edzard, levantándose y caminando hacia donde sus padres estaban encerrados.
El dúo de hombres caminó con tranquilidad, llegando hasta donde estaban encerrados los padres de Edzard.
“Así que este es tu laboratorio… Está muy bien surtido.” Comentó Marcoryan al ver el laboratorio de alquimia, el cual tenía varios tubos de ensayo y otros artilugios para la fabricación de pociones.
“Sí… te recomiendo que esperes un momento, removeré algunos de los sellos para que puedas verlos.” dijo Edzard, caminando hacia la entrada de la habitación donde estaban sus padres, colocando su mano en la cerradura mágica.
“Bien.” las palabras de Marcoryan fueron acompañadas por sus pasos, pues él caminó hasta llegar a la mesa, donde se sentó y esperó que el hijo de su pariente removiera los sellos.
‘Esa cerradura es rara… tres anillos con combinación, una barrera de contención de energía, una barrera de maldición paralizante… Realmente formidable, incluso las mazmorras de más alto nivel en Roca Alta no tenían tanta seguridad.’ Pensó Marcoryan, observando todas las barreras que habían sido desactivadas. Tras ver que el joven demoraría un poco, desvió su mirada y esta se posó en el libro que estaba en el escritorio. Al momento de ver el contenido del libro, sus ojos se abrieron de sorpresa. Moviendo de manera rápida, comenzó a mover hoja por hoja. ‘Todas… todas son recetas de antídotos… Pero, no son antídotos normales, todos los ingredientes son muy difíciles de hallar, pero no solo eso, entre las mezclas está usando como estabilizadores algunos fragmentos de Aetherius… La sola cantidad de dinero invertido en esto solo es comparable con la cantidad de dinero necesario para reconstruir una ciudad tres veces…’
“Ya está…” dijo Edzard, sacando a Marcoryan de su ensoñación.
Al oír al hijo de Selene, Marcoryan volvió a la realidad y dejando de ver el libro, se acercó a donde estaba Edzard. Al llegar, vio que la puerta estaba abierta y daba a un pasaje.
“¿Es aquí?”
“Sí… solo entra a la sala y los verás tras la barrera.” Respondió Edzard con voz algo triste y distante.
“Vale… ya vuelvo.”
Luego de decir aquellas palabras, Marcoryan caminó hacia la barrera. Los pasos del hijo del duque eran pesados, y su respiración también. Cada paso hacía que su corazón pesara y la preocupación llenara su ser. Cuando al fin llegó a la barrera, sus ojos se abrieron de sorpresa y se llenaron de lágrimas. La persona que consideraba su hermana menor estaba sentada en una cama, vistiendo una túnica blanca con pantalones del mismo color. Estaba con el cabello enmarañado y cuando posó su vista, se dio cuenta de que Edzard había dicho la verdad, pues sus ojos ya no eran verdes como antaño, sino que eran de color azul.
“Selene…” susurró Marcoryan con voz llena de pesar.
Luego de ese susurro, Marcoryan giró la cabeza y vio al esposo de Selene. Al verlo, se dio cuenta de que era un nórdico, pero no era uno normal, ya que se dio cuenta de que su mirada parecía más perdida que la de una persona normal. El hombre vestía la misma ropa que Selene y estaba en el mismo estado.
‘Realmente el mundo es cruel… pensar que están tan cerca de su hijo y no poder hablar con él… pensar que no son capaces de pensar por sí mismos… maldición, maldita sea…’ pensó Marcoryan, sintiendo una mezcla de tristeza e ira en su ser. Apretando sus puños, los hizo sangrar mientras mentalmente juraba ayudar a su yerno a encontrar la forma de salvarlos.
Tras su juramento mental, giró y comenzó a salir de la habitación, dispuesto a hablar con Edzard sobre todo lo que había ocurrido en el pasado y lo que ocurría ahora en el mundo.
Mientras Edzard y Asia hablaban con Marcoryan y Zephyra, en una de las habitaciones del ala médica, el resto de las chicas que vivían en el castillo y formaban parte del grupo de Edzard estaban descansando. El sol entraba por la ventana, permitiendo que iluminara y diera calor a la habitación.
Las chicas estaban en varias camas, estando todas ellas conectadas a diferentes máquinas, las cuales monitoreaban sus estados de salud.
En una de las camas estaba Rossweisse, la cual lentamente comenzó a mover los párpados, terminando por abrirlos y despertando. Aunque no fue la única, pues a su lado, el resto de las chicas también despertó.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí esta el capítulo 68… Wiiii…
Ahora, hablando de este, vemos que es más que todo un capítulo de interludio, donde al fin logro plasmar a los progenitores de Asia. Me costo un poco, pero espero que les guste como se comportan estos. Ahora, sobre el pasado de estos, poco a poco en los capítulos posteriores se los iré presentando.
Con este capitulo el fic esta al dia con los capítulos que he publicado en FF.net, por lo que al igual que en esa plataforma entrare en hiatus, pero no tan largo, pues ya estoy por terminar el hiatus.
Chapter 70
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Maratón (1/3)
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 69
— Nunca he entendido de todo a los mortales, Dovahkiin… no entiendo como intentan remendar errores para reconstruir sus lazos… —
Nocturnal a Edzard en el pozo de Ébano.
Los nervios de Asia estaban a flor de piel mientras se encontraba parada a las afueras de la habitación donde estaban sus amigas. El sol se ocultaba en el horizonte, indicando que el día estaba llegando a su fin. Habían pasado unas pocas horas desde que ella se había reencontrado con sus padres y ahora se encontraba frente a la puerta que la llevaría a donde estaban sus amigas, las cuales habían despertado hace una hora.
‘Vamos Asia… tranquilízate… Respira… Uno… dos… uno… dos…’ pensó Asia mientras se llevaba una mano al pecho y comenzaba a respirar, intentando de esa manera tranquilizarse. Al sentir que su corazón volvía a la normalidad, Asia extendió la mano y abrió la puerta.
La puerta hizo un sonido chirriante al abrirse, permitiendo ver el interior. Dentro de la habitación se podían ver a todas las chicas, reunidas allí, todas sentadas en sillas. La habitación no pertenecía al ala médica del castillo, sino que era la sala común donde solían reunirse todas para descansar cada día tras los entrenamientos.
Las chicas estaban reunidas, conversando entre ellas, sonriendo, olvidando por un momento lo que había pasado. Al ver ese ambiente, Asia sintió aprehensión, pues no sabía cómo ingresar y hablar con ellas. El miedo que había comenzado a sentir provocó que ella sintiera la necesidad de irse. Lamentablemente, antes de que pudiera siquiera dar un paso hacia atrás, Valerie la miró.
“¿Asia…?” preguntó la Dhampir al ver a su amiga.
Al oír su nombre, Asia se quedó paralizada, incapaz de mirar a sus amigas a los ojos.
La reacción de Asia provocó que las chicas se miraran entre sí, haciendo que el ambiente se volviera pesado. Este ambiente duró un buen rato, provocando que todos los presentes se sintieran muy incómodos.
El ambiente era tal que ninguna persona podía decir algo. Asia se sentía mal por lo que había pasado y el resto de las chicas no sabían cómo abordar este tema con Asia… o al menos eso fue así por un tiempo, hasta que alguien no pudo soportar más el tenso ambiente.
“¡A la mierda! ¡Ya tuve suficiente de esto!” gritó Mittelt, levantándose abruptamente de su silla.
Tras ello, el ángel caído no perdió un solo segundo y, moviéndose, se acercó a Asia y la tomó de la mano.
“Mitte-”
El intento de hablar de Asia fue interrumpido cuando Mittelt la jaló de manera brusca, arrastrándola hasta donde estaban reunidas todas las chicas.
“Bien… empecemos con esto.” Dijo Mittelt.
En el momento en que Asia estuvo en medio de todas sus amigas, se quedó quieta y siguió evitando mirarlas, prefiriendo mirar al suelo. Hizo esto por un par de segundos, hasta que finalmente, ella misma se hartó de esto. Levantando la mirada, abrió la boca y comenzó lo que debería haber empezado esto, con una disculpa… sin embargo, no pudo hablar.
“¡Asia!” fue el grito que soltaron todas las chicas, lanzándose contra ella, abrazándola fuertemente.
La acción de todas las chicas, excepto Mittelt, que solo miraba al resto mientras soltaba un suspiro, provocó que Asia tropezara y todas terminaran cayendo al suelo. A pesar de que fue una caída abrupta, ninguna de las chicas sintió dolor, pues sus mentes estaban más centradas en otras cosas.
“Q-q-qué bueno que estás bien…” susurró Aika con alegría, mientras pequeñas lágrimas se formaban en sus ojos.
“Aika tiene razón, es bueno verte bien.” Fueron las palabras que dijo Valerie, una de las más cercanas a Asia.
El resto de las chicas también dijeron lo mismo, cada una con sus peculiaridades, incluso Mittelt, que solo las había estado mirando de cerca, también dijo algunas palabras.
Las palabras de sus amigas llegaron hasta el corazón de Asia, provocando que esta comenzara a sollozar, mientras se disculpaba una y otra vez con ellas.
“Lo siento… Lo siento… Lo siento… Lo siento… Lo siento…” Eran las únicas palabras que salían de la boca de Asia. Aquellas palabras contenían todo el arrepentimiento y la culpa que ella sentía por lo que había ocurrido al final de la misión. Este intento de disculparse, porque eso era en esencia, era lo que su madre le había dicho que debía hacer en un inicio. El tema que ella había querido tratar con su madre era cómo podría recuperar la relación que tenía con sus amigas, y la respuesta que ella le había dado era simple y sencilla…
«…Pide disculpas y explícales todo, ellas entenderán que no fue tu culpa, que todo fue gracias a ese hechizo del que fuiste víctima… después de eso, comienza nuevamente a construir tu amistad con ellas…»
Las lágrimas de Asia provocaron que sus amigas la miraran y sonrieran de manera reconfortante, tratando de calmarla, al mismo tiempo que le decían que no la culpaban de nada, pues se dieron cuenta de que algo había pasado con ella para comportarse de esa manera.
El sollozo de Asia duró varios minutos, hasta que finalmente logró calmarse, tras lo cual, todas se sentaron.
“Entonces… ¿Qué sucedió exactamente, Asia?” preguntó Rossweisse, quien había decidido ser la voz que guiaría la conversación.
“Sí, qué rayos pasó allí. Te volviste una berserker muy descontrolada.” Comentó Mittelt, que estaba sentada al lado de Lint.
Al oír la pregunta de la valquiria, Asia soltó un suspiro y comenzó a narrar lo que había pasado, o mejor dicho, a narrar lo que había vivido. No hace falta mucha imaginación para saber que cada palabra que Asia decía provocaba que las chicas se estremecieran cada vez más, pues se dieron cuenta de que aquello no había sido culpa de Asia, aunque eso no les importaba en absoluto, ya que nunca la culparon de nada de lo que ocurrió.
Cuando Asia terminó de contar lo que había pasado, el ambiente se puso tenso, pues las chicas estaban en shock, al darse cuenta de la resistencia mental que tenía Asia para poder soportar algo así. Esto se debía a que ellas sentían que tal vez no podrían salir de una situación así, lo que las llevó a pensar en cómo podrían contrarrestar que algo así pasara en el futuro. Aquel pensamiento les hizo pensar inmediatamente que seguramente Edzard ya estaba buscando una forma de prevenir que eso volviera a pasar… Fue en ese momento cuando recordaron que Edzard había aparecido al final de la batalla de ellas contra Asia.
“Oye, Asia.” Dijo Aika, llamando la atención de Asia. “¿Fue una ilusión, o me pareció ver que Edzard y el ORC habían llegado cuando estábamos a punto de desmayarnos?”
La pregunta de Aika hizo que todas las chicas miraran a Asia, preguntándole con la mirada si era verdad o si era una ilusión provocada por su cansancio.
Al oírla, Asia sonrió y respondió: “Sí, Ed apareció al final.”
Tras esa breve respuesta, ella procedió a contarles lo que Edzard le había dicho sobre lo que había pasado, narrándoles también lo que había sucedido en su batalla contra Marcus. La revelación de la creación de híbridos artificiales heló a las chicas, especialmente cuando Asia mencionó de manera superficial cómo se creaban, provocando que varias se pusieran pálidas. Sin embargo, fue en el instante posterior a que ella terminó de contar lo que había pasado que Ingvild hizo una pregunta.
“Asia… ¿Dónde estuvo Edzard todo este tiempo?”
La pregunta del medio demonio hizo que todas se dieran cuenta de que no sabían por qué Edzard no había estado, lo que les hizo sentir curiosidad por ello.
“Sí, ¿Qué estuvo haciendo que fue más importante que estar disponible para ayudar con el rescate de Marie?” preguntó Mittelt con un tono de voz que implicaba molestia.
Al oír esta pregunta, Asia se sintió en un callejón sin salida, pues no sabía cómo decirles todo lo que pasaba, aun así, decidió decirles todo de manera rápida, por lo que habló de manera seria y directa.
“Ed estaba en el inframundo, en el territorio de Hades.”
“¡¿Qué?!” fue el grito colectivo de todas, las cuales tenían los ojos abiertos como platos al darse cuenta de que Edzard había estado en el territorio de un Dios.
“¿E-e-estás segura?” preguntó con algo de pánico Rossweisse, la cual era consciente del poder de Hades, pues ella sabía los nombres de los seres que estaban en el Top diez de los seres más fuertes de este mundo.
“Sí… él mismo me lo dijo… pero no solo eso. Cuando estuvo allí descubrió dos cosas importantes…” dijo Asia, provocando expectación en sus amigas.
“¿Qué cosas?” preguntó Valerie con cierta curiosidad.
“La primera… encontró un laboratorio secreto donde en su interior se encontraba la madre de los demonios…”
Tras las palabras de Asia todo el lugar quedó en silencio sepulcral, pues las mentes de las chicas estaban tratando de comprender lo que habían oído. Tras varios segundos, el silencio fue roto cuando Lint habló.
“¿E-e-encontraron a Lilith…?” Preguntó el ángel reencarnado, la cual estaba en tal estado de shock que no pudo siquiera gritar de la sorpresa.
“Sí, pero no solo a ella… resulta que él fue a ese lugar por petición de Zakir, quien le pidió su ayuda para buscar algo…”
“¿Qué cosa?” preguntó Ingvild, la cual era la que más sorprendida estaba por lo que acababa de escuchar, ya que, al ser un medio demonio, ella era consciente de la noticia del encuentro de Lilith.
Al oír la pregunta de su amiga, Asia dudó un segundo en responder, pues no sabía cómo explicar que sus padres estaban vivos, pero tras pensar unos segundos, decidió decirlo. Así que, abriendo la boca, Asia soltó la que sería la segunda gran noticia del día.
“Bueno…. Verán…. Esto… Ed encontró a mis padres…”
Después de decir aquellas palabras, Asia vio cómo los ojos de sus amigas se abrían como platos, pero no reaccionaban, sino que se quedaban como piedras. Esta situación le preocupó, pero antes de que pudiera decirles algo, ellas estallaron en gritos.
“¡¿Qué?!” fue el primer grito colectivo de todas, para luego dar paso a gritos más individuales de cada una.
“¡¿Cómo que tus padres están vivos?!” preguntó Aika, agarrando las manos de Asia. “¡¿Cómo están?!”
“¡¿Qué hacían en el territorio de Hades?!” preguntó Mittelt, la cual estaba aún un poco pálida.
“¡¿Cómo es que Ed logró sacarlos de allí?!” preguntó Valerie con mucha preocupación en su voz, pues esperaba que no hubiera habido una pelea muy seria allí.
“¡¿Podremos conocer a tus padres pronto?!” preguntó Ingvild, la cual mostraba una sonrisa, esperando conocer a los padres de su amiga.
“¡¿Cómo se han tomado tu matrimonio con Edzard?!” preguntó Rossweisse, la cual quería saber cómo es que los padres de Asia se habían tomado el hecho de la poligamia, ya que, si ella quería estar con Edzard, ellos podrían ser un impedimento.
Después de soltar sus preguntas, las chicas se quedaron en silencio, expectantes a la respuesta que Asia les daría. Asia, por su parte, estaba completamente sorprendida por la avalancha de preguntas, pero al final terminó sonriendo antes de responder.
“Je, je…” sonrió de manera algo discreta Asia, para luego suspirar y mirar a sus amigas. “Les responderé en el orden en que escuché sus preguntas, ¿vale?”
La respuesta que sus amigas le dieron fue un asentimiento.
“Bien, entonces, primero… sí, ellos están vivos y actualmente están bien, pasaron por algunos problemas, por eso Ed no pudo llegar antes, pero ya están bien de salud. Segundo, aún no lo sé bien, Ed no me ha contado todo, cuando iba a hacerlo, ellos despertaron y fuimos a verlos, después de eso, estuve conversando con mi madre y Ed se llevó a mi padre a ver a mi suegra. Tercero, Ed aún no me dice todo sobre cómo los sacó de allí, pero dice que lo hará más tarde, con todos presentes. Cuarto, sí, podrán conocerlos pronto, de hecho, mi padre quiere conocerlas. Finalmente, lo de mi matrimonio, bueno, se lo tomaron bien, pero si preguntas sobre el concubinato… bueno, digamos que en un principio parece que quisieron golpear a Edzard, pero al final, tras explicarles todo, decidieron que no tenían ni voz ni voto en esto, pues por mucho que les doliera, yo ya era casi una adulta, la cual tenía la capacidad de decidir sobre su propio destino y futuro familiar.”
La última respuesta de Asia fue acompañada por una mirada directa a Ingvild y a Rossweisse, las cuales sintieron que su corazón se salía de sus cuerpos, esto gracias a que sus latidos aumentaron de intensidad enormemente. Esto se debía a que ellas sintieron que Asia les estaba diciendo que no habría problemas si ellas aún deseaban ser las concubinas de Edzard.
Las mentes de las dos chicas se llenaron de imágenes de aquel posible evento, pues era algo que sabían que pasaría pronto. Esto se debía a la cercana experiencia de muerte que habían sufrido, les hizo darse cuenta de lo mismo que Lint hace un tiempo, este mundo estaba cambiando, volviéndose más peligroso, y esta guerra con los daedras podría terminar con ellas muriendo en cualquier momento. Así que, el golpe de realidad les hizo ver que tenían que vivir su vida al máximo que pudieran, dejando de lado sus temores e inseguridades.
“No puedo perder tiempo…. Tengo que decirle a Asia sobre lo que siento y que quiero unirme a ellos.” Fue el pensamiento colectivo de Rossweisse e Ingvild, las cuales comenzaron a pensar en qué día se reunirían con Asia para hablar cada una con ella, para de esa manera decirle cómo se sentían.
“Así que, tus padres aprueban todo esto… La verdad es que no puedo creerlo.” Dijo Lint, sorprendida por la forma de pensar de los padres de Asia.
“Yo tampoco, pero parece que es su manera de no imponerse sobre mí ahora que nos hemos visto por primera vez desde que nací.”
“Tus padres parecen ser sensatos.” señaló Ingvild, quien no pudo evitar comparar a sus propios padres adoptivos con los padres de Asia, dándose cuenta de que tal vez no eran tan diferentes.
“Sí, aunque parecen ser también algo reservados… No me contaron muchas cosas, especialmente lo que sucedió durante mi nacimiento.” comentó Asia, bajando un poco la mirada, pues se sentía un poco triste por ello, ya que quería saber sobre lo que había ocurrido ese día.
Al verla decaída, Aika movió su mano y la colocó en el hombro de Asia, dándole así una muestra de confort. Aquella acción de Aika provocó que Asia sonriera, contenta por el apoyo de su amiga.
“Supongo que tendrán sus razones y que más adelante te lo dirán.” señaló Rossweisse, poniendo una sonrisa para animar un poco a Asia.
“Sí, seguro es eso…”
Tras aquellas palabras de Asia, la conversación de las chicas dio un giro, dirigiéndose ahora hacia Marie, pues las chicas querían saber cómo se encontraba. La respuesta de Asia fue simple, diciéndoles que estaba bien, ya que solo estaba inconsciente debido al agotamiento, algo que se le pasaría en unos días como máximo.
“Así que tres días como máximo… eso es bueno.” dijo Lint, soltando un suspiro de alivio, ya que desde que habían despertado todas habían estado preocupadas por Asia y por Marie. Por lo tanto, saber que ambas estaban bien, las tranquilizó mucho.
“Sí, aunque me temo que esto hubiera terminado aún peor de no ser por la intervención de Kunou-chan, Rias-san y los miembros del ORC.”
“Sí… sobre eso, quiero saber algo.” habló Aika, llamando la atención de todas. “¿Fue idea mía o los padres de Hyoudou estaban allí también?”
La pregunta de Aika hizo que todas recordaran que habían visto a los padres de Issei ser cargados por Kiba e Issei.
“Sí, ellos también estaban allí.” respondió Asia, para luego comenzar a contar todo lo que había aprendido de lo que había pasado allí. Contó que al parecer los padres de Issei habían sido capturados como una forma de hacer que Edzard e Issei se enfrentaran, obligando al Sekiryuutei a luchar contra su amigo para evitar que sus padres murieran, todo esto hecho para debilitar a Edzard, pues era más que obvio que él no lucharía contra su amigo.
Al oír la respuesta de Asia, las chicas apretaron los puños, pues confirmaron que sus enemigos no tenían moralidad y que no escatimarían en sus actos para lograr sus fines.
“No puedo creer que hayan involucrado a humanos que no tienen nada que ver con lo sobrenatural en esto.” comentó Valerie, la cual sentía molestia al oír cómo habían intentado usar a “civiles” para atacarlos.
“Estamos hablando de terroristas, Val… ellos no son personas morales”, señaló Mittelt con un gruñido al mencionar la moralidad.
“No fueron los miembros de la Khaos Brigade los que planearon esto.” dijo Asia, llamando la atención de todos.
“¿Qué?” preguntó Rossweisse, siendo esta la pregunta que todas tenían en sus mentes.
“Parece que fue Marcus, o mejor dicho, su jefe quien hizo todo esto.”
La respuesta de Asia provocó que las chicas se preguntaran quién era este supuesto jefe, siendo Valerie quien le preguntó.
“Parece ser que los que están detrás de esto son Rizevim Lucifer y Euclid Lucifuge…” respondió Asia.
La mención del nombre del hijo del Lucifer original provocó que un escalofrío recorriera el cuerpo de quienes sabían sobre él, en especial de Valerie, quien recordó que su hermano había planeado entregarla a ellos para que la usaran en algún plan.
“El hijo de Lucifer… así que…”
“Sí, es más que obvio que está aliado con algún daedra, o al menos eso piensa Ed.” habló Asia, interrumpiendo a Mittelt.
“Maldita sea, parece que todos nuestros enemigos están aliados con daedras.” comentó Ingvild, ganándose una mirada de asombro por parte de sus amigas, lo que provocó que ella se sintiera abrumada por eso. “¿P-p-por qué me ven así?”
“Es que has dicho una grosería y tú no sueles hacerlo…” respondió Aika, cuyas palabras fueron seguidas por asentimientos de las otras chicas, incluida Asia.
Al oír la razón por la que la miraban, el rostro de Ingvild se sonrojó, pues se avergonzó hasta el punto de que al intentar excusarse, solo salieron tartamudeos de su boca. “E-e-esto… y-y-y-yo…”
“Tranquila, no te estamos juzgando, solo nos sorprendiste.” dijo Aika, quien decidió hablar para salvar a Ingvild de este momento bochornoso. “Pero te entendemos, nosotras también diríamos palabrotas, esta situación solo está escalando cada vez más…”
“Sí, pero por fortuna, parece que los ataques cesarán por un período de seis meses.” dijo Asia con una sonrisa, provocando que los ojos de las chicas se abrieran nuevamente.
“Asia… ¿Q-q-qué acabas de decir?” preguntó aún en estado de shock Mittelt, quien miró a su amiga con los ojos abiertos como platos.
“Que al parecer no habrá invasiones daedricas por al menos seis meses.” dijo Asia con una sonrisa de oreja a oreja, la cual desapareció un segundo después, ya que recordó que no les había dicho nada de esto a las chicas, ya que solo había dicho fragmentos de información. Al darse cuenta de ello, miró a sus amigas y se sorprendió al ver que todas tenían las miradas oscurecidas, provocando que ella se asustara un poco. “C-c-c-chicas…”
Un segundo después de que ella dijera eso, Asia tuvo que cubrirse los oídos, pues las chicas gritaron al unísono.
“¡¿Cómo se te olvidó decirnos algo tan importante como esto?!”
Luego de aquel grito, Asia comenzó a recibir sermones de sus amigas, las cuales le pidieron que les contara todo, por lo que tras el sermón, Asia comenzó a contarles de forma más detallada todo lo que su esposo le había contado, desde el encuentro con sus padres, la aparición de Meridia, la lucha con Marcus, el encuentro con Sanguine y con Sheogorath. No hace falta decir que cuando se mencionó la aparición de los príncipes daédricos llegando a este mundo todas las chicas palidecieron y casi se desmayan del shock de saber que de haber querido los príncipes daédricos podrían haber acabado con todos ellos.
“Así que Molag Bal y Mehrunes Dagon han estado luchando entre sí en la tierra, desgastando sus fuerzas hasta el punto en que tendrán que retrasar sus planes unos meses para preparar las verdaderas invasiones… ¿Estoy en lo correcto?” preguntó Valerie con voz seria.
“Sí, así parece.” respondió Asia.
“Pero… no entiendo, ¿por qué esos dos príncipes darían información así como así? ¿Acaso no son todos ellos aliados?” preguntó Ingvild con curiosidad sobre lo que pasaba.
“Bueno, la verdad es que no lo sé, pero te diré lo que me dijo Ed…” dijo Asia, para luego toser falsamente y levantando una mano, habló, tratando de imitar la voz de su esposo. “No intentes entender las acciones de los daedras, en especial de los príncipes, ellos solo se mueven según su estado de humor, pueden ayudarte, pero lo hacen no porque les caigas bien, sino porque o bien están aburridos o bien estás peleando contra el príncipe al que detestan… no todos son aliados entre sí, algunos se odian hasta la muerte, por lo que suelen apuñalarse los unos a los otros, siempre tratando de ofuscar los planes de sus rivales.”
La respuesta dada por Asia provocó que las chicas la miraran con los ojos en blanco, mientras pensaban. ‘Típico de Edzard/Ed/Ed-kun… no explicarse bien sobre estos temas…’
Tras aquel pensamiento, las chicas volvieron a la realidad y comenzaron a hablar de lo que ocurrió aquí.
“Así que, no son aliados y son impredecibles con lo que hacen…. Genial, eso quiere decir que si se encuentran dos ejércitos de dos príncipes, estos se atacarán, ¿verdad?” preguntó Aika, la cual esperaba que eso ocurra siempre, para no tener que ir a misiones tan locas por un buen tiempo.
“En esencia, sí, pero es casi imposible que se topen aleatoriamente, lo más factible es que uno de ellos haya descubierto al otro y lleve a sus aliados para atacar ese lugar.”
“Ya veo… bueno, pensemos en otras cosas…” dijo Valerie, llamando así la atención de sus amigas, las cuales asintieron.
“¿Sobre qué hablamos?” preguntó Mittelt, la cual se dejó caer en el sofá, estando algo aburrida.
“Ummm… ¿Qué tal sobre lo que sucedió con los padres de Hyodou?” preguntó Aika, la cual quería saber qué había pasado con ellos.
“Sí, eso sería bueno…. Asia, ¿Qué pasó con ellos?” preguntó Rossweisse, preocupada por los padres de su alumno.
“Ellos están bien, despertaron hace un buen tiempo. Actualmente han regresado a su hogar junto al ORC.”
“Ya veo… eso es bueno.”
“Sí, aunque creo que volverán aquí en unas semanas o al menos eso espera Ed” comentó Asia, llamando la atención de las chicas.
“Y eso, ¿Por qué?” preguntó Ingvild.
“Ed quiere pagarle a Issei y a Rias su ayuda…. Por eso, quiere ofrecerles algo a ellos. Para Issei es la oportunidad de darles de beber su sangre a sus padres, para darles así la inmortalidad para que puedan estar con él toda la eternidad…”
Al oír el regalo de Edzard, las chicas se sorprendieron, pues no esperaban que Edzard decidiera darle un regalo de esa magnitud a los padres de Issei.
“¿Segura?” preguntó Aika, la cual era la más asombrada, pues no esperaba que Edzard pensara realmente en darles la inmortalidad a los padres de Issei.
“Sí, me lo comentó hace unos momentos… Sobre el resto de los miembros del ORC, aún no sabe, y sobre Kunou, se supone que el cumpleaños de Kunou es el día después del cumpleaños de Marie, pero creemos que no podrían hacerle una gran celebración, esto debido al estado de los Youkai actualmente. Por ello, Ed quiere que se celebren ambos cumpleaños juntos, iniciando el ocho y finalizando el nueve, pero aparte de eso, él quiere darle un regalo especial y hablará con Yasaka sobre eso.” respondió Asia con una sonrisa, al tiempo que mencionó el nombre de Yasaka con menos incomodidad que antes, algo que fue notado por sus amigas.
‘Asia siempre se ponía algo tensa al hablar o mencionar a la madre de Kunou, pero ahora, eso parece haber cambiado…’ fue el pensamiento colectivo de las chicas, las cuales solo sonrieron de manera amistosa.
Tras aquel pensamiento, las chicas comenzaron a preguntarle a Asia sobre cómo sería la fiesta de Marie y Kunou, a lo que Asia respondió que primero quería esperar a que ellas estén despiertas y decirles las noticias antes de hablar de hacer los planes.
Los ojos dorados de Yasaka estaban enfocados en una cama que se encontraba en el ala médica del palacio. La kitsune observaba cómo su hija descansaba en esa cama, conectada a un suero. Junto a su hija estaba Marie, quien también estaba conectada a un suero. Ambas niñas estaban conectadas a los sueros solo como precaución, ya que estaban fuera de cualquier peligro mortal. Se usaban solo para evitar que se deshidrataran hasta que despertaran.
‘Según los médicos a mi servicio, Kunou solo tenía una ligera contusión en su garganta, lo que indicaba que había sido sometida a estrangulamiento… maldita sea, no puedo creer que mi hija se haya expuesto tanto… y mucho menos puedo creer que no haya podido hacer nada por ella… de no ser por Edzard, es posible que… es posible que…’ pensó Yasaka, comenzando a sentirse ansiosa. El solo pensar en lo que pudo haber pasado si Edzard no llegaba, la llenaba de tal miedo que sintió que sus manos le temblaban. La mente de la kitsune se llenaba de imágenes de la muerte de su pequeña hija, lo que estuvo a punto de hacer que empezara a hiperventilar. Sin embargo, antes de que llegara a ese estado, sintió que alguien ponía una mano en su hombro.
“Yasaka…”
La voz de Edzard resonó, haciendo que la kitsune abriera los ojos, volviendo a la realidad. Al girar el cuerpo, vio a su ‘prometido’, quien parecía estar de mejor humor de lo que esperaba.
“Edzard…” susurró Yasaka con suavidad, pasando una de las mangas de su kimono por sus ojos para secar las pequeñas lágrimas que se habían formado allí. Cuando terminó de hacerlo, miró al padre de la mejor amiga de su hija, poniendo una sonrisa antes de volver a hablar. “¿Qué te trae por aquí? Pensé que estabas con Asia-san.”
“Sí, acabo de hablar con ella y con mis suegros.” Respondió Edzard, quien miró a sus hijas.
Al oír la mención de los padres de Asia, la líder de los Youkai de Kioto se sorprendió.
“¿Ya despertaron?"
“Sí, hace unas horas.”
“Ya veo. Supongo que Asia-san estará muy contenta de tener a sus padres de regreso.” comentó Yasaka, sintiéndose feliz por la joven.
“Sí, lo está… y ambos están deseosos de conocer a su nieta.” respondió Edzard con una sonrisa.
“¿Saben lo que ocurrió recientemente?”
“No, por el momento. No pudimos conversar mucho, ya que el resto de las chicas también han despertado. Y lo que tenemos que hablar con ellos es algo que tomará un buen tiempo.”
“Entiendo… ¿supongo que esperarás a tener la conversación con ellos hasta que Marie-chan despierte?”
“No, hablaré con ellos mañana. De lo poco que pude ver de ellos, parecen ser personas capaces y necesitamos toda la ayuda posible.” respondió Edzard, frunciendo el ceño ligeramente, pues comenzó a pensar en lo que pasaba en el mundo actualmente.
“Seis meses… ¿Crees que de verdad tendremos tanto tiempo?” preguntó Yasaka con algo de esperanza de que sea verdad y que puedan tener ese tiempo, tiempo para que las relaciones florezcan, para que los jóvenes entrenen y para prepararse para defenderse hasta que llegue el momento del contrataque.
“No lo sé… los daedras son imprevisibles, actúan dependiendo de su estado de ánimo. Aunque lo que dijeron Sheogorath y Sanguine puede ser cierto, eso no quiere decir que no podamos sufrir ataques por parte de otros príncipes daedricos durante ese tiempo.” respondió Edzard de manera sincera, pues no había razón para mentir.
“¿Otros príncipes daedricos?” preguntó Yasaka con preocupación palpable, llevándose una mano al pecho, sintiendo su corazón acelerarse por la angustia. Esto se debía a que ella había presenciado de primera mano lo que podían hacer los daedras, algo que la había dejado marcada de por vida.
“Sí… me temo que en este tiempo harán valer las alianzas que tienen con otros príncipes, lo que hará que veamos ataques de otros tipos de daedra…” respondió Edzard, apretando los puños con algo de ira e impotencia, pues sabía que muchas aldeas, pueblos e incluso tal vez ciudades serían borradas del mapa y ellos no podrían llegar a tiempo para protegerlos.
“Ahhhh…. Así que el panorama sigue siendo igual de horrible pese a que pensamos que habría meses de paz….” susurró Yasaka, sintiéndose más cansada de lo normal.
“Así parece… pero debemos aprovechar este tiempo para prepararnos…”
Al oír las palabras de Edzard, una sonrisa apareció en el rostro de Yasaka, la cual solo asintió ante las palabras del joven.
Tras esas palabras, ambos se quedaron en un silencio cómodo, el cual permitía oír las suaves respiraciones de las dos niñas. Aunque, si bien dicho silencio era agradable para ambos, Yasaka quería saber por qué Edzard había venido, ya que parecía que no solo había venido a ver a su hija. Afortunadamente, ella no tuvo necesidad de preguntar, pues Edzard se le adelantó y le hizo la pregunta.
“Yasaka… ¿puedo preguntarte algo?”
Al oír la pregunta, Yasaka sonrió y suspiró mentalmente, ya que no sabía cómo hacerle la pregunta anterior sin sonar, ni parecer grosera. Aun así, al oír la pregunta decidió hacerle una pequeña broma.
“Ya la has hecho.” respondió Yasaka, sonriendo de manera divertida.
En el momento en que Edzard oyó aquella respuesta parpadeó unos segundos, hasta que finalmente entendió la broma. Aquello hizo que soltara una risita suave, divertido de la broma que Yasaka le había jugado.
“Je, je, je… esa fue buena…” dijo Edzard, dejando de reír, pero aun manteniendo una sonrisa. “Sin embargo, te haré otras preguntas… ¿vale?”
“Claro.” respondió Yasaka, también sonriendo.
“Bien… Espero que no te enojes, pero… ¿Qué planeas hacer para el cumpleaños de Kunou?”
La pregunta de Edzard tomó por sorpresa a Yasaka, quien no sabía qué responder, pues no había esperado que él preguntara por el cumpleaños de Kunou. Aun así, la mención del inminente cumpleaños de su hija provocó que el rostro de Yasaka se ensombreciera. Esto se debía a que, a pesar de que tenían algo de dinero, este estaba destinado a usarse para construir la nueva ciudad de los Youkai en este mundo. Aunque eran aliados del pacto, los que conformaban este pacto no podían darles todos los suministros que necesitaban gratis sin afectarse económicamente ellos. Para al menos mantener un poco de ingresos, les vendían los suministros para la reconstrucción a un bajo costo. Pero tras la pérdida de sus tesoros cuando perdieron Urakyoto a manos del hijo de Molag Bal, el poder adquisitivo de la facción había decaído bastante.
“La verdad no sé… por mucho que quiera, no tenemos los recursos para celebrar como lo hacíamos en antaño.” respondió Yasaka cabizbaja tras varios segundos de silencio.
“Ya veo… supongo que es de esperar algo así ahora mismo…” dijo Edzard, para luego soltar un suspiro y seguir hablando. “Dime… ¿Qué piensas si yo organizo una fiesta de cumpleaños para ella?”
“¿Qué?” fue lo único que salió de la boca de Yasaka cuando oyó lo que Edzard le preguntaba. Al momento en que su mente pudo comprender aquellas palabras, comenzó a pensar por qué Edzard había ofrecido hacerle un cumpleaños a Kunou.
‘¿Por qué Edzard está ofreciéndose a hacer esto?’ pensó Yasaka, tratando de entender las razones por las que él se ofrecería para esto. Sin embargo, para su mala suerte, no pudo llegar a ninguna… no, eso era mentira, llegó a algunas conclusiones. La primera, era que él estaba haciendo eso como una especie de pago por lo que hizo Kunou para ayudar a rescatar a Marie. La segunda, era que él realmente quería que Kunou tuviese una fiesta de cumpleaños. Aquellas razones le provocaron reacciones diferentes, las cuales la estaban confundiendo, por ello, decidió ir directo al grano, por lo que sin perder un solo segundo, preguntó.
“Edzard, ¿por qué estás haciendo esto? ¿Por qué quieres darle una fiesta de cumpleaños a Kunou?”
Ante la mirada de Yasaka, Edzard puso una sonrisa antes de acercarse a la cama que compartían las dos niñas. Sus ojos se posaron en los pequeños cuerpos que allí descansaban, para luego comenzar a hablar. “¿Debo tener una razón para darle a mis dos hijas un buen cumpleaños?”
La respuesta en forma de pregunta que soltó Edzard golpeó como un virote de ballesta en el corazón de Yasaka, la cual se sintió conmovida hasta la médula. Ella sabía que su “compromiso” con Edzard era algo más que todo político y de pantalla, aun así, ella había comenzado a tomarle mucho cariño gracias a detalles como estos. Ella sabía que lo que sentía era el incipiente nacimiento de un sentimiento más fuerte, algo con lo que ella no estaba en contra, por lo que había decidido volverse más cariñosa al hablar con él desde que volvió de la misión de rescate de Marie. Aun así, había algo que temía y eso era que Asia no la aceptase, por ello había pensado tal vez esconder esos sentimientos. Sin embargo, la forma en como él trataba a su hija y como la trataba a ella, hacía que eso fuese más difícil cada vez.
‘Si sigues así… caeré locamente enamorada de ti…’ pensó Yasaka mientras sentía sus mejillas enrojecer, algo que no sucedía con mucha facilidad. Aun así, a pesar de que sabía que su cara estaba roja, se acercó a Edzard y cuando estuvo a su lado, también miró a las dos niñas.
“Supongo que no… aunque, me sorprende que consideres a Kunou tu hija, ya que tú y yo no estamos casados, ni tampoco somos nada…” dijo Yasaka, la cual no apartó la mirada de su hija.
“Cierto, pero aunque solo sea por aparentar, creo que es bueno para ella tener una especie de figura paterna o al menos lo más cercano a ello que pueda ser para ella.”
“Sí, es cierto… sabes, me sorprende que no me preguntes por el padre de Kunou. Pensé que al menos tendrías curiosidad sobre él, pero parece que me he equivocado.”
“Estás equivocada, sí tengo una pizca de curiosidad sobre quién es él, pero no es mi lugar escarbar en el pasado de alguien sin el permiso de esa persona.” Dijo Edzard, el cual hablaba con la verdad, pues si bien era cierto que sentía curiosidad por la identidad del padre de Kunou, él no obligaría a Yasaka a decírselo.
Al oír las palabras de Edzard, Yasaka solo sonrió antes de soltar un suspiro, pues no sabía cómo explicarle lo que había pasado. Aun así, decidió que para dar un paso más al futuro, debía ser algo sincera con quien podría ser la persona con la que compartiría ese futuro. Así que, mirando a Edzard, habló. “Si quieres saber sobre el padre de Kunou, puedo decírtelo.”
Aquellas palabras llamaron la atención de Edzard, el cual miró a su “prometida”. Al verla, se dio cuenta de que era un tema muy complicado para ella, pues de manera inconsciente había llevado su mano derecha hasta su brazo izquierdo, apretando su brazo. Al percatarse de ello, Edzard solo negó con la cabeza.
“No es necesario que me lo digas. Veo que ese tema es difícil para ti. No quiero remover el fango sobre tu pasado, así que no te fuerces a contármelo.”
Al oír las palabras de Edzard, Yasaka sonrió y volviendo a su postura normal, solo soltó un suspiro. Tras ello, decidió hablar de otro tema, el cumpleaños de Kunou.
“Sobre la fiesta de cumpleaños de Kunou, ¿qué tienes planeado?” preguntó Yasaka, sintiendo curiosidad por lo que estaba planeando Edzard.
“Ummm… Una fiesta de cumpleaños doble.” Respondió de manera rápida y directa Edzard, provocando el asombro en Yasaka.
“¿Qué?” preguntó la líder de los youkai al oír a su “prometido”.
“Lo que has oído… verás, el cumpleaños de Marie es el ocho y el de Kunou es el nueve, por lo que se me ocurrió hacer una celebración que dure dos días.”
“¿Dos días?” preguntó Yasaka, aún incapaz de entender lo que Edzard estaba planeando.
“Sí, hacer una celebración para ambas el ocho, invitando a varias personas importantes, con músicos y todo eso. Mientras que el nueve, tendremos una fiesta más sencilla, tú, yo, Asia y las niñas, donde nos iremos a algún lugar de la tierra a celebrar en algún parque de diversiones o a donde decidan las niñas. O si quieren que sea al revés, no tengo nada en contra.”
Al oír la idea que había tenido Edzard, Yasaka se llevó una mano al mentón, pensando si era o no la mejor opción. Una parte de ella no estaba de acuerdo, pues el cumpleaños de su hija era el nueve, no el ocho, pero otra parte pensaba que podría estar bien, ya que sería una nueva experiencia para su hija. Aun así, por mucho que lo pensara, ella sabía que no podía tomar la decisión. Por lo que, mirando a Edzard, habló. “Suena interesante la idea… pero, creo que lo mejor es dejar que ellas decidan. ¿No lo crees?”
“Sí, creo que tienes razón. Mejor que decidan ellas. Cuando despierten les diremos las opciones y que ellas decidan.” Respondió Edzard tras unos pocos segundos luego de oír la pregunta de Yasaka.
“Bueno, supongo que eso es todo lo que querías preguntarme, ¿verdad?”
“La verdad es que no.”
“¿Qué?”
“Quiero saber qué es lo que le gusta a Kunou, sus aficiones, tanto en deportes como en comida. Necesito toda la información que puedas darme. ¿Crees que puedas brindármela?”
La pregunta de Edzard provocó que Yasaka se pusiera a pensar en las aficiones de su hija y la razón por la que él preguntaba. Tras unos segundos, se dio cuenta de que era para darle un regalo o tal vez varios regalos. Así que, sonriendo, decidió responderle. “Claro, no le veo ningún problema, pero te voy advirtiendo que a Kunou le gustan muchas cosas.”
“Tranquila, tengo tiempo de sobra para que me digas todo.”
“Bien… entonces, comencemos…”
El sonido de dos pares de pasos resonaba en uno de los tantos pasadizos del palacio. Las dueñas de esas pisadas eran Asia y Lint, quienes se dirigían a un solo lugar: el estudio de Edzard.
La mirada de Asia se desviaba de vez en cuando hacia Lint, observándola de reojo. El camino que ambas recorrían era silencioso y algo incómodo para Asia, pues a pesar de haber recibido el perdón de sus amigas, aún quedaban rastros de culpa en ella.
Sin que Asia lo supiera, Lint también desviaba la mirada de vez en cuando para observarla, y comenzó a fruncir el ceño cada vez que la veía actuar de esa manera. Sí, ella sabía que Asia no estaba pasando por un buen momento mentalmente, algo que comprendía, ya que nadie saldría ileso de algo como lo que ella había sufrido… no, mentiría si dijera que no conocía a nadie que pudiera salir ileso de eso, ya que conocía a alguien que seguramente saldría como si nada, y ese era su novio.
A pesar de todo, la mente de ambas no estaba tan enfocada en lo que sentía Asia, sino en la razón por la que estaban caminando hacia el estudio de la pareja sentimental de ambas.
Todo había comenzado cuando terminaron de charlar sobre los cumpleaños de Marie y Kunou, dando paso a una conversación sobre lo que había ocurrido en la batalla, en especial los detalles que habían pasado por alto. Esto las llevó a recordar mejor lo que había sucedido, analizando cada parte de lo que había ocurrido en esa batalla. Fue gracias a esto que todas se percataron de algo, o mejor dicho, recordaron algo que había ocurrido en medio de la batalla de Asia contra ellas, y eso fue el surgimiento de las llamas púrpuras del cuerpo de Lint.
Al recordar aquello, todas se pusieron tensas, pues recordaron que esas llamas eran las que creaba el Sacred Gear de Walburga, por lo que no entendían por qué Lint las poseía. Sin embargo, aunque lo mejor sería avisarle a Azazel, quien era una de las personas más doctas en cuanto a Sacred Gears se refiere, Lint prefería estar segura primero, por lo que sin saber qué hacer, lanzó la pregunta al aire. Fue Asia quien le dijo que Edzard podría saber si ella ahora tenía un Sacred Gear. Gracias a ello, ella y Asia se dirigían al lugar donde él estaría actualmente.
“¿Cómo te sientes, Lint?” preguntó Asia, mirando a su amiga con algo de preocupación.
“No lo sé… la verdad es que estoy entre emocionada y asustada… nunca creí que podría tener un Sacred Gear, pero ahora… puede que tenga uno, uno que fue usado para casi matarnos.” Respondió Lint, esbozando una sonrisa tensa e incómoda. “Sabes, esto me hace pensar que el mundo tiene un sentido del humor muy cruel…”
Al ver a su amiga en ese estado, Asia se detuvo y sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia ella. Tomándola por sorpresa, Asia le dio un fuerte abrazo. La esposa de Edzard esperaba que ese abrazo lograra reconfortar a Lint. Y al parecer, así fue, pues en el momento en que Asia le dio el abrazo, sintió que los músculos de Lint estaban tensos, pero a medida que pasaban los segundos, estos se relajaban lentamente.
“Gracias… lo necesitaba…” dijo Lint, apoyándose en el hombro de Asia, y devolviéndole un abrazo a su amiga, quien se tensó un poco. Esta había sido la razón por la que ella lo había hecho, pues se había dado cuenta de que mientras conversaban con todas las chicas, Asia había evitado hablar con ella. Esto hizo que se diera cuenta de que tal vez se sentía más culpable con ella, pues había sido a quien más había lastimado. “No debes culparte más de lo que ocurrió, ninguna de nosotras lo hará… incluso yo, sé que nada de eso fue tu culpa, así que… quiero que todo vuelva a ser como antes…”
Al oír las palabras de Lint, Asia se quedó muda unos segundos, hasta que finalmente, terminó asintiendo.
Las chicas se abrazaron un poco más y cuando se separaron, sonrieron. Tras ello, continuaron caminando, hasta que finalmente llegaron a la puerta que daba al estudio de Edzard.
Los ojos de las dos chicas miraban la puerta, para luego mirarse y asentir. Tras ello, Lint movió su mano y abrió la puerta.
Edzard estaba sentado en su escritorio, rodeado de varias hojas que contenían bocetos de los regalos que planeaba dar a sus hijas. Dejó la pluma a un lado y miró el último de los diseños que había dibujado. Al hacerlo, sonrió, satisfecho con lo que veía. Soltando un suspiro, el hijo de Akatosh se recostó en su silla y, mirando al techo, comenzó a reflexionar sobre sus suegros y los eventos recientes.
‘Tuvimos suerte de que las heridas de las chicas no fueran tan graves como parecían… gracias a eso, pudieron recuperarse rápidamente. Supongo que el uso de varias pociones de alta calidad ayudó bastante.’ pensó Edzard, llevándose una mano al rostro al recordar lo que su suegro le había dicho. ‘Compartir mi carga… suena bien, pero… ¿Realmente quiero hacerlo? No… no quiero que ellas carguen con mis culpas, ya tienen suficiente… Creo que por el momento no les diré nada… tal vez más adelante lo haga, sí, eso es lo mejor…’
Después de estos pensamientos, Edzard se levantó de su silla y se preparó para ir a ver cómo le estaba yendo al equipo de Vali. Pero antes de que pudiera dar un paso, la puerta de su estudio se abrió. Al mirar hacia allí, vio que las que habían entrado eran Lint y Asia. Se sorprendió al verlas, ya que no esperaba verlas hasta la cena de esa noche, pero al parecer no sería así.
“Chicas-”
“Ed, tenemos que hablar.” fueron las palabras que las chicas usaron para interrumpirlo.
Al oír aquello, Edzard sintió un escalofrío, pues esas palabras, provenientes de una mujer, rara vez presagiaban algo bueno. Aun así, asintió, sintiendo curiosidad por lo que ellas tendrían que decir. Así que, caminando, se dirigió a su silla, seguido por ellas.
Cuando se sentó, ellas también tomaron asiento en las sillas que siempre estaban frente a su escritorio. Fijando su mirada en ellas, habló. “Bien, ¿qué ha sucedido para que ambas me digan lo mismo?”
Al escuchar la pregunta de Edzard, tanto Lint como Asia guardaron silencio durante unos segundos, lo cual preocupó a Edzard. Afortunadamente, las dos chicas asintieron y después de ello, Lint habló. “Ed, algo sucedió durante la parte final de la misión de rescate de Marie.”
“Sí, lo sé… sé que Asia fue controlada por-”
“No, no es eso, Ed.” interrumpió Asia a su esposo.
La reacción de Asia tomó por sorpresa a Edzard, quien solo miró a su esposa y a su amante durante unos segundos, hasta que finalmente habló. “Está bien… me están preocupando… ¿Qué sucedió?”
“Verás… todo comenzó cuando Asia nos atacó con Akanechim…” respondió Lint, comenzando a narrar lo que había pasado en esa parte de la misión. Las palabras de Lint, complementadas por el punto de vista de Asia sobre lo sucedido, permitieron a Edzard entender qué estaba pasando.
“Ya veo… así que, crees que el Sacred Gear de Walburga está en tu cuerpo… ¿verdad?” preguntó Edzard a Lint, quien simplemente asintió, ya que eso era lo que pensaba.
“Ummm…” dijo Edzard, llevándose una mano a la barbilla mientras pensaba en cómo esto podría ser posible.
“Ed, ¿no puedes ver si ella tiene el Sacred Gear de la misma manera en que viste mi Sacred Gear en Hibernalia?”
Edzard parpadeó al oír la pregunta de su esposa y cuando su mente logró entender lo que ella decía, se llevó la mano a la frente y se dio un fuerte golpe, lo cual sobresaltó a las chicas.
“Sí, es cierto… Ahhh… Esto es lo malo de conocer tantos hechizos, suelo olvidar algunos…”, dijo Edzard con voz algo deprimida, ya que ese siempre había sido su problema. Aun así, soltó un suspiro y, mirando a las dos mujeres que ocupaban partes importantes en su vida, conjuró una gran cantidad de Magicka, lanzando el hechizo de «Visión del Décimo Ojo».
La mayor parte de la visión de Edzard se volvió gris, permitiéndole así ver aquellas magias que normalmente no podían ser vistas. Por lo tanto, moviendo la cabeza, miró a las dos chicas y lo que vio hizo que sus ojos se abrieran de par en par. Esto se debía a que, para su total asombro, no solo Lint le había sorprendido, sino que su propia esposa también le había sorprendido.
Los ojos de Edzard vieron que Lint poseía una llama de color púrpura, la cual nacía desde su corazón, recorriendo su cuerpo como si se tratase de una fuente de energía. ‘Esta forma, sí, me recuerda a la forma del Sacred Gear de Ingvild, lo que indica que este Sacred Gear no tiene una forma física prediseñada como el Sacred Gear de Asia o el de Issei… no, este es más metafísico… sin embargo, no es lo único sorprendente… ahora me doy cuenta de que soy un imbécil… cuando Asia me mencionó lo que sucedió, debería haber usado este hechizo, pero no, no lo hice…’
Aquellos pensamientos de Edzard estaban dirigidos al hecho de que el Sacred Gear de Asia presentaba cambios, no físicos en su forma base, sino que los presentaba en su forma metafísica, pues el aura verde que emanaban los anillos había cambiado, ahora era una mezcla de verde con algunas motas de color dorado, lo que indicaba que aquellas llamas doradas que ella había usado aún estaban presentes.
Estas revelaciones provocaron que él comenzara a pensar en cómo pudo pasar esto, pero no pudo pensar mucho, pues Asia le interrumpió.
“Ed… ¿Qué viste?”
Al oír aquella pregunta, Edzard parpadeó y miró a su esposa y a Lint. Cuando sus ojos se posaron en ellas, se dio cuenta de que estaban ansiosas por recibir respuestas, por lo que sin pensarlo dos veces, les respondió.
“Parece que están en lo cierto, Lint tiene un Sacred Gear, el cual se manifiesta en forma de una llama de color púrpura en su interior…”
La respuesta de Edzard provocó que los ojos de las dos chicas se abrieran de sorpresa, pero también de shock.
“Entonces… tengo el Sacred Gear de Walburga…” susurró Lint, la cual estaba en completo shock, pues no sabía cómo reaccionar. Esto se debía a que su mente estaba dividida, pues una parte de ella estaba feliz, pero otra preocupada. Sin embargo, para su buena fortuna, Asia la vio en ese estado y sin pensarlo dos veces, puso una mano en su hombro en señal de apoyo. Esta acción hizo que Lint volviera en sí, terminando por mirar a su novio y a Asia.
“Puede que esto sea un shock, pero no es malo, Lint.” dijo Edzard, el cual se dio cuenta de que Lint parecía estar preocupada por el Sacred Gear que había obtenido. “Puede que ese Sacred Gear haya sido usado para dañarlas a ustedes, pero recuerda que los Sacred Gear son como las espadas, son herramientas y estas no son las culpables de lo que haga su dueño.”
Las palabras de Edzard provocaron que Lint suspirara, tratando de esa manera eliminar las dudas de su ser. Afortunadamente, pareció funcionar, pues ella sonrió al darse cuenta de que Edzard tenía razón.
“Sí, tienes razón… este… este Sacred Gear puede ser usado para ayudar a los inocentes…” dijo Lint, la cual colocó una sonrisa en su rostro, mostrando que se estaba adaptando al hecho de que ahora tenía un Sacred Gear.
“Bien, esa es la actitud… ahora, hay algo que quiero confirmar… Me dijeron que cuando estaban luchando, Asia usó las llamas doradas contra ti, pero estas fueron detenidas por las llamas púrpuras de ese Sacred Gear, ¿verdad?”
La pregunta de Edzard hizo que las dos chicas volvieran sus pensamientos al momento en que lucharon entre sí, algo que no querían hacer, pero parecía que era necesario. Tras varios segundos, recordaron en cierta medida lo que había ocurrido.
“Sí… bueno, no fue exactamente así como ocurrió.” Respondió Asia, llevándose una mano a la frente, mientras fruncía el ceño. “No puedo explicarlo, pero…”
“Nuestras armas nunca se tocaron.” Complementó Lint, recordando claramente cómo es que su espada y la de Asia nunca llegaron a tocarse cuando estaban cubiertas de sus respectivas llamas.
Al oír las palabras de sus amantes, Edzard abrió los ojos con sorpresa, para luego llevarse las manos a la sien. Su mente comenzó a tratar de entender por qué eso sucedía, pero solo podía llegar a dos conclusiones. La primera, era que ambas llamas respondieron a los sentimientos de sus portadoras, los cuales seguramente no querían dañarse. La segunda, era que ambas llamas se rechazaban, negándose a tocarse por el simple hecho de estar compuestas de energías diferentes, o tal vez por otra razón…
‘Ahhh… genial, otro misterio que resolver…. Supongo que lo dejaré en la lista de espera por el momento, no quiero llenarme de proyectos…’ pensó Edzard, para luego mirarlas, pues se dio cuenta de que tenía que hablar con ellas de algo más…
“Bien… parece que tenemos un misterio entre manos, pero lo dejaremos para más adelante, ya que ahora tenemos cosas que hacer…. Lint, ¿Asia les ha dicho lo que me dijeron Sheogorath y Sanguine?”
“Sí, sí lo mencionó…. Todas nos sorprendimos bastante, pero ¿crees que…” respondió Lint, la cual no pudo terminar de responder, pues Edzard se le adelantó, interrumpiéndola.
“No, no lo creo… al menos no del todo.” Dijo Edzard, mirando a Lint y a Asia a los ojos. “Los daedras son seres muy volubles en cuanto a su actuar… puede que tengamos los seis meses, tal vez más o tal vez menos… o puede que otros príncipes causen problemas…”
“Sí, Asia mencionó aquello… dijo que ellos no eran aliados.”
“Así es. Ellos no son aliados… al menos no todos.”
“¿Qué?” preguntó Lint con sorpresa, sintiéndose confundida por las palabras de Edzard.
“Los príncipes tienen alianzas entre ellos, no todos se odian, pero eso no quiere decir que se ayudarán de buena gana… no, incluso si son aliados, cada uno vela por sus intereses.” Respondió Edzard, preparándose para contarles algunas de las alianzas que había entre los príncipes daédricos. “Por ejemplo, Hircine está aliado con Mehrunes Dagon… otra alianza es de Sanguine con Vaermina… entre otras más…”
La mención de aquellas alianzas asustó a Lint, la cual sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pero no fue la única, pues Asia también sintió lo mismo.
El ambiente de la sala se hizo pesado, pues la preocupación rondaba a los tres presentes, provocando que cada uno tuviese sus propios pensamientos. Sin embargo, la atmósfera no duró mucho tiempo más, ya que Edzard se levantó y tomó los bocetos que había dibujado.
“El ambiente está tenso… creo que por el momento lo mejor es olvidarnos por el momento de los daedras… así que, quiero sus opiniones de esto.” Pidió Edzard, entregándoles los bocetos a sus amantes.
“¿Qué es esto?” preguntaron Asia y Lint al tomar los dos bocetos.
Los ojos de las dos chicas se enfocaron en los dibujos y lo que vieron les sorprendió mucho. Las líneas que conformaban los bocetos eran claras, permitiendo que pudieran ver las dimensiones de los dos objetos, junto con una descripción de los materiales que serían usados para su elaboración.
“Ed… ¿Esto es…?” preguntó Asia al dejar de mirar la hoja, entendiendo de cierta manera lo que era.
“Sí, son los regalos para Kunou y para Marie.” Respondió rápidamente Edzard.
Al oír esa respuesta, Asia y Lint se sobresaltaron, pues lo que estaba dibujado en esos bocetos no eran precisamente juguetes.
“¡No puedes hablar en serio, Ed!” exclamó Asia, con una voz llena de sorpresa y algo de miedo.
“¡Asia tiene razón, Ed! ¡Esto es una locura!” fue la exclamación de Lint, quien estaba de acuerdo con Asia.
“Lo sé, pero… lo que ha ocurrido recientemente me ha hecho pensar que-”
“¿Qué está bien arrebatarles la inocencia a esas niñas tan pronto? Ed, por favor… piénsalo, Marie apenas va a cumplir tres años, Kunou va a cumplir los trece, pero aún no tienen edad para eso.”
“Lint tiene razón, Ed… por favor… solo, por favor, no hagas lo que presiento que harás…” pidió Asia, casi al borde de las lágrimas.
Al ver que ambas estaban en contra, Edzard se dio cuenta de lo que ellas habían insinuado, por lo que, solo para estar seguro, decidió preguntarles qué habían pensado.
La respuesta que le dieron hizo que él se diera cuenta de que ellas habían malinterpretado sus acciones, por lo que, sin perder tiempo, les explicó su verdadero plan. Cuando ellas lo oyeron, se sonrojaron, pues se dieron cuenta de que habían estado exagerando.
“Ya veo… me alegra que no sea lo que pensábamos.” Dijo Lint, soltando un suspiro mientras llevaba una mano a su pecho, en el lugar donde estaba su corazón.
“Sí… lo siento, Ed. Pero estamos algo susceptibles por lo que ocurrió.” Dijo Asia, sintiéndose mal por haber malinterpretado las acciones de su esposo.
“Tranquilas, no hay problema. Es mi culpa por no explicarme bien… ahora, necesito ayuda para terminar de diseñarlos, ¿creen que podrían ayudarme?” preguntó Edzard, mostrando una sonrisa.
Al oír la pregunta de su amante, las dos chicas sonrieron y asintieron.
“Bien, entonces comencemos. Tenemos un par de horas hasta la cena.” Dijo Edzard, recordando que en la cena revelaría todo lo que estaba por pasar aquí y que sería el momento en que les diría a Asia y al resto de las chicas quiénes serían sus inquilinos por un tiempo.
Notes:
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y al fin logró sacar el capítulo 69 XD
Volviendo a la historia, como se ve, he hecho un maratón, así que tienen un aproximado de 30k palabras para leer en total XD.
La historia está empezando desde donde se dejó anteriormente, primero, Asia reencontrándose con sus amigas, algo que me fue difícil de escribir, pero espero haber plasmado bien los sentimientos que hay de por medio.
Tambien estoy comenzando a hacer avanzar la relación del Dovahkiin con Yasaka, y sobre los regalos, digamos que son objetos de gran poder. Ya en capítulos posteriores se verán.
Sobre el asunto de las llamas del sacred gear que tiene Lint, la reacción que tienen con las llamas que ahora tambien posee Asia será explorada mas adelante, en lo que yo denomino el interludio antes de la verdadera tormenta.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 71
Notes:
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Chapter Text
Maratón (2/3)
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 70
— Aquellos mortales que tienen la increíble mala suerte de que su alma haya sido fragmentada no solo verán su poder menguado, sino que tambien perderán parte de su propio yo —
Frase de un libro de la misteriosa y rara magia de almas.
El ambiente que reinaba en el comedor del palacio de Edzard era tenso, muy tenso. Algunos de los que se encontraban allí se miraban entre sí, frunciendo el ceño de manera algo sospechosa. Esto era mayormente usado en el grupo de Edzard, quienes miraban a quienes tenían al frente con cautela. En el otro grupo, solo algunos de los presentes hacían eso, pero lo hacían con el único fin de molestarlos.
La tensión presente en la sala solo hizo que Edzard soltara un suspiro, ya que la cena no estaba yendo como él había planeado.
‘Creo que no fue buena idea juntarlos sin previo aviso…’ pensó Edzard mientras pensaba en el dolor de cabeza que se le vendría por esto. Dejando de mirar a las personas reunidas y al plato de venado con especias y vegetales asados que había en la mesa, miró a su lado, viendo a su esposa, la cual tenía una sonrisa alegre, pero con el flequillo cubriendo ligeramente sus ojos. Al ver esa expresión, Edzard supo que estaría en varios problemas. Por lo que, volviendo a suspirar, miró al frente y tomó la copa de vino que tenía al lado. Levantándola suavemente, la dejó caer a la mesa, dando con ella un suave golpe que asustó a todos los que estaban en la sala.
El sonido de la copa golpeando la mesa provocó que los presentes en la mesa miraran a Edzard, dejando de fruncir el ceño entre ellos.
Al ver que tenía la atención de todos los presentes, Edzard soltó la copa y miró a todos.
“Espero que hayan dejado de mirarse de esa manera… no creo que sea necesario hacerles recordar que mientras estemos aquí, no somos enemigos.” Dijo Edzard, esperando que sus palabras calaran en las mentes de los presentes.
Las palabras de Edzard resonaron en las mentes de todos, quienes asintieron, algunos más a regañadientes que otros, siendo ese el caso de Mittelt, quien soltó un bufido para luego mirar a su amante, deseándole hacerle la pregunta que rondaba por la mente de todos.
“Ed, ¿Por qué están aquí los miembros del equipo de Vali?”
La pregunta del caído hizo que los ojos de todos los miembros del grupo de Edzard se posaran en él, lo que provocó que este parpadease antes de comenzar a responder. “Bueno, eso es fácil… supongo que recuerdan el asunto en Kioto, ¿verdad?”
La pregunta de Edzard fue respondida por asentimientos de todos los miembros de su grupo.
“Por su ayuda en ese momento, les dije que, si necesitaban ayuda con algo, ellos podían venir aquí para pedirme un favor y si era razonable yo se los cumpliría.” Dijo Edzard, mirando de reojo a Vali, Zakir y Arthur, quienes eran las personas con las que había hablado de este tema.
Las palabras de Edzard calaron en las mentes de todas las chicas, las cuales no sabían cómo responder a ello por un momento, pero luego de ese momento lograron comprender todo, por lo que decidieron no poner alguna objeción.
Al ver que las chicas no se opondrían, Edzard decidió hablarles sobre la petición de Arthur. Así, mirando al equipo de Vali y a Ophis, comenzó a hablar. “Lo que voy a decirles aquí es algo que ya se sabe en todo el pacto de Kuoh.”
La seriedad en la voz del hijo de Akatosh provocó que todos lo miraran. Era comprensible, ya que se trataba de un tema serio. Sin embargo, era poco habitual, pues Edzard evitaba hablar de temas tan serios durante las cenas. Por eso, la forma de hablar de Edzard tomó por sorpresa a las chicas.
“Como saben, el equipo de Vali pertenece a la Khaos Brigade y recientemente han hecho varios movimientos. Pero hay algo que no se sabía hasta ahora. Como ven, no solo está el equipo de Vali aquí, sino que también está aquí Ophis, la ‘líder’ de esa organización.” dijo Edzard. Esto provocó que todos en su grupo miraran a Ophis, quien estaba más concentrada en comer su comida que en cualquier otra cosa. Al menos así fue hasta que oyó su nombre. Al hacerlo, levantó la mirada y sus ojos se posaron en los de las chicas, para luego mantenerse fijos en Edzard. Al ver que Ophis lo miraba, Edzard le devolvió la mirada. Luego miró a Le Fay, ya que ahora venía la parte más difícil de la charla. Aun así, solo suspiró antes de decir lo siguiente. “No hace mucho, el equipo de Vali fue atacado por miembros de Nilrem, un grupo de magos muy peculiar… El cual está afiliado a Qlippoth, una de las grandes facciones de la Khaos Brigade, liderada por Rizevim Livan Lucifer.”
La mención del hijo del Lucifer original provocó que los presentes se sintieran algo incómodos, especialmente Vali, quien apretó los puños de manera discreta. Sin embargo, fue visto por sus amigos, quienes se preocuparon un poco por él. Sin embargo, antes de que alguien pudiera decir algo, Edzard volvió a adelantarse.
“He hablado con Zakir, Vali y Arthur… Y ellos me han pedido un favor… De lo que logramos aprender de la mente del mago que trajeron, ellos iban por una sola cosa… querían capturar a Ophis…”
La mención del objetivo del ataque provocó sorpresa en todos, especialmente en aquellos miembros de ambos grupos que no sabían nada. Es decir, Kuroka, Bikou y Le Fay en el equipo de Vali, y todas las chicas en el equipo de Edzard. Aquella revelación provocó varias reacciones.
“¡¿Qué?! / ¡¿Cómo es que ellos venían por Ophis-chan ~nya?!” fueron los gritos del equipo de Vali, mientras que el equipo de Edzard tuvo sus propios gritos de sorpresa. “¡¿Qué?! / ¡¿Cómo pudieron ser tan imbéciles para pensar que podrían capturar a Ouroboros?! / ¡¿Son tan imbéciles?!”
Las reacciones de las chicas fueron de lo más normal y esperado. Incluso la propia Ophis había reaccionado ante eso, levantando la mirada y soltando un ligero bufido. Ella sabía que ninguno de esos magos podría hacerle algo. Las reacciones de las chicas continuaron un momento más, hasta que finalmente se calmaron lo suficiente como para oír más sobre este tema.
Cuando él se percató de ello, comenzó a hablar, narrando todo lo que habían descubierto.
Lamentablemente, no habían aprendido mucho, pues el mago no era uno de los de más alto rango, solo era un mago de bajo rango en la organización, por lo que no sabía nada de la misión. Aunque no sabía nada de la misión, sí sabía cuáles eran las órdenes, y estas eran: capturar a Ophis, eliminando a todos los enemigos que se interpusieran, pero no solo eso, también había una orden más, la cual era la de capturar a Zakir. Esta última orden había dejado confundidos a los miembros de ambos equipos, pues no sabían por qué existía esa orden.
“Así que… ¿quieren atrapar también a Zakir-sama, verdad?” preguntó Le Fay, mirando al Lilmothiit.
“Así parece… aunque, no entiendo por qué me quieren, pero al final da igual… no es la primera vez que me quieren matar o capturar sin que yo sepa la razón.” respondió el Vestigio, para luego llevarse un bocado de venado a la boca, disfrutando de las especias nativas de Nirm.
“¿No eres algo despreocupado con este tema, Zakir?” preguntó Vali, el cual se veía algo sorprendido por la forma en como se lo tomaba el héroe de los pergaminos antiguos.
La pregunta de Vali sacó sonrisas tanto en Edzard como en Zakir, quienes se miraron y soltaron risitas, las cuales confundieron a los presentes.
“¿Por qué se ríen de esto, ~nya?” preguntó Kuroka, no entendiendo por qué ellos se reían.
“¿Le dices tú o le digo yo?” preguntó Zakir, mirando a Edzard, el cual solo asintió, diciéndole que lo respondiera él, por lo que, al ver esa respuesta, volvió a hablar. “Verás, gata. Las personas como el mocoso de Selene y yo ya tenemos experiencia en temas como estos.”
“¿Qué?” preguntó Aika con sorpresa en su voz, para luego mirar a su amante. “¿Qué quiere decir?”
“Lo que oyes.” respondió Edzard rápidamente. “Ha habido uno o varios eventos donde nos han intentado secuestrar o matar sin siquiera nosotros saber la razón… supongamos que es el precio de la fama.”
La respuesta de Edzard provocó que todos lo miraran confundidos, pero no tuvieron tiempo de reaccionar o decirle algo, ya que el mismo Edzard volvió a hablar, ya que deseaba ir al punto más difícil de tratar. Por lo que, tomando un poco de aire, miró a Arthur y asintió.
“Bien, llegó el momento de tratar otro tema… Como saben, parece que algunas facciones de la Khaos Brigade están intentando traicionar a Ophis.” dijo Edzard, llamando la atención de la mencionada, la cual miró a Edzard con cierta expectación, esperando que él diga quiénes la quieren eliminar, para de esa manera poder tratar con ellos en caso de que la mosqueen. Cuando Edzard se dio cuenta de que Ophis lo miraba, no le hizo caso, sino que siguió hablando.
“Como saben, este ataque no es algo fortuito, o al menos eso tememos nosotros. Estas acciones de las otras facciones de la Khaos Brigade solo nos llevan a pensar una sola cosa… es que Ophis ya no es considerada la líder y que esa organización está disuelta o fragmentada, y todos ellos irán directo a cazar a aquellos que protejan o sepan dónde está ella. Por eso, Vali me dijo que es sabido por todas las facciones de aquella organización que Ophis suele pasar tiempo con ellos, por eso, el equipo de Vali es considerado un objetivo para ellos. No solo por saber dónde estará Ophis, sino que también porque Zakir también está, por eso, usando el favor que les debía, Vali y Arthur me han pedido que les dé asilo casi de manera indefinida a Ophis y a Le Fay en este mundo.”
Al finalizar aquellas palabras, Edzard se percató de que todo el lugar estaba en silencio. Al observar a todas las chicas, se dio cuenta de que todas, excepto Ophis, estaban procesando lo que habían oído.
Cuando todas terminaron de procesar lo que oyeron, el caos no se hizo esperar. La primera en hablar fue Le Fay, quien, para sorpresa de todos, se levantó de su silla y miró a su hermano.
"¿Por qué quieres dejarme atrás, oni-sama?" preguntó la joven maga, cuyo tono de voz expresaba tristeza y, sobre todo, un ligero toque de traición. "¿Ya no quieres que siga acompañándote?"
En el momento en que Arthur oyó a su hermana, la miró y esbozó una sonrisa triste antes de responderle.
"Le Fay... no es que no quiera que me sigas acompañando, pero desde que dejaste la casa de los Pendragon, solo he estado pensando en tu seguridad. El tipo de vida que hemos llevado en el equipo de Vali-san no ha sido fácil, pero ahora, con lo que viene, me temo que será aún más peligroso. Por eso, le pregunté a Edzard-san si podrías quedarte aquí en caso de que sea necesario."
La respuesta de Arthur fue tomada inicialmente como una excusa por Le Fay, quien sentía que él solo quería dejarla atrás. Pero antes de que él pudiera decirle algo más, vio cómo Edzard le miraba e indicaba que él se encargaría de esto. Así que, levantándose, Edzard movió su mano y conjuró una llave, la cual envió levitando hacia donde estaba Le Fay.
La maga miró la llave con curiosidad, algo que fue imitado por todos los que no sabían qué puerta abría esa llave.
"¿Qué es esta llave?" preguntó Le Fay, mirando la llave con curiosidad.
"Es la llave que abre la puerta de la biblioteca." respondió Edzard con una sonrisa, lo cual provocó que la joven se sonrojara levemente, pero solo por unos segundos, pues las siguientes palabras la hicieron sonrojar totalmente. "Si no me equivoco, a ti te gusta leer y aprender sobre la magia. En la biblioteca de este castillo hay una gran cantidad de tratados mágicos de Nirm. Puedes revisarlos todos si te quedas en el palacio."
Al oír la propuesta de Edzard, Le Fay se sintió tentada de inmediato de aceptar, pero antes de hacerlo, recordó la razón por la que su amigo le estaba ofreciendo este soborno. Dejando de mirar a Edzard, miró a su hermano y le hizo una pregunta.
"Oni-sama... ¿prometes que volverás...?"
La pregunta de Le Fay confundió a todos, pues esperaban que tal vez exigiera otra cosa, pero al parecer ese no era el caso.
Al oír aquello, Arthur supo por qué su hermana le hacía esa pregunta. Cuando él decidió irse de la casa Pendragon para probarse a sí mismo como espadachín y para encontrar un digno rival para Caliburm, su hermana se había ido tras él sin siquiera pensarlo, ya que siempre habían sido muy cercanos. Así que, esbozando una sonrisa, le respondió. "Lo prometo."
Al oír la respuesta de su hermano, Le Fay sonrió, algo que fue imitado por Edzard, quien miró al hijo de la casa Pendragon y asintió, dándole así una promesa verbal de que mantendría protegida a Le Fay.
Tras aquellas declaraciones, la cena continuó con una nueva conversación, la cual esta vez fue del grupo de Edzard, quienes le pidieron a este que les explicara mejor qué estaba pasando. Las respuestas de Edzard fueron simples, pero directas, por lo que las chicas asintieron, algunas como Mittelt a regañadientes, pero al final todas estuvieron de acuerdo. Luego de esa charla, la cena siguió con normalidad, siendo los únicos eventos que perturbaron la paz las insinuaciones que Kuroka le hacía a Edzard. Aquellas insinuaciones terminaron con una pelea verbal entre las amantes de Edzard y la gata, pero por fortuna no fue nada grave, solo una que otra burla entre ellas.
Cuando terminó la cena, todos habían abandonado la sala, excepto dos personas: Edzard y Ophis. Aunque el hijo de Akatosh había intentado salir de la habitación, decidió quedarse cuando vio que el dragón del infinito miraba el cielo desde la ventana. Así que, acercándose a Asia y al resto de sus amantes, les susurró que se adelantaran a la habitación principal, ya que él se quedaría hablando con Ophis sobre algo.
La petición de Edzard causó preocupación en las chicas, quienes no querían dejarlo solo con alguien tan poderoso. Pero al final, después de escuchar a Edzard decirles que era muy improbable que él y Ophis lucharan, decidieron dejarlos a solas.
“Entonces, Ophis… ¿En qué estás pensando?” preguntó Edzard, acercándose a Ophis, quien estaba sentada con una pierna cruzada sobre la mesa.
Al oír la pregunta, el dragón del infinito dejó de mirar al cielo y miró a Edzard. Sus apáticos ojos negros se encontraron con los ojos verdes de Edzard, para luego dar paso a una respuesta corta y casi sin emociones.
“El silencio…”
La respuesta de Ophis no sorprendió del todo a Edzard, ya que él esperaba una respuesta como esa. Así que, soltando un suspiro, se paró al lado de Ophis.
“Así que estás pensando en la brecha dimensional… ¿Por qué quieres volver allí?”
“Es el lugar donde nací y viví… el lugar donde hay silencio…” respondió Ophis, dejando de mirar a Edzard y posando su vista en el cielo.
Esta nueva respuesta fue más esclarecedora para Edzard, pues Ophis de manera inconsciente le había revelado información más que suficiente para poder entender por qué ella actuaba de la manera en que lo hacía. Por ello, al comprender esto, él se sintió algo triste, pues se dio cuenta de que ella no tenía emociones debido a la falta de contacto con otros seres.
“Ya veo… deseas volver a tu hogar… entiendo eso, pero no entiendo por qué te uniste a seres como los de la Khaos Brigade… ¿Pensaste que nunca te traicionarían? ¿O que pueden hacerte daño?” preguntó Edzard, tomando una silla y sentándose frente a Ophis.
“Eso es irrelevante, soy más poderosa que ellos… no importa si me traicionan, puedo eliminarlos fácilmente.” Respondió Ophis con voz plana, casi como si estuviera hablando del clima. “Así que esta idea que tú, tu amigo zorro y Vali han tenido de mantenerme aquí para mi protección es irrelevante e inútil.”
“Ya veo… supongo que es cierto, eres uno de los seres más poderosos de este mundo… pero dime algo…” dijo Edzard, teniendo una idea algo loca. “¿Realmente solo quieres volver a la brecha dimensional?”
La pregunta de Edzard pareció confundir a Ophis, quien solo ladeó ligeramente la cabeza antes de responder. “Sí, quiero un mundo de silencio, el cual solo se puede encontrar en la brecha dimensional… volveré allí y reclamaré mi hogar.”
“Entiendo… eres un dragón realmente único…” Dijo Edzard, captando así la atención de Ophis, quien sintió algo de curiosidad ante las palabras de Edzard, quien al ver esto continuó hablando. “Verás… los dragones, los Dovah en Nirm somos diferentes… somos seres sociables y nos gusta hablar… no somos muy fanáticos del silencio… De hecho, uno de los nuestros se volvió completamente loco por estar en cautiverio y en soledad durante mucho tiempo…”
“Ya veo… ¿así que por eso querías hablar conmigo?”
“Sí, no tengo la dicha de hablar mucho con otros de mi especie, incluso si son dragones de otro mundo.” Dijo Edzard con una sonrisa, para luego mirar al cielo por la ventana del comedor. “Dime algo, Ophis… ¿Nunca has sentido curiosidad por ver cómo se siente tener amigos?”
Las palabras de Edzard chocaron en la psique de Ophis casi con la misma intensidad que el golpe de un gigante de hielo contra un humano sin armadura, provocando que el Ouroboros se confundiera.
“Parece que nunca pasó por tu mente… Bueno, supongo que es comprensible. Incluso si quisieras, no muchos se acercarían a ti solo por querer ser tus amigos. Tu gran poder es más una tentación para atraer a aduladores que solo quieren usarte.” dijo Edzard mientras se levantaba, preparándose para irse. Pero antes de siquiera dar un paso, una idea se le ocurrió. Mirando a Ophis, habló: “Aunque… si quieres, puedo ser tu amigo.”
Las palabras de Edzard confundieron aún más a Ophis, quien decidió hacerle una pregunta.
“¿Por qué te ofreces a ser mi amigo?”
Al oír la pregunta de Ophis, Edzard sonrió mientras llevaba una mano a su bolsillo y sacaba de allí una bolsa de galletas de chocolate. Caminando hacia Ophis, le dio la bolsa mientras le respondía: “Porque no hay nada peor que un dragón solo en el mundo…”
Tras esas palabras, Edzard se despidió y salió de la sala. Pero mientras se iba, no se dio cuenta de la pequeña e inconfundible sonrisa que apareció en el rostro de Ophis.
La luna brillaba en lo alto del cielo del mundo de Edzard, iluminando suavemente el palacio y varias de las habitaciones del interior de este. En la habitación principal, que era el dormitorio, se estaba llevando a cabo una reunión entre todas las chicas que estaban en una relación con Edzard. El tema por tratar era muy sencillo: Le Fay, Ingvild, Rossweisse y Yasaka… o, mejor dicho, los sentimientos muy mal escondidos que algunas de estas tenían por Edzard.
“Saben… es estresante ver a esas dos mirando a Edzard y no decirles nada sobre lo que sienten…” dijo Mittelt, quien estaba cepillando su cabello rubio, el cual estaba suelto, mostrando que era más largo de lo que se esperaría, llegando hasta la mitad de su espalda.
“¿No crees que estás siendo dura con ellas al decir esas palabras, Mittelt?” comentó Valerie, quien estaba sentada en la gran cama donde todas solían dormir con Edzard… y donde también hacían otras cosas, cosas que en algunos momentos sentían que podrían incluso avergonzar a un burdel.
“No, para nada…” respondió Mittelt, dejando de cepillarse y dejando su cepillo en el cajón de su lado del tocador. Tras ello, se levantó, mostrando que solo llevaba una simple bata para dormir de color negro con algunos volantes en blanco. Caminando hacia la cama, ella iba hablando. “Es solo cuestión de que den el paso… ellas, se les nota que están enamoradas… aunque… Las comprendo, entiendo que es difícil entrar en este tipo de relación…”
Tras aquellas palabras, todas las chicas quedaron sumidas en un profundo silencio, pues estaban meditando sobre lo dicho por el ángel caído. Si eran realistas, ninguna de ellas alguna vez imaginó que estaría en una relación como esta, incluso algunas pensaron en que nunca tendrían una relación amorosa, pero al parecer el destino les había tenido una sorpresa, una sorpresa difícil de mantener, pero a la vez, muy feliz. Es por ello, que, tras unos pocos segundos de ponerse a pensar, todas las chicas comenzaron a reír un poco. Cuando terminaron de reír, las chicas siguieron hablando.
“Así que… ¿Qué planeas hacer, Asia?” preguntó Lint, la cual estaba sentada al lado de Asia, quien estaba mirando por una de las ventanas de la habitación.
La primera respuesta de Asia fue el silencio, pues no sabía qué hacer… no, era mentira… ella sabía qué hacer… así que, soltando un suspiro, siguió peinando el cabello de Lint suavemente mientras respondía.
“Inicialmente pensé en confrontarlas y hablar de esto… pero, no lo haré.” Respondió Asia con voz algo apagada.
La forma en como Asia hablaba provocó que las chicas en la habitación suspiraran, pues se dieron cuenta de que Asia aún seguía sintiéndose mal por lo que había pasado en la misión de rescate de Marie. Es por ello, que todas dejaron de hacer lo que estaban haciendo, es decir, Valerie se levantó de la cama, pues ella había estado acostada, leyendo de reojo un libro, Aika había estado descansando al lado de Valerie, compartiendo el libro, por lo que también se levantó cuando la Dhampir lo hizo. A ellas se les sumó Mittelt, quien también se acercó a ella.
Cuando todas estuvieron al lado de Asia, Lint se movió y también miró a su amiga, la cual estaba algo abatida.
Al verla en ese estado, todas suspiraron, pues esperaban que ella ya hubiese superado esto, ya que habían pasado dos días desde que ellas habían despertado y hablado de este tema. Aun así, la forma en como Asia hablaba solo les hacía ver que ella no había sanado del todo aún. Así que, decidieron decirle unas palabras, para que su amiga al fin pueda sepultar esto de una buena vez por todas.
“Asia…” dijo Mittelt acercándose a Asia, para tomarla del rostro, forzándola a mirarla. “Escucha y espero que esta vez nuestras palabras sí calen en esa cabeza de aire tuya… No debes disculparte, ni actuar como si en cualquier momento te fuésemos a tratar diferente.”
“Así es, Asia-chi.” dijo Aika, sacando la lengua de manera juguetona tras decir su nombre. “Te lo hemos dicho un montón de veces ese día, no te culpamos de nada.”
“Sí, tú misma lo dijiste, no tenías control de lo que pasaba.” señaló Valerie, la cual miraba a Asia con una sonrisa.
“Así que, esperamos que ahora lo entiendas, por lo que deja de pensar en que te culpamos y odiamos por lo que pasó… y si nos damos cuenta de que no dejas de pensar en ello, te daremos varios golpes, para hacer que olvides todo a la fuerza.” dijo Lint mientras miraba a Asia y hacía una seña con la mano, la cual significaba un posible golpe de su parte si ella no dejaba de pensar en lo que ocurrió ese día.
Las palabras de las chicas calaron en la mente de Asia, la cual, pese a que se habían disculpado hace unos días, aún no había podido dejar de pensar en lo ocurrido y siempre que pensaba en ello, siempre nacía en ella la preocupación de que ellas la odiaran, pero ahora veía que no era así, por lo que, sin querer, ella comenzó a derramar lágrimas, mientras ponía una sonrisa.
El repentino actuar de Asia tomó por sorpresa a las chicas, las cuales, al verla así, le dieron un abrazo, el cual logró calmar a la esposa de Edzard.
Cuando todo se hubo calmado un poco, las chicas volvieron a su conversación, esta vez, pidiéndole a Asia que responda mejor sobre qué pensaba sobre los sentimientos de Ingvild y de Rossweisse por su amante.
“La verdad… es que una parte de mí no desea que haya más chicas, pero…” dijo Asia, deteniéndose antes de continuar.
“Pero aún está el tema ese de la visión que todas hemos visto…. ¿verdad?” preguntó Valerie.
La visión a la que la Dhampir se refería era ni más ni menos que eso mismo, una visión, la cual habían tenido todas no hace mucho, más precisamente cuando llegó Yasaka. Nadie sabía por qué, pero cuando Yasaka tomó la mano de Edzard durante la conversación del matrimonio arreglado de ambos tras la entrega del territorio a los Youkai de Kioto, todas tuvieron una visión donde se veían a sí mismas sentadas en un gran sofá, donde estaban sentadas alrededor de Edzard, pero ellas no solo se vieron así mismas, sino que vieron algunas siluetas más.
“Diez mujeres…” dijo Aika con una sonrisa. “Quién pensaría que Ed tuviese tanta suerte.”
“Yo no lo llamaría suerte.” comentó Valerie, llevándose una mano al mentón. “Esto es más un desafío para él que para nosotras…”
“Sí, comprendo.” dijo Lint cuyas palabras fueron acompañadas por asentimientos por parte de sus amigas. “Pero, no debemos de pensar en eso, recuerden las palabras de Ed, no debemos de influir con el futuro… si intentamos detenerlo podemos acelerarlo, o si intentamos acelerarlo, podemos atrasarlo…”
“Entonces, ¿qué harás, Asia?” preguntó Mittelt, mirando a Asia a los ojos, expectante de la respuesta que recibirían.
La pregunta del ángel caído no obtuvo respuesta de inmediato, sino que primero obtuvo un silencio, pues Asia no sabía cómo responder. Sin embargo, tras algunos segundos, al fin pudo responderle como era debido a su amiga.
“Creo que por primera vez haré una excepción con ellas dos, así que le diré a Ed que sea él quien dé el primer paso en esto.”
La respuesta de Asia dejó a las chicas de piedra, pues la joven estaba rompiendo la regla que ella misma había impuesto para que la relación poligámica que tenían funcionase… sin embargo, por mucho que les sorprendiera, al final se dieron cuenta de que no era necesario que ellas pregunten, pues habían compartido bastante tiempo, no solo eso, sino que habían estado en momentos críticos juntos, habían confiado sus vidas entre sí, y hasta ahora, salvo por lo que sucedió en la misión de rescate de Marie, ninguna había roto su lealtad.
“Ya veo… parece una buena idea.” comentó Lint con una sonrisa. Luego miró a Aika, quien tenía una sonrisa divertida, algo que le causó curiosidad a la exorcista. “¿Por qué tienes esa sonrisa, Aika?”
Al oír que le preguntaban, Aika sacó la lengua de manera juguetona antes de responder. “Es que esta será la primera vez que Edzard tenga que expresar sus sentimientos.”
La respuesta de Aika hizo que todas se dieran cuenta de que habían sido ellas quienes habían dado el paso para ser parejas de Edzard, y que hasta ahora él no había dado ese paso. Eso les hizo darse cuenta de que no era normal para alguien como Edzard no poder expresar sus sentimientos románticos por primera vez ante una chica, ya que siempre lo veían seguro de sí mismo, lo cual les estaba confundiendo.
“Esto es raro… ¿Por qué Ed nunca se declara? Digo… es raro, ¿no? Lo hemos visto luchar cara a cara contra el hijo de un príncipe daedra sin mostrar miedo, pero…”
Las palabras que salían de la boca de Valerie solo aumentaron la preocupación de las chicas, ya que eso no era normal. Pero fue en ese momento que se dieron cuenta de otra cosa: él solía ser muy esquivo con su pasado. Pero no solo eso, ellas se habían dado cuenta de que había noches en que él se despertaba completamente alterado.
“Hay algo que no cuadra muy bien aquí… ¿No lo creen?” preguntó Mittelt, quien entrecerró los ojos mientras se daba cuenta de esto.
“Sí… siempre me ha parecido raro que él no nos hable de su pasado…” respondió Lint, quien miró a Asia, esperando que ella pudiese revelar algo más.
Al ver que sus amigas la miraban, Asia negó con la cabeza, pues ella tampoco sabía mucho de su esposo, algo que ahora mismo comenzó a preocuparle.
“¿Por qué creen que no nos dice nada de su pasado?” preguntó Aika con algo de temor.
“No lo sé, pero lo averiguaremos… cuando vuelva de esa misión de última hora que le han dado, él debe decirnos qué ocurre.” señaló Mittelt, golpeando su puño derecho con la palma de su mano izquierda.
“Sí, tenemos que dejar de lado todo este secretismo.” comentó Valerie con convicción.
“Sí.” dijeron el resto de las chicas, incluida Asia, quien se dio cuenta de que debería hablar más con su esposo.
“Bien, entonces ya con esto hablemos de otro tema…” dijo Valerie, llamando la atención de sus amigas.
“¿Qué cosa, Val?” preguntó Aika.
“Nuestras nuevas inquilinas…” respondió Valerie de manera rápida.
La mención de las dos nuevas mujeres en el palacio, es decir, Ophis y Le Fay, provocó que las chicas volvieran a hablar.
“No me agrada tener a esas dos aquí.” respondió Mittelt de manera rápida, mostrando que no confiaba en las dos recién llegadas.
La rápida respuesta de Mittelt provocó que en las cabezas de las chicas se formaran gotas de sudor mientras miraban a la mencionada con sonrisas algo tensas.
“Ay, Mittelt… tan rápida en hablar…” dijo Aika con una sonrisa, queriendo molestar al ángel caído.
Las palabras de Aika provocaron que una marca de molestia apareciera en la frente de Mittelt mientras esta miraba a Aika con molestia. Sin embargo, antes de que dijera algo, se le adelantaron.
“Si bien no diré las mismas palabras que Mittelt, a mí tampoco me gusta la idea de tener a una miembro de la Khaos Brigade aquí, junto a su líder… pero no hay mucho que hacer, Ed dio su palabra y él no se retractará.” dijo Lint mientras soltaba un suspiro de derrota.
“Sí, Lint tiene razón, Ed es de los que cumplen sus promesas, ya sean buenas o malas…” señaló Asia, quien, a diferencia de las chicas, no tenía problemas para tener a Le Fay y a Ophis aquí. Esto se debía a que ella, al igual que Edzard y Yasaka, se sentía en deuda con el equipo de Vali por su ayuda en Kioto, pues salvaron a Marie y a Kunou de una posible muerte.
“Eso es cierto… pero, aun así, no me siento del todo convencida de tener a una maga y a uno de los dos seres más fuertes del mundo aquí…” dijo Mittelt mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.
“Te entendemos, pero no hay nada más que hacer, solo llevarnos bien con ellas… y por lo que he visto, Le Fay-san no parece ser mala persona… de hecho, me recuerda un poco a Ed.” Dijo Valerie, llamando la atención de las chicas.
“¿Cómo así, Val?” preguntó Aika, mirando a su amiga con curiosidad.
“La forma en que sus ojos brillan cuando mencionan aprender algo nuevo como la magia…” respondió Valerie, recordando cómo los ojos de la maga habían brillado como estrellas cuando ingresó a la biblioteca, y ella sabía esto, porque había estado allí, buscando algunos libros sobre los vampiros de Nirm.
Las palabras de Valerie sorprendieron ligeramente a las chicas, pero no tanto como las siguientes palabras de la Dhampir.
“No soy muy docta en lo que a romance se refiere, pero es más que seguro que ella terminará enamorándose de Ed… a diferencia de muchas de nosotras, encontrará en ella un alma afín a sus deseos de investigación…”
Aquellas palabras causaron que las chicas pensaran unos segundos, terminando por asentir, pues vieron que la Dhampir tenía razón. Es por eso, que se miraron a los ojos.
“Así que, ¿suponemos que ella será nuestra futura hermana?” preguntó Aika con una sonrisa, haciendo un hincapié en la palabra hermana, usando una voz un poco más sensual al decir esa palabra.
“No lo digas de esa manera, Aika… suena raro…” habló Lint, reprendiendo a la maga por esas palabras mientras se sonrojaba ligeramente.
“Sí, cuatro ojos pervertida, no digas así esa palabra.”
“Oh… vamos, Mittelt, en serio te da vergüenza esa palabra… pero si es la verdad, en esta familia todas somos hermanas de harem, las cuales compartimos a un solo hombre…” sonrió de manera pervertida Aika, recordando los intercambios que solían hacer en algunos momentos. Lamentablemente, no pudo recordar mucho, pues Asia le dio un suave golpe en la cabeza, devolviéndola a la realidad.
“No seas pervertida por ahora, necesitamos hablar bien de lo que sucede con Le Fay y con Yasaka.”
“Asia tiene razón, Aika. Tenemos que saber qué pasará, ya que, si ellas se unen, me temo que tendremos que conseguir una cama más grande.” Dijo Valerie, la cual miró la cama y el resto de los muebles. “Es bueno que la habitación sea enorme, tal vez así no haya tanto espacio libre.”
“Por ahora no sabemos si ellas están enamoradas de Ed, por lo que propongo que las observemos, pero solo eso, no intervendremos, dejaremos que todo siga su curso, si ellas quieren, tendrán que venir a hablar conmigo…” dijo Asia, dando fin a la conversación sobre ellas dos.
“Bien, supongo que eso es todo por esta noche, ¿no?” preguntó Aika, la cual miró la cama con anhelo, pues quería irse a dormir, ya que mañana tendrían clases y quería descansar para ir al menos con algo del ánimo diario que usaba en la academia.
“Sí, supongo que sí… solo faltaba el asunto de Ophis-san… pero supongo que ella solo está interesada en Ed para tratar de hacer que la ayude a sacar al Gran Rojo de la Brecha Dimensional.” Dijo Asia, levantándose y preparándose para ir a dormir, pues mañana era el día en que su hija despertaría y ella quería estar allí, pero no iría sola…. Esto se debía a que sus padres también querían estar allí. Hablando de sus padres, ella recordó que su padre y su madre no habían salido de la sala médica desde lo que ocurrió el día en que despertaron. Esto se debía a que aún estaban en recuperación y si tenían suerte, mañana estarían listos para al menos salir a caminar un poco por el castillo.
“Ella no parece ser una mala persona… solo ¿apática?” preguntó Lint, llevándose una mano al mentón, recordando que no había visto alguna emoción en el rostro de aquel dragón.
“Ouroboros es complicado de entender… así que, por el momento, no lo intentes.” comentó Mittelt, captando la atención de las chicas.
“¿Qué quieres decir?” preguntó Aika, sintiendo curiosidad por lo que decía el ángel caído.
“Sé que lo viste, pero durante toda la cena, ella no mostró ninguna emoción…”
“Ahora que lo mencionas, es verdad, ella no reaccionó casi a nada… es casi como si no tuviera emociones…” comentó Valerie, recordando que Mittelt tenía razón, pues ella no había visto a Ophis mostrar ninguna emoción. Sin embargo, ella sentía que tal vez había visto mal, por lo que miró a sus amigas y les preguntó si habían visto lo mismo, y para su sorpresa, ellas dijeron que también vieron lo mismo.
“Así que… ¿aceptamos que ella no tiene emociones, verdad?” preguntó Lint, mirando a sus amigas.
“Sí… eso es lo más probable… pero eso solo abre nuevas dudas sobre ella… como, por ejemplo, ¿por qué Ed puede relacionarse con ella como si no le afectara la falta de emociones de Ouroboros?”, preguntó Mittelt, la cual era la que sabía un poco más de Ophis en el grupo.
“Creo que se debe a que ve reflejado en ella a Numinex…” respondió Asia, captando la atención de las chicas.
“¿Numinex?” preguntó Valerie, tratando de recordar si Edzard había mencionado a alguien con ese nombre, pero se dio cuenta de que no lo había hecho. “¿Quién es Numinex?”
Al oír la pregunta de la Dhampir, Asia la miró y, llevándose una mano al mentón, se dio cuenta de que no le había contado a nadie de esto, por lo que, sin pensarlo, decidió contarles a las chicas la historia.
“Verán… Numinex es… no, era un dragón, un Dovah que vivió en la primera era…” dijo Asia, comenzando a contarles a las chicas la historia del dragón Numinex, contándoles cómo este dragón había sido atrapado por un Jarl nórdico, el cual se llamaba Olaf Ojo Único. Este hombre era el Jarl de la comarca de Carrera Blanca y había atrapado al dragón en su palacio. Aquel encierro había llevado al dragón a descender a la locura, un final más que horrible para un dragón según Edzard y sus hermanos.
“Eso es horrible… no sabía que los dragones podían pasar por cosas como esas…” susurró Lint, la cual sentía un nudo en su estómago, pero no era la única, ya que todas las chicas sentían lo mismo.
“La palomita tiene razón… desde que oí sobre los Dovah, pensé que eran seres invencibles… pero ahora, me parecen muy similares a nosotros.” dijo Mittelt, la cual no podía siquiera imaginarse cómo sería caer en la locura hasta el punto de que rogarías por la muerte.
Las palabras del caído, sumadas a la historia contada por Asia, hicieron que todas se dieran cuenta de algo, la razón por la que Edzard permitía a alguien como Ophis, un dragón con el poder de destruir este mundo, quedarse aquí para su “seguridad”.
‘No es para protegerla de los peligros exteriores… Es para que ella no termine como Numinex.’ fue ese el pensamiento colectivo de todas las chicas, quienes decidieron ayudar a su amante en lo que ellas comenzaron a pensar era su objetivo con Ophis.
Mientras Asia y el resto de las chicas charlaban en la habitación principal, Le Fay y Ophis se encontraban en una de las habitaciones de invitados.
La “líder” de la Khaos Brigade y la hermana de Arthur habían recibido habitaciones separadas inicialmente, pero tras la primera noche, Le Fay solicitó que ambas fueran trasladadas a una habitación doble. Esto se debió a que Ophis se había colado en su habitación y se había negado a irse. Por ello, para evitar tener un problema con Ophis, se decidió aceptar la petición de la maga.
Actualmente, la maga se encontraba sentada en una silla, leyendo uno de los tantos libros que había en la biblioteca del palacio. Los ojos de la maga estaban fijos en la lectura, por lo que no estaba prestando atención a Ophis, quien estaba sentada en el alféizar de la ventana. La ventana estaba abierta, permitiendo que el olor del bosque entrara a la habitación con la brisa nocturna.
‘Es increíble, estos libros no tienen la misma cantidad de información que los libros de magia del sistema mágico que usamos en este mundo, pero eso no es ningún problema, ya que lo compensa con la calidad.’ pensó Le Fay, pasando de página. Observó que esta nueva página le mostraba un diagrama muy raro, el cual no podía comprender del todo. Al ver esto, soltó un suspiro, pues había llegado a la parte en la que siempre se debía detener al leer estos grimorios.
Levantándose de la silla, la joven se acercó a la ventana, parándose junto a Ophis. La joven maga debería estar asustada por quedarse junto a un ser como Ophis, uno de los seres más poderosos del mundo, quien poseía el poder de destruir el mundo, pero ella sabía la verdad. Gracias a haber pasado varios meses con relativamente varias visitas del dragón, ella sabía que Ophis no tenía intención de matar a nadie, no porque no pudiera, sino porque no le interesaba… Al menos por ahora, ya que, si ella quisiera, podría eliminar a quien quisiera.
Mirando al cielo, la mente de la maga se dirigió hacia lo que ocurrió hace un día. Ayer, en la tarde, todo el equipo de Vali, salvo ella, se fue del lugar para comenzar a moverse por el mundo, llamando la atención de las otras facciones de la Khaos Brigade. La joven estaba preocupada por sus amigos, pero sobre todo por su hermano. Ella quería haber podido ir con ellos, pero ellos habían insistido en dejarla, algo que le había molestado cuando lo oyó en la cena de ese día. Pero tras lo que su hermano dijo, ella decidió aceptar, pese a que no le gustaba quedarse atrás. Aun así, decidió quedarse para hacerle compañía a Ophis.
“Parece que está disfrutando de este lugar, Ophis-sama.” dijo Le Fay, mirando al dragón del infinito con una sonrisa en el rostro.
Ophis respondió a las palabras de la maga desviando su mirada del cielo y posándola en ella. Los estoicos ojos del dragón Ouroboros estaban como siempre, desprovistos de emociones… O al menos así lo había sido antes, pues ahora mismo, Le Fay, quien había pasado bastante tiempo con ella, podía ver que había algo diferente en ella.
“Este lugar es silencioso… No tanto como la brecha dimensional, pero es mejor que el mundo humano.” dijo Ophis mientras volvía a mirar el bosque que rodeaba el palacio.
“Sí, supongo que sí. Aunque, eso se debe a que este mundo no está poblado como el mundo humano o el inframundo.” comentó Le Fay, mirando por la ventana.
“Él es raro.” dijo Ophis, llamando la atención de Le Fay.
“¿Quién es, Ophis-sama?”
“Edzard.” Respondió Ophis de manera rápida, sorprendiendo un poco a la maga.
“¿En serio? A mí no me lo parece.” Comentó Le Fay con una sonrisa mientras pensaba en su amigo. “Puede que sea de otro mundo, pero no es-”
“No actúa como los dragones normales.” Interrumpió Ophis, provocando que Le Fay se confundiera con esas palabras.
“¿Qué quiere decir?”
“Actúa más como un humano que como un dragón.”
La respuesta de Ophis causó que Le Fay se sorprendiera enormemente, ya que no esperaba una respuesta como esa. De hecho, la sorpresa fue tal que si hubiera tenido algo en las manos, ese objeto se hubiera caído al suelo.
“¿C-cómo así?” preguntó Le Fay con algo de curiosidad, pero tartamudeando debido a que aún estaba sorprendida.
“Su forma de moverse y hablar, lo hace como si fuera humano y no un dragón.”
La respuesta de Ophis hizo poco por calmar la preocupación y por saciar la curiosidad de Le Fay, pero la maga decidió no forzar más la conversación con la diosa dragón, pues sabía que ella no era de hablar mucho. Sin embargo, antes de que se rindiera en esta charla, oyó algo que la dejó sorprendida.
“Aunque, lo que realmente lo hace raro es su propia existencia… parece incompleta.”
‘¿Qué? ¿Cómo que parece incompleto?’ pensó con pánico la maga, la cual comenzó a preocuparse por su amigo, pues ella había logrado aprender que las almas incompletas de los habitantes de Nirm tenían una gran posibilidad de convertirse en una especie de Soul Shriven, el cual difería del original debido a que no perdían sus almas, solo se volvían locos por la falta de parte de sus almas. ‘Si realmente tiene el alma incompleta, ¿Por qué sucedió aquello?’
“Pareces preocupada.” Dijo Ophis, tras ver cómo el rostro de Le Fay cambiaba de manera muy visible. La mente de la dragona, la cual no poseía emociones, comenzó a sentir curiosidad, por lo que levitando, comenzó a flotar alrededor de la maga.
El corazón de Le Fay estaba saltando, pues se sentía algo incómoda de que Ophis la mirase con sus ojos inexpresivos. La mente de la joven no entendía muy bien por qué Ophis, la cual no parecía interesada en nada más que derrotar al Gran Rojo y expulsarlo de la brecha dimensional, por ello, se sentía sorprendida y a la vez asustada, pues no sabía qué esperar del dragón Ouroboros.
“¿Es por Edzard?” preguntó Ophis, sorprendiendo a la maga, pues sus palabras contenían un ligero, pero muy ligero toque de preocupación.
Al oír aquel tono de voz del dragón del infinito, Le Fay se sintió completamente en shock, por lo que no pudo responder rápidamente. Al final, logró recomponerse lo suficiente como para poder responderle.
“S-sí…” respondió la maga, sintiendo sus mejillas arder, pues tras dar la respuesta, Ophis comenzó a mirarla de manera intensa.
La mirada del Ouroboros era tan intensa que la maga sentía que su corazón golpeaba con más fuerza su pecho, provocándole casi un ataque. Sin embargo, para su buena fortuna, la dragona desvió su mirada y volvió a mirar al cielo.
“Él es alguien interesante… aunque su existencia parece incompleta, él no lo demuestra… su fuerza, si logro hacerla mía, estaré más cerca de eliminar al Gran Rojo.”
Tras aquellas palabras, la dragona comenzó a volar, dejando a la joven maga sola, pensando en lo que había oído recientemente. Ella no estaba para nada sorprendida por el deseo de Ophis de hacer que Edzard luche por ella, ya que su principal meta era la de eliminar al gran rojo, pero aun así, le parecía extraño la cantidad de curiosidad que parecía tener ella por el hijo de Akatosh. Sin embargo, por mucho que ella deseara hacerle preguntas, sabía que serían en vano, pues Ophis no era el ser más comunicativo del mundo.
Así que, tras ver que Ophis no hablaría de nada más, Le Fay decidió volver a lo suyo. Pero en el momento en que su mano tocó el libro que planeaba leer, una voz habló directamente en su mente. La voz era grave y contenía mucha autoridad.
‘Hola, mi Adalid.’ dijo la voz de Hermaeus Mora directamente en la mente de Le Fay, causando que la maga sintiera un escalofrío recorrer su cuerpo, pues aún no se acostumbraba del todo a tener una voz hablando directamente con su mente.
‘H-hola, Lord Mora.’ pensó de manera inmediata la maga, tras superar la sorpresa de haber escuchado la voz del príncipe daédrico del conocimiento.
La relación de Hermaeus Mora con Le Fay había comenzado no hace mucho. El primer contacto había sucedido cuando la joven maga había estado descansando una noche. En sus sueños de aquel día, ella apareció en una especie de enorme biblioteca, la cual estaba conformada por estructuras que parecían ser libros apilados unos sobre otros cubiertos de una argamasa negra. Aquel lugar provocó miedo en la joven, la cual sentía que ese sueño era más de lo que parecería a simple vista. En un inicio, ella comenzó a recorrer los pasadizos, leyendo cada libro que podía encontrar, provocando que se alegrase, pues varios de los libros eran ni más ni menos que libros sobre magia, los cuales mostraban hechizos y formas de magia que ella no había visto antes. Aquello hizo que ella se sumergiera en la biblioteca hasta que finalmente llegó a una especie de lago, del cual surgió una masa de ojos y tentáculos.
Aquella masa de tentáculos se presentó ante ella como el príncipe del conocimiento, algo que la sorprendió, pues no había escuchado de algún ser con ese nombre. Sin embargo, antes de que ella pudiese hacer o decir algo más, este le ofreció ser su adalid, su campeona. Al oír aquella oferta, ella estuvo por negarla, pero antes de que siquiera dijese algo, aquella masa de tentáculos y ojos le dijo que no sería gratis, pues a cambio de convertirse en su adalid, él le daría acceso a conocimiento ilimitado.
Aquella propuesta la había dejado en piedra, pero aun así, ella se negó, pues no confiaba en ese ser. Ante su completa sorpresa, el ser se había reído y le había dicho que aceptaba su negativa por ahora, pero al final ella aceptaría, ya que una vez que un mortal probaba los conocimientos de Apocrypha, estos siempre volvían por más. Tras esas palabras, ella despertó y se dio cuenta de que había sido un sueño, o al menos eso creyó por un tiempo, pues desde ese día siempre que dormía entraba en aquel lugar. Tras varios días allí, la cantidad de información que había leído le hizo volverse adicta a ella, por lo que terminó aceptando el trato con este ser, el cual se presentó a sí mismo como Hermaeus Mora, el príncipe daédrico del conocimiento.
‘Es la hora, mi adalid… es momento en que comiences a adentrarte en las partes más oscuras de los insondables anaqueles de mi biblioteca.’
Las palabras del príncipe daédrico tomaron por sorpresa a Le Fay, la cual no supo qué responder en aquel momento, pero tras unos segundos, sonrió, pues estaba emocionada de aprender más en aquel lugar.
‘Sí, Lord Mora…’
‘Bien, mi adalid… cuando entres al reino de los sueños vendrás a mi biblioteca.’
Tras aquellas palabras, la voz de Mora y su presencia se alejó de la mente de Le Fay, dándole a la maga tranquilidad.
La maga, al sentir que el príncipe daédrico no estaba, soltó un suspiro, para luego tomar su libro y comenzar a leer un poco, hasta que sea la hora de dormir para adentrarse a los anaqueles de la biblioteca del príncipe del destino. Mientras ella leía, no se dio cuenta de que durante toda su conversación, Ophis la había estado viendo de manera fija con su rostro mostrando algo más que solo estoicismo, pues ella había sentido la presencia de alguien muy poderoso.
El viento arreciaba con fuerza, levantando el polvo del lugar, mientras el sol brillaba en lo alto, causando que una serie de espejismos se formaran en el horizonte desértico de la zona norte del país africano de Malí. En un peñasco que permitía tener una visión más que excelente, se encontraba Edzard, arrodillado, observando el horizonte.
Para cualquier transeúnte de esta inhóspita zona, Edzard parecería solo un amante de la naturaleza cualquiera que estaba observando el desierto, pero la verdad estaba muy alejada de eso. Esto se debía a que allí mismo, tras lo que solo parecía una zona baldía y sin vida, había una poderosa barrera, la cual solo era visible para él gracias al hechizo «Visión del décimo ojo».
“Hahhh… no puedo creer que solo hayan necesitado unos pocos días para encontrar una de las supuestas bases de Euclid. Supongo que Azazel puede ser rápido cuando quiere.” dijo Edzard mientras miraba el lugar, recordando que él había sido enviado allí para tratar con este asunto mientras el resto de los líderes, salvo los demonios, buscaban otras bases en otros lugares del mundo. “Espero que logren hallar una de las bases de Euclid, para poder hacer uso de «Auromancia» y saber dónde están las otras ubicaciones… bueno, repasemos lo que está sucediendo…”
Tras aquellas palabras, el hijo de Akatosh se levantó y dio un salto, llegando rápidamente al suelo. Cuando al fin cayó al suelo, creando un pequeño cráter y levantando polvo, rápidamente movió sus manos y usó el hechizo de «Invisibilidad», para de esa manera poder pasar desapercibido. Así que, moviéndose rápidamente, salió de la cortina de polvo que había creado, pues si bien esa cumplió su función de ocultarlo en un principio, Edzard sabía que ahora mismo esa cortina de polvo podría delatar su presencia, por lo que era necesario que se alejara de allí.
Corriendo de manera rápida, pero de forma cuidadosa para no levantar mucho polvo que lo expusiera, Edzard se acercó a la barrera. La barrera que cubría ese lugar era ni más ni menos que un domo de magia demoníaca, el cual era incoloro, permitiendo que funcionase como una especie de pantalla, mostrando lo que debería ser el paisaje que había allí, pero los ojos de Edzard podían ver la estructura que había debajo de esa barrera.
Bajo aquel domo, pareciendo una parte misma del paisaje, se encontraba una especie de estructura piramidal no muy grande, del tamaño de una casa pequeña. Estaba hecha de barro y tenía varias ramas saliendo de las paredes, dándole la apariencia de un puercoespín.
‘El lugar es demasiado pequeño para ser solo una base con cientos de habitaciones, lo que indica que es otra base subterránea… genial… otra vez a bajar varios pisos limpiando cada lugar de enemigos…’ Pensó con molestia Edzard, quien esperaba ver una estructura enorme, pero se había equivocado. ‘Normalmente, alguien pensaría que es raro tener una barrera tan grande para una estructura tan pequeña, pero la barrera es para evitar que los humanos excaven en las cercanías, llegando a la base… algo considerado por parte de estos sujetos… pero esa no fue su intención, la razón es para evitar que los descubran, pero eso no importa, pues yo…’
Los pensamientos de Edzard se interrumpieron abruptamente cuando su olfato captó el aroma de algo que no esperaba. La sorpresa fue tal que se detuvo rápidamente, levantando polvo.
‘Este olor… no hay duda, huele a esos desgraciados de la Facción de los Héroes…’ Pensó Edzard mientras giraba la cabeza y miraba hacia el lugar de donde provenía ese olor. Por un segundo, la mente del ex general imperial se dividió entre qué hacer, pues la presencia de un miembro de esa facción solo podía significar que este lugar estaba en los planes de la facción de Cao-Cao… sin embargo, por mucho que lo pensara, el hijo de Akatosh se dio cuenta de que esta era la oportunidad perfecta para poder capturar a un miembro de esa facción, por lo que, mirando la barrera, soltó un suspiro antes de comenzar a correr hacia la dirección de donde olía a ese miembro de la facción de los Héroes.
Notes:
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y seguimos con el capítulo 70 XD
En este capítulo vemos que Ophis parece haberse dado cuenta de que hay algo raro con el Dovahkiin, algo que ha preocupado a Le Fay.
Sobre la razón por la que Le Fay sabe lo que sabe, bueno, es la Adalid de Hermaeus Mora, y tiene acceso a la biblioteca mas peligrosa de la existencia, Apocrypha. En esa biblioteca hay muchas cosas que no deben de ser conocidas por un mortal.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 72
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Maratón (3/3)
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 71
— Solo aquellos que no han sentido la traición de primera mano pueden dar una segunda oportunidad sin preguntarse qué objetivos hay detrás de las acciones de aquellos que buscan dichas oportunidades. No todos aquellos que desean empezar de nuevo lo hacen con buenas intenciones. —
Estos son los pensamientos de Edzard tras leer un informe sobre las acciones de un exnigromante, el cual masacró al poblado que decidió darle una oportunidad para ser parte de la comunidad.
El viento arreciaba con fuerza, llevando consigo arena y polvo. A pesar de que los vientos eran fuertes, mecían de manera suave, casi como si fuera el toque de un amante, los blancos cabellos de un joven. El cabello del joven era largo y descuidado, mientras que sus ojos eran de un pálido tono azul. Sus ropas consistían en una camiseta de color gris algo holgada. Llevaba pantalones negros ajustados y botas de cuero de diseño simple. Su piel era algo pálida, casi como si fuera porcelana. No llevaba casi ningún tipo de joyería, salvo por un arete circular de gran tamaño, el cual estaba en su lóbulo izquierdo. Aquel arete tenía grabada una imagen del Dios del Sol de la mitología hindú, el Dios Surya.
El joven se encontraba parado mirando hacia la base de la facción de Nilrem, analizando todo con sus ojos, los cuales daban la impresión de que el joven era alguien cruel y despiadado. El nombre de este joven era Karna y era el heredero del alma del héroe Karna, el trágico héroe de la epopeya hinduista Majabhárata.
“Parece que no hay muchos magos de Nilrem en esta base.” dijo para sí mismo el joven mientras llevaba su mano a su espalda, encontrando la amarga sensación que era la falta de su arma.
Al no encontrar su arma, el joven recordó por qué estaba allí. La razón había sido simple, se había hartado de seguir las órdenes de Cao-Cao, pero no solo eso, sino que también se había hartado de estar trabajando con aquel ser de otro mundo.
‘Espero que puedas volver en ti antes de que sea demasiado tarde para todos, Cao-Cao.’ pensó el joven mientras recordaba lo que había sucedido antes de su partida.
Flashback
“¿Realmente planeas desertar de la facción, Karna?” preguntó Cao-Cao mientras apuntaba con su lanza a Karna.
La respuesta del heredero del alma del hijo de Surya fue el silencio mientras sus ojos estaban enfocados en todas las personas a las que llamó compañeros.
“Así es, Cao-Cao. Has tomado decisiones que nos están llevando a un callejón sin salida.” respondió Karna con voz monótona, mientras seguía examinando a sus enemigos.
Frente a Karna no solo estaba Cao-Cao, sino que con él estaban Jeanne y Georg. El grupo conformado por los tres miembros más fuertes de la facción de los héroes de la Khaos Brigade se habían reunido para detenerlo antes de que saliera de la base de la facción.
“¡Por favor, Karna-kun, reconsidéralo!” gritó Jeanne mientras clavaba sus ojos en Karna. “¡No puedes dejar la facción ahora!”
“Jeanne tiene razón, Karna.” señaló Georg mientras extendía su mano hacia Karna. “Ya hemos perdido a Heracles y a Siegfried, no podemos darnos el lujo de perderte a ti también. Así que, si no vuelves por las buenas, nos veremos obligados a obligarte a que regreses”.
“Solo te daré una oportunidad, Karna.” señaló Cao-Cao mientras daba un paso al frente.
“Lo siento, pero este es el fin…” dijo Karna, para rápidamente tomar su arco, el cual estaba a su espalda. Cuando tuvo el arma en sus manos, rápidamente dio un salto hacia atrás, ganando más distancia entre él y sus antiguos camaradas.
“Idiota.” masculló Cao-Cao con molestia, para luego dar un salto e impulsarse contra Karna.
Al ver a Cao-Cao acercarse, Karna no perdió tiempo y sacando flechas de su carcaj, rápidamente las lanzó contra el líder de la facción de los héroes.
Las flechas de Karna eran rápidas, pero no eran más que flechas mundanas, pues el joven no poseía ningún tipo de sacred gear, algo que lo limitaba al momento de luchar. Es por ello, que sus flechas fueron fácilmente eliminadas por Cao-Cao, quien las cortó con su sacred gear.
Al verlo llegar, Karna movió rápidamente su arco para defenderse. Gracias a que su arco estaba hecho de acero, logró detener el ataque de Cao-Cao, pero no por mucho tiempo. El líder de la facción de los héroes cambió su postura, lo que le permitió retraer su lanza lo suficiente para lanzar un segundo ataque a quemarropa.
Al ver ese ataque, Karna se vio forzado a soltar su arco, esquivando con un salto mortal hacia atrás el ataque de Cao-Cao. Esto lo dejó vulnerable a un ataque por parte de Jeanne, quien se había movido y ahora aparecía detrás de Karna.
“¡Lo siento, Karna-kun!” gritó Jeanne mientras lanzaba un corte horizontal contra Karna. Sin embargo, aquel ataque no impactó en el joven, pues este se agachó para eludirlo.
Después de eludir aquel ataque, Karna corrió rápidamente hacia donde estaba su arco y, al hacerlo, se vio forzado a rodar por el suelo para esquivar un rayo de poder sagrado que surgió de la punta del «True Longinus».
Levantándose rápidamente, logró alcanzar su arco, lo que fue afortunado, pues se vio forzado a usarlo cuando Georg lanzó unos hechizos elementales contra él. Al verlos, tensó rápidamente su arco y, juntando magia, conjuró una flecha de fuego. Soltando la cuerda de su arco, la flecha salió disparada y, en medio de su camino, se convirtió en varias flechas.
Las flechas de fuego de Karna impactaron contra los hechizos de Georg, provocando varias explosiones, las cuales Karna usó para escapar del lugar.
El joven comenzó a correr a toda velocidad, pues sabía que no era rival para esos tres. Sin embargo, mientras corría, un rayo de energía sagrada amenazó con impactar en él, pero logró esquivarlo, al menos parcialmente, pues terminó hiriéndole en el hombro. Aquel ataque, producido por Cao-Cao, no solo lo hirió, sino que también logró destruir su arco.
“AGhhhh…” gruñó de dolor Karna al sentir la herida, la cual hizo que quisiera recostarse contra un muro para poder descansar y dejar que el dolor pasara, pero no lo hizo, pues sabía que si se detenía, estaría muerto.
Así que, sin detenerse, el joven siguió corriendo, logrando llegar a la salida de la base de la facción de los héroes.
Fin del flashback
“Salir de la base ha sido lo más fácil… Pero ahora mismo Cao-Cao está enviando a otros miembros a cazarme… no puedo quedarme sin la protección de una facción”, se dijo a sí mismo Karna mientras comenzaba a caminar hacia la base de Nilrem.
El joven deseaba encontrar una nueva facción para obtener protección contra la facción de los héroes, pero hasta ahora, ninguna de las facciones de la Khaos Brigade era realmente lo que buscaba. Esta era la última en la que buscaría algún tipo de alianza para ingresar. Si esta facción era como las otras, no ingresaría y se dirigiría a la ciudad de Kuoh a buscar al pacto de Kuoh.
‘No necesito una facción que busque poder para fines egoístas…’ pensó Karna mientras caminaba. La razón por la que el joven se había unido a la facción de los héroes era por el nombre, ya que en un principio pensó que era una facción de humanos que buscaban defender a sus congéneres de las criaturas sobrenaturales que planeaban hacerles daño. Sin embargo, con el tiempo, se dio cuenta de que no era así, pues se dio cuenta de que el objetivo de la facción no era lo que él se imaginaba.
El joven siguió caminando bajo el abrazador sol, hasta que sus instintos de supervivencia se hicieron presentes. Sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo, miró hacia la derecha y vio cómo un puño se acercaba a su rostro.
Al ver el ataque, él rápidamente se movió hacia un lado, agachándose ligeramente. Esto le permitió esquivar el ataque, pero no pudo celebrar, ya que un segundo después, una bota apareció en su campo de visión. Este nuevo ataque iba dirigido hacia su cabeza, por lo que, para protegerse, se vio forzado a colocar sus brazos en X para de esa manera poder detener el ataque entrante.
“Ugh.” Fue el gruñido de esfuerzo y dolor que Karna soltó cuando aquel golpe impactó en sus brazos.
La fuerza del golpe fue tal que el humano se vio forzado a arrodillarse para de esa manera evitar que la fuerza del golpe destrozase su columna. Aunque, pese a que estaba a la defensiva en ese momento, Karna logró atacar. El ataque del joven se basó en atrapar el pie de su atacante, y lanzarlo lejos.
Cuando su enemigo estuvo lejos de él, Karna miró rápidamente hacia donde lo había arrojado. Al posar sus ojos en él, sintió que su sangre se helaba, pues era la última persona que esperaría ver en este lugar.
La figura que se alzaba frente a él no era una persona que hubiese visto antes, pues era la primera vez que lo conocía en persona. Esto se debía a que él no había ido a la ciudad de Kioto, sino que se había quedado con las reservas en la base de la facción.
‘No puedo creer que él esté aquí… uno de los líderes del pacto de Kuoh… el llamado tercer dragón celestial…’ pensó para sí Karna mientras veía a Edzard.
Al posar su vista en él, Karna no sabía si maldecir o alegrarse por este encuentro. Lamentablemente, no pudo pensar mucho en ello, pues tuvo que pensar en una forma de evitar que él lo vuelva a atacar. Así que, decidido a hablar con el dragón frente a él, levantó ambas manos en señal de rendición.
Los ojos de Edzard se enfocaron en el joven que tenía frente a él. Lo había atacado porque había rastros de los olores de Cao-Cao y su grupo en el cuerpo del sujeto. Para Edzard, esto era un indicativo de que, o bien era parte de la facción de los héroes o lo había sido.
‘Lo más probable es que sea un ex miembro de la facción de los héroes, debido al olor tan tenue que tiene…. Eso quiere decir que ha estado lejos de Cao-Cao y su grupo por algunos días…’ pensó Edzard mientras apretaba y soltaba sus manos, preparándose para atacarlo. ‘Es lo suficientemente bueno como para poder defenderse de un ataque sorpresa, pero parece no tener un sacred gear, de lo contrario ya lo hubiese usado.’
Luego de aquel pensamiento, Edzard comenzó a pensar en cómo incapacitarlo para leerle la mente. Sin embargo, sus pensamientos se detuvieron de manera abrupta cuando vio que el joven levantaba ambas manos, indicando de manera no verbal que se rendía.
Al ver que su enemigo se rendía, Edzard comenzó a acercarse a él, pues no comprendía por qué él se estaba rindiendo. Finalmente, le hizo la pregunta para entender por qué se rendía, pero la había hecho estando a un par de metros de distancia, ya que esa era una medida de seguridad que estaba usando para evitar algún ataque sorpresa.
“¿Quién eres y por qué te has rendido?” preguntó Edzard, sin dejar de mirar al joven.
Los ojos de Edzard pudieron ver los sutiles movimientos del cuerpo del joven, el cual al oír la pregunta que le había hecho, se tensó un poco. Aun así, el joven no tartamudeó cuando comenzó a responder a la pregunta de Edzard.
“Me llamo Karna.”
“¿Solo Karna?” preguntó Edzard, sintiendo curiosidad, pues era común que los humanos de la tierra tengan todos apellidos.
“Sí, solo Karna.” Respondió Karna con voz tranquila.
“Entiendo… Entonces, ¿Por qué te has rendido? No creo que Cao-Cao tenga miembros en sus filas que se rindan así de fácil.”
Una sutil sonrisa apareció en el rostro de Karna al oír aquello, pues era verdad. Casi la mayoría de los miembros de la Facción de los Héroes pelearía hasta el fin antes que rendirse ante un ser sobrenatural, pero él no era como los otros. A él no lo guiaba la obsesión de probar el poder humano, no, a él lo que realmente le motivaba era el deseo de ayudar y proteger a los humanos de los peligros de los seres sobrenaturales.
Al ver la sonrisa en el rostro de Karna, Edzard levantó una ceja con confusión, pero al final no le dio importancia. Sin embargo, no pudo hacerle otra pregunta al joven, pues este le respondió rápidamente a lo que él había estado preguntando.
La respuesta que salió de la boca de Karna sorprendió de sobremanera a Edzard, el cual no supo qué responder, sobre todo con lo último mencionado por Karna.
“A ver… Déjame comprender bien tu historia…. Has abandonado la facción de los Héroes y ahora buscas otra facción para unirte, pues Cao-Cao y su facción te buscan para silenciarte, ¿verdad?” Cuestionó Edzard de manera franca y directa.
“Así es. Me temo que mis objetivos se habían distanciado de los objetivos de la facción de los héroes y por eso me fui de allí. Y sobre los asesinos de Cao-Cao, es la verdad. Ellos buscan eliminarme porque sé la ubicación de las bases de la facción, también porque tengo información muy sensible sobre los miembros que la componen.”
La respuesta de Karna fue franca, o eso pensó Edzard, pues no distinguió ninguno de los patrones que aparecen cuando una persona miente. De hecho, el joven humano estaba muy tranquilo al hablar. Aquello sería más que una clara evidencia de que él decía la verdad, pero el hijo de Akatosh era muchas cosas, pero no alguien que confiaba ciegamente en quien en el pasado fue su enemigo o estuvo en un bando enemigo.
La razón por la que Edzard era tan desconfiado sobre este tema era muy simple, las traiciones que había sufrido en su vida… o al menos eso le gustaría decir, pero la verdad era que él nunca había confiado en quienes luego de ser tus enemigos decían que habían cambiado y que ahora eran tus aliados.
“Sabes, me has contado una buena historia, pero ¿cómo saber que dices la verdad…” dijo Edzard, el cual comenzó a caminar en círculos alrededor de Karna. “Podrían ser tus palabras solo viento y nada de verdad…”
Las palabras de Edzard calaron en la mente de Karna el cual, pese a saber que no eran verdad, entendía que Edzard no le creyese. Aun así, esperaba poder convencerlo, ya que, si era sincero consigo mismo, prefería unirse al dragón celestial que estaba luchando contra los daedras que a otra facción de la Khaos Brigade. Así que, sabiendo que esta era una oportunidad en un millón, dio un paso al frente para hablar.
“Es comprensible que no me creas, pero hablo con la verdad cuando digo que he dejado la facción de los héroes y estoy dispuesto a superar cualquier prueba que me des para que me consideres digno de tu confianza.”
Las palabras que salieron de la boca de Karna provocaron que Edzard sonriera, pues sintió que había llegado a donde quería. Si bien desconfiaba de las palabras de Karna, este era un activo valioso para obtener información sobre la facción de los héroes. Así que, caminando hacia Karna, se acercó hasta estar a menos de un metro de él.
“Entonces… ¿Estás dispuesto a someterte a cualquier prueba para demostrar que eres de fiar?” preguntó Edzard, ganándose un asentimiento por parte de Karna. Al ver esta respuesta, el hijo de Akatosh sonrió y extendiendo una mano, habló. “Entonces, déjame ver tu mente…. Para de esa manera saber si realmente eres de fiar.”
Al oír la petición de Edzard, Karna sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Él no sabía la razón, pero una parte de él estaba aterrada de permitir aquello, pero sabiendo que la mejor opción que tenía para ayudar a la humanidad era con el pacto de Kuoh, terminó aceptando.
Al ver que Karna había aceptado, Edzard colocó su mano en su cabeza. Un segundo después, esta mano comenzó a brillar de azul pálido, signo inequívoco de que se estaba usando un hechizo de magia de la mente.
Lentamente, la conciencia de Edzard logró llegar a la mente de Karna, permitiéndole ver sus recuerdos. De manera constante, la mente de Edzard comenzó a ser inundada por varios recuerdos, los cuales eran la infancia de Karna. Edzard pudo ver que la infancia del joven no había sido sencilla, pues era un huérfano sin parientes vivos. Había vivido en lugares no muy aptos para un joven, pero eso había hecho que él tuviese un fuerte deseo de proteger a aquellos que no podían hacerlo.
‘Ummm… realmente ha dicho la verdad…’ Pensó Edzard con una ligera sorpresa, pues no esperaba este desarrollo. Para él, las personas que cambiaban de bando porque realmente deseaban hacerlo no eran muy comunes, pues la mayoría de este tipo de cambios eran estratagemas para lograr infiltrarse en el bando contrario. Por ello, al ver que realmente el joven deseaba unirse a otra facción para ayudar a los humanos, Edzard decidió confiar en él… no del todo, pero sí lo suficiente como para responder por él de momento.
“Parece que dices la verdad…” dijo Edzard, retirando la mano de la cabeza de Karna. “Aunque, no sé si eso te hace realmente confiable… así que, para verificar si realmente eres confiable, tendrás que ayudarme con algo.”
“¿Con qué cosa?” preguntó Karna tras escuchar a Edzard.
“Verás…” dijo Edzard, comenzando a contarle al joven todo lo que estaba haciendo Nilrem.
A pesar de que se sentía sorprendido, Karna logró mantener su rostro impasible, pero no estaba para nada contento con lo que acababa de escuchar.
“Entonces… ¿Me acompañas?”
“Sí.”
La respuesta de Karna hizo sonreír a Edzard, ya que le agradó esa respuesta. Así que, girando, comenzó a caminar hacia la base de Nilrem, siendo seguido por Karna.
La luz del sol brillaba fuertemente sobre el palacio de Edzard, iluminando las habitaciones del lugar. Varias de las habitaciones estaban actualmente vacías, pero había algunas con personas. La sala de música estaba siendo usada por Ingvild, quien estaba tocando una suave melodía en el piano clásico que había en la sala.
Las manos del medio demonio se movían rápidamente, tocando una melodía sin nombre, la cual era tranquila.
Mientras sus manos tocaban aquella pieza de música, la mente de Ingvild estaba enfocada en las emociones que estaba sintiendo en este momento. Esto debido a que su mente estaba tratando de encontrar la manera de hablar con Asia, pero hasta ahora no había podido encontrar una forma de hablar de manera directa con ella.
‘Aún no he podido hablar con Asia para pedirle el permiso para poder unirme a la familia…’ pensó Ingvild, mientras dejaba de tocar el piano. Llevándose ambas manos a la sien, el medio demonio comenzó a frotarse ese lugar, pues había surgido un pequeño nuevo problema para ella… ya era el momento en que haga su debut en el inframundo, y si era sincera, estaba algo aterrada por ello.
La joven estaba aterrada porque no sabía cómo reaccionaría la población del inframundo a su existencia. Por mucho que ella ahora sea miembro de la vanguardia contra los daedras, ella aún cargaba con el apellido Leviatán, un apellido que de seguro dividiría a la población en cuanto sus opiniones de ella. Ella estaba consciente de que una parte de ellos la querrían como miembro del clan Leviatán, pero otros no.
‘Los días corren y el tiempo se me agota…’ pensó Ingvild, la cual se levantó de la silla en la que estaba sentada para comenzar a dar vueltas por el lugar.
Ella sentía su corazón acelerarse por el miedo y la anticipación, pues este era un momento importante para ella. Aun así, ella esperaba contar con más apoyo para no convertirse en un peón político. Pero parecía que no tendría suerte, pues no había podido hablar con Asia desde aquel día en que despertó en la sala de la enfermería.
Un dolor fantasmal recorrió su cuerpo al momento en que ella recordó lo que había pasado en la misión de rescate de Marie. Las heridas que había sufrido, para su buena fortuna, no habían sido muy graves, pero aun así, el dolor que sintió en aquel momento no lo olvidaría en toda su vida. Sin embargo, pese a ello, ella no guardaba rencor contra Asia, pues sabía que ella no había tenido el control de su cuerpo. Aun así, se había dado cuenta de que Asia andaba un poco de puntillas cada vez que se cruzaban o estaban en la misma sala, algo que le desanimaba, pues reducían sus oportunidades de hablar.
Soltando un largo suspiro, miró por la ventana y comenzó a pensar en qué hacer para hablar con Asia para poder decirle lo que anhelaba… ser parte de esta rara, pero alegre familia.
‘Tengo que hablar con ella lo más pronto posible, para saber qué opina de mí.’ pensó Ingvild mientras comenzaba a mirar por la ventana de la habitación.
Una sonrisa apareció en el rostro del medio demonio al ver el tranquilo lago que había al lado del palacio. Aquellas aguas tranquilas le recordaban a los días en que paseaba con su familia hace cien años, cuando todo era más sencillo para ella.
Ella estuvo mirando al lago unos buenos segundos hasta que finalmente dejó de hacerlo. Al volver a la realidad, comenzó a pensar en qué hacer para hablar con Asia este mismo día. Al final decidió hablar con ella luego de la cena, por lo que sin perder tiempo, comenzó a pensar en qué palabras usar para aquello.
Mientras Ingvild pensaba en qué decirle a Asia, Rossweisse se encontraba en la misma situación. La valquiria estaba sentada en la silla de su habitación, revisando las hojas de las clases de recuperación que impartiría al regresar a la academia después de su descanso.
Esto se debía a que Rossweisse y todas las chicas del grupo de Edzard que asistían a la academia Kuoh habían recibido un permiso de salud para ausentarse. Este permiso se les otorgó para que pudieran descansar después del reciente evento en los Alpes italianos.
Aunque la joven tenía sus hojas sobre el escritorio, su mente estaba en otro lugar… lo que había sentido al borde de la muerte. Se dice que antes de morir uno puede vislumbrar todos sus arrepentimientos, y para la mala suerte de Rossweisse, estos habían creado una profunda carga emocional en ella.
Así que, en ese momento, la joven estaba lidiando con todas las emociones que bullían en su pecho. Por lo tanto, soltando un fuerte suspiro, dejó caer el bolígrafo con el que estaba corrigiendo el material que planeaba usar al volver a dictar clases.
“¿Qué debo hacer?” preguntó en voz alta la valquiria, que se dejó caer sobre la mesa, apoyando su mejilla derecha sobre una de las hojas. “Sé lo que quiero, pero no sé si debería hablar ahora o contenerme un tiempo, al menos hasta que pase el cumpleaños de Marie-chan…”
La mente de la valquiria estuvo debatiendo esto durante varios minutos, hasta que finalmente tomó una decisión.
‘Aunque quiera apresurarme, iniciar una relación con Ed-kun antes del cumpleaños de Marie-chan se vería mal… además, tengo que preparar todo para que sea perfecto… eso me tomará algo de tiempo.’ pensó Rossweisse mientras se sonrojaba por la vergüenza que sentía al pensar en ello. ‘Aun así, aunque lo que hablaré con Ed-Kun será más adelante, hablaré con Asia lo más pronto posible.’
Con ese pensamiento, la valquiria se levantó y, sonriendo, comenzó a retomar sus deberes. Sus movimientos eran más fluidos que antes, pues su mente se había liberado de un problema. Sin embargo, eso no significa que todos sus problemas hubieran desaparecido, sino que este era el problema que más le atormentaba, por lo que ahora que estaba “solucionado”, ella podía concentrarse en sus deberes.
Con este nuevo vigor, comenzó a revisar nuevamente las notas, dándose cuenta de que había algunos errores más que corregir en hojas que ya había revisado. Sin perder tiempo, comenzó a corregir todo de nuevo. Mientras lo hacía, imaginaba algunos escenarios para lo que podría considerarse uno de los momentos más importantes de su vida.
Mientras Ingvild y Rossweisse estaban pensando en sus respectivos planes para poder hablar con Asia sobre sus sentimientos por Edzard, dos niñas se encontraban en el ala médica del palacio, mirando hacia la puerta de entrada.
Los ojos de las hijas de dos de los líderes que conformaban el pacto de Kuoh, estaban enfocados en la puerta de entrada de la sala, esperando la llegada de sus progenitores.
Ambas niñas ya se habían recuperado de las heridas que habían recibido en aquel lugar en los Alpes italianos. Cada una había despertado en diferentes momentos, siendo la primera Marie.
Cuando la primogénita de Edzard y Asia abrió los ojos, lo primero que vio fue el techo del palacio, algo que la confundió mucho. Esto se debía a que ella recordaba haber estado en aquella prisión a donde la habían llevado esos sujetos malos que habían aparecido en el pueblo natal de su madre.
Sin embargo, su confusión no duró mucho, pues rápidamente olió el aroma de Kunou y, girando la cabeza, la vio descansando a su lado. Aquel descubrimiento le hizo darse cuenta de inmediato que estaba de regreso en el palacio, por lo que sonrió enormemente.
Levantándose de un solo impulso, la pequeña dragona extendió su mano, esperando despertarla. Sin embargo, cuando su mano tocó la piel de la kitsune, esta no respondió.
La falta de reacción de su amiga provocó que Marie se asustara, comenzando a moverla con un poco de brusquedad, pero al final, incluso aquello no hizo nada por despertarla. Esto hizo que la joven comenzara a gritar el nombre de Kunou con pánico, llamando la atención de las sirvientas, quienes llegaron y rápidamente controlaron la situación, explicándole lo que ocurría con Kunou.
Al final, la pequeña dragona entendió que su amiga estaba muy agotada tanto mental como físicamente, por lo que no despertaría hasta dentro de un rato. Por ello, ella se quedó esperando a su lado.
Por fortuna, Marie no tuvo que esperar demasiado, pues diez minutos después, Kunou abrió los ojos. Sin embargo, a diferencia de Marie, ella despertó de manera más brusca, levantándose y llevándose una mano a la garganta. La joven kitsune comenzó a tomar bocanadas de aire muy fuertes mientras miraba a todos lados con extrema ansiedad y pánico.
La forma en como Kunou se comportaba aterró a Marie, la cual hizo lo primero que se le vino a la mente, abrazar a su amiga. A pesar de que la joven kitsune se sobresaltó al sentir a Marie abrazarla, pudo ver que era su amiga quien la estaba abrazando. Aquella acción fue suficiente como para que ella pudiese notar donde estaba, tranquilizándose de manera paulatina.
Tras aquello, la habitación se volvió a llenar de sirvientes, quienes les dieron a las chicas chequeos rápidos, para luego decirles que informarían a sus progenitores para que vengan a verlas. Lo que nos trae a este momento.
“Ma-chan…” susurró Kunou, la cual estaba mirando a la puerta sin pestañear. “Realmente se están demorando… ¿No lo crees, Ma-chan?”
“Sí…. Quiero que vengan ya…. Tengo que contarles muchas cosas.” Respondió Marie mientras hacía un puchero, pues estaba molesta de que sus padres no estuviesen allí en ese momento.
“Sí, te comprendo.” Comentó Kunou, mirando a su amiga / hermana menor con una sonrisa, pues le resultaba tierno verla hacer ese puchero. Sin embargo, ella también estaba algo preocupada, ya que sabía que su madre estaría enojada con ella por desaparecer así e irrumpir en una misión tan importante como lo era la de rescate de Marie.
Después de aquel breve intercambio de palabras, ambas dejaron de hablar y se recostaron la una contra la otra, apoyándose mientras movían sus pies juguetonamente. Estaban sentadas en el borde de la gran cama de hospital que había en la sala. Hicieron eso durante un par de minutos, hasta que se vieron obligadas a detenerse, pues percibieron cuatro olores acercándose rápidamente. Dos de esos olores fueron reconocidos de inmediato por ellas, pero los otros dos no…
“¿Quiénes vienen junto a mamá?” preguntó Marie confundida, pues estos olores eran nuevos para ella.
“No sé, pero parecen ser mayores que Asia-san.” Respondió Kunou, detectando que el aroma de los otros dos era ligeramente más agrio, algo que demostraba más edad.
La respuesta de Kunou provocó que Marie se sintiera aún más confundida, pues no conocía a personas mayores, salvo los líderes de los pactos, pero estos no tienen ese olor agrio de los humanos al envejecer. Los únicos que la pequeña pudo imaginar serían sus abuelos paternos, pero estos tenían un olor ya conocido por ella, por lo que no eran ellos.
Afortunadamente, ninguna de las dos chicas tuvo que pensar mucho en ello, pues unos pocos segundos después la puerta de la habitación fue abierta por Asia y Yasaka, quienes no perdieron tiempo y de un solo movimiento llegaron a donde estaban sus hijas, tomándolas en fuertes abrazos.
“Mi pequeña Kunou, ¿Cómo en el nombre de Amateratsu se te ocurrió ir a un lugar como ese?” preguntó Yasaka mientras abrazaba a su hija como si temiese que esta desapareciera en cualquier segundo.
Por su parte, Asia le estaba haciendo otra pregunta a su hija.
“¿Estás bien, Marie? ¿No sientes dolor en alguna parte de tu cuerpo?” preguntó Asia mientras tenía a su hija abrazada como si esta fuese de cristal.
La boca de ambas niñas se abrió, intentando dar una respuesta, pero ninguna palabra surgió de allí. Lentamente, los ojos de las dos comenzaron a llenarse de lágrimas, las cuales comenzaron a caer como cascadas, mojando las mejillas de las dos pequeñas, así como las ropas de sus madres. Un segundo después de que comenzaron a llorar, los llantos de las dos comenzaron.
A pesar de que ambas niñas habían despertado y habían estado en pánico, a su manera, ahora mismo estaban en los brazos de sus progenitoras, por lo que los sentimientos que de manera inconsciente mantenían reprimidos surgieron, provocando que ambas lloraran y desahogaran todos sus miedos.
“Ya, ya… todo está bien ahora, Marie… Ya estás en casa…” susurró Asia mientras comenzaba a llorar al tener a su hija en brazos.
“Tranquila, estás a salvo.” Susurró Yasaka en el oído de su hija Kunou, la cual solo la abrazó más fuerte, temiendo que su madre solo fuese una ilusión de su mente.
Las dos niñas lloraron y soltaron todo durante más de quince minutos, minutos en los que fueron consoladas por sus madres. Finalmente, comenzaron a calmarse lentamente.
Al ver que las dos ya se estaban calmando, tanto Asia como Yasaka decidieron hacerles preguntas, las cuales estaban enfocadas en lo que había pasado. Para Marie, las preguntas fueron sobre lo que había ocurrido en la iglesia.
Las palabras de la pequeña comenzaron como un susurro, pero lentamente comenzó a narrar de mejor manera lo que había ocurrido. La pequeña narró que había estado jugando a las escondidas con los huérfanos, todo de manera tranquila. Aunque, eso había cambiado cuando Marcus ingresó al lugar, sonriendo como de costumbre. El padre le había dicho que lo siguiera, ya que supuestamente Asia la había estado llamando, pero Marie se había negado, pues no había escuchado a su madre.
Ante esta respuesta, Marcus había seguido insistiendo. Sin embargo, al final, Marie mencionó que nunca le hizo caso, lo que llevó a que él usara un hechizo para tomar como rehenes a todos los niños. Al verlos, ella intentó usar su thu’um, pero él utilizó a los niños como escudos humanos, deteniéndola. Después de eso, Marie narró cómo Marcus golpeó a los niños para presionarla a irse. Finalmente, aceptó y él chasqueó los dedos, haciendo aparecer a algunos sujetos. Uno de ellos se acercó y le dio un certero golpe en la cabeza con una bota, dejándola inconsciente.
Tras narrar esas escenas, Marie contó lo que había pasado durante su cautiverio, mostrando confusión y haciendo énfasis en la voz que había hablado con ella.
“¿Una voz te habló directamente a la mente?” preguntó Asia con mucha preocupación, ya que no era nada normal que eso ocurriera.
“Sí, era un hombre y se presentó a sí mismo como «El Viento Gris».” Respondió Marie, llevándose una mano al mentón y ladeando la cabeza mientras recordaba el nombre con el que la voz se había presentado.
“¿El Viento Gris? Vaya nombre más peculiar.” comentó Asia con algo de confusión, pues no había escuchado ese nombre en su vida.
“¿No has oído de él, Asia-san?” preguntó con curiosidad Yasaka, la cual tenía a Kunou sentada en su regazo.
“No.” respondió Asia mientras negaba con la cabeza. “Aunque, por la forma en cómo se ha comunicado, es posible que la identidad de este ser sean tres.”
“¿Cuáles, si se puede saber?”
“Antes de responderte, lo primero que debes saber es que hablar directamente a la mente se considera magia de la mente en Nirm. Así que, las únicas identidades para este Viento Gris son: Primero, un mago extremadamente poderoso y muy versado en la magia de la mente. Esta opción es la intermedia en peligrosidad de las tres. La segunda es que haya sido un príncipe daédrico, ellos son muy versados en este tipo de magia, ya que la usan para hablar con sus adalides. Finalmente, la más difícil de todas, pero a la vez, la que más segura es, que haya sido un Aedra.”
“Esas no son muchas opciones.” señaló Yasaka, la cual estaba segura de que gracias a que eran pocas las opciones sería fácil descubrir quién era este ser.
“Sí, pero aun así, las subopciones son muchas y cada una tiene niveles de peligrosidad muy diferentes”, expresó Asia mientras frotaba la cabeza de su hija amorosamente. “Le diré a Ed sobre esto… él sabe más de este tipo de cosas que yo.”
“Tienes razón… ahora, Kunou, querida… ¿Qué pasó contigo?” preguntó Yasaka, dejando de mirar a Asia y mirando a su hija. “¿Cómo es que te enteraste de la misión y cómo terminaste en la base de los Alpes?”
La voz de Yasaka era amable, pero a la vez exigente, pues la kyubi quería saber cómo es que su hija había terminado en los Alpes italianos junto a los miembros del ORC. Si bien ella había escuchado la historia por parte del ORC, aún quería saber la versión de su hija, más que todo para confirmar lo que llevó a su pequeña a hacer algo tan arriesgado.
Al oír la pregunta de su madre, la primera reacción de Kunou fue mirar a un lado, pero sabiendo que su madre querría respuestas, comenzó a dárselas de inmediato.
La joven kitsune comentó cómo ella había espiado la conversación de Yasaka con Asia y el resto de las chicas. Esto hizo que la kitsune mayor se sintiera sorprendida de esto, pues no se había dado cuenta de que su hija había estado en la sala. Tras ello, la joven kitsune continuó narrando todo lo que había pasado, llegando a la batalla que habían sostenido con Marcus.
En el momento en que Kunou comenzó a narrar todo lo que ocurría en la batalla, Yasaka sintió que se tensaba. Por eso, suavemente comenzó a rascar detrás de sus orejas, lo que hizo que Kunou se relajara. Sin embargo, aunque Yasaka parecía tranquila, la verdad era que estaba enojada por lo que escuchaba, especialmente al final.
“Al final, mi mente comenzó a deshacerse, pero estoy segura de que oí la voz de Edzard antes de caer inconsciente.” dijo Kunou, lo que hizo que tanto Yasaka, Marie y Asia la miraran. Las mejillas de la pequeña kitsune comenzaron a teñirse de rojo, pero no fue por la mirada que estaba recibiendo. No, la razón por la que empezó a sonrojarse fueron las palabras que Edzard había dicho cuando apareció.
“Kunou, ¿qué sucede? ¿Por qué te estás sonrojando?” preguntó Yasaka con algo de preocupación al ver a su hija.
Al oír la pregunta de su madre, Kunou la miró y comenzó a tartamudear, pero al final logró decir lo que Edzard había dicho. Debo decir que las palabras de la joven habían calado en las mentes de Asia y Yasaka quedaría corto, pues aquellas palabras significaban que Edzard realmente consideraba a Kunou como su hija.
La sala quedó en un silencio incómodo tras las palabras de Kunou, algo que incomodó mucho a las dos más pequeñas de la habitación. Por lo que, mirando a sus respectivas madres, les preguntaron qué pasaba.
“Tranquila, Marie. No pasa nada, solo que me quedé en blanco unos segundos.” respondió Asia con una sonrisa mientras miraba a su hija.
“Así es, Kunou. No pasa nada.” respondió Yasaka también con una sonrisa.
La respuesta de ambas mujeres no fue muy convincente para las pequeñas, las cuales levantaron una ceja cada una en señal de incredulidad. Al ver esto, Yasaka miró a Asia y pensando rápidamente, decidió usar la mejor carta que tenían ahora para cambiar de tema, por lo que sin pensarlo dos veces, habló.
“Por cierto, Asia-san… ¿No tenías algo que querías decirle a Marie-chan?”
Los ojos de Asia se abrieron en el momento en que oyó las palabras de Yasaka. Recordando que había dos personas que querían conocer a Marie, la tomó por las axilas y la giró, haciendo que se vieran cara a cara.
“Escucha, Marie.” dijo Asia, llamando la atención de su hija, pero también de Kunou, algo que alegró a Yasaka, pues quería desviar cualquier conversación sobre el asunto de Edzard llamando hija a Kunou.
“Sí, mamá.” respondió Marie con una sonrisa en el rostro. “¿Qué sucede?”
“Verás, hija mía… Hay dos personas que quieren conocerte.” respondió Asia de manera rápida, provocando que su hija la mirase con confusión.
“¿Dos personas que quieren conocerme?”
“Así es. Son dos personas muy importantes para mí… Pensé que estaban muertos, pero eso no era verdad.” respondió Asia, poniendo una sonrisa brillante, la cual comenzó a causar curiosidad en Marie, quien no sabía qué personas podían alegrar tanto a su madre sin ser su padre.
“¿Quiénes son ellos?” preguntó Marie con expectación, pues quería saber quiénes eran.
Al oír la pregunta de su hija, Asia sonrió enormemente. Acercando su rostro al de ella, habló de manera ansiosa. “Son tus abuelos.”
La respuesta de Asia provocó que los pequeños ojos de Marie se abrieran como platos, pues esa era una respuesta que nunca llegó a pensar o imaginar.
“¿Mis abuelos?” preguntó con sorpresa Marie, pues no entendía aquello. Esto se debía a que ella conocía el olor de sus abuelos y ellos no podían ser quienes habían llegado con su madre, pues el olor era muy diferente. Por lo que, mirando a su madre, preguntó. “Mamá, ¿por qué dices que los abuelos están aquí? Si esas personas que están fuera huelen diferente a los abuelos Roland y Selene.”
La pregunta de su hija hizo que Asia se percatara de que no había expresado correctamente lo que quería decirle. Así que, tomando a su hija por las mejillas, la miró mientras le explicaba lo que sucedía.
“Marie… parece que lo has olvidado, pero te preguntaré algo…” dijo Asia con una sonrisa, pues sabía que cuando le hiciera la pregunta, su hija comprendería la situación. “Dime, ¿cuántos abuelos tienes?”
La pregunta de Asia hizo que la pequeña dragona se llevara una mano al mentón, pensando en la respuesta, la cual encontró en pocos segundos.
“¡Tengo cinco abuelos!” respondió Marie emocionada. “El abuelo Akatosh, los padres de mi papá y los padres de mi mamá…”
Tras decir aquellas palabras, Marie finalmente comprendió lo que su madre había querido decirle. Queriendo confirmar si era verdad, la pequeña dragona miró a su madre y vio cómo esta asentía. Al ver esta respuesta, Marie se quedó quieta unos momentos, pero unos segundos después sonrió enormemente. La pequeña comenzó a moverse de manera fascinada, completamente emocionada por la noticia. Marie estaba tan feliz por esta noticia que comenzó a saltar en las piernas de su madre.
“¿Dónde? ¿Dónde están mis abuelos?” preguntó Marie con mucha expectación en su voz, mirando a todos lados.
“Afuera.” Respondió Asia con una sonrisa, volviendo a tomar a su hija en brazos y colocándola de tal manera que miraba a la puerta. Al ver que su hija estaba en posición, Asia miró a Yasaka, la cual también miraba la puerta, asintiendo, Asia habló. “Pueden pasar.”
En el momento en que Asia habló, la puerta se volvió a abrir y Marie vio entrar a dos personas. Las dos personas, las cuales ella entendió que eran sus abuelos, sorprendieron enormemente a la pequeña. Esto se debía a que no se comportaban como ella esperaba, pues caminaban casi como si estuvieran sobre un puente de cristal. Esta forma de actuar disminuyó la emoción que sentía Marie al conocerlos, algo que fue notado por ellos.
Sin que Marie lo supiera, la razón por la que ellos se acercaban con tanta cautela era simple… el gran parecido que tenía con Asia, algo que les hacía recordar que nunca estuvieron para su hija en los momentos en que ella tenía la misma edad que Marie. Aquel recordatorio era una lanza directa al corazón de los dos abuelos de Marie, quienes comenzaron a sentirse mal emocionalmente.
“H-hola…” dijo con algo de timidez Marie, pues se sentía algo ansiosa por cómo se comportaban sus abuelos.
Ambos adultos se estremecieron ligeramente al oír la voz de su nieta saludándolos. El corazón de ambos comenzó a latir con bastante fuerza, provocando que ambos se sintieran algo incómodos. Aun así, no dejaron de acercarse y cuando estuvieron frente a su hija, ambos actuaron de diferente manera.
La primera en moverse, superando la velocidad que tanto Yasaka como Asia esperaban que pudiera tener, fue Zephyra, la cual movió sus brazos y tomó a Marie, levantándola de manera rápida.
“¡WOAAA!” gritó Marie al ser cargada por su abuela de manera abrupta, lo cual la confundió y sorprendió enormemente.
“¡Eres tan linda!” gritó Zephyra mientras presionaba su mejilla contra la de su nieta, frotándolas en una genuina muestra de cariño. “Cariño, mira. Es como ver a una versión en miniatura de nuestra hija.”
Las palabras de Zephyra hicieron que Marcoryan mirara hacia donde estaba su esposa, sonriendo al ver cómo esta abrazaba a su nieta.
“Sí, tienes razón.” Respondió Marcoryan, el cual también se acercó a su nieta, para comenzar a despeinarla suavemente.
“Hola, es un gusto conocerte, Marie.” Dijo Marcoryan con una sonrisa al ver a su nieta. “Me llamo Marcoryan Cumberland y la mujer que te está abrazando se llama Zephyra Argento.”
El tono de voz y las acciones de sus abuelos sorprendieron a Marie. Debido a su comportamiento anterior, ella pensaba que no la querían. Sin embargo, al percibir estas muestras de afecto, la pequeña dragona se dio cuenta de que no la odiaban, sino que la amaban. Por lo tanto, sin pensarlo dos veces, se separó de su abuela, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso en la nariz.
La acción de Marie sorprendió a su abuela, quien luego gritó de felicidad y la abrazó fuertemente.
Mientras Marie comenzaba a conectar con sus abuelos, Kunou observaba todo con un poco de celos, ya que ella nunca había conocido a los suyos. Esto la llevó a poner un semblante triste y a mirar al suelo.
La reacción de su hija ante lo que estaba ocurriendo con Marie entristeció a Yasaka, pues sabía cómo se sentía.
‘Lamento que no puedas conocer a tus abuelos, Kunou.’ pensó Yasaka con tristeza mientras comenzaba a mover su mano para consolarla. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, escuchó pasos acercándose y al levantar la mirada, vio a Marcoryan.
‘¿Qué planea hacer?’ pensó Yasaka al ver al padre de Asia acercándose a ellas. La mente de la kitsune comenzó a pensar en algunas cosas negativas, de lo cual se arrepintió, pues había conocido a los padres de Asia hace poco y sabía que no eran malas personas. Así que, simplemente se quedó observando lo que ocurriría frente a ella.
“Hola.” dijo Marcoryan, saludando a Kunou.
“Hola.” respondió Kunou, desviando un poco la mirada, pues no quería que la vieran tan triste.
“Eres Kunou, ¿verdad?”
“Sí, soy yo.”
“Me llamo Marcoryan y soy el padre de Asia. Aunque supongo que eso ya lo sabes, ¿verdad?” preguntó Marcoryan sin dejar de mirar a Kunou.
Ante la pregunta, Kunou asintió, pues era más que obvio tras la presentación que Asia había hecho.
“Aunque, tal vez no sabes que soy el tío abuelo de Edzard.”
Las palabras de Marcoryan sorprendieron a Kunou, quien no sabía aquello. Sin embargo, la pequeña no pudo decir nada más, pues el padre de Asia volvió a hablar.
“Así es, soy el tío abuelo de tu padre adoptivo… lo que me convierte a mí y a mi esposa en tus tíos abuelos.” dijo Marcoryan con una sonrisa en el rostro, mintiendo, pues no era exactamente el tío abuelo de Edzard, sino que estaban más distanciados sanguíneamente, pero eso no era algo que la pequeña kitsune debía saber.
Al oír aquellas palabras, los ojos de Kunou se llenaron de lágrimas por la emoción que sentía al oír aquello. La joven estaba tan sorprendida y alegre por oír esto que no pensó en cómo Marcoryan había dicho que Edzard era su padre adoptivo.
“Así que, mi nueva querida nieta, ¿Quieres venir con nosotros a caminar por el bosque un rato?” preguntó Marcoryan, quien había pensado en esta nueva pequeña actividad para poder unirse a los nuevos miembros de su familia, tanto sanguínea como adoptiva.
“S-sí, quiero ir con ustedes.” respondió Kunou, extendiendo su mano, la cual fue tomada por Marcoryan.
Sosteniendo la mano de la pequeña Kitsune, Marcoryan miró a Yasaka, quien sonrió, dándole así permiso para que su hija saliera a pasear con los familiares de Edzard.
Tras este asentimiento, Marcoryan se acercó a Marie y a Zephyra, para luego mirar a Asia.
“Hija, me llevaré a Marie y a Kunou a dar un paseo con nosotros por el lago.” informó Marcoryan, ganándose un asentimiento por parte de Asia, quien no vio nada malo en permitir que sus padres pasaran tiempo con las dos niñas.
Con el permiso de ambos padres, las dos niñas fueron llevadas fuera de la habitación por Marcoryan y Zephyra.
Mientras las niñas y los dos adultos abandonaban la habitación, Yasaka se levantó de su lugar y se acercó a Asia. A punto de hacer una reverencia en agradecimiento por lo que los padres de Asia habían hecho, Asia la detuvo.
“No es necesario agradecer esto, Yasaka-san.” dijo Asia levantándose de la cama. “No es necesario hacerlo en familia.”
Las palabras de Asia provocaron que Yasaka abriera los ojos de sorpresa, pues solo podían significar que ella la estaba aceptando en su familia. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, la esposa de Edzard se adelantó y volvió a hablar.
“No deberías sorprenderte, incluso si no fueras la prometida de mi esposo, el hecho de que él llame a Kunou su hija solo significa que planea adoptarla, sin importar el destino del compromiso entre tú y él. Eso hace que Kunou se convierta en mi pariente y en el de mis padres.”
“Entiendo.” dijo Yasaka, comprendiendo lo que Asia quería decir, algo que la decepcionó un poco, pues había esperado que ella estuviera completamente de acuerdo con que se uniera a la familia. Aun así, al ver que estaban solas y que el ambiente era bueno, la líder de los youkai decidió hablar. “Pero… ¿Y si quisiera continuar con el compromiso hasta el final?”
“¿Cómo?” preguntó Asia, sorprendida por la repentina pregunta de Yasaka.
“¿Qué pensarías si decidiera que quiero continuar con el compromiso hasta el final y casarme con Edzard?” preguntó Yasaka con una voz y mirada seria, demostrando que esta vez no estaba bromeando.
Al oír y ver la forma en que Yasaka expresaba esto, Asia se dio cuenta de que ella no estaba bromeando e internamente se preguntaba cómo había llegado a este momento. Aun así, aunque no entendía muy bien cómo Yasaka había llegado a la conclusión de querer continuar con el compromiso hasta el final, decidió solo mirarla y sonreír.
“Yasaka-san…” dijo Asia, llamando la atención de la mencionada. “Estoy segura de que te has dado cuenta de que siempre me ponía tensa cuando estaba contigo, ¿verdad?”
“Si.” respondió Yasaka, recordando cómo Asia cambiaba su forma de hablar y de comportarse cuando ella estaba cerca. Eso siempre había sido algo que le había molestado a la líder de los Youkai, pues cada vez que intentaba hablar con Asia, tenía que ver cómo esta se ponía en guardia. Aunque, si era sincera consigo misma, entendía por qué lo hacía.
“Bueno, parece que ya no me siento así cuando estoy contigo.” señaló Asia mientras movía su mano y tomaba la mano de Yasaka.
La acción de Asia y sus palabras provocaron que la kitsune mirara hacia donde su mano y la de Asia se tocaban.
“No sé qué nos deparará el futuro… pero, si realmente quieres estar con Ed, yo… yo no tengo problemas con ello.”
Aquellas palabras calaron en el corazón de Yasaka, quien solo pudo sonreír ante ellas.
“Gracias…” dijo Yasaka, sintiéndose verdaderamente agradecida con Asia por darle esta oportunidad de poder ser parte de una familia, una familia extensa y donde compartiría a su esposo, pero una donde sabía que nunca sería dejada de lado.
Las luces artificiales del interior de la base de Nilrem parpadeaban cada cierto tiempo, haciendo que el ambiente del lugar se volviera más pesado y tétrico. Los largos pasillos de la base estaban desprovistos de mobiliario, por lo que se podía ver hasta el final de cada uno de ellos.
Caminando por uno de esos pasillos, que estaba en el tercer nivel inferior de aquel lugar, se encontraban Edzard y Karna. El dúo de jóvenes caminaba con pasos rápidos, pero silenciosos… al menos por parte de Edzard, pues Karna era un poco más torpe y solo podía caminar de manera silenciosa si se enfocaba únicamente en ello.
“El ambiente de este lugar es muy sombrío.” comentó Karna mientras cruzaba frente a la entrada de una habitación, desde donde pudo observar su interior. El interior de la habitación era, extrañamente, un lugar bien iluminado, pero libre de cualquier tipo de mobiliario, es decir, estaba completamente vacío.
“Sí, es cierto. Pero estamos en los pisos superiores… y no nos hemos topado con ningún miembro…”
Las palabras que salieron de la boca de Edzard se vieron interrumpidas cuando, de la nada, aparecieron varios magos humanos frente a ellos.
“¡Intrusos!” gritó el primer mago que vio a Edzard y a Karna, llamando así la atención de todos sus aliados cercanos. El mago, tras aquel grito, movió una mano y apuntó con ella a los dos intrusos. Sin embargo, antes de que pudiera crear un círculo mágico, fue asesinado por una certera lanza de hielo en la cabeza.
El cuerpo del mago salió disparado por la fuerza del hechizo, terminando por impactar en una de las paredes, quedando incrustado allí gracias a la lanza de hielo.
Aquel suceso provocó que todos los magos sintieran un escalofrío recorrer sus cuerpos, pues vieron cómo su compañero no había tenido ni tiempo para poder lanzar un hechizo. Esto hizo que todos dieran un paso hacia atrás al ver a Edzard y a Karna, quien seguía muy de cerca al joven dragón.
“Acabemos con ellos rápido, Karna.” dijo Edzard, quien comenzó a enviar magia a sus extremidades.
“Sí.” respondió Karna, quien, a pesar de que no tenía un arco o alguna arma, aún podía luchar cuerpo a cuerpo sin armas. Por ello, sin perder tiempo, el joven humano comenzó a correr tras Edzard, usando al dragón como escudo, pues él debería poder desviar los ataques de los magos.
Los magos salieron de su miedo unos segundos después de presenciar la muerte de su compañero, comenzando de inmediato a atacar a Edzard y Karna con hechizos elementales.
“¡Disparen a discreción!”
“¡No los dejen acercarse!”
“¡Mueran, malditos hijos de puta!”
Los gritos de los magos comenzaron a resonar por el pasillo mientras atacaban a los dos jóvenes con hechizos elementales, los cuales iban desde bolas de fuego hasta balas de aire. Todos estos hechizos se movieron rápidamente por el estrecho pasillo, lo que hizo que fueran ataques directos contra Edzard y Karna. Sin embargo, para la mala sorpresa de los magos, Edzard movió su mano y conjuró un escudo, con el cual bloqueó todos los ataques entrantes.
Cuando los hechizos fueron bloqueados, Edzard apretó el paso y apareció frente a los magos. Los ojos de los magos se abrieron de sorpresa, para luego dar paso al horror cuando Edzard les destrozó la cabeza a uno de ellos con un solo y certero golpe.
Los fragmentos de cerebro y hueso salieron desperdigados, ensuciando a otros magos. Estos magos se asustaron hasta el nervio al ver esto, terminando por ensuciarse los pantalones. Lamentablemente, ellos no pudieron ni darse cuenta de lo que su cuerpo había hecho, pues Edzard los miró y en menos de cinco segundos, los mató, destrozándolos.
Mientras Edzard destrozaba a unos magos, Karna llegó a su lado. Al ver a los otros magos, no dudó ni un segundo en lanzarse contra ellos. Aunque no tenía la misma velocidad que Edzard, el joven humano era rápido, por lo que pudo atrapar a uno de los magos con sus manos y, forcejeando un poco, terminó rompiéndole el cuello, matándolo en el acto.
Después de aquella acción, tanto Edzard como Karna continuaron eliminando magos. Ambos jóvenes usaron sus respectivos conocimientos en artes marciales, acabando con todo enemigo que se cruzaba en su camino.
Edzard observaba cómo Karna eliminaba a un mago, usando una patada rápida y precisa, la cual impactó en la mandíbula del mago, rompiéndole el cuello por la fuerza.
‘Es hábil, muy hábil en el combate cuerpo a cuerpo… si tuviera una buena armadura, Karna sería más letal…’ pensó Edzard, examinando las habilidades marciales de Karna mientras destrozaba a un mago, rompiéndole el esternón y provocando que las astillas le destrozasen los pulmones y el corazón.
El cuerpo del mago cayó al suelo, desparramándose como cualquier cosa.
“Karna, ¿terminaste?” preguntó Edzard mientras inspeccionaba el lugar, dándose cuenta de que no había nadie más con vida.
“Sí.” Respondió Karna con voz monótona mientras observaba al último mago muerto en el suelo.
“Bien, tenemos que ir más abajo.” Dijo Edzard con voz seria mientras comenzaba a caminar hacia una puerta.
El dúo de jóvenes había estado eliminando magos mientras descendían por la base enemiga. A pesar de que habían encontrado varios magos, estos no eran rivales para Edzard y, sorprendentemente, para Karna. El joven humano había sorprendido a Edzard, pues había demostrado varias habilidades de lucha más que aceptables para un humano desarmado.
“¿En qué piso crees que estamos?” preguntó Karna mientras inspeccionaba el lugar con ojos calculadores, consciente de que no podía bajar la guardia en este lugar, ya que de hacerlo sería una presa fácil para emboscadas.
“No lo sé, pero-” las palabras de Edzard se vieron interrumpidas cuando sus fosas nasales detectaron un olor peculiar y muy espantoso.
Al percibir aquel olor, Edzard no perdió tiempo y sin decir nada comenzó a correr. Esta acción tomó por sorpresa a Karna, quien tras unos pocos segundos de confusión salió corriendo, siguiendo al joven dragón.
Ambos jóvenes llegaron a una habitación cerrada por una puerta, cuyo interior desprendía un olor muy asqueroso, el cual amenazó con hacer que tanto Edzard como Karna vomitaran sus desayunos. Aun así, ninguno de los dos lo hizo, sino que, poniendo semblantes serios, continuaron, ignorando ese hedor.
Edzard no perdió tiempo y de una sola patada destrozó la puerta, permitiendo que los dos jóvenes pudiesen ver el interior de esta. Los ojos de ambos se abrieron como platos ante lo que vieron en el interior.
“¿Qué demonios?”
Notes:
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y finalmente, el capítulo 71. XD
Con este capítulo damos fin al maratón. Espero que les haya gustado, pero es momento de volver a la historia.
Vemos la aparición de un OC. Sí, voy a comenzar a incluir uno que otro personaje original, pues necesito llenar algunos espacios en algunas tramas que tengo en mente para el futuro. Algunos de estos personajes cumplirán un papel en la historia, de una manera u otra.
También vemos el despertar de las dos hijas del Dovahkiin, y notamos que algunos sentimientos se van afianzando más que otros. Como dije hace varios capítulos atrás, he decidido que el tema del romance sea algo que ocurra tras bambalinas, al menos en algunas partes, para de esa manera poder concentrarme en otras cosas. Espero poder lograr que se sienta algo natural y no forzado.
Bueno, cambiando de tema, vemos que los padres de Asia conocen a su nieta y a Kunou. Ahora, la razón por la que Marcoryan hace lo que hace es simple: él sabe la importancia de acciones como esta en la psique de los niños, por lo que no quiere que Kunou se sienta excluida.
Ahora, hablando de otros temas, la verdad es que estos capítulos estaban listos desde hace un tiempo. Eso quiere decir que me he demorado en subirlos por una razón… la verdad es que surgieron algunas ideas, ideas que estoy plasmando en one-shots que planeo subir en el futuro. Sobre qué tratan estos one-shots, siguen siendo crossovers. Uno de ellos, el más avanzado, es uno de Warcraft con Elder Scrolls, el cual por el momento contiene un aproximado de 20k palabras. Lamentablemente, si lo subo, solo será en español, ya que traducir un one-shot de esa magnitud tomaría mucho tiempo… aunque eso puede cambiar, pues aún no llego a terminar todo lo que quiero contar en ese one-shot.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 73
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 72
— Ed, recuerda y ten en mente esto. Lo que nos diferencia de las bestias salvajes es el autocontrol y la compasión… los verdaderos monstruos son aquellos que se dejan llevar por sus instintos, causando sufrimiento en otros solo por que pueden hacerlo. —
Kodlak a Edzard cuando este conversaba con el en Jorrvaskr.
Ante los ojos de los dos jóvenes se alzaba una de las vistas más espantosas y repugnantes que cualquier ser humano podría presenciar. Sin embargo, el olor que acompañaba a esa vista solo intensificaba los sentimientos de horror que ellos experimentaban. El aroma de aquella sala era el dulce y empalagoso olor de muerte, mezclado con el hedor de cientos de cuerpos en descomposición, aderezado con el aroma de químicos y fármacos.
La potente combinación de olores provocó que Karna, quien poseía un sentido del olfato normal, sintiera las peores náuseas de su vida. Estas náuseas eran tan intensas que el joven estuvo a punto de vomitar… de hecho, unos pocos segundos después de haber percibido ese olor por primera vez, el joven se giró y vació el contenido de su estómago en el suelo.
Junto a Karna, Edzard se mantenía firme, pero su rostro demostraba que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no vomitar, pues sus sentidos amplificados le hacían percibir todo de manera intensificada. Aun así, los ojos de Edzard permanecían fijos en lo que había en la sala.
La sala era blanca, o al menos lo había sido anteriormente, pues en ese momento, estaba llena de oscuras manchas rojas por todos lados. Aquellas manchas eran de sangre seca, pues esta habitación parecía más un cementerio que un área médica… no, era algo peor que un cementerio, este lugar parecía una carnicería donde cientos de pollos habían sido recién sacrificados. Sin embargo, lo que había sido sacrificado no eran animales, sino lo que parecían ser fetos humanos en diversos estados de desarrollo.
Estos fetos estaban apilados unos sobre otros, creando auténticas montañas de cadáveres. Todos ellos presentaban diversos tipos de heridas, que iban desde cortes pequeños hasta cuerpos descuartizados y dejados como carne picada. Aquellas montañas de cadáveres aun escurrían algo de sangre, la cual se dirigía hacia unas canaletas cercanas. La cantidad de sangre seca en la canaleta indicaba que estos restos de embriones no eran recientes.
‘Parece que estos embriones llevan aquí más de una semana…’ pensó Edzard con ira al ver los cuerpos de pequeños niños que no habían llegado siquiera a respirar una vez en este mundo. Sin embargo, su ira se convirtió en sorpresa cuando se percató de algo peculiar. Comenzó a caminar y se acercó a uno de los fetos muertos, el cual parecía ser el más desarrollado de los que estaban en esa pila. Tomándolo con delicadeza, observó con determinación ese cadáver.
‘Este tono dorado de piel… ¡Es más que obvio, es un Altmer!’ pensó con sorpresa y sobre todo asombro al descubrir la identidad de este nonato. Soltando aquel feto de la manera más delicada que pudo, Edzard dio un paso hacia atrás, algo que fue observado por Karna.
“¿Sucede algo?” preguntó el joven al ver cómo Edzard retrocedía.
Al oír la pregunta, Edzard se maldijo internamente por ese descuido. No era muy común en él, pero no siempre era el perfecto guerrero y mago que muchos creían, pues había momentos como estos que le hacían parecer un joven de su edad.
“No… solo me sorprendí al ver esto.” Respondió Edzard de manera calmada mientras volvía a mirar la sala.
La respuesta de Edzard no sorprendió en lo más mínimo a Karna, pues según los informes de los pocos espías que tenían en las tres facciones, la facción de los héroes había aprendido la personalidad y forma de ser de los luchadores más capaces del pacto de Kuoh. Y en esos informes siempre se detallaba que Edzard era alguien calmado, práctico y decidido, sobre todo cuando se trataba de los daedras. Sin embargo, cuando lo vio retroceder, Karna vislumbró por un instante que Edzard se comportaba como cualquier humano. A pesar de que quisiera seguir pensando en ello, no pudo hacerlo, pues se vio obligado a salir de sus cavilaciones cuando el dragón comenzó a caminar por la habitación.
Edzard caminó por la sala, buscando cualquier indicio que le permitiera entender cómo es que estos fetos de Altmers habían terminado en este lugar. El joven dragón comenzó a inspeccionar todo lo que tenía a su alcance, revisando estantes, rincones y otros muebles.
Las acciones de Edzard fueron imitadas por Karna, quien, aunque no comprendía bien qué sucedía, comenzó a hacer lo mismo.
“¿Qué estamos buscando?” preguntó el joven humano mientras revisaba los cajones de un estante.
“Algún tipo de documento que nos indique de dónde provienen todos estos fetos muertos.” Respondió Edzard, revisando un estante lleno de historiales clínicos. Tomando estos folios, el hijo de Akatosh comenzó a ojearlos rápidamente.
Con cada palabra que leía, la ira comenzaba a surgir dentro del cuerpo de Edzard. Esto se debía a que estos folios eran, ni más ni menos, el historial de investigaciones del maldito proyecto diseñado por Euclid.
Día XX de XXXXXX del 20XX
Los sujetos primarios del proyecto han mostrado poca tolerancia al primer material genético implantado. Sus cuerpos han terminado por generar mutaciones muy desagradables, las cuales han provocado la muerte de todos ellos.
Seguiremos estudiando estas reacciones para buscar una forma de eliminarlas.
Día XX de XXXXXX del 20XX
Hemos tenido un avance gracias a que Euclid-sama se ha involucrado de manera personal en el proyecto.
De los quinientos sujetos de prueba, solo han muerto doscientos en los primeros veinte minutos. Esto muestra un aumento en la tasa de compatibilidad entre ambas especies. Sin embargo, esto es aún insuficiente como para poder cumplir con las expectativas puestas en el proyecto.
Día XX de XXXXXX del 20XX
¡Eureka! Tras varios días de continua y ardua investigación hemos logrado encontrar la forma de crear al primer híbrido Nirmniano y terrícola que ha sobrevivido al proceso. Sin embargo, este no es muy estable y tememos que no vivirá más de dos años desde su conversión.
Aun así, Euclid-sama dice que eso no importa, pues estos híbridos están destinados a ser tropas de choque.
Día XX de XXXXXX del 20XX
Debido a que el proceso para crear a Marcus tomó más tiempo del previsto, Euclid-sama ha decidido usar otro método. Para esto, él ha hecho una alianza con un príncipe daédrico el cual ha tenido por bien entregarnos a veinte mujeres Altmer.
Hemos extraído de las mujeres todos sus óvulos, los cuales han sido fecundados con esperma de los bancos de esperma de los humanos, para de esa manera crear fetos, los cuales serán sometidos a crecimiento acelerado para que alcancen una madurez perfecta para la obtención de células madre.
Tras leer ese último párrafo, Edzard cerró la carpeta, pues no necesitaba ser un genio para saber qué seguía. Llevándose una mano a la frente, soltó un fuerte suspiro. Aquel suspiro fue oído por Karna, el cual se acercó a él, pues sintió curiosidad por saber qué había visto el dragón para suspirar de aquella manera.
“¿Qué sucedió?” preguntó Karna al acercarse a Edzard.
“Esto.” Respondió de manera rápida el hijo de Akatosh mientras le lanzaba el dosier a Karna.
El joven humano atrapó el dosier fácilmente, demostrando que poseía reflejos muy bien entrenados. Con aquel documento en mano, Karna comenzó a leerlo y con cada página que leía, el color de su pálido rostro se hacía aún más pálido. Cuando terminó de leer, giró su cabeza, mirando a Edzard a los ojos.
“¿Es cierto esto?” preguntó con voz asqueada y completamente sorprendida el joven.
“Sí, me temo que es verdad.” Respondió Edzard, quien vio cómo su respuesta hacía que el joven cayera de rodillas al suelo mientras se agarraba el pecho. Aquella acción del humano provocó que Edzard se acercara rápidamente a él, colocando una mano en su hombro. “¿Estás bien?”
La respuesta de Karna ante la pregunta de Edzard fue negar con la cabeza, pues no se sentía para nada bien. Desde el momento en que leyó que algunas mujeres habían sido usadas para esto, sintió que algo en su alma se agitaba, algo que hizo que su cuerpo se estremeciera de dolor.
Al ver la respuesta de Karna, Edzard se preocupó ligeramente por él, por lo que decidiendo ayudarlo, movió su mano y usó un poco de magia de Restauración para curarlo de lo que sea que le pasaba.
Ante el total asombro del joven humano, este comenzó a sentirse un poco mejor. Tras unos pocos segundos de curación, Karna ya no sentía tanto dolor como antes, por lo que pudo ponerse de pie.
“Gracias.” Agradeció Karna de manera sincera, aunque el joven estaba confundido de la razón por la que Edzard lo había ayudado y se lo hizo saber.
La respuesta que recibió no fue una que hubiese esperado el joven humano. Esto debido a que no esperaba ningún tipo de respuesta de parte del joven dragón.
“No hay de qué.” Respondió Edzard de manera tranquila, para luego mover su mano derecha, creando una línea de magia purpura.
Aquella línea purpura era el resultado del uso del hechizo de Clarividencia, lo que le mostró a Edzard el camino a seguir para encontrar su objetivo… y ¿Cuál era su objetivo actual?, pues solo era uno… Encontrar a las mujeres Altmer que se mencionaban en los informes de los científicos. Por ello, usando este hechizo, él vio la dirección en donde estaban, por lo que sin perder tiempo, comenzó a correr hacia ese lugar, siendo seguido por Karna.
El grupo de ambos jóvenes corrió a gran velocidad, enfrentándose a varios enemigos, los cuales comenzaron a aparecer cuando llegaron a los pisos inferiores de la base.
“¡Corran!” fue el grito de uno de los demonios que había en el lugar, el cual miraba con horror la escena que se extendía frente a él.
Frente al demonio se encontraban los cuerpos de todos sus compañeros, aquellos que tenían la suerte de aun tener su cuerpo físico, pues varios se habían convertido en cenizas. Los rostros de todos los cadáveres tenían muecas de absoluto terror y dolor, pues no habían muerto de manera pacífica, sino que habían sido asesinados de maneras muy brutales. Algunos de ellos tenían las cabezas reventadas contra las paredes, otros tenían las mandíbulas arrancadas, finalmente otros tenían agujeros en sus pechos, demostrando que sus corazones habían sido arrancados.
El demonio se dio la vuelta, tratando de huir, pero no logró dar un solo paso para escapar, pues una flecha de fuego impactó en su hombro.
“¡AHHHH!” gritó de dolor el demonio, pues aquella flecha quemaba su piel lentamente, causando la aparición de varias ampollas en las cercanías de la zona de impacto. Gracias al dolor que sentía, el demonio terminó por caer al suelo.
“¿A dónde crees que vas?” preguntó Edzard, el cual estaba a espaldas del demonio.
La mano de Edzard estaba manchada de un rojo muy intenso, lo que indicaba que había estado matando con sus propias manos a los demonios. El joven dragón comenzó a caminar lentamente, pues este era el último demonio de la zona. Al verlo llegar, el demonio intentó huir, pero debido a la herida de su hombro y el dolor constante de la herida hizo que no pudiera levantarse. Aun así, pese a que no podía levantarse, intentó huir arrastrándose, pero no logró moverse mucho, pues su cráneo fue perforado por una lanza de hielo, cortesía del hijo de Akatosh.
Al ver al último demonio del lugar, el cual era la penúltima planta, Edzard siguió caminando.
“¿Era necesario matarlos con tanta violencia?” preguntó Karna, el cual se acercó a Edzard con cautela
“Tal vez no, pero eso no importa ahora.” Respondió Edzard, el cual caminó por el pasillo como si nada.
Aquella reacción de Edzard provocó que Karna sintiera un escalofrío, aun así, siguió caminando junto al hijo de Akatosh.
El dúo continuó caminando tranquilamente, llegando finalmente a dos puertas, las cuales no eran como el resto de las puertas de esta base. La mayoría de las puertas de este lugar eran las típicas puertas automáticas que se encuentran en los hospitales o en los laboratorios, pero estas puertas eran diferentes. Ambas puertas eran similares a las que se encuentran en las bóvedas de máxima seguridad de los bancos, es decir, puertas hechas de acero, extremadamente gruesas y reforzadas.
Ambos jóvenes se detuvieron frente a ambas puertas, sin embargo, solo Karna estaba sorprendido de encontrar algo como esto aquí. Edzard, por su parte, había esperado algo así, pues era común para los seres de este mundo usar este tipo de puertas para proteger objetos de gran valor.
“¿Es aquí?” preguntó Karna, esperando que este fuera el lugar que buscaba.
“Sí, lo que busco está en ambas puertas.” Respondió Edzard, quien miraba ambas puertas de manera analítica, sopesando cuál abrir primero.
La respuesta de Edzard provocó que Karna se confundiera, pues no esperaba aquello. Esto se debía a que normalmente lo que alguien buscaba solía estar en una sola habitación, pero parecía que este no era el caso.
“Recuerdas que me preguntaste por qué fui tan violento con esos demonios, ¿verdad?” preguntó Edzard mientras caminaba hacia una de las puertas, específicamente la que estaba a la izquierda. El joven dragón no tuvo la necesidad de voltear, pues sabía que el joven humano asentiría, por lo que decidió mostrarle la causa de su actuar. Así que, acercándose a la puerta, hizo que su brazo izquierdo se llenara de magia de destrucción, precisamente, escarcha. Dando un paso hacia atrás, lanzó varios potentes golpes, los cuales impactaron en las bisagras de la puerta.
¡CRAC!
El sonido de las bisagras rompiéndose gracias a la fuerza del golpe, así como al hielo que se había formado por el impacto, llenó la sala, para luego caer hacia atrás. La puerta hizo un estruendo al momento en que cayó, levantando también algo de polvo.
“Andando.” Ordenó Edzard mientras comenzaba a caminar hacia el frente.
Tras aquellas palabras, Karna siguió al dragón y cuando entró a la sala, rápidamente se quedó quieto como una estatua. Esto se debió a lo que vio en el interior de la sala.
En el interior de la sala se encontraban los cadáveres de las veinte mujeres Altmer que se mencionaban en los dossiers que habían leído anteriormente. Las mujeres estaban desnudas, mostrando signos de tortura física, pues tenían varias heridas que iban desde arañazos hasta moretones de golpes. Sin embargo, eso no fue lo único que esas pobres mujeres sufrieron, pues Karna se dio cuenta de que ellas habían sido abusadas sexualmente en varias ocasiones, pues había restos de semen seco entre sus piernas.
La escena provocó que el joven sintiera que la ira comenzaba a aflorar en su interior, pero antes de que hiciera algo, sintió una mano sobre su hombro. Girando el rostro, vio que era Edzard.
“Parece que eres como pensé que serías.” Dijo Edzard con voz tranquila, causando confusión en Karna.
“¿Qué?”
“La razón por la que te mostré esto es para ver tu reacción. Pensaba que por tu pasado como miembro de la facción de los héroes podrías ser indiferente con las vidas de otros seres, pero me he equivocado.” Respondió Edzard de manera tranquila, esbozando una sonrisa de confort al mirar a Karna. “Te diré dónde te quedarás en mi palacio cuando esta misión termine.”
Los ojos de Karna se abrieron y toda la ira que sentía se esfumó al oír esas palabras. La duda, junto con la sorpresa, comenzaron a aflorar en el humano, pues no esperaba que esta fuera su prueba. Aun así, no sabía cómo reaccionar. Sin embargo, antes de que dijera algo, Edzard volvió a hablar.
“¿Crees que puedes ayudarme a envolver los cuerpos de estas mujeres?” preguntó Edzard, moviendo su mano y sacando algunas capas de lino negro de su bolsa encantada.
Al oír esta pregunta, Karna inmediatamente lo miró antes de responder. “C-c-claro. No tengo ningún problema.”
La voz del joven humano estaba acompañada de un ligero tartamudeo, pues aún estaba procesando lo que había oído. Tras aquellas palabras, se acercó a Edzard y tomando una de las capas, comenzó a ayudarlo a cubrir los cuerpos de las mujeres.
La acción de cubrir a todas las mujeres les tomó un poco más de media hora, pues tuvieron el cuidado de colocarlas de la mejor manera posible.
“Terminamos…” dijo con algo de pena Karna al ver a todas esas mujeres muertas.
“No, aún no.” Señaló Edzard, llamando así la atención del joven humano.
“¿Qué? ¿Por qué dices eso?”
“Porque lo otro que me interesa está al lado de esta habitación.” Respondió Edzard mientras comenzaba a alejarse de la habitación. “No te preocupes, ellas tendrán un entierro digno… me encargaré de eso.”
Una sonrisa apareció en el rostro de Karna al oír las palabras de Edzard, por lo que sin perder tiempo comenzó a seguirlo. Finalmente ambos estuvieron fuera de la sala, observando la otra puerta.
“¿También la tirarás abajo como la otra?” preguntó Karna, preparándose para ver cómo la puerta caería.
“No.” Respondió Edzard mientras negaba con la cabeza. “Eso fue para darle más impacto a lo que verías allí. Para esta, usaré algo más de sutileza.”
Tras esas palabras, Karna observó cómo Edzard se acercaba a la puerta. Al colocar una mano frente a ella, vio cómo brillaba de un color dorado. Lentamente, comenzó a mover la mano, lo que fue acompañado por el sonido de los engranajes de la cerradura en movimiento. Unos minutos después, Edzard tomó el pomo de la puerta y, tirando de él, la abrió. Un fuerte chirrido agudo resonó mientras las bisagras crujían al abrirse la puerta.
“Parece que ya podemos entrar.” dijo Edzard tras abrir completamente la puerta. Tras esas palabras, el hijo de Akatosh y Karna procedieron a entrar en la sala, manteniendo la guardia en alto por si había enemigos allí dentro.
Al entrar, lo primero que encontraron fue oscuridad, ya que el lugar estaba completamente oscuro. Sin embargo, antes de que alguien dijera algo, las luces automáticas del lugar se encendieron, iluminando todo el lugar.
“Por Indra…” murmuró Karna al ver lo que había en el interior de la sala.
El interior de la sala era similar al de un laboratorio médico convencional del mundo humano, excepto por un detalle en particular: su tamaño. Esta sala era extremadamente grande. A ojos de Karna, esta sala debía medir más de doscientos metros.
“¿C-c-cómo es posible?” preguntó Karna con total asombro al ver el tamaño de la habitación. “¿Cómo han logrado tener un lugar tan grande en lo que parece ser un espacio tan pequeño?”
“Magia.” respondió Edzard de manera simple, sorprendiendo a Karna.
“¿Qué quieres decir?”
“Este lugar es más grande debido a que usan magia para expandir el espacio dentro de una estructura. Pero eso no debería sorprenderte.” respondió Edzard mientras comenzaba a bajar por las escaleras. “Lo que debería sorprenderte son esas cápsulas que están repartidas por todo el lugar.”
Las palabras de Edzard hicieron que el joven mirara el lugar y se diera cuenta de que era cierto, pues toda la sala estaba repleta de filas y filas de varias cápsulas de vidrio ovaladas.
“¿Qué son esas cápsulas?” preguntó Karna, comenzando a bajar y acercándose a la más cercana a su posición.
“Son la fase final del proyecto de hibridación artificial de Euclid.” respondió Edzard, quien estaba frente a una de las cápsulas.
Las cápsulas eran estructuras esferoides, hechas de lo que parecía ser vidrio templado. En la parte inferior había una base de piedra rectangular, pero no había cables ni nada de tecnología, solo estaba la piedra grabada con decoraciones.
“Así que este es el famoso proyecto de hibridación que mencionaban esos dosieres…” se dijo con asombro Karna mientras miraba la cápsula, observando cómo esta estaba repleta de un líquido de color rojo espeso, que parecía ser sangre. Entrecerrando los ojos, el joven humano vio un cuerpo flotar en el interior de la cápsula.
“¿Ese es un…?” la pregunta que estaba a punto de hacer murió en su garganta cuando se dio cuenta de que en el interior de la cápsula había una persona, más precisamente… “¡¿Un niño?! ¡¿Por qué en el nombre de lo más sagrado hay un niño aquí?!”
El grito de Karna llamó la atención de Edzard, quien dejó de mirar a la persona en la cápsula frente a él, que era una mujer de unos veintitantos años. Sin perder un solo segundo, corrió hacia donde estaba Karna y observó el interior de la cápsula… al ver lo que había dentro, el rostro de Edzard se puso algo pálido, pero un segundo después frunció el ceño y apretó los puños. Moviendo su mano a su bolsa encantada, Edzard sacó de allí el artefacto que solían usar para comunicarse con el resto de los líderes del pacto.
Presionando un botón de aquel objeto, Edzard llamó a Azazel, quien apareció en una proyección mágica.
“¿Qué sucede, Ed?” preguntó Azazel con voz soñolienta en cuanto vio a Edzard.
El líder de los caídos estaba vestido únicamente con una bata, lo que indicaba que había estado relajándose hasta hace poco. Al verlo así, Edzard frunció el ceño un poco más, pues le había dicho a Azazel que estuviera atento por si necesitaba su ayuda en algo.
“Necesito que envíes a varios Caídos de confianza, junto con varios médicos.” respondió Edzard de manera rápida y seria, tomando por sorpresa a Azazel.
“¿Qué sucedió?” preguntó el caído al darse cuenta de que el hijo de Akatosh hablaba de manera muy seria.
“Encontramos una base del proyecto de Euclid… hay algunos sujetos del experimento. Necesito ayuda para hacerles un chequeo médico y saber si es seguro moverlos, para llevarlos a otro lugar para que puedan ser interrogados.”
Al oír aquello, Azazel frunció el ceño un segundo, pero asintió.
“Bien, te voy a enviar a varios equipos… irán lo más rápido posible.”
“De acuerdo, los esperamos.”
Mientras Edzard se encontraba en África descubriendo los secretos oscuros del proyecto de Euclid, en el Inframundo, más precisamente en el laboratorio de Ajuka, se estaba llevando a cabo una reunión.
En el despacho personal de Ajuka se encontraban reunidos los cuatro maous, es decir, los líderes de los demonios. A diferencia de otras ocasiones, esta reunión era clandestina, pues no había, ni existiría, un registro de ella.
“Entonces, Ajuka. ¿Qué han descubierto los doctores? ¿Es posible salvar a Lilith-sama?” preguntó Sirzechs, esperando que su amigo tuviera buenas noticias.
Aunque solo Sirzechs había hecho la pregunta, la verdad era que los otros maous también deseaban saber si la esposa del Lucifer original podía ser salvada. Por ello, estaban atentos a las palabras que diría Ajuka.
El poseedor del título de Beelzebub miró a sus amigos mientras recordaba lo que había leído en el último informe que le habían enviado los médicos encargados de examinar el estado de salud de la madre de los demonios. Recordando cada detalle de aquel informe, Ajuka soltó un suspiro. Este suspiro provocó algo de preocupación en sus amigos, pero aquellas preocupaciones se extinguieron cuando vieron que él sonreía.
“Al parecer tenemos suerte.” respondió Ajuka, infundiendo esperanza en sus amigos maous.
“¿Cómo así?” preguntó Serafall, quien tenía un rostro de alegría por esas palabras.
“Al parecer, hay posibilidades de que podamos salvarla”.
La respuesta que dio Ajuka provocó que todos los demonios presentes sintieran que un enorme peso había sido levantado de sus hombros. Esto era como consecuencia de que habían tenido la responsabilidad de cualquier posible final que tuviera la madre de los demonios. Sin embargo, ahora que sabían que había posibilidades de salvarla, todos estaban más tranquilos.
“¿No estás bromeando, verdad?” preguntó Falbium, quien estaba en una especie de estado de negación ligero, pues aún no podía terminar de creer lo que habían escuchado.
“Sabes que no soy alguien que bromea con temas como estos, Falbium.” respondió Ajuka mientras movía su mano para conjurar una pantalla holográfica.
La pantalla, que surgió de un círculo mágico, comenzó a mostrar una gran cantidad de información técnica sobre el estado de salud de Lilith. Ya con la pantalla desplegada, Ajuka se levantó y comenzó a caminar hacia ella. Parándose al lado, comenzó a explicar la información presente allí.
“Como pueden ver, los análisis realizados sobre el cuerpo de Lilith-sama han dado como resultado que, en efecto, su cuerpo presenta varias zonas con necrosis. Las zonas más afectadas visiblemente son: partes de sus extremidades tanto superiores como inferiores, siendo las superiores las que tienen la mayor cantidad de porcentaje de tejido necrótico”.
Las palabras de Ajuka se vieron interrumpidas cuando Serafall levantó la mano, llamando la atención del actual Beelzebub.
“Sí, Serafall… ¿Qué sucede?” preguntó Ajuka, sintiendo que su amiga había levantado la mano solo para molestarlo ligeramente.
“¿Qué tan extendido está? Quiero decir, ¿si está todo en un solo punto o está distribuido en porciones pequeñas?”
Al oír la sensata pregunta de Serafall, Ajuka parpadeó sorprendido, pero tras superar su sorpresa, sonrió. Moviendo su mano, hizo que la información mostrada por la pantalla cambiara, enfocándose en la información de la necrosis en las extremidades de Lilith.
“Como puedes ver, la necrosis en sí no está muy concentrada en un solo lugar, si no que está distribuida de manera dispersa por las cuatro extremidades de Lilith-sama.” respondió Ajuka a la pregunta de Serafall.
“Eso es increíble… ¿verdad?”
“Sí, lo es. Eso indica que la necrosis no está del todo extendida por sus extremidades, lo que evitará la amputación de los miembros.” respondió Ajuka mientras volvía a mover su mano, cambiando otra vez la información que se mostraba. “Por otro lado, si bien varios de los órganos internos de Lilith-sama están casi en buen estado, me temo que hay otros que han sido afectados por la necrosis”.
La nueva información proporcionada por Ajuka provocó que la tranquilidad que sentían al saber que la necrosis no se había expandido por el cuerpo de Lilith se esfumara, volviéndolos a sumergir en la preocupación.
“¿Qué tan malo es?” preguntó Sirzechs, quien era consciente de que la vida de Lilith peligraba por la presencia de necrosis en varios órganos. Aun así, el actual Lucifer esperaba que ningún órgano importante estuviera afectado, o que, de estarlo, que no fuera muy grave.
“No es extremo, pero sí es preocupante.” respondió Ajuka, volviendo a mover su mano.
En la pantalla apareció la información, mostrando la lista de los órganos afectados, junto con el porcentaje de necrosis encontrada en cada uno. La información mostrada fue como un balde de agua fría, pues demostraba que varios órganos estaban afectados, algunos de ellos siendo órganos vitales.
‘De todos los órganos, los menos afectados son los pulmones, el corazón y el cerebro… pero los más afectados son los riñones, el páncreas y el útero…’ Pensó Sirzechs al ver la información que mostraba la pantalla.
“¿Los médicos han dado algún veredicto para saber si podremos tratar la necrosis?” preguntó Falbium tras superar su sorpresa.
La primera respuesta que obtuvieron de Ajuka fue que este se quedara en silencio. Esto preocupó a los demonios, pues temieron que no hubiera una cura, pero en ese momento recordaron que Ajuka había mencionado que al parecer la suerte estaba de su lado. Por eso, comenzaron a pensar que su amigo solo estaba que los molestaba con ese silencio.
“Ajuka… Espero que tu silencio no sea una broma de mal gusto.” preguntó Serafall, quien tenía los cachetes inflados, pues se estaba comenzando a malhumorar por el silencio de su amigo.
Al oír a Serafall, Ajuka sonrió, pues era cierto… él quería hacerles una pequeña broma, pero ya era hora de dejar eso de lado. Por lo que, tosiendo falsamente, volvió a llamar la atención de sus amigos.
“Bueno, para responder a la pregunta de Falbium. La verdad es que luego de correr varias simulaciones los médicos han logrado encontrar una forma de salvar a Lilith-sama de la necrosis, dejándola casi en el mismo estado que estaba cuando el Lucifer original vivía”.
En el momento en que ellos oyeron las palabras de Ajuka, se sorprendieron a tal punto que se levantaron de sus sillas.
“¿E-e-estás seguro?” preguntó Falbium, quien no podía creer lo que oía.
“Falbium tiene razón, Ajuka. ¿Estás seguro de que es posible aquello?” preguntó Sirzechs, quien estaba meditando las palabras de su amigo. La mente del actual Lucifer estaba tratando de descubrir si era posible que Lilith pudiera volver a estar cien por ciento sana.
“Sí…” respondió Ajuka, llamando la atención de todos. “Pero… hay un ligero problema…”.
La mención de un posible problema provocó que todos lo miraran de nuevo, esperando que no fuera algo grave. Sin embargo, lo que oyeron fue algo que no esperaban.
“Para lograr salvarla, tendremos que pedirle ayuda a Edzard”.
Cuando Ajuka mencionó el nombre del hijo de Akatosh todos se quedaron en silencio un segundo, para luego soltar suspiros mientras se dejaban caer en sus sillas.
“Hahhh… Por un segundo me asustaste, Ajuka.” comentó Serafall con una sonrisa.
“Sí, pensé que realmente tendríamos un problema muy grande que sortear, pero parece que no es así.” señaló Falbium con una sonrisa en el rostro.
Ambos líderes de los demonios estaban tranquilos, pues no consideraban que pedirle ayuda a Edzard fuera algo muy complicado. Sin embargo, Sirzechs y Ajuka no compartían el mismo optimismo que sus amigos. Esto se debía a que ellos conocían bien cómo actuaba Edzard. Sí, él los había ayudado con el tema de la Khaos Brigade, pero eso había sido más que todo gracias a que los daedras habían estado metidos en ello. Sí, también había ayudado a la madre de Sairaorg, pero eso se debía más que todo a que había sentido empatía por el joven demonio. Sin embargo, eso no era lo mismo con Lilith. El joven dragón no tenía algún vínculo con ella, ni tampoco tenía la necesidad de ayudarlos, pues este tema no era sobre los daedras.
Ambos líderes demonios estaban tan sumidos en sus pensamientos que no notaron cómo sus rostros comenzaban a hacer expresiones que indicaban que estaban pensando mucho sobre algo. Esto llamó la atención de Serafall y Falbium, quienes se confundieron, por lo que hablaron.
Las palabras de los dos demonios llamaron la atención de Sirzechs y Ajuka, quienes comenzaron a compartir sus dudas con ellos. La mención de estas dudas provocó que los dos líderes más optimistas de obtener la ayuda de Edzard comenzaran a dudar de qué tan fácil sería obtener esta ayuda.
“¿Creen que si le ofrecemos oro y dinero nos ayudará?” preguntó Serafall, esperando que esto fuera suficiente.
“No lo creo.” respondió de manera rápida Ajuka. “Recuerda que el chico es rico, no creo que le interese mucho tener más dinero.”
“Entonces, ¿qué podríamos ofrecerle?” preguntó Falbium, llevándose la mano a la sien.
Las palabras del líder de los demonios provocaron que sus amigos se pusieran igual, pero fue en medio de este momento de reflexión que algunos se dieron cuenta de algo.
‘¿Por qué estamos tan preocupados en cómo ganarnos a Edzard si no sabemos qué necesitamos de él?’ fue la pregunta que todos se hicieron en sus mentes. Fue en este momento en que todos ellos se dieron cuenta de la horrible verdad, por lo que sin perder un solo segundo, miraron a Ajuka.
El actual Beelzebub se dio cuenta de que sus amigos lo miraban, por lo que preguntó qué pasaba.
“Ajuka-chan… ¿Por qué necesitamos pedirle ayuda a Ed-chan?” preguntó Serafall.
Al momento en que Ajuka escuchó la pregunta de Serafall, se dio cuenta de que había olvidado contar todo. Esto fue como un golpe directo a la psique de Ajuka, quien no había cometido este tipo de errores nunca. Fue gracias a ello que el super demonio se quedó en blanco por un tiempo, preocupando a sus amigos. Sin embargo, logró volver en sí tras unos pocos segundos. Cuando al fin volvió en sí, Ajuka les dijo por qué necesitaban la ayuda de Edzard.
“Necesitamos que Edzard acceda a que su esposa y que la joven Valerie nos ayuden a curar a Lilith-sama.”
“Espera… ¿Nos estás diciendo que la ayuda que necesitamos no es de Ed-chan, sino de Asia-chan y de Valerie-chan?”
“Así es…” respondió Ajuka, desviando la mirada cuando Serafall le hizo la pregunta. “Necesitamos los sacred gears que ambas tienen. Según las simulaciones que corrimos, el uso de «Twilight Healing» y de «Sephiroth Graal» puede curar del todo a Lilith-sama.”
La confirmación por parte de Ajuka hizo que los demonios presentes suspiraran, pues se dieron cuenta de que estaban enfocando mal sus esfuerzos, pues debían de convencer a Asia y a Valerie… al menos así pensaron unos segundos, pues luego se dieron cuenta de algo… Ninguna de ellas haría esto sin que Edzard lo supiera, en especial Valerie, quien no usaba para nada su sacred gear.
“Así que, debemos de convencer a Asia-san y a Valerie-san… la primera es fácil de convencer, la última… me temo que no.” dijo Sirzechs, recordando que, de la información que tenían sobre el grupo de Edzard, Valerie no usaba su sacred gear por temas muy personales. Esto hacía que literalmente ella no estuviese dispuesta a ayudarles.
“Debemos de convencerlas a ambas… ya que solo ellas pueden hacer que Edzard también nos ayude.” dijo Ajuka, llamando la atención de sus amigos.
“No entiendo, Ajuka. ¿No se supone que solo necesitamos a Asia-san y a Valerie-san para esto? ¿Por qué dices que también necesitamos a Edzard-san para esto?” preguntó Falbium, el cual estaba comenzando a confundirse con lo que su amigo decía. Aunque, no fue el único, pues el resto de sus amigos también estaban confundidos.
Al oír las preguntas de sus amigos, Ajuka volvió a soltar un suspiro, pero esta vez comenzó a contar bien lo que pasaba. Resulta que, si bien era necesario que Asia y Valerie usaran sus sacred gear para curarla, era necesario que Edzard usase magia de la mente para poder hacer que la mente de Lilith volviese a despertar, pues debido al tiempo que había pasado en este estado, su actividad cerebral era mínima. Por ello, los médicos esperaban que la magia de la mente de Edzard permitiese que la mente de Lilith despertase del todo.
Ahora que todos sabían el panorama completo, comenzaron a ver que era necesario tener la ayuda de Edzard. Sin embargo, nadie podía llegar a una solución capaz de convencerlos de que Edzard aceptaría.
“Esto no tiene cuándo acabar.” dijo Sirzechs con voz algo cansada, pues pese al tiempo que llevaban pensando en una posible solución, no habían llegado a nada.
“Creo que el mejor enfoque para tratar esto es el enfoque directo.” dijo Ajuka, el cual decidió este enfoque porque sabía que Edzard era alguien que prefería no ir por las ramas cuando se trataba de asuntos importantes.
“Sí, estoy de acuerdo con Ajuka-chan.” señaló Serafall con una sonrisa. “Ed-chan es alguien franco y directo, también es sensato. Así que, si le explicamos lo que necesitamos, estoy seguro de que él comprenderá y nos ayudará.”
“Es verdad. Él es sensato.” dijo Sirzechs con una sonrisa, para luego darse cuenta de algo. Levantándose, miró a sus amigos. “Y ya sé cuándo podemos hablar con él sin levantar sospechas.”
“¿Cuándo?” preguntó Falbium.
“En la presentación formal de Ingvild ante el inframundo.” respondió Sirzechs con seriedad. “Es el momento perfecto. Estoy más que seguro de que Edzard-kun estará en la ceremonia, y como todos los ojos estarán enfocados en Ingvild, podremos hablar con él sobre esto. ¿Les parece un buen plan?”
Al oír la pregunta de Sirzechs, todos los líderes de los demonios se miraron y tras pensarlo unos segundos, asintieron.
“Bien, hablaremos con Edzard en la ceremonia de Ingvild.”
El sol brillaba en lo alto de la Ciudad del Vaticano, la sede del poder de la Iglesia Católica y uno de los lugares a donde más religiosos del cristianismo viajan cada año. Mientras miles de feligreses caminaban por las tranquilas calles del país más pequeño del mundo, en la Capilla Sixtina se encontraban reunidos todos los altos cargos de la Iglesia Católica en medio de una acalorada reunión.
“¡¿Cómo es posible que un número tan grande de exorcistas ose revelarse contra la santa Iglesia en estos momentos?!” fue el grito de uno de los cardenales presentes.
“¡No lo sabemos, pero esto no se puede permitir!” gritó otro de los cardenales presentes mientras golpeaba el reposabrazos de su silla, creando un fuerte estruendo. “¡Si nuestros enemigos se enteran de esta rebelión, seremos vistos como débiles!”
“¡¿Y qué propones?! ¡¿Matarlos?!” gritó otro cardenal, el cual se puso de pie mientras gritaba. “¡Hacer eso solo nos granjeará más mala reputación! ¡Debemos ser más listos en esto!”
“¡¿Y cuál es tu gran idea para esto?! ¡¿Dejar que se vayan como si nada?! ¡Eso es peor, no podemos dejar puntas de lanza que nos apunten mientras estamos en guerra con demonios extra dimensionales!”
Los gritos de los cardenales continuaron, cada uno dando ideas para lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, de todos los reunidos, había uno que estaba en silencio y ese era el Cardenal Vasco Strada. El anciano miraba lo que pasaba y sentía decepción y sobre todo, preocupación por lo que ocurría.
La razón por la que él sentía esto era simple, estaba decepcionado por lo que estaba ocurriendo. Esto era gracias a que los cardenales estaban gritándose como niños pequeños, lanzando ideas de soluciones estúpidas y sin sentido. La preocupación surgía por el hecho de que lo que estaba pasando en este momento era algo de gran preocupación para todas las fuerzas que tenía la Iglesia Católica.
‘De todos los momentos en que podía surgir este tipo de división, tenía que ser en este momento.’ Pensó el viejo cardenal mientras recordaba la noticia que había recibido antes de que iniciara esta reunión de emergencia de los Cardenales.
La noticia que había causado todo este revuelo era simple, pero a la vez peligrosa… Y es que ese mismo día, a pocos minutos de que rompiera el alba, más del veinte por ciento de los exorcistas que pertenecían a las diversas iglesias del cristianismo se habían separado de la Iglesia, anunciando que ya no seguirían órdenes de nadie de la Iglesia y que lucharían contra ella para volver al camino de Dios.
Aquella noticia recorrió todo el cristianismo como un mechero de pólvora, provocando que en este momento haya reuniones de todas las ramas cristianas. Eso quiere decir, que en este mismo momento, todas las iglesias cristianas estaban teniendo sus reuniones para tratar con esto.
‘Sabíamos que la firma de la paz entre las tres facciones causaría este tipo de división, pero también teníamos la esperanza de que la aparición de los daedras pudiese mitigar estas divisiones al obligarnos a enfocarnos en un enemigo en común… pero parece que nos hemos equivocado…’ pensó con pesar el viejo cardenal.
La razón de que algo tan sencillo, y siempre infalible, como lo es la búsqueda de un enemigo en común para dejar atrás viejas rencillas había fracasado era gracias a que muchos de los exorcistas rebeldes habían comenzado a creer que los demonios y los ángeles caídos estaban confabulándose con estos daedras para destruir a la humanidad. Aquella era una razón más que válida, pues seguía los paradigmas que se tenían sobre los demonios en el cristianismo. Sin embargo, los exorcistas que estaban creyendo esto habían olvidado algo importante, los demonios también estaban siendo atacados por los daedras.
La mente del anciano cardenal comenzó a divagar en los acontecimientos actuales, pero se vio forzado a volver a la realidad cuando el actual Papa levantó su mano, callando de esta manera la sala.
El actual Papa era un anciano, cuya cabeza estaba calva. Vestía una túnica papal de color blanco puro con los respectivos adornos que usaba alguien de su estatus. Él se levantó con algo de dificultad, pues sus articulaciones no eran como en su juventud. Aun así, pese a que el tiempo le había pasado factura a su cuerpo, la mirada y la voluntad que poseía no habían envejecido ni un poco.
“Mis Cardenales.” dijo el Papa con voz firme, provocando que todos lo mirasen. “Se ha hecho esta reunión para buscar una salida pacífica, coherente y sensata a los acontecimientos que están pasando actualmente en el mundo, en especial con esta rebelión por parte de nuestros exorcistas. Sin embargo, no son soluciones las que oigo, sino acciones que solo traerán más caos al catolicismo… ¡Eso es algo inaceptable! La institución que representamos está pasando por una de las crisis más grandes desde los grandes cismas de antaño, y ahora mismo no estamos dando soluciones solo acciones que traerán más problemas a nuestras puertas. Por eso, solicito que piensen en verdaderas soluciones para este problema.”
Cada una de las palabras dichas por el Papa fueron golpes de realidad para los Cardenales, los cuales bajaron las cabezas de manera avergonzada, pues se dieron cuenta de que sus palabras no conducirían a nada bueno para la Iglesia Católica.
Fue gracias a las palabras del Papa que la sala de la Capilla Sixtina quedó en silencio, algo que le permitió al viejo Cardenal Strada pensar en una posible solución. Es gracias a ello, que lentamente comenzó a levantarse de su silla, llamando así la atención de todos los presentes.
“Vaya, parece que el Cardenal Strada es el primero en proponer una posible solución.” dijo el Papa con voz tranquila, pues él conocía al viejo Cardenal y sabía que él no era un charlatán, sino que era una persona sensata, algo que necesitaban en este momento.
“Su Santidad, compañeros Cardenales y líderes de los exorcistas.” habló con fuerza Vasco, haciendo que su voz se escuchara por toda la sala. “He oído todo lo que habéis estado diciendo desde que inició esta reunión… Y para mí, todos sus puntos son válidos. Sin embargo, creo que estamos perdiendo de vista el punto fundamental de lo que podríamos considerar el objetivo de esta reunión.”
Las palabras del viejo Cardenal captaron la atención de los presentes, quienes comenzaron a escucharlo más atentamente.
“Como saben, nuestro mundo está siendo atacado por los Daedras, seres inmortales de otro mundo que son más peligrosos que muchos de los seres sobrenaturales que aquí habitan. Ellos han demostrado que no tienen contemplación alguna para matar o llevar a cabo sus planes. Si es que a alguien se les puede dar el sufijo de demonios es a ellos. Por eso, cada soldado que perdemos en nuestro lado es un potencial aliado de ellos. Por ello, no podemos dejar que los exorcistas que se han alejado de la Iglesia se unan a ellos. Sin embargo, eso no quiere decir que esté de acuerdo con las ideas de matarlos a todos.” dijo Vasco, observando las reacciones de todos los Cardenales y otros líderes de la Iglesia Católica reunidos. No fue ninguna sorpresa cuando vio que algunos de ellos fruncían el ceño, pues se notaba que querían matar a los rebeldes. Sin embargo, también vio que otros lo miraban con mejor cara, pues ellos no deseaban muertes. Al ver que aquellos que no deseaban matar a estos rebeldes eran la mayoría, el anciano se sintió más tranquilo. Así que, con más calma comenzó a contar su idea. "Muchos de estos exorcistas se han alejado del camino trazado por la Iglesia gracias a que han sido persuadidos para creer una vil mentira. Sí, es cierto que los Ángeles caídos y los demonios del inframundo, al igual que muchos otros seres sobrenaturales, son enemigos nuestros, pero en este momento no tenemos ni el tiempo ni los recursos para enfrascarnos en luchas como estas cuando a nuestras puertas tenemos ejércitos de daedras esperando el más mínimo momento de debilidad para entrar y destrozar todo lo que conocemos.”
Al terminar de mencionar esas palabras, el anciano cardenal comenzó a caminar hasta que estuvo en el centro de todos.
“Sí, puedo verlo. Muchos de ustedes piensan que soy un estúpido por decir esto.” dijo Vasco al ver cómo varios de los presentes fruncían el ceño con sus palabras anteriores. “Pero quiero que lo piensen bien… Muchos de estos ‘rebeldes’ son exorcistas más que veteranos que tienen capacidades y habilidades más que destacadas… ¿Realmente podemos permitirnos perder esta mano de obra?”
Dejando la pregunta en el aire, Vasco comenzó a ver cómo los presentes comenzaban a reaccionar de diversas maneras. Las reacciones iniciales fueron las esperadas, algunas críticas por parte de los más radicales de los presentes.
“¡Cierra la boca, anciano!” / “¡Para eso hablas, no nos hagas perder el tiempo!” / “¡Tu plan es una mierda!”
Los gritos comenzaron a aumentar, provocando que la sala se volviese un caos, en especial cuando los conservadores y aquellos que respetaban a Vasco comenzaron a insultar a los que habían gritado primero.
“¡Cierren la boca, no saben a quién insultan!” / “La idea de Vasco es mejor que toda la mierda que han estado soltando!”
Los gritos y los insultos comenzaron a ir y venir, provocando algunas peleas verbales en toda la sala. Algunas de estas peleas verbales casi se volvieron peleas físicas, pues algunos de los presentes eran jóvenes con la sangre algo caliente. Sin embargo, para la buena suerte de todos, el Papa era alguien que no disfrutaba de este tipo de espectáculos tan deplorables, por lo que levantándose, gritó.
“¡SILENCIO!”
El grito del Papa provocó que todos los sonidos y acciones que se hacían en la sala se detuvieran abruptamente.
Todos los presentes dejaron de hacer lo que estaban haciendo y miraron al líder de su iglesia. Muchos de ellos se estremecieron al momento en que vieron cómo este los miraba como si fuesen hormigas. Muchos de los que miraban al Papa estaban tan aterrados que estuvieron por soltar el contenido de sus estómagos en sus pantalones. Sin embargo, por alguna intervención divina no lo hicieron, lo que evitó que un lugar tan especial como la Capilla Sixtina oliera a mierda.
“La forma en cómo se comportan deja mucho que desear… ¡¿Qué creen que pensarían nuestros feligreses si los vieran de esta manera?!” gritó el Papa mientras miraba a todos los presentes. “¡Yo se los diré… Pensarían que no somos diferentes de las bestias salvajes que corretean por el mundo!”
Aquel grito provocó que los presentes, salvo Vasco, se estremecieran, pues no habían visto al Papa actuar así en su vida. Lamentablemente, nadie pudo decir algo, pues este miró a Vasco y le ordenó que continuara hablando, pues sentía que su plan era el más sensato hasta ahora.
“Hasta el momento tu idea parecer ser la más sensata, Cardenal Strada… pero hay un problema… No nos has dicho en qué consiste tu idea para tratar con los exorcistas rebeldes…” dijo el Papa, volviéndose a sentar en su silla.
Cuando Vasco lo vio sentarse, supo que el Papa quería que él siguiese narrando su plan, por lo que sin pensarlo dos veces, continuó.
“Gracias, su santidad.” dijo Vasco mirando a sus compañeros, los cuales se habían calmado y ahora estaban sentados en sus sillas. El viejo cardenal sabía que estaba por jugarse el todo por el todo aquí, pues sabía que si fallaba, todo este asunto podía escalar hasta convertirse en algo más peligroso para la iglesia. Aun así, el viejo cardenal contaba con información que ni siquiera el Papa conocía, y para su suerte, había recibido el permiso del arcángel Michael para usarla.
La respuesta del Papa ante las palabras de Vasco fue un solo movimiento de la mano, la cual era la señal para que este continuase y contase su plan.
Mirando a todos sus compañeros, Vasco tomó algo de aire y comenzó a hablar. “Muy bien, dado que tengo el permiso de su santidad, comenzaré a contarles mi plan. En esencia, mi plan es el de traer nuevamente a los exorcistas a nuestro lado.”
La frase contundente de Vasco hizo que todos lo volvieran a mirar, pero esta vez nadie dijo nada. Fue gracias a ello, que el anciano cardenal pudo seguir hablando.
“Sí, sé que mi plan parece loco y simple, pero es el que mejor posibilidad de éxito tiene para traerlos nuevamente a nuestro lado evitando que mueran. Y ahora, estoy seguro de que todos están preguntándose, ¿Cómo planeas hacer eso? la respuesta es fácil… ellos han recibido información errada sobre los Daedra, pero yo conozco a dos personas que han visto de primera mano lo que ellos hacen…”
La nueva información brindada por Vasco provocó que todos los presentes mirasen a Vasco. Todos comenzaron a pensar en la identidad de esas dos personas, y llegaron a la conclusión de que eran sobrevivientes de los ataques de los Daedra… sin embargo, la respuesta que estaban por oír no sería la que imaginaban.
“¿Quiénes son las personas que mencionas, Cardenal Strada?” preguntó el Papa con curiosidad en su voz, pues deseaba saber quién era tan importante en el plan de Vasco.
La curiosidad del líder de la iglesia de Roma era algo compartido por varios de los presentes, en especial aquellos que conocían a Vasco, pues sabían que el viejo Cardenal tenía buen ojo para los subordinados.
Al ver que estaba en la mira de todos, Vasco solo sonrió mientras se preparaba para soltar una bomba que nadie en esta sala esperaría.
“Los nombres de esas dos personas son… primero, la ex doncella santa que fue excomulgada por curar a un demonio con su sacred gear, la joven que fue dada por muerta tras estar desaparecida por varios años… Asia Argento.”
Al momento en que los labios de Vasco terminaron de decir esas palabras la sala quedó en un silencio total, pues todos estaban aún intentando comprender lo que decía el viejo Cardenal. Cuando todos al fin comprendieron las palabras del anciano, el silencio del lugar se rompió.
“¡¿Qué has dicho?! ¡¿Cómo que esa bruja está viva?!” preguntó en gritos uno de los principales cardenales, aquel que estaba a cargo del área de la iglesia a la que había pertenecido Asia en el pasado. El Cardenal se había parado, mostrando pánico en su rostro, pero no solo ello, pues también mostraba algo de asco. “¡¿Cómo puedes siquiera pensar en que esa bruja puede ser de utilidad para algo que no sea ayudar a nuestros enemigos?!”
El grito del Cardenal provocó que otros, aquellos que pensaban igual que él, se unieran a él, llenando el lugar de gritos. Sin embargo, pese a los gritos, Vasco no hizo nada, solo se quedó impasible, pues sabía que ellos no tenían ni idea de a quién estaban insultando.
Al ver que toda la sala seguía en caos, el Papa estuvo por detenerlos, pero para su completa sorpresa, Vasco levantó su mano y sacó la copia que tenía de la espada Durandal. El aura sagrada de aquella arma llenó el lugar de poder sagrado, provocando que todos se calmaran.
“Espero que ya se hayan calmado y no me hagan usar esto contra ustedes.” dijo con voz tranquila Vasco mientras usaba algo de intimidación para solucionar esto.
Al ver que todos estaban en silencio, el Cardenal miró a quien fue el Cardenal asignado al área a la que pertenecía la Iglesia de Asia Argento. Frunciendo un poco el ceño, recordó cómo intentó llegar antes para evitar que Asia fuese excomulgada, pero no lo había logrado. Sin embargo, ahora mismo una parte de él estaba algo agradecida de que no lo hizo, pues si ella nunca hubiese viajado a Nirm, nunca hubiese conocido a su esposo y este mundo no tendría a alguien como él para ayudar en su defensa. Así que, sabiendo que debía de hablar, guardó su espada y abrió la boca.
“Veo que ya están más tranquilos, por lo que comenzaré a responder preguntas. Lo primero, Cardenal Spinola… Sí, la joven a la que llamas bruja está viva… y como un consejo, te recomiendo no volverle a decirle bruja más. Ahora, sobre el otro tema… ¿Si pienso que ella será útil en esto? …pues sí… ella es más útil que cualquiera de los que estamos aquí.”
Las nuevas palabras de Vasco provocaron que todos se confundieran, pues no entendían bien por qué el viejo cardenal decía aquello. Por ello, el propio Papa, el cual también estaba confundido, decidió preguntarle a Vasco por qué decía esas palabras.
Al oír la pregunta de su Santidad, el cardenal decidió mirarlo y contar una noticia que muy pocos sabían… pues por extraño que pareciese, solo aquellos que habían estado en la batalla en el pueblo natal de Asia sabían de que ella estaba viva…
“Su Santidad, Cardenales, líderes de los exorcistas… Muchos de ustedes supieron sobre el ataque de los daedras a aquel pueblo en la Toscana Italiana… ¿verdad?” La pregunta que salió de la boca de Vasco fue respondida por asentimientos, pues todos los presentes sabían de ese suceso. “Pero lo que estoy seguro es que nadie sabe la identidad de aquellos dos individuos que detuvieron esa invasión, ¿verdad?”
Los rostros de los presentes se volvieron pálidos al comprender las palabras que decía Vasco, pues comenzaron a entender lo que quería decirles.
“N-n-no… E-e-estás equivocado… ¡Tienes que estarlo! ¡Esa bruja no puede ser uno de esos individuos!” gritó el Cardenal Spinola, el cual era un anciano casi de la misma edad que Vasco, salvo por la diferencia de que él tenía una espesa melena de cabellos blancos.
El miedo del Cardenal Spinola provenía del miedo de saber que la mocosa a la que él había excomulgado hace tanto tiempo se hubiese vuelto alguien tan fuerte. Sin embargo, aquel miedo que sintió no se compararía para nada con lo que estaba por sentir al oír las siguientes palabras que diría Vasco.
“No estoy mintiendo, Cardenal Spinola… ¡Aquella joven a la que nuestra organización echó como un perro sin hogar por aquel error no murió, sino que vivió y no solo eso, sino que en este momento ella es una de las personas que más puede decirnos de los daedras!” el grito que soltó Vasco era el cúmulo de lo que había sentido cuando vio con impotencia que no podía ayudar a Asia hace años. “¡Pero eso no es lo peor, lo peor es que la otra persona que puede ayudar con esto es el esposo de Asia Argento!”
Cuando el viejo Cardenal terminó de decir aquello, toda la sala cayó en un silencio sepulcral, pues nadie, absolutamente nadie había podido pensar en que Asia estuviese casada.
“¡¿Q-q-q-qué?!” Fue lo único que pudo salir de la boca del Papa, pues este estaba que aún no podía creer que Asia estuviese viva… esto se debía a que nadie le había comentado esto… fue gracias a ello que al fin se dio cuenta de algo, él no había sido notificado y estaba seguro de que sus iguales de las otras ramas del cristianismo tampoco habían sido notificados.
“Lo que oyeron.” dijo Vasco Strada, pues no quería irse por las ramas. “La joven Asia Argento está viva, y se encuentra casada… con quien, por ahora solo diré que alguien tan capaz que los propios líderes de las facciones bíblicas lo consideran una especie de igual en términos de poder.”
Si antes todos estaban asombrados, ahora estaban paralizados, pues las noticias que estaba soltando Vasco a diestra y siniestra estaban que provocaban que varios de ellos estuviesen por tener una aneurisma.
Aun así, pese a que muchos estaban asombrados por lo dicho por Vasco, hubo algunos que aún pudieron preguntar algunas cosas… y lo primero que se preguntó fue por qué no se había notificado de que Asia estaba viva y había contraído nupcias con alguien.
“La razón de esto fue simple, cuando encontramos a la joven Asia, todos los que estuvimos allí fuimos testigos de su poder. Aquel no era mucho en ese tiempo, pero ahora mismo, eso es diferente. En aquel entonces podía considerarle a la par de un demonio de clase media, pero ahora… la cosa es distinta, ella está al mismo nivel que un demonio de clase alta…” dijo Vasco recordando el informe que había leído sobre Asia.
La mención del nivel de poder de Asia provocó que varios de los presentes tuviesen un escalofrío, pues no entendían cómo era posible. Esto se debía a que su sacred gear era uno de apoyo y no de ataque. Sin embargo, fue el Papa el que hizo la pregunta esta vez.
La respuesta de Vasco fue sencilla, pues mencionó que Asia había alcanzado un balance breaker diferente al esperado para su sacred gear. Esto hizo que todos se sintieran desconcertados, pues entendían que debió de haber pasado para que el balance breaker de Asia cambie así. Ante esto, Vasco se preparó para soltar la bomba…
“La razón por la que el Balance Breaker de la Hermana Asia es como es, se debe a la experiencia que ha vivido desde su excomunión. Lo que estoy por contarles es un secreto que solo lo saben los serafines y algunos otros miembros selectos del cielo y de la Iglesia…” dijo Vasco, observando cómo la anticipación se hacía visible en los rostros de los presentes. “La hermana Asia ha vivido desde el día de su excomunión en otro mundo… un mundo que ha sido atacado constantemente por los daedras desde hace eones…”
La incredulidad se pintó en el rostro de todos los que oyeron las palabras de Vasco, pues no esperaban esa noticia. La mente de todos ellos comenzó a trabajar a mil revoluciones por segundo, tratando de encontrarle sentido… sin embargo, pese a sus intentos ninguno podía entender… al menos así fue hasta que el mismísimo Papa se dio cuenta de lo que Vasco les estaba contando.
La mente del líder de la iglesia de Roma estaba completamente en shock al enterarse de que él, el líder del cristianismo católico había sido excluido del conocimiento de este secreto. Lentamente, comenzó a ponerse de pie, pues quería respuestas sobre esto. Sin embargo, antes de que lograse pronunciar alguna palabra de su boca, Vasco se le adelantó.
“Muchos de ustedes de seguro se están preguntando por qué no se les dijo o avisó de esto, ¿verdad?” preguntó Vasco, ganándose varios asentimientos. “La respuesta a esto es simple, el tema a tratar era muy delicado en ese momento… Piénsenlo… Se estaba presenciando el inicio de la invasión de los daedras, los cuales en ese entonces eran enemigos desconocidos… Fue por ello por lo que el cielo decidió que se mantendría la información en absoluto secreto, pues no se tenía información de lo que sucedía. Sin embargo, el tema de la información se solucionó cuando ocurrió la reunión en Kuoh de las tres facciones, lo que permitió desclasificar lo que sucedió en ese lugar. Aunque, fue en ese momento en que Lord Michael decidió no decir nada acerca de la hermana Asia.”
“¿Por qué?, Vasco… ¿por qué el cielo decidió que una ex santa doncella excomulgada merecía ser mantenida en secreto?” Preguntó uno de los Cardenales presentes, el cual sentía curiosidad por saber cuál era la razón por la que el cielo había blindado a la ex santa doncella.
“Por su esposo…” respondió de manera franca y rápida Vasco.
Aquella respuesta hizo recordar a todos los presentes que Vasco había mencionado que el esposo de Asia era alguien a quien los líderes de las tres facciones tenían en muy alta estima. Esto terminó provocando que todos sintiesen curiosidad por eso. Afortunadamente, Vasco les dio una respuesta rápida, pues se dio cuenta de que ellos deseaban saber quién era el esposo de Asia.
“El esposo de la hermana Asia es…” las palabras de Vasco se atragantaron en su garganta, pues no sabía cómo expresar correctamente lo que era el joven. Por una parte no podía decir que era humano, pues no lo era. Por otra, no podía decir que era un dragón, pues no lo era… al menos en los estándares de este mundo… así que, sabiendo que al mencionar lo que era, tendría que abrir la caja de pandora sobre lo que sabía, tomó una bocanada de aire, pues sabía lo que se vendría… “El esposo de la hermana Asia se llama Edzard Rolandson y es un pariente lejano de la misma, pero no solo eso… el joven es originario del mundo que anteriormente mencioné, un mundo que ha sido atacado por los daedras desde la creación de este, según sus mitos. El joven es un veterano de guerras y es conocido actualmente por muchos en el mundo sobrenatural que lo han visto como el «El tercer dragón celestial»."
La mención de un título tal como aquel fue un golpe de realidad y un baño de agua fría para todos los presentes, los cuales casi mojan sus pantalones. La verdad era que ellos habían oído sobre el llamado tercer dragón celestial, el dragón emperador negro, el dragón que asesinó a Loki, pero solo habían oído rumores sobre él. Sin embargo, ahora sabían la identidad de este dragón… aunque, fue en ese momento en que se dieron cuenta de que Vasco había llamado al tercer dragón celestial joven humano, lo que causó confusión en ellos.
“Cardenal.” llamó el Papa, pues fue el primero en darse cuenta de la forma en cómo Vasco había llamado a Edzard. “¿Por qué dice que el tercer dragón celestial es un joven humano?”
Al momento en que aquellas palabras salieron de la boca del líder del catolicismo, susurros comenzaron a llenar la sala. La mayor cantidad de susurros eran sobre por qué un dragón celestial era referido como un humano. Esto hizo que Vasco se preparara para contar todo lo que sabía sobre Edzard, pero antes de hacerlo solicitó un juramento de silencio, pues no quería que esto, lo que era información clasificada de rango SSS se hiciera pública… Al menos no hasta que el dueño de esta información decidiera hacerlo público.
Conforme la boca de Vasco se movía soltando piezas de información relacionadas con Edzard los semblantes de cada uno de los presentes en la sala comenzaban a cambiar, primero cambiando de la curiosidad hacia el terror. Los cambios de semblantes se debían a cada parte de información que aprendían, primero aprendieron que era un humano que era más poderoso que un humano ordinario, para luego dar paso al título de héroe de los Pergaminos Antiguos, algo que los dejó completamente aterrados por el potencial que tenía, para finalizar con la dragonificación que había sufrido… todo esto provocó que más de uno mojara las túnicas que llevaban, pero pese a ello nadie se quejó del olor, pues todos estaban pensando lo mismo.
‘No debemos de hacer enojar a este sujeto.’
Tras varios minutos donde nadie dijo nada sobre esto, el silencio sirvió como una respuesta para Vasco quien vio que había cumplido una segunda misión propia en esto. La segunda misión que se había dado el viejo Cardenal había sido simple, hacerles ver que Asia Argento estaba fuera de los límites de influencia que podían tener algunos de ellos. Puede que ahora estuviesen asustados, pero el viejo Cardenal sabía que la Institución a la que pertenecía no era la mejor y, solo era cuestión de tiempo para que algún tarado intentase hacer algo contra Asia, tal como lo habían hecho no hace mucho un grupo de Exorcistas renegados que se habían topado con esa información por la Khaos Brigade.
‘Espero que esto sirva de disuasión, pero por lo que vi en un principio, puede que alguno que otro haga alguna estupidez… tendré que informar esto a Lord Michael, para que prevenga al joven Edzard…’ Fue lo que pensó el viejo Cardenal.
“H-has dejado claro tu punto, Cardenal Strada…” Comentó el Papa tras superar su sorpresa. “E-este joven… Edzard, ¿Crees digno de una tarea como la que estás sugiriendo?”
“Por supuesto.” respondió de manera rápida Vasco mientras daba un paso al frente. “El chico ha demostrado que está dispuesto a ayudar en todo lo que pueda si se trata de los daedras… Estoy seguro de que él podrá, de alguna manera, hacer que estos exorcistas vuelvan a luchar junto a nosotros contra nuestro verdadero enemigo.”
La manera en que una figura tan respetada dentro de la iglesia como Vasco, quien a pesar de su estatus aún contaba con detractores dentro de la institución, otorgaba un voto de confianza de tal envergadura a alguien ajeno a la iglesia, hizo que varios de los presentes se percataran de la confiabilidad de este joven. Sin pensarlo dos veces, el Papa aceptó su propuesta. No obstante, dejó en claro que, si este plan fallaba, aquellos exorcistas serían juzgados de acuerdo con lo que dictaba la ley ordinaria, es decir, serían eliminados.
Al escuchar esto, Vasco accedió, aunque la idea de eliminar a exorcistas que podrían ser útiles en estas invasiones no le agradaba, estuvo de acuerdo en acatar la ley.
“Muy bien… entonces, concluimos esta reunión… Ahora, quiero saber… ¿Cuándo les comunicarás esto a ambos?”
La pregunta del Papa reveló un problema, ya que no era sencillo contactar con Edzard en estos momentos, dado que lo último que se sabía de él era que estaba en medio de misiones importantes. Afortunadamente, había recibido información sobre un evento al que tanto Edzard como Asia estarían invitados…
“Se lo comunicaré pronto, cuando los vea en una ceremonia en el inframundo.”
Edzard se encontraba junto a Karna, observando cómo cientos de Ángeles Caídos movían de la mejor manera posible la enorme cantidad de cápsulas. Los Grigoris habían llegado unos pocos minutos después de la llamada de Edzard a Azazel. Habían llegado de manera ordenada y estaban siendo liderados por el padre de Akeno, Baraqiel.
El Cuerpo de los Grigori había llegado y rápidamente había organizado sus fuerzas para que comenzaran a mover las cápsulas. Inicialmente, varios médicos y científicos, que conformaban el quince por ciento de los ángeles enviados, comenzaron a examinar las cápsulas y a medir los signos vitales de cada uno de los que estaban dentro de las cápsulas. Tras casi tres horas, entregaron un informe rápido, en el cual afirmaron que era posible moverlos con las cápsulas, ya que estas eran completamente independientes de cualquier fuente de energía.
Por ello, Baraqiel le informó que Azazel deseaba que los llevaran a los laboratorios de los Grigori para realizar los chequeos médicos necesarios.
Al escuchar esta petición, Edzard inicialmente se sintió molesto, pero se percató de que no contaba con los recursos para llevar a cabo algo como esto, por lo que al final terminó aceptando. Tras aceptar esto, decidió colaborar con la movilización de las cápsulas, por lo que creó un portal hacia el territorio de los Grigori usando su Shadowkey.
Gracias a este portal, el lugar actualmente estaba casi vacío, quedando lo suficiente para que fueran necesarios tres viajes de cada uno de los Caídos encargados de moverlas.
“¿Cómo va el traslado, Baraqiel?” preguntó Edzard de manera tranquila, mientras mantenía la puerta del portal abierta usando su magia como si nada.
El líder de los Grigori miró a Edzard antes de responderle. Estaba asombrado por la capacidad del chico de tutear a alguien como él, sin usar algún tipo de honorífico. Aun así, comprendía que él no había recibido ese tipo de educación, pues en su cultura solo se usaban pronombres u honoríficos al hablar con nobles.
“Van bien, ya casi terminamos.” dijo Baraqiel, quien miró al lado de Edzard, observando a Karna.
El Ángel Caído había visto al joven cuando llegó y se había sentido confundido por su presencia, pues no lo había visto en las pocas veces que había visto a Edzard. Por ello, decidió preguntarle quién era y cuando supo su identidad, casi se va para atrás.
Su primer instinto había sido atacarlo, pues era un miembro de la Khaos Brigade, pero Edzard se había interpuesto diciendo que Karna ya no pertenecía a esta organización y que él respondería por sus acciones. Esta acción lo tomó por sorpresa, por lo que se detuvo en seco, ya que no era tan imprudente como para luchar contra Edzard. Tras ello, decidió preguntarle por qué hacía esto.
La respuesta que recibió fue confusa, pero a la vez esclarecedora. Esta respuesta le permitió entender un poco la situación de Karna, pero aun así, él no estaba seguro de confiar en él. Sin embargo, Edzard le dijo que el asunto con Karna ahora era problema de él, por lo que no debía preocuparse, pues si descubría algo que diera la más mínima indicación de traición, él mismo arrancaría la cabeza del humano de su cuerpo.
Aquella expresión hizo que Baraqiel sintiera un ligero escalofrío, pues la voz de Edzard había sido mortal y fría. Pero, aun así asintió, pues vio que no mentía. Tras esto, el Caído informó por qué había estado allí y comenzaron toda la operación, pero nunca le quitó los ojos de encima a Karna.
“Bien, eso es bueno.” dijo Edzard, para luego abrir los ojos como platos cuando sus instintos de supervivencia se activaron, pero no fueron sus instintos normales los que se activaron, sino aquellos que solo se activaban cuando un tipo de ser se acercaba. Al percatarse de esto, el exgeneral imperial no perdió tiempo y moviendo su mano, creó una esfera de magia, la cual liberó en forma de un hechizo.
La acción de Edzard tomó a Baraqiel y a Karna por sorpresa, pues no entendían por qué él hacía esto. Sin embargo, no tuvieron tiempo ni de decir algo, pues todo el lugar brilló por un segundo en una cegadora luz blanca.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capítulo 72 está listo XD
Bueno, aquí vamos, tratando de retomar la rutina de volver escribir.
En este capitulo vemos que al fin se ve cómo es que obtienen las células madre para el asunto del proyecto de híbridos artificiales… he de decir que esas escenas estaban pensadas para ser más gráficas, incluso había pensado en colocar algunas escenas donde haría que Edzard encontrase videos donde los que estaban allí grababan todo lo que hacían, pero al final decidí no colocarlo.
Tambien vemos que hay algunas tramas que están surgiendo, tales como la rebelión de Exorcistas, el tema de Lilith… pero, bueno, esos asuntos se resolverán mas adelante, en lo que denomino la calma antes de la tormenta.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 74
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 73
— Los dragones están regresando, y tú eres un cazador de dragones nato. —
Delphine a Edzard luego de que este matara a Sahloknir.
Las imágenes comenzaron a ser visibles en los ojos de todos los presentes tras un segundo desde que todo quedó en blanco por la explosión. Lo primero que vieron fue que, en lugar de estar en la base que le pertenecía a Euclid, ahora se encontraban en un enorme cráter.
“¿Q-qué sucedió?” preguntó Karna, mirando el lugar con asombro y terror, sin entender del todo qué había pasado.
“Fuimos atacados por un potente ataque mágico.” Respondió Baraqiel, observando cómo el lugar estaba bajo una barrera de protección de color azul claro con forma de remolino. Desviando su mirada de la barrera, notó que quien la había levantado había sido Edzard, quien tenía sus manos extendidas, con una esfera de magia del mismo color que la barrera entre ellas.
“No fue solo un ataque mágico.” Comentó Edzard, captando la atención de los presentes.
“¿A qué te refieres?” preguntó Karna, acercándose a su nuevo “jefe”.
“Esto ha sido provocado por el aliento de un dragón.”
La respuesta de Edzard provocó que todos los que la oyeron se quedaran helados. El miedo comenzó a surgir en algunos de los Caídos que estaban con ellos dentro de la barrera, pues el nivel de destrucción que había fuera de la barrera solo podía ser causado por un dragón de alto rango, uno que debía tener, como mínimo, el rango de «Rey Dragón».
“Baraqiel.” Llamó Edzard rápidamente, sabiendo que solo era cuestión de tiempo para que su barrera sufriera otro ataque y, debido a las prisas que había tenido al conjurarla, la barrera no era muy estable. Eso significaba que si recibía otro ataque de ese calibre, se destruiría instantáneamente.
Al oír que lo llamaban, el cadre de los Grigori miró al hijo de Akatosh.
“¿Sí?” preguntó Baraqiel.
“Muevan todas las cápsulas restantes y lárguense de aquí lo más rápido posible.” dijo Edzard con voz firme, dando a entender que se enfrentaría al dragón que los había atacado.
La forma en que habló Edzard sorprendió al padre de Akeno, pero eso no duró mucho. Sabía que el chico era un veterano de guerras y batallas, por lo que podía mantener la compostura muy bien. Además, sabía que el enemigo que los había atacado era un dragón, y este joven era un cazador de dragones. Por lo tanto, si había alguien que podía tratar con ese lagarto, era él.
“Vale.” Contestó Baraqiel, usando el mismo tono de voz que Edzard. Sin embargo, a pesar de sus palabras, el Cadre no se movió de su lugar, sino que miró a Karna, quien estaba parado al lado de Edzard. “¿Qué sucede con el muchacho? ¿A dónde irá? ¿Vendrá con nosotros? ¿O se quedará contigo aquí?”
“Ninguna, él se irá a mi reino.” Respondió Edzard rápidamente, para luego mirar a Karna. “Karna, mete la mano en mi bolsillo.”
La petición de Edzard desconcertó tanto a Karna como a Baraqiel, pues ninguno sabía por qué él pedía eso. Algo que Edzard notó rápidamente, por lo que explicó que en su bolsillo había una moneda, la cual Karna usaría para viajar a su reino de bolsillo.
Cuando finalmente entendieron lo que Edzard quería hacer, Karna sacó rápidamente la moneda.
“¿Es esta?” preguntó Karna, asombrado, pues era la primera vez que veía una moneda como esa.
“Sí.” respondió Edzard, quien miró a un lado y vio cómo Baraqiel, quien se había ido después de que Karna obtuviera la moneda, ordenaba a sus subordinados apurar el paso.
“Entiendo… ¿Y qué tengo que hacer con ella?” preguntó el joven humano.
“Apriétala-” Las palabras de Edzard murieron en su boca cuando vio cómo todo el cielo se cubría con un mar de llamas. Al ver este ataque, Edzard miró a su alrededor y vio que no podría salvar a nadie de los que estaban allí, pues las llamas los envolverían de manera instantánea una vez que la barrera se rompa.
Sabiendo que no podría hacer nada por la falta de tiempo, se le ocurrió en ese momento una idea loca, pero era la única que tenía. Así que, moviendo sus labios, soltó un grito.
“¡TIID! ¡KLO! ¡UL!”
El thu’um de Edzard sometió al tiempo, haciendo que todos los que estaban a su alrededor se quedaran inmóviles, moviéndose a tal velocidad que un caracol. La vista del hijo de Akatosh cambió al gritar, ya no podía ver el mundo en colores, sino que lo veía en varias tonalidades de azul. Sin embargo, eso no le importó, pues sabía que, a pesar de lo poderoso que era este Thu’um, su nueva fisiología impedía que su efecto durase mucho.
Así que, moviéndose rápidamente, dejó de crear su barrera y llevó su mano derecha a su Shadowkey, la cual había dejado caer cuando activó la barrera. Moviéndola, hizo uso de algo que había esperado usar o mejor dicho, comprobar desde hace tiempo, así que, hizo que el portal por el que habían estado pasando los Grigori se cerrara. Tras cerrar ese portal, rápidamente abrió otro portal, pero este estaba a los pies de todos los Grigori.
‘Debí haber hecho esto desde un principio.’ Pensó Edzard, pues con aquel movimiento, todos los Grigori volverían a su lugar de residencia en el inframundo. Ya con eso solucionado, rápidamente movió su mano izquierda hacia Karna y, de un solo movimiento, rompió la moneda que le había dado.
Aquellas fueron las únicas acciones que pudo hacer, pues un segundo después el tiempo volvió a la normalidad.
“¡AAAAHHHH!” fue el grito de sorpresa que soltaron los Grigori al ser tragados por el portal de la Shadowkey.
“¡¿Qué sucede?!” gritó Karna al ser arrastrado por el vórtice púrpura que había sido generado por la ruptura del septim que tenía en la mano.
Antes de que el ataque llegara a engullirlos, los Grigori y Karna desaparecieron del lugar. Al verse solo, Edzard cerró el portal de la Shadowkey y miró al cielo. Al hacerlo, vio que las llamas estaban a escasos metros de su cara, lo que le permitía sentir el calor abrazador que surgían de estas.
‘¿Cuánto tiempo ha pasado desde que un dragón casi me calcina…?’ pensó Edzard mientras dejaba que las llamas se acercaran más. Aun así, no sintió temor, pues solo necesitó abrir la boca para salvarse.
¡BOOOMMMMM!
Una enorme explosión surgió cuando aquel mar de llamas impactó con el suelo, engullendo todo lo que había en ese lugar.
La explosión, visible desde varios kilómetros a la redonda, estaba siendo observada por un único ser en ese momento. Este ser era el mismo que la había provocado y actualmente sobrevolaba el lugar.
“Parece que el trabajo que me encargaron ya está hecho.” dijo con cierta decepción para sí el ser, cuya identidad era la de Crom Cruach.
Crom Cruach era, sin duda, el dragón malvado más poderoso de la actualidad. Su poder era equiparable al de los dragones celestiales en su mejor momento, lo que lo convertía en uno de los dragones más poderosos en la actualidad. La apariencia de Crom era, extrañamente, la de un varón humano alto y de físico atractivo con cabellos largos, los cuales eran una mezcla de colores entre negro y dorado. Sus ojos eran heterocromáticos, siendo su ojo derecho dorado y su ojo izquierdo negro. Vestía un abrigo largo de color negro con pantalones y zapatos del mismo color. Cuando una de las tantas corrientes de aire generadas por su ataque movió sus cabellos, sus orejas puntiagudas se hicieron visibles. Actualmente, él volaba con sus alas, las cuales eran de color negro.
El dragón malvado más poderoso había sido enviado a este lugar para eliminar la base que aquí se encontraba. La razón de esto era que Euclid había escuchado que las alarmas de este lugar se habían activado, por lo que supo que este lugar estaba siendo atacado y, como no deseaba que sus experimentos fueran conocidos por el momento, envió a Crom a destruir este lugar de inmediato. Sin embargo, el dragón había decidido antes irse a pasear por otro lugar, por lo que había demorado un poco en llegar.
Cuando llegó, se dio cuenta de que este lugar estaba siendo saqueado y, sintiendo que no había nadie de valor allí abajo, decidió eliminar todo el lugar. Aunque se sorprendió al ver aparecer esa barrera, pues no esperaba que alguien pudiera detener su ataque de aliento. Ante esto, se emocionó un poco y, tras esperar unos momentos prudentes, lanzó un ataque más poderoso. Sin embargo, a diferencia de la vez anterior, esta vez la barrera desapareció y su ataque impactó. Esto provocó que se sintiera decepcionado, pues esperaba más.
“Parece que ya no hay nada más que hacer aquí-” las palabras que estaba diciendo murieron en su boca cuando de la nada vio cómo algo salía disparado del lugar donde antes había estado ese laboratorio. Aquella figura disipó el humo que allí había, siendo tan rápida que el propio Crom Cruach se sorprendió.
Aquella figura se detuvo a algunos metros de distancia de donde estaba ahora mismo. En un principio no sabía quién era, pues estaba cubierta de humo. Sin embargo, eso no duró mucho, pues todo el humo que la cubría se disipó cuando hizo un rápido movimiento con su mano.
Ante los ojos del dragón malvado, el cual estaba sorprendido, apareció la figura de un joven humano de no más de veinte años.
“Sabes, es algo grosero lanzar alientos de fuego así como así.” dijo el joven con voz algo burlesca, mientras lo miraba con los ojos más extraños que él había visto en su larga existencia.
Al oírlo, una sonrisa comenzó a surgir en el rostro de Crom, pues se dio cuenta de que este joven humano estaba completamente ileso. Esto era algo que él no se esperaba, pero no le importaba, pues eso era un indicativo de que este joven era fuerte y tal vez, sería un buen contrincante.
El cuerpo de Edzard sintió un ligero escalofrío al ver cómo en el rostro de su enemigo se formaba una sonrisa sedienta de sangre. Aunque aquel escalofrío no duró mucho, fue suficiente para que Edzard se diera cuenta de que el dragón que tenía al frente no era cualquier cosa, sino que era uno que podría estar al mismo nivel del hermano al que más “amaba”, Alduin.
Aquella revelación fue esclarecedora para Edzard, quien no sabía si había algún dragón con el poder de igualarse a Alduin con vida, pues los únicos que podían caer en ese rango de poder eran Albion y Ddraig, pero ambos estaban sellados. Sin embargo, ahora mismo estaba viendo al que podría considerar la versión de este mundo de su hermano y, si era sincero consigo mismo, en este momento sentía algo de ansiedad.
‘¿Tercer dragón celestial?, mis cojones… ese título aún no es mío del todo, no hasta que logre derrotar a este cabrón…’ pensó Edzard mientras miraba al dragón en forma humana que estaba frente a él.
La mención mental de su título, uno que a él no le gustaba tanto, pues le hacía recordar que una de las razones para irse de Nirm había sido la posible guerra de sucesión del imperio, provocó que sintiera que ese era algo banal. Aun así, sabía que los títulos en este mundo tenían aún más peso que en Nirm, por lo que conservarlo ayudaba a mantener un estatus fuerte en el pacto de Kuoh.
“Parece que me equivoqué…” dijo el dragón frente a Edzard con voz divertida. “Pensé que aquel que había construido aquella barrera era alguien que solo lo hizo por suerte, pero parece que no fue así… Fuiste tú quien construyó esa barrera, ¿verdad?”
Al oír la pregunta del dragón, Edzard sonrió, pues sabía que muchos tendían a menospreciarlo gracias a que su tatuaje mágico ocultaba su aura y poder, al menos una parte. Decidiendo seguir la charla con el dragón un momento más antes de irse a los golpes, le respondió.
“Puede que sí, como puede que no.” Respondió de manera ambigua el hijo de Akatosh, para darse de esa manera un aura de misterio.
“Ya veo, supongo que tendré que averiguarlo.” Señaló el dragón, el cual levantó una mano. “Pero antes de comenzar a golpearnos, creo que hay que presentarnos. Al menos para que sepas quién te matará.”
Al oírlo, Edzard sonrió con diversión. “Me parece bien… me llamo Ysmir, es un gusto.”
Edzard se sintió ligeramente confundido cuando se dio cuenta de que los ojos del dragón se abrieron ligeramente al oír el nombre que se le había dado por los monjes del Alto Hrothgar. Sin embargo, su sorpresa aumentaría al oír las palabras que diría el dragón.
“Ja, ja… ja… ¡JA, JA, JA, JA!” El dragón frente a Edzard comenzó a descojonarse en risas, mientras se llevaba una mano al rostro, tapándose los ojos. “¡No puedo creerlo! ¡De todos los individuos que podía encontrarme así como así, tenías que ser tú! ¡El llamado «Cazador de dragones definitivo»!”
La mención de aquel título, un título que solo muy pocos lo sabían, pues solo los líderes del pacto, así como los miembros de su grupo, sabían de aquel título dado a él por Delphine cuando mató a Sahloknir en Arbolena de Kynes hace años, provocó que Edzard se sorprendiera de sobremanera. La sorpresa que había sentido había sido tal que de manera inconsciente dio un paso, o en este caso, retrocedió un poco hacia atrás.
“¿C-c-c-cómo sabes ese título?” preguntó Edzard una vez que recobró la compostura.
Al oír la pregunta de Edzard, el dragón solo sonrió divertido.
“Eso es para que yo lo sepa y tú no… Sin embargo, te diré mi nombre… me llamo Crom Cruach, el Dragón del Círculo Creciente.”
Cuando Edzard descubrió la identidad del dragón frente a él, se volvió a sorprender, pues sabía quién era. Debido a que él era un Dovah, había querido aprender más sobre los dragones de este mundo, por ello le pidió a su mejor fuente de información dracónica que tenía, Tiamat. La dragona le había contado sobre los tipos de dragones que había, resaltando una clase en particular, los dragones malvados.
‘El más fuerte y uno, sino el único, de los dragones malvados que aún están vivos o activos.’ Pensó Edzard mientras recordaba lo que le había dicho Tiamat sobre estos dragones.
Según lo que Tiamat le había contado, los dragones malvados eran más fuertes que los reyes dragones, pero eran en consecuencia mucho más violentos. Esto hizo que él los asociara a los Dovah, que pese a la derrota de Alduin, seguían atacando mortales solo porque podían. Eso hizo que Edzard decidiera marcarlos como posibles objetivos a cazar, claro que eso fue antes de que Tiamat le dijese que la mayoría habían sido eliminados. Al enterarse de esto, Edzard se sintió algo aliviado, pues era más que seguro que estos dragones se unirían a los daedras casi sin pensarlo.
‘Y al parecer tenía razón.’ Pensó Edzard, pues se dio cuenta de que la única manera en que Crom Cruach supiese aquel título solo era porque estaba aliado con un daedra… uno que parecía tener una especie de obsesión con él.
“Ahora que hemos terminado con las presentaciones… ¿Qué tal si vamos al meollo del asunto? Supongo que debes saber por qué estoy aquí, ¿verdad?”
“Claro, no hay que ser estúpido para no verlo.”
“Bien, me alegra que lo entiendas.” Susurró Crom con calma para un segundo después desaparecer del lugar, volviendo a aparecer frente a Edzard.
Los ojos del hijo de Akatosh se abrieron con sorpresa cuando vio cómo el puño de Crom Cruach se acercaba a su rostro.
‘Es veloz-’ fue lo único que pudo pensar Edzard antes de que su cuerpo fuese obligado a girar hacia un lado, cortesía del golpe que acaba de recibir.
El cuerpo de Edzard se dobló hacia el lado izquierdo debido al golpe… o al menos eso es lo que aparentaba, pero la verdad era que el golpe no había llegado a conectar, pues Edzard había logrado reaccionar a tiempo para esquivarlo. Al esquivar, decidió usar la onda de viento que se generó por el ataque de su enemigo para poder tomar potencia de la inercia, por lo que mientras estaba girando, movió su pierna derecha, propinando una patada directamente al rostro de Crom Cruach.
El ataque de Edzard estaba potenciado por dos cosas: primero, la inercia del movimiento que había hecho Edzard para esquivar el ataque del dragón malvado y, segundo, una fina capa de magia de escarcha. El ataque parecía que impactaría en el cuello de Crom Cruach, pero antes de que impactase, el dragón malvado se cubrió usando su brazo, deteniendo el golpe en seco.
Una gran onda de choque se generó en el momento en que Crom detuvo el ataque de Edzard.
“Eres bueno.” elogió Crom Cruach a Edzard, pues el joven había logrado usar su propio ataque para atacarlo a él, algo que no muchos podían hacer.
“Gracias.” dijo Edzard con una sonrisa ante el elogio de Crom, pero no solo eso, sino que un solo segundo después de hablar, movió su otra pierna, lanzándole una patada al abdomen de Crom Cruach.
Al ver este nuevo ataque, el dragón malvado rápidamente se cubrió con su pierna derecha. Tras ello, rápidamente movió su mano con la que había atacado previamente y lanzó otro golpe contra Edzard, esta vez apuntando a su pecho.
Cuando Edzard vio el ataque llegar, rápidamente se cubrió con sus brazos, formando una X sobre su pecho. En el momento en que el puño de Crom impactó, Edzard salió volando un par de metros, pero logró estabilizarse.
Cuando logró estabilizarse, miró sus brazos y los sacudió ligeramente, pues había sentido el dolor del golpe.
“¡Eres realmente bueno, Ysmir!” gritó Crom Cruach a todo pulmón mientras se acercaba a Edzard volando a gran velocidad.
Al verlo llegar, Edzard también se lanzó contra él, pues no podía permitirse quedar en una posición defensiva contra un oponente así.
Ambos se movieron a gran velocidad, terminando por encontrarse en el medio de la distancia que los separaba. Cuando se vieron cara a cara, comenzaron a intercambiar golpes a tal velocidad que no sería posible de ver para cualquier ser sobrenatural.
Los golpes iban y venían, siendo en su totalidad neutralizados por ambos, pues hasta ahora ninguno podía impactar un golpe certero en el otro. La fuerza de cada impacto era de tal calibre que se provocaban ondas de choque de tal magnitud que, de haber estado en tierra, varios pedazos de esta saldrían volando.
La batalla era encarnizada, mostrando que ambos estaban dando todo de sí… o al menos eso sería cierto, pero la verdad era otra. Resulta que el único que estaba dando todo de sí era Edzard, quien estaba usando todas sus habilidades físicas que podía en su forma humana. Eso quedaba constatado por sus ojos, los cuales ahora eran de color dorado. Sin embargo, pese a que su rival, Crom Cruach, no estaba dando todo de sí, la verdad era que sí estaba luchando con una buena parte de su fuerza.
Edzard se movió ligeramente para esquivar el ataque de su enemigo, el cual era una combinación de tres puñetazos dirigidos a su cabeza. Pese a que poseía sus reflejos mejorados, estos tenían una debilidad marcada, la cual era que, pese a que podía ver el ataque, eso no importaba si su enemigo era más rápido que su capacidad de moverse para detener dicho ataque. Es por ello por lo que se había visto forzado, en la mayor cantidad de veces, a esquivar los golpes en lugar de detenerlos.
Tras esquivar los tres golpes, Edzard rápidamente respondió lanzando un gancho elevado, el cual fue esquivado por Crom, quien se movió hacia atrás. Esto hizo que Edzard quedara en mala posición, pues estaba mal colocado para defenderse. Esto fue aprovechado por Crom, quien sonriendo, movió su cabeza y le lanzó un cabezazo a Edzard.
El golpe del dragón malvado impactó en el rostro de Edzard, provocando que este retrocediese un poco.
“Agghh… maldita sea.” gruñó y maldijo Edzard al sentir el golpe. Llevándose una mano al rostro, se tocó la nariz y, por suerte, no se la habían roto.
Tras verificar alguna herida, Edzard volvió a mirar al dragón que tenía frente a él y decidió jugar un poco con las palabras.
“Parece que eres más duro de lo que esperaba.” dijo Edzard abriendo y cerrando sus puños, para de esa manera darle algo de descanso a sus extremidades.
“Eso debería decírtelo a ti. Eres más resistente de lo que esperaba, pero sabiendo que eres de ese otro mundo, no esperaría otra cosa. Aun así, me siento algo decepcionado. Se supone que eres el máximo cazador de dragones de ese mundo, pero no has logrado herirme. Eso me hace pensar que los dragones de ese lugar no son tan fuertes.” contestó de manera burlona Crom Cruach, quien hacía esto para provocar que Edzard atacase con más poder.
El dragón malvado no era estúpido, pues sabía que Edzard no estaba luchando con todo, por eso, él tampoco lo estaba haciendo. Por ello, esperaba que insultar a las bestias que había combatido todo este tiempo lograse hacer que decidiera pelear con todo.
Al momento en que Crom insultó a todos los Dovah, en la frente de Edzard se formó una marca de molestia. Esta surgía debido al hecho de que, ahora mismo, Edzard también era un Dovah, puede que casi no se comporte como uno, pero él tenía el orgullo de un Dovah y escuchar a otro dragón insultar a toda su raza, bueno, si Edzard había querido insultarlo para molestarlo, ahora la cosa se había invertido y era él quien estaba molesto.
“Así que quieres comparar qué tan fuertes son los dragones de mi mundo natal contigo, ¿verdad?” preguntó Edzard con una voz llena de filo y molestia. “Entonces, no llores cuando separe tu cabeza de tu cuerpo.”
Al momento en que terminó de decir esas palabras, Edzard movió su mano y, conjurando un vórtice de Magicka, hizo que la espada «Gram» surgiera de allí. Cuando el aura de la espada de Siegfried se manifestó, el cuerpo de Crom Cruach se estremeció ligeramente, pues el aura de aquella espada estaba más saturada de poder que de costumbre.
“Vaya…” dijo con algo de sorpresa el dragón malvado, pues no esperaba que este cazador de dragones tuviese la espada demoníaca más poderosa en su poder… no solo eso, sino que también parecía que podía hacer que el aura demoníaca y mata dragones de la espada aumentara sin mostrar signos de fatiga ni de debilitamiento. Esto provocó que el dragón se preguntase cuánta energía vital tenía Edzard.
“Bueno, empecemos la segunda ronda.” dijo Edzard mientras apretaba el agarre en la espada Gram, provocando que sus puños se pusieran algo blancos. Mirando a su enemigo, rápidamente, tomó un poco de aire, pues estaba a punto de luchar como lo hacía contra los dragones de vuelta en casa. Así que, preparado para el combate, abrió la boca y gritó. “¡WULD!”
En el momento en que aquel thu’um fue desatado, Edzard desapareció del campo de visión de Crom Cruach para reaparecer a escasos dos metros de él. Los ojos del dragón malvado se abrieron como platos al ver esto, pues no esperaba que Edzard pudiese moverse a esa velocidad.
“¡Toma esto!” gritó Edzard mientras levantaba la espada sobre su cabeza y lanzaba un poderoso tajo descendente.
La velocidad del ataque inicial, sumado al estado de shock en el que estaba Crom Cruach, impidió que el dragón reaccionase a tiempo para detener o esquivar el ataque, recibiéndolo de lleno.
“¡AGGHHH!” fue el grito desgarrador de dolor que soltó Crom cuando la hoja de Gram cortó su carne.
Aunque, aquel corte no fue lo único que hizo el ataque de Edzard, pues gracias a la fuerza de este, el cuerpo de Crom Cruach fue enviado hacia el suelo como un cohete supersónico.
¡BOOOMMM!
Una enorme explosión sacudió el terreno cuando el dragón impactó en el suelo, levantando una enorme cantidad de polvo.
Pese a que ningún dragón normal podría haber sobrevivido a un ataque de esa magnitud, pues la fuerza aplicada junto al poder de la espada Gram eran una combinación monstruosa, Crom Cruach no era un dragón normal. Y eso quedó demostrado cuando todo el humo de la zona se disipó al momento en que el dragón maligno movió sus alas.
Crom Cruach se encontraba parado mientras la mitad de su abrigo estaba destrozado, permitiendo ver una herida en todo el lugar donde la hoja de Gram había impactado. Sin embargo, para la completa sorpresa de Edzard, aquella herida no era muy profunda, sino que era ligeramente superficial.
“Je, je… eso está mejor.” dijo Crom Cruach mientras se llevaba una mano a su herida, tocándola ligeramente.
El dragón maligno había salido con aquella herida gracias a que el poder liberado por Gram no había podido superar el nuevo poder defensivo que había obtenido de su trato con Rizevim y Euclid. Aun así, la capacidad de alguien como Edzard para usar una espada tan peculiar como Gram sorprendió a Crom Cruach, pues este no esperaba que aquella espada fuese a tener un portador tan talentoso.
Tras dejar de tocar su herida, Crom Cruach miró a Edzard y le sonrió, con una sonrisa sedienta de sangre y batalla.
“Sí, esto está mejor…” susurró en voz baja el dragón maligno mientras se preparaba para continuar luchando. “¡Así me gusta!”
Tras soltar un grito feral lleno de emoción y deseo de batalla, Crom Cruach se lanzó como un cohete de propulsión hacia Edzard, moviéndose a enormes velocidades.
Al verlo dirigirse hacia él, Edzard no perdió el tiempo y se lanzó contra él. Mientras se acercaban, Edzard abrió la boca.
“¡WULD!” gritó Edzard, provocando que su cuerpo se moviese con más velocidad que antes.
Edzard apareció frente a Crom Cruach, el cual a diferencia de la vez anterior, esta vez sí estaba preparado para esto. Por ello, cuando Edzard apareció, el dragón maligno movió sus puños, los cuales estaban recubiertos por su aura de dragón.
Crom Cruach comenzó a atacar a Edzard con sus puños, lanzando puñetazos rápidos. Al ver estos ataques, el hijo de Akatosh comenzó a usar su espada para poder defenderse.
¡Clank! ¡Clank! ¡Clank! ¡Clank! ¡Clank! ¡Clank! ¡Clank!
El sonido de los golpes comenzó a resonar por todo el lugar, llenando el ambiente con una melodía mortal. Mientras seguían luchando, tanto Edzard como Crom Cruach se movían por todo el lugar, creando ondas de choque muy poderosas, las cuales disipaban nubes y, cuando luchaban cerca al suelo, se creaban cráteres por la fuerza desatada.
“¡Ja, ja, ja! ¡Sí, sí! ¡Esto es lo que buscaba!” gritaba de emoción Crom Cruach mientras seguía usando sus puños, los cuales comenzaban a mostrar heridas debido al poder de Gram. “¡Esto es lo que esperaba de ti, cazador de dragones!”
El grito emocionado de Crom Cruach se oponía al semblante serio de Edzard, el cual estaba usando toda su habilidad de combate con espadas para poder mantenerse al día con la destreza física de Crom Cruach, la cual ya estaba sobrepasando el poder que él tenía en su forma humana.
‘Increíble… Es increíble la cantidad de fuerza que tiene este sujeto. Por algo es el dragón maligno más poderoso que existe.’ Pensó Edzard mientras usaba su espada para desviar tres ataques de Crom Cruach, los cuales estaban dirigidos a su plexo solar.
“¡Ja, ja, ja! ¡Esto es perfecto! ¡Hasta ahora no hay muchos que puedan ir contra mí así, pero ahora dime…! ¡¿Puedes elevar más el nivel?!” gritó Crom Cruach, el cual tras ello, se movió más rápido, logrando sobrepasar la velocidad de reacción de Edzard.
El cuerpo de Edzard se dobló en V cuando recibió un potente rodillazo en el abdomen, cortesía de la pierna derecha de Crom Cruach.
“Puajjj.” Fue lo único que salió de la boca de Edzard cuando escupió un montón de saliva mezclada con bilis y un poco de sangre. La potencia del golpe fue tal que Edzard salió disparado, siguiendo línea recta hacia el norte.
Al ver que Edzard se alejaba por el golpe que le acababa de dar, Crom Cruach no perdió el tiempo y se lanzó contra él, persiguiendo el cuerpo del cazador de dragones. Cuando lo alcanzó, comenzó a golpearlo, lo que hizo que el cuerpo de Edzard se moviese como si tratase de una pelota de ping-pong. Sin embargo, pese a los golpes, no todos impactaron en el cuerpo de Edzard, sino que eran desviados o detenidos por el hijo de Akatosh.
Edzard movió a Gram, para de esa manera detener el ataque entrante de Crom Cruach, el cual estaba lanzándole dos puñetazos. Moviendo la espada, Edzard logró usar la parte plana de la hoja para detener el primer ataque, pero no pudo hacer nada cuando el segundo ataque impactó, pues aquel puñetazo no estaba destinado a impactar en su cuerpo, sino en su mano, la cual sostenía a Gram.
“Tsk.” Edzard soltó un gruñido cuando el golpe impactó en su mano, provocando que soltase su espada. Esto hizo que fuese la primera vez en años, más precisamente desde que terminó de entrenar con Kodlak, que lo desarmaban de esta manera.
Tras ser desarmado, Edzard juntó sus brazos sobre su pecho, pues Crom Cruach giró sobre su propio eje, para de esa manera juntar impulso y lanzarle una patada a Edzard en el pecho.
La patada impactó en los antebrazos de Edzard, provocando que este sintiese dolor por la fuerza del golpe. Aunque no solo eso sucedió, pues Edzard salió volando hacia el cielo a gran velocidad.
“Supongo que este es tu límite, cazador.” dijo Crom Cruach con algo de decepción, pues esperaba más. Aun así, este combate lo había entretenido lo suficiente como para pasar el rato. Por ello, decidió darle un buen final a su enemigo. “Fuiste un poco entretenido, pero se acabó.”
Tras decir aquellas palabras, el dragón del Círculo Creciente abrió su boca y soltó un potente aliento de fuego. Un mar de llamas muy calientes surgió, expandiéndose a varios metros a la redonda, formando una ola de fuego tan grande que fácilmente podría engullir a un escuadrón de tanques de los ejércitos humanos.
Mientras las llamas se acercaban, Edzard observaba todo desde el cielo. La mente del joven dragón estaba activa, analizando todo lo que podía de la reciente paliza que le acababan de dar.
‘Ese cabrón es más poderoso de lo que esperaba.’ pensó Edzard mientras miraba de reojo su cuerpo, lleno de hematomas y algunas heridas leves. Afortunadamente, no había muchos huesos rotos, salvo por una que otra costilla. Aun así, pese al estado de su cuerpo, Edzard logró más o menos comprender el nivel de poder de su oponente, descubriendo que si seguía luchando en su “forma base” no tendría opción de ganar y, al parecer, tampoco de sobrevivir. ‘Parece que no tengo más opciones… tendré que aumentar la intensidad…’
Ya decidido a luchar con más poder y tras cerciorarse de que no había civiles en cientos de kilómetros a la redonda, Edzard maniobró en el aire. Cuando logró estabilizarse y adoptar una posición que le favoreciera para lo que iba a hacer, se lanzó de cabeza contra el mar de llamas.
Mientras Edzard se dirigía contra las llamas, se aclaró la garganta un poco, pues estaba por desatar dos Thu’um de manera consecutiva, cuyo efecto era diferente. Al momento en que estuvo a menos de quince metros de las llamas, sintiendo el calor de estas en su piel, tomó una buena cantidad de aire, pues estaba por gritar a todo pulmón.
“¡FO! ¡KRAH!”
Al momento en que exclamó esas palabras, de su boca surgió un potente aliento de escarcha, el cual era tan frío que superaba el frío que se podía encontrar en la Antártida. El mar de escarcha se movió contra el mar de llamas del aliento de Crom Cruach, creando una ensordecedora explosión cuando impactaron.
La onda de choque generada por la explosión fue de tal magnitud que dejó marcas en el suelo, el cual estaba a más de doscientos metros por debajo del punto de impacto. Cientos de grietas comenzaron a surgir, destrozando el paisaje que otrora había reinado en aquel lugar.
Pese a que el aliento de Escarcha de Edzard había sido lanzado a menor distancia, y por ende no había podido expandirse como lo hizo el aliento de Crom Cruach, este logró su cometido de manera perfecta. La temperatura del aliento de escarcha logró enfriar las llamas, y tras la explosión, se creó una cortina de humo, la cual fue usada por Edzard para esconderse y usar el siguiente Thu’um que había planeado usar.
“¡MUL! ¡QAH! ¡DIIV!”
Cuando aquellas palabras fueron gritadas por Edzard, su cuerpo se cubrió de llamas negras, pero pese a ello, el joven dragón no se detuvo. Sino que lanzó otro grito.
“¡WULD! ¡NAH!”
El cuerpo de Edzard avanzó a una velocidad más abrumadora que antes, moviéndose como un cohete hacia donde estaba Crom Cruach.
¡CRACK! ¡BOOM!
El suelo bajo los pies de Crom Cruach se agrietó cuando Edzard aterrizó a escasos dos metros de donde estaba parado.
“Hola.” dijo Edzard, el cual estaba con las piernas flexionadas, pues había hecho eso para disminuir la tensión de aterrizar a gran velocidad.
Los ojos del dragón maligno se abrieron cuando vio a Edzard vivo, pero se sorprendió aún más cuando vio cómo las llamas que cubrían su cuerpo comenzaron a apagarse, mostrando que este tenía un aspecto draconiano.
“¿Q-q-qué?” fue lo único que pudo decir Crom Cruach, pues un segundo después de eso sintió un profundo golpe en su abdomen, ya que Edzard le dio un potente puñetazo allí. La fuerza de aquel golpe fue de tal magnitud que una enorme onda de choque se hizo presente, disipando el humo que estaba en el cielo y enviando fragmentos de tierra a volar.
El cuerpo de Crom Cruach salió disparado, fruto del golpe recibido. La velocidad a la que se movía era increíblemente alta, tanto que podía ser comparado con un boom sónico, pero eso no fue nada para Crom Cruach, el cual se recuperó de aquello fácilmente, logrando estabilizarse en el aire. Plantando sus pies en el suelo, el dragón maligno logró detenerse, pero no sin dejar profundos surcos de tierra en el trayecto.
“Hahhh…” Crom Cruach soltó un profundo suspiro, para luego llevarse una mano al abdomen. La sensación del golpe aún estaba allí, punzante y causándole dolor. Si bien otro ser estaría algo preocupado por esto, él no era como ellos, pues comenzó a sonreír. Mirando al frente, vio cómo Edzard estaba parado, mirándolo directamente. Levantándose, supo que la verdadera batalla estaba por comenzar. Apretando el puño, estuvo tentado a volver a su forma de dragón, pero se dio cuenta de algo, eso sería contraproducente. Su enemigo era un cazador de dragones y estaba más que acostumbrado a luchar contra dragones en su forma reptiliana, pero eso sería diferente en esta forma. Así que, con eso, decidió seguir en su forma humanoide, además, la diferencia de fuerza entre ambas formas era mínima.
“Realmente eres otra cosa, chico…” dijo Crom Cruach mirando a Edzard de pies a cabeza. La nueva forma que había adoptado le había asombrado, pues no esperaba este giro en los acontecimientos. “Parece que eres un dragón… je, supongo que por eso eres el cazador definitivo de dragones, ¿Qué otro ser puede conocer tan bien a un dragón, si no es otro dragón?”
Tras aquellas palabras, Crom Cruach se elevó lentamente, comenzando a volar. Cuando estuvo a varios metros en el cielo, vio que Edzard también había volado y estaba al frente. La distancia que los separaba no era mucha, por lo que podrían hablar tranquilamente.
“Esto es nuevo… supongo que estabas conteniéndote, ¿verdad?” preguntó Crom Cruach mientras miraba a Edzard, notando que cada cierto tiempo las alas de este se movían.
Al oír aquella pregunta, Edzard sonrió divertido mientras levantaba un puño y juntaba algo de Magicka en él. “Se puede decir lo mismo que tú… te has contenido… lo suficiente como para no herirme demasiado con tus puños.”
“No, no es así.” contestó Crom Cruach, negando con la cabeza. “Tu cuerpo, en su forma humana, es muy resistente. Aun así, no creas que por cambiar de forma puedes derrotarme.”
“Je, eso lo veremos.” dijo Edzard mientras se tronaba el cuello ligeramente. “¿Iniciamos la tercera ronda?”
La respuesta de Crom Cruach ante la pregunta fue la de sonreír y tomar una posición de combate para luchar cuerpo a cuerpo. “¿Qué crees tú?”
Al ver la posición que había tomado Crom Cruach, Edzard respondió de la misma manera, adoptando una posición de lucha.
El viento comenzó a silbar en aquel momento, meciendo los cabellos de ambos luchadores. El silencio llenó el área desértica donde se encontraban, un lugar más que adecuado para que seres de su poder pudieran luchar tranquilamente sin que nadie los interrumpiera. Ninguno de los dos se movió un solo centímetro hasta que de la nada, a más de cuatro kilómetros, una piedra cayó del peñasco en el que había terminado tras las ondas de choque del combate previo entre Edzard y Crom Cruach. Cuando aquella piedra tocó el suelo, inició el combate.
Edzard y Crom Cruach se movieron de manera instantánea, recorriendo la distancia que los separaba en un santiamén. Cuando estuvieron frente a frente, el primero en moverse fue Crom Cruach, quien levantó una pierna y, cubriéndola con su aura de dragón, lanzó una patada directa al rostro de Edzard.
La respuesta de Edzard ante este ataque fue mover sus brazos y, usando su mano derecha, detuvo el ataque para contraatacar con la otra mano. Cerrando su puño, intentó golpear la cara de Crom Cruach, pero el dragón logró intuir este ataque, lo que le permitió esquivarlo fácilmente.
“Eso fue fácil.” dijo Crom Cruach mientras movía su mano izquierda, con la cual intentó lanzar un golpe rápido, pero este falló, pues Edzard soltó la pierna de Crom Cruach y se agachó ligeramente de manera rápida, provocando que el ataque pasara por encima de él.
“Sí, pero… ¿podrás esquivar esto?” preguntó Edzard mientras movía su mano derecha y, usando magia, lanzaba un rayo al pecho de Crom Cruach.
“¿Ahh? ¿Ehhh?” fue lo único que pudo decir el dragón antes de que aquel ataque impactase en su pecho, mandándolo a volar.
Al ver a su enemigo salir disparado, Edzard movió sus alas y rápidamente lo persiguió.
Mientras estaba volando, Crom Cruach, el cual no estaba muy dañado gracias a que tenía su cuerpo cubierto por su aura de dragón, así que, moviendo su cuerpo, se estabilizó y mirando al frente, vio a Edzard llegar. Al verlo, sonrió y lanzándose contra él, llegó a interceptarlo en el trayecto.
“¡HOLA!” gritó Crom Cruach al ver a Edzard, comenzando a lanzarle varios golpes de manera consecutiva.
Al ver llegar los ataques, Edzard, quien a diferencia del combate anterior, ahora sí podía reaccionar mejor, comenzó a detener los golpes.
Los brazos de ambos comenzaron a moverse a tal velocidad que parecían borrones mientras ambos se atacaban, creando de esta manera potentes ondas de choque, las cuales comenzaron a destrozar aún más el paisaje desértico que los rodeaba.
Moviendo su pierna a gran velocidad, Crom Cruach lanzó una patada lateral, la cual provocó que Edzard retrocediera unos pocos metros para poder esquivarla.
“¡Te tengo!” gritó Crom Cruach con una sonrisa cuando vio que Edzard se había alejado un poco. Moviendo sus manos, hizo que su aura de dragón se condensara a su alrededor, tras lo cual las lanzó como si fuesen balas de poder comprimido.
Seis balas de aura de dragón se dirigieron a Edzard a quemarropa. Al ver esto, el hijo de Akatosh, movió sus alas y se dejó caer, haciendo que las balas pasaran por sobre él. Estas balas siguieron su camino hasta llegar a una montaña, creando varias explosiones, las cuales fueron escuchadas por Edzard.
“Fiuuu…” silbó de sorpresa Edzard al ver cómo la montaña había sido literalmente casi borrada del mapa. Sin embargo, tuvo que volver a la batalla cuando sintió que alguien se acercaba, por lo que girando rápidamente, movió sus brazos y logró detener el ataque de Crom Cruach.
Tras detener el ataque, tanto Edzard como Crom Cruach se separaron, para de esa manera comenzar a atacarse de nuevo. Moviéndose a velocidad vertiginosa por el lugar, comenzaron a golpearse, usando tanto sus brazos como sus piernas.
Todo el territorio en el que luchaban comenzó a temblar, casi como si de un terremoto se tratase, pero la verdad era que todo eso era producido por las ondas de choque generadas por el intercambio de golpes.
¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum!
La cantidad de golpes que se estaban dando en el cielo eran casi incontables mientras las ondas de choque generadas disipaban las nubes y provocaban que el terreno bajo el suelo se agrietase y se llenase de cráteres, pues cada cierto tiempo bajaban a luchar en el suelo como simples humanos.
“¡Toma esto!” gritó Crom Cruach mientras lanzaba un puñetazo a Edzard, el cual logró esquivarlo y alejarse. Al ver que su enemigo se alejaba, el dragón maligno abrió la boca y lanzó su aliento de fuego.
Al ver el mar de llamas extremadamente calientes que se acercaban a él a gran velocidad, Edzard abrió la boca y gritó.
“¡FO! ¡KRAH!”
El aliento de escarcha que surgió de la boca de Edzard se dirigió hacia el aliento de fuego de su enemigo, colisionando de manera inevitable. Al momento en que ambos ataques impactaron, una enorme explosión se generó, sacudiendo todo el terreno de batalla. La explosión generó vientos tan fuertes que de haber árboles, estos serían arrancados de cuajo y mandados a volar. Sin embargo, aunque no había vegetación, sí había varios peñascos de piedra, los cuales quedaron convertidos en pilas de piedras gracias a las potentes ondas de choque producidas.
‘Esto parece estar en un punto muerto.’ pensó Edzard, el cual estaba mirando la nube de polvo, esperando que Crom Cruach se lanzase a atacarlo. ‘El cabrón ese es más hábil que yo en combate mano a mano… Pero gracias a mis reflejos y al hecho de que estoy imbuyendo mis golpes con magia de destrucción, he logrado igualar algo el terreno. Pero estoy seguro de que él se ha dado cuenta de que sus reservas de poder y de energía están disminuyendo lentamente… Así que es posible que cambie de estrategia pronto… Haaahh… supongo que tendré que atacar con más magia y con mi Thu’um para poder imponerme.’
Tras aquellos pensamientos, Edzard miró al suelo y al ver la cantidad de piedras tuvo una idea. Moviendo su mano, usó el hechizo de «Telekinesis». Conjurando una esfera de color dorado, Edzard hizo que varias piedras de gran tamaño fuesen cubiertas por un aura dorada, la cual hizo que estas se acercaran a él y cuando estuvieron a punto de tocarlo, se quedaron suspendidas a su alrededor.
Con las piedras flotando como si se tratasen de lunas alrededor de un planeta, Edzard giró su cuerpo y, mirando a donde debería estar Crom Cruach, liberó el hechizo.
El hechizo de telequinesis era un hechizo sencillo de usar, permitía mover cualquier objeto a distancia como el usuario quisiese, pero no solo eso, sino que también podía usarse como una ballesta. Esto se debía a que si el usuario atraía un objeto a él a cierta velocidad, podía lanzarlo contra un punto en específico a una velocidad muy amplia, por lo que Edzard hizo uso de eso para lanzar las piedras contra Crom Cruach.
Las piedras que hasta hace unos segundos rodeaban a Edzard, salieron disparadas contra Crom Cruach a velocidad de casi Mach uno. Estas piedras atravesaron la nube de humo resultante de la colisión de los dos alientos.
Este ataque no tomó por sorpresa a Crom Cruach, el cual, pese a que había estado pensando en lo que ocurría en esta batalla, aún se mantenía alerta a cualquier cosa que pasara a su alrededor. El dragón maligno no era estúpido y se había dado cuenta de lo que estaba ocurriendo en el combate, pues había notado que su enemigo tenía habilidades más que curiosas en varios sentidos de la palabra. Primero, la capacidad de atacar no solo su cuerpo, sino también sus reservas de energía, algo que no había visto antes en un enemigo. Segundo, aquellos gritos que usaba, los cuales parecían ser su más grande poder, pues por alguna razón era capaz de hacer cosas que un humano no podría hacer, tal como convertirse en una especie de híbrido dragón, lanzar aliento de escarcha y moverse a una velocidad que superaba su capacidad de reacción.
“Ya veo…” susurró para sí el dragón maligno al darse cuenta de algo. Sonriendo, comprimió su aura de dragón en varias balas de poder, las cuales lanzó contra las piedras que se acercaban a él. Las balas se movieron a velocidad Mach uno, destrozando las piedras como si nada, logrando dirigirse hacia donde estaba Edzard.
Cuando Edzard vio las balas de poder dracónico acercarse, él estaba volando hacia el dragón maligno. Por ello, al darse cuenta de que debería de esquivarlas, rápidamente movió sus alas y comenzó a esquivarlas, pero debido a la forma en cómo habían sido lanzadas no pudo maniobrar mucho, lo que lo forzó a moverse lo mínimo, solo lo suficiente para esquivarlas.
Al momento en que al fin logró esquivar el ataque, Edzard se vio detenido de manera brusca cuando Crom Cruach apareció frente a él.
“¡Ya sé cómo funciona tu habilidad!” gritó Crom Cruach mientras movía su brazo, mostrando que sus manos se habían convertido en garras.
El dragón del círculo creciente movió su garra a gran velocidad lanzando un ataque diagonal sobre el pecho de Edzard, el cual al ver llegar el ataque movió sus alas para alejarse lo suficiente para esquivarlo. Sin embargo, pese a que logró moverse fuera del rango del ataque, Edzard sintió algo similar al golpe de la hoja de una espada sobre una armadura ligera.
“Gkkk.” Gruñendo, Edzard miró su pecho y se sorprendió cuando vio que en su pecho había un corte, el cual tenía la forma de las garras del dragón maligno.
Sorprendido por esto, Edzard miró a su enemigo y sus ojos se abrieron cuando vio cómo el aura de dragón de Crom Cruach se condensaba sobre sus garras, causando que estas tuviesen un mayor alcance.
“¿Sorprendido?” preguntó Crom Cruach con algo de diversión en su voz. “No pienses que solo puedo usar mi aura de dragón para protegerme, también puedo hacer cosas como esta.”
Al oírlo, Edzard se llevó una mano a su pecho y usando magia de restauración, curó la herida hasta el punto en que esta ya no sangraba, pero sin curarla totalmente.
“Sí, estoy algo sorprendido… no esperaba que pudieses hacer algo como eso.” Respondió de manera sincera Edzard, el cual recordaba cómo había sido su pelea con Tiamat, y si era sincero, le fue mucho más fácil acabar con ella que con Crom Cruach.
“Yo igual, tu forma de luchar es única, tu habilidad para destruir mis reservas de poder y mi energía es increíble… pero ya he descubierto tu debilidad. Solo puedes hacer uso de esas habilidades si eres quien ataca, pero si estás a la defensiva eso es inútil.” Dijo el dragón maligno mientras se preparaba para lanzarse contra Edzard.
Al oír la conclusión a la que había llegado Crom Cruach, Edzard se sorprendió, pues había identificado la debilidad de su técnica de lucha cuerpo a cuerpo. Aun así, sabía que podía seguir usando esa técnica, en especial si la combinaba con sus Thu’um, por lo que solo decidió volver a tomar una posición de lucha.
Al ver que Edzard volvía a tomar una posición de combate cuerpo a cuerpo, el dragón maligno más poderoso solo sonrió, pero aun así, también tomó una postura de ataque. La postura que había tomado Crom Cruach en este momento favorecía más el uso de sus garras que el de puños, por lo que tenía las manos abiertas para mejorar el alcance de sus ataques.
Sin perder un solo segundo, ambos se lanzaron contra el otro. La velocidad de movimiento de los dos dragones era tal que parecían borrones de color negro mientras se movían, impactando cuando se atacaban. Los golpes comenzaron a ir y venir, mientras ambos comenzaban a luchar más fuerte, para ver quién era el dominante en este combate.
Edzard lanzó un gancho elevado, en un intento de golpear a Crom Cruach en la barbilla, pero el dragón maligno lo evadió, esquivando por escasos centímetros el ataque. Tras esquivar ese ataque, el dragón maligno contraatacó, moviendo su garra contra el rostro de Edzard, el cual se vio forzado a moverse a un lado, pero pese a ello, el ataque aún logró conectar, provocándole un corte en la mejilla a Edzard.
“Tch…” fue el sonido que salió de la boca de Edzard cuando chasqueó la lengua con molestia al ver que su enemigo había esquivado su ataque y le había logrado herir. Sintiendo algo de sangre bajar por su mejilla, movió su mano y limpió su mejilla.
‘El alcance de esas cosas es difícil de determinar, el cabrón ese está que las modifica de acuerdo con su ataque… eso me está imposibilitando el esquivarlos correctamente…. ¡Maldita sea! Me está obligando a cambiar de estrategia de combate…. Tengo dos opciones, dejar de hacer el imbécil y usar mi Thu’um más seguido o comenzar a usar mis espadas para bloquear los ataques…’ Tras pensar en ello, una sonrisa apareció en el rostro de Edzard, pues supo qué hacer. ‘¿Por qué usar uno si puedo usar los dos?’
Tras pensar eso, el hijo de Akatosh se lanzó contra Crom Cruach, el cual parpadeó un segundo al verlo hacer eso, pero eso no importó, pues un segundo después comenzó a sonreír y se lanzó para interceptarlo.
Edzard se movió un poco más lento que antes, algo que fue aprovechado por el dragón maligno para acercarse y lanzar un ataque directo al rostro de Edzard, con el cual planeaba empalar la cara del joven. Sin embargo, lo que estaba por ocurrir, sorprendería de sobremanera a Crom Cruach.
Al ver llegar el ataque, Edzard sonrió y abriendo la boca, gritó.
“¡FEIM!”
Ante el total asombro y shock del dragón del círculo creciente, el cuerpo de Edzard se volvió etéreo, lo que provocó que su ataque pasase a través del cuerpo del joven dragón.
“¿Ehhh?” fue lo que salió de la boca de Crom Cruach cuando vio que su ataque había fallado.
“Te tengo, bastardo.” dijo Edzard cuando la mano de Crom Cruach terminó de atravesar su cuerpo etéreo. Apretando su puño derecho, el joven lanzó un golpe directo al rostro del dragón maligno.
¡PLUM!
Un grotesco sonido sonó cuando el puño de Edzard impactó con la nariz del dragón maligno. El cuerpo del dragón del círculo creciente salió disparado hacia atrás, pero antes de que siquiera pudiese reaccionar, Edzard volvió a abrir la boca para gritar de nuevo.
“¡WULD!”
Tras aquel grito, se volvió a escuchar otro golpe, solo que esta vez fue en el abdomen del dragón maligno, pues Edzard había aparecido frente a él y lo había agarrado del cuello, para de esa manera poder darle un buen rodillazo en todo el abdomen, provocando que este pierda todo el aire que tenía en los pulmones.
Tras aquel ataque, Edzard soltó el cuello de Crom Cruach y levantando sus manos, lanzó un golpe directo a la espalda del dragón maligno, provocando que este cayese en picada al suelo a velocidades vertiginosas, dejando a su paso una estela sónica.
Mientras caía, Crom Cruach, abrió los ojos y apretó los dientes, pues esos últimos golpes habían dolido bastante. Al mirar hacia el cielo vio a Edzard ir tras él, por lo que abriendo la boca se preparó para lanzarle un aliento de fuego. Sin embargo, antes de que él pudiese lanzar su ataque, escuchó a Edzard gritar.
“¡JOOR! ¡ZAH! ¡FRUL!”
Tras aquel grito, de la boca de Edzard salió una onda de energía de color azul, la cual impactó de lleno en el cuerpo de Crom Cruach, el cual en el momento en que ese ataque tocó su cuerpo se sintió completamente extraño. Lo primero que sintió fue que sus alas no funcionaban y que por más que lo intentaba no podía volar, lo segundo fue que comenzó a sentir el cuerpo extraño, casi como si sintiese el peso de sus años de existencia.
“¡¿Qué me has hecho?!” gritó con algo de terror Crom Cruach, pues era la primera vez que se sentía de esta manera, y eso era algo que lo aterraba, pues era casi como si su propio ser hubiese cambiado.
Al oír la pregunta del dragón maligno, Edzard sonrió de manera macabra, casi como si encontrase esto divertido. Abriendo la boca, le respondió. “¡Estás sintiendo lo que es ser un mortal!”
Tras aquel grito, Edzard abrió la boca para usar otro Thu’um, pero antes de que pueda hacerlo, el dragón maligno lanzó varias balas de poder dracónico comprimido hacia Edzard.
Cuando el hijo de Akatosh vio esto, rápidamente gritó, pero usó otro Thu’um, uno diferente al que planeaba usar inicialmente.
“¡FEIM!”
Volviéndose etéreo, Edzard atravesó el ataque enemigo, y cuando dichas balas estuvieron a su espalda, él volvió a gritar.
“¡WULD!”
Al momento en que Crom Cruach oyó el Thu’um de Edzard, de manera involuntaria cubrió su pecho y su cara con un brazo cada uno. Y qué bueno que tomó esas precauciones, pues en ese momento sintió que el puño de Edzard impactaba en el brazo que tenía en su abdomen.
“Tch.” gruñó Edzard al ver que su ataque había fallado, aun así, la fuerza de este provocó que el dragón maligno saliese disparado hacia el suelo.
El cuerpo de Crom Cruach se acercó peligrosamente al suelo, pero antes de impactar, maniobró en el aire y logró caer de pie. Al hacerlo, rápidamente miró al cielo y lanzó su aliento de fuego.
“¡Muere!” gritó Crom Cruach, el cual ya no se estaba divirtiendo como antes con este combate, pues se estaba enojando por lo que le había hecho Edzard.
El mar de llamas que salió de la boca del dragón maligno se extendió de tal manera que Edzard vio que cubrían literalmente una enorme cantidad de distancia. Aun así, él sabía que podía anularlo, por lo que abriendo la boca, volvió a gritar.
“¡FO! ¡KRAH! ¡DIIN!” gritó Edzard, usando todo el poder de su Thu’um de aliento de escarcha.
Un mar de escarcha surgió de la boca de Edzard, impactando de lleno con el ataque de Crom Cruach.
¡BOOOOMMMM!
La explosión resultante llenó el lugar de humo, pero aun así, eso no evitó que Edzard cayese al suelo y tras crear un cráter con su aterrizaje, se lanzase contra Crom Cruach.
El dragón maligno ya esperaba a Edzard, por lo que cargó contra él, corriendo a velocidades vertiginosas, pues aún no podía volar.
Encontrándose en medio del camino, el dragón maligno movió sus garras, tratando de cortar a Edzard, pero cuando estuvo por impactarle, el joven dragón hizo aparecer una espada hecha de energía blanca casi traslúcida, con la cual detuvo uno de sus ataques. Al ver esto, Crom Cruach movió su otra mano, intentando lanzarle otro golpe a Edzard, pero ocurrió lo mismo, salvo que esta nueva espada era de color púrpura y tenía una apariencia algo maligna.
“¿Qué?” preguntó con sorpresa Crom Cruach al ver las armas de Edzard.
“Je, ¿Pensaste que solo tenía espadas físicas y no algunas hechas de magia?” preguntó de regreso Edzard, para luego de un rápido movimiento, lograrse sacar de encima las garras de Crom Cruach.
“Tch.” gruñó el dragón maligno cuando dio un paso hacia atrás.
Tras ello, ambos se volvieron a lanzar contra el otro. Cuando se encontraron, el dragón maligno comenzó a lanzar ataques contra el hijo de Akatosh. Las garras de Crom Cruach se movían a gran velocidad, pero eran contrarrestadas por las espadas de Edzard.
“¡HAAAAA!” gritaron al mismo momento mientras ambos comenzaban a lanzarse ataques a altas velocidades, provocando que el lugar comenzase a temblar mientras las ondas de choque destruían todo a su alrededor, levantando polvo y pedazos de tierra y piedra, las cuales eran enviadas a volar en todas direcciones.
En medio de este intercambio de golpes, Crom Cruach sintió que su cuerpo y su ser volvían a ser como antes, lo que le hizo sonreír, pues se dio cuenta de que el poder que había usado Edzard sobre él no era permanente. Por ello, levantando vuelo, se elevó por encima de Edzard, y al estar por varios metros sobre él, movió su mano y juntó una gran cantidad de su aura de dragón en una bala de poder del tamaño de una casa de tres pisos.
Al ver el ataque del dragón maligno, Edzard apretó los dientes, pues se dio cuenta de que esa cosa tenía el poder de destruir varios kilómetros de extensión, algo que no era bueno para nadie. Por lo que, apretando los dientes, desconjuró sus espadas y moviendo su mano, conjuró a su mejor espada, la cual apareció en un vórtice de color púrpura. Tomándola del mango, tomó una posición para usar uno de sus dos Thu’um más poderosos….
Sin embargo, antes de que siquiera pudiese decir o hacer algo, ante los ojos de Edzard un vórtice púrpura apareció a espaldas de Crom Cruach, el cual se sorprendió cuando aquel portal comenzó a absorberlo.
“¿Qué?” preguntó con sorpresa el dragón maligno, pues no entendía qué pasaba. Al menos, eso fue por unos minutos, pues unos segundos después, se dio cuenta de lo que ocurría, por lo que mirando al portal con ira, gritó a todo pulmón. “¡EUCLID! ¡MALDITO BASTARDO! ¡¿CÓMO TE ATREVES A INTERRUMPIRME?!”
El grito de Crom Cruach descolocó a Edzard, el cual no entendía qué pasaba, pero luego entendió que ocurría cuando vio cómo el dragón del círculo creciente era arrastrado por el portal. Cuando el dragón fue engullido por el vórtice púrpura, Edzard vio con algo de horror cómo la bala de poder no había desaparecido, sino que debido a que había quedado incompleta se había convertido en una masa de poder draconiano inestable.
Al verla, Edzard se dio cuenta de que si esa cosa explotaba causaría incluso un daño más grave que el que lo haría si estuviese completa. Por ello, al percatarse de eso, rápidamente, movió su mano y tomando una posición, se preparó.
‘No puedo destruir esa masa de poder así como está… tengo que debilitarla primero… así que, tendré que usar eso.’ Pensó Edzard mientras se enfocaba en la masa de poder draconiano. Abriendo la boca, usó un Thu’um más, uno que había aprendido durante su viaje con Serana para derrotar al padre de esta.
“¡GAAN! ¡LAH! ¡HAAS!”
Aquel grito, llamado Absorción de Vitalidad, creó una onda de energía, la cual al impactar arrancó parte del poder mágico de esa masa de poder draconiana, reduciendo su poder en gran medida.
“Gkkk…” fue el gruñido que emitió Edzard al sentir el poder de Crom Cruach llenar su ser. Aquel poder era violento y muy agresivo, algo similar al que tenía su hermano Alduin… aun así, él no perdió tiempo e ignorando eso, gritó otro Thu’um. “¡YOL! ¡ZAHKRII! ¡VEY!”
Cuando Edzard gritó aquello, la hoja de «Akachihel» se cubrió de fuego de manera tan violenta que parecía casi que estaba hecha de fuego. Así que, sintiendo el poder de su espada lista, Edzard giró sobre sí mismo y desató un potente corte. Un enorme corte hecho de llamas surgió de la espada de Edzard, dirigiéndose hacia la masa de poder draconiano.
Si bien aquel ataque debió cortar la masa de poder, eso fue imposible porque aquella cosa no tenía un cuerpo físico, sino que era algo hecho de energía pura, por lo que solo colisionaron. Sin embargo, fue esa colisión lo que provocó una enorme explosión, la cual engulló todo a su paso, incluido a Edzard.
“Mierda…” dijo Edzard al ver cómo la explosión se acercaba a él rápidamente. Al percatarse de ello, gritó nuevamente. “¡FEIM! ¡ZII! ¡GRON!”
Usando, por primera vez en mucho tiempo las tres palabas de aquel thu’um, Edzard se volvió etéreo. Y eso fue bueno para el hijo de Akatosh, pues un segundo después de desatar ese grito, el fue engullido por completo por la explosión.
Estando dentro de la explosión, pudo ver de primera mano cómo las llamas mágicas generadas por esta comenzaban a calcinar todo lo que tocaban, dejando una marca permanente en el lugar, la cual no se iría hasta dentro de muchos años.
Cuando la explosión se detuvo, Edzard vio cómo todo su alrededor, aproximadamente más de treinta kilómetros, ahora estaba conformado por tierra negra, creando un verdadero baldío en aquel desierto africano.
“Maldita sea, eso fue brutal…” dijo para sí mismo Edzard al ver la cantidad de destrucción que había dejado esa explosión.
Comenzando a caminar por el lugar, Edzard comenzó a alejarse mientras reflexionaba sobre lo que acababa de aprender de este encuentro tan fortuito.
‘Parece ser que Euclid y Rizevim tienen a un poderoso aliado con ellos, pero por lo que veo, no es como si esa alianza fuera muy firme… bueno eso no importa por ahora, si surge la oportunidad trataré de explotar eso a mí favor…’ pensó Edzard mientras caminaba y comenzaba a cojear, pues ahora que su “batalla” había terminado, podía relajarse un poco. ‘Ese dragón es muy fuerte… de no ser por las habilidades pasivas de mi magia y mi Thu’um, de seguro hubiese muerto… Tsk, maldita sea, parece que me estoy quedando atrás en los combates… pensé que tras matar a un dios, solo los que estaban en el top diez, así como los dos dioses dragón serían verdaderos problemas, pero estuve equivocado…’
Tras aquellos pensamientos, Edzard se detuvo y se examinó bien. Con este examen vio que si bien no tenía fracturas graves, salvo por algunas costillas, sí tenía fracturados varios huesos de su cuerpo. No solo eso, sino que también tenía algunos cortes en varias partes de su cuerpo, tales como el pecho, las piernas y los brazos.
“Tendré que pedirle a Asia que me cure, ya que esto me tomará mucho tiempo curar con magia de restauración.” dijo Edzard mientras se detenía y miraba al cielo. “Supongo que debo de volver, no puedo descansar, hay mucho que hacer… y algo me dice que estaré muy ocupado… pero primero, debo encontrar a «Gram» … pinche lagarto con esteroides…”
Tras esas palabras, Edzard comenzó a volar, buscando su espada, pues no sabía hacia dónde había sido enviada por toda la batalla. Mientras buscaba iba pensando en cómo explicar todo esto a su familia y a sus colegas… mientras pensaba, decidió que tal vez iría a Kuoh a buscar a Issei para poder hablar con Draig sobre Crom Cruach….
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capítulo 73 está listo XD
Aquí vemos una pelea entre dos dragones… espero poder haberla plasmado bien.
Sobre el tema de como es que Crom ha logrado resistir el poder de Gram, bueno, digamos que hacer un pacto con ciertos seres puede darte muchas ventajas, pero… no todo es bonito. Ya en el futuro veremos que sucede entre Crom y “Euclid”.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 75
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 74
— Es interesante. Parece que la historia de Galo se ha repetido. Karliah me ha proporcionado los medios para deshacerme de ti, y esta antigua tumba se convierte en tu lugar de descanso final. Pero ¿sabes qué me intriga más? El hecho de que todo esto haya sido posible gracias a ti. Adiós. Me aseguraré de darle tus saludos a Brynjolf. —
Mercer Frey a Edzard antes de apuñalarlo en el Sagrario del Velo de la Nieve.
Edzard se encontraba sentado en su escritorio, rellenando algunos documentos. Estos documentos estaban siendo impresos en hojas que no eran para nada normales, pues eran más pequeñas que las hojas normales, siendo incluso la cuarta parte de una hoja regular.
La mano del Dovahkiin se movía de manera prolija y pulcra, escribiendo rápidamente lo que quería con una letra limpia y ordenada. El joven dragón estaba escribiendo estos documentos en diversos idiomas, siendo estos: italiano, inglés, japonés y uno en Tamrielico. Esto se debía a que iban a ir destinadas a diferentes personas, las cuales hablaban diferentes idiomas.
“Edzard-sama… ¿Por qué tenemos que hacer esto?”
Al oír la pregunta, Edzard dejó de mirar lo que estaba escribiendo y miró al frente. Sentado frente a él, colocando en sobres los documentos escritos y firmados por Edzard, se encontraba un incómodo y cansado Karna, el cual tenía en su mano uno de los sobres. Este sobre era pequeño y tenía decoraciones de tallos verdes con flores de diversos colores.
“Supongo que es mi castigo, y para ti es una prueba por parte de mi esposa para saber si eres de confianza.” Respondió Edzard mirando con algo de pena al pobre humano.
Al oír lo que su nuevo jefe le decía, Karna soltó un suspiro y siguió guardando las invitaciones para el cumpleaños doble de las hijas de su jefe. Mientras continuaba guardando las invitaciones para el cumpleaños, el joven comenzó a recordar cómo fue su llegada a este mundo.
Flashback
Los ojos de Karna se abrieron con sorpresa mientras caía al suelo y comenzaba a vomitar lo poco que aún quedaba en su estómago. El joven había sentido uno de los peores vértigos de toda su vida, el cual literalmente lo dejó atontado, pero pese a ello, tuvo fuerzas suficientes como para levantarse.
Cuando se levantó, lo primero que vio fue que ya no estaba en la base destruida de Euclid y por lo que podía observar bien, tampoco estaba en África.
“¿Dónde estoy?” se preguntó Karna mientras miraba a su alrededor, dándose cuenta de que estaba en lo que parecía ser el patio de un palacio muy grande.
“¿Quién eres y qué haces en este palacio?” dijo una voz femenina a espaldas de Karna.
Al oír una voz, el joven humano giró, esperando ver a una humana que le pueda decir dónde estaba. Sin embargo, cuando giró su cuerpo y vio a la dueña de aquella voz, vio que se trataba de un demonio, la cual tenía el cabello blanco y los ojos verdes e iba vestida con un traje de sirvienta.
Al percatarse de que era un demonio debido a la presencia que emitía, Karna dio un salto hacia atrás, para luego tomar una postura defensiva.
“Eso quiero saber yo… ¿Por qué hay un demonio aquí?” preguntó Karna, el cual supo que no estaba en el inframundo, pues de lo que sabía, el cielo en ese mundo era de color púrpura, no de un tono tan celeste como el cielo bajo el que estaba ahora.
Karna vio como la chica estuvo por decirle algo, pero antes de que pudiese decir algo, escuchó la voz de alguien más llegar.
“Emilie. ¿Qué sucede?”
Cuando oyó esta nueva voz, tanto Karna como Emilie, quien era la criada, miraron hacia la dirección de origen de esta. Cuando vieron hacia allí, Karna miró a una joven de cabellos rubios llegar mientras era seguida de cerca por una mujer casi idéntica, solo que mayor y de cabellos negros.
“Asia-sama, Zephyra-sama.” Dijo Emilie mientras hacía una reverencia. “Estaba haciendo la limpieza general y vi aparecer un portal de teletransporte de emergencia, por lo que me acerqué para ver qué pasaba y si se trataba de Edzard-sama, pero no fue así. Solo encontré a este joven humano.”
Cuando Karna oyó el nombre de Edzard y el de Asia, supo de inmediato dónde estaba. Así que, bajando los brazos, se acercó, pero no dio ni dos pasos cuando frente a él, al lado de la sirvienta, aparecieron tres círculos mágicos, los cuales apuntaban hacia él.
“No des ni un paso más, de lo contrario me veré obligada a convertirte en queso suizo.” Dijo Emilie con voz seria.
“Emilie, espera. Él no está en posición de lucha.” Dijo rápidamente Asia, comenzando a caminar hacia Karna.
“Pero, Asia-sama…”
“Tranquila, incluso si intenta algo, no podrá hacer nada… ¿verdad, chicas?”
Al oír la pregunta de Asia, tanto Emilie como Karna miraron hacia el cielo y se dieron cuenta de que estaban rodeados por varias chicas.
Al ver a estas mujeres reunidas, Karna sintió un escalofrío, pues se dio cuenta de que algunas de ellas podrían fácilmente barrer el suelo con él si es que se le ocurría hacer algo gracioso, en especial una chica rubia de ojos rojos.
“No deseo hacer daño a nadie.” Dijo Karna rápidamente mientras levantaba ambas manos en señal de rendición.
“Sí, eso puedo verlo.” Señaló Asia mientras se acercaba a él con pasos tranquilos. “¿Quién eres?”
Al verla llegar, Karna la miró y estuvo a punto de contestarle, pero antes de hacerlo, se oyó una nueva voz, la cual gritó.
“¡¿Karna-san?!”
El grito provino de Le Fay, la cual llegó a ese lugar por la curiosidad de ver a todos los habitantes del palacio presentes en un solo lugar en una formación que solo se podía describir como de preparación para un combate.
El grito de la joven llamó la atención de las chicas, quienes miraron a la residente permanente, por el momento, del palacio, preguntándose por qué ella lo conocía.
Para saciar esta duda, la primera en preguntar fue Mittelt, quien no tuvo pelos en la lengua para preguntar.
“A ver, hadita… ¿De dónde conoces a este tipo?” preguntó Mittelt, acercándose a Le Fay y pegando su rostro al de ella a tal punto que estaban respirando el aliento de la otra.
El rostro de Le Fay se sonrojó al tener tan pegado el rostro del ángel caído. Aun así, logró hablar, pero lo hizo desviando su rostro.
“Antes de estar en el equipo de Vali-sama, mi hermano y yo estuvimos en la facción de los héroes…”
“¡¿Qué?!” fue la respuesta colectiva de todos, salvo Karna y Le Fay.
Fin Flashback
Tras aquel grito, Karna fue testigo de la transición más rápida de la historia de pasar de ser un hombre libre a ser un prisionero en una oscura y húmeda mazmorra. Afortunadamente, no estuvo allí mucho tiempo, pues a los minutos llegó el mismísimo Edzard a sacarlo.
‘Qué bueno que llegó para explicarles todo…’ pensó Karna mientras terminaba de colocar otra invitación en un sobre. Colocándola en la pila de invitaciones, se dio cuenta de que esta tenía el nombre de Gremory en ella, lo que indicaba que era una invitación para la familia del actual Lucifer.
“¿Qué tal te estás adaptando a la vida aquí, Karna?” preguntó Edzard, el cual terminó de firmar y escribir la última de las invitaciones que tenía planeado escribir para la celebración del cumpleaños de sus hijas.
Al oír la pregunta, el joven humano recordó su vida en este palacio desde hace unos días. Después de que Edzard llegase, fue presentado a todos los residentes del palacio. Fue allí donde aprendió que la chica rubia con la que había hablado antes era la esposa de Edzard. Pero no solo eso, también aprendió sobre las criadas del palacio y su pasado… Decir que eso le causó indignación era decir lo menos. Aun así, supo mantener todas sus emociones bajo llave, pues no quería dar la impresión de ser emocional.
Tras todas las presentaciones, se le asignó a Emilie, la jefa de las criadas, que le mostrara el palacio. Mientras caminaban, aprendió más cosas sobre el palacio y el lugar donde estaba ahora. También se le mostró su habitación, el lugar donde desde ahora viviría. Su habitación era más grande de lo que esperaba, pues tenía el tamaño de la habitación principal de una casa grande. El lugar estaba decorado decentemente, con una cama de dos plazas, al igual que un ropero, un escritorio, un estante repleto de libros y un escaparate para poner un arma.
Luego de pensar en todo lo que había obtenido, Karna comenzó a pensar en cómo lo trataban. Salvo por Edzard y Le Fay, todos lo trataban con cautela, pero él entendía por qué lo hacían. Después de todo, era un antiguo enemigo que supuestamente se había alejado de la Khaos Brigade, pero él sabía que eso sería difícil de aceptar. Aun así, ninguno era cruel con él, todos eran amables en su mayoría, salvo por el ángel caído, algo dura y espinosa cada vez que hablaba con él.
“Bien, supongo.” Respondió Karna, evitando decir por completo que aún no se adaptaba del todo a este tipo de vida, pues esperaba encontrar un lugar donde todos entrenaban todo el día. Sin embargo, la realidad era diferente, pues si bien entrenaban, no lo hacían todo el día, sino que lo hacían por horarios un tanto largos.
Al oír la respuesta, Edzard supo que el joven humano aún no se adaptaba del todo. Así que, levantándose, comenzó a caminar hasta llegar a la ventana que daba al jardín interior de su palacio. Mirando por la ventana, vio que Marie y Kunou estaban jugando con Zephyra.
“Supongo que es algo chocante para ti el darte cuenta de que no entrenamos todos los días y a todo momento, ¿verdad?” preguntó Edzard de manera tranquila, mirando a sus hijas jugar. Al no oír respuesta alguna de Karna, el hijo de Akatosh solo negó con la cabeza. “Puede que no lo sepas, pero todos, incluso el más grande guerrero, tiene una vida propia… una vida la cual se convierte en la razón por la que mueve su espada a diario…”
La respuesta que Edzard le dio a su propia pregunta descolocó algo a Karna, pero el joven logró entender a qué se refería. Mirando a su jefe, reflexionó sobre ello. Pensando, se dio cuenta de que aún no encontraba eso por lo que luchar con todo… eso lo hizo sentirse algo deprimido, pero incluso antes de que pudiese soltar un suspiro, Edzard se le adelantó.
“No te preocupes, solo dale tiempo… al final, encontrarás algo por lo que luchar… por ahora, sigue enfocado en tu deseo… tu deseo de ayudar a los humanos que no pueden defenderse. Y mientras tanto, trata de encajar aquí, ya que este podría ser tu hogar de manera permanente.” Dijo Edzard mientras caminaba y se volvía a sentar.
“Está bien.” Respondió Karna, el cual terminó de colocar otra invitación en su sobre.
“Bien, y recuerda, una acción vale más que las palabras.” Dijo Edzard con una sonrisa mientras pensaba otra cosa. ‘Por favor, Karna. Demuestra que eres de confianza, no quiero que me castren con un cuchillo de mantequilla oxidado.’
Ese pensamiento de Edzard provenía de lo que había pasado cuando él había aparecido en su palacio tras su pelea con Crom Cruach.
Flashback
Edzard se encontraba mirando al rostro de todas sus amantes y sus amigas, al igual que sus suegros y sus criadas. Los rostros de todos los que vivían con él en el palacio eran de pocos amigos, pues todos tenían muecas, salvo por Mittelt, quien era la única que tenía una sonrisa en el rostro… O al menos eso pensaba Edzard, pues desde su perspectiva, todas tenían muecas tensas, mientras que Mittelt sonreía, aunque tal vez eso se debía a que él estaba de cabeza.
El hijo de Akatosh estaba colgado de cabeza, siendo sostenido y amarrado por cadenas mágicas, las cuales surgían de un círculo mágico que había sido creado por Rossweisse.
“Entonces, ¿Por qué me han colgado como un jamón para ahumar?” preguntó Edzard el cual tenía confianza en sí mismo, pero eso no duró mucho, pues la respuesta que oyó fue algo que no había esperado.
“¡¿Qué por qué estás colgado como un jamón?! ¡Tal vez por traer a otro miembro de la Khaos Brigade sin decirle nada a nadie!” fue el grito de Mittelt, la cual estaba muy molesta.
“¡Sí, Mittelt tiene razón!” gritó Aika, la cual también estaba molesta. “Así que, te daremos cinco segundos para decirnos qué sucedió o de lo contrario…~”
Cuando Edzard oyó la forma en como Aika dijo la última frase, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Así que, mirándolas, se dio cuenta de que todas tenían los ojos de color blanco brillante mientras sus flequillos cubrían sus ojos, dándoles así un aspecto más aterrador. Sintiendo algo de miedo, el hijo de Akatosh miró a su suegro y se dio cuenta de que este estaba igual que él, es decir, estaba pálido y miraba hacia otro lado, evitando mirarlo a los ojos.
Al ver esto, el hijo de Akatosh supo que estaba en un predicamento, por lo que pensó a toda velocidad para saber cómo salir de ese predicamento. Al final, su mente solo pudo llegar a una conclusión. Por lo que, sin pensarlo demasiado, comenzó a contar la razón por la que Karna estaba en el palacio.
“¿Quieres que creamos que ese sujeto ha dejado la Khaos Brigade?” preguntó con escepticismo Valerie, la cual miraba a Edzard mientras tenía la cabeza ladeada y una mirada de incredulidad en su rostro, pues no podía creer que Edzard hubiese creído así como así lo que ese chico había dicho.
“Val tiene razón, Ed. Suena algo ingenuo el solo creerle lo que te ha dicho.” Añadió como comentario Lint, la cual no podía entender cómo su amante había caído en algo tan simple y cursi como eso.
“Las chicas tienen razón, Edzard.” Dijo Marcoryan con algo de decepción en su voz, pues esperaba que el hijo de Selene fuese más perceptivo.
“El papá de Asia-chi tiene razón, Ed.” Comentó Aika, la cual también negó con la cabeza algo decepcionada.
Al oír todas estas críticas, Edzard mentalmente soltó un suspiro, pues se dio cuenta de que todas pensaban que él había confiado en Karna de la nada.
‘Realmente es algo molesto que piensen que soy tan ingenuo. Si hubiese sido mi yo antes de lo del Sagrario del Velo de la Nieve, sí, estoy seguro de que podría haber confiado solo en su palabra y en una que otra acción… sin embargo, ahora… perdí esa ingenuidad cuando la espada de Mercer se clavó en mi pecho.’ Pensó Edzard mientras un fantasmal dolor atravesaba su pecho. Cuando superó ese sentimiento, miró a los reunidos y sonrió mentalmente, pues le agradó mucho lo que vio. ‘Me alegra que puedan llevarse bien con los padres de Asia.’
Los pensamientos de Edzard iban dirigidos a la buena relación que se había formado entre sus suegros y todo su grupo, incluyendo a sus concubinas. Si bien esperó que hubiese roces y palabras cargadas de sarcasmo e indiferencia cuando se conocieron, para su sorpresa, parecía que se llevaban bien. Aun así, después de la reunión de todos, Edzard estuvo espiando de cerca a sus suegros para saber qué pasaba. Fue allí donde aprendió sobre sus verdaderos sentimientos. Si bien ellos no estaban muy alegres, y mucho menos conformes con lo que sucedía, respetaban la decisión de Asia, por ello decidieron que no actuarían como imbéciles, pese a que no estaban de acuerdo con lo que ocurría.
Soltando un suspiro, el cual llamó la atención de todos, Edzard decidió hablar.
“Saben, es algo molesto que piensen que soy ingenuo.” Dijo Edzard con voz cansada. “¿Realmente creen que yo haría algo tan estúpido como confiar en alguien solo por su palabra tras pasar por varias cortes donde había intrigas que podían acabar con tu vida?”
La mención del pasado de Edzard como miembro de diversas cortes provocó que todos aquellos que pensaron que había sido ingenuo se sonrojaran y desviaran sus miradas.
“Entonces, ¿No confiaste en él de primeras?” preguntó Ingvild con curiosidad mientras se llevaba un dedo a su mejilla y ladeaba el rostro.
“Claro que no, solo un idiota confía en alguien a primeras sabiendo que en el pasado ha sido tu enemigo. Lo hice pasar por algunas pruebas antes.”
“¿En serio? ¿Cuáles?” preguntó con impaciencia Mittelt, la cual comenzó a hacer ruidos con su zapato mientras tenía sus manos a los lados de su cadera.
Al oír la pregunta de su amante, Edzard solo sonrió de manera divertida, algo que confundió a todos.
“La primera, magia mental…”
Todos palidecieron al momento en que todos oyeron el nombre de esa magia.
“Por los dioses… ¿Le leíste la mente con esa magia?” preguntó Marcoryan con preocupación, pues conocía lo que podía hacer esa magia.
“Sí… ¿y sabes qué fue lo más raro?” preguntó Edzard.
“¿Qué?” preguntó con curiosidad y algo de miedo Rossweisse.
“Que él se sometió a eso voluntariamente.”
La respuesta dada por Edzard provocó que todos se sorprendieran, en especial aquellos que conocían los posibles efectos secundarios de este tipo de magia. Fue por ello, que todos se dieron cuenta de que ese joven de verdad había abandonado a la facción de los Héroes.
“Vaya…” Dijo Emilie con algo de lástima y vergüenza, pues había sido rápida para juzgar a ese joven debido a su pasado. Eso era algo que le parecía hipócrita en este momento, pues ella al igual que todas las criadas habían sido enemigas de Edzard en algún momento y él las había salvado de ir a prisión y les había dado un hogar con un trabajo muy bien remunerado.
“Sí, parece que juzgamos muy rápido a Karna.” Dijo Asia con tristeza, sintiendo culpa por lo que había hecho cuando escuchó que él había pertenecido a la facción de los héroes.
“Entonces, supongo que mi respuesta ha sido más que satisfactoria, ¿verdad?” preguntó Edzard, el cual comenzó a mirar a todos.
Los rostros de todos se sonrojaron ligeramente por la vergüenza, pero aun así asintieron mientras algunos eran más vocales.
“Sí, por el momento está bien.” Dijo Mittelt mientras movía una de las coletas que tenía como peinado.
“Mittelt, tiene razón.” Añadió Aika, la cual desvió algo el rostro para mirar a Rossweisse. “Sensei, puedes bajarlo ahora.”
Cuando Rossweisse escuchó lo que dijo Aika, asintió y tras chasquear los dedos, las cadenas desaparecieron, dejando a Edzard en el aire. Fue en ese momento que Rossweisse se dio cuenta de que al haber hecho esto, Edzard caería de cara al suelo. Al percatarse de esto, intentó decir algo, pero antes de que siquiera dijese algo, Edzard maniobró de tal forma que terminó cayendo de cuclillas.
“Ahhhh…” Fue el largo suspiro que soltó Edzard tras caer al suelo. Tras ponerse de pie, el hijo de Akatosh miró a los presentes antes de preguntar. “Entonces, ¿Dónde está Karna?”
Cuando el hijo de Akatosh oyó que estaba en la mazmorra suspiró, pero asintió. Tras ello, comenzó a caminar, pero antes de salir de la habitación, miró a los presentes, sobre todo a su esposa y sus amantes.
“Cuando termine de hablar con él, necesito que se vayan a mi estudio. Necesito decirles la razón por la que no estuve y también la razón por la que llegué tan herido.” Dijo Edzard, provocando que los presentes asintieran, pues estaban preocupados por la salud de Edzard. Puede que no lo hayan demostrado en este momento, pero la verdad era que todos se habían sorprendido cuando lo vieron llegar todo herido. Sin embargo, la ira que sentían por saber que Edzard había enviado a un ex miembro de la facción de los héroes a este lugar les ganó, por ello ignoraron todo y se centraron en sacarle la respuesta a eso.
Sin embargo, ahora que el asunto de Karna estaba algo más claro, todos se sintieron mal por haber amarrado a Edzard al techo con sus heridas. Sin embargo, antes de que alguien dijese algo sobre esto, el hijo de Akatosh se les adelantó.
“Y por cierto, esto que han hecho me lo cobraré…” Dijo Edzard con algo de malicia, lo que preocupó a todos. Aunque, quienes estuvieron más preocupadas eran sus amantes, pues sabían cómo se vengaría de ellas.
‘Parece que tendremos que tomar una toma extra de la poción anticonceptiva.’ fue el pensamiento de todas las amantes de Edzard.
Fin Flashback
Una sonrisa algo pervertida apareció en el rostro de Edzard cuando recordó cómo se desquitó con sus amantes esa noche, recordando todo lo que hicieron y en qué lugares lo hicieron. Estaba seguro de que las chicas podrían haber terminado embarazadas de no ser por la poción anticonceptiva, pues terminó viniéndose dentro de cada una más de diez veces… ¿Cómo era eso posible? Bueno, es una ventaja no ser un humano y tener una cantidad loca de estamina.
“Edzard-sama.” Llamó Karna, el cual estaba con una mirada algo incómoda tras ver la sonrisa ligeramente pervertida de su jefe. Eso se debía a que él, y de seguro todo el palacio, los habían oído toda la noche, pues las amantes de su jefe no fueron para nada silenciosas.
“Sí, Karna.” Respondió Edzard tras salir de sus recuerdos.
“¿A qué hora irá a ver al Sekiryuutei hoy?”
Al oír la pregunta de Karna, Edzard recordó que ese día iría a ver a su mascota, digo a su amigo, con el cual ya había pactado la hora de visita.
“A las tres de la tarde, ¿Por qué?”
“Es que ya casi son las tres de la tarde.” Respondió Karna, levantándose, pues había terminado de colocar todas las invitaciones en sus respectivos sobres. “Ya terminé de colocar todas las invitaciones en los sobres.”
“Ah, bien.” Dijo Edzard al oír aquello. Caminando por su estudio, se acercó y tomó una de las cartas de invitación. Sonriendo, recordó que el cumpleaños de sus hijas era dentro de unos cuantos días. Por ello, actualmente sus amantes, junto a Yasaka, Rossweisse e Ingvild no estaban en el palacio, pues estaban de compras para comprar todo lo necesario para la fiesta, es decir vinos para los pocos humanos terrícolas que habría, comida y los adornos. ‘Qué bueno que ya tengo todos los materiales para tener sus regalos listos para ese gran día.’
Aquel pensamiento nació de la seguridad que sentía de poder finalizar los regalos para sus hijas. Sabía que le tomaría algo de tiempo, en especial el regalo de Kunou, pero estaba seguro de que si contaba con la ayuda de Yasaka, podría hacerlo bien. El regalo de Marie era algo más sencillo de hacer, pues requería menos trabajo para él. Esto se debía a que sabía cómo hacer armas para gente con Magicka, algo que no podía hacer con Kunou.
Tras terminar de pensar en los regalos que crearía para sus hijas, Edzard miró a Karna. Sonriendo, el hijo de Akatosh le habló. “Vale, me iré a ver a Issei. Puedes irte a entrenar, pero recuerda. Necesito que me mandes lo que te solicité para comenzar a trabajar en ello.”
“Ah, sí. No te preocupes, Edzard-sama. Lo tendré listo para después de la fiesta de las dos princesas.” Respondió Karna de manera rápida.
“Bien, no te olvides que tras eso tendré que tomar tus medidas.” Dijo Edzard con una sonrisa divertida pintando su rostro.
“Sí, Edzard-sama.”
La voz de Karna, la cual mayormente sonaba algo fría, ahora mismo estaba llena de alegría y eso se debía a que estaba hablando con Edzard sobre su nuevo arco. El joven humano había estado sorprendido y a la vez asombrado cuando supo que su nuevo jefe iba a ser quien le daría un arco personalizado. Eso fue más de lo que la facción de los héroes hizo por él, aunque, sus palabras y emociones no debían de ser confundidas. Él no odiaba a sus antiguos camaradas, pero tampoco es que los amara, pero los respetaba… al menos hasta que todo se torció.
“Bien, nos vemos más rato, Karna.” Dijo Edzard, mientras tomaba un par de esas invitaciones y su shadow key para irse de allí.
Al oír a su jefe, el humano asintió y antes de que Edzard se fuese del lugar, salió de allí, pues no quería que piensen que se estaba quedando solo allí para poder espiar en los papeles personales de Edzard. Así que, tímidamente salió de la habitación.
Cuando Edzard estuvo solo, miró hacia el frente y moviendo su mano, conjuró un portal dorado para poder ir a ver a su amigo y preguntarle al dragón celestial sobre Crom Cruach y la razón por la que podría haberse vuelto tan fuerte.
La casa de los Hyoudou, que solía estar siempre animada debido a las ocurrencias diarias de sus residentes, se encontraba en un estado de seriedad absoluta. La razón de esto era la visita de Edzard.
La familia de Issei había estado feliz de saber que Edzard iba a visitarlos, pero cuando supieron que tenía que ver con la guerra actual con los daedras, esa felicidad se transformó en una preocupación sombría. Por ello, los padres de Issei decidieron irse a pasear un rato, dejando a Issei y al resto del ORC solos.
La sensación de ansiedad de todos los presentes se sentía en el aire, haciendo que sus corazones latieran más rápido de lo normal. Aun así, todos trataron de mantener una fachada de confianza para cuando llegase su invitado.
“¿De qué creen que quiera hablar Edzard-kun?” preguntó Irina, preocupada, pero a la vez algo feliz de ver al esposo y amante de dos de sus amigas.
“No lo sé, pero se escuchaba súper serio cuando me preguntó qué día estaba libre para poder conversar.” Respondió Issei, quien estaba realmente preocupado, pues sabía que, si su amigo estaba serio, seguramente significaba problemas para todos.
“Entonces, supongo que lo averiguaremos cuando llegue.” Comentó Rias, quien estaba sentada junto a Issei, jugueteando con su mano.
“E-esperemos que traiga buenas noticias o que no sea algo muy serio.” Comentó Gasper, quien estaba sentado dentro de una caja de cartón en medio de la sala.
“Je, je, je… no pidas mucho, Gasper.” Dijo Akeno con una sonrisa, mirando al centro de la sala mientras su sonrisa se atenuaba.
“Akeno tiene razón, Gasper.” Dijo Kiba, también ansioso por saber qué pasaba. “No creo que haya pedido esta reunión tan seriamente si lo que ocurre es algo bueno.”
“P-p-pero…” intentó decir el Dhampir, solo para ser interrumpido por Koneko, quien le dio un suave golpe de karate en la cabeza.
“No pienses en ello.” Dijo Koneko, levantándose de su sitio en el sofá, al lado de Gasper, y caminando hacia Issei, sentándose en su regazo de un solo movimiento.
La acción de la nekomata tomó por sorpresa a todos, especialmente a Issei, quien se sintió ligeramente incómodo, pero no hizo nada para apartarla. Por su parte, el resto de las chicas que sentían algo por Issei se sintieron molestas por esto.
“Ara, ara… parece que Koneko-chan se ha vuelto más audaz.” Dijo Akeno con una sonrisa mientras abría lentamente los ojos que había mantenido cerrados al comenzar a hablar. “Supongo que, como su ‘sempai’, tendré que disciplinarla para que no haga cosas así.”
Las palabras de la hija de Baraqiel provocaron que un escalofrío recorriera el cuerpo de Koneko, quien por un segundo se imaginó a sí misma amarrada por varios artilugios de S&M mientras una alegre y obviamente excitada Akeno la “disciplinaba”. Sin embargo, pese a esa alucinación, la pequeña nekomata miró a la reina de la Nobleza de Rias y estuvo a punto de decir algo, pero se quedó callada cuando un portal dorado se abrió en medio de la sala.
“Mierda, ya llegó.” Dijo Issei con ansiedad al ver abrirse el portal que su amigo solía usar para teletransportarse.
El resto de los presentes sintieron la misma presión que Issei, pues también estaban ansiosos por escuchar la razón de la reunión.
“Así que esta vez no estáis peleando como idiotas… eso es un progreso.” Dijo Edzard, atravesando el portal con tranquilidad.
La pequeña pulla que soltó Edzard hizo que todas, salvo Xenovia, se sonrojaran y desviaran la mirada, pues sabían a lo que se refería. La casa de los Hyoudou era un lugar siempre animado, pero no por risas, sino por las peleas de gatas que ocurrían de vez en cuando. Estas peleas se ocasionaban por la competencia entre Rias, Akeno, Irina, Koneko y Ravel por el afecto del pelicastaño.
“Hola, Ed.” Saludó Issei a su amigo con una sonrisa, levantando una mano.
“Issei.” Dijo Edzard como respuesta al saludo, también con una sonrisa, mientras se acercaba al ORC.
“Edzard-sama/Edzard/Edzard-san.” Fue el saludo colectivo del resto de los miembros del ORC.
“Qué hay, chicos.” Dijo Edzard mientras se sentaba en el sillón libre que había en la sala.
Edzard se sentó en el cómodo sillón, quedando frente a todos los miembros del ORC. Con una mirada rápida, el hijo de Akatosh se dio cuenta de que todos estaban tensos por su llegada. Sintiendo que eso se debía a la curiosidad de saber por qué había solicitado esta reunión, decidió hablar para calmarles un poco.
“Bueno, supongo que tienen curiosidad por saber la razón por la que pedí hablar con Issei, ¿verdad?” preguntó Edzard, obteniendo como respuesta el asentimiento de todos.
“Está bien. Pero espero que estén preparados para lo que les diré. Sin embargo, necesito que me confirmes algo, Ddraig.”
Los ojos de todos se agrandaron cuando Edzard llamó al dragón sellado en el brazo de Issei.
[Ummm… es raro que quieras hablar conmigo… ¿Qué quieres saber?]
La voz de Ddraig contenía cierto tono de curiosidad, pues el dragón celestial estaba confundido por la petición de Edzard.
“Solo una cosa, dime… ¿Conoces al dragón llamado Crom Cruach?”
La pregunta de Edzard dejó de piedra a todos los que sabían quién era ese dragón. Los ojos de Rias, Akeno y Ravel se abrieron como platos, pues conocían a ese dragón, aunque solo sabían poco, ya que no había mucha información sobre él en las bibliotecas del inframundo.
[¡¿Te encontraste con ese cabrón?!]
El grito de Ddraig provocó que todos lo miraran, pues era la primera vez que veían al dragón Emperador Rojo actuar de esa forma.
“Woa… ¡¿Qué sucede, Ddraig?! ¡¿Por qué gritaste así?!” preguntó en voz alta Issei, superando la sorpresa de escuchar a Ddraig gritar de esa forma.
[¡Claro que me sucede algo! ¡Crom Cruach es el dragón maligno más poderoso que hay!]
Cuando todos escucharon eso, sintieron escalofríos recorrer sus cuerpos. Si bien tenían una vaga idea de cómo era la jerarquía de poder de los dragones, no conocían todos los tipos de dragones que había y en este momento estaban escuchando sobre uno nuevo.
“Ddraig-sama.” Llamó Ravel, acercándose rápidamente a Issei. La manera en que el dragón celestial había mencionado que Crom Cruach era el dragón malvado más poderoso había generado una duda muy específica en el joven demonio, por lo que, sin perder tiempo, hizo la pregunta. “¿Qué tan poderoso es este Crom Cruach en comparación con Tannin-sama o Tiamat-sama?”
La pregunta de la hija del clan Phenex quedó sin respuesta por unos momentos, hasta que la risa de Ddraig estalló.
[¡Ja, ja, ja! ¡Oh, por favor! ¡No hay punto de comparación entre ellos!]
La respuesta del dragón celestial provocó sorpresa entre todos, pues ellos, salvo Ravel, se habían “enfrentado” a Tannin y sabían que, aunque este dragón había estado jugando, demostró estar muy por encima de ellos. Por lo tanto, saber que había alguien más poderoso que él y que Tiamat, a quienes habían visto algunas veces, era algo difícil de creer.
“E-espera… ¡¿Tannin-sensei y la loca de pelo azul que vive con Ed son más débiles que este tal Crom Cruach?!” gritó, presa del pánico, Issei, pues había visto a ambos dragones y sabía lo poderosos que eran.
“Ise tiene razón, estoy segura de que no puede haber tanta diferencia de poder, ¿verdad?” preguntó Rias, sorprendida y preocupada por lo que estaba diciendo Ddraig.
“Ddraig tiene razón. La diferencia de poder entre Crom Cruach y Tiamat es considerablemente alta.” Comenzó Edzard, llamando la atención de los presentes, quienes lo miraron de inmediato.
“¿Cómo estás tan seguro, Edzard?” preguntó Rias, entrecerrando los ojos con algo de cautela, pues se dio cuenta de que el dragón frente a ellos ocultaba algo.
“Porque me he enfrentado a ambos.”
La respuesta de Edzard dejó a todos petrificados. Si bien sabían que Edzard se había enfrentado a Tiamat, pues ella misma había comentado su batalla, no esperaban que también se hubiera topado con Crom Cruach.
[Ya veo, así que por eso quieres saber sobre él… pero ¿por qué? Supongo que te has dado cuenta de cómo son los dragones malvados… así que no entiendo por qué quieres saber más sobre él.]
“Quiero saber qué es exactamente un dragón malvado y si poseen alguna habilidad innata que todos compartan.” Preguntó Edzard, cruzando sus brazos sobre su pecho, adoptando una apariencia más seria.
La pregunta de Edzard fue secundada por todos los presentes, quienes también querían saber más sobre este tipo de dragones. Esto se debía a que conocían a Edzard y sabían que siempre buscaba obtener toda la información disponible sobre un nuevo enemigo para saber cómo enfrentarlo.
[Ummm… así que quieres saber qué es un dragón malvado… bueno, para explicarlo fácilmente, son dragones únicos en su clase. Se destacan principalmente por su deseo innato de luchar y destruir todo a su paso… para ser sinceros, son tan difíciles de tratar que incluso Albion y yo evitábamos el contacto con ellos. En cuanto a su nivel de poder, están muy por encima de los cinco reyes dragones.]
Las palabras de Ddraig confirmaron lo que había dicho Edzard, quien solo asintió, pues aún esperaba la respuesta a su otra pregunta. Por su parte, los miembros del ORC estaban asimilando lo que escuchaban, pues estaban aprendiendo que la jerarquía de poder de los dragones que conocían no estaba completa. Por ello, uno de ellos sintió curiosidad por saber por qué la jerarquía parecía incompleta.
“Esto… Ddraig-san… ¿Puedo hacerle una pregunta?” preguntó Irina, sorprendiendo a todos.
El ángel reencarnado deseaba saber algo, pues aún no comprendía del todo lo que ella consideraba la omisión de los dragones malvados de la jerarquía conocida de los dragones. Esto se debía a que había leído sobre los dragones hace un tiempo y en el libro que había leído, no se mencionaban a los dragones malvados. Sin embargo, pese a su curiosidad, la joven estaba algo tensa y asustada, pues sentía que estaba interrumpiendo la conversación de Edzard con Ddraig. Miró hacia un lado, esperando ver algún signo de molestia, pero se sorprendió al no ver nada en el rostro de Edzard salvo curiosidad.
Al percatarse de ello, Irina le preguntó al amigo de su interés amoroso. “Esto… Edzard-san… No estoy incomodando si hago mi pregunta, ¿verdad?”
La pregunta que soltó Irina provocó que todas las miradas se dirigieran hacia Edzard, pues esperaban que este respondiera que sí o algo similar, conscientes de que el hijo de Akatosh no siempre tenía tiempo libre para este tipo de cosas. Sin embargo, lo que oyeron los sorprendió gratamente y les recordó que él era alguien razonable.
“No, para nada.” respondió rápidamente Edzard con una sonrisa, lo cual provocó que Irina se sonrojara ligeramente. Eso fue visto por Issei, quien chasqueó la lengua con molestia, algo que también vio Edzard. El hijo de Akatosh sonrió mentalmente, pues le causaba risa que su amigo estuviese celoso, pero, aun así, decidió no bromear con esto, pues no era el momento.
Al oír la respuesta, Irina soltó un suspiro y miró a Issei, más precisamente a su mano izquierda.
[Si el mocoso no tiene problemas, yo tampoco. Así que, pregunta.]
Con luz verde para preguntar, Irina lanzó su pregunta. “Ddraig-san… Quiero saber, ¿por qué los dragones malvados parecen haber sido omitidos de todos los libros de información sobre los dragones?”
La pregunta provocó que Edzard soltara un silbido, pues no había pensado en ello. Mirando la mano de Issei, esperó la respuesta. La acción de Edzard fue copiada por todos los presentes, quienes también querían saber por qué parecía que los dragones malvados, o al menos esta clasificación, había sido “eliminada de la historia”.
Un silencio se hizo presente hasta que, finalmente, tras varios segundos, el dragón que habitaba el guantelete del Boosted Gear decidió responder.
[Ummm… Esa es una buena pregunta… la verdad es que solo puedo dar una conjetura.]
“¿Cuál?” preguntó Akeno con curiosidad.
[Los dragones malvados eran tan problemáticos que solo los dioses malignos podían controlarlos, y como saben, muchos dioses malignos fueron asesinados por otros dioses de su propio panteón. Por ello, casi todos están muertos. El único del que teníamos confirmación de que aún estaba vivo era Crom Cruach, pero él se dirigió a la clandestinidad tras la muerte del dios irlandés Balor. Esto hizo que no pudiésemos contactar con él de ninguna forma. De hecho, ninguno de mis antiguos portadores se ha topado con él desde que desapareció. Supongo que, debido a esto, se le tomó por muerto o, como solo quedaba él y estaba en paradero desconocido, algunos han asumido que todos los dragones malignos estaban muertos y por ello consideraron no tomarlos en cuenta.]
La respuesta de Ddraig fue muy esclarecedora, provocando que todos comprendieran que era posible que hubiera sido de esa manera. Esto era algo recurrente en la historia, ya que cuando alguna especie se “extinguía”, solía ser eliminada de los textos normales y colocada en textos especializados donde se trataba más detalladamente de estos.
“Así que, eso sucedió…” susurró Xenovia, quien también había leído esos mismos libros que Irina, por lo que sabía lo mismo que ella.
“No lo veo como algo descabellado, eso suele pasar con algunas especies…” comentó Ravel, llevándose la mano a la barbilla, recordando que había pasado lo mismo con algunas plantas extintas en el inframundo. En algunos textos de uso general se nombraba una lista de ciertas plantas pertenecientes a un solo género, pero cuando por casualidad leyó un texto especializado, se dio cuenta de que había más, solo que algunas estaban extintas o se consideraban extremadamente raras, por ello habían sido excluidas de la lista general.
[Sí, supongo que eso sucedió… Ahora, para la pregunta del mocoso: No, todos los dragones malvados, al igual que muchos de nosotros, tienen las habilidades básicas de todos los dragones. Claro, cada uno tiene sus habilidades únicas.]
“Entiendo… pero ¿Crom Cruach tiene alguna habilidad que le permita resistir los poderes de una espada asesina de dragones?” preguntó Edzard tras escuchar la explicación rápida de los poderes de los dragones malvados.
La pregunta de Edzard causó confusión entre todos los presentes, pues era sabido que las espadas asesinas de dragones se llamaban así por su capacidad de herir a los dragones con facilidad.
“Eso es imposible, Edzard.” dijo Rias, levantándose de donde estaba sentada. “Las espadas asesinas de dragones se llaman así porque son capaces de matar dragones.”
La respuesta de Rias provocó que Edzard frunciera el ceño. No era imbécil y sabía perfectamente por qué se llamaban así esas espadas. Así que, abriendo la boca, le respondió a la heredera Gremory.
“Sí, sé que esas espadas tienen ese nombre por su poder contra dragones, pero… mi verdadera pregunta es, ¿cómo afectan estas a los dragones malvados? ¿Los afecta igual o de otra manera?”
Las palabras de Edzard hicieron que Rias frunciera el ceño aún más. Entendió que la primera parte de lo que dijo el hijo de Akatosh iba dirigida hacia ella, lo que la molestó pues sintió que Edzard la estaba tratando como estúpida. Sin embargo, las preguntas que siguieron la confundieron mucho, pues no entendía qué quería saber Edzard en particular.
[Esa pregunta es muy específica… Pero para responderte, las espadas asesinas de dragones nos afectan a todos, pero es cierto que no lo hacen con la misma intensidad para todos. Por ejemplo, si tuviera mi cuerpo original, el daño que un corte cargado de poder de Ascalon me haría no sería el mismo que le haría a Tiamat… para mí el daño es más leve, pero aun así es considerable si se le compara con otros ataques.]
La nueva información hizo que Edzard soltara un largo y cansado suspiro. Esto provocó que todos los miembros del ORC lo miraran con preocupación, entendiendo que algo relacionado con esas espadas había sucedido recientemente. Los ojos de todos se abrieron al darse cuenta.
“E-Ed… ¿Pasó algo relacionado con una espada asesina de dragones en tu encuentro con Crom Cruach?” preguntó Issei con algo de pánico, pues estaba seguro de que lo que sea que había pasado no era algo bueno y sentía que tal vez los daedras tenían algo que ver.
“Sí… sucedió algo cuando peleé con ese lagarto.” dijo Edzard con molestia en su voz, algo que asombró a todos los presentes, pues no era muy normal que él se molestara así.
“¿Qué cosa?” preguntó Xenovia con curiosidad.
Al oír la pregunta de la ex exorcista, Edzard estuvo por responderle, pero tuvo una mejor idea. Levantándose del sofá, el hijo de Akatosh miró a los presentes, pero sobre todo a Rias y a Issei.
“En esta casa hay un espacio para los entrenamientos, ¿verdad?”
“Sí… ¿por qué?” preguntó Rias con algo de preocupación, pues tenía una mala espina sobre esa pregunta.
“Es mejor que les muestre qué sucedió.”
Tras esas palabras, Rias y el resto del ORC asintieron y comenzaron a guiar a Edzard al piso de entrenamientos que estaba en la residencia Hyodou.
Cuando llegaron a ese piso, el cual era el primer sótano de la casa, encontraron varias salas para entrenar, desde equipos de entrenamiento hasta zonas para realizar combates de práctica.
“Vaya, sí que han exagerado con el tamaño de esto.” comentó Edzard mientras observaba el primer sótano de la casa. “La verdad es que no me gustan tanto las construcciones tan grandes, prefiero las construcciones que son más pequeñas.”
Las palabras de Edzard casi hicieron que todos tropezaran, pues los tomó por sorpresa. Sin embargo, cuando lograron recuperarse, todos tuvieron el mismo pensamiento:
‘Es hipócrita que digas eso cuando tienes todo un palacio enorme.’
Ignorante de aquel pensamiento, el hijo de Akatosh entró en la sala y la observó. La sala estaba vacía de todo tipo de mobiliario, siendo solo una habitación con suelo y paredes de concreto super reforzados, a la cual se le habían colocado diversas barreras para ayudar a mantenerla “ilesa” pese a cualquier tipo de ataque que se use en su interior.
“Ya estamos aquí.” dijo Rias, cruzando sus brazos bajo sus pechos, haciendo que estos se agrandaran, al menos visualmente. “¿Qué querías mostrarnos?”
La voz de la heredera Gremory rebosaba confianza, pero a la vez, la chica estaba preocupada y algo asustada por lo que Edzard planeaba mostrarles.
“Bien, solo necesito que se alejen un poco…” dijo Edzard mientras caminaba hasta el centro de la sala. Cuando estuvo allí, extendió su mano y conjuró a Gram, para luego mirar a los miembros del ORC. “Cuando peleé con Crom Cruach, le golpeé directamente con la hoja de Gram, la cual estaba cubierta con una potente aura demoníaca con propiedades para asesinar dragones.”
Las nuevas palabras de Edzard causaron sorpresa y shock en ellos, pues no entendían qué quería decir con eso, pero no tuvieron ni tiempo para poder decir algo. En menos de un segundo, la hoja de la espada demoníaca más poderosa comenzó a expulsar una cantidad de poder demoníaco tan descomunal que se arremolinó de tal manera que comenzó a crear vientos dentro de aquel pequeño espacio.
“¡KYAAA! / ¡AHHHH!” Fue el grito colectivo de todos los miembros del ORC cuando los vientos los tocaron. La fuerza de estos vientos era grande, pero para su buena fortuna, no eran tan fuertes como para mandarlos a volar, aunque sí tenían la fuerza necesaria para obligarlos a anclar sus pies al suelo para evitar ser arrastrados levemente.
“¡E-esto es increíble!” gritó Kiba, quien tenía los brazos sobre su rostro para poder ver mejor lo que ocurría. El joven demonio estaba asombrado por la cantidad de poder que Edzard hacía surgir de la espada. “¡La cantidad de poder demoníaco generado está a la par de aquel ataque que Buchou lanzó contra Kokabiel tras recibir el Boost de Issei-kun!”
El grito de Kiba fue acompañado de asentimientos, pues había algunos, como Gasper y Ravel, que apenas podían mantenerse firmes ante tanta potencia de poder. También estaba Irina, quien no había estado presente cuando aquello ocurrió. Aun así, aquellos que estuvieron presentes en ese momento supieron comparar la cantidad de poder emitido. Sin embargo, hubo algo que los heló en ese momento... recordaron que la espada Gram usaba la energía vital del usuario para cargar sus ataques, así que comenzaron a preocuparse por lo que Edzard estaba haciendo. Sin embargo, antes de que siquiera pudieran decir algo, Edzard se les adelantó.
“Y esto es lo que usé contra Crom Cruach…” dijo Edzard haciendo que Gram dejara de expulsar energía demoníaca. Esto fue un soplo de aire fresco para todos, especialmente para Irina, la cual había sido la más afectada por el aura que generó la espada. Si bien es cierto que no había sido herida, la sola presencia de esa aura era aterradora y molesta para ella.
Cuando el aura demoníaca de Gram desapareció, evaporándose como motas de energía en el aire, todos salieron de su estado de shock y sin perder un segundo se lanzaron contra Edzard.
“¡Ed!” gritó Issei al llegar al lado de su amigo de un solo salto. “¡¿Estás bien?!”
El grito de Issei fue seguido por preguntas de todos los presentes, quienes también le preguntaban si estaba bien.
“Sí, estoy bien… ¿por qué lo preguntan?” dijo Edzard, dejando de lado su ataque contra Crom Cruach para entender por qué se preocupaban tanto por algo tan simple como una demostración de poder.
La pregunta de Edzard descolocó a todos los miembros del ORC, pues nadie sabía por qué decía eso.
“Edzard-sama…” dijo Ravel acercándose a él lentamente. “La espada Gram usa como combustible la energía vital de su usuario…”
“Eso mismo, hiciste que esa espada liberara una gran cantidad de poder demoníaco… eso… eso no es bueno para la salud…” dijo Akeno mostrando mucha preocupación en su rostro mientras se acercaba a Edzard. Cuando estuvo cerca, miró a Koneko. “Koneko-chan, ¿puedes ver cuánta energía vital ha perdido?”
Cuando la pequeña nekomata oyó aquello, rápidamente se acercó a Edzard y, mientras lo hacía, conjuró su segunda cola para poder ver mejor lo que había perdido Edzard. Sin embargo, antes de que ella llegase, Edzard se adelantó y la detuvo.
“No es necesario que examines mi energía vital.” dijo Edzard, deteniéndola. Koneko lo miró a los ojos por dicha acción.
“Es necesario saber cuánta energía vital has perdido.” insistió la nekomata, acercándose más a Edzard. “Para saber cómo curarte.”
“Koneko-chan tiene razón, Ed… déjate examinar.” señaló Issei con preocupación por su amigo.
Al oír cómo insistían, Edzard frunció el ceño, pero terminó cediendo para que lo dejaran en paz.
Al tener el permiso de Edzard, Koneko comenzó a examinar la energía vital del joven dragón usando su senjutsu… y lo que vio fue aterrador. La sorpresa que se llevó fue tal que sus orejas y sus colas se levantaron instantáneamente, provocando que todos miraran con sorpresa a la nekoshou y comenzaran a temer lo peor sobre la cantidad de energía vital que Edzard había gastado.
“Maldición…” susurró Issei con voz sombría, pensando que su amigo había perdido bastante energía vital.
Los semblantes de todos los miembros del ORC, salvo Koneko, se volvieron sombríos. Pero aquello no duró mucho, pues Koneko dijo algo que los dejó de piedra.
“Su… su energía vital está intacta…” dijo Koneko entre tartamudeos, pues su mente no podía comprender lo que estaba pasando. Lentamente, la pequeña comenzó a alejarse de Edzard, mirándolo como si se tratase de un monstruo, no del tipo que arrasa aldeas por diversión, sino del tipo que escapa a todos los preceptos naturales establecidos.
Las palabras de Koneko los dejaron congelados, pues sus mentes trataban de comprender lo que ocurría. Sin embargo, por mucho que lo intentaban, no podían descifrar la razón por la que la energía de Edzard no se veía afectada por el uso de la espada Gram.
“¿Por qué?” preguntó Rias en shock mientras miraba a Edzard con algo de miedo. “¡¿Por qué la espada Gram no consume tu energía vital?!”
El grito de Rias fue la conjunción de todos los pensamientos de quienes estaban allí. No solo fue la unión de sus pensamientos, sino que también fue una señal que usaron para dar un paso hacia atrás, comenzando a temer a Edzard.
Al ver cómo todos retrocedían ligeramente, el hijo de Akatosh sonrió, encontrando esto divertido. Sin embargo, decidió terminar con todo y, hablando, decidió decirles la verdad.
“Eso es sencillo, Gremory. La espada Gram no consume mi energía vital porque consume mi Magicka.” respondió Edzard con una sonrisa, la cual se amplió al ver cómo todos abrían los ojos como platos.
“¿Q-q-q-qué?”
“Lo que oíste. La espada Gram no consume mi energía vital porque consume mi Magicka.”
La confirmación de la anterior respuesta hizo que todos se sorprendieran y comenzaran a preguntarle a Edzard cómo eso era posible. La respuesta del hijo de Akatosh había sido simple y concisa… él había doblegado la espada a su voluntad. Esta respuesta causó algo de confusión, por lo que Edzard tuvo que explicar mejor lo que ocurría.
“Verán, las espadas sagradas y demoníacas, para mí, son una especie de objetos semiconscientes. Si bien no pueden hablar, tienen cierta capacidad de cognición, lo que hace que sean capaces de escoger a sus dueños. Por ello, es casi como si estuvieran vivas… así que, cuando me di cuenta de eso, usé mi fuerza de voluntad para someter la espada a mi control. Cuando logré aquello, Gram dejó de intentar robar mi energía vital para comenzar a usar mi Magicka.” explicó Edzard, mintiendo en la parte de someter a Gram con su fuerza de voluntad. La verdad era que había usado el Thu'um de someter voluntad para esto, todo con el fin de ahorrar tiempo. Aunque, eso era algo que ellos no necesitaban saber. Tras eso, también decidió decir algo más, algo sobre qué pasaría si no hubiese dominado a Gram. “Aunque, incluso si no hubiese sometido a Gram, tengo energía vital como para usar a Gram una semana a todo poder sin preocuparme por los efectos secundarios.”
Lo dicho por Edzard causó diversas reacciones entre los presentes.
“Vaya… e-e-eso es increíble…” dijo Rias con sorpresa, tratando de interiorizar lo que había oído.
“Ara, ara… así que no solo eres capaz de domar a un dragón, también eres capaz de domar espadas peligrosas… me pregunto qué más podrás someter…” dijo Akeno con una sonrisa y un ligero sonrojo, lo cual causó que Edzard se sintiera algo incómodo, pues entendió el segundo significado de sus palabras.
“Increíble…” dijo Irina con los ojos brillando mientras miraba a Edzard. “Realmente tienes una fuerza de voluntad enorme para hacer algo así…”
“No esperaba menos de ti…” dijo Xenovia con una sonrisa de oreja a oreja. “Si fuiste capaz de esto, entonces tus hijos podrán hace- ¡Ump!”
Lo que estaba diciendo la ex exorcista fue detenido rápidamente por Koneko, quien había recibido una señal de Rias y Akeno para hacerlo.
Por su parte, Ravel miraba a Edzard con asombro, incapaz de entender cómo era posible lo que había hecho… aun así, decidió decir algo sobre esto. “E-es increíble… de verdad…”
Gasper solo asintió, pero por dentro estaba asombrado por lo que había hecho Edzard, algo que él pensaba que solo los verdaderos hombres podían hacer. Fue por ello por lo que se deprimió por un segundo, pero luego volvió en sí cuando se dio cuenta de que eso no era lo que un hombre haría. Así que, mirando a Edzard, decidió tomarlo como modelo a seguir para superar sus miedos y ser más fuerte.
Por otro lado, Kiba solo miraba al mejor amigo de Issei con asombro y sorpresa. Lo que él acababa de decir y, supuestamente, hacer era algo que estaba fuera de su capacidad. Eso le hizo darse cuenta de lo lejos que estaba Edzard en comparación de fuerza, lo que comenzó a motivarlo a mejorar más para demostrarle que él también había dominado sus respectivas espadas demoníacas, porque él también tenía espadas demoníacas, más precisamente, las otras espadas que le habían pertenecido a Siegfried antes.
Ya con el asunto de la energía vital de Edzard solucionado, la conversación volvió a su tema original. Fue Issei, quien por extraño que parezca, soltó una frase que resumía lo que todos pensaban tras ver el despliegue de poder de Gram.
“Vaya, supongo que ese ataque debió causar una gran cantidad de daño en ese tal Crom Cruach.” dijo Issei con una sonrisa en el rostro.
“Sí, es verdad.” respondió Xenovia con una sonrisa, pues Koneko había dejado de taparle la boca. “Estoy segura de que ese poder, sumado a tu fuerza, fue más que suficiente para causarle un gran daño.”
El resto de los miembros del ORC dijeron cosas similares, comentando la fuerza y el poder de Edzard. Sin embargo, comenzaron a dejar de decir aquellas cosas cuando vieron que Edzard no respondía de manera positiva.
“¿Ed?” preguntó Issei con preocupación al ver a su amigo en ese estado.
“Haaahh… No le hice gran daño.” dijo Edzard mientras soltaba un suspiro, revelando lo que realmente ocurrió con aquel ataque.
“¿Qué?” exclamaron algunos miembros del ORC, mientras el resto permanecía en shock al oír aquello.
“Lo que oyeron. Este ataque estaba impulsado por mi fuerza y fue un ataque directo, pero no le hice mucho daño. Solo un corte ligeramente profundo.”
Aquella revelación provocó que todos se quedaran de piedra, sin poder decir nada. Afortunadamente, Ddraig logró comprender ahora por qué Edzard había ido a buscarlo. Aun así, el dragón celestial no entendía lo que ocurría.
[Entiendo… pero lo que dices… es imposible… incluso yo no habría salido así de fácil tras ese ataque…]
La respuesta de Ddraig hizo que Edzard entrecerrara los ojos, abriendo nuevas preguntas.
“¿Estás seguro de que él no tiene una habilidad para resistir las armas asesinas de dragones o para aumentar su resistencia a estas?”
[No, incluso entre todos los dragones malvados, el único que tenía la mayor defensa contra esas armas había sido Grendel, pero él está muerto.]
Al oír esta nueva respuesta, Edzard frunció el ceño y chasqueó la lengua con molestia. Llevándose una mano al mentón, estuvo pensando. Al final, llegó a una sola conclusión.
“Esto quiere decir que ha—”
“Ha obtenido resistencia contra las armas asesinas de dragones de manera artificial.” dijo Ravel, interrumpiendo a Edzard y diciendo lo que él quería expresar.
Cuando la hija de la casa Phenex se dio cuenta de lo que había hecho, se sonrojó y estuvo a punto de comenzar a pedir disculpas, pero Edzard no se lo permitió.
“No debes disculparte, llegaste a una buena conclusión. Pero ahora, eso deja una nueva ventana de dudas… ¿Cómo lo hizo? ¿Quién lo está apoyando?”
Las preguntas lanzadas por Edzard no obtuvieron respuesta de inmediato, pero tras unos segundos, Gasper abrió la boca y dijo algo que al ORC le pareció sensato.
“T-tal vez fueron los daedras…” dijo el Dhampir con algo de miedo, pero no tanto como antes.
“¡Es verdad! Puede que esos sujetos estén metidos en esto.” dijo rápidamente Issei, quien, junto al resto de los miembros del ORC, miraba a Gasper con orgullo, pues el joven Dhampir comenzaba a dejar de lado sus miedos y ser más activo en conversaciones importantes.
“No, lo dudo.” dijo Edzard, llamando la atención de todos los presentes. El joven había oído todo y, cruzando información, llegó a una teoría sobre la resistencia de Crom Cruach.
“¿Qué? ¿Por qué?” preguntó Rias, mirándolo con dudas, pues no entendía por qué los seres extra dimensionales que atacaban este mundo no podían ser los causantes.
“Por esto.” dijo Edzard mientras conjuraba una espada.
Ante los ojos de todos los presentes, una katana apareció. La katana medía lo mismo que todas las katanas que habían visto antes, con una guarda de color negro con detalles dorados y una tsuba en forma de serpiente enrollada. Sin embargo, Issei y Ddraig supieron que no era una espada normal cuando Edzard la desenfundó.
“E-e-esa es una espada asesina de dragones.” dijo Issei con algo de tartamudeo, pues a diferencia de Gram, esta espada tenía impregnada la esencia de más dragones en su hoja, como si hubiese segado la vida de miles de ellos.
La revelación sorprendió a todos, quienes miraron la espada y llegaron a una conclusión rápida.
“Así que has forjado una espada asesina de dragones.” comentó Rias con asombro, algo muy esperado, pues sabía que este tipo de espadas no eran fáciles de crear, pero conocía que Edzard era un herrero más que capaz de hacerlo.
“Sí, la he forjado yo.” reveló Edzard, ganándose una ronda de sonidos de sorpresa por parte de los presentes. “Esta espada es una copia de otra llamada «Azote de dragones». Aquella es una espada que tuve en mi poder por unos años y que originalmente pertenecía a los «Cuchillas», una espada que fue creada hace eras… cuando los miembros de aquella orden era cazadores de dragones.”
La revelación de que había una espada para cazar dragones originaria de Nirm sorprendió a todos, pero no pudieron hacer o decir nada, pues Edzard comenzó a hablar con Ddraig.
“Ddraig, ¿cómo se siente el aura de esta arma?”
[E-es similar a la de las espadas para matar dragones de este mundo…]
La voz del dragón emperador rojo contenía asombro en grandes cantidades, casi al borde de quedarse absorto.
“Ya veo… eso confirma mi teoría.” dijo Edzard, quien tras ello miró al ORC y se dio cuenta de que ellos lo estaban mirando con duda. “Verán, si lo que dice Ddraig es cierto, entonces, tanto los dragones de Nirm como los de este mundo tenemos cosas en común… una de ellas es que las espadas asesinas de dragones son capaces de dañarnos con facilidad.”
La revelación de esta debilidad, la cual a palabras del propio Edzard, lo incluían, se sintió como una muestra de confianza hacia los miembros del ORC, quienes se sintieron abrumados por esto. Aun así, decidieron que si Edzard les había confiado esto, ellos no lo mencionarían a otros.
“Entonces, eso quiere decir que los daedras no pueden haber sido, ¿verdad?” concluyó Ravel.
“Así es. Eso deja una entidad que no conocemos…” dijo Edzard, levantando las alarmas de todos los presentes, quienes no supieron cómo entender esto.
“¡Maldición, otro enemigo!” gritó Issei, comenzando a sentirse abrumado por la situación. El joven quería disfrutar de su vida, pero no podía hacerlo por las invasiones daédricas y la Khaos Brigade. Saber que posiblemente había otro enemigo más, lo hizo sentirse abrumado por lo que ocurría.
Las palabras de Issei reflejaron el sentir de los otros miembros del ORC, quienes comenzaron a tener semblantes sombríos.
Al verlos así, Edzard se preocupó de que comenzaran a sufrir los inicios de la fatiga de batalla. Este era un término con el que se había familiarizado tras llegar a este mundo y leer sobre las guerras mundiales. Entendió más fácilmente con esos textos lo que afectaba la mente de los soldados tras las guerras, por ello, sabía que tenía TEPT. Conociendo lo que estaban sintiendo, rápidamente actuó y, sin pensarlo dos veces, dio un fuerte aplauso.
El sonido agudo de aquel aplauso provocó que todos los miembros del ORC se estremecieran y dieran un salto, mirando a Edzard tras ello.
“¡Maldita sea, Ed! ¡No hagas eso de nuevo!” gritó Issei mientras se llevaba una mano al corazón.
“Sí, casi nos matas de un susto.” añadió Rias con la mano entre sus pechos.
“Eso no es bueno para el corazón…” dijo Koneko, quien por un segundo estuvo tentada a arañarle el rostro a Edzard.
Al verlos así, Edzard sonrió de manera interna para luego levantarse.
“Sí, sé que no es bueno lo que hice… pero tampoco es bueno que se estresen así. Aunque puede que tengamos un nuevo enemigo, también es posible que sea alguien que ya esté en la Khaos Brigade… así que no se alteren.” dijo Edzard con una sonrisa, para luego añadir algo más. “Estoy seguro de que Sirzechs lo mencionará dentro de poco, pero al parecer habrá un lapso de tiempo en el que los daedras no nos atacarán.”
Las palabras de Edzard provocaron que todos sonrieran con alivio.
“¡Sí, al fin un tiempo de paz para disfrutar del oppai!” gritó Issei, levantándose de un salto y levantando un puño al cielo, mostrando una sonrisa de alegría que Edzard no había visto en mucho tiempo.
La exclamación de Issei hizo reír a sus compañeros, quienes también estaban contentos de saber esto.
“Edzard-sama.” preguntó Akeno.
“Sí.”
“¿Sabe cuánto tiempo durará esta paz?” preguntó la hija de Baraqiel.
“Por lo que sabemos, unos seis meses… o al menos eso estiman mis fuentes. Pueden ser más o menos meses. Aunque, calculando, las pérdidas que han sufrido tanto Bal como Dagon en su guerra entre ellos han hecho que no tengan asociados aquí. Eso, sumado al desgaste de sus propias fuerzas daédricas, nos da un respiro…”
“Ya veo…”
“Sí, bueno… los dejo. Tengo que volver a casa. Mi familia está por llegar.” dijo Edzard, llamando la atención de todos.
“¿Llegar? ¿Se fueron a algún lado?” preguntó Issei con curiosidad.
“Sí, de hecho, eso me recuerda que debo darles esto.” dijo Edzard con una sonrisa mientras sacaba las invitaciones para el cumpleaños de Marie y Kunou.
“Esto es…” dijo Issei mirando la invitación con sorpresa en sus ojos.
“Así es, están invitados a la fiesta de mis hijas.” dijo Edzard con una sonrisa, para luego agregar algo más. “Y sobre lo de Crom Cruach, no se preocupen tanto. Lo comentaré al resto de los líderes de facciones. Puede que ellos tengan algo que me ayude a buscar respuestas. Así que, cuídense y prepárense para la fiesta… es con atuendo formal.”
Tras aquellas palabras, Edzard se despidió y se fue del lugar de la misma forma que había llegado.
Tras cruzar el portal de su Shadowkey, Edzard llegó a su palacio y, con pasos tranquilos, comenzó a caminar para dirigirse hacia donde seguramente estaba su familia. Sin embargo, antes de llegar, fue interceptado por Emilie, quien al verlo le dijo que Asia quería hablar con él en el jardín.
Al oír esto, se sorprendió, pues pensó que su esposa estaría con el resto de su familia. Sin embargo, encogiéndose de hombros, asintió y se dirigió hacia el jardín. Cuando llegó, vio a su esposa sentada en una de las tantas bancas con sombrilla que había allí.
“Hola.” saludó Edzard al llegar junto a su esposa.
“Hola, Ed.” respondió Asia al saludo, para luego levantarse y besarlo.
El beso que compartieron fue largo y tierno. Cuando se separaron, ambos se sentaron en una de las tantas bancas que por allí había.
“Emilie me dijo que querías hablar conmigo de algo… ¿Qué sucede?” preguntó Edzard, mirando a su esposa a los ojos.
La primera respuesta de Asia fue desviar la vista, pero unos segundos después, soltó un suspiro. Este suspiro fue largo y profundo, algo que confundió y preocupó a Edzard, pues sabía que su esposa solo hacía ese tipo de suspiros cuando tenía que hablar de algo incómodo como…
‘Oh, mierda… No me digas que…’ pensó Edzard, entendiendo lo que estaba por venir.
“Ed, tenemos que hablar de Rossweisse y de Ingvild.”
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y finalmente el capítulo 74 está listo.
He tenido nos pocos problemas para escribir por temas de tiempo, pero eso no me va a detener.
Bueno, entremos de lleno a la historia. Como se ve, estamos observando como es que Karna se ha “unido” a Edzard como su subordinado, algo que espero deje a entender lo que posiblemente sucederá en el futuro en realccion con el Dovahkiin y las facciones de DxD.
También, se observa una conversación entre el Dovahkiin y el ORC, donde el va a preguntarle a Ddraig si sabe sobre Crom Cruach, después de todo, el tema con su nueva resistencia a las armas asesinas de dragones es algo que llamaría mucho la atención de cualquier que tuviese dos dedos de frente.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 76
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 75
— Cada batalla que luches dejará una marca indeleble en tu memoria, hijo. Pasarán los años, pero siempre recordarás los horrores y las consecuencias de la guerra. —
Reflexión que Eitar le dice a Roland, deseando evitar que su hijo se una a la Legión Imperial durante la Primera Gran Guerra 174 4E.
El sol estaba ocultándose, pintando el cielo con un hermoso color que cubría la ciudad de Kuoh y sus alrededores. Por la posición del astro rey, era evidente que en cuestión de tiempo desaparecería por completo, dando paso a la noche. Gracias al clima agradable, muchas personas se encontraban fuera de sus casas, paseando, ya fuera solos, en pareja o en familia. Sentado en uno de los bancos del mismo parque donde Raynare había asesinado a Issei tiempo atrás, se encontraba Edzard.
El hijo de Akatosh estaba reflexionando sobre la conversación que había tenido con su esposa el día anterior.
Flashback
"Ed, tenemos que hablar de Rossweisse y de Ingvild."
Al oír que su esposa mencionaba esos nombres, Edzard sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pues intuía que tal vez no le gustaría esta conversación. Aun así, asintió, indicando que estaba dispuesto a hablar de ello.
"¿Qué sucede con ellas?" preguntó Edzard con algo de curiosidad, aunque no mucha, ya que intuía el camino que tomaría esta conversación.
La pregunta de Edzard provocó una mirada en blanco por parte de Asia, quien lo miró por unos segundos antes de soltar un largo suspiro.
"¿Realmente quieres hacerte el despistado, Ed?"
Cuando oyó la pregunta de su esposa, solo sonrió incomodo. Llevándose una mano a la nuca, se la rascó de manera incómoda. Aun así, no le dio una respuesta verbal hasta unos segundos después. "No, no quiero hacerlo..."
Al oír la respuesta de su esposo, Asia sonrió levemente y, llevándose una mano al pecho, tomó una gran bocanada de aire para calmarse.
"Ed, dime... ¿Eres consciente de que ellas dos te aman?" preguntó Asia mientras juntaba ambas manos y las apretaba suavemente.
Al escuchar eso, Edzard se tensó por un segundo, pues no esperaba que su esposa fuese tan directa. Aun así, sabiendo que este tipo de conversaciones debían hacerse desde el corazón, habló con la verdad.
"La verdad es que sí... lo he sabido desde hace no mucho..." respondió Edzard, sonrojándose ligeramente, pues no era fácil decirle a su esposa cosas como estas cuando estaban solos. "¿Por qué preguntas esto? Espera... ¿no me digas que?"
"No, no lo han hecho.” respondió Asia rápidamente, dándose cuenta de lo que su esposo estaba preguntando. "Ninguna me ha preguntado si puede entrar en la familia..."
Aquella revelación sorprendió a Edzard, quien no supo cómo reaccionar. Sin embargo, comenzó a intuir de qué trataba todo esto... aun así, prefería que ella se lo confirmase.
"Asia, cariño... ¿No me digas que planeas...?" preguntó Edzard mirando a su esposa con ojos tristes, pues comenzó a suponer qué la motivaba a hacer lo que él intuía.
"Sí... planeo darles un pase libre a ellas.” terminó de decir Asia, mirando al cielo al terminar de hablar.
La respuesta de Asia fue lo que Edzard necesitó para confirmar su teoría. Moviendo sus manos, tomó su rostro suavemente y la hizo mirarlo. Cuando sus ojos se encontraron, el hijo de Akatosh vio el conflicto que ella estaba teniendo internamente.
"Asia..." comenzó Edzard, tratando de encontrar las palabras para reconfortarla. "No debes hacer esto... tú misma pusiste las reglas... no debes dejarlas de lado solo por culpa..."
Los ojos de Asia se abrieron cuando se dio cuenta de que su esposo había comprendido la razón por la que estaba haciendo esto. Lentamente, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, que empezaron a caer por sus mejillas.
"L-lo sé..." dijo Asia entre sollozos, sintiéndose patética. "Sé que esto no debería afectarme tanto, pero... pero cuando cierro los ojos aún puedo ver lo que hice. Sé que ellas me han perdonado, pero no puedo seguir adelante, al menos no hasta que las haya compensado como se debe. Sé que lo que estoy haciendo es horrible y que al hacerlo estoy lastimando al resto de las chicas, aunque, cuando se los mencioné me dijeron que no tenían problemas. Aun así, entiendo que esto es como escupir en sus caras el esfuerzo que hicieron para entrar a esta familia, pero... yo... yo no sé qué más hacer..."
Tras soltar esas palabras, Asia se lanzó a los brazos de su esposo, comenzando a sollozar en su hombro. Al verla en este estado, Edzard la abrazó y comenzó a consolarla. Tardó más de quince minutos en calmarla y, cuando estuvo un poco más tranquila, lo primero que hizo fue mirarla a los ojos.
"Está bien... tranquila, si ellas han aceptado, entonces no hay problemas..." susurró Edzard mientras ponía una sonrisa en su rostro para animar a su esposa. Aunque sentía que su apoyo era insignificante, por alguna razón, ella comenzó a calmarse hasta que dejó de llorar.
Cuando Asia dejó de llorar, Edzard le pidió que le contara todo lo que había hablado con las chicas sobre el tema de Ingvild y Rossweisse. Escuchó atentamente cómo se había desarrollado toda la conversación entre ella y el resto de las chicas. Se sorprendió cuando todas aceptaron la idea, pero se estremeció al escuchar la razón por la que lo habían hecho.
'Escupir en sus caras mis pelotas... ellas están de acuerdo para ponerme en una situación de estrés que saben que... Oh, es cierto... ellas no saben...' pensó Edzard, dándose cuenta de que ellas no sabían lo que pasaba por su mente cada cierto tiempo. Eso le hizo darse cuenta de que debía ser más abierto con ellas sobre eso.
"Entonces, Ed... ¿aceptas?" preguntó Asia mirando a su esposo a los ojos.
Cuando él oyó la pregunta de su esposa, la miró y, al ver sus ojos rojos por el llanto anterior, estuvo tentado a decir que no, pero al ver que ella esperaba que él diera ese paso... Tras pensarlo unos segundos, aceptó.
Fin del Flashback
Edzard soltó un suspiro largo cuando terminó de recordar lo que había conversado con su esposa. La conversación había sido reveladora, pero a la vez alarmante, al menos para él. Una sonrisa irónica apareció en su rostro cuando se dio cuenta de algo. No había sido él quien había dado el primer paso para comenzar sus diferentes relaciones amorosas.
"Je, je, je..." comenzó a reír Edzard, pero con una risa hueca y sin humor, pues era para sí mismo... un recordatorio de lo cobarde que era en ciertos aspectos. "Soy capaz de lanzarme a luchar contra un dios sin temor, pero no puedo expresar lo que siento a una mujer... realmente, no sé si soy patético o solo un cobarde..."
Tras aquellas palabras, Edzard soltó otro suspiro y comenzó a mirar al cielo. Su mente comenzó a recordar la razón por la que estaba allí. La razón era simple: quería ir a un lugar a pensar, para poder encontrar una forma de decirles a ambas, a Rossweisse y a Ingvild, cómo se sentía. Una sonrisa apareció cuando comenzó a pensar en ellas. Las dos eran hermosas, pero eso no era lo único, pues para él, ellas, al igual que cada una de sus amantes, eran únicas a su manera... y mientras pensaba, se daba cuenta de que cada una de ellas parecía reflejar una cierta parte de él...
Mientras reflexionaba, su mente cada vez más se enfocaba en los rostros de todas sus amantes, pero ahora comenzaba a incluir los rostros de Ingvild y Rossweisse. La sonrisa en su rostro se hizo más grande con cada segundo que pasaba... al menos, eso fue hasta que oyó algo...
«¿Buscas la felicidad después de lo que nos hiciste?»
«¿Crees que puedes escapar de tus acciones tan fácilmente?»
«¿Cómo puedes buscar la felicidad cuando has dejado tantos huérfanos y viudas a tu paso?»
«¿Puedes realmente ser feliz sabiendo lo que nos hiciste?»
«¿Realmente crees que mereces la felicidad después de todo lo que has hecho?»
Los ojos de Edzard se abrieron de golpe cuando aquellas voces, las voces que siempre lo atormentaban, comenzaron a resonar en su mente. Lentamente y de forma constante, el corazón de Edzard comenzó a aumentar sus latidos, resonando en los oídos del joven dragón. La respiración de Edzard se volvió errática, provocando que empezara a jadear. Su cuerpo comenzó a producir más sudor de lo normal, empapando por completo sus ropas. Lentamente, el sonido de las voces aumentó en cantidad, pasando de ser unas pocas personas a casi miles hablando al unísono.
Edzard comenzó a apretar los dientes mientras esas voces seguían hablando, haciendo que su mente dejara de pensar en su familia y volviera a las batallas que había luchado. Lentamente, los sonidos de las aves, las personas conversando y las risas de los niños en el parque fueron suplantados por los gritos de agonía y dolor, el choque de espadas, hechizos mágicos explotando, y el sonido de las flechas silbando en el aire. Los olores también cambiaron, pues Edzard dejó de percibir el aroma normal de las ciudades de la Tierra y comenzó a oler el asqueroso olor de un campo de batalla. El olor era una mezcla entre el olor a hierro de la sangre, los excrementos que soltaban los muertos al morir, la carne descomponiéndose…
Antes de que aquel pensamiento lo consumiera, rápidamente se mordió el labio, provocando que sangrara. El dolor fue lo suficientemente fuerte como para que Edzard dejara de escuchar esas voces.
“Haaaahhhh...” fue el primer suspiro que soltó Edzard tras aquel suceso. Sin embargo, antes de que su mente estuviese completamente en calma, sufrió otro ataque, esta vez con otras palabras y otras voces.
«Nuestros hijos lloran en la noche, buscando a los padres que esta guerra se llevó.»
«Las risas que una vez llenaron nuestras calles han sido reemplazadas por el silencio que tu Legión Imperial dejó.»
«Miras nuestras caras y ¿qué ves? ¿Ves el dolor que tu Legión Imperial nos ha dejado?»
«Nuestras familias están rotas, nuestras vidas destrozadas. ¿Puedes sentir el sufrimiento que esa maldita rebelión causó?»
«Nuestros corazones están llenos de recuerdos de los que perdimos gracias a la guerra que tu Legión Imperial trajo.»
«Cada día es una lucha, una batalla para seguir adelante después de la guerra civil que tu pueblo causó. ¿Puedes sentir nuestra desesperación?»
Estas nuevas voces eran de niños, ancianos y mujeres. Todas ellas contenían dolor y tristeza, pero también rabia y odio. Lentamente, la mente de Edzard comenzó a ver las familias destrozadas que vio al finalizar la guerra. Sin embargo, antes de que esto lo afectara más, rápidamente conjuró una daga vinculada y, de un solo movimiento, se la clavó en la pierna derecha.
“Gkr…” fue el gruñido de dolor que soltó Edzard al autolesionarse. Esto no era algo que le gustara hacer, pero logró su cometido: al momento en que el dolor comenzó a atravesar su cuerpo, las voces empezaron a callarse, dejando al joven dragón solo... al menos por ahora.
Cuando las voces se esfumaron, Edzard se dejó caer en su banco y se cubrió el rostro con ambas manos. Con el rostro tapado, recordó por qué no solía expresar bien sus emociones, o mejor dicho, por qué no daba el primer paso en sus relaciones románticas. Cada vez que siquiera lo intentaba, aparecían esas voces, recordándole todo lo que había hecho. Era un guerrero, y ya había hecho las paces con lo que hizo durante la guerra civil en Skyrim y en la Segunda Gran Guerra, pero eso no significaba que la culpa no lo carcomiera. Cada cierto tiempo, aquellas voces, las víctimas de su espada en el pasado, regresaban para atormentarlo y recordarle sus acciones.
“Maldita sea...” dijo Edzard con dificultad, pues aún no se había recuperado de la falta de aire que tuvo hace poco. Moviendo una mano, se la llevó al cabello y lo despeinó un poco. Hizo este movimiento en un intento de calmar su mente inquieta y pensar más claramente. Lentamente, su corazón volvió a latir de manera normal, provocando que Edzard soltase un suspiro. Tras ello, comenzó a pensar en sí mismo y en cómo esto lo estaba afectando cada vez más, provocándole pesadillas recurrentes, incluso más que cuando Hermaeus Mora lo atormentaba cuando estaba en Nirm y en posesión de los Libros Negros.
“Tengo que hacer algo... No, no puedo seguir así...” dijo para sí mismo Edzard mientras comenzaba a sentarse de manera normal. Cuando estuvo sentado, recordó las palabras que había tenido con su suegro hace unos días. Fue entonces cuando se dio cuenta de que sus palabras eran ciertas. Había guardado esto por mucho tiempo... Sí, sus amantes sabían que solía tener pesadillas sobre la guerra, pero nunca les dijo la intensidad de estas. “Eso va a cambiar pronto... pero primero debo hablar con Rossweisse y con Ingvild. No puedo dejar esto en el aire más tiempo... las amo, al igual que amo a Asia, a Aika, a Mittelt, a Valerie y a Lint...”
Tras esas palabras, Edzard se decidió: primero hablaría con Rossweisse y luego con Ingvild. Moviendo su cabeza, intentó levantarse, pero el dolor de la herida que se había causado lo hizo volverse a sentar. Esto le recordó que estaba herido, por lo que comenzó a curarse de manera discreta. Cuando su pierna estuvo curada, se levantó, pero antes de comenzar a caminar, el teléfono que había comprado para pasar desapercibido cuando estaba entre los humanos y debía de hablar con alguien, sonó. Levantando una ceja por la curiosidad, vio quién lo llamaba y se sorprendió un poco. Sintiendo que esto era algo importante, contestó la llamada.
“¿Aló, Azazel? ¿Qué sucede?”
Las luces de la ciudad de Kuoh ya estaban encendidas, permitiendo que los residentes pudieran caminar con tranquilidad. La ciudad rebosaba de actividad, con personas saliendo de sus trabajos hacia sus hogares, mientras otros se dirigían a bares para pasar el tiempo con sus amigos.
En una de las tantas calles de la ciudad se encontraba un bar de categoría media. En su interior, además de la típica zona común, había áreas privadas. Una de estas salas tenía la apariencia de una sala tradicional japonesa, con tatamis en el suelo y varias ventanas que daban a la calle.
En medio de una larga mesa se encontraban algunos de los profesores de la Academia Kuoh, desde jóvenes hasta otros de mayor edad. Entre todos ellos, destacaban dos figuras: Azazel y Rossweisse. Ambos "profesores" habían llegado para una reunión de emergencia, programada de forma imprevista. La importancia de la reunión fue tal que Rossweisse, quien aún estaba bajo descanso médico, tuvo que asistir. Tras la reunión, que trató principalmente sobre los eventos que ocurrirían hasta el fin del ciclo escolar, algunos profesores sugirieron ir a tomar algo, y eso es lo que los trajo hasta aquí.
Azazel se divertía mientras miraba a todos sus "compañeros de trabajo" disfrutando, bebiendo alcohol y comiendo los diversos bocadillos en la gran mesa de madera central.
“Entonces, ¿qué planes tienes para el próximo mes, Azazel-san?” preguntó un profesor que estaba sentado al lado del líder de los Grigori.
Al oír la pregunta, Azazel sonrió y, levantando su vaso de whisky, respondió: “Lo mismo de siempre, supervisar a los alumnos y mantenerlos a raya para que no hagan ningún tipo de desastre en la academia”.
La respuesta de Azazel lo hacía parecer un profesor preocupado por sus alumnos, algo que le daba la imagen de un docente digno. Sin embargo, la mente del líder de los Caídos tenía otras ideas.
‘Supervisar que sigan fortaleciéndose mientras comenzamos a convertir esta ciudad en el principal centro de reunión sobrenatural, al menos en este lado del Pacífico.’ pensó Azazel mientras bebía un sorbo de aquel trago. Una ligera mueca apareció en su rostro cuando el licor barato cayó por su garganta. ‘Ahhh… realmente prefiero mi propia bodega personal de licores… Estos licores son caros para lo que realmente son, whisky barato diluido con agua y ligeramente especiado para darle un toque “exótico”.’
Dejando aquellos pensamientos, Azazel bajó su vaso y comenzó a recordar lo que había pasado no hace mucho.
Flashback
“¡¿Estás seguro de lo que dices?!” gritó Azazel mientras miraba a su amigo, Baraqiel.
“Sí, Azazel.” Respondió Baraqiel, con una mirada más seria de lo normal. “Fuimos atacados por un aliento de dragón de fuego que obviamente pertenecería a un dragón que, como mínimo, tiene el rango de Rey Dragón."
La respuesta de su amigo hizo que Azazel se dejara caer en su cómodo sillón. Estaban en el piso franco que Azazel tenía en la ciudad de Kuoh. El Cadre había aparecido de la nada tras llevar a todos los híbridos a las instalaciones de los Grigori, algo que hizo por órdenes de este, quien no quería perder la oportunidad de examinar a estos híbridos artificiales y saber que los diferenciaba de los humanos normales y los seres sobrenaturales de su mundo.
“Maldición.” Gruñó Azazel mientras se llevaba una mano a la sien. “Eso no debería ser posible, no hay Reyes Dragón que atacarían así como así a personas que están en contra de la Khaos Brigade. De lo que sabemos, todos los Reyes Dragón están fuera del control de ese grupo de terroristas… Eso dejaría solo a… los dragones malignos...”
“¡¿Dragones malignos?!” gritó con sorpresa Baraqiel, mostrando una preocupación evidente en su rostro. “¡Eso es imposible! ¡Se supone que nadie sabe el paradero de ese dragón!”
“Es cierto, pero piensa, Baraqiel. Un dragón con ese poder mínimo debe estar a la altura de un Rey Dragón, pero Crom Cruach es más fuerte que Tiamat, la más poderosa de los Reyes Dragón.”
“Entonces…”
“Sí, el mocoso está luchando contra el dragón maligno más poderoso.” Dijo Azazel con algo de preocupación, pues sabía que, pese a que había derrotado a Loki, Edzard aún no se había enfrentado a un dragón del nivel de poder de Crom Cruach.
“¿Crees que estará bien?”
Al oír la pregunta de su amigo, Azazel sonrió, dándole calma tanto a Baraqiel como a él mismo. “Sí, el mocoso es duro de matar.”
Fin Flashback
‘Al final tuve razón, el bastardo que atacó esa base de Nilrem fue Crom Cruach… ese cabrón, ¿cómo es que ha obtenido esa resistencia innatural a las armas asesinas de dragones…?’ pensó Azazel mientras, de manera sutil, apretaba el vaso que contenía su bebida.
¡Crash!
El inconfundible sonido del vidrio rompiéndose se hizo presente, llamando la atención de todos los que estaban allí.
“¡Azazel-san!” gritó el profesor que había estado hablando con el líder de los Caídos.
Al oír que decían su nombre, Azazel miró su mano y se dio cuenta de que había aplastado su vaso, derramando su whisky por todo su pantalón. Cuando se percató de esto, el líder de los Grigori soltó un suspiro, pues había arruinado un buen par de pantalones.
“¿Estás bien, Azazel-san?” preguntó otro profesor, que se acercó al líder Grigori.
“Sí, solo he derramado algo de licor en mi ropa.” Dijo Azazel mientras desviaba su mirada y observaba a los profesores más jóvenes juntos.
‘Parece que está bien… al menos así lo estará mientras no beba alcohol.’
Entre todos los profesores jóvenes, se encontraba Rossweisse junto a algunas de sus compañeras de trabajo. La joven valquiria estaba completamente sobria, pues hasta ahora se las había arreglado para evitar beber una sola gota de alcohol. ¿Cómo lo había logrado? Bueno, había usado varias tácticas, como servirse un vaso de cerveza y luego, con un movimiento discreto cuando nadie miraba, vaciar el contenido. También usaba magia para eliminar la cerveza, todo esto para evitar hacer un lío.
‘Mientras no beba alcohol, todo estará bien... Nadie debe verme en ese estado; no es bueno para mí, como maestra, mostrarme incapaz de controlar mis emociones.’ pensó Rossweisse mientras miraba el vaso con agua en su mano. Ahora mismo estaba bebiendo agua porque, según sus palabras, el calor del lugar le estaba afectando.
‘Ahhhhh... hace calor aquí...’ pensó Rossweisse, abanicándose con la mano para aliviar la sensación de calor que tenía. El ambiente caluroso la había llevado a quitarse el blazer, quedándose solo con su blusa.
La joven valquiria no había conversado mucho con sus compañeros debido a una sola razón: las miradas de los varones. Ellos, después de haber bebido durante un buen rato, le lanzaban miradas nada santas. Rossweisse sentía que querían desvestirla con la mirada y, de no ser porque eran sus colegas y estaban rodeados de otros profesores, les habría dado un sermón sobre ese comportamiento.
Dejando de lado esos pensamientos, Rossweisse bebió un trago de su agua fría, que descendió por su garganta, refrescándola un poco y permitiéndole soltar un suspiro de felicidad. Sin embargo, se vio obligada a salir de sus pensamientos cuando escuchó una voz que la hizo mirar hacia su origen.
“Rossweisse-san.” dijo la voz de una de sus compañeras, una joven de veintitantos años, con largo cabello castaño y ojos verdes. Su nombre era Hina y era la profesora del curso de inglés de la academia.
“Ah... Hola, Hina-san.” respondió Rossweisse con una sonrisa al ver a su compañera de trabajo. “¿Sucede algo?”
“La verdad es que sí.” dijo Hina, usando un tono de voz que denotaba preocupación. “Parece que no te estás divirtiendo. ¿Hay algo que no te guste de la reunión?”
La pregunta de Hina sobresaltó un poco a Rossweisse, pues sabía que era de mal gusto criticar una salida con tus mayores en este país. Parpadeando rápidamente, intentó pensar en una buena excusa. Lamentablemente, no pudo encontrar ninguna, pero otra de sus compañeras salió a su rescate.
“Hina-san, creo que Rossweisse-san está sumida en sus pensamientos.” dijo Ryouko, otra compañera de trabajo. Ryouko era una joven de veintiséis años con cabello rojo corto y un cuerpo voluptuoso. Sus ojos verdes mostraban una picardía innata.
El comentario de Ryouko hizo que Rossweisse se sonrojara ligeramente, pues no esperaba que pudiesen ver tan fácilmente lo que pasaba por su mente.
“Ya veo... ¿Por eso has estado evitando beber?” preguntó Hina, con una mano en su mentón.
“No, no, no es eso.” respondió rápidamente Rossweisse, negando con la cabeza.
“¿Entonces qué es? No creo que tenga que ver con las actividades programadas hasta el fin del año escolar, ¿verdad?” preguntó Ryouko con suspicacia, observando a Rossweisse más detenidamente. Mientras la miraba, se dio cuenta de algo: la joven movía sus manos de una forma peculiar... una manera que solía ver en algunas de sus estudiantes cuando estaban... Dándose cuenta de lo que era, Ryouko sonrió de manera un tanto macabra. “Parece que ya sé qué tiene.”
Las palabras de Ryouko hicieron que tanto Rossweisse como Hina la miraran. La primera, preocupada y asombrada de que se hubiera dado cuenta; la segunda, con curiosidad.
“¿En serio? ¿Qué es entonces?” preguntó Hina, con expectación en su voz.
“Problemas del corazón... ¿verdad, Rossweisse-san? ~” preguntó Ryouko con ligera picardía, acercando su rostro al de Rossweisse.
El rostro de Rossweisse se enrojeció al momento en que oyó a Ryouko decir aquello. Aun así, no quería decir nada, pero para su mala suerte, su expresión indicaba que su colega tenía razón.
“Vaya... parece que di en el clavo~.” dijo Ryouko sonriendo con diversión, observando a Rossweisse como si fuera un pez fuera del agua.
Las palabras de Ryouko hicieron que Hina mirara a su compañera de trabajo, completamente asombrada. La razón de la sorpresa era simple: la fama de Rossweisse. La joven profesora era conocida por ser una mujer responsable, casi hasta el fanatismo. Sin embargo, no había habido ninguna noticia de ella saliendo con alguien. De hecho, había un rumor circulando entre algunos estudiantes que fueron a Kioto, que decían que la profesora se había emborrachado y había confesado no haber tenido nunca un novio.
Ese rumor causó gran confusión entre los jóvenes profesores, pues no entendían cómo alguien podría no enamorarse de la joven profesora. Aunque ella era más estricta de lo esperado, también era responsable y trabajadora, cualidades que deberían atraer a alguien. Sin embargo, parecía que, si era verdad, eso estaba por acabar. Así que, sentándose al lado de Rossweisse, tanto Hina como Ryouko se acercaron para interrogarla.
“Así que... ¿quién es el afortunado?” preguntó Ryouko con una sonrisa.
“Sí, ¿es alguien que conocemos? ¿Alguien de la academia?” preguntó Hina mientras tomaba un pequeño sorbo de su vaso de cerveza.
Las preguntas de sus dos colegas hicieron que Rossweisse se sintiera incómoda, no solo porque era algo personal, sino porque no tenía una relación cercana con ellas como para contarles algo tan íntimo. Sin embargo, una pequeña parte de ella quería el consejo de otras personas. Sabiendo que no podía hablar de esto con nadie más de su círculo, pues todos conocían a Edzard, decidió abrirse un poco.
“Es alguien que conocí en Islandia.” respondió Rossweisse, mirando fijamente su vaso de agua y recordando cómo conoció a Edzard esa noche.
“Así que es un extranjero... si no mal recuerdo, tú también vienes de allí, ¿verdad?”
“Sí, yo también soy de allí.” respondió rápidamente Rossweisse, recordando su portada como maestra.
“Ummm... ¿y cómo se llama?” preguntó Hina, sintiendo curiosidad por quién podría ser el joven.
“Se llama E-Edzard Rolandson.”
La respuesta de Rossweisse fue acompañada de un ligero tartamudeo y un notable sonrojo, lo cual no pasó desapercibido por sus colegas. Al percatarse de ello, comenzaron a sospechar que no se trataba solo de un simple enamoramiento. Por ello, se miraron entre sí y, queriendo saber más, decidieron hacerle más preguntas a Rossweisse. Algunas fueron para conocer más sobre su pasado, ya que no sabían mucho de ella.
Aunque al principio Rossweisse estaba incómoda al contar cosas muy personales, lentamente comenzó a abrirse. Con cada palabra que salía de su boca, sus compañeras se dieron cuenta de que el rumor sobre su falta de novios era cierto. Aunque esto les sorprendió, la causa de ello les parecía a la vez tonta e increíble: tonta porque aprendieron que había abandonado todo tipo de interacción social para estudiar y demostrar su valía, pero increíble porque descubrieron que había saltado varios grados y se había graduado muy joven de la universidad.
“Increíble... realmente eres increíble, Rossweisse-san.” comentó Hina, mirando a la joven valquiria con asombro.
“Sí, te saltaste varios grados. Debiste ser muy lista y disciplinada.” comentó Ryouko, mientras sus ojos brillaban con respeto y algo de admiración.
Al escuchar los halagos de sus compañeras, Rossweisse se sonrojó de vergüenza. No consideraba esos logros dignos de elogio, pues a pesar de su excelencia académica, en lo social era torpe y.… tenía su mayor fracaso: ser incapaz de usar la magia de su clan. Eso la había llevado a tomar las decisiones de su juventud.
El semblante de Rossweisse se volvió sombrío, lo cual fue notado por Hina y Ryouko. Ambas se dieron cuenta de que Rossweisse estaba sombría por lo que había tenido que sacrificar para lograr sus metas. Esto les provocó empatía, y moviendo sus manos, las colocaron en los hombros de la valquiria.
“Tranquila, Rossweisse-san.” dijo Hina con voz amable. “No te preocupes por el tema del novio... estoy segura de que Edzard-san caerá rendido a tus pies... ¿Verdad, Ryouko-san?”
“Claro, no solo eres lista, también eres hermosa y tienes un cuerpo envidiable.” respondió Ryouko con una sonrisa coqueta, guiñándole juguetonamente un ojo. “Estoy segura de que cuando llegue el momento, romperán la cama.”
Esas palabras hicieron que el sonrojo de Rossweisse aumentara de intensidad. El rubor era tan intenso que en cualquier momento podría salir humo de sus oídos. En su mente, comenzaron a surgir varias imágenes cada vez más nítidas de ella haciendo cosas pervertidas con Edzard. Puede que no lo demostrara, pero en el fondo de su ser, deseaba hacer cosas pervertidas con su futuro novio. En este caso, la imagen de ese futuro novio era la de Edzard, quien en sus pensamientos le hacía todo lo que solía hacer con sus amantes.
El corazón de la valquiria comenzó a acelerarse, y para tranquilizarse, buscó algo para beber. Sin embargo, en su prisa, tomó el vaso equivocado, uno que no contenía agua, sino vodka.
Los ojos de la joven se abrieron como platos cuando el sabor de aquel líquido descendió por su garganta, ya que ardía como el infierno, lo cual le hizo comenzar a toser con fuerza.
¡COF! ¡COF! ¡COF! ¡COF! ¡COF! ¡COF! ¡COF! ¡COF! ¡COF! ¡COF!
La tos de Rossweisse llamó la atención de todos, especialmente de sus dos compañeras que estaban a su lado.
“¡Rossweisse-san!” gritó Hina con preocupación mientras intentaba darle un vaso con agua. Moviendo su mano, la profesora de inglés le entregó el vaso a la valquiria, quien lo tomó de un solo sorbo. Sin embargo, no dejó de toser.
Rossweisse comenzó a sentir su cuerpo ligero, muy ligero, y un calor antinatural se expandía por todo su ser. Esto la hizo darse cuenta de que estaba ebria, pero antes de que pudiera decir o hacer algo, sintió una punzada en la boca del estómago. Aquella punzada dio paso a unas arcadas que amenazaron con hacerla vomitar allí mismo.
“¿Rossweisse-san, estás bien?” preguntó Ryouko al verla pálida, algo que la preocupó mucho.
“N-no... me voy al baño.” dijo con dificultad Rossweisse, levantándose abruptamente y saliendo lo más rápido que pudo en dirección al baño.
Azazel caminaba por el pasillo del bar, secándose las manos. Había ido a lavárselas para quitarse la sensación pegajosa del whisky barato y limpiar un poco sus pantalones.
“Ahhhh… realmente odio el licor barato…” dijo entre suspiros mientras terminaba de secarse las manos.
Levantando la mirada, el líder de los Grigori vio algo que lo asombró: una Rossweisse que se dirigía apresuradamente hacia él. Una pizca de curiosidad se apoderó de él al verla correr así, pero antes de que pudiera decir algo, se vio obligado a hacerse a un lado cuando ella pasó de largo.
‘Eso fue raro…’ pensó Azazel, hasta que se dio cuenta de algo. Cuando la valquiria pasó a su lado, notó que tenía la cara roja, pero no de vergüenza, sino un rojo que había visto en su rostro cuando estuvieron en Kioto hace un tiempo. Al darse cuenta de que estaba borracha, Azazel suspiró, pues sabía que no sería bueno que ella estuviese así frente al resto de los profesores.
Asi que, moviendo su mano, tomó su teléfono, pero antes de llamar, miró hacia donde había corrido la valquiria y se dio cuenta de que no se había dirigido al baño, sino que había tomado la ruta para salir del bar.
“Ahhhh… parece que se ha equivocado de ruta… bueno, espero que pueda encontrarla.” dijo Azazel mientras marcaba un número, esperando que este respondiera. Cuando al fin respondió, habló con una sonrisa.
“Mocoso, ¿dónde estás?”
La luz de las bombillas del alumbrado público no iluminaba por completo el callejón al lado del bar donde Rossweisse había estado previamente. La joven valquiria estaba apoyada contra una de las paredes, mirando al suelo. Su boca tenía el característico sabor amargo de la bilis, mientras a sus pies había un charco formado por lo último que había comido, mezclado con bilis y jugos gástricos.
Su respiración era errática; vomitar tanto le había resultado difícil. Aun así, se sentía un poco mejor que antes, aunque aún no estaba libre de los efectos del alcohol. Su cabeza estaba ligera y sus extremidades no reaccionaban como ella esperaba.
“Vaya… Chicos, miren lo que nos hemos encontrado.” dijo una voz masculina a sus espaldas.
“Fiuuuu… mira ese trasero, amigo.” dijo otra voz masculina, soltando un silbido.
Las voces hicieron que Rossweisse girara la cabeza, observando a los dueños de esas voces: dos jóvenes japoneses de unos veinte años, vestidos como los típicos delincuentes juveniles. Aunque los que hablaron fueron dos, en realidad había un grupo de quince personas.
Pese a escuchar que hablaban de ella de manera lasciva, Rossweisse no les respondió. No porque no quisiera, ya que estaba en condiciones de darles una paliza, sino porque el malestar del alcohol en su sistema era más fuerte.
“Vaya, parece que estás hecha un lío… ¿Qué te parece si te hacemos un lío, pero de una forma más divertida?.” preguntó el que parecía ser el líder de la pandilla.
“Sí, sí… vamos, nena, esto será divertido.” dijo otro pandillero, lamiéndose los labios mientras se imaginaba ciertas escenas con Rossweisse.
“L-lo siento, pero n-no estoy interesada…” respondió la valquiria, llevándose una mano a la boca para evitar volver a vomitar.
La respuesta de Rossweisse no agradó a los pandilleros, que chasquearon la lengua con molestia ante ello.
“Por favor, no seas así, onee-san~… Vamos a divertirnos.” dijo el líder pandillero acercándose a Rossweisse.
La joven valquiria miró al pandillero acercarse y estuvo tentada a lanzarle un hechizo en la cara, pero no lo hizo por mucho que quisiera. No solo estaba mal, sino que también podría poner en peligro el secreto de los seres sobrenaturales.
El pandillero llegó hasta Rossweisse y la tomó de la muñeca, comenzando a jalarla lentamente. Al momento en que Rossweisse sintió que le tocaban, movió su otra mano de manera inconsciente, intentando lanzarle un puñetazo en la cara al pandillero, pero debido al alcohol, falló el golpe.
“¡Maldita perra!” gritó el pandillero al ver cómo Rossweisse casi lo golpea. Su rostro se distorsionó de ira. Levantando la mano, estuvo a punto de lanzarle una bofetada a Rossweisse para “enseñarle su lugar”. Sin embargo, antes de que pudiera mover la mano, escuchó un grito que lo dejó helado.
Girando la cabeza, el pandillero vio cómo uno de sus subordinados caía hacia adelante, completamente inconsciente, con los ojos desenfocados antes de caer de cara al suelo. El causante de ello se manifestó a espaldas del pandillero caído. Era un joven de unos diecisiete o dieciocho años, aunque sus ojos parecían los de una persona de más edad. Vestía una camisa blanca, pantalones negros y zapatos de vestir.
“¿¡Quién coño eres, cabrón!?.” gritó el líder de los pandilleros al ver llegar al chico.
“¿Ed?.” susurró Rossweisse al ver a su interés amoroso allí.
La voz de la valquiria fue baja, pero audible para el pandillero. Al percatarse de que parecía que esos dos se conocían, una sonrisa grotesca apareció en su rostro.
“Vaya, así que se conocen… ¡Perfecto! ¡Escucha, imbécil! ¡Quédate quieto a menos que quieras que le pasen cosas desagradables a esta onee-san!” gritó el pandillero, moviendo su cuerpo de tal manera que quedó a espaldas de Rossweisse, torciéndole un poco el brazo. Aunque no le causaba dolor a la valquiria, pues el pandillero no tenía la fuerza para ello.
Al oír la amenaza de su líder, el resto de su pandilla rodeó al recién llegado.
“Tuviste suerte con nuestro amigo, pequeño punk.” gruñó uno de los pandilleros mientras se tronaba los nudillos.
“Sí, imbécil… terminarás molido a golpes por meterte donde no te han llamado.” dijo otro pandillero, adoptando una posición de combate básica de karate.
El resto de los pandilleros estuvieron de acuerdo y comenzaron a insultar al recién llegado. Sin embargo, para su sorpresa, este no les prestó atención, sino que estaba mirando a Rossweisse.
“¡Oye, imbécil, haznos caso!” gritó un pandillero mientras levantaba su puño para golpearlo en la parte trasera de la cabeza.
Al ver cómo Edzard iba a recibir un golpe, Rossweisse se movió y gritó: “¡Edzard!
El grito de la valquiria llegó a los oídos de Edzard, que solo sonrió de manera fría. Ante los ojos de todos los presentes, Edzard esquivó el golpe dando un paso hacia adelante y girando hacia la izquierda, rodeando al pandillero de manera extremadamente rápida. Esto le permitió estar a espaldas del malandrín, quien no pudo ni gritar antes de recibir una potente patada en la nuca, dejándolo fuera de combate con un solo movimiento.
La acción de Edzard asombró y aterrorizó a los pandilleros, que dieron un paso atrás por el miedo.
“Solo lo diré una vez… Suelten a mi novia, de lo contrario, les daré la paliza más grande de toda su miserable existencia.” dijo Edzard con una voz tan fría que provocó escalofríos en todos los pandilleros.
Sin embargo, aquellas palabras no tuvieron el mismo efecto en Rossweisse. Ella no sintió un escalofrío, sino que su corazón comenzó a latir más rápido. La sangre comenzó a bombearse con más velocidad, sonrojando su rostro.
“¡Maldito cabrón! ¡Mátenlo!” gritó el pandillero que tenía sujeta a Rossweisse.
Al oír aquello, Rossweisse recordó que la tenían “atrapada”. Así que, parpadeando, decidió salir de esa situación. Moviendo su pierna derecha, lanzó un taconazo directo a las joyas del pandillero.
¡Crunch!
El repugnante sonido de algo aplastado se hizo presente cuando el talón de Rossweisse impactó en las bolas del pandillero, aplastándole los testículos.
“¡AAHHHH!” gritó el pandillero antes de soltar a Rossweisse y caer de rodillas, llevándose las manos a su entrepierna, que estaba sangrando.
Resulta que debido a su estado de ebriedad, Rossweisse no había controlado su fuerza, lo que hizo que terminara por abrirle el escroto al pandillero. Esto manchó su pantalón de sangre mientras él sollozaba de dolor. El dolor era tan grande que terminó por perder el conocimiento.
El resto de los pandilleros estaban en shock al ver cómo habían deshuevado a su líder, convirtiéndose en presas fáciles para Edzard. El joven se movió a gran velocidad, repartiendo golpes certeros y fuertes a cada uno de los pandilleros, dejándolos fuera de combate en cuestión de quince segundos.
Cuando todos los pandilleros estuvieron inconscientes, Edzard comenzó a caminar hacia Rossweisse. Al estar frente a ella, movió sus brazos para atraparla, ya que la joven valquiria quiso caminar hacia su amigo, pero debido al alcohol, terminó tropezando.
“¿Estás bien, Rose?” preguntó Edzard con preocupación mientras sostenía en sus brazos a Rossweisse.
La joven valquiria no respondió de inmediato; solo enterró su rostro en el pecho de Edzard. Unos segundos después, negó con la cabeza.
Al verla en este estado, el hijo de Akatosh sintió que ella se sentía mal por lo que acababa de pasar. Sin pensarlo dos veces, movió su brazo derecho y, de un movimiento rápido, la levantó por detrás de las rodillas.
“¡KYAAAA!” fue el gritito que soltó Rossweisse al sentir cómo Edzard la cargaba como a una princesa.
“¿Estás más cómoda ahora?.” preguntó Edzard con una sonrisa al ver cómo el rostro de Rossweisse se sonrojaba aún más.
La valquiria solo asintió, pues era verdad. Se sentía más cómoda que antes, tan cómoda que estuvo tentada a dormir un poco para que se le pasara la borrachera.
Tras esto, Edzard comenzó a caminar, saliendo de aquel callejón. Mientras caminaba, el hijo de Akatosh no tuvo ningún tipo de cuidado, terminando por pisar a un pandillero, quien, para su sorpresa, soltó una especie de gemido.
Al oír aquel gemido, Edzard se sintió muy mal y, deteniéndose, miró al pandillero con una mezcla de asco y sorpresa. Negando con la cabeza, decidió no prestarles más atención y se fue de allí.
Cuando finalmente salieron del callejón, una ligera brisa de aire sopló. El aire frío hizo que el cuerpo de Rossweisse se estremeciera ligeramente, ya que, sin su chaqueta, sentía algo de frío.
“¿Tienes frío?” preguntó Edzard, preocupado por la salud de la valquiria, ya que era consciente de que los cambios de temperatura afectaban a quienes habían bebido. Esto último era algo que él mismo había experimentado cada vez que salía de las tabernas en Skyrim, pues en más de una ocasión había terminado más ebrio por salir sin abrigo que por todo el alcohol que había bebido.
“Un poco…” respondió Rossweisse con voz baja mientras seguía escondiendo su rostro de Edzard, pues no quería que él la viese tan sonrojada.
“Ummm… entiendo, entonces, volvamos al palacio para dejarte en tu—”
“¡No!” fue el grito que soltó Rossweisse, aferrándose más a Edzard.
La reacción de la valquiria sorprendió enormemente a Edzard, quien no sabía qué pasaba. Para entender la razón por la que su amiga se ponía de esa manera, le preguntó qué sucedía.
“Yo... yo no quiero volver aún…” respondió Rossweisse mientras dejaba de esconder su rostro y miraba a Edzard a los ojos. “¿Crees que podamos ir a otro lugar a conversar?”
La petición de Rossweisse tomó por sorpresa a Edzard, quien por unos segundos no supo qué decir. Aun así, tras superar la sorpresa, miró a la valquiria y asintió. Esto lo hizo porque sabía que había cosas de las que debían hablar.
Así que, habiendo aceptado la petición de su amiga, Edzard comenzó a caminar cargándola hacia un lugar específico.
La luna ya estaba en lo alto cuando Edzard llegó al lugar donde quería llevar a Rossweisse. La caminata desde el bar hasta allí había transcurrido en silencio, algo que Edzard agradecía, pues su mente estaba sumida en muchos pensamientos.
El principal, por el momento, era que iría a ver a Azazel para llevarle un poco de ron de Stros M’kai. La razón era simple: la llamada que había recibido previamente del líder de los Grigori le informaba que Rossweisse estaba borracha y había salido del bar donde estaban reunidos todos los profesores, lo que significaba que podría pasarle algo malo si se topaba con las personas equivocadas.
Aquella noticia hizo que Edzard pensara que Rossweisse estaba en peligro, por lo que sin pensarlo ni dudarlo salió corriendo del parque y se dirigió hacia el bar… y fue allí donde se percató de algo: no sabía en qué bar estaban. Por eso se demoró, y con cada momento que tardaba comenzaba a preocuparse por no llegar a tiempo si algo malo le pasaba a la valquiria. Eso provocó que tuviera recuerdos de cómo no pudo llegar a tiempo para proteger a Kodlak de la orden de la Mano de Plata, algo que siempre lo atormentaba. Sabía que si no llegaba con Rossweisse a tiempo, la culpa sería peor, pues esta vez, a diferencia de lo de Kodlak, sabía que algo podría ocurrir.
Afortunadamente, recordó que ella siempre tenía la moneda que les había dado a todos los miembros de su equipo, por lo que le fue fácil encontrarla. Cuando supo dónde estaba, no perdió tiempo para viajar allí, y para poder ir más rápido, comenzó a hacer lo que los humanos llamaban parkour. Cuando al fin llegó y se percató de que Rossweisse estaba con otras personas, gracias a su olfato, no dudó en atacar al primero de esos imbéciles.
‘Malditos pandilleros de mierda… si solo no fuera porque no quiero matar civiles, desde hace rato no estarían en este mundo…’ pensó con ira Edzard, imaginándose lo que esos bastardos podrían haber hecho. La ira que sentía era tal que por un segundo estuvo tentado a regresar allí para terminar el trabajo, pero se detuvo de inmediato cuando recordó algo que dijo en el calor de su ira en ese momento. ‘¡Ahhhh! ¡Soy un imbécil! ¿Qué diablos me poseyó para decir que Rose es mi novia? ¡Ahhhh! ¡Soy un imbécil…! No sé cómo se lo tomará Rose, pero tengo que hablar con ella sobre esto ahora mismo… qué bueno que pidió una charla… no creo que sea bueno para nosotros estar tensos por no solucionar esto.’
Tras esos pensamientos, Edzard al fin llegó al lugar donde quería llevar a Rossweisse.
“Ya llegamos.” dijo Edzard, llamando la atención de Rossweisse, quien tenía los ojos cerrados para descansar un poco y permitirle a su cuerpo eliminar algo del alcohol.
Al oír la voz de Edzard, la valquiria abrió los ojos y miró el lugar. No se sorprendió mucho, pues conocía ese parque. Era el parque donde el actual Sekiryuutei había sido asesinado por su “primera novia”. Aunque no estaban en la fuente central del parque, sino que se encontraban en una de las zonas con árboles.
Caminando entre esos árboles, Edzard encontró el lugar perfecto para hablar con Rossweisse. Dando los últimos pasos, llegó hasta un árbol y, bajándola con suavidad, la dejó apoyada contra el tronco. Tras ello, se sentó y, apoyándose en el mismo árbol, quedó a menos de un metro de ella.
Ambos jóvenes se quedaron en silencio, mirando al cielo mientras pensaban en lo que había ocurrido hace poco. El silencio era cómodo pero también intranquilo, pues no hacía nada para calmar los sentimientos y pensamientos que ambos estaban experimentando en ese momento. Puede que ambos parecieran estar tranquilos por fuera, pero eso estaba muy alejado de la realidad, ya que Rossweisse sentía que su corazón estaba por salírsele del pecho, mientras que Edzard pensaba cómo abordar todo desde este punto. Afortunadamente, aquel silencio fue roto por uno de ellos.
“Oye, Ed.” dijo Rossweisse con voz suave, pero lo suficientemente fuerte como para que su amigo no necesitara su sensible oído para poder escucharla.
“Sí.” respondió Edzard, dejando de mirar al cielo y comenzando a mirar a su amiga.
“¿Por qué dijiste que eras mi novio?” La pregunta de Rossweisse fue acompañada de un marcado sonrojo en su rostro.
Al oír aquella pregunta, Edzard la miró y observó cómo sus ojos mostraban esperanza e ilusión. Fue al ver esto que entendió que ella esperaba que él dijera que era porque la amaba. Sin embargo, cuando intentó decirle algo, su cuerpo se detuvo en seco. Lentamente, aquellas voces de antes volvieron, impidiéndole decir algo.
Debido a la incapacidad temporal de Edzard para hablar, el silencio que se formó fue interpretado por Rossweisse como una negativa. Lentamente, la joven comenzó a bajar la cabeza, provocando que sus cabellos cubrieran sus ojos. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas a la par que su mente comenzó a pensar algunas cosas.
“Je, je… sí, lo suponía… ¿cómo es que alguien como tú podría enamorarse de una inútil como yo? Alguien que no pudo heredar la cresta de su familia por ser incompatible con la magia ancestral de su clan… alguien que no podía hacer bien su trabajo como valquiria…”
Todos aquellos eran los pensamientos que pasaban por la mente de la joven valquiria, quien, debido a la tristeza que sentía y el alcohol que aún quedaba en su sistema, no se dio cuenta de que estaba hablando en voz alta.
Mientras ella seguía criticándose, no se dio cuenta de que Edzard se había mordido el labio para calmar al menos por un segundo aquellas voces. Sin embargo, por mucho que quisiera callarlas, estas aún seguían allí, susurrando más débilmente, pero presentes.
Aun así, pese a seguirlas oyendo, él también escuchaba la voz de su amiga, y con cada insulto que se daba a sí misma, él se sentía peor. Sin embargo, pese a lo que sentía, no podía hablar. Cada vez que oía a Rossweisse, sentía como si una espada se clavara directamente en su corazón. Es por ello por lo que, debido al sufrimiento que vio en ella, decidió actuar. Sí, era posible que no pudiera hablar, pero había otras formas de demostrar afecto y había una en específico que podría demostrarle a Rossweisse cómo se sentía él.
Moviéndose más rápido de lo que esperaba, Edzard tomó a Rossweisse por los brazos de manera algo brusca. Esta acción provocó que la valquiria levantara la cabeza, mirándolo con ojos llorosos.
Al momento en que Edzard vio los ojos de Rossweisse llenos de lágrimas, sintió aún más convicción y, sin perder un solo segundo, capturó los labios de la valquiria en un profundo beso.
Los ojos de la valquiria se abrieron como platos al momento en que Edzard la besó. Su mente pareció hacer cortocircuito en aquel momento, por lo que demoró en comprender lo que pasaba, pero cuando lo hizo, lo primero que intentó fue separarse de Edzard, pues aún estaba dolida por el silencio. Sin embargo, cuando lo intentó, Edzard la abrazó con más fuerza, impidiendo que se liberara.
Aunque aún estaba dolida, ella comenzó a disfrutar del beso, por lo que cerrando los ojos, decidió que disfrutaría de esto, al menos hasta que terminara. Así que decidió corresponderle, dejándose llevar.
Aquel beso, el primero de Rossweisse, duró unos pocos segundos más, pues la joven valquiria no pudo soportar estar mucho más tiempo sin oxígeno.
Cuando se separaron, Rossweisse estuvo a punto de decirle algo a Edzard, pero este se le adelantó y juntó su frente con la de ella.
“Escúchame, Rose.” dijo Edzard con voz firme, pero amable. El joven dragón hablaba de esa manera manteniendo su mente concentrada solo en lo que quería decir, ignorando las voces que comenzaban a gritar nuevamente. Pero esta vez no les dejaría ganar, no, esta vez esos bastardos no tendrían el control. “Nunca, nunca digas que eres una inútil, que no puedes hacer bien un trabajo… Para mí, tú eres alguien fuerte, responsable e independiente que es capaz de hacer todo lo que se propone. Y para responder a la otra pregunta que me hiciste… espero que ese beso haya bastado para decirte que también te amo… Sí, Rossweisse, yo dije que era tu novio porque eso es lo que quiero ser a partir de ahora: tu novio, tu amante… quiero que seas mía y yo ser tuyo. Quiero que pasemos la eternidad juntos, hasta que el mundo se acabe, juntos, tú, yo y el resto de mi familia.”
Los ojos de la valquiria comenzaron a llenarse de lágrimas, las cuales ahora eran de felicidad. Lentamente, comenzó a sonreír, para luego gritar.
“¡Sí, sí quiero ser tu novia!” gritó Rossweisse con felicidad absoluta. La joven no perdió tiempo y, sin dudarlo, se lanzó a los brazos de su ahora novio. Este movimiento provocó que ambos cayeran sobre el suave pasto del parque.
Los dos terminaron en una posición algo comprometedora, con Rossweisse sobre Edzard, mientras sus piernas estaban algo enredadas. Aun así, esto hizo que ambos sonrieran al verse a los ojos antes de volver a besarse.
El nuevo beso que compartieron fue suave y tierno, transmitiendo toda la felicidad y el amor que sentían al estar juntos. Cuando se separaron, ambos se miraron en un cómodo silencio. Lamentablemente, este silencio no duró mucho, pues Rossweisse se dio cuenta de algo.
Al percatarse de lo que ocurría, la joven valquiria levantó la cabeza de manera rápida y algo brusca, llamando la atención de Edzard.
“¿Rose?” preguntó Edzard a su amante, su voz cargada de preocupación. No esperaba que ella se incorporara tan repentinamente. “¿Qué sucede?”
“Esto… esto no está bien, Ed…” dijo Rossweisse con preocupación, consciente de que había omitido un paso importante. Este pensamiento comenzó a atormentarla, haciéndola sentir como si estuviera haciendo trampa. Sin perder tiempo, le explicó a Edzard. “No le pedí permiso a Asia para estar contigo… si ella se entera de que me besaste, no sabemos cómo reaccionará, y mucho menos cómo lo tomará ahora que está tan sensible.”
La voz de la valquiria contenía miedo y tristeza, pero antes de que pudiera decir algo más, Edzard entrelazó sus manos con las de ella. Esta acción sorprendió a Rossweisse, pero no tanto como lo que estaba por escuchar.
“Je, je… tranquila.” dijo Edzard con una sonrisa.
Al oír la risa de Edzard, Rossweisse estuvo a punto de darle un sermón por bromear en un momento tan serio, pero antes de que pudiera decir algo, el hijo de Akatosh la interrumpió.
“Rose, no deberías preocuparte por eso.”
“¿Y por qué no?” preguntó Rossweisse, llena de curiosidad y confusión.
“Haaahhh…” Edzard soltó un profundo suspiro, sin saber cómo Rossweisse tomaría lo que iba a decir. Aun así, continuó. “Rose, verás, Asia ha decidido darles un pase libre a ti y a Ingvild para estar conmigo.”
La sorpresa se reflejó en el rostro de la valquiria al escuchar esto, pues no podía creerlo. Inicialmente, se sintió confundida, pero luego comenzó a sentirse feliz. Era como si Asia supiera que ella estaba enamorada de Edzard. Lentamente, miró a su amante y le preguntó: “Ed… ¿A-A-Asia sabía que yo…?”
“¿Que estabas enamorada de mí?” preguntó Edzard, completando la pregunta que Rossweisse no se atrevía a terminar.
Rossweisse asintió como respuesta, deseando saber la verdad.
“Sí, lo sabía, y no era la única.” dijo Edzard con una sonrisa incómoda. “La verdad es que yo también lo sabía.”
La revelación de que Edzard también sabía sobre sus sentimientos provocó que Rossweisse se sintiera mareada y avergonzada. La mente de la joven valquiria comenzó a preguntarse cómo era posible que se hubieran dado cuenta, pues creía que había sido cuidadosa en ocultar sus sentimientos.
“Estás pensando en cómo supe que me amabas si no dabas pistas, ¿verdad?” preguntó Edzard, ganándose un torpe asentimiento de Rossweisse. Al ver esto, decidió explicarse. “Bueno, eso es sencillo. Verás, cómo no darme cuenta si cada vez que te recogía en la academia o salíamos a pasear, siempre ibas mejor vestida de lo habitual, dejando de usar la ropa que compras en oferta. Además, siempre tartamudeabas y te sonrojabas cada vez que te hacía un cumplido. Si eso no es comportarse como una chica enamorada, entonces no sé qué lo es.”
La contundente respuesta de Edzard hizo que Rossweisse se sintiera aún más avergonzada. La vergüenza que sentía era tal que parecía que sus orejas iban a expulsar humo. Para evitar esto, volvió a ocultar su rostro en el pecho de su novio. Mientras estaba allí, comenzó a recordar todo lo que había escuchado y, si era sincera, se sentía bien, feliz y eufórica, pero también derrotada e infeliz… como si este desenlace no fuese lo que esperaba.
Estos pensamientos confundieron a la joven valquiria, quien no entendía por qué se sentía así… al menos hasta que finalmente llegó a la horrible conclusión de que se debía al regalo de Asia. Se había preparado mentalmente para esto, para dar el paso de hablar con su amiga y ser parte de la peculiar familia que eran todos ellos, pero le habían arrebatado esta oportunidad. Esto la hizo sentir desanimada y derrotada, como si esto fuera una especie de compensación.
‘Esto, esto no está bien… no se supone que sea así.’ pensó Rossweisse con preocupación. Este pensamiento la llevó a decidir que debía encarar a Asia sobre esto y pedirle permiso personalmente. Sabía que Edzard la amaba y que tenía el pase, pero decidió ir de todos modos, para no desperdiciar el coraje que había reunido durante días.
Con la decisión tomada, Rossweisse levantó el rostro y miró a su amante.
“Ed… quiero hablar con Asia ahora mismo.” dijo Rossweisse, con los ojos fijos en él.
Las palabras de la valquiria, cargadas de convicción, sorprendieron a Edzard por unos segundos, sin entender por qué quería hablar con Asia en ese momento.
“¿Por qué quieres hablar con Asia ahora mismo?” preguntó Edzard, curioso.
“Quiero decirle lo que debí decirle antes de que esto sucediera.” respondió Rossweisse con seriedad.
La forma en que respondió su amante hizo que Edzard sintiera que, fuera lo que fuera que planeaba Rossweisse, no era nada malo, sino algo que necesitaba hacer. Suspirando, el hijo de Akatosh asintió, lo que provocó una sonrisa en Rossweisse.
“Vale, llamaré a Asia.” dijo Edzard, conjurando el artefacto que usaba para comunicarse con otras personas. Al activarlo, la primera persona en aparecer fue Samira, una de sus sirvientas.
“Hola, Edzard-sama.” dijo Samira con una sonrisa y una reverencia. “¿Desea que le comunique algo a alguien?”
“Sí, Samira. Quiero que le digas a mi esposa que vaya a mi estudio, por favor. Dile que la alcanzaré en unos momentos.” respondió Edzard, recibiendo un asentimiento de Samira.
Tras ese breve intercambio, la proyección mágica desapareció, dejando solos a Edzard y Rossweisse.
“Listo, Asia nos estará esperando en mi estudio. Seguro primero dejará arropada a Marie o la preparará para la cena.” dijo Edzard mientras veía a Rossweisse asentir.
Al escuchar la respuesta de su novio, Rossweisse se levantó, pero tropezó, quedando sentada a horcajadas sobre Edzard. Lentamente intentó ponerse de pie, pero antes de que pudiera hacerlo, Edzard se movió rápidamente y la abrazó, provocando que se sobresaltara un poco.
“¿Ed? ¿Qué-?”
Todo lo que estuvo a punto de decir fue interrumpido cuando Edzard la besó en los labios. La joven valquiria se sorprendió un poco, pero tras un segundo comenzó a corresponder el beso.
La pareja siguió besándose unos pocos segundos más, hasta que finalmente se separaron. Cuando lo hicieron, Rossweisse tenía una sonrisa en el rostro.
“¿Y eso por qué fue?” preguntó la joven valquiria con felicidad en su voz.
“Nada, solo quise hacerlo.” respondió Edzard con una sonrisa mientras movía sus brazos para abrazar a Rossweisse por la cintura, atrayéndola más hacia él.
Sus cuerpos estaban tan juntos que podían sentir el calor del otro, algo que los reconfortó, pero también comenzó a hacer que la sangre de ambos jóvenes corriera más caliente. Esto los preocupó, ya que sentían que la lujuria comenzaba a aflorar en ambos, pero antes de que pudieran seguir, una voz los detuvo.
“¿Rossweisse-sensei? ¿Ed?”
Al oír la voz femenina que los llamaba, Edzard y Rossweisse miraron en esa dirección y vieron a Ingvild, observándolos con los ojos abiertos como platos y una expresión de completo shock.
Notes:
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, el capítulo 75 al fin está listo, XD.
Yendo directamente a lo más importante, he colocado algo que siempre he tenido en cuenta en el personaje del Dovahkiin: sus problemas mentales. Desde que tuve la idea para el personaje de Edzard, e incluso de su familia, incluido su padre y su abuelo, siempre he considerado el factor de las heridas de guerra. Siempre he tratado de que sus acciones en las batallas masivas sean para minimizar bajas, no solo por estrategia, sino por la culpabilidad.
Sobre el romance, como dije antes (no recuerdo en qué capítulo), haré que varios sucesos y acciones ocurran en segundo plano, para poder centrarme en avanzar más rápido algunas tramas. Así que espero que algunos eventos románticos no parezcan tan forzados.
También, debido a que este fic se me está yendo de las manos, en serio, tengo tantas ideas en la cabeza sobre futuros arcos que me temo que podría fácilmente llegar a escribir 100 capítulos más con todo lo que podría agregar. Por ello, me temo que haré que varios sucesos ocurran en segundo plano, pero haré menciones puntuales a ellos para mantener la coherencia lo mejor posible.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 77
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 76
— Lo siento, lo siento, no quise hacerlo… pero no podía evitarlo. Estábamos en guerra; si no los mataba yo, ellos me matarían. Por favor, cállense, no quiero oírlos más… déjenme en paz. —
Palabras en el diario de un veterano de la Primera Gran Guerra. 4E
El cielo nocturno brillaba con unas pocas estrellas, mientras la ciudad de Kuoh bullía con la habitual actividad nocturna. Los habitantes continuaban con sus tareas cotidianas, nada fuera de lo común que pudiera llamar la atención. Entre la multitud, se encontraba Ingvild.
La joven medio demonio caminaba tranquilamente por la ciudad, buscando despejar su mente de los pensamientos que la atormentaban. Estaba ansiosa por lo que estaba por venir, dos eventos importantes que, sin duda, marcarían un antes y un después en su vida.
‘Dos días más... solo dos días para confesarle a Asia lo que siento...’ pensó Ingvild mientras pasaba cerca de un puesto de takoyakis. El suave aroma de la masa cocinándose llegó a sus fosas nasales, obligándola a detenerse abruptamente. Tras unos segundos, se paró frente al puesto de comida.
Los ojos de Ingvild se llenaron de deseo al contemplar aquellas bolas de masa de trigo rellenas de pulpo.
“Aún falta un par de horas para la cena... Supongo que no me hará daño comer un bocadillo antes, ¿verdad?” se dijo a sí misma, dándose permiso para satisfacer su antojo. Tras unos momentos de deliberación, decidió comprar una porción.
Se acercó al vendedor, un hombre de unos cuarenta años, y pidió una porción de takoyaki. El hombre asintió y preparó rápidamente su pedido. Cuando Ingvild recibió la porción, pagó y se retiró del lugar.
“Ju, ju, ju…” rió Ingvild de felicidad mientras saboreaba su "pequeña" porción de dieciséis bolitas de masa rellenas de pulpo. Estaba tan contenta, tanto que de vez en cuando, daba pequeños saltitos de alegría, llamando la atención de algunos transeúntes.
Continuó disfrutando de su merienda hasta llegar al parque central de la ciudad. Sus ojos naranjas se posaron en la fuente del parque, un lugar al que había acudido en innumerables ocasiones ya sea durante sus visitas a la residencia Hyoudou o al salir con los miembros del ORC y sus amigas tras las clases. Sin embargo, siempre sentía una leve inquietud cada vez que estaba allí.
‘Es extraño... siempre que vengo aquí, siento como si no debiera estar en este lugar... o al menos, eso es lo que me dice mi mente...’ pensó el último miembro del clan Leviatán mientras se acercaba a la fuente.
Al llegar, miró las cristalinas aguas, que reflejaban su rostro. Notó que tenía un poco de salsa de takoyaki en la mejilla. Rápidamente, sacó un pañuelo de su bolsillo y se limpió.
Mientras la suave tela recorría su rostro, su mente la llevó a un recuerdo distante. En uno de sus primeros días en el palacio de Edzard, había presenciado una muestra de afecto un tanto peculiar entre Edzard y sus amantes. Recordó cómo, durante un almuerzo en el que habían comido comida japonesa, Edzard se había acercado a Aika para quitarle con la boca un grano de arroz que había quedado pegado en su rostro.
‘No podré olvidar jamás cómo, en ese momento, vi a Aika sonrojarse como una chica enamorada...’ pensó Ingvild con una ligera sonrisa. Luego, se imaginó cómo reaccionaría ella en una situación similar, descubriendo que, probablemente, sería mucho más emocional.
Después de limpiarse el rostro, Ingvild se sentó en el borde de la fuente. El frío granito bajo ella le hizo soltar un suspiro, mientras continuaba comiendo sus takoyakis, de los cuales aún le quedaban unos cinco.
Cada bocado venía acompañado de pensamientos que carcomían su mente. Si bien su estado emocional era importante, especialmente después de su experiencia cercana a la muerte que le había mostrado la importancia de actuar según sus deseos, el otro asunto que ocupaba su mente era igualmente crucial.
‘Me estoy quedando sin tiempo y aún no he terminado todos los preparativos... No he escogido mi vestimenta, ni he preparado las palabras que diré a todos los invitados...’ pensó con preocupación, recordando las palabras de los líderes actuales del inframundo.
Flashback
Ingvild se encontraba en la sala del ORC, completamente sola, ya que Rias y el resto de su grupo estaban en clase. La razón de su presencia allí era simple: había sido convocada por los líderes del inframundo. No sabía con exactitud el motivo, ya que había estado en el palacio, pero recibió una llamada de Rias pidiéndole que fuera de incógnito al salón del club.
“¿Qué sucederá ahora? ¿Por qué me han convocado?” se preguntó Ingvild con inquietud.
La ansiedad que sentía hizo que llevara una mano a su pecho, donde podía sentir los latidos de su corazón acelerarse. Comenzó a tomar respiraciones profundas para calmarse, y, por suerte, eso empezó a funcionar.
Sin embargo, mientras intentaba calmarse, un círculo mágico apareció frente a ella, asustándola.
“¡Kyaaaa!” gritó Ingvild, cayendo hacia atrás. Por fortuna, estaba sentada en el sofá de la sala, por lo que solo pareció que se había desplomado sobre él.
Lentamente, una imagen comenzó a materializarse sobre el círculo mágico, revelando a Sirzechs, quien observaba a Ingvild con curiosidad al verla desparramada en el sofá.
“No deberías desparramarte así en un sofá, Ingvild-san... Las damas no hacen eso.” dijo Sirzechs con calma, tratando de que sus palabras sonaran como un consejo y no como una crítica. Sin embargo, al notar la mirada fulminante que Ingvild le dirigía, supo que lo había tomado como una crítica. Ingvild se sentó de inmediato, como lo haría una joven de clase alta, pero su mirada mostraba que quería golpearlo. Esto hizo que Sirzechs riera incómodamente, mientras unas gotas de sudor aparecían en su frente. “Je, je, je... Supongo que no era necesario decir eso.”
Ante las palabras de Sirzechs, Ingvild simplemente hizo un puchero y desvió la mirada, dándole por un momento la famosa ley del hielo, algo que hizo estremecer a Sirzechs, pues había recibido esa misma mirada de su esposa varias veces en el pasado. Sabiendo que no podía hablar con Ingvild mientras ella estaba enojada, Sirzechs se disculpó, especialmente cuando Ingvild le explicó que se había desplomado porque él la había asustado.
Tras las disculpas, el ambiente quedó en un silencio algo incómodo, pero no insoportable. Ambos sabían que debían hablar de inmediato, pues había asuntos importantes que tratar.
“Entonces, ¿por qué me ha llamado, Lucifer-sama?” preguntó Ingvild, mirando la proyección mágica del líder de los demonios.
Al oír la pregunta, la sonrisa de Sirzechs desapareció, adoptando una expresión seria mientras hacía una mueca. Esa reacción hizo que Ingvild comenzara a temer que algo malo había sucedido.
“¿Qué ha pasado, Lucifer-sama?”
“Me temo que algunos demonios que no quería que se enteren de tu debut hasta el último momento se han enterado y han presionado para que cambiemos la fecha.”
La respuesta dejó a Ingvild en shock. Su mente comenzó a sopesar los pros y los contras de esa revelación.
‘Más tiempo... ¡Eso es bueno!’ pensó Ingvild con alegría, sintiendo que no estaba lista para su debut en el inframundo.
Su expresión se iluminó con una sonrisa emocionada, algo que hizo sonreír a Sirzechs. Aunque él compartía su alegría por verla más tranquila, en el fondo no estaba contento. La razón eran aquellos demonios que habían provocado el cambio de fecha... Demonios en los que Sirzechs no confiaba del todo.
“Entonces, ¿cuál es la nueva fecha?” preguntó Ingvild con curiosidad, deseando saber cuánto tiempo tenía realmente.
“Cuatro días después del cumpleaños de Marie-chan.”
Fin del Flashback
‘Faltan unos pocos días para el cumpleaños de Marie-chan... Luego vendrá mi momento... El momento de dejar las sombras y afrontar las responsabilidades que mi apellido acarrea...’ pensó Ingvild mientras terminaba de comer la última bola de takoyaki.
Cuando se dio cuenta de que ya no tenía nada en su plato de cartón, soltó un suspiro. Se levantó del borde de la fuente y caminó hacia un basurero cercano. Al encontrar uno, arrojó allí el plato de cartón, junto con el palillo de madera y la servilleta.
‘Ahhhh... Supongo que lo mejor será volver al palacio lo antes posible... Tengo que cenar y también revisar los preparativos para mi debut... Sería bueno pedirles ayuda a las chicas... y a Yasaka-sama. Ella es la líder de su pueblo, si alguien puede darme un buen consejo para sorprender a la sociedad demoníaca, es ella. Tampoco estaría mal contar con Rias y Sona, ellas conocen bien la sociedad demoníaca...’ pensó Ingvild mientras apretaba los puños con determinación.
Sonriendo al haber ideado un plan sólido para resolver sus principales problemas, la joven medio demonio estuvo a punto de irse para encontrar un lugar donde teletransportarse al palacio que llamaba hogar.
Sin embargo, cuando comenzó a caminar, notó algo extraño. Mientras buscaba un sitio adecuado, llegó a un claro y vio dos siluetas que le resultaban familiares. Parpadeando, decidió acercarse sigilosamente, intentando no alertar a quienes creía haber reconocido. Con pasos cautelosos, logró posicionarse lo suficientemente cerca para ver de quiénes se trataba.
Los ojos naranjas de Ingvild se abrieron como platos al darse cuenta de que eran Edzard y Rossweisse, en una posición comprometida. Un rubor comenzó a teñir sus mejillas al ver cómo Edzard y Rossweisse se besaban. Pero no solo fue la vergüenza lo que la invadió, sino también una sensación dolorosa en el pecho al descubrir que su amiga/profesora en la academia ya había iniciado una relación con él.
‘Al parecer, soy la única en el grupo que aún no ha comenzado una relación romántica con Ed…’ pensó Ingvild con tristeza. Sin embargo, esa tristeza no duró mucho, pues sacudió la cabeza y se recordó que lo importante no era en qué orden sucedieran las cosas, sino lo que podía compartir con él.
Respiró hondo y comenzó a caminar, esta vez de manera más ruidosa para hacerse notar. A medida que se acercaba, intentó que sus pasos resonaran, esperando que Edzard y Rossweisse se dieran cuenta de su presencia. Al ver que no le prestaban atención, decidió hablar.
"¿Rossweisse-sensei? ¿Ed?"
El silencio se adueñó del ambiente tras las palabras de Ingvild, creando una atmósfera incómoda para los tres.
"¿Desde cuándo estás allí?" preguntó Edzard, ayudando a Rossweisse a ponerse de pie, la cual estaba algo avergonzada por que la pillaran besándose con Edzard.
"No hace mucho, llegué cuando le disté ese beso a Rossweisse-sensei." respondió Ingvild con una sonrisa mientras se acercaba a ellos.
El corazón de la joven medio demonio estaba dividido entre la felicidad y la envidia. Felicidad, porque su amiga, que le había confesado estar enamorada de Edzard, había logrado comenzar una relación con él; envidia, porque Rossweisse había dado ese paso antes que ella. Sin embargo, entre esos dos sentimientos, la felicidad era la que predominaba.
"Entiendo… ¿Qué estabas haciendo por Kuoh?" preguntó Edzard con algo de curiosidad mientras él y Rossweisse caminaban hacia ella.
"Estaba despejando mi mente." respondió Ingvild de manera sincera, ya que era la verdad y no había necesidad de mentirle a ellos dos.
"Y comiendo takoyaki.” añadió Rossweisse con una sonrisa mientras señalaba la mejilla derecha de Ingvild. "Todavía tienes un poquito de salsa allí."
Al escuchar esto, Ingvild se sonrojó e inmediatamente tocó la mejilla que Rossweisse le señalaba. Al sentir algo húmedo y pegajoso, no necesitó mirar su mano para saber que era salsa. Estando avergonzada por ese descuido, rápidamente sacó su pañuelo y se limpió.
Después de esta acción, los tres quedaron en un incómodo silencio, pues todos tenían cosas que decir, siendo Edzard el que más deseaba hablar en ese momento. La mente del joven dragón comenzaba a hacerse un lío, pues no sabía cómo iniciar la conversación. Sin embargo, para su buena fortuna, fue Ingvild quien rompió el silencio.
"Así que…" comenzó a hablar Ingvild con algo de torpeza, pues no sabía cómo abordar el tema. Aun así, tras una breve pausa, pudo continuar hablando y formular la pregunta que quería hacer. "¿Desde cuándo son… ya saben?"
"¿Pareja?" preguntó Edzard, completando lo que Ingvild no se atrevía a decir.
"Sí, eso…" dijo Ingvild mientras desviaba ligeramente la mirada.
"Recién hoy.” respondió Rossweisse, también desviando la mirada, pues aunque le gustaba estar en una relación, no le resultaba fácil decirlo frente a otra chica que también tenía sentimientos por el mismo chico.
"Vaya… así que hoy… supongo que debo felicitarlos.” masculló Ingvild en voz baja.
"G-gracias.” dijo Rossweisse con algo de timidez.
"Entonces, ¿qué planean hacer ahora?" inquirió Ingvild, deseando saber si continuarían con su cita o si planeaban volver al palacio.
"Vamos a volver al palacio.” respondió Rossweisse rápidamente, comenzando a ponerse nerviosa por la situación, temiendo que Ingvild se enterase de que no había pedido permiso a Asia para estar con Edzard.
La respuesta de Rossweisse provocó una sensación de extrañeza en Ingvild, quien notó lo apresurado de esta.
"¿Y por qué volverían al palacio? Quiero decir, están en una cita y aún es temprano… ¿por qué regresar tan pronto?"
"Necesito hablar con Asia de algo.” respondió Rossweisse, esta vez con cierta torpeza, desviando la mirada.
La reacción de Rossweisse generó diferentes respuestas en Edzard e Ingvild. El hijo de Akatosh se dio cuenta de que Rossweisse podría haber dicho más de lo necesario. Aunque trató de no preocuparse, la verdad es que sí lo estaba, pues no sabía cómo tomaría Ingvild que él y Rossweisse fueran pareja “a espaldas de Asia”.
‘¡¿Qué hacemos?! ¡No lo sé!’ gritaban varios Edzard en miniatura que se materializaron en su mente. Vestían ropas diferentes, representando las distintas facetas de su personalidad: uno como herrero, otro con armadura de legionario, y otro con la indumentaria que solía usar como Heraldo de los Compañeros. Todos discutían, sin poder pensar o deducir qué hacer en caso de que Ingvild descubriera la verdad. Sin embargo, el caos en la mente del exgeneral imperial se detuvo al escuchar la voz de Ingvild.
"¿Por qué necesitas hablar con Asia…?" preguntó Ingvild con duda, su mente comenzando a sospechar que algo estaba ocurriendo. La forma en que Rossweisse había respondido no era la habitual en ella, lo que provocó que Ingvild comenzara a pensar en cómo solucionar este enigma. A los pocos segundos, una idea loca cruzó su mente… una idea descabellada y algo improbable, considerando la relación que Rossweisse y Edzard tenían. Aun así, sintiendo que no perdía nada al preguntar, lo hizo. "¿A-acaso no le has preguntado…?"
La pregunta que salió de los labios de Ingvild congeló a Rossweisse, dejándola petrificada, con los ojos bien abiertos y gotas de sudor formándose en su frente.
"Yo-yo-yo…" intentó responder Rossweisse, pero no pudo, ya que su mente le impedía mentir. O mejor dicho, la mínima cantidad de alcohol que aún quedaba en su sistema le impedía pensar con la claridad necesaria para dar una respuesta adecuada.
El intento fallido de Rossweisse no confundió a Ingvild, quien lo tomó como confirmación. La sorpresa y el shock se apoderaron de ella, reflejándose en su rostro con una expresión de incredulidad. Esta revelación la hizo retroceder un paso, lo que llevó a Edzard a avanzar hacia ella.
“¿C-c-cómo? ¡¿Cómo puedes hacer algo así, Rossweisse?!” exclamó Ingvild, mirando acusadoramente a Rossweisse y a Edzard. La joven estaba enojada, sintiéndose traicionada, no porque tuviera algo con Edzard, sino porque sentía que se estaba rompiendo la regla que permitía que la familia a la que quería entrar funcionara correctamente. “¡Conoces las reglas! ¡Antes de siquiera pensar en hacer lo que han estado haciendo, debiste haber hablado con Asia!”
Los gritos de Ingvild eran como espadas afiladas que se dirigían rápidamente hacia los corazones de los otros dos. Sin embargo, por mucho que esas palabras fueran filosas, para Edzard no significaban nada, pues él sabía la verdad.
“I-Ingvild, por favor, tranquilízate.” pidió Rossweisse mientras intentaba acercarse a su amiga y alumna, quien se alteraba más con cada segundo que pasaba.
“¡¿Cómo quieres que me tranquilice cuando estoy-?!”
Las palabras de Ingvild murieron en sus labios en el momento en que una esfera de color verde impactó en su cuerpo.
Los ojos de Rossweisse e Ingvild se movieron hacia quien había lanzado esa esfera, y con sorpresa vieron que era Edzard quien tenía la mano extendida.
“Espero... de verdad espero que puedas encontrar en tu corazón la fuerza para perdonarme por lo que acabo de hacer, Ingvild.” comentó Edzard con pesar en su voz. Lo que acababa de hacer era algo que nunca pensó que haría. Sin embargo, la situación lo ameritaba, pues sentía que esto podría escalar, y no quería que ninguna de las dos se enfrentara y terminaran dañando su amistad.
Las palabras de Edzard provocaron que tanto Ingvild como Rossweisse lo miraran, mostrando ambas diferentes expresiones. Rossweisse tenía un rostro de tristeza, pues entendía por qué su novio había tenido que hacer eso. Por su parte, Ingvild mostraba un semblante completamente calmado, algo que contrastaba con lo que sentía en su interior.
La joven medio demonio se sentía extraña; por dentro, podía sentir que estaba decepcionada y traicionada por la persona que amaba, pero, por mucho que quisiera explotar, gritar, e incluso maldecir a Edzard, no podía... Era como si lo que sentía estuviera siendo forzado dentro de una botella hermética.
“Lo que sientes ahora mismo es el efecto de un hechizo llamado «Calma».” explicó Edzard, llamando la atención de las dos jóvenes. “Es un hechizo que, en esencia, quita el deseo de luchar, manteniendo al objetivo calmado.”
“Ya veo... Así que esta es tu forma de controlarme.” dijo Ingvild con un tono calmado, pero que Edzard y Rossweisse sabían que tenía el propósito de causarle dolor a Edzard.
Al oír esto, Edzard se sintió aún peor, pero decidió aceptarlo. Soltando un suspiro, volvió a hablar. “No debes preocuparte por estar así para siempre, Ingvild. Esto solo es temporal y durará el tiempo necesario para aclarar esto.”
Las palabras de Edzard hicieron que Ingvild lo mirara con extrema calma, pero Edzard pudo ver que lo que ella realmente quería hacer era fruncir el ceño.
“Así que quieres aclarar esto... ¿verdad?”
“Sí.”
“Bien, entonces empieza diciéndome... ¿Por qué tú y Rossweisse dicen ser pareja cuando ella no ha obtenido el permiso de Asia para esto?”
La pregunta de Ingvild fue seguida de una mirada hacia los mencionados, quienes intercambiaron miradas.
“C-creo que lo mejor sería que lo expliques tú, Ed.” pidió Rossweisse, quien no se sentía del todo bien para hacerlo. Las primeras palabras que Ingvild había gritado resonaban en su mente, haciéndola sentirme mal e incapaz de mirar a su amiga o de incluso decir algo coherente.
Al ver que su amante le pedía que él se encargara, Edzard asintió, dándose cuenta de que ella no estaba en el mejor estado para enfrentarlo. Entonces, caminó hacia Rossweisse, la cargó y la llevó de nuevo al lugar donde habían estado previamente. Mientras avanzaba, miró a Ingvild y le pidió que lo siguiera.
Cuando llegaron, volvió a dejar a Rossweisse en el suelo y se sentó, pidiéndole a Ingvild que también lo hiciera. Pese a estar molesta, ella obedeció y se sentó frente a Edzard.
“Supongo que debo comenzar por el principio...” dijo Edzard, comenzando a narrar todo a Ingvild.
El rostro de la joven no cambió durante toda la narración, no porque no se sorprendiera, sino porque el hechizo de Edzard seguía activo, impidiéndole mostrar sus emociones correctamente. Aun así, en su interior, donde sus emociones podían fluir, una versión onírica de ella tenía los ojos abiertos como platos por lo que escuchaba. Pero no solo eso, también se sentía mal. La razón era simple: les había gritado, inculpándolos de algo que no habían hecho.
‘¿Cómo pude pensar algo tan estúpido? Ellos nunca, nunca harían algo así, pues eso lastimaría a Asia y Edzard preferiría arrancarse los ojos con una cuchara antes que hacer algo que la lastime. Además, Rossweisse es alguien muy recta, sigue las normas... Es obvio que no podría haber hecho algo tan bajo como eso... Realmente fui una estúpida.’ pensó Ingvild, sintiendo que, de no ser por el hechizo de Edzard, estaría llorando como una magdalena.
“Y eso es todo lo que está ocurriendo.” dijo Edzard, terminando de contar todo. “Sé que suena casi como una mala excusa, pero créeme... es la verdad...”
“Sí, Ingvild... tú sabes que no mentiríamos con algo tan serio.” añadió con tristeza Rossweisse, esperando que su amiga les creyera.
La primera respuesta de Ingvild fue el silencio, algo que inquietó a Edzard y a Rossweisse, quienes intercambiaron miradas, preocupados por cómo reaccionaría Ingvild. Al sentirse inquietos, ambos miraron a la joven, observando con atención. Estaban a punto de decir algo cuando vieron algo que los paralizó por completo... Los hombros de Ingvild comenzaron a moverse suavemente mientras un humo verde se disipaba de su cuerpo.
El movimiento de los hombros de Ingvild los dejó congelados, pero volvieron a la realidad cuando escucharon cómo ella comenzaba a sorber por la nariz. Ese sonido solo podía significar una cosa en la mente de Edzard y Rossweisse... y no tuvieron que esperar mucho para confirmarlo.
“(Snif) Y-y-yo... lo... lo siento... (snif)” fue el susurro que salió de la boca de Ingvild mientras lentamente levantaba la mirada para ver a sus amigos. El rostro de la joven estaba cubierto de lágrimas, que caían como cascadas desde sus ojos hasta su mandíbula. Todo esto era provocado por la disipación del hechizo, lo que hizo que las emociones de Ingvild brotaran sin control, dejándola más emocional de lo normal.
La visión de una Ingvild llorosa hizo que tanto Edzard como Rossweisse se sintieran mal, por lo que, sin pensarlo dos veces, se lanzaron hacia ella y la abrazaron. Ingvild, sorprendida, se estremeció al principio, pero luego se dejó llevar.
“Lo siento, de verdad lo siento.” dijo Ingvild, llorando en los hombros de Edzard y Rossweisse.
“Tranquila, no tienes que pedir disculpas... Cualquiera podría haber reaccionado de esa manera.” dijo Rossweisse con voz calmada, pues el efecto del alcohol casi se había desvanecido.
"Sí, es verdad." Añadió Edzard, mientras comenzaba a frotar la espalda del medio demonio.
Ingvild empezó a sentirse mejor gracias a las palabras que le decían, aunque no podía evitar sentir que no debería haber desconfiado de sus amigos.
"Gracias." Dijo Ingvild con una sonrisa algo torpe, mientras se secaba las lágrimas. Cuando terminó de secarse con las mangas de su suéter, pues llevaba puesta una polera gruesa blanca de manga larga, un par de jeans azules, y botas grises de tacón bajo, miró a sus amigos mientras pensaba: 'Es increíble, nunca pensé que Asia pudiese dar un pase libre para eso... no sabes la envidia que te tengo, Rossweisse. Sé que está mal, pero no puedo evitar sentirme así.'
Los pensamientos de la joven medio demonio empezaban a dirigirse hacia la razón por la cual Asia había dado ese pase a Rossweisse. La única explicación que pudo encontrar tenía que ver con lo que había ocurrido en los Alpes italianos.
Mientras Ingvild seguía sumida en sus pensamientos, Edzard sintió que Rossweisse le tomaba la mano. Mirando a su amante, el hijo de Akatosh se dio cuenta de que ella quería decirle algo. Así que, acercando su cabeza, escuchó lo que ella tenía que decirle.
"Ed... ¿por qué no le dijiste que ella también tenía un pase libre?" Susurró Rossweisse en voz baja.
Las palabras de la valquiria tenían la intención de recordarle a Edzard que el medio demonio que estaba frente a ellos también tenía un pase libre para estar con él, algo que el hijo de Akatosh había decidido no decirle... al menos por ahora, ya que no era el momento ni el lugar para tener esa conversación.
Para responder a la pregunta de su amante, Edzard giró la cabeza y trató de darle una respuesta, pero antes de que pudiera decir algo, fue interrumpido por Rossweisse.
"Ed... ¿por qué no vas a hablar con ella? Dile lo que me dijiste a mí..." Susurró Rossweisse. Aquello sorprendió a Edzard, quien no supo qué decir en ese momento. Esto se debía a que, si le confesaba a Ingvild sus sentimientos, este día dejaría de ser tan especial para Rossweisse.
"¿Estás segura?" Preguntó Edzard en un susurro.
"La verdad, no... pero es lo mejor. Sé que también la amas... al igual que a nosotras, así que ve, díselo..." Susurró Rossweisse, esbozando una sonrisa de apoyo para Edzard. La razón por la que ella estaba diciendo esto era simple: sabía que Ingvild estaba preparándose para confesar sus sentimientos a Edzard, pero antes también hablaría con Asia. Todo esto era seguramente porque ella también estaba pensando en lo que había experimentado al estar al borde de la muerte. Algo que, aunque cuestionable y bizarro, era un motor de acción bastante eficiente.
Al ver esa sonrisa, Edzard sintió como si Rossweisse le estuviese dando un pequeño empujón... así que, asintiendo, se acercó a Ingvild.
"Ingvild." Dijo Edzard con voz tranquila, provocando que el medio demonio lo mirase.
"Sí." Respondió Ingvild, mirándolo con curiosidad, pues a pesar de que él hablaba de manera calmada, tenía las mejillas algo sonrojadas.
"¿Podemos hablar en un lugar aparte?" Preguntó Edzard, provocando que el medio demonio lo mirase con sorpresa y curiosidad, pero asintiendo.
Después de eso, ambos comenzaron a caminar hacia otro lugar, dejando a Rossweisse sola por el momento. Ella los observaba partir con una sonrisa, mientras en su mente les echaba porras a Edzard e Ingvild para que se confesaran lo que sentían.
Edzard e Ingvild llegaron a la fuente que estaba en medio del parque tras caminar un poco. El lugar estaba vacío, algo que Edzard agradeció, pues se sentía incómodo con lo que estaba a punto de hacer. Mientras se acercaban a la fuente, el corazón del hijo de Akatosh comenzaba a latir más rápido, señal de que estaba poniéndose nervioso.
"¿Aquí está bien?" Preguntó Ingvild al llegar a la fuente y ver sus tranquilas aguas.
"Sí, está bien." Respondió Edzard mientras se acercaba y se sentaba, algo que Ingvild imitó.
Los dos jóvenes se quedaron allí, sentados, mirando al cielo por un momento. El ambiente que surgió era tenso, pero también acogedor, al menos para Ingvild, que aún se sentía mal por lo que había pensado anteriormente.
Gracias a la atmósfera que se sentía, Edzard tomó una bocanada de aire para darse valor y formular la pregunta que estaba por hacer.
"Ingvild... tengo una pregunta para ti..." Dijo Edzard, moviendo la cabeza para mirarla.
Al oír la voz de Edzard, Ingvild también le devolvió la mirada. Al hacerlo, el medio demonio sintió que el aire se le escapaba un poco de los pulmones. Esto se debía a que era la primera vez que veía a Edzard con esa expresión.
'¡Q-q-q-qué lindo!' Gritó en su mente Ingvild al ver a Edzard, pues estaba presenciando una faceta de él que nunca había visto: verlo sonrojado, con una mirada seria y un cuerpo que demostraba un nerviosismo extremo... casi como si estuviese a punto de desmayarse.
Mientras Ingvild se encontraba embelesada por esta nueva faceta de Edzard, el hijo de Akatosh lidiaba con una intensa lucha interna sobre qué hacer ahora, pues sentía pequeñas punzadas en su mente... casi como si fueran voces...
'Maldita sea, estos bastardos... otra vez...' Pensó Edzard con preocupación y horror mientras apretaba los puños de manera sutil, algo que Ingvild no notó. La razón por la que Edzard sentía horror era simple: estos ataques nunca eran tan seguidos, pero parecía que algo los estaba desencadenando más frecuentemente, y él no sabía la razón.
"¿Qué es lo que quieres preguntarme, Edzard?" Preguntó Ingvild, quien evitaba mirarlo directamente a los ojos.
Al oír la pregunta, Edzard apretó los dientes rápidamente antes de formular la pregunta que quería hacerle.
"Ingvild... ¿qué sientes por mí?"
La pregunta de Edzard fue tan directa que la miembro del clan Leviatán solo pudo abrir los ojos como platos, pues no se esperaba para nada esa pregunta. La sorpresa que sintió fue tal que literalmente casi sintió que su corazón se le salía del pecho.
El rostro de la joven comenzó a enrojecerse rápidamente y con tal intensidad que, de no haber focos, podría haberse usado su cara como linterna. Además, la joven empezó a sentir que sus latidos se aceleraban y sus manos comenzaban a sudar, signos de que estaba muy nerviosa.
'¡¿Cómo me preguntas algo así tan de frente?! ¡Edzard idiota!' Pensó con pánico Ingvild, incapaz de creer lo directo que podía ser Edzard al hacer una pregunta así sin ningún tipo de filtro.
El silencio se hizo presente nuevamente, pues Ingvild no sabía cómo expresar lo que sentía por Edzard. Decirle a la persona que te gusta lo que sientes no es fácil. Sin embargo, aquellas dudas y miedos comenzaron a disiparse lentamente, permitiéndole mover los labios, primero de manera tentativa sin que saliese sonido alguno de su garganta, pero finalmente habló de la manera más normal que pudo.
“Yo... yo... tú... tú... me gustas...” dijo Ingvild en un tono bajo, mientras su cabello ocultaba su rostro, aún muy sonrojado. El corazón de la joven, que ya latía rápido, comenzó a latir aún más deprisa después de pronunciar esas palabras.
Al escucharla, Edzard sonrió, pero su expresión también se contrajo levemente, pues en ese instante escuchó un susurro familiar. Reconocería esa voz en cualquier lugar; era la voz de alguien a quien había matado en combate singular, según dictaban las antiguas tradiciones nórdicas...
«Realmente eres un hipócrita, Dovahkiin... buscando la felicidad cuando has creado viudas y huérfanos entre los hijos de Skyrim...»
Aquel eco del pasado casi lo hizo revivir lo que experimentó con Rossweisse, pero esta vez estaba más preparado. Desde que sintió esa punzada en su mente unos segundos antes, había estado en guardia. Así que, apretando su mano izquierda, oculta a los ojos de Ingvild, clavó sus uñas en la palma hasta que una delgada línea de sangre comenzó a correr.
El silencio que siguió a la falta de respuesta de Edzard causó preocupación en Ingvild. Pensó que tal vez esto era una forma de rechazo, lo que la entristeció al creer que sus sentimientos no eran correspondidos. Después de todo, entre todas las chicas, era la que menos tiempo había pasado a solas con el hijo de Akatosh. Aun así, esperaba que los momentos compartidos hubieran creado al menos una chispa de atracción. Pero, justo cuando sus pensamientos se volvían más oscuros, la voz de Edzard la sacó de su ensimismamiento.
“Yo también... tú también me gustas...”
La respuesta de Edzard dejó a Ingvild paralizada, sin saber cómo reaccionar al principio. Sin embargo, tras unos segundos, comenzó a sonreír de pura felicidad mientras sentía que su corazón podría estallar en cualquier momento. Alzó la mirada, buscando los ojos de Edzard, esperando que él no estuviera mintiendo.
“¿D-d-d-de verdad?” preguntó Ingvild, esperanzada de que las palabras de Edzard fueran sinceras.
Edzard la miró, sorprendido de que ella pudiera pensar que él mentiría sobre algo así. Decidiendo que una acción valía más que mil palabras, tomó la mano de Ingvild y, suavemente, entrelazó sus dedos con los de ella.
La acción sorprendió a Ingvild, quien abrió los ojos de par en par al sentir un hormigueo y una descarga eléctrica recorrer su cuerpo.
“Dime algo, Ingvild... ¿Crees que mentiría sobre algo tan serio?” preguntó Edzard con una voz seria y un semblante tranquilo, aunque por dentro luchaba con los fantasmas que volvían a susurrar. Sin embargo, al mantener la mano de Ingvild entrelazada con la suya, sintió un poco de paz.
“No, tú no lo harías...” respondió Ingvild rápidamente, dándose cuenta de que Edzard nunca haría algo tan cruel. Esto la llenó de euforia, sabiendo que sus sentimientos eran correspondidos. Se lanzó a los brazos de Edzard, abrazándolo con fuerza.
Aquel abrazo contenía todo el afecto que la joven sentía por el hijo de Akatosh, y él correspondió el gesto con igual calidez.
“Ahora solo necesito hablar con Asia...” susurró Ingvild, comenzando a pensar en cómo confesarle a su amiga que amaba a su esposo. Decidió hacerlo ese mismo día, cuando Rossweisse terminara de hablar con Asia... al menos, ese era su plan. Pero antes de que pudiera meditarlo más, Edzard le dijo algo que la tomó por sorpresa.
“Sí, sobre eso... hay algo que olvidé mencionarte...” comentó Edzard con algo de pena en la voz, lo que llamó la atención de Ingvild, quien levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.
“¿Qué cosa?”
“Verás... Rossweisse no es la única a quien Asia le dio un pase libre...” dijo Edzard, desviando la mirada hacia la fuente cercana.
“¿Huh? ¿Qué quieres decir?” preguntó Ingvild, confusa. Tardó unos segundos en procesar lo que Edzard había dicho, y cuando lo comprendió, sus ojos se abrieron de par en par mientras sus labios temblaban en un intento de formar palabras.
“N-n-n-no estarás diciendo que...” tartamudeó Ingvild, comenzando a suponer a qué se refería Edzard.
“Sí, al igual que Rossweisse, Asia también te ha dado a ti un pase libre.”
Las palabras de Edzard dejaron a Ingvild en shock, sin saber cómo reaccionar.
‘¿Un pase libre... tengo permiso para estar con Edzard sin consultarlo con Asia?’ pensó Ingvild, todavía en estado de shock. Lentamente, una sonrisa comenzó a formarse en su rostro, reflejando la inmensa alegría que sentía, aunque esa alegría se intensificó aún más con lo siguiente que oyó.
“Ingvild... ¿quieres ser mi novia, mi amante, y estar conmigo por toda la eternidad?” preguntó Edzard de la nada, sorprendiéndola una vez más.
El rostro de Ingvild se sonrojó aún más tras escuchar esas palabras, que sonaban más como una propuesta matrimonial que como el inicio de una relación de noviazgo. Aun así, estaba inmensamente feliz de oírlas. Sin dudarlo ni un segundo, se lanzó hacia Edzard y rodeó su cuello con los brazos.
“¡Sí, sí quiero!” exclamó llena de emoción el último miembro del clan Leviatán, con una enorme sonrisa en su rostro.
Al escuchar su respuesta, Edzard también sonrió y, rodeando la cintura de su nueva amante, la acercó a él. Esto hizo que sus cuerpos se presionaran uno contra el otro, lo que sonrojó aún más a Ingvild, pero ella simplemente se dejó llevar por el momento.
La felicidad que ambos sentían los llevó a mirarse una vez más, y lentamente comenzaron a acercar sus rostros... Sus alientos cálidos se entremezclaban mientras se aproximaban. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Ingvild cerró los ojos, y ambos compartieron su primer beso.
El beso debería haber sido torpe, pero la experiencia de Edzard hizo que fuera todo lo contrario. Ingvild se sentía en las nubes, o al menos eso pensaba.
Después de unos segundos, se separaron por falta de oxígeno. Se miraron nuevamente y sonrieron. Luego, se mantuvieron abrazados unos momentos más, antes de finalmente separarse.
“Creo que es momento de volver con Rossweisse... no querríamos que piense que nos hemos fugado dejándola sola, ¿verdad?”
La pregunta de Edzard tenía un ligero tono humorístico, algo que hizo sonreír a Ingvild divertida, imaginando por un segundo a Rossweisse sentada en posición fetal, llorando cómicamente mientras repetía como un disco rayado que la habían abandonado.
"Sí, vayamos a verla.” respondió Ingvild con una sonrisa.
Tras aquellas breves palabras, la pareja se levantó del borde de la fuente y comenzó a caminar hacia donde estaba Rossweisse.
Luego de unos pocos pasos, llegaron a su destino y vieron a la valquiria sentada tranquilamente, mirando al cielo. La luz que se filtraba a través de los árboles iluminaba el lugar, bañando la silueta de Rossweisse en un resplandor que hizo que tanto Edzard como Ingvild se sonrojaran ligeramente. La joven se veía aún más hermosa de lo habitual.
"Sabes, en este momento, siento que eres una verdadera diosa.” comentó Edzard en voz alta, captando la atención de la valquiria.
"¡E-Ed! ¡I-In!" exclamó Rossweisse con sorpresa al voltear hacia ellos. "¿D-D-Desde cuándo están allí?"
"Desde hace unos minutos.” respondió Ingvild con una sonrisa.
La sonrisa de Ingvild fue tan radiante que Rossweisse supo de inmediato lo que había sucedido. Sin pensarlo mucho, la valquiria se levantó y se acercó a su amiga/estudiante, dibujando una sonrisa en su rostro. Cuando llegó frente a Ingvild, no dudó ni un segundo y la abrazó con fuerza.
Mientras se abrazaban, ambas jóvenes reían de felicidad, pues compartían la dicha de la otra. Al separarse, se miraron a los ojos, y tras intercambiar una sonrisa, Rossweisse le hizo una pregunta a Ingvild.
"Y... ¿Cómo fue?" preguntó la valquiria, refiriéndose al momento en que ella y Edzard habían confesado sus sentimientos.
"Fue increíble.” respondió Ingvild, con un ligero sonrojo en el rostro.
"Je, je, je... me lo imagino.” suspiró Rossweisse con anhelo.
Después de eso, las dos amigas y Edzard guardaron silencio por un momento, hasta que Ingvild volvió a hablar, esta vez preguntándole a Rossweisse por qué quería hablar con Asia sobre obtener su permiso para ser la amante de Edzard, a pesar de que tenían un pase libre. La respuesta de la valquiria resonó profundamente en Ingvild, ya que la explicación de Rossweisse le hizo darse cuenta de que, en el fondo, ella compartía el mismo sentimiento. Por eso decidió acompañarla para hablar con Asia.
Con las decisiones tomadas, el grupo se miró y, tras asentir, Ingvild creó un círculo mágico a los pies de los tres. El círculo los teletransportó de regreso al castillo para tener la charla con Asia.
El viento entraba por la ventana del estudio de Edzard, moviendo suavemente las cortinas y refrescando el interior de la sala. En medio de esta, sentada en el escritorio de su esposo, se encontraba Asia. La joven esposa de Edzard miraba la puerta con una ligera expresión de molestia en su rostro. La razón era simple: Edzard y Rossweisse estaban tardando demasiado.
'Ya han pasado casi veinte minutos desde que Edzard le dijo a Samira que los esperara en su estudio...' pensó Asia, mientras comenzaba a golpear suavemente la mesa con la punta de sus dedos.
Ese sonido era el reflejo de su creciente ansiedad, pues intuía el motivo por el que Edzard y Rossweisse venían a hablar con ella. Por eso, de manera discreta, había colocado un círculo mágico bajo el escritorio, que serviría como un micrófono para que el resto de las chicas pudieran escuchar lo que sucedía. Esta había sido la condición que las demás le impusieron a Asia para estar de acuerdo con el pase libre que le había dado a Ingvild y Rossweisse.
Suspirando, Asia desvió la mirada hacia el reloj sobre el escritorio. La hora de la cena se acercaba, lo que incrementaba su inquietud. Sin embargo, su nerviosismo se disipó un poco cuando vio cómo la puerta se abría lentamente.
El suave chirrido de las bisagras, apenas audible gracias a que estaban bien engrasadas, hizo que el corazón de Asia comenzara a latir un poco más rápido. Con el sonido de sus latidos resonando en sus oídos, sintió sus manos ligeramente sudorosas mientras observaba cómo la puerta se abría por completo. Cuando finalmente quedó abierta, sus ojos se agrandaron con sorpresa al ver que no solo estaban allí su esposo y Rossweisse, sino también Ingvild.
'¿Por qué está In con ellos?' pensó Asia, algo desconcertada, pues según el ex alfil de Diodora, solo su esposo y Rossweisse iban a estar allí. Sin embargo, mientras reflexionaba más sobre la situación, una conclusión se formó en su mente, provocando que sonriera divertida. 'Parece que In también se ha unido...'
Los ojos de Asia permanecieron fijos en los recién llegados, observando cómo se acercaban hasta estar frente a ella. Rossweisse e Ingvild se sentaron en las dos sillas disponibles, mientras Edzard optaba por quedarse de pie.
El ambiente se llenó de un tenso silencio mientras Ingvild y Rossweisse miraban a Asia, desviando la mirada de vez en cuando, solo para volver a observarla. Este comportamiento continuó durante unos minutos, hasta que finalmente Asia rompió el silencio.
"Entonces... supongo que la razón por la que ambas están aquí con mi esposo y la forma en que me miran es porque se han enterado del pase libre, ¿verdad?" preguntó Asia con voz calmada, un contraste con su interior, donde se sentía tan tensa y nerviosa como las demás.
La pregunta directa de Asia dejó a las dos jóvenes inmóviles por un momento, sorprendidas por la franqueza de su amiga. Sin embargo, aquello también resultó reconfortante, pues les permitiría responder con mayor facilidad.
Después de unos segundos de silencio, Rossweisse fue la primera en responder.
"Así es, Asia... nos hemos enterado del pase libre." La voz de la valquiria, aunque segura, contenía un ligero toque de molestia y un indicio de haber estado bebiendo hasta hace poco.
Al notar ese tono, Asia levantó una ceja y miró a su esposo, quien asintió en señal de confirmación. Esto fue suficiente para que la exmonja dedujera que Rossweisse había estado bebiendo recientemente. Este detalle sorprendió un poco a Asia, pues parecía que la ex guardaespaldas de Odín ahora tenía una mayor tolerancia al alcohol.
"Y estamos molestas y decepcionadas por esto.” añadió Ingvild con voz seria y una mirada que no tenía nada de graciosa ni linda.
La firmeza en la mirada y las palabras de Ingvild hicieron que un escalofrío recorriera el cuerpo de Asia. Aun así, no pudo decir ni hacer nada, ya que las dos jóvenes continuaron hablando.
"Aun así, a pesar de que sentimos que no fue la mejor decisión... te estamos agradecidas por ello.” dijeron al unísono, levantándose y acercándose a su amiga.
"Pero, aunque estamos agradecidas, también queremos decirte algo más.” dijo Ingvild mientras miraba a Rossweisse de reojo.
La frase hizo que la esposa del Dovahkiin levantara una ceja con curiosidad, pues no entendía qué sucedía.
'Pensé que estarían felices con el pase libre. Sin embargo, parece que me equivoqué.’ pensó la joven mientras notaba que sus amigas parecían ofendidas. Decidió disculparse, pero antes de que pudiera decir algo, Rossweisse la interrumpió.
"Así que, escúchanos con atención.” dijo Rossweisse, sintiendo cómo su corazón se aceleraba y la sangre subía a su rostro, sonrojándola. "A-Asia, quiero pedirte p-permiso para poder estar con E-Edzard en una relación y unirme a la familia."
Las palabras de la valquiria provocaron que los ojos de Asia se abrieran con sorpresa, pero antes de que pudiera decir algo, Ingvild intervino.
"Yo también, Asia. También quiero que me permitas estar con Edzard y unirme a la familia.” dijo Ingvild, sonrojándose también, aunque sin trabarse tanto con las palabras como su amiga.
Al oír estas peticiones, Asia dedujo que sus amigas seguían el protocolo que ella había implementado, aunque de manera deliberada estaban incumpliendo el pase libre que les había dado. Esto causó una división en su mente: una parte de ella quería decirles que no era necesario lo que hacían, pero otra, la más racional, le decía que debía seguirles la corriente para no hacerlas sentir mal. Así que, no queriendo incomodarlas, juntó sus manos frente a su rostro.
"¿Están seguras de esto?" preguntó con voz grave, con la intención de hacerles sentir la presión de lo que estaban a punto de hacer.
El tono de voz de Asia provocó escalofríos en las dos jóvenes, pero no cedieron y asintieron. Asia, al ver esto, asintió también antes de volver a hablar.
"Bien, entonces, si están dispuestas a seguir por este camino, debo decirles en qué se están involucrando.” comenzó Asia, preparándose para explicarles lo que era estar en esta relación con Edzard. "Para empezar, deben saber que esta relación no es tan fácil como pueden imaginar. Es una prueba constante de lealtad, amor y paciencia... no solo para ustedes, sino también para Ed. No podemos perder tiempo ni energías en peleas estúpidas por ver quién capta más su atención. Debemos mantenernos unidas y buscar un equilibrio entre nuestra vida amorosa y diaria. Esto es un trabajo en conjunto donde cada una deberá poner su esfuerzo para que funcione... así que, ahora que saben esto, les vuelvo a preguntar: ¿Están de acuerdo en unirse a esta familia?"
A diferencia de la vez anterior, la respuesta no llegó de inmediato, sino que tomó algo más de tiempo. Las dos jóvenes sabían a lo que se estaban comprometiendo, por lo que reflexionaron. No dudaban de sus sentimientos, ya que estaban seguras de lo que sentían, pero sí sobre cómo enfrentarían este tipo de vida.
Tras varios segundos, las jóvenes se miraron entre sí antes de fijar la vista en Asia.
"Y-yo acepto.” respondió Rossweisse con voz firme, manteniendo el contacto visual con Asia. "Sé que no será fácil, pero no puedo imaginar otra manera de ser feliz con Ed.… lo amo, es la primera vez que siento algo así, pero sé que lo que siento por él no es pasajero. Es cierto que no hemos tenido muchas interacciones, pero creo que esto que sentimos se nutrirá con el amor de ambos."
"Yo también acepto.” fue la respuesta de Ingvild. "Este es mi primer amor, pero desde que desperté, siento que estoy conectada a Edzard. Cada día que paso con él, me enamoro más, y cada vez que estoy con todas, siento que realmente soy feliz. Así que, también quiero estar con él y con ustedes hasta el final de los tiempos."
Las respuestas de las jóvenes hicieron que los ojos de Asia se abrieran mientras sonreía, pero no fue la única. Su esposo también se sonrojaba bastante. La imagen de su esposo en ese estado hizo que una sonrisa apareciera en el rostro de la exmonja, quien, aunque pensaba que era algo raro, encontraba divertido ver a su esposo tan avergonzado.
"Con respuestas como esas, no tengo más opción que aceptarlas en la familia... así que, bienvenidas.” dijo Asia con una sonrisa de oreja a oreja. Luego miró a su esposo y, manteniendo su sonrisa, le dijo: "Entonces, Ed... ¿Qué opinas de sus confesiones? ¿No crees que deberías corresponderles con algunas palabras y luego darles su primer beso?"
La pregunta de Asia sorprendió a las dos chicas hasta el punto de que se sonrojaron bastante, desviando la mirada, lo que fue imitado por Edzard. Esta reacción hizo que Asia levantara una ceja con curiosidad, para que luego apareciera un pensamiento inesperado... ¿Acaso ya se habían besado?... pero si eso era así, ¿cómo había sucedido?
Sintiendo que la curiosidad se apoderaba cada vez más de ella, y también de aquellos que escuchaban esto en secreto, la hija de Marcoryan decidió preguntar.
"¿Acaso... y-ya se han besado?" preguntó Asia, tartamudeando un poco y sonrojándose, pues no podía creerlo, dado que su esposo no era del tipo que daba el primer paso en lo que al romance se refiere... claro, eso era para iniciar la relación, porque ya con la relación establecida, la cosa era diferente. Él solía ser bastante amoroso y dedicado con cada una de ellas, y en cuanto a las actividades más íntimas... bueno, digamos que ellas entenderían por qué algunos días tardaban en despertar o incluso no querían salir de la cama.
La pregunta de Asia hizo que las dos chicas se sintieran avergonzadas, algo compartido por Edzard, pero aun así, los tres asintieron. Esto provocó que la mandíbula de Asia cayera, mostrando una mueca de absoluto asombro, pues no esperaba esto. Aun así, una sonrisa apareció en su rostro, algo tensa, pero que mostraba completa felicidad por sus amigas.
Entonces, levantándose, comenzó a caminar hacia ellas. Cuando estuvo frente a ellas, les dio un abrazo a cada una mientras sonreía. Al separarse, miró a su esposo y, con una mirada algo oscura para alguien como ella, hizo que el hijo de Akatosh se sintiera incómodo.
Dejando de mirar a su esposo, posó su vista en sus amigas antes de preguntarles algo. "Entonces... ¿les importaría compartir conmigo y con el resto cómo fue su primer beso y si fue Ed quien se les declaró?"
Aquella pregunta no fue respondida de inmediato, ya que todos fueron teletransportados por Asia a otro lugar del palacio, donde podrían hablar un poco antes de la cena, en la que Ingvild y Rossweisse serían presentadas como las amantes de Edzard ante las sirvientas.
¡BOOM! ¡CRAC! ¡BOOM! ¡PLAF! ¡BOOM! ¡CRAC! ¡BOOM! ¡PLAF! ¡BOOM! ¡CRAC! ¡BOOM! ¡PLAF!
El cielo se llenaba con el estruendo de múltiples explosiones que engullían a cientos de magos de Nilhrem, consumiéndolos sin piedad. Aquellos que no eran devorados por las colosales lenguas de fuego, caían bajo los brutales golpes del intruso. Los impactos eran tan poderosos que quienes los recibían acababan partidos por la mitad, decapitados, o con agujeros en sus pechos. Y si, por un milagro, alguien sobrevivía al primer golpe, era lanzado contra las estructuras de la fortificación que se alzaba debajo, donde la muerte los alcanzaba de todas formas.
Esa masacre estaba siendo ejecutada por Crom Cruach. El Dragón del Círculo Creciente mataba a todo imbécil lo suficientemente tonto como para pensar que podría hacerle perder el tiempo.
“¡Muere!” gritó un mago de Nilhrem mientras lanzaba una ráfaga de hielo contra Crom Cruach.
El ataque, que habría congelado instantáneamente a cualquier otro ser, no fue más que una suave brisa invernal para el dragón maligno más poderoso. Crom Cruach movió una de sus alas, disipando el hechizo como si no fuera nada. El mago, aterrorizado, pensó en huir, pero no tuvo ni siquiera tiempo de planear una retirada. Un parpadeo después, Crom Cruach apareció sobre él, y con un golpe descendente, conectó su puño con la cabeza del mago.
¡CRAC!
El repugnante sonido de los huesos rompiéndose resonó en el aire cuando el mago fue aplastado como un acordeón, para luego salir disparado a gran velocidad contra otro mago. Ambos chocaron, cayendo al suelo, donde murieron por el impacto.
“¡Sal de una vez, Euclid! ¡Deja de enviar a tus patéticos seguidores!” gritó con furia el dragón, que, aunque innecesario, estaba en el estado de «Indignación». Este trance de ira potenciaba todas sus habilidades, convirtiendo a los dragones en las criaturas más temidas. Era un multiplicador de poder que les permitía enfrentarse a seres que los superaban en fuerza.
La ira de Crom Cruach se debía a una sola razón: la interrupción de Euclid en su lucha con el Dovahkiin. Esa pelea había sido la más emocionante que había tenido en mucho tiempo, pues no había encontrado un rival que lo forzara de esa manera, y además, luchaba contra un cazador de dragones que, a sus ojos, era fascinante. Así que, al ser interrumpido, el dragón estaba lejos de estar de buen humor, especialmente tras ser atrapado en un reino de bolsillo que servía de prisión para mantenerlo controlado.
“¡Sal, bastardo!” gritó nuevamente Crom Cruach mientras sus garras destrozaban a algunos magos que se cruzaban en su camino.
Al ver que el maldito demonio no salía, el dragón decidió continuar con su baño de sangre. Sin dudarlo, se lanzó a exterminar a todos los magos, provocando que el cielo se llenara con una sinfonía de gritos de agonía y terror mientras llovía sangre y vísceras.
Todo aquello hizo que el castillo bajo el lugar de la batalla se tiñera de rojo. Cuando por fin Crom Cruach mató al último de ellos, posó su vista en la estructura bajo sus pies. De lo poco que había aprendido tras ser liberado de la dimensión de bolsillo, este era el lugar que servía como base principal de Qlippoth, donde normalmente se encontraba Euclid.
“Si no sales... ¡Te sacaré a golpes!” rugió Crom Cruach mientras batía sus alas y se lanzaba en picada hacia la estructura, apuntando al lugar donde sentía la mayor concentración de poder. Sabía que allí estaría Euclid, y quizás Rizevim. Aunque consciente de que ese súper demonio era molesto, también sabía que podía derrotar a ambos, así que no se preocupó mientras caía. Sin embargo, su avance se detuvo abruptamente cuando una barrera apareció de la nada, bloqueando su camino.
Tras detenerse, el dragón vio cómo, a través de un vórtice púrpura, aparecía el mismísimo Euclid. Al verlo, Crom Cruach sintió la necesidad de taparse la nariz, pues el aroma del demonio había cambiado. Ya no olía como los de su especie, sino que apestaba a cadáver ambulante.
“Hola, Crom Cruach... Veo que has venido de visita. ¿A qué se debe el honor?.” preguntó Euclid con un tono de voz moderado y casual.
“Sabes por qué he venido, Lucifuge.” respondió el dragón maligno con molestia.
“Supongo... ¿Es porque interrumpí tu pequeña pelea con el Dovahkiin, verdad?
La pregunta del demonio llevaba un claro tono de desdén y burla, lo que poco hizo por calmar al molesto dragón. Crom Cruach apretó los puños, controlándose para no lanzarse contra él.
“No deberías estar tan molesto... Tendrás otras oportunidades para enfrentarte a él. Así que, por favor, me gustaría pedirte que dejaras este berrinche.” pidió Euclid con la voz más educada posible. “Tu pelea con estos magos está molestando el sueño de Lord Rizevim... y no creo que quieras incomodarlo, ¿verdad?”
“¡Me importa una mierda lo que quiera el engendro de Lucifer! ¡Lo que quiero es arrancarte la cabeza por atreverte a interrumpirme!” rugió el dragón, lanzándose de frente contra Euclid.
El demonio, al ver al dragón abalanzarse sobre él, movió sus alas para ganar terreno y conjuró un bastón completamente desconocido para Crom Cruach. Sin embargo, eso no detuvo al dragón, que continuó su línea de ataque, cubriendo sus manos con su aura dracónica.
“¡Muere!” gritó Crom Cruach mientras lanzaba un puñetazo directo. Sin embargo, su puño nunca llegó a impactar en el cuerpo del demonio, pues una especie de gárgola, hecha de huesos, se interpuso en su camino.
¡CRAC!
El sonido de los huesos rompiéndose bajo la presión del golpe del dragón maligno resonó en el aire, y las astillas volaron en todas direcciones.
“Buen golpe, pero es inútil…” susurró el demonio en voz baja, moviendo su mano para lanzar varios hechizos a gran velocidad. Eran guadañas de viento junto con lanzas de hielo, que se movían a una velocidad que superaba con creces a los hechizos ordinarios.
Al ver esto, Crom Cruach no lo pensó dos veces y se movió a un lado para esquivarlos, pero antes de lograrlo por completo, sintió que algo atrapaba su pierna. Al mirar hacia su pierna derecha, vio una cadena hecha de huesos, la cual emitía un brillo púrpura siniestro.
“¡Te tengo!” gritó Euclid mientras tiraba de la cadena.
Contrario a lo que esperaba Crom Cruach, en lugar de ser arrastrado, el dragón sintió cómo la cadena se expandía, formando una especie de telaraña de huesos que lo atrapaba por completo.
Atrapado, Crom Cruach forcejeó con todas sus fuerzas, pero por mucho que luchara, no podía mover un solo músculo.
“¡¿Qué demonios es esto?!” gritó Crom Cruach mientras intentaba liberarse, usando toda la fuerza de su estado de «Indignación». A pesar de su esfuerzo, no lograba zafarse de las cadenas que lo retenían.
“Esas son unas cadenas especiales, diseñadas para algo muy simple… supongo que ya lo estás sintiendo.” dijo Euclid, acercándose al dragón con una confianza desbordante.
Las palabras de Euclid hicieron que Crom Cruach se percatara de que su poder estaba siendo absorbido rápidamente, algo extremadamente peligroso. Consciente de su situación, el dragón creó varias balas de su aura dracónica, disparándolas a quemarropa.
El ataque tomó por sorpresa al demonio, impidiéndole reaccionar a tiempo.
¡BOOM! ¡BOOM! ¡BOOM! ¡BOOM!
Varias explosiones sacudieron el área, llenando el entorno de polvo y humo. Aunque Crom Cruach no podía ver a través de la densa nube, sabía que no sería tan fácil eliminar a su oponente. Esperó en silencio, anticipando el próximo movimiento. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, una voz se alzó desde dentro del humo.
“Vaya, es realmente patético que caigas en algo tan simple, Mannimarco.” dijo la voz, cargada de burla y crueldad.
‘¿Mannimarco? ¿Quién es ese?’ pensó Crom Cruach, desconcertado. No conocía a nadie con ese nombre.
“L-lo lamento, Lord Padomay…” La voz de Euclid o quien fuera, sonó desde el interior del humo, sorprendiendo al dragón maligno.
Antes de que pudiera procesar lo que ocurría, una ráfaga de viento disipó el humo y el polvo, provocando un escalofrío que recorrió todo el cuerpo de Crom Cruach.
Cuando la visión se aclaró, el dragón vio a alguien que, aunque se asemejaba a Rizevim, claramente no era él. Por fin comprendió que aquel a quien había confundido con la mano derecha de Rizevim no era en realidad Euclid.
“¿Quiénes son ustedes realmente?” preguntó el dragón maligno con los ojos entrecerrados. Su mente intentaba desesperadamente conectar esos nombres con alguna mitología conocida, pero no lograba encontrar respuestas. Esto solo aumentaba su confusión, pero al mismo tiempo, le hacía comprender cómo estos seres habían logrado superar su resistencia dracónica y neutralizar su debilidad innata hacia las armas asesinas de dragones.
Al oír la pregunta, tanto Mannimarco como Padomay se volvieron hacia él, mostrando ojos que irradiaban una maldad pura y sin límites. Incluso el más poderoso de los dragones malignos sintió temor, pues ni siquiera los de su tipo eran tan siniestros como estos dos seres.
“Ummm… buena pregunta, aunque la verdad, no es necesario que lo sepas…” respondió Padomay con voz seca mientras flotaba hacia el dragón atrapado. “Mannimarco, libéralo.”
Al oír la orden de su amo, el nigromante asintió, y con un movimiento de su mano, las cadenas que ataban al dragón se soltaron.
Una mirada de absoluta confusión apareció en el rostro de Crom Cruach cuando se vio liberado de las cadenas que lo retenían. Esa confusión dio paso a la ira y la indignación cuando comprendió lo que significaba que lo hubieran liberado.
“¿Crees que puedes enfrentarte a mí?” preguntó el dragón maligno, mientras observaba cómo Padomay se acercaba lentamente.
“…” El silencio fue la única respuesta de Padomay, lo que enfureció aún más al dragón.
Al ver que no obtenía respuesta, Crom Cruach rugió con furia y se lanzó contra Padomay.
“¡Si no quieres hablar, te sacaré las respuestas a golpes!” gritó el dragón mientras se aproximaba a su enemigo.
Los ojos de Crom Cruach se mantuvieron fijos en Padomay, observando cómo su figura se acercaba a su rango de ataque. Sin perder tiempo, el dragón preparó sus garras como armas. Sin embargo, antes de que pudiera siquiera intentar atacar, Padomay desapareció de su vista.
‘¿Qué? ¿Dónde está?’ fue lo que pensó el dragón maligno antes de sentir un dolor atroz en su pecho. Lentamente, giró la cabeza hacia esa dirección y observó con horror cómo todo el lado derecho de su cuerpo había sido destrozado, dejando un enorme hueco por el cual se podían ver sus órganos internos.
“Umm… realmente no eres gran cosa… ni siquiera pudiste resistir un golpe con la mitad de mi fuerza… supongo que los seres de este mundo no son más que basura inmunda…” dijo Padomay desde la espalda del dragón mientras su mano derecha goteaba sangre fresca.
Esas fueron las últimas palabras que el dragón maligno oyó antes de desplomarse, mientras su conciencia se desvanecía en el dulce y plácido sueño de la muerte… Lo último que vio antes de que la oscuridad lo consumiera fue a Padomay y Mannimarco desaparecer del lugar, dejándolo solo.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, y este capítulo al fin sale XD
Me ha tomado tiempo, pero al final he podido sacar esto. Espero que este bien hecho, pero la verdad he tenido muy poco tiempo en estas ultimas semanas.
Bueno, dejemos eso de lado. Vemos que he estoy forzando a que las relaciones románticas avancen mas rápido, necesito quitar algo de drama… y como no soy muy bueno con los dramas románticos (ni siquiera en la vida real aguanto tanto los dramas), he decidió que ese posible mal entendido se arregle de un solo plumazo.
Sobre el estado mental del Dovahkiin, quiero mostrarlo mas a fondo. Mas a futuro, espero que en el corto tiempo pueda mostrar que el tambien puede sentirse frustrado o molesto con ciertos temas.
Bueno, sin más que decir me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 78
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 7 7
— No hay magia mas peligrosa y aborrecible que aquella que perturba el descanso de los muertos… pero incluso en ello, la nigromancia es lo peor… no solo reviven a un muerto, sino que le quitan lo único que nos hace únicos, el libre albedrío. —
Sermón sobre la Nigromancia que se da a los iniciados en los Vigilantes de Stendarr
Los ojos de Mannimarco observaban con ligera diversión el cadáver del llamado dragón maligno más poderoso. Habían pasado solo unas pocas horas desde que aquel estúpido lagarto había tenido la imprudencia de atacarlos directamente en su base principal.
‘Deberías haberte mantenido tranquilo y esperar las órdenes, como el buen perro que eras.’ pensó con irritación el nigromante. Sabía que habían perdido un valioso perro de guerra, uno que habría servido para desviar la atención de las facciones rivales y poder seguir trabajando sin ser molestados hasta que el plan de Padomay estuviese completo... En ese momento, serían imparables, pues nadie podría detener a la encarnación de una de las fuerzas primordiales que dieron origen a Aurbis: la representación del caos, el cambio y la oscuridad.
“Euclid-sama.” llamó la voz temblorosa de uno de los magos de Nilrem, que se acercaba con una pequeña caja en sus manos.
Al verlo, el "demonio" levantó una ceja, visiblemente suspicaz.
“¿Eso es todo lo que habéis conseguido?” preguntó Euclid con condescendencia.
“Sí, Euclid-sama... aunque me temo que para obtener esto hemos perdido a más del noventa por ciento de los humanos hibridados que estábamos creando.” respondió el mago con evidente temor. No sabía cómo reaccionaría el demonio ante semejante fracaso.
El tono de Euclid hizo que un escalofrío recorriera la espalda del mago, llenándolo de pánico, tanto que estuvo a punto de perder el control sobre sí mismo... y el fétido olor que pronto invadió la sala confirmó que, de hecho, había fallado en contenerse.
El rostro del demonio se torció en una mueca de profundo desagrado al percibir la peste. Sin embargo, apartándose del cadáver de Crom Cruach, se acercó al mago y le arrebató la caja. A simple vista, parecía una caja de madera común, pintada de un rojo intenso, pero en realidad, era un artefacto capaz de contener objetos de inmenso poder.
Sin decir una palabra más, Mannimarco hizo un gesto con la mano y el mago desapareció de su vista.
Ya en soledad, guardó la caja, que entregaría a su maestro en breve. Pero antes, tenía otro asunto pendiente. Acercándose de nuevo al cuerpo del dragón caído, Mannimarco convocó su bastón y, clavándolo en el suelo, erigió un altar nigromántico.
“No eres más que un perro, pero por ahora, eres el perro más fuerte que tenemos... Así que no podemos dejarte ir tan fácilmente, lagartija.” dijo con desprecio mientras lanzaba el insulto que siempre usaba para referirse a los dragones.
Con un gesto de su mano, conjuró veinte cristales negros como la noche sin estrellas. Estas gemas irradiaban una opresiva energía tan abrumadora que cualquier mortal común se habría sentido sofocado solo con acercarse. Eran las infames gemas de alma negra, capaces de contener las almas de seres mortales, y un tesoro valioso para los nigromantes, quienes las utilizaban en sus experimentos y hechizos más oscuros.
Las gemas comenzaron a flotar, rodeando el cuerpo inerte del dragón. Cuando se posicionaron, Mannimarco unió ambas manos y empezó a reunir una enorme cantidad de magicka. La energía era tan densa que se hizo visible, formando una espesa aura de un profundo color púrpura alrededor del nigromante.
“Del polvo a la carne… del alma al cuerpo… que este cadáver vuelva a caminar, pero con cadenas que lo aten… Que sus pasos ya no le pertenezcan y que su voluntad sea mía… Que este pacto se selle con el alma ofrecida, hasta que su cuerpo sea destruido o su alma consumida…”
Con cada palabra que pronunciaba Mannimarco, las gemas de alma negra brillaban con mayor intensidad. Cuando recitó la segunda estrofa, lanzaron rayos de energía pura, de color púrpura, hacia el cuerpo del dragón.
El cuerpo de Crom Cruach absorbió aquellas energías como una esponja, y lentamente, la enorme herida en su costado derecho, producto de su batalla con Padomay, comenzó a cerrarse. El agujero en su cuerpo desapareció, dejando la carne impoluta, algo que habría confundido a cualquier espectador que lo hubiera visto antes.
Cuando la regeneración terminó, el cadáver del dragón comenzó a levitar. Las gemas, agotadas de su energía, dejaron de brillar y cayeron, mientras el cuerpo de Crom Cruach descendía al suelo con un sordo golpe.
“Parece que está listo….” murmuró Mannimarco acercándose al cadáver restaurado. “Aunque son similares, ustedes y los Dovah no son lo mismo cuando se trata de almas… Las de ellos son inmortales, solo pueden ser destruidas por su propia especie o por un Dovahkiin. Pero las vuestras… son poderosas, sí, pero no poseen esa cualidad. Son como las almas de las bestias, solo más difíciles de dominar… Ahora levántate, Crom Cruach… Levántate y prepárate para servirme hasta que dejes de serme útil.”
Mientras Mannimarco hablaba, el cuerpo del dragón comenzó a moverse lentamente. Primero, los dedos de las manos y los pies, que se flexionaron ligeramente. Luego, los ojos de Crom Cruach se abrieron, revelando que ya no eran los mismos: ahora brillaban con un enfermizo color rojo sangre, mientras que sus escleróticas eran negras como el carbón.
El dragón maligno se levantó y se quedó de pie frente a Mannimarco, que solo sonreía con crueldad, deleitándose en su éxito. Había resucitado a un dragón maligno, aunque a costa de utilizar más de diez mil almas humanas atrapadas en las gemas de alma negra.
“Bien... Ahora sígueme, mi esclavo… Tengo una nueva misión para ti.” dijo Mannimarco mientras se alejaba, dirigiéndose a donde estaba su maestro para entregarle lo que sus vasallos humanos habían recolectado.
La luz de la luna se alzaba en lo alto del reino de bolsillo creado por Edzard, iluminando suavemente el lago cercano al palacio. El hogar de Edzard y su familia estaba completamente resplandeciente gracias a las miles de «luces de vela» que conformaban el sistema de iluminación de todo el complejo. Dentro del palacio, se podía ver a muchas personas moviéndose de un lado a otro, siendo estos los sirvientes que Yasaka había "prestado" para la ocasión. En la cocina, varios de los mejores cocineros de la facción de los youkai bajo el mando de Yasaka preparaban los diversos platos que se servirían en la celebración principal.
Mientras todo ese ajetreo se desarrollaba en las cocinas, en una de las habitaciones, antiguamente vacía, se encontraban Kunou y Marie, rodeadas por varias sirvientas. Entre los sirvientes había tanto los que servían a Yasaka como las sirvientas que anteriormente pertenecían a la nobleza de Diodora. Todas se movían de un lado a otro, terminando de arreglar a las niñas para el gran evento del día: el cumpleaños doble de ambas.
“Por favor, Kunou-sama, manténgase quieta para poder colocar los últimos alfileres en su kimono.” pidió una de las sirvientas mientras ajustaba el atuendo que la pequeña kitsune usaría para la ocasión.
“Listo, Marie-sama.” dijo Roxanne, una de las antiguas caballeros de Diodora. Había sido designada para vestir y ayudar a Marie a prepararse para el evento de hoy. “Ya está lista para la fiesta.”
Al escuchar aquello, la pequeña dragona sonrió y, saltando del taburete en el que había estado parada, corrió hacia Kunou, quien finalmente estaba completamente vestida.
“¡Wow...!” exclamó Marie con asombro mientras miraba a su "hermana" con ojos brillantes. Le encantaba el atuendo que Kunou había elegido. “Te ves muy linda, Ku-chan.”
Las mejillas de la kitsune se sonrojaron ante el cumplido de su "hermanita.” algo que no recibía muy a menudo. Aun así, gracias a su educación, logró mantener la compostura lo suficiente como para devolverle el cumplido a Marie al verla vestida completamente.
“Tú también te ves hermosa, Ma-chan.” comentó Kunou mientras se acercaba a la hija de su “padre”.
Las dos niñas se miraron unos segundos y luego se sonrieron con alegría, un gesto que también conmovió a las sirvientas presentes, quienes sintieron que las sonrisas de las pequeñas eran como un soplo de aire fresco ante los eventos tumultuosos que sacudían el mundo.
Cuando ambas terminaron de sonreírse, la puerta de la habitación se abrió y Emilie, al verlas listas, asintió. Este gesto fue la señal de que era hora de dejar el salón y caminar hacia la sala principal, donde comenzarían las festividades.
Tomadas de la mano y con pasos lentos pero emocionados, las niñas comenzaron a caminar, seguidas de cerca por las sirvientas. Mientras avanzaban, recordaban cómo había sido su mañana. La verdad es que no fue muy distinta a otras, salvo por el hecho de que habían desayunado con toda la familia, es decir, con sus padres y abuelos. Aquel desayuno fue divertido, pues les habían preparado sus platos favoritos, algo que se repitió en el almuerzo, aunque más ligero de lo habitual, ya que en la noche habría un banquete y no querían que estuvieran demasiado llenas antes del evento principal.
Tras unos pocos segundos, llegaron a un área donde no había más que algunas plataformas circulares talladas en el suelo. El lugar fue rápidamente reconocido por las dos hijas de Edzard: eran sellos de teletransporte.
“Marie-sama, Kunou-sama.” llamó Emilie con voz calmada, captando la atención de las niñas. “Edzard-sama, Asia-sama y Yasaka-sama han ordenado que esperen en estos dos círculos, con Marie-sama a la derecha y Kunou-sama a la izquierda. Según el protocolo establecido para la ceremonia, serán convocadas al gran salón cuando Edzard-sama las nombre. Hasta entonces, deben esperar aquí. El momento de su teletransporte no debería tardar, ya que los eventos preliminares de la ceremonia comenzaron hace un rato.”
Con esas palabras, Emilie y las sirvientas se retiraron. Las dos hijas de Edzard se miraron, y caminando hacia sus respectivos lugares, esperaron pacientemente a ser llamadas. Cuando vieron que los círculos mágicos comenzaban a brillar, sus sonrisas se llenaron de emoción, pues sabían que estaban a punto de presenciar la gran fiesta que había sido planeada para ellas.
El gran salón del palacio estaba decorado de una manera que dejó a todos los presentes anonadados. El lugar, como siempre, estaba impecablemente limpio, con el suelo de mármol tan pulido que reflejaba como un espejo. Esto, por supuesto, era del agrado de Issei, quien aprovechaba el reflejo para intentar ver la ropa interior de algunas chicas del ORC. Las paredes estaban adornadas con estandartes de la Casa Cumberland, junto con decoraciones típicas de las casas nobles japonesas. Aunque estos estilos de decoración eran muy diferentes, no competían entre sí; más bien, se complementaban, otorgándole al lugar una apariencia única.
En medio del salón, se encontraban todos los invitados a la ceremonia. Aunque el evento aparentaba ser grandioso, no era excesivamente ostentoso, ya que no había miles de asistentes, solo los más importantes y cercanos a la familia, ya fuera por lazos de amistad o por otros vínculos... aunque también había algunos invitados políticos.
Entre los asistentes más destacados se encontraban todos los miembros del Clan Gremory: Rias, sus padres, su hermano, su cuñada y su sobrino. Junto a la pelirroja estaban sus sirvientes, así como los padres de Issei. Al lado de los Gremory, se encontraba el Clan Sitri al completo, incluyendo a la actual Leviatán, además de los miembros del consejo estudiantil. Separados de estos, pero no demasiado, estaban algunos representantes del Cielo: Vasco Strada, Michael y Dulio Gesualdo. En otro sector, se encontraban los miembros del Grigori, con Azazel, Tobio y Baraqiel como representantes. También estaban presentes los miembros del equipo de Vali, junto a Ophis, cuya presencia aterraba a muchos de los asistentes que la reconocían. Finalmente, entre los más inesperados, estaban Mariella y los huérfanos de su iglesia, quienes observaban la celebración con entusiasmo, pues era la primera vez que asistían a un evento de esta magnitud.
A pesar de que debía ser un ambiente festivo, el salón estaba impregnado de una tensión palpable, como si una pelea pudiera desatarse en cualquier momento. Los miembros del equipo de Vali observaban con cautela a los presentes, manteniendo siempre la guardia en alto ante la posibilidad de un ataque. Los únicos que parecían tolerar su presencia eran los miembros del ORC, el consejo estudiantil y el Grigori... El resto los miraba con desconfianza, lo cual era comprensible, dado que eran miembros de la Khaos Brigade.
“¿Por qué crees que Vali y su equipo están aquí?” preguntó Issei, mirando a los mencionados miembros del grupo rival.
“No lo sé, Ise... pero no creo que hagan nada hoy.” respondió Rias, observando con desconfianza al equipo de Vali, que en el pasado les había causado tantos problemas.
“Ria tiene razón.” añadió Zoeticus con una sonrisa. “No se atreverán a hacer nada en un lugar como este, rodeados de tanta gente poderosa.”
El líder actual del Clan Gremory observaba con ligera sorpresa el salón principal del palacio de Edzard. A pesar de estar acostumbrado a ambientes lujosos, había algo en este lugar que lo hacía sentir pequeño. No era una opulencia evidente, pero tanto él como su esposa, Venelana, percibían una sensación de grandeza casi abrumadora, como si el palacio mismo fuera una entidad incomprensible. Aun así, lograron mantenerse tranquilos, lo que les permitió interactuar de manera natural con los demás invitados.
“No puedo creer que Edzard-kun nos haya invitado al cumpleaños de sus dos hijas.” dijo emocionada Mikki, la madre de Issei, mientras admiraba el castillo medieval en el que se encontraba. “Nunca imaginé que alguien tan joven tuviera tantos contactos de alto nivel.”
“Te entiendo, querida.” respondió Garou, sonriendo ligeramente, aunque incómodo por estar rodeado de tanta gente influyente. “Estar entre tanta gente importante puede hacerte sentir insignificante.”
“Sí, querido. Solo espero que Edzard-kun no se sienta decepcionado por nuestros regalos.” añadió Mikki con preocupación, temiendo que lo que habían preparado no fuera suficiente para alguien que vivía en un palacio tan imponente.
“No deberían preocuparse por eso.” intervino Sirzechs, con una sonrisa amable. “A él no le importan tanto los objetos caros, sino el valor sentimental con el que se entregan... Estoy seguro de que eso es lo que está transmitiendo a sus hijas.”
Las palabras del líder de los demonios tranquilizaron a los padres de Issei, haciéndoles sentir que sus presentes serían apreciados, independientemente de su valor material.
Tras esa breve conversación, el grupo permaneció en silencio, al menos entre ellos, mientras que los Sitri mantenían un ambiente más animado.
“¡No puedo esperar para ver a las pequeñas Marie y Kunou aparecer!” exclamó emocionada Serafall, con la mirada fija en el lugar donde se encontraba el trono. A su lado estaban sus padres y Sona, quien intentaba ocultar su rostro, avergonzada por el comportamiento de su hermana mayor.
Los padres de Sona y Serafall, demonios que aparentaban tener unos treinta años, compartían rasgos comunes como el cabello negro y los ojos púrpura. Ambos mantenían una postura serena, a pesar de las extravagancias de Serafall.
“Onee-sama... por favor, tranquilízate.” rogó Sona, tratando de esconder su rostro de la vergüenza que sentía por su hermana en ese momento.
Las risitas divertidas de los padres de Sona al ver la interacción entre sus hijas se detuvieron cuando fijaron su mirada en el trono.
“Es increíble que hayamos sido invitados a una celebración como esta... En todos mis años, nunca he visto un lugar como este.” comentó el padre de Sona, con una mirada analítica.
“Tú también lo has notado, ¿verdad?” preguntó la madre de Sona, con una ligera preocupación en su voz.
“Estoy seguro de que cualquiera con experiencia en batallas contra ángeles ha percibido que hay algo extraño en esta estructura...”
La conversación entre sus progenitores llamó la atención de Souna, quien los miró con curiosidad. Al percatarse de que su hija menor los observaba, ellos le devolvieron la mirada y le preguntaron qué sucedía.
"¿Por qué dicen que hay algo raro en este palacio?" preguntó Souna, intrigada. A pesar de haber visitado el lugar en varias ocasiones, no había percibido nada inusual.
La pregunta de su hija provocó que ambos padres se sintieran confundidos y asombrados, pues no entendían cómo su hija no podía notar nada extraño.
"¿De verdad no sientes que este lugar está prácticamente construido con poder sagrado?" respondió el padre de Souna, visiblemente sorprendido. Esto conmocionó no solo a su hija, sino también al resto de la nobleza presente.
"¿Cómo que este lugar parece estar hecho con poder sagrado?" susurró Saji, con los ojos abiertos de par en par. La razón por la que no habló en voz alta fue porque Momo le había pellizcado el muslo, advirtiéndole que no gritara.
La pregunta del sirviente de Souna hizo que los padres de esta lo miraran, y sonriendo, comenzaron a explicarle que la estructura irradiaba una energía similar a las lanzas de luz de los ángeles de alto rango, aunque con una ligera diferencia en la sensación.
Esta explicación dejó a los jóvenes demonios abrumados, y pronto se dieron cuenta de que realmente había algo cierto en esas palabras. Aunque solo se habían enfrentado a un ángel de alto rango, Kokabiel, aquel encuentro había dejado una marca imborrable en sus mentes. Su memoria corporal finalmente captó la familiaridad de la energía que emitía el palacio, similar a la lanza de luz que el ángel caído había creado antes de luchar contra Edzard.
Mientras los miembros del Clan Sitri discutían sobre esto, los representantes del Cielo y la Iglesia mantenían otra conversación.
"¿Crees que es un buen momento para hablar con Edzard-dono sobre lo que está ocurriendo con los exorcistas?" preguntó Michael con su habitual tono tranquilo y apacible, dirigiéndose al cardenal, quien mantenía una expresión seria, claramente preocupado pero también decidido.
"La verdad, no... pero no podemos perder más tiempo. En un principio, planeaba hablar de esto durante la presentación de la joven Ingvild en el Inframundo, pero esto es más urgente. Si logramos que acepte, podremos ganar tiempo. Mi discurso en la Capilla Sixtina convenció a muchos, pero algunos de los cardenales más radicales enviarán a sus propios exorcistas para cazar y matar a los exorcistas rebeldes. No podemos permitir que eso ocurra."
Las palabras del viejo cardenal contenían una gran verdad. A pesar de que su discurso había logrado persuadir a varios miembros del consejo cardenalicio, aún quedaban algunos que deseaban eliminar a los exorcistas rebeldes, algo que no podían permitirse. No solo porque era moralmente incorrecto, sino porque no podían darse el lujo de perder capacidades de combate en estos tiempos.
"El cardenal Strada tiene razón, Michael-sama.” intervino Dulio, observando con una sonrisa a los niños huérfanos que estaban junto a Mariella. El 'Joker' de Michael encontraba reconfortante que algunos niños, que no tenían familia, pudieran disfrutar de momentos como este, momentos en los que podían ser simplemente niños. Esa era la razón por la que él luchaba: para proteger la inocencia y las sonrisas de los pequeños, a quienes consideraba el futuro del mundo. Aunque, al igual que Vasco, tampoco aprobaba las ideas radicales de algunos cardenales extremistas. Tras las palabras de Strada, miró a Michael esperando su respuesta.
Sintiendo la mirada de sus dos subordinados, Michael comprendió que tenían razón. No podían permitirse perder a los exorcistas rebeldes. A pesar de no estar del todo cómodo con el momento, asintió, dando permiso a Vasco para hablar con Edzard sobre el tema.
Al ver la aprobación de su líder, Vasco asintió, gesto que fue replicado por Dulio.
Mientras tanto, en otro rincón, Azazel reflexionaba tranquilamente mientras miraba hacia la entrada de la sala.
'Tengo que hablar con ese mocoso sobre los sujetos que dejó para que los examináramos', pensaba Azazel mientras se llevaba una mano al mentón. La sonrisa que siempre mantenía en su rostro parecía normal, pero internamente, el líder de los Grigori estaba muy preocupado por lo que había descubierto durante los exámenes realizados a esos individuos. Aunque solo se había examinado al cuarenta por ciento de ellos, los resultados eran inquietantes y, a la vez, aterradores. 'Lo que les hicieron va más allá de lo humano o posible sin un conocimiento profundo de cómo funcionan los cuerpos de los nirmnianos... Esto solo me hace pensar que realmente tienen a alguien de Aurbis ayudándolos... Maldito seas, Rizevim... siempre traes problemas...'
Los pensamientos de Azazel se interrumpieron abruptamente cuando las puertas de la sala se abrieron, permitiendo la entrada de un joven. La apariencia del recién llegado fue rápidamente reconocida por todos los presentes, ya que habían recibido una carta de Edzard informando sobre su identidad y explicando que ahora estaba bajo su protección, por lo que tenía un salvoconducto.
Cuando el joven, que resultó ser Karna, caminó hasta detenerse a pocos metros del trono, se giró y miró a todos los presentes.
No fue difícil para los presentes notar que el joven estaba nervioso por estar frente a ellos. Era comprensible, pues alguien que alguna vez perteneció a la Khaos Brigade no estaría tranquilo al encontrarse ante los líderes de las facciones que probablemente había atacado en el pasado. Aunque, dicho nerviosismo podía deberse más a la presencia de su antiguo líder supremo en la sala.
Pese a sus nervios, Karna logró mantenerse firme. Tras aclarar su garganta, tomó un papel y comenzó a hablar:
"¡Haciendo su ingreso, la familia Argento-Cumberland!"
Tras aquel anuncio, las puertas de la sala principal se abrieron, lo que provocó que todos los invitados, al menos aquellos que conocían el protocolo, se levantaran. Aquellos que no estaban familiarizados con este tipo de ceremonias se demoraron un poco, pero al ver que el resto se ponía de pie, se dieron cuenta de que debían hacer lo mismo, por lo que rápidamente imitaron las acciones de los demás.
El sonido que llegaba desde el exterior confundió a los presentes. No era el típico ruido descoordinado de varias personas caminando, sino uno solo, sincronizado, como si se tratara de una sola persona. Sin embargo, eso parecía imposible, ya que todos sabían que la familia de Edzard era numerosa. Por eso, cuando los vieron aparecer, no pudieron evitar sorprenderse. Los que conocían a Edzard y su grupo se habían preguntado al principio por qué no estaban Ingvild y Rossweisse, quienes no eran consideradas parte oficial de la familia. Sin embargo, al verlas caminar junto a las demás chicas en una formación triple, comprendieron que eso había cambiado.
“Maldito Ed... ya van siete...” susurró Issei con celos, llorando lágrimas de sangre al ver cómo su amigo seguía sumando amantes.
“Increíble...” murmuró asombrada la madre de Issei al ver a Asia y al resto de las chicas luciendo hermosos vestidos.
Las chicas vestían trajes únicos, cada uno más bello que el otro. El vestido de Asia era de encaje blanco, con mangas acampanadas que se ajustaban a su figura como una segunda piel. La falda caía hasta sus pantorrillas, mostrando unos zapatos blancos de tacón bajo. Aika, por su parte, lucía un vestido de satén rojo con un corsé ajustado y una falda amplia. El escote en V destacaba su figura, y la falda hasta las rodillas dejaba ver unos zapatos negros de tacón alto.
Mittelt, con su gusto por lo costoso, llevaba un vestido de brocado dorado con cuello alto y un corsé muy estructurado. Aunque su vestido largo no permitía ver bien su calzado, había optado por zapatos blancos de tacón bajo. Valerie, fiel al estilo de su ascendencia, vestía un vestido victoriano en tonos azul claro y plata, con un corsé elaborado y mangas acampanadas. Complementaba su atuendo con zapatos negros de época, dándole un aire atemporal que encajaba perfectamente con ella.
Lint optó por un vestido de tafetán plateado con corsé ajustado y falda amplia, que le daba un aspecto clásico y sencillo. Su falda hasta las rodillas revelaba unas sandalias de plataforma baja. Rossweisse, después de dificultades para encontrar un vestido que le gustara y que fuera asequible, terminó escogiendo uno de seda color perla. El corsé ajustado con escote en V resaltaba sus curvas, y la falda larga hasta los tobillos dejaba ver unos zapatos blancos de tacón alto.
Ingvild, con un estilo más sencillo, lucía un vestido lila bebé, sin mangas, que destacaba su corsé y escote. La falda llegaba hasta sus rodillas, permitiendo ver los zapatos de tacón alto a juego con su vestido. Finalmente, Yasaka vestía un elegante kimono azul real, adornado con grullas plateadas, y un obi a juego con un nudo elaborado en su espalda.
Cada una de ellas llevaba diferentes joyas como accesorios. Todas portaban coronas, excepto Yasaka, quien llevaba pasadores Kanzashi en su cabello. Las coronas variaban en diseño, con detalles representativos de cada una. La de Asia tenía cruces talladas y esmeraldas incrustadas; la de Aika, símbolos mágicos y pirita dorada. La tiara de Mittelt llevaba alas y cruces invertidas con zafiros, mientras que la de Valerie tenía alas de murciélago talladas con rubíes. La tiara de Lint presentaba alas de paloma y rubíes, mientras que la de Rossweisse tenía runas y aguamarinas que combinaban con sus ojos. Ingvild llevaba una tiara con diseño de alas similares a las suyas y topacios anaranjados, mientras que los pasadores de Yasaka estaban adornados con gemas como rubíes y zafiros.
Por su parte, Edzard vestía un traje negro compuesto por un chaleco de cinco botones y pantalones semi-ajustados del mismo color, con botas de cuero negro adornadas con hebillas de plata grabadas con runas nórdicas. Bajo ese atuendo formal, llevaba una camisa azul claro y una corbata gris oscuro, asegurada por una gema. Sobre sus hombros descansaba una capa negra, sostenida por dos dijes unidos por una cadena de oro.
Si bien la presencia de Edzard y sus parejas llamó la atención, fueron dos individuos quienes realmente captaron la mirada de todos los presentes, ya que eran desconocidos para la mayoría, excepto para unos pocos invitados.
El hombre, vestido con un elegante traje azul oscuro compuesto por un blazer, chaleco y camisa blanco humo, caminaba junto a una mujer que llevaba un vestido turquesa claro, ceñido a su figura como una segunda piel. El vestido llegaba hasta sus rodillas y tenía un sutil corte en la pierna derecha. Aquella mujer era prácticamente un reflejo de Asia, lo que desconcertó a los conocedores de la pareja, quienes comenzaron a especular. La primera teoría fue que se trataba de la hermana mayor de Asia, pero cuanto más los observaban, más se convencían de que probablemente eran los padres de Asia.
Los susurros de aquellos que descubrieron la conexión no tardaron en llegar, sacando una sonrisa al último Lilmothiit. El campeón de Meridia estaba de pie, observando con satisfacción cómo el padre de Asia caminaba junto a su esposa sin necesidad de bastón ni ningún tipo de ayuda. Esto le hizo darse cuenta de que las Parcas habían cuidado bien de ellos y que Edzard no había permitido que su salud se deteriorara. Un hecho que el Vestigio tendría presente cuando hablase con el mocoso. Aun así, esperaba estar presente cuando se revelara que los padres de Asia seguían vivos, algo que, sin duda, sacudiría el mundo sobrenatural de Draconic Deus.
“Esa mujer se parece mucho a la esposa de Edzard... ¿Es la madre de la chica?” preguntó Vali, mientras observaba a la pareja de adultos, intentando discernir si la madre era tan interesante como su hija.
“Sí, es su madre.” respondió Zakir con una sonrisa apenas disimulada.
“Vaya, entonces ese hombre debe ser su padre, ¿no?”
La pregunta de Vali tenía segundas intenciones, algo que Zakir notó de inmediato. Esto hizo que la sonrisa en el rostro del zorro humanoide se ensanchara, encontrando gracioso que el medio demonio quisiera enfrentarse a alguien como Marcoryan.
La sonrisa no pasó desapercibida para los demás, lo que despertó la curiosidad de Kuroka, quien deseaba saber más sobre la familia de la esposa de la persona a quien quería que le diera gatitos.
“¿Por qué esa sonrisa, nya~?” preguntó Kuroka, arqueando una ceja con suavidad.
“Me resulta gracioso que el mocoso Lucifer crea que podría enfrentarse a alguien como Marcoryan.” respondió Zakir con una pizca de burla, revelando el nombre del padre de Asia.
La respuesta del héroe hizo que Vali frunciera el ceño, ya que no consideraba que el padre de la esposa de Edzard fuera tan fuerte. Sin embargo, las siguientes palabras de Zakir hicieron que no solo él, sino todos los presentes, entendieran mejor el poder que el padre de Asia podría tener.
“Mocoso, sabes que la magia de Restauración es el equivalente a la magia sagrada en este mundo, ¿verdad?” La pregunta del Lilmothiit fue respondida con asentimientos por parte del equipo de Vali. “Bien, verán... el padre de Asia es lo que llamamos un Templario.”
“¿Templario? ¿Como los caballeros medievales cristianos que fueron acusados de herejía y condenados a la hoguera?” preguntó Le Fay con curiosidad, fascinada por el hecho de que ambos mundos usaran una palabra similar para describir a un guerrero.
“No, para nada.” Respondió Zakir rápidamente. “Los templarios de este mundo, según lo que leí, solo eran caballeros con mucho poder económico, pero los templarios en Aurbis son otra cosa. Para empezar, son guerreros que luchan con magia y armas, lo que los convierte en caballeros mágicos. Sin embargo, no son como el mocoso que usa magia de destrucción. No, los templarios usan magia de Restauración como arma... la emplean para potenciar sus ataques, imbuir sus armas con el poder de la luz y curarse a sí mismos y a sus aliados. Ya entiendes a dónde voy, ¿verdad, Vali?”
Las últimas palabras de Zakir fueron un gruñido, indicando que el tema estaba cerrado. Al percatarse de esto, los miembros del equipo de Vali asintieron, dirigiendo nuevamente su atención a los anfitriones de la celebración, quienes ya estaban parados frente al trono, observándolos.
Los ojos de Edzard y su familia estaban enfocados en todos los invitados, observándolos con atención. Todos se mostraban felices de ver a sus amigos presentes, aunque también había personas que habían sido invitadas por asuntos políticos, como los miembros del consejo de los Youkai. Todos los invitados fueron ubicados de tal manera que ninguno se sintiera ofendido.
Dejando de lado a los invitados, la mirada de Edzard se dirigió hacia su familia. Todas sus amantes lucían hermosas, incluso Yasaka, quien, a pesar de ser solo su prometida de manera ficticia, se veía más radiante de lo habitual. Esto provocó que el hijo de Akatosh se sintiera afortunado de tenerlas a todas a su lado, desde Asia hasta Yasaka. Con una sonrisa en el rostro, miró a su suegro, quien le devolvió la mirada con un asentimiento.
Tras ese gesto, Edzard dio un paso al frente, pues debía dar las palabras con las que iniciaría la celebración.
“Buenas noches a todos los invitados.” dijo Edzard con calma, pero con una voz lo suficientemente firme como para que todos en la sala lo oyeran sin necesidad de gritar. Al terminar esas palabras, se dio cuenta de que había captado la atención de todos. Al ver que había logrado su objetivo, se llevó una mano a la boca, y, formando un puño, tosió ligeramente para estructurar sus pensamientos antes de continuar. Tras unos pocos segundos, encontró la manera correcta de expresar lo que planeaba decir. Sin perder más tiempo, volvió a hablar. “Es un placer para mí y para mi familia que todos estén reunidos en este lugar en un día tan especial para nosotros. Si bien hoy es un día dedicado a mis pequeñas, hay algo que quiero compartir con todos ustedes. Sé que muchos se habrán dado cuenta de que hoy me acompañan personas desconocidas para la mayoría… por eso, me gustaría presentarlas antes de dar inicio a esta fiesta.”
Las palabras de Edzard hicieron que toda la atención de los presentes se dirigiera hacia los dos individuos que no habían estado presentes en la celebración de la firma del tratado que otorgaba a los Youkai un hogar en este reino.
Al oír a Edzard, tanto Marcoryan como Zephyra dieron un paso al frente. Los padres de Asia miraban a todos los presentes, mostrando emociones diferentes. Marcoryan se mantenía tranquilo y sereno, pues este tipo de presentaciones eran algo a lo que estaba acostumbrado desde su niñez, y nada comparado con la presión que sintió cuando fue presentado como el prometido de Selene hace años. Por su parte, Zephyra no estaba tan calmada como su esposo, ya que este tipo de ambientes no eran lo suyo. La madre de Asia estaba visiblemente nerviosa, algo que se notaba en el ligero temblor de sus manos. Esto continuó hasta que sintió que alguien tomaba su mano izquierda. Al mirar hacia abajo, se dio cuenta de que era su esposo quien le había tomado la mano.
“Tranquila…” susurró en voz baja Marcoryan mientras apretaba suavemente la mano de su esposa. “No te preocupes. Este tipo de presentaciones son rápidas, y no tenemos que hablar frente al público desde aquí.”
“¿E-en serio?” preguntó Zephyra con cierto miedo en la voz.
“Sí, no tienes de qué preocuparte.”
Las palabras de su esposo lograron calmar a Zephyra, quien sonrió con más confianza ante el público.
Cuando Edzard vio a su suegra más tranquila, volvió a mirar al frente. El hijo de Akatosh había notado su nerviosismo, por lo que retrasó la presentación un poco para darle el tiempo necesario para que se relajara. Ahora que la veía más calmada, era el momento de continuar.
“Es un honor para mí presentarles a una parte de mi familia que creí perdida.” dijo Edzard mientras su esposa se acercaba lentamente hasta estar a su lado y tomaba su mano derecha. Esto hizo que Edzard girara el rostro y le sonriera, gesto que ella replicó. Después de ese breve intercambio, volvió su atención al público. “Como todos saben, mi esposa creció creyendo que sus padres estaban muertos… pero la verdad es otra. Las dos personas que tengo a mi lado son Marcoryan Cumberland y Zephyra Argento, los padres de mi amada esposa.”
La revelación de la identidad de los padres de Asia provocó una ola de murmullos, ya que esa información era desconocida para casi todos. A pesar de ello, los presentes se mostraron felices por la joven, especialmente Mariella, quien lloraba silenciosamente de alegría por su antigua protegida.
“Así que esos son los padres de Asia-san.” comentó Akeno, visiblemente sorprendida por lo que acababa de escuchar. Todos los que conocían a Asia sabían que sus padres supuestamente habían muerto, lo que hacía que esta revelación los dejara perplejos.
“Eso parece.” dijo Xenovia con una sonrisa, feliz por su amiga. Sin embargo, pronto se dio cuenta de algo: si el padre de Asia estaba vivo, podría oponerse a que Edzard tomara más amantes… lo que complicaría su deseo de tener un hijo del hijo de Akatosh. Esta reflexión hizo que frunciera ligeramente el ceño, aunque pronto volvió a su expresión habitual.
“Seguro que Asia-chan debe estar muy feliz por esto.” comentó Miki emocionada, esbozando una gran sonrisa al ver a los padres de Asia con vida.
“Por supuesto.” respondió Zoeticus con un toque de preocupación en su voz. “Ahora solo espero que puedan restablecer una buena relación de padres e hija tras tanto tiempo separados.”
Las palabras del patriarca de los Gremory fueron acompañadas por asentimientos de su esposa, su hijo mayor y su nuera. Ellos comprendían mejor que nadie que, aunque este era un momento feliz, también debía ser complicado, ya que Marcoryan y Zephyra tendrían que reconectar con su hija adulta, algo que no sería fácil. Por ello, mentalmente decidieron no hacer preguntas incómodas a la pareja, a pesar de las dudas que aún tenían sobre lo ocurrido para que desaparecieran. Sin embargo, el hecho de que estuvieran siendo presentados en esta ceremonia y parecieran tener una buena relación con su hija y su familia era más que suficiente para entender que no habían abandonado a Asia por voluntad propia.
El pensamiento de los Gremory mayores era compartido por muchos de los otros adultos presentes, quienes también deseaban que los padres de Asia lograran establecer un vínculo con su hija. Aun así, pese al revelador momento que Edzard había propiciado al presentar a sus suegros, la fiesta debía continuar, por lo que no pasó mucho tiempo antes de que la voz del hijo de Akatosh volviera a resonar.
“FAAS… Ahora, sé que muchos de los presentes tienen algunas dudas, pero las responderé en privado… siempre que sean razonables.” dijo Edzard con una sonrisa que no transmitía calma, sino que causó escalofríos en todos los que la vieron. Esa expresión decía claramente: No me pregunten nada que no quiera responder.
Aquella actitud hizo que Azazel esbozara una sonrisa forzada, mientras se preguntaba qué les daban a los Nirmnianos para actuar de esa forma. Sin embargo, el ángel caído dejó de pensar en ello, creyendo que tal vez era un tema de crianza, o algo que solo ese mocoso llamado Edzard era capaz de hacer.
Sin que nadie lo supiera, la razón por la que todos se sintieron así fue porque Edzard había utilizado la primera palabra del Thu'um de desasosiego, infundiéndoles miedo de forma sutil. Una vez que los corazones de todos los presentes, que se habían acelerado por el Thu'um, se calmaron, el hijo de Akatosh continuó hablando.
“Ahora que el tema de mis suegros ha concluido, continuemos con la fiesta. Pero antes, unas palabras de las madres de las dos niñas.”
Tras esas palabras, Edzard se hizo a un lado, cediendo el paso a Asia y Yasaka. Las dos mujeres se miraron por un instante, y tras un asentimiento mutuo, Asia dio un paso al frente.
Los ojos de la exmonja recorrieron a los invitados. Aunque todos eran amigos de alguna manera, ella comenzó a extrañar algunos rostros. Pese a que le hubiera gustado ver a Aela, Serana y sus amigas del Colegio de Hibernalia, Asia estaba feliz. A pesar de que sus amigas más antiguas no estaban, tenía nuevas amistades con quienes celebrar este momento tan especial. Sin embargo, aunque estaba llena de alegría, también se sentía nerviosa. Ni siquiera en su boda había tenido que hablar ante tantas personas. Aun así, tomó aire, creó un círculo mágico y lo colocó frente a su boca para que todos pudieran escucharla sin necesidad de elevar demasiado la voz.
“B-buenas noches a todos…” comenzó Asia con algo de nerviosismo, pero a medida que pronunciaba esas primeras palabras, el temor se fue desvaneciendo como el azúcar en el agua. “Como madre de Marie, les doy las gracias por estar aquí con nosotros en este día tan especial. Espero que disfruten de la celebración. Muchas gracias.”
Tras esas breves palabras, Asia retrocedió y le dio el turno a Yasaka.
La madre de Kunou se situó frente a los invitados y, a diferencia de Asia, comenzó a hablar con total tranquilidad.
“Buenas noches a todos ustedes.” La voz de la kitsune era serena y elegante, demostrando que tenía la capacidad de mantenerse calmada en situaciones como esta. Y era de esperarse, ya que Yasaka había presidido la apertura de varias celebraciones masivas en su pueblo cuando aún vivían en Urakyoto. “Como madre de Kunou, también les agradezco por estar presentes hoy. Siendo sincera, hasta hace poco nunca imaginé ver a los líderes de varias facciones reunidos para el cumpleaños de mi hija, pero ahora las circunstancias han cambiado. También quiero aprovechar este momento para agradecer la ayuda que las diversas facciones han brindado a mi pueblo, permitiéndoles asentarse en este reino. Sin más que añadir, espero que disfruten de esta pequeña celebración.”
Tras esas palabras, Yasaka miró a su prometido, quien a su vez dirigió una mirada a Asia. Luego, Edzard y su esposa caminaron hasta situarse al lado de Yasaka. Una vez juntos, se miraron nuevamente y asintieron al unísono. Edzard dio un paso al frente para hablar.
“Ya con los saludos protocolarios hechos, es hora de que las dos estrellas de esta noche se hagan presentes.” dijo Edzard con una sonrisa de alegría, mientras Asia y Yasaka conjuraban sendos círculos mágicos.
Los dos círculos mágicos aparecieron a los pies de las escaleras que llevaban al trono, brillando con una intensa luz dorada, algo que sorprendió a todos los presentes, pues no era común que los círculos mágicos irradiaran de esa manera. Sin embargo, si eso ya los había dejado sorprendidos, lo que sucedió a continuación los dejó anonadados. El círculo creado por Asia, diseñado por Edzard tiempo atrás, brilló por última vez antes de dar paso a un remolino de nieve que se convirtió en una suave lluvia de copos que reflejaban la luz de tal manera que parecían pequeñas estrellas suspendidas en el aire.
Al mismo tiempo, el círculo creado por Yasaka, que contenía líneas que recordaban a un circuito eléctrico y estaba formado por un hexágono con círculos en cada esquina, adornados con signos sintoístas, también dejó de brillar. De su interior surgió un remolino, pero este estaba hecho de pétalos de flores de cerezo. Los pétalos comenzaron a llenar la sala, uniéndose a los copos de nieve, creando así una vista impresionante que destacó aún más a las dos niñas que emergieron de los círculos.
Ante los ojos de todos los presentes, de los círculos aparecieron Marie y Kunou. Las dos hijas de Edzard lucían radiantes, casi etéreas, como si no fueran de carne y hueso. Las ropas que llevaban eran dignas de princesas, o incluso de reinas. A simple vista, se notaba que estas prendas no eran comunes ni fabricadas con materiales ordinarios, ya que la calidad era evidente, y su confección era tan perfecta que no parecían haber sido hechas por manos humanas.
Las prendas que ambas vestían eran nada menos que un vestido para Marie y un kimono para Kunou. El vestido de Marie parecía ser de una sola pieza, aunque en realidad constaba de dos partes unidas. La parte superior era un corpiño detallado, bordado con flores amarillas y rojas cuyas ramas estaban adornadas con hilos plateados. Estos bordados estaban hechos con oro amarillo, oro rojo y plata. La parte inferior consistía en una falda de tul blanco, que caía en capas, creando la ilusión de nubes en el cielo. Incrustadas entre las capas, pequeñas perlas y diamantes brillaban como estrellas en pleno día.
Por su parte, el kimono de Kunou estaba confeccionado con una seda tan pura, suave y ligera que parecía un trozo del firmamento traído al mundo. El color base del kimono era un azul profundo, similar al cielo nocturno, adornado con un patrón de flores de cerezo plateadas que brillaban suavemente bajo la luz del lugar. El obi, de un brillante color plateado, contrastaba armoniosamente con el azul del kimono, ciñéndose delicadamente al cuerpo de Kunou. Finalmente, el cuello y los bordes del kimono estaban finamente bordados con hilos de oro y plata, añadiendo aún más elegancia al atuendo.
Aunque los trajes capturaban la atención de muchos, algunos invitados, especialmente los miembros del consejo youkai, centraron su mirada en la joyería que llevaban las dos niñas. Marie lucía una tiara de plata con un diseño que recordaba las ramas de un árbol, adornadas con hojas de esmeralda y flores de diamantes. Pese a su apariencia rústica, el diseño era increíblemente elegante y refinado. Kunou, por su parte, llevaba el cabello recogido en un moño, decorado con un pasador Hana Kanzashi del que colgaban flores de campanilla en diversos tonos púrpura. Estas flores, hechas de amatistas, variaban en tonos de lila y púrpura. Acompañando al Hana Kanzashi, Kunou también llevaba un Tama Kanzashi, un pasador dorado con una esfera decorada con líneas rojas, azules y blancas. Este pasador, hecho de oro puro, estaba adornado con hileras de rubíes, zafiros y diamantes.
Lo que más sorprendió a muchos fue el hecho de que Kunou, quien había perdido todo por culpa del hijo de Molag Bal, ahora tuviera algo de tanto valor. Muchos pensaron que estas joyas debían haber sido un regalo de Edzard para su nueva hija.
Sin embargo, estaban equivocados. Tanto las prendas como las joyas habían aparecido en el estudio de Edzard un día antes. Aunque esto lo sorprendió, también le trajo una sensación de déjà vu, recordando algo similar que había sucedido antes de su boda con Asia en Skyrim. A pesar de ello, simplemente sonrió al ver aquellos hermosos regalos, consciente de que ni siquiera él, un herrero competente, podía haber creado joyas tan bellas, ni los mejores sastres de este mundo podrían haber confeccionado ropas tan sublimes. Finalmente, les entregó las prendas a Asia y Yasaka para que las guardaran hasta el gran día.
Cuando ambas niñas terminaron de aparecer en la sala, abrieron los ojos que habían mantenido cerrados desde que fueron teletransportadas. Al ver a todos los invitados ante ellas, ambas se sorprendieron, pero sabían lo que debían hacer por protocolo, por lo que sin dudarlo, hicieron una reverencia en agradecimiento por la presencia de todos.
La reverencia fue recibida con aplausos, lo que provocó que Marie y Kunou sonrieran de felicidad, dándoles más valor. Marie fue la primera en hablar.
"¡Gracias por venir!" exclamó con alegría y una enorme sonrisa mientras levantaba una mano.
"¡Sí, muchas gracias por venir!" repitió Kunou con una sonrisa en el rostro.
La felicidad de las niñas era contagiosa, y pronto todos los presentes sonrieron. Cuando los aplausos cesaron, las dos jóvenes comenzaron a caminar hacia el frente para recibir sus respectivos regalos.
Lentamente, cada una de las niñas fue recibiendo regalos. Algunos eran ropa, joyería o incluso libros. Muchos de estos obsequios eran de gran valor económico, pero había otros más simples. En un cumpleaños típico de nobles, los regalos baratos habrían sido considerados un insulto, pero para Marie y Kunou eso no importaba. Lo que realmente les alegraba era la presencia de tantas personas en este momento tan especial.
Cuando los invitados terminaron de dar sus regalos, llegó el turno de Edzard para entregar los suyos.
Las dos niñas miraban expectantes, sabiendo que lo que su padre les tenía preparado sería increíble. Con los ojos fijos en él, observaron cómo Edzard caminaba hacia ellas con una sonrisa en el rostro.
"Supongo que ahora es mi turno.” dijo Edzard con una sonrisa.
"¡Sí!" exclamó Marie, con los ojos brillando de emoción.
Kunou, aunque igual de emocionada, no lo mostraba tanto, lo que la hacía destacar al lado de la efusiva Marie.
La vista de sus hijas tan emocionadas hizo que la sonrisa de Edzard se ensanchara aún más. Arrodillándose ante ellas, chasqueó los dedos e hizo aparecer dos vórtices púrpuras. Estos vórtices sorprendieron ligeramente a Kunou, quien aún no se acostumbraba a ellos, pero no apartó la vista mientras dos cofres comenzaban a materializarse desde su interior.
¡Plaf! ¡Plaf!
Ambos cofres cayeron al suelo con un ruido fuerte que sorprendió a los presentes. Algunos invitados miraban los cofres de manera analítica, tratando de discernir de qué material estaban hechos, mientras otros simplemente admiraban su lujoso diseño.
"En cada uno de esos cofres están los regalos para cada una de ustedes... Si bien los hice yo, fueron sus madres quienes me ayudaron a refinar cada una de las imperfecciones que tenían los bocetos originales.” dijo Edzard mientras se acercaba al cofre que estaba frente a Kunou. Al llegar junto al cofre, el hijo de Akatosh se agachó y lo abrió.
Los ojos de todos los presentes se abrieron con asombro al observar el interior. Sobre una cama de terciopelo rosado, descansaba un arco plateado de aproximadamente noventa centímetros de largo. La forma del arco recordaba a un Yumi, el tradicional arco japonés, pero, por su tamaño, no era un Daikyu (arco largo), sino un Hankyu, un arco corto. El arco era una verdadera obra de arte: a diferencia de los típicos arcos japoneses, este no estaba hecho de bambú, sino de un metal que algunos creyeron era plata. Sin embargo, aquellos más experimentados reconocieron el material al instante.
‘Así que usaste adamantio para hacer ese arco... Sí, una buena elección. Aunque es un metal pesado, no lo es tanto como el ébano o el stalhrim...’ pensó Zakir al reconocer el material.
"E-es hermoso..." susurró Kunou, totalmente asombrada, sin despegar la vista de su regalo. La pequeña kitsune jamás había visto algo semejante en toda su vida.
Al escuchar las palabras de Kunou, Edzard y Yasaka sonrieron, complacidos de que le hubiera gustado el regalo. Fue Yasaka quien sugirió aquel presente, sabiendo que su hija siempre miraba con cierta envidia a los jóvenes que practicaban Kyudou. Esa observación le permitió a la líder de los youkai notar la afición de Kunou por el tiro con arco. Por ello, ella y Edzard diseñaron juntos un arco Yumi para la joven kitsune. El arco conservaba las características típicas de su diseño asimétrico, con la empuñadura en el tercio inferior, aunque su tamaño era notable para un arco corto, comparado con los arcos tradicionales occidentales.
Con timidez y algo de duda, Kunou extendió su mano lentamente hacia el arco, temerosa de que este desapareciera en cuanto lo tocara. Sin embargo, cuando su mano finalmente rozó el arco, no desapareció. Al contrario, se sintió extrañamente cómodo en su mano. El cuero negro de la empuñadura era suave y se amoldaba perfectamente a sus dedos. Aunque el arco tenía cierto peso, no era tanto como para ser incontrolable, pero sí lo suficiente para requerir algo de fuerza.
"¿Qué te parece?" preguntó Edzard con una sonrisa en el rostro.
"E-es hermoso... Me gusta mucho... Gracias, papá.” respondió Kunou con una sonrisa, usando por primera vez la palabra 'papá' para referirse a Edzard. Por alguna extraña razón, llamarlo así no le pareció para nada incómodo. De hecho, por primera vez en mucho tiempo, sintió que algo que le faltaba comenzaba a llenarse lentamente.
"No hay de qué, Kunou.” contestó Edzard mientras se acercaba a su hija. Tomando sus manos entre las suyas, la guio para que adoptara una postura adecuada para disparar el arco. "Parece un arco común, pero hay una razón por la que no ves flechas en el cofre... Este arco no las necesita. Las puede crear, pero requiere un combustible especial."
"¿Qué combustible?" preguntó Kunou con sorpresa y curiosidad, ansiosa por saber qué necesitaría para crear las flechas.
La pregunta de su hija hizo que Edzard sonriera, respondiendo con calma. "Tu fox fire."
La respuesta de Edzard no solo sorprendió a Kunou, sino también a Yasaka, pues nadie esperaba que el arco utilizara el poder por el cual los kitsunes tipo kyubi eran tan conocidos.
"Edzard-kun... ¿Cómo es que...?" intentó preguntar Sirzechs, pero Edzard la completó antes de que terminara.
"¿Cómo es que lo hice? No fue sencillo, pero le pedí a Yasaka un poco de su fox fire y logré encontrar la forma de sintonizar el arco con sus llamas. De este modo, Kunou podrá usarlo como un medio para crear ataques más precisos y poderosos."
Las palabras de Edzard provocaron que los ojos de Yasaka se abrieran con asombro. Recordaba que él le había pedido un poco de su fox fire, pero no le dijo para qué lo usaría. Ahora, al saberlo, se sentía aún más complacida, pues no solo había aportado ideas para el diseño, sino que también había contribuido directamente al poder del arco.
"Te diré cómo hacerlo, así que escúchame con atención, Kunou.” dijo Edzard mientras movía suavemente las manos de la joven para que tensara la cuerda de mitril. "Inyecta tus llamas en el arco..."
"P-pero..." comenzó a tartamudear Kunou, preocupada de que sus llamas pudieran herir a Edzard.
"No te preocupes, no me lastimarás.” respondió Edzard con convicción.
"¡Así es, Ku-chan!" gritó Marie, quien había estado observando todo con fascinación. "¡Confía en papá!"
El ánimo de su hermanita le dio a Kunou la confianza que necesitaba. Cerró los ojos por un segundo y conjuró las llamas azules características del fox fire. Las llamas se esparcieron rápidamente por todo el arco, incluyendo la cuerda, y lentamente comenzó a formarse una flecha hecha de fuego azul.
Cuando Kunou abrió los ojos, se sorprendió al ver la flecha de fuego, que parecía mucho más poderosa que cualquier bola de fox fire que hubiera conjurado antes.
"¿Lo sientes, verdad?" preguntó Edzard mientras ayudaba a Kunou a sostener el arco, asegurándose de que no disparara la flecha accidentalmente.
Kunou asintió, pues lo sentía claramente: esa flecha era mucho más fuerte que sus ataques normales.
"Para cancelar un ataque, simplemente deja de alimentar el arco con tu fuego.” comentó Edzard mientras concentraba magia en sus manos. Al reunir suficiente magicka, utilizó casualmente un hechizo de «Disipar magia.” haciendo que el fuego se desvaneciera. "Aunque por ahora, me temo que no podrás hacer eso sin práctica. Necesitarás entrenar... ¿lo entiendes, verdad?"
Kunou había mantenido la mirada fija en la flecha de fuego, y se asombró aún más al ver cómo Edzard la disipaba con tanta facilidad. Aun así, asintió, comprendiendo lo que su padre quería decir.
Al ver el rostro de su hija, Edzard supo que ella había comprendido lo que le había querido decir. Con el regalo de Kunou entregado, estaba a punto de girarse para mirar a Marie y darle su presente, pero antes de que pudiera siquiera moverse, sintió cómo la pequeña dragona se lanzaba sobre él.
"¡Es mi turno! ¡Quiero ver mi regalo!" gritó Marie mientras se abalanzaba, esperando que su padre la atrapara. Edzard, sonriendo, la recibió en sus brazos y la hizo girar en el aire antes de colocarla frente al cofre.
"Je, je, je... Tan impaciente como siempre.” rió Edzard mientras Asia negaba con la cabeza, pero mantenía una sonrisa en el rostro. Todos los miembros de la familia sonrieron, e incluso los invitados rieron divertidos ante la energía de Marie.
Al oír las risas, la pequeña dragona frunció el ceño e hizo un puchero, cruzando los brazos sobre su pecho. Estaba algo fastidiada de que se rieran de ella, pues lo único que quería era ver su regalo y comprobar si era tan increíble como el de Kunou.
Notando la expresión de su hija, Edzard sonrió. Sin hacerla esperar más, se acercó al cofre. Al abrirlo, observó con diversión cómo los ojos de Marie se agrandaban al ver lo que había en su interior. El cofre estaba forrado de terciopelo azul, y sobre él reposaba el regalo de su primogénita.
"Woaaaa..." fue todo lo que pudo decir Marie ante lo que veía.
El regalo que Edzard había diseñado para su hija, y que casi causaba un malentendido con Asia, era ni más ni menos que una daga... o al menos eso parecía. En realidad, se trataba de una espada, pequeña pero claramente una espada. El mango era negro, hecho de ébano, y la empuñadura estaba forrada en cuero suave al tacto. El pomo tenía una forma lobulada con detalles en plata adamantina. La guarda, rectangular y algo ancha, apenas superaba el tamaño de la base de la hoja. Lo que más destacaba era la propia hoja, forjada en Stalhrim. Era delgada, aunque no demasiado, con un característico tono azul, pulida hasta el punto de parecer una pieza única.
Marie extendió la mano con suavidad, tomando la espada.
"Ughhh..." resopló ligeramente cuando casi pierde el equilibrio al levantarla, pero logró mantenerse en pie.
Los ojos de la pequeña dragona brillaban de emoción mientras daba pequeños movimientos laterales con la espada, aunque sin experiencia. En uno de esos movimientos, casi tropezó y cayó, pero antes de tocar el suelo, Edzard la sostuvo, riendo levemente.
"Cuidado, querida. Aún no has aprendido a usarla, así que no intentes moverla demasiado por ahora, ¿vale?"
Marie asintió ante las palabras de su padre.
"No te preocupes si parece pequeña. Esta espada está encantada para crecer contigo. Cuando alcances tu altura final, el encantamiento desaparecerá y solo quedarán los otros hechizos que le he puesto." Explicó Edzard, refiriéndose a los encantamientos que adornaban la espada.
Todos los presentes escucharon con atención la explicación de los encantamientos, sorprendidos de que la espada de Marie compartiera muchas de las mismas cualidades que las armas de sus padres.
Cuando Edzard terminó de hablar, la pequeña dragona sonreía, emocionada de tener también una espada poderosa. Se acercó a Kunou y comenzó a mostrarle su espada, a lo que la joven kitsune respondió enseñándole su arco. Ambas sonrieron ante la situación.
Con los regalos entregados, tanto Marie como Kunou pidieron salir del salón, ya que querían ir a jugar en el jardín. Ante esto, Edzard asintió y todos se dirigieron al jardín principal del castillo, que había sido preparado para la parte más casual de la celebración.
Al llegar al patio, vieron largas mesas llenas de todo tipo de comida y bebida.
"Ahora que lo formal ha concluido, ¡comencemos!" exclamó Edzard con una sonrisa mientras chasqueaba los dedos. Varias figuras fantasmales aparecieron y comenzaron a tocar música. Los presentes se dispersaron por el lugar, algunos conversando mientras otros comían y bebían.
Los adultos formaron grupos para charlar, mientras los niños, incluidas Marie y Kunou, corrían y jugaban por todo el jardín. Aunque ver las ropas de las niñas ensuciarse podría molestar a cualquier padre, Edzard y Yasaka no pensaban detener su diversión en ese momento tan especial.
"Sabes, esta fiesta es más tranquila de lo que esperaba, mocoso.” comentó Zakir mientras se acercaba a Edzard, que estaba acompañado de sus amantes.
"Ya sabes que no soy de hacer fiestas locas, bola de pelos.” contestó Edzard con una sonrisa al ver al viejo héroe. "¿Cómo les ha ido a todos?"
La pregunta tomó por sorpresa a Vali, quien no esperaba que Edzard se preocupara por ellos.
"¿Te preocupas por nosotros, nya~?" preguntó Kuroka con una sonrisa juguetona mientras se acercaba a Edzard, intentando frotarse contra él. Sin embargo, fue detenida rápidamente por Bikou, que la jaló del cuello de su kimono al notar las miradas asesinas de las amantes de Edzard, quienes claramente no estaban dispuestas a dejar que Kuroka se saliera con la suya.
Al ver que la situación podía escalar y causar más problemas, Zakir decidió intervenir rápidamente.
“Bien, por suerte estamos bien. Al final, sí terminamos siendo el blanco de toda la Khaos Brigade… pero no es nada que no podamos manejar. El mocoso de Vali se estuvo divirtiendo.” Respondió Zakir con una sonrisa, antes de mirar a Ingvild y a Rossweisse. “Por tu lado, veo que no has perdido el tiempo… has sumado a dos chicas más a tu familia. Je, ¿ya las has desvirgado o todavía no?”
La pregunta tan directa del Lilmothiit provocó que tanto Rossweisse como Ingvild se sonrojaran de inmediato, pero no fueron las únicas; Asia y Valerie también se ruborizaron notablemente.
Al ver la reacción de las chicas, el zorro humanoide supo la respuesta, por lo que rápidamente intervino antes de que Edzard pudiera decir algo.
“Vaya, parece que al menos lo estás tomando con calma y responsabilidad… Bien, no creo que sea conveniente para ninguna de ellas quedar embarazadas tan pronto, especialmente en estos momentos.”
La mención del embarazo hizo que todas las chicas presentes se sonrojaran aún más y comenzaran a fantasear sobre cómo sería convertirse en madres. Sin embargo, salieron de sus ensoñaciones cuando Edzard finalmente habló.
“¿Podrías no hablar de ese tema por ahora...? No creemos que sea prudente tener más niños… ya cuando se alcance la paz…”
“Entonces dejarán de usar esas pociones anticonceptivas.” remató Zakir rápidamente, con una sonrisa maliciosa.
Aquellas palabras provocaron un sonrojo colectivo, que incluyó también a Aika y Mittelt. Edzard, por su parte, solo soltó un suspiro, claramente cansado de las tonterías de Zakir. Afortunadamente para él, la ayuda llegó en forma de su suegro, quien tomó al zorro humanoide por el hombro.
“Hola, Zakir.” dijo Marcoryan con una sonrisa en su rostro. “Creo que tenemos muchas cosas de las que hablar, viejo amigo. Dejemos que los jóvenes charlen de sus propios asuntos. Además, creo que hay otras personas que quieren hablar con mi yerno.”
Con esas palabras, el Lilmothiit fue prácticamente arrastrado fuera de la escena, lo que sorprendió a todos, excepto a Edzard, quien notó que Zakir había buscado esa salida.
Tras eso, Edzard miró al frente y vio acercarse a Sirzechs, Serafall, Vasco, Michael, Dulio y Azazel. Al verlos, se dio cuenta de que no venían a saludar… No, ellos venían con una petición o, peor aún, con malas noticias.
‘Mierda.’ pensó Edzard, antes de caminar hacia ellos para terminar con el asunto cuanto antes.
Omake:
La luna estaba en lo alto, y todos los niños ya se habían ido a dormir, dejando solo a los adultos y a los jóvenes, entre los cuales se encontraban los miembros del ORC, el consejo estudiantil y el equipo de Vali. Todos, incluidos los integrantes de los mencionados grupos, ya tenían algunas copas de más, ya que habían estado bebiendo vino.
Los jóvenes se habían reunido alrededor de Edzard, quien les estaba contando algunas anécdotas de sus aventuras en Skyrim, más precisamente sobre la vez que fue con Serana en busca del arco de Auri-El.
“A ver si entendí bien… ¿Te cayó el techo de un templo encima y saliste como si nada?” preguntó Issei con los ojos muy abiertos, sorprendido por lo que acababa de escuchar.
“Sí, pero no solo fue el techo del templo, también hubo algunos escombros de una cueva…” Respondió Edzard, casi sin entusiasmo, como si aquello fuera algo común para él.
“Y no fue solo esa vez.” añadió Asia, con el ceño fruncido. El alcohol parecía haberle dado más confianza para hablar. “El día en que él y yo empezamos a salir, también le cayó encima parte del techo de unas ruinas antiguas.”
Aquel fragmento de la historia sobre cómo comenzaron la relación Edzard y Asia sorprendió a quienes no lo sabían, es decir, el ORC, el consejo estudiantil y el equipo de Vali. Todos quedaron asombrados por la fuerza de Edzard, quien había resistido que le cayera lo que debió ser más de quinientos kilos de escombros.
La conversación continuó entre risas y anécdotas divertidas, incluso Vali se unió, lo que, para sorpresa de todos, llevó a Ophis a participar, haciéndole preguntas a Edzard sobre los Dovah. El ambiente era tan ameno que todos los presentes siguieron charlando, hasta que la conversación atrajo la atención de Zakir, quien se acercó e interrumpió con unas palabras.
“Saben, es raro verlos a todos juntos… Al menos a las chicas de este grupo.” comentó Zakir, quien, por la forma en que hablaba, más amistosa y juguetona de lo normal, evidentemente estaba borracho. Esto sorprendió a Edzard, ya que sabía que el viejo zorro era un gran bebedor, capaz de vaciar barriles de hidromiel como si nada.
Este hecho preocupó a Edzard, quien sabía que las personas borrachas podían ser impredecibles, pero fue demasiado lento para detener lo que el Vestigio estaba por decir.
“No sé por qué, pero me parece gracioso verlas a todas juntas…” dijo Zakir, arrastrando un poco las palabras. “¿Sabían que en otros mundos, varias de las mujeres aquí presentes fueron amantes del mocoso?”
La revelación del Lilmothiit descolocó a todos los presentes, incluido Edzard, quien se quedó tan sorprendido que dejó caer la copa de aguamiel que tenía en la mano.
“¿Qué?” fue lo único que pudo decir Rias, siendo la primera en salir de su estupor.
“Lo que oyeron… Hay realidades alternas donde las cosas no pasan como aquí.” confirmó Zakir, aludiendo a la existencia de realidades paralelas.
“E-espera… ¿Nos estás diciendo que hay…” comenzó a preguntar Sona, quien parecía la más desconcertada.
“¿Realidades alternas? Sí... ¿Acaso no lo dije?” respondió Zakir con total naturalidad.
“Bueno, sí, pero… no podemos creerte sin pruebas.” replicó rápidamente Issei, visiblemente celoso, pensando que si lo que decía Zakir era cierto, en algunos mundos Edzard habría tenido algo con las chicas del ORC. Lamentablemente, sus pensamientos se interrumpieron cuando Zakir sacó algunas fotos y se las mostró a todos.
Los ojos de todos, y esta vez, de todos, se abrieron al máximo al ver las fotos que Zakir mostraba. En ellas, se veía a Edzard en diversas fotos familiares, como una en la entrada del palacio, junto a su familia… solo que las fotos no eran exactamente como las que conocían.
La primera mostraba a Edzard junto a Rias, Akeno, Asia y Koneko, todos con el uniforme de la Academia Kuoh, pero lo que dejó de piedra a las chicas del ORC fue que cada una sostenía un bebé en brazos… bueno, en el caso de Rias, tenía dos bebés, que parecían gemelos.
La visión de lo que claramente era otro mundo dejó a todos paralizados, especialmente a Issei, que sintió una oleada de celos. Las chicas que miraban la foto se sintieron extrañas, pues no sabían cómo procesar lo que veían: a sí mismas como jóvenes madres, algo que las sorprendía y confundía a partes iguales.
Rias y las demás chicas del ORC no fueron las únicas sorprendidas. Xenovia e Irina también quedaron boquiabiertas al ver otra foto donde aparecían junto a Lint y Asia, cargando niños de un año cada una, mientras que Edzard, con aspecto de haber salido de una batalla, sostenía a Durandal y a Mimic Excalibur. Asia vestía un uniforme de exorcista, y Edzard tenía un collar con una cruz colgando de su cuello.
Por otro lado, Mittelt miraba con asombro una foto donde Edzard, vestido con el uniforme de la Academia Kuoh, estaba acompañado por ella misma, una Asia con su ropa de monja, y dos ángeles caídos que reconoció como Raynare y Kalawarner… aquello la dejó perpleja, pues sabía que ambas habían muerto en un incidente con los Gremory. Esto la llevó a preguntarse si, en ese mundo, Edzard se habría enfrentado a los Gremory.
Sona y su grupo también quedaron sorprendidos al ver otra foto donde Edzard aparecía con el uniforme de la Academia, pero con la diferencia de que llevaba un parche en uno de sus ojos, lo que las aterrorizó, ya que no podían imaginar cómo alguien como él habría perdido un ojo. En esa foto, Edzard tenía el brazo rodeando a Sona y Tsubaki, lo que molestó tanto a Saji como a Kiba, especialmente a este último, quien no podía explicar por qué le disgustaba ver a Edzard abrazando a la vicepresidenta del consejo estudiantil.
Si bien todas esas fotos eran impresionantes, ninguna se comparaba con la que veían Le Fay y Ravel, en la que aparecían junto a Edzard y Asia, pero vestidos con uniformes militares, él del ejército del Reino Unido y Asia del de Italia. Aquella imagen las dejó sin palabras, pues no esperaban ver a Edzard en un uniforme militar, aunque debían admitir que le quedaba bastante bien.
Así, siguieron viendo más fotos, todas mostrando a Edzard con diferentes miembros del grupo presente. Una de las más destacadas mostraba a Edzard con el equipo de Vali, incluyendo a Ingvild, y otra donde vestía ropa de Skyrim junto a Asia y Rossweisse mientras estaban en lo que parecía ser una casa vikinga antigua.
Todas estas fotos dejaron a los presentes completamente atónitos, pero no por mucho tiempo, ya que Issei y Saji se lanzaron contra Edzard en un ataque de celos, lo que provocó las risas de Zakir y los verdaderos causantes de esta revelación: un par de príncipes daédricos que observaban la escena mientras bebían vino y brandy, comiendo queso.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, y el capitulo 77 está listo XD
ya vemos que se ha realizado el capítulo del doble cumpleaños y la verdad espero haberlo hecho ben. Vemos que las cosas comienzan a moverse más rápido, algo que deseo hacer, ya que si bien tengo muchas ideas en la cabeza, no quiero sobre exagerar y agregar sucesos que luego no pueda integrar correctamente.
Tambien vemos algo más… Crom Cruach no está muerto, al menos no definitivamente. Lo que Mannimarco ha hecho es simple, convertirlo en su mascota personal, por lo que tendremos muchas apariciones de Crom durante varios capítulos futuros, en especial cuando ya nos estemos acercando a la recta final
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 79
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 7 8
— Cuando te enfrentas al salvaje mundo que hay fuera de las aldeas en Tamriel, a veces siempre es bueno tener un amigo animal para que te ayuda… siempre pueden salvarte la vida. —
Dicho común por los mercaderes de animales de compañía.
El sol brillaba en todo su esplendor, iluminando una playa paradisíaca en el Caribe. La playa tenía la forma, o al menos daba la impresión, de una herradura. Las arenas eran blancas y suaves, contrastando maravillosamente con las aguas cristalinas de color turquesa. Esta joya del Caribe era la playa Flamenco, en Puerto Rico.
En lo que podía considerarse un verdadero paraíso en la Tierra, se veían muchos humanos disfrutando del día. Estaban ahí buscando paz y tranquilidad, ya fuera nadando, buceando o simplemente descansando sobre la arena blanca para broncearse. Aunque la playa estaba repleta de personas, había unos pocos que no eran humanos. Entre ellos estaban Edzard, Asia, Yasaka, Kunou y Marie, quienes habían acudido a disfrutar del segundo día de festividades por los cumpleaños de las dos pequeñas.
El plan del día había sido decidido por las niñas. Comenzaron con un desayuno en Okinawa, donde pasaron unas horas disfrutando de la ciudad. Luego viajaron a esta playa caribeña para almorzar y pasar el resto del día. La razón por la cual eligieron esta playa, en lugar de quedarse en Okinawa, era simple: ni Kunou ni Yasaka habían estado antes en playas fuera de Japón, por lo que esta sería una experiencia nueva para ellas. Finalmente, planeaban cerrar el día con una cena en la Riviera Italiana, en Portofino, donde tenían reservaciones en un restaurante de lujo.
Edzard estaba terminando de colocar la sombrilla en el lugar donde descansarían cuando no estuvieran bajo el sol. El hijo de Akatosh vestía unas bermudas azules con detalles negros que formaban un dragón en vectores. A diferencia de otras visitas a la playa, en esta ocasión no tenía el torso descubierto, sino que llevaba una camisa gris humo con palmeras negras estampadas.
“Ya terminé…” dijo para sí mismo Edzard mientras observaba su alrededor.
Los ojos del dragón repasaban a los humanos en la playa, fijándose en su comportamiento. Muchos vestían de manera similar a él, pero otros solo llevaban bermudas o trajes de baño, mientras que las mujeres lucían sus propios bikinis. Algunas vestían trajes de baño discretos y moderados, mientras que otras optaban por bikinis algo más reveladores.
'Ummm... aún no entiendo esta necesidad de algunas mujeres humanas de llamar la atención de esta manera... Aunque, por lo que he aprendido, no todas actúan así. Aun así, es desconcertante.' Pensó Edzard con curiosidad, ya que en Skyrim, desnudarse tanto era casi una sentencia de muerte por hipotermia. Sin embargo, por mucha piel que mostraran, ninguna de esas mujeres lograba emocionarlo; sus amantes eran mucho más hermosas y poseían mejores cuerpos.
“¡Ed!”
La voz de Asia resonó por encima del murmullo de los humanos. Al oírla, Edzard giró la cabeza y lo que vio lo dejó sin palabras una vez más. Aunque normalmente no dejaba que su rostro reflejara lo que pensaba, en momentos como este era imposible no demostrar que, al fin y al cabo, era un joven varón.
El rostro de Edzard se sonrojó al ver a Asia y a Yasaka con sus respectivos trajes de baño. Ambos atuendos realzaban las figuras de las mujeres. El bikini de Asia consistía en dos piezas celestes, con un lazo blanco en la parte superior y volantes blancos en la parte inferior. Yasaka, por su parte, llevaba un bikini blanco de dos piezas decorado con anillos dorados. Ambas lucían sudaderas ligeras: celeste para Asia y blanca para Yasaka.
“¿Qué tal nos vemos, Ed?” preguntó Asia con una sonrisa al notar la reacción de su esposo.
Al principio, Edzard permaneció en silencio, incapaz de hablar… o, mejor dicho, no le dieron tiempo, pues Yasaka intervino antes que él.
“¿Bien? ¿Hermosas? ¿Deseables?” preguntó con tono ligeramente coqueto la kitsune, intentando aumentar el sonrojo en el rostro de Edzard.
Ante las nuevas preguntas de Yasaka, Edzard hizo una pausa. Mirando a la kitsune y viendo su sonrisa, decidió darle una respuesta a la altura. Caminó hasta ella y le susurró algo al oído.
“Todo eso junto…” respondió Edzard con una sonrisa, observando cómo Yasaka se quedaba congelada por un segundo. Tras ello, la líder de los youkai de Kioto se sonrojó intensamente.
“E-e-e-e-eh…” fue lo único que pudo decir Yasaka, sorprendida por la respuesta. Sin embargo, tras unos segundos más, sonrió y miró a su prometido con cariño.
“¿De verdad?” preguntó Yasaka mientras se acercaba más a Edzard, quien ya estaba junto a su esposa.
“Sí, ambas se ven muy hermosas.” Respondió Edzard con una sonrisa, rodeando con su brazo derecho la cintura de Asia.
“E-E-E-Ed…” fue lo único que pudo articular Asia, sintiéndose avergonzada por el gesto de su esposo.
La escena provocó una leve envidia en Yasaka, quien se acercó al lado izquierdo de Edzard, pegando su cuerpo al de él. La acción tomó por sorpresa a Edzard por un segundo, pero luego de un instante, negó con la cabeza y, sonriendo, rodeó la cintura de Yasaka con su otro brazo.
Las dos mujeres se pegaron aún más a Edzard, lo que provocó los celos de varios humanos que los observaban. Algunos comenzaron a murmurar, pero ninguno de los tres les prestó atención, pues en ese momento llegaron las verdaderas protagonistas del día, Marie y Kunou.
Al igual que sus madres, las niñas llevaban trajes de baño. Sin embargo, los de ellas eran más recatados y acordes a su edad. Marie, vestía un traje de baño de cuerpo completo de color rosa claro, mientras que Kunou, lucía uno blanco. Sobre sus cabezas llevaban sombreros de ala ancha hechos de paja.
“¡Papá!” gritó Marie con una sonrisa mientras se acercaba corriendo junto a Kunou.
Las dos niñas llegaron junto a sus padres y, mirándolos, hablaron.
“¿Q-q-qué tal nos vemos?” preguntó Kunou con timidez, poco acostumbrada a vestirse de esa manera.
La pregunta de la pequeña fue recibida primero con sonrisas de sus padres, y luego con respuestas.
“Se ven muy bien.” dijo Asia con una sonrisa cálida.
“Sí, tanto que me temo que algunos chicos no le quitan la vista de encima a mi pequeña Kunou.” añadió Yasaka con una sonrisa pícara, buscando molestar un poco a su querida hija.
La respuesta de Yasaka provocó que Edzard frunciera el ceño y mirara a su alrededor, notando que algunos jóvenes observaban a su hija. Esto lo hizo gruñir internamente y comenzó a memorizar sus rostros, decidido a darles una lección si llegaba a ser necesario.
Pero no solo Edzard se molestó, Marie también lo hizo. De repente, y con un movimiento muy rápido, abrazó a Kunou con fuerza. La acción sorprendió no solo a Kunou, sino también a los padres de ambas niñas.
“¿Marie?” preguntó Kunou, desconcertada, mientras devolvía el abrazo sin saber por qué su mejor amiga actuaba así.
“Nadie se llevará a Kunou de mi lado.” respondió Marie de manera posesiva, algo que dejó a todos asombrados.
La reacción de Marie provocó que Edzard, Asia y Yasaka se miraran entre sí, sin entender bien lo que acababa de pasar. Sin embargo, la más confundida era Kunou, quien sentía sus mejillas arder. Aunque las palabras de Marie no tenían un significado oscuro, Kunou no pudo evitar sentir que había una especie de "marca territorial" en ellas, como si la pequeña estuviera diciendo que le pertenecía. Pero eso no podía ser, pensó Kunou, descartando rápidamente ese pensamiento absurdo. Después de todo, Marie solo tenía tres años, lo que significaba que no tenía edad para pensar en ese tipo de cosas.
Sonriendo para sí misma por lo tonto de su idea, Kunou miró a sus padres.
“G-gracias.” dijo con timidez, mientras seguía abrazada a Marie, quien la soltó tras escuchar sus palabras.
“No hay nada que agradecer.” intervino Edzard, sumándose a la conversación. “Es la verdad. Hoy las dos están muy lindas.”
Tras decir eso, el dragón soltó a Yasaka y a Asia, y se acercó a sus hijas. Cuando estuvo frente a ellas, juguetonamente les dio un suave toque en la nariz a ambas, lo que provocó que se taparan el rostro con las manos.
“¡Mou! Eso fue grosero, papá.” dijo Marie con una sonrisa antes de mirar hacia la playa. “¿Puedo ir con Kunou a jugar al mar?”
“Claro, no le veo ningún problema.” respondió Edzard con una sonrisa, mientras regresaba con Asia y Yasaka. “¿Y ustedes?”
“Yo tampoco veo problema, siempre y cuando se queden en un lugar donde podamos verlas.” dijo Asia con una sonrisa algo forzada. No quería apartar la vista de su hija, pero entendía que no podía ser sobreprotectora en un día como ese.
“Estoy de acuerdo, pero quiero que se mantengan visibles y, si algo pasa, griten con fuerza.” añadió Yasaka, mirando a su hija con una mirada que claramente le pedía mantenerse alerta.
“Bueno, ya saben. Pueden ir a jugar, pero no se alejen mucho y asegúrense de que podamos verlas.” concluyó Edzard.
Al escuchar la aprobación, las dos niñas se miraron y, sonriendo, comenzaron a correr hacia la orilla del mar, alejándose de sus padres para disfrutar del agua.
Los ojos de los tres adultos siguieron a las niñas hasta que las vieron detenerse y comenzar a jugar en la orilla, asegurándose de que estuvieran en un lugar “seguro”. Tras confirmarlo, Edzard, Asia y Yasaka se sentaron en las toallas bajo la sombrilla.
“¿Qué querían de ti?” preguntó Asia, desviando su atención de su hija por un momento y mirando a su esposo.
La pregunta se refería a lo que Edzard había discutido con Azazel, Vasco, Michael, Sirzechs y Serafall detrás de bambalinas durante la fiesta de cumpleaños de sus hijas.
Al escucharla, Edzard se llevó una mano al mentón, frunciendo el ceño al recordar la conversación, lo que provocó que Asia y Yasaka lo miraran con curiosidad. No era común verlo hacer ese tipo de gestos.
“¿Tan grave es lo que está pasando?” preguntó Yasaka con una mezcla de curiosidad y preocupación palpable.
“No es exactamente grave, pero algunas cosas serán tediosas de resolver.” respondió Edzard, su tono mostrando algo de molestia.
La respuesta de Edzard confundió un poco a las mujeres, quienes se inclinaron más hacia él.
“¿A qué te refieres con eso?” preguntó Asia, claramente intrigada por lo que su esposo estaba a punto de decir.
“Bueno… verán…” comenzó Edzard, dispuesto a explicar los problemas que afectaban a las tres principales facciones, o mejor dicho, a dos de ellas, ya que Azazel había mencionado algo ajeno a su propia facción.
“Así que algunos exorcistas están rebelándose contra la Iglesia porque creen que los demonios y los ángeles caídos son los responsables de traer a los daedras a este mundo… No puedo creer que sean tan tontos.” comentó Asia, soltando un suspiro de resignación.
“Sí.” respondió Edzard, mirando el cielo un instante, como si buscara una respuesta allí.
“La verdad, no me sorprende mucho.” comentó Yasaka, captando la atención de Asia y Edzard.
“¿Por qué lo dices?” preguntó Asia, intrigada.
“Asia, la Iglesia ha luchado contra los demonios y los ángeles caídos durante siglos. Antes de la llegada de los daedras, ellos eran los enemigos a vencer según sus creencias. Y ahora les dicen que esos mismos enemigos ya no lo son, sino que deben aliarse con ellos para luchar contra seres de otro mundo… No sé tú, pero si no supiera de los daedras de primera mano, también creería que fueron traídos por los demonios o los ángeles caídos. Después de todo, esas dos facciones no son muy queridas por las demás.” explicó Yasaka, suspirando al recordar algunos incidentes con miembros de esas facciones.
Al escuchar estas palabras, Asia se dio cuenta de que Yasaka tenía razón. Aunque había creído que la amenaza de los daedras era razón suficiente para unirlos a todos en la defensa de sus hogares y familias, parecía haber subestimado la complejidad de la situación.
El silencio reinó por unos segundos tras las palabras de Yasaka, hasta que Edzard decidió romperlo nuevamente.
“Tienes razón sobre la iglesia... si soy sincero con mis sentimientos, esa institución no me gusta. No es que odie a los cristianos, respeto todas las religiones... pero la iglesia como tal, esa organización, ha provocado las peores matanzas por fanatismo estúpido, y hay algo que nunca les perdonaré... Si no los he destruido, es porque no quiero que alguien se entristezca.”
Las palabras de Edzard sorprendieron a las dos mujeres, quienes sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos. Edzard había hablado con una frialdad y dureza inusuales. Aun así, Yasaka entendió la razón por la cual él no había atacado a la iglesia, al igual que Asia. La razón era la misma Asia, pues, pese a toda la mierda que la institución había lanzado sobre ella, aún conservaba buenos recuerdos de su tiempo en ella, y eso era lo que frenaba la mano de su esposo.
“¿Qué harás para solucionar el tema de los exorcistas, Ed?” preguntó Asia después de unos segundos de silencio ante las palabras de su esposo.
La pregunta hizo que Edzard suspirara. Aunque la lógica militar y los numerosos tratados de tácticas que había leído le indicaban que lo más eficiente sería eliminar a los rebeldes, sabía que no podía hacerlo. Había dos razones para ello: primero, esos rebeldes eran soldados entrenados, valiosos como activos de guerra; y segundo, Vasco le había hecho prometer que no los mataría, ya que quería demostrar que la iglesia estaba aplicando sus principios de piedad y perdón.
“En un principio pensé en liquidarlos... nunca he sido fan de dar segundas oportunidades... pero la situación va a escalar en el futuro, así que necesitamos toda la ayuda posible. Matar a un grupo de humanos entrenados sería estúpido y contraproducente... así que optaré por la vía del diálogo. Hablaré con ellos para hacerles ver el peligro que representan los daedras y sacarles de la cabeza la idea de que los demonios y los ángeles caídos fueron quienes trajeron a los daedras a este mundo.”
Al escuchar la razonable respuesta de Edzard, ambas mujeres asintieron. Aunque no les agradaba del todo oír cómo Edzard mencionaba matar con tanta facilidad, entendían que la situación mundial actual demandaba decisiones difíciles y, quizás, poco éticas.
“Ahora, sobre el tema de Lilith... ¿qué planeas hacer allí?” preguntó Yasaka, recordando cómo el hijo de Akatosh había mencionado que dos de los Maous habían solicitado la ayuda de Valerie y de Asia para curar a Lilith... y no solo eso, también habían pedido la ayuda de Edzard.
Al escuchar la pregunta, Edzard soltó un suspiro. Sentía que lo estaban usando para evitar esforzarse en encontrar la solución ellos mismos.
“No lo sé... creo que esta vez dejaré que Asia y Valerie tomen la decisión.” Respondió tras unos segundos de reflexión.
Al oír esa respuesta, Yasaka miró a Asia, quien tenía los ojos abiertos de sorpresa.
La sorpresa de la joven ex monja no se debía a que fuese la primera vez que su esposo le dejase la toma de decisiones, sino porque no esperaba que sucediera en ese momento.
“No entiendo por qué pareces sorprendida, Asia... no es como si fuera tu dueño y no te dejara tomar tus propias decisiones.” Comentó Edzard al ver la expresión en el rostro de su esposa.
“Lo sé, pero solo me tomó por sorpresa que me lo preguntaras aquí...” Respondió Asia, mirando a su esposo. Luego comenzó a reflexionar sobre qué decisión tomar. No le tomó mucho tiempo, pues sabía lo que debía hacer. Mirando a Edzard, finalmente dijo: “Creo que lo mejor es que les ayudemos, Ed... no solo porque es lo correcto, sino porque, si lo manejamos bien, esto podría ayudar políticamente a Ingvild.”
Los ojos de Edzard se abrieron de par en par al escuchar aquello. Se había olvidado del tema de Ingvild. Al darse cuenta, se llevó una mano a la frente y se dio un golpe que asustó a Yasaka y a Asia.
“Ed, en nombre de Amaterasu... ¿por qué has hecho eso?” preguntó Yasaka, llevándose una mano al pecho, sorprendida por la acción de Edzard.
“Es que me olvidé de que Ingvild tendrá su debut en el Inframundo pronto...” Respondió, sintiéndose avergonzado.
Esta respuesta sorprendió a Asia, pues sabía que su esposo no era de olvidar cosas importantes. Su mente debía de estar muy ocupada con otros asuntos.
Cubriéndose el rostro con la mano, Edzard comenzó a sentirse mal, no podía creer que él mismo había olvidado algo tan crucial. Sin embargo, antes de seguir torturándose por ello, sintió que alguien tocaba sus hombros. Al mirar, vio que eran Asia y Yasaka, ambas con sonrisas en sus rostros.
“Tranquilo, Ed... es normal que lo hayas pasado por alto. Tienes muchas cosas en la cabeza con todo lo que está ocurriendo.” Comentó Asia con una sonrisa, intentando animar a su esposo.
“Sí, Ed... incluso si eres un dragón poderoso, solo eres un individuo. No puedes ser perfecto ni recordarlo todo.” Añadió Yasaka con una sonrisa amable.
Al verlas sonreír, Edzard también sonrió y soltó un suspiro.
“Es verdad... supongo que tendré que compensar a Ingvild por esto, y ya sé cómo.” Dijo, levantando su mano derecha.
Al escuchar esto, tanto Yasaka como Asia sonrieron. Habían logrado lo que querían al hablar con él. Entonces, decidieron tocar el último tema: la razón por la que Azazel había querido hablar con él.
“Parece que Azazel ha descubierto que todo lo que les hicieron a esos humanos solo es posible con un conocimiento completo del cuerpo de un Nirmniano...” dijo Edzard, compartiendo lo que el ángel caído le había dicho.
Estas palabras sorprendieron a las mujeres, revelando que Rizevim y Euclid no solo estaban siendo ayudados por daedras, sino también por un Nirmniano.
“¿Qué clase de Nirmniano crees que sea?” preguntó Yasaka, esperando que su prometido tuviera alguna idea.
“Lo más probable es que sea un nigromante... no hay mortales más conocedores del cuerpo que un nigromante en Nirn. Para mejorar, abren cadáveres y seres vivos para aprender cómo funciona y como aplicar mejor su magia.” Respondió Edzard, lo que provocó muecas de desagrado en Asia y Yasaka.
“¿Crees que sea solo un mortal o también un Adalid daédrico?” Preguntó Asia, temiendo que pudiera ser un adalid, lo que podría indicar una alianza con un príncipe daédrico.
“No creo que sea un adalid... los únicos adalides daédricos que serían nigromantes son los de Bal, porque los de Namira preferirían comerse el cadáver antes que estudiarlo. Y el resto de príncipes daédricos no son tan aficionados a la nigromancia.”
La mención de otro príncipe daédrico sorprendió a Yasaka, quien recordó que Namira era la princesa daédrica de la putrefacción y la repulsión, y que sus seguidores solían ser caníbales que se alimentaban de cadáveres. Solo pensar en esa práctica, algo tan abominable para su mente, hizo que la kitsune se estremeciera por la repulsión que sintió en ese momento.
“Sí, te entiendo... yo también me sentiría asqueado al oír lo que hacen los seguidores de Namira.” comentó Edzard al ver la reacción de Yasaka.
Al escucharlo, la líder de los youkai miró a su prometido y asintió, para luego hacer otra pregunta.
“Si no son adalides, ¿quién crees que es el aliado de Rizevim?”
“Ummm... no puedo saberlo... aunque la nigromancia no es una magia muy común, la verdad es que sus usuarios suelen estar ocultos. Los únicos visibles son los más jóvenes e inexpertos, que no pueden controlarse y suelen llamar la atención, lo que provoca que se les ponga precio a sus cabezas.”
La respuesta de Edzard hizo ver a Yasaka y a Asia que no sería fácil descubrir quién era el nirniano que estaba apoyando al hijo de Lucifer. Algo que las preocupó bastante, ya que la falta de información podría costar muchas vidas. Sin embargo, antes de que la preocupación se instalara más profundamente en ellas, Edzard volvió a hablar.
“Aunque esto es preocupante, lo mejor es dejarlo de lado por hoy... este es un día especial, y no sería justo para ellas que estemos pensando en trabajo cuando debemos enfocarnos solo en su felicidad.”
Al oír esas palabras, ambas mujeres asintieron, reconociendo que tenía razón. ¿De qué servía estresarse y preocuparse por algo cuando aquel era un día festivo para ellas? Así que, mirándose entre sí, sonrieron y decidieron no hablar más del tema. Luego comenzaron a relajarse, disfrutando del día en la playa.
Mientras sus padres hablaban de los problemas que estaban surgiendo en algunas facciones, Marie y Kunou jugaban tranquilamente en la playa.
“¡Ja, ja, ja...! ¡Vamos, Ma-chan!” gritó Kunou divertida mientras corría por la orilla, seguida de cerca por Marie.
“¡Espérame, Ku-chan!” respondió Marie entre risas, intentando alcanzar a su amiga.
Las dos niñas se divertían jugando a las atrapadas, completamente absortas en su propio mundo, sin preocuparse por lo que ocurría a su alrededor.
Estaban tan inmersas en sus juegos que sin darse cuenta se alejaron de la playa, llegando cerca del área boscosa en los extremos. Al percatarse de esto, inicialmente sintieron un poco de miedo, pero ese temor se disipó en cuestión de segundos, dando paso al innato deseo de exploración que suelen tener los niños.
“Ku-chan... ¿piensas lo mismo que yo?” preguntó Marie, mirando el bosque frente a ellas.
“Sí... pero sabes que no podemos hacerlo, ¿verdad?” respondió Kunou. “Prometimos no alejarnos de la playa y quedarnos donde puedan vernos.”
Al escuchar la mención de la promesa, el impulso de aventura que habían sentido pareció diluirse un poco... al menos por unos segundos, pues pronto volvió con fuerza, sobre todo en Marie.
A pesar de que quería explorar, la pequeña dragona sabía que no era correcto romper su promesa, así que, algo decepcionada, soltó un suspiro y estuvo a punto de regresar a la playa junto a Kunou. Sin embargo, se detuvo de repente al captar un sonido.
“¿Oíste eso, Ku-chan?” preguntó Marie, mirando hacia el bosque.
“Sí, yo también lo escuché.” respondió Kunou, que también había oído el ruido.
El sonido era una conversación muy amortiguada, que parecía provenir del interior del bosque.
La curiosidad, que había sido momentáneamente sofocada por la promesa, volvió a resurgir con fuerza. Poco a poco, ambas niñas dieron un primer paso hacia el bosque. Una vez que dieron el primer paso, el segundo y el tercero fueron más fáciles, y pronto no pudieron controlar sus pies, corriendo rápidamente hacia el origen de los sonidos.
Cuando llegaron al lugar de donde provenía el ruido, se detuvieron de golpe, sorprendidas por lo que vieron... o más bien, por lo que no vieron. Frente a ellas no había nadie, solo más árboles.
“No entiendo... estoy escuchando palabras amortiguadas, pero no veo nada.” dijo Kunou, mirando hacia adelante sin encontrar nada.
“Sí, yo también...” añadió Marie, haciendo un puchero, decepcionada por no haber encontrado algo interesante.
Al ver que no había nada más que árboles, la hija de Yasaka decidió que lo mejor era volver antes de que sus padres notaran su ausencia. Girándose, estuvo a punto de hablarle a Marie, pero se quedó helada cuando vio a su amiga caminar lentamente hacia adelante y desaparecer de repente.
Ver aquello llenó de pánico a Kunou. Aunque no lo mostraba a menudo, el secuestro de Marie y todo lo que sucedió después la había marcado profundamente, generándole una especie de trauma, o al menos eso creía. Ver a su amiga desaparecer de esa manera despertó un miedo primordial en ella. Su cuerpo temblaba y un sudor frío recorrió su piel, helándola.
“M-M-Marie...?” fue lo único que pudo decir la kitsune, pero en ese momento vio, con sorpresa, cómo la cabeza de su amiga aparecía de la nada.
“¡Ku-chan!” gritó Marie con una sonrisa en el rostro.
El grito sobresaltó a Kunou, quien tropezó y cayó de espaldas al suelo, soltando un pequeño quejido de dolor, lo cual preocupó a Marie.
Al ver a su amiga en el suelo, la pequeña dragona salió corriendo hacia ella y se arrodilló a su lado.
“¿Estás bien, Ku-chan?” preguntó Marie con preocupación.
Cuando la kitsune miró a su hermanita, la abrazó de repente, sorprendiendo a la dragona.
“¿Ku-chan?” preguntó Marie, algo desconcertada.
“No vuelvas a desaparecer así, Ma-chan.” respondió Kunou con la voz entrecortada.
Al oír a su amiga hablar de manera tan emocional, Marie se sintió mal y, rodeando el cuerpo de la kitsune con sus brazos, le prometió no hacerlo de nuevo.
Cuando las emociones de la pequeña kitsune estuvieron más calmadas, Kunou le preguntó a Marie qué había pasado.
“Ma-chan, ¿cómo es que desapareciste así de la nada?” preguntó Kunou, mirándola a los ojos.
“No lo sé, fue gracioso y extraño. Solo caminé y pasé por algo que parecía estar hecho de agua.” Respondió Marie mientras se llevaba una mano a la frente, tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicar lo que había ocurrido.
Al escuchar esto, Kunou se sintió un poco tonta. Ella había estudiado varios tipos de barreras, pues como youkai, sabía que en algunos momentos tendría que utilizarlas para ocultar algo del mundo sobrenatural a los ojos de los humanos normales. Gracias a eso, se dio cuenta de que había una barrera en ese lugar.
“Es una barrera…” susurró Kunou, llamando la atención de Marie.
La pequeña dragona parpadeó, dándose cuenta de lo que había frente a ellas. Así que, mirando de nuevo hacia la barrera, le dijo a Kunou lo que había visto.
“Allá hay personas raras.”
“¿A qué te refieres?” preguntó Kunou, intrigada por esas palabras.
“Son personas que visten todo de negro y están transportando cajas con animales.” Respondió Marie con sinceridad.
Los ojos de Kunou se abrieron de par en par al oírlo, comprendiendo que se trataba de contrabandistas de animales. Al entender lo que estaba sucediendo, se lo explicó a Marie, quien se enfureció. Sabía, por lo que había visto en la televisión, que los contrabandistas de animales hacían sufrir a los animales, especialmente a los más pequeños, y eso era algo que ella no podía tolerar.
“Tenemos que ayudarlos.” Dijo Marie, rápida y decidida.
“No lo sé... No sabemos qué clase de personas son. Tal vez lo mejor sea pedirles a nuestros padres que vengan.” Señaló Kunou con seriedad, intentando que Marie comprendiera que esto podría ser peligroso.
“Sí, pero los malos podrían irse cuando ellos lleguen.” Comentó Marie, mirándola a los ojos, intentando convencerla de que debían detener a los contrabandistas antes de que escaparan.
“No, Ma-chan… es peligroso.” Objetó Kunou.
“Por favor…” pidió Marie con los ojos iluminados como estrellas.
La expresión de Marie terminó ablandando a Kunou, y tras varios segundos, accedió a ir a capturar a los contrabandistas. Esto hizo que Marie saltara de alegría, y sin perder tiempo, tomó la mano de Kunou y la guió hacia el interior de la barrera.
Cuando ambas atravesaron la barrera, Kunou sintió en su propia piel lo que Marie le había descrito hace poco. Lo que vieron dentro era completamente diferente a lo que se podía observar desde el exterior. Desde fuera, el bosque parecía intacto, pero dentro de la barrera el paisaje había cambiado. El bosque había sido talado por completo, creando un claro artificial donde había más de cincuenta personas.
Los humanos iban de un lado a otro, moviendo jaulas, tal como Marie le había dicho. Aun así, Kunou estaba sorprendida, ya que no parecían ser simples contrabandistas. Lo que llevaban en esas jaulas no eran animales comunes; eran criaturas sobrenaturales.
“Por Amaterasu…” susurró Kunou, mientras ambas niñas se movían lo más sigilosamente posible hasta esconderse detrás de una roca, desde donde observaron la escena.
Los ojos de ambas siguieron a un grupo de hombres de aspecto sombrío que transportaban jaulas con criaturas desconocidas para ellas. Esto indicaba que no pertenecían al folclore japonés ni a las criaturas de Nirn.
Entre todos los hombres, uno destacaba por su aspecto autoritario, aparentando ser el líder. Era un hombre de unos cuarenta años, con barba espesa y voz ronca, quien daba órdenes a los demás.
"Rápido, movéos. No tenemos toda la noche." Gruñó el líder, señalando una cueva, o más bien, una especie de búnker subterráneo. Aunque su tono mostraba confianza, sus ojos se movían inquietos, vigilando los alrededores como si temiera que alguien los estuviera observando.
En medio del ajetreo, uno de los hombres, un joven nervioso, tropezó. La jaula que llevaba, cubierta con una tela negra, se tambaleó y casi cayó al suelo. Esto provocó un chillido agudo desde su interior, lleno de miedo y desesperación.
La jaula se movió ligeramente, lo que hizo que el joven palideciera mientras intentaba estabilizarla.
"¡Cuidado, imbécil!" escupió con ira otro contrabandista, un tipo alto con cicatrices en la cara. "Ese espécimen es muy raro a esa edad, y ya tenemos un comprador que ha ofrecido varios millones de dólares por él."
Al escuchar el precio, el joven palideció aún más, consciente de que tenía entre manos una fortuna que casi arruinaba. Con temor, asintió mientras intentaba mantener la jaula en su lugar. Pero antes de que pudiera hacer algo más, su líder, notando lo que había sucedido, habló.
“¡Silencio!” ordenó el líder, frunciendo el ceño mientras miraba a sus subordinados. "No necesitamos más atención de la que ya tenemos. Y tú, mocoso, si no puedes manejar la mercancía, encontraré a alguien que pueda."
El joven, asustado, murmuró una disculpa, mientras sus compañeros se reían entre dientes antes de volver a sus tareas.
Las dos niñas observaron todo con ira, comprendiendo que aquellos sujetos cazaban y capturaban criaturas sobrenaturales para venderlas sin preocuparse por el daño que causaban. Aunque las criaturas sobrenaturales estaban siendo protegidas por los gobiernos, estos actos causaban que algunas atacaran a la población civil, obligando a los agentes de desinformación a intervenir para ocultar la verdad del mundo sobrenatural.
“Ku-chan… tenemos que hacer algo.” Susurró Marie, mirando a los contrabandistas con determinación.
“Lo sé, pero…” murmuró Kunou en respuesta, sintiendo un nudo en el estómago. Sabía lo que debía hacer, pero el miedo la invadía, especialmente después de haber pasado por una experiencia cercana a la muerte durante la misión de rescate de Marie. Sin embargo, cuando Marie le tomó la mano, aquel miedo comenzó a disiparse.
Cuando la pequeña kitsune sintió la mano de su amiga junto a la suya, sus nervios comenzaron a calmarse. Al mirarla, vio que Marie le sonreía de una manera que le infundía valor.
"Tranquila... vamos a hacerlo, juntas."
Las palabras de Marie, que no parecían de una niña de tan corta edad, estaban tan llenas de confianza que lograron inspirar a Kunou. Ella sonrió y asintió.
"Bien... entonces, ¿qué hacemos?"
La nueva pregunta de Marie hizo que la sonrisa de Kunou se esfumara por unos segundos. No entendía cómo, después de esas palabras tan seguras, ahora podía decir algo tan ingenuo. Sin embargo, al observar su apariencia, recordó algo importante: aunque Marie hablara como una niña de casi siete años, la verdad es que no tenía esa edad. Sabía que le tocaba a ella planear cómo enfrentar a los contrabandistas, ya que nada le quitaría esa idea de la cabeza a Marie. Así que comenzó a idear un plan.
Lentamente, examinó el lugar donde estaban los traficantes. El área era lo suficientemente espaciosa como para permitir que los contrabandistas lucharan cómodamente si fueran atacados cuerpo a cuerpo, además de que había espacio para esquivar ataques a distancia. Esto sorprendió a Kunou, pues no esperaba algo tan bien planeado por parte de simples criminales. Esto indicaba que estos traficantes no eran comunes, sino que tenían un líder muy capaz.
'No hay espacio para un ataque cubierto continuo... solo para uno sigiloso...' pensó Kunou con preocupación. Su mejor táctica siempre era atacar desde las sombras, pero en el interior de la barrera no había más que ese único lugar como escondite.
De repente, una duda surgió en la mente de la pequeña kitsune: ¿cómo es que la barrera no había activado ninguna alarma cuando entraron? ¿Cómo habían podido cruzarla sin que los detectaran? Fue entonces cuando comprendió que la barrera solo era de encubrimiento, no de seguridad. Por eso el interior estaba dispuesto de esa forma, para compensar las deficiencias de la barrera.
Los ojos de Kunou recorrían todo el lugar, y su mente ideó un plan sencillo y fácil de ejecutar. Se acercó a Marie y, pegándose a su oído, le contó lo que tenía en mente.
Los contrabandistas seguían movilizando sus nuevas mercancías, una gran cantidad de animales sobrenaturales. Estos contrabandistas no eran magos, sino humanos con contactos en el mundo sobrenatural, específicamente con un clan demoníaco, uno de los remanentes de los setenta y dos pilares. Los demonios los usaban para transportar animales sobrenaturales con el fin de estudiarlos y ver si sus cuerpos tenían alguna utilidad para la sociedad demoníaca o para venderlos como mascotas o familiares a demonios con suficiente poder adquisitivo.
Estas operaciones se llevaban a cabo en total secretismo, debido a los tratados firmados por los demonios con otras facciones. Esta falta de acceso a criaturas sobrenaturales de manera inmediata había llevado a la creación del Bosque Familiar, un lugar donde se colocaban criaturas obtenidas por medios legales para que se reprodujeran y pudieran ser usados como familiares por los demonios.
En este lote, habían recibido bestias más raras de lo normal, aunque la mayoría eran crías, algunas de las cuales podrían morir si no recibían los cuidados adecuados. Sin embargo, a los contrabandistas no les importaba eso, solo les interesaba que no murieran antes de ser vendidas. Lo que ocurriera después no era su problema.
El grupo de contrabandistas usaba esta isla en el Caribe como guarida secundaria y como punto de tránsito clandestino para evitar la vigilancia de los países que estaban en contacto con lo sobrenatural. La barrera colocada por los magos contratados por los demonios era sencilla, lo suficiente para no llamar la atención de un mago de alto rango que pasara cerca.
"¡Apúrense, debemos irnos pronto!" gritó el líder de los contrabandistas. La operación rutinaria estaba tomando más tiempo de lo normal, lo que le causaba preocupación, aunque no tanta como para entrar en pánico. Después de todo, la idea de que alguien los encontrara en ese lugar remoto era muy improbable. Sin embargo, cuando sus subordinados colocaron la última caja en el búnker, algo inesperado sucedió.
¡BOOM!
Una explosión resonó donde estaba uno de los grupos de subordinados. Habían dividido sus fuerzas en dos para guardar la mercancía más rápido. La explosión fue de un fuego azul peculiar, imposible de identificar para los humanos. Aunque no fue extremadamente grande, todos los subordinados del grupo fueron reducidos a cenizas en un instante.
El pánico se apoderó de los contrabandistas, quienes se reagruparon en el centro del claro, mirando en todas direcciones.
"¡Jefe, usted dijo que este lugar era seguro!" gritó uno de ellos, sacando un AKM-47, un arma humana comúnmente utilizada por varios grupos humanos, ya sean de gobiernos o subversivos, e incluso criminales.
El líder gruñó, sacando su propio rifle de asalto del mismo tipo.
"¡Disparen a los alrededores!" ordenó el líder, sin ver al atacante.
A la orden de su jefe, los contrabandistas sobrevivientes comenzaron a disparar ráfagas ininterrumpidas. Cuando sus cargadores se vaciaron, los reemplazaron rápidamente, pero esta vez no dispararon, sino que observaron el entorno.
"Esto es raro... no veo a nadie..." dijo uno de ellos, girándose bruscamente al oír un sonido proveniente de la única roca en el claro.
Esa roca estaba colocada estratégicamente para ocultar sus actividades en caso de que alguien entrara a través de la barrera, lo que la convertía en un punto ciego para ellos.
El líder, dándose cuenta de que el intruso podría estar detrás de esa piedra, gritó mientras apuntaba su arma.
"¡Sal con las manos en alto!"
El silencio que siguió tensó aún más a los contrabandistas. Todos mantenían los dedos en los gatillos, listos para disparar ante el más mínimo ruido. Sin embargo, ninguno disparó cuando vieron lo que surgía detrás de la roca.
Para su asombro, una pequeña niña salió de detrás de la piedra, tropezando ligeramente al hacerlo.
"¿Una mocosa?" preguntó uno de los contrabandistas, levantando su arma.
"No puede ser... esa explosión no pudo haberla hecho una mocosa.” comentó otro, consciente de que el ataque había sido magia.
"Es verdad, debe haber algu-"
Las palabras murieron en su garganta cuando la niña gritó:
"¡FUS! ¡RO!"
El grito captó la atención de todos, y lo que vieron sería lo último que presenciarían en sus vidas. Para su horror, una onda de energía azul salió de la boca de la niña, arrasando todo a su paso. La velocidad de la onda fue tal que en dos segundos llegó a ellos. Los cuerpos de los contrabandistas fueron lanzados como muñecos, chocando contra los árboles cercanos y causando sus muertes al ser aplastados por los troncos arrancados de raíz.
Marie y Kunou, quien había salido de detrás de la roca donde se había escondido para hacer que los contrabandistas bajaran la guardia al ver solo a Marie, observaron cómo aquel claro quedó libre de contrabandistas.
El terreno no estaba tan destrozado como lo había estado el palacio de Yasaka cuando Marie desató su thu'um allí. Esto se debía a que, esta vez, Marie no había usado tanto poder en su grito. Aun así, la fuerza desatada superaba con creces muchos de los hechizos que algunos seres sobrenaturales podían realizar.
"Parece que ya no quedan contrabandistas.” dijo Kunou a Marie, y comenzó a caminar hacia el búnker donde esos criminales mantenían a sus "mercancías".
"Sí.” respondió Marie, siguiendo a Kunou hacia el búnker.
Cuando llegaron, se dieron cuenta de que la entrada estaba completamente sellada. La puerta, una doble compuerta que se levantaba hacia los lados, estaba hecha de acero reforzado, lo suficientemente gruesa como para soportar varios hechizos poderosos antes de ser destruida. Además, era tan pesada que las dos niñas no podían abrirla por sí mismas.
Al percatarse de que no podrían abrirla ni liberar a las criaturas del búnker, se miraron mutuamente con ojos llenos de frustración.
"Creo que no podemos abrirla…" comentó Kunou con pesar, sabiendo que no podía usar el mismo ataque que había utilizado contra los contrabandistas para romper la puerta.
El ataque que Kunou había usado era una flecha de Fox Fire, disparada desde su nuevo arco, el regalo que había recibido de Edzard. La explosión resultante había reducido a los contrabandistas a cenizas, pero utilizar ese mismo poder contra la puerta del búnker sería peligroso, ya que podría acabar matando a las criaturas atrapadas dentro.
Ambas niñas cayeron en un silencio tan profundo que no notaron cuando tres presencias llegaron hasta ellas.
"Ku-chan… ¿qué crees que deberíamos hacer ahora?" preguntó Marie, algo indecisa. Había pensado en usar su thu'um, pero no estaba segura de si sería seguro hacerlo. "¿Crees que sea buena idea usar mi thu'um en la puerta?"
La pregunta de Marie estuvo a punto de ser respondida por Kunou, pero una voz familiar la interrumpió... una voz que las aterrorizó.
"No, cariño, no es una buena idea.” dijo Asia con tono tranquilo.
Al oír la voz de Asia, las dos niñas dieron un brinco, soltando un pequeño grito de sorpresa. Cuando volvieron a posar sus pies en el suelo, giraron lentamente y vieron, con horror, a sus padres.
El miedo se apoderó de ellas. No un miedo por su vida, sino ese tipo de miedo natural que los niños sienten cuando saben que han sido descubiertos y que están a punto de ser castigados.
"¿Se puede saber qué hacen aquí…?" preguntó Yasaka con una sonrisa radiante, pero con los ojos cerrados.
Aquella sonrisa no alivió en absoluto el miedo que sentían las niñas. Sabiendo que huir solo empeoraría la situación, decidieron decir la verdad, esperando que eso aliviara un poco el castigo que les esperaba al día siguiente, pues sabían que no serían castigadas ese mismo día.
Lentamente comenzaron a contar lo que había pasado, explicando todo acerca de los contrabandistas. Esto sorprendió a Asia, Edzard y Yasaka, quienes no podían creer lo que estaban escuchando.
"¿Están seguras de esto?" preguntó Edzard, no porque dudara de sus palabras, sino porque necesitaba confirmarlo para saber qué hacer a continuación.
"Sí, papá.” respondió Marie de inmediato. "Los escuchamos decir que tenían nueva mercancía y oímos el sonido de varios animales".
Kunou asintió, confirmando lo que había dicho su amiga. "Es verdad, también escuché a los animales gruñir y chillar".
Al escuchar esto, Edzard miró a las madres de las niñas y, asintiendo, se acercó a la puerta del búnker. Mientras él avanzaba, Yasaka y Asia se quedaron atrás para reprender a las niñas.
"¿Qué estaban pensando al irse de la playa sin decirnos nada?" preguntó Yasaka con una sonrisa que no lograba ocultar su molestia.
"Yasaka tiene razón. Ustedes prometieron no alejarse de la playa y siempre permanecer donde pudiéramos verlas.” añadió Asia, mirando a ambas niñas con seriedad.
Las palabras de sus madres provocaron que ambas bajaran la mirada, sintiéndose avergonzadas. Aquella vergüenza no nacía del hecho de haber salido a explorar, sino porque sabían que habían roto su promesa.
"No pensamos que fuera a ser un gran problema…" murmuró Kunou, con la vista todavía fija en el suelo.
"¿Que no iba a ser un problema?" replicó Asia, con un tono un poco más severo. "Estamos en un país extranjero donde no tenemos contactos. Si algo les hubiera pasado, no habríamos estado cerca para ayudarlas".
Las palabras de Asia cayeron como pesadas losas sobre los corazones y mentes de las niñas. Entendieron lo que su madre intentaba decirles: podrían haber sido secuestradas o lastimadas. Y eso las hizo sentirse aún peor, sabiendo que la situación reciente no había sido fácil para sus padres.
"Lo sentimos… prometemos no volver a hacerlo.” respondieron al unísono Marie y Kunou, levantando sus ojos llenos de arrepentimiento hacia sus madres.
Al ver las caras de sus hijas, Asia y Yasaka suspiraron y, sonriendo, les dieron un fuerte abrazo. Las niñas respondieron rápidamente al gesto, sintiéndose un poco mejor.
Al separarse, las dos madres tomaron de la mano a sus hijas y caminaron con ellas hacia el búnker. Cuando llegaron, vieron a Edzard observando detenidamente la puerta.
"Ed, ¿qué pasa? ¿Por qué no has abierto la puerta aún?" preguntó Asia, al notar que seguía intacta.
"Estaba pensando en cómo hacerlo... No sabía si usar fuerza bruta o un thu'um, pero temo que cualquiera de esos métodos causaría más problemas. Supongo que la magia será la mejor opción.” respondió Edzard.
Con un movimiento de sus manos, conjuró una esfera gravitatoria dorada que apareció varios metros por encima de la puerta. La esfera generó una fuerza gravitacional tan intensa que las bisagras de la puerta comenzaron a crujir y chirriar. El sonido era tan agudo que todos, excepto Edzard, tuvieron que taparse los oídos.
El estridente sonido duró unos segundos más hasta que, finalmente, la puerta fue arrancada de su lugar con un fuerte estruendo que sacudió ligeramente el claro. La puerta quedó flotando en el aire, y el pasaje hacia el interior del búnker quedó libre.
Al ver el pasaje, Edzard se acercó primero, siempre con la guardia en alto y las manos listas para lanzar un hechizo. No sabía si dentro de ese lugar habría trampas.
"Entren después de mí.” dijo Edzard antes de entrar al búnker.
Yasaka y Asia asintieron, y mirando a sus hijas, les indicaron que las siguieran. Querían asegurarse de que ellas pudieran ser las primeras en escapar si algo salía mal. Las dos niñas asintieron y caminaron tras sus madres.
La familia entró al búnker, avanzando por su interior. Al poner un pie dentro, las luces automáticas del lugar se encendieron, permitiéndoles ver con claridad. El búnker era una sala espaciosa, repleta de cajas cubiertas con telas. Muchas de estas cajas estaban apiladas unas sobre otras.
"Definitivamente son animales.” señaló Edzard con confianza, pues su sentido del olfato captó el inconfundible aroma.
Al escuchar eso, Asia y Yasaka se movieron rápidamente y retiraron las telas, revelando jaulas con diversos animales.
"Son demasiados..." comentó Yasaka, sorprendida. A diferencia de su hija, ella logró reconocer algunas criaturas. "Puedo identificar algunas de los grandes lagos entre Estados Unidos y Canadá."
La mención de la procedencia sorprendió a Edzard, Asia, Kunou y Marie. Esa área era una reserva protegida por varias facciones y el gobierno de los EE.UU.
"Estos contrabandistas han violado al menos quince tratados con sus acciones.” comentó Yasaka mientras se acercaba a una de las criaturas, observando su estado.
Los ojos de la líder de los Youkai se llenaron de lástima al ver al pobre ser enjaulado, notoriamente desnutrido y deshidratado.
"Tenemos que hacer algo.” dijo Asia, atrayendo la atención de todos. "No podemos dejarlos morir... Sé que podemos salvarlos."
"Es posible... pero necesitarían cuidados especiales.” respondió Yasaka rápidamente. "Nosotros no podemos cuidarlos. Deben estar en manos de expertos en criaturas mágicas."
Las palabras de Yasaka entristecieron a Asia, Kunou y Marie, quienes creyeron que no podían hacer nada... hasta que Edzard habló.
"Creo que conozco a alguien..."
Las palabras de Edzard captaron de inmediato la atención de las mujeres, mirándolo con sorpresa y diferentes reacciones.
"¡Yay! ¡Papá, eres genial!" gritó Marie con absoluta felicidad mientras se lanzaba a abrazar a su padre. "¡Siempre sabes qué hacer!"
Las palabras de la pequeña dragona fueron seguidas de asentimientos de Kunou, Asia y Yasaka, quienes también pensaban lo mismo.
La reacción provocó que Edzard se sintiera un poco avergonzado, desviando la mirada mientras se rascaba la nuca.
"No soy tan genial, Marie…" dijo con un toque de vergüenza en la voz.
"¡Sí lo eres! ¡Siempre sabes qué hacer para que todo salga bien!" replicó la pequeña dragona, sonriendo de oreja a oreja.
Aunque Edzard quería seguir discutiendo, supo que no tenía sentido. Una vez que su hija se emocionaba así, era imposible cambiar su opinión. Soltando un suspiro, decidió dejar el tema y se giró hacia Yasaka.
"Yasaka… ¿puedes llamar a Sirzechs?"
"S-sí, claro… pero, ¿por qué?" preguntó la kitsune, algo confundida.
"Llama y dile lo que está pasando. Pídele que envíe a Zatouji. Es el único demonio que conozco que podría saber qué hacer en estos casos.” explicó Edzard, recordando al maestro de familiares que había acompañado a Issei y al ORC cuando buscaron un familiar en el bosque.
Yasaka asintió rápidamente y, sin perder tiempo, contactó a Sirzechs. Tras transmitir el mensaje y recibir una respuesta, le informó a Edzard, quien asintió al escuchar que Zatouji iría con un equipo de especialistas.
"Tenemos que prepararlo todo… chicas, ayúdenme a mover estas cajas.” ordenó Edzard, mirando a su familia. "Asia, Yasaka, ustedes carguen las jaulas que puedan. Kunou, tú haz lo mismo con las más pequeñas. Marie, si puedes, carga algunas cajas, pero no te esfuerces demasiado… ¿entendido?"
"¡Sí!" respondieron todas al unísono.
Se pusieron manos a la obra, moviendo cajas y jaulas. Asia y Yasaka trabajaron en equipo para mover las jaulas medianas y grandes, mientras que Kunou y Marie se encargaron de las más pequeñas. Edzard se ocupó de las más pesadas, usando tanto su fuerza bruta como magia.
Poco a poco, el búnker empezó a vaciarse. Cuando casi habían terminado, Marie encontró una jaula que reconoció como la que aquel joven contrabandista casi había dejado caer.
Se acercó con cautela, retiró la tela y lo que vio dentro la dejó boquiabierta. En el interior había lo que parecía ser un pájaro, pero no uno común. Era grande, con plumaje plateado, casi del tamaño de un águila adulta, pero lo más curioso eran sus alas. No tenía un solo par, sino tres, es decir, seis alas en total.
"Woaaa…" fue lo único que pudo decir Marie, fascinada por la criatura.
La pequeña dragona, completamente cautivada, extendió lentamente su mano para tocarla. El ave no percibió la acción como una amenaza, por lo que también acercó su cabeza.
Cuando finalmente se tocaron, Marie sintió que las plumas plateadas eran tan suaves como una nube, algo inusual para un pájaro.
El ave emitió un suave chirrido, como si estuviera feliz, lo que hizo que Marie sonriera divertida. Lentamente, retiró su mano.
"Eres muy simpático.” dijo Marie, mirando al ave mientras tomaba su jaula.
El ave pareció entender lo que dijo la dragona y soltó un chillido, casi como si respondiera. Esto hizo que Marie sonriera aún más. Así que, saliendo del búnker, se dirigió hacia donde estaban sus padres. Al llegar a la superficie, vio que todos los animales ya no estaban, y que solo quedaban sus padres, la madre de Kunou y Kunou. Además, junto a ellos había un hombre vestido con pantalones cortos marrones y un polo sin mangas rojo.
Cuando Marie salió, llamó la atención de todos, especialmente de sus padres, quienes se sorprendieron al verla con una jaula en manos.
"Parece que falta uno, Zatouji.” dijo Edzard mientras se acercaba a su hija.
"Eso parece..." respondió Zatouji, el hombre de los pantalones cortos y el polo sin mangas.
El demonio había llegado con unos colegas y, al ver a todas las criaturas sobrenaturales, no perdieron tiempo en llevárselas para darles tratamiento. El Maestro Familiar estaba sorprendido por lo que habían encontrado allí dos de los líderes del pacto, pero ahora estaba aún más sorprendido por el ave que llevaba la hija de Edzard.
"Marie, querida, ¿por qué no trajiste esta ave antes?" preguntó Edzard al llegar al lado de su hija.
La pequeña dragona miró al suelo y respondió con voz tímida: "E-es que me distraje con su apariencia... es muy curiosa y linda."
Al oír esto, Edzard miró la jaula, sorprendiéndose. Esta reacción llamó la atención de Asia, Kunou y Yasaka, quienes se acercaron y también quedaron asombradas al ver al ave.
"¿Qué clase de ave es esta?" preguntó Asia, perpleja, pues nunca había oído de una criatura así.
"No tengo idea.” respondió Yasaka, sin poder identificarla.
Kunou, por su parte, tenía los ojos brillantes, fascinada por el ave. Aunque parecía un águila adulta, irradiaba un aura que recordaba a una cría joven.
"¿Qué clase de ave serás?" preguntó Kunou mientras se acercaba para acariciar al ave, que, para sorpresa de todos, no se mostró reticente y se dejó acariciar con tranquilidad.
"¡Un Ave del Trueno!" exclamó Zatouji al ver al ave en la jaula.
"¿Un ave del trueno?" preguntó Edzard con curiosidad, pues nunca había escuchado ese nombre.
"Sí, un ave del trueno. Es una criatura mágica increíblemente rara de ver.” explicó Zatouji, atrayendo la atención de todos.
"¿Cómo es eso?" preguntó Asia mientras observaba al ave.
"Las aves del trueno son criaturas mitológicas con el poder de crear tormentas al batir sus alas. Claro que eso solo lo hacen los ejemplares adultos. No solo eso, también pueden usar relámpagos como ataques. Son muy difíciles de encontrar porque, según se dice, pueden sentir el peligro, lo que les permite evitarlo fácilmente. Prefieren las montañas y las zonas desérticas de Arizona o las regiones de los Grandes Lagos en América del Norte, lejos de las ciudades." Zatouji explicó lo poco que se sabía de estas aves, dada su rareza.
Edzard, Asia, Marie, Yasaka y Kunou quedaron sorprendidos. No podían creer que esa ave tuviera tanto poder.
"Vaya, parece que es un privilegio ver a un espécimen como este.” dijo Edzard con una sonrisa mientras metía la mano en la jaula y acariciaba la cabeza del ave, que no retrocedió y se dejó tocar sin problemas.
Esta acción sorprendió a Zatouji, quien sabía que estas aves podían percibir el peligro, pero por alguna razón, el ave no mostraba señales de hostilidad hacia Edzard y su familia; al contrario, parecía amistosa. Decidido a probar suerte, Zatouji se acercó, pero en cuanto el ave lo vio, soltó un chillido y lo observó fijamente.
"Vaya, parece que no te agrado..." dijo Zatouji con un aire derrotado, rodeado por un aura de depresión. Estaba frente a una criatura rara, pero no podía acercarse para observarla de cerca.
"Sí, parece que no le caes bien.” dijo Edzard con una sonrisa, lo que solo deprimió más a Zatouji. "Supongo que si fuera una cría recién nacida tal vez te aceptaría."
Las palabras de Edzard sorprendieron a Zatouji, quien lo miró con asombro, una reacción que también sorprendió al propio hijo de Akatosh.
"¿Qué pasa?" preguntó Edzard, confundido.
"Esa ave del trueno no es adulta, es solo una cría.” respondió Zatouji, lo que dejó a Edzard y al resto de su familia boquiabiertos.
"¿Qué quieres decir?" preguntó Yasaka, igualmente asombrada. "¿Cómo que no es adulta?"
"De lo poco que se sabe de las aves del trueno, los adultos pueden llegar a medir casi dos metros de altura desde el suelo hasta la cabeza, y con las alas extendidas alcanzan una envergadura de casi cuatro metros.” explicó Zatouji, sonriendo al ver los rostros sorprendidos de todos.
‘No me jodas... Esta ave va a crecer tanto como un grifo en Nirn.’ pensó Edzard, asombrado.
"¡Vaya, parece que serás enorme!" gritó Marie con alegría mientras miraba al ave en la jaula.
El ave soltó un chillido que, para sorpresa de todos, sonaba no solo alegre, sino ¿orgulloso? Todos se dieron cuenta de que parecía tener una conexión especial con Marie, lo que hizo que Zatouji sonriera.
"Parece que esta ave se ha encariñado con la pequeña.” dijo Zatouji, llamando la atención de todos. "Diría que quiere formar un contrato de familiar con ella."
"¡¿Qué?!" gritaron Edzard, Asia, Kunou y Yasaka al unísono.
El asombro ante lo que oían era palpable. Era sorprendente que una criatura tan poderosa quisiera hacer un contrato con una niña, pero esa sorpresa pronto se convirtió en sonrisas.
‘Increíble... Un ave con tanto potencial quiere unirse a la hija de Edzard... Eso solo resalta el poder innato de Marie.’ pensó Yasaka, impresionada.
‘Esto es inesperado, pero creo que sería bueno que Marie tenga un familiar... y más si es uno capaz de detectar el peligro. Podría mantenerla a salvo.’ pensó Asia, sonriendo.
Mientras todos reflexionaban sobre el increíble giro de los acontecimientos, Marie miraba al ave en la jaula con asombro.
"¿Quieres ser mi familiar?" preguntó la pequeña con curiosidad.
Para la total sorpresa de todos, el ave se acercó a la mano de Marie y la acarició con su cabeza. Al ver esto, todos entendieron que era verdad. Edzard se acercó a su hija y al ave con una sonrisa.
"¿Qué opinas, hija? ¿Quieres a esta ave como tu familiar?" preguntó Edzard con voz amable.
Al oír la pregunta, Marie no tardó mucho en responder con un asentimiento.
Al ver esto, Edzard sonrió y, acercándose a la jaula, la abrió usando su fuerza bruta. Esta demostración asustó un poco al ave, que se sorprendió al ver aquello. Aun así, se recuperó rápidamente y, sin pensarlo dos veces, extendió sus alas, salió de la jaula y voló un poco antes de posarse frente a Marie.
"Parece que ya está todo listo.” dijo Zatouji con una sonrisa mientras se acercaba a Marie y comenzaba a explicarle qué hacer.
Aunque el Maestro Familiar explicaba todo con claridad, la pequeña dragona no sabía usar magia de la Tierra, por lo que no entendía cómo proceder.
"Vaya, esta es la primera vez que me encuentro con algo así..." comentó Zatouji, llevándose una mano a la nuca, ya que no sabía cómo manejar la situación. Los demonios solían usar magia de forma casi instintiva, pero parecía que no era el caso de Marie.
Marie miró al ave que quería ser su familiar con tristeza, sintiéndose mal por no poder realizar el hechizo necesario. Sin embargo, antes de que se desanimara más, Edzard y Asia se acercaron a ella.
"Tranquila, Marie.” susurró Asia mientras tomaba la mano derecha de su hija y colocaba la suya sobre esta. "Creo que esto te ayudará."
La pequeña dragona quiso preguntar por qué decía eso, pero antes de que pudiera decir algo más, el círculo mágico diseñado por su padre apareció en su mano.
"¿Qué es esto?" preguntó Marie con curiosidad.
"He grabado el círculo mágico que tu padre creó para que puedas usarlo.” respondió Asia con una sonrisa. "Ahora podrás hacerlo, así que inténtalo de nuevo."
Tras escuchar estas palabras, Marie miró al ave del trueno y, sonriendo, comenzó el ritual nuevamente. Esta vez, un círculo mágico apareció bajo el ave, brillando intensamente y llenando todo el lugar con su luz.
Mientras Marie observaba cómo se completaba el contrato, una sonrisa se dibujó en su rostro, imaginando las aventuras que vivirían ella, Kunou y su nuevo familiar.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Bueno, y ya esta el capítulo 78, XD.
Este fue mas un capitulo de relleno familiar que otra cosa, ya en los próximos capítulos seguiremos la trama… tengo planeado dentro de 3 o 4 capítulos comenzar a intercalar lugares, pues comenzare a mostrar cosas que pasan en Tamriel.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 80
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 79
—Escúchame, Roland… Nuestra palabra es, junto a nuestro honor, nuestras mayores posesiones… no rompas la primera, ni pierdas lo segundo.—
Eitar a Roland cuando este era un niño.
Los ojos de Edzard estaban fijos en su escritorio, leyendo unos documentos que contenían información sobre las bases de Euclid. Desde el día en que descubrieron esa base, el pacto había tomado la iniciativa, además de sus propios asuntos, de buscar y destruir las instalaciones de Euclid. Desde ese momento hasta hoy, dos días después del cumpleaños de sus hijas, habían logrado desmantelar más de cinco bases, cada una en diferentes continentes de la Tierra.
'La cantidad de humanos modificados que hemos encontrado es increíble… casi treinta mil individuos, entre hombres y mujeres…' pensó Edzard, comenzando a sentirse molesto. 'Y también niños…'
El solo hecho de recordar que dentro del aberrante proyecto de Euclid había niños, algunos de entre cuatro y nueve años, hacía que la sangre de Edzard hirviera de furia. No podía comprender cómo alguien podía ser tan cruel como para hacer algo tan atroz.
A pesar de su enojo, estaba atado de manos. Aunque deseaba arrancarle la cabeza a Euclid de la manera más lenta y dolorosa posible, no podía hacerlo… al menos, no por ahora. La razón era sencilla: no sabía dónde estaba. Tanto Euclid como Rizevim, las dos cucarachas que Edzard ansiaba exterminar, seguían desaparecidas, escondidas en algún lugar desconocido.
"¡Sujeta más fuerte, Ku-chan!"
El grito de su hija lo sacó de sus pensamientos, haciendo que girara la cabeza hacia la ventana. Al hacerlo, vio tres sombras volando sobre el jardín del palacio, dos con formas más definidas que la tercera.
Una sonrisa apareció en su rostro al ver a Bozizzqobii y Briiiizbii, los dos dragones de su esposa, acompañando en vuelo al Ave del Trueno de su hija Marie. Observó con asombro cómo esa pequeña ave, que aún era solo una cría, tenía la fuerza suficiente para llevar a Marie y a Kunou en vuelo al mismo tiempo.
Ambas niñas estaban sujetando la cola del ave, que aún no tenía nombre porque Marie no sabía cómo llamarlo. Había pensado en varios nombres, pero después de mencionarlos, siempre decía que no le gustaban. A pesar de no tener nombre, el ave se había integrado bien al jardín, que, por el momento, era el territorio de los dos dragones de su esposa.
La dinámica entre las tres criaturas había sido, sorprendentemente, buena, algo que confundía a Edzard. Pasaban el día volando o durmiendo en las bancas del jardín.
'Mientras no causen problemas, todo está en orden…' pensó Edzard mientras observaba cómo el ave del trueno hacía una voltereta mortal, provocando las risas de sus hijas.
Las dos niñas se estaban divirtiendo después de haber recibido tutorías privadas de él, Asia y Yasaka. Esta decisión se tomó mientras cenaban en Italia el día que Marie y Kunou encontraron al ave del trueno. La idea era prepararlas, especialmente a Marie, para el futuro en términos de gobernar, algo que se aplicaba más a ella que a Kunou, ya que la joven kitsune tenía más experiencia.
‘Las clases van bien.’ pensaba Edzard. Ambas niñas lo estaban haciendo bien, aunque él no era el más versado en temas de política. Yasaka tenía más talento en ese aspecto; lo suyo era lo militar… y parecía que eso era lo que más interesaba a sus hijas, ya que, según Marie, era mucho más emocionante que hablar de cosas aburridas con otras personas.
Al recordar cómo progresaban sus hijas, una sonrisa apareció en el rostro de Edzard. Sin embargo, esa sonrisa desapareció cuando la puerta de su estudio se abrió. Al desviar la mirada, vio que quien había entrado era Tiamat, vestida como secretaria, algo que solía hacer cuando trabajaba para Ajuka. Edzard no le pedía que se vistiera de esa manera cuando trabajaba para él, pero cuando lo hacía para Ajuka, sí lo hacía.
"¿Qué sucede, Tiamat?" preguntó Edzard al ver la expresión sombría en el rostro de la dragona.
"Es un asunto privado por parte de Beelzebub, jefe.” respondió Tiamat con voz baja, como si no quisiera que lo que iba a decir se escuchara fuera de la habitación.
Al notar su tono, Edzard se levantó y, acercándose a uno de los gabinetes, tomó una botella de vino y sirvió dos copas. Le dio una a Tiamat y se sentó de nuevo.
"¿De qué se trata?" preguntó Edzard con ligera curiosidad, pues Ajuka no le había pedido muchos favores, pero este parecía ser diferente.
Al oír la pregunta, Tiamat se sentó en la silla frente a Edzard y, tras beber un sorbo de vino, comenzó a hablar.
"Es algo que tiene que ver con los Rating Games... o mejor dicho, con el sistema de reencarnación de los demonios.” empezó Tiamat, captando la atención de Edzard. "Supongo que ya sabes lo que es el ajedrez, ¿verdad?"
"Sí, he jugado un poco… Es extraño, lo ponen como un juego de estrategia que simula una batalla, pero en realidad no tiene nada que ver… nada en absoluto.” respondió Edzard con franqueza.
"Je, sí, entiendo eso…" dijo Tiamat con una sonrisa, comprendiendo por qué Edzard no veía similitudes entre un juego de turnos y una batalla real. "Pero no es eso de lo que quiero hablarte…"
"Ummm… entiendo… Supongo que es algo importante, tanto que Ajuka no vino en persona, sino que envió a su 'secretaria.’ justo después de que terminara su turno hace una hora, lo que evita que esta reunión quede registrada en ningún documento oficial…"
La sonrisa de Tiamat se intensificó al ver que Edzard comprendía que este asunto debía mantenerse en secreto.
"Sí, tienes razón... Supongo que te has dado cuenta de que falta una pieza en las Evil Pieces para que el juego sea completamente como el ajedrez, ¿verdad?"
La pregunta de Tiamat hizo que Edzard se llevara una mano al mentón, recordando lo que sabía sobre las piezas que usaban los demonios para reencarnar. Su curiosidad por los artefactos mágicos le había llevado a notar qué pieza faltaba.
"Sí, te refieres al Rey… Una vez le pregunté a Rias sobre eso, y me dijo que esa pieza no existe, que los demonios, de alguna manera, se convierten en su propia pieza, o al menos su poder queda registrado como tal.” respondió Edzard mientras tomaba un trago de vino.
"Así es… al menos, así es ahora.” dijo Tiamat, captando de nuevo la atención de Edzard.
"¿Qué quieres decir con eso?" comenzó a decir, pero sus palabras se quedaron en su garganta cuando algo hizo clic en su mente. Sus ojos se abrieron de par en par mientras comenzaba a comprender lo que Tiamat implicaba. "Así que esas piezas existieron… ¿verdad?"
"Así es. Las piezas del rey existieron… fueron creadas como prototipos, pero había algo mal con ellas... algo que hizo que Ajuka buscara una solución para eliminarlas del tablero."
'Debió de ser algo muy importante, un error o un peligro muy grande para que alguien como Ajuka decidiera eliminarlas y buscar un reemplazo para esas piezas.’ pensó Edzard mientras se llevaba una mano a la barbilla, comenzando a reflexionar sobre lo que pudo haber llevado al superdemonio a tomar tal decisión. Sin embargo, dado que no comprendía del todo cómo funcionaban las Evil Pieces, no lograba desentrañar el error que había motivado a Ajuka a hacer eso.
Al ver la expresión de Edzard, su familiar decidió explicarse mejor. La respuesta que recibió lo sorprendió, pues no esperaba escuchar algo tan grave.
"Entonces, déjame entender... Ajuka creó las Evil Pieces como un juego completo, las dieciséis piezas del ajedrez, incluyendo la del rey, pero esas piezas resultaron ser peligrosas porque podían aumentar el poder del usuario de manera descontrolada, haciéndolo inestable. Algo que llevó a Beelzebub a concluir que representaban un peligro para toda la sociedad demoníaca, y por eso buscó un reemplazo. Aun así, se crearon nueve piezas, de las cuales tres están en posesión de Ajuka, pero las otras seis están en manos de la facción del Gran Rey, es decir, en poder de los demonios que creen en la supremacía de la sangre pura... vaya, parece que están bastante jodidos. Pero no entiendo qué espera que haga... no soy un demonio y no me interesa lo que hagan, salvo que tenga que ver con Daedras.” dijo Edzard con desdén. Después de todo, ya les estaba haciendo un favor con el tema de Lilith, sin mencionar otros que había realizado en el pasado.
"Él lo sabe, jefe. Pero quiere que lo ayudes a encontrar una forma de quitarles esas Evil Pieces a la facción del Gran Rey, para que pueda sellarlas y evitar que sean usadas para perjudicar a la sociedad demoníaca.” replicó Tiamat, mirándolo directamente a los ojos.
Las palabras de Tiamat desencadenaron un duelo de miradas entre ambos, uno que fue ganado por el hijo de Akatosh. Aun así, Edzard estaba sorprendido por el empeño de la dragona en convencerlo. Decidió entonces hacerle una pregunta directa.
"Dime, Tiamat... ¿por qué haces esto? ¿Por qué, pese a que rechacé la idea, parece que insistes en convencerme para aceptar la petición de Ajuka? ¿Hay algo que no me estás contando?"
Al oír la pregunta, Tiamat se estremeció ligeramente. Había algo que estaba ocultando, algo que Ajuka le había dado como carta de triunfo para que Edzard aceptara la misión. El superdemonio sabía que Edzard valoraba profundamente a su familia, y eso podía ser usado para convencerlo… o para enfurecerlo, dependiendo de cómo lo tomara.
La dragona dudó por unos instantes, pensando si debía decirle lo que sabía. Al final, decidió hacerlo, confiando en su instinto. Moviendo los labios, comenzó a hablar.
"¿Recuerdas… recuerdas que me pediste buscar a un demonio en específico hace varios días?" preguntó Tiamat, mientras movía nerviosamente los dedos.
Cuando esas palabras salieron de la boca de Tiamat, Edzard recordó de quién se trataba. El demonio que Tiamat, quien pasaba mucho tiempo en el inframundo, había estado buscando era Cleria Belial, el mismo demonio con quien su suegra tenía un contrato. Al darse cuenta de esto, Edzard sonrió, contento por la posibilidad de que su suegra se reencontrara con su amiga. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció al notar el tono de voz que usaba Tiamat.
Frunciendo el ceño, Edzard la miró y preguntó: "¿Qué descubriste sobre Cleria, Tiamat?"
El silencio fue la primera respuesta de la dragona, quien no sabía cómo decirle lo que sabía. No obstante, la intensa mirada de Edzard, cargada de expectativas, la hizo recordar el dolor que sintió cuando ambos se enfrentaron en el bosque de Familiares. Sintiéndose incómoda, Tiamat finalmente habló.
"Ella… ella está muerta.” dijo de forma rápida y contundente, pues le resultaba más fácil soltar esa verdad de una vez.
La noticia de la muerte de Cleria sorprendió y entristeció a Edzard, sabiendo cuánto su suegra deseaba reencontrarse con su amiga. Sin embargo, una nueva pregunta surgió en su mente: ¿cómo había muerto? Sin pensarlo dos veces, el hijo de Akatosh formuló la pregunta.
Si Tiamat había tenido dificultades para contar lo que sabía hasta ahora, ahora parecía imposible decirle cómo había ocurrido. Tenía miedo de cómo reaccionaría Edzard ante la verdad. No obstante, sabía que sería peor si se enteraba por otros medios, por lo que, sin perder más tiempo, miró al frente y respondió con voz firme:
"Fue asesinada… por orden de Zekram Bael."
En el mismo momento en que esas palabras abandonaron los labios de Tiamat, el lugar se cubrió con la más insana, sangrienta y destructiva aura de sed de sangre e ira que la dragona había sentido jamás. El cielo del reino de Edzard reaccionó a las emociones de su creador, nublándose de inmediato y dando paso al sonido de cientos de relámpagos y poderosos vientos que rugían contra las murallas del palacio.
El cambio repentino en el clima provocó que todos los que habitaban el reino buscaran refugio. Los Youkais corrieron a sus casas, y aquellos que aún no tenían vivienda se resguardaron con otros. Los habitantes del palacio también se apresuraron a entrar y protegerse en el interior.
Mientras todo esto sucedía, Tiamat observaba cómo el cuerpo de Edzard estaba envuelto en una espesa aura que solo podía deducir que era Magicka, la energía mágica de Nirn. Aquella energía lo rodeaba como un remolino desbocado, aterrando a la dragona.
Sin embargo, antes de que pudiera hacer o decir algo más, el aura se calmó por completo, haciendo que el clima también se tranquilizara, aunque las nubes grises permanecieron, un signo claro de que Edzard seguía disgustado.
"Tiamat.” dijo Edzard con voz dura, llamando la atención de la dragona, quien lo miró de inmediato. "Mi arrebato hará que todas las chicas, incluyendo a Ophis, vengan hasta aquí… pero debido a la distancia tardarán un poco. Ophis, quizá menos, ya que está en el lago con Le Fay, por lo que vendrán volando… así que tienes hasta que lleguen para contarme qué ocurrió con Cleria… quiero todos los detalles. Y no te preocupes, te juro que no haré nada contra ti ni contra quien te dio esta información."
Tras esas palabras, Tiamat asintió de manera algo torpe, pero comenzó a abrir la boca y le contó a su jefe todo lo que sabía sobre la muerte de Cleria Belial.
El sonido suave de las cerdas del cepillo separando el cabello se escuchaba, acompañado de algunos tarareos que daban algo de vida a la habitación principal del castillo. Las voces procedían de las amantes de Edzard, quienes estaban terminando de alistarse para irse a dormir.
Las jóvenes se preparaban para descansar después de los tumultuosos eventos de aquel día. Todas habían estado ocupadas con sus propios asuntos, pero de repente tuvieron que dejarlos y dirigirse rápidamente al estudio de Edzard. Se habían demorado en llegar, pero cuando lo hicieron, vieron a Edzard mostrando un rostro que dejaba claro que estaba conteniendo las ganas de matar a alguien, y a una preocupada Tiamat observándolo.
Al llegar, le preguntaron qué sucedía, pero Edzard les dijo que se los contaría solo si prometían no decirle nada a nadie. Como en el estudio de Edzard solo estaban ellas, aceptaron sin problemas. Así que, después de ese juramento, Edzard comenzó a narrarles lo que Tiamat le había contado. Decir que fue fácil asimilar lo que acababan de escuchar sería mentir, pues ninguna de ellas lograba aceptar del todo lo que Edzard estaba diciendo.
Una de las más afectadas fue Asia, quien apretó sus manos hasta casi hacerlas sangrar. Afortunadamente, Ingvild y Aika se dieron cuenta y rápidamente se acercaron para ayudarla a calmarse. Tras ese incidente, todos se quedaron un rato conversando y compartiendo puntos de vista. Finalmente, Edzard le dijo a Tiamat que informara a Ajuka que hablaría con él, pero lo harían durante la presentación de Ingvild en el inframundo. Además, le pidió que fuera preparando un plan, ya que quería terminar con el asunto lo más pronto posible.
Tras esas palabras, Tiamat asintió y los dejó solos.
“Asia…” llamó Aika, quien había dejado de peinarse para acercarse a su amiga, que estaba sentada en el alféizar de la ventana, observando el cielo estrellado del reino de Edzard.
Al oír la voz de su amiga, Asia dejó de mirar al cielo y se volvió hacia ella. Su rostro estaba marcado por la tristeza y la preocupación, algo comprensible después de lo ocurrido tras la partida de Tiamat.
“¿Cómo está tu madre?” preguntó la maga con curiosidad y preocupación.
“Está bien… dentro de lo esperable tras escuchar la noticia.” respondió Asia con una sonrisa triste en el rostro.
“Lo está tomando mejor de lo que se pensaría.” se oyó la voz de Mittelt, quien también había terminado de arreglarse para dormir.
Acercándose, Mittelt fue acompañada por el resto de las chicas, quienes ya estaban listas para descansar tranquilamente esa noche.
“Sí, al menos esa es la impresión…” murmuró Valerie mientras caminaba hacia donde estaba Asia.
Cuando todas estuvieron reunidas, decidieron salir un rato a pasear o, al menos, cambiar de ambiente. Sin perder tiempo, se pusieron unas batas para cubrir los camisones con los que solían dormir. Después, salieron de la habitación y se dirigieron al balcón, donde se sentaron alrededor de la gran mesa redonda que había allí.
El lugar era uno de los más tranquilos del castillo y ofrecía una de las mejores vistas hacia el lago, que reflejaba la luz de la luna.
“Entonces, Asia. ¿Qué sucedió exactamente cuando tu madre se enteró de lo de Belial-san?” preguntó Ingvild con preocupación en su voz.
Al oír la pregunta de su amiga, la mencionada miró a sus compañeras y notó que todas tenían la misma expresión en sus rostros: querían saber lo que había ocurrido. Esto se debía a que solo ella y su esposo habían ido a ver a su madre para contarle lo sucedido con Cleria Belial. Sabiendo que no la dejarían en paz hasta que hablara, Asia miró al frente, y tras soltar un suspiro, comenzó a relatar lo que había pasado.
Flashback
¡Crash!
El sonido de una taza rompiéndose contra el suelo resonó en la habitación. El contenido de dicha taza, un té importado desde el norte de China se derramó sobre el mármol blanco del piso, creando un extraño contraste con el líquido marrón claro.
Los ojos de Asia observaron cómo las temblorosas manos de su madre, las que habían dejado caer la taza, ahora cubrían su boca en un intento fallido de amortiguar cualquier grito o sollozo, pues los sonidos de su garganta seguían siendo audibles.
Marcoryan se movió rápidamente para abrazar a su esposa, brindándole el apoyo emocional que tanto necesitaba en ese momento.
El ambiente, que hasta hace poco había sido tranquilo, ahora estaba cargado de tristeza y preocupación.
“¿Estás seguro de que Cleria ha sido asesinada?” preguntó Marcoryan mientras frotaba suavemente la espalda de su esposa, tratando de consolarla.
“Sí, he recibido la confirmación de uno de los Maous… alguien que no mentiría sobre algo como esto.” respondió Edzard, mirando a su suegra con una visible tristeza, pues no le gustaba verla en ese estado.
Aquella reunión, que Zephyra había esperado con tanta ilusión, ansiosa por recibir noticias de su amiga, se había convertido en una de las peores que había tenido. A pesar de la tristeza que sentía, un nuevo sentimiento comenzó a surgir en su interior. Lentamente, como si fuera una pequeña brasa encendiéndose, la ira empezó a nacer en ella.
El cuerpo de Zephyra se tensó, lo que llamó la atención de Marcoryan, quien la abrazó con más fuerza para calmarla.
Esa acción fue notada por Edzard, quien se levantó y, seguido por su esposa, se acercó a Zephyra. Cuando estuvieron frente a ella, Asia no perdió el tiempo y se acercó a su madre, brindándole más apoyo emocional.
Edzard, al verlo, no lo pensó mucho. Arrodillándose, tomó la mano libre de Zephyra. Esta acción llamó la atención no solo de la mujer, sino también de Asia y Marcoryan.
“¿Ed?” preguntó Asia con sorpresa al ver a su esposo arrodillarse mientras sostenía la mano de su madre entre las suyas.
La pregunta de Asia hizo que Marcoryan mirara a su yerno, un gesto que fue imitado por Zephyra.
“¿Qué estás haciendo?” preguntó Marcoryan, algo confundido, hasta que vio cómo Edzard colocaba su frente en el dorso de la mano de su suegra. Al ver eso, supo lo que el hijo de Selene estaba a punto de hacer.
“Sé que no puedo hacer nada por la vida de tu amiga, pero me aseguraré de que quienes le hicieron esto paguen con sangre… me aseguraré de que quien estuvo detrás de todo sufra un verdadero infierno, tanto en esta vida como en la otra. Te lo juro en el nombre de mi padre, y en el nombre del padre de mi padre… en el nombre de todos mis ancestros, desde los que vinieron de la antigua Atmora hasta los que nacieron en Skyrim… te lo juro en el nombre de Kyne, en el nombre de Talos, en el nombre de Shor y en el nombre de Akatosh.”
Las palabras de Edzard no tenían mucho significado para Zephyra, pero aun así, comprendía que eran importantes. Esto se debía a que había mencionado varias deidades de Nirn, por lo que, aunque algo confundida, miró a su esposo y a su hija, solo para ver cómo ellos estaban completamente sorprendidos, con los ojos bien abiertos.
Fin Flashback
“Y eso fue lo que pasó.” dijo Asia, narrando algo incómoda la última parte de lo que ocurrió en ese encuentro.
Las chicas miraron a su amiga con confusión, sin entender del todo lo que Edzard había dicho.
“¿Qué rayos fue lo que dijo Ed?” preguntó Mittelt con el ceño fruncido, claramente confundida.
“Sí, tiene razón… lo que dijo Ed fue algo raro.” comentó Valerie, también con un tono de confusión, pues ella tampoco lo entendía.
El resto de las chicas compartían el mismo desconcierto, salvo por dos: Asia, que sabía lo que era, y Rossweisse, que lo intuía.
“Parece que es un juramento… un Heitstrenging…” dijo Rossweisse, llamando la atención de sus amigas.
“¿Qué dijiste?” preguntó Aika rápidamente, quien estaba más cerca de Rossweisse.
La acción de la aprendiz de Lavinia fue imitada por las demás chicas, quienes también miraron a la valquiria. Esto hizo que Rossweisse se sintiera algo abrumada, pero rápidamente se sobrepuso. Sin perder un segundo, comenzó a explicarles de qué se trataba.
“Un Heitstrenging es un juramento que los nórdicos hacían cuando aún rendían culto a los dioses de Asgard. Era una promesa, un voto de realizar alguna acción en el futuro. Eran comunes en esa época, y solían hacerse en eventos sociales. La mayoría eran juramentos triviales, pero había excepciones.” explicó Rossweisse, con su tono de voz cambiando de intensidad, lo que alertó a las chicas de la seriedad del tema. “Algunos juramentos eran tan grandes que, al incumplirlos, podían marcar la vida de quien los hacía…”
“¿Cómo así? ¿Qué clase de juramento era tan grande?” preguntó Ingvild, preocupada, temiendo que su novio se hubiera metido en un gran problema… otra vez.
“Hubo juramentos tan poderosos que llevaron a clanes enteros a la guerra por su cumplimiento.” respondió Rossweisse con preocupación. Temía que, si el juramento de Edzard era similar a los antiguos de las regiones nórdicas, esto no terminaría bien para quienes estuvieron detrás del asesinato de Cleria Belial.
Tras esas palabras, todas quedaron sorprendidas. Lo que había explicado la valquiria no auguraba nada bueno. Sin perder tiempo, todas miraron a Asia, esperando que ella les aclarara lo que estaba ocurriendo.
Al sentir las miradas de sus amigas sobre ella, Asia desvió la vista hacia el lago cercano al palacio por unos segundos. Luego, las miró nuevamente y comenzó a hablar.
“Lo que dijo Rossweisse es cierto… es un juramento similar al que mencionó, pero hay una diferencia.”
“¿Cuál?” preguntó Aika, ansiosa por saber qué lo hacía distinto.
“El juramento sigue las mismas bases, pero hay un detalle: su ‘poder de ligamiento’.”
La respuesta de Asia dejó en claro que esto era serio, pero al mismo tiempo, aumentó la confusión de las chicas, ya que no entendían a qué se refería con ‘poder de ligamiento’ o ‘de atadura’.
“¿A qué te refieres con poder de ligamiento, Asia?” preguntó Lint, sintiendo que la situación era más grave de lo que parecía.
“El poder de ligamiento o de atadura se refiere al grado de obligación que tiene el jurador para cumplir el juramento que ha hecho… para que lo entiendan mejor, es la fuerza que impulsa a Edzard a cumplir la promesa que hizo.”
“Entiendo… pero, ¿cómo funciona esa obligación? Por lo que dices, parece que hay distintos niveles.” comentó Valerie, tratando de comprender mejor.
“Así es, y estos varían según la región de origen del individuo que lo hace.” respondió Asia. “Verán, no es lo mismo para un nórdico que para un bretón. Los bretones hacen sus juramentos en pergaminos especiales, en los que plasman una cantidad determinada de Magicka, lo que hace que la cera del sello cambie de color… pero esa no es la forma en que lo hacen los nórdicos.”
El tono en que Asia mencionó la palabra ‘nórdicos’ hizo que las chicas sintieran un escalofrío. Esto las llevó a recordar lo poco que sabían sobre la raza que habitaba la tierra natal de Edzard, Skyrim. Después de un momento, recordaron algo peculiar: para los nórdicos, la palabra tenía un valor inmenso, tal vez más que los documentos escritos.
“Los nórdicos hacen sus juramentos con palabras, ¿verdad?” preguntó Lint, con una mezcla de pesar y resignación.
“Así es…” respondió Asia, asintiendo lentamente. “Ellos hacen juramentos verbales… y mientras más lejanos sean los ancestros por los que juren, mayor será el peso del juramento.”
Al escuchar esas palabras, todas comprendieron que Edzard había jurado por sus ancestros más lejanos, los que provenían de la misma Atmora. Entendieron que esto era serio, y que quienes estuvieron detrás de la muerte de Cleria Belial tenían los días contados.
Ahora que sabían la magnitud del juramento, el ambiente se tornó tenso, lo que hizo que todas se sintieran incómodas.
‘Esto no está bien…’ pensó Aika, preocupada por el ambiente en el que se habían sumido. ‘Acabamos de salir del caos del secuestro de Marie-chan, y ahora esto… pensé que estos meses serían más tranquilos, pero no parece ser el caso… tengo que hacer algo, no podemos quedarnos así. Si lo que está ocurriendo con la madre de Asia es preocupante, ella podría caer en depresión, pero no podemos permitir que nos arrastre a todos… debemos seguir adelante, especialmente In, que tiene un evento importante pronto…’
Los ojos de la aprendiz de Lavinia se abrieron como platos al darse cuenta de que tenía la solución para aliviar el ambiente tenso y, quizá, hacer que la madre de Asia se sintiera más cómoda, o al menos lograra olvidar todo este asunto por un momento. Sonriendo, se levantó y golpeó sus manos en la mesa, llamando así la atención de sus amigas.
El sonido de las palmas de Aika al golpear la mesa hizo que las chicas se sobresaltaran y miraran a la maga con sorpresa.
“¡¿Qué rayos haces, cuatro ojos?! ¡¿Quieres matarnos de un susto?!” gritó Mittelt, mirando a la maga con ira y casi preparándose para lanzarle un buen golpe.
Lamentablemente, antes de que el ángel caído pudiera moverse, Lint la tomó entre sus brazos, evitando que hiciera una tontería. Al sentirse atrapada, Mittelt comenzó a forcejear mientras soltaba maldiciones. Aun así, Lint, quien contenía a Mittelt, pudo mirar a Aika sin problemas, lo que le permitió soltar unas palabras.
“Si bien no me gusta tener que decir lo mismo que Mittelt, ella tiene razón… ¿Por qué nos asustaste así, Aika?” preguntó Lint.
La pregunta de Lint fue acompañada de asentimientos por parte del resto de las chicas, que también querían saber por qué había hecho eso.
Una sonrisa apareció en el rostro de Aika al ver que todas estaban irritadas, pues se dio cuenta de que había logrado su objetivo: cambiar el ambiente. Apoyando los brazos en la mesa, sonrió de manera divertida antes de hablar.
“Quería saber si ya han escogido sus vestidos para la ceremonia de Ingvild en el Inframundo.” preguntó Aika de manera casual y divertida.
Las chicas, quienes hasta hace unos momentos estaban preocupadas por lo que estaba sucediendo, dejaron de pensar en ese asunto y comenzaron a enfocarse en lo que estaba por venir. Casi todas, de manera mecánica, se llevaron una mano a la frente, provocando un sonido simultáneo de pequeños golpes.
“¡AAAHHH! ¡Se me olvidó por completo!” gritó Mittelt, quien fue soltada por Lint, que también tenía una mano en su frente al recordar que ella tampoco había pensado en el vestido.
“¡Es cierto! ¡La ceremonia de Ingvild es dentro de poco y no he elegido un vestido!” exclamó Rossweisse, comenzando a pensar en qué llevaría para la ocasión, ya que esta vez no asistiría como valquiria, sino como la pareja de Edzard, por lo que debía causar una buena impresión.
El resto de las chicas estaban en la misma situación, excepto Asia, quien sonreía con diversión al ver las reacciones de sus amigas. Girando la cabeza hacia Aika, sin emitir un solo sonido, le agradeció: “Gracias por cambiar el tema.”
Aika solo sonrió ante esto, dándose cuenta de que Asia estaba manejando la situación con su madre mejor de lo que esperaba. Tal vez por el hecho de que apenas estaban fortaleciendo sus lazos, Asia parecía capaz de lidiar con las situaciones de sus padres más fácilmente que si se tratara de su esposo o su hija.
“¿Qué haremos?” preguntó Lint, algo preocupada y sin saber qué hacer, ya que les quedaban pocos días para elegir vestidos.
“No es obvio... tendremos que ir a buscar vestidos.” respondió rápidamente Mittelt, con ojos brillantes, pues si algo le gustaba a la exespía de Azazel era comprar ropa bonita.
“Es cierto, pero antes... ¿quiénes aún no tienen vestidos para ese día?” preguntó Rossweisse, quien había logrado calmarse. Ella quería saber cuántas necesitaban vestidos para planear un presupuesto y evitar gastar demasiado.
El resto de las chicas, sin entender del todo por qué Rossweisse preguntaba eso, pero suponiendo que era para saber quiénes aún no tenían vestido, levantaron la mano. Las que lo hicieron fueron: Lint, Valerie, Mittelt y la misma Rossweisse.
“Son cuatro... parece que algunas no han estado atentas a sus deberes.” dijo Aika en tono burlón, luego miró a Ingvild y sonrió mientras asentía. “Al menos, In ha sido responsable... lo de nuestros vestidos podemos solucionarlo en este corto tiempo, pero algo como un vestido para In sería un desastre total si no estuviera listo...”
Aunque las primeras palabras de Aika molestaron un poco a las demás, no dijeron nada, conscientes de que tenía razón. Sí, era un problema que no tuvieran sus vestidos listos, pero no era el fin del mundo; ellas no eran las que debían destacar ese día, sino Ingvild. Así que, aunque podían optar por vestidos sencillos, primero debían conseguirlos.
“Entonces... ¿qué hacemos? ¿A dónde vamos a conseguir esos vestidos?” preguntó Valerie, pensando en algunas tiendas donde podrían ir rápidamente... algunas de ellas en Estados Unidos, ya que allí podrían encontrar variedad en grandes cantidades.
“No es obvio... solo hay un lugar al que ir.” dijo Mittelt, llamando la atención de sus amigas.
Las chicas miraron al ángel caído con expectación, sabiendo que, si alguien en el grupo entendía de moda, era ella. Así que, cuando habló, nadie se sorprendió al oír que mencionara un lugar perfecto para comprar vestidos.
“¡Iremos al Quad d’Oro!” gritó Mittelt con una sonrisa, apuntando al cielo con un dedo.
Los ojos de las chicas se abrieron como platos; aunque no sabían exactamente qué era ese lugar, intuían que debía ser un sitio de moda muy importante y caro... lo cual hizo que todas se emocionaran, excepto Rossweisse, que se puso pálida.
El rostro pálido de la valquiria no pasó desapercibido para sus amigas, que la miraron de inmediato.
“¿Qué sucede, Rossweisse?” preguntó Asia mientras le ponía una mano en la espalda. “¿Te sientes mal?”
“No, no es eso... pero, ¿cuánto cuestan los vestidos en ese lugar?” preguntó Rossweisse, con un aura azul rodeándola.
“Ummm... depende...” dijo Mittelt, llevándose una mano a la barbilla.
“¿Eh? ¿Qué quieres decir?” preguntó Asia, sin entender mucho sobre el Quad d’Oro. Sí, sabía lo que significaba el nombre, pero no conocía el lugar.
Mittelt dejó de frotarse la barbilla y miró a Asia con sorpresa, lo cual desconcertó un poco a la esposa del Dovahkiin.
“¿Eres italiana y no sabes qué es el Quad d’Oro?” preguntó Mittelt, sorprendida.
“No, sé lo que significa, pero no sé qué es.” respondió Asia con sinceridad.
“Ya veo…” dijo Mittelt en voz baja. Unos segundos después, miró a Asia y exclamó: “¡El Quadrilatero d’Oro es el distrito de la moda de Milán! ¡Es uno de los distritos de moda más famosos del mundo!”
El grito de Mittelt fue acompañado por su puño levantado al cielo, sorprendiendo a quienes no sabían lo que era el Quadrilatero d’Oro. Sin embargo, aunque no todas conocían ese nombre, sabían que el distrito de la moda de Milán era uno de los lugares de confección más prestigiosos y, por lo tanto… nada barato.
Las palabras del ángel caído hicieron que Rossweisse dejara caer su cabeza sobre la mesa, lo que provocó que todas la miraran con preocupación.
“¡Rossweisse!” gritaron las chicas, alarmadas por su amiga.
Al acercarse, escucharon a la valquiria balbucear repetidamente: “Je, je… distrito de la moda… caro, muy caro…”
Las palabras de Rossweisse se volvieron un bucle interminable sobre lo caro que sería todo, lo que hizo que las chicas rodaran los ojos mientras grandes gotas de sudor imaginario se formaban en sus frentes.
‘Está rota porque tendrá que gastar mucho dinero.’ pensaron todas al unísono.
Ingvild, al ver a su amiga en ese estado, se le acercó y le dio un golpecito en el hombro para traerla de vuelta a la realidad. Rossweisse reaccionó de forma algo abrupta, lo que hizo que las chicas se alejaran ligeramente, aunque sin perder la cercanía.
“¿Qué? ¿Qué pasó?” preguntó Rossweisse, mirando a su alrededor algo confundida. “Me siento rara… Me pareció soñar que tendría que gastar mucho dinero en un vestido para la ceremonia de Ingvild en el Inframundo.”
Las chicas intercambiaron miradas ante las palabras de la valquiria, tratando de decidir quién sería la encargada de decirle la verdad. Un silencio incómodo se extendió por unos momentos, hasta que Asia dio un paso adelante y tomó la mano de Rossweisse.
“No fue un sueño, Rossweisse.” dijo Asia con una sonrisa amable.
El rostro de la valquiria se puso pálido cuando comprendió lo que Asia acababa de decir. Rápidamente, se llevó las manos a la cabeza mientras comenzaba a hablar consigo misma.
“¡¿Qué se supone que haga?! ¡No tengo tanto dinero como para comprar algo allí!” exclamó Rossweisse al cielo, solo para ser interrumpida por un golpe en la cabeza de parte de Mittelt, quien ya estaba harta de sus quejas.
“Auch, eso duele.” murmuró Rossweisse mientras se sobaba la cabeza. Luego miró a Mittelt con el ceño fruncido. “¿Por qué hiciste eso?”
“Porque me aburrí de oír tus quejas.” respondió Mittelt rápidamente, con un tono algo mordaz.
La forma en que respondió a su pregunta incomodó a Rossweisse, quien no dudó en hacerlo saber.
“¿Quejas? ¿No entiendes que no podemos gastar dinero de forma tan escandalosa? No sé cómo será en tu caso, pero yo no tengo tanto dinero como para gastar miles de euros en un vestido.”
Las palabras de Rossweisse estaban cargadas de frustración, una frustración que había perdurado desde sus días como valquiria y guardaespaldas de Odín, donde no ganaba mucho dinero. Las chicas la miraban confundidas, sin entender del todo por qué hablaba de esa manera.
“Esto… Rossweisse… ¿por qué hablas como si no tuvieras dinero?” preguntó Valerie, visiblemente confundida por las palabras de su amiga.
“¿Eh? ¿Qué quieren decir? Es obvio que no tengo dinero, mi sueldo como profesora no me alcanzaría para nada de lo que venden allí…” respondió Rossweisse rápidamente, sin entender por qué sus amigas le preguntaban eso.
Las chicas se miraron entre sí, sorprendidas por lo que acababan de escuchar. Lentamente, volvieron su mirada hacia Rossweisse, preparándose para explicarle algo.
“Esto, Rossweisse-sensei…” comenzó Lint, algo incómoda porque sabía que lo que iba a decir haría que Rossweisse se sintiera un poco tonta.
“¿Sí?”
“Esto… verás… dame un segundo.” Lint se dirigió a la habitación y sacó algo de su billetera. Cuando lo tuvo en la mano, regresó y se lo mostró a Rossweisse. “¿Recuerdas que Ed nos dio esto hace un tiempo?”
En sus manos, Lint sostenía una tarjeta negra que decía HSBC Premier en una de las esquinas. Al verla, Rossweisse recordó que Ed le había dado una después de que comenzaron las misiones contra los daedra, pero la había guardado en su habitación y no la había vuelto a tocar.
“Sí, recuerdo que nos dio esa tarjeta… ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver con lo que estábamos hablando?”
La respuesta de Rossweisse hizo que las chicas, salvo Asia, quien sonreía incómoda, se llevaran una mano a la frente.
“Esta es una tarjeta de una cuenta bancaria que tenemos cada una en el HSBC, ya sabes, uno de los bancos más grandes del mundo humano.” explicó Aika, algo incómoda, esperando que Rossweisse entendiera lo que estaba pasando.
Los ojos de Rossweisse se abrieron como platos al escuchar eso. Lentamente, su mente empezó a conectar los puntos, dándose cuenta de lo que sus amigas estaban tratando de decirle.
“M-m-me estás diciendo que…”
“¿Que todo este tiempo has tenido una tarjeta de un gran banco? Sí, la has tenido.” respondió Mittelt sin rodeos. “Es en estas tarjetas donde se han estado depositando los pagos por las misiones contra los daedra. Y créeme, no nos han pagado poca cosa; han sido cantidades considerables… pero eso no es todo. Desde que te volviste pareja de Ed, él ha vinculado su cuenta personal, donde recibe las regalías por sus libros publicados, así como parte de su dinero personal obtenido como aventurero en Nirn. Así que sí, todo este tiempo has tenido una tarjeta con fondos prácticamente ilimitados.”
Las palabras de Mittelt dejaron a Rossweisse completamente atónita. Pero antes de que pudiera procesar del todo la información, el ángel caído volvió a hablar.
“Espero que estés preparada, porque vamos a comprar los vestidos en Italia y verás cómo gastas varios miles de euros en ropa…” dijo Mittelt con una sonrisa maliciosa.
La expresión de Rossweisse se tornó aún más pálida. No le gustaba gastar dinero innecesariamente, pero sabía que no podría escapar de esa situación. Mientras tanto, las demás chicas rieron, divertidas por la interacción entre Mittelt y Rossweisse, dejando de lado, por un momento, el tema del juramento de Edzard para vengar a Cleria Belial.
El sol brillaba en lo alto del cielo, iluminando las vastas llanuras de Australia. En una de las muchas zonas alejadas de los caminos y mapas, en un lugar rodeado por la hermosa, pero letal, fauna de Australia, se encontraba una enorme roca. Aquella roca no era la formación rocosa de Uluru, sino una simple roca de gran tamaño, rodeada de raíces secas de lo que alguna vez fueron árboles.
En medio de esa formación rocosa había una entrada secreta, que conducía a un extenso complejo de túneles. Estos túneles habían sido, en el pasado, la base de un demonio errante, que fue eliminado por exorcistas de la rama ortodoxa de la Iglesia no hace mucho. Los exorcistas pensaban informar sobre esta base en su próximo reporte a los altos mandos, pero antes de hacerlo, fueron visitados por un grupo de exorcistas renegados, quienes los convencieron de ofrecerles refugio en esta fortaleza y unirse a su causa.
Fue así como esta antigua base demoníaca se convirtió en el refugio de los exorcistas rebeldes.
En este momento, se estaba llevando a cabo una reunión entre los líderes de la rebelión. Estos eran dos diáconos, figuras de alto rango dentro de la Iglesia, aunque no oficialmente. Uno de ellos era Ewald Cristaldi, un exorcista retirado. El otro se llamaba Teodoro Legrenzi, un niño prodigio, un híbrido entre humano y ángel, pero no un ángel caído, sino un ángel puro. Este origen lo convertía en una existencia realmente única, y, pese a su corta edad, había ascendido rápidamente en las filas de la Iglesia.
Los dos líderes de la rebelión se sentaban uno frente al otro, esperando la llegada de su posible tercer aliado… o al menos eso esperaban, pues con su apoyo, la rebelión ganaría aún más fuerza.
“¿C-crees que el Cardenal Strada vendrá?” preguntó Teodoro nervioso, mirando a Ewald.
“Eso espero… aún no sabemos qué posición tomará, pero estoy seguro de que nos apoyará…” respondió Ewald, mientras pasaba una mano por su cabello negro, en un intento de calmarse.
El rostro de Ewald, que ya mostraba los signos de la mediana edad, reflejaba preocupación. Esta inquietud surgía del hecho de que su rebelión se había hecho pública antes de que pudieran afianzar sus bases, algo que no debería haber sucedido, pero por alguna razón, todas las facciones habían empezado a vigilar con más atención a sus miembros, monitoreando cualquier actividad sospechosa.
‘La velocidad de los informantes de la Iglesia es increíble… no he visto nada igual en todos mis años como exorcista.’ pensó Ewald, meditando sobre cómo afrontar la situación actual.
Al levantar la vista, observó al “Niño Milagro.” como llamaban a Teodoro. La fuerza de ese joven, a pesar de su corta edad, asombraba a Ewald, quien esbozó una sonrisa triste. Pese a ser tan joven, estaba del lado de quienes probablemente serían los perdedores en una guerra civil dentro de la Iglesia… pero aún así, se mantenía firme, o al menos, eso era lo que mostraba ante los exorcistas que los acompañaban.
Cualquier cosa que Ewald estuviera a punto de decir o hacer, murió en sus labios cuando la puerta se abrió.
La atención de los dos líderes rebeldes se dirigió a la puerta, donde uno de sus hombres apareció.
“¿Qué sucede?” preguntó Ewald con calma.
“El Cardenal Strada ha llegado.” respondió el exorcista con rapidez.
Los ojos de Teodoro y Ewald se abrieron de par en par al escuchar la noticia, pues no esperaban que Vasco llegara tan pronto. Aun así, una sonrisa apareció en sus rostros al recibir la noticia. Sin perder tiempo, asintieron y le dijeron al exorcista que lo dejara pasar.
Vasco Strada caminaba por uno de los túneles de la base rebelde, seguido de un exorcista. Los ojos del viejo cardenal, que parecían cansados, observaban todo a su alrededor.
‘Ummm… para haber organizado su revuelta tan recientemente, lo han hecho bastante bien… han establecido una base en un lugar remoto, en un país donde la religión no tiene mucho peso, y además, es un lugar con una economía fuerte… un buen lugar para obtener recursos discretamente, si sabes dónde buscar, y una base aislada que parece ser muy defendible, a menos que se involucren fuerzas pesadas capaces de arrasar toda la zona… realmente han hecho un buen trabajo con el poco tiempo que han tenido.’ pensaba Vasco mientras seguía al exorcista hacia el lugar donde seguramente se reuniría con los líderes de la rebelión.
“Hemos llegado.” dijo el exorcista, deteniéndose frente a una puerta de acero bien reforzada.
“Ya veo.” respondió Vasco, adelantándose. Apenas se acercó a la puerta, esta se abrió automáticamente.
El sonido de la puerta reveló el interior de la sala. Era un espacio amplio, con una mesa ovalada de vidrio en el centro. Alrededor de la mesa había varias sillas, todas similares a las que usan los altos ejecutivos en sus reuniones de directorio. En ese lugar, sentados uno frente al otro, estaban los dos conspiradores de más alto rango.
“Es bueno verlos con salud.” saludó cordialmente Vasco a los dos líderes de la Iglesia.
“Igualmente, Cardenal Strada.” respondió Teodoro con emoción al ver al anciano.
“Es bueno que hayas llegado, Vasco.” dijo Ewald, mientras miraba al cardenal, que caminó hasta sentarse en una de las sillas.
El ambiente se quedó en silencio unos momentos, hasta que Ewald fue el primero en hablar.
“Entonces, entiendo que tu presencia en nuestra base significa que has aceptado unirte a nosotros... ¿verdad?” preguntó Ewald, lo que hizo que Teodoro mirara a Vasco con ojos esperanzados.
“Ahhh...” La primera respuesta de Vasco fue un largo y profundo suspiro, lo que no dio buenas sensaciones ni a Ewald ni a Teodoro. “Sobre eso, quiero saber algo... Díganme, ¿cuál creen que es la posición que ocupan actualmente en el conflicto que está ocurriendo en el mundo?”
La pregunta de Vasco descolocó un poco a ambos, quienes no supieron qué responder de inmediato. Tras unos pocos segundos de vacilación, finalmente respondieron.
“No necesitamos decirte nada, Vasco... nuestra posición está más que clara.” respondió Ewald con rapidez. “No estamos de acuerdo con lo que está haciendo la Iglesia.”
“Así es... están yendo contra todo lo que somos los exorcistas. Nos están obligando a aliarnos con demonios. ¿Qué sigue después? ¿Dioses malignos? ¿Vampiros?” replicó Teodoro con vehemencia, aunque Vasco notó el miedo oculto tras las palabras del joven.
Las respuestas no sorprendieron a Vasco. Sabía que pensaban de esa manera, algo que comprendía. Quizá él también compartiría esos pensamientos si no hubiera lidiado con los daedras. Él había visto de primera mano lo que esos seres podían hacer, había presenciado las secuelas que dejaron aquel fatídico día. Sobre todo, no había olvidado que él no luchó... no había combatido en la Toscana, algo de lo que se arrepentía. Por suerte, ese día, Edzard y Asia salvaron a la población, y fue en ese momento cuando Vasco comprendió que algo muy peligroso estaba sucediendo en el mundo.
‘Me temo que esto es el resultado de dejar todo lo relacionado con los daedras en manos de los ángeles y de los Brave Saints... fue un error. Deberíamos haber enviado exorcistas para luchar, al menos contra los cultos, para que vieran el peligro de primera mano... pero ya no hay tiempo para lamentarse por lo que pudo ser... debo seguir desde aquí.’ pensó Vasco, echando una mirada rápida y discreta al reloj en su muñeca izquierda. ‘Unos minutos más y él aparecerá... solo debo preparar el terreno para que haga su trabajo.’
“Ya conoces nuestra posición, Vasco... Ahora queremos oír la tuya.” dijo Ewald, sacando a Vasco de sus pensamientos.
Al escuchar la pregunta, Vasco miró a los dos líderes de la rebelión. Sabía lo que tenía que decir, así que no perdió tiempo en responder.
“Mi posición también es clara, Ewald.” dijo Vasco, con voz firme y tranquila. “Me mantendré leal a la Iglesia.”
La respuesta de Vasco fue como morder un limón para los dos líderes rebeldes, cuyos rostros se tensaron antes de soltar un suspiro. Ewald mostró una expresión de decepción, mientras que en el rostro de Teodoro se reflejaba tristeza.
“Pensé que estabas de nuestro lado, Vasco.” comentó Ewald, visiblemente decepcionado. “Has luchado años por la Iglesia... No creo que te agrade lo que están haciendo ahora... ¡Aliarnos con demonios! ¡Eso no está bien, Vasco!”
Los gritos de Ewald sobresaltaron a Teodoro por un momento, pero el joven híbrido no mostró otra reacción.
“Te entiendo, Ewald... no solo a ti, también al joven Teodoro. Sé que han perdido amigos y familiares a manos de demonios, pero no deben dejar que eso los ciegue ante lo que realmente está sucediendo en nuestro mundo ahora.” dijo Vasco, dispuesto a abordar el verdadero peligro que se cernía sobre todos. “Sé que va en contra de lo que hemos hecho durante siglos, pero los daedras son los—”
“¿Daedras? Por favor, Vasco, esa es la excusa que usan para que aceptemos ese pacto que han hecho.” lo interrumpió Ewald bruscamente.
“¿Por qué piensas que es una excusa, Ewald?”
“No es obvio... esos daedras han sido convocados por los demonios para desviar nuestra atención de ellos.” respondió Teodoro, atrayendo la atención de Vasco.
“¿Qué? ¿Cómo se te ocurrió eso?” preguntó Vasco, sorprendido por la lógica del joven. Aunque parecía una respuesta fantástica, tenía sentido común.
“Es muy obvio... los daedras se parecen a los demonios, Cardenal. Actúan de la misma manera, atacando a personas inocentes.”
“Así es, Vasco. Además, dime algo: ¿quiénes se benefician de la llegada de este nuevo enemigo?” preguntó Ewald de forma retórica, sin apartar la mirada de Vasco. “No es obvio... los demonios y los ángeles caídos. Es evidente que ellos los han traído, Vasco.”
Vasco observó a los dos líderes religiosos y se dio cuenta de que estaban completamente aferrados a sus creencias.
‘No hay forma de convencerlos.’ pensó Vasco, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando su reloj vibró un segundo. Al sentir esto, una sonrisa serena apareció en su rostro, algo que llamó la atención de los dos líderes rebeldes.
“¿Por qué sonríes, Vasco?” preguntó Ewald con cautela, hasta que una idea lo golpeó de repente. ‘¿Acaso Vasco vino con aliados?’ Esa pregunta hizo que los ojos de Ewald se abrieran de par en par, antes de levantarse de golpe, lo que provocó que Teodoro se sobresaltara bruscamente.
“¿C-C-Cardenal Ewald?” preguntó el joven, visiblemente asustado al ver cómo Ewald llevaba la mano a la empuñadura de su espada.
“¡¿A quién has traído contigo, Vasco?!” gritó Ewald con ira, mientras se preparaba para desenvainar.
“A alguien que puede contarles más sobre los daedras.” respondió Vasco con franqueza, justo cuando un portal dorado, con forma de puerta, comenzó a abrirse a su espalda.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el capitulo 79 ya está listo… XD
Me tomo tiempo, no terminar este capitulo en sí, sino encontrar tiempo para subirlo. Se me han juntado, trabajos de universidad y el trabajo, en especial el cierre de mes… este esta siendo mas pesado que otros meses.
Aun así, seguimos con la historia… al fin vemos que Edzard y compañía se han enterado de lo que le paso a Cleria Belial… así que, varios personajes van a ser… enviados al lobby pronto… digamos que dentro de varios capítulos, por que serán dentro de varios capítulos, veremos a Edzard causar bastante alboroto, XD.
También vemos un poco de tiempo entre las chicas y nos preparamos para el tema de la “Rebelión de Exorcistas”, el cual espero poder terminar rápido para seguir con la historia.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 81
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 80
— A veces, la forma más efectiva de persuadir a alguien es mostrarle todo sin omitir nada, Ed. En ocasiones, la cruda realidad resulta más convincente que dar pequeñas dosis de información. —
Kodlak a Edzard, cuando este buscaba orientación sobre cómo convencer a otros fácilmente.
El interior de la base de los rebeldes era un auténtico hervidero de actividad en ese momento, originado por lo que acababa de suceder. Se podía ver a los exorcistas moviéndose rápidamente de un lado a otro, dirigiéndose con urgencia hacia la zona donde había surgido el problema.
“¡Muévanse! / ¡Esa energía se originó en la sala de reuniones! / ¡Avancen! / ¡Strada nos ha traicionado!”
Los gritos de los exorcistas reflejaban el enojo que sentían mientras avanzaban en masa hacia la sala de reuniones, donde se había detectado una perturbación en el espacio. Aquello solo podía significar una cosa... alguien se había teletransportado.
Conociendo bien la base, los exorcistas no tardaron en llegar al corredor que conducía a la sala de reuniones, pero se encontraron con una desagradable sorpresa: el acceso estaba bloqueado por una especie de barrera.
“¡¿Qué es esta barrera?!” gritó uno de los exorcistas al ver cómo el pasillo estaba, literalmente, bloqueado por una pared translúcida.
“¡No lo sabemos!” gritaron algunos de los exorcistas que estaban al frente de la barrera. “¡Pero no importa lo que intentemos, no cede!”
En medio de la confusión, se escuchó el inconfundible sonido de un disparo. La bala de energía de luz había salido del arma del exorcista que había preguntado por la barrera, impactando de lleno en ella... sin causar el menor daño.
“Mierda…” susurró el exorcista, apretando los dientes con frustración al ver que la barrera no mostraba signos de haberse alterado.
“¿Qué hacemos?” preguntó otro exorcista, mirando a su alrededor.
“¿No es obvio? ¡Hay que tirar abajo esta maldita cosa! Si un disparo no hizo nada, quizá varios sí…” dijo el exorcista que había disparado antes, volviendo a apuntar a la barrera con su arma. “¡Fuego a discreción!”
Con ese grito, todos los exorcistas que podían disparar sin poner en riesgo a sus compañeros comenzaron a lanzar ronda tras ronda de balas de luz artificial.
Los ojos de Ewald y Teodoro estaban fijos en la persona que acababa de aparecer a través del portal que se había abierto hace unos instantes. No parecía mayor de veinte años, quizá incluso menos, pero la forma en que caminaba y observaba todo transmitía una madurez que desmentía su apariencia.
“¿Q-quién eres?” fue la pregunta que salió de los labios de Teodoro, quien estaba visiblemente asustado por lo que veía. No sabía explicarlo, pero sentía un miedo profundo, casi como si fuera una presa y aquel sujeto un depredador capaz de destrozarlo en cuestión de segundos.
“¡Vasco!” gritó Ewald mientras desenfundaba su espada, dispuesto a lanzarse contra el anciano, a quien consideraba un traidor. Sin embargo, antes de dar un solo paso, se quedó paralizado mientras gotas de sudor se acumulaban en su frente.
Aunque parecía que la presencia del recién llegado lo había detenido, la verdadera razón era otra: a escasos milímetros de su garganta, estaba la punta de una espada translúcida, empuñada por el mismo joven que estaba frente a él... aunque esta versión parecía ser una especie de doble etéreo.
'¿En qué momento hizo esto…?' pensó Ewald, sorprendido, pues recordaba que ese chico había aparecido solo.
“He… así que tienes talento… supongo que por algo fuiste el maestro de Xenovia e Irina.” dijo el joven con una sonrisa mientras caminaba y se detenía al lado de Vasco, chasqueando los dedos.
La mención de las antiguas discípulas de Ewald sorprendió tanto a él como a Teodoro, quienes se preguntaban quién era aquel sujeto. Sin embargo, no tuvieron oportunidad de preguntar, pues apenas el peculiar sonido de los dedos chasqueando resonó, el portal por el que había aparecido el joven se cerró abruptamente, generando una ligera corriente de aire.
“Así que, ¿son ellos?”
“Así es… son ellos.” respondió Vasco, observando fijamente a los dos líderes rebeldes.
“Bien... espero terminar esto pronto... tengo cosas que hacer.” respondió el joven mientras avanzaba hasta colocarse frente a los dos rebeldes.
Mientras caminaba, su doble, el que sostenía la espada en el cuello de Ewald, se desvaneció en una fina niebla azul. Cuando el exorcista se vio libre, su primer impulso fue atacar, pero al recordar cómo apareció aquel doble y cómo su experiencia le salvó de ser empalado, decidió no moverse un centímetro, desconociendo si había más de esos clones ocultos en el lugar.
Los dos líderes rebeldes observaron cómo el joven se sentaba frente a ellos con calma, como si no le importara estar en una base llena de enemigos.
“¿Qué esperan? ¿No van a sentarse?” preguntó el chico con una ligera sonrisa en el rostro.
Ewald y Teodoro se miraron entre sí y, finalmente, se sentaron. Vasco imitó el gesto, tomando asiento también. Los cuatro presentes se quedaron así, observándose en un silencio incómodo que ninguno se atrevía a romper. Sin embargo, tras unos segundos, fue Teodoro quien habló primero.
“Cardenal…” dijo el niño, con voz temblorosa por el miedo evidente. No sabía quién era el sujeto que acababa de entrar en ese lugar.
“Sí, ¿qué sucede?” respondió Vasco con una sonrisa amable, observando al híbrido humano-ángel con comprensión.
“¿Q-quién es esta persona?”
La pregunta de Teodoro le recordó a Vasco que no había presentado a su invitado en esta "reunión secreta”, Justo cuando iba a hacerlo, se escucharon varios disparos provenientes del pasillo.
‘Parece que ya están aquí.’ pensó Ewald con calma, sabiendo que los sensores de la base habrían captado la presencia del portal. En ese momento, todos los exorcistas dentro de la base debían estar dirigiéndose hacia allí.
“Vaya… tus subordinados sí que son ruidosos.” comentó el joven, sacando a Ewald de sus pensamientos.
El exorcista lo miró con una sonrisa y dijo: “Así es… en este momento, todos los exorcistas de la base están viniendo… así que, seas quien seas, estoy seguro de que entiendes lo que significa enfrentarte a tantos exorc-”
“Todos tus exorcistas vienen por lo que parece ser un solo pasillo… bastante inútil si pretenden hacerme algo.” lo interrumpió el joven.
Las palabras del joven desconcertaron a Ewald, quien no entendía el motivo de su comentario, pero asumió que era pura arrogancia. Sin embargo, lo que escuchó después lo dejó helado.
“Solo necesitaría un hechizo sobrecargado para acabar con todos los que están detrás de esa puerta…”
El tono del joven estaba cargado de un instinto asesino y acompañado por una sonrisa macabra, demostrando que no bromeaba. Realmente, parecía capaz de hacerlo y matar a todos los que estuvieran tras esa puerta.
Estas palabras inquietaron a Ewald y Teodoro, preocupados por sus subordinados. Afortunadamente, Vasco intervino para calmarlos.
“Por favor, Joven Edzard, no hagas ese tipo de bromas… no ves que solo preocupas a Ewald y al joven Teodoro.”
Las palabras del cardenal les permitieron a los dos líderes rebeldes saber el nombre del joven frente a ellos, aunque no lo reconocían. Sin embargo, parecía que Vasco tenía mucha confianza en él.
“Eres aburrido, anciano.” contestó Edzard con un suspiro. “Me has arruinado la diversión… esperaba molestarlos un poco más.”
Tras decir esto, Edzard miró a los dos líderes exorcistas. Una sonrisa divertida se dibujó en su rostro, desconcertándolos aún más; no entendían qué estaba ocurriendo.
“Vasco... en el nombre de Dios, ¿Qué está pasando?” preguntó Ewald, quien, debido a la confusión que sentía, no podía siquiera enfadarse con Edzard o con el anciano cardenal… al menos, no por ahora.
Al oír la pregunta, el anciano miró a su colega y luego a Teodoro antes de responder.
“Traje al joven Edzard para que hablara contigo. Verás, Ewald… supongo que sabes cuál es el destino que les espera a todos ustedes, ¿verdad?” preguntó el anciano cardenal con voz seria, sin lugar para la diversión o la amabilidad en este momento.
“Así es…” Respondió Ewald con algo de pesadez.
“Entonces sabrás que el colegio de cardenales se ha reunido, y junto a ellos han estado muchos de los exorcistas de más alto rango… incluso el mismísimo Papa estuvo allí.” señaló Vasco, enumerando a los que se reunieron en la capilla Sixtina hace poco.
Los dos líderes rebeldes se sorprendieron al oír aquello; no esperaban que su rebelión hubiese llamado la atención de tanta gente tan rápidamente. Estaban equivocados al subestimar el alcance de sus acciones.
“¿Qué decidieron…?” preguntó Teodoro con algo de miedo, pues sabía que esta rebelión solo podría terminar de dos maneras: en victoria o en muerte.
El rostro del anciano cardenal se ensombreció, y esa expresión fue toda la respuesta que necesitaban.
“Así que tenemos los días contados…” susurró Ewald con pesar. “Supongo que este chico está aquí para matarnos… ¿verdad?”
La pregunta de Ewald quedó suspendida en el aire, sin respuesta ni de Edzard ni de Vasco. Finalmente, el silencio fue roto por un suspiro de Edzard, lo cual llamó la atención de ambos rebeldes.
“La verdad, no…” dijo Edzard, atrayendo la mirada incrédula de los dos líderes.
“¿Qué?” fue lo único que Teodoro pudo pronunciar.
“Lo que oíste, niño.” respondió Edzard mirando al joven híbrido. “No estoy aquí para matarlos… estoy aquí porque el anciano les consiguió algo de tiempo y una oportunidad para resolver esto de manera pacífica.”
La respuesta de Edzard hizo que Ewald y Teodoro miraran al anciano cardenal, quien les sonreía con calma.
“Así que nos has conseguido más tiempo…” murmuró Ewald, que no era tan ingenuo como para no entender las intenciones de la Iglesia. “Más tiempo a cambio de seguir traicionando nuestras propias creencias…”
Las palabras del exorcista estaban cargadas de resentimiento, algo que tanto Edzard como Vasco notaron.
“No deberías verlo de esa manera, Ewald.” dijo Vasco con calma, tratando de apaciguar a su compañero.
“¿Que no lo vea de esa manera? ¡¿Y cómo quieres que vea el hecho de que nos estás pidiendo que nos unamos a nuestros enemigos, Vasco?!” explotó Ewald, golpeando la mesa con el puño. “¡Te lo dije hace unos minutos, no vamos a luchar al lado de demonios ni de seres traídos a este mundo por ellos!”
La ira de Ewald hizo que Edzard parpadeara, confundido por un instante, hasta que, de repente, estalló en carcajadas.
“¡Ja, ja, ja, ja!” La risa de Edzard fue tan fuerte que todos en la sala se quedaron mirándolo. Su risa era tan desbordante que por poco se quedaba sin aire. Cuando al fin se calmó, notó que los tres lo observaban.
“¿Qué?” preguntó Edzard, aun sonriendo.
“¿Te parece gracioso lo que están obligándonos a hacer?” preguntó Ewald entre dientes apretados.
“La verdad… sí, me parece gracioso lo que dices.” respondió Edzard, apoyando su rostro en una mano sobre la mesa.
“¡¿Cómo te atreves a burlarte de nuestra fe?!” gritó Ewald, lanzándose contra Edzard para atacarlo.
“¡Ewald, detente!” gritó Vasco, aterrado de lo que podría pasarle a su amigo.
La espada de Ewald se movió con rapidez hacia Edzard, quien no se movió. Cuando el arma estuvo a punto de rozarle el rostro, Edzard abrió la boca y susurró: “FUS.”
Tras aquel susurro, Ewald salió disparado hacia atrás, impactando con fuerza contra la pared.
“¡Gah!” fue lo único que salió de los labios de Ewald al chocar.
El cuerpo del exorcista cayó al suelo con un golpe seco. Aunque adolorido, no estaba gravemente herido. Desde el suelo, se apoyó en su espada para levantarse y enfrentar a Edzard, pero antes de que pudiera hacer algo, escuchó cómo Edzard se levantaba de su silla.
“Cuando el anciano me dijo que quería que los ayudara a abandonar esta estúpida rebelión, creí que serías alguien más sensato… pero veo que no lo eres.” dijo Edzard acercándose a Ewald lentamente. “Eres igual que ellos, igual que los fanáticos de tu iglesia…”
“¿Qué?” alcanzó a decir Ewald con dificultad, mirándolo desde el suelo. “¿Por qué dices eso? Nosotros no somos como los otros exorcistas, que aceptan mentiras tan estúpidas como-”
“¿Como la mentira de que los daedra fueron traídos a este mundo por demonios?” preguntó Edzard con burla. “Por Akatosh… nunca creí escuchar semejante tontería… Créeme, mortal, los daedra nunca serían controlados por un demonio.”
“¿Mortal? Hablas como si no lo fueras.” intervino Teodoro, quien observaba la escena con temor, dándose cuenta de que no estaba equivocado: aquel sujeto podría matarlos a ambos con facilidad.
“Es cierto… olvidé mencionar quién soy.” dijo Edzard, recordando que no se había presentado. “Soy Edzard Rolandson, y soy un habitante de Aurbis, el mundo del que provienen los daedra.”
La revelación dejó a Ewald petrificado; el impacto fue tal que dejó caer su espada. Para confirmarlo, miró a Vasco.
Al ver al anciano cardenal, Ewald notó que este asentía, corroborando que Edzard realmente provenía de otro mundo. Lentamente, dirigió su mirada a Teodoro, quien estaba completamente en shock.
“Entonces, Ewald… ¿quieres saber por qué estoy aquí?” preguntó Edzard, mirándolo fijamente, provocando que el exorcista se sintiera incómodo. “Estoy aquí para quitar la venda que tú y tus seguidores tienen en los ojos… así que hagámoslo sencillo: llévame con ellos y asegúrate de que se mantengan tranquilos. Si haces eso, podrán saber todo lo que quieran sobre los daedra.”
Edzard observaba la gran cantidad de personas reunidas; de hecho, la multitud era tan inmensa que el lugar parecía incapaz de contener a todos los presentes.
‘El anciano mencionó que eran bastantes exorcistas los que se estaban rebelando, pero no esperaba que fueran tantos.’ pensó Edzard, estudiando a todos los exorcistas. No tardó en notar un patrón: la mayoría de los presentes no eran jóvenes, sino que rondaban entre los treinta y cincuenta años… lo que indicaba que pertenecían a una generación más antigua de exorcistas.
‘Como siempre, son los ancianos quienes se aferran más a las antiguas tradiciones y se niegan a cambiar de rumbo conforme la situación lo requiere.’ pensó Edzard con algo de irritación. Había pensado que los humanos mayores en la Tierra serían más flexibles en sus pensamientos… pero estaba equivocado. Aun así, al observar bien, se dio cuenta de que también había algunos jóvenes presentes; no muchos, pero estaban allí. ‘Y supongo que esos jóvenes son los típicos fanáticos que no piensan por sí mismos… sí, realmente son un grupo peculiar.’
“¿Son todos?” preguntó Edzard en voz baja, observando cómo Ewald y Teodoro comenzaban a caminar hacia ellos.
“Sí, parece que son todos.” respondió Vasco, sin dejar de mirar a la multitud de exorcistas rebeldes.
“Entiendo… parece que son más de los que esperabas, ¿verdad?”
“Así es… pensé que serían menos, pero en realidad es normal que sean tantos… al menos, entre los exorcistas activos.” respondió Vasco con un tono de tristeza.
Edzard levantó una ceja al oír la respuesta de Vasco, sorprendido de que lo dijera con tal pesar. Sin embargo, no necesitó mucho para deducir a qué se refería. En su mente, pudo ver que la rebelión no estaba conformada únicamente por los exorcistas aquí presentes; también contaban con el apoyo de exorcistas jubilados, que quizá eran mayores, pero aún conservaban cierta influencia en la organización.
‘Parece que tendré que convencer también a algunos ancianos.’ pensó Edzard, mientras miraba al frente, notando que Ewald y Teodoro ya estaban cerca de él.
“Ya están todos los que debían estar aquí.” señaló Ewald con voz algo cansada, lo cual hizo que Edzard y Vasco notaran que el exorcista había estado hablando previamente con ellos. “Son todo oídos, pero te advierto que no será fácil convencernos, chico.”
Las palabras de Ewald sonaban como un desafío, algo que provocó una sonrisa en Edzard.
“Je, je... eso lo veremos.” dijo Edzard, pasando casualmente una mano por su cuello. Aquel gesto, que pasó desapercibido para los líderes rebeldes, permitió que Edzard conjurara un peculiar collar. Este artefacto, uno de los varios collares que había adquirido a lo largo de su vida, le había sido entregado por Brynjolf el día en que se convirtió en el líder del gremio de ladrones de Riften.
El collar, escondido bajo la camisa de Edzard, consistía en dos círculos: uno más grande que contenía otro en su interior. Tres rombos unían ambos anillos, con gemas negras incrustadas en su centro. Era un collar de plata bruñida, sostenido por una simple cuerda de cuero negro. El objeto contenía varios encantamientos, pero el más notable era el de reforzar la elocuencia, es decir, su capacidad de convencer a otros, y planeaba usarlo para persuadir a los exorcistas presentes. Al menos, para la fase final de su plan, pues lo que tenía pensado probablemente no requeriría el collar, pero lo llevaba como un seguro para asegurar el éxito.
Avanzó al frente de los exorcistas reunidos, seguido por Vasco y los dos líderes rebeldes, quienes también se posicionaron frente a sus seguidores. Al llegar, Edzard pudo ver mejor las expresiones de los presentes. No se sorprendió al notar que lo miraban con emociones diversas, que iban desde el odio hasta el desprecio, lo cual lo confundió un poco al final.
Aun así, pese a las miradas hostiles, no se preocupó demasiado. Cuando estuvo frente a todos, dejó que la magia inherente del Thu'um llegara a su garganta. Abriendo lentamente la boca, pronunció sus primeras palabras.
“Hola, es un gusto verlos a todos reunidos.”
La voz de Edzard resonó con tal intensidad que todos la escucharon, y no solo eso: todo el lugar tembló. El temblor tomó por sorpresa a los rebeldes, haciéndolos tambalear un poco.
“Parece que tengo su total atención… seré sincero, aunque podría hablar durante horas para convencerlos de lo que vine a hacer aquí, hay una manera más rápida.” continuó Edzard, haciendo que su voz volviera a resonar en el lugar. Sin embargo, esta vez nadie se tambaleó; todos permanecieron firmes, lo que hizo que una sonrisa apareciera en su rostro.
Antes de que alguien intentara interrumpirlo, Edzard movió su mano y conjuró el hechizo que estaba a punto de realizar. En su palma se formó una esfera de un suave color azul, indicando que era magia de la mente. Con un rápido movimiento, hizo que la esfera estallara, creando una onda expansiva que recorrió el lugar.
La onda se propagó rápidamente, atrapando a todos los exorcistas rebeldes, a sus líderes e incluso a Vasco. Poco a poco, los ojos de todos, excepto Edzard, se tornaron blancos mientras sus mentes experimentaban múltiples eventos al mismo tiempo, sobrecargando sus cerebros con una cantidad de información significativa en muy poco tiempo.
Por extraño que resultara, Edzard encontró algo fascinante en el efecto de aquel hechizo. Ante sus ojos, era hipnótico ver cómo el cuerpo de estos simples humanos resistía la intrusión repentina de la magia de la mente.
‘Me sorprende que no hayan comenzado a gritar de dolor o terror… normalmente, por mucho cuidado que tenga, leer recuerdos es más sencillo que lo que estoy haciendo, así que deberían estar gritando o al menos balbuceando…’ pensó Edzard con asombro al ver que los exorcistas no emitían ningún sonido. Sin embargo, una teoría surgió en su mente, la cual cobró fuerza al ver que los exorcistas no se movían. ‘¡No me digas! ¡Se han quedado inconscientes!’
Los ojos de Edzard se abrieron en asombro al descubrir que la cantidad de información que habían recibido había hecho que todos los exorcistas quedaran inconscientes.
“Esto… no me lo esperaba.” murmuró para sí, sorprendido de que realmente hubieran quedado inconscientes. Esperaba gritos o, en caso de que tuvieran más fortaleza mental, gruñidos. Aunque, después de analizarlo, este resultado era mucho mejor de lo esperado. “Al menos, esto no parecerá una escena de una película de terror.”
Tras esas palabras, Edzard guardó silencio, observando a los exorcistas. Soltando un suspiro, decidió continuar con lo que tenía planeado.
Mientras Edzard ejecutaba el hechizo de magia mental, los exorcistas al otro extremo experimentaban una de las vivencias más traumáticas de sus vidas. Algo inusual e inesperado, ya que muchos de ellos estaban acostumbrados a presenciar cosas horribles. Pero lo que estaban viendo ahora en sus mentes... o mejor dicho, la información que se plasmaba directamente en sus cerebros era algo que jamás habrían deseado ver.
No solo observaban; aquello era mucho más que la simple percepción de un evento. Era como si hubieran sido transportados a ese lugar, formando parte del suceso en sí. En esos momentos, todos ellos vivían la experiencia completa de una invasión daedrica.
Los ojos de los exorcistas se movían de un lado a otro, testigos de la destrucción dejada por los daedra: aldeas rurales destrozadas hasta los cimientos, sin ningún superviviente humano ni animal; cultos daédricos operando en ciudades, realizando actos de diversa índole: desde orgías hasta atrocidades indescriptibles como disecciones de seres vivos, violaciones, y masacres indiscriminadas que no distinguían entre niños y adultos.
Sin saberlo, todo lo que observaban no era un invento al azar de Edzard. Si bien lo había creado con ese fin, estas visiones no eran imágenes al azar, sino recuerdos extraídos de sobrevivientes y objetos que habían presenciado estos horrores. La devastación que los ataques de Molag Bal y Mehrunes Dagon habían dejado, aunque limitada en número, era enorme en intensidad. Sin que los exorcistas, el grupo de "vanguardia" contra los daedra, lo supieran, se habían producido múltiples ataques en áreas remotas, creando rumores en el mundo humano sobre supuestos asesinos en masa.
Todos los exorcistas en la sala, quienes siempre habían creído aquellos rumores como meras exageraciones, comenzaban a ver con brutal honestidad la realidad que habían evitado. Desde el más joven hasta el mayor, todos habían luchado contra seres sobrenaturales y presenciado la maldad que algunos podían mostrar, pero ninguno de ellos esperaba ser testigo de algo así... sí, habían visto demonios crueles, pero no como los daedra. Era casi como si estos seres desconocieran por completo el concepto de compasión.
Lentamente, cada uno de los exorcistas comenzó a vivir las experiencias que Edzard y su grupo habían enfrentado en sus batallas contra los daedra. Aquella información nueva y cruda les mostró cuán equivocados habían estado. Aunque probablemente no llegarían a amar a los demonios, ángeles caídos y otros seres aliados al pacto, sus sentimientos empezaban a cambiar.
Con una última imagen, el hechizo de Edzard se desvaneció de sus mentes, habiendo cumplido su cometido. Los cuerpos de los exorcistas cayeron como títeres sin cuerdas.
Poco a poco, los ojos de los exorcistas comenzaron a abrirse, permitiéndoles ver que seguían en su base. Todos estaban desorientados por lo que acababan de ver y experimentar.
“¿Qué demonios fue eso?” preguntó uno de los exorcistas, incorporándose con dificultad, su cuerpo reaccionando lentamente.
“No lo sé… pero…” respondió otro exorcista que ya había logrado levantarse y ayudaba a su compañero a hacer lo mismo.
“Ha sido lo más explícito en violencia que he visto jamás.” dijo una exorcista con un escalofrío recorriéndole la espalda.
El resto de los exorcistas rebeldes comenzaron a hablar entre ellos, comentando la experiencia que acababan de vivir. Entre ellos, solo Ewald y Teodoro permanecían en silencio. Vasco también estaba en silencio, aunque, a diferencia de los rebeldes, él ya conocía algo sobre los daedra, por lo que la experiencia, aunque impactante, no lo desconcertó tanto.
Los ojos de Ewald se posaron en Edzard, dándose cuenta de quién era realmente. Había tenido sospechas sobre la identidad del joven, pero no esperaba algo así.
“Tú… tú eres uno de los fundadores del pacto de Kuoh…” dijo Ewald, caminando hacia Edzard.
Las palabras de Ewald sorprendieron a Teodoro, quien quedó inmóvil, incapaz de articular palabra. Aunque aún estaba procesando lo vivido, logró unir la información suficiente para comprender que el joven frente a él era uno de los principales responsables del pacto de Kuoh.
Ante las palabras de Ewald, Edzard esbozó una sonrisa que no mostraba ni burla ni alegría; era una sonrisa neutral. Los subordinados de Ewald también reconocieron a Edzard de varias de las escenas que habían presenciado. Algunos querían gritarle o insultarlo, pero sus mentes aún estaban aturdidas.
Finalmente, Teodoro logró salir de su estupor y, al igual que su compañero, comenzó a acercarse a Edzard, lo que hizo que los demás exorcistas se tensaran al verlos.
“¿Qué nos hiciste?” preguntó Ewald, quien ya tenía una vaga idea de lo que había sucedido.
La sonrisa de Edzard se intensificó ante la pregunta.
“Jugué con sus mentes.” respondió, despreocupado.
Aun sabiendo el impacto que sus palabras causarían, Edzard no se sorprendió cuando comenzaron a llover las protestas.
“¡¿Cómo que jugar con nuestra mente?! ¡¿Cómo te atreves a hacer algo así?!”
Los gritos continuaron, algunos insultos iban dirigidos a él, y otros, incluso, a su madre. En otras circunstancias, habría eliminado rápidamente a quienes se atrevieron a insultar a sus padres, pero, en esta ocasión, lo soportó, consciente de que él había causado aquella reacción.
Escuchó sus quejas hasta que, finalmente, tras cansarse de oírlos, reunió magia en sus manos. Este gesto levantó las alarmas de todos, incluyendo a Vasco, quien temió lo peor. Sin embargo, antes de que alguien lograra reaccionar o prepararse para atacarlo, Edzard liberó el hechizo.
“¡Cálmense!” gritó Edzard mientras lanzaba el hechizo «Armonía». Aquel encantamiento, de nivel maestro y perteneciente a la escuela de Ilusión, hacía honor a su nombre: inducía calma en quienes lo recibían. A diferencia del hechizo «Calma», que se enfocaba en un solo objetivo, «Armonía» estaba diseñado para afectar a grandes multitudes.
En cuanto el hechizo de Edzard fue liberado, una esfera de un verde pálido se formó y se expandió rápidamente por todo el lugar. Aunque parecía muy poderoso, «Armonía» tenía una debilidad: su efectividad dependía directamente de la fuerza de voluntad del lanzador. Cuanto más fuerte era la voluntad, más fácilmente los objetivos se verían afectados. Y, para la mala fortuna de esos simples humanos, la fuerza de voluntad del hijo de Akatosh los sobrepasaba.
Pronto, todos los exorcistas fueron envueltos en una aura verde que les forzaba a entrar en un estado de calma absoluta, una sensación tan extraña y antinatural que, aunque los aterraba, no podían expresarlo.
“¿Qué nos has hecho?” preguntó con voz calmada Teodoro, aunque por dentro estaba desconcertado.
El joven híbrido acababa de procesar lo que había “vivido” y sentía un temor que ocultaba frente a sus subordinados, aunque ahora no podía expresar siquiera esa inquietud.
Edzard sonrió amablemente y se acercó a Teodoro. En cualquier otra situación, esos pasos habrían provocado que los subordinados de Teodoro se movieran para defenderlo, pero ahora ninguno tenía espíritu de lucha. Cuando Edzard llegó junto al niño híbrido, colocó una mano en su cabeza, despeinándolo suavemente.
“Nada grave, de eso puedes estar seguro.” respondió Edzard.
Aunque habló en voz baja, el silencio absoluto del lugar permitió que todos los exorcistas lo oyeran claramente, lo cual aumentó su confusión. Sin embargo, ante la imposibilidad de expresarla abiertamente, dejaron que Edzard continuara hablando.
“Lo que he usado es un hechizo llamado «Armonía», un hechizo de nivel maestro, el máximo nivel posible entre los usados por los magos en Nirn.” Edzard dejó de mirar a Teodoro para dirigir su atención al resto de los exorcistas presentes. “Lo usé para poder tener una conversación racional con ustedes, después de haber compartido recuerdos de aquellos que han sobrevivido a ataques daédricos o han luchado contra ellos.”
Sus palabras resonaron en las mentes de los exorcistas, obligándolos a recordar todo lo que acababan de presenciar. Comenzaron a murmurar entre ellos, hablando en voz baja sobre la posibilidad de transferir recuerdos de esa manera. Afortunadamente, Edzard ya preveía sus dudas y estaba dispuesto a responderlas.
“Sé que se preguntan cómo pude mostrarles esos recuerdos, y la respuesta es sencilla: magia mental. Es un tipo de magia peligrosa y difícil de controlar, y solo conozco dos o tres hechizos de esta clase. Sin embargo, afortunadamente domino el hechizo de compartir recuerdos. En cuanto a «Armonía», no deben alarmarse; sus efectos son temporales. Por lo tanto, aprovecharé este tiempo para hablarles mientras están en ese estado, para que puedan ser lo más racionales posible.” explicó Edzard al oír sus susurros. “Lo que vieron es lo que ha estado ocurriendo en el mundo desde que iniciaron los ataques. Muchas vidas, humanas y no humanas, se han perdido, algunas defendiendo este mundo de los daedras y otras, siendo víctimas de ellos. Como han podido ver, los daedras no son precisamente los seres más piadosos que existen. Y, para responder una de sus preguntas: no, ni los caídos ni los demonios han tenido nada que ver con ellos. Lamento decir que no conocen a los daedras ni entienden cómo operan. Déjenme resumirlo: existen varios príncipes daédricos, que son los líderes de estos seres, y pueden considerarse dioses para las razas mortales. Cada uno gobierna un mundo o plano de existencia, teniendo a su mando cientos de miles de daedras menores, cada uno con características propias. Algunos son meras bestias que actúan por instinto; otros, seres inteligentes que incluso pueden hablar distintos idiomas y formar comunidades.”
La manera en que Edzard hablaba capturó la atención de los exorcistas, quienes, fascinados, no se dieron cuenta de que los efectos de «Armonía» se habían disipado.
“Los objetivos de los daedras no son los mismos para todos.” añadió Edzard, captando nuevamente su interés.
“¿Qué quieres decir?” preguntó un exorcista, formulando la duda que muchos otros compartían. “¿No desean solo destruirnos?”
Al oír la pregunta, Edzard sonrió antes de responder. “No, al menos no todos.”
“¿A qué te refieres?” inquirió Ewald, dando un paso al frente.
“Los príncipes daédricos, los líderes de los daedras no tienen la misma brújula moral que las razas mortales. No se guían por el bien o el mal; para ellos estos conceptos no existen. En la mayoría de los casos, solo consideran si algo les resulta útil o si les pertenece. E incluso, en algunos casos, si algo les entretiene.”
Las palabras de Edzard generaron una oleada de confusión y sorpresa entre los exorcistas.
“Espera.” dijo una exorcista, mirando a Edzard a los ojos. “¿Estás diciendo que ellos destruyen sin motivo, solo por aburrimiento?”
“Sí, aunque generalmente sus acciones están dirigidas a realizar actos que estén dentro de sus esferas de gobierno.” respondió Edzard, causando aún más dudas entre los exorcistas.
“¿Esferas de gobierno?” preguntó Teodoro, con sorpresa y curiosidad genuina. “¿Qué es eso?”
Al oír la pregunta, Edzard se llevó una mano al mentón antes de responder. “Son los elementos o aspectos del universo o de la sociedad que rigen cada príncipe daédrico. Por ejemplo, Hircine es el príncipe de la caza, y su esfera de gobierno abarca todo lo relacionado con ella. Normalmente, sus seguidores son cazadores que no suelen atacar a civiles. En cambio, buscan presas para cazar, ya sean humanas o bestias. En cuanto a las acciones de Hircine para divertirse, una de ellas es la «Caza Salvaje», una gran cacería donde todos sus seguidores son convocados para perseguir a la presa más grande que él señale, ya sea un humano, un animal u otro ser vivo.”
Las palabras de Edzard terminaron en un tono de voz que heló la sangre de todos los presentes. Ninguno de los que estaba allí necesitó más información para entender que estos cazadores no se detendrían por nada para capturar a su presa.
Con esta nueva información, Ewald se dispuso a hacer la verdadera pregunta que había surgido tras las palabras de Edzard. Mirando al hijo de Akatosh, preguntó:
“¿Quiénes están detrás de estos ataques?”
Cuando Edzard oyó la pregunta, decidió no sonreír ni suavizar sus palabras. No, lo mejor era ser directo y visceral.
“Principalmente, los ataques daédricos están siendo liderados por dos príncipes daédricos: Mehrunes Dagon, el príncipe de la destrucción, el cambio, la revolución, la energía y la ambición. Este bastardo se ha declarado enemigo de todas las razas mortales en Nirn y ha intentado conquistar el mundo mortal desde hace eones. Algunos lo conocen como el Príncipe de Desastres y Destrucción, Soberano de las Llamas, Tirano del Cataclismo.”
La mención de los títulos que ostentaba Dagon hizo que todos entendieran cuál era su propósito: destruir todo lo que existía en este mundo.
“Eso es peligroso, solo su nombre ya me dice que quiere destruir todo.” susurró un exorcista a su amigo, quien estaba a su lado.
“Sí, ya con esos nombres parece incluso peor que los demonios.” susurró en respuesta el amigo del exorcista.
Así, varios otros susurros comenzaron a recorrer el lugar, todos enfocados en lo que acababan de aprender sobre uno de los principales príncipes daédricos atacando la Tierra. Aun así, la duda sobre la identidad del otro príncipe persistía entre los exorcistas, algo que no tardaron en preguntar.
“¿Q-q-q-quién es el otro?” preguntó con preocupación y tartamudeos otro de los exorcistas.
“El otro es Molag Bal, el príncipe de la dominación y la esclavitud, y señor del cambio. Aunque también se le conoce como el Cosechador de Almas, el Corruptor, el Dios de la Brutalidad... pero hay un título que me gusta usar más: el Rey de la Violación… aunque no creo que necesite explicarles por qué se le llama así.”
Aquellas palabras, tan directas como solo podían expresarse en un momento como este, provocaron escalofríos en todos, sobre todo en las mujeres entre los exorcistas.
“E-Eso es horrible.” susurró con miedo Teodoro, quien se había puesto pálido al escuchar los títulos de los dos príncipes daédricos que invadían la Tierra.
“Sí, lo sé.” respondió Edzard, llamando la atención de los exorcistas. “Es por eso por lo que estoy aquí, mostrándoles lo que han hecho los daédricos y hablándoles sobre ellos.”
Al terminar de decir esas palabras, Edzard comenzó a caminar, dando vueltas frente a los exorcistas rebeldes.
“Les seré muy sincero: si fuera por mí, dejaría que la iglesia cristiana y todas sus ramas ardieran en las llamas de las tropas de Molag Bal y de Mehrunes Dagon.” dijo Edzard, provocando jadeos de sorpresa entre los presentes, incluido Vasco. Sin embargo, aunque todos estaban sorprendidos, nadie se atrevió a responder de inmediato. “Para mí, lo que ustedes llaman iglesia no es más que una institución en decadencia donde hasta hace poco muchos estaban cegados por el fanatismo religioso. Un lugar donde, a pesar de saber lo que está sucediendo, algunos, como ustedes, han decidido aferrarse a dogmas antiguos, alejándose de lo que realmente está ocurriendo en el panorama actual. Su rebelión puede causar la pérdida de recursos que serán más que esenciales para luchar contra los daédricos. Ustedes mismos son elementos cruciales para ello, se supone que son los guerreros de una religión importante en la humanidad. Cargan con el deber de defender a aquellos que no pueden hacerlo, y sin embargo, ¿qué han hecho? Alejarse de ellos y dejarlos a su suerte.”
Las palabras de Edzard eran duras y tenían un propósito claro: recordarles a todos que habían abandonado su deber. Puede que estuvieran en desacuerdo con la iglesia en ciertos aspectos, pero esa no era excusa para sus acciones.
“Les diré otra cosa: aunque la iglesia no me interesa, lo que su religión profesa me parece valioso. Según tengo entendido, sus enseñanzas se basan en amar y servir al prójimo, en defender a aquellos que no pueden hacerlo y en auxiliar a quien lo necesita... son doctrinas que respeto. No cualquiera puede cumplirlas todas, pero...” Edzard hizo una pausa, enfatizando sus palabras, “si realmente se consideran cristianos, es momento de demostrarlo. Es momento de dejar atrás las tonterías del pasado. Sí, tal vez muchos los juzgarán por lo que intentaron hacer, pero ¿saben qué? La mejor manera de demostrar que han cambiado, que están haciendo lo correcto, es mediante sus acciones... deben demostrarles a todos, no solo a sus hermanos de fe, sino al mundo, que están dispuestos a luchar por lo que creen, por lo que su religión enseña.”
Tras esas palabras, Edzard miró a Vasco, quien asintió, consciente de que Edzard había logrado sembrar la semilla para que los rebeldes comprendieran lo que estaba ocurriendo y dejaran de lado sus pensamientos egoístas, alineándose con lo que realmente era necesario. Aunque tuvieran razón en algunos puntos, era responsabilidad de todos los miembros de la iglesia estar preparados para enfrentar esta amenaza.
“Bien, aunque creo que les he dado una buena explicación, estoy seguro de que más de uno tiene dudas, y estoy dispuesto a contestarlas... así que comiencen.” dijo Edzard, mientras conjuraba una silla, se sentaba y cruzaba las piernas, observando a todos los exorcistas con calma.
Las duras palabras de Edzard resonaban aún en las mentes de los exorcistas, quienes inicialmente no se atrevieron a preguntar nada, principalmente porque no sabían por dónde empezar. Había tantas preguntas que querían hacer, pero no sabían cuál formular primero.
Afortunadamente, como en toda ronda de preguntas, siempre hay alguien con el valor de empezar... en este caso, sorprendentemente, fue una exorcista quien rompió el silencio.
“Este... Edzard-sama... ¿existen otros príncipes daédricos que podrían unirse a esta invasión?” preguntó la exorcista, levantando la mano para que el hijo de Akatosh pudiera verla entre la multitud.
Al escuchar la pregunta, Edzard se sorprendió ligeramente, pues no esperaba que alguien preguntara algo así tan pronto. Pensaba que le preguntarían sobre su desprecio hacia la iglesia antes que nada, pero aun así, se alegró de que empezaran con esa pregunta.
“Esa es una buena pregunta, señorita.” respondió Edzard con una sonrisa. “La verdad es que sí, existen otros príncipes daédricos además de esos dos. En total, hay diecisiete príncipes daédricos, cada uno con un carácter voluble y variable en sus acciones. Respecto a si se unirán a la invasión, eso no es seguro. Como mencioné antes, los príncipes daédricos son seres caprichosos que actúan según su estado de ánimo, pero no todos buscan conquistar; algunos tienen formas diferentes de causar caos. Por ejemplo, Hircine podría liberar cacerías en el mundo, buscando aniquilar a otras criaturas, o puede que Mephala, la Araña, siembre intrigas entre los humanos, generando caos al fomentar la desconfianza.”
“Entiendo, así que no se unirán de manera directa…” murmuró la exorcista, aliviada, pues no estaba segura de que pudieran contener un ataque simultáneo de todos los príncipes daédricos.
“Así es, pero no deben bajar la guardia. Aunque no ataquen en hordas, su influencia puede causar estragos entre nuestras filas. Ahora, vamos con otra pregunta.”
Tras esas palabras de Edzard, y envalentonados por la intervención de su compañera, los exorcistas comenzaron a preguntar más. Varias de las preguntas giraban en torno a los daédricos, queriendo saber cuántas tropas poseían los príncipes daédricos. Uno de los exorcistas más jóvenes, con evidente interés, preguntó cómo se podía matar a un daedra. Aquella pregunta dio pie a una conversación extensa sobre el tema.
“Lo que nos acabas de decir es realmente inquietante…” dijo Ewald, pensativo, mientras se acariciaba el mentón. Al igual que él, varios exorcistas estaban en shock por la respuesta de Edzard, quien había revelado una amarga verdad sobre los daédricos: la imposibilidad de destruirlos de manera definitiva. La revelación cayó como un balde de agua fría, mostrándoles que, sin importar cuánto lucharan, esos enemigos nunca desaparecerían por completo.
“¿Cómo? ¿Cómo se lucha contra un enemigo al que no se le puede matar?” preguntó Teodoro, más asustado de lo habitual.
El joven exorcista estaba aterrado, abrumado por la realidad de los acontecimientos. Entendía, por fin, que sus acciones actuales solo favorecían a los verdaderos demonios, quienes no mostraban compasión alguna por los habitantes de este mundo.
“Como lo hemos hecho siempre.” intervino Vasco, hablando por primera vez desde que Edzard comenzó a responder preguntas. “Dándolo todo en el campo de batalla y aprovechando cualquier ventaja que podamos obtener.”
Las palabras de Vasco resonaron en la mente de los exorcistas, recordándoles cómo la humanidad había sobrevivido a lo largo del tiempo a pesar de no contar con habilidades sobresalientes. Los presentes comenzaron a mirarse, asintiendo entre ellos y luego hacia sus líderes.
Al ver a sus subordinados, Ewald y Teodoro intercambiaron miradas, manteniendo una breve conversación visual que concluyó en segundos.
“Entendemos todo ahora, Vasco.” dijo Ewald, con una mezcla de resignación y aceptación en su voz. Aunque ahora era consciente de la magnitud de la amenaza que enfrentaban, le resultaba difícil dejar atrás sus antiguas creencias. “Sabemos que lo que estuvimos haciendo estaba mal, pero no nos arrepentimos de haberlo intentado… creíamos que defendíamos nuestra identidad y propósito. Sin embargo, ahora comprendemos cuál es nuestro verdadero deber.”
Las palabras de Ewald provocaron una sonrisa en Vasco, quien sintió una profunda paz al ver que la situación se resolvía a través de las palabras, sin la necesidad de recurrir a la fuerza.
“Es bueno verte de vuelta, viejo amigo.” dijo Vasco, dirigiendo luego una sonrisa al resto de los exorcistas. “Y es bueno ver que todos ustedes también regresan, hermanos.”
Tras estas palabras, Ewald se giró y ordenó a sus subordinados prepararse para volver a sus puestos. Al recibir la orden, los exorcistas comenzaron a recoger sus cosas, dejando solos a Vasco, Edzard, Ewald y Teodoro.
“Parece que esto ha quedado resuelto.” comentó Edzard, llamando la atención de los tres exorcistas.
“Así es.” respondió Vasco, sonriendo. “Gracias por tu ayuda.”
Ante las palabras de agradecimiento, Edzard solo sonrió, restándole importancia mientras decía: “No tienes que agradecerme, solo estaba devolviéndote un favor.”
La respuesta de Edzard dejó a Vasco y a los otros dos exlíderes rebeldes confundidos.
“¿Cómo que un favor?” preguntó Ewald con curiosidad, ansioso por saber a qué se refería.
“Sí, ¿a qué favor te refieres?” agregó Teodoro, igual de intrigado.
“Yo también tengo esa duda, jovencito.” añadió Vasco con curiosidad. “¿Qué clase de favor te hice para que digas eso?”
“El favor de haber defendido a mi esposa cuando fue excomulgada.” respondió Edzard rápidamente, sorprendiendo a los tres.
Los exorcistas quedaron impactados, pues sabían a quién se refería Edzard. Aunque Ewald y Teodoro desconocían el matrimonio de Edzard con Asia, las “visiones” les habían mostrado la relación especial que tenían.
Cuando superó la sorpresa, Vasco negó con la cabeza, esbozando una sonrisa amable.
“No fue nada para mí, solo hice lo que creí correcto… aunque al final no pude evitar su excomunión, llegué demasiado tarde.” dijo Vasco con algo de tristeza, antes de sonreírle a Edzard. “Aunque, tal vez fue para bien… si hubiera evitado su excomunión, ustedes dos nunca se habrían conocido.”
Las palabras de Vasco provocaron un sentimiento extraño en Edzard, que no podía imaginar un mundo en el que no hubiera conocido a su esposa. Aquel pensamiento lo incomodó, poniéndole una expresión peculiar, algo que tanto Vasco como Ewald notaron, aunque Teodoro, para su fortuna, no lo percibió.
“¿Estás bien?” preguntó Ewald al notar la expresión de Edzard.
“¿Eh? Sí, sí, estoy bien.” respondió Edzard de forma rápida y un poco torpe, sacudiéndose la incomodidad.
Pese a que la respuesta no convencía a ninguno de los dos adultos, ninguno decidió comentar al respecto.
“Entonces, ¿qué harán ahora?” preguntó Edzard, mirando a Vasco y a los otros dos exorcistas.
Al oír la pregunta, Vasco soltó un suspiro largo y profundo, seguido por otro de Ewald.
“Ahora viene lo complicado.” respondió Vasco con un toque de irritación, algo que desconcertó a Edzard, pues desde que lo conocía, nunca lo había oído hablar en ese tono.
Aunque el tono lo sorprendió, el sentido de las palabras no lo hizo. Dedujo de inmediato de qué se trataba, y soltó un suspiro antes de hablar.
“Déjame adivinar… burocracia, ¿verdad?” preguntó Edzard, cansado. Esto se reflejó también en los ojos de Vasco, quien asintió. Al ver la expresión de su amigo, el hijo de Akatosh se preguntó por qué parecía que en la Tierra los humanos hacían de todo algo tediosamente burocrático.
“Así es… tengo que hablar con él personalmente para informarle lo sucedido aquí. Luego, estoy seguro de que se reunirán el Colegio Cardenalicio y los líderes de las ramas militantes de la cristiandad para decidir cuál será el castigo por este intento de rebelión.” respondió Vasco sin mostrar preocupación por los castigos, sabiendo que no serían más que simbólicos.
“Entiendo. Supongo que solo será un jalón de orejas.” dijo Edzard con tranquilidad, confiando en las palabras de Vasco. Sin embargo, aunque confiaba en el anciano, no podía decir lo mismo del resto de la iglesia. Mirándolos a los tres, volvió a hablar. “Aun así, en caso de que ocurra algo, estaré listo para darles una mano.”
Las palabras de Edzard hicieron sonreír a los tres exorcistas, quienes asintieron.
“Bien, supongo que tendrán que discutir cómo actuarán a partir de ahora… así que, me voy retirando. Tengo algunas cosas que arreglar antes de que llegue el gran día de Ingvild.” comentó Edzard, mirando a los tres presentes a los ojos.
“No te preocupes, nosotros nos encargamos de aquí.” dijo Vasco, con asentimientos de Ewald y Teodoro.
“Bien, nos vemos.” respondió Edzard mientras se alejaba, usando su Shadowkey para abrir un portal.
Cuando Edzard se fue, los tres exorcistas se quedaron allí, solos. Mirándose entre sí, asintieron y comenzaron a alejarse de esa sala para dirigirse a la sala de reuniones, donde planearían qué harían para el “juicio” que seguramente se llevaría a cabo para estos exorcistas.
Mientras los exorcistas mantenían su reunión estratégica para prepararse para lo que estaba por venir, en Italia, todas las chicas del grupo de Edzard viajaban en una limusina. El vehículo avanzaba tranquilamente por la ciudad, dirigiéndose a una de las tiendas de ropa más exclusivas.
Dentro de la limusina, las chicas conversaban, aparentemente sobre temas triviales... pero la verdad era que una de ellas no lo estaba pasando tan bien: Rossweisse. La joven valquiria temblaba ligeramente mientras sostenía en sus manos una tarjeta con más dinero del que había tenido en toda su vida. Había revisado los fondos y confirmado la cantidad, y aunque sabía que podía comprar lo que quisiera en la tienda a la que iban, no se sentía cómoda gastando tanto de una sola vez.
“Parece que no estás del todo contenta con el lugar al que vamos.”
Las palabras de Asia, sentada a su lado, hicieron que Rossweisse levantara la mirada. Los ojos de la valquiria encontraron la amable sonrisa de Asia, lo que le sacó también una sonrisa.
“¿Se nota tanto?” preguntó Rossweisse, algo avergonzada de que su incomodidad fuera tan evidente.
“Sí, se nota bastante.” respondió Mittelt, acercándose y sentándose al otro lado de Rossweisse. “No sé por qué te cuesta tanto gastar el dinero.”
“Sí, es un poco raro.” comentó Aika, quien también comenzó a prestar atención.
“Totalmente de acuerdo.” añadió Lint, mirando a Rossweisse.
El resto de las chicas asintieron; el comportamiento de Rossweisse en relación con el dinero era, cuanto menos, peculiar. Sabían que su salario como maestra no había sido alto, y eso justificaba su prudencia con el gasto para mantener ahorros, pero ahora la situación era diferente.
Rossweisse se sentía avergonzada de ser el centro de atención por su control férreo de las finanzas.
“Yo… en realidad, esto viene desde que empecé a trabajar como valquiria… no, desde antes.” dijo Rossweisse, sintiéndose cada vez más avergonzada al estar a punto de compartir algo muy personal, algo que ni siquiera Edzard sabía. Aun así, sintió que podía contarles a sus amigas, pues confiaba en que no la juzgarían.
“Esto no lo saben, pero pertenezco a un clan de Asgard y yo era la presunta heredera... pero no puedo usar la magia característica de mi clan, así que no pude ser la heredera.” Rossweisse hablaba con tristeza; no le gustaba tocar ese tema.
Las palabras de Rossweisse y su tono melancólico provocaron que las demás se entristecieran por ella, imaginando lo duro que debió ser.
“Mi prima tomó mi lugar como heredera, algo que ha sabido llevar bien. Aunque mi familia no me culpó ni me trató mal por ello, yo… yo sí me sentí mal ese día. Desde entonces siento que les fallé, y por eso intenté depender lo menos posible de ellos. Estudié mucho para saltarme grados y poder graduarme rápido de la universidad, para conseguir un buen trabajo.” Recordó con una sonrisa el momento en que se graduó como una de las estudiantes más jóvenes de la universidad de Asgard. “Cuando me convertí en valquiria, decidí independizarme y comencé a vivir sola.”
Las chicas la escuchaban atentamente, sintiendo una gran empatía por su amiga. La historia explicaba mucho sobre por qué Rossweisse era tan responsable y por qué no le gustaba gastar en cosas innecesarias.
'Tener que independizarte por sentir que has fallado… eso no es algo que una persona deba hacer.’ pensó Asia con tristeza, convencida de que algo así era demasiado para alguien joven, especialmente en este mundo.
“Mi vida como valquiria no fue buena; no lograba encontrar héroes dignos para llevar a Asgard, y mi paga dependía de la cantidad de héroes que llevara... como verán, no me fue nada bien. Pasé por varios momentos duros, pero pensé que todo cambiaría cuando Odín-sama me pidió que fuera su guardaespaldas. Aumentó el sueldo, sí, pero también tuve que gastar mucho para protegerlo, especialmente cuando iba a esos «bares de pechos».” Los ojos de Rossweisse se llenaron de lágrimas al recordar cuánto dinero había tenido que gastar para cumplir con su trabajo.
“Vaya… eso sí que es una historia…” comentó Aika, incómoda, y el resto también, sin saber cómo sentirse. Estaban tristes por lo que Rossweisse había vivido, por cómo se había forzado a corregir lo que veía como un error.
“Veo que lo pasaste mal, pero seamos honestas… de nosotras, ¿quién ha tenido una vida fácil? Nadie. Algunas fuimos traicionadas por personas cercanas, otras fueron descartadas como si no valieran nada, y otras perdieron a sus padres.” dijo Mittelt, mirándolas a todas y sin dejar a ninguna de lado.
“Es cierto.” aceptó Valerie, reconociendo que todas habían pasado por algo difícil en algún momento.
“Así es, pero eso ya quedó atrás, Rossweisse-sensei.” comentó Ingvild con una sonrisa. “Ahora tenemos una vida mucho mejor, una familia a la que pertenecemos y a la cual todas aportamos algo.”
“In tiene razón, Rossweisse.” añadió Asia con una sonrisa. “Ya no estás en las mismas circunstancias de antes… ya no tienes que privarte de nada.”
“Exacto, Asia tiene razón.” continuó Mittelt acercándose a Rossweisse. “Ahora puedes gastar lo que quieras sin preocuparte tanto… incluso si no quieres usar el dinero que tenemos por ser las parejas de Ed, lo que has ganado poniendo tu vida en peligro cazando daedras es suficiente para darte varios lujos. Y empezaremos aquí…”
Las palabras de Mittelt hicieron que Rossweisse se diera cuenta de que tenía razón. Se había privado de muchas cosas por temas económicos, pero ahora eso ya no sería un problema. Además, recordó las palabras de su abuela, la persona que más confiaba y que la había criado debido a la ausencia de sus padres por trabajo. Su abuela le había aconsejado que dejara de ser tan madura y disfrutara más su juventud. Mirando a sus amigas, Rossweisse entendió que era momento de hacerlo, al menos cuando no estuviera trabajando en la academia.
“Sí, empecemos a buscar nuestra ropa.” dijo con una sonrisa mirando a sus amigas.
Al oírla, todas sonrieron y, mirando por la ventana, vieron que ya se acercaban a la zona donde comprarían sus vestidos para la ceremonia de Ingvild en el inframundo.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí esta el capítulo 80, vaya si que ya vamos muchos y aun falta bastante… en serio, esto se me esta saliendo de las manos. Había planeado terminarlo para el capitulo 100 como máximo, pero hay tantas cosas que contar, escenas eliminadas, príncipes daedricos causando más caos… bueno, eso lo dejamos para futuros capítulos. XD
Por ahora centrémonos en que se ha acabado la rebelión de los exorcistas… algo tonto si tenemos en cuenta de que literalmente tienen a seres inmortales que pueden petarles el culo a varios y que lo únicos seres que pueden pararlos no pueden enviar ayuda de manera directa.
También vemos algo del pasado de Rossweisse, mesclado con como pienso que debió de sentirse y una manera de explicar el por que es tan seria y responsable en lo que hace.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un comentario si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 82
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 81
— Nosotros buscamos una transición hacia el cambio ordenada y que preserve el equilibrio… no buscamos abusar del poder. —
Quaranir a Edzard durante una conversación de estos en el Colegio de Magos de Hibernalia.
El sonido de las manecillas del reloj en la pared llenaba la espaciosa habitación del palacio utilizado por los Cuatro Maous en la ciudad de Lilith, en el Inframundo. La estancia estaba ricamente decorada, reflejando la ostentación típica de los hogares de demonios de gran riqueza. En los sillones dispuestos en el centro, estaban reunidas todas las amantes de Edzard, rodeando a Ingvild.
Ingvild, sentada con las manos juntas en su regazo, jugaba nerviosamente con sus dedos. Estaba inquieta porque hoy sería su debut oficial ante el inframundo, el día en que toda la población sabría de su existencia.
Este evento había sido organizado por los Cuatro Maous actuales, quienes también aprovecharían la ceremonia para informar sobre la situación de la guerra con los daedras. Aunque los nobles y demonios influyentes ya habían sido informados durante la reunión de jóvenes demonios, la ciudadanía aún sabía poco sobre los daedras, ya que hasta ahora no habían atacado el inframundo. Los gobernantes sabían que eso cambiaría en un futuro cercano, por lo que decidieron comunicarlo formalmente en esta ocasión. Además, esperaban que la participación de Ingvild en las misiones y eventos relacionados con los daedras ayudara a fortalecer su imagen ante la población.
“Tranquila, In. Todo saldrá bien.” dijo Asia con tono calmado, tomando las manos de su amiga para infundirle valor y tratar de tranquilizarla.
“Asia tiene razón, has practicado mucho para este momento.” comentó Aika con una sonrisa, mirando a su amiga sentada.
“Eso es cierto. Has ensayado tu discurso para hoy, solo necesitas respirar y calmarte.” añadió Rossweisse en un tono amable mientras miraba a su alumna y amiga.
Las palabras de las tres chicas fueron respaldadas por el resto, que asintió en señal de apoyo.
Al escuchar a sus amigas, Ingvild sonrió, y sus ojos reflejaron una gran gratitud. “Gracias, chicas. La verdad es que sus palabras me están ayudando a tranquilizarme.”
“Más te vale, o tendré que darte unos buenos golpes para que te calmes.” dijo Mittelt con una sonrisa, colocando las manos en su cintura.
Las palabras de la Caída hicieron que Asia y el resto suspiraran, negando con la cabeza ante el intento poco ortodoxo de Mittelt para consolar a su amiga.
“Je, je, je.” La risa ligera de Ingvild sonó al escuchar la broma de su amiga. Mirando a todas, soltó un suspiro, disipando casi todos sus miedos y dudas.
Las principales inquietudes en el corazón de la joven medio demonio eran simples: el temor a que su presencia causara conflicto entre los demonios, amenazando la paz lograda tras la guerra civil. Sin embargo, sus amigas la estaban apoyando, y tenían razón: ella se había preparado mucho para no arruinar nada. Así que, tras suspirar, miró el reloj, que marcaba las ocho de la noche.
‘La ceremonia ya debe haber comenzado.’ pensó Ingvild mientras sentía que sus manos se tensaban de nuevo. ‘Dentro de poco, la sociedad demoníaca y todos aquellos que no conocían a los daedras estarán comenzando a escuchar la noticia… y luego iré yo, para que el Inframundo finalmente sepa que un descendiente de los antiguos satanes está ahora de su lado.’
“Tranquila.” fue la palabra que sacó a Ingvild de sus pensamientos. Asia había vuelto a tomar sus manos y la miraba con calidez. “Todo saldrá bien.”
Aquella frase, acompañada de la amable sonrisa de Asia, que siempre usaba para confortarlas, animó mucho a Ingvild.
“Tienes razón, todo saldrá bien.” respondió Ingvild, asintiendo, mientras esperaba a que vinieran a buscarla para llevarla al salón principal.
El ambiente en una sala oculta dentro del palacio era completamente denso, tanto que cualquier persona común se sentiría asfixiada allí. Esta atmósfera emanaba de la presencia de dos figuras: Edzard y Ajuka.
Ambos líderes del pacto de Kuoh estaban sentados frente a frente, observándose. La sala no era nada similar a las otras del palacio. No había mesas decoradas, estantes con libros, ni candelabros de oro en el techo; solo una mesa y algunos focos que apenas iluminaban el lugar.
“Gracias por venir, Edzard-kun.” saludó cauteloso Ajuka, observando cómo los gestos corporales de Edzard delataban que no estaba feliz de verlo. Esto le confirmó a Ajuka que Tiamat le había contado a Edzard lo sucedido con Cleria Belial.
El actual Beelzebub se sorprendió cuando su secretaria a medio tiempo le informó que Edzard estaba buscando información sobre un demonio en particular. Al escuchar esto, le preguntó a Tiamat quién era, ya que no era común que Edzard solicitara información de esa manera. Normalmente, él manejaba sus asuntos en privado. Al saber el nombre del demonio en cuestión, Ajuka supo que esto provocaría tensiones.
“Podemos dejarnos de protocolos, Beelzebub.” dijo Edzard con voz fría, lo cual hizo que Ajuka frunciera el ceño y luego soltara un suspiro.
“Supongo que Tiamat te contó lo que pasó con Cleria, ¿verdad?”
“¿En serio? ¿Fue tan evidente? ¿Mis gestos corporales que muestran que no quiero estar aquí? ¿O mi tono de voz?” preguntó sarcástico Edzard, ladeando la cabeza.
“Todo.” respondió Ajuka con calma, mirando al joven frente a él. “Entiendo que estás molesto, pero también sabes todo lo que está detrás de lo que sucedió, ¿verdad?”
Ante la pregunta de Ajuka, Edzard lo miró intensamente. Estaba enfadado, sí, molesto por la manera en que los demonios manejaron el asunto de Cleria, y por el dolor que esto había causado a su suegra. Aun así, sabía que ese tema estaba fuera del control de los Maous actuales.
“Sí, entiendo lo que ocurrió… Entiendo que, aunque son Maous, no tienen todo el poder político y que deben lidiar con la facción del Gran Rey.” respondió rápidamente Edzard, consciente de esas limitaciones.
Al escuchar esto, Ajuka suspiró, aliviado de que Edzard entendiera. Sin embargo, no esperaba las palabras que siguieron.
“Aunque, también entiendo que son unos idiotas en varios aspectos. No quiero darme flores, porque yo también cometo errores y, a veces, dejo que mi sentimentalismo me guíe. Pero hasta ahora no he hecho nada que cause un desastre como el que han generado tus piezas secretas.”
Ajuka se sorprendió momentáneamente ante las palabras de Edzard, para luego sonreír con ironía.
“Je, je, je… Es cierto, hemos tenido problemas que no pudimos resolver de la mejor manera… pero nadie es perfecto, especialmente nosotros, los superdemonios.” dijo Ajuka con algo de melancolía. Al igual que Sirzechs, sentía que ciertos eventos podrían haberse manejado de otra manera para evitar lo que finalmente ocurrió o las repercusiones que aún podrían surgir.
Al escuchar a Ajuka, Edzard solo suspiró. Sabía eso mejor que nadie, porque, a pesar de lo que muchos creían, él tampoco era perfecto… no era invencible, ni el ser idealizado que muchos imaginaban. Aun así, no iba a decirlo en voz alta, al menos no frente a Ajuka, a quien consideraba uno de los responsables de la muerte de Cleria por no saber mantener sus "juguetes" en privado.
“Bien, dejemos a un lado el tema de Cleria. Quiero escuchar tu plan para recuperar esas piezas de la facción del Gran Rey. Así que, ¿qué has pensado con esa prodigiosa mente tuya?” pidió Edzard en tono calmado, manteniéndose alerta para captar cualquier información que le revelara quiénes habían estado involucrados en la muerte de Cleria.
“La forma más rápida es extraerlas de sus usuarios actuales, pero de la manera más discreta posible para evitar que la existencia de esas piezas se haga pública.” respondió Ajuka con serenidad, ignorando la pequeña indirecta de Edzard al decir “prodigiosa”.
“Ummm… Un pensamiento sensato, pero eso no me dice mucho.” comentó Edzard pensativo, llevándose la mano al mentón.
“Claro, ya que desconozco tus métodos, no sé qué técnicas usarías. Por eso dejo todo a tu disposición. Solo te pido que evites causar un desastre complicado de limpiar.”
Las palabras de Ajuka denotaban su confianza en Edzard. Aunque el actual Beelzebub sabía que Edzard era un comodín, su reciente desencanto hacia los demonios lo convertía en alguien volátil. Sin embargo, Edzard era alguien discreto y, en cierta medida, confiable, especialmente cuando sus intereses estaban alineados.
“Ummm… Así que todo queda a mi disposición… Bien, aceptaré ayudarte en este pequeño plan, pero necesito que me des toda la información sobre los que poseen esas piezas.” respondió Edzard en tono tranquilo.
Al oír la solicitud de Edzard, Ajuka comenzó a pensar en los motivos ocultos tras su interés, pero no halló ninguno que le preocupara. Lo que Edzard pedía era razonable, considerando la naturaleza delicada de la misión. La importancia de la discreción en esta operación radicaba en que, si se revelaba la existencia de las Piezas del Rey, la sociedad demoníaca sería sacudida. Después de todo, quienes poseían estas piezas eran figuras destacadas en los Juegos de Clasificación, una industria que movía millones y otorgaba gran influencia a sus participantes.
“Está bien, es razonable lo que pides. Te enviaré toda la información a través de Tiamat.” respondió Ajuka calmadamente, levantándose de su asiento.
“Bien, supongo que es momento de que vayas al gran salón.” comentó Edzard con tranquilidad mientras observaba a Ajuka levantarse y dirigirse hacia la salida.
"Así es, Sirzechs está por dar el discurso sobre los daedras para que sea de conocimiento general. Es necesario que esté presente.” respondió Ajuka, deteniéndose frente a la puerta. Girando lentamente la cabeza, Ajuka miró a Edzard, observando sus gestos corporales. "Supongo que saldrás dentro de un tiempo, ¿verdad?"
"Sí, me iré dentro de poco, tranquilo. Lo haré de una manera que nadie sepa que he estado aquí.” respondió Edzard con una sonrisa en el rostro, satisfecho de haber conseguido lo que venía a buscar.
"Bien, supongo que te veré dentro de unos minutos en el gran salón."
Tras esas palabras, Ajuka se retiró de la sala, dejando a Edzard solo. Cuando la puerta se cerró, la sonrisa en el rostro de Edzard se volvió más oscura, casi sanguinaria, al punto de que cualquiera que la viera no reconocería en él al joven habitual. Lentamente, llevó una mano a su rostro mientras su cuerpo comenzaba a temblar en espasmos… pero no eran espasmos de dolor, sino el resultado de contener una risa.
'Je, je… ¡ja, ja, ja! Bien, así me gusta esto…' pensó Edzard con euforia, pues lo que Ajuka no sabía era que, al darle carta blanca, le había otorgado libertad total para hacer lo que quisiera con quienes estaban involucrados en el asunto de las piezas del Rey.
Levantándose del asiento, Edzard comenzó a caminar hacia la puerta, ideando un plan mientras avanzaba.
'Ajuka me pidió que no hiciera un escándalo, y no lo haré, pero… uno nunca sabe lo que un adalid daédrico puede hacer, o… lo que un sacerdote dragón puede hacer.’ pensó Edzard mientras conjuraba el hechizo de «Invisibilidad» para salir de la forma más sigilosa posible. Después de todo, no era necesario que alguien supiera que allí abajo se había firmado la sentencia de muerte de varios demonios.
El gran salón del palacio de los Cuatro Maous estaba repleto de gente, desde nobles hasta periodistas, todos reunidos con un objetivo común: presenciar los dos grandes anuncios que el actual Lucifer estaba a punto de dar en esta ceremonia. Normalmente, temas de este calibre ya habrían sido filtrados, aunque sea en pequeños detalles; sin embargo, esta vez no había rumores ni información preliminar. Todo lo que se sabía era que la fecha del evento se había aplazado debido a que la Facción del Gran Rey había decidido hacerlo más lujoso por algún motivo desconocido.
Los ojos de Sirzechs recorrían a todos los presentes que se habían congregado. Vio a sus colegas del pacto de Kuoh, junto con algunos de sus acompañantes, incluidos los ases de las tres facciones bíblicas. Entre ellos estaban figuras destacadas: Dulio Gesualdo, el exorcista más poderoso y portador del «Zenith Tempest», y Tobio Ikuse, uno de los mejores guerreros de los Grigori, portador del «Canis Lykaon».
‘Pensar que tendríamos tanta potencia de fuego reunida en este momento.’ pensó Sirzechs, impresionado por lo que veía. Sus ojos se detuvieron en los ases de las facciones bíblicas, quienes se encontraban junto a sus líderes y otros acompañantes. Aparte de ellos, también estaban presentes representantes de los olímpicos, quienes recientemente habían firmado su adhesión al pacto.
‘El asunto de Hades se ha manejado muy bien.’ pensó Sirzechs, recordando cómo el dios griego había sido sellado usando los poderes combinados de otros dioses griegos. ‘Es una lástima lo que sucedió; habría sido útil tener a Hades de nuestro lado para las batallas que se avecinan.’
La expresión de Sirzechs se volvió melancólica al reflexionar sobre ello. Aquella melancolía no nacía de la tristeza de ver a Hades sellado, sino de la pérdida de un poderoso aliado potencial. Aun así, sabía que era mejor eliminar amenazas internas antes de que pudieran causar problemas.
Superado ese pensamiento, el líder del inframundo volvió su mirada hacia el frente, observando ahora a los invitados VIP y periodistas. Dirigió sus ojos a los balcones, donde se encontraban los miembros de los pilares, incluida su familia, y el grupo de Edzard junto a su propia familia. También vio a los periodistas, asegurándose de que estuvieran listos antes de dar un paso al frente.
Ese simple movimiento bastó para captar la atención de todos. Cuando se aseguró de tener la atención de todos, echó un vistazo rápido hacia atrás para ver a los representantes del pacto, todos presentes, salvo uno, quien llegaría más tarde. Asintiendo a sus amigos, volvió su mirada al frente.
“Buenas noches a todos. Es un placer ver que han podido asistir a este día histórico para nuestra sociedad.” comenzó Sirzechs, usando un tono de voz moderado, lo suficientemente claro como para ser escuchado por todos. “Quizás muchos de los presentes, y aquellos que nos ven desde sus hogares, se pregunten por qué digo que hoy es un día histórico para nuestra sociedad. La razón es que hoy se darán a conocer tres noticias que podrían transformar nuestra sociedad tan profundamente como lo hizo la Guerra Civil.”
A medida que avanzaba, sus palabras generaron murmullos entre los periodistas y los asistentes, incluso entre aquellos que observaban desde sus hogares. La confusión se extendió a los nobles de la Facción del Gran Rey, quienes pensaban que solo se harían dos anuncios en el evento: primero, la revelación pública de la existencia de los daedras; segundo, la presentación de Ingvild Leviatán en el inframundo. La mención de un tercer anuncio, desconocido para ellos, provocó que los miembros de la Facción del Gran Rey comenzaran a murmurar entre sí. Sin embargo, debido a la distancia, ni Sirzechs ni los demás pudieron escuchar lo que decían.
Los Cuatro Maous sintieron alivio al ver que el tercer anuncio no se había filtrado como lo hizo el de Ingvild. Al asegurarse de que la información seguía siendo confidencial, todos se relajaron.
“Sé que mis palabras han generado confusión y, sin duda, expectativa. Después de todo, la Guerra Civil cambió casi por completo nuestra sociedad, dando origen a los «Rating Games», algo que aquellos nacidos después de su implementación apenas pueden imaginar no existir. Sin embargo, lo que estoy por revelar cambiará nuestra sociedad, y no de una manera similar a los Rating Games, sino de forma más cercana a la Guerra Civil.”
Las palabras de Sirzechs comenzaron a calar en las mentes de quienes desconocían la existencia de los daedras, sembrando un miedo creciente. “Esto es algo que no muchos saben. Quizás algunos se hayan preguntado por qué la celebración de los jóvenes demonios se realizó de manera tan privada, algo que no ocurría hace años. Esa decisión se tomó porque estábamos tratando un asunto delicado del que aún no teníamos suficientes pistas ni información para desvelarlo públicamente. Como muchos saben, la paz lograda con el tratado entre las tres facciones se encuentra en peligro constante debido a la Khaos Brigade… sin embargo, me temo que no son los únicos enemigos a los que nos enfrentamos. Hace unos meses, durante una noche tranquila, la Tierra, el mundo de los humanos, sufrió un ataque de seres nunca vistos. Seres que arrasaron un pueblo en cuestión de minutos, dejando a su paso un rastro de cadáveres y destrucción. Ese fue el día en que comenzaron las Invasiones Daédricas hacia nuestro mundo.”
Tras decir esas palabras, Sirzechs guardó silencio; al menos por el momento, ya que sabía que lo que acababa de decir provocaría que muchos demonios entrasen en pánico. Además, no era necesario que siguiera hablando, pues había cumplido con su parte en este discurso, y ahora era el turno de su amigo Ajuka. Así que, dando un paso hacia atrás, dejó que el otro súper demonio en la sala tomara la palabra.
Ajuka se adelantó, y los reporteros que aún estaban allí parados, en estado de shock, reaccionaron rápidamente y dirigieron sus cámaras hacia él.
“Sé que lo que se les ha dicho ha causado que muchos estén en shock; incluso, puede que algunos se encuentren en estado de negación.” habló Ajuka, empleando su voz calmada para transmitir confianza a sus oyentes. “También puedo entender que muchos, ahora que probablemente ya han salido de ese shock inicial, estén enojados por haber sido mantenidos en la oscuridad. Pero es importante que comprendan que no era fácil hablar de esto antes, ya que carecíamos de información corroborada que nos permitiera abordar este asunto con las bases necesarias.”
Las palabras de Ajuka, aunque calmadas y algo técnicas, lograban dar un toque científico a la revelación, reforzando la credibilidad del mensaje.
“Afortunadamente, eso ha cambiado. Nos ha tomado tiempo, pero ya contamos con información suficiente sobre estos seres. Sabemos su nombre, sus intenciones y cómo planean alcanzarlas.” Continuó Ajuka, dando un paso atrás y conjurando una pantalla. Dividiendo su atención entre las cámaras y la pantalla, comenzó a explicar los datos obtenidos. “Los seres que nos invaden se llaman Daedras y, como se les dijo antes, provienen de otro mundo. Este mundo, Aurbis, se divide en tres planos generales: Nirn, el plano de las razas mortales; Aetherius, el plano de los inmortales; y Oblivion, el plano de los Daedras. No conocemos su biología a fondo, pero sabemos que pueden ser heridos con cualquier arma, desde armas humanas normales hasta armas divinas.”
Con cada palabra que Ajuka pronunciaba, iba mostrando imágenes y datos en la pantalla, detallando todo lo que sabían sobre los Daedras sin mencionar su principal característica de forma explícita, utilizando en cambio una media verdad.
“Para finalizar, me temo que, aunque pueden ser heridos por nuestras armas y hechizos, eliminarlos de manera permanente no es tan sencillo. Sin embargo, aunque esto suene desalentador, deben confiar en que estamos usando todos nuestros recursos para encontrar una manera de detener sus invasiones a nuestro mundo.” Con estas palabras, Ajuka hizo una señal a las cámaras y cedió nuevamente el turno a su amigo.
Al ver que Ajuka le había dado paso, Sirzechs avanzó al frente. Mirando de nuevo a las cámaras, sabía exactamente qué debía decir.
“Ahora que han escuchado la explicación de Ajuka, muchos se preguntarán, ¿cómo es posible que haya habido invasiones y que no lo hayamos notado? La respuesta es sencilla… por ahora, esas invasiones no han alcanzado el inframundo; se han llevado a cabo en la Tierra. Algunos podrían pensar que, mientras no lleguen hasta aquí, no es tan grave. Pero me temo que se equivocan. La razón por la que las invasiones no han llegado a nuestras puertas es porque dos príncipes daédricos que estaban invadiendo han estado luchando entre ellos, usando el mundo humano como campo de batalla. Lamentablemente, parece que eso está por cambiar, y pronto los Daedras comenzarán a atacarnos a todos: demonios, ángeles, ángeles caídos, nórdicos, humanos… temo que todo lo que conocemos corre peligro de ser destruido.”
Narró Sirzechs con voz grave, dándole a sus palabras un tono de emoción. “Sin embargo, aunque el panorama parezca sombrío, tenemos algo a nuestro favor. El pacto firmado en la ciudad de Kuoh no fue solo para traer la paz entre las facciones, sino para formar un frente unido que detenga las invasiones. Hasta ahora, hemos contado con un grupo formado por uno de los firmantes del pacto y un representante cercano de diversas facciones. Ellos, al igual que muchos nobles y personas importantes están reunidos aquí. Pero quiero hacer énfasis en una persona en particular.”
Las palabras de Sirzechs confundieron a la audiencia, especialmente a aquellos que no estaban al tanto del tema de los Daedras y del grupo de Edzard. Todos comenzaron a preguntarse quiénes eran los miembros de ese grupo, pero, sobre todo, quién representaba a los demonios en ese equipo. También se preguntaban cuál sería el nivel de poder de estos individuos, entendiendo que debían ser fuertes, pero sin imaginar cuánto.
“Este individuo nos ha representado en ese grupo, y es la razón por la cual este anuncio fue postergado. Antes de siquiera pensar en quién es, quiero decirles a todos los que no la conocen y la verán por primera vez, que no la juzguen por el nombre o el apellido que lleva. Valórenla como individuo; no permitan que errores o atrocidades que ella no cometió nublen el juicio que puedan tener de ella.” Sirzechs pidió con voz firme, mirando al frente. Sus palabras no buscaban generar simpatía hacia Ingvild, pues eso debía ganárselo ella misma, sino evitar que prejuicios empañaran la percepción de aquellos que escucharan sobre ella.
Luego de esas palabras, Sirzechs miró hacia un lado, y en ese momento, se abrió un portal, creado por la Shadowkey de Edzard. Aquello fue tan llamativo que todas las cámaras dejaron de enfocarlo a él y se dirigieron hacia el portal.
La tensión en el ambiente aumentó de inmediato; todos, desde los periodistas hasta los demonios presentes, esperaban ansiosos ver la apariencia de la chica. Esto se debía a que, si bien la Facción del Gran Rey había logrado descubrir su identidad, debido a que no había fotos de ella ni vivía en el inframundo, no pudieron averiguar su apariencia.
Lentamente, una sombra comenzó a surgir del portal. No era la figura de una sola persona, sino de dos, una sosteniendo el brazo de la otra. Cuando ambos emergieron completamente, el portal se cerró detrás de ellos, permitiendo que todos en la sala los observaran con claridad.
Los ojos de los presentes se abrieron con asombro al ver a las dos personas. Eran Ingvild y Edzard, quienes avanzaban con paso firme hacia el centro de la sala. La mayoría de las miradas se fijaron en Ingvild, quien lucía un elaborado peinado con una trenza alta adornada con gemas preciosas engarzadas. Vestía un hermoso vestido de satén azul claro, elegante pero sencillo, algo que Ingvild agradecía, ya que no quería llamar demasiado la atención. Los pocos adornos del vestido estaban en el corpiño, donde llevaba el símbolo del clan Leviatán bordado en hilo de oro y rodeado de motivos florales en hilos de plata. Las mangas eran largas y ajustadas, ciñéndose suavemente a sus brazos, y la falda caía como una cascada, creando movimientos sutiles y fluidos. Todo ello realzaba su belleza natural, y aunque Ingvild no podía verlo, caminaba con una sonrisa, sintiéndose más segura con su amado a su lado.
Edzard, a su vez, caminaba tranquilamente, con una mirada serena y un rostro inexpresivo, aunque no del todo rígido. Sus pasos eran calculados para no adelantarse a su compañera, pues sabía que ese momento era de ella. Iba vestido con un traje formal que consistía en un uniforme militar negro con detalles rojos en las mangas de la chaqueta. Los pantalones, ligeramente ajustados, eran también de color negro, y Edzard llevaba un par de botas de cuero con correas en forma de X. Una capa de lana negra caía sobre su hombro izquierdo, sostenida por una cadena de oro con un broche en forma de escudo, que mostraba la heráldica de los Cumberland. Había elegido este atuendo con una intención clara: mostrarse como un militar.
La razón por la que Edzard optaba por proyectar una imagen militar era simple: darle a Ingvild una sombra de poder como apoyo. Conocía los juegos de poder, y aunque la sociedad demoníaca era más igualitaria que muchas que había visto en Nirn, la realidad era que los nobles seguían comportándose de manera similar a los de su mundo. Para muchos, las mujeres eran vistas como menos fuertes en términos militares, y se esperaba que una figura militar acompañara a una noble en esos deberes. Por ello, decidió brindarle a su amada ese respaldo, no para gobernar sobre ella, sino para evitar que alguien intentara hacer algo imprudente.
“¡Las personas que tenemos ante nosotros son dos figuras importantes! La primera, la hermosa joven que avanza es la representante de los demonios en el grupo de vanguardia que ha luchado contra los Daedras. Ella es alguien que no conocen, alguien que no participa en los Rating Games, pero que, a su edad, ya posee un poder comparable al de los demonios de clase suprema.” gritó Sirzechs, observando cómo los dos jóvenes se acercaban hacia él. Sabía lo que tenía que hacer ahora; sus palabras anteriores habían puesto a todos en el filo de sus asientos, y era momento de soltar la segunda bomba. “¡El nombre de esta joven demonio, que ha combatido a los Daedras en numerosas batallas, es Ingvild… Ingvild Leviatán, la última descendiente de uno de los Maous originales!”
El grito de Sirzechs trajo un repentino silencio a la sala, seguido de jadeos de sorpresa entre los presentes. Los periodistas miraban con los ojos abiertos de par en par, casi dejando caer sus equipos al suelo.
Toda la sala quedó en shock, nadie entendía cómo era posible que una descendiente de los Maous originales estuviera allí, entre ellos. Muchos no sabían cómo reaccionar ante esta revelación; sin embargo, unos segundos después, algunos aplausos comenzaron a escucharse.
El sonido no provenía de los líderes de las facciones del pacto, sino de los jóvenes demonios que habían luchado junto a Ingvild y sabían cómo era realmente. Este acto sorprendió a los demonios de mayor edad, asombrados de que la generación más joven pudiera aceptar a una descendiente de los antiguos Maous. No obstante, antes de que pudieran decidir si seguir el ejemplo de los jóvenes, las palabras de Sirzechs resonaron en sus mentes. Poco a poco, los presentes comenzaron a aplaudir, dándole una bienvenida calurosa a la joven.
Mientras el salón se llenaba de aplausos para Ingvild, un pequeño grupo permanecía en silencio, no porque no quisieran unirse a la celebración, sino porque observaban atentamente cómo ella era recibida por sus congéneres.
“Parece que ha sido aceptada con facilidad, Lord Zekram.” susurró un demonio de aspecto juvenil al fundador de la Casa Bael.
El fundador del clan Bael tenía la apariencia de un hombre de mediana edad, con cabello negro y ojos violetas. Vestía un atuendo noble y mantenía una expresión serena. Zekram estaba sentado tranquilamente, con una pierna cruzada, observando cómo Ingvild se acercaba al estrado con su acompañante, alguien interesante a los ojos del viejo demonio. Sabía, al igual que los demás nobles, la identidad del joven y comprendía que poseía suficiente poder como para ser alguien que no debía subestimarse.
“Hmm… parece que ese muchacho y la joven Leviatán son más cercanos de lo que aparentan.” comentó con molestia el actual Lord Bael, quien vestía ropa noble y tenía un cierto parecido con su hijo Sairaorg, aunque su expresión era menos amistosa.
“Sí, era de esperarse. Él fue quien la encontró y con quien ha estado viviendo. Es normal que hayan desarrollado un vínculo. De hecho, eso nos favorece.” respondió Zekram con tranquilidad mientras observaba cómo la pareja llegaba al estrado y se separaba ligeramente, quedando Ingvild un paso delante de Edzard. “El clan Leviatán está prácticamente extinto, y solo queda esta chica. Aunque es una lástima perder a uno de los clanes más prestigiosos, no podemos permitir que uno de los clanes de los antiguos Maous recupere demasiado poder, ya que dividiría aún más el poder en nuestra sociedad.”
Las palabras del fundador de los Bael subrayaban el hecho de que el linaje del clan de uno de los antiguos Maous se había reducido a un medio demonio, alguien cuya descendencia nunca sería de sangre pura sino mestiza, algo que la facción del Gran Rey no podía aceptar del todo.
“Es cierto, pero aun así, ella conserva el prestigio de su familia. Quizá podríamos-”
“¿Casarla con tu segundo hijo?” interrumpió Zekram con tono escéptico al escuchar la sugerencia de su descendiente. “No lo creo. Eso sería un error. La chica no tiene verdadero apego a nuestra sociedad ni mucha influencia. Sí, el apellido es bueno, pero su linaje ya está ‘manchado’. Puedo respetarla por ser descendiente de Leviatán-sama, pero nada más. Ella no posee nada realmente, y si se casa con uno de los nuestros, obtendrá demasiado poder e influencia política.”
Las palabras de Zekram provocaron murmullos entre los que estaban con él, quienes comentaban que tenía razón. Ellos, la facción del Gran Rey, valoraban las tradiciones aristocráticas y la pureza de la sangre demoníaca, por lo que incluir a alguien con sangre humana en sus venas, aunque fuera descendiente de un Maou, iría en contra de sus principios.
La conversación los hizo perderse parte del discurso de Ingvild, en el cual ella reafirmaba su lealtad y compromiso con la sociedad demoníaca. También se perdieron gran parte de sus referencias a los Daedra y a las batallas desde la primera invasión, narradas desde la perspectiva de alguien que había luchado en ellas. Sin embargo, volvieron a prestar atención al sentir una poderosa intención asesina dirigida hacia ellos.
Rápidamente, miraron al frente, casi preparados para conjurar círculos mágicos de defensa, creyendo que un ataque era inminente. No obstante, al observar con atención, se dieron cuenta de que nadie los estaba atacando.
“Eso fue extraño…” susurró Lord Bael mientras miraba a su alrededor, con los sentidos en alerta máxima.
“Sí, lo fue… pero parece que solo fue una ilusión.” dijo un noble cercano al Clan Bael.
“Así parece.” murmuró Zekram mientras volvía a sentarse, observando cómo Ingvild tomaba su lugar junto a Edzard mientras Sirzechs volvía al frente para hablar. “Parece que Gremory está por continuar. Supongo que hará ese tercer anuncio del que no hemos tenido conocimiento.”
“Así parece… ¿qué será lo que anunciará?” preguntó Lord Bael mientras miraba al actual Lucifer prepararse para hablar.
“No lo sé, y eso es lo que me preocupa.” admitió Zekram con molestia. El viejo demonio era muchas cosas: un político y alguien a quien le gustaba el poder, pero también era lo suficientemente sabio para reconocer a personas con habilidades excepcionales. Sin embargo, también era despiadado para eliminar a aquellos que amenazaran su poder, algo que había demostrado al eliminar sin titubear a Cleria Belial, una miembro de un clan perteneciente a su facción. Su mente estaba enfocada en descubrir, o al menos intentar comprender, qué era lo que anunciaría Sirzechs, sabiendo que sería algo importante, lo suficiente como para mantenerlo en secreto.
“Ahora que ya han conocido la identidad de la joven que nos representaba en el equipo de vanguardia, ha llegado el momento de anunciar el último gran anuncio.” dijo Sirzechs, con una sonrisa en el rostro que mostraba alegría, algo que desconcertó a muchos, ya que no esperaban esa expresión después del primer anuncio. Esto provocó que todos estuvieran nuevamente expectantes. “Pero antes de decírselo, debo mencionar que esto no habría sido posible sin la ayuda de Edzard-kun. Él fue quien la encontró y, gracias a su ayuda, junto a la de dos de sus compañeras, hemos logrado estabilizarla.”
Las palabras de Sirzechs hicieron que Zekram levantara una ceja con curiosidad. El viejo demonio no esperaba algo así, pero ahora todo comenzaba a tener un poco más de sentido. La razón por la que no había podido obtener información sobre este tercer anuncio había sido la intervención del joven.
‘Parece que eres más peligroso y sutil de lo que pensaba.’ reflexionó Zekram mientras miraba a Edzard con los ojos entrecerrados. El viejo no lo sabía, pero algo en su interior le decía que ese joven era peligroso, más de lo que cualquier otro individuo bajo su vigilancia. ‘Después de este anuncio, tendré que mantenerlo bajo mayor vigilancia… tal vez lo mejor será acercarme a la joven Leviatán. Sí, eso es lo mejor… si logro ganarme su confianza, podría obtener algo de información sobre ese joven.’
Mientras el fundador del clan Bael comenzaba a formular un plan para obtener más información sobre Edzard, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Sirzechs soltó una noticia inesperada.
“¡Compatriotas, me complace anunciar que nuestra Reina, la esposa del Primer Lucifer, ha sido hallada y ahora mismo se encuentra recuperándose en el Hospital Conmemorativo de Serafall!” El grito de Sirzechs provocó asombro generalizado, especialmente en la facción del Gran Rey, y Zekram fue el más visiblemente afectado.
Los ojos del anciano demonio se abrieron al máximo, sorprendido por lo que acababa de escuchar. Lentamente, comenzó a levantarse de su asiento. El cuerpo de Zekram temblaba, no de miedo, sino de ira, una ira que no se calmaría fácilmente. La razón era simple: sentía que esos "mocosos" lo habían insultado gravemente al ocultarle, a él, el líder de facto del inframundo desde la caída de los Maous originales, una información de tal magnitud.
“¿Zekram-sama?” preguntó el actual Lord Bael, temeroso, mientras miraba con asombro los ojos asesinos de su ancestro, que miraban fijamente a Sirzechs y a los otros demonios.
“Esos mocosos… ¿cómo se atreven a hacerme esto?” murmuró Zekram con furia mientras apretaba los puños.
Aun así, pese a su enojo, no hizo ningún escándalo visible, pues su mente comenzó a maquinar cómo hacer sufrir a esos mocosos. La ira que sentía no solo se debía a que se habían atrevido a pasar sobre él en un tema tan delicado como el de Lilith, sino también porque sabía que esto le quitaría mucha influencia, tanto a él como a su familia y a su facción.
‘Tengo que hablar con Lilith-sama lo más pronto posible. No puedo dejar que esos mocosos la convenzan de ponerse de su lado; de lo contrario, todo lo que he construido se esfumará como un castillo de naipes ante el viento.’ pensó Zekram, reflexionando sobre cómo acercarse a ella. ‘Dejaré de lado por el momento a la joven Leviatán y me enfocaré únicamente en ganarme a Lilith-sama; si no, el status quo de los demonios se verá sacudido’.
Mientras cavilaba sobre cómo aproximarse a Lilith, no notó que varios ojos se posaban en él y en su facción en esos momentos.
“Parece que el viejo se ha tragado un limón amargo.” comentó Mittelt, con una sonrisa de oreja a oreja al ver la ira mal disimulada en el rostro de Zekram Bael.
“Claro que está enojado; esto cambia la política de poder en el Inframundo… al menos para los demonios.” añadió Rossweisse, mirando preocupada al resto de la facción del Gran Rey. “Me preocupa lo que esto puede causar.”
Las palabras de Rossweisse fueron seguidas de varios asentimientos, pues todas pensaban lo mismo.
“Es cierto; esto puede ser bueno o malo, y todo dependerá del momento en que Lilith despierte.” dijo Valerie en voz baja mientras sostenía una mano en uno de sus ojos, usando a uno de sus murciélagos para espiar más de cerca a los demonios de la facción del Gran Rey. “Y sí, están enojados, especialmente el progenitor de los Bael.”
“¿Qué tanto?.” preguntó Asia, mirando a su amiga con los ojos expectantes.
“Mucho. Pero debo reconocérselo, lo está disimulando bien.”
“Pff… ¿qué esperabas de ese anciano? Estamos hablando de quien literalmente es el líder de facto del infierno, al menos hasta que Lilith regrese.” comentó sarcásticamente Mittelt, sin dejar de mirar fijamente a los de la facción del Gran Rey.
“Parece que le tienes algo de bronca. ¿Se puede saber por qué?.” preguntó Lint, con curiosidad, pues no era normal ver a Mittelt mostrar tanta aversión hacia alguien.
“Ninguna en específico, pero hay algo en él que no me da buena espina.”
“Mittelt, mucha gente de la que conoces no te cae del todo bien y sientes que no te da buena espina.” comentó Aika, sonriendo divertida al ver a su amiga tan irritada. “¿O no recuerdas cómo tratabas a Karna cada vez que lo veías hasta hace poco?”
Al oír las palabras de su amiga, Mittelt se sonrojó de vergüenza y desvió la mirada de forma brusca.
“Umm… tenía todo el derecho a desconfiar de Karna. Estábamos hablando de un exmiembro de la Khaos Brigade, no de un tipo al azar que Ed conoció en la calle.”
La respuesta de Mittelt fue seguida por risitas de las demás chicas, quienes encontraban divertido recordar cómo su amiga solía molestar a Karna hasta hace poco. Si bien aún tenían sus reservas respecto a él, sabían que Ed no confiaría en alguien tan fácilmente, no después de lo que sucedió en el Sagrario del Velo de la Nieve.
Las chicas se habían horrorizado cuando supieron cómo Edzard había sido traicionado por quien era su mentor en aquel entonces, y muchas de ellas juraron que, de no ser porque ese miserable ya estaba muerto, ellas mismas lo matarían. Aun así, les sorprendió cuando Edzard decidió contarles la historia. Fue un día cualquiera; les pidió que fueran al arroyo, y ahí fue donde Ingvild le preguntó sobre la cicatriz cerca de su corazón. Al principio, esperaron que él se rehusara a hablar, pero por alguna razón decidió contarles cómo se la hicieron.
“Aún me sorprende lo que ha tenido que vivir Ed.” comentó Lint con algo de tristeza mientras miraba sus pies. “No creo tener la fortaleza para seguir adelante como si nada tras una traición así.”
“Sí, yo tampoco… ser apuñalado y abandonado por quien considerabas un maestro… eso no es algo de lo que alguien se recupere del todo.” agregó Rossweisse mientras observaba a Edzard junto a Sirzechs, mientras Serafall explicaba el estado en el que Lilith había sido encontrada y su evolución desde entonces.
“¿Creen que los Bael harán algo estúpido?.” preguntó Lint, con curiosidad en la voz, tratando de desviar la conversación hacia un tema más inmediato.
“No lo creo… al menos, el fundador del clan no lo hará.” respondió Valerie rápidamente, manteniendo a su murciélago observando a los demonios.
“¿En serio? ¿Por qué lo crees?.” preguntó Aika.
“Es fácil… uno no alcanza tanto poder político sin saber qué pasos dar y cuáles evitar.” respondió Asia, mirando a la facción del Gran Rey con los ojos entrecerrados. “No sé mucho sobre política, pero esos tira y afloja de poder entre facciones internas tienen no solo actores principales, sino también carnada o señuelos… puede que Zekram no actúe, pero eso no significa que no usarán a alguien para desviar la atención de lo que planean.”
Las palabras de Asia preocuparon a sus amigas, pues notaron un tinte de veneno e ira en su tono. La razón era sencilla: sabían que Zekram había ordenado la muerte de Cleria Belial, la mejor amiga de Zephyra.
Las chicas miraron con inquietud cómo los ojos de Asia parpadeaban, alternando entre su color verde normal y el rojo que solía aparecer cuando sus emociones se intensificaban.
“Asia, por favor… tranquilízate….” pidió Valerie con preocupación.
“Val tiene razón, Asia-chi.” añadió Aika, acercándose a su amiga y abrazándola por la espalda. “No es bueno que estés así… debes dejárselo a Ed. Él se encargará de que ese bastardo pague lo que hizo.”
Las palabras de Aika lograron su cometido, calmando a Asia, quien dejó de mirar al frente. Soltando un suspiro, estuvo a punto de agradecerle a su amiga, pero se detuvo bruscamente al sentir cómo las manos de Aika se dirigían a sus pechos y comenzaban a amasarlos.
“Ara, ara~… parece que tus senos han crecido un poco, Asia-chi~.” susurró Aika en el oído de Asia mientras le masajeaba suavemente los pechos.
“A-Aika, p-para…~.” susurró Asia entre gemidos, sintiendo cómo su amiga comenzaba a deslizar su mano por el corpiño de su vestido. Sin embargo, antes de que la aprendiz de Lavinia lograra tocar directamente los pechos de Asia, se detuvo de forma abrupta.
¡Pummm!
“¡Owie!” fue el gritito que soltó Aika tras un golpe seco que la obligó a soltar a su amiga.
Al sentirse liberada, Asia rápidamente volteó y vio que quien había golpeado a Aika era Rossweisse, quien tenía un marcado sonrojo en el rostro y una mano extendida.
“¿Por qué me golpeaste, Rossweisse-sensei?.” preguntó Aika, llevándose una mano a la cabeza para sobarse donde Rossweisse había impactado.
“¿Por qué? Eso es simple: no puedo dejar que hagas algo tan vergonzoso aquí.” gruñó Rossweisse, molesta, mientras miraba a su estudiante.
“Solo estaba jugando, no es para tanto.” replicó Aika mientras se sobaba la cabeza.
“Puede ser un juego, pero hay lugares para jugar, y este no lo es.”
Las palabras de Rossweisse hicieron que Aika parpadeara un segundo, para luego esbozar una sonrisa mientras se acercaba a ella. Rodeándola, comenzó a susurrarle suavemente.
“Ya veo… estás celosa~.” dijo Aika con una sonrisa fija en su rostro. “Tranquila, ya llegará tu turno para saber cómo se siente… por ahora tendrás que esperar, hoy es la noche de In~.”
Tras decir esto, Aika le dio una palmada en el trasero a Rossweisse, provocando que esta se sonrojara y se tapara la boca para evitar soltar un gritito que podría convertirla en el centro de atención.
Luego de aquello, Aika se movió raudamente para alejarse de Rossweisse, pues cuando ella dejó de taparse la boca, comenzó a perseguirla. Mientras Aika escapaba de Rossweisse, sonreía, encontrando divertido lo que había hecho.
Mientras tanto, Asia observaba la escena con una sonrisa y unió sus manos. Al final, sabía que su esposo se encargaría del asunto de Cleria, por lo que ella solo debía cumplir con la petición que él le había dado antes de que comenzara la ceremonia. Así que, por ahora, mantendría la vista en los miembros de la facción del Gran Rey, observando atentamente todo lo que hacían para que Edzard supiera si estaban planeando algo.
La noche estaba en su punto más alto, habiendo pasado ya la medianoche. En los barrios de la ciudad, los civiles se habían reunido, comentando las dos revelaciones que habían ocurrido esa noche. Todos suponían que el anuncio sería importante, pero no se esperaban que fuera tan trascendental. La noticia sobre los daedras se había propagado como pólvora, siendo el tema principal de conversación entre quienes tenían una mentalidad marcial. Sorprendentemente, muchos ciudadanos, especialmente los más jóvenes, estaban algo emocionados por las invasiones, pues eso implicaba una oportunidad para que muchos buscaran la gloria en la batalla.
Otro de los temas más comentados era el regreso de alguien que debería pertenecer a la facción de los antiguos maous, ya que nadie esperaba que una descendiente del antiguo maou Leviatán estuviera del lado de los nuevos maous. Aquello había sido un golpe inesperado, pero las palabras del actual Lucifer y de la propia chica convencieron a la mayoría de los ciudadanos de que ella realmente no era como sus congéneres. Finalmente, la noticia de que Lilith había sido encontrada con vida y estaba siendo tratada para su pronto despertar generó dos reacciones: por un lado, cautela y preocupación, pues nadie sabía cómo afectaría la dinámica del poder; y, por otro, alegría y euforia, ya que una de las líderes principales de los demonios había regresado.
Mientras los ciudadanos estaban inmersos en sus conversaciones sobre lo revelado en la ceremonia de Sirzechs, en una habitación del palacio, una muy nerviosa Ingvild dividía su mirada entre la televisión de la habitación y la puerta del baño. Se sentía inquieta por quedarse a solas con Edzard esa noche. Aunque ya había compartido cama con él antes, en esas ocasiones también habían estado presentes el resto de las chicas. Esta vez, sin embargo, sería diferente. Aunque no había pasado mucho tiempo desde que iniciaron su relación, ella ya deseaba ser más física con él, un impulso alentado por sus amigas, quienes ya tenían experiencia en ese ámbito. Por eso, ellas decidieron regresar al palacio, dejándolos solos a los dos.
‘A ver, tranquilízate, Ingvild… no es nada del otro mundo… solo vas a tener tu primera vez con el hombre del que te enamoraste… así que no hay razón para preocuparse… ¡¿A quién engaño?! ¡Estoy muy nerviosa!’ pensó Ingvild, quien estaba sentada en la cama, vestida únicamente con un camisón algo revelador, regalo de Aika. Ella se había duchado primero, por lo que Edzard aún no sabía que estaba vestida así; sería una sorpresa.
Los nervios de la joven aumentaron cuando escuchó el sonido de la ducha al cerrarse y el suspiro que soltó Edzard. Aquello le indicó a Ingvild que él ya había terminado y que el momento estaba cerca. Al oír la puerta del baño abrirse lentamente, miró en esa dirección y vio a su novio salir, vestido solo con una toalla, lo que dejaba a la vista su cuerpo. A pesar de haber visto sus cicatrices en varias ocasiones, nunca dejaba de intimidarle el hecho de que alguien de su edad tuviera tantas marcas en la piel.
“¿Aún no te has acostado a dormir?” preguntó Edzard, sorprendido al ver a Ingvild todavía despierta, ya que pensaba que ella se habría dormido, dado lo tarde que era. Además, sabía que tendría un día ajetreado hablando con algunos nobles, lo cual era la razón por la que no había regresado a «Brondovahnor», el reino que Edzard había creado. A sus hijas les había gustado el nombre, que significaba «Tierra de dragones del Norte», así que esa fue la elección definitiva.
“N-no tenía sueño.” respondió Ingvild de manera algo tímida, sin dejar de mirar a Edzard.
La respuesta de Ingvild confundió a Edzard, pues la había visto bostezar varias veces antes de ingresar a la habitación. Así que, mirándola más de cerca, notó las cintas negras de su brasier, algo que lo hizo fruncir el ceño mientras enfocaba mejor la vista. Al observarla con más detalle, se dio cuenta de que no llevaba la ropa de dormir habitual, sino que seguramente llevaba puesto un baby doll.
Al darse cuenta de esto, entendió por qué sus otras amantes le habían sugerido que se quedara a apoyar a Ingvild con las reuniones del día siguiente.
‘No puedo creer que me hayan engatusado tan bien sin que me diera cuenta… supongo que es porque realmente bajo la guardia cuando estoy con ellas.’ pensó Edzard, negando con la cabeza mientras reflexionaba sobre la astucia de sus amantes. Aun así, volvió a mirar a Ingvild, observando cómo se movía con algo de incomodidad.
“Ingvild, sé lo que estás pensando… y déjame decirte algo… no debes forzarte a dar este paso si aún no te sientes lista.” dijo Edzard con voz amable mientras se acercaba a su novia con pasos lentos.
Las palabras de Edzard parecieron hacer que Ingvild se sintiera aún más incómoda de lo que ya estaba.
“¿Te diste cuenta?” preguntó la medio demonio mientras lo miraba acercarse.
“Sí, aunque me demoré bastante… si no fuera porque te vi usando esta ropa, no me habría dado cuenta.” respondió Edzard con una sonrisa incómoda.
“Je, je…” río Ingvild en voz baja, encontrando divertida su respuesta. “Sí, Asia mencionó eso… dijo que eres muy lento cuando se trata de romance.”
Al oír aquellas palabras, Edzard también sonrió, ya que era cierto. Asi que caminando más, terminó por sentarse al lado de Ingvild. Al hacer ello, el vio el traje que estaba usando. El Baby Doll que estaba usando estaba hecho de un traslucido tul color violeta, un color que también predominaba de la ropa interior de encaje que tenía bajo esa ropa.
¡Glup!
Edzard trago un poco de saliva al ver el cuerpo de Ingvild en ese estado. Él sabía muy bien que ella no solo era hermosa, sino que también tenía un cuerpo bien proporcionado, algo que emocionaría a cualquier hombre que la viese… incluso, el, alguien que solía tener un buen control sobre sus emociones… o al menos lo había tenido antes de conocer a Issei…
‘¡Maldita sea, Issei! ¡Me estas contagiando tu pervertides!’ gritó mentalmente Edzard, quien sintió que su sangre comenzaba a bombear con mucha más fuerza. Él se quedase quieto como una estatua, observando a Ingvild detalladamente.
“¿Ed?” preguntó Ingvild con voz preocupada al ver a su novio quedarse quieto, pero luego se sonrojó al darse cuenta de que este la estaba mirando de manera intensa. Lentamente, sintió que su rostro se calentaba, comenzando a taparse el cuerpo con las manos.
‘Sabía que esto era demasiado…’ pensó con vergüenza Ingvild mientras desviaba la mirada de su novio, el cual no dejaba de verla en todo momento.
“E-E-Ed… Es un poco vergonzoso que me mires así…” Susurró Ingvild mientras trataba de desviar el rostro. Sin embargo, sintió una mano en su rostro, la cual evito que ella mirase hacia otro lado.
“¿Por qué te da vergüenza que te mire…?” preguntó Edzard acercando su rostro al de Ingvild lentamente.
“P-p-p-p-porque…” intentó responder Ingvild mientras sentía su corazón latir más fuerte mientras miraba a su novio acercarse más a ella.
Tras ese intento de decir algo, los labios de ambos se encontraron y sin mediar un solo segundo, comenzaron a besarse. Lentamente, las manos de ambos comenzaron a rodear el cuello del otro, para cuando lo lograron, el beso aumentó de intensidad.
Mientras se seguían besando, Edzard empujó a Ingvild hacia la cama, quedando por encima de ella. Al sentir el peso extra, Ingvild envolvió las piernas alrededor de la cintura de Edzard, acercándolo aún más a ella.
Ellos se quedaron en esa posición un buen tiempo, besándose. Cuando se separaron, ambos tenían los ojos ligeramente vidriosos, signo de que ambos estaban cayendo en la lujuria.
Al verse a los ojos, Edzard se acercó y comenzó a darle besos a Ingvild en el cuello.
“Ed~” gimió Ingvild al sentir como su novio comenzaba a besarla en el cuello, para luego darle un ligero mordisco en el lóbulo de la oreja. Aquello hizo que ella moviese sus manos y las colocara en la cabeza de Edzard, jalando sus cabellos por unos instantes.
La acción de Ingvild debería de haberle causado a Edzard algo de incomodidad, pero aun así él no se detuvo. Cuando a fin se separó, miró a los ojos a Ingvild.
“Eres hermosa…” susurró Edzard para luego volver a capturar los labios de Ingvild, salvo por la diferencia de que esta vez, el no solo se contentó con esto, sino que movió su mano izquierda y con ella capturó uno de los pechos de Ingvild.
Edzard sentía aquellas grandes masas moverse suavemente bajo su mano, arrancando varios gemidos de Ingvild, los cuales fueron amortiguados por el beso que estaban compartiendo. Cuando dejaron de besarse, Edzard estuvo por arrancarle el Bay Doll a Ingvild, pero esta lo empujó, haciendo que el cayera en la cama.
Aquella acción sorprendió ligeramente a Edzard, confundiéndolo, pero esa confusión se esfumó cuando vio como Ingvild se quitaba el Baby Doll y tras lanzarlo a un lado, procedió a quitarse el brasier.
La prenda que cubría los pechos de Ingvild cayó grácilmente, permitiéndole a Edzard mirar casi la total gloria de su novia desnuda. Los pezones rosados que coronaban los pechos de Ingvild estaban erectos, lo que indicaban que ella estaba completamente excitada.
Los ojos de ambos amantes se cruzaron por un segundo, tras el cual, Ingvild no perdió tiempo y se colocó sobre su novio. Sentándose a horcadas sobre él, ella sintió el bulto que se había formado en la entrepierna de Edzard, lo que la hizo sonreír.
“Parece que alguien esta emocionado…~” susurró con alegría Ingvild mientras miraba a su novio a los ojos.
Al oír esas palabras, Edzard estuvo por responderle, pero no pudo hacer nada, ya que, ella comenzó a mover sus caderas, provocando que sus entrepiernas se rozasen. Aquello provocó que Ingvild comenzase a gemir suavemente, mientras miraba a Edzard a los ojos, el cual no perdió el tiempo y comenzó a amasar los dos pechos de Ingvild.
Lenta y constantemente, ella siguió moviendo sus caderas y Edzard siguió jugando con sus pechos y sus pezones.
La habitación comenzó a llenarse cada vez mas de gemidos. Mientras Ingvild seguia en lo suyo, Edzard se levantó y atrapó uno de los pezones de Ingvild con la boca, comenzado a succionar el pezón. Aunque, cada cierto tiempo, también lo mordisqueaba.
“Ahhh~ Ed~” gemía Ingvild mientras sentía como su novio succionaba uno de sus pezones, para luego soltar un grito cuando él le dio un suave mordisco. “¡Ed~!”
El gritó de Ingvild fue acompañado por un espasmo de su cuerpo, algo que sorprendió a Edzard, quien supo lo que había pasado. Por ello, levantó el rostro y mirándola a los ojos, colocó una sonrisa divertida en el rostro.
“¿No me digas que has tenido un orgasmo solo con esto~? Vaya, parece que eres una pervertida~” susurró Edzard a los oídos de Ingvild, lo que provocó que ella se sonrojase bastante
“N-n-no, no soy una- ¡Ahhh~!” las palabras que ella estaba por decir murieron en su garganta cuando Edzard pellizcó su pezón derecho.
“No~, si lo eres…” susurró Edzard tras dejar el pezón de Ingvild para luego empujarla suavemente hacia la cama. “¿Y sabes que es lo mejor?”
“Q-q-que…” susurró Ingvild con algo de vergüenza mientras miraba a los extraños ojos de su amante.
“Que eres mi pervertida…” Susurró Edzard con voz melosa para luego comenzar a besar el esternón de Ingvild, bajando cada vez más con cada beso.
Los besos de Edzard provocaron pequeños espasmos en Ingvild, la cual solo atinaba a gemir cada vez que sentía que él llegaba más abajo. Cuando sintió el cálido aliento de Edzard por encima de sus bragas, sus ojos se abrieron, pero antes de que siquiera pudiese decir o hacer algo, Edzard procedió a mover con sus dientes la tela que le impedía ver su sexo.
Tras ello, Edzard introdujo su lengua dentro de Ingvild, procediendo a darle ligeras lamidas, tanto en el interior como a todo el alrededor del coño de Ingvild, provocando que esta comenzase a moverse mientras gemía.
“E-E-Ed~ P-p-para~” eran los susurros que se podían oír entre los gemidos que soltaba Ingvild. Sin embargo, su amante no le hizo caso, si no que continúo haciendo tan diligente trabajo que la visión de Ingvild comenzaba a nublarse lentamente.
‘N-no, no puedo seguir así… si seguimos así, quedare inconsciente…’ pensó Ingvild con algo de pánico, el cual era minúsculo en comparación con el placer que sentía. El pánico surgía del hecho de que aún no habían llegado a la parte importante de lo que estaban haciendo, y ella ya sentía que se desmayaría.
Edzard, quien desconocía los pensamientos de su amante, siguió en lo suyo, encontrándose feliz en que su novia estuviese disfrutando de esto. Sin embargo, se detuvo cuando sintió que ella lo tomaba del cabello.
“Ay, ay, ay… eso duele…” susurró Edzard cuando sintió como Ingvild le jalaba el cabello. Lentamente, levantó la mirada, mirándola a los ojos. Cuando la vio, se dio cuenta de que ella no estaba del todo consciente. “¿In?”
La pregunta de Edzard estaba cargada de preocupación, tanto que ello disipó la lujuria que sentía en ese momento.
“N-no quiero que sigas así, Ed…” pidió Ingvild con algo de dificultad mientras soltaba los cabellos de su novio. Aquellas palabras confundieron a Edzard por un segundo, haciendo que se sintiera algo mal por lo que había estado haciendo. Sin embargo, antes de que el pudiese sentirse aún peor, ella volvió a hablar. “Quiero que me hagas tuya ahora…no quiero más juegos… por favor…”
El rostro de Ingvild se había sonrojado bastante mientras ella decía esa frase, tanto que su aliento salía como vapor caliente, algo raro, ya que no estaba tan frio el ambiente. Aun así, aquella petición hizo que Edzard se sorprendiera, pero cuando su cerebro terminó de procesar todo ello, puso una sonrisa. Lentamente, aquella lujuria, que había sido disminuida cuando pensó que Ingvild se estaba sintiendo incomoda por lo que estaba haciendo, volvió con más fuerza. Gateando hasta estar justamente encima de ella, le miró con ojos amorosos, pero depredadores a la vez.
“Ya veo… y yo que pensaba que no te gustaba lo que te estaba haciendo… ahora resulta que solo estabas desesperada porque te desvirgue…” susurró Edzard con diversión en su voz mientras se quitaba la toalla y los bóxer que tenía por debajo. Acercándose a ella, comenzó a darle unos pocos besos en su boca, para luego mover y colocar cada uno de sus brazos por debajo de las rodillas de Ingvild. “¿Estas segura de que quieres continuar?”
“Si… estoy segura…” Susurró Ingvild con una sonrisa en su rostro.
Al oír aquella palabras, Edzard alineó su verga frente al coño de Ingvild y de un solo movimiento, se introdujo dentro de ella. Un ligero siseo salió de los labios de Ingvild al sentir como era desvirgada, a la par que una ligera línea de sangre comenzó a correr desde su coño, manchando las sábanas.
Edzard se quedó quieto, disfrutando de la estrechez que tenía el coño de su novia. Por su lado, Ingvild estaba algo incomoda, no porque no sintiese placer, sino por que sentía algo raro tener algo allí dentro. Tras unos pocos segundos, la sensación de incomodidad se detuvo. Al sentir aquello, ella simplemente miró a su novio a los ojos y sonrió, dándole a si la señal de que podía moverse.
“Ahhh~” fue el gemido que salieron de los labios de Ingvild y de Edzard cuando este último comenzó a mover sus caderas.
Los movimientos de Edzard eran lentos y suaves, pero aun así, provocaron que Ingvild sintiese que corrientes eléctricas correr desde su coño hasta su cerebro. Por su lado, Edzard miraba de manera hipnótica como con cada embestida los pechos de Ingvild se balanceaban de un lado a otro.
“Ed~ Sigue~ Por favor, no quiero que pares nunca~” gimió Ingvild mientras apretaba las sábanas de la cama con fuerza.
“Claro, querida.” Susurró Edzard con una sonrisa en el rostro. “Tus deseos, son ordenes~”
Tras ello, Edzard aumento la intensidad de sus embestidas, provocando que la habitación se llenase de sonidos de carne golpeando, siendo acompañados por los gemidos de Ingvild.
Edzard mantenía las piernas de Ingvild ligeramente levantadas para poder follarla mejor, pero de un momento a otro, se detuvo.
“¿Ed?” preguntó Ingvild con la respiración algo cortada, pues estaba agitada por el ejercicio que estaban haciendo.
La respuesta de Edzard a las palabras de su amante fue hacerla girar suavemente, dejándola de lado. Moviendo su mano, el levantó la pierna izquierda de Ingvild y con un rápido movimiento, volvió a introducirse en ella.
“Ohhh~” fue el gemido que soltó Ingvild al sentir como sus entrañas eran invadidas nuevamente.
“Me siento más cómodo follándote así~” susurró Edzard al momento en que comenzó a volver a mover sus caderas. “Esto se siente, mejor, ¿Verdad? ~”
“S-s-si~ E-e-esto se siente mejor~” susurró Ingvild en respuesta para luego girar la cabeza y besar a Edzard.
Ambos continuaron besándose mientras Edzard seguia entrando y saliendo de Ingvild, provocando más gemidos por parte de ella. Tras estar en esa posición unos pocos minutos más, Edzard volvió a la posición del misionero.
“¡Ahhh~! ¡Ahhhh~!” los gemidos de Ingvild comenzaron a aumentar de intensidad y en cantidad, pues estaba cerca de volver a llegar a otro orgasmo.
“¿Estas por volver a venirte?” preguntó Edzard de manera picara mientras sonreía y miraba a los ojos de su novia. Sin embargo, la respuesta que recibió no fue un sí o un no, solo mas gemidos por parte de su novia. Al ver esto, Edzard sonrió divertido y aumentando aún más la velocidad de sus estocadas, siguió penetrando a su novia.
Pese a que había aumentado su velocidad, el aun no estaba haciendo uso de mucha fuerza, pero aun así, eso era suficiente para hacer que Ingvild dejase de lado la decencia y ansiase más.
“Ed~ ¡Mas rápido, más fuerte!” gritó Ingvild mientras cerraba sus piernas alrededor de la cintura de Edzard. El rostro de la joven demonio estaba rojo y sus ojos vidriosos. Su cabello era una maraña sudorosa, y dicha imagen no hizo más que encender aún más la lujuria de Edzard.
El hijo de Akatosh comenzó a sentir que perdía el control de sus instintos al oír y, sobre todo, ver a su amante en ese estado. Lentamente, sus ojos comenzaron a volverse dorados, siendo ese momento en que finalmente Edzard comenzó a ir con todo.
“¡Ohhh~!” fue el gemido que soltó Ingvild en el momento en que Edzard cambio el ritmo y la fuerza con la que la penetraba. El dejó de ser un tanto rápido y suave para pasar a darle estocadas más fuertes y rápidas, las cuales provocarían que ella comenzase a sentir que varias corrientes eléctricas recorrían su cuerpo.
“¡Si, así~! ¡Sigue así, Ed~!” gritó Ingvild con una sonrisa en el rostro mientras sentía mucho placer al sentir como su novio la estaba llenando. El placer era tanto que ella sentía que podía morir en ese momento y no le importaría.
Al oír aquello, Edzard comenzó a sonreír de tal manera que parecía más una bestia que un hombre. Sus ojos reflejaban nada más que el primitivo instinto de aparearse e impregnar a su pareja. La cama en la que estaban se movía conforme Edzard seguia fallándose a Ingvild. Él estuvo haciendo eso, hasta que finalmente, soltó un gruñido cuando sintió que las paredes internas de Ingvild se apretaban alrededor se su verga.
“Ed~ ¡M-me, me vengo ¡Haaaa~!” fue el grito que soltó Ingvild al alcanzar un nuevo orgasmo, abrazando a su novio. Aquel orgasmo fue tan fuerte que ella clavó sus uñas en la espalda de Edzard e hizo que sus paredes internas apretasen aún más, lo que hizo que Edzard también alcanzara el orgasmo.
“Aghh…” gruñó Edzard antes de morder el hombro de Ingvild, clavando sus colmillos mientras llenaba el útero del último miembro del clan Leviatán con todo el semen que podía en ese momento.
Los ojos de Ingvild se abrieron como platos en el momento en que Edzard la mordió. Ella, que había estado a punto de desfallecer tras esta ronda de sexo con su novio, sintió nuevas fuerzas, pero no solo eso… dentro de ella, sus emociones se volvieron más caóticas y sensibles. Esto hizo que cuando Edzard se separase de su hombro, ella tomase sus labios en un profundo beso, en el cual saboreo su propia sangre.
Cuando se separaron, ya no era solo Edzard quien tenía una mirada y un sonrisa casi animal, sino que la misma Ingvild tenía una similar, no tan feral como la de Edzard, pero si una que haría dudar a quienes la conocían que ella era misma.
Sin perder un solo segundo, volvieron a besarse y Edzard volvió a introducirse dentro de ella, comenzado nuevamente a copular. En su interior, la parte racional que aún quedaba de ellos en este momento supo que esto duraría hasta el amanecer.
Artaeum - Nirn 5 E
La isla de Artaeum, la tercera isla más grande del archipiélago de Isla Estivalia, albergaba la Torre de Ceporah, sede de la Orden Psijic. La Orden Psijic, la orden de magos más poderosa de todo Nirn, donde todos sus integrantes tenían el potencial de causar verdadera destrucción solo con el uso de la magia, era considerada la primera orden monástica de Tamriel. Conformada en su mayoría por Altmer, su objetivo era ayudar y proteger al mundo en tiempos de cambio.
En la Torre de Ceporah, una enorme estructura blanca de varios pisos de altura, se encontraba el Consejo de Artaeum, el organismo que lideraba a los Psijic. En el estudio personal del Maestro de Ceremonias, un Altmer anciano meditaba en profunda concentración.
El Altmer, actual Maestro de Ceremonias, empleaba sus poderes para vislumbrar el futuro, o al menos una parte de él. Este maestro, con más de trescientos años de vida, había sido testigo de eventos cruciales en el mundo, como la Crisis de Oblivion, la Ascensión de los Thalmor, la instauración de los Mede como emperadores, la Primera Gran Guerra, la Guerra Civil de Skyrim, el regreso de los Dragones, la reaparición del Ojo de Magnus y la Segunda Gran Guerra. Durante todos esos acontecimientos, el anciano había observado con especial interés a los héroes que surgían en Nirn. Había visto al Héroe de Kvatch convertirse en Sheogorath, al descendiente de este vencer a Alduin y luchar en la Segunda Gran Guerra… y, en todo ese tiempo, siempre supo que había algo extraño en el joven Edzard.
No conocía la razón, pero para el Maestro de Ceremonias, Edzard era una pieza anómala en el gran esquema de Nirn. Aunque no tenía certeza, intuía que había algo raro en él. Sin embargo, dejó de pensar en Edzard cuando abandonó el mundo mortal junto a su pareja e hija, algo que consideró una pérdida para su orden, pues pensaba ofrecerle una invitación formal. Desde entonces, había dejado de prestarle atención, ya que no había razón para vigilar a alguien que estaba fuera de los límites del plano de los mortales, e incluso, de los planos superiores. Sin embargo, eso cambió hace varios meses, cuando una onda de poder desconocida sacudió los cimientos de todo Aurbis, forzando el regreso de la Isla de Artaeum al plano físico.
Desde el momento en que la orden volvió al mundo mortal, el Maestro de Ceremonias no perdió el tiempo y envió a sus mejores miembros a investigar, tanto en la biblioteca como en distintos lugares de Nirn. Lamentablemente, no habían logrado encontrar nada sobre el significado de ese pulso de poder que se sintió.
‘Mmm… nada… por mucho que intente mirar al futuro, no puedo vislumbrar qué pudo haber causado esa onda de poder tan aterradora.’ pensó el anciano Altmer con preocupación. Recordó la esencia de aquel poder… algo similar al de los Daedras, pero aún más caótico, oscuro y maligno; un poder que podía cambiar el mundo, pero no de la manera controlada que ellos buscaban, sino de un modo radical y destructivo.
Los ojos del anciano comenzaron a moverse, ya que estaba a punto de interrumpir su meditación. Tras tanto tiempo sin hallar respuestas, parecía inútil seguir intentando. Sin embargo, antes de que cerrase su hechizo, ante él se manifestó una de las visiones más aterradoras que había presenciado: vio el mundo de Nirn en llamas, montañas formadas por cadáveres de las razas mortales… y una batalla que solo podía describirse como apocalíptica.
Cuando la visión terminó, el anciano cayó al suelo de forma aparatosa, pues estaba levitando momentos antes. Sus ojos, abiertos como platos, reflejaban el más primitivo terror.
“Por nuestros ancestros… ¿qué fue eso…?” susurró con miedo, mirando sus manos temblorosas como hojas sacudidas por los feroces vientos invernales. También sintió cómo sus ropas se humedecían con un sudor tan frío como las aguas del Mar de los Fantasmas, en las costas de Atmora. Aquel frío le ayudó a recobrar un poco la calma, dándole la oportunidad de levantarse.
Lentamente y con esfuerzo, se incorporó. Mirando a su alrededor, buscó una hoja para escribir detalladamente lo que acababa de ver, pues la mente es frágil y, en el estado en que estaba, era probable que olvidara lo sucedido.
Llegó hasta su escritorio, tomó una hoja y rápidamente anotó los puntos importantes de su visión. Cuando terminó, soltó un suspiro, pero antes de que pudiera analizar lo que había visto, sintió que uno de los miembros de la orden empleaba telequinesis para comunicarse directamente con él.
‘¿Qué sucede, Nerien? ¿Por qué me interrumpes cuando ordené que no me molestaran salvo que se tratase de la investigación de aquel pulso de poder?’
‘Lo lamento, mi señor… pero hay alguien, alguien que ha venido a veros.’
La respuesta de Nerien, uno de los miembros más activos de la orden mientras la isla permanecía en otro plano, desconcertó al Maestro de Ceremonias. Sabía que Nerien no era de los que desobedecían órdenes sin una buena razón, lo que le llevó a preguntarse de quién se trataba.
‘¿Quién es?’
‘Es vuestra hermana, mi señor… la Nerevarina desea hablar con usted.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y aquí esta el capitulo 81, ya listo XD
Bueno, a los puntos rápidos, ya vemos que las cosas avanzan, tenemos el vento de Ingvild, junto con su primera vez… también vemos que Zekram esta mosqueado, bueno, no es que importe mucho lo que planee hacer, al final hizo enojar a quien no debía…
también vemos que Edzard tiene algo en mente, y solo diré que habrá varias muertes futuras. También al fin volvemos a Tamriel con la aparición de los Psijic, siendo su líder el hermano de la Nerevarine ¿Qué tal se llevan? bueno eso lo veremos en el futuro XD.
Por cierto, he hecho un pequeño mapa del mundo de Edzard, no es la gran cosa, pero si quieren verlo, más o menos para saber cómo es, entren a este link: https://imgur.com/a/mapa-twTsgmp
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 83
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
(Maratón navideño 1/3)
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 82
— La orden Psijic son una organización extraña, Ed. No he visto muchos de sus miembros en esta era, pero antes solían venir muchas veces de visita. Según lo único que supe de su filosofía es que buscan el cambio, pero controlado y equilibrado, no desean un cambio brusco. —
Savos Aren a Edzard en una charla tranquila entre ambos.
Artaeum - Isla Estivalia 5E
La torre de los Psijic tenía muchas habitaciones de lujo en su interior, lugares que mostraban el poder de la orden y, sobre todo, la abundancia de recursos a su disposición. En una de esas habitaciones, rodeada de cientos de pinturas y estantes llenos de libros, iluminada por esferas mágicas, se encontraba Aryne.
La Nerevarina estaba cómodamente sentada en una silla, observando a la persona frente a ella. Era un anciano altmer de aspecto peculiar; su cabello, antaño negro, era ahora blanco... o, mejor dicho, grisáceo. Sin embargo, lo realmente extraño eran sus ojos. A diferencia del típico dorado de los Altmer, los ojos de este anciano eran rojos, como los de un Dunmer. Vestía las túnicas de los Psijic propias de esta era, doradas con detalles en rojo, junto con unas botas marrones. Estaba sentado con las piernas cruzadas, lanzándole una mirada molesta que también se reflejaba en su expresión.
"¿Podrías dejar de mirarme así, hermanito?" preguntó Aryne con sarcasmo mientras miraba a su hermano gemelo, que se tensó al escuchar la palabra.
"No te des muchos aires; solo eres mayor por unos pocos minutos, Aryne." respondió el Maestro del Rito de los Psijic, llevándose una mano al cabello y dejándose caer un poco más en su silla.
"Je, eso no importa, Aryon; yo soy la mayor, y tú el pequeño de la familia." comentó con burla Aryne, observando cómo su hermano se retorcía.
Aryne y Aryon eran hermanos gemelos nacidos hace muchos años, en la Tercera Era. Hijos de dos Mer, aunque no de la misma raza: su madre era Dunmer y su padre altmer. En Nirn, cuando dos razas distintas se cruzan, los hijos suelen asemejarse a la madre, incluyendo la raza. Sin embargo, Aryon fue una excepción. A diferencia de Aryne, que nació casi idéntica a su madre salvo por ligeras características de su padre, Aryon tenía la complexión de un altmer. No obstante, conservaba el cabello y los ojos característicos de un Dunmer.
"Sabes, siempre me pregunté cómo es que saliste así... uno esperaría que fueras más Dunmer, pero resultaste ser más altmer." comentó Aryne, con un tono de curiosidad mientras miraba a su hermano, quien frunció el ceño ante sus palabras. "Si no fuera porque somos gemelos, cualquiera diría que no somos hermanos."
"Créeme, me agrada no parecerme mucho a ti... sería un problema que me reconocieran como el hermano de alguien tan aclamada y famosa como tú, Nerevarina." dijo Aryon con una leve burla.
"Vamos, no es tan malo ser mi hermano." replicó Aryne, algo molesta, cruzándose de brazos.
"Eso lo dices porque no has estado en Tamriel hace mucho tiempo. Si volvieras a Morrowind, seguro que harían fiestas sin parar para celebrar tu 'regreso'." comentó Aryon mientras miraba el techo de la habitación.
Las palabras de su hermano le recordaron a Aryne la razón por la que había dejado Tamriel y se fue a Akavir. Aunque disfrutaba de la atención, no le agradaba ser el centro absoluto de todo, algo inevitable para una heroína de los pergaminos antiguos. Ese pensamiento la hizo fruncir el ceño, recordando que, aunque Akavir parecía un lugar lleno de aventuras, en realidad le resultaba algo aburrido. Así que, cuando su señora le pidió ir a otro mundo, le vino como anillo al dedo. Aquel mundo era distinto en todos los sentidos; incluso el aire era diferente, más liviano para ella. Aun así, estaba algo preocupada por las invasiones daédricas, ya que nunca traían nada bueno.
"Parece que tienes algo en la mente; pones la misma cara que ponías cuando te obligaban a comer boniatos de ceniza fritos en manteca de horker." comentó Aryon, burlón, viendo que su hermana estaba demasiado pensativa para su gusto.
Las palabras de su hermano sacaron a Aryne de su ensoñación, haciendo que parpadeara antes de mirarlo nuevamente, con el ceño fruncido.
"Sabes muy bien que la grasa de horker les daba un sabor espantoso a los boniatos." respondió Aryne, molesta, chasqueando la lengua. Sintió la necesidad de beber un vino fuerte solo para quitarse el recuerdo de aquel sabor.
"Sí, pero era divertido verte sufrir mientras los comías." añadió Aryon, apoyando su rostro en una de sus palmas.
Las palabras del líder de los Psijic molestaron a Aryne, que estuvo tentada a darle un buen golpe a su hermano… hasta que recordó que el idiota era el líder de una de las organizaciones mágicas más antiguas e importantes de Tamriel. Eso lo convertía en uno de los magos más poderosos del continente, capaz de enfrentarse a casi cualquier individuo en el mundo mortal… salvo quizás por tres personas que Aryne conocía: ella misma, el arrogante de Zakir, y el hijo de Akatosh, Edzard. Especialmente este último, a quien su hermano, según sabía Aryne, envidiaba por su inmensa reserva de Magicka. A diferencia de Edzard, cuyo poder era innato, Aryon aumentaba sus reservas mágicas con objetos encantados, llevando su Magicka a un nivel antinatural. Pensando en esto, Aryne recordó algo importante y miró a su hermano a los ojos antes de hablar.
"¿Cómo sigue tu salud, Aryon...? ¿No has tenido otra recaída?" preguntó Aryne con preocupación, dejando de lado el habitual mal humor que solía tener al hablar con él.
Al escuchar la pregunta de su hermana, Aryon se sorprendió un poco antes de sonreír. Su sonrisa era tranquila y sincera, no burlona.
"Tranquila, no he tenido otra recaída desde aquel día." respondió Aryon con calma, intentando tranquilizarla. Puede que les gustara lanzarse pullas, pero eso no significaba que se odiaran; esta era su forma de demostrarse afecto.
Aryne suspiro de alivio al oír que su hermano no había tenido otra recaída. Su preocupación venía de un suceso concreto: la enfermedad que había azotado su pueblo años atrás. Aquella enfermedad se propagó rápidamente, afectando a más del noventa por ciento de la población, incluidos Aryon y sus padres. La plaga, conocida como «Chrondiasis», era una enfermedad mágica letal que atacaba el intelecto y drenaba la Magicka del infectado, llevándolo a una muerte lenta y dolorosa si no recibía tratamiento. Desesperada, Aryne abandonó su hogar para buscar la cura. La halló, pero no tenía dinero para comprarla, por lo que robó el suministro y lo llevó a su pueblo. Sin embargo, llegó tarde. Para cuando llegó, sus padres habían muerto días antes, aunque Aryon pudo recibir el tratamiento. Lamentablemente, la enfermedad había dejado secuelas en él, provocándole ataques de amnesia temporal.
'Al final, pese a que lo ayudé a sanar, no pude estar con él para ayudarlo en su completa recuperación.' Aryne recordó esto con un dejo de rencor, evocando vívidamente cómo los soldados habían llegado al pueblo en su ausencia, preguntando si alguien había visto a una ladrona que había robado el cargamento de un comerciante. Cuando ella regresó, ya sabía que ellos sabían que estaba allí. Consciente del peligro que su presencia representaba para su pueblo, debilitado por la enfermedad, Aryne decidió entregarse, pero no sin antes dejar una nota para su hermano, para que se la dieran al recuperarse. Así, se entregó, pidiendo que el pueblo no fuera castigado por su crimen. Para su fortuna, el capitán de los guardias accedió y se la llevó con ellos, iniciando sus aventuras como Nerevarine.
"Ya veo…" dijo Aryon con una sonrisa mientras miraba a su hermano. "Eso es bueno, realmente… ¿ya cuántos años llevas sin un ataque?"
"Umm… varios. La verdad, perdí la cuenta después de la primera década sin esos molestos ataques." Respondió Aryon, frunciendo el ceño al recordar las secuelas, ataques que le provocaban olvidar lo que hacía o todo lo que sabía sobre magia. Pero para su buena suerte, llevaba décadas sin sentir uno, algo por lo que estaba agradecido.
Después de las palabras de Aryon, ambos cayeron en un breve silencio, que fue roto por el líder de los Psijic.
"Aryne, dime la verdad… No has venido solo a visitar a tu hermano, a quien no ves desde que te fuiste a Akavir. Lo sé bien. ¿Cuál es el verdadero motivo de tu visita?"
La pregunta de Aryon hizo que Aryne lo mirara unos segundos antes de sonreír con algo de vergüenza. Llevándose una mano a la nuca, comenzó a rascarse mientras desviaba la mirada. "¿Tan obvio es?"
"Para alguien que te conozca, se nota a kilómetros." Respondió Aryon, poniendo los ojos en blanco ante la reacción de su hermana.
"Je, je, je…" rio incómoda Aryne por unos segundos, hasta que finalmente se calmó. Tomando aire, miró nuevamente a su hermano. "Necesito tu ayuda con un cierto y peculiar temita."
La forma en que su hermana minimizaba el asunto levantó la ceja de Aryon en señal de escepticismo. Conociendo a Aryne, sabía que preferiría cortarse las manos antes que pedir ayuda a alguien, incluso a él. Fuera lo que fuera, debía ser algo que ella consideraba que escapaba a sus capacidades, lo cual lo preocupaba.
"El que minimices este asunto solo me causa más confusión, hermana." comentó Aryon con algo de molestia. "Sé de tu manía de ponerle sufijos diminutivos a todo lo complicado… Así que, supongo que esto es importante, y debido a que no tengo tiempo para rodeos, ya que estoy en una investigación seria, ve directo al grano."
La petición de su hermano hizo que Aryne hiciera un puchero; no le gustaba que le recordaran que tenía esa costumbre cuando los problemas la superaban. Aun así, sabía que su hermano era un mago muy ocupado. Aprovechando el momento, le preguntó algo que despertó su curiosidad.
"¿Investigación importante? ¿Tan importante como para ignorar a tu hermana mayor?" preguntó Aryne, con una falsa expresión de dolor y traición.
Ante la actuación de su hermana, Aryon suspiró profundamente. Dudaba si debía decírselo, ya que prefería que Aryne no se viera envuelta en los asuntos de la Orden Psijic. Sin embargo, esta vez sintió que debía hacerlo. Dejándose llevar por ese instinto, suspiró y comenzó a contarle sobre lo que investigaba: el pulso de poder caótico que se había sentido hacía un tiempo.
Cuando Aryne escuchó aquello, se sorprendió ligeramente. Ella también lo había sentido, pero no esperaba que su hermano lo notara, ya que, usualmente, la isla no estaba en este plano. Ese pensamiento la llevó a hacer una pregunta: "Ese pulso de poder hizo que la isla volviera al plano mortal… ¿verdad?"
La pregunta no sorprendió a Aryon, quien sabía que su hermana era perceptiva, un rasgo característico de los Héroes de los Pergaminos Antiguos. Asintió, y su respuesta provocó un largo suspiro en la Nerevarine.
"¿Qué has descubierto?" preguntó Aryne, pues el pulso también había despertado su curiosidad, aunque al estar en el mundo de Draconic Deus, no había tenido tiempo para investigarlo.
Esta vez, Aryon sí se sorprendió, especialmente al ver en su hermana una mirada fría y calculadora que no le dio buena espina.
"Por ahora, nada… No he encontrado nada, solo algo que seguro ya imaginas: ese pulso de poder se siente como magia daédrica, pero no es magia daédrica… Pregunté a varios daédricos y ellos también están confundidos por ese pulso."
"Vaya…" reaccionó Aryne sorprendida, ya que no esperaba esa respuesta, especialmente considerando los vastos recursos de su hermano. Sus palabras despertaron una preocupación inesperada. 'Parece que tendré que preguntarle a mi señora sobre ese pulso de poder… sí, lo haré la próxima vez que la vea.'
"Je, no me sorprende que estés sorprendida… De hecho, me sentiría insultado si no lo estuvieras." Añadió Aryon con una sonrisa y algo de auto burla. "Tengo a mi disposición vastos recursos, pero no he podido desentrañar la causa de ese pulso de poder… ¿Te imaginas lo frustrante que eso es para mí, hermana?"
"Sí, lo imagino…" respondió rápidamente Aryne con una sonrisa, sabiendo que su hermano solía perder la compostura cuando algo no salía como esperaba, aunque nunca llegaba a hacer berrinches.
"Bueno, dejemos de lado esto… ya satisfice tu curiosidad, así que ahora satisface la mía… Hermana, ¿qué es lo que quieres?"
Al oír la pregunta de su hermano, Aryne suspiró, recordando por qué estaba allí. Mirando sus manos, le respondió: "Primero, quiero que me prometas que no te enojarás… ¿vale?"
La petición confundió un poco a Aryon, pero finalmente asintió. No era extraño, o al menos eso esperaba. Conociéndola, podía pedirle algo absurdo.
"Necesito que me ayudes a encontrar una réplica del Amuleto de Reyes…"
Su hermana le acababa de pedir algo ridículo. Aryon la miró sorprendido, viendo su leve rubor. La impresión de verla así fue tal que olvidó por un momento lo absurdo de la petición… al menos unos segundos, hasta que recordó lo que le estaba pidiendo. Por un segundo, casi le lanza un golpe a su hermana.
"Hermana… por nuestros venerables padres… te lo suplico, dame, dame una razón para no darte el mayor golpe potenciado con Magicka que hayas recibido en tu vida por parte de un mortal…" gruñó Aryon con la molestia contenida mientras juntaba Magicka en sus manos, haciéndolo de tal manera que Aryne pudiera sentirlo.
Al sentir que su hermano acumulaba magia en su mano, Aryne tragó saliva y, levantando las manos, rápidamente intentó explicarle:
"¡Espera! ¡Está bien! ¡Te lo explicaré como se debe!" gritó Aryne, quien, a pesar de su poder, sabía que un golpe de su hermano sería muy doloroso. Así que, sin pensarlo dos veces, empezó su explicación. "Verás, sé que dije que quiero que me ayudes a buscar una réplica del legendario amuleto de los reyes, pero no busco una baratija cualquiera… Esto es más complicado de lo que parece. Pero, primero, tengo que contarte todo lo que he estado haciendo últimamente… ¿Tienes tiempo para escucharme?"
Aryon, pensativo, se tomó unos segundos antes de asentir. Parecía algo importante, y si su hermana lo decía, esperaba que realmente lo fuera. De lo contrario, le daría ese golpe con magia.
"Bien, entonces, supongo que tengo que empezar desde el principio…" Comenzó a narrar Aryne, relatándole a su hermano todo lo sucedido desde que llegó a Draconic Deus, hasta los eventos recientes.
El líder de los Psijic escuchó, sorprendido. Invasiones daédricas en otro mundo, un mundo con un sistema mágico y razas desconocidas… Un mundo donde los poderes de los nativos de Aurbis parecían potenciarse notablemente, no solo en sus habilidades mágicas sino también en su fuerza física. Todo esto intrigaba cada vez más a Aryon, quien sabía que los príncipes daédricos no tendrían reparos en aprovechar un mundo nuevo, rico en recursos y en potenciales elementos de interés para cada príncipe.
"Ya veo… pero eso no explica por qué buscas una réplica del amuleto de los reyes." comentó Aryon mientras observaba a su hermana.
"Bueno, tiene más que ver con lo que sucedió durante la segunda gran guerra." respondió Aryne, captando la atención de su hermano.
"¿En serio? ¿Y eso por qué?"
"Supongo que habrás oído de la batalla de los Archimagos en las ruinas de la Torre de Cristal, ¿verdad?"
"Por supuesto. Solo un idiota no habría oído hablar de la batalla entre esos dos archimagos. Realmente causaron un desastre en ese lugar… Aunque era de esperarse: el Dovahkiin no es el mago más poderoso, pero posee el Thu'um, un poder capaz de cambiar el mundo. Por otro lado, Cyrelas Elsinius era un poderoso mago por derecho propio…"
"Hermano." Aryne lo interrumpió con seriedad, y Aryon la miró con molestia.
"¿Qué sucede? ¿Por qué me interrumpes?"
"Cyrelas no era su verdadero nombre." respondió Aryne con firmeza, provocando la confusión en su hermano.
"¿Qué? ¿A qué te refieres?"
"Cyrelas era solo el nombre que ese cabrón eligió para pasar desapercibido." Aryne apretó los puños, conteniendo su ira.
La reacción de su hermana sorprendió a Aryon.
"¿Quién era realmente?" preguntó, mirándola con seriedad.
"Era Mannimarco."
La respuesta dejó a Aryon helado. Conocía ese nombre… todos en Tamriel lo conocían, pero en la Orden Psijic era diferente. Mannimarco, el Rey de los Gusanos, había sido estudiante de la Orden. Todos conocían sus atrocidades y su nombre era el más repudiado en la Orden.
"E-ese bastardo…" susurró con ira, apretando los dientes y las manos con tanta fuerza que comenzó a sangrar ligeramente.
Cuando logró calmarse, miró a su hermana y le pidió que le contara todo lo que sabía de lo que había hecho Mannimarco bajo el nombre de Cyrelas. Aunque Aryne no sabía mucho de las actividades de Mannimarco, le contó lo poco que conocía, lo cual los llevó al tema de por qué buscaba una réplica del Amuleto de los Reyes.
"Así que Mannimarco creó dos réplicas pálidas del Amuleto de los Reyes. En una puso casi todo el Magicka del Dovahkiin y en la otra, la mitad de su alma…" comentó Aryon, mirando al techo de la habitación. "Ese bastardo… logró hacer algo tan aberrante como dividir el alma de un dragón…"
"Sí… Edzard logró destruir uno de los amuletos, pero solo el que contenía su Magicka, lo cual no le afectaría tanto. Pero el otro, el que contiene la mitad de su alma, es el que realmente importa…" añadió Aryne con preocupación.
"Es verdad… Las almas de los mortales son poderosas, pero las de los dragones son realmente únicas. No hay dos almas de dragón iguales, no solo por su poder sino también por su capacidad de adaptación…" Aryon se llevó una mano a la sien. "Supongo que ese chico debe vivir en un dolor constante… No es fácil vivir con solo la mitad de tu alma, en especial siendo un Dovah…"
"Exacto. Y no solo eso, la falta de la otra mitad de su alma ha comenzado a atrofiar su cuerpo. Quizás no lo note ahora, pero en el futuro, el peso de no tener su alma completa lo alcanzará, y cuando eso suceda, nada bueno pasará."
"Tienes razón…" dijo Aryon mientras se levantaba y miraba a su hermana. "Lo que me pides claramente merece mi atención, y estaría más que complacido en ayudarte, hermana."
Aryne sonrió al oír las palabras de su hermano, pero antes de poder agradecerle, él la interrumpió.
"Pero no será gratis."
"¿Qué?" preguntó Aryne, sorprendida. No esperaba esa respuesta de su hermano.
"Lo que oíste. Lo que me pides no es sencillo y tomará tiempo… Especialmente porque, aunque el objeto tenga un alma única y de seguro desprenda un aura de poder particular, sabes tan bien como yo que hay muchos objetos de gran poder en Nirn, y estos podrían interferir. Así que, quiero algo a cambio."
Al escuchar a su hermano, Aryne asintió y le preguntó qué deseaba.
Con una sonrisa divertida, Aryon respondió:
"Quiero que me lleves contigo a ese otro mundo."
La respuesta de su hermano la dejó muda por unos segundos. Cuando volvió en sí, gritó en estado de shock.
"¡¿Qué?!"
"Lo que oíste, hermanita." respondió Aryon con una sonrisa mientras daba órdenes a los miembros de la Orden Psijic. "Quiero ir contigo a ese otro mundo…"
Incrédula, Aryne se dejó caer en su silla. Tratando de entender la razón de su hermano, pensó en todos los posibles motivos, pero ninguno parecía viable.
"¿Por qué quieres ir a Draconic Deus?" preguntó finalmente, mirándolo a los ojos.
"Eso es fácil, hermanita." respondió Aryon con una sonrisa. "Quiero ver ese otro mundo… Quiero ver qué cosas interesantes tiene para ofrecerme."
La respuesta hizo que Aryne lo mirara confusa, pero al final solo suspiró y aceptó su petición.
"Bien, entonces comencemos a buscar esa réplica del amuleto de los reyes." dijo Aryon, dirigiéndose hacia la salida de la habitación. Aryne lo siguió, levantándose de su silla.
Ambos hermanos salieron, encaminándose hacia un lugar más adecuado para la tarea que estaban a punto de emprender.
Draconic Deus
En una habitación de la sede principal de los Grigori, se estaba llevando a cabo una reunión rápida entre los líderes de los Ángeles Caídos. Sentados alrededor de una mesa circular, estaban presentes todos los Ángeles Caídos de mayor rango y confianza de Azazel: Baraqiel, Shemhazai y Penemue.
"Entonces… ¿todo lo que dice en estos informes es verdad?" preguntó Shemhazai, mirando la información del dossier que había estado revisando hacía poco.
"Sí, todo…" respondió Azazel con seriedad y tono sombrío, aun procesando lo que había descubierto en sus recientes experimentos. Aunque no había profundizado tanto como hubiera querido, ya que no hacía mucho que aquellos híbridos se habían unido a los Ángeles Caídos en el Inframundo, Azazel había dedicado gran parte de sus recursos a cumplir la petición de Edzard: investigar a los híbridos creados por Euclid.
'Sabíamos en general cómo Euclid había creado estos híbridos... pero no esperaba estos resultados…' pensó Azazel, con una preocupación evidente por cómo Edzard reaccionaría al enterarse.
"Es increíble lo que esta hibridación artificial ha hecho en ellos… tal aumento de poder físico no es algo que se logre, así como así…" comentó Baraqiel, acariciándose la barba mientras revisaba el dossier.
"Concuerdo con Baraqiel… pero hay algo que no me cuadra completamente…" añadió Penemue, quien era la secretaria en jefe de los Grigori, y, por tanto, la asistente principal de Azazel. Aquel ángel caído, una mujer hermosa y voluptuosa de cabello púrpura, observaba el dossier con una mezcla de escepticismo y desconcierto, no porque dudara de los investigadores, sino porque los propios resultados no parecían tener sentido.
Los datos en los informes mostraban que los híbridos artificiales apenas habían ganado masa muscular, pero sus tejidos óseos, musculares e incluso nerviosos se habían vuelto mucho más densos. Sin embargo, eso no había afectado su peso. Sus nervios parecían transmitir información más rápido, y los receptores de dolor eran menos sensibles. Con todos esos cambios era imposible que siguiesen teniendo una apariencia humana, ya que esos cambios deberían haber alterado significativamente su apariencia física, pero los únicos cambios era que ahora tenían las orejas un poco más puntiagudas.
"Esos cambios no tienen mucha lógica si vemos a los híbridos, ¿verdad?" comentó Azazel, comprendiendo la inquietud de Penemue. Él mismo se había sorprendido con los resultados; aunque preliminares, mostraban una diferencia significativa en comparación con sucesos similares en este mundo.
"Sí, incluso con los sistemas de reencarnación demoníaca y el de nuestros hermanos en el cielo, no hay nada que provoque este tipo de cambios. Ningún humano reencarnado ha obtenido tanto poder de un solo golpe. No tiene lógica alguna." añadió Shemhazai, recordando un informe de Azazel que describía las características del sistema de los Brave Saints que habían creado para los Ángeles.
"Así es… esto, en muchos sentidos, es algo antinatural." murmuró Penemue, terminando de leer el dossier con un dejo de temor. "¿Qué… qué clase de monstruos ha creado Euclid?"
"La clase de monstruos que necesitamos para fortalecer nuestras filas contra los daedra." respondió Azazel de manera rápida y fría, vislumbrando en estos "híbridos" el refuerzo militar que tanto necesitaban.
Las palabras de Azazel hicieron que todos lo miraran, abriendo los ojos con sorpresa.
"Azazel… ¿no estarás pensando en…?" preguntó Baraqiel con preocupación, sospechando las intenciones de su amigo.
"¡El masoquista de clóset tiene razón, Azazel!" exclamó Penemue, poniéndose de pie y apoyándose en la mesa. "No puedes ni pensar en hacer que se unan a alguna facción. No sabemos cómo reaccionarían los Demonios o los Ángeles ante esto. Y si pretendes añadirlos a nuestra facción, tampoco sabemos cómo lo tomarían".
Las palabras de Penemue tenían peso, ya que era probable que esto desatara una escalada de tensiones no vista desde la creación del pacto. La inclusión de estos híbridos en cualquier facción incrementaría enormemente su fuerza militar, y eso despertaría recelos entre los demás.
"Penemue tiene razón, Azazel… eso es un paso muy arriesgado que podría tener consecuencias políticas graves para todos los implicados." añadió Shemhazai, preocupado, pues si ocurría, generaría aún más trabajo para él.
Azazel les respondió con una sonrisa divertida, que al principio causó confusión, pero al cabo de unos segundos, todos entendieron algo.
"Maldito… no planeas que estos híbridos se unan a ninguna facción, ¿verdad?" preguntó Baraqiel con una sonrisa cómplice, comprendiendo lo que Azazel quería decir.
"Exacto." respondió Azazel mientras creaba un círculo mágico junto a su oído. "Aunque quisiera que se unieran a nuestras filas, ya no son humanos… han sido adoctrinados, y aunque quisiera, no podríamos borrarles eso. Así que, los pondré en manos de alguien que podrá guiarlos en el uso de sus nuevos poderes y darles un hogar al que puedan llamar suyo".
Por fin, todos comprendieron el plan de Azazel. Penemue, con una sonrisa, sintió algo de pena por el chico. Una cosa era liderar a un grupo, pero ahora su amado líder le daría la responsabilidad de guiar a toda una facción de soldados… una facción que estaría formada por personas de diferentes culturas y hasta religiones.
"Aló, mocoso… necesito que vengas mañana; tengo que hablar contigo de algo relacionado con los hallazgos en los escondites de Euclid…" dijo Azazel, transmitiendo su mensaje a través del círculo mágico. Aunque eso era lo principal, decidió añadir algo más. "Ah, y si puedes, trae a Mittelt-chan contigo. Estoy seguro de que querrá ver a algunos conocidos".
Dicho esto, sin esperar respuesta, Azazel cerró el círculo. Al volverse hacia sus compañeros, los vio con expresiones que iban desde la preocupación hasta la diversión.
"Estoy segura de que Mittelt no tiene muchos amigos aquí… su trabajo no se lo permitía." Comentó con una sonrisa Penemue. "Así que estoy segura de que buscas algo más".
"Puede que sí, puede que no… o tal vez solo quiero incomodar al chico." Respondió Azazel, burlón, mirando a sus amigos.
Sus palabras arrancaron risas a sus compañeros, presagiando un divertido giro de los acontecimientos. Aun así, cuando las risas cesaron, Shemhazai lanzó otra pregunta.
"¿Estás seguro de que es buena idea darle a Edzard una responsabilidad tan grande?" preguntó Shemhazai, preocupado de que el joven se viera abrumado, ya que esta era una carga más que se sumaba a las que ya llevaba.
Ante la pregunta de su amigo, Azazel sonrió con confianza antes de responder: "Sí, estoy seguro… el chico podrá con esto también".
Al escuchar la seguridad en su voz, el resto de los líderes de los Grigori no pudieron más que asentir, esperando que su amigo tuviera razón.
Las luces del extraño sol que había en el Inframundo se colaban por la ventana de la base central de los Grigori. Aquel edificio, grande y de diseño intrincado, se encontraba en un rincón apartado de los otros edificios que componían una de las tantas "ciudades" de los Ángeles Caídos.
En el interior de una de las habitaciones para visitantes de mayor rango, una silueta descansaba en la cama, cubierta con unas finas sábanas blancas, recuperándose de una actividad nocturna intensa. Lentamente, los ojos de aquella persona, Mittelt, comenzaron a abrirse. Con la mirada soñolienta, comenzó a observar a su alrededor, desorientada aún por el cansancio. Poco a poco, fue enfocando su entorno, recordando dónde estaba.
"¿Ed?" preguntó Mittelt frotándose los ojos mientras se incorporaba, haciendo que la sábana que la cubría cayera y revelara su desnudez. Al sentarse, comenzó a mirar con más atención la habitación, dándose cuenta de que estaba sola. Su amante ya no estaba a su lado, dejando una enorme cama vacía solo para ella. El ángel caído suspiró al percatarse de esto; sabía que pasaría, pero esperaba que, después de lo que ambos habían compartido toda la noche, él al menos se quedara dormido junto a ella.
'Ahh… supongo que se levantó temprano… aunque no sé qué tan temprano pudo haberse levantado, si nos quedamos despiertos hasta casi las cinco de la mañana.' pensó Mittelt, sonrojándose mientras en su mente volvían algunos recuerdos de la noche anterior. Eran bonitos recuerdos, pero lo suficientemente intensos como para hacer que un poco de humo saliera de sus oídos.
Sacudiendo la cabeza para despejarse, Mittelt decidió dejar esos pensamientos atrás. Con eso, se levantó sin perder tiempo, tomó la sábana para cubrir su desnudez y, con pasos ligeros, se dirigió hacia el baño adjunto a la habitación.
Al llegar, dejó caer la sábana y siguió avanzando completamente desnuda hacia la bañera, con ganas de darse un buen baño que realmente necesitaba. Sin embargo, al acercarse, sus ojos se abrieron de sorpresa: Edzard estaba descansando en la bañera, cubierto casi completamente con agua caliente.
"Así que al fin has despertado…" murmuró Edzard, quien, con los ojos cerrados, no necesitaba abrirlos para saber que su amada estaba allí, observándolo.
Al escuchar su voz, Mittelt se sintió algo molesta por el tono casi indiferente en el que hablaba. Sin embargo, sabía que en realidad no era indiferente; por eso, suspiró y colocó sus manos en las caderas antes de responder.
"Sí, recién lo hago…" respondió Mittelt, con cierto fastidio en su voz mientras miraba a su novio con una leve expresión de molestia.
Edzard sonrió al oírla y, abriendo los ojos, la observó detalladamente. Aunque Mittelt no tenía el cuerpo más desarrollado, su figura era algo que él valoraba y apreciaba mucho. Sabía que su postura no solo mostraba molestia, sino también que probablemente estaba algo adolorida tras la noche que ambos compartieron. Con una sonrisa divertida, movió una mano y señaló la bañera.
"El agua está tibia y hay espacio para dos… ¿por qué no entras también?" sugirió, acomodándose para "darle" más espacio en la gran bañera.
Mittelt se sonrojó ligeramente y desvió el rostro, sintiendo que su cuerpo comenzaba a calentarse. Aunque era normal en el palacio que estas situaciones ocurriesen y que en ocasiones se bañaran todos juntos, no era común que Edzard se quedara a solas con una de ellas. Esta situación era algo nuevo para ella, y sentía algo de vergüenza.
"No deberías estar avergonzada… no hay nada de tu cuerpo que ya no haya visto, Mittelt." dijo Edzard con una sonrisa divertida.
"Umpp… no estoy avergonzada… solo sorprendida." respondió Mittelt con rapidez, tratando de ocultar su incomodidad mientras cruzaba los brazos sobre su pecho, cubriéndolo.
La respuesta de Mittelt hizo que la sonrisa de Edzard se ampliara, aunque él no dijo nada más, observando cómo ella comenzaba a acercarse. El ángel caído avanzó hasta la bañera, introduciendo primero una pierna. Su cuerpo se estremeció por el cambio de temperatura, soltando un leve gemido al sentir el agua tibia, perfecta para relajarse. Sin perder más tiempo, introdujo la otra pierna y, finalmente, se acomodó en frente de su novio. Dándose la vuelta, se sentó y apoyó su espalda contra su pecho.
"¿Cómo despertaste?" preguntó Edzard, moviendo sus manos para rodear el cuerpo de Mittelt y acercarla aún más, provocando que ella se sonrojara levemente antes de apoyar su cabeza en su brazo.
"Bien… un poco adolorida de allá abajo, pero bien…" respondió Mittelt con una sonrisa que rápidamente se transformó en una expresión burlona y siniestra. "¿Crees que esas estúpidas nos oyeron?"
La pregunta de Mittelt hizo que Edzard sonriera, divertido. Había una razón detrás de lo que ambos habían hecho esa noche. No solo era por el deseo, sino también porque querían que algunos ángeles caídos los oyeran.
Resulta que, cuando él y su novia llegaron al territorio Grigori, fueron recibidos por Shemhazai, quien lo apartó un momento para hablarle sobre algo antes de su reunión con Azazel, dejando a Mittelt sola. Durante esos minutos, Mittelt se topó con algunas "viejas amigas", unos ángeles caídos que la conocían y que siempre la habían molestado desde que se convirtió en ángel caído. Aprovechando la ocasión, estas mujeres no tardaron en meterse con ella, burlándose de su figura menos voluptuosa que la de ellas. A diferencia de la mayoría de los otros ángeles caídos que tenían cuerpos de supermodelos, Mittelt parecía ser la excepción, algo que siempre había sido motivo de burla.
Las pullas fueron hirientes, pero, a diferencia de lo que había hecho en el pasado, esta vez Mittelt solo escuchó en silencio hasta que ellas terminaron de hablar. Fue entonces cuando, con una sonrisa burlona, les recordó que, a pesar de sus cuerpos más "desarrollados", ninguna de ellas tenía una relación romántica estable como la que ella sí tenía.
El intercambio de palabras iba escalando y quizás pronto acabaría en una pelea, pero para suerte de esas mujeres, Edzard llegó junto a Shemhazai, informándole a Mittelt que se quedarían hasta mañana para poder hablar con Azazel, quien estaba haciendo algunas pruebas de última hora. Ante esto, Mittelt asintió y le dijo a Edzard que lo llevaría a algunos buenos lugares del territorio Grigori, a lo que su novio estuvo de acuerdo. Luego, ella se acercó a él y lo besó, provocando los celos de sus "amigas", quienes miraron con ira a Mittelt. Sin embargo, la tensión cambió a asombro cuando ella y Edzard se alejaron volando, revelando Mittelt sus cuatro pares de alas, lo que dejó en shock a sus "amigas".
"Estoy seguro de que sí lo hicieron… aunque creo que todos en este lugar nos oyeron." respondió Edzard con una sonrisa a la pregunta de su novia.
"Bien, eso les enseñará a no molestarme más…" dijo Mittelt con algo de cansancio, pues toda la actividad nocturna la había dejado agotada. "Ed… creo que voy a dormir un poco, ¿no te molesta que lo haga aquí… verdad?"
"No, para nada." respondió Edzard, sin inconvenientes para que su novia descansara apoyándose en él mientras tomaban un pequeño baño juntos. "Aunque, en unos minutos te llevaré a la cama para que descanses."
"Oki… gracias, Ed… te amo." dijo Mittelt antes de cerrar los ojos para descansar.
Tras esas palabras, Mittelt cerró los ojos, y su respiración se volvió más tranquila, lo que hizo sonreír a Edzard. Él apoyó su mentón en la nuca de ella, cerrando también los ojos, dejándose llevar por la paz que sentía, algo que le permitió relajarse.
Edzard se encontraba caminando junto a Azazel, quien le daba un pequeño tour guiado por la principal base de investigación de los Grigori, uno de los lugares más extraños que Edzard había visto. Si bien el joven dragón había sido un mago apasionado por la experimentación, algo reflejado en la gran cantidad de tratados mágicos que había realizado… lamentablemente no tan numerosos como los de otros magos de gran talento, aunque sí impresionantes para su corta edad.
"Sí que tienes una gran base de investigación, Azazel." comentó Edzard con respeto al pasar por el decimonoveno laboratorio regular de Sacred Gears que había en el edificio.
Al oír el comentario, Azazel solo pudo sonreír con orgullo antes de responder. "Claro, si tienes un hobby tan interesante como el mío, es normal gastar en cosas necesarias para investigar más sobre él. Algo que tú también hacías con tus experimentos mágicos, ¿no?"
"La verdad es que no… por mucho que investigara, nunca he invertido en un laboratorio propio; para eso tenía los laboratorios personales del archimago en Hibernalia." respondió Edzard con rapidez y sinceridad, provocando que Azazel casi tropezara de la sorpresa.
El líder de los ángeles caídos dio unos pasos tambaleantes antes de estabilizarse, evitando caer, algo que no le quedaría nada bien. Mirando al hijo de Akatosh, lo observó en busca de señales de broma, pero al ver que Edzard hablaba en serio, soltó un suspiro de decepción.
Edzard sonrió al ver la reacción de Azazel, disfrutando de molestarle un poco, pero su expresión cambió cuando recordó que había cosas importantes que hacer. No había venido a ver a Azazel solo para un recorrido, sino porque tenía algo urgente que discutir.
"No creo que me hayas hecho venir solo para mostrarme esto, ¿verdad?" preguntó Edzard con tono serio mientras caminaba junto al caído.
La pregunta provocó una sonrisa en el rostro de Azazel, quien respondió en un tono igualmente serio, sin dejar de sonreír. "Así es. Lo que quiero mostrarte está en otro lugar, pero solo personas con cierto nivel de autoridad o confianza pueden ingresar… me temo que solo tú podrás entrar por ahora."
Esas palabras hicieron que Edzard recordara que había llegado con Mittelt, a quien habían llevado a otra área mientras Azazel le daba el tour. Un sentimiento de incertidumbre comenzó a surgir en Edzard, poniéndolo a la defensiva, algo que Azazel notó al observar el cambio en la mirada de Edzard en solo un segundo.
"Tranquilo… no le pasa nada malo." respondió rápidamente Azazel, lo que hizo que Edzard se detuviera en seco, mirándolo con ojos analíticos en busca de alguna mentira. Al ver que no había engaño, el hijo de Akatosh soltó un suspiro y lanzó una pregunta.
"Está bien… te creo… pero ¿qué le están haciendo?" preguntó Edzard con curiosidad y sospecha, ya que no entendía por qué Mittelt estaba en otra área.
Al oír la pregunta, Azazel se detuvo, un segundo, antes de responder: "No es nada grave, solo le están haciendo un chequeo para asegurarse de que no está embarazada."
Edzard quedó pasmado al escuchar aquello; nunca se le había ocurrido algo así, pero también le resultaba extraño, ya que les había mencionado que sus amantes usaban una poción anticonceptiva que prevenía el embarazo al cien por ciento. Por ello, le recordó a Azazel aquello, lo que hizo que el caído se rascara la nuca con incomodidad.
"Lo olvidaste, ¿verdad?" preguntó Edzard en tono acusatorio mientras entrecerraba los ojos al líder de los Grigori.
"Je, je, je… no, claro que no…" respondió Azazel, algo incómodo y sudando al recibir la mirada penetrante de Edzard.
"Sí lo hiciste." replicó Edzard, poniendo los ojos en blanco.
Sintiendo que no podía escapar de la verdad, Azazel se rindió y admitió que lo había olvidado debido a la carga de trabajo que le había dado Edzard al pedirle que examinara a los híbridos artificiales. Tras esto, Azazel comenzó a guiar a Edzard hacia el lugar donde estaban los híbridos, para mostrarle los resultados. Aun así, el tema del posible embarazo de Mittelt había despertado en Edzard una curiosidad por entender por qué Azazel estaba tan interesado en ese asunto.
"Es por los resultados… no sé cómo explicarlo, pero hay algo en el ADN Nirniano. No es como el ADN de otras especies conocidas; parece que el ADN Nirniano está sobreponiéndose de forma brutal al ADN original de cada sujeto. No importa cómo lo veamos, en todos es el mismo fenómeno."
Al oír la explicación, Edzard recordó algo común en la reproducción de las razas de Nirn. Aunque las razas se dividen en grandes grupos, como Mer o elfos, humanos y hombres bestia, cada raza es única y tiene limitaciones reproductivas. Entre todas las razas, solo los Mer y humanos pueden reproducirse entre sí, mientras que los hombres bestias solo pueden reproducirse con miembros de su misma especie. Aunque, algo peculiar era que, en cualquier hibridación posible, la descendencia siempre era más similar a la madre que al padre. Con esto en mente, Edzard comenzó a explicárselo a Azazel.
Mientras escuchaba la explicación de Edzard sobre la descendencia híbrida en Nirn, Azazel comprendió muchas cosas que lo dejaron pensativo mientras usaban el ascensor hacia los pisos más bajos del área de investigación. Cuando llegaron al piso en cuestión, Azazel habló mientras la puerta del ascensor se abría.
"Lo que me acabas de contar responde muchas de las preguntas que teníamos. Recuerdo que dijiste que en la base de Euclid había varios cadáveres de mujeres y, según los dosieres que descubrimos en las otras bases, sabemos que siempre se usaban óvulos de mujeres altmer para crear los fetos híbridos de donde se extraían las células madre para implantarlas en los sujetos a hibridar. Supongo que por eso el ADN de Nirn, en especial el femenino, tiende a ser más dominante en cuanto a los rasgos físicos. Eso es… realmente fascinante…" comentó Azazel mientras observaba a Edzard de arriba abajo, con una expresión pensativa. En su mente, surgió una nueva duda: ¿cómo reaccionaría el ADN de Edzard cuando tuviera descendencia con sus múltiples amantes de diferentes razas?
Al percibir que lo miraban como a un espécimen de laboratorio, Edzard sintió un escalofrío en la espalda, lo que lo llevó a mirar rápidamente a Azazel.
"¿Qué pasa, Azazel? ¿Por qué me miras como si fuera un trozo de carne?" preguntó Edzard, un poco asustado.
"Nada… solo tengo una curiosidad, pero me temo que tendré que esperar bastante tiempo para obtener la respuesta." respondió Azazel con una sonrisa en el rostro.
Aquella sonrisa no hizo nada por calmar a Edzard; al contrario, le generó aún más inquietud. Sin embargo, para su alivio, el ángel caído le mostró finalmente lo que había querido enseñarle.
Los ojos de Edzard se abrieron con sorpresa ante lo que vio. Frente a él había una gran cantidad de pantallas flotantes, cada una con ingentes cantidades de información, que cientos de ángeles caídos analizaban minuciosamente, tomando notas de lo que consideraban más importante.
"In… increíble…" susurró Edzard, quien nunca había visto tanta información procesarse en tan poco tiempo.
"Lo sé, ¿verdad?" comentó Azazel con cierto orgullo, mostrando la capacidad de su equipo, compuesto por los mejores investigadores de los Grigori. Sin embargo, aunque sonreía, su tono se tornó más serio. "Aunque no es tan impresionante como lo que estoy a punto de mostrarte."
Tras estas palabras, Azazel guio a Edzard hacia una de las pantallas.
"Aquí tienes un resumen rápido de lo que hemos encontrado hasta ahora." comentó Azazel con seriedad. "Ha habido cambios increíblemente grandes, algo que no hemos visto ni siquiera en los sistemas de reencarnación de los ángeles o de los demonios. No sabemos cómo, pero parece que las células implantadas buscan lograr un equilibrio."
Aunque entendía lo que Azazel decía, Edzard no lograba captar todos los detalles de la información mostrada. Lo poco que pudo interpretar era que el cuerpo físico de los híbridos había cambiado, algo esperado, pues, según lo que había aprendido en este mundo, las células madre tenían la capacidad de adaptarse en los huéspedes donde se implantaban, permitiendo una simbiosis entre ambas células. Pero, más allá de eso, no comprendía mucho más, ya que sus conocimientos en ingeniería o biología eran limitados. Así que, mirando a Azazel, le pidió que le explicara con mayor detalle.
Al escuchar la petición, Azazel comenzó a describir todo lo que habían descubierto, explicándole a Edzard que había algo extraño en los híbridos, ya que él sabía que la naturaleza siempre buscaba un equilibrio en los seres vivos. Normalmente, este equilibrio era fácil de ver en la relación entre esperanza de vida y capacidad de reproducción. Según este principio, los seres más longevos tienden a tener dificultades para reproducirse o lo hacen en cantidades muy bajas en comparación con otros seres.
"Entonces, después de todo lo que te he contado, ¿qué opinas de lo que has visto?" preguntó Azazel, esperando la respuesta del joven dragón con curiosidad.
"Es impresionante en muchos sentidos… Lo que ha logrado Euclid no es nada fácil de hacer. Me temo que esto confirma que debe estar recibiendo ayuda de algún nigromante, o incluso, de una organización de nigromantes." respondió Edzard, dando su honesta opinión, ya que era la única conclusión a la que podía llegar.
"Sí, sería lo más lógico… pero aún no podemos sacar conclusiones precipitadas." comentó Azazel con seriedad mientras mostraba otra tanda de información a Edzard, información que no había compartido antes con sus colegas. "Puede parecer que tenemos una buena cantidad de información, pero en realidad no es tanta como esperábamos. No hemos tenido tiempo de investigar tan a fondo como nos gustaría, pero creímos que la información recopilada sería suficiente para que pudieras encontrar una razón sólida para lo que está ocurriendo con ellos."
Las palabras de Azazel, aunque amables, contenían un ligero reproche hacia Edzard, que leyó entre líneas. Básicamente, Azazel esperaba que él fuera capaz de explicar lo que estaba sucediendo y darle una razón para que la hibridación funcionara tan bien. Sin embargo, él no tenía todas las respuestas.
"Je, je, je… no pidas demasiado, Azazel." dijo Edzard con una sonrisa burlona, llamando la atención del ángel caído. "Pareceré un genio, pero no lo sé todo. Hay seres en Nirn que no son ni Aedras ni Daedras que saben mucho más que yo. Tal vez me veas como un mago formidable, pero créeme, en cuanto a conocimiento y habilidades mágicas, hay otros que me superan. Y en cuanto a conocimientos, hay mortales que me llevan años de ventaja y saben cosas que yo no, e incluso mis propios hermanos mayores saben más que yo. Así que, en términos de información, soy un mal informante… Pero, aun así, sé lo básico y puedo darte una idea. Si necesitamos más información, nuestros mejores recursos son Zakir y Aryne… por ahora, Aryne está inubicable, pero puedo hablar con Zakir sobre esto. Sin embargo, no te hagas muchas ilusiones de encontrarle un sentido."
Azazel asintió, comprendiendo que lo que Edzard decía era cierto. Por poderoso que fuera, Edzard aún era joven y no tenía el conocimiento necesario para darle una respuesta definitiva. Aun así, confiaba en sus habilidades y decidió que debía revelarle lo que había planeado. Abriendo la boca, se lo contó.
"Edzard." dijo Azazel, llamando su atención.
"¿Qué sucede?" preguntó Edzard, mirándolo.
"Dime, ¿qué harás con ellos una vez que sepamos qué efectos tiene la hibridación en sus cuerpos?" preguntó Azazel con seriedad, deseoso de conocer los planes del hijo de Akatosh.
Edzard quedó en silencio unos segundos, pues nunca se había planteado lo que sucedería con los híbridos. Una parte de él, la más racional y fría, le sugería que lo mejor sería eliminarlos, pues era probable que hubieran sido adoctrinados para luchar por Euclid y Rizevim, por lo que integrarlos a las sociedades humanas no sería prudente. Sin embargo, otra parte, su lado más guerrero, le instaba a buscar la manera de convertirlos a su bando, ya que con ellos ganarían una considerable cantidad de soldados para combatir en las invasiones.
"La verdad, no he pensado nada… si no lo hubieras preguntado, no habría empezado a pensar en algo." respondió honestamente Edzard, mientras miraba a Azazel.
"Ya veo… supongo que te han surgido dos opciones, ¿verdad?" comentó Azazel.
"Sí, así es."
"Je, supongo que una es matarlos, dado que es probable que estén adoctrinados, y la otra es reclutarlos para fortalecer nuestras filas en la guerra contra los Daedras, ¿verdad?"
Edzard no se sorprendió de que Azazel adivinara sus conclusiones, ya que eran las opciones más rápidas y sensatas que alguien podría imaginar.
"Sí, lo son." respondió Edzard casi robóticamente, sin entender por qué Azazel le había preguntado si ya conocía sus posibles respuestas. "Si ya sabías mis opciones, ¿por qué me lo preguntaste?"
"Porque tengo una sugerencia, si no te molesta escucharla."
"¿Cuál?" preguntó Edzard con escepticismo y curiosidad, temiendo que Azazel le estuviera pidiendo dejar a los híbridos con los Grigori. Aunque eran aliados, Edzard no estaba dispuesto a darles acceso a algo tan importante más de lo necesario.
"Llévatelos a tu reino de bolsillo y forma con ellos tu propia facción."
La propuesta de Azazel fue tan inesperada que, de haber estado bebiendo algo, Edzard lo habría escupido. Sus ojos se abrieron como platos mientras miraba a Azazel con total sorpresa.
"¿Q-q-qué estás diciendo?" preguntó Edzard, en completo shock.
"Lo que oíste. Sabes tan bien como yo que no podemos integrarlos a la sociedad humana, no después de todo lo que han pasado. Si no han sido psico adoctrinados, los horrores que vivieron los han convertido en soldados rotos, y lo que son ahora no les permitirá volver a una vida normal. Ni hablar de lo que podría pasar si intentamos reencarnarlos como demonios o ángeles… Sabemos que los Nirnianos son incompatibles con los sistemas de reencarnación, así que mejor no arriesgarse."
A pesar de la explicación, el ceño de Edzard se frunció al comprender la verdadera implicación de lo que le pedían. Acercándose a Azazel, le susurró en tono firme y serio: "¿Me estás pidiendo que lleve a sujetos que son prácticamente bombas de tiempo a mi reino de bolsillo? Estás loco. No tienes idea de lo que podría pasar si pierden el control."
"Lo sé, por eso te lo estoy pidiendo. Mira, sé que suena hipócrita, pero no podemos permitir que los Nirnianos, incluso los híbridos, sean usados por otros. Ustedes, los que llevan la sangre de tu mundo, escapan a nuestra lógica. Parecen humanos, pero tienen habilidades que superan los límites ya establecidos en nuestro mundo. Sé que lo que te pido es difícil e incluso peligroso en extremos que ni yo puedo prever, pero sólo tú puedes lograrlo."
Las palabras de Azazel podían parecer halagadoras, pero Edzard vio más allá de ellas. Sabía que lo que le pedían era complejo y que podría estar invitando a su hogar a decenas de miles de potenciales enemigos. Sin embargo, también sabía que era lo correcto. Esos hombres, mujeres, niños, ancianos… todos tenían sangre de Nirn en sus venas, y este mundo sería extraño para ellos, no solo porque no serían aceptados, sino porque se sentirían fuera de lugar. Apretando los puños y maldiciendo en silencio por lo que podría ser una de las peores decisiones de su vida, asintió, con firmeza, pero lo hizo.
Al ver que Edzard había aceptado, Azazel suspiró, sin burla ni sarcasmo, sino con genuino alivio. Había temido que Edzard se negara y que tendrían que acabar con tantas posibles alianzas, pero ahora se sentía más tranquilo.
"Gracias, Edzard." dijo Azazel con calma. "No te preocupes; no será necesario que los lleves ahora mismo. Aún tenemos que hacerles algunos exámenes más. Nos enfocaremos directamente en sus mentes, tratando de descubrir si hay algún psico adoctrinamiento o lavado de cerebro que ponga en riesgo tu reino. Te prometo que haré todo lo posible para que esto salga bien."
Al escuchar la promesa de Azazel, Edzard asintió, aunque no sonrió; aún sentía que esta era una mala idea, pero ya había aceptado y no podía retractarse.
Ambos líderes del pacto de Kuoh permanecieron en silencio un momento, hasta que finalmente Azazel volvió a hablar.
"Por cierto, ¿cómo van los preparativos para ese asunto?" preguntó Azazel con curiosidad, esperando que su amigo le dijera que todo estaba listo para el evento.
"Ya está todo. Sirzechs construyó los alojamientos donde estarán todos, y también ya preparó el plan de actividades diarias; sólo falta que confirmen los que asistirán." respondió Edzard con voz cansada, pues este evento no era algo que deseaba hacer, pero tendría que llevarlo a cabo.
"Tranquilo. Todo saldrá bien, y si todo sale según lo planeado, todos ellos serán más fuertes al final de este entrenamiento."
"Eso espero… eso espero…" susurró Edzard, deseando en lo más profundo de su ser que el plan de Sirzechs, Azazel y Michael dé frutos: el plan de usar su reino de bolsillo para entrenar a los jóvenes demonios y ángeles reencarnados, junto a otros aliados.
'Espero que todo salga bien, ya que destinaré mucho tiempo a ellos y no quiero que se desperdicie, cuando podría estar investigando cómo derrotar a los daedras o cómo curar a mis padres.' pensó Edzard, mientras mantenía su mirada en la pantalla de información de los híbridos artificiales, rogando que todo saliera bien.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Iniciamos el maratón de navidad, XD
Vemos que Aryne tiene un hermano menor, el cual no es moco de pavo, es uno de los magos mas poderosos de Tamriel, no solo eso, también es alguien con mucho conocimiento.
Vemos que iniciamos un nuevo arco, la búsqueda de la otra mitad del alma del Dovahkiin, uno que se llevara a cabo de manera paralela con otro arco centrado en Draconic Deus.
Además, observamos que la investigación de Azazel ha dado frutos, y no solo eso, también he tocado un poco el tema de la genética en Elder Scrolls con el tema de la reproducción entre diferentes razas. Observamos además que Azazel quiere que el Dovahkiin tenga su propia facción, algo que podríamos ver en el futuro.
Así que, sin mas que decir, Feliz Navidad, que lo pasen bien junto a sus seres queridos.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 84
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
(Maratón navideño 2/3)
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 83
— La presencia de los héroes de los pergaminos antiguos no es algo que cualquier mortal pueda alcanzar, con solo verlos puedes darte cuenta de que están más allá de cualquier lógica común. —
Reflexión de Tolfdir en el apéndice de su libro sobre los héroes de los pergaminos antiguos.
Castillo de Volkihar – Skyrim 5E
La fría brisa del viento del mar de los fantasmas llenaba el hogar ancestral de los Vampiros Volkihar con un frío que solo intensificaba la propia frialdad de la fortaleza y de los seres que la habitaban. La fortaleza, ubicada sobre un islote al norte del fuerte irónicamente llamado «Fuerte Norte», había sido el escenario de dos batallas en menos de media década. La primera fue la que libraron los miembros de la Guardia del Alba para detener y eliminar al antiguo líder del clan, Harkon. La segunda, fue la batalla en la que un esbirro del Archimago Arcano de la Torre de Cristal atacó el lugar para raptar a quien entonces era la prometida del Dovahkiin.
Desde el inicio de la quinta era, el lugar había cambiado, volviéndose un tanto más vibrante. Algunos esclavos humanos recorrían los pasillos del castillo, viviendo allí y vendiendo su sangre a cambio de alimento, alojamiento y dinero. En el interior de una de las habitaciones más grandes del castillo, dos mujeres estaban acurrucadas bajo las pieles: Aela y Serana, quienes habían pasado una noche entretenida y ahora estaban comenzando a despertar.
"Asi que, ¿qué harás esta semana, Serana?" preguntó casualmente Aela, mientras miraba el techo de la ancestral fortaleza de la familia de su amante.
La pregunta de la mujer lobo hizo que la vampira esbozara una sonrisa divertida mientras pensaba en cómo ocuparía su tiempo en los días venideros. La verdad era que no tenía un plan claro, pues desde el inicio de esta nueva era las cosas habían estado tranquilas... o al menos lo que podía considerarse "tranquilo" en el mundo de Nirn. Aunque continuaban ocurriendo asesinatos en los caminos, secuestros y uno que otro mago loco o imbécil con ansias de poder, nada resultaba realmente interesante… Nada como lo que había pasado a finales de la cuarta era: dragones atacando ciudades, vampiros arrasando aldeas, un Dovahkiin regresando para conquistar el mundo o una guerra a gran escala. Desde que su amigo se había ido con Asia y Marie al mundo natal de Asia, nada parecía emocionante.
"Ummm… la verdad es que no lo sé. No hay nada interesante que hacer…" respondió Serana con algo de molestia y aburrimiento mientras se acurrucaba más cerca de su amante, buscando el calor de su piel. "¿Y tú…? ¿Tienes algún plan interesante?"
"La verdad es que no… No hay muchas presas que cazar… al menos ninguna que presente un verdadero desafío." respondió Aela con un aburrimiento palpable; hacía tiempo que no encontraba nada emocionante en qué ocuparse.
La respuesta de la mujer lobo provocó una sonrisa divertida en la vampira, quien mostró sus colmillos. Le encantaba que ambas compartieran un sentido del entretenimiento similar, o al menos uno bastante parecido.
"Sí, supongo que tú también extrañas las cosas que pasaban cuando Ed estaba por aquí, ¿verdad?" preguntó con algo de nostalgia Serana, mirando a su amante a los ojos.
Al oír la mención de su amigo, los ojos de la mujer lobo brillaron, y una sonrisa lobuna se asomó en su rostro al recordar las aventuras que compartió con él. Si bien las misiones que hacía ahora eran similares, siempre había algo inesperado cuando estaba con él: algún enemigo sorpresivo o una situación caótica que le daba a la caza una perspectiva diferente y hacía de cada misión un desafío único.
"Claro que lo hago… ese chico, siempre que iba con él a alguna aventura sucedía algo imprevisto que mejoraba todo…" respondió Aela con un suspiro de anhelo y tristeza.
Las palabras de Aela fueron seguidas por un asentimiento de Serana, quien sabía exactamente a qué se refería, habiendo vivido su propia serie de eventos inesperados junto a Edzard. Mientras recordaba algunos de esos momentos, Serana extendió la mano, tomó la de Aela bajo las pieles y se acurrucó aún más cerca de ella.
"Me pregunto qué estará haciendo." dijo Serana al aire, intentando imaginarse a Edzard en Draconic Deus en ese momento.
"No lo sé, quizá entrenando o peleando con daedras o los habitantes de ese mundo." respondió Aela, con un toque de envidia en su voz al imaginar a Edzard enfrentando nuevos enemigos y escenarios desconocidos, cosas mucho más interesantes que la paz que imperaba en Nirn.
"Tal vez esté fornicando con Asia o con todas sus concubinas…" respondió Serana con una sonrisa pícara, imaginándose a Edzard junto a sus compañeras.
"Je, je, je…" rio Aela al oír el comentario. Le divertía todo el dilema amoroso de su amigo, en especial porque probablemente tenía que lidiar con mujeres que le harían la vida imposible en ciertos momentos del mes.
La risa de Aela fue contagiosa, y Serana también sonrió al imaginar lo complicado que debía ser para Edzard comprender a tantas mujeres.
"Solo espero que estén criando bien a la pequeña Marie; los dioses saben que esa niña será un gran dolor de cabeza con sus travesuras." comentó Aela con algo de diversión, recordando lo rápido que la niña había cambiado desde que salió de aquel capullo de luz tras la boda de Edzard y Asia.
"Sí, aunque nació bajo el Signo de la Dama, parece que su sangre de dragón es más fuerte, y su curiosidad innata no hará que se quede quieta."
"Es algo que lleva en la sangre… incluso Edzard nunca debió de ser un niño tranquilo." comentó Aela, aunque la sonrisa que tenía se desvaneció rápidamente al recordar lo que les había pasado a los padres de su amigo. Desviando la mirada, observó a su amante vampírica.
Serana miró hacia arriba al sentir la mirada de Aela. No necesitaban palabras, pues con solo cruzar sus ojos Serana comprendió lo que Aela quería saber. Lentamente, y con mucha tristeza, negó, dándole la respuesta que esperaba.
"Ya veo…" susurró Aela con un dejo de tristeza, sintiéndose impotente por lo que acababa de escuchar.
"Mi madre ha investigado mucho, incluso se puso en contacto con otros clanes vampíricos, pero nada… no hay respuesta. Me temo que la única forma de librar a los padres de Ed de ese veneno es la muerte…" dijo Serana en un tono de voz suave, mucho más bajo de lo habitual.
Las palabras de Serana hicieron que Aela comprendiera que incluso alguien como Valeria, quien parecía tan fría como el hielo, era capaz de sentir empatía por los demás.
'O tal vez solo está intentando pagar la deuda que siente que tiene con Ed por eliminar a Harkon y darle a ella y a Serana la oportunidad de vivir en paz en Nirn.' pensó Aela, con sentimientos encontrados.
"Esperemos que Tolfdir y el resto tengan mejor suerte." comentó Serana, sacando a Aela de sus pensamientos.
"Sí, también espero eso…" susurró Aela con algo de optimismo al escuchar a Serana, mientras decidía que lo mejor sería dormir un poco más, al menos para recuperar mejor su energía. Aunque había dormido algo después de su divertida noche con su amante, la sangre de lobo que corría por sus venas le impedía disfrutar de un sueño realmente profundo… al menos normalmente, pues eso cambiaba cuando dormía junto a Serana. Por alguna razón, podía descansar a su lado… aunque también le sucedía cuando descansaba junto a Edzard.
Si bien ella y Serana habían rechazado la idea de ser compañeras de Edzard por cuestiones de edad, había otra razón… el temor de no estar a la altura de alguien como él.
Este pensamiento provocó una sonrisa irónica y sarcástica en el rostro de Aela. Sabía que aquel miedo era absurdo, pero ya era cosa del pasado, y no se podía cambiar. No es que quisiera estar ahora con Edzard; los dioses sabían que ya no podría, pero aquello le recordaba que, a pesar de ser fuerte, aún tenía inseguridades como cualquier otra persona.
La pareja se quedó en silencio unos momentos más después de las palabras de Aela, tratando de hallar algo de paz en la presencia de la otra. Sin embargo, la calma no duraría.
¡PAM!
La puerta de la habitación de Serana, la que ambas compartían, se abrió de golpe con un estruendo. El ruido sobresaltó a ambas, quienes salieron de entre las pieles y se mostraron al mundo tal como llegaron a él, completamente desnudas. Ambas estaban en guardia: Aela sostenía un cuchillo que había tenido clavado en una de las patas de la cama, mientras que Serana alzaba las manos, cargando hechizos de escarcha.
Antes de que pudieran atacar, se dieron cuenta de que la intrusa no era otra que Valerica, quien tenía el ceño fruncido.
La matriarca de los Volkihar estaba de mal humor, algo evidente a simple vista, lo que intimidó un poco a Aela y Serana, quienes simplemente la miraron en silencio.
"Es bueno ver que mantienes una buena correa en tu chucho, hija. Pero las necesito a las dos en el gran salón. Hay alguien que las busca y se niega a decir cómo supo que estaban aquí." dijo Valerica con frialdad, sin ocultar del todo su desagrado por la relación de su hija con Aela. Aun así, no podía imponerle nada; después de todo, su hija ya era una adulta… una adulta de varios siglos. Con un suspiro, Valerica se giró y abandonó la habitación.
Ambas mujeres se miraron con total confusión al ver marcharse a Valerica.
"¿Alguien nos busca a las dos?" preguntó Aela, sorprendida, mientras bajaba lentamente la daga que sostenía y la volvía a colocar en el lugar de donde la había sacado.
"Eso oí… pero ¿quién podría buscarnos?" preguntó Serana mientras comenzaba a caminar para buscar sus prendas; no podía presentarse desnuda en el gran salón.
"No lo sé… pero espero que sea algo interesante." respondió Aela con una sonrisa, emocionada ante la posibilidad de una nueva aventura.
Una sonrisa similar apareció en el rostro de Serana al ver a Aela disfrutar la emoción de una posible aventura, un sentimiento que comenzó a compartir. Mientras se colocaba su ropa interior, miró a su amante y le dijo: "Entonces, no hagamos esperar a este misterioso e imprevisto invitado, querida."
Al escuchar las palabras de Serana, Aela la miró a los ojos y sonrió, asintiendo. Con rapidez, se lanzó a buscar sus propias prendas en el desorden de ropa en el suelo de la habitación. Cuando encontró lo que buscaba, se vistió y, al alzar la vista, vio que Serana también estaba lista.
"Vamos." dijo Serana mientras se acercaba a la puerta de la habitación. "Veamos qué quiere ese invitado."
"Sí, vamos." respondió Aela mientras seguía a Serana fuera de la habitación.
La gran sala del castillo de Volkihar había cambiado desde el día en que Edzard, junto a la Guardia del Alba, atacó el castillo. Si bien durante los eventos de la segunda gran guerra entre el Imperio y el Dominio de Aldmer se reparó considerablemente, finalmente, tras años, había recuperado la gloria a la que Valerica estaba acostumbrada.
La matriarca de los Volkihar había reconstruido el lugar, empleando arquitectos hipnotizados que realizaban el trabajo y luego desaparecían sin recordar nada. Aunque podría haberlos desangrado y descartado, su tiempo con el Dovahkiin le había devuelto cierta empatía hacia los vivos, al menos hacia aquellos capaces de hacer un buen trabajo. Tras la reparación, Valerica adquirió nuevo mobiliario para devolverle al castillo el esplendor de antaño, un esplendor que se había desvanecido bajo el dominio de su marido. Ahora, toda la sala estaba adornada con estandartes, pinturas y otras obras dignas de aquel lugar.
'No importa si soy un vampiro… si mi gran salón no está a la altura de lo que digo que es mi clan, no soy mejor que los vampiros menores que viven en cuevas.' pensó Valerica mientras observaba a uno de sus dos invitados.
La Dunmer frente a ella irradiaba un aura inquietante, tan poderosa que todos sus sentidos estaban en alerta máxima.
'La presencia mágica que emite es aterradora… Está tan bien controlada que podría pasar desapercibida para aquellos que no saben de magia, pero para seres como nosotros… podemos percibir los rastros del poder que oculta… Y el sujeto que la acompaña también es espeluznante.' pensó Valerica, recordando cómo el guardia que estaba de turno en la entrada había entrado corriendo, con los pantalones mojados de miedo. Al oír que dos seres poderosos esperaban fuera, sintió curiosidad y una cierta aprensión, por lo que rápidamente colocó a su castillo en guardia. Al salir, los vio: una Dunmer y un altmer, ambos un tanto peculiares para sus respectivas razas, en especial el altmer, que parecía un híbrido entre altmer y Dunmer… Un fenómeno similar al Dovahkiin actual… una anomalía de hibridación. Pero lo más intimidante no era su apariencia, sino la magia que emanaba de ambos, muy superior a la de los mortales ordinarios.
'La Dunmer dijo conocer a mi hija y a su chucho… pero ¿de dónde? Estoy segura de que Serana me habría mencionado algo sobre ella, aunque fuera superficialmente.'
Los pensamientos de Valerica comenzaron a llenarse de preocupación, especialmente al sospechar que su hija podría estar ocultándole cosas, lo que la entristeció. Sin embargo, antes de que su mente generara escenarios imaginarios, las escuchó. Desviando la mirada, vio a su hija y a su "mascota" aparecer en el gran salón, llamando la atención de todos los vampiros presentes. Muchos pusieron cara de disgusto al ver a la mujer lobo, pero nadie dijo nada, ya que nadie quería desagradar a la hija de Valerica.
"Al fin aparecen… Se demoraron un poco." reprochó Valerica con voz ligeramente molesta, una mentira para reafirmar su autoridad ante su corte, algo que su hija entendió de inmediato, pues respondió con una disculpa.
"Lo siento, madre, no volverá a pasar." dijo Serana, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.
Los ojos de Valerica observaron la escena con calma, sintiendo un leve malestar por la necesidad de hacer esto, pero sabía que era necesario para mantener las apariencias. Sin embargo, al mirar a Aela, notó que esta apretaba los puños, claramente irritada por la situación. Valerica temió que la mujer lobo rompiera el silencio con algún comentario y arruinara lo que su hija había logrado con su disculpa. Afortunadamente, vio cómo Serana le dio a Aela un toque suave, y con una sola mirada pareció calmarla. Después de eso, Valerica observó cómo Aela hacía la misma reverencia, aunque sin decir nada.
"Bien. Espero que no se repita." respondió Valerica fríamente antes de hacer una seña con la mano para permitir que su hija y Aela se acercaran a la mesa alta.
Cuando ambas llegaron, Serana se sentó a la derecha de su madre, mientras que Aela permaneció de pie a su lado.
"Bien, mi hija ya está aquí." declaró Valerica, mirando a su "invitada." que observaba el salón con una sonrisa de curiosidad en el rostro. "Dijiste que la conocías, pero ella no ha hecho el menor gesto de reconocerte, así que esa es una prueba contundente de que has mentido. Dime, entonces, ¿por qué no debería matarte por atreverte a usar el nombre de mi hija para entrar en mi corte?"
La pregunta de Valerica estaba cargada de ira mientras miraba a la Dunmer, esperando que su amenaza implícita fuera suficiente para hacer que aquella mujer se marchara o confesara sus verdaderas intenciones. Era probable que se tratara de esclavos vampíricos enviados por otros clanes para desestabilizar la corte o medir el poder de los Volkihar. Sin embargo, la respuesta que escuchó dejó helada a Valerica y a toda la corte.
"Je, je… ¡je, je!" rió la Dunmer con una diversión evidente, lo cual descolocó a todos los presentes.
La risa de la Dunmer provocó una ola de ira entre los vampiros, que no dudaron en expresar su indignación.
"¡¿Cómo te atreves a reírte de lady Valerica?" gritó un Breton, convertido durante la primera gran guerra.
"¡Cierra la boca, o te convertiremos en simple ganado!" gritó otra vampira, una altmer que miraba furiosa a la Dunmer por atreverse a burlarse de Valerica.
El resto de los vampiros hizo eco de las amenazas, mientras Serana y Valerica, al igual que Aela, no se sumaban a la protesta. De hecho, Aela encontraba divertida la actitud de la Dunmer hacia la madre de Serana.
Las dos hijas de Puerto Gélido miraban asombradas cómo la Dunmer se reía, confundidas por su comportamiento. Sin embargo, antes de que pudieran pensar en qué la motivaba, la Dunmer se detuvo bruscamente y habló sin titubeos.
"Fue un buen chiste, Valerica Volkihar… Ese mocoso mencionó que no tenías sentido del humor, pero parece que se equivocó." dijo la Dunmer con voz seria, aunque con una sonrisa burlona y divertida en el rostro.
La mención de alguien aparentemente conocido por Valerica sorprendió y confundió a los vampiros presentes, quienes no lograban discernir a quién se refería la Dunmer.
'No hay muchos que osen usar mi nombre tan a la ligera, solo Serana, su chucho cuando quiere molestarme, el Archimago de Hibernalia, el Dovahkiin y su familia…' Los ojos de Valerica se abrieron con algo de sorpresa cuando su mente comenzó a concebir una idea... algo descabellada. 'No, no puede ser posible... o tal vez sí... ese mocoso es impredecible...'
"Vaya, parece que ya descubriste quién me habló de ti." Respondió la Dunmer con burla, llevándose una mano al mentón. "Sí, es quien piensas. La persona que me habló de ti es el Dovahkiin."
La mención del hijo de Akatosh dejó la sala en silencio, dándole a Valerica un instante para reflexionar sobre lo que ocurría. Estaba sorprendida, pues no esperaba que ese mocoso enviara a alguien en su nombre. Sabía sobre el estado del otro mundo gracias a Serana, quien le había contado lo que su amigo le había dicho sobre la situación allí. No le sorprendía que los príncipes daédricos se interesaran en ese plano: un mundo sin la barrera de protección tejida por Akatosh era el terreno de juegos perfecto para ellos, sin restricciones ni interferencias.
"Ya veo… supongo que tienes algo de él para mí, ¿verdad?" preguntó Valerica con calma, lo cual provocó un murmullo entre los miembros de su corte. Todos sabían del Dovahkiin y de su poder, y nadie deseaba estar en el extremo receptor de su filo.
"La verdad es que no."
La respuesta de la Dunmer sorprendió a la matriarca y a los presentes, quienes no entendían a qué se refería.
"¿Qué quieres decir?" preguntó Serana, abandonando finalmente su papel de "heredera" sumisa.
"Estoy aquí por voluntad propia, pues hay un asunto relacionado con él del que debo hablar con ustedes." Respondió la Dunmer, rápida y serenamente.
La respuesta de la Dunmer confundió aún más a todos, en especial a Serana y Aela, quienes no comprendían nada.
"Umm… una afirmación muy valiente o, tal vez, muy presuntuosa…" comentó Valerica con cierta incredulidad. "Dices que tienes que hablar de algo con mi hija y su… amiga, respecto a un héroe de los Pergaminos Antiguos… eso es darte muchos aires, niña."
Aquellas palabras estaban cargadas de escepticismo, pues Valerica entendía las habilidades innatas y la evolución de un héroe de los Pergaminos Antiguos. Había visto a uno en persona y seguido el rastro de otros en el pasado, lo cual le permitía saber que estos héroes no compartían sus cargas con facilidad; era más probable que murieran antes de dejar que alguien interviniera en lo que consideraban su misión.
"Je, esa es una buena pregunta… ¿Qué me da la valentía para hablar sobre Edzard Rolandson? Bueno, eso es fácil…" dijo la Dunmer mientras levantaba su mano y, mostrándole un anillo, comenzó a quitárselo frente a todos. La sala entera se tensó, pues nadie sabía qué sucedería. Cuando el anillo estuvo fuera de su dedo, la apariencia de la Dunmer cambió, provocando jadeos entre los presentes que la reconocieron, incluida Aela y Serana. "Yo puedo hablar sobre él porque soy como él… soy un héroe de los Pergaminos Antiguos."
La revelación de la identidad de la Dunmer hizo que los Dunmer presentes la miraran con una mezcla de reverencia y asombro, como si estuvieran en presencia de un rey, algo que Valerica notó al observar a su alrededor. Rápidamente, se volvió hacia su hija y le susurró:
"¿Sabes quién es?" preguntó Valerica, intentando obtener una respuesta de Serana, quien parecía haberla reconocido.
"Sí, es «El Nerevarino», madre." respondió Serana en un susurro.
La respuesta de su hija hizo que Valerica comprendiera quién estaba ante ella... Aryne, una leyenda viva en Morrowind, que muchos creían en Akavir. Consciente de la importancia de la presencia de Aryne, Valerica observó su gran salón y supo que debía actuar rápido, ya que esta situación podía generar un ambiente incómodo. Además, estaba intrigada por saber qué podía conocer esa Dunmer sobre el Dovahkiin. Levantando su mano, hizo que el salón se sumiera en el silencio.
"No esperaba que la reencarnación de Indoril Nerevar llegara hasta las puertas de mi castillo… debo decir que es una grata sorpresa verte de nuevo en Nirn, Lady Aryne." Dijo Valerica con voz tranquila, usando un título en señal de respeto y buena voluntad. "Mencionaste que tenías algo que decir sobre el Dovahkiin, un buen amigo de mi hija y mío… así que has captado nuestra atención. ¿Qué quieres decirnos?"
Al oír el tono de Valerica, Aryne esbozó una sonrisa, comprendiendo la situación. La heroína de Morrowind notó que varios Dunmer presentes parecían deseosos de hablar con ella de algún asunto, y entendió que Valerica le estaba dando una salida para poder hablar a solas. Con un suspiro de molestia, sabiendo que jamás había apreciado la política ni las intrigas, aceptó que lo mejor fuera hacerlo así. El tema era demasiado delicado para dejarlo a oídos indiscretos.
"Lo que debo contaros es delicado, algo que solo pueden escuchar personas muy cercanas al Dovahkiin. En cada conversación que tuve con él, siempre mencionó que consideraba a vuestra hija Serana como una hermana adoptiva y a usted como alguien en quien confiaría la vida de su familia. Por ello, debo solicitar que tengamos el resto de esta conversación en un lugar sin interrupciones. Lo que tengo que contarles es puntual y no tomará mucho tiempo."
La respuesta de Aryne causó agitación en la corte de Valerica, pues todos querían escuchar cualquier información relacionada con el Dovahkiin. Aunque los vampiros de su corte no eran tan intrigantes como los de Harkon, aún tenían ambiciones de poder, y cualquier oportunidad para aumentar sus habilidades no sería desperdiciada. Sin embargo, para su mala suerte, Valerica no era ingenua. Levantando la mano, silenció a todos en el salón y despidió a la corte, pidiéndole a Aryne que la siguiera a otra parte del castillo.
Aryne asintió y siguió a Valerica, Serana y Aela, observando cómo varios vampiros de la corte murmuraban, frustrados e intrigados, mientras salían del salón.
La sala elegida para la conversación entre Valerica, Aela, Serana y Aryne era la antigua capilla de Molag Bal. Aquel lugar, que antaño había sido un templo consagrado al creador de los vampiros, ahora se había convertido en un espacio adaptado para entrenar a luchadores. Aunque la capilla había sido desmantelada, aún quedaban vestigios que indicaban que alguna vez fue construido para rendir culto a un príncipe daédrico.
"Umm… a pesar de que han limpiado este lugar, la peste de Molag Bal sigue impregnada… se necesitaría una buena limpieza con un sacerdote de Arkay o Stendarr para purificarlo de verdad." comentó casualmente Aryne al entrar.
Las palabras de la Dunmer provocaron que las demás mujeres la miraran como si le hubiera crecido una segunda cabeza; lo último que un sacerdote de Arkay o Stendarr haría sería "purificar" un solo lugar en un castillo lleno de vampiros. Lo más probable es que quisiera purificar todo el lugar… eliminando a todos los vampiros en el proceso.
"Claro, también podrían pedir ayuda a un seguidor de Meridia... Saben qué, mejor no digo nada más." añadió Aryne al recordar que los seguidores de Meridia podían ser aún más extremos en su búsqueda de pureza. Eso debido a que era de dominio público que ella y sus seguidores odiaban a los no-muertos. Aquello provocó en Aryne una sonrisa irónica mientras pensaba: 'Muy hipócrita, considerando que Meridia tiene un tipo de no-muerto perfecto como su adalid más poderoso…'
Los pensamientos de Aryne se dirigieron a Zakir, un Vestigio, quien, en términos generales, era un mortal que había recuperado su alma. Algunos eruditos los clasificaban como no-muertos, aunque la realidad era mucho más compleja.
"Espero que solo estés bromeando con eso, Nerevarino." respondió Valerica con voz fría. Para ella, la sugerencia era ofensiva. Aunque reconocía que el lugar necesitaba una purificación adecuada para borrar la mancha de Molag Bal, no era tan ingenua como para invitar a personas que querrían matarla a ella, a su familia y a sus súbditos.
Las palabras de Valerica obtuvieron como respuesta un incómodo silencio, mientras Aryne desviaba la mirada, evitando responder.
La falta de modales de la Dunmer hizo que la matriarca vampírica bufara, comenzando a despotricar en voz baja sobre los héroes de los pergaminos antiguos, aquellos héroes que solo sabían molestarla.
Mientras Valerica continuaba refunfuñando sobre los héroes de los pergaminos que había conocido, Serana y Aela se acercaron discretamente a Aryne. Cuando estuvieron a su lado, le susurraron algo.
"Hola… esto, supongo que nos recuerdas, ¿verdad?" preguntó Serana, algo incómoda, ya que no esperaba volver a ver a la mujer con la que ella y su amante se habían acostado tiempo atrás.
Al oír la pregunta de la vampira, Aryne sonrió de manera descarada mientras la miraba de arriba abajo. "Claro que te recuerdo… ¿Cómo podría olvidar el mejor polvo que he tenido en bastante tiempo?"
La mención de aquella vez hizo que Serana y Aela sintieran vergüenza, aunque lograron disimularlo bien gracias a su naturaleza.
"¿Podrías, por favor, evitar mencionar eso aquí?" pidió Aela amablemente, algo raro en ella. La razón era simple: no quería dar a su querida "suegra" más motivos para enfadarse.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Aryne al escuchar la petición de Aela. Encontraba divertido que una mujer lobo como ella temiera a Valerica. Pero no podía culparla. Aryne sabía que, aunque era más fuerte que la matriarca vampírica, había algo en Valerica que le decía que era peligrosa. Dejando a Aela en suspenso por unos segundos, finalmente asintió.
Aela y Serana soltaron un suspiro silencioso de alivio cuando Aryne indicó que no mencionaría nada sobre lo ocurrido aquel día. Con eso, siguieron a Valerica hasta el centro de la sala.
"Bien, estamos en un lugar donde no podrán escucharnos." dijo Valerica, dándose la vuelta y observando cómo Serana y Aela se colocaban a su lado, dejando a Aryne sola frente a ellas.
"Sí, parece que es así, pero nunca se sabe, lady Valerica." respondió Aryne con una sonrisa y un título de cortesía para añadir formalidad a la situación. "Pero creo que sé cómo asegurar un poco más este lugar… ya puedes entrar, hermanito."
Las palabras de Aryne confundieron a todas las presentes, sin entender a quién se refería. Pero, un segundo después, lo comprendieron. De la nada, el tiempo pareció detenerse, y todo a su alrededor se tornó en escalas de grises. Como si aquello no fuera suficientemente sorprendente, un vórtice de luz blanca apareció en el centro de la sala, revelando a un altmer que Valerica reconoció como el acompañante de Aryne cuando llegó al castillo.
"¿Qué? ¿Qué está pasando?" fue lo único que pudo decir Aela, completamente asombrada por lo que veía.
"P-parece que han logrado detener el tiempo…" comentó Serana con pánico y sorpresa, observando la escena con algo de temor. La razón de su temor era clara: estaban jugando con el dominio de Akatosh, un territorio en el que nadie podía inmiscuirse sin sufrir consecuencias. Un hechizo como ese tenía el potencial de crear una Dragonbreak, una ruptura de las líneas temporales, algo aterrador y desastroso para todos los seres mortales de Nirn.
A diferencia de su hija y su "nuera", Valerica permanecía completamente serena, al menos en apariencia. Aunque el espectáculo le aterraba, tenía un control mucho mayor que las otras dos; después de todo, había estado en un sitio donde el tiempo no transcurría linealmente. Aun así, la habilidad para realizar un hechizo como ese era una muestra de que el altmer a quien Aryne había llamado "hermano" no era un simple mago, sino alguien de temer.
"¿Quién eres?" preguntó Valerica, fría y calmada, mientras evaluaba al recién llegado. Sus ojos vampíricos buscaban algún signo de agotamiento en él.
'Hacer algo como esto no es fácil; debe agotar sus reservas de mágica muy rápido, pero él no muestra señales de cansancio…' pensó Valerica al notar la compostura del altmer. Por un segundo, se le ocurrió que podría ser alguien como Edzard, un ser con ingentes reservas de mágica, pero desechó la idea al ver la gran cantidad de joyas que llevaba. 'Ya veo… es por eso… tienes esa cantidad de poder debido a todos esos objetos encantados. Aunque no sea tan sorprendente como lo de ese mocoso, el hecho de armonizar tantos objetos para reforzar la mágica demuestra que no eres un mago cualquiera… ¿Quién eres?'
Al oír la pregunta de Valerica, el altmer que acababa de salir de su portal la miró. A diferencia de Aryne, él hizo una reverencia, siguiendo la etiqueta básica, y luego se presentó. "Un gusto, me llamo Aryon. Soy el hermano del Nerevarino y, además, el actual Maestro de los Ritos de la Orden Psijic."
Los ojos de Serana y Valerica se abrieron como platos al escuchar el título de Aryon, mientras que Aela, quien desconocía la relevancia de este, se sorprendió al ver las expresiones de las dos vampiras.
"¿Qué sucede, Serana?" preguntó Aela, sin entender la importancia de conocer al Maestro de los Ritos. "¿Qué tan importante es ese sujeto?"
Apenas Aela formuló la pregunta, Serana la miró y respondió rápidamente.
"Es uno de los rangos más altos dentro de la Orden Psijic; usualmente, lidera el consejo de la orden." La rapidez y la sorpresa en el tono de Serana mostraban cuán significativa era la posición de Aryon.
"¿Orden Psijic?" preguntó Aela aún confundida, algo que irritó un poco a Valerica, quien estaba a punto de explicarle, cuando Aela recordó lo poco que sabía sobre la Orden Psijic.
Aunque Aela no tenía mucho interés en la magia, sabía sobre la Orden Psijic. En realidad, solo un ignorante no habría oído de ellos. Al comprender quién estaba frente a ella, se puso rígida y ofreció un saludo respetuoso, al menos dentro de los estándares de Aela.
Este gesto hizo reír a Aryon, que lo encontró gracioso. Con una mano levantada, miró a las tres mujeres y las saludó.
"Es un placer conocerlas. No permitan que mi título como Maestro de los Ritos sea un impedimento para hablar libremente. Después de todo, no estoy aquí en representación de la Orden Psijic, sino por algo más personal." Aryon habló con calma, su sonrisa intentaba tranquilizar el ambiente.
"Es un placer conocer a un mago de su calibre." saludó Serana con torpeza, sin esperar encontrarse con alguien tan poderoso.
"Sí, es un honor conocer a alguien de su categoría." añadió Valerica con una sonrisa diplomática y tono sereno.
"Ump…" Aryne hizo un puchero al ver que su hermano había causado una mejor impresión que ella. "Parece que les caíste mejor que yo, hermanito."
"Bueno, quizá porque yo sí tengo modales, a diferencia de ti." Aryon comentó con sarcasmo mientras sonreía de oreja a oreja.
La respuesta de su hermano molestó a Aryne, quien desvió la mirada. Todo esto causó algo de confusión en las tres mujeres que los observaban, sin comprender del todo lo que pasaba, pero compartiendo el mismo pensamiento:
'Seguro que si Ed.… el mocoso tuviese hermanos, serían así.'
Tras estos pensamientos, todos regresaron la vista a Aryne y Aryon, quienes los miraban con curiosidad, lo que provocó una ligera vergüenza en ellas.
"Disculpen a mi hermana. Ha pasado mucho tiempo lejos de la sociedad, por eso suele comportarse de esta manera." Aryon hizo el comentario con tono de disculpa, fingiendo un reproche hacia su hermana.
"No te disculpes; sabemos cómo son los héroes de los Pergaminos Antiguos... ninguno de ellos tiene buenos modales." respondió Valerica con sarcasmo y una sonrisa que alivió el ambiente entre las mujeres.
"Bien, supongo que ahora que la situación está más relajada, podremos hablar con más familiaridad." comentó Aryon, mirando a su hermana y a los presentes. "Sé que tienen muchas preguntas, como: ¿cómo es que mantengo el tiempo detenido sin provocar una dragonbreak? ¿O qué estoy haciendo aquí? Créanme, me encantaría explicarlo todo, pero no hay mucho tiempo. Mantener el tiempo congelado no es fácil y requiere gran concentración. Así que, hermana, mejor vamos directo al punto."
Al escuchar que su hermano le cedía la palabra, Aryne dio un paso al frente sin dudar.
"Miren, no sé cómo decirlo, pero necesito su ayuda en ciertos asuntos. Primero, necesito que me respondan algunas cosas sobre el Dovahkiin." pidió Aryne, mirando a las dos personas más cercanas a Edzard. "¿Creen que podrán responder algunas preguntas?"
Serana y Aela se miraron, entendiendo a qué se refería la Dunmer. Ambas sabían que, de los pocos amigos que Edzard tenía en Nirn, eran quienes mejor lo conocían, salvo quizá Tolfdir, aunque el anciano sería difícil de convencer para revelar algo sobre su alumno, especialmente sobre alguien como Edzard, a quien veía casi como un nieto adoptivo.
"Bueno, depende… sería bueno que primero nos digas qué está pasando. No creo que quieras saber de Edzard solo por ser una especie de fan, ¿verdad?" preguntó Serana, queriendo entender la razón de su interés en el héroe de Skyrim.
La pregunta de Serana hizo que Aryne sonriera divertida. Sabiendo que lo mejor era ser honesta, no perdió tiempo y comenzó a explicar.
"La verdad, no soy fan del mocoso, pero sé que es necesario contar con su ayuda para lo que se avecina. Estoy segura de que no saben mucho sobre lo que ocurre en Draconic Deus desde que recibieron las cartas del mocoso, pero en este momento hay algo parecido a una paz vigilante." Aryne respondió con calma, sorprendiendo a las tres mujeres frente a ella.
"¿Qué? ¿Una paz vigilante?" repitió Serana, sin entender del todo.
"Así es, una paz vigilante… o al menos es lo más cercano a eso en la situación actual. Verán, ya sabían que Bal y Dagon están interesados en invadir ese mundo, ¿verdad?"
"Claro, Ed lo mencionó en sus cartas… dijo que esos dos príncipes daédricos intentaban controlar ese mundo. Pero ¿eso qué tiene que ver con esa 'paz vigilante'?" preguntó Aela, aún sin entender a qué se refería Aryne.
"Verán, el problema es que, si bien Bal y Dagon desean tomar Draconic Deus para sí mismos, tienen un obstáculo: ninguno de los dos quiere compartirlo." Respondió Aryon, interviniendo en la conversación.
"Entonces…" comenzó a decir Aela, entendiendo. No era tonta; sabía que los príncipes daédricos tenían conflictos entre sí, y especialmente que Molag Bal y Dagon sentían un odio visceral el uno por el otro. Así que dedujo que ambos se habrían estado atacando mutuamente, agotando sus fuerzas, lo que les impediría invadir por un tiempo.
"Exacto. Tanto Dagon como Bal han estado atacándose, usando sus ejércitos daédricos y sus nuevos seguidores en Draconic Deus. Han agotado sus fuerzas por el momento, pero me temo que cuando recuperen energías, atacarán con más fuerza que antes. Y cuando eso pase, no dudarán en atacar a las facciones de ese mundo. Ya han hecho pruebas con algunas de ellas, usando métodos variados… si bien fueron detenidos, eso fue gracias al Dovahkiin. Sin embargo, me temo que esta vez será peor. No solo atacarán con ejércitos reales, sino que seguramente enviarán a sus hijos como comandantes." Dijo Aryne, interrumpiendo a Aela y presentando el sombrío panorama de lo que estaba por ocurrir en Draconic Deus.
La mención de los demi-príncipes, los hijos de Molag Bal y Mehrunes Dagon, hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo de las tres mujeres, e incluso Aryon se sintió incómodo. Los príncipes daédricos eran seres de poder casi absoluto, solo eclipsados y enfrentados en antaño por los Aedra. Sin embargo, la creación de Nirn había dejado a estos últimos más débiles. Aun así, los hijos de los príncipes daédricos eran tan poderosos que, probablemente, se necesitaría el poder combinado de varios héroes mortales para enfrentarlos y derrotarlos. Este conocimiento impregnó el ambiente de una densa y sombría aura que caló hondo en las mentes de las tres mujeres, quienes aún no salían de su asombro.
"Así que, Ed.… él tendrá que enfrentarse a los hijos de los príncipes daédricos..." susurró con temor Serana, quien por primera vez en años temió por la vida de su amigo. Sintió cómo el miedo se enroscaba en su estómago como una serpiente, pero, antes de que la ansiedad se apoderara de ella, notó una mano sobre su hombro. Al levantar la vista, se encontró con la mirada de Aela, quien le dirigía una sonrisa algo tensa, pero llena de amistad.
"Tranquila, estamos hablando del idiota de Ed.… no se dejará matar, así como así..."
Las palabras de Aela cumplieron su cometido, y Serana sintió algo de alivio. Sin embargo, siempre había alguien sin tacto para hablar, y normalmente era algún héroe de los pergaminos antiguos.
"Yo no estaría tan tranquila, chica." comentó Aryne con diversión, mirando a las dos mujeres.
"¿Qué quieres decir?" preguntó Aela con sorpresa e ira, clavando su mirada en Aryne. "No estarás insinuando que..."
"No insinúo nada. Él ya ha peleado contra el hijo de Molag Bal." dijo Aryne, soltando la primera de las revelaciones inesperadas para los presentes.
"¡¿Qué?!" gritó Serana, horrorizada al oír aquello. Su piel, ya pálida de por sí, se volvió aún más, al punto de parecer tan blanca como un hueso.
"¿Estás segura de eso?" preguntó, con sorpresa y preocupación, Valerica, quien no podía creer lo que oía.
"Sí, lo sé de una fuente confiable." respondió Aryne mientras miraba a Valerica. "El mocoso luchó contra Ozzozachar."
La sala quedó en completo silencio. Incluso Aryon quedó perplejo, al punto de casi perder el control sobre su hechizo de detención temporal. Afortunadamente, logró recuperarse antes de que la situación se complicara.
"Espera, hermana. No me mencionaste nada de esto cuando hablamos." comentó Aryon con molestia, irritado porque su hermana había omitido información tan crucial.
"¿En serio?" preguntó Aryne con falsa sorpresa, llevándose una mano al rostro para parecer lo más inocente posible. "Debió habérseme olvidado, perdón, hermanito."
La actitud de Aryne enfureció a Aryon, pero no podía permitirse perder el control de sus emociones, ya que el hechizo podría volverse inestable. Así que, en lugar de recriminarla, se limitó a lanzarle una mirada furiosa.
"¿Cómo... cómo le fue?" preguntó Serana con temor, preocupada de que su amigo hubiese quedado gravemente herido en esa batalla que debió de suceder después del envío de las cartas.
"¿Cómo le fue? Bueno, ¿cómo creen? Le patearon el trasero..."
La sorpresa se reflejó en los rostros de todos los presentes. No podían creer que un Dovah, con su dominio del thu'um, hubiese perdido contra un demipríncipe. El escepticismo y la incredulidad los invadieron, pero, afortunadamente, Aryne retomó la palabra, añadiendo algo que debería haber mencionado desde un principio.
"Aunque, claro... el bastardo de Ozzozachar no luchó uno a uno en un campo despejado, sino que lo hizo en medio de una batalla, y Edzard tuvo que absorber gran parte de las ondas de choque para minimizar las bajas entre los defensores..." comentó Aryne, completando finalmente la información crucial.
Sus palabras tranquilizaron un poco a las tres mujeres, quienes comenzaron a pensar erróneamente que, en condiciones diferentes, Edzard podría haber ganado. Pero Aryne detectó rápidamente esa falsa seguridad.
"No deberían pensar que Edzard ganaría contra Ozzozachar solo por cambiar las condiciones del combate. Hay algo más que no saben... supongo que saben que el mocoso es un Dovah en forma humanoide, ¿verdad?"
Tanto Aela, como Serana y Valerica, asintieron, ya que él les había contado sobre su transformación. Precisamente por eso, no entendían cómo había sido derrotado tan rápidamente. Pero ahora, con lo que Aryne insinuaba, su fe comenzaba a tambalearse.
"Pues bien... aunque es un Dovah ahora, no está completo."
"¿Qué? ¿A qué te refieres?" preguntó Valerica con sorpresa y, sobre todo, con curiosidad, ya que tampoco entendía nada de lo que estaba ocurriendo. La misma confusión se reflejaba en Serana y Aela.
"Lo que oyen. El chico se ha convertido en un Dovah humanoide, pero hay algo incompleto en él. Por eso, hay algo que quería preguntarles, pues estoy segura de que él les ha contado si algo similar le ha ocurrido antes." respondió Aryne, mirando a las vampiras a los ojos. "Quiero que me respondan: ¿saben si Edzard ha tenido su alma dividida o fragmentada en el pasado?"
La pregunta de Aryne confundió a las presentes por un segundo, hasta que los ojos de Serana y Valerica se abrieron con comprensión, entendiendo lo que Aryne insinuaba.
"No me digas que..." dijo, en estado de shock, Serana, sin poder creerlo.
"Sí, el alma de Edzard está dividida en dos..." respondió Aryne con franqueza, ya un tanto fastidiada de no obtener su respuesta.
La revelación de que el alma de Edzard, una de las más poderosas de los dragones, había sido dividida en dos, dejó a las mujeres en completo shock.
Aunque aún sorprendidas, tanto Valerica como Serana sabían que el alma de Edzard podría dividirse; después de todo, Serana había arrancado un fragmento minúsculo para que él pudiera entrar en el Recordatorio de las Almas. Sin embargo, esa había sido una fracción tan insignificante que no podía considerarse una verdadera división.
Al ver la reacción de las tres mujeres, Aryne supo que ellas no sabían nada del tema, y se maldijo internamente. Pensaba que ellas podrían saber si el alma de Edzard había sido fragmentada en el pasado, lo cual les daría más pistas para entender lo que había ocurrido en la Torre Psijic, cuando su hermano buscó la réplica del Amuleto de los Reyes que contenía un fragmento del alma de Edzard.
Resulta que, cuando estuvieron buscando la dichosa joya, hubo interferencia, y el castillo de Volkihar apareció marcado en el mapa, indicando que, alguna vez, el alma de Edzard se había fragmentado allí. Esto los sorprendió, ya que no esperaban que algo así hubiese ocurrido. Por ello, viajaron hasta ese lugar… sin embargo, parece que el viaje fue en vano.
'Maldición, pensé que ellas sabrían si el alma del mocoso había sido dividida antes… pero parece que eso no es así. Aunque, pensándolo bien, era una idea estúpida desde el principio… El solo hecho de pensar que alguien que no sea Mannimarco pueda dividir el alma de un dragón es ridículo.' pensó con molestia Aryne, quien había esperado encontrar alguna pista aquí, aunque parece que no tendría suerte. Mirando a su hermano, le comunicó de manera no verbal una sola cosa: Tendremos que volver a intentarlo en la Torre Psijic.
"Parece que no saben nada sobre la fragmentación del alma de Edzard." dijo Aryon mientras miraba a las tres mujeres frente a él. "Lamentamos los problemas, pero—"
"¡Esperen!" gritó Serana, interrumpiendo al Altmer, quien la miró a los ojos. "¿Creen que los dejaremos ir, así como así tras decirnos esto? Necesitamos respuestas… y lo primero que quiero saber es… ¿por qué pensaron que Aela o yo sabríamos sobre la fragmentación del alma de Edzard?"
La pregunta de Serana hizo que tanto Aryon como Aryne se miraran entre sí. Ninguno quería decir nada más, pues parecía una pérdida de tiempo hablar con ellas… al menos, si se pensaba de manera práctica. Sin embargo, ellas conocían mejor a Edzard, por lo que tal vez podrían saber algo útil. Suspirando, Aryne comenzó a narrar lo que había pasado.
"La verdad es que no sabíamos si ustedes sabían algo sobre el alma del mocoso. Vinimos aquí a tientas, esperando que conocieran si el alma de Edzard había sido fragmentada antes… después de todo, parece que su alma fue fragmentada en este lugar hace años."
La explicación dejó a Serana en shock, quien solo pudo balbucear:
"E-e-el… fragmento de alma que le arrebaté cuando fuimos al Recordatorio de las Almas… Pero… eso es imposible… Él recuperó su alma, y sé que fue un fragmento minúsculo el que pude arrancarle, no más grande que un guijarro de playa…"
La mención de lo sucedido cuando Serana y Edzard buscaban la forma de derrotar a Harkon sorprendió a Aela y, sobre todo, a Aryne y a Aryon. Los dos elfos estaban anonadados. Esta vampira había dicho que había podido arrancar un fragmento del alma de Edzard; sí, un fragmento minúsculo, pero seguía siendo el alma de un dragón.
"¿Estás segura de que recuperó ese fragmento de su alma?" preguntó Aryne, acercándose a Serana.
"¿Eh? S-sí, estoy segura… él mismo fue por la gema de alma en la que lo guardé." respondió Serana, sorprendiendo de nuevo a Aryne y Aryon.
'¡¿Una gema de alma?! ¡¿Cómo pudiste poner el alma de un dragón en una gema de alma?!' pensó Aryne, asombrada y preocupada, comprendiendo lo que había pasado. 'Así que fue por eso por lo que ocurrió esto… lo que encontramos fue el remanente de esa gema de alma… maldición… necesitamos más pistas.'
"¿Tienes esa gema de alma, por casualidad?" preguntó Aryon, esperando que aún la conservara, aunque no se sorprendió cuando Serana negó con la cabeza. "Entiendo… es una lástima… si la hubieras tenido, esto podría haber sido un poco más fácil. Bueno, no hay que llorar sobre la leche derramada… tendremos que calibrar mejor el observatorio de la torre…"
"Sí, eso parece… bueno, supongo que debemos darles las gracias por lo que nos han dicho." comentó Aryne, mirando a las tres mujeres con una sonrisa.
Tras esas palabras, Aryon chasqueó los dedos, y ante los ojos de Valerica, Serana y Aela, tanto él como Aryne se desvanecieron de la realidad. El tiempo volvió a moverse, dejándolas con una extraña sensación.
"E-eso fue raro…" comentó Aela, sorprendida y algo preocupada, mirando alrededor.
"Eso es quedarse corta… me sorprende lo que hemos aprendido hoy… un alma dividida… Ese mocoso solo sabe meterse en problemas." dijo Valerica con exasperación, dirigiendo su mirada a su hija. "¿Qué estás pensando, Serana?"
Las palabras de su madre sacaron a Serana de sus pensamientos. Había una razón por la que la vampira no había hablado tras responderle a Aryne, y era una sola cosa… el alma de su amigo estaba por ahí, en algún lugar de Tamriel, a merced de sujetos sin escrúpulos. ¿Confiaba ella en el Nerevarino? Una parte de ella sí, pero otra, no. Levantando la cabeza, miró a su madre y a su amante.
"Madre, voy a viajar con Aela… no sé cuándo volveré, pero…"
"No necesitas decirme más, hija." dijo Valerica, interrumpiéndola mientras se acercaba. Extendiendo los brazos, la matriarca de los Volkihar le dio a su hija un fuerte abrazo, intentando transmitirle todo lo que sentía. El gesto tensó a Serana, quien no lo esperaba. Tras unos segundos, Valerica se separó y, mirándola a los ojos, habló de nuevo. "Solo necesito que me prometas una cosa, Serana."
"¿Qué cosa?" preguntó Serana, intrigada, sin dejar de mirar a su madre.
"Promete que volverás con vida."
Al oír la petición de su madre, Serana solo asintió, al principio torpemente, y luego con una sonrisa.
"Tranquila, madre… no moriré, no tengo ganas de irme a Puerto Gélido…" respondió Serana con convicción.
"Bien…" respondió Valerica con una sonrisa, para luego volverse seria al mirar a Aela. La mirada desdeñosa que usualmente dirigía a la mujer lobo estaba allí, aunque esta vez Aela sintió algo distinto, como si la madre de su amante la mirara con un poco menos de desprecio. "Espero que mantengas a mi hija sana y salva, Aela."
Los ojos de Aela se abrieron con sorpresa al escuchar cómo Valerica, quien siempre la llamaba "chucho", "perro mojado" o "bestia sin cerebro", se dirigía a ella por su nombre. Incapaz de articular algo coherente, Aela solo asintió.
"Bien… entonces, vayan… no las detendré… pero, antes quiero saber… ¿a dónde irán primero?" preguntó Valerica, mirando a su hija y a Aela.
Serana y Aela se miraron por un instante y, tras asentir, volvieron la vista hacia Valerica, hablando al unísono.
"Nos vamos a Hibernalia."
Kuoh - Draconic Deus XX de XXXXX del XXXX
La residencia de los Hyoudou, usualmente un hervidero de situaciones cómicas y malentendidos estaba invadido por un aire de mayor seriedad de lo habitual. Esto se debía a que los residentes de la casa, incluyendo los padres de Issei, se preparaban para viajar al mundo de Edzard. Todos se sentían algo tensos, especialmente los padres de Issei, quienes experimentaban una mezcla de nervios y expectación ante lo que estaban por hacer.
"¿Estás nerviosa, okaa-san…?" preguntó Gorou mientras miraba a su esposa, quien se veía visiblemente inquieta.
"Un poco… ¿y tú, tou-san?" respondió Miki, observando a su marido, que mantenía una sonrisa despreocupada en el rostro.
"Estoy algo preocupado, pero no mucho… en realidad, también me siento feliz. Edzard-kun nos está dando la oportunidad de pasar muchos años más junto a nuestro hijo y, quién sabe, quizás con sus futuros hijos." comentó Gorou, con un ligero tono de pena, pues, hasta hacía poco, pensaba que su hijo no tendría siquiera novia.
"Sí, tienes razón… ¿cuántos pueden tener una oportunidad como esta?" murmuró Miki mientras apretaba la mano de su compañero de vida, quien le transmitía un poco de calma a sus nervios. Sin embargo, estos no desaparecieron del todo, pues algo más los mantenía en vilo: ¿cómo sería el proceso para obtener la inmortalidad que Edzard les estaba ofreciendo?
"¿Crees que será doloroso?" preguntó Miki con un toque de pánico en su voz, pues no sabía qué esperar.
La pregunta de la madre de Issei tenía mucho sentido; nadie sabía cómo Edzard otorgaba la inmortalidad. Aunque era de conocimiento general que él poseía tal habilidad, desconocían los detalles del proceso. Esa falta de información fue explicada a los padres de Issei por el mismo Edzard durante la ceremonia de cumpleaños de sus dos hijas. Ambos quedaron en shock al oírlo, pero aceptaron. Edzard les prometió que haría los preparativos para cuando Issei regresara a su reino.
"Bueno, la verdad es que no lo sé… Tengo miedo, okaa-san…" susurró Gorou con nerviosismo mientras se ponía pálido al pensar en ello.
El padre de Issei había investigado lo que pudo acerca de la inmortalidad en diversos mitos. A estas alturas, los mitos ya no le parecían tan ficticios, tras conocer el mundo sobrenatural. Sin embargo, no había encontrado nada que lo tranquilizara. Sabía que Edzard no era un dios, por lo que no esperaba un método divino, y tampoco era un Buda, lo cual le descartaba otras posibilidades. Solo le quedaban los "métodos" menos ortodoxos, y ninguno de ellos resultaba agradable.
"No deberían estar tan asustados." La voz de Rias rompió el momento. La pelirroja había entrado en la sala, seguida de su nobleza.
Rias vestía ropa sencilla, nada elegante ni extravagante, al igual que todos los demás. A su lado, cada uno llevaba un maletín con ropa y algunas pertenencias personales para su estadía en el mundo de Edzard.
"¿A qué te refieres, Rias-chan?" preguntó Miki, acercándose a la maestra de su hijo. "¿Sabes cómo Edzard otorga la inmortalidad?"
"No lo sé del todo, pero según Kiryuu-san, no es nada horrible ni causa mucho dolor." respondió Rias, llevándose una mano al mentón mientras intentaba recordar cómo le había explicado Kiryuu que había obtenido la inmortalidad de Edzard. Kiryuu era la única en haber recibido la inmortalidad por los dos métodos: su sangre y otro que jamás había mencionado.
Al escuchar esto, los padres de Issei se calmaron, sintiendo que un gran peso se levantaba de sus hombros. Al estar más tranquilos, notaron que todos se preparaban para estar fuera de la casa Hyoudou por un buen tiempo, lo que les causó curiosidad.
"¿Por qué traen maletas con ropa?" preguntó Miki con ligera preocupación, al percibir que algo extraño ocurría.
"No estamos seguros, pero mi hermano nos pidió que los acompañemos al palacio de Edzard-kun y que llevemos ropa para unos meses." respondió Rias, algo confundida. Tenía una corazonada de lo que su hermano planeaba, aunque no estaba segura de los detalles.
"Vaya, entonces estarán allí por un tiempo." comentó Gorou, mirando a su hijo, quien solo asintió. "Esperemos que no sea nada grave."
"Sí, no creo que sea nada malo. Por lo que veo, ya están listos, ¿verdad?" preguntó Rias al ver que los padres de Issei se habían calmado.
"Sí, estamos más tranquilos… pero tengo una duda." respondió Gorou, mirando de un lado a otro.
"¿Qué cosa?" preguntó Rias, divertida al ver cómo el padre de Issei parecía buscar algo en la habitación.
"¿Cómo nos iremos al palacio de Edzard-kun?" preguntó Gorou, sin saber cómo se trasladarían esta vez, pues para el cumpleaños de Marie y Kunou fueron llevados por una de las sirvientas del palacio.
Ante esta pregunta, todos los presentes se dieron cuenta de algo… ¿cómo irían al palacio? Ninguno de ellos podía teletransportarse con círculos mágicos como lo harían normalmente. Esto llevó a que todos se mirasen con confusión.
"Buchou… ¿no sabes cómo iremos?" preguntó Issei, al ver que su líder estaba en blanco.
"No… mi hermano no me dijo cómo lo haríamos…" respondió Rias, sonrojada y avergonzada.
"Ara, ara… parece que Lucifer-sama le ha jugado una broma a buchou." comentó Akeno con una sonrisa divertida.
"Sería típico de Lucifer-sama…" murmuró Kiba, con una sonrisa incómoda. Aunque lo encontraba gracioso, sabía que era de mala educación reírse de su líder.
El resto de la nobleza estaba por decir algo, pero, de repente, el suelo brilló y un instante después se abrió un portal dorado a sus pies.
"¿Eh?" fue lo único que alcanzaron a decir, antes de lanzar gritos de sorpresa mientras eran tragados por el portal, que se cerró al instante en que todos fueron engullidos.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y seguimos con el maratón, vemos que Aryne y su hermano se están moviendo, sabiendo que la falta de un pedazo de alma es algo que trae consecuencias a largo plazo. También vemos que Serana y Aela han decidido hacer su propia investigación, partiendo al colegio de Magos de Hibernalia.
También vemos que los padres de Issei están por recibir la "inmortalidad" por parte de Edzard, algo que puede ser excesivo, simplemente es algo que el Dovahkiin desea hacer como agradecimiento por lo que Issei hizo durante el secuestro de su hija. Aunque, aun falta el regalo que el Dovahkiin planea darle a Vali por salvar la vida de su hija, eso sería algo que veríamos en el futuro.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 85
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
(Maratón navideño 3/3)
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 84
— ¿Tolfdir? No creas que el anciano solo es un bonachón sin colmillos, puede tener mucha paciencia, pero si lo empujas mucho, solo necesita una o dos palabras para calmarte, y si eso no funciona y las cosas escalan… bueno, no quedaría nada de ti… —
Enthir a Edzard en una conversación en el comedor del colegio de hibernalia cuando Edzard aún era un alumno.
Hibernalia – Skyrim 5E
Los copos de nieve caían lentamente, otorgándole un ambiente aún más frío de lo habitual a la comarca de Hibernalia. En medio de ese mar de nieve se alzaba el único gran asentamiento de la región. La antigua ciudad había sido finalmente reconstruida, aunque todavía le faltaba mucho para recuperar su antigua grandeza. Aun así, era mucho mejor de lo que tenían antes: las nuevas murallas eran lo suficientemente robustas como para proteger a toda la población.
Cabalgando por la avenida principal iban Aela y Serana, quienes habían partido desde el castillo de Volkihar hacía ya varios días, encontrándose ahora en el octavo día del mes de Helada. El viaje había sido rápido, ya que ninguna bestia osaba enfrentarse a una vampira de sangre pura y una licántropa.
"La ciudad ha crecido bastante…" comentó Aela, observando con fascinación los cambios.
"Sí, pero… aún no está al nivel de lo que fue antaño…" añadió Serana en un tono más lúgubre, ocultando su rostro del sol bajo la capucha.
"Supongo que debió ser una ciudad hermosa en aquellos tiempos." comentó Aela con algo de tristeza, pues solo podía imaginar cómo habría sido en sus épocas de gloria, cuando sus Jarls competían por el título de Gran Rey en las asambleas.
"No te lo imaginas… pero basta de hablar del pasado. Ya hemos llegado al Colegio." Serana dio por terminada la conversación.
Ambas amantes llegaron a la entrada del Colegio de Hibernalia y observaron a los guardias apostados en la entrada: magos de batalla que vestían túnicas reforzadas con armaduras de cuero endurecido.
'Las cosas han cambiado bastante desde que Ed se fue…' pensó con un dejo de tristeza Serana, quien solía visitar este lugar de vez en cuando para ver cómo estaban las amigas de Asia, además de conversar con el Archimago.
"No recuerdo que hubiera guardias…" susurró Aela, desconcertada. La última vez que estuvo allí, no había magos de batalla en la entrada.
"No, antes no… pero desde la reconstrucción de la ciudad, el Archimago decidió que sería prudente tener un par de guardias. Al menos para la disuasión ceremonial. Después de todo, nadie sería tan insensato como para atacar un lugar lleno de magos que pueden convertirte en cenizas en un instante." comentó Serana con una pizca de diversión, imaginando a algún grupo de idiotas siendo recibidos con una lluvia de relámpagos.
"Eso… sería divertido de ver." comentó Aela con una sonrisa de satisfacción, disfrutando de la idea de ver a tontos recibir su merecido.
"Sí, pero concentrémonos en lo que vinimos a hacer." Serana condujo su caballo hacia los establos del Colegio.
"Lady Serana… es un gusto verla." saludó uno de los mozos de cuadras, quien conocía a la vampira desde que Edzard la llevó allí hace años.
"Jurgeld, es bueno ver que sigues con vida." respondió Serana con una sonrisa mientras desmontaba y entregaba las riendas del caballo.
"Siempre con ese buen humor, mi lady. Es un gusto verla bien, al igual que a Lady Aela." dijo el mozo, reconociendo a la miembro de los Compañeros.
"Hola, Jurgeld… espero que hayas dejado de intentar colarte entre las faldas de las estudiantes del Colegio." comentó Aela con humor seco, desmontando y dejando el caballo al mozo.
"Ja, ja, ja… ya no hago eso, mi lady…" respondió Jurgeld, ruborizado. Este joven, de diecisiete inviernos, era famoso en Hibernalia por intentar coquetear con las magas recién ingresadas al Colegio. Sin embargo, pese a sus intentos, nunca había tenido éxito.
"Eso espero, chico." replicó Aela con el ceño fruncido.
"Es cierto, y si lo intentara, mi esposa me cortaría las bolas con un cuchillo de mantequilla." confesó Jurgeld con algo de pánico, lo cual provocó que tanto Aela como Serana abrieran los ojos sorprendidas.
La incredulidad se reflejó en sus rostros; no podían creer lo que oían… el joven que tenían frente a ellas, el mismo que había recibido incontables rechazos, ¡había logrado conseguir una pareja!
"V-va-vaya… eso es increíble…" murmuró Serana, aún en shock.
"Sí, hasta a mí me cuesta creerlo…" confesó Jurgeld con una sonrisa.
"Es una verdadera sorpresa… pero por mucho que nos gustaría saber más, tenemos asuntos que tratar con el Archimago Tolfdir." dijo Serana amablemente, cerrando así la conversación.
"Ah, claro, y están de suerte… el Archimago regresó recientemente de una conferencia en Cyrodiil." comentó Jurgeld, captando la atención de ambas.
"¿En Cyrodiil? Eso es raro… ¿Qué haría Tolfdir allí?" preguntó Aela a Serana.
"No tengo idea… pero pronto lo averiguaremos." Serana levantó la vista hacia la torre central del Colegio. "No perdamos tiempo… vamos ya mismo."
"Bien… te sigo."
"Sí, vamos… Jurgeld, gracias… y cuida bien de los caballos. Si lo haces, te ganarás unas monedas extra." añadió Serana mientras ella y Aela se alejaban de los establos.
Las dos amantes caminaron hacia la entrada del Colegio y, al ingresar, los guardias solo asintieron al verlas, reconociéndolas. Ambos guardias habían sido estudiantes cuando Edzard fue Archimago y conocían a ambas mujeres.
Aela y Serana avanzaron por el sendero que conectaba la ciudad con el Colegio. Afortunadamente, el camino había sido reparado, ya sin los huecos peligrosos de antes.
Al llegar al Colegio, la puerta interna estaba cerrada, pero se abrió cuando ambas se acercaron. Entraron al patio, observando cómo el lugar bullía de actividad. Estudiantes iban de un lado a otro, ya sea solos o en grupo, y, gracias a sus sentidos agudos, ellas podían escuchar las conversaciones sobre magia y las tareas pendientes.
"Parece que todos están tranquilos." comentó Serana, sonriendo al escuchar a los jóvenes hablar de sus estudios y clases.
"Sí… pero no me siento cómoda." dijo Aela, quien, aunque no despreciaba la magia, aún era cautelosa con los magos.
"Tranquila, no te harán nada." respondió Serana mientras avanzaban hacia la entrada del Colegio.
A lo lejos, ambas divisaron a las amigas de Asia, un grupo de cuatro chicas que conversaban sobre hechizos que estaban practicando. Aunque querían saludarlas, ni Aela ni Serana se acercaron, pues sabían que primero debían atender su asunto con el Archimago. Luego podrían charlar con las chicas.
Ambas entraron al edificio y se dirigieron sin demora a las escaleras que llevaban a las dependencias del Archimago. Mientras subían, comenzaron a oír voces elevadas.
"¡Esto no es normal, Archimago!"
"¡Así es, Tolfdir! ¡Los daedras están comportándose de forma extraña!"
"¡Tenemos que averiguar qué pasa, la última vez que algo así ocurrió fue en los preludios de la Crisis de Oblivion!"
"¡Ella tiene razón, Tolfdir! ¡Debemos investigar y prepararnos por si algo sucede!"
Las voces pertenecían a los profesores del Colegio, quienes sonaban alterados y frustrados, lo cual confundió a las dos amantes.
"¿Qué habrá pasado?" preguntó Aela, confundida, sin comprender bien la situación.
"No lo sé… pero parece que realmente están molestos. Tanto como para gritarle al Archimago."
"Tienen suerte de que no sea Ed quien lleva el título ahora…" comentó Aela con una sonrisa burlona, pues sabía que los profesores no se atreverían a hacer algo así si Edzard estuviera al mando.
"Tolfdir siempre ha abogado por la precaución y el diálogo… No es que sea débil, pero tiende a evitar herir a los demás." añadió Serana, con algo de tristeza en su voz. Le agradaba el anciano, alguien con quien se podía hablar tranquilamente y pedir consejo… pero no era alguien que respondería con violencia...
"¡Por favor, guarden silencio, a menos que quieran que los envíe a La Fresquera una semana!"
Lo que Serana estaba a punto de decir murió en su garganta cuando escuchó a Tolfdir gritar, seguido de un aumento en la intensidad de su presencia mágica. Ambas amantes sintieron un ligero estremecimiento, pues la energía de Tolfdir demostraba su maestría en la magia.
"Mierda…" susurró Aela, aún en shock, sin poder creer lo que oía.
"Sí… No puedo creer que lo hayan hecho gritar." añadió Serana, mientras se quedaba junto a Aela, ambas completamente paralizadas por la sorpresa.
Lo siguiente que escucharon fue el sonido de una puerta abriéndose, seguido de varios pasos que bajaban las escaleras. Eso las hizo salir de su estupor y, al levantar la vista, vieron a los maestros descender. Todos ellos dirigieron su mirada hacia ellas, y, al reconocerlas, sus expresiones de enojo y frustración se transformaron en una mezcla de vergüenza. Sin embargo, los maestros las saludaron antes de seguir su camino.
"Vaya… eso fue incómodo." comentó Aela, rascándose la nuca con algo de incomodidad.
"Sí, pero no importa… Vamos a hablar con Tolfdir." dijo Serana, avanzando hacia las dependencias del Archimago.
Cuando llegaron a la puerta, tocaron suavemente, imitando el tipo de toque que Edzard solía usar. Tan pronto Serana terminó de tocar, la puerta se abrió, y oyeron a Tolfdir invitarlas a pasar. Al escuchar que podían entrar, ambas lo hicieron.
"Ah… No esperaba visitas hoy." comentó Tolfdir al verlas.
El Archimago estaba parado en el centro de la sala. Por su posición, era obvio que había estado mirando el jardín interno de las dependencias.
"Ha pasado un tiempo, Tolfdir." saludó Serana amistosamente mientras se bajaba la capucha.
Una sonrisa apareció en el rostro del anciano al ver a la vampira. Caminó hacia ella y le dio un fuerte abrazo, lo cual hizo que Aela frunciera ligeramente el ceño. Al notarlo, Tolfdir la abrazó también, lo cual hizo que Aela sonriera divertida tras recibir el saludo del Archimago.
"Espero que el camino haya sido tranquilo." comentó Tolfdir una vez que terminó de saludarlas.
"La verdad es que sí… No ha habido tantos problemas desde que empezó esta era." dijo Aela con un dejo de frustración, sintiéndose algo aburrida ante la falta de contratos para los Compañeros.
"Sí, aunque es algo bueno… Nuestra tierra necesita un poco de paz tras tanta guerra y matanza." respondió Tolfdir, sentándose en una silla junto a la única mesa de la habitación. "Aunque supongo que los guerreros como tú deben estar un poco aburridos, ¿verdad?"
"Un poco… pero también he aprendido a disfrutar de la paz." respondió Aela, sonriendo mientras tomaba discretamente la mano de Serana.
Al ver ese gesto, Tolfdir sonrió y negó con la cabeza, comprendiendo que solo el amor podía apaciguar el deseo de lucha en un guerrero.
"Sé que no es de nuestra incumbencia, pero…" comenzó a hablar Serana, sin saber cómo expresar lo que quería decir sin parecer entrometida.
"Hemos oído lo que ocurría hace un momento." intervino Aela, diciendo lo que Serana intentaba expresar, pero sin sutileza.
Al escuchar aquello, el anciano Archimago sonrió con tristeza y les hizo un ademán para que se sentaran frente a él. Cuando ambas tomaron asiento, el anciano usó un hechizo de «Telequinesis» para atraer una bandeja con una jarra de vino del Alto y unas copas. Al tener la bandeja frente a él, comenzó a servirles.
"Sí, supongo que lo habrán escuchado… no es como si estuviéramos susurrando precisamente." comentó Tolfdir con un toque de ironía, tratando de no pensar demasiado en el incidente.
Las dos amantes no respondieron de inmediato, sino que decidieron permanecer en silencio unos segundos más, disfrutando de un sorbo de vino antes de mirar a Tolfdir, quien comprendió que debía hablar con ellas.
El Archimago tenía algunas reservas sobre compartir este asunto, pero necesitaba una perspectiva externa al Colegio. Además, Serana era una maga de gran conocimiento, en especial sobre los daedras. Sin pensarlo mucho más, decidió hablar.
"Bueno, supongo que puedo contarles… La verdad es que necesito un consejo y, realmente, me alegra que hayas venido, Serana."
"¿En serio?" preguntó Serana, algo confundida, mirando al anciano.
"Así es. Verás, el asunto tiene que ver con daedras." respondió Tolfdir mientras organizaba sus ideas para explicarles lo que ocurría.
"Sí, eso ya lo sabemos… Tus… maestros lo dejaron bastante claro con sus gritos…" expresó Aela, de forma directa, dejando entrever que los habían oído claramente.
Al escuchar aquello, Tolfdir sintió una mezcla de vergüenza y alivio: vergüenza por haber perdido los estribos, y alivio al no tener que explicarles tanto, ya que Aela y Serana tenían una idea de lo que ocurría.
"Bien… eso hará que sea más rápido explicarles." dijo Tolfdir, ya habiendo organizado sus pensamientos. "Verán, últimamente ha ocurrido algo extraño con los daedras… No sé si lo has notado, Serana, pero se ha vuelto más complicado convocarlos. La cantidad de Magicka que requieren los hechizos de invocación se ha duplicado, incluso para daedras menores. Ni hablar de invocar un Dremora o algún otro daedra de igual poder… Ya ni siquiera es posible hacerlo mediante pergaminos; todos han tenido que ser reescritos y rehechos."
La noticia que Tolfdir acababa de dar las dejó a ambas sin palabras. Serana, especialmente afectada, estaba sorprendida y confundida, ya que no había notado ningún cambio en sus propias convocaciones recientes. Decidió comentárselo a Tolfdir.
"Para ser sincera, no me había dado cuenta… He estado convocando daedras menores para ayudarme en ciertos trabajos mundanos, y no he tenido los problemas que mencionas. La cantidad de Magicka que he usado sigue siendo la misma de siempre."
"¿En serio…? Eso… eso es extraño…" comentó Tolfdir, sorprendido ante esta situación. "Según sabemos, todos los magos de las escuelas de magia del imperio han tenido los problemas que te mencioné…"
"Por eso fuiste a Cyrodiil." dijo Aela, llamando la atención de Tolfdir y haciendo que Serana se llevara una mano al rostro, pues Aela había hablado más de la cuenta.
"¿Cómo te has enterado?" preguntó Tolfdir, sorprendido de que Aela supiera del asunto. Sin embargo, ninguna de las dos respondió, lo que llevó a Tolfdir a deducir que alguien en el Colegio se lo había mencionado. Aunque no era exactamente un secreto, le molestaba que sus trabajadores hablaran de temas del Colegio antes de que se hicieran anuncios oficiales. Suspirando, decidió no darle más importancia. "Bueno, no importa… aunque, sí, fue por eso por lo que fui a Cyrodiil. Hemos tenido una reunión con todos los Archimagos de las instituciones mágicas de Tamriel."
La noticia sorprendió a ambas amantes, quienes apenas podían procesar lo que acababan de oír. Sin embargo, era lo único que tenía sentido, pues no habría otra razón para que el Archimago de Hibernalia, líder de una institución caracterizada por su neutralidad política, viajara hasta el corazón del Imperio, la Ciudad Imperial.
"¿De qué han hablado?" preguntó Serana, olvidando por un momento el propósito de su visita. Ahora, estaba más interesada en saber qué estaba pasando con los daedras; esto podría confirmar lo que Aryne le había contado en el castillo Volkihar.
"Umm… no muchas cosas… la mitad del tiempo fue desperdiciada con el Colegio de los Susurros y el Sínodo peleando como imbéciles." dijo Tolfdir con evidente molestia, pues mediar en sus constantes disputas había sido una gran pérdida de tiempo.
Los ojos de Serana y Aela se pusieron en blanco al escuchar aquello; no estaban sorprendidas, ya que era esperable que esas dos instituciones discutieran. De hecho, hubiera sido un verdadero milagro que no lo hicieran.
"Al final solo pudimos confirmar lo que ya les dije, sin encontrar una causa definitiva; apenas tenemos conjeturas… una de ellas es la que escucharon decir a mis colegas. Ellos creen que estamos a punto de enfrentar algo como la crisis de Oblivion, pero eso es imposible. La barrera de Akatosh impide que algo así vuelva a ocurrir." explicó Tolfdir, sumido en pensamientos sobre posibles causas para lo que estaba ocurriendo.
Al oír esto, Aela y Serana se miraron un instante, comunicándose con la mirada. En esa charla no verbal, Aela instó a Serana a contarle a Tolfdir lo que habían descubierto sobre los daedras.
"Tolfdir…" comenzó Serana con voz baja, llamando la atención del Archimago.
"¿Qué sucede?" preguntó Tolfdir, dejando de lado sus pensamientos sobre la reunión en Cyrodiil.
"Bueno… creo que puedo tener una respuesta para lo que ocurre con los daedras."
La declaración de Serana dejó a Tolfdir sorprendido, pero también esperanzado. No esperaba tal giro en los acontecimientos, pero estaba emocionado. Si lo que Serana decía era cierto, podría tener una mejor idea de lo que estaba por suceder y cómo responder.
"¿D-de verdad?" preguntó Tolfdir, lleno de expectativa.
"Sí, pero te pediré que no interrumpas… en realidad, esto está relacionado con el motivo de nuestra visita."
"Claro, no te interrumpiré."
"Bien… empezaré contándote lo que está sucediendo…" dijo Serana, comenzando a relatar lo que Aryne le había contado sobre los daedras en Draconic Deus. Cada palabra era escuchada atentamente por Tolfdir, quien se asombraba con lo que oía. No solo por la magnitud de las invocaciones, sino también por el motivo de su visita… la noticia de que el alma de su antiguo estudiante y jefe estaba dividida era algo que jamás esperó escuchar en su vida. Aun así, mantuvo la calma y escuchó todo el relato de Serana.
"Ya veo… así que es por eso…" dijo Tolfdir al terminar de escuchar la historia. Levantándose de repente, se dirigió hacia un estante y tomó unas hojas. Volvió a sentarse y comenzó a garabatear rápidamente varias cosas. Mientras escribía, hablaba: "Los príncipes daédricos están interviniendo en las invocaciones… están tomando más magia para forzar el renacimiento de los daedras que han caído en sus ataques en Draconic Deus."
Serana y Aela se sorprendieron al ver al Archimago de Hibernalia escribir frenéticamente. No solo tomaba notas, sino que estaba llenando las hojas de teorías y conclusiones técnicas sobre la magia, como si redactara un tratado o informe, y no simples anotaciones.
A pesar de que parecía que el anciano escribía muchísimo, terminó quince páginas en menos de una hora, lo cual dejó atónitas a Serana y Aela.
"Bien… terminé…" dijo Tolfdir, limpiándose el sudor de la frente con la manga de su túnica. Colocando el informe a un lado, miró a Serana y Aela, entrelazando sus manos frente a su rostro. "Ahora, hablemos de lo que realmente vinieron a preguntar… ¿Es verdad que el alma de Ed está dividida?"
El tono serio y casi frío de Tolfdir sorprendió a Serana y Aela, quienes solo pudieron asentir.
"Ya veo… supongo que están aquí para encontrar algo que les ayude a localizar el objeto que guarda el alma de Ed en su interior, ¿verdad?"
"Así es. No sabíamos a quién más recurrir para esto… sabemos que el Colegio de Hibernalia no es la Orden Psijic, pero esperábamos que tengan algo que pueda ayudarnos a localizar ese objeto más rápido que el Nerevarino." respondió Serana con convicción, mirándolo a los ojos.
La respuesta halagó a Tolfdir; no esperaba que Serana, una maga de gran conocimiento tuviera tan alta estima por el Colegio. Sin embargo, sabía que ella tenía razón: el Colegio de Hibernalia no disponía de los mismos recursos que la Orden Psijic… aun así, esperaba tener algo que pudiera corresponder a la confianza que la hija de Puerto Gélido había depositado en la institución.
Llevando una mano al mentón, el anciano comenzó a rascarse la barba, pensando en qué podría decirles. Tras unos instantes, recordó algo… sonriendo, supo qué decirles.
"Creo que hay algo que puedo contarles para ayudarlas en su búsqueda…" dijo Tolfdir, mirando a ambas mujeres a los ojos.
"¡¿En serio?!" exclamó Serana, con una sonrisa y apoyándose en la mesa.
"Así es… tengo información que podría serles de utilidad."
Ambas se miraron emocionadas al escuchar esto, y si no fuera porque estaban en presencia de Tolfdir, habrían saltado de alegría. Esta muestra de afecto y emoción sacó una sonrisa al anciano, quien tosió falsamente, consciente de que debía convocar a los maestros para verificar la información y discutir las posibles medidas a tomar.
"Lo sentimos." dijo Serana, algo avergonzada por haber mostrado ese lado suyo en público.
"Sí… lo sentimos." dijo Aela con más franqueza y dureza, pero aun así de forma sincera.
"No hay problema, pero sé que no tienen mucho tiempo… están en una carrera por encontrar ese collar antes que otros. Así que iré directo al grano. Lamentablemente, el Colegio no tiene ningún objeto o artefacto para localizar un collar como ese. Sin embargo, hay una manera. Hace años, cuando Ancano estaba causando problemas con el Ojo de Magnus, Ed tuvo la misión de encontrar el Bastón de Magnus, un objeto perdido en la historia. Y lo logró, usando el Oculorio en las ruinas dwemer de Mzulft." Tolfdir se levantó al hablar. "Ese observatorio fue diseñado para rastrear objetos de gran poder… incluso si la Orden Psijic tiene magos poderosos, ni ellos pueden construir algo que iguale un artefacto dwemer. Así que, si quieren encontrar ese collar, les sugiero que vayan a Mzulft y usen el observatorio."
Al escuchar esas palabras, Serana y Aela intercambiaron miradas y asintieron, habiendo encontrado su próximo destino. Ambas le agradecieron a Tolfdir, pero el anciano Archimago les dijo que no era necesario; más bien, él estaba agradecido por la información que le habían brindado.
Luego de despedirse, Aela y Serana salieron de la habitación, dejando a Tolfdir solo.
Al quedarse solo, el Archimago se acercó a la silla en la que había estado sentado previamente y se dejó caer en ella. Llevándose una mano a la cabeza, por fin dejó salir todo lo que había estado reprimiendo desde que escuchó la historia de Serana.
El corazón del viejo mago comenzó a sentirse pesado mientras la preocupación por su antiguo aprendiz se hacía cada vez más palpable.
'Luchar contra dos invasiones daédricas al mismo tiempo, teniendo el alma dividida… Ed… realmente estás llevando tus fuerzas al límite, muchacho. Espero que ellas se den cuenta antes de que sea tarde y puedan ayudarte a cargar ese peso… eres un héroe, mi aprendiz, pero no eres invencible… ningún héroe de los Pergaminos Antiguos lo es… incluso si ahora eres un Dovah, aún puedes caer en batalla, y tampoco puedes cargar con todo… es momento de que madures y dejes de intentar hacerlo todo solo." pensó Tolfdir, mientras trataba de despejar su mente de lo que ocurría en Draconic Deus.
Cuando finalmente se calmó, el anciano observó su informe, repasando todo lo que había anotado. Toda la información que había recopilado de Serana, sumada a lo que podía intuir con sentido común, le indicaba una sola cosa: los daedras provocarían una nueva crisis de Oblivion. Pero esta vez, no en Nirn, sino en otro mundo. Un mundo que nunca debió conocer a los daedras, pero que, debido a su aprendiz, ahora estaba siendo invadido por seres que jamás debieron cruzar hacia allá.
Soltando un largo suspiro, Tolfdir se puso de pie nuevamente y caminó hacia una ventana. Mirando al cielo, comenzó a pensar en a quién enviar este mensaje. Finalmente, decidió enviarlo a una sola persona: uno de los generales en los que Edzard más confiaba. Se lo enviaría a Decius.
"El emperador debe saber esto… puede que la guerra se esté librando en Draconic Deus, pero sé que al final nos veremos arrastrados… después de todo, los daedras pertenecen a Aurbis, y por muchos mundos nuevos que conquisten, siempre anhelarán este."
A diferencia de otras partes de la comarca de la Marca Oriental, los lugares cercanos a las montañas de Velothi no estaban cubiertos de nieve; en su lugar, tenían un clima y una vegetación similar a la de La Grieta.
Entre los enormes pinos que cubrían esta zona de las faldas de las montañas, se podía ver a Aela y Serana, caminando. Ambas mujeres habían decidido no usar sus caballos por una razón simple: no era sensato cabalgar en un bosque. Aunque los bosques de Skyrim no estaban completamente llenos de árboles, aún existía la posibilidad de que sus caballos se rompieran una pata al galopar por allí.
"Ahhhh… esto es vida…" dijo Aela con una sonrisa, encontrándose en su elemento: el bosque. La mujer lobo se sentía como en casa en este lugar. Sus agudos sentidos le permitían escuchar a los animales de los alrededores, lo que ayudaba a evitar encuentros hostiles.
Aunque Aela disfrutaba del ambiente, Serana no compartía el mismo entusiasmo, y la razón era el maldito sol. A pesar de estar en un bosque, los árboles no eran lo suficientemente frondosos, así que el sol seguía iluminando el lugar, algo incómodo para la vampira.
"Espero que lleguemos pronto a Mzulft." dijo Serana con molestia, algo que Aela notó de inmediato.
La cazadora se acercó a su amante, rodeando su cintura con un brazo y atrayéndola hacia sí. Una sonrisa enorme se dibujó en su rostro; estaba disfrutando de la incomodidad de Serana, aunque no se trataba de malicia. Aela amaba a Serana como nunca había amado a nadie. Sin embargo, siendo una mujer lobo y su amada una vampira, siempre había una pequeña parte en ambas que disfrutaba de las molestias de la otra.
"Vamos, querida… no está tan mal… ¿a poco no te gusta sentir el aire puro en tus pulmones y, por supuesto, los cálidos rayos del sol sobre tu piel?" dijo Aela con voz tranquila, susurrándole al oído. En su rostro, se pintaba una sonrisa de diversión y burla.
Las palabras de Aela empezaron a irritar a Serana, quien, frunciendo el ceño, movió su pie izquierdo y golpeó el pie sobre el que Aela estaba apoyada.
"¿Eh?" fue lo único que alcanzó a decir Aela al sentir cómo su cuerpo comenzaba a caer hacia un lado.
Aela comenzó a inclinarse hacia la derecha, y debido a la armadura que llevaba, no pudo maniobrar bien. Mientras caía, alcanzó a ver que ahora era Serana quien tenía una sonrisa maliciosa en el rostro.
¡Paf!
El cuerpo de Aela impactó contra el suelo, haciendo un ruido sordo. Sin embargo, la caída no terminó ahí, pues al estar en una pequeña pendiente, Aela comenzó a rodar colina abajo. Su cuerpo rodó como un tronco varios metros hasta que finalmente cayó en un gran charco de agua.
Cuando al fin se detuvo, Aela comenzó a levantarse, y al hacerlo, escuchó la risa de Serana, que se acercaba a ella.
"Je, je, je… me alegra que por fin te hayas bañado un poco, querida… ya olías a chucho callejero." comentó Serana con un sarcasmo afilado mientras miraba a Aela incorporarse.
La mujer lobo estaba empapada, aunque no tanto como si hubiera caído en un lago, pero sí lo suficiente como para sentir cierta incomodidad con su armadura.
La risa suave de Serana continuó mientras llegaba junto a Aela, quien estaba sentada en el charco con el cabello mojado cubriéndole los ojos. Aquella imagen hizo que Serana dejara de reír de golpe, temiendo haberse pasado con la broma. Sintiéndose un poco culpable, se acercó más a ella.
"Aela…" dijo Serana con voz apenada, acercando su mano a su amante. Sin embargo, antes de que pudiera tocarla, Aela extendió el brazo y tomó la muñeca de Serana con firmeza.
"¿Eh?" fue lo único que alcanzó a decir Serana antes de que Aela la arrastrara hacia donde ella estaba.
El jalón hizo que Serana cayera al charco, empapándose.
"¡Oye!" gritó molesta Serana, mirando a Aela y viendo que esta sonreía, dejando claro que todo había sido una estratagema para devolverle la broma.
Eso irritó a Serana, pero a la vez le alegró el corazón, pues temía haberse pasado con la caída de su compañera.
"¡Eso te pasa por burlarte de mí!" gritó Aela mientras intentaba ponerse de pie, pero antes de que pudiera hacerlo, Serana se lanzó sobre ella, haciéndola caer de nuevo al charco.
La mujer lobo cayó de cara en el agua, llenándose de lodo la cara, lo cual provocó otra carcajada en Serana. Esto hizo que Aela se enojara y, con un rápido movimiento, hiciera que Serana también cayera de cara al charco.
"Oh, ¿así que quieres jugar? ¡Bien… esto es la guerra!" gritó Serana, levantándose.
"¡Dame tu mejor golpe!" exclamó Aela en desafío.
Así, ambas amantes comenzaron a lanzarse al lodo una y otra vez, riendo mientras disfrutaban de un momento feliz en el bosque.
Los ojos de las dos amantes estaban enfocados en la enorme estructura que era el Oculorio de Mzulft. Observaban el inmenso techo abovedado y, sobre todo, los tres anillos que colgaban allí.
"I-Increíble…" susurró Serana, en estado de asombro, ya que no había visto muchas ruinas dwemer como esa en su vida.
"S-Sí… es impresionante… es casi como si esta estructura no hubiera sido tocada por nadie…" murmuró Aela mientras observaba el cielo.
"Tienes razón… mira, las paredes, el piso, todo está como intacto." comentó Serana, mirando a su alrededor, aún incrédula.
Aela asintió ante lo dicho por su amante; era cierto, todo en la sala estaba inmaculado, algo inusual en un lugar como ese, una antigua ruina.
Sin embargo, por mucho que quisieran seguir explorando, recordaron el motivo por el que estaban allí. Sin perder un segundo más, subieron por una rampa de metal dwemer hasta lo que parecía ser un panel de control, conformado por tres tubos con grandes botones de color azul en su superficie. Aunque sentían curiosidad por descubrir qué hacían esos botones, Serana sugirió que era mejor no tocarlos, ya que no sabían qué podrían activar.
Luego de advertir esto, comenzaron a observar el lugar que las rodeaba.
"¿Cómo crees que funcione?" preguntó Aela, mientras recorría la segunda planta del Oculorio con la mirada.
La segunda planta, además de contener la consola de comandos, estaba formada por varias estructuras. La principal era un mecanismo en el centro, del cual emanaban tres rayos láser. Siguiendo el recorrido de los rayos, Aela y Serana notaron que en el techo había tres anillos, cada uno con una gema verde.
"No lo sé… pero parece que lo que sea que hace este Oculorio se activa cuando esos rayos golpean los cristales en el techo." respondió Serana, observando el mecanismo frente a ella. "Aunque, si eso es cierto, temo que aún no sé cómo mover esos anillos…"
La duda de Serana la hizo fruncir el ceño, intentando deducir cómo mover los anillos para que los rayos láser impactaran en los cristales. Los láseres ya estaban apuntando al centro de los anillos, así que sólo faltaba girarlos para alinear los cristales.
Aela, por su parte, observaba el lugar mientras dejaba que su amante tratara de resolver el enigma. Al acercarse a la consola, sintió curiosidad por los botones, pero no los presionó, sabiendo que, si provocaba algún problema, ni ella ni Serana sabrían cómo solucionarlo. En cambio, se giró y se estiró, sintiendo que no tenía nada útil que hacer en ese momento, ya que no era una maga ni una erudita.
Sin embargo, mientras se estiraba, presionó accidentalmente uno de los botones de la consola.
"Mierda…" susurró Aela al notar lo que había hecho.
Aunque lo susurró, el oído sensible de Serana captó la maldición de su amante. Girando rápidamente la cabeza, vio que Aela había oprimido uno de los botones en la consola.
"¡Aela, ¿qué has—?" Lo que fuera que Serana iba a decir se detuvo cuando, de repente, escucharon el sonido de algo moviéndose.
Ambas miraron al techo y vieron cómo uno de los anillos comenzaba a girar, acercando el cristal hacia el rayo láser. Sus ojos se quedaron fijos en el anillo por unos segundos; luego miraron la consola de botones, y de nuevo al techo.
Repitieron esta rutina por un par de minutos hasta que, finalmente, comenzaron a sonreír como locas. Serana se movió rápidamente hacia la consola, y Aela se giró sin esperar un segundo más. Como dos niñas en una dulcería, empezaron a presionar los botones, moviendo los anillos en el techo.
Sin embargo, aunque ya sabían cómo mover los anillos, la emoción del momento hizo que se pasaran y giraran los cristales demasiado, lo cual las obligaba a reiniciar su alineación.
Tras varios intentos y unos cuantos minutos, al fin lograron colocar los cristales en la posición correcta. Cuando los rayos tocaron los cristales, la sala se iluminó por un segundo, cegándolas a ambas.
"¡AAAGGHHHH!" gritaron al unísono, llevándose las manos a los ojos. Cuando la luz se apagó, tuvieron que parpadear varias veces antes de recuperar la visión normal.
"Maldita sea, eso dolió." comentó Aela mientras miraba al techo. Al no ver nada, se sintió confundida, y tocando el hombro de Serana, murmuró: "Esto… ¿qué se supone que tenía que pasar? ¿Solo cegarnos o debía aparecer algo más?"
La pregunta de Aela desconcertó a Serana, quien miró hacia arriba sin encontrar nada. No había ni un holograma, ni un mapa astral… nada. Aquello la desanimó y la frustró, ya que la única pista que tenían para encontrar el objeto que contenía la mitad del alma de su amigo parecía inútil.
"No, se supone que debía mostrarnos un holograma de Tamriel, señalando varios puntos en el mapa que indicarían la localización de los objetos." respondió Serana, sintiéndose derrotada… al menos hasta que notó algo en la base de la sala, rodeando el mecanismo central. Allí, no mucho más grande que un mapa pegado a una pared, había un mapa hecho de magia. Tan sorprendida estaba que solo pudo levantar una mano y señalar hacia ese lugar.
"¿Eh? ¿Qué pasa?" preguntó Aela con algo de preocupación, pensando que algo podría haber aparecido. Instintivamente, desenvainó su daga y estuvo a punto de tomar su escudo. Pero cuando vio hacia dónde señalaba Serana… quedó tan sorprendida que casi dejó caer su arma.
Pasmadas, ambas se acercaron al lugar y observaron lo que había allí. Ante sus ojos, se desplegaba un mapa detallado de todo Tamriel, mostrando varios puntos de diferentes colores e intensidades.
"¿Qué significa todo esto?" preguntó Aela, confundida. Entendía vagamente que las luces representaban lugares con objetos poderosos, pero no comprendía por qué los puntos tenían distintos colores.
"No lo sé… no entiendo mucho, pero creo que la intensidad tiene que ver con el poder de los artefactos… al menos, eso intuyo. Pero no sé qué más pueden significar el resto de los patrones, ya sea el color o alguna otra cosa… no sé qué significan." respondió Serana con frustración, dándose cuenta de que ahora venía lo más complicado: descifrar qué rayos indicaban esas luces.
"¿Podrás descubrir qué significan esas luces?" preguntó Aela, con una preocupación palpable, ya que temía que su amante no pudiera descifrar lo que quería decir ese mapa y que todo el viaje hubiera sido en vano.
"No lo sé… es la primera vez que veo algo así, pero intentaré descifrarlo…" respondió Serana, negando con la cabeza para ahuyentar de su mente todos los pensamientos pesimistas y negativos. "No importa el tiempo que me tome, pero lo descubriré."
Las palabras de Serana provocaron que Aela sonriera. Acercándose a su amante, tomó su mano y, mirando juntas el mapa, sonrió mientras hablaba: "Sí, sé que lo harás y te estaré apoyando en lo que necesites…"
Aquellas palabras hicieron que Serana sonriera también y asintiera. Luego, sacó un pequeño papel y un tintero de su bolso encantado… tenía mucho que hacer y no podía perder ni un segundo.
'Qué bueno que soy una vampira… tengo tiempo para hacer esto…' pensó Serana, mientras comenzaba a examinar el mapa y a anotar lo que intuía que era información relevante.
Draconic Deus XXX de Octubre del XXXXX
El cielo de Brondovahnor estaba iluminado por el cálido sol primaveral que bañaba todo el territorio. En todo el reino creado por Edzard reinaba una paz tan grande que uno podía escuchar el trino de las aves y a los animales corretear por los bosques. Sin embargo, toda esa calma se desvaneció de repente cuando, sobre la cadena montañosa al norte, se abrieron cientos de portales rectangulares en el cielo.
De estos portales comenzaron a caer varias personas, quienes gritaban presas del pánico.
"¡AHHHHH!" gritaba Issei, quien, producto del shock por lo que estaba ocurriendo, había olvidado que era un demonio y que podía desplegar sus alas para volar.
De hecho, Issei no era el único; todo el ORC también había olvidado momentáneamente que eran demonios, por lo que ninguno desplegó sus alas.
"¡¿Qué está pasando?!" gritó Gorou, quien estaba abrazado a su esposa, quien también gritaba con los ojos cerrados.
"¡No lo sé!" fue todo lo que Issei pudo responder, viendo cómo el suelo se acercaba rápidamente.
Sin embargo, antes de que impactaran, observaron cómo en el suelo aparecían cientos de círculos mágicos. De estos círculos surgieron rayos de luz verde, que envolvieron a todos, deteniendo su caída.
"¿Are?" fue lo único que pudo decir Issei al ver que ya no se precipitaban hacia el suelo.
"¿Qué es esto?" preguntó Rias, asombrada por el hechizo que los guiaba suavemente hacia el suelo. No obstante, eso no fue todo; sin que ella hiciera nada, su cuerpo comenzó a moverse por sí solo, enderezándose y posicionándola para caer de pie.
Cuando todos aterrizaron, los círculos desaparecieron, dejando a la vista tanto a los miembros del ORC y a los padres de Issei, como a varios otros demonios a quienes conocían.
"¡Rias!" gritó Sairaorg, quien estaba junto a su nobleza y miraba con alegría a la de Rias.
"Sairaorg…" dijo Rias con una sonrisa al ver a su primo.
El heredero de los Bael se acercó a su prima y la saludó, haciendo lo mismo con el resto de su nobleza. Apenas terminó de saludarlos, intentó conversar con Rias, pero justo en ese momento llegaron Sona y Seekvaira.
Cuando los reyes que habían participado en aquel reciente rating game estuvieron reunidos, comenzaron a hablar.
"Entonces… ¿saben qué está sucediendo?" preguntó Seekvaira, con una mirada fría mientras observaba a Rias y a Sona, esperando que tuvieran alguna respuesta.
Al ver que todas las miradas estaban sobre ellas, Sona y Rias negaron con la cabeza; no sabían nada de lo que estaba ocurriendo. Aquello sorprendió a Seekvaira y a Sairaorg, quienes habían supuesto que Sirzechs y Serafall les habrían informado algo, pero claramente estaban equivocados.
"Vaya… así que no saben nada… eso es sorprendente." comentó Seekvaira con confusión.
"Sí, pensamos que quizá les habían dado alguna pista, pero creo que entiendo más o menos lo que parece estar pasando aquí." comentó Sairaorg, observando el entorno que los rodeaba. "Supongo que ustedes también tienen una idea de lo que esto puede significar, ¿verdad?"
La pregunta de Sairaorg fue recibida con sonrisas de Rias y Sona, y un bufido de molestia de parte de Seekvaira.
"Claro que intuimos lo que puede pasar… ¿acaso crees que somos estúpidas?" dijo Rias con sarcasmo, mirando a todos los reunidos.
"No, pero… a veces actúas como una, o quizá solo eres imprudente." respondió Seekvaira con igual tono sarcástico, acercándose a Rias.
"¿Qué dijiste?" preguntó Rias con una sonrisa, aunque una pequeña marca de irritación apareció en su frente.
Seekvaira estuvo a punto de responder, pero en ese momento Sairaorg notó la presencia de los padres de Issei, a quienes no conocía, y decidió no darle más importancia a la pelea amistosa entre Rias y Seekvaira.
Así que, acercándose, saludó a los padres de Issei con una sonrisa.
"Buenas. Supongo que ustedes son los padres del Sekiryuutei, ¿verdad?" preguntó Sairaorg mientras los miraba, dándose cuenta de que miraban con una sonrisa incómoda la discusión entre Rias y Seekvaira. Sona, por su parte, se cubría el rostro con vergüenza, mientras los demás miembros del ORC observaban la escena con incomodidad… excepto Issei, quien tenía una expresión pervertida al ver cómo los pechos de Rias y Seekvaira se aplastaban entre sí por la cercanía.
"Ah, sí, somos nosotros." respondió rápidamente y con torpeza Gorou, desviando la mirada de la discusión.
"Vaya, es un gusto conocerlos… soy Sairaorg Bael." se presentó Sairaorg con una sonrisa.
La forma en que Sairaorg se presentó hizo que los padres de Issei sonrieran y respondieran el saludo, presentándose ellos mismos.
"Entonces… si no es grosero de mi parte preguntar, ¿por qué han venido con Issei?" preguntó Sairaorg, observando cómo la discusión entre Rias y Seekvaira ahora había llamado la atención de todos los presentes… quienes no solo eran demonios, sino que también había algunos humanos, youkai, ángeles, valquirias y otros seres que pertenecían al Pacto de Kuoh. Esto sorprendió a Sairaorg, quien no esperaba ver a tantos miembros del pacto en una situación no formal.
"Ah, bueno, recibimos una invitación para venir." respondió Mikki, omitiendo la parte sobre la inmortalidad que recibirían, ya que no estaba segura de sí era de conocimiento público que Edzard podía otorgar ese tipo de regalo.
La respuesta de los padres de Issei confundió a Sairaorg, quien comenzó a sospechar que algo estaba ocurriendo. Sin embargo, no tuvo tiempo de reflexionar, pues en ese momento se escuchó un fuerte carraspeo que captó la atención de todos los presentes.
Sairaorg miró hacia el origen del sonido y vio a Edzard en el cielo, junto a alguien que no conocía. Al observar a sus compañeros reyes, notó que Rias y Sona parecían reconocer a la persona que acompañaba a Edzard.
Edzard miraba a todos los que estaban reunidos en su reino. Había accedido a traerlos aquí por una sola razón: comenzar un régimen de entrenamiento de dos meses en los que haría que todos los presentes aumentaran su poder… o al menos, que supieran cómo luchar mejor contra los daedras.
'Parece que han enviado a todos los que consideran prometedores… hah… eso solo será más trabajo…' pensó con algo de molestia Edzard, cuyo rostro denotaba cansancio, algo evidente por las ojeras que tenía y la expresión agotada con la que observaba todo.
El joven dragón había estado trabajando todo este tiempo, desde su última reunión con Azazel, en una sola cosa: ¿cómo hacer para asentar a cientos de personas en este lugar? Esta había sido su mayor preocupación, pues había estado hablando con Azazel y finalmente acordaron una fecha para liberar a los híbridos artificiales… una fecha que estaba a solo dos meses de distancia. Así que, el hijo de Akatosh tenía dos meses para preparar todo lo necesario y asegurar medidas de control por si estos híbridos se volvían en su contra.
'Si bien la mejor manera de eliminarlos sería dejarlos aquí y destruir Brondovahnor, no me es posible… no desde que usé ese objeto para estabilizar y crear este reino… ese artefacto le da una gran autonomía en su existencia.' pensó Edzard, recordando cómo había empleado un objeto de gran poder para crear su reino de bolsillo, impidiéndole simplemente destruirlo. Sin embargo, por mucho que quisiera seguir meditando en esto, se vio forzado a regresar a la realidad al recordar que aún tenía tareas pendientes.
Cuando el hijo de Akatosh volvió a posar sus ojos en sus "invitados", se dio cuenta de que estaban reunidos alrededor de Rias y Seekvaira, quienes… estaban peleando. Aquello hizo que Edzard se llevase una mano a la frente y soltase un suspiro de molestia.
"Parece que los mocosos se están divirtiendo." comentó con una sonrisa Marcoryan, quien había decidido acompañar a su yerno para ver a sus "invitados". El viejo caballero mágico observaba a Edzard con preocupación, notando su estado de agotamiento, algo raro en un héroe de los pergaminos antiguos. 'Aunque, días en vela, con estrés mental constante, diseñando planes de entrenamiento y preparando la región para desarrollarla, crear asentamientos y traer a esos híbridos… un mortal ordinario ya estaría completamente muerto por el cansancio… pero él no, al menos no por ahora. Será mejor que hable con Asia y el resto de las chicas… ya deben ponerle fin a esto. Él debe dejar de cargar con todo solo.'
"Así parece… pero creo que deberían dejar de ser tan infantiles y pelear así. Algo me dice que ha sido una pelea de egos." dijo Edzard mientras suspiraba, pues sabía lo que había pasado. Seguramente, Rias o Seekvaira habían lanzado un comentario sarcástico, tocando algún punto débil de la otra, y ahora estaban discutiendo.
"¿Las detendrás?" preguntó Marcoryan con un tono serio, pues ya era momento de hablar con esos muchachos como era debido. "¿O lo hago yo?"
"No, lo haré yo…" respondió Edzard, llevándose la mano derecha a la boca y formando un puño para emitir una tos falsa.
Si bien una simple tos no llamaría la atención de todos, potenciada con el thu'um, era otra historia.
Cuando Edzard vio que todos lo miraban, puso una sonrisa amistosa en su rostro para calmarlos y transmitirles confianza, evitando que intentaran algo estúpido.
"Bueno, supongo que lo primero es presentarme… puede que algunos me conozcan, pero para aquellos que no, me llamo Edzard Cumberland Rolandson." dijo Edzard presentándose a sus "invitados". "Seguro que muchos tienen preguntas, pero primero, quisiera disculparme por haberlos traído de esta manera a este lugar… sé que fue algo… abrupto, pero no había otra opción…"
"¡¿Abrupto?! ¡¿Llamas a eso solo algo abrupto?! ¡Maldito cabrón de mierda, eso fue casi un secuestro!" gritó un joven de cabello verde y ojos del mismo tono, quien tenía tatuajes en el rostro, lo cual causó a Edzard cierta curiosidad, ya que sentía que esos tatuajes estaban conectados con algún tipo de magia. Otra cosa llamativa del joven eran sus orejas puntiagudas.
'Hmm… un demonio de orejas puntiagudas con actitud de delincuente… sí, creo que se llamaba Zephyrdor Glasya-Labolas… sí, ese era su nombre…' pensó Edzard, observando al demonio, y luego girando su mirada hacia otra persona: una chica de complexión pequeña y cabello plateado, que tenía una expresión de poker en el rostro. Al verla, Edzard se interesó, pues parecía observar a Zephyrdor con algo de decepción. Tras unos segundos, Edzard recordó su nombre de la lista que Sirzechs le había dado. 'Iryuka Glasya-Lábolas, la siguiente en la línea de sucesión del clan Glasya-Lábolas… ummm… a diferencia de su pariente, parece mucho más interesante que ese delincuente…'
"¡Oye! ¡Cabrón, te estoy hablando!" gritó Zephyrdor al notar que Edzard lo ignoraba. El joven demonio estaba molesto, sin entender por qué Edzard lo ignoraba. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, vio cómo Edzard desaparecía del cielo. "¿Qué…?"
La pregunta fue respondida por la voz de Edzard, quien estaba ahora detrás de Zephyrdor.
"Te recomiendo mantener tus insultos para ti a partir de ahora, cabroncete." dijo Edzard con voz firme, lo cual hizo que Zephyrdor sintiera un escalofrío en el cuerpo. Y no fue el único; el resto de los presentes también sintieron el mismo escalofrío.
Tras dirigirse a Zephyrdor, Edzard observó a todos los reunidos. Había youkais, demonios, ángeles reencarnados, ángeles caídos, y humanos. Mientras los observaba, se dio cuenta de algo: estaban allí los padres de Issei.
Edzard parpadeó varias veces al verlos, pues se suponía que no debían estar allí, sino en otro lugar. Alejándose de Zephyrdor, caminó hacia ellos.
"Mikki, Gorou…" dijo Edzard, llamando la atención de los padres de Issei, al tiempo que todos los miraban. "¿Qué hacen aquí? Se suponía que Elayne iría por ustedes a su casa en un par de horas."
Las palabras de Edzard confundieron a los padres de Issei, quienes no tenían idea de qué había pasado, pero aun así le explicaron que habían llegado de la misma forma que Issei y el resto del ORC.
"Ya veo…" dijo Edzard, llevándose una mano a la frente, sintiéndose algo tonto. No había calculado que los padres de Issei quizá estarían en el mismo lugar que él durante el teletransporte… ahora tenía a dos humanos que no serían entrenados en un lugar donde no debían estar.
"Esto… Edzard-kun." lo llamó Mikki, atrayendo la atención de Edzard, quien la miró a los ojos.
"Sí, ¿qué sucede?"
"Sé que no deberíamos estar aquí, pero ¿crees que podrías decirnos qué pasa…?" pidió Mikki, esperando una respuesta.
Al oír aquella petición, el hijo de Akatosh se llevó una mano a la frente, pero terminó aceptando.
"Está bien, supongo que puedo decírselo, pero como no quiero repetirlo, lo diré para todos. Luego, quiero que vayan con mi suegro al palacio… ya hay un lugar preparado para ustedes allí… ¿vale?"
Los padres de Issei asintieron al escuchar la petición de Edzard, y él, al ver su respuesta, asintió y se acercó a su suegro, quien ya había descendido al suelo y estaba donde él había estado antes.
"Cuando termine de hablar y esté llevándolos al lugar donde se quedarán, ¿podrías llevar a los padres de Issei al palacio?" susurró Edzard al oído de su suegro.
"Claro, no hay problema." respondió Marcoryan con tranquilidad, pues ya le caían bien los padres de Issei desde el cumpleaños de sus nietas.
"Vale… ahora viene lo feo… hablar con ellos…" susurró Edzard, dándose la vuelta y mirando a todos. "Bueno, hablaré ahora, y espero que nadie me interrumpa…"
Aquellas palabras estaban cargadas de seriedad y un poco de frialdad, con las cuales Edzard esperaba dejar clara su intención. Al ver que todos se mantenían en silencio, el hijo de Akatosh se preparó para decirles lo que estaba por comenzar.
"Seguro que muchos de ustedes se preguntarán muchas cosas como: ¿Dónde estamos? ¿Qué hacemos aquí?" exclamó Edzard, usando su thu'um para amplificar su voz sin necesidad de gritar. Las palabras de Edzard fueron respondidas con un asentimiento general de los presentes, quienes, aunque algunos intuían su propósito, muchos ni siquiera sabían dónde estaban. Por eso, Edzard decidió darles respuestas rápidas. "Bien, para responderles, es así: actualmente se encuentran en mi reino de bolsillo, una dimensión creada por mí para servir como mi hogar. Algunos de ustedes ya han venido antes aquí, pero otros no. Sin embargo, eso no importa, ya que no están aquí para conocer mi reino de bolsillo, sino para otra cosa… muchos ya saben que actualmente vivimos una paz vigilante, ¿verdad?"
Tras hacer su pregunta, Edzard vio que todos asentían. Todos sabían acerca de la tregua contra los daedras. Así que, al ver que comprendían, agradeció no tener que explicar mucho más. Aun así, sabía que debía dar más detalles sobre el motivo de su presencia allí.
"Bien, entonces les diré por qué están aquí… ¡Están aquí para entrenar, para aprender sobre los daedras y cómo enfrentarlos!" gritó Edzard, con tal fuerza que sorprendió a los presentes. Sus ojos recorrieron a cada uno de los reunidos, mirando a todos intensamente, haciendo que muchos apartaran la vista por la intensidad de su mirada. "¡Durante los próximos dos meses me encargaré de que aprendan a luchar contra un daedra, a reconocer sus tipos, sus variantes… durante dos meses los entrenaré hasta que sus cuerpos no puedan más!"
Al decir esto, Edzard miró a Issei y a Genshirou, quienes se estremecieron al recordar el entrenamiento que recibieron de él. Al verlos temblar ligeramente, Edzard sonrió; una sonrisa que heló el corazón de los presentes, pues reflejaba su sed de combate.
"¡Entre ustedes hay individuos que yo mismo entrené brevemente, y ellos saben a qué me refiero! Para mí, el tipo de combate que prefieran no es importante. ¡Me aseguraré de que se conviertan en guerreros versátiles, capaces de adaptarse a cualquier tipo de batalla! Así que, si piensan en usar solo una técnica de combate, descártenla ahora. Quizá no se vuelvan maestros de todas las formas, después de todo, solo son dos meses, pero al menos serán capaces de improvisar para no morir en batalla." enfatizó Edzard, con una frialdad que hizo que todos tragaran saliva, llenos de ansiedad e incertidumbre. Sin embargo, las palabras de Edzard no solo impactaban sus mentes, sino también sus corazones, encendiendo en ellos el deseo de volverse más fuertes. Muchos de los presentes, especialmente aquellos que se consideraban débiles, comenzaron a ver a Edzard con otros ojos.
"¡Ahora que conocen el motivo de su presencia aquí, quiero saber algo! ¡¿Están dispuestos a darlo todo en este entrenamiento para salvar vuestro mundo, o permitirán que los daedras destruyan lo que aman?!"
La pregunta de Edzard quedó flotando en el aire, y durante un segundo, todos permanecieron en silencio. Luego, todos alzaron la voz al unísono.
"¡Lo daremos todo!" gritaron juntos, con corazones llenos de determinación, una determinación ardiente como el magma en el corazón de la Montaña Roja de Morrowind.
Al ver esto, Edzard sonrió, pues había dado el primer paso: despertar su motivación. Si más adelante decaían los ánimos, al menos sabía que podían ser motivados con las palabras adecuadas. Por su parte, los padres de Issei miraron asombrados cómo Edzard lograba cohesionar a todos esos jóvenes frente a ellos, haciendo que parecieran un solo grupo. Incluso Mikki y Gorou sintieron la necesidad de gritar que ellos también entrenarían, pero, por fortuna, Marcoryan los sacó de aquel trance provocado por las palabras de Edzard.
Por otro lado, Marcoryan observó a Edzard con una sonrisa, dándose cuenta de que su yerno poseía la habilidad de inspirar a otros, algo que sin duda era valioso. Sin embargo, también notó que podía trabajar un poco más en pulir su oratoria.
Tras dar su discurso y ver a todos motivados, Edzard se giró y comenzó a caminar, indicando a los demonios y al resto que lo siguieran para mostrarles el lugar donde entrenarían. Al verlo partir con el grupo, Marcoryan les dijo a los padres de Issei que lo acompañaran, y ellos asintieron, dirigiéndose hacia el palacio junto a él.
Mzulft – Skyrim 5E
A pesar de que sabían que los días habían pasado, ni Aela ni Serana sabían con certeza cuánto tiempo había transcurrido, ya que no tenían idea de cuánto llevaban dentro del oculorio de la ruina de Mzulft. Sin embargo, aunque carecían de una noción clara del tiempo allí, las dos mujeres, o, mejor dicho, Serana, había logrado descifrar un poco la información que les brindaba aquel mapa de Tamriel.
"¿Cómo vas, Serana?" preguntó Aela, quien estaba vendando su brazo con vendas empapadas de una poción de curación, para poder sanar la herida que su amante le había dejado al chupar su sangre para alimentarse y seguir trabajando.
"Por ahora, bien… Sin embargo, aún no he logrado descifrar del todo lo que significan estas luces y cómo podríamos usarlas para encontrar ese collar que contiene el alma de Ed." respondió Serana con algo de frustración, mirando la pared sin prestarle atención a nada más.
La respuesta de Serana hizo que Aela se preocupara, pues su amante se estaba llenando de frustración y eso no era algo bueno para ella; podría explotar en un ataque de ira, lo que conllevaría a que se pusiera violenta. Así que decidió decirle que debía descansar un poco para poder poner sus ideas en orden. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, una voz sonó a sus espaldas.
"Vaya, lo que están haciendo es realmente interesante… ¿les importa si nos unimos para ver si encontramos juntos ese collar con la mitad del alma del Dovahkiin?"
En el momento en que oyeron esas palabras, tanto Aela como Serana miraron hacia atrás y vieron a Aryne y a Aryon parados detrás de ellas.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y hasta aquí el maratón de navidad de este año.
Espero que estén pasando la navidad con sus seres queridos.
Volviendo a la historia, vemos que Serana y Aela han llegado a Hibernalia, donde se han reencontrado con Tolfdir, y también aprendemos que los efectos de las invasiones de los daedras hacia Draconic Deus ya están siendo notados por los magos de Nirn.
Observamos que ambas han recibido una pista para buscar el objeto con el alma de Edzard, y que cuando todo estaba por terminar bien, aparecen Aryne y Aryon, ¿Cómo llegaron allí? Digamos, que magia del Guion XD
Sobre lo que ocurre en Draconic Deus, bueno, ya iniciamos el entrenamiento, el cual será dividido en varias etapas, primera semana, calentamiento y algo de acondicionamiento, luego veremos como Edzard hace uso de diversos métodos para hacer que quienes están entrenando con el mejoren, espero poder plasmar bien todo lo que sucederá, pero se mantendrá la dinámica de dos perspectivas en el futuro, draconic deus y lo que ocurre en Nirn, por lo que volverán a aparecer personajes de Elder Scrolls con el tiempo.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Chapter 86
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 85
— Uno de los errores mas comunes que piensan los magos novatos es no aprender a luchar, al menos, un poco con un arma o a puño limpio…. He visto a muchos novatos terminar siendo asesinados una vez que se quedaron si magia y no pudieron defenderse. —
Tolfdir durante una de sus conferencias libres en el Colegio de Hibernalia.
Mzulft – Skyrim 5E
La tensión era palpable en el interior del oscuro corredor de la ruina dwemer, tanto que los músculos de Aela y Serana estaban tan tensos que se notaban a simple vista.
"¿Qué hacen aquí?" preguntó Serana, con tono seco, al ver a Aryne y Aryon frente a ellas.
La respuesta de la Nerevarino fue solo una tranquila sonrisa, un gesto calculado para no aumentar la tensión en el ambiente.
Al no recibir respuesta, Serana apretó los dientes y comenzó a enviar Magicka a sus manos, mientras Aela, al notar el ambiente hostil, desenvainaba suavemente la daga que llevaba en su cinturón.
"No lo repetiré… ¿Qué hacéis aquí?"
La pregunta de Serana volvió a ser respondida con silencio, pero antes de que Aryne volviera a sonreír, Aryon dio un paso al frente y decidió contestar, sin intenciones de iniciar una pelea inútil.
"Tranquilizaos, por favor… no estamos aquí para pelear." pidió Aryon, colocándose entre su hermana y las dos amigas del Dovahkiin. "Puede que no nos hayáis creído cuando lo dijimos en el castillo de vuestra madre, Lady Serana, pero no buscamos el amuleto del joven Edzard para nada malo."
Las palabras de Aryon estaban cargadas de sinceridad, pues sabía que su hermana no deseaba la réplica del amuleto para nada oscuro. Además, ni siquiera sería ella quien controlaría ese fragmento de alma.
Aunque las palabras de Aryon sonaban convincentes, fue su lenguaje corporal lo que hizo que Aela y Serana confiaran en él... al menos un poco. Aun así, ninguna de las dos bajaría completamente la guardia, pero necesitaban respuestas.
"Bien… confiaremos en ti… por el momento." comentó Serana, con cautela en su voz, bajando los brazos y cancelando los hechizos que estaba por lanzar.
Cuando Serana relajó las manos, Aela apartó la mano de su daga, aunque mantuvo la otra sobre su escudo, lista para usarlo si la situación lo requería.
Por su parte, la hermana de Aryon solo suspiró e hizo un puchero al ver que todo se calmaba.
"Buuu… ¿Ya no vamos a pelear?" preguntó Aryne, un poco decepcionada, pues quería "jugar" un rato con Aela y Serana.
"Por favor, hermana… no es el momento para bromas." comentó en un susurro duro Aryon, quien no quería problemas con las dos mujeres frente a él, no porque no pudiera ganar, sino porque no le agradaba pelear sin razón.
"Vale… no haré más bromas como esas." replicó Aryne, algo molesta, desviando la mirada.
Cuando su hermana se comprometió a dejar de lado las bromas sobre su presencia y sugirió que no intentaría molestar a Aela y Serana, Aryon sintió un gran alivio. Miró a la vampira que tenía enfrente, soltó un suspiro profundo y se acercó, manteniendo las manos en alto para mostrar sus intenciones pacíficas.
"Bien… supongo que deberíamos decirles la razón exacta por la que buscamos ese amuleto. Es bastante simple: planeamos devolvérselo a su dueño." explicó Aryon de forma clara y serena, dejando en claro que no iba a andarse con rodeos.
Cuando las dos amigas de Edzard escucharon esto, parpadearon sorprendidas y, aunque asintieron y se sintieron algo más tranquilas, no bajaron completamente la guardia. Eso sorprendió un poco a Aryon, pero no dijo nada. Sabía que, en Tamriel, era prudente no confiar completamente en nadie... a menos que realmente supieras que esa persona era digna de confianza.
"Así que… ¿no quieren la mitad del alma de Ed para ustedes?" preguntó Aela con sospecha, pues le parecía extraño que no desearan apoderarse de la mitad del alma de un dragón.
La pregunta, razonable, fue respondida primero con silencio, y luego, con una sonora carcajada de Aryne.
"¡Ja, ja, ja! ¡Por mis ancestros!" reía la Dunmer con tanta fuerza que tuvo que sujetarse el abdomen para mantenerse en pie. "¡Ja, ja, ja! ¡No he oído algo tan gracioso desde hace varios siglos!"
La risa estruendosa de Aryne incomodó a Serana y a Aela, quienes sintieron que se burlaba de ellas. Sin embargo, como siempre, Aryon intervino para evitar malentendidos. Con pasos rápidos, el actual líder de la Orden Psijic se paró al lado de su hermana y, con un rápido y certero golpe en la cabeza, la hizo callar.
"¡Aghhh!" gritó Aryne al recibir el golpe, que fue especialmente doloroso debido a la Magicka que rodeaba la mano de su hermano.
"¿¡Por qué hiciste eso!?" protestó Aryne, cubriéndose el lugar donde había sido golpeada.
"Para que te calmes un poco." respondió Aryon, molesto, antes de volverse hacia Aela y Serana. "Sé que lo que voy a decir puede sonar a una excusa barata, pero no tenemos ninguna intención de hacer eso." afirmó el Altmer, mirando directamente a las amigas de Edzard. "Nuestro único objetivo es encontrar el amuleto y devolvérselo al joven Edzard antes de que los efectos de tener su alma dividida se vuelvan más evidentes."
"¿Qué?" preguntó Aela al escuchar esto. Lentamente, un sentimiento de temor comenzó a invadirla, hasta el punto de casi soltar su escudo.
Por su parte, Serana también estaba sorprendida y aterrada. Como nigromante, conocía los efectos de una división de alma en un mortal… pero en un dragón, en un Dovah… solo podía imaginarlo, y eso la había motivado a emprender este viaje.
"¿A qué te refieres con que los efectos de la división de su alma se vuelvan más evidentes?" preguntó Serana con pánico en su voz, temiendo lo peor para su amigo.
En lugar de responder de inmediato, Aryon miró a su hermana, quien seguía frotándose la cabeza. Cuando la Nerevarino notó su mirada, soltó un suspiro, dejó de sobarse y miró tanto a la vampira como a la mujer lobo.
"El Dovahkiin está mostrando señales de que su alma está dividida, de forma sutil, pero ahí están... solo es cuestión de tiempo antes de que todos los efectos se hagan presentes." comentó Aryne con voz grave, sin rastro de humor y con la mirada fija en los ojos de Serana.
Esa revelación cayó como un balde de agua fría para Serana, mientras que en Aela solo despertaba una creciente confusión. No es que no entendiera que la situación era grave, lo intuía, pero no comprendía cuáles serían exactamente esos efectos.
"Ehm… disculpen. Verán, yo no soy tan versada en cosas como la magia, el alma y eso... así que, ¿podrían explicarme de qué hablan?" preguntó Aela de manera directa, deseando entender lo que ocurría con su amigo.
La pregunta directa de Aela hizo que todos la miraran, y luego miraran a Serana, quien solo sonrió torpemente, como disculpándose por la falta de conocimientos académicos de su amiga.
Al ver la mirada de Aela y comprender su pregunta, Aryne decidió responderle. Tomándose un momento, ordenó sus ideas para poder explicar todo adecuadamente.
"Ummm… bueno, no. Para resumir, es esto… verás, tener un pedazo de tu alma separado no es nada bueno. Si te arrancan, aunque sea una pequeña parte, ciertamente te debilitarás. De hecho, algunas personas experimentan un dolor constante, tanto físico como mental. También provoca cansancio físico, mental y emocional… hay momentos en que esos individuos se vuelven apáticos con todo lo que les rodea, incluidos familiares y amigos." Aryne hablaba con una mano en el mentón, enumerando todos los efectos que provoca en un mortal la pérdida de un fragmento de su alma. "Ahora, si eso pasa solo con un pedazo de alma, imagina lo que significa tener la mitad arrancada… eso no es nada agradable de sentir. Lo que me sorprende es que el mocoso esté tan bien como está. No lo vi sufrir dolores constantes al moverse o pensar, ni lo vi apático… pero hasta hace poco, según la información más reciente que tengo sobre su salud, me enteré de que se siente cada vez más cansado."
Los ojos de Aela se abrieron ante esta respuesta, sintiendo un nudo en el estómago, además de un fuerte déjàvu, porque esa apatía en Edzard no era algo nuevo. Ella aún recordaba aquellos ojos que él tenía años atrás, cuando Kodlak aún vivía… los ojos de Edzard en aquel entonces no mostraban mucha emoción.
"Aela, ¿estás bien?" preguntó Serana al ver cómo el color desaparecía del rostro de su amante.
Al escuchar la voz de Serana llamándola, Aela volvió en sí, asintiendo mientras intentaba parecer convincente. Sin embargo, tanto Aryne como su hermano y Serana notaron que fingía, aunque decidieron no comentar nada.
"Dijiste que te has enterado de que Ed está cada vez más cansado… ¿cómo te has enterado de eso?" preguntó Aela rápidamente, tratando de desviar la atención, consciente de que su respuesta anterior no fue del todo convincente.
"No son las únicas que se preocupan por el mocoso." Respondió Aryne con tranquilidad y un leve toque de molestia, uno que dejaba claro a Aryon, Serana y Aela que el otro individuo interesado en la recuperación del alma de Edzard no era precisamente del agrado de la Nerevarino.
Al oír aquello, tanto Aela como Serana sonrieron, aliviadas al saber que su amigo realmente tenía más gente que se preocupaba por él. Se miraron mutuamente y asintieron, entendiendo que lo que acababan de escuchar era motivo suficiente para unir fuerzas con Aryne y su hermano. Juntos podrían descifrar el mapa y descubrir cómo llegar al amuleto que contenía el alma de Edzard.
"¿Cuánto tiempo tenemos antes de que el alma de Ed quede completamente atrofiada?" preguntó Serana, preocupada, ya que este era el verdadero riesgo de tener una parte del alma arrancada. Si se atrofiaba, ya no habría forma de restaurarla a su estado original. En un mortal, esto era lo suficientemente grave, pero un Dovah como Edzard sufriría efectos aún más devastadores. Ninguno de ellos quería saber cuáles serían esos efectos.
"No sabría decirte con exactitud. Puede que un par de años… o tal vez meses. Todo dependerá de cuánta energía use. Mientras más poder emplee, más rápido se deteriorará su alma y más intensos se volverán los efectos." respondió Aryne, franca.
"Ya veo…" susurró Serana al darse cuenta de que literalmente no tenían tiempo que perder. Comprendiendo esto, miró a Aela, quien asintió, captando lo que su amante quería decirle. Rápidamente, Serana extendió su mano hacia Aryne, quien la miró por unos segundos antes de sonreír y estrecharla también.
"Será un placer trabajar a su lado, Lady Aryne." dijo Serana con un toque de duda en la voz, pues, aunque sabía que necesitaba su ayuda para salvar a su amigo, aún no confiaba del todo en Aryne.
Percibiendo esa desconfianza, Aryne decidió no darle importancia. Sabía que era mejor demostrar sus intenciones con acciones y no con palabras.
"También es un gusto, Lady Serana. Trabajemos juntos para salvar a ese mocoso."
Draconic Deus XXX de Octubre del XXXXX
En medio de las montañas al norte del reino de bolsillo creado por Edzard, en la misma meseta donde hacía un tiempo había matado a Diodora Astaroth, se podían observar dos enormes edificios. Estas edificaciones eran austeras, casi espartanas, con los muebles mínimos necesarios para que quienes habitaban allí temporalmente pudieran vivir, sin ninguna distracción que los alejara del verdadero motivo de su estadía.
Aquellos edificios servían de residencia para quienes habían sido enviados a este mundo a entrenar. De hecho, en ese preciso momento se podía ver a varios demonios entrenando. Como era apenas el tercer día del régimen de entrenamiento y las primeras horas de la jornada, todos estaban realizando la misma actividad.
"¡Uno! ¡Dos! ¡Uno! ¡Dos! ¡Uno! ¡Dos!" eran los gritos que resonaban entre los entrenadores. Estos gritos se usaban para marcar el paso y ayudarlos a mantenerse conscientes mientras corrían por un escarpado camino, en filas de a dos. En ambas filas se podían ver a Rias y su nobleza, Sona y su nobleza, Sairaorg y su nobleza, y al resto de los que estaban allí entrenando. Todos vestían únicamente ropa de entrenamiento simple, sin más.
Resultaba que, a pesar de que muchos habían traído sus propios equipos de entrenamiento, como pesas y armas, ninguno los usaría durante todo el entrenamiento. Esto se debía a que Edzard no planeaba entrenarlos para profundizar en sus habilidades individuales, pues no sabía cómo ayudarlos a mejorar en ese aspecto, salvo a un pequeño grupo de individuos. Por lo tanto, para la mayoría, había ideado un entrenamiento físico estándar.
"¡AAHHHHH!" fue el grito que soltó Zephyrdor Glasya-Labolas al mirar al frente y ver cómo Issei, Genshirou y Sairaorg corrían mejor que él, llevándole varios metros de ventaja y sin mostrar signos de fatiga a pesar de haber corrido ya más de veinte kilómetros.
El joven demonio se sentía frustrado, apretando los dientes y clavándose las uñas en las palmas, incapaz de creer que alguien como Issei y Genshirou, demonios reencarnados, o alguien como Sairaorg, un demonio sin poder demoníaco, soportaran mejor el entrenamiento que él. Esta frustración lo llevó a soltar insultos al aire, a diestra y siniestra.
"Por Satán… deberían ponerle un bozal." comentó irritada Seekvaira, que corría en un grupo más atrás junto a Sona y, un poco más atrás, Rias y su reina, además del resto de los que sólo usaban magia para luchar.
"Estoy de acuerdo contigo. Su voz da dolor de cabeza y su lenguaje no es el adecuado." dijo Sona tranquilamente, sin desviar la vista del camino y enfocándose en el entrenamiento, aunque aún no entendía la necesidad de hacer ejercicio físico.
Este intercambio de palabras provocó una leve risa entre ambas demonios, a la que se unieron Rias y Akeno, que iban unos metros detrás de ellas.
"Aun no entiendo por qué tenemos que hacer esto." comentó con curiosidad Akeno, que miraba al frente, observando a Issei correr muy adelante. La reina de Rias estaba algo agitada, pues no estaba acostumbrada a tanto ejercicio físico a esa hora de la mañana; sin embargo, debido a que su Evil Piece también tenía atributos de «Torre», Akeno no sentía tanto el efecto del cansancio.
"Ni yo, Akeno… pero no es como si pudiéramos quejarnos." respondió Rias, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo ante la sola idea de protestar. A pesar de su capacidad de deducción, Rias aún no lograba entender por qué estaban entrenando físicamente en lugar de perfeccionar su magia y alcanzar nuevos niveles de control para poder luchar mejor contra los Daedra.
Ese temor en Rias tenía una razón sólida: después de que Edzard los llevara a ese lugar, les mostró las reglas que debían seguir durante el entrenamiento; una de ellas era no quejarse de lo difícil que fuera el régimen.
"Tienes razón… no queremos que nos pase lo mismo que a Zephyrdor-sama." dijo Akeno, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo. Temía, sobre todo, después de ver cómo Edzard había "encarrilado" a Zephyrdor Glasya-Labolas cuando se quejó al escuchar el itinerario de los primeros días. Ella había sentido cierto terror al presenciar cómo Edzard sometía a Zephyrdor de tal manera que ahora mismo ni siquiera se atrevía a molestar al joven dragón, algo que solía hacer cuando él los visitaba en Kuoh.
"Pensé que el entrenamiento estaría más enfocado en nuestras habilidades innatas, como nuestro control de magia, el manejo de los Sacred Gears, e incluso en nuestro trabajo en equipo, pero parece que me equivoqué…" comentó Sona, llamando la atención de Rias y de quienes corrían junto a ella. "Aunque, si lo miro desde una perspectiva menos ortodoxa, creo que entiendo lo que Edzard intenta lograr con esto."
Las palabras de Sona llamaron la atención de los demás, que la miraron, incitándola con la mirada a continuar.
"Creo que quiere ayudarnos a corregir las debilidades que tenemos debido a nuestros estilos de lucha, llevándonos a un punto en el que podamos ser más versátiles en combate… o al menos, eso pienso."
Lo dicho por la heredera Sitri sorprendió a todos en ese pequeño grupo, pues ahora que la escuchaban, se dieron cuenta de que tenía razón. La mayoría de los presentes en ese grupo, lejos del resto, pues la columna se había dividido en grupos diferenciados, usaban la magia como su forma principal de ataque y defensa.
"Ahora que lo mencionas, es algo que él haría." comentó Rias, llevándose una mano al mentón, llamando la atención sobre ella.
"¿En serio?" preguntó Seekvaira, que era quien menos tiempo había pasado con Edzard, a diferencia de Rias y Sona, que solían interactuar con él con mayor frecuencia.
"Asi es." Respondió Rias tras pensarlo unos segundos. "Sé que no lo sabes, pero en su grupo, todos sus integrantes son versátiles en el combate... ¿o no recuerdas lo que pasó cuando luchamos contra ellos en ese Rating Game? Aunque cada uno tiene un estilo de combate específico, todos saben usar armas, luchar cuerpo a cuerpo y utilizar magia en distintos niveles."
Esa revelación sorprendió a aquellos que no conocían demasiado sobre el grupo de Edzard, ya que lo que acababan de escuchar sugería que su equipo estaba muy bien estructurado y preparado, minimizando sus debilidades.
"Vaya, así que ese era su plan... como siempre, muy astuto de su parte." Comentó Akeno con una sonrisa, comprendiendo por fin por qué estaban haciendo entrenamiento físico, algo que, en principio, luchadores como ella no necesitaban en gran medida. Esto le hizo ver que Edzard realmente deseaba que sobrevivieran a las futuras batallas contra los Daedra.
El resto asintió al darse cuenta de esto, reconociendo que Edzard parecía ser un entrenador más capaz de lo que algunos de ellos habían pensado inicialmente. Pese a su papel como miembro fundador del pacto de Kuoh, no sabían mucho sobre él. Así que, aunque no eran grandes fanáticos del ejercicio físico, sabían que debían mejorar y adaptarse, pues era obvio que el entrenamiento aumentaría en intensidad con cada día. Sin embargo, antes de que pudieran decir algo, se escuchó un fuerte sonido.
¡BOOOMMM!
Una gran explosión surgió tras el impacto de un proyectil de fuego azul en el cuerpo de Zephyrdor Glasya-Labolas, quien había vuelto a maldecir y se había quedado parado, pasando de su grupo inicial al grupo de Sona, Rias y el resto.
"Ahh... parece que le dieron un tiro... otra vez." comentó Ravel, quien también estaba en este grupo junto a Gasper.
"E-espero que esté bien..." dijo el Dhampir con algo de lástima y miedo en su voz. Este temor provenía de saber que eso era lo que ocurría si dejabas de correr antes de completar el recorrido planificado para el día.
"Lo está; ya ha recibido ese mismo tipo de ataque durante los últimos días… sólo sigue y olvídate de cómo está él." Comentó Ravel, tomando a Gasper de la mano y haciendo que el joven Dhampir siguiera corriendo.
El resto del grupo continuó sin darle importancia, y Rias, Sona, Seekvaira y los demás siguieron su ejemplo.
"Buen tiro, Kunou." Dijo con una sonrisa Marcoryan, quien observaba cómo los invitados al reino de su yerno corrían como parte de su entrenamiento.
"Gracias, Jiji." Respondió Kunou con una sonrisa divertida en el rostro. Y es que ella había sido designada para un trabajo que le encantaba hacer, pues le resultaba divertido, al menos a ella. Resulta que Edzard sabía que sus entrenados necesitaban motivación para rendir al máximo, por lo que durante estos primeros días le había pedido a Kunou que se encargara de darles esa "motivación".
'Je, je… Chichihue tenía razón, esto es divertido.' pensó Kunou mientras miraba su arco. Su tarea era sencilla: disparar flechas de «Fox fire» a cualquiera que no mantuviera el ritmo de entrenamiento, castigándolos y "motivando" al resto.
Desde el comienzo del entrenamiento, había disparado su arco unas quince veces, siendo más de la mitad en dirección a aquel sujeto que más se quejaba y se detenía durante las sesiones de la mañana.
"Parece que otro está flaqueando, Kunou…" dijo Marcoryan, observando cómo los invitados corrían en distintos grupos.
Al oír aquello, la pequeña kitsune sonrió y comenzó a buscar con la mirada a quien estaba perdiendo el ritmo. Tras unos segundos, identificó a la persona: esta vez era una mujer, el obispo de Sairaorg, Coriana.
La mujer estaba bajando el ritmo, algo común entre los demonios de tipo apoyo o aquellos que se enfocaban únicamente en el uso de magia. Esto era algo que Marcoryan había notado cuando conoció a Cleria Belial hacía tiempo.
'Hmm... sabía que los magos eran diferentes aquí, pero no entrenar para luchar en caso de no poder usar magia es un error, uno que Edzard quiere corregir.' pensó Marcoryan mientras observaba de reojo a Kunou, que encendía su arco con sus llamas y lo tensaba, preparándose para lanzar un proyectil. 'Kunou ha mejorado mucho, ya es capaz de activar y desactivar su arco con bastante facilidad.'
Marcoryan observó cómo Kunou colocaba una especie de flecha que, en lugar de una punta afilada, tenía una esponja redonda. Esa flecha era un objeto con el que Kunou solía practicar, pues, aunque ya podía usar su arco con facilidad, no era muy precisa; al comienzo fallaba catorce de quince disparos, pero ahora sólo erraba diez de quince.
"Más a la izquierda, Kunou… un poco más." dijo Marcoryan, ayudando a su nieta adoptiva a disparar correctamente, ya que, con la orientación adecuada, la pequeña kitsune siempre daba en el blanco.
Cuando su abuelo adoptivo vio que Kunou estaba en la posición correcta, le indicó que disparara. Al escuchar la orden, la pequeña soltó la flecha, que ya estaba cubierta de «Fox fire», y salió disparada como un pequeño cometa de color azul.
La flecha recorrió la distancia entre Kunou y Coriana en menos de dos segundos, impactándola en el costado derecho. Al no ser una flecha regular, el proyectil no penetró la carne de la demonio; simplemente la golpeó, explotando en una llamarada llamativa, pero de poco daño, que sólo hizo que ella saliera disparada hacia un lado.
"Buen tiro…" dijo Marcoryan con una sonrisa, viendo cómo el grupo corría con más energía tras recibir un recordatorio de lo que pasaría si reducían la intensidad.
"Gracias... ¿Cuánto más estarán corriendo?" preguntó Kunou, deseando saber hasta dónde llegarían esta vez, ya que cada día corrían una distancia mayor que la anterior.
"Umm... un par de kilómetros más." respondió calmadamente Marcoryan, comenzando a caminar para mantenerse en un punto desde el cual él y Kunou pudieran tener una vista completa de todos los entrenados.
"Ya veo. Y, Jiji, ¿este entrenamiento será el mismo todo el tiempo que estén aquí?" preguntó Kunou con algo de curiosidad, deseando saber cuánto tiempo haría esto, ya que le resultaba divertido dispararles para que corrieran más.
"No, para nada... será similar, pero cambiará. Según las notas que dejó Edzard, en tres días comenzará la verdadera fase de entrenamiento físico matutino; lo que están haciendo ahora no es más que una preparación para lo que harán a partir de ese día." Respondió Marcoryan, quien comenzó a saltar entre los peñascos, seguido de cerca por Kunou.
"¿Cómo así?"
"En tres días empezarán a correr con armaduras completas." respondió Marcoryan con una sonrisa, recordando el tiempo en que él también entrenaba de esa manera. A pesar de ser más un mago que un guerrero, como noble fue entrenado en el uso de armas, pues se esperaba que liderara a los soldados en combate.
La respuesta de su abuelo casi hizo que Kunou tropezara, pues no esperaba aquello. Cuando logró estabilizarse sin caer, empezó a pensar en por qué su padre adoptivo haría eso, ya que no parecía tener sentido que aquellos que usaban magia llevaran una armadura.
"Jiji, ¿por qué usarían armadura? Muchos de allá abajo usan magia y no armas ni luchan cuerpo a cuerpo." fue la interrogante que surgió de la pequeña kitsune, ya que no lograba entender el propósito de entrenar con armaduras.
"Eso es fácil… Mira, aunque no usen armas ni peleen cuerpo a cuerpo, el entrenamiento con armaduras es muy útil. Una armadura, por muy bien hecha y ajustada que esté, sigue siendo un elemento algo restrictivo que no permite moverte como si sólo usaras ropa normal. Además, aunque las armaduras que usamos aquí suelen pesar unos veinticinco kilos, en Nirn varían mucho: las livianas pesan entre quince y veinte kilos, mientras que las pesadas pueden ir de sesenta a cien kilos."
La pequeña kitsune volvió a tropezar al oír aquello, pues era sorprendente... nunca había escuchado que una armadura pesara tanto. A causa de ese tropezón, estuvo a punto de caer, pero su abuelo adoptivo evitó que eso sucediera al atraparla del cuello de su traje de miko.
"Ten cuidado, Kunou… si te caes desde este sitio, podrías salir muy lastimada." Dijo Marcoryan, cargándola en un brazo y llevándola así hasta el punto desde el cual monitorearía esta parte del entrenamiento.
Cuando llegaron al lugar, una pequeña planicie, Marcoryan dejó a Kunou en el suelo, y ella soltó un suspiro de alivio, ya que se había asustado al casi caerse.
"Jiji." Llamó Kunou a Marcoryan, quien dejó de observar a los que entrenaban para mirarla.
"¿Qué sucede?"
"Chichiue… él, ¿él está bien?" preguntó Kunou con preocupación, pues había una razón por la que Edzard no estaba allí supervisando el entrenamiento de sus invitados, tarea que ahora recaía en Marcoryan.
Al notar la preocupación en la voz de Kunou, Marcoryan sonrió y, colocando su mano derecha en la cabeza de Kunou, la despeinó suavemente.
"Sí, pequeña... él está bien… sólo está descansando como debe desde hace un buen tiempo."
La respuesta de Marcoryan hizo que Kunou sonriera, pues estaba preocupada por lo que le había pasado a su padre adoptivo, pero ahora que su abuelo le decía que él estaría bien, se tranquilizó mucho.
La sonrisa de Kunou hizo que Marcoryan sonriera también, pues le agradaba ver a la pequeña más tranquila.
'Realmente armaste un buen escándalo ayer, Edzard… pero esas son las consecuencias de sobre trabajar... incluso un dragón debe conocer sus límites.' pensó Marcoryan. Luego, al mirar a los que entrenaban, sonrió al ver que algunos comenzaban a flaquear… uno de ellos, un Dhampir. Extendiendo un dedo, le habló a su nieta adoptiva: "Mira, Kunou… varios nuevos blancos."
Al escuchar eso, Kunou miró rápidamente al frente y, al ver que varios se estaban quedando atrás, sonrió divertida; era momento de hacerlos espabilar de nuevo.
Edzard se encontraba sentado en una cama del ala médica de su palacio. Sus ojos estaban enfocados en las montañas, admirando el hermoso paisaje de su reino de bolsillo. No había pensado mucho en ello en los últimos meses, pues siempre estaba atareado, realizando algún trabajo para el pacto, luchando contra Daedras o limpiando desastres para minimizar las fricciones. Sin embargo, aunque había logrado hacer todo eso, al final, su cuerpo le pasó factura.
"No puedo creer que realmente me haya pasado eso..." dijo para sí mismo Edzard mientras soltaba un suspiro y se dejaba caer en la cama, mirando hacia el techo. Su cuerpo, que hasta hacía unas horas estaba extremadamente cansado, se sentía un poco mejor. Ya no tenía ese dolor recurrente en la parte inferior izquierda de la nuca.
Esas palabras se referían a lo que había sucedido el día anterior, durante la cena que compartía con su familia y sus invitadas más cercanas, es decir, Le Fay y Ophis.
La cena había transcurrido sin ningún tipo de incidente, algo que Edzard agradecía profundamente... no sabía a qué deidad de Nirn debía darle las gracias, pero disfrutaba de la paz que siempre reinaba en su hogar. No había peleas entre sus amantes por llamar su atención, ni tampoco había conflictos entre ellas y sus invitadas.
Flashback
La cena transcurría con total tranquilidad, todos comiendo calmadamente sus platos. El lugar, iluminado por esferas de luz provenientes del hechizo «Luz de mago», estaba en completa paz, y las conversaciones fluían con naturalidad.
"Así que, ¿cómo te ha ido en estos días, Le Fay?" preguntó Asia mientras miraba a la joven maga, quien disfrutaba de su cena.
La maga de la Casa Pendragon dejó de comer y miró a Asia, una sonrisa emocionada apareciendo en su rostro antes de responder.
"¡Increíble! No importa cuánto lea, su biblioteca tiene muchos tratados de magia que nunca había visto." Dijo Le Fay con gran emoción, para luego comenzar a mencionar los libros que había estado leyendo, la mayoría sobre teoría mágica básica.
"Ya veo, me alegra que te estés adaptando bien a estar en el palacio." Dijo Asia, asombrada al escuchar todo lo que Le Fay había leído, pues no eran pocos libros.
"Sí, pensé que me aburriría un poco, pero no ha sido así. Aunque, aún me siento triste porque mi hermano decidió dejarme, pero entiendo por qué lo hizo." Comentó Le Fay, esbozando una sonrisa triste al mencionar a su hermano. Sin embargo, esa expresión se desvaneció cuando miró de reojo a Edzard, tiñéndose sus mejillas de un tenue rosado. "Aunque aún necesito un poco de tiempo para terminar de adaptarme, me gusta mucho estar aquí."
Al escuchar aquello, todas las presentes, incluida la suegra de Edzard, miraron entre Le Fay y Edzard, notando que la joven maga estaba claramente cautivada por el joven dragón. Sin embargo, él parecía no estar enterado, o al menos no prestaba atención. Aquello llamó la atención de todos, excepto de Ophis, quien comía tranquilamente, observando a los demás mientras intentaba comprender sus emociones.
"¿Ed?" preguntó Rossweisse, tratando de llamar la atención de su amante. Sin embargo, no funcionó, ya que Edzard no respondió. Esto preocupó no sólo a Rossweisse, sino a todos los presentes, incluida Ophis, quien miró a Edzard con confusión, pues era extraño que él no respondiera.
Todos observaron cómo Edzard permanecía en silencio, hasta que Asia tocó su hombro suavemente, como solía hacer cuando veía a su esposo distraído.
"¿Eh? ¿Qué pasó?" preguntó Edzard al ver que todos lo miraban, mostrando gran confusión.
"Rossweisse te ha llamado." Respondió Asia, con una expresión de preocupación mientras observaba a su esposo, notando que sus ojeras ahora eran más pronunciadas.
"¿En serio?" preguntó Edzard, mirando a su amante, quien asintió. Al ver eso, él se llevó una mano a la nuca y se disculpó. "Lo siento, me distraje un poco… je, je, je... ¿qué querías saber?"
Al oír la pregunta, la valquiria se sintió algo extraña, pues notó que la voz de Edzard sonaba agotada, demasiado, lo que hizo que frunciera el ceño. Aun así, decidió preguntar. "Quiero saber sobre el entrenamiento que les estás dando. ¿Qué buscas lograr con ellos? Sé que no puedes ayudarlos a controlar mejor sus sacred gears, así que quiero saber qué estás planeando para hacerlos más fuertes."
La duda de Rossweisse no era difícil de comprender, pues todos compartían la misma inquietud. Nadie sabía bien por qué Edzard había decidido entrenarlos, especialmente considerando que ya estaba muy ocupado con varias responsabilidades, algunas dentro del pacto y otras de índole muy personal que le consumían la mayor parte de su tiempo libre.
"Ah, eso… planeo que su entrenamiento esté enfocado en cubrir lo que le falta a cada uno para que se vuelvan más versátiles y puedan tener las herramientas necesarias para sobrevivir." respondió Edzard, llevándose un pedazo de carne a la boca para comer algo tras hablar.
"Ya veo, planeas hacer lo mismo que hiciste con nosotras." comentó Ingvild con una sonrisa, sabiendo bien a qué se refería Edzard. Y es que, aunque ella al principio solo utilizaba magia, ahora sabía algo de combate cuerpo a cuerpo e incluso manejaba algunas armas, aunque prefería usar su bastón, pues era el objeto que siempre tenía a mano.
"Así es." Dijo Edzard con una sonrisa, la cual, a pesar de que él intentaba que pareciera normal, estaba cargada de cansancio, algo que despertó las alarmas en todos, especialmente en su suegro.
"¿Estás seguro de que es posible convertirlos en guerreros flexibles en tan poco tiempo, Edzard?" preguntó Marcoryan, entrecerrando los ojos al ver a Edzard, observando todos sus movimientos en busca de algún signo de debilidad física.
"No lo sé…" respondió Edzard con una sonrisa, encontrando todo divertido, algo extraño para él, lo cual lo sorprendió. De hecho, Edzard empezó a sentirse más raro de lo normal. Comenzó a notar que su cuerpo se volvía más liviano y que su visión se desenfocaba de vez en cuando. Esto hizo que soltara el tenedor, cuyo sonido resonó en toda la habitación.
"¿Ed?" preguntó con preocupación Asia, quien vio cómo los ojos de Edzard comenzaban a cerrarse, algo que la aterrorizó.
"Tranquila, estoy bien… solo recordé algo, je, je…" comentó Edzard, cerrando los ojos un momento para intentar que su visión volviera a enfocarse. Al abrirlos de nuevo, se dio cuenta de que había funcionado.
Aquella respuesta no hizo nada para calmar los nervios que se apoderaban de los presentes, salvo Ophis, quien seguía comiendo tranquilamente sin prestar atención a lo que ocurría.
"Parece que tienes mucho que hacer… pero eso me lleva a otra pregunta, chico. Aunque, de eso hablaremos en privado." dijo Marcoryan, llamando la atención de su yerno con facilidad.
Edzard volvió a mirar a su suegro y asintió, pero antes de poder siquiera responder verbalmente, su cuerpo dejó de sentirse ligero y se volvió más pesado, como aquella vez cuando un techo le cayó encima mientras buscaba el arco de Auri-El junto a Serana. De la nada, la oscuridad lo reclamó, y apenas alcanzó a escuchar los gritos de sus amantes, su suegro, su suegra, sus dos hijas, Le Fay, y, para su sorpresa, logró ver brevemente cómo los ojos de Ophis se abrían en shock.
Fin Flashback
'Ummm… fue raro ver a Ophis mostrar tanta emoción en un solo momento.' pensó Edzard, dejando de recordar lo sucedido en la cena, pues literalmente allí terminaba todo lo que podía evocar. Lo siguiente que recordaba era despertar y ser sermoneado por todos: su esposa, sus amantes, y, sobre todo, su suegro.
El padre de Asia había pedido quedarse a solas con él un rato y, en ese momento, procedió a reprenderlo duramente. Le dijo que debería dejar de cargar con todo él solo y que era momento de comenzar a delegar parte de sus responsabilidades. Incluso se ofreció a encargarse del entrenamiento básico de los que estaban allí para aprender. Tras ello, se fue, dejando a Edzard frente a sus amantes, quienes lo miraban con una seriedad evidente.
De hecho, en ese momento, Edzard por fin se sintió más calmado de lo que había estado en mucho tiempo. Decidió que era el momento de confesarles muchas cosas, especialmente porque todas lo observaban intensamente.
Flashback
Edzard se sentía incómodo bajo las miradas de sus amantes, quienes lo vigilaban tan intensamente que, si fuera posible, él estaría ardiendo como un árbol en llamas.
"Así que… ¿hablarás o tendremos que sacarte las respuestas a la fuerza, Ed?" dijo Mittelt con firmeza, aunque en su mirada se reflejaba la preocupación. Todas compartían esa misma inquietud, incluso Asia, quien mostraba signos de enfado.
Al escuchar el tono de Mittelt y sabiendo que ella podía ser bastante directa cuando quería, Edzard soltó un profundo suspiro. Al mirarse a sí mismo, notó algo extraño: estaba vestido con una bata de hospital, lo cual no había ocurrido ni siquiera después de su batalla contra Ozzozachar en Kioto, que había sido la más dura hasta ahora.
"Ed…" pronunció Asia en un tono exigente, dejando claro que no iba a permitir que él evitara hablar, especialmente después de haber hecho llorar a Marie. La hija de ambos se había preocupado al ver a su padre desmayarse, lo cual hizo que estallara en llanto, algo normal para una niña de tres años. Por eso, decidieron enviarla con Kunou para que descansara, a la espera de que le contaran luego lo que sucediera allí.
"Deberías hablar, Ed." dijo Yasaka con una sonrisa pícara que apenas ocultaba su nerviosismo. Estaba preocupada por su prometido, y si uno la miraba de cerca, podía ver sus manos inquietas.
"Por favor, Ed." pidió Valerie, acercándose a él y tomando su mano entre las suyas. "Solo…"
"Sé lo que quieren…" interrumpió Edzard, mirando a Valerie. Su voz no era fría ni distante; en cambio, sonaba… ¿frágil? ¿insegura? Sí, pero con otros matices que sorprendieron a las presentes, pues ninguna había visto este aspecto de él.
"Ed…" dijo Asia en un tono triste, llena de pena al ver a su esposo así, algo que nunca pensó presenciar.
Sin pensarlo dos veces, todas se acercaron y lo abrazaron, además de compartir un beso con él. Yasaka, aunque no era su esposa ni su amante, sino su prometida por motivos políticos, también le dio un abrazo, el cual Edzard correspondió, lo que alegró el corazón de la kyubi, pues demostraba que él y ella eran cercanos.
"Así que, ¿qué es lo que te ha pasado, Ed?" preguntó Lint, queriendo saber por qué su amante estaba tan agotado, algo poco común, considerando la gran cantidad de energía que él solía tener.
"No lo sé…" respondió Edzard con voz apagada, provocando el ceño fruncido de sus amantes, quienes no parecían creerle.
Edzard sonrió suavemente al notar su escepticismo, consciente de que él mismo había provocado esa situación al ocultarles tanto de sus problemas. Movió la mano, haciendo un gesto para que lo escucharan.
"De verdad no sé qué ocurrió… pero creo que mi cuerpo ya no da más… he llegado al límite de lo que puedo resistir." admitió Edzard con tranquilidad, entendiendo que se había excedido al abarcar más de lo que podía soportar.
La revelación causó que las presentes lo miraran con tristeza. Sabían que él no solía compartir sus cargas, pero nunca habían comprendido completamente el motivo. A veces, pensaban que quizá era porque él dudaba de que ellas pudieran cumplir con el trabajo como él esperaba, o porque las consideraba incapaces. Aunque esos pensamientos solían angustiarles, se disipaban rápidamente al recordar cuánto las valoraba. Sin embargo, la duda de por qué no compartía sus responsabilidades con ellas siempre quedaba latente.
Tras la confesión de Edzard, el silencio se instaló en el lugar, pues nadie sabía bien cómo abordar lo dicho. Sin embargo, como era habitual, Mittelt rompió el silencio.
"Así que, al fin aceptas que has mordido más de lo que puedes masticar." comentó Mittelt con cierto enojo, desviando la mirada para evitar que él viera la profunda preocupación en sus ojos.
Al escucharla, todos sonrieron, sabiendo que esa era la forma en que Mittelt solía mostrar su preocupación: usando palabras duras y evitando que la miraran a los ojos, donde se reflejaban sus verdaderos sentimientos.
Al ver esto, Edzard se sintió como un idiota. Había muchas razones por las cuales no le gustaba compartir ciertas cosas, pero la razón por la que no delegaba parte de su trabajo era más difícil de explicar… Tal vez, era porque todos los héroes de los antiguos pergaminos tenían algo en común, más allá de sus diferentes personalidades: ninguno gustaba de compartir sus cargas. Todos preferían cargar con ellas, sintiéndose capaces de enfrentar cualquier desafío, como los mortales más poderosos de su generación, con un potencial que ningún otro mortal podía alcanzar.
"Sí, lo acepto, Mittelt… Sé que lo que hice estuvo mal, pero no es fácil explicar por qué lo hice…" comentó Edzard, mirando al ángel caído, y luego al resto de sus amantes. Con una sonrisa triste, continuó, "Chicas… lamento profundamente haberlas preocupado tanto."
Las disculpas de Edzard sonaron sinceras, haciendo que todas ellas se sintieran más conmovidas de lo habitual, pero finalmente aceptaron sus palabras.
"Entonces, Ed… ¿Qué harás a partir de ahora?" preguntó Aika con una sonrisa, ansiosa por saber qué planearía su amante.
Al oír la pregunta, Edzard simplemente sonrió antes de responder.
"Por ahora, descansaré y luego les diré qué tendrán que hacer. Sé que no puedo hacerlo todo y que el tiempo apremia... pero me concentraré en una sola cosa ahora: el asunto de Cleria Belial."
La respuesta de Edzard sorprendió a todas sus amantes, quienes intercambiaron sonrisas al oírlo hablar con tanta determinación.
"Es bueno ver que al fin tomas una decisión correcta para cuidar de tu salud." comentó con firmeza Rossweisse, una de las más conscientes del daño que el agotamiento físico y mental podía causar tras experiencias laborales o estudiantiles extremas, algo que había vivido en carne propia.
"Je, je… sí…" respondió Edzard, dibujando una sonrisa en su rostro.
Aquel ambiente cálido hizo que todos se sintieran reconfortados, y fue como un catalizador que dio pie a una de sus amantes para hacer una pregunta que había estado guardando.
"Ed…" lo llamó Ingvild con cierta timidez, dudosa de si el momento era apropiado, pero con el impulso necesario para hablar.
"Sí, ¿qué sucede, In?" preguntó Edzard, notando con ternura cómo Ingvild desviaba la mirada con timidez, mientras un leve rubor le cubría las mejillas.
"Bueno, quisiera saber algo…" respondió Ingvild, sin poder mirarlo directamente a los ojos.
La petición confundió a Edzard, ya que esperaba algo sobre los planes futuros. Por eso, no supo cómo reaccionar cuando escuchó la verdadera pregunta.
"¿Por qué hay noches en las que te levantas con pánico, sudando frío y respirando con dificultad?"
La pregunta dejó a todos helados, especialmente a Edzard, quien sintió que su corazón se encogía. Creía haber ocultado bien aquellos terrores nocturnos, que eran secuelas de lo vivido durante la guerra civil en Skyrim y otros eventos posteriores. Ahora, se encontraba completamente paralizado.
Por su parte, Ingvild, quien había reunido el valor para mirarlo a los ojos mientras formulaba la pregunta, comenzó a sentir una ola de nervios al notar cómo sus amigas la observaban intensamente.
'¡Oh no…! ¡Creo que las hice enojar!' pensó con pánico, casi llorando por dentro, sin darse cuenta de que las intenciones de las demás eran muy distintas.
'¡Bien hecho, In!' pensaron todas al unísono, pues ninguna había esperado que se lograra abordar un tema tan delicado en ese momento. Sabían que Edzard sufría pesadillas por lo vivido en la guerra, pero nunca habían comprendido del todo la magnitud de aquello ni por qué le afectaba tanto.
Edzard permaneció inmóvil, sin haberse preparado para enfrentar esa pregunta. Sin embargo, pasados unos segundos, esbozó una sonrisa que revelaba el cansancio en su interior y finalmente asintió.
Al ver esto, las mujeres se alegraron, pues sentían que finalmente descubrirían más sobre el pasado de Edzard, un tema que él rara vez abordaba. Aparte de algunos detalles, había muchas partes de su historia que prefería mantener en silencio.
"Bueno… para responder a tu pregunta, creo que primero debo decirles que, según los estándares de este mundo, padezco lo que llaman Trastorno de Estrés Postraumático." explicó Edzard con calma, sintiéndose extrañamente liberado. Incluso su cabeza, que solía dolerle cada vez que hablaba de ello, ahora parecía más liviana.
Su respuesta cayó como un balde de agua fría sobre todas, quienes se llevaron las manos al pecho, donde sus corazones latían con fuerza. Miraron a Edzard, sorprendidas y apenadas, empezando a comprender muchas cosas. Antes de que alguna pudiera decir algo, Edzard las interrumpió, retomando la palabra.
"Aunque esa es una de las causas de mis tormentos nocturnos, hay otra... igual de fuerte." confesó, captando toda la atención de las presentes.
"¿Q-qué cosa?" preguntó con algo de temor Lint, aterrada por lo que acababa de escuchar y temerosa de lo que Edzard podría decir a continuación.
"S-sí, ¿qué otra cosa podría ser tan grave como el TEPT?" cuestionó Yasaka, sintiendo una profunda tristeza y dudando si podría soportar escuchar algo más doloroso.
"También sufro de culpa del sobreviviente." reveló Edzard sin rodeos, sin poder suavizar una verdad tan dura.
Si antes las mujeres habían estado sorprendidas, ahora el estado de shock era evidente en cada una de ellas. Todas tenían los ojos y las bocas abiertas, con cientos de palabras y preguntas atrapadas en sus gargantas.
Fin flashback
'Fue un poco tedioso después de eso.' pensó Edzard, recostándose de nuevo en la cama. Recordó que, tras su confesión, tuvo que responder a una gran ronda de preguntas por parte de todas. Al final, no le molestó en absoluto, pues sintió que aquella conversación había aligerado una carga inmensa de sus hombros.
'Lo más complicado vino cuando tuve que contarles que trabajé como "Pagador de la Legión" después de que terminó la guerra civil en Skyrim.' pensó Edzard, mientras intentaba alejar de su mente los malos recuerdos de esa época. Y es que los Pagadores de la Legión eran soldados de bajo rango que se encargaban de entregar el dinero a las familias de los legionarios caídos en combate.
Si bien esa función no era algo que correspondiera a Edzard, quien para ese momento ya tenía el rango de legado, decidió asumirla. Con muchas posiciones militares ocupadas, los efectivos de la legión estaban apostados en los principales fuertes de cada comarca para mantener el control de las zonas. La falta de tropas adecuadas y la "flexibilidad" de su rango hicieron que Edzard tomara sobre sí esta tarea, una experiencia que aún le pesaba en el alma.
Fue gracias a ese trabajo que terminó entregando el dinero en todas las comarcas de Skyrim, observando de primera mano la devastación en las familias que habían perdido padres, hermanos, tíos, hijos, esposos… todo por la guerra. Durante ese tiempo, vio el dolor de cerca, además de ser insultado una y otra vez; escuchaba constantemente los gritos preguntando por qué ellos habían muerto y él seguía vivo. No fue el mejor de los trabajos, pero lo marcó profundamente. Desde ese día, tras ver la devastación que la guerra dejaba en los hogares, incluso en los de los "vencedores." decidió adoptar una actitud firme: siempre priorizaría que las bajas fueran mínimas, y, si podía evitar que murieran soldados y civiles, haría lo que fuera necesario para que nadie pereciera.
'He… un sueño muy idílico…' pensó Edzard con sarcasmo, pues sabía que algo así no era posible. Por más que lo intentara, nunca habría batallas sin bajas de su bando. Esto lo hizo sentir mal, ya que tenía la certeza de que en el futuro los campos de batalla quedarían cubiertos de cadáveres.
"Bueno… estoy haciendo lo mejor que puedo para prevenir muertes en vano. Incluso si no logro reducir las bajas a cero… sé que lo he intentado, y eso es lo que cuenta al final." se dijo Edzard a sí mismo. Luego, se levantó de la cama y caminó hacia la ventana, observando cómo el sol ascendía cada vez más en el cielo.
Una sonrisa apareció en su rostro, mientras apretaba el borde del alféizar con una mano, y una expresión oscura se dibujaba en su cara, con sus ojos llenos de una intensa sed de sangre.
"No puedo perder más tiempo… tengo que comenzar con los preparativos. Hay cosas que debo hacer para proteger mi identidad mientras realizo ese trabajo… tendré que encantar algunas armas y preparar un método de escape rápido sin usar mi ShadowKey…" dijo Edzard, mientras su mente comenzaba a formular el plan para atacar la casa de los Bael y cazar a Zekram Bael. Aunque el simple hecho de planear la muerte de alguien nuevo podría preocuparlo, después de todo, padecía TEPT debido a la guerra civil de Skyrim, donde había matado a muchos Capas de la Tormenta, hacía tiempo que había hecho las paces con esa realidad. Era un guerrero, y esto solo añadiría unas gotas de sangre al ya enorme mar que había derramado.
Mzulft – Skyrim 5E
El oculorio de Mzulft estaba en silencio, algo inusual considerando que en su interior había una vampira, una mujer lobo, la Nerevarino y su hermano. Sin embargo, ese silencio se debía a una sola razón: después de tanto tiempo, al fin habían logrado descifrar el significado de cada una de las luces que el mapa proyectado en el oculorio mostraba en la pared.
"¡Al fin!" gritaron al unísono Aryne, Aryon, Aela y Serana, con sonrisas eufóricas. Desentrañar el significado de cada punto de luz había sido una ardua labor.
"No quiero volver a hacer esto en mi vida…" comentó Serana con cansancio en su voz. La tarea había sido agotadora, incluso para una vampira como ella.
"Sí, yo tampoco quiero volver a hacer esto… le voy a cobrar al mocoso del Dovahkiin una buena suma por esto." dijo Aryne, molesta, dejándose caer al suelo y sentándose con las piernas cruzadas.
"La verdad es que no ha sido tan difícil…" dijo Aryon, ganándose miradas de desaprobación de Aela, Serana y Aryne. Al ver esto, el líder de los psijic solo sonrió de manera tensa y se rascó la nuca antes de agregar, "Je, je… al menos déjenme terminar de hablar antes de juzgarme."
"Ummm… déjame pensarlo, hermanito… ummm… no." respondió Aryne con una sonrisa divertida, lo cual fue imitado por Aela y Serana.
Viendo sus sonrisas, Aryon solo negó con la cabeza y miró al frente para observar cada una de las luces.
'Nos ha tomado un buen tiempo, pero logramos descifrar todo lo posible… cada luz representa un artefacto, y el color y la intensidad indican el tipo de artefacto… Sabía que los Dwemer eran increíbles, pero jamás esperé que hubieran logrado crear algo como esto.' pensó Aryon, sintiendo una mezcla de asombro y terror, pues lo que los Dwemer habían logrado con este oculorio era algo que ni la misma Orden Psijic había podido lograr hasta ahora. El oculorio de su orden no tenía tanto poder para localizar objetos mágicos poderosos.
"Entonces, ¿a dónde vamos primero?" preguntó Aela de manera directa, deseosa de acción después de pasar tanto tiempo encerrada en estas ruinas. Solo había salido para buscar provisiones y dar un poco de su sangre a Serana para que no se descontrolara por el hambre.
La pregunta hizo que todos miraran a Aryon, quien era el que mejor había interpretado el significado de las luces.
"Sí, hermanito, ¿a dónde vamos?" preguntó Aryne, queriendo saber su próximo destino.
Al oír la pregunta, Aryon se llevó una mano al mentón, empezando a pensar en los posibles lugares. De todas las luces que aparecían en el mapa, solo unas pocas podían ser el collar que buscaban, y eso se debía a que las luces moradas, por ejemplo, correspondían a artefactos daédricos… o al menos eso habían teorizado. El resto probablemente eran objetos de gran poder arcano.
"El objeto que buscamos tiene la forma de una réplica del amuleto de los reyes… suelen ser baratijas que se venden mucho en las ciudades, por lo que no podremos detectarlo solo con verlo…" empezó Aryon, pasando sus dedos por todas las ciudades en el mapa.
"Es cierto, pero recuerda que Ed luchó contra Mannimarco en la Torre de Cristal… así que no creo que haya ido muy lejos desde allí." comentó Serana, recordando lo que Edzard les había contado sobre su batalla con Mannimarco en la Segunda Gran Guerra.
"Tendrías razón de no ser porque ya pasó bastante tiempo desde esa batalla. Es muy probable que los carroñeros hayan pasado por ese lugar, así que lo más probable es que esté en algún asentamiento."
"O en una caravana de mercaderes." añadió Aryne con voz sombría, ya que también era un posible paradero para el amuleto.
La mención de una caravana comercial hizo que todos guardaran silencio. Ese sería uno de los peores escenarios, pues una caravana comercial era difícil de rastrear y encontrar.
"Maldición… ¿cómo haremos? No es como si supiéramos exactamente dónde buscar." dijo Aela, apretando los puños, frustrada.
Al escuchar la pregunta, Aryon sonrió y, sacando un papel, comenzó a dibujar el mapa, señalando todos los puntos estáticos que no eran de color morado. Al terminar, lo mostró.
Las chicas se sorprendieron al ver el mapa, pues estaba muy bien detallado, algo que no habían pensado posible. Aun así, sonrieron.
"No sabemos cuánto tiempo nos tomará, pero tendremos que buscar juntos." dijo Aryon mientras enrollaba el mapa y lo guardaba. "Iremos primero a las ciudades y desde allí comenzaremos a buscar, recorriendo cada una de las locaciones hasta encontrar ese amuleto."
Una sonrisa apareció en los rostros de Aela, Serana y Aryne al oír eso, aunque no duró mucho, al menos no en el caso de Serana y Aela, quienes tenían una duda: ¿cómo irían rápido a esos lugares? Todos estaban dispersos en el mapa, y el viaje no sería corto.
Al escuchar aquella duda, planteada por Aela, Aryon y Aryne solo sonrieron y, tras mirarse, Aryon chasqueó los dedos, haciendo aparecer un portal de color púrpura a sus espaldas.
Ver un portal abierto tan fácilmente sorprendió a Aela y Serana, quienes miraban en estado de shock cómo Aryon utilizaba una magia tan avanzada como la creación de portales. Sin embargo, después de superar su sorpresa, ambas sonrieron, divertidas.
"Entonces, encantadoras damas… ¿nos vamos?" preguntó Aryne con una sonrisa divertida, ganándose un asentimiento de ambas mujeres.
Notes:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y el ultimo capitulo del año está listo, XD
Bueno, inicio deseándoles un feliz año nuevo, que en el 2025 les vaya mejor que en el año 2024. XD
Ahora sí, volvamos a lo que venimos, el capítulo.
Este es mas un capitulo de transición, donde se ve que el Dovahkiin esta comenzando a sufrir las consecuencias de tener su alma dividida por la mitad.
También vemos parte del entrenamiento de los que están en el reino de bolsillo, pero esto solo es el inicio… ya cuando el Dovahkiin retome la guía del entrenamiento las cosas se pondrán algo más oscuras…
Otra cosa que se ve es que en Nirn la trama ya avanza y que comenzaremos a viajar por todo Tamriel en una caza de objetos poderosos, todo para encontrar una réplica del amuleto de los reyes que podría estar en cualquier lugar. XD
Bueno, ahora también para decirles que me tomare unos tres meses para "descansar", aunque la verdad es que no es para eso. Lo que sucede es que se acercan las fechas donde tenemos que entregar informes financieros, comparaciones de resultados y todo ese tipo de cosas, junto a las declaraciones de impuestos anuales, por lo que si este mes h estado sin tiempo, solo durmiendo 3 horas al dia, lo que se viene va a ser mas pesado, por lo que no podre escribir, pero cuando terminen esas fechas volveré, aprovechare para revisar cómo va la historia y trazar los próximos arcos de manera más precisa.
Así que, hasta el próximo año.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
Pyt (Guest) on Chapter 1 Sat 04 May 2024 10:17AM UTC
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Gaburi_Sassy_Diva on Chapter 16 Wed 20 Nov 2024 04:27AM UTC
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Arkanociel on Chapter 16 Wed 20 Nov 2024 07:08AM UTC
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c (Guest) on Chapter 75 Tue 18 Jun 2024 09:13PM UTC
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i (Guest) on Chapter 77 Sat 07 Sep 2024 05:32PM UTC
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i (Guest) on Chapter 82 Mon 16 Dec 2024 08:48PM UTC
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