Chapter 1: Percy vaporiza a nuestra profe de algebra
Chapter Text
1. Percy vaporiza a nuestra profe de algebra
Draco no estaba seguro de qué estaba haciendo.
Eso era relativamente normal últimamente; desde que había descubierto que era 1. Adoptado (Ninguna sorpresa, dada la complexión de Sally. En serio, él siempre supo que no tenía ningún parentesco de sangre), 2. Un mago y 3. Un semidios, la vida se había vuelto una total pesadilla.
Bueno, no exactamente. Al menos aún tenía a su mejor amigo, que al parecer también era un semidios.
Lo que nos lleva de regreso al problema. Draco no estaba seguro de qué estaba haciendo, mientras corría junto con Percy tratando de escapar de la arpía que ahora los estaba persiguiendo.
Draco se maldijo por lo bajo. Nunca, jamás, en la vida, debió decidir seguir el ruido extraño que había escuchado. Especial porque había escuchado a Percy también.
Percy era igual a problemas; Draco lo sabía desde que eran niños. Su mamá… Sally, siempre había dicho que él era el más tranquilo y el más fácil de manejar. También decía que prefería que los dos estuvieran juntos, porque así Percy no se metía en tantos problemas.
Como si no hubieran sido expulsados ya de cinco escuelas.
Y esta iba a ser la sexta, porque Draco estaba seguro de que darle con una carpeta en la cara a la profesora de introducción al algebra que ahora era una arpía, ameritaba expulsión.
Draco lo único que quería era pasar ese último curso con su mejor amigo en paz. ¿Por qué la vida no le daba lo que quería?
—¡Percy!— Draco reconoció la voz del Profesor Brunner, y vio como Percy atrapaba algo en el aire y de repente tenía una espada. Oh, genial, ahora Percy tenía un arma y él no ¿Cómo era eso justo? Draco vio como Percy blandía la espada y cortaba en dos a la arpía ¿Furia? Cosa.
—Bueno, al menos no tendremos examen— musitó Draco, trotando para acercarse a Percy, quien miraba la pila de polvo en que se había convertido su profesora con expresión de que iba a vomitar. Percy se las arregló para esbozar una sonrisa temblorosa antes de apoyarse en él. Draco miró por encima de su hombro y frunció el entrecejo: —¿Usted sabía lo que era la Señora Dodds?
El Profesor Brunner no parecía esperar que Draco estuviera por ahí, y lo miró inquieto. Draco miró a Percy, quien estaba todavía anonadado, y murmuraba cosas acerca de no haber querido matar a la furia. Oye, sí. Había matado a la furia.
Draco nunca pensó que Percy sería el primero de los dos en matar a alguien.
—Deberían haberse quedado con el grupo— comentó el Profesor Brunner después de un rato: —Saben que están en periodo de prueba y…
—Oh, lo siento— Draco siseó, poniéndose entre Percy y el Profesor. Percy había puesto expresión de pánico y Draco frunció el entrecejo. Percy podía ser mayor que él, pero Draco siempre había sentido una necesidad absurda de cuidarlo: —No estaba en nuestros planes que una arpía nos persiguiera por un par de salas.
—L-la carta tenía razón— Percy dijo finalmente, apoyando su cabeza en el hombro de Draco: —van a seguir pasando estas cosas ¿verdad? Más monstruos van a venir a por no…sotros…
Draco hizo una mueca. No. No iban a ir a por ellos, no juntos al menos, porque Draco se iba a ir. A una escuela especial al otro lado del mundo, según lo había dispuesto su madre biológica. Y Percy tendría que quedarse, buscar otra escuela y enfrentar monstruos solo. Porque Draco dudaba que Grover fuera a cambiarse de escuela solo por Percy.
—¿Saben de los monstruos? — preguntó el Profesor Brunner, preocupado. Su expresión se había vuelto sombría, y Draco y Percy se habían mirado, nerviosos. Al no recibir respuesta, el profesor se apretó el puente de la nariz y los miró con severidad: —Necesito que me respondan, pueden estar en grave peligro.
—¿Es porque somos mestizos?— preguntó Percy, entrelazando sus dedos con los de Draco. Ahora estaban uno al lado del otro y miraban con intensidad al Profesor.
—¿Cómo…?
—Así que si es por eso— Percy aferró la espada con fuerza y apuntó al profesor:— ¿usted también es un monstruo?
Percy no era el chico más listo de todos, pero Draco estaba seguro de que hasta él debía darse cuenta lo estúpido que era amenazar a una persona en silla de ruedas con la espada mágica que le había dado. El profesor también parecía pensarlo, porque alzó una ceja mirándolo con incredulidad.
—No, no lo soy— dijo él simplemente, tomando la espada desde el mango para hacerla desaparecer, y luego darle la vuelta a su silla:— volvamos con el grupo.
Percy y él se miraron largamente antes de seguir al Profesor Brunner de vuelta con el grupo. Draco vio a una señora que jamás en la vida había visto juntar a los alumnos, y vio a Nancy Bobofit haciéndoles un gesto obsceno.
—¿Por qué nadie pregunta por la profesora Dodds?— preguntó Percy y Draco se encogió de hombros, igual de confundido. A su lado Grover los miró confundido, más o menos.
—¿Quién es la profesora Dodds?— preguntó su amigo, inocente.
—Tú sabes, la profesora que vino con nosotros al viaje— Percy dijo, mirando sus manos con nerviosismo. Como si fueran a salirles bocas y a decir que él mató a la Profesora Dodds.
—La profesora Kerr fue quien vino con nosotros— tartamudeó Grover, a lo que Draco y Percy se miraron.
—¿Quién?— preguntó Draco sintiéndose enfermo de repente.
—¿La Profesora Kerr?
Genial, ahora la gente también desaparecía.
Primero era un mago, luego un mestizo, luego tenía padres biológicos al otro lado del mundo que lo habían inscrito en quién sabe qué escuela, y ahora la gente desaparecía de la memoria de la gente luego de volverse arpías y ser cortadas en dos con espadas mágicas.
Qué triste era su vida.
🙟 ✦ 🙝
Percy no podía decir que estaba sorprendido de ser expulsado después de lo que fuera que hubiera pasado. Es más, él sospechaba que el Profesor Brunner había hecho algo para lograr que la expulsión fuera más rápida.
Entre eso y que Grover actuaba más extraño de lo usual, Percy estaba empezando a preguntarse si tal vez su destino era ser un fracaso.
Un golpe en su cabeza con un cuaderno lo hizo voltear a mirar enojado a su mejor amigo. Draco ni siquiera lo estaba mirando, pero seguía con el cuaderno listo para darle otro golpe.
—No es cierto— dijo Draco, sin mirarlo:—No eres un fracaso.
Percy una vez más se preguntó cómo hacía para siempre saber qué estaba pensando o cómo se estaba sintiendo. Era algo que siempre había podido hacer, como saber dónde estaba el otro, o sentir si estaba en problemas y así.
Percy sabía que no era solo por haber sido criados juntos, pero no podía explicar qué podía ser. Era como cuando compartían sueños, extraño y difícil de poner en palabras.
También, por alguna razón le daba miedo.
Como que era algo demasiado bueno para ser cierto.
—Draco, yo…
—Eres genial, Percy; amable, divertido, problemático… Además, apenas vas a cumplir 12 años, no podrías ser un fracaso, aunque quisieras.
—A veces me pregunto si me quieres o solo te gusta molestarme.
—Un poco de ambas, la verdad
Percy le lanzó un borrador a Draco quien lo esquivó y le mostró la lengua, antes de volver su atención a la tarea para el día siguiente. No importaba que para el fin de semana ellos ya no fueran estudiantes, Draco igual iba a presentar sus tareas.
Percy no entendía a Draco a veces.
Pero igual no quería separarse de él.
—¿Draco?—preguntó Percy, girando su silla para mirar a su mejor amigo:—¿qué has pensado sobre la carta?
La carta que había llegado, atada a la pata de una lechuza, una semana antes del accidente con la Profesora Dodds, y que había puesto su mundo de cabeza.
Percy sabía que Draco y él no eran parientes; lo habían sabido desde siempre, aunque Draco también le decía mamá a Sally, y ambos odiaban a su padrastro compartido. Sin embargo, algo les impedía llamarse hermanos; nunca se presentaban como tal. A veces decían que eran primos, para justificar el llevar el mismo apellido, pero generalmente solo decían que eran amigos.
Draco dejó su lápiz sobre la hoja y volteó a mirarlo. Sus ojos grises parecían tormentosos, y su cabello rubio platino había sido desordenado en un gesto de ansiedad. Draco había estado más callado que de costumbre los últimos días.
—No sé… No estoy seguro de qué pensar— confesó Draco, subiendo sus piernas a la silla para abrazarlas:— Claro, el hombre conoce el cifrado de Narcisa, y al parecer si puede ser mi supuesto padre… Pues no realmente, porque además no soy su hijo sino hijo de otro señor que sabrá el infierno quién es, que hizo un pacto con la familia de la tal Narcisa… No sé, todo es muy confuso.
—Además eres un mago—apuntó Percy, y Draco lo miró exasperado.
—Si fuera un mago ¿no pasarían cosas raras a mi alrededor? ¿Por qué nunca he hecho magia?
—¿A lo mejor necesitas algo especial para hacerlo?
—Que estupidez…
—Además, siempre nos pasan cosas raras…
—¿No será por toda esa mierda de los dioses y los monstruos?
—No sé… Pero es bueno saber por qué somos tan de malas ¿no?
—No me hagas pegarte, Percy
—Me amas
—No debería
Percy empezó a reírse y Draco esbozó una sonrisa antes de extender sus brazos hacia él. Percy se levantó y lo abrazó con fuerza. De alguna manera, cuando estaban así, Percy se sentía a salvo; sentía que todo estaría bien en el mundo siempre que estuvieran juntos.
La pregunta real era ¿por cuánto tiempo estarían juntos?
🙟 ✦A suivre~✦ 🙝
Chapter 2: Unas ancianas homofóbicas tejen el calcetín más feo del mundo
Summary:
Draco y Percy vuelven a casa luego de un decepcionante final de curso, esperando que Sally tenga las respuestas que buscan.
Y a lo mejor si las tiene.
Notes:
Mis niños se aman (platónicamente) y están dispuestos a enfrentarse a lo que venga juntos, lo cual hace que escribirlos sea lo más tierno del mundo xd
Que las situaciones en las que estén no sean tiernas no es mi culpa. Ósea, si lo es, pero es mi bendición y mi maldición que todo lo que toque se ponga angsty en algún momento u.u
Un gran abrazo a mis tres betas que han estado pendientes de qué nueva aventura le tengo al pobre Draco.
Las quiero, Anto, Gabs y Satanás(?)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
2. Unas ancianas homofóbicas tejen el calcetín más feo del mundo
Draco sostenía la mano de Percy. No sabía si era para darle apoyo a él o si era para darse apoyo a sí mismo. Ninguno de los dos se sentía muy bien respecto a haber dejado a Grover con los crespos hechos, pero Draco había sentido que necesitaban ir a ver a su mamá lo más pronto posible.
Percy nunca discutía cuando Draco hacía una declaración de esas. Después de todo Draco solía tener razón con esas cosas y ¿quién era él para decirle que no?
Por eso ahora estaban sentados en el transporte rumbo a casa.
Casa.
La casa que por once años (¿Tal vez menos? Draco no sabía) había llamado hogar. Iba a ver a la mujer que para él había sido su madre; le había enseñado a leer, a amar a los gatos y las novelas, lo había cuidado cuando estuvo enfermo, lo había animado cuando estuvo triste…
A Draco no le importaba quienes eran esos tal Lucius Malfoy y Narcisa Black, para él su madre siempre sería Sally Jackson.
Percy estaba roncando suavemente, con la cabeza apoyada en el hombro de Draco. Su mejor amigo estaba casi tan preocupado por la carta como él, lo que lo hacía sentir un calorcillo en el pecho, tanto así que no había dormido en toda la noche.
Draco sonrió mirando a su mejor amigo antes de que un brillo le llamara la atención. Unos asientos más allá había tres ancianas tejiendo. Solo que las tres estaban tejiendo lo mismo, y sus hijos se enredaban entre ellos. Draco sintió un escalofrío recorrerlo al notar que las tres lo miraban intensamente y no parecían contentas.
¿Por qué estarían molestas?
Percy le apretó la mano en sueños y murmuró algo y Draco se sonrojó. ¿De pronto pensaban que él y Percy…? No. Eso era ridículo. Ellos eran como hermanos.
Pero desde afuera era muy fácil malinterpretarlo; después de todo estaban sentados muy juntos y tomados de la mano.
Joder con los homofóbicos de mierda. Que se metieran sus juicios por donde no diera el sol.
Draco apretó la mano de Percy y apoyó su cabeza sobre la de Percy y las miró con desdén, casi desafiándolas a decirles algo. Una de ellas cogió una tijera y las otras dos tensaron el hilo.
El sonido de las tijeras cerrándose y cortando el hilo retumbó en los oídos de Draco, incluso aunque el metro estaba lleno de ruido. Draco empezó a sentirse inquieto y sacudió a Percy para despertarlo.
—¿Qué?¿Quién?— Percy miró alrededor confundido, mirando el letrero de la parada y luego a Draco:—¿Ya llegamos?¿tan rápido?
Draco abrió la boca para comentarle sobre las tres ancianas, pero cuando volteó, no estaban ahí. Draco frunció en entrecejo y le apretó la mano a Percy levantándose.
—Vamos—dijo Draco simplemente y Percy lo siguió. Su casa no era tan lejos de la estación, y Draco quería llegar tan pronto como fuera posible.
—¿Crees que se enoje?—preguntó Percy cando iban llegando al apartamento. Draco se mordió el labio.
—Podemos distraerla con la carta…—dijo Draco, a lo cual Percy le soltó la mano para abrazarlo por los hombros. Draco le sonrió, agradecido por el apoyo al tiempo que abrían la puerta del departamento.
Olía a Gabe.
Draco odiaba a Gabe, a sus amigotes, sus puros, sus cervezas y su asquerosa existencia. Percy también lo odiaba muchísimo. Pero cada vez que le habían dicho algo a mamá, ella siempre les había sonreído y dado dulces azules antes de distraerlos con otra cosa.
Mhm dulces azules. Draco quería algunos.
Le encantaba cuando mamá traía dulces de su trabajo a medio tiempo, el que hacía en las tardes luego de sus clases en la universidad (de las cuales no debía enterarse Gabe). Draco y Percy hubieran preferido que su mamá no siguiera con ese trabajo, pero habían entendido cuando ella les había dicho que era solo para explicarle a Gabe de dónde salía el dinero, porque de ninguna manera iba a darle acceso al dinero que su amiga Cissy le había dado.
Draco se preguntó, por primera vez desde que recibiera la carta, si la tal Cissy era Narcisa.
—Sally, tráeme una cerveza— llamó la bola de grasa. Draco hizo una mueca y miró a Percy, quién tenía una mueca igual. Ninguno de los dos contesto mientras caminaban hacia su habitación. Sally les había preguntado si querían una habitación cada uno, pero la verdad es que les encantaba compartirla; su litera a un lado con solo un colchón usado cada noche, sus dos escritorios para las tareas, sus juegos y cachivaches.
Les gustaba tener todo junto, además así podían arreglar solo una puerta de forma que Gabe no pudiera entrar.
—¿Qué hacen aquí, pringados?— preguntó Gabe, cuando los vio pasar por la sala. Estaba con sus amigotes, jugando póker, como cosa rara.
—Vivimos aquí—replicaron los dos, en un gruñido, abriendo la puerta de su cuarto y cerrándola de un portazo. Draco se dejó caer en una silla, ignorando los gritos del tipejo ese, mientras Percy dejaba su mochila a un lado y se sentaba en su cama, la de abajo.
—Draco… ¿Qué vas a hacer?—Percy preguntó, a lo que Draco lo miró y suspiró.
—No lo sé… Me interesa saber más sobre de dónde vengo y todo, pero no sé si quiera irme al otro lado del mundo a estudiar…
—Deberías ir— Percy apartó la mirada y empezó a jugar con el delfín de peluche que aún estaba en su cama a pesar de tener ya 12:— te gusta mucho aprender cosas…
—Y dime ¿cómo voy a sobrevivir el tedio de la escuela sin mi mejor amigo?— preguntó Draco, levantándose para sentarse al lado del pelinegro:— me moriría sin ti para alegrarme el día.
—Dirás para fastidiarlo…
—Para fastidiar a los otros tal vez.
Percy lo miró frunciendo el entrecejo y Draco lo abrazó:— tu nunca me fastidias, delfincito.
—Eres un idiota, dragoncito— replicó Percy, correspondiendo el abrazo. Los dos se quedaron un momento así hasta que escucharon la puerta del apartamento y a Gabe gritar el nombre de su mamá.
Ambos saltaron de la cama y salieron corriendo de la habitación.
Una de las cosas que más amaba Draco de su mamá era la forma en la que todo el rostro se le iluminaba cuando sonreía. Como ahora que sonreía de lado a lado al tiempo que abría los brazos para recibirlos. Se estrellaron en un fuerte abrazo.
—¡Draco! ¡Percy! No los esperaba hasta fin de mes— dijo ella, mirando al calendario pegado en la pared. El 30 de junio tenía globitos dibujados y decía “regreso a casa”.
—Tuvimos… un problema—musitó Percy, mirando a Draco quien hizo un puchero y miró a su mamá con culpa.
—¿Qué pasó?— preguntó ella, acariciándoles la cabeza con cuidado.
—N-nos expulsaron— Percy bajó la mirada, culpable y Draco tuvo que desviarla cuando vio un atisbo de decepción en la cara de su mamá. No había querido decepcionarla así, y estaba seguro de que Percy tampoco.
—R-recibí una carta—farfulló Draco antes de que ella pudiera preguntar más. No quería preocuparla con historias sobre arpías asesinas:—de un tal Lucius Malfoy.
Draco debió quedarse callado.
Lo supo en cuanto el color se drenó de la cara de su mamá.
🙟 ✦ 🙝
Percy sabía que esa estúpida carta era algo malo, lo había notado desde el principio, pero ahora, viendo como su mamá se había puesto pálida y les había pedido que empacaron una maleta rápido para ira Montauk.
Hacía años no iban a Montauk.
Draco parecía nervioso mientras empacaba; a él nunca le había gustado mucho nadar y siempre se mareaba cerca del mar. Todo lo contrario, a Percy, quien era como un pez en el agua.
Además, el que su mamá no hubiera dicho nada más, sino que hubiera insistido en que hablarían allá lo ponía más nervioso. Percy vio como Draco doblaba y redoblaba la misma camiseta color aguamarina unas cuatro veces.
—Draco…—empezó Percy, sintiendo una angustia que no estaba seguro de que fuera suya. Tal vez, solo era mucha empatía con Draco.
—¿Crees que vaya a deshacerse de mí?— El tono de Draco era displicente, como si no le importara, pero su voz era un hilo:— digo, ya que al parecer mi familia apareció…
—Mamá nunca se “desharía” de ti—dijo Percy con firmeza:—además, si algo, tendrás ahora un papá y dos mamás.
—No sé si quiera eso… Además, técnicamente serían dos papás si contamos al dios misterioso.
—Qué familia tan moderna la tuya, dos papás y dos mamás, dia…—la frase de Percy se vio interrumpida por un cojín lanzado a su cara. Pero cuando el cojín cayó al suelo, pudo ver al rubio tratando de no reírse, así que no se molestó. Esperaba que Draco dejara de preocuparse; él nunca dejaría que ya no fueran una familia ellos tres.
—Gracias, Percy— Draco dijo, sonriéndole:— si no te conociera, me gustaría conseguir a alguien como tú.
—¿Eso qué quiere decir?—Percy preguntó indignándose. Draco abrió la boca para replicar cuando ola puerta se abrió. Su mamá estaba ahí, mochila al hombro, llaves en la mano y dedicándoles una sonrisa.
—¡Chicos! Vamos, rápido— dijo ella, haciendo un gesto con la cabeza hacia la sala que seguro significaba “vámonos antes de que Gabe cambie de opinión”. Ambos chicos tomaron sus mochilas y la siguieron fuera del apartamento tratando de hacer el menor ruido posible.
—¡No olvides llenar el tanque!—fue el grito de despedida de Gabe.
No que ninguno de los tres le hubiera prestado atención, mientras subían al ascensor y se pasaban una bolsa de gomitas azules entre ellos.
🙟 ✦A suivre~✦ 🙝
Notes:
Espero mucho que les gustara y lamento si es un poco corto, les prometo que se va a ir poniendo larguito.
Voy a hacer todo lo posible por subir capítulo cada lunes (al momento tenemos 20 caps escritos, 17 revisados) así que vayan marcando en su calendario ;)
Chapter 3: Al parecer PETA no tiene problemas si tu pantalón son patas de cabra
Summary:
Draco obtiene algunas respuestas, pero a lo mejor no era lo que él esperaba
Notes:
Ustedes no tienen idea de lo feliz que estoy escribiendo esto; 1, Draco y Percy son sencillamente adorables (y me acolitan muchas cosas) y 2. se me había olvidado lo agradecido que es hacer proyectos largos para fandoms grandes :3
Una vez más, agradezco mucho a Anto, Gabs y Satanás por ponerme cuidado, revisar y acolitar mis locuras~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
3. Al parecer PETA no tiene problemas si tu pantalón son patas de cabra
Draco no podía evitar estar de mal humor.
Su ma… Sally seguía insistiendo en jugar juegos de carretera y cantar canciones mientras hacían el camino a Montauk. No que fuera tan lejos, un par de horas nada más.
Draco quería respuestas, y ella no parecía querer dárselas.
—¿Saben?— comentó la mujer cuando estaban prontos a llegar a la cabaña en la que solían quedarse:— En esa cabaña en Montauk conocí al padre de Percy.
Draco se tensó; quería gritar, incordiarle a la mujer al volante porqué les decía información que nadie había preguntado. Pero entonces notó como Percy se había incorporado en el asiento, curioso.
Draco se mordió la lengua y volvió a mirar por la ventana. Percy también merecía saber más sobre su padre, y él no se iba a interponer, porque sabía que su mejor amigo no se interpondría en su búsqueda de respuestas.
Los dejó hablar, sin ponerle mucha atención porque después de todo, era algo de ellos, se sentía privado y él valoraba mucho la privacidad.
Además, algo en su interior le dijo que ese momento se suponía debía ser solo de ellos dos.
No por primera vez se sintió como un intruso en la familia Jackson.
🙟 ✦ 🙝
—¿Mi mamá era una fugitiva?— Draco no daba crédito a lo que su mamá le explicaba mientras barrían y arreglaban un poco la cabaña. Percy había sido sensible y se había alejado un poco, pero Draco sabía que estaba escuchando igual.
—No estoy segura de qué o quién huía— respondió Sally, suspirando:— pero dijo que eran personas muy peligrosas y que Quirón había sugerido que yo le ayudara a cuidarte mientras se calmaban las cosas.
—¿Y qué pasó con ella? ¿No se han calmado las cosas? ¿El tal Lucius si es mi cuasi padre?— Draco sabía que no debía demandar respuestas, pero todo le parecía tan surreal que casi esperaba que en cualquier momento se despertaría entre los brazos de Percy listo para un nuevo día de clases en Yancy.
—Ella me habló de Lucius— Sally ignoró las primeras dos preguntas, mientras barría con fuerza la arena:— dijo que te adoraba como si fueras suyo y que amaba verlo tan feliz como tu padre.
—Claro, y por eso no quiso hablar conmigo hasta ahora— Draco dejó caer la escoba, indignado:—¡Casi diez años más tarde!
—Narcisa nunca pudo decirle dónde estabas— Sally respondió desviando la mirada, dolida:—e-ella… Después de que quedaste a mi cuidado, se suponía que ella mandaría cartas cada tanto y vendría a verte. Pero nunca pasó.
Draco apretó los puños, esto no era algo que quisiera oír; todo su cuerpo le gritaba que había algo mal.
—Cuando le pregunté a Quirón, me dijo que hubo un atentado y que ella…
—No—Draco dijo con firmeza, cerrando los ojos.
—Draco, Narcisa…
—No
—Cielo, sé que no es fácil
—¡NO!—Draco gritó y abrió los ojos molesto, justo para ver como uno de los bombillos estallaba. No era la primera vez que le pasaba en la vida, pero si la primera vez que pasaba frente a Sally. Draco miró los trozos del bombillo en el suelo, la expresión de sorpresa de Sally y como Percy hacia el amague de ir hacia él. No. Necesitaba aire.
—¡Draco!— lo llamaron ambos, pero él no se detuvo hasta que estuvo al borde de la playa, justo antes de que las olas pudieran tocarle los pies. Comenzó a andar de un lado al otro pateando la arena hasta que sintió la ira dejarlo.
No sabía por qué se había enojado tanto.
Solo sabía que Percy estaba preocupado por él, y que seguramente Sally también.
Al cabo de un rato pudo sentirlos acercarse, pero no quería voltear a mirarlos. Se suponía que él era maduro para su edad, el calmado de los dos, y aquí estaba, haciendo un berrinche porque un tal Lucius le había escrito una carta.
—No creo que nadie te culpe por enojarte—comentó Percy, y Draco se tensó. Percy y él siempre habían tenido esa habilidad de poder adivinar lo que el otro pensaba o sentía, y Draco se preguntó, no por primera vez desde que recibió la carta, si tendría que ver con su sangre divina.
—Espero que me perdones— dijo entonces Sally, con su voz dulce de siempre:— quería esperar a que fueras mayor para contarte… Tenía la esperanza de poder quedarme con ustedes al menos un par de años más.
Espera ¿Qué?
Draco volteó a mirarlos tan rápido que le dio vértigo, pero Percy logró reaccionar y sostenerlo antes de que se fuera a caer. Sally tenía una bolsa con malvaviscos azules, chocolate y galletas y varios palos. Percy acababa de dejar caer o que parecía ser leña para una fogata.
Percy tenía surcos de lágrimas en sus mejillas.
—¿Qué?— Draco preguntó, con voz quebrada.
—No será mucho tiempo— dijo Sally, haciendo un gesto para que se sentaran con ella:— será como un campamento de verano, con más niños como ustedes.
—¿Cómo nosotros?
—Semidioses
—¿Por qué?
—Porque esas cosas van a seguir persiguiéndolos, más y más y tienen que poder defenderse.
Draco se dejó caer en la arena y miró la leña frente a él. Su cabeza se sentía como llena de algodón. La de Percy también.
Sally les alcanzó a cada uno un palo con un malvavisco, y procedió a prender la fogata mientras les contaba historias sobre el misterioso padre de Percy y sobre Narcisa Black. Parecía tenerles mucho cariño a ambos (distintos tipos de cariño, pero cariño, al fin y al cabo) y Draco se descubrió riendo ante las idiosincrasias de su madre biológica que al parecer era inglesa, mientras que Percy se reía de lo vistoso que sonaba su padre.
Ninguno de los tres esperó el balido de alivio a su espalda cuando ya estaban a punto de recoger todo, porque ya estaba anocheciendo.
—¡Draco! ¡Percy! ¡Gracias a los dioses están bien!— Grover se acercó trotando hacia ellos y Draco se preguntó qué clase de proceso mental llevaría a su amigo el vegetariano, protector del medio ambiente, a decidir ponerse un pantalón peludo.
Solo que no era un pantalón.
Eran patas.
De cabra.
Draco quería llorar.
🙟 ✦ 🙝
Percy no pudo evitar recordar una de esas frases que Draco había leído y le había gustado. “Las nubes de tormenta están tres veces malditas”. Lo que significaba que las desgracias venían de a tres.
Percy no podía evitar pensar que parecía ser cierto, acurrucado como estaba con Draco en el asiento trasero del auto mientras su mamá y Grover discutían sobre cómo llegar al dichoso “campamento”.
Primero la carta, luego la expulsión y ahora tener que irse al campamento.
Percy quería golpear algo, pero prefirió abrazar con fuerza a Draco, al cual parecía finalmente haber vencido el cansancio después de llorar, rabiar y reír en la playa.
Draco murmuraba cosas y Percy se inclinó para escucharlo mejor. Algo de un minauro. Que sueños tan raros los que tenía Draco.
Solo veinte minutos después, cuando el auto fue embestido, fue que Percy entendió que Draco había dicho minotauro.
🙟 ✦A suivre~✦ 🙝
Notes:
¡Muchísimas gracias por leer!
Chapter 4: Descubrimos porqué se necesita licencia para ser payaso de rodeo
Summary:
Draco despierta en un lugar extraño, con gente extraña y su vida se va un poquito más a la mierda
Notes:
En esta actualización les traigo dos caps porque Agosto es mi mes favorito (¿cómo no? Si cumple Percy) espero que les guste~
Un abrazo gigante a Anto, Gabs y Satanás por ser les mejores betas del mundo~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
4. Descubrimos porqué se necesita licencia para ser payaso de rodeo
A Draco le dolía todo y estaba muy seguro de que se había golpeado demasiado fuerte la cabeza. ¿Cómo? No sabía.
Lo único que sabía era que mamá los estaba jalando a él y a Percy entre varios árboles, en medio de la lluvia, y parecía estar muy preocupada.
¿Qué había pasado con el auto?
Draco no entendía bien lo que su mamá les estaba diciendo, pero al ver a Percy asentir se sintió más tranquilo. Percy había entendido, así que no tenía de qué preocuparse.
Grover parecía muy preocupado.
Percy estaba aterrado.
Draco quería vomitar.
Un mugido horrible hizo que se le erizara el vello de la nuca y al voltear a ver vio un ser enorme, peludo y con cuernos que corría hacia ellos a toda velocidad.
—¡Salta!—el grito de Percy lo hizo lanzarse hacia un lado, golpeándose el hombro con tronco. Escuchó el estruendo de la bestia al estrellarse contra un árbol más allá y chilló cuando una mano le agarró el brazo.
Grover lo estaba jalando para que corriera colina arriba.
Draco no lo dudo. Tenía que correr. Alejarse de esa cosa.
Pero.
¿Y Percy?
¿Y su mamá?
Draco volteó a mirar y se soltó de Grover.
Vio como Percy se lanzaba otra vez hacia un lado, para escapar de la embestida.
Vio a su mamá llamando la atención de la bestia.
No.
NO.
Draco se soltó de Grover y se lanzó a correr hacia ellos. Tomó una roca y se la lanzó a la montaña de pelo que veía.
La bestia se volteó y miró a Draco con sus ojos rojos llenos de furia.
Mierda.
Draco trastabilló y echó a correr.
Draco chilló cuando sintió uno de los cuernos cortarle el brazo.
—¡Hey! ¡Feo!— la voz de Percy y un golpe fueron seguidos por la bestia corriendo hacia otro lado.
Draco miró alrededor, le dolía la cabeza y veía borroso. No importaba.
Cogió un palo del suelo y se lanzó tras la bestia, que ahora perseguía a su mamá otra vez. ¿No a Percy?
Draco se lanzó sobre la bestia y la golpeó con el palo. Draco no sabía cómo había terminado en hombros de la bestia.
Se aferró a ella tratando de no salir volando.
Escuchó gritos de terror y preocupación.
Le dolía la cabeza.
La boca le sabía a sangre.
La bestia finalmente logró sacudírselo de encima.
Draco cayó contra un árbol y el golpe le sacó el aire.
Lo último que vio fue a su mamá deshaciéndose en polvillo dorado.
🙟 ✦ 🙝
Draco hubiera preferido no despertarse. En especial porque cuando despertó y abrió los ojos lo primero que vio fue Percy recostado en una camilla, siendo atendido por una chica rubia con ojos grises que lo miraba fijamente.
También todavía sentía dolor y no entendía bien porqué.
—Quédate quieto— dijo una voz suave, haciendo que Draco volteara a un lado. Draco miró confundido al chico que le sonreía, alcanzándole un pedazo de algo dorado. Tenía el cabello rubio arena, ojos azules, una cicatriz que le cruzaba la mitad de la cara, y era absurdamente guapo.
Draco se retractó, que bueno era despertarse. Tomó lo que el muchacho le ofreció y se quedó mirándolo:—¿Acaso morí y esto es el cielo?
El chico soltó una carcajada, y Draco escuchó un bufido por parte de la niña, no que le importara. Estaba demasiado pendiente de lo lindo que se veía el muchacho con el leve sonrojo en su rostro.
—No estás muerto, pero casi no lo cuentas— dijo el chico entre risas:—a ti y a tu compañero los atacó un minotauro.
Draco parpadeó varias veces. ¿Un minotauro? ¿No había sido un sueño?
—¿Podrías irte un momento?— pidió Draco, encogiéndose en sí mismo.
—¿Dije algo que te molestara?
—No, es que quiero vomitar y no quiero que un chico guapo me vea.
El chico volvió a reírse y le empezó a hacer círculos en la espalda con la mano:—no te preocupes por eso; acabas de vivir una experiencia traumática.
Draco iba a protestar, pero el muchacho le acercó un balde y Draco vomitó. No quería llorar, pero solo podía recordar como Sally se había deshecho en polvo cuando el minotauro la envistió.
Había sido su culpa.
Draco estaba seguro de eso.
—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?— preguntó Draco, luego de que el chico le diera algo de agua para enjuagarse la boca.
—Un día—respondió el muchacho, antes de señalar el trozo dorado en su mano:—comete eso, te hará sentir mejor.
Draco lo miró con sospecha, acercó la cosa a su nariz y olió. Olía como el tiramisú que Sally preparaba para su cumpleaños. Draco alejó la cosa y miró al muchacho con seriedad.
—¿Qué es esto?— preguntó, frunciendo el entrecejo. El mayor lo miró con aprobación.
—Es ambrosía
—Los mortales no deben consumir ambrosía; según las leyendas podría terminar quemándome desde adentro.
—los mortales no deberían, sí, pero los mestizos si pueden— El chico sonrió de lado, divertido antes de mirar por encima de la cabeza de Draco a la chica sentada al lado de Percy:— Mira, este podría ser hermano tuyo.
—Preferiría que no—ella replicó con desdén.
—Yo tampoco quiero ser tu hermano— Draco bufó, mirándola mal:— es más, aléjate de mi hermano.
—¿Hermano?— el muchacho parecía intrigado y Draco no estaba seguro de porqué lo había dicho. El chico debió intuir que Draco no iba a responder por lo que formuló otra pregunta:— ¿Recuerdas algo de cuando los atacó el minotauro?
—Nuestra madre nos estaba llevando a un campamento o algo, y…—Draco palideció. No habían sido solo ellos tres, por un momento se había olvidado de su otro amigo y se sintió horrible:—¿Y Grover? ¿Vieron a un chico de pelo rizado…?
—Grover está bien—aseguró el muchacho:—logró arrastrarlos dentro de los límites del campamento.
Draco hizo una mueca. Al menos. Siguió mirando el trozo dorado en su mano y le dio un mordisco tentativo.
Se sintió mejor de inmediato.
—¿Ustedes también son semidioses?—preguntó Draco, masticando de a pocos el trozo de ambrosía en su mano, pensativo. La chica se había levantado y salió sin decir palabra.
—Así es, yo soy Luke, hijo de Hermes—respondió el muchacho, extendiéndole la mano. Draco se la estrechó, esbozando una pequeña sonrisa. Luke sonrió a su vez, antes de señalar a la puerta con la cabeza:—la chica que se acaba de ir es Annabeth, hija de Atenea.
—Voy a tomar el cumplido de que te parezco inteligente, soy Draco, por cierto— dijo Draco al cabo de un rato:—y estoy seguro de que no soy hermano de ella…
—Cierto, dijiste que venían con su mamá ¿no?—Luke asintió, su mirada desviándose hacia Percy, que estaba babeando la almohada.
—Lo último que recuerdo es que el minotauro la embistió y…—Draco no fue capaz de seguir hablando. Sintió la mano de Luke en su hombro, dándole un pequeño apretón.
—Mi sentido pésame por tu mamá—dijo Luke, y Draco apretó los puños.
Sally había muerto por su culpa. No. No espera. No había cuerpo, no podía estar muerta. Sin embargo, podía estar herida. Draco se mordió el labio, mientras las lágrimas empezaban a bajar por sus mejillas. No quería verse débil frente a alguien más, no importaba lo amable que fuera.
—¡DRACO!— la voz de Grover los hizo saltar sorprendidos, aunque no despertó a Percy. El muchacho (Que hasta hacía poco Draco había considerado discapacitado) venía saltando en pezuñas de cabra y se le lanzó encima a abrazarlo:—¡Creí que iban a morir los dos!
—Estoy bien, Grover—Draco dijo, incómodo por el abrazo. No es que no le cayera bien Grover, pero era más amigo de Percy que suyo y la verdad se sentía profundamente traicionado por todas las veces que lo habían cargado entre Percy y él por las escaleras.
Grover sollozó patéticamente, balando disculpas, antes de limpiarse la cara con las manos y decir:—¡y ahora Quirón quiere verte y está muy molesto, y es toda mi culpa!
Draco dudaba que fuera culpa de Grover, e intuía que era culpa de la carta que estaba en su mochila.
—¿Quién es Quirón?—Preguntó Draco, mirando a su alrededor buscando su mochila y sus cosas:—O sea, no creo que sea el centauro entrena héroes…¿o sí? ¿Todavía vive?
—Pareces mejor informado que la mayoría—comentó Luke alcanzándole la mochila y una camiseta de un tono naranja horrible que chocaba con su cabello.
Draco hizo una mueca, pero se cambió la camiseta llena de sangre y barro que tenía. Qué lástima, esa le gustaba bastante.
—S…Mamá solía contarnos historias sobre héroes y dioses, y siempre me han parecido fascinantes— replicó Draco antes de agregar con un suspiro:— pero le doy una estrella, no lo recomiendo.
Luke se rio y le ofreció la mano para ayudarlo a levantar. Grover parecía debatirse entre ir con ellos y quedarse con Percy, así que Luke lo tranquilizó diciendo que él se encargaría de Draco.
Draco siguió al mayor a través de una casa rústica lleva de vides y cosas de leopardo, que le ponían los pelos de punta, hasta salir a un pórtico en el que había una mesa con un señor que podía haber estado a la mesa con Gabe y el Profesor Brunner. Estaban jugando cartas.
Draco fulminó las cartas con la mirada y sintió como si alguien le hubiera pegado en la frente.
—No hagas eso— dijo el señor que tenía cara de congoja y tomaba Coca-Cola de dieta, yikes.
—Luke, puedes retirarte—dijo el Profesor Brunner:— nosotros nos encargaremos de explicarle a Draco.
—No tardarán mucho—respondió Luke, avanzando con paso casual hacia lo que parecía ser un huerto de fresas:—es bastante listo.
—No lo suficiente para no lanzársele a un minotauro—replicó el hombre de la cola de dieta, tomando una carta del montón. Draco lo fulminó con la mirada y lo ignoró para acercarse al Profesor Brunner.
—Profesor Brunner ¿dónde está mi mamá?—Draco dijo, con firmeza. Estaba acostumbrado a que los adultos le hicieran caso omiso por ser un niño, pero igual tenía que intentarlo.
—Lamento que desconozco el paradero de Narcisa Black dado que…—empezó el profesor y Draco negó con la cabeza.
—No ella, mi mamá; Sally Jackson, la mujer que me crio— Draco dijo, con seriedad:—¿Dónde está? ¿A dónde va la gente cuando se vuelve polvo dorado?
—Le gente no se vuelve polvo dorado, Daniel Johnson—dijo el hombre a espaldas de Draco, Draco se volteó para fulminarlo con la mirada, pero se detuvo en seco cuando trabó miradas con él. Sus ojos eran del color del vino y se veían antiguos, y algo en Draco le decía que mejor se quedara callado y se sentara.
—Él es el Señor D— dijo el Profesor Brunner, haciendo un gesto hacia el hombre:— el director del campamento.
Draco sintió un escalofrío. ¿D? Al mirarlo con más atención podía ver el patrón de vides en la camisa, la nariz sonrojada, los ojos inyectados en sangre. Y el aura. Draco nunca le había podido explicara Percy, pero a veces él sentía como si ciertas personas tuvieran algo especial en ellas.
El Señor D tenía algo más que especial.
—M-mucho gusto, soy Draco Jackson—dijo Draco, aunque no se atrevió a extender su mano.
—Como sea, Daniro Junior—replicó el señor D:— la gente no se vuelve polvo dorado, ahora ¿sabes jugar pinacle?
—Me temo que no…
—Bah, como sea, que el pony te explique entonces.
Draco volteó a mirar al profesor Brunner, pero al verlo no entendió por qué estaba mucho más alto que él. Ni porqué estaba en un caballo.
No espera, no estaba en un caballo.
Era un centauro.
—Profesor Brunner ¿Es un centauro?—preguntó confundido:—¿Es Quirón?
—Así es, Draco— el profesor asintió, con una sonrisa de orgullo:—ahora, seguro tendrás preguntas sobre qué es este lugar y qué haces aquí.
—Es un campamento para semidioses y Percy y yo estamos aquí porque nuestros respectivos padres biológicos son dioses—Draco respondió, antes de hacer una mueca:— Mamá no sabía quiénes fueron.
—Muchos mestizos no saben que deidad es su progenitor— Quirón hablaba pacientemente:— tienen que esperar a ver si los reclaman.
—¿Sí?
—No todos los mestizos son reclamados.
—Ya veo…
—Tú eres un caso especial—añadió Quirón, y Draco lo miró con sospecha. Quirón suspiró:—tu madre biológica, Narcisa Black, era una bruja.
—¿Por qué lo dice como si fuera algo malo?—preguntó Draco con un puchero.
—Porque los panteones no deben cruzarse—la respuesta vino del Señor D, que parecía aburrido con toda la conversación:—lo que significa que morirás joven de forma horrible.
🙟 ✦A suivre~✦ 🙝
Notes:
Espero que les guste porque a mi me da emoción~
Chapter 5: La comida al fuego y mi cabeza a la basura
Summary:
Draco empieza a conocer a los otros campistas, y por ahora no le caen muy bien que digamos, a excepción de dos.
Notes:
Todavía es el cumpleaños de Percy en mi país xd
Así que les traigo un cap por eso ;)
Mañana subo otro porque en Agosto tenemos premios dobles(?) :3
Mil gracias a Anto, Gabs y Satanás por apoyarme con esto y no dejarme borrar todo porque me dio ansiedad(?)
Y mil gracias a todos los que han comentado y dejado kudos <3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
5. La comida al fuego y mi cabeza a la basura
Draco miró el pedazo de suelo que le correspondería en la cabaña de Hermes. Cada segundo que pasaba odiaba más todo.
—Te recomiendo que cuides tus cosas— le dijo Luke con suavidad:—ya saber, Hermes dios de los ladrones.
Draco aferró su mochila y respiró profundamente. Solo iba a ser este verano, solo un rato.
Se sentó en el suelo y procedió a ignorar a todos los chicos que lo miraban intrigados.
—Podría ser de Atena ¿vieron sus ojos?
—Oí que peleó con un minotauro para entrar
—¿No lo mató fue el otro?
—Él fue el que se desmayó, recuerda.
Draco apretó su mochila contra su pecho y empezó a contar hasta diez, tratando de ignorarlos lo más posible; estaba seguro de que si seguía poniéndoles cuidado iba a hacer un desastre, explotar bombillas o incendiar algo.
—¿No tienen algo mejor que hacer?— hiseó finalmente, fulminándolos con la mirada.
Los otros chicos lo miraron entre burlones y molestos, pero a Draco no le importaba. Lo que le importaba era que era la primera vez en la que uno de los dos (Percy en este caso) estaba herido y no estaban durmiendo juntos.
Pero un muchacho de la cabaña de Apolo (Su nombre era Lee o algo así) le había prohibido quedarse con Percy; algo de que el enfermo tenía que descansar.
Draco estaba seguro de que Percy y él se hubieran recuperado más rápido si los hubieran dejado dormir abrazados.
Draco se hizo bolita con una cobija, aferrando su mochila y maldiciendo por lo bajo a su mala suerte.
🙟 ✦ 🙝
—¿Qué quieres decir con que no puedo quedarme con Percy?—increpó Draco al chico rubio frente así. Era de su edad, tal vez menor, y sus ojos azul cielo miraban a Draco con aburrimiento.
—Lee dijo que necesita descansar— respondió el chico con tono cansino.
—Descansaría mejor si yo estuviera con él— insistió Draco, haciendo un puchero. Aunque sus ojos de perrito no parecían funcionarle en el campamento.
—¿Si te dejo verlo por quince minutos me dejarías en paz?—preguntó el chico después de un rato. Draco asintió solemne y el chico suspiró, haciendo le un gesto de que lo siguiera:—Ni una palabra a Lee.
—No soy idiota— respondió Draco en voz baja, siguiéndolo en silencio. El chico lo llevó a donde Percy seguía durmiendo y Draco hizo una mueca. No sabía que iba a decirle a Percy cuando despertara, pero necesitaba que despertara. Se sentía tan solo.
Draco se sentó en la camilla y tomó una de las manos de Percy. Estaban frías.
—Vamos, delfincito, despierta— susurró, acariciándole la mano. Tal vez estaba viendo cosas, pero le pareció que el semblante de Percy se veía mejor.
—Lo quieres mucho—apuntó el chico y Draco asintió.
—Nos criamos juntos…
—La mitad del campamento dice que son novios y la otra mitad que son hermanos.
Draco miró al muchacho que parecía estar esperando que él respondiera. Draco no sabía si quería responder a eso. ¿Novio de Percy? Sería extraño. Eran hermanos adoptivos.
—La relación entre nosotros no es de su incumbencia—siseó Draco, apoyando su frente contra la mano de Percy. Estaba frío, y por la forma en la que temblaba, Draco asumía que estaba teniendo una pesadilla.
—Lo quieres mucho ¿no?
—Si
El chico se quedó un rato en silencio, y cuando Draco volteó a verlo notó que lo estaba midiendo con la mirada.
—Hagamos una cosa—dijo él finalmente:— ve a hacer las actividades de hoy y yo hablaré con Lee a ver si podemos dejarte entrar mañana.
Draco se levantó y tomó las manos del joven sonriendo:—¿Harías eso?
—Siento que me voy a arrepentir.
—No lo harás.
Draco siguió al joven fuera de la Casa Grande y miró alrededor. Habían muchos campistas haciendo cosas de campisas; jugando volley, lanzando flechas, recogiendo fresas.
Escalando una pared de lava.
No. Draco no iba a hacer eso.
Él odiaba sudar.
—¡Draco!— Luke lo había visto y Draco quería esconderse. Incluso lo intentó detrás del otro rubio. No que sirviera, porque igual Luke se les acercó:— Hola, Will ¿Te estás ofreciendo para enseñarle a Draco?
Will hizo una mueca y Draco lo miró ofendido.
—Vamos Draco, tienes que escoger un arma
—No, no tengo qué
—Si tienes ¿No sería bueno poder defenderte la próxima vez que un monstruo se aparezca?
—¿Y si no hay una próxima vez?— Draco preguntó, medio esperanzado, mientras Luke lo tomaba de la mano para llevárselo hacia el anfiteatro, con la pared de lava. Luke se detuvo y lo miró con una expresión de seriedad y lástima.
—Siempre hay una próxima vez— Luke dijo con gravedad:—siempre va a haber algo tratando de atraparte y matarte.
Draco se tensó; era la primera vez que Luke se veía así, macabro, aterrador, y muy muy peligroso. La cicatriz en su rostro se veía más, marcada.
—Así que definitivamente voy a morir en agonía—musitó Draco, y de alguna forma se sintió muy real. Luke lo miró frunciendo el entrecejo y luego su expresión se suavizó. Le puso la mano en un hombro.
—No si yo te entreno— Luke dijo con una sonrisa. Draco sintió un escalofrío, pero no dijo nada.
🙟 ✦ 🙝
—¿Por qué todos echan parte de su comida al fuego?—preguntó Draco, cansado y siguiendo a Luke como había hecho desde la mañana:—¿Así de mala es la cena?
—Ofrendas a los dioses—dijo Luke, y su sonrisa se veía algo forzada:—No es suficiente que sean todo poderosos, también necesitan sentirse apreciados.
Draco frunció el entrecejo, pensando en todas las historias que Sally le contó sobre los dioses, en la idea de que era hijo de alguno de ellos y no lo habían reclamado aún. Pensó en las cabañas del campamento.
—Para Hermes—musitó Luke. El fuego de la fogata le dio un contraste macabro a su cicatriz.
—Para el idiota que no me ha reclamado— siseó Draco, rodando los ojos. Luke sonrió divertido antes de guiarlo hacia la mesa de la cabaña de Hermes.
🙟 ✦ 🙝
—No puedo creer que lleves tres días y ya todos te odien— comentó Will, mientras Draco lo miraba lanzar flechas. No había querido probar la arquería; suponía que iba a ser malo, como con todo lo demás. Solo no era tan malo con la lanza… A veces, cuando Luke le ayudaba.
—Pues yo odio este lugar—replicó Draco, haciendo un puchero:—No me gustan las actividades en las que puedo terminar lastimado, o sucio, gracias.
—A los monstruos no les va a importar eso
—A los dioses tampoco, al parecer… Si son tan fuertes ¿porqué nos dejan morir de formas horribles?— Draco sabía que no debió preguntar eso. El ver la flecha de Will fallar por varios palmos no le dio la satisfacción que esperaba.
—Los dioses tienen sus propios problemas.
—Ya…
Draco se cruzó de brazos y desvió la mirada, molesto.
—Vamos, Draco—Will le tocó el hombro con el arco:—Lanza un par y luego te ayudo a convencer a Lee de que nos deje ver a Percy.
—¿Lo juras?
—¿He hecho algo para que desconfíes de mi?
—Ponerme a entrenar—Draco se levantó y tomó el arco que Will le entregó, y puso una flecha en la cuerda como lo había visto hacer.
—Es por tu propio bien— instó Will, a lo que Draco solo rodó los ojos. Will se le acercó y le ayudó a acomodar la postura. Draco soltó la flecha sin ganas y cayó a pocos metros de ellos. —¡Inténtalo de verdad!
Draco suspiró y puso otra flecha, mirando hacia los blancos. No tenía muchas ganas de hacer eso, la verdad.
—Déjalo, Will, va a ser malo como con todo—rio otro muchacho de la cabaña de Apolo:—deberías rendirte con él.
Más que hacer ejercicio, Draco odiaba a los matones. El rubio tensó el arco y giró con rapidez para lanzar la flecha hacia el idiota que se estaba burlando.
El idiota la esquivó con facilidad.
La flecha siguió volando y le cayó a una hija de Ares en la armadura.
Draco se alegró de que le cayera en la armadura, pues no se había lastimado.
La mirada de odio de la chica le hizo pensar que a lo mejor, daño o no, acababa de firmar su sentencia de muerte.
Draco soltó el arco y echó a correr.
Draco siempre había sido muy rápido en la escuela.
Nunca había tenido que huir de alguien con una lanza.
Ni había tenido que esquivar una lanza.
Draco tropezó y la lanza le atrapó la camisa contra el piso.
—Ya valiste— dijo la chica con sorna.
Draco odiaba a esa chica.
Draco se cubrió la cara mientras la chica lo lanzaba a un basurero.
🙟 ✦ A suivre~ ✦ 🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer, los comentarios son más que bien recibidos :3
Chapter 6: Al parecer si hay una línea entre quién mendiga y quien elige
Summary:
Percy ha despertado y en el campamento es como un pez en el agua (*se ríe*) mientras que Draco cada vez odia más el campamento.
Notes:
Voy a insistir una y voy a insistir mil veces en que Draco y Percy se aman; darían todo por el otro... Más o menos... Y eso hace que sean super lindos de escribir :3
Una vez más, los abrazos más grandes a mis betas Gabs, Anto y Satanás, por leer mis cosas y ayudarme a encaminar el worldbuilding que estoy haciendo.
Y mil gracias a todos los que comentan, me dan muchísimos ánimos para seguir escribirndo y publicando :3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
6. Al parecer si hay una línea entre quién mendiga y quien elige
Draco se veía molesto, Percy lo notó de inmediato; iba siempre siguiendo a Luke o a Will, casi a regañadientes, parado en los bordes, haciendo muecas con cada actividad. Se le notaba en la cara que se había quemado y tenía varias curitas y vendas en las piernas y brazos.
Cuando Percy le preguntó, Draco simplemente sonrió y dijo que era muy torpe para estar en un campamento de ese estilo. Percy había querido estar más pendiente, ver porqué Draco estaba tan molesto o qué había pasado en los siete días que él había pasado inconsciente siendo atendido por Annabeth, quien parecía esperar algo de él. Sin embargo, siempre había algo que hacer en el campamento.
—Parece que tienes talento con las espadas—Luke felicitó, mientras entrenaban. Draco estaba a un lado, moviendo una lanza con poco interés. Percy no pudo evitar sonreír con orgullo. Luke miró a Draco y suspiró:—Draco ¿por qué no entrenas con Percy?
Draco miró intensamente a Luke y luego miró a Percy. Había algo extraño en sus ojos grises; parecía que una tormenta se estaba formando y a Percy no le parecía divertido ser el centro de ella.
Percy se preparó con la espada, que no estaba balanceada correctamente, pero eso era un problema para después. Y definitivamente no esperó que Draco saltara para golpearlo.
Sus instintos tomaron el control, y desvió el ataque con el plano de la hoja. Draco chasqueó la lengua y saltó hacia atrás, manteniendo la distancia. Percy maldijo por lo bajo.
Draco siempre había sido más rápido que él, al menos sobre sus pies. Pero Percy siempre había tenido mejores reflejos. Percy notó como Draco no parecía del todo cómodo con la lanza, mientras trataba de apuñalarlo con esta, o simplemente golpearlo.
¿Estaría desbalanceada también?
Percy había visto como Luke había desarmado a Clarisse (esa niña no le caía bien a Percy de ninguna forma, aunque la acabara de conocer) así que procedió a intentarlo con Draco.
Draco lo miró con sorpresa, mientras ambos veían la lanza caer al piso.
—Incluso los convalecientes son mejores que él— se rio Clarisse.
Percy miró a Draco, pero este le había dado la espalda y se estaba yendo.
—¡Draco, espera!—Percy llamó, pero el rubio siguió caminando, con paso fuerte.
—Oye, rubio teñido, tu novio te llama—la hija de Ares gritó socarrona. Percy quería golpearla.
—No es mi novio, es mi hermano—Percy le siseó a lo que ella lo miró con desagrado.
—Aparte de inútil es un incestuoso ¿no?
Percy vio rojo.
🙟 ✦ 🙝
—¡Draco! ¡DRACO!— la voz de Will lo venía siguiendo desde hacía varios minutos. Pero Draco no quería detenerse. Draco quería largarse de ese estúpido campamento y volver a la vida normal donde simplemente era un chico que se esforzaba mucho por tener buenas notas, más que todo porque leer le gustaba, pero le daba dolor de cabeza.
No quería seguir en este lugar donde todo parecía obviamente no ser su tipo de cosa.
—¡Draco detente!— Will gritó y Draco se detuvo. Sin saber muy bien porqué.
—¿Qué quieres?
—¿Estás bien?
—No, tengo el rostro quemado, picaduras de mil bichos, mi pelo no ha podido recibir el cuidado que merece, mis brazos y piernas están llenos de cortes y heridas porque Clarisse ha decidido que ahora soy su saco de boxeo/bolsa de basura favorito!—Draco ya estaba gritando para el final. Will había llegado a su lado y le puso la mano en el hombro. Draco suspiró, sintiendo lágrimas llenarle los ojos:—estoy cansado, Will. Odio este lugar.
—Es solo mientras te acostumbras a entrenar y eso…
—¿Y si nunca me acostumbro?
—Lo harás, Draco, solo dale tiempo.
—Tiempo es algo que no tengo…
—Que dramático—musitó Will, e iba a decir algo más cuando llegó Percy, corriendo, con una expresión de pánico y sorpresa que Draco había aprendido a asociar con sus accidentes más extraños.
—Percy ¿estás bien?—Draco preguntó, tomándole la mano.
—Creo que metí a Clarisse en el inodoro
—¿Qué?
—Más bien le exploté los lavabos encima
—¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué?—Draco estaba confundido, y Percy lo miró con seriedad.
—Estaba hablando mal de ti—Percy se cruzó de brazos y Draco sintió un calor en el pecho. A Percy nunca le importaba si hablaban mal de él mismo, pero si decían algo de sus amigos se ponía insufrible. Draco rodó los ojos y le sonrió.
—Mi caballero en brillante armadura
Percy le dio un empujoncito y Draco se echó a reír.
—Sigue así y no voy a volver a salvarte— bromeó Percy, a lo que Draco en vez de reír solo se encogió de hombros.
—Vaya, así que Draco si sabe reír—comentó Will, y Draco simplemente lo fulminó con la mirada.
—A lo mejor es que ustedes no son lo suficientemente divertidos— Draco musitó, desviando la mirada:—o a lo mejor simplemente no me gusta este lugar.
—Lo importante—intervino Percy, tomando a Draco del brazo:—es que estamos juntos. Si estamos juntos no habrá nada que nos pueda detener.
Draco no estaba muy seguro de eso.
🙟 ✦ 🙝
—¿Por qué le haces caso?— Draco se quejó. La armadura que llevaba se veía gigante y mal acomodada. Percy estaba seguro de que la que él tenía se veía igual de mal. Los dos estaban esperando al lado del rio, porque Annabeth había dicho, mientras el resto del campamento jugaba a capturar la bandera.
—Pues la cabaña de Atenea se supone que es de chicos listos ¿No?— comentó Percy y Draco lo miró mal.
—Somos carnada—Draco se quejó, sosteniendo su lanza con desgano, mirando el agua del riachuelo con un puchero.
—¿Carnada?
—Clarisse nos odia y seguro va a venir por nosotros
Percy frunció el entrecejo. Había visto a Clarisse empujar a Draco en más de una ocasión, la había visto barrer el suelo con él en los entrenamientos, y había visto a Draco salir de los basureros con una expresión de odio más de una vez. Pero Draco le había insistido, categóricamente, que lo dejara así.
Percy no entendía porque su mejor amigo/hermanito no quería su ayuda.
Tampoco entendía por qué ni Annabeth ni Grover querían tener mucho que ver con el rubio. En la escuela Grover y Draco estaban en buenos términos; Draco callaba a cualquiera que los molestara. Pero, Draco siempre estaba estudiando o pendiente de otras cosas, nunca muy cerca de ellos. No que le diera pena, solo era más introvertido.
¿No?
Percy miró intensamente a Draco, quien miraba el agua del río como si lo hubiera ofendido personalmente, y pensó, no por primera vez, que aun con el vínculo que tenían (su mamá solía decir que parecían gemelos en ese aspecto) nunca podía estar seguro de si Draco le ocultaba algo.
—¡Ahí están!—el grito de Clarisse hizo que Percy se volteara a verla sorprendido. Draco parecía más bien resignado y miraba la lanza de la chica con la expresión que Percy ponía cuando la profesora Carlisle sacaba la regla de pegarles en la mano.
—Por mi pasa, no hay problema—dijo Draco, alejándose un poco. Percy se preparó.
—No vas a pasar— dijo Percy muy serio, ganándose una mirada divertida de la hija de Ares, quien se lanzó sobre él sin piedad.
Percy saltó hacia atrás, y empezó a tratar de desviar los ataques con su espada. Después de desviar el segundo, sintió un corrientazo subirle por el brazo.
—Al menos juega limpio, latosa—chilló Draco, haciendo una estocada. Clarisse la desvió y le dio un golpe en el centro del pecho con la lanza, que seguro si no hubiera tenido la armadura, lo habría matado. Draco voló hacia atrás y se dio contra un árbol, emitiendo un leve quejido de dolor.
Percy vio eso y volteó a mirar a Clarisse enojado. ¿Cómo se atrevía?
Levantó la espada para golpearla, pero ella le hizo una estocada y otra y otra; lo estaba haciendo retroceder a punta de golpes y electrocuciones. Percy se estaba agotando, y estaba cada vez más molesto, porque era obvio que ella sólo estaba jugando con él.
Percy retrocedió dos pasos, Clarisse le lanzó un ataque y él saltó, resbaló y cayó sentado en el riachuelo.
Y de repente ya no estaba cansado.
🙟 ✦ 🙝
Draco no quería estar molesto. Draco no debía estar molesto.
Pero Percy había hecho cosas en el río, cosas muy épicas, y su padre lo había reconocido.
Draco se cruzó de brazos, viendo como Percy se sentaba solo en la mesa de Poseidón, y como de repente la gente quería saber más de él. Draco no podía evitar sentir que ese reconocimiento solo traería más problemas que otra cosa.
—No te preocupes, la cabaña tres es bastante linda; va a estar cómodo—comentó Luke y Draco lo miró por un momento.
—¿No vas a decir algo como ‘tu momento llegará’?
—No todos los semidioses son reclamados.
Draco rodó los ojos:—obviamente; esperan que estemos agradecidos con ellos por traernos a sufrir a este mundo y ni siquiera son capaces de reclamarnos.
Luke le puso la mano en el hombro en un gesto simpatético, antes de instarlo a comer. Draco no estaba muy hambriento, pero sabía que tenía que comer. Sally siempre había sido insistente en que tenía que comer así no tuviera hambre.
Draco no le había dicho a Percy lo que el Señor D le había dicho, que probablemente Sally estaba muerta. Parcialmente porque no quería aceptar eso, y parcialmente porque no quería que Percy perdiera la esperanza.
Era suficiente con que uno de los dos quisiera morirse por eso ¿no?
Además, Percy parecía ser feliz, más o menos. Era bueno luchando, le encantaban las actividades, y no importaba qué tanto fallara, seguía intentando.
🙟 ✦A suivre~✦ 🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer~
Espero les guste.
Chapter 7: Porque obviamente el peor luchador del campamento debería ir a una misión suicida
Summary:
Percy acaba de recibir su primera misión y la profecía que viene con ella.
Y Draco no está contento.
Notes:
Muchísimas gracias a mis betas Anto, Gabs y Satanás por no dejarme traumatizar de más a Draco y por apoyarme en este sueño febril xd
Espero les guste mucho el capítulo y mil gracias por leer~
Chapter Text
7. Porque obviamente el peor luchador del campamento debería ir a una misión suicida
Percy no parecía muy convencido cuando Quirón lo había dirigido hacia la Casa Grande, hablando de profecías y misiones.
Draco había sido dejado fuera.
Últimamente, todo lo que tenía que ver con Percy lo dejaban fuera; como era de la cabaña tres, ya no tenían las mismas actividades, como era hijo de Poseidón, los otros querían pasar más tiempo con él.
Y así.
Así que Draco se encontró una vez más en la enfermería, donde había estado ayudando a Will. De verdad, porque Draco era bueno organizando cosas y haciendo vendajes y torniquetes, y esas cosas en general. Porque Percy y él siempre se hacían daño, y ninguno quería asustar a Sally.
—No entiendo como esto es justo—musitó Draco, mientras ayudaba a Will a acomodar las vendas y cabestrillos que rara vez se usaban (habiendo néctar y ambrosia):—Percy acaba de llegar, y vale, la espada no se le da mal, pero… ¡Ni entiende lo que está pasando!
—No es nuestro lugar discutir esas decisiones—comentó Will y Draco resopló.
—Si no es el nuestro, entonces ¿De quién?
—Percy estará bien; irá con Annabeth y Grover.
—Oh sí, eso me alivia un montón, en especial porque…
Will se volteó a mirar a Draco, que había dejado de hablar. Se había puesto rígido y aún tenía la mano alzada como para coger otra venda. Will le tocó el hombro, pero el rubio platino no se movió.
—¿Draco?
—Iras… al Oeste y enfrentarás al dios que se ha rebelado.
—¿Qué?
—Encontrarás lo robado y lo devolverás…
— Draco ¿De qué hablas?
—Serás traicionado por quien se dice tu amigo…
Los ojos de Will se abrieron de par en par, mientras miraba sorprendido al joven que tenía los ojos en blanco:—¿Una profecía?
—Al final no conseguirás salvar lo más importante…
Will tocó el hombro de Draco una vez más y el chico se tambaleó; Draco se agarró al estante con fuerza y cerró los ojos.
—¿Draco? ¿Estás bien?
—Voy a vomitar
Will se apresuró a acercarle al joven un balde, y lo ayudó a sentarse mientras vaciaba su estómago. Will le hizo círculos en la espalda, tarareando una melodía suave para calmarlo.
—Nunca me había pasado así—musitó Draco, limpiándose la boca con el agua que el hijo de Apolo le ofreció.
—¿A qué te refieres?
—Siempre he podido sentir a Percy, a veces saber qué piensa, ve lo que él ve—Draco está confesando algo que no le ha dicho a nadie, pero por alguna razón el joven le genera confianza:—Pero esta vez… Esta vez fue como si hubiéramos cambiado de lugar por un momento… Y esa voz… ¿Dijiste que era una profecía?
—Sonaba a profecía.
—Esa cosa con humo verde se lo dijo a Percy…
—¿Cosa?
—¿Cómo un esqueleto? ¿Una momia?
—Así que repetiste lo que Percy escuchó…
—No…—Draco se mordió el labio:— yo sabía las palabras, antes de que fueran dichas.
Will se mordió el labio también y Draco lo miró con fijeza.
—No le vayas a decir a nadie—pidió Draco, haciendo una mueca:—Ya me molestan lo suficiente por lo cercanos que somos.
Will asintió, muy a su pesar. No sabía bien porqué, pero Draco le generaba confianza. O más bien, le daba la sensación de que, aunque quisiera, no podría hacer nada para hacerles daño.
—Voy a buscar a Percy—dijo el rubio platino muy serio, antes de irse corriendo, raudo como el viento.
🙟 ✦ 🙝
Percy no estaba seguro de como detener la inminente pelea entre Draco y Annabeth, y miraba a Grover y a Quirón como pidiéndoles ayuda.
Quirón solo miraba a Draco con intensidad, casi curiosidad, mientras que el rubio insistía en que él tenía que acompañarlos en la misión.
—¡Ni siquiera sabes luchar!—gritó Annabeth exasperada y Draco dio un paso atrás, como si lo hubieran herido. Annabeth se paró muy seria, con los brazos cruzados:—¡Vas a ser una carga y vas a lograr que nos maten a todos!
Draco abrió la boca para decir algo, pero la cerró otra vez con fuerza, evidentemente herido. Caminó, pasando de largo a la rubia y se acercó a Percy. Le tomó los brazos y lo abrazó.
—Me aseguraré de que logres salvar lo más importante—dijo muy serio, antes de irse corriendo.
Percy miró confundido hacia el lugar al que el rubio había desaparecido; la cabaña de Hermes.
Un momento ¿Por qué Draco diría eso? No podía haber oído la profecía ¿O sí?
—Bueno, es momento de irnos, sesos de alga—dijo Annabeth categórica.
—No tenías que ser grosera con él— siseó Percy de vuelta, mirándola mal:—Él nunca sería una carga.
—No sabe luchar.
—¿Tú qué sabes?
—¡Lo he visto en los entrenamientos! ¡No es capaz de empuñar ningún arma!
—Él no es de los que pelean con fuerza bruta— Percy dijo, mirando al cielo:—hubiera esperado que una supuesta cerebrito como tú lo entendiera.
Annabeth lo miró, abriendo y cerrando la boca como un pez. Pero a Percy no le importó.
Draco estaba tramando algo y Percy podía apostar que lo iban a ver de nuevo muy pronto.
🙟 ✦ 🙝
Draco odiaba escabullirse.
No, la verdad no, pero odiaba la ansiedad que le producía el escabullirse.
Sobre todo, en vista de que era cierto que podía morir por no saber luchar correctamente.
Draco aferró su mochila mientras caminaba por el bosque lo más silenciosamente posible; no importaba que no supiera a dónde iban a ir, su conexión con Percy le mostraría el camino, como siempre lo había hecho.
—¿A dónde vas?—preguntó una voz a sus espaldas, haciéndolo saltar y enarbolar la lanza que había robado; giró tan rápido que le dio vértigo y Luke lo miró, poco impresionado.
Draco hizo una mueca:— voy a ir tras Percy, no intentes detenerme.
Luke lo miró fijamente, antes de sonreír de lado:—tengo algo que te podría ayudar.
Draco frunció el entrecejo y apenas tuvo tiempo de reaccionar para atrapar el brazalete que Luke le lanzó.
—Puede que haya escuchado a Percy hablarle a Quirón de la conexión que comparten—comentó Luke con esa sonrisa torcida que hacía que Draco se quedara mirándolo:— Quirón comentó algo de que podía ser la maldición de Patroclo o algo así… Pero mientras lo decía dejó afuera esto, seguro te sirve.
Draco miró el brazalete; era de bronce y estaba decorado con hojas de laurel. Draco le dio dos golpes, por instinto, y una lanza se materializó en sus manos. Una lanza que se dejaba maniobrar más fácilmente.
—¿Qué?
—Creo que era de Aquiles—Luke prosiguió, mirando al cielo como si este tuviera las respuestas.
—¿No deberías evitar que me vaya?—Preguntó Draco, sospechando.
—Aunque lo haga, volverías a intentarlo hasta que lo lograras ¿no?—Luke se rio:—así como hiciste hasta lo imposible por escabullirte en la Casa Grande mientras Percy estuvo convaleciente.
Draco dio un paso atrás, nervioso. Luke le guiñó un ojo.
—No te preocupes— procedió a decir Luke:— Entiendo que estés preocupado por él. Por eso quiero ayudarte.
—¿Dándome una lanza que probablemente sea invaluable y dejándome escapar?—Draco apretó sus manos alrededor de la lanza. Si, se sentía bien en sus manos.
—Iría contigo, pero tengo mis deberes como líder de la Cabaña de Hermes—replicó el joven. Draco asintió, era lógico. Luke le puso las manos en los hombros y lo miró con una sonrisa:—Creo en ti Draco; sé que vas a hacer callar a todos esos que no creen que puedes luchar. Solo necesitas las razones correctas.
Draco asintió, sintiendo como sus mejillas se sonrojaban ante el guiño del muchacho.
Su corazón había dado un vuelco, pero no era como si el chico le gustara (no como Yesung al menos, guapo Yesung con su voz de ángel) o tal vez no solo eso, pero también había la sensación de que se estaba perdiendo de algo y era importante.
Draco le sonrió a Luke, se dio un toque en el brazo con la lanza, haciendo que volviera a su forma de brazalete y emprendió el camino hacia Percy. Estuviera donde estuviera, su querido pelinegro no la estaba pasando nada bien.
🙟 ✦ 🙝
Percy miró la caja en la que había puesto la cabeza de Medusa. ¿Iba toda su vida a ser así? ¿Iba a quedar simplemente a merced de los dioses, buscando cosas que no tenían nada que ver con él, con la esperanza de que lo dejaran vivir? ¿Cumpliendo profecías estúpidas que decían que igual iba a fallar, pero tenía que enfrentarse a lo que viniera?
Tal vez Draco tenía razón y todo esto era estúpido.
Vio las etiquetas de entrega y tomó una decisión.
No le importó las malas miradas de Annabeth ni la mirada de terror de Grover. Escribió una nota rápida “Con cariño, Percy” y usó una de las etiquetas del Hermes Express para mandársela a los dioses. Puede que no fuera más que una segura falta de respeto, pero a Percy le satisfizo de todas formas.
Percy vio como Annabeth tomaba algunas cosas de la tienda y siguió a Grover al bosque. No le gustaba mucho la idea de acampar (Draco era mejor que él acampando; a él le gustaban los bosques y eso) pero era mejor opción que quedarse en la tienda llena de estatuas con el tío de Grover.
—¿Sigues enojado por lo que dije de Draco?—Preguntó Annabeth, cuando ya estaban listos para dormir.
—Un poco—Percy suspiró:—me molesta porque sé que podrían ser buenos amigos; los dos son muy listos, resuelven las cosas de formas diferentes, les gusta leer y eso…
—No ha hecho más que quejarse desde que llegó al campamento.
—Vivimos una experiencia traumática.
—No veo que tú te quejes tanto.
—Él… Él tiene más problemas, descubrimos que todo lo que sabíamos no era cierto y que él… Bueno, las cosas no pintan muy tranquilas para él
—Tú eres el que está en una misión ahora— Annabeth apuntó y Percy hizo una mueca.
—Ojalá él hubiera venido—dijo simplemente antes de esconder la cabeza en la bolsa de dormir que había conseguido.
🙟 ✦ 🙝
—¿Repíteme por qué no le puedo decir a Percy y Annabeth que nos estás siguiendo?—exigió Grover, limpiándose la camiseta luego de que él y Draco tuvieran una corta lucha.
El sátiro lo había visto cuando estaba vigilando desde la espesura a Percy, quien lo había defendido media hora antes. Por supuesto que Draco se había lanzado sobre él tapándole la boca, lo que los había llevado a forcejear en el suelo.
—Porque no voy a ser una carga para ustedes— siseó Draco, mirando hacia el claro donde Percy y Annabeth seguían durmiendo:— Solo vine para asegurarme de que Percy esté a salvo.
—Ese es mi trabajo— Grover lo fulminó con la mirada y Draco negó con la cabeza.
—No estoy dudando de ti, Grover— dijo Draco, firme:— pero tengo la sensación de que van a necesitar ayuda, de que algo feo va a pasar y van a desear tener apoyo.
Grover lo miró fijamente y suspiró:— ¿Seguro que no estás celoso de que Annie y yo viniéramos con Percy?
—Alcancé a escuchar lo que pasó con Medusa, y vi las noticias en la tele de que al parecer son terroristas que explotan buses— Draco rodó los ojos:—No quiero nada de eso; no quiero nada de esto. Quiero un verano tranquilo jugando videojuegos, acompañando a Percy a tratar de ahogarse en las piscinas y hacer picnics azules con ma-Sally.
—La señora Jackson…
—Está viva, y no pienso discutir eso contigo.
—Como sea— Grover se cruzó de brazos:— No puedo dejarte pasear por ahí sin supervisión.
—Estaré cerca— prometió Draco, caminando hacia los árboles:— lo suficiente como para ayudarlos si algo sale mal.
Grover hizo el amago de avanzar hacia él cuando vio algo rosado con el rabillo del ojo.
Un poodle rosado.
Que parecía haber escapado de casa.
Grover no estaba muy feliz con tener dos escapados en la misma noche.
🙟 ✦ 🙝
Percy estaba seguro de que algo le pasaba a Grover; se veía bastante nervioso mientras llevaban al poodle de vuelta con su familia. Siempre mirando alrededor como si esperara que otra cosa saltara encima de ellos.
Percy no podía culparlo; después del bus y de lo de la “tía M”, tenía sentido estar nervioso.
Entonces ¿Por qué él no se sentía nervioso?
Tal vez porque finalmente Annabeth le había pedido disculpas por decir esas cosas sobre Draco, para luego preguntarle qué tipo de libros le gustaban más al rubio. Los de magia.
Percy apretó los puños, mientras andaban. A Draco siempre le habían gustado los héroes, las aventuras fantásticas y la magia. Pero ahora que tenían que vivir aventuras y vivir en este mundo lleno de dioses y magos, parecía que el rubio se estaba replanteando sus gustos.
Eso no le gustaba; Draco era genial porque siempre insistía que debía haber algo mágico en el mundo. Era refrescante hasta cierto punto.
Extrañaba el Draco confiado y orgulloso que siempre veía como conseguir más de una situación no tan ideal.
Percy dejó a Grover y a Annabeth hablar con los dueños del perro, para poder conseguir el dinero de los tiquetes. Porque habían perdido todo en el bus.
Draco hubiera tenido dinero extra guardado en algún bolsillo.
Percy sacudió la cabeza, no debería estar pensando en Draco mientras estaban tratando de recuperar una estúpida arma robada para probar que él tenía razón para estar con vida. Estaba empezando a entender la insistencia de Draco en odiar a los dioses, pero por ahora Percy no debía pensar en eso. No, por ahora debía pensar en que tenía que ir a pedirle a Hades que devolviera el estúpido rayo, de pronto preguntarle por su mamá (Draco había estado seguro de que ella todavía vivía, lo cual era bueno) y arreglar todo ese desastre para poder disfrutar del último verano con Draco.
Porque algo le decía que a medida que pasaran los años iban a alejarse más y más.
Y eso era algo que Percy no quería.
Tal vez podría hablar con Draco sobre quedarse.
Algo le decía que Draco no se iba a quedar.
🙟 ✦ 🙝
Draco sintió pánico antes de ver a Percy.
El viaje con el perro había sido tranquilo y el viaje en tren también. ¿Por qué no se había esperado que algo malo fuera a pasar en el Gateway Arch?
Por supuesto que Percy no lo iba a dejar disfrutar de la arquitectura.
Draco cerró los ojos, tratando de concentrarse en dónde estaba Percy; los había perdido cuando subieron al ascensor porque ahí no podía asegurarse de que no se vieran.
Draco sintió a Percy acercarse y abrió los ojos confundido, solo para ver a Percy caer por la ventana. Se quedó mirando, confundido, como el chico caía y caía y caía y caía hasta tocar el agua.
Se golpeó la frente con fuerza y suspiró, mientras la gente a su alrededor hablaba en pánico porque alguien se había tirado. Por supuesto que Percy había sido quién había causado el agujero y por supuesto que se había lanzado al agua.
¿Acaso no había visto las noticias? Draco hizo una mueca mientras salía del arco trotando. Recordaba haber visto en las noticias como culpaban a Percy de la desaparición suya y de Sally, pintándolo como un terrorista.
Le sorprendía que nadie lo hubiera entregado aún, en especial en vista del dinero que Gabe estaba “ofreciendo”.
Aunque le sorprendía más que los pocos monstruos que se había encontrado mientras seguía al trío en silencio no hubieran sido tan difíciles de luchar.
A lo mejor si había aprendido algo de combate en el campamento.
O tal vez la Lanza de Aquiles era tan buena que hasta hacía que él fuera bueno. Draco no lo sabía, pero no le importaba en ese momento.
Ahora lo importante era ver a dónde había arrastrado la corriente a Percy.
Sin que lo vieran.
Draco se trepó a un árbol, y se ocultó entre la espesura para mirar.
Unos minutos después vio a Percy emerger del agua, completamente seco y tan confundido como siempre. Al menos estaba bien, y eso era lo más importante.
Poco después llegaron Grover y Annabeth corriendo, bien, el equipo estaba junto.
—¡Eres un idiota!—Annabeth le pegó a Percy y Draco no podía negárselo. Sin embargo, Percy no parecía muy pendiente de lo que ella decía.
—Tenemos que ir al océano—musitó Percy y Draco podía jurar que Annabeth había rodado los ojos, pero la verdad es que no podía verla.
—LA queda al lado—musitó Grover, poniéndose en medio:—mejor tomemos el tren tan lejos como pueda llevarnos y luego vemos como llegar al mar.
Percy asintió, todavía confundido. Draco los vio caminar rumbo a la estación de tren y bajó del árbol con cuidado. Se ajustó la capota de la hoodie verde que llevaba y el tapabocas que había conseguido antes de acercarse entre el gentío. Necesitaba saber hacia dónde iban a terminar yendo esta vez.
Al escucharlos lamentar que solo alcanzarían a llegar a Denver solo pudo pensar en su billetera en su mochila; él podría haberles pagado el viaje hasta L.A.
¿Por qué no lo hacía? ¿Por qué no se revelaba ante ellos?
Draco sintió un dolor en la sien, el mismo que llevaba sintiendo desde que empezó a seguirlos. El mismo que le decía que él no debería estar ahí, y que si los iba a seguir no podía intervenir.
Era un dolor cálido.
Draco no entendía.
Pero hasta el momento, no actuar no había sido tan malo ¿No?
Draco sabía que llegaría el momento en el que él no podría evitar actuar, sin importar si el dolor le partía la cabeza.
Se subió al tren rumbo a Denver en silencio tras ellos, esperando que el momento no fuera muy pronto.
🙟 ✦A suivre~✦ 🙝
Chapter 8: No sé si odio más los parques acuáticos o a los dioses.
Summary:
Draco sigue siguiendo a Percy, Annabeth y Grover hasta que algo pasa y debe intervenir.
Notes:
Se nos acaba Agosto y también los caps dobles xd
Pero bueno, espero que les gusten los caps de hoy y ya estoy ansioso de ver qué opinan!
Otra vez (Y no me cansaré de decirlo) muchísimas gracias y amor a mis betas Anto, Gabs y Satanás, por apoyarme con este pequeño desastre que estoy armando.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
8. No sé si odio más los parques acuáticos o a los dioses.
Draco no había querido entrar tras ellos al restaurante, en especial porque el tipo que los había abordado no le daba buena espina.
Se quedó apartado, pensando que podría hacer para ayudar y porqué se sentía tan inútil; la verdad no había hecho mucho últimamente, aparte de lidiar con uno o dos monstruos y de despistar a la policía de dónde podría estar Percy.
A lo mejor debía volver al campamento; podría hacer estorbo allá.
Draco se tensó al escuchar la voz de Percy, haciéndose más pequeño en la banca en la que se había sentado con la esperanza de que no lo fueran a pillar. Los escuchó avanzar, hablando de cómo iban a recuperar el escudo de Ares.
¿Qué?
¿No iban a buscar era el rayo de Zeus?
Draco los empezó a seguir confundido, mirando intensamente a Grover, quién solo se encogió de hombros en el momento en que sus miradas se cruzaron. Perfecto, ahora parecía que eran mandaderos.
Mandaderos de los dioses.
Buscando sus cosas porque no eran capaces de cuidarlas.
Ugh.
Draco vio con ansiedad las puertas del parque acuático al que Percy, Annabeth y Grover iban a entrar. No sonaba muy interesante, y no parecía muy acogedor.
Claro que Draco nunca se sentía bien en botes, flotadores, o cosas que estuvieran en el agua, así que a lo mejor era solo su impresión.
Eso y que estaba abandonado.
No pudo evitar sonreír cuando Percy suspiró diciendo que él hubiera podido abrir la cerradura sin ningún problema, que ojalá lo hubieran traído con ellos.
El que Annabeth solo lo hubiera mirado mal no le importó. Esa chica no parecía muy agradable la verdad, no importaba lo mucho que Percy hubiera insistido que ellos podrían ser buenos amigos porque eran chicos listos.
Draco no había querido la misión. Solo estaba preocupado por Percy.
Ella se había lanzado a ser parte, ella quería hacer misiones y luchar y eso.
A Draco eso no le parecía muy listo.
Draco vio como Percy y Annabeth se dirigían a algo que tenía el nombre del “túnel del amor”. Hizo una mueca al pensar en Percy con Annabeth y sintió un nudo en el estómago. Esperaba que fueran ahí por el estúpido escudo de Ares y no por otra cosa.
—¿Me extrañaste?—preguntó Draco acercándose a Grover que saltó sorprendido.
—¡Por Zeus! ¡No hagas eso!— le espetó el sátiro, golpeándole el brazo:—¿No que no iba a notarte?
—Pues no te diste cuenta de que me acerqué—replicó Draco socarrón, ganándose otro golpe en el hombro por parte del sátiro, que no se veía muy bien que digamos. Draco miró hacia el túnel, del que Percy y Annabeth aún no salían:—¿Qué están haciendo?
—Ares dijo que nos ayudaría si recuperábamos las cosas que se les habían quedado a él y a Afrodita acá en el parque.
—Ah, claro, también toca ayudar a los dioses con sus amoríos…
—Estás demasiado lleno de odio para ser alguien tan joven…
—Tú estás demasiado lleno de cariño para ser tan viejo.
—¡No estoy viejo!—Grover saltó, y Draco iba a replicarle algo chistoso antes de escuchar (Y sentir) el grito de angustia de Percy. Draco miró alrededor confundido y vio como Grover sacaba un walkie talkie y lo activaba:—¿Qué pasó?
—¡Estamos atrapados!—chilló Annabeth, sobre el ruido de la atracción y el agua:—¡Es una trampa!
Draco miró hacia la atracción y la vio funcionando; la música melosa sonaba casi macabra. Draco miró alrededor y vio la cabina de controles al mismo tiempo que Grover; ambos corrieron hacia ella, mientras Grover les aseguraba que iba a tratar de detener la atracción.
La puerta estaba cerrada. Por supuesto.
Draco puso su mano en la cerradura, como siempre que necesitaban entrar a algún lugar prohibido con Percy. Antes de la carta no lo había pensado, pero sí, siempre había podido hacer pequeñas cosas de magia para ayudarlos.
La cerradura chasqueó y Grover lo miró confundido, pero no había tiempo. Entraron y empezaron a revisar la consola, tratando de encontrar la forma de apagarlo. Draco no era muy bueno con cosas así, y al parecer Grover tampoco.
Draco golpeó la consola y maldijo por lo bajo al escuchar a Percy y Annabeth pidiendo ayuda.
Tal vez…
Draco puso sus manos sobre la consola; nunca había tratado de hacer algo tan grande, pero tal vez.
Draco cerró los ojos, tratando de sentir lo que fuera que hacía que pudieran abrir cerraduras o aparecer en otro lugar o hacer que las luces se encendieran. Sintió un calor en el pecho, algo como una pequeña llama que siempre estuvo ahí, pero nunca le había puesto cuidado.
—Por favor— musitó bajito, sintiendo como el calor se movía a la punta de sus dedos:—Por favor.
Draco no había esperado la explosión.
Draco no sabía que esperaba.
Seguramente no el golpe en la cabeza que puso todo negro.
🙟 ✦ 🙝
—¿Por qué no dijiste nada?—Annabeth estaba bastante molesta con Grover aún. Pero Percy no podía recriminarle nada a su amigo; estaba demasiado feliz de que Draco estuviera con ellos, aun si estaba inconsciente. Draco los había ayudado a salir de la trampa de Hefesto y ahora estaba siendo cargado por Percy, que sonreía de oreja a oreja.
—¡Dijo que no quería hacer estorbo y que solo saldría a ayudar!
—¡No vi que ayudara cuando Equidna trató de matar a Percy!
—Mira, no sé— Grover hizo un puchero:— Él solo quería ayudar y yo no sabía qué hacer.
—Lo importante es que Draco ahora está con nosotros—dijo Percy, con tono de finalidad, mientras entraban al restaurante. Si Ares tenía algún comentario por el cuarto en su grupo no lo hizo.
Percy no quería agradecer la mochila, pero hizo lo posible por no hacer ningún comentario que consiguiera que el dios se enojara con ellos. La forma despectiva en la que había comentado que en efecto su madre estaba con vida, pero prisionera en el inframundo, lo había alegrado mucho. Tanto que el que el dios los mandara a subirse a un camión de Kindness International ni siquiera lo molestó.
Hasta que vio las deplorables condiciones en las que estaban sus acompañantes animales; se le hizo un nudo en la garganta al ver que la comida estaba en las jaulas incorrectas, ver el chicle en la crin de la Cebra y el globo reventado en las astas del antílope.
Entre él Annabeth y Grover empezaron a tratar de ayudarlos; Annabeth se encargó de quitarles el chicle y el globo, mientras Grover y él intercambiaban el heno y la carne. Percy no tenía ganas de acercarse mucho al escuálido león que lo miraba con hambre.
Claro que no tuvo mucho tiempo para preocuparse por el león, dado que la Cebra comenzó a hablarle.
¿Quién lo diría? Podía hablar con los equinos.
🙟 ✦ 🙝
Draco despertó de a pocos, oliendo lo que parecía pelo mojado y suciedad. La cabeza le dolía horrores, casi como el resto del cuerpo. Pero no abrió los ojos.
Sentía una mano suave acariciarle el cabello y eso lo hacía todo marginalmente mejor.
Escuchar la voz de Annabeth, susurrarle cosas a Percy (cosas que no alcanzaba a entender) no le ayudaba a sentirse mejor.
Solo pudo pensar que rayos, lo habían descubierto.
—Entonces ¿son más que mejores amigos?—la voz de Annabeth se escuchaba más clara a medida que el dolor de cabeza recedía.
—Draco es una de las personas más importantes para mí—respondió Percy con suavidad:—siempre ha estado ahí para mí, y me gusta pensar que siempre he estado para él también.
—Debe ser lindo— comentó Annabeth:— tener alguien tan cercano a ti.
—Si le dieras la oportunidad probablemente terminarían siendo muy muy cercanos también
—Si, claro.
—¡Hablo en serio! Son las dos personas más inteligentes que conozco.
—Ser atrapado en una explosión no me parece particularmente inteligente—musió Annabeth y Draco frunció el entrecejo.
—Ser atrapado por una atracción de un parque abandonado tampoco es muy inteligente—replicó Draco, abriendo los ojos para mirar a la rubia poco impresionado. Estaba muy cerca de Percy para su gusto. Pero hey, él era el que estaba en su regazo, así que no le molestaba tanto.
—¿Qué tanto escuchaste?—preguntó Percy, sonrojándose. Draco rio socarrón.
—Desde la parte en que me amas porque soy maravilloso—replicó, ganándose un golpe en el brazo. No pudo evitar reírse, haciendo a su vez reír a Percy. Annabeth los miró con molestia y Grover se removió en su rincón, al parecer dormido.
Draco miró alrededor y se incorporó con rapidez, casi golpeando la cabeza de Percy.
—¿Eso es un león?
—En efecto, también hay una cebra y un antílope
—¿Por qué estamos viajando con ellos? ¿Qué está pasando?
—Este es el transporte que Ares nos consiguió— Annabeth hizo una mueca y Draco la imitó, mirando a los animales y sintiéndose mal por ellos. Ojalá pudiera hacer algo para ayudarles.
—Por favor díganme que apenas lleguemos a donde sea que vayamos aquí los vamos a soltar— pidió Draco, haciéndole un puchero a Percy que asintió prontamente. Annabeth también asintió, seria.
—No sería capaz de dejarlos.
—Bien, acabas de ganarte un punto
—No lo quiero
—Como prefieras
Draco se encogió de hombros y se sentó, al lado de Percy, antes de tomar su mochila. Su estómago gruñó y Draco hizo una mueca:—sí, ya oí, ya oí.
Draco sacó un par de sándwiches que había conseguido en el camino. No era lo mejor, pero era algo de comer. Hizo una mueca al notar que no tenía suficiente para todos. Suspiró y procedió a partirlos por la mitad, le ofreció una parte a Percy, una a Annabeth y dejó a un lado una para Grover.
—Gracias— musitó Annabeth a regañadientes, mientras se comía su parte. Draco se encogió de hombros de nuevo y procedió a comerse su parte. Pensativo.
—Draco— llamó Percy, una vez hubo terminado el sándwich, aceptando una de las botellas de agua que Draco le ofreció:—Ares confirmó que mamá está bien.
—Eso es bueno— Draco sonrió, aliviado. Al menos Percy tendría a Sally cuando él se tuviera que ir.
—Hades la tiene atrapada en el inframundo.
—Eso no es tan bueno.
—¿Qué vamos a hacer?—Percy preguntó y Draco frunció el entrecejo ante esto.
—No lo sé… Tendremos que convencer a Hades de devolvernos lo robado y a mamá, supongo—Draco miró la botella de agua y frunció el entrecejo.
—¿Crees que podamos?—Percy preguntó, y Draco siguió sin mirarlo.
—Tal vez… En las historias era relativamente razonable—Draco se encogió de hombros, tratando de recordar las historias sobre dioses que Sally y el Profesor Brunner les habían contado.
—Si se arriesgó a robar el rayo para poder iniciar una guerra no sé qué tan razonable sería para devolverlo—apuntó Annabeth, Draco soltó un suspiro largo.
—Vale, sí, pero se vale soñar ¿no?— dijo rodando los ojos:— a todas estas ¿por qué las misiones lo llevarían a uno al inframundo? ¿Por qué no a un hotel de lujo o algo así?
Draco sonrió cuando Percy y Annabeth se rieron, lo suficientemente fuerte para despertar a Grover, quien confundido recibió el sándwich y la botella de agua que le alcanzaron.
Al menos, pensó Draco, estaban todos juntos en eso.
🙟 ✦A suivre~✦ 🙝
Notes:
Espero les gustara, muchas gracias por leer~
Chapter 9: Descubrimos porqué las misiones no son en hoteles de lujo.
Summary:
Draco y los demás toman un pequeño descanso durante su búsqueda...
Notes:
Hice un pequeño cambio a la escena del Loto para que se pareciera más a cómo va en la mitología (luego descubrí que también lo hacen en la película que no existe, pero x)
Con respecto al capítulo solo puedo decir que Draco es un payaso xd
Muchísimas gracias a todos por leer y a mis betas (Anto, Gabs y Satanás) por apoyarme mientras estuve deprimido porque me hackearon :'c
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
9. Descubrimos porqué las misiones no son en hoteles de lujo.
Draco se alegraba mucho de que los pobres animales del camión hubieran podido huir, aunque todavía no entendía bien como funcionaba ese tal “santuario de Sátiro” que Grover les había dado, pero ¿quién era él para discutir como funcionaba la magia de sátiro?
Ahora, el problema es que estaban en las Vegas, bastante lejos de su destino final (El chiste no había sido apropósito) y no sabían bien por donde encontrar una terminal de transporte en donde comprar tiquetes para L.A
Vida triste.
Tampoco era que fuera muy fácil encontrar direcciones en Las Vegas; era un lugar demasiado brillante y lleno de ruido para que tres adolescentes con TDAH y un sátiro pudieran ubicarse sin distraerse.
Además, todo se veía tan interesante y Draco solo podía mirar los hoteles pensando en lo mucho que extrañaba tener una cama cómoda para dormir; A él le podía gustar acampar, pero generalmente implicaba tener un buen saco para dormir y una carpa estable sobre su cabeza. No estar corriendo por todo el país, temiendo dormir porque podrían haber monstruos por ahí.
—¡Ahí están!—llamó un botones de uno de los hoteles, acercándose a ellos:— Por favor sigan, su suite ya está lista.
—¿Suite?—Los cuatro se miraron confundidos antes de empezar a negarse; era obvio que no tenían dinero para un hotel de lujo como ese. Sin importar que Draco tuviera algo de plata todavía en su billetera.
—No se preocupen por el dinero— insistió el botones, dirigiéndolos hacia el hotel:—ya está todo pagado por ustedes cuatro, Percy, Annabeth, Draco y Grover.
Draco sintió un nudo en el estómago. ¿Pagado? ¿Por quién? ¿Cómo sabía el botones su nombre?
Cualquier recelo que hubiera tenido se disipó en el momento en que el Botones les ofreció una galleta con forma de flor de loto, de cortesía por supuesto.
Deliciosa.
Draco se dejó llevar, junto con los otros hacia la supuesta suite que ya estaba pagada. Y no pudo evitar suspirar encantado al ver las cuatro enormes y mullidas camas que los esperaban. Si no fuera porque sabía que el inframundo quedaba en L.A se preguntaría si no habían llegado ya al cielo.
Draco miró la cama con anhelo, pero entonces el botones comentó que los baños estaban listos, con la tina llena si querían usarlos primero. Y que también tenían ropa nueva en los armarios por si la necesitaban.
No tuvo que preguntarle a Draco dos veces, antes de que tomara una muda limpia y caminara hacia uno de los baños para tomar posesión de él. Puede que odiara los lagos, los ríos, las piscinas y el mar. pero ¿Las tinas? Un invento maravilloso.
En especial si el agua estaba caliente y llena de burbujas.
Draco pasó un buen rato en la tina, sintiendo como si la espuma enjuagara sus problemas.
Al salir del baño, cambiado y limpio pudo ver que sus compañeros también se habían bañado y cambiado la ropa, que habían pedido servicio a la habitación y estaban viendo televisión.
—No nos vamos aquedar aquí—les decía Annabeth, mirando la comida con desconfianza. Percy frunció el entrecejo, pero no parecía querer dejar de ver la televisión. Grover ni siquiera la miró mientras seguía comiendose la ensalada frente a él.
—Annabeth tiene razon, no nos vamos a quedar—dijo Draco, calmado, sentándose al lado de Percy y tomando uno de los burritos del carro de comida:—no mucho, al menos. Solo una noche, para descansar y reponer fuerzas.
Annabeth lo miró ceñuda, y Draco dio un par de golpes en la cama.
—Vamos, Chase ¿Me vas a decir que no te gustaría dormir al menos una noche en una cama de verdad antes de llegar al inframundo?
Annabeth hizo una mueca pero asintió, con un suspiro, antes de sentarse y empezara a comer también.
—¿Solo una noche?— Preguntó Percy, haciendo un puchero:—Pero había un arcade abajo.
—Lo podemos revisar antes de ir a dormir— ofreció Draco, con una sonrisa:—no creo que el mundo se acabe porque decidamos tomarnos una tarde de descanso.
—Me estás empezando a caer bien, Draco— sonrió Grover, a lo que Draco alzó una ceja resoplando.
—S-solo hasta que sea hora de dormir—musitó Annabeth, tomando una lata de refresco.
Draco asintió, terminando el burrito con un suspiro contento. Si, le había hecho falta algo de comida de verdad.
Unos cuantos minutos después, Percy y Grover los estaban arrastrando de vuelta al lobby, para poder ir al arcade. Al llegar ahí, un botones de les acercó y les ofreció más galletas y una tarjeta de crédito a cada uno “con cupo ilimitado para que puedan jugar todo lo que quieran.”
Draco no iba a quejarse.
En especial no si podía jugar cualquier juego que quisiera cuantas veces quisiera.
Los cuatro habían visto cosas que querían probar y quedaron de verse de vuelta en el lobby en un par de horas.
Draco había estado jugando con Percy cuanto juego cooperativo habían encontrado, riéndose cada vez que el otro perdía y señalaba otro juego para la revancha.
Entonces Draco notó que una de las chicas que estaba jugando tenía botas gogo y ropa que parecía salida de uno de los shows de Donna y las Dinamo. Algo que definitivamente no esperaría que una chica de trece usara.
En el momento en que Draco se distrajo viendo la ropa de la chica, Percy había desaparecido. Probablemente encontrando otro juego que le pareció interesante. Draco se encogió de hombros y miró alrededor buscando qué más jugar.
—¿También estás buscando con quién jugar?— Draco se sobresaltó cuando alguien le tocó el hombro. Un chico de piel oliva y pelo negro revuelto lo miraba fijamente con sus ojitos negros esperanzados. Draco asintió lentamente, viendo como el chico sonreía y se subía al juego, tomando la otra pistola.
Draco le sonrió al chico y continuó con el juego hasta que ambos empezaron a bostezar del cansancio.
Draco se despidió con un gesto del chico y se dirigió a la suite, pensando en qué podría pedir del servicio a la habitación. Solo después de estar sentado en la cama, comiendo tranquilamente sus macarrones con queso, fue que cayó en cuenta que se suponía que se iba a encontrar con los otros en el Lobby.
A juzgar por la expresión de Annabeth al entrar a la habitación, ella también se acababa de acordar. Draco la vio sonrojarse mientras se sentaba en la cama, frunciendo el entrecejo.
—No te preocupes— dijo Draco, esbozando una sonrisa:—creo que todos nos olvidamos por ponernos a jugar.
Annabeth hizo una mueca:—¿Crees que Percy y Grover nos estén esperando?
—Podríamos ira buscarlos—ofreció Draco, levantándose de la cama. Pero en ese momento entraron Grover y Percy. Grover parecía muy molesto y Percy…
Percy estaba asustado y preocupado.
Draco se tensó de inmediato. ¿Por qué no se había dado cuenta de que Percy estaba ansioso?
—Menos mal los encontré— musitó Percy, tomando a Annabeth de la muñeca y sin soltar a Grover:—Tenemos que irnos ya.
—Pero aún no hemos visto el nuevo arcade que van a abrir— se quejó Grover y Draco se sintió tentado a apoyarlo. De no ser porque no podía sentir a Percy. Draco tomó sus mochilas, preocupado.
—¿Qué está pasando?—preguntó, acercándose a Percy, quien pareció aliviado cuando Draco lo empezó a ayudar a jalar a Grover de vuelta al Lobby.
—Este lugar es una trampa— dijo Percy, en voz baja, mirando a todos lados. Aquellas palabras fueron suficiente como para que Annabeth dejara de tratar de zafarse y lo mirara. Percy hizo un gesto hacia los otros chicos que estaban en el hotel. Draco los miró un momento y entonces entendió. Todos parecían vestidos de distintas épocas y cuando hablaban no a todos les entendía. Como al chico de pelo negro de antes.
Draco cerró los ojos y sacudió la cabeza. Que estúpido. ¿Y así decía que la Odisea era de sus historias favoritas?
—Este debe ser el lugar de los lotófagos—musitó descorazonado, ganándose un ruido de sorpresa por parte de Annabeth, que pareció entender la referencia.
—Tenemos que salir ya— dijo ella muy seria, y Percy la miró agradecido. Draco hizo lo posible por ignorar el nudo en su estómago y los tres empezaron a tratar de salir del hotel, arrastrando a Grover, que parecía muy interesado en quedarse, y tratando de esquivar a los botones que seguían ofreciendo más y más opciones de tarjeta, o de suite, o de juegos.
Y estaba difícil eso de resistirse, pero el vacío de no sentir a Percy no dejaba que Draco dijera que si.
Cuando al final salieron del hotel el sol los deslumbró. ¿Cuánto tiempo había pasado? Parecía ser medio día o algo así.
Grover sacudió la cabeza y miró confundido alrededor. Mientras Annabeth trotó hacia una tienda, seguida por los tres chicos. Ella entró y salió, con una expresión de angustia.
—¿Qué ocurrió?—Draco preguntó, y la rubia le enseñó un periódico que había encontrado. Draco escuchó a Percy suspirar aliviado y casi llora al sentir el alivo que venía de Percy.
—Seguimos en el mismo año—dijo Percy, más tranquilo
—Si, pero pasamos cinco días en ese lugar—Annabeth estaba mirando alrededor, calculadora.
—¿¡Cinco días!?—Grover saltó, tomando el periódico en sus manos, ansioso:—¡Pero entonces, el solsticio es mañana!
—Tenemos que llegar a Los Angeles ya—asintió Draco, mirando alrededor a ver si lograba ubicarse para poder buscar transporte.
—concuerdo— Annabeth dijo, estirando la mano para detener un taxi. Draco la miró confundido, igual que los otros dos, pero ella los hizo entrar al auto. Se subió al frente y le ofreció su tarjeta del hotel al taxista:—¿Podemos usar esto para pagar?
—Si claro— el Taxista se encogió de hombros:—¿A dónde?
—A Long Beach en Los Angeles— dijo ella, sonriendo angelicalmente:— si nos llevas en menos de tres horas te puedes quedar con el cambio.
El taxista la miró sin humor, pero pasó la tarjeta por el lector del carro. El cigarro que tenía se le cayó de la boca alver el infinito que salió en la pantalla. El hombre se enderezó y asintió:—Por supuesto su alteza.
Draco no pudo evitar reír por lo bajo.
Luego el taxista aceleró y Draco estaba seguro de que su estómago se quedó en algún punto en el desierto de Nevada.
🙟 ✦ 🙝
A Draco no le gustaba admitir que le daba ansiedad ver a Percy meterse en el mar sin ningún tipo de apoyo, pero Annabeth tenía razón; Percy era hijo de Poseidón y, por tanto, era como un pez en el agua.
El problema es que sentía como se alejaba más y más, mar adentro. Y no había nada que pudiera hacer más que caminar por la orilla del agua, de un lado a otro.
Grover había tratado de calmarlo, pero nada de lo que el sátiro le dijo pudo tranquilizarlo.
En especial no en vista de que apenas Percy volviera (Draco no quería pensar en el “si volvía” que rondaba su cabeza) tendrían que entrar en el Inframundo; confrontar a Cerbero, llegar frente a Hades y decirle que devolviera lo que había robado.
Hades podía ser relativamente fácil de tratar en las historias; después de todo aceptaba hacer tratos con héroes.
Pero ir a su territorio a tratarlo de ladrón.
Bueno, algo le decía que el dios no iba a estar muy contento.
Draco sintió que Percy se sentía un poco decepcionado y algo molesto. Pero no parecía estar en peligro. Bien.
Porque si a Percy le pasaba algo, Draco no quería enfrentarse a Sally.
Draco casi sonrió cuando vio a Percy emerger del agua.
Casi.
La expresión pensativa del pelinegro era una que Draco veía pocas veces, y ninguna vez había precedido algo bueno.
Percy no dijo nada, sino que les mostró cuatro perlas que la Nereida le había entregado. Cosas cripticas de los hijos del agua, Draco supuso.
🙟 ✦ 🙝
Percy estaba tratando de no reírse, pero la ironía no se le escapaba. Draco no parecía muy contento, incluso después de haberle dicho que si parecía haber crecido al menos medio centímetro. Pero vamos ¿No era él el que siempre se quejaba que era el más bajo de los dos?
—Si esta misión no nos mata te voy a matar yo—siseó Draco, sobándose los lugares en los que habían estado amarradas las cuerdas.
—Ponte en la fila—siseó Annabeth a su vez, quien ya lo había golpeado por intentar decir algo al respecto de su altura.
Grover solo suspiraba a un lado, preguntando en voz alta qué había hecho para merecer todo eso.
Percy solo estaba feliz de que estuvieran vivos todavía.
Tal vez solo se reía por no llorar al pensar en que casi pierde a sus tres mejores amigos (¿Annabeth contaba como mejor amiga? Tal vez) a manos de un monstruo obsesionado con las medidas.
Tal vez solo hacía chistes para distraerse del hecho de que acababa de cortar una cabeza, con tanta facilidad.
Percy emitió un quejido cuando una almohada voló a su cabeza.
—¡Vamos! No tenemos tiempo que perder—dijo Draco muy serio antes de voltear a mirar a Annabeth:—¿A dónde vamos, Capitana?
Annabeth soltó una risotada y negó con la cabeza, antes de hacerles un gesto para que la siguieran.
Bien, parecía que ya se estaban empezando a llevar mejor.
Percy había estado muy preocupado por eso; realmente quería… No, necesitaba que Annabeth y Draco se llevaran bien. Solo que no sabía porqué.
🙟 ✦ 🙝
Draco le había dicho a Percy lo que las noticias decían de él; que había atacado a unas ancianas en un bus, que probablemente la desaparición de su madre y hermano adoptivo fueran su culpa, que podía ser un terrorista…
Solo esperaba no tener que contarle a su mamá que había agregado el sobornar a un empleado de los dioses al largo prontuario que había conseguido durante ese verano.
Navegar por el río Estigio era extraño y triste. En especial viendo todos esos sueños y promesas rotos. Tantas cosas que nunca serían.
Percy no pudo evitar preguntarse que forma tendría la promesa que Draco y él se habían hecho de estar siempre juntos. ¿La reconocería si la viera?
Un vistazo a Draco fue todo lo que necesito para comprobar que la melancolía que el rubio sentía provenía de la misma pregunta.
Annabeth y Grover también iban en silencio, probablemente pensando en los sueños y promesas propias que podrían terminar en ese lugubre lugar.
—¿Cuántos de esos juguetes serán tipo “cuando sea grande seré un unicornio”?—preguntó Draco en un susurro, aunque sonó fuerte sobre los quejidos de las almas quejumbrosas. Percy sabía que lo había dicho por aligerar el ambiente, pero también sabía que Draco había dicho que había deseado ser un hechicero.
Y ahora ya no estaba seguro de querer nada que ver con la magia.
—Tuve una amiga que quería ser un águila al crecer —comentó Grover, pasito:—pero resultó siendo un haya.
—Al menos si puede ver el mundo desde muy arriba en la copa ¿No?
—Pues si, si que puede—Grover ladeó la cabeza:— no lo había pensado, seguro que ella tampoco.
—Cuando volvamos se lo puedes decir—Draco dijo dándole una palmadita en el hombro y Grover asintió.
—¿Porqué sonríes?—Annabeth preguntó, haciendo que el rubio y el sátiro voltearan a mirar confundidos. Percy estaba sonriendo, pero seguía mirando el río.
—Draco dijo “cuando volvamos” no “si volvemos”—replicó Percy:—Siempre es una buena señal
—No acierto siempre.
—No, pero que tengas esperanza me da ánimos
—Annabeth tiene razón; tienes algas en vez de cerebro—Draco negó con la cabeza y desvió la mirada hacia el agua sucia del río. Creyó ver una varita mágica flotar e hizo una mueca, pensando en la carta que seguía en su mochila. ¿Sobreviviría para conocer al esposo de su madre biológica?
El barco se detuvo abruptamente, y Draco alzó la vista; frente a si, un muelle y una fila larguísima que se dividía en dos más allá.
Draco no se sentía bien, pero podía ser simplemente sus mareos por movimiento.
Seguro era eso.
Nada más.
Ojalá.
🙟 ✦ 🙝
Percy no podía dejar de pensar que en definitiva Annabeth era la chica más asombrosa que jamás había conocido. En especial después de verla distraer a Cerbero con una pelotita que había conseguido en Waterland.
Claro que su sorpresa y emoción se vieron prontamente apagadas por los extensos campos de Asfódelo y la cantidad tan absurda de gente que existía ahí. Draco había insistido en que se tomaran de las manos o de las camisas para no perderse, y algo en su mirada preocupada había hecho que todos aceptaran.
Y ahora que iban caminando entre las almas de los muertos Percy se sentía más tranquilo teniendo la mano de Draco y la de Grover entre las suyas.
Sobre todo porque ese lugar se le antojaba tan solitario y melancólico.
Annabeth iba a la cabeza, su mano tomando la manga de Draco, que miraba hacia el suelo, con el ceño fruncido y parecía estar pensando algo. No preocupado sino ¿esperanzado? Tal vez quería preguntarle a Hades sobre su madre biológica. Sonaba lógico.
Percy iba detrás, sintiéndose más y más cansado a medida que avanzaban. A lo mejor era el lugar que les drenaba la energía, pero cada paso que daba sentía que la mochila le pesaba más y más. Y una voz en su cabeza le decía que a lo mejor debería buscar un lugar donde dejar la maleta.
Grover iba al final, musitando cosas acerca de como había esperado no tener que pasar por este lugar jamás.
Y de repente Grover dio un chillido y jaló a Percy.
Y empezó a volar.
Percy sostuvo a Grover lo mejor que pudo, pero las zapatillas los empezaron a arrastrar a Grover, y a él… Y a Draco… Y a Annabeth.
—¿Qué está pasando?—preguntó Annabeth, sosteniendo a Draco de la camisa, mientras Draco abrazaba a Percy de la cintura y Percy sujetaba las manos de Grover.
—¿Porqué nuestra cabra vuela?—chilló Draco, sorprendido, antes de mirar por sobre el hombro de Percy:—¿Porqué vuela hacia el pozo sospechoso!?
Grover miró por encima de su hombro y chilló en pánico, dando patadas para tratar de quitarse las zapatillas voladoras.
Percy agradeció profundamente que las zapatillas no le calzaran correctamente cuando vio la primera salir volando libre de la pezuña de Grover.
Y Draco dio un gritito de alivio cuando la segunda se zafó y los cuatro cayeron no tan lejos de la abertura como les hubiera gustado. Se veía oscura y ominosa, y Percy sintió un deseo estúpido de tirarse allí. Sacudió la cabeza, perturbado.
—¿¡De dónde sacaron zapatillas asesinas!?—chilló Draco una vez que recuperaron el aliento.
—Fueron un regalo—musitó Percy y Draco hizo una mueca.
—¿Porqué todas las cosas que nos regalan quieren matarnos?— musitó el rubio, tocando el brazalete dorado que llevaba. Percy no le había querido preguntar, y no sentía que fuera el mejor momento.
—Será mejor que sigamos—Annabeth dijo, mirando el pozo con desconfianza:—No tenemos tiempo que perder y a lo mejor fue un accidente.
Draco hizo una mueca y Grover musitó algo de que a lo mejor si había golpeado las zapatillas sin querer, por lo que decidieron proseguir su camino hacia la Casa de Hades. Sin embargo, Percy no podía quitarse la sensación de que algo lo llamaba desde el pozo.
🙟 ✦ A suivre~ ✦ 🙝
Notes:
Les agradezco mucho que se tomen el tiempo de leer y dejar comentarios, me hacen llorar de felicidad~
Chapter 10: Respuestas, pero ¿a qué precio?
Summary:
Draco y compañía llegan frente a Hades y hacen uno (o más) tratos con el Dios del Inframundo.
Draco obtiene respuestas, pero tal vez hubiera sido mejor no tenerlas.
Notes:
Y la trama se espesa~
Aquí hay un par más de diferencias especiales con respecto al fanfic de Luka_Sama (soy su fan)
Una vez más, muchísimas gracias a Anto, Gabs y Satanás por acolitarme las cosas, y por decirme si mis pistas son buenas :3 Las amo mucho.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
10. Respuestas, pero ¿a qué precio?
Draco no podía evitar pensar que el salón del trono de Hades era demasiado ostentoso, pero bueno si se era el dios de la riqueza se valía serlo ¿no?
—Así que han decidido venir a devolver lo que robaron— la voz de Hades retumbó en el espacio y Draco hizo una mueca.
—¿Qué?—Percy miró a los otros confundido:—No, venimos a pedirte que entregues el Rayo maestro.
Draco escondió la cara en las manos ¿Cómo podía ser Percy tan tonto? Un mínimo de cautela, o de parla. Algo, para que no fuera prácticamente insultando a un dios en su propio territorio.
—¿Entregarlo?— La voz de Hades sonaba ofendida:—Si tú lo has traído a mis dominios. Y ahora me lo entregarás y me devolverás mi Yelmo.
—Disculpe, Señor Hades—Annabeth intervino:—¿Su Yelmo? ¿Su Yelmo de la Oscuridad?
—¿Tengo algún otro?
—¿Está perdido?
—¡Fue robado por ustedes!
—¡Nosotros no robamos nada!—Percy saltó y Draco lo miró de soslayo tratando de pensar cuál sería la mejor forma de salir de ese lugar:—¡Usted Robó el Rayo Maestro!
—¿Para qué quería yo ese estúpido Rayo?
—Para incitar una guerra—pero la voz de Percy no sonaba tan segura ya.
—¿Una guerra?—Hades estaba montando en cólera y Draco estaba temiendo por su vida. Qué triste morir a los doce sin haber dado su primer beso.
—P-para ampliar sus dominios?
—¿¡Ampliarlos!? ¿¡Sabes cuantas almas hay en este lugar!? ¿¡Tienes idea de cuanto han costado las remodelaciones para expandirlo!? ¡Y todo porque los estúpidos mortales siguen encontrando más y más formas de matarse unos a otros!—Exclamó Hades, exasperado:—Que sea el dios de la riqueza no hace que los gastos sean más fáciles, que lo sepan.
—Por cierto, Caronte quiere un aumento
—¿¡Un aumento!?—Hades parecía al borde de un colapso. O de colapsar todo sobre ellos. Tal vez no lo hiciera si iba a costar tanto:—Está de un humor desde que descubrió los trajes italianos; ya no puedo con eso.
—Disculpe, Señor Hades—intervino Draco, mordiéndose el labio:—Pero usted ha dicho que nosotros traíamos el Rayo, pero eso no es posible.
Hades lo miró con fijeza, su ceño frunciéndose al tiempo que se enderezaba en su trono. Como si no hubiera reparado en él al inicio y ahora estuviera pensándose la mejor forma de matarlo:—Tu amigo, mi sobrino, lo trae en su mochila, vástago Black.
Draco sintió su corazón acelerarse ¿Hades sabía quién era él? ¿Quién era su madre biológica? Draco tardó un momento en darse cuenta que los demás se habían movido.
—¿Qué?—La voz de Percy lo hizo voltear y ver que, en efecto, en la mochila que Percy acababa de abrir, estaba un cilindro lleno de lo que parecía plasma. Draco sintió un escalofrío.
—Ahora—Hades cruzó las piernas y los miró fijamente:—entiendo que entregar el Rayo así sin más no suena a un buen trato.
—No lo vamos a entregar—replicó Percy, cerrando la mochila apresuradamente. Hades chasqueó los dedos y una figura se formó en polvo dorado.
—¿Ni siquiera a cambio de tu madre, semidios?—Hades preguntó mirando de soslayo a Sally Jackson que parecía congelada con una expresión de miedo.
Draco miró a Percy y lo vio dudar.
La Profecía volvió a su mente y respiró profundamente.
Draco sabía que lo que iba a hacer era lo correcto.
Bueno, tal vez no lo correcto, pero lo mejor.
Después de todo, había sido su culpa que hubieran atrapado a Sally.
🙟 ✦ 🙝
Percy miro a Draco como si se hubiera vuelto loco. No, se había vuelto loco. ¿Ofrecerse a cambio de su mamá? ¿Qué? ¡No! Percy no quería dejar a nadie.
Draco avanzó hacia el trono de Hades y le dedicó una sonrisa a Percy:—Es más, me quedaré aquí hasta que ellos traigan de vuelta el Yelmo.
Hades sonrió de lado e hizo que Draco se sentara a su lado:—muy bien—Percy vio como el dios chasqueó los dedos y su mamá volvió a moverse, solo para caer desmayada frente a ellos. Entre él, Grover y Annabeth lograron sostenerla. Hades hizo un movimiento con la mano para despedirlos:—tienen siete días; si pasa más tiempo aquí será reclamado por el inframundo.
Percy palideció y miró a Draco quien le sonrió:—Sé que lo encontrarás pronto; lo tiene quien tenía el rayo.
Antes de que Percy pudiera decir nada, Annabeth había tomado las perlas de su bolsillo y con un rápido:—volveremos por ti— las rompió contra el suelo. Percy extendió la mano, pero pronto se vio rodeado de espuma y burbujas, y salieron disparados hacia arriba.
🙟 ✦ 🙝
Draco vio como Percy y los demás se deshacían en espuma y sintió un nudo en el estómago.
—¿Te ofreciste porque confías tanto en tus amigos o porque sentiste el llamado de tu sangre?—preguntó Hades, y Draco volteó a mirarlo inquieto. ¿Llamado? Él no había sentido ningún llamado, si algo lo único que quería era salir de ese lugar y mirar al cielo.
—Confío plenamente en Percy—respondió Draco, con firmeza y Hades hizo una mueca.
—¿Y en serio crees que ellos lograrán traer mi Yelmo antes de que tu sangre te reclame?
—Si lo harán—Draco miró sus manos y luego miró a Hades:—Lord Hades, usted sabe sobre mi madre biológica.
—Esa información no es algo que se dé sin pagar un precio—replicó Hades y Draco asintió. Claro, era lógico.
—¿Puedo proponerle un trato, Lord Hades?—Draco preguntó, sintiéndose nervioso.
—¿Un trato?
—Usted responde tres de mis preguntas—Draco cerró los ojos, sabiendo que se iba a arrepentir de lo que iba a decir. Pero el hombre a su lado tenía respuestas que él quería:—Y a cambio yo le haré tres favores, cuando usted pida, lo que sea.
—¿Te das cuenta de lo peligroso que eso podría ser para ti?—preguntó Hades, sin siquiera mirarlo:—Podría pedirte que mataras a tu amigo, tu vínculo.
—Tendré que confiar en que los favores que me pidan sean cosas justas—respondió Draco luego de morderse el labio:—Ya que no hay nada más justo que la muerte, espero estar depositando mi confianza en el dios correcto. Uno que cumple sus tratos.
Hades no dijo nada por varios minutos y Draco se sentía cada vez más asustado, hasta que el dios se levantó y le hizo un gesto para que lo siguiera.
—¿Cuál es tu primera pregunta?— el dios empezó a avanzar por los largos pasillos de la mansión a buen paso, tanto que Draco casi no tenía tiempo de admirarla.
—Mi madre, Narcisa—Draco empezó, se mordió el labio y reformuló la pregunta en su cabeza. Si iba a deberle un favor por esa pregunta que al menos valiera la pena:— Si no está muerta ¿Dónde se encuentra?
—Está en un lugar al que no se puede llegar si se le busca y del que no se puede escapar si se desea irse—replicó Hades en tono casi aburrido:—Siguiente pregunta.
Draco frunció el entrecejo. Al menos, sabía que no estaba muerta. El rubio respiró profundo mientras el dios del Inframundo seguía caminando, firmando papeles que varios esqueletos traían:—¿Sabe usted cuál dios es mi padre?
—No lo sé, y por tu bien, reza porque nadie lo sepa—Hades dijo con firmeza:—Zeus y Poseidón son bastante malos para seguir las reglas, pero son particularmente viciosos a la hora de castigar a los que las rompen.
Draco sintió un escalofrío y miró a la espalda del dios. Su traje fino y de buen corte estaba salpicado de rostros atormentados; almas que seguro estaban siendo castigadas. Draco asintió, aunque no estaba seguro de que el dios lo viera.
—¿Cuál es tu última pregunta, vástago Black?
—L-la marca de nacimiento en mi espalda—musitó Draco, recordándolo de repente:— que parece la constelación de Dragón, marcada en plata y negro… ¿Qué significa?
—Es una maldición— Hades había volteado a verlo, su expresión casi de lástima:—¿Plata y Azabache dijiste? Es una de las dos maldiciones que pesan sobre ti, una dada a la familia Black por las faltas de Corvus Black contra el Olimpo y los dioses.
Draco se quedó de pie, mirando al dios que había dejado de avanzar. Esperando por más detalles, algo que le dijera qué tipo de maldición era.
—A menos de que seas indultado—agregó Hades con un suspiro:—tu magia seguirá creciendo hasta que te consuma.
—Oh—Draco miró sus manos. Magia. Otra vez esa cosa de la cuál no sabía nada. ¿Porqué? ¿No se suponía que a magia era maravillosa y genial? Draco cerró los puños con fuerza y se mordió el labio para no llorar. Respiró profundamente y recordando lo que Sally le había dicho en alguna ocasión de agradecer las respuestas así no fueran lo que se quería dijo:—Muchas gracias, Lord Hades, por las respuestas.
Hades extendió su mano y Draco la miró, antes de estrecharla con la suya. El rubio emitió un leve grito antes de que tres pequeños símbolos aparecieran en el dorso de su mano; cada uno parecía una cruz con una canasta sosteniendo un círculo. Draco se miró la mano; los símbolos eran negros como la noche y lentamente palidecieron hasta ser casi del color de su piel.
—Así recibirás mi llamado cuando vaya a cobrarte, semidios—dijo Hades con firmeza, antes de señalar a una puerta a un lado del pasillo por el que caminaban:—reza para que no los reclame.
Draco avanzó hacia la puerta y la abrió. Una habitación, ostentosa, sin ventanas. Miró al dios del Inframundo y musitó un gracias antes de entrar.
Miró el plato de granadas en la mesa al lado de la cama con algo de nerviosismo, mientras se sentaba en la cama. Era absurdamente suave y Draco se dejó caer de espaldas, abrazando su mochila. Al menos aún tenía algo de comida.
Se quedó mirando el techo de su prisión (Draco no se hacía ilusiones; por más de que la habitación fuera muy hermosa, era una celda de prisión, para que esperara hasta que los otros fueran por él), pensando en las respuestas que ahora tenía, y como realmente no lo habían hecho sentir mejor.
🙟 ✦ 🙝
Percy aferró la mochila en sus brazos, en la cual llevaba dos objetos de inestimable poder, mientras se forzaba a no mirar por la ventana del avión la increíble caída que tendrían si Zeus decidía que a lo mejor no quería su estúpido Rayo de vuelta.
Sus ojos seguían rojos por haber llorado; después de volver del inframundo se había encontrado con Ares y había luchado contra él, habían descubierto porqué quería incitar una guerra (Algo de que alguien lo manipulaba en sueños) y luego de que la ira y la adrenalina se hubieran calmado había roto a llorar.
Draco se había ofrecido para quedarse en el Inframundo en lugar de su mamá; Draco había confiado en que Percy iba a ir a rescatarlo; Draco estaba solo allá abajo, con el Dios del Inframundo y Percy estaba en un estúpido avión, volando hacia el otro estúpido lado del país, con el estúpido Rayo en la maleta, para entregárselo al estúpido Zeus para que no lo matara.
En vez de devolverse por Draco de una vez.
Pero Annabeth tenía razón; tenían una fecha límite que cumplir con el Rayo y la rubia (y él, que vamos, no es tan tonto) dudaba que Hades los fuera a dejar escapar del Inframundo con el rayo una segunda vez.
O que la cosa del pozo los dejara ir.
Algo le decía a Percy que, si se volvía a acercar, no iba a ser tan fácil ignorarla.
Percy decidió mirar alrededor, hacia el interior del avión, a ver si su miraba dejaba de desviarse hacia el cielo.
A su lado Annabeth parecía igual de nerviosa por estar en el cielo, o tal vez estaba nerviosa porque él estaba sentado con ella y los truenos sonaban muy cerca. Percy no podía estar seguro.
Ojalá Grover y Draco estuvieran ahí; estarían tratando de distraerlo de la obvia angustia que eso le producía.
Pero Grover se había quedado con Sally, diciendo que iba a asegurarse de que volviera sana y salva a su casa.
Otro trueno lo hizo aferrar la mochila y emitir un leve grito. Annabeth le dio una palmadita en el hombro y trató de decirle algo, probablemente para calmarlo, pero el siguiente trueno no lo dejó escuchar.
🙟 ✦ 🙝
Draco se aferró a Percy en cuanto lo vio:—Sabía que lo lograrías.
—Al menos uno de los dos lo sabía— respondió Percy, abrazando con fuerza a su mejor amigo, antes de despedirse de Hades y hacer el camino de vuelta hacia la superficie.
Una vez estuvieron fuera de la Casa de Hades, caminando entre las almas perdidas de los campos de Asfódelo, Percy golpeó a Draco con fuerza.
—¡Nunca en la vida vuelvas a hacer algo tan estúpido!—chilló Percy, golpeándolo repetidamente. Draco asintió, tratando de no reír ni llorar ante la cantidad de emociones que fluían desde Percy; alivio, molestia, alegría…
—Lo intentaré—dijo Draco, secándose los ojos con el dorso de la mano, sonriéndole, mientras caminaban.
—Bueno, tenemos que volver ya—los llamó Annabeth, mirando de reojo a Cerbero, quien parecía muy contento con varias pelotas; las tres cabezas tratando de morder tantas como les fue posible:—No sé cuánto tiempo duren distraídos.
—¿No los dejaron entrar tranquilamente? Teníamos un trato con Hades
—Caronte sí, pero le prometí a Cerbero traerle otra pelota— dijo Annabeth y Draco soltó una carcajada, mientras se subían a la barcaza de Caronte para devolverse.
—Eres toda una joya, Annabeth Chase—dijo Draco entre risas, antes de saludar a Caronte:—recuérdame darte algo de propina al llegar, que te lo mereces.
El cráneo de Caronte se inclinó hacia un lado, y Draco podía jurar que ahora iban más rápido. Bien.
Tan solo había pasado cuatro días en ese lugar y ya se sentía medio muerto (Parcialmente porque sus escasas raciones se habían acabado el día anterior), y ahora estaba pensando en cómo lograr evitar ese lugar tanto tiempo como fuera posible.
Las palabras de Quirón y el Señor D, de que los hijos cruzados de los panteones usualmente vivían muy poco le rondaron la cabeza. Bueno, Draco solo tendría que ver cómo evitar eso… Y la maldición de su familia.
—Por cierto, Percy— Draco decidió decir, luego de darle unas cuantas dracmas a Caronte:—tengo noticias sobre mi mamá
—¿Le preguntaste a Hades por ella?—Percy lo miró intrigado, mientras caminaban hacia la estación del tren:—debí esperar que lo hicieras.
—Parece que no está muerta, solo atrapada—agregó Draco, respirando profundo el aire del exterior; bien que olía a gente, humo del tráfico, colonias caras y baratas.
Pero olía a vivo y para Draco eso era suficiente.
Habían salido del inframundo luego de la puesta del sol y Draco había levantado la mirada al cielo y las estrellas que alcanzaba a ver más allá de la contaminación lumínica de las Vegas parecían estar saludándolo.
—¿Creen que podríamos comer algo antes de partir?—preguntó Draco después de un momento:— me estoy muriendo de hambre y no quiero volver allá tan pronto.
Draco se quejó por los dos golpes que recibió en los brazos, mirando feo a sus amigos mientras ellos reían y empezaban a buscar un lugar donde comer antes de que su tren saliera.
🙟 ✦A suivre~✦ 🙝
Notes:
Y se preguntarán ¿Porqué Hades aceptó el trato de Draco tan pronto? Eso es algo que veremos más adelante cuando el niño empiece a descubrir más cosas sobre si mismo.
Muchísimas gracias por leer y espero que les gustara el capítulo de esta semana.
Chapter 11: Verdad que la profecía existía
Summary:
Draco conoce a su "padre" y la profecía termina de cumplirse.
Notes:
Yo quiero que sepan todos que ellos se quieren, solo que la ansiedad por separación es fuerte.
Una vez más, esto no sería posible sin mis amades betas que son la luz de mis días. Muchísimas gracias a Anto, Gabs y Satanás, les amo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
11. Verdad que la profecía existía
Draco hizo una mueca cuando entró en la Cabaña Grande ¿Cómo era que apenas había vuelto de entre los muertos (ha ha, pequeño chiste del inframundo) y ya estaba en problemas?
Para ser justos, se había escapado del campamento y se había robado un arma sumamente valiosa. Así que tenía sentido que estuviera en problemas.
—Draco—saludó Quirón, sus ojos deteniéndose en el brazalete que el rubio aún tenía en su brazo:— me alegra saber que la lanza de Aquiles no se perdió.
—L-la devolveré—musitó Draco quitándose el brazalete con rapidez.
—No, déjalo—dijo Quirón, rechazando el brazalete que el chico le ofrecía:—si la Lanza ha decidido que tú eres digno de portarla ¿quién soy yo para negarlo? Es caprichosa.
—Oh…— Draco miró el brazalete y sintió un calorcillo en el pecho.
—No te llame aquí por eso
—¿No?
—No, he recibido una llamada de Sally Jackson… Dice que Lucius te está esperando en su casa.
—Oh—Draco había olvidado que en la carta decía algo de ir a verlo. Claro, con todo el revuelo de su primera misión, en lo último que había pensado era en conocer al esposo de su madre biológica.
—También me pidió que te dijera que está esperándote fuera del campamento para recogerte si quieres ir a verlo
—Si, me gustaría
—¿Quieres que llame a Percy…?
—No—Draco no supo por qué lo dijo; tal vez porque no quería que Percy empezara a proyectar cosas en el hombre o porque temía que fuera genial y Percy tuviera que seguir atrapado con Poseidón como papá.
Draco no lo sabía, pero igual se despidió de Quirón y trotó hacia el lindero del campamento, sin decirle a nadie donde iba.
No que a alguien le importara; la mayoría ni se había dado cuenta que se había ido a la misión, dada su negativa de estar donde hubiera gente.
—Draco—saludó Sally cálidamente, antes de abrazarlo con fuerza:—Grover me dijo lo que hiciste. No debiste.
—Si debí—musitó Draco, abrazándose a ella y aspirando el dulce aroma a chocolate que solía mantener:—En serio perdón, fue mi culpa que nos atacaran.
—No digas tonterías, Draco, claro que no fue tu culpa—aseguró ella, revolviéndose el cabello antes de señalarle que subiera en el auto (Era un auto rentado, notó Draco, bastante bonito):—ahora vamos, que dejé a Lucius con Gabe y no sé qué tan buena idea fuera.
—Oh no—Draco trató de no reírse, pero cuando Sally comenzó a contarle sobre este misterioso caballero inglés vestido con ropa que obviamente había costado muchísimo dinero, que había llegado con la intención de verse con Draco, y como había estado hablando con Gabe, dándole varios comentarios que eran insultos vedados, no pudo evitar las carcajadas.
🙟 ✦ 🙝
—¿Por qué estamos aquí tan lejos de los otros?—preguntó Percy, siguiendo a Luke. El mayor lo miró y le dedicó una sonrisa maliciosa.
—Porque tomar contrabando dentro haría que otros se sintieran celosos—replicó el hijo de Hermes, mostrándole un sixpack de latas de Coca-Cola de cereza:—Y no queremos eso, ¿verdad?
Percy recibió una agradecido:—No, la verdad no…
—¿Y qué tal tu primera misión?—preguntó Luke, sentándose con él, sonriendo.
—Fue aterradora—Percy admitió, tomando un sorbo de su Coca-Cola. Definitivamente, los vasos del campamento no podían imitar el sabor correctamente.
—Espero que Draco haya sido de ayuda—agregó Luke:—parecía tan entusiasmado con ir… Tan insistente en conseguir algo de gloria para sí mismo.
—Draco no… Draco fue para ayudarme
—¿eso fue lo que te dijo?
Percy se detuvo y miró a Luke con el entrecejo fruncido. El mayor lo miraba con detenimiento, como buscando algo.
—No tuvo que decírmelo.
—No parecía muy contento cuando todos los celebraban a Grover, Annabeth y tú… Creo que lo vi irse a la enfermería…
—Deberían celebrarlo también—musitó Percy:—si no hubiera sido por él nos hubiéramos caído al pozo con Grover…
—¿Al Pozo?—la mirada de Luke era más intensa.
—E-en el inframundo… Las zapatillas casi…—Percy cerró la boca de inmediato, acababa de caer en cuenta. Que estúpido.
🙟 ✦ 🙝
Draco se quedó de pie junto a la puerta. Viendo como Gabe obedientemente salía de la casa, sin siquiera darle una mirada. Sally lo miró confundida cuando el hombre no dijo nada, pero igual entró en la casa.
Desde la puerta Draco podía ver a un hombre con el cabello largo y rubio platino como el suyo, porte aristocrático y ojos del mismo tono que el suyo. Su expresión era casi de aburrimiento, mientras observaba la casa, sentado en la mesa en la que Gabe solía sentarse. La mesa estaba impoluta, lo cual de por si era extraño.
El hombre pareció notar su presencia, probablemente por el ruido de Sally poniendo las llaves en el cuenco, y al girarse a verlos sus finos labios se curvaron en una enorme sonrisa. Draco podía jurar que sus ojos se habían llenado de lágrimas.
—Draco—musitó el hombre, levantándose con premura. Llevaba un bastón con una cabeza de serpiente de plata por pomo. El hombre dio un par de pasos tentativos hacia él, pero se detuvo a unos metros:—No sabes lo feliz que me hace ver que estás vivo y a salvo.
A salvo no era exactamente lo que Draco hubiera dicho, en especial no después de sus últimas semanas. Pero no iba a discutir con el hombre.
—Mi nombre es Lucius Malfoy— dijo el hombre. Su acento inglés era muy marcado, el tipo de acento que Draco había aprendido a asociar con la aristocracia:— Como dije en mi carta, tu madre Narcisa es mi esposa.
—¿Usted sabe que no está muerta?—preguntó Draco, sin poderlo evitar. La sonrisa del mayor se volvió triste.
—Tengo esa esperanza—respondió, honestamente:—así como tuve la esperanza todos estos años de que tú estuvieras vivo.
—¿Cómo me encontró?—preguntó Draco, sin cerrar los metros que los separan. Sally se ha ido a la cocina, probablemente para buscarles refrigerios.
—Como dije en la carta—empezó el hombre, aunque su tono no era condescendiente ni mucho menos. Parecía que hacía énfasis en ello para probar que él la había enviado:—tu madre y yo somos Magos, en nuestra comunidad hay una escuela para Magos en la que fuiste inscrito al nacer. El libro mágico que lleva el recuento de los estudiantes inscritos siempre sabe dónde se encuentran. Le pedí a la subdirectora del colegio que enviara las cartas de mi parte. Una para ti y otra para la Señorita Jackson.
—¿Y por qué no pudo hacerlo antes?
—El libro solo da los nombres y direcciones de los jóvenes que van a iniciar su año escolar, y la escuela empieza a recibir estudiantes a partir de los once años.
—Entiendo…—Draco asintió lentamente. En ese momento entró Sally a la sala, con una bandeja con galletas azules y tres limonadas. Parecía que ella quería estar presente, para darle apoyo a Draco. Draco le sonrió agradecido y la siguió hacia la mesa.
—Sentémonos para hablar sobre la escuela y todo eso—dijo Sally con una sonrisa educada. El señor Malfoy, cuya mirada se había quedado en las galletas azules con curiosidad asintió. Con un gesto de su mano las sillas se alejaron de la mesa y Draco se quedó mirando.
—Supuse que querrías ver alguna que otra prueba de magia, así que moví algunas influencias para que pudiera mostrarte dentro de los confines de la Casa Jackson—dijo el hombre, sentándose. Draco y Sally se sentaron también y las sillas se movieron solas de nuevo.
—¿Mover influencias?—Preguntó Draco y el hombre le sonrió de lado.
—Normalmente va contra el Estatuto del Secreto realizar magia frente a un muggle, eso es una persona carente de magia—explicó el hombre, haciendo un gesto hacia Sally:—Pero dado que la Señorita Jackson no solo es, por el momento, tu guardiana legal y también tiene un hijo mestizo, pude usar un vacío legal para que se levantara la restricción aquí.
—¿El Estatuto del Secreto?—Draco no podía negar que se sentía muy curioso con respecto a todo el asunto. El Señor Malfoy asintió, antes de alcanzarle a Draco un manojo de panfletos.
—Me alegra haber intuido que tendrías mucha curiosidad con respecto a todo esto—dijo el hombre, casi orgulloso:—así que pasé por el Ministerio de Magia para reunir toda la información pertinente tanto para ti como para la Señorita Jackson, después de todo, no es poco común que algunos magos sean hijos de muggles y por tanto no sepan nada de esto hasta que les llega la carta a Hogwarts.
Draco miró los panfletos, todos tenían imágenes que se movían y parecían estar llenos de datos sobre este mundo mágico. Pero había tantas palabras desconocidas que Draco sintió una punzada de dolor en la sien.
—Oh, verdad—el señor Malfoy dijo, antes de meter la mano en el bolsillo de su traje. Draco admiró sorprendido como extraía lo que parecía ser un baúl miniatura, del cual sacó varios libros y un estuche. Todo pequeño. El hombre le dio un toque con el bastón y los libros y el estuche crecieron de tamaño. El hombre le acercó el estuche:—normalmente, cuando alguno de los nuestros tiene dislexia se le enseña un hechizo para que pueda leer cómodamente al entrar a la escuela, cuando consigue su varita, pero para los menores de 11, preparamos gafas especiales con runas que hacen básicamente lo mismo.
Draco tomó el estuche con desconfianza; en él había un par de gafas, elegantes, con marco plateado. Se las puso y volvió a mirar los panfletos. Emitió un sonido de sorpresa al notar que las palabras ya no nadaban en la página.
Cuando Draco alzó la mirada el hombre lo miraba con casi ternura:—traje los panfletos para que pudieras revisar eso con calma más adelante… También traje, algunos de los álbumes de tu madre para que pudieras verla.
Draco miró el libro forrado en cuero negro que el hombre le ofrecía; tenía lo que parecía ser un escudo de armas repujado en plateado con algo escrito debajo. Draco lo tomó y frunció el entrecejo ante las palabras.
—Tojours pur—dijo el hombre:—es el lema de la familia Black; la familia de tu madre, es francés y significa “siempre puro”.
Draco asintió y abrió el álbum. De entrada, había una fotografía del hombre frente a él, junto una mujer pálida, con cabello rubio largo y ojos azules, cargando a lo que parecía un pequeño bebé rubio. Debajo, en una caligrafía elegante y llena de florituras decía “Lucius, Narcisa y Draco, agosto 6”. La foto, al igual que los panfletos de movía, y la mujer le hacía cariñitos al bebé antes de mirar al hombre que los miraba con mucha ternura.
Draco empezó a pasar las páginas. Había varias fotos de él bebé con la mujer y otras personas que parecían ser familiares o amigos de ella. También había fotos de la mujer y el hombre frente a si más jóvenes, incluso en el colegio. Todas las fotos tenían pequeñas notas en esa caligrafía fluida, que al parecer pertenecía a Narcisa.
—Narcisa amaba tomar fotos—comentó el señor Malfoy:—era uno de sus pasatiempos favoritos, eso y escribir poesía. Supuse que te gustaría ver algo de eso, así que traje también uno de sus cuadernos de arte.
Draco alzó la mirada ante eso, recibiendo otro libro forrado, esta vez, la tapa parecía tener escamas y Draco las acarició con curiosidad, antes de abrirlo.
En la primera página había una foto del hombre frente a él, dormido, con un bebé rubio en los brazos. Los dos parecían dormitar tranquilamente en lo que parecía ser una sala, junto a una ventana fuera de la cual caían gruesas gotas de lluvia.
“Mi pequeño dragón,
Que en paz duermes
Milagro de mi corazón
Que a nada temes”
Draco no fue capaz de seguir leyendo, puesto que las gafas se habían llenado de lágrimas, igual que sus ojos. Cerró el cuaderno y se quitó las gafas para secarse las lágrimas. El Señor Malfoy le ofreció un pañuelo, pero Draco no fue capaz de tomarlo.
—S-señor Malfoy—musitó Draco, odiando como su voz sonaba quebrada. Pudo jurar que un atisbo de tristeza cruzó el rostro del hombre ante eso, pero no duró más que un segundo, antes de que su sonrisa plácida volviera. Draco tragó saliva:—¿Sabe por qué Narcisa contactó a mi madre?
—Cuando naciste en el mundo mágico había una guerra—dijo el hombre, con un suspiro dolido:—teníamos razones para creer que la persona al frente, un Mago Tenebroso terrible, quería hacerte daño o usarte por tu sangre divina, así que decidimos ocultarte.
Draco se mordió el labio; nada en las fotos parecía indicar algo así. Pero claro ¿quién guardaría momentos tan duros en algo tan trascendente?
—Narcisa se puso en contacto con… el dios que nos ayudó a concebirte, y él la dirigió a Quirón y a la Señorita Jackson—el señor Malfoy miró a Sally, quien había estado callada todo el tiempo, y ahora ojeaba alguno de los panfletos sobre qué esperar cuando su hijo es un mago:—Narcisa partió hacia aquí para ponerte a salvo, mientras yo hacía lo posible en Inglaterra para que no pudieran seguirlos. Entonces desaparecieron ambos.
—¿Y qué pasó con ese Mago Tenebroso?¿Y la guerra?
—El Mago Tenebroso fue vencido poco después de que desaparecieran. Un 31 de octubre— el Señor Malfoy parecía bastante triste, pero siguió hablando:— Un bebé, puro como tú, fuel culpable de su caída. Un milagro, lo llaman todos, el-niño-que-vivió.
—¿Que vivió?
—Ese Mago era capaz de matar gente con solo una palabra, pero al parecer no pudo con ese niño y desapareció de la faz de la tierra, dejando al niño con tan solo una cicatriz.
Draco ahora estaba más interesado; claro, eso sonaba como si el niño fuera el Elegido o algo así. El típico inicio para alguna de las novelas de fantasía que amaba que Sally le leyera.
Así Draco siguió haciendo preguntas, sobre el-niño-que-vivió (su nombre era Harry Potter y al parecer iniciaría en Hogwarts igual que él en septiembre), sobre Hogwarts (que sonaba como un colegio muy interesante), sobre Narcisa (y escuchando al hombre se notaba que la amaba como nadie) y sobre el mismo hombre (que al parecer era político y de muy buena familia). Luego de haber hablado bastante sobre él mismo, el Señor Malfoy empezó a hacer preguntas sobre Draco, dejando muy en claro que no tenía que responder si no quería.
Eran preguntas sencillas como ¿cuál era su color favorito? El verde. ¿Su materia favorita en el colegio? Literatura. ¿Le gustaba el deporte? Le gustaría más si no tuviera que correr. ¿Su comida favorita? Obviamente los postres azules de Sally. ¿Su libro favorito? El Señor de los Anillos y así.
Draco notó al poco de estar hablando de cómo le gustaba la caracterización de los elfos y enanos en el Señor de los Anillos, que el Señor Malfoy parecía estar tomando nota de todo lo que decía.
También le preguntó por la escuela y como le había ido viviendo con Sally y su hijo. Draco no estaba muy seguro de querer compartir mucho sobre él, pero no dejó pregunta sin responder.
—Oh dios ¿ya es tan tarde?—preguntó Sally, que había volteado a mirar el reloj de la pared, luego de que Draco le pidiera al Señor Malfoy otra muestra de magia, a lo que el hombre había hecho que varios papeles (aparecidos de la nada) se volvieran pájaros de origami y volaran por la sala. Sally miró al Señor Malfoy preocupada:—¿No tendrá problema para volver?
—Oh, no se preocupe—dijo él con una sonrisa:—siempre puedo desaparecerme, así que el tráfico no será un problema. Me preocupa más que Draco tenga problemas volviendo al campamento que mencionaba, Señorita Jackson.
Draco negó con la cabeza:—seguro no hay problema si me quedo hoy en casa.
El hombre sonrió y miró el reloj. Ya iban a ser las 9 pm.
—Pero veo a que se refiere, Señorita Jackson, con respecto a la hora—agregó, levantándose con elegancia, sacando más libros y cuadernos del baúl chiquito para agrandarlos y alcanzarlos a Draco. El último que le alcanzó fue un cuaderno en blanco, forrado en lo que según el hombre era piel de dragón (con escamas de verdad) verde:—Este cuaderno está conectado a uno que tengo en mi poder, así podrás escribirme más preguntas si te surgen y podrás decirme si prefieres que pida los implementos que necesitaras para tu primer año o si te gustaría ir conmigo a comprarlos unos días antes.
Draco miró el cuaderno confundido, antes de mirar al hombre:—¿No vas a pedirme que vaya contigo?—resopló incrédulo:—Después de todas esas historias, toda esa habladuría de que me buscaste por años ¿y te vas así sin más?
El hombre suspiró con pesadumbre, antes de sonreír con tristeza:—Tienes una familia aquí, Draco, no podría arrebatarte de las personas que quieres y te quieren de esa forma—dijo con suavidad:—Por mí, te llevaría ya mismo a la mansión, pero no me gustaría hacerte sufrir. Preferiría ir entrando a tu vida de a pocos, si eso está bien para ti.
Draco lo miró sorprendido. Después de haber pasado casi un mes en el que todos los adultos pasaban por encima de él, ignorando sus reclamos y preguntas a menos de que les ofreciera algo a cambio, la actitud del señor Malfoy parecía…Casi refrescante.
Draco le entregó de vuelta el cuaderno antes de decir:—No me hace falta, me encantaría ir a pasar la última semana de las vacaciones de verano con usted, si no es problema, así podrá explicarme más y podremos ir a comprar los útiles.
Draco vio como los ojos del Señor Malfoy se iluminaban al tiempo que él sonreía:—Me alegra mucho que quieras eso, Draco.
El hombre se acercó y, con un gesto tentativo, le acarició la cabeza, antes de voltear a ver a Sally:—estaré en contacto para hacer los arreglos pertinentes, Señorita Jackson
—Por supuesto, Lucius—respondió ella con una gran sonrisa. La sonrisa del hombre falló un segundo, antes de despedirse y salir.
Ambos se quedaron un momento en la puerta antes de que Draco suspirara:—¿un poco rígido el hombre, ¿no?
Sally soltó una carcajada antes de revolverle el cabello:— debe ser porque es inglés.
Draco asintió, antes de mirar a la mesa llena de cosas que el Señor Malfoy había traído:—¿M-ma?
—¿Si mi Dragoncito?—preguntó Sally, pasándole un brazo por los hombros.
—¿Puedo quedarme un par de días para empacar mis cosas?
—Por supuesto que si—Sally le acarició el cabello:—seguro también los necesitarás para pensar que decirle a Percy que si vas a ir a esa escuela especial.
—Percy estará bien; ya tiene un sitio lleno de gente que lo adora—replicó Draco antes de abrazar a Sally:—además quiero pasar algo de tiempo contigo antes de irme.
🙟 ✦ 🙝
Percy se había negado a creer que Draco se hubiera ido con Luke después de que el hijo de Hermes tratara de matarlo. Debía haber una buena razón para la ausencia de Draco.
Por eso, cuando vio al chico llegar, con expresión confundida a medida que los otros campistas se alejaban de él, se lanzó sobre él para abrazarlo.
—¡Draco!—chilló Percy, entre los brazos de su mejor amigo, quien lo abrazó con fuerza de vuelta:—¡Sabía que no nos habías traicionado ni te habías ido con Luke!
—¿Qué?— Draco lo miró confundido, antes de mirar alrededor otra vez:—¿Traicionar? ¿qué? N-no solo fui a casa un par de días.
—¿Y eso?—Percy lo soltó un poco para mirarlo. Se veía normal. Con un poco más de color que la última vez que se habían visto, y las gafas definitivamente eran nuevas:—¿Y esas gafas? ¿fuiste al médico?
Draco se sonrojó un poco y negó con la cabeza:—N-no, fueron un regalo de mi… Padre, ya sabes el esposo de mi madre biológica.
—¿Lo viste?—Percy dio un paso atrás y Draco desvió la mirada.
—Vino a verme y decidí que, si quería que habláramos, conocerlo un poco, que me contara sobre esa… Escuela especial a la que iré a partir de septiembre.
Percy quedó mudo. ¿Qué? ¿¡Qué!? ¿Draco se iba ir de verdad? Había ido a hablar con el supuesto esposo de su madre biológica sin él, mientras él se debatía entre la vida y la muerte. Y ahora no era capaz de mirarlo.
—Percy, yo…—Draco estiró la mano hacia él, pero aun así no lo miraba a los ojos.
—No me hables—Percy dio un paso hacia atrás:—No quiero hablar contigo.
—Percy, por favor.
—Cállate, Malfoy.
Draco se quedó quieto, y Percy pudo casi sentir como se le rompió el corazón. Pero no quiso seguir viéndolo.
Se dio la vuelta y echó a correr rumbo al lago, el único lugar en el que Draco no podía seguirlo.
Y en el que no se notarían sus lágrimas.
🙟 ✦ 🙝
—¿¡Cómo que trataron de matar a Percy!?—Draco saltó y Will no pudo sino suspirar. Había visto la escena entre ambos, que lo único que había hecho había sido enervar los ánimos de los demás.
—Al parecer Luke nos traicionó—Will miró hacia la puerta de la enfermería, a dónde no podía entrar si entraba con Draco porque nadie quería tener a un posible traidor cerca de sus reservas para hacer curaciones. Will miró entonces a Draco, que estaba sentado mirando al bosque con una expresión de molestia:—Parece que Luke fue el que robó el rayo y el yelmo y quería entregárselos a algo malvado.
Draco se abrazó a si mismo:—Y obviamente yo estaba empacando con la versión extendida de LOTR mientras todo esto pasaba…
—Escuché que ibas a irte a una escuela especial—Will intentó hacer que Draco hablara de algo más.
—Una al otro lado del mundo, para dejar a Percy lidiando con todo esto solo otra vez—Draco se cubrió la cara:—¿Cómo hice eso? ¿De verdad me fui antes de asegurarme de que nadie lo traicionara?
—¿Qué?
—La profecía ¿la recuerdas? Decía algo de que lo traicionaría alguien que se decía su amigo… Y yo dejé que pasara. Me confié porque habíamos conseguido el rayo y el yelmo.
—Míralo por el lado amable—Will quería hacer que Draco dejara de verse tan triste y que dejara de tratarse mal. La cosa es que no se le ocurría nada que decir:—A-al menos le ayudaste a salvar a su mamá.
—Ya, pero la traición bien pudo haber sido mía—Draco tomó una piedra del suelo y la lanzó con fuerza, tumbando una lata de Coca-Cola de dieta que el Señor D había dejado abandonada por ahí:—así al menos el dolor habría sido que me iba a ir, no que un escorpión asesino había estado a punto de deshacerse de él.
—Sigo sin entender por qué es una traición
—Le prometí que siempre estaríamos juntos.
—Pero… Igual pueden seguir hablando ¿no? Sólo necesitas una forma de hacer un arcoíris.—Will se encogió de hombros y Draco lo miró intensamente antes de dar un salto.
—¡Eso es! ¡Will! ¡Eres un genio!—Draco lo abrazó con fuerza antes de salir corriendo. Will no entendió bien qué había pasado, pero al menos Draco se veía menos triste y eso contaba para algo ¿no?
🙟 ✦ 🙝
—Creí que te habías ido con Luke—Draco trató de no sentirse mal por la forma en que Silena (líder de la cabaña de Afrodita lo había saludado cuando fue a verla).
—¿Por qué todos creen eso?—Draco suspiró, entrando a la cabaña de Afrodita cuando ella le indicó que podía.
—Cielo, es que…—Silena se mordió el labio con cuidado de no dañar el labial que se había puesto, mientras le indicaba que se sentara con ella en su cama. Varios de la cabaña de Afrodita habían volteado a mirarlo. Silena suspiró:—Luke… Él te gustaba ¿no?
Draco sintió sus mejillas tornarse rojas, al tiempo que desviaba la mirada. Escuchó varios suspiros provenientes de otros hijos de Afrodita, así como varios comentarios de “es que era un sueño”, “tan fuerte y valiente” y cosas así.
—Él seguía intentándolo conmigo, aún cuando yo era un fracaso—musitó Draco con suavidad, mirando hacia abajo antes de suspirar y mirar a Silena a los ojos:—Pero le hizo daño a Percy y eso no se lo puedo perdonar.
—Lo de ustedes dos me parece tan lindo—suspiró Silena tomando las mejillas de Draco:—Se nota lo mucho que se quieren.
Draco le sonrió antes de hacer un puchero:—De eso te quería hablar, Silena…
Silena lo miró interesado, soltándole las mejillas y haciéndole un gesto para que se diera la vuelta. Por alguna razón, a la hija de Afrodita le parecía muy interesante hacerle pequeñas trenzas y peinados.
—Cuéntame—Silena comenzó a peinarle el cabello, que había crecido bastante durante el verano.
—Voy a irme a… Una escuela en Reino Unido empezando Septiembre—empezó Draco con un suspiro:—Y Percy se quedará aquí, pero… Sé que ahora está molesto conmigo porque decidí irme, pero, quiero poder mantenerme en contacto con él.
—Oh eso es muy dulce-
—Así que necesito conseguir tantos dracmas como pueda en menos de una semana
—Oh…
—Cambié algunos con Quirón, por dólares, y estuve haciendo favores a los de Apolo un rato.
—¿Me estás preguntando si tengo algún recado para que puedas conseguir más dracmas?
—Un recado, un favor, si prefieres cambiarlos, lo que sea Silena, en serio necesito suficientes para al menos poder llamarlo cada día que esté allá—Draco iba a moverse, pero la mano de Silena en su cabeza lo detuvo.
—Creo que podemos buscar una forma de ayudarte—Silena dijo con dulzura:—Seguro que los otros también nos ayudarán con eso ¿no chiques?
—Tal vez podríamos cambiarte algunos, si
—¿Fingirías ser mi affaire de verano?
—Oh ¿Me dejarías usarte de modelo? Necesito uno que no tenga opiniones
Draco sonrió, feliz de que al menos ellos quisieran ayudarle. Podía haberse quejado todo el tiempo de tener que hacer las actividades del campamento, pero al menos había logrado caerle bien a algunos de los otros campistas.
—Espero que sepas que la mayoría lo hace porque quiere más detalles sobre lo que sea que lleves con Percy— le susurró Silena al oído y Draco cubrió una risita con la mano.
—Bueno, el fin justifica los medios ¿no?—respondió el rubio, ganando una risa por parte de la hija de Afrodita antes de que ella le alcanzara un espejo para que pudiera ver las trenzas que le había hecho en un lado de la cabeza.
La sonrisa de Draco flaqueó al ver a Silena en el espejo; todavía la estaba escuchando reír, pero su imagen se triste.
Draco bajó el espejo y sacudió la cabeza, antes de voltear a ver al chico que había preguntado por si podía ser modelo:—¿Qué tendría que hacer? ¿Solo probarme la ropa?
—Si pudieras correr o saltar con ella también me serviría muchísimo— dijo el chico, saltando de su cama, con un cuaderno de bocetos en la mano:—Quiero hacer cosas que se vean geniales e igual nos dejen escapar o luchar.
Draco asintió, mirando los bocetos:—Oh, podría terminar encargándote algunos.
El chico sonrío, con esa sonrisa encantadora que todos los hijos de Afrodita tenían.
🙟 ✦ 🙝
Percy había visto a Draco ir de un lado al otro del campamento; todavía se negaba a entrenar con los otros (a menos que Will aceptara entrenar con él), acercarse a la pared de lava, o hacer deportes en general. Y la mayoría de los campistas todavía lo veían con sospecha.
Sin embargo, parecía como si estuviera haciendo cosas con o para otras personas en el campamento. No sabía porqué, pero parecía muy comprometido.
Eso si, cada vez que notaba la mirada de Percy le sonreía y saludaba con la mano.
Percy siempre volteaba la cara enojado.
¿Cómo podía haberse ido a ver al tal Lucius sin él? ¿Cómo podía haber decidido irse así sin más? Después de todo lo que vivieron juntos ese verano.
Percy suspiró con pesadumbre, moviendo sus pies y mirando las ondas que provocaba el movimiento en la superficie del lago. Ya faltaban solo ocho días para el primero de septiembre, el día que (según había escuchado cotillear a los de la cabaña de Afrodita) iniciarían las clases de Draco, en la nueva escuela, al otro lado del mundo.
—¡Percy! ¡ahí estas!—La voz de Will lo hizo saltar asustado, provocando que el agua se elevara casi un metro antes de caer de vuelta. Percy volteó a mirar al chico curioso. Will se veía cansado y preocupado:—Es Draco… Y-ya se va.
Percy sintió una presión en el pecho. No. No. No.
No podía irse aún.
No!
🙟 ✦A suivre~✦ 🙝
 
Notes:
Mis niños se quieren, pero todo esto ha sido difícil emocionalmente para ellos.
Espero que les guste y espero ahí en la esquinita por si me quieren pegar xd
Chapter 12: Si es más sencillo limpiarse las lágrimas en una mansión
Summary:
El momento que Draco y Percy habían temido ha llegado. Finalmente el rubio tiene que irse a empezar su nueva vida lejos.
Notes:
Ellos se aman, su señoría, pero también son tontos xd
Este cap es un poco más largo que los anteriores, y con suerte los cap sigan poniendose larguitos ahora que ya le cogí el ritmo bien xd
Una vez más, hay que agradecer a Satanás por meterme en esta loca aventura, a Anto por acolitarme y siempre ser besto beta y a Gabs por ayudarme a revisar y ser tan preciose de entrar al fandom por mi :3 Les amo mucho.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
12. Si es más sencillo limpiarse las lágrimas en una mansión
Draco llevaba más o menos treinta minutos frente a la Cabaña 3. No había reunido el coraje para tocar la puerta y tampoco estaba seguro de que Percy estuviera ahí.
Tenía su mochila, lista (había revisado mil veces que todas sus cosas estuvieran) con su bolsita llena de dracmas para llamar a Percy cada uno de los días que iba a estar fuera. Y sentía las manos entumecidas a pesar del calor.
¿Por qué no era capaz de golpear la puerta?
Porque si Percy se negaba a abrirle o a mirarlo, seguro que su corazón no lo soportaría.
No después de casi perder a la mujer que aún consideraba su madre.
No después de que Luke le rompiera el corazón.
Draco respiró profundamente y alzó la mano para tocar la puerta.
—¡DRACO!—el grito lo hizo saltar y llevar la mano hacia el brazalete que aún llevaba puesto.
Pero entonces vio a Percy, corriendo hacia él, descalzo.
—Percy, yo...
Cualquier cosa que pudiera haber dicho fue ahogada por el abrazo que el pelinegro le dio. Fuerte, desesperado.
—Voy a extrañarte muchísimo, tonto—musitó Percy contra su hombro y Draco sintió sus ojos llenarse de lágrimas al tiempo que correspondía el abrazo.
—Y yo a ti, delfincito—musitó Draco a su vez, su voz quebrada:—pero prometo que voy a llamarte todos los días.
—¿A l-llamarme?
—p-por mensaje Iris.
—¿Todos los d-días?—la voz de Percy sonaba quebrada, y probablemente estaba llorando igual que Draco.
—Todos—prometió Draco, acariciándole el cabello con suavidad al pelinegro:—voy a contarte todo lo que pase allá, y tú me contarás todo lo que pase acá ¿de acuerdo?
—¿Y vas a entrenar?
—Yo…
—Podemos entrenar los dos, y cuando vuelvas, tendremos la revancha
Percy siempre sabía cómo hacerlo hacer cosas. Draco no pudo sino reír, abrazando a Percy con fuerza:— Listo, cuando volvamos al campamento el otro verano, te haré morder el polvo.
—Ya quisieras, Dragoncito—Percy rio a su vez, separándose de él y limpiándose las lágrimas con movimientos desesperados del dorso de sus manos:—voy a estar esperando tu primera llamada ¿okay?
—Vale—Draco asintió, limpiándose las lágrimas también:—ten cuidado y no hagas que te expulsen.
—Eso te digo—Percy le golpeó el hombro y le sonrió:—cuídate mucho.
🙟✦🙝
Percy sabía que Draco lo iba a llamar, pero no esperó que lo llamara tan pronto.
Bueno técnicamente era tarde, muy tarde en la noche. Percy miró el reloj al lado de la cama. 1 AM
—¿Te desperté?—Draco preguntó, preocupado. Percy asintió sentándose en la cama y mirando a la imagen neblinosa al lado de su cama. Parecía ser de día dónde Draco estaba; la luz se colaba por la ventana tras del chico, que parecía dar a un bosquecillo. La ventana tenía cortinas verdes que se veían muy costosas.
—¿Qué tal? ¿A qué hora llegaste a UK?—Percy le dedicó una sonrisa adormilada.
—Como una hora después de salir del campamento— Draco rio bajito:—Argos me llevó a este lugar escondido; había que hacer algo de magia para entrar, la MACUSA lo llamó. Ahí me encontré con el Señor Malfoy que me explicó que es algo así como el gobierno mágico en USA, y usamos una cosa que se llama Traslador para aparecernos en UK.
—¿Traslador?
—Era una campanita con una cinta, y se sintió horrible; como si me jalaran del ombligo y luego diera vueltas en un tornado—Draco hizo una mueca y se estremeció:—Pero después llegamos a las oficinas del Ministerio de Magia y todo era tan asombroso ¡Cómo en las historias sobre magia! Avioncitos de papel volando por todos lados, gente apareciendo y desapareciendo.
—Suenas muy emocionado—Percy dijo y la sonrisa de Draco se congeló:—creí que no querías nada de esa magia.
—Al principio no…—Draco hizo un puchero:—pero luego el Señor Malfoy me trajo a su mansión.
—¿Dijiste Mansión?
—Castillo sería más preciso; esta cosa es enorme. Anoche solo alcancé a ver el ala este en donde está mi cuarto, la sala de dibujo y una de las bibliotecas.
—¿Una de las bibliotecas? Debes estar que explotas de felicidad.
—No te imaginas; está llena de pinturas que se mueven y hablan, y el jardín es casi tan grande como el campamento.
—¿Por qué una persona necesitaría una casa tan grande?— preguntó Percy divertido, pero entonces Draco se quedó callado antes de mirarse las manos.
—Dijo que era para nosotros—musitó Draco suavemente:—N-Narcisa, él y yo…
—¿Qué tal es el Señor Malfoy?
—es muy amable y paciente conmigo; ha escuchado cada cosa que le he dicho—Draco sonrió antes de mirar a su alrededor:—preparó el cuarto para mi luego de que hablamos; tiene varias historias de magos, escritas por magos, decorado en tonos verdes y con tapiz de dragones y delfines.
—¿Delfines?
—Me gustan los delfines por tu culpa
Percy rio ante eso, y Draco rio a su vez. Se veía bastante contento y ahora que Percy lo notaba el pijama parecía bastante cara también:—me alegra que se esté portando bien.
—Si… Estuvo muy pendiente de cada cosa que le pregunté, sin importar cuantas veces le pidiera explicaciones.
—Eso es bueno.
—Aunque no se me acerca si yo no me acerco.
—¿Te molesta?
—Siento que siempre quiere abrazarme, pero no es capaz de hacerlo.
—Tal vez no sabe que adoras los abrazos.
—Me hiciste falta anoche…
—¿Sí?
—Sabes que odio dormir solo en sitios nuevos.
Percy negó con la cabeza, divertido:—algún día tenías que crecer.
—Tonto, no sé ni para qué te llamo—el rubio hizo un puchero, antes de suspirar:—el Señor Malfoy dijo que mañana iba a llevarme a un lugar llamado el Callejón Diagon, para que compráramos mi varita, mis libros y mi uniforme para la escuela.
—¿Una varita? ¿Crees que te enseñe algún hechizo?
—Probablemente alguno para la dislexia, aunque igual puedo seguir usando las gafas que me compró para eso.
—O igual me las regalas a ver si aprendo a leer.
—¿Tú leyendo? Eso tengo que verlo
Percy le mostró la lengua antes de sonreír. Le encantaba poder hablar con Draco y verlo tan emocionado, aunque le dolía que no fueran a estar juntos más tiempo.
Siguió escuchando como el chico le contaba sobre las cosas mágicas que había encontrado, su rostro iluminado por la novedad, hasta que una voz chillona hizo que Draco se detuviera.
—El Amo Lucius pide que el amito Draco baje a desayunar—dijo la voz y Draco le sonrió a algo.
—Gracias, Dobby, dile que ya voy—dijo Draco suavemente antes de volver a mirar a Percy:—ese fue el elfo doméstico del Señor Malfoy, supongo que hoy empezaremos temprano.
—¿Qué es un elfo doméstico?
—Son… Pequeños y ojones, ¿Y trabajan para los magos? Al parecer los sirven a cambio de magia.
—Huh… ¿Sirven?
—Como mayordomos… o criados.
—Una mansión y un criado ¿estás seguro de que el Señor Malfoy no es de la realeza?
—Parece que los magos no tienen realeza, pero si hay familias con más poder o algo así.
—No te vuelvas loco con eso.
—Lo intentaré—Draco le mostró la lengua:—no te prometo nada.
Percy rio y Draco se despidió con un gesto. Antes de que su imagen se desvaneciera.
Percy no pudo evitar sentir un poco de envidia, mientras se acomodaba para volverse a dormir.
🙟✦🙝
Draco salió del baño para encontrar su ropa para el día lista en la cama; una blusa blanca con botones plateados, un pantalón de vestir negro y una túnica abierta verde oscuro. Sobre esto había una nota, escrita por el Señor Malfoy.
“Me tomé la libertad de comprarte algunas ropas de mago luego de verte.
Espero que sean de tu agrado, y me gustaría comprar algunas más cuando vayamos al Callejón Diagon.
Si no te gusta la túnica hay un par más en el armario, de otros colores.”
Draco sonrió de lado, secándose el pelo con la toalla esponjosa que le habían proporcionado para tal fin, antes de tomar la camisa para ponérsela.
La tela era muy suave y fresca, y cada uno de los botones parecía tener un diseño de dragón. El pantalón, aunque se veía sencillo también parecía ser de una tela fina.
Draco miró la túnica largamente, recordando como todos los magos que había visto el día anterior, tanto en la MACUSA como en el Ministerio de Magia, usaban túnicas de colores. No se veían particularmente cómodas, pero podía hacer el intento ¿no?
Siempre serían mejor que las horribles camisetas anaranjadas del campamento.
Al bajar al comedor (Dobby lo estaba esperando fuera del cuarto para guiarlo, menos mal), vio al Señor Malfoy leyendo un periódico que tenía imágenes que se movían.
A los magos parecían gustarle mucho sus imágenes en movimiento y Draco no se iba a quejar.
Draco vio que, en la larga mesa, los únicos puestos con vajilla eran en la cabecera (donde se encontraba el Señor Malfoy) y el puesto de al lado, así que supuso que debía sentarse ahí.
—Buenos días—dijo Draco, algo nervioso. El Señor Malfoy cerró el periódico y lo miró, antes de sonreír con aprobación.
—Buenos días, Draco—dijo el hombre, haciendo un gesto hacia la silla vacía a su lado:—Me alegra que aceptaras acompañarme a desayunar.
—¿Podría no haber bajado?—preguntó Draco, sentándose con cuidado de no arrugar la túnica.
—Si prefieres puedes tomar el desayuno en tu habitación—se apresuró a decir el mayor.
—No, así está bien, gracias—Draco le sonrió:—E-espero haberme puesto bien la túnica.
No supo por qué lo dijo. No era que fuera difícil de poner.
Pero cuando se la puso, sintió que era importante, y no había bajado hasta que se aseguró que estuviera bien puesta.
—Te luce mucho—el Señor Malfoy respondió, acercándose un poco para limpiar polvo inexistente de su hombro:—me alegra que te gustara la que elegí para ti. Escogí una sencilla por hoy.
—¿Sencilla?
—Temí que una más elegante te hiciera sentir incómodo cuando fuéramos al Callejón Diagon
—Oh…—Draco asintió, antes de ver como frente a si había aparecido una montaña de panqueques. En la mesa había ahora todo tipo de mermeladas, frutas cortadas, miel y mantequilla. También había una jarra de jugo de naranja al lado de un vaso alto de cristal, y una tetera acompañada de dos tazas.
El Señor Malfoy había tomado una taza de té, que también había parecido de la nada y tomó un largo sorbo, mirando a Draco con interés.
¿Por qué había tantos cubiertos si solo eran frutas y panqueques?
Estiró la mano para tomar un tenedor y se detuvo en medio de la acción ¿Sería una prueba?
—El primero a tu derecha es para la fruta, el segundo es para los panqueques. El tercero es para los quesos—dijo el hombre al cabo de un rato:—la cuchara pequeña a tu izquierda es para la mermelada y la que tiene borde serrado es para la toronja.
Draco sintió como sus mejillas se calentaban al tiempo que tomaba la cuchara pequeña y uno de los platos de mermelada:—gracias.
—Parece que deberemos tener un par de lecciones de etiqueta—comentó el hombre, volviendo a sus panqueques, a los cuales solo les agregó un poco de mantequilla y un pequeño chorro de miel (con una de esas cucharitas que Draco solo había visto en dibujos):—nada de qué preocuparse, tranquilo.
Draco asintió, agregando bastante mermelada de mora a sus panqueques:—Lo siento
—No te disculpes—el mayor sonaba bastante tranquilo:—Sé que necesitarás aprender mucho durante esta semana, pero haré lo posible por que te sea fácil. La señorita Jackson me comentó que eres muy bueno aprendiendo cosas.
Draco no pudo sino asentir, porque había tomado un bocado de su desayuno y no le pareció correcto responderle con comida en la boca (Percy lo hubiera hecho) a lo que el hombre asintió a su vez.
—Espero no te moleste, pero también decidí invitar al hijo de un amigo de la familia durante los últimos días de la semana para que puedan conversar un poco y tengas un… amigo al iniciar la escuela—agregó el Señor Malfoy y Draco lo miró intrigado. Parcialmente por la forma en la que dijo “amigo”, pero más que todo porque se había tomado el tiempo de preparar eso, y la casa y todo para que Draco estuviera más cómodo.
—S-señor Malfoy—musitó Draco, desviando la mirada ante los ojos grises del hombre:—M-me imagino que, sería mejor que no me refiriera a usted así ¿verdad?
El hombre tomó un largo sorbo de té, y pareció pensarlo un rato:—si bien yo preferiría que me dijeras “Padre”, entiendo que no sea algo fácil de pedirte…
—¿Puedo?—Draco interrumpió, sintiendo sus mejillas calentarse:—Llamarle Padre, me refiero.
—Por supuesto—el mayor sonrió, cálidamente:—solo si quieres, claro.
Draco asintió lentamente:—v-voy a intentarlo
El hombre asintió y sacó un elegante reloj de bolsillo de su túnica:—Creo que lo mejor será salir; tenemos mucho que comprar y estoy seguro de que tendrás muchas preguntas.
Draco asintió, energético, antes de terminarse su jugo y el Señor Malfoy lo miró con intensidad antes de sonreír:—¿Vamos entonces?
🙟✦🙝
El Callejón Diagon era tranquilo, comparado con Manhattan, pero igual estaba lleno de gente en túnicas de colores que hablaban y transportaban cosas que distraían mucho a Draco (Una señora llevaba un ramo de lo que parecían frutas flotantes y Draco se había quedado de pie mirándola caminar por cinco minutos). Pero el Señor Malfoy no parecía tener problema en explicarle cada cosa que veían.
—No parece que a nadie le importe que pregunte cosas—comentó Draco, mientras caminaban hacia una tienda chueca con un letrero desgastado que decía “Ollivanders: hacedores de varitas desde 382 A.C”. La gente no les había prestado atención en lo absoluto y eso le había parecido extraño. Tal vez los ingleses no fueran tan chismosos o tal vez fuera porque eran magos.
—Eso es porque hice un hechizo de privacidad y de distracción sobre nosotros—respondió el mayor, abriendo la puerta para Draco, antes de añadir:—preferiría que no nos molestaran mientras recogemos tus cosas.
Tenía sentido. Si el hombre era político (Miembro del Wizengamot al parecer, algo que Draco tendría que aprender a hacer), era probable que mucha gente quisiera hablar con él.
El interior de la tienda no era lo que Draco había esperado; Era pequeña, había estanterías repletas de cajas de piso a techo, y más cajas arrumadas alrededor de estas. Aparte de eso el único mobiliario parecía ser una silla que había visto mejores días, y todo parecía estar cubierto de una fina capa de polvo. Draco trató de ocultar su decepción.
—Ah, Lord Malfoy—un hombre pálido con ojos casi plateados y cabello blanco esponjoso salió de entre las cajas:— ¿Ha venido a hacerle mantenimiento a su varita? Olmo, 45 centímetros, núcleo de nervio de corazón de dragón.
—He traído a mi hijo a comprar su varita, Ollivander—respondió el rubio, mirando con fingido interés las cajas de varitas. Los ojos del hombre volaron a Draco, que estaba a punto de tocar una de las cajas.
—Vamos joven Malfoy—dijo el hombre, haciéndole un gesto para que se acercara. Draco miró al Señor Malfoy quién asintió, y se acercó lentamente al hombre. Ollivander sacó una cinta métrica y empezó a medir a Draco, quien miró al otro rubio un tanto confundido. El señor Malfoy no hizo ningún comentario y Draco frunció el entrecejo.
—¿Por qué necesita medirme?—se atrevió a preguntar, y el señor Ollivander lo miró intensamente antes de sonreír.
—Aunque la varita escoge al mago, medirle me ayuda a poder ofrecerle una lista más corta para probar—respondió el anciano antes de estirarse para tomar una caja de detrás de Draco:—¿Tal vez esta? Cerezo y pluma de fénix, 37 centímetros, rígida.
Draco apenas tuvo tiempo de tocarla cuando el señor se la quitó negando con la cabeza. Draco miró a el Señor Malfoy que sonrió de lado mientras el otro hombre seguía murmurando cosas.
—¿Mejor esta? No, no, no
Draco dejó que el hombre le pasara y quitara al menos cinco, antes de que pudiera finalmente agitar una. Una explosión resonó en la pequeña tienda y Draco se apresuró a disculparse, pero el hombre no parecía importarle.
Diez varitas y varias cajas volando por los aires después, el hombre le había alcanzado a Draco la caja que casi había tocado al entrar a la tienda. La varita era de color marrón hasta la empuñadura que era negra. Draco la tocó y sintió un calorcito en los dedos. Al blandirla soltó chispas verdes y Draco sonrió.
—Espino y pelo de unicornio—dijo Ollivander:—veintiséis centímetros y razonablemente flexible.
—Me gusta esta—comentó Draco, mirando al Señor Malfoy, quien ya estaba pagando por la varita:—se siente cálida.
El señor Ollivander lo miró intrigado, antes de asentir.
El Señor Malfoy le puso la mano en el hombro para dirigirlo fuera de la tienda. Draco seguía mirando su varita; con ella podría hacer magia pronto.
—Parece que el apotecario está muy lleno—comentó el Señor Malfoy:—será mejor ir a buscar tus túnicas para el colegio primero, luego iremos por tus libros.
—De acuerdo—Draco se dejó llevar hasta una tienda llamada Madame Malkin, en donde una joven empezó a tomarle medidas y a probarle túnicas.
Draco se dejó hacer, preguntándole a la joven por los diversos cortes de túnicas que se veían en exhibición mientras que el Señor Malfoy hablaba con la dueña sobre cuantas túnicas iban a encargar.
Draco se quedó mirándose en el espejo con la que sería una de sus túnicas escolares, mientras la joven iba a buscar muestras de telas para sus otras túnicas y trajes.
Entonces Draco notó a otro chico, de pelo negro alborotado, que parecía estar probándose sus túnicas del colegio también.
—¿Empiezas en Hogwarts este año también?—Draco preguntó y el chico lo miró casi sorprendido porque le hablaran. Draco conocía el tipo; seguro lo habían molestado en el colegio antes. El chico asintió.
—¿En qué casa piensas quedar?—Draco no sabía bien de qué hablar con otro niño mago, así que trató de hablar de la escuela. El Señor Malfoy le había hablado de las cuatro casas:— Mi… padre dice que todos en la familia siempre han sido Slytherin, aunque no le molestaría si fuera un Ravenclaw. Lo tomé como un cumplido, por supuesto, significa que piensa que soy muy listo. No sé qué pensar de Gryffindor y Hufflepuff. Digo, ser valiente suena bien y todo, pero no creo que sea lo mío. La lealtad me gusta, pero no sé, no parece que sea una buena Casa según lo que he oído.
Tarde, Draco se dio cuenta que el chico no había dicho nada; solo lo había mirado y ahora miraba a la ventana. Probablemente aburrido de que Draco no lo dejara hablar. Que estúpido. Draco se mordió el labio y apartó la mirada. Y una sombra en la ventana lo hizo tensarse.
—¿Qué es eso?—musitó, su mano moviéndose hacia su brazalete por instinto. Era un hombre grandísimo con la barba enmarañada. ¿Sería un gigante? ¿No era pequeño para ser un gigante? ¿Habría venido por él?
—Eso es mi amigo—siseó el chico, antes de bajarse del taburete donde se estaba midiendo la túnica. Oh no, Draco la había embarrado ahora sí.
Pero no alcanzó a disculparse, porque la chica de antes había vuelto cargada de muestras de tela y empezó a preguntarle cual le gustaba más en color y textura.
Para cuando volteó a mirar el chico ya se había ido y Draco se sintió muy mal.
Claro que eso no le duró mucho, porque su padre se lo llevó a la librería Flourish & Blotts y Draco ahogó su angustia en libros sobre magia.
🙟✦🙝
Draco comía su helado con tranquilidad, echando de menos el helado de menta y chispas de chocolate de Baskin Robbins. No que el de chocolate y frambuesa que había comprado supiera mal, pero favoritos son favoritos.
Ya habían terminado de hacer las compras para el año escolar (El Señor Malfoy se había sorprendido de lo poco que duraron en la librería, aunque Draco si había escogido al menos veinte libros que no eran parte del currículo del año escolar) y habían almorzado en el pub (El Caldero Chorreante, que le había dado a Draco vibras de ser un poco de mala muerte, pero si el Señor Malfoy aceptaba comer ahí, no debía ser tan malo ¿no?), y ahora el Señor Malfoy parecía estar decidiendo algo.
—Ahora, sé que los de primer año no deben tener una escoba—dijo después de un rato:—Pero podrías volar un rato en la mansión y siempre es bueno saber volar.
—¿Volar? ¿En escoba?—Draco lo miró sorprendido:—Pero tengo once años.
—Normalmente enseñamos desde antes a nuestros hijos a volar en escoba—respondió el Señor Malfoy:—Además, durante primer año se dan clases de vuelo, pues es algo que toda bruja o mago debe saber. Tampoco te dejaría volar una gran distancia sin supervisión, si eso es lo que te preocupa.
Draco ladeó la cabeza, tratando de imaginarse al Señor Malfoy en una de las escobas que solían acompañar los disfraces de brujas allá en Nueva York. La idea lo hizo sonreír.
—También estoy pensando en que necesitarás una lechuza, para mandar cartas—agregó el Señor Malfoy, dirigiéndolo hacia una tienda llamada Broomstix. Draco notó que la escoba en la vitrina no se parecía a las de los disfraces, y que de hecho era bastante bonita.
—¿Una lechuza?— Draco pensó en a quién quería hablarle; Percy y Sally. Pero a ambos les podía mandar un mensaje Iris. De pronto podría hablar con Will, pero igual, podía llamarlo de la misma forma.
—Si, normalmente los magos nos comunicamos por lechuza—las palabras del rubio mayor hicieron a Draco caer en cuenta de que, si conseguía amigos magos tendría que usar los métodos de magos con ellos. No los de mestizos. Oh no.
—Bienvenidos—el dependiente de la tienda les dedicó una sonrisa y Draco sonrió a su vez, mientras el Señor Malfoy se encargaba de seleccionar la escoba para Draco.
🙟✦🙝
Draco se refregó los ojos, cansado de estar leyendo todo lo que podía sobre este nuevo mundo en el que estaba entrando ahora. Si bien los panfletos le habían dado varias pistas acerca de qué podía esperar (al parecer había estado haciendo mucha magia accidental desde pequeño, pero ya no podía darse ese lujo), estos no cubrían cosas como la historia y cultura en el mundo mágico, o qué se podía hacer con los hechizos o las pociones y la alquimia.
Draco estaba encantado con las pociones y ya había terminado de leer completo el libro sobre los ingredientes que usarían ese año, y también había practicado un rato como cortar, pelar y preparar ingredientes.
El Señor Malfoy le había dicho que hablarían sobre hechizos al día siguiente que estuviera menos cansado.
Así que Draco se había apoderado de la Sala de dibujo del ala este (que al parecer era para que él hiciera con ella lo que quisiera) y había estado leyendo y practicando y dibujando toda la tarde.
—Veo que Lucius tenía razón—una voz lo hizo saltar del susto, tumbando una de las torres de libros que había armado, así como un par de tinteros (aprender a escribir con pluma y tinta no era algo que le interesara mucho, y llevaba un par de horas procrastinando al respecto). Draco trató de acomodar todo, y notó que los libros se habían detenido a poco de tocar el suelo y ahora flotaban a ponerse fuera del alcance de la tinta.
Draco miró a la puerta y vio un hombre de nariz aguileña y pelo negro azabache que lo miraba con interés. Su túnica era muy diferente a la que el Señor Malfoy había usado. Si recordaba bien, según la chica de la tienda de túnicas esa correspondía a…
—¡Un pocionista!—musitó Draco, notando las mangas cernidas y la falta de vuelo de la tela.
—Así es—dijo el hombre y Draco se mordió el labio ¿Lo había dicho en voz alta? Eso era culpa de Percy, seguro. El tonto siempre necesitaba que le dijera lo que pensaba. El hombre hizo un movimiento con la varita y la tinta desapareció de la evidentemente cara alfombra.
—Gracias—dijo Draco, muy enfático. No quería ni pensar qué habría hecho si el Señor Malfoy veía la mancha.
—¿Debo suponer que Lucius le habló de mí?
Draco se apresuró anegar con la cabeza, antes de agregar un “no, señor” porque eso sería lo más correcto según el Manual de Etiqueta del Sangre Pura que el Señor Malfoy le había comprado.
—¿Cómo supo entonces…?
—Por la túnica… El tipo de túnica quiero decir.
—Tenía entendido que aún no habían iniciado las lecciones de etiqueta y cultura.
—Oh, no las hemos iniciado, pero hoy cuando fuimos por mis túnicas del colegio, la modista me explicó sobre los cortes de las túnicas.
—¿No te dije que era brillante?—la voz del Señor Malfoy estaba llena de orgullo, mientras él entraba y miraba el pequeño desastre en el que se había convertido el Salón de Dibujo.
—Se- Padre—saludó Draco, sintiéndose sonrojar al ver al hombre mirar los libros extendidos por todo el suelo y las mesas:—Y-ya recojo todo…
—La señorita Jackson me comentó sobre tu… TDAH—respondió el rubio, sin darle mucha importancia:—por eso decidí que usaras el Salón de dibujo en vez de tu habitación para que estudiaras. Los elfos pueden organizarlo después de que termines.
Draco asintió levemente, antes de mirar al hombre de cabello negro que parecía intrigado. El Señor Malfoy hizo un gesto hacia el hombre y dijo:—Este hombre es Severus Snape, uno de los profesores de Hogwarts y tu padrino.
¿Padrino? Draco miró al hombre con interés:—¿Enseña pociones?
—En efecto.
—¿Por qué está prohibido y controlado hacer la poción de suerte líquida? Podría usarse en caso de necesitar salvar una vida ¿o no?
El hombre lo miró sorprendido y asintió:—si bien la Felix Felicis es una poción que podría resultar en muchas situaciones benéficas, también podrían usarla para hacer trampa o aprovecharse de otros.
Draco frunció el entrecejo y asintió antes de hacer un puchero:—lástima, sería buenísimo tener ese extra de suerte en operaciones complicadas.
También en misiones, pero no quería hablar del Campamento frente a otro mago, en especial luego de la seria charla que tuvo con el Señor Malfoy sobre como los panteones no debían juntarse.
—Tenía entendido que no tenía mucho conocimiento sobre el Mundo Mágico—comentó el profesor Snape, mirando los libros:—pero parece que tiene suficiente curiosidad como para hacer una investigación inicial.
—Conocer las reglas del juego es lo más importante—Draco recogió uno de los libros para hacer algo con sus manos:— entre más sepa que se puede o no hacer, más fácil será moverme ¿no?
—Chico listo—el Profesor Snape se había acercado y había tomado uno de los primeros (y únicos) intentos de Draco de escribir con pluma:—su padre me ha pedido que le haga unas pequeñas tutorías esta semana antes de entrar; como usar la pluma y tinta, movimientos básicos de varita, como preparar ingredientes, cosas que sería útil saber sobre el mundo mágico, etiqueta…
Draco asintió lentamente, mirando nervioso la hoja que el profesor estaba examinando. Había tratado de copiar algunas cosas que había visto en los libros, pensando que a lo mejor así podría practicar sin aburrirse tanto, pero ahora notaba que era un pequeño desastre sin orden ni concierto.
—Espero que no te moleste— comentó el Señor Malfoy:— supuse que Severus sería mejor para asesorarte dado que tiene experiencia pedagógica.
Tenía sentido para Draco, aunque le daba un poco de ansiedad que su profesor viera lo desordenado que era.
—¿TDAH? ¿Cierto?— preguntó el profesor, que aún estaba examinando su intento de notas:— Y dislexia, según me dijo Lucius… Si, estoy seguro de que estará listo para el inicio de las clases; tiene buen potencial.
El Señor Malfoy sonrió orgulloso y Draco se sonrojó, sonriendo a su vez. Normalmente los profesores dejaban de intentarlo porque a pesar de ser curioso y que le gustara leer, se demoraba mucho o se distraía, pero eso no parecía ser un problema para el profesor Snape. ¿Tal vez con los magos era diferente? Igual que con los mestizos.
—También me gustaría que aprendiera algunos hechizos prácticos, de supervivencia—añadió el rubio, haciendo que el pelinegro lo mirara extrañado. El rubio mintió magistralmente, sin dudar ni un poco:—La Señorita Jackson me comentó que a Draco le gusta acampar y los dos sabemos lo peligroso que puede ser, en especial en un lugar tan salvaje como es Estados Unidos; solo quiero que esté preparado para cualquier emergencia.
La mentira pareció satisfacer al profesor, quien asintió antes de mirar a Draco otra vez.
—¿Está cansado, joven Malfoy?—preguntó, serio. Draco tenía que acostumbrarse a que lo llamaran Malfoy.
—N-no, señor… Todavía puedo seguir estudiando un poco—respondió el joven, con la esperanza de que le explicaran más sobre este extraño mundo al que había llegado y en el que no tenía que temer por su vida.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
¡Espero les gustara! Como vieron, vamos a seguir viendo mucho de Percy mientras está Draco en Hogwarts~
Muchísimas gracias por leer~
Chapter 13: Ser mago es mejor que ser mestizo. Al parecer.
Summary:
Draco llega a Hogwarts y hace amigos... Y algunos enemigos al parecer.
Notes:
Mi Dracobb ha llegado a Hogwarts, y ahora tiene por delante un año lleno de cosas divertidas (Y raras y peligrosas)~
Una vez más, gracias a todos por leer y por sus comentarios <3 Me llenan de ánimos de seguir escribiendo~
Y gracias a mis tres ángeles (o demonios?) maravilloses Anto, Gabs y Satanás~ Les amo mucho <3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
13. Ser mago es mejor que ser mestizo. Al parecer.
—Entonces volamos en escoba el resto de la tarde—Draco se veía muy feliz, y Percy no quería sentirse celoso, en especial porque acababa de empezar en una escuela nueva y no estaba tan mal, la verdad.
—¿No te dio vértigo?—preguntó Percy, por seguirle la conversación más que por otra cosa, Draco se apresuró a negar con la cabeza.
—¡No! Me sentía como un pez en el agua… ¿Un pájaro en el aire?— Draco se rio:— Tú entiendes. Incluso Theo dijo que parecía tener talento y que a lo mejor podríamos intentar entrar al equipo de Quidditch el otro año.
—¿Qüiqué?
—Quidditch, es un deporte rarísimo que tienen aquí, pero básicamente hay que pasar unas pelotas por unos aros mientras esquivas otras volando— Draco hizo un gesto como para quitarle importancia:— Theo me dijo que sería perfecto de buscador, que es el que se encarga de terminar el partido al atrapar una pelotita chiquita, porque tengo buenos reflejos. También esperamos quedar en la misma casa.
—¿Theo es otro chico?
—Si, su familia es amiga de los Malfoy. Tiene mi edad y va a empezar este año en Hogwarts también. Padre me lo presentó hace un par de días.
Percy hizo una mueca. Claro; era obvio que Draco ya tenía nuevos amigos. Él era bueno con la gente. Excepto en el campamento, pero era de esperarse si querían obligarlo a hacer cosas que él no quería. Nadie podía obligar a Draco a hacer algo que no quería.
—También descubrí un montón de dulces geniales que tengo que llevarles—agregó Draco, cambiando de tema tranquilamente:—O podría ver si Annie puede hacer un viaje así de largo, tendría que preguntarle.
—¿Annie?
—Oh, cierto ¿Recuerdas que el Señor Malfoy me compró una lechuza mensajera? Pues tiene cara de sabionda entonces le puse Annie por Annabeth.
Percy soltó una carcajada y Draco sonrió antes de morderse el labio:—¿Qué tal van las clases para ti?
—Bien, esta escuela es bastante más llevadera que Yancy, la verdad, y como puedo ir a casa todos los días estoy más tranquilo.
—Me alegra mucho—Draco asintió y Percy, aún con la distancia pudo sentir la duda en Draco, así que esperó pacientemente:—N-no estás molesto ¿verdad? Porque me fuera.
Percy quería decir que no, pero no le gustaba mentirle a Draco.
Su silencio fue suficiente respuesta, y el rubio suspiró:—Lo siento.
—No, no—Percy negó con la cabeza:—No es tu culpa; eres un mago y tienes que aprender trucos y cosas.
—Cuando vuelva, podría mostrarte algunos
—Creí que no podías hacer magia fuera de la escuela.
—Cierto, tengo el Detector, sin embargo… Podría hacer alguna poción o llevar algo con runas que no se activen con varita.
—¿Puedes hacer eso?
—El Profesor Snape me estuvo mostrando algunas cosas que son, digamos, un vacío legal.
—¿El que contrató el Señor Malfoy?
—Si, es un poco raro, pero me tiene mucha paciencia.
—Si, la verdad suena raro.
—Tonto.
—Te extraño.
—Yo a ti.
—¡Amito Draco, el desayuno!— la ahora usual vocecita del elfo marcaba el final de la llamada, lo que implicaba que Percy podía volver a dormir y Draco tenía otro día por delante.
—Parece que es hora de prepararme para ir a Hogwarts—comentó Draco y Percy pudo notar su nerviosismo.
—Te irá bien—Percy le dedicó una sonrisa:—seguro harás todos los amigos que no hiciste en el campamento.
—Te pasas, Percy, pero gracias.
—Vas en tren ¿no?
—Si, otro viaje en tren, solo que esta vez no estoy volviendo de entre los muertos—Draco bromeó y Percy rodó los ojos.
—Espero que no—Percy suspiró:—Cuídate mucho.
—Tú también, Percy, descansa.
🙟✦🙝
Draco ya había conocido a todos los conocidos de Theodore Nott en el tren, todos de familias de reputación y sangre pura (Lucius había insistido mucho en que pretendiera ser un sangre pura, después de todo la Magia de la familia Malfoy lo había aceptado como parte de ella cuando era bebé). Le recordaban mucho a los chicos de Hermes y Afrodita; buenos para hablar y convencer gente de hacer lo que ellos querían.
Sin embargo, había algo que le había llamado la atención; un rumor que ya le había dado la vuelta al tren. Harry Potter, el-niño-que-vivió, estaba en el tren con todos ellos, y Draco quería verlo.
Había escuchado de Theo lo que se decía de él, y había oído de su “Padre” (Draco ya se estaba acostumbrando a decirle Padre a Lucius) hablar de como el joven había derrotado al Mago Tenebroso más grande de Inglaterra siendo un bebé.
Draco tenía curiosidad.
Mucha curiosidad.
Por lo que iba de vagón en vagón, buscando al chico con la cicatriz en forma de rayo, para saludarlo.
Finalmente lo vio en un vagón; acababa de mostrarle su cicatriz a alguien.
—Así que es cierto— dijo Draco abriendo la puerta del vagón, sorprendiendo al chico:—Harry Potter ha venido a Hogwarts.
El chico volteó a mirar a Draco y Draco no supo que decirle.
Sus ojos eran verdes, pero no como los de Percy que parecían el mar. No, estos eran verdes como una esmeralda, o como un campo en verano.
—¿Y tú eres?—preguntó el pelinegro, Harry, mirándolo con intensidad.
—Soy Draco… Draco Malfoy—Draco le sonrió a Harry, y entonces notó a la otra persona en el vagón, que se había inclinado un poco hacia ellos:—pelirrojo, ropa de segunda… Un Weasley.
—¿Algún problema con eso?—siseó el pelirrojo y Draco se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta. Que tonto. Theo le había enseñado a buscar los rasgos distintivos de las Sagradas 28 y de otras familias sangre pura, y él como un idiota lo había repetido en voz alta.
—N-no, para nada—se apresuró a decir, pero el pelirrojo no parecía querer escucharlo.
—Oí que tu madre abandonó a tu padre y se escapó tan lejos como pudo de él—el pelirrojo dijo, cruzando los brazos, a lo que el pelinegro lo miró y el Weasley explicó:—Narcisa Malfoy desapareció de la faz de la tierra hace como diez años, ninguna investigación llego a ninguna conclusión.
—Ella no lo abandonó—musitó Draco enojado.
—La otra historia es que Lucius Malfoy se deshizo de ella.
—¡Cállate!
—Es lo que dice la gente.
El pelinegro miraba de un lado al otro, como tratando de decidir qué decir.
—La gente es estúpida y tú eres aún peor por creerles— gruñó Draco. Por supuesto que su Padre no era un asesino, y su madre no estaba muerta, solo estaba atrapada. Pero claro que ese estúpido no sabía de lo que hablaba:—pero claro que no sabes nada de nada; seguro tus padres no pudieron enseñarte lo suficiente por estar pendientes de tus mil hermanos.
—¿Por qué no mejor te vas?— Harry Potter decidió hablar en ese momento, mirando a Draco con molestia. ¡Vamos! Que él no era el que estaba acusando a otro de tener a un asesino por padre. El pelinegro suspiró:— Nadie te invitó aquí para empezar.
—Como prefieras—siseó Draco, cerrando la puerta con fuerza.
Se sentía absurdamente molesto y quería golpear o hacer explotar algo. Pero no podía hacer eso. No se suponía que un heredero Malfoy hiciera eso. En su lugar alzó la cabeza y caminó de regreso al vagón donde estaba Theo y sus amigos (Aunque en la escuela no debía llamarlo Theo sino Theodore o Nott. Draco no entendía bien, pero si estás en Roma has como los romanos ¿no?), y se negó a responder ninguna pregunta sobre el-niño-que-vivió más allá de un:—Igual no es la gran cosa; derrotar a alguien por existir no te hace hábil.
🙟✦🙝
Draco miraba fijamente al frente, hacia donde se dirigían las barcazas.
Estaba tratando de no pensar que estaba sobre un lago.
Lleno de agua.
Y a él no le gustaba nadar.
Además, el agua debía estar congelada dado lo al norte que estaban.
No.
Draco tenía que concentrarse en que pronto llegarían al castillo; el Profesor Snape le había prometido que la escuela estaba en un auténtico castillo inglés y Draco quería verlo y admirarlo para luego echárselo en cara a Annabeth.
—Malfoy es un poco callado—comentó una de las chicas de su año. Pansy Parkinson.
—Es más bien de los que analiza la situación—respondió Theo encogiéndose de hombros y Draco le sonrió levemente, haciendo todo lo posible por no mirar al agua.
Había cosas en ella, podía sentirlo, y también podía sentir que si llegaba a entrar sería atrapado por esas cosas y que no podría librarse por su cuenta. Y aquí no estaba Percy para ayudarlo si eso llegaba a pasar.
—Miren—el otro chico, Blaise Zabini, que iba en la barcaza con ellos señaló a un punto más arriba del horizonte. Draco miró y suspiró impresionado; frente a ellos se alzaba un majestuoso castillo, imponente entre las montañas y lleno de luz.
Draco sonrió. Tal vez la magia no era tan mala como había parecido en el campamento; al menos aquí parecía que podría tener una cama como se debía y no tendría que llevar sus pertenencias consigo para todos lados.
Draco se dedicó a admirar lo que parecían ser los terrenos mientras los dirigían hacia el castillo; parecía un lugar bastante pacífico. Un lugar aislado rodeado de magia. Como en las historias que tanto le gustaban.
—Por aquí, por favor—dijo una mujer de aspecto severo, que tenía una túnica de tela escocesa y una de esas miradas que hacían que Draco y Percy se revolvieran en su asiento; ella esperaba lo mejor de todos los estudiantes, pero ellos nunca habían dado la talla, no realmente.
El rubio se sintió nervioso, incapaz de responder a sus compañeros mientras se tocaba las yemas de los dedos en orden, tratando de que la inquietud no se tradujera a él caminando y perdiéndose. Esa inquietud lo había salvado durante el verano, claro, pero esto era una escuela; en las escuelas no podía esconderse ni ponerse a correr o saltar porque sí.
—Ahora—la mujer había estado hablando y Draco no le había puesto atención. Perfecto. Esperaba que no tuviera que hacer nada:—síganme para que comience la Selección.
Lo primero que pensó Draco al entrar en el Gran Comedor fue en lo peligrosas que se veían las velas flotantes; podían causar un incendio o seguro la cera que cayera dolería. Para luego notar que eran inofensivas y sentir algo de alivio. Luego notó lo grande que era y que había muchísimos estudiantes mirándolos mientras caminaban hacia lo que parecía ser la mesa de profesores.
Draco vio al Profesor Snape quien respiró profundo. Draco lo imitó y le sonrió agradecido. Cierto, tenía a el Profesor Snape y a Theo para ayudarlo, no estaba solo.
Al ver el sombrero raído en el taburete solo pudo pensar en que si Percy hubiera estado ahí habría hecho algún comentario. Sin embargo, el posible comentario de Percy desapareció de su mente cuando una raja cerca de la base del sombrero se abrió y el sombrero comenzó a cantar.
"Oh, podrás pensar que no soy bonito,
Pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
Un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
Sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
Y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
Dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
Donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
Ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff,
Donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
De verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
Porque los de inteligencia y erudición
Siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
Harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
Para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante."
¿Cualquier medio para lograr sus fines? Draco frunció el entrecejo, sintiéndose personalmente atacado. No que fuera un Slytherin todavía, pero esa frase sonaba a que el Sombrero o quien fuera que escribiera su canción no sentía mucho respeto por los Slytherin o los creía tramposos y malos. Draco no creía que la valentía fuera particularmente buena; Luke había sido valiente y luego los había traicionado. Y ser inteligente y erudito no evitaba que luego fueras un snob bastardo. Ser leal no te hacía ser bueno, y la justicia no siempre era amable.
—¿Estás bien?—Theo susurró en su oído y Draco notó que había estado fulminando con la mirada al Sombrero.
—Si, solo estaba pensando en las cualidades de las casas.
—¿Preocupado por en cual quedarás?
—No realmente—Draco negó con la cabeza, pero antes de poder explicar por qué, su nombre fue llamado. Caminó hacia el Sombrero más despacio que los otros antes que él, y se sentó ansioso y poco convencido. Cuando el Sombrero reposó sobre su cabeza y le tapó los ojos sintió el deseo de quitarse y correr. O tomar su lanza y romperlo. Se quedó quieto, sin embargo, esperando.
—Me alegra que no decidieras tratar de destruirme, hijo del Olimpo—susurró el Sombrero, en la cabeza de Draco:—veo que ya has visto lo cruel que puede ser este mundo y lo difícil que es luchar al lado de la gente que quieres.
Draco no respondió, prefería esperar a ver qué iba a decir de él ¿A dónde lo mandaría?
—¿Ningún comentario? Veo que tienes deseos de grandeza, pero no quieres que sea cualquiera el que te reconozca, también noto que estás dividido en pedazos, en lugares que no pueden ser juntados, en personas que no puedes alcanzar… Noto tu valentía y tu lealtad a tus amigos, noto que eres inteligente y astuto para ver que peleas luchar…Noto tus dones y tus maldiciones, hijo de dos panteones…
Draco seguía esperando; normalmente le gustaba que lo halagaran, pero había algo inquietante en el Sombrero cantante que podía leerle la mente. Algo que lo tenía listo para saltar del asiento.
—Difícil, muy difícil, hijo del Olimpo…—siguió el Sombrero, aparentemente decepcionado por la falta de reacción de Draco a sus palabras:—El último hijo de las estrellas que tuve me rogó por ser un Slytherin, para honrar a sus padres, el anterior me rogó por lo contrario, las dos previas se ahogaron en mis halagos, pero tú… Tú estás esperando por mi veredicto, ni siquiera vas a presentar tu caso; tú que has hecho tratos con dioses y has vuelto de la tierra de los muertos ¿Por qué le temes a un simple Sombrero parlante?
Draco sintió los minutos pasar, pero no tenía respuesta para el Sombrero. Los murmullos del comedor iban en aumento; suponía que la Selección no solía durar tanto, las anteriores a él no habían tardado tanto tampoco. Escuchó en su cabeza un sonido de decepción del Sombrero, probablemente porque estaba ignorando su pregunta.
—Slytherin—clamó el Sombrero en voz alta, cuando finalmente aceptó que Draco no iba a responderle. Draco se quitó el Sombrero con cuidado y se lo alcanzó a la mujer seria (la Profesora McGonnagall, creía) antes de caminar hacia la mesa llena de estudiantes vestidos de verde que lo miraban con curiosidad.
Draco se sentó y miró a la mesa de Profesores. El Profesor Snape parecía estar orgulloso y Draco logró esbozar una sonrisa.
—Si que te tomaste tu tiempo, Malfoy—dijo uno de los alumnos mayores, llamando la atención de Draco:— ¿No fue una elección fácil?
—El Sombrero sabía que yo era un Slytherin; simplemente quería probarme para ver mi reacción—Draco replicó, sabiendo desde el fondo que sus palabras eran ciertas.
El mayor se empezó a reír, pero su risa murió al ver la expresión neutra de Draco. Los otros en la mesa lo miraron con curiosidad, y una chica de las que habían sido seleccionadas antes que él se inclinó sobre la mesa.
—Creí que habías muerto—dijo simplemente y Draco la miró con fijeza un momento antes de ignorarla y saludar a Theo que también había sido sorteado a Slytherin.
—Me alegra que quedáramos en la misma casa—dijo Theo y Draco asintió.
—Así podremos practicar y ver si entramos juntos al equipo—Draco respondió, ignorando las miradas de los otros miembros de la casa:—y tener las mismas clases significa que podremos compartir notas.
Theo ahogó una risita, al tiempo que Pansy llegaba a la mesa y comentaba:—¿Notas? ¿Estás seguro que no deberías estar en la mesa siguiente?
Draco miró por encima de la chica que todavía esperaba una respuesta a su comentario de mal gusto; todos ellos estaban vestidos de azul. Ravenclaw. Los inteligentes. Draco se encogió de hombros antes de sonreírle socarrón.
—Parece que soy más ambicioso de lo que soy inteligente—comentó y Theo se tensó, mirándolo con nerviosismo.
—Debes ser muy ambicioso entonces—musitó Theo y Draco se encogió de hombros.
—Tal vez—Draco miró la mesa para tomar nota de quienes habían terminado con ellos (aunque todavía faltaba gente por ser seleccionada), por ahora, todos los que Theo le habían presentado estaban en Slytherin; Vincent Crabbe, Gregory Goyle, Daphne Greengrass, Pansy Parkinson… Lo que significaba que había una buena posibilidad de que el otro chico lindo (Blaise) también estuviera en Slytherin. Eso era bueno.
Draco necesitaba tener un crush en alguien que no fuera un psicópata traidor asesino.
Y lo poco que había escuchado a Blaise hablar, sonaba a que al menos iba a ser alguien interesante.
—Harry Potter—la voz de la Profesora McGonnagall lo hizo voltear a mirar. Y sintió un nudo en el estómago cuando el de ojos verdes se subió a la butaca y sus miradas se encontraron solo para que el pelinegro volteara el rostro violentamente, antes de que el sombrero le cubriera los ojos.
—Debería tener cuidado del hombre de dos caras—musitó por lo bajo, molesto.
—Estoy segura de que mucha gente así se le acercará—comentó Pansy, estirándose para mirarlo:—después de todo es el salvador del mundo mágico.
—¿En qué casa creen que quede?—Preguntó Theo, sin referirse a nadie en particular.
—Aquí no—Draco estaba seguro de sus palabras:—siento que haría lo que fuera para no quedar aquí.
Los otros lo miraron extrañados y Draco se encogió de hombros antes de señalar al pelirrojo entre los que faltaban por ser seleccionados:—cuando lo vi estaba con Weasley. Ellos son todos Gryffindor ¿No, Theo…dore?
—Así es—Theo hizo una mueca:—Probablemente ya lo convencieron de que todos los Slytherin somos malos.
Draco frunció el entrecejo. Odiaba ese tipo de cosas; odiaba cuando la gente en el Campamento revisaba sus cosas en cuanto los de la cabaña de Hermes estaban lejos, y odiaba cuando en las escuelas la gente los trataba mal a Percy y a él porque Sally era madre soltera.
—Que estupidez—dijo Draco muy serio:—ser astuto y ambicioso no te hace una mala persona; es simplemente saber qué peleas luchar. Es como si ser valiente te hiciera buena persona; una persona valiente puede serlo para traicionar a alguien poderoso, o puede ser valiente pero no importarle el daño que su valentía le haga a los demás.
Los otros Slytherin lo estaban mirando fijamente otra vez, pero Draco simplemente alzó el mentón, orgulloso. El tal Harry Potter ya había sido elegido para la casa de los leones, y la ceremonia seguía en curso, pero Draco no le estaba prestando atención.
—Nadie nace bueno o malo—dijo, recordando las palabras de Sally, mientras ella le explicaba por qué Frodo había tenido piedad con Gollum:—son nuestras acciones y decisiones lo que nos hacen buenos o malos, y a veces la persona buena de tu historia puede ser la persona mala de la historia de alguien más.
—Tienes un don con las palabras— Blaise se sentó a su otro lado, con una sonrisa curvando sus labios:—¿Quién lo hubiera dicho? Después de pasar casi todo el trayecto hasta aquí en silencio.
—Eso significa que, a diferencia de ti, él habla cuando tiene algo que vale la pena decir—comentó Daphne, categórica, antes de guiñarle un ojo a Draco. Draco rio por lo bajo, como el Profesor Snape le había enseñado, ganándose una mirada molesta de parte de Blaise, antes de que el chico se riera.
—¿Ninguno de ustedes tiene curiosidad por dónde estuvo todos estos años?—la chica a la que Draco llevaba ignorando todo el rato habló, y Draco simplemente se llevó un dedo a la boca para indicar silencio, antes de mirar hacia la mesa de profesores, donde un anciano con gafas de media luna y expresión paternal se había levantado y ahora los miraba a todos desde el podio.
No que Draco le estuviera poniendo cuidado a lo que decía; estaba más intrigado por su decisión de parecer más un brujo como en los cuentos muggles que el resto de los profesores (había uno con turbante que no parecía particularmente contento de estar ahí), con su túnica de colores extravagantes y su larga barba casi blanca.
Frente a él apareció un banquete y Draco parpadeó un par de veces antes de empezar a servirse, igual que los demás.
En la semana que estuvo en casa de su padre había descubierto que no era particular fan de la comida inglesa; sobre todo las cosas que tenían riñón o hígado en ellas. Pero había cosas aceptables (como ciertos pasteles con carne), aunque no azules. Tal vez iba a tener que mandar una lechuza a su padre pidiendo golosinas azules.
Hizo su mejor esfuerzo en comer según las normas de etiqueta que el Profesor Snape le había enseñado, y se sintió más tranquilo cuando vio a los chicos a su alrededor hacer lo mismo (excepto Blaise, que no parecía particularmente interesado en cual tenedor era para que cosa).
—¡Malfoy!—la chica de antes volvió a llamar su atención y Draco la miró poco impresionado:—¿No piensas contestar?
—Creo que es obvio que no, Millicent—siseó Theo:—solo los amigos de Draco tienen derecho a saber dónde estuvo y es obvio que no te quiere de amiga.
Draco se encontró asintiendo a eso, aunque fuese mentira ya que Theo no sabía dónde había estado Draco antes. No lo había preguntado en los días que estuvieron conociéndose.
—Así es— Draco dijo con firmeza:—Que no te den celos de que Theodore sea el primero en ser mi amigo; igual nunca tuviste oportunidad.
Las personas insistentes y desagradables como ella (que había pasado la velada haciendo comentarios groseros sobre cada persona que había subido a ser seleccionada) no eran del tipo de persona que a Draco le agradaban, y mucho menos, del tipo de persona que le gustaría como amiga.
La chica se había puesto roja y lo miraba con furia, pero a Draco no le parecía muy impresionante; no era Clarisse que podía romperlo en dos si quisiera; ni siquiera era Annabeth que seguro podía hacerle tragar sus palabras. No, solo era una niña mimada que se creía más que los demás.
—Los de primer año, conmigo— una chica mayor se acercó a ellos, tenía el cabello castaño y rizado; un lado estaba trenzado y el otro caía en rizos perfectamente definidos. Tenía expresión de aburrimiento cuando les indicó seguirla:—Soy Gemma Farley, una de las prefectas de la casa; síganme para que les muestre la entrada a la sala común.
Draco le sonrió a ella cuando volteó a mirarlos y la chica le sonrió de vuelta, educada. La chica los guio hacia lo que parecían las mazmorras del castillo. Ahora esto era más interesante; Draco siempre había querido ver mazmorras de verdad, como las de las historias, y ahora miraba a su alrededor con interés, memorizando los detalles que la chica indicaba para que no fueran a perderse de camino a la sala común.
Finalmente llegaron a una pared como cualquier otra. Farley volteó a mirarlos antes de explicar:—la entrada solo se muestra al decir la contraseña, que cambia cada tanto; el Profesor Snape, nuestro jefe de casa, nos avisará cada vez que cambie. Recuérdenla bien y no la anoten donde pueda caer en manos equivocadas.
Luego les dio la espalda otra vez y dijo:—Grandeza.
La pared comenzó a moverse y una serpiente de piedra se elevó para mostrar una puerta que daba a unas escaleras. A Draco le hubiera gustado estar más sorprendido, pero luego de ver la cabeza de jabalí que chillaba encima de la puerta de la Cabaña de Ares, o las criaturas de engranajes que a veces se veían en la de Hefesto, una pared de la que salía una serpiente para abrir una puerta no era particularmente sorprendente.
Lo que si era sorprendente eran los ventanales de piso a techo que parecían dar al lago; mas específicamente el calamar gigante que en ese momento parecía estar mirando hacia dentro de la sala común. Draco decidió que iba a mantenerse lejos, por su propia seguridad.
El lugar era elegante; decorado en verdes, plateados y negros. Todo el mobiliario se veía de altísima calidad, desde las sillas agrupadas alrededor de mesas de ébano pulido hasta las cortinas de seda que se enroscaban alrededor del techo. Incluso las varias chimeneas de mármol con sus grabados de serpientes denotaban clase y dinero.
Si Draco no hubiera ido primero a la mansión Malfoy, habría estado sorprendido por la opulencia.
La chica les hizo un gesto para que se acercaran y Draco vio que muchos de los otros alumnos ya estaban sentados alrededor de una de las chimeneas que tenía a su lado una silla relativamente sencilla y una mesa.
—Como son de primer año deberán sentarse al frente, en la alfombra—dijo Farley, y Draco vio que varios chicos que parecían de segundo año también estaban sentados en la alfombra, cerca de la chimenea y la silla. Los de primer año procedieron a sentarse en la alfombra y a mirar alrededor expectantes.
La Sala Común se fue llenando de personas, que se sentaban cerca, todos mirando hacia la silla vacía y la chimenea.
—Gracias Farley, Carrow, Lithgow, Penkridge, Scalby y Thatcham—dijo el Profesor Snape, quien venía bajando por las escaleras y caminaba a buen paso, con su túnica ondeando a su alrededor. El pelinegro se sentó en la silla frente a todos ellos:—No los demoraré mucho, porque sé que deben estar cansados y mañana deben estar listos para su primer día de clases.
—En primer lugar, permítanme darles la bienvenida a nuestros nuevos compañeros— dijo el Profesor Snape, a lo que siguió un aplauso educado:—recuerden sus nombres y rostros, y no duden en ayudarlos y mantenerse juntos. En segundo lugar, aunque sé que muchos de ustedes deben estar curiosos por saber, les recuerdo que si van a hacer averiguaciones háganlas en la Sala Común o en lugares donde no vayan a crear rumores— el profesor no estaba mirando a nadie en particular, pero Draco vio a Millicent removerse incómoda un poco más allá:— también quiero recordarles que en caso de tener cualquier, insisto, cualquier tipo de problema, vengan a mi directamente o a los prefectos de esta casa.
El profesor Snape lo miró fijamente:—¿Si, señor Malfoy?
—Es un poco específico ¿No?—musitó Draco, bajando la mano:—Que sean “los prefectos de esta casa” no los “prefectos en general.
Una risa se escuchó detrás, pero Draco no se inmutó. Ya estaba acostumbrado a que se rieran de sus preguntas.
—Flint— el profesor Snape llamó, mirando hacia los chicos que se habían reído:—¿Por qué soy específico con eso?
—Porque las otras casas nos odian—el tal Flint respondió; era alto y musculoso y tenía los dientes algo torcidos:—así que si algo pasa probablemente te ignoren o se rían, o se pongan del lado de los otros.
El Profesor Snape asintió y luego miró a los de primer año:—también por eso les insistiré en no meterse en problemas con estudiantes de otras casas, y tengo fe de que sabrán lidiar con ello sin que los castiguen los otros prefectos o profesores—Draco frunció el entrecejo ¿Estaba insinuando que si iban a pelear lo hicieran a escondidas? Lógico, pero curioso:—así mismo, si tienen problemas entre ustedes, espero que los resuelvan aquí, entre nosotros.
Entonces el profesor se levantó:—Mañana les entregaré sus horarios, y pondré en el tablón de anuncios los horarios de tutorías. Descansen.
Y con eso los estudiantes se empezaron a dispersar. Draco seguía un poco molesto por todo eso de que las otras casas los odiaban, pero por más que eso le molestara no podía hacer nada por el momento, así que siguió a otro de los prefectos (Carrow, al parecer) hacia las habitaciones. Parecía que cada curso compartía habitación; chicos con chicos y chicas con chicas.
Pero la habitación era enorme.
Había cinco camas enormes (semidobles al menos) con dosel, sábanas de seda y cubre lechos de plumas, enfrente de cada una había un baúl con las iniciales de cada uno de ellos. Al lado de cada cama había un escritorio con su silla y una mesita de noche. En el centro había una caldera; probablemente para mantener la habitación con buna temperatura, y a un lado parecía haber una puerta que daba a lo que Blaise descubrió era un baño amplio.
Nada como la apiñada cabaña de Hermes, en la que ya tocaba dormir en el piso.
Nada como la enorme habitación de Draco en la mansión.
Nada como la relativamente pequeña habitación que compartía con Percy, con su litera y sus escritorios atiborrados de cosas.
Draco vio como en el escritorio a la derecha de su cama ya estaban varios de sus libros acomodados en la estantería encima, así como la cartuchera de Percy de delfines (el pelinegro se había enterado a inicios de semana que Draco había cambiado las cartucheras para tener algo de Percy cuando estuviera en Hogwarts y no se había molestado. Por lo que se había molestado era por que le había robado su hoodie aguamarina.) y sonrió. Ahora solo tenía que asegurarse de ser el primero en el baño al día siguiente para alcanzar a alistarse y llamar a Percy para contarle todo sobre el castillo.
🙟✦🙝
Draco miró su horario emocionado, parecía que la primera clase que tendrían sería pociones y eso le encantaba; luego de hablar mucho con el Profesor Snape y leer varios de los libros había decidido que las pociones le serían de muchísima ayuda para mantenerse y mantener a Percy, Annabeth, Grover y Will con vida.
El rubio tarareó la melodía de SPY mientras caminaba con los otros de vuelta a las mazmorras, pensando en lo bueno que era poder aprender cosas que podría aplicar en ambos mundos.
Su buen humor duró hasta que vio a Weasley y a Potter, quienes lo miraron con desdén. Oh, perfecto, ya tenía enemigos. Draco los miró casi con asco antes de voltear a ver a sus compañeros Slytherin que seguían conversando sobre si se podrían o no ver a la gente del agua desde la Sala Común.
Hablaban bajo, tanto que Draco estaba seguro de que los Gryffindor no podían escucharlos desde el otro lado del pasillo donde los miraban con desconfianza. Que estupidez.
Draco decidió que mejor iba a ignorar a los Gryffindor todo lo que pudiera; no iba a meterse en problemas tan pronto, en especial no por culpa de unos idiotas que creían en estereotipos.
🙟✦🙝
Percy sonrió mientras su mejor amigo les contaba sobre su primer día de clases. Sally los había escuchado hablar y había entrado a la habitación, para ver cómo iba Draco.
Hablaba con emoción de las pociones y los hechizos, y de cómo tenía planeado volar un rato con Theo y Blaise el sábado después de hacer tareas. También comentaba sobre escaleras que se movían y retratos que hablaban y se peleaban entre ellos.
Mientras lo escuchaba, Percy decidió que prefería su escuela normal con gente normal.
Y Tyson.
No que Tyson no fuera normal, pero era… particular. Y pues a Percy le agradaba tener otro “hermano adoptivo/amigo” en la escuela, aunque Tyson fuera mil veces más pegajoso que Draco.
Pero al menos no había misteriosos bosques prohibidos, ni pasillos a los cuales no ir si uno no quería una muerte dolorosa, ni calamares gigantes mirando a la sala común.
Cosas tranquilas después de lo aterrador que había sido el verano anterior.
En cambio, Draco se veía feliz; claro, él siempre había soñado despierto con aventuras mágicas, hechizos y cosas así, por lo que no le sorprendía mucho su entusiasmo luego de notar que el lugar no parecía ser tan peligroso como el Campamento Mestizo.
No que el campamento dejara la vara muy en alto, la verdad.
—Me gustaría mucho que estuvieras aquí, Percy—dijo Draco al cabo de un rato:—Theo y los demás son interesantes, pero son muy… ¿elegantes? ¿Educados? No se puede bromear con ellos como contigo.
—Nunca encontrarás a otro como yo—dijo Percy y Draco juntó sus manos en actitud de oración, ganando una risita por parte de Sally. Percy le mostró la lengua y Draco le guiñó el ojo.
—Les llamo mañana, creo que ya se están empezando a despertar mis compañeros—dijo Draco mirando a lo que parecía ser la puerta del baño. Luego vieron como la figura de niebla se deshacía y entonces Percy fue atrapado por su mamá en un cálido abrazo.
—Me alegra tanto saber que mis niños siguen siendo amigos a pesar de todo—musitó ella, acariciándole el cabello. Percy se aferró a su mamá y tal vez, solo tal vez sollozara un poquito.
Después de todo, sería otro día de dormir solo en casa.
Tal vez debería acostumbrarse.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara~
Mi pobre Draco está tratando de encajar en este nuevo mundo y él lo da todo xd
Chapter 14: Obviamente San Potter puede hacer lo que quiera.
Summary:
Draco se va acostumbrando a la vida en Hogwarts y se pregunta si tal vez tenga algo especial.
Notes:
Me gusta pensar que en Slytherin uno puede terminar encontrando buenos amigos :3 Así que en esas estamos con el dulce Draco.
Le agradezco de todo corazón a mis betas Anto, Gabs y Satanás, que son la luz de mis días~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
14. Obviamente San Potter puede hacer lo que quiera.
Draco había estado emocionado por la lección de vuelo; no es que no hubiera hecho cosas con Theo y Blaise para volar un ratito en la noche durante la primera semana, pero era bueno poder volar un rato con permiso de los profesores.
Entonces había visto que era con los Gryffindor y se le habían pasado los ánimos.
En especial porque ya había escuchado los rumores que corrían por la escuela de que según había golpeado a Weasley y le había amenazado con desaparecerlo igual que a su mamá por decir que su padre la había matado.
Que, si bien Draco si lo había querido golpear, no lo había hecho. Draco no amenazaba gente, Draco actuaba, pero cada quién.
El punto era que Draco simplemente fulminaba con la mirada a cualquiera que escuchara diciendo eso; ya había lanzado un par de varitas al lago y había dejado en el piso a un Hufflepuff idiota que había tratado de agarrarlo del brazo para increparle.
Ya los demás habían notado que si era violento.
Pero también que era difícil que alguno de los profesores les creyera eso, dado que Draco se portaba bastante tranquilo y hasta modosito cerca de ellos.
Blaise decía que Draco era genial y a Theo le parecía muy interesante lo ágil que era, Daphne y Pansy creían que no debía rebajarse a ensuciarse las manos con ellos. A Crabbe y a Goyle les daba muy igual, y les gustaba ir detrás de Draco como un par de gorilas o guarda espaldas. No que Draco los necesitara.
—Oh genial, es Malfoy—Weasley dijo lo suficientemente alto para que Draco lo escuchara. Draco lo miró poco impresionado, de pie al lado de su escoba.
—Oh miren— replicó Draco a sus compañeros:—No sabía que las comadrejas pudieran volar.
Weasley hizo el amague de ir hacia él, junto con Potter, cuando el silbato de la profesora los hizo mirar hacia donde ella venía, andando muy animada. La Profesora Hooch tenía cara de lechuza; con sus ojos grandes fijos en ellos y su cabello corto y esponjoso. Caminó entre ellos mirándolos con fijeza antes de empezar la clase.
Era bastante sencillo, solo pedirle a la escoba que subiera y montarse, como había hecho varias veces desde que su padre le comparara la Nimbus 2000. La llamó y se montó, dando una patada y elevándose con tranquilidad.
Entonces vio al otro chico de Gryffindor, Longbottom, que no parecía muy confiado de montarse en la escoba. Las palabras salieron de sus labios casi sin pensarlas:—mantente en tierra si no te quieres caer.
Y una vez que el chico se elevó, pareció perder control sobre la escoba y cayó. Draco se lanzó, casi por inercia y por poco se estrella al atrapar al chico antes de que cayera sobre sus manos:—Te lo dije, estas muy nervioso.
Descendió con cuidado, dejando que la profesora recibiera al chico que parecía como si hubiera visto un fantasma (no, de hecho no, a menos que fuera al barón sanguinario cuando le daba por perseguir alumnos).
—Bien hecho, Señor Malfoy—dijo la profesora, antes de mirarlos a todos:— todos manténgase en el suelo mientras llevo al Señor Longbottom a la enfermería; si veo alguno en el aire tendrá un castigo ejemplar.
—¿Por qué salvaste a Longbottom?—preguntó Pansy, una vez que la profesora se hubo ido;—debiste dejar que se estrellara.
Draco la miró alzando una ceja:—¿Por qué? ¿acaso te hizo algo?
—No, pero es un Gryffindor—Pansy insistió y Draco se encogió de hombros.
—Ya, pero no me ha hecho nada, así que no veo por qué no ayudarlo—Draco replicó, cortante:—además, mejor que sea solo el susto a un hueso roto; así perderíamos más tiempo de vuelo.
—Obviamente—Weasley exclamó, señalando a Draco con un dedo acusador:— solo lo hiciste por tu propio beneficio.
—Supérame, Weasley—siseó Draco de vuelta:—¿Acaso te gusto? Que asco. Nunca estaría contigo, tengo estándares.
Se hizo silencio alrededor de ellos, en el que Weasley se había puesto casi tan rojo como su cabello y tenía cara de que quería lanzarle un par de hechizos. No que a Draco le preocupara; había visto a Weasley en Defensa y era bastante lento.
—¡Devuélvela, Zabini!
—Si la quieres tómala
Draco volteó a mirar y vio a Blaise en el aire con una esfera de vidrio con humo blanco en su mano, y Potter que se había subido a la escoba y lo estaba tratando de perseguir.
—¡Eso es de Neville!—chilló Granger (la chica sabelotodo de Gryffindor que Draco odiaba admitir que hacía buenas preguntas) y Draco miró a Blaise con ganas de matarlo.
—Tal vez si la hubiera usado se habría acordado de no caerse—se burló Blaise y Draco apretó los puños. No, claro que no. Tendría que hablar con Blaise sobre eso; no le gustaban los matones y no iba a soportarlo. Claro que mantendría las reglas de la casa; mantener un frente unido frente a las otras.
—Tal vez no se hubiera caído si Malfoy no lo hubiera molestado—siseó Weasley y Draco lo miró sorprendido. Pero él no había molestado a Longbottom, solo había dicho que no debía elevarse, no así.
—Yo no…—musitó Draco y vio como Blaise lanzaba la bola, y temió que se rompiera; pero no había forma de que llegara por más rápido que se subiera a la escoba ahora. Y tampoco quería que lo castigaran.
Pero entonces Potter bajó en picado y la atrapó en el aire con total naturalidad. Draco sintió un nudo en el estómago porque por un momento creyó ver a Potter escapando de llamas en su escoba.
Potter voló de regreso con la bola en la mano, sonriendo ante los vítores de los Gryffindor. Blaise lo miraba con petulancia y se encogió ante la mirada fría de Draco. Entonces Draco vio a la Profesora McGonnagall caminar hacia ellos, seguida de Madame Hooch. Mierda.
—Potter, acompáñeme— dijo la subdirectora, sin darle tiempo a nadie para reaccionar, llevándose al pelinegro con ella. Madame Hooch los miró a todos con fijeza antes de dirigirse a su escoba.
—El Señor Longbottom está bien; no salió herido, pero está en shock—dijo, antes de llamar a su escoba:—Muchas gracias Señor Malfoy por su pronta respuesta, ahora, vamos a darle un par de vueltas al campo de Quidditch para que se acostumbren a sus escobas; preparé algunos aros para que pasen a través de ellos.
Draco de repente se sentía menos entusiasmado por volar por ahí. ¿Habría sido realmente su culpa que Longbottom se cayera?
🙟✦🙝
—¡Malfoy!—Draco se tensó mientras caminaba con Theo y Daphne rumbo a la biblioteca para continuar el ensayo sobre Historia que debían para el día siguiente. La voz le resultaba vagamente familiar y cuando volteó a ver quién era, vio a Longbottom.
—¿Sí?—Draco preguntó, cerrando la mano alrededor de la varita que tenía en el bolsillo. Listo para contraatacar si hacía falta.
—Muchas gracias—musitó el chico, mirando de reojo a los otros dos Slytherin:—D-debí hacerte caso, estaba muy nervioso, pero gracias por no dejarme caer.
—No hay problema—dijo Draco, negando con la cabeza, pero el chico se acercó, nervioso antes de ofrecerle una bolsa.
—No, no… En serio… No quiero—el chico se mordió la lengua:—esto es en pago por eso, adiós.
Draco apenas tuvo tiempo de coger la bolsa cuando el chico salió por pies, desapareciendo por el pasillo. Draco miró el interior de la bolsa. Ranas de chocolate y lo que parecían ser grageas de todos los sabores empacadas en bolsitas de celofán y marcadas a mano “limón”, “mora azul” y “cereza”.
—¿Qué acaba de pasar?—Draco miró a Theo que se había asomado a mirar el contenido de la bolsa, igual que Daphne.
—Longbottom sabe cómo funcionan las cosas entre los sangre pura—respondió Theo encogiéndose de hombros:—en especial con Slytherin; no quería deberte un favor por ayudarlo.
—Oh—Draco asintió lentamente antes de mirar a Daphne, que lo había mirado con curiosidad. Bueno, ya qué. Ellos dos eran sus amigos ¿no? Lo que le recordaba que nunca le había dicho a Theo qué había hecho hasta su llegada a la Mansión Malfoy. Draco entonces tomó una decisión:—¿Les parece si tomamos los libros de la biblioteca y salimos a terminar el ensayo cerca de lago?
—¿Quieres hablar de algo?—preguntó Daphne y Draco asintió, pero no dio más detalles. Los otros dos no lo presionaron por más; ya estaban acostumbrados a la forma peculiar de hablar de Draco. Lástima que no sabían lo mucho que Draco se moría por hacer chistes y eso con ellos.
No dijeron mucho mientras buscaban los libros que necesitaban, ignorando a Granger que parecía estar sola y había acaparado varios de los libros que Draco había pensado usar.
Una vez consiguieron los libros necesarios y convencieron a Madame Pince de que los dejara sacarlos con la promesa de devolverlos ese mismo día, el trío caminó hacia el lago. A Draco no le gustaba particularmente el lago, pero sabía que podía hablar con ellos ahí sin que nadie pudiera escuchar sin que ellos lo notaran, y por eso había escogido ese lugar.
—Estaba pensando—dijo Draco, luego de que hubieran abierto los libros y estuvieran ya acomodados:—En que me gustaría ser honesto con ustedes dos, sobre todo.
—¿Nos vas a decir porqué haces preguntas tan extrañas?—preguntó Daphne, alzando la mirada, curiosa. Draco hizo una mueca, pero asintió.
—Theo ya lo sabe—empezó Draco, desviando su mirada de vuelta al libro, copiando un par de párrafos que le podrían servir (aún usaba sus gafas porque el hechizo para la dislexia lo cansaba mucho, así que solo lo hacía en algunas clases):—pero no viví en la Mansión Malfoy hasta una semana antes de empezar clases… De hecho, solía vivir en Estados Unidos, en casa de mi madre adoptiva que es muggle.
A sus palabras siguió un silencio largo, y Draco alcanzó a hacer un párrafo antes de continuar:—Sally y mi madre biológica eran amigas. Mi madre, Narcisa, me llevó con ella porque temía que algo fuera a pasar acá con todo lo de Quien-ustedes-saben, pero cuando iba a volver para confirmar con mi padre, desapareció. Por eso no me encontró sino hasta que la carta a Hogwarts se iba a enviar.
—Eso explica tus preguntas—dijo Daphne antes de mirarlo con fijeza:— pero te portas muy como uno de nosotros para que solo lleves un mes como sangre pura.
—El Profesor Snape y yo estuvimos la semana que estuvo en la Mansión Malfoy explicándole cosas—explicó Theo, quien había ladeado su cabeza levemente:—¿Por eso insistes en usar esa cosa disfrazada de pluma? ¿Por eso tienes tantas cicatrices?
Draco hizo una mueca al recordar las varias cicatrices que tenía en el torso, piernas y brazos cortesía de Percy y el campamento antes de asentir:—prefiero los lapiceros que las plumas, pero no quería boletearme con eso.
—¿Boletearte?
—Q-que fuera muy evidente.
—Oh…
Draco se mordió el labio y miró la bolsa de golosina que todavía no había probado:—también… No quería que Longbottom se cayera; solo me pareció que iba a pasar.
—Has hecho eso varias veces—comentó Theo, volviendo su mirada a sus apuntes:— haces comentarios como si vieras lo que va a pasar ¿Has pensado tomar adivinación? A lo mejor tengas el Don.
—¿Lo ha hecho?—Daphne dejó de fingir que estaba trabajando en su ensayo y miró a Theo con curiosidad.
—Como dos veces más—Theo apuntó:— Una vez que casi nos cae un rayo por volar en la lluvia y cuando Finnigan hizo explotar una cosa en Encantamientos.
—¡Oh! ¡Tenemos que tomar la electiva de adivinación entonces!—Daphne le tomó la mano a Draco:—Si tienes el Don tienes que cultivarlo.
—C-claro—musitó Draco, sonriendo un poco ante la calidez de la mano de Daphne, le recordaba a algo, pero en ese momento no sabía a qué.
—¿Y cómo te hiciste las cicatrices?
—En un Campamento en el que estuve en el verano pasado
Theo y Daphne nunca habían oído hablar de los campamentos de verano, así que Draco hizo lo posible por explicarles más o menos qué hacían en eso sin hablar de las cosas míticas ni las peligrosas. Así que la pared de lava solo era de escalada y en el captura la bandera nadie llevaba lanzas electrificadas.
Ambos parecían fascinados por el concepto.
🙟✦🙝
Flint parecía a punto de matar a alguien cuando Draco se lo encontró saliendo de la Sala Común. Draco entró, teniendo cuidado de no estorbarle al muchacho y caminó hacia donde estaba el resto de su grupo. Había pasado una hora buscando todos los libros que había sobre vínculos mágicos y convenciendo a la bibliotecaria de que lo dejara pedirlos prestados.
—¿Qué le pasa a Flint?—preguntó Draco, sentándose entre Theo y Blaise en uno de los sofás. Vio a Daphne con Pansy y Millicent, haciéndose trenzas con un hechizo que al parecer habían encontrado en una revista, y Crabbe y Goyle estaban fallando una partida de gobstones contra unos chicos de segundo.
—Que al parecer a Potter no lo castigaron cuando lo pillaron volando sin permiso—Blaise parecía amargado por eso:—sino que lo metieron al equipo de Quidditch de Gryffindor.
Draco había sacado uno de los libros sobre magia vinculante, y lo dejó a medio abrir:—Pero los de primer año no tienen permitido traer sus escobas.
—Pues han hecho arreglos especiales para él—Blaise suspiró y Draco frunció el entrecejo.
—Pero rompió las reglas.
—Ya, y si te hubieran pillado a ti o a Blaise haciendo esa maniobra los habían castigado—agregó Theo mirándolo por encima de su libro de historia:—pero es un Gryffindor y es el niño que vivió
—Que estúpido es hacer eso—musitó Draco, abriendo el libro para comenzar su investigación:—se están buscando que alguien lo tire de la escoba.
Draco no notó la mirada de reojo de parte de Theo, quien volvió a leer su libro después con una pequeña sonrisa divertida. Tampoco notó como Blaise había murmurado algo de que a lo mejor sería buena idea.
🙟✦🙝
Draco a veces se sorprendía de lo tontos que llegaban a ser los chicos; en especial luego de que Blaise se riera a carcajadas de que había citado a Potter y a Weasley a un duelo ficticio según porque habían estado diciendo cosas desagradables y porque Potter había tenido la cara de mentir con que no le habían ofrecido el puesto de buscador.
Lo peor no era eso, era que al parecer los había citado cerca del pasillo prohibido y por poco hace que los pillen. ¡A medianoche!
—Te juro Blaise que eres terrible— Draco dijo con desaprobación y el moreno simplemente se encogió de hombros.
—Alguien tiene que bajarlo de la pecha en la que está—dijo muy serio antes de reírse:—además ¿qué van a hacer? Tendrían que confesar que fueron al supuesto duelo para acusarme.
—E igual, tienes coartadas para toda la tarde y la noche—comentó Theo, poco impresionado:— te pasas, Blaise.
—Bueno, sí, pero Potter se lo merece por creerse mucho siendo mestizo—apuntó Pansy, chocando los cinco con Blaise. Draco apretó el tenedor en su mano, su vista fija en la ensalada de fruta que iba a ser su desayuno hasta que su estómago se había revuelto.
Claro, ellos no sabían que él no era sangre pura.
Él era un mestizo también.
¿Lo tratarían diferente? ¿Lo molestarían también? ¿Lo meterían en problemas?
Draco no estaba muy seguro de querer seguir siendo amigo de Blaise y Pansy si pensaban así. Draco notó que estaba moviendo las piernas otra vez cuando Theo le puso la mano sobre la pierna la izquierda, por debajo de la mesa. Draco lo miró, pero el chico seguía comiendo tranquilamente.
Cierto.
Theo sabía que lo habían criado muggles y no parecía disgustado. Bien.
—Vamos, tenemos historia—dijo el castaño, levantándose y estirándose un poco:—quiero tomar un buen lugar para poder adelantar el libro que estoy leyendo.
—¿Qué lees?—Draco no pudo evitar preguntar; ahora que lo pensaba, su amigo siempre estaba leyendo algo. Se había levantado también, incapaz de comer nada más.
—Mi madre me envió un libro de mitología nórdica—Theo dijo, en un susurro que solo Draco escuchó. Y el rostro de Draco se iluminó ¿A su amigo también le interesaba la mitología? Podía hablar con alguien de eso ¡Que bueno!
—¿Sí? ¿Cuál es tu dios favorito?
—Oh, ehm… No lo he pensado mucho, además llevo poco leyendo de la nórdica así que no te sabría decir de entre ellos… Oh, pero de los griegos me parece muy interesante Ares.
Draco hizo una mueca:—supongo que Ares es genial, pero vendería a su propia familia con tal de hacer una guerra.
—¿Tú crees? A mí me gustó que defendiera a su hija cuando se aprovecharon de ella.
—Tendrá sus momentos—Draco solo podía recordar lo que Percy le había dicho de como el dios había tratado de ayudar a la cosa que hizo que Luke los traicionara.
—¿Cuál es el favorito tuyo?
Draco frunció el entrecejo; en las historias había muchos que le habían gustado, pero luego de vivir un tiempo entre sus hijos ya no estaba seguro:—No sé… Ninguno de los olímpicos eso es seguro… De pronto Hestia, pobre, tuvo que bajar de su trono porque Zeus no podía mantenerla en el pantalón.
Un trueno hizo que Theo saltara y mirara por la ventana al día que se veía despejado. Draco hizo una mueca, que sapos los olímpicos ¿dónde había quedado su mierda de no juntar los panteones?
—Hestia también me parece muy interesante—asintió Theo:—va muy a su cuento ¿no?
—Si, no deja que nadie la mangonee, pero tampoco arma peleas por cosas estúpidas.
—¿Qué hay de los nórdicos? ¿Hay alguno que te guste?
—Freya; ella tiene gatos.
—¿Te gustan los gatos?
—Me parecen encantadoras bolas de caos
Theo soltó una carcajada que hizo que el Profesor Binns los mirara desde donde flotaba esperando a que el resto de la clase llegara. No que importase realmente; el profesor Binns nunca parecía entender bien quién estaba o no en su clase.
🙟✦🙝
Draco esta un poquito decepcionado por el Halloween, en especial porque al parecer Percy y Tyson iban a salir a pedir dulces, y Percy ya tenía su disfraz (Hecho por una muy animada Sally) de Aragorn listo y todo.
Se suponía que Draco iba a ser Legolas, pero eso había sido antes de que se fuera al otro lado del mundo.
En donde al parecer no se disfrazaban en la escuela. Que triste, y eso que él tenía entendido que era una tradición Celta… A todas estas ¿Qué dioses seguían los magos? ¿Serían cristianos? ¿Jesús era un semidios de Dioniso?
Porque eso de ir por ahí haciendo vino el agua y repartiendo comida parecía por la avenida del Señor D antes de que lo obligaran a estar en el campamento en plan rehabilitación.
—¿Cómo pasabas los Halloween antes?—le preguntó Daphne a Draco mientras el rubio admiraba las enormes calabazas que habían sido talladas con gran maestría.
—Solíamos disfrazarnos—respondió Draco, bajito:— íbamos a la escuela disfrazados si caía en día de clases y en la tarde noche salíamos a pedir dulces y veíamos películas.
—¿Qué es una película?—preguntó Daphne y Draco se incorporó para mirarla con estupefacción.
—¿Tienen imágenes que se mueven en el periódico y retratos que hablan, pero no películas?— Draco estaba muy confundido:—s-son como imágenes en movimiento, pero muy largas en plan hora y media hasta tres horas, y es como una historia, pero falsa… Como teatro, pero que puedes ver cuando quieras.
La chica asintió lentamente, como si estuviera tratando de imaginarse como era una película. Draco iba a explicar algo más cuando un murciélago paso sobre su cabeza y ¡oh no! ¿Y si tenía rabia?
Pero el murciélago no parecía interesado en él. O tal vez era solo un hechizo que hacía murciélagos de mentiras parecer de verdad ¿Quién sabía? Tal vez debería preguntarle a al Profesor Snape.
—Es LeviOsa, no LeviosA— iba comentando Weasley que parecía estar dirigiéndose al Gran Comedor con Potter:—No me sorprende que no tenga amigos.
Draco vio como Granger pasaba de largo de ambos chicos y luego doblaba para pasar por el lado de Daphne y Draco, corriendo hacia los baños, probablemente. Pobre chica; seguro solo necesitaba que alguien le enseñara a hablar con la gente.
Pero ese alguien no iba a ser Draco. Haría falta que lo amenazara un Trol para que quisiera ser amigo de ella. Los cerebrito no le caían bien, porque le hacían pensar en qué podría haber sido si no tuviera TDAH ni dislexia.
Siguió a Daphne hasta la mesa de Slytherin y vio como la mayoría de platillos tenían calabaza. Si de por si tenían jugo de calabaza. Draco suspiró, preguntándose quién le había hecho tanto daño a los magos para que no tuvieran cosas como pumkin spice latte o algo así.
Theo llegó un poco tarde, diciendo algo de que se le había quedado un libro o algo en el dormitorio y que quería irlo leyendo mientras la cena. Draco no podía culparlo; él mismo tenía su libro de vínculos que si bien no mencionaba nada como lo que Percy y él tenían, si hablaba de como enviar y recibir mensajes mentalmente usando hechizos para leer la mente.
Estaban comiendo tranquilamente, escuchando de parte de Pansy algunos chismes sobre las chicas de Hufflepuff y como un hijo de muggles había cometido el error de disfrazarse para bajar a la sala común y se había vuelto el hazmerreír de la casa. Draco no se rio porque ese chico bien pudo haber sido él, pero Theo le había dicho que los magos no se disfrazaban desde la época de los druidas.
Lo cual a Draco le seguía pareciendo muy triste.
Pero no tan triste como la cara que iba a poner Percy cuando se enterara de que había linternas de calabaza de su tamaño. Porque hacía un par de años habían tratado de encontrar una lo suficientemente grande para esconderse en ella y poder asustar a Gabe ( y con suerte matarlo del susto).
—¡Un trol!—entró gritando el profesor Quirrel, haciendo que Draco dejara de pensar en lo divertido que sería matar a Gabe de un susto:—¡Hay un trol en las mazmorras!
Draco lo miró y se tapó la boca con susto ¿No habría aparecido porque él hubiera pensado lo del trol o sí? Que vamos, estaba en las mazmorras y la última vez que vio a Granger ella iba corriendo a los baños de ahí.
—¿Estás bien?—Theo le preguntó y Draco asintió, viendo como el profesor se desmayaba y los profesores empezaban a pedirle a los prefectos que llevaran a los estudiantes de Ravenclaw y Gryffindor a sus Salas Comunes.
Vaya, al parecer la Sala común de Hufflepuff también quedaba en las mazmorras ¿quién lo hubiera pensado?
—Quédense aquí tranquilos— dijo Carrow, caminando alrededor de la mesa:— Los profesores van a ir a ver qué pasa con el trol y apenas sea seguro podremos ir a la Sala Común.
—Daphne—Draco se acercó a Daphne, angustiado:—Que tenga el Don… ¿Significa que hago que pasen cosas?
—No, es más como que sabes si algo va a ocurrir—respondió ella y Draco suspiró aliviado haciendo que ella lo mirara con sospecha:—No me digas que dijiste algo de un trol.
—Lo pensé—respondió Draco, haciendo un puchero:—pero al menos no lo invoqué, eso daría miedo.
Daphne asintió volviendo su atención a Pansy y Millicent, quienes discutían sobre cómo podía haber terminado un trol en las mazmorras. Draco volvió a su lugar junto a Theo, quien al notarlo intranquilo empezó a comentarle cosas sobre los últimos mitos que había leído.
Thor y Loki haciendo misiones juntos y sembrando terror en Jotunheim de alguna forma le puso una sonrisa en su cara. Hasta que alguien notó que les habían dado puntos a Gryffindor y al asomarse a la escalera que daba a las mazmorras vieron a Potter y compañía subiendo tranquilamente seguidos de McGonnagall.
Draco estaba seguro de que, si cualquiera de ellos hubiera ido a enfrentar al trol, no solo habrían perdido puntos, sino que estarían castigados.
Aunque Draco estaba seguro de que podría al menos distraer un trol lo suficiente para que algún adulto llegase. O eso quería creer mientras hacía girar su brazalete en su muñeca izquierda.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara el capítulo, y que las pistas no los despisten mucho xD
Muchísimas gracias por leer y tomarse el tiempo de dejar comentarios o de hacer la bookmark <3
Chapter 15: Tal vez acusar a un profesor de ser un matón no era buena idea.
Summary:
Draco nota que su padrino no es exactamente un buen profesor y se lo hace saber.
Notes:
Dejando de lado que casi no subo el cap de hoy porque no estamos sintiéndonos bien xd
Hoy tenemos un poco más de Draco adaptándose a Hogwarts y conviviendo con sus compañeros.
Una vez más muchísimas gracias a mis betas Anto, Gabs y Satanás (aunque de cuando en cuando me quiten a Draco por culpa del angst que estoy armando para los caps del futuro) por tenerme paciencia y ayudarme a revisar el desastre que es este FF :3 les amo.
Y muchísimas gracias a todos los que leen, dejan kudos, comentarios y hacen bookmarks. De verdad me animan a seguir escribiendo este proyecto que en mi documento principal ya ronda las 128k palabras (si tan solo las escribiera en orden xd)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
15. Tal vez acusar a un profesor de ser un matón no era buena idea.
Draco se había sentado cerca de Longbottom en pociones con el único propósito de preguntarle dónde había conseguido las grageas de todos los sabores sorteadas en paquetitos. Porque de verdad que quería más de las de mora azul (Lucius le había estado mandando algunos dulces con empaques azules, pero al parecer a los magos les faltaba cariño para hacer dulces azules), y no sabía a quién más preguntarle (Theo era más de chocolates que de grageas y Daphne no comía dulce).
—Hola—Draco saludó cordialmente y el Gryffindor se apresuró a asentir, evidentemente nervioso. La verdad Draco siempre lo veía nervioso. Pobre muchacho, de pronto tuviera ansiedad. Decidió dejarlo acostumbrarse a su presencia; seguro que para el final de la clase ya no estaría tan angustiado ¿no?
Pues no, en especial si el Profesor Snape hacía comentarios tan mordaces acerca de cada paso que el pobre chico hacía.
—Córtalas despacio—musitó Draco, inclinándose hacia él y poniendo la mano sobre la del chico para que no se cortara:—déjame ayudarte mientras te secas las lágrimas.
El Gryffindor lo miró como cambiaba con agilidad las raíces de ambos y empezaba a cortar con tranquilidad. Su rostro denotaba angustia por lo que Draco le guiñó un ojo y le dijo:—no creas que lo hago de gratis; quiero más grageas de mora azul.
Longbottom se apresuró a asentir, limpiándose las lágrimas y tomando las raíces para agregarlas al caldero.
—Hazlo con cuidado, eso, así.
—¿C-como corto estas?
—¿Has cortado cilantro?
—Si
—Así tal cual
—Gracias—musitó Longbottom y en cuanto Snape estuvo cerca Draco alzó la mano. No sabía qué iba a preguntar, pero no le iba a dar la oportunidad de seguir aterrorizando al pobre Gryffindor. Además, no se veía que fuera malo, solo estaba nervioso.
—¿Si, Señor Malfoy?—preguntó el Profesor alzando una ceja.
—¿Qué pasaría, si por ejemplo cambiase la raíz de ajenjo por raíz de diente de león?— Draco preguntó sonriendo con inocencia. El profesor frunció el entrecejo y Draco añadió:— Es una pregunta hipotética… Porque me imagino que para llegar a esta receta se debieron hacer muchas pruebas ¿No? Así que me dio curiosidad pensar qué se podría cambiar y qué efectos tendría… No que lo vaya a hacer sin pensarlo, por eso pensé en preguntarle primero.
Y así quedó distraído el profesor, quien comenzó a explicar los desastrosos efectos que podían tener las pociones cambiadas sin cuidado y que se alegraba de que al menos uno de ellos tuviera la decencia de preguntar antes de hacerlo, dándole diez puntos a Slytherin por ello.
Draco entonces se inclinó hacia Longbottom y susurró:— espero que puedas terminar la poción mejor sin él molestándote.
Draco vio que los ojos del chico se volvían a llenar de lágrimas, al tiempo que asentía y le daba las gracias, prometiendo un par de bolsitas de las grageas de mora azul. Draco le sonrió y tomó algunos apuntes de lo que decía el Profesor Snape, porque al final si estaba interesante el tema, y logró terminar su poción de forma que quedara bastante bien. No perfecta, pero igual merecedora de una buena nota.
Draco sabía que le hubiera quedado perfecta de no haberse demorado por lo de las raíces, pero eso no era lo importante ahora.
Lo importante es que necesitaba hablar seriamente con el Profesor Snape.
—Profesor—Draco se devolvió luego de que todos hubieran salido; no parecía haber otra clase después de la de ellos y eso era bueno, así tenía tiempo de hablar con él:—¿Puedo hablar con usted?
El Profesor le indició que se sentara frente a él, para luego cerrar la puerta con un movimiento de la varita. Draco lo miró con fijeza; no entendía porque si era tan amable y paciente con él, porqué trataba a Longbottom de esa forma.
—La poción de Longbottom quedó bien esta vez— comentó Draco, mirando los viales marcados. La de Longbottom era pasable, no muy buena pero aceptable. El Profesor miró el vial y frunció el entrecejo asintiendo:— seguro le habría quedado mejor si no hubiera estado nervioso desde el inicio de la clase.
—¿A qué se refiere?
—A que él es un estudiante capaz, solo que es nervioso— Draco se sentó derecho y le mantuvo la mirada. Como odiaba cuando los profesores los desestimaban a Percy o a él porque no eran como los alumnos “normales”:— como yo que necesito gafas especiales para leer las instrucciones en el tablero.
—Fuera—el Profesor Snape lo fulminó con la mirada, pero Draco no se movió.
—¿Me molestaría también si no fuera su ahijado y no las tuviera y me demorara extra tiempo porque no entiendo las instrucciones?
—FUERA.
Draco saltó al ver las chispas salir de la varita del Profesor que ni siquiera había sido tocada. Si, mejor se iba. Ni siquiera se disculpó o se despidió, solo salió corriendo. Solo esperaba no haberle hecho las cosas más difíciles a Longbottom.
🙟✦🙝
—Hiciste lo correcto, Draco— aseguró Percy cuando Draco lo llamó de madrugada. El profesor Snape lo había estado ignorando fuertemente, evitando mirarlo, y Draco se sentía mal porque de verdad había llegado a cogerle cariño a su padrino.
—Creo que ahora me odia.
—Entonces no era tan buena persona como creías.
—Eso no me hace sentir mejor, Percy— Draco suspiró haciendo un puchero:—además ¿Qué tal si no es buena persona y ahora la toma peor contra Longbottom? Sería mi culpa.
Percy hizo una mueca y se encogió de hombros:—es difícil, Draco, la verdad, pero al menos intentaste hacer lo correcto.
Percy no le sugirió ir con otro profesor, porque sabía tan bien como Draco que eso nunca funcionaba. Draco suspiró con pesadumbre antes de sacar una bolsa de grageas.
—Al menos conseguí un buen botín—dijo Draco agitándolas:— son todas de mora azul, pero si es lo que hay es lo que hay.
—Te entiendo— asintió Percy:—mamá lleva rato sin traer tantas golosinas como antes, como la dulcería ya no le queda de paso.
—¿De pasó? ¿Pero ella no trabajaba ahí?
Percy lo miró y se puso pálido por un momento:— Yo… ¿Yo no te conté lo que pasó con Gabe?
Draco se inclinó hacia adelante:— Percy, ¿Qué pasó con Gabe?
Percy desvió la mirada y Draco pudo sentir culpa y angustia fluyendo por el vínculo que tenían. Draco se concentró todo lo posible en el vínculo y repitió la pregunta en su mente.
—Ya te digo— musitó Percy, aún sin mirarlo. Draco tendría que alegrarse en otro momento por haber podido mandar un mensaje por la conexión. En este momento lo que necesitaba era saber qué había pasado con Gabe el apestoso que tenía a Percy tan nervioso.
🙟✦🙝
Draco se subió a las gradas con emoción; era su primera vez viendo un partido de Quidditch, pero Theo le había explicado las reglas una última vez antes de que salieran del Gran Comedor y Draco se sentía listo para verlo.
En especial porque la emoción de la escuela era contagiosa; era el primer partido del año escolar, Gryffindor contra Slytherin, y todo el mundo quería ver qué tan bien lo iba a hacer Potter.
Draco no. Draco quería ver el deporte que Theo le había insistido era lo mejor del mundo; además se hacía sobre escoba lo que significaba que no tendría que sudar por correr si llegaba a practicarlo. Muy bien. Ya suficiente era que sudara en la tarde cuando se escapaba al bosque a entrenar un poco, para no perder la costumbre (Había olvidado que le había dicho a Percy que lo iba a vencer, hasta que el pelinegro había comentado que entrenar en la casa era difícil).
Draco trató de no sentirse mal al ver que tres cuartas partes de las gradas eran de color carmesí. No iban a ponerlo de mal humor; era un buen día y Longbottom recién le había entregado otra bolsa de caramelos azules luego de que le alcanzara el libro correcto para el ensayo de pociones en la biblioteca.
—Bienvenidos al primer juego de la temporada, damas y caballeros—dijo una voz que resonó en el estadio:—Gryffindor contra Slytherin y ahí vienen los jugadores.
Si hay un buen momento para tener TDAH es viendo un partido de un deporte que te interese; Draco podía seguir los movimientos de todos los jugadores, porque su mente saltaba de jugada a jugada, de un lado al otro, pendiente que los buscadores y los cazadores, tapándose la boca cuando una bludger pasaba demasiado cerca de alguien. En fin.
La verdad era que se veía muy divertido, excepto cuando Flint cerró a Potter y casi lo estrella, lo cual era obviamente una falta. Draco negó con la cabeza, sintiendo en su pecho que Flint lo había hecho a propósito, sin importar cuanto lo tratara de negar con Madame Hooch.
Entonces Draco notó algo extraño.
—¿No te parece que la escoba de Potter hace cosas raras?—preguntó Draco tocándole el hombro a Theo, quien acababa de vitorear un tanto marcado por uno de los cazadores de Slytherin. Theo miró hacia dónde Draco señalaba y se tensó.
—Alguien lo está tratando de tirar de la escoba— dijo Theo con una seguridad que hizo que Draco se estremeciera, y empezó a buscar con la mirada alrededor. Draco frunció el entrecejo.
—¿Qué buscamos?
—Debe estar mirando fijamente a Potter y murmurando.
Draco asintió y empezó a mirar a las otras gradas, tratando de discernir si alguien miraba a Potter. Entonces vio una conmoción en la grada de los profesores.
—Parece que alguien más lo detuvo— Theo llamó su atención, señalando a Potter, que volvía a volar como si nada. Draco suspiró con alivio y Theo lo miró:— “se está buscando que alguien lo tire de la escoba” ¿No dijiste eso?
Draco hizo una mueca, sí, sí lo había dicho, hacía uno o dos meses. Draco trató de no pensar en eso; Daphne le había dicho que no era que él lo causara, era que él lo veía venir.
Ver a Potter casi ahogarse con la snitch hubiera sido más dulce si nos les hubieran ganado el partido por eso.
🙟✦🙝
Draco volvió a sentarse junto a Longbottom durante la clase de pociones; no era que el Profesor Snape estuviera siendo peor con el chico, de hecho, ya casi no lo insultaba; pero aún seguía caminando malicioso alrededor del Gryffindor, poniéndolo nervioso.
Además, a Draco se le habían vuelto a acabar los dulces azules y siempre se le olvidaba preguntarle al chico dónde conseguirlos.
—Hola, Malfoy—Longbottom saludó en voz baja, con una pequeña sonrisa.
—Hola Longbottom—Draco respondió de la misma forma. El Gryffindor volvió su atención al tablero y Draco procedió a ponerse sus gafas para la dislexia. Acababa de poner un tallo sobre la tabla para picar cuando una bola de papel cayó sobre su puesto. La miró confundido y la abrió: Había un dibujo, bastante feo, de él molestando a Longbottom. Draco quemó la bola de papel en el fuego bajo su caldero y prosiguió a tratar de hacer su poción.
—Neville—llamó alguien desde detrás de ellos, su voz lo suficientemente baja para que el Profesor Snape no los escuchara mientras revisaba el progreso de Theo y Blaise:— mueve los dedos si necesitas ayuda.
Draco rodó los ojos, de verdad que los Gryffindor eran lo peor. Se creían “gente de bien” por ser valientes, pero eran una parranda de idiotas. La mayoría al menos. Draco sonrió cuando notó que el chico a su lado los estaba ignorando, bien.
—Malfoy—llamó la misma persona, pero Draco no iba a ponerle cuidado; él tenía que estar pendiente de su poción, y de cuanto revolverla.
Mierda.
Draco miró el caldero con angustia ¿cuántas veces había removido el contenido? ¿Ya debía revólver hacia el otro lado? ¿Ya había empezado? No, no.
—Te falta una en el sentido del reloj—dijo Longbottom en un susurro, revolviendo su poción con sumo cuidado. Draco decidió hacerle caso; no tenía razones para no hacerle caso (excepto que no era tan bueno en pociones) y no tenía nada que perder.
Suspiró aliviado cuando la poción se volvió del suave magenta que decían las instrucciones en el tablero:—Gracias.
El otro chico simplemente negó con la cabeza con una pequeña sonrisa.
Ojalá hubiera más chicos así en el mundo.
🙟✦🙝
—Por ahí dicen que Potter se va a quedar durante las vacaciones de Navidad—Draco y los demás escucharon que uno de los Gryffindor decía. Malditos Gryffindor que no respetaban la santidad de la biblioteca.
—¿Será porque no tiene padres?—preguntó Bulstrode y Draco se preguntó una vez más porqué ella estaba sentada con ellos.
—“Potter no tiene padres y por eso se queda”—dijo Draco burlón:—¿No tienes nada mejor de lo que hablar?
—Y a ti qué te importa que me quede, Malfoy—siseó una voz detrás de Draco y maldita sea, Potter estaba detrás ¿cierto?
—Por mi puedes darle vueltas a la luna montado en una vaca, Potter—replicó Draco, volteándose a mirarlo con desagrado:—Quédate o no, no es mi problema.
—Te voy a…—Weasley empezó a avanzar hacia Draco, pero Granger se puso entre ambos.
—No vale la pena, Ron—dijo ella, mirando a Draco de forma mordaz. Él rodó los ojos dramáticamente antes de volver su atención al ensayo de transformaciones en el que llevaba al menos dos horas procrastinando.
Draco estaba cansado de la escuela y de fingir que era tranquilo hasta que Weasley, Potter o Finnigan decidían ir a molestarlo.
Quería que llegara el descanso de invierno para poder escaparse un rato, descansar en la Mansión Malfoy, ir a ver a Percy y a Sally como regalo sorpresa de Navidad (Algo que su padre había aceptado con la condición de que Draco daría lo mejor de sí durante el baile de Yule que tendría lugar en la Mansión).
Solo tenía que mantenerse tranquilo y no lograr que lo castigaran.
Lo cual era más fácil decir qué hacer cuando los tontos Gryffindor insistían en buscarle las cosquillas; Finnigan había hecho varios comentarios sobre Draco y su aparente mutismo frente a las otras casas (a menos que un profesor hiciera una pregunta, o él decidiera que quería entender algo más en la clase), y sobre los rumores que corrían sobre lo que le había ocurrido a su mamá. Brown había tratado de confrontarlo alguna vez por responderle mal a Weasley (¿Acaso a la chica le gustaba? Que mal gusto el de la pobre). Y Weasley y Potter que parecían sospechar de su existencia, porque habían tratado de seguirlo por los pasillos en más de una ocasión.
Como si un mortal pudiera atrapar a Draco cuando se proponía desaparecer del mapa.
Además, las paredes de piedra de la escuela eran muy buenas para escalar y había muchos nichos en zonas altas, lo cual le gustaba mucho a Draco (Aunque Theo le había dicho una y mil veces que eso no era algo que un sangre pura debiera hacer).
También estaba el bosque prohibido.
Que aparte del territorio de los Centauros (quienes habían sido muy categóricos con que se mantuviera lejos de ellos), era un lugar perfecto para esconderse y entrenar. Claro que entrenar solo no le daría mucha ventaja en una lucha contra Percy.
Sin embargo, le podía ayudar a ser más rápido y más certero con la lanza, además de practicar como mantener una buena distancia usándola. Porque si mantenía a Percy a distancia podía ganarle. Draco lo sabía.
🙟✦🙝
—¿Qué estás haciendo?— Theo se inclinó sobre su hombro para ver el pergamino en el que llevaba tiempo garabateando; estaba lleno de frases y palabras sueltas en griego e inglés, había un pequeño dibujo de Percy con cabeza de pez, varios dibujos de palitos de él mismo con su lanza ganándole a Percy, algunas notas sobre plantas y pociones y unos nombres que Draco estaba seguro que Binns había mencionado, pero de los que él no se acordaba mucho.
—Pensaba en cosas—musitó Draco. Su amigo se alejó lentamente luego de ver todos los dibujos y se quedó mirándolo, como esperando algo más, por lo que Draco agregó:—cosas que haré durante el verano.
—Ni siquiera han empezado las vacaciones de invierno—comentó Blaise, quien tenía a Pansy recostada en su regazo, mientras ambos veían una revista.
—Hablando de las vacaciones de invierno— Daphne se estiró en su silla, dejando que su ensayo se enrollara en si mismo, terminado:—Oí que el baile anual de los Malfoy va a volver a hacerse por primera vez en 11 años.
El murmullo de los otros estudiantes de Slytherin se cayó, y Draco pudo sentir las miradas de toda la Casa sobre su nuca. Su padre había comentado que hacía tiempo había dejado de ofrecer el baile, pero nunca había dicho cuánto. Claro que no hacía falta ser hijo de Atenea para caer en cuenta que no lo había hecho desde que su esposa e hijo habían desaparecido.
—Padre dijo que tal vez no fuera tan elaborado, con un tema peculiar, como madre solía hacerlos—dijo Draco cuidadosamente, sonriendo inocente:— Pero que esperaba que fuera el primero de muchos más a los que asistiéramos ahora que estoy viviendo en Reino Unido.
Y los murmullos volvieron; todos comentando lo que Draco había dicho, hablando de cómo iban a presentar el tema del baile de ese año que parecía ser Músico y Musa, comentando que igual les parecía un tema bastante peculiar.
Draco solo podía sonreír educadamente, mientras pensaba en como Lucius le había preguntado cuál de las historias de los héroes griegos le gustaba más. Si bien Draco había sido muy fan de Perseo y Odiseo en su momento, la historia de Orfeo y Eurydice le parecía demasiado hermosa y también triste. Además de recordarle como se había quedado en el inframundo por Percy y él había vuelto por él (eso último no se lo dijo a su padre, claro, ni loco que estuviera).
Así que su Padre le había propuesto hacer la temática del baile alrededor del inframundo y el valiente intento de Orfeo de rescatar a su amor. Draco había aceptado, aunque no estaba seguro de qué implicaría eso. Lucius había sido muy secretivo al respecto, insistiendo que quería darle una sorpresa a Draco cuando fuera el momento.
Que se acercaba cada vez más.
Draco tenía muchos nervios y muchas ganas de ver como sería uno de esos bailes de la alta sociedad.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Vamos, que Draco no iba a permitir que algo así pasara, no después de ser hermano de Percy y haber sido subestimado por cada Profesor durante maso 6 años.
Pero bueno.
Espero les gustara el capítulo~
Chapter 16: ¿Draco? Aquí no hay ningún Draco, solo tres tlacuaches en una túnica fingiendo ser un Sangre Pura
Summary:
Draco descubre que fingir ser un Sangre Pura en la escuela (donde a nadie parece importarle tanto si no opina) es mil veces más fácil que hacerlo durante un Baile de Yule organizado en su Mansión
Notes:
Si, pude poner Zarigüeya, o Zorra chucha, pero me gusta más como suena Tlacuache xd
En fin, muchísimas gracias por leer, espero les guste este capítulo.
Mil gracias a mis betas precioses que están evitando que traumatice de más a los chicos, les amo Gabs, Anto & Satanás~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
16. ¿Draco? Aquí no hay ningún Draco, solo tres tlacuaches en una túnica fingiendo ser un Sangre Pura
Draco se sentó al lado del inodoro, luego de haber vaciado su estómago por los nervios. Esperaba que Dobby no fuera a decirle al Señor Malfoy; no quería que se preocupara simplemente porque Draco estaba nervioso por las clases de baile y etiqueta que había tenido en los últimos dos días.
Se suponía que Draco podía con esto.
Eso le había dicho a Percy esa mañana, con una sonrisa engreída, mientras se jactaba de lo fácil que era.
No era fácil.
Muchas normas que aprender en muy poco tiempo.
En especial con respecto a como dirigirse a los otros sangre pura, dependiendo del estatus que tuvieran.
Draco siempre había pensado que en Orgullo y Prejuicio se habían pasado cuando hablaban de las diferencias de clases y el protocolo que se debía seguir.
Pero ahora Draco estaba aprendiendo de eso, en pleno siglo 21. Terrible. ¿Acaso la guillotina y la Revolución Francesa no habían significado nada contra la Monarquía y la Aristocracia? ¿Contaban estos Sangre Pura como Aristócratas?
Tal vez Percy tenía razón al decirle Principito, pero al menos Draco había vivido suficientes momentos para mantenerse humilde.
Como este.
Vomitó otra vez, solo saliva con bilis, y sollozó pasito, sintiendo como todo su cuerpo temblaba. ¿Por la fuerza de las arcadas o por la ansiedad que todo esto le provocaba? Draco no estaba seguro, pero de cualquier forma era de lo peor.
Una vez quedó claro que ya no podía vomitar más, Draco se levantó y se alisó el pantalón con cuidado, asegurándose de que no se viera arrugado. Se soltó las mangas de la camisa (que había arremangado entre arcadas para que no se fueran a ensuciar) luego de lavarse la cara, la boca y las manos. Se sentía del asco, mientras sostenía sus manos llenas de agua contra su cara para asegurarse de que su rostro no fuera a demostrar todo el estrés que sentía.
Se miró al espejo, acomodándose el cabello (Lucius había insistido en volver a hacer que le cortaran el cabello al verlo llegar de Hogwarts ¿algo de que se veía salvaje? O americano, a veces le costaba entender el acento) de vuelta en el perfecto peinado que a Lucius le había gustado tanto esa mañana. Se aclaró la garganta y musitó un par de holas para asegurarse de que podía hablar sin que su voz se quebrara y entonces tomó la túnica para ponérsela.
La túnica de ese día era de un gris plateado, que según Percy lo hacía ver como un príncipe de hielo, y hacía que Draco temiera moverse mucho porque si la llegaba a ensuciar se notaría mucho.
Y definitivamente no quería que su padre pensara que era descuidado.
Que si era, como todo niño con TDAH, pero va, tenía que disimular un poco.
Las cosas que había perfeccionado durante años de tratar de no angustiar a Sally ahora venían a él para ayudarlo a ser lo mejor posible para Lucius. Para que no se arrepintiera de haberlo reclamado.
La mano de Draco se detuvo en el pomo de la puerta.
¿De esto se trataba? ¿La ansiedad que tenía era porque su padre lo había reclamado (no el biológico, pero su padre al fin yal cabo) y no quería decepcionarlo? Draco se tapó la boca para no reír histéricamente, respiró profundo y abrió la puerta, todavía sonriendo.
  
  
—¿Draco?— un leve golpe en la puerta lo hizo dar un brinco ¿Cuánto tiempo había pasado en el baño?
—Ya voy— se apresuró a responder, mirando en el espejo una última vez para asegurarse de que se veía presentable y bien. Abrió la puerta con una gran sonrisa y vio a su padre mirarlo preocupado.
—¿Estás bien?
—Si, solo… Necesitaba refrescarme.
Lucius lo miró intensamente antes de poner la mano en su hombro:—Si estás cansado podemos parar las lecciones, no hay problema.
—No, no, estoy bien—se apresuró a decir Draco:—de verdad solo necesitaba el baño un momento.
—De acuerdo— Lucius puso su mano suavemente sobre su cabeza y Draco cerró los ojos ante la calidez. No era como Sally, que le revolvía el cabello, o como Silena que se lo trenzaba, pero también lo hacía sentirse querido. ¿Tal vez no debía preocuparse tanto por que Lucius no lo quisiera?
Casi le pareció escuchar la voz de Percy en la parte de atrás de su cabeza, diciéndole que era imposible que se fuera a arrepentir, y que, si se atrevía, pues él y Sally se encargarían de hacérselo pagar.
Una pequeña sonrisa curvó sus labios ante la idea de Sally y Percy defendiéndolo.
🙟✦🙝
—¿Entonces no vas a usar una toga?—Percy preguntó, viendo la ropa que su hermano se había puesto para el dichoso baile de Yule. Se veía contento y muy muy elegante. Ya había bromeado hacía unos días diciéndole Principito, pero la verdad es que si parecía alguien de la aristocracia. Percy sentía que lentamente estaba perdiendo a su hermanito.
—No realmente— dijo Draco antes de sacar una corona de laurel hecha en filigrana de plata y ponérsela con cuidado sobre su cabello rubio (Percy nunca había visto el cabello de Draco tan peinado, en especial porque tanto él como Sally adoraban revolverlo):—sobre la túnica voy a llevar una clámide de pelaje negro, como guiño a Grecia, en donde por cierto no usaban togas, usaban chitones.
—Una sábana amarrada—replicó Percy antes de reírse de la expresión de Draco. Probablemente si estuviera allá le habría lanzado su almohada. Hacía mucho Draco no le lanzaba la almohada.
—Como sea—Draco negó con la cabeza:—¿Sabías que la historia de Orfeo y Eurídice es diferente entre los magos?
—¿Si?—Percy ladeó la cabeza curioso, aunque no se acordaba bien de quién era el tal Orfeo.
—Según los magos, Eurídice había estado embarazada al momento de su muerte, casi a punto de dar a luz—dijo Draco, tomando lo que parecía un rectángulo de pelaje negro (una capa al parecer, o como lo llamara Draco) y poniéndoselo ladeado sobre los hombros. Daba un buen contraste con la túnica verde con bordado de hojas, frutas en vides. Draco se estaba mirando en el espejo que tenía al lado, acomodando y acomodando la dichosa túnica:—así que cuando están saliendo del inframundo, cuando ella está casi viva de nuevo, rompe fuente y el niño nace. Eurídice hace todo lo posible porque Orfeo no voltee a verla, quién sufre porque no puede más que cantarle para darle ánimos. Sin embargo, cuando el bebé llora, Eurídice sabe que Hades no dejará que los tres salgan, puesto que el trato fue solo por un alma, y decide que prefiere que Orfeo se marche con el niño. Lo arropa en su chal, de forma que no se vea, le pide a Orfeo que cierre los ojos y se lo entrega, empujándolo los metros que faltaban para salir del Inframundo. Orfeo no entiende y voltea a verla, y entonces Hades se la lleva.
—Eso es muy triste—dijo Percy frunciendo el entrecejo. Draco asintió haciendo un puchero, antes de sentarse en el borde de la cama para mirar al pelinegro.
—Es una de las historias que las Sagradas 28 usan para explicar que el amor de una madre es la magia más poderosa—continuó Draco tomando el peluche de Dragón raído y venido a menos, que contrastaba muchísimo con lo caro, elegante y nuevo que todo lo demás se veía:—Lucius me dijo que nunca la había entendido hasta que vio como Narcisa me miraba en sus brazos.
—Pues no sé nada de magia—Percy confesó, encogiéndose de hombros:—pero si sé que mamá era aterradora cada que nos defendía.
—Si—Draco sonrió y Percy lo tomó como un triunfo. Sabía que él había estado muy ansioso desde que volvió a la Mansión Malfoy por el receso de invierno. No que Draco lo admitiera; a Draco no le gustaba mostrar que estaba mal. Pero Percy lo sabía, en su corazón.
—No quiero pasar Navidad sin ti— Percy no supo porqué lo dijo, pero era cierto. Draco lo miró un momento extrañado antes de sonreír pagado de sí mismo.
—¿Oh? ¿Tanto así me extrañas?—preguntó Draco, socarrón:—¿O acaso temes que Santa no vaya porque ya no estoy allá?
—Sabes que Santa no existe
—¿Lo sabemos realmente? El otro día vi un unicornio en el Bosque Prohibido.
—¿Y qué hacías tú en un lugar prohibido?
—Entrenar para barrer el piso contigo.
—Sigue soñando, Dragoncito, soy más fuerte que tú.
—Tal vez, pero no eres más listo que yo—Draco sonrió con malicia y Percy se preocupó, frunciendo el entrecejo.
—No te atreverías a hacer trampa—musitó Percy y Draco puso su cara de inocencia.
—Nunca haría trampa, delfincito—dijo con una sonrisita:—pero no necesito trampas para vencerte, solo necesito conocerte.
Percy sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La forma en la que Draco había dicho conocerle. Si. No había una sola persona en el mundo que lo conociera mejor.
Por eso es que era bueno que Draco no pudiera verlo durante el día, y no viera lo ansioso que Percy estaba últimamente tratando de que Sally no notara lo mucho que le afectaba toda la situación.
Porque Percy odiaba que Draco estuviera en una escuela que parecía perfecta para él, con chicos que le agradaban y clases divertidas, mientras que él seguía siendo el hazmerreír de todos y el desastre esperando ocurrir que trataba de defender a un niño que le llevaba casi tres cabezas.
Pero no podría pedirle a Draco que se devolviera, no. Porque Draco amaba la magia y lo hacía feliz, y Draco merecía ser tan feliz y sentirse tan en casa como Percy en el campamento.
—Entonces ¿Se supone que eres el hijo de Orfeo y Eurídice?—Percy preguntó y deseó no haberlo hecho.
Los ojos de Draco se llenaron de lágrimas y Percy sintió un dolor en el pecho que no era suyo cuando el chico asintió.
—Lucius mandó a hacer un retrato de Narcisa vestida de ninfa del bosque. Se ve preciosa, pero no se mueve—Draco musitó, limpiándose las lágrimas casi con rabia:—no se mueve porque no tiene su magia, dice él, pero yo quiero creer que es porque aún está con vida, esperando en ese lugar.
—Algún día la encontraremos, Draco.
—¿Cómo? Es un sitio al que no podemos llegar si lo buscamos.
—Ya verás como todo saldrá bien—aseguró Percy y Draco lo miró un segundo antes de asentir, no muy convencido.
—¿Amito Draco?—la voz chillona del elfo hizo que ambos chicos saltaran:—su padre está esperándolo para empezar a revisar los últimos detalles antes de que empiecen a llegar los invitados.
—Ya voy, Dobby, gracias—Draco aseguró, antes de mirar a Percy ansioso.
—Te ves muy bien, Draco—Percy le sonrió:—casi te creo que eres un mago aristócrata.
—Muy bien, porque me siento como un trío de tlacuaches fingiendo saber etiqueta—dijo Draco con una mueca. Percy soltó una carcajada y Draco sonrió, antes de que el espejismo se deshiciera.
Percy entonces pensó que debió tomarle una foto a Draco, para mostrarle a su mamá.
Bueno, ya sería en otro momento. Percy se acomodó en la cama (no sabía como Draco no había notado que estaba en la litera de arriba) y escondiendo su cara en el hoodie verde, respiró profundo antes de dormir.
🙟✦🙝
—No tienes que decir nada si no quieres— Lucius tenía su mano sobre el hombro de Draco, manteniéndolo cerca de sí, mientras esperaban a que los invitados empezaran a llegar al lado de la chimenea en la sala de recepción de visitas. Todo estaba decorado con seda negra y gris, y con varias linternas de fuego azul y verde, dándole un aspecto algo lúgubre de no ser por las enredaderas de verde brillante y las varias mesitas que parecían hechas de plantas, y estaban llenas de flores.
Claveles, crisantemos, gipsófilas, lirios de valle, dalias, mirtos, margaritas, cornejos, flores de espinos, camelias, madreselvas, caléndulas, menta, flores de naranja, pasifloras, campanillas de invierno y ramas de muérdago y sauce llenaban la casa en pequeños ramilletes en las mesas, las enredaderas y las columnas.
Lucius le había explicado qué significaba cada una de ellas, pero Draco no podía acordarse bien en ese momento. Podían ser los nervios, o que seguía siendo distraído por las mariposas negras y blancas que revoloteaban por todos lados, al ritmo de la suave música que la orquesta interpretaba en el salón principal al final del pasillo.
Los primeros invitados llegaron y Draco sonrió de lado a lado al ver a Theodore, acompañado por su padre, los dos venían con túnicas muy parecidas a las de los músicos del salón.
—Apenas termines de recibir a los invitados nos vemos en el salón— dijo Theo, apretando las manos de Draco, que había estirado las manos en un intento de abrazo. Que no estaba bien. No era la costumbre.
Draco asintió y volteó a mirar como las llamas danzaban una vez más y una mujer en un elegante vestido blanco con una túnica casi transparente de seda plateada apareció. La mujer apenas si miró a Draco, saludando a Lucius con intensidad. Lucius simplemente la saludó cortésmente, antes de saludar a las personas que venían detrás. La mujer se fue dejando tras de sí un aroma a dulzón a regaliz que hizo que Draco hiciera una mueca.
Draco quería decir que supo quienes habían asistido a la fiesta, pero el montón de caras y trajes cada cual más estrafalario que el anterior, hacía que la cabeza le diera vueltas, y lo único que quería era ir a hablar con Theo, Daphne, Blaise y los otros.
—Que sorpresa verlo, Lord Malfoy— saludó una mujer de aspecto adusto, que llevaba el sombrero más horrible que Draco había visto en la vida (Y había visto varios muy peculiares a lo largo de la velada):—Ha pasado casi una década desde el último de estos bailes ¿no?
—Once años—dijo Lucius, calmado como siempre:—aunque nos vimos durante la última sesión del Wizengamot del año, Dowager Longbottom.
Draco se estiró de inmediato ¿Longbottom? ¿Sería familiar de Neville? Pero antes de que Draco pudiera preguntar, la bruja lo miró fijamente y Draco sintió que le estaba mirando el alma.
—Tú debes ser el pequeño Draco—dijo ella, con firmeza:—mi dulce Neville ha hablado de ti.
—¿Sí?—Draco sonrió ante eso. ¿Sería que el chico lo consideraba un amigo? O al menos lo suficientemente interesante para comentarle a la Dowager sobre él. Detrás de la mujer apareció Neville, quién vestía una túnica sencilla café oscuro, llena de bordados de flores (camelias, mirtos, menta y pasiflora) que relucían cada que se movía.
—¡Abuela!—protestó el muchacho sonrojándose, antes de hacer una leve inclinación ante Draco:—Heredero Malfoy.
—H-heredero Longbottom—Draco se apresuró a decir, inclinándose a su vez, y luego se inclinó hacia la mujer:—D-dowager Longbottom. Nos alegra mucho que nos puedan acompañar en esta velada de Yule.
—¡Neville!— una chica llamó desde la chimenea. Brown, si Draco no se equivocaba. Su vestido verde de flores la hacían ver como una ninfa. Era linda, Draco suponía, aunque lo mirara con recelo. La chica hizo una leve reverencia ante él y su padre antes de volver a mirar a Neville, tomando su brazo
—Lavender, hola—saludó Neville, sonriendo aliviado:—me alegra mucho verte.
—A mi también, me alegra verte— dijo Lavender, mientras ellos caminaban hacia el gran salón. Draco sintió molestia al verlos así. ¡Él había estado hablando con Neville primero!
—Ya puedes ir con tus amigos, Draco— dijo Lucius, dándole una suave palmada en el hombro. A su lado había un hombre que solo podía ser el padre de Lavender (La chica parecía haber sacado sus rasgos guapos de su padre). Draco asintió, saludando al señor Brown con un leve asentimiento de su cabeza antes de caminar hacia el salón.
En la entrada al salón, Theo lo estaba esperando, mirando con aburrimiento a varios de los adultos. Draco caminó hacia él, todo lo rápido que la decencia se lo permitía. Notó que varios de los adultos lo miraban con interés y se sintió como un bicho siendo observado por una clase de ciencias.
—Lamento la tardanza—dijo Draco y Theo le sonrió.
—No tardaste mucho—aseguró el chico empezando a andar:—los demás están en el jardín al lado. Se ve muy bien y me alegra que convencieras a tu padre de que nos deje volar un rato.
—No tomó mucho convencerlo—respondió Draco con una sonrisa:—dijo que esperaba que disfrutáramos de su interpretación del jardín de Perséfone y le dijéramos que nos parecía.
—¿Perséfone?—Theo parecía interesado:—eso explica porque algunas de las flores están talladas en mármol o en hielo.
—Padre es un poco extra—admitió Draco, sonrojándose un poco. Lucius había tomado muchas notas cuando Draco le había contado como era el inframundo (Había mentido diciendo que cada tantos veranos, el campamento los hacía ver la morada de alguno de los dioses), y había tratado de recrear las partes que a Draco más le habían gustado, incluyendo el jardín de Perséfone.
Daphne, Astoria y Pansy estaban admirando las flores, señalando las que se parecían a las que adornaban sus vestidos y elaborados peinados. Blaise estaba sentado a un lado, mirando divertido como Vincent y Gregory trataban de ver quién podía comer más de los canapés. Unos chicos mayores de Ravenclaw estaban discutiendo sobre algunas de las flores y su significado junto con una de las prefectas de Hufflepuff.
Y al fondo del jardín, cerca del invernadero, estaban Neville y Brown, y Neville estaba señalando plantas mientras la chica asentía.
Draco volteó violentamente, para caminar hacia los Slytherins y sonreírles:—Me alegra que todos pudieran venir.
—¿Bromeas?—Blaise sonrió, levantándose del césped encantado para permanecer tibio aún en medio del invierno, (Draco seguía maravillándose de como la nieve caía fuera de las barreras que se habían puesto para mantener el lugar acogedor) antes de limpiarse el traje negro, con bordados plateados que parecían ser partituras trepando como enredaderas. Blaise hizo un gesto con la cabeza hacia adentro:—mi madre siempre había querido participar en uno de los bailes Malfoy; estaba encantadísima. Tanto que insistió en dejarme con alguien más.
Draco asintió, recordando como Blaise había llegado junto con Daphne y Astoria, diciendo algo de que su madre había llegado primero.
—Me alegra que ella lo esté disfrutando—respondió Draco, pensando en las varias mujeres que habían entrado antes, pero sin estar seguro de cuál pudo ser la madre de Blaise.
—Solo esperemos que no trate nada con tu padre—agregó Blaise, burlón, mientras caminaban hacia las chicas para invitarlas a volar con ellos:—Sería muy raro ser tu hermanastro.
Draco hizo una mueca:—Eso no va a pasar—dijo con seriedad, antes de añadir, muy seguro:—Padre y Madre van a reencontrarse pronto.
Una brisa helada recorrió el jardín y todos se miraron extrañados antes de seguir a Draco a donde Dobby había dejado las escobas para que volaran un rato.
🙟✦🙝
—¿Qué era esa cosa?—Theo preguntó antes de que la mano de Draco volara a su boca para taparla. Daphne sollozaba pasito, sosteniéndose el tobillo que se le había doblado luego de que algo los hubiera separado del resto en el aire.
Una cosa grande y peligrosa.
Una cosa que había hecho que los instintos de Draco entraran en acción y lograra virar con la escoba y saltar para quitar a Theo y a Daphne del camino de la bestia que había tratado de comerlos.
Estaban todavía en los terrenos de la Mansión, Draco estaba seguro. Pero en la parte en la que las barreras eran más laxas, puesto que los invitados iban a estar en esa ala. El bosque estaba nevado y el sol se había puesto hacía no mucho, por lo que no había mucha visibilidad.
Pero eso no le importaba a Draco. Ahora lo que le importaba era poder encontrar el camino de vuelta a la casa, para poner a sus amigos a salvo. Y luego habría que encargarse del monstruo.
¿Qué monstruo era? Draco no estaba seguro. Al principio creyó que era un águila, muy grande, pero luego había tratado de comerlos con sus enormes fauces llenas de dientes, y hasta donde él sabía las águilas no tenían dientes.
Además, lo que fuera que los perseguía estaba caminando y murmuraba cosas en un idioma que Draco no conocía.
—Tenemos que volver a la casa—dijo Draco bajito, quitándose la clámide y poniéndosela en los hombros a Daphne, para cubrirla mejor de la nieve.
—¿Cómo?—Theo parecía aterrado:—esa cosa seguro es más rápida que nosotros.
—¿Draco?—Daphne lo miró asustada cuando él se levantó. Draco simplemente le sonrió y le dio dios toques a su brazalete (agradecía llevarlo siempre puesto). Los dos chicos lo miraron extrañados cuando la lanza de bronce apareció en sus manos.
—Voy a distraerlo—dijo Draco con firmeza:—ustedes dos corran a la casa y díganle a mi padre. Pero a nadie más.
No quería pánico por parte de los magos, o que trataran de ir a ver al monstruo.
Daphne negó con la cabeza llorando:—No. Me niego a dejarte.
—Voy a estar bien—dijo Draco y Theo negó también.
—No. Vamos a ayudarte—el chico dijo, con firmeza, aferrando su varita:—además, Daphne no puede correr.
Draco hizo una mueca y asintió. La verdad sería más sencillo si tenía ayuda, así fuera para distraer al monstruo con luces de colores o lanzándole cosas.
Draco salió de su escondite, enarbolando la lanza:—¿Dónde estás?
La cosa salió de entre los arbustos, pero ahora era un enorme lobo negro y Draco sintió angustia al ver sus ojos casi humanos fijos en él. ¿Licaonida?
—Esta no es tu pelea, hijo del Oeste— gruñó el lobo, avanzando lentamente:—sólo entrégame al bastardo de Quien Fluye y me marcharé.
Draco vio que Theo alzaba la varita con el rabillo del ojo, y una roca grande impactó la cabeza de lobo haciéndolo voltear hacia ellos y gruñir.
No que pudiera hacer más que eso cuando Draco se lanzó sobre él con su lanza.
🙟✦🙝
Draco tenía que concederle a su padre que estaba muy calmado para acabar de ver a su hijo bañado en sangre con una lanza en la mano.
O tal vez eran décadas de adiestramiento sangre pura. Draco no estaba seguro.
Bendito Dobby por haberlos encontrado y haberlos sacado del bosque antes de que el lobo pudiera vengarse por el ojo que Draco le había sacado y por las varias cortadas producto de la lanza de Draco y de las muchas rocas que Daphne y Theo le habían lanzado.
El elfo también había desaparecido al lobo de los terrenos y Draco empezó a tener curiosidad sobre como funcionaba la magia del elfo.
Daphne seguía sentada al lado de Theo, asegurándole a el Patriarca Malfoy que ya estaba bien, y que le agradecería mucho si no le contaba a su padre o a su tío.
Theo se estaba abrazando las piernas, mirando al suelo con una expresión indescifrable.
—Lo siento—musitó Theo y Draco lo miró, confundido.
—No es tu culpa—se apresuró a decir el rubio, pero el otro chico negó conla cabeza.
—Esa cosa que nos siguió… Ya la he visto—Theo hizo una mueca antes de esconder su cara en sus brazos:—C-creo que está tras mi madre.
—¿A qué te refieres?—Draco sintió un escalofrío recorrer su espalda.
—En el hospital… Madre, ella… Hay algo muy extraño pasando, Draco, esas cosas siguen apareciendo, diciéndo cosas sobre un plan, sobre tratos rotos…
—¿Tratos rotos?
—Algo sobre dioses no cumpliendo su parte—Theo estaba llorando, y Draco sentía la garganta seca y el pánico enviando escalofríos por su espalda.
Draco miró a Lucius quién se levantó:—quédense aquí.
Lucius salió de la habitación, y los tres chicos se miraron.
—No estoy entendiendo nada—musitó Daphne, mirándolos con miedo:—¿Qué era eso? ¿Por qué sabes usar una lanza? ¿De dónde la sacaste? ¿Qué…?
Draco y Theo vieron como Daphne cerraba los ojos y se recostaba, antes de caer profundamente dormida. Ambos se levantaron asustados y se le acercaron.
—Así que el otro también es un semidios—una voz que Draco definitivamente no conocía lo hizo voltear con rapidez, la lanza lista para atacar. Frente a él había un hombre muy alto, usando un traje a rallas, y con el cabello azabache en largas trenzas que caían en sus hombros. Llevaba gafas de sol, aunque fuera de noche y su piel del tono del café tostado parecía brillar.
—Draco, baja el arma—dijo Lucius, autoritario:—el Señor Amos Kane los llevará a ti y a Theo a la casa de la Señorita Jackson.
—¿K-kane?—Theo dio un par de pasos atrás, mirando al hombre como si le hubiera salido una cabeza extra:—p-pero, mi padre…
—Es imperativo que nos vayamos antes de que traiga más de los suyos—dijo el hombre, ofreciéndoles la mano. Draco miró a Lucius quien le asintió, sonriendo tranquilizador.
—Todo va a estar bien, Draco—Prometió Lucius, acercándose para abrazarlo a pesar de estar manchado en sangre:—iré contigo mañana, apenas terminemos de revisar las defensas de la Mansión.
—Y yo voy con ustedes para actualizar las de la casa Jackson—añadió el otro hombre. Kane. Draco asintió, abrazando de vuelta a su padre antes de tomar la mano de Theo.
—Vamos—le dijo a su amigo, quien no se veía muy convencido. El propio rubio no se sentía convencido cuando tomó la mano del Señor Kane y se vio envuelto en la oscuridad de la aparición.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero les gustara, los comentarios, bookmarks y kudos me llenan de alegría~
Chapter 17: Bienvenido a Mestizos 101. Si, probablemente mueras de forma horrible.
Summary:
Draco y Percy le explican un poco de su mundo a Theo.
Notes:
Me daría pesar con Theo, pero la verdad es que no me da pesar xd
Me da más pesar con Lucius, tbh, él preparó la fiesta para su bebé y cosas terribles pasaron u.u
Pero bueno, cositas que pasan, supongo.
Me alegra mucho que sigan leyendo y dejando comentarios y kudos y bookmarks, me encanta que les encante~
Una vez más gracias a mis betas Anto, Gabs y Satanás por ponerme cuidado mientras ranteo de si lo que estoy haciendo es o no funable~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
17. Bienvenido a Mestizos 101. Si, probablemente mueras de forma horrible.
Percy salió de su cuarto con otra cobija entre sus brazos. En la sala estaban Draco (el cual se había cambiado la ropa llena de sangre que al parecer no era suya) y su amigo Theodore, que se veía al borde de un colapso nervioso.
Su mamá estaba en la cocina, hablando con él tal Amos, quien había comentado algo de actualizar las defensas y que apenas lo hiciera se iría.
A Percy no le gustaba nada de esto.
Draco recibió la cobija con expresión de gratitud antes de ponérsela en los hombros a Theodore; el chico ahora tenía como tres cobijas encima, pero seguía temblando.
—Entonces—dijo finalmente, mirando a Draco con súplica:— ¿Mi madre es una diosa?
—Eso parece— Draco le dio una palmadita en la espalda y el chico empezó a reírse histéricamente. Draco le empezó a sobar círculos en la espalda hasta que la risa cambió a sollozos.
Percy los miraba un poco lejos, sintiendo una punzada de celos ante lo atento que era Draco con el chico; apenas si había saludado a Percy.
—¿Draco?
—¿Si, Theo?
—¿Recuerdas que te dije que los dioses y las leyendas eran geniales?
—Si lo recuerdo
—Pues lo retiro
Draco se rio y abrazó al chico, que se tensó antes de relajarse en los brazos del muchacho. Percy se sentía como un intruso en su propia casa, y eso no pasaba desde que Gabe se volvió una estatua de jardín.
—Vas a estar bien—aseguró Draco, mirando al chico:—solo necesitarás entrenar un poco.
—¿Me vas a enseñar a usar la lanza?
—Percy podría enseñarte a usar una espada; es cien veces mejor que yo con la lanza.
El chico miró a Percy por primera vez desde que llegaron y se enderezó, limpiándose las lágrimas y sacando la mano derecha de entre las cobijas que lo envolvían.
—No me presente, Theodore Nott—dijo el chico, su voz ya no estaba quebrada y se veía hasta serio. Percy se preguntó qué le habrían hecho a ese pobre chico para poder ocultar sus emociones tan fácilmente.
—Percy Jackson—Percy tomó la mano del chico y trató de sonreír. El chico empezó a mirar alrededor y luego volvió a mirar a Percy.
—Así que tú eres el famoso Percy—Theodore dijo, y Percy vio que Draco se tensaba:—Draco nos ha hablado mucho de ti, cosas buenas sobre todo.
—Me alegra—Percy replicó algo nervioso, y una sonrisa maliciosa curvó los labios del inglés. Una sonrisa que le recordaba demasiado a los gemelos Stoll.
—Draco—Theodore volteó a ver al rubio, que se había sentado con expresión cansada en la cama:—¿No te parece una lástima haber tenido que dejar la fiesta? Tu padre y tú se veían tan felices organizándola juntos; además hacía mucho no veía una fiesta de los nuestros tan llena de gente; imagina las conexiones que se realizaron.
Draco hizo una pequeña mueca antes de asentir:—Padre dijo que era importante que nos vieran juntos y que vieran que estaba bien. Espero que esto no dañara sus planes; se esforzó tanto.
—Pero te ama muchísimo—arguyó Theo, borrando la sonrisa para sustituirla con una expresión de condolencia:—mira que mandarte al otro lado del mundo para asegurarse de que estás a salvo, mientras lidia con la fiesta y las cosas que aparecieron.
—¿Crees que está bien?
—Por supuesto, Lord Malfoy es un hombre capaz y fuerte; Padre siempre dijo que lo admiraba por sus destrezas en el duelo y su capacidad de estrategia.
Draco asintió más tranquilo, antes de añadir:—Se va a encargar de explicarle todo a tu padre, no te preocupes. Seguro convencerá al señor Kane de que revisen las defensas de tu casa y del cuarto donde está tu madre en San Mungo.
—Madre no está en San Mungo— Theodore hizo un gesto y lo que fuera Draco a responder murió en su garganta. Draco le dio una palmadita en la espalda a Theo y señaló la litera.
—Debes estar cansado—dijo con suavidad:—puedes usar la mía, que es de la de arriba, yo puedo dormir con Percy.
Theodore asintió y se dejó guiar para subir a la litera y hacerse bolita ahí.
🙟✦🙝
Draco había olvidado lo bien que se sentía estar en el sofá de la casa Jackson, acostado sobre Percy y Sally, con esta última acariciándole el cabello, mientras veían Hora de Aventura.
Los había extrañado muchísimo, y había extrañado poder decir cosas estúpidas y sarcásticas sin preocuparse por la reputación de la familia.
—¿Tú amigo está bien?—preguntó Sally, al cabo de un rato:— Amos me dijo que habían luchado con una bestia.
—Cambiaba de forma—Draco hizo una mueca:—pero gracias a Theo y Daphne pudimos aguantar lo suficiente para que nos salvaran.
—¿Ellos saben luchar?
—No, no lo saben. Le lanzaban rocas y chispas para distraerlo—Draco se mordió el labio:—Yo sé que siempre dicen que los Slytherin no son particularmente valientes. Pero ellos lo fueron. Pudieron hacerme caso y huir, pero se quedaron y me salvaron.
—Theodore no me agrada—dijo Percy, molesto:—no me gusta como habla ni como te mira.
—Theo fue criado diferente—Siseo Draco, sintiendo el enojo de Percy y enojándose más de su lado:—Además, ha estado ayudándome todo el curso; él es un buen amigo.
—¿Qué necesidad tenía de hablar de lo de la fiesta?
—Percy, él ha sido entrenado toda su vida para ese tipo de cosas; es un heredero, casi como la nobleza.
—¡Pero es más importante que ustedes estén a salvo!
—¡Y por eso estamos aquí!—Draco se levantó y fulminó a Percy con la mirada:—Porque el padre de Theo y Lucius nos quieren y quieren que estemos a salvo. Pero los padres de muchos de mis compañeros los hubieran obligado a seguir en la fiesta, fingir que nada estaba mal, sonreír y saludar. ¡Tú no entiendes nada, Percy! ¡Sally te ama y nunca te obligaría a ser alguien que no eres!
Draco estaba temblando de furia, antes de dar unos pasos hacia atrás y mirar a Sally con culpa:—Lo lamento, no debí gritar; creo que estoy muy cansado.
Y sin decir más caminó (porque no quería que pareciera que huía del dolor y el enojo de Percy) hacia el cuarto. Entró y cerró la puerta tras de sí, sin llave, antes de apoyarse en ella y suspirar.
—¿Está todo bien?—preguntó Theo, asomándose desde la litera de arriba:—¿Les estoy ocasionando problemas?
—Claro que no, Theo—Draco le sonrió, y su sonrisa se ensanchó al ver que el chico se veía aliviado:—solo que Percy no entiende cómo viven los nuestros porque aquí esas cosas no se estilan.
—Oh, ya veo—Theo asintió y lo miró intensamente:—¿Podrías subir un momento?
—Claro—Draco subió junto a su amigo a la litera, y Theo empezó a preguntarle en susurros sobre eso de ser hijo de un dios.
🙟✦🙝
Percy entró en la habitación con la firme intención de pedirle disculpas a Draco, luego de que su mamá le había explicado todo lo que Draco había vivido ahora que era mago.
Pero Draco no estaba en su cama, sino en la litera de arriba, roncando, y abrazado a él, mirándolo con ojos que parecían casi reflectantes estaba Theodore, quien se acomodó mejor sobre Draco.
—Draco es muy buen amigo—dijo el chico, sonriendo, antes de esconder su rostro en el pecho de Draco, quien, aún dormido lo abrazó instintivamente.
Percy apretó los puños con fuerza. No. No. No.
Ese era su lugar ¡No el de un wannabe aristócrata que lloraba en su mansión de mil hectáreas!
Percy se acostó en su cama, muy molesto y se arropó hasta la cabeza; no le iba a dar la satisfacción al chico de ver lo que le afectaba que Draco hubiera preferido dormir arriba.
Al menos, Percy no tardó en dormirse.
Y pronto estaba en la playa, mirando las olas ir y venir, pero aún molesto.
—¿Percy?—la voz a su espalda sonaba confundida. Lo cual era extraño, porque generalmente en sus sueños Draco sonaba confiado y divertido. El chico se sentó a su lado y estaba usando lo que parecía ser un uniforme deportivo verde esmeralda:—¿Estoy en tu sueño?
—Eso parece—respondió Percy, antes de abrazar sus piernas contra sí:—¿Por qué no estás en el de Theodore?
Draco lo miró:—yo… No… ¿Me quedé dormido arriba? ¡Percy! ¡No fue a propósito! Empecé a explicarle sobre el campamento y… supongo que estaba muy cansado.
—Si claro…
—No estoy enojado contigo, Percy—dijo Draco con firmeza:—y espero que tú no estés enojado conmigo… Debí explicarte mejor pero… Estoy tan cansado de todo esto.
—¿De qué?
—De cuidar todo lo que digo o hago, de fingir que sé que se supone que un mago criado por magos hace o dice.
—Si el tal Theodore y Lucius te quisieran no te forzarían a fingir.
Draco lo miró intensamente antes de suspirar:—Ellos han hecho todo lo posible para que yo sepa las reglas y cómo seguirlas; nos guste o no la sociedad tiene reglas.
—Eso no pasaría si te hubieras quedado.
—¿Eso crees en serio?
Percy sintió que el estómago le iba a China, pero al voltear a ver a Draco, este estaba mirando el océano como si lo encontrara personalmente responsable de todos los males del mundo.
—Draco…
—¿Sabes todo lo que tuve que hacer para que quedásemos en el mismo curso? ¿Todas las noches sin dormir, todas las mañanas asegurándole a Sally que estaba bien que nadie me había golpeado que yo solo me había caído?—Preguntó Draco, pero su voz no sonaba a que le recriminara nada, no, sonaba más bien cansada:— He pasado todo el tiempo fingiendo para todo el mundo… Menos contigo, Percy, porque sé que tú, a diferencia de los otros, siempre vas a estar para mi, sin importar lo mimado, burlón, quejumbroso y cínico que sea.
—Draco yo…
—Eres la persona más importante en el mundo para mi, Percy—Draco lo interrumpió, ofreciéndole la mano:—Y me duele porque sé que estás enojado conmigo por irme
—no es verdad—se apresuró a decir Percy, porque nunca se lo perdonaría si hacía que Draco negara una parte de sí:—No estoy enojado contigo… P-pero si me siento solo.
—Yo también…—Draco se acercó hasta que estuvieron hombro con hombro, y puso su cabeza en el hombro de Percy:— Daphne, Theo, Neville y los demás son geniales, pero no son tú…
—Ya sé cómo te sentías en el campamento, viendo como yo hacía amigos…
—Entonces debes saber que sin importar los amigos que haga, tú siempre serás el más importante para mí—Draco se acomodó mejor contra él y Percy sonrió, apoyando su cabeza sobre la de Draco.
—Así es.
🙟✦🙝
Theo miraba la espada en su mano con duda, mirando a Draco con nerviosismo:—¿Estás seguro de que esta es la mejor opción?
—Lastimosamente no tenemos hachas o dagas para enseñarte—replicó el rubio, haciendo una estocada lenta, para que el chico pudiera desviarla. Percy muy amablemente le había prestado a Riptide y ahora ejemplificaba los movimientos con un palo de escoba.
Theo siguió la guía de Percy y desvió la estocada, no muy seguro.
—¿Van a venir a atacarme más?
—La idea de las defensas es que no vuelva a pasar mientras estás en la Mansión Nott, o en la Mansión Malfoy—respondió Draco, haciendo el movimiento un poco más rápido y sonriendo cuando su amigo lo desvió correctamente:—parece que las de Hogwarts son bastante buenas también, porque nunca me ha aparecido ningún monstruo mientras entreno.
—¿Entrenas allá?—Theo lo miró un momento y frunció el entrecejo:—ya decía yo que no podías simplemente desaparecerte a la biblioteca.
—A veces si lo hago—Draco se encogió de hombros y tuvo que girar rápido para detener el golpe que Percy dirigía a su cabeza.
—Aún si en su escuela y casas no los van a encontrar los monstruos—dijo Percy tratando de verse maduro y serio (y fallando si le preguntaban a Draco):—es importante saberte defender, así en el verano, si te asignan una misión no tendrás muchos problemas.
—No voy a ir al campamento—se apresuró a decir Theo, negando con la cabeza:—Ya escuché de la pared de lava y las actividades. No es lo mío; yo hago pociones, cocino o reviso libros.
—Ya—Draco le palmeó el hombro asintiendo, porque lo entendía:—yo sé que no es tu estilo, pero tienes que aprender a defenderte. Si no vienes al campamento, al menos prométeme que le dirás a tu padre que consiga a alguien que te enseñe a luchar.
Theo asintió mientras Percy musitaba algo que sonó como “estúpidos niños ricos”, ganándose un golpe en el hombro con la base de la Lanza de Draco.
Luego de pasar unas cuatro horas enseñándole a Theo lo básico para poder defenderse (con una espada, una lanza y un palo de escoba), bajaron de la azotea por la escalera de incendios (Theo todavía se sorprendía de lo pequeña que era la Casa Jackson, pero lo acogedora que le parecía) cuando oyeron el llamado de Sally.
Theo vio la mesa, con mantel verde y rojo, con varios platos de galletas recién horneadas de distintas formas (dragones y criaturas marinas) todas con glaseado azul.
—¿Así que lo de la comida azul no es simplemente Draco siendo particular?—preguntó, tomando uno de los dragones de jengibre.
—Es la familia Jackson siendo particular—respondió Percy, pasando su brazo por encima de los hombros de Draco.
—Si me dijo algo de que ustedes dos son como hermanos—musitó Theo, dándole una mordida a la galleta y sonriendo:—Bueno pero si todos los dulces son así de deliciosos no lo culpo.
—Los dulces azules son lo mejor—declaró Draco, tomando un par de galletas, haciendo reír a Sally, quien traía un plató lleno de gomitas y caramelos azules.
—Lo suficientemente buenos como para que te juntes con el leoncito y pelees con nuestro jefe de casa—Theo se encogió de hombros y Draco se tensó ante la mirada inquisitiva de Sally.
—No me pelee con él por los dulces—dijo Draco, luego de tragar el bocado que había tomado:— le hice saber que no estaba bien que molestara a alguien porque aprenda más lento que los demás. Esa persona bien pude ser yo.
—Mira, me encanta que tengas un código moral tan bueno y todo— dijo Theo, tomando un puñado de gomitas para olerlas:—solo digo que tengas cuidado, porque yo entiendo que lo haces por la bondad de tu corazón, pero cualquier otro puede aprovecharse o decir que lo haces para que el leoncito te deba un favor.
Draco hizo una mueca:—no me lo recuerdes, ya he escuchado los rumores.
—¿Ves?—Theo le dio una mordida tentativa a una gomita, asintiendo ante el sabor:—No digo que no lo hagas, solo…
—Que tenga cuidado de quién lo ve—asintió Draco con un suspiro:—Que pereza los estereotipos
—Te apoyo—Theo cogió otro puñado de dulces y ahora los probaba lentamente. Parecía que le estaban gustando.
Draco no lo podía culpar; Sally siempre escogía los mejores dulces.
Percy los miraba, comiendo puñados de dulces, con sospecha. Parecía que todavía no estaba muy seguro de Theo, pero al menos estaba dándole la oportunidad.
—Lo más importante es que le seas fiel a tus convicciones—dijo Sally, con firmeza:—Y que te seas fiel a ti mismo.
Draco le sonrió y ella le acarició el cabello, revolviéndoselo. Oh, cómo había olvidado lo bien que se sentía eso. Allá todos insistían en que debía mantenerlo bien organizado y peinado.
—Lastimosamente—dijo Draco, socarrón:— eso significa que debo seguir siendo un ñoño.
—¡Oh no!—se rio Percy:—¡Draco es un ñoño!
Sally soltó una carcajada y los dos se echaron a reír, siendo observados por Theo que parecía divertido por el asunto, pero muy ocupado en comer dulces como para reírse.
Parecía que al menos, Navidad sería algo bueno.
🙟✦🙝
Percy no había visto a muchos novatos en esto de ser mestizo antes, pero estaba seguro que Theodore era un bicho raro; aparte de quejarse sobre el tener que luchar con una espada o lanza (o una escoba), parecía bastante más emocionado que asustado con las implicaciones.
—Entonces ¿Podría tener poderes especiales dependiendo de quién es mi madre?—Theo preguntó, tomando otro falafel de la caja que habían pedido y habían subido a la azotea para mirar la ciudad desde ahí.
—Así es—Draco asintió:—Por ejemplo, Percy puede respirar bajo el agua y hablar con los caballos porque su padre es Poseidón.
Theodore lo miró intensamente:—¿Los caballos te dicen cosas? ¿Cómo qué? ¿Es cualquier tipo de caballo o tiene que ser un caballo mágico? ¿Puedes hablar con los pegasos? ¿Qué hay de los unicornios? ¿Qué tan caballo tiene que ser un caballo para que le puedas hablar?
—¿Qué?— Percy frunció el entrecejo y Theodore procedió a repetir sus preguntas más lentamente. Percy se mordió el labio:— Solo he hablado con una cebra y unos pegasos, pero en teoría podría con cualquier caballo. Con la cebra fue un poco raro y me tomó más entenderla.
Theodore asintió musitando algo así como “fascinante”, antes de voltearse a ver a Draco:—¿Y tú? ¿Tienes poderes especiales? ¿Es tu madre la diosa?
—El dios es el donante—replicó Draco, haciendo una mueca:—aunque la magia de la familia Malfoy me aceptó, así que no sé si de pronto eso hizo que no tuviera nada de especial.
—Tú eres muy especial—dijeron Percy y Theodore al tiempo, antes de mirarse con poca confianza. Draco les sonrió a ambos, golpeándoles el brazo en broma.
—Si bueno— Draco se acomodó el cabello y les guiñó un ojo:—yo sé que soy asombroso, pero no tienen que pelearse por decírmelo.
Percy empujó a Draco, haciéndolo reír. Theodore tomó otro falafel y empezó a masticarlo con expresión pensativa, mirando a Draco intensamente.
—¿Cuánto vive un mestizo normalmente?—Preguntó el chico y Percy y Draco (quienes ahora estaban tratando de hacerse cosquillas mutuamente) se quedaron tiesos.
—Con suerte y entrenamiento lo suficiente para que los monstruos empiecen a temerte—dijo Draco, con seriedad. Theodore asintió.
—Que me voy a morir joven, dice—musitó sin ningún cambio de tono y Draco se rió, empujándolo con suavidad.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer, los amo por acompañarme en este super proyecto~
Chapter 18: [Especial de Samhain] Lo extraño se volvió fabuloso… Más o menos.
Summary:
ANTES DE LEER POR FAVOR REVISEN ESTO GRACIAS.
Advertencias:
Monstruos, Vampiros, mujereslobo, No-muertos, Tortura, Referencia de Tortura, Traumas de la infancia, Niños Traumados, Niños Muertos (más o menos), Sangre, Veneno, ser aplastado, Tortura Explícita, Angst, Muchísimo Angst, fluff al final (comedia al principio). Oh, y es un Monster High AU(?)
ESTE CAPÍTULO SE PUEDE SALTAR.
Si quieren solo saltarse la parte más explícita pueden dejar de leer en estos emojis: 🦇💀🦇 y volver a leer desde estos emojis: 🐍🦡🐍
SUMMARY
Draco, Percy y Theo despiertan en un lugar extraño, sintiéndose... extraños.
Notes:
Listo, ahora, explicaciones. Esto es un especial de Samhain que pues quise hacer porque es mi festividad favorita. Simplemente quería hacer algo divertido para Samhain, pero pues... Soy muy asiduo en escribir terror, gore y angst lastimosamente.
Este capítulo no afecta realmente la historia, y puede ignorarse sin problemas, solo es algo que escribí para mi. Pero si lo leen, porfa díganme qué opinan y muchísimas gracias por leer.
Gracias como siempre a Satanás por acolitarme la maricada, a Gabs por darme ideas terribles y a Anto por ser nuestre experte residente de Monster High.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
  🙟✦Especial de Samhain✦🙝 
Lo extraño se volvió fabuloso… Más o menos.
Draco bostezó, estirando la mano para acallar la alarma que sonaba y sonaba en algún punto cerca de la cama.
Cuando después de varios intentos, la alarma seguía sonando y Draco nada que lograba encontrarla. El rubio abrió los ojos para buscarla. Ciertamente, había un reloj, con forma de tumba (¿Cuándo había conseguido Percy algo así?) en la mesita de noche. Estirando la mano trató de agarrarlo, pero su mano siguió derecho.
Un momento.
Draco alzó sus manos a la altura de su rostro y no pudo evitar el grito que salió de sus labios al notar que podía más o menos ver a través de ellas.
—¿Q-qué pasa?—preguntó Percy, desde algún lugar a la izquierda de Draco. El rubio volteó a mirar a su mejor amigo, listo para pedirle indicaciones cuando notó que el pelinegro (que ahora tenía mechones color agua marina) lo miraba medio dormido. Ah, y su piel parecía cubierta de escamas y tenía unas cosas raras saliéndole de la cabeza en lugar de orejas. Draco lo señaló, incapaz de hablar, temblando de pies a cabeza.
—¿Draco?—el pelinegro lo miró, confundido, ladeando la cabeza:—¿Qué está…?
—¿¡Draco te moriste!?—el chillido de Theo hizo que ambos chicos voltearan a verlo. El otro chico estaba sentado en una cama con cubrelecho de pentagrama, y detrás de su cama y alrededor todo parecía como las tiendas de brujas que salían en las historias de fantasía. Y Theo, se veía relativamente normal, a excepción de su pijama de símbolos alquímicos y los mechones multicolores de su pelo.
—¿N-no?—Pero Draco no estaba seguro, su piel se veía muy transparente por momentos, entonces a veces veía sus huesos y a veces veía a través de su brazo por completo. Aterrador.
—¿Qué está pasando?—Preguntó Percy, levantándose y corriendo hacia Draco, pero Draco se recogió un poco, mirándolo con algo de angustia. No sólo tenía la piel escamada, de un tono aguamarina, oscureciéndose hacia la nariz, mejillas y orejas. También tenía branquias y los dedos palmeados. Estaba usando una camisa que decía “Shark bait uh ah ah!” y un pantalón de pijama de pececitos.
—N-no lo sé, pero…—Draco lo señaló sin saber como explicarle. Percy frunció el entrecejo y miró alrededor hasta que encontró un espejo (en el tercio de cuarto que parecía ser de Draco, y estaba decorado con lo que parecía ser una vanidad con forma de cráneo de dragón, cortinas negras y verdes, estrellas de las que brillaban en la oscuridad, una luna que parecía ser una lámpara y varias cadenas de plata con guirnaldas de estrellas, calaveras y lunitas.
Percy dejó escapar un chillido, y empezó a tocarse las protuberancias de la cabeza y las agallas, con pánico.
Theo se había levantado y había ido hacia lo que parecía la puerta de la habitación, y la había abierto un poquito para asomarse. Theo volvió a meter la cabeza e hizo una mueca:—Hay más gente rara afuera.
—¿Más?—Percy preguntó, ansioso:—¿Qué hacemos?
—¿Fingir demencia para ver si alguien afuera nos puede explicar qué ocurre?—Ofreció Theo, encogiéndose de hombros, antes de acercarse a lo que parecía ser su armario.
—Suena a una buena idea—musitó Draco, levantándose de la cama y acercándose a su espejo. La cara que le devolvió la mirada era pálida y con los labios casi azules, su cabello rubio tenía mechoncitos de color verde y negro y su piel se veía translúcida por momentos, haciendo que su cráneo se hiciera evidente a ratos. Llevaba una camisa que decía “Drop dead diva” y un pantalón con motivo de galaxias.
Percy seguía musitando cosas acerca de ser mitad pez y que todo estaba mal y que extraña pesadilla era, mientras Draco abría los cajones, buscando algo que ponerse.
Al parecer sólo podía escoger entre ropa con diseños de estrellas, galaxias y nebulosas, o ropa con diseño de cráneos y fantasmitas.
Tomó una camisa negra, con botones de cráneos de dragones plateados, y con las mangas cortadas a mitad del brazo. El jean que escogió parecía pintado a mano con nebulosas y constelaciones (Tenía la del dragón, lo cual le gustaba mucho) y estaba rasgado en varios sitios. Encontró unas botas altas que le llegaban a media pantorrilla que le gustaron bastante y varios ganchitos para el pelo de cráneo de cuervo que se puso en el lado izquierdo de la cabeza.
—Mira, que te pareces a la gente rara de afuera—comentó Theo, acomodándose la chaqueta con capucha de estrella invertida y símbolos alquímicos que había escogido. Llevaba un pantalón negro sencillo y una camisa verde con diseños de serpientes en un verde un poco más oscuro.
—¿Por qué tu ropa es tan normal?—Draco cruzó los brazos, algo indignado ante el hecho, Theo se encogió de hombros.
—¿Por qué solo tengo pantalones de bañador?—Percy preguntó, molesto y Draco no pudo evitar reírse al ver la pequeña montaña de pantalonetas que había sobre la cama de agua en la que había estado durmiendo Percy.
—Debe ser porque eres medio pez—el comentario de Theo solo le ganó una mirada de molestia por parte del otro chico, que se había puesto una camisa azul que le hacía pensar a Draco en cómo se veían los reflejos del agua en el techo. Finalmente el pelinegro escogió la pantaloneta más larga que encontró, que era negra con patrón de olas azules a los lados y unos tenis. Tomó una chaqueta que parecía decorada con malla y suspiró.
—¿Vamos?—preguntó Percy, sonando algo derrotado. Draco asintió, viendo su mochila al lado de la puerta y suspirando de alivio. Había otras dos mochilas, una azul y una negra al lado. Los pelinegros tomaron sus respectivas mochilas y los tres salieron de la habitación.
El pasillo de afuera tenía muchos chicos que charlaban animadamente mientras caminaban todos en la misma dirección, y Theo tenía razón. Todos eran raros; había un chico que parecía tener fuego en vez de cabello, también había un par con orejas de canino, y el chico que se acercaba a ellos tenía serpientes en lugar de cabello.
—¡Hey!—dijo el chico de tez amarillenta, que llevaba unas gafas y una chaqueta de escamas:—Ustedes deben ser los nuevos de los que habló Clawdeen.
—Por supuesto—Theo se apresuró a decir con una sonrisa, mientras Draco asentía. Percy miraba al chico con ansiedad y Draco no podía culparlo. Parecía una gorgona, pero dado que ninguno de ellos era de piedra todavía, debían estar a salvo ¿verdad?
—Mucho gusto—el chico extendió su mano, para estrechar primero la de Theo, luego la de Draco y por último la de Percy, que no parecía muy cómodo:—soy Deuce Gorgon.
—¿Gorgon?—Percy preguntó y el chico hizo una mueca.
—Lo sé, lo sé—Deuce suspiró audiblemente:—Los Gorgon tienen una reputación bastante… pintoresca, pero les aseguro que soy diferente; no se preocupen, no me quitaré las gafas.
—G-gracias, Deuce—dijo Draco, al ver que sus dos amigos se tensaban:—Nosotros somos Draco, Theo y Percy.
Deuce asintió, y les hizo un gesto amigable:—vamos, les mostraré un poco la escuela mientras los llevo a encontrarse con sus verdaderas guías.
🙟✦🙝
—¡HOLA! ¡hola!—saludó una chica muy energética, que tenía la tez azul claro, un ojo verde y uno azúl y el cabello negro, azul y blanco. Percy hizo una mueca al notar que tenía varias marcas de sutura en los brazos, piernas y cara, y tenía una pierna metálica. Su ropa parecía una mezcla de patrones. Al lado de ella había una chica más bien bajita de piel rosada, con el cabello mitad rosado y mitad negro, y ropa con temática de murciélagos, si el corbatin con alitas era algo para guiarse. Y al otro lado había una chica de tez morena, ojos amarillos y rizos café claros y rosados; un par de orejas se asomaban entre el cabello y su ropa toda tenía patrones de animal print.
—¡Hey, Frankie!—Deuce saludó a la energética, chocando los cinco con ella, antes de saludar con un gesto a la rosadita y con un beso en la mejilla a la de las orejitas:—Hola, Dracs, Claws. Como prometí, aquí están los nuevos, sanos y salvos.
—Muchas gracias, Deu—la de las orejitas le sonrió:—nos vemos en la cafetería después de clases~
—¡Hola chiques!—saludó la de piel azul, agitándoles con emoción las manos. Percy sintió algo de electricidad pasarle cuando ella le tocó:—Soy Frankie Stein, pronombres elle/elles.
Percy se mordió el labio, oh no. Había asumido que era una chica al verle. Que mal Percy. Eso no se hace.
—Yo soy Draculaura—la persona de piel rosada se presentó, sonriéndole y mostrándoles sus colmillitos:—pronombre ella, soy la Presidenta del Sangrienta Estudiantil.
—Y yo soy Clawdeen Wolf—dijo la persona de orejitas de perro ¿Lobo?:— ella está bien. Ustedes deben ser Draco Nyxx, Percy Riptide y Theo Ouroboros ¿no?
—¡Ooooh!—Frankie miró a Theo intrigada:—¿Tú eres el chico de intercambio?
—Así es—Theo parecía en su salsa, siguiéndole la corriente a todos sin el más mínimo asomo de miedo o nerviosismo. Percy quería poder hacer eso. Theo le guiñó un ojo:—escuché que eres le mejor guía y que tienes todas las respuestas.
—Oh no, no, no—Frankie se apresuró a negar, mientras sus amigas asentían vigorosamente:—no es que tenga todas las respuestas, pero si las respuestas están en internet, podría actualizar mi base de datos para saberlo.
—Que interesante…
—Draculaura ¿cierto?—Draco se acercó a la de los colmillos:—no quiero ser… ehm rudo, pero la verdad es que… No llevamos mucho tiempo aquí y todo nos parece muy nuevo y extraño, como la apariencia de otros y…
—¡Oh! ¿Ustedes dos son Hu/Mons?—Clawdeen se acercó a Draco y le tomó las manos:—No se preocupen, yo también estuve muy confundida cuando descubrí que era mitad monstruo, pero todo va a estar bien ¿de acuerdo? Los tiempos han cambiado y ya la mayoría acepta a los medio humanos aquí.
—¿Y yo? ¿Estoy pintado?—musitó Theo, por lo bajo, alzando una ceja, a lo que la de piel rosada se le acercó, sonriendo de lado a lado.
—Oh, no; estamos muy encantados de recibir a un brujo en la escuela—afirmó ella vehemente:—¡con tan buenas recomendaciones además! ¡Esto va a ser perfecto para mejorar las relaciones entre brujas y monstruos!
Theo asintió con lentitud:—lo mejor es traer un cordero de sacrificio para que vean que no queremos hacer daño, por supuesto.
Las chicas se rieron ante eso, y Draculaura volvió su mirada a Draco:—sobre tu comentario, me imagino que quieres saber qué somos ¿no?
—Si no es rudo preguntar.
—Para nada, todo está bien. Yo soy una vampira, Clawdeen es mitad mujerlobo y Frankie está hecha de partes de personas famosas.
—Ah…
🙟✦🙝
—¿Por qué toda la comida tiene sangre, ojos, arañas o cerebros?—musitó Theo, sentándose junto con Draco y Percy en la cafetería, a su alrededor, los otros monstruos charlaban animadamente mientras comían.
—Posiblemente porque son monstruos—Percy replicó, bajito, mirando por encima del hombro a los otros chicos:—¿Cómo hacen para no sentirse ansiosos?
—Oh, Theo está al borde de un ataque de pánico—replicó Draco, un poco burlón, tomando un pedazo de lo que parecía ser sushi del plato de Percy y echándoselo a la boca sin muchos miramientos:—Yo no sé, tal vez como es la primera vez que una revelación de esta magnitud no me pone en peligro mortal o cambia todo mi mundo, creo que estoy más tranquilo.
—Curadísimo estás—resopló Percy, tomando una cucharada de la gelatina verde misteriosa del plato de Draco. La probó y asintió, sorprendido.
—De verdad que todo esto me tiene mal—admitió Theo finalmente:—Aparte de que al parecer estamos en una escuela para monstruos que se esconden de los humanos y las brujas…
—Oh si, vi a varios mirándote con desdén y miedo—comentó Percy, haciendo una mueca:—¿Qué les pasa?
—No es tan malo—Theo se encogió de hombros, al menos en esta escuela, la preconcepción de que iba a hacer algo malo hacía que la gente lo evitara, no lo confrontara, así que no estaba tan mal:—a eso estoy un poco más acostumbrado.
—Que feo caso—Percy hizo un puchero, mientras seguían comiendo con tranquilidad. Theo no podía evitar notar que Percy y Draco estaban más acostumbrados a ese tipo de escuela, que parecía tener muchas cosas muggles que Theo no entendía de a mucho. Lo bueno de ser de intercambio era que al parecer todos culpaban al ser brujo de su idiosincrasia.
—Por cierto ¿alguno logró averiguar algo que nos sirva para volver a casa?—Theo preguntó y Percy negó con aire derrotado, pero Draco, que estaba probando (sin pena ni gloria) unos ojos bañados en chocolate, asintió, mientras trataba de no regar nada. Theo desvió la mirada con algo de asco.
—Espectra le dijo a Ghoulia, que había escuchado de Lagoona, a quién le contó Frankie, que el hermano de Clawdeen había llegado por un portal en las catacumbas—dijo Draco una vez hubo terminado de relamerse el ojo de los labios. Yuck.
—Que chismoso eres, Draco.
—Oh, shush, lo importante es que conseguí una pista.
🙟✦🙝
—¿Saben? La verdad no creo que esto sea una buena idea—comentó Theo, mientras se adentraban en las catacumbas, sentía la piel de gallina mientras avanzaban por los pasillos de piedra erosionada y musgosa.
—Bueno, señor brujo—replicó Draco, que iba al frente llevando una linterna y buscando en las paredes algo. Percy iba detrás de él, con la mano derecha en el muro a insistencia de Draco. El rubio rascó un poco la pared y siguió avanzando:—Si tienes alguna idea de cómo devolvernos 1. A la normalidad y 2. A nuestra casa, eres más que bienvenido a compartirla, dado que eres el único que conserva su magia.
—¿Estás bien, Theo?—preguntó Percy, volteando para mirarlo. Sus ojos verdes prácticamente brillaban en la oscuridad, lo cual no le daba mucha tranquilidad a Theo:—estás algo pálido.
—Si, sólo no me gustan los lugares así—musitó él, acercándose más al mayor y mirando por encima de su hombro.
—Creí que vivían en las mazmorras del castillo.
—En las bien mantenidas, limpias y seguras, mazmorras del castillo—replicó Theo, haciendo un puchero:—según escuché aquí hay trampas, plantas come gente, experimentos abandonados…
—Oh pero Watzie es lindo
—...que podrían matarnos sin ningún problema—Theo agregó, y Percy le sonrió simpático, antes de agitar su lapicero mágico.
—Bueno, si cualquiera de esos trata de atacarte, voy a cortarlo en pedazos—prometió el chico y Theo se sintió marginalmente mejor. Que hubieran conservado sus armas y varita era algo que agradecía inmensamente.
De repente todo se oscureció y Theo se agarró a Percy, asustado.
—¿Draco?—Percy llamó, golpeando lo que parecía ser una pared frente a ellos. De la pared volvió a surgir la linterna, y la cabeza de Draco.
—L-lo siento—musitó el rubio, apoyando una mano en la pared y haciendo como si tratara de salir de ella:—no me acostumbro a no ser del todo tangible.
—Sigo sin entender como funciona eso—comentó Percy, tomando la mano de Draco que sostenía la linterna y jalándolo para poder sacarlo de la pared. Después de unos minutos, Draco estaba de pie con ellos en el pasillo, nuevamente.
—Parece que esta pared es falsa—comentó Draco, palpando la pared:—pero no sé cómo abrirla… Si tan solo alguien tuviera algún hechizo que nos pudiera revelar algo…
—Sólo si lo pides por favor y dices “Theo eres el mejor brujo del mundo”—replicó Theo, rodando los ojos ante los ojitos de cachorro de Draco que la verdad no tenían el mejor efecto del mundo dado que su esqueleto se veía a través de su casi translúcida piel.
—Por favor, Theo—Draco pidió, flotando un par de pasos hasta él, tomándolo de los hombros y acercándolo a la pared:—Eres el mejor brujo del mundo~
—Te odio, todo esto es tu culpa—musitó Theo, alzando su varita y apuntando al muro antes de recitar:— revelio.
La pared brilló unos segundos antes de mostrarse como lo que en realidad era; una puerta con varios símbolos que Theo no entendía.
🙟✦🙝
—¿Es un mal momento para decir que no sé nadar?—preguntó Theo, escondiéndose tras una roca mientras al menos una docena de tentáculos gigantes azotaban las paredes de la cueva en la que se encontraban.
—¿Es un mal momento para decir que odio el agua?—preguntó Draco, encogiéndose lo más que podía, mientras el monstruo lanzaba agua, algas, espuma y rocas en su dirección.
Percy hizo una mueca y respiró profundo. La puerta por la que habían entrado se había cerrado a cal y canto y la otra puerta estaba pasando el monstruo acuático que ahora estaba tratando de matarlos.
Draco había sacado su lanza, pero temblaba de miedo; Percy no podía culparlo, casi no había suelo en el que apoyarse para luchar, y el agua debía ser muy muy profunda.
Percy apretó la empuñadura de la espada, cerró los ojos para concentrarse un poco en el agua a su alrededor y asintió, a nadie en particular, antes de dar un grito de guerra y lanzarse hacia la bestia. Un tajo vertical hizo al monstruo chillar y que un tentáculo cayera al suelo, salpicando a Percy de sangre azul brillante y pedazos pegajosos de carne de pulpo.
Percy no lo dudo ni un segundo y se lanzó al agua; de algo tenía que servirle tener agallas y escamas ¿No? Percy sintió una onda de euforia recorrerlo en cuanto tocó el agua y salió despedido como un torpedo, esquivando los múltiples tentáculos y dando espadazos aquí y allá, tiñendo el agua de azul.
🙟✦🙝
Draco había querido agradecer a Percy por lanzarse contra la bestia, pero entonces el tentáculo que cortó se regeneró y empezó a sacar más desde la herida. A su lado Theo se quejó, pegándose a Draco y a la pared. A medida que el agua se teñía de azul, más y más tentáculos seguían saliendo del agua, llenando la cueva cada vez más.
—¡PERCY DETENTE!—Draco gritó, tan fuerte como pudo, mirando alrededor en pánico, tratando de pensar qué podían hacer. Debía haber una forma de pasar ¿verdad?
Draco apretó los puños hasta clavarse las uñas en la palma de las manos y trató de concentrarse en el dolor que le producían. Necesitaba calmarse y necesitaba buscar una solución. Tenían que poder salir de ahí.
El rubio respiró profundamente y sus pies se despegaron del suelo. Cierto. Podía flotar y casi volar… Y podía atravesar cosas.
Draco miró sus manos y respiró profundamente, concentrándose en sus manos y en cómo se había sentido cuando había atravesado cosas antes. Puso una mano en la roca a su espalda y la atravesó. Bien.
Draco miró alrededor y empezó a elevarse, esquivando por poco los tentáculos que trataban de agarrarlo. Debía de haber una pista, así como la puerta anterior y la anterior a esa. Draco sólo tenía que encontrarla.
🙟✦🙝
  Theo se preguntaba si era demasiado tarde para decidir que ya no quería ser amigo de Draco; Estar cerca del rubio era peligroso y lo dejaba en situaciones que no le gustaban para nada.
  
    
  
  
    
  
  El nivel del agua iba subiendo lentamente y Theo ya no sabía dónde esconderse de los tentáculos que se lanzaban agua y rocas por todos lados. Theo sintió las lágrimas bajar por sus mejillas, aterrado como estaba, mientras Draco y Percy hacían todo lo posible por… Por hacer algo.
Pero él no sabía qué hacer.
¡Él no sabía usar armas! ¡No sabía luchar! ¡No podía nadar! ¡No podía volar! ¡No podía hacer nada!
Theo blandió su varita, sintiéndose inútil, mirándola con rabia. De la varita surgió una lluvia de chispas causada por sus emociones.
Theo miró las chispas un momento y luego hacia el tentáculo que se había alejado un poco cuando salieron. Oh.
¡Oh! Theo sonrió malicioso al bramar:—¡Incendio!
La risa que surgió burbujeante de su pecho al escuchar a la bestia chillar cuando sus tentáculos se vieron achicharrados solo podría describirse como histérica. Pero a Theo no le importaba, lo que le importaba era hacer que esa cosa sufriera todo lo posible por haberlo asustado de esa forma.
🙟✦🙝
Percy le tenía miedo a Theo. Mucho mucho miedo.
En especial luego de verlo reír histérico mientras quemaba cada cosa que se ponía en rango, con una mirada de locura que hizo que Percy sintiera un escalofrío. No que pudiera darse el lujo de distraerse; Draco había encontrado una pista sobre qué tenían que hacer.
La cabeza del monstruo tenía que ser cortada a menos de que quisieran que el lugar se viera inundado de tentáculos.
Afortunadamente, el que Theo quemara los tentáculos no hacía que más salieran, solo que la bestia se enojara más y más.
Percy no estaba tan seguro de que eso fuera mejor.
  
    
  
  Pero lo importante era que distraían a la bestia; Theo desde el suelo y Draco desde el cielo. Así que Percy podía lanzarse a tratar de buscar la cabeza en medio del agua llena de algas, mugre y sangre azul.
Percy no estaba seguro de qué tan bueno era respirar sangre de pulpo monstruoso, pero no es que tuviera de otra mientras nadaba esquivando los tentáculos para buscar… ¡Ahí! ¡Eso!
🙟✦🙝
Draco escuchó el chillido de la bestia y de repente los tentáculos que había estado tratando de mantener a raya se tensaron y cayeron al agua con estrépito, salpicando todo. Casi al mismo tiempo, Theo cayó de rodillas, su risa histérica volviéndose sollozos feos.
Draco voló hasta su amigo y se acercó a él, no muy seguro de qué hacer. Entonces el pelinegro se aferró a él y escondió su cara en el pecho de Draco mientras lloraba.
—¡Te odio! ¡Te odio muchísimo!—chilló el brujo, mientras Draco le sobaba la espalda en círculos:— ¡Nunca en la vida voy a volver a seguirte en algo así!
—Fuiste muy valiente—respondió Draco, abrazándolo con fuerza:—t-trataré de no llevarte a más cosas así.
Draco se tensó al escuchar ruidos desde el agua y al ver los tentáculos moverse otra vez, y se puso frente a Theo con la lanza lista. Pero los tentáculos simplemente se apartaron y Percy salió, escupiendo agua sucia y con expresión de evidente asco.
—¡Lo logramos!—dijo Percy sonriente, a lo que Theo replicó.
—Los odio mucho, quiero ir a casa.
Percy rió bajito y asintió con la cabeza, acercándose para ayudarlos a cruzar el lago:—vamos, volvamos a casa.
🙟✦🙝
Theo se quedó mirando la pared, sintiendo una angustia que no sentía desde esa vez que se había colado a la sala de rituales de la Mansión.
Los diseños en las paredes eran muy parecidos, llenos de runas y símbolos de magia negra que estaban diseñados para cambiar la naturaleza de algo, para destruir lo que era y rehacerlo a gusto y conveniencia del mago activándolo.
Algo horrible que una persona sin escrúpulos podía usar para transformar cualquier cosa, ser o persona.
Draco tenía una expresión de confusión y Percy se veía bastante aburrido. Ninguno de los entendía lo que estaba pasando.
—¡No se muevan!—bramó Theo, cuando los dos muchachos iban a dar un paso dentro de lo que parecía ser un círculo ritual.
No que pudieran notar la diferencia, dado que el piso estaba hecho de mosaico. Cualquiera que no supiera lo suficiente no notaría el círculo.
—Este lugar está lleno de hechizos—dijo Theo, con firmeza:—hechizos peligrosos.
—¿Qué hacemos?—preguntó Percy, tensándose y mirando a Draco y luego a Theo.
Draco miró a Theo intensamente, su expresión llena de temor.
—¿Qué hacemos, Theo?—preguntó Draco, ansioso.
—Creo…—Theo miró alrededor, tratando de seguir las líneas de runas:—creo que podemos desactivar los suficientes para poder cruzar.
Al menos, eso esperaba. Theo se arrodilló para revisar el patrón en el suelo.
🙟✦🙝
—¿Va a tardar mucho?—preguntó Percy, mirando alrededor con nerviosismo, antes susurrarle a Draco al oído:—¿estás seguro de que Theo nos está diciendo la verdad?
—¿A qué te refieres?—Draco lo miró, confundido.
—A que yo lo veo caminando tranquilamente y está moviendo mosaicos pero no veo que nada le pase—Percy fulminó la nuca de Theo con la mirada y Draco se cruzó de brazos.
—¿Por qué Theo nos mentiría sobre esto?
—Porque nos odia.
—No creo que nos odie de verdad.
—Bueno, puede que no nos odie—Percy replicó, sin dejar de mirar a Theo con sospecha:—pero es macabro y estoy seguro de que nos culpa por esto.
—¿Porqué nos culparía?
—No sé, pero no le creo nada.
—P-pero Theo no tendría por qué mentirnos.
—Tal vez no quiere que sigamos porque va a ser peligroso.
—No puedes culparlo.
—No lo culpo, pero quedarnos aquí no va a llevarnos a casa—Percy replicó, haciendo una mueca:—Y estoy harto de quedarme quieto ¡Llevamos una eternidad aquí!
—¡PERCY ESPERA!—Draco trató de evitar que Percy diera un paso, y cerró los ojos cuando el mayor pisó el mosaico que Theo les había dicho que no pisaran antes.
Theo alzó la cabeza, asustado por el grito de Draco; su cara se puso pálida.
🦇💀🦇
—Bah, no pasó nada—siseó Percy y Draco abrió los ojos lentamente. Percy tenía las manos apoyadas en la cadera, dándole la espalda a Draco:—¿Ves, Draco? Te dije que era mentira.
Pero la expresión aterrada de Theo hizo que a Draco le diera un escalofrío. Percy volteó a mirar a Draco y Draco flotó hacia atrás, asustado. De los ojos de Percy corrían ríos de sangre y su expresión se había vuelto una de angustia.
—¿P-percy?—draco trató de acercarse.
—¡Quieto!—chilló Theo, acercándose con cuidado, esquivando cosas que solo él entendía. Percy había empezado a temblar y a toser, doblándose por la mitad. Draco solo veía como el suelo se llenaba más y más de sangre, mientras Percy temblaba.
—¿Q-qué está pasando?—Draco no sabía qué hacer, llorando de angustia mientras Theo retiraba mosaicos y trataba histéricamente de reacomodarles.
—N-no puedo…—musitó Theo, llorando:—¡No logro detenerlo!
—¡Percy!—Draco tomó a Percy en sus brazos, cuidando de no tocar el suelo. Pero el pelinegro no parecía estar resistiendo; sus ojos se veían vacíos, mientras de su boca salía un hilo de sangre. Su cuerpo se sentía débil y Draco hizo una mueca de asco cuando sus manos se hundieron en la carne del chico.
—D-draco…—musitó Percy, entre gorgoteos de sangre:—Ve…Te…
—No, Percy, por favor—Draco negó con la cabeza, sosteniendo al chico contra sí, sintiendo como su cuerpo se estrujaba entre sus brazos.
Theo estaba prácticamente destruyendo el suelo, arañando el mosaico con sus manos, astillandose las uñas y haciendo que sus dedos sangraran.
—¡¿Por qué se movió?!—chilló Theo, su voz aguda por el miedo. Mientras Draco seguía tratando de abrazar la masa informe en la que se estaba convirtiendo Percy, derritiéndose entre sus brazos.
—¡¿Y qué más esperabas?!—gritó Draco, entre sollozos:—¡¿Cómo le dices a alguien con TDAH que no se mueva y lo dejas sin explicaciones?!
—¡Pues perdón por tratar de salvarlos de un destino horrible!—Theo gritó, lanzando los trozos del suelo hacia un lado, enojado.
—¡PUES NO HICISTE UN BUEN TRABAJO!— chilló Draco, señalando la masa sanguinolenta en la que se había transformado Percy.
—¡PUES A LO MEJOR SE LO MERECÍA POR IMBÉCIL!—replicó Theo, levantándose del suelo:—¡A LO MEJOR AMBOS SE MERECEN MORIR DE FORMA HORRIBLE POR ARRASTRARME A ESTE LUGAR!
Draco se quedó tieso, mirándolo con sorpresa. El pelinegro se limpió las lágrimas con molestia, y lo miró con firmeza antes de darse la vuelta con un resoplido y empezar a caminar hacia la puerta, esquivando solo él sabía qué.
Draco sintió su corazón estrujarse, mientras se hacía bolita, flotando a pocos centímetros de lo que quedaba de la persona que más quería en todo el mundo.
Ahora estaba solo, puesto que su otro amigo se había ido, y lo había dejado abandonado en la habitación que acababa de matar a su Percy.
Draco dejó escapar un sollozo, abrazándose a sí mismo con fuerza, mientras las lágrimas fluían por sus mejillas como si una presa se hubiera desbordado y roto. ¿Qué iba a hacer ahora?
Después de lo que se sintieron como horas de llanto angustiante, Draco escuchó un grito desgarrador que lo hizo saltar (si era posible saltar estando flotando) en su lugar y mirar a la puerta por la que Theo se había marchado.
No…
No, no, no.
¡NO!
Draco voló lo más rápido que pudo hacia la puerta, sintiendo como su paso activaba cosas, como sus brazos se llenaban de cortadas y los ojos le ardían y fuego le lamía la piel.
Pero a él no le importaba.
No había podido ayudar a Percy. Pero iba a ayudar a Theo.
TENÍA que ayudar a Theo.
Era en lo único que podía pensar mientras atravesaba pasillos y habitaciones, ignorando el dolor de las heridas en su pseudomuerto cuerpo.
🙟✦🙝
—¡Theo!— El pelinegro logró mirar hacia un lado el tiempo suficiente para ver como el rubio irrumpía en la habitación. Theo estiró la mano hacia él, una pequeña llave entre los dedos.
El rubio se acercó, con los ojos anegados en lágrimas, negando con la cabeza.
—Tóma…la—musitó Theo, sintiendo la fuerza abandonar su cuerpo:—E…el portal… esta… a…llá…
—No, no, Theo—lloró el rubio, tomándolo de los hombros, y dando un jaló que hizo que Theo chillara de dolor, la mitad de su cuerpo sepultado bajo el techo que había colapsado cuando, en pánico, lo había hecho explotar encima de la bestia que le había mordido la pierna.
—¡D-draco!—Theo llamó, golpeando al rubio sin fuerza con la mano que todavía sostenía la llave. Sus dedos se estaban poniendo negros y sus venas se veían de un color verde enfermo. Venenoso… ¿Ponzoñoso? La mordida de la criatura lo había envenenado.
Aún si Draco (que seguía tratando de quitar las piedras derrumbadas, haciendo que más partes colapsaran a un lado y al otro de ellos) lograba sacarlo del derrumbe, el veneno había avanzado mucho. Theo no iba a sobrevivir.
—¡Draco!—se las arregló para gritar llamando la atención del chico que seguía tratando de salvarlo. Su ropa estaba quemada y cortada en varios lugares, y le faltaban pedazos de carne en un brazo. Pero el chico no parecía darse cuenta.
Tampoco parecía que estuviera sangrando. Solo… Estaba herido, pero no parecía en peligro de morir.
—V-voy a sacarte de aquí, Theo—aseguró el chico, y Theo no estaba seguro de que pudiera verlo bien a través de las gruesas lágrimas que le anegaban los ojos:—v-vamos a volver a casa juntos.
—No—Theo dijo, tomando la mano del rubio:—Y-yo no… Tú.
Draco negó con la cabeza:—¡No! ¡No voy a dejarte!
—S-sal de aquí… Y… Dile a papá que lo quiero…
—¡S-se lo vas a decir tú!
—No…—Theo negó, débilmente, mientras los bordes de su visión se oscurecían. Por alguna razón ya no sentía el dolor, solo peso:—D-draco…
—T-theo, por favor…—suplicó el rubio.
—N-no te odio…—musitó el pelinegro, sintiéndose en pánico. Estaba muriendo de verdad. No volvería a ver a sus padres, a sus amigos… No podría ser el primer mago en viajar entre dimensiones. Theo sollozó.—l-lamento haber matado a Percy.
—No fue tu culpa—Draco aseguró, acercándose a él y poniendo la cabeza del pelinegro en su regazo:—t-tú estabas tratando de ayudar. No debí gritarte… N-no te mueras por favor.
—No quiero m…morir…
—¿Theo?— pero la voz de Draco sonaba muy lejos.
— D…r…aco…
—¡NOOOOO!
🙟✦🙝 🐍🦡🐍
Draco se limpió las lágrimas con furia, antes de mirar la estúpida llave que Theo había tratado de darle con sus últimas fuerzas. Miró alrededor y vio una estúpida puerta sellada, sin pomo, solo una cerradura.
Estampó la llave en la puerta con más fuerza de la necesaria, y le tomó cuatro intentos lograr que la cerradura se abriera correctamente.
Le dolía todo. Se sentía pesado y agotado, y que le faltaba el aire.
También sentía que su corazón se había quedado en algún lugar en las cámaras anteriores.
No sabía porqué seguía avanzando, caminando por una, dos habitaciones y un pasillo largo y retorcido. Sus mejores amigos se habían quedado atrás y Draco no sabía qué hacer ¿Qué le iba a decir a mamá? ¿Qué le iba a decir a los padres de Theo? ¿Cómo iba a seguir viviendo a sabiendas de que los había dejado morir?
Se detuvo en seco al ver una pared con lo que parecían círculos espectrales de colores arremolinándose en ella. El portal.
Tan cerca.
Tan lejos para ellos.
¿Valdría la pena cruzarlo?
Draco miró sobre su hombro hacia atrás, casi esperando que Theo y Percy emergieran del pasillo, riéndose de la horrible broma pesada que le habían jugado.
Pero Draco sabía que eso no iba a pasar. Había sentido en su pecho como ellos se habían ido para siempre.
Ya nunca más iba a reírse con Theo mientras escribían los tediosos ensayos para el Profesor Binns. Ya nunca más iba a dormir arrunchado a Percy, sintiendo sus respiraciones y corazones latir en perfecta armonía.
Draco volvió a mirar el remolino de colores.
Lo mínimo que podía hacer era decirle a Sally y a los señores Nott que había pasado con ellos ¿no? Era mejor que el que creyeran que habían desaparecido… ¿Verdad?
Draco sintió que un peso se levantaba de sí mientras cruzaba el portal.
🙟✦🙝
—¿Draco?—la voz de Sally era dulce, demasiado dulce, mientras Draco solo quería llorar. Su cuerpo temblaba y él no quería abrir los ojos.—Draco, cielo, despierta.
¿Despertar? ¿Se habría desmayado?
—Percy, cielo, quédate en la sala—dijo la voz de Sally, y el corazón de Draco dio un brinco. ¿Había dicho “Percy”? Draco abrió los ojos y trató de incorporarse, pero la mano de Sally lo detuvo. La mujer lo miraba con preocupación, mientras le apartaba el cabello de la cara y lo examinaba:—Oh, gracias a los dioses estás bien.
—M-mamá—la voz de Draco brotó quebrada, al recordar como había perdido a su mejor amigo. La mujer lo abrazó con fuerza y lo alzó, como cuando era más pequeño.
—Oh, ya, ya—susurró ella, acariciándole el cabello, mientras el chico se aferraba a ella, ocultando su cara en el cuello de la mujer mientras lloraba descorazonado:—tranquilo, dragoncito, fue solo una pesadilla, ya estás a salvo.
Pero Draco no se sentía a salvo.
—¿D-draco?—preguntó alguien, y Draco alzó la cabeza, sin podérselo creer. Sally lo había cargado hasta la sala, donde Percy y Theo se encontraban, arrebujados entre gruesas mantas, con una taza de chocolate caliente cada uno. Los dos tenían cara de haber llorado hacía no mucho.
—¡THEO! ¡PERCY!—chilló Draco, casi lanzándose de los brazos de Sally hacia ellos. Sally logró ponerlo en el suelo, algo sorprendida, y lo vió correr y abrazar a los pelinegros que lo abrazaron de vuelta, llorando:—¡Creí que habían muerto!
—Oh—Sally hizo una mueca, pasando la isla de la cocina para tomar la taza de Legolas de Draco y llenarla con chocolate caliente:—Que horrible suena esa pesadilla.
—¿F-fue solo una pesadilla?—Draco preguntó, mirando a sus amigos, examinándolos mientras ellos hacían lo mismo. Preocupados.
—Así parece—musitó Percy, jalando a Draco para abrazarlo con fuerza:—la peor pesadilla del mundo.
—La peor pesadilla del mundo—corearon los otros, arrejuntándose para abrazarse con fuerza los tres.
Entonces Draco empezó a reír, haciendo que los otros rieran también. Primero de alivio y luego histéricamente.
Los tres chicos siguieron riendo y sollozando, dejando que Sally les acomodara mejor las cobijas para que pudieran seguir siendo una pila, y tomando su chocolate despacio, tratando de despejar sus mentes de ese sueño horrible.
Sin embargo, Draco no podía sacarse de la cabeza que los tres habían tenido el mismo sueño.
Y que todo se había sentido demasiado real.
🙟✦A suivre~?✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer~
Feliz Samhain!
Chapter 19: Ver a dos Sangre Pura tener su primera Navidad en Manhattan muggle definitivamente pagó que casi me coma un lobo (mas o menos)
Summary:
Draco, Theo y Percy pasan Navidad en la casa Jackson, junto a un invitado especial.
Notes:
No sé ustedes, pero yo me enamoré de la dinámica de la familia Jackson (incluyendo a Draco), y siento que son la cosa más tierna del mundo.
Con este cap volvemos a nuestra programación habitual después de los... desastres de Halloween xd
Muchísimas gracias una vez más a Anto, Gabs y Satanás por estar pendientes y apoyarme con mis desastres, les amo muchísimo.
Y Muchísimas gracias a todos ustedes por leer, dejar kudos, comentarios y bookmarks~ <3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
18. Ver a dos Sangre Pura tener su primera Navidad en Manhattan muggle definitivamente pagó que casi me coma un lobo (mas o menos)
Draco estaba tratando de no reírse mientras arrastraba a Theo y a Percy por las tiendas para comprar los regalos de navidad que le faltaban (Daphne y Blaise lo habían convencido de encargar algunas cosas via catálogo lechuza, lo cual le parecía todavía super extraño) para Annabeth, Will y Silena. Al parecer Percy también precisaba comprar un par de regalos porque no contaba con que Lucius estuviera para las fiestas (y no contaba con Theo tampoco)
Theo miraba todo con una mezcla de desagrado y sorpresa; habían cosas muggles que definitivamente le parecían completamente asquerosas (No podía culparlo al ver las calles llenas de basura, la verdad) pero también había muchas que le sorprendian bastante.
—Que ingenioso esto—musitó mientras subían por una escalera eléctrica. Draco rio bajito, mientras Percy lo miraba con escepticismo:—¿Cómo funciona?
—Creo que es una banda que gira y tiene un motor.
—¿Un motor? ¿Con qué lo mueven?
—Electricidad.
Theo asintió, frunciendo el entrecejo mirando las escaleras:—Es más práctico que se muevan de esta forma…
—Cualquier cosa es más práctica a que se desaparezcan y aparezcan porque sí—rio Draco, mirando alrededor.
Se suponía que solo estarían fuera una hora, y que tenían sus armas listas por si ocurría algo, pero quería con toda su alma que no tuvieran otra experiencia cercana a la muerte. En especial no faltando un día para Navidad.
Entraron a una librería, y Draco empezó a buscar en la sección de arquitectura, por algo para Annabeth (vio de reojo que Percy también estaba mirando los libros, probablemente pensando en si comprarle alguno a la rubia) mientras que Theo desaparecía entre las secciones para volver con libros sobre cosas y preguntarles sobre como funcionaban las cosas que veía en los libros o en las fotografías.
Treinta minutos más tarde, los tres salían de la librería con un par de bolsas llenas de libros (Percy y él no habían podido evitar conseguirle un par de libros de arte y escritura a Sally) y una sonrisa en el rostro.
—¿Necesitan algo más?—Preguntó Draco, mientras caminaban de vuelta a la casa. Theo miraba a su alrededor bastante intrigado las luces y decoraciones que adornaban las calles y casas.
—Depende de qué tanto quieras extrovertirte este año con el papel regalo—replicó Percy burlón, recibiendo un golpecito en el hombro.
—No entiendo porqué te sorprendías de los retratos si aquí todas esas cosas se mueven—musitó Theo, señalando unas vallas publicitarias.
—Las vallas no me responden si les hablo—Draco rodó los ojos:—además son actores y grabaciones. Son más como las fotos del periódico que como los retratos.
—Que extraño—Theo frunció el entrecejo y desvió su atención a otra cosa.
—Si me habías dicho que las fotos de los periódicos eran raras—comentó Percy, agarrándose de su brazo cuando iban a cruzar la calle:—¿Cómo funciona eso, por cierto?
—Tienes que revelar los negativos en una poción especial—respondió Theo encogiéndose de hombros:—De resto usas una cámara cualquiera.
—No debe ser una cualquiera—Percy objetó, frunciendo el entrecejo:—una digital no tiene negativos ¿No?
—Debe ser una análoga—asintió Draco, puesto que tenía sentido.
—¿Digital? ¿Análoga?—Theo preguntó confundido.
—¿Una polaroid serviría?—Percy preguntó entonces:—Tendrías que poner la instantánea en la poción de una vez ¿no?
—Podría ser—Draco asintió antes de volverse a Theo:—las cámaras análogas usan carrete y negativo, las digitales almacenan las fotos en una memoria interna y luego las puedes pasar a un… Creo que Sally te lo puede explicar mejor.
Theo frunció el entrecejo pero asintió, probablemente preparando su lista de preguntas para Sally. La mujer era muy paciente explicándole las cosas mientras cocinaba o arreglando la casa.
🙟✦🙝
Percy estaba tratando de aguantarse la risa, mientras veía al Señor Malfoy inspeccionar la guirnalda de palomitas que habían hecho Percy y Draco. No parecía muy cómodo en su traje elegante y su gabán largo, pero nadie más había hecho ningún comentario al respecto.
—Las protecciones de la Mansión estarán listas en un par de días más—dijo el hombre, mirando a Draco, quién asintió desde donde estaba sentado. Percy se sentía mal al ver como Draco había vuelto a ser todo… Modosito, en el momento en el que el mayor había llegado a la casa. Su cabello ahora estaba perfectamente peinado y en vez de los usuales jeans y los suéters feos de navidad (que a Draco y Percy siempre les había parecido muy divertido buscar los más horribles junto con Sally para reírse de las expresiones de la gente), llevaba pantalones de pana, camisa elegante y un suéter de lana de rombos verdes.
Theodore estaba vestido muy parecido a Draco, lo cual hacía que Percy hiciera pucheros al ver su suéter feo de renos. Draco Principito no era muy divertido tampoco, puesto que no hacía comentarios descarados ni socarrones sobre las cosas.
  
    
  
  En su lugar se reía bajito e intercambiaba miradas con Theodore haciendo que el otro chico sonriera.
Compartiendo chistes que seguro solo los magos entendían.
Percy no quería estar celoso.
Pero le molestaba bastante.
—Me alegra que decidiera pasar Navidades con nosotros, Señor Malfoy—Sally venía saliendo de la cocina seguida del horrible ser que Draco había presentado como el elfo doméstico (podía ser muy servicial y todo lo que quisieran, pero con lo ojon y orejón que era, Percy lo hubiera confundido con un monstruo). Ambos llevaban bandejas con buñuelos, galletas y lo que Draco había llamado canapés. El elfo seguía mirando a Sally con nerviosismo, echando miradas de terror al Señor Malfoy de vez en cuando.
—Realmente quería pasar las fiestas con Draco—respondió el Señor Malfoy:—Y aunque hubiera preferido invitarlos a la Mansión, es menester que sea segura para él antes de volver.
—¿Lord Nott va a venir?—preguntó Draco y Theo alzó la mirada, mientras capturaba un buñuelo de la bandeja.
—Al parecer tuvo un inconveniente—el Señor Malfoy lo dijo con un tono de simpatía que a Percy le sonó más falso que la sonrisa que había puesto cuando Sally había insistido en que prepararía la cena ella misma.
—Yule suele ser una época difícil para madre— explicó Theo con una sonrisa triste:—tal vez sea el frío, pero siempre empeora por estas fechas, y a Padre le gusta que pasemos el rato pendientes de ella.
—¿Qué clase de diosa siempre está enferma?—masculló Percy, ganándose una mirada de reprimenda por parte de Sally, a lo que se encogió en su asiento.
—¿A lo mejor es como el asunto de Anfitrión?—Ofreció Draco:—y la diosa se hizo pasar por la madre de Theo para que Lord Nott la consintiera.
—No me sorprendería—asintió Theo, sopesando el asunto:—Padre es muy atento con madre y la cuida mucho; no sería extraño que una diosa quisiera algo de eso sin el compromiso.
—Benjamin siempre habla como un marido devoto—comentó el señor Malfoy, sentándose muy derecho en una de las sillas del comedor y tomando un tenedor para pinchar uno de los buñuelos. Percy jamás había visto a alguien comer buñuelos con un tenedor.
—¿Cómo celebraban Navidad con Narcisa?—preguntó Sally, rodando los ojos ante la insistencia del elfo de que no le ayudaran.
—La Navidad no es una fiesta que los magos celebren—dijo el hombre, con displicencia:—las festividades del solsticio, con el baile de Yule entre las primeras ocurrencias, suelen durar doce días en los que se comparte entre la familia y se hacen banquetes.
—¡Pero! ¿Y los regalos de navidad?—preguntó Percy, frunciendo el entrecejo. Si lo mejor de Navidad eran los regalos.
—Narcisa y su familia eran muy asiduos a dar regalos en esta época—asintió Lucius pensativo:—en honor a Saturnalia, más que todo. La costumbre se arraigó en los círculos sociales en los que la familia Black se movía. Aunque tradicionalmente son regalos a la familia completa o pequeños regalos dados durante los 12 días…
—Yo…—Draco se mordió el labio y el rubio mayor le dedicó una sonrisa tranquilizadora.
—Severus me comentó que probablemente estarías más acostumbrado a la “Navidad”—dijo tranquilamente:—esperaba poder empezar a compartir contigo las tradiciones de la familia este año, pero alas, es más importante asegurarme que estás bien.
Draco se sonrojó levemente y le sonrió agradecido, y Percy se mordió el labio sin saber qué pensar del hombre.
🙟✦🙝
Draco miró bajo el árbol con ansiedad. Había logrado que Dobby le ayudara a traer los regalos para su padre y para Theo, y que se asegurara de que las otras personas también hubieran recibido los regalos. Pero ahora quería vomitar de la ansiedad.
Porque ¿Y qué tal si a Lucius no le gustaba el regalo que Draco había hecho para él? ¿Qué tal si prefería algo comprado? ¿Qué tal si el regalo de Draco no era bueno según las tradiciones? Draco solo lo había hecho porque durante el verano le había hecho uno a Sally, con ayuda de Will y Silena, y le había parecido algo especial.
La pila de regalos iba disminuyendo en tamaño, y Draco no le había puesto atención a de quién habían sido los regalos. Y miró alrededor en pánico, pensando que a lo mejor uno de los suyos ya había sido abierto.
En efecto, Theo estaba revisando el libro de mitos y leyendas grecorromanas que Draco le había conseguido (La versión muggle, porque luego de descubrir que habían varias diferencias entre las versiones, Theo se había mostrado muy curioso) y se veía completamente intrigado.
—Este es mio—dijo Percy con una sonrisa, tomando uno de los paquetes envueltos en papel azul marino:—aww es de Draco~ A ver qué es.
Draco estaba muy orgulloso de su trabajo escogiendo el regalo para Percy; existían muchos tipos de dulces de magos, desde Fizzing Whizbees y Grageas de Todos los Sabores, hasta Varitas de Regaliz y Plumas de Azúcar.
—No hay muchas cosas azules porque los magos son aburridos—se apresuró a decir Draco:—pero seguro te encantan. Solo abre las ranas y los fizzings aquí en la casa.
—Oh, misterioso—dijo Percy, tomando una de las cajitas de rana de chocolate y abriéndo sin mirar:—¿Qué va a hacer? ¿Saltar?
Y en efecto la ranita de chocolate saltó.
Menos mal Percy tenía los reflejos de un semidiós… O de un chico con TDAH al que molestaron mucho, y la atrapó en el aire antes de que le saltara a la cabeza. La ranita croó y Percy lo miró entre asustado y sorprendido antes de echarse a reír.
—¡Noooo!—dijo, mirando la ranita y haciendo un puchero:—¿Cómo se supone que me la coma si es tan tierna?
—Empiezas por la cabeza o te la echas completa a la boca—replicó Theo con una sonrisa:—o eres terrible como Blaise y le quitas las patitas primero.
—¡Nooo! ¡Sus patitas!—Percy miró la ranita como si no fuera capaz de entender semejante crueldad y Draco no pudo evitar reírse ante la expresión.
Entonces escuchó a su padre reír bajito también y lo miró sorprendido. El mayor se encogió un poco de hombros antes de decir:—Nunca había pensado en las ranas de chocolate así; las he comido desde que tengo memoria.
—¿No es refrescante?—preguntó Sally, acomodándose la bufanda que Theo había logrado conseguirle:—Ver cosas que das por sentado vistas por alguien que nunca las había visto.
Draco tenía que asentir ante eso; ver a Theo maravillado por las invenciones muggles luego de estar poco convencido de que valieran la pena, había sido muy interesante.
—Este es de Draco para el Señor Malfoy— Percy tomó una caja no muy grande y Draco se tensó cuando la caja envuelta en papel plateado llegó a las manos del rubio mayor.
—Oh ¿Son cuentas mati?—preguntó Lucius extrayendo un brazalete tejido a mano en negro, plateado y verde, con varias cuentas de vidrio y madera que Draco había pintado él mismo. Sintió sus mejillas calentarse cuando el hombre empezó a examinarlas:— y también hay runas… ¿De protección? Y de suerte.
—¡Oh!—Sally se arremangó y mostró un brazalete muy parecido que llevaba en su muñeca. Solo que el de ella era azul, verde mar y plateado:—¡Draco te hizo un brazalete también!
Lucius dejó de examinar el brazalete y miró a Draco intensamente:—¿Tú lo hiciste?
Draco asintió, pellizcándose una mano con nerviosismo:—a-aprendí a hacerlos en el campamento…
Lucius le extendió el brazalete y le sonrió:—¿Me ayudarías a ponérmelo?
Draco sintió sus ojos llenarse de lágrimas al tiempo que sonreía, tomando el brazalete y amarrándolo alrededor de la muñeca. Se veía extraño. Probablemente porque estaba un poco chueco y era visiblemente barato. Pero Lucius lo miraba como si fuera el tesoro más grande del mundo.
Luego sacó el pequeño álbum que Sally le había ayudado a armar (En la mayoría de las fotos salía con Percy, pero es que habían sido prácticamente uña y mugre desde bebés) y empezó a ojearlo. Draco se mordió el labio cuando notó los ojos humedecidos del hombre, que revisaba las fotos con cariño.
—Gracias, Draco
—C-creí que te gustaría… Ya que me diste uno c-con fotos de… Nosotros antes.
—Me encanta— dijo con una sonrisa.
Y Draco suspiró aliviado, porque de verdad estaba pensando en enterrarse en algún lugar ¿Sería que Gaia le haría el favor de abrir la tierra para que se lo tragara? Draco sacudió la cabeza y alejó ese pensamiento de su cabeza. Por alguna razón, se le antojaba muy… Funesto.
Algo que no quería, en especial rodeado de gente que quería y lo quería.
Menos viendo a Theo mirar extrañado el suéter feo de navidad que tenía un pentagrama invertido que parecía hecho con bastones de caramelo y decía “we witch you a merry solstice”, que Percy había decidido regalarle porque a Percy le encantaban ese tipo de chistes.
La risa de Sally al ver el suéter hizo que el resto de la ansiedad de Draco se desvaneciera, junto con la inquietante sensación de que a lo mejor, la tierra si podía tragarlo.
🙟✦🙝
Percy se aferró a Draco.
Todavía era de noche, por lo que el rubio seguía durmiendo apaciblemente, con la cabeza apoyada en el pecho del pelinegro. Pero en unas cuantas horas el rubio se iría otra vez, y Percy volvería a sentirse solo.
Solo que, por alguna razón, no se sentía ansioso.
De pronto por lo que Draco le había dicho, que él era la única persona que lo conocía completamente porque era con el único que podía siempre ser el mismo.
Percy le acarició el cabello al rubio con suavidad, sonriendo cuando el chico murmuró algo que sonó como “¿Por qué un par de calcetines?”, lo cual no le daba ninguna pista sobre qué podría estar soñando su amigo, pero no importaba.
Fuera lo que fuera, no parecía causarle nada más que curiosidad al rubio, así que no era preocupante.
Lo más preocupante eran los ojos casi reflectivos que lo miraban con interés desde la litera de arriba.
No que nadie le fuera a creer; Draco insistía que los ojos de “Theo” eran café muy oscuro y que el chico solía dormir como un tronco.
Al menos, el chico parecía querer a Draco bastante, así que Percy no tenía que temer por su mejor amigo.
  
  
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustase~
Chapter 20: Por supuesto que Draco era el malo del paseo; después de todo era un Slytherin.
Summary:
Draco y Theo vuelven a Hogwarts, y Draco descubre cositas, pero nadie confía en él porque va de verde :'c
Notes:
Una mirada más a lo prejuicioses que son en Hogwarts, pero pues, no nos sorprende de a mucho.
Espero que les guste el capítulo~
Una vez más, muchísimas gracias a Satanás, Anto y Gabs por apoyarme con esto y no quitarme la custodia de los niños.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
19. Por supuesto que Draco era el malo del paseo; después de todo era un Slytherin.
—Ya les dije que no me ha hecho nada— Draco escuchó la voz de Longbottom desde detrás de un tapiz:—Malfoy solo me ayuda de vez en cuando en pociones.
No habían pasado muchos días desde que el receso de invierno había terminado y Draco casi había olvidado que las otras casas no querían mucho a los Slytherin.
—Es un Slytherin, Neville.
—¿Te está amenazando? Nosotros podemos encargarnos.
—Solo dinos y verás que hay un Maleficio de Piernas Unidas con su nombre.
—Les digo que no es así—insistió Neville y Draco notó que su voz sonaba cansina:— Malfoy no es como los otros Slytherin.
Draco apretó los puños, sintiéndose indignado en nombre de sus compañeros de casa, antes de salir de detrás del tapiz:— ¿Y eso que se supone que significa, Longbottom?
Tres varitas se levantaron hacia él y Draco reconoció a los otros Gryffindor de su año. Incluyendo a Potter, que si bien no había levantado su varita (ni había dicho nada, puesto que no recordaba haber escuchado su voz), igual lo miraba con sospecha.
—P-pues…—el chico se había puesto muy pálido y miraba con nerviosismo entre sus compañeros de casa y Draco:—tú eres amable.
Draco lo miró intensamente, ignorando a los otros tres que seguían apuntándole con sus varitas:—¿Y acaso los otros no lo son? ¿Tú eres amable con todo el mundo?
El chico se encogió ante ese comentario, culpable:—N-no realmente.
—No soy diferente de los otros Slytherin—declaró Draco, antes de mirar a los otros chicos por encima de su hombro:—así como tú no eres diferente de los otros Gryffindors al parecer.
—¿Qué te crees, Malfoy?—siseó Weasley alzando su varita.
—¡Ron!—la voz del Weasley Prefecto hizo al Weasley menor y a los otros saltar asustados:—Espero que no estés armando una pelea.
Draco miró a Neville, quien no era capaz de mirarlo a los ojos y suspiró, dolido antes de decir:—No sé por qué esperé algo más.
Y Draco echó a andar pasillo abajo, rumbo a la biblioteca.
Antes de girar la esquina alcanzó a escuchar a Potter decir:—No te preocupes, Neville, tú vales más que doce Malfoy.
Draco apretó los puños, parpadeando con furia para deshacerse de las lágrimas que amenazaban con desbordar sus ojos.
🙟✦🙝
El siguiente partido de Quidditch no le interesaba de a mucho a Draco, así que decidió tomar la oportunidad para llevar a Theo al bosque para entrenar. El pobre no estaba muy seguro de hacer eso, pero luego de decirle que Lucius le había procurado algunas armas para que pudieran probar cuál le sentaba mejor, parecía estar más interesado.
—Yo quería ver el partido—dijo Theo con un puchero, mientras miraba la caja de ébano pulido que Draco extraía de su mochila ampliada mágicamente. Draco lo miró por encima de su hombro mientras abría la caja y empezaba a extraer armas de bronce celestial de ella.
—¿Para qué? ¿Para escuchar como los Gryffindor o los Hufflepuff nos acusan de trampa o de echarles mal de ojo?—preguntó Draco mordaz. Theo lo miró alzando una ceja, desde el tocón en el que estaba retozando.
—Ese Longbottom es un idiota, Draco—dijo el chico, saltando del tocón y acercándose con andar felino para empezar a ver las armas:—te dije que tuvieras cuidado con los leoncitos.
—Yo sé—Draco sacudió la cabeza, tomando una notita escrita en griego que estaba en el arco compuesto (Draco, dale la oportunidad, Will) y arrugándola, antes de mirar a Theo:—¿Cuál te llama la atención?
—¿Si digo ninguna podemos ir a ver el partido?
—No
—Está bien… ¿Puedo probar el hacha?
—Claro.
🙟✦🙝
—El Bosque está prohibido por una razón, Malfoy—Potter tenía los brazos cruzados y Draco solo podía mirarlo con aburrimiento. ¿Era más interesante que el ensayo de Binns? Si. ¿Era algo que quisiera escuchar? No.
—Muy bien, Potter— Draco aplaudió sarcásticamente:— ¿Dedujiste eso tú solito? Felicidades
—¿Qué estás planeando?—Potter exigió, molesto y Draco alzó una ceja, antes de ver a Theo quien le sonrió divertido.
—La verdad—empezó Draco y Potter se inclinó hacia él, curioso:—estaba planeando pedirle a mi padre que me consiga un tutor de Historia de la Magia porque Binns me mata de aburrimiento.
—¡Sabes de lo que estoy hablando!—espetó Potter, evidentemente perdiendo la paciencia. A su lado estaba Granger, que miraba a Draco como si fuera responsable del agujero en la capa de ozono o algo por el estilo.
—No, no tengo idea—Draco replicó calmadamente, mirando de reojo hacia donde Madame Pince solía estar, lista para castigar a quien irrespetara su sagrada biblioteca.
—Harry—la castaña le puso la mano en el hombro como advertencia y el pelinegro frunció el entrecejo.
—No vamos a permitir que Snape y tú sigan con su plan—dijo firmemente antes de darse media vuelta e irse, seguido de una muy ceñuda Granger.
—¿Qué plan tienes con Snape?—preguntó Theo y Draco se encogió de hombros.
—Me encantaría saberlo—Draco se tocó la barbilla con la pluma un par de veces:—todavía no parece muy convencido de querer hablarme.
Theo rio bajito y Daphne los miró con decepción, cuando finalmente alzó la vista de su libro que Draco sabía ocultaba una revista.
🙟✦🙝
Draco se sentía cansado. A lo mejor no debió excederse tanto con el entrenamiento de ese día, pero es que le frustraba lo fácil que Theo había comenzado a defenderse al no más tomar las dagas. ¿Por qué todos los mestizos eran buenos en eso menos él?
Por eso ahora estaba volviendo al castillo después del toque de queda. Tenía que tener mucho cuidado, puesto que no quería meterse en problemas, así que iba avanzando con cuidado por el borde del Bosque.
La voz asustada de Potter le llama la atención. ¿Qué hacía Potter en la cabaña del Guardabosques tan tarde? Draco avanzó con paso ligero hacia la cabaña y con cuidado se asomó a ver qué pasaba.
No solo era Potter; también Weasley y Granger estaban ahí. Y los tres, junto con el gigantesco hombre parecían estar mirando algo en la mesa. Algo que lanzaba fuego y hacía chirriditos.
—¡Bendito sea! ¡Miren! ¡Reconoce a su madre!—dijo el barbudo, tomando lo que fuera en su mano para acariciarlo. Draco se quedó mirando la cosita en su mano; tenía un hocico largo y una nariz ancha, ojos naranja saltones y enormes alas arrugaditas contra su cuerpo mientras estornudaba y miraba al guardabosques.
Draco nunca había visto un dragón de cerca; mucho menos un bebé dragón y ¡Oh! ¡Qué lindo era! ¿Lo dejarían acariciarlo? ¿Acercarse a verlo mejor? Probablemente no, porque era un Slytherin.
Entonces la mirada de Draco se cruzó con la del guardabosques, quién palideció.
Rayos.
Draco saltó y echó a correr ágilmente de vuelta al castillo. Corrió y corrió y corrió hasta llegar a la Sala Común de Slytherin y caer sentado cuando la adrenalina lo dejó y el cansancio del día lo atropelló como un tren.
Mierda.
Esos tres seguro lo iban a acusar y se iba a meter en serios problemas.
🙟✦🙝
—¿Un dragón?—Percy no podía creer lo que Draco estaba diciéndole.
—¡Si!—Draco parecía muy emocionado:—es gigante y eso que nació hace como tres semanas ¡Es muy lindo y come ratas! ¡Y no me he podido acercar porque esos estúpidos de Potter y Weasley me tienen bronca!
—¿Hace tres semanas? ¿Cómo sabes que nació hace tres semanas?—Percy preguntó y Draco se puso rojo, antes de desviar la mirada.
—Creo que lo vi el día que nació…—musitó Draco y Percy se levantó en su cama indignado.
—¿Y porqué no me dijiste nada?
—Porque cuando volví al dormitorio estaba cansadísimo y caí dormido tan pronto que casi creí que había sido un sueño.
—¿Y fuiste a comprobar si había sido un sueño?
—¡No! Ósea si, pero no de una vez—Draco se mordió el labio:—Es que Potter y Weasley me echaban unas miradas como para pudrir plantas, y pues no entendía por qué… Hasta que los vi yendo a la cabaña del grandullón y pensé ¿Estás seguro de que fue un sueño Draco?
—¿Entonces los magos pueden tener dragones como mascotas?—Percy preguntó, curioso. Debía ser genial tener un dragón, gigante y feroz que te protegiera. Claro que en el apartamento no cabría ni sin culpa.
—Oh no, eso es super ilegal—Draco se apresuró a negar con la cabeza:— al parecer es muy malo para el Estatuto del Secreto y son super peligrosos.
—Oh…
—Si, que triste.
—¿Y qué vas a hacer?—Percy preguntó, algo preocupado:—¿Vas a decirle a las autoridades?
—Debería—Draco hizo un puchero:—¿Pero qué si nos expulsan a los cuatro por saber del dragón y no decirle a nadie? O… ¿Qué tal si sacrifican al dragoncito? ¡Es inocente! Solo le ha quemado la barba al guardabosques y él no parece muy molesto por eso.
—Tarde o temprano alguien se dará cuenta ¿Y si les ofreces ayuda?
Draco se rió ante su comentario, haciendo una mueca:—Percy ¿No me has puesto atención? Ellos son Gryffindors y yo soy un Slytherin; nunca van a aceptar mi ayuda.
El tono de autodesprecio de Draco hizo que Percy apretara los puños:—¿Qué pasó con el otro chico, al que tu padrino estaba molestando? Él también es un Gryffindor y recibía tu ayuda.
—Pues es igual que los otros—Draco desvió la mirada, evidentemente triste:—Ya no nos hablamos.
—Oh—Percy se mordió el labio. Al parecer Draco no le estaba contando todo lo que le pasaba día a día. No sabía si enojarse o no, porque además, Draco parecía muy dolido con ese asunto. Percy suspiró:—Pues él se lo pierde; eres el mejor amigo que cualquier persona pudiera desear.
—No me mientas, Percy—replicó Draco, esbozando una sonrisa:—ese serías tú.
🙟✦🙝
—¿Por qué necesitas verlo?—la enfermera, de expresión adusta y severa, lo miró fijamente.
—N-necesito pedirle prestado un libro—dijo Draco, poniendo su mejor sonrisa:—además de pasarle los apuntes de pociones de hoy.
—Que buen chico—dijo la enfermera, abriendo la puerta de la enfermería y señalando la última cama:—no te preocupes, tu amigo se va a poner mejor pronto. No es nada demasiado grave.
Draco asintió y caminó hacia la camilla. Había visto la mano de Weasley verde e hinchada más temprano ese día y sabía que era una mordida de dragón. Tenía que serlo.
Draco había pasado los últimos días leyendo todo libro sobre dragones que pudiera encontrar y por eso sabía que 1. Norberto tenía que ser un Ridgeback Noruego y 2. Que su mordedura era venenosa y muy dolorosa.
Además, estaba seguro de que Weasley no había dicho que lo había mordido, lo que significaba que el tratamiento demoraría más, porque el antídoto al veneno, si bien sencillo (incluía raíz de diente de león y Draco lo había logrado hacer en media hora) no era muy usado para curar heridas.
—Weasley—saludó Draco y el pelirrojo lo miró con furia. Tenía la mano vendada y al parecer llena de emplastos:— Debe doler… ¿Qué dijiste que te mordió? ¿Un perro?
—Piérdete, Malfoy—Weasley trató de incorporarse y apoyó la mano, que debía doler bastante a juzgar por la mueca que hizo.
—Ponte esto—Draco puso un vial en la mesita al lado de la camilla, sobre algunos apuntes que había tomado en pociones, y tomó uno de los libros del pelirrojo al azar:—me llevó esto porque fue mi excusa para entrar.
—¿¡Qué te crees!?—el pelirrojo saltó y Draco le hizo un gesto para que se quedara callado.
—Mira, no me agradas, Weasley—siseó Draco:—pero estoy seguro de que no quieres que le pase algo malo al amiguito de Hagrid por tu culpa ¿o sí?
Weasley palideció y Draco se cruzó de brazos:—¿Entonces? ¡Ponte el antídoto!
Weasley miró el vial con reluctancia, pero lo destapó y se quitó los vendajes. Draco vio la piel verde, volviéndose negra y sintió un nudo en el estómago al recordar que Percy también tuvo una herida envenenada en la mano hacía no tanto y Draco no había hecho nada. Bueno, ahora Draco podía ayudarlo.
Weasley dejó caer un par de gotas en la herida al ver que Draco no se había movido y emitió un quejido, seguido de un sonido de sorpresa cuando la herida empezó a desinflamarse.
—Tonto—Draco espetó y se dio media vuelta y se fue.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer.
Chapter 21: Dragones, unicornios y cosas macabras en el bosque.
Summary:
Draco solo quería ver un dragón, y terminó viendo unicornios y bichos feos en el bosque.
Notes:
Escribir este capítulo me hizo recordar lo desagradable que llegan a ser los Gryffindor en el libro.
Para que conste, todo (la mayoría al menos) de lo que dice Hagrid es así tal cual en el libro.
Para que conste x2, Draco está haciendo su mejor esfuerzo por mantenerse en la misma escuela por más de un año. Lo cual, dado su historial es difícil, entonces no lo juzguen mucho, él lo da todo.
También voy a empezar a añadir más tags a partir de aquí.
Muchísimas gracias a mis betas por ser maravilloses; a Satanás por hacerme reír mientras practicamos inglés, a Gabs por no dejar que me quitaran la custodia(?) de los niños (draco&co) y a Anto por acompañarme a hacer aguapanela~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
20. Dragones, unicornios y cosas macabras en el bosque.
Draco estaba sacando sus libros de la mochila para ponerse a hacer todas las tareas que había dejado acumular por ponerse a buscar todo lo posible sobre dragones. Vio caer un segundo libro de transformaciones (evidentemente usado y un poco llevado) y lo miró confundido, antes de ver que en la contraportada decía Weasley (había varios nombres tachados hasta el último escrito “Ron”). Cierto que había tomado prestado uno de los libros como excusa. Debía devolverlo pronto.
Una leve tos lo hizo alzar la vista. Frente a él, Longbottom estaba mirándolo con nerviosismo. Draco volvió a bajar la vista y abrió uno de los rollos de pergamino (¿por qué no podían usar papel como la gente normal?) en el que había empezado a escribir uno de los ensayos sin mucha gana unos días antes. Tomó el libro que había sacado para usarlo de referencia y abrió en uno de las páginas que había marcado con una hoja que tenía dibujado un dragoncito.
Unos cuantos minutos pasaron, con solo el ruido de la pluma/lapicero de Draco como fondo, y el muchacho no parecía querer irse. Pues bien, Draco no iba a ser el primero en hablarle.
—Lo siento—musitó Neville, antes de apresurarse a aclarar:—por lo del otro día en el pasillo.
—¿Por qué?—preguntó Draco, sin alzar la vista del libro que estaba referenciando para su ensayo:—¿Por lo que dijiste o porque te escuché?
—Por lo que dije—Neville se sentó a su lado, pero Draco siguió sin mirarlo. Estaba tratando de terminar su tarea. Neville tardó un momento en volver a hablar:— tenías razón. Eres como los otros Slytherin. Astuto, ambicioso... Y amable y fiel a tus convicciones. Y... Y yo soy como los otros Gryffindors; sesgado por estereotipos que solo se cumplen porque nosotros seguimos obligándolos a eso.
Entonces Draco alzó la mirada y vio el leve sonrojo en las mejillas del león. El chico le esbozó una sonrisa nerviosa y Draco le sonrió a su vez.
—Lamento haberte metido en problemas con tus compañeros de casa—dijo Draco, poniendo su mano sobre la del chico:—voy a intentar que no parezca mucho que te amenazó o te obligo a hacer cosas que no quieres.
Neville sonrió cálidamente, girando su mano para apretar la del rubio:— no podrías obligarme a hacer nada que no quiera, Malfoy. No es tu estilo.
Draco sonrió, sintiendo un calorcito en su pecho:—en eso tienes razón.
—Se escribe “branquialgas”, no “brangialgas”—apuntó el chico, y Draco miró su ensayo frunciendo el entrecejo. El chico se apresuró a tartamudear:—l-lo siento, no quise…
—Gracias, todavía a veces olvido el hechizo o las gafas para la dislexia—dijo Draco calmandolo con un gesto, antes de pescar sus gafas de la mochila y ponerlas sobre la nariz.
—¿Eres disléxico?—Neville lo miró sorprendido y Draco asintió, revisando su ensayo para ver dónde más se había equivocado. Abrió su mochila y tomó la pequeña botella de tinta con la que Theo y él habían estado experimentando; el chico había estado intrigado por la noción del corrector para corregir errores de escritura en vez de tener que volver a escribir todo el ensayo, así que habían hecho algo un poquito parecido.
Era pintura, o tinta, más o menos del tono del pergamino, con un hechizo que Theo había encontrado por ahí, para que se mezclara mejor con el tono. Todavía se veía extraña y tocaba hacerle un par de hechizos de secado antes de poder escribir sobre lo que se pintaba sin que se volviera todo negro, pero era bastante bueno.
—También tengo TDAH
—¿TDAH?
—Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
—¿Por eso siempre estás haciendo algo más mientras estamos en clase pero siempre puedes responder las preguntas?
—Si no lo hago mi mente se pierde.
—Oh… Que interesante.
—Yo supongo, a veces es molesto, me atraso con las tareas porque me distraigo con otras cosas.
—Eso suena molesto.
Draco hizo un puchero y suspiró antes de asentir. A su lado, el Gryffindor sacó sus libros también y empezó a trabajar en sus propios ensayos.
Al rato llegaron Theo, Daphne, Blaise y Pansy, quienes miraron a Longbottom con desconfianza. Aunque parecieron aceptar la presencia del Gryffindor cuando él les sonrió y ofreció una bolsa de grageas (de limón, porque al parecer eran sus favoritos), sí solo por eso.
🙟✦🙝
Draco quería ver el dragón antes de que se lo llevaran lejos. ¡Era un dragón! ¡Su animal espiritual! ¡Su cartuchera que ahora Percy tenía!
Esa era la única razón por la que se había escabullido a la torre más alta, siguiendo la carta del tal Charlie, que había encontrado en el libro de la comadreja. Ojalá hubiera sido más insistente con el Profesor Snape cuando preguntó por los hechizos de invisibilidad. Claro que debían ser difíciles, y si bien la magia se le daba mil veces más fácil que la lucha con lanza, probablemente su padrino tenía razón con respecto a que debía primero dominar lo básico.
Draco se apoyó en uno de los alféizares para mirar al cielo nocturno. Estaba despejado, pero no había luna, por lo que solo la luz de las estrellas brillaba sobre su rostro curioso.
Una leve calidez le embargó el pecho, parecida a la que sentía durante las clases de Astronomía.
—¿Señor Malfoy?—una voz dijo a su espalda. Una voz seria y estricta. Oh no.
  —P-profesora McGonnagall— el chico se volteó, en pánico. ¿Qué iba a decirle? No podía echar al agua a Potter y compañía ¿Qué tal si le creían y luego algo le pasaba al dragón?
  
    
  
   No, no. No podía permitir eso.
—¿Qué está haciendo aquí? ¡Fuera de su habitación después del toque de queda!—La profesora lo tomó del brazo con fuerza y empezó a jalarlo para llevárselo, probablemente a las mazmorras.
—Y-yo debí caminar dormido profesora—se apresuró a decir el rubio. No era su mejor mentira, diablos, ni siquiera era la peor de todas y evidentemente a la profesora no le pareció ni siquiera chistosa.
—¡Detención!—dijo con firmeza, mientras lo hacía bajar las escaleras a buen paso. Draco vio que la red del cabello que llevaba brillaba ligeramente. ¿Tendría algún hechizo para el cabello? Claro que los pensamientos de Draco se vieron interrumpidos por el siguiente comentario:—¡Y veinte puntos menos para Slytherin! Vagando en mitad de la noche, como se atreve…
—No es como si estuviera haciendo algo malo—bufó Draco, su mirada desviándose al espacio vacío al otro lado de la profesora:—ni que me hubiera metido al pasillo prohibido o hubiera olvidado quemar el lazo del diablo.
La profesora se detuvo y su agarre se apretó más y más, haciendo que Draco hiciera una mueca, recordando a las profesoras en la primaria zarandeándolos a él ya Percy. Casi pudo sentir que Percy estaría preocupado por él.
—Ya veremos que opina el profesor Snape de esto—dijo con firmeza y Draco sintió que el alma se le iba del cuerpo. El Profesor Snape seguía relativamente molesto con él ¿Sería capaz de hacer que lo echaran? A Percy y a él los habían suspendido por menos.
Más le valía al insulso de Potter poner a ese dragón a salvo.
🙟✦🙝
—¿Y bien?—el Profesor Snape preguntó, mirando a Draco con decepción:—¿Se puede saber qué estabas haciendo en la Torre de Astronomía a media noche?
—¿Este es uno de esos momentos en los que decir la verdad va a hacer que me castiguen más porque nadie me va a creer?—Draco preguntó en su lugar, pellizcándose los dedos:—¿O es de esos momentos en los que decir la verdad solo hará que me lleve por delante a otras personas lo que hará mi vida aquí miserable?
El Profesor Snape lo miró intensamente antes de pellizcar el puente de su nariz:—No soy tu enemigo, Draco. Entiendo que lo creas debido a… Nuestras diferencias con respecto a Longbottom, pero soy tu Jefe de Casa y por sobre todo soy tu padrino.
—Eso no responde mis preguntas—declaró Draco, para luego morderse la lengua. Algún día iba a aprender a no replicarle a las figuras de autoridad. O no.
El Profesor Snape lo miró fijamente antes de suspirar:—No te meterás en más problemas si dices la verdad.
—¿Ni meteré a nadie en problemas?
—¿Hay más Slytherin metidos en esto?
—No, pero ya es suficiente lidiar con ellos como para que sepan que fue mi culpa que los expulsaran o lo que sea.
—¿Por qué los expulsaríamos por vagar por el colegio a medianoche?
—Porque lo hacían por algo muy muy ilegal—Draco se mordió la lengua otra vez. ¿Qué se creía? ¿Percy? Diciendo las cosas antes de llegar a un acuerdo. Muy poco Slytherin de su parte:—Si le voy a decir la verdad necesito garantías de que no va a expulsarme, ni a ellos por mi culpa.
El Profesor suspiró otra vez y asintió:—Está bien. No los expulsaré ¿Qué pasó?
—Potter y sus amigos iban a transportar a un dragón para que el hermano de Weasley se lo llevara a Rumania con él y yo solo quería ver el dragón de cerca, pero esos Gryffindor envidiosos no me dejaban acercarme.
—No sé que esperaba que dijeras, pero eso definitivamente no era.
🙟✦🙝
—¿Ciento cincuenta puntos en una noche?—Draco estaba completamente anonadado. Había estado muy nervioso y preocupado por lo que sus compañeros de casa fueran a decir después de perder veinte puntos, pero al parecer todo el mundo estaba más preocupado por descubrir quién había perdido ciento cincuenta puntos en una noche y qué pudieron haber hecho los Gryffindor para que eso ocurriera.
Draco en cambio había mirado preocupado a el Profesor Snape quien había negado con suavidad. Bueno, al menos no era su culpa ¿cierto?
Draco miró a la mesa de Gryffindor y vio como la mayoría miraba mal a Potter y Granger… ¿Y a Neville? Pero, eso no tenía sentido. Necesitaba preguntarle.
Sus miradas se cruzaron y el pelinegro suspiró aliviado antes de sonreírle tranquilizador. Draco tenía la sensación de que se estaba perdiendo de algo y pues no le gustaba de a mucho esa sensación.
Draco le hizo un gesto como si abriera un libro y el chico asintió, levantándose de su asiento en el comedor.
—Voy a la biblioteca—anunció, haciendo que Theo levantara la mirada intrigado.
—Es sábado
—Hay algo que quiero averiguar.
—¿Necesitas ayuda o…?
—Nah, está bien… Oh, pero si quieres puedes venir.
Theo lo miró fijamente y negó con la cabeza:—te alcanzo en un rato.
Draco le sonrió y salió del Gran Comedor andando tranquilo. Ya les había dicho a los otros que había perdido puntos para la casa, pero los otros lo habían tranquilizado diciendo que perder veinte puntos después de ganar cien en clase no estaba tan mal. Solo que no se le hiciera costumbre.
Draco definitivamente no quería que se hiciera costumbre.
Además, esta vez había logrado que el Profesor Snape no le avisara a Lucius que había estado haciendo cosas indebidas, pero… Draco tenía que ser capaz de mantenerse en una escuela sin ser expulsado.
En especial una en la que las ocurrencias extrañas no lo hacían ver loco ni peligroso, porque eran normales.
—¡Neville!—Draco saludó una vez encontró al chico en la biblioteca. El chico lo miró y le sonrió, aunque se veía bastante decaído:—¿Qué ocurrió?
—Encontré la nota en el libro que me pediste que le devolviera a Ron—dijo Neville, haciéndole un campo a Draco para que se sentara a su lado:—Como vi que decía dragones y sé que te gustan pensé que a lo mejor irías a verlo y te meterías en problemas, así que fui a buscarte para advertirte.
—En efecto así fue—Draco hizo un puchero:—tengo detención y me quitaron 20 puntos.
—¿20?—Neville lo miró haciendo mala cara y Draco se mordió el labio.
—De pronto si no hubiera molestado a McGonnagall no habrían sido tantos.
—A nosotros, Harry, Hermione y a mí, nos quitaron cincuenta a cada uno—Neville miró sus pergaminos y Draco notó que los ojos se le habían llenado de lágrimas. ¿50? ¿Pero por qué? ¿Habrían encontrado el dragón? Neville sorbió los mocos antes de continuar:—Ella creyó que tú estabas afuera por la “broma del dragón” de ellos y que le parecía un comportamiento poco digno de un Gryffindor.
Draco no sabía que decir. ¿La Profesora entonces sabía de la nota? ¿No les había creído? Ósea que el dragón estaba a salvo. Eso era bueno. Neville por otro lado estaba descorazonado. Eso no era bueno.
—Creo que podrías recuperar algunos puntos en Herbología—dijo Draco finalmente, después de unos minutos:—Eres muy bueno y entiendes sobre plantas. A lo mejor si participas podrías recuperar puntos.
Neville lo miró confundido:—¿Qué?
—¿Quieres ayuda?—Draco le sonrió:—¡Podemos revisar los libros y así estarás preparado!
Neville esbozó una sonrisa temblorosa, con sus ojos aún húmedos de lágrimas, y Draco no pudo evitar pensar que la sonrisa del chico era muy linda. Lástima que generalmente estaba preocupado.
Las próximas dos horas las pasaron repasando Herbología (Draco agradecía cualquier dato y consejo que Neville tuviera porque la verdad es que las plantas y él nunca se habían llevado muy bien), hasta que llegó Theo y les preguntó si habían terminado ya los mapas para Astronomía, entonces pasaron a hacer las tareas que les habían dejado de las otras clases.
Después de todo, necesitaban recuperar puntos de alguna forma.
—No deberías estar tan insistente en ayudarlo a recuperar puntos—dijo Theo, cuando se separaron para ir a almorzar:—puede ser tu amigo, pero sigue siendo de otra casa.
—¿Cuántos puntos va a conseguir igual? ¿20? ¿30?—Draco hizo una mueca:—yo tardé casi medio año en conseguir 100 y participé muchísimo en pociones, transformaciones y encantamientos. Además, no tenemos Herbología con ellos así que voy a aprovechar lo que estudiamos para recuperar los 20 que me quitaron.
Theo soltó una carcajada y le palmeó la espalda:—a veces olvido que a pesar de ser blando con ellos sigues siendo un Slytherin.
Draco lo empujó en juego, pero no pudo evitar sonreír.
🙟✦🙝
—¿Quiere alguien explicarme porqué si me están castigando por estar fuera de la Sala Común después del toque de queda me hacen tener detención Después del Toque de Queda?—Draco no entendía; era completamente estúpido todo eso. Y se iba a quejar, por supuesto que sí. Con sus compañeros; los profesores podían hacer lo que quisieran y técnicamente ellos deberían saber porqué el mejor castigo sería ese. ¿No?
Probablemente no.
Draco no les tenía mucha fe a los adultos en general; en sus tiernos 12 años de vida había visto como los adultos en lugares de poder no les solían importar los niños realmente. Válido para profesores, policías y dioses.
Lucius y Sally parecían ser la excepción. De pronto el Señor Nott… El Profesor Snape había parecido bueno, pero luego salió con su cosa de molestar a Neville.
—Con suerte solo te harán limpiar cosas en los salones—Gregory le dijo, dándole un par de golpecitos simpáticos en el hombro. Si Draco no hubiera estado entrenando últimamente, seguro lo habría mandado a volar con la fuerza que tenía. Draco se preguntaba si realmente Gregory y Vincent tendrían once o doce años; eran demasiado grandes.
—No lo creo—Draco tenía esa sensación de peligro que solía tener siempre que Percy y él terminaban en problemas por cosas extrañas. Una sensación que definitivamente no había extrañado:—pero gracias por el sentimiento.
Draco no pudo concentrarse el resto del día. Pensando en qué clase de castigo requeriría que fueran casi a media noche. Su imaginación hiperactiva daba saltos mortales, pensando cada vez en cosas más extrañas y terribles, desde conseguir plantas que solo florecían a esa hora hasta pelear con trols.
Eso último lo había pensado porque todavía no sabía cómo había entrado un trol al castillo, y seguía temiendo el día en que apareciera otro y lo hiciera hacerse amigo de Granger.
Tal vez por eso había llegado un poco antes al vestíbulo, y ahora tenía que escuchar a Filch, el conserje, hablar de los horribles castigos que solían poner antes. Incluyendo colgar gente de los tobillos. Terrible.
—Hola—Neville le sonrió al verlo y Draco sonrió a su vez, ignorando las malas miradas de Granger y Potter. A Draco lo tranquilizaba un poco que Neville estuviera ahí; al menos no estaría solo con dos personas a las que definitivamente no les agradaba.
—¿Alguna idea de qué nos pondrán a hacer?—preguntó Draco bajito, tratando de ignorar al conserje que seguía hablando de sus cadenas. Neville se veía bastante nervioso mientras negaba con la cabeza, limpiándose la nariz con el dorso de la mano. ¿Habría estado llorando? Pobre.
Potter y Granger lo miraban de mala manera mientras caminaban por los terrenos ¿Estaban yendo hacia la cabaña del guardabosques? Draco sintió un escalofrío al ver el Bosque Prohibido. Algo estaba mal.
—¿Eres tú, Filch?—la voz del guardabosques hizo que Draco dejara de mirar el bosque. ¿Él se encargaría del castigo? A lo mejor no sería tan malo; una persona que amara tanto a los animales no podía ser mala:—Apresúrate, necesitamos empezar.
—¿Supongo que piensan que van a tenerlo fácil con ese tonto?—preguntó Filch burlón y Draco notó que los otros también se habían mostrado aliviados. Además, Filch le estaba hablando a Potter:—Piénsalo de nuevo, chico. Es al bosque a donde irán y me equivocaré si es que salen en una pieza.
Neville emitió un quejido y Draco se detuvo, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Su mano derecha se cerró alrededor del brazalete.
—¿Al bosque?—Draco se mordió el labio, mirando el lugar dudoso. Bien, que él entrenaba ahí en las tardes ¿pero de noche?:—No podemos entrar de noche ¡Hay muchas cosas ahí! ¡Cosas sedientas de sangre! O… Hombres lobo, según escuché
Neville se puso pálido y se agarró de la manga de Potter, asustado, y Draco se mordió el labio. Tenían razón de estar asustados, el lugar debía estar prohibido por una razón.
—Ese es su problema—el desgraciado del Filch parecía emocionado:—Debieron pensar en los hombres lobo antes de meterse en problemas ¿no?
En ese momento llegó el guargabosques, enorme, saliendo de entre las sombras. Draco se tensó al ver otra sombra siguiéndolo, para luego calmarse al ver al perro negro que lo seguía. Draco no era un chico de perros, pero prefería perros antes que cualquier cosa que se arrastrara o corriera por el bosque, en especial si iba acompañado de tres chicos que no tenían experiencia real en combate.
A lo mejor el guardabosques la tenía, aunque parecía más del tipo de amigarse con las criaturas.
Seguía siendo mejor.
—Ya iba siendo hora, los he estado esperando por media hora—el hombre les sonrió a Potter y a Granger:—¿todo bien, Harry, Hermione?
—No seas tan amable con ellos, Hagrid—el tono de Filch era frío y ácido y Draco ya lo estaba poniendo en su lista de adultos que detestaba, al lado de Zeus:— Están aquí por un castigo.
—¿Por eso se tardaron? ¿Por qué estuviste regañándolos?—el guardabosques parecía molesto con Filch y Draco se mordió la lengua para no decir que los habían estado traumando con torturas medievales:—No se supone que hagas eso. Ya dijiste suficiente, yo me encargaré desde aquí.
Draco ignoró a Filch para acercarse al guardabosques, al menos él parecía menos incompetente:— No deberíamos entrar al bosque.
—Entrarás si quieres permanecer en Hogwarts—siseó el hombre y Draco dio dos pasos hacia atrás ante la fiereza con la que lo miraba. ¿Y este qué? Parecía ser igual de idiota que el otro:—Hicieron cosas malas y ahora pagarán por ello.
—Esto es estúpido—replicó Draco, molesto:— Se supone que está prohibido; los estudiantes no deberíamos entrar ahí. Creí que copiaríamos unas líneas o limpiaríamos cosas. A mi padre…
—Tu padre te diría que así se hacen las cosas en Hogwarts—Draco se tensó ante el gruñido del hombre:—¡copiar líneas! ¿Y eso a quién le sirve? Harán algo útil o se van. Si crees que tu padre preferiría que te expulsaran entonces regresa al castillo y empaca. ¡Vamos!
Draco miró con furia al hombre y chasqueó la lengua antes de desviar la mirada. Por supuesto que no quería que lo expulsaran. Pero esto era ridículo. ¡eran niños! La mitad de sus clases eran puramente teóricas a excepción de un par. No debían saber como moverse en un bosque, menos uno peligroso.
Estúpidos adultos.
Pues él no iba a morir en ese lugar, no por culpa de un idiota que no entendía cosas sencillas como que estaban muy pequeños para meterse en un lugar peligroso.
Draco no escuchó lo que el hombre decía, puesto que estaba examinando el borde del bosque con expresión calculadora. Necesitaba estar pendiente de lo que fuera a venir, y necesitaba poder decidir si usar su varita o la lanza en un parpadeo. Porque elegir un segundo tarde podría costarle mucho.
—…Hay un unicornio que fue gravemente herido por algo. Es la segunda vez en una semana. Encontré uno muerto el miércoles—Draco volteó a mirar al imbécil que los guiaba, quien señalaba lo que parecían ser manchas de algo plateado ¿sangre de unicornio?:—Vamos a tratar de encontrarlo. Tal vez tengamos que librarlo de su miseria.
—¿Y qué si lo que lo hirió nos encuentra?—Draco espetó, molesto. ¿En serio? ¿En serio iban a hacerlos entrar a media noche al bosque a buscar un unicornio herido? Idiota.
—Nada en este bosque les hará daño si van conmigo o con Fang—declaró el hombre y Draco rodó los ojos, mientras él seguía hablando:—y se queden en el camino. Bien, nos dividiremos en dos grupos y seguiremos el rastro en diferentes direcciones…
Draco dejó de ponerle atención y miró al perro:—Quiero a Fang.
—Vale, pero que sepas que es un cobarde— el hombre dijo y Draco ni siquiera dignificó su respuesta con una mirada. No le importaba que el perro fuera cobarde; al menos no era idiota. El imbécil grandote continuó:— Entonces, Harry, Hermione y yo iremos en una dirección y Draco, Neville y Fang en la otra. Si alguno ve al unicornio que lance chispas verdes ¿de acuerdo?
El tonto los hizo practicar un poco y les recomendó que lanzaran chispas rojas si había problemas. Draco no iba a lanzar chispas rojas. De hecho, algo le decía que tampoco lanzarían las verdes.
—¿No estás nervioso?—preguntó Neville cuando empezaron a caminar siguiendo las manchas de sangre; al menos era lo suficientemente brillante para verse en el bosque de noche. Draco iluminaba el camino con la varita sintiendo que le estorbaba; necesitaba aprender magia sin varita. Le preguntaría al Profesor Snape o a su padre si habría forma de aprenderla pronto.
—Si lo estoy—respondió Draco, sonriéndole a Neville:—pero no es mi primera vez en un bosque peligroso, y en estos casos, el miedo es tu peor enemigo.
—¿Sí?
—Claro—Draco saltó un tronco y miró alrededor:—en la oscuridad, cualquier cosa puede parecer un monstruo, en especial si estás asustado.
—¿C-crees que hay un monstruo?—Neville palideció, pero aceptó la mano de Draco para pasar sobre el tronco con cuidado:—¿S-serán ciertos los rumores de hombres lobo?
—No lo sé—Draco hizo una mueca:—pero sea lo que sea es rápido y violento.
—¿Tú crees?
—Leí que los unicornios son bastante dóciles y veloces.
Neville emitió un quejidito, acercándose más a Draco y a Fang, que miraba alrededor como si quisiera estar ahí tanto como ellos.
Una rama se rompió más allá y Draco se tensó, con la mano a pocos centímetros del brazalete, listo para atacar. Agudizó el oído y se relajó.
—Es muy tarde—el centauro habló antes de aparecer entre los árboles:—no deberían estar aquí.
—Lamentamos haber entrado en su territorio sin permiso—se apresuró a decir Draco, mostrando las manos:—estamos buscando a un unicornio herido.
—Hay muchos secretos en el bosque—el centauro respondió, sin mirarlos:— ten cuidado niño de las estrellas, Marte brilla mucho.
Draco frunció el entrecejo pero asintió:—agradecemos sus advertencias, espero que las estrellas brillen favorablemente para los suyos.
El centauro asintió y se marchó. Neville se agarró de la parte de atrás de su túnica, temblando:—¿Qué acaba de pasar?
—Parece que se aproxima una guerra—musitó Draco, haciendo una mueca:—o al menos eso creo que significa que Marte brille mucho… No he llegado a ese capítulo en el libro de astronomía.
—¿Y eso en qué nos ayuda?
—No lo sé, los centauros de aquí son… peculiares—Draco suspiró y saltó otro tronco, mirando alrededor buscando a Fang que al parecer en efecto se había escondido al ver al centauro. No que Draco lo culpase:—Neville ¿Has visto a Fang?
Más tardó Draco en decir el nombre del perro que en el mismo en saltar sobre él.
Gracias a los dioses los reflejos de Draco eran lo suficientemente buenos para que al ver al perro no hubiera sacado la lanza para empalarlo. Logró esquivarlo apenas y Neville dio un chillido.
—¡Es Fang! ¡Es Fang!—Draco se apresuró a decir a su lloroso amigo. Rayos. Neville era un chico dulce y amable, pero definitivamente no serviría como mestizo.
Para ser justos, Draco tampoco servía de a mucho.
Draco se bajó del tronco y respiró profundamente antes de tensarse. Había algo más entre los arbustos, algo que los miraba y correteaba. Draco empezó a avanzar con cuidado, listo para sacar la lanza.
—¿D-draco?
—Shhh, hay algo ahí
—¿Q-qué?
—¡Shhh!—Draco vio algo escurrirse por entre la oscuridad y supo que, si no se encargaban de ello, eso se encargaría de ellos:—cuidado.
Draco saltó sacando la lanza, lanzándola en la oscuridad, al tiempo que escuchó el grito de terror de Neville. Con un chasquido la lanza volvió a su muñeca, pero en la oscuridad Draco no alcanzó a ver si le había dado a la criatura.
Cuando se dio la vuelta vio a Neville sollozando, con la varita en alto lanzando chispas rojas. Se acercó a él, sintiéndose culpable.
—Lo siento—musitó poniéndole la mano en el hombro:—no quise asustarte.
—Debí esperarlo—la voz del grandullón hizo que Draco se tensara y saltara. ¿Cómo había podido acercársele sin que lo escuchara? :— Ustedes Slytherin siempre aprovechándose.
—¡Eso no es cierto!—Draco saltó y el guardabosques lo miró furioso. Draco sintió un escalofrío parecido al que sentía cada que veía un monstruo mirándolo.
—Cállate—espetó el hombre antes de ayudar a Neville a levantarse y empezar a caminar de regreso. Fang empezó a seguirlo y Draco los siguió de mala gana. Neville trató de decirle algo al imbécil, pero él lo calló de inmediato.
Al rato llegaron donde estaban Granger y Potter, que se veían nerviosos y preocupados, y decidieron mirar ceñudos a Draco. Draco les devolvió la mirada con aburrimiento.
—Tendremos suerte de atrapar cualquier cosa con el ruido que hicieron—siseó el hombre y Draco se cruzó de brazos, enojado. Como si la voz retumbante del hombre no fuera lo suficiente para alertar a cualquier cosa:—vamos a cambiar los grupos. Neville, te quedas conmigo y Hermione. Harry tú vas con Fang y este idiota, lo siento.
Draco chasqueó la lengua y vio a Neville negando con la cabeza, diciéndole a Hermione que él se había asustado porque creía que Draco se había lastimado cuando los defendía, nada más. Entonces sus miradas se cruzaron y Draco le sonrió tranquilizador a Neville, quien le pidió disculpas con la mirada.
Potter se acercó a Draco ceñudo y Draco lo ignoró, dando media vuelta volvió a su tarea de seguir los rastros de sangre de unicornio en el bosque.
Potter trotó para llegar a su lado y luego quedar a la cabeza, resoplando orgulloso como si retara a Draco a asustarlo. Draco decidió que, si alguna cosa saltaba sobre Potter y le reventaba la cabeza, él no iba a hacer nada para impedirlo. No se lo merecía.
Iban más lento de lo que habían ido antes con Neville, porque Potter insistía en ir a la cabeza y Draco no se sentía particularmente inclinado a ayudarlo a atravesar el terreno.
Sin embargo, ya se estaban acercando a la zona en la que Draco había pensado que el unicornio había perdido demasiada sangre para seguir con vida. La pobre criatura seguro se había revolcado de dolor, tratando de huir de lo que fuera la cosa que le había atacado.
—Mira—murmuró Potter, pero Draco ya lo había visto. Una figura blanca tendida en el suelo, probablemente el unicornio, en medio de un claro en el bosque. La luz de las estrellas lo hacía brillar de forma particular y Draco pudo jurar que algo neblinoso exhumaba de él. Percy iba a ponerse triste cuando Draco le contara del unicornio muerto.
Se acercaron lentamente y en efecto, era el unicornio. Draco se sintió infinitamente triste al ver a la majestuosa criatura con sus patas torcidas y su melena extendida en las hojas, con la mirada vacía y una enorme herida en su costado.
—Hermes, guíale a los Elíseos—rezó Draco, en un hilo de voz, viendo como Potter daba un par de pasos hacia el cadáver. Entonces un arbusto cercano se movió y Draco se agazapó, listo para atacar.
De las sombras salió una figura encapuchada, arrastrándose como una bestia al acecho. Fang temblaba cerca de Draco y Potter parecía congelado. La figura se acercó al unicornio y empezó a beber de su sangre.
Draco sintió como si le hubieran pegado un puñetazo en el estómago; lo que estuviera haciendo esa criatura estaba mal, iba en contra de todo orden natural y había que detenerla.
—¡Basta!—gritó Draco, apuntándole con la varita. La figura alzó la cabeza y miró a Potter. Antes de que Draco pudiera lanzarle ningún hechizo (que su repertorio tampoco era tan amplio), la cosa se acercó con rapidez a Potter, quedando él en medio. Potter se sostuvo la cabeza y chilló de dolor, dando varios pasos hacia atrás.
Draco escuchó pezuñas desde atrás y tomó a Potter de la túnica para jalarlo lejos de la cosa, al tiempo que un centauro cargaba contra la figura que huyó entre siseos.
El centauro que había saludado a Draco antes, con su cabello rubio y el cuerpo de un caballo color ocre, los miró intensamente, acercándose mirando preocupado a Potter, que seguía sosteniéndose la cabeza con Draco a su lado, lanza en ristre.
El centauro se inclinó y ayudó al pelinegro a levantarse al tiempo que Draco guardaba la lanza y miraba alrededor buscando su varita, que se había caído. Necesitaba hacerle un hechizo para que volviera a su mano o bolsillo igual que la lanza.
Potter estaba hablando con el centauro, presentándose y esas cosas, cuando Draco encontró su varita y la guardó en su bolsillo. Draco escuchó más galopes y alzó las manos en gesto de paz al ver a los otros centauros acercarse.
Entonces Draco notó que Potter estaba sentado sobre el centauro (¿Firenze? Algo así, había escuchado Draco), la audacia. ¿Qué estaban planeando? ¿Irse galopando? Y dejar a Draco atrás, seguro.
Draco notó que los otros centauros no le estaban poniendo cuidado, mientras le increpaban a Firenze. Pues bien, Draco y Fang no tenían nada que hacer ahí, en especial no si los planeaban abandonar a su suerte con la cosa mata unicornios.
Draco dio media vuelta y dándole una palmadita a Fang en los hombros (El pobre sarnoso se había escondido entre los arbustos, pero temblaba tanto que los hacía moverse) y le indicó que lo siguiera.
Regresaron andando a buen paso, siguiendo el rastro. Draco suponía que al menos debían avisarle al bruto del guardabosques que habían encontrado al unicornio, y a lo que lo hubiera matado.
—¡Draco!—Neville lo vio primero y corrió hacia él; parecía aliviado y Draco no pudo evitar sonreírle.
—¿Dónde está Harry?—siseó Granger y Draco la miró sin mucho interés antes de voltearse a ver al grandote.
—Encontramos al unicornio, algo se estaba bebiendo su sangre por allá—dijo Draco, señalando hacia donde (por alguna razón) estaba seguro de que quedaba el claro:—Potter hizo un amigo centauro y nos dejó atrás.
—¡Harry nunca haría algo así!—chilló Granger y Draco solo rodó los ojos, señalando por encima de su hombro al centauro que acababa de llegar trotando. La chica corrió hacia él preocupada:—¡Harry! ¿Estás bien?
Potter repitió lo que Draco había dicho de la ubicación del unicornio, y ahora el imbécil del guardabosques si iba. El centauro dejó que Potter bajara de su lomo y se despidió:—Buena suerte, Harry Potter. Los planetas se han leído mal antes, incluso por los centauros. Espero que sea una de esas veces.
Draco rodó los ojos y se sentó sobre un tocón a esperar que el insulso guardabosques les dijera que ya podían volver al castillo.
🙟✦🙝
—No entiendo cual es la utilidad de hacer que una piña baile tap o convertir ratones en tabaqueras—musitó Draco, bostezando y Percy no podía estar más de acuerdo. Los exámenes de los magos sonaban muy extraños.
—Yo tampoco, pero ¿a lo mejor has aprendido cosas útiles para cuando vuelvas?—ofreció Percy y Draco se encogió de hombros.
—Aún no sé como hacer hechizos sin varita, aunque el Profesor Snape dijo que si me veía bien en los exámenes me enseñaría durante la última semana—Draco se encogió de hombros antes de suspirar:—usar una varita es muy poco práctico en combate.
—Si me contaste que se te cayó esa vez en el bosque
—Tengo que elegir entre la lanza y la varita, y contra una criatura prefiero la lanza.
—Lógico—Percy asintió antes de sonreír:—¿Ya pronto vuelves a casa?
—Para final de mes—Draco sonrió:—espero que te alcance el tiempo para conseguirme un regalo de cumpleaños de aquí a allá.
—Ya lo tengo listo—Percy le mostró la lengua:—Con suerte este año si podemos celebrar cumpleaños sin estar sufriendo.
—Apenas llegue deberíamos hacer una fiesta—declaró Draco, haciendo que Percy riera:—celebramos los dos juntos y luego vamos al campamento a ver como tratan de matarnos este año.
—Amo tu voto de confianza—Percy negó con la cabeza y le sonrió a Draco:—¿Por qué no crees que tendremos un verano tranquilo?
—Percy, ni siquiera en una escuela de magos tuve un año tranquilo—Draco hizo un puchero:—tengo la leve impresión de que quien sea que teje nuestro Destino nos odia.
—¿Sigues con eso del destino?—Percy alzó una ceja. Desde que Draco había entrado a Hogwarts había hablado de cosas destinadas y profecías. Y pues Percy sabía que las profecías se cumplían, pero Draco parecía particularmente interesado en ellas ahora.
—Percy—Draco lo miró con fijeza y suspiró:—tú y yo sabemos que es real, que las profecías son ciertas, al menos las del Oráculo, y que hay algo moviendo los hilos tras bambalinas.
—Pues sí, pero ¿De qué sirve preocuparse?
—No me preocupa el destino, me preocupa averiguar quién lo maneja
—¿Para qué?—Percy preguntó y Draco le sonrió malicioso.
—Para quitarle los hilos, por supuesto, y poder escribir nuestro propio destino—Draco dijo con firmeza y Percy sintió un escalofrío al ver la decisión en sus ojos. Fuera lo que fuera que Draco estaba pensando hacer, probablemente los terminaría metiendo en graves problemas. De eso estaba seguro.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero les gustara el capítulo de hoy~
Muchísimas gracias a todos por leer, comentar, dejar kudos y hacer bookmarks, me hacen muy feliz~
Chapter 22: Grover debería contratar a un planificador de bodas
Summary:
El año escolar ha terminado, con sus vueltas a la trama locas que dejan a Draco con un sinsabor en la boca.
Pero al parecer las trampas de los Gryffindor no son lo único que lo va a dejar con un sin sabor...
No que Draco tenga mucho tiempo de preocuparse por ello, dados sus planes para el verano.
Notes:
Y con esto cerramos la Piedra Filosofal y volvemos a la programación habitual de Percy y Draco Jackson tratando de sobrevivir a ser mestizos~
Ah bueno, y Theo siendo una amenaza, pero así lo queremos.
Espero les guste el capítulo.
Muchísimas gracias a mi beta Anto por compartirme sus últimas ideas del Roomies AU, a Satanás por pasarme danmeis y a Gabs por acolitarme la maricada y señalar las pistas que con tanto esmero dejo :3
Mención especial a Sebas, que es el mayor fan de la amistad de Neville y Draco de mi historia xd
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
21. Grover debería contratar a un planificador de bodas
—Percy—Draco tenía una expresión de molestia y Percy no entendía por qué, si era a él al que habían despertado de un sueño rarísimo:—¿Has estado soñando con Grover?
—De hecho, si—Percy asintió, sintiéndose de golpe más despierto. Draco parecía aliviado.
—Me alegra que sean tuyos—dijo Draco con un suspiro:—Me hubiera preocupado si empezaba a tener sueños de Grover vestido de novia.
—La verdad si—Percy sonrió:—sería la primera vez que te gusta un chico que no es una terrible persona.
—Te detesto
—Yo también te quiero.
—Esos sueños con Grover son por la conexión empática ¿cierto?
—Me imagino
—Ósea que Grover está en peligro
—¿Tú crees?—Percy preguntó y Draco lo miró con decepción.
—¿Si quiera lo llamaste a ver si de pronto solo eran pesadillas?
—Grover no tiene teléfono
Draco suspiró, negando con la cabeza:—Voy a valértelo porque acabas de despertar, Percy… Pero ¿Cómo estamos hablando en este momento?
—Por mensaje iris—respondió Percy y vio como Draco lo miraba expectante antes de suspirar otra vez.
—Trata de llamarlo por mensaje iris—Draco dijo, finalmente, rindiéndose:—a lo mejor solo tiene pesadillas raras.
—¿Y si no es así?
—Entonces, en unos días tendremos nuestra próxima misión.
Percy sonrió ante eso; cierto que ya casi se acababa el año escolar, lo que significaba que Draco iba a volver pronto:—espero que podamos reencontrarnos antes de tener que ir en la misión.
Draco asintió y miró hacia donde Percy suponía quedaba la puerta del baño del dormitorio. El rubio hizo una mueca y suspiró antes de guiñarle a Percy:—No mueras en quemados antes de vernos.
—Ni sin culpa.
🙟✦🙝
Draco miró las decoraciones en el banquete de fin de año; los estandartes verde y plateado con la serpiente de Slytherin ondeaban sutilmente bajo la brisa falsa, casi saludando a las estrellas del techo encantado.
Todo estaba lleno de serpentinas y guirnaldas de los mismos colores, incluyendo la mesa de los profesores.
Snape se veía muy orgulloso, igual que los Slytherin, quienes brindaban entre ellos. Draco sonrió; era bueno ser parte del equipo ganador de vez en cuando, en especial cuando habías podido contribuir a esa victoria.
Un murmullo se elevó en el comedor y Draco volteó a ver, solo para ver a Potter entrar. Genial, el idiota había sobrevivido a lo que fuera que pasara semanas atrás. Draco no estaba muy inclinado a creer ninguna de las cosas que había escuchado, pero seguía inquieto de que el profesor Quirrell hubiese desaparecido sin más, en especial después de que Draco le advirtiera sobre ser quemado.
De cualquier forma, no importaba. El año había acabado, habían ganado la Copa de las Casas, no había sido expulsado de la escuela, Percy tampoco, y pronto se vería con su mejor amigo en carne y hueso.
Era un buen día.
—Otro año que se va—comenzó el Director Dumbledore y Draco sonrió. Había sido un año largo y extraño, pero aparte de la aventurilla en el Bosque Prohibido y que los Gryffindors se pasaban, Draco no cambiaría las cosas.
Draco vitoreó junto con los otros cuando el anciano profesor anunció los puntos, abrazando a Theo por los hombros.
—Si, si, muy bien hecho Slytherin—dijo Dumbledore y Draco se congeló. Era el tono que usaban los profesores para decirle a Sally que Draco había sido un buen alumno, pero que lastimosamente tendrían que expulsarlo:—sin embargo, hay que tomar en cuenta los eventos recientes.
El comedor se sumió en silencio y Draco miró al hombre fijamente. No se iba a atrever ¿o sí?
—Tengo unos cuantos puntos de último minuto que repartir…—empezó el hombre y Draco dejó de escucharlo. ¿Cómo se atrevía? Si tenía esos estúpidos puntos, darlos antes de anunciar como iba cada casa, no después de haberlos ilusionado. Porque seguro los estúpidos puntos iban a cambiar al ganador. Draco estaba seguro como que los ojos de su mejor amigo eran color verde mar.
Draco ignoró los vítores, porque no eran de su mesa, y bajó la mirada hacia su plato aún vacío. Tratando fuertemente de no explotar y gritarle sus verdades al anciano infeliz. Draco apretó los puños al notar dos rondas de vítores más, y empezó a escuchar como sus compañeros se indignaban en susurros, murmurando “trampa” y “si un Slytherin lo hubiera hecho, seguro lo expulsarían”.
Draco entonces levantó la mirada hacia la mesa de Profesores, donde estos parecían tan sorprendidos como los estudiantes. Genial, los adultos ni siquiera se ponían de acuerdo.
—Hay muchos tipos de valentía—el odioso anciano tenía la audacia de sonreír:— toma mucha enfrentarse a los enemigos, pero mucha más a los amigos. Por tanto, le doy diez puntos a Neville Longbottom.
Draco sintió un poco de orgullo por Neville, pero no podía sentirse feliz por su amigo, no cuando les habían robado la Copa de las Casas luego de casi entregárselas.
Draco se movió para irse de la mesa, pero Theo y Blaise lo sostuvieron. Sus amigos también se veían enojados, más aún cuando la decoración cambió para volverse roja y dorada.
Ni siquiera el recibir sus notas después (el segundo mejor estudiante del año ¿quién lo diría?) le hizo subir el ánimo. Se sentía robado y traicionado.
En el tren, Draco no quiso hablar con los otros. No que estuvieran hablando mucho; todos seguían con el sinsabor de haber dado lo mejor para ganar la Copa, solo para que tres idiotas hicieran algo increíblemente estúpido y se las regalaran.
No era justo.
Draco odiaba que su vida no fuera justa.
🙟✦🙝
—Feliz cumpleaños, Draco—dijo Lucius, abriendo la puerta del comedor al llegar a la mansión. Draco vio sorprendido las decoraciones verdes y plateadas, los dragones de papel que volaban alrededor del techo y la mesa llena de regalos y con un gran pastel verde y azul:—los Jackson no pudieron venir, algo de que Perseus tuvo que ir al campamento antes, pero la Señorita Jackson dijo que te entregarían sus regalos personalmente.
Draco le sonrió a su padre y lo abrazó con fuerza, antes de acercarse a la mesa para ver sus regalos y el pastel.
Minutos después, sus amigos Slytherin habían llegado, y Draco pudo dejar el fiasco de la Copa de las Casas en la parte de atrás de su cabeza. Por ahora, podía disfrutar un día de relajación y juegos antes de ver en qué problema se había metido Percy ahora.
—¿Seguro no vas a venir conmigo este verano, Theo?—Draco le preguntó a su amigo, horas después. Ambos se encontraban en uno de los muchos balcones de la mansión, viendo como los demás conversaban y comían en el salón.
—No lo sé—Theo hizo una pequeña mueca:—después de lo que pasó en Navidad, lo que quiero es hablar con mi padre y madre al respecto… Saber un poco más de las cosas.
—Tu padre…—Draco no alcanzó a formular su pregunta, pues Theo lo interrumpió.
—Él sabía—Theo hizo un puchero y suspiró:—Sabía que yo era diferente, pero mi madre biológica le había dicho que no debía preocuparse por mi, al menos no hasta que tuviera 17…
—¿Hasta los 17?
—Al parecer, normalmente esa es la edad en la que los hijos de panteones combinados empiezan a enloquecer.
—¿Enloquecer?
—Sus dos herencias empiezan a luchar dentro de ellos; su magia y poderes, hasta que se vuelven locos y terminan… Bueno, no muy bien.
Draco hizo una mueca; si la maldición Black no lo mataba primero al parecer se volvería loco. Perfecto.
Theo se cruzó de brazos:—al parecer hay vacíos legales con respecto a ello.
—¿Vacíos legales?
—No se si cuenten como legales…
—Explícate.
—Si los poderes son compatibles, es posible que los mestizos logren balancearlos…
—¿Compatibles?
—Por ejemplo, un hijo de un mago y una diosa de la magia; sus poderes podrían ser balanceados.
—¿Tu madre es una diosa de la magia?
Theo se encogió de hombros:—padre no estaba muy seguro, pero dice que puede haber una buena posibilidad.
—Igual deberías ir al campamento, a entrenar—Draco le tomó la mano a su amigo, dandole un pequeño apretón:—Aún si puedes balancear ambos poderes, tienes que saber defenderte de los monstruos y no siempre podrás tener tu varita.
Theo asintió y apretó la mano de Draco de vuelta:—Por eso deberías quedarte, Draco, para que aprendamos a usar magia sin varita juntos.
—No puedo no volver al campamento
—¿Por qué no? Dijiste que había un problema con un chico que los había traicionado ¿No sería más seguro quedarte?
—Aunque lo fuera, no puedo traerme a Percy, este no es un mundo en el que pueda estar.
Theo hizo una mueca, antes de recriminarle:—otra vez con Percy. ¿Estás enamorado o qué?
Draco desvió la mirada, sintiéndose culpable:—No. Él es como un hermano para mí.
Theo suspiró y miró hacia adentro otra vez:— Soy hijo único así que no entiendo eso de los hermanos, pero te creeré que es eso.
Draco le sonrió y siguió su mirada, viendo a sus compañeros de curso charlar sobre las lecciones de herederos que tendrían, las fiestas a las que asistirían:—ojalá hubiera una forma de estar en dos lugares a la vez.
—Ojalá…
🙟✦🙝
Draco no estaba seguro de haber tomado la decisión correcta, en especial ahora que caminaba junto con Theo tras Amos Kane, recorriendo las calles de Brooklyn en trajes de lino blancos que definitivamente los hacían ver pálidos.
—¿A dónde vamos?— Draco no se sentía muy bien haciendo esto en vez de ir a ayudar a Percy con lo que fuera que estuviera pasando con Grover.
—A un lugar seguro en donde podamos practicar sin que nadie nos moleste—Amos replicò, dirigiéndolos a lo que parecía un parque de contenedores:—un lugar del que no van a salir hasta que yo les diga.
—¿Es muy tarde para arrepentirme?—preguntó Theo, entrando en el contenedor que el hombre abrió. Por dentro parecía un apartamento, bastante espacioso, pero con pocos muebles. Draco frunció el entrecejo, viendo las cenefas en las paredes, llenas de jeroglíficos.
—Si—Amos les indicó que caminara con él hasta lo que parecía ser el centro de la sala. Un enorme círculo lleno de runas, jeroglíficos y símbolos que Draco jamás había visto. Eran muchos círculos concéntricos de cosas y le recordaban los círculos de transmutación que había visto en ese anime que Sally les prohibió mirar hasta que tuvieran 15 años.
—¿Qué es esto?— Theo se había agachado a mirar los símbolos, intrigado.
—Esto, les permitirá volver a este exacto momento luego de que terminemos el entrenamiento—Amos comenzó a poner varias velas en pequeños círculos en el circulo más grande:—¿Trajeron el giratiempo?
—Si, tengo una pregunta respecto a eso—Theo extrajo el giratiempo de su mochila y se lo alcanzó al hombre, quien lo tomó y caminó hacia una mesa que tenía varias dagas, varitas, e ingredientes varios con etiquetas que la dislexia de Draco no le dejaba leer.
—Yo tengo muchas; la primera es ¿cómo funcionan los giratiempos?—Draco dijo mirando con interés como el mayor comenzaba a desarmar el giratiempo.
—Eso también—Theo asintió:—Pero, ¿por qué necesitas un giratiempo que nadie vaya a extrañar?
—Porque la arena es de un solo uso— Amos les sonrió, mientras agregaba ingredientes a un mortero:—también porque se supone que los míos no deberían tener acceso a ella.
  
  
—¿Esto es ilegal?
—Tan ilegal como que ustedes dos nacieran
—Auch.
—Oh, por cierto—Amos caminó hacia ellos, con el mortero en la mano, y los movió para ponerlos en puntos específicos del intrincado diseño:—Si yo fuera ustedes, mantendría el secreto de que estuvieron entrenando conmigo.
—Nunca estuvimos aquí—Theo y Draco respondieron rápidamente:—estábamos en un campamento.
—Muy bien— el mayor sonrió antes de tomar un puñado del polvo y soplarlo a sus caras.
Draco tosió y cerró los ojos, escuchando a Theo toser también. Draco sintió como la arena empezaba a envolverlo, como si estuviera en medio de una ventisca. Solo que se sentía… Efervescente, como esos dulces que tanto le gustaban a Grover.
🙟✦🙝
Percy estaba lanzando piedras en la playa, frustrado con todo cuando oyó la voz que llevaba esperando desde hacía varios días.
—Woah ¿Y porqué estamos enojados con el mar esta vez?—Draco se sentó a su lado y le sonrió. Se veía cansado y tenía el pelo bastante más largo de lo que recordaba habérselo visto.
—Técnicamente puedo decir que es el culpable de todas mis desgracias—Percy suspiró, lanzando otra piedra y alcanzándole una a Draco. El chico la tomó, pero solo empezó a jugar con ella.
—¿Ya pudiste hablar con Grover?
—No, se supone que está en una búsqueda especial o algo
—¿Buscando marido? Siempre creí que era más de buscar enchiladas
Percy no pudo evitar soltar una carcajada. Le había hecho falta reírse en los últimos días, en especial con todo lo que había pasado con Tyson y los ataques.
—Grover es el chico cabra ¿verdad?—otra voz hizo que Percy volteara a ver, al lado de Draco se sentó un chico larguirucho de pelo negro, que ni siquiera lo miró:—¿Fauno?
—Sátiro—Draco le corrigió y el chico ladeó la cabeza, frunciendo el entrecejo.
—¿Cuál es la diferencia?
—No sé, la verdad, pero ellos se hacen llamar sátiros.
—Cada quién, supongo—El chico tomó la piedra de la mano de Draco y la lanzó al agua:—Nada de lo que me has mostrado me suena lo suficientemente interesante como para quedarme aquí en vez de volver a casa para mis lecciones de verano.
—Por eso vinimos a la playa a buscar a Percy—Draco señaló a Percy con la cabeza y entonces el chico lo miró. Percy se tensó. Los ojos del chico parecían extremadamente profundos, como pozos que se lo fueran a tragar. Draco siguió hablando:—cuando lo veas entrenar con la espada con los demás o usar el agua vas a querer quedarte.
—Está bien—el chico se encogió de hombros y se levantó:—pero la verdad entrenar no me llama la atención.
—Somos dos—Draco suspiró, viendo como el otro chico caminaba de regreso a la arena, y miró a Percy:—¿Me ayudas a convencer a Theo?
—¿Ese era Theo?—Percy volteó a ver al chico, confundido.
—Vamos, no ha cambiado tanto—Draco se rió, empujándolo con el hombro:—solo han pasado cinco meses y medio.
Percy frunció el entrecejo ¿Si? Cerró los ojos y trató de pensar. Cinco meses y medio ¿Lo había visto en Navidad? Tal vez… No, si, Draco había llevado a alguien a casa, pero Percy no podía recordar el rostro del chico. Extraño.
Percy siguió a Draco a buscar al chico, aun sintiéndose confundido. Pero luego de que Tyson resultara ser un cíclope, ya no confiaba de a mucho en su capacidad de observación.
—¿Cómo terminó el año escolar?—preguntó Draco mientras caminaban:—nosotros casi ganamos la copa de las Casas pero el estúpido de Potter y compañía hicieron una estúpidez y como son Gryffindors todo el mundo les aplaudió.
—Me expulsaron faltando unos días—Percy respondió y Draco lo miró confundido:—unos caníbales trataron de matarnos en quemados.
Percy notó que Draco palidecía, mordiéndose el labio:—lo siento
—No fue tu culpa—Percy le aseguró, e iba a continuar tranquilizándolo cuando se escuchó una explosión.
Draco y él se miraron y salieron corriendo hacia el origen del sonido; un grupo de campistas estaba reunido cerca de la pared de lava. En la parte superior estaba Theo, con dos dagas en las manos, agazapado. Abajo, Clarisse vociferaba:—¡VEN AQUI COBARDE!
—Oblígame—siseó Theo, girando una de las dagas en su mano.
—¡Cuando te atrape voy a matarte!—Clarisse empezó a trepar la pared y el chico no se movió, mirándola con lo que parecía aburrimiento.
—¿Qué pasó?—Percy preguntó, viendo con el rabillo del ojo a Draco buscar alrededor.
—Clarisse empujó al chico nuevo y empezaron a discutir—Uno de los hermanos Stoll replicó; parecía muy divertido con el asunto:—cuando ella le fue a hacer la usual bienvenida en la basura hubo una explosión y ella salió dando tumbos, y él apareció allá arriba.
—Detente—Percy escuchó a Draco regañar a alguien:—si alguien nota…
—Draco…—Percy volteó a mirarlo y de repente Theo estaba ahí a su lado, brazos cruzados y una expresión de perro regañado que hizo a Percy fruncir el entrecejo:—¿Qué pasa?
—Nada—Draco le dedicó una sonrisa a Percy, antes de señalar a la pared de lava con la quijada:—¿Clarisse está tratando de romper el récord?
Percy volteó a mirar y en efecto, Clarisse estaba subiendo la pared, con una intensidad que sólo le había visto cuando trataba de matar un monstruo… O a él. Extraño.
—Eso parece—comentó uno de los Stoll, que lucía tan confundido como Percy, antes de voltearse y preguntarle:—¿Y tu hermano?
—No es mi hermano— Percy hizo una mueca y Draco emitió un quejido.
—¿Me estás quitando el Jackson?—preguntó Draco, dolido, a lo que Percy se apresuró a negar con la cabeza. El hijo de Hermes sonrió socarrón.
—¿No te dijo?—El hijo de Hermes abrazó a Draco por los hombros:—Hay un nuevo habitante en la cabaña 3.
—¿Si?
—Es un cíclope
—¿Podemos ir a verlo?—Theo intervino, antes de que Percy pudiera defenderse o decir lo que fuera. Draco lo miró fijamente, cruzándose de brazos. Iba a tener que hacerlo ¿no?
🙟✦🙝
—¿Draco está molesto contigo?—Annabeth le preguntó, mientras estiraba la mano para que él le pasara la llave inglesa. Percy suspiró.
—Está enojado porque no le dije lo de Tyson—Percy hizo un puchero:—como si me hubiera llamado en los últimos días.
—Pudiste llamarlo tú
—¿Tú también?
—¿Él te lo dijo?
—No, fue Will…
—Tiene razón—Annabeth se encogió de hombros:—Draco hizo todo lo que pudo por mantenerte informado de todo lo que hacía; lo menos que podías hacer era hacer lo mismo por él.
Percy hizo un puchero, e iba a replicarle algo cuando un grupo de chiques de la cabaña de Afrodita pasó cerca de ellos.
—Oye, Jackson 1— una chica saludó socarrona:—¿Necesitas delineador para tu ojo? Perdón, ojos .
Percy hizo una mueca mientras los chiques se iban riéndose a carcajadas. ¿Y Draco era amigo de ellos? Increíble.
—Sólo ignóralos, Percy— Annabeth gruñó, volviendo a los planos de la cuadriga. A Percy le seguía pareciendo estúpido el tener una carrera de cuádrigas mientras el campamento estaba en peligro. Antes de poder ponerse a pensar en todas las cosas que deberían estar haciendo en su lugar (salvar el árbol de Thalia, buscar a Grover, amigarse con Draco), su tren de pensamiento se estrelló con el comentario siguiente de Annabeth:—No es tu culpa tener un monstruo por hermano.
—¡No es mi hermano!—replicó Percy, molesto:—¡Y tampoco es un monstruo!
—¡No te enojes conmigo!—Annabeth volteó a mirarlo, sorprendida, antes de puntualizar:—Y técnicamente es un monstruo.
—Pues tú le diste permiso de entrar al campamento—Percy no sabía porqué le molestaba tanto. La rubia tenía razón; un cíclope era un monstruo. Pero Tyson era tan… dulce.
—¡Porque era la única forma de salvarte la vida!—saltó Annabeth a la defensiva, antes de morderse el labio:—Quiero decir… Mira, no creí que Poseidón lo fuera a reclamar; los cíclopes son particularmente traicioneros y…
—¡Él no lo es!—Percy siseó, interrumpiéndola. Pensando en lo dulce e inocente que era Tyson, y recordando lo mal que Draco lo había pasado porque alguien más había decidido que él era como otra gente mala que había estado en su casa:—¿Qué tiene todo el mundo con juzgar niños por cosas que otros han hecho? ¿O es que vamos a acusar de traidores a todos los de la cabaña de Hermes?
Annabeth desvió la mirada, al tiempo que sus orejas se teñían de rosa:—Nunca dije eso…M-mejor sigamos con la cuádriga; el eje…
—No entiendo por qué lo tratan como si fuera una cosa horrible—Percy no la iba a dejar cambiar de tema. En especial no cuando se suponía que era su amiga y debía apoyarlo y confiar en él cuando decía que Tyson no era un monstruo:—Tú misma lo dijiste; me salvó la vida.
Annabeth tiró el lápiz y se levantó:—entonces ve a hacer tu cuadriga con él.
—Debería
—Bien
—¡Bien!
Percy se quedó mirando como su amiga se iba hecha una furia y se dejó caer de espaldas en la hierba ¿Por qué se estaba peleando con todas las personas que le caían bien? ¿Por qué era un fracaso tan grande?
Si tan solo Grover estuviera ahí; él podría ayudarlo a arreglarse con sus dos rubios. Tal vez ayudarlo a que el campamento aceptara a Tyson.
¿Dónde estaría Grover con su vestido de novia?
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero les gustara el capítulo, muchísimas gracias por leer, dejar kudos, comentar y poner bookmarks~
Chapter 23: Theo descubre que su deporte favorito es batear aves
Summary:
Draco y Theo se acomodan en el campamento, mientras entrenan y aprenden más sobre sus habilidades.
Ah y Draco está muy celoso del hermano nuevo de Percy, pero ¿Quién lo culpa?
Notes:
Están pasando muchas cosas al tiempo, pero no me arrepiento de nada xd
Agradezco desde el fondo de mi corazón a Gabs por noticiearme y darme sus comentarios de niñe del Ojo, a Satanás por emocionarse y regañarme cuando me paso con Draco y compañía, y a Anto por acolitarme todas las locuras, incluyendo el Roomies AU <3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
22. Theo descubre que su deporte favorito es batear aves
—Estoy seguro que Percy no quería lastimarte—aseguró Will, viendo al rubio platino suspirar mientras la nueva adición al campamento seguía dibujando planos. A Will no le gustaba mucho que estuvieran ocupando una de las camillas para planear su cuadriga, pero al parecer el rubio no quería ver a Percy con su nuevo hermano.
—Seguro y si—el rubio suspiró:—Pero he pasado meses preocupándome por el idiota ese y resulta que me remplazó
—¿No lo reemplazaste tú también?—su amigo preguntó y Draco lo empujó con el pie, fulminándolo con la mirada. El pelinegro ¿Theo era su nombre? Simplemente se encogió de hombros:—Al menos en la escuela tenías muchos amigos.
—No es lo mismo—Draco se apresuró a negar con la cabeza:—tú eres el que mejor me conoce en la escuela y aun así no te llamo hermano.
—Para ser justos, Percy niega ser hermano del cíclope—aventuró Will y Draco lo miró mal.
—Se llama Tyson—corrigió Draco categórico:—puede estar robándome a mi hermano, pero sigue siendo una persona con un nombre.
—Técnicamente es un monstruo.
—¿Quién dice que los monstruos no pueden ser personas?
—Pues…
—No vi que nadie dijera “el centauro ese” hablando de Quirón—Draco dijo, con firmeza.
—Es diferente—Will empezó, pero Draco negó con la cabeza.
—No lo es— interrumpió el rubio mayor:—Aún si la mayoría no quiere darle la oportunidad; Beckendorf dice que es brillante en la forja ¿Quién sabe? A lo mejor se vuelva un maestro en eso y pueda enseñar a los mestizos cosas ¿no?
—A lo mejor—tuvo que ceder Will, porque la verdad es que Draco tenía razón.
—¿Cierto? Pero nunca lo sabremos si no le dan la oportunidad—Draco declaró, antes de volver a retozar en la camilla:—es como con nosotros; los mortales no nos dan la oportunidad y por eso fallamos clases o somos tildados de niños problema.
—No me pasó—Theo dijo, antes de mostrarles el plano de la cuadriga que había dibujado:—aunque si entiendo el sentimiento. ¿Les gusta? A lo mejor alguien me haga caso para construirla.
—¿Por qué no Draco?
—Porque mis hermosas y delicadas manos son para cortar y moler ingredientes, no para hacer trabajos forzados.
—Porque Draco es un pésimo amigo y prefiere que vaya a tratar de hablar con un montón de mestizos a ver si alguien quiere aceptar al niño nuevo.
Will frunció el entrecejo ante la forma en la que el pelinegro había dicho mestizo, pero luego el otro rubio le había empujado otra vez con el pie, haciéndolo perder el equilibrio en la camilla.
El hijo de Apolo vio a los dos chicos sujetarse y forcejear antes de caer al suelo, entre gruñidos y risas, y negó con la cabeza suspirando.
—Oye, Solace— el pelinegro llamó una vez que se hubo levantado del suelo. Will hizo una mueca al oír su apellido; normalmente todos se llamaban por el nombre, pero el chico era muy insistente en llamar a todos por su apellido. A excepción de Draco. Theo le sonrió:—¿Qué pasó con Quirón? Vine aquí porque me prometieron que el director de actividades era un centauro.
—Te pasas Theo.
—Vamos Draco ¡El Quirón! ¡Entrenador de Héroes! Me siento estafado con el señor “¿será que si disimulo la comida no me huye?”
—Lo culpan de haber envenenado el árbol de Thalía—Will dijo antes de que Draco y el chico se pusieran a discutir. Draco lo miró preocupado, antes de mirar a Theo.
—¿Es por eso que hay chicos patrullando las fronteras?
—En efecto.
—¿Y qué vamos a hacer?
—¿Por ahora? Rezar porque los sátiros y las ninfas puedan contenerlo.
Draco lo miró indignado:—¡Eso es estúpido! ¡Debería haber una misión o algo! ¡Deberíamos estar todos buscando un antídoto en vez de estar haciendo carreras tontas!
Will abrió la boca para replicar:— durante una crisis a veces es mejor mantener la normalidad…
—¿Sabemos qué veneno usaron?—lo interrumpió Theo:—¿hay forma de conseguir una muestra de la savia del árbol? A lo mejor podríamos intentar ver qué componentes tiene.
—¡Si! ¡Y empezar a buscar cómo contrarrestarlos!
—¿Trajiste sus apuntes?
—¿Los de la clase de Snape? ¡Por supuesto!
Will vio como el par de chicos recogían sus cosas y empezaban a caminar hacia la puerta de la enfermería, así que se dispuso a proseguir con su labor de inventariar.
—¿Will?—Draco lo llamó desde la puerta:—¿No vienes? Nos ayudaría un montón que alguien con experiencia en curación nos acompañara.
—Y-yo solo curo personas.
—Pero el Árbol de Thalía solía ser una persona.
—¿En serio? ¡Que cool!
—No es cool; la volvieron árbol para que no se muriese.
—Ah…
Will no pudo evitar reírse, tomando su bolsa de primeros auxilios mestizos (a insistencia de Draco) para acompañarlos.
🙟✦🙝
—¿Recuérdame porqué acepté tener más clases durante las vacaciones?—Theo se dejó caer al lado de Draco, con su camisa de lino empapada en sudor. Draco respiraba profundamente, tratando de ignorar el mareo que sentía.
—Por qué no todos los días consigues que te enseñen magia sin varita y cosas fuera del pensum— ofreció Draco, estirando la mano hacia donde estaba su botella de agua, viendo si lograba llamarla con magia.
No lo logró, pero no era sorpresa, teniendo en cuenta que llevaban toda la mañana (¿O era toda la tarde? Sin ventanas era difícil medir el tiempo) haciendo todo lo posible por forzar la magia a salir de ellos para poder acostumbrarse a usarla a su antojo. A Theo le era más sencillo que a Draco, por mucho. Pero Theo fallaba cuando Amos empezaba a atacarlos (aburrido, además de) con una máquina de pelotas de tenis.
—¿No podemos hacer algo teórico un rato?—preguntó Theo, cuando Amos se les acercó, ofreciéndoles botellas con agua:—llevamos dos semanas haciendo ejercicios…
—Supongo que podríamos—concedió Amos, antes de añadir con tranquilidad:—solo íbamos a ese paso porque insistieron en que era menester aprender a usar su magia así tan pronto como les fuera posible.
—Retiro lo dicho—resolló Draco, sentándose y tomándose la mitad de la botella en una sentada:— lo importante es que estemos mejor preparados para cuando lleguemos allá.
Amos los miró intensamente antes de asentir:—en ese caso; he estado pensando en ciertas habilidades que les irían mejor, dadas sus afinidades.
—¿Son cosas teóricas?
—Algunas
—¡Vamos a ello!
Draco se rió por lo bajo del súbito entusiasmo de Theo, al tiempo que se levantaba para seguir a Amos a la sencilla mesa de cuatro puestos que había en un rincón de la sala.
Theo se dejó caer en la silla con un resoplido y miró de reojo una libreta que el moreno había sacado para revisar algo. Draco se sentó a su vez, apretándose la sien en un fútil intento de contener el dolor de cabeza que venía; cuando había practicado con Severus los hechizos sin varita (cosas simples como el de levitación y así) había estado haciendo lo mismo que con la varita, así que los hechizos eran débiles. Pero Amos estaba empecinado en hacer que pusieran todo en cada onda de magia que expulsaran, para que, llegado el caso, en combate, pudieran hacerlo sin pensarlo.
Draco lo agradecía, por supuesto, pero no quitaba que lo dejara agotado.
Las siguientes tres horas, Amos empezó a explicarles como la Niebla funcionaba naturalmente para ocultar cosas y cómo ciertos tipos de magia la despejaban o la volvían más “espesa”.
Por ejemplo, la magia con varita la despejaba; razón por la cual el Estatuto del Secreto se había implementado. Por el contrario, muchas de las prácticas sin varita pretendían manipularla y/o espesarla.
Obviamente Theo aprendió a percibirla más rápido, aunque ya estaba demasiado agotado para manipularla de algún modo.
Sin embargo, Draco aprovechó lo bueno que parecía ser su amigo para aprender cómo moverla a punta de observar e imitar.
—Muy bien hecho, muchachos—felicitó Amos después de lo que parecieron horas. Draco alzó un puño triunfal, mientras que Theo había arrastrado los pies hasta uno de los puffs y se había dejado caer en él. Amos les sonrió, antes de ponerse su sombrero e ir hacia la puerta:—descansen y recuperen fuerzas. Iré a traerles algo de comer.
Draco asintió, viendo al hombre irse antes de levantarse de la mesa para ir hasta donde Theo estaba.
—Otro día en que no tengo energías para entrenar—suspiró Draco, dejándose caer en el otro puff. Theo lo miró frunciendo el entrecejo.
—¿Cómo puedes pensar en entrenar luego de todo lo que hemos hecho?—Theo hizo un puchero:—Estoy tan agotado que podría dormir tres días seguidos; no que Amos lo permita.
—Yo también estoy para recoger con cucharita—Draco admitió, haciendo una mueca:—Pero si quiero poder mantener una lucha con Percy tengo que entrenar.
—¿Mantener? ¿No ganarle?
—Tú lo viste en Navidad; es talentoso con la espada.
Theo asintió, con una expresión oscura que le decía a Draco que estaba recordando el par de palizas que Percy le había dado cuando estaban enseñándole a luchar.
—¿Y si lo vences con magia?—Theo preguntó mirando el techo, que también estaba lleno de lo que parecían ser hechizos, pintados a mano.
—¿No sería hacer trampa?
—No creo; su talento son las espadas y tiene buenos reflejos. Tú en cambio eres rápido sobre tus pies y para pensar, además eres bueno con la magia.
—No realmente, tú eres mejor que yo
—No, no; las cosas prácticas me salen naturalmente; pero en el momento en que tengo que pensar en cómo o porqué, ahí me trabo—Theo explicó, encogiéndose de hombros:—sin embargo, tú eres bueno viendo el panorama y buscando soluciones creativas. Vi tus ensayos; la magia te apasiona y eres curioso y no tienes miedo de probar hasta donde se puede llegar.
Draco no podía negar lo que su amigo decía; en muchas ocasiones, sus ensayos de transformaciones, encantamientos o pociones habían sido devueltos con notas de los profesores animándolo a seguir planteando hipotéticos, pero que tuviera cuidado en caso de querer probar sus teorías.
—Tú eres el que está tratando de inventar nuevos hechizos—apuntó Draco y Theo se echó a reír.
—Ninguno de mis intentos servirían sin tus teorías; la tinta correctora es prueba de ello.
🙟✦🙝
Percy vio a Draco en las gradas, y no pudo evitar sentirse contento de que no hubiera participado en la carrera de cuadrigas con su amigo. Una cosa era que Annabeth hubiera decidido participar con uno de sus hermanos, pero si Draco también lo hubiera hecho, se le habría roto el corazón.
En especial porque el rubio lo había ignorado más temprano cuando trató de explicarle que había soñado con Grover otra vez y que había dicho que estaba en el Mar de los Monstruos. Draco simplemente había chasqueado la lengua y se había dado media vuelta para trotar rumbo a los chicos de la cabaña de Ares para preguntarles si alguno podía ayudarle a su amigo con las dagas.
Annabeth tampoco había querido escuchar mucho de lo de Grover, insistiendo que quería distraerla. ¡No quería distraerla! Por él, que ella ganara, pero Grover le preocupaba.
  Theodore se sentó al lado de Draco y Percy frunció el entrecejo al ver que llevaba un bate. Draco y él estaban hablando de algo, pero las emociones de Draco se sentían confusas. Llevaban tiempo sintiéndose así; como si estuviera experimentando muchas cosas a la vez.
  
    
    
  
No que le fuera a decir; estaba muy ocupado paseando por el campamento con Theodore y Will como para darle algo de tiempo a la persona con la que creció.
—¡Muy bien!—dijo Tántalo, mientras su mano trataba de atrapar uno de los bocadillos que las náyades habían puesto para los espectadores:—conocen las reglas; una pista de 400 metros. Recórranla dos veces para ganar. Dos caballos por cuadriga. Cada equipo con un conductor y un luchador. Se permiten las armas. Se espera que usen trucos sucios ¡Pero traten de no matar a nadie!—Tántalo sonrió, mirándolos a todos como si fueran niños traviesos:—Cualquier muerte resultará en un castigo severo ¡No tendrán S’mores para la fogata durante una semana! ¡Ahora prepárense en sus cuadrigas!
Percy estaba seguro de que había escuchado al tal Theo decir “Este es peor que el viejo loco”, aunque no era posible, dada la distancia a la que estaban.
—Pony—Tyson saludó a los caballos, que se removieron inquietos mientras Percy trataba de calmarlos. Aunque Percy estaba casi seguro de que no era solo el cíclope lo que los inquietaba; sino las muchas aves que se habían estado congregando alrededor de la pista.
Percy miró a los otros competidores, pero ellos no parecían muy preocupados por las aves tampoco; Clarisse y su compañero le daban una última mirada a su cuadriga rojo sangre, dándole una palmada a los caballos esqueléticos. Beckendorf limpiaba polvo inexistente de su cuadriga de hierro y bronce, mientras su compañero examinaba los caballos mecánicos que habían construido. Los chicos de Apolo parecían bastante tranquilos, hablando en su cuadriga dorada y estilizada, mientras sus caballos cobrizos hacían lo mismo. Los hermanos Stoll saludaban a Draco y a Theo desde su cuadriga verde que parecía haber estado guardada en alguna cochera. Las sonrisas maliciosas de Draco y Theo le dieron un escalofrío.
Lo que fuera que hubieran planeado con los Stoll no era nada bueno.
Percy frunció el entrecejo, tratando de calmar a los caballos con promesas de cubos de azúcar y manzanas, para poderles poner las bridas, tratando de no sentirse celoso ni pensar en lo genial que hubiera sido su cuadriga que Draco los hubiera ayudado. No que su cuadriga azul y blanca con diseño de olas no fuera genial; Tyson había hecho un gran trabajo con las partes metálicas y Percy se sentía muy orgulloso de lo que había pulido y pintado.
Sin embargo, Draco seguro había proporcionado ideas a los Stoll que los harían aún más terribles que de costumbre. Negando con la cabeza, Percy le alcanzó un palo largo a Tyson, para instruirle que mantuviera a las otras cuadrigas tan lejos de ellos como pudiera.
🙟✦🙝
—Es inútil—Draco dejó el cuenco de aceite de vuelta en la mesa, mirando de reojo a Theo, quien estaba tratando de replicar con magia las figuras que el shabti de Amos dibujaba en un platón de arena.
—Seguro lo logras, Draco, yo creo en ti—dijo Theo, mientras fruncía el entrecejo en frustración porque el vapor con el que estaba trabajando no le estaba funcionando como quería. El chico apagó el humidificador con desgana y suspiró, mostrándole la lengua al shabti que cruzó sus bracitos de lagartija:—uno de los dos debe lograrlo.
—Tú estás teniendo más éxito que yo—Draco se repantigó en la silla mirando al techo:— al menos logras que el vapor se mueva un poco.
—Solo es niebla artificial—Theo suspiró:—a penas logro ver la normal.
—Lo vas a lograr—Draco se levantó y avanzó hasta donde estaba su amigo:—¿Qué tal si en vez de concentrarte en el vapor te concentras en la figura?
Theo lo miró alzando una ceja y Draco procedió a explicar:—es como decía McGonnagall en transformaciones; para poder transfigurar algo correctamente tienes que visualizarlo.
—Eres un sabelotodo insufrible—dijo Theo después de un momento:—porque tiene sentido, pero eso no me ayuda de a mucho.
—Lo siento—Draco se sentó a su lado y observó el Shabti que seguía haciendo figuritas en la arena:— sé que la teoría a veces no ayuda, si ayudara siempre ya habría podido ver algo en el estúpido cuenco.
—A todas estas ¿qué se supone que estás haciendo con el cuenco?
—Se supone que es una forma de ver más allá de lo evidente.
—¿Qué?
—Que debería poder ver algo, en mi cabeza, imágenes del futuro…
—Oh…—Theo ladeó la cabeza:—¿Cuándo has visto esas imágenes antes?
Draco negó con la cabeza:—nunca las veo; solo estoy hablando y de repente digo algo o pienso algo sobre lo que va a pasar.
Theo frunció el entrecejo y asintió:—¿Y normalmente qué estás viendo cuando eso pasa?
—Ehm… Personas, usualmente, a veces plantas… Oh, una vez me pasó viendo sangre luego de que Percy se raspara la rodilla—Draco enumeró, contando con los dedos. Theo lo miró intensamente, tocándose la barbilla.
—Ósea que lo haces viendo cosas vivas o que tienen que ver con vida—dijo Theo, antes de acomodarse en la silla para quedar mirando a Draco:—¿Por qué no intentas ver cosas conmigo?
—¿Cómo?—Draco preguntó, mirando a su amigo, pasando por su sonrisa torcida, su cabello negro sin lustre, hasta sus ojos. Oscuros e insondables:—¿quieres que te mire a los ojos y te diga “oh y ten cuidado en la carrera de cuadrigas porque los pájaros van a tratar de matarnos” así de…
Draco se detuvo, y miró intensamente a Theo quién abrió la boca para decirle algo. Draco le tapó la boca y trató de concentrarse otra vez en los ojos de su amigo.
La imagen se presentó clara en su mente; Theo con la camisa del campamento mestizo, tratando de alejar lo que parecían ser palomas. Entonces cayeron muchas sobre él, desgarrándolo con sus picos y patas. Theo cayó al suelo gritando; a su alrededor había mucho pánico.
Draco soltó a Theo y negó con la cabeza, sintiendo el pánico llenarlo. ¿Acababa de ver a Theo morir?
—¿Van a tratar de matarme unos pájaros?—Theo se mofó, extrañado, acercándose a Draco. El rubio alzó la mirada y vio como la sonrisa de su amigo flaqueaba. Theo acercó su mano a la cara de Draco y le limpió una lágrima:—¿Draco?
—No—Draco dijo con firmeza, echando para atrás y limpiándose las lágrimas:—no voy a dejar que eso pase.
—Ok…—Theo no sonaba muy convencido. El pelinegro volvió su mirada al shabti que seguí haciendo figuras:—T-tú siempre ves cosas peligrosas, pero ninguno ha muerto hasta ahora entonces, tengo fe de que sobreviviré…Además, vas a cuidarme ¿no?
—S-si—Draco asintió, terminando de limpiarse las lágrimas:—Por supuesto que sí.
—¡Eso!—Theo se las arregló para sonreír antes de volver su atención a la lagartija que lo miraba insistentemente, haciendo figuras:—ahora, necesito otro toque de genialidad para esto…
Draco asintió, encendiendo el humidificador. Theo puso sus manos sobre el vapor y empezó a jalarlo hacia sí, tratando de darle la forma que el shabti había hecho.
—Bueno pues visualizar no te ayuda.
—¿Tú crees?
Draco se mordió el labio, sorbiendo un poco los mocos, mientras trataba de pensar. Theo era muy bueno haciendo hechizos instintivamente ¿Qué otra cosa le salía así?
—¿Y si mientes?—Draco preguntó y Theo lo miró con cara de pocos amigos.
—La lagartija le dirá a Amos que estoy mintiendo—replicó Theo, mirándolo como si fuera estúpido.
—No… Ósea, si—Draco negó con la cabeza:—¿y si en vez de hacer que la niebla tome la forma, la usas para proyectar lo que quieres que se vea?
—¿Proyectar? ¿Cómo en tus películas?
—¡Si! Algo así
Theo miró la niebla fijamente antes de pasar su mano por ella, haciendo que tomara distintos colores:—Como… Una ilusión ¿dices?
—Precisamente.
🙟✦🙝
—¡Draco!—Percy volteó hacia las gradas, deteniendo su cuadriga, viendo como los otros campistas hacían lo posible por defenderse de las palomas que atacaban viciosas.
—¡Cuidado Jackson!—la cuadriga de Clarisse golpeó la de Percy con fuerza, apartándolos. No que a Percy le interesara (Tyson lo sostuvo para que no se cayera), él estaba más preocupado por los otros. Miró hacia atrás, donde Annabeth trataba de defenderse junto con su hermano. Percy cortó varias de las palomas con Riptide, pero parecía haber cientos. Tyson chillaba, tratado de apartarlas a manotazos.
Entonces escuchó una serie de chirridos y las aves empezaron a moverse erráticamente.
—¡Son aves del Estínfalo!—gritó Annabeth:—¡Hércules las derrotó con ruido! ¡Campanas de bronce!
De entre las gradas comenzó a sonar lo que parecía ser música, pero Percy no lograba dilucidar qué tipo (algo que definitivamente él nunca escucharía, con violines y tambores).
—¡Arqueros!—llamaron Percy y Annabeth al tiempo, desde sus cuadrigas detenidas:—¡Ahora!
Los hijos de Apolo empezaron a disparar flecha tras flecha, a las aves aturdidas. Varios campistas corrían a buscar cobijo a los pies de Draco y Theo, de los cuales parecía venir la música, quienes estaban golpeando todo lo que se les acercaba con la lanza y el bate. Theo reía como loco, mientras bateaba pájaro tras pájaro.
Percy, seguido de Tyson, bajó de la cuadriga, listo para seguir cortando más aves de pico metálico con Riptide. No que quedaran muchas desde que los hijos de Apolo habían empezado a darles flechazos, pero igual la música no se mantenía estable y algunas todavía bajaban en picada a atacarlos.
Al poco tiempo todos estaban cubiertos de cenizas y plumas, pero las aves sobrevivientes se alejaban humeando. Había varios campistas con heridas abiertas por los picotazos, y varios más con quemones por la caca ácida. Percy empezó a trotar hacia las gradas cuando Tántalo se levantó.
—¡Bravo!—dijo el hombre, pero no estaba mirando ni a los chicos de Apolo, ni a Draco y Theodore que estaban sentados espalda con espalda, agotados. No, él miraba a la línea de llegada; empezó a caminar hacia una muy confundida Clarisse:—¡Tenemos nuestra primera ganadora!
Tántalo le puso una corona dorada de laurel a Clarisse en la cabeza, quien miró a su compañero extrañada, antes de voltearse y mirar con desaprobación a Percy, que se había acercado a Draco y Theodore:—Y ahora, a castigar a los problemáticos que interrumpieron la carrera.
—Oh ¿Va a ir a castigar a los pájaros?—Draco siseó, ganándose un golpe por parte de Theodore.
—Los pájaros estaban muy tranquilos hasta que ellos—Tántalo señaló a Percy, Annabeth y Tyson:—los molestaron con su horrible conducción, y hasta que ustedes— procedió a señalar a Draco y a Theo:—los asustaron con su horrible música.
🙟✦🙝
—Me niego rotundamente—Theodore miraba los platos con desagrado, con los brazos cruzados mientras los otros procedían a ponerse los guantes y mandiles reforzados con asbesto:—No voy a lavar platos con lava.
—Es un castigo—Annabeth le siseó al chico que ni siquiera de dignó a mirarla:—no se supone que sea algo que te guste.
—Así no fuera con lava no los lavarías—Draco le sonrió a su amigo quien asintió, mirando hacia la pared:—aunque te doy puntos por venir a darnos apoyo moral.
—Yo no lo acepto—Annabeth gruñó y Draco la miró, haciendo un puchero.
—Vamos, Annie, no te enojes—dijo el rubio, batiendo las pestañas:—yo haré lo de él.
—Está bien—a Annabeth no le gustaba la idea, pero el pelinegro parecía seguir ignorándola, y si el rubio se iba a encargar de lo otro…
—Te digo, Annabeth—Percy volteó a mirarla y Annabeth notó que Draco se tensaba:—Creo que Grover está atrapado; dijo algo de haber encontrado una cosa con ese bicho pastor.
Ah sí, lo de Grover. Que Percy siguiera insistiendo en ello luego de la carrera solo podía significar que no era para distraerla, sino que era algo realmente importante. Además, si lo que había entendido del sueño de Percy y lo que Grover había dicho era correcto…
—Si de verdad lo encontró y si podemos recuperarlo…—Annabeth murmuró, pensando en voz alta.
—Espera—Percy alzó las manos, haciendo que algo que lava salpicara en la pared:—actúas como si este… lo-que-sea que encontró Grover fuera la única cosa que puede salvar al campamento ¿Qué es?
Annabeth notó que Draco estaba lavando los platos más lentamente y que su amigo ahora si estaba mirándola:—Te daré una pista. ¿Qué consigues al desollar un carnero?
—¿Un desorden?—ofreció Percy.
—Un vellón o vellocino—respondió Draco, muy serio:—espero que te estés refiriendo a lo que creo que te estás refiriendo.
—Y si el carnero es dorado…—Annabeth prosiguió, mirando a Percy esperanzada.
—El Vellocino de Oro—Percy frunció el entrecejo:—¿Estás segura?
—Percy ¿Recuerdas a las hermanas Grises?
—¿Se encontraron con las hermanas grises?
—Ellas dijeron que sabían la ubicación de lo que buscabas. Y mencionaron a Jason. Hace tres mil años ellas le dijeron como encontrar el Vellocino de Oro—Annabeth prosiguió, ignorando a Draco:—¿Si conoces la historia de Jason y los Argonautas?
—¡Claro! Esa película vieja con los esqueletos de plastilina.
—Percy, te pasas—Draco siseó, rodando los ojos.
—¿Te importa?—Percy le espetó, molesto:—estamos hablando de cosas importantes y si lo único que vas a decir es para molestarme, entonces mejor cállate.
Draco lo miró fijamente, antes de voltear violentamente:—iba a decir que Sally solía leernos la Argonáutica, pero como prefieras.
Annabeth hizo una mueca, pero entonces Draco comenzó a hablar con Theo sobre algo de unos equipos deportivos y de posibilidades de presentarse a unas pruebas. Evidentemente estaba alejándose de la conversación. Triste. Él parecía saber de qué hablaba Annabeth.
Percy parecía más molesto ahora que Draco no les prestaba atención, mientras ella le explicaba la historia del Vellocino a Percy. Ojalá ese par pudiera amigarse de nuevo.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer, espero que les gustara el capítulo :3
Chapter 24: Draco debería dejar de colarse en las misiones de otras personas
Summary:
Draco descubre cosas sobre si mismo y se mete en problemas, pero qué es nuevo?
Notes:
Este capítulo me da mucha risa, porque Luke tiene como 20 años, pero igual discute con los niños xd
Muchísimas gracias a todos por leer y comentar~
Y Muchas gracias a mis betas Anto por acolitarme que el Drarcy sean vecinos del EddSan(?), a Satanás por la imitación de Annabeth en su discusión con Luke y a Gabs por acolitarme cosas para los especiales de la rueda del año <3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
23. Draco debería dejar de colarse en las misiones de otras personas
—¿Por qué no hablas con Percy?—Annabeth le preguntó a Draco, después de haber terminado de lavar los platos del banquete en honor a la victoria de Clarisse.
—¿Por qué?—Draco le espetó:—Parece que van bastante bien con su plan de rescatar a Grover y conseguir la cosa esa sin mí.
—No tienes que ponerte así—Annabeth empezó:—Podrías ayudarme…
—¿No? No sé, tal vez debiste decir algo antes—Draco la interrumpió:—tal vez debiste incluirnos en la conversación. Pero no. Tú y Percy pueden hacer lo que quieran. Vayan al fin del mundo, bótense al tártaro, no me interesa. Theo y yo tenemos cosas que hacer aquí en el campamento; entrenar, hacer rondas, seguir tratando al Árbol de Thalía lo mejor posible.
—Si conseguimos el Vellocino no hará falta.
—Si lo consiguen, claro. Pero ¿mientras tanto? ¿Qué hay de si fracasan?
—¿Quién dice que vamos a fracasar?
—Estamos hablando del Mar de los Monstruos, Annabeth—Draco se cruzó de brazos mirándola con seriedad:—Puede que Percy no se acuerde o no le importe, pero yo si recuerdo todo lo que pasaron Jason y Odiseo; no es un paseo al parque, no es ir a saludar a Cerbero con una caja de pelotitas. Hay cosas terribles ahí que pueden y van a tratar de matarlos.
—¿Por qué no vienes entonces?—Annabeth preguntó, ¿es que no entendía lo importante que era conseguir eso? ¿Salvar a Grover?:— ¿No vas a intentar “protegernos” otra vez?
Draco la miró intensamente antes de desviar la mirada hacia donde su amigo estaba hablando con los gemelos Stoll, riéndose.
—No hace falta—Draco dijo suavemente, metiendo sus manos en los bolsillos:—Percy es perfectamente capaz de cuidarse solo… Y ya los tiene a ti y a Tyson ¿Por qué me iba a necesitar?
Entonces Annabeth lo entendió. El chico estaba celoso y se sentía dejado de lado, porque Percy ahora tenía un nuevo “hermano” que estaba casi todo el tiempo con él.
—Percy siempre va a necesitarte—Annabeth trató de decirle y Draco negó con la cabeza.
—No lo intentes, Annabeth—Draco le sonrió de lado:—me he vuelto bueno en reconocer mentiras.
🙟✦🙝
Draco dejó las cartas de vuelta en la mesa y miró a Amos con una expresión entre culpable y de disculpas. Amos le sonrió y tomó la baraja para guardarla. Habían estado probando varios tipos de adivinación, pero Draco no parecía ser muy dotado para ello, a pesar de lo que Theo dijera.
—No te preocupes—Amos le sonrió tranquilizador:—a lo mejor definitivamente necesitas algo vivo para hacerlo.
—Pero sigo solo viendo cosas malas—Draco hizo una mueca:—¿Por qué solo veo cosas malas?
—Tendremos que seguir mirando de dónde vienen esas visiones—respondió Amos, con una sonrisa de aliento:—Pero no te preocupes por ello; mejor piensa en todo lo que has avanzado usando magia sin varita y en hacer shabtis.
—Vale—Draco asintió, pero seguía sintiéndose mal por no haber logrado usar su supuesto don correctamente. A lo mejor no tenía el “don” realmente, a lo mejor era algo de su padre divino que no funcionaba correctamente por ser un Black o algo.
Una chica guapa se sentó junto a ellos, sonriente. Draco la miró un momento, frunciendo el entrecejo; tenía el pelo negro ensortijado cayendo en cascada sobre sus hombros, la piel perfecta y pálida, los labios carnosos y los ojos… Sus ojos eran como dos pozos.
—Te estás volviendo bueno en eso de hacer ilusiones, Theo—comentó Draco, pero la chica hizo un puchero.
—Si así fuera—la voz de la chica era aguda y suave, mientras se cruzaba de brazos:—no me habrías dicho Theo.
—¿Sigues probando con modificación de memoria?—preguntó Amos, quien parecía bastante orgulloso:—Ya te dije que modificar la memoria usando la niebla requiere muchos años de práctica.
—Bueno, en algún lugar tengo que empezar—resopló la chica antes de pasarse una mano por el pelo y deshacer la ilusión. Theo se repantigo en la silla con un suspiro:—manipular la niebla es más difícil de lo que parece
—Debe ser imposible—se burló Draco:—porque a mi me parece bien difícil.
—¿Y si te modifico la memoria para que creas que eres un groupie de Potter?
—No te atreverías
—No me tientes
🙟✦🙝
Percy estaba sentado con Tyson y Annabeth durante la fogata. El amigo de Draco estaba sentado peligrosamente cerca del fuego (aunque como el ánimo en el campamento estaba bastante bajo, en especial después de luchar contra los pájaros del Estínfalo, la fogata apenas medía metro y medio y tenía un color casi gris) asando varios malvaviscos al tiempo.
Draco estaba sentado con Will, quien le sonreía y lo animaba a cantar con él y el resto de la cabaña de Apolo. Draco no miró en ningún momento a Percy, quien solo se sentía más y más frustrado. ¿Por qué Draco estaba actuando así? ¿Cuál era su problema?
No importaba. Percy tenía algo que hacer y no iba a dejar que el rubio lo distrajera de eso.
El Señor D ya se había retirado, mirando con molestia a Tántalo, después de las primeras dos canciones, mascullando algo sobre que prefería jugar pinacle con un caballo. Y Tántalo estaba mirando muy interesado el malvavisco que estaba asando.
Tenía que decirle apenas acabaran las canciones; exigirle que armara una misión para salvar a Grover e ir a buscar el Vellocino. No podría negarse si todo el campamento escuchaba ¿cierto?
Percy esperaba que no pudiera negarse.
—Bueno, eso fue encantador—Tántalo dijo al finalizar la última canción. Haciéndose el que no quería la cosa para tratar de coger el malvavisco. No que eso importara mucho, al parecer si maldición no era fácil de engañar, porque el malvavisco prefirió cometer suicidio en la fogata antes que ser comido por él. La sonrisa de Tántalo era fría, cuando volvió a ver a los campistas:—¡Bueno! Ahora unos anuncios sobre el horario de mañana…
—Señor—Percy interrumpió, levantándose para que los demás lo vieran.
—¿Nuestro niño de la cocina tiene algo que decir?—Tántalo preguntó, con expresión de que preferiría estar en cualquier otro sitio.
Percy apretó los puños cuando los de la cabaña de Ares se rieron, así que Percy volteó a mirar a Annabeth. Se sentía seguro, lleno de confianza. Confianza en si mismo que probablemente no fuera suya mientras decía:—Tenemos una idea para salvar el campamento.
El silencio siguiente fue sepulcral, sin embargo, la atención de todos estaba en él y todos parecían un poco esperanzados si el tono amarillo de la fogata era algo de lo que guiarse.
—Vale—Tántalos rodó los ojos antes de comentar socarrón:—Bueno, si tiene algo que ver con cuadrigas…
—El Vellocino de Oro—Percy lo interrumpió, y su voz resonó:—sabemos dónde está.
Las llamas se volvieron naranja, y Percy vio con el rabillo del ojo a Draco, que lo estaba mirando y le sonrió, diciendo con los labios “díselos”.
Percy comenzó a contar sus sueños sobre Grover y Polifemo, sobre el mar de los monstruos y el Vellocino. No entendía por qué pero su voz sonaba fuerte y confiada, y parecía resonar alrededor de la fogata. Y, cuando Annabeth apuntó lo que el Vellocino era, los campistas que ya estaban asintiendo se levantaron igual que las llamas, a expresar su apoyo.
—¿Entonces?—preguntó Draco, como quien no quería la cosa:—¿Va a haber una misión para buscar el Vellocino y salvar el campamento?
—¡Tonterías!—Tántalo lo fulminó con la mirada, y Draco lo miró poco impresionado:—No necesitamos que lo salven.
El silencio que siguió era incómodo y casi violento, y Tántalo se removió ante las miradas incrédulas y molestas de los campistas, antes de apresurarse a decir:—A-además ¿el Mar de los Monstruos? Eso no suena a una ubicación precisa; ni siquiera sabrían por dónde empezar.
—Si sabría—replicó Percy, sorprendiendo a Annabeth, aunque la verdad era que gracias a ella era que sabía:—30, 31, 75, 12.
—Va-ale, gracias por decir esos…
—¡Oh!—Theodore se levantó, apuntando a Percy con un pincho,,. con dos malvaviscos:—¿No son coordenadas?
—De navegación, en efecto—Percy asintió y vio con el rabillo del ojo a Annabeth asentir y murmurar algo por lo bajo.
—Eso…sería en algún lugar del Atlántico—continuó Theodore, mirando a Draco por ayuda, pero el rubio simplemente se encogió de hombros, aunque sonreía como si estuvieran compartiendo un chiste interno.
—Por la costa de Florida—asintió Annabeth, mirando a Percy impresionada. Percy sonrió, mientras ella volteaba a mirar a los demás campistas:—¡El Mar de los Monstruos! ¡Necesitamos una misión!
—¡Una misión! ¡Una misión!—empezaron a corear los demás campistas, alzando los brazos al tiempo que las llamas se elevaban más y más. Tántalo trató de protestar, pero los gritos de los campistas se volvieron más y más fuertes.
—Está bien—Tántalo aceptó finalmente, aunque no parecía muy contento con eso:—autorizo que un campeón vaya a este peligroso viaje, para recuperar el Vellocino de Oro y traerlo de vuelta, o morir en el intento.
Percy estaba seguro de que vio al hombre sonreír al decir la última frase. Un poco de preocupación, que no era suya, lo hizo mirar a Draco, quién en su lugar miraba intensamente a Clarisse.
¿Qué? ¿Por qué? Percy estaba confundido, pero entonces sintió que la atención de Tántalo había vuelto hacia él y parecía querer desollarlo vivo:—El Campeón será alguien que se haya ganado el respeto del campamento, que ha probado ser recursivo durante la carrera de cuadrigas y valiente en la defensa del campamento…
A Percy le pareció escuchar a Draco musitar que la valentía estaba sobrevalorada, pero antes de poder procesarlo, Tántalo se volteó a Clarisse y le sonrió:— tú deberías dirigir esta misión ¡Clarisse!
El fuego ardió en miles de colores, al tiempo que la cabaña de Ares irrumpía en gritos y exclamaciones de alegría.
—Acepto la misión—dijo Clarisse orgullosa y Percy apretó los puños, listo para protestar.
Entonces vio como Draco se iba corriendo de la fogata.
🙟✦🙝
—¿Y crees que es magia?—preguntó Theo luego de que Draco le terminara de contar sobre la primera (y única vez) que había dicho una profecía y como creía que estaba relacionado con su magia y con el vínculo con Percy.
—No sé—Draco admitió haciendo un puchero:—estuve revisando en la biblioteca en Hogwarts y en la Mansión Malfoy, pero no parece haber mucha información acerca de vínculos entre personas…
—Suena a que son almas gemelas— comentó Amos, sin levantar la vista de los pergaminos que estaba leyendo:— o a un vínculo de almas, al menos.
Draco saltó de dónde estaba sentado y prácticamente voló hasta el lado del mayor:—¿Sabes sobre eso?
El mayor se había tensado y lo miraba inquieto.
—Que rápido—musitó Theo, parpadeando sorprendido.
—La vinculación de almas es un tipo de magia tabú—respondió Amos, con suavidad:—más que todo porque esos vínculos deberían surgir naturalmente o estar destinados.
Draco asintió levemente, pero no dijo nada, mirando expectante a Amos. El mayor lo miró y luego miró a Theo, quien también parecía muy intrigado, por lo que el de tez morena suspiró:—Una de las razones por las que se prohibió ese tipo de magia es por un tipo de maldición que hace que ese tipo de vínculos se formen. Antes de que digan que eso no suena tan mal, la maldición hace que los vínculos sean desafortunados de tal manera que en muchos casos terminan traicionándose o muriendo por el otro, causando que la otra persona quede con el vacío del otro. Algunos se vuelven locos de dolor, otros olvidan todo, otros cambian drásticamente y otros terminan por caminos oscuros, buscando magia peligrosa para llenar el vacío, magia que solo corrompe.
—Cuando dices que es tabú—empezó Draco, pensando en como al parecer toda su existencia había sido algo así:—¿Significa que alguien va a castigarme por el vínculo con Percy?
Amos lo miró fijamente antes de sonreírle con tristeza:—Nadie lo hará; no es como si tu hubieras forzado ese vínculo, ni hubieras hecho el ritual. No… Pero si podrían castigarte por investigar más de la cuenta.
—Oh—Draco bajó la mirada ¿Cuánto era más de la cuenta? ¿Era esa la razón por la que no había encontrado mucha información sobre los vínculos?
—Sin embargo—Amos dejó que el pergamino que estaba leyendo se enrollara, antes de darse un par de toques en la barbilla con el dedo:—hay un par de hechizos que podrías hacer aprovechando el vínculo que técnicamente no están prohibidos.
—¿Si?¿Cuáles?
—El primero debería serte relativamente sencillo—Amos se levantó y guió a Draco de vuelta al cuenco con aceite:—es para localizar a la otra persona y ver qué está haciendo, algo que has estado haciendo sin intención por años.
—¿Puedo encontrar a Percy?
—En teoría—Amos sacó un mapa de entre los pergaminos:—podrías encontrarlo en el mapa, luego de ver qué está haciendo.
Draco asintió sentándose frente al cuento y mirando la superficie del aceite.
—Esto es diferente que tratar de ver el futuro—dijo Amos, su voz suave y grave:—necesito que mires el aceite y pienses en Percy; no en recuerdos de él, pero en él específicamente. El color de sus ojos, la textura de su pelo, su olor… Concéntrate en ello y luego deja que la imagen te guíe.
Draco miró el aceite fijamente, concentrándose en Percy, en sus ojos color verde mar, sus pocas pecas casi invisibles, su cabello negro revuelto y suave, su sonrisa genuina y traviesa, su… Su ceño fruncido, su nariz y mejillas ligeramente rojas por el sol, su boca cerrada en una línea tensa, su cuerpo tenso, su mano sosteniendo a Riptide. El suelo a su alrededor temblaba mientras él se preparaba para atacar.
Se levantó para lanzarse contra lo que fuera que iba a atacarlo, pero algo lo detuvo; su expresión pasó de determinación a terror, antes de volverse furia. Sus labios se movieron formando una palabra, un nombre. “¡Draco!”.
Draco se alejó violentamente del cuenco, sintiendo una presión en su pecho, como si algo lo estuviera apretando, tratando de aplastarlo.
—¿Draco? ¡¿Draco, estás bien?!—Theo se le acercó, pero Draco no estaba poniéndole atención. Necesitaba saber dónde estaba Percy, qué le estaba pasando.
Necesitaba ir a ayudarle.
Tomó el mapa, como si su vida dependiera de ello, y un lápiz (Draco a penas notó que Amos se lo había acercado) para marcar un punto en medio del Atlántico.
Draco frunció el entrecejo, mirando el sitio; En el mapa no había más que agua, ninguna isla, nada que pudiera explicar el suelo de tierra, ni la piedra tras la cual Percy se escondía.
—¿Está en medio del océano?—Theo preguntó, tomando el mapa para mirarlo.
—Está en problemas—Draco dijo, levantándose y mirando alrededor con angustia, buscando sus cosas:—tengo que ir a ayudarlo.
—Y lo harás—la mano de Amos era pesada cuando lo detuvo, pero su voz era simpatética y casi tranquilizadora:—Recuerda que vas a ir con él, que una vez que se cumpla el tiempo, volverás al primer día del verano.
—Pero…
—Si te vas ahora ¿Cómo planeas llegar hasta allá?
Draco se mordió el labio y apretó los puños:—¿Qué sentido tiene esperar?
—Volverte más fuerte—Amos respondió con firmeza:—querer aprender para defenderte es bueno y todo, pero piensa en todo lo que necesitas aprender para poder salvar a tu amigo.
Draco lo miró fijamente y asintió. Si. Tenía que volverse más fuerte. Tenía que poder hacer magia sin varita y poder luchar usándola. Si.
🙟✦🙝
—¿Draco?—Percy había decidido quedarse a protestar antes de seguir al rubio, y ahora se arrepentía. No estaba seguro de dónde estaba; lo sentía cerca y muy lejos al mismo tiempo. Tranquilo y cansado, y triste y preocupado. No tenía sentido.
Percy cerró los ojos tratando de concentrarse, pero no podía encontrarlo. ¿Dónde podía estar? ¿Por qué había salido corriendo? ¿Qué estaba pasando?
Genial. Cuando lo necesitaba, el idiota se iba. ¿Dónde había quedado esa promesa de que siempre iban a estar juntos? ¿Por qué todo su mundo tenía que romperse de esa manera tan absurda? ¿Por qué? ¿Por qué?
—Está en el baño— la voz que le habló era casi un susurro y Percy se dio la vuelta, listo para atacar. Pero frente a él, el amigo de Draco simplemente lo miraba con curiosidad:—Draco… Está en el baño; tiene náuseas.
—Debería…
—No; probablemente se dé una ducha… Puedo decirle que te busque.
—Como si fuera a hacerlo.
—Lo hará si le digo que quieres disculparte.
—¿Y por qué debería disculparme?
—¿Por no decirle que habías conseguido un nuevo hermano? ¿Por no ofrecerle que se quedara un rato en tu cabaña para que no se sintiera solo? ¿Por no tratar de contactarlo?
—¡No era mi plan que Tyson fuera mi medio hermano!—se apresuró a defenderse:—¿Cómo iba a saber que Draco quería quedarse conmigo? Si te trajo a ti acá.
—Pero yo solo soy su amigo de la escuela; tú eres su mejor amigo de toda la vida, la persona que más admira y quiere.
—Él… ¿Él te dijo eso?
—Siempre habla de ti; de lo divertido que sería que estuvieras con nosotros en la escuela, de los comentarios que harías si estuvieras allá… De lo mucho que te extraña.
—No parece…
—A lo mejor si no hubieras dejado que el cíclope usara las cosas que te dejó para que te acordaras de él…
—¡No las usa! ¡ese día solo estaba buscando un lápiz y sabía dónde los guardo… Eso fue todo.
El chico empezó a reírse; primero fue un sonido suave, y lentamente se convirtió en una carcajada en toda regla:—No sé cual de los dos es más idiota.
—¿Disculpa?
—Solo dile que lo quieres y que no le regalaste sus cosas al cíclope y ya, seguro salta a tus brazos, porque lleva días quejándose de que extraña tus abrazos.
Percy no necesitaba más; empezó a correr rumbo al baño, pero el chico lo agarró de la muñeca.
—No todavía… Yo te lo mando, en un rato ¿Vale?
Percy lo fulminó con la mirada, pero el chico de los ojos abismales se veía muy serio. Percy chasqueó la lengua y asintió finalmente.
🙟✦🙝
Draco se lanzó hacia un lado y rodó, antes de lanzarle una bolita de fuego a Theo, quien la disipó casi con aburrimiento. Engreído.
Theo le sonrió de lado y lanzó tres hechizos en simultáneo. Draco frunció el entrecejo, sabiendo que solo podía esquivar dos. Theo solo movió la boca una vez, así que dos debían ser falsos.
¿Cuáles?
Draco agradeció su TDAH al tiempo que retrocedía para que el rayo de la mitad lo atravesara. Una ilusión. Bien.
—¿¡Cómo haces eso!?—el pelinegro se quejó, y Draco lanzó tres desmaius uno tras otro en abanico. Theo se quejó, lanzándose al suelo, pero uno de los hechizos alcanzó a impactar, haciéndolo caer resollando.
—Te dije que tenías que entrenar—Draco sonrió socarrón, antes de lanzarse y rodar para esquivar las muchas bolas de fuego que Theo le lanzó con saña.
—¡Quédate quieto!—siseó Theo, respirando con dificultad, mientras lanzaba bola, tras bola, enojado.
Entonces Amos decidió intervenir, poniéndole la mano en el hombro:—suficiente; estás desperdiciando mucha energía y podrías hacerte daño.
Theo hizo un puchero, pero detuvo las bolas de fuego. Draco se dejó caer en el suelo, cansado.
—Gracias por ayudarnos a practicar magia de combate—dijo el rubio desde el suelo:—y por enseñarnos varios hechizos que se supone aprenderemos en cuarto año.
—Espero que los usen sabiamente y no se metan en problemas—dijo el moreno con firmeza, aunque Draco podía sentir que se lo decía a Theo.
—En lo único que me voy a meter ahora es en la cama—respondió Theo, bostezando:—usar magia de combate cansa muchísimo.
—Aún son muy jóvenes—respondió Amos, sonriendo:—pero si siguen entrenando, posiblemente lleguen a ser muy proficientes en combate mágico para los 14 o 15.
Draco asintió:—Espero que sí. Si no le puedo ganar a Percy con la lanza al menos podré patearle el trasero con hechizos.
—¿Es tan bueno en serio?—Theo preguntó, ahogando otro bostezo con el dorso de su mano:—cuando nos vimos durante el receso de invierno no me pareció tan bueno.
—Odio decirte esto, pero estaba poniéndote fáciles las cosas
—Ahora si me ofendí; voy a entrenar para ¿cómo dijiste? Patearle el trasero.
Draco soltó una carcajada, mientras tomaba la mano de Amos para ayudarse a levantar.
—Supongo que tendremos que practicar mucho—Draco dijo con una sonrisa.
🙟✦🙝
Percy se sentía mal mientras se escabullía rumbo a la playa con una manta y varias latas de Coca-Cola que había logrado conseguir de la cabaña de Hermes. Tyson había estado tan triste cuando habían hablado, al punto de desear no haber nacido. No era justo.
No le gustaba pensar que su “hermano” era un monstruo, pero sabía que todos los demás lo pensaban. Incluso Draco se había negado a hacerse amigo del cíclope, aunque fuera por celos.
También estaba pensando en que el pobre niño había tenido que vivir muchísimo tiempo en una caja de refrigerador. ¿Por qué los dioses eran tan crueles con sus hijos?
Percy extendió la manta en el suelo y se sentó, abriendo una lata de gaseosa, mirando al cielo despejado y lleno de estrellas. Draco o Annabeth podrían señalarle constelaciones; él solo recordaba unas cuantas; Sagitario, Hércules, Corona Boreales y la de Draco.
La preocupación por Grover y el campamento lo hicieron hacer una mueca mientras tomaba una lata y la abría, esperando que la cafeína y el azúcar pudieran calmar un poco su hiperactivo cerebro.
Además, que Draco no había ido a hablar con él todavía y ya era muy tarde.
—Hermosas ¿no te parecen?—una voz hizo a Percy saltar asustado, antes de voltear a mirar sorprendido al hombre a su lado. El hombre usaba pantaloneta de correr de nylon y una camiseta de la Maratón de Nueva York; era delgado, pero en forma, y con su cabello canoso y sonrisa astuta le recordaba a alguien, pero Percy no estaba seguro de a quién.
El hombre parecía alguien que podría estar trotando en la playa, no que tuviera sentido que 1. Estuviera trotando de noche y 2. Que hubiera cruzado las fronteras del campamento. Aunque bien podría ser a causa del envenenamiento del árbol de Thalía.
El mayor le sonrió antes de hacer un gesto hacia la manta:—¿Puedo acompañarte? No me he sentado en décadas…
—Claro— Percy respondió, todavía extrañado, aunque el tipo estaba tan tranquilo que él no podía sentirse nervioso.
El hombre le sonrió, sentándose con gesto cansado:—te da crédito tu hospitalidad ¡Oh! ¡Coca-Cola! ¿Puedo…?
Percy asintió y observó al hombre tomar una lata y abrirla, con la sonrisa de un gato que acaba de cazar algo, antes de tomar un largo sorbo y suspirar de contento:—Ah… Sí me hacía falta~ Algo de paz y tranquilidad al…
Un teléfono empezó a sonar y el hombre hizo una mueca sacándolo. Percy frunció el entrecejo ante el brillo azul y las dos serpientes miniatura que se enroscaban en la antena.
—Tengo que tomar esta llamada, lo siento—se disculpó el hombre antes de empezar a hablar de gente encadenada a rocas y de regalos para la humanidad. Percy estaba muy confundido y solo podía mirar las serpientes que se movían arriba y abajo en la antena del celular.
Percy casi no nota que la llamada terminó y que el hombre estaba hablando de nuevo:—Como te estaba diciendo…
—Tienes serpientes en tu teléfono
—¿Qué? Oh, no muerden, no te preocupes ¡Digan hola, George y Martha!
Percy no sabía porqué le sorprendía que las serpientes hablaran y que uno de ellas fuera sarcástico. Percy los observó discutir un rato y se preguntó si así se solían ver con Draco y su mamá cuando discutían.
—Ha pasado mucho tiempo desde que tuve tiempo de relajarme, desde el telégrafo creo. ¿Tienes una constelación favorita?—el hombre volvió su atención a Percy y el chico lo miró antes de mirar al cielo.
—Me gusta la de Draco—Percy dijo, mirando al cielo y sonriendo a las estrellas. Estrellas que lo habían acompañado cuando su mejor amigo no había estado.
—¿Por qué?
—Me recuerda a mi mejor amigo—Percy suspiró antes de explicar:—Extraño a mi rubio con muy mala suerte, que se queja siempre que soy un imán de problemas, pero con el que siento que soy capaz de enfrentarlo todo…
La risa cálida del hombre sorprendió a Percy, aunque no tanto como su comentario:—Que joven tan interesante.
🙟✦🙝
A los monstruos no les gustaba mucho Luke, y el rubio podía decir que el sentimiento era mutuo. Después de todo, varios de ellos habían tratado de matarlo en numerosas ocasiones cuando viajaba con Thalía y Annabeth, cuando todavía no entendían porqué sus vidas corrían peligro ni porqué tenían que seguir corriendo.
Cuando todavía no habían sido reclamados por esos insulsos que se hacían llamar dioses, que solo los usaban para su propio beneficio.
No que esto fuera mejor.
Luke no se hacía ilusiones; era obvio que a Cronos no le interesaban realmente los semidioses más allá de lo útiles que fueran para ayudarle a derrocar al Olimpo. Sin embargo, al menos él no los trataba como peones desechables que usar para su divertimento aquí y allá.
Luke miró a los monstruos a su alrededor con poco interés:—solo tenemos que asegurarnos de que la profecía se cumpla de la peor manera. Los pobres no sabrán a dónde ir.
—¿Y crees que el hombre caballo se haya ido para siempre?— siseó Agrius, evidentemente poco convencido.
Luke rodó los ojos antes de soltar una carcajada:—No pueden confiar en él; no con los esqueletos que tiene en el armario. Envenenar el árbol fue la gota que colmó el vaso.
Iba a proseguir con sus burlas cuando Agrius frunció el entrecejo, molesto.
—¡Silencio!— bramó Agrius, pero parecía estar tratando de escuchar algo más allá. Luke se mordió el labio nervioso ¿Polizones? ¿quiénes?
—¿Están seguros?—preguntó en un susurró, a lo que Agrius asintió solemne.
—Si—e hizo un gesto:—Están aquí afuera.
Luke hizo una seña y dos gigantes abrieron las puertas, apostándose a lado y lado de él, lanzas en ristre y listos para atacar.
—Bueno—Luke sonrió de lado al ver a los dos semidioses y el cíclope, tensos y listos para huir:—¡Si son mis dos primos favoritos! Vamos, entren.
Luke los guió dentro de la cabina del capitán; no que tuvieran muchas opciones con los gigantes apuntándoles con las lanzas.
El hijo de Hermes estaba muy orgulloso de la cabina del capitán de su nave; con los enormes ventanales que le dejaban ver a los rehenes que evitaban que los santurrones del campamento fueran a hundir el barco. La alfombra persa que se sentía suave bajo sus pies cuando daba vueltas pensando en si había tomado la mejor decisión. La cama con dosel que ya casi no usaba a causa de las pesadillas, a un lado de la habitación, opuesta al comedor que estaba lleno de comida y lo hacía olvidar lo que se alzaba al fondo.
El sarcófago de oro de Cronos; expertamente decorado con escenas griegas de ciudades en llamas y héroes muriendo de formas horribles.
—¿Qué tal? ¿mejor que la Cabaña Once o no?—dijo, con su mejor sonrisa, para voltear a mirar a Percy, Annabeth y su curioso compañero. Que usaba una camisa del campamento. Que asco.
Luke avanzó hasta el sofá, al lado del cual estaba apoyada Backbiter, lo cual le daba tranquilidad y algo de seguridad. Con esa espada podría con lo que fuera. Estaba seguro.
—Siéntense—dijo el rubio, e hizo una mueca cuando ninguno de ellos le hizo caso. Extrañaba esos tiempos en los que ambos hubieran hecho cualquier cosa que él les dijera… Tiempos en los que el campamento lo seguía como si fuera el Mesías o algo así. Luke notó que Percy miraba nervioso las jabalinas con las que les apuntaban y sonrió:—Oh ¿Dónde quedaron mis modales? Ellos son mis asistentes, Agrius y Oreius. Tal vez han oído hablar de ellos.
Las manos de Percy estaban temblando, y Annabeth tenía una mueca de dolor que hacía que Luke se sintiera incómodo. El tercero de ellos parecía aterrado, simplemente.
—¿No conocen la historia de Agrius y Oreius?—preguntó Luke, y aunque su voz y sus expresiones no lo demostraban (pudo haber sido actor, como varios otros hijos del tipo de las sandalias aladas), estaba nervioso y por eso seguía hablando:—Su madre… Bueno, es triste, la verdad, porque Afrodita le ordenó enamorarse. Ella no quería, definitivamente no, así que huyó con Artemisa por ayuda y ella le dejó volverse una de sus cazadoras… Afrodita no es buena perdedora, así que se vengó haciéndola enamorarse de un oso. Cuando Artemisa se enteró, la abandonó con asco. Típico de los dioses ¿no creen?—Luke alzó la mirada y vio unos ojos grises que lo miraban desde la pared opuesta. No tenían el odio que profesaban los ojos verde mar de Percy, ni la traición dolida de los grises de Annabeth. No, lo miraban con sentimientos encontrados y curiosidad.
—Ellos pelean unos con otros y los pobres mortales, humanos y semidioses, quedamos en la mitad—Luke continuó, su atención fija en el otro rubio, quién se había tensado al notar la mirada sobre él, pero no se movió. Estaba escuchándolo con atención, como esperando, como… si buscara razones:—Los gemelos de esa chica, Agrius y Oreius, no albergan amor alguno por el Olimpo. Aunque les gustan los mestizos…
—De almuerzo—gruñó Agrius y Luke a penas y refrenó la rodada de ojos. Oreius empezó a reírse como loco hasta que se ahogó y Luke los ignoró mientras peleaban, sentándose en el sofá, sus ojos dejando de mirar a los grises solo un momento.
—Bueno, Percy—dijo Luke, aunque no hablaba con él, sino con el otro polizón:—Te permitimos sobrevivir otro año, espero que lo apreciaras ¿Cómo está tu mamá? ¿Qué tal la escuela?
—Envenenaste el árbol de Thalía.
Luke suspiró. No estaba orgulloso de eso, pero era su mejor opción:—Directo al punto, bien. Si, yo envenené el árbol ¿Y qué?
—¿Cómo pudiste?—la voz de Annabeth estaba llena de ira y decepción y Luke no entendía porqué era tan tonta a veces:—¡Thalía te salvó la vida! ¡Nos salvó a ambos! ¿Cómo puedes deshonrarla…
—¡No la deshonré!—siseó Luke, molesto:—¡Los dioses la deshonraron, Annabeth!— la mirada de Luke volvió a los ojos grises del fondo, que lo miraban ceñudos:—Si Thalía estuviera viva, estaría de mi lado.
—¡Mentiroso!
—Si tan solo supieras lo que viene—Luke ya no hablaba con ella, no realmente. Sabía que Annabeth era terca y no iba a ceder. Pero el rubio escondiéndose en la niebla por otro lado:—entonces seguro entenderías…
—¡Entiendo que quieres destruir el campamento! ¡Eres un monstruo!
Luke desvió su mirada al cíclope que iba con ellos, y luego de vuelta a Annabeth:—¿En serio?—miró hacia el otro chico otra vez, que era cada vez más visible:—Los dioses te han cegado ¿Puedes imaginar un mundo sin ellos? ¿De qué nos sirve realmente estudiar la Historia Antigua? ¡Tres mil años de carga emocional que solo prueba que no les importamos, que solo somos sus juguetes!—Luke apretó los puños:—El Oeste está podrido hasta la médula ¡Únete a mí! Podemos empezar el mundo de nuevo, nos serviría mucho tu astucia…
—¡Porque no tienes cerebro!—chilló Annabeth y Luke la volteó a mirar molesto. Aunque no se notaba tanto; él sabía jugar sus cartas y, si el brillo en los ojos del rubio escondido era algo para guiarse, estaba jugándolas bien.
—Vamos Annabeth, te conozco ¿De verdad quieres estar en el equipo perdedor?—Luke alzó la mirada otra vez:—El Campamento Mestizo será arrasado por los monstruos en menos de un mes. Los héroes que sobrevivan deberán unírsenos… o ser cazados. ¿De verdad quieres quedarte en ese equipo con… esta compañía?
—¡Oye!—Percy se enojó y Luke lo ignoró. Por supuesto que iba a defenderlo, ahora eran hermanos ¿no? Y su otro hermano estaba siendo dejado de lado. Tanto que estaba escondido entre la Niebla, como el verano anterior, vigilando y ayudando desde las sombras a una persona que siempre prefería a alguien más. Pobre chico.
Luke sonrió de lado antes de seguir recriminándole a Annabeth sobre su compañía, y de poner en evidencia como Percy estaba ahora muy ocupado con su nuevo “hermanito”. Reveló con cuidado que aún tenía amigos en el campamento; buenos amigos que entendían que lo importante era pelear por ellos mismos. Y los ojos grises parecían más interesados.
—Los dioses te están usando tanto, Percy—Luke dijo, sabiendo que eso iba a interesarle a su voyerista:—¿Sabes lo que te espera si llegas a tu cumpleaños dieciséis? ¿Te ha hablado Quirón de la profecía?
Y eso parecía haber despertado la curiosidad del rubio. Solo necesitaba que se diera cuenta, que se uniera a él. Cronos sabía que el chico sería importante; tenía sangre de las estrellas, había dicho y eso significaba que podría inclinar la balanza a su favor.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero les gustara~
Muchas gracias por leer, comentar, dejar kudos y bookmarks
Chapter 25: Si Draco ya sabía que se mareaba ¿para qué se subió al barco?
Summary:
Draco se sube a un barco, pero tal vez no sea su mejor decisión.
No que tome buenas decisiones en general.
Notes:
Aquí vamos echándole maicena a la trama para espesarla(?) de a poquitos, como haciendo buñuelos para que no se explote.
Muchas gracias a mis betas Anto, Satanás y Gabs por aguantarme con lo intensito que soy con esto~
Gracias por leer, espero les guste.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
24. Si Draco ya sabía que se mareaba ¿para qué se subió al barco?
—¡Tenemos que decirle a Quirón lo que trama Luke!—Percy insistió, nervioso, mientras avanzaban sobre las olas en el bote salvavidas propulsado por los vientos del Termo que le dio Hermes.
—Podemos usar eso—Annabeth apuntó, luego de haber mirado sobre la borda una última vez para asegurarse de que no los seguían. Percy miró y vio que el movimiento del bote generaba un spray de agua que hacía arcoíris sobre la borda. Percy asintió y la vio lanzar un dracma de oro al arcoíris y rezarle a la diosa Iris para poder comunicarse con Quirón.
Ambos chicos comenzaron a contarle al antiguo director de actividades del campamento como se habían escapado y todo lo que habían aprendido a bordo del Princesa Andrómeda, aunque con la bulla que parecía haber alrededor del centauro, Percy no estaba seguro de que tanto los escuchara o entendiera.
A Percy le hubiera gustado decir que la conversación con Quirón (interrumpida por sus “familiares” fiesteros) lo había dejado más tranquilo. Pero que él centauro hubiera dicho que él no debió salir del campamento… Bueno…
No estaba seguro si el malestar en su estómago era eso u otra cosa. Pero si se sentía extrañamente mareado.
Nunca se había mareado en un bote antes.
Claro que nunca había estado navegando a toda velocidad en un bote salvavidas que definitivamente no estaba hecho para ser empujado por el viento mágico de un termo.
¿Tal vez fuera eso?
Una hora más tarde, Percy y Annabeth divisaron tierra. La Playa de Virginia, lo cual solo ponía más nervioso a Percy ¿Cómo era posible que el barco de Luke pudiera recorrer 530 millas náuticas en una noche? Eso y que Percy fuera capaz de ubicarse siempre y cuando estuvieran sobre agua de mar era demasiado… Extraño.
Por suerte Percy no tenía que preocuparse mucho por pensar, dado que Annabeth estaba con él. Menos mal, porque apenas lograron perder al Guardacosta que los empezó a seguir y se adentraron en la bahía Chesapeake, todo el cansancio que no había sentido antes lo golpeó como si fuera un bus.
Aún así, hizo todo lo posible por ocultar el bote junto a Tyson, cuando Annabeth les pidió ayuda. Seguro era el cansancio, pero podía jurar que el trabajo no les llevó mucho tiempo porque las ramas parecían multiplicarse.
Percy definitivamente se sentía bastante mal y esa no era buena forma de iniciar una búsqueda.
Aunque había que agradecer que el mareo que sentía iba disminuyendo cada vez más a medida que caminaban en la arena y se adentraban entre los arbustos.
🙟✦🙝
Will no estaba muy seguro de Theodore. En especial ahora que Draco no estaba con ellos actuando de mediador.
Theodore parecía un muchacho… Macabro.
Y no era que lo pusiera nervioso como los gemelos Stoll (los cuales parecían llevarse bastante bien con él y le tenían en muy buena estima), sino que algunos de sus comentarios eran bastante extraños.
Eso y que parecía aparecer de la nada.
Y que, aparte de poder estar en el campamento, no parecía un mestizo.
Podía concentrarse al cien en lo que estuviera haciendo, leer sin ningún asomo de dislexia (Will lo había visto leerse un libro gruesísimo de principio a fin en una tarde), no parecía tener reflejos particularmente buenos, ni la fuerza, velocidad o regeneración propia de los otros.
Por eso ahora estaba sentado en la enfermería, con un tobillo torcido, leyendo tranquilamente otro de sus libros gruesos sin título.
A veces murmuraba cosas, moviendo una mano, como si estuviera aprendiendo algo. No que Will le entendiera.
Entonces Theodore pegó un grito y se arrancó un collar que llevaba en el pecho, antes de lanzarlo a la otra punta de la habitación como si le hubiera quemado.
—Draco está en problemas—musitó el chico, sobándose con suavidad donde le había quedado roja la marca de la cadena.
—¿Qué?—Will preguntó acercándose al collar. En él había un dije de lo que parecía ser un dragón hecho de arcilla por alguien que no era muy bueno con la misma. Al dragón parecía faltarle una de las patas de atrás y no por el golpe.
El rubio levantó el collar y lo sintió caliente. Que extraño.
—¡Oye!—Theodore se levantó de la camilla y jadeó al apoyar el pie lastimado:—¡no toques eso!
Pero ya era muy tarde y Will había tocado la figura de dragón.
Cayó de rodillas, sintiéndose cansado y agarrándose la garganta, que se sentía como si acabara de tragar agua de mar o vomitar mucho. O ambas.
—¿Por qué aquí nadie escucha?—siseó Theodore, y con un movimiento de su mano el collar voló de la mano de Will para caer en la suya. El chico hizo una mueca y miró a Will:—Ahora ¿cómo te silencio, Solecito?
Will se puso pálido al ver la mirada calculadora del chico de pelo negro. La última vez que había visto esa mirada fue cuando estaban buscando formas de curar el árbol de Thalía y el chico había levantado la mirada del árbol para sugerir que ofrecieran un sacrificio de sangre, dado que el árbol había nacido en lugar de la hija de Zeus que había estado a punto de morir.
—Tienes suerte de que a Draco le caigas bien—dijo el chico finalmente, volviéndose a sentar y sobándose el tobillo malo:—Sé bueno y no le digas a nadie sobre esto, y apenas Draco vuelva de la misión te lo explicaré todo ¿Vale, solecito?
Will tragó saliva y asintió, aún mareado y cansado:—¿A-al menos podrías decirme qué es eso?
Theodore ladeó la cabeza, mirándolo con fijeza antes de sonreír:—Es un experimento que estamos haciendo, Draco y yo, sobre los vínculos y cómo funcionan.
La respuesta dejaba al rubio con más preguntas que respuestas, pero no sabía si sería buena idea preguntar algo más. En especial no con lo mal que se sentía.
—Oh…—el pelinegro había tomado el collar y lo estaba examinando, curioso:—Parece que lo salvaste. Bien hecho, solecito.
—¿Qué?—Will no entendía y la cabeza le zumbaba mientras se levantaba con cuidado del suelo y avanzaba un par de pasos temblorosos.
—Te ves pálido, a lo mejor deberías tomar algo de néctar—dijo Theodore, ofreciéndole uno de las botellas en dónde guardaban el néctar ¿En qué momento la había tomado, si no se había levantado?:— No puedo dejar que el Solecito de Draco se ponga mal mientras él no está.
Will hizo una mueca, acercándose para recibir la botella de manos del pelinegro, el cual se la entregó y le removió el cabello, sonriendo travieso.
—¿Quién me va a dejar esconderme en la enfermería si algo te pasara?—dijo guiñándole un ojo antes de volver a su lectura. Will frunció el entrecejo mientras tomaba un sorbito de néctar. Definitivamente no estaba muy seguro de ese chico. Ojalá Draco volviera rápido.
Ese tonto debería dejar de colarse en misiones que no le correspondían.
🙟✦🙝
Lavender hubiera preferido estar en cualquier otro lugar, pero suponía que al menos un barco lleno de fantasmas era mejor que uno lleno de monstruos, o que ser arrastrada por otro.
Además, parecía que la chica que dirigía a los muertos conocía a Malfoy, lo cual la tranquilizó un poco cuando el rubio saltó a defenderla diciendo que era su amiga.
Nunca había sido amiga del muchacho, ni siquiera había hablado con él durante su año en Hogwarts (ni siquiera durante la fiesta de Yule en la mansión Malfoy). Había escuchado rumores de que intimidaba a Neville y lo había visto responderle a Harry y a Ron sarcásticamente, así que la castaña no lo tenía en la mejor estima.
Claro que el rubio la había salvado del barco lleno de monstruos en el que había terminado luego de que el chico rubio guapo de la cicatriz la hubiera secuestrado.
Digamos que Malfoy estaba sumando puntos.
Con ella, al menos.
Porque los otros cuatro no parecían muy contentos con que ella estuviera ahí.
—¡Una mortal!—espetó la chica de la lanza, que parecía comandar a los muertos:—¿Sabes lo mucho que nos retrasaría devolverla a tierra?
—Entonces no la devolvamos—respondió el rubio:—yo me haré cargo de ella.
—¿Tú? Ni siquiera sabes luchar
—Pruébame
Lavender miraba sorprendida a Malfoy; aun cuando peleaba con Harry o Ron nunca les había hablado así. El rubio era más bien callado y tranquilo, y generalmente solo hablaba para preguntar o responder preguntas en clase.
Nunca lo había visto con el cabello revuelto, en ropa claramente muggle (¡Era un Malfoy! ¡De los Sangre Pura más fastidiosos con la pureza de sangre!), hablando con estos Estadounidenses con tal soltura como si hubiera nacido por esos lares.
Lavender dio un chillido cuando de la nada Malfoy hizo aparecer una lanza de bronce y se lanzó contra la chica. Retrocedió asustada viendo como las lanzas chocaban y ambos chicos se daban cortes y golpes. La chica cada vez se veía más y más enojada.
—¿Cómo te llamas?—el otro chico (el que no era un monstruo) se le había acercado y la miraba con interés.
—L-lavender Brown—ella dijo, extendiendo la mano. El chico alzó las cejas y asintió antes de sonreírle.
—Soy Percy Jackson—el chico le estrechó la mano antes de proceder a señalar a los otros:— Ella es Annabeth Chase, él es Tyson y la que está tratando de matar a Draco es Clarisse LaRue.
—¡Suficiente!—la rubia (Chase) espetó, hacia los dos chicos que seguían luchando:—creo que esto prueba que al menos Jackson 2 no va a ser un estorbo.
—Muérdeme, Chase—siseó Malfoy, aunque sí dio varios pasos hacia atrás y con un movimiento de la muñeca hizo desaparecer la lanza. Su mirada gris era fría mientras fulminaba a la pelinegra quién había asentido, y había procedido a increparle a la rubia porqué estaban ahí.
—Brown—Malfoy se acercó a ella y la miró de arriba a abajo preocupado:—No te pregunté antes, pero ¿Te hicieron daño en el Princesa Andrómeda?
Los otros se quedaron callados, pero Lavender no les puso mucho cuidado:—¿el Princesa Andrómeda? ¿El crucero dices? N-no la verdad… Él solo se me acercó mientras paseaba por la playa esperando a mi papá y lo siguiente que recuerdo es despertar ahí, rodeada de esas cosas… Y luego tú llegaste y me sacaste de ahí.
—¿Él?—Jackson preguntó, acercándose:—¿Quién?
—El chico rubio de la cicatriz, el que estaba hablando de envenenar un árbol y eso—Lavender miró a Malfoy, cuya expresión se oscureció un poco:—Ese chico es malo ¿cierto?
—Si—respondieron con firmeza Chase, Jackson y LaRue, haciendo que ella se tensara un poco.
—Me gustaría decir que no va a volver a acercársete—dijo Malfoy con una sonrisa de disculpa:—pero la verdad es que ya que sabe que eres uno de nosotros no va a dejarte en paz. O hará que te unas a él o te matará.
—¿¡Qué!?—La castaña sintió sus ojos llenarse de lágrimas:—¡Pero yo no he hecho nada!
Malfoy abrió la boca para responderle y luego frunció el entrecejo y volteó a mirar a los otros:—¿Qué tal si la llevo bajo cubierta y le explico todo? Ustedes pueden seguir planeando lo siguiente que haremos.
—¡Debería lanzarlos de vuelta al mar!—siseó LaRue, antes de hacer una mueca:—pero mientras no me estorben supongo que puedo dejarlos en el barco.
—Ven— Malfoy le tomó de la mano y la guió bajo cubierta. El chico se veía cansadísimo, pero Lavender suponía que mantener dos hechizos de camuflaje y de flotación por tanto tiempo debía ser cansado.
El chico la llevó hasta una de las habitaciones y luego de que cerró la puerta murmuró unas cosas y Lavender pudo sentir la magia de un hechizo posarse sobre la cabina.
—Explícate, Malfoy—exigió ella y él sonrió de lado.
—Lo que te voy a contar va a sonar increíble, pero te pido que me des la oportunidad de contártelo todo sin interrupciones—dijo él mirándola intensamente. Lavender frunció el entrecejo y asintió.
No sabía que había esperado, pero definitivamente no era la revelación de que Malfoy en realidad era un mestizo hijo de un dios misterioso y que había otro mundo secreto aparte del de los magos, en el que habían dioses, criaturas y monstruos rondando.
Tampoco había esperado que ahora estuvieran en un barco rumbo al mar más peligroso de todos para buscar la piel de una cabra que se suponía era mágica.
Cuando Lavender le había dicho a inicios del verano a su padre que quería vivir una aventura en América, definitivamente no se había referido a esto. Ella había pensado en acampar por ahí, recorrer el continente desde Canadá hasta Argentina. Cosas así.
No una misión de vida o muerte.
—Oh, otra cosa—Malfoy añadió y la expresión con la que Lavender lo miró seguro fue dramática, si la forma en la que el rubio procedió a calmarla era algún indicio:—No es nada malo… Solo que aquí me conocen como Draco Jackson.
—¿Y eso?
—Pues ese es el apellido de la mujer que me crió, aquí en EEUU
—Oh—Lavender frunció el entrecejo:—si te criaste aquí ¿Por qué no fuiste Ilvermony?
—¿Qué es Ilvermony?—Malfoy preguntó, confundido.
—Es una escuela de magia… Como Hogwarts, pero acá en Norteamérica.
El rubio frunció el entrecejo:—Tiene sentido que haya otras escuelas de magia por el mundo ¿No? Si hay magos por todos lados…
—¿Por qué te sorprende tanto?
—Pues la verdad—Malfoy la miró fijamente, miró hacia la puerta y suspiró:—Tienes que jurar que no dirás nada en Hogwarts
—Como si alguien fuera a creerme
—La mujer que me crió es muggle
—¿¡Qué!?—Lavender saltó, y la verdad no estaba segura de estar lista para más sorpresas.
🙟✦🙝
Percy pudo notar que la chica (Lavender), que Draco había sacado del Princesa Andrómeda, no se sentía bien. Si era por las revelaciones que el rubio le había hecho o si era porque ella, al igual que el rubio, se mareaba en alta mar, eso no lo sabía.
También había visto a Draco pelear con Clarisse y decir que el chico había mejorado muchísimo no era mentira; había logrado mantenerse en un duelo contra Clarisse, aun estando cansado.
Porque Draco estaba cansado, así estuviera fingiendo que no. Percy lo podía sentir.
—Draco—el chico llamó tentativamente al ver al rubio trotar ligero hacia la castaña, quién estaba apoyada en la baranda mirando al agua con expresión desolada.
Draco se detuvo y lo miró intensamente:—¿Sí?
—¿E-estas bien?—Percy preguntó y Draco ladeó un poco la cabeza, como pensándolo.
—Podría ser peor, supongo—admitió, antes de mirarlo calculador:—¿Y tú? ¿Estás bien?
—Podría estar peor—respondió Percy, encogiéndose de hombros, antes de acercarse a Draco:—Y-yo… Quería hablar contigo.
Draco lo miró intensamente, antes de señalar a un lado con la cabeza. Ambos caminaron hacia un lado de la cubierta y se sentaron apoyados en la baranda y mirando hacia el océano.
—Theo me dijo que todo había sido un malentendido—dijo Draco, sin mirarlo:—y que me estabas esperando en la playa, pero cuando llegué te estabas yendo con Annabeth y Tyson.
—Digamos que Hermes no nos dio muchas opciones…
—Supuse que te habías metido en problemas así que decidí seguirte.
—Me conoces tan bien—Percy trató de bromear y Draco rodó los ojos, sonriendo. Percy tomó la mano del rubio para acercarlo, y notó varias cicatrices que no recordaba. Eran tan pálidas que a duras penas se notaban en la piel de Draco, y parecían relámpagos.
—Son viejas—se apresuró a decir Draco, volteando la mano para que Percy las viera:—de hace un mes o algo así.
—¿Te las hiciste aprendiendo magia?
—Si…
—Te diría que tuvieras cuidado, pero…
—No es como si pudiéramos evitar que los desastres nos persigan, si…
Percy sonrió cuando Draco se acercó un poco más y se apoyó en su hombro:—Lo siento… Debí llamarte por mensaje Iris y contarte lo de Tyson.
Draco suspiró:—Está bien, Percy… Supongo que ya va siendo hora de que cada uno tenga sus secretos.
—No me gusta esa idea…
—A mí tampoco, pero sé que debo confiar en que pase lo que pase, siempre estarás ahí para mí—Draco dijo con firmeza y cariño:—así como yo estaré ahí para ti, aun cuando no nos digamos absolutamente todo.
Percy asintió, acariciándole el cabello a Draco. Ambos se quedaron un rato así hasta que Percy se atrevió a hablar de nuevo:—La chica que salvaste ¿Por qué lo hiciste?
—¿Estás diciendo que no soy un héroe?
—Estoy diciendo que fue estúpido sacarla sin un plan y tú no eres estúpido ¿Te gusta?
Draco lo empujó para alejarse de él e hizo una mueca:—claro que no. Primero, es una chica. Segundo, es una leona, Percy, juzgona como los otros.
Percy asintió, alzando las manos en señal de derrota:—Espera ¿dijiste “leona”? ¿Va a tu escuela?
—Así es…—Draco hizo una mueca:—me supo mal dejarla ahí asustada, porque era obvio que era la única ahí que nunca había visto monstruos así.
—Vaya…—Percy asintió antes de agregar burlón:—el malévolo cucarachón se nos puso sentimental.
Draco lo golpeó con fuerza (¡Auch! ¿Desde cuándo Draco era tan fuerte?) y se levantó para ir a ver cómo iba la chica. Percy se levantó, riéndose y lo siguió.
—¿Cómo vas, Brown?—preguntó Draco, tocándole el hombro a la castaña, que estaba nerviosa en un rincón mirando a los muertos que pasaban. La verdad a Percy también lo ponían nervioso, lo mismo a Annabeth y a Tyson. Solo Draco parecía tranquilo. Seguro era porque había pasado casi una semana en el Inframundo el verano pasado.
—Aún me parece todo tan surreal—confesó la chica, haciendo un puchero:—Entiendo que ella no quiera detener la misión super importante de conseguir la piel de cabra.
—Vellocino de Oro.
—Lo que sea, pero… Yo no sé nada de esto ¿Cómo se supone que me defienda?
Draco le dio un par de palmaditas antes de tomar su mochila, la cual parecía haber sobrevivido tranquilamente todo lo que había pasado.
Era negra con dragones plateados y verdes, aunque tenía cosidos varios parches que Percy reconocía vagamente (Había uno de Nerv, uno de Capsule corp., uno de lo que parecía ser un báculo con un sol y una luna, otro de una calavera con sombrero, y varios de los que parecían ser bandas) y era bastante pequeña. Draco metió el brazo completo dentro de la mochila, aunque no había forma de que cupiera.
Percy quería decir que le sorprendía, pero la verdad es que luego de ver a Quirón compactar su mitad de caballo en la silla de ruedas, ya nada de ese estilo le sorprendía.
Draco extrajo una espada, una lanza, un par de hachas y un par de cuchillos de su mochila infinita. Todos de bronce celestial. La chica miró las armas sorprendida. Percy no entendía por qué le sorprendían más las armas que la mochila infinita.
—Vamos a ver con cuál te va mejor y empecemos a entrenar
—¿Es muy tarde para tirarme por la borda y nadar hasta tierra?
—Estamos a 16 millas náuticas dentro de aguas internacionales—comentó Percy, haciendo que ambos chicos lo miraran confundidos.
—¿Millas? ¿Dijo millas?—preguntó Lavender, a lo que Draco asintió.
—Millas náuticas—Draco frunció el entrecejo y cerró los ojos pensando:—esos son como 29 kilómetros y medio… Creo.
—¿Cómo sabes eso?—Lavender le preguntó a Draco quién se encogió de hombros.
—En Reino Unido usan kilómetros, así que me aprendí la conversión con millas—respondió Draco:—y como una milla náutica son 1.15 millas, pues de ahí…
—¿Quién les hizo tanto daño de hacerlos usar millas?—Lavender se quejó.
—Técnicamente, el sistema Imperial fue definido por los británicos—Annabeth se había asomado y le había parecido pertinente entrar en la conversación en ese momento.
—Y tuvimos la sensatez de cambiar al sistema métrico—Lavender dijo, categórica. Draco rodó los ojos y miró a Percy como diciendo “¿Ves con lo que tengo que lidiar?”.
Dejó a Draco encargándose de la chica, para seguir a Annabeth quien parecía querer hablar seriamente.
—¿Qué pasa, Annabeth?—preguntó el pelinegro, nervioso. Annabeth se veía enojada y calculadora. Claro que podía ser que seguía enojada con Luke.
—¿Cómo hizo Draco para seguirnos?—Preguntó Annabeth finalmente después de unos minutos de angustiante silencio:—Una cosa fue el año pasado, que recorrimos la mayoría a pie o en tren, pero esta vez…
—No lo sé—Percy admitió:—pero es bastante recursivo ¿sabes?
Annabeth hizo una mueca:—Y luego está la chica que lo acompaña ¿cómo sabemos que no es una espía de Luke?
—No lo es—Percy se apresuró a decir:—Ni siquiera sabe sobre dioses y monstruos, Annabeth, ella… simplemente es una compañera de Draco, de la escuela.
—¿Cómo el otro chico?—Annabeth se cruzó de brazos:—¿El que parece el tercer hermano Stoll?
Percy frunció el entrecejo:—¡Vamos, Annabeth! Creí que ya habíamos superado lo de desconfiar de Draco.
—Sería más fácil si entendiera como hace las cosas o porqué de repente trae dos mestizos nuevos…
—Annabeth, por favor.
—Está bien. Voy a darles el beneficio de la duda. Pero si tratan de matarnos, te mato.
🙟✦🙝
Draco puso su mano en el medallón, mirando a Theodore dudoso:—Yo sé que tú tienes un entendimiento de la magia inherente, pero… ¿Si quiera entiendes que estás tratando de hacer?
—Draco, Draco, Draco—el pelinegro negó con la cabeza, decepcionado, mientras seguía copiando runas y sellos del libro que tenía abierto al medallón frente a él:—Se supone que investigar sobre vínculos de alma está prohibido ¿verdad?
—Si, eso dijo Amos; porque son peligrosos.
—Pero tú ya estás vinculado a alguien ¿cierto?
—A Percy, si…
—Y sería bueno que supiéramos el alcance de ese vínculo ¿No?
—Pues sí, pero no los podemos investigar.
—Pero no hay problema si hablamos de vínculos mágicos—Theo le sonrió travieso, antes de volver su atención al medallón:— porque se hacen de mutuo acuerdo y si se rompen no hay consecuencias físicas.
—Vale…—Draco hizo una mueca, sintiendo un cosquilleo en la mano que estaba sobre el medallón:—sigo sin entender.
Theo puso su mano sobre el medallón que acababa de terminar y le sonrió:—estuve hablando con Amos sobre los vínculos que un mago puede llegar a hacer, entre ellos los mágicos. No son tan fuertes como los de alma, y generalmente están conectados a un objeto, pero en teoría, funcionan igual.
—¿Sí?
—No, pero muy parecido.
—¿Entonces?
—Entonces, vamos a crear un vínculo mágico para poder estudiarlo y ver qué se puede hacer con él, para que luego puedas intentarlo con Percy—Theo replicó con una sonrisa de lado a lado:—¿A qué soy brillante?
—¿Por qué no quedaste en Ravenclaw?
—Oh, el sombrero lo comentó, pero la verdad, aunque soy curioso tengo otras ambiciones.
—¿Cómo cuál?—Draco preguntó y Theo simplemente sonrió travieso.
—Ahora necesito que te concentres en la magia que está fluyendo—pidió Theo, mirando sus manos sobre los medallones. Draco asintió y se concentró en el hormigueo y la calidez que empezaba a emanar del medallón. Cuando cerró los ojos pudo sentir el puntito de magia de Theo, debajo de su mano. Genial.
—Vaya, si funcionó—Theo exclamó y Draco abrió los ojos para mirarlo molesto.
—¿No estabas seguro de que funcionaría?—Draco preguntó enojado y Theo le sonrió poniéndose su medallón, que se había transformado en una figura de dragón al que le faltaba una patita. Pobre patita.
—La verdad tenía mis dudas, porque en teoría no deberíamos tener suficiente magia para hacerlo—dijo Theo mientras empezaba a anotar cosas frenéticamente en su cuaderno.
—Te pasas, Theo—musitó Draco, tomando el medallón de serpiente enroscada y mordiéndose la cola. Le faltaba un colmillito. Pobre colmillito.
—Tal vez, pero hey, el que no arriesga no gana—Theo sonrió, guiñándole un ojo a Draco quién lo miró poco convencido.
🙟✦🙝
—No entiendo por qué insiste en tomar ese camino—la voz de Draco llamó la atención de Percy, mientras subía al puente con Annabeth y Tyson. Seguía dándole vueltas en la cabeza a la conversación que había escuchado entre Clarisse y Ares, en la que se notaba que el dios de la guerra no estaba tan contento con su hija como ella lo hacía ver.
—Igual ninguna alternativa me parece buena—musitó su compañera. Ambos estaban mirando sobre la borda (Percy tenía la leve sospecha de que era por el mareo del rubio):—¿Por qué tendríamos que pasar entre huracanes o monstruos o rocas asesinas? ¿Por qué no hay un adulto que nos ayude y haga puff? A todas estas ¿Por qué no hay ningún adulto aquí ayudándonos?
—Porque a los dioses no les interesamos más que para hacerles favores—Draco siseó, molesto:—Para que les hagamos ofrendas y puedan de cuando en cuando decir “mira, ese niño es mi hijo y por eso logró hacer cosas”
—¿Osea que el hombre del barco tenía razón?—la castaña preguntó y Percy se tensó recordando como Luke les había hablado tratando de instarlos a unirse a él. Quiso avanzar y decirle que no, que claro que no, pero Annabeth lo sostuvo del brazo y le cubrió la boca con la mano.
—Si tiene razón en algo—dijo Draco al cabo de un momento:—las cosas tienen que cambiar; los dioses no pueden seguir teniéndonos como peones para usarnos y sacrificarnos cuando les plazca—sonaba a que Draco llevaba tiempo pensándolo y Percy apretó los puños. Entonces Draco se encogió de hombros:—¿Sus métodos? Son lo peor; sacrificar a sus propios compañeros semidioses no está bien. Así no van a cambiar las cosas, solo va a cambiar el idiota que las lidera.
Percy miró a Annabeth quien parecía estar más tranquila luego de haber espiado a los chicos. Incluso él mismo se sentía más tranquilo sabiendo que a pesar de compartir la idea de que los dioses se pasaban de lanza, Draco no se uniría a Luke.
Draco se tensó y a continuación Percy lo oyó vomitar. La chica le empezó a sobar la espalda con suavidad:—odio muchísimo los barcos.
—¿Ser mestizo no te ayuda con esto?
—¿Qué tendría que ver?
—Dijiste que sanan más rápido y se enferman menos.
— Sanamos más rápido y nos enfermamos menos—asintió Draco, antes de ser sacudido por otra arcada:—pero estoy muy seguro de que a Poseidón no le caigo particularmente bien… A ninguno, para ser justos, pero ellos tampoco me caen bien… excepto tal vez Hestia, ella nunca hace nada malo. Oh, y Hades, que pudo matarnos el verano pasado pero nos dio el beneficio de la duda.
—¿Matarlos?—la chica exclamó asustada, y Draco solo pudo asentir, vomitando otra vez.
—¿Qué le pasa a Jackson 2?—preguntó Clarisse, evidentemente asqueada, subiendo al puente. Al parecer uno de los muertos la había llamado:—¿No estaba bien antes?
Draco entonces volvió a mirarlos y le hizo un gesto obsceno a Clarisse antes de enderezarse y decir:—vas a lograr que estalle el barco.
Percy frunció el entrecejo y vio como Clarisse avanzaba como para pelearle cuando Tyson lo coreó.
—Los pistones no van a resistir, está muy profundo—dijo el cíclope, con expresión de preocupación. Draco frunció el entrecejo y miró hacia un lugar cubierto de nubes de tormenta hacia el cual se dirigían.
—Un cañonazo de vuelta…—musitó Draco, pasito, su expresión oscureciéndose. Se tensó, mirando lo que fuera que lo tenía nervioso (que no parecía ser la tormenta) y negó con la cabeza con fuerza:—perdón— Percy no estaba seguro de haber escuchado esa última palabra, pero vio a Draco sacar un collar de serpiente enroscada de un bolsillo y ponérselo.
Percy no estaba seguro de por qué le molestaba el collar de Draco.
🙟✦🙝
—¿Estás bien?—Will vio como Theo trastabillaba y hacía una mueca.
—Si, no te preocupes—Theo le dijo, pero Will no podía tranquilizarse. No después de haber sentido lo que el muchacho sentía cuando llevaba puesto el medallón. Él podía decir lo que quisiera sobre que a él no lo drenaba tanto, pero era más que obvio que había algo extraño con ese medallón, con Theo y Draco.
Will estaba a punto de discutirle cuando un espejismo se formó entre ellos y vio a Draco. El rubio miró por la neblina que creaba el espejismo y sonrió, como si estuviera orgulloso de haber podido convocar a la diosa Iris. Definitivamente Lee tenía razón y Draco necesitaba terapia.
—¡Theo! Que bueno verte—dijo Draco sonriendo y Will notó que su cabello estaba más corto de lo que lo recordaba. No que se fijara en esas cosas. Claro que no.
—¡Draco! A Will y a mí también nos alegra verte—Theo respondió, con una sonrisa ladeada, y Will pudo jurar que Draco se tensó antes de sonreír. Theo se había enderezado y fingía que nada estaba mal.
—Oh, hola Will—Draco dijo, con una sonrisa.
—¿Cómo van con la búsqueda?—Preguntó Will, sentándose al lado de Theo:—¿Ya encontraron a Grover y el Vellocino?
Draco se encogió de hombros:—Aún no…
—Tántalo dice que están expulsados del campamento por escaparse, y que si vuelven las Arpías se los comerán.
Draco hizo una mueca y negó con la cabeza:—No te preocupes por eso… Si volvemos con Grover y el Vellocino habremos cumplido la búsqueda ¿no? Eso tendría que valer para algo… ¿no?
—Supongo…—Esta vez fue turno de Will de encogerse de hombros:—¿Cómo están los demás?
—Bien dentro de lo posible.
—Tengan mucho cuidado.
—Por supuesto…
Will miró intensamente a Draco y luego miró de reojo a Theo:—¿llamaste por algo en especial?¿Tiene que ver con el medallón?
—¡Oh!—Theo sonrió malicioso:—he descubierto cosas interesantes del medallón y le prometí a Will respuestas ¿Me ayudarías a contarle cuando vuelvas?
Draco sonrió de lado a lado:—Por supuesto. Espero no te moleste esperar, Will. Theo es bastante malo explicando cosas.
—¡Oye!
—Debe ser por ser inglés.
—Te pasas
—¡Oh! Mira la hora, tengo que irme…—Draco musitó, antes de mirar a Theo intensamente:—Tengan cuidado.
—Tú eres el que debería tener cuidado—replicó Theo, socarrón:—después de todo, no sabes nadar muy bien y estás en medio del océano.
Draco palideció y le hizo un gesto obsceno antes de cortar la comunicación. El pelinegro entonces soltó una larga carcajada y se acomodó en la camilla como si fuera a tomar una siesta.
—¿Draco no sabe nadar?
—No sé, pero está con Percy ¿no? Seguro no se ahoga…
Will hizo una mueca, pero el pelinegro no parecía estar interesado en la conversación ya, porque se había puesto una libreta sobre los ojos y había empezado a dormitar.
El pelinegro no había estado cansado antes. ¿Podría ser que el medallón le estuviera robando la energía? A lo mejor Draco estaba en problemas, y había llamado para avisarle a Theo que iba a necesitar ayuda con el medallón.
¿Cómo funcionaba el medallón? Era algo que Will necesitaba descubrir.
Pero por ahora, si Draco estaba usando la energía de Theo, entonces Will debía ser capaz de ayudar ¿no?
Empezó a cantar suavecito, una canción para curar el cansancio del británico, con la esperanza de que algo de su poder pudiese llegar a Draco y lo ayudara en la búsqueda.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara, muchas gracias por leer~
Chapter 26: Lavender conoce a su medio hermana y consigue una mascota.
Summary:
Lavender no quería ser mestiza, y definitivamente no quería ser medio hermana de una hechicera loca, pero no se puede escoger a la familia ¿No?
Notes:
Las cosas van un poco complejas entre Draco y Percy, pero es porque Percy no lo puede sentir correctamente, pero no se preocupen.
Como comentario aquí casual, decidí hacer especiales durante toda la Rueda del Año (Soy pagano) porque tengo 0 auto control y mi Antocontrol (Anto mi beta preciosa) me dijo, hágale.
Así que si quieren ver el primer Baile de Yule de Narcisa, Lucius y Draco, pueden revisar el "segundo" trabajo de la serie :3 ahí mismo voy a poner todos los especiales de esos porque planeo hacer capítulos del pasado de Narcisa y Lucius, ft Draco de bebé.
Dicho eso, muchísimas gracias a mis betas Anto, Gabs y Satanás por acolitarme mis ridiculeses y por impedir que me pase con el infodumping xd
También, muchísimas gracias a ustedes por leerme~
Les agradecería sus comentarios allá.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
25. Lavender conoce a su medio hermana y consigue una mascota.
Percy se levantó, adolorido en un botecito con una vela improvisada, en el que Annabeth trataba de capturar algo de viento.
—Deberías descansar—dijo la rubia:—lo vas a necesitar.
—¿Y Tyson?
La chica no lo miró pero negó con la cabeza:—Lo siento, Percy.
—¿Y D-Draco?
—Puede que sobrevivieran…—Annabeth no sonaba muy convencida:—Tyson es inmune al fuego y Draco pudo seguirnos desde el Princesa Andrómeda.
Percy miró alrededor, sintiéndose un poco mareado y un poco ansioso. Sabía perfectamente a qué distancia estaban de su destino, pero eso no quitaba que se sintiera perdido mientras Annabeth revisaba las pocas provisiones que les habían quedado luego de que el CSS Birmingham estallara en miles de pedazos durante la pelea contra Escila y Caribdis.
Algo en el corazón de Percy le decía que Draco estaba bien y probablemente no en el agua, pero no era capaz de decir en dónde se encontraba. ¿Sería acaso por todo el tiempo que llevaban separados? ¿Podría ser que ya no fueran tan cercanos como lo habían sido antes?
Navegaron por horas, en ese mar tintado de verde ácido de hidra, tratando de racionar la botella de Dr Pepper que Annabeth había rescatado y escondiéndose del sol bajo la maltrecha vela improvisada.
Lo único que a Percy se le ocurrió fue preguntarle a Annabeth sobre la profecía de Quirón. En parte porque quería distraerse de haber perdido a sus dos hermanos, y en parte porque la curiosidad lo carcomía desde que Luke lo había mencionado.
Percy debió asumir que 1. Lo poco que Annabeth sabía de la profecía lo iba a hacer sentir mal, 2. Esa profecía era la razón por la cual muchos dioses lo odiaban. De repente cumplir los 16 sonaba a algo que definitivamente no quería hacer. No que quisiera morirse… Bueno, tal vez un poquito.
  Su conversación se vio interrumpida por una gaviota que dejó caer un montón de hojas sobre Annabeth, lo cual solo podía indicar que había tierra cerca. Al acercarse su bote a tierra, Percy sintió una emoción que no era suya.
  
    
  
  
    
    
  
En el embarcadero de lo que parecía una isla tropical, había varios yates, un submarino de la Naval, un par de canoas y una nave antigua de tres mástiles. No que Percy les pusiera mucho cuidado, porque Draco los estaba saludando desde la playa, a su lado estaba Lavender (quién parecía bastante cansada y desaliñada) y una mujer que parecía una azafata con su traje azul, su coleta de caballo y su maquillaje perfecto.
Percy saltó del bote a los brazos de Draco, quien le murmuró algo que sonaba a “¿por qué siempre tratas de matarme del susto, Sesos de alga?”.
La azafata tenía un portapapeles y sacudió la mano de Annabeth con una sonrisa y esperó paciente para poder sacudir la de Percy:—¡Bienvenidos! ¿Es su primera vez con nosotros?
Annabeth miró a Percy quién la miró de vuelta confundido. La señorita sonrió, mientras anotaba:—Primera-vez-en-el-spa también, muy bien. Veamos… Empecemos con tratamiento de hierbas para las dos jovencitas y un cambio completo para los dos muchachos.
—¿Un qué?—preguntó Percy, confundido. Draco se encogió de hombros, pero miraba a la chica con sospecha. Extraño, dado que Draco era bastante fan de ese tipo de cosas.
—¡Bien!—la señorita lo ignoró, anotando cosas en su portapapeles:— Seguro C.C querrá hablar con ustedes antes del luau.
Percy normalmente desconfiaría de cualquier cosa, dada la cantidad de trampas que habían encontrado en su poco tiempo como semidioses. Sin embargo, en ese momento, cansado y hambriento como estaba, no quería pensar mucho en ello.
—¡Oh! ¡Un Luau suena genial!—dijo Lavender apretando el brazo de Draco, quién le sonrió simplemente antes de mirarlos con expresión de “ustedes llevan la bandera ¿hacia dónde?”.
—Supongo que no estaría mal—musitó Annabeth, con una mirada de soslayo que decía “probablemente lo esté” pero igualmente siguieron a la muy sonriente azafata. Percy notó que Draco jugaba con su brazalete, y no pudo evitar sentirse más seguro con las manos en los bolsillos, aferrando las vitaminas que Hermes les había dado y a Riptide.
El lugar era precioso; con piscinas de agua cristalina, terrazas de mármol, cascadas y toboganes, y fuentes que lanzaban chorros de agua que tomaban la forma de águilas o caballos. También había animales tranquilos aquí y allá; una tortuga tomando una siesta sobre unas toallas, un leopardo dormitando al lado de una piscina.
No que Percy pudiera disfrutarlo realmente, pues todavía pensaba en Tyson y en cómo se había sacrificado valientemente para salvarles. También había notado que solo parecían haber chicas jóvenes en el resort que eran atendidas por personas de blanco.
Al avanzar hacia lo que parecía el edificio principal Percy escuchó a una mujer cantando en griego (Antiguo, al parecer) una nana sobre la luz de la luna, el amanecer y magia.
🙟✦🙝
Draco hizo una mueca, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Theo lo miró de soslayo al notar que su amigo se había detenido, en vez de apuñalar al soldado shabti que estaba frente a él. No que tuviera mucho tiempo para ponerle cuidado, porque el soldado contra el que el pelinegro peleaba arremetió con agilidad.
Draco empujó a su soldado con la parte roma de la lanza y miró a Amos:—¿Podemos detenernos?
—¿Pasa algo?—Amos preguntó, levantándose de donde había estado revisando los intentos de Draco y Theo de hacer amuletos.
—Creo que Percy está en problemas…—Draco musitó, cayendo de rodillas y sujetándose la cabeza. Le dolía a horrores la cabeza, pero al cerrar los ojos todo lo que veía eran conejillos de indias.
Amos se deshizo de los shabti y se acercó a Draco:—respira profundo.
Draco empezó a respirar según Amos le decía, con los ojos cerrados, tratando de entender qué era lo que ocurría. Sin embargo, Amos estaba murmurando cosas, y la imagen de los conejillos de indias desapareció de su cabeza.
Draco abrió los ojos y vio que el hombre seguía arrodillado a su lado, mirándolo con detenimiento.
—¿Qué viste? ¿Tiene algo que ver con la búsqueda?—preguntó Theo, curioso, acercándose con un vaso con agua.
—Vi conejillos de indias y sentí una magia muy fuerte—dijo Draco, tomando el vaso y vaciándolo de un trago.
—¿Qué es un conejillo de indias?—Theo ladeó la cabeza, confundido:—¿Es un tipo de monstruo?
—Es un tipo de roedor doméstico suramericano—ofreció Amos, levantándose:—se les dice de indias porque cuando los Españoles conquistaron América, estaban buscando la India.
—Ah…—Theo asintió, evidentemente decepcionado:—¿le dan miedo las ratas a Percy?
—No… Pero sé que está en problemas.
—No es como si pudiéramos ir a ayudarlo; además, se supone que estás con él ¿No? Eso dijo el niño rubio del campamento.
Draco hizo un puchero:—Will estaba preocupado y seguro sospecha de ti…
Theo sonrió de lado a lado:—perfecto.
—¡No lo es! ¡Él es un ángel!
—¿Y cómo es que es amigo tuyo?
—¡Suficiente!—Amos los interrumpió antes de que Draco le siguiera la pelea a Theo:—Si ya estás mejor, debemos seguir el entrenamiento.
🙟✦🙝
Lavender estaba encantadísima; la Señorita C.C (que era hermosa con su melena negra trenzada en oro, sus ojos verde brillante y su vestido negro) había sido muy amable cuando entraron en su oficina mientras ella tejía el tapiz más hermoso que Lavender había visto. Las había enviado con Hylla, su asistente, a ver el resort y a conseguir un cambio de ropa.
Era un buen cambio de ritmo después de que Malfoy la arrastrara por el océano agarrándose de un barquito, estar en un buque lleno de muertos, casi morir en dicho barco por tratar de atacar a un monstruo que causaba ciclones y remolinos, y navegar en un pedazo del barco con el rubio.
Hylla era super amable mientras les mostraba los distintos salones de tratamientos. Les había conseguido vestidos sin mangas blancos y les había indicado donde podían darse una ducha antes de ir a que les lavaran el cabello.
—Este lugar es un paraíso—suspiró Lavender, mientras una muchacha sonriente le masajeaba el cuero cabelludo.
—Estamos muy orgullosas de nuestro pequeño paraíso, jovencita—Hylla les sonrió, mientras otra chica le secaba el cabello a Chase con cuidado.
—¿Todas las habitaciones son de tratamientos?—Chase preguntó, cuando otra chica le tomó una mano para comenzar a hacerle manicura.
—También tenemos varias zonas de divertimiento, incluyendo canchas de tenis, badminton, volley, varias zonas de juegos y una biblioteca.
—¿Podemos pasar por la biblioteca?—Chase sonó esperanzada y Lavender hizo una mueca al recordar a Hermione. ¿Por qué siempre terminaba con las cerebritos?
La chica le enjuagó el cabello a Lavender y procedió a secarlo y desenredarlo con cuidado.
—Por supuesto—Hylla asintió, orgullosa:—apenas terminen con la manicura y el cuidado capilar podemos pasar por la biblioteca.
Eso pareció calmar a Annabeth, quien se recostó, dejando que las chicas siguieran peinándola y arreglándole las uñas.
—¿También tendremos rutina de skin care?—Preguntó Lavender, haciendo un puchero:—no he podido hacer la mía y eso me tiene muy triste.
—¡Por supuesto!—la chica que le desenredaba el cabello hizo un gesto y otra joven se les acercó, con un par de cuencos de mascarilla. Annabeth no parecía muy convencida:—solo relájense, no tardará mucho.
Lavender se sentía en el cielo, mientras le aplicaban la mascarilla y unos dedos cuidadosos le trenzaban el cabello. Casi podía perdonar a Malfoy por haberla raptado del Princesa Andrómeda.
Casi.
Casi media hora después las dos se encontraban en las puertas de la biblioteca con Hylla.
Era inmensa, con casi tres pisos de altura, y estaba llena de chicas de blanco que iban de aquí para allá con el cabello trenzado en oro como ellas, revisando libros.
—Tenemos grandes secciones de todos los temas que puedan imaginar—dijo Hylla muy orgullosa:—desde historia hasta cocina. Nuestra sección de fantasía es impresionante y la de Ocultismo es nuestro orgullo particular.
Lavender sentía curiosidad, sin embargo, había algo que le impedía perderse entre los libros. Si mal no estaba, a Malfoy le encantaban las bibliotecas, o algo así le había oído decir a Neville. Sin embargo, no había ni rastro del chico ¿A lo mejor se había entretenido con los tratamientos?
Lavender frunció el entrecejo. No. No iba a permitir que Malfoy descansara y disfrutara ese paraíso sin haberle dado todas las respuestas que ella quería; el rubio había pasado todo el viaje pidiéndole que tuviera paciencia y diciendo que le explicaría bien todo cuando estuvieran en un lugar seguro ¿Qué lugar más seguro que este?
—¿Todo bien, señorita?—preguntó Hylla y Lavender le sonrió.
—Todo perfecto, solo me preguntaba dónde…
Annabeth le tomó la muñeca de repente: —de hecho, yo también me pregunto ¿cómo podemos volver a dónde C.C.? Nos encantaría decirle lo maravilloso que nos parece este lugar.
Hylla parecía encantada mientras las guiaba de regreso al edificio principal. Annabeth tocó la puerta a la oficina de C.C:—¿Señorita C.C?
Lavender no entendía porque habían vuelto con C.C, pero tampoco veía a Malfoy ni al otro chico lindo ¿Jackson? Lo único que llamó la atención de Lavender, aparte del tejido, fue una jaula que tenía algunos conejillos de indias y un hurón blanco. ¿Ese hurón siempre estuvo ahí?
—¿Dónde están Percy y Draco?—Annabeth preguntó después de mirar alrededor en la habitación.
—Están en uno de nuestros tratamientos, querida, no te preocupes—dijo C.C con una sonrisa:— ¡Se ven hermosas! ¿Qué tal les pareció el tour?
—¡Este lugar es maravilloso!—saltó Lavender, muy emocionada.
—¡La biblioteca es increíble!—asintió Annabeth, y C.C pareció complacida, lo cual hizo que Lavender sonriese más. No. No. ¿Qué?
—Si lo es—asintió C.C, orgullosa:— la mayor y mejor fuente de conocimiento de los últimos tres milenios. Cualquier cosa que quieran estudiar. Cualquier cosa que quisieran ser , mis queridas.
Lavender sintió un escalofrío. Había algo en el ambiente, algo que la inquietaba casi tanto como los chillidos desesperados de uno de los conejillos y del hurón. Annabeth seguía hablando con C.C, pero Lavender ya no podía concentrarse, no con la sensación que tenía. Magia. Había muchísima magia condensada en ese lugar.
—¿Una hechicera?—preguntó Annabeth, tomando el brazo de Lavender otra vez.
—Así es, queridas— C.C hizo que una llama danzara en su mano extendida:—Mi madre, al igual que la tuya, dulzura, es Hécate, diosa de la magia. Reconozco una hija de Atenea cuando la veo; No somos tan diferentes ¿sabes? Las tres buscamos conocimiento, admiramos la grandeza. Y ninguna debe estar a la sombra de los hombres.
C.C seguía hablándole a Annabeth, ofreciéndole enseñarle a ser una hechicera inmortal, pero Lavender había escuchado suficiente. Tenía que ser una trampa, era más que obvio que era una gran trampa. La magia no debía usarse de esa forma; no para manipular a la gente, ni para hacerla creer que había cosas malas con ellos y que debían cambiar. Lavender sentía ganas de correr por la puerta, pero no era una Gryffindor por nada.
Algo estaba mal; no habían visto un solo chico en toda la isla y ahora Draco y Percy no estaban. Así que la Señorita C.C estaba mintiendo. La pregunta era ¿Dónde estarían? Y ¿Cómo iban a salvarlos?
—Tú… C.C… ¡Circe!—Annabeth dijo, llamando la atención de Lavender, y es que quién no había oído hablar de la legendaria hechicera, favorita de Lady Magia.
—¿Circe?—preguntó Lavender, haciendo su mejor esfuerzo por no sonar nerviosa:—¿La Circe? ¿La mejor hechicera del mundo? ¿La más poderosa entre los niños de Lady Magia?
—Esa misma, querida—Circe rio al ver que Annabeth retrocedía:—No se preocupen, no les haré daño.
—¿Dónde están Percy y Draco?
—Sólo les ayudé a descubrir su verdadera forma.
Lavender miró la jaula, en la que varios conejillos de indias y el hurón estaban rascando los barrotes, chillando.
—Olvídense de ellos—Circe parecía bastante tranquila, y cuando Lavender vio a Annabeth, ella también se veía casi soñadora:—Únanse a mí y aprendan el camino de la hechicería.
Lavender volvió a mirar la jaula y vio que el hurón se había quedado quieto y se estiró cuando ella lo miró. Sus ojitos la miraban fijamente y Lavender supo que Malfoy estaba esperando que ella hiciera algo, pero ¿qué?
—¿Podemos pensarlo?—Annabeth había seguido hablando con Circe:—¿Nos darías un minuto? Para despedirnos de ellos.
—Por supuesto, dulzura—la voz de Circe era absurdamente dulce:—Y para que tengan privacidad absoluta…
Barrotes cayeron sobre las ventanas con un movimiento de su mano, mientras salía casi flotando de la habitación. Tras ella sonó el cerrojo de la puerta. Pero el cerrojo no había terminado de sonar cuando Lavender había corrido hasta la jaula.
—¡Malfoy!—Lavender se sentía con ganas de llorar:—¡No tengo mi…!
El hurón chilló casi como silenciándola, y estiró una patita entre los barrotes, Lavender la tomó y sintió un calorcito. Ahora si iba a llorar.
—¡Lavender!—llamó Annabeth y la castaña a penas tuvo tiempo de voltear a ver a la rubia y atrapar lo que le había lanzado. Una gomita. La rubia tenía una y se la metió en la boca sin pensarlo. Lavender siguió su ejemplo y sintió un escalofrío recorrerla, parecido al que sentía cuando pasaba por las cascadas en Gringotts, las que llevaban a las cámaras de alta seguridad.
Antes de que Lavender pudiera decir algo la puerta se abrió de nuevo, y entró Circe seguida de Hylla y otra chica. Circe suspiró y preguntó:—Qué rápido pasa un minuto ¿no? ¿Cuál es su decisión?
—Esta—siseó Annabeth sacando un cuchillo de bronce y Lavender quería golpearla, pero no creía que eso fuera a servir.
Lavender estaba mirando alrededor, pensando qué podrían hacer cuando sintió un barrido de magia pasarles por encima en forma de fuego azul. Lavender vio que Annabeth saltaba sobre Circe, y ella aprovechó para volverse hacia la jaula y quitarle la tapa. El hurón saltó a sus hombros y dando lo que sonó como un chillido de guerra se lanzó para caer entre Annabeth (que estaba arrastrando a Circe a punta de cuchillo hacia ella) y las asistentes de Circe. Pero al caer era Malfoy en cuclillas con la lanza en mano.
—Se acabó la fiesta, señoritas—dijo Malfoy, enderezándose lentamente:—Les recomiendo que nos dejen ir.
—¡Él no tiene protección!—Chilló Circe, antes de chillar al ver que Annabeth vaciaba el tarro de vitaminas en la jaula.
Lavender sintió pánico al ver que Hylla y la otra le lanzaban algo a Malfoy, quién apartó la bola de fuego con un golpe de la muñeca para luego señalarlas una tras la otra. Lavender vio el rayo rojo impactarles en el pecho a cada una y las vio caer.
¿¡Malfoy sabía hacer magia sin varita!?
🙟✦🙝
—¿Pudiste volver a tu forma normal todo el tiempo?—demandó Percy, luego de que estuvieron a salvo en el Venganza de la Reina Ana, que se movía siguiendo sus instrucciones.
—No—Draco ni siquiera miraba a Percy, en su lugar estaba sentado sobre un barril y sostenía el collarcito de serpiente en su mano, mirándolo con preocupación.
—¿Y entonces cómo hiciste para transformarte?—Annabeth exigió, acercándose a él:—¿Y cómo te deshiciste de las dos asistentes?
Draco la miró fijamente y sonrió de lado, apretando la serpiente en su mano:—Pues les di un golpe con la parte de atrás de la lanza, como me sugeriste una vez.
Annabeth parpadeó y frunció en entrecejo asintiendo:—es bueno ver que si escuchas lo que se te dice.
Percy miró a Draco con sospecha y sacudió la cabeza, sintiéndose algo embotado:—¡No me cambies el tema!
Draco suspiró y miró a la castaña, quien lo veía fijamente, antes de mirar a Percy y sonreír:—Lavender decidió darme su gomita en vez de comérsela.
Percy frunció el entrecejo. ¿Si? La verdad no recordaba muy bien, pero… La chica había estado cerca de ellos y… Si, le había dado algo en la patita al hurón.
—Oh…—Percy asintió, y su preocupación volvió a Grover, a quién no le quedaba mucho tiempo y a Tyson, a quién se le había acabado.
—Él sigue vivo—Draco musitó, levantándose del barril y trepándose por el mástil.
—¿Qué?—Percy miró a Draco, quién parecía estar subiendo al nido del cuervo.
—Tyson—Draco miró a Percy, sus ojos grises ensombrecidos:—sigue con vida.
Percy no supo que responderle, menos cuando el chico desapareció en el nido del cuervo. Pocos minutos después vio a la castaña acercarse al mástil y mirar hacia arriba como si estuviera mirando por dónde subirse. Percy hizo que el barco dejara caer la escalerilla de cuerda y la chica la tomó y subió sin decir nada. Parecía inquieta.
Draco y Lavender no bajaron en ningún momento, y Annabeth terminó yendo bajo cubierta mareada luego de tratar de ayudar a vigilar. Por lo que Percy estaba solo, mirando el océano y los monstruos que aparecían y desaparecían con sus púas y sus surtidores de agua.
Luego de que unas Nereidas desaparecieron de su vista, Percy escuchó un suave tuc y cuando volteó vio a Draco avanzando hacia él.
—Me mentiste—Percy dijo en cuanto el rubio llegó a su lado.
—Tuve que hacerlo, Annabeth estaba escuchando—Draco respondió, apoyándose en la veranda.
—¿Lo hiciste con magia?
—En… El mundo mágico hay un tipo de magos llamados animagos—Draco no lo miraba, y su voz sonaba suave:—normalmente el proceso para convertirse en uno es largo y difícil.
—¿Ósea que ahora puedes volverte cualquier animal?
—No, ahora puedo convertirme en hurón a voluntad.
Percy no pudo evitar la carcajada que salió de sus labios, la cual se volvió más ruidosa cuando Draco volteó a mirarlo poco impresionado.
—Te veías adorable—Percy logró decir y Draco le dio un golpe en el hombro.
—Tú te veías adorable—Draco negó con la cabeza:—menos mal las chicas estaban ahí.
—Pero si los magos pueden hacer eso, pudiste salvarnos.
—No—Draco desvió la mirada:—si Lavender y Annabeth no hubieran aparecido…
—No entiendo.
Draco suspiró, dándose la vuelta y sentándose en el suelo, recostado contra la baranda:—Con Theo descubrimos que a veces puedo usar la magia de otras personas, pero necesito concentrarme, tocarles y tener una especie de conexión con ellos.
  —¿Puedes usar mis poderes?
  
    
    
  
—No, solo magia… Como Lavender es maga e hija de Hécate, supongo que se mezclan.
—¿Entonces rompiste el hechizo con magia de Hécate de tu amiga?
—Ella te dirá categóricamente que no soy su amigo.
—Fue a buscarte de una vez ¿será que le gustas?
—Ugh, no. A ella le gusta la comadreja.
—¿Las comadrejas no son hurones?
—Te voy a lanzar por la borda, Perce, te juro que si.
Percy soltó una carcajada y Draco lo empujó con el pie suavemente, sonriendo. Un bostezo del rubio hizo que el pelinegro riera otra vez.
—Ve a dormir.
—¿Seguro?
—No te preocupes, soy como un pez en el agua.
Draco lo lanzó hacia la baranda y Percy casi se cae al agua, entre risas. Cuando el pelinegro finalmente logró recuperar el equilibrio, Draco iba llegando al Nido de Cuervo.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero les gustara el capítulo y espero que puedan leer también el especial y que les guste :3
Voy a poner unas cuantas notitas:
En cuanto a Lavender, bueno digamos que ahora le gustan un poco más los hurones que las comadrejas...
Y si, hay cosas aquí que se parecen al ff de Luka_Sama, como dije al inicio, esto comenzó siendo un ff del de Luka_sama, y ahora es una cosa en si misma.
Además, es que adoro la idea de Draco siendo un huroncito desde pequeño, mi vida <3
Chapter 27: Sirenas y ovejas. Dos cosas que se arruinaron para Lavender por siempre.
Summary:
Lavender está replanteándose si tal vez viajar a EEUU fue una buena idea, mientras acompaña a Draco y los demás en una muy peligrosa aventura.
Mientras tanto, Theo está haciendo amigos en el campamento... O al menos, está traumatizando a Will.
Notes:
Espero que este cap les guste.
También que revisen el especial de Yule que puse el 21, ya que tiene algo de contexto sobe Narcisa y Lucius.
LE agradezco mucho a mis betas por acompañarme en este loco viaje, en especial a Anto y a Gabs por no dejarme borrar todo el fanfic y abandonarlo luego de mi última crisis.
También hice un dibujito de Draco Jackson(?) de 14 - 15 años, pero no sé si quisieran verlo xd Déjenme saber en los comentarios.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
26. Sirenas y ovejas. Dos cosas que se arruinaron para Lavender por siempre.
Percy no se sentía muy capaz de dormir luego de escuchar la historia de Annabeth sobre como un cíclope casi se los come a ella, Thalia, Grover y Luke cuando ella tenía 7 años. Entendía porqué les tenía desconfianza a los cíclopes, el poder imitar voces de esa forma, para engañarlos era… Aterrador.
Percy se tumbó en la hamaca, tratando de convencerse de que aunque Draco y Tyson pudieran hacer cosas que a Annabeth le asustaban, igual podrían ser buenos amigos. Igual podrían luchar lado a lado.
Su sueño esta vez no fue con Grover, sino con el sarcófago de Cronos, y una chica de cabello negro en punta, pecosa y con los ojos azules delineados. La chica iba a tratar de destruir a Cronos, pero no podía. Ella no iba a poder.
Percy se despertó asustado, cuando Annabeth trató de levantarlo. Percy no quería contarle sobre su sueño, y menos mal la rubia tenía otros planes en mente.
No que ofrecerse a las sirenas fuera una idea que le gustara a Percy. ¿Por qué querría hacer algo así? Logró convencerla de que lo discutieran con sus otros dos acompañantes.
—Pero ¿las sirenas no son tranquilas y amables?—Preguntó Lavender, confundida, mientras se comía una manzana. (Percy seguía sorprendido de lo bueno que Draco era manteniendo sus mochilas y sus contenidos a salvo).
—Las Sirenas encantan marinos para raptarlos y comérselos—replicó Annabeth:—no son como en las películas o los libros infantiles.
Lavender se cruzó de brazos:—Las sirenas que yo he visto no hacen eso.
—Las Sirenas que tú has visto en realidad son las descendientes de Tritón—Draco ni siquiera los estaba mirando; tenía un cuaderno en las manos y estaba escribiendo algo:— Esas son las que tienen cola de pez y retozan en el Lago y cada tanto tratan de ahogar a alguien que les hace gestos obscenos.
—¿Tritón?—Percy ladeó la cabeza confundido:—Espera ¿No todas las sirenas tienen cola de pez?
—En algún punto durante la Edad Media las lenguas romances decidieron juntar dos historias Europeas de seres que atrapaban marinos y los ahogaban o se los comían—Draco parecía molesto con lo que fuera que había anotado en su cuaderno, por lo que empezó a tacharlo con vehemencia:—en las lenguas Germanas por otro lado a las griegas se las conoce como Sirens y a las de cola de pez como mermaids. Son diferentes.
—¿Y entonces como son estas?
—Tienen cuerpo de buitre y cabeza de mujer y seguro sí van a comerte si te les acercas.
Lavender se puso pálida y se tapó los oídos:—¡No las quiero oir, ni sin culpa!
Percy asintió ante ello, era lógico no querer hacerlo, así la recompensa fuera conocimiento. Annabeth se cruzó de brazos:—¿Y tú qué opinas, Draco?
—Yo opino que si vamos a atarte tendríamos que hacerlo con mucho cuidado y de forma especial, porque capaz eres de soltarte y lanzarte al mar—el chico cerró su cuaderno con rabia, aunque su voz seguía siendo tranquila cuando alzó la mirada para decir las cosas:— Porque seguro no hay forma de que te convenzamos de no escucharlas.
—¡Draco!—Percy se quejó y Draco hizo un puchero.
—Es que lo entiendo, Percy, porque yo también quiero escucharlas.
—¿Para qué?
—Curiosidad.
—¿Vale la pena morir por tu curiosidad?
—Pues por eso es que no lo voy a hacer—Draco hizo una mueca:—Mira, Percy. Entiendo que estés nervioso, y que no quieras poner a nadie en peligro, pero ¿No sería mejor que nosotros tres estuviéramos pendientes de que Annabeth se quede en el barco y esté a salvo a que de pronto la tentación sea demasiada y ella se quite los tapones sin que ninguno se de cuenta?
—¿Estás diciendo que no tengo suficiente voluntad?
—Estoy diciendo que somos niños y que es lógico que la curiosidad pueda ganarnos.
—¿Y qué hay de ti?
—¿De mi?
—Si, no dijiste que querías escucharlas también.
Draco sonrió de lado:—si yo llegara a quitarme los tapones, Percy sabría de inmediato que estoy en peligro.
Annabeth lo miró poco impresionada, y Lavender los miró confundida:—¿Por qué lo sabría?
—Aún si tienen la maldición de Patroclo—Annabeth siseó:—¿cómo estás seguro de eso?
—¿Pues ya le he confiado a Percy mi vida antes, no?—Draco lo dijo con total seriedad y Percy no pudo evitar sonreír y tomar la mano de su mejor amigo. Draco lo miró y le guiñó un ojo antes de volverse con Annabeth:—¿Entonces? ¿A cuál Mástil te amarramos?
🙟✦🙝
—Theo, estuve pensando…
—Que milagro—Theo no pudo evitar interrumpir, socarrón. Riéndose cuando el chico se detuvo evidentemente por no esperarse esa interrupción.
Draco miró a su amigo, poco impresionado:—¿Qué tal si buscamos una forma para chatear?
—¿Es ese otro de tus insufribles términos muggles?
—Si es.
—¿Y me vas a explicar qué es?—Theo hizo una mueca y Draco tomó asiento a su lado, antes de empezar a explicarle qué eran los teléfonos y como los muggles los usaban para llamarse y mandarse mensajes.
—Creo que los cuadernos gemelos se pueden comprar—Theo dijo cuando Draco terminó:—no sé bien como se hacen, pero Padre me comentó en algún momento que él y un amigo solían escribirse así durante la escuela.
—Creo que mi Padre mencionó algo como eso hace tiempo…
Theo rodó los ojos:—A veces siento que eres la persona más inteligente y más tonta que conozco.
Draco cruzó los brazos y lo miró feo:—¡Bueno! ¿Pero es o no una buena idea?
—¿Conseguirnos unos cuadernos gemelos? Por supuesto—Theo asintió, después de todo no era una mala idea:—así podría ayudarte mientras estás en misiones.
—¿No me acompañarías?
—Ni loco; suena super peligroso y yo valoro mi vida muchísimo más que tú la tuya al parecer.
—¡Yo valoro mi vida!
—¿Entonces porqué hacer misiones?
—Percy probablemente—Draco suspiró, apretándose el pecho. Percy llevaba todo el verano angustiado y lastimado. Odiaba sentirlo así, y odiaba el hecho de que estaba seguro de que su futuro yo estaba con él tratando de ayudarlo y aún así Percy estaba angustiado y lastimado.
—Percy…—Theo asintió, cruzándose de brazos y mirando a Draco intensamente:—¿Él te gusta o algo?
—¿Qué?—Draco hizo una mueca:—No, que asco. Es como un hermano para mi, Theo ¿Qué te pasa?
—Solo pregunto—Theo se encogió de hombros:—soy hijo único así que no sé si así funcionan los hermanos, y la verdad no sé si Daphne y Astoria actuarían así la una por la otra así que…
—Supongo que cada familia es diferente—Draco replicó, algo cortante:—además, Percy y yo tenemos este vínculo raro por la maldición ¿recuerdas?
—Y nosotros tenemos uno mágico, pero igual no me pondría en peligro por ti—Theo refutó y Draco se puso las manos en la cadera, antes de sonreír triunfal.
—Pero seguro si no fuera por el vínculo no te ofrecerías a ayudar aunque sea desde un lugar seguro ¿o si?—Draco dijo categórico y Theo abrió la boca para refutar y la volvió a cerrar.
—Oh, cállate—Theo le lanzó el libro que estaba leyendo y Draco lo atrapó con una carcajada.
🙟✦🙝
—¿Cómo se supone que esta cosa pueda curarte?—Lavender miró el pedazo ambarino que había sacado de la lonchera de la mochila de Malfoy (La lonchera tenía unas cosas escritas en algún idioma asiático y el dibujo de un chico rubio con un brazo de metal acompañado de una persona en armadura). La verdad no entendía cómo esa cosa podría curar la puñalada que Chase le había propinado tratando de escaparse.
—Es ambrosía—explicó Malfoy, recibiendo el trocito y metiéndoselo en la boca sin miramientos:—¿Estás bien?
—¿Yo? ¡Tú eres el que está sangrando!—Lavender chilló, pero el rubio simplemente le guiñó un ojo y se levantó la horrible camiseta amarilla para mostrar que aunque estaba lleno de sangre, donde debía haber una herida ya no había nada. Lavender le tocó el abdomen, sorprendida, y se sintió sonrojar cuando notó lo musculoso que parecía ser el rubio:—¿Cómo?
—Es la sangre divina—explicó el rubio, en tono tranquilizador:—podemos comer un poco de ambrosía para acelerar la curación de ciertas heridas, pero comer mucha podría matarnos.
—¿Y eso debería hacerme sentir mejor?
—No realmente
Lavender hizo un puchero y miró hacia la baranda por la que Jackson se había tirado buscando a Chase. Una vez ambos estuvieron fuera del barco, Malfoy le había tomado la mano y había hecho un hechizo silenciador a su alrededor, antes de caer en sus brazos por la herida.
El rubio le había hecho gestos para que se quitara los tapones y le había instruido sobre como ayudarle buscando la lonchera en su mochila mientras él aplicaba presión sobre la herida.
—¿Por qué no hiciste el hechizo antes?—Preguntó Lavender, algo molesta.
—Por el Estatuto del Secreto—respondió Malfoy, con expresión cansina:—No se supone que ellos sepan que existen magos que pueden hacer cosas con solo mover sus varitas.
—¡Pero Circe y sus hechiceras…!
—Circe es hija de Hécate y tiene el poder suficiente para darle magia a quién ella quiera, sigue estando dentro de las normas del panteón.
—¡Tú les lanzaste un desmayo! ¡Y te transformaste de regreso!
—Y luego tuve que usar la Niebla para cubrir mis pasos y tú viste lo mal que eso me dejo—Malfoy tenía la desfachatez de sonar razonable:—Usar magia en este lugar es peligroso, Brown, si cualquiera de ellos se entera de lo que somos, habrá terribles consecuencias.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque los panteones no deben mezclarse— Malfoy la miró intensamente antes de sonreírle:—pero, supongo que al ser hija de Hécate no deberías tener problemas, después de todo tu madre es la diosa de la magia y hechicería…
  
  
—¿Qué hay de ti?—Lavender no pudo evitar preguntar:—¿Quién es tu madre?
—Narcissa Black—Malfoy dijo, antes de sonreír:—Mi padre biológico es un dios, pero no sé cual, pero no importa. En lo que a mi respecta, mi padre es Lucius Malfoy, después de todo, la magia familiar me aceptó.
Lavender asintió levemente, viendo como Malfoy miraba hacia la baranda y suspiraba. Lavender lo miró con curiosidad y vio como el chico tomaba sus tapones y se los ponía otra vez.
—Ya vienen de regreso, ponte los tapones para poder quitar el hechizo—dijo Malfoy, antes de guiñarle un ojo:—Si sobrevivimos a todo esto, recuérdame enseñarte a usar magia sin varita.
  Lavender asintió, tratando de no pensar en el “si sobrevivimos”, mientras se ponía los tapones. Malfoy hizo un gesto con la mano y en efecto, uno o dos minutos después, Jackson y Chase subieron al barco gracias a un surtidor de agua.
  
    
  
  
    
  
  Malfoy se acercó a ellos con una manta con la que Jackson envolvió a Chase, quien parecía haber estado llorando. La chica se quedó sentada en la cubierta, tiritando bajo la manta, mientras Jackson hacía que el barco acelerara.
Al cabo de un rato, Lavender sintió una mano en el hombro y vio como Malfoy se quitaba los tapones y le sonreía. La castaña lo imitó y suspiró al escuchar las olas y el mar.
—Lamento haberte apuñalado—dijo Chase, y el rubio volteó a mirarla y negó con la cabeza.
—No te preocupes—Malfoy le restó importancia:—técnicamente fue nuestra culpa por no quitarte el cuchillo, además, no fue tan grave, un pedacito de ambrosía y quedé listo.
—¿Cómo haces para no perder tu mochila nunca?—Chase le preguntó, evidentemente contrariada. O celosa, por el hecho.
—¿Bromeas? Primero muerto antes de perder mi mochila—el rubio abrazó su mochila:—tiene mis parches favoritos y mi lonchera de Fullmetal.
—¿Todavía tienes la lonchera de fullmetal?—Jackson se había acercado y sin esperar tomó la mochila del rubio, quién se quejó sin mucho ánimo. El pelinegro revisó en la mochila y silbó antes de sacar un paquete de galletas:— ¡tenías galletas y no me dijiste!
—¡Estoy racionando la comida!—El rubio dijo, pero metió la mano en la mochila y sacó tres paquetes más de galletas y le dio uno a cada una de las chicas.
A lo mejor, Malfoy no era tan malo como Ron lo hacía ver.
Lavender apenas tuvo tiempo de disfrutar sus galletas cuando la rubia señaló hacia adelante y todos miraron en esa dirección. Una isla se alzaba frente a ellos, con montañas boscosas y playas blancas.
Apenas el barco tocó la orilla, Lavender se sintió mejor.
—El vellocino—suspiró Chase y los otros dos asintieron.
—Si nos lo llevamos ¿La isla morirá?—preguntó Jackson y Lavender no pudo evitar sentirse preocupada también. No era justo matar un sitio por salvar otro.
—La magia se desvanecerá—la rubia respondió, mirando con sus ojos grises y calculadores la isla:—volverá a lo que es normalmente… Sea lo que sea.
—Ese es el Vellocino ¿cierto?—Malfoy había señalado algo dorado en un roble que crecía sobre una colina rodeada de las ovejas más grandes y esponjosas que Lavender había visto en su vida.
—¡Perfecto!—dijo la castaña, avanzando como si fuera a bajarse del barco. El rubio le sostuvo el brazo, negando con la cabeza:—¿Qué pasa?
—No puede ser tan fácil—musitó la rubia:—debería haber un guardián, un dragón o algo…
La rubia no había acabado de decir eso cuando Lavender vio un ciervo salir de entre los arbustos. No tomó más de un minuto para que las ovejas lo vieran y se lanzaran hacia él balando. Lo siguiente que vieron fueron pedazos de pasto y pelaje volar y luego las ovejas se alejaron tranquilamente.
En donde había estado el venado había una carcasa blanca. Lavender quería vomitar.
🙟✦🙝
—¿Qué escribes?—Will se acercó a Theo. El chico estaba acostado a un lado, mientras las lecciones de arquería seguían. Luego de que casi ensartara al instructor y a un par de sus compañeros, lo habían dejado sentarse y ponerse a escribir en su cuaderno.
—Le pregunto a Draco cómo va la búsqueda—respondió el pelinegro, terminando de anotar algo.
—No tienes que ser sarcástico—musitó Will. El chico lo miró y le mostró el cuaderno. En efecto le estaba preguntando a Draco cómo iba la búsqueda. Pero ¿de qué le iba a servir anotarlo en un cuaderno?
“Tenías razón, ir en Búsquedas es un suicidio.”
Las palabras aparecieron de la nada y Will dio un salto hacia atrás, sorprendido. El pelinegro sonrió, divertido.
—¿Te gusta?—preguntó él:—es lo bueno de ser un hijo de la magia.
El chico hizo que el rubio se sentara y se puso hombro con hombro con él. Escribió con su lapicero “Te lo dije. ¿Qué pasó?”
“¿Qué no ha pasado? Desde ovejas carnívoras hasta un cíclope tratando de casarse con un sátiro.”
“Complejo eso.”
“Recuérdame contarte cuando lleguemos.”
“¿Ya vienen de vuelta?”
“Con Clarisse, si, en avión.”
“¿Todos? Creí que Percy no podía volar.”
“ No, solo Clarisse, Brown y yo.”
“Brown?”
“Lavender Brown. ¿No te dije? Nos la encontramos de camino.”
“¿Ella es…?”
“ Hija de Hécate. Voy a necesitar tu ayuda para explicarle todo bien.”
“Ugh.”
“ Compraré algunas Coca-colas de cereza en el aeropuerto.”
“Vale.”
Will frunció el entrecejo cuando Theo cerró el cuaderno. El chico parecía estar pensando algo, pero no parecía querer comentar sobre ello.
—Parece que van a llegar a tiempo—musitó Will finalmente, mirando hacia la colina, hacia el árbol de Thalía que a duras penas sobrevivía a pesar de todo lo que Theo, los hijos de Deméter, las ninfas y los Sátiros habían hecho.
—Me alegra mucho—dijo el mayor con una pequeña sonrisa:—Draco estaba muy preocupado por el estúpido árbol ese.
Will miró ceñudo al chico, pero sus ojos oscuros parecían estar calculando algo. O tal vez estaba viendo la Niebla o la magia y la vida dejar el árbol de Thalia. Will no podía estar seguro, pero algo le decía que podían ser todas las anteriores.
—¿Quién es Lavender Brown?
—Una niña tonta que va a la misma escuela que Draco y yo
—¿Te cae mal?
—Somos de… Equipos rivales.
—¿Equipos?
—Dormitorios.
—Oh…
—Espero que no le estorbara mucho a Draco—Theo suspiró y miró a Will fijamente:—¿Quieres acompañarme a ir a buscarlos?
—Seguro, pero ¿No nos meteremos en problemas?—Will se apresuró a levantarse cuando el mayor lo hizo.
—Nunca te meteras en problemas si vas conmigo, solecito—el chico de ojos oscuros le guiñó un ojo, con esa sonrisa torcida que hacía que Will pensara en los hermanos Stoll. Un escalofrío recorrió su columna mientras lo seguía a buen paso hacia el árbol.
🙟✦🙝
—Estoy exhausto—musitó Draco, dejándose caer en el sillón sobre Theo, quien solo alzó su libro y lo volvió apoyar sobre el rubio:—¡Y todavía nos hace faltan dos meses en el campamento!
—Al menos podremos retozar tranquilos en los campos de fresas— comentó Theo, pasando la página del texto sobre las arenas del tiempo que estaba leyendo.
—¿No me has puesto cuidado?—Draco se quejó:—¡Nos van a hacer entrenar! Mínimo tendremos que participar en los entrenamientos con armas, o en la pared de lava.
—Me niego a subirme a ninguna pared de lava.
—Seguro terminas encima el primer día.
—¿Y para qué es que vamos al dichoso Campamento en vez de, no sé, volver a Reino Unido y asistir a las funciones de verano?—Theo preguntó y Draco suspiró pesadamente.
—Sabes tan bien como yo que no puedo dejar solo a Percy con su Búsqueda—dijo el rubio con firmeza:—además, seguro entrenar va a estar bien y en el Campamento podrás probar tu super manipulación de la Niebla sobre personas que no saben que puedes hacerlo.
Theo ladeó la cabeza y una sonrisa maliciosa curvó sus labios:—oh, eso sería genial; ya me estoy aburriendo de que veas a través de mis ilusiones.
—Creo que es por el medallón—comentó Draco, bostezando:—o tal vez es porque sé cómo las haces… No sé.
—¿Crees que las pueda usar en Hogwarts?
—Tal vez—Draco se acomodó mejor y cerró los ojos:— Es bueno entonces tener dos meses rodeado de gente que ve cosas raras todos los días para practicar.
Theo resopló, dandole un golpecito en la frente a Draco con el libro:—No creas que no sé que estás haciendo.
—¡Vamos, Theo! Técnicamente sabemos que fuiste al Campamento
—No es cierto.
—Amos dijo que el tiempo era causal
Theo chasqueó la lengua, pero no podía discutir con eso. De hecho, en el libro que estaba leyendo también decía eso. Que lástima. Hubiera sido interesante poder cambiar el pasado.
🙟✦🙝
—¡Ya lo sabes!—espetó el rubio alto, rechinando los dientes:—¿Por qué sigues preguntándome?
—Porque quiero que todos en la audiencia te escuchen—declaró Jackson, triunfal.
—¿ Qué audiencia?—preguntó el chico y volteó lentamente a ver hacia los campistas.
Lavender no entendía bien qué estaba pasando, más allá de que el chico (que la había llevado al Princesa Andrómeda) era definitivamente malo, y que la mayoría de campistas se mostraban bastante tristes y enojados con esa revelación.
Malfoy miraba intensamente a la imagen hecha como de neblina que flotaba en medio del pabellón. Habían llegado en medio de lo que parecía ser la hora de la comida y la verdad era que Lavender tenía mucha hambre como para preocuparse por qué dijeran los otros campistas.
Además, los campistas parecían estar divididos entre escuchar lo que el tal Luke tenía para decir y celebrar que LaRue había regresado triunfal con el Vellocino.
Al cabo de unos minutos, Lavender notó que la gente del campamento no les prestaba atención ni a ella, ni a Nott, Malfoy y al niño rubio que se había abrazado a Malfoy apenas los habían visto en el aeropuerto.
—Creo que tenemos que hablar—Malfoy dijo, aunque seguía mirando el espejismo que flotaba en medio del pabellón.
—Hay mucho que tienen que explicar—el niño dijo, con firmeza y Lavender asintió.
—Vamos a la enfermería—propuso Nott, poniéndole la mano en el hombro a Malfoy, el cual asintió.
—¿No nos echaran en falta?
—La Niebla no los dejará extrañarnos.
Lavender los siguió, viendo como los campistas corrían de un lado al otro tratando de ver qué hacer. Algo le decía que lo que estaba ocurriendo era importante, pero la verdad es que necesitaba respuestas y las únicas personas que podrían dárselas eran los dos Slytherins que la guiaban. ¿A qué había llegado su vida?
—Lavender—Malfoy dijo, sentándose en una de las camillas:—No me mires así. Es super incómodo tratarnos por los apellidos aquí, y la verdad todos aquí me conocen como Jackson 2.
—¿Es muy tarde para decir que no quiero ser amigo de una Gryffindor?—preguntó Nott, sentándose al lado de Malfoy y cruzándose de brazos.
—No entiendo porqué la rivalidad entre dormitorios es tan fuerte—comentó el otro chico, sentándose en una sillita:—Digo, ni siquiera he visto tanto odio entre las Cabañas de Ares y Atenea antes de un captura la bandera.
—Es complicado—Malfoy dijo, sonriéndole al chico:—lo importante aquí es que, tanto Theo como Lavender son hijos de una diosa de la magia, y los tres estudiamos en el mismo colegio.
—Lo importante es que ni muerta vuelvo a este lugar—espetó Lavender, molesta. Los dos rubios la miraron con tristeza.
—No quiero asumir nada sobre tu familia—dijo el chico, con voz suave:—pero realmente es mejor que vengas al campamento al menos una vez al año hasta que cumplas 16. Así podrás entrenarte lo suficiente para poder sobrevivir sola.
—Allá en casa ningún monstruo ni cosa rara va a atacarme—siseó Lavender y Nott rodó los ojos.
—¿Recuerdas la fiesta de Yule del año pasado? Un monstruo trató de matarnos a Draco y a mí—siseó el chico, cruzándose de brazos:— Dentro de la Mansión Malfoy.
Lavender palideció ante las implicaciones que eso podría tener; La Mansión Malfoy era una de las Mansiones más antiguas y mejor protegidas de Reino Unido.
—Chicos—Malfoy llamó su atención antes de suspirar. Se le veía bastante cansado, pero la verdad es que Lavender no lo culpaba; ella misma se sentía agotadísima y eso que ella no había hecho nada más que entrar en pánico y correr de un lado al otro (No muy Gryffindor de su parte, pero la verdad es que no sabía usar bien el hacha que Draco le había dado). El rubio se pasó la mano por el cabello y suspiró:—Sé que tienen muchísimas preguntas, así que vamos, disparen.
—¿Qué son los medallones que tienen?—el otro chico preguntó, con expresión preocupada:—Parecen peligrosos y como médico en entrenamiento no puedo dejarlos usar algo que los ponga en riesgo.
Malfoy miró a Nott quién se encogió de hombros. Ambos se quedaron mirándose un momento y luego Malfoy respondió:—estábamos tratando de emular el vínculo que tengo con Percy para poder entender cómo funciona, y los usamos para compartir ehm… energía para que el que la necesite más no se vaya a morir.
El chico frunció el entrecejo antes de decir:—es muy peligroso.
—No le digas a Lee, por favor
—Es mi deber como médico…
—Yo, sé, Will, pero… Te prometo que seremos más responsables con eso. Sólo lo usaremos si es absolutamente necesario.
—Júrenlo
—Claro que..
—No—el chico negó con la cabeza y los miró con una expresión severa que no cuadraba con su carita de niño:—júrenlo sobre el Río Estigio.
Malfoy y Nott se miraron un segundo antes de decir, con firmeza:—Juramos sobre el Río Estigia que seremos responsables con los medallones.
Lavender sintió un escalofrío al notar el remolino de magia que los rodeó. Fuera lo que fuera el río Estigia, parecía ser muy poderoso. Y al parecer lo suficiente como para que el rubio menor se calmase.
—¿Qué es este lugar?—decidió preguntar Lavender, cruzándose de brazos.
—Este es el Campamento Mestizo—Malfoy explicó con una sonrisa:—es un lugar seguro para que los hijos de dioses entrenen y aprendan a usar sus habilidades, para que los monstruos no los maten tan fácilmente.
—Dijiste “tan fácilmente”.
—No quiero darte falsas esperanzas; tú misma estuviste en la Búsqueda.
—¡No voy a hacer algo así cada verano!— saltó Lavender, espantada por la posibilidad de repetir los peores días de su vida. El menor se echó a reír, negando con la cabeza.
—No, no, no—dijo, risueño, y su risa parecía iluminar el lugar:—las búsquedas no son usuales y la mayoría de campistas no participan nunca en una.
—Lamento haberte metido en eso, de verdad—dijo Malfoy, con seriedad:—pero no me sentí capaz de dejarte en ese barco lleno de monstruos.
Lavender no pudo evitar sentirse agradecida por eso, si bien el viaje siguiente había sido un desastre, al menos no estaba en el barco del chico raro que había envenenado el dichoso árbol que estaban tratando de salvar.
La siguiente hora y media, Lavender y el chico (Will) estuvieron haciéndole todo tipo de preguntas a Nott y a Malfoy sobre cómo funcionaban las cosas y qué y porqué hacían ellos las cosas. Lavender se estaba sintiendo mareada y con dolor de cabeza, pero Will le acercó un té de manzanilla y algo dulce para ayudarla a calmarse.
Definitivamente, ese chico le caía muy bien.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchas gracias por leer, que tengan un gran Año Nuevo Gregoriano :3
Chapter 28: No deberían dejar a dos Slytherin y un Cíclope ser parte del equipo de pits.
Summary:
Los chicos regresan al campamento para terminar de pasar el verano en tranquilidad...
Más o menos.
Notes:
El trabajo me tiene aburridísimo, y deprimidísimo así que aquí estamos escribiendo un fanfic que de acuerdo con el documento de mis betas tiene *se ajusta las gafas* 214k palabras, woah.
Me gusta tener algo de colchón cuando publico por si tengo semanas en las que no puedo escribir, porque ajá, a veces la vida lo atropella a uno. Pero si el colchón se vuelve muy grande me gustaría ver si puedo hacer publicaciones más seguido.
Una vez muchísimas gracias a mis betas por ser maravilloses; a Anto por compartirme como va cayendo más y más en el pozo de Haikyuu (es adorable), a Gabs por acolitarme la tortura de los muchachos y a Satanás por acolitarme el querer ir al concierto de Destripando la Historia.
Espero que les guste el capítulo de hoy~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
27. No deberían dejar a dos Slytherin y un Cíclope ser parte del equipo de pits.
Últimamente, ganar no se sentía victorioso para Percy. Si, habían sobrevivido (de milagro) a otra Búsqueda horriblemente peligrosa, habían rescatado a Grover y a la amiga de Draco, habían conseguido el Vellocino y salvado el Campamento, habían logrado que Quirón volviera al Campamento, y habían frustrado el plan de Luke de curar a Cronos con el Vellocino.
Pero casi habían muerto en más de una ocasión, el campamento igual había sufrido varios ataques mientras ellos no estuvieron (la cabaña de artesanías no merecía haber sido quemada por un tipo de dragón raro) y los ánimos estaban bastante bajos luego de ver a Luke (a quién la mayoría todavía no quería aceptar que los hubiera traicionado) confesar que había envenenado el árbol de Thalía. Thalía, su amiga, que había sido tan importante para él.
Percy decidió que mejor contaría sus bendiciones, dado que las cosas salieron lo mejor posible. Incluso había logrado arreglar las cosas con Draco, quién volvía a estar tan cerca como le era posible.
—¿Habrá posibilidades de que pasemos un verano tranquilo?—preguntó el rubio, acostándose sobre sus piernas en la fogata de esa noche. El fuego brillaba bastante alto, dado que el árbol de Thalía se había puesto mejor tan pronto como el Vellocino lo había tocado.
—Pues técnicamente todavía nos queda mucho verano—Percy le sonrió al chico, acariciándole el cabello con cuidado:—podemos terminar el verano siendo campistas comunes y corrientes, sin ninguna sorpresa.
—¿Por qué dices eso?—Draco se quejó, haciéndole un puchero:—ahora seguro algo va a pasar y va a ser desagradable.
Percy le mostró la lengua y rodó los ojos, decidiendo que mejor se iba a concentrar en la fogata y no en Draco y sus quejas. Los hermanos Stoll estaban contando una historia sobre un rey malvado que fue devorado por pastelillos del demonio, cuando Clarisse los había empujado.
—No vayan a creer que haber sido geniales una vez ya están bien con Ares, Jacksons—dijo la chica, haciendo una mueca:—aún estoy esperando el momento perfecto para pulverizarlos.
Draco rió y Percy le sonrió, haciendo que ella los mirara ceñuda:—¿Qué?
—Que bueno estar en casa—respondió Percy, riéndose de la forma en la que la chica los miró
Al día siguiente, una vez que todo se hubo calmado y los centauros familiares de Quirón hubieron vuelto a sus andadas, Quirón anunció que tendrían otra carrera de cuadrigas y luego del fiasco de la última, Tyson se había negado a competir junto con Percy.
Y Percy estaba a punto de decirle emocionado a Draco que había hecho equipo con Annabeth cuando se detuvo, asustado. No había pensado en preguntarle al rubio si quería hacer equipo con él.
Draco lo miró intensamente e hizo una mueca:—Oh, Percy, me halagas, de verdad, pero no creo que sea buena idea que yo te acompañe a conducir una cuadriga.
Percy suspiró ante la negativa de su mejor amigo:—No, no, te iba a decir, uhm, que Annabeth y yo estamos haciendo equipo para eso.
Draco sonrió ante eso:—oh ¿Y quieres ayuda para ponerle algunas mejoras? Seguro entre Tyson, Theo y yo podemos armar algo que ponga nerviosos a los Stoll
—Si—la voz de Annabeth hizo a Percy saltar sorprendido. No se había dado cuenta de cuándo se había acercado la hija de Atenea, pero parecía muy decidida:— Vi algunas de las cosas que le agregaron al carro de los Stoll antes.
—Esperen— Lavender había estado siguiendo a Draco ya Theo para arriba y abajo, evidentemente no muy cómoda con el campamento:—Nosotros somos de la cabaña de Hermes ¿No deberíamos apoyar a nuestra cabaña?
—Primero—Theo numeró con sus dedos:—solo estamos en la cabaña porque Draco y yo no hemos sido “reclamados” y porque Hécate no tiene cabaña. Segundo, en teoría nada dice que no podemos ayudar a otros equipos.
—Tercero—agregó Draco, empujando ligeramente a Theo:— los Stoll se negaron a aceptar nuestra ayuda otra vez.
—¿Y eso?—Percy preguntó y Theo se cruzó de brazos.
—Dijeron que ellos habían hecho todas las modificaciones y por supuesto que el tiro les salió por la culata—el chico dijo, como quién establece hechos:—no les gustó que el carro se volviera en su contra después.
—Pero, si ellos ganan—Lavender se atravesó, poniéndose entre ambos grupos:—No es como si fueran a repartir el “premio” entre tres cabañas.
—Oh, no nos interesa el premio—respondió Draco con una sonrisa:—de por sí no suelen confiarme ninguna tarea en la cabaña.
—Yo tengo una nota de doctor que dice que no debo hacer tareas—dijo Theo, con una expresión demasiado seria:—no nos interesa. Ver perder a los Stoll por otro lado, eso sí me interesa.
—¿Por no haberte dado el crédito?—Annabeth preguntó, mirándolos calculadora.
—Nah, por eso ya me vengué—Theo negó con la cabeza.
—Pero son insufribles—Draco dijo, con seriedad:— Si vuelvo a tener que sacarlos de la trampa en mi mochila voy a matar a alguien.
Percy no pudo evitar reírse ante eso. Tenía lógica, en especial porque Draco era muy particular con sus cosas, y había logrado cuidar su maleta durante dos búsquedas, sería el colmo si se le perdiera algo cuando están “a salvo”.
🙟✦🙝
—¿Cómo se supone que aprenda a hacer esto?—musitó Lavender, todavía tratando de darle vueltas a las hachas en su mano (Will le había puesto unos protectores luego de que Malfoy (Draco) hubiera llegado a la enfermería por séptima vez el mismo día, por cortes). Nott la miró desde donde había tomado asiento y se encogió de hombros.
—Sostén el mango suavemente y usa el peso de la hoja para impulsar el giro—Malfoy le dijo, repantigado como estaba en su asiento:—¿Por qué quieres aprender a hacer eso?
—Una de las chicas de la cabaña de Deméter lo hizo y se ve muy cool—respondió Lavender, algo avergonzada y molesta.
El rubio ladeó la cabeza y asintió pensativo:— la verdad se ve muy cool. Si quieres luego de la carrera podemos practicar.
—¿Podemos practicar lanzar cosas?—preguntó Nott, acercándose un poco:—seguro que nos va mejor con armas arrojadizas, como hijos de la magia, que con cosas cuerpo a cuerpo.
—Si podemos, pero tienen que saber como defenderse si el enemigo está muy cerca—Malfoy era muy serio con respecto a aprender a defenderse, también hablaba muchísimo más de lo que lo había visto hablar en la escuela:—además, puedo excusarme con que los estoy entrenando de tener que limpiar luego de esto.
—Te pasas—Lavender rodó los ojos y el chico simplemente se rió, indicándole que se sentara a su lado.
—Él siempre ha sido así—Nott comentó:—aquí donde lo ves odia sudar o hacer deporte, también odia ensuciarse las manos.
—¿Si?—Lavender miró a Malfoy sorprendida; después de verlo escalar un acantilado y ayudar a Percy, Annabeth y Clarisse a luchar contra un Cíclope no lo habría pensado.
—Pues por eso entreno bien—el chico le mostró la lengua:—si terminas el combate rápido no tienes por que luchar, y si sorprendes a tu enemigo no tienes porqué ensuciarte.
—¿Qué hay del honor?
—Pregúntale a los monstruos si tienen honor.
Lavender no pudo evitar reírse ante la forma en la que discutían. Si bien se notaba que eran buenos amigos (No como Malfoy y Jackson; ellos dos hablando le recordaban a los gemelos Weasley, terminando la frase del otro y molestándose mutuamente), era obvio que había cierta tensión entre ambos.
Como si compitieran por algo.
Lavender volvió su atención a la carrera y casi de inmediato tuvo que cubrirse los ojos al ver como la cuadriga de Hermes y la de Ares empezaban a combatir, usando lanzas y cuchillos. ¿Y se suponía que esto era diversión sana?
—¡VAMOS PERCY!—chilló Malfoy, levantándose al ver que la cuadriga del susodicho iba más adelante que otras:—¡ENSÉÑALES COMO SE HACE!
Lavender chilló al ver como la rubia había interceptado una red con una jabalina, y como las cuadrigas de Apolo y Hefesto se les acercaban.
—¡ANNABETH! ¡PERCY!— Malfoy vitoreaba mientras los dos cambiaban de lugar y activaban palancas o sellos y repelían a los equipos que se les acercaban.
—Fuego griego, impresionante— comentó Nott, aplaudiendo, interesado al ver que los de Hefesto les lanzaban una bomba a Chase y Jackson:—que bueno que agregamos la red.
En el momento que lo dijo, Jackson hizo algo y una red tomó la bomba de fuego y la lanzó de vuelta al carro de los de Hefesto, haciendo que los tripulantes tuvieran que saltar.
Lavender se tapó el rostro; no quería ver que nadie saliera herido. Todo parecía muy violento para su gusto. A su lado, Malfoy seguía vitoreando y peleaba con otras personas de la Cabaña de Hermes por no apoyar a los hermanos Stoll (Que a Lavender le recordaban peligrosamente a los gemelos Weasley pero más sin escrúpulos).
—¡ESOOOOOO!— Malfoy aplaudió feliz, riendo:— ¡Ese es mi Percy!
A su alrededor las gradas estallaron en vítores y quejidos. Lavender se atrevió a mirar y vio a Jackson y a Chase en la meta, siendo alzados por los que parecían ser la Cabaña de Atenea.
—No fuimos solo nosotros— trataba de decir Chase por encima de los gritos:— También nos ayudaron Theo, Draco… y Tyson, el…
—¡Mis dos hermanitos Tyson y Draco, y su amigo loco!—gritó Percy contento. Nott rio a carcajadas ante eso, y Malfoy saltó hacia ellos, siendo atrapado por Tyson el cíclope, que estaba sonrojado pero contento.
—Draco es un excelente actor—le susurró Nott a Lavender, señalando al rubio que abrazaba a Jackson y les siseaba a los de la cabaña de Hermes que la victoria era de Atenea y Poseidón.
—¿Por qué lo dices?—Lavender preguntó, algo confundida. La risa de Malfoy parecía muy genuina.
—En Hogwarts se ve todo tranquilo y modosito—respondió Nott:—pero aquí lo he visto tratar de ensartar gente con la lanza por mirarte mal.
—¿A mi?—Lavender sintió sus mejillas sonrojarse:—¿P-por qué?
—Will dice que es porque se siente responsable de nosotros—Nott se encogió de hombros:—a lo mejor le da pena ver una leoncita tan débil y triste.
Lavender le pegó con el plano del hacha en el brazo y el chico gritó, saltando lejos de ella. Sin embargo, no parecía molesto sino divertido por el asunto. Ella no pudo luchar contra la sonrisa que curvaba sus labios al decir:— ¿Dónde te deja a ti que una leoncita débil y triste te haga gritar?
🙟✦🙝
—¡Percy y Draco Jackson!—La voz de Sally Jackson sonaba durísimo aún sin estar en altavoz:—¿¡Tienen idea de lo preocupada que he estado!? ¡¿Cómo se les ocurre escabullirse fuera del Campamento sin permiso para ir a una misión peligrosa?! ¡Estuve a punto de llamar a Luci para que me ayudara a buscarlos!
—Lo sentimos, ma —musitaron ambos chicos en cuanto la mujer se detuvo para respirar.
—Ay, mis niños, lo importante es que están a salvo—dijo ella con dulzura, haciendo que Percy y Draco sonrieran, pensando en lo suertudos que eran de tenerla:—Pero de verdad que esto no es bueno para mis nervios.
—Lo sentimos—repitió Draco, apenado.
—No te volveremos a asustar así—agregó Percy, pero su madre suspiró.
—No me prometan eso, Percy—su voz sonaba algo cansada pero aliviada:—Los tres sabemos que solo se pondrá peor.
Percy quería decirle que no, pero ella tenía razón. Siendo mestizos, entre más crecieran, mayores serían los peligros, en especial con Luke y Cronos acechando.
—Podemos ir a pasar un rato contigo—ofreció Draco, con suavidad y algo de esperanza.
—No, no. Quédense en el campamento. Entrenen— Sally negó vehemente, y Percy vio como Draco hacía un puchero:— Vale… Vuelvan un poco antes de empezar el año para poder vernos un rato antes de que Draco se vaya, y Percy vuelva a casa para el colegio… Vas a volver ¿verdad?
—Por supuesto—Percy saltó:—¿Si hay algún colegio al que volver?
—Encontraremos uno que no nos conozca—aseguró Sally, tranquila.
—Y si no, el señor Malfoy puede mover influencias—comentó Draco:—¿a lo mejor podemos encontrar un colegio que no sea tan exigente con Percy?
—Tiendo a olvidar que ahora eres rico y haces trampa en la vida—Percy comentó, haciendo que Sally se riera por el teléfono.
—Hacemos, hermanito —corrigió Draco, categórico:—Además, cualquier cosa con tal de ayudar a mamá.
—Lamebotas.
🙟✦🙝
Draco sintió el momento en el que había dejado de haber dos él como si de repente le hubieran quitado una alfombra de debajo de los pies.
Trastabilló, casi cayendo sobre Lavender, quien lo miró ceñuda para luego sostenerlo preocupada:—¿Estás bien?
—Si, solo me mareé—Draco aseguró, sonriendo tranquilizador. Theo alzó la mirada de su libro, haciendo una mueca. A juzgar por su mirada él también lo había sentido.
—Deja de fingir enfermo para no luchar, Jackson 2—se rió Chris, dándole un golpecito en la cabeza con la empuñadura de su espada:—Por eso Clarisse siempre te gana.
—Eso era hace un año—se quejó Draco:—ahora puedo enfrentarla sin ningún problema.
—No te busques una muerte pendeja, Draco—se rió Lou Ellen, que tampoco parecía estar entrenado con mucho ánimo.
La verdad era que el día estaba como para descansar y aunque los de Hermes tenían entrenamiento, ninguno le estaba poniendo mucho empeño. Hacía mucho no podían relajarse por que las fronteras estaban débiles y había ataques de monstruos un día si y un día también.
Draco sintió una punzada de tristeza, que lo hizo dejar de prestarle atención a Lou Ellen, para mirar hacia la playa. No era posible divisarla bien, pero sabía que Percy y Tyson estaban allá, disfrutando de la tarde libre que habían ganado en la carrera.
Pero Percy estaba triste, triste como cuando Draco se iba. ¿Tyson se iría? Eso no era justo.
A la hora de la cena Draco vio a Percy caminar hacia el pabellón acompañado de Annabeth y Grover. Ni rastro de Tyson. Sus miradas se encontraron y Draco supo de inmediato que Tyson no iba a volver en un buen tiempo.
El rubio atravesó el espacio que los separaba en un par de zancadas ágiles y abrazó al pelinegro con fuerza. Percy se aferró a su mejor amigo, escondiendo la cara en su hombro con tristeza.
—¿Por qué todos me dejan?—preguntó Percy tan bajito que Draco no supo si lo había escuchado o no. Y la verdad era que no sabía cómo responderle.
—Percy…
—Vas a seguir llamándome todos los días ¿verdad?
—Por supuesto, delfincito.
Esa cena la pasaron juntos, con las manos entrelazadas (Draco se había vuelto experto en comer con la mano izquierda a punta de comer de la mano con Percy hacía años), en la mesa de la cabaña 3. Nadie le dijo nada a Draco de que tuviera que irse, o de que debía despegarse de Percy.
—¿Quieres que te acompañe esta noche?—preguntó Draco, al terminar la cena, a lo que el pelinegro asintió. Draco lo abrazó por los hombros:—¿Quieres que nos quedemos en tu cabaña o en la mía?
—En la mía—Percy dijo, y Draco asintió, soltándolo en cuanto estuvieron frente a la Cabaña 11. Con rapidez, el rubio entró a buscar su mochila.
Draco vio a Lavender señalarlo y decirle algo a Theo; probablemente preguntando a dónde iba. Esperaba que Theo se comportara bien con la castaña. Podía ser una Gryffindor, pero era culpa de Draco que ahora estuviera en el Campamento con ellos, así que se sentía responsable por ella.
La Cabaña 3 era preciosa, con paredes de blanco caracola, y las seis literas a un lado de colores azules y verdes. Todas las ventanas daban al mar y el suelo parecía arena finísima blanca. En el techo había varios hipocampos de bronce y en una pared estaba el cuerno del minotauro que Percy había ganado el verano anterior, junto a varias fotos de Percy y Draco, y de Percy y Tyson.
—¿En qué cama puedo dormir?—preguntó Draco, que definitivamente no quería equivocarse y usar la cama de Tyson sin querer.
—¿Podemos dormir juntos hoy?—había pasado tiempo desde la última vez que compartieron cama, pero Draco no se iba a quejar ni se iba a negar, en especial cuando el pelinegro lucía tan roto como en ese momento.
—Por supuesto—Draco le apretó la mano a Percy y le sonrió, guiándole un ojo:—solo no me babees todo.
Percy le dio un empujoncito, sonriendo a su pesar y Draco se sintió orgulloso de haber logrado que su amigo sonriera así fuera un poquito.
Ambos chicos se pusieron sus pijamas se arruncharon en una de las camas, abrazándose uno al otro mientras eran arrullados por los ruidos lejanos de una tormenta que había rodeado el campamento (como solía pasar, gracias a las fronteras mágicas).
Draco tuvo un sueño intranquilo, en el que se encontraba vagando en un lugar oscuro y macabro, que tenía un río de fuego, y en el que escuchaba la risa de una mujer, que sonaba complacida al decir “Pronto, Hijo de las Estrellas, pronto serás el peso que incline la balanza y el arma que destruya el mundo. Pero aún no, crece más, pequeño héroe, y sigue reuniendo hilos quitándolos del tapiz” .
Luego escuchó una voz resonante que le heló el corazón, que parecía venir de las profundidades del Tártaro, pero también de un sueño que no era suyo. Polifemo se sienta ciego en su cueva, joven héroe, creyendo que ha ganado una gran victoria ¿Estás tú menos engañado?
Entonces un calorcillo le llenó el pecho, y vio a la silueta de una niña contra una gran fogata, que parecía bailar, jugueteando con muchos hilos de colores que parecían salir del fuego. Draco sentía que esos hilos eran importantes y que necesitaba protegerlos. Pero que la niña y su fuego los mantenían a salvo. Iba a tratar de hablarle cuando se despertó.
A Draco lo despertaron los golpes contra la puerta, aunque al parecer Percy se había despertado antes. Draco apenas había logrado despejar el sueño con un par de parpadeos cuando Grover entró, asustado y confundido musitando algo sobre Annabeth y la colina.
No que Percy o Draco necesitaran oír algo más, en especial sabiendo que Annabeth estaba en turno de Protección del Vellocino, para salir corriendo detrás del sátiro que no había dicho más.
Draco no sabía que esperaba ver, pero definitivamente no era la chica punketa y pelinegra tirada frente al árbol. Según lo que decía Quirón, y lo que parecían hablar los demás, la chica era un intento del titán de controlar la Gran Profecía.
Pero Draco solo podía mirarla y sentirse enfermo. Como si la existencia de la chica atentara contra la naturaleza o algo. Percy decía algo sobre ambrosía y nectar, pero Draco sabía que ella no lo necesitaba ya. Probablemente no lo necesitara en un largo tiempo.
Draco sintió una punzada de dolor en la cabeza, y las palabras “destino robado” aparecieron en su mente como un anuncio emergente que le impedía pensar correctamente.
Cuando finalmente el dolor cedió, pudo escuchar a la chica hablar:
—Yo soy Thalía, hija de Zeus.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero les gustara el capítulo de hoy, estoy dándolo todo por tratar de 1. poder publicar más seguido y 2. tener una idea de cuantos capítulos va a terminar teniendo. Más de 100, eso es probable.
Muchísimas gracias por leer, sus kudos, comentarios y Bookmarks son más que apreciados~
Chapter 29: A Lucius lo persigue un niño fantasma, o Draco necesita antipsicóticos.
Summary:
Draco empieza a ver cositas y eso lo tiene mal.
Notes:
Bueno, hemos vuelto al mundo mágico y con ello, a las cosas raras que Draco no sabe como manejar~
Recordemos que vamos a iniciar 2ndo año con nuestro rubio bebé precioso, así que ténganle(nos?) paciencia~
Una vez más, muchísimas gracias a mis betas por ser maravilloses; a Anto por apoyarme en mis intentos de sacar libros originales <3, a Gabs por acolitarme cosas terribles para los muchachos y a Satanás por compartirme cosas de los chinos gays ancestrales. Les amo mucho.
Muchas gracias también a todos los que se toman el tiempo de comentar y leer, de verdad que me animan mucho a seguir escribiendo este sueño febril :3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
28. A Lucius lo persigue un niño fantasma, o Draco necesita antipsicóticos, no sé.
—¡Feliz cumpleaños, Percy!—cantaban a coro Draco, Sally, Annabeth y Grover:—¡Feliz cumpleaños a ti~!
Percy se rio, soplando las velas en su pastel torcido (al parecer Draco había querido ayudar y las cosas no habían salido tan bien) con una sonrisa de oreja a oreja.
El pastel era de chocolate y cereza, pero era azul brillante y era delicioso, claro que cada postre que su madre hacía era simplemente delicioso. Y los regalos que sus amigos le habían llevado también eran geniales (Annabeth le había dado un libro ilustrado de criaturas marinas, Grover le había hecho una camisa psicodélica y un amuleto hecho con ramitas y cristales, y Draco le había conseguido una hoodie de Stitch con orejas y todo). Y Percy estaba sintiéndose feliz y tranquilo.
Claro, si ignoraba el hecho de que Draco (Y sus amigos) partían al día siguiente de vuelta a Inglaterra.
Pero eso era problema para el Percy del día siguiente, por ahora, lo importante era aprovechar todo el tiempo posible con sus mejores amigos.
Reír y jugar con ellos, comiendo las galletas que Sally había hecho para ellos.
Sin ninguna preocupación en el mundo.
Sin ninguna intrusa.
—Deja de pensar en ella—Draco lo empujó, hablando pasito:— esa tonta no tiene derecho a amargarte tu cumpleaños.
Percy le sonrió, empujándolo de vuelta. No tenía sentido negar que había tenido un pensamiento intrusivo sobre Thalía, quién había sido escupida por el árbol y desde entonces había puesto de cabeza la vida de Percy en el campamento.
Todos parecían admirarla y respetarla mucho, y los que habían empezado a admirar a Percy, o a preguntarle cosas, se habían ido a seguirla. Annabeth, por supuesto, había estado muy feliz de ver a su amiga viva, aún con las implicaciones que tenía su aparición para la profecía, lo mismo que Grover. Así que Percy había pasado el resto del verano dándoles espacio y entrenando con Draco y sus amigos.
Pero Draco tenía razón, no había razón para dejarla amargarle su día especial.
Los cuatro estaban ahora en un complejo juego del “Piso es lava”, que hacía a Sally reírse cada que alguno casi se caía. Draco ya había hecho el amague que iba a caerse, para ser empujado por Annabeth quien no esperó que el chico pudiera recuperarse y saltar a la siguiente silla.
Pasaron el resto de la tarde entre risas y juegos, hasta que Annabeth y Grover tuvieron que volver al campamento.
Entonces Sally sacó sus mantas y los chicos acomodaron los sillones y las cobijas, para acomodarse los tres en la sala, abrazados, para ver algunas películas.
Percy se sentía muy cómodo apoyado en el brazo de su mamá y con Draco abrazado a él, mientras veían Lilo y Stitch por enésima vez.
—Percy—Draco le susurró en cuanto la película se acabó y Sally se levantó para poner otra:—te conseguí otro regalo…
—¿Qué es?—Percy miró a Draco interesado, mientras el chico sacaba un estuche azul de su bolsillo y se lo entregaba.
—Son gafas mágicas, para la dislexia—Draco le explicó, algo sonrojado:—estuve usando unas parecidas en la escuela y la verdad ayudan bastante…
Percy extrajo los lentes; la montura era más bien delgada y de un azul oscuro, con forma cuadrada, y se sentían muy livianos en su mano. Se los puso con cuidado y volteó a mirar las cajas de DVDs y VHS que Sally estaba revisando. No pudo evitar el suspiro de sorpresa al ver que las letras se mantenían quietas.
—El hechizo requiere recargarse—añadió Draco, como disculpándose: —entonces no las puedes usar todo el tiempo…
—Me encantan, gracias—Percy abrazó a Draco antes de que el chico pudiera decir algo más:—ahora puedo leer esos libros que te gustan tanto.
Draco soltó una carcajada y abrazó de vuelta a Percy con fuerza, antes de que el chico lo soltara y saltara a mostrarle sus nuevas gafas a su mamá.
🙟✦🙝
—¿Estás bien, Draco?—Lucius le preguntó, luego de que llevara, al menos cinco minutos, de pie en el vano de la puerta. El rubio menor asintió, mirando con recelo a un punto cerca del codo del hombre.
—¿Q-qué planes tenemos para hoy, Padre?—preguntó el chico, avanzando hacia él pero quedándose a unos metros. Lucius puso de nuevo el libro que tenía en la mano en su lugar.
—Había pensado en que podíamos revisar la biblioteca de tu madre para ver si entre los dos podíamos encontrar pistas de su paradero—respondió el Patriarca, haciendo un gesto amplio sobre la biblioteca:—se me ocurrió que un par de ojos frescos podrían ver algo que yo no notase antes.
Draco miró alrededor fascinado, como siempre que Lucius le mostraba algo de Narcissa. No podía evitar sentir melancolía al pensar en cómo habría sido la relación entre ellos dos, de Narcissa no haber desaparecido.
—¿Todos estos eran de mi mamá?—Draco preguntó, acercándose a una de las estanterías y pasando los dedos por los lomos.
—Tenía una gran pasión por las leyendas y por todo tipo de magia—dijo Lucius, acercándose a su hijo y sacando un par de libros gruesos con lomos bellamente decorados con flores y animales repujados en el cuero. Se los alcanzó a Draco, quién los miró con intensidad, sacando sus gafas del bolsillo para leer:—consiguió estos especialmente para ti.
—La Odisea—el rostro de Draco se iluminó:—¡Y la Argonáutica!
—Son versiones especiales—prosiguió Lucius, sonriendo al ver como el niño ponía los libros en una de las mesas de lectura y empezaba a hojearlos:—copias que pidió hacer de libros que la familia Black ha tenido por siglos.
Draco miró los libros con adoración y luego alzó la mirada, mordiéndose el labio:—¿Los puedo venir a ver después?
Lucius sonrió divertido, acercándose a su hijo y acomodándole el cabello con cuidado:—son tuyos, Draco, claro que puedes venir. De hecho, puedes entrar aquí cuando quieras.
Draco asintió, emocionado, cerrando los dos libros con cuidado antes de volverse a las grandes estanterías de madera de espino.
—¿Crees que hallan pistas sobre dónde está mamá aquí?—preguntó Draco, sacando otro libro del estante para luego volverlo a poner, como si no le hubiera llamado la atención realmente.
—Sé que tu madre es una mujer muy recursiva y que estaba investigando cosas sobre tu ascendencia divina—aportó Lucius, sentándose a la mesa de lectura, viendo como Draco tomaba algunos libros de las varias estanterías, haciendo un montoncito en sus brazos:—también que temía que cualquiera pudiera revisar lo que ella escribía y por eso creó su cifrado.
—Y solo se los enseñó a ti y a Mamá Sally—Draco continuó, tomando lo que parecía ser un volumen pequeño forrado en cuero negro. Su mirada se detuvo en él, mirándolo como si el librito tuviese secretos que no quería contarle, antes de ponerlo en la pila que llevaba en los brazos y acercarse a la mesa de lectura.
Draco comenzó a esparcir los libros sobre la mesa, como tratando de decidir por donde iba a empezar. Lucius notó que había varios que estaban escritos en otros idiomas, como griego o francés.
—Me parece que debo enseñarte un hechizo de traducción—dijo pensativo y el rubio menor lo miró intrigado y curioso, asintiendo emocionado, antes de volver su mirada a los libros.
—¿Madre llevaba un diario?—Draco preguntó y los labios de Lucius se volvieron una línea apretada.
—Temo que no sé, dragón, nunca vi algo parecido mientras estuve con ella—dijo, sin poder ocultar su decepción:—tampoco encontré uno luego de que desapareciera; solo sus cuadernos de investigación.
Draco asintió y juntos comenzaron a revisar los varios libros que Draco había seleccionado.
🙟✦🙝
—¿Estás seguro de que no es simplemente que estás cansado?—Percy le preguntó a Draco, quién se veía bastante inquieto.
—¡Te digo que no es eso, Percy!—Draco insistió:—Hay un chico extraño rondando la casa, pero aparece y desaparece.
—¿No será un fantasma?—ofreció Percy, más porque sentía la ansiedad del rubio (Ya podía sentirlo normal, lo cual lo tranquilizaba un montón)
—No, los fantasmas son diferentes—Draco negó con la cabeza:—además al parecer para los magos es normal ver fantasmas…
—¿Y te ha dicho algo?
—No, solo ronda a mi padre, y creo que le dice cosas…
—Bueno ¿y cómo se ve?
—Antiguo— El rubio frunció el entrecejo al tiempo que cerraba los ojos como para concentrarse:—Como si hubiera salido de una película de la segunda guerra mundial o algo; es mayor que yo, pero no sabría decirte que tanto. Tiene el pelo negro y los ojos azules…
Percy vio que Draco hacía una mueca y lo miraba con preocupación:—¿Qué pasa?
—La forma en la que se mueve alrededor de mi padre…—Draco se puso pálido:—es como Luke, tratando de convencernos de que nos unamos a él.
Percy se tensó ante eso. ¿Otro Luke? No, eso no estaba bien. Que un tipo manipulador místico estuviera cerca de Draco lo ponía nervioso y lo hacía querer ir a buscar a su amigo. No que pudiera.
—¿No le has dicho a alguien?—Percy preguntó, abriendo y cerrando las manos con nerviosismo.
—No le puedo decir a Padre—Draco negó vehemente con la cabeza:—¿Y si piensa que estoy loco y me devuelve?
—No creo que vaya a devolverte por eso—el pelinegro dijo, pero no sonaba muy convencido. La verdad es que su confianza en los hombres adultos era casi nula. Percy se mordió el labio, pensando a quién podría Draco preguntarle:—¿Qué hay de Theo?
—Está con su padre en Noruega
—¿En Noruega?
—Asuntos familiares, creo…
—¿Y Lavender?
—Es una Gryffindor de una familia de la “Luz”, no la puedo invitar a la Mansión así como así.
—¿Por qué no?—Percy ladeó la cabeza y Draco suspiró con pesadumbre.
—Al parecer, hubo una guerra mágica que terminó un par de años luego de que naciéramos—Draco explicó, con expresión de que toda esa idea le parecía ridícula:—Los malos eran dirigidos por un Mago Tenebroso cuyo nombre no se debe decir, y torturaban y mataban gente.
—¿Qué pasó con él?
—San Potter lo mató babeando—Draco se encogió de hombros:—o algo, no sé. Era un bebé tonto y lo derrotó.
—Ni Herácles que fuera.
—¿Cierto? El punto es que mis padres estaban a favor del Mago Tenebroso.
—¿Por qué?
—Padre dijo que al inicio le había dado apoyo porque su padre hacía ver a ese Mago como alguien lógico que quería lo mejor para los magos, y que hablaba sobre la pureza de la sangre mágica y de mantener las tradiciones que se iban perdiendo—Draco se cruzó de brazos, haciendo una mueca de fastidio, como si esas excusas no le parecieran suficientes:—Pero que cuando se dio cuenta de que el hombre estaba muy loco, ya no tenía forma de escaparse o rebelarse, y que tuvo que seguir dando su apoyo hasta el último momento porque temía por la vida de mi madre y la mía.
—Complicado…—Percy no sabía que decir al respecto. El año anterior hubiera dicho que si alguien era malo tenía que serlo completamente, y que las cosas eran blanco y negro. Pero luego de ver lo que había pasado con Luke, de escuchar a Annabeth hablar sobre “cambiar el mundo para mejor”, ya no estaba tan seguro.
—Supongo—Draco suspiró pesadamente:—Pero sea como sea, no puedo invitarla a la casa para hablar de eso, y tampoco puedo llamarla así porque podría estar con gente.
—¿Qué hay de tu padrino?
  
    
  
   —¿Y si cree que estoy loco y le dice a mi padre? No, gracias.
Percy se estaba quedando sin ideas, y lo ponía nervioso el que Draco quedara solo para lidiar con eso. Percy cerró los ojos y se apretó la cabeza, tratando de pensar:—¿Qué hay del chiquito? ¿Moby? ¿Lobby?
—¿Dobby?—Draco preguntó y Percy abrió los ojos asintiendo. Draco ladeó la cabeza, como sopesándolo:—Si, podría preguntarle Dobby… Ahora que lo pienso también está como nervioso.
—¡Llámalo!—Percy le urgió, saltando un poco en su litera:—¡De pronto él ha visto algo!
Draco asintió, mirando hacia donde Percy asumía estaba su puerta:—¡Dobby, ven, por favor!
Un sonido fuerte como si algo se hubiera roto, hizo que ambos chicos saltaran. Frente a Draco había aparecido una figura menuda y ojona, con orejas grandísimas y que usaba lo que parecía la funda de una almohada.
—El amito Draco ha llamado a Dobby—dijo el ser, haciendo una reverencia. Draco hizo una mueca.
—Te he dicho que no hace falta que hagas eso, Dobby—Draco musitó y el elfo tomó un libro y empezó a darse en la cabeza:—¡No, Dobby! ¡Quieto!
El elfo se quedó quieto, casi congelado, y Draco le quitó el libro con cuidado de entre las manos. Dobby se quedó mirándolo intensamente, con lágrimas en los ojos.
—Dobby, no tienes que castigarte ¿Vale?—dijo Draco con cuidado, como si le estuviera hablando a un niño pequeño:—Sé que quieres ser un buen elfo y obedecer bien, así que no te castigues ¿vale?
El elfo asintió energéticamente y bajó las manos, agarrándose el borde de la túnica:—¿Qué puedo hacer por el amito Draco?
Draco se mordió el labio y miró a Percy, quién seguía anonadado por la forma en la que la pequeña criatura actuaba. Percy se encogió de hombros y asintió, por lo que Draco suspiró:—Dobby ¿has visto a alguien extraño en la Mansión?
—En la Mansión solo está el amito y el amo Lucius—dijo el elfo con firmeza:—No hemos tenido visitantes desde el baile de Yule, a excepción del Maestro Amos y del Heredero Nott.
—¿No has visto un niño sospechoso?—Draco insistió y el elfo negó con la cabeza. Draco se mordió el labio, evidentemente preocupado. El elfo se golpeó un par de veces la cabeza con los puñitos.
—¿Permite a Dobby hablar sin permiso, amito?—preguntó el elfo. Draco asintió confundido y el elfo se pegó en la frente otra vez antes de decir:—Dobby no ha visto ningún chico en la mansión, pero Dobby ha notado que el amito Draco es bastante sensible a los distintos tipos de magia.
El rostro de Draco se iluminó:—¿Lo soy? Espera, ¿Ese niño está hecho de magia?
Dobby ladeo la cabeza:—Dobby no está seguro, amito, pero Dobby sabe que hay muchos artefactos mágicos en la casa, algunos más peligrosos que otros…—el elfo se pegó otra vez:—Dobby no debería hablar de los artefactos de la casa ¡Malo, Dobby! ¡Malo!
—¡No, no!—Draco le sostuvo los puños y miró a Percy como pidiendo ayuda. No que el hijo de Poseidón pudiera hacer mucho a través del mensaje iris:—¡Dobby! ¡TE PROHIBO QUE TE GOLPEES!
El elfo se quedó quietecito y miró a Draco con terror:—Pero si Dobby es un elfo malo ¿Qué debería hacer Dobby? ¿C-cortarse las orejas?
—¿¡Qué!? ¡No!—Draco se puso pálido:—T-te prohíbo que te lastimes.
—P-pero Dobby merece castigos—el elfo insistió:—si Dobby no hace lo que tiene que hacer, debe ser castigado.
—Entonces, ehm…—Draco miró a Percy, sin saber qué decirle al elfo.
—Escribe diez veces en un papel que es lo que no debes hacer—ofreció Percy, y Draco asintió.
—¡Eso!—Draco dijo con firmeza:—vas a escribir en un papel qué es lo que no debes hacer como castigo ¿vale? Nada de lastimarte.
Dobby asintió y chasqueó los dedos. En su mano aparecieron un papel y una pluma, y el elfo empezó a escribir desquiciado antes de decir:—hay varios artefactos oscuros que pueden estar afectando al amito.
—Muy bien, gracias Dobby—dijo Draco con una sonrisa:—¿Tienes idea de cómo puedo sugerirle a mi padre que se deshaga de ellos sin que se entere de que me lo dijiste?
El elfo lo miró intensamente y Draco se apresuró a explicar:—Es que no quiero que te metas en problemas.
Los ojos del elfo se llenaron de lágrimas y empezó a musitar como nunca se habían preocupado tanto por él, y que amaba a su amito Draco y así.
A Percy le parecía triste y un poco patético.
Y a juzgar por la expresión del rubio a él también.
🙟✦🙝
—¿Padre?—Draco preguntó, asomándose al estudio del mayor. No sabía si estaba bien o no entrar, pero al ver a Lucius alzar la cabeza y sonreírle con calidez, se tranquilizó.
—¿Pasa algo, Draco?—el hombre dejó los pergaminos que estaba revisando a un lado y entrelazó los dedos frente así, para demostrarle al chico que tenía toda su atención en él. Era un buen cambio de ambiente.
—La Mansión tiene muchas cosas mágicas ¿verdad?—Draco se acercó, sentándose en una de las dos sillas frente al escritorio de su padre:—¿Artefactos antiguos y misteriosos?
—En efecto—el hombre asintió, mirando a Draco con fijeza:—Los más peligrosos están a buen resguardo, para que no vayas a lastimarte, pero si te dan curiosidad los artefactos podríamos echarle un vistazo a los más sencillos.
Draco asintió, pensando en como hacerle entender a su padre que era mejor deshacerse de los artefactos de magia negra. Sin embargo, la respuesta vino sola.
—Podrías acompañarme mientras escojo algunos de los que voy a deshacerme.
—¿Y eso? ¿Por qué te desharás de ellos?
—Algunos tienen encantamientos muy viejos y se han vuelto impredecibles, y otros son artefactos oscuros de los que favorecía mi padre o la familia de Cissy—explicó el hombre, levantándose de su silla:—cosas que no son apropiadas tener cerca de un niño.
—¿A la familia de mi madre le gustaban los artefactos oscuros?
—Los Black son famosos por coleccionar todo tipo de magia, aunque en los últimos tiempos han tenido una predilección por la magia negra; estudiarla, comprenderla, modificarla.
Draco hizo una mueca mientras su padre rodeaba el escritorio y tomaba una pequeña piedra de una estantería. El mayor le hizo a Draco el gesto de que lo siguiera y salió de la oficina.
—Entonces los Black son magos tenebrosos.
—No todos— Lucius dijo con paciencia, guiando a Draco hacia lo que parecían ser las mazmorras de la mansión:—Walburga Black si era muy asidua a la magia negra y a usarla para malos fines, pero su esposo Orion por otra parte era bastante bueno modificándola para usarla en fines menos nefastos.
—Pero la magia negra es mala ¿no?—Draco preguntó, caminando cerca de su padre y sintiendo escalofríos a medida que caminaban por un pasillo en piedra.
—Supongo que depende…—Lucius hablaba despacio, como si no se lo hubiera planteado antes:— Hay hechizos, como las Maldiciones Imperdonables, que podemos decir que son completamente malos; matar, torturar y quitarle la voluntad a una persona son cosas horribles.
—¿Hay hechizos para eso?—Preguntó Draco aterrado y Lucius asintió.
—Pero así como hay hechizos de magia negra así, hay hechizos y rituales que se consideran de magia negra porque usan componentes como sangre o huesos, o que en malas manos pueden ser usados para hacer mucho daño—Lucius explicó, antes de agregar:—pero son hechizos y rituales que podrían usarse para salvar vidas o para mejorar cosas.
—No sé si el fin realmente justifique los medios—musitó Draco, haciendo una mueca y Lucius hizo un sonido evasivo.
—Lo que es ser joven—dijo con un suspiro, deteniéndose frente a una pared de piedra igual que las otras y presionando la piedrita en su mano contra ella:—y ver las cosas en blanco y negro.
Antes de que Draco pudiera rebatir eso, la pared desapareció, mostrando una puerta de hierro con una aldaba que se parecía al escudo de armas de la familia Malfoy. Lucius golpeó dos veces y la puerta se abrió. Draco tuvo que dar un paso hacia atrás, sintiendo una gran cantidad de energía que salía de ese lugar.
—No toques nada—dijo Lucius con seriedad:—si tienes dudas de qué es algo, me lo señalas y yo te explico ¿de acuerdo?
—Si, señor—Draco dijo, acercándose más a Lucius, antes de cruzar la puerta.
La habitación era enorme, llena de estanterías y vitrinas que contenían toda clase de artilugios, desde libros hasta esferas de cristal; collares, estatuillas, telas, broches, zapatos.
Había cosas que le ponían a Draco los nervios de punta de una vez, y otras que lo hacían quedarse mirando embelesado. Así que Draco comenzó a preguntar por cada cosa que veía, haciendo evidente cuales tenían algo que lo hacían sentir mal. Draco no pudo evitar sonreír al notar que Lucius iba poniendo en la pila de cosas de las que se iba a deshacer, todas las que Draco había señalado con renuencia.
Luego de una larga tarde de escoger artefactos y libros, y meterlos en un baúl que sellaba lo que sea que tuvieran, Draco se sentía más tranquilo y cómodo en la Mansión. Lucius parecía también más tranquilo, y Draco había decidido que iba a buscar uno de los libros de su mamá en la biblioteca para leerlo antes de irse a dormir.
Draco cogió uno de los libros de cuentos mágicos y se volteó para mostrárselo a Lucius con una sonrisa. Solo que el muchacho extraño había vuelto a aparecer al lado de su padre, y ahora lo miraba socarrón.
—¿Estás bien, Draco?—preguntó el hombre, y Draco notó que se lo veía preocupado. Probablemente su sorpresa y ansiedad se habían dado a conocer. Lucius empezó a mirar alrededor:—¿Hay algún libro que te haga sentir…?
Pero el rubio mayor dejó de hablar, sus ojos fijos en el tomo de cuero negro que estaba en la mesita de lectura entre ambos. Draco lo había tomado la primera vez porque se sentía extrañamente medio vivo, como el Árbol de Thalía antes de que la escupiera. Su padre lo tomó como si temiera que lo fuera a morder o a hacer algo, lo cual le parecía extraño a Draco, ya que el diario parecía estar vacío.
Entonces Draco vio al muchacho apretar los puños y mirarlo con odio, antes de susurrarle algo a Lucius.
—¿Padre?—Draco llamó, y odió como su voz sonaba débil y quebrada. Lucius lo miró y de inmediato le sonrió tranquilizador.
—Lo siento, Draco, este libro no debería estar aquí—explicó el hombre, guardando el volumen en su túnica:—me desharé de él junto con el resto de cosas.
Eso pareció molestar al muchacho, por tanto Draco se tranquilizó y asintió, antes de ser guiado por su padre de vuelta a su habitación.
—No te quedes hasta muy tarde leyendo—dijo el mayor:—mañana iremos por tus materiales para este año y te conseguiré un regalo.
Draco sonrió y asintió enfático, trepándose a la cama con el libro en las manos. Miró la hora en el reloj antiguo de la pared y frunció el entrecejo. Al menos podía alcanzar a leer uno ¿no?
Después de todo, los Cuentos de Beedle el Bardo sonaba a que eran varias historias cortas ¿no? Además, seguro le quitaban el mal sabor en la boca que el muchacho extraño le había dejado.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara el capítulo de hoy~
Y si, Lucius está gaslighteando al niño, pero eventualmente veremos como le va con eso.
Chapter 30: Unas comadrejas arruinan una tarde perfecta.
Summary:
Draco intenta y falla en mostrarse más amigable con Potter.
Notes:
Iba a quejarme de que estaba siguiendo bien mi horario cuando noté que no, no lo estaba haciendo, así que 1. Perdón :'c 2. hoy traigo dos caps para ponernos al día. xd
Además POR FAVOR REVISEN LAS TAGS que estoy actualizándolas porque van a haber... desarrollos en los próximos capítulos.
Si, Harry x Draco sigue siendo el endgame, pero pues en este momento no se llevan xd
Una vez más gracias a mis betas hermoses, por acolitarme las maricadas y apoyarme en estos momentos horribles de la existencia.
Y muchas gracias a Cami_patilla por hacerme caer en cuenta que les debo caps
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
29. Unas comadrejas arruinan una tarde perfecta.
—Primero vamos a ir a hacer unos arreglos, luego te compraré tus libros y compraremos una escoba de carreras—dijo Lucius a lo que Draco asintió, tragando el bocado de panqueques que se estaba comiendo. Los modales del niño habían mejorado muchísimo, pero seguían dejando mucho que desear.
—¿Otra escoba, Padre?—Draco preguntó una vez hubo tomado un largo sorbo de su jugo de naranja.
—Ha salido una nueva bastante buena, y a lo mejor querías una más rápida para las pruebas—respondió Lucius con una sonrisa.
—¿Puedo presentarme a las pruebas del equipo de Quidditch?—Draco se levantó, emocionado.
—Si, y sólo sí, mantienes tus buenas notas.
—¡Por supuesto!
Lucius sonrió a su pesar por la emoción del chico; aún le faltaba mucho para actuar como un Heredero Sangre Pura, pero el esfuerzo que hacía era enorme y a Lucius le alegraba mucho que su hijo fuese tan trabajador. Tan dulce.
—Vamos a aparecernos en el lugar designado de apariciones en las Tres Escobas ¿de acuerdo?—Lucius dijo y vio a Draco hacer una mueca antes de asentir. Lucius se levantó y caminó (seguido de cerca por Draco que trataba de lucir tan elegante como le era posible) hasta la zona de apariciones de la Mansión:—Listo.
Draco le tomó el brazo:—Si, padre.
La aparición conjunta era algo que a Draco no parecía gustarle de a mucho, no que Lucius lo juzgara; siempre era mejor aparecerse solo. Pero el chico lo soportaba con estoicismo, aunque el agarre se hubiera hecho más fuerte.
Ambos rubios caminaron hacia la parte de atrás de las Tres Escobas, donde se encontraba la entrada al Callejón Diagon. A Lucius le gustaba la forma en la que los ojos de Draco brillaban cada vez que veía magia, cosas que Lucius llevaba décadas dando por sentadas, como si fuera lo más maravilloso del mundo, sin importar cuantas veces lo viera.
—Quédate cerca—instruyó Lucius, y Draco de inmediato se puso a su lado mientras caminaban hacia el Callejón Knockturn. Si quería deshacerse de esas cosas que ponían mal a Draco, debía hablar con Borgin y Burke lo más pronto posible.
La mano de Draco encontró su brazo y lo apretó, mientras miraba alrededor, curioso pero cuidadoso. Ambos avanzaron sin ponerle cuidado a las distintas personas que ofrecían su mercancía sospechosa y dudosa, hasta entrar a Borgin and Burke’s.
—¿De aquí vamos a ir primero por la escoba o por los libros?—preguntó Draco, mirando con el ceño fruncido un collar de ópalo en exhibición.
—Había pensado en ir por tu escoba
—Espero entrar al equipo; estoy seguro de que vuelo mejor que Potter y podría haber entrado el año pasado—Draco hizo un puchero, mientras seguía viendo las etiquetas de las cosas:—pero claro, Potter rompe las reglas y lo recompensan, pero si yo lo hubiera hecho seguro me expulsan.
—Espero no estés pensando en romper las reglas—Lucius le advirtió, y alzó una ceja cuando el chico rodó los ojos.
—No me atraparían rompiendo las reglas ni muerto—dijo el chico con algo de fastidio:—ya quedó muy claro que solo los Gryffindor tienen derecho a hacerlo sin repercusiones.
Lucius iba a agregar algo, pero se detuvo ¿había dicho “atraparían rompiendo las reglas”? Parecía que Draco había aprendido bien ese tipo de cosas. Solo esperaba que tuviera cuidado con qué tipo de reglas rompía en secreto.
—Debes tener cuidado con lo que dices de los Gryffindor—dijo Lucius, pacientemente.
—¿Incluso Potter?—Draco hizo una mueca:—¿Es porque todos creen que es tan listo , el maravilloso Potter con su cicatriz y su escoba ?
—No es prudente que se vea que no te cae bien Harry Potter—Lucius le recordó a Draco, quién hizo un puchero:—Menos cuando la mayoría de los nuestros lo ven como el héroe que hizo que el Señor Tenebroso desapareciera… Ah, Señor Borgin.
Lucius comenzó la intrincada danza social de explicarle al Señor Borgin que necesitaba deshacerse de ciertos artículos sin decir que eran de magia oscura y peligrosa.
Obviamente, decidió sacar de excusa las redadas recientes del Ministerio y la insistencia de Arthur Weasley en reescribir el Acta de Protección a los Muggles, para ganarse la simpatía del vendedor.
—Esto tiene un hechizo muy fuerte—musitó Draco, llamando la atención de Lucius. El rubio mayor volteó a ver a su adorado hijo y lo vio señalando una mano arrugada en un cojín.
—¡Ah! ¡La Mano de la Gloria!—El Señor Borgin procedió a ignorar la lista de el patriarca Malfoy para acercarse a Draco:—¡pon una vela en ella y sólo alumbrará a quien la lleve! ¡El mejor amigo de ladrones y saqueadores! Su hijo tiene un gusto excelente, señor.
—Espero que mi hijo llegue a ser más que un ladrón o un saqueador, Borgin— siseó el rubio mayor:—Aunque con las notas que lleva, seguro es que llegará lejos.
—Serían las mejores si no fuera por Granger—Draco suspiró, evidentemente molesto:—no importa que tanto me esfuerce, la señorita “leo la Historia de Hogwarts como lectura ligera” siempre toma el primer puesto.
Lucius sintió la molestia de su hijo; que una hija de muggles le llevara la delantera era horrible, en especial porque técnicamente Draco tenía un poco más de familiaridad con el mundo Mágico (no tanta como a Lucius le gustaría), pero era obvio que su dislexia y su TDAH no le permitía rendir como le gustaría.
—Que tristeza que esa niña de familia no mágica te supere en cada examen—Lucius siseó, más molesto con la chica que con su hijo, quién volteó a mirar con rabia un armario oscuro que había en un rincón.
—Pasa en todos lados—Borgin estaba tratando de ganar puntos:—la sangre mágica cada vez cuenta menos…
Lucius quería cruciar al hombre, pero no lo haría porque no quería que Draco estuviera expuesto a esas cosas como él cuando niño. Draco merecía una vida feliz y tranquila lejos de todo esto.
Con suerte, sería la última vez que su hijo tuviera que tratar con este hombre.
🙟✦🙝
Draco no había dicho mucho desde que salieron del callejón Knockturn; no que no quisiera, sino que prefería hacer notitas de sus preguntas (su bolsillo estaba lleno de las notitas mágicas que su padrino le había regalado durante su cumpleaños, para que anotaran la pregunta que Draco pensara al darle un par de toques con su dedo) y en su lugar disfrutar de cómo su padre le contaba historias sobre él y su madre cuando eran jóvenes, paseando por ambos callejones y metiéndose en problemas.
Hasta que vieron la absurdamente larga fila en Flourish & Botts y Draco no pudo evitar musitar:—¿Qué está pasando? Ni que Yesung, Hyde o Jaejoong hubieran venido.
—¿Quiénes son Yesung, Hyde y Jaejoong?—Lucius preguntó y Draco sintió sus mejillas ponerse rojas.
—Son unos cantantes…—Draco musitó, desviando la mirada:—M-más tarde te muestro, asumiendo que mi discman funcione en la mansión.
El rubio mayor asintió y Draco, que había empezado a aprender sus microexpresiones, notó que estaba algo confundido. Draco no había pensado en tener que explicarle a su padre que le parecían más lindos los chicos (luego de ver a las princesas de GG Draco podía estar seguro de ello), menos mostrándole a sus crushes de 20 – 30 años que vivían al otro lado del mundo y cantaban en idiomas que él no entendía del todo.
Podría simplemente argumentar que cantaban muy bien, y dejarlo hasta ahí. Al menos hasta saber si no era malo que le gustaran los chicos.
A Sally no le había parecido malo, pero sí a varios chicos los habían molestado mucho en sus antiguas escuelas. También estaban las ancianas homofóbicas del calcetín del destino.
Draco siguió a su padre dentro de la tienda, y se quedó pensando en ello mientras su padre le indicaba a un dependiente qué libros iba a necesitar. Entonces lo vio.
Después de haber pasado dos veranos en la cabaña de Hermes, y haber convivido con Theo y Blaise por un año, Draco había aprendido a reconocer a cierto tipo de persona. Personas que podían mentir con tal naturalidad que no podrías distinguir entre qué era cierto y que no. La sonrisa del hombre que llevaba la túnica azul no-me-olvides y el sombrero ladeado sobre su cabello ondulado era la sonrisa de alguien que llevaba mucho sin sonreír de verdad.
Alguien que usaba sus sonrisas como un arma o una herramienta.
Como Drew. Draco sintió un escalofrío al pensar en la chica de la cabaña de Afrodita. No sabía si era peor que sonrieran así o que sonrieran con malicia o traviesos como los Stoll y Theo. Ambas sonrisas lo ponían nervioso.
—Voy a pedirle a Severus que te dé unas clases particulares—musitó el Señor Malfoy, sobresaltando a Draco:—para que puedas mantener un buen nivel en Defensa y aprendas algo útil.
Draco asintió y entonces escuchó murmullos provenientes de la multitud, que se había dividido, casi chocando a Draco (quién fue apartado con cuidado por Lucius). Draco hizo una mueca mientras su padre y él rodeaban a la multitud para poder revisar otros libros que Lucius había mencionado querer conseguirle, sobre defensa, duelos y pociones.
El rubio menor miró por encima de su hombro y notó a Potter siendo abrazado por el mago sonriente, y no pudo evitar rodar los ojos antes de volver su atención a los libros que Lucius le señalaba. Algunos sonaban bastante avanzados, y Draco necesitaba pensar muy bien cual iba a escoger para llevarse a Hogwarts como objeto extra de estudio.
Al final, Draco había escogido uno sobre venenos y antídotos (puede que todo el problema con el árbol de Thalía y el Vellocino lo hubieran marcado, o podía ser que seguía pensando en como el escorpión había picado a Percy) y Lucius le indicó que podía ir a buscar un libro de ficción que le llamara la atención. Así que ahora Draco estaba buscando entre los libros a ver si encontraba algo interesante.
Entonces escuchó a Potter, y se asomó a ver; el chico le estaba dando una montaña de libros a una chica pelirroja que lo miraba con adoración. Potter se veía incómodo y Draco no sabía si quería sentir simpatía por él. Luego pensó en lo que dijo su padre, y en como Neville había hablado de Potter. A lo mejor podía intentarlo.
—Que difícil ¿No, Potter?— preguntó, acercándose un poco a ellos:—Ser famoso y no poder ni siquiera ir a una librería sin que te pongan en primera plana.
—¡Déjalo en paz!—chilló la chica, mirándolo ceñuda un momento:—Él no quería eso.
—Obviamente no—convino Draco, preguntándose si a lo mejor había sonado desagradable:—¿Quién querría que reportaran todo lo que hace? Debe ser horrible.
La expresión de la chica se suavizó, y ahora lo miraba con curiosidad. A su lado, Potter lo miraba con cautela, como si estuviera buscando algo malo en sus palabras. Dio un paso y se puso entre ella y Draco.
—¿Quién es tu amiguita, Potter?—preguntó entonces Draco, esbozando una sonrisa. Lo menos que podía era ser cortés y preguntar por ella ¿no?:— Si es tu novia deberás tener cuidado o esos buitres la acosarán también.
La chica se puso roja como un tomate, lo cual se veía terrible con el rojo de su cabello y Potter frunció el entrecejo, haciendo una mueca que le respondió a Draco que en efecto la chica no era nada de él ¿Entonces? ¿Alguna fan?
—Oh, eres tú—siseó una voz llena de desprecio. Draco volteó a mirar y su sonrisa se volvió una mueca al ver a Weasley y a Granger llegar con montañas de libros:—A puesto que te sorprende ver a Harry aquí ¿no?
—¿Por qué me sorprendería?—Draco rodó los ojos:—Ni que no tuviera que comprar sus libros también. A veces creo que tienes problemas mentales.
El pelirrojo se puso tan rojo como la chica (que ahora que lo pensaba, seguro era su hermana) y se preparó para tratar de golpear a Draco, el cual estaba listo para esquivarlo cuando escuchó a los dos adultos llegar.
—¡Ron! ¿Qué estás haciendo?
—Draco ¿Ya encontraste algo de tu agrado?
Draco vio como ambos hombres (el pelirrojo tenía toda la cara de ser el padre de los dos pelirrojos) se miraron fijamente.
—Vaya, vaya, vaya, Arthur Weasley—Lucius dijo, con frialdad, poniendo su mano sobre el hombro de Draco.
—Lucius—replicó el pelirrojo de la misma forma y Draco no pudo evitar pensar en sí tal vez los Weasley y los Malfoy se habrían odiado desde el principio de los tiempos.
No que Draco le pudiera poner cuidado a la conversación de ambos hombres, porque vio al chico misterioso. Ese que se paseaba por su casa, cerca de su padre, y parecía mirar a Potter y compañía con interés. Draco volteó a ver a su padre y le tomó la mano:—Padre.
Lucius bajó la mirada a Draco entre molesto y confundido. Draco lo miró intensamente, mordiéndose el labio, pensando en cómo explicarle lo del niño raro que lo seguía. Entonces Lucius metió una mano en la túnica y pareció darse cuenta de algo. El rubio mayor asintió antes de volver su atención al pelirrojo.
—Vamos Draco, tenemos mejores cosas que hacer que perder el tiempo con Weasley y su compañía dudosa…
Draco ladeó la cabeza, confundido, y entonces sintió que era jalado hacia un lado, justo fuera del ataque del Señor Weasley, quién se había lanzado sobre Lucius, furioso.
Draco vio al niño sonreír.
🙟✦🙝
—¡Draco!—saludó Daphne al verlo, Draco se acercó a la chica para saludarla, cerca a ella estaban Blaise, Astoria (que iba a empezar ese año en Hogwarts) y Theo.
—Hola, chicos ¿Qué tal estuvieron sus vacaciones?
—Lo mismo de siempre—Blaise se encogió de hombros:—Madre me llevó a ver a la familia.
—Astoria y yo estuvimos en Francia—Daphne sonrió, con la mano en el hombro de su hermana, quién parecía bastante tímida.
—Yo estuve estudiando y tomé un viaje corto a Noruega—Theo dijo, guiñándole un ojo a Draco, quién no pudo evitar sonreír.
—¿Por qué no fuiste un Ravenclaw?—Blaise hizo una mueca y Theo se encogió de hombros.
—¿De qué me sirve estudiar por estudiar? Tengo grandes aspiraciones—Theo declaró:—he decidido que voy a ser un Inefable.
—Cada año dices que vas a ser algo diferente—se rio Daphne, haciendo que Draco también se riera. A ellos se unieron Gregory, Vincent, Millicent y Pansy, y después de despedirse de sus respectivos padres, los Slytherin (y Astoria) decidieron buscar algún vagón en donde pudieran acomodarse la mayoría.
Al final tuvieron que repartirse en dos vagones con Draco, Theo, Astoria y Daphne en uno y el resto en el otro. No que a Draco le molestara, pero de verdad le cansaban mucho las constantes preguntas de Pansy y Millicent.
—¿A dónde fueron juntos?—preguntó Daphne una vez estuvieron acomodados. Draco y Theo la miraron confundidos (y un poco nerviosos) por lo que la chica explicó:—los vi saliendo de la sala de trasladores internacionales en el Ministerio hace unas semanas.
—A Estados Unidos—Draco confesó, recibiendo una mala mirada de Theo:—tuvimos un tutor particular allá.
—Oh—Daphne no parecía muy interesada en qué habían estudiado allá, así que dejó la conversación morir, lo cual estaba bastante bien por Draco y Theo.
Los cuatro estaban tranquilos en silencio cuando alguien golpeó la puerta del vagón, la puerta se abrió lentamente y un bastante nervioso Neville asomó la cabeza.
—Hola—dijo el Gryffindor saludando desde la puerta:—S-solo quería saludar.
—Oh—Draco se levantó y miró a Theo (que se encogió de hombros) y a Daphne (que le sonrió como si supiera algo que él no) antes de decir:—voy a hablar con Neville un momento y ya vuelvo.
—Que no te lleven en bote—dijo Theo, lo que hizo que Draco lo mirara poco impresionado.
—Tomen su tiempo—dijo Daphne sonriente:—Hay un vagón vacío más adelante.
—Gracias—Draco asintió y salió al pasillo con Neville, quien parecía azorado por la atención. Draco lo tomó de la muñeca y lo guió al vagón vacío:—Que bueno verte~
—Esperaba verte en las funciones del verano, pero tu padre dijo que habías preferido dedicarte a estudiar—dijo Neville, ya menos ansioso:—Realmente eres muy aplicado.
—Estuve haciendo investigación independiente—respondió Draco, algo nervioso, recordando que, según su padre, él se suponía que había ido con Theo a tener clases particulares con Amos Kane, nada más.
—¿En serio?—Neville lo miró sorprendido:—¿Sobre qué?
—Pociones, adivinación, runas y teoría más que todo—Draco enumeró, dejando por fuera lo que pudiera ser sospechoso o extraño.
—¿Te interesa la adivinación?
—No particularmente, solo que Daphne dijo que podría tener talento para eso…
—¡Oh! Muy poca gente tiene la Visión—dijo Neville muy serio:—mi abuela dice que han pasado muchos años desde que alguien con talento real para eso ha aparecido.
Draco se encogió de hombros:—parece que pasarán muchos más, porque yo no soy particularmente bueno…
—Bueno, ya tienes muchos talentos—Neville respondió, sonrojándose un poco:—No es como si pudieras ser bueno en todo.
—¿Es un reto?—preguntó Draco, burlón, haciendo que Neville se tapara la boca para ocultar una risa y se apresurara a negarlo.
—No, no, no…—Neville negó vehemente, antes de sonreír de lado:—aunque sería interesante verte tratar.
—Pues listo—Draco le sonrió, arrogante:—tendrás asientos en primera fila para verme ser asombroso.
Neville esta vez no pudo evitar reírse y Draco sintió una extraña calidez mientras reía con el Gryffindor.
🙟✦🙝
—¡En un puto coche volador, Percy!—Draco prácticamente gritaba, indignado:—¡Para estrellarse en un árbol de décadas de antigüedad que pudo haberlos matado!
—¿No tienen buenas bolsas de aire los coches voladores?—Percy no pudo evitar preguntar, y Draco lo miró alzando una ceja y resoplando mientras negaba con la cabeza.
—No debería haber coches voladores, para empezar. Va contra el Estatuto del Secreto—estableció Draco, cruzándose de brazos, lo cual hacía que Percy quisiera reírse ante la seriedad de su mejor amigo:— y el árbol era un Sauce Boxeador que en un buen día le daría una madriza a Polifemo sin problemas.
—¿Un qué?—Percy miró asustado a Draco, quién procedió a explicar qué era un sauce boxeador y como no era para nada peligroso ni extraño tener un árbol posiblemente asesino en la escuela.
Percy no podía evitar sonreír al escuchar a Draco hablar muy animado de la escuela; durante el verano había estado bastante triste y lejano, pero ahora se lo veía feliz, y le comentaba a Percy cada cosa que le pasaba por la cabeza. Como por ejemplo su corto encuentro con Neville en el vagón del tren.
—¿Le diste a Neville los dulces que conseguiste para él?—Preguntó Percy de repente, interrumpiendo la diatriba de Draco de si sería bueno plantar sauces boxeadores en los límites del Campamento. Draco se apresuró a asentir.
—Mamá de verdad atinó a qué dulces le podían gustar a Neville—dijo Draco muy emocionado:—Y hubieras visto su expresión de sorpresa cuando le entregué los dulces ¡Se veía adorable!
—Oh—Percy sonrió de lado:—¿Adorable?
—Parecía que no se lo esperaba y no sé, su sonrisa es muy tierna ¿sabes?—Draco continuó y Percy sonrió al recordar como su madre había estado preocupada por el floreciente amor de Draco. Bueno al parecer no había nada de que preocuparse.
—¡Draco! ¡Te juro por los calzones bombachos de Merlín que voy a aprender un hechizo de calvicie si sigues acaparando el baño en la mañana!—el grito de uno de los compañeros de Draco hizo que el rubio saltara en su lugar, antes de dar un toque a su lado con la varita y maldecir por lo bajo.
—Lo siento, Percy, tengo que irme—se disculpó el rubio, pero Percy negó con la cabeza.
—No te preocupes, hablamos mañana—Percy le aseguró y vio como la imagen de niebla se desvanecía. Percy bostezó y se acomodó en su cama, cerrando los ojos y pensando en lo bueno que era que Draco estuviera de buen humor.
🙟✦🙝
El desayuno se vio interrumpido por un grito horrible que pareció sonar desde la mesa de Gryffindor.
Draco se tapó las orejas al notar que los gritos seguían; alguien parecía estar pegándole el regaño de la vida a alguien y Draco solo pudo sentir desagrado al pensar que alguien hiciera eso frente a todo el colegio.
—¿Qué es eso?—el rubio atinó a preguntar a un divertido Theo, que acababa de echarle miel a sus gachas de avena.
—Un vociferador—explicó el pelinegro en voz muy baja:—un tipo de carta que grita los contenidos con la voz del remitente.
—Que horrible—Draco hizo una mueca al pensar en que, si Sally hubiera podido, seguro les habría enviado una durante el verano por escaparse.
—Pero Weasley se lo merece—Theo replicó, encogiéndose de hombros, esta vez lo suficientemente alto para que el resto de sus compañeros de curso lo escucharan.
—Es lo mínimo que merece—estableció Pansy inclinándose hacia ellos—Escuché que se estrellaron contra el Sauce Boxeador y que al parecer ni siquiera van a castigarlos como dios manda.
—Son San Potter y su amigo—dijo Blaise, quién estaba jugando con sus cubiertos en lugar de comer (los había puesto en equilibrio uno sobre el otro y ahora los hacía girar con cuidado):— el imbécil podría haber estrellado el auto contra el castillo e igual estarían besando el piso por el que camina.
—Seguro cualquiera de nosotros hubiera si quiera sido visto por un muggle haciendo el amago de hacer un hechizo y nos hubieran expulsado—añadió Daphne con un suspiro, a su lado su hermana hizo un puchero.
—Espero no estén pensando en como violar el Estatuto del Secreto—la voz del Profesor Snape hizo que algunos de sus compañeros saltaran asustados. Draco lo había escuchado acercarse y había esperado pacientemente a que le entregara su horario. Parecía que el profesor estaba más tranquilo con él, pero todavía tenían una relación algo tensa. Bueno, al menos no lo odiaba por haberlo hecho darse cuenta de que lo que hacía estaba mal. Estaba recuperando puntos.
—No nos atreveríamos—aseguró Theo, con una sonrisa tranquila:—Nosotros sí respetamos las reglas.
—Eso espero—dijo el Profesor mientras Draco revisaba su horario, al parecer tendrían pocas clases con los Gryffindor ese año. Parte de él estaba agradecido por no tener que pasar más del tiempo necesario cerca de Weasley y Potter. Pero parte de él se sentía triste de no tener tantas oportunidades de compartir clases con Neville y Lavender.
🙟✦🙝
Draco y los demás Slytherin de su curso estaban cruzando el patio cubierto luego de la hora de almuerzo para cortar camino hacia los Invernaderos cuando Draco vio con el rabillo del ojo a un chico que le mostraba una cámara a Potter.
Draco se detuvo para escuchar porque le daba curiosidad la cámara muggle que el chico tenía (Era algo anticuada, de rollo) y entonces escuchó que con una poción para el revelado podía hacer que las fotos se movieran ¿Así se hacía? ¿Podría pedirle una cámara a su padre y tomar fotos para mostrarle a Sally y a Percy?
Entonces escuchó la petición del chico de que le firmaran la foto.
—No deberías dar fotos firmadas, Potter—Draco dijo, acercándose un poco a ellos:—Así sea un favor; luego otros empezaran y al poco tendrás una fila.
—¿Qué te importa, Malfoy?—siseó Potter y Draco lo miró poco impresionado.
—Solo es un consejo—respondió Draco, cruzándose de brazos:—Sólo no creía que fueras tan hueco como para montar en la ola de haber sido famoso de bebé y ahora estés por ahí dando fotos firmadas.
—¿Potter está dando fotos firmadas?—Blaise y los demás se habían acercado (por eso de que los Slytherin andaban en grupos para evitar que las otras casas, en especial los Gryffindor, los arrinconaran) y ahora miraban a Potter desde detrás de Draco, Vincent y Gregory (por alguna razón, siempre que Draco se demoraba ellos se iban detrás de él).
—Sólo estás celoso—el chico le dijo a Draco, parándose con la frente en alto. El chico podía tener agallas, pero claro era un Gryffindor tonto.
—¿Celoso? ¿De qué?—Draco preguntó, rodando los ojos:—¿De una cicatriz en la frente? No creo que el que te abran la cabeza sea tan especial, en especial si no puedes recordarlo.
Detrás de él los otros Slytherin empezaron a reírse por lo bajo y Draco no pudo evitar la sonrisa socarrona que curvó sus labios; si tener cicatrices fuera tan especial él podría ser super famoso solo con las veinte que le había regalado Clarisse el verano anterior.
—Come babosas, Malfoy—siseó Weasley molesto y Draco resopló divertido.
—Excelente insulto, Weasley—Draco replicó socarrón, de verdad que no podía tragar a Weasley ni en un buen día:—Se nota que estás tomando a pecho la advertencia de tu mamita querida ¿cómo fue que dijo?
— Si llegas a poner un dedo fuera de la línea… —Theo proveyó, su voz sonando aterradoramente parecida a la de los gritos de esa mañana.
Draco escuchó risas y notó que otros estudiantes los estaban mirando. Oh no. ¿Estaría acosando a Potter? No quería que pareciera que lo molestaba; La verdad era que él solo había querido advertirle para que no terminara como el idiota de Lockhart.
—Mejor no regales fotos firmadas, Potter—Draco insistió, antes de mirar a Weasley de reojo y rodar los ojos ante la mirada furibunda que recibió:—Puede que aún no, pero seguro terminará atrayendo gente que solo quiera ser tu amigo por los beneficios de tu fama.
Weasley alzó su varita y Draco se tensó, pero alzó la mano para evitar que los otros Slytherin sacaran la varita, pues había escuchado a Daphne musitar “un profesor”.
—¿Qué es todo esto?—la voz de Lockhart hizo a Draco hacer una mueca:—¿Quién está dando fotos firmadas?
Draco miró a Potter con expresión de “te lo dije”, antes de negar con la cabeza y dar media vuelta para seguir su camino. Los otros Slytherin lo miraron algo intrigados y él solo supo encogerse de hombros. Theo parecía bastante orgulloso de sí mismo y Draco solo pudo reírse cuando el chico volvió a imitar a la Señora Weasley, y luego empezó a imitar a otras personas a petición de los otros, mientras caminaban rumbo a los invernaderos para su clase de Herbología.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les guste el cap, muchísimas gracias por comentar.
Chapter 31: ¿Deporte sin sudar? Anoten a Draco
Summary:
Draco & co vuelven a la escuela y a la "normalidad" que eso implica...
Más o menos.
Notes:
Reitero REVISEN LAS TAGS que las acabo de actualizar. Harry x Draco van a ser endgame pero lo de ellos va a ser slow burn.
Muchísimas gracias a todos por seguir leyendo esta historia y por darme razones para no abandonarla (?)
Gracias de corazón a Anto por acompañarme a ver los desastres que hace Sylus y por contarme del campamento de verano... de voleibol, a Gabs por acolitarme las maricadas y por chismosear mi isla macabra en ACNH y a Satanás. Espero que estés bien, satanás, vuelve, te extraño.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
30. ¿Deporte sin sudar? Anoten a Draco
—¿En serio vas a hacer las pruebas?—preguntó Daphne, curiosa, mientras se acomodaban en la biblioteca para empezar a hacer las tareas que se iban acumulando lentamente, y para ver si lograban encontrar algo del currículo de Defensa de Segundo Año para poder hacer estudio independiente, ya que la primera clase con Lockhart había sido un fiasco total.
—¿Por qué no?—Draco preguntó, sentándose al lado de Blaise y opuesto a Theo, quién había sacado un juego de plumas negras y estaba mirando la punta con demasiada atención.
—Pues… No digo que seas malo volando, pero…—Daphne hizo un puchero:—La mayoría de los otros que se van a presentar tienen muchos más años de experiencia que tú.
—Sólo quiero intentarlo, Daphne—Draco se encogió de hombros:—Padre dijo que me iba a comprar la escoba de carreras para que tratara de entrar al equipo.
Daphne hizo una mueca y miró a Theo, quién seguía fingiendo que los ignoraba hasta que ella lanzó un libro hacia él y este lo atrapó:—¡Dile algo!
Theo dio un largo y sufrido suspiro antes de explicar:—Daphne está preocupada de que vayan a tratar de sabotearte.
—¿Por qué harían eso?
—Porque ser parte del equipo y ayudarlo a ganar es un puesto de mucho prestigio—Theo se encogió de hombros:—casi como ser Prefecto.
—Oh—Draco frunció el entrecejo y suspiró antes de encogerse de hombros:—No sería la primera vez, así que no importa—Daphne frunció el entrecejo, por lo que Draco añadió:—tendré extra cuidado, lo prometo.
Daphne suspiró dramáticamente antes de sacar sus pergaminos, para comenzar a revisar qué tareas tenían.
—¡Draco!—Una voz llamó su atención y Draco volteó a mirar para ver a Lavender y a Neville acercarse a la mesa. Neville miró a los otros y sonrió tímido, saludando a Daphne, Blaise y Theo con algo de nerviosismo. Lavender parecía estar replanteándose el porqué se había acercado.
—Neville, Lavender, siéntense—Draco saludó, señalando a los dos puestos que quedaban entre Theo y Draco. No sabía qué tal se llevaría Lavender con los otros, pero al menos así la mesa quedaba llena y Pansy y Millicent no tratarían de sentarse con ellos.
—Hola—saludó Lavender, viendo como Neville se sentaba al lado de Draco y mirando de reojo a Theo antes de sentarse a su lado:—¿Qué hacen?
—Adelantar las tareas y ver qué podemos buscar para aprender algo en Defensa—dijo Blaise, empujando los libros sin ganas antes de mirar a Draco:—¿También tenemos que llevarnos con esa?
—Esa tiene nombre, Blaise—Draco respondió, empujando levemente a su compañero antes de negar con la cabeza y voltear a ver a Lavender, quien se notaba ofendida:—ignóralo, Lavender, simplemente está desganado porque no puede hacer la prueba de Quidditch.
—Tienes suerte, Draco—Blaise replicó, empujándolo de vuelta:—si no me hubiera lastimado la muñeca en clase del imbécil, no tendrías ni una posibilidad.
—¿Vas a hacer las pruebas de Quidditch?—preguntó Neville interesado:—¿Para qué posición te gustaría?
—Quiero ser buscador—Draco respondió con una sonrisa y Neville asintió.
—Creo que recuerdo que ibas muy rápido esa vez en la fiesta de Yule—comentó Neville pensativo:—¿Tienes buenos reflejos?
—Solo quiere ser Buscador porque no tiene que hacer tanto esfuerzo físico como en las demás posiciones—intervino Theo, socarrón, haciendo que Draco lo fulminara con la mirada.
—No me gusta cansarme y sudar ¿Es eso un crimen?—preguntó Draco y Lavender soltó una carcajada, antes de taparse la boca con las manos.
—Lo siento—Lavender se apresuró a decir:—Es que durante el verano…
Lavender se detuvo a media frase, y Draco pudo sentir la magia de Theo rodear a la chica como advertencia, pero el daño ya estaba hecho.
—¿También fuiste al mismo tutor?—preguntó Daphne interesada, haciendo que Neville mirase a Lavender curioso.
—Ah, sí… Algo así—Lavender respondió, desviando la mirada:—P-pero llegué algo tarde y estaba muy perdida, la verdad.
—Oh, seguro Draco fue de gran ayuda—Neville aseguró, antes de mirar al rubio y sonreírle:—es muy listo y muy bueno explicando cosas.
—Si—Lavender asintió, pensativa:—la verdad, no habría sobrevivido sin él.
—Es igual de dramática que tú—comentó Blaise, mirando a Draco, quién rodó los ojos.
Daphne rio bajito cuando Neville asintió, haciendo que Draco le hiciera un puchero al Gryffindor.
Neville se encogió de hombros y le ofreció un puñado de grageas de mora azul a Draco, que las aceptó, aunque seguía haciendo un puchero.
—Ah, por cierto—Neville agregó, con una sonrisa:—me encantaron los dulces que me trajiste.
—¿Si?—el rostro de Draco se iluminó con una gran sonrisa:—Fue difícil conseguirlos porque la mayoría de los dulces azules no son de limón o miel como te gustan.
Neville se sonrojó un poco:—N-no debiste molestarte.
—¿Por qué sería una molestia?—preguntó Draco, volviendo su atención a su cuaderno:—No puede ser una molestia si hace que sonrías así.
Draco no vio las reacciones que su frase tuvo entre sus compañeros; ni el “vaya frase” que suspiró Daphne, ni la sonrisa sonrojada de Neville, ni como Theo y Blaise rodaron los ojos, ni como Lavender le dedicó una mirada a Neville, quién la fulminó con la mirada.
🙟✦🙝
—No vayas a lastimarte—dijo Daphne desde la entrada a las gradas, viendo como Draco miraba al campo con intensidad:—ten cuidado.
—Lo tendré—aseguró el rubio, y la chica supo que lo decía por decirlo. No pudo evitar suspirar con pesadumbre antes de seguir a Theo y a Blaise gradas arriba. Pansy había decidido pasar de todos y Gregory y Vincent también querían presentar las pruebas con Draco. Daphne solo esperaba que nadie se pasara con su “lo que fuera necesario”.
Había escuchado historias de otros años en los que varios aspirantes habían terminado en la enfermería porque otros se habían pasado de rudos o de listos.
Daphne había visto las cicatrices de los brazos de Draco en los días más cálidos del año anterior, cuando retozaban junto al lago; Sólo habían dos opciones, o el chico era demasiado blando y en donde hubiera estado antes se aprovechaban de él y lo lastimaban. O solía tener accidentes.
De cualquier forma, eso no le daba mucha seguridad de dejarlo volar con los otros. Flint, Montague y Pucey eran lo suficientemente salvajes sin contar a los golpeadores. Daphne casi no quería mirar.
—¿Estás preocupada por Draco?—preguntó Theo, abriendo uno de sus grimorios sospechosos, mientras ponía los pies sobre el borde de la grada y se recostaba hacia atrás. No parecía particularmente interesado en las pruebas.
—¿Tú no?—Blaise preguntó en vez de Daphne, señalando a los otros tres de cuarto, quinto y séptimo que iban a competir con Draco por el puesto de buscador:—Draco parece una pulga al lado de los otros.
Theo apartó su grimorio un momento para mirar antes de sonreír y resoplar:—Draco ha lidiado con tipos más grandes. No se preocupen y disfruten el espectáculo.
Daphne frunció el entrecejo y miró a Blaise, que se encogió de hombros, y se quedó mirando a Draco, siguiendo sus movimientos mientras daba la vuelta de calentamiento con el resto del equipo. Los cuatro aspirantes a buscadores se pusieron en una línea y antes de que el silbato que Flint llevaba en la boca sonara, una bludger salió volando hacia Draco.
Daphne ahogó un grito cuando el rubio la esquivó con rapidez, dando una voltereta en el aire y aceleró para no perder terreno en lo que parecía ser una carrera.
La rubia se tapó los ojos cuando vio cómo empezaban a cruzarse unos a otros, cerrándole el paso a Draco y a los otros. Daphne entre abrió los dedos y vio a Draco esquivarlos sin perder ni un minuto, ni un ápice de velocidad.
—Es bueno—musitó Blaise, y Daphne no podía más que estar de acuerdo:—tiene buenos reflejos.
—Eso y está loco—dijo Theo, sonriendo, sin levantar la vista de su libro:—Va a hacer lo que sea para conseguir ese puesto. Incluso locuras.
—¿Por qué le importa tanto?—Daphne preguntó, y Theo la miró un momento antes de mirar hacia Draco que parecía haber ganado la carrera y sonreía como loco.
—Le prometió una snitch a alguien especial—Theo respondió después de un momento, con expresión de que todo el asunto le divertía mucho.
Daphne miró a Draco otra vez, mientras el chico flotaba alrededor de los otros, escuchando a Flint explicar las reglas de la siguiente parte. ¿Draco le había prometido una snitch a Neville? Vaya, eso ya era ir muy rápido ¿no? Aún si Draco le había traído un regalo especial al Gryffindor.
  —No es para quien ustedes creen—añadió Theo, volviendo a su libro sin dar más explicación. Blaise y Daphne se miraron, curiosos. Daphne nunca había considerado a Draco como alguien coqueto; lo había visto ser muy intenso con estudiar para ser el mejor, y con su secretismo acerca de porqué tenía que salir en las noches de la Sala Común, solo para volver cansado.
  
    
  
  
    
  
  Daphne lo había visto dedicarse de lleno a las cosas que le importaban, y le parecía raro que el chico no fuera así con todos los aspectos de su vida. Claro, que esa actitud podía ser muy peligrosa si la persona incorrecta lo notase.
¿De pronto Draco estaba desviando la atención usando a Neville? El pensamiento fue desechado apenas se le ocurrió. Por favor, Draco se había enfrentado al Profesor Snape por el león. O Draco era la mente maestra más grande de su generación, o de verdad le agradaba el chico.
Daphne se masajeó la sien y prometió que iba a estar más pendiente de ellos. A lo mejor podía hacer como su padre y notar si eran el uno para el otro.
🙟✦🙝
—¡Felicidades!—Percy dijo muy animado, cuando el rubio le contó que había conseguido la posición de buscador, lo que significaba que iban a tener una práctica extra el sábado para poder entrenarlo en las formaciones que el equipo usaba. Sin embargo, la sonrisa de Draco no le llegaba a los ojos, así que el pelinegro no tuvo de otra más que preguntar:— ¿No estás feliz?
—Si lo estoy—Draco se apresuró a decir, antes de suspirar:—es solo que…
—¿Sí?—Percy frunció el entrecejo. No era normal que Draco no le explicara lo que fuera que lo acongojaba; el chico era experto en explayarse y hacer que cualquier cosa sonara dramática (A lo mejor algún día podría escribir novelas junto con mamá).
—Padre hizo un regalo a la Casa de Slytherin—dijo Draco finalmente, su mirada perdida en algún punto que definitivamente no era Percy. Percy frunció el entrecejo:—las ordenó mientras estábamos perdidos en el Mar de los Monstruos, imagina… Él… Parece que cada año hace alguna contribución, junto con otros exalumnos, y alguien del Consejo Escolar dijo que sería bueno que el equipo de Hufflepuff tuviera buenas escobas para la temporada, y Padre, sin escatimar gastos, pidió unas en preventa para Slytherin… Como si a alguien aquí le faltara dinero para comprar la propia.
Percy no entendía muy bien a dónde quería llegar Draco ¿No era bueno que todo su equipo tuviera escobas nuevas? Draco alzó la vista y suspiró luego de que sus ojos se encontraran con los de Percy:—Ojalá todos fueran tan inocentes como tú, Percy.
—¿Qué yo qué?—Percy preguntó, algo perdido y Draco sonrió con calidez.
—Van a pensar que compré mi puesto—Draco explicó con un suspiro de pesadumbre:—aunque las pruebas fueron el miércoles, la decisión final salió hoy viernes y Snape va a entregarles las escobas mañana a primera hora.
—¿Cómo sabes…?
—¿…que mi padre las regaló? El Profesor Snape me lo dijo. Dijo que Padre le pidió que mantuviera el secreto, porque no quería que justamente alguien me acusara, pero que sabía como son los estudiantes y que tarde o temprano se sabría, así que quiso advertirme.
—Oh…—Percy hizo una mueca. Claro; eso explicaba porque Draco no parecía estar tan contento como debiera. Percy deseó poder estar con él y abrazarlo:—No importa lo que ellos piensen; sé que te eligieron porque eres rapidísimo y tienes excelentes reflejos, y seguro harás que todos esos envidiosos se traguen sus palabras, como siempre.
Draco sonrió, asintiendo y Percy supo que se sentía mejor. Eso. Draco le guiñó el ojo:—voy a conseguirte las snitches de los tres partidos.
—Más te vale, dragón.
🙟✦🙝
—Ah—la voz de Flint era casi displicente mientras discutía con el capitán del equipo de Gryffindor y Draco no tenía muchas ganas de escuchar su discusión. Al parecer el padre de Pucey le había avisado que Lord Malfoy había hecho la donación y apenas las escobas fueron entregadas el chico los instó a mandarle cartas al rubio mayor.
Al menos, en la Casa todos sabían que Draco había tomado el puesto por sus propios méritos, dolierale a quién le doliera.
—¿Dónde?— lo que hizo que Draco volviera de su ensimismamiento no fue la voz demandante del otro capitán, sino que su equipo se había separado para dejar que los chicos en túnicas escarlata lo vieran. Draco los vio y sonrió saludando con un pequeño gesto de la mano. La molestia era palpable.
—¿No eres el hijo de Lucius Malfoy?—Preguntó uno de los gemelos, mirándolo con sospecha. Draco asintió, pero no dijo nada; les había prometido a Theo ya Daphne que no se iba a meter en problemas durante la práctica.
—Que gracioso que menciones al padre de Draco—dijo Flint, y sus dedos tamborilearon en el mango de la escoba. Oh no. ¿Tan rápido?
—¡Flint!—Draco llamó, haciendo que el capitán lo mirara alzando una ceja, molesto de que lo interrumpieran:—¿No tenemos que aprovechar todo el tiempo posible para practicar?
—¡Claro que no!—siseó el capitán de la Casa de los Leones:—¡Hoy nos toca el campo!
—Ya lo tuvieron agendado por seis horas—siseó de regreso Pucey:—desalojen; no importa lo que hagan, seguro no van a alcanzarnos.
—¡Que sepas que es el mejor equipo que hemos tenido!—el capitán se veía bastante molesto:—Y los venceremos sin problema durante el siguiente partido.
—Para eso tendrían que poder volar bien al menos—Pucey alzó su escoba para mirarla como quien no quiere la cosa, mostrando el nombre grabado en oro sobre la superficie negra pulida:—Pero claro, no todas las casas pueden ser tan afortunadas de tener exalumnos que regalen algo como esto a sus equipos ¿no?
Los Gryffindor se habían quedado mirando la escoba, y sus miradas pasaron de una a otra de las escobas que el equipo de Slytherin sostenía. Draco se mordió el labio, maldiciendo en su fuero interno lo bocazas que eran todos.
—Son preciosas ¿No?—Flint sonrió socarrón:—salieron el mes pasado, y el Señor Malfoy fue tan amable de enviar para todo el equipo.
Draco se quedó mirando el mango de su escoba (La suya estaba más usada que las demás, puesto que era la que Lucius le había comprado para que hiciera las pruebas), siguiendo el dibujo de un delfín y un dragón que le había pedido a Astoria que le grabara en la madera (La chica era toda una artista). Estaba tratando de no enojarse.
—¿Qué hace ese aquí?—las palabras mordaces de Weasley, el menor, que se había acercado por la periferia estaban obviamente dirigidas a Draco. Tantos años siento víctima de matoneo lo habían hecho un experto en notar cuando alguien se le acercaba con intenciones hostiles.
—Soy el nuevo buscador de Slytherin—Draco replicó, con la cabeza en alto y mirando con aburrimiento a Weasley, que lo miraba molesto.
—Solo estábamos dándole la oportunidad de que admiraran el regalo del padre de Draco—añadió Pucey, evidentemente respondiendo a alguna pregunta, apoyándose un poco en su escoba, de forma que flotaba un par de centímetros sobre la tierra:—antes de que tuvieran que irse por pies porque el campo es nuestro ahora.
—Deberíamos ir a entrenar—Draco dijo, mirando hacia el equipo que seguía haciéndole fiero a los Gryffindor con las escobas, riendo socarrones.
—Seguro si les hace falta—siseó Granger, indignada y cortante:—porque al menos ninguno del equipo de Gryffindor tuvo que comprar su lugar; ellos entraron por puro talento.
—¿Y tú qué sabes, Granger?—siseó de vuelta Draco, enojado, dando un paso al frente mientras la fulminaba con la mirada:—¿Alguien te preguntó? No. Entonces guárdate tus opiniones de mierda para cuando algún profesor quiera escucharte, que seguro son a los únicos a los que les importa lo que digas.
Ninguno de los presentes lo había visto enojado de esa forma; y las reacciones no se hicieron esperar. Desde risas por parte de Pucey y los otros, a Flint poniéndose entre Draco y los gemelos Weasley que se veían bastante enojados, hasta Weasley menor chillando:—¿¡Cómo te atreves!?
Draco hizo una mueca cuando vio los ojos de la castaña llenarse de lágrimas. Va, no había querido ser tan grosero, y seguro se había pasado. Pero ¿por qué había tenido que meterse de esa forma? Maldita sea.
Iba a tener que disculparse ¿no?
—Oye, Gra-...
Pero las palabras no alcanzaron a salir de su boca cuando un sonoro “Bang” lo hizo saltar hacia atrás, varita en ristre y la mano sobre el brazalete, listo para atacar.
No que tuviera que hacer nada, porque su oponente se había lastimado a sí mismo con su varita maltrecha, y ahora rodaba por el césped luego de que un rayo verde de luz le impactara. Draco lo miró confundido, y vio como Granger y Potter corrían a atenderlo.
El pelirrojo, en vez de responder a las preguntas preocupadas de la chica, soltó sendo eructo y vomitó media docena de babosas.
Draco se cubrió la boca para evitar la carcajada casi histérica que amenazó con salir de su pecho. Era asqueroso, pero chistoso. Pobre Weasley.
A su alrededor, los Slytherin se desternillaban de la risa, mientras que los Gryffindor se reagrupaban, asqueados, decidiendo la mejor forma de proceder. Draco decidió que era mejor acercarse a Granger para pedirle disculpas y explicarle la situación cuando la chica estuviera más calmada y su amigo no estuviera escupiendo babosas gigantes.
Draco prefirió esperar a que los Slytherin dejaran de reírse de la pobre comadreja, antes de empezar a andar rumbo al campo y montarse en la escoba para darle una vuelta al campo para despejarse.
El aire mañanero de septiembre estaba frío y fresco, y Draco se sentía extrañamente libre mientras volaba.
Al poco sus compañeros de equipo se le unieron en el cielo y pronto estaban practicando maniobras y esquivándose unos a otros.
—Odio decirlo—Montague musitó, cuando volvían a los camerinos, varias horas más tarde:—pero eres bastante bueno en esto, Malfoy.
—Tengo buenos reflejos—dijo Draco, con una sonrisa que era parcialmente debida a que sus otros compañeros estaban sudados, pero él seguía fresco como una lechuga. Finalmente, algo en lo que su estrategia de guardar su energía y analizar antes de atacar era absurdamente útil.
—Te sale natural—agregó Pucey, haciendo una mueca:—seguro hubiéramos ganado más puntos de haberte tenido el año pasado.
Los otros se unieron con murmullos de aprobación, hablando de lo injusto que era que los Gryffindor se saltaran las reglas y fueran recompensados.
—Bueno—Flint interrumpió, toalla al cuello y listo para ducharse:—fue un excelente entrenamiento; solo tenemos que hacerlo así durante el partido de noviembre y les cerraremos la boca a esos gatos pulgosos.
El equipo vitoreó ante eso y procedieron a escoger cada uno una ducha. Draco se apoderó de la última de las duchas y decidió cambiarse dentro. No era que estuviera acomplejado, pero no quería las miradas inquisitivas sobre él y su colección de cicatrices.
Ya era suficiente que Daphne lo mirara de reojo e insistiera en decirle que se cuidara.
Y eso que aún no había empezado a entrenar en las noches en el bosque. Hum. Iba a tener que buscar a Theo y a Lavender para llevarlos con él; sería bueno para los tres tener un mejor manejo de sus armas.
🙟✦🙝
—¿Por qué tenemos que entrenar a media noche?—preguntó Lavender, algo ansiosa, mientras seguía al hurón fuera del castillo:—¿No podríamos entrenar más temprano?
El hurón albino la miró por encima de su hombro y sus ojos grises la miraron poco impresionados, antes de tocarse dos veces la muñeca con una pata. Lavender sabía que no era medianoche, de hecho, ni siquiera se había cumplido el toque de queda aún, pero seguía siendo bastante tarde.
La chica maldijo por lo bajo mientras avanzaba tras el hurón rumbo al Bosque Prohibido. No tenía muchas ganas de entrar luego de escuchar todos los rumores que circulaban respecto a él, pero al menos sabía que si iba con Draco no habría muchos problemas. Al menos, eso era lo que asumía basándose en lo que Neville le había contado que había pasado el año anterior.
Una vez estuvieron fuera de vista del castillo, el hurón saltó y Draco aterrizó frente a ella, sonriendo.
—Si de verdad no querías entrenar, Lavender, pudiste haberme ignorado—dijo Draco, socarrón, indicándole que lo siguiera entre los árboles y las ramas.
—Como si te hubieras rendido fácilmente—bufó la castaña, siguiéndolo con algo de dificultad. El chico casi que se deslizaba sobre troncos y piedras, sin hacer ruido al caminar, y la chica frunció el entrecejo ante la imagen mental de un depredador avanzando hacia su presa.
—La verdad no me gusta rogar—respondió Draco, encogiéndose de hombros mientras llegaban a un claro, en el que ya estaba Nott colgando varios blancos en los árboles con su varita.
—No le creas—dijo el pelinegro, sin mirarlos:—es un experto en hacer ojos de cachorrito.
—Funcionan muy bien con Percy—el rubio admitió, con una sonrisa traviesa:—pero los uso para no tener que rogar.
Lavender hizo una mueca y Draco rió antes de ponerse a admirar los blancos que Nott había acomodado. El pelinegro parecía muy contento con su trabajo y Lavender solo podía sentir la magia que los rodeaba. No entendía bien qué tipo era, pero era fuerte.
—¿Vas a lanzar la lanza?—preguntó Nott, mientras Draco sacaba de la mochila que estaba colgada de una rama un par de hachas arrojadizas para alcanzarle a Lavender.
—No—Draco negó con la cabeza, rebuscando en la mochila hasta sacar un arco compuesto y un carcaj de flechas:—aposté con Will a que lograba aprender a tirar flechas mejor que él antes del próximo verano.
—Si te das cuenta de que él es un hijo de Apolo ¿verdad?—preguntó Lavender, viendo como el rubio miraba el arco con curiosidad y hacia sonar la cuerda un par de veces.
—Si lo sé—Draco respondió, tomando una flecha y poniéndola con cuidado sobre la cuerda.
—¿Y cómo pretendes entonces…?—pero la pregunta de Lavender no se concretó, pues la flecha voló de los dedos de Draco y le dio perfectamente al centro de uno de los blancos más alejados.
—¡Ja!—dijo Nott triunfal:—yo tenía razón.
—A este paso me daría más miedo que no la tuvieras—replicó el rubio, ladeando un poco la cabeza.
—¿Razón con respecto a qué?—preguntó Lavender, todavía sorprendida.
—A qué probablemente nos es más fácil apuntarle a cosas que tengan rastros de magia—Nott sonrió malicioso:—por tanto, le puse un toquecito a cada blanco ¿Quieres intentar?
Lavender miró a los blancos, luego a las hachas en su mano y finalmente a Draco, quien le sonrió antes de hacer el movimiento como si él estuviera lanzando una:—suéltala cuando la parte de arriba esté balanceándose hacia adelante.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias a todos por leer, darle kudos y comentar (En especial, gracias a Cami_patilla).
Espero que el giro de los acontecimientos no haga que dejen la historia, les prometo que van a ser romances bonitos~
Chapter 32: Un Halloween Petrificante… Sería un buen chiste si no fuera porque pobre gato.
Summary:
La vida en Hogwarts avanza normalmente...
Lo que significa que Draco debió esperar que algo malo sucediera.
Notes:
Hoy decidí publicar apenas sonaron las 12 xd A veces tengo problemas haha~
En los anuncios pastorales de hoy, hay un capítulo nuevo en los especiales de la Rueda del Año, por si quieren ir a ver a Narcisa joven.
En cuanto a este capítulo, bueno pues espero que les guste.
Agradezco desde el fondo de mi corazón a mis betas por ser les mejores; Anto, Gabs, Satanás, les amo con toda el alma
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
31. Un Halloween Petrificante… Sería un buen chiste si no fuera porque pobre gato.
Septiembre y la mitad de octubre pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Entre las clases, los entrenamientos de Quidditch, los entrenamientos con Lavender y Theo, y el grupo de estudio en la biblioteca, Draco no había tenido mucho tiempo de pensar en los idiotas que pensaban que él había comprado su lugar en el equipo.
Claro, que ver a Granger siempre se lo recordaba; la castaña se había negado a hablar con él todas las veces que lo había intentado (Que la verdad no habían sido muchas), así que el chico se encontraba en una encrucijada. Podía dejar que la castaña se mandara a sí misma a freír espárragos (La opción preferida por el rubio) o podría tratar de buscar una solución creativa para pedirle disculpas (La solución preferida por Percy).
Draco soltó un hondo suspiro, estirándose en el pasto al lado del lago A su lado Theo rodó los ojos y Neville alzó la cabeza:—¿estás bien, Draco?
Draco le sonrió al Gryffindor y asintió:—Si, no te preocupes, Nev, todo está bien.
—¿Y ese suspiro por qué?—preguntó Lavender, alzando la cabeza del libro que Blaise le estaba mostrando.
—Por qué las personas son muy complicadas—Draco suspiró otra vez, girando para quedar acostado de lado, mirando a Neville. El chico desvió la mirada de vuelta al libro que tenía abierto sobre la manta autosecante que Daphne había extendido para que todos se sentaran a disfrutar del poco sol que octubre les daba. Draco se inclinó para ver el libro, era sobre plantas:—¿No lo crees, Nev?
—Si lo son—el chico asintió, bastante fuerte. Draco volvió a suspirar y se estiró para coger uno de los sandwiches que Blaise había conseguido de las cocinas. Lo partió a la mitad y le ofreció una a Neville mientras mordía la otra pensativo.
El Gryffindor cogió la mitad del sándwich y comenzó a comer en silencio, antes de estirar su mano libre para darle un par de palmaditas en el hombro al rubio. Draco le sonrió cálidamente y el chico le devolvió la sonrisa.
—Oye, Neville—habló Daphne de repente, y tanto Draco como el Gryffindor voltearon a mirarla, algo confundidos. Era la primera vez que ella llamaba al chico por su nombre:—¿Qué opinas del pelo de Draco? ¿Cierto que se vería lindo si se lo trenzara?
Draco frunció el entrecejo y se pasó la mano por su cabello, estaba largo, porque había logrado convencer a su padre de que no se lo cortara (no porque estuviera tratando de ir por un look más Kpop, para nada) y ahora le llegaba a los hombros.
Draco volteó a mirar a Neville quien se detuvo, congelado, porque Draco lo había visto cuando había acercado la mano para tocarle el cabello. El chico se sonrojó y Draco se sintió sonrojarse también cuando musito:—puedes tocarlo si quieres.
—Es muy suave y lacio—musitó Neville, pasando los dedos por el cabello de Draco, esforzándose por no mirarlo a los ojos:—¿Las trenzas se mantendrían?
—Hay un hechizo de fijación para eso—ofreció Lavender, sacando uno de sus cuadernos y revisando con intensidad:— Parvati siempre se quejaba de que las trencitas se le caían y lo encontramos en Witch Weekly.
—Sería lindo—musitó Neville, acomodando el cabello de Draco, quitándoselo del rostro:—te verías muy bien… Aunque también me gusta el aire misterioso que te da el que tus ojos queden parcialmente ocultos.
—Podría intentarlo—respondió Draco, con las mejillas aún sonrosadas:—Si lo intento ¿Me darías tu opinión?
—Por supuesto—Neville asintió y Draco no quería apuntar que el chico no le había quitado aún las manos del cabello (seguía peinándolo con los dedos con suavidad y Draco sentía que su corazón se iba a ir corriendo de su pecho).
—Intentémoslo de una vez—Lavender saltó tomando a Draco del brazo para sentarlo frente a ella:—Ya encontré el hechizo.
Draco no sabía si pelearle a Lavender o agradecerle, cuando la chica sacó una peinilla y comenzó a acomodarle el cabello. Lo que sí sabía era que Daphne la estaba fulminando con la mirada, aún si le sonreía mientras le preguntaba qué estilos iba a probar con Draco.
Neville había vuelto su atención a su libro y sus manos temblaban un poco ¿Estaría haciendo tanto frío? Draco se sentía absurdamente acalorado y no entendía bien por qué.
Una hora y quince peinados después, (de los cuales Neville había aprobado cinco) los chicos volvían al castillo, puesto que el cielo amenazaba con una tormenta. Draco no pudo evitar notar que el equipo de Quidditch de Gryffindor iba caminando hacia el Campo. Pobres almas en desgracia.
🙟✦🙝
Lavender tomó una última fotografía de las linternotas de calabaza y suspiró. Draco había sido absurdamente insistente en que necesitaba todas las fotos posibles de la decoración de Halloween y de Hogwarts para mostrarle a Percy y a Sally. Al parecer el vacío legal que aplicaba a los padres muggles de hijos magos aplicaba para ellos también así fueran su familia adoptiva.
Que Draco no pudiera tomar las fotos porque Creevey se había negado rotundamente a enseñarle cómo usar una cámara análoga, y no sabía de nadie más que supiera usarla, le parecía ridículo. Pero Draco tenía razón, en lo que Creevey le enseñaba a ella y luego ella le enseñaba a él, habría pasado mucho tiempo y Halloween habría terminado.
—No sabía que te gustaba la fotografía—comentó Hermione, acercándose cuando la vio tratando de tomar una foto a la decoración del Gran Comedor. Lavender le sonrió bajando la Pentax Mz con cuidado.
—No per se, pero un amigo me pidió que le ayudara con fotos para mandarle a su familia—respondió Lavender, sonriendo:—Colin dijo que me ayudaría a revelarlas y corregirlas antes del 31.
—Oh—Hermione asintió, mirando la cámara con detenimiento:—es una muy buena cámara.
—Eso le dije a mi amigo, está emocionadísimo porque le enseñe, pero primero necesita las fotos de todo esto—Lavender no pudo evitar reírse al recordar el puchero que el rubio había hecho:—al parecer Halloween es una fiesta muy grande para él y su familia.
—¿Si?
—Al parecer es su festividad favorita.
—Debe disfrutarla mucho acá en Hogwarts, después de todo es extra especial en el castillo.
—Creo que sí… Por eso quiere las fotos para mandarle a su mamá y hermano, para compartirles un poco.
—Que dulce de su parte—Hermione dijo con una sonrisa y Lavender frunció el entrecejo. La otra chica tenía razón, Draco era bastante dulce; la había protegido todo el verano anterior, la había entrenado y aún ahora le ayudaba con tareas y le compartía de sus dulces. Aún cuando era un Slytherin y se llevaba mal con Ron.
Pero Ron era lindo ¿Por qué Ron y Draco no podían llevarse bien?
—¿Sabes si Ron sigue llevándose mal con Malfoy?—Lavender preguntó, mientras seguía a la otra castaña a la mesa de Gryffindor.
—Se detestan—respondió Hermione, su sonrisa transformándose en una mueca:—Pero es porque Malfoy es una desgracia.
—¿Te parece?—Lavender se sintió nerviosa al preguntar.
—Pues hace muchos comentarios muy groseros—Hermione estableció, sentándose al lado de Neville, mientras Lavender se sentaba al lado de Dean:—Además ha estado acosándome desde el incidente de las babosas.
—Oh…—Lavender se mordió el labio, y dejó la conversación morir, puesto que en ese momento llegaban las lechuzas. Le tomó una foto a las lechuzas llegando a la mesa y vio como una Lechuza gris con blanco se posaba frente a Neville y Hermione, con una carta en cada pata.
Neville le sonrió a la lechuza y le acarició la cabeza:—Hola Annie~
Con mucho cuidado el chico le quitó las dos cartas y le dio un pedacito de tocino a la lechuza, que ululó contenta.
—Una es para ti, Hermione—dijo Neville, entregándole a la castaña una de las cartas. Aunque parecía estar más pendiente de la carta en sus manos que de la mirada inquisitiva de la chica a su lado.
Lavender vio que Hermione tomó la carta y la abrió con cuidado, revisando los contenidos con algo de confusión. En algún momento alzó la ceja y luego miró por encima del hombro de Lavender antes de resoplar y volver a guardar la carta en el sobre con algo de molestia.
—¿Esta es la lechuza de tu amigo?—Hermione le preguntó a Neville, algo molesta. Neville la miró y asintió levemente, acariciando a Annie con suavidad. Hermione sacó un pedazo de pergamino y garabateó algo en él antes de pasárselo a Neville:—envíale esto.
Neville tomó el pergamino y miró a Hermione por un momento:—Él realmente quiere disculparse ¿Sabes?
—No me importa—dijo ella vehemente y Neville suspiró, guardando la nota en su bolsillo. Cuando Hermione lo miró con molestia él negó con la cabeza.
—Si quieres decirle algo, díselo de frente—Neville dijo con firmeza, antes de volver su atención a su desayuno y a darle pedacitos de salchicha y tocino a Annie.
  Lavender vio a Hermione fulminar a Neville con la mirada antes de ponerse a desayunar molesta. Entonces vio como uno de los murciélagos se posaba sobre el sombrero de Neville, mientras él seguía consintiendo a la lechuza.
  
    
  
  
    
  
  Con todo el cuidado posible, Lavender alzó la cámara y tomó una foto tan subrepticiamente como le fue posible.
Seguro que a Draco le iba a gustar la foto del chico.
🙟✦🙝
—¿Cómo hacen que las fotografías se muevan?—preguntó Percy, intrigado por el pequeño paquete de fotografías de prueba que Draco le estaba mostrando.
—Al parecer hay una poción especial que se agrega al revelador—dijo Draco, sonriendo ante los jugadores del equipo de Gryffindor que entraban y salían de la fotografía.
—Mamá amaría poder hacer eso—comentó Percy y Draco asintió.
—He estado aprendiendo a hacer la poción y la mezcla—explicó Draco, sonriente:—y Lavender ha estado tomando fotografías y aprendiendo a revelar~
—El niño ese
—Creevey
—Si, ese, ¿Sigue negándose a enseñarte?
Draco se encogió de hombros, haciendo como si no le doliera, pero Percy podía sentirlo en su pecho. El rechazo del chico le dolía bastante.
Percy iba a tranquilizarlo cuando Draco pasó a la siguiente fotografía (se las estaba mostrando primero a Percy, porque quería compartirle la emoción, tanto que él ni siquiera las había visto todas) y Percy no pudo evitar reírse al imaginar la reacción del rubio al verla. Draco frunció el entrecejo y volteó las fotografías para verlas, y dicho y hecho, sus mejillas se tiñeron de rosa al tiempo que una expresión de ternura velaba sus ojos, una pequeña sonrisa curvaba sus labios.
—Es una linda fotografía de Neville—comentó Percy, haciendo que Draco bajara las fotografías rápidamente y lo mirara con molestia. Percy sonrió, sabiendo que Draco no entendía muy bien porqué sonreía. La verdad, era porque finalmente podía ponerle rostro al nombre y porque era muy obvio que a Draco le gustaba el chico. Sin embargo, prefirió cambiar el tema:—¿La lechuza es Annie?
—Si—Draco asintió, volviendo a alzar las fotografías, para que Percy pudiera apreciarlas. El chico estaba consintiendo a la lechuza y tenía un murciélago lamiéndose las garritas sentado en el sombrero:—y los murciélagos creo que son conjurados porque parecen vivos, pero no muerden ni hacen nada… Además pasean por ahí de día.
—Suena a que debe ser interesante el Halloween allá—comentó Percy y Draco asintió emocionado.
—¡Por eso fue que conseguí la cámara!—Draco dijo, bajando las fotografías:—Quería que fuera una sorpresa, pero la verdad no puedo esperar si hablo contigo todos los días.
—Va, pero explícate.
—Quiero mostrarte todo lo que pasa aquí—explicó Draco con una sonrisa, que hizo que Percy sintiera un calorcillo en el pecho:—porque una cosa es que yo te lo cuente, pero verlo… ¡Percy! Como me gustaría que pudieras venir conmigo a Hogwarts.
—Creo que tengo suficiente aprendiendo a usar mis poderes como para también tener que aprender magia—dijo el pelinegro, tratando de disimular que de verdad le gustaría poder estar con el rubio en ese lugar.
Draco hizo un puchero, antes de contarle un poco más sobre las cosas que había hecho el día anterior. Entonces Percy le contó sobre sus planes para el día siguiente, de cómo iban a ir con Sally a una matinée de películas de terror.
Al despedirse, Percy no pudo evitar sentir que algo malo iba a ocurrir. Y al cerrar los ojos y empezar a soñar, sus sueños estaban plagados de monstruos invisibles y de gente petrificada.
🙟✦🙝
Draco soltó una carcajada al ver a los esqueletos bailando mientras tocaban una alegre tonada. Le recordaban esa caricatura antigua de la que se reían mucho con Sally cuando eran más pequeños.
A su alrededor, los otros Slytherin compartían los dulces y diversas sorpresas de Halloween, charlando animadamente.
Theo miró un momento los esqueletos antes de tomar una paleta de un caldero cercano e inclinarse para susurrarle a Draco:—Después del verano anterior, incluso los esqueletos musicales se ven bastante normales ¿no?
Draco asintió, inclinándose para responderle:—al menos se ven más animados que los que vi en el inframundo.
—¿Fuiste al inframundo?
—Pasé una semana ahí.
—¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué?
—Te lo cuento en la habitación—Draco aseguró, mientras pescaba un par de paletas azules y un puñado de caramelos de colores. El líder de la banda de esqueletos acababa de decir que ya era la última canción, lo que significaba que el festín estaba por terminar.
Draco alzó la vista cuando Daphne le ofreció un puñado de dulces azules que había escogido para él, y él no pudo evitar sonreírle al tiempo que los recibía.
Blaise y Theo también le ofrecieron puñados de dulces azules y Draco se sintió agradecido de tener tan buenos amigos.
Con gran cuidado y sin que lo vieran los profesores, transfiguró una servilleta en una bolsa de papel y la llenó con los dulces azules, al tiempo que los esqueletos tocaban el final de la canción, dando por terminado el festín de Halloween.
Los estudiantes empezaron a caminar fuera del Gran Comedor, charlando animadamente entre ellos, cuando Draco sintió un escalofrío y no pudo evitar apretar con nerviosismo su bolsa de dulces.
La masa de estudiantes se detuvo abruptamente, y el silencio se esparció como la marea. Draco frunció el entrecejo y, teniendo un mal presentimiento empezó a abrirse paso entre los otros estudiantes, siendo seguido por los demás Slytherin de su año.
Al llegar a la primera fila, Draco vio primero los rostros asustados de Potter y compañía, parados en medio del corredor, antes de notar que detrás de ellos había algo más.
—La Cámara de los Secretos ha sido abierta—leyó Blaise en voz alta, con una expresión sombría:—enemigos del heredero temed.
—Los próximos serán los sangre sucia— las palabras salieron de la boca de Draco antes de que él pudiera procesar lo que estaba viendo. Letras. Pintadas con sangre. En la escuela. ¿Por qué no podía tener una vida normal?
Las letras lo llamaban; habían sido escritas por algo o alguien que no estaba del todo aquí. Algo que iba a traer dolor y muerte si no se hacía algo…
Una mano se enroscó alrededor de su brazo, y Draco volteó a mirar a Theo quién lo veía preocupado. Daphne se había mordido el labio y Draco notó que había intentado avanzar hacia la pared. Oh no.
La angustia de Draco solo duró un momento, puesto que los gritos del conserje se hicieron oír en cuanto el hombre fijó su vista en el muro:—¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le hicieron a la señora Norris?
Draco entonces notó la gata, colgada de la cola, tiesa como una tabla, y sintió un nudo en el estómago. Pobre gata. El hombre parecía listo para matar a Potter por haberle hecho daño a su gata y, en parte, Draco no podía culparlo. Aunque…
—No está muerta—musitó Draco, ganándose una mirada de soslayo de Theo, quien no parecía muy convencido.
Antes de que el conserje pudiera hacerle algo a Potter, Dumbledore llegó, descolgó a la pobre gata y le pidió al hombre y a los tres chicos que lo acompañaran. Detrás de ellos fueron el Profesor Snape, la Profesora McGonagall y Lockhart, y los profesores que quedaron empezaron a ordenar a los estudiantes, pidiéndoles que fueran a sus respectivas salas comunes.
Theo lo dirigió, junto con el resto de sus compañeros, hacia la Sala Común de Slytherin donde se sentaron en grupitos por año, todos en silencio. Draco se había sentado en un rincón del sofá, mirándose las manos, pensando en la gata petrificada.
—Theo—Draco musitó pasito, alzando la mirada:—¿Qué es un “sangre sucia”?
—Así les dicen a veces a los hijos de muggles—respondió Theo en el mismo tono. Para mantener su conversación tan privada como era posible:—Es… Grosero. Pero es común entre Sangre Pura.
—¡No!—Draco se tapó la cara:—¿En serio? ¿Cómo pude decir un slur de esa forma?
—¿Eso fue… Tú sabes ?—Theo preguntó, dándole una mirada significativa.
—No lo sé—Draco hizo un puchero antes de levantarse de un salto:—¿Y si lo fue? ¡Tenemos que avisarles!
El resto de sus compañeros lo miraron, con varios grados de curiosidad, y Draco sintió sus mejillas ponerse rojas mientras se volvía a sentar.
—¿Qué les vas a decir?—Theo negó con la cabeza:—¿Que lo que sea que venga de la Cámara de los Secretos viene tras ellos?
—Pues…
—Van a creer que los estás amenazando—dijo Daphne, cortante:—un Slytherin, diciéndole a los sa…hijos de muggles, que el monstruo de la Cámara de los Secretos, un lugar creado por Salazar Slytherin, va tras ellos.
Draco apretó los puños. Otra vez eso.
—¿Qué hacemos entonces?
—¿Confiar en que los profesores resuelvan esto?—ofreció Vincent, ganándose una mirada escéptica por parte de Blaise.
—Oh, si, por supuesto—Blaise rodó los ojos:—seguro Lockhart va a salvarnos a todos.
Las chicas lo miraron mal y Draco hizo una mueca. Eso de un monstruo yendo tras los hijos de muggles se sentía horriblemente parecido a los monstruos yendo tras él y los otros mestizos. Y al menos él tenía entrenamiento (dos veranos, pero vamos era más que cualquiera de los chicos de Hogwarts), la mayoría ni siquiera era particularmente bueno en Defensa contra las Artes Oscuras, en especial no con el insulso que tenían como profesor.
Una voz en la parte de atrás de su cabeza (Que sonaba sospechosamente como Percy) le insistía que tratara de advertirles.
Pero Daphne tenía razón; el resto de la escuela nunca le creería a un Slytherin.
Pero no tenían que escucharlo de un Slytherin. Una sonrisa curvó los labios de Draco al pensar en su amigo Gryffindor, que seguro le ayudaría a advertirles a los otros. Solo tenía que explicarle que tenía el Don.
Claro, no era el Don per se, dado lo que había aprendido durante su estancia con Amos Kane, pero eso no era lo importante.
Lo importante era encontrar una forma de advertirle a los que podrían estar en peligro, y eso significaba decirle a Neville sobre su “habilidad”.
El chico le creería ¿verdad?
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara el capítulo y que las pistas estén empezando a tomar forma~
Chapter 33: Porque es una decisión completamente sensible el esconder un monstruo en un castillo que va a estar lleno de niños… No.
Summary:
Draco descubre algunas cosas sobre Hogwarts, su familia y un poco sobre si mismo.
Notes:
Espero que les guste el capítulo, y que hayan visto los especiales~
Muchas gracias por los comentarios y los kudos, son una de las cosas que me ayuda a pasar por este mal momento de ser una persona mayor con achaques xd
Muchísimas gracias a mis betas, Anto por compartir conmigo el amor por Haikyuu, Gabs por escuchar mis desvaríos y acolitarmelos, y Satanás que al parecer solo ha estado atrapade adulteando
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
32. Porque es una decisión completamente sensible el esconder un monstruo en un castillo que va a estar lleno de niños… No.
Draco se sentía inquieto, casi angustiado.
Luego de que el profesor Snape volviera a las mazmorras, esa fatídica noche de Halloween, y les explicara que la gata de Filch solo estaba petrificada, y les pidiera con tono imperioso que se abstuvieran de andar solos por los pasillos y de hablar de la Cámara de los Secretos fuera de la Sala Común. Draco había corrido, casi volado hacia la habitación y con rapidez había escrito una carta para preguntarle a su Padre qué sabía de la tal Cámara.
Ahora, dos días después, se encontraba con Annie frente a él, con la respuesta de su padre en la pata, y por alguna razón, no se sentía capaz de tomarla.
—¿Todo bien?—Blaise preguntó, su mirada saltando de la expresión de angustia de Draco a la lechuza que esperaba pacientemente con su patita estirada. Al ver que el rubio no hacía ningún ademán de coger la carta y el paquete, el moreno tomó la tarea de liberar de su carga al ave y darle un pedazo de carne.
Draco recibió la carta y la abrió con cuidado, temiendo lo que pudiera leer.
“Querido Draco,
Me alegra que empezaras tu carta diciendo que tú y tus amigos están bien y a salvo. La Cámara de los Secretos es una leyenda antigua, de la época de los Fundadores de Hogwarts, o eso te dirá cualquiera al que le preguntes al respecto. Incluyendo los libros.
Me temo que va a ser un año muy peligroso, y me gustaría preguntarte si no preferirías venir a estudiar en casa por el resto del curso. Sé que el monstruo no te atacaría, asumiendo que siga el mismo patrón que siguió la última vez, sin embargo, tengo la leve sospecha de que vas a querer intentar hacer algo para ayudar a los que puedan ser atacados. Sally me ha contado lo particular que eres con eso de hacer lo correcto.
En caso de que prefieras quedarte en la escuela, házmelo saber de inmediato. Te he enviado el diario de mi padre, de la época en la que la Cámara fue abierta la última vez, con la esperanza de que eso sacie parcialmente tu curiosidad y que te advierta de los peligros que podrías correr si tratas de enfrentar esto.
A riesgo de sonar egoísta, te pido que te mantengas al márgen tanto como puedas. Te aseguro que los Profesores se encargarán de esto, como se encargaron hace sesenta y cinco años. Por favor, mantente a salvo.
Te quiere,
Tu Padre.
PS: el contenido de esta carta y del diario de mi padre te los estoy confiando dentro del Secreto de los Malfoy, por lo cual nadie más que tú podrá leerlos, y no podrás compartir información específica de ellos. Es por tu propio bien.
PPS: Le he compartido al Profesor Snape toda la información relevante para que él pueda compartirla con los otros profesores, no te preocupes.”
Draco sintió un vacío en el estómago, mientras doblaba la carta y la volvía a guardar en el sobre. Se sentía inquieto y se le había quitado el hambre. ¿Esto ya había ocurrido? ¿Cómo esperaba su padre que se quedara quieto y no hiciera nada si había un monstruo suelto en el castillo?
A juzgar por las expresiones de sus compañeros, sus padres les habían dicho lo mismo; todos habían enviado cartas a sus padres, con la esperanza de obtener más información de la Cámara de los Secretos.
Draco miró por encima del hombro de Pansy y su mirada se encontró con la de Neville, quien le sonrió tranquilizador desde la mesa de Gryffindor. Se suponía que se reunirían más tarde en un aula vacía, para que el rubio le pudiera contar lo que sabía. No que Draco supiera mucho, pero tenía que intentar ayudar de alguna forma ¿no? ¿Advertirles así no era muy arriesgado o si?
Con un suspiro, sacó un pedazo de pergamino y su lapicero disfrazado de pluma de su mochila, para escribirle una rápida respuesta a su padre. Algo en las líneas de “haré lo posible por no meterme en problemas, y trataré de no enfrentarme al monstruo, gracias por la info, besos”, para que Annie lo llevara de vuelta a la Mansión.
Bueno, había quedado con Neville para verse después de almuerzo para hablar sobre lo que había pasado, así que tenía algo de tiempo para ponerse a leer el diario de su abuelo y encontrar más pistas.
🙟✦🙝
—¿Los hijos de Muggles?—Neville preguntó, para confirmar. Draco se veía bastante nervioso y preocupado:—¿Cómo estás tan seguro?
—¿Me creerías si te digo que suelo saber cuando algo muy malo va a pasar?—Draco lo miraba con esperanza, y Neville no pudo evitar ladear un poco la cabeza.
—¿A qué te refieres?
Draco se mordió el labio un momento antes de musitar:—a que a veces veo gente y digo “oh debería tener cuidado con los bosques” y luego tienen un accidente en los bosques…
Neville lo miró sorprendido:—¿Tienes el Don?
Draco se encogió de hombros:—Algo así, parece
Neville asintió, su abuela le había hablado alguna vez de las personas que tenían el Don; muchas veces las personas con el Don solo decían frases inconexas sobre el futuro, y parecía ser el caso con el rubio.
—¿Me crees?—Draco preguntó, finalmente, cruzándose de brazos.
—Por supuesto que te creo—se apresuró a decir Neville, sintiendo como su corazón daba un brinco cuando el chico sonrió agradecido y lo abrazó.
—Sabía que podía contar contigo, Nevs—dijo el rubio en medio del abrazo:—eres el mejor~ Sabía que me ayudarías a advertirles.
—P-pero ¿qué se supone que les diga?—Neville musitó y Draco lo soltó, aún sonriendo. De su mochila (A Neville le gustaba mucho que la mochila de Draco estuviera llena de parches, aún si estaban velados por un hechizo de privacidad) sacó lo que parecía ser un diario antiguo.
—Parece que esto pasó antes—Draco dijo, haciendo una mueca:—Le pregunté a mi padre luego de tener la epifanía sobre los hijos de muggles y me lo dijo… Podrías decirles que escuchaste un rumor sobre que hace 65 años atacaron a los hijos de muggles.
—¿Un rumor?—Neville hizo una mueca:—pero los rumores pueden ser mentiras… Habrá quien crea que son mentiras.
—Es mejor que nada ¿no?—Draco hizo un puchero:— al menos con los rumores, tratarán de investigar… Deben haber noticias, historias de cuando pasó antes. Entonces serán más precavidos.
Tenía sentido. Muchísimo sentido. Pero a Neville nunca se le hubiera ocurrido algo tan enrevesado para advertirle a los otros. Definitivamente, en momentos así, Neville recordaba que Draco era todo un Slytherin.
—Les diré—Neville prometió y Draco le tomó las manos agradecido. Neville le sonrió antes de comentar:—Eres muy amable ¿sabes? No cualquiera pasaría por todo esto para advertirle a gente que no conoce.
El rostro de Draco se ensombreció un poco:—Mi madre, la adoptiva, solía decirnos que "Para que el mal triunfe solo se necesita que las personas buenas no hagan nada"... Aunque creo que es una cita de alguien más.
—Tu mamá adoptiva me cae bien—comentó Neville y Draco sonrió.
—A ella le agradas—el rubio dijo:—le conté durante el verano sobre tí y dijo que le parecías muy dulce… Ella fue la que me ayudó a escoger los dulces que te traje.
Neville sintió sus mejillas sonrojarse ¿Draco le había hablado a su mamá de él? A todas estas. Los dulces:—Draco… ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Técnicamente ya hiciste una—dijo el rubio, socarrón, antes de reírse por lo bajo y decir:—pregunta lo que quieras.
—Tu mamá adoptiva… ¿Ella es muggle?—Neville preguntó y Draco lo miró un momento, antes de acercarse y ponerse un dedo en los labios.
—Ese es nuestro secreto—dijo el rubio, guiñandole un ojo. Neville le sonrió y asintió, a lo que Draco se sonrió también:—eres el mejor, Nevs.
Luego de eso, Neville y Draco cuadraron para verse en la biblioteca la siguiente semana para estudiar y avanzar en los proyectos, y Neville salió del aula vacía tratando de controlar la emoción que le producía saber que el rubio lo tenía en tan alta estima
🙟✦🙝
—Malfoy, tenemos que hablar— La voz imperiosa de Granger hizo que Draco hiciera una mueca. Cerró el diario de su abuelo (que estaba lleno de comentarios desagradables sobre los ataques de 65 años antes) y volteó a mirar a la chica.
—¿Si, dime?—Draco preguntó, relajándose un poco al notar que la chica no estaba acompañada por Weasley y Potter. El rubio se acomodó mejor en el alféizar desde el cual se veía la lluvia caer torrencialmente sobre los terrenos del castillo. Draco la miró; lo miraba con sospecha y molestia:—¿Recibiste mi nota? De verdad, lo que dije no era cierto… Creo que tus apuntes en clase son bastante buenos.
La chica lo miró extrañada:—si la recibí. Neville no me dejó mandarte una respuesta.
—¿En serio?—Draco ladeó la cabeza:—Que raro de Neville… Pero bueno… Espero que aceptes mis disculpas; me molesta que me digan que compré mis éxitos cuando me esforcé por ellos.
—Pero las escobas…
—Llegaron luego de que hiciéramos las pruebas.
—Oh…—la chica se sonrojó, avergonzada y Draco no pudo evitar una risita.
—No te preocupes—Draco dijo, negando con la cabeza:—lo pasado pisado.
Granger asintió:—Vale.
—Siento, sin embargo, que no viniste a aceptar mi disculpa—Draco la miró con fijeza y la chica volvió a sonrojarse:—¿Puedo ayudarte con algo?
—Neville dijo que tú tenías una copia de la Historia de Hogwarts—la chica dijo, rápido y con firmeza:—Y dijo que a lo mejor podrías prestarme el libro.
Draco no sabía que estaba esperando, pero seguro no era eso. La miró un momento antes de bajarse del alféizar.
—Creí que tú tenías una copia—musitó Draco, algo confundido.
—No pude empacarla por todos los libros de Lockhart.
—Vas a necesitar hacerle un encantamiento de extensión a tu baúl.
—¿Me lo vas a prestar o no?
—¿Siempre eres así para pedir favores?—Draco resopló, rodando los ojos:—Te lo voy a prestar nada más porque Neville lo dijo. Además, estoy seguro de que lo tratarás bien.
—Perfecto—la chica sonrió y Draco le indicó que lo siguiera. Caminaron juntos hasta la entrada a las mazmorras, donde él le pidió que lo esperara mientras iba a su habitación a buscar el libro. La chica asintió y se recostó contra la pared esperando.
Draco fue rápido a su habitación en las mazmorras de Slytherin y tomó el libro de su baúl. Parecía que Granger quería saber sobre la Cámara, era lo único que le daba sentido a la extraña petición.
Al volver a donde la chica estaba vio a Theo discutiendo con ella.
—¿Y por qué debería creerte?—espetó el pelinegro, mientras Draco se acercaba trotando.
—¿Qué pasa?—preguntó Draco, mirando a ambos chicos que parecían listos para sacar sus varitas y hechizarse mutuamente.
—Granger dice que te estaba esperando—Theo dijo, antes de ver a Draco y el libro que llevaba en la mano. El chico lo miró intensamente:—¿Si lo hacía?
—Si—Draco asintió, mostrandole el libro antes de entregárselo a la castaña:—me pidió que le prestara un libro.
—Oh…
—Pero es entendible que no le creyeras—Draco dijo, y notó como la Gryffindor se preparaba para discutir:—después de todo, normalmente los de otras casas que nos esperan es para tratar de meternos en problemas ¿no? Lo difícil de ser Slytherin y que siempre crean lo peor de nosotros.
La castaña tuvo la decencia de sonrojarse y musitar un leve “lo siento” y “gracias” antes de irse con el libro en las manos.
—¿Para qué quería el libro?—preguntó Theo, luego de que la chica se fuera:—¿No hay copias en la biblioteca?
—Me imagino que deben estar todas ocupadas—Draco se encogió de hombros:—No creo que pedirmelo a mi sea su primera opción.
Theo hizo un ruido de que entendió y suspiró antes de darle un golpecito en el hombro a Draco:—¿Se puede saber dónde estabas? El Profesor Snape dijo que teníamos que mantenernos juntos justamente porque todos van a creer lo peor que nosotros…
—Encontré una ventana bonita para leer—Draco se encogió de hombros y Theo rodó los ojos.
—Te pasas muchísimo—Theo hizo una mueca.
—Es que la biblioteca está llenísima de gente y afuera está lloviendo—Draco hizo un puchero y Theo suspiró.
—Creo que lo mejor sería que leyeras en la Sala común.
—También está llena, porque todos se están refugiando en ella…
—O deberías decirle a alguien para que no estés solo por ahí.
—Vale—Draco hizo una mueca y Theo suspiró exasperado.
—Sé que puedes defenderte solo, Draco—dijo el pelinegro, poniéndole una mano en el hombro:—pero tus oponentes van a ser niños que no saben nada de lo peligroso del mundo y del lado de los cuales los profesores se van a poner sin importar qué pase.
Draco asintió. Sabía que Theo tenía razón, pero le molestaba mucho. No que hubiera nada que pudiera hacer. Draco suspiró:—¿Y me puedes acompañar a buscar un lugar para leer?
—Claro que sí—Theo asintió, antes de señalar hacia las mazmorras:—primero déjame buscar unos libros para seguir con una investigación.
—¿Qué estás investigando ahora?
—Estoy investigando tipos de magia conocidos por los magos.
—Suena interesante.
—Si me quieres ayudar yo no me quejo…
Draco soltó una carcajada y siguió a su amigo hacia la Sala común.
🙟✦🙝
—¿Hay un monstruo en la escuela?—Percy se sintió palidecer, mientras Draco suspiraba.
—Si, y al parecer esto ya había pasado antes—Draco se cruzó de brazos:—Es muy tonto, la verdad, porque al parecer el culpable fue el Guardabosques, pero la verdad no siento que sea real…
—¿Cómo lo dejan de Guardabosques si atacó estudiantes?
—No sé, también por eso no creo que fuera él—Draco suspiró con pesadumbre:—Hay algo más en esto y no sé qué es…
—Draco—Percy frunció el entrecejo, mirando a su mejor amigo:—No creerás que es tu culpa ¿o si?
Draco lo miró y se mordió el labio:—¿Qué tal si el monstruo despertó por mi culpa? Porque soy un hijo prohibido.
—No tiene sentido—se apresuró a decir Percy:—Si fuera por eso ¿Por qué atacaría a los hijos de muggles? Iría por ti o por Theo o Lala
—Cierto…
Percy vio que Draco seguía bajito de nota así que se mordió el labio antes de cambiar de tema:—Vi las fotografías que mandaste ¡Ese castillo es gigante!
—¿Verdad que si?—el rostro de Draco se iluminó:—y está tan lleno de cosas curiosas~ Cada día siento que descubro algo nuevo.
—Pero…—Percy sonrió malicioso:—No vi la foto de Neville, estaba buscándola para mostrarselo a mamá.
Las mejillas de Draco se tiñeron de rosa:—¿No estaba con las otras?
—No la vi—Percy se rió:—¿No se te habrá caído?
Draco cerró los ojos, frunciendo el entrecejo mientras pensaba en dónde la había dejado. Después de un par de minutos abrió los ojos, mortificado, poniéndose pálido y luego muy rojo:—Me tengo que ir.
Percy no pudo evitar soltar una carcajada al ver a su mejor amigo cortar la comunicación tan apresurado.
🙟✦🙝
—¡Granger!—Lavender volteó a mirar como Draco llegaba trotando a la mesa de Gryffindor, en medio del desayuno. Se lo veía algo preocupado, lo suficiente al menos como para ignorar tanto a Neville como a ella. La aludida alzó la vista, confundida, y el chico se detuvo, alzando una mano para pedir un momento mientras recuperaba el aliento antes de decir:—¿Me prestas mi libro un momento? Creo que olvidé algo importante en él.
La chica asintió y rebuscó en su mochila antes de entregarle el libro a Draco:—Ya leí lo que necesitaba, por cierto, así que puedes llevártelo.
—Ah, perfecto—Draco le sonrió, tomando su libro como si su vida dependiera de ello. Lo abrió y revisó unas páginas antes de suspirar de alivio y cerrarlo otra vez:—me alegra que te sirviera. Nos vemos… Oh, hola Lavender, hola Neville.
Draco les saludó antes de apresurarse hacia la mesa de Slytherin, donde Lavender vio que sus compañeros se reían y el rubio se indignaba con ellos.
—¿Por qué tenías un libro de Malfoy?—Ron preguntó, molesto:—además ¿cómo se atreve a venir a buscarlo acá?
—Porque, Ron, Malfoy tenía una copia de la Historia de Hogwarts que me podía prestar—Hermione le replicó, categórica:—No es tan malo, la verdad, solo es tonto cuando habla… Como otros que conozco.
Neville rió por lo bajo:—la verdad si es un poco tonto cuando dice las cosas.
—Por cierto—Hermione volteó a mirar a Neville:—parece que te tiene en muy buena estima.
Neville se sonrojó un poco:—¿Por qué lo dices?
Hermione miró de reojo a la mesa al otro lado del comedor antes de responder:—porque… dijo que solo me lo prestaba porque tú lo habías sugerido.
Neville pareció un poco decepcionado y Lavender no pudo evitar rodar los ojos. De verdad que eran muy obvios esos dos. Hermione también parecía notarlo, porque miró a Lavender fijamente antes de sonreír.
—Oye, Lavender ¿Cómo le fue a tu amigo con las fotografías?—preguntó Hermione, con una sonrisa.
—Bien, creo—Lavender respondió, frunciendo el entrecejo:—le gustaron las que tomé, pero no sé qué le haya dicho su familia…
—¿También le gustaron las que tomaste de la mesa de Gryffindor?— Hermione ladeó la cabeza y Lavender se tensó. ¿De la mesa de Gryffindor? Lavender no recordaba si le había tomado fotos a la mesa. A lo mejor si, para mostrar la decoración.
—S-si, esas también le gustaron.
—Ya veo…—Hermione volvió su atención a su jugo de calabaza y su desayuno, haciendo que Lavender se preguntara qué tenía que ver nada con eso. Entonces Hermione agregó:—estaba pensando en pedirte una foto para usarla de marcapáginas…
No. Lavender se tensó. Draco no podía ser tan tonto ¿o si? De usar la foto de Neville como marcapáginas ¿O si? Pero eso explicaría porqué había llegado trotando a buscar el libro. Definitivamente ese chico era tontísimo.
—¿Una foto de qué?—Ron preguntó y Hermione lo miró antes de encogerse de hombros.
—Podría ser de todos nosotros, o de la escuela…
—Oye si—Harry se unió a la conversación finalmente:—¿Podrías preguntarle a tu amigo si puedes ayudarnos con un par de fotos? Me gustaría tener una de nosotros~
—Yo le preguntaré—aseguró Lavender, mirando a Hermione:—seguro no se negará.
Hermione simplemente sonrió ante eso.
🙟✦🙝
—¿Cómo no me acordé de eso?—Draco había escondido la cabeza entre sus libros, mientras sus amigos lo miraban con diversión y pena.
—Al menos no parece querer echarte al agua—ofreció Lavender:—pero si quiere ver si puede tomar unas fotos para ella… Y para Harry.
Draco alzó la cabeza y la miró con fijeza:—¿Ese es el precio de su silencio?
—Eh… Si.
—Bueno, hazlo…—Draco hizo un puchero y volvió su cabeza a los libros. Entonces dio un salto y miró a Lavender:—Oye, el primer partido es en unos días ¿no? Gryffindor contra Slytherin ¿Podrías tomar algunas fotos del partido?
—¿Fotos del partido? ¿O de ti?—preguntó Daphne risueña y Draco se encogió de hombros.
—Ambas estaría bien—respondió el rubio:—Solo quiero que Percy lo vea.
—Percy es… tu hermano ¿cierto?—Neville preguntó y Draco hizo un gesto de mas o menos con la mano. Neville sonrió:—Parece que te gusta mucho mostrarle cosas.
—Solíamos hacer todo juntos—Draco explicó con una media sonrisa:—pero ahora vivo acá, así que él toma fotos allá y yo hago que Lala tome fotos acá, para compartir.
—La verdad es que esa relación de ustedes me parece un poco… intensa—dijo Lavender y Draco se encogió de hombros.
—Y eso que los viste cuando estaban medio molestos uno con el otro—Theo apuntó, burlón:—Cuando están bien es aterrador; si no fueran tan diferentes creerías que son gemelos o la misma persona.
—Ese Percy debe ser muy divertido—Neville rió:—lástima que no vino a Hogwarts.
—Está bien en su escuela en USA—Draco se encogió de hombros, esperando que fuera cierto, aunque la verdad es que había sentido que su amigo estaba tranquilo en la escuela:—le gusta usar millas y tomar soda de cereza con todo.
—Jamás entenderé—Lavender negó con la cabeza, mientras los otros se reían. Draco se volvió a sentar, abriendo sus libros para seguir con la tarea de Herbología. Entonces Neville se acercó hacia él y le susurró al oído.
—¿Me dirás de qué era la foto?—preguntó Neville bajito, Draco lo miró un momento, antes de tomar su libro de historia de Hogwarts y pasárselo por debajo de la mesa para que no lo vieran los otros que estaban ocupados discutiendo sobre el ensayo de transformaciones. Neville abrió el libro y buscó la foto, antes de emitir un suave “oh” y cerrarlo.
Sus mejillas se habían puesto rojas, mientras le alcanzaba el libro devuelta a Draco.
—¿Estás molesto?—preguntó el rubio, nervioso.
—No… Aunque no es justo—respondió el Gryffindor, jalando un hilo suelto en la manga de su túnica:—Yo no tengo ninguna foto tuya así.
Draco se sintió sonrojar tanto como para quedar como una paletita de cereza, se apresuró a esconderse en su libro, causando que el otro chico riera bajito. Draco sintió que el corazón se le iba a salir del pecho ¿Cómo podía ser tan lindo el Gryffindor? Dioses, ni Yesung se había atrevido a tanto.
—Dile a Lala que tome una—musitó Draco en cuanto logró articular palabras otra vez:—así será justo, porque me la tomará desprevenido.
—Me gusta esa idea…
🙟✦🙝
—Alguien despertó muy emocionado—comentó Blaise, cuando Draco bajó a la Sala Común, sonriendo.
—Hoy es mi primer partido, claro que estoy emocionado—Draco declaró, categórico:—voy a atrapar la Snitch y tendré cuidado de que ninguna bludger me rompa el brazo.
—¡Ese es el espíritu!—dijo Flint, palmeándole la espalda a Draco:—un poco específico, pero da igual. Tienes que vencer a Potter.
—¡Capitán, sí, mi Capitán!—Draco hizo un saludo marcial, haciendo que Theo le diera un empujón. Los otros Slytherin ya casi no decían nada de las idiosincrasias de Draco. A lo mejor ya se habían acostumbrado a que era un poquito peculiar.
O Theo los había amenazado.
Cualquiera era probable.
Draco siguió a los otros hacia el Gran Comedor, tarareando Una Ciudad con Vista al Océano, mientras pensaba en el juego que tendría lugar en pocas horas.
Se sentía gran expectación en el ambiente, y Draco no pudo evitar la pequeña mueca al ver que de Hufflepuff y Ravenclaw, nadie usaba los colores plateado o esmeralda, pero si muchos tenían bufandas escarlatas y doradas. Suponía que era entendible; todo el mundo llevaba días hablando de la Cámara de los Secretos y del Heredero de Slytherin.
Que desastre.
Pero Draco no iba a dejar que nadie lo bajara de su nube metafórica, en especial cuando sus otros compañeros todos estaban dándole ánimos.
—Yo creo que Draco lo va a hacer mejor que Potter—comentó Vincent, atragantándose de muffins y huevos revueltos:—tiene muy buenos reflejos.
—Además es muy liviano—Apuntó Gregory, haciendo el amago de alzar a Draco, el cual lo miró con sospecha, haciendo que el chico bajara las manos:—seguro es muy rápido.
—Y en nuestras nuevas escobas, uff~—Pucey intervino, poniendo una mano en el hombro a Draco:—Potter no va a saber qué lo golpeó.
Draco frunció el entrecejo:—pero no tengo que golpearlo ¿o si?
—Nah, solo tienes que atrapar la snitch antes que él—aseguró el chico, antes de musitar algo que sonó a “pero tirarlo de la escoba no estaría mal”.
Draco hizo una mueca ante eso, y decidió terminar de desayunar en vez de pensar en eso.
Una vez Draco terminó, siguió a Flint y a los otros del equipo hacia los vestidores, mientras que sus amigos iban hacia las gradas. En los vestidores, Flint repasaba las tácticas que iban a usar mientras todos se ponían sus túnicas verde esmeralda. Draco sonrió, pensando en lo bien que le quedaba la túnica del equipo.
Al salir de los vestuarios Draco solo pudo pensar en las tardes bochornosas, en Percy tratando de convencerlo de que montar un pegaso no era mala idea y en lo pacífico que podía llegar a ser el campamento.
El aire cálido y húmedo le recordaba mucho a Long Island, y se sintió un poco nostálgico mientras caminaba hacia el centro del campo de Quidditch, preparándose para dar el partido de su vida.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara, y espero que vieran las pistas sobre la ascendencia de Draco :3
También que los Malfoy son terribles y malpariditos, aún si Lucius quiere ser un buen padre para Draco xd
Chapter 34: Snitches y besos bajo la lluvia.
Summary:
Draco juega su primer partido y descubre un par de cositas...
Notes:
Como dice el título tenemos el primer beso del fanfic :3
Les prometo que es muy lindo y muy tonto :3 Y que no me he olvidado ni de la trama ni del final de todo xd
Muchísimas gracias a mis maravilloses betas por apoyarme con todo, Gabs, Anto y Satanás les amo muchísimo.
Y gracias a todos los que leen y comentan <3 Me hacen muy feliz.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
33. Snitches y besos bajo la lluvia.
Draco no pudo evitar la carcajada de felicidad cuando despegó del suelo y subió en un espiral hasta la parte más alta que podía sin que el viento tratara de lanzarlo lejos. El campo se abría a sus pies, varias manchas verdes y rojas volando ocupadas en sus propias cosas.
Cierto, cierto. Draco no estaba ahí para disfrutar la libertad de estar en el aire.
Draco empezó a dar vueltas para poder mirar el campo completo, escaneándolo por la elusiva pelotita.
Este tipo de capturas le gustaban más; no tenía que golpearse con nadie ni caer en charcos ni nada, solo volar, evitando bludgers y otros jugadores y buscando la Snitch.
—¡Draco!—el grito lo hizo frenar, frente a las gradas de Gryffindor, donde Neville y Lavender lo saludaron. Pero parecían preocupados. Draco los saludó de vuelta con rapidez y miró alrededor confundido. El juego parecía seguir con normalidad.
El rubio aceleró para recorrer el campo desde abajo y entonces pasó. Por poco pudo esquivar la bludger que pasó a toda velocidad casi rozándole la oreja, para atacar a Potter. Weasley trató de batearla hacia Draco con todas sus fuerzas, pero la bludger cambió de sentido a mitad de camino. ¿Qué?
Draco miró confundido a Potter que parecía bastante molesto. Un momento. ¿No creería que Draco tenía algo que ver o sí? ¿Por qué haría eso? Quería vencer a Potter por sus propios medios.
El rubio subió otra vez por el campo, rondando los aros de gol de Slytherin.
—Bletchley ¿Viste que hay una bludger loca?—preguntó el rubio, a lo que el mayor simplemente lo miró con extrañeza.
—¡No seas niñita, Malfoy y ve a buscar la snitch!—siseó el chico. Draco le mostró la lengua y se elevó un poco más. Bueno, al parecer no había sido Bletchey, lo cual era marginalmente mejor.
No que el buscador pudiera preguntarle a los otros jugadores; Gallant y Solanum estaban dando su mejor esfuerzo para usar la bludger que no estaba ocupada con Potter contra los cazadores de Gryffindor, mientras Pucey, Flint y Warrington se tomaban jugada tras jugada.
Draco chasqueó la lengua, preguntándose cómo era posible que alguien hechizara la bludger de esa forma. Aunque al parecer nadie más parecía muy preocupado por ello. ¿Tal vez era normal que las bludger se pegaran a un jugador? Ahora que Draco lo pensaba, no es que supiera mucho de cómo funcionaban las bludgers.
Un sonoro pitido lo sacó de su ensimismamiento, y al mirar hacia abajo vio a Flint indicándole que bajara. Se apresuró a bajar, aterrizando con suavidad junto a sus compañeros pero sin desmontar. En su lugar pasó una pierna sobre la escoba y se quedó sentado en ella, flotando a medio metro del suelo.
—¿Qué pasa?—preguntó Draco:—aún no he visto la snitch.
—Gryffindor pidió tiempo fuera—explicó Flint con fastidio, antes de volverse al resto del equipo:—muy bien chicos, los estamos aplastando; sigamos con la formación, Pucey y Warrington siguiendo a Bell y a Spinnet. Gallant, Solanum, no dejen que Johnson se acerque a los aros y yo me encargaré de recuperar la Quaffle.
Draco suspiró, y miró hacia el otro lado, la tienda en la que los Gryffindor estaban hablando. El cielo se estaba poniendo más y más negro y ahora estaba lloviendo torrencialmente. Menos mal le había pedido a Theo ayuda para buscar un hechizo impermeabilizante para la ropa que llevaba debajo de la túnica de Quidditch, porque un Draco emparamado era un Draco gruñón.
Madame Hootch volvió a sonar el silbato y Draco estuvo feliz de volverse a acomodar en la escoba y empezar a dar vueltas por el campo otra vez, tratando de encontrar la snitch en medio de la lluvia torrencial.
¿Alguna vez le habría caído un rayo a alguien jugando Quidditch? Que pensamiento tan macabro. Draco negó con la cabeza y siguió dándole vueltas al campo, manteniéndose un poco lejos de los aros, solo por si acaso. ¿La madera atraería los rayos? Sabía que muchos caían en árboles. ¿Sería Zeus tratando de comerse a la pobre ninfa de ese árbol?
Concéntrate, Draco, tú puedes.
Draco empezó a volar más alto cuando una bludger le pasó muy cerca y notó que era la que estaba siguiendo a Potter, quien parecía estar haciendo unas piruetas muy interesantes. ¿Habría vuelo en escoba artístico? A Potter le iría bien en eso.
Aunque antes de poder decirle cualquier cosa, la sintió más que verla.
Estiró la mano hacia un lado y falló por un centímetro. La snitch voló dando saltitos erráticos como una mariposa lejos de su alcance. Draco miró a Potter, quien lo miró a él, molesto, y entonces ambos se lanzaron tras la elusiva pelota.
Draco escuchó un crack sonoro, pero no le prestó atención. En ese momento, toda su atención se encontraba en el puntito dorado que zigzagueaba. Sintió a Potter lanzarse contra él, no supo si a propósito o no, pero su instinto lo hizo actuar antes de que pudiera pensar.
Con rapidez subió las piernas a la escoba y frenó en seco. Usando el momentum, saltó dando una voltereta hacia atrás (Selina estaría orgullosa), dejando que Potter y la bludger loca pasaran a toda velocidad debajo de él, mientras él agarraba la snitch con la mano izquierda. Riendo victorioso mientras caía, estiró la mano derecha para sujetarse de su escoba y quedar colgando.
Vio a Potter voltear confundido y molesto, y la sonrisa de Draco se borró de su rostro de inmediato.
—¡Cuidado!—gritó, tratando de auparse con una sola mano, pero ya era tarde. Potter se había estrellado contra el suelo de forma horrible. Draco se subió a la escoba y vio la bludger volar hacia Potter. Oh no.
Uno de los Weasley venía acelerando, pero no llegaría lo suficientemente rápido, y Potter no se veía en condición de esquivar.
Draco aceleró, le quitó el bate a un sorprendido Weasley y con todas sus fuerzas mandó a la Bludger a volar lejos. Lo suficiente al menos para que el Otro Weasley pudiera batearla lejos, antes de que le hiciera daño a alguien más. Draco tiró el bate y bajó con su escoba a ver qué había pasado.
Potter estaba tendido en el suelo, con el brazo roto en una posición definitivamente dolorosa, y la cara llena de barro. Draco se había intentado acercar a ver qué había pasado cuando Warrington lo agarró del cuello de la túnica y lo alzó:—¡ESO!
—¡Ganamos! ¡Ganamos!—vitoreaba el equipo de Slytherin, alzando a Draco y lanzándolo hacia el cielo. Maldita sea ¿Porqué era tan liviano? Tenía ganas de golpearlos, pero seguro les haría mucho daño.
—¡Déjenme bajar!—gruñó Draco, molesto, tratando de retorcerse para poder bajarse. No quería golpearlos, pero la verdad ganas si le estaban dando.
—Déjenlo respirar—ordenó el Profesor Snape, y Draco pronto se encontró con sus pies en el suelo. Pero antes de poder agradecer al profesor, unas manos grandes le dieron la vuelta.
—¿¡Cómo se te ocurre!?—espetó Lucius Malfoy, que llevaba una bufanda verde con plateado sobre su túnica verde oscuro. Se veía bastante preocupado:—¿Por qué saltaste de la escoba así?
—N-no lo pensé—musitó Draco y Lucius se cubrió el rostro, suspirando exasperado. Draco tardó un momento en procesar lo que estaba pasando:—¿Viniste a verme?
—¿Por qué me perdería el primer juego de mi hijo como buscador?—preguntó a su vez Lucius, bajando las manos y sonriendo:—atrapando la Snitch de forma espectacular, además.
Draco sonrió de lado a lado, sintiendo el pecho caliente:—No fue la gran cosa…
—¿No fue la gran cosa?—Blaise había llegado, seguido de los otros Slytherin de su año:—¡Nunca había visto a alguien dar un salto así en una escoba, ni siquiera jugadores profesionales!
Draco sonrió ante eso:—la verdad es que fue fácil; solo usé el momento de la escoba.
Lucius le palmeó el hombro, orgulloso, y Draco le sonrió contento, mostrándole la snitch en su mano. La snitch. La que había atrapado esquivando a Potter.
Mierda. Potter.
—¿Qué pasó con Potter?—Preguntó Draco, preocupado, mirando por encima de las cabezas de sus compañeros a la marea de estudiantes de Gryffindor:—Se estrelló muy mal.
—Creo que se desmayó—comentó Millicent con una sonrisa sardónica, como si el accidente hubiera sido muy divertido. Draco, que había sido herido en varias ocasiones al punto de desmayarse del dolor, la fulminó con la mirada y trató de avanzar hacia los Gryffindor para ver cómo estaba el chico.
—No creo que sea bueno que te acerques—Neville se puso entre él y la masa de Gryffindors:—Están diciendo que fue tu culpa.
—Yo no hice nada— Draco se apresuró a decir:—¿Hubiera sido mejor que ambos nos estrelláramos?
—Claro que no—Neville dijo con firmeza:—Además, salvaste a Harry. Lo hiciste muy bien.
Draco hizo un puchero y Neville le sonrió, tomándole la mano en la que no tenía la Snitch.
—Oh, mi padre vino a verme—dijo Draco señalando por encima de su hombro, donde el equipo se había reunido a agradecer al rubio mayor:—creo que lo preocupé mucho.
—A mi también me preocupaste—replicó Neville, dándole un leve golpecito en el hombro:—creí que te ibas a caer de la escoba.
—Quiero que sepas que soy muy ágil—Draco apuntó y Neville rodó los ojos, sonriendo con cariño.
—Ve con tu equipo—dijo Neville, apretándole la mano:—seguro quieren celebrar…
—¿Se vería mal si te invito?—Draco no supo porqué lo dijo:—Quiero decir… Sé que tu equipo perdió y… Y tu amigo está herido.
Neville le sonrió:—la verdad no creo que sea bueno que los acompañe.
Draco asintió y se mordió el labio, mirando hacia donde su padre lo miraba con algo de curiosidad. La mano de Neville se sentía cálida en la suya, y eso lo hizo tomar una decisión:—Encontrémonos en el patio cubierto en veinte minutos.
Neville lo miró sorprendido, pero Draco solo le guiñó el ojo y se fue hacia la masa de Slytherin que había empezado a avanzar hacia las mazmorras.
—Padre—Draco llamó, acercándose al mayor. Un plan listo en su cabeza.
🙟✦🙝
—¿A dónde se supone que vamos?—rió Neville, cuando Draco apareció en el patio cubierto y le tomó la mano para llevarlo por un pasillo oculto tras un tapiz.
—A una de las terrazas a celebrar—respondió Draco, sonriendo de lado a lado:—Me robé unos dulces y chocolates de la fiesta en las mazmorras~
Neville río otra vez, siguiendo al chico hasta la terraza; alguien había hecho un hechizo para evitar que la lluvia mojara el lugar, y había extendido una manta de picnic junto con un montón de chocolates, dulces y pastelitos.
—Siento que debí ser yo quien lo preparara—musitó Neville, cuando Draco le indicó que se sentara junto a él en la manta. El rubio negó con la cabeza y le sonrió.
—No te preocupes—Draco le respondió, apoyando su cabeza en el hombro del pelinegro apenas se hubo sentado:—sólo quería compartir con una persona especial~
—¿Qué hay de tu padre?
—No podía quedarse a la celebración.
—Oh…—Neville apoyó su cabeza en la de Draco y suspiró, sonriendo cuando el chico suspiró también, alcanzándole un pastelito de pollo bechamel. Se quedaron un buen rato ahí, comiendo en silencio y disfrutando el calor del otro, mientras miraban la lluvia caer sobre el Bosque Prohibido.
—Fue impresionante—musitó Neville al cabo de un rato:—Cómo saltaste para esquivar a Harry y atrapar la snitch al tiempo.
—¿De verdad?—Draco preguntó, acomodándose para mirar a Neville. Un leve sonrojo teñía sus mejillas.
—De verdad; nunca había visto a nadie reaccionar tan rápido—aseguró el pelinegro:—¿dónde aprendiste a hacer eso?
—Durante el verano, una amiga vio que era bueno saltando alto y decidió que iba a enseñarme a hacer volteretas—Draco se encogió de hombros, sonriendo:—decía que podía dedicarme a la gimnasia, si quería.
—Te iría bien de gimnasta—convino Neville, sonriendo a su vez:—eres muy ágil.
—Oh ¿te parece?—la sonrisa del rubio se ensanchó al tiempo que el chico se acercaba un poco más:—¿Qué opinas? ¿Me vería bien en leotardo?
—Seguro que sí—Neville respondió, estirando la mano para acomodar uno de los mechones del rubio que se habían zafado de las trenzas, probablemente por el viento:—Claro que te ves bien con todo.
—¿Sí? ¿Por qué lo dices?—Draco cerró los ojos, inclinándose un poco hacia la mano de Neville.
—Lala me dio una foto de ti en ropa muggle—Neville respondió, sonrojándose un poco:—parecías estar meditando o algo y un ave se posó en tus piernas.
Draco abrió los ojos sorprendido y chasqueó la lengua:—Esa Lavender es terrible.
—Te veías muy bien—Neville ofreció, para calmar un poco al chico:—Aunque la camisa tenía un dibujo de una sartén con huevos sobre un fuego con ojos ¿Qué es eso?
—Oh… Ehm debe ser de calcifer—comentó Draco, mordiéndose el labio:—Es de una película llamada el Castillo Vagabundo.
—¿De qué trata?—Neville preguntó y Draco empezó a contarle sobre la película, haciendo gestos y ruidos, y tarareando canciones. Neville lo miró con intriga, divertido ante la idiosincrasia del chico. No pudo evitar sonreír al pensar que probablemente era uno de los pocos que podían ver a Draco ser tan él mismo.
No supo qué lo orilló a hacerlo, pero en el momento en el que el chico se volteó a verlo, para decir algo sobre el corazón del hechicero de la película, Neville le dio un besito casto en los labios. El rubio lo miró y sonrió.
—¿Entonces el fueguito era su corazón?—Neville preguntó y el chico asintió.
—Una estrella se había fusionado con el corazón de Howl—explicó el rubio:—Y Sophie los salvó~
—Debe ser divertido ver películas contigo—comentó Neville y Draco se encogió de hombros.
—Tal vez deberíamos ver una, durante el receso de invierno—Draco ofreció y Neville ladeó la cabeza.
—¿Tu padre te dejaría ir a Londres Muggle a ver una?
—Podemos verlas en la Mansión; solo es decirle a Padre y él haría los arreglos.
—Suena bien.
🙟✦🙝
—¿Qué haces aquí, Malfoy?—siseó Potter, en cuanto Draco corrió las cortinas de la cama lo suficiente como para colarse:—¿Vienes a regodearte en tu victoria?
—Hoy volaste muy bien—respondió el rubio en su lugar, sacando de su mochila algunos calderos de chocolate, y paquetes de ranas:—hiciste unas piruetas impresionantes.
—No me da risa—Potter gruñó y Draco rodó los ojos.
—De verdad que no vine a burlarme—espetó el Slytherin, poniendo los dulces en la mesita al lado de Harry:—sé lo que duele que se te rompa un brazo, aunque nunca me ha pasado que me quiten los huesos del brazo, pero que vuelvan a crecer suena incómodo y doloroso, así que pensé en traerte algo.
La mirada de Potter lo hizo caer en cuenta de lo absurdo que era todo eso ¿Qué el ganador fuera a ver al perdedor lastimado? ¿Un Slytherin a un Gryffindor? Draco chasqueó la lengua.
—También quería decirte que voy a investigar quién encantó la bludger—añadió el rubio, cruzándose de brazos:—No me parece justo ganarte porque alguien estaba tratando de matarte.
—No quería matarme—musitó el pelinegro, tan bajito que si Draco no estuviera acostumbrado a que Neville siempre hablara entre dientes, no lo habría escuchado.
—¿Sabes quién fue?—Draco preguntó, casi demandante:—¡Hay que decirle a Madame Hootch! Si fue alguien del equipo le diré al Profesor Snape que lo haga retirarse. ¡Que poco deportivo eso! ¡Es prácticamente trampa!
Potter lo miró extraño, acomodándose mejor en la camilla. Lo sopesó con la mirada y luego dijo:—no fue un estudiante.
Draco lo miró y se tensó:—¿Alguien más vino a lastimarte?—preguntó, y luego pensó en las personas que estaban en el partido:—N-no fue mi padre, te juro que no lo fue… S-su magia se siente diferente, estoy seguro.
El pelinegro frunció el entrecejo:—¿Tu padre vino?
—Quería verme en mi primer partido—Draco se encogió de hombros:—pero eso no es lo importante ¿Quién fue? Hay que llevarle con las autoridades ¡Pudiste morir!
—No, no, Dobby no quería lastimarme de verdad—se apresuró a decir Potter y Draco se quedó tieso.
—¿Dobby? ¿Dijiste Dobby?—el rubio preguntó, ladeando un poco la cabeza, y vio la culpa oscurecer el rostro de Potter. Pero antes de poder preguntarle más, unos pasos se escucharon. Draco le tapó la boca a Potter y se agachó a un lado de la cama.
Ambos vieron como Dumbledore y McGonagall cargaban lo que parecía una estatua a una cama, y Draco se mordió el labio. El rubio soltó a Potter con cuidado y se escondió bajo la cama, sin hacer ningún ruido, mientras la Profesora iba por Madame Pomfrey; al parecer había habido otro ataque.
Draco estaba seguro de que había visto a Creevey, o al menos su cámara, y apretó los puños, pensando que bien pudo haber sido él, dado que se había escurrido por los pasillos también. Los escuchó hablar de la cámara y a su nariz llegó el horrible olor de plástico quemado ¿Qué clase de monstruo podría quemar un rollo fotográfico así?
—Significa que la Cámara de los Secretos ha sido abierta de nuevo de verdad—la voz de Dumbledore sonaba grave.
—Pero, Albus… ¿ Quién ?
—La pregunta no es quien , sino como…
Draco esperó a que los tres adultos se fueron antes de levantarse. Se sentía enfermo e inquieto, como si no cupiera en su piel.
—Estarás contento—siseó Potter, como acusándolo, pero Draco no tenía tiempo para lidiar con Potter y sus comentarios tontos.
—No—replicó cortante, alejándose de la cama del pelinegro para acercarse a la del pequeño Gryffindor de primer año. No había tenido la oportunidad con la Señora Norris, pero ahora si podía revisar; puso una mano sobre la frente del niño y sintió que su estómago daba un vuelco.
Magia negra.
De la peor.
Ignorando los susurros molestos de Potter, Draco salió de la enfermería y se volvió un hurón, corriendo a toda velocidad hacia las mazmorras. Theo apenas se removió cuando el pequeño mustélido se metió entre sus brazos, buscando consuelo. Draco agradecía que su amigo fuera tan tranquilo con eso.
🙟✦🙝
Theo no entendía porqué estaban en el Bosque Prohibido tan temprano en la mañana del domingo; apenas empezaba a asomarse el sol, y Draco estaba casi histérico.
—¿Qué pasó?—Theo preguntó, acomodándose mejor su capa, para abrigarse del viento.
—Si yo llamo al elfo doméstico de mi familia ¿él vendría?—Draco le preguntó, caminando de un lado al otro.
—¿Aquí a Hogwarts? En teoría sí, pero nunca lo he intentado—Theo no entendía qué le estaba dando a Draco, y la verdad prefería usar su energía en conjurar calor para no morirse de frío:—¿Por qué?
Pero Draco lo ignoró, y en su lugar empezó a llamar:—¿Dobby? ¿Dobby estás ahí?
Y seguro, un par de minutos después, un elfito apareció frente a Draco, con expresión de terror.
—¡Amito Draco! ¿Qué hace en el Bosque Prohibido? ¡Es muy peligroso!—dijo el elfo mirando alrededor, nervioso.
—Dobby ¿Tú encantaste la bludger para atacar a Potter?—Draco preguntó, su voz suave como si le hablase a un bebé. Theo nunca había visto a alguien hablarle tan dulcemente a un elfo doméstico.
El elfo se puso pálido y corrió a tratar de golpearse con un árbol, pero Draco lo detuvo:—¡Dobby, no! ¡No! ¿Qué te dije? Sabes que cuando haces algo mal tienes que escribirlo.
—Al amo Lucius no le gustó ese método de castigo—musitó el elfo, y trató de golpearse otra vez. Draco lo sostuvo contra el suelo, con fuerza.
—Ya hablaré yo con él de eso—dijo el rubio, molesto:—Nadie en mi casa se va a hacer daño así; si él quiere que siga considerado la Mansión mi hogar, no dejará que vuelvas a lastimarte.
Entonces el bicho empezó a llorar, deshaciéndose en cumplidos de lo dulce que era Draco y de cómo nunca nadie se había preocupado tanto por él. Draco lo soltó despacio.
—Dobby, no estás en problemas—dijo Draco, pacientemente:—solo quiero saber por qué trataste de lastimar a Potter. No habrá sido para hacerme ganar.
—Oh, no, amito, jamás—el elfo negó con la cabeza:—s-sólo quería que Harry Potter saliera tan herido que lo devolvieran a su casa. Es peligroso estar en Hogwarts. El amito también debería volver a casa.
La mirada de Draco se endureció:—¿Es por lo de la Cámara de los Secretos?
El elfo se tapó la boca, mirando a Draco con terror. Parecía listo para correr a golpearse, pero en su lugar hizo aparecer una hoja y empezó a escribir como un desquiciado:—El amito Draco debe irse. Lo que pasó va a repetirse.
—¿Puedes decirme por qué está ocurriendo? ¿O cómo?—Draco preguntó, a lo que el bicho negó vehemente y siguió escribiendo. Draco suspiró:—Está bien. No te preguntaré más de eso entonces… Pero… Dobby, necesito que me contestes una pregunta, es sencilla, de sí o no.
El elfo lo miró intensamente:—O-okay.
—Durante el verano te pregunté por el niño sospechoso que veía en la mansión—Draco preguntó y Theo frunció el entrecejo:—Ese que dijimos que estaba hecho de magia… Creo que estaba pegado a un diario y tenía magia negra muy fuerte y horrible ¿Tiene algo que ver con esto?
El elfo palideció y asintió levemente, haciendo que Draco chasqueara la lengua. El elfo se encogió de miedo y Draco le acarició la cabeza con suavidad.
—Lo hiciste muy bien, Dobby—dijo Draco con dulzura:—ahora, quiero que vayas a las cocinas y te tranquilices un poco antes de ir a la casa. Y antes de irte vas a pasar por donde yo esté, porque quiero darte una nota que entregarle a padre ¿de acuerdo? Y si llega a lastimarte en cualquier momento, quiero que vengas de inmediato conmigo ¿vale?
El elfo asintió con cuidado y Draco le sonrió. El elfo se desapareció con un sonoro crack y Draco se dejó caer en el suelo.
—¿Me vas a explicar qué fue todo eso?—Theo preguntó cuando varios minutos pasaron y su amigo no decía nada.
—Ayer fui a ver a Potter en la enfermería—el rubio dijo, finalmente, cubriéndose los ojos con un brazo:—a decirle que iba a averiguar quién había encantado la bludger porque me parecía antideportivo y tales, y entonces llegaron Dumbledore y McGonagall, porque al parecer hubo otro ataque.
—¿Otro?—Theo sintió un escalofrío recorrerle la espalda:—¿Quién?
—Creevey, el Gryffindor de primer año, el de las fotos—Draco suspiró:—el caso es que cuando ellos se fueron, toqué la frente de Creevey y la magia que sentí era horrible. Algo antiguo y desagradable, algo que atenta contra toda naturaleza.
—¿Lo mismo que sentiste con el tal niño sospechoso?
—Si y no… Se sentía igual de antinatural ¿sabes? Como… Como si estuviera manteniendo con vida algo que no debería seguir vivo… No sé cómo explicarlo.
—Pero no era el mismo tipo de magia.
—No lo sé; solo sé que el niño se sentía más ¿nuevo? De alguna forma. No sé. Me da náuseas y me da ansiedad.
—¿Y por eso te metiste en mi cama anoche?—Theo preguntó y Draco lo miró finalmente, culpable.
—Si…
—¿Qué pasó con el diario?
—Se suponía que mi padre lo tomó para sacarlo de la casa…
—¿Cómo llegó a Hogwarts?
—No lo sé… Tal vez…
—¿Sí?
—Tal vez manipuló a mi padre para llegar aquí—Draco se cruzó de brazos, molesto. Theo lo miró largamente antes de suspirar.
—Vale ¿Qué tal si volvemos al dormitorio, hacemos la carta para tu padre y me hablas bien del niño sospechoso a ver cómo podemos encontrarlo para detener todo esto?—Theo ofreció, con suavidad, poniéndole una mano en el hombro a Draco. El rubio asintió, dejándose llevar por su amigo de vuelta al castillo.
🙟✦🙝
Lucius miró la nota en sus manos, temblando de ira ante la letra de su hijo, con el cifrado de Narcissa diciéndole que si no trataba correctamente al elfo doméstico y dejaba de darle castigos físicos, bien podía despedirse de él porque no volvería a pisar la casa.
El elfo se encogió en su lugar, aterrorizado e incapaz de mirarlo. Sus sucias manitos removiendo la desagradable funda que lo cubría. Lucius alzó el bastón, listo para golpear al bicho, antes de golpear con fuerza el suelo, haciendo que la criatura saltara.
—Tienes suerte, alimaña, de que mi hijo sea tan amable y puro—siseó el rubio, haciendo que el elfo se encogiera, temblando:—Más te vale que te comportes y hagas las cosas bien o tendré que volverte a castigar severamente.
—Si, amo—lloró el elfo, sorbiendo los mocos, antes de agregar:—e-el amito Draco es maravilloso, h-haré todo para pagar su amabilidad.
—Más te vale, alimaña.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Siento que es la cosa más tierna que he escrito, esos dos son lo más bonito <3
Espero que les gustara~
Chapter 35: Adivinen quién se había olvidado que tenía un trato con Hades. Así es. Draco.
Summary:
Los dioses griegos (Y el campamento) van a recordarle a Draco su existencia, y el problema que esta conlleva.
Notes:
Digan la verdad, Uds también se olvidaron de que Draco tenía un trato con Hades xd
(Sé que mis betas se habían olvidado xd precioses)
Espero que este capítulo les guste y que el cambio no se sienta demasiado abrupto :3
Muchísimas gracias por los Kudos y Comentarios~
Gracias a mis betas, sin elles esto sería imposible. Gracias Satanás, por acolitarme el ir al concierto de Destripando la Historia(?), a Gabs por acolitarme el dirigir cosas terribles de terror en el TTRPG de The Magnus Archives, y a Anto por acolitarme el ser yo y criar al Aricholo (mascota de racha) conmigo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
34. Adivinen quién se había olvidado que tenía un trato con Hades. Así es. Draco.
—¿Draco?—Percy vio a su hermano aparecer de las sombras del colegio Westover Hall. El Dr Thorn volteó a mirar y vio como el rubio caía en cuclillas a unos metros de ellos y del borde del acantilado y miraba alrededor confundido. Tenía puesta una de sus túnicas del colegio y algo de nieve en el cabello.
—Ah—Draco vio a Percy y a los hermanos Di Angelo, y Percy agradeció que al menos uno de sus vínculos hubiera sentido su angustia y hubiera ido a ayudar. Draco miró al Dr Thorn y puso su mejor sonrisa encantadora antes de hablar en un fuerte acento británico:—Disculpe usted, me temo que me he extraviado ¿Podría ayudarme a encontrar al encargado de esta fina institución?
—¿Qué está haciendo?—preguntó Nico, haciendo una mueca y Percy deseó poderle responder. El Dr Thorn parecía molesto por la interrupción de su discurso sobre cómo iban a destruir el Olimpo y se preparó para lanzarle unos proyectiles a Draco, quién solo ladeó la cabeza, todavía sonriendo.
—Tenemos que saltar al océano—Percy les susurró a los chicos.
—Oh, que gran idea—siseó Bianca, exasperada:—tú también estás loco.
En ese momento pasaron dos cosas. Una fuerza invisible empujó a Percy y a los Di Angelo al suelo, y el Dr Thorn le lanzó unos proyectiles a Draco.
Percy tosió desde el suelo, agradeciendo a Annabeth, y vio como Draco había desviado algunos proyectiles con su lanza. Al mismo tiempo Thalia y Grover se lanzaron hacia el Dr Thorn, listos para atacar. Thalia llevaba a Aegis en ristre, lista para estampárselo al monstruo en la cara.
—¿Los DiAngelo, asumo?—preguntó Draco, con su lanza lista. Los dos chicos miraban entre la batalla que se libraba a un lado y el chico en túnica que tenía la lanza en ristre.
—¿Qué está pasando? ¿Quiénes son ustedes?—chilló Bianca, alejándose de Draco, al tiempo que el Dr Thorn se transformaba. Su cuerpo era el de un león, pero su cola era coriacea y llena de púas que eran lanzadas a todos lados, mientras que Grover tocaba frenéticamente su flauta de pan, tratando de que las lianas y pasto que salía de entre la nieve se agarraran del monstruo.
—Una mantícora—musitaron Draco y Annabeth al tiempo.
—¿Una manticora?—exclamó Nico emocionado:—¡Tiene tres mil de ataque y más cinco a salvamentos!
—Ayuden a Grace, yo me encargo de cuidarlo—dijo Draco, agarrando a Nico del cuello de la camisa y jalandolo lejos de la siguiente ronda de púas.
—¿De dónde saliste?—preguntó Annabeth, pero Percy no alcanzó a escuchar la respuesta, pues el helicóptero había llegado y había cegado a Thalia con sus luces de búsqueda. Percy vio el escudo de Thalia salir a volar y se lanzó para detener una enorme púa con su espada antes que la pudiera atravesar. Percy se encontraba luchando contra la manticora, codo a codo con Thalia, Grover y Annabeth cuando un cuerno de caza sonó desde el bosque.
—No, no puede ser…—siseó la mantícora, antes de soltar un chillido de agonía cuando una flecha plateada se clavó en su hombro.
La manticora maldijo y empezó a lanzar ronda tras ronda de púas hacia el bosque, pero ninguna llegó a su destino; todas fueron interceptadas y partidas a la mitad por flechas plateadas. Percy nunca había visto tal precisión, ni siquiera de los hijos de Apollo.
El Dr Thorn se sacó la flecha del hombro, gruñendo en agonía y dolor, y Percy decidió aprovechar para tratar de atacarlo. El monstruo lastimosamente no estaba tan herido como para no golpear el escudo de Percy y mandarlo a volar con su cola.
Percy se levantó, sintiendo el brazo del escudo entumecido, y vio una docena de chicas de entre once y catorce años emerger del bosque, todas usando parkas plateada y jeans, y todas con flechas en el arco, listas para matar a la manticora.
—Las Cazadoras—musitó Annabeth, casi agradecida. Aunque al lado de Percy, Thalía chasqueó la lengua al decir:—Maravilloso.
—Permiso para matar, mi Lady— dijo una de las chicas mayores, avanzando un poco más que las otras. Llevaba una tiara plateada sobre el cabello oscuro y su expresión regia y piel cobriza la hacían lucir como una princesa Persa.
Percy no entendía bien qué ocurría entre las cazadoras y la mantícora, pero ahora su atención había vuelto hacia Draco, quién estaba tratando de alejar a los DiAngelo de todo, siendo eficientemente ignorados por todos, incluyendo los del helicóptero. ¿Qué clase de magia estaría usando el rubio? Draco le guiñó el ojo a Percy y siguió forcejeando con Nico, que se negaba a alejarse.
—¡Si no puedo llevármelos con vida, morirán conmigo!—el grito del monstruo hizo que Percy volviera su atención a la mantícora que cargaba contra él y Thalía. Percy sostuvo la espada, sabiendo que no iba a poder defenderse, no con lo cansado y lastimado que estaba. Pudo sentir el pánico de Draco hacer eco al propio.
Entonces la bestia aulló y empezó a sacudirse; Annabeth se le había abalanzado encima y le había clavado su daga en la base de la melena, y ahora se agarraba como podía a la manticora.
—¡Fuego!
—¡NO!
Las flechas empezaron a caer sobre la manticora y Percy entró en pánico la ver como casi le daban a Annabeth, pero el pánico no hizo más que crecer cuando la bestia chilló:—¡Este no es el final, Cazadora! ¡Lo pagarán!
Y se precipitó al abismo con Annabeth colgando de él. Percy trató de lanzarse tras ellos, igual que varias cazadoras, pero del helicóptero llegó una lluvia de balas que los hizo retroceder. A todos menos a una chica de cabello castaño rojizo, que miró el helicóptero casi con aburrimiento antes de hacerlo desaparecer en una bandada de pájaros al decir:—Mortales, no se os permite ser testigos de mi cacería.
🙟✦🙝
Draco se sostuvo de un árbol, tratando de ignorar la vergüenza que sentía por estar vomitando luego de no haber ayudado mucho en la batalla. Todo era culpa de Hades. Estúpido Hades que había decidido llamarlo mientras caminaba con Theo y Lala (menos mal no habían estado ni Daphne, ni Neville alrededor) por los terrenos del castillo, hablando de los planes para las vacaciones de invierno.
Una vez que sintió que no podía vomitar más, se enderezó y se quitó la túnica, doblándola con cuidado y metiéndola en su mochila antes de trotar de regreso a dónde Percy estaba peleándole a nada más y nada menos que la diosa Artemisa.
Percy estaba explicándole a Bianca y a Nico que el campamento era la única opción para entrenarse y poder luchar contra los monstruos, y Draco no tenía muchas ganas de participar en la discusión que estaban teniendo. El dorso de su mano ardía, lo que significaba que los dos chicos seguían en peligro. Era lógico; seguían en peligro hasta que los llevaran al campamento.
  Draco vio a Thalía gritarle a Percy y apretó los puños, mirándola con desagrado. Seguía sin agradarle la chica y algo en la forma en la que había vuelto lo seguía poniendo nervioso.
  
    
  
  
    
  
  Una vez que la chica se alejó, Draco se acercó a su amigo, que sujetaba la gorra de Annabeth con expresión afligida.
—La vamos a encontrar—aseguró Draco, poniendo su mano en el hombro del pelinegro:—te lo prometo.
—Fue mi culpa—musitó Percy, sin mirarlo:—ahora quién sabe dónde está por mi culpa.
Draco hizo una mueca, mirando la herida en el brazo de Percy:—Y-yo tampoco hice mucho, lo siento.
Percy lo miró y frunció el entrecejo, antes de jalar el chaleco de lana negro que llevaba el rubio:—¿Cómo llegaste aquí, por cierto?
—Me secuestraron y me escupieron aquí—Draco suspiró, jalando a Percy para que se sentaran cerca del fuego que las niñas habían armado, rodeado de tiendas plateadas. Empezó a rebuscar en su mochila y sacó un pequeño kit de primeros auxilios, para empezar a limpiar la herida de Percy.
—¿Quién? ¿Cómo?—Percy preguntó, y Draco se encogió de hombros. Según sus instrucciones solo podía decirle a los DiAngelo quién los había enviado, y primero tenía que hablar con Bianca antes de hablar con Nico. Una vez la herida de Percy estuvo desinfectada y cubierta, Draco le sonrió.
—No tengo ambrosía, lo siento; no la cargo en la escuela, pero voy a preguntar si alguna de ellas nos puede dar un pedacito—dijo el rubio y se levantó. Percy asintió, abrazándose las piernas y suspirando; seguro iba a quedarse un buen rato sintiéndose culpable. Draco empezó a andar, buscando a alguna de las chicas que no estuviera cerca de los lobos que habían convocado.
Finalmente vio a Artemisa y a Bianca, hablando cerca del acantilado, y pensó que a lo mejor la diosa podría apiadarse lo suficiente como para ayudar ¿no? Artemisa solía ser muy cool en las historias.
—Puedes unirte a nosotras, Bianca—estaba diciendo la diosa y Draco se quedó tieso:—unirte a la Cacería, Jurar que no te acercarás a los hombres y volverte inmortal.
—Mi Señora—Draco interrumpió, ganándose una mirada fulminante de parte de la diosa, no que le importara, no sabiendo lo que sabía:—Tengo un mensaje urgente para Bianca DiAngelo.
—Puede esperar, niño de las Estrellas—siseó la diosa y Draco mantuvo la frente en alto, preguntándose si iban a convertirlo en algún animalito y cazarlo.
—Es de su padre—dijo Draco, tratando de sonar conciliador:—dijo que se lo diera apenas estuviera en un lugar seguro ¿Y qué lugar más seguro para una doncella que junto a la Diosa Artemisa?
Artemisa resopló, alzando una ceja:—¿Crees que tus palabras tienen algún efecto en mi?
—Nunca trataría de encantarla, mi Señora—replicó Draco, cruzándose de brazos:—y dada la oferta que le ha hecho, mantengo mi postura; No va a estar más segura en otro lugar ¿Puedo darle el mensaje?
—¿Conoces a mi padre?—Preguntó Bianca y Draco asintió.
—Me envió a asegurarme de que ustedes dos lleguen a un lugar seguro—explicó Draco:—Me secuestró, de hecho, de mi escuela, y me trajo al otro lado del mundo solo para que te dijera que tuvieras cuidado con el camino que vayas a escoger…—Draco sintió un escalofrío antes de continuar, las palabras surgiendo de su boca sin permiso:—las profecías no son siempre lo que creen, y la culpa te llevará a tu perdición, hija del Inframundo. Si tomas una decisión no mires atrás, pero piensa en quién lastimarás al hacerlo.
Draco sintió nauseas otra vez, la vaga imagen de un gigante de hierro aplastando a Bianca grabada en su mente. Las dos chicas lo miraban intensamente; la pelirroja con algo de curiosidad y la otra con molestia.
—P-pues yo tengo derecho a ser egoísta—espetó ella:—he tenido que encargarme de él desde que tengo memoria, y no vi que Padre hiciera nada por nosotros.
Draco la miró y se encogió de hombros, haciendo una mueca:—Sólo soy el mensajero… Tú lo dijiste, solo te tienen uno al otro, pero es tú decisión no la mía.
—Exacto, ahora esfúmate—siseó la chica:—Ya estoy a salvo, puedes ir a decirle eso a mi padre.
Draco hizo una mueca, dándose la vuelta para irse. No pudo evitar el mascullar:—sigue así y tú misma se lo dirás pronto.
El rubio avanzó hacia donde Percy estaba, junto a Nico y Grover; el menor le llenaba de preguntas, mientras el sátiro le daba un pedazo de ambrosía. Bien.
—Nico—gruñó Draco, molesto, haciendo que el chico alzara la mirada confundido:—tu papá manda a decir que te comportes y aproveches tus oportunidades. No sé qué significa y no me importa.
—¿Conoces a mi padre?—el chico ladeó la cabeza, al tiempo que Draco se dejaba caer al lado de Percy con un suspiro exagerado.
—Por contrato no puedo decirte más información—replicó Draco, cubriéndose el rostro con la mano.
—¿Por qué estás vestido así? ¿Tú también eres un semidios?
—Porque me secuestraron en mi escuela—Draco replicó con aburrimiento:—y sí, soy un semidios, pero no sé quién es mi padre y no me interesa.
—¿Cómo no te interesa? ¡Si los olímpicos son super cool! ¡Según mi juego de mitomagia tienen poderes geniales!
Draco quitó su brazo de su rostro y miró a Nico, quien se había cruzado de brazos y estaba haciendo un puchero:—Bueno, seguro tú vas a tener poderes geniales, pequeño. Pero primero tienes que aprender a luchar sin depender de ellos, o vas a terminar como el cabeza hueca de Percy, queriendo tirarse al agua en cada oportunidad.
—¡Oye!
—Al menos él peleó con la mantícora; tú solo querías quitarnos de ahí—Nico recalcó:—él fue muy genial, no como tú.
—¿Y crees que hubiera sido tan genial si hubiera estado preocupado por mantenerte a salvo?—preguntó en un siseo Draco, sintiéndose molesto:—Va, no luché contra la mantícora, pero el trabajo de un sup es tan importante como el del dps.
—¿Eres un sup?—Nico ladeó la cabeza, y miró a Percy, sus ojos deteniéndose en la venda en el brazo del pelinegro, que se veía supremamente confundido:—¿Entonces por qué tienes una lanza?
—¿De qué sirve un sup si no puede defenderse?
—Tiene sentido.
—¿De qué están hablando?—preguntó Percy, bastante confundido. Draco suspiró, apoyando su cabeza en el regazo del pelinegro.
—Un Sup o Support es alguien que ayuda, un dps hace daño por segundo—Draco explicó:—¿Recuerdas cuando nos colamos al Club de Juegos de Mesa en Yancy?
—Ah sí, porque había un juego llamado Magic y a tí te llamó la atención—Percy asintió y Draco sonrió, al pensar que parecían haber pasado décadas desde entonces, aunque solo iban como dos años.
—También jugaban mitomagia; recuerdo haber visto algunas cosas y cartas, pero como era muy chiquito no me dejaron jugar, solo mirar.
Grover aplaudió ante esto:—¡Claro! Por eso me sonaban los términos.
🙟✦🙝
—¿Dónde por los tres mil monstruos del Bosque Prohibido estás?—espetó Theo, apenas la imagen de Draco apareció en el mensaje iris:—¿y por qué hasta ahora puedo comunicarme contigo?
Draco lo miró sorprendido y confuso, a su lado estaba Grover, la chica del árbol y un chiquillo de piel aceituna y cabello oscuro. Oh.
—Theo, no vas a creer lo que me pasó—Draco hizo un puchero:—me secuestró un dios.
Theo abrió la boca para replicar y la cerró, frunciendo el entrecejo:—Bueno, la verdad es que tendría sentido.
—¿Si?
—Pues te tragó la tierra y cuando empezamos a buscarte desasperados por ahí, los profesores y los normies de la casa dijeron algo así como que te habías ido más temprano a casa por una emergencia familiar—intervino Lavender, colgándose del hombro de Theo para poder mirar:—Oh ¡Hola Thalía! ¡Hola Grover!
—Al menos no me metió en problemas—suspiró Draco, mientras el chiquillo a su lado se estiraba para tocar el espejismo. Draco le sostuvo la mano antes de que hiciera algo:—Parece que tendré que quedarme un rato aquí.
—Pero…—Theo hizo un puchero:—No quiero participar en otra Búsqueda, es muy cansado… Además se supone que tenemos el baile de Yule.
Draco se mordió el labio:—Trataré de volver para el baile, lo prometo.
—Más te vale—intervino Lavender:—se de alguien que estaría muy triste si no vienes.
Draco se sonrojó violentamente y la fulminó con la mirada:—Va, como sea. Vayan y diviértanse. Yo me quedaré aquí esperando a que Lady Artemisa decida cómo nos va a ayudar a volver al Campamento.
Theo lo miró intensamente:—¿Lady Artemisa?
—Si
—¿Diosa de la Caza?
—Y la Virginidad y las Doncellas, si.
—¿Y los va a llevar al campamento?
—Tal vez.
—Ya vamos para allá.
Theo alcanzó a escuchar la risa de Draco mientras cortaba la conexión. Lavender lo miró confundida:—Pero dijiste que no ibas a ir estas vacaciones.
—Cambio de planes—replicó el Slytherin, levantándose del suelo y limpiando su túnica:—Quiero conocer tantos dioses como sea posible.
—¿Y cómo pretendes que nos dejen ir así como así?—Lavender se cruzó de brazos:—todavía faltan varios días para que inicien las vacaciones de invierno.
Theo le sonrió a Lavender, tomando su mano y concentrando un poco de magia en ella:—Bueno, pues es hora de ver qué tanto funciona manipular la Niebla con magos.
🙟✦🙝
—Wow—musitó Thalía:—Apolo es caliente…
—Es el dios del Sol—replicó Percy y Draco se golpeó la frente.
—No me refiero a eso—Thalía rodó los ojos y Draco suspiró, sabiendo perfectamente a qué se refería. Apolo (que estaba molestando a Artemisa porque al parecer el molestarse entre hermanos también era algo que los dioses hacían) lucía como en sus 17 o 18, con el cabello suave de un rubio arena, y una sonrisa deslumbrante. Tenía ese encanto de exteriores que Draco siempre había admirado (aunque nunca había tratado de imitar) y con su ropa casual (camisa sin mangas, jeans y mocasines) le recordaba a sus Idols.
Sin embargo, el dios del sol lo miró y su expresión se oscureció, como si el sol se hubiese ocultado entre las nubes.
—¿Tengo que llevarlo también a él?—La pregunta hizo que Draco hiciera una mueca.
—¿Hay algún problema con Draco… L-lord Apolo?—preguntó Percy, tomando la mano de su mejor amigo.
—No me agrada lo que se sale de las Profecías—siseó el dios, mirando a Draco, como si su mera existencia fuera la peor de las ofensas.
—No lo hago a propósito ¿sabe?—musitó Draco, sintiéndose a la defensiva:—Mira, está bien. No necesito que me lleven puedo…
Draco se sostuvo la mano contra el pecho, sintiendo un horrible ardor en ella. Claro, el trato. Draco hizo lo mejor que pudo para soportar el dolor y miró a Apolo que lo seguía mirando con desconfianza:—Mira, no haré nada ¿Okay? Me quedaré quieto en un rincón y ni te enterarás que existo.
Apolo resopló y volvió su atención a Thalía y a Percy, y Draco decidió ignorarlo, acercándose de Nico que parecía dividido entre estar triste por que su hermana lo había abandonado y admirar el carro del sol que pasó de ser un maserati (Increíble que el dios del Sol tuviera el mismo gusto ridículo que Percy ¿Cómo no notaba que los Bentley eran mejores?) a un autobús escolar e hizo a Draco pensar en el autobús mágico. No que le fuera a decir a nadie.
Draco solo siguió a los demás dentro del autobús, ignorando la angustia que sentía de estar tan cerca de Apolo. Que extraño; nunca había tenido problemas con Will, Michael o Lee, o ningún otro hijo de Apolo, para ser honestos, pero por alguna razón, la energía del hombre, su magia lo ponía mal.
No mal como la magia negra, sino más bien mal como esa vez que recitó la profecía del Oráculo. ¿Qué significaría?
🙟✦🙝
—¡Mira Lavender!—Theodore le jaló el brazo a Lavender, señalando el bus amarillo que acababa de aterrizar:—Según Draco ese es el Carro del Sol.
—¿Un bus?
—Mira, no sé, no quiero preguntar, solo quiero acercarme
—¿Y quemarte?
—Y sentir su magia—el chico la miró exasperado y Lavender suspiró profundamente. Draco le había dicho que su amigo Slytherin tenía una extraña fascinación con los diversos tipos de magia, y que parecía estar haciendo una especie de catálogo, significara lo que eso significara.
—Dile que estaremos en la Cabaña Ocho—dijo una chica, que parecía bastante asqueada con Percy y los demás. Iba seguida de un grupo variopinto de chicas, todas vestidas de plateado con mochilas y arcos colgados en la espalda. Ninguna de ellas respondió el saludo de Lavender, quien trató de no sentirse molesta por ello, mientras se acercaban al bus a ver qué ocurría.
El último en bajar fue Draco, que parecía inquieto y bastante irritado, mientras se rascaba el dorso de la mano. Iba con el uniforme de Hogwarts todavía, pero no llevaba la túnica. Su mirada estaba fija en la Casa Grande, dónde se veía que había un fuego brillando en el ático.
—¡Draco!—Lavender llamó y entonces un muchacho guapísimo, que estaba hablando con Percy volteó a mirarla, y ella sintió un calor en el pecho cuando el chico la miró, aún cuando estaba frunciendo el entrecejo.
—No deberías acercarte mucho a él, Preciosa—dijo el muchacho, cruzándose de brazos:—Cosas malas te pasarán si estás a su alrededor.
—¿Es una profecía o sólo es por que Draco es un aguafiestas?—preguntó Theo, medio en broma, aunque su sonrisa se congeló cuando el muchacho lo miró sin humor. El muchacho alzó una ceja al ver a Theo e hizo una mueca, antes de volverse hacia Percy.
—Mantente atento con las profecías, Percy—dijo el muchacho, palmeando el hombro del pelinegro, que parecía muy agotado y frustrado:—Nos veremos pronto.
—Llevaré a Nico con Quirón—anunció Draco de la nada, tomando la mano del pequeño que los acompañaba:—y le explicaré las cosas.
Percy hizo un puchero, pero no hizo nada para seguirlo. En su lugar dejó escapar un suspiro de pesadumbre e, ignorando a Thalía, empezó a caminar hacia la Cabaña Tres.
—¿Qué mosca les picó?—Preguntó Lavender confundida, mientras el muchacho guapo se subía al bus, que ahora se veía como un carro bastante bonito (Aunque amarillo) y se iba.
—Perdimos a Annabeth—musitó Thalía, enojada, mirando hacia la Cabaña Ocho como si fuera su culpa.
Lavender y Theo se miraron antes de correr hacia la Casa Grande, para seguir a Draco.
Cuando llegaron, Quirón miraba a Draco con gravedad, y el niño no estaba en ningún sitio.
—¿Estás seguro de eso?—Preguntaba el centauro, bastante preocupado. Draco asintió.
—Muy seguro—Draco miró hacia Lavender y Theo mientras se acercaban:—Thalía podría explicar mejor lo que ocurrió. Pero sé que Annabeth está con vida.
—¿De verdad?—preguntó una voz, haciendo que Lavender pegara un brinco. Thalía parecía que los había seguido y ahora miraba a Draco entre esperanzada y con desconfianza:—¿Cómo estás tan seguro?
Draco la miró fijamente y se encogió de hombros:—Sólo lo sé, Grace. Ahora. Percy está tramando qué hacer, y hay muchas cosas en juego, lo sé. Así que iré a la Cabaña Tres a calmarlo y luego…
Draco miró a Lavender, a Theo, luego al Señor D, que parecía aburridísimo de su existencia, y por último a la Thalía:—luego me largo de aquí.
🙟✦🙝
—¿Por qué te vas a ir sin ayudarnos a buscar a Annie?—Percy no se había dado la vuelta, pero no tenía que hacerlo para saber que la persona en la puerta de la Cabaña era Draco. Tyson se había ido hacía tiempo a su pasantía en las Forjas, y la única otra persona que se atrevía a entrar sin tocar se había precipitado por un acantilado por culpa de un monstruo.
Y por culpa de Percy, por no ser un mejor luchador.
—¿Lo escuchaste?—Draco preguntó y Percy sintió como la cama se hundía, porque el rubio se había sentado cerca de sus pies. Draco suspiró profundamente:—Percy… Si van a buscar a Annabeth, deben seguir una profecía.
—Claro, como siempre.
—Escuchaste a Apolo.
—¿Y él qué sabe?
—Es el dios de las profecías
—¡¿Y desde cuándo te importa lo que una estúpida profecía diga?!—Percy espetó, odiando lo centrado y calmado que Draco sonaba.
Pero al voltearse a mirarlo vio gruesas lágrimas bajar por su rostro:—Porque no quiero que por mi culpa Annabeth no vuelva con nosotros.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara el capítulo :3
Han... Pasado cositas :3
Chapter 36: Hola Bianca, perdón por el engaño…
Summary:
Draco tiene un par de encontronazos con las Cazadoras y la realidad.
Notes:
El título del Cap es una referencia a un Podcast de terror que amo. xd
Espero que les guste el capítulo de hoy; yo me divertí mucho planeándolo y escribiéndolo, sobre todo por las varias referencias a la madre de Theo y el padre de Draco :3 Estoy ansioso por ver qué teorías tienen al respecto.
Una vez más, muchísimas gracias a mis betas Anto, Gabs y Satanás por acolitarme estas maricadas pero detenerme cuando me voy a pasar con los niños (o cuando estoy teniendo una crisis y quiero cambiar el fanfic a omegaverse).
Gracias a todos por leer :3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
35. Hola Bianca, perdón por el engaño…
—No pareces contento—comentó Nico, cuando Draco se sentó entre él y los hermanos Stoll, que parecían estar tratando de convencer al chico de jugar póker.
—Sólo estoy cansado y preocupado—Draco le sonrió a Nico, antes de mirar las cartas que el chico había puesto al lado de su comida:—¿Esas son tus cartas de Mitomagia? Yo jugué una vez hace años, pero no recuerdo como va.
Theo vio como el chiquillo empezaba a explicarle a Draco las reglas de su juego, bastante emocionado, y como Draco hacía los ruidos pertinentes para darle a entender al chico que si le estaba prestando atención. Pero la mente de Draco no estaba en el comedor, ni sin culpa.
Lavender seguía echándole vistazos a las chicas en la mesa 8, con curiosidad. Thalía apuñalaba su comida, con molestia. Percy parecía la persona más miserable del mundo. Los tres chicos de Ares hablaban entre ellos, lo mismo que los pocos de Hefesto y Apolo que estaban por ahí.
El Campamento se veía muy deprimente en Invierno.
Ah bueno, las chicas de la mesa 8 parecían estar disfrutando de lo lindo, pero luego de verlas ser displicentes con todos los demás, Theo no tenía muchas ganas de tratar de ser amistoso con ellas.
Theo se preguntó si había sido una buena idea que él y Lavender fueran al Campamento, en especial porque Draco parecía estar ansioso por irse. Aunque podía ser que quisiera ir a buscar a Annabeth; después de todo, se habían vuelto amigos por culpa de Percy.
El rubio sonreía y asentía a lo que el menor le decía, y también se reía de los comentarios de los Stoll, regañandolos casi de mentiras por reírse del niño. Se estaba volviendo bueno en ocultar lo mal que se sentía. Era bueno para un Slytherin, pero Theo no podía evitar sentirse triste al pensar en el chico expresivo, dulce y amable con el que había compartido su verano.
—¿Captura la bandera?—preguntó Lavender, sacando a Theo de su análisis de las sonrisas falsas de Draco.
—Es una competencia usual en el campamento—explicó Draco:—normalmente se arman dos equipos entre las cabañas, y se hacen planes y eso para defender las bases. El equipo ganador suele tener beneficios en el campamento.
—¿Puedo participar?—preguntó Nico emocionado y Draco lo miró con fijeza.
—¿Sabes usar una espada?
—No
—¿Un hacha?
—Eh no…
—¿Una lanza?
—La primera vez que vi una fue la que hiciste aparecer…
—¿Un cuchillo?
—¿Puede ser de cocina?—preguntó el chico, sonrojándose cuando los hermanos Stoll se echaron a reír.
—Tendríamos que entrenar mucho—musitó Draco, todavía mirando al chico, como sopesándolo:—¿Estarías dispuesto a entrenar muchísimo muchísimo?
—¿Entrenar?—los ojos del chico se iluminaron:—¿Podré usar una espada o un hacha o una lanza?
—O cuchillos—ofreció Theo, sacando una de sus dagas del holder de su muñeca (normalmente pondría ahí su varita, pero no podía sacarla en el Campamento) y haciendola girar entre sus dedos.
El chico miró encantado la daga y luego miró a Draco:—¿Y podré hacer eso?
—Tal vez—Draco respondió, encogiéndose de hombros:—pero tendrás que practicar mucho. No todos podemos ser Percy o Theo que son talentosos.
Theo le sonrió a Draco:—Oh, pero ¿qué hay del mérito por dar lo mejor en cada entrenamiento?
—No lo tendré yo—Draco se apresuró a negar con la cabeza:—No me gusta sudar ni ensuciarme.
—Ah, pero “Lavender, vamos al bosque entrenar”—se quejó entonces Lavender, haciendo un puchero:—”Lavender, tenemos que entrenar así esté lloviendo”, “Vamos Lavender, tienes que ser más rápida.”
Los Stoll se echaron a reír:—¿Jacksoncito dice eso? ¿En serio? No te lo creo.
—Es insoportable—Lavender hizo un puchero, antes de guiñarle un ojo al rubio:—Pero toca quererlo.
—¿Ustedes dos son novios?—preguntó Nico, y entonces Draco soltó una carcajada, haciendo que Lavender lo mirara molesta.
—Bueno ¿Y porqué no podríamos?
—Porque, petite lionne —Draco respondió, todavía riéndose:—eres preciosa, pero no eres mi tipo.
—¿Cuál es tu tipo entonces?—demandó la castaña, y Theo se inclinó curioso.
—Con una sonrisa encantadora, voz como los ángeles y hombros anchos—Draco suspiró, mirando hacia la fogata con ensoñación:—Que los mires y solo puedas decir “Oppa~”
—¿Oppa?—Lavender frunció el entrecejo ante eso.
—Oh bueno—Draco se tocó la barbilla pensativo:—en mi caso sería “Hyung~” ... O si fuera Hyde-san, sería “ Hyde-sama~”
—¿Hyde?—Uno de los Stoll frunció en entrecejo:—espera ¿ese no es el cantante de la banda esa que le gusta a Silena? ¿Cómo se llamaba?
—L’arc en Ciel—dijo Draco, asintiendo:—Ay me alegró tanto que Silena fuera fan también.
—Ese cantante… No se parecerá a Neville ¿o sí?—preguntó Lavender, frunciendo el entrecejo:—Porque la verdad es que Neville no es muy agraciado.
—Ohh ¿y quién es ese tal Neville?
—Un amigo de la escuela
—Claro, porque los amigos usan fotos de sus amigos como marca páginas.
—¡Shh! Lavender.
—Que tristeza que sean gays los dos—Lavender suspiró:—¿Por qué los chicos dulces son gays?
—Podrían ser bisexuales—apuntó Theo, antes de agregar, mirando a Draco de reojo:—al menos, Longbottom si… Después de lo que dijo Draco dudo que tenga un gramo de heterosexualidad en su cuerpo.
—La duda ofende—Draco declaró, firmemente:—además, después del partido, estoy más que seguro que me gustan más los chicos.
—¿Y eso?
—Ah, Nevs y yo nos dimos un beso luego de escaparnos a celebrar.
—¡¿Se dieron un beso?!—chilló Lavender, levantándose sorprendida. De las otras mesas empezaron a estirarse cuellos para mirar, curiosos. Draco se había sonrojado y le hizo un gesto a la castaña para que se sentara.
—Shh, Lavender, no hagas escándalo.
—¡Pero! ¿Cómo te atreves a decir que son amigos si ya se besaron?—espetó Lavander:—además ¿cómo es que nadie sabía?
—Percy sabía—Draco se encogió de hombros, antes de volver su atención a su comida (que no había tocado realmente), sonrojadísimo:—además… No es que habláramos de eso ni nada.
—¿Se besaron y no lo hablaron? ¿Qué? ¿Cómo pasó?
—Sólo pasó, y luego seguimos hablando.
—¿Y de qué hablaron?
—Del Castillo Vagabundo y otras películas de Studio Ghibli.
Lavender se golpeó la frente y escondió la cara entre las manos, frustrada. Los Stoll suspiraron, negando con la cabeza y mirando a Draco entre exasperados y divertidos. Nico parecía querer preguntar algo, pero no era capaz. Draco estaba muy concentrado partiendo su carne en pedacitos de un centímetro y Theo no pudo evitar reírse.
—De verdad que ustedes dos van a causarme dolor de muelas por lo dulces que son—dijo Theo, y Draco lo fulminó con la mirada, antes de apuñalar sus pedacitos de carne y comérselos, aún sonrojado.
—A mi me va a dar una aneurisma de lo idiotas que son—musitó Lavender masajeandose la sien.
🙟✦🙝
—Parecía que se estaban divirtiendo—comentó Percy, durante la fogata, sentándose al lado de Draco que miraba el fuego como si pudiera darle las respuestas que buscaban.
—Se estaban burlando de que besé a Neville pero no somos novios—respondió Draco, sin alzar la mirada. Parecía estar tratando de concentrarse en algo.
—Sigo sin entenderlo—Percy añadió, apoyando su cabeza en el hombro del rubio, quien simplemente se acomodó para que el pelinegro pudiera acomodarse mejor. Draco se veía pequeño al lado de Percy:—¿Cómo que no son novios? Yo le había entendido a Lavender que si…
—¿Ella te dijo que salíamos?—Draco parecía más exasperado que molesto:—¿Qué necesidad tenía de hacerlo?
—Pues entre lo que ella dijo y la forma en la que hablabas de él—Percy se encogió de hombros y Draco suspiró profundamente. Percy lo abrazó por los hombros y suspiró también:—vale, soy el peor tratando de distraerte ¿Qué te tiene así? ¿Sigues pensando en Ann…?
—Ya ves que nosotros estamos conectados—Draco lo interrumpió, enderezándose un poco:—y ha sido así desde siempre.
—Si, así es como te escuché decir que te ibas a ir—Percy asintió, y Draco miró alrededor antes de hacer un gesto con la mano. Percy frunció el entrecejo:—¿Pasó algo?
—Estuve investigando la conexión y la maldición de Patroclo, y al parecer hay almas más sensitivas a vincularse que otras.
—Okay… ¿Eso significa que nuestras almas son compatibles?
—Eso también… C-cuando vimos a Annabeth caer, por solo un momento, vi lo que ella vio—Draco suspiró, mirando al fuego con ansiedad:—vi la melena de la mantícora, el cuchillo clavado en la carne, las manos sosteniendo el cuchillo y… Y luego oscuridad.
—¿Te vinculaste con Annabeth?—Percy preguntó, sintiendo un poco de celos.
—Si así fuera podría ver dónde está ¿no?—Draco siseó, tirando un puñado de malvaviscos al fuego:—Hestia, guíame…
Percy apretó los puños; Draco solía culparse de muchas cosas, en especial de cosas con las que no podía hacer nada. Pero esto ya era el colmo.
—La vamos a encontrar—aseguró Percy:—t-tú lo dijiste; está viva, entonces la vamos a encontrar.
—El Señor D no va a permitir una búsqueda… Lo oí decírtelo.
—Encontraremos la forma… O… O ella encontrará la forma de volver; siempre fue más lista que nosotros.
Draco miró a Percy y le sonrió, antes de revolverle el cabello:—Pero es muy fácil ser más listo que tú, sesos de alga~
Percy empujó a Draco y le hizo una mueca. Draco lo empujó de vuelta antes de negar con la cabeza y volver su mirada al fuego.
—Oye ¿podría dormir en tu Cabaña…?
—¿Quieres quedarte en mi Cabaña…?
Los dos chicos hablaron al tiempo, se callaron y se rieron bajito.
—Si, me gustaría dormir hoy contigo—dijo Draco, con una sonrisa:—iré en cuanto logre que Nico se duerma.
—¿El padre de Nico te envió para ser su niñero o qué?—preguntó Percy, burlón y Draco suspiró dramáticamente.
—Básicamente— Draco hizo un puchero:— menos mal no tenía exámenes antes de las vacaciones de invierno cortesía de los ataques.
—¿Ya sabes qué los está causando?
—Más o menos; tenía una pista, pero parece que no voy a poder seguirla hasta que regrese…
—No vas a hacer nada estúpido ¿verdad?
—¿Quién crees que soy? ¿Tú?— preguntó Draco, socarrón, ganándose un golpe.
—Hablo en serio, Draco, ten cuidado
—Lo tendré… Se lo prometí a mi padre…
—Por cierto ¿cómo tomó lo del elfo?
—No muy bien, la verdad, pero prometió hacer un esfuerzo…
—¿Por qué es tan difícil?
—Al parecer a los magos los crían para creerse que son mejores que cualquier otra criatura, no sé… Todo eso de los Sangre Pura me sabe a mierda…
—Esas no son palabras que debería usar un aristócrata—se burló Percy, tratando de alivianar un poco el ambiente. Draco rodó los ojos.
—Me temo informarle, mi estimado colega, que sus opiniones al respecto, aunque acertadas no representan para mi persona algo que sea digno de atención—replicó Draco, haciendo una voz pomposa y expresión snob. Percy no pudo evitar la risa que escapó de sus labios.
Y por alguna razón, sintió el fuego frente a ellos, más cálido.
🙟✦🙝
Draco estaba seguro de que el sueño no era suyo; en primer lugar Annabeth estaba demasiado en el foco, y en segundo lugar él estaba flotando cerca de una figura oscura todavía no definida entre él y Annabeth.
A medida que Annabeth se acercaba, Draco pudo empezar a distinguir la figura; su ropa estaba hecha jirones, su cuerpo temblaba, como si estuviera sosteniendo el peso del mundo o algo así. Su rostro estaba volteado hacia Annabeth, pero su cabello era rubio arena y Draco empezó a temer que ya sabía quién era.
—Ayudame—musitó la figura:—a-ayuda a Annie…
Draco no estaba seguro de haber escuchado eso, bien, pero la voz era sumamente familiar, y solo cuando Annabeth emitió un quejido de sorpresa al verla, y la figura volvió a hablar fue que Draco supo quién era.
—¡Annabeth! ¡Ayúdame, por favor!—la voz de Luke sonaba cansada y triste, pero Draco solo quería alejar a Annabeth de ahí, porque esa voz tenía algo más, algo que no debía estar ahí y llenaba al rubio de terror profundo.
Draco vio como Luke, o la cosa que estaba usando a Luke, convencía a Annabeth de ayudarlo, de tomar lo que Draco pronto entendió era el peso del cielo. Draco vio aterrado como Annabeth tomaba el lugar de Luke, sosteniendo el cielo, cómo le imploraba que la ayudara a sostenerlo. Pero Luke en su lugar se dio la vuelta para irse.
Entonces Draco vio su rostro, y notó que Luke se veía preocupado, molesto y triste, pero nada de eso se reflejaba en su voz mientras decía:—No te preocupes, tu ayuda viene en camino. Todo es parte del plan. Mientras tanto, trata de no morir.
Draco trató de interponerse entre Luke y su camino, pero justo en el momento en que el rubio mayor fruncía el entrecejo, cuando sus ojos se encontraron, un golpe fuerte lo hizo despertarse.
—¿D-draco? ¿Eres tú? Lo siento—Draco parpadeó, confundido, mientras era alzado del suelo por un par de manos cálidas y gentiles:—N-no quise tirarte de la cama, es sólo que tuve una pesadilla…
Draco esperó a que Percy lo depositara en la cama para volver a su forma humana, y miró el reloj, un poco después de la media noche. Osea que no había dormido mucho luego de escabullirse al amparo de la noche, transformado en hurón, para meterse entre los brazos de Percy para dormir.
—¿C-cómo fue tu pesadilla?—preguntó Draco, abrazándose a Percy, y haciendo lo posible por caber los dos en la litera. Percy escondió su rostro en el pecho de Draco mientras le explicaba lo que había visto. El mismo sueño, pero desde detrás de Annabeth. Al final, Draco sabía lo que Percy pensaba. Annabeth si estaba con vida, pero estaba en peligro y era culpa de Luke.
Solo que Draco ya no estaba tan seguro de qué tanto Luke tenía que ver con lo que estaba pasando.
🙟✦🙝
—¿Qué tiene Percy?—Preguntó Theo, mientras practicaba lanzar sus dagas y recuperarlas con magia sin que fuera tan evidente. A su lado, Draco se rascaba el dorso de la mano con actitud distraída, mientras Lavender hacía su mejor esfuerzo por hacer lo que el Stoll a cargo de enseñarles le decía.
—Descubrió que las Cazadoras estaban reclutando a Annabeth—Draco respondió, con la mirada perdida. Theo conocía la expresión; era cuando estaba tratando de encontrar a Percy y saber qué pensaba.
—¿Cómo reclutaron a mi hermana?—Preguntó Nico, procediendo a ignorar al chico de la cabaña de Hermes, que parecía más bien contento con ello.
—Si—Draco asintió, antes de tomar una daga y lanzarla hacia el blanco. Theo, Lavender, Nico y Stoll aplaudieron cuando dio en el blanco, pero Draco no parecía muy interesado en ello.
—¿Pasa algo Jackson 2?—preguntó el Stoll, acercándose a Draco:—¿Necesitas un abrazo?
—No, sólo pensaba que necesito hablar con Bianca pero no sé cómo sacarla—musitó Draco, rascándose el dorso de la mano.
—No dejan que me le acerque—suspiró Nico, volviendo su mirada a la daga en su mano. Theo no podía evitar alzar una ceja ante lo fácil que era leer la angustia, traición y tristeza en el rostro del niño.
—¿Quieren que la secuestre?—preguntó Theo, lanzando sus dagas otra vez al blanco.
—¿Secuestrarla?—Nico lo miró asustado y Theo le sonrió malicioso.
—Deberías—dijo Draco, antes de sonreírle a Nico y asegurarle:—No le va a hacer nada, es sólo que le gusta ser dramático.
El niño suspiró aliviado y Theo soltó una carcajada, antes de llamar de vuelta sus dagas y guiñarles el ojo:— ya venimos.
Theo empezó a andar hacia donde las Cazadoras de Artemisa estaban charlando, haciendo nudos y cosas de campamento que al pelinegro no podía importarle menos. Pero Theo sabía fingir interés, y se había vuelto particularmente bueno haciéndose pasar por mujer.
—Hola, chicas—saludó alegremente Theo, acomodándose un mechón detrás de la oreja y sonriéndole a la niña más cercana. Tenía la tez morena y el cabello trenzado en trenzas finísimas terminadas en cuentas plateadas. La chica le miró fijamente y Theo señaló los nudos que estaban haciendo:—Se ve muy genial eso que hacen; nunca he visto a alguien hacer nudos tan buenos… Aquí los chicos son más bien malos en eso.
—¿No lo son siempre?—se burló la chica, y las otras asintieron. Theo se forzó a reír también. Su mirada voló a Bianca, que se había reído también, pero a ella sí le había causado gracia.
—Oye ¿No hay un niñito por ahí que se parece a ti?—preguntó Theo, inocentemente. La chica hizo una pequeña mueca.
—Debe ser mi hermano.
—Se ve muy triste todo el rato ¿No le dijiste que te ibas a unir a las Cazadoras?
—Si, sólo que… Pues…
—Es un hombre—dijo la que tenía una tiara plateada trenzada en el pelo negro como la noche. Theo hizo lo posible por no hacer una mueca ante el comentario:—No son capaces de existir solos, siempre buscando que nosotras hagamos todo por ellos.
—Claro—asintió Theo, mirando como las demás asentían y hacían comentarios sobre lo inútiles que eran los chicos. Ugh. Theo se acercó a Bianca:—oye… mira… Es que me parece muy interesante esto de las cazadoras, pero… Yo también tengo una suerte de… hermano al que decirle y no sé bien cómo hacerlo ¿Te importaría venir conmigo y darme algunos consejos?
—Oh…—Bianca miró a las otras:—¿De verdad? Tal vez sería mejor que alguien más…
—¿Puedo decirte un secreto?—Theo se inclinó hacia ella, haciendo un pucherito, mientras trataba de manipular toda la Niebla posible en sus palabras sin que se notara mucho:—la verdad es que las otras me dan un poco de miedo…Y pues este amigo mío, no quiero hacerlo sentir muy mal por irme ¿sabes? Es un muy buen chico.
—Oh, si, entiendo—Asintió Bianca, con los ojos algo vidriosos:—vamos, de pronto yo pueda ayudarte a hablar con él.
—¿De verdad? ¡Eres un ángel!—Theo le tomó las manos con emoción, y se levantó con ella. Dejó que ella le explicara a las otras a donde iba a ir, sonriendo y sonrojándose un poco (pensó en lo incómodo que había sido cuando su padre lo encontró probándose un vestido antes de inicio del año escolar), desviando la mirada para aparentar nerviosismo.
Pocos minutos después, Theo se encontraba llevando a Bianca hacia donde habían estado practicando con la lanza.
🙟✦🙝
—¡ Dora , querida!—saludó Draco, burlón, ganándose una mirada de pocos amigos por parte de la chica de cabello largo y negro que traía a Bianca del brazo:—Ya me estaba preguntando si habías decidido abandonarnos.
—Te dije que no me dijeras Dora—espetó la chica, cruzándose de brazos y resoplando.
—¿Thea?
—Cállate. Mira, aquí está Bianca. Habla con ella mejor.
Bianca miró a la chica a su lado confundida, antes de mirar a Draco con una mueca:—Tú eres el que mandó mi Padre con un mensaje.
—Si—dijo Draco, asintiendo:—disculpanos por el engaño, pero hay una última partecita del mensaje que tengo que darles, a ambos, en privado.
—¿Y qué te hace creer que voy a confiar en ti?—siseó Bianca, apretando los puños y mirando aireada a la chica, quien ahora estaba dejando que Lavender le trenzara el cabello.
—Mira, si no quieres volver a confiar en mí en tu vida, no me importa—dijo Draco, con firmeza:—pero hice un trato con tu padre, y valoro mi vida lo suficiente como para no romperlo….—Draco miró alrededor y señaló un lugar, a campo abierto, lejos de otra gente:—vamos ahí, les digo las dos cositas que les tengo que decir y nos despedimos para siempre ¿si?
Bianca lo miró con desagrado, y luego miró a Nico, que la miraba con esperanza:—Más te vale que no sean chorradas como la última vez.
Draco hizo una mueca antes de suspirar:—de verdad que no envidio a Hermes ni un poquito.
Bianca empezó a caminar hacia el lugar, y Nico y Draco la siguieron casi trotando. La chica se notaba bastante molesta, y Draco no podía culparla. Una vez estuvieron lejos de los demás, hizo un pequeño círculo con la mano para hacer un hechizo para que nadie pudiera escucharlos.
—¿Y bien?—espetó Bianca, impaciente:—¿qué es eso taaaan importante?
—Su padre me pidió que los ayudara a llegar a un lugar “relativamente seguro” y que les dijera su identidad—respondió Draco, sin mirar a los hermanos DiAngelo; su mirada estaba fija en el dorso de su mano, donde las marcas de Hades eran apenas visibles:—él es Hades, dios del inframundo… Dijo que prefería darles esa información en privado, más que reclamarlos, para evitar que estuvieran en peligro. Claro, que se supone que los dioses no deben interferir de a mucho con sus hijos, por eso me envió a mi a decírselos.
Una de las marcas se volvió negra como la noche, y Draco sintió un ardor en la mano, mientras la marca se iba como si hubiera sido pintada con ceniza y el viento ahora se la llevara. Suspiró de alivio y miró a los dos chicos. Ambos lo miraban con intensidad, aunque la intensidad era diferente. Bianca estaba fastidiada, y Nico se veía listo para hacer todo tipo de preguntas.
—Pues que bien—siseó Bianca, cruzándose de brazos otra vez:—No me importa quién es, ahora sirvo a Lady Artemisa, quien de hecho si se preocupa por nosotras, no a un tipejo en el subsuelo que nunca se preocupó por Nico o por mi.
—Te felicito—replicó Draco a su vez:— pero todo eso es tú problema, no el mío. ¿Tienes problemas con tu papi? Pues que triste; vuelve con tu cirquito de niñas androfóbicas y pretende que lo que te acabo de decir no te importa. Ve a pretender que no te interesa nadie fuera de su grupito y luego cuéntame cómo les va de bien en la misión sin ayuda de nadie.
Draco no sabía de dónde venía la ira que descargó en sus palabras, pero sí sabía que a las Cazadoras les esperaban unas vacaciones de invierno bastante feas. Draco no dejó que la chica le dijera nada, sino que se dio media vuelta y echó a andar.
No volvió con sus amigos, ni tampoco buscó a Percy. Se sentía inquieto y molesto. ¿Por qué en todos lados ocurrían cosas horribles y él no podía evitarlas? ¿De qué servía que él pudiera saber si alguien iba a encontrarse en peligro de muerte si igual no podía hacer nada?
Draco se acercó a la fogata del Campamento, que ardía todos los días y le daba un poco de consuelo. Alrededor de la fogata era el único lugar donde no había nieve, y a Draco le servía, porque quería dejarse caer en el suelo, contemplar sus elecciones y replantearse su vida.
Draco se dejó caer, mirando hacia el cielo de un límpido azul, y se preguntó, no por primera vez, si a lo mejor no debería renunciar a uno de sus dos lados.
—¿No estás muy joven para tener una crisis de identidad?—preguntó una jovencita, que parecía estar cuidando del fuego
—Tal vez—Draco replicó, con un suspiro:—¿No deberías estar participando en las actividades del campamento?
—No, aquí estoy bien. ¿Qué hay de ti?
—Estoy preguntándome si no sería mejor que me fuera.
—¿Por qué?
—Porque no puedo ayudar a nadie
—¿Por qué?
—Porque soy un desastre.
—¿Por qué?
—Porque puedo ver cómo se van a arruinar las cosas pero nada de lo que hago va a cambiarlas.
—¿Por qué lo dices?— la chica no había volteado a verlo en ningún momento, y Draco, que la veía de cabeza, no podía entender su expresión mientras miraba el fuego.
—Apolo dijo que yo me salía de las profecías y que cosas malas pasaban a mi alrededor—Draco suspiró, rodando para quedar sobre su pecho. Tomó una ramita y comenzó a empujar otras que estaban muy lejos hacia el interior del fuego.
—¿Y es eso cierto?
—Tal vez… No lo sé.
—¿No lo sabes?
—Pues si he cambiado cosas que debían pasar… No sé cómo explicarlo, pero sé que las dos veces que acompañé a Percy a sus misiones, las cosas pasaron diferente a como tenían que pasar.
—¿Y fue malo?
Draco alzó la mirada, y notó los ojos de la chica todavía en el fuego, pero había algo en su calidez que lo hacía dudar; sentía que tenía toda la atención de la muchacha sobre si.
—No lo sé—Draco dijo finalmente:— Me gustaría decir que mi ayuda fue buena, pero no estoy seguro. Creo que Percy hubiera podido lograrlo todo sin mi ayuda… Así que creo que solo fue… diferente.
—¿Y tú querías que fuera bueno?
—Si…
—¿Querías volverte un héroe? ¿Que todos te aclamaran?
Draco frunció el entrecejo. No. Eso no era en lo que había pensado cuando había seguido a Percy en ninguna de las dos ocasiones:—No.
—¿Qué querías entonces?
—Cuidar de mi familia.
—¿Aún si tienes que ir en contra del Destino?
—Desafiaría a la realidad misma por mi familia—Las palabras salieron de sus labios antes de que Draco las pudiera pensar, pero eso no las hacía menos reales.
La chica a su lado se rió, pero no era una risa de burla, sino una risa de alivio y alegría. Una risa que llenaba a Draco de una calidez que le recordaba cuando él, Sally y Percy se arrunchaban junto al fuego cada uno con una taza de chocolate, a ver películas. Una calidez que lo hacía sentir en casa. Draco le sonrió a la chica, que ahora lo miraba con una enorme sonrisa.
—Eres un buen chico, Draco—dijo ella, revolviéndole el cabello con ternura. Sus ojos parecían un par de carbones encendidos:—Nunca dudes de tus instintos y sigue siempre a tu corazón, y todo estará bien.
🙟✦🙝
—¿No vas a participar en el captura la bandera?—preguntó Nico, haciendo que Theo alzara la mirada del libro que estaba leyendo (sobre ritos que los magos hacían a los dioses en las épocas de antaño). Draco estaba terminando de acomodar las cosas que Billy de la cabaña de Apolo le había dado para que pusieran la enfermería de batalla.
—Nop—Draco hizo énfasis en su respuesta, acomodando las cosas como Will le había enseñado el año anterior:—No tengo ganas de fingir que me importa una estúpida rivalidad mientras una de mis amigas está atrapada…
—¡Pero…!—empezó el niño y Theo lo tomó del brazo, sacándolo del área de enfermería y llevándoselo a los Stoll, haciendo caso omiso de los quejidos del muchacho.
—Llévenselo y asegúrense de que no se mate—pidió Theo. Los hermanos Stoll se miraron y se encogieron de hombros, pero tomaron a Nico de los brazos.
—No prometemos nada—dijo uno de ellos y Theo se encogió de hombros.
—Se valía intentar…—replicó, dándoles la espalda y caminando de vuelta a donde había dejado a Draco.
—¿Estás seguro de que puedes encargarte de esto?—Preguntaba Billy, mirando como Draco terminaba de organizar los suministros.
—Pues no seré un niño de Apolo, pero Will me enseñó primeros auxilios—respondió Draco sonriendo:—además, estoy seguro de que todos ustedes se sentirán mejor participando si no tienen que preocuparse de que alguien más se encargue de los heridos.
—La verdad es que Will es un buen instructor—concedió el chico de pelo oscuro, sonriendo con sus dientes llenos de ¿cómo dijo Draco que se llamaban esas cositas de metal? ¿Bracets? Eso. El chico miró a Theo y guiñó un ojo:—a ver si tanto tiempo en la enfermería les sirvió para aprender qué hacer.
—Yo de ti no me preocuparía—Theo aseguró, echándole una mirada a la mochila de Draco que estaba entre los suministros:—tenemos todo lo que necesitamos… Y además Draco es bastante veloz.
—Oye si—Billy volvió su mirada a Draco:—Esa velocidad nos serviría en el campo.
—Pero entonces tendría que ir al frío—Draco hizo un puchero:—¡Y sudar entre la nieve! No, me niego.
Billy soltó una carcajada y les revolvió el cabello antes de negar con la cabeza y tomar su carcaj y su arco:—Se pasan~
Draco se reacomodó el cabello, sonriendo, mientras Theo fulminaba al hijo de Apolo, acomodándose su cabello con molestia.
—¿Y me vas a decir porqué no quieres participar en el captura la bandera?—preguntó Theo, una vez estuvieron los dos solos. Draco echaba miradas al bosque, frunciendo el entrecejo.
—Cada que veo a las Cazadoras, veo un millón de formas en las que podrían morir—respondió Draco simplemente:—en especial a la lugarteniente…
—¿Y qué hay de los otros?—Theo preguntó, curioso:—los campistas, me refiero.
—No usualmente… La mayoría parece mantenerse fuera de peligro todo lo posible—Draco se encogió de hombros:—Sin embargo, creo que las Cazadoras no ven esto como un entrenamiento o un juego.
—¿Los Campistas están en peligro real?
—Tal vez… O tal vez simplemente lo usen para demostrar como su clubcito es “mejor”.
Theo hizo una mueca, antes de mirar hacia el bosque, donde los otros iban a competir.
—¿Están seguros de no querer participar?—preguntó Quirón, después de dar la señal de inicio, trotando hacia ellos. Su mirada de sospecha le daba a entender a Theo que no confiaba mucho en que ellos se encargaran de los heridos que él trajera.
—No les caemos particularmente bien a las Cazadoras—respondió Draco, encogiéndose de hombros:—además, Thalía y Percy están dirigiendo el equipo; eso va a ser un desastre.
Quirón hizo una mueca:—No sé si desastre sea la palabra…
—Porque obviamente Thalía y Percy se llevan la mar de bien desde siempre—Draco rodó los ojos, ironizando:—seguro deben estar haciendo un plan que use sus fortalezas y deben estar trabajando juntos en vez de irse cada uno por su lado.
La mueca de Quirón se hizo más pronunciada, antes de decir:—Bueno, Draco, acompañame a hacer las rondas por el bosque.
Draco hizo un puchero:—¿Es porque soy más rápido?
—Si.
—Rayos.
Theo creía que era más bien porque se había puesto de alzadito, pero ¿Quién era él para decir algo así?
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Los que leyeron el de Luka estarán esperando muchas cosas de la llegada de Bianca y, les voy a romper las ilusiones de una vez. No va a pasar lo mismo; he estado cambiando muchas cosillas pequeñas y grandes, y los hermanos DiAngelo son una de las cosas que ha cambiado de más de una forma.
Eso y quién es el padre de Draco xd
Chapter 37: Profecías y promesas junto al fuego
Summary:
Percy hace muchas cosas sin Draco, y el rubio se convence de que lo mejor que puede hacer para ayudar es no estorbar.
Notes:
Alguien dele un abrazo a Draco.
Las cosas se están poniendo un poco complicadas para nuestros héroes, pero bueno así es la vida ¿no?
Muchísimas gracias a todos por leer, comentar y dejar kudos <3 eso me llena de ganas (y responsabilidad) para continuar esta interesante historia.
Y muchas muchísimas gracias a mis betas Anto, Gabs y Satanás por ser maravilloses, acolitarme tanto y decirme que no a hacer un spin-off omegaverse.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
36. Profecías y promesas junto al fuego
— Cinco irán al oeste hacia la diosa en cadenas…
Theo alzó la cabeza de donde estaba limpiando las heridas del chico de Afrodita (era solo una cortadita, pero el niño había llorado que iba a quedarle una cicatriz fea si no se la limpiaban bien y Theo tenía cero ganas de enemistarse con esa Cabaña). Draco se había quedado muy quieto, de frente hacia el bosque, murmurando.
— Uno se perderá en la tierra sin lluvia…
El azote del Olimpo muestra…la senda…
Campistas y… Cazadoras unidos prevalecerán
—¿Eso es una profecía?—preguntó el chico de Afrodita, y Theo se preguntaba lo mismo. Se acercó a su amigo y vio que sus ojos estaban en blanco. Un escalofrío le recorrió la espalda; sentía los ecos de una magia antigua.
—¿Draco?—Theo preguntó, tocándole el brazo, pero Draco seguía en su trance.
  —
  
    La Maldición del Titán uno resistirá,
  
  
    
  
  
    Y uno perecerá por mano paterna…
  
Draco cayó de rodillas y comenzó a vomitar, haciendo que Theo y el chico de Afrodita dieran un salto hacia atrás asqueados. Draco sollozó pasito:—maldita sea.
—¿Diste una profecía?—preguntó el chico, acercándose solo un poquito. Su expresión se veía parcialmente empañada.
—Mitchell—Draco alzó la mirada, casi suplicante:—te dejo arreglarme el cabello si no dices nada.
El chico lo miró con fijeza y se tocó el mentón pensativo:—hazme tu estilista mientras estés en el campamento y tendrás un trato.
—Dale—Draco asintió levantándose tembloroso y dando un par de pasos débiles hacia Theo que logró atraparlo antes de que se cayera. El chico, Mitchell sonrió muy contento consigo mismo, tomando un bocadito de ambrosía y diciendo algo que sonaba a que estaba citando a Draco en la cabaña de Afrodita en media hora.
—¿Qué fue eso?
—Una profecía al parecer.
—¿Por qué dijiste una profecía?
—El espíritu de Delfos se acercó a Percy—Draco respondió, con una mueca, dejando que su amigo le ayudará a sentarse:—No entiendo bien por qué, pero cuando está cerca de esa cosa, puedo sentirlos…
—¿Sentir qué?—Theo se sentía bastante perdido.
—Los hilos que nos unen a todos—pero no tan perdido como la mirada de Draco.
🙟✦🙝
Lavender no estaba muy cómoda con las Cazadoras tan cerca; ella y Theo estaban ayudando en la enfermería a los chicos de Apolo a tratar a los varios campistas que habían quedado con huesos rotos cortesía de las Cazadoras.
—¿Nadie les dijo que una de las reglas era no lastimar a propósito?—siseó Lavender, y Billy suspiró profundamente.
—No les importó—el chico no parecía muy contento mientras acomodaba un brazo.
—La verdad es que esa feminidad tóxica no me gusta—musitó Lavender, haciendo una mueca, mientras les daba bocaditos de ambrosía a los heridos.
—A ninguno—respondió Drew, que estaba dejando que Theo le vendara la muñeca que según se había torcido:—Pero ellas juran que eso es lo mejor. Estoy segura de que varias están ahí porque un chico les rompió el corazón.
—Eso solo lo hace muy triste—Theo suspiró, haciendo una mueca:—imagínate volverte inmortalmente inmadura por culpa de un hombre. Ugh, por favor, chicas, por un hombre nada.
—Tú eres un hombre—apuntó Drew y Theo le guiñó un ojo.
—¿Estás segura?—Theo le sonrió malicioso, y Drew recogió su muñeca, alejándose un poco de él.
—¡Theo!—Lavender lo regañó y él simplemente se encogió de hombros, risueño.
—Si no fuera porque Hermes reclama a todos sus hijos tan pronto como pisan el campamento, creería que es su hijo—musitó uno de los chicos de Ares con quien Lavender no había hablado:—es diabólico.
—No lo has visto en la escuela—suspiró Lavender, aunque no pudo evitar sonreír al ver a Theo seguir molestando a Drew; la pobre hija de Afrodita había cometido el error de demostrarle que la ponía incómoda.
🙟✦🙝
Draco se apoyó en la pared en la Cabaña de Poseidón (Si al dios del mar le molestaba que él se colara en su cabaña se lo diría ¿verdad?), escuchando como Percy le contaba a Sally que Annabeth estaba atrapada y que al parecer habría una búsqueda en la que él no podría participar y eso lo tenía mal.
Draco quería decirle que lo había visto morir en lo que parecía ser la dichosa búsqueda, pero seguro eso no era algo que debiera decirle ¿o si?
Además, el chico estaba teniendo un momento especial con su madre, por más corto que fuera. No por primera vez, Draco se preguntó en dónde sería ese lugar al que no se podía llegar queriendo. No que no valorara que Sally fuera su madre, pero, era obvio que para ella Percy iba primero.
Draco los dejó terminar de hablar, sintiendo algo de ansiedad cuando Sally le dijo a Percy que ya estaba muy grande para que ella le dijera que hacer, y que ella sabía que él haría lo correcto por Annabeth, porque la chica haría lo mismo por él.
Draco cerró los ojos otra vez, tratando de concentrarse en Annabeth; debía ser capaz de verla ¿no es verdad? En especial si estaba en peligro.
. . .
No…
No lograba verla.
Draco suspiró profundamente y vio como el pelinegro se acomodaba para dormir, sin siquiera cambiarse. Podía sentir la angustia y la tristeza que manaba de Percy y eso lo tenía triste y angustiado también.
Había venido a despedirse, porque de verdad prefería no hacer nada que fuera a estropear el chance de Annabeth de volver (menos luego de que la profecía hablara de perder gente), pero no se sentía capaz de dejar a su mejor amigo botado, no así, no aún.
Draco se acercó a la figura, que dormía inquieta, y con cuidado, transformándose en hurón se subió a la cama y se arrunchó contra su pecho. El rubio se quedó dormido, agradeciendo que los hurones no pudieran llorar.
Su sueño empezó nebuloso y extraño, había un río de fuego y una persona que miraba al abismo tarareando una canción que hacía que el rubio se sintiera muy inquieto. No entendía la letra de la canción, pero algo le decía que era importante.
Flotando en el abismo, frente a la persona parecía haber una especie de tapiz, o algo hecho de muchos hilos de colores que era tejido por tres ancianas que se le hacían muy familiares.
—Los hilos sueltos hay que cortarlos antes de que se enreden en otras cosas…—comentó la persona, con tono displicente. Draco vio el tapiz, y vio un solitario hilo plateado, flotando cerca del tapiz. Una de las ancianas lo tomó, preparando unas tijeras, y Draco sintió pánico.
Pero antes de que pudiera hacer nada, sintió un jalón en el pecho y se precipitó a otro sueño.
Draco miró alrededor, y vio a Artemisa, en cadenas de bronce, con su vestido roto y sangrando. Estaba de pie, mirando con ira hacia algo frente a ella. Pero Draco no le prestó mucha atención ni a ella ni a la enorme figura a su lado.
Sus ojos habían encontrado a Luke, que estaba arrodillado y miraba algo que estaba oculto por su figura, antes de voltear a mirar a donde Draco, Artemisa y la otra figura se encontraban.
—Se desvanece—dijo Luke y su expresión era la de alguien que, confrontado con las consecuencias de sus actos, se preguntaba si había tomado la mejor decisión:—debemos apurarnos.
Draco quería preguntarle por qué hacía todo eso. Por qué no simplemente se entregaba. Pero su voz no salía.
En la caverna, retumbó una risa siniestra, que venía de la enorme figura al lado de Artemisa. El ser la empujó hacia adelante:—Oíste al muchacho. ¡Decídete!
—¡Cómo se atreven a torturar a una doncella así!—siseó la diosa y Draco se movió un poco para ver detrás de Luke. Draco se tensó al ver a Annabeth, agotada y, en efecto, a punto de morir.
—Morirá pronto—La voz de Luke, una vez más, no cuadraba con su expresión; su voz sonaba casi burlona, pero sus ojos miraban suplicantes a la diosa:—Puedes salvarla.
Entonces los ojos de Luke se posaron en Draco. Draco notó la leve sorpresa en su rostro, y notó que el chico miraba a la enorme figura y luego a Artemisa. Estaba tratando de darle un mensaje, pero ¿qué?
—Libera mis manos—exigió la diosa. Luke la miró intensamente y luego miró a Draco, mientras alzaba su espada (Draco sintió un escalofrío al verla) y la bajaba con fuerza, rompiendo las cadenas que ataban las manos de la diosa.
Draco entonces sintió la mirada de Artemisa sobre él; la diosa también parecía sorprendida de verlo, pero frunció el entrecejo, fulminando a la figura con la mirada antes de correr a donde estaba Annabeth. Con un movimiento rápido, tomó la carga de la rubia, que colapsó en el suelo, respirando con dificultad.
—Eres tan predecible como fácil de derrotar, Artemisa
—Me tomaste por sorpresa, no pasará de nuevo.
Draco escuchó a la criatura a su espalda regodearse, burlón, pero su mirada estaba fija en Annabeth que parecía estar más muerta que viva.
—...mata a la chica ahora.
—¡No!—gritó Artemisa, luchando por mantener el peso sobre sus hombros. Draco quería decirle que aún si no lo hacía, no parecía que la chica fuera a sobrevivir sin ayuda.
—Aún puede sernos útil, señor—dijo Luke, dudoso, su mirada clavada en Draco:—puede ser carnada.
Luke miraba a Draco con súplica y Draco miró a Annabeth antes de negar suavemente con la cabeza. La expresión del hijo de Hermes se ensombreció.
—¿Realmente crees eso?—la figura no parecía estar muy convencida.
—Si, General—aseguró Luke, apretando los puños:—si la mantenemos viva, vendrán por ella. Estoy seguro.
Draco le sonrió al joven, agradecido, y la expresión de Luke se iluminó un poco. Draco no escuchó lo que la figura respondió, sin embargo.
Lo despertaron unos golpes en la puerta. El pequeño hurón saltó, con el pelo erizado y el lomo arqueado, esperando a ver si escuchaba los golpes otra vez. Cuando sonaron de vuelta, Percy se despertó asustado y lo hizo caer de la cama, junto con las cobijas.
Draco cayó al suelo casi sin hacer ruido, enredado en las cobijas del mayor.
La puerta sonó otra vez y Percy se acercó a la puerta, con Riptide en ristre, listo para atacar a lo que estuviera ahí.
Draco no se esperaba ver al pegaso, ni mucho menos ver a Percy discutir con el pegaso de por qué lo despertaba a media noche. Por lo poco que Draco alcanzó a escuchar, parecía que Blackjack necesitaba ayuda con algo.
El hurón vio a Percy subir al pegaso y suspiró, antes de decidir hacer su camino de vuelta a la Cabaña de Hermes. No creía que Poseidón estuviera contento si él se quedaba solo en su Cabaña.
🙟✦🙝
A Percy le gustaba sumergirse a “bucear”; No sabía si técnicamente podía llamarle bucear, pero el caso era que era muy genial poder sumergirse siendo llevado por las corrientes a dónde quería ir y poder saber dónde estaba todo a su alrededor gracias a su sentido acuático.
Sus ojos no veían mucho, con lo profundo que estaba, pero él sabía más o menos a dónde dirigirse y cuántos peces ya se habían quitado de su camino a juzgar por el calor de sus cuerpos en las corrientes.
Lo escuchó antes de verlos; sonaban como caballos angustiados. Hipocampos. Sus colas arcoíris brillaban fosforescentes, iluminando un poco el lecho marino donde parecía haber un barco pesquero hundido. Los hipocampos parecían estresados, como caballos en una tormenta, y trataban de mover la red de pesca que parecía haber atrapado algo.
Percy odiaba ese tipo de redes; grandes, pesadas, que arrastraban todo a su paso, y que eran cortadas y tiradas al mar cuando se enredaban mucho, causando miles de muertes entre la fauna marina.
¡Oh! ¡mi señor! ¡libérelo! Percy no sabía si prefería menos que los hipocampos le dijeran “mi señor” o que los pegasos le dijeran “jefe”, pero ese no era el punto en ese momento. Había una pobre criatura atrapada en la atarraya y Percy tenía que poder liberarla.
—¡MUUUUUUUU!—Percy hubiera saltado, si en el agua se pudiera saltar, al escuchar el mugido. ¿Un mugido bajo el agua? ¿Qué?
Percy pensó que ya debería haberse acostumbrado a ver cosas raras, dadas las cosas que habían estado ocurriendo los últimos dos años. Pero su cabeza no podía comprender bien porqué había una ternera con cola de serpiente (¿o de anguila?) atrapada en la red de un barco pesquero hundido que estaba a punto de desmoronarse sobre la pobre cosita.
—Woah, pequeña—Percy dijo con suavidad, acercándose para ver cómo soltarla:—¿De dónde vienes?
—Muuuuuu—dijo la vaquita, lastimera, con sus enormes ojos tristes mirando a Percy con súplica. Percy hizo una mueca; lastimosamente sólo hablaba caballo.
No sabemos qué es, mi señor, pero muchas cosas extrañas se están alzando . Suplió un hipocampo, tratando de ayudar, seguro. Percy hizo una mueca; claro, había muchas cosas macabras dando vueltas por el mundo en ese momento con Luke ayudando a los Titanes.
Percy sacó a Riptide mientras decía:—Si he escuchado…
Pero la vaca serpiente empezó a removerse inquieta, tratando de alejarse del arma que brillaba tenuemente en la oscuridad. Percy trató de calmarla, diciéndole que no era para lastimarla, pero la pobre criatura solo se removía más enredándose en la red y haciendo que el barco se meciera, amenazando con colapsar.
—Okay, okay—Percy puso la tapa del bolígrafo y lo guardó:—Tranquila, ya no hay espada ¿Ves? Sin espada. Ahora piensa en cosas lindas… Pasto marino, mamá vaca, vegetarianos…
Era obvio que la vaquita no le estaba entendiendo, pero al menos su tono de voz la calmaba. Los hipocampos estaban ansiosos, repitiéndole a Percy que salvara al monstruito como si él no estuviera tratando de pensar cómo hacerlo. Era obvio que la pobre criatura tenía experiencias del mal tipo con armas, y Percy no podía culparla de estar asustada.
¿Qué harían Annabeth y Draco? Percy suspiró y le hizo señales a los hipocampos para que le ayudaran; tenían que mover el barco para que no le fuera a caer encima al pobre bicho mientras Percy procedía a desenredar la red nudo a nudo, anzuelo por anzuelo. La vaquita parecía un poquito más tranquila, y dejaba que Percy la desenredar:—tranquila, Bessie, buena vaca, linda vaca.
Pasó un buen rato antes de que la vaquita quedara libre, y una vez pudo nadar empezó a dar vueltas alrededor de Percy, feliz:—¡muuuuuuu!
—Muy bien, que linda vaquita—Percy le sonrió:—Pórtate bien.
Ahora, Percy tenía que volver a su cabaña antes de que alguien se diera cuenta que había roto el toque de queda. Genial.
🙟✦🙝
Theo no debería estar haciendo eso.
Theo debería estar en su camita, durmiendo tranquilo, o preparándose para irse a primera hora de la mañana con Draco. No debería estar escabulléndose, con forma de un gato venido a menos (tenía que practicar más como transformarse en cosas), a ver qué estaba haciendo Nico.
¿Por qué hacía eso?
No era como si el niño fuera su responsabilidad. Tampoco de Draco ya ¿Entonces? A todas estas ¿dónde estaba Draco?
—Oh, hola pequeño—saludó Nico cuando Theo se le acercó pisando con cuidado la nieve que estaba muy fría. El gato miró con anhelo la fogata del campamento, que no estaba muy lejos. El chico lo alzó y Theo agradeció con toda su alma que el chico lo sostuviera contra su pecho mientras espiaban a su hermana. Eso no estaba bien ¿no? Theo no estaba seguro. No que le importara, la verdad.
Las chicas parecían estar discutiendo sobre algo.
—No se puede curar, no rápidamente.
—Pero ¿cómo pasó?
—Una broma estúpida; esos niños Stoll de la Cabaña de Hermes. La sangre de centauro es como ácido, todo el mundo lo sabe. Le echaron un poco a la camisa del Tour de Cacería de Artemisa.
Ah, conque para eso querían la sangre de centauro. Definitivamente, los Stoll no sabían hasta qué punto llevar las bromas. Se pasaban muchísimo. Pero al menos, la chica iba a vivir, según los pronósticos de la princesita Persa.
Entonces empezaron a hablar de seguir con la misión así les faltara uno. Theo no era bueno con las profecías; ni siquiera podía darle al tarot porque las cartas siempre huían de sus manos como si fueran comida de las manos de Tántalo, pero estaba seguro de que eso técnicamente podría contarse como hacerle trampa a la profecía ¿no?
No sabía cómo funcionaría con otros dioses, pero al menos a Lady Magia no le gustaba nada que alguien tratara de hacerle trampa a sus profecías.
Theo alzó la cabeza y vio que Nico parecía listo para hacer algo ¿Ir tras ellas? ¿Qué? ¡No! ¡Era un mocosito! ¡Ni siquiera era capaz de levantar bien una espada!
—¡Espera!—La voz de Percy hizo saltar a Nico, y Theo se agarró como pudo con sus garritas del chico para no caer en la nieve fría.
—¿De dónde saliste?—preguntó Nico, asustado y confundido.
Percy tenía una gorra en la mano y la miró antes de decir:—He estado todo el rato aquí. Invisible.
Ahora, eso le interesaba bastante a Theo, mucho más que la discusión sobre por qué Nico no debía ir a la misión porque no tenía experiencia real de combate e iba a ser muy peligroso. Theo se removió en los brazos de Nico, se subió a sus hombros (a pesar de las protestas del menor) y saltó hacia Percy, que lo atrapó sorprendido. Una vez en los brazos del más alto empezó a inspeccionar la gorra.
Theo ronroneó al notar que podía oler algo particular en la gorra. De hecho, también podía oler cosas particulares en Nico y en Percy… Nico olía a tierra o a petricor, mientras que Percy olía a salitre. La gorra olía como a olivas… Curioso.
Theo estaba demasiado pendiente de la magia que rodeaba la gorra como para entender porqué de repente Percy lo entregaba a Nico y se levantaba:—Dile a Quirón…
—Me inventaré algo—asintió Nico, abrazando al pobre Theo:—Soy bueno para eso ¡ve!
Theo vio a Percy poniéndose la gorra, volverse invisible y vio huellitas de pies dirigirse a la Colina Mestiza.
Oh no.
Percy acababa de irse a una misión.
Así que seguro Draco lo iba a seguir.
Hasta ahí llegaron sus esperanzas de un invierno tranquilo. Maldita sea.
🙟✦🙝
—¿No vas a seguir a Percy?—Lavender no podía creerlo. Theo se había colado de vuelta a la cabaña de Hermes y les había dado la información de lo que acababa de ocurrir a Lavender y a Draco, el cual estaba hecho bolita en un rincón de la cabaña.
—No—Draco respondió, mirándose las manos con expresión de molestia y tristeza:—si voy van a tener más problemas, es mejor que volvamos a casa y tratemos de tener unas vacaciones normales.
Lavender miró a Theo, quien miraba a Draco con algo de nerviosismo:—¿Estás seguro?
Draco lo miró y le sonrió con tristeza:—Muy seguro… No…No quiero que mi interferencia haga que algún otro de ellos salga lastimado, además… No siento que sea buena idea ir si al parecer dos personas no van a volver de la misión.
La expresión de Draco era de angustia y tristeza, y Lavender recordó que Theo le había comentado que Draco era bueno para saber si cosas malas iban a ocurrir.
Lavender hizo una mueca:—¿Entonces? ¿Qué vamos a hacer?
Draco la miró y suspiró profundamente:—¿Y si volvemos a casa?
—¿No vas a pasar por donde la Señorita Jackson?—Theo preguntó, frunciendo el entrecejo:—Por eso de, ehm, ¿Navidad?
—Podemos pasar por ahí de camino a…Vernos con los contactos de mi padre para volver—Draco respondió, y Lavender se tensó, mirando por encima del hombro de Draco. Nico acababa de entrar en la cabaña por lo que ya no estaban solos (Lavender no sabía dónde estaban los hermanos Stoll y no la podía tener sin menos cuidado). Draco continuó:—Padre dijo que quería invitarla a ella y a Percy a celebrar en casa.
—¿Todas las vacaciones?
—No, probablemente del 24 en adelante…
—¿Se van a ir?—la voz de Nico sonó como un hilo, haciendo que Draco se volteara a mirarlo, fingiendo sorpresa al verlo en la cabaña.
—¡Nico! ¿Dónde estabas?—preguntó Draco haciéndole un gesto al chico para que se sentara a su lado. Lavender sentía que Draco estaba bastante sintonizado con el chico, aunque no tanto como con Percy.
Nico se encogió de hombros, antes de volver a preguntar:—¿Se van a ir? ¿A dónde?
—Planeábamos volver a Reino Unido—respondió Theo, mirando a Draco de reojo:—terminar de pasar vacaciones en casa y…
—¿Y no les preocupa lo que pase con la búsqueda?—el niño demandó, y Draco le puso la mano en el hombro con gentileza.
—Me preocupa muchísimo—respondió el rubio con suavidad:—temo que Annabeth, Grover y Percy no vayan a volver; temo que lo que se encuentren sea demasiado para que ellos puedan lidiar con eso, claro que sí.
—¿Cómo…?—Nico puso expresión de terror y Lavender trató de no reírse. Claro, él le había dicho a Percy que iba a montar una excusa para que nadie se enterase de su ida.
—Sin embargo—Draco continuó:—No hay nada que podamos hacer sin ponerlos en más peligro, y quedarme aquí sin ellos solo va a hacer que me de más angustia y que termine haciendo algo estúpido… Prefiero dejarle una nota a Sally, y esperarlos en casa; probablemente los preparativos no me dejen mucho tiempo para angustiarme.
Nico frunció el entrecejo ante eso:—¿Y se van los tres?
—Técnicamente yo solo vine a ver a Apolo—apuntó Theo, encogiéndose de hombros:—y esa desgracia me miró como si fuera un moco de trol; ni que él fuera tan guapo.
—Estaba bien guapo—rebatió Lavender, y Theo la fulminó con la mirada, a lo que la castaña rió antes de agregar:—pero si fue bien grosero y eso le resta muchos puntos.
—De cualquier forma—Draco intervino, mirando a Theo que parecía estar listo para discutir más:—Si nos iremos los tres.
Nico hizo una mueca y se bajó de la cama y fue a la suya. Lavender lo miró con algo de pesar; la verdad es que no habían muchos campistas en el momento y la mayoría ya creía que Nico era muy fastidioso por culpa de su jueguito de cartas, pero qué podían hacer ellos ¿Llevárselo con ellos? ¿Al mundo mágico?
🙟✦🙝
—Podríamos obliviarlo ¿no?—apuntó Theo, a la mañana siguiente, cuando estaban terminando de desayunar. Se habían hecho en un rincón de la mesa para no tener que ser parte de la pelea de los hermanos Stoll con las chicas de Artemisa, y Nico no se había presentado a comer, diciendo que no tenía mucha hambre.
—¿Obliviarlo?—preguntó Draco confundido, a lo que su amigo hizo una mueca.
—Cierto, olvidé que no estás al tanto de esas cosas—Theo dijo con tono de disculpa:—básicamente es borrar la memoria, se hace mucho con los muggles cuando ven cosas que no deberían.
—No creo que sea buena idea—intervino Lavender, cruzándose de brazos:—el estatuto del secreto es algo muy serio, y obviamente no podríamos llevarlo a la Macusa sin que se note que es muggle.
—¿Los mestizos cuentan como muggles?—Draco preguntó, mirando a las otras mesas, que seguían la pelea entre los Stoll y las cazadoras con mucho interés.
—No vamos por la Macusa y ya—Theo se encogió de hombros:—le decimos al Profesor Kane que nos ayude y ya ¿no?
—El profesor Kane durmió a Daphne la última vez, para que no supiera de esto—le recordó Draco, a lo que Theo rodó los ojos exageradamente.
—Mira, yo estoy dando ideas, tú eres el que no quiere dejar al cachorrito aquí solo—replicó Theo, deslizándose en la silla:—de cualquier forma, mejor empaquemos y digámosle a Quirón que nos vamos.
Draco suspiró y asintió, tomando su plato y acercándolo a la fogata; no había comido mucho realmente, y prefería ofrecer la comida antes de dejarla perder. Dejó caer la comida en el fuego y musitó bajito: “Para Hestia… con la esperanza de que ayude a que Percy, Annabeth y Grover vuelvan a casa para compartir junto al hogar.”
Draco pudo jurar que sentía una calidez en el pecho mientras veía el humo curvarse hacia arriba. Tal vez Hestia no pudiera ayudar, pero al menos sabía qué hacer para consolarlo. La mejor diosa, definitivamente.
Draco empezó a andar hacia la cabaña de Hermes, solo para ser interceptado por Quirón, que parecía molesto.
—¿Puedo hablar contigo, Draco?—pidió el centauro y Draco no tenía muchas ganas de negarse, además, no parecía que fuera una petición. Draco se despidió de sus amigos, que le prometieron tener todo listo pronto y siguió al centauro hacia la Casa Grande.
—¿Pasa algo, Quirón?—Draco preguntó, aunque sabía que probablemente se debiera a la aparente ausencia de Percy durante el desayuno.
—¿Dónde está Percy?
—No lo sé
Quirón alzó una ceja y Draco se encogió de hombros.
—N-no quiero ser irrespetuoso ni grosero, pero de verdad no lo sé—Draco insistió, pellizcándose la palma de una mano:—Si me pongo a ver qué está haciendo voy a querer seguirlo y algo me dice que esta vez mi ayuda no sería tan útil como me gustaría.
—Pero dejaste que Percy se fuera a una búsqueda que no le correspondía.
—Yo no lo dejé hacer nada—Draco se defendió, molesto:—¿Cree que yo quería que fuera? ¡No! Me enteré que no estaba al mismo tiempo que usted—eso era mentira pero qué importaba. No iba a dejar que un centauro le caminara por encima, por muy entrenador de héroes que fuera:—¡Asumo que se fue a esa estúpida búsqueda porque si se hubiera ido a casa me habría esperado! Pero no, Percy tiene que ser un estúpido héroe y tiene que ser lo que cree que es correcto.
Quirón lo mira algo sorprendido por el arrebato repentino, pero a Draco no le importa. No necesita que alguien más le diga lo extremadamente irresponsable que era lo que Percy estaba haciendo.
—Draco…
—Mire, si no es más, mis amigos y yo vamos a irnos a casa.
—Yo…
—Ya le avisé a mamá que vamos a caerle, así que ya viene por nosotros, para que no se vaya a preocupar de nosotros yendo a una estúpida misión—agregó Draco, fastidiado, dándose la vuelta para salir:—¿A menos de que necesite algo más?
—...No, pueden irse…
Draco se detuvo en la puerta:—ah, y nos vamos a llevar a Nico.
—¿Por qué?
—A menos de que prefiera quedarse usted jugando mitomagia con él.
—No, no, está bien.
—Hasta luego.
Draco salió de la Casa Grande enojado, sintiendo la magia revolotear en su interior, lista para explotar. Pero no, ese no era el momento de hacer un berrinche.
Luego, cuando estuviera en casa lloraría en brazos de Sally, y después en su otra casa dejaría su magia salir en el bosque.
Si.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero mucho que les gustara y que el montón de pistas e info no se sintiera pesado xd
Also <3 Bessie <3 besto vaca ever.
Chapter 38: Percy y Draco parten caminos
Summary:
Cada uno de los Jackson va por su propio camino...
Notes:
Lamento un poco el retraso, es que estoy enfermo hahan't
En otras noticias siento que Draco haría cosplay de Sylus si le dan cuerda... De Neuvillete también xd
Draco amaría a Neuvillete, no creen?
Dejando de lado las divagaciones, los próximos capítulos se van a ir poniendo densos, así que les pido que me tengan paciencia con los niños, les prometo que Percy y Draco tendrán un final feliz.
Muchísimas gracias a mis betas hermoses que son el sol de mis días y la luna de mis noches, Anto, Gabs y Satanás les amo mucho.
Y muchísimas gracias a todos ustedes que leen, dejan kudos y comentan la historia, me hacen muy feliz.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
37. Percy y Draco parten caminos
—¿Van a algún lado?—la voz del señor D hizo que Percy alzara la vista de las vides que los atrapaban a Blackjack y a él. El Señor D se veía casi casual recostado contra el edificio, de no ser porque sus pies flotaban sobre las calles transitadas de Manhattan.
¡Alerta de dios!¡Es el tipo del vino!
El comentario de Blackjack no pareció agradar al dios, que resopló exasperado:—la próxima persona o caballo que me diga “el tipo del vino” va a terminar en una botella de Merlot.
—Señor D—Percy trató de no espantarse tanto por las vides, ahora que sabía que eran del dios y no de un monstruo:—¿Qué quiere?
—Oh ¿Que qué quiero?—resopló el dios, y Percy supo de inmediato que lo que había dicho había estado mal:—¿No se te ocurrió que tal vez el todo-poderoso e inmortal director del campamento notaría que te estabas escapando sin permiso?
Percy se mordió la lengua para no decir que la verdad dudaba que le hubiera interesado. Pero al parecer el Señor D vio algo en su expresión que lo molestó más.
—Debería tirarte del edificio, sin el caballo, a ver que tan heróico te ves precipitándote al suelo.
Percy sintió la preocupación de Draco, casi tanto como su propia ira ¿Qué se creía este? ¿Qué iba a hacer? ¿Matarlo? ¿Llevarlo al campamento? Cualquiera de las dos opciones era terrible a su parecer:—¿Qué le hice para que me odiara tanto?
—Eres un héroe, niño—la respuesta fría, pero llena de odio del dios lo descolocó. ¿Qué?:—No necesito otra razón.
Este imbécil. Percy lo fulminó con la mirada y siseó:— Tengo que ir en esta búsqueda ¡Tengo que salvar a mis amigos!—y con evidente desdén añadió:—No que usted entienda algo así.
Percy no le puso atención a los pensamientos de advertencia de Blackjack, porque con el rabillo del ojo vio que la van se alejaba cada vez más, mientras las vides los envolvían implacablemente.
—¿Alguna vez te hable de Ariadne?—la pregunta confundió a Percy ¿Qué tenía que ver esa tal Ariadne en todo eso? A todas estas ¿quién era Ariadne y porqué le sonaba? El Señor D continuó como notando la confusión del semidios:—La preciosa y joven princesa de Creta. ¿Sabes? A ella también le gustaba ayudar a sus amigos. De hecho, ayudó a un joven héroe de nombre Teseo, hijo de poseidón también.
La historia vino a su mente; Draco había bromeado en alguna ocasión con que él podría ser su Ariadne con la cantidad de veces que evitaba que Percy se perdiera.
El Señor D había continuado, sin cuidado de que Percy ya supiera o no de qué hablaba:—le dio una bola de estambre mágica para que se ubicara en el Laberinto ¿Sabes como Teseo la recompensó?
Percy hizo una mueca; él y Draco habían bromeado bastante con eso en su momento:—Se casó con ella, y vivieron felices para siempre. El Fin.
No era algo que le importara mucho, y solo quería que el Señor D se callara y lo dejara seguir con su misión. El dios, por supuesto, tenía otras ideas:—No realmente. Teseo dijo que se iba a casar con ella; la llevó en su barco hacia Atenas. En la mitad del camino, en una islita llamada Naxos, él… ¿Cuál es la palabra que usan los mortales ahora?... él la dejó .—La voz de Dioniso estaba cargada de odio, y Percy no sabía qué responderle. Había una cierta ansiedad que venía con las palabras de Dioniso:—La encontré ahí ¿sabes? Sola, con el corazón hecho pedazos, llorando amargamente… Ella había renunciado a todo, dejado todo lo que conocía atrás, para ayudar a un héroe guapo que la tiró como si fuera una sandalia rota.
—Eso está muy mal—convino Percy, sin embargo:—Pero eso pasó hace miles de años ¿Qué tiene que ver conmigo?
Percy nunca había visto una mirada tan fría como la que el Señor D le dedicó:—Yo me enamoré de Ariadne, niño. Curé su corazón roto. Y cuando murió, la hice mi esposa inmortal en el Olimpo. Todavía espera por mi; volveré con ella cuando termine con este siglo infernal de castigo en tu ridículo campamento.
Percy definitivamente no se esperaba eso:—¿Estás casado? P-pero ¿No estabas en problemas por perseguir una ninfa…?
— El punto es que ustedes Héroes nunca cambian—siseó Dioniso, interrumpiéndolo:—Nos acusan a los dioses de ser vanos, pero deberían mirarse a si mismos. Toman lo que quieren, usan a quién tengan que usar y luego traicionan a todos a su alrededor—la voz del director del campamento estaba llena de ácido:—Así que perdóname por no tenerle cariño a los héroes. Son un grupo egoísta e ingrato; Pregúntale a Ariadne, o a Medea… Ya que estamos, pregúntale a Zoë Nightshade.
—¿Qué tiene que ver Zoë?—Percy preguntó y notó como la mirada del Señor D, que hasta hace poco estaba llena de flamas púrpura y hielo, se volvía calculadora. Las vides se desenroscaron.
—Ve, sigue a tus tontos amigos—el dios hizo un gesto con la mano, desviando la mirada hacia el este pensativo.
—¿Vas… Vas a dejarme ir así?—Percy definitivamente no entendía a los dioses.
—La Profecía dice que al menos dos de ustedes morirán—dijo Dioniso, esbozando una sonrisa cruel:—el Danilo lo entendió y prefirió irse, pero tal vez tenga suerte y tú seas uno de los que mueran…—El Señor D volteó a mirar a Percy con fijeza:—Sin embargo, marca mis palabras, Hijo de Poseidón, vivas o mueras, probarás que no eres mejor que los otros héroes.
🙟✦🙝
—¡Draco!—Sally atrapó a Draco en un fuerte abrazo apenas ellos salieron de la frontera del Campamento. Draco se aferró a ella de vuelta y Theo se sintió un poco incómodo. No recordaba la última vez que su madre lo había abrazado (últimamente la había visto muy poco porque al parecer su condición era muy mala), pero si recordaba que la última vez que estuvo en la Casa Jackson, hacía un año, Sally lo había abrazado como si fuera uno de sus hijos y lo había hecho sentir como en casa; incluso lo había consolado luego de una horrible pesadilla.
—Hola, Señorita Jackson—saludó Theo, cuando la mujer dejó de abrazar a Draco. No se había esperado que la muggle le sonriera y lo jalara en un fuerte abrazo a él también.
—¡Theo! Mira que has crecido mucho—dijo ella con su usual alegría:—gracias por estar tan pendiente de Draco, siempre, de verdad que me alegra mucho verte.
Theo no sabía bien qué hacer o decir, pero el abrazo no duró mucho como para incomodarlo; solo sentía un calorcito en el pecho que lo hizo sonreír débilmente.
—Ellos son Lavender y Nico—Draco procedió a presentar:—Lavender es una compañera del colegio ¿te acuerdas que te hablé de ella? Fue quién me ayudó a tomar las fotografías.
—Un placer conocerte, Lavender—Sally le tomó la mano con dulzura:—puedes decirme Sally. Eres muy talentosa con la cámara.
—G-gracias, Se-Sally—Lavender se sonrojó un poco mientras Sally la elogiaba.
—Nico es uno de los nuevos campistas—prosiguió Draco,poniendo su mano en el hombro de Nico, Sally le sonrió con calidez.
—Tu hermana es la que se fue en la misión ¿cierto?—Sally le tomó las manos a Nico, sonriéndole con tristeza:—Debes estar preocupado; yo también estoy preocupada por mi Percy, pero lo mejor que podemos hacer ahora es preparar todo para cuando vuelvan darles una cálida bienvenida.
Theo no podía evitar pensar en lo suertudos que eran Draco y Percy por tener a Sally Jackson en sus vidas.
Sally les sonrió a todos y les indicó que la siguieran hacia el auto que estaba aparcado en la ladera mortal de la Colina Mestiza.
El viaje hacia la casa Jackson fue bastante tranquilo; Draco se había acomodado en el asiento de copiloto y se había quedado dormido de inmediato contra la ventana (o al menos fingía dormir muy bien) por lo que Sally empezó a conversar con Nico y Lavender. Theo agradecía que la mujer entendiera que él prefería entrar a las conversaciones a su propio ritmo, y no intentara que él participara a la fuerza.
Al llegar a la casa, fueron recibidos por una comida casera aún caliente y un hombre sonriente que los saludó con algo de nerviosismo.
—Paul—la señora Jackson no parecía esperar que el hombre siguiera ahí:—Te dije que no hacía falta que esperaras.
—Tenía curiosidad—comentó el hombre, mirando a Theo y los demás intrigado:—por conocer a uno de tus… hijos.
—Mucho gusto—Draco se adelantó, ofreciéndole la mano. Su expresión taciturna se volvió plácida apenas lo vio, y Theo no podía evitar sentirse orgulloso de haberle enseñado bien a su amigo:—Yo soy Draco, el hijo adoptivo de Sally… Usted debe ser el Señor Blofis, del seminario de escritura.
Theo notó que Sally se tensaba un poco, en especial cuando ambos se estrecharon la mano. El Señor Blofis miró a Draco intrigado.
—Un placer, Draco—el hombre sonrió, aunque se veía aún más nervioso que antes:—Que… nombre tan curioso.
—Es en honor a la constelación del Dragón—Draco replicó de inmediato, sin perder su sonrisa plácida. Entonces se volteó a ver a Sally y la miró con ojos inocentes:—Madre, debiste comentarnos que estabas ocupada con compañía, no te hubiéramos molestado…
Sally se sonrojó violentamente y se apresuró a negar con la cabeza:—No es así. Sabes que no es problema ir a buscarte.
Theo trató de no sonreír al ver la expresión de incomodidad del hombre. Draco se abrazó a Sally, sonriendo y mirando por encima de su hombro al tal Paul.
—Madre, siempre eres tan dulce con nosotros—suspiró Draco feliz:—Pero también tienes que ser dulce contigo; me alegra que pudieras conseguir un buen amigo en el seminario que tanto querías tomar~
Antes de que Sally pudiera decir algo, el Señor Blofis tosió y se dio un par de golpecitos en los lados de las piernas con los puños cerrados:—Bueno, sólo me quedé a asegurarme de que la comida que Sally les preparó estuviera caliente cuando llegaran… Ha sido un placer conocerte, Draco, un placer, amigos de Draco.—El hombre extendió su mano hacia Draco que seguía abrazando a Sally. Draco lo miró un momento y le estrechó la mano, antes de volverse a abrazar a la muggle. Sally le estrechó la mano a Paul y, soltándose de Draco lo acompañó a la puerta.
—¿Qué fue eso?—Sally preguntó, con el ceño fruncido apenas volvió. Draco se había quedado mirando a la puerta, con gesto pensativo.
—Él me cae bien—dijo Draco en su lugar:—se nota que te valora mucho y que le importas lo suficiente como para tratar de darle una buena impresión a tu hijo adoptivo.
Sally abrió la boca un par de veces, como pensando en qué decir, sorprendida, antes de jalar a Draco para darle un abrazo rápido:—Eres terrible.
—¿Él te gusta?
—Un poco, pero no es nada serio.
—Creo que él quiere que sea serio.
—¿Te parece?
—Al menos, le importas bastante.
—¿Crees que le caiga bien a Percy?
—Probablemente no al principio, es muy celoso contigo—Draco le sonrió a Sally:—pero si Paul es un buen chico, probablemente Percy se acostumbre.
Sally suspiró, evidentemente más tranquila, antes de mirar a donde Theo, Lavender y Nico estaban, mirando con curiosidad el lugar:—Bueno chicos, no dejemos que la comida se enfríe.
—En especial porque Paul se esforzó en mantenerla así~—Theo dio un saltito de sorpresa cuando Sally le dio un golpecito en la cabeza a Draco. El rubio rio por lo bajo, sentándose a la mesa e indicándole a los otros que se acercaran.
—Se-Sally—llamó Lavender, siguiendo a Theo para sentarse a la mesa también:—¿No va a preguntar por Percy?
—Fue a buscar a Annabeth ¿no?—Sally sonrió con tristeza:—Me sorprende más que Draco se hubiera quedado atrás…
Draco desvió la mirada, tomando los cubiertos y empezando a comer. Sally le acarició el cabello y le dio un besito en la cabeza.
—Coman tranquilos, voy a avisarle a tu padre que ya están aquí—dijo ella, con dulzura. Draco asintió.
Theo había empezado a comer la carne asada con puré de papas que la Señorita Jackson
—Creí que habías dicho que no sabías quién era tu padre y no te interesaba—comentó Nico, mirando a Draco intensamente, Draco le sonrió de lado.
—Tienes razón, mea culpa —respondió Draco, tomando una pequeña pausa para comerse otro bocado:—no sé quién es el donante ni me interesa; mi padre, el esposo de mi madre biológica, es un gran sujeto… La mayor parte del tiempo.
Theo frunció el entrecejo ante ese último comentario, pero no dijo nada (él si masticaba bien su comida, gracias). Lo que si hizo fue atorarse un poco con el bocado que había tomado al escuchar un:—¿Significa eso que tengo que esforzarme más?
Lavender también saltó un poco, casi botando su limonada cuando Lucius Malfoy apareció en la sala, mirando fijamente a la nuca de Draco. Draco ladeó un poquito la cabeza.
—Conmigo eres genial, pero el pobre Dobby merece que lo traten mejor—Dijo Draco con firmeza antes de tomar otro bocado. Nico se había arrodillado en la silla para ver a la persona que entró, frunciendo el entrecejo.
—Su ropa se parece a la que llevabas cuando nos recogiste—comentó Nico y Draco asintió.
—Señorita, Brown, Heredero Nott—saludó Lord Malfoy y Theo se apresuró a levantarse para estrecharle la mano.
—Lord Malfoy—Saludó Lavender haciendo una pequeña inclinación.
—Lord Malfoy—Theo saludó, sintiendo la mirada fija de Draco y la mirada curiosa de Nico.
—¿Lord? ¿Es un aristócrata o algo?—preguntó Nico, volteando a ver a Draco que hizo un gesto con la mano como para decir “algo así”. Nico hizo un ruidito de sorpresa y volteó a mirar a Lord Malfoy para decir:—que cool.
—Gracias—el rubio mayor dijo, mirando a Nico, como midiéndolo con la mirada:—Tú debes ser Nico DiAngelo.
—Sip—el niño hizo énfasis en la p, mientras miraba sin pena al hombre frente a si:—¿es una serpiente lo de su bastón?
—En efecto—El tono de Lucius no era agresivo, pero era obvio que no iba a elaborar más. Draco había dejado de comer y los miraba interactuar con una sonrisa. Theo notó que estaba contando algo con los dedos de la mano izquierda.
—¿Los nobles juegan mitomagia?—preguntó Nico al cabo de unos minutos y Draco soltó una carcajada, antes de removerle el pelo al niño, para la molestia de este.
—Termina de comer, Nico, tenemos que irnos a Inglaterra.
🙟✦🙝
Draco iba a matarlo, seguro que sí.
No había forma de que luchara con esos monstruos y esqueletos sin destrozar el Smithsonian. Una parte de él sentía que todo eso hubiera sido mil veces más sencillo si hubiera invitado a Draco.
Pero Draco había estado muy inquieto luego de la conversación con Apolo, y Percy no quería hacer que su amigo se sintiera culpable si alguno de ellos no volvía a casa.
Solo que sería mejor que Draco estuviera ahí, para ayudarlo a buscar a Thalía y a Grover para poder avisarles de…
Percy chocó con alguien, tan fuerte que casi cayó hacia atrás, mientras que la otra persona se estrelló contra uno de los modelos de la cápsula Apolo. Percy se tensó, rogando que no le hubiera pasado nada ni a la persona ni al modelo.
—¿Cómo os atrevéis a mostrar vuestro rostro aquí?
—¡Percy! ¡Gracias a los dioses!
Grover abrazó a Percy mientras Zöe y Bianca le apuntaban con flechas. Dos tipos de personas, Percy suponía. Percy ignoró como Zöe fulminaba con la mirada a Grover y se acercó a Thalía:—Luke está aquí.
Cualquier cosa que Thalía fuera a decir desapareció tras un:—¿Dónde?
Percy les contó como había visto a Luke, el General, Thorn y los esqueletos en el Museo de Historia Natural, y las expresiones de las chicas cambiaron totalmente. No entendía porqué Zöe se veía tan agitada.
—¿El General está aquí ? ¡Eso es imposible! ¡Mientes!
Percy de verdad quería golpear a Zöe ¿cuál era su problema?:—¿Mentir? ¿Para qué? Tenemos que irnos ya, no hay tiempo, los esqueletos y el monstruo que están buscando…
—¿Monstruo?—Grover hizo una mueca, mirando a Thalía. Estaban en la misma página y Percy no quería sentirse celoso, porque seguro era lo que sentía Grover cada que Draco y él completaban lo que el otro decía o se comunicaban con una mirada.
—El rastro que seguíamos de Artemisa—Grover se veía algo nervioso:—estoy seguro de que conduce aquí, junto con el rastro de un monstruo poderoso… Creemos que paró aquí buscándolo.
Percy notó que Bianca se había puesto nerviosa, y le preguntaba a Zöe por el General, y el pelinegro iba a ignorarlas para darles privacidad cuando la lugarteniente replicó:—él debió ver un mensaje Iris o una ilusión.
—Las ilusiones no rompen mármol ¿Sabes?—siseó Percy, molesto, sintiendo como en la parte de atrás de su mente, Draco le enviaba calma. Se sentía mal por hacerlo preocuparse, pero no era su culpa que Zöe estuviera actuando tan desagradable.
—Si Percy dice la verdad sobre los guerreros esqueletos— iba comentando Zöe, ganándose una mirada asesina de parte de Percy. ¿Por qué mentiría? Ella lo ignoró:— No tenemos tiempo de discutir. Son lo peor, lo más horrible… Tenemos que irnos.
—Ah pero si tienes buenas ideas—siseó Percy, y Zöe lo miró como si fuera un moco.
— No os estaba incluyendo, niño—gruñó la cazadora, con desagrado evidente:— No sois parte de esta búsqueda.
—¡Estoy tratando de salvarles la vida!—Percy quería golpearla, pero Thalía suspiró.
—No debiste venir, Percy—su expresión se había oscurecido aún más y Percy no sabía qué responder. Ella le puso la mano en el hombro:—pero ya estás aquí. Vamos, volvamos a la van.
—¡Esa no es vuestra decisión!
—No eres mi jefe, Zöe—Thalía replicó, molesta:—¡no importa lo vieja que seas, sigues siendo una mocosa malcriada!
—Nunca has sido sabia cuando se trata de chicos—Zöe replicó, algo asqueada:—¡Nunca pudiste dejarlos atrás!
Thalía estaba a punto de golpearla y Percy a punto de ayudarla cuando un rugido estremeció el recinto. Percy hubiera jurado que era uno de los motores de los jets, de no ser por que un niño dijo con deleite:—¡Gatito!
Percy se estremeció; reconocía el monstruo que había visto años atrás corriendo salvaje al lado de un tren. Una bestia del tamaño de una camioneta con garras de plata y pelaje dorado y sedoso.
—El León de Nemea—musitó Thalía, agazaparse igual que Percy:—no se muevan.
Percy no pudo evitar pensar que Draco hubiera fangirleado al ver al león; podía contarle después sobre eso, si sobrevivía, seguro estaría encantado.
Probablemente el rubio sabría como lidiar con el león… Annabeth tambien, seguro. Sus rubios eran los listos, él solo los seguía.
Como los extrañaba.
🙟✦🙝
—¿Este es tu cuarto?—Nico seguía muy sorprendido por todo en la mansión, pero en ese momento, estaba particularmente extasiado por la habitación de Draco. No que Draco lo culpara; era más grande que la Cabaña de Hermes.
—Así es—Draco respondió, un poco incómodo mientras el niño iba de un lado al otro, mirando el escritorio y los libreros con curiosidad.
—¿Tu padre es alguien importante?
—Es algo así como un noble, aquí…
—Que loco.
—Yo supongo.
—No pareces muy aristócrata, si me lo preguntas.
—No fui criado aquí.
—¿No?
—No, me crió Sally Jackson.
—Ah, ¿por eso le decías “madre”?
—Así es.
—¿Y qué pasó con tu madre biológica?
—Desapareció poco después de dejarme con Sally.
—Oh…—Nico lo miró e hizo un puchero:— entonces ¿tú tampoco recuerdas a tu madre biológica?
—No realmente—Draco se encogió de hombros, desviando la mirada hacia su cobija de estrellas, la que había tenido desde pequeño (Que su padre le explicó que había sido escogida especialmente por Narcisa): —pero todos dicen que me quería muchísimo; tanto como para arriesgarse a ser torturada por ponerme a salvo.
Draco alzó la mirada y vio a Nico mover el borde de su camisa con algo de nervios, antes de musitar: —no quería hacerte sentir mal.
Draco le sonrió con algo de tristeza: —No te preocupes… ¿Qué tal si mejor nos cambiamos rápido y vamos con mi Padre a ver los jardines?
—No me gustan mucho los jardines; las plantas no me quieren.
—A mi tampoco me quieren, pero podemos tener un picnic y ver los pavos reales.
—Pero estamos en invierno ¿No haría demasiado frío? —Nico hizo una mueca, y Draco no podía culparlo; tampoco era muy fan del frío: —Estaba nevando cuando llegamos
—Podemos pedirle a mi Padre que haga que esté calientito para nosotros—ofreció Draco, antes de morderse el labio al sentir un destello de miedo venir de Percy: —Y-y podrías enseñarme como jugar tu juego.
El rostro de Nico se iluminó de inmediato: —¿De verdad?
—Pero primero nos cambiamos y bajamos al jardín—insistió Draco, y Nico asintió emocionado. Draco negó con la cabeza y se dirigió al armario para buscar algo de ropa para Nico y para él.
—¿Por qué usan estas batas? —Nico preguntó, tomando la ropa que Draco le había prestado para ir a cambiarse en el baño.
—Se llaman túnicas y es lo que… uhm… mi gente hace—Draco se encogió de hombros; tarde o temprano tenía que explicarle a Nico que eran magos ¿no? O tal vez podía engañarlo con la Niebla… Pero no se sentía correcto.
Tal vez más tarde llamara a Hades a preguntarle. No parecía que tuviera problemas con Draco llevándose a Nico a otro continente (Se lo habría hecho saber), a lo mejor sentiría que estaría más seguro lejos de sus otros hermanos.
  Recordó entonces, como años atrás, el dios del inframundo le había dicho que sus hermanos eran “particularmente viciosos a la hora de castigar a los que las rompen”. ¿Sería por eso que había ocultado a sus dos hijos y luego había enviado a Draco a asegurarse de que llegaran a salvo al campamento? Tal vez.
  
    
  
  
    
  
  Ahora que Draco lo pensaba, parte de si estaba muy seguro de que había visto a Nico antes. Pero no había logrado identificar en qué lugar. Draco se quedó pensando en eso mientras cambiaba su ropa del campamento por algo más propio de un sangre pura y se sentó en la cama a esperar a Nico, jugando con el borde de la manga de su túnica verde mar.
Cuando Nico salió del baño, Draco sonrió al verlo; podía pasar por un mago sin ningún problema. Hasta se había puesto la túnica correctamente y se había acomodado un poco el ondulado cabello para verse presentable.
—¿Cómo me veo? — preguntó el niño, algo nervioso.
—Como si pertenecieras aquí—el rubio respondió, sonriendo ante la forma en la que el chico se relajó. Conocía a su tipo, él lo había sido por un buen tiempo; alguien que destacaba mucho de mala manera, que la gente no solía soportar o querer juntarse con. Pertenecer a algún sitio era algo que había querido por mucho tiempo.
  —¿Bajamos? —preguntó Nico y Draco le sonrió, antes de señalar a la puerta.
  
    
  
  
    
  
  —Adelántate— dijo el rubio, antes de señalar el baño: —Tengo que arreglarme el cabello primero.
Nico rodó los ojos musitando algo de que no entendía por qué alguien le daría tanta importancia a su cabello. Era obvio que no entendía los deseos de Draco de imitar a Jaejoong su rey, pero no era momento de darle una clase sobre TVXQ. En ese momento, Draco planeaba llamar a Hades, para darle a Nico unas Navidades inolvidables.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara el capítulo de hoy~
Chapter 39: Quien dijo que el amor no es fácil, tenía razón.
Summary:
Draco descubre que en efecto, el amor es algo complicado.
Notes:
Espero que vieran que la Rueda del Año tiene un capítulo nuevo~ En él se encuentran Draco, Neville y Harry por primera vez, por si quieren ira verlo xd Es el especial de Ostara.
En otras noticias, Percy lo está dando todo, Draco está tratando de mantenerse en calma para su amigo y para el pequeño engendro que arrastró hasta el mundo mágico, y todos sufrimos por ellos.
Muchísimas gracias a todos por leer, dejar kudos, comentarios y bookmarks. Y gracias a mis betas les más maravilloses del mundo, Anto, Gabs y Satanás por aguantarme cuando se me da por tratar de armar cosas originales.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
38. Quien dijo que el amor no es fácil, tenía razón.
   
  
    
  
  —¿Qué es lo malo de San Francisco? — Preguntó Percy, recordando brevemente como Annabeth le había dicho, durante el baile, que no había forma de que ella pudiera irse con su padre a San Francisco. También recordaba que Draco había querido que fueran al Exploratorium alguna vez, pero que su madre había desviado su atención fuertemente del tema.
—La Niebla ahí es particularmente espesa porque el Monte Othrys está muy cerca—explicó Thalía, por encima del rock alternativo que tenía en el radio del carro que estaban usando mientras iban en el tren camino al Oeste: —La magia de los Titanes, o lo que queda de ella, sigue ahí; los monstruos son atraídos a ese lugar como polillas al fuego.
—¿Qué es el Monte Othrys? — Preguntó Percy, pensando si a lo mejor le iba a tocar llamar a Draco para pedirle explicaciones.
—¿De verdad no sabes? —Thalía lo miró alzando una ceja y Percy hizo una mueca, mordiéndose la lengua para no decirle algo como “si supiera no te preguntaría”. Thalía señaló hacia el Lexus en el que Bianca y Zöe hablaban: — Pregúntale a la estúpida de Zöe; ella es la experta.
  Thalía estaba demasiado llena de odio para el gusto de Percy, que se estaba arrepintiendo de haberse subido a su lado. No queriendo hacerle más preguntas para que no se pusiera en ese plan desagradable (y también porque odiaba sentir que ella sabía más que él), Percy miró hacia afuera del carro del tren.
  
    
  
  
    
  
  El sol del atardecer se colaba a través de la malla que protegía la carga, y Percy sólo podía pensar en que extrañaba mucho a Draco y a Annabeth; ellos no habrían dudado de él con respecto a las palabras del General, ellos le habrían explicado qué estaba pasando, ellos lo habrían hecho parte de su plan. Ellos no hubieran dudado de él cuando agarró la comida de astronauta para atacar al León.
  En cambio, estaba atrapado con Thalía y Zöe quienes, aunque lo negaran, eran demasiado parecidas una con la otra. Chicas fuertes, desdeñosas con cualquiera que según ellas no valiera la pena…
  
    
  
  
    
  
  Un pensamiento vino a él cuando volvió a mirar a Thalía, que fulminaba el parabrisas con la mirada. El comentario de Theo de “Si Thalía no fuera tan hetero, seguro amaría estar en ese clubcito”. 
—¿Por eso la odias? —Precy preguntó, alzando una ceja: —¿por que trataron de reclutarte?
Atrapada, al parecer, los ojos de Thalía brillaron peligrosamente, y Percy se preparó para recibir una descarga. En su lugar, la chica suspiró: —casi me uní a ellas, una vez que Luke Annabeth y yo nos topamos con ellas, y Zöe trató de convencerme…casi lo logró, pero…
—¿Pero?
—Tendría que dejar a Luke.
Percy se mordió el labio. ¿Por qué todos seguían tan interesados en Luke? Los había traicionado a todos, pero varios seguían esperando que el ex-consejero volviera riendo diciendo que todo había sido una broma.
—Zöe y yo peleamos; me dijo que estaba siendo estúpida y que lamentaría mi decisión—continuó Thalía, ignorante de la molestia de Percy: —Dijo que Luke me defraudaría algún día.
—Fuerte—Percy musitó, desviando la mirada otra vez hacia afuera: —tener que admitir que tenía razón.
El aire alrededor de ellos se sintió cargado de un momento a otro: —No tenía razón. Luke nunca me defraudaría.
Percy no pudo evitar resoplar, aunque si evitó mencionar el obvio incidente del verano anterior: —Igual tendremos que luchar contra él, es inevitable.
Thalía simplemente lo fulminó con la mirada y Percy quiso golpearla. De verdad que esa insistencia en quedarse con las memorias que tenían de Luke era algo que Percy no podía entender.
—Ha cambiado—dijo Percy, con seriedad: —no lo has visto, y sé que es difícil creerlo pero-
—Haré lo que haga falta—siseó la hija de Zeus, y Percy supo que era mentira. No lo haría, en el momento de la verdad, no lo haría.
—¿Incluso si significara matarlo? —Percy no supo porque insistió en ello. Pero al ver la expresión sombría de la hija de Zeus supo que había dado en el clavo.
—Sal de mi auto, por favor— dijo ella, desviando la mirada. Percy rodó los ojos y abrió la puerta para dejarla sola en el Mercedes. Cuando Percy estuvo fuera del auto ella lo llamó de nuevo, a lo que él la miró, con cara de pocos amigos. Ella simplemente dijo: — Annabeth también quería unirse a las Cazadoras. Tal vez deberías pensar porqué.
Percy sabía porqué; podía parecer tonto, pero no lo era. A Annabeth le gustaba Luke, y él, como varios otros hombres en su vida la habían decepcionado (incluyendo a su padre). No podía culparla por considerar unirse a un grupo de chicas fuertes e independientes que no necesitaban ni querían a ningún hombre en sus vidas.
¿Le dolía? Por supuesto. Percy sabía que no era la persona más fácil con la que relacionarse, pero quería creer que Annabeth y él se habían vuelto buenos amigos. Personas que podían confiar una en la otra.
Tal vez no era así para ella.
Percy buscó un auto y se metió en él, dejándose caer en el asiento trasero para mirar el techo. Parpadeó furioso para alejar las lágrimas que amenazaban con derramarse.
¿Sería posible que Annabeth no lo viera como él la veía a ella? Alguien en quién contar en las buenas y en las malas, una gran amiga, alguien a quien le confiaría su vida.
Maldita sea. ¿Por qué? No era justo. No podía entender a Annabeth como entendía a Grover o a Draco; después de todo, él estaba vinculado con ellos. Draco era prácticamente su alma gemela, y con Grover tenía ese vínculo empático raro de los sátiros.
Con Annabeth no tenía nada.
Incluso Draco tenía lo que podría ser el comienzo de un vínculo.
Percy se quedó ahí un buen rato, con el brazo cubriéndole los ojos. No queriendo llorar ni dormir, en especial no dormir, por miedo a los sueños que podría tener.
—No deberían darte miedo los sueños—dijo una voz desde el asiento del conductor. Percy bajó el brazo lo suficiente para ver al habitante de calle que les había indicado subirse al tren. Un dios, seguro. ¿Cuál? A Percy ya no le importaba mucho; mientras que no quisieran matarlo, le servía.
Percy esperó pacientemente a ver qué más decía el hombre, porque seguro tenía una razón por la cual decir eso ¿no?
—Si no fuera por los sueños, no sabría la mitad de las cosas que sé del futuro—dijo el hombre muy serio: —Son mejores que los tabloides.
Y procedió a decir el peor haiku que Percy había escuchado sobre los sueños. Sólo había una posibilidad: —¿Apolo?
—Estoy de incógnito, dime Fred—dijo, poniéndose un dedo sobre los labios y guiñando un ojo.
Percy trató de no rodar los ojos: —¿y qué quiere un dios llamado Fred?
Apolo hizo una mueca: — Es que… hay reglas ¿sabes? De que no debemos intervenir en las búsquedas y eso… Pero nadie se mete con mi hermanita.
—¿Nos vas a ayudar entonces? —Percy no estaba muy convencido; los dioses no tendían a ayudar si no conseguían algo ellos también, aún si ellos tuvieran algo que perder si la búsqueda no se concretaba.
—¿Y qué crees que he estado haciendo? — replicó airoso el dios del sol, cruzando los brazos, haciendo que parte del relleno de su chaqueta raída saliera a volar: —Van lo suficientemente rápido como para recorrer una buena parte del país, aunque nos estamos quedando sin tiempo.
—Sería más fácil si supiéramos dónde está Artemisa—comentó Percy, un poco esperanzado.
—Sé muchas cosas, veo muchas cosas, pero incluso yo no sé eso…—Apolo suspiró, su expresión oscureciéndose: —la han ocultado de mi. No me gusta.
—¿Y qué hay de Annabeth?
Apolo ladeó la cabeza confundido: —Ah ¿la niña que perdiste? No sé.
Percy apretó los puños y trató de no enfadarse mucho; después de todo, los dioses eran así. No les importaban más que sus cosas y sus agendas.
—¿El monstruo aunque sea? —Percy preguntó, pero ya sabía la respuesta. Para ser el dios de la Profecía y ver el futuro, era evidente que Apolo no sabía mucho. Ni siquiera sabía para qué lo intentaba ya.
🙟✦🙝
Draco se despertó algo confundido ¿Acababa de tener un sueño con Hércules? ¿Qué?
El rubio se refregó los ojos y se incorporó. Se había quedado dormido en la Sala de Estudio, revisando sus tareas de las vacaciones. Terrible le parecía eso, porque le había prometido a su padre que iba a tener listas sus tareas temprano para poder tener su tarde de películas con Neville.
Draco todavía no sabía como había convencido a su padre de montar una sala de entretenimiento en la mansión, pero parecía que la promesa de mostrarle algunas de las películas caseras que Sally había hecho de él y Percy cuando eran más pequeños, había jugado un rol en el asunto.
Draco miró su ensayo sobre las guerras de los duendes y suspiró. Al menos no había dañado el ensayo al quedarse dormido. Solo un par de centímetros más y podía ir a decirle a su padre para enviarle una carta de invitación a Neville.
—¿Ya terminaste? —La voz a su espalda hizo que Draco diera un salto y casi tirara una torre de libros. Nico se había levantado del sofá, donde estaba cubierto con una manta. ¿En qué momento había llegado? Nico bostezó: —Tu papá me dijo que estabas aquí haciendo tareas.
—S-si, sólo me falta un poco—Draco le sonrió a Nico: —¿Me necesitabas?
—Quería saber que íbamos a hacer hoy—Nico respondió, acercándose y sentándose al lado de Draco para ver, con ojos adormilados los libros abiertos sobre la mesa: —¿Los duendes existen?
—Si, y al parecer estuvieron en guerra con los magos— Draco revisó las notas que había hecho a un lado, para poder anotar unas cuantas conclusiones y terminar: —porque al parecer los magos no son buenos llevándose con otras criaturas.
—Tú te llevabas bien con los sátiros en el campamento—comentó Nico y Draco rió por lo bajo. El pelinegro sonrió a su vez, parecía contento de tener alguien que se riera de sus comentarios.
Entonces Draco lo supo.
—¡El Casino Loto! —dijo levantándose de un salto: —Te vi en el Casino Loto hace un par de años; estabas solo y jugamos juntos un par de horas ¿o fueron días?
Nico frunció el entrecejo antes de abrir los ojos con sorpresa, saltando a su vez: —¡Eres el chico con el que jugué el juego de House of the Dead! Conseguimos un récord esa vez.
Draco asintió, recordando lo loco que había sido todo lo del Loto: —No puedo creer que seas tú.
—Qué mundo tan pequeño ¿no? —Nico comentó y la sonrisa de Draco flaqueó. No. El mundo no era pequeño en lo absoluto y (Como decía Yuuko-sama) las coincidencias no existían.
—Oye, Nico ¿Y si le dices a Dobby qué te gustaría de desayunar para que lo vaya preparando? —Draco preguntó: —así podemos bajar a desayunar apenas termine los últimos párrafos.
—¿Dobby? —Nico ladeó la cabeza algo confundido: —Ah ¿el bichito de ayer?
—Justamente— Draco asintió. Nico llamó tentativamente al elfo, que se apareció solícito y respondió lo mejor que pudo la miríada de preguntas del moreno. El rubio terminó de escribir su ensayo y le sonrió a Nico, tomándolo del brazo para bajar las escaleras juntos.
🙟✦🙝
Luke temía por la vida de Annabeth ¿Cuánto más iban a demorarse los Jackson? La rubia podría no sobrevivir a sostener el cielo. Dioses ¿cómo pudo hacer eso? Ella… ella confiaba en él, ella todavía le tenía fé.
La confianza y la fé son debilidades que puedes seguir explotando, semidios.
La voz en su cabeza retumbó, haciéndolo trastabillar un poco. No que a nadie le interesara; los monstruos estaban demasiado ocupados planeando los próximos ataques a los campamentos. A ninguno le interesaba qué hiciera Luke mientras que fuera un buen chico y siguiera trayendo semidioses y manteniendo la conciencia de su señor Cronos.
¿Qué planeas hacer con ella? No nos será útil luego de que traiga a los hijos de los tres grandes y al niño de las estrellas.
El niño de las estrellas… Draco ¿por qué Draco sería importante? Entendía el papel de Thalía y Percy, pero ¿Draco? Apenas era bueno con la lanza y sólo sabía quejarse.
Y colarse sin ser visto, en más de una ocasión, a misiones que no le correspondían.
Ese niño sale de las profecías, nos sería muy útil.
¿De las profecías? ¿Útil cómo?
Los pequeños semidioses de tu otrora hogar no podrían usar su oráculo contra nosotros.
  Luke frunció el entrecejo. Claro, si Draco salía de las profecías y los ayudaba, no tendrían porqué preocuparse de los campamentos; Draco podría ayudarles a lidiar con ellos. Además… Estaba la conexión de Draco y Percy.
  
    
  
  
    
  
  
    La maldición de Patroclo, sí. Si traemos al niño de las estrellas a nuestro lado, el otro lo seguirá.
  
Si, podrían usar a Draco para convencer a Percy… y a Annabeth tal vez. Si.
🙟✦🙝
—Ese, es el Jabalí de Erimanto. No creo que podamos matarlo— la voz de Zöe tembló un poco, pero Percy no podía culparla; el enorme Jabalí, que acababa de salir de la nada, y había vuelto los esqueletos malvados un montón de huesitos con un solo embate, ahora los miraba con sus ojillos porcinos llenos de odio.
—Es un regalo—insistió Grover, que parecía algo ido, como si estuviera tratando de ver algo que los demás no podían: —¡Una bendición de la Naturaleza!
El jabalí gruñó y Percy tuvo que empujar a Grover para que no fueran arrollados cuando el cerdo se lanzó contra ellos. Zöe y Bianca habían logrado esquivarlo también, y Percy sólo podía sentir que ya estaba en su límite con todas esas cosas ¿Por qué no podía tener unas vacaciones tranquilas?
—Me siento tan bendecido —siseó por lo bajo, antes de empujar otra vez a Grover: —¡Dispérsense!
—Quiere matarnos— apuntó sabiamente Thalía, mientras cada uno corría en una dirección, confundiendo a la bestia momentáneamente.
—Obviamente—replicó Grover casi airado: —Es salvaje.
—¿Y cómo es eso una bendición? — preguntó Bianca, poniéndo en palabras lo que Percy pensaba. No que lo fuera a decir porque seguro la bestia se ofendía.
Y si.
La bestia se lanzó hacia ella, y menos mal Bianca era bastante rápida, y logró saltar fuera de su camino antes de que el jabalí la pulverizara. Lo que no logró quitarse fue el letrero de “Bienvenido a Cloudcroft” que quedó reducido a astillas.
Percy se masajeó la sien, tratando de recordar cómo había logrado Heracles derrotar al cerdo. Draco siempre comentaba lo listo que había sido al completar sus tareas, aunque fuera tonto para lo que era mantener contentos a sus amantes y esposas.
Las chicas seguían esquivando al jabalí, Grover había empezado a bailar a su alrededor tocando su flauta de pan (probablemente tratando de calmar a la bestia, infructuosamente) y Percy no podía recordar más que el jabalí destruyendo ciudades.
Tal vez lo mejor sería alejarlo de un centro urbano ¿no?
Pero ¿cómo iban a derrotarlo?
Percy y Thalía estaban corriendo colina arriba, mirando alrededor buscando algo con lo qué deshacerse del jabalí. Piensa, Percy, piensa. No podía siempre depender de Annabeth y Draco. No podía ser siempre el tonto del grupo.
No puedes matarlo dijo una vocecilla en su cabeza que sonaba sospechosamente como Draco ¿Sería él? No ayudaba, por supuesto, pero le daba algo de confort pensar en que el rubio estaría pendiente de él.
Percy notó las vías de un tren cubiertas de nieve, y al seguirlas con la mirada vio lo que parecía ser un túnel en la montaña. Un túnel… Que daba a un puente estrecho sobre un barranco.
Que buena idea ¿ves como no eres tonto? Percy ya estaba seguro de que la voz en su cabeza era de Draco, lo cual solo hacía que quisiera demostrarle más que podía superar todo eso sin morir.
—Sígueme—Percy tomó el brazo de Thalía, para llevarla con él hacia el túnel, siguiendo los rieles.
Menos mal la colina era empinada y las patitas de cerdo no estaban hechas para correr en la nieve.
Ahora, Percy solo debía rezar por que su plan funcionara y no terminara con ellos estampados en algún lugar con el cerdo.
🙟✦🙝
Draco estaba muy emocionado porque Neville fuera a ver películas con él. Tanto que apenas saludó a la Dowager Longbottom, antes de tomar la mano del Gryffindor y arrastrarlo a la sala que su padre había preparado. Nico había ido a pasar el día con Theo, así que Draco solo tenía que preocuparse por mantener entretenido a Neville, y no distraerse mucho con los pensamientos fugaces de Percy.
Neville simplemente lo siguió divertido, hasta la sala que tenía un sofá enorme, una mesa con todo tipo de crispetas, papitas y sodas, una pantalla gigante, un reproductor DVD y una pila de DVDs de películas que a Draco le gustaban.
Draco vio como Neville miraba la pila de películas interesado y se sintió nervioso. Al lado de la pila también habían varios DVDs de las series que le gustaban a Draco, cortesía de Sally que le había hecho una lista a Lucius. Neville los miró y tomó una de las cajas, examinando la portada.
—¿Este no es el sellito que tienes en la mochila?—preguntó Neville, mostrándole a Draco la portada del DVD de Fullmetal Alchemist. Draco asintió algo emocionado:—¿De qué es esto?
—Es una serie de alquimistas—dijo Draco, mordiéndose un poco el labio. No quería ponerse a hablar por horas de la trama de una de sus series; Sabía que Neville no lo iba a detener, porque así de lindo era él:—T-te la puedo prestar si quieres? Me gustaría ver que opinas.
Neville lo miró un momento, alzando las cejas en sorpresa, y luego miró el DVD, antes de sonreír:—Debe ser muy buena para que tengas que morderte el labio para no hablar de ella.
Draco se sonrojó y Neville tomó los DVDs que correspondían y los dejó a un lado. Dejando su mochila junto a ellos. ¿Eso significaba que se la iba a ver? Draco sintió que su rostro se dividía con la sonrisota que había curvado sus labios.
—¿Qué vamos a ver?—preguntó Neville, mirando a Draco expectante. Draco se acercó a la pila de DVDs y sacó una caja con una chica vestida de negro, con un moño enorme rojo, que montaba una escoba junto con un gato.
—¿Te acuerdas que te conté que me gustaban mucho las cosas de magia?—Draco preguntó, poniendo el DVD y jalando a Neville para que se sentaran juntos en el sofá:—Pensé en mostrarte una de mis películas de magia favoritas.
Los ojos de Neville se iluminaron cuando empezó la película y Draco se sentó a su lado:—gracias…
—¿Por qué?
—Por compartirme cosas importantes para ti
Draco sintió que sus mejillas se sonrojaban; aunque Neville lo dijo con total naturalidad, Draco no pudo evitar sentir que el chico coqueteaba con él. Un momento.
Draco miró de reojo al pelinegro, que había tomado un bowl con papitas y se había acomodado de forma que sus hombros se tocaban.
¿Eso era una cita? ¿Estaban saliendo? Ya se habían dado un beso ¿no? ¿Qué hacían las personas en una cita? Draco se mordió el labio y pensó en las pocas referencias que tenía de romance que no eran dramáticas. Sakura y Syaoran iban a parques y eso ¿no? A festivales.
Pero…
Touya y Yukito simplemente pasaban tiempo juntos.
Draco se acercó un poquito más a Neville. Si, pasar tiempo juntos era bueno, así no fuera una cita. El rubio se acomodó mejor y apoyó la cabeza en el hombro del pelinegro. Neville apoyó su cabeza en la de Draco y el rubio suspiró contento.
—Oye—Neville musitó al cabo de un rato:—¿Esa no es la canción que estabas tarareando la otra vez?
Draco sonrió; era muy probable, dado que le gustaban mucho las canciones de Joe Hisaishi:—se llama Una Ciudad con Vista al Océano.
—Es linda—comentó Neville, estirándose un poco y abrazando a Draco por los hombros. Draco se acercó más y suspiró contento, mientras seguían viendo la película.
🙟✦🙝
Percy no podía dejar de mirar a la hermosa mujer frente a él; sus ojos que variaban entre tonos de gris lo miraban como si pudieran verle el alma, su cabello caía en cascadas rubias, aunque Percy podía jurar que cada vez que lo notaba era de un tono distinto; no sabría decir si era rubio dorado o rubio platino.
Los labios de la mujer se habían curvado en una hermosa sonrisa que parecía iluminar la noche y hacía que Percy olvidara la rabia que había sentido al ver a Ares. Percy balbuceó algo y la mujer sonrió: —¿No eres dulce? Sostén esto, por favor.
Percy se apresuró a sostener el espejo del tamaño de un plato grande, y vio algo confundido como ella se retocaba el maquillaje. A Percy le parecía que se veía perfecta.
—¿Sabes porqué estás aquí? —Preguntó la diosa del amor, sin siquiera mirarlo, aunque Percy de verdad quería que ella lo mirara. Percy parpadeó varias veces; eso había sido una pregunta ¿no? Rayos. Se pellizcó, para poder balbucear.
—Yo…Yo no sé—musitó Percy algo avergonzado.
Afrodita negó con la cabeza casi con tristeza: —Ay querido ¿Todavía en negación?
La risa oscura del dios de la guerra, quien seguía fuera de la limusina, despejó la mente de Percy, aún si era con ira porque el imbécil ese no era capaz de meterse en sus propios asuntos.
—No sé de qué me hablas—insistió Percy, con firmeza. La diosa seguía retocando su labial con pequeños toquecitos de su dedo.
—Bien y ¿Por qué estás en esta búsqueda?
—¡Artemisa fue capturada!
—Oh, Artemisa, por favor —la diosa rodó los ojos y Percy supo que la conversación iba a ser como las otras de los dioses “yo, yo, yo”.
Afrodita resopló mientras decía, como si la ofendiera: —Hablando de un caso perdido. Quiero decir, si van a secuestrar una diosa, debería ser despampanante ¿No crees? —la diosa continuó, y Percy esperaba que no fuera a durar mucho tiempo quejándose y le dijera qué necesitaba de él.
—Ella estaba buscando un monstruo muy malo—le recordó Percy, cuando la diosa paró: —y necesitamos encontrarlo.
A Afrodita no parecía importarle eso mucho, e hizo que Percy subiera un poco el espejo para arreglarse el delineador que también parecía perfecto: —siempre algún monstruo, bah. Pero, querido Percy, eso es la razón por la que los otros están en esta búsqueda—la diosa miró a Percy, con esos ojos grises que parecían el cielo antes de la tormenta: —Tengo más interés en tus razones .
Percy se tensó, sintiendo su corazón latir muy fuerte y muy rápido. El pelinegro pensó en desviar la mirada y fingir demencia, pero esos ojos grises (que lo hacían pensar en las dos personas a las que definitivamente no le gustaba mentir) lo hicieron hablar: —Annabeth está en problemas.
La sonrisa de Afrodita hizo que Percy se sintiera mal, pero tuviera un poquito de esperanza: —¡Exáctamente!
—Tengo que ayudarla—comenzó Percy, a lo mejor, podría hacer que ella los ayudara si le explicaba: —He tenido estos sueños…
Afrodita suspiró encantada: —¡Y hasta sueñas con ella! ¡Eso es tan lindo !
—¡No! Quiero decir…—Percy frunció el entrecejo: —Eso no era lo que quería decir.
—Percy, Percy—la diosa negó con la cabeza, sus rizos rebotando alrededor: —Estoy de tu lado; soy la razón por la que estás aquí, después de todo. La razón por la que viniste solo.
—¿Qué? —Percy preguntó, confundido. Y solo la miró mientras escuchaba como explicaba los sucesos que lo habían llevado a ser el quinto en la profecía; la camisa envenenada, Blackjack, el poderse escapar del campamento casi hasta llegar con ellas.
—...blah blah blah y su cosa de salvar a Artemisa. Déjenla perdida, digo yo—la diosa se encogió de hombros: —en cambio,una búsqueda de amor verdadero o dos, bueno eso sí me interesa.
—No,no, espérate, yo nunca dije-
—Oh, cariño, no tienes que decirlo—Afrodita lo interrumpió, moviendo su mano como si ahuyentara su opinión: —Si sabías que Annabeth estaba a punto de unirse a las Cazadoras ¿no?
—No estaba seguro…—musitó Percy, pensando en lo que había averiguado. Una completa falta de respeto a la privacidad de Annabeth, la verdad.
—¡Iba a tirar su vida por la borda! —Afrodita parecía medio preocupada por eso, aunque a Percy no le parecía que fuera así.
Lo único que sería tirado por la borda serían Draco, Grover y él, pero ¿la vida de Annabeth? Siendo inmortal seguro podría aprender y construir todo lo que quisiera, sería una estratega asombrosa para las Cazadoras. Percy sintió un nudo en el estómago mientras Afrodita seguía hablando de lo romántico que era que Percy fuera a “salvar” a Annabeth de eso.
—Ahora, escúchame, Percy—Afrodita dijo con seriedad: —Las Cazadoras son tus enemigas; olvídate de ellas, de Artemisa y del monstruo. Eso no es lo importante— Percy quería discutir que el destino del mundo era bastante importante, pero la diosa del amor siguió hablando: —Concéntrate en encontrar y salvar a Annabeth.
—¿Y usted sabe dónde está? —Percy preguntó, algo esperanzado. A lo que Artemisa negó con la cabeza.
—No, no. Esos detalles te los dejo a ti—replicó ella, haciendo un gesto, como si eso la irritara: —pero han pasado décadas desde la última vez que tuve una buena historia de amor trágica~
—Espere, nadie dijo nada de amor—Percy se apresuró a negar, dejando el espejo en el suelo: —Además ¿por qué debería ser trágica?
—El amor lo vence todo—dijo la diosa con una enorme sonrisa: —¿Dejaron Helena y Paris que algo los detuviera?
Percy hizo una mueca: —¿No causaron la guerra de Troya he hicieron que miles de personas muriesen?
—Por favor, ese no es el punto—resopló Afrodita, rodando los ojos: —sigue tu corazón.
Percy se puso la mano en el pecho, donde siempre sentía a Draco: —Mi corazón… No sé a dónde me lleva…
La sonrisa de la diosa hizo que Percy sintiera un calorcito en el pecho; era demasiado lindo escuchar como ella creía tanto en el amor: —No saber es la mitad de la diversión; exquisitamente doloroso ¿no te parece? —la mujer estaba encantada hablando, era obvio que amaba eso: —¿No estar seguro de a quién amas o quién te ama? ¡oh, ustedes chicos! Es tan lindo que voy a llorar.
—¡No, por favor no llore! —Percy no quería ver a alguien tan hermoso llorar.
—y no te preocupes—la mujer no parecía a punto de llorar, la verdad, mientras decía: —No dejaré que sea fácil y aburrido para ti. No, no, tengo maravillosas sorpresas preparadas— Percy sintió ansiedad cuando la sonrisa se volvió casi macabra: —Angustia, indecisión, celos. Tú sólo espera.
—Oh, por favor no—Percy trató de pedirle: —No tiene porqué molestarse.
—Eres tan lindo— suspiró Afrodita, y sus ojos se aguaron un poquito: —desearía que todas mis hijas pudieran romperle el corazón a un chico tan lindo como tú~
Percy no estaba muy seguro de que eso fuera un cumplido tan bueno como la diosa lo hacía ver. Pero no es que tuviera mucho tiempo para decirle o procesarlo, porque la diosa le dijo que tuviera cuidado en el terreno de su esposo.
Ares lo sacó del pescuezo antes de que Percy pudiera hacer más preguntas, porque al parecer su audiencia con la diosa del amor había terminado.
🙟✦🙝
—Dowager Longbottom—saludó Lucius, entrando en la sala donde recibían a las visitas que llevaban usando la Red Flu. La matrona se estaba terminando de limpiar rastros inexistentes de hollín, y lo miró con una expresión de displicencia que la hacía parecerse muchísimo al pájaro disecado de su sombrero. Lucius mantuvo la sonrisa cordial, pensando en lo mucho que hacía por su hijo.
—Lord Malfoy—dijo ella finalmente:—he venido a buscar a mi nieto.
—Por supuesto, por aquí— Lucius indicó, antes de dar la vuelta y caminar hacia donde había dejado a los niños viendo sus películas (Había tratado de ver un poco para ver si entendía, pero la verdad es que no entendía porque los gatos hablaban y usaban ropa). Al llegar a la habitación, parecían estar saliendo muchos nombres mientras sonaba una canción suave.
Lucius se acercó al sofá y se quedó quieto al ver la escena. Draco y el heredero Longbottom estaban acostados en el sillón, acostados, uno encima del otro, y parecía que dormitaban con placidez.
Lucius carraspeó, esperando que con eso pudiera despertar al rubio, que estaba encima, con la cabeza apoyada en el pecho del pelinegro.
Draco se removió un poco y Lucius carraspeó otra vez. El rubio menor bostezó y se estiró un poco, abriendo los ojos con pereza. Tenía una sonrisa sosegada mientras miraba al pelinegro adormilado.
Lucius carraspeó una tercera vez y el chico pareció notarlo entonces. Lucius alzó una ceja de sorpresa ante del felino salto del chico, que quedó en cuclillas en el suelo a un metro del sofá, mirando a Lucius y a la Dowager Longbottom con una expresión de pánico y vergüenza que era muy poco propia de un Malfoy.
—¡Neville!—llamó la mujer tras de Lucius, golpeando el suelo con su bastón, impaciente.
El pelinegro se levantó con muchísima menos gracia que Draco, y miró alrededor confundido. Sus ojos se posaron en la pantalla y sus cejas se fruncieron:—Oh… Lo siento, Draco, creo que me quedé dormido.
—N-no te preocupes—musitó Draco, levantándose y alisando su ropa, antes de caminar hacia un lado y recoger lo que parecía ser una mochila y meter unas cosas en ella:—Llegaron por ti.
El poco color del rostro del chico Longbottom se drenó al ver a su abuela, y Lucius sonrió para sus adentros divertido, cuando el chico se apresuró a levantarse, casi cayéndose del sofá.
—¡Neville!—siseó la mujer:—vamos, no tenemos todo el día.
—Y-ya voy abuela—musitó el chico, recibiendo la mochila de Draco y dedicándole una sonrisa al rubio:—me divertí mucho.
—Yo también—Draco sonrió a su vez, acercándose a Neville para abrazarlo. Lucius hizo una mueca ante las costumbres americanas del rubio, pero no dijo nada. Draco musitó:—deberíamos repetirlo.
Pero la voz de Draco sonaba extraña y Lucius se tensó. Al parecer el pelinegro también notó el cambio en la voz del rubio, porque se separó en el abrazo y tomó el rostro de Draco para mirarlo. Unas gruesas lágrimas caían por sus mejillas.
—¡Draco! ¿Estás bien?—preguntó el chico preocupado, al tiempo que Lucius se acercaba.
—Si, s-si—se apresuró a decir Draco, limpiándose las mejillas:—es que me acordé de una película que vi… L-la tumba de las luciérnagas; es muy triste.
—¿Si?—El otro chico no parecía muy convencido, y Draco tomó un DVD de la pila que mostraba a dos niños de mal aspecto, y se la mostró.
—E-es de los mismos que las otras que vimos, pero es muy fuerte…—musitó Draco, limpiándose las lágrimas otra vez, casi con rabia:—Es sobre… Sobre la segunda guerra, sobre un par de niños tratando de sobrevivir los bombardeos y eso…
—Un asunto muy desagradable—dijo la matrona, tomando el DVD de la mano de Draco y mirándolo con desaprobación:—no es algo que unos niños deberían ver.
—T-tiene razón—Draco asintió:—B-buscaré algo más apropiado para la próxima vez.
Neville asintió, aunque no parecía muy convencido:—De acuerdo… Yo también buscaré algo interesante.
Draco asintió, sonriéndole cálidamente:—esperaré con ansias.
Luego el chico se volteó a la mujer y le sonrió también:—muchas gracias, Dowager Longbottom, por permitirle a Neville venir.
—Solo lo hice por curiosidad—replicó la mujer poniendo en DVD de vuelta en manos de Draco:—¿Quién hubiera dicho que habrían cosas muggle en la Mansion Malfoy.
—Como bien dijo en la última reunión del Wizengamot—intervino Lucius, poniendo una mano sobre el hombro de Draco:—Los tiempos están cambiando, y debemos adaptarnos a los cambios que traen las nuevas generaciones.
La matriarca resopló, musitando algo que sonaba como “por supuesto que tengo razón” y Lucius tuvo que refrenarse físicamente para no rodar los ojos.
—Dobby—llamó el patriarca Malfoy:—acompaña a nuestros invitados a la salida.
El pequeño elfo apareció, dando una reverencia y sonriéndole a Draco, antes de indicarle a los Longbottom que lo siguieran. Lucius vio a su hijo despedirse una última vez con un movimiento de la mano del otro chico.
Una vez los Longbottom salieron de la habitación, las rodillas de Draco dejaron de sostenerlo. Lucius alcanzó a atrapar a su hijo antes de que se cayera, y el menor se aferró a él, llorando amargamente.
—Draco ¿Qué…?
—P-percy—musitó su hijo, entre sollozos:—A-algo le pasó a Percy.
Lucius se tensó, abrazando con fuerza a su hijo:—¿Está herido?
—N-no creo—Draco balbuceó, aferrado a su padre:—P-pero… C-creo que alguien acaba de morir.
Lucius sintió un escalofrío; sabía que las misiones eran peligrosas, Quirón y Amos le habían explicado muy bien eso, aún si Draco no le había contado todo por lo que había pasado los dos veranos anteriores. Sin embargo, pensar en esos niños (según Draco la mayor tenía 15 casi 16 en esa misión) muriendo en las misiones lo ponía mal. Los niños debían jugar, estudiar y estar a salvo.
—¿Uno de tus amigos?—Lucius preguntó, acariciándole el cabello a su hijo con ternura. Sabía lo difícil que era perder a alguien cercano sin poder hacer nada.
—N-no lo sé—Draco admitió:—p-pero Percy se siente responsable…
—Draco…
—O-ojalá pudiera haberlo acompañado.
Lucius no quería decirlo, porque de verdad había disfrutado mucho de ese tiempo con Draco y Nico en la mansión, pero la duda llevaba tiempo carcomiendo:—¿Y porqué no fuiste? Tengo entendido que no habría sido la primera vez que te colaras en una de sus misiones.
Draco miró a Lucius suplicante, y a Lucius se le partió el corazón al ver el dolor en los ojitos anegados de su hijo:—L-la Profecía… Decía que iban a perder al menos a dos personas, p-pero…—Draco ahogó un sollozo:—sé que de los que vayan solo regresarían tres al campamento; S-si yo fuera, habrían más muertos y n-no podría perdonármelo si por mi culpa muriesen Percy, Annabeth o Grover.
Oh… Lucius abrazó con fuerza a su hijo:—Es duro no poder ayudar a las personas que quieres.
Draco siguió llorando en los brazos de su padre un rato, y el patriarca solo siguió acariciándole el cabello y sosteniéndolo con fuerza, mientras el joven se calmaba.
—¿P-padre?—llamó el chico, después de un rato.
—Dime, dragón—Lucius seguía acariciándole el cabello al chico.
—¿Podemos hacer una fogata?—preguntó el rubio, con la voz todavía algo quebrada.
Lucius no entendía bien porqué, pero no veía porqué negarse a la petición:—¡Dobby! Prepara una fogata en el jardín posterior de la Mansión.
—P-por supuesto, amo Lucius—balbuceó el elfo, haciendo una reverencia. Sin embargo, no se movió. Lucius estaba a punto de gritarle cuando el elfo le preguntó a su hijo:—¿Puedo hacer algo por el amito Draco? Para que no esté triste.
Draco le sonrió al elfo y musitó:—¿Podrías también preparar algo de comida? No tiene que ser mucha, una porción estaría bien…
—¿Tiene hambre?—el elfo se enderezó, emocionado:—le prepararé algo delicioso, seguro que si.
—Que sea muy delicioso, Dobby.
—¡Por supuesto, amito Draco!—aseguró el elfo, y antes de que pudiera decir algo más, Lucius lo fulminó con la mirada. La criatura tembló e hizo una reverencia ante de desaparecer con un chasquido.
—¿Para qué quieres la fogata?—preguntó Lucius, guiando a su hijo hacia el jardín posterior.
—Una ofrenda—respondió Draco, frotándose la cara con las manos:—tal vez yo no pueda ayudar, pero a lo mejor los dioses sí…
Lucius lo pensó un poco. A lo mejor y sí. La verdad Lucius no sabía bien qué podían o qué no podían hacer los dioses de Draco, pero si hacerles una ofrenda iba a hacerlo sentir mejor, él mismo ofrecería algo también.
Al llegar al jardín, vieron una mesa con mucha comida dispuesta en ella (Lucius no pudo evitar notar que parecían ser los platillos favoritos de Draco, muy estadounidenses), y una fogata encendida, cuyo fuego danzaba animadamente.
Draco se acercó a la mesa y tomó un plato, escogiendo varias cosas y caminó hacia la hoguera:— Diosa Hestia —dijo el joven, acercando el plato al fuego:— te hago una ofrenda, con la esperanza de que traigas a… a mi familia de vuelta a casa a salvo.
Lucius sintió un escalofrío recorrerle la espalda, al tiempo que el fuego resplandecía de colores. Draco echó la comida al fuego, pero en vez de tocarlo se convirtió en una espiral de humo iridiscente que se elevó hacia el cielo.
Lucius frunció el entrecejo; podía sentir la magia que ahora emanaba de la fogata, antigua y poderosa. Y muy cálida y reconfortante. Hizo una nota mental de leer más sobre esa diosa Hestia, y sobre los dioses griegos en general. Puede que leer esas historias lo preocupara sobre el destino de Draco, pero si había dioses cuya magia se sintiera así de bien, no todo debía ser malo ¿verdad?
Draco alzó la cabeza cuando su padre se le acercó, llevando un plato de comida. Lucius miró a su hijo, quien le sonrió alentador. Lucius respiró profundo y procedió a hacer una ofrenda:— A la Diosa Hestia.
Draco le sonrió con calidez, al tiempo que el humo de la ofrenda subía en un espiral iridiscente. Que curiosos eran los dioses.
Los dos se quedaron un momento así, disfrutando del calor de la hoguera. Lucius puso la mano en el hombro de Draco, y el chico se le acercó un poco más, apoyándose en él. El calorcito en el pecho de Lucius lo hacía sonreír, pero no estaba seguro de si era por la cercanía con su hijo, o si era cosa de la diosa. De cualquier manera, lo agradecía.
El ambiente estaba en calma, y era la primera vez desde que Draco volviera de su viaje rápido al campamento en la que estaban solo los dos, dado que Nico seguía en la Mansión Nott.
—Draco—llamó Lucius al cabo de un rato:—¿Cuál es tu relación con el heredero Longbottom?
Draco se tensó, mirando hacia arriba con temor en el rostro. ¿Por qué estaba asustado? No era que le molestara que estuviera con Longbottom, podían haber estado en bandos opuestos durante la guerra, pero justamente eso y la forma en la que la Dowager hablaba del chico lo hacían pensar que sería una buena influencia para su hijo. Lejos de toda las cosas macabras y la magia negra que rodeaba a otras familias sangre pura. Lejos de las cosas que habían hecho que perdiera a Narcisa hacía tiempo.
—Y-yo…—Draco musitó bajito, desviando la mirada:—C-creo que me gusta.
Lucius asintió, dandole una palmadita en el hombro:—eso es un poco aparente ¿vas a cortejarlo?
Draco volvió a mirar al rubio mayor, aparentemente sorprendido:—¿Cortejarlo? ¿N-no estás molesto?
—¿Por qué me molestaría? ¿Por que es de una familia de la Luz? No veo el problema con eso…
—¿N-no te molesta que me guste un… chico?
Lucius frunció el entrecejo:—¿Por qué eso sería un problema?
Draco lo miró sorprendido y sonrió, antes de negar con la cabeza:—N-no… Nada, nada…—Draco ladeó un poco la cabeza:—¿A qué te referías con cortejar? ¿Que si lo he invitado a salir?
Lucius suspiró; claro, los muggles tenían costumbres diferentes con respecto a eso, los estadounidenses probablemente más:—Generalmente entre las familias sangre pura cuando miembros de alguna pretenden a otra persona empiezan un cortejo… Independientemente de si este termina o no en una relación formal o una alianza matrimonial—explicó el rubio mayor con suavidad, guiando a su hijo hacia la mesa, que tenía un par de sillas a su lado. Iba a ser una explicación larga:—normalmente, si se hace algo con una persona sin iniciar un cortejo se toma como… Como si se quisiera ocultar a esa persona o la relación. Eso se hace cuando son relaciones prohibidas o… descuidos.
Draco frunció el entrecejo ante eso:—Neville no es un descuido—dijo el chico arrugando la nariz:—y si no hay problemas de homofobia aquí no veo porqué sería algo prohibido.
¿Homofobia? Lucius frunció el entrecejo. Tal parecía que iba a tener que hablar con Severus y con Sally sobre cosas muggles otra vez.
—¿Debo asumir entonces que pretendes al heredero Longbottom?—preguntó Lucius, tomando una taza de la mesa. La taza se llenó al instante de su favorito Earl Grey, caliente. Tomó un sorbo lento y deliberado mientras Draco se moría el labio.
—Supongo…—Draco respondió, no muy seguro:—Siento que quiero ver a qué podemos llegar, pero… No hemos hablado realmente de qué somos…Aunque…
—¿Aunque?
Draco se sonrojó mucho, tomando una taza de té y ocultando su rostro en ella:—p-puede que ya… Nos…¿besáramos?
Lucius suspiró algo decepcionado:—¿Ya se besaron y no sabes en qué posición estan?
—¡F-fue muy natural!—se defendió el menor, haciendo un puchero:—¡Ni siquiera caí en cuenta sino hasta tres semanas después!
Lucius no sabía qué pensar de eso. De hecho, el niño Longbottom si había sido criado como un sangre pura ¿Estaría pensando en tontear con su Draco? Eso no lo iba a permitir.
—¿Padre?—Draco preguntó, su mirada fija en la taza de té en sus manos, su entrecejo fruncido:—¿Crees que Neville no hiciera lo del cortejo porque sabe que fui criado por muggles y que eso para los muggles es como una cosa rara que sólo hacen en las novelas de fantasía?
Lucius lo miró con sorpresa:—¿El heredero Longbottom sabe que fuiste criado por muggles?
Draco hizo un puchero, y alzó la mirada. Había un deje de tristeza y ansiedad en su mirada:—¿N-no será que no quiere nada de verdad conmigo?
Lucius no sabía qué responderle a su hijo, porque la verdad era más bien poco lo que los había visto interactuar. Más allá de verlos charlar mientras las películas y luego encontrarlos abrazados en el sofá.
—¿Qué le has dicho al heredero Longbottom sobre tu crianza?—Lucius prefirió preguntar; sabía que muchos sangre pura, incluyendo la hermana de Narcisa, habían decidido dejar de lado las costumbres mágicas al relacionarse con mestizos o hijos de muggles. Era posible que Longbottom estuviera haciendo lo mismo. Deleznable.
—Le comenté que habían muchas cosas de sangre pura que no entendía—Draco confesó, bajando la mirada apenado:—T-theo y tú dan muchas cosas por sentado y me confunden… Neville me explicó algunas cosas que al parecer son diferentes…
Lucius hizo una mueca:—Cabe la posibilidad de que no iniciara él un cortejo porque sabe no lo entenderías… —el patriarca recordó como Regulus Black había fracasado al tratar de cortejar al amigo de su hermano porque al parecer el Gryffindor no había entendido sus intenciones:—O que no se le hubiera ocurrido dado lo ¿cómo dijiste? ¿”natural”? Que ha surgido su relación.
Draco hizo una mueca y suspiró:—¿Cómo funcionan los cortejos? ¿Cómo sé si no me está cortejando ya? ¿Y si lleva tiempo cortejándome y yo no me he dado cuenta?
Esa era otra posibilidad, pero Lucius no había querido decirle a su hijo que podía ser más bien espeso en ese sentido:—¿Qué tal si te explico cómo funciona y tú piensas en las interacciones que has tenido con Longbottom?
🙟✦🙝
—La presa Hoover—musitó Thalía, mientras ella, Percy, Grover y Zöe miraban el muro de hormigón que conectaba las dos paredes del cañón: —Es enorme.
Percy escuchó a las náyades que los habían ayudado alejarse dando gruñidos por lo molestas que estaban, probablemente porque la represa obstruía su hermoso río.
—213 metros de altura, construida en los años treinta—comentó Percy, sonriendo con tristeza.
Thalía sonrió a su vez: —20234 kilómetros cúbicos de agua…
—El proyecto de construcción más grande en los Estados Unidos—suspiró Grover.
Zöe parecía sorprendida por su aparente conocimiento de la represa: —¿Cómo es que sabéis eso?
—Annabeth—explicó Percy, encogiéndose de hombros: —Ella ama la arquitectura.
Thalía resopló al decir: —y la volvían loca los monumentos.
—No dejaba de dar datos sobre ellos—agregó Grover, sorbiéndose la nariz: —sólo Draco se la aguantaba entonces.
—Ojalá estuviera aquí—musitó Percy, haciendo que los otros dos asintieran a su vez. Probablemente pensando en lo irónico y cruel que era que estuvieran en uno de sus monumentos favoritos y ella no los hubiera acompañado.
Ojalá Percy hubiera traído una cámara. No que pudiera tomar buenas fotos con los soldados esqueletos siguiéndoles, ni que él supiera cuidar bien sus cosas como Draco.
Ojalá Draco y Annabeth estuvieran con ellos, viendo esa maravilla de la ingeniería, comentando lo impresionante que era o dándoles más datos que a ninguno podría importarle menos. Siendo ñoños juntos.
Percy extrañaba mucho a sus dos rubios.
Pero no era el momento de entristecerse; tenían una misión, y tenían algo especial frente a ellos.
—Tenemos que subir— decretó Percy, recibiendo un murmulló de afirmación por parte de Thalía y Grover: —Por ella; para decir que vinimos.
—Estáis locos—siseó Zöe, antes de mirar hacia la presa y hacer una mueca: —Pero el camino sigue por ahí —no parecía muy contenta al señalar el garaje junto al dique: —así que supongo que iremos a hacer turismo.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer, espero que les guste.
Chapter 40: A Percy y Draco se les viene el mundo encima... Literal y figurativamente
Summary:
Básicamente lo que dice el título.
Notes:
Les pido perdón por lo que ocurrió en el capítulo anterior, aunque la verdad, no me arrepiento de haber... Lidiado con el asunto de la forma en que lo hice. Ese personaje me ponía mal, pero yo asumo que es porque he sido hermana mayor de un niño obsesionado con los TCGs y no puedo empatizar con su forma de hacer las cosas.
Muchísimas gracias a todos por leer y a mis betas Anto, Gabs y Satanás por acolitarme las locuras que he ido escribiendo.
Espero que les guste y que el equilibrio entre fluff y angst sea de su agrado.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
39. A Percy y Draco se les viene el mundo encima... Literal y figurativamente
   
  
    
  
  Neville bajó corriendo a la Sala de Dibujo, confundido por el súbito llamado del elfo doméstico de su abuela. Que el elfo le instara a ponerse una túnica elegante sobre su ropa normal solo hacía que la confusión y la ansiedad aumentara.
Lo que no se esperaba era ver a Draco sentado en medio de la Sala de Dibujo, con una túnica elegante y jugando con la correa de su mochila.
—Heredero Malfoy—saludó el elfo, con su mueca perenne:—el amito Neville ha llegado.
Draco se levantó casi de un salto, acomodándose un mechón del rubio cabello detrás de la oreja:—¡N-Neville!
El pelinegro se acercó, sonriendo de lado:—hola Draco… N-no esperaba verte de nuevo tan pronto.
Se habían visto el día anterior, así que Neville no tenía ninguna idea de porqué Draco estaba en su casa, sin previo acuerdo. Neville frunció el entrecejo al notar que el rubio no lo miraba a los ojos. Parecía nervioso.
—Quería decirte algo importante—respondió Draco, que seguía sin mirarlo a los ojos.
—¿Qué pasó?—Neville preguntó, sintiendo que la ansiedad del rubio se le contagiaba. El rubio abrió su mochila y empezó a rebuscar en ella, casi frenético.
El pelinegro dio un saltito de sorpresa cuando el rubio sacó un libro de su mochila y se lo alcanzó, diciendo:—megustasmuchoymegustaríacortejarteapropiadamenteporfadiquesí.
Neville miró al chico, que miraba al suelo, con las orejas rojas, y sostenía el libro hacia él. Neville parpadeó una, dos, tres veces antes de tomar el libro. “El Castillo Ambulante de Howl” de Diana Wynne Jones. El libro se veía usado y muy querido, cuando Neville lo abrió vio que tenía el nombre de Draco escrito. Casi. Decía “Draco Jackson”. Curioso.
—¿Cortejar?—preguntó Neville entonces, con una sonrisa. Draco alzó la mirada y sonrió tímidamente:—Suena bien… C-creí que preferirías si sólo salíamos, como los muggles…
—¿Estábamos saliendo?—Draco preguntó, mortificado y Neville abrió la boca para decir que por supuesto, pero la verdad es que no recordaba haber dicho que estaban saliendo.
—Creo que… ¿estábamos empezando a salir?—ofreció Neville a lo que Draco soltó una larga carcajada.
—Al menos no soy el único que no estaba seguro—dijo Draco, con una sonrisa, antes de señalar el libro:—Padre me dijo que normalmente los primeros regalos del cortejo son dulces o flores, y luego algo personal… No estaba seguro de si los dulces que te había llevado antes contaban, pero que decidí traerte uno de mis libros favoritos.
Neville sintió sus mejillas sonrojarse antes de asentir:—Espera un momento—pidió antes de salir corriendo hacia su habitación. Sus libros no eran lo más interesante del mundo, todos tenían que ver con plantas y sus cuidados. Sin embargo…
Neville abrió su armario y empezó a escarbar entre las cosas. Hacía tiempo, cuando su abuela aún creía que él iba a ser un squib, le había tratado de enseñar a tejer. Su primer suéter no había quedado muy bien; tenía unas líneas con menos puntos que otras y no todos tenían la misma tensión. Cuando lo hizo le había quedado muy grande, pero ahora le quedaba mejor.
Neville lo usaba de vez en cuando, orgulloso de haber podido hacer algo así, aún si no era perfecto. El pelinegro sostuvo el suéter; tenía líneas azules, moradas y negras, y estaba un poco chueco, pero por alguna razón sentía que Draco iba a adorarlo.
Lo apretó contra su pecho y bajó corriendo. Draco estaba caminando nervioso en la Sala de Dibujo, y lo miró con alivio y una sonrisa al verlo entrar.
—Esto… Lo hice yo hace tiempo—musitó el pelinegro, entregándole el suéter. Draco lo cogió con cuidado y acarició el tejido, mirándolo con intensidad.
—¿Me lo das? ¿De verdad?
—T-tu me diste tu libro favorito
Draco le sonrió, abrazando el suéter con una expresión de deleite que hizo que Neville se sintiera muy avergonzado:—Me encanta, me encantas.
Neville se sonrojó y le dio un empujoncito:—de verdad que tienes unos gustos muy raros.
Draco se rió y le dio un besito en la mejilla, antes de tomarle la mano:—¿Vamos a decirle a mi Padre y a tu abuela?
—Va a estar extasiada de tener una relación con los Malfoy—Neville suspiró. Sus padres y el señor Malfoy habían estado en bandos opuestos, de hecho, la cuñada del señor Malfoy y tía de Draco era la razón por la que quién lo criaba era su abuela y no sus padres. Pero Draco no parecía saber sobre eso, ni tampoco parecía tener ningún interés en ser como esa parte de su familia.
Tal vez, su abuela no sería tan desagradable con Draco.
Tal vez.
🙟✦🙝
—¿Conoces a esta vaca? —preguntó Zöe, mirando entre Percy y Bessie, el Ofiotauro, que los miraba intensamente con sus ojitos de ternero.
—¿Y no se te ocurrió comentarnos? —preguntó Thalía, algo decepcionada.
Percy quería defenderse, después de todo no era como si hubieran tenido mucho tiempo para hablar tranquilamente de cosas: —Parecía un detalle menor; una criaturita del mar que salvé y ya.
Zöe se tapó el rostro con las manos: —Soy una tonta ¡Conozco esta historia!
—¿Qué historia? —Percy se sintió tonto por no preguntarle más a Draco y a Annabeth sobre mitos; era obvio que esos dos podrían haberle dicho sobre la misteriosa vaquita.
—Es de la Guerra de los Titanes— explicó Zöe, evidentemente molesta consigo misma: —Mi…Mi padre me contó esa historia, hace como mil años; esta es la bestia que estamos buscando.
—¿Bessie? —Percy no podía creerlo, mientras miraba la pequeña criatura que nadaba tranquilamente cerca de él: —Pero míralo ¡Es una ternura! No podría destruir el mundo ni aunque lo intentara.
Zöe asintió: —Ahí nos equivocamos; esperábamos un monstruo gigante y peligroso, pero no es así como el Ofiotauro derrota a los dioses; debe ser sacrificado.
El pobre bicho emitió un quejido nervioso y hasta Percy notó que estaba incómodo por la idea de ser sacrificado, no que lo culpara ¿quién caminaría con gusto hacia su muerte? En especial si su muerte destruiría todo.
—No creo que le guste la palabra con S—comentó Grover, mientras Percy le acariciaba la cabeza de ternero al monstruo, tratando de calmarlo aún si temblaba bajo su toque.
Percy se mordió el labio: —¿Por qué alguien querría hacerle daño? Es inofensivo, míralo.
El ofiotauro miró hacia arriba con sus ojitos de ternero, tenía mirada compungida y Zöe lo miró casi con tristeza (Por un momento, Percy pensó que podría caerle bien la chica, después de todo): —Sin embargo, hay poder en matar la inocencia; un poder terrible.
Percy hizo una mueca, y Zöe alzó la mirada, como si buscara confirmación en el cielo mientras continuaba: —Las Moiras dieron una profecía hace eones, cuando esta criatura nació; dijeron que quién sacrificase al Ofiotauro y ofreciera sus entrañas al fuego tendría el poder de destruir a los dioses.
Bessie emitió un quejido más agudo y Grover procedió a comentar: —¿Y si mejor no mencionamos “entrañas” tampoco?
Thalía miró al ternero maravillada, y había una oscuridad en sus ojos que hizo que Percy se estremeciera. La hija de Zeus preguntó, en un susurro: —El poder de destruir a los dioses… ¿Cómo…? Quiero decir ¿Qué pasaría?
—Nadie lo sabe— Zöe negó con la cabeza, encogiéndose de hombros: —La primera vez, durante la guerra de los Titanes, el Ofiotauro fue asesinado por un aliado de los titanes… Pero vuestro padre, Zeus, envió un aguila para recuperar las entrañas antes de que fueran ofrecidas.
Percy seguía acariciando la cabeza de Bessie (el nombre Ofiotauro no le sonaba mucho con la carita preciosa que lo miraba apoyado en su pierna), mirando fijamente a Thalía que miraba al pequeño casi con… hambre.
Percy se acomodó un poco mejor, casi poniéndose entre la hija de Zeus y el monstruo; recordó un momento como Luke había dicho que Thalía habría estado de su lado y lo habría apoyado. Y luego recordó cómo la chica insistía en que Luke jamás la había decepcionado.
¿Todo esto por una estúpida profecía? Draco tenía razón; tenían que ver quién tejía el destino y quitarle los hilos de las manos, porque sólo un psicópata pondría un destino tan horrible en una criatura tan inocente.
—Tenemos que protegerlo—siseó Percy, cuando Thalía extendió su mano y la criaturita nadó hacia ella para dejar que lo acariciara. Percy insistió: —Si Luke lo atrapara…
—Luke no dudaría—Thalía musitó, acariciándole una orejita al ternero: —El poder de destruir el Olimpo… Es algo… Grande.
Percy se tensó, sintiendo una ansiedad repentina, pero antes de poder hacer o decir nada, una voz masculina, con un fuerte acento francés, lo interrumpió: —Así es, querida, y es un poder que tú deberías liberar.
Percy apenas logró meter su mano en el bolsillo para tomar su espada, no que hiciera mucha diferencia, porque detrás de ellos, mirándolos con sus ojos dispares, el Dr Thorn los miraba con una sonrisa cruel.
🙟✦🙝
Draco jugueteaba con el collar que su padre le había dado; era un pequeño dije con el escudo de armas de los Malfoy por un lado y el de los Black por el otro. Lucius lo había mandado a hacer especialmente para él, como un traslador en tres partes.
Lo podía llevar al Campamento, a San Mungo, a la Mansión Malfoy o a Hogwarts, dependiendo de qué palabra dijera o si solo lo tocaba cierta cantidad de veces. Lucius parecía estar muy preocupado por él y por Nico, dado que le mandó a hacer uno parecido (el de Nico tenía a un lado el mismo símbolo que Hades le había grabado en la mano a Draco, y del otro lado un escudo de armas que Nico había hecho con ayuda de Lucius, además sólo iba a la Mansión o al Campamento). No que Draco pudiera culparlo, dado que la vida de los mestizos era muy peligrosa.
Draco deseaba poder darle algo así a Annabeth y a Grover. Pero no podía hacerlo por el Estatuto del Secreto. Ya había hablado con su padre de regalarle uno a Percy por Navidad.
Annabeth.
Draco estaba seguro de haber visto algo, o sentido algo acerca de Annabeth. Obviamente no tan claro ni tan fuerte como con Percy, pero algo había ahí. Algo claro y suave, como la caricia de las plumas de su lechuza antes de emprender vuelo.
El rubio se sentó con las piernas cruzadas (como había hecho el verano anterior, cuando había tratado de aprender a Mirar a través del cuenco de aceite), respirando profundamente, concentrándose en esa tenue sensación.
Se dejó ir, algo que no hacía al sentir las emociones de Percy; con Percy siempre sabía dónde estaba el ojiverde, pero Annabeth. Necesitaba encontrarla, saber que estaba bien.
Una imagen vino a su mente, borrosa y algo distorsionada; una especie de caverna, a un lado lo que parecían 4 personas, al otro una persona y algo gigante, en la mitad había algo o alguien sosteniendo el techo.
Las voces sonaban como si Draco estuviera sumergido en el agua, lo que le causó algo de pánico, pero pudo distinguir una sin problemas.
—Si te unes a nosotros—parecía que decía, la voz de Luke. Draco sintió miedo que no era suyo, miedo, rabia y… ¿anhelo?
¡Annabeth! Draco se aferró a esos sentimientos, sin darse cuenta que había estirado la mano como si estuviera a punto de agarrar algo.
Lo último que vieron Theo y Daphne, cuando entraron al cuarto de Draco para ver si estaba bien y si quería volver a la fiesta, fue al chico agarrar lo que parecía un hilo, en medio del aire y desaparecer.
🙟✦🙝
Draco sentía que iba a vomitar; su cabeza le dolía y todo le daba vueltas. Se quedó quieto un segundo, maldiciendo por lo bajo, mientras trataba de entender dónde estaba.
Las voces a su alrededor sonaban casi con eco, como si las escuchara muchas veces y eso no ayudaba.
—¡Percy! —dijo una voz de una chica: —¡Cuidado!
¿Percy? Draco alzó la cabeza y notó dónde estaba.
Mierda.
Vio a Thalía y a Luke intercambiar golpes, chispas saltando entre Backbiter y Aegis. Luego vio a Percy, luchando con ese ser enorme (el General, su mente suplió en una voz que sonaba sospechosamente como Annabeth), pero algo parecía estar mal; su espada parecía pesar demasiado.
Draco mandó su mano a su muñeca, tomando su lanza, y envolviéndose en la Niebla a su alrededor, deseando que nadie lo hubiera notado.
Sintió una mirada sobre él, y al voltear, vio los ojos grises de Annabeth, mirando sorprendida a donde él debía estar. No pudo evitar sonreír, feliz de ver que aparte de las canas nuevas que adornaban su cabello, parecía estar bien. Annabeth frunció el entrecejo y Draco sintió, algo lejana, su confusión.
Draco se prometió a si mismo explicarle a la rubia después. Primero tenía que ayudar, ya que estaba ahí.
Vio al General golpear a Percy con la parte roma de su jabalina, lanzándolo a volar hacia dónde estaba Draco y (¿cómo no había notado a la diosa sosteniendo el cielo?) Artemisa. Draco se preparó, su mirada fija en el General, puesto que Thalía parecía estar ocupándose bien de Luke.
—¡Muere, pequeño héroe! —siseó el titán, alzando su jabalina para empalar a Percy.
Pero la jabalina nunca cayó sobre el héroe; al mismo tiempo, varias flechas se clavaron en el hueco de la armadura bajo su brazo, y una lanza dorada golpeó su hombro con fuerza, desestabilizándolo.
Draco seguía escondido entre la niebla, viendo como el titán se volteaba para atacar a la cazadora, cuando escuchó a Percy hablar con Artemisa: —El Cielo, démelo.
La profecía retumbó en la cabeza de Draco; “La Maldición del titán uno soportará” . ¿Atlas? No, no. Percy no podría aguantarlo solo, y Artemisa parecía pensar lo mismo.
—No, muchacho; no sabes lo que pides—dijo la diosa, que sonaba infinitamente cansada: —¡Te aplastará!
—¡Annabeth lo tomó! —insistió Percy, terco, y Draco supo que no había forma que la diosa de la caza lo hiciera cambiar de opinión. Draco miró alrededor y vio a Annabeth tratar de liberarse, arrastrándose un poco hacia donde la lanza de Draco yacía en el suelo.
Draco apenas alcanzó a pensar, pues Percy parecía haberse cansado de tratar de razonar con la diosa, alzando su espada para cortar las cadenas que la apresaban. Draco hizo un gesto con la muñeca, musitando un diffindo bajito que cortó las cuerdas en las muñecas de Annabeth, pero no se quedó mirando a ver qué hacía la rubia. Tenía que ayudar a su idiota antes de que hiciera algo que lo llevara a morir.
Draco vio como Percy tomaba el cielo, y la diosa miraba entre él y su lugarteniente, antes de soltar el peso.
Percy miró con sorpresa a Draco, que se había lanzado, prácticamente para tomar el peso que la diosa había soltado.
No que el rubio pudiera hacer nada más que sostener el peso; su mente se puso en blanco, mientras cada músculo de su cuerpo se sentía en llamas. Podía jurar que sus huesos se rompían o derretían, lo que pasara primero.
Lo único aparte de dolor que Draco sentía era la calidez de Percy a su lado y su deseo de aguantar todo lo posible, así fuera solo por el bien de Draco. Que idiota.
Draco cerró los ojos, tratando de concentrarse sólo en sostener el cielo; no era que pudiera ayudar a los otros, y verlos luchar sólo lo pondría más y más ansioso. Aún así los oía, a veces lejos, a veces muy cerca, luchando a muerte.
De haber podido, se habría estremecido, al recordar como Mitchell le había dicho, días atrás mientras le arreglaba el cabello con dedos veloces y experimentados; la profecías son curiosas, pueden ser dobladas, reinterpretadas y se puede jugar con ellas, sin embargo, donde hay muerte siempre habrá muerte.
Y Draco podía sentir eso firmemente en su corazón; alguien iba a morir en ese lugar, pronto.
Claro como el agua, vino a su mente, al menos dos personas. No.
¿Serían dos por su culpa? Draco se forzó a abrir los ojos al tiempo que la voz de Lady Artemisa resonaba en su cabeza, prepárense.
Draco vio como Atlas mandaba a volar a Zöe contra las rocas, para luego atacar a Artemisa que sangraba en el suelo.
Los Jackson apenas tuvieron tiempo de pensarlo, cuando la diosa usó la jabalina del titán como palanca para lanzarlo hacia ellos. Draco y Percy soltaron el cielo al tiempo, dejando que Atlas los empujara fuera de su lugar.
Draco trastabilló y se sintió listo para vomitar; su visión estaba algo borrosa todavía, pero estaba seguro de ver algo brumoso en el lugar al que Artemisa había corrido, y algo brumoso cerca de Thalía.
El pánico llenó al rubio, que se lanzó hacia ella, sin ver ni oír bien qué más estaba pasando. No. No. No. No iba a dejar que alguien más muriese por su culpa.
Tal vez.
Tal vez si se iba, si se la llevaba, podría evitarlo.
Draco aferró el collar en su cuello al tiempo que agarraba el brazo de Thalía. Notó que la chica estaba al borde de un acantilado, casi para caer. Y empezó a dar un par de toques a su collar para trasladarse a un lugar seguro, pero en vez de dar 3 para el campamento, cuando Thalía forcejeó con él, dio un toque de más.
Y los dos desaparecieron con un sonoro crack.
🙟✦🙝
Blaise miraba divertido a Vincent y Gregory, que parecían bastante perdidos, preguntando por Draco. ¿No se acordaban que el chico había pedido un permiso especial para volver a casa temprano? El moreno no tenía muchas ganas de recordárselos, porque la verdad le causaba mucha gracia lo tontos que estaban siendo.
Guardó en su bolsillo el pequeño artefacto que había estado construyendo, aprovechando que no había nadie para molestarlo y los miró fijamente: —¿no recuerdan el camino a la Sala Común?
Vio a ambos chicos saltar sorprendidos, y no pudo evitar sonreír de lado ¿Los había asustado? Ni que fuera Draco que podía escabullirse en cualquier lugar sin que nadie lo oyera, más silencioso que un fantasma.
Los dos lo miraron con expresiones de confusión idénticas y Blaise negó con la cabeza con un suspiro: —vamos antes de que el tonto del Weasley venga y nos moleste otra vez ¿quién se cree?
—¿Weasley? —preguntó Vincent, algo molesto.
—El prefecto—explicó Blaise: —si no pasaran todo el tiempo tratando de robar más comida en las cocinas lo habrían visto merodeando; que idiota, cree que él solito puede atrapar al Heredero de Slytherin.
Blaise soltó una carcajada y los otros dos rieron poco después. De verdad que eran bien lentos; Blaise no entendía porque Draco insistía en tratar de explicarles las cosas. Cada quién, suponía.
El moreno los guió hasta la pared lisa que daba a la sala común y siseó: —Sangre pura.
Blaise no podía evitar sonreír cada que la pared se deformaba, con una serpiente alzándose para hacer un arco que mostraba la entrada a la zona de Slytherin; la magia de verdad tenía unas aplicaciones muy interesantes.
Blaise caminó hasta la los mullidos sofás al lado del fuego (que estaban vacíos porque al parecer solo cinco personas habían decidido quedarse y eran los cinco de familias que no asistían con regularidad a los bailes de Yule), se acomodó suspirando contento, antes de tomar un diario el Profeta para ver si había alguna mención de los ataques.
No la había, nunca la había, pero igual le gustaba checar.
Después del verano, había aprendido que a veces era mejor saber qué pasaba para poder estar preparado, pero al parecer el Ministerio o Dumbledore no compartían esa opinión.
—¿Qué estás buscando? —preguntó Gregory, que estaba de pie como un estoperol, en vez de sentarse.
—Revisaba si había alguna mención a los ataques—replicó Blaise, después de pensárselo un momento: —¿Crees que el viejo Dumbledore está manteniendo todo en secreto para que no lo echen? Siento que Draco debería decirle a su padre; que el Consejo sepa que hay ataques para que saquen al viejo senil y lo manden de vacaciones con los muggles que tanto quiere… Digo, si ya habían encontrado al culpable hace 65 años ¿cómo no sabe quién lo hace esta vez? De verdad que está chalado.
Las expresiones de Vincent y Gregory eran extrañas; parecían molestos mientras apretaban sus puños. No que Blaise pudiera pensar mucho en ello cuando notó que la puerta de la sala común se abría otra vez.
—¿Draco? —preguntó Blaise, haciendo que el rubio que acababa de entrar diera un pequeño salto; tenía puesta una túnica de gala que recordaba el océano a media noche.
—B-blaise, hola—saludó Draco, recuperando la compostura de inmediato: —C-creí que ibas a pasar el receso en la biblioteca.
—Hubo otro ataque y ya no podemos—respondió Blaise, encogiéndose de hombros. Mirando con curiosidad al chico que seguía de pie en la escalera, mirando la habitación calculador. ¿Qué estaba pasando?
—¿A quién atacaron?
—A un Hufflepuff y un fantasma.
La expresión de Draco era de angustia, y Blaise no entendía por qué. No era como si conociera a los que estaban atacando, ni como si alguno de sus amigos estuvieran en peligro; la mayoría de Slytherins eran sangre pura, a excepción de unos pocos como Blaise que eran mestizos.
—Blaise—Draco llamó de repente, mirándolo esperanzado: —¿Tú sabes algo de trasladores de emergencia?
Blaise ladeó la cabeza algo confundido: —sé que se usan para ir a un lugar seguro, y que usualmente después de un uso requieren un día o algo así para recargarse ¿por qué?
Draco musitó algo por lo bajo que pudo ser una maldición, pero Blaise no estaba seguro de en qué idioma era. El rubio hizo un puchero, y algo o alguien pareció empujarlo. Blaise vio como él discutía con alguien detrás de él, pero hablaba muy bajo como para poderle entender.
—¿El Profesor Snape está? —Draco preguntó, después de terminar de discutir con quién fuera que estuviera tras él.
—Es miércoles, así que debe estar en su oficina—respondió Blaise, mirando su reloj de bolsillo. Si, era la hora que tenían asignada para que si alguien tenía dudas fuera a la oficina del profesor por ayuda.
—No le digan a nadie que nos vieron—pidió Draco, mirando a los tres chicos con súplica: —les deberé un favor.
Blaise alzó una ceja, pero el prospecto de que Draco Malfoy le debiera un favor era algo demasiado tentador: —vale, no he visto nada.
Draco se quedó mirando a Vincent y a Gregory, que parecían muy confundidos, y Blaise estaba a punto de golpearlos cuando Gregory se apresuró a decir: —S-si, n-no hemos visto nada.
Vincent asintió y Draco suspiró, más calmado antes de terminar de bajar las escaleras, agarrando de la muñeca a una chica con la ropa más extraña que Blaise había visto en su vida. Parecía llevar mucho cuero y taches, y tenía cara de pocos amigos mientras le siseaba cosas a Draco.
—¡Explícame de una vez dónde estamos! —exigió la chica, mirando a los tres muchachos con molestia. Sus ojos eran azul eléctrico y Blaise sintió un escalofrío al notar que el aire olía sospechosamente como si un rayo fuese a caer.
—Luego—espetó Draco, molesto, mientras avanzaban hacia la puerta lateral que conectaba con la oficina del Profesor Snape. Una vez desaparecieron por esa puerta, Blaise chasqueó la lengua y negó con la cabeza.
—Y yo aquí pensando que a Draco solo le gustaban los chicos—comentó Blaise, sacando otra vez el artefacto de su bolsillo para empezar a darle ajustes aquí y allá.
—¿Le gustan los chicos? —preguntó Gregory, sorprendido, a lo que Blaise lo miró con extrañeza.
—De verdad que tú solo te fijas en la comida ¿no? —Blaise resopló: —¿No han visto como mira a Longbottom? La verdad es que me da hasta un poquito de asco; es demasiado obvio y cualquiera de esos Gryffindors odiosos podría usarlo en su contra.
—¿A Longbottom? —Vincent hizo una mueca y Blaise se encogió de hombros.
—Podría ser peor—Blaise le recordó: —Podría gustarle un Weasley… O aún peor, Potter; al menos escogió al único Gryffindor que todos nosotros podríamos soportar.
—Dudo que pudiera estar con un Weasley—siseó Vincent, y Blaise asintió, haciendo una mueca.
—¿Te imaginas? Draco no podría con lo idiota que es el de nuestro curso, ni con el estirado del prefecto—Blaise enumeró: —La chiquita no se ve muy interesante y bueno… de pronto alguno de los gemelos, si pudieran ser serios por un momento.
Blaise alzó la mirada y notó que los dos tenían muecas y se veían bastante molestos: —¿Están bien?
—Me duele el estómago—musitó Vincent y Blaise rodó los ojos; no era de sorprenderse.
—¿Cómo es que…Draco no sabía del ataque? —preguntó Gregory y Blaise suspiró cansado.
—De verdad, que si fueran más lentos caminarían hacia atrás—musitó el moreno, negando con la cabeza: —El ataque fue en la tarde luego de que Draco se fuera por un permiso especial, que no se lo voy a perdonar, la verdad; se suponía que íbamos a investigar juntos los recovecos del castillo hasta que tuviera que irse al baile de Yule y luego al otro compromiso familiar que tenía.
—Pero se fue antes—Gregory asintió, como si recién lo recordara. De verdad que era tonto. El más alto lo miró y ladeó la cabeza: —¿No sabes porqué fue el permiso?
—Ni idea, de pronto fue por lo del Ministerio metiendo las narices en su Mansión—Blaise se encogió de hombros: —Según los rumores, los Malfoy y los Black deberían tener una buena colección de artefactos oscuros… Que no daría por ponerles las manos encima a uno.
—Me siento mal—Vincent dijo de repente, volteandose con violencia. Blaise frunció el entrecejo.
—Si es por haber comido mucho, será mejor que vayas con Madame Pomfrey—sugirió el moreno, preguntándose si debía acompañar al chico: —porque el Profesor Snape está muy cansado de repetirles que no traguen como cerdos.
—Y-yo lo llevo—ofreció Gregory, tomando el brazo de Vincent para llevarlo hacia las escaleras.
—Va—Blaise se encogió de hombros, parecían tenerlo todo resuelto: —que Weasley no los atrape.
🙟✦🙝
—¿A Bessie? —Percy preguntó, compungido: —¿Quieren destruir a Bessie?
Percy sabía que debía sentirse agradecido que los dioses dejaran vivir, aunque no sabía bien dónde estaban Thalía y Draco, que habían desaparecido poco antes de que Luke cayera contra las rocas. Pero igual, no le parecía justo que fueran a lastimar a una criaturita inocente por culpa de una profecía tonta.
—¿Llamaste “Bessie” al Ofiotauro? —Preguntó Poseidón, con el mismo tono que ponía Sally cuando Draco y Percy nombraban a las gomitas de animales. Percy casi esperaba que le dijeran “no debes encariñarte”.
—Papá, es solo una criatura del océano—Percy dijo, suplicante, tratando de hacer su mejor imitación de los ojitos de cordero de Draco: —Una criatura del océano muy buena ; no pueden destruirle.
Poseidón desvió la mirada, incómodo: —su poder es considerable, Percy… Si los titanes lo atraparan-
—No pueden—insistió Percy, y otra voz desde detrás de ellos lo hizo voltear a ver, sorprendido.
—Con todo respeto—dijo Draco, entrando al salón del trono del Olimpo junto con Thalía, que parecía bastante molesta. El rubio hizo una reverencia, lo que sumado a la túnica color verde mar lo hacía ver bastante elegante: —Y perdonen la intromisión, pero creo que controlar las profecías-
  
  
—No deberías hablar, niño de las estrellas—siseó Zeus, silenciando a Draco: —Tu estirpe no es bienvenida aquí.
—Pido disculpas, Lord Zeus, me retiraré de inmediato—Draco mantuvo la cabeza gacha, y Percy vio la molestia en los ojos del chico, aunque su rostro permanecía impasible: —Solo quería apuntar que no es posible engañar a las profecías, y que donde hay muerte siempre la habrá…
El cielo retumbó, y Percy miró a Zeus que parecía apunto de fulminar a Draco: —¿es eso una amenaza?
—Solo una observación—Draco se enderezó, su mirada pasando de uno en uno de los olímpicos, como buscando algo: —Me excusare ahora y los dejaré hablar, dado que no soy bienvenido aquí.
—No, espera —Percy tomó el brazo de Draco, que lo miró fijamente y negó con la cabeza.
Draco puso la mano sobre la de Percy y le sonrió: —te espero abajo, para que vayamos juntos a casa.
Percy quería decirle a Draco que se quedara, pero una voz en la parte de atrás de su cabeza (que sonaba sospechosamente como el rubio) le dijo que lo dejara así por el momento.
El rubio hizo otra reverencia hacia los 12 tronos y antes de marcharse, hizo una pequeña reverencia ante la fogata que rugía a un lado, sonriéndole a la chica que la alimentaba con expresión tranquila. Percy vio a Draco irse y pudo sentir la molestia de Draco y su rabia. No era justo. ¡Draco había ayudado a sostener el cielo! También merecía algo de consideración.
—Él tiene razón ¿saben? —siseó Percy, mirando de vuelta a los dioses: —tratar de manipular las profecías no sirve de nada.
—Oh, como a él se le da tan bien seguirlas—comentó Apolo, con evidente molestia.
Percy tuvo que usar todo su autocontrol para no rodar los ojos, y en su lugar siguió hablando: —¿Qué tendría de diferente matarlo de que Cronos se comiera a sus hijos por lo que podrían haber hecho? ¿No fue eso lo que hizo que terminaran derrocándolo realmente?
Tal vez no era una buena idea molestar a los dioses, pero sabía que tenía razón.
—¿Y qué hay del riesgo? Cronos sabe perfectamente que si uno de ustedes sacrificara las entrañas de la bestia tendría el poder de destruirnos—Zeus siseó, su mirada volviéndose a Thalía, quien devolvió la mirada con la frente en alto: — Tú, hija mía, cumplirás dieciséis mañana, tal como la profecía establece.
Annabeth se adelantó entonces: —Mi señor, debe confiar en ellos.
—¿Confiar en un héroe? —Zeus frunció el entrecejo, incrédulo, y Percy notó como varios dioses rodaban los ojos, como si también creyeran que la idea era ridícula.
—Annabeth tiene razón—intervino Artemisa, mirando a su padre: —Por eso debo entregar una recompensa. Mi fiel compañera Zöe Nightshade ha ascendido a las estrellas y ahora debo elegir una nueva lugarteniente— Artemisa explicó, y Percy sintió que su alma caía a sus pies. No estaría insinuando lo que él creía que ella estaba insinuando ¿o sí? Artemisa prosiguió: —Y pretendo elegir una nueva, pero primero, Padre Zeus, debo discutirlo contigo.
Zeus le indicó a Artemisa que se acercara, no muy convencido, y se inclinó para escuchar lo que ella tenía que decir.
Percy sintió pánico, al mirar a Annabeth. No era justo, acababa de reencontrarse con su amiga y ahora se iría para siempre. No. No podía dejar que pasara. Percy abrió la boca para pedirle que se quedara, pero no fue capaz. ¿De verdad sería tan egoísta de hacerla quedarse a su lado si eso era lo que ella quería?
—Percy ¿estás bien? —preguntó la hija de Atenea, preocupada: —pareces enfermo.
—Siempre te apoyaré…—musitó Percy, haciendo que la chica lo mirara algo confundida. Percy quería elaborar más, pero no se sentía capaz de hablar. No quería perder a su amiga.
Artemisa entonces volvió, muy seria: — voy a elegir a mi nueva lugarteniente, si ella acepta.
Percy se mordió el labio y desvió la mirada hacia un lado, apretando los puños. Podía sentir a Draco tratando de calmarlo.
—Thalía, hija de Zeus—Artemisa dijo y Percy casi sollozó de alivio. La diosa le sonrió a la punketa: —¿Querrías unirte a la Cacería?
Percy miró hacia Thalía y Annabeth, que se habían tomado de las manos en algún momento. Ambas se miraron, hablando sin decir una palabra, y la rubia sonrió al tiempo que soltaba la mano de su amiga.
—Si me uniré—dijo Thalía con firmeza, una pequeña sonrisa de alivio curvando sus labios.
—Mi hija—comentó Zeus, que no parecía muy contento con ello: —deberías considerar…
—No, Padre—Thalía negó con la cabeza, con convicción completa: —No cumpliré dieciséis mañana, ni nunca; esta profecía no será mía y Cronos no volverá a tentarme.
Thalía entonces volteó hacia Artemisa y se arrodilló para prestar juramento. Percy se sentía algo mareado, probablemente por la cantidad de emociones fuertes que había tenido en los últimos días. Cerró los ojos un momento, tratando de controlar su respiración, y solo los abrió (con sorpresa, además) cuando sintió que lo jalaban a un fuerte abrazo.
—T-thalía—balbuceó el pelinegro, dándole un par de palmadas en la espalda a la nueva Cazadora: —¿No acabas de jurar que no vas a acercarte a ningún chico?
—Estoy honrando a un amigo—replicó ella, sonriéndole al tiempo que lo soltaba. Ella suspiró antes de explicar: —sabes que debo unirme a la cacería; no he conocido paz desde… Desde la Colina Mestiza. Ahora, finalmente tengo un hogar.
Percy podía entenderlo, y no iba a culparla. Sin embargo…
—Tú, Percy, eres un héroe—dijo ella, casi como si se disculpara: —Tú serás el de la profecía.
—Genial—musitó Percy, sarcástico. La chica le dio una palmada en el hombro.
—Me enorgullece ser tu amiga— dijo ella, antes de ir a abrazar a Annabeth y a Grover.
Entonces la atención de los dioses volvió a Percy y al Ofiotauro, a decidir si los mataban a los dos o no.
🙟✦🙝
—¿Entonces? —Draco preguntó cuando Percy, Annabeth y Grover bajaron del piso 600. Sus expresiones eran más de angustia que de felicidad, pero Draco asumía que, luego de ver gente morir mientras tratabas de rescatar a alguien, no quedarías con ganas de alegrarte mucho.
—Parece que puedo vivir dos años más—suspiró Percy, Draco lo abrazó por los hombros.
—Mi sentido pésame—Draco trató de bromear, ganándose un empujón por parte del pelinegro.
Annabeth se acercó y Draco la jaló para darle un abrazo fuerte: —Me alegra tanto que estés a salvo.
Annabeth lo abrazó de vuelta, con fuerza. Antes de darle un golpe en el hombro: —¿De dónde saliste y a dónde te fuiste?
Draco hizo un puchero, sobándose donde la chica le golpeó: —pero tratame con cariño; mira que crucé el océano para ver que estuvieras bien.
—Ya, pero ¿cómo? —Annabeth se cruzó de brazos y Draco miró a Percy y a Grover antes de encogerse de hombros.
—La verdad, no tengo ni idea—confesó Draco, haciendo un puchero: —Sólo sé que estaba muy preocupado por ustedes, por la búsqueda… Por si seguían con vida, en especial luego de sentir que alguien había muerto…—Draco se mordió el labio; había notado que Bianca no estaba por ahí ¿Cómo le iban a explicar eso a Nico? Pobre Nico.
—¿Cómo supiste que alguien murió? —Preguntó Grover, indicándoles que empezaran a caminar; se hacía de noche y tenían que volver a casa… O al campamento.
—Percy—Draco indicó a su mejor amigo, quien hizo una mueca: —sentí su dolor y angustia… Y yo…Me concentré mucho en ver si podía averiguar dónde estaba Annabeth para ver si podía ayudar aunque fuera sólo decirles…
Percy chasqueó la lengua, mirándolo con molestia: —Traidor.
Draco hizo un puchero: —¡No fue mi intención!
—¡Claro que sí!
  
    
  
  
    
  
  —¡Esto no cambia nada!
—¡Claro que lo hace!
—¡Claro que no! —Draco trató de tomar la mano de Percy, pero el pelinegro dio un paso hacia atrás.
—Claro que si—musitó Percy con un hilo de voz: —tú y Annabeth son más parecidos; ahora que están vinculados ya no les haré falta.
Draco resopló exasperado, volteando a ver a la rubia que parecía muy confundida: —Annie, por favor dile a Percy que no sea estúpido y que el que yo consiguiera un vínculo contigo (que por cierto está como cuestionable) no significa que lo vayamos a dejar de lado. A lo mejor a tí sí te escucha.
—¿Te vinculaste conmigo? —Annabeth preguntó, extrañada y curiosa: —Entonces… ¿Era tu angustia lo que sentí en la cueva? Y tu confusión.
—Lo siento, los hurones somos ansiosos—Draco trató de bromear, encogiéndose de hombros.
Percy seguía haciendo un puchero, y se veía bastante triste: —No es justo… Nunca te has transportado a mi.
Draco se acercó y abrió los brazos, pidiéndole permiso: —Te juro que no sabía que podía hacerlo ¿Me perdonas?
Percy lo miró un momento y suspiró, acercándose para dejarse abrazar: —Apareciste, me ayudaste con el cielo y te fuiste con Thalía.
Draco hizo una mueca: —la verdad es que creí que se iba a morir y entré en pánico.
—Pero Thalía no murió; ahora es una cazadora inmortal.
—Bueno si, lo que vi seguro fue de Luke— Draco explicó, haciendo una mueca: —Thalía me comentó que lo tiró al abismo…
—Luke no está muerto—Percy no parecía contento con eso, y Draco lo miró extrañado.
—¿No? —Draco, Grover y Annabeth preguntaron, aunque los últimos dos sonaban más esperanzados. Percy hizo una mueca y asintió, desviando la mirada.
—Mi padre me lo dijo…
Draco supo que la conversación no iba a terminar bien, por lo que intervino antes de que Annabeth o Grover pudieran hacer algún comentario: —Bueno, esté o no vivo, seguro que esa caída no lo dejó ileso, así que en vez de preocuparnos por lo que pueda hacer, deberíamos volver a casa… Se supone que tú y mamá nos van a acompañar a Padre y a mi durante navidad este año.
La expresión de Percy se iluminó de inmediato: —¡Cierto! Tendremos unas navidades británicas~
Draco hizo una mueca: —Ya, pero te advierto de una vez que la comida allá a veces es como… rara.
—¿Por qué es rara? —preguntó Grover y Draco lo miró, haciendo un puchero.
—Les gusta mucho comer cordero y tartas de riñón—Draco explicó y los tres hicieron muecas de disgusto. Draco soltó una carcajada y pronto los demás estaban riendo con él.
—Bueno, ya—musitó Percy, apenas lograron dejar de reír: —acompañemos a Annabeth y a Grover al campamento y luego vamos a casa.
—Me parece~
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara, les recuerdo una vez más que el Draville es hermoso pero pasajero(?) porque el Drarry es endgame.
Chapter 41: A veces al perder una hermana consigues un hermano... Y un padre... Y una mansión.
Summary:
Nico descubre lo que pasó con su hermana, Draco va a buscar a Percy y a Sally, y Severus se replantea ser padrino de Draco (pero solo un momento)
Notes:
Espero que el cap les guste, porque me entretuve un montón haciéndolo.
Muchas gracias a todos los que comentan, dejan kudos y bookmarks, me hace mucha ilusión.
Muchísimas gracias a mis betas hermoses Anto, Gabs y Satanás que me acolitan el echarle fuego al drama y buscarle pareja a Sev (???)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
40. A veces al perder una hermana consigues un hermano... Y un padre... Y una mansión.
—¡Percy! ¡Draco! Me alegra mucho que estén bien—Sally abrazó a sus dos muchachos con fuerza, y ellos la abrazaron de vuelta.
—¿Ya empacaste? —preguntó Draco, sonriente, respirando con una sonrisa el acogedor aroma de la casa Jackson en navidad. Sally siempre hacía galletas de chispas de chocolate durante las vacaciones de diciembre, así que la casa solía oler a eso y a la madera fragante de la chimenea.
Sally se sonrojó un poco: —estuve…un poco ocupada, pero no me demoro en hacer la maleta.
—No te preocupes, yo también tengo que empacar—dijo Percy, sonriéndole a su mamá: —Lo único es que no tengo ropa muy elegante.
—No te preocupes—aseguró Draco, sentándose en su silla favorita en la sala: —sólo lleven ropa cómoda y los regalos para el intercambio.
Tanto Sally como Percy asintieron, antes de irse a sus respectivas habitaciones para buscar sus cosas. Draco sonrió, mirando alrededor de lo que fue su casa de la niñez, notando los pequeños cambios que esos meses habían traído.
Había varios jarrones nuevos, llenos de flores frescas, posados en varias mesas al lado de las fotos de Draco, Percy y Sally que se habían tomado cada año en alguna de las ocasiones especiales. Draco sonrió al notar que una de las fotos que había enviado de él riendo con Theo, Daphne, Neville, Blaise y Lavender al lado del Gran Lago estaba en un marquito decorado.
Al lado de esa foto había dos marcos iguales que mostraban cortos vídeos de Percy con Annabeth y Grover haciendo caras a la cámara, y de Sally con Paul y otros dos adultos riéndose a carcajadas. Una buena forma de ocultar que la foto mágica se movía por su cuenta.
En una de las mesas que daba hacia la isla de la cocina, debajo de varios de los dibujos enmarcados que Percy y Draco habían hecho con el paso de los años, había un par de medallas de participación en la Maratón de Nueva York de ese año (Una de adulto de Sally, y una de niño de Percy) y en una cajita de cristal estaba la snitch que Draco había atrapado y le había pedido a su padre que le enviara a Percy.
Draco sintió un calorcillo en el pecho al verla expuesta con tanto orgullo, al lado de las medallas que ellos habían ganado, más o menos por las mismas fechas.
Al lado de las medallas había una foto de Percy y Sally, sudados y cansados, pero sosteniendo las medallas con una sonrisa triunfal. Y al lado de ella, una foto (Draco no recordaba haber enviado esa, además que no estaba en movimiento) de Draco siendo lanzado al aire por el equipo de Slytherin. Estaba cuidadosamente tomada, de forma que no se veía ninguna escoba ni varita, y solo se podía entender que eran todos los miembros de un mismo equipo celebrando.
—Esa nos la envió tu padre—comentó Percy, haciendo que Draco saltara de sorpresa, puesto que no lo escuchó acercarse. El Pelinegro rio por lo bajo, ganándose un golpecito por parte del rubio: —dijo que estaba muy orgulloso y que quería que tuviéramos una foto que pudiéramos poner en la sala sin meternos en problema por yo no sé qué cosa del Secreto.
—El Estatuto del Secreto—ofreció Draco y Percy asintió. Draco sonrió antes de señalar con la cabeza la foto en movimiento y los videos: —aunque parece que encontraron una forma de poner alguna de las fotos que les envié sin que nadie sospechase.
—Ya conoces a mamá—Percy sonrió a su vez, mirando las fotografías con cierta añoranza: —dale una idea y cinco minutos y algo se habrá inventado.
Draco soltó una carcajada y asintió: —tiene una imaginación increíble.
—Y eso que no has visto algunas de las cosas que ha hecho para el seminario—Percy fue orgulloso hacia la mesa con las medallas y abrió un cajón para sacar un paquete de cuartillas que tenían varios post-its y anotaciones en lapiceros de colores: —las fotos que enviaste de tu escuela le han llenado la cabeza de historias, te juro que sí.
—Sólo son cositas que pensé que sería lindo que pasaran—la mujer acababa de entrar de vuelta a la sala, con una mochila sencilla que Draco reconoció como la que usaban cuando se iban a la cabaña de la playa. Sally sonrió mirando a Draco, antes de asentir, como animándolo para que leyera: —cositas que pensé que los harían felices si ocurrieran.
Draco la miró intrigado y tomó el paquete de cuartillas: —¿puedo llevármelo para leerlo allá? Prometo devolverlo.
—Por supuesto, cielo—Sally le abrazó y le dio un besito en la frente. Luego miró a Percy que alzó su mochila con una sonrisa. La mujer asintió satisfecha y miró a Draco: —Ahora ¿cómo vamos a ir hasta allá? Tengo nuestros pasaportes, pero no recuerdo que nos pidieran la información para unos pasajes.
—Oh, eso no hace falta—Draco sonrió de lado a lado: —mi padrino nos va a recoger en la MACUSA y viajaremos en traslador.
—¿Qué es un traslador?
—Es un objeto que puede transportarte mágicamente de un lugar a otro en minutos.
—¡Oh, que genial!
—¿Cierto? Se siente horrible, pero supongo que lo compensa el tiempo que te ahorras.
Draco los guio hacia afuera, llevándolos a la calle.
—¿Tomamos un taxi? —preguntó Percy, estirando el cuello para ver la calle, a lo que Draco negó con la cabeza.
—No hace falta, el edificio queda bastante cerca; podemos caminar hasta allí.
—¿Me estás diciendo que todos estos años vivimos tan cerca de dos lugares tan… especiales? —Percy hizo una mueca: —¿Cómo es que nunca nos dimos cuenta?
—Pues el campamento quedaba como fuera de vista—Sally apuntó, sonriendo mientras caminaban tranquilamente hacia el edificio Woolworth: —en cuanto a lo otro, bueno la gente como el padre de Draco está muy acostumbrada a ocultar ese tipo de cosas y tiene ayuda.
Sally hizo un gestito con las manos, y Percy y Draco supieron que se refería a la magia de inmediato. Draco una vez más agradeció que el Estatuto del Secreto permitiera que la familia (aún si era adoptiva) muggle de un mago pudiera ser partícipe de la magia hasta cierto punto.
🙟✦🙝
Severus no sabía bien qué estaba esperando, pero definitivamente lo que esperaba no era el risueño grupo que venía señalando cosas y comentando maravillados sobre las idiosincrasias de la MACUSA.
Aunque para ser sinceros, tampoco se había esperado que Draco se metiera en su oficina el día anterior (técnicamente hacía unas 8 horas) con una chica muggle agarrada del brazo cuando se suponía que debía estar en el Baile de Yule de los Malfoy.
—¡Profesor Snape! —Draco saludó emocionado, avanzando hacia él en un leve trote. La mujer tras él (de cabello castaño y ojos azules) le dedicó a Severus una sonrisa cálida al tiempo que tomaba la mano del otro chico y seguía a Draco. El rubio se detuvo a su lado y señaló a sus dos acompañantes: —Estos son Sally y Percy Jackson.
—Encantado de conocerle, Profesor—dijo la mujer, extendiendo la mano para estrechar la de Severus: —Draco nos ha hablado mucho de usted; se dedica a hacer pociones ¿verdad? Me parece algo fascinante según lo que Draco nos dijo.
—Oh—el pelinegro asintió: —Draco dijo que con las pociones podían hacer de todo. La verdad suena más interesante que la química en la escuela.
Severus alzó una ceja y vio como Draco se sonrojaba un poco mientras empujaba ligeramente al chico más alto: —Cállate, Percy, te pasas.
—Pero es verdad.
—Pues sí, pero no es el punto.
—¿Y cuál es el punto entonces?
Draco abrió la boca para responder, antes de cerrarla molesto y fulminar al pelinegro con la mirada, cuando el muggle soltó una carcajada estruendosa.
—Draco dijo algo de que viajaremos en traslador—la señorita Jackson comentó, mirando a los dos chicos con cariño, mientras ellos seguían discutiendo: —dijo algo de que es como incómodo.
—Lo es—Severus respondió, dándole una mirada simpatética a la mujer: —espero que no se mareen en movimiento.
—Si Draco lo tolera, seguro que nosotros también—estableció el joven Jackson, burlón. Draco chasqueó la lengua.
—Sólo me mareo en el mar—siseó el rubio, pero no parecía molesto.
Severus los miró interactuar curioso; los tres parecían muy unidos, aún si Draco era un mago y los otros no. Además, el pelinegro parecía tan fácil de distraer como Draco, por lo que se la pasaba preguntando por todo a su alrededor. Pero no parecía haber ningún rastro de envidia por el mundo del rubio, sólo una sensación de sorpresa y maravilla.
El pocionista no podía decir que hubiera visto eso muy seguido en los familiares muggles de sus estudiantes; normalmente tendían a volverse lejanos, envidiosos o desagradables, sobre todo cuando eran de edades cercanas.
🙟✦🙝
—¿Por qué están en el Ministerio? —Preguntó Draco, algo ansioso, mientras esperaba al lado del Profesor Snape a que Sally y Percy terminaran de firmar sus permisos y cosas en la oficina de Asuntos Internacionales Mágicos.
—Lucius quería mantener entretenido al joven Di Ángelo mientras volvías—explicó el profesor poniendo la mano en el hombro de Draco: —además, quería venir a recibirte en persona.
—Lamento haber causado tantos problemas—musitó Draco, apenado, mirando al mayor. El Profesor le dedicó una sonrisa tranquilizadora durante un segundo, antes de que su expresión volviera a ser la misma de seriedad de siempre.
—Me alegra que estés a salvo y que confiaras en mi para ayudarte con eso—dijo el hombre, con sinceridad: —en especial luego de la discusión que tuvimos el año anterior.
Draco se mordió el labio: —Me alegra que no sigas molesto conmigo por eso; la mayoría de adultos odian cuando un niño les dice que lo que hacen no está bien.
—Pues…—El pelinegro hizo una mueca y Draco se mordió el labio más fuerte: —La verdad es que si odie que lo hicieras, pero era más porque tenías razón que otra cosa.
—¿Entonces vas a dejar de molestar a tus alumnos?
—¿No he sido civilizado durante las clases?
—No sé cómo te comportas en las que no estoy.
—Pues… No los estoy aterrorizando más, pero sigo sin tener paciencia para los que ni siquiera lo intentan de verdad.
—¿Y si estás seguro de que no lo intentan y no es que sean como yo?
—Si, ya lo hablé con otros profesores y ya hemos dispuesto medios para encontrar a otros chicos con ehm… aprendizajes diferentes, para trabajar en ello.
Draco estaba gratamente sorprendido por ello: —¿Hay más chicos así en Hogwarts?
—La mayoría ya están diagnosticados—explicó Snape, tranquilamente: —y sus padres nos envían esa información antes de iniciar el año; en esos casos lo discutimos con los otros profesores y les ponemos metas diferentes y ejercicios especiales para que puedan mantenerse a la par que los otros… Sin embargo, luego de nuestra discusión me estuve preguntando si no habría chicos sin diagnosticar y si el joven Longbottom lo sería.
Draco no había pensado en ello, pero tenía sentido. Ahora que lo pensaba, el Profesor Snape tenía varias cosas de ejercicios listas cuando tuvo que darle tutoría antes de iniciar el año. Al principio había pensado que era muy dedicado, pero, pensándolo bien; parecía demasiado familiarizado en cómo enseñar chicos con TDAH y dislexia. Ahora todo tenía sentido.
—Al parecer Longbottom sólo es ansioso, y dado que empezó a trabajar mejor luego de que dejara de ¿cómo fue que lo pusiste? “Aterrorizarlo”, parece que el problema era simplemente de enfoque por mi parte.
Draco asintió ante eso, antes de comentar: —siempre podrías disculparte, y a lo mejor eso lo tranquilizaría más.
El profesor Snape hizo una mueca y desvió la mirada, claramente diciendo que no iba a disculparse nunca. Triste. Pero al menos estaba poniendo un poquito de su parte ¿no? Era más de lo que Draco esperaba de los adultos (y profesores) en general.
En ese momento salieron Sally y Percy de la oficina, con sonrisas iguales, mostrando cada uno lo que parecía ser un pasaporte. Draco se apresuró a acercarse a ellos, sonriendo (tenía que seguir aparentando que era un niño sangre pura criado como tal), sin poder evitar resoplar divertido cuando Percy se sacudió un poco porque la túnica (que Draco le había prestado) lo incomodaba.
Ahora sólo tenían que encontrar a Lucius y podrían ir a casa a celebrar todos juntos.
🙟✦🙝
Lucius avanzaba tan rápido como podía sin correr; sólo había quitado su mirada del pelinegro un minuto para saludar al Ministro, y ahora el chico había desaparecido.
Menos mal había insistido en que se pusiera el collar que le había dado, porque con un leve hechizo podía saber la dirección general en la que se encontraba el mestizo.
Lucius hizo una nota mental de pedirle a Amos que le ayudara a refinar el hechizo localizador de los trasladores de emergencia de Niccoló y Draco. Mientras avanzaba con soltura hacia donde parecía estar el menor; pasó sin inmutarse al lado de varios Inefables, consciente de que su porte orgulloso, su estatus y su andar determinado era lo único que impedía que ellos le cortaran el paso.
¿Qué hacía el mestizo en el Departamento de Misterios?
—¿Lord Malfoy? —una voz barítona lo detuvo; a su izquierda, de una puerta que el rubio no había notado, había salido una persona no muy alta, ni muy fornida, que lo miraba intensamente a través de unas gafas con demasiados lentes. Sus ojos castaños se veían curiosos a través de los diversos lentes.
—Inefable Löwezahn—saludó Lucius, cortésmente, desviando un segundo su mirada a su varita, que en ese momento lo servía de brújula.
—¿Está buscando algo? —preguntó le inefable, recogiéndose el cabello rubio rojizo (cortado en diagonal de forma irregular) en un moño bajo para mantenerlo fuera de su rostro. Sus ojos siguieron la dirección en la que la varita de Lucius apuntaba, pero su expresión no tuvo cambio alguno.
Lucius lo pensó un momento, y decidió ser honesto con la persona frente a sí; después de todo ¿qué mejor que un inefable para ayudarlo a encontrar a Niccoló antes de que se hiciera daño? El rubio hizo una mueca de disculpa al decir: —estaba dándole un recorrido a el hijo de un familiar lejano por el Ministerio, y en un parpadeo el niño se escapó; es muy curioso y según el rastreador que lleva está por aquí en algún lugar.
—El Departamento de Misterios es un lugar muy peligroso para un niño—estableció le inefable, antes de echar a andar en la dirección que apuntaba la varita de Lucius: —además de que hay habitaciones que pueden distorsionar los hechizos de rastreo.
Lucius asintió, siguiendo a Löwezahn por largos pasillos cubiertos de puertas, viendo como su varita daba vueltas. Seguramente su guía estaba llevándolo de la forma en la que menos secretos viera; solamente esperaba que el mestizo no hubiera tocado nada.
Al final llegaron a una habitación grande, llena de escaleras que bajaban hasta una plataforma que no parecía particular. Lo que Lucius no esperaba era ver al niño sentado frente a lo que parecía un arco de piedra, con una tela raída moviéndose levemente. El niño parecía estar hablando con alguien.
—¡Es muy grande! ¡Y Draco me está enseñando a volar en escoba! —decía el chico muy emocionado. Al otro lado del velo había una chica, muy parecida a él que lo veía con ternura.
—Me alegra mucho, Nico—dijo ella, cálida: —me hace feliz saber que estás en buenas manos.
—¿Cuándo vas a volver? —preguntó Nico emocionado, mientras Lucius se acercaba. Löwezahn se había quedado a un lado, y anotaba furiosamente algo en un cuaderno.
La expresión de la chica se agrió, pero en lugar de responderle, miró al rubio: —¿Quién es él?
—Oh, él es Lucius Malfoy—explicó Nico, mirando por encima de su hombro: —es el papá de Draco; ha sido muy amable conmigo y nos ha llevado a ver muchas cosas interesantes
del Mundo Mágico.
—Muchas gracias por cuidar de mi hermano—dijo ella; su mirada era muy intensa, y le recordaba de alguna forma la expresión que Narcisa había tenido años atrás, cuando le pidió que hicieran el ritual para aceptar a Draco en la magia de la familia Malfoy.
—Es un niño muy bueno—ofreció Lucius, poniendo su mano en el hombro del chico: —bastante curioso y activo.
—Así es él—asintió la chica, antes de desviar la mirada: —Señor Malfoy ¿Qué opina usted del campamento?
—Es un lugar peculiar—respondió el rubio, no que hubiera estado ahí, pero Draco le había contado varias historias y esta vez él y la Señorita Brown le habían llevado algunas fotografías: —El mejor lugar para personas como mi Draco o como Nico; para aprender y hacerse más fuertes.
La chica asintió y miró otra vez a su hermano: —Me alegra… Y me alegra que hayas hecho amigos, Nico… Buenos amigos que te cuidarán ahora que no esté.
Nico hizo un puchero y Lucius notó que sus ojos se aguaban: —Bueno, pero, aunque juraras que no vas a estar con chicos… P-podrías venir a ver a tu hermanito de vez en cuando ¿no?
—Me temo que ya no voy a poder—la chica dijo con tristeza, bajando su mirada a sus manos por un momento: —Los muertos no deben ver a los vivos.
—¿Qué? —Nico se tensó y Lucius lo sostuvo antes de que se acercara al velo: —¿M-muertos? ¿De qué hablas? N-no, yo… Yo le pedí a Percy que te cuidara.
La chica miró a su hermano con cariño: —Y él hizo todo lo posible por mantenerme a salvo, pero al final no lo dejé y… morí.
—No—El niño negó con la cabeza, tratando de acercarse: —No, no, no, Bianca, por favor.
—Lo siento, Nico—dijo ella, dolida: —de verdad quería poder volver a verte y abrazarte una vez más, pero ya no puedo.
—No, Bianca—el niño negó con la cabeza, sollozando pasito: —P-por favor… Tiene que haber una forma.
—No la hay, Nico—aseguró ella, gruesas lágrimas bajando por sus mejillas: —Y tienes que prometer que no vas a tratar de buscar una forma para traerme de vuelta.
—¡P-pero Bianca! —Nico estiró la mano para tocar el velo, pero el rubio mayor no lo dejó. Bianca lo miró con tristeza y luego miró a Lucius.
—¿Vas a cuidarlo? —Preguntó la chica, con suavidad. Lucius miró al chico y le dedicó una leve sonrisa.
—Si.
—Eso me deja más tranquila—Bianca sonrió y cerró los ojos, su forma haciéndose más neblinosa.
—¡Bianca, no te vayas! —Nico lloró, pero su hermana ya se había ido: —¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Tengo que ir por ella!
—No puedes ir tras ella, Nico—Lucius lo sostuvo con firmeza, mientras el pelinegro se retorcía y lloraba: —Se ha ido.
—¡Si puedo! ¡S-soy el hijo de Hades! ¡Puedo ir por ella!
—Pero, aunque la trajeras de vuelta no va a ser lo mismo.
—¿Quién dice?
—Nico, los muertos pertenecen a los muertos—Lucius dijo con suavidad, abrazando al chico: —Nico, yo entiendo lo que sientes.
—¡Claro que no!
—Nico—Lucius lo tomó le los hombros y lo obligó a mirarlo. Sus ojos, igual que los de Nico estaban anegados de lágrimas: —yo perdí a mi esposa y a mi bebé hace once años. Sé lo que se siente perder a la persona que más quieres.
Nico se abrazó al rubio y rompió a llorar, dejando que el hombre le acariciara el cabello con suavidad: —E-ella tenía que v-volver… ¡A-así fu-fuera para volverse una ca…cazadora!
Lucius lo abrazó, asintiendo a su pesar: —Nico… Sé que no puedo ser tu hermana, pero ¿Qué tal un padre adoptivo?
—Pero t-tú ya tienes a Draco…
—No todo el año… Además, la Mansión es lo suficientemente grande para los tres ¿no te parece?
—¿Qué hay de la escuela?
—Podría buscarte una, o un tutor.
—¿Podría estudiar en casa?
—Podrías estudiar cómo más te gustara.
—¿Y comer muchos postres?
—Si
—¿Y jugarías mitomagia conmigo?
—Eh… Tendrías que explicarme las reglas, pero podríamos intentarlo, si.
Nico asintió entonces, abrazándose al mayor y escondiendo la cara en su pecho: —pero voy a seguir extrañando a Bianca.
—Por supuesto que sí; es lo normal y está bien extrañarla. Es tu hermana y seguro te quiere tanto como tú la quieres.
—No creo que me quisiera tanto, no se habría ido de ser así.
—A veces, las personas que queremos se alejan de nosotros, no porque no nos quieran, sino porque tienen su propio camino que andar.
—Suena estúpido.
—Tal vez lo sea un poco.
🙟✦🙝
Percy estaba muerto de ansiedad, y estaba seguro de que Draco lo notaba, porque el rubio seguía explicando cositas del Ministerio aun si nadie le había preguntado. A Percy le gustaba escuchar a Draco hablar; su voz era suave y lo mucho que le emocionaba todo lo de la magia se notaba en el tono.
Pero eso no distraía a Percy del hecho de que pronto iba a ver a Nico, y tendría que decirle que su hermana había muerto durante su guardia, dejándolo con un muñequito para su estúpido juego.
La voz de Draco se detuvo y Percy volteó a mirar al rubio, que miraba ceñudo hacia un lado. Siguió la mirada del rubio y vio al padre de su amigo, sosteniendo a Nico, y el niño tenía cara de que había estado llorando.
Al ver a Percy, sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas. Percy sintió sus ojos llenarse de lágrimas también, mientras corría hacia el chico y lo abrazaba con fuerza. Nico le pegó varias veces.
—¡T-tenías que traerla d-de vuelta! —chilló el menor entre hipidos, mientras Percy lo abrazaba.
—L-lo siento, Nico—Percy sollozó, abrazándolo: —De verdad quise protegerla, p-pero…
Nico ocultó su rostro en el pecho de Percy aferrándose desesperado: —M-me dijo que lo habías intentado y que ella no te dejó.
Percy lo miró confundido ¿Cuándo se lo había dicho?
—Nico se metió en el Departamento de Misterios y vio algo que no debía—estaba explicando el Señor Malfoy, antes de darle la mano al Profesor Snape y decirle que él se encargaba.
—Nico—llamó el rubio mayor: —volvamos a casa y discutimos esto con chocolate caliente ¿te parece?
Nico alzó la mirada y asintió, sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar. El niño se acercó al Señor Malfoy y prácticamente se abrazó a su lado. Draco hizo una mueca y agarró la mano de su padre y luego la de Sally. Percy ladeó la cabeza, confundido, antes de mirar a su mamá quién se encogió de hombros y le ofreció su mano.
Así avanzaron los cinco hacia una sala con un letrero que decía “Sala de Apariciones”.
🙟✦🙝
—Ahora somos hermanos—dijo Nico con firmeza, en la puerta del cuarto de Draco. Draco se había quedado quieto mientras se ponía su suéter feo de navidad. Mientras que Percy se había quedado tieso mientras revisaba el escritorio de Draco.
Nico los miró un momento antes de dar la vuelta e irse, cerrando la puerta tras él.
Draco hizo una mueca: —¿Tengo un hermano?
—Dos al parecer—apuntó Percy, saliendo de su estupor. Percy tomó algunos de los pergaminos e hizo una mueca, antes de volverlos a dejar en la mesa: —Lo siento.
—¿Dañaste algo? —Draco se apresuró a acercarse a su escritorio y revisar sus tareas, pero todo estaba en orden.
—No—Percy negó con la cabeza: —Por dejarte solo con Nico, por no avisarte, por no salvar a Bianca…
Draco miró a Percy, quien estaba alicaído desde que habían llegado del Ministerio. Draco lo jaló para abrazarlo con fuerza y le susurró: —No te disculpes… Perdóname tú, por no haberte acompañado.
—Me alegra que no fueras—musitó Percy, abrazándolo fuerte: —Quiero decir, me hiciste falta, te necesitaba… Pero, me alegra que no hubieras ido, porque seguro habrías encontrado otra forma para hacerte daño.
Draco hizo un puchero y empujó a Percy: —no me simpatizas.
Percy hizo un puchero a su vez: —Tienes que admitir que eso de sostener el mundo conmigo fue estúpido.
Draco suspiró: —sólo hice eso porque tú estabas siendo estúpido.
—Por eso—insistió Percy: —sabes que soy tonto, y si hubieras ido habrías tratado de evitar que cometiera una estupidez, y seguro habrías terminado haciéndote daño…
Draco sabía para dónde iba eso, así que le tapó la boca a su mejor amigo y negó con la cabeza: —En todo caso, tenemos que seguir entrenando y estudiando para poder ir juntos y no hacernos daño ni hacer cosas estúpidas.
Percy asintió, tomando su mano con fuerza: —vale.
—Ahora—Draco entrelazó sus dedos con los de él: —Vamos a bajar a tratar de tener unas vacaciones normales ¿vale?
—Ay si, por favor.
🙟✦🙝
Sally estaba decididamente asombrada por lo suntuoso de la Mansión Malfoy, aunque le asombraba más la magia que llenaba cada rincón del lugar. Podía ver a su dulce Draco encantado por todos los pequeños detallitos mágicos (los muchos cuadros que se movían y hablaban, las armaduras que saludaban, los espejos que daban cumplidos, las lámparas que se encendían cuando alguien entraba, las figuritas en las repisas que ejemplificaban escenas), y eso le daba al mismo tiempo mucha felicidad y mucha amargura.
No había forma de que su casa fuera tan mágica como esta. Pero su niño estaba feliz y bien cuidado. Eso tenía que valer para algo.
—¿Estás pensando en algo, Sally? —preguntó Lucius acercándose a donde estaba ella, sentada sobre un mantel que Draco había pedido a un bichito. Draco, Percy y Nico estaban unos metros más allá, en donde la nieve caía y ya no hacía calorcito, haciendo una familia de muñecos de nieve.
—Estaba pensando en que Draco parece muy feliz aquí—comentó la mujer, palmeando la manta a su lado para que el rubio mayor se sentara. Una pequeña sonrisa curvó sus labios, tratando de no reírse al notar que sus dos chicos estaban trabajando más lento, mirando disimuladamente hacia ellos.
Sally trató de no reírse cuando el hombre se sentó, haciendo un floreo elegante con su túnica. El hombre chasqueó los dedos y el bichito apareció, haciendo una reverencia: —Tráenos algo de vino especiado, té y chocolate caliente, y unos sándwiches.
Sally hizo una mueca, pero no dijo nada, mientras el pobre bichito hacía muchas reverencias y desaparecía, acto seguido las cosas pedidas aparecieron entre ambos adultos.
—Espero fervientemente que sí lo sea—dijo Lucius, tomando una copa de vino especiado y tomando un sorbo: —he tenido que quitar algunas pinturas de mi padre, dado que Draco insiste mucho en hacer cosas Muggles por la casa.
—¿No era fan de los muggles tu padre? —Sally preguntó, más por cortesía que otra cosa, tomando una copa también, del vino. Sabía delicioso. Luego tenía que darle las gracias al bichito.
Lucius suspiró, cansado: —Los odiaba con el alma; si por él fuera los habría acabado todos.
—¿Tú odias a los muggles?
—Al principio, sí… Algo de ese odio generacional… Luego—La mirada de Lucius estaba perdida en los niños, en especial en Draco: — Luego Narcissa empezó a hacerme cambiar de parecer sobre muchas cosas; me habló de llevar a Draco a vivir con muggles, que así estaría a salvo. Yo no quería, pero suponía que era mejor que la alternativa.
—Siempre me pregunté qué había llevado a Narcissa a llevar a Draco al otro lado del mundo—comentó Sally, viendo con una leve sonrisa como los chicos ahora estaban lanzándose bolas de nieve entre ellos. Draco se reía mucho, aún si le acababan de llenar la cara de nieve.
—Cuando Draco nació, había un mago tenebroso muy poderoso, que era cercano a nuestras familias—explicó Lucius, quién seguía mirando a Draco pensativo: —Ese mago mostró especial interés en Draco; quería torturarlo, quería su núcleo mágico y quería usarlo para sus fines nefarios…
—Oh—Sally hizo una mueca; jamás habría pensado en algo tan horrible: —Pero Draco era un bebé.
—Eso no le importaba al Señor Tenebroso…
Sally suspiró: —Pero al menos ya no está ¿verdad?
Lucius la miró y suspiró a su vez: —muchos creen que murió hace once años…
—¿Tú que crees?
—Que está cerca y planeando algo.
—¿Y qué pasará con Draco?
—Tendré que entrenarlo, educarlo y prepararlo para todo eso.
—¿Y si podrás?
—Eso espero… Pero por ahora, también quiero que disfrute de los pocos momentos que tiene para ser un niño y divertirse.
Sally miró a los niños y suspiró: —Espero que todos puedan disfrutar de esos momentos.
Lucius alzó su copa hacia ella: —brindo por ello.
Sally rio bajito, chocando su copa con la del rubio y tomando un largo sorbo, antes de llamar a los chicos: —Percy, Draco, Nico~ Vengan a comer algo~
Los tres chicos se acercaron y se sentaron junto a los dos adultos en la manta, riendo mientras se servían su chocolate caliente y tomaban cada uno un sándwich.
—Padre—Llamó Draco, emocionado: —¿Viste los muñecos de nieve?
—Si los vi —asintió el hombre, con una media sonrisa divertida. No que Sally pudiera culparlo, dado que los niños los habían construido frente a ellos.
—Somos nosotros—dijo Draco muy orgulloso, antes de señalarlos uno por uno: —Esa con las plantitas en la cabeza es Sally, el que tiene musgo teñido es Percy.
—Es que es difícil conseguir algo para el pelo negro.
—El del gorrito es Nico.
—Me gustan los gorritos de invierno~
—El de las enredaderas plateadas eres tú, y el de la bufanda verde soy yo~
Lucius se había quedado mirando los muñecos, que parecían estar tomados de las manos. Sally sintió un calorcillo en su pecho al pensar en que sus dos niños los veían como una familia, o como dos familias interconectadas. Cómo los quería.
—Es muy hermoso—susurró Lucius, acariciándole el cabello a Draco con ternura: —¿Quieres tomarles una foto?
Draco saltó emocionado: —¡Si! —Luego miró a Nico: —Y te puedo enseñar a tomar fotos~ Así podemos compartirnos lo que sea que hagamos mientras estoy en la escuela.
—Suena bien —Nico asintió, sonriendo: —es muy dedicado de mi hermanito.
—Que no soy el menor.
—Claro que sí, yo nací en enero y tú en junio.
Draco chasqueó la lengua, pero no se veía molesto de verdad: —pero yo tengo más experiencia luchando.
—Va eso te lo concedo—asintió Nico, empujando suavemente al rubio: —además… Preferiría seguir pretendiendo que eres el mayor.
Draco lo empujó de vuelta: —Sólo te gusta ser consentido.
—Tal vez.
Percy los miraba a ambos confundido: —¿Cómo que Draco es menor? ¿Nico no tiene la edad de Will?
Draco miró a Percy y luego a Sally, antes de sonrojarse violentamente: — ¡cierto! No les he dicho…
—¿Qué no nos has dicho, cielo? —preguntó Sally con ternura, curiosa ante la reacción de Draco.
—¿Ya ves que siempre hemos creído que Percy y yo sólo nos llevamos un año? —explicó Draco: —Pues hablando con Theo y Nico, descubrimos que son dos años.
—¿Dos? —Percy parecía bastante sorprendido ante eso.
—Draco tiene doce—apuntó Lucius, sobre su copa. El rubio mayor parecía divertido ante la expresión de sorpresa de Percy.
—Tas chiquito —solo atinó a decir Percy, a lo que Draco le lanzó una bola de nieve en la cabeza, usando su varita.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Gracias por leer
Chapter 42: Percy encuentra cosas en la Mansión Malfoy, y Draco no está para nada celoso.
Summary:
Percy encuentra cositas y Draco y Theo descubren más cosas de sus madres.
Notes:
Espero que les guste el capítulo, y que les gusten el montón de pistas :3
Muchísimas gracias a mis hermoses betas Gabs, Anto y Satanás por decomisarme a los niños antes de traumatizarlos de más~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
41. Percy encuentra cosas en la Mansión Malfoy, y Draco no está para nada celoso.
—¿Y se supone que mantener este leño ardiendo va a hacer que el sol se mueva y los días sean más largos? —Nico miró el tronco ardiendo que reposaba tranquilamente en un brasero decorado.
Draco bajó la cabeza para ocultar una sonrisa mientras seguía tratando de tejer su corona de ramas y flores. Percy había decidido llenar la suya de cuerda para sostenerla y ahora estaba jugando con las hojas de acebo y muérdago. Sally ya había hecho la suya y se la había puesto a Percy en la cabeza, y ahora estaba haciendo otra para Draco.
Lucius miró a Nico un momento, antes de poner con cuidado la corona que estaba haciendo en la mesa: —si lo piensas bien, todas las tradiciones mortales con respecto a los dioses son extrañas.
—Además, ya viste que el sol es un Maserati o un bus escolar—apuntó Percy, jugando con las hojas que le ponía a su amarrijo.
Draco se mordió el labio para no reírse cuando su padre preguntó qué era un Maserati y Percy empezó a explicarle, sorprendido qué era.
Nico seguía mirando el tronco con intensidad, así que Draco dejó su corona quieta y se le acercó: —¿Cómo lo llevas?
—Mal—Nico respondió, dándole vueltas a la ramita que tenía en las manos: —Me hubiera gustado que ella estuviera aquí haciendo coronas con nosotros.
Draco prefirió no decirle que, si Bianca se hubiera quedado, probablemente no lo hubiera invitado. Y en su lugar se sentó a su lado: —Yo siento que ella sigue pendiente de ti; digo, ser hijo de Hades tiene que valer en el Inframundo ¿no?
—¿Tú crees? —Nico lo miró un poquito esperanzado.
Draco le sonrió de lado y le guiñó un ojo: —Nosotros los magos sabemos algo de fantasmas y espíritus ¿sabes?
—¿De verdad?
—En Hogwarts hay un montón.
—Me gustaría ir…
Draco hizo un mueca: —no creo que puedas entrar sin magia…
Nico hizo un puchero: —No quiero ir a estudiar, quiero ir a ver.
—Me lo imaginé—Draco asintió, antes de señalar a la mesa con la cabeza: —Pero Padre ya preguntó, y al parecer el castillo no permite la entrada a muggles, así que por ejemplo Sally no podría ir a verme volar en escoba.
Nico se cruzó de brazos frunciendo el entrecejo: —Eso no me parece justo.
—A mi tampoco —Draco convino, pensando en los muchos hijos de muggles que estarían felices de que sus padres fueran a verlos al menos una vez: —Pero aún no sé suficiente magia para poder cambiarlo.
Nico puso sus brazos sobre la parte fría del bracero y apoyó su cabeza entre ellos: —¿Crees que la magia pueda traer de vuelta a Bianca?
— La magia puede borrar la línea entre vivos y muertos, pero el precio suele ser muy alto —musitó Draco, sintiendo un escalofrío. Percy alzó la mirada y frunció el entrecejo, antes de ladear la cabeza como preguntando.
—¿Eso te pasa a menudo? —preguntó Nico, frunciendo el entrecejo.
—¿Qué cosa?
—Que dices cosas que no sabes, como si algo más hablara a través de ti.
Draco nunca lo había pensado así ¿que algo más hablara a través de él? Que perturbador.
—¿Puede ser un poder de tu padre divino? —preguntó Nico, antes de meter su mano en el bolsillo de su túnica y empezar a revisar sus cartas del jueguito ese que le gustaba: —Si no fuera porque Apolo estaba muy molesto contigo, diría que él es.
—¿Por qué el dios del sol está molesto contigo, Draco? —Preguntó Lucius y Draco sintió que se tensaba, aunque el tono de su padre era más de curiosidad que de cualquier otra cosa. Al volverse a mirarlos, tanto él como Sally lo miraban intensamente.
—Porque al parecer me salgo de las profecías—Draco se encogió de hombros, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia, siguiéndolo con una broma:—pero también podía ser que simplemente que estaba estableciendo dominancia como el rubio más guapo.
Nadie se rió.
En especial no Percy, que sabía lo mucho que el comentario del dios del sol le había dolido a Draco; lo mucho que lo había hecho dudar de si mismo.
Las expresiones de Lucius y Sally le dijeron que su comentario los había dejado preocupados.
—¿No es malo que un dios esté tan molesto contigo?
—Vamos a tener que hablar con los inefables con respecto a las profecías.
Draco vio como Sally y Lucius se miraron un momento, evidentemente extrañados por lo que el otro juzgaba importante. Dos tipos de personas.
—¿Qué es un Inefable? —preguntó Nico y Draco abrió la boca para responder, solo para darse cuenta de que él tampoco sabía muy bien. Volteó a mirar al rubio mayor que seguía mirando ceñudo a Sally, pero pareció notar la mirada de Draco.
—Los Inefables son magos y brujas que se dedican a investigar la magia; desde cómo afecta al mundo a cómo afecta a otras personas—explicó Lucius, pacientemente: —también se encargan de inventar artefactos y desarrollarlos hasta que sean seguros para el público.
—¿Y por qué Draco tendría que ir con ellos? —preguntó Percy, curioso. Aunque Draco sabía que estaba tratando de desviar la atención de Sally de los dioses que estaban enojados con ellos.
Lucius miró la corona, que había vuelto a coger en sus manos y suspiró: —Si bien la mayoría de profecías que se recogen en el Departamento de Misterios, donde trabajan los Inefables—comenzó el hombre, acomodando las hojas de acebo con cuidado: —suelen ser falsas o nunca llegan a completarse, el hecho de que existan significa que Lady Magia sigue manteniendo la Tela del Destino, y nos da pequeños vistazos a lo que está tejiendo. Todos los magos deben ser parte de la Tela, puesto que ella usa nuestros hilos para mantenerla unida.
Draco frunció el entrecejo. Ahora que lo pensaba, había escuchado muchas veces a los magos hablar de Lady Magia, pero nunca le había prestado mucha atención hasta el momento.
—¿Quién es Lady Magia? —preguntó Nico, sacando su cartas y revisándolas: —¿No hablará de Hécate, o si?
—Hécate—Lucius ladeó la cabeza al escuchar ese nombre, antes de negar con la cabeza: —se dice que Lady Magia tiene tres rostros y tres pares de manos; uno dedicado a la búsqueda de conocimiento, uno a la batalla y la protección de aquellos que ama, y uno dedicado a guiar a sus discípulos. Se dice que de ella vienen los talentos que las Familias más antiguas guardan celosamente, entre ellos hablar pársel, ver auras, mimetizar magia y entender cualquier lengua mágica.
Nico, Draco y Percy se quedaron pensando un largo rato, pero era obvio que ninguno conocía de una sola diosa que tuviera esas características específicas. Aún si Hécate era la diosa triple, habían cosas que no cuadraban con lo que ellos sabían.
—Entonces ¿los magos tienen otro panteón? —Draco preguntó, frunciendo el entrecejo.
Lucius se tocó la barbilla, pensativo: —Creo que a este momento, es claro decir que depende del lugar de origen de la familia mágica. Tengo entendido que los Takiuchi siguen la religión Shinto—Lucius parecía estar recordando cosas: —Los Black siempre han seguido tradiciones grecolatinas, y tengo entendido que los Brekk siguen tradiciones nórdicas… Sin embargo, sobre todos esos dioses, todos estamos de acuerdo en poner a Lady Magia.
—¿Los Malfoy que tradiciones siguen? —Preguntó Sally, con una leve sonrisa. Draco podía notar que ella también quería ser parte de la conversación, pero estaba tan perdida como Draco se sentía.
—Las celtas —respondió Lucius, mostrando su corona de flores, antes de levantarse para ponerla en la puerta. Musitó una pequeña plegaria y volvió a sentarse a la mesa para empezar a hacer una nueva corona. Percy tocó la corona en su cabello con algo de ansiedad, y el rubio mayor le sonrió: —las coronas de flores son para mantener los espíritus malignos lejos y traer buenas energías, además de dar tiempo para reflexionar y encontrarse a si mismo. Normalmente la persona a cargo de la casa pone la suya en la puerta, mientras que los otros pueden elegir hacer más para ayudar a ese fin y ponerlas en otras entradas, o ponerlas en otros miembros del hogar.
Draco miró su corona abandonada y sintió sus mejillas enrojecer, y una mirada hacia Nico lo hizo notar que el pelinegro estaba en la misma situación. Los dos volvieron a la mesa para trabajar en sus coronas de flores, mientras Percy le daba vueltas a la suya, haciendo un pequeño puchero.
El rubio menor trató de seguir tejiendo su corona, haciendo una mueca al notar que las hojas y frutos que había escogido se habían puesto un poco tristes. ¿Por qué las plantas lo odiaban? Iba a tener que pedirle más consejos a Neville.
🙟✦🙝
—¿De verdad no vas a ir con tu papá a la función de hoy? —Sally preguntó, mientras seguía a Draco, Percy y Nico por la mansión.
Percy notó como Draco negaba con la cabeza, mientras abría una puerta que daba a lo que parecía ser una sala de estudio, con bibliotecas de piso a techo. El lugar perfecto para el rubio… O para Annabeth.
—Todavía no estoy lo suficientemente versado en etiqueta sangre pura como para ir a la de hoy—explicó el rubio, que empezó a buscar entre una de las pilas de libros y cuadernos en una de las mesas: —No quisiera avergonzar a mi padre.
—Pero creí que ya habías completado tus lecciones de etiqueta—comentó Percy y Draco alzó la cabeza, sonriendo inocentemente. Percy frunció el entrecejo al entender que Draco estaba fingiendo que no sabía cómo comportarse.
—Si, pero no estoy listo para presentarme ante el Ministro de Magia en una reunión formal—respondió Draco, haciendo un puchero, antes de acercarse a Sally con un cuaderno: —Ma… Tú recuerdas bien el cifrado de Narcisa ¿verdad?
Percy vio como su mamá tomaba el cuaderno y empezaba a revisarlo: —Si lo recuerdo, pero hay muchas palabras que no entiendo aquí.
Draco rebuscó entre los cuadernos otra vez y le acercó lo que parecía un largo pergamino: —Eso dijo mi padre también… Entonces estaba pensando que a lo mejor ¿son dos cifrados combinados?
Percy suspiró; entendía la curiosidad de Draco por su madre biológica, pero sí tenía que ver con cifrados y esas cosas, no iba a poder ayudar. En su lugar el pelinegro se puso a revisar las estanterías, medio escuchando a Nico que hablaba y hablaba sobre qué personaje era más poderoso en su juego de cartas.
Al hijo de Poseidón no le interesaba mucho, pero podía entender que para el niño eso era importante. Además, viendo como era Draco cuando agarraba un tema, la verdad es que solo podía pensar en que le daba ternura que fueran tan apasionados.
Percy después le diría a Draco que la verdad no había estado poniendo atención, pero lo cierto era que la razón por la que había metido su mano en la estantería era porque había visto lo que podía haber sido el dibujo de dos perros con una espada.
Lo siguiente que Percy supo luego de tocarlos es que estaba sentado en un piso frío de piedra, en una habitación no muy grande, que tenía unas líneas de tiza borrosas en el suelo y lo que parecía ser sangre.
Las paredes eran lisas a excepción de un par de nichos que tenían unas botellitas de colores (A Percy le llamaron la atención los de color plateado, las cuales tomó), artefactos variados, un peluche de dragón bastante raído y varias velas que se habían encendido cuando el había caído.
El lugar le daba a Percy escalofríos, y lo hacía sentir náuseas. Tomando el peluche de dragón, para conseguir algo de apoyo moral, miró alrededor, buscando una puerta o ventana. Sin embargo, las paredes, a parte de los nichos, eran completamente lisas.
Con mucho cuidado Percy se acercó a la pared por la que creyó caer, y comenzó a tocarla. De pronto había algo que lo transportara de vuelta a la biblioteca.
Al caer de vuelta en la biblioteca, ante la mirada pasmada de su madre, Nico y Draco, Percy no pudo sino pensar que había tenido mucha suerte al volver.
🙟✦🙝
—¿Esto qué es? —preguntó Sally, mirando con curiosidad el collar que Percy había sacado de su regalo.
—Eso técnicamente es más un regalo para Sally que para Percy—explicó Lucius, sonriendo: —Es un traslador de emergencia, como el de Draco y el de Nico; es muy simple de usar.
—¿Un traslador de emergencia? —Percy miró a Draco, que extrajo su dije con el escudo de armas de los malfoy y los Black, de debajo de su suéter de hurones y cuyos.
—Están conectados a lugares seguros—explicó Draco, sonriendo, mientras Percy y él comparaban sus collares: —El tuyo está cuadrado para llevarte de vuelta al Campamento o a Casa.
Sally sintió que su corazón se hacía un puñito: —¿A Casa o al Campamento?
—Tienes que darle dos o tres golpes, dependiendo de a dónde quieras ir—añadió Lucius, mirando a Sally: —Se me ocurrió que sería bueno que los tres tuvieran algo así, para que nosotros no tengamos que preocuparnos de que no estén a salvo.
—Sólo puedes usarlo una vez al día—Añadió Draco, antes de sonreír: —Pero bueno, es una forma de saltarte el tráfico de Nueva York si quieres volver rápido a casa.
Sally hizo una pequeña mueca: —preferiría que solo lo usara en caso de emergencia.
—Sentir nostalgia cuenta como emergencia—dijo Percy con firmeza, y Sally sintió sus ojos aguarse mientras lo jalaba del brazo para abrazarlo con fuerza.
Sally le sonrió a Lucius, agradecida. Que sus dos bebés siempre tuvieran la opción de irse a un lugar seguro era algo que la hacía sentir un poco más tranquila.
—¿Eso es un anillo? —Nico estaba mirando la caja del regalo de Percy, a lo que su hijo se soltó de ella casi con renuencia y tomó la caja.
Sally miró confundida a Lucius, mientras Percy se ponía un anillo negro en el dedo de en medio, mirándolo con curiosidad. El rubio mayor se llevó un dedo a los labios, sonriendo divertido, mientras Percy le daba vueltas al anillo en su dedo.
De repente, Percy dio un saltito y entrecerró los ojos, protegiéndose el rostro con una mano, mientras trataba de mantener la otra lo más lejos posible.
—¿Está basado en la mano de la Gloria? —preguntó Draco, tocando la mano de Percy y entrecerrando los ojos también, como si pudieran ver algo que ellos no.
—En efecto—Lucius asintió: —el anillo va a darle luz sólo a quién lo porte y quién esté en contacto… Creí que podría ser útil en algún momento; para poder ver sin que te vean y eso.
Percy giró el anillo con cuidado y abrió los ojos lentamente: —La verdad si podría ser útil.
—Conociéndote, seguro terminas en algún roto extraño perdido un par de días—rió Draco, dándole un empujoncito a Percy: —mejor será que puedas ver por dónde vas para poder escapar con facilidad.
Sally evitó hacer una mueca; ella sabía que Draco tenía algo especial y que cuando hacía comentarios así, solían ocurrir. Pero prefería no pensar en su hijo perdido, ni que el rubio lo hiciera a propósito.
Sally se preguntó, no por primera vez, si Lucius y Draco notarían los pequeños indicios de los que Narcisa le había advertido años atrás.
“Aun si su padre biológico no lo reclama, la sangre Black hará sus dones salir a la luz, y no muchos lo verán con buenos ojos…”
Narcisa había tenido un plan, para asegurarse de que Draco tuviera una vida tranquila y feliz, pero no había podido hacer mucho al final. No por primera vez, Sally deseó que pudiera volver pronto a ver a su bebé, como había crecido. Tal vez no como ella hubiera querido, pero al menos, fuerte y rodeado de amor.
🙟✦🙝
—Oigan…—Theo alzó la mirada de donde estaba tratando de jugar una partida de Mitomagia con Nico y Draco. El de ojos verde mar acababa de entrar en la sala de dibujo y sostenía unas botellas en la mano con expresión confundida.
—¿Pasa algo, Percy? —Draco preguntó, sin alzar la mirada; parecía que seguía revisando los poderes de sus cartas. El rubio puso una carta y se ganó una risita del hijo de Hades.
Percy se sentó al lado de ellos, frunciendo el entrecejo: —¿Recuerdan que caí accidentalmente en una habitación secreta con tiza, sangre y velas hace unos días?
Nico y Draco dejaron de jugar y miraron a Percy inquisitivamente.
Theo frunció el entrecejo: —¿Por qué Percy cayó en una habitación de rituales secreta y nadie me había dicho? —volteó a ver al rubio para fulminarlo con la mirada: —¿Primero te vinculas con la niña lechuza y ahora me ocultas cosas sobre puertas secretas?
El rubio tuvo la decencia de lucir arrepentido: —No sabía que era una habitación de rituales, además, no logramos encontrarla otra vez.
Theo hizo un puchero, antes de mirar al ojiverde, que los miraba un poco divertido. El hijo de Poseidón puso tres viales llenos de una cosa líquida gaseosa plateada sobre la mesa.
—Encontré esto allá—dijo mientras Nico y Draco se acercaban para mirarlo, curiosos. Percy se mordió el labio: —Lo olvidé porque los puse en mi bolsillo y pues todos estábamos pendientes del peluche que saqué y pues…
—Son recuerdos—Theo tomó uno a uno los viales con cuidado y limpió las etiquetas, para poder tratar de leer lo que decía. “Regs, Siri, Bella y Andy”, 01-02-1980. “Draco y Lucius”, 20-03-1996. “Kaenni”, 21-12-1995.
Theo se quedó mirando el último nombre, escrito en lo que asumía era la caligrafía de la mamá de su mejor amigo (dado que llevaban rato revisando sus apuntes). Hacía mucho no veía ese nombre, ni mucho menos a la persona a la que pertenecía.
De hecho ¿Cuándo había sido la última vez que había visto a su mamá? Porque había tratado de ir a visitarla seguido, pero siempre tenía que esperar a que el medimago le dijera que no podía verla, pero que le había pedido que le entregara algo.
—¿Theo? ¿Estás bien? —Draco preguntó, tomándole la mano con cuidado. Theo notó que se había aferrado al frasco tanto como para poner blancos lo nudillos.
—Si, lo siento—musitó Theo, sonriéndole a su amigo como si nada hubiera pasado: —Estaba pensando que necesitamos un pensadero para ver recuerdos.
Nico había tomado uno de los viales y lo movía de un lado a otro, mientras Percy olisqueaba el otro con sospecha. No durarían un minuto en un laboratorio de pociones.
—¿Qué es un pensadero? —preguntó Nico, dejando el vial en la mesa: —¿Y cómo son eso recuerdos?
—Un pensadero es una vasija, generalmente de piedra, con encantamientos antiguos que permite visitar memorias—explicó Theo, aunque no era que supiera bien explicar cómo funcionaba eso. La magia de la memoria nunca le había llamado la atención: —Estos hilitos de plata se extraen de la mente y se vierten en el pensadero para verlos.
Draco ladeó la cabeza, pensativo: —Creo… Creo que vi una vasija de piedra grandota en el estudio del segundo piso, y una de las runas que entendía era de mente… Creo.
Percy tapó el vial y se levantó de un salto: —Pues hay que ir a verlos.
—Pero—Draco hizo una mueca: —¿No es invasivo ver los recuerdos de otra persona sin permiso?
—Pero son de tu mamá—Percy replicó cruzándose de brazos: —¿Qué tal si tienen pistas de dónde pudo haber quedado?
—Primero—intervino Theo, antes de que ambos chicos empezaran a discutir: —vamos a ver si la vasija si es un pensadero… Luego decidiremos qué hacer con los recuerdos.
Como si fuera a perder la oportunidad de ver un recuerdo de su madre.
Los tres siguieron a Draco al estudio, y vieron con ansia y emoción como el rubio retiraba algunos libros, y unas mantas para mostrar una gran vasija de piedra. Percy ayudó a Draco a mover la vasija, y Theo no pudo evitar morderse el labio al ver las canas gemelas de los chicos. Puede que en el cabello de Draco se disimularan más, pero ahí estaban; prueba de que su amigo era capaz de sostener el cielo por alguien que quería.
Algo que Theo nunca haría.
El pelinegro sacudió la cabeza, alejando los pensamientos poco leales que rondaban su cabeza. Y simplemente se acercó a la vasija, dándole una palmada en el hombro a Draco, antes de ponerse a examinar las runas.
No que supiera mucho de esos encantamientos, pero lo que veía se parecía suficiente al que su padre tenía en su oficina (en el que a veces veían memorias de la madre del muchacho), como para que Theo decidiera que si era lo que estaban buscando.
—¿Y cuál vemos primero? —preguntó Nico, emocionado, mirando a Draco, que tenía los tres viales en la mano.
El rubio los miró largamente, antes de alcanzarle uno a Theo: —Empecemos con este… ¿Cómo lo ponemos?
Theo recibió el vial y miró a Draco sorprendido. Era el que tenía el nombre de su mamá. ¿Por qué? El rubio simplemente sonrió ante la mirada inquisitiva de su amigo.
¿Estaba tratando de ser amable? O tal vez quería guardar el otro, que seguro era más privado, para si mismo.
Si, probablemente.
Theo quitó la tapa del vial y vertió el contenido en el pensadero. No pudo evitar sonreír, divertido por los “ooh” y “aah” de los otros tres, que parecían maravillados, mirado como la sustancia plateada se arremolinaba y daba vueltas en el pensadero.
—¿Y ahora? —preguntó Percy, inquieto.
—Ahora sumergimos la cabeza.
🙟✦🙝
Para Draco, sumergir la cabeza en una vasija llena de una cosa sospechosa, ni líquida, ni gaseosa, no era algo que le llamara mucho la atención. Sin embargo, se trataba de un recuerdo de su mamá. Un recuerdo con alguien que era importante para Theo, dada la forma en la que había mirado el vial cuando lo tuvo en su mano.
Percy y Nico ya habían sumergido la cabeza, y se habían quedado tranquilos, con las manos apoyadas en el borde. El rubio miró a su amigo, que le sonrió tranquilizador antes de sumergir la cabeza. Mierda. Era el último que faltaba. No.
Draco sumergió la cabeza, pero en vez de sentir frío o algo, sintió que sus pies se levantaban un segundo del piso. Al abrir los ojos (que no sabía cuando cerró), notó que estaba en las afueras de la Mansión, en un día de invierno, a juzgar por la nieve que trataba de caer.
La Mansión y el jardín estaban bellamente decorados con estrellas y hadas, y habían muchos adultos hablando entre ellos, con túnicas con patrones particulares.
—Parece ser un Baile de Yule—comentó Theo, sobresaltando a Draco; el chico estaba de pie en el escalón de entrada de la mansión, acompañado de Percy y Nico, que parecían algo perdidos y mareados.
—Si eso…—empezó a decir Draco, pero una voz, de mujer, lo interrumpió.
—Han pasado muchos años desde la última vez que vi a uno de los tuyos— dijo una mujer con cabello negro como la noche y ojos rojizos como carbones encendidos, que usaba una túnica sencilla negra con bordados que le recordaban a nebulosas.
—Mamá…—musitó Theo, y Draco abrió mucho los ojos. ¿Esa mujer era la madre de su amigo? ¿La que iba tomada del brazo de una rubia con una túnica iba en degradé de azul cerúleo a negro, con bordados que recordaban a las luces del norte?
—¿Uno de los míos? —la voz de la rubia era tranquila, mientras dirigía a su invitada hacia la mansión, pasando por la puerta sin notar a los cuatro adolescentes.
Draco no entendió por un momento porqué el recuerdo estaba borroso, hasta que parpadeó y notó que sus ojos se habían llenado de lágrimas. Su mamá. Su mamá y la de Theo estaban saliendo de una fiesta en la Mansión Malfoy.
—Un grikkjar—la madre de Theo sonrió con malicia, mientras ambas mujeres avanzaban con paso lento:—aunque su sangre en ti huele… diluida y antigua.
Los cuatro se miraron, antes de comenzar a seguirlas. Draco estaba seguro de que la mujer había querido decir “griego” pero en un idioma que no le sonaba de nada.
—¿Si? —Narcisa sonaba casi como si la mera idea le pareciera curiosa o irrisoria, como si su acompañante acabase de comentar que le parecía que su cabello no era rubio natural.
—En tu hijo, por el contrario, huele fresca—continuó Kaenni, hablando con la tranquilidad con la que hablarían del clima.
Draco sintió un escalofrío ante la mueca burlona de la madre de su amigo, pero al voltear a mirarlo, algo le dijo que eso era más bien usual.
—¿Sabe tu marido que su sangre es de alguien más? ¿O eres tú a quién coronaron como un venado, querida? —la pelinegra parecía estar disfrutando de las reacciones que provocaba en la rubia. En especial cuando ésta apretó la varita que había dejado descolgar de su muñeca.
—Que desagradable—musitó Percy, antes de mirar a Theo, con expresión culpable:—s-sin ofender…
Theo negó con la cabeza: —Si fue un comentario desagradable, pero Madre siempre ha sido buena para hacer comentarios así.
Entretanto, Kaenni había negado con la cabeza, dándole palmaditas en el brazo de la rubia, el cual seguía agarrando con firmeza:—Ya, ya, tranquila… No pienso ir por ahí descubriendo el pastel de que tu precioso dragoncito es un semidios; no es un tiempo seguro para niños como Draco o mi sabandija en tu mundo…
—¿Sabandija? —preguntó Nico y Theo se señaló a sí mismo, sonriendo de lado, casi como si recordara algo bonito. Cada quién, pensó Draco.
—Entonces ¿Qué pretendes? —exigió Narcisa, haciendo una mueca.
La pelinegra sonrió traviesa: —Lo dije antes, quiero que Theo y Draco sean amigos~ —su voz era casi un ronroneo, como si no fuera del todo humana: —Y para que sean amigos necesito que sobrevivan y crezcan.
Draco notó la mano de Theo, tomando la propia. Este recuerdo… Tal vez no debieron invitar a los otros dos; era obvio que era una conversación importante y no era para oídos externos.
Narcisa había entrecerrado los ojos ante el comentario de la otra:—Draco está a salvo; ningún monstruo debería notarlo hasta que cumpla once o doce. Y las barreras de la Mansión son bastante fuertes.
—Eso noté—Kaenni dijo, asintiendo, antes de mirarla casi con lástima:—sin embargo, los monstruos no son el único peligro al que un mestizo hijo de magos se enfrenta.
El rubio podía pensar en muchas cosas que podrían ser peligrosas para un mago; cualquiera de las criaturas del Bosque Prohibido, objetos malditos, lo que fuera que rondara el castillo ese año…
Sin embargo, la pregunta de los dos rubios, se vio interrumpida cuando entraron en uno de los Salones, y un viejo elfo con una oreja mordida saltó al ver a las dos mujeres. La rubia le dirigió la palabra con suavidad:—Nippy, llévanos a mi y a la Señorita Kaenni de vuelta al hospital.
—¿La amita se está sintiendo mal?—el elfo parecía a punto de llorar cuando se acercó. Kaenni entonces soltó a Narcisa y se arrodilló, para acariciar la cabeza del elfo con dulzura.
—Oh, ya, ya, tranquilo Nippy, estoy bien—dijo con la dulzura con la que se le hablaría a un niño pequeño:—Solo estoy algo cansada ¿de acuerdo? Y la Señorita Narcisa se ha ofrecido amablemente a acompañarme ¿ves? Todo está bien.
Draco podía notar el cariño entre el elfo y la madre de Theo, pero, a juzgar por la expresión de su amigo, el pelinegro no conocía al elfo, o al menos no le tenía cariño particular. El elfo parecía considerar a la mujer como el ser más importante del planeta. Pero, luego de conocer a Dobby, Draco estaba seguro de que era más que solo el hecho de que ella lo tratase bien.
El elfo tomó las manos de ambas mujeres, que le sonrieron a su vez, antes de que la habitación desapareciera con un sonoro crack. En un abrir y cerrar de ojos se encontraron en la habitación privada de un hospital. Un hospital muggle, si las varias máquinas al lado de la camilla eran un indicio. Sin embargo, las máquinas emitían luces y sonidos como si estuvieran conectadas, aunque no había ocupante alguno en la cama.
—¿Qué…? —empezó Draco, pero al voltear, al tiempo que su madre entendió lo que pasaba.
Kaenni se había cambiado a una sencilla bata de hospital, y se subía con cuidado a la camilla, ayudada por el elfo.
—Nippy, puedes retirarte—dijo Kaenni con dulzura:—cuando Narcisa esté lista para irse te llamaré de nuevo.
La mano de Theo apretó la de Draco con fuerza, cuando la pelinegra empezó a tararear mientras se conectaba a las máquinas de monitoreo: —Yo conozco esa canción… ¿cómo iba? Let the night sky be my starry roof and the moon my only light…
Pero la canción fue interrumpida por la voz de Narcisa: —¿Por qué estarían Draco y Theo en peligro?
—¿Por qué estaría cualquier niño mágico en peligro en este momento?—preguntó ella, ladeando la cabeza:—te daré una pista; toma lo que quiere sin preguntar, aplasta cualquier cosa a su paso y tiene una sed de poder devastadora.
Draco se estremeció al mismo tiempo que su mamá; no sabía mucho de historia, y su padre no era particularmente abierto sobre los temas que rondaban al mago tenebroso que había estado aterrorizando el Reino Unido cuando Draco había nacido, pero no era difícil imaginar que la mujer hablaba de eso.
—El Señor Tenebroso no lastimaría a los hijos de sus mortífagos, no tendría por qué—dijo Narcisa con firmeza, a lo que la otra mujer, ya acomodada entre las almohadas en la camilla alzó una ceja.
—No pareces recordar la mala fortuna de tu propio primo; valiente, astuto, pero también poco previsor…
Draco sintió la garganta seca, y su corazón detenerse ¿mortífagos? ¿Qué?
—¿Qué sabes tú de eso?
Sabía que debería estar poniendo más cuidado a lo que decían pero. ¿Mortífagos? ¿Sus padres habían sido mortífagos?
—Se que su alma se encuentra en paz, en un lugar bastante…cómodo—Kaenni se encogió de hombros:—también sé que tu hijo no terminaría ahí de perecer, y que cualquier destino que tu Señor decida reservarle va a ser peor que cualquier muerte que los monstruos puedan darle .
—Draco, respira—La voz de Percy hizo que Draco notara que estaba hiperventilando y temblando. Su mejor amigo lo había abrazado por la espalda, y le susurraba que todo iba a estar bien, mientras le acariciaba el cabello con una mano. Theo le sostenía la mano con fuerza, aunque no lo mirara. Y Nico. Nico no parecía entender qué ocurría, pero también le estaba dando palmaditas en el brazo, a modo de consuelo.
Draco sintió las lágrimas bajar por su ojos gruesas, mientras su respiración se tranquilizaba. Y le costó darse cuenta de que, en el tiempo en que había tenido una pequeña crisis, su madre no había hecho más que apretar los puños y dejar caer un par de gruesas lágrimas de impotencia.
—En estas épocas es usualmente Odín el que decide dar a los mortales alguna bendición o algo para ayudarles en su viaje— el silencio fue rotó por Kaenni, quien se reacomodó en las almohadas y tomando un libro de la mesita al otro lado de la cama:—pero supongo que puedo tomar yo esa tarea una vez ¿no te parece, Narcisa Black?
—¿A qué te refieres?—Narcisa preguntó, notándose algo confundida por el súbito cambio de tema.
—Los… Seres como nosotros tienden a vivir muchas generaciones—Kaenni pasó una de las páginas del libro:—mucho tiempo equivale a mucha experiencia… Si mal no estoy, hay un ser entre los tuyos que se encarga de compartir esa experiencia con los pequeños vástagos de los dioses… Debe encontrarse en Norte América, después de todo, los estadounidenses son tan ególatras como el propio rey de tus dioses.
Draco, Theo, Nico y Percy ladearon la cabeza confundidos por las palabras de la de ojos rojizos.
Sin embargo, antes de que Narcisa pudiera hacer alguna pregunta, Kaenni chasqueó los dedos y el elfo de la familia Nott apareció a su lado y se la llevó de vuelta a la Mansión Malfoy.
Y con eso los cuatro chicos fueron expulsados del pensadero.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustase y que ya tengan una idea de quién puede ser la madre de Theo.
Chapter 43: Draco descubre cosas que no quería saber
Summary:
La vida de Draco se pone de cabeza una vez más, pero la verdad, ya debería acostumbrarse.
Notes:
Espero les guste este capítulo, se ha dado todo para traerles semana a semana los desastres que son las vidas de mi Draco y mi Percy~
Muchísimas gracias a mis betas Anto por acolitarme las maricadas y acompañarme a molestar con Not-Tartaglia, a Satanás por meterme en este embrollo y a Gabs por ser el sol de mis días y la luna de mis noches.
Muchísimas gracias a todos los que comentan, dan likes y bookmarquean porque me dan ganas de seguir escribiendo y publicando.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
42. Draco descubre cosas que no quería saber
—Voy a extrañarlos muchísimo—dijo Draco, abrazando con fuerza a Percy y a Sally. Su familia (que lo eran, aun si no era de sangre) lo abrazó de vuelta con la misma fuerza.
—Nos veremos pronto—prometió Percy, removiéndole el cabello a Draco.
—Te esperaremos para el verano—añadió Sally, dándole un besito en la frente: —pórtate bien y cuídate mucho.
Draco asintió:—ustedes también cuídense, por favor.
—El traslador sale en cinco minutos— dijo un funcionario del ministerio y el rubio menor hizo una mueca.
Sally y Percy lo miraron con algo de tristeza antes de dar la vuelta para seguir al funcionario de relaciones internacionales. Pero antes de que pudieran irse, Draco les tomó la mano.
—Los amo mucho— dijo el rubio con firmeza, con pequeñas lágrimas amenazando con querer desbordarse de sus ojos. Sally lo abrazó y besó otra vez, sollozando pasito. Y Percy lo miró con preocupación.
Draco sabía que Percy iba a estar preocupadisimo todo el rato; después de lo del pensadero Draco se había ido a su cuarto a encerrarse diciendo que estaba cansado. La verdad era que la revelación, de que sus padres habían sido activamente magos tenebrosos, lo había dejado bastante mal. Pero no había querido hablar más del tema mientras Sally y Percy estaban en casa.
Luego. Se decía. Luego, cuando estemos solo nosotros.
Porque ellos no tenían porqué saber que su padre había cazado muggles, como ellos, y los había torturado.
No.
No aún, al menos.
Dependiendo de que dijera su padre, hablarían de eso.
Dependiendo de que dijera el rubio mayor, Draco decidiría si seguir viviendo con él, o volver permanentemente a la Casa Jackson. Si lo recibían.
¿Lo recibirían sabiendo que es hijo del equivalente a los soldados Nazis mágicos?
Draco no quería pensar en ello.
—¿Estás bien, Draco? —preguntó Lucius, sonriéndole a su hijo. Pero Draco no fue capaz de sonreírle de vuelta, y en su lugar simplemente negó con la cabeza. El rubio menor ignoró la mano que su padre le ofreció, y decidió simplemente caminar a su lado.
Los dos se mantuvieron en silencio, con un metro o algo de distancia entre ambos hasta que llegaron a la Sala de Apariciones, donde Draco tomó a Lucius renuentemente del brazo para poder hacer una aparición conjunta hasta la Mansión.
—¿Estás bien, Draco? —preguntó una vez más el rubio mayor, una vez hubieron tocado tierra: —Si quisieras descansar…
—¿Cuándo ibas a decirme que eras un mortífago? —espetó Draco, interrumpiendo al mayor. No quería escucharlo ser razonable y atento, cuando la idea de que él activamente había participado en cosas horribles era algo tan real.
La expresión de Lucius se agrió: —Creo que cuando te expliqué sobre El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado te dije…
—Me dijiste que eran simpatizantes—siseó Draco, enojado: —hay una diferencia muy grande entre decir “oye si, me gustan sus ideas” y decir “voy a matar por sus ideas” ¿Mataste a alguien, Padre? ¿Mataste a alguien en nombre de ese… tipo?
Lucius no respondió, pero no hacía falta. Su expresión lo decía todo. Draco sentía ganas de vomitar.
—¿No vas a decir nada? —exigió Draco, sintiendo que varias lágrimas bajaban por sus mejillas: —¿No vas a defenderte?
—No hay defensa para lo que hice—respondió Lucius, con firmeza, suspirando: —podría ponerte excusas, diciendo que fui criado para poner la pureza de la sangre por encima de lo demás, que creí que lo que hacía era lo correcto para nuestra sociedad, pero nada de eso va a cambiar la verdad; torturé y maté personas en nombre de un lunático que quería dominar el mundo —Lucius hizo una mueca, desviando la mirada: —además, ninguna excusa que te de va a hacer que dejes de mirarme con esa expresión de traición y asco ¿verdad?
Draco apretó los puños: —No… Ninguna excusa lo hará.
Lucius suspiró otra vez, y volvió a mirar a Draco, casi suplicante: —No puedo justificar mis acciones en el pasado, pero… Draco, debes saber que he cambiado, que ya no creo en todo eso; te he permitido traer tus cosas muggles a la casa, tuve a tu madre adoptiva en mi mesa ¿no es eso prueba de que no soy el mismo que aceptó la marca?
El rubio menor desvió la mirada. En teoría, si. Debían ser pruebas de que la persona frente a si no era el mismo hombre predispuesto que era antes ¿no? Que había reflexionado y cambiado, pero… ¿Una persona realmente podía cambiar tanto?
A su mente vino una imagen de Luke; el Luke que lo había apoyado en sus primeras semanas en el campamento, que le había enseñado a tomar la lanza, que cuidaba a todos los mestizos sin importar su herencia.
Y luego el Luke que estaba planeando destruir el campamento y matar a todos los semidioses que no lo apoyaran.
Las personas podían cambiar mucho en muy poco tiempo.
Tal vez Lucius había tenido suficiente tiempo para cambiar.
O tal vez sólo quiere hacerte creer que es diferente, para que lo aceptes y lo quieras… Puede estar manipulándote ¿no es un Slytherin? ¿No se supone que los Slytherin usan cualquier medio para lograr sus objetivos?
Draco sentía muchas náuseas.
—Me gustaría retirarme a mi cuarto un momento—dijo Draco finalmente, al cabo de un rato.
Lucius asintió: —Entiendo, espero que me des la oportunidad de mostrarte que ya no soy esa persona… y…—Lucius se mordió el labio: —me gustaría ser más honesto contigo, así que si tienes cualquier duda o si quieres saber más sobre lo que pasaba en ese tiempo, te responderé todo ¿de acuerdo?
Draco asintió, pero no se sentía muy convencido. Ahora sólo quería hacerse bolita en la cama y llorar.
🙟✦🙝
—Estamos fingiendo que está bien que tu padre te mintiera—Percy no estaba preguntando, y Draco tampoco estaba negando. El rubio parecía bastante incómodo con todo eso, pero Percy no podía culparlo. Si Lucius había sido de esas personas que torturaban gente como su mamá, no le sorprendía que Draco estuviera mal.
Habían convivido al menos 5 días con esa persona, en su casa. Pudieron estar en peligro.
Si, Percy entendía por qué Draco estaba nervioso y molesto.
—No sé que hacer, Percy—dijo Draco finalmente, mirándose las manos: —parte de mi se siente estúpido por no notar que cuando dijo “simpatizantes” se refería a ser uno de ellos… Parte de mi quiere perdonarlo porque parece que ha cambiado… Parte de mi me dice que sólo lo hace para que baje la guardia y ya no sé.
—¿Que bajes la guardia para qué?
—No lo sé…—Draco negó con la cabeza: —Solo lo pensé y ahora no me lo saco de la cabeza.
—¿Y qué más ha hecho?
—Me ha explicado cosas, cosas que pasaron antes de que yo naciera…
—Horribles, me imagino.
—En efecto.
—¿Y te hace sentir mejor o peor que te lo diga? —Draco frunció el entrecejo ante esto, y Percy se mordió el labio antes de explicar: —porque mira, por un lado está siendo honesto, así que se le puede valer un poco… Pero por otro lado, si eso te incomoda y no puedes perdonar o hacer las paces con lo que hizo… pues no es tu obligación.
Draco lo miró como si le hubiera salido otra cabeza, y Percy se removió incómodo. El rubio asintió, frunciendo el entrecejo: —Eso que dices es muy lógico…Debería pensarlo.
Percy sonrió y agradeció en su fuero interno a annabeth por ser tan lista: —eso, dale un poco de tiempo; igual dentro de poco vuelves a la escuela ¿no? Si sientes que pueden trabajarlo, lo intentas, si no, mamá y yo te recibimos acá en casa.
—Percy ¿te he dicho que te amo? —Draco preguntó, honesto e intenso, y Percy sintió que sus mejillas se sonrojaban un poco.
—¿Cómo no quererme? —replicó casi balbuceando, a lo que Draco rió y le guiñó un ojo.
—Eres el mejor, Percy—dijo Draco, sonriéndole: —Mañana te digo qué tal me va pensando en esto.
—Dale— Percy asintió y vio como el espejismo de desvanecía. Su corazón había dado un brinquito al escuchar las palabras de Draco, pero debía ser normal ¿no? Que tu corazón brincara luego de que alguien que quieres te dijera que te ama.
Si, eso debía ser.
🙟✦🙝
Draco miró sorprendido a su alrededor; esa biblioteca era inmensa, incluso más grande que la de Nueva York. Sentía que iba a estallar de emoción mirando todos los libros frente a sí.
—Recuerda que puedes tomar cinco para llevarte, y devolverlos con la bibliotecaria en Hogwarts—le recordó Lucius, dándole un toque incómodo en el hombro.Draco se tensó un poco, pero asintió levemente.
—¿Yo también puedo sacar algún libro? —preguntó Nico, mirando a Lucius con ojitos suplicantes.
—Por supuesto, déjame te acompaño a buscar—Lucius le sonrió a Nico, y luego miró a Draco: —vamos a estar en la sección de allá, si necesitas algo.
—Iré si hace falta—aseguró Draco, desviando la mirada, incómodo. Todavía no sabía que pensar, pero valoraba que el mayor le diera su espacio y le permitiera formar sus propias opiniones. Como ahora, que lo había traído la única biblioteca pública de los magos para que revisara información sobre esa época.
No que eso fuera lo que Draco iba a hacer.
De pronto.
Pero primero, si esta biblioteca era así de grande, algo debía tener sobre vínculos ¿No? Aún si investigar vínculos y cómo se hacían era un tabú, tal vez ver sus consecuencias no lo era. O tal vez habría información sobre almas gemelas, y eso era algo lo suficientemente cercano para empezar a extrapolar.
ASí que Draco se metió entre las estanterías, buscando libros que podrían servirle. Descubrió una estantería completa en la sección de teoría mágica dedicada a almas gemelas y cómo estaban destinadas.
La idea de que había sido el destino lo que lo había juntado con Percy (y con Annabeth) le daba algo de calorcito. Draco tomó un libro grueso, que parecía tener que ver con lo que buscaba, y comenzó a ojearlo. Minutos después tenía el brazo lleno de notas de referencias a otros libros, y saltaba de sección en sección de la biblioteca buscándolas.
—Que bonita— las palabras salieron de la boca de Draco sin querer, cuando sus ojos se posaron sobre una chica de cabello negro corto que leía tranquilamente en una de las mesas pasando el librero que él había estado revisando. La mujer alzó la mirada y Draco sintió un escalofrío cuando los ojos verdes lo miraron.
—L-lo siento—se apresuró a decir el rubio, aferrándose al libro sobre almas gemelas que había encontrado: —D-debes estar muy cansada de que hombres al azar te estén diciendo lo linda que eres. Debe ser incómodo.
—¿Por qué sería incómodo? —preguntó ella, sonriendo de lado. Draco se mordió el labio suavemente, si le gustaran las chicas, seguro su corazón habría dado brincos.
—Mi mamá me dijo que las chicas se arreglan para ellas mismas, no para que chicos en la calle les digan cosas—Draco se apresuró a explicar, haciendo una mueca al notar lo infantil que sonaba eso: —Y que a veces esos comentarios las hacen sentir inseguras y en peligro.
—Tu madre es muy sabia—dijo la mujer asintiendo con la cabeza con suavidad. Su cabello se veía muy suave y el estilo despreocupado con el que lo llevaba le recordaba al de Yesung, que lindo.
Draco asintió a su vez, desviando la mirada hacia la mesa, donde había un volumen grueso abierto. Las uñas perfectamente manicuradas reposaban sobre una palabra. Oh no: —L-lamento haberte interrumpido. V-voy a seguir con mi camino.
—Tú también estás leyendo sobre almas gemelas—apuntó la mujer, bajando los ojos hacia el libro que Draco tenía agarrado con tanta fuerza que sus nudillos se habían tornado blancos: —¿Te interesa ese tema?
Draco asintió sonriendo: —estoy investigando sobre almas gemelas y el destino.
Los ojos de la mujer brillaron y su sonrisa se ensanchó: —Yo sé mucho del tema ¿sabes? Podría responderte preguntas, si quieres.
—¿De verdad? —Draco no estaba muy acostumbrado a que la gente ofreciera explicaciones por la bondad de su corazón (Theo le explicaba cosas porque su padre le había dicho, y Snape porque Lucius lo había instado), así que eso era algo novedoso y que le llenaba el corazón de calidez: —No quisiera molestarla.
—No te preocupes, me encanta hablar de estos temas—la mujer extendió su mano hacia la silla frente a ella, cerca a Draco, la cual se movió para permitirle sentarse. Draco se sentó con algo de nervios y puso su libro sobre la mesa: —¿Qué has averiguado del tema?
—Parece que las almas gemelas existen, pero son muy escasas—comentó Draco, revisando la nota en su muñeca para abrir el libro en la página que citaba el otro que había estado leyendo: —aunque la gente no está muy segura de si son almas gemelas por destino o si esos vínculos se crean.
—Las almas gemelas—la mujer parecía saborear el concepto, mientras tomaba un marcapáginas con el dibujo de una paloma y lo ponía en el libro: —hay muy pocas almas gemelas verdaderas en el mundo; hay quien dice que no han habido dos personas que encajen en esa descripción desde Aquiles y Patroclo, por supuesto, las ha habido, pero las personas no quieren oir de Anthony y A.Z, que se enamoraron y pasaron sus últimos días juntos en una librería… O de Chrissy y Eddie que solo se hablaron una vez antes de sus trágicas partidas. No, la gente quiere historias largas y dramáticas de almas gemelas, donde casi, casi pueden estar juntos…
—Así que han habido más después de ellos—musitó Draco, mirándose las manos. Claro, la maldición de Patroclo era algo difícil de investigar, pero era algo que existía y al parecer pasaba cada cierto tiempo: —y esas almas gemelas… ¿Son destinadas?
—Depende—la mujer suspiró: —las mejores sí, por supuesto; están unidas por un pequeño hilo que atraviesa tiempo y espacio… Algunas, muy pocas, la verdad, se crean por fuerza de voluntad —la de pelo negro se acomodó un mechón detrás de la oreja: —pero para conseguir un alma gemela así tienes que esforzarte mucho y entregar demasiado de tu vida por la otra persona ¿sabes? Es un amor demasiado desinteresado y puro, como pocos.
—¿Qué tanto? —A Draco le daba curiosidad ¿Qué tanto tendría que hacer para tener algo así con alguien? Sonaba muy romántico.
—Tendrías que darlo todo, pequeño—la mujer hizo una sonrisa triste: —dar tu vida por la de la otra persona, tus convicciones por las suyas, sin esperar nunca encontrarse en la mitad, ni recibir nada a cambio.
Ya no sonaba tan romántico, sino más bien auto destructivo. Draco se mordió el labio antes de “cambiar” de tema:—Y… ¿Y qué hay de las destinadas? ¿Hay forma de saber si uno tiene una?
La sonrisa de la mujer se ensanchó, mientras llevaba un dedo a sus labios y daba un par de golpecitos a su labio inferior. Ese gesto se le hacía conocido y muy tierno. Le gustaba.
—Si tuvieras uno de los dones que tienen los magos—comentó ella, como pensativa: —de ver auras o el de la Vista, en teoría podrías ver los pequeños hilos que nos unen a todos, y verías uno que todos tienen, rojo.
—¿A todos?
—El destino es una gran Tela de la cual todos deberíamos hacer parte.
—¿Y si alguien no hiciera parte?
—No digas tonterías—la mujer replicó risueña:—todos estamos unidos por amor, así sea por un instante.
Draco sintió un calorcito en el pecho. ¿Sería cierto? ¿Podría ser que él hiciera parte de las cosas así fuera por un momento nada más por amar a una persona?
La idea se le antojaba al mismo tiempo aterradora y hermosa.
🙟✦🙝
—Ay que bueno es volver—suspiró Draco, estirándose en el asiento en el vagón que habían escogido y acostándose para apoyar la cabeza en el regazo de Neville, quien le sonrió y le acarició el cabello, sin dejar de revisar su libro de herbología.
Lavender rio bajito viéndolos, mientras Theo y Daphne rodaban los ojos.
—¿No te preocupa que vaya a reflejar algo malo, Longbottom? —preguntó Daphne, echando una mirada hacia afuera. Theo había visto a varios Gryffindor hacer una mueca cuando Neville aceptó entrar en el vagón a petición de Draco.
Neville ladeó la cabeza y se encogió de hombros: —No me importa lo que piensen; yo sé que Draco es una gran persona.
Draco fingía dormir (muy mal, si le preguntaban a Theo), y sus mejillas se habían sonrojado un poco ante el comentario.
—Uno no lo esperaría, la verdad—comentó Lavender, pensativa: —Draco no se ve particularmente fácil de tratar y siempre hace unos comentarios muy salidos de lugar.
—Es parte de su encanto—Daphne se encogió de hombros.
—Además habla poquito porque no quiere que se le note el acento—Theo añadió, sonriendo malicioso. Ante esto, Neville cerró su libro, mirando hacia abajo con curiosidad. Draco estaba tratando de mantener un rostro sereno.
—¿Acento?
—De Nueva York.
Lavender aplaudió, dándose cuenta de algo: —¡Claro! Como el de Percy ¿No? Ugh, con razón no habla tanto.
—El acento de Percy es lindo—siseó Draco, abriendo los ojos molesto. Para luego darse cuenta de que 1. Lo había dicho en un muy marcado acento neoyorquino, 2. Había puesto en evidencia que no estaba dormido, y 3. Todos lo miraban divertidos.
—Pues no suena mal—comentó Neville, después de reir bajito: —no es algo a lo que estemos acostumbrados, pero no está mal.
Draco hizo un puchero: —Padre dijo que era horrible…
—La verdad es que hay momentos en los que no sé de qué hablas—confesó Theo, encogiéndose de hombros: —sobre todo cuando hablas rápido.
Daphne suspiró aliviada: —pensaba que sólo a mí me pasaba.
Draco la miró como si acabara de clavarle un puñal en el pecho. De hecho, se puso las manos en el pecho con fuerza y soltó un quejido, dramático como siempre: —mis propios amigos no entienden lo que digo.
Neville soltó una carcajada ante el exagerado acento que Draco puso, antes de jalarlo para darle un besito en la mejilla: —no, te preocupes, Draco, así no te entendamos, te queremos.
Theo vio con sorpresa como todo el drama de Draco se deshacía en una sonrisa boba por el beso en su mejilla, y el rubio se abrazaba al Gryffindor musitando algo de que estaba bien si lo querían.
—Han domado a la bestia—Lavender hizo cara de susto y Draco le lanzó una rana de chocolate a la cabeza.
Neville y Daphne rieron al unísono, y Theo no pudo evitar pensar que a lo mejor el Gryffindor no era tan malo. Para ser un Gryffindor al menos.
—¿Cómo te terminó de ir luego del baile? —preguntó Daphne al cabo de un rato: —Te sentías mal ¿no? ¿Qué te pasó?
Draco se tensó y Theo frunció el entrecejo. ¿Cómo era que Daphne se acordaba? ¿No había movido bien la Niebla? Pero si hasta Lavender le había ayudado. Imposible que entre dos hijos de la magia no pudieran ocultar que Draco había desaparecido un rato ¿no?
—Estaba preocupado por una amiga que estaba… Delicada de salud—Draco respondió simplemente: —pero ese día más tarde me llegaron noticias de que se mejoró.
—Ah, si lo mencionaste—Neville asintió, pensativo: —¿Qué fue lo que le pasó?
—Le cayó el mundo encima—Draco respondió, con seriedad. Theo lo fulminó con la mirada y Lavender se tensó. Pero tanto Daphne como Neville simplemente resoplaron ante eso.
—¿Así de fuerte fue la caída? —preguntó Neville, ladeando la cabeza: —o… ¿O la atropelló algo?
Draco hizo un gesto y un ruido evasivo, y Daphne asintió, pensativa: —Y los… ¿Cómo les dicen? ¿ médicos ? ¿No tuvieron problemas sin magia?
Draco negó con la cabeza: —Ya está bien; ya corre tras de Percy para golpearle por idiota.
Lavender soltó una carcajada, probablemente por la imagen mental de Annabeth persiguiendo a Percy (lo cual no era muy descabellado, la verdad), y Theo rió por lo bajo.
—¿Sabe Percy que hablas así de él? —Lavender preguntó, fingiendo indignación en nombre del ojiverde.
—Oye si—Neville frunció en entrecejo: —¿Sabe Percy que estás enamorado de él?
El vagón se quedó en silencio.
Draco se levantó del regazo de Neville y lo miró intensamente. El rubio abrió la boca para decir algo, luego la cerró, la volvió a abrir, frunció el entrecejo, la volvió a cerrar e hizo un puchero.
—¿A qué deidad ofendí para que mi novio me haga caer en cuenta que me gusta mi mejor amigo? —preguntó Draco finalmente, mortificado, antes de hacerse bolita.
Neville le dio un par de palmaditas en la espalda: —No te preocupes, está bien.
—¿Lo está? —Draco preguntó, evidentemente molesto (No que Theo pudiera culparlo): —¿No te dan celos?
—¿Por qué me darían celos? —Neville preguntó a su vez, ladeando la cabeza: —Es obvio que lo quieres, pero el cariño que le tienes a él es diferente al que me tienes a mi, o que el que le tienes a Theo, Daphne o Lavender…
De verdad que los Gryffindor eran cosa seria. Theo miró a Daphne, que parecía tan confundida como él, y luego a Lavender que los miraba extrañada y casi ofendida. Bueno, al parecer no era cosa de Gryffindors.
—¿No te molesta? —La voz de Draco era chiquita, y Theo sintió que a lo mejor ellos no debían ser parte de la conversación. Y estaba a punto de darles algo de privacidad con la Niebla cuando Neville respondió.
—¿Por qué me molestaría? Si tú decidiste que querías cortejarme a mi y no a él—Neville replicó, con una enorme sonrisa.
UN MOMENTO. ¿CÓMO?
—¿¡Cortejar!? —Theo, Lavender y Daphne saltaron sorprendidos, y Draco sobresaltó tanto que se tensó sobre su asiento, su mano sobre el brazalete. Esta desgracia ¿de verdad iba a pelear contra ellos por eso?
No que se fuera a salvar de las preguntas de las dos chicas, no. No había monstruo que salvara a los tres chicos de la miríada de preguntas y chillidos de ambas chicas preguntando por el cortejo de esos dos.
¿Era muy tarde para arrepentirse de ser el segundo mejor amigo de Draco?
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustase~
Muchísimas gracias por leer~
Chapter 44: Draco hace un amigo vivo y uno muerto
Summary:
Draco tiene dos (tres?) encontronazos con personas curiosas.
Notes:
Muchas gracias a todos por estar leyendo :3
Quería decirles que estoy trabajando en otro proyectito al tiempo pero que no os preocupéis, por ahora, no va a atrasar ni cambiar la forma en la que publico este fanfic :3
Muchísimas gracias a mis betas hermoses por acolitarme las maricadas; Satanás, que aparece de vez en cuando pero apoya los desmadres, Anto que me sigue la cuerda siempre y siempre tiene maravillosas ideas, y Gabs, que es el sol de mis días, la luna de mis noches, el viento de mis alas.
Y un shoutout especial a Sebas por ser el más fan del draville e insistirme tanto en que los deje juntos. No que vaya a cambiar que drarry es endgame, pero me divierte mucho su fanatismo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
43. Draco hace un amigo vivo y uno muerto
Draco iba tarareando tranquilamente Cosmos mientras bajaba las escaleras del dormitorio rumbo a la sala común, cuando Blaise lo detuvo en la mitad.
—Draco
—Blaise
—Ya sé que dije que no vi nada, pero quiero saber quien era esa chica—Blaise dijo, cruzándose de brazos. Draco suspiró, lamentando su suerte ¿Por qué tenía que haberlos visto Blaise?
—Ella es… Una amiga—Draco musitó y notó la ceja levantada de Blaise. Vale, que Thalía no era amiga suya pero ¿Cómo explicaba lo del campamento sin explicar lo del campamento? Nada, confiar en que pudiera mentir: —la verdad, no me llevo muy bien con ella, y estábamos discutiendo y nos perdimos y traté de usar el traslador de emergencia para volver a la Mansión pero me equivoqué y terminamos aquí.
Blaise se rio por lo bajo, evidentemente divertido por la situación: —Va, esas cosas definitivamente sólo te pasan a ti; la próxima vez, llama a tu elfo para que los lleve de regreso.
Draco asintió, golpeándose mentalmente por no pensarlo: —Lo tendré en cuenta, gracias.
—También, trata de no quedarte a solas con alguien de esa forma—añadió Blaise, pasándole el brazo por los hombros, para empezara a caminar con él escaleras abajo: —Ahora que estás cortejando a Longbottom, cualquiera de los chismosos podría usar eso en tu contra. Menos mal te vimos Crabbe, Goyle y yo, y esos dos ni se acordaban ya.
Draco suspiró algo aliviado, antes de fruncir el entrecejo: —¿Todo el mundo sabe que estoy saliendo con Neville?
—Pues—Blaise se encogió de hombros: —ese tipo de información viaja rápido, la verdad. Pero no creo que vaya más allá de nuestra casa a menos de que vayas por ahí diciéndolo o demostrándolo.
Draco hizo una mueca. No quería ocultar su relación con Neville, pero tampoco quería crearle problemas, en especial con todo lo que estaba pasando con el “Heredero de Slytherin”.
Tendría que hablarlo con el Gryffindor después.
—Oye, a todas estas ¿Supiste lo de Potter?—Blaise sonrió de lado y Draco lo miró ladeando la cabeza. Blaise se inclinó para susurrarle al oído: —Todos dicen que es el Heredero de Slytherin porque habla pársel.
Draco frunció el entrecejo: —¿Pársel?
—Significa que habla con las serpientes—apuntó Theo, que estaba de pie al lado de la entrada a la Sala Común, evidentemente esperándolos. A su lado estaban Daphne, Millicent y Pansy, comentando sobre sus respectivas vacaciones.
—Asumo que solo Slytherin y sus descendientes lo hacen—comentó Draco, haciendo una pequeña mueca: —¿Es de esos dones de Lady Magia?
—Si—Pansy se apresuró a asentir: —De hecho, es uno de los pocos dones de Lady Magia que son muy conocidos, dado que la mayoría de familias guardan sus dones en secreto y sólo comparten la información con la rama principal.
—Eso es más que todo porque solo la rama principal tiende a heredarlos—añadió Millicent, con una pequeña sonrisa: —Mi madre dice que esa es la razón por la que se prefiere que los herederos no se casen con otros herederos; para mantener siempre una rama con el don de la familia.
Draco ladeó la cabeza confundido: —Pero si igual se casan con otro hijo de otra familia con un don, ¿entonces no tendría ambos dones?
—No necesariamente— Daphne intervino: —en muchos casos, para mantener el don, se hace que la magia de una familia adopte al cónyuge y que así el don siga.
—¿No sería incesto mágico? —Draco preguntó haciendo una mueca.
—Pues es mejor que la alternativa —replicó Millicent, haciendo una mueca a su vez.
—Ugh sí—convino Pansy, haciendo gesto de asco: —Porque entonces habría que buscar un sangre sucia o algo para que no manchara la magia familiar. Pero entonces la línea de sangre quedaría arruinada.
Draco se tensó, pero la mano de Theo en su brazo lo hizo detenerse. Draco miró mal a Theo, que simplemente negó con la cabeza.
—¿Pasa algo, Draco? —Preguntó Pansy, que al parecer notó la interacción entre ambos chicos. Theo volvió a negar con la cabeza, pero Draco se cruzó de brazos.
—Que me parece muy desagradable la forma en la que hablas de los hijos de muggles—replicó Draco, en tono alto, haciendo que otros Slytherin que iban saliendo también de la Sala Común voltearan a mirarlos: —Porque 1. Nadie tiene la culpa de las circunstancias de su nacimiento y 2. Que tus padres ambos sean magos no te hace mejor. Si así fuera, Granger no te ganaría en notas.
—No sé que estupidez te enseñaron en Estados Unidos—intervino Pucey, que pasaba por ahí, mirando a Draco con displicencia: —Pero los magos somos mejores que los muggles, duélale a quien le duela.
Draco se volteó para espetarle que eso no era cierto, cuando notó una figura caminando. Una figura que se le hacía conocida y que al verlo se llevó un dedo a los labios. Draco sintió un escalofrío, pero cuando parpadeó ya no estaba ahí.
—Vamos, Draco—Theo le instó, tomándolo del brazo para hacerlo rodear a Pucey y seguir caminando: —Déjalo así, sabes que discutir fuera de las mazmorras está prohibido.
Pero Draco ya no estaba pensando en lo que Pucey había dicho. Ahora pensaba en que le parecía mucho haber visto al chico raro, ese que había estado acosando a su padre durante el verano. Draco se sentía inquieto, y luego de notar en la clase de pociones que Granger no estaba por ahí, el pánico lo lleno ¿Otro ataque? ¿Estaría todo conectado?
Esa noche Draco se escabulló a la enfermería, en forma de hurón, sólo para comprobar si la castaña había sido petrificada.
Draco dio un pequeño salto para subirse a la primera camilla, y miró intensamente al pobre chico Creevey. Luego saltó a la mesita de noche y de ahí a la segunda cama. Paso con cuidado por debajo del cuerpo flotante de Nick casi Decapitado, acto seguido saltó a la cama vacía del lado y subió a la mesita de noche, haciendo camino hacia la única cama con cortinas.
Draco había decidido solo asomarse, a confirmar sus sospechas.
No había esperado encontrarse con una cara peluda, metida entre un libro.
—Oh, hola amiguito—saludó la cosa peluda, con una voz que Draco más o menos recordaba. La persona cerró el libro y lo puso a un lado, antes de ofrecerle una mano a Draco: —¿Qué haces aquí? ¿Eres la mascota de alguien?
Draco acercó la patita a la mano de la persona y la tocó con algo de nerviosismo. No olía a magia negra, así que Draco se calmó un poco. Puso la otra patita y se aupó para quedar sobre la mano de la persona.
—Que lindo—dijo ella, acariciándole la cabeza con cuidado. Y Draco ladeó un poco la cabeza; la voz le sonaba muchísimo, pero no era capaz de saber por qué. La chica siguió acariciándole la cabeza y la nariz, aunque ahora parecía estar pensando (aunque Draco no estaba seguro de su expresión, dada la cantidad de pelo en su rostro): —No sabía que los hurones eran parte de las mascotas permitidas; creí que solo eran búhos, gatos o sapos, pero tendría que revisar la carta para confirmarlo.
¡Claro! Draco dio un saltito y trató de mirar mejor el rostro de la chica. Tenía que ser. ¿No? Era Granger ¡Tenía que ser! ¿Cómo terminó así? Draco estaba muy confundido, pero al parecer a la castaña le parecía demasiado adorable su actitud.
Lo importante era que no había sido petrificada, y que al parecer nadie después del fantasma lo había sido. Tal vez, la persona culpable había dejado de hacer cosas… O tal vez se había ido de vacaciones de invierno.
Luego estaba lo que había visto.
¿Por qué Draco había saltado a conclusiones de esa forma?
A lo mejor, había sido su mente jugándole bromas lo de ver al chico misterioso.
—Eres muy bien portado, cosita—la voz de la castaña lo sacó de su ensimismamiento. Verdad que estaba fingiendo ser un hurón mascota en sus manos. Hizo un ruidito y saltó de las manos de la castaña a sus piernas y la miró una última vez antes de saltar de la cama y huir de regreso a las mazmorras.
🙟✦🙝
—Malfoy— llamó una voz que Draco no reconoció. Al voltear a ver quién venía detrás en el pasillo vio a un Ravenclaw, que sujetaba sus libros con fuerza: — ¿puedo hablar contigo?
—Claro—Draco asintió, antes de mirar a Daphne y a Pansy, que asintieron y avanzaron por el pasillo, dejándolos solos.
Draco se acercó al chico, y le sonrió amigablemente: —¿Qué ocurre, ehmm…?
—Goldstein, Anthony—se apresuró a llenar el chico, con expresión tranquila: —No te preocupes, no es como si hubiéramos interactuado mucho.
—Si, Goldstein, lo siento—Draco miró intensamente al chico, que aunque tranquilo parecía algo molesto con él: —¿Qué necesitas?
—Mi padrino te envía esto—el chico le alcanzó una carta en un sobre blanco. Ah. Seguro no le gustaba ser mensajero: —fue muy explícito con que debía entregártelo en persona.
Draco confundido, aceptó la carta y miró con cuidado el sobre. Reconocía la letra con la que estaba escrito su nombre y la forma en la que había sido sellada:—oh ¿Tu padrino es Amos Kane?
—Si—Goldstein frunció el entrecejo y lo miró con sospecha: —¿De dónde se conocen?
—Oh él…—Draco no sabía qué tanto estaría bien que dijera: —Es amigo de mi padre y me estuvo ayudando con unas dudas que tenía.
Los ojos del Ravenclaw brillaron con algo que parecía envidia y finalidad:—Así que fuiste tú el que cogió de aprendiz en vez de a mi.
—Oh no, no soy su aprendiz—se apresuró a negar Draco, entendiendo que la molestia del chico no era sólo por ser tomado de lechuza: —no tengo el talento para su… tipo de magia.
—Oh, no te hagas—Goldstein negó con la cabeza, cruzando los brazos molesto: —si mi padrino te enseñó debes ser aprendiz de la Casa de la Vida.
—N-no realmente…—Draco negó a su vez, sintiéndose algo nervioso: —¿Tú sabes de la Casa de la vida?
El Ravenclaw rodó los ojos ante eso—Claro, soy de la sangre de los faraones igual que tú.
—Oh no, yo, ehm…—Draco debió asumirlo; los magos de la corriente egipcia debían ser como él pero de esas deidades ¿no?:— Yo no soy egipcio…
—Ah…—Goldstein lo miró extrañado, antes de fruncir el entrecejo y apuntarle con su varita: —¿eh?
—Mira, calma—Draco alzó las manos en señal de paz, antes de agarrarle la muñeca con firmeza. El chico había pasado de acusarlo a atacar demasiado rápido para el gusto del rubio:—no diré tu secreto si tú no dices el mío
—¿Qué? —espetó Goldstein, tratando de recuperar su mano del agarre del rubio: —¿Qué te enseñaron magia que no debías saber?
—¿Qué? —Draco sacudió la cabeza en negativa, esperando que el chico le permitiera hablar antes de decidir atacar otra vez: — No, no, Amos no me enseñó magia Egipcia.
—¿No? ¿Y entonces qué te enseñó? —Demandó Goldstein, enojado:—Debería reportarlos a la Casa-
—Me estaba enseñando a hacer magia sin varita y eso—Draco decidió ser honesto (al menos parcialmente) y explicarle un poco, con suerte eso lo calmaría.
—¿Qué? —Goldstein lo miró sorprendido, pero dejó de luchar por recuperar su mano, así que Draco continuó.
—Amos puede que no quisiera que nadie supiera que me entrenó, pero no era porque estuviera dándome secretos místicos de los suyos
—¿Te enseñó magia sin varita? —Goldstein repitió, casi sin creérselo. Draco le soltó la muñeca y suspiró bajito.
—Y trató de ayudarme uhm…—Draco probó con suavidad: —con un talento que tengo…
Los ojos del Ravenclaw se iluminaron, esta vez con curiosidad:—¿Un talento?
—Es que…—Draco hizo una mueca, pero ya el gato estaba fuera del saco:—No es un talento per se, porque la verdad es que solo veo cosas feas.
—Explícate— Goldstein ahora sonreía, bastante curioso.
—Que a veces veo cosas que podrían pasar
—¿Podrían?
—Muchas veces puedo evitar las cosas que veo.
Anthony frunció el entrecejo y le tomó la mano a Draco, volteándola para mirarle las líneas de la palma:—Interesante… ¿Qué tanto has investigado de eso?
—No mucho la verdad…— Draco frunció el entrecejo, mientras el chico revisaba las líneas de su mano, siguiéndolas con un dedo:—me he enfocado en otras cosas.
—¿Y te interesa? —El Ravenclaw lo miró, con una pequeña sonrisa.
—Sí—Draco tenía curiosidad por la expresión del chico.
—Veámonos en la biblioteca después de clases—fue más una orden que una petición, pero antes de que Draco pudiera decirle algo, el chico se fue.
Draco hizo una mueca pero se encogió de hombros; sería un problema para el Draco de después de clases.
🙟✦🙝
Lavender hizo una mueca al escuchar a Ron decir, por enésima vez, que creía que Draco era el heredero de Slytherin. La morena sabía que eso no era posible de ninguna manera; aún si Draco fuera descendiente de Slytherin, jamás lastimaría a los hijos de muggles porque sí.
Draco no creía en esas tonterías de sangre pura, además que no sería tan hipócrita como para perdurarlas.
Por su parte, Neville suspiró sonoramente, antes de voltearse en su mesa y mirar a Ron: —¿Por qué crees que es el heredero de Slytherin?
—Pues, porque es un Slytherin, sangre pura—Ron replicó: —también es muy desagradable y parece muy interesado en saber quiénes son los hijos de muggles de Hogwarts.
—La mayor parte de la Casa de Slytherin son sangre pura—apuntó Neville, con tranquilidad: —Y aunque lo fueran, Draco no habla pársel, por tanto no hay forma de que sea descendiente de Slytherin.
—¿Y cómo sabes tú eso? —siseó Ron, molesto.
Neville miró a Lavender, antes de enderezarse en su silla: —porque estoy cortejándolo.
Hermione y Harry fruncieron el entrecejo, confundidos por el comentario. Mientras Ron se puso pálido y varios otros Gryffindor voltearon a mirar. Bueno, si Draco lo hubiera quería mantener en secreto, no iba a pasar ya.
—¿Cortejándolo? —Harry preguntó, confundido por la reacción de la gente a su alrededor.
Parvati se asomó, sonriendo: —Es algo que los sangre pura hacen; es un rito largo de darse regalos y encontrarse en cenas y bailes, y que normalmente termina con matrimonio.
—No creo que nos casemos—Neville puntualizó de repente: —O al menos, no lo hacemos con ese fin… Sólo me gusta, le gusto y ya.
—Sigo sin entender cómo eso lo exonera—musitó Harry, con una mueca.
—Cuando se empieza un cortejo, generalmente se hacen pequeñas revisiones de parentesco—explicó Lavender, a favor de Harry, Hermione, y los otros hijos de muggles o mestizos: —Para evitar que sean parientes muy cercanos o para mantener ciertos dones… Es costumbre, realmente, pero ya sabemos que Malfoy no es descendiente Slytherin.
—No, pero si somos parientes políticos—comentó Neville, con una sonrisita: —por los Selwyn.
—¿Y no lo somos todos? —comentó Parvati, con una risita.
Ron apretó los puños: —¡Bueno, pero está ocultando algo!
Neville lo miró con expresión de aburrimiento: —¿Un Slytherin? ¿Ocultándole cosas a un Gryffindor que evidentemente lo odia? Impresionante.
Ron se molestó tanto como para ponerse tan rojo como su cabello, lo cual lo hacía ver definitivamente desagradable. ¿Cómo era que le había gustado? Terrible.
Harry hizo una mueca y suspiró con pesadumbre: —Perfecto ¿y ahora? Necesitamos averiguar quién es antes de que ataque a alguien más.
Neville suspiró profundamente: —De verdad que ustedes son incapaces de no meterse en problemas que no les corresponden ¿no?
Lavender tuvo que morderse la lengua para no decir que, siendo muy sinceros, Draco también hacía eso, sobre todo si Percy estaba involucrado.
🙟✦🙝
—Así que si viniste—Goldstein parecía muy emocionado de ver a Draco, y Draco solo podía ver como el chico comenzaba a desempacar libros de su mochila, hasta llenar la mesa que el rubio había conseguido.
—Pues, la verdad es que te veías muy enigmático mientras me leías la mano—Draco replicó, sonriendo un poco divertido por todos los libros sobre adivinación que el Ravenclaw iba poniendo en la mesa.
Goldstein tomó uno de los libros y lo abrió por uno de los muchos marcapáginas que le había puesto, antes de ofrecérselo al rubio. Había un diagrama de una mano con las líneas marcadas: —las personas que tienen el Don, suelen tener una línea extra entre la línea del Sol y la del Destino, una que las conecta, generalmente.
Draco se miró la mano, comparándola con la del diagrama, tratando de encontrar las líneas que el Ravenclaw había dicho.
—No las busques, no las tienes—comentó Goldstein, sentándose al lado del rubio: —lo cuál hace aún más interesante tu “talento”.
Draco alzó una ceja, algo confundido: —¿Y eso?
—Normalmente, la línea simboliza que tu magia y la energía del Sol, rey poderoso, están en sincronía—explicó el Ravenclaw, tomando otro de los libros: —sin embargo, tú no tienes la línea del Sol ni la del Destino, sin embargo, puedes hacer magia con gran talento.
Draco miró a Goldstein, esperando que el otro zapato cayera y el chico le explicara qué significaba que no tuviera ninguna de las dos líneas.
—¿Eso significa algo?
—Pues, normalmente, todos los magos tienen la línea del Destino, porque es la que nos conecta con el Tapiz de Lady Magia—explicó el Ravenclaw, revisando el otro libro: —sin embargo, si tienes la línea de la Mórrigan, debajo del pulgar, así que definitivamente eres uno de los hijos de Lady Magia…
—¿La Mórrigan? —Draco preguntó, intrigado: —¿Quién es la Mórrigan?
—Es el nombre de una antigua trifecta de deidades irlandesas—Goldstein comentó, encogiéndose de hombros: —heraldas de guerra, muerte y destino, normalmente representadas con un cuervo, y algunos dicen que es la razón por la cual se dice la frase “ave de mal agüero”
—Pero… ¿Por qué los magos tienen esa línea?
—Nos conecta con Lady Magia.
—¿Y porqué se llama de la Mórrigan y no de Lady Magia?
Goldstein hizo una mueca de molestia: —No lo sé.
Draco hizo un puchero, pero era obvio que el no saberlo era molesto para el Ravenclaw, así que decidió no hacer más preguntas respecto a eso.
—¿Sabías que las luces que vemos cuando lanzamos hechizos no son en realidad los hechizos sino la energía que se desprende de ellos mientras viajan hacia el objetivo? —Theo empezó a hablar antes de llegar a la mesa, y Draco no pudo evitar sonreír divertido ante lo intensa que se había vuelto la mirada de Goldstein. Theo estaba revisando un libro mientras se sentaba, por lo que no había notado al nuevo integrante de su grupo de trabajo: —Si los hechizos fueran luz viajarían demasiado rápido para poderlos bloquear o esquivar…
—Eso no lo sabía—dijo Goldstein y Theo cerró su libro de golpe, asustado, sobresaltando al Ravenclaw.
—¿Qué hace este aquí? —preguntó Theo, mirándolo con sospecha. Goldstein arrugó la nariz.
—Su padrino Amos Kane me mandó una carta—Draco respondió, encogiéndose de hombros. La expresión de Theo pasó de sospecha a curiosidad.
—¿Tu padrino es Amos Kane? —Theo tamborileó con sus dedos en su libro: —Ahora, eso es interesante.
—Me interesa más lo que decías de la luz que emana de los hechizos, la verdad—replicó Goldstein y Theo lo miró sorprendido.
—¿En serio?
—Si, no recuerdo haber visto eso en los libros de encantamientos
—Oh, lo encontré en el Tratado Observacional de la Magia de SH James.
—¿Ese libro no es muy avanzado? —Goldstein preguntó, frunciendo el entrecejo. Theo se encogió de hombros, resoplando.
—Pues si te quieres quedar solo con el sílabo del colegio, si—Theo rodó los ojos: —Esperaría que un Ravenclaw entendiera la búsqueda de conocimiento por el placer del conocimiento.
—No es que no lo entienda—Goldstein arrugó la nariz otra vez: —Es que hay una progresión para aprender por una razón.
—Si, porque la gente es aburrida.
—Porque aprender ciertas cosas antes de tiempo es peligroso.
Draco cerró de golpe el libro de quiromancia que tenía en sus manos, para acallarlos: —bueno, bueno, la búsqueda del conocimiento tiende a ser peligrosa, sí, pero no es por eso que estamos aquí.
—Quiero hablar de la luz que emiten los hechizos—dijo el Ravenclaw, frunciendo el entrecejo, a lo que Theo resopló divertido.
—Va, podemos hablar de eso después—Theo dijo, encogiéndose de hombros: —pero primero, seguro que no estas sentado aquí, con un montón de libros de principiantes para adivinación, por que sí ¿o sí?
—Me estaba diciendo que no tengo la línea del Sol ni la del Destino—comentó Draco, ofreciendo su mano para que el pelinegro la examinara. Theo la tomó y la miró curioso.
—Ya veo porque nuestro amigable conductor no te quería—comentó Theo, devolviéndole la mano a Draco, antes de abrir el libro que había cerrado antes: —Bueno, cuéntame como te va con eso; mientras voy a seguir con mis investigaciones.
—¿Qué investigas?
—El porqué eres tan curioso pero no eres capaz de seguir las líneas de investigación
Goldstein hizo una mueca y miró a Draco, que se encogió de hombros: —No le hagas caso, sólo quiere molestarte.
—De verdad que lo detesto—el Ravenclaw dijo, haciendo que Theo riera por lo bajo, mientras revisaba su libro “Tratado Observacional de Magia”.
—Sólo le gusta molestar a la gente, de verdad—dijo Draco, conciliador: —Pero es mayormente inofensivo.
—Mayormente.
Goldstein entrecerró los ojos mirando a Theo, antes de volver a los libros que le estaba mostrando a Draco: —Bueno ¿y si me cuentas más de este “talento” tuyo? De pronto sea algo diferente al Don…
🙟✦🙝
Draco estaba seguro de haber visto al chico fantasma otra vez, cerca del baño del primer piso, el que estaba cerca de la entrada a la Sala Común.
No que pudiera ver qué hacía por ahí, porque Potter y compañía decidieron aparecer. Draco se escondió tras una columna y se convirtió en hurón, para llamar menos la atención. Trepó por la columna y saltó entre los travesaños del techo, para tratar de ver qué quería el chico misterioso con ellos.
Draco escuchó como Potter hablaba con uno de los fantasmas, Myrtle la llorona, o algo así se llamaba. Las chicas preferían evitar ese baño en general, porque Myrtle siempre era angustiante.
Sin embargo, escuchándola, Draco podía entender que estuviera tan deprimida; sonaba mucho como varias de las chicas a las que molestaban en la escuela, allá en Estados Unidos.
El rubio se mantuvo quieto en el travesaño, y vio a Potter salir del baño seguido de Weasley, que parecía bastante contrariado. Bajó con cuidado de donde estaba y se transformó de vuelta en humano.
Rebuscó en su mochila hasta que encontró una hoja en blanco y la transfiguró en una pequeña flor (un truco que había aprendido para sorprender a Sally), antes de entrar con cuidado al baño.
—¿Hola? —Draco preguntó con suavidad, entrando al baño. Aparte de los enormes charcos por todos lados, no parecía haber nadie: —Supe que te habían tirado algo, pero supongo que debes estar molesta… Ehm… Te traje una flor, te la voy a dejar en el lavabo; creí que podría alegrarte.
Draco sacó uno de sus viales para pociones, y lo llenó de agua antes de poner la flor en el lavabo, y asegurarse de que no se fuera a caer. Al darse la vuelta, el fantasma de la chica estaba ahí de pie, mirándolo fijamente.
—¿Qué quieres? —siseó la chica, y Draco alzó las manos en gesto pacificador.
—Sólo quería tratar de hacerte sentir mejor—dijo el rubio con suavidad: —sé que no es lindo cuando otros se burlan de ti y pensé que a lo mejor algo de amabilidad te gustaría.
Myrtle entrecerró los ojos, evidentemente dudando de Draco. No que el rubio la culpase; después de todo, para ella él era uno de esos chicos populares y lindos que seguro nunca le habrían hecho caso a una chica como ella.
—Gracias— dijo ella, con suavidad, antes de acercarse a la flor: —es muy bonita…
Draco sonrió: —apenas salgan flores podría traerte más ¿Te gustaría eso?
—Si, me gustaría mucho…
—Soy Draco, por cierto.
—Soy Myrtle, mucho gusto.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchisimas gracias por leer, dejar kudos y comentarios~
Este proyecto no sería tan grande sin ustedes <3
Chapter 45: Draco no sabía que había algo más cursi y horrible que el día de San Valentín en una escuela pública muggle.
Summary:
Draco se sorprende al ver cómo los magos deciden celebrar San Valentín en medio de una tragedia.
Notes:
Ese Lockhart es una persona terrible, pero escribió Harry Potter(?) así que no lo puedo regañar tanto (??)
Espero que este capítulo les guste y que hayan visto el especial de Beltane que puse en el otro FF :3 Mi pobre Lucius no merece el odio ( ¿O si?)
Muchísimas gracias a mis betas por acolitarme muchas de mis locuras, Anto, Gabs y Satanás les amo. y Muchas gracais a todos los que comentan, me encanta leer sus teorías y comentarios <3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
44. Draco no sabía que había algo más cursi y horrible que el día de San Valentín en una escuela pública muggle.
Draco estaba demasiado estupefacto al ver la absurda cantidad de confetti, con forma de corazoncitos rosa, que caía del techo encantado. Entre eso y las flores rosa que cubrían las paredes, Draco estaba seguro de que había vuelto al 4 grado, y que de la nada iba a salir la Señorita Myriam a obligarlos a escribir tarjetitas de San Valentín y dárselos unos a otros.
El rubio suspiró profundamente, y se alegró de haber pasado temprano por donde Myrtle para dejarle un par de florecitas, antes de ver todo eso. Porque de verdad que ahora tenía cero ganas de pensar en cualquier tontería de San Valentín.
—No puedo creer esto—musitó Draco, quitándose el confetti que seguía cayéndole encima. Theo musitó un hechizo sobre él mismo, Draco y Daphne, para evitar que el confetti siguiera molestándoles.
—Apuesto tres galeones a que Lockhart está tras esto—comentó Blaise, antes de acercarse a Theo: —¿Qué hechizo usaste?
—Te lo enseño— Theo procedió a demostrarle a Blaise como hacer el hechizo, para deshacerse del confetti e impedir que cayera en el desayuno. Pansy y Millicent se acercaron para ver también.
Draco vio a Vincent y a Gregory comiendo sin importarles el confetti y, suspirando pesadamente, hizo el hechizo para mantener el confetti fuera de su comida.
Un movimiento en la mesa de profesores lo hizo mirar, y casi suelta una carcajada al ver la agria expresión del Profesor Snape (No habría sobrevivido un día con la Señorita Myriam, eso era obvio), el tic en el rostro de la Profesora McGonagall, la mueca de disgusto de la Profesora Sprout y la decepción en el rostro del profesor Flitwick.
En el centro de todo, siendo visto por un, entre divertido y decepcionado Dumbledore, estaba Lockhart, con una túnica rosada a juego con las flores de decoración. Para camuflarse en una tienda de Barbies, habría sugerido Percy, y Draco no pudo evitar reírse esta vez. Sus amigos lo miraron extrañados y luego miraron a la mesa, poniendo distintas expresiones de confusión y de asco. Pansy miró a Millicent y las dos se disolvieron en risitas.
Las pobres lechuzas del día entraron, y se enredaron un poco en el confetti, y bajaron hacia sus respectivos destinatarios con algo de enojo. Draco acarició la lechuza de Neville con suavidad y le ofreció pedacitos de jamón, a cambio de la carta sencilla que llevaba.
—¡Feliz día de San Valentín! —gritó Lockhart, en cuanto notó que la atención de la mayoría del Comedor se hallaba en su persona: —¡Y debo agradecer a las 46 personas hasta ahora que me han enviado tarjetas! —el hombre sonrió, como si no fuera perturbador que los estudiantes le enviaran tarjetas, dada la diferencia de edad: —Si, me he tomado la libertad de arreglar esta pequeña sorpresa para todos ustedes… ¡Y no termina aquí!
Lockhart aplaudió y Draco frunció el entrecejo cuando una docena de enanos, con expresión de querer matar al hombre, entraron marchando por las puertas del comedor. Draco tuvo que levantarse en su asiento para verlos, dado que la mesa de Ravenclaw estaba en la mitad, pero notó que llevaban alas doradas y arpas en sus manos.
Que nadie presentara a Lockhart y a la Señorita Myriam.
—¡Mis amistosos cupidos que llevan cartas! — Lockhart dijo, con una sonrisa bobalicona y Draco suspiró, negando con la cabeza. Tipos así le daban la mala fama a los guapos de ser tontos, definitivamente. Lockhart señaló a los enanos con un gesto de la mano: —¡Van a estar recorriendo la escuela hoy entregando sus felicitaciones de San Valentín! ¡Y la diversión no termina aquí!
El rubio y otros chicos de Slytherin voltearon a ver a Lockhart, con expresiones de sorpresa ¿más cosas?
Lockhart sonrió de lado: —Estoy seguro de que mis colegas querrán entrar en el espíritu de la ocasión. ¿Por qué no le preguntan al Profesor Snape como preparar una poción de amor? Y ya que hablamos, el Profesor Flitwick sabe más sobre Encantamientos para enamorar que cualquier mago que haya conocido, el muy astuto.
El Profesor Flitwick ocultó el rostro entre las manos, evidentemente avergonzado, mientras Snape miró a los estudiantes como diciendo “pregúntenme y los enveneno”. Draco quería preguntar si sólo para ver qué cara ponía el profesor. Lástima que no tuvieran pociones ese día, claro que, técnicamente podría preguntarle en un pasillo ¿no?
—Lo que sea que estés pensando, no lo hagas— advirtió Theo, y Draco lo miró fingiendo inocencia.
—Yo no voy a hacer nada— se defendió Draco antes de echar una mirada a la mesa: —aunque ¿Creen que McGonagall se enoje si le pedimos que nos ayude a hacer un ramo de flores? Oh.. Podemos preguntarle a Sprout cuales plantas serían mejores para un ramo~
—Eres terrible—dijo Blaise, empujándolo entre risas: —menos mal no tenemos Pociones el día de hoy.
—Lady Magia ha sido benevolente—comentó Daphne, riendo por lo bajo: —no tendremos que enterrar a Draco luego de que el Profesor Snape lo mate por preguntar tonterías~
Draco soltó una carcajada, y los otros se rieron también. Si, probablemente lo hubiera hecho. Pero era bueno que sus amigos no estuvieran tan sorprendidos.
—¿Y le vas a mandar una enano-tarjeta a tu novio? —preguntó Pansy, haciéndole ojitos. A lo que Draco hizo una mueca y negó con la cabeza.
—Ugh, primero muerto que hacer algo tan… boleta—declaró Draco con firmeza: —además, mi poema ya lo recibió.
—¿Si? —Millicent se estiró en su silla para ver hacia la mesa de Gryffindor: —¿cómo lo sabes?
Draco sonrió de lado: —porque las lechuzas ya pasaron~
Draco movió su carta frente a los ojos de la chica, y la alejó con un movimiento rápido cuando ella trató de agarrarla.
—Nop, es mi tarjeta de San Valentín —Draco le mostró la lengua: —búscate la tuya.
Millicent hizo una mueca, sus ojitos siguiendo el movimiento de Draco al meter la carta en uno de los bolsillos internos de su túnica.
—Que románticos—suspiró Pansy, mirando al horizonte con ensoñación.
🙟✦🙝
—De verdad no puedo creer que preguntaras eso— Theo suspiró, mientras Draco reía por lo bajo. De verdad que a veces, los pensamientos intrusivos le ganaban al rubio. No que Theo pudiera quejarse; ver como el rostro de Flitwick pasaba de una sonrisa porque uno de sus alumnos favoritos tenía una pregunta, a blanco por el índole de la pregunta, a rojo por las implicaciones y a normal otra vez, cuando la pregunta no resultó ser cómo hacer encantamientos para enamorar, sino preguntar su funcionamiento, había sido muy divertido.
Draco se encogió de hombros mientras empezaban a bajar las escaleras: —la verdad es que había quedado con la duda, pero no me parece que haya mucho consentimiento de por medio…
—Con mucha de la magia de la mente no lo hay—respondió Theo, no que hubiera estado investigando… Bueno, si había estado investigando, cuando creyó que eso podría tener alguna relación con los vínculos de Draco, pero luego se había ido por otros temas.
—Que feo, si me lo preguntas—Draco hizo una mueca, antes de mirar al barullo en las escaleras que no los dejaba seguir avanzando. Theo se estiró para ver y notó a Potter peleando por su bolsa con uno de los enanos de San Valentín.
—¿Qué está pasando? —preguntó Draco, fríamente. Ya habían tenido un encontronazo previo con uno de los enanos, que había hecho que todos se burlaran de Millicent por la tarjeta cantada falsa, y el rubio se había enojado mucho con Dimann de tercero por eso.
La mochila de Potter cedió, y sus contenidos cayeron al suelo; una botella de tinta se rompió y llenó sus libros y pergaminos de tinta. Theo casi se sintió mal por él.
Pero era Potter, un Gryffindor, así que su simpatía no duró mucho. Aunque los libros si le daban un poco de pena; ellos no tenían la culpa de ser de un idiota que no había puesto un encantamiento para evitar que la tinta se rompiera.
—¿Qué es esta conmoción? —el Weasley mayor había aparecido también, y Theo se mordió la lengua para no reírse. Oh, parecía que algo interesante iba a ocurrir. A su lado Blaise empezó a reírse por lo bajo.
Potter trató de huir, pero el enano lo tacleó y lo tiró al suelo, antes de sentarse sobre las piernas del Gryffindor y musitar:-- Aquí está tu San Valentín cantado.
Sus ojos son verdes como sapo en escabeche
Su cabello negro, oscuro como el pizarrón
Desearía que fuera mío, él tan divino
El héroe que conquistó al Señor Tenebroso.
Una risa recorrió a todos los presentes, Gryffindors y Slytherins por igual. El pobre del Potter trató de reírse también, pero era obvio que era forzado. Los únicos que no estaban riendo a carcajadas eran Draco, el Weasley mayor y la pequeña Weasley que lucía mortificada. Theo miró a su amigo, cuya mirada estaba fija en uno de los libros de Potter, y se veía tenso, aunque su expresión era tranquila.
¿Qué estaba pasando?
Draco se agachó a recoger el libro, mientras el prefecto Weasley trataba de disipar la multitud, diciéndoles que fueran a sus clases, pues la campana ya había sonado. Draco se había incorporado y Vincent y Gregory, al igual que Theo trataron de ver qué era lo que sostenía. ¿Un diario? Que tonto de Potter cargar su diario por toda la escuela.
—Devuélvelo—siseó el Gryffindor, bajito, pero Draco no le estaba poniendo cuidado.
—¿Que escribiste en esto, Potter? —la voz del rubio tenía un tono extraño, casi como si estuviera asustado. Era el tono que ponía cuando hablaba de Percy en la búsqueda; como si supiera que algo le iba a hacer daño.
El prefecto Weasley puso sus manos en la cintura, probablemente pensando que eso lo haría verse más imponente o serio: —Devuelve eso, Malfoy.
—Cuando lo revise—Draco dijo, alzando la mirada y entrecerrando los ojos, pero Theo no creía que estuviera molestando a Potter. Más bien estaba mirando a alguien más, pero ¿a quién?
—Cómo un prefecto de la escuela…—Comenzó el Weasley mayor, pero Potter parecía demasiado asustado por lo que Draco y los demás pudieran descubrir de su diario, porque le lanzó el encantamiento desarmador a Draco. De su mano voló el diario y su brazalete, y el rubio reaccionó lo suficientemente rápido para recuperar su brazalete antes de que saliera volando, pero no lo suficiente para atrapar el diario.
El otro Weasley tomó el diario con gesto triunfal y la expresión de Draco se agrió. Theo lo agarró del brazo antes de que fuera a hacer algo de lo que se arrepentiría. Draco chasqueó la lengua y dejó que su amigo lo guiara escaleras abajo, pasando entre los de primer y segundo año de Gryffindor. Draco vio a la Weasley menor, que tenía una expresión de angustia.
—No creo que a Potter le gustara tu poema—dijo Draco con suavidad, casi empatía: —lo siento…
La chica hizo una mueca y se cubrió la cara con las manos, antes de seguir a sus compañeros a clases.
Una vez estuvieron lejos de los Gryffindor, Draco se inclinó a preguntarle a Theo: —Tú no sabrás de casualidad dónde quedan los dormitorios de Gryffindor ¿o sí?
Theo hizo una mueca: —¿Por qué no le preguntas a tu novio?
Draco chasqueó la lengua y desvió la mirada. Theo quería preguntarle para qué necesitaba ir al dormitorio de Gryffindor, pero no parecía que fuera a conseguir ninguna respuesta del rubio por ahora.
🙟✦🙝
—Nos vamos a meter en problemas—susurró Neville, sonriendo mientras Draco lo guiaba por las escaleras de la torre de Astronomía.
—Shh, podemos decir que estamos haciendo tarea—replicó Draco, guiñándole un ojo. Neville negó con la cabeza divertido, y sonrió al notar la manta extendida en el suelo, con una canasta de picnic, y un telescopio montado.
—¿Qué vamos a ver?
—Saturno se ve muy bien sobre Leo, y también la luna está bastante grande aunque esté en cuarto creciente…
Neville sonrió, cuando el chico empezó a balbucear como la mayoría de constelaciones eran muy fáciles de ver ese día, y como se podían ver la de Cassiopeia y Perseus, y cómo también podían ver la galaxia de Andrómeda, antes de empezar a hablar del mito de Cassiopeia.
Neville siguió a Draco a la manta, y se sentó a escucharlo contar el mito, mientras ajustaba el telescopio y le mostraba las constelaciones que correspondían a los personajes de los que hablaba. La verdad, el rubio era muy dulce.
—Entonces, luego de que Perseus rescatara a Andrómeda, ambos se enamoraron y se casaron—Draco explicó, con una pequeña sonrisa. Neville alzó la mirada del telescopio, donde había estado mirando la galaxia de Andrómeda en todo su esplendor.
—Te gustan mucho los mitos griegos ¿no? —comentó el Gryffindor, haciendo que Draco se sonrojara un poco.
Draco se mordió el labio y se encogió de hombros: —los leía mucho cuando pequeño…
—Es lindo escucharte contarlos—Neville aseguró, tomándole de la mano para darle un pequeño besito en los nudillos. Neville miró al cielo y sonrió de lado: —¿Puedo mostrarte algo yo?
Draco se sonrojó más, y Neville no pudo evitar pensar que se veía demasiado lindo sonrojado: —L-lo siento, he estado hablando todo el tiempo y no te pregunté si tú querias decir algo…
Neville rio bajito y le acarició la mejilla: —no te preocupes; me gusta mucho escucharte.
Draco sonrió de lado a lado, inclinándose ante la caricia con un suspiro: —a mi me encanta escucharte a tí.
Neville le sonrió y le dio un besito en la punta de la nariz, antes de tomar el telescopio y ajustarlo. La verdad es que la astronomía no era su fuerte, pero cuando Draco había comentado el que fueran a ir juntos a la Torre, había buscado que podría verse en el cielo esa noche. Tardó un poco en encontrarla, pero al encontrar la nebulosa sonrió.
—Mira—Neville sonrió, y Draco se inclinó para ver en el telescopio y suspiró. Neville le acarició el cabello al rubio, jugando con un mechón que se veía algo más claro que el resto: —La llaman la nebulosa de corazón.
Draco alzó la mirada y sonrió, antes de darle un besito: —que lindo~
🙟✦🙝
Lavender seguía en la Sala Común, riéndose con Parvati y las otras chicas, mientras que comentaban lo que había pasado en el castillo durante ese día; muchas personas habían recibido tarjetas cantadas y eso había causado un gran revuelo.
La castaña notó a Neville entrando, calladito, con una sonrisa boba en el rostro. Lavender no pudo evitar sonreír; le alegraba mucho que Neville y Draco estuvieran juntos. Se notaba mucho que se querían y se hacían bien.
Lavender estaba a punto de volver su atención a sus amigas cuando vio una cosita blanca escurrirse por la puerta. Se levantó de un salto, y prácticamente corrió hacia la bolita de pelo que trató de escapársele. Menos mal había perfeccionado el atraer cosas con magia sin varita (a insistencia del hurón que ahora se retorcía en sus manos).
—¿Qué estás haciendo aquí? —Lavender demandó, mirando ceñuda al hurón albino. El huroncito chilló y trató de escurrirse otra vez. No que pudiera escapar ahora, dado que las otras chicas habían escuchado la conmoción y se habían acercado a ver.
—Que lindo~ —dijo Parvati, tocándole la cabeza: —¿De dónde salió?
—Oh, yo lo vi el otro día en la enfermería—apuntó Hermione, acercándole un dedo a la patita. El Hurón miró a Lavender miserable, antes de extender la patita y tocar el dedo de la otra chica: —Miren, parece entrenado.
Lavender trató de no reír, mientras más estudiantes (que aún no se habían ido a dormir) se acercaban a mirar. El hurón se pegó a ella, alejándose un poco de las muchas manos que querían tocarlo. Bueno, se lo merecía por haberse colado.
—¿Es tuyo? —preguntó Angelina, mirando al pequeño embelesada.
—N-no, es de un amigo—dijo Lavender, mordiéndose el labio. ¿Y ahora? ¿Qué nombre podía dar?
—No será de Malfoy ¿o si? —Ron hizo una muesca de asco, alejando la mano que había tratado de estirar para acariciarle la cabeza al hurón.
Neville se acercó un poco: —¿Draco tiene un hurón?
—No es que lo saque mucho—ofreció Lavender: —además es un poco problemático.
—A mi me pareció bien portado.
—Se hace el angelito con otros, pero es bien revoltoso.
Casi como si le hubiera dado una señal, el huróncito le dio una mordidita en el dedo a Lavender. No le hundió los dientes de verdad, fue más como una advertencia, pero su salto de sorpresa hizo que todos se alejaran un poco.
Neville soltó una pequeña risita: —Se parece a Howl.
El hurón lo miró alzando las orejitas, y Lavender no sabía si estaba emocionado o indignado.
—¿Howl? —repitió Angelina, confundida: —Oh, parece que responde a eso ¿será su nombre?
Neville se encogió de hombros: —Suena a algo que Draco haría.
El hurón lo miró, y Lavender rodó los ojos, sosteniéndolo.
—¿Y ahora? — preguntó Parvati, mirando hacia la entrada: —Ya está pasado el toque de queda y no podemos simplemente dejarlo por ahí ¿Y si un gato se lo come?
—Podemos quedárnoslo por hoy—comentó Katie, mirándolo con ilusión: —Y mañana temprano se lo llevas a Draco.
—Sería lo mejor—declaró Percy Weasley, mirándolas con intensidad: —nadie va a salir mientras hay toque de queda.
Lavender sostuvo con fuerza al hurón y suspiró: —Creo que será lo mejor.
Así, Lavender subió a la habitación, con el hurón retorciéndose, y se subió a su cama. Cerró las cortinas y musitó un hechizo de privacidad. Entonces puso al hurón en la cama y lo miró fijamente.
—¿Qué estás haciendo aquí? —siseó Lavender, molesta. El hurón se sentó y en un abrir y cerrar de ojos Draco estaba sentado con las piernas cruzadas mirándola.
—Sólo vine a buscar algo—Draco se veía molesto: —Si no me hubieras atrapado, ya habría vuelto a la Sala Común.
—¿Qué podrías querer acá? —Lavender se cruzó de brazos: —No me digas que ibas a ver a Neville dormir o a robarle un mechón de pelo.
Draco hizo una mueca ante eso, negando con la cabeza: —No iba a hacer nada con Neville. Sólo necesitaba ver el diario que…
—¿El diario de Potter? —Lavender hizo una mueca; por supuesto que recordaba el incidente más temprano ese día: —¿Te colaste aquí para espiar el diario de Potter? ¿Qué te pasa?
Draco negó con la cabeza: —Es que no lo entiendes; no es de Potter… Osea, tal vez ahora sí, pero no debería tenerlo.
—Pues yo creo que él tiene derecho a tener su diario si quiere.
—Es que no es un diario, Lala ¡Es un artefacto malvado!
Lavender alzó una ceja: —que pésima excusa… Debí suponer que aún si eras chévere, seguías siendo un Slytherin.
Draco la miró intensamente, antes de apretar los puños y desviar la mirada: —como sea, Gryffindor… Sólo voy a esperar a que se duerman tus amigas para irme.
—Claro que no—Lavender siseó, antes de tomar la cortina para abrirla violentamente. Puntos donde debían darse, Draco tenía los reflejos los suficientemente buenos para poder transformarse antes de que alguien lo viera. Lavender miró a las otras camas, donde sus compañeras estaban sentadas conversando, ya en pijama.
Lavender hizo una mueca y le tapó la cabeza a Draco con una mano. Podía ser gay y todo, pero no le parecía justo que las viera a ellas en pijama sin su consentimiento: —Hermione ¿Sabes de casualidad un hechizo para encerrarlo? Creo que deberíamos ponerlo en una jaula y cubrirlo, para que no se vaya a escapar.
—Pero si cerramos la puerta ¿cómo se escaparía? —preguntó Katie, mirando a las otras. El hurón en las manos de Lavender empezó a retorcerse y a tratar de morderla para soltarse. Las chicas chillaron un poco, y Parvati rebuscó entre sus cosas para encontrar una jaula de lechuza.
Les tomó a las cuatro, tres intentos el poder meter al hurón en la jaulita y que Hermione pudiera echar el hechizo para mantenerla cerrada.
Durante todo el tiempo, el hurón la miró molesto y ofendido. Pero Lavender no sintió ni una pizca de remordimiento cuando lo cubrió con una cobija, con la excusa de que no quería que le diera frío. Ya mañana lidiaría con él… O no… Pero ya mañana el rubio sería libre, luego de que ella se lo entregara a algún Slytherin.
🙟✦🙝
Theo no había visto a Draco volver, luego de que dijera que iba a su cita con Neville, y al despertarse y notar que las cortinas del rubio seguían descorridas, sólo pudo sentir aprehensión. La mochila del rubio y la manta que se había robado, estaban dispuestas cuidadosamente sobre la cama del chico, y eso no auguraba nada bueno.
Draco había estado muy extraño el día anterior, y que hubiera dejado su mochila atrás le ponía los pelos de punta a Theo. Draco amaba su mochila con sus parches que nadie más entendía (parcialmente por el hechizo que el padre del rubio le había puesto), y sus varios llaveros. Nunca la hubiera dejado atrás a no ser que fuera absolutamente necesario.
Viendo que el rubio no volvía, y ya iba siendo hora de ir a clases, Theo tomó la mochila de su amigo y una túnica limpia, y las acomodó en su mochila. Esperaba encontrar a Draco sano y salvo, y no petrificado o muerto por haber tratado de defender a un hijo de muggles.
No se esperó encontrarse con Lavender a la entrada de las mazmorras, con expresión de pocos amigos y una jaula con un hurón blanco. La Gryffindor lo vio en las escaleras y bajó con paso fuerte hasta que se encontraron a la mitad.
—Dile a Draco que su mugroso hurón estaba merodeando la torre de Gryffindor—dijo la chica con veneno en la voz, empujando la jaula en las manos de Theo: —Que la próxima vez que lo vean por allá, se lo vamos a dar a los gemelos Weasley para que lo usen para probar sus bromas.
Y dicho eso, la chica se dió la vuelta, hecha una furia y se fue, indignada. Theo apenas notó que las manos de la chica estaban llenas de rasguños, puesto que el hurón había empezado a saltar y a dar chilliditos, rascando con sus patitas el candado en la jaula.
—¿Draco tiene un hurón? —preguntó Pansy, chismosa como siempre, y Theo chasqueó la lengua.
—¿Qué te importa, Pansy? —siseó él, antes de mirar a Blaise y Daphne: —Ustedes adelántense, voy a dejar al hurón en el dormitorio.
Y dicho esto bajó de vuelta, pero en vez de bajar todo el camino, se metió en un salón vacío y puso la jaula sobre una mesa. Parecía que había sido cerrada con magia, lo que explicaba porqué el hurón seguía chillando y arañando el candado.
— alohomora —susurró Theo, y más se demoró el candado en caer, que el hurón en dar un salto para salir de la jaula. Frente a Theo cayó Draco de cuchillas, chasqueando la lengua.
—Estúpida Brown—siseó el rubio; su cabello estaba alborotado y sus labios estaban teñidos de sangre, lo mismo que sus uñas.
Theo le alcanzó la mochila y la túnica que había guardado, a lo que su amigo lo miró agradecido antes de cambiarse y tratar de limpiarse un poco la cara y las manos con uno de sus pañuelos.
—¿Qué estabas haciendo en la Torre de Gryffindor? —preguntó Theo, finalmente, mientras Draco trataba de desenredarse el cabello con una mano, para que se viera presentable.
Draco lo miró y suspiró pesadamente: —Fui a tratar de confirmar una cosa.
—¿Que tipo de pijama usa Neville?
—Ugh ¡no! No soy un acosador. No, iba a verificar el diario que Potter tenía ayer.
Theo estaba estupefacto ¿De verdad su amigo se había colado a la torre sólo para revisar el diario de Potter? Eso estaba muy… Fuera de personaje, para Draco: —¿No crees que es demasiado riesgo para ver el diario de un Gryffindor?
Draco lo miró molesto: —¡No es su diario, Theo! ¡Ese libro exuda magia negra!
Bueno, eso era otra cosa: —¿Y qué hace Potter con un libro de magia negra?
—No es un libro de magia negra… Es un artefacto, estoy seguro…—Draco cerró con fuerza el espejito compacto en su mano y lo metió con rabia en su mochila: —Va a hacerle daño, y la tonta de Lavender me encerró en una estúpida jaula toda la noche ¡mientras ese imbécil se burlaba de mi!
Theo estaba ahora más confundido: —¿Quién es el “imbécil ese”?
Draco hizo una mueca: —¿Tú no lo viste, cierto? El chico raro de quinto año, cuando a Potter se le rompió la mochila…
—¿Weasley el mayor?
Draco negó con la cabeza y suspiró, exasperado: —Mira, sé que ese chico está planeando algo malo, y ese diario está lleno de magia negra, y no sé porqué Potter lo tiene, si se supone que mi padre se deshizo de él, pero algo me dice que le va a hacer mucho daño al idiota ese.
Theo frunció el entrecejo: —¿El diario era de tu padre? —A lo que Draco negó, aunando a la confusión del pelinegro:— ¿No? ¿Pero estaba en tu casa?
—Si, y Padre estaba muy nervioso cuando le pregunté por él…
—Debe ser magia muy negra entonces.
—¡Si lo es! Por eso hay que recuperarlo y no sé, quemarlo o algo.
Theo hizo una mueca, mirando su reloj. Iban tarde al desayuno, pero Draco estaba muy alterado. Theo respiró profundo y le tomó las manos a su amigo: —¿Y si le escribes a tu padre para preguntarle sobre el diario? Tal vez no sea tan malo, y sólo estaba nervioso porque a ti te afecta mucho la magia negra.
Draco desvió la mirada: — Padre y yo no estamos en buenos términos en este momento.
—¿Y eso? —Theo ahora si estaba confundido, si el rubio mayo hasta había adoptado el chico que Draco había arrastrado a la casa durante las vacaciones de invierno: — ¿Por qué?
—Descubrí que Padre fue un… —Draco parecía avergonzado y molesto al decirlo: — Mortífago.
—Pues si— Theo no entendía porqué era para tanto: —Mi padre también, y mi abuelo… Y los padres de Vincent y Gregory, y el tío de Daphne… Creo que todos en Slytherin tienen al menos un familiar que fue mortífago ¿Cuál es el problema?
Draco lo miró como si le hubiera crecido otra cabeza: —¿Cómo que cuál es el problema? ¡Torturaron y mataron gente simplemente porque era diferente! ¡Por que sus padres no eran ambos magos! ¿Dónde nos deja eso a nosotros Theo? ¿Qué hay de esa hipocresía?
Oh. Theo suspiró y le apretó las manos a su amigo: —Mira, calma… No los estoy defendiendo, sólo digo que no es de sorprenderse; la mayoría de Slytherin son sangre pura y han sido criados escuchando cosas sobre la pureza de la sangre. No digo que torturar muggles, hijos de muggles y mestizos esté bien, pero también tienes que pensar en cómo fueron criadas esas personas, las cosas que escucharon toda su vida…
Draco chasqueó la lengua: —Sigue sin estar bien.
Theo sabía que no había forma de explicarle a Draco mientras estuviera así, así que simplemente lo jaló para abrazarlo: —Es verdad, no está bien… Mejor vamos a comer algo y luego pensamos como recuperar el diario antes de que le haga algo a Potter ¿vale?
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer, dejar kudos, comments y bookmarks <3
Nos vemos el próximo Lunes.
Chapter 46: Colarse a otro dormitorio no es fácil, y convencer a un Gryffindor menos
Summary:
Draco juega otro partido, y la Cámara sigue abierta.
Notes:
Si, me estoy tomando algunas libertades con respecto a reglas de las casas, pero, seamos serios, Lockhart(?) no nos dio buen lore para guiarnos así que ¿porqué no?
Muchas gracias a mis betas, Anto, Gabs y Satanás por su apoyo con todo esto :3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
45. Colarse a otro dormitorio no es fácil, y convencer a un Gryffindor menos
—¿Y si le explicas a Lavender porqué el diario es malo? —preguntó Percy, haciendo que Draco resoplara molesto, mientras se trenzaba el mechón canoso con el resto del cabello para hacerse media coleta.
—Traté de decirle, pero la tonta no quiere escucharme—siseó Draco, evidentemente molesto: —y no he podido volver a colarme en la torre de Gryffindor, y no quiero ponerme a pelear con Potter o tratar de robárselo así frente a todo el mundo.
—Bueno pero ¿estás seguro de qué es?
—¿Por qué todos me preguntan eso? ¡Sí estoy seguro!
—Bueno, pero tranquilo — Percy alzó las manos en gesto apaciguador: —Lo decía porque sólo lo tuviste en tus manos un par de minutos ¿no?
—Fue suficiente—Draco dijo, categórico: —emanaba magia negra, Percy; casi vomito ahí mismo y pasé toda la noche teniendo pesadillas con serpientes gigantes, cabañas semi abandonadas y bebés llorando.
Percy ladeó la cabeza confundido: —Bueno ¿y entonces qué vas a hacer?
Draco suspiró, cansado: —No sé, la verdad… Llevo un mes intentándolo y nada…
—¿A lo mejor no es tan malo como parece?—Percy ofreció, esperando que su mejor amigo se rindiera o se calmara; ya estaba volviéndose cansino el escucharlo pelear por el diario. Aunque al parecer no pasaba mucho en la escuela; las clases eran muy extrañas y lo otro de lo que Draco hablaba era Neville, así que no era que Percy tuviera muchos temas para hablar con su rubio.
—¿Me crees si te digo que siento que es peor? —Draco preguntó, haciendo un puchero: —siento que esa cosa, ese chico, tiene malas intenciones y sólo está esperando que Potter dé un paso en falso para atacarlo.
—¿Y tú crees que Potter vaya a dar ese paso en falso? —Percy preguntó a su vez: —Me dijiste que los Gryffindor tienen esta cosa de odiar la magia negra mucho y eso ¿no? A lo mejor necesitas hacer magia negra para darle paso al chico, así que Potter no lo haría ¿no?
Draco lo miró entrecerrando los ojos y Percy pudo ver que su amigo encontraba razón en sus palabras. Draco se mantuvo en silencio un momento, recogiendo su cabello en media coleta y acomodándose unos mechones para enmarcar su rostro: —¿Sabes…? De pronto tienes razón… Pero eso no quita que sería bueno quitarle el diario.
—Va, pero ya no sería tan urgente, ¿y a lo mejor lo podrías planear bien ahora?
—Annabeth no te da el crédito que mereces; no sólo tienes algas en la cabeza.
—¿Gracias por lo que me toca?
—Te quiero, Percy.
—Yo también te quiero, Draco, pero te pasas.
Draco se rió y procedió a mostrarle su peinado: —¿qué tal me veo?
—Como uno de tus japonecitos coreanos—Percy respondió encogiéndose de hombros. Draco rodó los ojos pero sonrió.
—Yo sé que lo dices para molestarme pero tomaré el cumplido—dijo el rubio, categórico, antes de terminar el mensaje iris. Percy suspiró, dejándose caer en su cama, mirando el colchón de la cama de Draco. Extrañaba mucho al rubio.
🙟✦🙝
—Me alegra que las cosas se calmaran porque ahora si podemos entrenar tranquilamente— comentó Theo, esquivando la estocada de Draco y lanzándose hacia adelante con sus dagas. Draco desvió el ataque y sonrió.
—Si nos hacía falta—dijo Draco, dando un salto hacia atrás para evitar otro ataque del chico.
—Como si entrenar Quidditch no fuera agotador—se burló Theo, lanzando una de sus dagas hacia Draco, que la esquivó por los pelos.
—No tanto como debería—Draco confesó, barriendo con su lanza los pies de Theo y poniéndole un pie en el pecho.
Theo gruñó, haciendo el amague de que le apuñalaba el pie: —¿No eras tú el que odiaba sudar?
Draco rió, quitando su pie y la punta de la lanza de encima del chico, antes de ofrecerle una mano para ayudarlo a levantar: —aún lo odio… Pero hay algo en dormir luego de agotarse físicamente que me relaja.
—Mira, cada quién— Theo se encogió de hombros, pero se dejó ayudar para levantarse: —Lo importante es que saques toda esa energía reprimida antes de que empieces a estallar cosas con magia.
—Que no estallé nada—Draco le pegó con el envés de la hoja de la lanza, y Theo hizo una mueca de dolor. Theo le lanzó la otra daga a Draco, que esta vez no logró esquivar, ganándose un corte en la mejilla. El rubio hizo una mueca.
—No, pero tu magia si pulsó—Theo replicó, dando un salto hacia atrás para poner distancia entre su amigo y él, llamando sus dagas con magia. Draco chasqueó la lengua.
—Nadie se dió cuenta— Draco se lanzó hacia su amigo y trató de golpearlo otra vez con el plano de la hoja. Theo lo esquivó, por poco, y desvió la lanza con la daga. ¿Por qué Draco era tan rápido?
—El profesor Snape se dio cuenta—Theo le recordó y Draco hizo una mueca.
—Bueno, en ese caso—Draco saltó hacia atrás antes de coger carrera. Theo trató de alejarse, pero el rubio lo tacleó y terminó con las rodillas del rubio sosteniendo sus brazos y la lanza clavada profundo al lado de su cabeza: —Vas a tener que ser un mejor oponente.
Theo chasqueó la lengua, antes de suspirar: —sabes que prefiero usar magia para atacar que las dagas.
Draco se levantó (Theo no entendía como podía tener tanta fuerza en las piernas como para levantarse de esa posición) y le sonrió, dando un par de pasos hacia atrás, para poder ayudarlo a levantar: —Entonces ¿quieres tener un duelo?
Theo alzó la ceja: —¿Tanto quieres perder?
Draco sonrió de lado: — Oh, parece que alguien está muy seguro de que va a ganar.
Theo sacó su varita y se relamió: —algo me dice que Pomfrey va a tenerte un par de días.
🙟✦🙝
—Draco está muy emocionado hoy ¿no? —comentó Neville, acercándose a donde estaban Nott y Greengrass. Había decidido apoyar a Slytherin en ese partido, por lo que no podía sentarse con sus compañeros de casa, así que había decidido tratar suerte con los amigos de su novio.
Nott lo miró y de inmediato sonrió malicioso, de ese tipo de sonrisas que Neville había aprendido a temer cuando venían de los gemelos Weasley, haciéndole un gesto para que se sentara a su lado: —¡Longbottom! ¿Viniste a apoyar a tu novio? Que tierno de tu parte.
Lo había dicho fuerte, haciendo que muchos Slytherin voltearan a verlo, la mayoría con sospecha. Greengrass parecía encantada, y le acomodó una bufanda a rayas verdes y plateadas, de modo que cubriera los colores de su casa. Neville le sonrió en agradecimiento.
—¡Draco! —gritó Goyle, batiendo las manos, detrás de Neville, tratando de llamar la atención del rubio que acababa de elevarse y estaba dando una vuelta de exploración: —¡mira quién vino a verte!
Draco se detuvo un momento frente a la grada, con una sonrisa enorme y le mandó un beso, antes de dar una pequeña pirueta y volar de vuelta al campo.
—¿Tú que dices, Pansy? —preguntó Greengrass, divertida: —¿Será que Draco trata de lucirse frente a su novio?
—Seguro sí— replicó Parkinson, mirando a Neville (que se había sonrojado por el beso) con diversión: —Espero que ahora pueda concentrarse bien y ganar el partido.
—Draco ve esto como una batalla—dijo Nott, de un momento a otro, con semblante sombrío: —Draco nunca se distrae en una batalla.
—Es un juego— apuntó Zabini, negando con la cabeza y poniendo su brazo sobre el hombro de Neville: —¿Tú qué opinas, Longbottom?
—P-pues… Hay gente que se lo toma muy en serio—balbuceó el Gryffindor, aceptando los prismáticos que Greengrass le ofrecía, para poder seguir a Draco mejor: —Como Wood, que ha estado tratando de entrenar todos los días.
—Tal vez a Draco le iría mejor con ese capitán— resopló una chica de otro curso, negando con la cabeza: — Por ahí oí que Flint estaba que lo ahorcaba por ser tan intenso en los entrenamientos.
—La verdad es que ha estado bien inquieto—Zabini hizo una mueca, antes de sonreírle a Neville: — ¿Alguna idea de qué tiene a tu novio tan preocupado?
Neville no tenía ideas de porqué Draco estaría inquieto; siempre que estaban juntos el rubio parecía relajado y contento. O bueno, la última vez había estado angustiado por un ensayo de historia, porque se había quedado dormido en clase, pero Greengrass y Goldstein le habían ayudado a encontrar referencias así que no había pasado a mayores.
—No sabía que estaba preocupado—dijo Neville finalmente, a lo que Greengrass suspiró.
—Ah, que lindo el amor que calma a la bestia—ironizó Zabini, riéndose de sus compañeras.
Neville frunció el entrecejo, mirando por los prismáticos como Draco esquivaba una bludger con una pirueta y se atravesaba entre los cazadores de Ravenclaw, para luego dar vueltas como un buitre, acechando por la snitch. Su expresión era muy seria, como si el juego fuera lo más serio del mundo.
Bueno, la verdad es que era mejor que Wood y Draco estuvieran en distintos equipos, porque seguro entre ambos tendrían al equipo sobre trabajado, eso era aparente.
Draco se quedó muy quieto, y de repente bajó en picada. Esquivó al buscador de Ravenclaw que aceleró tras él, persiguiéndolo. Pero Draco no miraba al frente; seguía mirando hacia un lado.
Cerca del suelo, Draco viró bruscamente y se devolvió, hacia donde antes había estado el buscador de Ravenclaw. Tres minutos después, el rubio alzaba la mano victorioso, con la snitch firmemente atrapada. Las gradas de Slytherin prorrumpieron en gritos, y Neville gritó a su vez, saltando emocionado con los otros.
—Pfft, presumido—resopló Nott, cuando Draco, en vez de bajar con el resto del equipo se acercó volando a la grada y les sonrió, con la snitch en la mano.
Draco ignoró a los Slytherin, y le sonrió a Neville: —¿Te gustó mi maniobra?
—Fue muy arriesgado—dijo Neville, sonriendo a su vez. El chico estaba algo despeinado por el viento, pero se veía muy guapo igual.
Draco asintió solemne, antes de guiñarle el ojo: —Bueno, pero si ibas a estar viéndome tenía que traerte esa snitch si o si ¿no?
Neville sintió que su corazón se aceleraba: —¿L-la atrapaste para mi?
—¿Crees que la atraparía por estos? —preguntó Draco, señalando a Zabini y los demás, ganándose unos cuantos abucheos y risas de sus compañeros de Casa. Uno de ellos le lanzó una bola de pergamino arrugado, y Draco la esquivó girando en su escoba sin ver.
Neville extendió las manos, a lo que Draco se las tomó, puso la snitch y le cerró las manos, antes de darle un besito sobre los dedos y guiñarle el ojo.
—Ugh, son demasiado—Zabini hizo una mueca de asco, mientras las chicas de Slytherin reían bajito y suspiraban. Un par de los chicos también suspiraron, musitando algo que sonaba como “que lindo el amor”.
—Theodore—llamó Draco a su amigo: —asegúrate de que vaya a la fiesta, porfa.
Y con eso, el rubio voló hacia el resto del equipo que lo estaba llamando para celebrar.
Neville dio un respingo, cuando sintió una mano tomarle el brazo: —Oíste a Draco, hoy tenemos un Gryffindor invitado a la celebración.
—El mundo está de cabeza— musitó alguien de los cursos superiores, pero no dijo nada cuando empezaron a avanzar juntos.
A lo mejor no sería tan raro tener una celebración con los Slytherin.
Greengrass se acercó a Neville y tomó la bufanda, alzándola un poco: —entenderás que no podemos dejar que veas dónde queda la Sala Común.
Neville asintió: —¿van a vendarme los ojos?
—Apenas Draco venga.
Neville aceptó, y se acercó a donde el equipo celebraba, lanzando a Draco al aire. Neville vio como varios de sus compañeros de Gryffindor lo miraban molestos, en especial Ron, Harry y Lavender, por lo que el pelinegro desvió la mirada y se concentró en lo que le decían los de equipo de Slytherin a su novio.
—¡estás loco de remate! — lo regañaba el Capitán, bastante enojado: —Agradece que Hayden creyó tu finta, porque pudiste costarnos el partido.
Draco negó con la cabeza: —Fue un riesgo controlado, teníamos suficiente ventaja para ganar aún si atrapaban la snitch.
—Pero ¿No les dije yo que necesitábamos ganar con la mayor cantidad de puntos? —el Capitán resopló exasperado, dándole un golpe en la cabeza. Draco le lanzó una mirada asesina, y se alejó de ellos para tomar la mano de Neville.
—Bueno, lo importante es que atrapé la Snitch y ganamos—dijo Draco con firmeza, entrelazando los dedos con Neville: —ahora ¿Vamos a celebrar o qué?
—¿Con un Gryffindor? —otro de los del equipo de Slytherin hizo una mueca de asco y Draco lo fulminó con la mirada.
—Con mi novio, que fue a animarnos a nuestras gradas, sí—siseó Draco, con tanto veneno en su voz que Neville lo miró sorprendido. El rubio se puso un paso delante de él y espetó: —¿Algún problema, Pucey?
—¿Qué está pasando? —El profesor Snape se adelantó antes de que Pucey pudiera decir algo.
—Profesor ¿Hay alguna regla que diga que un alumno de otra casa no puede ir a celebrar en la Sala Común si ganamos? —Nott preguntó, inocentemente, poniéndose frente a Neville, al lado de Draco, de forma que él no se veía.
—En teoría no hay ningún problema desde que no vea dónde queda la Sala Común y vuelva a su propia casa antes del toque de queda—replicó el profesor Snape, con tono categórico: — ¿Por qué-?
Pero su preguntá fue interrumpida por Draco, que se volteó hacia Pucey, muy pagado de si mismo: — ¿Ves, Pucey? Neville puede acompañarnos sin problema.
Neville vió como el rostro de Snape pasó de impasible a una mueca, pero una mirada a Draco, volvió la expresión desagradable en una de exasperación.
—Que no me entere de que se quedó—siseó Snape, dando la vuelta: —o todos tendrán detención por una semana.
—¡Sí, señor! —Draco hizo un saludo y se volteó para darle un besito a Neville en la mejilla: —¿Vamos?
Neville asintió y dejó que Greengrass le pusiera la bufanda en el rostro, para que no pudiera ver. El Gryffindor había supuesto que Draco iba a guiarlo de la mano, pero se vió levantado con facilidad desde atrás.
—Abrázale los hombros— instruyó Goyle (o Crabbe, la verdad Neville no estaba seguro) y Neville sintió la espalda de alguien contra su pecho. Se aferró a la persona, que olía como a lirios y amapola… El champú de Draco.
—¿Estás bien sujeto? —preguntó el rubio, cerca, agarrándole las piernas para sostenerlo.
—S-si—balbuceó el pelinegro, aferrándose más a Draco y escondiendo su rostro en el cuello del chico, dado que varias chicas habían dicho “oh que romántico”.
Neville no estaba seguro de si sobreviviría la vergüenza, pero al menos era mejor que tener que bajar a las mazmorras sin poder ver.
Draco caminaba a buen paso, riéndose con sus amigos y felicitando a sus compañeros por las buenas jugadas que había visto. Y Neville pudo notar que no sonaba cansado en lo absoluto; como si Neville no pesara nada. También podía notar, agarrado como estaba al rubio, que tenía músculos. No había esperado que ningún sangre pura tuviera los músculos así.
Claro que tampoco se había esperado las manos callosas de Draco; normalmente los sangre pura no hacían mucho esfuerzo y no tenían razón alguna para ser así.
Pero, Neville suponía que, ya había quedado en evidencia que Draco no era un sangre pura normal.
Horas más tarde, cuando entrara a la Sala Común de Gryffindor, siendo escoltado por Percy Weasley (Quien había relevado a uno de los prefectos de Slytherin a medio camino), Neville seguiría pensando en lo diferente que Draco era de los sangre pura, y lo mucho que parecía quererlo.
Lo suficiente como para enfrentarse con un muchacho de quinto, por haber hecho un comentario desagradable sobre Neville, y dejarlo tirado en el suelo, petrificado.
Draco definitivamente era muy dulce y tranquilo cuando estaba con él, y eso era bueno, Neville pensaba, pero también era lindo verlo ser presumido, determinado y despiadado al defender a otras personas.
Al llegar a la Sala Común, muchos de los Gryffindor lo miraron de mala manera; varios musitaron que los había traicionado al irse a celebrar con los Slytherin su victoria. Los gemelos, por otra parte se acercaron curiosos a él.
—¿Qué tal es, Neville? —preguntó uno, poniéndose a un lado de él.
—La Sala común de Slytherin— añadió el otro, poniéndose al otro lado.
—Hemos ido a todas menos a esa—explicó el primero, como era usual, completando la frase del otro.
—Así que no sabemos como es.
Neville ladeó un poco la cabeza: —pues es bastante elegante ¿diría yo? Todo tiene acabados muy finos y los colores son mucho más sombríos… Oh, pero puede deberse a que una de las paredes da al lago.
—¿Al lago? —el primer gemelo preguntó, sorprendido.
—¿Estás seguro? —el segundo imitó la expresión de sorpresa de su hermano, mientras varios se acercaban a oír. La curiosidad le ganaba a la molestia, al parecer.
—Así es—Neville asintió solemne: —Vi al calamar gigante pasar un momento; su ojo es como así de grande.
Neville sostuvo sus manos, más o menos para dar la medida del enorme ojo.
—Pero qué pasada—resopló Dean, que ya no lo miraba ceñudo: —¿Y qué tal la fiesta? ¿Mejor que las nuestras?
Neville negó con la cabeza: — No me parece; en las nuestras nadie termina petrificado en un rincón.
—Me suena a que nos están tratando de dejar atrás, George—dijo el primero de los gemelos, sonando ofendido.
—Me parece que así fue, Fred— George respondió, negando con la cabeza.
—No podemos dejar que los Slytherin tengan fiestas más salvajes que las nuestras— añadió Fred, cruzándose de brazos.
—Así que Harry va a tener que conseguir la Snitch en el próximo partido—convino George, mirando al ojiverde, que se había acercado un poco a escuchar. Harry asintió firmemente, aceptando su misión.
Wood pareció muy emocionado por la afirmación de Harry, y procedió a declarar que el equipo practicaría aún más fervientemente, ganándose algunos quejidos de los otros jugadores, y varias risas y miradas de simpatía por parte de los otros.
Y con eso, la tensión se disipó, y Neville pudo sentarse tranquilamente con Seamus y Dean, para terminar sus deberes.
🙟✦🙝
Draco revisó la lista de electivas que el Profesor Snape les había pasado; eran muchas materias que podía empezar a ver.
—¿Qué electivas piensan escoger? —les preguntó a sus compañeros, mientras revisaba su lista.
—Yo estaba pensando en tomar adivinación—comentó Daphne, siendo apoyada por Pansy y Millicent.
—Yo voy a tomar runas antiguas—declaró Theo, mirando con aburrimiento la hoja: —Tal vez aritmancia…No sé.
—Deberías tomar adivinación—dijo Blaise, sonriendo de lado: —¿no tienes como el Don?
Draco hizo una mueca: —podría intentarlo… El de Cuidado de las Criaturas Mágicas suena interesante también…
—No puedes poner todas las electivas— le recordó Theo, haciendo un puchero: —el Profesor Snape ya dijo que no se iban a hacer arreglos especiales para nadie.
Draco miró la hoja de electivas y suspiró. Sólo se le ocurría una persona a la qué preguntarle por cuales escoger, pero no se hablaba mucho con él desde las vacaciones de invierno. Aún si el rubio mayor seguía enviándole cartas cada semana comentándole cosas y preguntándole como estaba. Draco respondía las cartas por educación, pero eran más cortos “hola, estoy bien, saludame a Nico, adiós” que otra cosa.
¿Estaría mal preguntarle? Draco no quería sonar interesado en su carta, pero la verdad es que no sabía qué elegir.
—¿Pasa algo Malfoy? — preguntó una chica de Ravenclaw que siempre llevaba un libro bajo el brazo. Si mal no recordaba, era Alessia Bell, la prima de la cazadora de Gryffindor.
Draco suspiró: —Estoy pensando que electivas escoger, pero siento que elegir es difícil.
La chica ladeó la cabeza, acomodándose las gafas que cubrían unos ojos azules que a Draco siempre se le antojaban demasiado fríos: —Depende de qué quieras hacer, supongo; puedes escoger Runas Antiguas si compartes mi interés particular en esa clase de hechizos y rituales, aunque los rituales están muy en desuso últimamente, con una buena parte prohibidos o clasificados como Magia Negra… Si te interesa ver si tienes el Don puedes escoger Adivinación o Aritmancia, dependiendo de si lo ves más por el lado intuitivo y narrativo, o por el lado lógico y matemático… —comenzó a enumerar la pelirroja, con sus dedos enfundados en sus perennes guantes de cuero: —Si te gustan las actividades al aire libre, podrías escoger Cuidado de las Criaturas Mágicas, que siempre es útil si también quieres aprender a usar subproductos y materiales de criaturas mágicas en pociones o en alquimia… Oh, y pues está estudios muggles… Pero no creo que esa te interesaría, es básicamente explicar las diferencias entre su cultura y la nuestra, pero todos saben que es una alternativa fácil…
Draco se mordió la cara interna de la mejilla. La verdad es que Estudios Muggles le interesaba un poquito, pero Runas Antiguas y Cuidado de las Criaturas Mágicas le llamaban mucho la atención. También estaba Adivinación, con lo que podría ver si tal vez los métodos convencionales de los brujos le serían más útiles que los egipcios.
Aritmancia estaba fuera de cuestión; a Draco lo mareaban mucho los números y algo le decía que no habían calculadoras en Hogwarts para ayudarlo a hacer las sumas y restas.
Draco marcó las tres, con la esperanza de que si pudieran acomodarlas en el horario y no tuviera que dejar alguna. Theo prometió acompañarlo en Runas Antiguas, pero eligió Aritmancia mejor y dijo que iba a mantenerse lejos de los animales. Daphne y Pansy se alegraron de que fueran a estar juntos en adivinación, mientras Vincent, Gregory y Blaise celebraron que iban a estar juntos en Cuidado de las Criaturas Mágicas.
A lo mejor no sería tan trágico, dado que tendría amigos en cada una de las electivas. Sólo esperaba que la carga extra no lo dejara muy distraído, como le había pasado cada vez que probaba con extra curriculares en el colegio muggle.
Al menos el Quidditch no había supuesto ser muy distractor por ahora; si algo era una buena forma de gastar toda la energía extra, en especial ahora que Flint lo tenía haciendo circuitos especiales que se suponía debían romper las formaciones de los Hufflepuff, mientras lo ayudaban a recorrer el campo para verificar la posición de la snitch.
🙟✦🙝
Lavender vio a Draco cruzarse con Harry, Ron y Hermione, y estuvo a punto de ir a discutir con él directamente, pero no quería que el trío la escuchara y lo tomara contra Draco. Lavender sabía que lo detestaban mucho; al menos Harry y Ron.
—¿Qué quieres, Malfoy? —Ron le espetó, molesto. A lo que el rubio rodó los ojos.
—¿De ti? Nada, de verdad que me da como asquito lo obsesionados que están conmigo—Draco replicó, cortante. Mirando a los dos chicos con desagrado antes de mirar a la chica que los acompañaba: — Deberías tener cuidado con las esquinas , Granger.
—¿Es una amenaza? —Harry metió la mano en su bolsillo y Draco resopló.
—Es un hecho—el rubio chasqueó la lengua. Detrás de él, Theo añadió: —¿O de verdad creyeron que todo se acabó sin capturar al culpable?
—Son Gryffindors—añadió Parkinson, burlona, riéndose junto con Bulstrode: —Su fuerte no es pensar.
—¿No deberían prepararse para el partido? —Draco interrumpió, antes de que la situación se deshiciera en una pelea: —¿O estás planeando perder frente a Diggory también?
—Púdrete, Malfoy— gruñó Harry, cuando Hermione los tomó a él y a Ron del brazo.
—No vale la pena, Harry—dijo ella, muy seria, lanzándole una mirada inquisitiva al rubio: —sólo te ganó porque había una bludger loca.
Draco chasqueó la lengua y rodó los ojos: —típico Gryffindor, acusar a otros de hacer trampa sin pruebas.
Pero su voz sonaba casi triste por eso. No que Lavender se sintiera muy con ganas de ser empática con el rubio; no si era un ladrón.
La castaña caminó rápido hacia el Gran Comedor, para poder atravesarse en el camino del rubio y poder hablarle, preferiblemente lejos de los oídos de sus compañeros Gryffindors.
—Te crees muy listo ¿no? —siseó Lavender, parándose entre Draco y la mesa de Slytherin. Como era la mañana del partido de Gryffindor contra Hufflepuff, no era raro ver gente de otras mesas en el lugar que no les correspondía. El rubio la miró confundido, antes de mirar alrededor.
—¿Pasó algo, Brown? —el rubio preguntó, haciéndole un gesto a sus compañeros de que siguieran hacia la mesa. Lavender hizo una mueca ante la forma en la que el Slytherin se refirió a ella; no era justo que él se enojara con ella ¡Él era el que se había metido a la Sala Común sin permiso y se había portado grosero!
—No te hagas—siseó ella, enojada: —ayer fuiste a buscar eso que querías el otro día.
Draco tuvo la desfachatez de lucir preocupado ante eso, su mirada voló hacia la mesa de Gryffindor, escanéandola preocupado: —¿Cuándo desapareció?
—Cómo si no lo supieras— bufó Lavender, enojándose más. Draco le tomó el brazo, con fuerza, y la miró. Su expresión daba mucho miedo, y Lavender se quedó congelada viéndolo.
—Lavender, esto es serio—dijo él, en voz baja: —Esa cosa es peligrosa y quién la tiene o lo sabe o está en peligro.
—¿Cómo lo sabes? —Lavender balbuceó, y Draco se inclinó para susurrarle al oído.
—Porque estaba entre los artefactos peligrosos de los que se deshizo mi padre— confesó bajito el rubio, antes de alejarse: —ahorita después del desayuno nos vemos en la biblioteca.
Dicho esto, el rubio fue hacia la mesa, dejando a Lavender con expresión de preocupación, de pie frente a la mesa de Slytherin. Lavender respiró profundamente y fue hacia la mesa de Gryffindor, tratando de no preocuparse por la forma en la que Draco se había acercado a Theo y ahora ambos miraban hacia la mesa de Gryffindor.
Lavender trató de desayunar, pero ahora tenía un nudo en el estómago, y solo jugó un poco en el plato con sus huevos revueltos, hasta que vio que Theo y Draco se levantaban de la mesa. La castaña esperó un par de minutos antes de salir también hacia la biblioteca.
Lavender no tuvo que entrar a la biblioteca, porque el rubio estaba caminando de un lado al otro, pellizcándose los dedos nervioso, mientras el pelinegro lo miraba entre divertido y preocupado.
—Mira, Lavie está preocupada también gracias a ti—dijo Theo, burlón, como tratando de quitarle peso al asunto.
Draco chasqueó la lengua, y lo fulminó con la mirada, haciendo que Theo alzara las manos en señal de paz.
—¿Estás seguro de que es un artefacto peligroso? —Lavender preguntó, cruzándose de brazos: —Estoy segura de que simplemente era un diario.
Draco hizo una mueca: — De verdad, Brown ¿Por qué tendría que mentir al respecto? Además, ¿no dijiste que alguien lo robó?
  
  
—Si Draco lo hubiera robado no se habrían dado cuenta tan fácil —apuntó Theo, con una sonrisa ladeada: —ha estado practicando para hacer una copia de memoria para intercambiarlos.
Draco chasqueó la lengua otra vez, esta vez sacando la varita, a lo que Theo saltó sacando su varita otra vez. Draco se veía muy angustiado.
—Esa cosa—siseó Draco, enojado: —estaba en la mesa de Gryffindor, burlándose de mi, diciendo que iba a matar a alguien.
—¿Qué cosa? —Lavender estaba asustándose.
—Draco dice que hay un chico o algo pegado al diario, pero sólo él lo ve —Theo dio un paso hacia atrás: —No que no le crea, porque la verdad es que Draco ve y siente cosas raras.
Draco hizo un puchero y resopló, molesto: —Tengo miedo, porque estoy seguro de que alguien está en peligro, pero Theo me dijo que si le digo algo a los profesores van a pensar que estoy loco y no van a creerme, justo como tú no quisiste creerme— Draco empezó a caminar en círculos otra vez, hablando cada vez más rápido: —y ahora, mira que Granger no me agrada, pero si se muere hoy porque no hice nada te juro que no me lo voy a perdonar.
—¿Granger? —preguntó Lavender, y Draco se encogió de hombros.
—O Clearwater, no sé—Draco resopló, estresado: —No sé quién más es hijo de muggles. El punto es que sería horrible.
—Vamos a la torre de Gryffindor—Ofreció la castaña, haciendo que Draco dejara de caminar. Lavender explicó: —No sabemos quién pudo tomar el diario, pero a lo mejor podríamos revisar a ver si encontramos pistas?
Draco la miró sorprendido, antes de tomarle las manos: —¿Nos llevarías? ¿En serio?
Lavender asintió: —Lamento no creerte antes.
Draco la abrazó y negó con la cabeza: — No te preocupes; Theo tampoco me cree del todo, pero agradezco el apoyo.
Theo suspiró: —No es que no te crea, es que algo así debería dejar rastros.
—Bueno, entonces vamos a la torre de Gryffindor a buscar rastros— Draco instó y Theo asintió, con un suspiro exagerado, guardando su varita y pasándose las manos por la cara y el pelo. En un par de segundos, Katie Bell estaba de pie donde Theo había estado, unos minutos antes. O al menos, alguien bastante parecida, o que podría pasar por su hermana.
—Que aterrador—musitó Lavender, haciendo que Katie/Theo sonriera malicioso. Draco se convirtió en un hurón y saltó a su hombro, antes de mirar a la castaña como diciendo “vamos”. Lavender asintió y procedió a guiarles hacia la Torre de Gryffindor. En el camino se cruzaron con Hermione, aunque ella les ignoró, murmurando algo sobre cañerías y revisar planos.
Lavender no entendía a esa chica, pero la angustia de Draco no la dejó quedarse con ella. Sin embargo, una mirada de Draco a Theo, hizo que el chico se deshiciera de su disfraz y asintiera.
—Voy a seguir a Granger—dijo el pelinegro, entregándole al hurón, antes de marchar de vuelta a la biblioteca, siguiendo en silencio a la hija de muggles.
Lavender abrazó al hurón, mientras avanzaba con paso decidido y veloz hacia la Torre de Gryffindor: —No te preocupes, Draco; tú entrenaste a Theo ¿Qué monstruo podría vencerle?
El hurón dio un quejidito y asintió, aunque seguía pareciendo preocupado. Lavender esperaba que sus palabras fueran ciertas.
  
  🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustase, muchísimas gracias por leer.
Chapter 47: Draco odia mucho a los Sangre pura y sus estúpidas reglas.
Summary:
Hay otro ataque y Draco no puede hacer nada al respecto :'c
Notes:
Alguien dele a Draco un abrazo, por favor.
Muchas gracias a mis betas Anto por matar a la princesa(?), a Gabs por ser la luz de mis estrellas, y a Satanás por disfrazarse de Satán para ir conmigo al concierto <3
Muchas gracias a ustedes por leer, comentar, dejar kudos y bookmarks, me animan un montón.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
46. Draco odia mucho a los Sangre pura y sus estúpidas reglas.
—Todos los estudiantes deberán estar de vuelta en la Sala Común de su Casa para las seis de la tarde. Ningún estudiante podrá dejar los dormitorios después de esa hora. Serán escoltados a cada clase por un profesor—iba leyendo la Profesora McGonagall, con la voz quebrada: —Ningún estudiante irá a los baños sin ser acompañado por un profesor. Todos los partidos y entrenamientos de Quidditch quedan pospuestos. No habrán más actividades en las tardes.
Neville no sabía qué decir; no era muy amigo de Hermione, pero la verdad es que la quería bastante y la consideraba una gran persona. Que estuviera ahora petrificada, le daba vuelcos en el estómago.
Todos los demás Gryffindors estaban en silencio, evidentemente afectados también por los recientes sucesos. Neville notó a Lavender bajar las escaleras de los dormitorios con una expresión aterrada; en sus brazos estaba el hurón blanco de la otra vez, que parecía estar triste. Neville no les prestó atención, pues la profesora McGonagall habló otra vez.
—No creo que deba añadir que nunca he estado tan angustiada—confesó la profesora, mirándolos a todos con preocupación: —es posible que la escuela sea cerrada a menos de que el culpable de los ataques sea capturado; le pido a cualquiera que sepa algo o crea saber lo que nos lo diga.
El silencio que siguió fue casi tan incómodo, como la forma en la que la profesora salió acto seguido por el agujero del retrato.
Nada más salir, Lee Jordan se levantó, mostrando los dedos de su mano para empezar a contar: —Son dos Gryffindors petrificados, sin contar un fantasma de Gryffindor, una Ravenclaw y un Hufflepuff. ¿Es que acaso ninguno de los profesores no se han dado cuenta que los Slytherin están a salvo? —Su voz se fue alzando con cada frase: — ¿No es obvio que toda esta mierda viene de Slytherin? El Heredero de Slytherin, el Monstruo de Slytherin… ¿Por qué no simplemente nos deshacemos de todos los Slytherin?
Varios asintieron y algunos aplaudieron, y Neville no podía evitar recordar lo normal que había sido la celebración en la que había estado, en la Sala Común de Slytherin; lo normales que habían parecido los otros chicos de Slytherin, como se habían reído, jugado, pasado comida, como lo hacían ellos mismos en esa misma Sala Común en la que estaban.
No le parecía justo culpar a todos los Slytherin por ello.
Incluso si alguno de ellos realmente era culpable.
Además, cabía mencionar que la profesora había hablado de tres ataques, no dos, así que algo no les estaban diciendo.
—¿No estás muy callado, Longbottom? —Siseó Cormac McLaggen, haciendo que varios voltearan a mirarlo: —¿Ya no tienes como defender a tu noviecito? ¿O tal vez es que eres su cómplice?
Neville se quedó congelado ¿Qué? Varios de sus compañeros lo empezaron a mirar con asco, y miedo. ¿Qué? ¡No! Él no tenía nada que ver con eso, lo mismo que Draco.
—Neville no tiene nada que ver en esto—dijo Lavender con firmeza, avanzando para tomar el brazo de Neville y jalarlo hacia las escaleras: —No es el momento de pelearnos, idiota.
—Claro—McLaggen rodó los ojos: —No esperábamos menos de la otra simpatizante de los Slytherin. ¿Qué les prometieron por ayudarles a-?
Pero McLaggen no pudo terminar la frase, porque el hurón, le saltó a la cara y comenzó a rasguñar con una furia que dejó a todos estupefactos. McLaggen cayó al suelo, gritando de dolor, tratando de cubrirse para que el bichito no le quitara los ojos, y un par de minutos después varios estaban tratando de quitarle el hurón, que se veía frenético.
Después de varios arañazos y mordiscos, nadie quería acercarse mucho para ayudar a McLaggen, y por la forma en la que el hurón se movía y saltaba era imposible que cualquiera pudiera calmarlo con un hechizo.
—¡Basta! —llamó Lavender, angustiada, mirando hacia la puerta, por donde Percy Weasley acababa de salir en busca de la profesora McGonagall, con nerviosismo: —¡Detente por favor!
Neville frunció el entrecejo, todavía algo confuso, antes de mirar al hurón otra vez. Era un hurón albino…
—¡Howl! ¡Detente! —dijo Neville con firmeza, y el pequeño animalito lo volteó a mirar, sus garritas clavadas profundamente en las manos de McLaggen. Parecía estar reprochándole que lo hubiera detenido: —Déjalo en paz, Howl.
El hurón dio un quejido, pero saltó de encima de McLaggen (Que parecía haber peleado con una bestia salvaje y no con un hurón), y avanzó dando saltitos hacia Neville, saltando para subirse en su hombro y acurrucarse contra su cuello, dócilmente.
Lavender jaló a Neville hacia los dormitorios, y el chico se dejó llevar por la castaña, que parecía a punto de echarse a llorar. Incluso el hurón parecía infinitamente deprimido, y Neville no podía culparlos; todo lo que estaba pasando era horrible.
🙟✦🙝
—¿Qué haces aquí? —siseó Draco, al ver a su padre entrar a la Sala Común. Él mismo acababa de colarse hacía no mucho en forma de hurón, y estaba fingiendo venir de los dormitorios.
No quedaban muchos estudiantes en la Sala Común; solo sus compañeros de curso y un par de personas tanto de quinto como de séptimo, que igual parecían querer estudiar para sus exámenes, aún con la noticia de los tres ataques sobre sus cabezas.
Daphne alzó la vista al oír su voz, y sus ojos estaban llenos de lágrimas, así que Draco ya podía imaginarse qué había ocurrido. Sus otros amigos se veían muy decaídos y preocupados también. Draco avanzó hacia el centro de la Sala Común, donde estaban sus amigos, al tiempo que su padre avanzaba hacia él
Antes de que Draco pudiera sisearle algo más a su padre, el hombre lo jaló hacia él, para darle un abrazo fuerte. Draco quería gritarle que lo soltara y que se largara, pero no fue capaz. En su lugar se aferró al rubio mayor y empezó a llorar amargamente, ocultando su rostro en el pecho del mayor.
Draco sintió una mano acariciarle suavemente el cabello, y se aferró más fuerte cuando el hombre habló: —Lamento lo de Theodore, Draco.
El rubio menor sintió que su corazón se había roto, casi al tiempo que sentía la preocupación de Percy llegar en olas angustiadas.
Draco no supo cuánto tiempo estuvo aferrado a su padre, pero cuando finalmente no le quedaron lágrimas para llorar y se separó del mayor, los de quinto y séptimo que quedaban en la Sala Común se habían ido a sus dormitorios, al igual que Vincent, Gregory, Millicent y Pansy.
Sólo quedaban Blaise y Daphne, que se acercaron en silencio y le dieron, el uno un par de palmadas en la espalda, y la otra un fuerte abrazo, antes de ir hacia el dormitorio.
Lucius siguió acariciándole el cabello, con suavidad. Su expresión era de tristeza, pero Draco sentía que también había algo de alegría de fondo, lo cual no le sentaba del todo bien.
—No me respondiste—musitó Draco, después de un rato, sólo para alejarse del mayor e ir a sentarse en la alfombra frente a la chimenea. El rubio escuchó pasos suaves, y notó como su padre se sentaba en una de las sillas cerca de la chimenea.
—Vine porque el Consejo de Gobernadores decidió unánimemente que Dumbledore debía ser removido de Director del colegio de inmediato—confesó el rubio mayor, y cuando Draco alzó la vista, el hombre estaba mirando el fuego con expresión pensativa: —iba a dejar que alguien más viniera a darle la noticia cuando escuché que Theodore fue petrificado también, y supuse que estarías muy afectado.
Draco hizo una mueca, volviendo a mirar al fuego, dejando que el silencio se asentara entre ambos por unos minutos, antes de musitar: —No viniste a ver mi segundo juego.
—Asumí que no me querrías allí…
Draco chasqueó la lengua; era cierto, no le hubiera gustado ver al mayor en ese momento.
—Pero tu amigo me envió un par de fotografías de tí con la snitch en alto—agregó Lucius con suavidad: —me escribió una carta diciendo lo impresionante que fueron tus maniobras, y que habías decidido usar la Snitch como el regalo público de tu cortejo.
Draco recogió las piernas y se abrazó a sí mismo. Quería llorar más, porque su “amigo” seguro había sido Theo. Pero no le quedaban lágrimas que derramar luego de haber llorado tanto.
—El estúpido diario que dijiste que botarías apareció aquí—Draco no supo porqué lo dijo, pero lo siguiente que supo fue que su padre le había tomado del brazo y lo arrastraba hacia la puerta lateral que llevaba al pasillo de la oficina de Snape.
—Tenemos que sacarte de aquí, ya— dijo Lucius, su máscara de aristócrata se había roto, y ahora Draco sólo veía un padre preocupado.
Pero Draco no podía largarse, no ahora. Draco movió el brazo con fuerza, violentamente, para soltarse del hombre, que volteó a mirarlo exasperado: —¡Draco! ¡No tenemos tiempo para…!
—¡No me importa! —gritó Draco, dando un paso hacia atrás cuando el mayor trató de avanzar hacia él: —No me voy a ir ahora ¡Tengo que hacer algo!
—¡No! ¡no tienes que hacer nada! ¡Tienes que irte de aquí!
—¿Por qué? ¿Qué es tan importante que me vaya?
Lucius hizo una mueca, antes de respirar profundo y musitar: —Porque ese diario le pertenecía al Señor Tenebroso, y lo que fuera que contuviera, hacía a las personas actuar… Terrible.
Draco sintió un escalofrío recorrerle la espalda, en especial cuando su padre añadió: —fue el diario que usó, la última vez que la Cámara de los Secretos fue abierta; hace sesenta y cinco años.
🙟✦🙝
—¿¡Cómo que atacaron a Theo!? —Percy saltó, aterrado. Draco finalmente lo había llamado, y tenía la cara sucia y llena de lágrimas, y el cabello desordenado como si hubiera pasado la noche jalándolo y enredándolo.
—Le pedí que cuidara a una hija de muggles, mientra revisábamos por pistas sobre el paradero de una cosa estúpida que seguro está causándolo todo—Draco se quejó, pellizcándose las manos y rascando el borde de sus uñas con ansiedad.
—Pero…—Percy no podía creerlo: —Theo no es malo luchando ¿qué clase de monstruo podría hacerle eso? ¿No habrá una gorgona allá o si?
Draco negó con la cabeza, antes de arrancarse un pedazo de uña y chasquear la lengua: —No es una gorgona… No sé qué sea el monstruo, pero sé qué está causando esto y no puedo hacer nada para evitarlo.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque para poder quedarme, mi padre me hizo jurar alguna estupidez del secreto de familia o lo que sea.
—¿Qué? Y…uhm ¿eso qué significa?
—Que toda la información que me dio no puede ser compartida con alguien que no sea un Malfoy
—¿Ni siquiera conmigo?
—Agradece que a tí te puedo decir al menos que tengo información. Debe ser por el vínculo; a nadie puedo decirle nada de nada.
🙟✦🙝
Minerva detuvo al joven Malfoy antes de que pudiera entrar en el salón de historia de la magia. El rubio la miró, con la expresión de alguien que sabe que algo va a pasar y no puede hacer nada para evitarlo.
—Señor Malfoy ¿Me acompañaría un momento? —preguntó la mujer y el chico miró hacia el salón, y luego a ella.
—¿Podemos pasar por la enfermería? —pidió el chico, con una voz suavecita y un acento que no podía identificar.
Minerva asintió, así que el chico se acercó a ella y se dejó guiar hasta la enfermería. La mujer vio que el joven Malfoy se aferraba a su mochila, jugando con uno de los llaveros que colgaban de ella, y miraba al suelo mientras caminaba; no que pudiera culparlo, según Severus, el chico Nott era su mejor amigo.
Al entrar a la enfermería, el rubio caminó lentamente entre las hileras de camas, deteniéndose un momento frente a las dos víctimas más recientes; la señorita Clearwater y la señorita Granger, antes de avanzar hasta el chico que estaba agazapado, como listo para saltar.
Malfoy dejó escapar un sollozo, acercándose a su amigo. Puso su mano sobre la del chico y sollozó más fuerte.
—¿C-cuánto falta? —preguntó el rubio, limpiándose las lágrimas con gesto molesto. Ante el silencio inquisitivo de Minerva, el chico explicó: —Para que puedan despetrificarlos a todos.
—Un par de semanas más y las mandrágoras estarán listas—respondió la enfermera, que se había acercado tranquilamente. El joven Malfoy alzó la mirada hacia ella, y Poppy se detuvo en seco.
—¿Sienten dolor? —preguntó el chico, con suavidad: —¿Volver les dolerá?
—En lo absoluto, cielo—dijo Poppy, con la misma suavidad, poniéndole una mano en el hombro: —pronto podrás volver a hablar con tu amigo ¿vale?
Malfoy asintió, antes de suspirar bajito: —Cuando vuelven… ¿terminarían lo que estaban haciendo antes de ser petrificados?
—Es posible.
—Entonces le aconsejaría no estar cerca de él; parece a punto de golpear a… alguien.
Poppy miró a Minerva, y luego al joven Malfoy: —¿Siempre es violento?
—No—el rubio negó con la cabeza: —seguro creyó estar en peligro.
Poppy asintió: —iba a defenderse.
—O defenderlas a ellas—Malfoy miró a Granger con una expresión complicada.
Minerva le puso una mano en el hombro al chico: —Venga, señor Malfoy.
El chico se dejó llevar, dócil, hasta su oficina, sin decir nada. Una vez allí, el chico miró alrededor, pellizcándose las manos. Parecía estar examinando el lugar.
—¿Té? —preguntó la mujer, a lo que el chico asintió. Minerva le señaló la silla frente a su escritorio: —Siéntese por favor.
Malfoy se sentó, y su pierna empezó a temblar, como hacía a veces en clases. TDAH había dicho Severus, pero a Minerva le parecía que el chico estaba muchísimo más inquieto que de costumbre.
El rubio recibió la taza y la tomó con ambas manos, como si quisiera calentarlas. Definitivamente no algo que un sangre pura promedio haría. Pero en ese año y medio de clases impartidas al chico, era obvio que el chico había sido criado muy diferente. No que fuera malo, pero no era lo que ella había aprendido a esperar de chicos de Slytherin de una familia como los Malfoy.
—¿Qué le gustaría preguntarme, Profesora? —preguntó el rubio, después de tomar un sorbo de su té: —Porque estoy seguro de que no planeaba llevarme a ver a Theo, y que en un momento así, no escoge estudiantes al azar para invitarles una taza de té.
Minerva suspiró, tomando un sorbo de su propia taza de té: —encontramos un par de cosas en las manos del joven Nott, y esperábamos que pudieras explicarnos sobre eso.
Malfoy asintió, mirando de vuelta a sus taza: —¿Qué encontraron?
—Un par de dagas… De bronce.
—Ya veo.
—¿Sabes dónde las consiguió?
El rubio tomó otro sorbo de té, despacio: —Fueron un regalo.
—¿Por qué las tenía en la escuela?
—¿Defensa personal?
—¿Para eso no usaría su varita?
—No sé, probablemente.
—¿Las llevaba encima por lo del monstruo?
—Es posible.
—¿Por qué creería que podría defenderse del monstruo con eso?
—Pues, no sé de muchas cosas que no se mueran o al menos queden heridas si se les clava un arma ¿usted si? —Malfoy alzó la mirada, ladeando un poco la cabeza: —Es como eso que dicen de los vampiros ¿sabe? Que los puedes matar con una estaca en el corazón; pero realmente ¿no cualquiera se moriría por una estaca en el corazón? Yo creo que si… O bueno, si la dejan puesta y la sangre no se va a ningún lado, tal vez llegues a emergencias a tiempo ¿no? No sé, Percy no me dejaba ponerle cuidado a la clase de biología ¿explicarían eso en biología?
Minerva parpadeó, sorprendida. Eso era lo más que había escuchado al chico hablar, de hecho, el chico seguía murmurando cosas, como perdido en su propio mundo. ¿A eso se refería Severus cuando decía que si le daba cuerda el chico no paraba? Tal vez. Pero nada de lo que decía le explicaba qué trataba de hacer el joven Nott.
—...aunque Annie Isles pasó medio año con una bala en el pecho luego del tiroteo en la cafetería, así que esas heridas tampoco son mortales siempre…
—¿Tiroteo en la cafetería? —preguntó Minerva, alarmada. El rubio se cayó de inmediato, mirándola casi con sorpresa, antes de desviar la mirada. A los pocos minutos era obvio que el chico no iba a elaborar más con respecto a eso.
—¿Sabes qué hacía el joven Nott en el pasillo de la biblioteca? —Minerva escogió preguntar, haciendo que la expresión del rubio se volviera sombría.
—Estaba siguiendo a Granger.
Minerva frunció el entrecejo: —¿Por qué seguía a Granger?
—Porque yo se lo pedí— el rubio dijo, simplemente, mirando a la profesora con algo de tristeza: —vi a Granger ir sola a la biblioteca, y me angustié así que Theo se ofreció a ir a ver que nada le pasara.
—¿Y por qué se angustió?
—Porque soy… nervioso como un hurón jaja
—Esto es un asunto serio, Señor Malfoy.
—¿Cree que no me lo tomo en serio? Mi mejor amigo está en una camilla por mi culpa, profesora. Me lo tomo muy en serio.
—Esa risa…
—Fue una respuesta nerviosa, pero claro, ¿es porque soy Slytherin? Debe serlo —el rubio chasqueó la lengua, poniendo la taza sobre la mesa con algo de fuerza: —seguro estoy tramando algo malo ¿No? ¿Por qué otra razón me preocuparía por los hijos de muggles? Claro—Malfoy se levantó y se acomodó su túnica, antes de mirarla con molestia: —Si no va a acusarme de algo, le pido que me deje volver a mis clases; tengo que tomar notas bien para tenerlas listas para Theo, y eso no es particularmente fácil para alguien como yo.
Minerva apretó los labios ante eso; el chico se había puesto a la defensiva y no parecía querer cooperar más. Pero, también parecía que el muchacho sabía algo ¿debía tratar de presionarlo un poco más?
—No quise hacerlo sonar a acusación, joven Malfoy.
—¿No? ¿No me va a leer la advertencia Miranda?
—¿La advertencia Miranda? —Minerva frunció el entrecejo, pero dejó pasar el comentario: —No voy a leerle ninguna advertencia, señor Malfoy; se nota que está alterado, y con justa razón. Si tan solo pudiera explicarme porqué estaba preocupado por la seguridad de la señorita Granger, tal vez pueda darnos pistas sobre como proteger a los demás hijos de muggles.
El rubio la miró fijamente, haciendo una mueca: —No me creería.
—Tendré la mente abierta —respondió la mujer, con tranquilidad. Malfoy miró hacia la puerta.
—Si le digo ¿Me dejará volver a clase?
—Si.
—Ella pasó por mi lado y cuando parpadeé vi una cosa gigante que le clavaba los colmillos y la devoraba.
De todas las cosas que Minerva esperaba que el chico fuera a decir, esa no era una de ellas: —¿A qué se refiere con cosa gigante?
El rubio parpadeó: —¿Me cree?
—El Don no es algo común, pero puede pasar—Minerva dijo con dulzura, antes de agarrar una lata con patrón de tela escocesa y abrirla, para ofrecerle al chico una galleta. El rubio miró la lata y se acercó, como si fuera un animalito salvaje, y tomó una galleta con una velocidad que sobresaltó a la profesora.
—No pude detallarlo, pero tenía muchos colmillos del tamaño de mi brazo, y… —Malfoy cerró los ojos, como tratando de recordar, mientras daba mordisquitos a la galleta: —no tenía pelo, ¿escamas tal vez? ¿o eran plumas? No recuerdo… Sólo sé que era grande, muy grande.
Minerva no sabía qué tan útil sería la información para encontrar qué estaba detrás de los ataques, pero en ese punto, cualquier información era buena información. Además, el joven Malfoy se veía más tranquilo después de que ella aceptara su versión de la historia.
—¿Usted cree que eso ayude a encontrar al monstruo? —Malfoy preguntó, abriendo los ojos con lentitud: —¿N-no hay pistas o testigos de hace 65 años? Tal vez ellos ayuden.
—Los testigos de hace 65 años dijeron que los ataques pararon luego de que Hagrid fuese expulsado —dijo Minerva, con voz suave y, para su sorpresa, el rubio hizo una mueca. Minerva lo miró con curiosidad: —¿Pasa algo?
—Mire, no quiero ofender a nadie—dijo el rubio, cruzándose de brazos: —porque la verdad es que él puede ser negligente, y poco confiable, ¿pero en plan de ponerse a atacar estudiantes? Nah, en especial no hijos de muggles. Le creería si los atacados hubiéramos sido sólo Slytherins, la verdad.
Minerva frunció el entrecejo: —¿Por qué dice eso, Señor Malfoy?
—El año pasado me castigaron en el bosque prohibido con él ¿recuerda? —el rubio la miró haciendo un puchero: —Ese… hombre, nos mandó con el cobarde de su perro a ver qué había matado a un unicornio; pudimos haber muerto, dado lo que rondaba el bosque.
Minerva se apretó el puente de la nariz; definitivamente, tendría que hablar con Dumbledore cuando volviera sobre dejar a los estudiantes ayudar a Hagrid como castigo:—¿Y porqué dice lo de que podría haber sido si los atacados fueran Slytherin?
—Porque el hombre me odia por ser Slytherin— Malfoy se encogió de hombros: —Neville se asustó en algún momento, porque una cosa hizo que el perro nos saltara encima, y el… señor ese, decidió que como era Slytherin yo había molestado a Neville ¿Por qué molestaría a Neville? Somos amigos.
Minerva suspiró pesadamente: —Entiendo… En caso de que Rubeus vuelva, le daré una reprimenda sobre las formas correctas de tratar a los estudiantes.
—Gracias ¿Puedo volver a clases?
🙟✦🙝
Severus se sentía muy mal por Draco, en especial cuando lo veía mover la pierna y juguetear con sus dedos o con el agitador. Lucius le había confiado que había tenido una pequeña discusión con el joven, y que habían llegado un acuerdo para dejarlo quedarse en el castillo.
El pocionista apretó un poco los puños cuando notó a Longbottom, dándole apoyo a su pequeño dragón. El Gryffindor le sonreía y le daba la mano de cuando en cuando, haciendo que el Slytherin sonriera a su vez, más tranquilo.
Por un lado, era bueno que el rubio tuviera alguien que lo mantuviera tranquilo luego de lo que había pasado con Nott. Por otro ¿Por qué tenía que ser un Gryffindor? ¡Y Longbottom de entre todos! Bueno, siempre podía ser peor.
Podría haber sido Potter.
La idea lo hizo estremecerse y lanzarle una mirada venenosa al moreno, que parecía haber estado distraído. La audacia. Definitivamente no era como su Lily, preciosa, inteligente y siempre aplicada en clases. No. Era un revoltoso igual que su padre.
—Profesor—Draco lo llamó, y Severus volvió su atención a su ahijado.
—¿Si, Señor Malfoy? —preguntó el hombre, esperando alguna pregunta interesante por parte del rubio.
—Si el Profesor Dumbledore no puede volver ¿La Profesora McGonagall sería la directora permanente o cualquiera de ustedes podría postularse como director? —el rubio preguntó, sin levantar su mirada de las raíces que estaba cortando. Severus trató de no sonreír ante la pregunta, que aparentemente había salido de la nada.
—Bueno, bueno, Malfoy—el mayor dijo: —el Profesor Dumbledore solo ha sido suspendido; me atrevería a decir que volverá pronto.
El rubio asintió, algo distraído: —seguro varios de los gobernadores votarían por usted, si se postulara, dado el caso…
Severus intentó no sonreír, de verdad que sí.
Aunque su media sonrisa se congeló, al escuchar que el rubio musitaba: —tal vez sería mejor que los hijos de muggles empacaron y se fueran, porque el próximo definitivamente va a morir
Severus había sido informado por Lucius (y por Minerva) que su ahijado a veces veía cosas horribles que iban a ocurrir, pero oírlo decir eso, casi como quien comenta el clima lo hizo estremecerse.
La mirada de Draco está fija en su poción, la cual definitivamente no es la poción que debería estar haciendo. Severus se tensó; habían demasiados ingredientes reactivos en la mesa, y en la poción que debían estar preparando. Que en teoría si seguían las instrucciones, nada debería pasar, pero Draco estaba haciendo algo diferente.
Algo peligroso.
Severus necesitaba pensar rápido; miró alrededor a los intentos de pociones de los otros alumnos, y tomó una decisión.
—Vamos a hacer un hechizo de estasis sobre las pociones—dijo, con tranquilidad: —dado que ninguno de ustedes va a ser capaz de terminarla a tiempo; van a anotar exáctamente en que parte de las instrucciones se quedaron, y van a escribir un ensayo de diez centímetros de porqué los pasos restantes son importantes.
El grupo se miró entre ellos, pero todos asintieron, sacando pluma y pergamino para anotar en qué paso de la poción iban. Severus pasó mesa por mesa (empezando por la de Draco y Longbottom) poniendo el hechizo sobre las pociones, y notó la expresión de confusión de Draco, mientras miraba las instrucciones en el tablero y lo que había anotado en su cuaderno.
Severus vio como todos iban haciendo anotaciones, sobre las instrucciones y sobre los ingredientes que quedaban. La poción de Draco se había vuelto de un amarillo pálido al ponerle el hechizo, lo cual tranquilizaba marginalmente a Severus; la poción no iba a explotar, pero si podría dejar incapacitado a cualquiera que estuviera cerca de ella, si el rubio echaba los ingredientes que faltaban.
El pocionista podía entender que Draco estuviera distraído, pero ¿cometer un error tal? Eso ya era demasiado. Tal vez debería hablar con él para que aceptara la petición de su padre de terminar el curso en casa.
🙟✦🙝
—¿Dónde está Nott? —preguntó Anthony, notando que el chico ya había faltado a varias clases. No que le sorprendiera; sabía que varias familias habían decidido sacar a sus hijos del colegio hasta que la situación se resolviera.
Malfoy lo miró con expresión taciturna y musitó, tan bajo que el Ravenclaw no estaba seguro de haberlo escuchado: —Fue atacado por el monstruo.
Anthony casi deja caer su varita, y por consecuente, casi hace que su pobre ratón salga volando lejos. El rubio a su lado ni siquiera estaba tratando de hacer el hechizo de transformación, y en su lugar jugaba con el ratoncito. En su cuaderno, sin embargo, había notas muy detalladas de cómo realizarlo. Luego de ver las notas, Anthony estaba seguro de que el rubio podría lograr el hechizo a la primera.
—¿Por qué nadie ha dicho nada? —Anthony preguntó, suavemente, para que Sue y Amanda (que estaban sentados detrás) no los escucharan.
—¿Te imaginas el pánico? —Draco respondió, dando una sacudida a la mesa que hizo que el ratón se asustara. El rubio ladeó la cabeza, moviendo sus manos en un rápido movimiento para atrapar el ratón, aprovechando que estaba estresado: —podría desencadenar una tragedia.
Anthony podía entender eso; si de por si la gente ya estaba nerviosa y asustada por la población hija de muggles, si se enteraban de que un sangre pura había sido atacado, entenderían que realmente nadie estaba a salvo. Algo que los Ravenclaw ya habían asumido, dado que Penélope, su prefecta estrella, había sido atacada.
—¿Estás tomando notas para él? —Preguntó Anthony al cabo de un momento; el chico Nott no le caía particularmente bien, en especial por su evidente desdén por los procedimientos adecuados, pero era amigo de Draco y, cuando no estaba siendo una amenaza, tenía buenas ideas.
—Es lo menos que puedo hacer—respondió Draco, acariciando con suavidad la cabeza de su ratón.
—Entonces deberías hacer la parte práctica también y escribirle como la sentiste —apuntó Anthony, señalando a su tacita de té: —dado que no tendrá mucho tiempo para ensayo y error con lo cerca a los exámenes que despertará.
Draco lo miró con los ojos bien abiertos; puso el ratón en la mesa y, sin mirar al ratón en ningún momento, realizó el hechizo. La tacita frente a él tenía un patrón azul con olas, que a Anthony se le antojaba asiático.
El rubio tomó la pluma y anotó algo en su cuaderno, antes de darle un golpecito a la taza y volverla a convertir en un ratón: —¿Estás bien, Boh? ¿Los animalitos que transformamos sentirán dolor al ser transformados?
Anthony si se sabía esa respuesta: —No sienten dolor; es como si se quedaran dormidos por el tiempo que dura la transformación.
—¿Y si nunca lo transformo de vuelta? —Draco puso una expresión de terror: —¿Estará atrapado siempre en un sueño eterno? ¿Y si rompo la tacita? No, me niego, pobre Boh.
—Señor Malfoy—llamó la Profesora McGonagall, que al parecer había escuchado lo último de la conversación: —por favor absténgase de ponerle nombre a los ratones, y complete la tarea.
Draco suspiró pesadamente: —Lo siento, Boh—el rubio musitó bajito, acariciándole la cabeza al ratón, antes de hacer el hechizo y transformarlo otra vez en la tacita. Entonces miró hacia la profesora: —¿puedo liberarlo? Pobrecito.
McGonagall tomó la taza y la examinó, antes de ponerla otra vez sobre la mesa con cuidado: —Si, Señor Malfoy, puede regresar al ratón, pero le pido que no se encariñe con cada uno de los animalitos que tendremos para transformar.
Draco asintió, devolviendo al ratón a la normalidad y acariciándole la cabecita.
—No solía importarte tanto —comentó Parkinson, dándose la vuelta en su silla, para mirar al rubio: —¿Qué pasó?
Draco miró al ratón y luego a su compañera de casa: —Nada, solo que pensé que sería como lo que les pasa a los atacados.
La sonrisa divertida de Parkinson se desvaneció, y en su lugar la chica hizo una mueca, antes de volver a acomodarse en su silla.
—¿Por qué todo contigo siempre termina siendo macabro? —Anthony preguntó, mirando a Draco de reojo.
—No es a propósito—Draco hizo un puchero, y Anthony sonrió de lado. Algo le decía que tenía que ver con los misteriosos dones del chico, pero iba a necesitar más tiempo en la biblioteca y con el chico; probablemente sería el otro año, dado como iba andando ese.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara el capítulo :3
Chapter 48: Draco opina que los monstruos deberían estar sólo en una de sus vidas, no las dos, gracias.
Summary:
Así como el año escolar se acerca a su fin, el problema de la Cámara parece a punto de ser resuelto, dado que los petrificados están por volver.
Notes:
Draco está cansado, jefe.
Espero que les guste el capítulo de hoy, porque yo disfruté mucho haciéndolo.
Muchísimas gracias a mis betas Anto, por insistir en salvar a la princesa, Gabs por ser el sol de mis días, y Satanás por instarme a hacer esto aún si después no responde las encuestas que le pongo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
47. Draco opina que los monstruos deberían estar sólo en una de sus vidas, no las dos, gracias.
—¡Tengo buenas noticias! —dijo McGonagall durante el desayuno, a unos cuantos días del inicio de los exámenes. Draco alzó la mirada, curioso, y no pudo evitar sonreír al escuchar como en el Gran Comedor se alzaban varios gritos de emoción:
—¡Dumbledore vuelve!
  
    
  
  
    
  
  —¡Capturaron al Heredero de Slytherin!
—¡Se reanuda la temporada de Quidditch!
McGonagall sonrió de lado antes de decir: —La Profesora Sprout me ha informado que las Mandrágoras están listas al fin; Hoy en la noche, podremos traer de vuelta a aquellos que fueron petrificados—el Comedor entero se mantuvo en silencio, a la expectativa con eso: —No creo necesitar recordarles que alguno de ellos podría ser capaz de decirnos qué o quién los atacó, lo que nos da esperanzas de que, este año terrible, termine con la captura del culpable.
Draco se sintió mejor de inmediato, hasta que recordó los exámenes a la vuelta: —Oh no…
—¿Qué pasa? —Daphne preguntó, tensándose de repente: —¿Viste algo?
Draco negó con la cabeza: —solo pensaba en que Theo va a tener que adelantar casi un mes de clases a tres días de los exámenes.
Daphne puso una mueca de inmediato: —Oh no.
—Oh no— corearon Blaise y Pansy, haciendo muecas también.
Vincent miró hacia la mesa de Profesores: —¿Y si le pedimos a los profesores que le den un tiempo?
—¿Para qué? —Millicent preguntó, curiosa ante el comentario del chico.
—Para que nos deje dormir—Vincent replicó con total seriedad, y Draco no pudo evitar reírse ante eso.
—Oh, esa es una gran idea—Blaise convino: —de vez en cuando tienes buenas ideas.
Los otros empezaron a reírse, y Draco se sentía muy contento, tanto que no notó al chico antiguo riéndose al lado de la mesa de Gryffindor y siguiendo a una muy angustiada chica pelirroja de primer año.
🙟✦🙝
Lavender se sentía demasiado culpable, al pensar en Theo petrificado en la enfermería; en especial porque su petrificación había sido mantenida en secreto para todo el colegio. También, la expresión que Draco ponía, cada vez que la veía en clases, la hacía sentirse peor.
Aunque… Draco se veía mil veces más culpable, después de todo él había sido quién le había dicho a Theo que siguiera a Granger.
Lavender deseaba poder animar más a su amigo, pero ni ella ni Neville sabían ya qué hacer o decirle.
—Al menos ya esta noche los despetrifican—iba comentando la chica, mientras caminaban hacia el aula del profesor Binns, a lo que Neville asintió levemente.
—Siento que hay algo más molestando a Draco— dijo Neville, pasito; eran los últimos del grupo, pero el chico no parecía querer que alguien más los escuchara: —Tú eres su amiga ¿no? ¿Sabes qué le pasa?
Lavender se mordió el labio: —Draco piensa que hay un artefacto de magia negra que está causando todo esto.
—¿Y no le ha dicho a los profesores? —Neville hizo una mueca.
—Pues yo no le creía de a mucho cuando me dijo, la verdad—La castaña se encogió de hombros, y se sintió mal al pensarlo, recordando lo angustiado que había estado.
Neville frunció el entrecejo: —¿Por qué no le creíste?
Lavender sintió sus mejillas arder de la vergüenza: —Porque creí que solo quería conseguir algo para molestar a Harry.
El pelinegro hizo un sonido de desacuerdo y miró hacia atrás: —¿Y Ron y Harry?—Neville sonaba exasperado y decepcionado.
—No los he visto…
—Venían tras de nosotros—Neville hizo una mueca: —Seguro se escaparon a hacer una tontería.
Lavender hizo una mueca a su vez: —¿Tú crees?
Antes de que Neville pudiera responder, llegaron al salón, con la Profesora McGonagall detrás. La profesora se acercó al profesor Binns, con expresión compungida: —Profesor Binns, los señores Weasley y Potter están en la enfermería, acompañando un momento a la Señorita Granger.
Neville rodó los ojos y suspiró: —¿Cuánto a que están usando a la pobre de Hermione como excusa para recorrer el castillo sin permiso?
Lavender suspiró a su vez: —Odio que sea algo que podría estar pasando.
Neville hizo un puchero, mientras entraban y se sentaban al fondo. Lavender sacó un cuaderno de dibujo en el que había estado bocetando ideas para peinados, tanto para ella, como para Katie, Parvati y Draco. A su lado, Neville ni siquiera quiso fingir que estaba haciendo algo, y se acomodó para dormir.
La clase iba lenta y soporífera como siempre, y Lavender estaba muy concentrada en sus bocetos cuando la voz de McGonagall, que parecía resonar por todo el castillo, dijo: —Todos los estudiantes regresen a sus respectivos dormitorios inmediatamente. Todos los profesores, regresen a la Sala de Profesores de inmediato, por favor.
Lavender miró a Neville, quien la miró adormilado y confundido. Algo muy malo había pasado, la castaña estaba segura. ¿Por qué no le había hecho caso a Draco de tener sus hachas siempre con ella? ¿Y si algo los atacaba de camino a la Torre de Gryffindor?
Aunque a Theo no le habían servido de nada las dagas ¿no?
Lavender quería llorar.
🙟✦🙝
—Cada uno de ustedes va a ir a sus dormitorios y a empacar sus cosas—dijo el Profesor Snape, con expresión cansina: —Mañana a primera hora el Expreso vendrá a buscar a todos los estudiantes.
—¿Sabemos quién fue llevado a la Cámara? —Preguntó Pucey, con expresión de que iba a burlarse apenas lo dijeran.
—Ginny Weasley—respondió el profesor, simplemente: —Ahora en vez de decir tonterías, vayan a empacar… Usted no, Señor Malfoy, usted acompáñeme.
Draco caminó hacia el profesor con paso renuente, la pobre chica no merecía morir así. Nadie merecía morir así; sin siquiera la opción de poder defenderse, sólo porque alguien decidió atacar gente por las circunstancias de su nacimiento.
—Draco— el profesor Snape le puso la mano en el hombro tan pronto como estuvieron en la oficina del hombre: —necesito que seas honesto conmigo.
El rubio alzó la cabeza confundido, viendo como el profesor parecía estar mirando algo más allá de él: —¿Honesto? S-sí claro ¿qué pasó?
—Tu sabes qué está causando esto —el profesor afirmó, no preguntó. Pero aunque no fuera así, Draco sintió la magia Malfoy rodearle la garganta; no podía responder a ello.
—Yo…No tengo nada que ver con lo que está ocurriendo—logró decir el rubio, haciendo que el pocionista hiciera una mueca.
—¿Sabes cómo detener esto?
Draco sintió la magia casi ahorcarlo, mientras trataba de decir que sí, que había que destruir el diario, pero de su boca no surgió ningún sonido. Sentía como su cara estaba en una expresión plácida que odiaba, porque era una mentira creada por el Secreto de la Familia.
El mayor lo miró intensamente y suspiró: —La información que tienes está protegida bajo el Secreto de la Familia Malfoy?
Draco casi lloró de felicidad cuando pudo asentir, mirando intensamente a su padrino, el cual se enderezó y empezó a caminar de un lado a otro de la oficina; el mayor estaba pensando, probablemente. Draco quería poder ayudar más, pero no tenía forma de hacerlo por el estúpido juramento.
Su padre había sido muy listo al hacer a Draco jurar que, aparte de que no compartiría información, no iba a buscar activamente ni el diario, ni el monstruo. Si no fuera por eso, habría revisado el castillo, desmontado ladrillo por ladrillo si hacía falta, para vengarse en nombre de su mejor amigo.
Draco esperaba que encontraran al culpable, y que sufriera, por lo que le había hecho a su amigo. Ojalá su muerte fuese justicia poética, en plan, que lo que fuera el monstruo lo atacara o muriera por culpa del monstruo.
El rubio se quedó congelado; ni siquiera sus dedos seguían pellizcando la palma de su mano. ¿Acababa de desear la muerte de alguien?
Si.
Acababa de desear una muerte sumamente dolorosa a alguien.
Draco se sentía enfermo ¿Era ese el tipo de persona que era? ¿Y si Neville se enteraba y dejaba de quererlo? Peor ¿Y si Percy se enteraba y dejaba de quererlo?
No. No.
Percy no lo dejaría de querer por eso ¿o sí? Después de todo, Percy también había matado monstruos antes ¿no?
Monstruos, si, pero no personas. Ni siquiera la muerte de Luke; aunque tú sigues deseando que él vuelva, o tal vez sea que quieres unirte a él y sólo es Percy lo que te mantiene en el campamento…
Draco quería llorar.
¿Ahora estaba escuchando voces? No, no. Osea, si, pero no era algo reciente. No, Draco estaba seguro de haberla escuchado antes… ¿Su consciencia? ¿algo malvado?
¿Malvado? ¿Eres malvado, Draco? Tal vez sí, después de todo, acabas de desear la muerte de la pobre Ginny Weasley. No es que fuera su culpa ¿o sí? Tu padre dijo que el diario hacía que las personas hicieran cosas, y ahora la pobre chica morirá una muerte terrible por tu culpa.
No, claro que no.
¿No? Bueno, si, puede que solo sea una coincidencia , no es que pudieras evitar tener razón ¿o sí?
—¡Draco! —El Profesor Snape le agarró por los hombros y dio una pequeña sacudida; a juzgar por su expresión de preocupación, el hombre llevaba llamándolo un buen tiempo: —¿Estás bien?
—D-debería ir a empacar—musitó el rubio, con voz temblorosa. El pocionista lo miró con ojos entrecerrados.
—Déjame darte una poción relajante primero; todo esto debe ser muy angustiante.
Draco quiso protestar, pero el profesor parecía tener ese tipo de pociones listas, y en poco tiempo, se había bebido un vial de una poción que sabía sospechosamente a manzanilla y limoncillo, y se sentía muchísimo mejor.
El pelinegro lo acompañó hasta su habitación, donde lo dejó a cargo de Blaise, y les pidió a ambos que ayudaran a empacar las cosas de Theo.
Si Blaise notó los candados extra en las maletas de Theo y Draco, no dijo nada, y el rubio se sentía demasiado plácido como para sospechar o inventar excusas.
Fue la primera vez en meses que dormía a gusto, sin pesadillas extrañas sobre ancianas tejedoras, o monstruos sin forma, o rostros desdibujados en la oscuridad.
🙟✦🙝
Lo último que Theo había visto, había sido el reflejo de unos ojos amarillos en el plano de la hoja de su daga, luego de que Granger hubiera sido estúpida y se hubiera negado a escucharle sobre que debían tomar una ruta menos expuesta hacia el despacho de profesor más cercano.
Ahora, un escalofrío de terror le recorría el cuerpo, porque de repente estaba en un lugar completamente diferente y sus dagas no estaban en sus manos. Estaba acostado en algún lugar, del cual se levantó de un salto, listo para correr o lanzar un hechizo.
Frente a él, con expresión de pocos amigos, estaba la enfermera Pomfrey, no muy contenta con su actuación: —Le exijo que se siente, señor Nott; acaba de ser despetrificado y su cuerpo requiere descanso.
Theo la miró y chasqueó la lengua, maldiciendo por lo bajo a Granger. Si tan solo la Niebla funcionara tan bien con los magos como con los muggles y los mestizos. Con un suspiro volvió a la camilla en la que había estado hasta hacía un momento y se sentó con las piernas cruzadas.
—Enfermera Pomfrey, no quiero alarmarla, pero hay un basilisco en la escuela—decidió decir, desviando la mirada para ver como los otros que habían sido petrificados lentamente empezaban a moverse ¿él había sido el primero en despertar?
—L-lo siento—musitó una voz, débil y sollozante en algún lugar a la izquierda de Theo. El pelinegro descorrió la cortina de ese lado y vio a la Weasley menor sentada en la camilla, junto a quienes parecían ser sus padres.
Theo la miró un momento y frunció el entrecejo: —¿Por qué te disculpas, Weasley? ¿Acaso tú criaste el basilisco? No, claro que no; fue un lunático hace quién sabe cuantos siglos que tenía cero interés en proteger a los alumnos y mucho interés en creerse mucho.
La pelirroja lo miró sorprendida; se veía débil, incluso su magia se sentía débil, y se notaba que había estado llorando: —G-gracias.
—Y ahora agradeces—Theo negó con la cabeza: —De verdad que los Gryffindor están mal de la cabeza— el Slytherin suspiró pesadamente, y volvió a mirar a la enfermera, que había seguido examinando a los que lentamente empezaban a mover sus extremidades: —¿No debería ir a buscar a un profesor? Yo puedo cuidar la enfermería; pasé un verano ayudando en una enfermería una vez.
—El asunto con el basilisco ya fue resuelto, Señor Nott—dijo la enfermera, categóricamente, antes de mirarlo con sospecha: —y aunque aprecio la oferta, sólo acepto alumnos de nivel ÉXTASIS en pociones o herbología como asistentes, generalmente los que quieran perseguir alguna carrera de medimago.
Theo ladeó la cabeza ante eso; definitivamente eso no le sonaba muy interesante, así que no sería asistente de la enfermera en su sexto y séptimo año. Sin embargo, había algo más apremiante: —¿Ya se resolvió? ¿Cómo se resolvió?
—H-harry mató al basilisco—dijo la pequeña Weasley y Theo dejó escapar un suspiro de alivio. Bueno, al menos Draco no se había metido en medio de eso ¿cierto? Potter había sido. Mucho mejor.
Aunque Theo casi hubiera querido que hubiera sido Draco, porque seguro el chico habría tomado un colmillo o dos para traérselos como prueba de haberse vengado por él. Percy, Will y Nico podían decir lo que quisieran del rubio, pero Theo sabía que Draco era del tipo de persona que nunca olvidaba una afrenta, y que se vengaba cuando le hacían daño a alguien que quería.
—¿Eso pasó hace mucho? ¿Cómo fue? —Theo preguntó, interesado; no le parecía muy lógico que Potter (que no tenía entrenamiento de lucha si el incidente con Blaise en el “club de duelo” era algo para guiarse) hubiera podido matar a una serpiente gigante que había petrificado a Theo que tenía al menos tres vacaciones de entrenamiento matando monstruos en su haber. Le dolía el orgullo, pero nadie debía saberlo.
—N-no estoy muy segura, no estaba consciente para verlo, pero usó una espada mágica y un fénix que le quitó los ojos—musitó la chica, y Theo se sintió marginalmente mejor (Potter había hecho trampa): —pero sé que fue hace menos de una hora.
—¿Estabas ahí? —Theo miró a la chica con renovado interés; tal vez la chica supiera qué había pasado con el estúpido diario por el que Draco estaba tan preocupado. Ahora ¿cómo preguntar por eso sin levantar sospechas?
—Yo… —Pero la chica no pudo terminar de hablar, porque Draco entró en la enfermería, seguido muy de cerca por su padre, Benjamin Nott.
—¡Theodore! —Draco se veía profundamente aliviado, igual que su padre. El rubio subió de inmediato a su cama y le dio un fuerte abrazo, escondiendo su rostro en el hombro del pelinegro. Tsk, de verdad que a Draco le hacían falta más lecciones de cómo ser un sangre pura correcto.
Su padre se había detenido a decirle algo a madame Pomfrey, que la había hecho fruncir la boca como si hubiera comido un limón muy agrio, o si hubiera tomado una de sus medicinas asquerosas. El patriarca Nott lo miró con una pequeña sonrisa, apenas visible, y se acercó hasta los pies de la cama, con sus manos sujetas tras la espalda: —Theodore.
—Padre —Theo sonrió, dándole una palmadita en la espalda a su amigo, que lo soltó con cuidado e hizo un puchero.
—Acompáñanos, Theodore—dijo su padre simplemente, a lo que Draco saltó para levantarse y lo miró intensamente. Era obvio que el rubio había querido ofrecerle la mano para levantarse, a juzgar por el pequeño espasmo en su mano izquierda, pero había recordado la regla de no parecer débiles frente a estudiantes de otras casas.
—Por supuesto, Padre—respondió el joven pelinegro, levantándose con cuidado de la camilla y alisado su túnica. Se despidió con un gesto de la cabeza de los Weasley, y le dio un pequeño “Gracias, Madame” a la enfermera, antes de seguir al rubio y a su padre fuera de la enfermería. Caminaron en silencio de vuelta a la mazmorra y una vez estuvieron en la puerta de la Sala Común, su padre lo jaló para darle un abrazo fuerte.
—Estaba muy preocupado, Theo —dijo el hombre, con voz quebrada: —¿¡Cómo ha podido pasar!? ¿Qué hacías con esas sangre sucias?
— Estaba volviendo de la biblioteca y las escuché hablando de que sabían qué era el monstruo y cómo se movía por el castillo—Theo hizo un puchero, desviando la mirada, para dar más la impresión de que todo había sido un error:—Y me dió curiosidad, así que fui tras ellas a ver qué decían, entonces Granger sacó un espejito para mirar por la esquina y quedó petrificada junto con la otra. Así que saqué mis…
¡Las dagas! ¿Dónde estaban sus dagas?
—McGonagall tomó tus dagas…—musitó Draco, con aprehensión:—Me interrogó al respecto incluso.
—¿Te interrogó?—tanto Theo como su padre voltearon a mirar al rubio, quién hizo una mueca.
—Y no me leyó la advertencia Miranda—musitó bajito el rubio, haciendo que Theo lo mirara confundido. Draco negó con la cabeza y suspiró:—De cualquier forma, las debe tener en su oficina ¿Vamos por ellas?
—No—el patriarca Nott dijo con firmeza:—ustedes dos van a ir a empacar sus cosas, y luego van a esperarme con el Profesor Snape.
—¡Pero, padre!—Theo saltó, parcialmente indignado:—¿Qué hay del resto de las clases? ¿Cuánto tiempo ah pasado? ¿Y los exámenes?
—Los exámenes van a ser cancelados—el hombre dijo, tranquilamente:—por ahora, tanto ustedes como yo tenemos cosas más apremiantes en las que pensar… Por ejemplo, asegurarnos de que ambos estén preparados para lo que se viene.
Theo sintió un sudor frío ¿Lo que se venía? ¿No estaría hablando de lo que pasaba con el Campamento o sí?
—Después de todo, van a cumplir trece y ya pueden acompañarnos a las sesiones del Wizengamot—Theo no sabía que esperaba, pero seguro no era eso. Pero bueno. Su padre le puso la mano en el hombro:—vamos a llevarlos de regreso a casa para que puedan avanzar en sus lecciones antes de que tengan que ir a ayudar a su campamento.
Draco se había tensado ante eso:—¿Tenemos que ir ya? ¿No podemos esperar hasta que confirmen que el culpable fue atrapado y ya nadie está en peligro?
Theo lo miró de reojo, y notó que Draco se veía… Demacrado; parecía haber perdido algo de peso y estaba usando maquillaje (porque no se notaban mucho sus pecas del sol), además sus movimientos eran algo más lentos que lo usual.
—Podemos esperar esta noche, si—concedió su padre, con un suspiro:—Iré a buscar a la Profesora McGonagall y a Lucius…
—¿Mi padre vino?—Draco parecía conflictuado por eso:—É-el ¿está bien?
—Si lo está—El mayor lo miró y le sonrió suavemente, antes de ponerle la mano en el hombro:—Tu padre me dijo que estabas… conflictuado por nuestras previas alianzas.
Draco hizo una mueca:—Y-yo… Creo que nunca lo entenderé, pero creo que puedo trabajar con padre sobre ello.
—Bien—el mayor dijo, con un pequeño suspiro: —Vayan a dejar sus cosas listas, para que mañana sea solo llevarlas a la oficina del Profesor Snape.
—Si, Padre— Theo tomó la mano de su amigo, para evitar que fuera a decir algo más. El rubio miró su mano y sonrió, dejándose llevar hacia los dormitorios.
Theo no se esperó la cálida bienvenida de sus compañeros de curso.
🙟✦🙝
—¿Cuatrocientos puntos? —Percy hizo una mueca al escuchar a Draco, quien se veía mil veces mejor que las últimas veces que habían hablado. El chico había llamado mucho más temprano de lo usual, así que Sally estaba con ellos en la llamada: —¿Soy yo o ese tal bumblebee tiene favoritismo con Potter?
Draco soltó una carcajada: —Dumbledore, no bumblebee, pero si.
—¿Y cómo se enfrentaron a ese… basilisco? —Su madre estaba preocupada, pero no podía culparla. La idea de Draco estando en una escuela donde una serpiente gigante atacaba gente y que podía matar con la mirada era aterradora.
—No estoy seguro—Draco hizo un puchero, desviando la mirada: —Aquí todos están locos y se inventan una gran cantidad de historias; desde Potter seduciendo al basilisco hasta sacando una espada de un sombrero.
—Bueno, pero suena plausible—comentó Percy, haciendo que Draco lo mirara confundido: —¿No? Dijiste que sabía hablar con las serpientes ¿no? De pronto lo invitó a un café o algo.
Draco rio otra vez, esta vez más fuerte y negó con la cabeza: —Estás loco, Percy.
Draco procedió a contarles las varias historias que rondaban en el castillo de cómo Potter había derrotado al basilisco; que había hecho magia super avanzada, que le había colapsado la cámara encima, que lo había ayudado un fénix, que había hecho que el basilisco se mirara en un espejo. Percy había hecho comentarios ridículos de cada una de las historias, alegrándose de que el rostro de Draco se iluminaba cada vez más.
—Supe que Theo fue atacado—comentó Sally, cuando los dos chicos hubieron terminado de reírse, con una expresión que parecía decir que quería cruzar el mensaje iris para abrazar a Draco: —¿ya está mejor?
—Si, ya lo despetrificaron—asintió Draco, haciendo una pequeña mueca: —Estaba algo preocupado cuando supo qué fecha estábamos, pero luego cancelaron los exámenes así que no hay problema por ese lado. .. Aunque si está molesto por perderse casi un mes de clases.
—¿Y tú cómo estás?
—Bien…
—Draco; es obvio que todo esto te afectó mucho ¿seguro estás bien? ¿Quieres venir antes acá? ¿Preferirías asistir a Ilvermony?
—¿Cómo sabes de Ilvermony?--preguntó Draco, tensándose, mientras la mujer suspiraba.
—Una madre puede soñar con recuperar a su bebé ¿no? —Sally hizo un puchero, abrazando a Percy por los hombros, antes de decir con voz suave: —Además, tengo la esperanza de que sea menos lo que me preocupe si te tengo más cerca.
La expresión de Draco se suavizó, y una sonrisa cálida curvó sus labios: —Me gustaría estar más cerca, si… Pero…
—No quieres dejar a tus amigos.
—Si…
—Entiendo, Draco, de verdad—Sally suspiró y le sonrió al rubio: —¿al menos vendrás pronto a casa?
—Parece que las clases van a terminar un poco antes, y pues padre quiere que empiece unas clases suplementarias de cosas raras sangre pura, así que es posible… Le preguntaré si podemos pasar mi cumpleaños allá.
—Sería maravilloso~
Percy sintió la calidez que invadía a Draco y solo pudo sonreírle; de verdad había extrañado sentir a Draco tranquilo y feliz. Ojalá pudiera seguir así durante el verano que les esperaba.
🙟✦🙝
Lavender no estaba curioseando, ni estaba siguiendo a su amigo. Sólo… Sólo lo había visto caminar muy concentrado, moviendo las manos como si estuviera enrollando algo en ellas, y le había dado demasiada curiosidad. Y preocupación.
Sobre todo preocupación; Draco parecía ser un chico con muchas visiones extrañas y la castaña estaba aprendiendo que, si bien cuando lo comentaba a veces sonaba desagradable, no era algo que el chico pudiera controlar.
Lavender siguió a Draco con cuidado, viéndolo avanzar muy concentrado en lo que fuera que estaba viendo, mientras musitaba algo como “sería muy lindo” o algo por el estilo y reír por lo bajo.
¿Habría perdido la cabeza? De pronto el estrés le había ganado, pobre Draco.
El rubio dobló una esquina y Lavender se apresuró a llegar a ella para poder ver hacia dónde iba.
—¿Qué quieres, Malfoy? —siseó una voz conocida, y Lavender se asomó para ver a Ron y Harry frente a Draco: —¿Molesto porque esta vez tu padre no pudo ayudar a matar a nadie?
Draco estaba quieto, de espaldas a Lavender, pero su voz sonó bastante tranquila: —¿El tuyo no está molesto porque ya no puede hacer estupideces con cosas muggles?
—Pijo desgraciado—Ron hizo el amague de sacar su varita, pero Draco sacó la suya más rápido.
—Quieto, Weasley—siseó Draco, con voz gélida: —o vas a pasar otra tarde escupiendo babosas.
—¿Cuál es tu problema, Malfoy? — Harry se puso entre ambos, varita en ristre.
—Tú—Draco chasqueó la lengua, antes de dar un par de pasos hacia atrás: —Igual no importa, no tendré que verlos por más tiempo este curso. Disfruten del castillo sin mi, insulsos.
Lavender vio como Draco se escabullía tras un tapiz, demasiado rápido como para que Harry y Ron pudieran reaccionar más que para maldecir por lo bajo tras él.
Rayos. Había perdido al chico.
🙟✦🙝
—¿Es muy tarde para irme a Ilvermony? —Draco preguntó bajito, mientras miraba los pies de Theo, tratando de guiarlo en lo que se suponía debía ser un vals.
—Creo que aunque fueras a Ilvermony igual tendrías que pasar por estas lecciones—Theo suplió, divertido, dejándose guiar y evitando los pies de Draco con gracia y elegancia. El rubio quería golpearlo.
—Debí quedarme fingiendo que era muggle—musitó el rubio, tras tropezarse y que el pelinegro se riera.
—Yo creo que el problema es de pareja—dijo Daphne, con una risita: —seguro con Neville te iría super bien.
—¿Neville sabe hacer esto?
—Claro, él también asiste a funciones, y probablemente acompañará a su abuela a las sesiones del Wizengamot.
Draco volteó a mirar de regreso a Theo con una intensidad que hizo al de ojos oscuros dar un paso atrás, a lo que el rubio dio un paso al frente: —vamos Theo, no puede ser más difícil que enseñarte a hacer guirnaldas de palomitas.
Theo hizo una mueca ante el recuerdo: —De verdad que esas costumbres raras de los muggles no las extraño ni un ápice.
—Aburrido.
La institutriz (Dahlia o Delia, Draco no recordaba bien) negó con la cabeza, mirándolos con decepción y haciendo que su varita diera un chasquido. Draco se estremeció al escucharlo, pero sabía que no le iba a hacer daño; su padre había sido muy vehemente con ello antes de dejar a los tres adolescentes con la mujer e irse a la Junta del Consejo de Gobernadores.
La institutriz se acercó a ellos y volvió a acomodar a Draco y a Theo, con gesto impaciente: —deben mantener la compostura en todo momento, niños.
—Si, señorita—dijeron ambos a coro, antes de volver a intentar los pasos, con la mujer tratando de guiarlos para que encontraran el ritmo.
Después de tres o cuatro horas más, Draco estaba mareado con todos los distintos (y muy anticuados) bailes que los magos solían hacer durante las funciones a las que debía asistir durante el año. El rubio no estaba muy seguro de querer participar en todo eso, pero su padre había sido muy insistente, y Daphne había dicho que Neville también asistiría así que no debía ser tan malo ¿No?
Al menos no sería tan malo como lidiar con un cíclope o un basilisco.
Draco suspiró, mientras se dejaba caer en un sillón, sin parsimonia (sólo para ser regañado por la institutriz). Ojalá fuera el último año en el que tenía que lidiar con monstruos en Hogwarts porque si seguía pasando, se iba a volver loco.
—Espero no esté pensando holgazanear mucho—la institutriz lo sacó de su ensimismamiento: —todavía nos resta mucho que revisar antes de poder dar por terminada la lección de hoy; en especial si quiere estar listo para su baile de Presentación.
—¿Baile de Presentación? —Draco miró a sus amigos con algo de confusión, y ambos se miraron uno al otro, al parecer sorprendidos.
—¿No te dijo tu padre? —preguntó Daphne, con tacto: —A los 13 se te presenta en la sociedad mágica, generalmente los bailes se hacen en grupos; los niños de primavera, los de verano, los de otoño y los de invierno… Pero algunas familias, de las sagradas 28 sobre todo, presentan a sus hijos en su cumpleaños.
—¿Presentar en sociedad? ¿Qué es esto? ¿Una quinceañera ? ¿Dulces 16? —Draco saltó, casi ofendido: —¿Qué soy? ¿Una chica en edad de merecer?
Theo resopló y alzó una mano para pedirle un momento a la institutriz, que parecía a punto de estallar:—la Presentación para que empieces a formar alianzas y participar activamente de la política; la idea es que durante los primeros años, asistas a las funciones organizadas por las distintas familias miembros del Wizengamot, para que tengas la oportunidad de aprender sobre sus posturas y decidir si los quieres de aliados o no para el momento de tomar el manto de tu padre.
—También está el hecho de que hasta el Baile de Lady Magia, en el que participamos a inicios del verano de nuestros 16 años, no participamos en la Temporada como tal—añadió Daphne, con voz tranquila: —Aunque para ser justos, la mayoría de sangrepuras que participan en la temporada ya están en proceso de cortejo o tienen un matrimonio previsto.
—No sé porqué siento que todo esto va a ser peor que lidiar con monstruos —musitó Draco, escondiendo el rostro entre las manos, ganándose un par de risas por parte de sus amigos y un chasquido de varita por parte de la institutriz
  
  🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias a todos por leer, por dejar kudos, comments y bookmarks, me anima muchísimo.
Chapter 49: Pasan cosas en el Campamento, para sorpresa de nadie.
Summary:
El campamento ha cambiado un poco este verano, y entre eso y los sueños de Draco están complejas las cosas.
Notes:
Espero que les guste este capítulo; las cosas se están poniendo un poquito complicadas, pero nada más un poquito.
Muchísimas gracias a todos por leer y por los super comentarios que han estado dejando <3
Muchas gracias a mis betas precioses por existir~ <3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
48. Pasan cosas en el Campamento, para sorpresa de nadie.
Neville trató de no reírse al ver a Draco, en su túnica verde bosque con dragones bordados en negro, con su camisa plateada y sus pantalones negros, sonriendo cordial mientras un mago muy emocionado (Amos Diggory, Neville creía, dado que detrás de él iba Cedric, el prefecto de Hufflepuff que siempre era muy amable con él) le estrechaba la mano y se la agitaba con mucha fuerza.
El rubio llevaba la mayor parte de la velada siendo saludado por los otros miembros del Wizengamot y sus herederos, y Neville no pudo evitar sentirse sorprendido al ver como Draco se deslizaba en el papel de heredero sangre pura con total naturalidad. No le sonaba tanto al pensar en la habitación llena de cosas muggles escondida en algún lugar de la Mansión a sus espaldas.
—No puedo creerlo—musitó Theodore, acercándose a ellos y mirando hacia Draco: —De verdad logró deshacerse de su acento estadounidense.
—Dale un par de días y va a volver a ser un maleante neoyorquino —aseguró Lavender, mirando de reojo al Slytherin que suspiró con pesadumbre. Neville no entendía cuál era el problema; a él le parecía que el acento de Draco era bastante lindo.
—¡Oh, ahí están! —Neville alzó la vista al escuchar una voz conocida; Goldstein, el chico de Ravenclaw que había participado un par de veces en sus reuniones de estudio (antes de que fueran prohibidas por los ataques) avanzó hacia ellos con decisión, sonriendo levemente: —¿Por qué ninguno ha ido a rescatar a Malfoy?
—Porque es muy importante que haga buenas migas con más personas aparte de nosotros—ofreció Daphne, llegando como si de un hada se tratase; su vaporoso vestido blanco con palomas bordadas destellaba bajo su túnica rojo sangre: —y porque es divertido ver cómo Draco rechaza a las madres casamenteras que le ofrecen a sus hijas.
—¿Madres? ¿En plural? —Lavender estiró el cuello para ver con quién estaba hablando Draco ahora, y Neville hizo lo mismo; vio a la madre de Daphne, acompañada de una muy sonrojada Astoria. Neville sintió que debería sentirse celoso, pero sus ojos se mantenían en el boutonniere que Draco lucía orgulloso; el ramo en miniatura con madreselva, delphinium, lila, lirio blanco y helecho parecía brotar de su túnica como un pequeño jardín.
Neville no pudo evitar sonreír al recordar la expresión de sorpresa y calidez de su novio cuando le entregó el boutonniere al llegar; en especial la enorme sonrisa boba que el rubio había puesto al ver que Neville llevaba uno igual.
—¿Tu mamá quiere que Draco esté con Astoria? —Lavender preguntó haciendo una mueca: —¿No saldrían como demasiado pálidos esos niños?
—Probablemente—Daphne rió bajito, cubriéndose la boca con la mano, como toda una señorita: —Ella sólo está pensando en lo bueno que sería para Astoria, pero no quiso hacerme caso cuando le dije que a Draco no le podían interesar menos las mujeres.
—Como es, la mismísima Afrodita podría pavonearse frente a él y no se daría por enterado—resopló un chico de cabello y ojos negros, que llevaba una túnica igual a la de Draco pero en colores más apagados (como Lucius, que seguía cerca de su hijo, pero no lo suficiente como para que otros no se le acercaran).
—¡Nico! —Lavender saludó sonriente: —Hacía muchísimo no te veía ¿Cómo te ha ido?
—Bien—el chico sonrió a su vez, saludando a Theo con un gesto de la mano, y a Daphne con una pequeña inclinación, antes de mirar a los otros con algo de incomodidad: —Lu…Lord Malfoy ha sido muy amable conmigo, y estas semanas con Draco han sido muy divertidas.
—Me alegra mucho—Lavender sonrió con calidez, antes de señalar a Neville y a Anthony: —ellos son Neville Longbottom y Anthony Goldstein, son amigos de Draco.
—Él es Nico, el nuevo hermano adoptivo de Draco—la castaña continuó, haciendo que Neville mirara al chico con sorpresa. El muchacho era más bajito que ellos, y tenía una expresión de que estaba incómodo y no muy contento de estar por ahí.
—Mucho gusto —Neville tomó la mano del chico y le sonrió. El chico sonrió a su vez, no muy convencido. Su mano estaba mortalmente fría.
—Un placer—añadió Goldstein, estrechando la mano del muchacho también, mirándolo con intriga: —No te he visto en Hogwarts ¿qué edad tienes?
Nico hizo una mueca: —Estudio en casa, tengo 11.
—Oh ¿y no van a…? —pero la pregunta de Anthony se vio interrumpida cuando Draco se acercó finalmente.
—¡Nico! Que bueno que conozcas a los otros—dijo el rubio, volviendo a su característico acento, y haciendo que Lavender se riera por lo bajo. Draco la miró poco impresionado y se paró muy derecho antes de preguntar, con un marcado acento londinense: —Querida, pero ¿Dónde está tu decoro? No es de señoritas reírse de esa forma en una función de esta índole.
—Heredero Malfoy—Neville saludó con una inclinación, poniendo el acento más elegante que pudo: — me alegra que nos honre con su presencia en esta fina velada del aniversario de su nacimiento.
Draco sonrió malicioso, haciendo una inclinación a su vez: —Heredero Longbottom, por supuesto que he de venir a honrarlos con mi radiante presencia; me parecería poco generoso no compartir mi brillante personalidad con el mundo.
Daphne y Theo se rieron en su pañuelo, mientras Nico rodaba los ojos con un gesto exagerado. Lavender negó con la cabeza divertida y Goldstein alzó una ceja, entre entretenido y exasperado.
—Que generoso, heredero Malfoy—Neville le siguió la corriente, antes de ofrecerle una mano: —Sin embargo, me temo que no me siento particularmente generoso para compartir su radiante personalidad con otros.
Las mejillas del rubio se tiñeron de un suave rosado: —Oh, me halaga, Heredero Longbottom, pero verá usted —su mirada volvió al boutonniere: —me encuentro siendo cortejado por el joven más maravilloso y no me gustaría ponerlo celoso con…
—Ay, váyanse a bailar ya, que estrés—siseó Nico, empujando a Draco hacia Neville, quien lo atrapó en un abrazo. El pelinegro los miraba exasperado, y Draco le mostró la lengua antes de tomar la mano de Neville.
—De verdad que te pasas—Draco bufó, antes de jalar a Neville hacia la pista de baile: —pórtense mal~
🙟✦🙝
Draco no llevaba mucho de vuelta en el campamento, pero parecía que las cosas se estaban poniendo más tensas. Las fronteras del campamento estaban ahora siendo vigiladas por Peleo, el dragón, que también cuidaba el árbol de Thalía y el Vellocino de Oro.
El rubio adoraba ese dragón; era enorme, precioso y muy consentido. Pero odiaba lo que significaba; las fronteras no estaban funcionando como debían.
No por primera vez desde el comienzo del verano, Draco se preguntó si no hubiera sido mejor aceptar la oferta de su padre y pasarlo con él. Ir de función en función, aprender más sobre el Wizengamot, ser sólo un mago normal…
Pero la idea de estar en el mundo mágico y accidentalmente encontrarse con Potter no le llamaba la atención.
En especial no a la luz de lo que había averiguado gracias a la diosa Afrodita. Porque tenía que ser la diosa Afrodita ¿Quién más sino? Después de escuchar la descripción de Percy de su propio encuentro con la diosa del amor, y de escuchar como sus amigos se burlaban de su falta de interés por las féminas, todo cuadraba.
Sin embargo, Draco seguía sin entender por qué ella había decidido hablarle y explicarle sobre las almas gemelas y el destino; a lo mejor lo había hecho para molestarlo, o simplemente vivía por el drama.
—¡Draco!— Percy llegó corriendo y saltó sobre Draco. Draco pensó que pudo haberlo esquivado, pero lo había echado tanto de menos.
—Percy, me alegro tanto de verte— musitó Draco, abrazando con fuerza al pelinegro. Se sentía en casa, finalmente.
—No tienes idea de lo aburrido que estuve sin ti.
—Creí que estabas pasándolo de lo lindo con Tyson.
—Pero él no es como tú.
—Claro que no, nadie es como yo.
Percy se rió, y se sentó a su lado, apoyando su cabeza en el hombro del rubio. Estuvieron un par de minutos en silencio, viendo los campos de fresas.
—¿Qué tienes, Draco? Has estado triste últimamente ¿Pasó algo más en la escuela o mientras entrenabas para ser sir Draco?—Percy preguntó y Draco suspiró. En efecto, muchas cosas habían pasado durante el año escolar; muchas de las cuales ya le había contado.
—Tuve una charla con Afrodita sobre los vínculos—suspiró Draco moviendo sus dedos frente así, alrededor de ellos se enredaron varios hilos de colores, unos más corpóreos que otros. Percy los miró asombrado, acercando su mano para tratar de tocarlos. Draco tomó uno azul y le dio un leve tirón. Percy se tocó el pecho y sonrió.
—Se siente cálido—comentó, y Draco asintió.
—Estuve mirándolos, y descubriendo de quién era cada uno—continuó Draco, tocando cada uno de los hilos:—y Afrodita me dijo que había uno especial, uno que todos tienen; uno de amor.
Percy miró el hilo rojo que Draco había tomado con curiosidad, pero no dijo nada, esperando.
—Lo empecé a seguir, porque parecía llevar cerca…—continuó Draco:— y terminé encontrándome con Potter… No me mires así, estaba ahí con sus amigos y… —Draco suspiró profundamente: —No les caigo particularmente bien, porque en una ocasión las palabras salieron de mi boca sin quererlo; era una advertencia sobre su amiga, pero ellos lo tomaron como una amenaza y ella luego quedó petrificada…
—Creí que dijiste que había una bestia haciendo eso—Percy había tomado su mano, para darle apoyo.
—Un basilisco, recuerda—asintió Draco:—pero Potter insistió en que había sido mi culpa, que yo tenía que ver, incluso cuando descubrieron quién había estado detrás y lo detuvieron.
—Esa escuela tuya suena casi tan peligrosa como este lugar— suspiró Percy y Draco asintió.
—Todo cerca de Potter es un desastre, y yo no quiero más desastres en mi vida.
—Ese tal Potter ¿te gusta?—Percy había desviado la mirada; sus emociones se sentían tormentosas y confusas.
—Te cae mal ¿no es así?—Draco sonrió con un suspiro, evitando la pregunta. ¿Le gustaba Potter? No realmente; las pocas interacciones que habían tenido sólo habían demostrado que era de esos niños a los que les importaba más lo que dijera su cliqué. No era muy de su estilo.
—¡Por supuesto que me cae mal!— Percy saltó, molesto:—Eres mi hermano, la persona más importante para mí ¡No me gusta que te traten de esa forma!
La sonrisa de Draco se mantuvo, pero Draco solo sintió una punzada de dolor. Claro, hermanos. Neville había tenido razón; a Draco le gustaba Percy, pero eran cosas que no debía dejar que crecieran. ¡Se habían criado juntos por Hestia! No. Draco no podía pensar en Percy así.
Percy lo miró y frunció el entrecejo:— Entiendo que toda la vida has querido un verdadero amor y todo, pero… No te dejes tratar mal por él, aunque sea tu supuesto destino—El pelinegro le tomó de la mano con fuerza; era cálida y tenía callos, por la espada. Era una de las pocas manos en las que pondría su vida.
—No lo haré, Percy, además, ya tengo a Neville ¿Qué más puedo querer?—prometió Draco, sonriendo tranquilizador, pero eso no parecía contentar a Percy.
—Draco…—Percy tomó ambas manos de Draco entre las suyas y lo miró fijamente:—Y-yo sé que los dioses no te han tratado particularmente bien, y…
Percy desvió la mirada y apretó las manos de Draco. El rubio las apretó de vuelta, esperando; la tormenta dentro de Percy se había alborotado, lista para volverse un huracán.
—¿Te arrepientes de no tomar la mano de Luke?
—¿Y dejarte solo? No, yo…
—No tienes que cuidarme, Draco
—Sé que no— Draco hizo una mueca, tratando de mostrarle a Percy que estaba diciéndole la verdad:—para ser justos, tú me has cuidado más de lo que yo a ti.
—Y aún así no he estado contigo cuando…
—Suficiente, Percy—Draco abrazó al pelinegro, enviando todo el cariño que pudo a través del vínculo:—Nunca podría luchar en el lado contrario al tuyo. Lo prometimos de niños ¿no? Si alguna vez íbamos a una aventura épica, estaríamos lado a lado, luchando juntos; hasta el mismísimo inframundo.
Percy lo abrazó de vuelta, con fuerza. La tormenta se había calmado y sólo se sentía calidez y amor:—¿Siempre?
—Siempre.
Draco sintió un escalofrío, al tiempo que una brisa ominosa recorría la colina mestiza.
🙟✦🙝
—No me gusta estar aquí—musitó Nico, abrazándose las piernas mientras veía a Theo poner una serie de dispositivos entre sus dos literas (Draco había aceptado compartir cama con Nico por que al parecer el hijo de Hades se había acostumbrado a dormir con él) y las de los otros para asegurarse de que los otros chicos no fueran a agarrar sus cosas o tratar de jugarles una broma.
Anthony Goldstein los miraba desde la parte de arriba de otra de las literas en silencio. Theo no sabía cuál era el problema del Ravenclaw, o por qué siempre parecía molesto con lo que hacía o decía, pero así estaban las cosas.
—No es como si tu papi tuviera una cabaña aquí—Theo se encogió de hombros: —ni como si hubiera otra cabaña para los descarriados o hijos de otros dioses que no sean los olímpicos.
—No me refiero a la cabaña—Nico replicó, rodando los ojos: —Me refiero al campamento.
—¿Y porqué no te quedaste en la Mansión?
—Draco fue muy insistente en que teníamos que venir a entrenar.
Theo miró a Nico, que parecía muy molesto con esa idea, pero eso no tenía mucho sentido; mientras habían estado tratando de ver el alcance de sus poderes y entrenando en la Mansión, el chico se veía absolutamente extasiado.
—¡Hola! —una voz cantarina sacó a Theo de sus divagaciones: —¿Cómo están mis descarriados favoritos?
—Hola, solecito—Theo se volteó para sonreírle al hijo de Apolo que acababa de entrar y miraba con curiosidad a los dos nuevos integrantes de la cabaña de Hermes: —¿Me extrañaste?
—No realmente—Will se encogió de hombros, burlón: —¿Draco no está aquí?
—Debe estar con Percy—siseó Nico, con tanto odio que Theo sintió un escalofrío. Oh… ¡Oh! Si, ese verano iba a ser incómodo.
—No está con él— Will dijo, con tranquilidad, alzando una ceja inquisitivo: —Percy está con Tyson en la cabaña de Hefesto haciendo cosas… Tampoco está con Lavender; ella y Lou Ellen están con las chicas de la cabaña de Afrodita.
Goldstein bajó de la litera y miró a Will intensamente, antes de ofrecerle la mano: —Anthony Goldstein.
—Will Solace, de la cabaña de Apolo—el rubio sonrió, estrechándole la mano con firmeza, antes de mirar a Nico y sonreírle con calidez: —Entonces tú debes ser Nico; Draco me habló de ti en un mensaje Iris; me pidió que te llevara conmigo a la enfermería para enseñarte primeros auxilios.
—Va—Nico resopló, molesto, volteando el rostro para no mirar a Will: —Ya se está deshaciendo de mi.
—Lo dudo mucho—el hijo de Apolo se agarró las manos en la espalda, ladeando un poco la cabeza. No parecía sorprendido por la reacción del pelinegro en lo absoluto: —Draco suele pasarse la mayor parte del verano, si no está en una Búsqueda, en la enfermería.
—¿Así de mucho se lastima? —preguntó Goldstein algo divertido, a lo que Will negó con la cabeza.
—No, sólo que a él y al latoso aquí presente les gusta escaquearse de responsabilidades y molestarme.
Theo se llevó la mano al pecho, ahogando un grito: —¿Latoso? ¿Yo?
Will lo miró un momento, con sus ojos azul cielo sin expresión alguna, haciendo que Theo se sintiera algo ansioso, antes de alzar una ceja: —Muy latoso.
Theo hizo una mueca de dolor falsa, a lo que Will resopló divertido y negó con la cabeza, antes de volver su atención a Nico: —Voy a la enfermería a ver si Draco está ahí ¿Me acompañan?
—¿Crees que está en la enfermería?
—Pues no estaba con Percy, ni con les de Afrodita, ni con Peleo y no estaba aquí —enumeró Will, contando con los dedos: —así que por descarte podríamos intentar ahí.
—¿Peleo? —Goldstein había sacado su cuaderno y estaba haciendo anotaciones. Theo frunció el entrecejo, aún no entendía porqué habían traído al Ravenclaw; ni siquiera era un mestizo.
—El dragón en el árbol en la colina—Explicó Will, todavía mirando a Nico: —Draco está obsesionado con los dragones, creo que son sus animales favoritos.
—Tiene un peluche—comentó Nico, bajándose con lentitud de la cama, y mirando a Will como si el vivaz rayito de sol fuera a hacerle algo: —Y figuritas, libros y todo tipo de cosas de dragones.
Will sonrió con calidez al escuchar eso: —Si, suena a Draco ¿Vamos?
Theo empezó a seguir al hijo de Apolo apenas éste empezó a andar, y solo cayó en cuenta luego de que salieran de la cabaña. ¿Theo un seguidor? No, eso no estaba bien. Trotó hasta quedar un paso frente al chico, para volver a caminar con paso tranquilo.
— ¿Qué pasa, temes que vayan a creer que me estás siguiendo? —se burló el hijo de Apolo, pero Theo no lo dignificó con una mirada ni con una respuesta. No tardaron mucho en llegar a la enfermería, donde no había rastro de Draco.
—Si no está aquí ¿Dónde más podría estar? —Nico preguntó, bastante contrariado, pero antes de que Will pudiera dar alguna idea, Draco hizo su aparición.
Tenía el labio roto y un ojo morado, y había sangre en su camisa, muchísima: —La sangre no es mía, por cierto… Pero van a venir unos cuantos chicos más en un rato.
—¿Pero qué pasó? —Will se le acercó preocupado, pero Draco negó con la cabeza, rebuscando entre las provisiones médicas para tomar un pedacito de ambrosía, antes de tomar uno de los maletines de primeros auxilios.
—Creo que deberías ir a la frontera norte—dijo Draco, categórico: —Lee dijo que te necesitaba, así que corrí de vuelta para tomar suministros médicos, y llamar a todos los tuyos que estuvieran por ahí.
—Podemos ayudar—se ofreció Goldstein de inmediato, antes de mirar con desdén a Lavender y a Theo: —también sé hacer primeros auxilios, mi padrino me enseñó.
—Vamos todos—replicó Will, tomando una de las mochilas de suministros y poniéndosela al hombro: —Suena a que vamos a necesitar ayuda para transportar heridos.
Draco asintió, antes de acercarse a Nico: —Cuida a Will por mi mientras voy por los otros hijos de Apolo ¿vale?
Theo abrió la boca para decir que Will seguramente no necesitaba que nadie lo cuidara, dado que tenía más experiencia en todo eso que cualquiera ahí. Pero Draco le dedicó una mirada oscura, antes de señalar al pelinegro con la mirada.
El hijo de Hades, que había estado gruñón todo el rato, casi escondido en la chaqueta que había comprado nada más llegar a EEUU, ahora se veía atento y listo, con una expresión de determinación que…
Oh. Draco sólo había querido motivar al chico; darle una tarea, hacerlo ver que lo tenía en cuenta, y que era especial, porque era al único al que le había dado una tarea. Brillante. Draco se estaba volviendo un Slytherin de cuidado.
—Deja te hago un glamour— Theo detuvo al rubio antes de que saliera corriendo por la puerta: —Si alguno de Afrodita te ve por ahí así o Mitchell o Silena nos van a matar a todos.
Draco se mordió el labio inferior y asintió, acercándose lo suficiente para que Theo pudiera manipular la Niebla y hacer un pequeño glamour de dos o tres capas. No sobreviviría a una inspección detallada, pero haría que todo se viera casual mientras el rubio corría con una rapidez inaudita por el campamento.
🙟✦🙝
—Acérquense—llamó Quintus, y Draco se mantuvo un poco lejos; Percy no entendía bien porqué, pero al parecer al rubio no le agradaba el instructor de esgrima.
No que hubieran tenido mucho tiempo para ponerse al corriente de nada; Percy había estado ocupado con Tyson y Grover, y ni se había enterado de que Draco había traído a su séquito.
Se sintió sumamente culpable cuando vio a Draco, salir del bosque con uno de los campistas que estuvieron inmiscuidos en la escaramuza de antes al hombro. Sin embargo, todo sentimiento de culpa se disipó cuando vio a Nico, Theo, Lavender y otro acercarse con sendas sonrisas. Su dulce Draco ya no lo necesitaba, eso era obvio; ya había conseguido a otro hermano al que mostrar sus hazañas.
Quintus los miró a todos con expresión solemne (que lo hacía ver como un guerrero fantasma a causa de su esponjoso pelo blanco, y su armadura negra) que se veía disminuída por la Señora O’leary que paseaba tras él, buscando sobras de la fogata.
—Estarán organizados en equipos de dos—dijo el hombre, añadiendo con rapidez: —que ya he elegido.
Percy hizo un puchero, igual que muchos otros campistas que se estaban quejando ante ello. Era obvio que la mayoría ya tenía planes; ya sabían con quién trabajaban bien y con quién no. Pero el hijo de Poseidón agradecía en su fuero interno; así no podría ninguno de sus amigos acusarlo de favoritismo, ni tendría porqué sentirse celoso en caso de que Draco o Annabeth decidieran escoger a alguien más. Era menos doloroso para su corazoncito.
—El punto es bastante simple—continuó el hombre, y Percy notó que Draco y compañía no parecían estar poniéndole atención; estaban cuchicheado bajito y señalando a la enorme perrita. ¿Desde cuándo a Draco le gustaban los perros? Hasta donde Percy sabía, el chico era más de gatos. Quintus proseguía su explicación sin inmutarse (probablemente acostumbrado a que los mestizos estuvieran en varios lugares mentales a la vez): —deberán conseguir los laureles de oro sin morir. La corona está guardada en una bolsa de seda, amarrada a la espalda de un monstruo; hay seis monstruos y seis bolsas, pero solo una contiene los laureles que buscan.
Parecía una tarea simple; matar monstruos, no morir y conseguir algo. Típica tarea de mestizos. Todos los demás parecían estar de acuerdo con ello, y se miraban unos a otros como si lo confirmaran; para eso era que entrenaban ¿no?
—Voy a anunciar sus compañeros—Quintus dijo con tranquilidad, mirándolos con fijeza: —Sin cambios, sin quejas.
Un largo pergamino fue desenrollado y Quintus empezó a leer nombres: Beckendorf con Silena (tanto el muchacho como Draco parecían complacidos), los hermanos Stoll juntos para sufrimiento de todos, Clarisse y Lee Fletcher listos para ser un combo difícil de superar (el mejor arquero y la mejor en cuerpo a cuerpo), Lavender con Lou Ellen siendo peligrosas juntas, Theo con Will para molestia de ambos.
—Percy Jackson—llamó Quintus, y Percy sintió un escalofrío, al sentir al menos cuatro pares de ojos fijos en su nuca. Un pequeño chasquido de decepción se escuchó cuando el hombre continuó: —Con Annabeth Chase.
Percy le sonrió a la rubia, que solo le señaló que su armadura estaba torcida, y volteó a mirar cuando escuchó el nombre de su segundo mejor amigo.
—Grover Underwood, con Tyson.
Oh no. Eso iba a ser problemático; Grover le temía muchísimo a los cíclopes (nadie lo culpaba, luego de haber sido secuestrado el verano anterior por Polifemo) y a Tyson le daban alergia los sátiros (y no era particularmente fan de ellos). Los quejidos de ambos se hicieron escuchar pronto.
—Sin quejas ni cambios—siseó Quintus, antes de leer los últimos nombres en su lista: —Draco Jackson, con Nico DiAngelo.
Percy sintió una opresión en el pecho cuando Nico y Draco chocaron las manos, sonriéndose mutuamente.
—¿Estás celoso? —preguntó Annabeth, haciendo que el pelinegro la mirara; la chica (como siempre) parecía estar calculando algo.
—No es como si él lo hubiera elegido—respondió Percy, con simpleza. La hija de Atenea lo miró intensamente antes de asentir, más para sí misma que para él.
—Supongo que sí…
La respuesta de la rubia lo dejó descolocado ¿Qué quería decir? ¿Había algún problema con que Draco estuviera con Nico?
Un leve jalón en su pecho lo hizo voltear a mirar a Draco, que le sonrió moviendo las cejas. Una voz, débil, en la parte posterior de su cabeza dijo burlona: “¿Listo para perder?”
Percy no estaba seguro de haber escuchado palabras como tal, pero sí sentía que el rubio le había dicho eso. Hizo lo posible por enviarle lo mismo de regreso; no se iba a dejar ganar de él, ni sin culpa. Del rubio vino una calidez suave, casi como si lo estuviera abrazando. El pelinegro no pudo evitar sonreír, sintiéndose más tranquilo.
Draco seguía queriéndolo mucho. Bien.
Dicho eso, Percy iba a ganarle. Seguro que sí.
🙟✦🙝
Draco golpeó al pelinegro con fuerza, más de la usual, haciendo que se encogiera de dolor: —¡Nunca en la vida vuelvas a hacer eso!
—¡P-pero! —protestó Percy, soltando la mano de la hija de Atenea: — ¡Te juro que no hicimos nada! ¡Sólo nos caímos en un hueco porque tres escorpiones nos perseguían!
Draco lo volvió a golpear, y luego golpeó a la rubia, que lo miró entre sorprendida e indignada: — ¡No me importa si fue un accidente o no! ¡Dejé de sentirlos! ¡Cómo si hubieran desaparecido y estuvieran muy muy lejos o en el inframundo o no sé!
El rubio no estaba llorando, para nada, sólo estaba angustiado, y su compañero/hermano lo tuvo que sostener antes de que volviera a golpear al par de ineptos que lo miraban confundidos. Mientras LaRue se acercó a ellos intrigada: —¿Un hueco?
—¿Y si lo hablamos en la Casa Grande? —Preguntó Annabeth, mirando de reojo a los otros campistas. Nico hizo un puchero, aferrándose al brazo de Draco, que simplemente le ladeó la corona de laurel dorado sobre la cabeza.
—Lo encontraron—La hija de Ares parecía emocionada: —Lo encontraron ¿verdad?
Todos los campistas empezaron a murmurar, y Draco sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando la rubia asintió, mordiéndose el labio: —Sí lo encontramos…
Antes de que los demás empezaran a demandar respuestas, Quirón alzó las manos en gesto apaciguador: —No es el momento ni el lugar para hablar de esto—declaró el centauro, con seriedad: —vuelvan a sus cabañas y vayan a dormir; fue un buen juego, pero ya ha pasado el toque de queda.
Draco se quedó mirando las manos de Percy y Annabeth, que seguían muy cerca uno del otro, antes de dar media vuelta e ir a buscar a Lavender, Theo, Anthony y Will.
—¿No vas a averiguar qué pasó? —Preguntó Theo, mirando por encima del hombro del hijo de Hades, que venía caminando muy cerca del rubio.
— “Eso explica un montón” —Replicó el rubio, citando como si fuera él quien estuviera escuchando a LaRue y no sus dos vínculos: — “explica qué busca Luke” dice Clarisse.
—¿Puedes escucharlos tan lejos? —Preguntó Will, asombrado, mientras caminaban de regreso a los límites del bosque.
Draco negó con la cabeza: —La escucho a través de la conexión; es más fácil porque Annabeth y Percy están juntos.
—¿Y qué más dicen?
El rubio platino cerró los ojos, concentrándose dado que se hacía más difícil a medida que se alejaban de ellos: — “Una ruta de invasión directa al corazón del campamento” dice Annabeth… Ahora Quirón está insistiéndoles que vayan a dormir, que hablarán de eso en la mañana.
—¿Una invasión? —preguntó Anthony, inquieto: —¿Cómo una ruta directa?
—Pues es una entrada al Laberinto—replicó Nico encogiéndose de hombros: —Las hay por todos lados, unas más fáciles de encontrar que otras, y se van moviendo… Debe ser una buena forma de viajar.
Draco miró inquisitivamente a Nico antes de suspirar: —No me digas que ahí es donde te escondes de Padre.
—Quién sabe—Nico desvió la mirada, haciendo cara de inocente y Draco suspiró otra vez, negando con la cabeza.
—Eres terrible.
Will hizo una mueca, antes de despedirse de ellos en la puerta de la Cabaña de Hermes: —No se vayan a meter en problemas.
—Nah, ya hicimos suficiente por hoy—aseguró Theo antes de guiñarle un ojo: —No te preocupes, Solecito, mañana te ocuparemos otra vez.
—Por favor, no —replicó Will, contrariado, antes de mirar suplicante a Draco, que trataba de no reírse: —Quédatelo, porfa, mantenlo lejos de mi.
—Haré lo posible—el rubio platino aseguró, ganándose un empujoncito de su compañero de casa y una sonrisa por parte de Will, que se fue trotando hacia la Cabaña de Apolo.
Draco miró a Theo y sonrió malicioso, haciendo que la sonrisa del pelinegro flaqueara: —Que interesante…
—Cállate—Theo siseó, empujándolo hacia la parte de atrás de la cabaña, donde estaban sus literas.
—¿Qué pasa? —preguntó Lavender mirándolos con curiosidad.
Draco se encogió de hombros: —Nada, que parece que Will no confía en nosotros.
—Va ¿y lo culpas? —la castaña rodó los ojos, acomodándose en la parte alta de la litera que Draco y Nico compartían.
—No realmente… —Draco podía sentir la magia de Theo amenazándolo, lo cual solo le provocaba risa ¿Qué tenía de malo que le gustara Will? Will era un chico muy dulce y lindo. Bueno, la verdad es que Will era demasiado dulce y lindo para Theo, que había probado una y mil veces ser más terrible que los Stoll en un buen día.
Draco apoyó la mejilla en el hombro de Nico y sonrió cuando el pelinegro lo abrazó con fuerza, antes de que poco a poco el sueño lo tomara en sus brazos.
Draco parpadeó algo confuso al notar que estaba en lo que parecía ser una casa cómoda y acogedora; un rellano lleno de retratos y una escalera que subía, como invitándolo. Al final del rellano podía oler galletas, dulces, recién hechas al parecer. ¿Por qué se sentía tan molesto entonces?
—¿Cariño? ¿Eres tú, mi amor? —llamó una voz femenina que lo hizo tensarse como si quisiera huir.
—Soy yo, mamá—dijo Draco, con una voz que no era suya, y no estaba seguro de reconocer del todo.
De la cocina salió una mujer rubia, con una expresión dulce y cálida: —Oh, ████ eres tú, mi cielo ¿Cómo estás? ¿Quieres unas galletas? ¿Kool-aid? También tengo tus sándwiches favoritos si quieres.
—Esto no es divertido—siseó la voz que no era suya, bajando la mirada y apretando los puños: —Ella no es así.
— Pero lo sería de no ser por los Olímpicos… —Una voz que le dio escalofríos al rubio replicó, proviniendo de ningún lugar y de todas partes al mismo tiempo.
—No necesitas convencerme de lo que ya sé— espetó la voz que no era de Draco: —Ya estoy haciendo lo que quieres.
— No es a ti a quién quiero convencer —replicó la otra voz, a lo que Draco alzó la cabeza confundido y notó que el rellano ahora se veía sucio y descuidado, y que de la cocina venía un olor a galletas quemadas, y una persona balbuceaba cosas incoherentes sobre que su hijo iba a ser un héroe, sin importar lo que dijeran. Draco sintió unas ganas de huir que eran suyas y al tiempo no, pero antes de que pudiera irse, se vio jalado a otro sueño.
En el había una pequeña hoguera, casi extinguiéndose, mientras una ventisca rugía. Alrededor de la hoguera había tres figuras envueltas en mantas, una azul verdosa, una gris tormenta y una azul oscuro casi negro. Draco sintió ansiedad, pues sabía que si la hoguera se extinguía sería el fin de esas tres personas, así que se lanzó hacia ella, tratando de protegerla como podía; de sus bolsillos empezó a sacar ramitas para ponerlas en la hoguera.
A medida que la hoguera revivía, Draco sentía que las tres personas se encontraban mejor, y al alzar la cabeza vio como más personas se sumaban, todas envueltas en mantas (violeta, tornasol, negra, rosada, azul cielo, rojo sangre…) con los rostros indescifrables, y Draco necesitaba que la hoguera fuera más grande.
Pero.
Ya no tenía ramitas para echarle.
Sin pensarlo mucho se quitó la túnica que llevaba y la arrojó, y la hoguera creció muchísimo, pero no lo suficiente.
Se quitó las cintas largas del cabello y la camisa, para echarlas también, pero aún no era suficiente. ¿Por qué no era suficiente? ¿De dónde iba a sacar más?
— Tu cabello, solo un poco me mantendrá —musitó la hoguera, y Draco, sin pensárselo tomó su cabello y lo cortó, para ofrecerlo a la hoguera. El rubio rió, viendo como la hoguera crecía y se mantenía un tiempo, pero luego empezó a decrecer otra vez.
—No, no ¿Q-qué hago? —Draco sollozó.
— Una mano, una mano me mantendrá
Draco se la cortó sin miramientos, sollozando ante el dolor que le subía sobre el brazo izquierdo. Pero la hoguera no se mantenía.
— Una pierna seguro si lo logrará
El rubio se quitó la pierna izquierda, ahogando un grito ante el dolor, y la lanzó a la hoguera como pudo. La Hoguera no se mantenía.
— Tu corazón, pequeño, dame tu corazón.
—Moriré
— Entonces déjalos ir; será más fácil mantener la hoguera solo para tí
—No, no quiero que mueran.
— No puedes tenerlo todo, pequeño, no puedes mantenerme mientras los mantienes con vida.
—¡S-si que puedo!
— Esa ambición será tu ruina.
—N-no lo será… Cuando ellos estén mejor van a ayudarme también.
— Que tonto, si lo das todo por ellos, no quedará nada para ti.
Draco dio un respingo, despertándose de golpe y pegándose en la cabeza con Nico, que se removió un poco y se acomodó mejor. El rubio hizo una mueca al notar que tenía el brazo y la pierna izquierda dormidos porque el chico estaba acostado sobre ellos, así que los retiró con cuidado y miró su reloj para ver qué hora era. 6AM.
—Nico, Nico—Draco llamó, pasito, tratando de despertar al chico. El hijo de Hades abrió un ojo lentamente y Draco le sonrió: —Voy a dar una vuelta por los campos de fresas ¿vale?
—Tráeme unas—musitó el chico, antes de darse la vuelta para volver a dormir.
—Claro—el rubio respondió, pero sabía que no le habían escuchado. Con mucho cuidado, se transformó en hurón y se escurrió fuera de la cabaña. Se sentía ansioso y asustado, y su corazón latía con mucha fuerza luego de la pesadilla, pero no quería molestar a nadie con eso. Parecía algo tonto, luego de pensarlo; ¿porqué no había despertado a las primeras personas para que le ayudaran con las siguientes?
Draco sacudió su cabecita de hurón y correteó con rapidez hacia los campos de fresas.
—¿Draco? —La voz de Mitchell hizo que el mustélido saltara casi medio metro del susto. El hijo de Afrodita soltó una carcajada: —Oh, dioses, ¿estás bien, cosita? No creí que te asustaría tanto.
El hurón miró al chico con lo que esperaba fuera una expresión feroz, pero el muchacho simplemente dejó su cesta de fresas y otras plantas a un lado y le acarició la cabeza.
—Eres demasiado lindo, pequeño—dijo el chico sonriéndole con esa sonrisa encantadora que tenían todos los chicos de Afrodita: —¿Sabes? Tuve un sueño de que iba a encontrarme con Draco cogiendo fresas al amanecer y vine, pero nada que aparece y ya me estoy cansando ¿Será que me rindo y llevo estas a la Cabaña para hacer mascarillas?
El hurón se quedó quieto un momento antes de salir corriendo hacia los matorrales, haciendo que el chico se sobresaltara. Con cuidado se escondió entre algunos y se destransformo, fingiendo que estaba dormitando bajo las fresas.
—¡Oye, espera! —llamó Mitchell, corriendo por entre los matorrales, seguramente en pos del hurón. Su mirada cayó sobre el rubio, que se estaba desperezando y levantando: —Oh, Draco, hola ¿Has visto un huroncito blanco correr por ahí?
—No la verdad—respondió Draco, encogiéndose de hombros: —¿Qué haces en los campos tan temprano?
—Tuve un sueño raro y vine…—Mitchel se encogió de hombros a su vez: —Pero eso no importa ¿Quieres acompañarme a la cabaña a hacer mascarillas de fresas? He estado pensando en ideas para que te veas más guapo aún si el naranja del campamento no te favorece y me gustaría comentártelas.
—Claro.
Cualquier cosa para no pensar en sus horribles sueños.
🙟✦🙝
—¿Y? —Percy hizo una mueca cuando Draco alzó la cabeza, sonriendo al verlo; él y sus acompañantes estaban jugando a ver quién atinaba más veces al centro de una serie de blancos, pero en vez de usar dagas, hachas o flechas, estaban tratando de atinarles con espadas. Percy no estaba seguro de qué decirles, en especial porque el resto de la cabaña de Hermes estaba muy ocupada practicando seriamente tiro con arco.
—¿Y? —Preguntó a su vez Percy, mirando como el chico nuevo fallaba por medio metro el blanco que parecía una serpiente con los ojos tachados: —¿Si saben que las espadas no son para esto?
—Las espadas son para lo que tú quieras, Jackson—replicó Theodore, tomando una espada y lanzándola, acertando con precisión al centro de lo que parecía ser un lobo: —además, nunca sabes cuando vas a tener que ayudar a alguien que está lejos y hacia quien no puedes correr a tiempo.
—Yo sólo quiero ganar más fuerza para lanzar las hachas, y las espadas pesan más—agregó Lavender, con una sonrisa, mientras lanzaba una espada que se clavó en la frente de una gorgona.
—¿Podemos hablar de que los dibujos de Anthony son geniales? —comentó Nico, que seguía sin poder lanzar la espada lo suficientemente fuerte como para que quedara cerca de los blancos, no que eso pareciera molestar al chico: —que buenos dibujos.
—Gracias, dibujar me ayuda a memorizar y a aprender—dijo el chico nuevo con una sonrisa: —a todas estas ¿en serio es tan probable que vayamos a necesitar hacer esto?
—No realmente—Draco se encogió de hombros: —Tú particularmente deberías aprender más a como sobrevivir ¿No fue por eso que tu padrino te mandó con nosotros?
El chico nuevo hizo una mueca, antes de mirar a los otros que hacían tiro con arco: —No me gusta el combate.
—Ningún monstruo te va a preguntar si te gusta el combate—replicó Percy, haciendo que Draco riera bajito.
El rubio lanzó la espada que tenía y se acercó al de ojos verde mar:— ¿Qué pasó en el Concilio de Guerra?
—Va a haber una búsqueda, con Annabeth a la cabeza—Percy musitó, y notó algo que parecía tristeza venir de Draco, mezclada con ansiedad: —Acaba de ir a ver al Oráculo, para que le de una profecía.
—Voy con ustedes—lo que sea que Percy esperaba que el rubio dijera (como la profecía de Annabeth por ejemplo), no era eso. Pero el rubio parecía muy serio al respecto.
—El laberinto es un lugar peligroso, Draco—empezó Percy, algo ansioso, recordando como había quedado Chris Rodriguez.
El rubio rodó los ojos: —¡Percy! ¡Por supuesto que es peligroso! ¡Es la obra magna de Dédalo!
—¿También eres fan de Dédalo?
—No, pero me siento identificado con Ícaro; tan ambicioso como para quemarse tratando de llegar al sol.
—Eso no me hace sentir mejor.
—Lo siento— dijo Draco, pero seguía sonriendo.
—No lo sientes— acusó Percy, sonriendo a su pesar.
—No realmente— el rubio se encogió de hombros, divertido: —pero míralo de esta forma; será nuestra primera Búsqueda Oficial Juntos.
—Eso si Annabeth te acepta en ella—el pelinegro replicó a lo que Draco hizo un pucherito.
—Claro que me aceptará; nadie le dice que no a esta carita.
Percy soltó una carcajada.
🙟✦🙝
—Tengo la profecía—dijo Annabeth, seria, mirando a los demás campistas en la arena: —Lideraré la Búsqueda para encontrar el taller de Dédalo.
La mayoría del campamento estaba en silencio, tristes y nerviosos, pero Draco no podía culparlos; todos querían que Annabeth tuviera su oportunidad en una misión, pero no una así de peligrosa. El rubio sonreía, mirando a la chica con lo que esperaba fuera una actitud relajada y alentadora, aunque por dentro quisiera gritar y llorar.
Había sentido el momento en que el Oráculo le había hablado, había sentido la desazón que le habían producido las palabras del Oráculo, y había sentido el pedido de ayuda.
Decir que a Draco lo había sorprendido gratamente sentir de esa forma el vínculo con Annabeth era poco, pero siendo sinceros, lo que más le había gustado había sido responderle con cariño y apoyo y sentir a la rubia relajarse. Le estaba cogiendo el tiro a los vínculos.
Ahora, si supiera porqué los de Lala, Will y Theo se negaban a completarse…
Draco escuchaba a medias lo que la rubia decía, más preocupado en enviarle calma y ánimo a través del vínculo que otra cosa, aunque si notó que la rubia dejaba de lado el último pedazo de la profecía. No podía culparla, él también se sentía ansioso al pensar qué podría llegarle a pasar a esa “persona amada” que pudiera ser peor que la muerte.
El rubio vio como la hija de Atenea le pedía a Percy y a Grover que la acompañaran, para sorpresa de nadie, y se sintió algo triste. Entonces la chica lo miró y sonrió: —También, necesito a Tyson y a Draco.
—Annabeth, no creo que sea aconsejable—dijo Quirón, haciendo una mueca: — sólo puedes llevar dos acompañantes; viste lo que pasó cuando fueron 5 durante las vacaciones de invierno; solo 3 volvieron.
—Entiendo, pero los necesito—dijo Annabeth muy seria: —además, Percy y Draco técnicamente cuentan como una sola persona.
—¡Hey! —protestaron ambos al mismo tiempo, lo cual no ayudaba con las acusaciones.
—Annabeth, por favor, reconsidéralo—Quirón movió su cola nerviosamente: —Estarías rompiendo las leyes antiguas y eso traería consecuencias. El tres es un número sagrado; tres Moiras, tres furias, tres hijos Olímpicos de Cronos.
—Técnicamente seis—intervino Draco, antes de encogerse de hombros ante las miradas de los otros campistas: —solo digo; Hera, Hestia y Demeter también son hijas de Cronos, también fueron devoradas y también lucharon contra él.
Quirón prefirió ignorarle: —El tres es un buen número, poderoso, que soporta grandes peligros. Cuatro es… peligroso.
—¿Osea que sí nos están contando como uno? —Preguntó Percy cruzando los brazos: —Que conste que yo no soy un principito que finge un acento británico para llamar la atención.
—¿Quién dice que lo finjo? —siseó Draco, empujando al pelinegro, aireado.
Annabeth también decidió ignorarnos: —Lo sé, pero tenemos qué… Estoy segura.
Tuvieron una lucha de miradas, y Annabeth se sentía inquieta, aunque su nerviosismo se disipó cuando el centauro sacudió la cola y suspiró derrotado: —Muy bien, terminemos la reunión. Los que irán a la Búsqueda, prepárense; al amanecer entrarán al Laberinto.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustase el capítulo~
Chapter 50: Draco de verdad debería dejar de hablar (si, esto es por el comentario de Ariadne)
Summary:
La Búsqueda empieza y los chicos tienen que lidiar con lo que eso significa.
Notes:
Este capitulo es traído a ustedes por el cumpleaños de Draco <3
Espero que les guste, así como me gustó escribirlo.
Muchas gracias a mis betas Anto, por las teorías, Gabs, por ser el amor de mi vida, y Satanás, por ponerme en estas.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
49. Draco de verdad debería dejar de hablar (si, esto es por el comentario de Ariadne)
—¿Quieres hablar? —Percy casi dio un salto, al notar a Draco apoyado en el alféizar de la ventana de la Cabaña de Atenea; acababa de tener una conversación poco productiva con Annabeth, de la que había concluido que uno de ellos iba a morir ¿porqué otra razón Annabeth no les diría sobre la última frase de la Profecía?
—Si— Percy odiaba como sonaba su voz de quebrada y angustiada, pero al mismo tiempo no le molestaba tanto al ser sólo Draco quien lo escuchó. Salió de la Cabaña de la diosa de la Sabiduría apresuradamente y dejó que Draco lo tomara de la mano para ir a sentarse en el borde de la playa. Ese era su lugar seguro; Draco en donde la arena todavía no se humedecía y Percy sentado en donde rozaba la marea.
—Draco— Percy miraba los dedos de Draco, que dibujaban dragoncitos y delfines en la arena; eran delgados y pálidos, más de lo que Percy recordaba ¿No le daría mucho sol allá en Gran Bretaña?
—Sé lo que dice la Profecía de Annabeth—el rubio respondió, a la pregunta no dicha entre ambos: —me llegó como me llegan las que tú escuchas, sólo que más tenue, así que esta vez no asuste a nadie recitándola…
—¿Y qué decía?
—Annabeth ya lo dijo.
—Pero no todo ¿verdad? —Percy puso su mano sobre la de Draco, para obligarlo a mirarle: —Hay una frase más que dice que uno de nosotros no va a volver ¿cierto?
Los ojos de Draco se veían tormentosos, grises, como si en cualquier momento fuera a desencadenarse un tifón. Sin embargo, su toque era cálido mientras entrelazaban los dedos: —Por eso voy yo, para asegurarnos de que no ocurra.
—¡Pero…! —Percy quería protestar, hablar de cómo durante el receso de invierno Draco se había negado a participar en la Búsqueda por eso mismo. A no ser que…—No va a morir nadie ¿verdad? La última palabra no es muerte, pero es algo igual de malo ¿no es así?
Draco ladeó la cabeza antes de negar suavemente: —No importa; no dejaré que nada les pase.
—¿Y cómo piensas hacer eso? —siseó Percy, sintiéndose molesto por la aparente calma de su amigo ‘cómo podía estar tan seguro?: —¡Ni siquiera eres tan bueno luchando! ¿Cómo piensas protegernos?
La mano de Draco se retiró de la suya, y Percy sintió un vacío en el pecho en el mismo momento que la calidez lo abandonó. Sentía el dolor de Draco como si fuera el suyo propio. Que estúpido ¿Cómo le había dicho algo así?
—Draco, yo…—pero el rubio no le dejó disculparse.
—Tienes razón, no soy bueno luchando, y soy un quejetas y un distraído—Draco se levantó, sacudiendo la arena del capri con más fuerza de la necesaria. A través del vínculo sólo se sentía molestia y dolor: — y soy egoísta y este estúpido campamento no me importa. Pero me importa Annabeth y, más importante, me importas tú; si a ti te importa la Búsqueda sin sentido de Grover por el Dios que se desvanece, pues a mí también. Si te importa lo que haga el cíclope bebé, a mi me importa. Si te importa este estúpido campamento, pues a mi también. No es mucho, pero espero que sea lo suficiente.
Percy quería decir algo, pero su voz no salía, no al sentir la rabia, celos, molestia y tristeza que venían de Draco. El rubio terminó su discurso, con la voz un tanto quebrada, antes de darse la vuelta y marcharse, tan rápido que detrás de sí sólo dejó un suspiro y un vacío.
El pelinegro se abrazó las rodillas y se mordió el labio, pero ninguna lágrima salió.
En su corazón, dónde debía haber rabia por lo egoísta que era Draco, o tristeza por su falta de interés en los demás, sólo había una felicidad estúpida, porque el rubio había dicho que él era lo más importante.
Percy se sentía como una persona horrible.
🙟✦🙝
Draco parpadeó confundido al notar que se encontraba, una vez más en el camarote del capitán del Princesa Andrómeda. La luz de la luna caía sobre Luke, que vestía un chitón y un himation, y se veía como un príncipe de hielo, con su cabello casi blanco.
A Draco le hubiera parecido arrebatador, de no ser por el halo dorado que rodeaba sus irises, y el aura de magia oscura que lo rodeaba. El mago sintió un escalofrío, al notar que Luke parecía hablar con algo o alguien, pero las palabras no tenían significado alguno para él. Lo único que sabía era que Luke se sentía perdido; como si ahora que había obtenido lo que quería, no era lo que esperaba, o lo que imaginaba.
Draco vio a Luke levantar la espada, Backbiter, y de inmediato supo lo que significaba la espada; era la prueba de un juramento de lealtad, de Luke hacia Cronos, pero también era una cadena. Una cadena afilada que lo mantenía atado al Titán, y Luke se estaba dando cuenta de que lo que estaba haciendo no era liberarse, sino cambiar a la entidad que lo usaba de peón.
En ese momento, sus miradas se encontraron y Draco sintió una oleada de alivio, seguida por ansiedad y absoluto terror. Fue ese terror lo que lo hizo despertarse sobresaltado, despertando a Nico, que de por si estaba molesto con él. El hijo de Hades lo pateó, molesto y se dio la vuelta en la cama, murmurando enojado, y el rubio cayó al suelo con un fuerte golpe. Antes de que Draco pudiera disculparse, el chico saltó de la cama y se escabulló fuera de la Cabaña.
El rubio no podía culparlo; estaba molesto por ser dejado atrás, claro, y aún más porque cuando le había pedido a Draco que hablara con Annabeth para dejarlo ir con ellos, arguyendo que podría tener una forma de encontrar cosas en el laberinto, Draco ni siquiera lo había dejado hablar.
La verdad era que Draco no quería que Nico entrara en un lugar tan peligroso; si por él fuera, el hijo de Hades se habría quedado a salvo en la Mansión Malfoy, buscando a su madre con la ayuda de Lucius y sus contactos esparcidos por el mundo.
Pero Nico no había querido quedarse atrás; él quería aprender más sobre los mestizos, sobre sus poderes, y quería quedarse cerca de Draco, aún si significaba tener que hablar con Percy. Nico seguía culpando a Percy por la muerte de Bianca, aún si la misma chica le había dicho que no había sido así.
🙟✦🙝
Percy vio a Draco en el puño de Zeus acariciando a la Señora O’leary; el rubio tenía su adorada mochila (llena de parches de sus grupos y series), una camisa de cuadros gris abierta y medio encajada en sus capris negros y, si Percy no supiera que los iba a acompañar, creería que estaba a punto de irse a un concierto o algo.
El pelinegro no sabía como decirle que había visto a Nico tratar de invocar un fantasma y ser atacado por una cosa macabra sin que el rubio creyera que quería distraerlo. Ya suficiente era que estuviera molesto con él por la conversación del día anterior.
A unos metros estaban Juniper y Grover; la ninfa se aseguraba de que el disfraz humano del sátiro estuviera en su lugar, acomodándole el gorro rasta y quitándole pelos de cabra de la camisa. Se veían tan lindos juntos.
Quirón y Quintus estaban hablando tranquilamente con los pocos campistas que habían ido a despedirlos, el grupito variopinto incluía a Mitchell y a los amigos de Draco, aunque no a Nico.
—¡Percy! —Llamó Lavender, trotando hacia él; tenía expresión de preocupación, pero le sonreía igualmente: —Porfa cuida de Draco; es un idiota, pero lo extrañaré mucho si no vuelve.
—Necesitamos que vuelva—añadió Theodore, con una sonrisa ladeada: —Si no ¿con quién haré equipo en los proyectos? Nadie más me acolita el investigar cosas que no tienen nada que ver.
—Tal vez porque deberías apegarte al syllabus para aprender las cosas en orden—comentó el chico nuevo, con expresión de molestia: —Y progresar desde ahí, no irte a buscar de inmediato las cosas más difíciles y prohibidas.
Theo rodó los ojos y suspiró: —¿ves? Los otros son muy aburridos, pegados a sus leyes.
—Las leyes son importantes, nos mantienen lejos del caos.
—Ignóralos—pidió Lavender, mientras ellos empezaban a discutir a su espalda: —pero lo de Draco es en serio; ya lo conoces, si puede, va a hacer lo posible por salvar a otros.
—No—Percy musitó, negando con la cabeza: —No por salvar a otros; pero si por salvarme a mi… Haré lo posible, pero está molesto conmigo.
Lavender frunció el entrecejo: —¿De verdad? Se lo veía muy contento de poder ir contigo.
—¿Sí?
—¿Pasó algo?
Percy no sabía qué decirle; ¿Qué había hecho a Draco llorar? ¿Qué le había dicho al rubio prácticamente que era un inútil? Al mirar hacia donde estaba Draco, vio a Annabeth acercársele y preguntarle cosas; el rubio respondía todo con una sonrisa, y parecía estar hablando de algo que lo emocionaba.
Ellos dos se llevaban muy bien, aunque claro, eran muy parecidos. Listos, encantadores, buenos convenciendo gente. Percy no entendía porqué insistían en quedarse cerca de él.
Lavender le dio una palmada en el hombro: —No te preocupes, seguro no fue tan grave como te parece; Draco te adora, te quiere muchísimo.
—Yo también… —Percy suspiró: —Yo también lo quiero muchísimo.
Tyson le dio una palmada en el hombro a Percy también: —Buen equipo; los dos son uno.
No era la primera vez que alguien decía eso, pero si era la primera vez que sonaba ominoso, como si eso que los unía fuera más allá de solo ese hilo extraño que Draco le había mostrado.
Percy asintió y empezó a caminar hacia Annabeth y Draco, pasando frente a Beckendorf y el resto de la cabaña de Hefesto, que estaban planeando cosas y trampas para proteger el perímetro. Casi como un pensamiento errante, Percy se detuvo al lado del mayor y le dijo: —Oye, podrías preguntarle a Theo Nott si quiere ayudarlos; es aterrador.
Beckendorf miró al pelinegro, que ahora estaba tratando de estrangular al chico nuevo, siendo detenido por una muy estresada Lavender, antes de encogerse de hombros y asentir. Percy siguió hasta donde ambos rubios hablaban.
—Parte de mi quiere que Draco se quede aquí—comentó Annabeth, dándole una palmada a Draco en la espalda. El rubio la miró ceñudo, hasta que ella le sonrió: —Porque con eso de los vínculos podría ayudarnos en caso de perdernos.
—Claro—Percy de repente se acordó de un comentario dicho antes: —Draco siempre sabe dónde estoy.
—Excepto ahí dentro— Draco miró la entrada ansioso: —Cuando desaparecieron por unas horas, fue como si el laberinto los hubiera…
Lo que sea que Draco iba a decir se desvaneció en cuanto sus ojos cayeron sobre Percy; Annabeth volteó al tiempo, frunciendo el entrecejo y se quedó mirando a Percy: —Percy te ves terrible.
—Mató la fuente anoche—suplió Tyson, tratando de ayudar. Draco ladeó la cabeza confundido.
—¿Qué te hizo la fuente? —preguntó el rubio, un poco preocupado, pero antes de que Percy pudiera explicar su horrible sueño con Luke y Cronos, Quirón llegó a saludarlos: —Parece ser que están listos.
Quirón sonaba tenso, y Percy se sintió mal por decidir que debía decirle lo que había visto en su sueño; no era que quisiera asustar al centauro con información sobre su padre, pero sentía que era importante que supiera que Cronos se estaba volviendo poderoso y que quería un cuerpo nuevo.
🙟✦🙝
—Percy ¿Estás listo? —Draco vio a Annabeth acercarse a donde Percy y Quirón discutían sobre el sueño de Percy. El rubio había estado lanzándole escudos a la Señorita O’Leary, nervioso, mientras hacía lo posible por escuchar a través de Percy ¿Habían tenido el mismo sueño pero desde diferentes perspectivas? ¿Cuántas veces habría pasado eso? ¿Ellos tampoco confiaban de a mucho en Quintus?
La cabeza le daba vueltas al rubio, para el momento en el que Annabeth se acercó con Percy a ellos. Draco le dio una palmadita en la cabeza a la perrita del Inframundo antes de trotar hacia ellos; Grover no parecía muy confiado ya, de entrar bajo tierra, y Tyson… Tyson miraba fijamente a Draco con su único ojo, con una expresión indescifrable que le hizo a Draco dar un escalofrío.
—Tengan cuidado— dijo Quirón, cuando los cinco se enfrentaron a la entrada del Laberinto: —Y que tengan buena cacería.
—Cuídense también —dijo Percy, su mano rozando la de Draco. El rubio entrelazó su meñique con el del pelinegro, para darle apoyo moral. Una oleada de alivio proveniente de Percy lo hizo sonreír.
—Volveremos pronto—Draco se volteó para sonreírle a sus amigos, que lo miraban con distintas cantidades de ansiedad: — El Laberinto caerá antes de que fallemos nuestra misión .
Los ojos del rubio se cruzaron con los de Quintus, que parecía descolocado con sus palabras. Al joven mago le pareció ver al espadachín murmurar algo que pudo ser “tónico” pero no estaba seguro.
—Bueno, nos vemos sol—suspiró Grover, nervioso.
A lo que Tyson respondió algo más alegre: —Hola rocas.
Y los cinco descendieron en la oscuridad; frente a ellos, se abrió un túnel redondo, que a Draco le recordaba a un desagüe, con aberturas cerradas por barras de hierro cada tanto que parecían llevar a la infinita oscuridad.
El rubio se sentía confundido, porque estar ahí le daba una tranquilidad extraña, pero al mismo tiempo sentía que algo lo llamaba y ese algo no era nada bueno. Draco nunca le había temido a la oscuridad de la forma en la que ahora le provocaba escalofríos; como si algo en su interior le advirtiese que la oscuridad ahí abajo albergaba algo peor que monstruos y fantasmas, algo que lo odiaba con todo su ser.
Annabeth iba al frente, liderándolos, diciendo cosas como “quedémonos a la izquierda y así tarde o temprano saldremos” o “demos la vuelta para volver”, pero cada que proponía algo, el Laberinto a su alrededor cambiaba; era obvio que el lugar lo hacía a propósito, para confundirlos, pero seguro que decir eso sólo haría que la rubia se molestase.
Entonces Annabeth señaló a una de las entradas en la sala circular a la que habían llegado: —Vamos por esa.
—¿Porqué? —preguntó Percy, que estaba mirando otra de las entradas.
—Pensamiento deductivo —replicó la rubia.
A lo que Draco no pudo evitar replicar: —Oh, yo deduzco que nos perdimos.
—Cállate— Siseó Annabeth, antes de señalar a Percy: —Tú también.
—¡Yo no dije nada!
—Pero lo pensaste —acusó la hija de atenea, antes de caminar hacia la entrada: —Sólo sigamos.
Draco tenía la leve impresión de que estaba molesta porque al parecer sus dotes de cerebrito no estaban dando frutos, pero no quería decirlo en especial porque el espacio del túnel se volvía cada vez más estrecho conforme avanzaban, tanto que Tyson tuvo que arrastrarse en un momento.
El rubio notó que Grover empezaba a hiperventilar, y un pensamiento descarriado de lo poco que les tomaría morir asfixiados si el sátiro seguía así, dado el poco espacio y por tanto el poco oxígeno, 10 minutos.
—No lo soporto ¿Ya llegamos? —siseó el sátiro, casi arañando las paredes.
—Sólo llevamos cinco minutos acá abajo—replicó Annabeth.
—Treinta y cinco—corrigió Draco, aunque él mismo no estaba seguro de de dónde había sacado esa información: —cinco minutos en éste túnel en particular.
—¡Ha sido muchísimo! —se lamentó Grover: —Además ¿qué haría Pan aquí? Es lo opuesto de lo salvaje.
—Esperar a morir—el murmullo de Draco fue casi inaudible, pero hizo que Percy se tensara frente a él. De haber tenido espacio, se habría volteado a mirarlo ceñudo.
Justo cuando Draco pensaba que iban a empezar a desmayarse o quedar completamente aplastados por el túnel, éste de abrió a una enorme sala con un mosaico detallado y magnífico que mostraba un banquete de los dioses. En el centro había una fuente de tres niveles que parecía llevar seca varios siglos.
—Es Romano…—comentó Annabeth, algo más contenta, examinando el mosaico. Draco se fijo en Dioniso y Poseidón que convertían unas uvas en vino; Dioniso se veía más guapo y fiestero, mientras que Poseidón se veía soso y serio. Cerca de ellos, Ares más que Zeus, parecía estar dominando el lugar. Si, sin lugar a dudas era romano.
Mientras Percy comentaba lo lejos que estaba Roma de Estados Unidos, y Annabeth explicaba que el Laberinto estaba hecho de retazos de todos lugares y era como un organismo, Draco sintió un leve jalón en el pecho, como si algo lo llamara en dirección de un túnel que acababa de quejarse.
Annabeth decidió tomar ese camino, pese a las protestas de Grover, y pronto estaban en lo que parecía ser una caldera abandonada, con un graffiti neón que decía algo como “Moz rulz”, Draco frunció el entrecejo y sacó una lata de pintura en aerosol (cortesía de Will, Theo y Anthony que le habían dicho que a lo mejor podía marcar el camino con ella) y dibujó una S con dos triangulitos a los lados. El rubio sintió el dibujo pulsar, por la magia que Theo y Anthony habían vertido en la pintura, y algo le dijo que podía llenar el laberinto de dibujos, pero que nunca le ayudarían a encontrar el camino realmente.
—¿Vas a hacer graffiti? —preguntó Tyson, interesado, a lo que Draco se encogió de hombros y guardó la lata.
—Puedo al menos tratar de marcar las salas para asegurarnos de que ya pasamos por ellas.
—Buena idea, Draco— aprobó Annabeth, mientras examinaba las tres entradas que había: —Marca también los túneles, si es posible.
—A la orden, jefa—el rubio asintió, sacando la lata otra vez y preparándola en la mano izquierda. Siguieron avanzando, pasando por pasadizo tras pasadizo, sala tras sala, que combinaba todos los estilos arquitectónicos de los que Draco había escuchado, y las decenas de los que no.
Con cada sala nueva, Annabeth se notaba más y más descorazonada, y Grover, más y más inquieto, mientras que Tyson parecía un pez en el agua, y Percy estaba como perdido. Y Draco se sentía confundido, porque parte de él estaba muy agusto y parte de él quería salir corriendo. Era peor que colarse a la torre de Gryffindor.
Al menos ahí no estaban manoseándolo, así que punto para el Laberinto.
Por otro lado, Draco se estaba volviendo bueno haciendo tags con la mano izquierda; la s con triangulitos se iba volviendo más y más un dragón y eso lo ponía orgulloso. No que pudiera comentarlo; todos estaban muy concentrados en la Búsqueda, y en el lechero que acababan de encontrar.
O su esqueleto, más bien.
Draco miró intensamente el esqueleto, vestido con su uniforme blanco, arañando la pared con una mano, y con la otra haciendo un puño. Como si hubiera llorado hasta morirse. Un escalofrío le recorrió la espalda al pensar en ello.
Grover apuntó que debía llevar mucho tiempo ahí, dada la capa de polvo que cubría las pocas botellas vacías. A lo que Tyson le aseguró que eran sólo huesos, así que no debía preocuparse. Draco sentía que el esqueleto debía preocuparles, pero podía apoyar el comentario de Grover de que lo más preocupante era el olor a monstruos que impregnaba el ambiente (No que él lo sintiera).
Siguieron caminando, hasta que Draco frunció el entrecejo: —¿No habíamos estado antes aquí? —Preguntó el rubio, señalando la fuente del centro y el mosaico de los dioses, antes de hacer una marca en la pared, por si acaso.
—Pareciera—convino Percy, pero su mirada estaba fija en dos puertas de madera con sendos candados, frente a las cuales había un hombre, vestido de botones (con un uniforme negro impecable, zapatos negros relucientes y un sombrero de copa) que pasaba una llave de una mano a otra. Draco parpadeó varias veces, confundido, viendo como el hombre tenía dos caras, cada una mirando a un lado, de forma que sus orejas se sobrelapaban. Definitivamente, una cosa era leer sobre los dioses y otra muy diferente verlos.
—Bueno, Annabeth ¡Apúrate! —exigió el rostro de la izquierda, intenso.
—Ignóralo, es muy grosero—replicó el de la derecha: —Por aquí, señorita.
—Yo no… —Annabeth negó con la cabeza, sorprendida y confundida.
Tyson parecía confundido también: —El hombre chistoso tiene dos caras.
—El hombre chistoso puede escucharte—siseó el de la izquierda: —Ahora, siga, Señorita.
Draco sintió un escalofrío ¿Una encrucijada? ¿Qué clase de decisión podría estar enfrentando Annabeth que pudiera hacer que el mismísimo Dios de las Encrucijadas había aparecido para pedirle que se decidiera? El rubio sintió la ansiedad venir de Annabeth, primero en pequeñas ondas y luego como olas que amenazaban con ahogarle, a medida que el dios hablaba, pidiéndole que eligiera; diciéndole que su decisión podría costarle la vida no sólo a ella sino a sus amigos.
Entonces una luz brillante los deslumbró a todos.
🙟✦🙝
Theo estaba cansándose de Goldstein y su insistencia en sobre analizarlo todo y empezar SIEMPRE desde lo básico. ¿Cuál era la necesidad?
Al menos, Theo suspiró, mientras Lee le explicaba a Goldstein por enésima vez cómo encordar un arco, no era el único completamente estresado por el Ravenclaw.
A un lado, Will apretaba mucho las manos mientras disparaba a uno de los blancos, fallando de forma espectacular más de uno.
—Oye, rayito de sol—Theo se apoyó en el arco largo, sonriendo al ver a Will tensarse y hacer una mueca: —¿Qué pasa? ¿una nube bloqueó tu camino?
—¿No tienes algo mejor que hacer? —espetó el hijo de Apolo, lanzándole una mirada venenosa: —¿Alguien más a quién fastidiar?
—¡Oh! —Theo prácticamente ronroneó, divertido: —¿Te fastidio?
Will lo miró intensamente, antes de concentrarse otra vez en el blanco al que debía darle: —Me das pena.
—¿Disculpa? —Theo se tensó, en especial porque escuchó las risitas de los otros hijos de Apolo y de Goldstein que estaba cerca de ellos.
—Te perdono—El chico respondió, con una sonrisa maliciosa: —Pero no lo vuelvas a hacer.
Theo chasqueó la lengua, fuerte. Hizo un gesto con la mano, haciendo un poco de magia sin varita para que el blanco al que le estaba apuntando el chico diera un salto, quitándose del camino de la flecha.
—Muy maduro —Will rodó los ojos antes de voltear a verlo, las manos apoyadas en la cadera: —¿Qué quieres? ¿te sientes muy solo sin Draco?
—No es eso…—Theo desvió la mirada; aunque si era verdad que se sentía aburrido sin Draco, en especial porque el medallón no parecía servir en el Laberinto. Eso y que los hijos de Hécate que habían en el campamento no creían que la magia fuera algo estudiable y cuantificable, y que Goldstein insistiera en que primero se debía conocer absolutamente todas las reglas y bases antes de empezar a jugar con la magia, lo tenía bastante aburrido y descorazonado.
El Slytherin negó con la cabeza, suspirando profundamente antes de enderezarse, limpiar algo de polvo invisible de su ropa y dar media vuelta: —No eres divertido, Solace.
Y con eso, echó a andar, sin rumbo en particular.
El Campamento era un lugar tan extraño para Theo; la idea de tener que entrenar su cuerpo y luchar para sobrevivir se le antojaba muy lejana, aún si había tenido ya dos encontronazos con monstruos reales. Pelear por su vida no era algo que un heredero a una noble casa como la Nott debería hacer.
Sin pensarlo mucho volvió a la cabaña de Hermes y tomó su mochila, guardando sus cosas. Si iba a tener que quedarse solo tomando lecciones que no le interesaban, para eso volvía a su casa a ver lecciones de etiqueta; Su presentación iba a ser el próximo mes, y necesitaba toda la ayuda del mundo porque no todos podían fingir ser herederos perfectos con la facilidad de Draco.
Theo iba a medio camino del campo de fresas cuando una mano le agarró de la muñeca y lo forzó a darse la vuelta: —¿Por qué estás huyendo?
El pelinegro miró al hijo de Apolo, que se veía cansado, como si hubiera estado corriendo: —Yo no estoy huyendo, simplemente voy de regreso a casa.
—No te creo—siseó Will, todavía sujetándole la mano, respirando jadeante: —¡N-no puedes irte así! ¡No te vayas con Luke!
Theo vio algo roto, tras los ojos azules como el cielo, que lo miraban suplicantes. No iba a unirse a Castellan; esa guerra de dioses y titanes lo traía sin cuidado, en especial ahora que sabía que no era griego. Por él podían darse en la geta (como decía Draco) todo lo que quisieran.
Sin embargo, parecía que el rubio temía genuinamente que él fuera a unirse al antiguo Consejero de la Cabaña de Hermes, así que, soltando con cuidado la mano del chico, dijo: —No voy a unirme a Luke; sólo quiero volver a casa a pasar mi verano haciendo algo más productivo que esperar a Draco.
—¡Entrenar es productivo! —saltó Will, insistente, aunque no hizo amague de volver a tocarlo: —S-si no es lo suficientemente desafiante puedo pensar en algo, o… O puedo pedir que te dejen ayudarme en la enfermería; así podrías escaquearte de las responsabilidades más feas ¿No te parece?
Theo quería apuntar que su deslumbrante personalidad era suficiente disuasorio para los Stoll y los otros chicos de la cabaña de Hermes, como para que ellos trataran de obligarlo a hacer tareas que normalmente haría un elfo doméstico. Sin embargo, eso no era el problema.
El problema era que sin el rubio platino, no había nada ni nadie que lo distrajera de la verdad:—No lo entiendes, Will—dijo con melancolía: —yo no pertenezco aquí.
—Mira, yo sé que a veces es duro todo esto pero—comenzó a balbucear el hijo de Apolo, sus ojos llenos de miedo y decepción.
—No, no, no es que quiera unirme a Castellan ni nada, es que mi madre…—Theo se apresuró a calmarlo, antes de morderse el labio. Miró alrededor, asegurándose de que nadie más pudiera oirlos, antes de susurrar: —Mi madre no es griega.
—¿Qué? —Will se veía muy confundido ¿y no eran dos ya? (cinco contando a Percy, Nico y Draco).
—Mi madre no es una diosa griega… —Repitió Theo, antes de mirar hacia el Campamento, que prácticamente se extendía a sus pies: —Ella… Ella sabe de todo esto, pero es diferente.
—¿Y tu padre? Tal vez él…—Aventuró Will, sin tener que terminar la frase.
—No, él no es un dios, definitivamente— Theo no pudo evitar reírse ante la idea; Benjamin Nott era un mago sobresaliente y un excelente padre, pero ¿un dios? Nah: —he vivido con él la mayor parte de mi vida.
—Entonces tu mamá—Will hizo un puchero, mirándolo ceñudo, como si así pudiera discernir quién era su madre.
—Yo la conozco—Theo ofreció, encogiéndose de hombros: —y hasta hace poco creí que simplemente era una persona enfermiza
—Los dioses no se enferman—acotó el rubio, y Theo quería asentir ante ello pero…
—Siempre que la veía estaba en el hospital
—Oh…—el hijo de Apolo se masajeó la sien, confundido: —Pero, si no es griega, entonces ¿Qué es?
—Eso es lo que no sé…—Theo hizo una mueca (Había descubierto que era más probable que los mestizos lo dejaran en paz si mostraba sus emociones): —Pero estoy seguro de que no es griega, Will, y sé que si me voy ninguno de sus monstruos va a cazarme.
—P-pero…—Will balbuceó, algo confundido y asustado: —Imaginemos por un momento que hay otros dioses de… otra cosa ¿No habrían también monstruos de esa cosa que podrían ir tras de ti?
El chico no carecía de lógica, Theo le daba eso:—Es… Una posibilidad.
—¿Y aún así quieres irte? —Will miró hacia la cima de la colina Mestiza, donde dormitaba Peleo el dragón: —¿Solo?
—Mira, es que no sé qué hacer aquí.
—Aprender a defenderte.
—Sé defenderme muy bien, gracias— Theo se cruzó de brazos, molesto.
Will sacó una espada de su bolsillo y se puso en posición de combate:—Vénceme.
Theo lo miró, confundido y algo interesado (Pero eso era algo que revisaría después):—¿Qué?
—Si quieres irte, tendrás que vencerme.
Theo miró al hijo de Apolo; su piel tostada por el sol estaba llena de pecas más oscuras y cicatrices más claras, sus ojos color cielo lo miraban con decisión, su cabello rubio dorado se mecía levemente por la brisa que recorría la colina. Theo tocó con suavidad los anillos que se volvían dagas (dagas de un material que Tyson insistía no conocer), pero no las sacó. Los músculos de Will estaban mucho más desarrollados que los suyos, igual que sus reflejos. ¿Podría realmente ganarle en una pelea al hijo de Apolo?
No estaba muy seguro de querer averiguarlo.
🙟✦🙝
Harry se secó el sudor de la frente y dejó a un lado las tijeras de jardín; la muñeca le dolía mucho (le dolía desde esa vez que se la había lastimado hacía años, pero nadie le había prestado atención) y el calor del verano no le estaba ayudando a terminar de arreglar los arbustos más rápido.
Estaba a punto de quitarse las gafas para rascarse los ojos cuando vio algo que no tenía sentido; Draco Malfoy, en ropa muggle (una camisa a cuadros negra, camiseta naranja y jeans), corriendo de lo que parecía ser una porrista como las que salían en las películas de chicos populares que le gustaban a la tía Petunia.
Harry se quedó unos minutos mirando antes de mirar de vuelta hacia la casa y escabullirse entre los arbustos. Tenía que ver si era realmente Malfoy, aunque ese cabello rubio platino por los hombros era bastante inconfundible.
El pelinegro corrió por la calle, tratando de mantenerse oculto, y vio a la porrista doblar en una esquina. Se apresuró a llegar pero cuando entró en el viejo callejón, sólo estaban Malfoy y un pequeño montón de polvo, y el rubio escondía una mano en la espalda.
—¿Potter? ¿Qué haces aquí? —Preguntó el rubio, con un acento que a Harry no le sonaba de ningún sitio en particular.
—Vivo bajando la calle—replicó el pelinegro, al notar que el rubio parecía más confundido que agresivo. El ceño del Slytherin se frunció.
—¿Dónde estamos? —preguntó Malfoy, mirando alrededor inquisitivamente.
—Little Whinging —Harry decidió tomarse un tiempo para examinar la apariencia del rubio frente así; no sólo usaba ropa muggle, era ropa muggle cara; la camisa parecía ser de una tela fresca y suave, los jeans parecían Levi’s nuevos y las Dr Martens… ¿Dr Martens? Tenían cordones amarillos y violetas. Lo cual desentonaba un poco con la camisa naranja fuerte, que tenía un dibujo de un pegaso y unas letras puestas en él. Lo poco que se alcanzaba a ver decía “Camp” y “Long”
Antes de que Harry pudiera preguntar lo que la camiseta decía, Malfoy se cerró la camisa de cuadros y lo miró fijamente: —¿En dónde queda eso?
—Surrey—Harry replicó prontamente, pues Ron también había estado algo confundido cuando le dijo donde vivía al principio. De pronto era cosa de Sangre Puras ¿no? No saber los nombres de las ciudades muggles.
Malfoy frunció en el entrecejo y ladeó la cabeza: —Eso es Reino Unido ¿verdad? —La pregunta era genuina y Harry no supo que responder más que asentir con la cabeza. El rubio chasqueó la lengua y musitó: — Skata .
—¿Qué pasa, Malfoy? —Harry preguntó, viendo como el chico se mordía la uña del pulgar, mientras fruncía el entrecejo. Parecía estar pensando algo.
—¿Viste de dónde venía? —Preguntó el rubio de repente, mirando a Harry con intensidad: —creo que estoy perdido.
El pelinegro frunció el entrecejo, antes de asentir e indicarle al rubio que lo siguiera: —¿Cómo terminaste aquí?
—Di un giro mal—replicó Malfoy, con una mueca, mientras caminaban de regreso hacia Privet Drive. El rubio miró alrededor: —¿Son suburbios? Lindo.
—Eh… Si… Si lo son.
—¿Y vives por aquí?
—Si…
—Vaya, siempre me gustaron las casitas con jardines.
—¿Si? —Harry preguntó, confuso. A Lo que Malfoy sonrió.
—Siempre me pareció un lugar interesante ¿sabes? Los suburbios—comentó el rubio, mirando casa por casa: —Así como los edificios de apartamentos son como viñetas en una historieta, los suburbios son como libros con tomos uniformes; cada uno con una historia oculta detrás de su perfecta barda.
Harry se detuvo, mirando al Slytherin, que parecía muy interesado en mirar las muchas casas: —¿Te interesan las cosas muggles?
—Los muggles hacen ¿qué? ¿el 70% de la población mundial? —Malfoy se encogió de hombros: —Sería tonto no interesarse; así como nuestras guerras los afectan, las suyas a nosotros. Así querramos mantenernos al margen, vivimos en el mismo planeta ¿no?
Lógico, pero no sonaba muy Slytherin de parte del rubio ¿No eran acaso promotores de la supremacía de la sangre y los magos? ¿Por qué estaba tan interesado en los suburbios?
—¿Y dónde fue que giraste mal? —Harry estaba decidido a conseguir más información del chico, pero habían llegado hasta el punto dónde lo había visto pasar corriendo, es decir, a la casa de los Dursley. Aunque nadie les prestaba atención.
—Creo que debí girar en Albuquerque— dijo el rubio, en un tono que sonaba a que lo que decía era un chiste, o tal vez se burlaba de él. Su acento lo hacía dificil de discernir: —De cualquier forma; muchas gracias, Potter, por traerme hasta aquí, creo que ya me acuerdo de dónde venía… Ten un lindo verano y mantente lejos de los perros.
Y sin decir más, el chico emprendió un trote (Poco digno, la verdad, poco Slytherin) hacia el lugar del que Harry lo había visto emerger. Sin embargo, antes de poder decidir si seguirlo o no, la voz estruendosa de su tío lo hizo saltar sobresaltado: —¡Muchacho! ¿¡Dónde crees que estás!? ¡Holgazán!
Harry hizo una mueca y volvió hacia la casa, listo para seguir arreglando el jardín y recibir una reprimenda. Solo hasta varias horas después, mientras se limpiaba las manos en el borde de la camisa gris demasiado grande para él, cayó en cuenta de que Malfoy ni una vez comentó su aspecto ni su ropa, ni lo miró con asco o desdén.
Huh.
Inesperado.
🙟✦🙝
Una vez dentro del Laberinto otra vez (Y luego de haberse asegurado de rodear bien la entrada con hechizos reforzados con la niebla para que nadie la fuera a encontrar por accidente), Draco cerró los ojos y trató de concentrarse en los hilos que lo unían a sus amigos. Recordando lo que había visto en el libro que la diosa del amor había colado en su encuentro en la biblioteca, estiró la mano, sintiendo la magia rodear los hilos hasta hacerlos visibles para él.
El rubio abrió los ojos y vio los tres hilos ante él algo confundido; Uno azul verdoso, uno gris tormenta y uno azul muy oscuro. A su espalda estaba el hilo carmesí que llevaba hasta Potter. ¿De quién sería el cuarto? No que tuviera tiempo para preguntárselo; tenía que encontrara Percy pronto.
Sin pensarlo mucho, tomó el hilo azul brillante que debía corresponder a su mejor amigo, pero nada pasó. Ni un fuerte tirón, ni encontrarse de repente al lado de él ¿Tal vez el Laberinto prevenía teletransportarse en él? Podría ser. Como Hogwarts que dejaba que usaran trasladores para aparecerse en una sala especial, pero luego no había forma de moverse de la misma forma dentro o fuera del castillo.
Resignado, comenzó a seguir el hilo, que se entrelazaba perezosamente con el gris tormenta a veces (aunque el gris tormenta permanecía más tiempo enredándose con el azul oscuro), en un trote leve, mientras dejaba un dragón pintado cada pocos metros.
No pasó mucho tiempo hasta que llegó a una bifurcación, el hilo azul verdoso y el gris tormenta iban hacia un lado, el azul oscuro hacia el otro.
—¿Cuál va a elegir, hijo de las estrellas? —preguntó una voz a sus espaldas, haciéndolo dar un salto. Otra vez, el dios Janus se encontraba frente a él.
—¡Apúrate! —saltó el rostro de la izquierda, insistente: —Annabeth pudo salvarse, pero tú no podrás escapar de la decisión.
—No voy a escaparme—respondió Draco con firmeza, antes de darles la espalda y mirar las dos puertas: —La decisión es sencilla; seguiré a Percy a donde vaya.
—¿Hasta la muerte? —preguntó el dios, y el rubio apretó los puños ¿Seguiría a Percy hasta la muerte? Probablemente. Percy era su mejor amigo, su alma gemela, la primera persona con la que hablaba al levantarse…Cursi. Percy lo ponía cursi de una forma que le incomodaba, pero que también le calentaba el pecho. Era enfurecedor, y divertido, y aterrador. En un momento Draco tuvo su respuesta.
— Hasta el Tártaro mismo si hace falta— Draco suspiró antes de mirar al dios: —gracias por recordarme lo que de verdad importa.
El dios pareció sorprendido antes de musitar: —ten cuidado, hijo de las estrellas; el camino que recorres lleva a enfrentarte con seres muy poderosos.
—No estaré solo al enfrentarnos a Cronos.
—No hablamos de él.
Pero Draco no pudo hacer más preguntas, pues el dios había desaparecido ¿Qué otro ser poderoso querría lastimarle? Era una pregunta para otro momento, pues acababa de ver uno de los dragones que había dibujado, y una puerta que reconocía. Con un suave trote volvió a la habitación del mosaico, justo a tiempo para ver a una mujer deslumbrante desaparecer en un poof.
—¿Quién era ella? —Preguntó Draco, llamando la atención de los otros cuarto, que parecían entre molestos y confundidos: —¿De qué me perdí?
—La diosa Hera—replicó Annabeth, mirando entre el rubio y Percy con expresión calculadora: —y que al parecer Percy sabe como atravesar el Laberinto.
—Ya les dije que no sé nada —Percy hizo un puchero, mirando a Draco como pidiendo ayuda.
—Pero Draco logró volver a tí—Apuntaron Grover y Annabeth al tiempo, a lo que Draco se encogió de hombros.
—Puedo encontrar a Percy mientras estemos en el Laberinto.
—Draco siempre ha podido encontrarme y yo a él.
Annabeth golpeó su puño contra la palma de su mano: —Eso debe ser; la conexión entre ustedes.
—No entiendo—Percy miró a Draco, quien se encogió de hombros.
—No importa; por ahora, vayamos por Hefesto—Annabeth sonrió de lado a lado, antes de marchar por la única puerta que había ahora en la habitación.
Draco estaba… Confundido.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustase :3
Muchas gracias por leer, dejar kudos y comentarios <3
Chapter 51: ART DUMP
Summary:
Sólo voy a dejar aquí unos cuantos dibujos que he hecho de Draco desde que empecé a escribir esto.
Feliz cumpleaños, Draco
Chapter Text
Draco atrapando la snitch saltando sobre Harry
  
Draco en ropa muggle (16 años)
Draco en túnica (16), inspirado un poco en los uniformes del Hogwarts Legacy:
  
Chapter 52: Una deidad dice cosas crípticas, pero los dioses siempre son así.
Summary:
Draco tiene un encontronazo con una deidad que no esperaba ver, y los chicos siguen dándolo todo tanto en el campamento como en el Laberinto.
Notes:
Hablando de pistotas sobre el padre de Draco, hoy les traje bastantes *se ríe*
Espero les guste el capítulo de hoy y les gustaran los dibujos de mi Draco hermoso :3
Muchísimas gracias a mis betas Anto, Gabs y Satanás por apoyarme tanto en esto :3 Les amo chiques.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
50. Una deidad dice cosas crípticas, pero los dioses siempre son así.
—Parece ser Alcatraz—comentó Annabeth, haciendo una mueca, y dado que Draco acababa de tener un pequeño viaje por Inglaterra, no iba a ponerse a preguntarse cómo era eso posible.
—¿Eso no es como una prisión?—Preguntó Draco, haciendo una mueca, mientras seguían a Tyson que parecía estar entendiendo lo que fuera el sonido del fondo del pasillo. Al rubio no le gustaba mucho estar en una prisión.
—Es un museo—replicó Annabeth categórica: —Fui con mi clase a mirarlo.
Draco se estremeció; era como si en Hogwarts les dijeran “hoy vamos a ir a ver Azkaban”. No, gracias. El rubio no les estaba poniendo mucho cuidado, porque de repente entendió la voz del final del pasillo.
— No te resistas, Briares —Decía la voz, femenina y rasposa, y Draco se quedó de piedra: — Lucharás por el Maestro o sufrirás .
Tyson había empezado a recitar lo que la mujer decía, y el rubio apretó los puños ¿Por qué entendía lo que la mujer decía? La forma en la que Tyson había reaccionado le decía que era mejor guardarse esa información por el momento, y la aprehensión de Percy y Annabeth le ayudaba a mimetizar la propia; estaban en una situación peligrosa y estresante, por eso es que Draco sentía miedo ¿no?
Draco no esperó que fueran a tratar de liberar a Briares, uno de los cientimanos, mucho menos que el “caballero” estuviera tan deprimido y descorazonado que se negara a salir para acompañarlos aún luego de abrirle la celda y salvarlo de Kampê.
El pobre estaba tan deprimido que casi salta al Tártaro.
Draco se sentía confundido porque también le habían dado ganas de saltar, en especial luego de escuchar una voz susurrante y dulce, llamándolo.
🙟✦🙝
—Draco va a matarnos—estableció Lavender, mirando con ansiedad la litera bajo la suya, dónde ni Nico ni Draco habían dormido durante los últimos días: —El Señor Malfoy va a torturarnos y a volvernos locos.
—No, no, esa es su cuñada—replicó Theo, categórico abriendo el periódico que Argos (a regañadientes) acababa de entregarle. Para ese momento, la gente del campamento había dejado de preguntarse qué pasaba con Theo, y Lavender quería colgarlo.
También quería pedirle que le enseñara a distorsionar las cosas con la Niebla lo suficiente para que nadie sospechara de las fotografías móviles del periódico.
—¿Van a levantarse o no? —Preguntó Anthony, mirándolos con algo de molestia: —Hoy nos toca hacer rondas en la entrada.
—Sirius Black se fugó de Azkaban—musitó Theo, su voz un hilo.
—¿Cómo dices? —preguntó Lavender, rezando por no haber escuchado bien a su amigo. Theo le dio la vuelta al periódico y deshizo el hechizo que le tenía el tiempo suficiente para que la castaña pudiera ver la expresión de locura del fugitivo.
—Black, el traidor, escapó—repitió el Slytherin con expresión seria, antes de sonreír de lado: —Al menos hay dos buenas noticias.
—¿Y cuáles son esas buenas noticias? —preguntó Lavender, recogiéndose el cabello en una coleta alta antes de bajar ágilmente de la litera.
—No estamos en UK así que no tenemos que aguantarnos a nuestros padres sobreprotegiéndonos— contó Theo, doblando el periódico y poniéndoselo bajo el brazo. Antes de levantarse de la cama y hacerle un gesto a Anthony para que guiara el camino.
—¿Y cuál es la segunda?
—Que con suerte Black se encuentra con Potter y nos libra de otro año de mala suerte por tenerlo de compañero.
Lavender golpeó a Theo con fuerza, haciendo que el pelinegro hiciera una mueca mientras caminaban hacia la mesa de Hermes para desayunar: —¡Auch! ¿Y eso porqué?
—No le desees el mal a Harry —siseó Lavender, molesta a lo que Theo rodó los ojos.
—Pero tienes que admitir que la escuela… diablos, el mundo completo es un desastre desde que Potter apareció—replicó Theo, cruzándose de brazos: —Apareció de la nada a traer desgracias.
—¿No habrá sido Malfoy? —Preguntó Anthony, tomando su vaso y sonriendo ante el jugo de calabaza.
—¿Discúlpate? —Theo lo fulminó con la mirada, a lo que Anthony lo miró entre aburrido por la conversación y divertido por la reacción del pelinegro.
—Malfoy también apareció de la nada, al mismo tiempo casi—apuntó Anthony, con tranquilidad: —según tu lógica, él también podría ser culpable.
Lavender sabía que Anthony estaba tratando de molestar a Theo, porque por alguna razón ambos chicos no se soportaban. La castaña no lo entendía y Draco lo entendía menos, pero así iban las cosas.
—Lo que nos faltaría es que Draco si fuera un mal augurio—suspiró Theo, con pesadumbre, sorprendiendo al Ravenclaw y a la Gryffindor. Había algo oscuro en su mirada, y por la forma en la que varios de la mesa se habían acercado un poco para escuchar, Lavender sintió un escalofrío pero decidió no preguntar.
No era sorpresa ya para nadie que Draco tuviera ¿Cómo había dicho Angela? Ah si, “jeta de barro” y que todos sus comentarios negativos solían cumplirse. Lavender estaba segura de que el resto del campamento tenía curiosidad por ello.
—Oye, Lala—saludó Lou-Ellen con una sonrisita: —¿Sabes si Draco dijo algo de la misión o de nosotros cuidando el Campamento antes de irse?
Lavender se mordió el labio; todos le habían preguntado eso ya varias veces, alguno incluso había comentado que como iban, Draco sería el próximo oráculo de delfos.
—Dijo que mientras nos mantengamos unidos nada va a tomarse el campamento—replicó Theo, categórico. Era mentira. Lavender había aprendido que, cuando Theo usaba magia para convencer a otros de sus mentiras, sus irises adquirían un halo rojizo, tenue, pero ahí estaba.
—Ah, que bueno — Lou-Ellen suspiró aliviada, antes de sonreírle a otro de los chicos de la cabaña de Hermes, y proceder a hablar con ellos. Lavender le dirigió una mirada asesina a Theo, que se encogió de hombros escondiendo la cara su té. Pequeño monstruo.
🙟✦🙝
—Huele a muerte—musitó Draco, haciendo una de sus pintadas en la pared. Annabeth había notado que ella las veía a veces y a veces no, así que algo debían haber hecho Theo y Lala para que la pintura fuera sólo visible para él o algo así. Los niños de Hécate eran una cosa extraña, si le preguntaban a la rubia; los niños de los cthónicos en general eran más poderosos, salvajes e impredecibles en general. No que ella lo fuera a decir en voz alta; no quería que se fueran a cambiar de bando por su culpa.
—Huele al Inframundo—convino Grover, trotando hasta quedar tan lejos del pozo en la mitad de la caverna por la que estaban cruzando. Draco y Percy se habían acercado al borde, y la expresión del pelinegro se volvió una de preocupación al ver lo que sea que hubiera ahí.
—Parece una ofrenda—comentó el rubio, olisqueando el aire: —alguien invocó fantasmas aquí.
—No me gustan los fantasmas—se quejó Tyson, haciendo una mueca.
—Tenemos que encontrar a quién los invocó—dijo Percy de repente, levantándose, y Annabeth vio en sus ojos que había algo más que lo preocupaba, más allá de no saber qué lo que sabía que podía guiarlos a través del Laberinto y aparte de el preguntarse qué era la última línea de la profecía.
Annabeth agradecía que Draco no hubiera dicho nada sobre la Profecía, pero se sentía culpable al hacer que le mintiera a Percy. Parte de ella no quería ser la causa de disputas entre ambos.
Parte de ella no podía evitar sentirse celosa de lo cercanos que eran.
No era el momento de quedarse pensando en los sentimientos encontrados que se arremolinaban en su pecho, ni en lo mucho que agradecía no haber tenido que elegir entre Percy y Luke antes. Tenía que guiarlos a través del Laberinto, tenía que conseguir salir victoriosa liderando su primera Búsqueda. Además, si Percy podía ¿porqué ella no?
—¿Quiénes podrían invocar muertos, Annie? —preguntó el rubio al cabo de un momento, frunciendo el entrecejo.
Sin previo aviso, Percy echó a correr, haciendo que todos saltaran para correr tras él; se notaba muy preocupado y Draco ahora lo miraba ceñudo. Annabeth tenía la leve impresión de que tenía que ver con los muertos invocados y que lo que fuera que el pelinegro estaba ocultando iba a estallarles en la cara muy pronto.
🙟✦🙝
—¿¡Y no te pareció importante decírmelo!? —siseó Draco, furioso, haciendo que Nico sonriera en sus brazos. Percy se veía culpable y molesto. Bien. Se merecía sentirse mal.
—N-no creí que fuera nada—se apresuró a excusarse el pelinegro, pero Draco chasqueó la lengua y Nico sintió que el aire se había cargado de algo. Gerión los miró poco interesado.
—Percy Jackson, Annabeth Chase, un par de sus amigos monstruos y el niño de las estrellas que no debería existir—comentó el gigante con tres torsos, mirándolos fijamente: —Les pido que no se maten entre ustedes, no me gusta que mis invitados se maten entre ellos.
—¿Amigos monstruos? —Grover se indignó, pero en defensa de Gerión, a Nico le parecía que los sátiros eran un poco monstruosos.
—No creas que eso va a salvarte—siseó Draco, abrazando a Nico, protector: —Luego ajustamos cuentas, Jackson.
—¿Cómo sabes quiénes somos? —preguntó Annabeth, ahogando el comentario del cíclope sobre las tres camisas del otro, y desviando la atención de Percy y Draco.
—Me gusta mantenerme informado, querida—replicó el hombre de los tres cuerpos con un guiño: —Todo el mundo llega al rancho en algún momento, y todo el mundo necesita algo de Gerión.
—Como Heracles—susurró el rubio bajito, algo emocionado. Nico rodó los ojos al recordar que el chico era muy fan de las historias griegas. Sin embargo, le sonrió cómplice, si solo para molestar a Jackson. Lo odiaba tanto ¿Por qué había dejado morir a su hermana? ¿Por qué Draco lo quería tanto? No era justo.
Gerión se ofreció a darles un tour por el Rancho Triple G, llevándolos en un trenecito para que vieran todas las criaturas místicas que usaba para conseguir oro. A Nico no le indignaba tanto como a Grover, pero si le daba algo de tristeza, en especial luego de ver la expresión de horror de Draco al saber que los caballos gallos (hippalektryons los llamó Annabeth) eran usados para conseguir huevos para omelette.
Que Gerión proveyera especies exóticas para el Quintus en el campamento sólo hacía que Nico se sintiera más incómodo. El hombre-monstruo hablaba con mucha facilidad de como vendía casi cualquier cosa por oro, lo cual sólo ponía a Nico en un aprieto aún más grande. ¿Se molestaría mucho Draco al enterarse de que lo habían atrapado porque había querido hacer un trato con Gerión por el alma de su hermana? Esperaba que no; Draco era un buen hermano/amigo.
Sólo había una forma de saberlo; al terminar el recorrido, cerca de las cuadras de Augías, Nico se acercó al hombre de tres cuerpos y dijo: —hablando de negocios ¿Qué me dices? Mi fantasma me dijo que podías guiarnos al alma que busco.
A su alrededor, se sentía como si hubiera mucha estática.
—Supongo que podría—Gerión replicó, algo aburrido: —A todas estas ¿dónde está tu amigo fantasma?
—No puede mantenerse a la luz del día—Nico desvió la mirada al notar que Draco lo miraba intensamente: —pero está cerca.
—Seguro que sí—sonrió Gerión y Nico se sintió inquieto: —A Minos le encanta desaparecerse cuando las cosas se ponen… difíciles.
— ¿Minos? —sisearon al tiempo Percy y Draco, haciendo que Nico los mirara; el uno parecía molesto y el otro traicionado. El pelinegro preguntó, indignado:—¿Al rey malvado se refieren?
—¿A él le has estado pidiendo consejo? —preguntó el rubio, su voz algo áspera y débil: —¿Con él es con quién te has estado escapando de casa?
Nico se sintió culpable, pero alzó la cabeza, mirándolos con lo que esperaba fuera aplomo: —¿Y quién más me iba a ayudar? ¿Tú en tu escuelita? ¿Tu padre que insistió en alejarme de la única pista que tenía?
—Sólo queríamos cuidarte—Draco respondió, desviando la mirada que parecía haberse llenado de lágrimas: —Pero es obvio que no necesitabas eso.
Nico quería discutirle al rubio, pero las palabras del monstruo le quedaron rondando en la cabeza: —Y tú ¿A qué te refieres con ponerse difíciles?
—Pues, verás…—Gerión suspiró: —Nico ¿Puedo decirte Nico?
—No.
—Verás, Nico, Luke Castellan ofrece buen dinero por los mestizos—continuó el hombre de tres cuerpos: —Especialmente los poderosos, y estoy seguro de que cuando sepan quiénes son ustedes dos y lo que pueden hacer, pagará muy bien.
—¿Son?
Nico sacó su nueva espada, de acero estigio, listo para atacar, igual que Percy y Draco. Pero a los tres los desarmaron con raudos movimientos de parte de Eurytion y Orthus, quien había agarrado a Percy y tenía las fauces sobre su garganta.
—Ahora, bien—Gerión dijo, evidentemente divertido: —Les aconsejo quedarse todos en el carrito u Orthus se encargará de quitarle a su querido Percy la garganta— con un gesto señaló a Nico y a Draco: —Eurytion, si fueras tan amable, asegura a Nico y a Draco.
—¿Tengo qué?
—¡Si, insensato!
Con expresión aburrida, Eurytion agarró al hijo de Hades y al mago, uno con cada brazo, como si no fuera nada. Nico protestó y se removió, pero Draco no hizo nada; parecía más que asustado, inquieto. Como si estuviera esperando a que algo más pasara, algo malo.
—Que alguien tome la espada; no hay nada que odie más que el acero Estigio —siseó Gerión con asco, a lo que Orthus tomó la espada, sin dejar de gruñirle a Percy.
—Bueno, ahora que completamos el tour—Gerión se notaba más alegre ahora que todo estaba “resuelto”: —Volvamos a la cabaña y mandémosle un mensajito Iris a nuestros amigos en el ejército del Titán.
—¡Tú! —Annabeth chasqueó la lengua, ofendida: —Desgraciado.
Gerión negó con la cabeza y alzó una mano en gesto tranquilizador: —Vamos, querida, no te preocupes; una vez que entregue a los Señores Di Angelo y Malfoy, ustedes podrán irse tranquilamente—dijo, atreviéndose a sonar razonable: —No interfiero con Búsquedas, además que me han pagado muy bien por ofrecerles paso seguro, lo que, me temo, no incluye a estos dos.
—¿Quién te pagó? —exigió Annabeth, furibunda. Al lado de Nico, Draco resopló, molesto, y el pelinegro notó las lágrimas que seguían anegando sus ojos, pero que no se habían atrevido a derramarse.
🙟✦🙝
Draco escuchaba a medias como Percy negociaba por sus vidas, su mirada algo desenfocada por las lágrimas ¿Porqué le dolía tanto que Nico hubiera preferido seguir buscando a su hermana? No era como si llevaran mucho tiempo siendo “hermanos”. No. Lo que le dolía debía ser Percy escondiéndole cosas. Seguro sí.
Pero eso nunca le había hecho doler tanto el pecho, ni siquiera cuando Percy había roto su peluche de Fújur cuando eran pequeños. De hecho, no sólo se sentía descorazonado; los oídos le zumbaban y sentía estática en los dedos.
Se dejó amarrar, dócilmente, mientras trataba de recomponerse.
—¿Draco? ¿Draco, estás bien? —Annabeth llamó, preocupada, y Draco alzó la mirada hacia ella y sintió vértigo.
—Lo siento— musitó Nico, apoyando la cabeza como pudo en el hombro de Draco: —si me gusta ser parte de tu familia… Sólo que extraño a Bi…
—No te preocupes—musitó Draco en respuesta, su voz áspera y extraña: — pronto nos reunirémos con ella … Después de todo Gerión no juró por el Estigio que cumpliría ¿verdad?
—¡Jajaja! —Gerión soltó una carcajada: —Vaya, que si eres inteligente ¿Por qué no le dijiste nada a tu amigo entonces?
—¡Eres un mentiroso! ¡Tramposo!
—Vamos, hija de Atenea—Gerión sonrió: —Como si no supieras como funcionan las cosas.
Draco cerró los ojos. Le dolía la cabeza.
Pulsaba, como latidos, pero no era su corazón.
Había mucho ruido.
Gerión era un imbécil.
Percy acababa de llegar, había cumplido su parte.
Gerión se burló de él. Maldito.
Draco sentía la ira crecer a cada pulso de su cabeza, hasta que no pudo más y dio un grito.
La onda expansiva que surgió de su pecho lo hizo tambalearse; pero tanto Eurytion como Orthus se tensaron al ver como las cuerdas se disolvieron como si hubieran sido quemadas por algo. Pasillo abajo se escuchó un grito y un golpe fuerte, como si algo grande hubiera caído al suelo.
Draco no tuvo tiempo de ir a mirar, porque todo se volvió negro.
Al abrir los ojos, Draco notó que estaba soñando; primero, la habitación en la que estaba (que le recordaba mucho a uno de esos rincones de bruja que hacían para las casas embrujadas allá en EEUU) era cálida y se sentía mucha magia en el ambiente. Y Segundo, la mujer frente a él que parecía una guerrera con cabellos color del sol, o una princesa de pelo azabache o una abuela de cabellos plateados, usaba una túnica llena de estrellas, fases de la luna, gatos y pájaros, y tenía tres pares de manos; Lady Magia. Lo curioso, era que no parecían tres caras pegadas a una persona (como Janus), ni tres manos o brazos extra pegados (como Briares) sino como si fueran tres acetatos con personas uno sobre el otro. Superpuestas, ocupando el mismo lugar pero sin ser la misma.
—Mi pequeño—saludó la mujer, y su voz sonaba como tres personas diferentes: —Mi niño prohibido, me da tanta tristeza verte.
—No era mi intención, mi lady—balbuceó Draco, algo confundido por el tono entre jovial y cariñoso con el que le hablaban. Algo confundido, hizo una reverencia y, al hacerla, escuchó tres palmadas.
—Ah~ Todo un caballero; tu padre te ha enseñado bien—dijo con deleite Lady Magia: —te echaremos mucho de menos cuando te consumas.
—¿Consumirme? —Draco preguntó, asustado, alzando la cabeza: —¿Es la maldición de los Black?
—No, mi niño—Las tres cabezas negaron, a tiempos distintos: —la Maldición de los Black sólo acelera y aumenta aquello que ya llevas en la sangre. No, lo que te consume es tu propio núcleo mágico; esto es solo el comienzo, pequeño.
Draco frunció el entrecejo: —¿No hay nada que pueda hacer? —El pánico comenzó a invadirlo ¿Iba a morir? ¿Tan pronto?: —¡U-usted es Lady Magia! ¡Debe haber algo que pueda hacer! ¡U-Un trato o algo!
Lady magia sonrió con tristeza: —Sólo tu padre divino puede concederte ese favor, esas son las reglas.
—D-dígame quién es—pidió Draco, sintiendo lágrimas en sus ojos. La mujer se acercó y le acarició el cabello.
—Sólo él puede reclamarte, mi niño, y solo una madre podrá salvarte.
—Pero…
Antes de que Draco pudiera preguntarle porqué era críptica y confusa, un baldado de agua helada lo despertó.
🙟✦🙝
—Parecías muerto—fue lo único que dijo Grover, haciendo que Percy entrara corriendo a la sala donde habían dejado a Draco desmayado. El rubio se estaba secando el rostro con una toalla y se veía ojeroso, cansado y sin ilusiones.
—Huele a muerto —replicó Draco, mirando hacia la puerta en donde estaba apoyado Percy. Su expresión se agrió: —¿Están invocando a un muerto?
—Nico acaba de hablar con Bianca.
—¿Ya recuperó a su hermana? Que gusto.
—Bianca le dijo que dejara de tratar de invocarla.
Draco hizo una mueca, y Percy se le acercó, arrodillándose a su lado: —¿Estás bien?
—¿Por qué? —el rubio frunció el entrecejo: —¿Crees que lo voy a echar de la casa solo por eso? No puedo culparlo; yo sigo buscando pistas sobre mi madre a pesar de tener a Sally y a Lucius.
Percy negó con la cabeza, poniendo su mano sobre la de Draco: —No me refiero a eso y lo sabes.
El rubio lo miró intensamente antes de desviar la mirada musitando un suave: —No sé bien qué pasó.
Percy sintió en la parte de atrás de su cabeza que eso era mentira, pero también que el chico no podía hablar mientras Grover estuviese ahí, por lo que debía ser algo de magos. ¿Estaría Draco enfermo? ¿Los magos se enfermaban? ¿Se podría curar con ambrosía?
El pelinegro de repente sintió la calma venir de Draco, más fuerte de lo que normalmente lo sentía, pero igual surtió el efecto deseado.
Percy le sonrió a Draco, aunque este no lo miraba y apretó su mano con dulzura: —Si te sientes mal otra vez dime.
—Lo pensaré—el rubio se encogió de hombros, todavía mirando hacia lo lejos: —¿Qué pasó con Gerión?
—Lo maté.
—Bien; era un explotador e iba a vendernos.
—Le atravesé los tres corazones.
—Me imaginé que debías hacer eso para matarlo.
—Con una flecha.
—Creí que no podías lanzar una flecha a través de un portón abierto.
—No puedo; Artemisa y/o Apollo me ayudaron —Percy hizo un puchero y una mueca de disculpa.
Draco parpadeó, ladeando la cabeza: —¿Me estás pidiendo disculpas por ello?
—Pues, es que no terminaste bien con ellos—ahora era turno del pelinegro de desviar la mirada. A un lado, Grover los miraba intensamente, como si estuviera tratando de averiguar algo con sólo observarlos interactuar.
—Percy, eso no importa—el rubio se apresuró a decir, apretándole la mano de regreso y entrelazando sus dedos: —Por lo que a mi respecta, puedes recibir ayuda del dios que quiera dártela; lo único que te pido es que tengas cuidado con los tratos que haces con ellos.
Percy asintió, antes de jalar al rubio para abrazarlo: —No vuelvas a asustarme así; creí que te había pasado algo malo.
Draco le acarició la espalda, pero no respondió.
—Parecía muerto—dijo Grover otra vez, pero la inflexión fue diferente; menos acusadora y más pensativa: —como si la explosión hubiera venido de su alma.
Percy sintió como las manos de Draco se crispaban en su espalda, y como el chico se sentía inquieto y algo confuso, sin embargo, su voz sonó confiada cuando dijo: —No sé de qué hablas, Grover, pero de mi no te vas a librar tan fácil.
🙟✦🙝
—Todavía eres parte de nuestra familia, si eso quieres—Draco le dijo a Nico, pero su voz sonaba cansada y algo triste. Nico no entendía que le acababa de pasar al rubio, pero sabía que parte de la tristeza era culpa suya.
—Si quiero—musitó Nico, acercándose al rubio, que le sonrió y recibió con los brazos abiertos. El pelinegro se abrazó al chico y suspiró algo más tranquilo: —S-sólo quería que Bianca volviera y… Y se disculpara por abandonarme.
—¿Eso te haría sentir mejor? —preguntó el rubio, acariciándole el cabello: —O sólo quieres que pase para ver si te quita el enojo.
—Yo…
—Ella tomó su decisión, Nico, y está bien estar molesto, es normal…
—Annabeth y Percy dicen que tengo que dejar de estarlo.
—Que lo digan no va a hacer que dejes de sentirte molesto —Draco se encogió de hombros: —¿Sabes? Te entiendo; yo también estoy molesto con alguien de la familia.
—Yo…
—No tú; mi padre.
—Pero tu padre es genial, y te quiere mucho.
—Lo sé, y es por eso que he ido aceptando que puedo estar enojado por las decisiones que tomó sin dejar de quererle y sin dejar que eso arruine los momentos buenos que paso con él.
—¿Por qué estás molesto con él?
—Hizo cosas muy malas y mintió al respecto.
—Tal vez no quería que te enojases con él.
—Tal vez, pero uno suele encontrar su destino en la senda que toma para evitarlo .
Nico sintió un escalofrío; cada que Draco decía cosas de ese estilo, le parecía ver un pequeño halo dorado en sus ojos y escuchar una especie de eco que le recordaba mucho al Inframundo para su gusto. No por primera vez, Nico se preguntó si el padre divino de Draco sería uno de los dioses Cthónicos; luego de haber estado tanto tiempo paseando el Inframundo y el Laberinto con Minos, había visto a más de uno y le daban la misma sensación de fuerza ancestral indomable que Draco le daba cuando decía sus “profecías”.
El rubio siguió acariciándole el cabello con gentileza, mientras miraba vidrioso hacia un lado; debía estar pendiente de la conversación de Grover y Percy, en la otra habitación. (Nico todavía estaba sorprendido de que Draco hubiera decidido dormir junto a él en una habitación, en vez de quedarse con Percy). El pelinegro escuchaba pedazos, sobre como el tiempo se había acabado y había algo que se desvanecía, y que el tonto de Percy era un héroe por ayudar a unos estúpidos animales.
Sí, claro. Un verdadero héroe habría cumplido con su promesa y habría cuidado a Bianca.
Un verdadero héroe no dejaría a Draco solo luego de ver cómo su espíritu se había llenado tanto de energía que casi había explotado con ella. Nico se preguntó si era cosa de magos, eso de tener energía aparte del espíritu, y que se condensara más allá de lo que su alma y su cuerpo podían soportar.
Parte de él quería preguntarle al Señor Malfoy, pero no quería preocuparle en caso de que no fuera así. ¿A quién más podría preguntarle? Tal vez la corte de su padre tuviera más respuestas; después de todo, ellos poseían magia parecida a lo que crecía dentro de Draco.
🙟✦🙝
—¿Te conté que en mi escuela hay arañas gigantes? —Draco comentó bajito, mientras corrían tras la araña mecánica que Eurytion les había dado para buscar a Hefesto.
—No, no me contaste—Percy hizo una mueca, mientras trotaban siguiendo a Tyson y a Grover que parecían poder ver la araña mecánica aún mientras se escurría con rapidez entre los túneles: —¿porqué las tienen?
—No sé, pero no son muy amigables; tuvimos que investigar 200 tu sabes hasta dar con uno que las repeliera—Draco miró como Annabeth saltaba unos pasamanos que daban al vacío infinito y a las profundidades del Tártaro .
—Deberías hacer algo para Annabeth con eso—comentó Percy agachándose para que el rubio se subiera a su espalda y poder cruzar. Draco sintió un calorcito en el pecho, dado que el otro ni siquiera había preguntado.
—Creo que hay uno que se hace con hierbas, puedo preguntarle a Theo cuando volvamos—El rubio se abrazó a su amigo e hizo lo posible por no mirar hacia abajo e ignorar los susurros que venían del pozo, mientras el pelinegro cruzaba el pasamanos con facilidad. Detrás de ellos, Tyson y Grover parecieron tener la misma idea y procedieron a pasar las barras.
Annabeth seguía a la araña con intensidad, aunque se mantenía a una distancia prudencial, mientras Grover y Tyson le indicaban por donde se había ido cuando la perdía. Draco estaba más preocupado por los esqueletos que iban apareciendo en mayor cuantía cada vez.
Demasiados esqueletos sólo podían significar una cosa.
De pie, frente a más de dos docenas de cadáveres, y con dos reflectores apuntándole, había una esfinge, que sonreía con la cara de una profesora de coro de primaria y lucía un listón azul que decía “este es un monstruo EJEMPLAR”.
Draco no estaba seguro de qué tan buena idea era que Annabeth se enfrentara a ella, en especial cuando esfinge parecía no querer hacer nada más que preguntar cosas de “cultura general”.
El rubio se preguntó, no por primera vez, si no le hubiera ido mejor quedándose con Nico en el Rancho.
🙟✦🙝
—¿Hacen esto todos los veranos? —Goldstein hizo una mueca mientras Will le vendaba el brazo con cuidado; había tomado un tiempo y algo de ayuda por parte de Lavender el lograr convencer al hijo de Apolo de que el Ravenclaw no debía consumir néctar o ambrosía, sin explicarle el porqué.
Se ha puesto peor en los últimos años—respondió Will, encogiéndose de hombros, antes de poner sus manos sobre el vendaje y tararear una suave tonada.
Theo nunca lo admitiría en voz alta, pero le encantaba ver cuando el rubio usaba su magia del sol, porque notaba el halo cálido y brillante que salía a su alrededor y como de su boca salían volutas e hilos de magia cálida que empezaban a rodear a la persona que trataba de curar. El chico se veía casi angelical, como si estuviera hecho de luz de sol o algo parecido.
—Mi padrino dijo que si sobrevivía un verano aquí me entrenaría—comentó el Ravenclaw, cuando el hijo de Apolo terminó con su brazo: —Al principio creí que solo quería ser dramático, pero parece que sobrevivir aquí es algo complejo.
—Sobrevivir en general siendo un semidios es algo complejo—respondió Will encogiéndose de hombros, antes de acercarse a Theo quien ofreció su pierna en la que se veían tres largas heridas hechas por las garras de un monstruo. Will sacó una botella (Isodine, lo había llamado) y comenzó desinfectar la herida con cuidado: —Dependiendo de qué tanto sepas o uses tus poderes más te notarán los monstruos y más difícil será tratar de llevar una vida normal.
—¿Sabes, rayito de sol? —Theo comentó, mirando al rubio intensamente mientras lo curaba: —ahora que lo pienso suenas muy acostumbrado a esto…
Will alzó la mirada y Theo sintió que su corazón daba un brinco. El hijo de Apolo suspiró bajito: —Llevo viniendo al campamento desde que tenía ocho.
El pelinegro hizo una mueca; eso no sonaba bien: —Debiste estar muy asustado.
—Lo estaba—el rubio asintió, poniendo con cuidado un par de emplastos sobre la cortada para asegurar que curara correctamente: —afortunadamente Lee y los demás estaban aquí para guiarme y apoyarme.
—Aunque ellos no son tan rayitos de sol como tú…—Theo no supo porqué lo dijo, pero valió la pena ver el sonrojo del chico arrodillado entre sus piernas. Lo que no valió la pena fue que el chico apretara la cortada, haciendo que el pelinegro diera un quejido de dolor, provocando una risita de parte del Ravenclaw.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara, aunque esté un poquito corto.
Les prometo que los compensaré ;)
Muchísimas gracias por los kudos y comentarios <3
Chapter 53: Divide un equipo y traumatizarás dos equipos… o tres.
Summary:
Draco y Grover tienen ciertas "diferencias creativas" y Draco termina teniendo varios encuentros con personas importantes para él.
Mientras tanto, Percy termina en un lugar muy peculiar
Notes:
Este cap me emociona mucho, espero que les guste :3
Y no, quien aparece no es Afrodita :P
Muchas gracias por leer, dejar comentarios y kudos~ Me encanta <3
Muchísimas gracias a mis betas Anto, Gabs y Satanás por ser elles mismes <3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
51. Divide un equipo y traumatizarás dos equipos… o tres.
—No me gusta la idea de separarnos—dijo Annabeth seria, a lo que Grover miró ceñudo.
—¡Tengo que ir, Annabeth! —insistió el Sátiro: —Ahí se encuentra Pan.
—Yo lo acompaño—ofreció Draco, interponiéndose entre ambos: —Ya vimos que siempre puedo encontrar el camino de vuelta a Percy si hace falta; vamos a ver si encontramos a Pan, y luego los alcanzamos.
—Puedo ir solo—replicó Grover, mirando al rubio de reojo: —también tengo un vínculo con Percy y puedo usarlo para devolverme a ustedes.
—Deja que Draco te acompañe—pidió Percy: —estaría más tranquilo sí sé que tienes refuerzos.
—Que me acompañe Tyson entonces—siseó Grover desesperado.
—¿Por qué no puedo ir yo?
—¡Porque apestas a muerte!
Era la tercera vez que el sátiro lo decía, pero la primera vez que a Draco le provocaba desazón. Se cruzó de brazos y dio media vuelta para encarar el pasillo por el que se había ido la araña mecánica: —Como prefieras, vete con Tyson… De cualquier forma, la respuesta que encontrarás es la que mereces, no la que buscas .
—Métete tus palabras de mal agüero donde te quepan, niño de las estrellas —siseó Grover, antes de tomar la mano de Tyson y largarse por el túnel de tierra.
Draco dio unos pasos por el pasillo cuando sintió la mano de Percy en su muñeca: —¿Por qué le dijiste eso?
—Porque obviamente lo hice a propósito—siseó el rubio, mirando al pelinegro con expresión de molestia: —No sé ¿Tal vez porque fue grosero?
—Esto es importante para él, no tenías que decir algo tan…
—¡Sé perfectamente que es importante, Percy! ¡Por eso quería ir a apoyarlo!
—Esa predicción…
—Sabes que no lo controlo—Draco le recriminó, pero Percy seguía molesto. Increíble.
—Pues deberías—Percy siseó, y Draco sintió sus palabras como un puñal en el pecho. Con un movimiento fuerte se soltó del agarre del pelinegro.
—¿Sabes qué? —el rubio chasqueó la lengua, su voz sonaba gélida: —Debería largarme de aquí. Suerte con tu estúpida misión y que no te queme el volcán cuando estalle.
Antes de que Percy pudiera entender que ocurría, Draco tomó el único hilo que no parecía estar en el estúpido laberinto y dejó que su magia lo transportara.
🙟✦🙝
Luke miró confundido al rubio que acababa de caer frente a él; hacía menos de dos minutos, el camarote había estado lleno de monstruos recibiendo sus misiones por parte de Cronos, pero el rubio había tenido la suerte de aterrizar después de que todos hubieran salido.
El chico se veía confundido, mareado y enojado, y Luke no entendía bien qué hacía ahí o cómo había llegado.
—¿Draco? —preguntó, algo confuso ¿Lo estaría soñando de nuevo? Últimamente tenía muchos sueños en los que el chico aparecía, pero ninguno tenía sentido. Eran sobre una escuela y cosas mágicas.
—¿L-Luke? —el rubio lo miró asustado; parecía un venado en luces altas. Su mano fue de inmediato a la lanza, que enarboló, preparándose a luchar aún si (A juzgar por la palidez de su rostro) estaba en condiciones deplorables. El menor lo miró intensamente antes de musitar: —¿T-tú eres el otro? No puede ser…
—¿El otro? —Luke estaba confundido, pero por alguna razón, también tranquilo. Algo le decía que Draco no iba a tratar de lastimarlo.
—No importa—Draco negó con la cabeza, antes de bajar la lanza: —Luke ¿Por qué?
—¿Por qué qué? —Luke se cruzó de brazos ¿De verdad había venido a incordiarle por eso?
—¿Por qué no pediste ayuda? —Esa no era la pregunta que el mayor esperaba escuchar de parte de Draco, sin embargo, era la que más sentido tenía: —¿Por qué no buscar otra forma?
—¿Otra forma de qué? —Luke tuvo la sensación, no por primera vez, de que el rubio lo entendía.
—De hacerlos escuchar—Draco suspiró, mirando de reojo al sarcófago que iba conteniendo los restos de Cronos de a pocos: —¿De verdad el mejor camino es este?
—Es el único que hay—replicó Luke, cruzándose de brazos: —Los dioses no van a escucharnos; para ellos somos simples peones que usar y desechar.
—Pero… —Draco hizo una mueca: —¿No es lo mismo con Cronos? ¿No seriamos peones también?
Luke no pudo responder, puesto que era algo que llevaba temiendo desde que empezó a reclutar semidioses para la causa del Titán. ¿Qué lo hacía diferente de los dioses? Si hasta Zeus había devorado a su esposa por miedo a su hija. La historia era cíclica ¿no?
—¿Y qué otra opción teníamos? —preguntó Luke en su lugar, manteniendo su postura. Draco se mordió el labio.
—Todavía…—musitó, no muy seguro: —Todavía podemos intentar otra cosa, rebelarnos de otra manera.
—¿ Podemos? —rio Luke, ante el plural: —¿Tú y quién más?
—Tú—la voz de Draco seguía sonando insegura, pero había algo más detrás. La ilusión infantil de que todo se puede arreglar trabajando en equipo, o con el poder de la amistad. Luke no se sentía capaz de romperle la ilusión.
—¿Yo? —preguntó, sintiendo la boca seca de repente.
—S-si… Vuelve, por favor—pidió Draco, con suavidad: —Sé que hay más que piensan como tú, pero que tienen miedo… Podemos buscar una tercera opción, una en la que no nos matemos entre amigos.
—Amigos—musitó Luke, mirando al rubio menor, que lo miraba con intensidad: —¿Aún somos amigos?
—Sigo molesto porque tratarse de matar a Percy—respondió el chico, con firmeza, antes de sonreír y ofrecerle la mano: —Pero ¿quién no quiere matar a Percy de vez en cuando?
Luke estaba sin palabras. La mano del chico permanecía extendida, expectante, pero algo le decía que no iba a ser retirada, sin importar lo que pasara. Por un momento, vio una escena futura, de ambos, cansados y sucios por la batalla, en la misma posición. En los ojos de Draco supo que el chico la había visto también.
—No puedo volver—dijo Luke finalmente, mirando de reojo al sarcófago. Cronos se había retirado a reunir fuerzas, pero no tardaría en volver a atormentar al mestizo.
—Claro que sí—Draco replicó, insistente: —Sé que muchos estarán molestos, pero serán más los que estén aliviados y todos te verán como lo que eres; un héroe que sólo quería que nos trataran mejor .
Luke miró al rubio conflictuado; le gustaba la idea, de seguir siendo un héroe para aquellos a quienes había apoyado a lo largo de los años, de volver a la seguridad y calma del Campamento. Sin embargo…
—No es eso, Draco—dijo Luke con tristeza, antes de abrirse con lentitud la camisa y mostrar el enorme parche morado que todavía no había curado del todo (y que Luke dudaba que fuera a curarse, la verdad). Draco se tensó, mirando el hematoma y comprendiendo. Luke suspiró: —No puedo irme… Si me voy moriré.
—Debe haber una forma de-
Pero las palabras de Draco fueron interrumpidas por un par de golpes en la puerta, que los hicieron saltar.
—Castellán, te necesitan en el puente—siseó una voz desde afuera; uno de los lestrigones que acababa de unirse a sus filas.
Luke miró a Draco y luego al sarcófago. Pensando sobre la marcha, saltó hacia la cama mientras gritaba: —Enseguida voy.
El rubio menor lo vio con confusión, en especial cuando el mayor pescó unos tenis alados de debajo de la cama y se los ofreció a Draco con una sonrisa: —Debes irte, y apuesto que no quieres mojarte.
—Volveré por ti —dijo Draco con firmeza, tomando los tenis y cambiando sus botas por ellos con una rapidez inusitada.
—No, la próxima vez que nos encontremos, seremos enemigos—replicó Luke, negando con la cabeza.
Draco hizo un mohín desdeñoso, corriendo hacia la ventanita circular: —Eso lo veremos.
Y antes de poderle responder, el chico saltó hacia la oscuridad de la noche. Luke estaba seguro de que el chico se había desvanecido en el aire, pero ese no era su problema ahora.
🙟✦🙝
Percy estaba muy confundido de dónde estaba; la primera vez había despertado en el regazo de una chica, en una playa, y la chica le había cantado y dado néctar para curarle, sin embargo, esta vez estaba en una caverna, cuyo techo (lleno de cristales de colores) le recordaba el interior de una geoda, y que parecía estar dividida en varias secciones con cortinas blancas. Había un arpa, un telar, estanterías con conservas, plantas secándose, lo que parecía ser otra cama mullida como en la que él estaba.
Había una chimenea encendida contra una pared, con lo que parecía ser un caldero con estofado hirviendo alegremente. El pelinegro se incorporó, adolorido, y notó que estaba usando una camiseta y una sudadera de algodón blancas que no reconocía. En sus bolsillos tanto el silbato de hielo estigio como Riptide descansaban.
Se sentía cansado y adolorido, aunque no parecía tener quemaduras o cicatrices de su intento de ser estrella fugaz, lo cual agradecía vagamente, mientras buscaba un espejo o algo en lo cual verse.
Su reflejo en un espejo de bronce le dio angustia; había perdido demasiado peso, se veía demacrado y su cabello, hecho un nido de pájaros, estaba quemado en las puntas. Que Draco no lo viera así. Aunque ¿dónde estaría Draco? ¿Cómo se atrevía a irse así? Vale, que Percy era un imbécil (lo que le dijo había sido bajo y desagradable), pero no era razón para abandonarles de esa manera ¿o sí?
Percy caminó con dificultad hacia la entrada de la cueva, para respirar algo de aire puro mientras pensaba si disculparse o no con Draco por haber sido tan tonto, y si el rubio le aceptaría las disculpas, dado que lo sentía lejos, como si hubiera una bruma sobre sus pensamientos. Debía estar muy molesto.
La cueva daba a una arboleda preciosa, con un lago y su correspondiente playa; paradisíaco. Peligroso.
El pelinegro miró inquieto las cuatro fuentes con sátiros escupiendo agua desde sus flautas, preguntándose si serían solo estatuas o eran pobres sátiros que (como él) habían tenido la mala fortuna de caer en las garras de Calypso.
Calypso. ¿Quién era Calypso? La chica le había parecido muy linda y muy normal, pero muchos monstruos lo parecían al principio. Percy sentía que debía saberse ese nombre, y que probablemente Annabeth y/o Draco ya habrían recordado quién era y habrían hecho algo al respecto.
Percy notó que la chica estaba hablando con alguien, discutiéndole. Un hombre. Percy no lo pudo ver bien, dado que estaba muy lejos todavía. Caminó como pudo, con sus piernas tiesas y adoloridas, mirando hacia debajo de vez en cuando para evitar tropezar.
Hasta que una vez que alzó la mirada, el hombre ya no estaba ahí.
—Vaya, el durmiente por fin despierta—musitó la chica, Calypso, que parecía haber estado llorando.
—¿Con quién hablabas? —preguntó Percy, con voz pastosa y ronca.
—Un mensajero, nada más… ¿Cómo te sientes?
—¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?
La chica ladeó la cabeza, pensativa: —El tiempo siempre es difícil aquí… Tendrías que preguntarle a la Jardinera, ella siempre sabe qué día y hora es. Yo personalmente no lo sé, Percy.
—¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién te lo dijo? — Percy se tensó, metiendo una mano al bolsillo, a lo que ella alzó una ceja y negó con la cabeza.
—Hablas dormido… Por cierto ¿Quién es Annabeth?
—Una amiga; estábamos juntos cuando el volcán… Espera ¿cómo llegué aquí? ¿Dónde estoy?
Calypso le sonrió con ternura y le acarició el cabello, haciendo que Percy diera un par de pasos hacia atrás, incómodo. Ella suspiró, antes de explicarle como lo había visto caer desde el cielo, como lo había estado cuidando en Ogigia, su hogar.
Antes de que Percy pueda preguntar mucho sobre ella, Calypso le hace caer en cuenta de cuan cansado esta: —No puedes ayudar a tus amigos en ese estado; descansa.
Y con gentileza lo llevó hacia una banca acolchonada, asegurándole que no era una hechicera malvada y que no lo transformaría en nada. Algo en la forma dulce y amable que lo trataba no le terminaba de sentar bien al pelinegro, pero sus ojos se cerraron de cansancio antes de que pudiera recordar bien porqué Calypso no era una buena persona en la historia de Odiseo.
🙟✦🙝
—¿Malfoy? —Harry no se había esperado ver al rubio (que esta vez tenía una sencilla túnica negra puesta sobre lo que parecía ser una camisa a cuadros) comiendo helado en Florean Fortescue’s como si el helado en persona le hubiera hecho daño.
—¿Qué pasa, Potter? —siseó el rubio, evidentemente de mal humor: —¿Nunca has visto a alguien tratar de ahogar su miseria en helado?
El pelinegro hizo una mueca, tentado a irse dado lo grosero que estaba siendo. Sin embargo, necesitaba saber si lo que había pasado antes no había sido un sueño. Harry se sentó frente al rubio, que lo miró inquisitivamente antes clavar la cuchara viciosamente en su helado de menta con chocolate y avellana, y comerse un bocado.
—Hace una semana me pareció verte cerca de donde vivo—comentó Harry, tranquilo, a lo que el Slytherin detuvo su violenta comida.
—Una semana…—repitió Malfoy, como si fuera algo chistoso: —Me pareció mucho menos.
—Así que si estabas por allá usando…—la acusación de Harry fue interrumpida cuando el rubio le metió una cucharada de helado, intempestivamente, a la boca.
—Di algo más al respecto y sufrirás las consecuencias—dijo muy serio el rubio, antes de hacer aparecer otra cuchara: —lo importante es que obviamente no debía estar ahí, y tú no vas a echarme al agua ¿o sí?
—¿Y por qué debería guardarme tu secreto? —Harry siseó, molesto, sacándose la cuchara de la boca.
—Porque…—Malfoy titubeó un momento, antes de suspirar con pesadumbre y decir: —No me hagas chantajearte.
—No tienes nada contra mí, Malfoy.
—¿Por qué tienes que ser tan molesto Potter? ¿No puede ser simplemente un “yo te veo haciendo cosas que no debías y me quedo callado, y tú me ves y también cierras el pico”?
Harry bufó, cruzándose de brazos: —Eres un Slytherin, Malfoy, seguro estabas haciendo algo malo.
—Debí aprender ese estúpido hechizo—musitó el rubio por lo bajo, casi maldiciendo, antes de mirar a Harry, sus ojos grises fríos como el hielo: —Puedo mostrarle a mi padre las memorias de primer año, cuando los ví criar un dragón ilegal con tu amigote, y luego entregárselos al hermano de Weasley… Seguro que al Ministerio le interesará eso.
Harry se quedó de piedra; había olvidado por completo a Norberto y toda la odisea que había sido cuidarle y esconderle sin que nadie lo notase. El pelinegro se había creído a salvo, porque Malfoy no había dicho nada incriminatorio cuando lo vieron ser llevado por McGonagall en la Torre.
Malfoy se relajó: —Tengo más; por ejemplo, sé dónde está el coche de tu amigo, pero no me ves yendo al Profeta a decirlo ¿o sí?
—De verdad que eres una serpiente rastrera—siseó Harry, sudando frío. Malfoy suspiró y desvió la mirada (Harry casi podía decir que estaba dolido).
—Deberías pensar si la gente es lo que es porque otros los obligan a obedecer las preconcepciones que tienen de ellos—El rubio dijo, levantándose y haciendo un gesto hacia el helado a medio comer: —Termínalo si quieres, se me quitó el apetito.
Y dando media vuelta se marchó, andando con paso fuerte hacia el Caldero Chorreante. Harry se sintió un poco culpable, aunque no entendía muy bien porqué.
—Que chico tan guapo—suspiró una mujer, sentándose al lado de Harry. El pelinegro la miró sorprendido; tenía el cabello rubio dorado (como el sol), lacio y largo, trenzado sobre un hombro, y sus ojos azules como el cielo lo miraban divertidos. La mujer sacó un espejito y comenzó a mirarse en él, como si pensara en si debía retocarse el maquillaje
—No le hace falta retocarlo—balbuceó Harry, a lo que la mujer le dedicó una sonrisa que le aceleró el corazón.
—¿No eres adorable? —Ella dijo, con una sonrisa en la voz: —Podrías haber sido más adorable con tu amigo.
Harry se quedó mirándola un momento, confuso, antes de seguir la mirada de la rubia hacia donde momentos antes había estado sentado el rubio. Su ceño se frunció de inmediato: —N-no somos amigos.
—Es una lástima—replicó ella, cerrando el espejito con fuerza y guardándolo en su bolsillo. En ese momento, Harry notó que no llevaba túnica (la había puesto en el espaldar de la silla al parecer) y usaba un top sin mangas blanco que mostraba sus hombros besados por el sol, una falda hasta las rodillas con una cadena de oro a modo de cinturón que llevaba un cuchillo, un set de llaves y el pequeño bolsito donde había desaparecido el espejito. Alrededor del cuello llevaba un collar de filigrana de oro tan fina que parecía encaje, adornado con rubíes y diamantes.
Con todo, parecía una princesa como las que a Petunia le gustaba mirar en la televisión.
—Es un Slytherin—dijo Harry, al notar que la mujer lo miraba expectante: —Y yo un Gryffindor; no podríamos ser amigos.
La mujer rio ante eso, y su risa era el sonido más cálido que el pelinegro había escuchado en su vida: —Ay, dulzura; si algo eso los haría los amigos más fuertes. ¿No has escuchado eso de que los opuestos se atraen?
Harry balbuceó: —Pero es un grosero, y un antipático.
La mujer se tocó la barbilla un par de veces, y su mirada se endureció. Ya no parecía una princesa delicada, sino más bien le recordaba un poco a la Profesora McGonagall antes de regañarlos. Con todo, la voz de la mujer seguía siendo dulce al decir: —Es natural que un guerrero se mantenga en guardia si te aproximas a él con la espada en ristre.
Harry no tuvo tiempo para preguntarle qué significaba eso, porque la mujer se levantó, cogiendo su túnica (café con un diseño que le recordaba a las alas de un pájaro) y se fue, con la multitud partiéndose frente a ella y cerrándose detrás.
Dos rubios lo habían dejado con la palabra en la boca ese día. A lo que Harry clavó viciosamente la cuchara en el helado y comió; sabía muy bien la combinación (algo que no se había esperado) y eso solo lo hizo sentirse más enojado.
🙟✦🙝
Encontrar una entrada al Laberinto era más difícil de lo que Draco creía, en especial en el Londres Mágico. No sabía por qué se sentía tan mareado al estar entre tantos magos; nunca le había pasado. Lo único que se parecía era cuando se acercaba a cosas de magia negra, y, aun así, nunca le había dado tantas nauseas.
Se sentía abrumado, cansado y molesto, y algo triste también ¿Qué tan cruel podía ser Afrodita de juntarlo con la única persona que se negaba a darle una oportunidad? Que horrible era el amor. ¿Por qué no podía ser su destino quedarse con Neville? Dulce, valiente y cálido Neville. Draco quería llorar y contarle a alguien.
El único problema es que el “alguien” a quién Draco podía contarle, estaba en el Laberinto y estaba molesto con él. El rubio no entendía como su amigo podía ponerse de parte del sátiro; él solo había querido ayudar, no era su culpa haber tenido una experiencia cercana a la muerte poco antes.
Porque eso había sido ¿verdad? Uno no se encontraba con Lady Magia en su subconsciente por que sí, menos luego de que su núcleo mágico se hubiera desestabilizado de esa forma. Draco había comprado un par de libros sobre núcleos mágicos en Flourish & Blotts y los había ojeado por encima, notando que eso no era muy común.
Luego le preguntaría a su padre; por ahora, tenía que seguir el hilo de Annabeth de vuelta al Laberinto (No se sentía lo suficientemente bien para tratar de teletransportarse otra vez, en especial después de lo enfermo que lo había puesto la primera vez).
El hilo de Percy brillaba a un lado, pero Draco se negaba a seguirlo; seguía molesto con su amigo y no quería nada que ver con él. Pero abandonar a Annabeth no había sido justo; la hija de Atenea lo estaba dando todo para que su primera misión resultara bien.
Solo por eso, ahora estaba recorriendo el Callejón Knockturn, con la Niebla rodeándolo todo lo posible, y el estómago en la boca, mientras seguía el hilo hacia lo que parecía ser una entrada a un antro sucia y desvencijada. Bueno. Cosas peores había vivido ¿No?
Respirando profundo y entró por la puerta, listo para enfrentarse al Laberinto una vez más.
🙟✦🙝
Severus iba a matar a Draco.
Bueno, tal vez no matarlo. Pero si iba a regañarlo y castigarlo por el resto del verano.
¿Qué hacía su adorable (aunque molesto) ahijado colándose, evidentemente mareado, en el Callejón Knockturn? ¡Tambaleándose en una túnica conjurada y metiéndose en un antro además de!
Inaudito.
Lucius iba a enterarse de ello.
Severus caminó hacia la puerta del antro en el que había desaparecido el chico; estaba bastante preocupado por él, porque su aura se veía bastante débil y eso le produjo un nudo en el estómago. Ignoró a las personas en el antro que le hablaban y se le insinuaban, concentrado en seguir las débiles huellas del aura de su ahijado. Tan concentrado iba que no notó al hombre que lo iba siguiendo de cerca.
—Cuidado—una voz sobresaltó al pocionista y una mano lo agarró del brazo y lo tiró violentamente hacia atrás al tiempo que el piso se desvanecía y un pozo se abría.
Severus sintió un escalofrío al quedar cara a cara con un hombre alto, corpulento y con la tez morena del tono del café recién tostado. El pocionista se quedó mirando el perfil del hombre; llevaba un fedora sobre el millar de trenzas que tenían joyitas que combinaban con el traje de rayitas que llevaba, y unas gafas oscuras ocultaban sus ojos. Olía a especias, como si recién acabase de preparar inciensos o pociones.
El hombre volteó a mirarlo y sonrió de lado: —Tú también eres arte digno de admirar.
El pocionista sintió que le subía el calor a las mejillas y notó lo cerca que estaban (casi pecho con pecho), así que se apartó dando un paso y sacó su varita para apuntar al hombre: —¿Quién es usted y qué hace aquí?
—Buscaba a un aprendiz mío que no debería entrar en sitios como este—respondió el hombre con tranquilidad, ignorando la primera pregunta: —aunque me he distraído con alguien por el que si estaría dispuesto a frecuentar un local de esos.
Severus hizo una mueca de desagrado y miró otra vez el camino por el que había visto desaparecer a Draco; la mitad del piso había desaparecido, y ahora sólo quedaba una delgada pasarela frente a ellos. Detrás, la entrada parecía haberse cerrado. Maldición.
—Vamos— dijo el hombre, sonriente, antes de tomar la mano de la varita del pocionista y jalarlo hacia sí. Quedaron pecho con pecho, mano juntas, y el hombre le susurró: — como bailando un tango.
Antes de que Severus pudiese protestar, el hombre empezó a andar hacia la pasarela, guiándolo con soltura. Avanzaban con rapidez, pedazos de suelo desprendiéndose a su paso, y el hombre parecía muy divertido.
—Draco de verdad se mete en unos problemas muy interesantes— comentó el hombre, cuando estuvieron a salvo sobre un suelo de baldosa. Apenas pudo, Severus se alejó, sintiéndose indignado y confundido por el caballero frente a él.
—¿Conoces a Draco?—preguntó Severus, extrañado, a lo que el moreno sonrió divertido.
—Es mi aprendiz; tú debes ser Severus, su padrino—dijo, con tranquilidad, antes de avanzar en la habitación a la que habían llegado y empezar a examinar los mosaicos de las paredes:—Draco nunca dijo que su padrino fuera tan guapo.
Severus no sabía qué decir con ese respecto. ¿Quién era este hombre que se atrevía a hablarle así? ¿De dónde era maestro de Draco? ¿En qué lugar estaban? Vagamente, Severus recordó que Lucius le había dicho a Severus que un amigo de la familia iba a estar enseñándole algunas cosas a Draco. No podría ser ¿O sí?
Ese tipejo irrespetuoso no podía ser Amos Kane ¿verdad? A Severus le había parecido un hombre muy serio en sus cartas (en las que le hablaba del progreso de Draco y pedía indicaciones de cómo tratar con niños con TDAH), definitivamente no un hombre que iba coqueteando con quien se le pusiera enfrente.
—Definitivamente es griego—dijo el hombre, levantándose y suspirando antes de cruzarse de brazos: —habrá que tratar con hechizos de ubicación ¿No tendrás de casualidad algo de Draco encima?
Severus lo tenía, porque Narcissa se lo había regalado hace muchos años. Un pequeño brazalete tejido con un mechón de Draco “para poder cuidarlo en todo momento”. No había servido mientras el niño estuvo desaparecido, pero en Hogwarts podía encontrarlo en cualquier parte del castillo.
Que Lucius insistiera en dejarlo ser cuando iba al Bosque Prohibido era algo que el pocionista no entendía en lo más mínimo.
—Tengo un mechón de su cabello—dijo Severus ofreciendo su mano izquierda, con el brazalete de oro, plata y cabello platinado apenas asomándose bajo su manga: —Pero dudo que haga falta un hechizo de ubicación; parece haber solo un camino.
El hombre rió de lado y señaló hacia la puerta en la habitación: —me temo que esa puerta ha cambiado de lugar al menos diez veces desde que entramos aquí; no nos llevará a Draco tan fácilmente.
—Imposible, yo no vi…—Severus se mordió la lengua antes de poder decir que no había visto la magia moviéndose en la puerta. Prefería mantener esa información sobre el don de su familia para el mismo, muchas gracias. Lo que le recordaba, que no percibía ningún aura en el señor Kane, lo cual solo le ponía nervioso ¿Qué tan fuerte sería para suprimir su aura completamente de esa manera?
—No es un hechizo en la puerta, ni siquiera en la habitación—explicó Kane, con tranquilidad, haciendo un gesto amplio (Y Severus admitió, con algo de molestia, que le compraba el ser buen profesor): —Es todo el lugar que está construido con magia; muy impresionante, si me lo preguntan, entretejer magia con arquitectura al punto de crear algo casi vivo.
Severus frunció el entrecejo; eso tenía sentido. No había forma de ver auras o magia si uno estaba dentro de ella, era como tratar de ver Inglaterra estando en Liverpool. A su mente vino una de las historias que Narcisa solía leerle a Draco (aún cuando el pocionista le insistía que era muy pequeño para entender nada) sobre un héroe griego, recorriendo un laberinto hecho justamente así.
—No estarás insinuando que este es el Laberinto del rey Minos—dijo el pocionista, algo escéptico, a lo que el hombre le dirigió una sonrisa brillante.
—Impresionante como siempre—replicó Kane y, a pesar de seguir usando gafas oscuras, Severus pudo sentir como lo miraban de arriba a abajo. Kane le tomó la muñeca y tocó el brazalete de cabello de Draco: —en efecto, estamos en el Laberinto, aunque su creador es Dédalo, no el Rey Minos, pero es entendible la confusión… Sin embargo, aquí está mi Ariadne con su hilo, perfecto.
El toque de Kane era cálido y suave, a pesar de los callos en sus manos, y Severus sintió un escalofrío al notar que el hombre sacaba un poquito de esencia de Draco sin romper el brazalete. Impresionante.
Del bolsillo de su gabán, el hombre sacó un muñequito de arcilla al que le faltaba un bracito y murmurando unas palabras que Severus no alcanzó a entender, lo imbuyó con la esencia del rubio. El muñequito saltó de su mano y corrió hacia la puerta, que se abrió de par en par.
Antes de que Severus pudiera reaccionar, Kane lo había tomado de la mano y jalado para que persiguiera la figura en la oscuridad.
🙟✦🙝
—Es lazo de luna—instruyó Calypso, con una sonrisa dulce, mientras Percy pensaba que era más hermosa que Afrodita, más por ser natural que otra cosa. Afrodita parecía estar tratando muy fuerte gustarle a la gente. No que fuera lo suficientemente idiota para admitirlo en voz alta. La chica siguó hablando, sin saber lo que pasaba por la mente del pelinegro: —Sólo puede ser plantado de noche.
Percy asintió, ayudándola a cargar la planta hacia el jardín, que estaba primorosamente cuidado y estaba lleno de tantas flores y plantas preciosas que Percy estaba seguro de no saberse el nombre de la mayoría.
—Es muy linda ¿hace algo? —preguntó Percy, mientras le ayudaba a plantar la planta cuyas flores refulgían con un brillo plateado, moviéndose tenuemente ante los toques del chico.
—¿Hacer? —Calypso ladeó la cabeza como si la idea le pareciera curiosa, para luego fruncir el entrecejo con molestia: —Supongo que podrías preguntarle a la Jardinera; ella encuentra usos para todo, pero yo siento que vivir, dar luz y ser bella es suficiente para una planta ¿No te parece?
—Pues si debería ser suficiente—Era la segunda vez que la chica mencionaba a la Jardinera, y Percy empezaba a sentirse curioso por ello. Su mirada recorrió el jardín: —¿Es ella quien tiene el jardín así de hermoso.
Calypso hizo una mueca, ofendida: —El jardín sería hermoso sin ella; ya lo era antes que ella legara.
—No quise ofenderte—se apresuró a decir Percy, sintiéndose culpable: —Es que la has mencionado un par de veces.
Calypso lo miró un momento, antes de explicar:—No es que sea Jardinera, es que se ha negado a darme su nombre— la situación parecía molestarla bastante: —Lo único que hace es cuidar del jardín y hacer cosas con las plantas. Ni siquiera sé dónde duerme si es que lo hace.
—Suena peculiar—Percy convino, pensando en lo extraño que sería: —Tal vez no le gusta la gente.
—Si no le gustara la gente no me dejaría vestidos y comida listos cada día…—Calypso hizo un puchero: —Siento cree que debe cuidar de mi, pero no quiere encariñarse.
—O tal vez no quiere que tú te encariñes—apuntó Percy, pensativo, mientras sembraba otra de las Lazo de Luna al lado de la primera que había puesto: —Tal vez sólo está de paso.
—¿Sólo de paso?
—Sí, tal vez tenga alguien con quien deba volver, y está pagando tu amabilidad por dejarla quedarse mientras se prepara para irse.
—Como todos.
—¿Cómo dices? —Percy no estaba seguro de haber escuchado bien, pero si había notado la expresión de la chica agriarse.
—Nada, no importa—ella negó con la cabeza, tomando otro Lazo de Luna para sembrarlo. Entonces Percy notó un movimiento en el jardín; una mujer acababa de aparecer, con un vestido sencillo azul medianoche, bordado con estrellas, imitando el cielo sobre ellos (le faltaba la constelación de la Cazadora, pero Percy no podía culparla, ya que había aparecido apenas el invierno anterior).
La mujer recogió algunas frutas en una canasta y volteó a verlos. Tenía una expresión serena pero curiosa, que le recordaba a alguien. Un momento. Percy se levantó de un salto.
—¡Usted! —Percy no podía equivocarse; la mujer que atendía con tranquilidad el jardín, rubia, con la piel perfecta y ojos azules tenía que ser… : —¿No es usted Narcissa?
La mujer lo miró intensamente, antes de sonreír: —Lo siento ¿te conozco?
—N-no, pero conozco a su hijo, Draco—Percy respondió, mordiéndose el labio. La expresión de la mujer flaqueó un segundo, antes de volver a la plácida sonrisa que portaba.
—No sé a qué… —comenzó ella, pero Percy se levantó de un salto y la interrumpió:
—¡No mienta! ¡Él la lleva buscando varios años ya!
—¿Buscando? —ella le dio la espalda, para seguir en su tarea de recoger frutas y flores: —Seguro me confundes con alguien más.
—¡No la estoy confundiendo! —Percy siseó, molesto: —¡Usted es Narcissa! ¡Y su hijo la necesita!
Ninguna de las dos mujeres dijo nada por un minuto o dos, y Percy se sentía temblar de rabia. A su lado, Calypso se había levantado y lo miraba con curiosidad.
—¿No crees que tal vez ese niño esté mejor sin la madre que lo abandonó? —dijo Narcissa finalmente, su voz triste, aunque ellos no pudieran ver más que su espalda.
—No lo está… Además; sé que no lo abandonó con Sally Jackson porque quisiera, sino porque temía por su vida —Percy dijo con firmeza: —sin embargo, ya no debe preocuparse; aquello por lo que lo escondió ya no está. Él está muerto.
Narcisa se detuvo un segundo, antes de tomar varias flores, cortándolas con gentileza (usaba magia sin varita, pero con mucho cuidado) para armar un ramo: —No sabes de lo que hablas.
—Si lo sé—Percy insistió, vehemente: —Draco está a salvo; Lucius vino por él y lo llevó a… Lo llevó a Hogwarts.
Percy vio sus hombros de repente agarrados por las manos delicadas pero fuertes de la mujer. Bueno, al parecer Draco había sacado la velocidad del lado mortal de su familia. Calypso los miró sorprendida, mientras Narcissa espetó:—¿Qué sabes tú de eso?
—Todo—Percy replicó, mirándola fijamente a los ojos; Draco le había dicho que había magos que podían leer la mente así ¿no? : — Draco me ha contado todo de su mundo, Narcissa, de qué hace en esa escuela y como vive en la Mansión… Ya pasó por su Presentación y todo.
La expresión de Narcissa se volvió una de dolor: —¿Mi pequeña estrella ya tuvo su Presentación en sociedad?
—Lucius le pidió a una amiga que le tomara muchas fotos—se apresuró a decir Percy, estirando los brazos para poner sus manos en los antebrazos de la mujer, en lo que esperaba fuera un gesto consolador: —fotos de las suyas, para que cuando usted regresara pudiera verlo.
—¿Lucius sabe que estoy viva?
—Draco se lo dijo.
—Entiendo…
Calypso se interpuso entre ambos, empujando a Narcissa y sosteniendo a Percy junto a sí: —¿De qué están hablando?
Narcissa la miró fijamente antes de tomar la canasta que había estado armando: —Nada— y con eso se marchó. Bueno, parecía que Draco había sacado su dejar a la gente con la palabra en la boca de su madre también.
🙟✦🙝
—Sunshine—llamó Theo, bajito, entrando a la enfermería con cuidado. Llevaba dos o tres días sintiéndose horrible cada que usaba el collar de Draco, lo que sólo podía significar que el chico estaba en problemas.
—Tengo un nombre, Theo ¿Sabías e-?
Las protestas del hijo de Apolo murieron en su boca apenas sus ojos se posaron en él. Si se veía la mitad de mal que se sentía, entendía las expresiones de sorpresa y preocupación de Will y sus hermanos.
—¿Podemos hablar, en privado? —pidió Theo, con un hilo de voz, a lo que el rubio dejó lo que estaba haciendo y se levantó de un salto. El pelinegro no quería pensar en la forma que su corazón había dado un pequeño brinco, en especial porque sabía que Will sabía que quien estaba mal no era él, sino el rubio amigo de ambos.
—Ven, vamos a hablar—el hijo de Apolo le tomó del brazo y estaba cálido y su toque era reconfortante, así que Theo se dejó llevar por la Cabaña Grande hasta una habición que parecía ser usada de vez en cuando como Sala de Cuidados Especiales. Theo dejó que elrubio lo sentara en la cama y que revisara sus signos vitales.
—Estás así… por Draco ¿verdad? —Will preguntó, mientras revisaba los ojos de Theo con una luz, a lo que él asintió bajito.
—Creo que está muy mal—dijo Theo, mordiéndose el labio, mientras tocaba el collar de dragón con una mano temblorosa: —Sea lo que sea que pasó en el Laberinto, está muy muy mal.
Will hizo una mueca y tomó las manos de Theo con suavidad antes de empezar a cantar, suavemente. Theo se sentía mejor, no sólo por los poderes de Will, sino porque podía fingir demencia e imaginarse que el rubio le tomaba las manos y le cantaba a él, sólo por él mismo.
El Slytherin no supo cuanto tiempo pasaron así, sólo sabía que se estaba sintiendo mil veces mejor cuando Lee abrió la puerta, con expresión de dolor: —Annabeth volvió.
—¿Draco está con ella? —Las manos de Will lo dejaron de inmediato, y Theo sintió el frío del aire como si le cortara.
Lee asintió levemente y detrás de él venía Billy, cargando a Draco inconsciente; se veía pálido, ojeroso y Theo sintió un escalofrío al sentir el aroma a amapola que había acompañado a Nico cada vez que practicaban a que levantara pequeños ratones y bichitos de entre los muertos.
Theo saltó de la cama y con premura ayudó a Will y a Billy a poner al chico en la camilla, para después dar un paso atrás y ver a los tres hijos de Apolo afanarse por curar al chico. “No hay ninguna herida visible”, decían, “no parece tener nada roto o sangrando”, decían.
No lo entendían, por supuesto.
La afección de Draco no era física en lo absoluto.
Theo podía sentirlo; el núcleo mágico del chico había sufrido daño ¿Cómo? No estaba seguro, pero si estaba seguro de que necesitaba ayuda. De alguien que si supiera de eso, pero ¿quién? El maestro Amos no se podía contactar por red Flu ni con mensajes iris, y no sabía como explicarle todo al profesor Snape sin preocuparlo o que le exigiera su ubicación. El señor Malfoy estaba fuera de la ecuación; lo mataría si supiera que dejó ir a su hijo solo en una misión suicida.
El pelinegro salió trastabillando de la habitación, para encontrarse con una muy afectada Annabeth, que se veía al borde de las lágrimas. Su cabello estaba enredado y su rostro estab sucio, igual que su ropa.
—Annabeth—Theo la miró; se veía como alguien que acaba de perder a una persona cercana.
—P-percy—musitó ella, con voz quebrada: —Perdimos a Percy.
Theo sintió un escalofrío ¿Sería por eso? ¿Draco estaría así de mal por haber perdido a Percy? No. Las historias decían que cuando se perdía un alma gemela la herida era emocional, no mágica, así que no era lo responsable de que el núcleo de Draco estuviese inestable.
—D-deberíamos esperar a que Draco despierte—Theo dijo, poniendo una mano de forma incómoda en el hombro de la rubia: —Él nos dirá si sólo está perdido y en donde.
La chica alzó la mirada, un poco menos rota y un poco menos triste: —¿crees que esté bien?
—Eso espero.
—Porque literalmente estalló con un volcán.
—Pues por su bien espero que esté bien o Draco irá al Inframundo a matarlo otra vez.
La chica no pudo evitar reírse, y Theo le sonrió de lado; al menos uno de ellos ya no estaba tan estresado.
🙟✦🙝
Percy estaba pensando en lo que le dijo Hefesto, de cómo todos pensaban que estaba muerto, de cómo Grover y Tyson aún no aparecían, y de cómo Draco parecía estar en una situación complicada.
Lo cual explicaba que no lo hubiera sentido últimamente, lo que sólo hacía que Percy se sintiera peor, porque llevaba varios días simplemente compartiendo con Calypso en vez de buscar una forma de volver. Pero ya no podía seguir perdiendo el tiempo. Por mucho que le doliera dejar a la chica sola.
En especial porque iba a convencer a la única otra compañía que la chica tenía de irse con él. Y también, le dolía pensar en lo que podría ser; quedarse para siempre en ese lugar, con sirvientes invisibles que se aseguraran de que siempre estuvieran satisfechos, plantando flores que sólo tenían que ser flores en un jardín precioso, caminar por playas tranquilas sin ninguna preocupación en el mundo.
Sin profecía, sin bandos, sin dolor.
Sin Draco, ni Annabeth.
Había hablado con Calypso, ya, sobre como tal vez debía volver, pero ella le había pedido que lo pensara, le había dicho que si quería ayudarla podía quedarse para siempre. Que no dolería, ni siquiera notaría que le faltaba algo.
¿Sería eso cierto? Si se había olvidado de Annabeth, y Grover y Tyson por un tiempo, pero ¿y Draco? Puede que el chico estuviera enojado con él de momento, pero en algún momento iba a sentirlo a través de la conexión otra vez, y sentiría su tristeza o preocupación por que no estaba ahí.
También estaba lo de la mamá de su amigo; ahora las palabras de Hades cobraban sentido. “En un lugar al que no se puede ir queriendo”. Su amigo nunca iba a encontrar a su madre si Percy no la convencía de volver.
Nunca iba a volverlos a ver si Percy no se convencía de volver.
¿Por qué era tan difícil?
Percy tomó una caracola de la orilla y la miró intensamente. Brillaba iridiscente bajo el sol.
A Annabeth le gustaría por la espiral perfecta que hacía.
A Grover le parecería muy bonita.
A Tyson le gustaría porque era una concha.
A Draco le haría feliz simplemente porque Percy se la diera.
Una pequeña sonrisa curvó los labios del pelinegro, había tomado una decisión, justo cuando el cielo comenzaba a clarear, signo de que el amanecer se acercaba.
Trotó de vuelta al jardín, donde Calypso entretejía flores, bajo la instrucción atenta de Narcissa. Ambas mujeres lo miraron.
—¿Tomaste una decisión? —Preguntó Calypso, sus ojos llenándose de lágrimas cuando el pelinegro le ofreció la caracola.
—Si—Percy se sintió mal, pero sabía que hacía lo correcto: —Lo siento, no puedo quedarme… Si… Si pudiera volver después lo haría.
—Lo sé… Debes irte —la joven suspiró antes de entregarle un pequeño Lazo de luna y ponérselo en el bolsillo: —Siembra un jardín en Manhattan por mi, entonces.
—Lo haré—dijo el pelinegro con firmeza, antes de darle un abrazo rápido a la chica, y volverse hacia la mayor:—Venga conmigo
—No puedo—dijo la mujer, desviando la mirada.
—Claro que puede.
—No, no lo entiendes, me fui de allá para ayudar a Lucius y a Draco; me he mantenido al margen para no ponerlos en peligro.
—Ellos ya no están en peligro—Percy replicó, aunque sabía que era mentira. Draco estaría en peligro siempre que fuera un mestizo: — y la necesitan, Narcissa, de verdad; Draco puede hacerse el fuerte, y mantenerse tranquilo cuando otros le preguntan, pero yo sé que le duele no haber podido encontrarla.
—No me querrá si sabe que he podido volver todo este tiempo y no lo hice.
—La perdonará—Aseguró el pelinegro, con total seguridad: —él sabe que a veces la mejor forma de ayudar y proteger a las personas que quiere es manteniéndose al margen.
—Entonces me perdonará por quedarme.
—Pero yo no puedo dejar que se quede
—Eres muy dulce pero…
Percy le tomó la mano: —Usted no entiende. Draco lo dio todo por salvar a mi mamá; tomó su lugar en el Inframundo por mí, confiando con fe ciega que yo volvería por él ¿Qué clase de… amigo sería yo si no le devolviera el favor llevándola de regreso con él?
La expresión de la rubia se suavizó, y algo brilló en sus ojos. Era lo mismo que brillaba en los de Annabeth luego de valorar una situación; había entendido algo.
—Está bien, joven héroe, iré contigo a ver a mi pequeño.
Percy sonrió de lado a lado: —Aunque ya no es un pequeño.
✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara; siento que es un punto muy importante en el que Draco empieza a contestarle a Percy y a dejar de ser lo que Percy quiere que sea :3
Muchas gracias por leer~
Chapter 54: Los Jackson vuelven de entre los muertos… Algo así.
Summary:
Draco y Percy vuelven y Draco se reencuentra con su mamá, al tiempo que sus dos vidas empiezan a colisionar.
Notes:
Vamos a ser sinceros, este cap lo sufrí bastante, pero espero que les guste.
Muchas gracias a mis betas, Anto y Satanás por hacerme sentir siempre que valgo la pena, y a Gabs por escuchar mis desvaríos.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
52. Los Jackson vuelven de entre los muertos… Algo así.
Theo vio a las personas de la cabaña de Hermes preparar la segunda Mortaja, y sintió nauseas. Draco no estaba muerto aún, pero todos se habían dado por vencidos con él, incluyendo Annabeth, cuya pequeña esperanza se había ido por el drenaje cuando el rubio no despertó por más cuidado que los hijos de Apolo le ofrecieran. Eso y que las ninfas y sátiros habían dicho que olía a muerte, había convencido a todos en el campamento que el rubio estaba a punto de morir.
Theo no quería que eso ocurriera; el rubio era su mejor amigo, y había puesto su mundo de cabeza, destrozando una realidad a la que estaba acostumbrado. Le había mostrado lo grande que era el mundo ¿y ahora? No podía irse.
El pelinegro sabía que lo que le ocurría a Draco era algo mágico, algo que los suyos podían curar, pero no sabía a quién llamar o qué hacer. Si tan solo…
—¿Joven Nott? —La voz oscura y seria lo sacó de su ensimismamiento. Había vagado hacia la entrada del Laberinto otra vez, con la esperanza de que Percy volviera y lo pudiera ayudar. El pelinegro que vio en la entrada no era el que esperaba, pero era alguien mucho mejor.
—¡Profesor Snape! —Theo saltó pasando con agilidad entre los chicos de Hefesto y Deméter que estaban montando guardia. Notó a los campistas tensarse un poco, y vio varias armas prepararse para la batalla.
—¿Qué está…? —pero el pocionista se vio interrumpido por otro hombre, que se le adelantó, sonriendo.
—Theodore ¿Podrías ser tan amable de decirle a tus amigos que venimos en paz? —dijo Amos Kane con soltura: —si les preocupan tanto los adultos, estoy seguro de que Quirón podría venir para tranquilizarles.
—Maestro Kane—La sonrisa de Theo se ensanchó. Perfecto. ¡Perfecto! ¡Draco iba a salvarse! El pelinegro se volteó a los campistas y dijo con tranquilidad: —Está bien, ellos son amigos… Y van a ayudar a Draco.
Entre los hijos de Hefesto y Deméter el rubio no era particularmente popular, sin embargo, todos estaban de acuerdo en que si había alguna forma de salvar a un campista, había que darlo todo. Por lo tanto, Katie bajó las armas y salió corriendo en dirección al campamento.
—¿Qué tiene Draco? —preguntó el profesor Snape, preocupado, y Theo lo miró sin saber cómo explicarle.
—Está goteando—replicó Amos, haciendo un gesto vago alrededor: —tú mismo lo dijiste, su aura está dejando rastros; debemos estabilizarlo tan pronto como sea posible.
—¿Goteando? —el pocionista parecía aún más preocupado ahora, pero Theo se sintió tranquilo ¿Eso era? ¡Entonces era sencillísimo de resolver!
—Escriba Kane—interrumpió Quirón, quién llegaba al trote, con Katie y Annabeth en la grupa. El hombre se notaba severo: —¿A qué debemos el honor? No es usual verle de este lado del río.
Amos sonrió de lado, poniendo una mano en el hombro de Theo: —vi a uno de mis aprendices en problemas y lo seguí; cosa curiosa, ese Laberinto suyo. Difícil de ver que rumbo tomar.
—Y sin embargo, aquí están usted y su acompañante.
Entonces el moreno miró hacia el pocionista, que se notaba bastante indignado con la forma en la que lo estaban ignorando. La sonrisa del Egipcio se volvió ligeramente cálida: —oh, mi acompañante es muy bueno para buscar personas; es un hombre de muchos talentos.
Theo tuvo que mirar dos veces, porque estaba seguro de que la expresión de molestia de su profesor se había suavizado minúsculamente, y que, la forma en la que rodó los ojos y chasqueó la lengua, había sido casi como si le hubiera agradado el comentario pero estuviera tratando de disimular.
Bien, ya tenía chismecito para cuando Draco despertase.
—Miren, no quiero interrumpir su evidente lucha de palabras—intervino Snape, dando un par de pasos hacia el frente: —Pero mi ahijado se encuentra mal y necesito asegurarme de que se cure de lo que tiene.
—¡Quirón! —Theo llamó entonces, acercándose al pocionista: —¡Déjeme llevarlo con Draco! Él sabe qué hacer, por favor.
El centauro lo miró intensamente antes de suspirar, negando con la cabeza: —Llévalo, pero asegúrate de sólo hable con Jackson.
—¡Si, señor! —Theo hizo un saludo militar y jaló a su profesor; luego tendría tiempo de pensar en lo poco sangre pura/Slytherin que estaba siendo, cuando le importara más. Por ahora, solo necesitaba llevar a Snape con Draco, para que le ayudara.
Minutos después estaban en la habitación de la casa grande, donde Draco seguía sin despertar. Se veía angelical, dormido en una cama muy grande para él, con su cabello extendido alrededor de su cabeza como un halo platinado. Su piel se había puesto pálida y sus labios se habían tornado morados.
Parecía un cadáver muy guapo.
—¿Cuánto tiempo lleva así? —Preguntó Snape, sentándose en la cama junto al chico y tomándole la mano para comprobar el pulso.
—Cuatro días—respondió Theo, sentándose en la silla al lado de Will, que se había quedado dormido, probablemente luego de cantarle a Draco con la esperanza de despertarle.
—¿Sabes lo que ocurrió?
—Annabeth, otra chica, me contó que había habido una especie de explosión desde Draco, y que desde ese momento se había puesto raro— al joven le hubiera gustado tener más detalles, pero lastimosamente no había decidido acompañarlos en su misión: —también al parecer se sobre extenuó al transportarse un par de veces.
—¿Se apareció?
—No sé si funcione igual, no lo hemos investigado.
Snape sacó su varita y comenzó a murmurar cosas bajito mientras la movía sobre el pecho del rubio. Y Theo ahogó un sollozo al notar que Draco empezaba a respirar más profundo, y recuperaba un poco de color en las mejillas.
—Voy a necesitar a otro de los nuestros para ayudarle—dijo el pocionista al cabo de unos minutos: —Y un laboratorio de pociones.
—N-no tenemos un laboratorio, pero Draco y yo tenemos muchos materiales y seguro podemos pedirle a las ninfas que nos ayuden a conseguir plantas—se apresuró a decir Theo, a lo que el profesor asintió.
Con premura, abrió su mochila y la del rubio y comenzó a sacar un caldero, y varios tubos y frascos con ingredientes. No sabía que necesitaría el pelinegro mayor, así que sacó todo y se quedó a un lado observando como transfiguraba una mesa y procedía a empezar a preparar una poción.
—Necesito algo de manzanilla y enebro—dijo el hombre: —raíces y tallos, no hacen falta flores.
—¿Quién…? —Will acababa de despertarse y miraba al recién llegado con confusión.
—Vamos— Theo tomó la mano del hijo de Apolo para jalarlo y que lo acompañara: —Necesitamos raíces y tallos de manzanilla y enebro.
—¿Para qué?
—Para curar a Draco.
El rubio no pareció necesitar más razones y tomó la delantera para ir hacia los linderos del bosque a ver si las ninfas podían ayudarles.
🙟✦🙝
—Una obra de Luke Fildes— comentó el moreno entrando, mientras Severus revisaba otra vez el pulso de Draco y le administraba gotitas de una de las pociones que había logrado hacer para él. Esa debía ralentizar su flujo de magia lo suficiente para que el pocionista pudiese acelerar la curación del núcleo mágico sin que goteara demasiado.
—¿Sabe de realinear flujos? —preguntó el pocionista, en su lugar, mirando al hombre, que asintió y procedió a acercarse a Draco y poner su mano en el pecho del menor.
—El doctor, creo que se llama—continuó el señor Kane, con tranquilidad, mientras dibujaba signos con la mano libre. Draco ya se veía muchísimo mejor, y Severus podía tranquilizarse un poco.
—¿Qué se llama “el doctor”? —preguntó, vencido por la curiosidad, a lo que el otro mago sonrió.
—La obra de arte a la que me recordaste—replicó, sin un atisbo de vergüenza. De verdad que el pocionista tenía ganas de cruciarlo, pero primero necesitaba asegurarse de que su ahijado estuviera bien.
Decidió no dignificar el piropo con una respuesta, y en su lugar volver a la preparación de las dos pociones que le faltaban para asegurar que el chico se recuperara correctamente. Habían pasado años desde la última vez que tuvo que hacer esas pociones (para renovar el flujo mágico y para que el cuerpo no se sobrecargara) para uno de sus alumnos. La última vez, había sido para un chico que por poco se volvió un obscurus.
Esperaba que ese no fuera el caso de Draco.
—Profesor, profesor—entró Theodore llevando una canasta llena de ramas y raíces: —Traje lo que me pidió.
—Perfecto, corta las raíces y tallos de manzanilla y ponlos en esas tazas.
El pelinegro se puso manos a la obra, y Severus notó que tenía ojeras profundas bajo los ojos; le dolía ver a su estudiante así, pero le alegraba ver lo mucho que se querían ellos.
—¿Cómo está Draco? —preguntó el joven, luego de que Severus terminó de cortar la corteza de enebro y la agregó a la poción.
—Mejor—respondió Severus con tranquilidad: —Pronto despertará, gracias a ti.
El chico sonrió, bastante más animado y tranquilo.
—Theodore, haz guardia en la puerta, por favor—pidió Amos, lanzándole una mirada significativa al chico, que se apresuró a salir de la habitación, feliz de ser útil al parecer.
—¿Por qué lo mandaste afuera? —preguntó Severus, abriendo la boca de Draco con cuidado para darle un poco de la poción que acababa de terminar: —Pudimos simplemente sellar la puerta con magia.
—Ah, pero así no podría quedarme a solas contigo y apreciar lo que haces—replicó el moreno, sonriendo coqueto, mientras rozaba la mano del pocionista en un gesto que, de no ser por la sonrisa y las palabras, habría podido ser completamente accidental.
Severus dio un par de pasos hacia atrás: —Retírese.
—Me necesitas para ayudar a Draco; por más talentoso y magnifico que seas tú solo no podrías, Severus.
El pocionista chasqueó la lengua, molesto: —entonces manténgase concentrado en lo que estamos haciendo.
—No puedo evitar distraerme con la forma en la que te mueves—sin embargo, el hombre volvió su atención al rubio, que más que un cadáver, ahora sólo parecía dormir: —temo que tu ahijado necesita un pequeño empujoncito.
Severus se acercó a regañadientes y puso su mano a unos centímetros de la del otro, ganándose una sonrisa divertida, y concentrándose, envió un pequeño pulso de magia hacia el rubio.
—Auch—musitó el chico, aún sin abrir los ojos. ¿Ya estaba consciente? ¿Qué tanta magia podía generar el niño para haberse reestablecido tanto en tan pocos minutos?
—Buenos días, pequeño durmiente—saludó Kane divertido, haciendo que el chico abriera los ojos de golpe y se quejara por la luz.
  
  
—¿M-maestro Kane? —la voz del chico sonaba algo ronca y muy débil, pero Severus notó que su aura ya se veía estable. El rubio escudó los ojos con los brazos: —¿P-profesor Snape? ¿Qué…? ¿Dónde estoy?
—En la Cabaña Grande—respondió Kane con tranquilidad: —¿Qué hacías en Londres?
—Ser un idiota—musitó el rubio, incorporándose lentamente, antes de mirarlos con detenimiento. Su mirada se mantuvo en el pocionista: —¿Qué hace usted aquí? N-no que no me alegre verle, de verdad, de hecho me da tranquilidad, pero… No es un lugar muy…
—¿De magos? —ofreció Kane, sentándose en el sofá con expresión divertida: —Creo que vas a tener que explicarle a tu padrino qué has estado haciendo estos veranos, Draco.
🙟✦🙝
—¿Cómo es Draco? —preguntó Narcissa, haciendo que Percy saltara de sorpresa ante el ruido repentino luego de un par de horas de silencio. La Balsa se meció un poco pero se mantuvo en curso, surcando el mar con tranquilidad.
—Él… Uhm, es muy inteligente—respondió Percy, abrazándose las rodillas: —le encanta investigar y revisar cosas, y siempre tiene ideas muy locas pero divertidas. Le gusta mucho tener la razón y es horrible que siempre la tenga ¿sabe?
—¿Si?
—También es insufrible con sus coreanos y su música y sus series de magia; está muy obsesionado con eso ¿sabe?
—¿De verdad?
—Hubiera visto la felicidad que le dió ver el colegio; cuando me contó sobre el castillo y el viaje en lago su rostro se iluminó.
—¿Te contó eso también?
—Me cuenta casi todo lo que pasa con su día todas las noches.
—¿Cómo?
—Oh, con un mensaje iris, aunque a veces la conexión no es muy buena.
—No es de sorprenderse; luego recuérdame ayudarles a hacer espejos de ida-y-vuelta para que puedan comunicarse siempre así no tengan una fuente de agua.
Percy asintió agradecido: —Eso le gustaría a Draco; es bastante chismoso también, le gusta saber todo lo que ocurre en mi escuela muggle y con mamá.
Narcisa rió bajito: —Eso lo sacó de su padre, seguro.
—¿El señor Malfoy es chismoso?
—Parte de su trabajo como miembro del Wizengamot es ser chismoso.
—El Wizengamot… Ese es el parlamento mago ¿verdad? Draco dijo algo sobre estar en clases de etiqueta y política por eso.
El rostro de Narcissa se suavizó un poco más: —¿Mi niño está preparándose para el Wizengamot? ¿Ya tan rápido?
—Pues… tiene trece…—Percy se encogió de hombros; a él le parecía una edad muy pequeña para empezar con todo eso de la política, pero ¿qué sabía él?
La expresión de Narcissa se oscureció, y el pelinegro no podía culparla; debía estar pensando en todo el tiempo que no pasó con su hijo por estar “protegiéndolo”. El pelinegro se mordió el labio y comenzó a contarle a la mujer todo lo que recordaba haber hecho con Draco cuando eran pequeños; desde esa vez que trataron de buscar al conejo de pascua en Central Park hasta la vez que casi logran que Sally les aceptara el adoptar un gato sólo para descubrir que pertenecía a su vecino.
La rubia escuchaba con una sonrisa triste todas las historias, riéndose de sus ocurrencias en esa forma fina que denotaba su alcurnia. Cuando finalmente divisaron Long Island, la mujer parecía más contenta con su decisión de volver, y orgullosa de su muy particular hijo. Bien.
Percy esperaba que eso fuera suficiente para que Draco lo perdonase.
El pelinegro se había puesto muy inquieto, a medida que se acercaban al Campamento ¿Por qué no sentía a Draco? Aún si estaba molesto, normalmente no podía desaparecerse del todo. Al principio Percy creyó que era simplemente por la lejanía, pero ahora seguía sin sentirlo y empezó a tener pánico ¿Qué sería esa situación complicada que Hefesto había mencionado?
Percy notó que el campamento estaba vacío; no había nadie cerca al lago, ni las cabañas, ni en la zona de práctica. Pero había humo en el anfiteatro, demasiado temprano para que hubiera una hoguera para los s’mores. El pelinegro corrió hacia allá, seguido de la rubia.
Llegaron al anfiteatro apenas a tiempo para ver como Quirón le entregaba un par de mortajas a Annabeth, que parecía haber estado llorando, y se preparaban para quemarlas.
—Ellos… Fueron los amigos más valientes que he tenido— la chica extendió ambas mortajas sobre la hoguera; una verde con un tridente y una azul con un dragón. Y a Percy se le cayó el alma al suelo. Annabeth continuó la elegía: —Percy no siempre sabía que decir o hacer, pero siempre me hizo caso con los planes y por eso él…— la mirada gris de la rubia se cruzó con la verde mar del pelinegro: —¡¿él está aquí?!
Todos los campistas se voltearon sorprendidos a mirarlo, y el primero en acercársele fue Beckendorf que lo alzó triunfal sobre su cabeza: —¡Volviste!
Percy fue vitoreado por muchos campistas (a excepción de los hijos de Ares, que lo miraban como si les ofendiera que tuviera la osadía de no morirse), sin embargo, en ese momento no le importaba nada de eso; no veía a los amigos de Draco, pero la mortaja se quemaba alegremente en la hoguera.
—Nos alegra mucho que estés aquí—dijo Quirón, evidentemente aliviado de ver al pelinegro: —Sin embargo, he de preguntar…
—¿¡DÓNDE ESTABAS!? —Annabeth apartó a empellones a todos y prácticamente se le lanzó encima para abrazarlo con fuerza: — ¡DESAPARECISTE POR DOS SEMANAS!
—Y-yo estaba perdido—logró balbucear Percy, cuando Annabeth lo soltó para examinarlo y asegurarse que estuviera biee: —¿Dónde está Draco?
Annabeth se quedó quieta y lo miró, con rostro culpable, haciendo que Percy apretara los puños.
—Aquí atrás—dijo una voz , y Percy sintió los ojos llenársele de lágrimas. El rubio se veía como si acabase de volver de entre los muertos, mientras Theo y Lavender le ayudaban a caminar. Percy lo jaló, para abrazarlo, y jaló a Annabeth para que fuera parte del abrazo, lo cual confundió un poco al rubio: —¿Qué está pasando? ¿Quién se murió?
Percy rió bajito y le dio un beso en la frente, antes de terminar el abrazo: —Nosotros, al parecer.
—Ah…—Draco se miró a sí mismo y se tocó el pecho: —no me siento muy muerto, pero es válida la confusión.
—¿Draco? —Narcissa preguntó, y el rubio la miró un momento, confundido, antes de que se le llenaran los ojos de lágrimas y se lanzara a los brazos de la mujer.
—¡Mamá! —Draco se aferró a ella, escondiendo el rostro, mientras la mujer, sorprendida, le correspondía el abrazo con algo de nerviosismo.
—¿Cissy? — un hombre alto, de cabello lacio y con ropa negra había aparecido, y miraba a la rubia con sorpresa: —¿Cissy, eres tú?
—Hola, Sev—la mujer sonrió, mientras le acariciaba el cabello al chico que no la soltaba: —me alegra ver que cuidas bien de Draco.
El hombre desvió la mirada, musitando un “por supuesto”.
—Es un buen padrino—comentó Draco, bajito: —aunque podría ser mejor profesor.
El hombre rodó los ojos, y Percy quería acercarse a ellos, pero una mano lo detuvo. Annabeth lo miraba como si quisiera abrazarlo y matarlo al tiempo. Quirón parecía tener muchas preguntas, y lo miraba intensamente ¿Sabría que estuvo a punto de abandonarlos a todos y quedarse lejos?
—¿Dónde estuviste perdido? —exigió Annabeth, molesta: —Desapareciste dos semanas…
—Vamos a la Casa Grande a discutirlo—intervino Quirón, antes de decirle a los otros campistas que fueran a sus actividades. Mientras, Draco, Narcissa y sus amigos se iban hacia un lado, a hablar al parecer.
Percy se sentía perdido ¿Por qué no sentía a Draco todavía?
🙟✦🙝
Draco todavía se sentía muy mareado y débil, pero el calor de Narcissa lo hacía sentir muchísimo mejor. Lo que había entendido de lo que le había pasado era que su núcleo mágico se había sobrecargado y por eso había tenido una explosión de magia. Eso aunado a sus dos viajes vía vínculo, y que lo que sea que casi había matado a Percy le había pasado al menos la mitad de su dolor a través del vínculo, lo habían dejado en un estado deplorable.
Amos y Severus habían tratado de explicarle qué habían hecho para curarle y salvarle, pero la verdad era que Draco no tenía cabeza para entender nada más allá del hecho de que su padrino estaba preocupadísimo por él, y que su madre había regresado a su lado.
En ese momento, Severus se encontraba regañando a Theo y a Lala, mientras Anthony le daba un resumen de sus días a su padrino, y Draco y Narcissa estaban sentados en un rincón del campo de fresas, él frente a ella, mientras ella le peinaba el cabello.
—Tu novio es un chico muy dulce, Draco—comentó Narcissa, de la nada, peinándole el cabello a su hijo casi con adoración. Draco nunca se había sentido más querido que en ese momento.
—¿Mi novio? —Draco se había tensado un poco ¿De dónde conocía su mamá a Neville? ¿Cómo lo sabía? Seguro Percy había hablado de más.
—Fue muy insistente en traerme—replicó la rubia, haciendo que el chico entendiera y que sus mejillas de tiñeran de un rojo carmesí: —Se nota que te ama mucho.
—P-Percy no es mi novio— se apresuró Draco a negar, mirando de reojo a la Cabaña Grande en donde habían desaparecido Percy, Annabeth y Quirón hacía varios minutos, ya.
—¿No? Al verlos juntos creí…—Su mamá no tenía que elaborar; ya había recibido comentarios sobre lo cercanos que eran con Percy.
—N-no, a él le gusta Annabeth…—La verdad le dolía, porque el chico si le gustaba de esa forma, pero las cosas eran como eran: —A-además, aunque nos una la maldición de Patroclo, él solo me ve como su hermanito menor, dado que Sally nos crió juntos.
—¿Cómo un hermanito? —La mujer comenzó a trenzarle el cabello con cariño: —Curioso…
—No te sorprende la Maldición de Patroclo—Apuntó Draco, curioso.
—No, la notamos en el momento en que se encontraron—La voz de la rubia tenía cierto tono divertido en ella, como si hubiera una historia interesante detrás de ello.
—Oh —Draco no sabía si quería escucharla por el momento, en especial porque no estaba sintiendo a Percy, así que decidió cambiar el tema: —P-pero si estoy saliendo con un chico…De los nuestros…
—¿Oh?
Narcissa sonaba curiosa y en parte contenta, por lo que Draco balbuceó:—Su nombre es Neville…
—¿Longbottom? —preguntó Narcissa intrigada: —¿Y qué opina tu padre de eso?
—Él está bien con eso; fue el que me dijo qué tenía que hacer para cortejarlo y eso…
—¿Lo estás cortejando?
—Oh, pero no para casarnos ¿sabes? Más como… Por ahora nos gustamos y aparecemos juntos en las fiestas y eso.
Narcisa soltó una carcajada, escondiendo apenas su boca con la mano, como si lo hubiera pensado después: —Tu padre siempre tan correcto~ Así fue cuando nos comprometimos.
—¿Sí? —Draco estaba emocionado; escuchar cosas de cuando sus padres eran jóvenes siempre le parecía interesante: —¿Cómo fue?
—Oh, pues tu padre dijo que prefería primero conocernos, antes de formalizar el cortejo y eso; que quería que primero fuéramos amigos —Narcisa sonrió, con una expresión de ensoñación: —Claro que le dije que sí, no quería parecer muy desesperada ¿sabes? Pero en el momento en que lo vi, tan elegante y correcto, tan guapo, me dije “sí, él va a ser el amor de mi vida”.
—Que bonito—suspiró Draco con la misma ensoñación: —Me gustaría sentir algo así.
—Algún día, mi estrellita—susurró ella, con cariño, mientras le tejía flores en el pelo con cuidado: —Tu momento llegará.
—¿Cuándo fue que conociste a papá?
—Oh, yo ni siquiera había iniciado en Hogwarts.
—Pero ¿no eran muy jóvenes para comprometerse? —Draco hizo una mueca ¿Ni diez años tenía su mamá entonces?
—Lucius es un par de años mayor, pero entiendo tu angustia…—asintió la rubia, acomodándole una flor que se había movido: —En esa época, sus padres buscaban a alguien de alcurnia para su hijo, y mis padres querían ser más… cercanos a la gente como ellos.
—A los mortífagos, dirás—Draco se sintió un poco molesto al recordar las previas alianzas de su padre.
Narcisa suspiró: — madre estaba muy interesada en las ideas de Aquél-que-no-debe-ser-nombrado, y la idea de que uno de los más allegados a él ofreciera a su hijo para casarlo con una de sus hijas la tenía extasiada; claro que deberé agradecer a Andy por convencer a madre y a Lucius de escogerme a mi.
—¿Andy? —Draco no recordaba haber oído ese nombre antes.
—Mi hermana mayor, Andrómeda.
—Creí que tu hermana mayor era Bellatrix.
Las manos de Narcisa se detuvieron un momento, y Draco notó la tristeza en sus ojos a través del espejo: —Dos… Tengo dos hermanas; Bellatrix la mayor y Andrómeda la de en medio; madre desheredó a Andrómeda por rehusarse a casarse con Alphonse Greengrass y en su lugar casarse con un hijo de muggles… Ella tomó sus cosas y dejó la mansión y desde entonces no supe más de ella.
—Oh…—Draco hizo una mueca: —que estupidez; si él la hacía feliz ¿Cuál es el problema?
Draco no se esperó el fuerte abrazo que vino de su espalda; su madre lo aferró con fuerza, ocultando el rostro en su pelo: —Nunca cambies, mi estrellita.
Draco tomó las manos de su mamá y sonrió, sintiendo la calidez del abrazo: —No lo haré~
Narcisa se separó con lentitud, dándole un besito en la coronilla antes de seguir con su faena: —¿Hablaste con Bella entonces?
—No, está en prisión— el rubio hizo un puchero, seguro de que a su mamá no le gustaría esa información, pero que la agradecería de todas formas: —Igual que el primo Sirius.
—¿Siri? ¿En prisión? —Narcisa parecía sorprendida, y la mueca de Draco se volvió más agria ¿Acaso no merecían la prisión aquellos que hacían cosas malas? No todos podían salvarse con mentiras y tretas como su padre…
—Claro, donde tiene que estar—Draco dijo, con firmeza: —ahí deben estar los mortífagos ¿no crees?
Narcisa frunció el entrecejo: —Pero… Siri nunca fue un mortífago ¿Estás seguro de que está ahí por eso?
—Papá dijo que era porque había traicionado a los Potter y se los había entregado a quién-tú-sabes —Draco se encogió de hombros.
Su mamá negó con la cabeza, no muy convencida: —Sirius nunca traicionaría a los Potter; estoy segura… Sería como que tú traicionaras a los Jackson.
Draco frunció el entrecejo; él nunca traicionaría a los Jackson, por nada en el mundo.
🙟✦🙝
—¿Por qué no puedo sentirte? —Percy no supo porqué preguntó eso antes que cualquier otra cosa. Pero al ver al rubio consintiendo a la Señorita O’Leary, con el cabello trenzado lleno de flores y una expresión de cansancio infinito, lo único que suplió su mente fue eso.
—Casi morimos, Percy—dijo el otro chico en su lugar; no era una respuesta, ni una pregunta: —por la misma razón…
—¿La misma razón? —Percy no entendía bien de qué estaba hablando el rubio.
—Usamos demasiado nuestros poderes — Draco respondió con sencillez, volteando a mirarlo; sus ojos se veían extraños, casi como si alguien hubiese raspado el gris tormenta y revelado pedazos de oro debajo. Percy sintió un escalofrío al pensar en los únicos otros ojos dorados que había visto hasta el momento.
—Eso no explica porqué no puedo sentirte—insistió Percy, haciendo una mueca. El rubio le tomó la mano y Percy sintió levemente el cariño que venía del chico.
—Lo siento —se disculpó el rubio, haciendo un puchero: —Aún no me he recuperado lo suficiente para que el vínculo funcione normalmente.
—Tal vez si tomas ambrosía…
—No es esa parte de mi la que está mal— Draco negó, antes de mirar por encima del hombro de Percy y hacer una mueca.
—Podría haberles quitado la cabeza de un mordisco —Clarisse acababa de llegar, evidentemente cansada y molesta. La señorita O’Leary gruñó bajito al verla, a lo que Clarisse alzó su lanza: —Trató de matarme ayer cuando vine a entrenar.
—Tiene buen gusto —replicó Draco, mientras volvía a su tarea de consentir a la perra del inframundo. La Señorita O’Leary gruñó un poco cuando la hija de Ares de acercó, pero Draco la calmó murmurándole nimiedades y rascándole la quijada.
—Estúpida perra del inframundo—siseó Clarisse, enojada: —No va a evitar que entrene
—Escuché lo de Chris— Percy intervino, antes de que Draco pudiera decir algo que terminara en un baño de sangre y una perrita menos. El pelinegro miró a la hija de Ares con expresión de tristeza: —Lo siento.
Clarisse no dijo nada, y en su lugar marchó hacia el monigote más cercano y lo destrozó con ataques viciosos. Estaba muy pero muy enojada.
—Si, bueno —dijo arrancando su espada de lo que quedaba del monigote y avanzando hacia el siguiente: —A veces las cosas salen mal— cortó de un tajo una cabeza: —Los héroes salen heridos— le clavó la espada en el hombro al monigote: —Y ellos… Ellos mueren— abrió en canal al monigote: —y los monstruos siguen volviendo.
No era la primera vez que Percy lo pensaba, y probablemente no sería la última, sin embargo, le molestaba que Clarisse llamase a Chris un héroe, como si nunca hubiese cambiado de bando. De la misma forma que Annabeth a veces se refería a Luke. Era molesto; ellos habían tomado su decisión, les habían dado la espalda ¿Por qué ellas se aferraban tanto a ellos?
Percy, sin embargo, valoraba su vida lo suficiente como para no pelearle por eso en ese momento, y dijo: —Chris era valiente… Espero que salga de esta.
Clarisse lo fulminó con la mirada, ganándose una mirada de advertencia tanto de Draco como de la Señorita O’Leary.
La hija de Ares midió a Percy con la mirada: —Hazme un favor.
Percy asintió, algo confundido: —Claro
—Si encuentran a Dédalo, no confíen en él. No le pidan ayuda; sólo mátenlo.
—Clarisse…
—Porque cualquier persona que pueda hacer algo como el Laberinto, Percy. Es malvada, completamente malvada.
Percy no supo que responderle, y la hija de Ares guardó su espada antes de darse la vuelta para irse. Pero no se fue sin antes decir: —Se acabó el entrenamiento; ahora es real.
—Tiene razón ¿sabes? —comentó Draco, tras unos minutos de silencio. A lo que Percy lo miró confundido.
—¿De que Dédalo es malvado?
—No eso no; cualquier invento puede usarse para el bien o el mal, y un lugar es sólo tan malo como quienes lo han usado—Draco negó con la cabeza: —Tiene razón de que el entrenamiento acabó, Percy; de ahora en adelante será una lucha seria tras otra.
—¿No crees que Dédalo sea malvado?
—Creo que todos nosotros tenemos la posibilidad de tomar buenas y malas decisiones; hacer mucho bien y hacer mucho mal…
—Pero hay personas malvadas—Percy le retó: —Como Luke.
La expresión de Draco se ensombreció, pero el rubio no dijo nada más. Sólo se sentó sobre sus pies frente a la la enorme perrita y siguió consintiéndola.
🙟✦🙝
—Draco tengo que decirte algo— Percy hizo una mueca al verlo en la parte de arriba de la Colina Mestiza, junto a su mamá, su padrino, su mentor y sus amigos. Cerca de ellos estaban Annabeth y Argos, que esperaban al pelinegro. La rubia ya le había hecho drama por casi morirse, y ahora estaba nerviosa de que se lo fueran a llevar por tratamiento.
—Percy, me encantaría acompañarlos con lo de la otra chica y todo lo que quieras—Draco negó con la cabeza, mientras caminaban hacia la van.
La rubia miró a Percy inquieta y musitó: —Nico volvió al Laberinto.
Draco se detuvo antes de subirse a la van, mirando a Theo, Anthony y Lavender fijamente antes de suspirar: —Parece que le gusta mucho ese lugar ¿eh?
—Creo que Luke lo capturó—Percy añadió, a lo que el rubio volteó a mirarlo ceñudo. El pelinegro procedió a explicar su sueño, en el que el hijo de Hermes había estado hablando de sus planes para tomar el Laberinto, y de cómo habían encontrado un semidiós vagando solo por el Laberinto.
—No—dijo Severus con firmeza, apenas Percy terminó de hablar. Estaba sentado al lado de Amos (no por voluntad propia, y pese a su incomodidad, si la forma en la que se pegaba a la puerta para dejar unos centímetros entre él y el moreno era algo de lo que guiarse) y miraba a Draco con intensidad: —No vas a ir tras él, Draco; no puedes, aún estás muy débil y debemos tratarte.
Draco miró a su padrino y abrió la boca para protestar, pero Annabeth puso una de sus manos sobre las de él: —Escucha a tu padrino, Draco, por favor… Tienes que recuperarte primero.
—Pero, Annie—protestó el rubio, a lo que la chica negó con la cabeza.
—Nosotros podemos—insistió Annabeth, señalando a Percy: —vamos a encontrar a la chica esa que ve más allá de la Niebla y encontraremos a Dédalo.
Draco sintió su corazón hundirse: —Pero y si necesitan ayuda?
—Lo sabrás—Annabeth respondió, poniendo su otra mano en el pecho de Draco: —Y vendrás por nosotros; así sabré que nuestra misión no va a fallar.
Draco sintió sus ojos aguarse ¿Annabeth le estaba diciendo lo que él creí que le estaba diciendo? ¿“Recupérate y sé nuestro apoyo”? Una mirada a los ojos grises de la chica le dijo que si; ella confiaba en que Draco los encontraría, donde fuera, y los ayudaría de ser necesario.
—Trataré de recuperarme pronto—prometió Draco, tomando las manos de la chica y dándoles un suave besito en los nudillos: —Y si les llegan a hacer algo, me encargaré de que sufran lo que no está escrito; nadie lastima a los míos sin pagar el precio .
Annabeth sonrió cálidamente y asintió: —Sabía que podía contar contigo.
El rubio le sonrió antes de mirar a Percy: —Más te vale que recuperes a Nico y que vuelvan para tu cumpleaños.
—Capitán, si, mi capitán—el pelinegro hizo un saludo militar, antes de tomarle la mano: —más te vale estar mejor para mi cumpleaños.
—Tengo a todos estos cuidándome—Draco señaló con la cabeza a los magos de la van: —estaré bien; tú no le vayas a dar más problemas a Annie y cuídate mucho.
—Por supuesto.
🙟✦🙝
—Les dije que estabas bien—dijo Sally apenas Percy abrió la puerta y ella pudo atraparlo en un abrazo de oso; sonaba como si acabaran de quitarle el peso del mundo de encima.
—Perdón por preocuparte—musitó Percy, escondiendo el rostro en el abrazo: —Y por desaparecer por dos semanas.
—Lo importante es que estás bien y aquí—respondió Sally, acariciándole el cabello con dulzura y dándole un besito en la coronilla: —Que ambos estén bien.
—Hola—Draco acababa de entrar, tras Annabeth, con expresión de culpable. Sally lo jaló al abrazo y pronto ambos estaban siendo casi sofocados por la mujer, que se notaba muy aliviada.
—Mis niños, de verdad que no puedo con ustedes—suspiró ella, riendo, antes de soltarlos y abrazar a Annabeth. Detrás de Draco venían sus tres amigos, y detrás los dos hombres que insistían en que eran profesores de Draco. Narcissa parecía venir de últimas.
—Vengan, entren todos, por favor— pidió Sally, con una sonrisa: —cuéntenme que ha pasado mientras se comen unas galletas.
—¡Si! ¡Galletas Jackson! —dijo Theo alzando los puños en señal de victoria, haciendo que Sally soltara una carcajada. Entonces la vio.
Sus miradas se cruzaron un momento y ambas mujeres se quedaron congeladas. La primera en hacer algo fue Narcisa, que hizo una pequeña venia.
—Señorita Jackson, yo-
Pero lo que fuera a decir fue interrumpido por la madre de Percy, que corrió hacia ella y la abrazó con fuerza, casi levantándola del suelo: —¡Cissy! ¡Que alegría que estés bien!
Narcisa se quedó quieta un momento, antes de derretirse en el abrazo (Percy no podía culparla, los abrazos de su mamá eran los mejores) y suspirar: —Sally, perdóname por haber desaparecido.
—Tonterías—Sally negó con la cabeza, sus ojos llenos de lágrimas: —Vamos por galletas y apenas los niños terminen de contarnos sus peripecias, debes contarme dónde estuviste y cómo volviste.
Narcisa asintió, sus ojos húmedos pero una sonrisa brillante en sus labios. Su sonrisa parecía iluminar la habitación del mismo modo que la de Draco.
Percy, Annabeth y Draco procedieron a contar toda la aventura en el Laberinto (O la mayoría, dado que Percy no quería ahondar mucho en lo que pasó con Calypso y Draco era particularmente esquivo con su par de perdidas en el Laberinto) bajo la intensa mirada de los otros tres chicos, y cuatro adultos, uno de los cuales parecía a punto de tener un aneurisma.
Al llegar a la parte de Gerión, Sally suspiró algo de que era increíble que no pudiera hacerlo limpiar su cuarto pero que si pudiera limpiar unas cuadras gigantes sin problemas, a lo que los otros rieron profusamente, en especial Annabeth, lo cual alegró mucho a Percy.
Al hablar de la separación, Percy evitó decir que habían tenido una pelea (porque además todavía no la entendía bien), y pasó a hablar rápidamente de lo ocurrido con Hefesto y la forja; de cómo habían vencido a los lestrigones que querían tomar la fosa por la fuerza y como por accidente el pelinegro había hecho erupcionar el Monte Santa Helena.
Sally, aunque preocupada, no parecía muy sorprendida por lo que acababan de contarle, claro que después de todo lo que había pasado en años anteriores, y lo que le pasaba a Draco en su escuela, ya era difícil que algo la sorprendiera realmente.
—Así qué—dijo ella con suavidad, cuando hubieron terminado de contar la historia: —destruyeron Alcatráz, hiciste que el Monte Santa Helena explotara, desplazaron medio millón de personas… Pero al menos están bien.
—Más o menos, si—Percy asintió, junto con Draco y Annabeth. Sally suspiró antes de inclinarse para revolverles el cabello a ambos.
—Ojalá Paul estuviera aquí—Sally suspiró, casi para si misma.
—¿Qué le dijiste a Paul?
—No supe qué decirle, pero él sabe que eres diferente y está dispuesto a aceptar que no eres un chico malo—Sally se encogió de hombros antes de decir: —Por ahora está tratando de convencer a los directivos que el fuego no fue culpa tuya, pero la huida no te deja en buena luz.
Annabeth y Draco eran los únicos simpatéticos del grupo, dado que los otros estaban muy tranquilos con su academia rara de magia al otro lado del mundo y nunca habían tenido problemas en ella del tamaño de los que un mestizo normal tenía. Percy sintió un poco de envidia.
—Hablaré con Paul cuando esto termine—Percy le prometió a su mamá: —Le diremos todo.
—¿Todo? —Draco se tensó un poco.
—Todo lo mío al menos—Percy le sonrió tranquilizador a Draco: —Creo que aún no es momento de soltarle lo tuyo.
—Vale—Draco asintió más tranquilo, ignorando la mirada curiosa de Annabeth: —¿Y entonces? ¿Cuál es el plan?
—Draco va a volver a casa para recuperarse—explicó Annabeth, y luego miró a Percy intensamente: —Y Percy parece tener un plan.
Percy contó lo que sabía de Rachel Elizabeth Dare y de cómo, si era una mortal que podía ver a través de la niebla, podría guiarlos. El pelinegro quería decirle a Draco que lo acompañara, que fueran juntos para evitar que Annabeth (que parecía bastante molesta por alguna razón) tratara de matar a Rachel. Sin embargo, Draco se veía bastante mal, y (según el profesor Snape) necesitaba estar en un sitio más lleno de magia para poder recuperarse correctamente.
—Vas a lograrlo—musitó Draco de repente, entrelazando sus dedos con los del pelinegro y dedidándole una sonrisa tranquila (se veía tan cansado): —Y si necesitas ayuda, en cualquier momento, sabes que estaré ahí en un parpadeo.
—Preferiría que evitaras hacer cosas de forma tan descuidada—intervino el profesor, ceñudo: —Después de todo por eso tienes que reposar.
Draco hizo un puchero, pero le guiñó un ojo a Percy, quien le sonrió apretándole la mano.
Que suerte tener a Draco como su amigo, de verdad.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer, dejar comentarios y kudos <3
Chapter 55: Secretos y Revelaciones, si, como el álbum.
Summary:
Draco aprende muchas cosas y oculta otras más...
Notes:
Este capítulo que les traigo espero que les guste, hay más pistas, más info y un tris más de estrés para mi pobre Draco.
Yo lo amo.
Muchas gracias a mis betas Gabs, por compartir mi media neurona, a Satanás por ponerme en estas, y a Anto por emocionarse conmigo por Taz <3
Muchas gracias a todos ustedes por leer y dejar comentarios~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
53. Secretos y Revelaciones, si, como el álbum.
—Traté de abrirla una vez—dijo Rachel, una vez los llevó a la sala de lavado del Marriott (después de quitarse toda la parafernalia dorada que llevaba), señalando la puerta de metal que tenía la marca de Dédalo: —Por curiosidad, pero está cerrada por el óxido.
Annabeth miró la delta con intensidad, y sonrió de lado, porque al menos esta vez tenía la respuesta: — No, es sólo que necesita el toque de un mestizo.
La rubia sonrió al poner su mano en la puerta, pues el símbolo brilló azul y la puerta se abrió, dejando ver una escalera que se hundía en la oscuridad. La chica, Rachel, se veía calmada, pero Annabeth sabía que estaba tratando de ser cool; había cierta aprehensión en sus ojos, y miraba de reojo a Percy cada que el chico no la miraba.
Genial, ahora tenía otra rival. ¿No era suficiente con Draco? La idea del rubio le daba a Annabeth sentimientos encontrados; todo alrededor del chico era peligroso y misterioso, pero el chico había arriesgado su vida (Luego de negarse a intervenir por miedo a que murieran por su culpa) para ir a salvarla, para desaparecer en el aire. Thalía no le había dicho qué había pasado luego de eso, sólo que ahora le caía mejor Draco.
¿Cómo podía ser tan fastidioso pero ser tan bueno ganándose gente? Irritante.
Seguro se habría hecho amigo de la Rachel esa. No. Annabeth no iba a permitir que se encontraran.
Rachel se acomodó la coleta del cabello rojizo rizado y miró a los dos mestizos, haciendo un gesto hacia la puerta: —Después de ustedes.
—Tú eres la guía—respondió Annabeth, en una imitación del tono “respetuoso” pero sardónico de Draco: —Así que debes liderar.
La chica la miró un momento antes de empezar a bajas las escaleras; Annabeth sacó su linterna y notó que Percy había girado su anillo nuevo, pero no sacó ninguna linterna*. En el túnel, Rachel emitió un quejido de sorpresa al ver el enorme esqueleto de un cíclope (adulto, afortunada o desafortunadamente) mirándolos, suspendido en una X sobre la entrada.
—Es muy viejo, no es nadie que conozcamos—la rubia se apresuró a suplir, mirando de reojo a Percy que se había quedado mirando la cuenca del ojo con ansiedad.
Rachel los miró algo menos envalentonada: —¿Tienen un amigo cíclope?
—Tyson—Percy replicó, desviando la mirada: —Mi medio hermano.
—¿ Medio hermano ? —Rachel hizo una mueca, su voz un hilito.
—Con suerte los encontraremos él y a Grover, un sátiro, aquí.
—Oh…—Rachel ya no parecía muy convencida pero no era como si hubiera marcha atrás. Tenían que encontrar a Dédalo y convencerlo. O acabar con él.
Annabeth recordó como Clarisse se le había acercado y le había dado una daga de bronce de despedida, con un simple “cuando lo encuentres, mátalo”.
Al llegar a la primera encrucijada con Rachel, Annabeth sintió ganas de empujarla a la “supuesta trampa” que la chica veía por el camino que la rubia había señalado como el más probable. Que Percy le creyera y decidiera seguirla por el camino de la mitad, sólo la puso más molesta.
Débil, en la parte de atrás de su cabeza, una voz que sonaba sospechosamente como la de Draco, le dijo: —Déjalo, es pendejo.
No pudo evitar sonreír de lado, al sentir levemente la calidez del rubio. Al menos, se estaba sintiendo mejor.
Ahora, necesitaba conseguir más información sobre la chica, para poder compartirla con el rubio apenas tuviera la oportunidad. Porque algo muy dentro de sí le decía que el rubio no iba a intentar nada con Percy, aún si el pelinegro tenía sentimientos (que no entendía, a juzgar por su actitud) hacia él.
Su par de pendejos.
🙟✦🙝
—¿Estás bien? —preguntó Theo, con su rostro iluminándose en cuanto Draco entró a la Sala de Dibujo. Él, Anthony y Lavender estaban esperándolo, jugando ajedrez.
—Si—Draco hizo una mueca, al notar la aprehensión de sus tres amigos: —Estoy bien desde hace rato ¿saben? Dejen de niñearme.
—Pues si no te hubieras casi muerto por tener una explosión de magia—Anthony empezó, pero Theo le puso la mano en la boca para callarlo.
—Tenemos que hablar—Theo interrumpió, muy serio: —No le he dicho nada a los demás, pero creo que sería bueno que…
—¿Qué les vas a decir? —Draco intermpió, algo nervioso, a lo que Theo tocó con suavidad el dragón de cerámica en su cuello. Oh. Oh… Oh no. Draco se mordió el labio antes de sentarse junto a ellos. Theo y Anthony eran los que estaban jugando, y al parecer era una batalla reñida, si las muchas piezas tiradas a un lado eran algo por lo que guiarse. Draco respiró profundamente; sus amigos eran muy listos, y podrían ayudarle a pesar en una solución. ¿No? Que Severus, Amos y su mamá no tuvieran una respuesta, no significaba que no había una ¿Verdad? Sólo significaba que aún no la habían encontrado. El rubio asintió, y el pelinegro se relajó un poco.
Theo miró el tablero y le indicó a una pieza que se moviera antes de decir:—El núcleo de Draco tiene una capacidad extraña de resonar con otros.
—¿Cómo que de resonar? —Anthony preguntó, mirando entre ambos chicos con confusión y algo de aprehension: —Los núcleos mágicos sólo resuenan con artefactos creados por la misma magia de su dueño o por cosas creadas por la magia de su familia.
—Ya ven que Draco y Percy, y Annabeth, comparten vínculos ¿si? —Theo comentó tranquilamente, quitándose el collar y jugueteando con el dragóncito de cerámica: —Pues, como la magia de almas está prohibida, decidimos experimentar con algo más… Legal .
La castaña, que había extendido su mano hacia el collar, retrajo la mano y miró entre ambos con sospecha: —¿Qué hicieron?
—Un vínculo mágico—Draco sacó su collar con la serpiente, respondiendo algo seco: —La base fue ayudarnos cuando hiciera falta.
—¿¡Están locos!? —Anthony saltó, aireado, casi tumbando el tablero de ajedrez: —¡Que irresponsables! ¡Un vínculo mágico de ese estilo debe tener reglas firmes, no laxas! ¿Ayudar hasta qué punto? ¡Podrían morir porque su magia está ayudando al otro!
—Ya lo vimos—Theo replicó, mordaz, y Draco supo que le molestaba que el otro chico supiera más que él de algún tipo de magia: —Y descubrimos que se pueden ir retocando sobre la marcha; no es fácil, pero mientras estemos de acuerdo…
—¡Debieron haber revisado las cosas y hacerlas bien desde un principio! —siseó Anthony, golpeando la mesa con las manos: —¡La magia no es un juguete, Nott! ¡Es una energía peligrosa y poderosa, y en manos equivocadas muy dañina! ¡No es para que hagas experimentos tontos y finjas demencia! ¡Es una fuerza a la que respetar!
—¡No tenemos tiempo para leer todas las reglas, Goldstein!—Siseó Theo, a su vez, sus ojos con un leve halo rojizo que los hacía parecer carbones encendidos:—¡El Núcleo de Draco resuena con la fuente de magia más cercana; se alimenta de ella y crece con ella.
Anthony negó con la cabeza:—Eso es…
—¿Vas a decir que es imposible?—le interrumpió Theo, crispando su mano sobre la mesa, que empezaba a oler a quemado:—Claro, como no has leído tan lejos no sabes lo que es o no posible. Te riges por las palabras de unos ancianos que quieren mantenerte dócil, un currículum que a duras penas te hace esforzarte— La voz de Theo sonaba casi distorsionada de la rabia: — ¿Qué vio el Sombrero para ponerte en Ravenclaw?— Entonces resopló y soltó un suspiro exagerado, llevándose las manos al cabello para echárselo hacia atrás:—No sabes lo mucho que me alegra haberle rogado al Sombrero que no me dejara en su casa de cerebritos, sois todos unos mediocre-
El sonido de la cachetada hizo saltar a Draco y a Lavender en sus lugares. Mientras que Theo se quedó quieto, con el rostro volteado hacia un lado, y la mirada perdida. En la mesa, había una marca de quemadura con la forma de una mano.
—Me alegra que hubieras rogado como el rastrero que eres por irte al nido de víboras—siseó Anthony, recogiendo con un movimiento de su varita su juego de ajedrez y sus libros, poniéndolos en su mochila:—Ser precavido no es ser mediocre, y evitar que otros comentan los mismos errores que llevaron a mi madre a pudrirse en el Ala Janus Thickey de San Mungo no me hace dócil. Piensa mejor lo que haces la próxima vez.
Y con eso Anthony hizo el amague de marcharse, pero Theo fue más rápido y lo tomó del brazo, retorciéndoselo y lanzándolo contra el piso. En un segundo, Theo tenía sujeta la mano de la varita del Ravenclaw sobre su cabeza, y su daga presionada en su cuello.
—Ah si—la voz de Theo ahora era empalagosa:—tu dulce madre, encerrada en el Ala Janus Thickey, porque la curiosidad no mató al gato, no. El gato no pudo soportar la verdad de lo que encontró ¿no es así?—El pelinegro soltó una carcajada cruel:—Las verdades que puedo decirte sobre tu no tan santa madre, y la verdadera razón por la que la mandaron a ese lugar los Inefables con los que trabajaba. Ah…—Theo presionó la daga contra el cuello del castaño, haciendo que un hilito de sangre brotara:—Pero prefiero que te comas las pocas neuronas que te quedan pensando que la muy perra se enloqueció a si misma.
Lo siguiente que vino de Anthony fue un chillido desgarrador, antes de que Draco (Que se había acercado y amenazaba a su mejor amigo con la lanza, tratando de alejarlo del castaño), empujara a Theo hacia atrás y el pelinegro dócilmente soltara al Ravenclaw y dejara caer la daga, al rojo vivo, al suelo.
—Lárgate, Goldstein—dijo Theo, con un tono oscuro y cruel:—Y ten encuenta que la próxima vez que me levantes la mano, no tendrás una bonita cicatriz, porque tu estúpido rostro quedará irreconocible.
Anthony se levantó y se tocó el punto donde la daga le había quemado, antes de mirar el rojo en su muñeca y maldecir bajito en otro idioma. Sin siquiera mirar a Draco y a Lavender, se dio media vuelta y se marchó.
—Theo…—Draco llamó bajito.
—No te pongas de su lado—lo interrumpió el pelinegro.
—No iba a hacerlo—Draco negó con la cabeza:—ustedes deben poder arreglar sus diferencias por su cuenta.
—Pero…—Lavender hizo un puchero:—¡Casi lo mata!
—Nah—Theo negó con la cabeza:—no vale la pena—el suspiró que siguió sonaba demasiado cansado para un muchacho de 13 años:—¿Qué ibas a decir, Draco?
—¿Qué es el Ala Janus Thickey?—El rubio preguntó, curioso.
—Originalmente era el área para botar a los Inefables que se lastimaban cumpliendo sus obligaciones—El pelinegro explicó, haciendo una mueca:—Una buena parte de mi familia ha pasado por ella; unos más tiempo que otros.
—No sabía que hubo inefables en tu familia—Lavender ladeó la cabeza, aceptando el cambio de tema, aún cuando (a juzgar por su expresión) no parecía contenta con ello.
—Me enteré cuando le comenté a Padre sobre esa posible carrera; estaba aterrado con la posibilidad de que terminara como su tío.
—¿Qué le pasó?— Draco preguntó, asumiendo que iba a ser algo trágico.
—La versión oficial es que fue torturado, pero…—Theo miró de reojo a la puerta, antes de bajar la voz:— Según su diario, parecía estar tratando de investigar sobre las maldiciones imperdonables y terminó creando una explosión de magia negra que lo lastimó severamente y destrozó su mente y núcleo.
—Oh…—el rubio se mordió el labio; la magia negra sonaba cada vez peor ¿Por qué alguien querría usarla?
—Ósea que Tony tiene razón; lo que haces es peligroso—Lavender no parecía querer soltar el tema de la discusión de los dos nerds del grupo. Una Gryffindor con un hueso, sin lugar a dudas.
—¡Claro que es peligroso! ¡Conozco los riesgos!—replicó el pelinegro airado:— ¿Crees que haría algo tan estúpido sin tener un seguro? ¿Crees que me quedo cerca de la enfermería en el campamento porque me encanta pasar tiempo con el rayito de sol? ¿O crees que mantengo a Draco donde pueda verlo el resto del tiempo porque no confíe en él? No soy idiota, Lavender, y es hora de que dejen de creer que lo soy.
—Nadie dijo que fueras idiota, Theo—Draco trató de apaciguarle.
—Por favor—su amigo rodó los ojos, escéptico:— ¡Goldstein prácticamente lo gritó!
—Seguro sólo está preocupado; no entiende que tomas todas las precauciones y nunca procedes con un experimento sin tener al menos un plan b y c listos por si algo sale mal.
—De cualquier forma… No quería hablar solo de la resonancia de tu magia ¿o sí?—Theo cambió de tema abruptamente, mirando a Draco con intensidad:—Parecías estar buscando por donde empezar a decirnos algo muy grave.
Draco se mordió el labio y desvió la mirada:—Es que… Madre me explicó porqué los hijos entre panteones están prohibidos.
Esto llamó la atención de los dos mestizos, aunque ellos estaban a salvo de lo que le afligía.
—Resulta que los núcleos mágicos crecen al usarlos ¿verdad? —el rubio comenzó, y sus dos amigos asintieron, claro, ellos estaban acostumbrados a todo lo que tenía que ver con magia, ellos si sabían:—Pues en los mestizos es algo muy parecido, sólo que viene de su sangre, no de un núcleo, porque ellos no tienen.
—Entonces los mestizos magos tenemos el núcleo y los poderes—arguyó Lavender, asintiendo levemente:—a los dioses no les debe gustar mucho que podamos ser tan poderosos.
—Si, eso también—Draco asintió a regañadientes, antes de desviar la mirada hacia un lado.
—¿A qué te refieres con “también”?
—A que si… Digamos los poderes son de un dios de la magia, lo que pasa simplemente es que se nivelan y se alimentan mutuamente, dando lugar a magos o mestizos más fuertes…
—Pero si son de otro?
—. . .
—¿Draco?
—Al parecer empiezan a luchar por dominancia dentro de la persona, volviéndose inestables y sobrepasando lo que el cuerpo mortal humanamente puede soportar.
—Así que la explosión…
—… Fue mi inestable núcleo liberando magia reprimida.
Lavender hizo una mueca:—normalmente, con núcleos inestables lo que sea hace es fortalecerlos con el uso, hace que sea menos probable que tengan magia reprimida y por tanto, en caso de emociones fuertes no causan una explosión.
—Ya, pero eso es si crecen al ritmo normal de una persona que está aprendiendo magia—apuntó Theo, categórico, yendo hacia la mesa donde estaba su mochila para buscar alguno de sus libros de magia:—el núcleo de Draco va creciendo aceleradamente por culpa de sus poderes.
—Que no sé si he usado—Draco comentó a lo que Theo negó con la cabeza.
—Con el idiota hemos llegado a la conclusión de que no es que tengas el Don, es que tu padre, sea quien sea, debe tener algo que ver con el Destino, profecías o desastres.
—¿Tienes que decirle idiota?
—Supéralo, Lavender, no tiene que ver contigo.
—¡Pero…!
—Déjalo ser, Brown, porfa
—Va, pero no me parece
Draco se restregó la cara con desazón:—¿Entonces? ¿El donante es un ave de mal agüero?
—Básicamente.
—Genial ¿Y qué hacemos?
—¿Qué dijo tu madre?
—Prácticamente tengo que lograr que un dios quiera tenerme como su sirviente personal para que hagan sus cosas de dioses para que mi cuerpo resista, o atenerme a morir joven.
Theo y Lavender se miraron y luego miraron a Draco con una expresión difícil de leer:—¿Estás seguro? D-debe haber otra forma de arreglarlo.
—Es eso o hacer un trato con la muerte al parecer, aunque ella dijo que no me preocupase por eso.
—¿Y el donante no puede hacer nada?
—Madre fue muy insistente al decir que 1. No podía hablar de la identidad del donante y que 2. Él había sido muy categórico al decir que no quería nada que ver conmigo que para él, yo no era nada suyo.
Lavender hizo un puchero y abrazó a Draco, mientras Theo desvió la mirada incómodo. La chica lo sostuvo con fuerza, asegurándole que el donante probablemente era un inepto que no merecía si quiera ser llamado donante y que seguro se iba a arrepentir de tratarle así. Draco no devolvió el abrazo, preguntándose qué tan hipócritas podían llegar a ser los Gryffindor.
—Me imagino que el dios con el que hagas el trato debe ser griego—musitó Theo bajito, parecía estar pensando algo.
—¿A qué te refieres?
—No, nada, pensando en voz alta—Theo negó con la cabeza:—Creo que por ahora deberíamos enfocarnos en hacer que tu cuerpo resista tu magia, luego podemos pensar en cómo convencer a Hades de que te apoye.
—¿A Hades?—Lavender preguntó, intrigada. Soltando a Draco al darse cuenta de que el chicos había tensado y no le había devuelto el abrazo.
Theo tomó la mano de Draco, señalando la pequeña marca que restaba (Hades había quitado una cuando le había dicho que iban a adoptar a Nico):—al momento es el único que parece confiar en Draco lo suficiente como para poner el destino de sus hijos en sus manos.
—Bueno, si, así parece—Lavender asintió un poco menos angustiada:—Osea que hay esperanza por ese lado.
Draco le sonrió a su amigo y a la otra mestiza, contento de haberles dicho las cosas; al menos ahora tenía un plan ¿no?
No quiso pensar en los miles de huecos en los planes, tan solo se quedó con la pequeña esperanza de que, entre lo que fuera que su madre estuviera haciendo, y lo que sus amigos hacían, podría vivir más allá de sus 16 años.
Una voz en la parte de atrás de su cabeza, que no sonaba como nadie en particular, le dijo que estaba muy joven para preocuparse por la muerte en general.
🙟✦🙝
Annabeth volteó a mirar a Luke como pidiéndole clemencia en nombre de Percy, pero la rubia sabía muy en el fondo que no iba a surtir efecto. Luke no tenía el más minimo interés en ayudar a Percy de ninguna manera; si algo, lo detestaba mucho por haber frustrado sus planes en más de una ocasión.
Además, estaban las zapatillas aladas con las que Draco había vuelto: Annabeth sabía que ambos rubios se habían llevado bien, y tenían ideas parecidas. Lo único que evitaba que Draco se uniera a Luke era Percy.
Aunque Annabeth dudaba que Draco se uniera a Luke luego de que el mayor dejara morir a Percy en manos de Anteus. Porque eso era lo que parecía que iba a ocurrir.
La rubia miró a Luke otra vez y notó su expresión, seria y ligeramente divertida ante la pelea que Percy había escogido con el gigante hijo de Gaia y Poseidón. ¿Por qué, Luke? ¿Porqué los había traicionado así? ¿Porqué no se rendía y volvía al campamento? Annabeth lo recibiría de vuelta.
Muchos campistas lo recibirían de vuelta.
— No realmente, Annie —la voz de Draco resonó en su cabeza:— No todos aceptarían a alguien que traicionara su confianza.
¿Cómo era posible que escuchara la voz de Draco en su cabeza?
— Es por el vínculo, sentí a Percy estresado y estoy tomando prestados tus ojos para ver si hace falta ayuda
Annabeth quería creer que podían solucionarlo sin poner la vida del rubio en peligro otra vez.
— Bueno, fé les tengo, bastante… Ven ¿puedes acercarte a Luke? Tengo un mensaje para él.
La rubia frunció el entrecejo ¿Iba a traicionarlos usándola? Que falto de mística y ética.
— No, no los voy a traicionar pero… Annie, confía en mi ¿si? Podemos inclinar la balanza a favor de Percy, sólo trata de acercarte a Luke y míralo mucho, como si no te importara lo que Percy hace .
¿No sería eso contraproducente?
— Annie, no me gusta meterme en las relaciones de otros, pero como esto es de vida o muerte te lo voy a decir; a Percy le gustas y le da muchísimos celos que hables de Luke o lo defiendas.
¿Le gustaba a Percy? ¿De verdad? Eso era…
— Annie, concéntrate. Si Percy cree que al ganar va a lograr convencerte de que te quedes con él, va a esforzarse más, y con lo fuerte que es, podría ganar.
Ajá ¿Y qué iba a hacer ella para convencerlo? No podía gritarle para decirle eso.
— Annie, déjamelo a mi, tú sólo hazme caso… ¿A menos de que tengas una mejor idea?
Annabeth suspiró, no tenía una mejor idea, así que (contra todos sus instintos) volteó a mirar a Luke, tratando de moverse hacia él, mirándolo con lo que esperaba pareciera una mirada suplicante y/o esperanzada.
En la arena, la pelea parecía haberse detenido por un momento y luego llenado de fiereza, pero Annabeth no volteó a mirar. Sólo miraba a Luke, cuay expresión pasó de triunfo a molestia.
—¡Libéralo!—siseó Luke, y Annabeth sintió el alivio llenarla:—¡Es nuestro anfitrión!
—Oh, tranqui, ya lo libero—siseó a su vez Percy, y Annabeth volteó a mirar para ver cómo Percy clavaba su espada en el vientre del gigante, que parecía estar suspendido del techo. ¡Brillante! Annabeth le sonrió a Percy, que parecía brillar de orgullo al notar la mirada de la chica sobre él.
—¡Debí matarte hace años!—gritó Luke, iracundo, pero Annabeth ya no le prestaba atención.
—Lo intentaste—replicó Percy, con una sonrisa de superioridad que haría que Draco se sintiera orgulloso.
— Cómo crece de rápido— Draco comentó en la mente de Annabeth, orgulloso:— Ahora, Annie, prepárate, Percy va a hacer algo estúpido.
¿Y no lo hacía siempre? Pero así de sesos de alga lo querían.
🙟✦🙝
Draco se dejó caer, exhausto en el pasto en el jardín de la mansión; entrenar mientras usaba magia era muy agotador, pero era algo que debía hacer.
Con un gesto de la muñeca paró los monigotes de práctica y suspiró profundamente, deseando que Dobby estuviera por ahí para darle alguno de los maravillosos refrescos que el elfo hacía. No sabía bien porqué ya no estaba en la Mansión, pero sabía que Potter tenía la culpa.
—¿Cómo vas?—preguntó una melodiosa voz, poniendo en su campo de visión una limonada. Draco tomó la limonada (helada y con cubitos de hielo, aleluya) y le sonrió a su mamá.
—Bien, creo que estoy logrando encontrar un buen equilibrio — Draco respondió, sentándose y tomando pequeños sorbos de la bebida. Narcissa (que usaba un vestido ancho y corto con girasoles y un sombrero de ala ancha) se sentó a su lado, sonriente.
—Veo que has logrado entrenar mucho—La mujer dijo con orgullo, poniendo su mano con algo de duda en el hombro del chico.
—Aun no logró vencer a Percy—comentó Draco, con un puchero:—siempre que creo que lo alcancé, él está como cien pasos al frente.
—¿Así que Percy es la medida?—Narcissa preguntó, divertida.
—La medida sería Clarisse—Draco replicó haciendo una mueca:—pero la muy… es hija de Ares y lleva entrenando muchos años más.
Narcissa asintió y le acarició el cabello con suavidad:—me duele mucho que tengas que entrenar y ser parte de esa… guerra.
—Hablaste con Quirón—Draco desvió la mirada jugueteando con su lanza.
Narcissa suspiró:—No voy a pedirte que los dejes, Draco; entiendo que ese mundo es tan tuyo como este.
El rubio alzó la mirada y vio la expresión de tristeza en el rostro de su madre:—Aún si es peligroso ¿No quieres que me aleje?
—Quisiera que no te hubieras enterado de la forma en la que te enteraste; quisiera haber podido estar contigo más tiempo cuando eras niño—respondió Narcissa negando con la cabeza:—quisiera haber esperado un poquito más, así tal vez no hubiéramos tenido que estar separados tanto tiempo… Quisiera envolverte en mantas y cuidarte de todo el mal en este mundo, sin embargo… He visto tu destino, mi niño, y sé que para que llegues a eso, debes tomar tu propio camino.
—¿Mi destino?— Draco la miró sorprendido:—Pero mi hilo no es parte de la gran Tela.
—Oh, dulzura—Narcissa lo abrazó:—Todos somos parte de la gran tela, incluso aquellos cuyos hilos vuelan libres; todos nos juntamos por amor, siempre.
Amor. Era la segunda persona que le decía eso a Draco. Tal vez simplemente era que le faltaba más amor a su vida (No que tuviera sentido, con lo mucho que lo querían sus padres, Sally, Percy, Neville y sus amigos).
—Madre…—Draco llamó, bajito, abrazando a Narcissa con fuerza:—¿De verdad no hay forma de que me digas quién fue el donante?
Narcissa le dio un besito en la frente a su hijo:—Mi estrellita, lamento que no… Me hizo jurar por el Estigio que no iba a decir su nombre nunca más…
—¿ES que no le importa que si hijo esté por ahí?—Draco preguntó, enojándose un poco:—¡Casi he muerto varias veces! ¿No le preocupa? S-soy su sangre ¿no?
La voz de Luke resonó en la parte de atrás de su mente: “A los dioses nunca le hemos importado, Draco.”
La expresión de la rubia era complicada:—No creo que sepa como preocuparse por un hijo, mi niño… No creo que hayan muchos como tú.
—¿Cómo yo?
—Hijos suyos…Me atrevo a decir que eres un caso especial.
Draco chasqueó la lengua:—Si claro, un dios griego no promiscuo, esa está buena.
—No creo que haya tenido relaciones con nadie nunca—respondió Narcissa encogiéndose de hombros:—Tú mismo fuiste concebido porque él tocó mi vientre, nada más.
Draco se sintió enrojecer. No esperaba terminar hablando de su concepción, independientemente de lo “Family friendly” que hubiera sido:—N-no hacían falta detalles.
Narcissa rió divertida, y lo abrazó con más fuerza:—¿No? Bueno, dejémoslo en que fuiste nuestro pequeño milagro en más de una forma, en especial con lo rápido que la magia Malfoy te aceptó.
Draco frunció el entrecejo:—Madre ¿Por qué no me parezco al donante?
—¿Cómo sabes que no?—preguntó su madre, soltando un poco el abrazo-
—Pues todos dicen que soy muy parecido a Padre, excepto los pucheros; padre dice que hago pucheros como tú.
Narcissa hizo un puchero y, acto seguido, rió:—Como la magia de tu padre te aceptó desde que estabas en mi vientre, probablemente Lady Magia nos hizo el favor de que te parecieras a él… excepto…
La rubia le acarició la mejilla a Draco, mirándolo a los ojos:—¿Excepto?
—Tus ojos, cuando naciste, eran del mismo tono que los del “donante”…—Narcissa suspiró:—Luego se fueron tornando de ese bonito gris que tienes.
Draco frunció el entrecejo. ¿Habrían fotos de eso? ¿Podría encontrar al donante solo con su color de ojos? ¿Quería encontrar al donante?
“No te merece, Draco. Los dioses no te merecen.” La voz de Luke sonaba cansada y angustiada. ¿Habría pasado algo con Annabeth y Percy? No. O tal vez sí, pero ellos estaban bien, si bien un poco molestos el uno con el otro.
—Draco—Llamó Narcissa, sacándolo de su ensimismamiento:—¿Quieres ver algo divertido que la magia de los Black puede hacer? Podrías hacerle un regalo a ese novio tuyo.
Draco despejó su mente de las tres voces preocupadas y le sonrió a su madre:—¿Qué podemos hacer?
—Te va a encantar; el Lazo de Luna es muy hermoso y muy útil para pociones~
🙟✦🙝
—¡Tyson está en peligro!—Percy balbuceó apenas despertó. Y Claro, obviamente tenía que alguien más estar en peligro mientras el laberinto trataba de caerles encima.
—¡Te escuché la primera vez, sesos de alga!—replicó la rubia, tomándolo del brazo:—Lo buscaremos después, pro ahora ¡Terremoto!
Annabeth no podía evitar pensar que a lo mejor era culpa de Percy, pero no iba a decírselo en ese momento, en especial no luego de que el chico se enojara tanto por haberle dicho que Luke estaba actuando raro y que el haber dicho que no le hicieran daño a ella debía ser algo importante. ¿Así de celoso lo ponía? ¿En serio? Tal vez Draco tuviera razón.
Claro, luego estaba el problema con Rachel, en quién Percy parecía confiar tanto; la chica los guiaba por corredores que no tenían sentido. ¡Annabeth llevaba casi toda su vida estudiando a Dédalo! ¡Ella sabía que el taller estaría en la parte más antigua del Laberinto, pero la pelirroja los llevaba más y más lejos de donde la rubia sentía que era el camino correcto.
—¡Estamos cerca!—dijo la chica insufrible antes de empezar a correr, haciendo que Percy corriera obedientemente tras ella. Annabeth bufó siguiéndolos. Claro que no.
—¡Esto está mal!— arguyó Annabeth: —el taller debería estar en la sección más vieja.
Pero sus protesta se vieron acalladas por sus pasos sobre el suelo metálico y por las puertas dobles de metal con el símbolo Δ en ellas. No era posible.
—Aquí estamos—Rachel dijo, con seriedad:—en el Taller de Dédalo.
🙟✦🙝
—Disculpe—Lucius dijo, muy serio, al ver a un hombre de toga negra con lo que parecían rostros moviéndose:—Pero ¿Quién es usted y qué hace en mi jardín?
—Lord Hades—Draco hizo una reverencia, siendo seguido por Lavender, Theo y Narcissa.
Lucius alzó las cejas, sorprendido ¿Qué hacía un dios griego en su jardín?
—Hijo de las estrellas—Saludó Hades, antes de mirar a los demás:—Hija de Hécate, hijo del Norte, hija de las estrellas, hijo de la magia.
—¿A qué le debemos el honor?—Narcissa preguntó, alzando la mirada.
—Mi hijo, está en problemas—explicó Hades, con una expresión indescifrable.
Draco se incorporó de inmediato:—¡Voy a busca-!
—No hace falta—Hades negó con la cabeza:—Pero necesitará tu apoyo pronto… No, he venido a ofrecerte un trato, niño de las estrellas.
—¿Un trato, mi lord?— Draco se acarició la mano, y Lucius vio en blanco sobre su piel, lo que parecía ser un símbolo.
—Tengo entendido que tu madre ya te explicó porqué no deberían haber mestizos Black en el mundo.
—En efecto, mi lord—el rubio menor hizo una mueca.
—Te ofrezco anular la maldición por el tiempo que dure nuestro trato—Hades tomó asiento en una de las sillas del jardín, mirando con displicencia alrededor y tomando uno de los pastelitos que llenaban la mesa.
—¿Qué implicaría el trato?—Draco se sostuvo la mano, mirando al dios con desconfianza. Lucius sentía que el niño debía tener sus razones, lo cual no lo tranquilizaba en lo absoluto, sin embargo, una mirada al amor de su vida le dijo que se mantuviera callado.
—Servirías a mi descendencia—respondió Hades con simpleza:—Mantenerle a salvo, ayudarle con sus rituales, guiarle por el camino correcto, sacar todo su potencial
Draco entrecerró los ojos y mostró el dorso de su mano:—¿Qué hay del favor que le debo?
—Lo cobraré cuando sea el momento.
El rubio menor se mordió el labio:—Apolo dice que salgo de las profecías y Zeus que no soy de los suyos…
—A los Olímpicos no le gustan los Cthónicos—el hombre replicó, acariciándose la barba canosa como si pensara:—que salgas de las profecías sólo implica que puedes ayudarles… Ser como un agente invisible que los cuide.
Lucius frunció el entrecejo ante la forma en la que el hombre habló, como si estuviera diciendo un chiste interno o usando un juego de palabras particularmente ingenioso. El Patriarca de los Malfoy no lo entendía.
—Si aceptara el trato ¿No tendría que ir con Nico ahora?
—Él está bien, acaba de reclamar su legado…—Hades hizo un gesto para restarle importancia:—Sabrás si necesita ayuda y estarás en un momento a su lado, sin las implicaciones que tiene en el momento tu viaje por vínculo.
Draco, se mordió el labio y miró a Narcissa, para luego mirar a Lucius. Ambos le sonrieron, el rubio mayor con la esperanza de que tomara la decisión que creyera mejor.
—¿Lo jura? ¿Por el Río Estigio?
—Juro por el Río Estigio que mientras sirvas a mi descendencia, la Maldición de los Black no te reclamará.
Draco asintió, mirando la mano del dios:—J-juro por el Rio Estigio que serviré a… su descendencia, Lord Hades, mientras que mantenga su palabra de mantener la Maldición de los Black a raya.
Lucius sintió un escalofrío cuando ambos se estrecharon la mano, sintiendo como el jardín se llenaba de magia. Draco dio un quejido y se tomó el pecho, mientras que Lord Hades se levantaba y se alisaba la túnica.
—Que tengan una excelente velada—Hades dijo, tomando una de las macetas con las flores blancas que Cissy y Draco habían empezado a sembrar. Y sin decir más, se desvaneció en una bruma negra.
Lucius corrió hacia su hijo, que respiraba con dificultad y temblaba, poniéndole la mano en el hombro y mirando a su esposa en busca de respuesta.
—Bueno, eso fue más fácil de lo que esperaba—Lavender rompió el silencio sepulcral que se había aposentado sobre el jardín.
—¿Estás bien?—Theo preguntó, frunciendo el entrecejo.
Draco asintió, sonriéndole a su padre antes de dejarse caer sentado en el suelo:—Sí… Sólo que el vínculo con Nico se… Se completó violentamente.
—¿Vínculo?—Preguntó Lucius, curioso.
—¿Se completó?—preguntaron Lavender y Theo al unísono, indignados
—¿Violentamente?—preguntó Narcissa preocupada.
Draco hizo una mueca:—supongo que hay mucho que explicar…
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara el capítulo :3
Chapter 56: Percy y Draco prefieren los Laberintos de las Comidas infantiles, gracias.
Summary:
Draco y Percy tienen una discusión
Notes:
Bueno, primero les diré que no me arrepiento de nada, y segundo les diré que Draco no se va adejar
Dicho eso
Disfruten.
Muchas gracias a mis betas por apoyarme con todo lo que está pasando y estoy haciendo, les amo Anto, Gabs y Satanás
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
54. Percy y Draco prefieren los Laberintos de las Comidas infantiles, gracias.
—¿Cómo así que sientes si alguien está muerto?—Percy preguntó, luego de que se hubieran deshecho de las alas que Dédalo les prestó para escapar del Laberinto, en uno de los basureros de la tienda de regalos del Jardín de los Dioses (El parque, en Colorado). Nico se encogió de hombros.
—No sé, es una cosa que puedo hacer—Nico parecía molesto con la súbita interrogación:— No veo que nadie te pregunte si puedes encontrar agua por ahí.
Percy hizo una mueca; sabía que Nico no lo había perdonado por no salvar a Bianca, pero no esperaba que su agresividad siguiera por tanto tiempo. En especial, no después de haber pasado tanto tiempo con Draco.
¿Cómo alguien podía odiarlo tanto? Percy suspiró, mirando a Annabeth y a Rachel, que parecían estar mirando alrededor buscando por otra entrada devuelta al laberinto. Luego de discutir un poco el porqué Percy como hijo de Poseidón no podía volar realmente (Lo que habían hecho desde el taller de Dédalo había sido más caer con estilo, si eran honestos), Annabeth y Nico se fueron a la tienda de regalos a buscar un prisma para enviar un par de mensajes iris (Uno al campamento y otro a Draco) y buscar algo de comida, mientras Percy y Rachel buscaban una forma de ir a la ciudad.
Percy quería decir que estaba sorprendido por la forma en la que Rachel había conseguido que el chofer de un Lexus ofreciera el auto para llevarlos a Colorado Springs, pero luego de ver cómo iban las cosas con Draco allá en Inglaterra, su mejor suposición era que Rachel debía tener contactos.
Annabeth volvió al rato con un Nico que comía felizmente una hamburguesa:—Hablé con Quirón; se están preparando para la batalla, pero nos quieren ahí—dijo ella con seriedad:—dijo que necesitaba a cada héroe disponible, así que Draco y sus amigos van a volver al campamento también.
—¿Quién es Draco?—preguntó Rachel, interesada:—su nombre suena… exótico.
—Draco es mi hermano—replicó Nico, fulminando a la chica con la mirada:—Y ni lo pienses; él no se interesaría en tí, mortal.
Rachel hizo una mueca a lo que Percy, molesto porque el otro chico hubiera reclamado a Su Draco, intervino:—para ser justos, no se interesaría en tí porque es gay…
—También tiene cero interés en mortales—agregó Annabeth, cortante, encogiéndose de hombros:—Pero eso no es el problema ahora ¿Ya consiguieron un vehículo?
Rachel asintió, señalando al Lexus:—El conductor está listo cuando lo estemos.
Percy estaba más que listo; quería subirse al Lexus y dejar que lo llevaran.
🙟✦🙝
—Mi niño, antes de que te vayas…—Narcissa llamó a Draco, indicándole que la siguiera antes de Lucius lo llevara al Ministerio para hacer el viaje hasta Norte América. Draco la siguió, inquieto, jugueteando con su brazalete.
Le preocupaba que Luke fuera a atacar el campamento, y que definitivamente no tuviera forma de volver con ellos.
—¿Pasó algo, Madre?—Draco preguntó, a lo que la mujer le acarició el cabello con dulzura.
—Ten cuidado, mi niño—susurró ella con suavidad:—Tu núcleo aún está inestable y aunque sé que quieres ayudar, tal vez sea mejor que esta vez estés solo de apoyo.
Draco hizo una mueca:—Tengo que ayudar a defender el campamento.
—Lo sé, Draco, lo sé—ella suspiró con pesadumbre:—No tengo la autoridad moral para pedirte que te quedes y los dejes ser, pero al menos… Al menos como madre puedo pedirte que no te pongas en la primera línea, que sólo apoyes desde atrás, por lo que aún no te has recuperado del todo.
Draco odiaba que tuviera razón, pero asintió con la cabeza:—ayudaré desde atrás si eso te hace feliz.
—Me haría muy feliz saber que estás a salvo—respondió ella, dándole un abrazo fuerte y plantándole un beso en la mejilla:—mi pequeño héroe, tu momento llegará y brillarás más fuerte que nadie, lo sé.
El rubio esperaba que fuera así, porque en los últimos veranos sólo había estado haciendo estorbo o mirando desde el lado y eso lo frustraba; no importaba lo bueno que se volviera con la lanza, Clarisse siempre lo superaba. No importaba lo bueno que fuera en pociones, los hijos de Apolo podían curar cualquier cosa. Ni siquiera importaba que tanto se divirtiera con Nico, porque la sombra de Bianca siempre estaba ahí.
Narcissa pareció ver algo en la expresión de Draco, porque le tomó el rostro y susurró suavemente:—Tu momento está por llegar; así como el sol se levanta y la luna igual— su voz sonaba casi como un encantamiento:—como el amor encuentra un lugar en cada corazón, mi dulce dragón, tu parte harás.
Draco asintió levemente y rió bajito cuando la mujer le plantó otro beso en la mejilla y lo abrazó:—si tu lo dices, yo te creo.
—¿Ah si?
—Padre dice que eres de las personas más inteligentes que conoce.
Naricsa rió ante eso y asintió:—más le vale a tu padre decir eso.
El rubio no pudo evitar reír a su vez, antes de ir de la mano de su madre hasta donde sus amigos y Lavender estaban. Al soltar la mano de su madre, el chico sintió que igual un poquito de la magia de ella lo seguía envolviendo.
—Una bendición—musitó Theo, luego de olfatearlo un poco y sonreír:—genial.
—¿Si sabes que olfatear gente es grosero?—Draco bromeó a lo que su amigo le dio un empujoncito, rodando los ojos.
—Tu Padre me dio la misión de estar pendiente de tu magia—replicó el pelinegro encogiéndose de hombros:—si detecto algo extraño voy a olfatearlo.
El rubio hizo un puchero y miró a su padre, que hablaba con el hombre del Ministerio encargado de los trasladores internacionales, junto con el padre de Theo y el padre de Lavender.
—¿Tony no viene?—preguntó Draco al cabo de unos minutos, luego de que les hubieran dado una cinta larga de seda atada a una campanita para que todos la tomaran.
—Al parecer su padrino decidió que podía empezar su entrenamiento seriamente y decidieron no perder tiempo—comentó Lavender, a lo que Draco asintió; tenía sentido, aunque le hubiera gustado tener un par extra de manos para ayudar, sobre todo si lo que había visto de Luke en sueños era real.
La conversación quedó en veremos, puesto que la campanita sonó y los tres chicos fueron transportados de vuelta a la MACUSA. Draco odiaba los trasladores, definitivamente.
🙟✦🙝
Percy vio a Annabeth y a Rachel hablar de arquitectura, mientras caminaban por los túneles del laberinto, antes de mirar a Nico, que miraba alrededor con expresión de desagrado.
—Gracias—Percy musitó, llamando la atención del chico:—por ir a avisarnos.
—Sólo lo hice porque te debía por el rancho—replicó el menor, mordaz:—y porque si te morías seguro Draco se ponía triste…—al chico desvió la mirada:—además, quería ver a Dédalo en persona; Minos tenía razón en parte, Dédalo debería morir.
—¿ Tú crees?
—Nadie debería evadir a la muerte por tanto tiempo, no es natural—Nico negó con la cabeza:—además, dudo que Tánatos esté muy contento con ello.
—¿Tánatos?—Percy frunció el entrecejo, ese nombre le sonaba de algún lado.
—La muerte en si misma—replicó Nico, rodando los ojos:—él y Hermes recogen las almas de los muertos y las llevan al inframundo ¿Qué no sabes nada?
Percy hizo una mueca, y chasqueó la lengua antes de preguntar, algo molesto:— entonces ¿ibas a entregarle a Dédalo a cambio del alma de tu hermana? ¿Draco no es un buen hermano?
—No es eso—Nico, negó con la cabeza:—Bi… Bianca merecía poder disfrutar de ser una cazadora, tener amigas, ser feliz… Y… Yo… No es que los Malfoy no me traten bien, pero no soy parte de ese mundo, tampoco de tu ridículo campamento… Los vivos no me entienden y me dejan de lado… Los muertos, bueno, ellos al menos me temen y por eso me respetan.
—¿Y eso es lo que quieres?—Percy no pudo evitar preguntar, recordando lo desagradable que había sido ver al chico deshacerse de Minos y proclamarse el Rey de los Muertos:— ¿Qué te respeten a base de miedo?
—Sólo quiero un lugar en dónde encajar.
—En el Campamento-
—En el Campamento no encajo, Jackson—Nico lo interrumpió, negando con la cabeza:—¿Crees que tendríamos amigos ahí? ¿Draco y yo?
—¿Qué tiene que ver Draco?—Percy preguntó, sintiendo un nudo en el estómago; si bien lo último que había visto de Draco era como sus ojos se llenaban de un siniestro dorado cada que decía algo trágico que estaba por ocurrir, no podía evitar pensar en que los ojos de Nico también habían tomado un giro siniestro, pareciéndose mucho a los de su padre. ¿Sería acaso…? No. No importaba quién fuera el donante, Draco era como su hermano (¿porqué le molestaba esa noción?), el mayor negó con la cabeza:—Draco tiene amigos en el campamento.
—¿Les hijes de Afrodita que se la pasan usándolo de muñeca?—Nico preguntó alzando una ceja:— ¿O te refieres al niñato de Apolo que lo deja estar a regañadientes en la enfermería para poder vigilarlo? Vamos, Percy, no puedes ser tan ingenuo; otros ya han visto lo que se alza, ya han visto los ojos que acechan en sus sueños y todos le temen al chico que no es capaz de alzar la voz contra de Luke…
—Draco no traicionaría el campamento.
—Tú sabes eso, yo sé eso… Annabeth probablemente lo intuye pero ¿y el resto? Todos saben del desdén de Draco por los dioses y también todos saben que lo único que lo mantiene en el campamento eres tú.
—Eso es-
—Es la verdad, Percy, acéptalo; Draco sería más feliz entre los soldados de Luke de lo que es en el campamento—Nico dijo con un tono oscuro y desagradable:—Cronos recibiría alguien como él con los brazos abiertos, y le mostraría como alcanzar su verdadero potencial…
—Eso no—pero Percy no sabía como negarlo, y Nico solo lo miró con lástima y suspiró.
—Eso ya pasó en una ocasión; me lo dijo mi padre—el hijo de Hades agregó con firmeza:—Un antepasado de Draco fue entrenado por un titán, para acabar con los Olímpicos y casi lo consigue.
—Pero eso no tiene que ver con Draco—el hijo de Poseidón negó con la cabeza:—Además, los titanes no cumplen sus promesas; Draco no se dejaría tentar así.
—¿Seguro?
🙟✦🙝
—¿Todo bien, Draco?—Lavender preguntó, y el chico ni siquiera volteó a mirarla, ocupado como estaba en preparar paquetitos de ambrosía y néctar para emergencias.
—¿Por qué no habría de estarlo?—respondió el rubio, y Lavender vio como el chico musitaba hechizos sobre los paquetes, el mismo que tenía en su mochila, para asegurarse de que no se separaran de quién los portara. Brillante.
El chico había estado bastante lejano con ella desde que Theo había sido petrificado, y la castaña no podía entender porqué. ¿No la culparía a ella por eso o sí? Ella no había sido quién había soltado un basilisco en el colegio.
—¿Le pasó algo a Jackson?—preguntó Theo, llegando con su forma de gato; había estado patrullando alrededor del campamento y de la entrada con esa forma y ahora el campamento entero estaba aterrado de los gatos negros (por que al parecer al chico le parecía muy divertido asustar a la gente para “mantenerla” alerta).
—No creo—Draco respondió encogiéndose de hombros:—No puedo sentirlos bien en el laberinto… Pero creo que está peleándose con Nico y Annie.
—¿Y qué lado vamos a tomar?—Lavender preguntó, esbozando una sonrisa. El rubio alzó la mirada un segundo antes de volver a su tarea.
—Ninguno, no es nuestra pelea—Draco replicó cortante antes de levantarse con la caja de paquetitos en las manos y echar a andar donde los hijos de Apolo estaban terminando de alistar flechas, equipos de primeros auxilios y espadas.
—¿Qué le pasa?—musitó Lavender, cruzándose de brazos, a lo que Theo suspiró exageradamente mientras volvía a forma humana.
—Si de verdad no lo notas, pronto sabrás—el pelinegro replicó, dándole una palmadita en el hombro:—sólo recuerda que entre más tiempo pase sin que pidas disculpas como se debe, más rencorosa será la forma en la que Draco te pague.
Lavender resopló indignada:—¿Disculparme? ¿Y porqué? ¡Yo no hice nada malo!
La sonrisa del Slytherin se borró en cuanto notó que la chica hablaba en serio, a lo cual se pasó la mano por el cabello y suspiró:—bueno, más te vale que lo averigües pronto, porque Draco puede ser civilizado, pero algo me dice que es demasiado desagradable cuando se lo propone.
La castaña chasqueó la lengua y se dio la vuelta:—pues que lo sea, no me voy a disculpar.
—Tú verás.
Y con eso la chica se marchó a buscar a Lou-Ellen, al menos su medio hermana no era una tonta Slytherin con infulas de grandeza.
🙟✦🙝
Percy se escabulló en silencio, agradeciendo la gorra de los Yankees que Annabeth le había prestado; había visto a Ethan Nakamura (¿y para qué lo salvó si iba a terminar volviendo? Es que de verdad la gente es terrible) con unos monstruos hablando de la Hoz de Cronos, preparándola para presentarla ante el titán, ahora que había sido reforjada.
Sin embargo, lo que le daba curiosidad a Percy no era eso, sino el sarcófago; el dorado con escenas de destrucción y muerte, de dioses aplastados y monumentos incendiados. Algo le decía que lo que encontraría ahí no sería lindo… Bueno, teniendo en cuenta de que Cronos había sido hecho picadillo por sus hijos, obviamente no iba a ser lindo.
El pelinegro se acercó callado al sarcófago y vio las letras (escritas en una lengua antigua de magia) en la parte superior; “Cronos, Señor del Tiempo”. Un escalofrío le recorrió la espalda, al tiempo que su aliento se volvía vaho frente a sí; la temperatura alrededor era varios gradosmás fría, como si estuviera en un refrigerador o algo así.
Al tocar la tapa, sintió que se le congelaban los dedos, y se preguntó, al tiempo que sacudía la cabeza y empujaba la tapa con determinación, si era posible que le diera hipotermia por ello.
No esperaba lo que vio.
Una figura pálida como si estuviera muerta, vistiendo unos pantalones grises, y una camisa blanca. Con las manos apoyadas sobre el estómago, los ojos cerrados y un agujero del tamaño de una bala donde iría su corazón. El cabello rubio se veía casi sin vida, y la cicatriz en la mitad del rostro contrastaba mucho con su palidez, haciéndola ver grotesca y horrible.
Luke.
Era Luke el del sarcófago.
¿Qué? ¿Por qué?
Un nuevo cuerpo para el Titán. No.
Pero estaba muerto ¿no? Se veía muerto.
Antes de que Percy pudiera hacer algo, las voces de los Telkhines sonaron a su espalda:— ¿¡Qué está ocurriendo!?
Los demonios se acercaron al sarcófago, aunque no tanto, para examinar la tapa que estaba en el suelo. Percy corrió hacia una columna y se escondió, olvidando por un momento que era invisible.
—¡Cuidado!—siseó otro de los monstruos, nervioso:—tal vez se está despertnado; debemos entregar los regalos cuando antes. ¡De inmediato!
—¡Mi señor!—dijeron dos de los Telkhines, arrodillándose y presentando la Hoz:—¡El signo de tu poder ha sido reforjado!
—¡Idiotas!—siseó otro:—Necesitamos al mestizo primero.
Ethan dio un paso hacia atrás:—oh no, claro que no.
—No tu muerte, si no tu lealtad, mestizo—siseó el monstruo:—Ofrecete a su servicio, renuncia a los dioses y ya,. Es así de simple.
—¡No!—Percy gritó, asustando a los presentes:—¡No lo hagas, Ethan!
—¡Intruso! ¡El amo lidiará contigo pronto!—el monstruo gruñó, antes de voltearse hacia Ethan:—¡apúrate, muchacho!
—No los escuches, Ethan, por favor— Percy rogó, pero la expresión del chico era de lástima:—A-ayúdame a destruirlo.
—Te dije que no me dejaras vivir, Percy—dijo el otro mestizo, su voz llena de odio y lástima:—”Un ojo por un ojo” ¿has oido el dicho? Lo aprendí a las malas, cuando descubrí quién era mi madre; Nemesis, diosa de la venganza. Y esto es lo que me hizo hacer.
—¡No!— Percy hizo el amago de correr hacia él, pero Ethan ya le había dado la espalda y había encarado el sarcófago.
—¡Renuncio a los dioses! ¿Qué han hecho ellos por mi?—siseó Ethan, con convicción:— Los veré destruidos, y para ello serviré a Cronos.
Percy sintió que el alma se le iba los pies, al ver una luz que salía de los pies de Ethan y flotaba hacia el sarcófago, hacia el cuerpo de Luke. No.
En su cabeza luchaban la angustia dever como el Titán se completaba, y el alivio de que no había sido Draco quién había pronunciado esas palabras, porque algo le decía que el rubio bien hubiera podido hacerlo.
Luke se sentó de golpe y abrió los ojos, pero en vez de azul, eran dorados, y el agujero en su pecho ya no existía; con facilidad saltó del sarcófago y en cuanto sus pies tocaron el suelo, el mármol se volvió hielo. La temperatura de la habitación bajó unos cuantos grados, mientras el Luke que no era Luke miraba a los monstruos y a Ethan como si fuera la primera vez que veía algo así.
Entonces vio a Percy, y su boca se curvó en una mueca burlona, fantasma de una sonrisa que se veía demasiado antinatural:—ah, Percy Jackson— su voz sonaba como si bajo la de Luke estuvieran rompiendo o arrastrando piedras:— Este cuerpo fue preparado muy bien ¿no te parece?
Percy lo miró como un venado en luces altas, quieto en su posición, como si no pudiera entender del todo lo que estaba ocurriendo.
Ethan había colapsado en el suelo del terror que el ser frente a ellos producía en oleadas, e incluso los monstruos parecían reticentes a acercársele. Aún si le ofrecían la Hoz.
No.
—Luke te temía ¿sabes?—dijo el titán, avanzando con parsimonia:— sentía celos incluso; lo hizo fácil de manipular, todo su odio lo mantuvo obediente. Te debo eso.
La Hoz estaba a pocos centímetros de Cronos y Percy aferrando su espada (que había desenfundado como reflejo al ver el cuerpo levantarse), se lanzó contra él, para apuñalarlo en el pecho.
Pero su espada se desvió, como si la piel del hombre fuera de acero o algo así, Percy no alcanzó a pensarlo mucho antes de ser enviado lejos con un movimiento de la muñeca. Lo siguiente fue un borrón; Cronos tomó la Hoz, que otrora fuera Backbiter, mientras Percy trataba de levantarse, aturdido luego de volar por los aires.
El Titán dio una respuesta elusiva cuando el pelinegro preguntó por Luke, no que a Percy le importase, no; el instinto de autoconservación de Percy ganó por sobre todo lo demás, y el chico corrió tan rápido como pudo hacia la salida, hacia sus amigos.
🙟✦🙝
Will le sobó círculos en la espalda a Draco, que había terminado de vomitar en un cubo. El rubio se veía pálido como la muerte y temblaba un poco.
—¿Estás mejor?—el hijo de Apolo preguntó suavemente, y Draco suspiró, irguiéndose un poco y limpiéndose las mejillas.
—La última línea de la Profecía se cumplió—musitó bajito, descorazonado y triste:— y el Titán camina entre nosotros.
Will se estremeció al escuchar eso, pero no por la idea de que Cronos finalmente se hubiera levantado, sino por la expresión sombría y el leve brillo dorado que los ojos de Draco habían mostrado. Él no desconfiaba del chico, de hecho, le parecía que era de lo mejor que había llegado al campamento en los últimos años. Sin embargo, las señales a su alrededor parecían indicar una cosa y sólo una cosa, Desastre.
Will había escuchado los rumores, de que Draco parecía saber demasiado y que sus habilidades sólo podían significar una cosa. Pero Will se negaba a creerlo; el rubio platino no podía ser hijo del Titán ¿o sí?
Si lo fuera, Zeus no lo habría dejado vivir. Al menos, eso era lo que el chico pensaba.
—¿Te doy miedo?—preguntó Draco, interrumpiendo los pensamientos del hijo de Apolo.
Will se apresuró a negarlo, pero lo cierto era que si le daba algo de ansiedad:— Eres… diferente.
—N-no voy a unirme a Cronos—Draco dijo con suavidad, incorporándose y acercándose al lavamanos para enjuagarse la boca y limpiarse el rostro:—No lo haría.
—No te agradan los dioses—apuntó Will, a lo que el otro chico lo miró largamente y se encogió de hombros.
—No, pero tampoco sería un peón de ese ampón—Draco dijo con seriedad, antes de negar con la cabeza:—No tiene sentido para mi saltar de la sartén la fuego ¿sabes? Sin importar lo guapo que Luke sea.
Will no pudo evitar reír ante el último comentario; el otro rubio había sonreído de lado y lo había dicho en burla, para quitar algo de la tensión en el ambiente.
Si, Draco podía presagiar desastres, pero la verdad era que a Will le gustaba mucho estar en su compañía; siempre lo hacía reír con sus ocurrencias y parecía estar mejorando mucho con el arco y con los vendajes, aún si sólo porque el hijo de Apolo le insistía.
Un leve sonrojo cubrió las mejillas bronceadas del chico, que se apresuró a volver a su tarea de recoger las mochilas para repartirlas a los otros encargados de la enfermería, que iban a salir a combatir de hacer falta.
Draco hizo algo de ruido, probablemente limpiando su desastre, por lo que Will se relajó un poco, tratando de alejar sus pensamientos del inglés. Tenía novio, todos lo sabían.
—Déjame te ayudo—Draco apareció de repente al lado de Will, tomando un par de las mochilas sin preguntar. El hijo de apolo dio un salto hacia atrás, causando que el otro chico resoplara divertido y rodara los ojos:— Va, que soy lo más guapo que vas a ver por ahora.
Will rió bajito y empujó a Draco:—¡No te aparezcas de la nada!
Draco sonrió divertido, y se encogió de hombros, palméandole la espalda:—no puedo prometer nada, Will ¿Vamos?
Will asintió y siguió al chico, sin preocuparse mucho por el calor que se expandía desde donde el chico lo había tocado.
En las sombras, un gato miraba todo con expresión de disgusto.
🙟✦🙝
Annabeth había decidido dejar de lado el hecho de que Percy fuera un imbécil, y de que sus súplicas no hubieran recibido respuesta por parte de Draco, todo por encontrar a Grover; no quería perder otro amigo. Además, se sentía un poco culpable cuando pensó en el pseudo alivio que le había causado el ver la gorra de Grover. Que horrible persona era, sólo por desear que la última línea de la profecía no tuviera que ver con Luke.
Al terminar de tropezar, túnel abajo, llegaron a una caverna con columnas de estalactitas, y un río subterráneo, al pie del río estaba Tyson, aferrando a un muy inconsciente Grover.
Un momento ¿Inconsciente?
Annabeth empezó a mirar alrededor, y lo sintió de inmediato, una presencia poderosa unos metros más allá. Algo antiguo, con mucho poder. ¿Sería acaso?
Annabeth vio a Percy tratar de sacudir a Grover para que se despertara, y negándo con la cabeza se arrodilló a su lado para salpicar la cara del sátiro con agua helada y hacerlo despertar.
—¿Percy? ¿Annabeth? ¿Qué?
Percy se encargó de las presentaciones, y por supuesto que el cíclope pensaba que Rachel era bonita. Eso no les servía en ese momento. Con ayuda del pelinegro, la rubia levantó al sátiro y lo ayudaron a ponerse en pie para poder vadear el arroyo.
—Parecen ser las cavernas Carlsbad—comentó Annabeth, temblando ante el frío de la corriente, que amenazaba con llevarlos ¿De qué servía tener un niño del dios d el mar si no podía evitar queel agua se los llevara por delante?
—¿Y cómo lo sabes?—preguntó el sesos de alga, y Annabeth tuvo que respirar profundo para no rodar los ojos.
—Carlsbad queda en Nuevo México, lo que explicaría porqué Grover se desmayó en invierno.
El poder que emanaba de la siguiente habitación era inmenso, y se hacía más fuerte conforme avanzaban, lo mismo que la dulce fragancia de las flores y árboles. Si, estaban cerca. Al entrar a la caverna siguiente, todos quedaron sin habla:
Las paredes estaban llenas de cristales de todos los colores, creando un caleidoscopio bajo una luz extraña que hacía crecer plantas bellísimas (orquídeas, flores estrelladas, viñas llenas de bayas de colores), y brillaba sobre el piso de musgo suave y verde. El techo parecía lleno de estrellas, e iluminaba un sillón de estilo romano que estaba rodeado de animales extintos (un dodo, lobos terribles, un roedor gigante, un mamut lanudo…), en el cual estaba repantigado un sátiro viejo, con el cabello y barcas blancas y ojos azul cielo.
Sus cuernos eran enormes y curvos, el pelaje de sus patas de cabra se veía grisáceo, y alrededor de su cuello había una flauta de pan. Lo habían encontrado; el dios de lo salvaje, Pan.
🙟✦🙝
A Draco no le importaba nada de lo que dijeran sobre la licencia de buscador de Grover, o sobre la muerte de Pan, o que Quintus fuera Dédalo, o que Cronos estuviera en pie caminando entre los mortales.
No, a él no le importaba nada de eso; lo único que le importaba estaba en esos momentos entre sus brazos.
Draco había corrido apenas sintió la conexión fortalecerse, y prácticamente se había tirado sobre Percy y Nico (Annabeth se había apartado al verlo llegar, la muy malparida) para abrazarlos con fuerza:—¡Los detesto tanto, de verdad!
—Y-yo—Nico empezó, sus ojos aguándose, y Draco le tomó de los hombros y lo obligó a mirarlo; con los meses, el rubio había empezado a dar su primer estirón así que ya era más alto que el niño.
—Perdón si no he sido el mejor hermano y te arrastré hasta un lugar extraño lleno de gente extraña—dijo el rubio, con firmeza:—Y entenderé si ya no quieres volver conmigo a casa al terminar el verano, pero de verdad me hace mucha ilusión tenerte allá, y a Padre también.
Los ojos del niño se llenaron de lágrimas, al tiempo que se lanzaba para darle un abrazo:—¿D-de verdad me q-quieres allá?
—Por supuesto, principito—Draco le acarició el cabello con ternura y lo abrazó de vuelta:—va, no soy una cazadora cool pero al menos puedo usar bien la lanza y malcriarte, eso debe contar para algo ¿no?
Nico asintió, llorando contra el pecho del rubio, que lo sostenía fuertemente:—¿P-porqué me siento tan triste y feliz al tiempo? N-no tiene sentido.
—Oh, si, lo siento, esas son mías—Draco se apresuró a disculparse, antes de separarse un poco de Nico y mostrarle un hilo negro que los conectaba:—tu padre ayudó a que se completara y me pidió que te cuidara con mi vida, como si no hubiera decidido eso cuando te adopté.
El hijo de Hades le dio un golpe en el hombro, y miró el hilo, que se volvió bruma cuando trató de tocarlo; se sentía cálido y lo hacía feliz, Draco podía notarlo. El chico se sentía perdido, pero agradecía tener alguien a quién pertenecer.
—No es justo—musitó Percy, haciendo una mueca:—¿Por qué tengo que compartirte?
Draco sintió un escalofrío al notar la molestia de Percy, ¿y si el pelinegro supiera que también tenía un vínculo con alguien más? ¿Alguien que no le agradaba para nada? No, no tenía porqué enterarse. No tenían que hablar de ello.
—Vamos Percy—regañó Draco, abrazando a Nico de un lado:—compartir es importante ¿Qué diría mamá si te viera pelear con un niño de diez…?
—Once—interrumpió Nico, abrazándose a Draco y mirando a Percy socarrón.
—Once años—se corrigió el rubio:— ¿peleando con un niño de once años por mi? Ni que estuvieras enamorado o algo, Percy, tsk tsk.
El hijo de Poseidón hizo un puchero, y tomó la mano de Draco, fulminando con la mirada a Nico, que le mostró la lengua, antes de mirar al rubio y musitar:—me hiciste falta.
—Lamento no haber estado ahí—Draco se apresuró a decir y Percy negó con la cabeza.
—No te quiero aquí—dijo el pelinegro con firmeza, lo suficientemente fuerte para que otros campistas y Quirón lo escucharan:—vuelve a casa, Draco.
El rubio lo miró intensamente antes de jalar para soltar su mano y dar un paso hacia atrás:—No. No voy a irme a casa, no voy a salir corriendo en el momento en que las cosas se ponen complicadas.
—Draco tu herida…—musitó Percy, estirando la mano hacia el chico, pero su mejor amigo lo interrumpió, dando otro paso hacia atrás, haciendo que Nico quedara entre ambos.
—No soy el único que está herido o cansado, Percy—espetó el rubio:—¡Mira a tu alrededor! ¡Ninguno de nosotros debería estar preparándose para una guerra ni temiendo por su vida ni la de sus amigos! Pero aquí estamos, todos somos mestizos y tenemos que poner de nuestra parte.
—Tal vez si deberías irte, Jackson 2—intervino Lee, de la cabaña de Apolo, su mirada (a diferencia de la de Will) siempre era fría hacia el rubio.
—¿Qué? ¡No!—Draco volteó a mirarlo, enojándose:— ¡Quiero luchar, quiero ayudar!
—No… No creo que sea buena idea—Lee miró alrededor para buscar apoyo y los otros chicos de Apolo que estaban ahí asintieron, lo mismo que un par de chiques de Hefesto.
—¿Y porqué no?—Draco odiaba que su voz sonase quebrada, pero estaba viendo como se cumplía lo que Luke le había advertido en un sueño poco antes de que Cronos tomase su cuerpo.
—Porque nadie confía en tí—dijo con simpleza Travis, antes de señalar al hijo de Poseidón con la cabeza:— hasta Percy te quiere lejos.
—¿Qué?—El rubio había dejado de abrazar a Nico, y sentía la cabeza llena de algodón, los oídos le zumbaban. ¿Qué?
—Eres raro, y Zeus no te considera uno de nosotros…—Añadió Drew, de Afrodita, cruzándose de brazos y mirándolo con desdén:— Márchate
Varios otros campistas asintieron y Draco sintió que se le iba el alma a los pies, los oídos le pitaban y su visión se iba volviendo oscura, le costaba respirar y no sabía qué hacer.
Tienes un ataque de pánico , suplió la voz de Luke en su cabeza, respira profundo, y busca cinco cosas que puedas ver…
Draco no podía pensar muy bien, así que miró alrededor; árbol, césped, lanza, arco, espada.
¡Muy bien! Ahora, cuatro que puedas tocar… Uh, la lanza, camiseta, collar ¿anillo?
Perfecto, tres que puedas escuchar… Las voces de los campistas, un pájaro y los latidos del corazón.
Así es, vas muy bien, dos que puedas oler… Huele a flores y a bosque.
Una que puedas saborear… Draco solo saboreaba sangre, porque se había mordido la mejilla tan fuerte que había roto algo.
Te la voy a valer, aunque preferiría que no te hicieras daño , dijo Luke suavemente, ahora, respira… Eso, muy bien. ¿Ves? Ya pasó.
Draco respiró profundo un par de veces, ignorando las voces de los campistas que insistían en que debía irse.
—¡Bien!—espetó de repente, haciendo que varios saltaran en su lugar sorprendidos (incluyendo a Nico). Y las siguientes palabras salieron casi como veneno de su boca:—Pero que sepaís que el amor traerá más desgracias al campamento que un hijo perdido .
Y con eso, dio media vuelta para marcharse, aunque alcanzó a escuchar que alguien decía:—Déjalo ir, Percy; nadie quiere a un hijo del titán que nos puede traicionar en cualquier momento.
El rubio no supo que replicó Percy, porque puso tanta distancia como le fue posible entre él mismo y la puerta del Laberinto y los otros. Al llegar al árbol de Thalía se apoyó en él, sintiendo nauseas, y luchando para no llorar.
—No lo eres—dijo una voz a sus espaldas, sorprendiéndolo. Draco se volteó y vio a Quirón, mirándolo con empatía y algo de lástima:—hijo de Cronos, me refiero.
—¿Cómo lo sabe?
—Tu madre fue muy insistente en que tu padre era un dios, aunque no uno de los doce…—respondió el centauro con tranquilidad:—además, lo sabría si fuéramos medio hermanos.
De alguna forma, eso lo tranquilizó un poco, aunque no lo suficiente:—Voy a volver a casa.
—Me apena mucho, Joven Draco—respondió Quirón con honestidad:—pero entiendo porqué no quieras quedarte, sólo me resta pedir…
—No me uniré a Luke—Draco interrumpió vehemente:—se lo prometí a Percy; si no puedo luchar a su lado, no lucharé de ninguna forma.
—Eso me tranquiliza un poco—Quirón respondió, dedicándole una leve sonrisa:—Hablaré con los campistas, les explicaré que… Bueno, que no eres la amenaza que ellos se imaginan.
—Que crean lo que quieran
—No quieres eso, no realmente.
—¿ Y usted qué sabe?
—Sé lo que he visto en tu mirada y tu porte; quieres ser reconocido y alabado.
—Bueno, pues tal vez busque reconocimiento en otro lado.
🙟✦🙝
—Bueno, si Draco se va, yo también—dijo Theo, fuerte, para que todos lo oyeran, dejando caer las trampas que estaba ayudando a cargar, sin miramientos ni parsimonia. El sonido hizo que todos voltearan a mirarlo.
—¡Theo, necesitamos toda la ayuda posible!—saltó Lavender, y Theo la miró alzando una ceja.
—Si así fuera, aceptarían a Draco, que si es de los suyos, pero prefieren alejarlo porque no es hijo de uno de los olímpicos, vaya parranda de hipócritas que son—replicó Theo, mirando con desdén y veneno a todos los campistas, en especial a Percy, que estaba mirando al suelo, apretando los puños:— Que les vaya bien con su guerrita; vamos Nico, hay lecciones que tenemos que tomar y lugares en los que estar.
Nico asintió, tomando la mano del chico y dejándose llevar. Theo sentía bilis subirle por la garganta; sabía que a Draco lo ponía muy mal que la gente pensara que iba a hacer algo malo de entrada, sin darle ninguna oportunidad, y también sabía que la única opinión que al rubio realmente le importaba era la de Percy. ¿Cómo se atrevía ese tonto a echar a Draco de esa manera? Frente a todos, a demás.
Que inepto.
—¿Draco estará bien?—Nico preguntó, y Theo se encogió de hombros.
—Probablemente no, pero seguro fingirá que si—el mayor respondió, cerrando los ojos y tratando de oler a ver si encontraba la magia de Draco por ahí… ¡Sí! En dirección de los campos de fresas.
—Pareces un perro—comentó el menor y Theo lo miró de reojo, resoplando.
—Bueno, entonces tú búscalo, a ver.
Nico cerró los ojos y se llevó la mano al pecho, y comenzó a caminar hacia los campos de fresas también. Ah, verdad que al parecer Draco se vinculaba a todo el mundo menos a él.
No era que estuviera celoso, para nada.
No, estaba celosísimo. Odiaba eso. ¡Él era el mejor amigo de Draco (Percy había probado que no era digno del título)! Merecía poder saber cómo estaba su amigo y dónde estaba.
Al cabo de unos minutos (Theo los hizo detenerse para convocar sus cosas discretamente), vieron a Draco en el campo de fresas, agazapado y comiéndose un puñado, mientras miraba al suelo. Parecía molesto y estaba discutiendo consigo mismo. Su magia pulsaba, moviendo las hojas a su alrededor, y una de las plantas ya había cedido ante la presión y se iba marchitando lentamente.
—¿Dra-?—Theo le tapó la boca a Nico antes de que dijera algo. Quería escuchar qué decía el chico.
—No voy a ir contigo—musitó el rubio, bajito:—le prometí a… No importa, seguro está preocupado por mi… ¿Y tú qué sabes?... No voy a unirme a ti… Y-yo…
Nico le mordió la mano con fuerza haciendo que Theo la retirara y lo mirara con odio, pero el chico corrió hacia su hermano adoptivo y lo abrazó por la espalda:—¡Draco!
La cara del rubio se iluminó ante el abrazo:—Nico~ N-no tenías que venir.
—Claro que sí—replicó Nico, con seriedad:— volvamos a casa.
La expresión de Draco se oscureció un poco, antes de volverse calculadora. Ay no.
—Nico… Tú sabes cómo orientarte en el Laberinto ¿no?—el rubio preguntó, a lo que Nico hizo una mueca.
—Sólo las partes cercanas al inframundo ¿Por?
—No—dijo Theo con firmeza:—Me niego rotundamente, no vas a hacer que me meta en un Laberinto que volvió loco al otro chico y del cual saliste casi muerto. Me niego.
🙟✦🙝
Draco siguió a Nico a través de las galerías, dejando marcas cada tanto; no sabía que tan buena idea era dejarlas, pero igual seguía haciéndolo. Detrás de ellos, Theo avanzaba con reticencia, murmurando cosas sobre la magia que se sentía en las paredes del Laberinto.
—Creí que te negabas a venir—comentó Nico divertido, mientras caminaban lado a lado a un río blanco como la leche.
—Sólo tengo curiosidad ¿vale?—replicó Theo, con la mano todavía en la pared:—esto está lleno de magia antigua, muy parecida a la de Hogwarts… Si tan solo entendiera como funciona…
Draco rio bajito. Quería mucho a Theo; lo había acompañado a pesar de sus reservas, y siempre estaba ahí para apoyarle aún si no le creía o no le parecía una buena idea. Era un muy buen amigo.
—Oye, Theo—llamó Draco, mirando a su amigo:—¿Crees que puedas olfatear el ejército de Cronos?
—¿Me viste cara de perro?—siseó el otro, aunque no sonaba enojado.
—En teoría, podrías volverte uno ¿no?—el rubio se encogió de hombros y Theo entrecerró los ojos, como si estuviera sopesando lo que le había dicho. Dio un asentimiento y cerró los ojos, agazapándose.
Una masa de pelo surgió de él, al tiempo que su cuerpo crujía y se reformaba. A Draco le producía ansiedad ver como Theo cambiaba de forma, aunque le daba más ansiedad ver que frente a él no había un perro negro (que era lo que él había esperado) sino un enorme lobo de pelaje oscuro que lo miraba intensamente, sus ojos aún parecían los de Theo.
—¿N-no iba a ser un perro?—preguntó Nico, dando un par de pasos hacia atrás; el lobo frente a ellos era enorme; más alto que ellos.
—Yo…—Theo se sentó y volvió la cabeza para mirarse, antes de volver a mirarlos:—Yo quería ser un perro de tamaño normal… N-no sé qué-
Theo se tensó y un gruñido gutural surgió de su garganta, uno de esos gruñidos profundos que hacen estremecer a quién los oye. Draco se tensó a su vez y sacó la lanza, forzándose a escuchar, Nico se acercó a él, preocupado.
El lobo comenzó a avanzar lentamente, como un cazador acechando su presa, pegado al suelo y sin hacer ruido. ¿Habrían ganado los instintos? Se preguntaba Draco, deseando que el chico no fuera a decidir que tenía hambre y a tratar de comerlos.
Lo siguiente que escucharon fue el grito de dolor de algo, cuando el lobo saltó sobre lo que parecía una chica y le mordió el cuello. Sin embargo, la cosa se deshizo en polvo dorado, dejando detrás solo un par de colmillos.
—Estamos cerca—musitó Theo, limpiándose el hocico con las patas, antes de mirar hacia los otros:—dejemos las trampas y vámonos
Draco asintió, abriendo su mochila y procediendo a sacar las trampas que Theo le había dado; estaban llenas de runas y hechizos para que se pegaran a los monstruos y los inmobilizaran. No eran muchas, y no iban a hacer mucho contra el gran ejército, pero al menos habrían hecho algo. El rubio las tocó una a una, recargándolas con su magia, o tal vez sobre cargándolas, si el aura brillante que salía de las pequeñas era algo para guiarse.
El pelinegro se destransformó y comenzó a poner varias trampitas más, para que fueran tras los monstruos y los destruyeran e incapacitaran. No había mucho más que pudieran hacer sin entrar directamente a la refriega, y Draco no tenía muchas ganas de entrar de cualquier manera; su orgullo ya había sufrido suficiente. Sólo estaba ayudando al estúpido campamento porque si algo le pasaba a Percy no sería capaz de mirar a Sally a la cara.
—Nico—Draco llamó, pasito:—¿Y si mandas a algunos no muertos? Como para nivelar un poco el campo.
—No quiero ayudar a Jackson—Nico dijo con firmeza y Draco suspiró; no podía culparlo.
—No lo hacemos por Percy, lo hacemos por Sally.
Nico ladeó la cabeza y después de un par de minutos asintió y tocando el suelo, hizo que varios esqueletos se levantaran y marcharan en la dirección que habían corrido las trampas. No eran muchos tampoco, pero algo era algo.
—Listo, ahora vámonos—dijo Theo, cruzándose de brazos:—Este lugar me da escalofríos.
—Bueno, Nico, guíanos al inframundo—Draco replicó con tranquilidad:—de ahí podemos salir en L.A y usamos el traslador de emergencia a la Mansión.
—Suena a un buen plan, me encanta ese plan—asintió Theo, antes de tomar a Draco del cuello de la camisa:—¿Al inframundo? ¿Estás loco? ¡No estamos muertos!
—No va a pasarnos nada—aseguró Draco:—ya he estado ahí antes.
—¡Oh!—Nico sonrió:—podemos pasar por la casa de Hades; siempre le alegran las visitas en ésta época del año.
—¡No quiero verme con el dios de la muerte, gracias!
—Del inframundo, técnicamente…—apuntó Nico:— Además es muy chill
—Lo dices porque es tu papá—Theo acusó.
A lo que Draco respondió tranquilamente:—A mi también me parece chill; sólo quiere que lo dejen tranquilo.
—Mayor razón para no ir—exclamó Theo, dándoles una mirada exasperada:—Dejemos al hombre tranquilo.
—Va, pero la mejor forma de salir sigue siendo por el inframundo—Draco replicó, y Theo dio un largo suspiro sufrido.
—Te detesto.
—También te quiero.
Nico se rio y comenzó a andar siguiendo el río blanco:—vamos, el Lethe siempre vuelve al inframundo, será más rápido seguirlo hacia arriba… Pero no lo toquen o se olvidarán de cosas.
—Capitán, si mi Capitán—Draco hizo un saludo militar y le sonrió al menor, caminando tras él con mucho cuidado.
Theo puso tanta distancia como pudo entre él y el río y los siguió.
Definitivamente, Theo era un gran amigo.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
MWAHAHAHAHA Finalmente se pelearon los "hermanitos" Jackson.
Ya iba siendo hora.
Y no se preocupen, Draco no va a dejarse más.
Espero les gustara~
Chapter 57: A Draco le deben un par de disculpas
Summary:
La búsqueda termina y nuestros héroes van atando cabos
Notes:
Espero que les guste este capítulo. Y que fangirleen conmigo de la pareja queer platónica que hacen Sally y Cissy.
Diría que muchas gracias a mis betas pero este capítulo no fue beteado. #No Beta, we die like archival assistants.
Gracias a todos por leer
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
55. A Draco le deben un par de disculpas
La lucha era feroz, en la entrada del Laberinto que llevaba al campamento; monstruo tras monstruo salía de la abertura, como un interminable río de maldad y odio, mientras los campistas hacían su mejor esfuerzo para detenerlos. Lluvias de flechas caían desde el bosque, gracias a les chiques de Apolo y Hermes. Las trampas que habían puesto les de Hefesto ya habían cobrado la vida de al menos doce docenas de monstruos. Los chiques de Ares lideraban la carga frontal, siendo apoyados por les de Demeter y Afrodita, mientras les de Atenea dirigían las cargas laterales.
Percy no estaba muy pendiente de ello, sin embargo; lo único que le importaba era ir de aquí para allá, peleando donde viera un hueco en su formación, o ayudando donde necesitaran algo de agua (como hacía un momento que había tenido que apagar un fuego en el bosque).
Entonces Kampê salió del Laberinto, con su cinturón de cabezas monstruosas rugiendo, y dos espadas en las manos, listas para atacar. La cabeza de león llevaba el hilo de Ariadne, y una de sus piernas parecía haber sufrido de una de las trampas de cables.
A Percy le pareció extraño, pero no tenía tiempo para pensarlo; tenía que atacar y defender el campamento. Corrió, seguido de Annabeth hacia Kampê y a su paso vio varios campistas en el suelo, heridos o peor. No. No pienses en ello, Percy, concéntrate en pelear.
Pero había un vacío en su pecho, pues la voz en su cabeza no sonaba como Draco. Mejor. Mejor que no esté aquí, así no estará en peligro, así va a estar bien. Eso se repetía en la cabeza de Percy mientras se lanzaba a atacar.
🙟✦🙝
Narcissa vio el rostro sucio de su hijo y sintió su corazón hacerse una bolita:—¿De verdad te dijo eso?
—Soy una carga para él, Madre; por supuesto que lo dijo—Draco replicó amargamente. A juzgar por el ambiente detrás, estaba en una especie de caverna:—Y pues, a veces la mejor forma de ayudar es no estorbar.
—Dudo que lo hicieras, mi niño—la mujer dijo con suavidad:—Seguro sólo está preocupado por tí; estás aún débil.
—Eso no importa—Draco desvió la mirada, algo molesto:— lo importante es que Theo, Nico y yo estaremos de vuelta en casa pronto.
—Y los recibiremos con los brazos abiertos—Narcissa aseguró sonriéndole con amabilidad:—y no te preocupes, entrenaremos juntos para que el próximo verano nadie pueda decir que no puedes ayudárlos a defender el campamento.
Entonces su niño, dulce niño, la miró fijamente. Su expresión era algo oscura, y sus ojos grises se veían tormentosos:—Madre… Sé que… Sé que el donante hizo que no pudieras darme su nombre pero…
El rubio dejó la frase inconclusa, como si estuviera buscando las palabras o como si temiera preguntar algo más.
—El… “Donante” como lo llamas es un dios particular, mi niño—respondió Narcissa con suavidad, y vio como el chico alzaba la cabeza ante eso.
—Entonces, si es un dios ¿verdad?— su niño sonaba finalmente como un niño, no como un chico al que le habían puesto el peso del mundo encima:—Un dios, no un titán.
Oh. Narcissa suspiró:—es un dios, mi niño, un dios como Hades, o Hécate…
Draco parecía más tranquilo, y sonrió levemente:—Gracias, Madre, necesitaba oirlo.
Narcissa quiso, no por primera vez desde que la comunicación via mensaje iris hubiera empezado, abrazar a su niño con fuerza. Pero eso ya sería después, cuando volviera a casa:—No puedo esperar a verte de nuevo, mi dragoncito.
—Yo también quiero verte, Madre—Draco respondió con una sonrisa enorme:—Y quiero presentarte a Nico~ Seguro se llevarán muy bien.
🙟✦🙝
Annabeth quería llorar, pero no podía darse el lujo de hacerlo. En sus brazos, sostenida contra su pecho, estaba la computadora de Dédalo. El hombre había decidido entregarse finalmente a la muerte, para poder destruir el laberinto con él. Era un gesto noble, pero horrible.
—Dédalo, no puedes matarte—musitó Percy, negando con la cabeza.
No tiene qué… La voz de Draco sonó en la cabeza de la rubia y una oleada de alivio la recorrió. El chico no estaba molesto con ella.
Oh, si lo estoy, terriblemente. Pero ahora tengo un mensaje de Nico para Dédalo… Díle que nos busque en la entrada al Inframundo, y nosotros liberaremos su alma. Que su perro lo traiga, será más rápido.
Annabeth hizo una mueca, pero se acercó a Dedalo:—Debes ir a la entrada del inframundo, que la Señora O’Leary te lleve.
La expresión de Dédalo se ensombreció:— El hijo de la muerte estará esperándome ¿no es así?
Annabeth asintió y Dédalo suspiró, antes de subirse al lomo de la perra del infierno:—No tardará en colapsarse una vez me vaya; que ninguno de ustedes esté en él.
Y con eso, Dédalo le susurró algo en el oído a la perra, que saltó a las sombras y desapareció.
—¿Por qué Draco si habla contigo?—Percy preguntó, y su voz sonaba rota, casi como cuando habían tenido que dejarlo atrás en el inframundo varios veranos atrás.
—Porque aunque esté molesto conmigo sabe que voy a seguir sus instrucciones:—Annabeth replicó, algo molesta:—¿Por qué le dijiste eso?
—Porque no quiero que la próxima vez que hagamos una mortaja si tengamos que enterrarlo con ella—Percy replicó, con expresión sombría, antes de dar la vuelta:—estuvo muy cerca esta vez.
Annabeth entendía. Sin embargo:—Todos estamos en peligro por ser semidioses, no sólo él…—la rubia entonces corrió hacia uno de los hijos de Hefesto, para que le ayudara a pasar el mensaje: “Aléjense todos del Laberinto”.
🙟✦🙝
—Aquí estoy, respondiendo a tu llamado, hijo de la muerte—dijo Quintus, apareciendo a lomos de la señora O’Leary, que no parecía muy cómoda con el lugar en el que estaban.
—Minos se asegurará de tu juicio sea desagradable—comentó Draco, acercándose a la perra del inframundo para acariciarla y calmarla. Quintus se bajó de ella y los miró con el rostro ensombrecido.
—Tendré que confiar en la justicia del Inframundo. Es todo lo que podemos hacer—respondió el hombre antes de mirar a Nico:—¿Vas a usar mi alma como pago entonces? Para recuperar a tu hermana.
Nico miró a Draco un momento, y luego negó con la cabeza:—No. Voy a liberar tu espíritu, pero Bianca se fue, y debe quedarse donde está.
Draco le dio la mano al chico y le sonrió con gentileza, a lo que Nico sonrió con tristeza.
—Muy bien, hijo de Hades—respondió el hombre/autómata:—te estás volviendo sabio…
Nico se sonrojó un poco cuando el rubio a su lado le dio una palmada en la espalda, pero volvió a tener compostura pronto. Y Draco no pudo evitar pensar que la mano de Lucius se empezaba a notar en el niño.
—Antes de irme, sin embargo—dijo Quintus/Dédalo, mirando a la perra que ahora jugaba con Theo (convertido en lobo):—No puedo dejar a la Señorita O’Leary sola, y ella no tiene deseos de volver a llamar a este lugar hogar. ¿Podría pedirles que la cuidaran por mi?
Draco se apresuró a asentir; va, no era un dragón, pero un perro del inframundo era algo muy cool que tener de mascota ¿no? Además era tan dulce:—por supuesto.
Nico sacó su espada entonces (hecha de acero estigio, según el chico les había dicho de camino) y la usó para canalizar su poder:—Tu tiempo llegó hace demasiado, libérate y descansa.
Una sonrisa de alivio cruzó el rostro del hombre, antes de volverse transparente y mostrar todos los engranajes y mecanismos que funcionaban dentro, para acto seguido, volverse cenizas y ser llevado por un viento salido de ningún lugar. La Señorita O’Leary se acercó y aulló con tristeza, a lo que Theo se le acercó y le puso la cabeza en el hombro en un gesto canino de consolación.
Entonces la tierra tembló con tal fuerza que seguro se había sentido en todo el país. Draco miró a Nico quien suspiró largamente, las ojeras bajo sus ojos se habían vuelto más oscuras.
—Es hora de volver a casa—el rubio dijo, acariciándole el cabello a su hermano adoptivo, que asintió, bostezando.
—O’Leary dice que puede acercarnos una buena parte—comentó Theo, trotando hacia ellos.
—¿Ahora hablas perro?
—Que quede en constancia que sé más de ocho idiomas ¿vale?
—¿Y uno de esos es perro?
—No, para eso usé un hechizo de comunicación.
—Ah…
🙟✦🙝
Percy sintió su corazón romperse en pedazos mientras veía a los hijos de Apolo envolver a Lee en su sudario, mientras Pollux trataba de decir unas palabras para despedir a su hermano Castor. La idea de que él o Draco estuvieran ahí haciendo lo mismo hacía que su estómago se revolviera.
Había habido muchos heridos, que al momento estaban esparcidos por ahí, ayudando a cuidarse unos a otros, aunque ninguno de mucha gravedad, porque al parecer los paquetitos de emergencia que Draco les había hecho, los habían ayudado un monótn durante el combate; cada uno de los que habían usado uno hecho por el rubio había escapado por los pelos de morir, y había logrado llevarse heridas muy leves a comparación de los otros, así que habían podido ayudar.
Las trampas que Theo había “ayudado” a setear se habían re-acomodado y re-lanzado varias veces durante el transcurso de la batalla, lo cual le parecía impresionante a los hijos de Hefesto, pero no tanto a Percy.
El hecho de que los tres chicos no hubieran vuelto al campamento luego de que la batalla hubiera acabado había molestado a más de uno, incluyendo a Lavender que parecía bastante molesta con el hecho de que los otros se hubieran ido sin ella.
—¿Draco no va a volver?—preguntó con suavidad Will, acercándose a Percy. Tenía el rostro sucio y surcado de lágrimas, pero el pelinegro no podía culparlo; Lee había sido prácticamente quien lo había criado y le había enseñado todo lo que sabía.
—No creo…—Percy dijo, honestamente, mientras caminaba con desgano hacia el bosque (Grover iba a tener un juicio y él no estaba de humor para tonterías)
—Oh…
—P-puedes hablarle por mensaje iris, debe, uhm estar en la Mansión Malfoy…
El rubio menor asintió, un poco menos triste, y se fue, probablemente a hablar con Draco, mientras Percy se sentaba a escuchar a los ancianos ungulados ser estúpidos y no creerle a Grover.
—¡Les digo que fue Pánico!—siseó Juniper, la novia de Grover. Lo que ocasionó más discusiones por parte del Consejo sobre lo hereje que eso era y sobre como debían seguir buscando.
Percy casi quería entenderlos; dos mil años de búsqueda ¿para qué? ¿Para que Pan expirara su último aliento y les dijera “sálvense ustedes mismos”? Que horrible. Sin embargo, eso no les daba derecho a ser unos desgraciados con Grover.
Como el miedo a que Draco se lastimara por su culpa no le daba derecho a tratarlo como lo había tratado. Rayos.
Percy hizo una mueca,volteó a un lado a ver como el Señor D (vestido con traje y corbata, y con el cabello cuidadosamente peinado) llegaba al claro para defender a Grover y pedirle que le volviera a contar la historia sobre el encuentro con el dios Pan. Percy no entendía como hacían los dioses para que todo a su alrededor escalara de esa manera tan horrible, pero al parecer el concilio de los Sabios Ungulados se había disuelto, y ahora Grover estaba a cargo de dirigir a los Sátiros según lo que Pan le había dicho.
Que feo una promoción causada por la muerte de alguien…
Como Michael que ahora era el líder de la cabaña de Apolo.
Percy hizo una mueca, pero asintió cuando Annabeth comentó:—Grover ha crecido mucho.
🙟✦🙝
—La verdad si me gustaría volver—comentó Draco mientras retozaba en el jardín tranquilamente, acostado al lado de los lazos de luna que se mecían perezosamente en la brisa.
—¿Aún luego de todo lo que te dijeron?—Will preguntó, sus ojos estaban rojos e hinchados por llorar. Y según lo que se alcanzaba a ver, estaba detrás de la cabaña de Apolo.
—¿Cómo más voy a probarles que están equivocados?—el rubio mayor replicó, sonriéndole de lado, antes de girarse para poderlo ver completamente:—también, me siento culpable por haberme ido… Tal vez si hubiera estado.
Will negó con la cabeza:—no inventes, Draco; sé que nos ayudaste de una forma extraña y que no puedo entender.
Draco hizo un puchero:—No vayas por ahí diciendo eso; creerán que soy un pusilánime.
—Gracias—Will respondió, esbozando una pequeña sonrisa:—tu paquetito me dio suerte y me ayudó a salvar a otros.
Draco sonrió de lado a lado:—eso me alegra mucho, de verdad… Por más enojado que esté, no me gustara que muera gente.
—Seguro Lee te agradecería también.
—Eso no lo sabemos, y es mejor no insistir en pensar qué pudo haber dicho.
—S-supongo que es mejor.
—Si lo es… Puedes preguntarle a Nico si quieres.
—Creo que a Nico no le agrado.
—No lo tomes personal, a él no le agrada nadie.
—Tampoco le agrado a Theo…—Añadió Will con un puchero a lo que Draco rió, negando con la cabeza.
—Por favor, si no le agradaras ni siquiera te dirigiría la palabra—replicó Draco, divertido:—me atrevo a decir que eres el mestizo que más le agrada de todos.
—¿No serías tú?
—Va, pero es que es mi mejor amigo.
—Creí que Percy era tu mejor amigo.
—¿Después de lo que pasó? Que agradezca que voy a ira su cumpleaños.
Will ladeó la cabeza:—¿Vas a ir a su cumpleaños? ¿Después de lo que pasó?
Draco asintió con vehemencia:—Claro, tengo que demostrarle que soy mejor persona que él, así que le conseguí un super regalo mega detallista para hacerlo sentir como un moco en la pared por haberme humillado públicamente.
Will hizo una mueca:—¿Y entonces? ¿Vas a hacerle lo mismo? ¿Ojo por ojo?
—Hacerle lo mismo sería hacer que el campamento lo eche—replicó Draco categórico:—sólo voy a hacerlo sentir mal por ser un pésimo amigo. No soy hijo de Némesis.
—Hablando de eso…—Will bajó la mirada jugueteando con su collar de cuentas, tenía tres más que Draco, lo que significaba que llevaba mucho tiempo en el campamento. El rubio menor se mordió el labio y musitó:—N-no me importa quién sea tu padre; lo que importa es lo que tú hagas o no con tus poderes y…—Will alzó la mirada, y Draco la sintió cálida como el sol, a pesar de lo lejos que estaban:—te he visto, Draco; no eres una mala persona. Tal vez un poco travieso y, si te molestan, desagradable, pero no malo… Lo que quiero decir es…
—También confío en tí, Will—respondió Draco con una sonrisa cálida:—por eso te pedí ayuda con Nico, porque no hay nadie en quién confíe más en ese campamento. Ni siquiera Silena.
Las mejillas de Will se tiñeron de un suave rosado:—oh… uhm… Pues, la verdad Nico me cayó bien, aún si no entiendo su juego.
—Se hace querer ¿no?—Draco asintió, sonriendo malicioso:—ahora, necesitaré tu ayuda para hacerlo darse cuenta de que el campamento no es un mal lugar ¿vale?
—¿En serio?
—No le confiaría esto a nadie más, Will… Además, quiero que tenga buenos amigos en quién contar.
—¿S-soy un buen amigo?
—Casi tanto como Theo, pero Theo es un santo, porque me aguanta en el colegio.
—Debe ser…uhm…—pero Will se mordió la lengua antes de terminar la frase.
Draco rió:—Dilo; debe ser terrible tener que aguantarme todo el año, en especial en un internado.
Will hizo otra mueca y Draco soltó una carcajada. Al poco tiempo, Will estaba riendo también. Menos mal, porque Draco odiaba ver al rayito de sol tan triste.
🙟✦🙝
Percy agradecía que Tyson estuviera por ahí, aún si le ponía un poco celoso la idea de que el cíclope no sólo fuera reclamado apenas puso un pie en el campamento sino que había sido invitado personalmente al Palacio de Poseidón y las Forjas divinas. El pelinegro había decidido que el chico no tenía la culpa de que su padre fuera terrible en eso de ser padre, y que tampoco tenía la culpa de que él hubiera sido tan malo con Draco.
Porque había sido horrible con Draco.
Y el rubio ahora estaba muy enojado con él, y lo único que sentía cada vez que trataba de usar la conexión era silencio o agresividad. Eso y que al parecer el rubio si le respondía los mensajes Iris a Will pero no a él. No era justo ¿Cómo iba a disculparse si no le daban la oportunidad?
¿Debía haber ido tras Draco? ¿Y entonces? ¿Dejar que el campamento sufriera por ello? No le parecía justo.
—Los campistas están diciendo que Cronos es el padre de Draco—comentó Tyson, acomodando su almohada y haciendo que Percy volteara a mirarlo.
—Eso es mentira—Percy dijo, aún si no estaba seguro.
—Eso les dije—Tyson replicó como si fuera obvio:—Draco no es hijo de Cronos, sólo es hijo de algo antiguo, oscuro y aterrador.
Percy se mordió el labio para no decirle al cíclope que eso no ayudaba tanto como él esperaba. En su lugar pregunt+o:—¿Y qué te dijeron?
—Que esperaba que se hubiera unido a Cronos para poder quitarle la sonrisa sardónica de la cara—replicó el cíclope, imitando la voz de una chica. ¿Cuál? Percy no tenía idea, pero sonaba que detestaba a Draco con toda su alma.
¿Qué podía haber hecho el rubio para ganarse tanto odio en tan poco tiempo?
O tal vez, no era odio, sino miedo y desconfianza. Después de todo, varios campistas habían comentado que el rubio había sido muy unido a Luke y que se la pasaba maldiciendo a los dioses (excepto Hestia) cada que tenía la oportunidad. Muy parecido a como había pasado con otros mestizos que se habían terminado por unir a Castellan.
Percy no había querido verlo, pero incluso Silena había comentado que el rubio parecía tener un crush con el mayor. ¿Por qué a todos le gustaba tanto ese estúpido? Todo eso solo le daba rabia e impotencia.
Incluso Annabeth seguía teniendo fe de que Luke seguía ahí, debajo de Cronos.
Percy se abrazó a una almohada y escondió el rostro para no gritar o llorar de rabia y celos.
Lo peor de todo era que seguro no podrían pasar su cumpleaños juntos porque el rubio seguro no iba a perdonarlo por lo pronto. ¿Cómo le iba a explicar eso a su mamá? ¿Ya sabría? Probablemente Draco ahbía pasado por ahí antes de irse a casa. ¿Porqué no lo había llamado todavía entonces?
El pelinegro sentía que no iba a poder dormir por culpa de todas las dudas y recriminaciones que rondaban su cabeza. Así que decidió salir de la cabaña en silencio, para darle una vuelta al bosque antes de que fuera el toque de queda.
El bosque nunca le había asustado antes, pero ahora que lo veía sólo podía recordar los horrores del a batalla que acababan de vivir; el cuerpo deshecho de Lee, la mirada inexpresiva de Castor, los gritos y llantos de sus compañeros de campamento.
La expresión de traicionado de Draco.
Percy caminó hasta el puño de Zeus y lo fulminó con la mirada, como si eso fuera arreglar algo.
—Triste como se ha vuelto un lugar de pesadilla—comentó una voz detrás de él. Dioniso se había acercado, todavía en su traje negro, y Percy pensó, por un momento, que tal vez el hombre iba de traje por el duelo a su hijo. El dios lo miró un momento antes de decir con tranquilidad:—camina conmigo.
—¿A dónde?—Percy no podía evitar sospechar un poco; no tenía la mejor relación con el director del campamento.
—Sólo hasta la Fogata—replicó el señor D, antes de añadir, cínico:—me estoy empezando a sentir mejor, así que pensé en hablar contigo un momento. Siempre logras molestarme.
—Ah bueno—Percy hizo una mueca, pero siguió al dios de vuelta al campamento. Al cabo de un rato lo notó flotando, sus pies sin tocar el suelo. Cuidado se ensuciaban sus zapatos pulidos.
Finalmente, cuando se acercaban al borde del bosque, el dios habló:—Hemos sufrido muchas traiciones—su voz era tranquila, como si hablase del clima:—Las cosas no se ven bien para el Olimpo, sin embargo, tú y Annabeth salvaron el campamento— la expresión del dios se agrió un momento:—No sé si estar agradecido, la verdad.
—Fue un esfuerzo de grupo—replicó Percy, porque honestamente lo había sido.
—De la forma que fuere, digamos que fue relativamente competente lo que hicieron ustedes dos—Dioniso se encogió de hombros:—Pensé que querrías saberlo, que no todo fue una pérdida.
Al llegar al anfiteatro, el dios señaló a la fogata, donde Clarisse y un chico hispano estaban sentados hombro con hombro, riendo bajito. Era el chico que había enloquecido en el Laberinto, pero se le notaba bastante mejor. Un momento de lucidez le dijo que debía haber sido el dios quien lo curase, porque la verdad no parecía haber otra opción.
—Usted… Lo curó ¿no es verdad?
—La locura es mi especialidad—dijo el dios con una sonrisa maliciosa, antes de encogerse de hombros nuevamente:—fue bastante sencillo.
Percy estaba confundido:—Hizo algo bueno ¿por qué?
—¡yo soy bueno!—el dios alzó una ceja y se cruzó de brazos:—destilo bondad, Perry Johansson ¿No te has dado cuenta?
No, la verdad es que Percy no se había dado cuenta.
—Tal vez me sentí dolido por la muerte de mi hijo—continuó el dios, casi como poniendo excusas:—tal vez creí que el chico Chris merecía una segunda oportunidad; de cualquier forma, Clarisse está menos propensa a matar alguien más.
—¿Y porqué me dice esto?—preguntó Percy, a lo que el señor D rodó los ojos y suspiró.
—Hades sabrá, pero recuerda muchacho que un acto de bondad puede ser tan poderoso como una espada—dijo él, mirando hacia el horizonte, pensativo:—Como mortal nunca fui un buen luchador, poeta, o atleta… Sólo hacía vino. La gente de mi aldea se reía de mi y decía que nunca haría nada , pero mírame ahora—entonces volvió a mirar a Percy:—a veces las cosas pequeñas se pueden volver muy grandes, buenas o malas.
Y con eso el dios se alejó, dejando a Percy para ver a Clarisse y Chris cantar una cancion de campamento juntos, tomados de la mano.
Cositas buenas ¿huh?
🙟✦🙝
—¿Draco?—Sally miró sorprendida al rubio, que estaba en la puerta de su casa, acompañado de Narcissa (en un vestido veraniego adornado con sus flores homónimas) y el pequeño Nico :—Cissy, Nico; que sorpresa verlos.
—Vinimos a ayudarte a sorprender a Percy por su cumpleaños—dijo Draco con una sonrisa angelical que no auguraba nada bueno.
—Draco vino a eso, yo sólo quiero galletas—dijo Nico categórico:—usted hace las mejores galletas, señorita Jackson.
—Yo vine a supervisarlos y a enterarme de todo lo posible contigo, querida—añadió Narcissa con una sonrisa esplendorosa, poniendo sus gafas de carey con cuidado sobre su flequillo y dándole un par de besos en la mejilla.
Sally sonrió ante la personalidad de la rubia y suspiró:—si saben que falta como una semana para el cumpleaños de Percy ¿verdad?
—Si sabemos, pero Draco, Nico y la señorita O’Leary estaban poniendo a Lucius con los pelos de punta además, tiene que preparar todo para que yo pueda volver a entrar a nuestra sociedad, así que tiene que hacer varias llamadas e invitar mucha gente importante a la casa que no puede vernos a nosotros o a una perrita del inframundo—Narcissa explicó, dejando su bolso en una mesa y sentándose en la silla con una sonrisa, antes de sacar una jaula (que no debía caber en el bolso) con una perrita del tamaño de su mano.
—Sigo sin creer que la miniaturizaras—comentó Nico, acercándose para recibir la jaula para jugar con la perrita.
—No íbamos a traer una perrita del tamaño de un auto al apartamento—replicó Draco negando con la cabeza:—además ella sabe que es temporal ¿cierto, bonita?
La perrita ladró contenta y Sally no pudo evitar sonreír, al escucharla. Entonces un ruido provino de la cocina.
—Sally ¿Quién es?—preguntó Paul, saliendo de la cocina con algo de harina en la nariz (había estado tratando de enseñarle a hacer galletas, y con tratar Sally se refería a que habían terminado peleando con harina). Paul se quedó quieto mirando a los tres invitados y esbozó una sonrisa:—Oh, no sabía que tu hijo había vuelto.
—Sally, querida—Narcissa miró a Paul intensamente, sonriendo de lado a lado:—¿Quién es este dulce caballero y porqué robó mi puesto como tu asistente de galletas?
—¿Eras su asistente de galletas?—Draco preguntó, entre sorprendido y deleitándose.
—Claro, ser la asistente me asegura poder lamer la cuchara—respondió Narcissa como si fuera lo más lógico del mundo:—como Sally hace las mejores galletas del mundo es un puesto de honor por el que estoy dispuesta a luchar.
—Cissy—Sally rio bajito, dándole un golpecito en el brazo:—si quieres puedes ayudarnos con las galletas.
—Amaría hacer eso, florecita~—respondió Narcissa, agarrándose de su brazo y sonriendo:—pero no quiero dejar a los niños solos.
—Yo puedo quedarme con los niños—ofreció Paul, mirándolas con sospecha:—igual quería conocer mejor a tu hijo, Sally.
—Ah, nuestro hijo —Narcissa asintió mirando a Draco:—dime, Sally, mi cielo ¿Quieres adoptar conmigo a Nico también?
Sally trató de no reírse ante eso, porque Paul se veía bastante perdido ante Narcissa y su sonrisa radiante.
—Yo también quiero dos mamás—comentó Nico con una sonrisita:—en especial si son ustedes.
—Las mejores mamás del mundo—añadió Draco, angelicalmente mirando a Paul:—¿No te parecen las mejores, Paul?
—Me temo que no conozco a “Cissy”—dijo Paul, sensato como siempre:—sin embargo, debe ser muy especial para que ustedes la tengan en tan alta estima.
—Oh, Narcissa es un sol—respondió Sally, poniendo una mano sobre la de Cissy, sonriendo:—va a encantarte.
—Hablemos ahorita, Paul—Narcissa le pestañeó antes de voltear hacia Sally:—primero tenemos que hacer galletas~
Y con eso, dejaron a Paul con los niños (lo cual le preocupaba un poquito a Sally, en especial por la sonrisa angelical con la que Draco las había mirado al irse a la cocina).
—Muy guapo—comentó Narcissa apenas estuvieron en la cocina, haciendo un movimiento leve de su mano para que la cocina quedara limpia y ella pudiera sentarse en el mesón, extendiendo las manos para que Sally le diera el tazón donde iba mezclando.
—¿Te parece?—Sally le puso el tazón en las manos, y procedió a agregar los huevos a la mantequilla y azúcar.
—Te mira como si hubieras colgado las estrellas en el cielo—suspiró Narcissa con una sonrisa cálida, tomando el batidor para ayudar a incorporar los huevos.
Sally se sonrojó un poco ante eso:—¿Draco te contó sobre ello?
—No, pero se te ve muy feliz—la rubia respondió, divertida:—¿Draco sabe que te pretende?
—Ya lo amenazó, creo—respondió Sally con un suspiro, viendo como Narcissa soltaba una de sus carcajadas elegantes y suspiraba emocionada.
—Ay, mi florecita—suspiró la rubia mientras su amiga agregaba un poco de vainilla al tazón:—me alegra mucho ver que has encontrado alguien que te trate como te mereces.
—Dime que no leíste mi mente, Cissy.
—No hizo falta, aunque la suya si la leí; está tan enamorado que me da nauseas—Narcissa sacudió la cabeza, riendo:—parece mi Lucius, si te soy sincera.
—Esas son palabras mayores, Cissy—apuntó Sally, sonrojándose más:—No creo que Lucius haya amado a otra persona como te ama a ti.
La expresión de Cissy se suavizó, un pequeño sonrojo le tiñó las mejillas de un dulce rosado:—Lo hubieras visto cuando me vio, Sally… Era como si no hubiera pasado un día y como si me hubiera esperado por toda la eternidad~
Sally rio bajito, sintiendo su corazón calentarse de alivio al ver a su amiga tan contenta:—¿Ah si?
—Me tomó en sus brazos, me dio un beso suave y me dijo, con total naturalidad: “te ves tan hermosa de blanco”—Narcissa suspiró encantada, dejando que Sally tomara el tazón para poder incorporar los ingredientes secos:— me ha llevado al salón a bailar, hemos cenado juntos, tomados de la mano como siempre… Como si no hubiera pasado un día; ni siquiera me increpó por irme, sólo parecía tan feliz de verme de nuevo.
—Ese hombre te ama demasiado—comentó Sally, a lo que Narcissa asintió, suspirando antes de bajarse del mesón para abrazar a Sally mientras cortaba los pedazos de chocolate amargo para agregar a la mezcla.
—Y cuéntame—pidió Narcissa suavemente, tomando los pedazos ya cortados y poniéndolos en el tazón. Sally extrañaba eso; tener un par de manos extra y ser abrazada por su amiga, que al parecer había descubierto lo hermoso de abrazar a sus amigos con ella. La rubia se robó un pedacito de chocolate, lo partió al a mitad y le puso uno en los labios antes de comerse la otra mitad:—¿de dónde salió Paul?
—De un seminario de escritura creativa que tomé—respondió ella con una sonrisita:—le pareció muy poética y linda la forma en la que veía el mundo y lo plasmaba en las páginas y comenzó a hablarme.
—Tiene razón—comentó Narcissa, aprobatoria:—después de todo, sabes ver la belleza en todas partes y la magia en las cosas mundanas.
Sally se apresuró a negar:—Eso no…
—Mi pequeño Draco se parece en eso a ti—la rubia comentó, con algo de tristeza:—lo criaste muy bien…
—Es un niño maravilloso.
—No gracias a mi… No debí dejarlos solos tanto tiempo.
—Tenías miedo, Cissy, de que algo le ocurriera.
Narcissa no respondió, y Sally simplemente se dio la vuelta para darle un abrazo fuerte. La rubia se derritió en el abrazo, sollozando suavemente, mientras ella le acariciaba el cabello con ternura, murmurando cosas para tranquilizarla, de cómo ellos la querían, de como la entendían, que nadie la culpaba, que ahora tenía la opción de estar ahí para Draco.
Cuando la rubia dejó de llorar, Sally le sonrió y le ofreció la cuchara con masa, antes de agregarle unas gotas de colorante azul a la masa, batirla un poco más y empezar a sacar varias bolitas para ponerlas en el papel parafinado.
—Sally—llamó Narcissa al cabo de un rato.
—¿Dime, Cissy?
—Muchas gracias por cuidar de mi Draco.
—Fue un placer.
Narcissa sonrió, limpiándose las lágrimas con la punta del dedo, para no dañarse el maquillaje:—te adoro ¿sabes?
🙟✦🙝
El último día de campamento, Percy y Annabeth se estaban despidiendo en la cima de la colina mestiza, junto al árbol de Thalía. Percy se sentía triste y algo roto después de todo lo que había pasado, y estaba seguro de que Annabeth igual, sin embargo.
—Annabeth—Percy llamó, porque aún le quedaban preguntas:—¿Qué decía el resto de la profecía? Draco nunca quiso decirme…
Annabeth no respondió, mirando hacia las cabañas, en silencio.
— “Rebuscarás en la oscuridad del laberinto sin fin, el muerto, el traidor y el desaparecido se alzan.” —comentó Percy, llenando el silencio:—y Nico levantó muertos, salvamos a Ethan que nos traicionó y encontramos a Pan, alzando su espíritu.
Los ojos de la rubia se llenaron de lágrimas, mientras negaba con la cabeza como si quisiera que se detuviera.
— “Te elevarás o caerás de la mano del rey de los fantasmas,” —continuó Percy, sin embargo:—No Minos, sino Nico, que nos salvó al quedarse de nuestro lado… Luego, uhm “El último refugio de la criatura de Atenea.” se refería a Dédalo ¿no?
—Percy—Annabeth dijo, casi como una súplica.
— “Destruido por un héroe con su último aliento.” eso es el Laberinto ¿no? Pero la última…
Annabeth lo interrumpió, con lágrimas bajándole por las mejillas:— “Y perderás un amor frente a algo peor que la muerte” esa era la última línea ¿estás feliz ahora, Percy?
No. Percy no lo estaba:—Así que… Luke…
—No sé—Annabeth negó con la cabeza:—no sabía a quién se refería la profecía; N-no sabía si….—su voz se quebró un poquito:— Luke y yo… P-por años fue el único al que le importé… Y-yo creí…
Pero antes de que continuase, un brillo (ya reconocible) apareció frente a ellos. Una mujer alta en un vestido blanco había aparecido, como quien abre una cortina en el aire y aparece:—No te disculpes, querida.
—Hera— Annabeth no lucía contenta, en contraste con la diosa que la miraba casi orgullosa.
—Encontraron las respuestas, como sabía que lo harían—dijo la diosa con una sonrisa:—su búsqueda fue un éxito.
—¿Un éxito?— Annabeth estaba ultrajada:—Luke se ha ido, Dédalo y Pan han muerto ¿Qué clase de éxito es ese?
—Nuestra familia está a salvo—replicó Hera, como si fuera lo más simple del mundo:—Esos otros están mejor lejos, querida. Estoy orgullosa de ti.
Percy podía detestar mucho a Luke, pero nunca habría dicho algo tan horrible como lo que la diosa acababa de decir. Sin embargo, una idea vino a su cabeza. Un par de puntos unidos al fin.
—Fue usted—prácticamente la acusó:— usted le pagó a Geryón para que nos dejase pasar.
Hera se encogió de hombros, como si no hubiera sido nada importante:—simplemente quería allanarles el camino.
—Pero no te importaron Nico y Draco—siseó Percy, traicionado:—Estabas feliz de que se los entregaran a los titanes.
Hera resopló e hizo un gesto dismisivo con la mano:—Por favor, el hijo de Hades lo dijo, igual que la mitad del campamento; esos dos no pertenece aquí, nadie los quiere cerca. Tú mismo no hiciste nada para detenerlos cuando se fueron.
Percy sintió las palabras de la diosa como una puñalada en el corazón:—Hefesto tenía razón—gruñó, enojado:—solo te interesa tu “familia perfecta” no la gente real.
Hera lo fulminó con la mirada (no literalmente, pero ganas no le faltaban):—cuidado con lo que dices, hijo de Poseidón; Yo te guié más de lo que crees en el Laberinto—siseó la mujer, su voz causándoles escalofríos:—yo dejé que tu flecha volara, yo te envíe a la isla de Calypso, yo abrí el camino a la montaña de los Titanes—y entonces se volteó hacia Annabeth:—Annabeth, querida, tú seguro si ves como les ayudé; aceptaré un sacrificio por mis esfuerzos.
La expresión de Annabeth sin embargo, decía que estaba lejos de ofrecer algo en la fogata por la diosa; tenía esa expresión de determinación y desagrado que había lucido al enfrentarse a la esfinge en el Laberinto. Finalmente la rubia habló:—Percy tiene razón; es usted quien no pertenece, Reina Hera, así que para la próxima, gracias… pero no gracias.
—Te arrepentirás de este insulto, hija de Atenea—advirtió la reina de los dioses, brillando peligrosamente:—me encargaré de que te arrepientas.
Y con eso, la diosa se disipó en un halo brillante. Percy, que se había cubierto los ojos, hizo una mueca, antes de mirar a Annabeth, que parecía que acabara de comerse algo que no le gustaba en lo más mínimo.
Antes de que Percy pudiera decir algo, Annabeth se dio la vuelta para marcharse de vuelta al campamento:—Lo siento, tengo que volver a ver cómo está Quirón… Mantente en contacto, y si ves a Draco dile que quiero hablar con él.
—¡Espera, Annabeth!—empezó Percy, pero Argos pitó varias veces desde la van del campamento.
—Será mejor que te vayas, Sesos de alga. Salúdame a tu mamá.
Y la chica bajó hacia las cabañas sin mirar hacia atrás ni una vez. Percy se sentía mal, pero al menos ahorita en un par de horas iba a estar en casa donde nadie lo detestaba ni estaba molesto con él, ni esperaba nada de él más que un abrazo o dos.
¿No?
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchas gracias por leer y por los comentarios y kudos<3
Chapter 58: ¿Mezquino? ¿Draco? En efecto.
Summary:
Draco consigue unas disculpas y decide que ya estuvo bueno de dejar que los demás dijeran lo que quisieran de él.
Además, inicia un tercer año en Hogwarts~
Notes:
Este capítulo me gustó mucho escribirlo. Originalmente era más largo, pero entonces pasaban cosas que no me servían para continuar la historia así que recorté unos pedazos y los puse más adelante.
Espero que les guste el capítulo de hoy, que tampoco fue beteado, pero aquí morimos como Asistentes de Archivo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
56. ¿Mezquino? ¿Draco? En efecto.
—¡Bienvenido a casa!
Percy se quedó mirando la escena frente a si; Draco y Nico habían botado un par de puñados de confetti, mientras Narcissa y Sally le sonreían con un par de bandejas de galletas y pastelillos. En la sala había un gran banner que decía “bienvenido” en la letra elegante que Draco había estado practicando esos años.
—Te extrañamos—dijo Draco, con una sonrisa de lado a lado. Sin embargo la sonrisa no le llegaba a los ojos, y del vínculo no se sentía absolutamente nada. No por primera vez aquel verano, Percy quiso morirse.
—Volvimos sólo para celebrar tu cumpleaños—añadió Nico, entrecerrando los ojos al mirarlo; el menor era definitivamente peor actor que su amigo, pero igual hacía el esfuerzo.
Sus palabras le dolían mucho a Percy. Pero, a juzgar por las expresiones de su madre y la del rubio, ningún adulto sabía lo que había ocurrido antes de separarse en el campamento.
—Me alegra verlos—dijo el pelinegro, porque era cierto, aún si su voz sonaba algo ahogada. Sally de inmediato notó que había algo mal con su bebé, y se apresuró a acercarse para abrazarlo.
—¿Qué pasó, cielo?—preguntó su mamá, acariciando el cabello. Percy se agarró a ella, y dijo lo primero que se le vino a la mente:
—Perdimos a Lee y a Castor.
La sonrisa de Draco se desvaneció un poco, pero el chico no parecía sorprendido; así que de eso había hablado con Will.
—¿Quiénes eran Lee y Castor?—preguntó Nico, pasito.
—Lee era el líder de la cabaña de Apolo—explicó Draco, sombrío:—y Castor era… creo que uno de los gemelos del señor D.
—Oh
Sally abrazó con más fuerza a su hijo:—ay, Percy, lo siento tanto.
Draco se había acercado también; el más mínimo ápice de empatía corrió a través del vínculo, y Percy se agarró de él como si fuera el último vaso de agua en un desierto infinito. El rubio le acarició el cabello con suavidad y suspiró musitando bajito:
—No fue tu culpa, sesos de alga…—su voz era dulce al decirlo:—no puedes salvarlos a todos, y en una guerra siempre hay muertos.
Percy sollozó bajito, antes de estirar la mano para pedirle en silencio a Draco que se sumara al abrazo. Puede que no se lo mereciera, pero el rubio se lo dio de todas formas, acariciándole el cabello y simplemente sosteniéndolo, como si abrazarlo fuera a impedir que se rompiera.
Percy definitivamente no merecía a Draco. Pero estaba feliz de tenerlo cerca y que no estuviera tan molesto con él.
Horas más tarde, después de haber tenido una pequeña maratón de películas, Percy se daría cuenta de lo falso que eso era.
Al entrar al cuarto, luego de haberse lavado los dientes y la cara para ir a dormir, vio a Draco y a Nico sentados en la litera de arriba, hablando de las constelaciones pegadas al techo y de las historias detrás de ellas. Ninguno de los dos se inmutó cuando él entró.
Draco tampoco se ofreció a bajar para dormir con él, ni nada por el estilo. Los dos chicos siguieron con su conversación, aun cuando Percy se quedó mirándolos un rato.
Finalmente, el mayor habló:—Draco… Uhm… ¿Querrían bajar a dormir conmigo?
Draco lo miró fijamente y volvió su atención a Nico:—No, gracias.
—Pero…
—¿Qué pasa? ¿Ahora si me quieres aquí?
Percy se mordió el labio:—Si.
—Que triste—replicó Draco, categórico:—Debiste darte cuenta de que no me iba a aguantar tú sólo quererme cuando no hay nadie más por siempre.
—Pero viniste… P-por mi cumpleaños.
—Madre quería ver a Sally y Padre necesitaba la casa sola para actualizar las barreras.
Percy sintió las lágrimas llenarle los ojos:—No tienes que ser tan cruel.
Draco entonces volvió a mirarlo, y sus ojos tenían ese mismo halo dorado que antes:—¿Cruel? ¿No te pareció cruel no decirle a Nico de inmediato sobre su hermana? ¿No te pareció cruel no defenderme frente a tus amigotes del campamento? ¿No te pareció cruel dejarme ir cuando te pedí a gritos por el vínculo que fueras tras de mi?
Percy apretó los puños—no quería ser cruel
—Pero lo fuiste, Percy—Draco le dijo con firmeza:—puede que no quieras que la gente se sienta como algo desechable a tu alrededor, pero lo haces; apuesto a que ni siquiera te acordabas del nombre de Castor hasta que Pollux dio su discurso.
—Yo-
—No te hagas el santo, Percy; sé que prefieres a tus amigotes del campamento antes que a mi o a Tyson, sé que te molesta que no nos quieran, pero te molesta más que digan cosas de tí por estar cerca de nosotros.
—¡Tú hiciste amigos en el campamento!
—Si, claro—Draco saltó desde la litera y aterrizó, sin hacer ruido frente a Percy, mirándolo con rabia y tristeza:— tantos amigos que cuando tú y los otros me echaron, ninguno salió a mi defensa, ni ninguno fue tras de mí.
—P-pero seguiste hablando con Will.
—Will se disculpó, a diferencia de otros.
—Entonces—Percy apretó los puños con más fuerza:—¿Por qué no te largas con Luke?
Percy no supo porqué lo dijo, pero toda la ira se drenó del rostro del rubio. Y en vez de pelearle más, el rubio volvió a subir a la litera y se abrazó a Nico. Dejando la conversación así.
El pelinegro apagó la luz, furioso y se acomodó en su propia parte de la litera, tratando de no llorar.
—No sería capaz—Percy no supo si lo escuchó o lo soñó, pero la voz de Draco sonaba triste y el pelinegro solo quería subir a la cama de arriba y abrazarse a su mejor amigo.
No lo hizo.
Y al día siguiente, al despertarse, Nico y Draco ya no estaban en la cama.
Al salir a la sala, los vio inmersos en un juego de mitomagia, y la figurilla de Hades que Tyson había encontrado le pesó en el corazón.
—Draco—llamó Percy, y el chico alzó la mirada hacia él, como si la discusión de la noche anterior no hubiera ocurrido. Nico lo miró con desagrado.
El pelinegro sintió que sus ojos se llenaron de lágrimas:—L-lo siento—balbuceó, llevándose las manos al pecho, como si eso pudiera evitar que la presa se rompiera y las lágrimas fluyeran:—No quise que todos se pusieran contra ti y que te fueras. S-sólo tenía miedo…—las lágrimas cayeron, gruesas, dejando surcos en sus mejillas:—T-tenía miedo de perderte, o de que te lastimaras… C-c-cuando vi a P-pollux hablando de Castor, n-no pude evitar imaginar que pudimos h-haber sido nosotros… P-pudo haber sido tu cuerpo e-el que se quemaba en la p-pira.
Draco lo miró intensamente, antes de bajarse de la silla y caminar hacia él. No le ofreció un abrazo ni nada, solo lo miró largamente antes de decir:—Sólo escucho excusas, Percy.
—Te quiero—lloró Percy, extendiendo sus brazos, pero sin forzar al chico a abrazarlo:—fui un idiota y debí defenderte. No te merezco, pero te quiero y te extraño, Draco, por favor… ¿P-podrías perdonarme?
Draco lo miró, y luego miró hacia arriba, parpadeando para no llorar, antes de jalarlo a un abrazo:—¿Ves? No fue tan difícil.
Percy quería golpearlo, y gritarle, pero también quería fundirse en el abrazo y saltar de alegría al sentir el vínculo llenarse de calidez una vez más.
—Ay si, que bonitos—siseó Nico, mostrándoles la lengua:—ven a que siga destrozándote, Draco.
Draco bufó, tomando a Percy de la mano y jalándolo para que se sentaran juntos en la silla:—ya quisieras, Nico.
Percy se abrazó a Draco mientras el chico seguía jugando sus cartas, mostrándoselas para hacerlo partícipe aún si el pelinegro no entendía nada. Minutos después, Narcissa y Sally salieron de la cocina con una torre de panqueques azules gigante, y varias tazas de chocolate caliente con masmelitos que nadaban tranquilamente en él. Literalmente, nadaban.
🙟✦🙝
La fiesta de cumpleaños de Percy no fue nada grandiosa, parcialmente porque el chico no estaba muy de ánimos para una gran fiesta, dado todo lo que había ocurrido en el campamento, y parcialmente porque el que cumpliera quince sólo significaba que cada vez estaba más cerca el momento de la Gran Profecía y la guerra que conllevaba.
Draco por su parte había decidido hacer que igual Percy se sintiera animado, incluyendo a Tyson y a Nico en su plan de levantarle la moral, por más que el último no quisiera participar de a mucho (aunque cedió porque Percy había decidido disculparse también con él después de lo del día anterior).
El pelinegro había estado algo más tranquilo, compartiendo con ellos y con Paul que había explicado que lo de la explosión se había aclarado y que había sido culpa de Kelly, obviamente. Draco había querido apuntar que seguro había sido culpa de Percy también, pero una mirada del pelinegro bastó para que se mordiera la lengua. En algún momento, Paul le pidió a Percy que lo acompañase en la cocina para llevar unas cosas y Draco sólo pudo inferir que el hombre iba a preguntarle lo mismo que le había preguntado varios días antes.
Si le daba permiso para pedirle matrimonio a Sally.
Draco había estado que no cabía en sí de la emoción, y casi había dicho que sí sin reparos, sin embargo, no era él el que debía darle permiso realmente. Era Percy, después de todo, él era el hijo biológico de Sally y quien tendría que llamar Padrastro a Paul llegado el caso.
El rubio quería saber qué decían, pero había decidido darle su privacidad a Percy, y ahora estaba robándose un par de pedacitos de la decoración azul del pastel de Tyson, mientras esperaba mirando de reojo el regalo que le había traído a Percy. Algo super especial que su mamá le había ayudado a hacer basándolo en “una cosita chévere” que su primo había hecho en algún momento. El mejor regalo de todos, si le preguntaban.
Veo que sigues tras él , La voz de Luke llegó de la nada, probablemente significando que el chico había perdido otra vez el control total de su cuerpo, o que el Titán estaba haciendo algo que el chico prefería no ver.
¿Qué quieres, Luke?
Quería ver qué hacías, pero no me estás dejando ver.
Debe ser que no te lo mereces.
O que estás con Percy. ¿Por qué lo quieres tanto? No te trata particularmente bien
Es un tarado, pero así lo quiero, y me quiere así sea un mezquino.
¿Te dijo mezquino?
No, pero no me hago ilusiones; sé lo que soy.
A mi me pareces más que mezquino, alguien que sabe lo que vale.
Valgo demasiado para esta conversación.
Draco sintió más que escuchar la risa que le provocó al mayor, pero decidió ignorarlo, porque Percy acababa de salir de la cocina, llevando los vasos junto a Paul que traía el ponche. Mhmm ponche.
El rubio hizo lo posible por cerrar el vínculo con Luke como su madre y Snape le habían enseñado (aunque lo que ellos le habían estado tratando de enseñar se llamaba oclumancia, al parecer también servía para ello), y se dirigió a su amigo para ayudarlo a poner los vasos y reunir a los demás para poder cantarle el cumpleaños y que soplara las velas.
Sin embargo, cuando Percy estaba a punto de soplar las velas, sonó la puerta.
—¿Quién podrá ser?—preguntó Sally.
A lo que Draco comentó, burlón:—Pues sólo nos falta el padre de Percy.
El rubio no podía de la impresión al ver a Poseidón en la puerta, en todo su esplendor de camisa hawaiana, bermudas, sandalias y sombrero de pesca. El pelinegro lo miró con los ojos entrecerrados como si hubiera sido su culpa.
El hombre entró en la casa, tomando el chillidito de Sally como una invitación, y miró a todos antes de detener su mirada en Percy.
—Hola—dijo Paul, después de mirarlos a todos algo confundido:—soy Paul Blofis.
—¿Blowfish dijo?—el dios le tomó la mano, con firmeza.
—Eh, no, Blofis.
—Una lástima, me encantan los blowfish… Soy Poseidón.
—¿Poseidón? Que nombre tan interesante.
—Si, me gusta. Me han dicho por otros, pero prefiero Poseidón.
—Como el dios del mar.
—Tal cual.
Surreal. Draco pensaba que todo eso era surreal. Y Sally parecía pensarlo también porque interrumpió con voz aguda:—¡genial! Nos…ehm… alegra que pudieras pasar. Paul, ese es el padre de Percy.
Paul no parecía muy contento al decir:—ah, ya veo— pero Draco no podía culparlo, dada la forma en la que Sally se había sonrojado antes cuando Poseidón le había dicho que se veía hermosa como siempre.
Entonces Poseidón se acercó a Percy:—Aquí estás, mi muchacho—pero antes de que pudiera más que darle una palmada en el hombro, Tyson saltó para ir a abrazarlo con fuerza:—¡Tyson! ¡Hijo mío! ¿Cómo estás?
Draco hizo lo posible por no reírse al ver la cara de sorpresa de Paul, y como Sally se apresuraba a aclarar que no, el chico no era hijo suyo también.
Poseidón había logrado que Tyson dejara de abrazarlo y había puesto ambas manos en los hombros de Percy como si estuviera midiéndolo. A Draco no le gustó eso en lo absoluto.
—No podía perderme el cumpleaños número quince de Percy—dijo el dios del mar con orgullo:—Si esto fuera Esparta, ya serías todo un hombre.
Todo un peón . Cállate, Luke.
—Eso es verdad—apuntó Paul, como queriendo entrar en la conversación:—solía enseñar historia antigua.
—Ese soy yo, historia antigua—dijo Poseidón divertido, antes de pasar su brazo por encima de los hombros de Percy:—Sally, Paul, Tyson… Draco, Nico y Narcissa ¿Les importa si tomo a Percy prestado un momento?
Percy se volteó a Draco y le dijo:—explícale a Paul, antes de seguir a su padre a la cocina.
Paul entonces volteó a mirar a Draco, confundido:—¿explicarme qué?
—Oh, querrás sentarte—Draco replicó simplemente, tomando asiento también:—por que uno, esto va para largo y dos, es… difícil de procesar.
Apenas iban por la mitad de lo que había pasado el primer año que Percy y Draco habían descubierto que eran semidioses cuando Percy salió de la cocina con expresión taciturna. Paul no parecía muy convencido de lo que Draco y Sally le decían, pero luego de ver que en efecto Poseidón había desaparecido de la nada, algo tenía que creer.
El resto del día lo pasaron comiendo pastel azul y helado, contándole a Paul lo loca que era la vida de los mestizos y jugando juegos de mesa como charadas, o monopolio.
Para el final de la tarde, los chicos dejaron a Sally y a Paul en la sala, mientras Narcissa se ofrecía a acompañar a Tyson al campamento (con la excusa de que además tenía que pasar de rapidez por el MACUSA), y subieron a la habitación con pedazos de torta azul.
Draco miró fijamente a Nico, que había estado con ellos investigando cómo había sido posible que Luke contuviera el cuerpo de Cronos (porque la desgracia hacía comentarios sobre la vida de Draco pero no daba respuestas), esperando a que su hermanito se decidiera a decirle a Percy lo que había descubierto. Mientras Percy sacaba todo de sus bolsillos, como cuando iba a tirarse en la cama sin miramientos y se quedaba mirando un pedazo de lino que había en el bolsillo de su camisa.
Sin decir mucho, Percy trepó al balcón y plantó lo que parecía ser una ramita muerta (no lo estaba, Draco podía notar la magia brillando en ella todavía) en una de las macetas que Sally mantenía ahí. Tomó una cantimplora, la del campamento, y le echó unas gotas de néctar.
Draco vio como lentamente una plantita empezaba a brotar. Oh. Lazo de Luna.
Oh… Tal vez sería mejor dejar la conversación sobre qué iban a hacer respecto a nivelar el campo de juego para otro momento.
🙟✦🙝
—Voy a seguir buscando una forma de llevarte—prometió Draco, a lo que Theo asintió y el pequeño pelinegro finalmente los soltó. Nico había estado muy insistente en que él también quería ver Hogwarts y que no le parecía justo que fueran sin él, aún si Lucius había conseguido una plaza para él en un colegio privado que al parecer aceptaba Squibs, chicos que no habían sido aceptados en Hogwarts o muggles hermanos de magos.
Detrás de ellos iban Narcissa (usando su nuevo rostro que según ella era muy parecido a su hermana Andy y por tanto a su abuela) y Lucius que caminaban del brazo con parsimonia y elegancia. Mientras que el patriarca Nott avanzaba frente a ellos.
El pelinegro había visto las noticias en el Profeta, de que Lord Malfoy se iba a volver a casar con una descendiente de los Black que había conocido en Norte América. Draco no había sabido explicar muy bien porqué fingían que su madre no era su madre, pero no iba a pelear por ello, y Theo no le iba a pelear tampoco.
—Voy a estar pendiente de ti vía espejo—prometió Nico, un poco más animado:—y te mantendré al corriente de todo lo que haga.
—Vale, no te vayas a escapar mucho—pidió Draco, mirando de reojo el giratiempo que su padre le había conseguido al niño. No era justo ¿Por qué él no podía tener uno para sus clases?:—ni vayas a abusar de tu regalo.
—No voy a prometer nada—Nico sonrió de lado, a lo que Draco le revolvió el cabello y suspiró.
—Mira, ya vi a Daphne y a los demás—comentó Theo, jalando un poco a Draco.
—Va, ya voy—aseguró el rubio antes de irse a despedir de su familia, mientras Theo se acercó a su padre para despedirse y recibir lo que le habían prometido.
—Esto es de tu madre—dijo el hombre con suavidad, entregándole un dije con dos serpientes entrelazadas en un ocho, cada una mordiéndose la cola a sí misma:—ella me pidió que te lo diera cuando iniciaras tu tercer año.
Theo tomó el dije y lo miró intensamente, notando un escrito en runas antiguas en el borde: “samlyndi með óreiðu” leyó y frunció el entrecejo ¿Armonía a través del caos? ¿Qué tontería era esa? Sin embargo, era una pista, eso habría dicho su madre en la carta. Una pista para descubrir quién era; probablemente porque el único conocimiento que valía era el que se adquiere por sí mismo. Si, eso debía ser.
Theo se puso el collar, que se mantenía cálido contra su piel y lo escondió entre su túnica, antes de sonreírle a su padre:—averiguaré qué significa.
—Ten mucho cuidado y no hagas demasiadas travesuras.
—No puedo prometer no hacerlas, pero sí puedo prometer no quedar castigado.
—Ese es mi muchacho.
Theo sonrió ante la mirada de orgullo de su padre y siguió a Draco hacia donde Daphne, Blaise, Vincent y Gregory estaban esperando.
—¿Qué tal fue su verano?—saludó Daphne, con una sonrisa, antes de hacer un pucherito:—ninguno vino al cotillón de verano.
—Lo siento—Draco hizo un gesto de disculpa:—estuve algo ocupado en EEUU con la mujer que me cuidó y uhm… su amiga Chryssa.
—Oh ¿primer nombre?—Daphne sonrió intrigada, mientras caminaban para encontrar un vagón:—¿Ósea que estás de acuerdo con que tu padre se vuelva a casar?
—A mi me interesa que sea feliz, y Chryssa lo hace feliz—replicó Draco encogiéndose de hombros, a lo que Daphne asintió.
—Igual capaz y tienen más hijos. ¿No quieres otro hermanito?
—Nah, con Nico y yo es suficiente.
—Hablando de Nico—Daphne miró por encima de su hombro:—¿No va a venir con nosotros?
Theo intervino ahí:—Nico es… Uhm especial, y un poco enfermizo— se apresuró a decir:— Ha estado aprendiendo en casa, y le consiguieron tutores.
—Con suerte cuando se mejore pueda venir a Hogwarts—añadió Draco con firmeza:—mientras tanto, voy a estar contándole todo lo que pase en el castillo.
—Diría que con suerte este año no pasa nada, pero al parecer nada que atrapan a Black—Blaise hizo una mueca:—Madre estaba tan asustada que casi no me deja sólo cuando fui a ver a la familia de mi padre.
—No puedo culparla—Daphne hizo una mueca:—mi madre también estuvo manteniéndonos a Astoria y a mi en un hechizo de burbuja; no podíamos ni salir al jardín sin compañía al menos del elfo.
—Padre me mantuvo casi todo el tiempo en la mansión estudiando—comentó Vincent, ladeando la cabeza:—fue muy aburrido.
—Puedes repetirlo—convino Gregory, suspirando:—con suerte nos dejan tranquilos en Hogwarts.
Los Slytherin se apoderaron pronto de un vagón, acomodándose para pasar el largo viaje en tren; Theo sacó un libro de runas antiguas, para confirmar que lo que había leído era correcto, porque la verdad sólo había visto repasado un poco con la instrucción del profesor Sallow. Draco por su parte estaba leyendo de un libro negro que, si Theo no estaba mal, por dentro tenía uno de los “mangas” que al chico le encantaban, o tal vez una novela ligera. Probablemente la novela, dado que el rubio se había puesto sus gafas para la dislexia.
Daphne había sacado una de sus revistas para brujas y estaba probando encantamientos de peinados con el pelo de Draco (al chico parecía darle igual mientras leía), mientras Blaise jugaba snap explosivo con Gregory y Vincent.
Tranquilo, en su mayoría.
Hasta que la puerta del vagón se abrió de repente.
—Aquí estás, Draco—saludó Lavender con expresión cansada:—llevo casi desde que salimos de la estación buscándote.
—¿Y qué necesitas, Brown?—el rubio preguntó, sin levantar la mirada de su libro. Daphne miró a Blaise, que miró a Theo, quien se encogió de hombros, pero les guiñó un ojo (señal de que hablarían después).
La castaña hizo una mueca, apretando la puerta del vagón:—No tienes que ser grosero…—a lo que Draco la miró y alzó una ceja antes de volver su concentración a su libro. La chica bufó, antes de chasquear la lengua:—como sea, tu novio te está buscando. Adiós.
🙟✦🙝
—¿Quién soy?—le ronroneó una voz luego de que unas suaves manos le cubrieran los ojos. Neville sonrió poniendo sus manos sobre las que le cubrían los ojos.
—Te eché de menos, Draco—susurró, dándose la vuelta, de forma que el chico quedó abrazándolo del cuello, con una sonrisa boba.
—Yo también te eché de menos, mi leoncito—respondió el rubio rozando las puntas de sus narices:—me dijeron que me estabas buscando.
—Quería saludarte antes de que llegáramos a la escuela—Neville se encogió de hombros:—pero sin mi abuela quejándose de mi.
El rubio asintió, antes de tomarlo de la mano y llevarlo tren abajo:—creo que hay un vagón vacío por… aquí.
—¿Cómo haces para encontrarlos?—preguntó el Gryffindor risueño.
—Un buen mago no revela sus secretos—Draco le guiñó el ojo antes de jalarlo para que se sentaran juntos.
Neville soltó una carcajada y negó con la cabeza, abrazándose al rubio y acariciándole el cabello con delicadeza. Le había crecido mucho durante las vacaciones y ya lo usaba con media coleta.
—¿Cómo te terminó de ir durante el verano?—Preguntó Neville, acomodándose para que el chico quedara casi acostado sobre él. El rubio hizo un movimiento de varita hacia la puerta del vagón, para darles privacidad, supuso el pelinegro, sintiendo que sus mejillas se sonrojaban un poco.
—Después de tu fiesta y la de Theo volví a los EEUU para el cumpleaños de Percy, y logré que se disculpara por ser un antipático—el rubio respondió encogiéndose de hombros:—luego volví acá y tuve algunas lecciones más de etiqueta y lecciones complementarias para no llegar sin saber nada a runas antiguas ni a las funciones de este año.
Neville asintió, él mismo había tenido varias lecciones de etiqueta horrorosas con su abuela, porque a partir de ese año, tenía que empezar a actuar como si fuera a ser parte del Wizengamot algún día. Horrible.
—¿Y no seguiste aprendiendo de primeros auxilios?—preguntó el pelinegro a lo que Draco se tensó un poco.
—No, no pude—musitó algo evasivo:—el… Uhm, el muchacho que nos enseñaba tuvo un accidente… fatal.
—Oh… Lo siento.
—No te preocupes…—Draco negó con la cabeza, desviando la mirada:—No…
Entonces Draco se incorporó de un salto, mirando hacia afuera; su expresión se había vuelto una de terror absoluto:—¿Escuchas eso?
—¿Qué cosa?—Neville se incorporó también tratando de escuchar, pero no percibía nada aparte de silencio. Un momento. ¿Silencio? ¿En el tren?
—S-suena a que se rompen huesos—musitó Draco, y gruesas lágrimas empezaron a correr por sus mejillas. De su boca salían volutas de vaho, puesto que la temperatura había bajado un montón:— Huele a muerte .
Neville se estremeció y recordó lo que su abuela le había dicho sobre que iban a haber dementors custodiando el castillo ese año ¿Sería eso? El pelinegro hizo el amago de tocar a su novio, pero el pánico volvió a él, y el chico abrió la puerta del vagón con violencia, haciendo que la ventanita se astillara:—¡No!
El gryffindor alcanzó a ver un manto negro detenerse, un par de vagones más abajo, y sintió un escalofrío cuando la cabeza sin rostro se volvió hacia ellos. Como si los estuviera mirando y fueran más interesantes que lo que había encontrado en ese vagón. Neville tomó la mano de Draco, que se había tensado y parecía listo para luchar o echarse a llorar. O a correr. Él mismo quería echarse a llorar o a correr, pues sentía una desesperanza y tristeza horrible crecer en su pecho.
Entonces un brillo blanco inundó el pasillo y un lobo hecho de luz plateada se abalanzó sobre la figura, espantándola. Del vagón frente al que había estado la criatura vino una voz:—ninguno de nosotros oculta a Sirius Black entre las capas.
Draco hizo como si fuera a vomitar pero se tapó la boca con la mano libre y se agachó, un suave sollozo vino de su pecho. Neville se arrodilló a su lado y él negó con la cabeza:—estoy bien; ve a ver qué pasó allá.
El pelinegro no quería dejarlo así, pero el chico se alejó de su toque, tratando de hacerse chiquito. Neville hizo una mueca y avanzó hacia el último vagón; en él estaban Hermione, Ginny y Ron, rodeando muy preocupados a un inconsciente Harry, que era sostenido por un adulto que parecía haber visto mejores días.
—¿E-están bien? ¿Q-qué le pasó a Harry?—preguntó Neville, con voz inestable.
El adulto lo miró e hizo un gesto tranquilizador:—un dementor se acercó de más, pero no te preocupes, él va a estar bien.
El tiempo que el hombre decía eso, Ron se había puesto a darle palmaditas a Harry en el rostro:—Harry ¡Harry! ¿Estás bien?
El ojiverde volvió en sí lentamente, mirando alrededor confundido y algo nervioso, aunque Neville no podía culparle. El tren había vuelto a moverse y el chico se incorporó lentamente, con ayuda de sus dos amigos.
—¿Estás bien, colega?
—S-si…—Harry miró hacia la puerta del vagón, donde Neville seguía mirando todavía no convencido del todo de que ellos estuvieran bien:—¿Qué pasó? ¿Dónde está e-esa… cosa? ¿Quién gritaba?
—Nadie gritaba—respondió Ron, mirando preocupado a los demás. En ese momento Neville notó que el profesor sacaba una barra gigante de chocolate y comenzaba a partirla. Le ofreció un pedazo al ojiverde primero:—come, te hará sentir mejor.
Entonces empezó a pasar pedazos a los demás. Neville tomó el suyo y miró por encima de su hombro a donde Draco estaba de pie en la puerta de su vagón, luciendo algo pálido. El rubio le dedicó una sonrisita antes de entrar al vagón tembloroso.
—Cómanselo, les hará sentir mejor—insistió el profesor, luego de explicar sobre los dementores:—Necesito hablar con el conductor, si me disculpan.
Neville se quitó de la puerta y caminó hacia el otro vagón, para ver a Draco. El señor se detuvo junto a él en la puerta y miró fijamente al rubio que estaba hecho bolita mirando por la ventana.
—¿Estás bien?—preguntó el profesor, a lo que el rubio volteó a mirarlo violentamente. Se había asustado al parecer. Draco lo miró de arriba a abajo varias veces antes de asentir, arrebujándose un poco más en su capa.
—N-no se preocupe—respondió el chico suavemente:—sólo fue la impresión…
Neville entró en el vagón y le puso la mano en el hombro al rubio, que esta vez no se alejó de él:—yo me encargo de él.
El hombre los miró un momento con sospecha, pero entonces el rubio se abrazó al pelinegro y el mayor pareció satisfecho. Una vez que el hombre se hubo ido, Neville le ofreció a Draco el pedazo de chocolate que tenía en la mano.
Draco mordió un pedacito y suspiró, antes de mirarlo:—tú también deberías comer.
—¿Seguro estás bien?—preguntó Neville, tomando un mordisco, y sintiéndose mejor de inmediato. Al menos el caballero sabía de qué hablaba.
El rubio se mordió el labio, mirando hacia la ventana antes de musitar:—No. Pero lo estaré… Después de todo te tengo cuidándome.
Neville se sintió sonrojar, y no pudo evitar darle un golpecito al chico que rio y se abrazó con más fuerza a él.
Draco estaba temblando. Pero Neville no dijo nada más.
🙟✦🙝
Draco había vuelto con Theo luego de haberse calmado, más que todo por su baúl, y porque el chico sería el único que podría entender su angustia. También porque no quería preocupar más a Neville, que al parecer estaba que no podía de la angustia porque Draco había reaccionado muy mal, pero al parecer Potter había reaccionado peor.
El rubio se había arrebujado contra su amigo en el carruaje, ignorando las miradas inquisitivas de Daphne y Blaise. Gregory y Vincent habían tomado el carruaje con Pansy y Millicent, lo cual significaba un par de ojos menos que verlo respirar agitadamente al pasar al lado de un par de dementores en las puertas de las rejas del castillo.
Su padre le había advertido que los dementores eran unos seres horribles que devoraban la felicidad y las almas de las personas, pero… Pero nunca le había dicho que también podían hacer que reviviera sus peores experiencias. Como perder a Luke ante un destino peor que la muerte, o casi perder a Percy en una de las horribles ocasiones. O cuando el de ojos verde mar le había dado la espalda.
Sus vínculos habían estado tratando de comunicarse con él, preocupados. Luke había vuelto a darle consejos para tranquilizarse. Pero él no había logrado encontrar un momento para dejarles saber que estaba bien; tendría que usar el espejito más tarde.
Por alguna razón, sin embargo, Theo se sentía cálido, así que Draco decidió no preocuparse por nada y quedarse en esa calidez que proporcionaba su amigo hasta volver al castillo. Tal vez luego podía llamar a Will para que el hijo de Apolo le cantara un poquito.
Al bajar de los carruajes, Draco vio al trío dorado avanzar hacia el castillo.
Sin pensarlo, avanzó con rapidez para cortarles el paso:—¿Te desmayaste, Potter?
El pelinegro le dedicó una mirada desagradable, y el pelirrojo se adelantó, agresivo:— púdrete, Malfoy.
El rubio le hizo una mueca a Weasley:—¿Te pregunté algo, Weasley? ¿También te desmayaste? ¿te traumatizó el dementor o qué?
—¿Pasa algo?—el hombre que lo había visto con preocupación se había acercado y lo miraba con decepción. Draco lo miró fijamente y recordó la advertencia de su padre, llevando su mano inconscientemente a los botones de plata de su túnica.
—Nada…—musitó, apartándose del camino de los Gryffindors, antes de añadir, asumiendo quién era:—Profesor.
Era obvio que su preocupación (y curiosidad, porque al parecer nadie más había sido tan afectado por los dementores) no era bien recibida, así que se dio la vuelta y trotó hasta donde Theo y los demás lo esperaban. Sin decir mucho, se unió a la marea de gente que iba hacia el comedor. Decir que le faltaba entusiasmo era poco. Parecía que de verdad el dementor le había succionado cualquier pensamiento feliz.
—¿Quieres ir a la enfermería?—preguntó Theo, antes de que se sentaran.
—Pero el banquete…—musitó Draco, a lo que sus otros amigos negaron con la cabeza.
—Deberías ir—apuntó Daphne, preocupada:—te ves muy pálido.
—Yo te guardo algo de comida—prometió Blaise:—y te cuento qué dijo el viejo.
Draco odiaba sentirse o verse débil, pero la verdad era que no tenía muchas ganas de participar del banquete.
—Yo te acompaño—dijo Theo con una sonrisa tranquilizadora:—será mejor que vayamos de una vez, así tal vez logremos volver para el postre.
El rubio suspiró pero asintió y se dejó guiar por su amigo hacia la enfermería.
Una vez estuvieron lejos de todos, sin embargo, Theo se detuvo:—¿Quieres hablar primero con alguien?
Draco ladeó un poco la cabeza:—Quiero avisarles que estoy bien.
Theo hizo una mueca, pero miró alrededor y lo guió a uno de los pasadizos entre tapices:—va, yo vigilo.
El rubio sacó el primer espejito, de Percy, y lo tocó dos veces. Casi de inmediato, el rostro de Percy apareció. Se notaba preocupadísimo. A su lado se notaba el espejismo de un mensaje iris, y una rubia que también parecía preocupada:—¡Draco!
—Estoy bien—el rubio se apresuró a decir, antes de sonreír de lado:—sólo me encontré con un monstruo que succiona felicidad.
—¿Qué?—los dos saltaron asustados a lo que Draco procedió a negar.
—No pasó nada, ya nos encargamos de eso—el rubio dijo, con firmeza:—y Theo me está llevando a la enfermería, para que revisen que esté bien.
—Nos cuentas cualquier cosa—pidió Percy.
Annabeth mostró una cajita que parecía que acababa de recibir:—acaba de llegar esto; que no te moleste llamarme en cualquier momento, por favor.
—Lo tendré en cuenta—respondió Draco con una sonrisita:—para eso se los mandé; dile a Percy que te enseñe a usarlo.
El pelinegro asintió:—por supuesto.
—Voy a llamar a Nico y luego iré a la enfermería ¿Vale?
—Dale.
La siguiente llamada fue más corta aún, con el espejito de Nico; el pelinegro ya había sido advertido sobre los dementores también, así que no estaba tan sorprendido pero si muy preocupado, y le instó a su hermano adoptivo que se apresurara a la enfermería.
Una vez terminó, se acercó a Theo y dejó que el chico lo guiara una vez más hacia la enfermería. Al llegar, al parecer la enfermera también venía de camino, cargando una cesta de chocolate.
—¿Qué le pasó?—preguntó ella, mirando a Draco.
—Estuvo entre los que vieron el dementor—explicó Theo, mientras la matrona se acercaba a Draco y le tomaba el rostro para examinarlo.
—El profesor… uhm… ¿Lupin? Me dio algo de chocolate—dijo Draco con suavidad:—y funcionó un rato, pero mis amigos estaban preocupados porque me vieron muy pálido.
—¿Qué te pasó? ¿Te desmayaste también?—preguntó la mujer, guiándolo hacia dentro de la enfermería y hacia una de las camillas.
—No—Draco negó con la cabeza, sentándose en la camilla y dejando que la mujer le tomara el pulso y le revisara la temperatura:—me dieron muchas nauseas y… y creo que lloré un poco.
—Son reacciones normales, pequeño—respondió ella, empática, antes de empezar a rebuscar en la canasta y ofrecerle otro pedazo de chocolate al rubio:—parece que eres un poco sensible a esas cosas.
—No sé si sensible sea la palabra—comentó Draco, haciendo una mueca:—al menos no perdí la consciencia ¿No?
La matrona lo miró fijamente y luego se encogió de hombros:—no hubiera sido poco común; he visto hombres adultos desmayarse.
Eso no hacía que Draco se sintiera mejor, pero el chico igual le dedicó una sonrisa a la matrona, que le palmeó la espalda y le indicó que volviera con sus compañeros.
🙟✦🙝
—¿Draco está molesto contigo?—preguntó Neville sorprendido, mirando a la chica algo confuso.
—Es un idiota—replicó ella, cruzándose de brazos mientras avanzaban hacia el Gran Comedor para desayunar antes del primer día de clases.
—¿Qué hizo?
—Él… Está esperando que le pida disculpas.
—¿Y porqué?
Lavender hizo una mueca, suspirando:—ojalá lo supiera.
La chica vió como el pelinegro se quedó mirándola como pensativo y entrecerró los ojos juzgandolo.
—El problema que tengan, espero que lo resuelvan—dijo el chico finalmente, encogiéndose de hombros. Y luego añadió, pensativo:—Tengo la impresión de que Draco es muy rencoroso.
—Lo es—la chica se quejó.
—Entonces seguro fue algo que hiciste sin querer y lo tomó a mal—respondió Neville, ladeando la cabeza:—O tal vez algo que hiciste y dejaron ir en el momento y no lo han resuelto.
—¡Pero yo…!—Lavender empezó, pero no terminó la frase. Si había hecho algo que al chico no le había gustado; lo había acusado de ser un pervertido y no le había creído. ¿Estaría molesto por eso? Pero Lavender había creído que estaban bien, porque lo había ayudado ¿no?
Neville la miró y sonrió amablemente, mientras se sentaban para desayunar. La castaña se preguntaba qué iba a decirle a Draco cuando lo vio entrar y ser rodeado por los Slytherin de su curso, que parecían muy intrigados por lo que sea que el menor estuviera diciendo.
Poco después, el trío dorado entró al comedor y una de las chicas se separó del grupo de Slytherins y se acercó a Harry:—Uy Potter, cuidado un dementor.
Draco hizo una mueca y le tomó la muñeca a la chica y musitó algo, que sólo hizo que Harry se enojara más y marchara con furia hacia la mesa. El chico se dejó caer cerca de ellos, evidentemente frustrado.
—¿Qué pasó, Harry?—preguntó George, que se acercaba con lo que parecían ser los horarios nuevos; el chico los repartió manteniendo su interés en el pelinegro.
—Malfoy—replicó el menor de los Weasley con ácido.
Lavender volteó a mirar hacia los Slytherin sólo para ver como en chico dejaba caer su cabeza en el hombro de Theo; la castaña podía reconocer el brillo de la Niebla sobre el rostro del chico ¿Habría usado un glamour o algo? ¿Estaría bien?
—La desgracia—siseó George, negando con la cabeza:—No estaba pavonéandose cuando los Dementores aparecieron ¿sabes?
—Casi se muere—apoyó su hermano apareciendo:—se hizo bolita en el suelo, temblando como loco.
—Malfoy no se está burlando—intervino Neville, apretando los puños:—A él también le afectaron bastante; tanto que tuvo que pasar el banquete en la enfermería.
El pelinegro se puso pálido cuando la mayoría de las miradas se volvieron hacia él. En especial una de ojos verdes:—¿Él también fue muy afectado?
La expresión de Harry había cambiado de una de molestia a una de curiosidad, y el chico había volteado a mirara como Draco seguía con la cabeza apoyada en el hombro de Theo mientras uno de los grandotes (¿Crabbe? ¿O sería Goyle?) le mostraba su horario.
La castaña pensó en el verano, y en que no había tenido la oportunidad de preguntarle al rubio ni al pelinegro si tendrían electivas en común. Lavender esperaba que sí; así tendría una excusa para acercarse y pedirle disculpas por haber sido tan mala con él cuando estaba preocupado.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Finalmente mi Draco se empieza hacer respetar <3
La pelea con Percy era originalmente todo el capítulo, pero decidí cortarla en pedazos, por si sienten que quedaron cosas sin ser dichas, si, pero se dirán más adelante.
Muchísimas gracias por leer, dejar kudos y comentarios <3
Chapter 59: La peor primera semana de clases de Draco, y sí, estamos contando la de 4to grado.
Summary:
Draco tiene una primera semana horrible.
Notes:
Empezamos en forma el Prisionero de Azkaban, espero que estén listos para la cantidad de traumas que eso conlleva~
#WeDoNotBetaWeDieLikeArchivalAssistants
Muchas gracias a todos por los comentarios~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
57. La peor primera semana de clases de Draco, y sí, estamos contando la de 4to grado.
Draco no se sentía de ánimos para subir la torre norte para Adivinación, pero ya que había pedido esa asignatura, no podía escaquearse. En especial el primer día de clases. Seguía sintiendo un frío antinatural, y había terminado poniéndose un saco de argyle verde sobre la camisa y el chaleco del uniforme; no se notaba mucho pero para sus compañeros era extraño que él estuviera sufriendo tanto de frío.
El rubio se sentía enfermo todavía, y podía sentir los muchos dementores paseando por los terrenos del castillo. Era desagradable en todos los sentidos en los que podía serlo, y Draco sentía que iba a tardar un tiempo en poderse acostumbrar.
A su lado, Daphne le había tomado del brazo y le ofrecía su soporte, haciendo conversación ella sola sobre lo que había ocurrido en las funciones de verano a las que no había asistido. Al llegar al lugar, una escalera plateada subía hasta una trampilla. ¿Sería muy tarde para dejar la clase de adivinación?
El rubio subió lentamente, precedidendo a sus compañeras (Más porque no quería parecer un pervertido dejándolas subir primero que por otra cosa), y una vez llegó al salón (parecía el ático de algun hippie, si era honesto) decidió sentarse tan lejos como le fue posible del fuego que calentaba una tetera de la cual salía un aroma dulzón que no le gustó para nada.
Draco se derritó en su pouf, mirando con gesto aburrido las varias lámparas envueltas en bufandas ¿Cómo se suponía ue leyeran los libros o anotaran en una atmósfera así? La luz apenas lo dejaba ver donde estaba, y el perfume ya le estaba produciendo nauseas. Los demás ya habían subido y estaban discutiendo en susurros bajos cuando apareció una mujer delgada con unas gafas culo-de-botella que hacían que sus ojos se vieran gigantes, cubierta por chales, cadenas, collares y brazaletes. Parecía un bichito al que le gustaban mucho las cosas brillantes.
—Bienvenidos—dijo ella con suavidad:—que bueno es verlos en el mundo físico finalmente—la mujer señaló hacia las sillas, sus ojos deteniéndose en draco que ya estaba acomodado en su lugar:—siéntense, mis niños, siéntense.
Con Draco se sentaron Daphne y Pansy, que lo miraron un momento antes de acomodarse. Minutos después, Neville se había sentado con ellos.
—Bienvenidos a adivinación, mi nombre es Profesora Trelawney; no me deben haber visto antes porque encuentro descender al ruido y afán del castillo neblinoso para mi Ojo Interno.
Draco se cubrió la boca para no reírse; la bruja se parecía a una señora hippie que había sido su vecina en Manhattan hacía muchos años, con su hablar místico y sus comentarios sobre su tercer ojo y que más. El lugar, ahora que lo pensaba, olía igual que ella. Apestaba, más bien. Un pensamiento perdido le recordó que Sally había conseguido a Gabe el apestoso pocas semanas luego de que la hippie se mudara.
—Así que han decidido estudiar Adivinación, la más difícil de las artes mágicas. Debo advertirles que en caso de no tener la Visión, hay poco que pueda enseñarles. Los libros sólo pueden enseñarles muy poco en este campo…
Draco se mordió el labio para no bostezar y en su lugar comenzó a distraerse con la infinidad de chales y bufandas acomodadas por todos lados ¿Cuántas tendría? ¿Las estaría secando? ¿Usaría las que estaban en las lámparas o sólo estaban de decoración?
  
  
—Tú, muchacho— la profesora dijo de repente, señalando a Neville, que se pegó más hacia Draco, asustado. El rubio pasó su brazo por los hombros del chico y fulminó a la mujer con la mirada, aunque ella no parecía impresionada:—¿Está bien tu abuela?
—Si creo—musitó Neville, palideciendo lentamente.
—No estaría tan seguro si fuera tu, querido—dijo ella, muy contenta de ver como el chico temblaba. ¿Qué se creía esta? Draco abrazó a Neville con fuerza y le susurró que no se preocupase, que se iba a encargar de asegurar que su abuela estuviera bien. El chico lo miró con lágrimas en los ojos, asintiendo un poco más tranquilo, mientras la señora seguía exhibiendo trucos de feria con los otros. El rubio quería golpearla; no parecía que fuera adivina, sino más bien que fuera una charlatana. Sobre todo con esa “predicción” de gripa en febrero. Siempre había gripa en febrero.
Entonces la mujer se acercó a Lavender. El rubio seguía enojado con ella, pero aún así se tensó. La profesora le pidió una tetera gigante plateada, y la chica presurosa la llevó.
—Muchas gracias, querida—dijo ella, antes de musitar con Niebla arremolinándose un poco a su alrededor:—Eso que temes, pasará el 16 de Octubre.
Ignorando la expresión de terror de la chica, la mujer se dirigió a la clase:—divídanse en parejas y tomen cada uno una taza de té del estante; se van a acercar para que la llene. Van a sentarse y beberlo hasta que solo quede el cuncho al final, le darán vuelta tres veces con la mano izquierda, le darán la vuelta a la taza en el plato y esperarán a que el té se escurra—la mujer empezó a dar instrucciones y Draco comenzó a anotarlas, porque no confiaba ni un poco en que no se le olvidara un paso dado lo embotado que se sentía por culpa del perfume:—Entonces se la entregarán a su compañero para que las lea; interpretarán los patrones usando las páginas cinco y seis de Descifrando el futuro . Me moveré a su alrededor para ayudarles y guiarles.
Neville se había movido junto con la mayoría de los otros y tenía una taza en la mano y se estaba estirando para coger otra cuando la profesora suspiró y le dijo:—querido, luego de que rompas la primera copa ¿podrías seleccionar una de las azules? Me gustan mucho las rosadas.
Y dicho y hecho, la segunda taza (rosada) se le resbaló de entre las manos y cayó al suelo con un estrépito. Tramposa. Claro que iba a ocurrir si lo ponía nervioso. Neville tomó una azul, con las mejillas encendidas. Y Draco llegó hasta él para tomar ambas tazas:—no fue tu culpa
El rubio fue a llenar ambas tazas, mirando ceñudo a la profesora, y se las llevó a un desmoralizado Neville que parecía querer lanzarse por la trampilla:—No fue tu culpa—repitió Draco, poniéndole la taza rosa enfrente; tenía un bonito patrón de flores y hierbas, mientras que las azules tenían una de animalitos:—ella te puso nervioso; yo sé que no vasa romper ninguna más.
La expresión del chico se suavizó y con mucho cuidado tomó la taza para empezar a tomar de su taza. Draco le sonrió tranquilizador y procedió a tomar del té, estaba amargo y sabía muy parecido a perfume. Earl grey. No era uno de sus favoritos. Él prefería té negro con lavanda o vainilla. Los dos chicos siguieron las instrucciones y se entregaron las tazas el uno al otro al terminar.
—A ver—Neville, tomó la taza y miró la página con el ceño fruncido:—veo unas líneas moviéndose… Podrían ser serpientes, lo que significaría que debes tener cuidado con un enemigo que conoces.—comenzó a enumerar el muchacho:— también hay una daga y uhm…¿un cuchillo? Parece que vas a lastimarte y vas a tener un temor justificado… O una amistad rota, huh.
—Oh—Draco vio como Neville lo miraba con preocupación, así que estiró su mano para ponerla sobre la que sujetaba la taza:—¿Y vas a cuidar de mi entonces? Cuando esté lastimado.
Neville se sonrojó, en especial al notar las miradas de curiosidad y diversión de las otras dos chicas. Se apresuró a asentir antes de continuar:— V-veo un hacha, por dificultades que vas a superar, un cuervo con malas noticias… U-una línea dividida que es… que tienes que tomar una decisión pronto… Una espada rota, parece, la victoria de un enemigo. Oh…Una tijera, que significa peleas o enfermedad… ¿Un pez? No, un tiburón… creo.. Oh no, peligro de muerte.
Draco no podía decir que estaba sorprendido, dado todo lo que ocurría en el campamento, sin embargo, parecía estar angustiando al pelinegro, por lo que Draco puso su mano sobre la taza y le dedicó una sonrisa cálida:—vaya, entonces voy a tener que aprovechar mi tiempo contigo al máximo.
El chico se sonrojó más y le sonrió, riendo bajito:—mejor mira mi taza.
—Por supuesto, corazón—respondió Draco con una sonrisa coqueta, antes de mirar la taza:—Veo… Un dedal, debe ser que habrán cambios en tu casa; nada malo, sólo cambios. Huh… Oh, una vela, porque vas a recibir ayuda de amigos—Draco vio en un parpadeo a Neville entrenando con otra gente, que lindo. Sus ojos escanearon la taza para ir al siguiente augurio:— Hay una luna… dice aquí que son cambios de planes. Veo un Corazón, uhuu alguien tendrá un romance bonito y un encuentro emocionante— Draco vio a Neville sentado en el borde del lago junto a una figura rubia. Aunque algo se veía extraño:— Hay un conejo, de valentía, bueno que ers un Gryffindor, obvio, valentía de sobrepasar el temor a un desastre— Draco lo dijo con diversión, pero la imagen en su cabeza era del chico, mayor, cubierto de mugre y sangre, cortándole la cabeza a una serpiente. Draco vio el último augurio. Un collar roto. Pero no fue capaz de decirlo ¿perder un amante? Oh…
De repente, la profesora dio un grito, y Neville dejó caer la copa, siendo atajada por suerte por Draco. Los cuatro volvieron a mirar a la profesora que se había derrumbado en un sillón.
—Mi querido muchacho, pobre muchacho, no, es mejor que no lo diga, no me preguntes.
Otro Gryffindor se asomó:—¿Qué es, Profesora?
El grupo se había reunido alrededor de la mesa de Potter y Draco había rodado los ojos, aunque también se había acercado, junto a Neville, Daphne y Pansy.
—Mi querido—dijo la mujer dramáticamente:—tienes el Grim.
Draco sintió un escalofrío al escuchar eso, y al inclinarse para ver la taza, lo que vio en su lugar era a Potter siendo mordido por una bestia gigante. Fue solo un atisbo, pero fue suficiente para que Draco diera dos pasos hacia atrás negando con la cabeza. No quería ver ni saber nada más al respecto. Tal vez no hubiera sido tan buena idea inscribirse en adivinación.
🙟✦🙝
Theo vio a Draco entrar al aula de encantamientos con expresión de cansancio y desazón, pero al preguntar, Daphne hizo un comentario sobre que al parecer habían tenido una clase llena de malos augurios.
El pelinegro no podía sentirse identificado; en aritmancia había hecho algunos progresos en pos de descubrir más sobre su origen y la razón por la cual la magia se mostraba tan fácilmente ante él.
En lugar de restregarle sus suerte en la cara, el chico le ofreció unos chocolates que había logrado robar de la cocina antes de la clase de encantamientos. El rubio parecía de mejor humor luego de comerlos, y parecía aún más animado cuando empezaron a hablar sobre los encantamientos que iban a aprender ese año y sobre como usarlos para mejorar sus entrenamientos.
La clase pasó con relativa tranquilidad, y Draco había comenzado a verse más como él mismo; respondía las preguntas del profesor y hacía preguntas interesantes. Los Hufflepuffs lo miraban intrigados y Theo notó que un chico en específico los miraba con una expresión intensa.
—¿Necesitas algo?— preguntó Theo finalmente, a lo que el chico negó con la cabeza.
—No, nada, es que me gustó mucho el peinado de Malfoy de hoy—comentó el chico con tranquilidad, a lo que Daphne sonrió orgullosa.
—¿Cierto que le queda perfecto?—dijo la chica muy contenta mirando el semirecogido que le había hecho en la mañana.
—Como para que su persona especial se quede embobado—respondió el chico con una sonrisa traviesa:—¿Es cierto que sale con un Gryffindor?
—Por ahí escuché que usaron buttoniers a juego en ambas presentaciones—dijo una de las chicas con ensoñación, a lo que su compañera asintió. Bones, Susan si Theo no se equivocaba.
—Fue su idea—comentó Draco con una sonrisa:—¿a que eran preciosos? Neville si conoce sus plantas.
—¿Neville?—preguntó otro chico de hufflepuff, mirándolos con curiosidad:—¿Neville el as de herbología?
Draco asintió muy emocionado:—¿Verdad que es buenísimo con las plantas? Me da tanta envidia; a mi no parece que me quieran.
—A mi también—comentó otra chica con un suspiro:—mi madre siempre dice que la herbología es de familia, pero nunca logro lo que él.
Theo vio como el rubio se animaba hablando de su novio, y le recorrió una ola de alivio; al parecer el chico se estaba sintiendo mejor y eso era muy bueno. Odiaba ver a su mejor amigo tan alicaído. Y usando tantos glamoures y maquillaje para que no se le notaran las ojeras; sus pecas eran apenas discernibles.
🙟✦🙝
Draco no estaba muy seguro de querer estudiar Cuidado de las Criaturas Mágicas con el gigantón del guarda bosques. El tipo no le parecía muy responsable que dijera, mucho menos luego de haber puesto un monstruo literal entre sus libros de estudio. El libro del rubio estaba bien amarrado con una correa, más que todo porque Draco no había sido capaz de matar al pobre bicho con su lanza (por que no sabía si el profesor lo necesitaba vivo o no).
—Acérquense a la varda—llamó Hagrid, muy contento, parado en lo que parecía un gran corral. Draco no se acercó mucho, quedándose al lado de Gregory, Blaise y Vincent (el otro chico había decidido inscribirse también luego de hablar con su padre). El hombre sonreía nervioso:—asegúrense de poder ver, ahora, lo primero que querran hacer será abrir sus libros.
—¿Cómo?—se le escapó a Draco, haciendo que varios lo miraran y asintieran. Obviamente el bruto parecía confundido por lo que Draco mostró su libro amarrado y salvaje que trataba de soltarlo:—¿Cómo los abrimos?
—¿Ninguno fue capaz de abrir el libro?—preguntó el hombre, como si fuera lo más extraño del mundo. Se le notaba desanimado cuando todos negaron con la cabeza( al menos Draco no había sido el único que no había entendido qué hacer con la pequeña bestia):—Tienen que acariciarlos.
Y procedió a tomar el libro de Granger y hacer justamente eso. El libro se relajó y se abrió dócilmente. Draco sintió un tic en el ojo.
—¡Claro! ¡Pero que tonto!—el rubio suspiró, dandose un golpecito en la frente:—¿cómo no se me ocurrió acariciar la cosa que trataba de comerme los dedos?
Y procedió a acariciar el lomo de su libro que dejó de retorcerse. De verdad, si tan solo todos los monstruos pudieran domarse así de fácil; además, no se veía tan mal ahora que estaba calmado.
—Creí que serían divertidos—el tipo sonaba descorazonado y Draco tuvo que mirarlo un par de veces antes de notar que iba en serio.
—No muy divertido la verdad—replicó secamente:—para la próxima incluye las instrucciones, tal vez así a alguien le haga gracia.
—Cállate, Malfoy—siseó Potter y Malfoy chasqueó la lengua, sintiendo algo de molestia porque el chico se enojara con él; ¡Él también había tenido que amarrar su copia diabólica! Además, era cierto, si Draco hubiera sabido seguro se habría divertido más con la noción de un libro monstruoso de monstruos.
Hagrid parecía un poco perdido, así que les pidió un momento para ir por las “criaturas”, y Draco sólo esperaba que no fueran como el libro y no trataran de quitarle a alguien una mano. Pocos minutos después el gigantón se acercó seguido de varios seres con cuerpo de caballo y cabeza de águila. Impresionante. El rubio se acercó un poco más para ver, aunque no demasiado; había visto cómo daban coces los pegasos en el campamento cuando algo iba mal y no le apetecía.
—¡hipogrifos!—dijo el hombre orgulloso:—¿No son hermosos?
Draco asintió, pero no se acercó más; ya había visto muchas cosas hermosas que resultaban ser muy peligrosas. Además, vio las enormes garras de los varios hipogrifos y decidió que prefería mantenerse lejos de ellas, no fuera que las hojas de té tuvieran razón y saliera lastimado.
—Yo me mantendría alejado—le susurró Draco a sus amigos, que asintieron dando un par de pasos hacia atrás, no muy interesados en lo que el gigantón decía. El rubio miró su libro y notó que el apartado de los hipogrifos incluía una advertencia de no acercárseles en grupo ni sin protección. De verdad, Draco estaba apunto de irse a buscar a la profesora McGonagall para mostrarle de lo que había hablado el año anterior, y de buscar a el profesor Snape para que le dijera a su padre y al Consejo Escolar que se replantearan la forma en la que elegían profesores para el colegio. Hasta Gerión sería mejor que el tonto este.
—No vayas a parpadear mucho, Harry—dijo el tipo, y Draco alzó la mirada, sintiendo un escalofrío ¿Había puesto a Potter dentro del corral? ¿A inclinarse ante una de esas bestias? El rubio hizo una mueca; de verdad ¿por qué eran tan tontos los Gryffindors? ¿siquiera sabía qué hacer? ¿Cómo tranquilizar a uno de esos sin ser un gigante?
Pero al parecer al ojiverde le había tocado uno dócil (o si lo había hecho bien, Draco no sabía, no había alcanzado a leer tanto), que había hecho una reverencia y se había dejado acariciar el pico. Pero supuesto profesor no podía dejarlo así, no. Ahora lo instaba a subirse al animal para que volara. Draco se tensó y miró, decepcionado de los métodos de enseñanza pero un poco envidioso por volar en un ser así, como Potter daba una vuelta en el hipogrifo.
Estaba aterrado, Draco podía notarlo. No le aplaudió cuando se bajó; no porque no le hubiera parecido algo impresionante, sino porque eso significaba que seguro Hagrid querría que alguien más intentase acercarse a esos bichos, y los otros iban a sentirse más confiados.
Al ver que al parecer no había ningún derramamiento de sangre, luego de que varios trataran de inclinarse ante los otros hipogrifos, Draco decidió que iba a intentar también. Se acercó lentamente al hipogrifo que había montado Potter. ¿Buckbeack? Algo así. El hipogrifo lo miró y Draco se inclinó elegantemente, manteniendo la mirada. El hipogrifo gris se inclinó también y Draco le acarició el pico:—vaya, eres muy hermoso… Pero no creo querer montarte, espero que no te ofenda, sólo prefiero mantener los pies en la tierra.
El hipogrifo bufó un poquito y lo miró con desdén, así que Draco procedió a alejarse haciendo una inclinación respetuosa con la cabeza. Tal vez en la noche tratara de acercarse a uno en el Bosque para probar suerte, volar un poquito y volver a tierra. En un ambiente más controlado y que lo tuviera menos nervioso.
Aunque no tan nervioso como Neville que se había alejado por tercera vez del hipogrifo al que había tratado de saludar. El rubio se acercó y le sonrió:—Buckbeack es más amable ¿por qué no intentas con él?
Neville lo miró no muy convencido:—¿Te quedarías cerca?
—Por supuesto—Draco lo acompañó hasta el hipogrifo, que lo miró intensamente. El rubio se inclinó y le susurró a Neville:—finge que es tu abuela, da el mismo miedo.
El chico ahogó una risita y miró al hipogrifo un poco menos nervioso, haciendo una practicada reverencia. El hipogrifo lo miró intensamente y se inclinó también al cabo de un par de minutos.
—¿Ves?—Draco le felicitó, y todo hubiera estado bien de no ser por Blaise.
—Pues claro, si Potter y Longbottom pueden con ese, debe ser un blandengue—siseó su amigo, mirando al hipogrifo con desdén. Draco vio la garra y reaccionó antes de poder procesar lo que estaba pasando. Sintió un dolor agudo en el brazo con el que había empujado a Blaise, pero eso no le importaba, en ese momento tomó el pico del animal y lo forzó hacia el suelo. No sabía si era el entrenamiento o la adrenalina ( o la sorpresa por parte del pobre hipogrifo) pero el animal estaba sometido bajo su mano, pegado al suelo y lo miraba con algo de miedo.
—Quieto—siseó Draco, aún sosteniéndolo:—si lastimas a alguien te va a ir mal.
Lo sabía.
Era como cuando un perro mordía a un niño y luego lo sacrificaban. El pobre animal no había tenido la culpa, sólo estaba defendiéndose de algo que veía como una afrenta, pero aún así era considerado peligroso y puesto a dormir.
—Draco—Neville balbuceó y el rubio volteó a mirarlo. Estaba manchado de sangre. ¿Porqué Neville tenía sangre?
El rubio soltó al hipogrifo y corrió hacia Neville, jalándolo para alejarlo del animal y poder examinarlo. Entonces sintió el dolor otra vez en el brazo izquierdo. Y al mirarlo no entendió lo que veía.
Tres líneas rojas y profundas sangraban copiosamente.
Ardía.
Dolía.
Oh no. La adrenalina se estaba desvaneciendo. Draco dio un paso tambaleante hacia atrás y Neville alcanzó a atajarlo antes de que se cayera.
—Creo… Que tengo que ir a la enfermería—musitó el rubio, sintiendo la cabeza algo ligera. ¿Cuánta sangre había perdido? Mucha a juzgar por la mancha en su camisa y saco. ¡No! ¡Su saquito! Le gustaba mucho ese saco. Oh no, estaba entrando en shock…
—¿Tu crees?
—No creo que me muera… Espero…
Entonces el mundo dio un brinco, y el rubio estaba en los brazos del gigantón que estaba corriendo hacia el castillo. Bueno, al menos. Draco se quejó suavemente, cuando el dolor comenzó a hacerse presente ya que la adrenalina se había disipado completamente. Rayos, Neville había tenido razón.
—¿Por qué lo molestaste?—siseó el gigantón, y Draco alzó la mirada, para fulminarlo.
—Yo no lo molesté—siseó a su vez Draco, molesto porque el tipejo ese siempre asumía lo peor:—además, creí que era el más dócil.
—¿¡Qué ocurrió!?—Madame Pomfrey vio a Draco espantada y el rubio se mordió la lengua para no decirle que había tenido peores heridas.
—Fue un accidente—se apresuró a decir el rubio, haciendo un puchero, y dejando que sus ojos se llenaran de lágrimas de dolor:—estoy seguro de que Buckbeack no quiso hacer nada, por favor, no es tan grave…
Pero la matrona ya estaba revisando el corte e hizo una mueca:—llegó hasta el hueso ¡Hagrid! ¡Hasta el hueso! Sabes muy bien que las heridas de criaturas mágicas tardan muchísimo en sanar.
Draco hizo una mueca ante eso, mientras lo dejaban en la camilla y observaba a la matrona regañar al guardabosques, al tiempo que reunía pociones y vendajes. El rubio quería simplemente tomar un trocito de ambrosía de su maleta y comérselo para aliviar el dolor, pero era obvio que no podía hacer eso tan campante. Que triste.
—No es tan grave—repitió Draco, casi a modo de protesta:—además, usted puede arreglarlo en un momento ¿no?
La matrona lo miró gravemente:—esto no es algo simple como ser sensible a los dementores, Señor Malfoy, una herida así es grave y puede infectarse.
El rubio hizo una mueca e iba a decir algo más cuando un grito de dolor burbujeó desde su pecho cuando la matrona vació una poción sobre la herida. Quemaba, ardía, dolía. Draco cerró los puños y se mantuvo quieto, si solo porque temía que si se movía dolería más.
Después de una hora, la matrona finalmente le devolvió su brazo, lleno de emplastos y vendajes, y se lo puso en un cabestrillo. La mujer le dio una rana de chocolate y le pidió que se quedara quieto un momento, que tenía que hacer el reporte de la herida.
El rubio se estaba comiendo su ranita en silencio cuando de la oficina de la matrona salió su mamá, preocupadísima:—¡Mi niño!
—M-madre ¿Qué-?
—¿Es cierto que te atacó una bestia salvaje?—ella lo abrazó con fuerza y luego empezó a examinar los vendajes del brazo.
—Estoy bien—se apresuró a decir el rubio:—Madame Pomfrey ya la desinfectó y puso la curación; todo va a estar bien.
—Tu padre está hablando con el director, esto es inaudito—dijo la rubia, abrazándole otra vez y acariciándole el cabello:—Se atrevieron a decir que habías provocado a la bestia y que había sido tu culpa.
Draco sintió un escalofrío, que por primera vez desde que volvió al castillo, no era causado por los dementores:—N-no…Fue un accidente, de verdad.
—Claro que lo fue—se apresuró a decir la mujer:—¿cómo dejan unos animales tan peligrosos cerca de niños? El idiota que lo hizo tendrá suerte si no lo despiden.
—¿Despedir?—Draco sintió el miedo que le había subido como bilis a la garganta congelarse:—¿N-no van a expulsarme?
—¿Por qué te expulsarían, mi niño?
—D-dijiste que Padre estaba hablando con el director.
—¡Por supuesto! ¡Te lastimaste en la escuela cuando un mago “competente” debía estar pendiente de tu seguridad!—replicó Narcissa, mirando a su hijo con sentimientos encontrados:—No fue tu culpa, Draco, fue negligencia. Y nos encargaremos de que no se repita.
Draco respiró, un poco más calmado y se limpió las lágrimas que le habían empezado a llenar los ojos:—F-fue un accidente, estoy seguro de que H-hagrid hizo todo lo posible porque no ocurriera.
—Pero-
El rubio no estaba defendiendo al semigigante, no, lo único que le importaba era defender al pobre animal:—Buckbeack no es malo, Madre, de verdad, y f-fue un accidente y estoy bien; mira, me dieron una ranita y todo por portarme bien. N-no hace falta hacer una tormenta de esto.
Porque además nadie lo dejaría tranquilo si lograba que echaran a un profesor en el primer día de clases.
—Al menos hay que lidiar con la bestia.
—¡No!—Draco se aferró a su madre:—por favor, no… Él no es malo, Madre, por favor.
—Te hizo daño—la mujer señaló el bazo en cabestrillo.
—F-fue mi culpa ¡Yo lo asusté! ¡Lo molesté!—saltó a decir el chico, angustiado:—C-castígenme por eso, pero por favor… N-no quiero que muera nadie por mi culpa.
Su voz se había roto al final, y la expresión de indignación de Narcissa se suavizó:—Está bien, estrellita… Hablaré con tu padre, pero esto no va a quedar así; algo tendrán que resolver para asegurarse de que no te vas a lastimar en el lugar que se supone que estarás a salvo.
Draco asintió, limpiándose las lágrimas que habían caído al pensar en la muerte del animalito:—G-gracias, Ma, eres la mejor.
Narcissa sonrió brillante y le volvió a dar un abrazo fuerte.
🙟✦🙝
El rostro de Theo se iluminó cuando vio a Draco entrar a la clase de pociones (¿Por qué Madame Pomfrey lo había tenido dos días en observación? Era una pregunta que iba más allá de lo que el chico entendía), habían sido dos días algo tristes sin su mejor amigo en las clases (y teniendo que tomar apuntes para él). Su brazo estaba cubierto de vendas e iba en cabestrillo, pero su expresión era tranquila mientras le entregaba al Profesor Snape lo que probablemente era el permiso para estar en clase a pesar de la herida.
Los Gryffindor lo fulminaron con la mirada (a excepción de Lavender y Neville que lo miraban preocupados) mientras el chico caminó hasta su mesa para saludarles. Aunque la mesa estaba llena porque Pansy y Blaise habían decidido sentarse con ellos.
—¿Te duele mucho, Draco?—preguntó Pansy fuerte para que toda la clase la escuchara.
—Más de lo que debería—admitió Draco, antes de sonreírle:—pero estaré bien, Pansy, gracias.
Con eso, Draco fue a sentarse en el único espacio libre, en la mesa del trío dorado y Neville, que le sonrió al verlo. Eran demasiado tiernos.
—Si necesitas ayuda puedo… uhm, ayudarte—musitó Neville a lo que Draco le sonrió.
—Dale, ayúdame a cortar las raíces, que con un solo brazo está difícil.
Theo sonrió ante los dos tortolitos, pero su expresión se agrió al escuchar a Potter sisear:—No hay nada malo con tu brazo.
—¿Ahora eres medimago, Potter?—siseó de regreso Draco, con un veneno que Theo no le conocía. Por alguna razón, Draco había estado más agresivo de lo usual:—¿O es porque pasas la mitad de los cursos en la enfermería? ¿Estás molesto porque rompí tu récord de ser el primero en tener que pasar la noche en la enfermería?
—Draco—Neville le puso la mano en el hombro, interrumpiéndolos y cambiando el tema:—¿Cuánto tiempo dijo Pomfrey que tuvieras el brazo vendado?
—Al menos dos semanas más—respondió el rubio con tranquilidad, antes de mover los dedos de la mano izquierda un poquito:—pero con suerte es menos.
—Por supuesto que es menos—musitó Weasley, mirando a Draco como si él fuera el culpable de todos los males del mundo:—ya estás bien.
—Va, ya le digo a Madame Pomfrey que se retire—replicó el rubio rodando los ojos:—Porque parece que tú das mejores pronósticos.
—Por favor, sabemos que Madame Pomfrey cura heridas en un momento—añadió Granger, a lo que Draco la miró intensamente antes de sacar su brazo del cabestrillo y desenrollar un poco las vendas. Sólo se veía un pedazo de la herida, que al menos ya no borboteaba sangre, pero si se veía bastante desagradable todavía.
—Las heridas de criaturas mágicas duran más tiempo en sanar—siseó Draco, volviendo a ajustar las vendas y tomando el cucharón de manos de Neville para empezar a revolver su poción con tranquilidad:—¿Acaso no leíste el libro? ¿O te dio demasiado miedo que pudiera quitarte un dedo mientras lo hacías?
La castaña se puso roja como un tomate, y la poción de Theo comenzó a burbujear, así que el pelinegro tuvo que dejar de prestarles atención, pero lo bueno era que Draco había aprendido a defenderse de los Gryffindor ya.
🙟✦🙝
—¿Han sabido algo de su amigote Hagrid?—preguntó Draco al cabo de un rato, haciendo que Neville alzara la mirada de donde estaba dándolo todo por acomodar los ingredientes que requerían dos manos para su preparación, y el rubio vigilaba ambas pociones, manteniéndolas en su punto.
—No es de tu incumbencia—siseó Ron, sin alzar la mirada, a lo que Draco hizo una mueca.
—No sé si siga siendo profesor—musitó el rubio afectado y suspirando:—Padre está furioso por mi herida…
—Sigue hablando y te daré otra para la colección—replicó el pelirrojo enojado y Draco apretó el mango de la cuchara, al parecer sorprendido por la agresividad del chico.
—Sólo decía, que igual aún con su influencia, espero que no echen a su amigote—siseó Draco de regreso:—Y que nada le vaya a pasar al hipogrifo; después de todo no fue su culpa.
Harry se quedó quieto, mirando a Draco con sospecha:—¿Por qué?
—Pues fue Blaise el que-
—No—El ojiverde interrumpió:—¿Por qué eres así? Primero eres grosero y de repente eres amable.
Draco hizo una mueca:—¿No has pensado que la mayoría de veces sólo soy grosero porque ustedes lo son primero?
Harry abrió la boca para pelearle eso pero Hermione habló primero:—Tal vez si hablaras con más tacto nos ahorraríamos eso ¿no?
—Y si ustedes dejaran de asumir lo peor de otros también ¿no?—replicó el rubio alzando una ceja:—porque además creo que estamos de acuerdo en que fue un accidente y nadie debería sufrir consecuencias por ello.
—En efecto—la expresión de Hermione se suavizó un poco:—¿Dónde salen las advertencias en el libro?
—Al final—respondió Draco, haciendo una mueca:—He estado leyendo todos los libros de este año mientras reposaba en observación.
—¿Al final del capítulo?
—Del libro, que locura; yo lo pondría al lado de cada animal
—Sería más lógico—asintió Hermione pensativa, antes de fruncir el entrecejo al ver que Draco aplastaba algunos frutos en vez de cortarlos directamente:—lo estás haciendo mal.
—Primero, me falta una mano, que capacitista de tu parte—dijo Draco, burlón:—segundo, en la enciclopedia de hierbas dice que así los cortes salen más tiernos y mejora la calidad de las pociones… Lo que me recuerda. Cielo ¿Podrías cortar esto?
Neville se sonrojó un poco pero procedió a cortar los dos frutos, uno para su poción y otro para la de Draco. Mientras Hermione buscaba Mil y Una Hierbas y Hongos Mágicos y fruncia el entrecejo.
—Oh no, es un nerd—musitó Ron, haciendo un puchero.
—Claro, hasta tiene un grupo de estudio con un raven—comentó Neville, queriendo entrar en la conversación.
Los ojos de Hermione se iluminaron:—¿Es un grupo de estudio entre casas?
El rubio se encogió de hombros:—pues inicialmente éramos solo Daphne, Theo-dore y yo… Pero ahora está Nevs, Anthony Goldstein de Ravenclaw y Brown.
—¿Brown?—Ron alzó la cabeza:—¿Pasó algo con Lavender?
—No es de tu incumbencia—replicó el rubio, repitiendo el tono con el que el chico lo había dicho antes. Ron apretó su cuchillo, mientras cortaba sus frutos algo chuecos.
—¿Qué hiciste durante el verano?—preguntó finalmente Harry, que había estado callado desde que Hermione había hablado. Draco lo miró fijamente y sonrió de lado.
—Oh tú sabes, cosas de Slytherin—respondió encogiéndose de hombros:—acechar y ser un sangre pura engreído.
Incluso Ron tuvo que reírse ante eso. De verdad que, con algo de tiempo, Draco podía encantar a cualquiera. Neville sonrió mirando hacia el tablero para ver qué paso era el siguiente, y notó que Draco había copiado las instrucciones otra vez pero las había organizado en “antes de”, “preparación”, “finalización”, y había ido marcando qué habían hecho. Oh. Así se notaba más fácil qué tenía que hacer.
Draco hizo una mueca, cuando sin querer tropezó la mano con la mesa para tratar de coger uno de los goteros. Pero no se quejó, solo se estremeció y tomó con cuidado una botella de esencia para sacar las gotas necesarias con una sola mano.
—Ven te ayudo—ofreció Hermione, y Draco la miró agradecido pero negó con la cabeza.
—No te preocupes, Granger, pero gracias…—el rubio dijo con sinceridad antes de señalar el higo seco:—Aunque ¿te podría molestar en su lugar con pelar esto?
—Dale, yo te ayudo.
—Gracias— Draco le sonrió a la chica y miró su poción antes de decir:—vaya, de verdad eres buena en esto… Si quieres puedes sumarte al grupo de estudio.
Ron parecía a punto de matar a Draco, mientras que Hermione parecía muy emocionada. Harry simplemente lo miraba muy intensamente, como si tratara de entenderlo. Neville se sentía más tranquilo ahora que ya no había animosidades en la mesa, en particular porque Snape parecía no mirarlo feo por estar ayudando a Draco. Y su poción estaba resultando bastante bien gracias a los comentarios del rubio.
El pelinegro se sintió un poco agradecido por ello, aunque no al punto de agradecer que Draco se hubiera lastimado (aunque el show de fuerza del chico había dejado al muchacho preguntándose muchas cosas), en especial porque sentía que había sido su culpa por lo de las hojas de té.
—Oye Harry— Seamus se inclinó para pedir prestadas las escalas de Harry: —¿Escuchaste? El Profeta dice que vieron a Sirius Black.
Draco entrecerró los ojos pero no dijo nada, mientras mecía su poción con cuidado. En cambio Ron y Harry se enderezaron:—¿Dónde?
—Cerca de aquí; una muggle lo vio aunque claro no entendía…
Neville vio que Draco se había tensado y le puso la mano en el brazo, el rubio se inclinó para susurrarle:—estoy bien… Es solo que, Black era primo de mi madre…
El pelinegro estaba al tanto de todas las personas locas que habían salido de la familia Black, pero en vez de comentarlo, le dio una palmadita en el hombro a su novio y le sonrió tranquilizador.
—¿Algún problema Malfoy?—siseó Ron, mirando al rubio con sospecha.
—Solo espero que no vayan a tratar de atrapar a Black—dijo el rubio encogiéndose de hombros.
—¿Y por qué lo haríamos?—Harry preguntó a lo que Draco miró a Neville, sorprendido antes de mirarlos extrañado.
—¿No sabes?—preguntó bajito.
—¿Saber qué?
Pero Draco no alcanzó a darle la información, puesto que el profesor Snape pidió a todos que comenzaran a embotellar sus pociones, acercándose para hacerlo él mismo en el caso de la del rubio. El profesor recibió la de Neville de su mano temblorosa e hizo una mueca:—pasable, Longbottom.
Draco lo miró con ojos entrecerrados antes de sonreírle a Neville y asegurarle:—lo hiciste muy bien, seguro te pone una buena calificación. No veo fallas en tu poción.
El chico había hablado fuerte, para que todo el salón lo escuchara. Y el profesor lo había mirado feo un momento antes de darse la vuelta. Neville no sabía a qué jugaba Draco, pero le daba mucha ansiedad.
🙟✦🙝
Draco estaba muy tranquilo comiendo su almuerzo en el Gran Comedor cuando Anthony se le acercó.
—Necesito hablar contigo—dijo el chico, ignorando a los de Slytherin que lo miraban curiosos e intrigados por la repentina aparición.
—Puede esperar hasta el grupo de estudio—Draco no estaba preguntando, sino ofreciendo, porque la verdad era que tenía hambre (Reponer tanta sangre, aún con magia, era agotador y abría mucho el apetito).
—No, no puede—dijo el chico con firmeza, aferrándose a un libro en sus manos:—es algo muy importante.
Draco suspiró exageradamente y se levantó despacio. Con la mano buena le hizo un gesto para que guiara el camino, antes de voltearse a Theo y Daphne:—nos vemos en la entrada de Defensa ¿Vale?
Y acto seguido el castaño le tomó de la muñeca y comenzó a jalarlo para que caminaran hacia fuera del comedor. Caminaron por un par de pasillos hasta que el castaño estuvo satisfecho con la distancia entre ellos y cualquier otra persona.
—¿Sabes que ahora todo el mundo va a querer saber qué me dijiste?—preguntó Draco, algo molesto con el muchacho, pero los ojos de Anthony brillaban intensos.
—Descubrí algo sobre el donante—dijo el chico, mostrando un libro llamado Oráculos y Sacrificios.
—¿Qué ocurrió?—Draco preguntó, antes de que el chico abriera el libro y le mostrara una parte señalada. El rubio se inclinó y leyó:
“Si bien el culto a los Olímpicos es el más predominante, con Apolo como centro para pedir profecías y enfocar a los oráculos. El Oráculo Chthonico, invocando al inframundo ya la tierra misma, ha demostrado ser el paso a seguir cuando se quiere discernir entre malas noticias; Los Oráculos Uránicos u Olímpicos suelen ser inexactos y vagos, tanto sobre la naturaleza de las noticias como sobre los significados. Como contraparte, el Oráculo Chthonico (para el cual se deben realizar sacrificios holocáusticos y entierros), da respuestas más específicas aunque tiendan a tender hacia el caos, la muerte y/o heridas. Un famoso Oráculo Chthonico, Idya Izumi (ver Oráculos Modernos), afirmaba tener relación con Melinoe, una de las diosas menores del inframundo, y practicaba sacrificios para la diosa a cambio de visiones acertadas sobre los males que plagaban la sociedad en ese momento. Sin embargo, como practicante de magia oscura, muchas personas dudan de la veracidad de sus palabras…”
Draco parpadeó un par de veces antes de mirar al castaño que parecía muy emocionado:—¿Crees que sea un dios Chthonico?
—Explicaría tu afinidad con las sombras, el silencio, la tierra y tus profecías oscuras sobre cuando alguien va a hacerse daño—explicó el Ravenclaw, haciendo un gesto para que Draco lo siguiera a caminar hacia las aulas (El rubio no sabía qué clase tendría el castaño, pero estaban caminando rumbo al aula de Defensa).
—Pero no son acertadas—contradijo Draco:—La mayoría
del tiempo son solo amenazas vagas, y ahí dice que son acertadas.
—Pero si aciertas—Anthony apuntó:—ves el peor escenario posible, como una advertencia, y tomas el camino para evitarle. Según la información que encontré sobre el Profesor Idya Izumi, solía profetizar los peores escenarios, como advertencia para aquellos que se encaminaban con su consejo.
—¿Pero no hace eso que la gente falle? ¿No los vuelve profecías auto cumplidas?
—Si y no— Anthony se encogió de hombros:—algunos sienten la necesidad de cambiar su destino mientras otros se rinden ante él.
Draco hizo un puchero, pero la verdad era que tenía razón:—Bueno ¿y de qué nos sirve que el donante sea Chthónico? No voy a buscarlo ni a pedir su aprobación.
Anthony alzó una ceja:—primero, si no lo quieres buscar, va, pero no finjas que no quieres que se arrepienta de no reclamarte—el Ravenclaw replicó categórico:—Segundo, con esto podemos empezar a ver por dónde van yendo tus poderes ¿No te interesa ver de qué serías capaz?
—De lo único que quiero ser capaz es de completar la semana sin otro viaje a la enfermería—confesó el rubio con un suspiro de pesadumbre:—pero si aguantaría hacer que el donante se trague sus palabras.
—Va, esta noche durante el entrenamiento hablaremos más—y sin esperar una respuesta se marchó con buen paso. Draco suspiró exageradamente y pensó en lo similares que llegaban a ser Theo y Tony, mientras se apoyaba en la pared para esperar a sus amigos dado que ya iba siendo hora de empezar las clases.
🙟✦🙝
—¿Qué quería el ñoño?—preguntó Theo, con una expresión de molestia mientras se acercaba a un muy pensativo Draco. El rubio alzó la mirada y sonrió.
—Oh, que había conseguido nueva info del donante—el rubio se encogió de hombros:—Nada muy importante…
Theo no entendía porque Draco no estaba más interesado en quien había donado la otra mitad de su material genético, pero no quería pelearse nada, además él estaba muy ocupado tratando de averiguar quién era su madre, y ya tenía muy buenas pistas.
Theo se sentó al lado de Draco, que mantenía el brazo izquierdo pegado a su cuerpo con una expresión de pocos amigos que seguro era debida al dolor de la herida.
—¿Ya comiste ambrosía?—preguntó el pelinegro, mientras esperaban al profesor Lupin.
—Si, pero al parecer las bestias mágicas tienen una sustancia en las garras que impide que las heridas sanen apropiadamente —el rubio bufó enojado, antes de sonreír de lado:—al menos la cicatriz sería sexy ¿no crees?
—Si tú lo dices…
—Buenas tardes—dijo el profesor llegando al salón; su ropa lucía cómo si hubiera visto mejores días, y Theo no pudo evitar encogerse un poco. Olía a luna, a lobo. Horrible. El profesor les sonrió:—pueden guardar sus libros, hoy iniciaremos con una sesión práctica.
Theo no había sacado su libro aún, pero miró curioso al profesor ¿iniciar con una sesión práctica? Eso era nuevo e interesante. Tal vez el hombre no era tan malo después de todo.
—Sólo necesitarán sus varitas—prosiguió el hombre, antes de hacerles un gesto para que lo siguieran:—si fueran tan amables de acompañarme.
Y salió del salón andando tranquilamente, Theo miró a sus compañeros Slytherin, que parecían poco convencidos ante ello, mientras los Gryffindor ya estaban prácticamente en la puerta, siguiendo los faldones de la túnica del profesor.
—Esta clase va a ser un desastre—musitó Draco bajito, haciendo que todos los Slytherin se tensaran; Ya todos estaban al tanto de la capacidad del rubio de ver cuando algo iba a salir mal, así que avanzaron con cuidado detrás de los otros, no muy convencidos.
Theo vio de reojo como el profesor he hacía algo a Peeves, el poltergeist (el pelinegro no tenía nada encontra del ser, pero tanto él como Draco estaban de acuerdo con que su olor/magia no era particularmente agradable, así que preferían mantenerse lejos de él), y uno de los Gryffindors lo elogiaba. Si Theo tenía que apostar, al profesor no solían darle elogios muy seguido, dada la forma en la que su rostro lleno de cicatrices se había iluminado.
Cicatrices.
Olor a lobo.
Y las criaturas mágicas tenían una propiedad en las garras y dientes que evitaba que las heridas curaran del todo.
Theo sintió un escalofrío ¿Sería un hombre lobo? No. Dumbledore no dejaría a alguien tan peligroso cerca de… Mentiras, si, Dumbledore lo haría con todo gusto; el perro de tres cabezas del pasillo de primer año era prueba ferviente de ello.
Y los dementores.
¿Qué sería más peligroso? ¿Los dementores chupa almas o el pobre hombre lobo que parecía un poco mal nutrido?
Bueno, tal vez no el hombre lobo; después de todo, la comida en Hogwarts era muy buena, y tenía suficiente espacio para correr en el bosque. No tendría razón alguna para atacar a nadie ¿no? A menos de que lo molestaran.
Al llegar a la Sala de Profesores, el único ahí parecía ser el profesor Snape, que estaba poniendo unas cosas en orden con tranquilidad hasta que los vio. Su expresión se agrió de inmediato, probablemente por ver a Lupin, Potter y Neville en tan rápida sucesión.
El hombre los miró y luego miró a un armario, dejando de lado las cosas que estaba organizando:—deje la puerta abierta, Lupin, prefiero no presenciar esto.
—Por cierto, puede que nadie le haya advertido, pero la clase que lleva tiene unos cuantos alumnos… con problemas para seguir instrucciones—dijo el director de Slytherin, sin mirar a nadie en particular al caminar ( Theo vio tanto a Neville como a Draco tensarse) hacia la puerta:—Le aconsejo tener cuidado con a quién le confía tareas; no todos pueden con cosas de alta dificultad a menos de que alguien les esté guiando.
Neville se puso rojo como un tomate, y Draco había empezar a pellizcarse los dedos, inquieto. Lupin alzó una ceja, casi como si el profesor le acabase de dar un desafío:—Pues no, pero no importa, igual estaba pensando en que… El joven Neville me ayudase con la primera parte; seguro lo hará de forma admirable.
Snape no dijo nada, cerrando la puerta tras él, mientras que el aludido se había puesto pálido y miraba al profesor con súplica. El profesor le indicó al chico y al resto de la clase que se acercasen, dirigiéndolos al fondo del recinto, donde un armario viejo se encontraba, algo destartalado y nada remarcable. A excepción del olor pútrido que venía de él.
Theo arrugó la nariz cuando el armario se sacudió violentamente de repente, y el olor fétido inundó el lugar. A juzgar por las expresiones curiosas y nerviosas a su alrededor, era el olor de la magia de lo que fuera que estuviera dentro. El olfato mágico del chico se había vuelto más y más fino después de haberse convertido en… Lobo… o lo que fuera el cánido que había sido la última vez.
No le agradaba la idea, porque era como si algo de las cosas en las que se convertía (como el equilibrio que había ganado desde volverse gato) se quedaran en él, como manchas en sí.
—No es nada de lo que preocuparse—aseguró el profesor afablemente:—lo que hay aquí es un boggart.
Un escalofrío recorrió la clase, aunque la mayoría no supiera a qué se refería el profesor con ello. Theo no recordaba haber leído sobre eso, aunque la verdad su interés por criaturas mágicas era más bien poco.
—Una idea brillante—siseó Draco, por lo bajo, en un tono sarcástico que daba a entender que sí sabía de qué se tratase:—traer una criatura de pesadilla a una clase en medio del año que estamos rodeados por criaturas que se alimentan de todo lo bueno.
—Entonces—Lupin continuó, luego de haber hablado de cómo los boggarts adoraban los lugares pequeños y oscuros:—lo primero que debemos preguntarnos es qué es un boggart.
Tanto Draco como Granger alzaron la mano. El profesor los miró a ambos un momento antes de señalar a la castaña, la cual dijo solícita:—es un cambia formas; puede tomar la forma de lo que más le aterre a uno, señor.
—No lo hubiera dicho mejor—respondió el profesor con una sonrisa, haciendo que la hija de muggles sacara pecho orgullosa:—así que el Boggart en la oscuridad todavía no ha asumido una forma; aún no sabe qué asustará a la persona al otro lado de la puerta. Nadie sabe cómo se ve un boggart solo, pero en cuanto lo deje salir, se transformará en cada uno de nuestros terrores.
Una idea brillante, pensó Theo, sarcástico como su amigo, poner un ser así en una clase con Gryffindors y Slytherins, para acrecentar la desconfianza y el odio entre ambas casas.
—Esto significa que tenemos una gran ventaja sobre el boggart antes de comenzar—continuó el profesor Lupin, volteando a ver a los Gryffindor (excepto al pobre Neville que parecía querer que la tierra lo tragase):—¿Podrías decir me cual es, Harry?
—Definitivamente no va a terminar bien—reiteró Draco, haciendo un puchero cuando el profesor ignoró su mano levantada por segunda vez. El rubio miraba con intensidad a su novio, que ahora era interrogado por el profesor Lupin sobre su mayor temor (el profesor Snape, lo cual tenía sentido por la forma en la que lo había tratado durante su primer año) y sobre su abuela. Theo no estaba seguro de que tan buena idea era la clase en si, pero tampoco era como si pudiera irse y ya, aún si el olor de la criatura le mareaba sobremanera.
—¿Estás bien?—preguntó Blaise bajito y Theo asintió, apoyándose en el rubio, que de inmediato se puso entre el armario y él, bloqueando un poco del olor. Draco olía a amapolas y a ozono, y el pelinegro procedió a tratar de concentrarse en ese aroma y en los aromas de sus compañeros que se habían acercado un poco.
Daphne olía a rosas, aunque muy sutilmente, mientras que Blaise olía ahumado.
Lavender (que los miraba de vez en cuando) olía como los polvos flu, igual que la mayoría de los presentes (que tenían algunos olores suaves por debajo, como Neville que olía a césped recién cortado), sólo que el de ella estaba fuertemente mezclado con especias. Se alcanzaba a distinguir aún cuando la chica estaba un par de personas más allá.
Theo alzó la mirada al escuchar una carcajada y vio a Neville de pie frente al armario, temblando un poco mientras el profesor daba instrucciones a los demás:—Si Neville lo consigue, el Boggart volteará su atención a cada uno de nosotros por turnos. Quiero que piensen en lo que más les asusta y una forma de forzarlo a volverse cómico.
El pelinegro ladeó la cabeza ¿Forzarlo a volverse cómico? ¿Cómo volvía cómico un monstruo? ¿Le asustaban los monstruos? Los lobos, grandes y salvajes como el que casi los había matado aquella vez. ¿Cómo volvía un lobo cómico? ¿Volverlo miniatura? ¿poniéndole ropita? Theo no estaba seguro.
A su alrededor, varios tenían los ojos cerrados y musitaban cosas. Todos excepto Draco estaban concentrados en la instrucción, porque el rubio parecía pendiente de Neville, probablemente porque el chico seguía nervioso. Entonces la puerta del armario fue abierta y el profesor Snape salió acechante.
Theo no estaba muy seguro de qué tan bueno era que un profesor pusiera a otro en ridículo de esa forma (aunque había que admitir que al profesor Snape le quedaba el verde muy bien).
—¡Muy bien!—el profesor dijo, antes de señalar a una de las Gryffindor:— Parvati
La chica avanzó y el profesor se transformó en una momia.
—¡ Riddikulous!
La momia se enredó y cayó de cara, el profesor urgió a otro Gryffindor a pasar al frente, y la momia se convirtió en una banshee, que al grito de “Riddikulos” se quedó sin voz.
Uno a uno fueron pasando los demás (Vincent fue el primero de Slytherin en pasar, y para él el boggart se transformó en un plato vacío que de por sí causó una gran carcajada), haciendo que el bicho se transformara en una infinidad de cosas. Incluyendo un payaso que se volvió un juguete de una cajita que se mecía hacia adelante y hacia atrás.
—¡Draco!—llamó risueño el profesor y el rubio dio un paso al frente.
El payaso se movió una, dos, tres veces y de repente frente a Draco había una persona, con camiseta naranja, unos shorts azul oscuro y tennis. Su mirada verde mar era fría como el hielo.
La figura comenzó a reír, echando borbotones de sangre. El diseño de la camisa estaba dañado por la sangre que parecía manar de una herida en el pecho:—sabía que no podía confiar en tí.
Los ojos del chico se habían llenado de lágrimas, pero la risa seguía, casi histérica, mientras la sangre caía casi como un río. Draco ahogó un sollozo al tiempo que el chico caía de rodillas y decía:—estaba mejor sin tí.
Antes de que pasara algo más, Theo se puso entre ambos.
Frente a ellos, el Percy falso se contorsionó, convirtiéndose en un lobo (no más grande que un perro grande, y definitivamente más pequeño que el lobo que los atacó hacía tantos inviernos) de pelaje gris con parches negros, hirsuto y desaliñado, con ojos de un azul casi eléctrico que miraban prácticamente al alma del muchacho.
Theo no supo si el animal había hablado o si se había comunicado telepáticamente, pero el bicho simplemente sonrió, inclinando la cabeza de lado en un gesto muy humano, musitando:—somos iguales, tú y yo.
El lobo tenía una cuerda brillante alrededor del cuello y las patas, pero parecía más un adorno que una atadura. Se veía majestuoso. Y Theo no pudo evitar temblar de terror ante lo que ello significaba.
Antes de que el pelinegro pudiera pensar qué estaba pasando, Potter estaba frente a ellos, y con la misma rapidez, el profesor Lupin.
Un orbe blanco cayó al suelo como una cucaracha ante un aburrido “riddikulous” por parte del profesor:—termínalo, Neville.
El chico, aún un poco estupefacto, volvió a ponerse frente al boggart que volvía a ser Snape, pero con un rápido movimiento de varita y un firme “riddikulous” el hombre tomó otra vez las ropas de la Dowager Longbottom y explotó en humos y polvo en cuanto el chico soltó una sonora carcajada.
Un momento ¿Por qué Neville no estaba preocupado por Draco? Pero nadie (a excepción del profesor que los miraba intensamente) parecía estarlo. Entonces Theo lo notó; había un halo de Niebla rondando el lugar y Draco se veía un poquito pálido. Si, él tampoco querría las preguntas.
—Excelente—el profesor había dejado de mirarlos y se dirigió a la clase:— cinco puntos para cada alumno que se enfrentó al boggart, diez para Neville por enfrentarlo dos veces… Oh, y cinco para Hermione y Harry.
—Yo no hice nada—musitó Potter, tratando y fallando de no hacer un puchero.
—Tú y Hermione respondieron mis preguntas al inicio de la clase—respondió Lupin con simpleza, antes de proceder a dar la tarea para la siguiente clase y señalar a Theo y Draco:—si es posible, Theodore y Draco, ayúdenme a verificar que no queden vestigios antes de irnos.
Una excusa evidente pero que nadie pareció notarlo, mientras enfilaban fuera del salón hablando animadamente. Draco se despidió de Neville, felicitándolo por haber derrotado el boggart y se quedó al lado de Theo esperando a ver qué decía el profesor.
—¿Necesitan hablar?—preguntó el profesor muy serio, rebuscando entre su túnica y sacando un par de ranas de chocolate y ofreciéndoselas.
—No sé de qué…—comenzó Draco pero el profesor negó con la cabeza, para detenerlo.
—Esos trucos no funcionan conmigo—dijo él con firmeza:—ya los he visto antes, en alguien que usaba… eso para cubrirse las espaldas cuando hacía algo indebido.
¿El profesor sabía sobre la Niebla? Theo lo miró sorprendido, alzando las cejas, pero antes de que pudiera decir algo, Draco resopló:—con todo respeto, profesor, no es algo de su incumbencia. Si le preocupa, hablaré de ello con el profesor Snape, mi jefe de Casa, que de hecho nos trata muy bien, muchas gracias por preguntar.
—Si necesitan-
—De verdad, no se moleste, profesor—Draco negó con la cabeza, antes de restregarse el rostro con la mano y suspirar:—tal vez luego, pero ahora no me siento muy bien; estoy muy cansado del día, y lo que acaba de pasar y mi brazo no hacen que nada sea mejor y esta semana ha sido demasiado larga.
—Me aseguraré de que hable con el profesor Snape—agregó Theo, poniendo su brazo sobre los hombros de su amigo:—es más, iremos de inmediato.
El profesor no parecía muy convencido pero asintió finalmente:—coméntenle que a lo mejor les beneficiaría una poción sin sueños para esta noche; así podrán descansar a gusto.
—Lo tendremos en cuenta—asintió el rubio mirando hacia la puerta y hacia abajo:—¿podemos retirarnos?
El profesor hizo una mueca y asintió, a lo que los dos amigos salieron del salón con premura.
  
  🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer y dejar comentarios y kudos.
Chapter 60: Un Halloween de locos
Summary:
Draco está feliz en una cita cuando algo extraño pasa, aunque no hubo una galleta de la fortuna en medio.
Notes:
¡Hoy es el primer aniversario del fanfic!
Así que por eso traje otro capítulo (Iba a hacer un especial AU en Kpop Demon Hunters pero me cogió la tarde hahaha)
Espero les guste el cap extra de esta semana, no olviden que el 1ro subo otro a la Rueda del Año, para que vean más de lo que pasó con Cissy y Lucius antes.
No siendo más, disfruten~
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
58. Un Halloween de locos
—¿Por qué tienes el brazo en cabestrillo?—Percy preguntó, algo descolocado mirando a su amigo. El chico se encogió un poquito e hizo un puchero, mientras tomaba una pluma y comenzaba a escribir en un papel.
—Tuve un accidente— fue la respuesta vaga del rubio. Parecía estar en un lugar con muchos libros. ¿La biblioteca tal vez?
—Hola Percy—saludó Theo asomándose al espejo:—Todo está bien, fue un incidente menor, nada de lo que preocuparte.
—Por supuesto que me preocupo—saltó Percy, aireado:—¡Van cuatro días sin ninguna llamada y de repente estás con el brazo cabestrillo en una biblioteca y según “no pasó nada”!
—Así que ese es Percy—comentó una nueva voz, y un chico se asomó al espejo; era más bien cachetón, con ojos oscuros y cabello negro. Tenía rostro bonachón y Percy no entendía qué hacía ahí o porqué había rodeado los hombros de su Draco de esa forma. El chico le sonrió:—Hola, soy Neville, mucho gusto… Draco dice que eres su hermano adoptivo.
Los dedos de Percy se crisparon un poco mientras acomodaba el espejo para que estuviera apoyado en unos de sus libros y poder tener las manos libres para poder enfatizar lo que estaba diciendo:—así que tú eres el dichoso Neville.
—Percy—sonó la voz de Draco, como advertencia y Percy se mordió la lengua ante una mirada divertida del tal Neville.
—No dije nada—replicó Percy. Haciendo un puchero:—Sólo iba a advertirle que si te llegaba a hacer llorar iba a ir hasta allá a patearlo.
—No me atrevería—respondió el otro pelinegro, dándole un besito en la mejilla a Draco y sentándose fuera del campo de visión del espejo, antes de comentar:— este hermanastro tuyo es más tranquilo que el otro.
—Nico es un niño muy intenso—respondió Draco con una sonrisita, encogiéndose de hombros:—Y Percy es más serio.
—¿Por qué Nico lo conoció antes?—preguntó Percy, cruzándose de brazos.
—Y más celoso—apuntó Theo.
—Porque me llamó el día del accidente luego de que Madre le dijera que estaba en la enfermería y pues Neville estaba ahí—el rubio respondió, volviendo su atención a lo que fuera que estaba escribiendo.
—De haber sabido…
—Habrías llamado, lo sé, pero no quería preocuparte.
Percy quería decirle que igual había estado preocupado por la súbita corriente de dolor que había venido desde la conexión varios días antes, pero todo el mundo le había dicho que Draco seguro estaba bien y que no se preocupase.
—¿Qué fue lo que pasó?—el pelinegro preguntó otra vez, mirando al chico ocn insistencia.
—Me atacó un hipogrifo—dijo con displicencia el rubio, tomando un libro de su lado y revisando algo en él.
—¿Un qué?
—Mitad águila mitad caballo.
—Ah ¿Qué le hiciste?—Percy no quería que sonara a acusación, pero no era el mejor para hacer preguntas casuales.
Draco lo fulminó con la mirada:—Yo no le hice nada; fue a atacar a alguien que lo había insultado y yo me interpuse y ya.
—Oh…—Percy se mordió el labio:—¿Te duele mucho?
—No realmente—Draco aseguró, sonriéndole. Había algo en la forma en la que el rubio no le mantenía la mirada más de un par de minutos que lo tenía nervioso y algo molesto.
—¿Y qué mas ha pasado?
—Encontramos unos dementores, que son unos seres horribles que chupan felicidad—comentó Draco bajando la pluma para enumerar:—estuve dos días en la enfermería, luego tuvimos una clase práctica de defensa por primera vez en la vida y fue… peculiar.
—¿Cómo peculiar?
—¿Sabías que hay seres que se pueden transformar en tu peor temor?
Percy hizo una mueca, pensando en lo horrible que sería ver a sus dos rubios unirse a Luke. No. Se moriría:—¿Qué clase de profesor pone algo así frente a sus alumnos?
—Era un ambiente controlado, y él intervino y uhm… Neville acabó con la criatura.
—Fue un esfuerzo conjunto—comentó el pelinegro, fuera de la vista de Percy.
—Fuiste muy valiente—replicó Draco con una expresión de enamorado que hizo que Percy hiciera una mueca. ¿Por qué le molestaba tanto que Draco fuera lindo con ese chico?
—Tengo sueño —anunció el ojiverde, tomando el espejito:—hablamos luego.
Draco entonces volteó a mirarlo, algo triste:— oh, vale…Hablamos después.
Y con eso, Percy cortó la conexión. Molesto. No era que su escuela no fuera interesante, ni que quisiera estar en peligro durante el año escolar también. Era más que deseaba que cuando Draco lo llamaba le pusiera atención.
🙟✦🙝
—No entiendo, Will, de verdad que no entiendo—Nico se había tumbado en su cama en la Mansión, con una expresión de aburrimiento infinito:—¿Por qué todos quieren robarme a Draco?
—Técnicamente—comenzó el rubio, apoyando el espejo contra un libro mientras trataba de terminar lo que parecía ser una escultura:— Era de Percy primero.
—Bueno pero el sesos de alga ese lo perdió—replicó el pelinegro aflojándose la corbata del uniforme:—¿Y ahora quiere recuperarlo y que Draco vuelva a estar a su sombra como si nada?
—¿Eso dijo?
—No, pero seguro es lo que quiere
Will suspiró pesadamente:—¿Estás seguro? Siento que estás poniendo a Percy como un villano, y pues, no digo que no se equivoque, pero simplemente tuvieron una pelea, eso es normal entre hermanos ¿no?
Nico hizo una mueca:—Eso fue más que una pelea, Will. Y lo sabes.
—Bueno, pero Draco no necesita que nadie defienda su honor.
—Pues alguien debería hacerlo—saltó Nico, quitándose el blazer para ponerlo en la parte de atrás de la silla:—¡o hacer que se de cuenta de que la gente a su alrededor prefiere usarlo de escalerilla!
—Draco lo sabe—Will respondió, encogiéndose de hombros:—Y no es que se los permita libremente; he visto su mirada calculadora, no es de los que dejan que las cosas pasen porque sí… Es como lo de Lavender.
—¿Lo de Lavender?
—¿No has visto que está más frío con ella?
—¿Lo está?
—Mantiene las cosas civilizadas cuando está frente a alguien en quién no confía, pero no la trata con la calidez con la que solía. Y yo creo que ella ya se dio cuenta.
—¿Qué le hizo Lavender?
—No sé, pero pasó durante el final de su año escolar probablemente.
Nico miró intensamente al rubio y frunció el entrecejo:—¿Will?
—¿Si?
—¿No estás muy pendiente de Draco?
—N-no sé de qué hablas…
—¡Mentiroso! ¡Mira, te sonrojaste! Maldita sea ¿Tú también quieres robármelo?
—Yo no-
—Aunque si eres tú no me molesta; Así Draco estaría bien cuidado y tú al menos no me detestas.
El rubio se sonrojó aún más antes de apuntar:—Percy no te detesta.
—Si lo hace, porque Draco me prefiere como hermano.
Will rodó los ojos y rio bajito ante eso:—Algún día van a superarlo, yo lo sé.
—Nunca—Nico mostró la lengua y Will resopló divertido.
—Bueno, pero ¿No me llamaste porque necesitabas ayuda con la tarea?
Nico hizo un puchero y procedió a alzar la mochila para ponerla en el escritorio:—¿Por qué tengo que hacer la tarea, igual?
—Por que dijiste que querías que Draco estuviera orgulloso porque te estabas aplicando en la escuela.
—Ugh
Will rio, esta vez sin pretensiones, y el hijo de Hades lo miró ceñudo antes de sonreír a su vez. La risa del hijo de Apolo era contagiosa.
🙟✦🙝
—La verdad es que el profesor Snape tiene toda la razón en estar enojado—comentó Draco, comiendo tranquilamente sus gachas de avena con miel y arándanos:—lo ridiculizaron mucho durante la clase.
—¿Verdad?—comentó Pansy, muy seria:—han pasado dos semanas y la gente sigue hablando de eso, yo creo-
—Va, pero no es culpa de Neville—el rubio interrumpió, antes de que la chica pudiera seguir:—Fue el profesor Lupin quién le dio la instrucción; pudo haber hecho algo responsable, escoger a alguien más y discutir eso con Dumbledore o McGonagall o con Snape directamente, y no humillar al profesor frente a su casa y la del otro chico.
—A veces olvido que eres un santurrón—comentó Blaise, haciendo una mueca:—Por que tampoco pediste que echaran al idiota de Hagrid por lo de la clase, y ahora tenemos que criar los gusanos más inútiles del mundo.
Draco miró a Blaise y alzó una ceja, antes de negar con la cabeza:—eso fue un accidente, y nadie salió muy lastimado.
—¡Llevas tres semanas con el brazo en cabestrillo!—apuntó Millicent, a lo que Draco se encogió de hombros, sacando el brazo del cabestrillo y moviendo los dedos burlón.
—Eso es sólo porque Pomfrey insiste en ello, pero ya estoy bien—respondió el rubio moviendo el brazo:—En pociones ya corto mis propias cosas y en encantamientos ya uso la varita.
—Draco—llamó Daphne, que había estado ignorando toda la conversación en favor de revisar el periódico:—¿Eres ambidiestro?
—¿Disculpa?
—Porque al principio creí que eras zurdo, pero luego del accidente empezaste a hacer las cosas con la derecha.
Draco ladeó un poco la cabeza:—oye sí, no lo había pensado… No sé, siempre escribí con la mano que más cerca estuviera del… de la pluma ¿sabes? Pero la varita se siente más cómoda en la izquierda, si te soy sincero.
—Un misterio menos sobre Draco—comentó Theo divertido, revisando a escondidas el libro que había captado su atención últimamente:— Cambiando un poco de tema ¿Alguien más ha notado que el Profesor Lupin se ve cansado?
—¿Triste, cansado, ojeroso y sin ilusiones?—preguntó Draco, con una sonrisa leve porque sabía que ninguno de sus compañeros iba a entender el chiste:—Si, parece que está enfermo.
—Ugh, que mejor se quede en la enfermería—Pansy hizo una mueca:—No nos vaya a contagiar de lo que sea eso.
Los otros asintieron, y Draco y Theo se miraron un momento por encima de la comida. Cómo deseaba Draco poder tener un vínculo con el pelinegro; así podrían hablar sin que nadie más supiera.
—Bueno, sea como sea— Pansy se ahuecó el cabello con gesto importante:—al menos la clase de adivinación si está rindiendo sus frutos.
Draco miró a Daphne divertido y le preguntó a la chica:—¿Ah sí? ¿Y eso?
—Pues Daphne me ha leído las hojas de té y me han salido cosas buenas
Daphne se encogió de hombros:—la mayoría de cosas son manchas, la verdad.
—Es que tú no tienes el ojo interno—arguyó Pansy, antes de voltear a mirar a Draco:—Draco, tú deberías leer mis hojas la próxima vez.
El rubio hizo una mueca:—No sé qué tan buena idea sea, Pansy…
—¡Vamos!—pidió la chica, intensamente:— ¡Tuviste razón con la de Neville! ¡Se enfrentó con valentía a una situación a la que normalmente le huye! ¡Eso fue el Boggart con la cara del profesor Snape!
Draco miró hacia la mesa de Gryffindor, donde Neville parecía estar hablando animadamente con sus compañeros de casa.
—Seguro fue suerte.
—Pues yo también quiero que me veas el futuro; después de todo, tienes el Don.
Draco quería decir que no, pero en ese momento notó un movimiento en la mesa de profesores y su mirada se fijó en el profesor Lupin que se restregaba el rostro. De su boca, sin quererlo salió:— la luna llena es un momento solitario…
Pansy emitió un quejido, y se llevó las manos al rostro:—¡No! ¿Qué hago? No quiero estar sola en luna llena.
El rubio la miró y abrió la boca para corregirse, pero entonces se lo pensó mejor, esbozando una sonrisa traviesa:—Pero Pansy, es tu destino; estarás sola todas las lunas llenas del año, escucharás aullidos a la luna , y te preguntarás en tu cama si lo que haces es suficiente para que la próxima no estés sola.
Daphne le dio un golpecito en la pantorrilla con su pie y Draco se encogió de hombros, tratando de no reír ante la angustia de la pelinegra que ahora le suplicaba a Millicent que la acompañara durante la noche de luna llena.
—Draco, Goldstein me preguntó si hoy íbamos a tener reunión del grupo de estudio—preguntó Theo, como quien no quería la cosa, pero Draco sabía que no estaba preguntando eso; el grupo de estudio se reunía entre semana únicamente, porque los fines de semana estaban dedicados al entrenamiento de Quidditch de Draco.
—Creo que sí—respondió Draco asintiendo levemente:—tenemos que terminar el trabajo de runas antiguas.
—¿De runas?—Blaise volteó de dónde estaba molestando a Pansy:—¿Y qué tal la clase? ¿les molesta si me uno?
—Es pesada—se apresuró a decir Draco.
Theo añadió:—además Goldstein es muy categórico con sus trabajos; no quiere que nadie que no esté en la clase lo mire.
—Oh…—Blaise desvió la mirada.
—Otro día tal vez—dijo Draco, aunque sabía que no era cierto. Pero bueno, el chico podía unirse al grupo de estudio normal ¿no?
🙟✦🙝
—¿Por qué se reunieron sin mi?—Lavender estaba sin aliento al llegar al claro en donde habían estado entrenando los últimos años. En el, Draco estaba atacando sin piedad a un muy sudoroso y cansado Anthony, que a duras penas podía desviar los ataques del rubio.
Draco estaba usando una espada corta con su brazo bueno. El otro seguía vendado.
—No sabía que no te habían avisado—comentó Theo, que atacaba un monigote con fiereza, dejándolo hecho girones para dar un pase con su varita y repararlo.
—¡Hola, Brown!—saludó Anthony, pero su momento de distracción hizo que el rubio encontrara un hueco, y con facilidad le tumbó el arma (una espada curva) de una mano y le barrió los pies para dejarlo tirado en el piso con la punta de la espada contra el cuello.
—No te distraigas en una pelea, Anthony—dijo con tono oscuro el rubio:—puede costarte la vida.
—Draco—Lavender llamó, pero el rubio ni siquiera la volteó a ver, dando un par de pasos hacia atrás de forma que no estuviera de pie sobre Anthony y ofreciéndole la mano buena para ayudarlo a levantar.
—Creí que habías estado entrenando en el campamento—en su lugar dijo el rubio, dirigiéndose al castaño:—Eso fue muy triste.
Anthony hizo una mueca y se ayudó de la mano del muchacho para levantarse y, acto seguido, se sacudió el polvo y la tierra de la sudadera:—Es diferente luchar con espada que con kopesh.
—Vamos, Goldstein—Theo se burló, acercándose a la castaña:—Draco está usando una espada en su mano no dominante, cambiar de arma no debería ser un problema.
El Ravenclaw fulminó con la mirada al Slytherin:—¿Ah sí? ¡Pruébalo!
Theo dejó sus dagas clavadas en el pecho del monigote y tomó una lanza del estante de armas:—A ver, vente.
Draco le ofreció la espada a Anthony, y se apartó cuando ambos chicos cargaron el uno contra el otro, para empezar a luchar furiosos.
—Draco—probó Lavender otra vez, acercándose al muchacho que se había sentado en un tronco:—Yo… ¿Podemos hablar?
—¿Qué quieres, Brown?—el rubio ni siquiera la miró, tomando su mochila y escarbando en ella para sacar una botella de agua para beber.
Lavender hizo una mueca y se sentó a su lado, mirando como Anthony y Theo fallaban espectacularmente en pelear, pero compensaban con el entusiasmo:—Lamento no haberte creído el año pasado.
El rubio siguió tomando su agua, sin decir nada.
—Debo admitir que me dejé llevar por la presión, y asumí lo peor de tí… Debí creerte cuando me dijiste que no querías hacer nada malo, es sólo que-
—No—Draco la interrumpió:—No te disculpes si vas a sacar excusas.
La castaña lo miró, sus ojos grises eran fríos como el acero al hablar.
—¿Excusas?
—”Es sólo qué” ¿Qué? ¿Qué soy un Slytherin? Eso ya lo sabías ¿Crees que todos los Slytherin somos malos? Entonces ¿para qué te juntas con nosotros? Un poco de coherencia, Brown. De verdad.
Lavender sintió sus ojos llenarse de lágrimas:— Tienes razón… Yo… Me porté muy mal contigo, y no debí hacerlo. Pero tú no tienes porqué ser grosero.
El rubio soltó una carcajada amarga, que distrajo a Theo, haciendo que Anthony pudiera barrerle los pies, pero en vez de quedar triunfante sobre él, el pelinegro le pegó con el plano de la lanza en la pierna, haciéndolo caer también. Draco suspiró, divertido:—Ahora yo soy el grosero, por supuesto. ¿Sabes? No me importa lo que pienses, ni lo que piense el campamento ni Percy. Todos ustedes son una parranda de hipócritas que adoran pasarle a la gente por encima y yo, yo no me voy a dejar usar de tapete; ¿puedo mantener las cosas civiles? Sí, pero no voy a perdonar que me crean lo peor simplemente porque sí. ¿Quieres razones para tratarme mal? Te las puedo dar, pero no me pidas que te disculpe si vas a salir con excusitas o a acusarme de cosas.
La castaña apretó los puños e iba a discutirle cuando el rubio se levantó y caminó hacia los otros dos chicos
—Basta; vamos a practicar bien con otras armas, porque eso fue patético—comentó Draco negando con la cabeza:—levántense y escojan el arma que quieren dominar, porque tenemos que entrenar mucho antes de la luna llena.
—¿Por qué? ¿Te da miedo Pansy?—se burló Theo, y Draco lo miró con cara de pocos amigos.
— Algo va a estar moviéndose en el Bosque en durante una Luna Llena —dijo el chico con firmeza, sus ojos tenían ese halo dorado que a la castaña le daba escalofríos:— Sangre mágica se derramará, y el resurgido les pateará el trasero a ambos por no saber usar armas.
Theo soltó una carcajada ante la última parte y asintió:—Va, enséñame a usar la lanza entonces.
—Brown—Draco llamó, señalandole a Anthony:—ayúdale a Anthony a balancear los kopesh, tú que eres buena balanceando hachas.
Lavender se limpió las lágrimas de los ojos ya asintió, dirigiéndose al castaño que no parecía muy contento con sus armas nuevas.
🙟✦🙝
—¿Qué es Hogsmeade?— Draco preguntó bajito al oído del pelinegro a su lado, mirando el tablero de anuncios con curiosidad.
—-Es el pueblo que queda al lado—comentó el chico, en el mismo tono.
—¿Puedo pedir dulces allá?
—-No
—Entonces ¿Qué tiene de especial salir en Halloween?
Theo rio bajito y negó con la cabeza antes de suspirar:—de verdad que eres un caso.
—Bueno ¿y qué se hace en Hogsmeade?
—Lo que quieras; hay una tienda de dulces, una de libros, varias de cosas variadas, túnicas, escobas, ingredientes…
Draco asintió, pensando qué podría hacer en el lugar; una caminada por otro sitio no estaría mal. De hecho, podía invitar a Neville a salir con él, en una cita de verdad, no dentro del castillo. El día mejoró de inmediato con esa idea.
Las dos últimas semanas habían sido agotadoras, con las nuevas clases (Draco no debió tomar runas, porque la dislexia hacía que le doliera la cabeza con ellas) y el tiempo que le llevó recuperarse del ataque del pobre Hipogrifo. (según había escuchado, otros miembros de la junta habían escuchado sobre el accidente y estaban armando revuelo).
El rubio sólo quería descansar, pero las cosas habían estado poniéndose complicadas durante los entrenamientos. Parcialmente porque se había negado a perdonar a Lavender, y parcialmente porque usar magia al entrenar era muy cansado. También porque no habían logrado encontrar qué dios podría ser el padre de Draco; había muchos candidatos posibles, pero ninguno le llamaba mucho la atención al rubio.
Tenía la impresión de que cuando viera una imagen o el nombre del donante iba a sentir algo, algo estirarse en su pecho como durante las clases de adivinación. Nada había pasado hasta el momento que le diera la misma impresión. En cambio Theo parecía estar más cerca que nunca de encontrar quién era su madre.
Si no lo había descubierto ya y estaba esperando para decírselo en el momento más impactante.
Sería algo muy del pelinegro.
Draco siguió a su amigo hacia la mesita en la que estaban sentados Daphne, Vincent, Gregory y Blaise, esos dos últimos hablando sobre quidditch. Al parecer habría pruebas pronto y ellos querían participar. Al rubio le sonaba esa idea bastante. Si tan solo Theo quisiera participar también, sería un cazador perfecto.
—¿Ya puedes jugar, Draco?—preguntó Blaise de repente, en cuanto Draco se sentó. El rubio estiró su brazo izquierdo y movió la mano, ya no dolía y la cicatriz que le había quedado se veía muy cool, si lo decía él mismo.
—Yo si creo—El rubio respondió con una sonrisa, antes de alzar la voz al notar a Flint y Pucey caminar cerca de ellos:—aunque todos sabemos que sólo necesito una mano para ser el mejor buscador de Slytherin.
—Bájate de la nube, Malfoy—siseó Pucey, todavía molesto con la existencia del rubio, mientras Flint rio divertido.
—Más te vale no lesionarte para el primer partido o me encargaré de que no salgas de la enfermería el resto del año—replicó el capitán, y Draco no supo si era una amenaza o una broma. Con Flint era difícil saberlo.
—Haré lo posible—prometió Draco, volviendo su atención a Daphne, que lo había mirado con aprehensión por ello. El rubio le sonrió a su amiga:—de verdad, trataré de no meterme en más problemas.
—Espero que sí—comentó Theo, acomodándose en una silla y abriendo un libro grande viejo y misterioso que no parecía muy apropiado para su edad:—ya me estoy cansando de tener que rescatarte.
—Oh vamos, no has tenido que rescatarme tanto
—Vale, pero si me canso de decirle a mi Padre que le diga a tu Padre que estás bien.
Draco le mostró la lengua, a lo que Theo alzó las cejas, fingiéndose ofendido antes de volver su mirada a su libro.
—Ya en serio—Draco abrió la boca, sin querer:— todos deberíamos tener cuidado, porque algo acecha en la escuela.
Todos lo miraron un momento, con diversos grados de nerviosismo, hasta que Theo sonrió malicioso:—Así es, yo ando por ahí.
Efectivamente diluyó la tensión, al ganarse un golpecito por parte de Daphne que le dijo idiota antes de levantarse muy enojada e ir con Pansy y Millicent que hablaban con otras chicas mayores sobre lugares a los cuales ir en Hogsmade.
Theo miró a Draco y el rubio hizo una leve mueca, antes de sacar sus gafas y sacar el libro de runas. Tenía que terminar su tarea pronto si quería ir temprano a su habitación a llamar a Nico y a Percy para contarles su día.
🙟✦🙝
—Lavender está muy mal—comentó Neville, casualmente, mientras él y Draco jugaban gobstones en uno de los patios internos. A su lado había un tarro con llamas para mantenerlos calientes en medio del frío otoñal.
—¿Te dijo algo?—preguntó Draco, tratando de no sonar acusatorio con su novio. El pelinegro negó con la cabeza.
—No sé por qué pelearon y estoy seguro de que tendrás tus razones para tratarla con distancia—el Gryffindor replicó tranquilamente, lanzando su canica y efectivamente fallando por varios centímetros. Draco intentó no sonreír cuando el líquido fétido salió despedido hacia el chico. Neville hizo una mueca de asco mientras Draco le limpiaba con un hechizo.
—¿Entonces?
—Su conejo Binky murió
—¿Brown tenía un conejo?
—Al parecer fue un regalo de su padre cuando cumplió trece.
Draco hizo una pequeña mueca pensando lo mucho que la castaña amaba los animalitos pequeños.
Neville miró a Draco un momento:—creí que a lo mejor entenderías lo mal que se siente porque tienes a Howl.
Ah verdad, Howl su “hurón mascota”. Draco desvió la mirada:—entiendo que se sienta mal…
—¿Podrías ir a decirle algo?—Neville pidió bajito:— ha estado inconsolable, porque además cree que Trelawney lo vio venir.
El rubio quiso decirle que no, que Brown se merecía que Draco no la tratara por haber sido una malparida. Sin embargo, los ojitos de cordero degollado de su novio eran irresistibles.
—Voy a ver si puedo, más tarde.
—Gracias, Draco, eres un sol—el pelinegro le plantó un beso suave en la comisura del labio y Draco sonrió de lado.
—No realmente—replicó, robándole un beso a su novio:—sólo me gusta verte sonreír.
El chico se sonrojó, sonriendo y mordiéndose el labio ante eso, Y Draco sólo podía pensar que era demasiado lindo.
—Oye, Neville… ¿Quieres tener una cita conmigo en Halloween?—Draco preguntó, aprovechando el momentum:— Podríamos buscar dulces e ir a la Cabaña de los Gritos o algo así.
El pelinegro hizo una mueca:—me gustaría lo de los dulces, pero preferiría estarme lejos de la Cabaña. Mi abuela fue muy categórica con respecto a no acercarme.
Draco asintió, pensando en que en unos años tampoco podría convencer al chico de pegarse una escapadita a buscar un pueblo muggle cercano para ir a pedir dulces y/o buscar una casa del terror. Oh, qué lástima.
—Ya encontraremos algo divertido que hacer—respondió Draco, poniendo su mano sobre la del chico:—seguro que se nos ocurre algo.
Neville le sonrió antes de volver su atención a los gobstones que habían dejado de lado:—cualquier cosa contigo se vuelve divertida.
El rubio sintió un calorcillo en el pecho, al tiempo que cogía una gobstone y la lanzaba, para sacar otras dos del círculo. Neville celebró por él y Draco le robó otro besito. ¿Cómo era posible que el pelinegro fuera tan dulce y bueno con él?
🙟✦🙝
—No creo haber pensado esto bien—musitó Draco mientras esperaba en la línea con Neville, frente a Crabbe y Goyle. Los dos chicos habían sido encargados de estar pendientes de Draco al momento de salir o entrar del colegio por un muy serio Theodore Nott, que había dicho que los vería más adelante en el pueblo.
—¿Todavía te ponen mal los Dementores?—Neville preguntó bajito, dándole la mano al rubio, que entrelazó sus dedos con los de él y le sonrió.
—No sé si mal—dijo Draco al cabo de un momento, haciendo una mueca:—es más que me perturban mucho; ya me había acostumbrado a los caballos esqueléticos, ahora tener que ver esas… cosas…
—¿Los caballos esqueléticos?—preguntó Neville curioso, a lo que Draco asintió.
—Los que llevan los carruajes—explicó el rubio, con naturalidad:— ya sabes, que parecen ser piel y hueso… Ah y tienen como alas de murciélago. ¿Si?
El pelinegro estaba a punto de decirle que nunca había escuchado de eso cuando una chica de Ravenclaw (la prima de Katie, si mal no recordaba) los volteó a mirar desde la fila y dijo categórica:—Se llaman Thestrals, y sólo puedes verlos si has visto morir a alguien.
La expresión de Draco cambió sólo un microsegundo, a algo parecido a la tristeza, pero de inmediato estaba sonriendo otra vez:—¿De verdad? A mi me parecen muy bonitos una vez pasas el susto inicial.
—¿El susto inicial?—Neville preguntó y Draco procedió a explicarle la escena de la primera vez que había visto a los thestrals, durante su segundo año. El pelinegro sintió algo de ansiedad al pensar en quién podría haberse muerto cerca del chico para que pudiera ver a los Thestrals desde tan joven.
Entonces Neville vio a Harry, Ron y Hermione avanzar hacia Filch. Neville se sintió un poco mal porque Harry no pudiera ir al pueblo, pero era definitivamente mejor que el chico se mantuviera en el castillo si Sirius Black estaba dando vueltas por ahí.
—¿Te quedas, Potter?—Draco preguntó, cuando el de ojos verdes se devolvía, cerca de ellos:—espero que no sea por los Dementores, no van a estar tan cerca, no te preocupes.
Harry lo fulminó con la mirada y Neville suspiró:—¿Por qué lo provocas?
—¿Provocarlo?—Draco parecía sorprendido:—Sólo le decía; sé que le afectan como a mi, así que tal vez podría sentirse angustiado de pasar al lado de esas cosas.
Neville lo miró intensamente y suspiró otra vez:—Nunca cambies, Draco.
El rubio lo miró sin entender, pero no protestó cuando le dieron un besito en la mejilla, y en su lugar empezó a hablar de las cosas que quería hacer cuando llegaran al pueblo. Primero conseguir dulces, porque ¿Qué era Halloween sin dulces? El pelinegro no pudo evitar reír, apretando con cariño la mano de su novio.
🙟✦🙝
—Hola Neville—saludó Daphne con una enorme sonrisa, el chico le sonrió a su vez, mientras Draco se sentaba a su lado en la mesa que habían tomado en Las Tres Escobas.
—Hola Daphne, vengo a dejarles a Draco—dijo el pelinegro con suavidad:—dijo que había quedado con ustedes para finalizar la tarde y yo quedé con Dean y Seamus de ir a buscar unos ingredientes en Dogweed and Deathcap.
—Oh que lástima—la rubia dijo, mirando como Draco miraba alrededor algo ido:—Hubiera sido lindo que te quedaras un rato.
Neville le sonrió y se le acercó para susurrarle:—Draco no se está sintiendo bien, creo, pero no me ha dicho nada, si pudieras cuidarlo.
—Por supuesto—asintió la rubia de inmediato y dejó que el Gryffindor se fuera antes de acercarse a Draco y sonreírle. El chico la miró algo nervioso.
—¿Si, dime?—preguntó el chico con un hilo de voz y Daphne apoyó sus codos en la mesa para poder descansar la quijada en sus dos manos y mirarlo batiendo las pestañas.
—¿Y entonces?
—¿Entonces qué?
—¿Cómo fue tu primera cita oficial con Neville?
—Ah eso—Draco se removió algo inquieto en su silla, y se miró las manos:—Estuvo bien… Neville es muy dulce conmigo.
—Pero ¿qué hicieron?—exigió Pansy, curiosa, acercándose más al rubio:— ¿A dónde fueron? ¿Qué te dijo?
El rubio la miró un momento, con el entrecejo fruncido, y Daphne sintió que algo iba mal ¿Porqué Draco no estaba aprovechando para decirles lo mucho que había disfrutado con Neville? ¿O porqué no contestaba coqueto pero evasivo? Había algo muy extraño en la cara del chico.
—Ya llegamos~—prácticamente ronroneó Theo, que venía seguido de Blaise con un par de bandejas con cervezas de mantequilla. El chico había llegado algo tarde y tenía puesto algo que parecía un glamour alrededor de los ojos, pero Daphne no iba a echarlo al agua.
Theo y Blaise comenzaron a alcanzarles a todos las cervezas de mantequilla, y cuando le alcanzó una a Draco, la expresión del chico se congeló un momento. Ambos se miraron a los ojos, como comunicándose en silencio. Theo apartó a Pansy y se sentó al lado de Draco.
—Bueno ¿y qué han hecho?—preguntó el pelinegro con soltura, sonriendo sobre la cerveza:—Yo fui a Tomos y Pergaminos y encontré varios libros interesantes.
Blaise comenzó a hablar de lo que había encontrado en Zonko, y Luego Pansy habló de la peluquería a la que había ido a que le retocaran el cabello. Draco pasó todo el tiempo mirándolos con curiosidad y tomando de su cerveza, sin hacer ninguno de sus comentarios particulares. A lo mejor si estaba sintiéndose mal.
🙟✦🙝
Draco miró alrededor algo confundido. Por todos lados había murciélagos de papel, guirnaldas de telaraña, esqueletos y tumbas decorando jardines. Pero no tenía sentido.
Esos jardines se parecían sospechosamente a esos a los que solía ir con Percy a pedir dulces, tantos años atrás.
—¡Percy!—llamó una voz conocida, algo asustada. Draco volteó a mirar alrededor, a ver si encontraba a Percy, pero lo único que vio fue a la chica Rachel correr hacia él:—Estás bien, menos mal
Draco frunció el entrecejo ¿Por qué le estaba hablando así? ¿Cómo que estaba bien? ¿Dónde estaba Neville? Se suponía que debían estar volviendo a las Tres Escobas para verse con los demás.
—Si estás bien ¿verdad?—la chica preguntó, poniéndole la mano en el hombro a Draco. El chico se tensó un momento e iba a sisearle por tocarlo cuando vio su reflejo en la ventana de un auto que avanzaba lento hacia una de las casas. Percy le devolvió la mirada, primero molesto y luego confundido. Estaba vestido de zombie, y tenía marcas en las mejillas que parecían ser de arañazos reales. ¿Un monstruo? ¿Por eso se había sentido inquieto?
—S-si—Draco se apresuró a responder, dando un paso hacia atrás, pues la chica se había acercado mucho:—Lo siento, creo que el monstruo ya se fue.
—Me alegra oírlo—la pelirroja suspiró evidentemente más tranquila:—Esperaba que los únicos sustos de hoy fueran de la casa embrujada.
Toda la preocupación de Draco por hallarse de repente en el cuerpo de Percy se desvaneció al escuchar eso:—¿Casa embrujada?
—¿Ya se te olvidó?—Rachel rió divertida, antes de señalar la casa al final del cul-de-sac:— Vamos a ir a la de la colina de allá. Chris y Jane nos están esperando.
—Vamos entonces—Draco/Percy replicó, casi echando a correr. Extrañaba las casas embrujadas. Extrañaba tener miedo por cosas que no iban a lastimarlo realmente.
🙟✦🙝
—¿Quién eres? ¿Qué haces en el cuerpo de Draco?—exigió Theo, en cuanto pudo extraer al chico del grupo de Slytherins, con la excusa de que tenían que ir a comprar unas plumas nuevas.
—Yo-
Theo golpeó la pared al lado de la cabeza del rubio, con fuerza. Lo había llevado a un callejón oscuro y ahora lo estaba fulminando con la mirada.
—S-soy yo, Theo—balbuceó el rubio, alzando las manos en son de paz:—soy Percy.
—¿Percy? ¿Qué haces aquí?
—No sé, estaba huyendo de unos monstruos, los maté…—Percy en el cuerpo de Draco se encogió de hombros:—Y luego estaba aquí, tomado de la mano con el chico ese adorable con el que Draco está saliendo.
—¿Y ya?—Theo ladeó la cabeza, confundido:— Eso no suena muy impresionante como para que se cambiaran.
El otro chico se encogió de hombros:—¿Yo que sé? Sólo sé que estaba con Rachel y-
Theo sonrió malicioso:—¿Oh? ¿Será que se cambiaron porque ambos estaban en citas?
—¡No es una cita!—saltó el otro muchacho, sonrojándose violentamente:—A-al menos no creo que lo fuera.
Theo rio bajito ante eso, negando con la cabeza:—si tu lo dices, Perce… ¿y ahora? ¿Cómo los devolvemos?
—No lo sé…—El chico se mordió el labio:—Podríamos buscar el espejo de Draco y llamarlo ¿no? Aunque el mío está en casa.
Theo hizo una mueca:—el de Draco está en la habitación… Nada, creo que tocará esperar hasta después del banquete.
—¿Por qué?—El otro muchacho saltó indignado:—si hay que arreglar esto pronto…
—Sería muy raro que Draco se salte el banquete de Halloween; él adora Halloween.
—Oh…
—Además ¿No te da curiosidad ver el castillo?
Los ojos del chico brillaron de repente:—Oye sí… Podría ver el castillo.
Theo sonrió de lado:—eso, tenemos un plan. Ahora sólo toca ver cómo hacer para que no se note tanto que no eres Draco.
—¿A qué te refieres?
—A que Daphne y los demás creen que estás mal
—¿Por qué?
—Oh no sé, porque no hablaste de lo maravilloso que es tu novio, o no diste evasivas cínicas… ¿Qué no conoces a Draco?
Draco/Percy hizo una mueca y suspiró, cruzándose de brazos:—si lo conozco, pero la verdad no sabía quienes eran ellos.
—Son nuestros compañeros.
—Draco no ha hablado mucho de ellos, la verdad.
—Bueno, nada ¿Podrías ser sardónico como Draco un rato?
—Puedo intentarlo
—Me sirve, ahora vamos por plumas que si me hacen falta.
🙟✦🙝
—Eso fue muy divertido—Rachel dijo, siguiendo a Chris y a Jena, que parecían haberse asustado mucho. Detrás de ellos venía Percy con una sonrisa de oreja a oreja.
—Demasiado—convino el pelinegro, feliz:—De verdad me gustan mucho las casas embrujadas.
—¿Si?
—Hay algo mágico en que te asusten cosas que realmente no pueden lastimarte ¿no te parece?
Rachel asintió, pensando en todas las cosas horribles que habían visto en el Laberinto durante el verano:—si es algo refrescante.
Percy empezó a tararear una canción que Rachel no reconocía, pero se notaba de un muy buen humor.
—Creo que se está haciendo tarde…—comentó el chico de repente, mirando al horizonte:— Vamos, Rachel, te acompaño a casa.
—N-no hace falta—se apresuró a decir ella, al notar las miradas divertidas de Chris y Jena, que se apresuraron a despedirse, riéndose.
—¿Segura?—Percy preguntó, mirándola con inquietud. Había algo raro en Percy desde que el monstruo había aparecido, pero la chica no podía ver qué. Que extraño no poder ver algo.
El chico le tomó de la muñeca para llamar su atención:—preferiría asegurarme de que llegues a salvo a casa ¿sabes?
La pelirroja sintió sus mejillas encenderse, pero afortunadamente su disfraz de Sally mantenía su rostro pintado y el sonrojo oculto:—Vale, hum… Podemos ir por acá.
La chica comenzó a guiar al pelinegro, que caminaba con aparente soltura a su lado, pero sus ojos grises recorrían la multitud expectantes, como si estuvieran esperando que algo saltara en cualquier momento.
Tardaron un poco en llegar al hotel en el que ella se estaba quedando, y la chica se había encargado de llenar el camino de vuelta con anécdotas de sus varios momentos activistas por todo Manhattan, a lo que el chico se había reído y había hecho comentarios de aprobación en su mayoría.
Que dulce podía ser Percy.
En la entrada del hotel, Rachel tomó una de las calabazas en las que habían dulces y se la entregó a Percy. Nadie le dijo nada; Nadie se atrevería a decirle algo a la señorita Dale.
El rostro de Percy se iluminó al recibir los dulces, y le dedicó una enorme sonrisa a la pelirroja:—Gracias, Rachel, no hacía falta.
—Tampoco hacía falta que me acompañaras—respondió ella, dándole un empujoncito en el hombro.
—Es que había una empusa por ahí, y no quería que fuera a atacarte—confesó el pelinegro, y la chica no pudo evitar reír nerviosamente. Era extraño que alguien más notara cosas que ella no, pero para crédito de Percy, él llevaba más tiempo luchando y huyendo de monstruos.
—Eres un encanto—susurró la chica, dándole un besito rápido en la mejilla y cruzando el Lobby a toda velocidad.
🙟✦🙝
—No sabía que Rachel y tú salían
—¡No era una cita!—saltó Percy en el cuerpo de Draco, apretando el espejo con ansiedad. Su propio rostro le devolvió una mirada de sospecha antes de suspirar con un gesto poco característico. Era tan extraño ver los manierismos de Draco en su cuerpo.
—A ver—Draco se llevó la mano a la sien para masajeársela:—Esto es como Un Viernes de Locos
—Hoy es sábado—apuntó Percy, y vio sus ojos verdemar mirarlo con decepción.
—Me refiero a la película—siseó Draco, categórico:—¿Te acuerdas? ¿Con Lindsey Lohan? ¿De Disney?
—Creo que te la fuiste a ver con mamá solamente—Percy apartó la mirada, sintiéndose algo incómodo. Si esa era la expresión que Draco veía cada vez que él estaba decepcionado o molesto, podía entender que al chico no le gustara molestarlo.
—Oh—el rostro de Percy se relajó, y Draco suspiró fuertemente antes de decir:—Bueno, igual, en la película, ellas cambiaban de cuerpo por una galleta de la fortuna y porque no eran capaces de ponerse en los zapatos de la otra.
—Yo no comí ninguna galleta de la fortuna.
—Yo tampoco, pero creo que es debido al vínculo.
¡Claro! Percy se dio un golpecito en la frente:—¡Claro! ¡Ambos estábamos nerviosos! Seguro nos alineamos tanto que el vínculo nos cambió sin querer. ¿Será que tenemos que hacer lo mismo?
—¿Sentirnos igual?—Draco ladeó la cabeza de Percy, pensativo:—Podría ser.
—¿Y qué deberíamos sentir?
—Pues confusión no sirve, porque no nos cambió—Draco apuntó, mordiéndose el labio antes de echarse un caramelo a la boca.
—¿Te estás comiendo mis dulces?—preguntó Percy, sintiéndose ultrajado. Draco alzó una ceja.
—¿Me vas a decir que no te comiste mi parte del Banquete de Halloween?—preguntó el otro chico, cogiendo otro dulce (Una mini barra de Hersheys esta vez), abriéndolo y poniéndoselo en la boca deliberadamente. Malo. Draco era malísimo. Pero Percy no tenía forma de quejarse.
—No podía no comer—arguyó Percy, haciendo un puchero. Draco se quedó quieto un momento, su expresión de sentimientos encontrados le dio pie a Percy para continuar:—Theo dijo que sería sospechoso que no lo hiciera porque Halloween es tu fiesta favorita.
—Lo que me recuerda, la Casa Embrujada de los Smith de este año estuvo alucinante.
—¡No es justo! ¡Yo quería ir!
—Pues yo quería convencer a los Slytherin de pedir dulces en Hogsmeade, pero no todos podemos tener lo que queremos.
Percy frunció el entrecejo:—¿Estás molesto conmigo?
Draco desvió la mirada:—¿Por qué lo estaría?
—¡Estás molesto conmigo! ¿Crees que quería que esto pasara?—Percy preguntó, enojándose también. Draco chasqueó la lengua.
—No estoy molesto por eso, Sesos de alga—Draco resopló, no muy convincente.
—¡No me digas así!—gruñó Percy, y de inmediato se arrepintió. Vio de primera mano como sus ojos verde mar se endurecían y se congelaban, dándole una mirada de molestia y desdén que sabía había usado hacía no mucho contra el rubio.
—Claro, sólo ellas pueden decirte así—musitó el chico antes de coger el espejo en la mano:—buenas noches, Percy. Espero que resuelvas esto pronto.
Y la comunicación se cortó.
Percy miró el espejo con expresión de idiota por un par de minutos. La cara de Draco lo miraba de vuelta, confundido cómo se sentía. ¿Qué? ¿Qué acababa de pasar?
Sin embargo, antes de que pudiera recuperarse para poder volver a llamar por el espejo, Theo abrió la cortina de la cama y lo miró con fijeza.
—Tenemos que ir al Gran Comedor—anunció el pelinegro antes de apretar los labios y alcanzarle una bata para que se pusiera sobre la pijama de seda. ¿Una bata? ¿Qué? Pero… La mirada de advertencia del pelinegro fue todo lo que necesitó para ponérsela y bajar de la cama, tomando la mochila de Draco (por si acaso, además ahí estaba la varita) y seguir a Theo y los demás Slytherin (muy confundidos y adormilados todos) hacia el Gran Comedor.
En el Gran Comedor (de dónde habían desaparecido las calabazas y gran parte de la decoración) ya estaban los Gryffindor y los ¿Cuáles eran los azules? Los del pajarito, esperando. Todos se veían confundidos y algo adormilados también. Luego llegaron los amarillos, del osito o mapache… Percy no estaba seguro, no lo había visto bien mientras caminaba por el castillo, y se suponía que Draco sabía qué casa era cual, así que no podía preguntar.
El anciano de la barba dijo algo de una búsqueda, asignando a unos estudiantes a cuidar de los otros y algo de enviar un mensaje via fantasma, para luego dar un movimiento y hacer que las mesas se retiraran contra las paredes y hacer aparecer decenas o cientos de sacos de dormir púrpura. Percy estaba impresionado, aunque los demás a su alrededor parecían bastante poco sorprendidos por el asunto.
—¿Qué pasó?— preguntó Theo a la pelinegra y la rubia que acababan de llegar de donde habían estado hablando con otras chicas. La pelinegra se pasó la mano por el cabello con gesto importante antes de hablar.
—Parece que Sirius Black está en el castillo—al decir esas palabras, las miradas de los otros chicos que estaban a su alrededor se volvieron a Percy (en el cuerpo de Draco). Theo le pasó el brazo por los hombros y miró a los demás molesto, a lo que ellos desviaron la mirada.
—¿Por qué miran a Draco?—preguntó Percy en un susurro, mientras Theo lo dirigía hacia un par de los sacos de dormir.
—Sirius Black es su primo—respondió el pelinegro con suavidad:—Sé que allá en EEUU no significa nada para ustedes, pero acá, ese tipo de cercanía sanguínea significa mucho
Percy asintió, mordiéndose el labio mientras se metía en el saco de dormir. Con suerte una buena noche de sueño iba a arreglar su predicamento.
🙟✦🙝
Draco suspiró pesadamente cuando al abrir los ojos, lo saludó la parte de abajo de la litera de arriba de su cama en la Casa Jackson. Tal parecer, seguían con los cuerpos cambiados.
El rubio sólo podía desear que Theo hiciera todo lo posible porque Percy mantuviera las cosas bien allá, mientras él se aseguraba de no echar nada perder acá en casa.
Sin embargo…
El olor a huevos con tocino, lo distrajo un momento, tanto como la leve tonada que venía de la cocina. El chico respiró profundo y tomó una decisión, levantándose de la cama y saliendo de la habitación.
—¿Ma?—Llamó bajito, mientras entraba en la cocina. Sally canturreaba al ritmo de la radio mientras cocinaba alegremente el desayuno.
—¿Te desperté, tesoro?—preguntó ella con suavidad, volteando a mirarlo, antes de fruncir levemente el entrecejo:—te dejaste las lentillas de ayer…
—¿Lentillas?—Draco se tocó la cara, antes de ladear la cabeza:—No estoy usando… Oh… ¿Puedes ver mis ojos?
La mujer apagó el fuego y volteó a mirar a su hijo, preocupada:—¿Qué está pasando Percy?
—Uhm—Draco comenzó a pellizcarse los dedos, nervioso:—Es que… No soy Percy…
La mujer se le acercó y le tomó el rostro en sus manos cálidas y callosas:—¿Draco? ¿Bebé dragón eres tú?
—Si
—¿Cómo?
—Creo que Percy y yo nos sincronizamos ayer y el vínculo nos cambió—Draco no estaba seguro, pero era tan buena suposición como cualquiera:—ahora tenemos un domingo de locos.
Sally rió bajito, dándole un abrazo a su hijo y acariciándole la cabeza:—Bueno, al menos no hay ninguna boda ni ninguna presentación importante hoy, sólo un largo 1ro de Noviembre de ver más películas de Halloween y comer dulces mientras pensamos qué hacer para devolverlos.
—¿No estás molesta?
—¿Por qué lo estaría, cielo? No es como si lo hubieran hecho a propósito.
Draco sintió los ojos llenarse de lágrimas:—Pero ahora Percy está atrapado en un castillo con seres que devoran felicidad, un profesor hombre lobo, un bosque lleno de criaturas peligrosas y con un loco suelto que quiere matar a un compañero.
La sonrisa de Sally flaqueó un momento:—P-pero Percy no estará solo ¿no? Tus amigos estarán con él
—Theo se encargará de que esté bien, si—Draco asintió, dejando que la mujer le limpiara las lágrimas con cuidado.
—Está hecho entonces—dijo ella con fingida tranquilidad:—Seguro entre ellos pueden mantener a Percy lejos de problemas ¿no?
—Pues me han mantenido a mi lejos de problemas—admitió el chico, a lo que la mujer le acarició el cabello.
—¿Ves? Todo resuelto—Sally le sonrió, de esa sonrisa de madre hecha específicamente para tranquilizar a un hijo:—¿Por qué no desayunamos y me cuentas más sobre ese profesor tuyo?
🙟✦🙝
—Yo no puedo volar—El cuerpo de Draco siseó y Theo quiso, por tercera vez desde que se levantaron, matarlo. No sabía en qué había quedado la conversación entre los dos Jackson el día anterior, pero a juzgar por lo desanimado que había despertado Draco, era obvio que no muy bien.
—Tienes que—respondió Theo, muy cansado de todo eso; tener que enseñarle a un segundo Jackson (que no tenía ni la más mínima voluntad de aprender) a encajar en el mundo sangre pura estaba siendo muy difícil para él. El pelinegro siseó de vuelta:—Draco es un excelente jugador y no se perdería una práctica por nada del mundo; además hoy son las pruebas, lo que significa que tiene que participar para mantener su lugar en el equipo.
—No, no, tú no lo entiendes—replicó Draco, hablándole muy cerca, demasiado cerca para su gusto:—Zeus me va a calcinar si llego a subir a su terreno.
—No va a pasar—Theo aseguró, entregándole a Draco la escoba y haciéndole un gesto hacia el campo.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Este es territorio de Lady Magia; no va a meterse.
—Aún así; yo no sé volar—Draco le devolvió la escoba y Theo la apretó con fuerza antes de mirarlo con odio profundo.
—Mira, puedo ayudarte—dijo después de suspirar pesadamente:—pero te va a costar caro
—No tengo dinero..
—Un favor, después, lo cobraré cuando yo quiera.
Draco miró hacia el campo y asintió, a lo que Theo se puso la escoba al hombro y, usando la Niebla, se transformó para parecerse a su amigo:—escóndete y luego hablamos. El chico asintió y corrió a esconderse, mientras Theo avanzaba hacia el campo de Quidditch con el gesto arrogante que le había visto a Draco hacer cada que tenía que entrenar.
Tan solo esperaba hacerlo lo suficientemente bien como para que Draco no fallara las pruebas, porque si las fallaba, seguro el chico no lo dejaría tranquilo en ningún momento durante el resto del año.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara el cap, vamos a ver a Draco poniéndole tatequieto a varais personas :3
Muchas gracias por leer, dejar kudos y comentarios~
Chapter 61: Y Percy creía que sus clases eran difíciles
Summary:
Percy y Draco viven un rato en los zapatos del otro.
Notes:
AVISO:
La vida y la adultez me están atropellando mucho, así que decidí tomarme un hiatus; el próximo capítulo sería el especial de Mabon, para el 22 de Septiembre y el capítulo 60 para el 29 de Septiembre. No se preocupen que igual voy a estar trabajando en capítulos para poder retomar bien cuando vuelva.Muchísimas gracias por leer, lamento que este cap sea un poco corto pero #We Do Not Beta We Die Like Archival Assistants
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
59. Y Percy creía que sus clases eran difíciles
—Me debes un favor grandísimo—siseó Theo al encontrar a Draco, quien se apresuró a asentir. Había visto a la muerte a la cara varias veces estando en el aire, y había decidido que era mil veces mejor que le pasara a Draco; a él era el que le gustaba ese deporte asesino.
—Yo no hubiera podido hacer eso—confesó Percy en el cuerpo de Draco, recibiendo la escoba y dejando que Theo le revolviera un poco el cabello (No se lo había estilizado lo cual era muy poco Draco de su parte, pero Theo estaba demasiado ocupado para estar pendiente de cada detalle).
—Yo tampoco—replicó Theo, encogiéndose de hombros:—menos mal la Niebla sirve hasta cierto punto con los magos.
—¿Hiciste trampa?
—No me mires así, el hacerlo yo de por sí fue trampa—Theo chasqueó la lengua, fulminando al rubio con la mirada:—No te pongas de santurrón, Percy, de verdad. Ese look no le queda a Draco.
—¿Draco es un tramposo?—Percy preguntó entonces, haciendo una mueca y Theo quiso golpearlo.
—No es un tramposo, pero si entiende que a veces hay que hacer cosas indebidas por un bien mayor—respondió Theo, rodando los ojos:—vamos, ¿de verdad te crees su acto de niño bueno? Draco es malicioso y mezquino, sólo que le gusta que tú lo felicites o lo tomes en cuenta… Cosa que no pasa ya.
—Yo lo tomo en cuenta—saltó el otro muchacho y Theo lo miró con desaprobación.
—Percy, sin ofender, pero eres una de las personas más egoístas e hipócritas que Draco tiene a su alrededor…—dijo el pelinegro con total seriedad:—Y estoy contando a Pansy.
—¿Có-Cómo se supone que no me ofenda?—Ver a Draco enojado así era algo que normalmente el chico temía, dada la inestabilidad del núcleo del chico. Pero al parecer su núcleo se había dormido en presencia del alma del pelinegro, por lo que ya no le daba miedo.
—¡Draco!—llamó Daphne en ese momento, bajando de las gradas con el resto de sus compañeros que habían ido a verlos a él, Blaise, Vincent y Gregory en las pruebas. La rubia avanzó a buen paso hacia ellos:—¡Tu cabello! ¿Quieres que te lo arregle?
Draco la miró un momento y asintió, antes de fulminar a Theo con la mirada. De alguna forma, que fueran verde mar los ojos que lo fulminaban significaba muchísimo menos para el pelinegro.
—Vamos a la biblioteca—propuso Theo, mirando a los otros:—tenemos que terminar las redacciones para mañana.
Draco hizo una mueca, que fue hecha también por los dos más grandes de su grupo de amigos. Aunque Theo sabía que la mueca no era por lo largo de las redacciones sino por la visita a la biblioteca en sí.
🙟✦🙝
—¿Estás usando lentillas?—preguntó Rachel mientras caminaban por los pasillos de la Academia Goode, con los libros de la próxima clase bajo el brazo.
—¿Te gustan?—preguntó Percy a su vez, con una sonrisa torcida:—las vi y me acordé de alguien a quien quiero mucho.
Rachel trató de no hacer una mueca al pensar en los dos rubios de ojos grises que rodeaban al pelinegro. ¿Le gustaría alguno de ellos? Porque era obvio que a ellos les gustaba bastante. ¿Tendría ella alguna oportunidad?
—Tu hermano…—Decidió preguntar, porque además le parecía algo extraño que se quisieran de esa forma, dado que se habían criado juntos:— Es bastante peculiar ¿No te parece?
—¿Por qué lo dices?—el tono de Percy seguía siendo tranquilo, casi como si no le importara la conversación.
—Pues… para empezar es gay
—¿Qué tiene eso de malo?
—Yo no dije que-
—A mi me gustan chicos y chicas—Percy se había detenido y la miró fijamente:—¿Tienes algún problema con eso?
La pelirroja se detuvo también; los ojos de Percy se veían bastante molestos por el asunto y se dio cuenta de inmediato que la había embarrado:—No, no tengo problemas con eso… Es sólo que… Es curioso ver a alguien tan abierto con eso, nada más.
—Él está orgulloso de quién es, y yo lo quiero como es.
—Me alegra mucho oírlo.
Percy la miró como si no le creyera antes de empezar a andar otra vez:—Si no vas a decir algo bueno de Draco, mejor no digas nada.
—Un punto sensible, puedo notarlo—la chica dio un paso hacia un lado, algo incómoda, a lo que Percy se encogió de hombros.
—No lo entenderías.
No, ella no lo entendía.
🙟✦🙝
—¿Por qué no juegan este partido?—preguntó Neville, acercándose a Draco y a Nott que avanzaban un poco más atrás que los otros chicos de Slytherin. Detrás de Neville venía Lavender, y un poco más atrás el trío dorado.
—El brazo d…—comenzó Draco, haciendo una pequeña mueca, antes de mirar a Nott:— me recomendaron no esforzarlo mucho
—Creí que ya se había curado—comentó Lavender, acercándose un poco. Cuando Draco sólo se encogió de hombros, la chica sonrió y se acercó un poco más.
—El Quidditch requiere que estés en optimas condiciones—respondió Nott, categórico:—y a Draco aún le duele.
Para ejemplificarlo, el pelinegro sostuvo a Draco del brazo, y el rubio hizo una mueca de dolor, recogiendo su brazo y fulminando al chico con la mirada.
—¿Cuánto más tardará en sanar?—preguntó Neville preocupado, tomando el brazo de Draco y remangándole la túnica para ver la cicatriz que se extendía, aún rosada, por su piel.
—Espero que menos de una semana—comentó Draco, abatido y algo triste. Neville lo entendía, puesto que el chico adoraba el Quidditch. Le puso una mano en el hombro y le sonrió, tomando su mano (del brazo herido) y dándole un besito suave en los nudillos.
—Ya verás que te mejoras pronto—susurró con suavidad, sonriéndole con ternura:—Mientras ¿Te molestaría apoyar a mi equipo en este partido?
—Yo…—Draco miró a Nott, quién se encogió de hombros. El rubio lo miró de vuelta, sonrojado y algo inquieto:—Bueno, si, puede ser.
—Podemos sentarnos con Tony si te incomoda mucho—agregó Neville al verlo tan aprehensivo:—así no estarás entre tantos leones.
—Suena bien—asintió el rubio, sonriéndole.
—¿Para qué lo invitas, Neville?—siseó Ron, enojado, acercándose seguido de Harry y Hermione. El pelirrojo señaló a su amigo:—Como si fuera capaz de ganarle a Harry en igualdad de condiciones ¡Ni siquiera es capaz de jugar contra él porque tiene miedo!
La expresión de Draco se oscureció de inmediato, y Neville iba a reclamarle a Ron por ser tan antipático cuando el rubio dio dos pasos al frente, con la barbilla en alto.
—¿Y a ti quién putas te preguntó tu insulsa opinión?—El acento de Draco sonaba exageradamente pomposo y extremadamente molesto:—Ni siquiera me acuerdo de tu nombre como para que me importen las estupideces que salen de tu boca.
Luego el chico volteó a mirar a Harry y le dedicó una mirada de odio y asco comparable sólo con las del profesor Snape:—En cuanto a tu “Harry”, bah. Besen el piso a sus pies lo que quieran; sé que soy mejor que Potter. Es más, incluso con el brazo roto podría contra él.
—¡Draco!—llamó Nott, poniéndose entre el rubio y el pelirrojo antes de que la discusión escalara:—ahí viene Hooch.
Y en efecto, la profesora de vuelo acababa de hacer su aparición por la esquina del pasillo. Draco apretó los puños y tomó a Nott del brazo antes de empezar a caminar.
—Nos vemos en el partido, Neville—dijo el chico antes de desaparecer en un pasadizo.
—Esa sucia rata—siseó Ron, a lo que Neville volteó a mirarlo enojado.
—¿Cuál es tu problema?—preguntó Neville, cruzándose de brazos:—¿Por qué siempre tratas de pelearte con Draco?
—¡Es un pijo!
—¡Y tú eres un idiota y nadie te dice nada!
Ron abrió la boca y la cerró varias veces, indignado, pero sin saber cómo responder al súbito insulto de su compañero el más tranquilo. Neville chasqueó la lengua y negando con la cabeza miró a Hermione:—controla mejor a tu amigo la próxima vez, Hermione.
Y sin decir nada más, Neville empezó a andar hacia los Invernaderos, donde tenían su próxima clase, detrás de él venía lavender que se acercó a él y le dijo:—¿No crees que Draco está actuando extraño?
—Pues ya iba siendo hora de que le pusiera un tate quieto a Ron—Neville replicó aireado, todavía:— de verdad que le encanta buscarse problemas sin motivos.
La castaña se encogió de hombros ante eso, pero no dijo nada más, puesto que habían llegado a los invernaderos y la profesora Sprout los esperaba con una enorme sonrisa. Ah, Herbología. Una de las pocas materias que Neville disfrutaba en verdad.
🙟✦🙝
—¿Estás bien?—preguntó una chica rubia con uniforme azul y grandes ojos que parecían permanentemente sorprendidos. Percy asintió, esbozando una sonrisa leve. No sabía si la chica era amiga de Draco o no, porque la verdad no había puesto tanta atención como debió cuando el chico le contaba sobre la escuela.
—Sólo me perdí—respondió el hijo de Poseidón, dándolo todo por mantener el acento británico tanto como le era posible.
—Debe ser muy confuso—comentó ella, acercándose y ofreciéndole un puñado de unos dulces azules:—estar en otro cuerpo.
Percy se tensó y la miró algo angustiado ¿Cómo?
—Mi primo actúa muy diferente—dijo ella con suavidad, sonriendo:—además, no tiene la cabeza llena de torposoplos… A su alrededor sólo hay escarabajos del Duat y mariposas de la Morrigan…
—Yo…
—No te preocupes, tú secreto está a salvo
—¿Cómo te llamas?
—Luna Lovegood ¿y tú?
—P-percy… Percy Jackson.
La chica asintió y le puso los caramelos en la mano antes de despedirse:—dile a mi primo que espero que vuelva pronto.
Percy asintió y tomó uno de los dulces, mhmm, mora azul.
El chico, en el cuerpo del rubio, procedió a tratar de buscar el camino hacia el aula de defensa, porque lastimosamente Theo no había tenido periodo libre y él había pasado un buen rato tumbado al lado del lago conversando con los tritones que habían ahí.
Al llegar al aula vio al padrino de su amigo y quedó algo confundido al ver al pelinegro presidiendo la clase. ¿No se suponía que el profesor era Lupin? El que se veía más muerto que vivo en los últimos días.
—Draco, aquí—llamó Theo, mirándolo con fijeza, haciendo que Percy se estremeciera al caminar rápido a sentarse al lado del chico. La clase seguía su curso, como si él no hubiera entrado algo tarde.
Y como cinco minutos después, entró Potter (ugh):—Lamento llegar tarde, profesor Lupin, yo-
—La lección comenzó hace diez minutos, Potter—siseó el profesor Snape, fulminando al ojiverde con la mirada. Bueno, otro punto para el profesor Snape:—que sean diez puntos menos para Gryffindor. Siéntese.
—¿Dónde está el profesor Lupin?—preguntó Potter en vez de sentarse, y Percy tenía la misma duda, pero él no había querido meter a Draco en problemas.
—Se está sintiendo muy enfermo para enseñar el día de hoy—había algo raro en la forma en la que Snape lo dijo, como si eso le alegrara. A Percy no le agradaba la gente que disfrutaba del sufrimiento de otros.
Percy vio como ambos pelinegros seguían discutiendo, y decidió volver su mirada al libro de texto que había sacado de la mochila de Draco. Con aburrimiento empezó a pasar las páginas sin mucho ánimo hasta llegar a una con un dibujo que le parecía familiar. “Grindylows”. Estaba seguro de haber visto alguno en el lago. Alrededor del dibujo habían notas de Draco que decían “A Percy le parecerían interesantes”, “Preguntarle a Percy si puede hablar con todo tipo de criaturas acuáticas?”, y “Revisar el lago para tomarles fotos para Percy.”
Percy se mordió el labio. Draco no había contestado el espejo desde Halloween, y Percy seguía sin saber porqué el chico estaba tan molesto con él, pero no le gustaba nada que estuviera molesto, en especial porque siempre se habían tratado con tanto cariño.
Además, las palabras de Theo, el amigo de Draco, seguían dándole vueltas a Percy ¿Era en verdad tan egoísta e hipócrita con Draco? Tal vez debía hablar seriamente con el chico, porque de verdad lo quería mucho y no quería herirlo más. En especial no después de lo del campamento.
Percy notó que Theo había alzado la mano y notó que el salón se había quedado en silencio, y que aparte de Theo, la chica que había estado con Potter y el otro chico insufrible estaba levantando la mano.
—Señor Nott, díganos—dijo el profesor Snape con una sonrisa torcida.
—Las diferencias entre hombres lobo y lobos verdaderos son pequeñas—respondió el Slytherin con tranquilidad:— el hocico de los hombre lobo tiende a ser más pequeño, y sus ojos se ven más humanos. También está el hecho de que es más probable que un hombre lobo ataque a una persona en comparación con un lobo real.
—Eso no es verdad—apuntó la chica:—Los hombre lobo sólo atacan cuando se sienten amenaza-
—Hablando fuera de turno otra vez, Granger—Snape chasqueó la lengua:—cinco puntos menos para Gryffindor por ser una sabelotodo insufrible.
Bueno, punto menos para el profesor Snape. Se parecía mucho a los profesores que mandaban a callar a Draco cuando estaba siendo un… Sabelotodo insufrible.
Percy se tapó la cara. Finalmente entendiendo algo. Cuando Annabeth le siseaba por ser un sesos de alga, a él no le importaba, y de una asumía que la chica tenía razón. Pero cuando Draco le siseaba por eso, él le respondía de mala manera, aún si el chico tenía la razón. Oh no. Si era un hipócrita con Draco.
Tenía que pedirle disculpas pronto.
Necesitaba ir a un baño a mandar un mensaje iris.
🙟✦🙝
—Mira Percy—Draco miró a Percy (que había dejado su cabello suelto y sin lustre. El muy atrevido) con lo que esperaba fuera cansancio evidente:—No me importa si dejas que ellas te digan o no sesos de alga, ese no es el problema.
—Entonces ¿Cuál es?
Draco suspiró, algo decepcionado:—¿Tengo que repetírtelo?
—¿Repetírmelo?
—Percy, sé que no lo haces por maldad—Draco dijo con suavidad, mirando como sus cejas se fruncen:—pero ya es demasiado, Percy, estoy cansado de tener que ser el hermanito perfecto que se aguanta todo.
La expresión de Percy en su cuerpo era difícil de leer, pero aún más difícil era identificar las emociones a través del vínculo. Parecía que el chico estaba teniendo una crisis.
—Eres mezquino—dijo Percy finalmente:—y cruel y valiente, y… Y necesitas tener más autoestima
Draco alzó una ceja:—Tú no tienes derecho a decirme eso.
—Pero yo tengo autoestima—se quejó Percy, y Draco suspiró pesadamente.
—Percy, quiero que pienses bien en cada vez que traté de pararme por mi cuenta y les respondí de la misma manera a quienes me molestaban y recuerdes qué me decías—dijo el chico finalmente:—cuando seas capaz de entender qué pasa, me llamas.
Y con eso Draco despejó el espejismo de Niebla frente a él. Tenía muchas ganas de golpear a Percy, y tenía muchas ganas de llorar también. ¿Cómo se atrevía ese idiota a decirle que no tenía autoestima? ¿A decirle mezquino y cruel? ¿No era más cruel él?
Inaudito.
Draco abrió con molestia el cuaderno de matemáticas de Percy y se puso las gafas para la dislexia, mejor pensar en otra cosa antes de que decidiera llamar de vuelta y decirle unas cuantas verdades en la cara a su “hermano”.
🙟✦🙝
Harry había visto a Malfoy escabullirse hacia el Bosque Prohibido, y eso no estaba bien ¿Qué hacía el rubio metiéndose al Bosque a esa hora?
Harry miró a Ron, que dormitaba tranquilamente en su cama, y se lo pensó antes de tomar la capa e ir sólo; era probable que el pelirrojo no quisiera entrar en el Bosque luego del problema con las arañas gigantes del año anterior.
Bajó rápidamente por las escaleras y los pasillos, y finalmente llegó a la entrada del castillo. Entonces se detuvo ¿Estaría bien? ¿Ir tras Malfoy con Sirius Black merodeando? Pero tenía la capa, mientras se mantuviera escondido no debería haber ningún problema ¿no?
Corrió hacia el bosque tan rápido como el viento y la capa se lo permitían, y entró por donde creyó haber visto a Malfoy entrar. Y tan pronto como entró se dio cuenta de que había un problema ¿Cómo iba a encontrar al rubio en el bosque? ¿Qué estaría tramando?
El comentario de Snape de la noche de Halloween volvió a su cabeza, de cómo alguien en el castillo pudo haber ayudado a Black a entrar. ¿Lo odiaría Malfoy lo suficiente? A veces parecía. Hacía unos días había sido evidente que su odio era equiparable sólo al del Profesor Snape.
Harry nunca había visto al rubio mirar a nadie con tanto odio; con desdén y mezquindad si, pero ¿odio? Nunca. ¿Qué había hecho Harry para que lo odiara tanto.
Luego de que la capa se le enredara un par de veces en las raíces y ramas, Harry decidió que mejor se la quitaba y la guardaba en el bolsillo extensible de su túnica.
Entonces escuchó ruidos en el bosque, una voz y un corretear de muchas patas grandes. Harry corrió en esa dirección, notando la voz de Malfoy maldiciendo en una forma muy poco característica de él.
Lo encontró en un claro, y sus miradas se cruzaron, gris tormenta contra verde bosque.
—¡Potter!— Harry no estaba seguro de qué esperaba, pero seguro no era ver a Malfoy luchando con uno de los muchos hijos de Aragog mientras usaba una lanza de bronce:—¿Qué haces aquí? ¡Vete!
Harry no fue capaz de moverse. En especial no mientras veía como Malfoy saltaba y esquivaba a la acromántula, como si fuera un paseo en el parque. Harry vio la lanza atravesar al pobre bicho, y lo vio caer entre temblores. Malfoy extrajo la lanza sin siquiera mirarlo y la sacudió hacia un lado, antes de voltear a mirar a Harry.
—¿Eres idiota?—el rubio exigió, molesto:—¿No ves que hay luna llena?
—¿Q-qué tiene que haya luna llena?—musitó el pelinegro, tratando de entender lo que estaba viendo. Ahora que Malfoy se había quedado quieto, podía verlo usando una camiseta morada con lo que parecía ser una pentagrama invertido rodeado de pullas, una sudadera negra y unos converse negros con cordones de colores. Harry no entendía por qué Malfoy estaba vestido con ropa muggle en medio del Bosque Prohibido, ni de dónde había sacado esos músculos.
—Creo que hay un lobo—Malfoy miró por encima de su hombro:—o alguna otra criatura que se vea atraída por la luna…
—¿Qué haces en el bosque?—Harry preguntó, y Malfoy lo miró, preparándose para responder algo antes de lanzarse sobre él y empujarlo.
Un gruñido hizo que Harry viera el lugar en dónde habían estado antes. La cosa frente a ellos parecía un oso, o algo así. Harry no estaba muy seguro; pero lo que sí era seguro era que tenía garras y colmillos y había estado a punto de matarlos.
—Vete—ordenó Malfoy, poniéndose de pie de un salto y enarbolando la lanza, listo para luchar contra el oso.
—Pero…
—¡Vete!
Harry retrocedió un par de pasos, pero sacó su varita y lanzó un desmaius a la bestia. No le hizo nada.
—Serás idiota—siseó Malfoy, lanzándose contra la bestia. Harry siguió lanzándole hechizos; lo menos que podía era distraer a la bestia ¿no? La bestia lo miró y rugió y Harry dio un par de pasos hacia atrás, sintiendo un terror puro que no había sentido ni siquiera al enfrentarse al basilisco el año anterior.
Malfoy lo volvió a empujar fuera del camino, pero esta vez, la bestia logró golpear al rubio y lanzarlo contra un árbol. Harry escuchó el golpe y vio con terror como el rubio caía inmóvil. La bestia rugió y se acercó al rubio y Harry ni siquiera lo pensó.
Sus manos se cerraron alrededor del mango de la lanza, y el pelinegro gritó al lanzarse para clavarle la lanza a la bestia en el costado. La bestia rugió, y Harry arrancó la lanza. Lo siguiente que vió fue unas garras gigantes que definitivamente no parecían de un oso.
Harry cayó al suelo, aún sosteniendo la lanza, con una enorme herida cruzándole el pecho. La bestia arremetió contra él otra vez y Harry decidió que si iba a morir mejor se llevaba la bestia con él, y alzó la lanza para recibirla.
Lo último que escuchó luego de sentir los colmillos clavándose profundo en su cuello fue el grito de alguien, y lo último que vio fue una chica en armadura plateada y con una bufanda amarrada sobre la cabeza.
🙟✦🙝
Draco se estremeció, mirando su taza de café en leche (y como había extrañado su café en leche) con expresión distraída.
—¿En qué piensas, Percy?— preguntó Rachel, mirando al chico que tomaba su café con lentitud, como saboreandolo con esmero.
—En qué creo que alguien se murió
—¿Cómo que lo crees?
—El vínculo con Draco— mintió el chico con facilidad:—Está estresado, y se estresa cuando cosas malas pasan.
—Es bastante bueno en eso ¿no?— preguntó la pelirroja tomando su café con siropes y mucha azúcar:— En notar si algo está mal o si algo malo va a pasar.
—Tiene una habilidad curiosa.
—¿Es por eso que lo sobreproteges?
—No lo sobreprotejo
—No dejas que nadie diga nada mínimamente malo sobre él, y preferiste que se fuera enojado a casa a que se quedara en el campamento donde podía pasarle algo malo
¿Porqué sabía eso la chica esta? ¿Percy le habría dicho? Draco mantuvo el rostro impasible y suspiró suavemente:—Draco es alguien especial para mí
—Ya lo has dicho, ¿es por lo del vínculo?
Draco apretó los puños ¿qué tanto sabía? Quería ahorcar a Percy.
—Tal vez—Draco respondió, tratando de no tratar mal a la amiga del pelinegro.
—Creo que está enamorado de ti—dijo ella como quien habla del clima:—deberías ponerle un pare antes de que se lastime.
Draco se sintió angustiado y ansioso:— estás loca; él tiene novio.
—He visto como te mira; así no se miran unos hermanos.
—No es… No es de tu incumbencia. — dijo Draco, enojándose. La chica alzó las manos en señal de paz.
—Solo lo digo, porque me parece que vas a terminar lastimándolo mucho si sigues así.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Muchísimas gracias por leer y por los comentarios, kudos y bookmarks.
Nos vemos en Septiembre.
Chapter 62: ¿Por qué nadie puede tener un día feliz en este puto colegio?
Summary:
A Harry le pasan cositas y Theo descubre y comparte otras cuantas
Notes:
Buenas~ Volvió por quién lloraban(?)
Espero que les guste este capítulo, en el que empezamos a desviarnos ~más~ de la version de Luka xd
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
60. ¿Por qué nadie puede tener un día feliz en este puto colegio?
Percy abrió los ojos adolorido; la bestia le había golpeado muy fuerte y algo le decía que se había roto una o dos costillas cuando impactó contra el árbol.
La cabeza le dolía y le daba vueltas, pero al mirar alrededor notó una sombra tendida en el piso. Una sombra que olía sospechosamente a sangre.
Percy se levantó con dificultad y avanzó hacia la figura. En el piso, tendido en un charco de sangre, estaba Potter.
Su rostro estaba contorsionado en una mueca de dolor, su cuello parecía haber sido arrancado por unas fauces, y su pecho había sido desgarrado del hombro a la cintura por unas garras largas y gruesas.
Muerto.
El amor predestinado de Draco estaba muerto.
Porque no había forma de que alguien que hubiera perdido esa cantidad de sangre (que hubiera perdido su garganta así) siguiera con vida. Sin embargo, Percy trató de parar el sangrado lo mejor que pudo, poniéndole la camiseta de Draco en la herida (esperaba que Draco no se molestara por ello después), y apretando, tratando de ver si aún conservaba pulso, o si lograba hacerlo respirar. Pero nada de lo que hacía parecía servir.
Percy había comenzado a llorar, de la impotencia más que de dolor, al ver que definitivamente no había nada que hacer con respecto al chico.
Muerto.
El chico era un imbécil pero eso no significaba que mereciera morir de esa forma. Menos ayudando a Draco.
Porque el polvo a su alrededor era, evidentemente, lo que quedaba del monstruo. Y en sus manos estaba la lanza de Draco, a penas sujeta por las débiles extremidades ya sin vida.
¿Cómo iba a explicarle a Draco que había dejado morir a su amor predestinado? Aún si el chico no quería estar con Potter aún, le había hecho mucha ilusión la idea de tener a alguien que estaba hecho, que había nacido específicamente para él.
¿Por qué Percy siempre destruía lo que Draco quería? ¿Por qué siempre terminaba dañándolo aún cuando no lo intentaba?
Percy estaba ahora llorando amargamente, mientras acomodaba el cuerpo del chico y comenzaba a reunir piedras a su alrededor. El chico merecía una tumba, aún si Percy no sabía como (o si estaría bien) hacerle una pira, pero al menos podía cubrir su cuerpo para que ningún animal fuera a comérselo o algo así.
El chico tomó algunas de las piedras que Theo le había dicho que estaban haciendo parte un repelente para Criaturas y monstruos. Era importante poder tener el cuerpo a salvo hasta poder traer a Theo o… O decirle a Draco, para que pudieran proceder a enterrarlo como se debía.
🙟✦🙝
—¿Dónde?—él se despertó confundido, sintiendo una luz cálida contra los ojos. Miró alrededor, extrañado al notar que estaba en lo que parecía ser el patio de una casa opulenta, o mansión sería más apropiado, dados los ocho pisos que alcanzaba a ver alzándose hacia el cielo azul y brillante.
La casa tenía unas puertas dobles de madera negra con detalles en hierro, incluyendo unas aldabas con forma de cabeza de lobo. Parecían ser del tamaño de una cabeza de lobo.
El pelinegro se volteó, buscando una salida, pero lo único que veía era una muralla alta que parecía rodear el patio. Aunque más allá de ella veía lo que parecían ser árboles altos y frondosos. Al mirarse a sí mismo, vio que no tenía ninguna herida y que su ropa estaba más que perfecta.
Harry decidió que no era el más extraño de sus sueños, y se acercó a la puerta, que se abrió antes de que la pudiera tocar con un chirrido que hablaba de visagras mal aceitadas.
Un hombre grande y musculoso (aunque no tan grande como Hagrid) estaba de pie en el vano de la puerta, mirándolo fijamente. Llevaba la ropa que Harry había visto usar a los porteros de los hoteles en la tele; un sombrero de copa, guantes blancos y una chaqueta de frac verde que tenía las letras HV bordadas en la solapa.
Claro que la barba se veía descuidada y en necesidad urgente de un corte, y llevaba un hacha al cinto. Harry vio el hacha e hizo una mueca. Se veía demasiado grande y peligrosa, y por alguna razón lo hacía pensar en la pesadilla de recién.
—Bienvenido al Hotel Valhalla—dijo el hombre, poniendo una enorme mano en el hombro de Harry y guiándolo hacia adentro:—Han pasado varios siglos desde que uno de los suyos terminó aquí.
—¿Uno de los míos?—Harry preguntó, pero el hombre no respondió mientras lo guiaba por el inmenso vestíbulo cuyo suelo de mármol estaba casi todo cubierto de pieles de animales.
Harry apenas tuvo tiempo de mirar cuando lo pusieron frente a lo que parecía ser el escritorio de recepción. Ahí, un hombre con una barba igual o peor de desaliñada se asomó y lo miró.
—Bienvenido ¿Trae equipaje?
—N-no
—Se han perdido las buenas costumbres de enviar cosas en las piras funerarias.
—¿Piras funerarias?—Harry se sintió palidecer:—¿Osea que… morí?
El hombre lo miró y luego miró al portero, quién desvió la mirada, antes de suspirar:—Si, estás muerto y esta es la otra vida. Felicidades, te hemos dado una suite.
—¿Qué?—Harry no podía creer lo que escuchaba ¿En serio había muerto en el ataque del oso? No, no podía ser.
—Una suite, es muy espaciosa, te gustará—respondió el hombre:— ¿Cuántas llaves te gustarían? ¿Una? ¿dos?
—U-una, por favor—Harry sintió sus ojos llenarse de lágrimas, pero a ninguno de los dos hombres parecía importarle mientras discutían sobre que Harry si iba a necesitar la llave del minibar, porque al parecer ese sería su hogar hasta el fin de los tiempos.
🙟✦🙝
Theo esquivó una lanza por pura suerte, o tal vez por ser un mosquito ¿Quién sabía? Mientras maldecía por lo bajo, tratando de encontrar a Potter. ¿Cómo era posible que Potter hubiera muerto de esa forma? Todo era su culpa, por querer asustar a Percy había invocado un monstruo demasiado grande y peligroso.
Y ahora había un muerto en su haber.
Theo voló a través de los pasillos del Valhalla, tratando de recordar dónde había visto que era la habitación de Potter. Con suerte lograría llegar antes de que lo mataran y podría rescatar a Potter.
¿Contaba rescatarlo si ya estaba muerto?
Esperaba que si.
Esperaba que pudiera sacarlo del Hotel sin que se hiciera polvo o algo.
Theo llegó a la que, según recordaba, era la habitación de Potter y se coló por el espacio entre la puerta y el suelo. Una vez dentro volvió a su forma humana y suspiró.
—Maldita sea—se sentó al lado de la puerta, de manera que si el chico entraba no lo viera hasta que hubiera cerrado la puerta y empezó a recordar cómo había visto que la chica (la valquiria. ¡Nadie le iba a creer que había seguido a una Valquiria hasta el Valhalla!) llegar a ese lugar, pero después de darle varias vueltas no pudo recordarlo.
Sacó su medallón de dragón, que estaba bastante llevado ya por los años de uso, y lo apretó. Esa era la única forma que se le ocurría; usar el giratiempo que le habían dado para las clases para poder regresar con Potter al castillo a tiempo para fingir que nada había pasado. Para llegar solo necesitaba usar el medallón para transportarse al cuerpo de Draco. ¿Era peligroso? Si. Pero era la mejor idea que tenía.
Casi media hora después, Theo escuchó voces fuera de la habitación y la puerta se abrió.
—No, gracias, Mallory—decía el ojiverde:—ahora sólo quiero descansar…
—Si necesitas cualquier cosa, estamos a una puerta de distancia ¿Vale Harry?—Una voz dulce respondió. Potter entró en la habitación y cerró la puerta con un suspiro.
—Vaya, te ves bien para estar muerto—Theo no pudo evitar comentar, haciendo que Potter saltara sorprendido.
—¿Nott?—Potter lo miró extrañado:—¿Tú también te moriste?
—Afortunadamente no—Theo tomó al chico del brazo:—ahora tenemos que volver antes de que alguien se de cuenta de que desapareciste.
—Pero morí—musitó el ojiverde, aunque su mirada estaba fija en la mano que le sostenía el brazo.
—¿Te sientes muerto?—preguntó Theo, antes de golpearle la frente. El chico se quejó y Theo replicó:—¿Ves? Al menos tienes un cuerpo, y con eso podemos fingir que todo está bien. Solo sigue mis instrucciones
🙟✦🙝
—¿Qué?— Percy en el cuerpo de Draco los miró confundido. Tenía las mejillas surcadas de lágrimas, estaba usando sólo el cuello de tortuga de debajo de la camisa, y estaba sucio y triste.
—No volví el tiempo suficiente—musitó Theo, chasqueando la lengua, antes de ver que Percy estaba haciendo lo posible por darle sepultura al cuerpo del ojiverde. Perfecto. El Slytherin volvió a mirar al ojiverde que se veía bastante afectado y estaba examinando sus gafas con algo de confusión:—Potter, vuelve a tus dormitorios, nosotros nos encargamos de esto.
—¿Por qué?—Preguntó Potter, no muy convencido.
—Porque quiero que me debas un favor—replicó Theo, sardónico:—O tal vez porque no quiero que me envíen a Azkaban por matarte por accidente.
Potter miró su cuerpo tendido en un círculo de piedras que Percy (Para él Draco) había acomodado a su alrededor y se acercó algo temeroso. Se puso pálido a notar las heridas, pero eso no lo detuvo de buscar entre los bolsillos de la túnica y sacar una capa, su varita y algunas cositas más para llevarse.
—¿Qué está pasando, Theo?—preguntó Percy con suavidad, a lo que Theo lo miró y suspiró.
—¿Me crees si te digo que acabo de traer a Potter de un inframundo?
—Si
—¿Me crees si te digo que no fue en el de Hades?
Percy lo miró intensamente, antes de voltear a ver como Potter desaparecía entre la espesura:—Hay magos y dioses, y los magos tienen sus propios dioses, así que ¿Por qué no?
—No fue el inframundo de los magos… Para nosotros no existe como tal un lugar—comentó Theo, encogiéndose de hombros:—Nosotros al morir o nos quedamos aquí o volvemos al flujo de magia.
—¿No te parece triste?
—No, cada uno es la suma de todos los que vinieron antes.
Percy asintió y miró el cuerpo entre las piedras:—¿Y qué hacemos con eso?
—Por ahora, cubrámoslo y dejémoslo a cuidado de unos cuantos sellos para que no se vaya a dañar y luego lo pensamos bien…
—Bueno.
—Y ni una palabra a Draco sobre esto.
—Pero…
—¿Recuerdas que me debes un favor? Bueno, no vas a decir nada sobre esto.
Percy lo miró molesto pero asintió:—¿vas a tratar de volverlo a la vida?
—Pues tenemos su cuerpo y su alma ¿No? Podemos tratar de repararlo y juntarlos de nuevo.
—Supongo.
—No te preocupes por eso, de eso me encargo yo: ayúdame a terminar de enterrarlo.
🙟✦🙝
—He sido un idiota—Draco miró a su cuerpo decir esas palabras y no le gustó nada. Sin embargo se mantuvo callado mientras Percy hablaba:—te di por sentado, y… Y quise hacer que fueras como yo quería, pero nunca te pregunté ni te dejé resolver las cosas más por tu cuenta.
—Ajá—Draco respondió simplemente, esperando. Percy se mordió el labio.
—Ya entiendo por qué estás molesto conmigo, y no tengo derecho a pedirte perdón; siempre estuviste siguiéndome y haciéndome caso y yo te pagué muy mal—agregó Percy, desviando la mirada:— te hiciste expulsar de escuelas para estar a mi lado; te quedaste callado cuando te silencie, y quieto cuando te detuve… Perdón, de verdad no sabía que… De verdad no entendía la cantidad de confianza que me tenías, ni lo difícil que es ser tú con la gran cantidad de expectativas que todos tienen sobre ti.
—Sobre tí también hay grandes expectativas.
—Va, yo voy a destruir o salvar el mundo—asintió el otro chico:—pero no tengo que ser perfecto ni actuar como un noble estirado mientras todos pasan por encima.
—Yo no dejo que me pasen por encima.
—Pero tampoco los atacas directamente… Eres mejor que yo, siempre lo has sido.
Draco se removió en donde estaba sentado:—eso no es verdad… Siempre lo hice porque quería que me dijeras eso… pero ahora que lo escucho no me gusta.
—¿Por qué?
—Porque es mentira; Percy, de verdad sólo trato a los otros con la mínima decencia porque quiero que tú estés contento conmigo, no porque ellos me interesen; ya te lo dije una vez, el mundo no me interesa.
—También me dijiste que yo si te intereso… entonces déjame volverme una persona por la que valga la pena interesarse y que no te haga fingir ser cosas que tú no eres.
Draco quería llorar, y de hecho se le aguaron los ojos, igual que al chico en el espejo.
En el momento en que alzó las manos para limpiarse las lágrimas notó un jalón en el pecho, y al parpadear para mirar alrededor, estaba de vuelta en su cuarto en las mazmorras de Slytherin .
🙟✦🙝
—¿Draco?—Theo miró a su amigo que se encontraba trenzándose el cabello sentado en su cama, con los ojos algo rojos e hinchados. El chico alzó la cabeza y le dedicó una pequeña sonrisa, y el pelinegro no perdió un segundo en treparse en la cama de su amigo y darle un abrazo:—te extrañé tanto.
—Y yo a ti—El rubio devolvió el abrazo con fuerza, riendo bajito:—Me hiciste falta para armar caos en la escuela.
—Hablando de caos—Theo sonrió, antes de tomar las cortinas de la cama de Draco y cerrarlas, poniendo un hechizo de privacidad:—ya sé la identidad de mi madre.
Draco abrió mucho los ojos y le tomó la mano:—¿enserio? ¿Quién es?
Theo sacó el medallón que le habían dado y sonrió malicioso:—Loki, dios del caos.
Draco parpadeó, algo confundido, antes de asentir:—tendría sentido...Aunque ¿Loki no es un hombre?
—La mayor parte del tiempo, si—replicó Theo mientras dejaba que Draco examinara el medallón:—pero es conocido por transformarse y cambiar de género para proceder con lo que quiere.
Draco sonrió de lado:—¿Cómo tú?
—¿Qué te puedo decir? Soy hijo de mi madre~—Theo sabía que se había sonrojado un poco por el comentario, pero no le importó. Estaba demasiado contento, en especial porque había tenido razón y Draco no le había dicho que era un monstruo.
Draco rió, devolviéndole el medallón y sonriéndole cálidamente:—me alegra que descubrieras quién es y que sea alguien tan genial.
—Ahora, si tan solo pudiera verla—suspiró Theo, mordiéndose el labio:—han pasado años desde la última vez que la vi.
—Debe tener sus razones—el rubio le puso la mano en el hombro y le dio una palmadita:—además, deberá aparecer pronto; su hijo es un ente del caos impresionante.
El pelinegro soltó una carcajada y empujó juguetón al chico:—¿verdad que soy impresionante?
—Impresionante los desastres que haces con magia y caos, si te soy sincero.
—Por cierto, el tonto del Percy casi te mete en problemas y casi hace que te saquen del equipo—añadió Theo, cambiando el tema; con suerte podría hacer que Draco se enojara tanto con el pelinegro como para que nunca volvieran a cambiar de cuerpo en la vida.
Draco palideció un poco:— ¿Percy voló por mi?
—Yo volé por ti—corrigió el pelinegro, a lo que el chico le abrazó con fuerza.
—Eres mi mejor amigo ¿Lo sabes?
—Lo sé~
Draco procedió entonces a contarle lo aburrido que había estado en la escuela muggle, con la chica que estaba enamorada de Percy. Theo lo dejó hablar, con una sonrisa plácida y haciendo ruidos en los momentos oportunos, sin embargo, seguía preocupado ¿Qué iba a hacer Draco una vez que descubriera lo que pasaba con Potter? Iba a descubrirlo ¿no? ¿Iba a notar que olía a muerte? Potter ¿Olía a muerte? No realmente, olía ahora a hidromiel y a acero, no a amapola… Sin embargo…
—¿Qué voy a hacer? ¡El primer partido es mañana!
—Oh, no te preocupes, van a jugar Hufflepuff y Gryffindor, por tu lesión.
Draco se miró el brazo y se sonrojó un poquito:—no es tan grave, ya se curó…
—Ya, pero ellos no lo sabían y yo no sabía cuando ibas a volver—respondió Theo, a lo que Draco volvió a abrazarlo.
—De verdad eres el mejor.
—Oh y vas a apoyar a Gryffindor con Neville en las gradas de Ravenclaw.
Draco sonrió divertido ante eso, antes de preguntar qué tan mal le había ido a Percy tratando de ser él.
Oh. Así que eso era; Draco había dejado a Percy sufrir en Hogwarts sólo para que probara un rato lo que era tener que cuidar todo lo que hiciera o dijera. Malévolo.
🙟✦🙝
—Draco ¿Te encuentras mejor?—preguntó Neville acercándose a la mesa de Slytherin con actitud un poco nerviosa. El rubio sonrió y de inmediato fue hacia él, haciendo que el chico estuviera más tranquilo.
—Si, ya estoy mejor—respondió él, tomando la bufanda roja con dorado que el pelinegro le ofreció:—pero me pone aún mejor saber que voy a pasar el rato contigo usando tu bufanda~
Neville se sonrojó y lo empujó un poquito antes de tomarle la mano. Los otros Slytherin lo miraron con algo de decepción, mientras usaban los colores de los tejones para apoyar al equipo contrario a los Gryffindor. Cualquier cosa menos Gryffindor ¿no?
Draco y su novio avanzaron con la multitud hacia el campo de quidditch, siguiendo a Anthony y a los demás Ravenclaws hacia sus gradas usuales. En ellas, una chica rubia de ojos muy abiertos se les acercó y le tocó el hombro para que se acercara.
—Me alegra que hayas vuelto a tu cuerpo—dijo ella con una sonrisa, antes de saludar a Neville que ofreció su mano solícito. Draco se había quedado congelado ante las palabras de la chica.
—Soy Neville Lognbottom, novio de Draco.
—Luna Lovegood, prima de Draco.
Oh… ¡Oh! Su prima. Si. Su padre dijo que debía haber llegado al colegio el año anterior y que la chica era más bien peculiar. Draco le sonrió a la chica, que le sonrió a su vez y se arrebujó un poco en su capa ante el frío. Estaba lloviendo y la tormenta parecía querer arreciar. Draco hizo un hechizo de sombrilla lo suficientemente grande para los tres y un poco más allá Anthony lo miró e imitó con tranquilidad, refugiando a sus amigos de su casa. Luna lo miró agradecida.
—Tengo un par de tarros de llamas portátiles en la mochila—comentó Draco al notar que Neville tiritaba:—si quieren pueden sacarlas.
El pelinegro asintió y abrió con cuidado la mochila para poder sacar dos frascos de vidrio calentitos. Le pasó uno a Luna y se quedó con uno él, para luego abrazar a Draco por los hombros para compartir el calor mientras el rubio mantenía la sombrilla mágica.
Draco procedió a concentrarse en el partido; las bancas de Ravenclaw estaban un poco más a la izquierda de lo que usualmente se sentaba, lo que le daba una mirada nueva al campo y podía apreciar mejor a los cazadores y cómo Wood parecía ser un excelente arquero. En cuanto a los Buscadores (que guapo estaba Diggory con su uniforme empapado), era obvio que Potter estaba teniendo problemas con la lluvia y el viento, y Draco sólo pudo alegrarse de no tener que estar emparamado en su escoba y en su lugar estar arrebujado con Neville secos en las gradas.
El rubio vio la snitch un par de veces, señalándosela a Luna y a Neville, quienes se sorprendían de la aguda vista que tenía para verla en medio de la neblina que se estaba levantando por la lluvia.
Sólo que la neblina no parecía provenir de la lluvia.
Draco se tensó al escuchar, por tercera vez el leve crujido de las voces de ultratumba diciendo:—devorar…apagar… almas…tantas almas…
Esas voces sonaban como las hojas secas al ser pisoteadas y desmoronadas; frágiles y sutiles, pero había algo siseante en ellas que hacía que Draco quisiera taparse los oídos y huir. Algo que se deslizaba por su espalda como un hielo y le calaba los huesos de un frío mortal.
—L-Los Dementores—musitó Draco, respirando con dificultad. A su lado Luna comenzó a mirar alrededor, y Neville lo sostuvo con fuerza, mirándolo con preocupación:—Vienen hacia aquí…
—Los dementores no se atreverían—comentó Anthony, pero el rubio dejó de ponerle cuidado de inmediato, y comenzó a buscar con la mirada a… el Profesor Snape. Un leve golpecito de Magia y el hombre estaba mirando en su dirección algo confundido hasta verlo. Luego, al ver su rostro, se apresuró a ir hacia ellos.
Draco escuchaba las voces de los seres putrefactos cada vez más cerca, y en su cabeza empezaban a repetirse escenas horribles que habían pasado y que podrían pasar, incluyendo la que el Boggart le había mostrado.
Neville lo había ayudado a sentarse y lo sostenía con fuerza, susurrándole que todo iba a estar bien, y Luna parecía estar ahuyentando cosas con la mano libre, cuando el profesor Snape llegó a su lado:—¿Qué pasa?
—Los Dementores—repitió Draco, y su voz sonaba débil y rota, y a juzgar por sus mejillas, estaba llorando de nuevo. Severus se tensó y se apresuró a mirar alrededor. La niebla se había vuelto más densa y se escucharon gritos y la gente empezó a moverse en pánico.
—Quietos todos—siseó Snape, antes de hacer un movimiento con la varita. Alrededor de ellos se estableció un aura de calma y calidez, que parecía venir de la bruma plateada que salía de la varita del profesor y había empezado a rodear las gradas, tomando forma lentamente.
No que Draco le pusiera cuidado, porque las voces sonaban más fuerte ahora que no había ningún recuerdo ni ningún miedo en la mitad:—cae, siii, ven a nosotros… un alma iluminada… siii
El rubio miró hacia el lugar del que venían las voces y vio a Potter cayendo hacia el mar de dementores que ahora llenaban el campo. Varios animales hechos de luz avanzaban entre los dementores, alejándolos de los estudiantes en las gradas. Y tres ¿gatos? Al parecer, corrían hacia Potter, mientras Hooch se lanzaba hacia él para atraparlo y romper su caída.
🙟✦🙝
—Potter—Theo se asomó a la enfermería a una hora que nadie debía estar andando por los pasillos:—¿Estás vivo?
—Ja, ja, ja—dijo el chico, alzando una ceja, y dioses si que podía ser cínico ¿no? Vaya.
—Vale, mala elección de palabras—admitió el Slytherin acercándose y ofreciéndole un paquetito de ranas de chocolate:— sólo quería ver que no hubieras… Muerto por segunda vez luego de lo que pasó.
—Gracias, supongo—el ojiverde se encogió de hombros antes de mirar hacia las cortinas que el chico había corrido tras de él:—¿Malfoy no va a venir?
—No—El otro chico volvió a mirar al ojiverde y ¿estaba decepcionado de no ver a Draco? ¿Cómo le explicaba que el chico había estado toda la tarde recluido en la oficina de Snape, llorando sin consuelo mientras trataba de explicar que los dementores hablaban? No, no hacía falta explicarle, era un Gryffindor, después de todo.
—Oh…
—Le borré la memoria de ese día—mintió Theo finalmente, viendo la expresión de curiosidad del chico:—así que no recuerda que moriste, ni mucho menos que volviste como un…
—Einherjar, o así lo llamó la chica de la bufanda.
—Si, uno de los elegidos por Odín—Theo asintió y Potter frunció el entrecejo:—bueno, ya vi que estás bien, ya me voy… Oh… cuando estés mejor avísame, porque vamos a tener que entrenarte.
—¿Entrenarme?
—¿No te gustaría no desmayarte con los dementores? ¿O saber cómo luchar contra un monstruo para no morir?
—Técnicamente ya estoy muerto.
—Técnicamente puedes volverte a morir, sólo que ahora es más difícil.
Eso no pareció gustarle a Potter, que lo fulminó con la mirada, a lo que Theo se encogió de hombros:—va, entonces no lo hagas, no es mi problema.
—Malfoy… ¿Va a estar?—preguntó el chico y Theo sonrió malicioso.
—Si…—respondió El Slytherin encogiéndose de hombros:—pero bueno, nada, nos veremos en cla-
—-Si iré—musitó Potter, desviando la mirada:—Por qué tengo que aprender a luchar antes de volver a ese lugar.
—Claro…—Theo asintió y se dio la vuelta para irse, pero antes de salir de la enfermería volteó a ver al Gryffindor y dijo, quedamente:—No olvides que tu condición es nuestro secreto… Si alguien se entera, no tendrá tu misma suerte.
Y sin decir nada más, salió del lugar.
Puede que amenazar a Potter fuera una mala idea, pero no confiaba en que el chico se mantuviera callado sobre lo que le había ocurrido, y que la gente supiera del Valhalla no era algo que le interesara que ocurriera… Además estaba el hecho de que alguien averiguara que él había sido quien había matado a Potter. No. No quería ni pensar en lo que pasaría con él dado el caso.
Mejor que Potter estuviera calladito.
Porque Theo sospechaba que Draco iba a estar furioso también, dada la forma en la que Percy había actuado con respecto a la muerte/no muerte del muchacho. ¿Por qué Draco estaría molesto? Potter no era particularmente buen amigo suyo.
Theo tenía muchas preguntas, pero no sabía si hacerlas. No quería incordiar al chico, ni tampoco quería que le respondiera de esa forma horrible que hacía cuando estaba molesto y le confirmara lo que temía en el fondo de su corazón. Que era un monstruo, igual que Fenrir o Hella, o Sleipnir, o cualquier otro de los hijos de su madre (excepto los dos que fueron asesinados para sujetarlo).
Theo no quería escuchar esas palabras salir de la boca de su mejor amigo.
Si alguien más se lo dijera no dolería tanto, pero Draco… Draco había roto cada una de las barreras que él había armado para ser un buen Heredero, se había vuelto una parte muy importante de su vida, un amigo incondicional, que hubiera destruido el castillo piedra por piedra para vengarse por él si se lo hubieran permitido. Theo había llegado a querer mucho a Draco; era su compañero de armas.
—¿Dónde estabas?—Hablando del rey de Roma. ¿Pensando en el Rey de Roma? Theo sonrió al ver a su amigo sentado en su cama, esperándolo.
—Fui a ver a Potter a la enfermería—explicó el chico, decidiendo que mentir no era una buena idea.
—¿Y eso?—Draco se hizo a un lado para dejarlo subir a la cama, pero no hizo amago de irse a su propia cama; se notaba algo ojeroso y pálido todavía.
—Creo que Potter es como nosotros—dijo simplemente, a lo que, sorprendentemente, la mirada de Draco se iluminó un poco ¿Qué? ¿Por qué?
—¿Qué te hace pensarlo?
—Vio a través de algo de Niebla… Los magos normales no pueden hacer eso—una mentirita piadosa, lo que significaba que luego tendría que enseñarle a Potter a manipular la Niebla, pero eso sería después.
—Vale, llévalo a entrenar—Draco dijo, abrazándose a su amigo en cuanto él estuvo acomodado entre las cobijas:—¿Puedo quedarme contigo esta noche?
—Pero nada de babearme
—No te prometo nada.
—Te pasas—Theo rió bajito y le acarició el cabello al chico, abrazándolo a su vez:—descansa, baboso.
—Descansa, incordio.
🙟✦🙝
“Nos vemos en el linde del Bosque Prohibido después del toque de queda” decía la nota que Nott le había dejado luego de chocarse en el pasillo más temprano.
Harry no estaba seguro de porqué había decidido ir, tal vez porque quería descubrir que tramaba Malfoy, o porqué entrenaba en la noche en el Bosque, o cómo había aprendido a usar la lanza, o… Bueno Harry tenía demasiadas preguntas sobre el rubio, y esto parecía una buena forma de responderlas.
No le había dicho nada a sus amigos, más que todo porque sabía que iban a decirle que no fuera, además, tendría que explicarles que… Que había muerto. ¿Si había muerto? No se sentía muerto, la verdad, se sentía muchísimo mejor que antes; se sentía con muchísima energía y fuerza, y al usar magia seguido no se agotaba tampoco. Se sentía más alerta y estaba viendo más y más cosas que nunca había notado, como pequeños rastros extraños de una sustancia neblinosa que solían seguir a Lavender, Nott, Malfoy y otros cuantos estudiantes.
Nott estaba esperando en el lindero, rodeado de la extraña neblina, cuando Harry llegó a su lado y se destapó sólo la cabeza de la capa. El chico lo miró intensamente un momento antes de sonreír de lado e indicarle que lo siguiera:—Por aquí, no te separes.
Harry comenzó a seguir al chico, en silencio, viendo que parecía muy acostumbrado a pasear por el bosque… Como Malfoy esa vez del castigo en el Bosque. Que extraño; hubiera jurado que los sangre puras eran estirados y no se metían en cosas así en las que se pudieran ensuciar.
A medida que se adentraban en el Bosque (algo más lejos que donde Harry había peleado con la bestia), Harry sentía que el haber venido era cada vez una peor idea. Hasta que llegaron a un claro en el que parecía haber alguien, pero era como si una bruma estuviera evitando que el chico pudiera ver bien hacia adentro.
—Hola chiques—saludó Nott alegremente.
—¿Qué hace Potter aquí? —preguntó una voz que Harry no alcanzaba a reconocer. Seguía pensando que seguir a un Slytherin al Bosque Prohibido en medio de la noche era una pésima idea, en especial cuando la última vez terminó muerto.
Nott iba frente a él y alzó las manos en un gesto apaciguador: —No se preocupen, él es como yo.
—¿Un incordio? —la voz de Malfoy sonaba totalmente diferente a lo que Harry estaba acostumbrado; en vez de ser pomposa y arrastrada sonaba más… Salvaje y rústica.Su tono era juguetón.
—Sabes a lo que me refiero—El otro Slytherin siseó, divertido: —Es de los míos.
—¿Nórdico? —La primera voz preguntó, intrigado: —¿En serio?
Nott asintió, encogiéndose de hombros: —Seguro es un legado, por parte de madre o algo así.
—Si es un legado ¿por qué lo traes? —esa voz Harry sí que la reconoció; era Lavender Brown, de su curso, una Gryffindor, como él: —La amiga de Draco también es una legado y no la ves tratando de morir con nosotros.
—No sabemos si lo sea—apuntó Malfoy, categórico, y Harry vio como una de las figuras que estaba borrosa en el claro se acercaba al borde. Debía haber un hechizo ocultando a quienes estuvieran ahí, porque una vez el rubio salió del claro, Harry pudo enfocarlo.
—Ya, pero Potter de verdad necesita entrenamiento—insistió Nott, haciendo un puchero, antes de chasquear los dedos hacia Harry. El ojiverde sintió que el glamour que el Slytherin le había hecho hacía ya unos días se levantaba, y escuchó los sonidos de sorpresa provenientes del claro: —¿Me vas a decir que eso no es un claro ejemplo de que algún dios lo ha reclamado?
Malfoy estaba parado a unos cuantos metros de Harry, pero el pelinegro estaba demasiado sorprendido para que le importara la mirada inquisitiva del rubio. ¡Malfoy estaba usando ropa muggle! ¡No sólo ropa muggle! ¡Estaba en jeans y tenía una camiseta de Pokémon! ¡DE POKÉMON!
—¿Viste algún signo o señal cuando esto te pasó? —preguntó Malfoy, pero Harry seguía con la mirada fija en la camiseta del chico.
—Eso es un… Rayquaza —el ojiverde balbuceó, señalando la camisa: —¿Por qué es un …?
Malfoy parpadeó, confundido antes de encogerse de hombros: —Pues porque es un Pokémon genial ¿por qué más?
—¿Te gusta Pokémon?
—¿Algún problema?
—No, no… Sólo es que no creí…
—¿Que un “sangre pura” se interesara por cosas muggles? —La voz del rubio era defensiva, y su mirada le recordaba a Harry a los chicos en la escuela que respondían a las provocaciones de Dudley con puños e insultos.
El pelinegro se sintió sonrojar, al notar que lo habían puesto en evidencia, pero en vez de aceptarlo, se encogió de hombros y masculló: —No creí que ese Pokemon sería tu estilo ¿Por qué no un Salamance o un Sceptile?
Malfoy soltó una carcajada y Harry saltó sorprendido; era ruidosa y muy poco refinada, muy diferente a las usuales risas que escuchaba a veces por parte del rubio en el castillo. El Slytherin negó con la cabeza: —¡vamos! Si, Salamance puede parecer un dragón y todo, pero Dragonite existe. Además, ¿Sceptile? Ni loco que estuviera, ese es el inicial de Nico; yo prefiero a Blaziken, obviamente.
Harry no sabía quién era Nico, pero si sabía qué eran los otros nombres: —¡Oh! ¡A mi también me gusta Blaziken! Se ve muy cool cuando lanza sus patadas.
—¿Verdad que sí? —Los ojos del rubio se iluminaron al tiempo que sonreía, pero antes de que pudiera decir algo más, Nott se puso entre ambos.
—Si bueno, muy divertidos sus pokimonos o como se llamen—dijo con displicencia: — ¿Vamos a entrenar? La guerra no se va a ganar sola.
Y así como así, el semblante de Malfoy se ensombreció, al tiempo que les indicaba con un gesto que entraran al claro. Dentro estaban Lavender Brown y Anthony Goldstein, ambos sosteniendo armas y tratando, sin mucho esfuerzo real, de atacarse el uno al otro.
Harry se quedó mirando la extraña espada curva que Goldstein blandía, y las dos hachuelas que Lavender giraba en sus manos.
—Bueno ¿quién les dio permiso de holgazanear? —siseó Malfoy, y en un parpadeo se puso entre ambos, con una lanza de bronce salida de quién sabe dónde, desarmó a Anthony y lo empujó al suelo, antes de desviar una de las hachas de Lavender. La chica logró saltar hacia atrás antes de que Draco pudiera ensartarla y le mostró la lengua.
—Claro, ahora te luces—Lavender recuperó su hacha con un movimiento de la muñeca. A lo que el rubio se encogió de hombros, dando un par de pasos hacia atrás y esquivando la otra hacha con tranquilidad.
—Súperalo, Lavie—dijo Nott, sacando un par de dagas de color plateado antes de arremeter contra la chica, que detuvo el impacto con su hacha:—más bien enséñame a nivelar las hachas también.
A Harry se le acercaron Goldstein y Malfoy, el castaño mirándolo con curiosidad.
—Buenos músculos te dio tu dios—comentó Malfoy, mirándolo de arriba a abajo como midéndolo:—¿ya has pensado que arma quieres usar? ¿O preferirías probar algunas?
—¿Qué arma podría usar?—preguntó Harry, y ambos chicos le indicaron que los siguiera hasta una estantería que estaba llena de todo tipo de armas (menos de fuego) de color bronce.
—Puedo enseñarte a usar lanza, espada y arco—dijo Malfoy señalando las armas, antes de señalar a los otros dos que estaban practicando cada uno con un par adeh hachas ahora:—Brown puede ayudarte con hachas dobles y bastones, mientras Theo es experto en dagas.
—Yo me encargo de magia defensiva y ofensiva—añadió Goldstein, con una media sonrisa:—aunque no sé qué tanto las necesites ¿es cierto que venciste al basilisco con hechizos complejos?
Harry desvió la mirada, recordando como casi había muerto con el basilisco el año anterior:—ehm no… le clavé una espada en la parte interna de la boca.
—Genial—comentó Malfoy, rebuscando entre las armas y sacando un par de espadas:—¿Sabes usar una de estas entonces?
—Puedo blandirla—Harry se encogió de hombros recibiendo la espada y moviéndola de un lado al otro como había visto en las películas.
—Nos sirve—el rubio sonrió enarbolando una espada con facilidad y mirando a Goldstein, que dio un par de pasos atrás, frunciendo el entrecejo:—entrenemos los tres ¿les parece?
—Preferiría entrenar con Lavender y Nott—comentó Goldstein, mirando de reojo a los otros dos.
—Vamos no seas cobarde—dijo el rubio antes de arremeter contra él. El chico alzó su espada curva apenas a tiempo para detener el golpe y el rubio saltó hacia atrás ágilmente. Luego miró a Harry y le sonrió:—ahora tú; voy a lanzar un ataque vertical, bloquea en horizontal.
Antes de que Harry pudiera pensar en lo que le acababan de decir el chico se lanzó contra él, y apenas pudo sostener la espada en horizontal para bloquear el golpe que lo hizo dar un par de pasos hacia atrás ¿Qué tan fuerte era Malfoy? Era una pregunta que tenía desde el día en que lo había visto someter un hipogrifo con una mano mientras el brazo le sangraba.
Malfoy no les dio mucho tiempo para descansar, porque empezó a atacarlos otra vez, primero a Goldstein y luego a Harry, en una sucesión cada vez más rápida. “Para formar reflejos” les había dicho.
Harry nunca había visto a Malfoy así; era una persona diferente e… interesante. Sin embargo, cierta parte de él sentía que era más del estilo del rubio. Sardónico, cínico, socarrón y algo salvaje. Recordó vagamente haberlo visto durante el verano, también con ropa muggle, más acorde a ese estilo… Despreocupado y diferente.
Harry se encontró al poco tiempo riendo y tratando de atacar también, a lo que el rubio sólo había sonreído y había cambiado de guardia para detener sus ataques, con facilidad. La expresión del rubio lo hacía querer esforzarse más por alguna razón.
🙟✦🙝
—¿Sintiéndose mejor, Potter?—preguntó Draco al ver a Potter mientras iban hacia la clase con el profesor Lupin. Se veía algo ojeroso todavía, pero podía ser por no haber podido dormir correctamente luego del entrenamiento del día anterior.
—Mejor que lo que te ves—replicó el chico socarrón, pero en vez de sonar agresivo, había una pequeña sonrisa tímida en sus labios. Oh. ¿Ahora eran amigos? Padre iba a estar orgulloso.
—Debes estar maravillosamente entonces—siseó Draco de vuelta, acomodándose el cabello:—porque yo por mi parte siempre me veo espectacular.
—Ya quisieras—resopló el chico divertido y Draco le resopló indignado de vuelta, pero antes de que pudieran seguir con su discusión, la puerta del salón se abrió y el Profesor Lupin los dejó entrar. El profesor se veía enfermo, y cansado, lo cual tenía sentido si era un hombre lobo, como Padre le había dicho. Pobrecito.
¿Qué tan feas serían sus lunas llenas para verse así de enfermo? Draco tenía mucha curiosidad sobre los hombres lobo, pero lo que había visto en el libro de texto y en los otros libros lo hacían pensar que los magos veían a los hombres lobo como una enfermedad de la cual deshacerse. Eso no le sentaba bien al rubio, que igual había hecho su tarea de los dos pergaminos y había añadido sus comentarios al respecto.
Aunque al final no tuvieron que entregar el ensayo, dado que el Profesor Lupin les dijo que no había necesidad, porque aún no habían llegado al tema, y en su lugar les enseñó sobre un hinkypunk que era una criaturita que guiaba gente en los pantanos para comérselas.
Draco hizo lo posible por poner atención a la clase, pero su mirada seguía desviándose hacia las ventanas, que ahora permanecían empañadas. No quería que los dementores lo volvieran a tomar desprevenido. ¿Por qué sólo Potter y él eran tan afectados por ellos?
—¿Estás bien?—preguntó Theo en algún momento, luego de que todos hubieran aprendido a hacer un hechizo para iluminar el camino y mostrar seres ocultos en él. El sonido de la campana hizo que Draco se desperezara y le dedicara lo que esperaba fuera una sonrisa tranquilizadora.
—Solo un poco nervioso.
—¿Los Dementores?
—Los hubieras oído, Theo, susurraban cosas horribles…
—Prefiero no oírlos, gracias, y te creo, pero vivir con miedo a ellos no va a arreglarlo.
—Supongo que no…—Draco miró al profesor Lupin que estaba hablando con Potter en ese momento:—¿Estaría mal si le pregunto al profesor Lupin por una forma de lidiar con ellos?
Theo miró al profesor y luego miró a Draco:—No lo sé ¿Y si te hace algo?
—No creo—Draco negó con la cabeza:—sería muy obvio si fuera él ¿no?
—Igual no me agrada la idea—comentó Theo, jalándole de la manga:—preguntémosle primero al profesor Snape.
Draco hizo una mueca, pero siguió a su amigo fuera de la clase y rumbo a transformaciones.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Antes de que pregunten, no, Harry no va a ser un lobo. Si, Harry sigue siendo un horcrux. Si, voy a explicar eso más adelante.
Espero les gustara el capítulo :3
Chapter 63: Una negra navidad (A Black Christmas)
Summary:
Draco pasa sus primeras navidades con Narcissa desde que ella volvió, y él y su familia hacen algunos rituales.
Notes:
El chiste sólo me servía en inglés, pero igual lo quise poner. xd
Espero que les guste el capítulo, muchísimas gracias a mis betas Anto y Gabs por ser les hermoses amores de mi vida, y a Satanás por convencerme de empezar a escribir esto.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
61. Una negra navidad (A Black Christmas)
Draco le lanzó una patada a Potter en el pecho que lo dejó tendido en el suelo varios metros más allá:—Eres muy lento.
—Tú eres muy rápido—siseó el muchacho, respirando con fuerza y tratando de pararse:—además está haciendo mucho frío.
Draco se encogió de hombros, en su nuevo suéter tejido con runas que su madre le había enviado apenas supo que seguían entrenando de noche. Las runas tenían varios hechizos para mantenerlo calentito, lo cual hacía que el rubio se sintiera más cómodo durante los largos entrenamientos previos al último partido antes de las vacaciones de invierno (Slytherin contra Ravenclaw), que auguraba ser blanco por la nieve.
—Nah, sólo es hiperactivo—aseguró Theo, que estaba apoyado sobre Anthony, con una daga apoyada contra su cuello y la otra contra sus costillas. Había ganado otra vez, eso lo hacía 7 a 5 a favor del pelinegro. El chico se levantó y dejó que Anthony se levantara por su cuenta y se sacudiera las hojas y la tierra.
Brown se acercó a ayudar a Potter a levantarse y suspiró audiblemente:—No te preocupes, Harry, ya mejorarás…
—Sigo sin entender porqué es tan importante—el ojiverde dijo, mirando a Theo de reojo.
—Pues cualquier monstruo podría ir tras de ti—respondió Draco, clavando la lanza en el suelo y apoyándose en ella:—hay muchas cosas muy peligrosas por ahí… Como minotauros, telekines, empusas…
—Hombres lobo, osos estelares—añadió Theo, dándole una mirada especial al chico.
—Pero para eso estamos estudiando en Defensa ¿no?—Potter dijo, y los otros cuatro lo miraron con algo de lástima.
—Potter—Draco suspiró:—lo que hemos visto en Defensa no es nada comparado con lo que hemos tenido que lidiar estos veranos.
—Y no olvides las vacaciones de invierno pasadas—añadió Lavender con una mueca:—Casi te mueres demasiadas veces.
—Y no hablemos del Laberinto—añadió Anthony, haciendo una mueca:—horda tras horda de monstruos saliendo de ahí sin descanso.
Draco asintió solemne:—Y no creas que vas a estar a salvo en donde tus tíos—ante ese comentario Potter se tensó, y el rubio añadió:—porque me encontré varios monstruos por allá también.
—Pero—Potter miró la espada en su mano:—¿No sería mejor aprender hechizos para defendernos?
Draco miró a Anthony, y luego a Theo y a la castaña, antes de volver su atención al ojiverde:— la magia está muy bien y todo, pero… Pero todavía tenemos el Rastreador, y si hacemos magia frente a muggles se darán cuenta y nos meteremos en problemas… Además, la Niebla hace que nuestras armas no parezcan armas para ellos y que no podamos herirlos con ellas, así que es mejor también para no lastimar inocentes ¿no te parece?
—¿Por qué? ¿Cómo funciona eso?
—Es una bendición puesta sobre el metal, para que sólo pueda lastimar a los involucrados
Potter hizo una mueca, antes de blandir la espada y mirar a Draco con fijeza:—Vale… Vamos otra vez.
Y con eso el chico se lanzó hacia Draco, que desvió la espada hacia un lado con la lanza y le pegó con el dorso en el costado.
—Vaya, parece que Draco finalmente encontró a alguien con la misma cantidad de energía—suspiró Anthony, pero Draco había dejado de ponerles cuidado. Potter podía no ser muy diestro con la espada, pero tenía buenos reflejos y pensaba sobre la marcha, así que era bastante impredecible al atacar.
El chico dejaba a Draco bastante cansado, sobre todo mentalmente, porque al parecer todavía era más fuerte que el chico (que había sido bendecido con buenos músculos que Theo ocultaba juiciosamente bajo varias capas de glamour). Además, había una cierta molestia en los ojos verdes cada que Draco detenía o esquivaba uno de sus ataques. Una molestia que le gustaba ver; un brillo de “oh, un reto” que le generaba a Draco ganas de atacarlo más y más.
Una floritura con la lanza y un salto sobre su cabeza, luego barrerle los pies y lanza contra el cuello, mientras le pisaba la mano de la espada.
Bien.
Los ojos verdes lo miraban con molestia, con algo… Como si Draco en si mismo fuera un reto. Le gustaba esa mirada.
🙟✦🙝
—¿No vas a venir?—Percy no tenía ánimos de fingir que eso no le entristecía sobremanera. Draco por su parte estaba muy ocupado deshaciendo una a una las trenzas que le sostenían el cabello fuera de los ojos.
—No, tengo que asistir al baile de Yule—respondió el rubio, encogiéndose de hombros:—además sería mi primera navidad con Narcissa, y padre quiere que sea extra especial
—Entiendo…
—Madre dijo que había hablado con Sally sobre que vinieran, pero al parecer ustedes tienen planes.
—Si, con Paul… Vamos a ir a esquiar.
—Oye que genial eso—Draco le dedicó una sonrisa y Percy sonrió a su vez, aunque no se sentía muy bien. No quería pasar navidad sin Draco, en especial no después de lo que había pasado con el cambio de cuerpo. Extrañaba a su rubio, muchísimo.
—Si, genial…
—¿Estás bien, Percy?
—Si
No debió decirlo; la mirada de Draco se oscureció de repente:—bien, guarda tus secretos, no me importa.
—No, yo…
—Mira, no importa, ya tengo que ir a clase, hablamos después.
Y la conexión se cortó.
Percy miró el espejo y sintió un vacío en el pecho. Draco se debía estar sintiendo mal, lo suficiente como para que lo sintiera a través del vínculo… O tal vez sólo estaba dejando todo pasar para que él se sintiera culpable. Podía ser. Percy estaba muy poco acostumbrado a que el chico fuera tan… Malicioso.
Le salía tan natural ¿Cómo no se dio cuenta antes? ¿De qué otra cosa no se dio cuenta antes? ¿De verdad Draco iba a estar de su lado siempre? ¿Se lo merecía?
Percy salió del cuarto a buscar algo dulce en la cocina, sintiéndose descorazonado y algo triste por no poder ver a Draco esas vacaciones.
—¿Pasa algo cielo?— Sally estaba calentándose un café en la cocina al parecer:—¿Pasó algo con Draco?
Percy se mordió el labio y tomó un puñado de dulces azules antes de encaramarse en el mesón y mirar a su mamá:—Draco no va a pasar navidad con nosotros… Por primera vez desde que se fue…
Sally lo abrazó en un momento, sosteniéndolo con fuerza, y Percy sintió las lágrimas arremolinarse:—Ay mi niño… Entiendo que te duela pero… Pero quería darle la oportunidad a Narcissa de tener a su familia de vuelta, sin sentirse una parte extra ¿sabes? Además, supe que Lucius y Draco están peleados.
—¿Lo están?
—Ninguno quiso entrar en detalles, pero no están bien… Tal vez Narcissa pueda arreglar las cosas entre ellos…
—Draco es de nuestra familia—musitó Percy, aferrándose a su mamá:—¿Por qué no podemos celebrar todos juntos?
—Porque Narcissa se ha perdido de muchas navidades con su bebé, y sé que si están los dos van a quedarse juntos todo el tiempo—Sally se apartó del abrazo y le acarició las mejillas a Percy con gentileza:—Sólo es por esta vez ¿de acuerdo? Y si vamos a ir a verlos antes de que el receso de invierno termine ¿vale?
—¿Si?
—Pero shhh, es una sorpresa para Draco ¿vale?
—Vale.
🙟✦🙝
—Para tí—el rubio le sonreía, con un montoncito de nieve en el hombro, ofreciéndole la snitch del partido que acababa de ganar contra Hufflepuff. Neville tomó la snitch en medio de miradas recelosas de los Gryffindor que estaban sentados a su alrededor.
—¿Vas a seguir trayéndome las snitches de tus partidos?—preguntó el pelinegro, con una sonrisa boba, mirando al chico que flotaba tranquilamente a pocos centímetros de él.
—¿Las quieres?—preguntó el chico emocionado:—Te las puedo traer todas~ Las ganaré por ti.
—¿Podrías no ganar la del partido contra Gryffindor?—el chico no supo porqué preguntó, y vio como la sonrisa del rubio flaqueó, mirándolo intensamente.
—¿Te haría feliz si no la traigo?—El rubio preguntó finalmente, con expresión pensativa.
A su lado Dean le susurró:—que no la atrape, que no la atrape.
—Preferiría que Gryffindor ganara el partido—respondió Neville, encogiéndose de hombros:—pero no quiero que hagas trampa.
Draco sonrió de lado a lado:—te adoro ¿lo sabes? Dile a Potter que más le vale darme pelea para que ganen entonces.
Y con eso, el chico voló a reunirse con su equipo, que lo miraba con algo de desaprobación.
—Debiste aprovechar—musitó Dean a lo que Neville negó con la cabeza
—Harry puede atrapar la snitch sin ayuda; la vez pasada fue sólo por la bludger loca—Neville replicó, mirando al ojiverde que estaba sentado tras de él.
Harry asintió y miró a los otros decidido:—estamos practicando muy arduamente para asegurarnos de eso.
—Más te vale—Ron rio, empujando un poco a su amigo y Neville volvió su mirada a la masa de Slytherin que celebraba el triunfo del equipo. Parte de él quería ir otra vez a acompañar a Draco en su celebración, pero algo le decía que no estaría muy bien hacer eso otra vez.
Aunque la verdad no le importaba de a mucho; Draco había estado más de su lado que sus compañeros en general, y mientras estuviera cerca de Draco o sus amigos nadie lo molestaría. Si.
Neville se separó del grupo de Gryffindors que iban de regreso a la sala común y trotó hacia Nott:—Hey, Nott… ¿Puedo unirme a la celebración otra vez?
Nott sonrió con una de esas sonrisas traviesa que le veía a menudo a los gemelos Weasley, y que le daban algo de desazón. Sin embargo el más alto asintió y le rodeó los hombros con el brazo mientras Greengrass le ponía su bufanda como venda sobre los ojos otra vez.
—Draco va a estar encantado—susurró la chica, emocionada, mientras ayudaba a Nott a guiarlo hacia las mazmorras.
🙟✦🙝
—¿Nos veremos entonces en el baile de Yule?—Neville preguntó, con su mano entrelazada con la de Draco mientras recibía una de las cervezas de mantequilla que los elfos estaban repartiendo en la celebración. El rubio asintió, sonriendo de lado.
—Va a ser super especial este año—añadió Draco en un susurro, acercándose al oído de su novio:—El tema este año es Odiseo.
El pelinegro hizo una mueca, antes de tomar un largo sorbo de la cerveza de mantequilla:—¿Alguna razón en específico?
Draco se mordió el labio para no confesarle que Chrysa era su madre disfrazada y en su lugar sonrió malicioso:—porque la vida es una odisea.
Neville frunció el entrecejo ante eso pero se encogió de hombros, antes de apoyarse en el hombro de su novio:—a veces cuando dices cosas así siento que te han pasado muchas cosas ¿sabes?
El rubio trató de no tensarse, pero lo cierto era que a veces simplemente quería confesarle todo a su novio ¿Por qué no lo hacía? Era como si… Como si hubiera algo que le pusiera la lengua pesada y el corazón en un puño. Como si…
Como si tuviera miedo de que el pelinegro ya no lo quisiera más si sabía de él.
La revelación agrió el sorbo de cerveza de mantequilla que estaba tomando, haciéndolo toser un poco (lo que hizo que el Gryffindor le diera palmaditas suaves en la espalda), y dejándolo algo angustiado. ¿Y si Neville ya no lo quería luego de… Luego de contarle lo que era en realidad? No, que tontería, el Gryffindor había mostrado aceptar lo excéntrico de Draco cada vez, ¿qué era algo sencillo como que fuera un semidios?
No era nada sencillo.
En especial no con la idea de la guerra en ciernes.
No, era mejor que el pelinegro no supiera.
Draco apoyó la cabeza sobre la de Neville, mientras veía como sus compañeros charlaban y celebraban alegremente, planeando por cuanto habría que ganarle a Hufflepuff y a Gryffindor para ganar la Copa de Quidditch. Haciendo comentarios sobre cómo sería genial poder ganar la Copa de las Casas sin que Gryffindor hiciera trampa otra vez.
El rubio sabía que el comentario iba dirigido a Neville, quien hizo una mueca ante ello.
—¿Sabes qué es lo peor?—le comentó bajito, mirando su cerveza:—que también creo que estos últimos años eso ha sido trampa.
Draco hizo un ruido de afirmación antes de comentar:—El viejo tiene una preferencia por ustedes muy marcada.
—No por nosotros; por Harry y el resto del trío dorado.
—¿El trío dorado?
—Así los llamamos, porque parecen tener demasiada suerte; no los han expulsado, no se han muerto… Tú entiendes.
—No sé si suerte… Es más como si fueran los favoritos de los profesores—apuntó Draco a su vez:—pero si entiendo a qué te refieres… Son insufribles.
—¿Creí que te estabas llevando mejor con Hermione?—Neville alzó la mirada hacia su novio.
—Pues ha ido a un par de sesiones de estudio, pero es…—El rubio hizo una mueca:—demasiado intensa ¿sabes? Ni siquiera Anthony es tan… obsesivo con las tareas. Y pues ya has visto que Brown y yo tenemos… uhm tú sabes, formas de aprender diferentes.
—Y problemas para concentrarse—el pelinegro acotó, algo burlón:—pero así te quiero.
—Menos mal—Draco respondió sarcástico:—¿Qué haría si no me quisieras así?
—Serías genial igual—Neville se encogió de hombros:—eres el segundo del curso aún siendo distraído; la verdad me sorprende todavía que te fijaras en mi.
—¿Cómo no me iba a fijar en tí?—Draco contraatacó:—Eres dulce y amable, además de que no cedes ante la presión de tus compañeros y eres muy valiente
—Si, claro
—Te has enfrentado al trío dorado, asistes a todas las clases de pociones aún si Snape es una amenaza con cualquiera que no sea Slytherin—empezó a enumerar:—has venido a dos celebraciones Slytherin, dices abiertamente que eres mi novio aún mientras todos creían que yo era el heredero de Slytherin.
—No todos creían-
—Los Gryffindor sí, Brown me lo dijo.
—Pero tú eres una buena persona, Draco.
Draco negó con la cabeza:—Nah, pero tú me haces querer serlo.
Neville se sonrojó violentamente:—P-pues tú me haces querer ser valiente.
El rubio alzó sus manos entrelazadas:—Es bueno que seamos pareja entonces; somos buenos el uno para el otro…— y le besó el dorso de la mano a su novio:—Casi me haces querer ser…
—¿Sí?—Neville lo miró intensamente, sus mejillas totalmente rojas. Tan hermoso.
“Normal” pensó Draco, antes de responder:—más como tú, dulce y gentil.
El chico chasqueó la lengua y le dio un empujoncito:—ojalá yo fuera más como tú, fuerte y decidido.
Draco no creía serlo, pero escucharlo del pelinegro casi le hacía creerlo.
Casi.
🙟✦🙝
—¡DRACO!—Nico le saltó encima al rubio apenas el chico se había aparecido de la mano de Narcissa en el lindero de la mansión. Él y Lucius recién acababan de aparecerse luego del último día de clases antes de las vacaciones de invierno, por lo que estaba usando su uniforme (que constaba de un frac negro, pantalones negros, camisa blanca, corbata violeta, y zapatos de cuero negro) y parecía un niño decente.
—¡Nico!—El rubio lo abrazó con fuerza de vuelta, sonriendo divertido. Él también llevaba su uniforme con un suave saco verde de rombos, que demostraba cuanto más frío hacía en Hogwarts que en Weston (o más bien, en las tierras altas escocesas que en Londres). El más joven estaba muy feliz de ver a su hermano adoptivo.
—Padre—Draco saludó algo seco al hombre, pero dejó que le pusiera la mano en el hombro.
—M-madre—probó Nico, y la mujer le sonrió cálidamente, dándole un abrazo.
—Me alegra mucho tener a mis tres chicos para Yule—suspiró la mujer mirándolos con una sonrisa:—van a ser unas vacaciones de invierno muy movidas~
Lucius hizo una mueca, antes de suspirar y sonreírle a su esposa:—preferiría que no, mi estrellita.
—Debiste pensarlo antes de casarte conmigo—respondió ella rodeando los hombros de ambos chicos con sus brazos, para dirigirlos hacia la mansión pasando frente a los topiarios y los pavos reales albinos que bordeaban el camino.
—¿Cómo te terminó de ir?—preguntó Nico, mirando al rubio menor:—¿Pasó algo más interesante?
—No mucho la verdad—Draco se encogió de hombros:—dejé a Tony y a Potter entrenando, porque al parecer ninguno va a volver a casa por vacaciones… Oh, fui al pueblo otra vez a buscar algunas cosas, y tuve que pasar frente a los dementores… Y les pregunté a mis compañeros si alguien más creía que los caballos esqueléticos eran demasiado macabros para llevar niños a la escuela, pero nadie aparte de Theo los veía…
—¿Puedes ver los thestrals?—preguntó Lucius, sorprendido, mientras caminaba tras ellos.
—¿Así se llaman?—Draco ladeó la cabeza, interesado:—Los vi desde primer año, pero no sabía que no cualquiera podía verlos.
—Para verlos, debes haber visto a alguien morir—dijo Narcissa con dulzura, acariciándole el cabello.
El rubio hizo una mueca:—¿Osea que los monstruos cuentan como personas? Eso no me parece…
—Técnicamente los monstruos no mueren del todo… O bueno, si mueren pero se regeneran y vuelven—Nico apuntó, feliz de poder seguir en la conversación. Draco lo miró, intensamente.
—Más te vale no estar poniéndote en peligro sin mi, Nico—dijo el rubio cruzándose de brazos:—ya quedamos que yo iba a ser el hermano mayor, y por tanto tengo que cuidarte.
—Deberías entonces buscar una forma de llevarme a Hogwarts—Nico batió las pestañas y Draco sonrió de lado.
—Theo y yo lo estamos investigando, pero no hay mucho sobre núcleos mágicos disponible en la biblioteca de Hogwarts—El rubio suspiró, mirando hacia su mamá con algo de esperanza.
—Tampoco en la Black, me temo; no es algo que se investigue mucho por aquí—Narcissa admitió, haciendo un puchero.
—No en Occidente—agregó Lucius:—sin embargo creo que el maestro Ying del clan Lan tenía información al respecto… Podría preguntarle a su esposo Zhan si hay forma de acceder a su biblioteca; tal vez le alegre que el joven Yuan haga amigos.
—¿Yuan?—Draco miró hacia atrás y el rostro de Lucius se iluminó, probablemente porque su hijo le estaba hablando. Nico frunció el entrecejo. ¿Yuan? Ese nombre le sonaba de algún lado.
—Es el hijo del maestro Lan—explicó Lucius con una sonrisa:—Lo tienen inscrito en Weston College porque prefieren enseñarle magia en casa.
—Es el prefecto de los Búhos—saltó Nico, recordando de repente al chico que usaba una cinta blanca en el cabello y siempre le sonreía cuando se lo encontraba en la biblioteca:—pero él es mucho mayor que nosotros.
—Pero casi no tiene amigos magos; podría ser un buen aliado—comentó Lucius, mirando a Draco:—podría agendar una reunión con ellos y podrías hacerte amigo del joven Yuan, sería beneficioso para todos.
El rubio ladeó la cabeza, como pensándolo y no respondió hasta que llegaron a las puertas de la mansión:—está bien, pero primero, tengamos una fiesta de té nosotros~ Quiero saber qué han estado haciendo.
Nico asintió; aún si había estado dándole reportes diarios a su hermano sobre lo que había estado haciendo en el inframundo y con Will para poder mejorar las probabilidades de sobrevivir, algo en la idea de reunirse todos simplemente a hablar de qué habían hecho, como una familia, le parecía muy interesante. En especial dado que Narcissa había sido tan dulce con él, ayudándolo a buscar información sobre de dónde venía y cómo lidiar con las personas desagradables en la escuela.
—Por supuesto, mi dragoncito—Narcissa le sonrió a su hijo y le dio un besito en la coronilla antes de chasquear los dedos:—Niny, prepara una mesa en el jardín de atrás con las comidas favoritas de los niños.
La pequeña elfa asintió, haciendo una leve reverencia antes de desaparecer de nuevo probablemente en la cocina. A Nico le parecía muy extraño lo de los elfos domésticos, pero no discutía que Niny hacía comidas deliciosas.
—Suban a cambiarse—dijo Lucius con una sonrisa afable:—y nos encontramos en el jardín ¿de acuerdo?
Draco asintió, mirándolo de reojo, mientras Nico respondía:—Sí, señor.
Porque decirle padre era extraño, en especial porque Hades había estado tratándolo muy bien y en general siendo un padre bastante bueno al darle acceso a todo el inframundo y hacer que sus súbditos estuvieran pendientes de él. Qué extraño era que el inframundo fuera el lugar más seguro para el chico.
Los dos subieron hacia sus respectivas habitaciones para cambiarse a algo más cómodo (aunque Nico seguía sintiéndose algo incómodo en túnica, pero era mejor que estar todo el día con el uniforme de la escuela) y volver a bajar esta vez rumbo al jardín. Nico escogió una túnica negra y una camisa sencilla gris, con pantalones negros, mientras Draco había escogido pantalones negros, camisa blanca, chaleco verde y túnica gris oscuro. El rubio lo miró y sonrió orgulloso antes de tomarlo del brazo para que fueran juntos hacia el jardín.
Narcissa llevaba otro de sus vestidos florales con una túnica verde bosque con hojas bordadas, mientras que Lucius iba totalmente de color azul media noche. El jardín tenía un gazebo gris cubierto de nieve que tenía lista una mesa llena de postres y comidillas pequeñas, con varias tazas de té puestas listas. Nico no entendía el gusto por el té, pero luego de haber pasado tanto tiempo en el colegio y con los Malfoy no podía evitar querer tomar té a eso de las 4:30pm.
—Will dice que como muy saludable—comentó Nico, tomando uno de los sandwiches de pepino de una de las bandejas, apenas se hubo sentado:—o que lo haría si sólo comiera acá en Inglaterra.
—¿Y qué comes durante tus escapadas?—Draco preguntó divertido, tomando una tartaleta de manzana y tomando una de las tacitas de té.
—A veces como en el campamento—Nico se encogió de hombros, dando un mordisco y masticando y tragando con cuidado antes de agregar:—pero a veces pedimos cajitas felices cuando vamos a estar mucho rato en el inframundo.
—¿Qué clase de domiciliario llega hasta allá?
—Hermes.
—Oh…—Draco parpadeó y soltó una carcajada, que se apresuró a tapar con una mano. Nico seguía sin entender qué era lo malo de reírse y que todo el mundo lo viera, pero durante la clase de modales había tenido que practicar el reírse “decorosamente”
—¿Un dios te hace domicilios?
—No, se los hace a mi padre, pero pues Will y yo le decimos qué queremos de comer.
Lucius ladeó la cabeza:—ese Hades parece estar muy pendiente de tí.
Nico le sonrió con lo que esperaba fuera una sonrisa inocente:—Así es, dijo algo de no querer perder contra ti. ¿Qué raro, no?
Draco lo miró por encima de su taza de té con expresión de “te pillé, tratando de manipular a papá” pero no dijo nada, en su lugar tomando un bocado de la tartaleta con su tenedor.
—¿Y qué más ha pasado con Neville, Draco?—preguntó Narcissa, que miró al pelinegro divertida, antes de sonreírle a su hijo, que se había puesto algo rojo.
—Le di la snitch que atrapé en el partido—dijo el chico desviando la mirada:—y pues se unió a la celebración en las mazmorras.
—¿Un Gryffindor en una fiesta Slytherin?—Lucius alzó las cejas, en una cuidadosa expresión de sorpresa:—Creo que nadie había invitado a uno desde…
—Desde que Regulus trató de invitar a Potter—Narcissa rió bajito:—Reggie estaba demasiado engatusado con él
—Menos mal Potter nunca lo determinó—replicó Lucius haciendo una mueca:—¿Te imaginas a qué habrían llegado con ambos hermanos Black?
—Oh, hubiera sido desastroso—Narcissa rio educadamente, antes de tomar un sorbo de su té.
La conversación siguió tranquilamente; Narcissa había estado cuidando los invernaderos y reorganizando los jardines con las plantas que había traído de Ogygia, preparando muchas macetas de Lazo de Luna para el baile de Yule. Lucius había estado discutiendo con la Dowager Longbottom sobre reformas a la tasación de calderos y los apotecarios. No que Nico entendiera mucho. Draco y Theo habían aprendido a bordar runas para agregar hechizos a su ropa luego de que Narcissa le enviara el saco con runas. Y Nico había estado haciendo amigos squibs y aprendiendo a hacer todo tipo de manualidades y pinturas en clase, y al mostrarles su libreta de bocetos con escenas del inframundo y de su vida regular, los tres Malfoy lo habían elogiado mucho, haciendo que sus mejillas se calentaran.
Nico se había ido adaptando mucho a la vida con los Malfoy, y al tener a Draco finalmente con ellos en la mesa, en vez de sentirse desplazado (porque había creído que simplemente estaba ocupando el puesto del rubio hasta que volviera), se sintió como parte de algo grande y bonito. En ese momento, Nico se prometió que llegado el caso, movería cielo y tierra por la familia Malfoy. Sin importar las consecuencias.
🙟✦🙝
—Es un honor conocerlos, Maestro Lan, Heredero Lan—Draco hizo una reverencia y les sonrió galantemente a los dos hombres de pelo negro largo que lo miraron fijamente. El menor de ambos parecía gratamente sorprendido y se apresuró a hacer su propia reverencia.
—El honor es nuestro, Heredero Malfoy—respondió el chico que era dos o tres años mayor que Draco:—a mi padre y a mi nos alegra mucho que hayan decidido hacernos una visita.
—Ha pasado tiempo ya, desde la última vez que Zhan y yo conversamos; además quería presentarles a mis dos hijos y mi nueva esposa, espero que no sea molestia—dijo Lucius, haciendo una leve reverencia también. El mayor de los pelilargos hizo una leve reverencia pero no dijo nada, antes de dar la vuelta y entrar a la casa.
—Padre dice que sigamos—se apresuró a explicar el chico, siguiendo a su padre, los Malfoy los siguieron, con Draco y Nico siguiendo al joven cuando se separó de su padre.
—Su casa es muy linda—comentó Draco, mirando con intriga los varios cuadros hechos en tinta que colgaban por los pasillos, llenándolos de vistas a montañas cuyas cumbres estaban semiocultas en nubes y neblina:— es un ambiente muy… tranquilo.
—Así le gusta a padre, aunque el Joven Xuanyu no está muy de acuerdo—respondió el chico, sonriendo:—sin embargo, como son pinturas que hizo mi padre de nuestro hogar ancestral, no se han retirado.
—Un lugar muy hermoso—convino Draco, asintiendo:—místico, si se quiere.
—La nuestra es una secta de magia marcial—explicó el chico guiandolos hasta un salón sencillo con una estera de bambú y una mesa baja rodeada de pequeños cojines. Draco estaba emocionado; si bien sabía que la familia Lan era china, siempre había querido participar en una ceremonia del té real, sentado en seiza.
—Sigan por favor—dijo el chico, acercándose a una mesita y tomando los implementos para preparar el té. Draco fue el primero en sentarse, acomodando las piernas como había visto que hacían en los animes, siendo seguido por Nico que lo miró intensamente antes de imitarlo lo mejor posible. El chico lo miró algo impresionado mientras se acomodaba él también, y procedió a servirles té con unos dumplings.
—Heredero Lan—Draco dijo luego de haber probado un sorbo del té, le faltaba azúcar, pero él no iba a discutir con aquello que les estaban invitando:—Yo soy Draco y él es Nico, puede decirnos por esos nombres, si no le molesta; para que no tenga confusiones.
El chico asintió antes de bajar su taza:—en ese caso pueden decirme Si Zhui
—Shi..shuy—trató de decir Nico, antes de sonrojarse.
El chico le sonrió antes de repetirlo con gentileza:—Si Zhui.
—Si Zhui—llamó Draco, esperando pronunciar el nombre correctamente; cuando el chico no dijo nada sino que sonrió, el rubio procedió:—Padre me contó que vas a Weston College también, y que eres Prefecto de Sapphire Owl ¿si?
—Así es—Si Zhui asintió tranquilamente:—recibí una carta para Hogwarts pero Padre y el joven Xuanyu querían que aprendiera primero las formas de casa antes de asistir a esa escuela. El próximo año iré para cursar los últimos dos años allá.
—Oh, entonces nos encontraremos—Draco sonrió esperanzado:—puede que no estemos en el mismo curso, pero puedo darte un tour por el castillo y ayudarte a encontrar cosas en la biblioteca.
—Sería muy amable de su parte, He… Joven Draco—dijo el de pelo largo, sonriendo:—en cuanto al joven Nico, se me hace muy familiar.
—Y-yo también asisto a Weston—se apresuró a responder el menor:—soy de Violet Wolf, nos hemos visto en la biblioteca; generalmente me ayudas a bajar libros que están muy alto.
—Ah, claro—el chico asintió tranquilamente:—te ves diferente en túnica y sin la chaqueta esponjosa que sueles llevar.
—A Lu- el Señor Malfoy no le gusta que use esa chaqueta; no es muy elegante de mi parte.
El chico soltó una carcajada y negó con la cabeza:—No, supongo que no
—¿Y qué tipo de magia estudias?—preguntó Draco, porque la verdad le producía curiosidad; aún si iba a ser Lucius quién preguntaría por los núcleos mágicos. El rubio procedió a enumerar:—en la escuela vemos encantamientos, transformaciones, pociones, defensa contra las artes oscuras, herbología y hay varias optativas como runas o adivinación.
—Oh, suena… extraño—dijo el mayor, ladeando un poco la cabeza:—yo por mi parte, he estudiado, como el Clan Lan antes de mi, para combatir espíritus, criaturas y hechizos antiguos… El joven XuanYu dice que somos como “exorcistas” de algún tipo, dada la forma en la que usamos la magia sólo para proteger y para limpiar energías o hechizos.
—Suena muy interesante—comentó Nico, antes de darle un mordisco a uno de los dumplings:—. ¿También entrenan combate? Dijiste algo de artes marciales más temprano.
—Si, afinamos el cuerpo para que sea el instrumento con el que canalizamos magia—explicó el chico, e hizo un movimiento delicado con la mano haciendo que pequeñas esferitas blancas surgieran de la palma de su mano:—también usamos una espada como usarían ustedes su varita, aunque me han dicho que es menester que use la varita si quiero ir a Hogwarts.
—Creo que sería lo mejor, o terminarías descabezando a alguien por seguir los movimientos con la espada—dijo Draco, antes de sacar su varita y preguntar:—¿Puedo demostrar?
—Por supuesto.
Un hechizo sencillo que mostrara su punto. Ah, si, de primer año:—wingardium leviosa~
Hizo el movimiento completo haciendo que la varita pasara de un lado al otro para cargar la magia y dirigirla, elevando al aire el plato con dumplings. Ya no le hacía falta hacerlo pero a veces era mejor fingir que se sabía menos de lo que en realidad se sabe.
—Oh—Si Zhui hizo una mueca:—si puedo ver cómo sería peligroso usar una espada así.
—¿Cómo usan la espada para hacer magia?
—La vinculamos a nuestro núcleo mágico y funciona como amplificador; básicamente le damos magia a la espada y ella se vuelve una extensión de nuestro cuerpo.
—¿Invocan dioses cuando hacen magia con la espada?—Draco no pudo evitar preguntar, al recordar a Syaoran cuando hacía magia con sus pergaminos y su espada.
—Algunas personas sí, otra sólo usan la magia que tienen dentro—Si Zhui respondió encogiéndose de hombros:—algunos usan la energía residual de otros.
Draco asintió, sonaba muy interesante, y el chico se inclinó un poco antes de preguntar:—ya que estamos… Uhm, no sé qué tan familiarizado estará con las representaciones muggles de magia.
—Bastante
—¿Me permitiría preguntar por algunas cosa que he visto?
—Por supuesto, usted ha respondido muy atento nuestras preguntas.
—Sólo no quisiera ser grosero al asumir cosas.
Draco negó con la cabeza:—No se preocupe, joven Si Zhui, ninguno se ofenderá.
—Gracias…—el chico se relajó un poco antes de preguntar:— ¿Es cierto que vuelan en escobas?
—Si, yo mismo tengo un par.
—¿Por qué escobas?
—Porque es fácil fingir que son implementos normales que tener en casa en caso de que un muggle descubriera a un mago… Creo que data de cuando los muggles nos perseguían.
—¿Los muggles los perseguían?
—Y quemaban
—¿Y quemaban?—Si Zhui parecía escandalizado:—en mis tierras nuestros clanes eran respetados y admirados, y los sin magia nos pedían ayuda a cambio de dinero o materiales.
—Oh no, en Occidente lo diferente no es bien visto—Draco dijo con tristeza:—así que aquí nos escondemos de ellos.
—Eso explica porque el secretismo—Si Zhui se llevó la mano a la barbilla en posición pensativa:—¿Y también transforman gente en sapos?
—Nunca lo he intentado, pero si he transformado escarabajos en botones… Creo que es posible hacerlo, pero la ley establece que esos hechizos no deben ser usados sobre personas.
—¿Y usan calderos?
—Si, para hacer pociones
—Que… curioso
—Aunque son pequeños, como así de grandes—Draco puso sus manos frente a él, para hacer más o menos el tamaño del caldero. Si Zhui pareció algo decepcionado por lo que el rubio se apresuró a decir:—porque estamos aprendiendo, y para no desperdiciar materiales, pero si fuéramos a hacer algo que requiriera muchas dosis haríamos calderos grandes; la enfermera hace calderos gigantes de su medicina para la gripa cada año.
Sizhui asintió antes de musitar:—Oh, pero ¿no tienen ustedes más preguntas?
—Si—el rubio se apresuró a asentir:—¿También usan pergaminos como amuletos? ¿Eso cómo funciona?
—Oh, esa sí la sé—SiZhui sonrió:—funciona más o menos como las runas, que se cargan con magia, sólo que esto llevan hechizos listos para ser activados al darles un poquito de magia.
—¿Y puedes invocar cosas con ellos?
—En teoría, sí, pero para eso necesitas un montón de magia; no es algo que se haga usualmente.
🙟✦🙝
—Nunca había pensado lo útiles que son los hechizos de traducción—Draco estaba revisando varios de los pergaminos y libros que el señor Lan le había prestado a su padre, mientras Nico hacía lo posible por acabar las tareas que tenía para las vacaciones (No era nada del otro mundo, pero le aburrían sobremanera).
—Me alegra que no tengas que aprender chino—comentó Nico, sonriéndole al chico, que muy dulce se había ofrecido a quedarse con Nico acompañándolo a hacer tareas mientras sus padres iban a terminar de revisar las decoraciones y cosas necesarias para el baile que se celebraría pronto.
—A mi también, se ve complicado—el rubio hizo una mueca mientras hacía anotaciones en uno de sus cuadernos de composición (que tenía de título Operación hacer que Nico venga a Hogwarts) y revisaba entre varios pergaminos, con sus gafas deslizandose cada tanto. Le calentaba mucho el corazón saber que el chico estaba haciendo tantos esfuerzos para tenerlo a su lado.
—Draco ¿Qué sabes tú de operaciones entre fracciones?—Nico preguntó al cabo de un rato, el rubio lo miró y frunció el entrecejo.
—No recuerdo mucho, pero creo que podría ayudarte si tienes la explicación?
—La tengo pero no la entiendo.
—A ver…—El rubio se paró de donde estaba y ojeó por encima el libro de matemáticas del chico:—Creo que si entiendo, a ver…
Nico sonrió cuando el chico hizo con magia que el tablero que estaba en un rincón se acercara, y empezó a tratar de explicarle. Nico sonrió mientras le hacía más preguntas sobre sus clases y el chico empezaba a buscar información y a explicarle lo que iba entendiendo. Un pequeño dolor en el pecho le recordó a Bianca, cuando la chica hacía lo mismo.
Draco era un buen hermano.
—Gracias—Nico dijo al cabo de un rato, cuando finalmente pudo cerrar los cuadernos para poder ir con el rubio a volar en escoba alrededor de los jardines de la mansión.
—No te preocupes—El rubio le sonrió, guiñándole un ojo:—para eso están los hermanos.
—En serio… Gracias por todo, Draco—Nico insistió tomando la escoba que el rubio le alcanzaba:—Eres un gran hermano.
Los ojos del chico se aguaron y sus labios se curvaron en una enorme sonrisa:—Pues a mi me encanta tenerte de hermano también, Nico
Draco pasó la pierna sobre la escoba y esperó a que Nico hiciera lo mismo:—Tranquilo, vas a darle una patada al suelo para elevarte, y yo estaré aquí a tu lado ¿vale?
Nico asintió, algo nervioso, mientras imitaba al rubio con cuidado y se elevaba temblorosamente. Draco voló a su lado, sonriéndole y puso la mano sobre el palo de la escoba para estabilizarlo.
—Lo estás haciendo muy bien—animó el rubio, soltando un poco y sonriéndole:—¿Listo para darle una vuelta a los jardines?
—Vale, p-pero no te separes mucho—Nico pidió, acelerando un poco, imitando lo que había visto al rubio hacer. Draco asintió y juntos comenzaron a volar alrededor de los jardines, adelantándose juguetonamente mientras la brisa invernal traía el aroma de los pinos cercanos. Nico comenzó a acelerar, riéndose, mientras Draco hacía piruetas a su alrededor, siempre cerca, para evitar que se fuera a caer, o que se desestabilizara mucho.
—¡Eso!—Draco felicitó, muy contento:—sigue así y dentro de poco podremos jugar quidditch~ Podríamos decirle a Theo y a… A Neville, para que jugaran con nosotros.
—Me daría pena
—Nah, ellos tampoco juegan.
— ¿Por qué te gusta jugar?
—Pues es divertido volar, estar en el aire y eso…—Draco había dejado de hacer piruetas y sólo volaba lánguidamente a su lado, con expresión pensativa:—siento como si el cielo me llamase ¿sabes? Además, la adrenalina de tener que atrapar la snitch es muy divertido, muy liberador.
—No me gustan mucho los deportes—comentó Nico al cabo de un rato:—en la escuela juegan cricket, y no es divertido.
—Muy británico de su parte… No sé, supongo que no es para todo el mundo…
—Oh, pero puedo intentar si quieres jugar conmigo.
Draco le sonrió y se acercó lo suficiente para abrazarlo:—Gracias~ Te prometo hacerlo divertido.
—V-vale—Nico se sintió sonrojar y no pudo evitar pensar en cómo Will hablaba de Draco; el hijo de Apolo tenía razón. Draco tenía esa particularidad de que si te sonreía te sentías la persona más afortunada del mundo.
—¡Chicos!—Llamó una voz desde el suelo y Draco frenó abruptamente, mirando, mientras Nico frenó un poco después, de forma torpe. Narcissa los miraba con una sonrisa:—vengan que tenemos que hablar
—Ya vamos, madre—Draco respondió, antes de tomar el mango de la escoba de Nico y guiarlo hacia abajo para descender juntos. Nico se bajó con pasos temblorosos de la escoba, y siguió a Draco para encontrarse con Narcissa, quien los esperaba pacientemente junto a la puerta.
—Draco debe prepararse para algo que ocurrirá durante Yule—explicó ella, antes de señalarles que la siguieran por los pasillos de la mansión:—he decidido que Nico también puede saber para que tengas algo de apoyo moral cuando lo hagas, dado que normalmente hay varios familiares involucrados.
—¿Varios familiares?—Preguntó Draco curioso.
—Black—aclaró la mujer:—normalmente tendrías al menos un primo de una edad cercana, pero no he podido hacer que Andy nos preste a su hija, por que al parecer la chica no está muy interesada en los ritos sangre pura de nuestra familia.
—¿Y Nico tomaría ese lugar entonces?
—Dado que Nico también es griego, podríamos hacer el intento de que la magia Black lo acepte—Narcissa explicó, llevándolos hacia las entrañas de la mansión, dónde habían varios túneles que Nico había estado tratando de explorar (sin lograrlo, pues estaban sellados con magia):—Eso haría que pudiera ayudarnos y que tal vez podamos llevarlo a que te vea en tu próximo partido.
—¿Por qué no lo hicimos antes?
—Porque este tipo de cosas debe hacerse en fechas propicias, como el solsticio de invierno
—¿Vamos a hacerlo durante el baile de Yule?
—Antes del baile, pero necesito que Draco esté listo—Narcissa les sonrió:—después de todo se necesitan al menos dos miembros de la familia para que funcione.
La mujer los llevó hasta una puerta que se abrió apenas ella puso la mano en la puerta; una habitación antigua llena de magia se abrió. Nico se estremeció al sentir la magia residual del lugar y notó como Draco hacía una mueca y se tapaba la nariz.
—Oh, lo siento, Draco—la mujer se apresuró a ir a uno de los armarios y a tomar una esfera transparente y ponerla en medio de la habitación. Poco a poco una bruma oscura se arremolinó dentro de la esfera y el ambiente se sintió más despejado:—el último ritual que hice fue para evitar que tu padre pudiera encontrarte por la magia de su familia, cuando huimos hacia Estados Unidos.
El rubio asintió, viéndose un poco verde:—No es magia muy blanca que digamos ¿eh?
—No realmente, pero te prometo que no volveré a hacer algo así a menos de que sea absolutamente necesario—dijo la rubia, sonriéndole, antes de rebuscar en el armario. Draco estaba curioseando el lugar y Nico se sintió algo incómodo, pues no sabía qué hacer.
—¿Hay un pasaje desde tu biblioteca? —comentó Draco al cabo de un rato:—Creo que Percy cayó aquí por accidente y encontró un peluche de dragón
Narcissa frunció el entrecejo:—yo si decía que me faltaba uno de tus peluches.
—Está en… donde Sally—dijo el chico, haciendo un gesto de disculpa.
—No te preocupes, cariño—Narcissa le sonrió y procedió a alcanzarles a ambos unas batas y unos pantalones de tela blanca:—Ponganse esto y siéntense aquí conmigo.
Ambos chicos se acercaron a un biombo que la mujer había conjurado y procedieron a cambiarse. Nico miró de reojo al rubio, viendo su cuerpo tonificado por los años de entrenamiento y lleno de cicatrices por los monstruos, sintiendo un poco de envidia, mucha admiración y algo que no quería pensar en ese momento.
Una vez ambos estuvieron cambiados se acercaron a la mujer que había hecho varios círculos y estaba escribiendo cosas alrededor de ellos:—siéntense en esos dos círculos, para empezar el ritual; no se preocupen, sólo tienen que aceptarse uno al otro como hermanos y terminaremos el rito durante Yule.
Nico miró a Draco mientras se sentaban y vio como el vínculo entre ellos (negro azabache) flotaba tranquilamente mientras era rodeado de muchas lucecitas, unas más brillantes que otras.
—Esos son nuestros ancestros, Draco—explicó Narcissa con una sonrisa, luego de sentarse y tocar con la yema de los dedos una parte del círculo que se iluminó:—los están examinando.
—¿Y si no les agradamos?—preguntó Draco, y Nico sintió su desazón y ansiedad a través del vínculo.
—Van a agradarles, no se preocupen—aseguró ella, sonriendo, antes de musitar una serie de palabras en un idioma fluido y gutural que Nico no entendía. Las bolitas luminosas a su alrededor se incrementaron y comenzaron a acercarse a ellos y a tocarlos; se sentían algunas cálidas y otras frías y todas daban cosquillas.
—Los ancestros los reconocen como la nueva generación Black—dijo Narcissa después de un momento:—Y durante el solsticio de invierno, cuando las estrellas brillen sobre nosotros, quedará Nico bendecido por la magia familiar.
—Eso fue fácil—comentó Nico, estirando la mano para tocar una de las esferitas, que lo tocó de vuelta y una leve visión de una cueva con un lago se apareció en su mente. Fue solo un momento, pero algo le dijo que esa cueva era importante.
—Ahora viene lo difícil—respondió Narcissa, mirando a Draco:—me gustaría que Siri o Bella fueran quién te hablara de esto, dado que ambos comparten contigo la marca de las estrellas, pero es obvio que no podrán ayudarnos con esto.
—¿Qué hay de la tía Andrómeda?
—Andy fue… Sacada de la familia luego de casarse, dice que no quiere hacer parte de esas cosas ya.
Draco hizo una mueca:—¿Tiene que ver con mis marcas?
—¿Cuales marcas?—preguntó Nico, y Draco se levantó la bata para mostrarle unos puntos negros apenas visibles en su espalda. Cuando lo hizo, varias de las esferas se acercaron y los puntos comenzaron a brillar débilmente.
—Esas marcas son tu conexión con las estrellas, mi niño—explicó Narcissa con tono dulce:—y al tener una constelación, significa que tienes un guardián estelar para cuidarte.
—¿Un guardián estelar?
—Me perdonarás, ya que sólo conozco la teoría, pero deberías ser capaz de llamarle para que te ayude cuando necesites un guía—explicó Narcissa:—la constelación debería poder materializarse frente a ti y responderte tres preguntas cada vez.
Draco arrugó la nariz:—¿Y qué debo hacer? ¿Pienso en un dragón? ¿O en las marcas separándose de mi y-?
Frente a ellos, un Draco hecho de pequeños brillos apareció. Era tan grande como la figura de Hades que Nico tenía en su habitación, y los miraba con desdén.
—Vaya, finalmente—dijo con voz arrastrada y siseante. No sonaba para nada como Draco, y de hecho, tenía lo que parecían ser un par de hastas y una cola que le asomaba desde debajo de la ropa. El Draco pequeño flotó hasta quedar a la altura del Draco real, que lo veía sorprendido:—eres menos impresionante que el último…
—¿El último?—Draco preguntó, dejando caer su camisa, sin dejar de mirar a la aparición.
—El último Black que me llamó—respondió el pequeño, mirándose las uñas (que eran garras al parecer):—otro hijo de grecia; ambicioso y tonto… No quería que sus hijos fueran como él así que los mató.
—Eltanin Black—comentó Narcissa, haciendo una mueca:—sucumbió a la locura de los Black.
—¿Así le llaman a la maldición?—se burló el dracónido (a Nico le parecía un dracónido) apartándose el cabello del rostro:—Bueno, no me interesa ¿Qué quieres mortal?
—¿Por qué te pareces a mi?—Draco preguntó, y el pequeño fue hasta él y lo miró con decepción.
—Porque me da la gana—replicó sardónico, cruzándose de brazos y sentándose en el aire:—acabas de desperdiciar tu segunda pregunta.
Draco frunció el entrecejo y miró primero a Narcissa y luego a Nico, antes de suspirar profundamente y preguntar:—¿Por qué puedo oir lo que los dementores y los thestrals dicen pero nadie más puede?
El dracónido rodó los ojos y suspiró:—desperdiciaste otra pregunta… Por tu padre, obviamente. Despiértame cuando tengas buenas preguntas que hacerme.
Y con eso, la figurita se deshizo en un polvillo blanco brillante y flotó hacia la espalda de Draco.
—Oh, eso fue…
—Te fue mejor que a Bella—comentó Narcissa, suspirando:—pero no es tan amigable como el de Siri… Padre dijo que normalmente hacía falta ganarse la confianza del espíritu guía para que este lo ayudara mejor.
—No sé si quiera pedirle ayuda otra vez—dijo Draco al cabo de un momento:—no se veía particularmente contento de ayudar.
—Tal vez está cansado de que solo lo llamen para ayudar—aventuró Nico, encogiéndose de hombros:—a mi me cansaría.
Draco lo pensó un momento y asintió:—puede que sea eso… tendré que hablar con el dragoncito…—sus palabras fueron interrumpidas por un bostezo:—pero creo que será luego— musitó el chico, entrecerrando los ojos como si de repente le pesaran mucho.
—Es normal que te canse; tu núcleo mágico aún está muy joven para ello.
Draco bostezó otra vez y se tambaleó un poco, a lo que Narcissa se estiró y lo sostuvo antes de que se cayera contra el suelo de piedra. La rubia alzó al chico sin problema y lo sostuvo contra su pecho antes de mirar a Nico:—gracias por acompañarnos a hacer esto.
—Gracias por aceptarme en la familia—respondió el chico, dejando que la mujer le revolviera el cabello y lo guiara hacia la habitación de Draco.
La mujer dejó a Draco acostado en la cama, y el niño sólo se removió, profundamente dormido. Ella le acarició los cabellos con adoración antes de ponerle la mano en el hombro a Nico:—ven, dejémoslo descansar mientras revisamos que tu túnica para el baile te quede bien.
—Vale
🙟✦🙝
—¿Son Telemaco?—preguntó Neville, mirando a los hermanos que estaban recibiendo a las personas junto a Chrysa y Lucius Malfoy.
Draco dio una vuelta para mostrar su túnica que evocaba un chitón (aunque llevaba pantalones de vestir blancos y una camisa blanca perlada) de color azul oscuro con bordados plateados. Nico a su lado hizo una mueca, con su túnica negra con bordados dorados. Ambos llevaban una coronita de laurel (plateada y dorada respectivamente) y aretes de flecha.
—¿Te gusta?—preguntó Draco, sonriendo cuando su novio se le acercó para ponerle un boutonniere en la solapa, esta vez llevaba una rosa sonrosada, madreselva, un azulejo(aciano) y un clavel del poeta. Igual al que tenía él en la suya.
—Te ves hasta tierno—respondió el chico, tomándole la mano para darle un besito:—recuerda que me debes un baile.
—Por mi te los daba todos—respondió el rubio, antes de guiñarle el ojo al chico que se enrojeció. Los dos se despidieron cuando la Dowager Longbottom llamó a su nieto, para seguir hacia la fiesta.
—Ustedes son muy asquerosos—dijo Nico, haciendo que Draco le mostrara la lengua (disimuladamente para que su padre no lo viera)
—Haz lo mismo y no sufras—respondió el mayor de los dos, divertido, antes de saludar al siguiente grupo de personas que había llegado a la fiesta.
Según tenía entendido, sólo estaba esperando a que Severus llegase para irse con él y ser un buen anfitrión mientras sus padres seguían recibiendo a los recién llegados. Un grupo de chicos había saludado a Nico (todos de entre trece y once años) y se lo habían llevado para hablar a un lado. Probablemente los squibs de los que se había hecho amigo en el colegio. A Draco le hacía feliz que Nico estuviera haciendo amigos, así fuera por que era un “Malfoy”; el chico estaba muy solo.
Bueno, también estaba Will. Que parecía estar haciéndose más cercano al pelinegro. Bien. Eso tranquilizaba a Draco, porque había alguien que lo acompañara a sus escapadas al inframundo.
Finalmente llegó el profesor Snape, acompañado por un muy divertido señor Kane, que caminaba tras él con soltura y le estaba susurrando cosas al oído que al profesor no parecían gustarle mucho si la mueca que hacía era algo por lo que guiarse.
—Profesor Snape, Profesor Kane—dijo Draco haciendo leves reverencias
—Heredero Malfoy—Snape hizo una reverencia de su parte, mientras que el hombre tras él se quitaba el sombrero en señal de respeto:—Lord y Lady Malfoy, lucen fantásticos el día de hoy
—Habría sido más así si Lucius hubiera aceptado el traje que le preparé al inicio.
—No voy a usar vestido, mi amor.
—Que tristeza.
Draco evitó reírse, pues ya habían pasado un día completo discutiendo que si bien Lucius sería Penélope, no iba a usar un vestido, por más que Narcissa hubiera decidido escoger un traje para ella como Odiseo.
—Me llevaré al joven Draco—dijo Severus luego de haberse reído de la expresión de desazón de Lucius.
—Nos lo llevaremos—convino el hombre a su espalda, y Draco vio como Amos trataba de ponerle la mano en el hombro a Severus sólo para ser esquivado por el hombre, que lo miró con molestia.
—¿Cómo te ha ido, dragón?—preguntó Severus al cabo de un rato:—¿Cómo te sientes ahora que estás lejos de los dementores?
—Mucho mejor, Severus, gracias—Draco le sonrió mientras caminaban por entre los invitados, saludando educadamente a aquellos que saludaban a su grupo. El jardín se había redecorado para hacer el amago de que había varias islas (reminiscencia del viaje de Odiseo de regreso a Ítaca), y ahora estaba con ambos adultos cerca de la parte llena de plantas que representaba Ogygia. Severus estaba examinando los lazos de luna con curiosidad.
—¿Has tenido problemas, Draco?—preguntó Amos, tomando una de las flores caídas y revitalizándola con una palabra murmurada antes de ponérsela al pocionista en la solapa. El profesor chasqueó la lengua y se apartó del otro mago, desviando la mirada. ¿Era impresión de Draco o Severus se había sonrojado un poco?
—Los dementores tienen voces horribles y me hacen sentir muy mal—explicó el chico, haciendo una mueca:—pero no creo que sea sólo porque se alimentan de cosas buenas…
—Puede ser por tu sensibilidad a la magia—comentó el moreno, sonriendo divertido como si se acabara de acordar de un chiste:—los dementores nacen de magia negra muy poderosa y son la razón por la que no se debería hacer nigromancia.
—¿Ah si?—Draco lo miró curioso.
—Eso dicen las leyendas—intervino Severus, poniéndose entre Amos y Draco, fulminando al hombre con la mirada:—Pero no hay razones para creer que sea cierto.
—Las reacciones de Draco podrían indicarlo.
—Las reacciones de Draco sólo indican que él ha sufrido mucho.
Draco miró entre ambos adultos, y luego miró alrededor por alguna forma de escapar de lo que parecía ser una discusión entre ambos. Varios metros más allá Daphne y Astoria estaban admirando las luces de hada que revoloteaban sobre una de las fuentes
—Voy a ver a mis amigas—dijo el chico excusándose mientras ambos hombres se ensañaban en una discusión acalorada sobre leyendas y magia negra. Draco estaba seguro de que el tema sería interesante si no fuera porque Severus parecía a punto de matar al otro hombre, que parecía encontrar muy divertido el molestarlo.
—Daphne, Astoria—saludó Draco, haciendo una pequeña reverencia.
—Draco—La mayor saludó a su vez, tomándolo de la mano y jalándolo hacia un lado para que tuvieran mejor vista de los dos hombres que discutían:— ¿Quién es el hombre que está con el profesor Snape?
—Él es uhm…el padrino de Tony—Draco miró a los dos hombres, sintiendo ansiedad cuando el profesor Snape sacó su varita y apuntó al otro que sólo sonrió.
—¿No te parece que están coqueteando mucho?
—¿Te parece que eso es coquetear?
—¡Mira Draco! ¡el profesor Snape se enoja, pero no lo tortura ni deja de hablar con él!—Daphne le indicó, a lo que el profesor Snape sacudió la cabeza y bajó la varita antes de volver su atención a las flores. Amos se echó a reír y se quedó cerca. Daphne dio una exclamación de emoción:—¿Ves? ¡Algo está pasando entre ellos dos!
—Puede que estén hablando de plantas
—Pero el padrino de Tony le puso una flor en la solapa y él no se la ha quitado; te digo que se están coqueteando.
—No sé si sea mutuo, la verdad, pero es cierto que uno de ellos parece estar coqueteando.
—¿Quién le coquetea a quien?—preguntó un recién llegado Theo, que saludó a Astoria grácilmente antes de volver su atención a sus amigos.
—El padrino de Tony a Snape—explicó Daphne, y Theo frunció el entrecejo para mirarlos.
—¿Te parece?
—Te lo digo, Theo, soy muy buena con esas cosas.
—¿Eso en la solapa del profe es una flor?
—Se la puso el padrino de Tony
—Oh no… Si se están coqueteando—Theo hizo una cara de angustia y Draco hizo una mueca
—Va, que el padrino de Tony si le coquetea—admitió Draco, antes de señalarlos:—pero no veo a Snape coqueteando de vuelta.
—No seas tonto, Draco—Daphne lo reprendió:— el profesor Snape no tolera nada de nadie, sin embargo acepta los regalos que el hombre le hace aún si se muestra arisco.
—Oh no—Theo hizo otra mueca:—Snape es un gato arisco.
—Yo si creo.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero les gustara~ Nos vemos la otra semana
Chapter 64: Draco descubre que la vida de un mestizo no da para tener amigos normales.
Summary:
Draco pasa por un par de circunstancias que lo hacen entender que tener relaciones es más complicado de lo que esperaba, mientras Percy rumea sus recién descubiertos sentimientos.
Notes:
Han estado pasándome cositas y por eso estoy publicando tarde en el día. La vida de adulto me atropella demasiado.
Espero que les guste el capítulo de hoy :3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
62. Draco descubre que la vida de un mestizo no da para tener amigos normales.
Nico estaba nervioso, mientras caminaba hacia el centro del círculo ritual que Narcissa había dibujado. En el centro ya estaba Draco, con su pelo por los hombros suelto y usando una túnica negra como la noche, igual que él. Al llegar a su lado, tomó las manos de su hermano, respirando con algo de nervios, mientras los tres adultos entonaban una serie de frases.
La castaña lo miró y le sonrió mientras recitaba; Narcissa le había dicho que era su hermana Andrómeda, quien era mayor que ella, y había aceptado ayudarlos con el ritual aún si ya no “pertenecía” a la familia.
El círculo empezó a brillar en tonos verdes y azules, y Nico sintió ansiedad, pero Draco le apretó la mano y le sonrió.
—Yo, Draco Lucius Malfoy Black, me presento ante ustedes como miembro de sangre la familia Black, para continuar con el legado y la magia de las estrellas—dijo el rubio con suavidad, y a su alrededor comenzaron a flotar varias luces que se arremolinaban junto a él.
—Yo, Niccoló DiAngelo-Malfoy Black, me presento ante ustedes como miembro adoptivo de la familia Black, para continuar con el legado y la magia de las estrellas—dijo Nico, como le había instruido Narcissa más temprano. Las luces aparecieron para él también, y pronto se multiplicaron a su alrededor, formando constelaciones y nebulosas. Draco observaba maravillado cómo el cielo nocturno se recreaba a su alrededor, mientras que Nico solo podía escuchar los suaves susurros de las esferas de luz. Espíritus, seguro, pero no muy fuertes, o el rubio también los escucharía.
—Yo, Narcissa Black, los acepto a ambos como mis hijos y mis pequeñas estrellas, para guiarlos con la luz de nuestros ancestros hacia el cielo que nos pertenece—dijo Narcissa con suavidad, haciendo que las luces brillaran más fuerte y se precipitaran hacia los dos chicos, pegándose a sus túnicas y llenándolas de constelaciones y nebulosas.
Nico sintió un escalofrío, y vio como en sus manos aparecían lo que parecían pequeños lunares. El pelinegro frunció el entrecejo, mientras Narcissa, Andrómeda y Lucius se acercaban.
—¿Puedo?—preguntó la mayor señalando las manos del chico, a lo que él se las ofreció. La mujer las tomó con gentileza y examinó los lunares:—Corvus y Crater, que terrible.
—¿Por qué?—preguntó Draco alarmado, mirando las manchitas con angustia.
—Normalmente juntas se refieren a la entrada al Inframundo—explicó la castaña, y Nico soltó un suspiro que no sabía que estaba conteniendo, algo más calmado. Los otros también suspiraron de alivio.
—El pequeño Nico tiene… Una cierta afinidad con los espíritus—dijo Lucius, tranquilizando a Andrómeda, antes de mentir descaradamente:—puede que sea parte de la magia de los Malfoy que lo está tanteando antes del ritual.
—Deberíamos hacerlo de una vez—dijo Narcissa con una sonrisa, a lo que Lucius negó con la cabeza.
—El ritual Malfoy debe hacerse durante el Samhain después de los catorce años—dijo el rubio, muy categórico:—es una fecha especial, pues es la primera vez que la Morrigan puede conceder una visión.
—¿Crees que me la conceda?—preguntó Nico, a lo que el rubio mayor le sonrió.
—Es posible, si te considera digno; normalmente se las concede a las mujeres de la familia, mi hermana Pandora solía ver cosas cada Samhain, yo sólo vi una visión una vez.
—¿Que viste?—preguntó Draco curioso, dejando de mirar su túnica.
—Nos vi celebrando un Samhain especial con ustedes dos y un tercer chico—dijo Lucius con una sonrisa:—fue muy extraño porque apenas estaba logrando que Cissy me hiciera caso, y me parecía escandaloso pensar en que tendríamos tres niños.
—¿Tres? ¿Vamos a adoptar a otro?
—Así parece, mi estrellita.
—Que lindo—dijo Andrómeda con una sonrisa:—Cissy siempre quiso una familia grande como la nuestra; pero siempre pueden tratar de tener otro hijo propio.
Lucius y Narcissa se miraron, antes de mirar a Draco y sonreír. Fue la rubia quien le contestó a su hermana:—ya veremos.
🙟✦🙝
Draco clavó su lanza con fuerza en el pecho de la empusa y observó cómo se deshacía en una nube de polvo. Se estaba cansando de estar peleando con todos los monstruos que habían venido tras ellos.
¿De dónde habían salido tantos monstruos en Londres? Nico también parecía sorprendido por la cantidad de monstruos que habían estado persiguiéndolos por todo Londres muggle. Draco había querido teleportarse con Nico a la seguridad de la mansión, pero cuando uno de los lestrigones habló de los planes de Luke, ambos chicos habían decidido que iban a seguir a los monstruos y averiguar qué estaban haciendo tan lejos del Olimpo.
Luke había estado sospechosamente callado a través de la conexión, y Draco no había querido avisar a Annabeth o a Percy por temor a que quisieran ir a ayudarles y descuidaran el fuerte. Porque bien ese podía ser el plan de Luke.
Draco se distrajo el tiempo suficiente con sus pensamientos para que una furia saliera de la nada y lo golpeara con tal fuerza que se estrelló contra el edificio al lado y quedó sin aire.
—¡Draco!—llamó Nico, que estaba controlando a un grupo de esqueletos que luchaban por ellos. La furia no estaba sola, y pronto varias bestias estaban luchando con los esqueletos, evitando que Nico pudiera acercarse. Draco apretó la lanza en su mano y fulminó a la furia con la mirada.
—Señorita Dodds, han pasado años—Draco saludó, levantándose con fingida agilidad, porque la verdad era que le dolía todo.
—Vas a morir, cariño—siseó la mujer lanzándose hacia el rubio. Era rápida, incluso para él, que se esforzaba para bloquear los ataques que lanzaba sin descanso. Draco hizo una mueca cuando las garras de la señora le arañaron el rostro, y una cortina de sangre le cegó un ojo. Maldita.
Draco miró alrededor, no parecía haber ningún muggle por ahí ¿Se atrevería? Con la lanza en mano, recordó lo que Si Zhui había dicho sobre usar armas como una extensión del cuerpo. Le valía huevo el rastreador en ese momento. Tenía que deshacerse de la furia a como diera lugar.
—Desmaius—siseó, blandiendo la lanza y, en vez de un rayo, del arco que hizo la lanza salió una ráfaga roja que golpeó a la mujer en el pecho y la hizo retroceder varios metros. No había sido tan efectivo como si lo hubiera hecho con la varita, pero le había ayudado a poner distancia entre ambos, y ahora podía mantenerla con la lanza. Cargó contra la furia, con una estocada de su lanza, que parecía saber exactamente hacia dónde apuntar (luego pensaría en si su lanza tenía voluntad propia), y luego de otro desmaius logró apuñalar a la furia en el corazón y observó con satisfacción como se deshacía en polvo dorado.
El rubio volteó a ver a Nico, que parecía haber lidiado con los otros monstruos y se tambaleaba, algo cansado. Tal vez sería mejor volver a casa.
—¡Nico!—llamó, haciendo el amague de correr hacia su hermano adoptivo, cuando otra voz lo hizo detenerse y voltear intempestivamente.
—¿Draco? ¿Qué estás haciendo? ¿Eso es sangre?—Neville sonaba aterrado y Draco sintió un nudo en la garganta, el pánico llenándolo por completo mientras sacaba la varita y le apuntaba al pelinegro:—¿Draco? ¿Qué-?
Pero la pregunta no pudo terminarse, pues el rubio musitó:—obliviate
La expresión del pelinegro se volvió una de confusión con la mirada perdida, mientras Draco tomaba a Nico del brazo y usaba la Niebla para esconderse, sintiendo las lágrimas ardientes deslizarse por sus mejillas al ver al chico confundido mirar alrededor y marcharse apresuradamente al escuchar a su abuela gritar su nombre.
Draco no podía dejar de llorar, pues había caído en cuenta de algo. No quería que Neville fuera parte de la guerra, ni de su otra vida. Quería mantenerlo a salvo y lejos de todo ese mierdero que era ser un mestizo.
Y no le gustaba la idea de seguirle mintiendo, no cuando estaban a punto de ir a luchar una guerra de la cual no sabían si volverían con vida.
Iba a tener que terminar con el chico.
Draco se dejó caer, acuclillandose y llorando amargamente, mientras Nico le sobaba la espalda con gentileza, susurrándole que el chico estaba bien, que no se preocupara. Pero Draco se preocupaba, porque iba a tener que romperle el corazón.
🙟✦🙝
—Tengo que romper con Neville—el rubio dijo, finalmente luego de haber pasado en silencio la mayor parte de la velada, mientras que Lucius y Narcissa acomodaban el tronco de Yule y las coronas que habían hecho. Draco había estado muy callado desde el encontronazo que habían tenido con los monstruos cuando habían salido con Niny a comprar unas cosas de último minuto, y Nico no había sabido cómo abordar el tema.
—¿Por qué lo dices cielo? ¿Te hizo algo?—Narcissa preguntó de inmediato, acercándose al chico con preocupación. Lucius dejó de acomodar las coronitas de plantas y miró al chico. Seguía tensa la relación entre ambos, pero eso no significaba que el hombre no se preocupara por su hijo.
—N-no, él no hizo nada malo—Draco se apresuró a decir, desviando la mirada, y tocándose el rostro dónde la furia le había arañado el día anterior (la medicina mágica se había encargado de que la cicatriz no fuera muy visible, y un par de runas agregadas al collar que el chico llevaba sostenían un glamour que ocultaba esa y otras que se había hecho) suspiró:—Pero yo sí hice algo imperdonable.
—¿Qué pasó, Draco?—preguntó Lucius con gentileza, acercándose un poco más al niño:—¿Qué no nos contaste de ayer?
—Neville nos vio luchando—Draco explicó, con la voz hecha un hilo y la mirada clavada en el tronco de Yule que ardía alegremente:—Me vio herido y lleno de sangre y se preocupó.
—Mi niño—Narcissa hizo el amago de abrazarlo, pero Draco dio un paso hacia atrás. Tenía la misma expresión de angustia que había tenido el día anterior cuando le dijo a Nico que era mejor que volvieran a casa.
—Y-yo entré en pánico—balbuceó el rubio, pestañeando con fuerza cuando sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas:—Y lo oblivié y manipulé la Niebla a nuestro alrededor para que no nos viera y se fuera.
—Hiciste lo correcto.—estableció Lucius con firmeza.
—¡Le robé sus recuerdos y lo engañé!—Saltó el menor, indignado.
—¡Lo protegiste, Draco!—El rubio mayor replicó con seriedad:—el joven Longbottom podría haberse puesto en peligro por tus heridas, y tú reaccionaste de la mejor manera; mantenerlo al margen es lo mejor que puedes hacer… ¿No es por eso que quieres romper con él?
Draco hizo una mueca:—traicioné su confianza.
—No lo estoy negando, pero es el menor de dos males ¿O preferirías que él supiera y por tanto estuviera en peligro?
—No quiero eso.
—Hiciste lo correcto—insistió el hombre, acercándose al chico y poniendo sus manos en sus hombros—. Elegiste el menor de dos males, y lo hiciste por proteger a quien amas. Estoy orgulloso de ti.
Draco comenzó a llorar y se dejó abrazar esta vez de ambos adultos. Nico se acercó y le acarició el cabello también mientras sentía que se le partía el corazón por la cantidad de tristeza que venía del vínculo.
—P-percy me dijo que debí decirle—musitó Draco al cabo de un rato:—que fui un cobarde.
—Percy es un idiota—siseó Nico, enojándose con el ojiverde:—¡El no estaba aquí! ¡No vio la expresión de terror de Neville! ¡No vio cómo te rompiste luego de hacerlo!
Draco lo miró, con sus ojos grises llenos de lágrimas y Narcissa decidió intervenir:—Percy y tú son muy diferentes, cielo. Y están en situaciones muy diferentes; las personas que Percy quiere todas están metidas en eso de una u otra manera, mientras que tú estás dividido entre dos mundos.
Draco asintió, dejándose abrazar y acariciar el cabello, con las lágrimas aún bajando por su rostro:—¿Si hice lo correcto?
—Tú dime, dragoncito—respondió Narcissa limpiándole las lágrimas con gentileza:—¿Qué te parece mejor? ¿Qué Neville esté preocupado porque monstruos te atacan seguido y quiera ayudarte? ¿O que no recuerde una interacción de unos minutos, pero siga tranquilo?
—Prefiero que esté tranquilo… él… Él no se merece la angustia que ustedes, que Sally viven…
Nico vio cómo ambos adultos se miraron sorprendidos antes de mirarlo a él y luego a Draco. Fue Lucius el primero de habló:—en mi caso, yo lo elegí, y elegiría mil veces más esto, con tal de tenerte… De tenerlos a ambos, como hijos.
Nico sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, mientras se abrazaba a los otros, sintiendo un calorcillo en el pecho ante la idea de que alguien lo quisiera tanto.
—Yo también lo volvería a hacer—añadió Narcissa, abrazándolos a ambos:—De lo único que me arrepiento es de no haber vuelto antes para que todos estuviéramos juntos.
Los cuatro se quedaron un rato ahí abrazados, entre sollozos de los dos menores y palabras de consolación por parte de los dos adultos, hasta que Draco, entre hipidos, se limpió las lágrimas y musitó:—N-no quiero arruinar Navidad con esto; estamos todos juntos y eso deberíamos celebrarlo.
—¡Si!—convino Nico, tomando al chico de la mano:—¡celebremos mejor!
Los dos adultos rieron y asintieron, antes de pedirle a Niny que les sirviera una ronda de chocolate caliente con marshmallows.
🙟✦🙝
—¿Pero seguro estás bien?—preguntó Annabeth otra vez; no que no le creyera al chico, era que le preocupaba bastante, sobre todo por lo triste que lo había sentido últimamente
—Si lo estoy, Annie, gracias—dijo el rubio, sonriéndole cálidamente a través del espejito que había conseguido para ellos. ¿Cómo funcionaba? Annabeth no estaba segura, pero no era la primera ni sería la última cosa extraña alrededor del rubio.
—¿Ya hablaste con Percy?
—Sí
—Te dijo algo tonto ¿verdad? Te juro que a veces me dan ganas de golpearlo.
Draco soltó una carcajada y negó con la cabeza:—No te preocupes, Annie, gracias por estar pendiente.
—Claro que voy a estar pendiente—replicó ella, sonrojándose un poco:—después de todo estamos vinculados, es natural que me preocupes.
—¿Sabes? Me hace feliz escuchar eso—Draco dijo antes de estirarse y bostezar; a juzgar por la luz que había, era de madrugada donde el chico estaba. ¿No estaba con Percy por Navidad? Qué extraño.
—¿Cómo te está yendo con tu mamá?
—Muy bien, es muy dulce y ha hecho lo posible por compensar estos años separados.
Annabeth trató de no hacer una mueca, al pensar en su padre que la había dejado irse hacía tantos años y no había hecho mucho para recuperar el tiempo perdido. Parecía que Draco era suertudo:—me alegra eso…
Draco la miró un momento y apoyó la quijada en su mano:—¿Pasa algo, Annie? ¿Sigues preguntándote si hay forma de salvar a Luke?
—Tiene que haberla—siseó la chica molesta, antes de notar que Draco no le estaba recriminando nada:—Lo siento… todos me dicen que me rinda.
—Yo no voy a decirte eso—el rubio respondió tranquilamente:— Luke tiene razón en algunas cosas; los dioses nos usan de peones y nos descartan cuando no les servimos… Sin embargo, se equivocó al confiar en el titán… Tú lo sabes, él lo sabe, yo lo sé.
Annabeth asintió, antes de mirar al chico fijamente ¿Sería posible? :—¿Cómo sabes que lo sabe?
Draco le sonrió de lado:—Vamos, Annie, Luke no es estúpido; después de lo que pasó el verano pasado, ya debe haberse dado cuenta de que escogió los aliados incorrectos.
Annabeth frunció el entrecejo, había algo más; ella estaba segura de eso. Pero ¿Cómo confrontar al chico sin acusarlo de mentiroso? No, sería en otra ocasión.
—¿Crees que haya forma de que vuelva con nosotros?
—No lo sé, Annie… Me gustaría que sí, la verdad lo extraño—Draco confesó, haciendo un puchero:—él no habría dejado que Percy y los demás me echaran del campamento
—Percy lo hizo porque quería protegerte—la rubia se apresuró a decir, queriendo defender a su amigo un poco:—No es que no te quisiera ahí…
—Lo sé—Draco se encogió de hombros:—por eso les ayudamos un poco con los monstruos en el laberinto antes de irnos… Sin embargo, si eso vuelve a pasar… Créeme que no voy a quedarme de brazos cruzados.
Annabeth se estremeció ante la amenaza, que sonaba fría ante la mirada dura como el acero del chico. Las cosas estaban claras; la próxima vez él se iría con Luke y los haría sufrir. La rubia no tenía dudas de que el rubio lo haría, sin vacilar, en especial luego de que Percy probara que tenía algas en vez de cerebro el último verano.
—No volverá a pasar—Annabeth aseguró, esbozando una sonrisa:—Percy te adora demasiado.
Draco se encogió de hombros antes de sonreír de lado:—hablando de adorar ¿Cómo van las cosas entre ustedes?
—No hay nada entre nosotros.
—Yo de ti me apresuraría; la Rachel esa le tiene ganas, aunque él está muy tonto como para verlo.
—Y que lo digas—Annabeth rodó los ojos y suspiró. Iba a preguntarle a Draco por qué él no lo intentaba también cuando una voz llamó al rubio; era aguda y hablaba con un acento extraño.
—Amito Draco, el desayuno está listo—dijo la vocecita, haciendo que Draco girara hacia la puerta.
—Gracias, Niny, ya bajo—dijo él, en el mismo acento antes de voltearse a ver a la rubia:—tengo que irme, Annie, tú puedes, solo dile al tonto que lo quieres.
Annabeth hizo una pequeña mueca:—paso.
Draco rió y la comunicación se disipó.
¿Amito Draco? ¿Quién había dicho eso? A Annabeth sólo se le ocurría que una ama de llaves pudiera decir eso, pero ¿por qué tenía un ama de llaves? ¿Sería una persona importante? Annabeth quería investigar más, pero no tenía mucha información sobre Draco para poder revisar.
¿Percy le daría más información si ella preguntaba?
🙟✦🙝
Percy se sentía algo nervioso, mientras cargaba una bolsa con los regalos y avanzaban por la MACUSA. Draco y él no se habían separado en los mejores términos la última vez que estuvieron cara a cara, aún si al final se habían reconciliado luego de todo el tramuyo de estar en el cuerpo del contrario.
Además, estaba lo que había descubierto.
Porque estando en su cuerpo había sido difícil no notarlo.
Lo guapo que era el chico, lo delgado (aún si tonificado) que estaba, lo afilado de sus facciones, lo melodioso de su voz, lo suave de su pelo.
Le gustaba.
Su mejor amigo (¿Draco lo consideraría así?) le gustaba mucho. Y Percy no sabía qué hacer con esos sentimientos.
Porque también había notado los celos que sentía con respecto a Neville y a la forma tan dulce y cálida con la que trataba al rubio. ¡Él no podía competir contra eso! ¡No había forma! Tenía que rendirse.
Rendirse sin siquiera intentarlo.
Eso no le gustaba mucho al pelinegro, pero no quería herir más al rubio de lo que ya lo había herido. ¿Qué iba a hacer? No sabía cómo actuar con él ahora que sabía de sus propios sentimientos.
Sally iba delante de él, charlando animadamente con el padrino de Draco, sobre plantas parecían estar hablando, o sobre cocina. Percy no estaba seguro, tampoco era capaz de mantenerse enfocado viendo todas las cosas que había en ambos Ministerios de Magia… Era impresionante y maravilloso ¿por qué para ellos no lo era?
Draco debería quedarse en ese mundo maravilloso y no volver a ponerse en peligro con Percy.
No había forma de que el pelinegro le dijera eso.
El Profesor había sacado una llavecita con una cinta y le pidió que tomara la cinta para poder proceder hacia la mansión Malfoy. Percy la tomó sin pensarlo y pronto estaba girando y chocando con su madre y el profesor en ese modo horrible que los magos tenían para transportarse. Bueno, al menos no tenía que tomar un avión transatlántico.
Al llegar, Percy apenas tuvo tiempo de pensar antes de que el hombre le pusiera la mano en el hombro y lo “apareciera” (a.k.a metiera por un tubo de goma de un lugar a otro de Reino Unido) frente a la mansión Malfoy. El lugar le seguía pareciendo surreal; con sus enormes jardines frontales, llenos de topiarios que se movían y pavos reales albinos que se pavoneaban por ahí. La enorme mansión que igual no se veía tan grande con respecto a los terrenos. Absurdo. ¿Cómo era posible que alguien tuviera tanto cuando había gente que tenía tan poco?
Cruzaron los jardines frontales y rodearon la mansión para llegar a los jardines traseros que se sentían cálidos a pesar de la época del año; en ellos, en un gazebo rodeado de plantas (que se parecían sospechosamente a las de la isla de Calypso) estaban Lucius y Narcissa, disfrutando del té con algunos aperitivos.
La mujer tenía un vestido largo blanco con gris, y una túnica azul oscura, mientras el hombre iba con camisa blanca, pantalón negro y túnica verde bosque. No había rastro de Draco o Nico.
—¡Cissy!—saludó su mamá, contenta, y la rubia volteó a verla, levantándose de inmediato y encontrándose a medio camino. Se besaron en las mejillas y se abrazaron, mientras Lucius caminaba hacia ellas con paso tranquilo.
—Joven Percy—saludó Lucius educadamente, luego de notar que las dos mujeres estaban muy ocupadas saludándose como para prestarles atención:—Me alegra que nos honre con su visita.
—Hola, uhm… Sí, me alegra estar aquí—Percy respondió, algo incómodo, recordando todas las cosas de etiqueta que Theo le había tratado de hacer aprender para fingir ser Draco. Horrible.
—¿Dónde están Draco y Nico?—preguntó Severus, mirando alrededor, y como si los hubiera invocado, dos figuras montadas en escoba aparecieron, zigzagueando sobre los topiarios y dando pequeñas piruetas.
—¡Eso, Nico!—celebró la voz inconfundible de Draco. Percy los miró, riendo en el aire mientras daban vueltas juntos, y sintió un vacío en el pecho al pensar que habían encontrado un buen hermano el uno en el otro.
Pasaron un par de minutos, en los que Narcissa lo saludó y Sally saludó a Lucius, antes de que ambos chicos aterrizaran cerca de ellos, con el cabello revuelto por el viento y sonrisas gemelas de diversión.
—¡Sally! ¡Percy!—Draco saludó emocionado, acercándose a ellos y abrazando a Sally (pero no a Percy), mientras Nico los saludaba desde un lado, sin acercarse mucho:—¿Hace cuánto llegaron?
—Hará unos quince minutos—Sally respondió, todavía abrazando al rubio y acomodándole el cabello con ternura:—pero no te preocupes…
—Vuelas muy bien—comentó Percy y su voz sonó casi como el croar de una rana:—Y-y Nico también.
—Te ofrecería que nos acompañaras—dijo Draco, soltándose casi a regañadientes de Sally:—pero no creo que a Zeus le haga mucha gracia.
—Me sorprende que le haga gracia que ustedes dos estén por ahí volando.
—Pues técnicamente este es dominio de Lady Magia, así que supongo que prefiere no discutir con otros panteones—Nico se encogió de hombros, parándose al lado de Draco, como si fuera su guardaespaldas.
—¿Qué tal les fue esquiando con Paul?—Draco preguntó, desviando la conversación de inmediato. Lucius y Narcissa les indicaron que los siguieran de vuelta al gazebo, que ahora tenía más sillas y una mesa más grande.
—Fue divertido—Percy respondió, algo más tranquilo:—Paul es muy bueno enseñando y al poco tiempo estábamos deslizándonos sin problemas montaña abajo.
—Que genial—Draco sonrió, sentándose e indicándole a Percy que se sentara a su izquierda, mientras Nico se sentaba a su derecha:—¿Y qué tal ves a Paul?
—¿Qué tal lo veo de qué?—preguntó el pelinegro dejando la bolsa a un lado.
—Cómo novio de mamá, por supuesto
—Pues—Percy miró de reojo a su madre que estaba hablando animadamente con los otros tres adultos, con sus manos sostenidas por las de Narcissa:—la verdad la trata muy bien, y mamá ha estado muy feliz desde que sale con él.
—Más le vale—declaró el rubio, tomando una mini tarta y ofreciéndosela a Percy. El chico la tomó y mordió un poco, mhmm arándanos, mientras el rubio continuaba:—Si llega a hacer llorar a mamá, te juro que va a sufrirlo muchísimo.
—Y si—Percy convino, y dejó que Draco siguiera llevando la conversación; cómo les iba a todos en la escuela, los últimos chismes de cada uno, qué tal iban con los entrenamientos y si le había dado consideración a la idea de Nico para prepararse para el próximo verano.
Percy lo había pensado mucho; la idea de ir al Inframundo para volverse invulnerable no le parecía tan buena por alguna razón, y Draco había dicho que él no iba a dar sus opiniones:—Es una decisión muy grande, Percy, y debe ser solo tuya.
Percy no estaba muy seguro, la verdad, y se lo dijo:—Primero veamos qué otras opciones tenemos… No es que no me guste la idea.
—Mira, tenemos tiempo aún—Draco puso su mano sobre la del pelinegro:—no te afanes por eso por ahora; primero veamos cómo va el campamento y entonces pensaremos qué hacer ¿sí?
—Gracias—Percy le sonrió y recibió una sonrisa cálida de parte del rubio. Cómo había extrañado esa sonrisa dedicada sólo a él. ¡Qué dulce y lindo era el chico!
La conversación comenzó a girar en torno a ideas para proteger el campamento que iban desde trampas muy elaboradas hasta mudarlo a otro lugar y fingir que nada había pasado.
Esa última no le sentaba muy bien a Percy, quien dijo:—¿No te parece cruel con los otros? ¿Qué no sepan qué está pasando o por qué ahora están en otro lugar?
Draco hizo una mueca:—va no tienes que ponerte así, tampoco era para que lo tomaras tan en serio.
—Pues es que podría ser peligroso—replicó Percy, recordando al chico que había muerto, Potter:—¿Qué tal que alguien se muriera y no pudieras decir nada por eso de “fingir que nada pasó”? ¿Qué pensarían sus seres queridos?
—Ya te dije que no haría eso—Draco replicó a su vez, aireado:—era solo una idea tonta; perdón.
—Pero es que fingir que nada pasó—Percy quería que lo entendiera, y quería decirle, pero algo le decía que el chico hubiera ayudado a su compañero de clases a encubrir la muerte del ojiverde sin pensarlo:—no puedes ir por ahí fingiendo que nada pasó si hay un accidente o…
—Mira, si no le quiero decir a Neville es mi problema—espetó Draco, retirando la mano:—¿No debería mentirle a mi novio? Es verdad, pero está más seguro sin saberlo que sabiéndolo; es un Gryffindor, se lanzaría de cabeza a esto y definitivamente no quiero eso.
Oh. Draco creía que Percy lo decía por eso. No. Aunque al chico le sentaba un poco mal, entendía la negativa del rubio:—Tienes razón, lo siento… No lo decía por eso, por cierto…
Draco lo miró con sospecha; no le creía ni por un momento:—bien, porque igual ya dejaste clara tu opinión al respecto y me vale una mierda.
—¡Draco!—regañó Lucius en ese momento:—lenguaje.
El rubio menor hizo una mueca y rodó los ojos visiblemente antes de decir, casi sarcásticamente:—lo siento, Padre.
—Draco—Narcissa le llamó la atención con dulzura, y Draco suspiró antes de musitar, con un tono más normal:—Lo siento, Padre.
Percy vio que Draco se volvía a acomodar en su silla y tomaba varias tartitas y un pedazo de ponqué y comenzaba a comérselos con toda la decencia y elegancia del mundo, sin mirar a Percy ni una vez.
Estaba molesto. Percy trató de darle un ligero empujoncito a través del vínculo y de vuelta recibió una mirada poco impresionada por parte del rubio.
Pasaron varios minutos, en los que el rubio respondía a lo que Nico decía, pero no reaccionaba si Percy decía algo y se alejaba cuando el pelinegro trataba de acercársele.
—Lo siento, de veras—dijo el chico al notar que el rubio no iba a ceder primero. Y estaba muy acostumbrado a que Draco cediera ¿no? ¡Qué horrible había sido con él! —No quería molestarte, no volveré a tocar el tema, te lo prometo.
—Más te vale—respondió Draco, mirándolo finalmente, antes de ofrecerle un pedazo del ponqué:—prueba este, va a gustarte.
Percy sonrió:—gracias.
🙟✦🙝
Draco la abrazó con fuerza antes de separarse y ponerse muy emocionado la sudadera que imitaba la ropa de Yue, y Sally solo le sonrió y le acarició la cabeza. Narcissa acababa de volver luciendo el vestido de verano que Sally le había conseguido (lleno de narcisos bordados en plateado sobre blanco) y Lucius admiraba sus mancuernas en silencio. Nico había abierto los paquetes de cartas de Mitomagia y las estaba organizando.
—Este es mi regalo para tí, querida—dijo Narcissa, tomando una cajita negra y abriéndola para mostrarle un collar con varios dijes de piedras preciosas:—una bobadita que me pareció que combinaba con tus ojos.
Sally alzó una ceja, pues estaba segura de que el collar debía valer mucho, y que probablemente la rubia lo hubiera mandado a hacer, pero en lugar de decir eso se recogió el cabello para dejar que Narcissa se lo pusiera:—muchas gracias, es precioso.
—Tú lo haces lucir radiante—respondió Narcissa, pegando sus mejillas y haciendo aparecer un espejo para que la castaña se mirara:—Mira, seguro hace que el Paul quede aún más prendado de ti.
—Mi regalo—ofreció Lucius, alcanzándole una caja cuadrada de dos palmos más o menos. Tenía el mismo papel iridiscente de olas en el que había estado envuelto el regalo de Percy (una brújula que siempre le mostraría el camino a donde quisiera ir, siempre y cuando conociera el lugar). Al abrirla vio un reloj de pared con dos manecillas del mismo tamaño, en las cuales había dos fotos, una de Percy y una de Draco. En vez de números, había nombres de lugares; la de Draco señalaba “casa” mientras que la de Percy decía “de viaje”. Había opciones como “escuela”, “trabajo”, “en camino”, “hospital”, “prisión”, “perdido”, “balcón/jardín”, “Campamento”, “Búsqueda” y en el doce estaba “peligro mortal”.
—Fue un poco difícil de conseguir, dado que Perseus no tiene magia de por sí—señaló el rubio mayor:—pero al final logramos calibrarlo gracias a Draco y el vínculo; así sabrás dónde están los chicos en todo momento.
—Además, tiene unas runas para que para otras personas se vea como un reloj común y corriente—agregó Draco, hinchando el pecho orgulloso:—eso fue mi idea~
—Que buen detalle—Sally miró al rubio con agradecimiento:—muchísimas gracias.
—Un placer—respondió Lucius con una sonrisa educada:—ya había decidido mandar a hacer uno de nosotros, así que hacerte otro de los niños no fue problema.
Siguieron la velada celebrando, aunque Navidad había pasado hacía varios días, comiendo y divirtiéndose. Y Sally no podía evitar ver a los niños (que habían crecido mucho esos años) y preguntarse cuánto más tiempo tendrían juntos para divertirse y ser simplemente niños.
No mucho, según le había dicho Quirón. Pero Sally guardaba esperanzas de que sus niños tuvieran aunque fuera un momento de tranquilidad pronto.
🙟✦🙝
—¿Vas a cortar con Neville?—Theo miró a Draco como si al chico le hubiera crecido otra cabeza; en este momento estaban vestidos en ropa muggle, siendo escoltados por el padre del pelinegro por las calles de Liverpool hacia el hospital donde en teoría debería estar la madre del chico. Pero el más alto no podía dar crédito a sus oídos:— ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Quién más sabe?
—Porque no quiero que Neville se vea envuelto en las tragedias del campamento—Enumeró el rubio, sonando cansado y triste:—No sé cuando, y sólo sabes tú, mis papás y Nico.
—¿Percy no?—Theo estaba agradablemente sorprendido por haber sido incluido en algo antes que el ojiverde.
—Va a decirme que estoy siendo un cobarde, y es que él no lo entiende—Draco explicó haciendo un puchero:—incluso la tonta de la Rachel sabe a qué nos enfrentamos y no es tan estúpida como los Gryffindor de saltar al peligro
—¿De verdad crees que Neville saltaría ante esto?—preguntó Theo, no muy convencido; bien que el chico era tierno y simpático, y bastante amable y adorable, ¿pero meterse en lo que Draco estaba? Ni siquiera era capaz de mirar bien al profesor Snape a la cara, y Snape era menos aterrador que muchas cosas que había visto en el campamento.
—Theo—Draco lo miró fijamente:—Neville ha ido a las mazmorras dos veces a celebrar con nosotros, aun cuando todos somos Slytherin y muchos no lo miran especialmente bien…
—Es diferente lidiar con un grupo de adolescentes que con un grupo de monstruos.
—La cosa es que Neville no me dejaría ir solo si sabe que puede que no vuelva
—¿Y por qué habría de saberlo?
Draco miró a su amigo con intensidad:—Si le digo de los monstruos, le cuento todo; sobre la guerra y demás… ¿Quieres que sea como la chica de la canción de las Flans?
—¿La chica de dónde?—Theo ladeó la cabeza y Draco suspiró.
—Sally escucha a veces algo que se llama música para planchar, que son canciones sobre despecho o tragedias que le gustan a los latinos—Draco explicó, pacientemente:—una canción de las Flans se llama “desde las trincheras”, y va de una chica y un chico que estaban enamorados antes de la primera guerra mundial, y el chico tuvo que irse a la guerra. Ella lo espera todas las veces que los trenes vuelven del frente, pero él no vuelve, porque murió en batalla.
—Okay, primero, ¿cómo que la primera guerra mundial? ¿Hubo una segunda?—Theo estaba algo descolocado:— Segundo ¿qué clase de canciones horribles escucha Sally?
Draco se encogió de hombros:—si hubo una segunda, hace no tanto ¿De verdad que no cuentan nada de esto entre magos? ¡Destruyeron dos ciudades hasta los cimientos! ¡Cómo advertencia!
Theo hizo una mueca de espanto, pero en ese momento su padre volteó a mirarlos:—¿Podrían hablar de algo más alegre? Vamos a entrar a un hospital.
—Si, Padre
—Si, Señor Nott.
El hospital era el de siempre; limpio, ordenado, y algo acogedor. La parte por la que entraron era el área de “residentes” o de pacientes que debían quedarse por largas temporadas, así que estaba lleno de gente en bata que iba de aquí para allá en sillas con ruedas, llevados por enfermeres que hablaban cálidamente con ellos.
Benjamin se acercó al mostrador de recepción a preguntar, mientras Draco y Theo se quedaban atrás mirando alrededor.
—Entonces ¿es mejor cortar con él?
—No sería justo que lo dejara esperándome si me llega a pasar algo.
Theo asintió:—vas a romperle el corazón.
Draco suspiró, pesadamente:—Por eso no sé cuándo ni cómo hacerlo… quería pedirte ayuda
—Porque tengo tanta experiencia—ironizó Theo, pensando en cierto rubio del campamento.
—No, pero eres mi mejor amigo y una de las personas más listas que conozco—respondió Draco, haciendo un puchero y agarrándolo del brazo:—Es que no sé qué decirle, de verdad… Porque además lo quiero muchísimo.
—Vale, vale, lo pensaré un rato y te digo—aceptó Theo, sonrojándose un poco, en especial cuando el chico lo abrazó (un abrazo rápido porque su padre volteó a mirarlos).
—Vamos, por aquí, está en la habitación 393—dijo el mayor de los Nott, antes de guiarlos hacia allí. Theo frunció en entrecejo (había tratado de colarse al hospital antes, pero no existía ninguna habitación 393, ni registros de su madre en ningún lugar), pero se dejó guiar hasta el final del tercer piso. Ahí estaba la habitación (la numeración no debería ir tan lejos, dado que el número anterior era el 315) esperándolos, oliendo a castañas asadas, leña de manzano, bergamota y desinfectante como siempre. Y debajo de todo eso, un olor acre que Theo no sabía ubicar.
Al entrar un fuerte olor a fresno, pino, nieve y leña de manzano llenó la nariz de Theo. Un escalofrío lo recorrió al pensar que era el mismo olor que él había notado en sí mismo hacía poco.
En la cama, yacía una mujer que se notaba un poco demacrada, sin embargo, sus cabellos caían en rizos del color de la obsidiana, extendidos en la almohada casi como una aureola. Sus mejillas estaban algo hundidas, pero sus ojos que asemejaban carbones encendidos paseaban por las páginas que sus lánguidas manos pasaban con gesto aburrido. Theo acababa de notar que un lado de su rostro tenía una cicatriz bastante grande, que parecía llegarle hasta el cuello o más abajo.
—Benjamin, tesoro, siéntate y descansa—dijo la mujer con voz tranquila, sin siquiera levantar la mirada de su libro. El patriarca Nott, que llevaba una sonrisa embelesada se sentó en el sofá de visitantes obedientemente y se quedó dormido de inmediato. Qué poder. Aterrador.
—Madre—saludó Theo, a lo que la figura en la cama cerró el libro y lo miró con una sonrisa torcida (no tanto por la cicatriz).
—Pequeña sabandija—saludó ella con tranquilidad, mirando a ambos chicos con interés:—y el pequeño Draco~—la mujer aplaudió, encantada:—sabía que iban a ser buenos amigos, lo sabía~
—¿Lo sabía?—Draco miró a Theo, quien se sintió algo incómodo de repente.
—No realmente, pero le comenté a tu madre que quería que pasara—La mujer sonrió aún más; era una sonrisa traviesa, que no auguraba nada bueno.
—¿Y por qué?
—¿No es obvio? ¡Por las posibilidades! ¡Un hijo prohibido y un hijo del caos como mejores amigos! ¡Tan sólo piénsenlo!
Theo vio que Draco se tensaba un poco antes de mirarlo. Había algo oscuro en la expresión del rubio, pero también una mirada de que hablarían luego. El pelinegro respiró profundo y se adelantó hacia su madre:—Sé qué eres Loki, así que puedes quitarte el disfraz.
—Oh ¿Y qué te hace pensar que es un disfraz?—dijo ella divertida. Theo frunció el entrecejo y la mujer se pasó la mano por el cabello, incorporándose un poco:—¿O te refieres a que deje de fingir estar enferma? ¿Sabes que si estoy bastante mal de salud? Que te gotee veneno por la eternidad te deja en condiciones deplorables.
—¿N-no deberías estar encerrado en una cueva?—Theo preguntó cauteloso, y Loki ladeó la cabeza.
—¿Temes al Ragnarok, sabandija?—preguntó Loki divertido, antes de suspirar exageradamente:—Sigo atrapado por las entrañas de mis hijos, esto es sólo una proyección que hago a veces para que tu querido padre me cuide un rato.
Theo hizo una mueca:—Creí que los dioses no debían estar pendientes de sus hijos.
—Tal vez a mi me gusta ver qué hacen cada tanto
—Tal vez quieras que te ayude a soltarte
—No te diré que no, pero aún no es tiempo
—¿Me dirás cuando sea tiempo?
—¿Me soltarías si te lo pidiera? ¿Soltarías a Fenrir? ¿Le devolverías lo robado a Hella?
Theo se mordió el labio ¿Haría eso? No estaba seguro; no quería comprometerse a acabar con el mundo así como así. Loki tomó el silencio como una respuesta y se recostó de vuelta con un suspiro trágico.
—Es natural que quieras aferrarte a esto… Eres muy joven, todavía no has visto las carencias de los dioses, no has visto las crudas verdades.
Theo quería discutir que estaba muy al tanto de ellas, pero una mirada a los ojos oscuros de su madre le dijo que tal vez no había visto nada realmente.
—Al menos…—comentó Draco, que había estado callado hasta ese momento:—Al menos parece que te interesa qué está haciendo Theo, más allá de ser un peón.
—Mis hijos no son peones—siseó la mujer, sus ojos brillando rojo como llamaradas. Por un momento, Theo creyó ver que las máquinas que la conectaban no eran máquinas sino algo oscuro y rojizo. La mujer se había incorporado un poco y parecía bastante enojada:—Ni míos ni de ningún otro; ellos son libres de decidir qué hacer, libres de decidir si quieren ayudarme a acabar con todo o quedarse viendo cómo los otros los utilizan, o los temen, o los quitan de en medio.
—¿Puedo elegir?—Theo preguntó, odiando cómo su voz sonaba débil y esperanzada:—Sí… Si eligiera ¿Me querrías sin importar qué?
Loki sonrió de nuevo, su sonrisa moviendo la cicatriz de su rostro—Por supuesto, cielo, ¿Qué clase de madre no querría a su hijo así la apuñalara por la espalda?
Theo abrió la boca para decir algo, cuando su padre despertó de su trance y sacudió la cabeza, algo confundido. Miró alrededor, y luego miró a la pelinegra, dedicándole una sonrisa enamorada:—Kaenni~
—¿Si, Bencito?—su voz sonaba débil y suave, como si le costara pronunciar las palabras pero estuviera esforzándose por ello. En un momento el Patriarca Nott estaba a su lado, acariciándole el cabello y la mejilla.
Theo sintió un vacío en el estómago ¿Así de fácil era para Loki cambiar de piel? ¿Así se vería para Draco cuando él mentía? A lo mejor tal vez sí era un monstruo, hijo de otro.
El pelinegro se sobresaltó al sentir la mano cálida de Draco tomar la propia:—¿Estás bien?
—Sí, sólo… Un poco cansado.
Draco asintió, sin soltarle la mano, apoyándolo en silencio. Theo pensó, no por primera vez, que Draco, aun si fuera un desastre y un ave de mal agüero, era un excelente amigo y apoyo.
🙟✦🙝
—¿Jackson? ¿Draco Jackson?—una voz carrasposa sobresaltó a Narcissa y a Draco, que habían decidido pasear por los viveros muggles para poder añadir más plantas al invernadero; rosas, menta, bergamota, romero, madreselva, entre otras.
En la calle, una persona con jeans sueltos, una camiseta de dragon ball y una chaqueta de cuero se había acercado, tenía el rostro cubierto de pecas y el cabello lacio y rojizo llegándole poco más abajo de las orejas.
—¿Lucky?—Draco frunció el entrecejo, sorprendido:—¡Lucky!
—¡No puede ser, sí eres tú! —“Lucky” corrió para abrazar a Draco, quien respondió el abrazo con fuerza: —¿Dónde está el otro? Creí que nunca estaban lejos, en plan Dean y Sam.
—Oh, uhm… Percy sigue en casa y yo… Estoy estudiando en una…ehm escuela especial acá en el Reino Unido.
—¿Si? Siempre fuiste el más listo de los dos, para ser honesta—Lucky respondió, sonriendo de lado:—Me alegra que estés siguiendo tu propio camino, Draco
—¿Y qué hay de ti?
—Oh, ahora estudio en Francia—Lucky se encogió de hombros y miró a Narcissa, quien había estado escuchando toda la conversación en silencio. Su expresión era de simple curiosidad, pero la sonrisa que le dedicó era de alguien que sabía cosas.
—¿Lady Malfoy?—una voz de hombre preguntó. Un caballero en un fino traje de tweed, seguido por una chica de cabellos negros y ojos verdes, en un vestido bastante conservador se acercaron. La chica se mantuvo a un lado, callada, mirando a Lucky con fijeza.
—Embajador Lockwood ¿qué lo trae por aquí?
—Oh, sólo estaba dándoles un paseo a las niñas antes de volver a Francia
—Entiendo—Narcissa miró a su hijo que seguía charlando alegremente con Lucky, quién alzó la mirada y vio al hombre.
—¡Oh, Padre! ¿Ya debemos irnos?
—Así es, Victorie, querida.
“Lucky” hizo una mueca pero asintió antes de abrazar otra vez a Draco:—Nos veremos pronto, Draco
—Nos vemos, Lucky—Draco se despidió y vio intensamente cómo la persona se iba detrás del hombre y la otra chica. Narcissa le puso la mano en el hombro a Draco, y se lo apretó suavemente.
—¿De dónde conoces a la hija del embajador Lockwood?—preguntó Narcissa con gentileza, mientras ambos volvían la atención a las plantas que habían ido escogiendo.
—¿Hija?—Draco ladeó la cabeza algo confundido:—Oh, ehmm, Lucky fue mi compañere en la escuela muggle hace años.
El menor miró las plantas un momento antes de volver la mirada a su madre:—¿Embajador? ¿Son como nosotros?
—Así es mi niño, creo que las dos chicas estudian en Beauxbatons en Francia
—Beau… ¿Es como Hogwarts?
—En efecto.
Draco no parecía tanto sorprendido sino más bien curioso, así que la rubia comenzó a contarle de las otras escuelas de su mundo, mientras pagaban por las plantas y llevaban los paquetes hacia una zona apartada para poder pedirle Niny que los desapareciera y llevara a casa.
Su niño era tan curioso y tan juicioso.
Como deseaba Narcissa poder tenerlo a salvo de todo.
Draco se detuvo de repente, mirando hacia un punto de la calle con expresión de odio. Narcissa siguió su mirada, pero sólo encontró un grupo de chicas en uniforme extendiendo invitaciones en una esquina.
Narcissa respiró profundo y trató de mirar de nuevo; no tenía el don como Sally o Siri de ver cosas más allá de la Niebla, pero al menos con entrenamiento había podido aprender a detectarla. Las chicas estaban cubiertas de eso.
—¿Son monstruos, querido?—preguntó Narcissa, apretando el hombro de su niño, el cual asintió, jugando con su brazalete nerviosamente:—¿Tienes que deshacerte de ellos?
—Debería—Draco respondió, a lo que la rubia mayor tomó su mochila y le indicó con la cabeza que fuera, mientras ella lanzaba unos cuantos hechizos para que los muggles se alejaran del lugar calmadamente. Draco la miró y le sonrió antes de caminar hacia las chicas con propósito. Dos de ellas se fueron luego de que la que parecía mayor las despidiese con un gesto. Y entonces se lanzó sobre Draco.
El rubio era rápido sobre sus pies y la esquivó, burlándose de ella antes de empujarla al suelo con una patada y echar a correr, probablemente buscando un lugar más vacío para pelear. La chica corrió tras él, dejando marcas en el suelo y le tiró algo que derritió un cubo de basura detrás de donde el chico había estado segundos antes. Narcissa comenzó a preocuparse por su niño, mientras él luchaba encarnizadamente contra la chica hasta que…
En una nube de polvo dorado la chica desapareció de encima del rubio, que sostenía su lanza con expresión agotada. El chico se levantó del suelo y miró alrededor escaneando el lugar, antes de quitarse un poco el polvo de encima y correr hacia ella.
Tenía una cortada a la altura del pómulo y las mangas de su camisa y suéter hechas jirones. Su pantalón se había roto un poco y estaba bastante sucio.
—Draco—musitó ella, acercándose al muchacho contra sí y tratando de revisar que no tuviera más heridas, pero el chico solo se abrazó a ella.
—Lo siento
—¿Por qué, mi estrellita?
—Por preocuparte así.
🙟✦🙝
—Hola, Draco—saludó alegremente la rubia, entrando en la biblioteca de la Mansión Malfoy. Draco se levantó de donde estaba, regodeándose en su miseria, mirando a la chica confundido.
—Hola, Luna—saludó él, acercándose a la chica que miraba alrededor con esa perpetua expresión de sorpresa. Le dio un beso en la mejilla como era costumbre y preguntó:—¿Qué te trae por aquí?
—Yo la traigo—Amos Kane dijo, entrando tras ella, con su usual expresión relajada:—Me enteré que son primos y pensé ¿Quién mejor para ayudarme con la jovencita Lovegood que tú?
—¿Ayudarte con…?—Draco miró entre ambos confundido.
—Oh, mi padre es descendiente de los faraones—explicó Luna con una sonrisa.
—No voy a llevarla al campamento, hay una guerra en ciernes.
—No, no, no te pido eso; Luna es más consciente que Anthony de los peligros del mundo, no… Quiero que alguien con tu peculiar perspectiva la ayude a enfocar sus estudios mágicos.
—¿Osea?
—Ella es neurodivergente y este viejo profesor no sabe lidiar con eso.
—Oh, entiendo—Draco asintió, pensando en como habían sufrido un poco durante su entrenamiento. Luego pensó en como el profesor Snape le había ayudado a tener estrategias para aprender más fácilmente:—¿Y si le pregunta al Profesor Snape? Él tiene experiencia con ello
Los labios de Amos se curvaron en una sonrisa maliciosa:—Oh, le preguntaré, por supuesto.
Sonaba casi como una amenaza, pero Draco no entendía bien por qué. Sentía que acababa de meter a Snape en una trampa.
—¿Podrías igual revisar algunas cosas con Luna?
—Por supuesto.
Luna había estado mirando los libros que Draco había estado leyendo hasta hace poco sobre el estatuto del Secreto y como mantener a los muggles en la oscuridad con respecto a la magia.
—Hola Luna—saludó Draco otra vez, sintiéndose algo incómodo por haber estado hablando de la rubia como si ella no estuviera presente. Aunque ella no parecía incómoda o molesta por ello.
—Hola, Draco ¿Estás buscando vacíos legales en el rastreador?—Luna preguntó, mirando los cuadernos con notas del rubio:—Si hay, pero necesitas un mago adulto cerca para usarlos.
—Oh, no, no estaba viendo eso—Draco respondió rascándose la nuca:—era más curiosidad sobre cómo funcionaba eso y las cosas del Estatuto del Secreto.
—¿Es por Percy?
—¿Conoces a Percy?
—Estuvo en tu cuerpo un rato—Luna no había volteado a mirarlo hasta ese momento, y su expresión no le dejaba a Draco entender qué pensaba la chica. Inquietante.
Draco asintió:—Quería preguntarte ¿Cómo supiste que no era yo?
Luna sonrió:—Porque tú estás rodeado de mariposas del Duat y Percy de torposoplos.
—¿Qué son “torposoplos”?—Draco miró a su prima confundido.
—Son unas criaturitas que se aglomeran alrededor de personas con la mente libre para pensar.
Cabezas hueca, pensó Draco, pero no lo dijo. En su lugar, él le sonrió a Luna y la guió hacia una de las mesas de estudio:—cuéntame, ¿en qué vas con Amos?
Y la rubia procedió a tratar de explicar lo poco que había entendido del inicio de su entrenamiento. Draco podía ver por qué Amos tenía problemas con la chica, pero no era nada nuevo para él, de hecho, era casi como tratar de explicarle cosas a Percy, sólo que la chica era receptiva y no se ponía brava de que Draco entendiera las cosas antes que ella.
Pasaron el resto de la tarde repasando los conceptos del Duat e Isfet y de cómo servía la magia egipcia en diferencia a la magia normal que se aprendía en Hogwarts. Para cuando Lucius entró en la habitación, habían empezado a hacer shabtis y había varios gatitos cojos y mariposas chuecas volando por la habitación.
—¡Hola Tío Lucius!
—Luna, que bueno verte—saludó el mayor, mirando las pequeñas estatuillas corretear y volar por ahí:—¿Puedo saber qué están haciendo?
—Son shabtis, normalmente se hacen personas, para que peleen por ti o te ayuden—explicó Draco, poniendo la palma de la mano para que una de las mariposas se posara en ella:—pero es menos riesgoso hacerlas primero como animales para que no se vayan a rebelar.
—Fallo en ver cómo eso debería tranquilizarme—dijo Lucius, apartándose un poco de las estatuillas, y mirándolas con recelo:—¿No podrían hacer algo menos peligroso? No me lo perdonaría si la hija de Dora saliera herida bajo mi techo.
—Nadie va a salir herido—dijo Draco, haciendo una pequeña mueca cuando un pequeño flash de Luna sentada en una mazmorra se hizo presente; una imagen rápida que apareció y desapareció en un parpadeo. Ominoso y horrible.
—Draco es un buen maestro—añadió Luna con una sonrisa, mirando de reojo a su primo:—sé que va a hacer todo lo posible porque nadie salga herido en su guardia.
Draco sintió que había algo ominoso en la forma en la que Luna lo había dicho, como si la chica pudiera ver cosas más allá. No estaba seguro de qué, pero a lo mejor tenía la misma intuición que su padre dijo que su abuela tenía; una forma de leer a las personas con increíble precisión. O tal vez la chica sólo quería confiar en él. De cualquier forma, la idea le calentaba el corazón.
—Oye Luna…—Draco dijo, acomodándose un mechón de pelo, nervioso de repente:—¿Te gustaría unirte a nuestro grupo de estudio? Sé que somos de cursos diferentes, pero seguro a los otros no les importaría ayudarte.
El rostro de la chica se iluminó:—¿Puedo invitar a una amiga?
—Claro
—¿Aunque sea una Gryffindor?
—Hay dos Gryffindors ya en el grupo ¿qué es otro?
—Gracias, Draco, eres el mejor primo.
Draco se sorprendió un poco por el abrazo pero lo correspondió con una sonrisa. Luna era de verdad una chica muy adorable.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara, muchísimas gracias por leer, y por los kudos y comentarios
Chapter 65: Tal vez Potter no es tan malo como Draco pensaba.
Summary:
Draco descubre que Harry está en clases particulares y se les une.
Notes:
El trabajo me ha estado atropellando un poco, lo siento. Estoy haciendo lo posible por tener los capítulos listos para ustedes :3
Espero que les guste este capítulo, que no fue beteado, porque aquí al parecer morimos como Cedric.
Muchísimas gracias por leer y por dejar kudos y comentarios.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
63. Tal vez Potter no es tan malo como Draco pensaba.
Draco iba caminando tranquilamente por el castillo luego de haber vuelto de vacaciones, tarareando Lucifer mientras hacía su camino hacia la clase de Encantamientos, cuando una presencia lo hizo tensarse.
Antes de que pudiera pensar, Potter salió de detrás de un tapiz y lo empujó contra una pared:—¡¿Cómo pudiste?!
—¿Qué?—Draco miró al ojiverde confundido; el chico se veía decepcionado y muy molesto.
—¡Van a ejecutar a Buckbeak por culpa de tu padre!—siseó el Gryffindor aireado, y Draco sintió que el alma se le iba a los pies. Tomó la muñeca del chico y lo hizo soltarle la túnica.
—Llévame con Hagrid—pidió Draco, mientras rebuscaba en su maleta.
—¿Para qué? ¿Para que te vanaglories?—Potter trató de soltarse del agarre, pero Draco seguía siendo más fuerte que él, si solo un poco.
—¡Para poder gritarle a mi padre con comodidad, Potter!—replicó el chico ofendido, soltándole la mano con desdén:—¿Qué crees que me cae bien tu amigote? ¡Pues no! ¡Pero a lo mejor si mi padre me ve con él va a entender que tiene que arreglar esto ya!
Potter lo miró confundido y sorprendido, antes de asentir y empezar a caminar hacia los terrenos del castillo. A Draco normalmente le molestaba llegar tarde a clase, pero ya se encargaría de eso; Theo seguro lo cubriría hasta que pudiera llegar.
Los dos caminaron hacia los linderos del castillo (Potter por alguna razón iba medio escabulléndose, a lo que Draco solo podía rodar los ojos), donde estaba el gigantón horroroso llorando como una plañidera.
—Hagrid—Potter se acercó al grandullón mientras Draco sacaba uno de sus espejos de su mochila y lo tocaba un par de veces. Ni un minuto pasó antes de que la cara de Nico apareciera en el espejo.
—Nico ¿Me harías un favor? Pásame a Padre, tengo que hablar con él—dijo Draco con cara de pocos amigos. El hijo de Hades lo miró curioso antes de empezar a caminar por la mansión rumbo al estudio. Un par de minutos después, el rostro de Lucius apareció en el espejo.
—Draco ¿A qué debo el placer?—Lucius sonrió al ver a su hijo.
—¿Cómo pudiste?—increpó Draco, enojadísimo, antes de mostrarle a su padre al grandote llorando, y siendo consolado por Potter:—¡Dijiste que ibas a asegurarte de que todos supieran que fue un accidente! ¡Fue mi culpa! ¡El pobre bicho no hizo nada malo!
Hagrid había volteado a mirarlo, igual que Potter, pero a Draco no le importaba, lo que le importaba era que su padre había mentido otra vez.
—¿A qué te refieres?—Lucius frunció el entrecejo:—me limité a poner una queja para que se usaran animales menos propensos a ser peligrosos con ustedes; no dije que había habido un “accidente” porque me lo pediste.
—¡Pues van a ejecutar a Buckbeak y eso no es justo!—Draco espetó, fulminando a su padre con la mirada, que a su vez lo miró sorprendido.
Lucius recuperó la compostura de inmediato:—Si el Comité de Criaturas peligrosas-
Pero Draco lo interrumpió:—¿Me estás diciendo que su palabra vale más que la tuya?
Era un juego peligroso, pero Draco no quería que otro inocente saliera herido por su culpa, mucho menos muerto. Lucius lo miró fijamente antes de suspirar profundamente:—Si bien es una criatura peligrosa, supongo que podemos ver si el Comité acepta darle una segunda oportunidad.
Draco sonrió entonces:—Sabía que podrías resolver esto, Padre; después de todo eres un Malfoy.
Y ahora lo halagaba, de verdad que Draco se estaba volviendo un manipulador de primera.
Lucius lo miró poco impresionado y suspiró:—Hablando de resolver cosas ¿No deberías estar en clases?
—Salvar inocentes es más importante.
—Mantener tus notas para que yo salve inocentes debería importarte más
Draco asintió:—Ya voy a clases, tranquilo de saber que tú te vas a encargar.
Con un par de golpecitos terminó la comunicación y se volvió a Potter y a Hagrid que estaban mirándolo sorprendidos:—Bueno, ya está arreglado, ya pueden dejar de moquear como bebés. Hasta luego.
Y sin mediar más palabra, Draco dio media vuelta y avanzó hacia el castillo a buen paso; tan pronto como estuvo fuera de vista de nadie, se transformó en hurón y corrió por los pasadizos hasta la clase de Encantamientos, donde Theo tenía una voluta de Niebla probablemente engañando a todos con que Draco estaba a su lado. ¡Qué buen amigo!
🙟✦🙝
Draco había hecho una mueca mientras le miraba las líneas de la mano a Neville, al parecer no muy contento con lo que había visto. Neville temía preguntar qué era lo que le iba a pasar.
Finalmente el rubio suspiró y musitó bajito:—Tu línea del amor se rompe una vez, pero luego sigue bastante larga con varias iteraciones—. El chico revisó el libro y declaró:—Eso quiere decir que tendrás varias parejas o amantes…
—Yo no—se apresuró a balbucear el pelinegro, a lo que Draco le sonrió de lado.
—O tal vez la leí mal; no soy bueno en esto—aseguró el chico, acariciándole la palma de la mano con ternura:—ya sabes que no veo muy bien, tal vez debería sacar mis gafas.
Neville se relajó un poco y vio cómo el chico se frotaba un poco los ojos como si estuviera cansado:—¿Y si mejor yo te las leo?
Draco le sonrió y le volteó la mano para darle un besito en el dorso, antes de ofrecer su mano:—por supuesto, corazón
El pelinegro se sonrojó un poco, antes de mirar la mano de Draco. Pero.
El Gryffindor miró el libro y luego la mano de Draco. No tenía sentido:—Draco, no veo que tengas la línea del Destino… o la del Sol.
Neville sintió cómo el rubio se tensaba, aunque el chico seguía sonriéndole tranquilamente. ¿Cómo hacía para que sus emociones no se notaran a flor de piel? Él también quería aprender a disimular mejor.
La profesora eligió ese momento para acercarse y mirar la mano de Draco:—¡tragedia!—dijo ella, tomando la mano del rubio, que hizo una mueca esta vez:—¡Tu línea de la vida es muy corta! No tanto como la de Potter pero…
—Ya sabe lo que dicen—respondió el rubio, encogiéndose de hombros:—morir joven para dejar un cadáver guapo.
Nadie se rió de la broma. En especial no Lavender, cuyos ojos se habían aguado y miraba a Draco como si fuera a caerse muerto ahí mismo. Y el pelinegro se preocupó por el chico, que parecía estar… ¿divertido con el asunto?
—Tu línea de la Morrigan, se entrelaza con la de tu vida y la corta; tendrás muchas dificultades en la vida y morirás al terminar una batalla.
Draco se humedeció los labios con la lengua y suspiró:—¿Algo más? ¿Sabe si ganaré el próximo partido de Quidditch?
La profesora lo miró con expresión de pocos amigos:—esto no es divertido.
—No lo es—convino el chico, recogiendo su mano y mirándola con seriedad:—pero si de verdad voy a morir joven, al menos quiero hacerlo luego de ganar la copa de las Casas, para que me lloren con más ganas.
Ah, el viejo “reír para no llorar”. No era la mejor manera de enfrentarse a las cosas, pero Neville no podía culpar al chico por recurrir a ello.
Morir al final de una batalla… ¿Qué batalla? ¿Por qué estaría Draco en una batalla? El Gryffindor esperaba que fuera algo metafórico y/o lejano. No quería pensar en Draco lastimado, porque por alguna razón había tenido pesadillas del chico bañado en sangre, mirándolo con angustia.
—¿Puedo ir a la enfermería?—preguntó Draco al cabo de un momento. Y antes de que Neville pudiera, Lavender se ofreció a llevarlo. La profesora los dejó ir, y por la forma en la que Lavender miraba a Draco, uno creería que lo llevaba a su muerte.
🙟✦🙝
—Draco…—comenzó Lavender cuando estuvieron lo suficientemente lejos del aula como para que no los escucharan.
El rubio negó con la cabeza; no le apetecía hablar, además dudaba de poder hacerlo sin vomitar. Se sentía enfermo y angustiado ¿morir al final de una batalla? Y una línea de la vida corta… Podría ser que la vieja loca de la profesora estuviera razonando fuera del recipiente, pero… Pero ¿qué probabilidades había? Había una guerra en ciernes y Draco sintió un escalofrío, mientras dejaba que la castaña lo llevara hacia la enfermería.
¿Sería capaz de ver su futuro? Así como había visto imágenes inconexas de Neville y su futuro.
Por alguna razón temía hacerlo; no quería vivir asustado de lo que fuera que pasaría. ¿No era mejor vivir con la incógnita? Sin saber, como todos los demás, cuándo iba a morir o cómo.
—No vayas a decirle nada a Percy ni a Nico—Draco pidió al cabo de un rato, haciendo que la castaña lo mirara.
—Pero, Draco…
—Por favor, Lala…—suplió el chico, usando el apodo que hacía meses no usaba:—No me dejarían pelear si se enteran
—Tal vez no deberías pelear
—¿Y vivir toda mi vida con miedo de que la próxima vez pueda ser la última? No, me niego
—¡Draco! ¡Esto no es ser valiente!—recriminó la castaña.
—¡No trato de ser valiente! ¡Estoy siendo lógico!—espetó el rubio, soltándose de ella para mirarla a los ojos:—Somos mestizos, Lavender, en cada encuentro tenemos que tener suerte, pero los monstruos…—la molestia de Draco se desvaneció al tiempo que la comprensión lo inundó como un tsunami:—los monstruos solo necesitan tener suerte una vez.
Lavender hizo una mueca, pero asintió:—está bien, no les diré nada
—Gracias—Draco dijo, sintiéndose peor de alguna forma, antes de proseguir con su camino.
Al llegar con la enfermera, la matrona simplemente lo miró y le ofreció una cubeta, y Draco al tomarla procedió a vaciar su estómago en ella, sollozando pasito. Lavender le sobaba círculos en la espalda mientras la enfermera le preguntaba qué había pasado.
—La Profesora Trelawney predijo que Draco va a morir pronto de forma horrible—explicó la chica, antes de añadir:—y dijo algo de que le faltaban líneas a su palma.
La señora Pomfrey dio un suspiro de pesadumbre y le tomó la mano a Draco, que había dejado de vomitar y ahora simplemente temblaba. Solo que la mayor frunció el entrecejo al mirarle la mano:—Si te faltan líneas…
—¿Es grave?—preguntó Draco, sintiéndose aún más ansioso que cuando Tony le miró la mano, hacía un año o más.
—No per sé, pero hay muy pocos magos que yo conozca que no la tengan—explicó Pomfrey, haciendo lo mejor posible por tranquilizarlo. No lo estaba logrando, pero Draco le agradecía el esfuerzo:—pero te ves en buenas condiciones, si bien eres un poco sensible… Yo de ti no me preocuparía; Sybil tiende a exagerar para efectos dramáticos.
Draco asintió, sintiéndose marginalmente mejor.
—Dicho eso, me temo que voy a tener que reportarle esto a tu padre—dijo Pomfrey, con seriedad:—temo que necesites ayuda de otro tipo.
—¿De otro tipo?
—Lo discutiré con él, no te preocupes.
—¿Cómo se supone que no me preocupe?
La enfermera le ofreció un vial pequeñito, del tamaño de su dedo medio:—tómate esto.
—Pero
—Tómatelo, o tendré que forzarte a hacerlo.
Draco destapó el vial y lo olió. Poción calmante. ¿Así de mal se veía? Se tomó el vial con expresión de pocos amigos, e hizo una pequeña mueca de indignación. No que le durara mucho, dado que los efectos eran muy rápidos; Se sentía de repente menos ansioso y más tranquilo. Como si todas sus preocupaciones fueran minúsculas.
—Por supuesto, lo llevaré a nuestra próxima clase—asintió Lavender, probablemente a algo que la matrona había dicho, no que Draco les estuviera poniendo cuidado; se sentía como si estuviera flotando en una nube.
Lavender lo ayudó a levantarse y lo guió por el castillo hasta su clase.
🙟✦🙝
Harry no había tenido la oportunidad de hablar con Malfoy desde que el chico había prácticamente salvado la vida de Buckbeak, pero había tenido tiempo de pensar durante Transformaciones, que el rubio seguía sorprendiéndolo.
Ron y Hermione no parecían muy convencidos de que el chico fuera buena gente cuando él les contó, arguyendo que probablemente tenía razones secretas para fingir que le importaba Buckbeak. También estaban diciendo que seguro sólo quería la atención, como la había querido durante la clase de Adivinación pasada cuando se había ido a la enfermería en medio de la clase.
El ojiverde no estaba tan seguro; cuando se encontró con Malfoy, Nott, Lavender y Goldstein esa noche, el rubio había estado entrenando con una fiereza aterradora, y Nott le había confiado un secreto; el verano que seguía iban a ir a la guerra contra algo muy poderoso en Estados Unidos.
Fue el miércoles cuando finalmente logró encontrarse con Malfoy a solas, sin los amigos de ninguno de ellos.
De hecho, no se encontró con él, sino que lo buscó en el mapa y lo siguió hasta un salón vacío donde lo escuchó hablar solo (probablemente usando el espejo para comunicarse con el otro chico). Harry esperó a dejar de escuchar los murmullos y tocó la puerta con suavidad.
—¿Malfoy?—llamó bajito:—¿Puedo pasar?
—Vale—vino la voz desde dentro; sonaba acongojado, o más bien molesto.
Harry entró y lo vio sentado en el alféizar de la ventana, abrazado a su mochila (que luego de haber estado yendo a los encuentros nocturnos, había empezado a ser más clara) y jugando con un peluche negro con ojitos y un par de estrellitas de colores que colgaba de ella.
—¿Estás bien?
—¿Por qué no habría de estarlo?
El Gryffindor hizo una mueca ante lo agresivo de la voz del rubio, que se negaba a mirarlo:—Pues… uhm… Te tengo buenas noticias
—¿Ah si?
—Van a perdonarle la vida a Buckbeak con la condición de que sea liberado en una reserva de hipogrifos, aunque Hagrid quiere ver si logra apelar para que se quede con él—Harry dijo con cuidado, y entonces Malfoy volteó a mirarlo, su rostro iluminándose con una sonrisa.
—¿Si?—el Slytherin parecía mucho más tranquilo y animado ahora:—me alegra mucho.
—Se lo van a llevar este sábado—añadió Harry, sin saber porqué:—por si quieres ir a verlo.
—¿Podemos ir mañana después de clases?
—No puedo. Tengo clases particulares uhm—Harry lo dudó un momento, antes decidir que igual podía ser honesto con el chico:— con el profesor Lupin
—¿Clases de qué?—el rubio parecía intrigado
—Para defenderme de los Dementores—el pelinegro no quería admitir lo mucho que lo afectaban.
—Yo quiero—dijo el chico sin perder un segundo.
—¿Qué?
—Aprender a defenderme de los dementores—replicó el rubio, mirándolo con intensidad: —Llévame.
—¿Por qué querrías ir?
Malfoy desvió la mirada, dolido:—¿Estás dudando de mí de verdad?
—Pues…—Harry no podía negarlo.
—Claro, ya estás otra vez pensando lo peor de mí—el rubio parecía bastante triste y Harry sintió que su corazón se encogía un poco:— Bah, qué estúpido fui al creer que serías capaz de ver las cosas como son ahora que sabías.
—No es…—se apresuró a negar, buscando una excusa:— Es que no sé si el profesor Lupin esté de acuerdo.
Malfoy lo miró un momento, como examinándolo:—Déjame hablarlo con él.
Parte de Harry quería decir que no, pero otra parte sólo podía sentir que se lo debía; el rubio había sido muy atento con él al enseñarle a defenderse con distintas armas e incluso dándole una espada para que mantuviera como una manilla sencilla que podía ocultar en las mangas de la túnica.
—Vale, nos vemos a las 8 mañana en el aula de Historia de la Magia.
Malfoy asintió y le dedicó una sonrisa cálida al pelinegro:—gracias
—No hay de qué—Harry negó con la cabeza, antes de irse. Se sentía extraño luego de la conversación con el chico, aunque para ser sinceros, siempre se sentía extraño luego de pasar tiempo con él; era como si cada vez el chico probara una y otra vez que era muy diferente a lo que esperaba de él, y eso lo confundía de muchas formas.
En especial porque Malfoy era un Slytherin, los Slytherin eran tramposos y malos ¿no?
🙟✦🙝
Draco vio a Potter llegar al aula de Historia de la Magia, desde el pupitre en el que estaba leyendo más sobre quiromancia, y trataba de entender mejor las líneas de su mano.
El chico se acercó y miró lo que estaba haciendo:—¿Estás leyendo las líneas otra vez? Creí que ya sabías que Trelawney exagera.
El rubio suspiró bajito y dio la vuelta a su libro, señalándole un pasaje a Potter mientras le ofrecía su mano para que viera.
—”La línea de la Mórrigan, es una de las líneas que los magos tienen que los muggles no; es una conexión con Lady Magia, y a menudo se muestra como un testamento de las dificultades que la persona enfrentará y superará (o no) a lo largo de su vida”—leyó el pelinegro, antes de mirar las distintas formas que podía tomar la línea y compararla con la de Draco. Al notar como le chico fruncía el entrecejo suspiró; parecía que todos veían tragedia en sus manos.
—¿Y qué ves en la mía?—preguntó el Gryffindor, ofreciéndole su mano.
—Veo una vida plagada de dificultades—Draco sostuvo la mano con cuidado entre las suyas, y vio imágenes inconexas de Potter luchando con cosas, sumergido en el lago, escondiéndose en un cementerio, cayendo de un árbol gigante, enfrentándose a un mago:—veo dos roturas en tu línea de vida; dos momentos en los que estarás demasiado cerca de la muerte.
Potter tragó saliva, algo nervioso, así que Draco decidió mirar otra línea:—También veo un amor tórrido en tu futuro, lleno de malentendidos y con varias peleas que al final terminarán en una relación fuerte.—el rubio sintió sus mejillas calentarse un poco al tiempo que decidía revisar la línea del destino y compararla con las notas del libro:—aquí dice que eres uno de los hijos favoritos de Fortuna
—¿Fortuna?—El ojiverde lo miró confundido, y Draco se mordió el labio para no reírse
—Que tienes mucha suerte—explicó señalando la larga línea:—muchísima suerte en general.
—No sabía que tendríamos un invitado—comentó el profesor Lupin, a lo que Draco se levantó, guardando su libro. El profesor llevaba una maleta que puso sobre el escritorio del Profesor Binns.
—Lo siento, Profesor, pero supe que iba a enseñarle a Potter a defenderse de los Dementores y quería saber si podría enseñarme también—Draco pidió con suavidad, sin poner nada de Niebla en tratar de convencer al profesor porque al parecer a él no le afectaba la Niebla en lo más mínimo.
—De lo que vamos a hablar es magia muy avanzada—dijo el profesor con suavidad, antes de mirar al pelinegro:—¿No te molesta que haya un Slytherin aquí con nosotros?
—Malfoy es un buen chico—Potter respondió, encogiéndose de hombros:—además a lo mejor entre dos es más fácil avanzar?
El profesor asintió con la cabeza antes de volver su atención al baúl.
—¿Qué hay en el Baúl?—preguntó Potter, curioso, que igual que Draco se había acercado un poco, ambos deteniéndose en seco cuando el profesor explicó:
—Otro boggart—dijo el hombre quitándose la capa, mientras Draco sentía un escalofrío al pensar en la última vez que se había enfrentado a uno:—estuve revisando todo el castillo desde el martes y afortunadamente encontré a este en uno de los gabinetes de Filch. Es lo más cercano que tendremos a un Dementor real—añadió el profesor en tono tranquilizador:—El boggart se transformará en un Dementor cuando vea a Harry, y podremos practicar sin tener que traer un Dementor real al castillo. Luego, bueno tengo una gaveta tranquila bajo mi escritorio que seguro le gustará.
—Vale—dijo Potter, sonando aprehensivo, cosa que no le podía recriminar Draco, porque igual aunque la criatura no fuese un Dementor real, igual iba a afectarlos más o menos como uno.
—Muy bien—el Profesor Lupin sacó su varita, igual que Harry y Draco, que se había quedado unos pasos más atrás (con la esperanza de que el boggart no lo fuera a ver). El mayor tomó su tono de profesor y explicó:—el hechizo que voy a demostrarles es magia muy avanzada, Harry, Draco… Mucho más que el Nivel de Magia Ordinaria, y se llama Encantamiento Patronus.
Draco sonrió levemente ¿magia avanzada? Bueno, ya iba siendo hora de que avanzara más rápido que Theo en algo de magia (El rubio estaba convencido de que si no fuera por el desdén del pelinegro respecto a sus clases, el chico sería el primer lugar indiscutible)
—¿Cómo funciona?—preguntaron ambos chicos al tiempo, causando una pequeña sonrisa por parte de Draco y una risita nerviosa por parte de Potter.
El profesor también sonrió antes de explicar:—Cuando funciona correctamente conjunta un Patronus; que es como un tipo de guardian Anti-dementor que actúa como un escudo entre ustedes y el Dementor.
—¿Cómo un guía?—preguntó Draco, alzando la mano. El profesor ladeó un poco la cabeza.
—Más como un compañero.
—Oh
—Además, los Patronus son un tipo de fuerza positiva; una proyección de las cosas de las que se alimenta el Dementor; esperanza, felicidad, el deseo de sobrevivir, pero como no siente desesperación como los humanos, los Dementores no pueden hacerle daño.
—Oh, como un espíritu guardián… Genial
—Justamente, Draco…—Lupin le sonrió:—ahora, debo advertirles que esto es magia muy avanzada y puede que sea demasiado para ustedes; muchos magos calificados tienen problemas con ello.
—¿Cómo se ve un patronus?—preguntó Potter curioso, mirando de reojo al rubio
—Cada uno es único al mago que lo conjura
—¿Cómo lo conjuras?
—Con un encantamiento que sólo funciona si te concentras, con toda tu energía en una única memoria muy feliz
Draco hizo una mueca:—difícil
—¿No tienes memorias felices?—preguntó Potter, sorprendido
—Si tengo, sólo que no me sé concentrar en una sola cosa—el rubio suspiró, ganándose una sonrisa simpatética por parte del profesor.
—El encantamiento es expecto patronum
—Espero un guardián—Draco tradujo y asintió, antes de fruncir el entrecejo para pensar en qué podría concentrarse. Tal vez en la primera Navidad con Lucius y Sally, había sido lindo tener a su familia junta esa vez, antes de la guerra y todo.
Trató de concentrarse en eso, o en la pascua en la que él y Percy casi habían atrapado al conejo de pascua, o las navidades con Narcissa, o cuando Percy se enfrentó a todo el mundo para defenderlo en su cumpleaños, o cuando había ganado su primer partido de quidditch, cuando Neville aceptó salir con él.
Era difícil concentrarse en algo, pero podía concentrarse en el sentimiento de felicidad general, que se veía aumentado por sus vínculos enviándole alegría de vuelta. Sus vínculos…
—¡Expecto patronum! —dijo Draco con firmeza, abriendo un ojo para ver cómo una brumita plateada había salido de su varita—. ¡Oh! ¡Miren!
—¡Bien, Draco!—felicitó el profesor Lupin.
—¡Tú también lograste hacerlo!—Potter sonrió, a lo que Draco alzó la mano para chocar los cinco. El pelinegro dudó un momento antes de chocar con el chico.
—Muy bien, parece que estamos progresando ¿listos para intentar con el boggart?
🙟✦🙝
Harry volvió en si, molesto por haberse desmayado. Más en frente del Slytherin. Pero al volver en si vio al rubio agazapado sobre una cubeta, vomitando. Estaba pálido y parecía haber visto mejores días. El profesor Lupin los miraba a ambos con preocupación y el boggart no se veía por ningún lado.
—¿Estás bien, Potter?—preguntó Malfoy, limpiándose la boca con un pañuelo y conjurando un vaso con agua para enjuagarse la boca. Estaba temblando un poco.
—¿Tú estás bien?—preguntó Harry a su vez, recibiendo una rana de chocolate de parte del profesor.
—Nah, pero hay que seguir tratando ¿no? Creo que ninguno lo logró—El rubio recibió la rana de chocolate con gesto agradecido y comenzó a comérsela con lentitud.
—Me hubiera sorprendido que lo hubieran logrado a la primera; fue un buen primer intento—dijo Lupin, dándole una palmadita en la espalda a Harry:—es un hechizo muy difícil de hacer.
—Fue peor esta vez—musitó Harry, haciendo una mueca, pero sin querer dar más detalles.
—Entiendo lo que dices—asintió el rubio:—esta vez escuché las voces más claras, el llanto más fuerte ¿Tú también escuchas voces?
—A mi madre—dijo el pelinegro, sorprendido porque el rubio experimentara algo parecido:—rogando cuando Voldemort la mató.
La media sonrisa del rubio se borró de inmediato y fue sustituida por una mueca de preocupación:—Que horrible… Yo… Yo sólo escucho las voces de los dementores, que quieren mi alma y los llantos de las almas devoradas anteriormente.
—Si prefieren podemos parar aquí—ofreció el profesor
—¡No! ¡Tengo que aprender a defenderme! ¿Qué tal que se aparezcan en el juego contra Ravenclaw?
—¡Si! ¿Qué tal se aparezcan en el partido de Gryffindor contra Slytherin? ¡Ninguno de los dos podría jugar! ¡Quiero vencer a Potter de forma justa!
—¿Quién dice que me vas a vencer?
—La snitch que le prometí a mi hermanito
—Pues vas a tener que pedirle disculpas porque esa snitch es mía
—Lo veremos, Potter, pero para eso—Malfoy volvió su mirada al profesor:—tenemos que ser capaces de defendernos.
El profesor Lupin los miraba como si no estuviera seguro, pero asintió:—muy bien, prepárense otra vez.
Malfoy ayudó a Harry a levantarse, dedicándole una sonrisa de confianza antes de pararse un par de pasos detrás de él y musitar el encantamiento bajito un par de veces.
—Tal vez quieran seleccionar otro recuerdo, uno muy feliz y más fuerte—advirtió el profesor, a lo que Harry asintió, pensando en el año anterior que habían conseguido ganar la Copa de las Casas. Lo había hecho muy feliz.
—¿Listos?—Lupin preguntó, antes de abrir el baúl:—vamos.
La habitación se volvió fría y oscura de inmediato, y Harry apretó su varita mientras repetía:—expecto patronum ¡Expecto patronum!
Pero la neblina oscureció sus sentidos igual que la vez anterior. Grandes siluetas borrosas se movían en ella, y escuchó una voz que no había oído antes. Masculina, asustada pero decidida:
—¡Lily! ¡Toma a Harry y vete! ¡Es él! ¡Vete! ¡Corre! ¡Yo lo detendré!
Seguido de una puerta abriéndose violentamente y una risa gélida y cruel.
—¡Harry! ¡despierta, Harry!—A Harry le tomó un minuto notar que le estaban dando palmaditas en la mejilla, y lentamente el rostro del profesor Lupin quedó enfocado.
—Oí a mi padre esta vez—balbuceó Harry, sentándose en el frío piso del aula:—Es la primera vez que lo oigo, él… Él trató de enfrentarse a Voldemort él mismo, para darle tiempo a mi madre de correr…
—Que valiente—musitó la voz de Malfoy, que sonaba ahogada, unos pasos más allá. Harry se había olvidado por completo del rubio y ahora se sentía avergonzado de haber dicho toda esa información. Además, notó que tenía lágrimas en las mejillas, así que disimuló limpiarlas mientras se ataba los cordones. Que humillante.
—¿Escuchaste a James?—la voz del profesor sonaba ahogada. ¿Sería acaso?
—¿Conoció a mi padre?—Harry preguntó, un poco esperanzado de poder tener más información de su padre.
—Éramos amigos, de hecho, cuando estábamos en Hogwarts—dijo el mayor, desviando la mirada:—Escuchen, chicos; tal vez sea mejor dejar aquí por hoy. Este encantamiento es ridículamente avanzado… No debí sugerir que hiciéramos esto…
—¡No! ¡Sólo déjeme intentar una vez más!—pidió el ojiverde:—No estoy pensando en algo lo suficientemente feliz ¡Eso es! Deme un momento.
Harry empezó a buscar entre sus memorias por un recuerdo muy muy feliz; como cuando descubrió que era mago, o que no tendría que quedarse en Privet Drive para siempre. Si, algo feliz, algo que hiciera un buen patronus.
Unos metros más allá, Draco seguía tendido en el suelo, mirando al techo con expresión de concentración. De repente, el chico se paró de un salto; un movimiento fluido que lo dejó acomodarse con elegancia al lado de Harry. Su mirada gris plata, que parecía tener un leve halo dorado, estaba fija en el baúl, con una expresión de concentración infinita.
—Listo—dijo el chico, con firmeza, y Harry asintió, volteando a mirar al profesor.
—¿Seguros?—preguntó el profesor, que por su parte no se veía para nada seguro:—¿Se están concentrando con fuerza? ¿Listos? Vamos.
🙟✦🙝
—¡Expecto Patronum!—gritó el ojiverde y una niebla plateada salió de su varita, era apenas un par de volutas, pero lo estaba logrando. Draco apretó los dientes, concentrándose en el calorcillo en el pecho de saber que sus vínculos lo querían. Que estaban preocupados por él.
Entonces la respuesta vino sola; en su mente, una sonrisa torcida y unos ojos azules y cansados lo miraban con orgullo.
—¡Expecto Patronum!—dijo Draco con firmeza, y una voluta plateada salió de su varita, alargada y sinuosa, lista para unirse a la de Potter. Los dos mantuvieron la bruma todo lo posible, hasta que el profesor Lupin dijo riddikulous y procedió a empujar a la pequeña luna de vuelta al baúl. Que difícil debía ser el ser un hombre lobo.
Potter cayó sentado en una silla, y él se apoyó en el escritorio a su lado, sonriéndole satisfecho; ambos se debían ver agotados, si el rostro del pelinegro y su propia respiración agitada eran algo por lo que guiarse.
—¡Excelente! ¡Excelente, muchachos!— el profesor estaba sonriendo mientras se acercaba a ambos con largas zancadas:—¡Fue un gran comienzo!
—¿Podemos intentarlo una vez más?—preguntó Draco, haciendo un puchero, a lo que Potter se le unió.
—¡Sólo una vez más!—rogó el pelinegro también, pero el profesor negó con la cabeza.
—No ahora—dijo con firmeza, rebuscando en los bolsillos de su túnica:—tuvieron suficiente por una noche; tengan—el profesor sacó dos barras grandes del mejor chocolate de Honeydukes y se las alcanzó:—cómanselas completas o Madame Pomfrey irá por mi cabeza; nos vemos la otra semana a la misma hora… Sin más polizones.
Draco tuvo la decencia de mostrarse apabullado, mientras abría su barra de chocolate y comenzaba a comer. Sintiéndose inmediatamente mejor, y olvidándose de la voz horrorosa que trataba de convencerlo de que no era nada, ni nadie, y que debía dejarse quitar el alma.
—Vale
Ambos chicos estaban muy ocupados comiendo sus barras de chocolate mientras el profesor Lupin extinguía las lámparas una a una.
—¿Entonces usted y mi papá eran amigos en el colegio?—Potter comenzó, como pensando en qué decir.
A Draco se le ocurrió algo de repente.
—Entonces debió conocer a Sirius Black—dijeron ambos al unísono. Uno más esperanzado que el otro.
El profesor los volteó a mirar fijamente un momento antes de decir:—¿Qué les hace decir eso?
—Tenía entendido que el pri… Que Black era amigo de Potter—comentó Draco, mirando de reojo a Potter, no muy convencido de que el chico no sospechara de que estuviera conspirando con Black, dado que el año anterior lo había asumido el heredero de Slytherin (según Neville, al menos).
—Asumí que se debieron conocer, porque mi padre y él eran amigos—añadió el ojiverde, mirando al rubio de reojo.
—Si lo conocí—dijo el hombre, con un suspiro pesado, un poco más tranquilo:—o al menos creí conocerlo. Ya es tarde, será mejor que vuelvan a sus dormitorios
Draco quería decirle lo que su madre le había dicho, pero al mirar de reojo a Potter sintió que a lo mejor no era buena idea en ese momento. Y simplemente asintió y se marchó con Potter en un silencio ameno.
Al pie de la entrada a las mazmorras estaba Theo esperándolo, con expresión algo aburrida, y al ver a Potter simplemente alzó una ceja ante ambos:—¿Listos?
—¿Listos para qué?—el ojiverde los miró confundido.
—No sé tú, Potter, pero yo tengo que entrenar—respondió Draco, recibiendo la mochila de parte de Theo y rebuscando en ella.
—¿Vas a entrenar después de todo lo que hicimos?—Potter sonaba muy sorprendido.
—Sí, después de todo, este verano hay una gran batalla.
El ojiverde los miró un momento y se puso pálido:—¿Por eso te fuiste a la enfermería la vez pasada en clase de Adivinación? ¿Vas a morir en el verano?
—No si entreno lo suficiente—aseguró Draco, muy serio, sintiendo un hueco en el estómago cuando alguien más dijo en voz alta lo que él temía en ese momento.
—Voy con ustedes—dijo entonces el chico:—Si hay alguna forma de impedir que mueras…
Draco le sonrió cálidamente:—Gracias… Vamos entonces.
Theo chasqueó los dedos y fueron rodeados de Niebla mientras caminaban hacia los terrenos del castillo y por tanto, hacia el Bosque Prohibido.
🙟✦🙝
—¿Cómo hacen?—Potter se había acercado sin parsimonia a la mesa en donde Theo, Goldstein, Daphne, Neville, Lavender y Draco se encontraban revisando cosas de sus tareas.
—¿Cómo hacemos qué?—preguntó Draco alzando la ceja al ver cómo Weasley y Granger miraban al ojiverde como si se hubiera vuelto loco.
—Para hacer todas las tareas con las… Uhm… Extra curriculares que tenemos—dijo el chico, al parecer notando que había muchas personas que no debían saber sus andanzas nocturnas.
—Anthony hizo horarios para cada uno—comentó Lavender encogiéndose de hombros:—menos para Theo.
Theo hizo un mohín de desdén:—No creo en la autoridad no ganada de los profesores por el hecho de serlo; así que no me esfuerzo de más en clases cuyos profesores no me generan respeto.
—Yo adelanto cosas durante historia de la magia—confesó Draco:—es eso o dormirme.
—Yo también, así no me duermo—asintió Neville, haciéndole espacio a los recién llegados entre él y Lavender. Theo los miró un momento y luego volvió a su libro.
—Vamos a tener que invitar a Pansy, Blaise y Millicent—dijo Daphne con un suspiro:—porque ahora somos minoría.
—¿Lo dices por Luna y su amiga?—preguntó Draco, saludando a las dos recién llegadas, que miraban la mesa con curiosidad.
—¿Qué haces aquí Ginny?—preguntó Weasley, muy aireado al ver a su hermana sentarse (sin dirigirle la palabra) entre Luna y Daphne.
—Soy parte de este grupo de estudio.
—¡Ni siquiera somos del mismo curso!
—Pues Draco, Tony y Theo han sido muy amables con nosotras de explicarnos cosas.
—¿”Draco”?—Weasley se había puesto rojo de la ira, y Theo miraba sobre su libro con interés. Mientras que el interpelado les alcanzaba dos pergaminos a las chicas con una sonrisa.
—Revisé sus redacciones, están muy bien—dijo el rubio, ignorando al pelirrojo en favor de su prima y su amiga:—yo agregaría un par de conclusiones sobre posibles usos; a Snape le encantan esos detalles.
—¿Y les revisan las redacciones?—el chico parecía a punto de tener una aneurisma y Theo vivía por lo caótico que eso sería.
—Es un grupo de estudio, Ron, eso hacen los grupos de estudio—explicó Granger, sacando sus redacciones para revisarlas:—Nott, Goldstein ¿les importaría si comparamos notas sobre Aritmancia?
—Yo no tomo notas en Aritmancia—confesó Theo, encogiéndose de hombros:—pero puedo decirte si te falta algo en las tuyas.
—Permíteme—Goldstein ofreció la mano solícito y Theo rodó los ojos, volviendo a su libro sobre dementores y otros seres allegados a la muerte. Quería buscar unos menos peligrosos para probar su teoría de que el padre de Draco tenía que ver con el inframundo.
—Ese libro no es parte del currículo—comentó Granger, mientras esperaba a que Goldstein comparara notas. Pobre ilusa. Todo el mundo sabía que no debías compartirle tus notas a un Ravenclaw; ellos harían lo que fuera para mantenerse como los más inteligentes. Granger lo miró intensamente:—¿Por qué investigas sobre ese tipo de criaturas?
—Porque me da la gana—respondió Theo encogiéndose de hombros, antes de añadir, dada la mirada de desaprobación de Neville:— ¿No te da curiosidad los guardianes del castillo?
—Pero ese libro es de la Sección Prohibida—musitó ella, frunciendo el entrecejo.
Theo rodó los ojos y mostró, por segunda vez ese día, su permiso firmado por el Profesor Lupin para tener ese libro:—Pedí permiso, Granger, ¿Qué me crees? ¿Alguien que buscaría una firma de un profesor para sacar un libro peligroso y haría experimentos sin supervisión?
Granger se sonrojó y tanto Potter como Weasley se tensaron. ¿Oh? Como que los Gryffindor no eran tan santos como se hacían llamar. Interesante.
—Theo, ayúdame con esto, ya me dio dolor de cabeza—pidió Draco, alcanzándole su “boceto” del ensayo para historia de la magia sobre las guerras de los duendes. Era una maraña, como siempre, pero Theo sabía cómo pensaba su amigo; con un movimiento de la varita hizo que una de las plumas comenzara a transcribir el texto, usando las palabras de su amigo.
—¡Eso es trampa!—dijo Granger aireada:—le estás haciendo el ensayo
—En lo absoluto; sólo estoy transcribiendo ordenadamente lo que hizo—replicó Theo, más por querer ponerla en su lugar que por defenderse:—soy mejor en el hechizo que él, por eso lo hago yo.
—¿Hay un hechizo para eso?—preguntó Weasley, mirando a Granger esperanzado.
—Te duele la cabeza—Potter había repetido, mirando a Draco intensamente:—¿Es por la dislexia o te duele desde ayer?
—Desde ayer—confesó Draco, haciendo una mueca:—pero no quiero que Pomfrey se enoje con Lupin; no es su culpa que yo me sobreesforzara.
—¿Quieres chocolate? Tengo un poco… Oh, aunque no sé si ayude—dijo el chico, sacando una rana de chocolate, que Draco aceptó ocultándola de inmediato. Draco era un experto en comer en clases (cosas que había aprendido durante la escuela muggle) y en lugares en donde no se suponía que comiera.
—Eres un ángel—dijo Draco, sonriéndole al tiempo que se echaba un trozo de chocolate a la boca y suspiraba un poco más tranquilo:—pero los Dementores, son de lo peor, definitivamente.
Toda la mesa asintió, y Theo se sintió sólo un poquito celoso de que Draco pudiera aprender a lidiar con los dementores sin ellos. El rubio había prometido enseñarles tan pronto como lograra hacer el hechizo, lo que indicaba que no era un problema de poder mágico sino de técnica. ¿Qué estaría haciendo mal el chico? Si tan solo Theo pudiera ver a Lupin hacer el hechizo para ver cómo se hacía…
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara, nos vemos la otra semana
Chapter 66: Olvídenlo, si es tan malo como Draco pensaba
Summary:
Draco tiene otra muestra de la hipocresía Gryffindor.
Notes:
Espero que les guste el capítulo de hoy :3 Hoy tenemos varios PoV porque me gusta mostrar a Draco desde diferentes perspectivas :D
Otro capítulo sin beta, porque aquí morimos como la mitad de la cabaña de Apolo.
Muchísimas gracias por leer, por dejar kudos y comentarios.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
64. Olvídenlo, si es tan malo como Draco pensaba
Remus miró a ambos chicos sentarse a descansar; habían estado practicando duro para aprender el encantamiento Patronus, pero era obvio que Harry estaba más cansado que Draco, así el rubio estuviera tratando de usar esa cosa extraña que hacía que otros vieran lo que no era. ¿Sería algo de los Black? Sirius nunca supo explicarlo; pero siempre tenía una forma de engañar a las personas y hacerles creer cosas diferentes. Igual que Regulus.
Remus miró a Draco interesado; recordaba aún aquella fiesta de Ostara en la casa Longbottom cuando había visto al niño por primera vez. Aún de bebé rebosaba de magia y curiosidad, y parecía que eso no había cambiado con los años.
—Han progresado mucho—dijo el hombre, mirando a los dos muchachos:—pero se están exigiendo demasiado; para magos de trece años conseguir siquiera un Patronus indistinto es un logro increíble; no se han vuelto a desmayar o vomitar…
—¡No lo hemos logrado aún!— Draco hizo una mueca, levantándose de un salto y mirando con desdén el cajoncito del Boggart.
—Creí que un Patronus debía embestir a los Dementores o algo—musitó Harry, visiblemente frustrado:—hacerlos desaparecer…
—Un Patronus real lo haría—Lupin le aseguró, entendiendo la frustración de ambos:—Pero han avanzado mucho en este corto periodo de tiempo; si los Dementores se aparecen en el próximo partido de Quidditch, serán capaces de mantenerlos a raya el tiempo suficiente para aterrizar en un lugar seguro.
—Dijo que era más difícil cuando eran muchos—Harry suspiró, triste y desolado.
Remus suspiró a su vez, antes de sonreírles y empezar a buscar en su maleta:—Tengo total confianza en ustedes.
—No—Draco siseó, enojado:—con todo respeto, Profesor. Debe haber una forma de que lo consigamos ¿Si quiera tiene que ser un recuerdo?
—Un recuerdo feliz es la mejor opción—Remus miró al chico, que había empezado a caminar en círculos, jugueteando con su varita y frunciendo el entrecejo.
—¿Qué hay de una persona?—preguntó el chico:—¿O un deseo? ¿Una película? ¿Tiene que ser un recuerdo mío?
—¿Eh?—Harry lo miraba confundido, mientras el mayor se enderezaba y observaba al rubio caminar ahora con los ojos cerrados y el ceño fruncido. El chico se detuvo de repente y respiró muy profundamente antes de extender su varita y recitar:—Expecto Patronum.
La voluta de humo plateado tenía más forma que antes; era alargada y daba vueltas perezosamente. Harry se levantó y procedió a sacar su varita otra vez, dispuesto a practicar más igual que el otro chico.
—Una última vez—pidió el rubio, bajando la varita y mirando el baúl con una determinación aterradora en sus ojos grises con vetas doradas:—Creo que ya sé qué estaba haciendo mal.
—¿Qué era?—preguntó Harry, curioso, a lo que el rubio se ubicó un par de pasos detrás. Listo para practicar.
—Me concentré mucho en recuerdos agridulces—respondió el chico simplemente:—en personas agridulces también.
El ojiverde frunció el entrecejo, pero apretó la varita mirando al baúl y luego al profesor:—¿Una última vez?
—Bueno—cedió el profesor, dándose cuenta de que no había forma de calmar a los dos chicos ya. Una parte de él, lamentaba que ese tendía a ser el efecto que los Black tenían en los Potter. Lo cual sólo lo hizo sentir peor, sabiendo lo que sabía del prófugo del último duo Black-Potter que había visto. Remus suspiró:—Una última vez y luego descansarán ¿de acuerdo?
—De acuerdo—Harry asintió.
—Capitán, sí, mi Capitán—replicó Draco y Remus respiró profundo antes de abrir la tapa del baúl.
—¡EXPECTO PATRONUM!
El grito de ambos chicos resonó en el aula, pero Remus no podía quedarse pensando en lo ruidosos que estaban siendo, en especial porque una cinta plateada había salido de la varita del rubio; un hocico alargado con colmillos, un par de largos bigotes, una crin que le recorría desde la cabeza hasta la cola, dos cuernos y orejas puntiagudas, y cuatro patas como de ave. Un dragón oriental, que se había enroscado alrededor de ambos chicos y mantenía al dementor lejos, llenando la habitación de calidez y luz.
La voluta que había salido de la varita de Harry se había disipado casi al instante, porque el chico había bajado la varita sorprendido y miraba el dragón impresionado. El rubio a su lado también parecía sorprendido y sonreía como un loco; estiró una mano para tocar al dragón que inclinó la cabeza.
—¿H-Haku?—fue la única palabra que salió de los labios del rubio antes de que trastabillara y las piernas le fallaran. Harry alcanzó a atraparlo, al tiempo que el hechizo se desvanecía. Remus se apresuró a guardar el boggart de nuevo y a ir hasta los chicos.
Draco se veía muy pálido y, junto con Harry, se había deslizado hasta el suelo, temblando pero sonriendo de lado:—¡Ja! ¡Hice un dragón!
Y con eso el chico perdió el conocimiento. Remus alcanzó a tomarlo del brazo antes de que se golpeara la cabeza y lo alzó para acomodarlo en una silla, que transformó en una camilla, para examinarlo; no parecía haber usado demasiada magia, sino más bien haber tenido una fuerte impresión. ¿Qué podría haberle causado esa impresión?
—No es justo—musitó Harry detrás de él:—¿Por qué Malfoy si lo logró y yo no?
Remus se acordó vagamente de aquella celebración de Ostara otra vez, de James quejándose de que Draco podría poner molesto a Harry porque al chico le gustaba ser el primero en hacer las cosas.
Algunas cosas definitivamente no cambiaban.
Remus decidió ofrecerle una cerveza de mantequilla (que llevaba en su maleta, con motivo de celebrar lo mucho que habían estado mejorando ambos) al ojiverde mientras esperaban a que Draco volviera en sí por sí solo.
El castaño también recordó vagamente que la última vez que estuvo bebiendo cerveza de mantequilla en el aula de Binns, había sido décadas antes, con sus mejores amigos; James había estado dibujándole cosas en la cara a un muy dormido Sirius, mientras Peter estaba de pie nervioso al lado de la puerta.
Algo que había pasado hacía tanto que parecía una eternidad, u otra vida más amable y menos llena de preocupaciones; un momento en el que los amigos parecían eternos y la confianza era algo que se daba casi sin preguntar.
Ahora él era el único que quedaba; Peter y James se habían ido y Sirius los había traicionado.
Y él estaba sentado una vez más, junto a un Potter que miraba pensativo a un Black inconsciente, qué curiosa forma tenía la historia de repetirse.
Bebieron su cerveza de mantequilla en silencio hasta que Harry dijo:—Profesor ¿qué hay bajo la capucha de un Dementor?
—Bueno…—El mayor bajó su botella pensativo:—las únicas personas que podrían saberlo no están en condición de decirnos; verás, el Dementor sólo se quita la capucha para usar su último y peor recurso.
—¿Qué es?
—Lo llaman el beso del Dementor—Remus no quería reírse, pero el nombre le parecía demasiado hermoso para lo horrible que era:—Lo hacen a aquellos que quieren destruir totalmente; deben tener una boca, porque juntan sus mandíbulas con la boca de la víctima y succionan su alma…
—¿Los matan?—Harry preguntó escandalizado.
—Oh no, mucho peor que eso—Remus hizo una mueca, pensando en las últimas personas a las que se había dado la orden de besar:—Puedes existir sin tu alma ¿sabes? Mientras tu cerebro y corazón sigan funcionando. Pero no tendrás consciencia de ti mismo, ni memorias, ni nada… No hay forma de recuperarse; sólo existirás. Como un cascarón vacío, y tu alma se irá para siempre, perdida.
Remus tomó otro sorbo de su cerveza de mantequilla, pensativo:—es el destino que le espera a Sirius Black; eso decía el Profeta esta mañana… El ministerio le ha dado permiso a los Dementores de hacerlo si lo encuentran.
—Que horrible—la voz de Draco los hizo sobresaltarse; el chico parecía haber despertado y haberles escuchado:—Para efectos prácticos lo dejan muerto; sin su alma, su esencia dejará este mundo, y peor que muerto porque no podría ir a ningún inframundo, ni volver con Lady Magia ¡Es horrible! ¿Quién se merece eso?
—¿Un asesino traidor tal vez?—preguntó Harry, levantándose aireado ante la pregunta de Draco. El rubio lo miró fijamente, su expresión oscura y distante.
—En serio crees eso—no era una pregunta, si no una afirmación, y el rubio parecía tan listo para golpear a Harry antes, simplemente se bajó de un salto de la camilla sin siquiera mirarlo:—Espero que no sean esos los pensamientos que te impiden hacer el patronus.
El chico tomó su capa y se la puso, y volteó a mirarlos un momento:—Gracias por la clase, profesor, no creo que vuelva.
—¿Cuál es su problema?—Harry hizo una mueca en cuanto el chico se fue:—primero habla de juzgar a las personas por sus actos y luego se enoja porque alguien reciba su merecido.
Remus no dijo nada, pensando que él tampoco creía que nadie mereciera un destino tan horrible como ese.
🙟✦🙝
—¿Eso es un dragón?—Theo preguntó impresionado cuando Draco convocó a su patronus en la comodidad de un aula vacía; era mil veces más fácil de hacer sin ningún dementor cerca con sus voces carrasposas ni los gritos de las almas siendo digeridas lentamente.
El dragón (que luego de que Draco lo mirara más intensamente, tenía cierto parecido con Haku) dio un par de vueltas alrededor de ellos, llenándolos de calidez.
—Es un dragón oriental—dijo Draco muy orgulloso, manteniendo el hechizo con facilidad ahora que no había nada que se lo impidiera. De hecho, podía sentir cómo su núcleo mágico usaba su energía extra para alimentar el hechizo. ¿Habría encontrado la forma perfecta de deshacerse de magia extra?
—¿Y qué dijo el profesor Lupin?
—Estaba muy impresionado, pero no voy a volver a ir.
—¿Y porqué no?
—Para empezar; odio escuchar a los dementores—Draco dijo con firmeza:—tampoco me aguanto mucho a Potter si no estoy dándole una paliza…—El rubio se mordisqueó el labio:—además no quiero seguir viendo caras de D-dementores después de saber para qué son las cosas que les salen de la boca.
—¿Cosas que les salen de la boca?
—Lo he visto un par de veces; son una especie de tentáculos o garras, no sé—Draco se estremeció:—y los usan para agarrar el alma de las personas. ¿No es horrible?
Theo hizo una mueca:—Lo es, por eso es la pena capital.
—¿No te parece exagerado?
—¿Preferías que fueran ejecutados?
—Sinceramente, si… Pero preferiría que nadie tuviera que morir violentamente o perder su esencia de esa forma.
El pelinegro suspiró, acariciando la crin del dragón con suavidad. Por alguna razón él sí podía tocarlo y se sentía muy cálido en el pecho cuando lo hacía.
—¿Cuándo vas a dejar de ser tan inocente?—preguntó su amigo finalmente, con algo de tristeza:—Sabes perfectamente que lo que le espera a Luke es la muerte; probablemente una muerte violenta en medio de una batalla brutal.
—Lo sé—Draco suspiró, sentándose en uno de los pupitres en flor de loto y mirando cómo el dragón seguía dando vueltas a su alrededor. Se estaba empezando a sentir cansado:—Créeme que lo sé; sé que no hay marcha atrás ya, que no hay forma de que Luke se salve… sin embargo…
—¿Te gustaría salvarlo?—Theo preguntó, como si adivinara los pensamientos de su amigo. Tal vez por eso eran mejores amigos o tal vez era porque eran mejores amigos, pero el chico siempre parecía saber qué pensaba Draco. Casi como si compartieran un vínculo.
—No hay forma de hacerlo—Draco dijo con firmeza, rascándose el pecho sin pensarlo mucho.
Ya no hay salvación para mí, Draco… Pero ¿quién dice que quiero que me salven?
Tú, tú lo dices, cada vez que hablas conmigo.
Yo no…
Si realmente no lo quisieras estarías más ocupado tratando de llevarme a tu lado
¿Quién dice que no lo estoy haciendo?
Pues no pareces tratarlo con mucha fuerza…
Del lado de Luke sólo vino una sensación general de molestia y Draco ocultó una risita ¿Qué dirían sus amigos si supieran que hablaba cómodamente con Luke casi todas las semanas? ¿Qué diría Percy? Draco no quería pensar en lo enojados que estarían todos.
—Oye, Theo…—Draco miró a su amigo, teniendo una idea de repente:—¿Sabes hacer ingeniería inversa?
Theo lo miró un momento, confundido:—¿Qué clase de cosa extraña es eso?
—Es cuando tomas algo ya hecho y desde ahí averiguas cómo funciona y qué lo hace funcionar de esa forma—explicó el rubio, a lo que su amigo asintió lentamente.
—Podría hacerlo supongo—dijo el chico, mirándolo con curiosidad. Bien:—¿Qué quieres que… revise?
—Quería ver si podías revisar los espejos de ida-y-vuelta y crear algo parecido en cuadernos—explico el rubio:—así podríamos estar en contacto todo el tiempo.
—¿Quiénes?
—Tú y yo, por supuesto
Theo lo miró intensamente, mientras el chico le entregaba uno de los espejitos:—Veré que puedo hacer
—Eres genial, Theo
—Por supuesto que lo soy.
🙟✦🙝
—Potter—Malfoy empujó a Lavender con una patada, y la chica rodó y de un salto quedó de pie de nuevo, lista para atacar con sus hachas:—¿Qué haces aquí?
—Entrenar—El pelinegro replicó, algo sorprendido por la súbita animosidad del rubio. A un lado Nott afilaba sus dagas y Goldstein y Lovegood repasaban unos movimientos con sus espadas raras.
—Creí que era demasiado para ti—replicó el rubio, sin dejar de mirar a la castaña, que se lanzó de vuelta hacia él, casi cortándole con una hacha lanzada con precisión:—Mucho mejor, Brown, mantén un ritmo más lento para no cansarte tanto.
—Es que no entiendo como hacen para hacer todo y aún así venir a entrenar—Harry se sentía molesto con el rubio por haber logrado hacer el patronus antes que él, y aún más porque parecía que el chico siempre tenía tiempo para todo.
—Se llama multitasking—replicó el rubio, parando otro hachazo con la lanza y contraatacando con fiereza:—Eso y tener un buen grupo de estudio.
Harry hizo una mueca, mirando de reojo a Nott que estaba admirando sus dagas con interés, ignorando a los otros. Lavender y Malfoy se separaron, cansados y bajaron las armas. Lavender se dejó caer sobre un pedazo de pasto mientras el rubio fue hacia un tocón y se sentó en él, sacando una botella de su mochila y tomando un buen trago de agua.
Su camisa de hoy tenía muchas bolitas esponjosas negras que tenían cada una un par de ojos enormes, y sostenían estrellitas de colores. El cabello lo tenía recogido en una coleta alta, y varios mechones se habían salido de ella.
—¿Sabes, Potter?—el rubio lo miró intensamente:—no vuelvas a sentarte con nosotros en el grupo de estudio.
—¿Por qué?—Harry apretó los puños, algo molesto.
—Porque Granger no sabe trabajar en equipo—Explicó Malfoy con tranquilidad:—Y Weasley es incapaz de concentrarse y dejar que los otros hagan las cosas tranquilos. Ya suficiente tengo con mi propia cabeza poniéndome trabas para tener que aguantarme que un wannabe me esté molestando por existir.
—Ron no…—pero Harry no pudo terminar la oración, porque la verdad era que Ron había demostrado ser abiertamente hostil hacia cualquier Slytherin por principio, sin importarle si la persona era o no mala. De hecho, él mismo había asumido de inmediato que el rubio era una mala persona, pero el chico no había hecho nada realmente malo para merecerse las sospechas; sólo era algo brusco al hablar.
—Ron es un idiota—dijo Lavender, estirando un poco y suspirando, evidentemente agotada:—Pregúntale a Hermione; la pobre siempre termina en malos términos porque él es muy grosero y no la deja tranquila.
Harry quería discutirle, pero la verdad era que Ron tendía a saltar a conclusiones y atacar mucho a la castaña:—Vale, no voy a volver a llevarlos…
—Mejor—dijo Goldstein con un suspiro:—la Weasley pequeña me cae mucho mejor, y no me parecía muy bien la forma tan despectiva en la que la trata.
—Ginny es genial—asintió la chica a su lado, con su expresión de sorpresa permanente:—y es muy amable.
Harry decidió simplemente quedarse callado, porque parte de él se sentía mal de no poder defender a su amigo, y acercarse al rubio:—No fuiste a la lección de hoy.
—Dije que no iba a volver—respondió él encogiéndose de hombros:—Ya sé hacer mi patronus, no necesito quedarme allá.
—Lo hiciste sólo una vez. ¡Y te desmayaste!
El rubio lo miró con fijeza, y sin perder un segundo sacó su varita y entonó, con tono cansino:—Expecto Patronum
Harry apretó los puños al ver el dragón salir de la punta de la varita del chico y darle una vuelta al claro antes de volver hasta él y acomodarse a su alrededor. El ojiverde asumió que el salto de su estómago al verlo tan magnífico con el dragón a su espalda era sólo la cochina envidia que le tenía.
—¿Ves, Potter?—dijo Malfoy con tranquilidad, antes de levantarse del tocón y despedir al patronus con un movimiento de la mano:—No necesito seguir yendo, pero te deseo la mejor de las suertes para tratar de conseguir uno… Ahora, ¿vienes a entrenar o a quejarte?
Harry bufó y asumió posición de pelea, sacando su espada. El rubio sonrió divertido y se lanzó hacia él con esa rapidez inaudita que lo caracterizaba. El ojiverde apenas pudo desviar el primer ataque que venía con demasiada fuerza, gracias a la fuerza extra que su “accidente” le había proporcionado. Harry pronto estaba casi bailando con el rubio, luchando, desviando ataques y lanzándose en lo que lentamente se volvía un baile coordinado; el rubio era más rápido, pero Harry podía aguantar mejor los ataques y tenía muy buenos reflejos.
Siempre lo divertía mucho el entrenar con el chico; lo llevaba a los límites, a pensar rápido y a hacer cosas inesperadas.Era posible que por eso le hubiera sentado tan mal que el chico no estuviera en la clase de Patronus de ese día; extrañaba a su compañero.
Harry no se lo iba a decir.
🙟✦🙝
El Hurón miró fijamente al perro negro que se había detenido en seco frente a él. El perro iba siguiendo un gato con cara aplastada que lo miró fijamente con sus ojitos amarillos, y el hurón sintió un escalofrío.
El mustélido pudo haber huido, pero algo en los ojos del perro y del gato le daba a entender que no eran comunes, no. Había algo que le recordaba a sus propios ojos, eso y que ninguno de los dos se había movido para atacarlo.
—¿Quiénes son y qué hacen aquí?—preguntó él en la serie de chillidos particulares que los de su “especie” harían.
—¿Otro animago?—preguntó el perro, a su vez, haciendo que el hurón se tranquilizara marginalmente:—¿Cómo te llamas?
—Howl ¿y tú?
—Padfoot
—Ese no es un nombre real.
—Howl tampoco lo es…—replicó el perro sacudiendo la cabeza. Se veía flaco y desaliñado, y a Draco le dio un poco de angustia verlo así, porque además, ese nombre sí le sonaba de algo.
—¿Tienes hambre?—preguntó el chico, dando un par de pasos hacia un lado:—Puedo darte algo de comer… Sirius.
El Perro se tensó:—¿cómo-?
—Madre… en sus diarios decía que así te gustaba que te dijeran cuando eras perro
—¿Madre?—El perro se acercó lentamente y olisqueó al chico:—¿Primito?
El hurón dio un par de saltos hacia atrás y se transformó de vuelta en persona, mirando al perro con fijeza:—Hola, primo Sirius.
El perro lo miró un momento, antes de dar una vuelta y volverse el hombre que Draco había visto en los diarios, demacrado, cansado y sucio. El rubio rebuscó en su mochila y sacó un tupper con unos cuantos sándwiches que había guardado del almuerzo para su pequeña excursión. El hombre lo miró con sospecha, pero tomó el tupper y se sentó para comerse los sandwiches:—¿No vas a entregarme?
—No—dijo Draco con firmeza:—si te entrego te entregarán a los dementores.
—¿Y no crees que lo merezco?
—Nadie se merece eso.
El hombre bufó antes de comerse los sándwiches en silencio. Draco recordaba los recuerdos de su madre, los que había encontrado hacía tanto tiempo Percy en el salón de rituales; el hombre había salido en ellos cuando todavía era un niño, y, aunque había crecido y los años no habían sido amables con él, Draco podía ver todavía algunas de los rasgos de ese chico, y rasgos de su propia madre en él.
La nariz recta y las cejas arqueadas, los ojos penetrantes. Draco sintió unas ganas absurdas de preguntarle cosas al hombre sobre su infancia y su madre, pero no le parecía un buen momento.
—¿Desde hace cuánto eres un animago?—el hombre preguntó, relamiéndose los dedos y aceptando el termo con té que Draco le ofreció, solícito.
—Desde el año pasado ¿y usted?—el rubio preguntó algo contento de poder saber más sobre su familia. Así fuera un seguidor de Aquel-que-no-debe-ser-nombrado… Aunque su madre había sido muy categórica en insistir en la inocencia del hombre; a lo mejor había sido inculpado. ¿Sería ese el caso?
—Desde cuarto grado—respondió el hombre, impresionado:—Diría que me sorprende que lo hicieras tan joven, pero desde pequeño nos sorprendías con tu magia.
—¿Me conoció de pequeño?
—Tu madre quería… Vino a mí por ayuda para sacarte de aquí.
—¿Usted la ayudó a llevarme a Estados Unidos?
—Por supuesto que la ayudé; Cissy era mi prima favorita… Aunque se casara con Malfoy.
Draco no pudo evitar reírse ante eso, a lo que el hombre se rió también. El rubio miró fijamente al hombre, tratando de ver si podía ver detalles de su futuro, pero no había ningún beso de ningún dementor en él. Un escalofrío de expectativa lo recorrió.
—No creo que usted traicionara a los Potter—dijo con firmeza:—ni que vinieras a atacar a Potter.
—¿Oh? ¿Y eso?—el hombre parecía curioso.
—Soy buen juez de carácter—mintió Draco encogiéndose de hombros; más bien era que le gustaba pensar eso, pero no podía asegurarlo.
—Pero si es mi culpa que ellos murieran—El hombre dijo, con expresión sombría y Draco vio en él la misma culpa que lo había acosado cuando creyó que Sally había salido herida por su culpa. A su mente vinieron las palabras de su madre: “que él traicionara a los Potter sería como si tú traicionaras a los Jackson”.
—¿Es tu culpa que ellos murieran como es culpa de la lluvia que hayan arcoíris?—preguntó entonces el rubio:—¿O activamente hiciste cosas para que ellos muriesen?
El hombre lo miró un momento, frunciendo el entrecejo:—¿acaso importa?
—A mi me importa—Draco dijo con firmeza:—porque si tú no querías que eso pasara, aún podemos convencer a Padre de que nos ayude a que tengas un juicio
—¿Por qué harías eso?
—Porque eras el primo favorito de mi mamá
El hombre lo miró un momento y sonrió de lado, negando con la cabeza:—déjame pensar mi respuesta.
—Vale—Draco asintió.
—¿Me ayudas a entrar al castillo?
—No… ¿A menos de que quieras deberme un favor?
—¿Deberle un favor a un Malfoy? No, gracias
Ambos hombres se echaron a reír y Draco se despidió del mayor, diciendo que tenía que seguir con su travesía; iba a ir lo más cerca de los dementores que pudiera para ver si podía usar su patronus contra ellos. Así sabría si estaba preparado para los juegos que se avecinaban.
El hurón volvió a avanzar por el bosque hasta que sintió el frío reptar por su columna, y las voces susurrantes de los dementores. Estaba casi al borde de los terrenos del colegio y la presencia de los Dementores era casi palpable. Con cuidado se transformó de vuelta en humano y sacó su varita, antes de arrebujarse en su capa, mirando alrededor.
Entonces lo vio; una figura cubierta por un sudario, con manos putrefactas que se deslizaba hacia él. Draco tragó saliva, sintiendo un escalofrío recordarle la espalda al tiempo que los gritos de las almas en desgracia le llenaban la cabeza y la voz del dementor se colaba en su mente como el frío se colaba en sus huesos:—un alma… mía… devorar…
Draco negó con la cabeza y apretó la varita apuntando a la creatura que se acercaba. En su mente, una sonrisa torcida y un abrazo cálido lo mantenían a flote:—Expecto Patronum
El dragón era menos corpóreo que antes, pero aún flotaba nebuloso alrededor de Draco, ofreciéndole protección del dementor que chilló, alejándose.
—Luz mala… Luz duele… Cálida…No—siseó el ser, alejándose:—¿Por qué? Luz mala, luz duele.
—No tendría que usarla si no trataras de lastimarme—replicó Draco, molesto, sintiendo una migraña venir por los chillidos de la criatura.
—Un señor del inframundo… ¿Por qué me lastima, señor?...—Se quejó el ser, moviendo la cabeza hacia Draco. ¿Señor del inframundo? ¿Qué?
—¿Por qué dices eso? Yo no soy ningún señor del inframundo
—Huele a muerte, huele a inframundo, es un señor.
Draco frunció el entrecejo, pero asumió que debía ser por el rato que había hecho con Hades para mantenerse con vida, o tal vez todos los Cthonicos olían así:—¿Qué significa que sea un señor?
—No entiendo la pregunta, mi señor, ¿Puede quitar la luz? Duele, quema, lastima.
Draco hizo una mueca, e hizo que el dragón se alejara un poco, pero mantuvo el hechizo. El dementor se calmó un poco, igual que los chillidos en su cabeza.
—¿Puedo ordenarte cosas?
—No, mi señor… A menos que haga un pacto conmigo, sí… Yo lo obedeceré a cambio de su alma, deliciosa alma, buena alma.
—Eh, no, gracias—dijo Draco, notando que el ser parecía decepcionado con ello.
🙟✦🙝
—¿No quieres venir a la celebración, Draco?—Neville preguntó, tomando la mano de su novio que llevaba una bufanda azul con bronce, apoyando al equipo de Ravenclaw que acababa de perder contra Gryffindor (no era de sorprender teniendo en cuenta cómo iba Harry volando en su Saeta de Fuego, dándole moral al equipo).
—Sabes que no podría—Draco le besó el dorso de la mano y le sonrió, aunque la sonrisa no le llegaba a los ojos; últimamente el rubio se veía más y más cansado y triste por alguna razón. Pero cada que el pelinegro le preguntaba a él o a sus amigos insistían que era simplemente por las clases; que Draco se esforzaba demasiado para poder quedar entre los primeros puestos.
—No es justo, yo voy a las tuyas sin problema—Neville hizo una mueca, y Draco se abrazó a él.
—No te preocupes, podemos festejar después si quieres, aunque voy a ganarle a Potter.
—¿Incluso con su Saeta de Fuego?
—Incluso con eso.
—El equipo está jugando mejor que nunca; tanto que tus compañeros trataron de asustar a Harry—Neville rió a lo que Draco se soltó y le hizo un puchero.
—De verdad que Vincent y Gregory le hacen caso a cualquiera, mira que disfrazarse de dementores ¿Qué estaba pensando Blaise?—Draco negó con la cabeza, y Neville rió bajito ganándose un leve empujoncito y una sonrisa por parte de su novio.
—¿Seguro no quieres intentar venir?—El pelinegro preguntó mientras guiaba al chico de vuelta al castillo con las manos entrelazadas.
—No queremos serpientes en nuestra celebración, Neville—siseó Ron, que los había alcanzado a escuchar, haciendo que varios de los chicos los miraran mal.
—No te preocupes, leoncito, luego celebramos—Draco le dio un besito en la mejilla y le sonrió, soltándole la mano para irse hacia donde su prima y amigos estaban hablando. Nott miró a Neville con una expresión difícil de entender, y le dijo algo a Draco que lo puso de mal humor de inmediato. ¿Qué le habría dicho?
—¿Por qué invitaste a Malfoy a la celebración?—preguntó Dean, haciendo una mueca:—Es un Slytherin.
—Que siempre me invita a sus celebraciones—le recordó el otro chico con un suspiro:—Y no es tan malo como ustedes lo hacen ver.
—Sus amigotes trataron de asustar a Harry durante el partido.
—No son amigos, son compañeros de clase ¿O ustedes son amigos con todos los de nuestro año?
—Jeez, Neville—Seamus intervino, pasando un brazo por encima de los hombros de cada chico:—si te defendieras la mitad de lo que defiendes a Malfoy, nadie se metería contigo, ni siquiera Snape.
Neville hizo una mueca, pero no dijo lo que pensaba (parcialmente porque Lavender estaba por ahí y si Draco se enteraba estaría molesto), que él se merecía que lo molestaran porque era torpe y tonto, en cambio, Draco era tan inteligente y amable, y merecía una oportunidad.
Los otros se estaban riendo de la idea de Neville enfrentándose a Snape, y recordando cómo se veía con la ropa de su abuela, pero Neville no podía dejar de pensar en la forma en la que la sonrisa de Draco prácticamente había desaparecido apenas se separaron.
¿Qué le habría dicho Nott?
Bueno, le preguntaría al día siguiente, por ahora sólo tenía que disfrutar con los demás de la celebración.
🙟✦🙝
—Okay pero, la verdad es que las trencitas no son mi estilo—Draco le insistió a Daphne, mientras caminaban rumbo al Gran Comedor para desayunar:—además ¿no es como apropiación cultural que las use?
—No sé, pero se te verían bonitas
—No creo; me gustan una o dos, pero no todo el cabello
—Vale, pero mantengo mi punto.
—Acordemos no estar de acuerdo entonces—Draco le sonrió a la rubia, quién suspiró, negando con la cabeza y sonriendo a su vez.
La sonrisa del rubio desapareció apenas vio la mesa de Gryffindor, y vio a Neville solo en una punta, sollozando bajito. Draco se separó de sus amigos y fue de inmediato a ver a su novio:—¿Nevs? ¿Qué pasó, cielo? ¿Estás bien?
Neville sollozó más fuerte cuando Draco lo abrazó. Varios Gryffindors los fulminaron con la mirada:—P-por mi culpa casi matan a Harry.
—Shhh—Draco susurró, acariciándole el cabello:—Ven conmigo.
Y sin esperar, tomó al chico de la mano y lo guió al otro lado del comedor para sentarlo con él y sus amigos en la mesa de Slytherin. Cuando varios los miraron, él los fulminó con la mirada, como advirtiéndoles que no dijeran nada, y nadie lo hizo.
—¿Qué pasó, Neville?—preguntó Daphne ofreciéndole un pañuelo para que se limpiara las lágrimas. Un puesto más allá Theo estaba preparando un té de manzanilla con miel para acercárselo
—Que soy un imbécil—hipó el chico, limpiándose las lágrimas molesto con el pañuelo:—dejé que Black se colara a los dormitorios y casi mata a Harry.
—Bueno, pero ¿y lo malo?—trató Blaise, ganándose varias miradas de decepción por parte de Theo y Daphne, y una mirada de odio por parte de Draco, que le acarició el cabello a su novio con gentileza.
—Cuéntame bien qué pasó, cielo—dijo Draco con dulzura, tomando las manos de Neville para ponerle la taza de té en ellas y proceder a limpiarle él las lágrimas:—estoy seguro de que no fue a propósito; no habrías tratado de hacerle daño ¿verdad?
—¡Pero eso lo hace peor!—Neville balbuceó, antes de tomarse un largo sorbo del té, instado por el rubio. Respiró profundamente y ahogó un sollozo antes de musitar:—Es que… Perdí la hoja donde tenía las contraseñas de la semana ¡Y Black la encontró y la usó para entrar!
Draco lo abrazó con fuerza y le acarició el cabello:—Pero ¿alguien salió herido?
—N-no… Black se equivocó de cama y no le hizo nada a Ron—Neville se aferró a su novio que seguía consolándolo con gentileza.
—Vale, entonces no te preocupes—Draco aseguró, abrazándolo con fuerza:—Vamos a ver cómo hacer para que la próxima vez sólo tú puedas leer tu hoja de las contraseñas, y así no volverá a pasar.
—P-pero…
—Por ahora come, tenemos el día lleno de clases y no quiero que te vayas a desmayar por no haber comido.
Neville lo miró con los ojos llenándose de lágrimas, antes de mirar alrededor y ponerse primero muy pálido y luego muy rojo:—¿E-estamos en la mesa de Slytherin?
—No te preocupes, si alguien dice algo, lo maldigo—Draco aseguró, mirando a la mesa con gesto de advertencia antes de volverse a su novio y susurrarle al oído:—incluso maldeciría al profesor Snape, por ti
—¡Draco!—Neville miró a ambos lados escandalizado, causándo varias risas de los amigos del rubio.
—Haría lo que fuera para que seas feliz—dijo Draco, sabiendo que era completamente cierto, y que se enfrentaría a cualquiera por el chico. Que haría lo que fuera, incluso dejarlo, para asegurarse de que el chico estuviera feliz y bien.
—Te amo—musitó Neville bajito, ganándose un “awwwn” por parte de Daphne, Millicent y Pansy, y un “consíganse un cuarto” por parte de Blaise y Theo.
—Yo también te amo, mi leoncito—Draco le robó un besito y luego le acercó un tazón de gachas de avena:—ahora come, por favor.
Y con eso Neville comenzó a preparar su comida y a comer, más tranquilo mientras los Slytherin procedían a retomar otras conversaciones y a incluirlo, si sólo para mantener a Draco tranquilo.
Pronto Pansy, Theo y Neville estaban enfrascados en una conversación sobre tipos de plantas que sembrar juntas en los jardines y Draco se sentía mejor; sin embargo, lanzaba malas miradas a la mesa de Gryffindor cada tanto.
En una ocasión su mirada se cruzó con la de Brown que acababa de llegar, y frunció el entrecejo al ver a Neville sentado con ellos, pero en vez de pelearle a Draco fue a pelearle a sus compañeros de casa, bien. Como que la castaña estaba aprendiendo finalmente.
Al finalizar la comida, Draco tomó una mano de Neville mientras Daphne se le enganchaba del brazo sonriente; tenían la primera clase juntos, así que podían acompañar al chico un buen rato.
Sin embargo, a ellos se acercó Potter, mirándolos con expresión de sentimientos encontrados; frunciendo el entrecejo y con la boca apretada en una fina línea.
—Neville—llamó el ojiverde, parándose frente a ellos:—Yo… Uhm… No fue tu culpa, no te preocupes; yo… Estamos bien, ¿vale?
Draco sintió la mano de Neville aferrarlo con fuerza, mientras el chico asentía, con los ojos llenos de lágrimas:—en serio lo siento, Harry… Yo no quise...
—Sé que no lo harías, Neville, sólo… Uhm, sé más cuidadoso la otra vez… ¡Oh! Podríamos hacer que alguno te acompañara siempre que fueras a entrar para que no tuvieras que recordar las contraseñas tanto, ¿Te parece?
—Lo pensaré—Neville asintió y el ojiverde asintió a su vez, antes de mirar al rubio un momento y darse la vuelta para ir con sus amigos. ¿Por qué Draco sentía que el chico le quería decir algo?
Lo que fuera no importaba; lo que importaba ahora era que Neville estaba más tranquilo y que la próxima vez que viera a su primo iba a golpearlo por hacer llorar a su novio.
Por eso y porque ¿qué necesidad había tenido de tratar de atacar a Potter? Había algo que no le cuadraba y el rubio necesitaba más información antes de decidir si era mejor entregar a su primo o no.
🙟✦🙝
—¿Qué haces solo por aquí, Weasley?—preguntó Malfoy, haciendo que Harry se detuviera en seco ¿Qué hacía ahí? ¿No iba a acompañar a Neville durante la salida a Hogsmeade?
—¿Qué te importa, Malfoy?—siseó Ron, cruzándose de brazos y dándole la espalda a la Cabaña de los Gritos. Malfoy rodó los ojos cansadamente. Estaba solo, lo cual era extraño de ver en especial dado que los Slytherin tendían a ir en grupitos.
—Oí que van a hacer una audiencia para Buckbeak—el rubio dijo, cambiando de tema:—Espero que tu amigote Hagrid logre que le den derechos de visita para el pobre bicho; tiene cara de que son muy unidos.
—¿Y eso a tí qué te importa?
—Pues que mi padre fue para asegurarse de que no vayan a sacrificarlo; creí que a lo mejor tendrías información.
—Nada que vaya a compartirte, Malfoy.
Malfoy suspiró audiblemente y rodó los ojos, negando con la cabeza:—púdrete Weasley, de verdad.
El rubio había comenzado a avanzar hacia la Cabaña de los Gritos, y Ron lo miró extrañado:—¿Qué crees que haces, Malfoy?
—¿No es obvio? Quiero verla de cerca—El rubio avanzaba entre el barro con la mirada fija en el suelo mientras se abría paso hacia la Cabaña.
—Está embrujada
—Eso he oído ¿acaso te da miedo, Weasley? ¿Dónde quedó la valentía Gryffindor? ¿En el castillo con Neville?
—Neville está castigado.
—Y se nota que no tiene buenos amigos entre los tuyos porque ninguno se quedó con él.
Harry se sintió mal. Se suponía que él debía haberse quedado en el castillo a compartir con el chico; aunque fuera hacer tareas con él o algo. Ron había empezado a seguir a Malfoy por el camino de barro.
—¿No eres su novio? ¿por qué no estás con él?
—Porque quedé en llevarle unas cosas y me pidió que explícitamente me divertiera por ambos en la salida.
—Si, claro; sólo estás manipulando—Ron bufó, y Malfoy se detuvo en seco, volteando a mirarlo; su expresión era peligrosamente neutra y Harry sintió un escalofrío.
—Cállate, Weasley—dijo Malfoy, con la voz fría como el hielo:—No sabes de lo que hablo.
—¿Qué no? ¡todos saben que eso es lo que pasa! ¿Qué estás planeando con Neville? ¿Le estás lavando el cerebro para que te deje entrar en los dormitorios para que puedas hacer trampa o algo?
Harry miró alrededor, pensando en qué podría hacer para evitar que el rubio asesinara al pelirrojo.
—Cállate, Weasley—siseó Malfoy, a su alrededor las piedras del camino habían empezado a flotar y la magia parecía estar a punto de desbordarse del chico.
Harry tomó algo de lodo del camino y se apresuró a caminar para quedar detrás del rubio. Justo cuando Ron notó que tal vez se había pasado un poco, Harry lanzó la bola hacia la parte de atrás de la cabeza de Malfoy.
El golpe sonó húmedo y pronto el cuidado cabello estaba chorreando suciedad.
—¿Qué demo-?—Malfoy volteó a mirar con rapidez, tratando de limpiarse el cabello. Una de las rocas había estallado. El rubio miraba alrededor preocupado como si de repente hubiera pensado en los fantasmas que podrían haber por ahí.
Harry avanzó otro poquito y tomó más barro para lanzárselo, pero al lanzarlo el rubio giró en mal momento y el barro se estrelló contra su rostro. El pelinegro dio un paso hacia atrás, preocupado, y al hacerlo evitó por poco un rayo de magia que el rubio había lanzado en su dirección general. Oh no.
—¿Quién está ahí?—siseó Malfoy, quitándose el barro del rostro y mirando alrededor con instinto asesino.
Harry trastabilló un poco, al retroceder para quitarse del campo de ataque del rubio, pero al hacerlo pisó el borde de la capa y esta se deslizó de su cabeza. Malfoy lo miró sorprendido.
—Oye Malfoy—trató de llamar Ron, causando que le rubio desviara la mirada un segundo (lo suficiente para que Harry volviera a ponerse la capa). Malfoy volvió a mirar y frunció el entrecejo, antes de chasquear la lengua y tocarse el pelo.
—Luego me encargo de tí, Weasley—siseó, bajo, como amenaza, antes de salir corriendo como alma que llevaba el diablo, y Harry supo de inmediato que debía volver a la escuela, porque seguro Malfoy no iba a dejar pasar eso cómo había dejado pasar otras cosas antes. Mierda.
🙟✦A suivre~✦🙝
Notes:
Espero que les gustara, gracias por leer

Pages Navigation
Stubborn_Captain_of_the_Eye on Chapter 1 Tue 30 Jul 2024 05:00AM UTC
Comment Actions
Lapizera_android on Chapter 1 Tue 30 Jul 2024 05:09AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 1 Tue 30 Jul 2024 05:16AM UTC
Comment Actions
Lapizera_android on Chapter 1 Wed 31 Jul 2024 06:37AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 1 Wed 31 Jul 2024 07:09PM UTC
Comment Actions
Lapizera_android on Chapter 1 Sat 03 Aug 2024 05:20AM UTC
Comment Actions
Lapizera_android on Chapter 1 Tue 30 Jul 2024 05:05AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 1 Tue 30 Jul 2024 05:14AM UTC
Comment Actions
Lapizera_android on Chapter 1 Wed 31 Jul 2024 06:30AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 1 Wed 31 Jul 2024 07:06PM UTC
Comment Actions
Lapizera_android on Chapter 1 Sat 03 Aug 2024 05:03AM UTC
Comment Actions
co_ci611 on Chapter 1 Tue 15 Jul 2025 11:14AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 1 Tue 15 Jul 2025 07:36PM UTC
Comment Actions
River_541 on Chapter 1 Tue 28 Oct 2025 04:13PM UTC
Comment Actions
DracoMezzo on Chapter 4 Sat 17 Aug 2024 04:31PM UTC
Last Edited Sat 17 Aug 2024 04:31PM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 4 Sun 18 Aug 2024 03:09AM UTC
Comment Actions
Leo529007 on Chapter 4 Sat 12 Jul 2025 01:44AM UTC
Comment Actions
DracoMezzo on Chapter 5 Mon 19 Aug 2024 03:26AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 5 Wed 21 Aug 2024 07:20PM UTC
Comment Actions
Leo529007 on Chapter 5 Sat 12 Jul 2025 01:54AM UTC
Comment Actions
Leo529007 on Chapter 5 Sat 12 Jul 2025 01:56AM UTC
Comment Actions
DracoMezzo on Chapter 6 Mon 19 Aug 2024 04:29PM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 6 Wed 21 Aug 2024 07:22PM UTC
Comment Actions
DracoMezzo on Chapter 8 Tue 27 Aug 2024 05:05PM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 8 Wed 18 Sep 2024 01:07PM UTC
Comment Actions
DracoMezzo on Chapter 9 Mon 02 Sep 2024 03:36PM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 9 Wed 18 Sep 2024 01:08PM UTC
Comment Actions
Tauykerana on Chapter 9 Thu 05 Sep 2024 12:28AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 9 Wed 18 Sep 2024 01:08PM UTC
Comment Actions
Lyra_fire on Chapter 9 Mon 16 Sep 2024 02:11AM UTC
Last Edited Mon 16 Sep 2024 02:13AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 9 Wed 18 Sep 2024 01:09PM UTC
Comment Actions
DracoMezzo on Chapter 10 Mon 09 Sep 2024 04:24PM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 10 Wed 18 Sep 2024 01:10PM UTC
Comment Actions
Tauykerana on Chapter 10 Sat 14 Sep 2024 12:49AM UTC
Comment Actions
La_Lleyi on Chapter 10 Wed 12 Mar 2025 12:09AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 10 Thu 13 Mar 2025 10:28PM UTC
Comment Actions
DracoMezzo on Chapter 11 Mon 16 Sep 2024 03:12PM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 11 Wed 18 Sep 2024 01:11PM UTC
Comment Actions
Leo529007 on Chapter 11 Sat 12 Jul 2025 02:26AM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 11 Sun 27 Jul 2025 10:25PM UTC
Comment Actions
DracoMezzo on Chapter 12 Tue 24 Sep 2024 03:45PM UTC
Comment Actions
Bex_n_Lavrants on Chapter 12 Wed 25 Sep 2024 03:18PM UTC
Comment Actions
Tauykerana on Chapter 12 Thu 26 Sep 2024 12:22AM UTC
Comment Actions
Pages Navigation