Chapter 1: Un corazón roto, una boda y un encuentro muy fortuito
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Cuando Qyle, el mejor amigo omega de Joffrey descubrió que su Alpha le había sido infiel con una chica beta de la universidad, fue como si su mundo se derrumbara, él siempre creyó que estarían juntos hasta envejecer e incluso llegó a creer que en el viaje que tenían planeado para la boda de dos de sus amigos cercanos, éste le propondría matrimonio, lo cual, por supuesto no sucedió.
Si Joffrey fuera sincero diría que, hasta cierto punto, el que Qyle descubriera la infidelidad de su pareja le pareció que era lo mejor que le pudo haber pasado, el tipo nunca le agradó, lo soportaba únicamente porque Qyle se veía feliz, y no, no eran celos ni el que estuviese secretamente enamorado de Qyle, solo era que no confiaba en el Alpha ese, llámenlo loco, pero sintió cierto alivio de que su amigo, al que conoce desde que tenían tres años, no terminara amarrado con un patán como ese.
Días después de la ruptura de Qyle, éste recordó que habían planeado asistir a la boda de sus amigos que sería en una bonita playa, por lo que ya tenía los vuelos comprados y el hotel donde se hospedarían reservado, incluso tenía ya su traje que usaría para la ceremonia, así que no queriendo cancelar todo a última hora convenció a Joffrey de que lo acompañara para ser su “Plus One” y no ir él solo, su justificación era que ir a una boda habiendo terminado recientemente su relación con el que creía era el “amor de su vida” sonaba como la ecuación perfecta para aventarse por un risco (solo estaba siendo un poquito dramático, tenía que, pues Joffrey posiblemente no hubiera aceptado acompañarlo).
Dolió, claro que dolió, Qyle era un Omega coqueto y desinhibido pero completamente leal, él jamás hubiera hecho algo así, aunque la imagen que tenía frente a las demás personas era de alguien a quien no le importaba la opinión de los demás, la verdad es que Qyle era una persona con un corazón noble y cuyos sentimientos eran genuinos, no había puntos medios con él, mucha gente se preguntaba cómo era posible que él y Joffrey fueran amigos, ese bobo Alpha era la definición del caballero perfecto, siempre amable, cordial y con una sonrisa fácil, algo ingenuo pero de corazón noble, mientras que él era tachado de libertino y vulgar, algo altanero (eso último era parcialmente cierto, pero, quién no lo sería teniendo la confianza de un Martell y una apariencia privilegiada); en fin, frente a las personas parecían el agua y el aceite, aunque en realidad eran cómplices, si hubiera una persona fuera de su familia por la que haría todo, ese sería Joffrey y tan seguro estaba de eso que incluso aseguraba que Joffrey haría lo mismo por él.
Con eso en mente fue que decidió chantajear un poquito a Joffrey, sabía muy bien que a Joff no le encantaban las grandes multitudes y fiestas grandes, pero aceptaría acompañar a su mejor amigo a una boda a la que ya tenía todo preparado.
La verdad era que Joffrey hubiera aceptado ir con Qyle con risco o no, porque si bien no era una persona particularmente fan de las grandes multitudes y ruidos altos, Qyle era su mejor amigo y tenía la idea de llevar a Qyle a distraerse un poco de su reciente ruptura, además, era mejor ir a vibrar alto y a reencontrarse con uno mismo a una playa con hotel todo incluido, a que su querido amigo Qyle decidiera ir a vibrar alto trepando cerros (no lo tomen a mal, Joffrey ama el senderismo y alpinismo, pero Qyle seguramente no lograría subir y bajar y Joff terminaría cargando a Qyle de regreso al campamento).
Cuando se acercó la fecha de la boda, ambos amigos llegaron días antes de la ceremonia con el propósito de conocer el lugar (siendo honestos, irían a embriagarse a algún bar o cantina y a caminar por la playa a medianoche riendo y recordando anécdotas de ellos y sus familias). A veces, un corazón roto necesita solo un poquito de alcohol para cerrar un ciclo, y si eso era lo que Qyle necesitaba, entonces Joffrey lo acompañaría.
Cuando el fin de semana de la boda llegó, Qyle tenía un semblante mucho más tranquilo y alegre debido a los soleados días vividos, su piel tenía un bonito color dorado, aunque sus mejillas todavía estaban un poco sonrojadas.
Joff por otro lado también había ganado un bonito bronceado en su piel y sus de por sí ya indómitos rizos ahora lucían mucho más desaliñados, aunque eso no quitaba ni un poquito del gran atractivo del Alpha (cuerpo alto, cintura estrecha y espalda ancha, una bonita sonrisa, y la cereza del pastel era ese par de ojos de color dispar, uno tan verde como una esmeralda y el otro de un poco común color lila, según su madre, su abuela también tenía heterocromía por lo que era de quien había heredado dicha particularidad).
Cuando llegaron a la ceremonia, los novios se veían realmente ansiosos por unir sus vidas y muy emocionados por ver a toda la gente llegando a su fiesta.
Durante el sermón de la ceremonia religiosa, el Septo mencionaba que los hilos del destino nos llevaban a tener experiencias que nos hacían aprender y volvernos resilientes ya que la vida no siempre es como nosotros lo planeamos, hay personas que llegan a nuestras vidas para enseñarnos algo (no necesariamente algo bueno) y también hay personas que llegan a nuestra vida y se quedan en ellas para siempre; también mencionó que en ocasiones, el destino nos da grandes regalos en forma de coincidencias y que debemos estar atentos a pequeñas señales que el universo nos envía, Joffrey tomó la mano de Qyle en señal de apoyo pues el sermón dado pareció haber sido elegido especialmente para él.
De pronto, antes de terminar la ceremonia Joffrey sintió una mirada sobre él, pero cuando volteó a su alrededor para ver quien lo observaba solo alcanzó a divisar una cabellera muy rubia casi blanca y medio rizada girar rápidamente hacia otro lado y luego caminar hacia otro lado.
No le tomó mucha importancia, así que cuando terminó la ceremonia, y los novios invitaron a todos a caminar a donde se celebraría la fiesta, Joff y Qyle se dirigieron a la playa donde les habían indicado; debido al ambiente y la etiqueta relajada de la boda, casi todos los invitados llevaban lentes de sol y ellos no eran la excepción, mientras caminaban a sus lugares, Qyle lo vio con una sonrisa divertida y aunque llevaba puestos sus lentes de sol, Joffrey sabía que debajo de ellos, los ojos de Qyle lo veían de forma divertida y con una ceja alzada.
— ¿Qué? — preguntó Joffrey con un gesto contrariado.
— Nada… — respondió Qyle con un tono, ligeramente sospechoso — solo que no pude evitar notar que, durante la ceremonia, muchos omegas y betas e incluso algunos alphas volteaban a verte…. Y se veían bastante “interesados” en ti — añadió Qyle en tono burlón – creo que voy a ser la envidia de muchos esta noche. – eso último lo dijo antes de soltar una risita.
— ha ha…Sabes Qyle por si no lo recuerdas, no soy el tipo de persona que ande por la vida pasando de cama en cama con cualquier persona, además, yo vengo contigo como acompañante, no te dejaría solo para irme a buscar con quien pasarla bien — respondió Joff de manera neutral y solo pudo ver como Qyle torcía los ojos antes de que le respondiera.
— Pfff… A veces olvido que tus padres criaron a los perfectos caballeros Strong - ambos brazos de Qyle se aferraban al brazo que Joffrey le había ofrecido durante la caminata – en serio Joff, sabes que te amo como a un hermano y te agradezco todo lo que has hecho por mí en estos días, pero si piensas que de verdad voy a lanzarme desde un risco por un patán que no vale la pena mientras tú no estás, creo que tú también habrás olvidado que los Martell nunca nos doblegamos, ni nos rompemos — Qyle tenía la voz bastante decidida y antes de que Joff pudiera refutar algo, añadió — Así que, vamos a pasarla bien esta noche, pero si tú quieres divertirte con alguien más, yo no seré quien te lo impida.
Joffrey le sonrió a Qyle por las palabras que le dirigió, tomo su mano y la besó por el dorso con cariño, sabiendo que Qyle siempre sería SU persona, partner in crime, bestie o como le quisieran etiquetar a esa amistad, más que amistad era un hermano al que había decido amar y no había nada que no hiciera por él, ese Omega era irreverente y terco como una mula, pero él siempre lo iba a querer.
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Cuando llegaron a la zona de la playa donde se celebraría la fiesta, se impresionaron, el lugar era hermoso, toda la decoración era bellísima, se notaba el buen gusto y lo caro que algo así podía ser, Qyle bromeó con Joffrey diciéndole que él quería algo similar cuando se casara y que Joffrey sería quien lo llevaría al altar, era broma porque el padre de Qyle seguía muy vivito y Qyle lo adoraba, pero era cierto que Joffrey era una parte importante en su vida. Los novios llegaron al lugar y comenzaron a agradecer por la presencia de todos los invitados, asimismo los animaron a todos a pasarla bien y disfrutar del catering que habían preparado.
La fiesta continuó con mucho ánimo y de pronto, todos los invitados bailaban y bebían sin cesar, gente riendo y todos notablemente aturdidos por las bebidas, fue así que llegó el momento del tradicional lanzamiento del ramo, por lo que todos los Omegas y Betas solteros fueron invitados a pasar a la pista de baile, Qyle también se acercó a la pista, dispuesto a saltar como un tigre por el ramo; cuando la novia Omega lanzó el ramo, el omega que estaba justo al lado de Qyle saltó como si fuera un gato sobre el ramo, y para evitar que le arrebataran el ramo, dio unos pasos hacia atrás sin notar que la pista de baile terminaba ahí, por lo que cayó hacia atrás cerca de una de las mesas, solo pudo encogerse y resguardar un poco su cabeza esperando el golpe que nunca llegó, pues de pronto sintió un par de fuertes brazos que lo sujetaron justo antes de caer y golpearse, no hubiera sido un golpe fuerte de todos modos ya que las mesas estaban sobre la arena de la playa, pero agradeció de corazón que lo hubieran sostenido, cuando abrió los ojos y miró hacia arriba para ver a su salvador, vio el par de ojos más hipnotizantes que había visto en su vida, de colores dispares, un bonito verde como esmeralda y otro lila, como la Chaorita que le miraban con preocupación, salió rápidamente de su aturdimiento, negando con la cabeza a la pregunta que Joffrey le hacía.
— ¿Te lastimaste? — Daeron finalmente encontró su voz para contestarle
— No, estoy bien, gracias por detenerme — y sonrió un poco avergonzado.
Joffrey lo ayudó a ponerse de pie y cuando ambos estuvieron erguidos, Daeron pudo notar que al hipnotizante par de ojos lo acompañaba un cuerpo bastante llamativo y un rostro muy, muy atractivo, pero lo mejor de todo era ese olor, el aroma del Alpha era tan atractivo para Daeron que aunque ya había dicho que no estaba lastimado y se encontraba de pie, no podía soltar los brazos de Joffrey, fue casi como si su cuerpo entero dejara de responder y únicamente pudiera concentrarse en el Alpha frente a él y en su instinto primitivo de querer acercarse a su cuello a oler su aroma.
Joffrey carraspeó un poco incómodo de no saber qué hacer, por un lado, sentía que todas las miradas de los invitados de la boda estaban puestas sobre ellos, lo que lo hacía sentir incómodo, pero no podía dejar de ver los bonitos labios del omega frente a él y sus muchas pecas en sus mejillas que solo resaltaban más por el sonrojo del omega, un poco avergonzado por toda la situación, pero aun así, se veía encantador. De pronto se hizo consciente que el otro tampoco había soltado sus brazos y que el aroma del omega era embriagante y que lo instaba a poner su nariz en su cuello, cerca de su glándula para olerlo mejor, fue solo hasta que Qyle llegó a la mesa que ambos reaccionaron y se separaron.
Qyle no dijo palabra alguna, ni siquiera los vio con enojo o suspicacia, pero Daeron solo atinó a girar sobre sus talones y salir huyendo de ahí con el ramo entre sus manos.
— Vamos Daeron, ¡gobiérnate! Es el Alpha más guapo que has visto en tu vida, pero ya tiene un omega, vete a tu lugar y échate agua fría — eso era lo que se iba diciendo a sí mismo mientras caminaba de regreso a su lugar, cuando llegó a su asiento, ignoró todas las miradas que sus amigos le dieron y se dedicó a tomar un gran sorbo de vino, tanto así que ni siquiera notó cuando el animador de la fiesta llamó a todos los Alphas al centro de la pista para el lanzamiento de la Liga, otra tradición en las bodas.
Fue hasta que ya estaban todos en la pista y el novio Alpha ya había retirado la liga de su Omega que reaccionó y volteó a ver a todos los que estaban ahí cuando su vista se detuvo en el Alpha que minutos antes lo había salvado de darse un golpe. No fue ninguna sorpresa que fuera él quien ganara la Liga, pues por su altura y agilidad, le fue sencillo atrapar la Liga antes que cualquier otro.
Qyle se jactaba de ser alguien sumamente perspicaz, pero en realidad no era necesario ser muy perspicaz para darse cuenta de que Joffrey se había interesado en el Omega que literalmente había caído a sus pies, mientras que el Omega tenía una mirada de venado degollado admirando al Alpha frente a él, así que se le hizo fácil hacer de celestina, no creía que fuera a haber mucha objeción de ninguna de las partes involucradas.
Su mente trabajaba rápido, así que Joffrey ni siquiera notó la sonrisa traviesa que hizo antes de avanzar hacia la novia y cuchichear algo en su oído.
No pasaron ni dos minutos de haber tomado su lugar, cuando de reojo, Daeron pudo ver que el bonito omega que acompañaba al Alpha que lo ayudó se acercaba a la novia Omega de la boda y comenzaba a cuchichear en su oído y a lanzarle miradas con tintes de venganza hacia Daeron y el Alpha, o al menos así lo interpretó hasta que, con una sonrisa entre perversa y triunfal, Qyle regresaba a su asiento a lado de Joffrey y le daba unas palmaditas en la espalda a Joffrey, luego de pronto, la novia paró la música que el DJ tenía y con una sonrisa traviesa, anunció que como dicta la tradición en algún lugar del mundo, el Alpha y el Omega que habían atrapado la Liga y el Ramo respectivamente, tenían que pasar al centro de la pista y bailar una canción juntos, así que sin más, los novios comenzaron a animar tanto a Daeron como a Joffrey para que se levantaran y se acercaran a la pista, Daeron vio como el omega que acompañaba a Joffrey movía sus piernas ligeramente en señal de emoción y alentaba al Alpha a ir a la pista, asimismo, los amigos de Daeron que estaban en su mesa rápidamente lo comenzaron a empujar suavemente para que se acercara a la pista.
Cuando ambos se encontraban en medio de la pista, la música comenzó a sonar, un remix de la canción “You Make Me” sonó y Joffrey le ofreció una mano a Daeron quien un poco dudoso la tomó, y la mano libre de Joffrey se colocó con seguridad en la cintura de Daeron, de pronto fue como si una corriente eléctrica los atravesara a ambos, Daeron solo pudo poner su otra mano sobre el hombro de Joffrey antes de quedar totalmente hipnotizado por la bonita mirada y sonrisa que éste le dedicó.
Comenzaron a bailar al ritmo de la canción y de pronto Daeron notó como el omega que acompañaba a Joffrey los veía particularmente emocionado, así que se atrevió a preguntar:
— El omega que viene contigo, ¿es tu pareja? Se ve muy contento de vernos bailar juntos — Joffrey solo atinó a reír antes de contestarle.
— No, Qyle es mi mejor amigo desde que tenemos tres años, recientemente terminó su relación con su Alpha y me pidió que lo acompañara a la boda de sus amigos, así que soy su Plus One — dijo con un tono de voz relajado antes de añadir — soy Joffrey, por cierto, mucho gusto… —dejó su nombre al aire.
— Daeron, perdón, mi nombre es Daeron — contestó con una sonrisa en el rostro, sonrisa que se debía a la respuesta del Alpha, tal vez no iba a ser necesario echarse agua fría después de todo.
— Bueno, pues, mucho gusto Daeron, bonito nombre, igual que tú — Joffrey le guiñó el ojo a Daeron y este solo pudo ponerse tan rojo como un tomate.
— Mucho gusto Joffrey, me gustan tus ojos por cierto, son muy peculiares — respondió Daeron con cierta timidez, pero en cuanto Joffrey captó el coqueteo, rio y giró a Daeron mientras la música seguía sonando.
— Mis hermanos mayores y Qyle siempre me dicen que mis ojos son como los de un Husky — contestó Joffrey con un tono de voz muy divertido y añadió — De hecho, así fue como conocí a Qyle, teníamos tres años y nuestros padres trabajaban así que nos llevaban a la misma guardería y cuando estábamos ahí, Qyle se acercó a mí y me preguntó que si mi madre era un perro porque yo tenía los ojos iguales que el perro de una de sus hermanas.
Daeron comenzó a reír por la anécdota y Joffrey añadió — yo me puse a llorar porque pensé que se había burlado de mis ojos y corrí con mi hermano Lucerys a contarle, él solo me preguntó quién era quien me había hecho llorar y fue y empujó a Qyle para que cayera del columpio en el que estaba, Qyle también empezó a llorar y como mis padres siempre me dijeron que los Alpha debían cuidar y proteger a los omegas, solo corrí a ayudar a Qyle y a llorar con él hasta que nuestros padres llegaran, cuando contamos lo sucedido, Qyle y sus padres pidieron disculpas por lo que Qyle dijo y Lucerys pidió disculpas a Qyle por haberlo empujado del columpio, al final nos llevaron a todos por helado y mientras íbamos por ahí, resultó que Qyle y yo teníamos los mismos gustos raros y cosas en común y nuestros padres también congeniaron bien; así fue como Qyle y yo nos hicimos mejores amigos desde entonces y nuestras familias son muy unidas, las hermanas de Qyle son muy amigas de mis hermanos y nuestros padres incluso tienen negocios juntos. — concluyó Joffrey y Daeron continúo riendo, cuando terminó de contar su historia pudo controlarse un poco para poder decirle.
— Bueno, yo creo que tus ojos son muy bonitos y peculiares y no te pareces para nada a un Husky — en circunstancias ordinarias, Daeron jamás se hubiera atrevido a decir algo así a un ya no tan desconocido sujeto, pero podría culpar un poco a las pocas (más bien muchas) copas de vino que ya había ingerido para tomar el valor de decir eso, sí, seguro era el vino hablando por él, eso, o que en realidad su omega estaba tomando control de la situación no dispuesto a dejar ir a ese Alpha.
Cuando terminó la canción, fue bastante obvio para los dos que había cierta atracción ahí, por lo que, incluso después de que la música terminara y llamaran de nuevo a los demás invitados a la pista de baile, Joffrey y Daeron se quedaron juntos y siguieron bailando un buen rato. Siguieron platicando sobre ellos y Daeron le contó a Joffrey sobre sus tres hermanos mayores, Alphas, que, en realidad, si bien no eran unos perfectos idiotas, sí que tenían una muy grande “área de oportunidad” para mejorar. Bueno, solo Aegon y Aemond, Helaena era una Alpha muy tranquila y amable en realidad y era quien mejor lo trataba, aunque en ocasiones Helaena solía gustar de andar sola por lo que era raro que tuviera su compañía.
Para Daeron, ser el único Omega de su familia fue algo difícil, su madre era una beta que no lograba entender del todo sus necesidades biológicas y debido a la fuerte y estricta educación de la Fe que ellos tenían, los Omegas eran vistos como una casta que solo servía para satisfacer las necesidades de los Alphas y ser sumisos y obedientes con ellos, eso, aunado a que su madre consideraba a los Omegas como criaturas lujuriosas que se dejaban llevar por sus bajas pasiones e instintos, hicieron que la infancia y adolescencia de Daeron fuera bastante difícil para él crecer en un ambiente así.
Por su parte Joffrey, le contó a Daeron sobre su muy grande familia, sus dos hermanos mayores Jacaerys y Lucerys eran Omegas que habían sido la adoración de su madre por su gran parecido a su padre Alpha, aunque tenían la personalidad caótica y desafiante de su madre, él por otro lado era un Alpha que también guardaba un gran parecido a su padre Alpha, sin embargo, sus ojos habían sido herencia de la madre de su madre, su abuela Alyssa, algunos de sus gestos como esa sonrisa pícara y mirada altiva eran muy similares a la de su madre, además de que su personalidad era una mezcla entre su abuela Alyssa (quien era una omega bastante intrépida y gentil) y su padre Harwin (un Alpha muy noble y respetuoso) así que pronto, su padre Harwin se encargó de darle una educación digna de caballero.
Le platicó también como luego, un par de años más tarde (varios en realidad), sus padres les dieron la muy grande sorpresa de que estaban esperando un nuevo bebé, la sorpresa fue mayor cuando en el ultrasonido de rutina que tuvo su madre, el doctor les indicó que era un embarazo múltiple, y bueno, unos meses más tarde, tres pequeños cachorros llegaron a su hogar, dos niños y una niña, Aegon, Viserys y Daenerys, que aún eran demasiado pequeños para saber sus castas, pero Joffrey intuía que Aegon y Viserys serían omegas mientras que Dany sería una Alpha, sus tres hermanos menores eran copias exactas de su madre, por lo que su madre sonrió victorioso al saber que a modo de justicia, cada uno de ellos tenía tres pequeñas versiones de sí mismos, aunque claro, debía agradecer que todos ellos hubieran heredado el carácter gentil y amable de su padre Alpha.
Daeron solo podía contemplar como los ojos de Joffrey brillaban cuando hablaba de su familia con tanto cariño y su sonrisa se ensanchaba cada que recordaba algo de ellos, haciendo que su útero se removiera con interés al saber que el Alpha frente a él era de una familia grande y unida que se amaba y respetaba y como un bonus extra adoraba a los niños pequeños y tenía bastante conocimiento en su cuidado, haciendo que su Omega comenzara a removerse cada vez más inquieto por acercarse a ese Alpha, a palabras de su madre ese Alpha “era buen material para ser un buen esposo” y su Omega comenzó a tomar control sobre él soltando de manera sugestiva y atrayente su aroma para atraer el interés del Alpha, cosa que en realidad estaba siendo bastante sencillo pues parecía que el Alpha de Joffrey respondía bastante bien a él.
Chapter 2: Y nos dieron las 10 y las 11, las 12 y la 1, las 2 y las 3 (y desnudos al anochecer nos encontró la luna)
Summary:
A veces solo tienes que ser un poquito valiente para disfrutar, porque nunca sabes si volverás a tener otra oportunidad.
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Ninguno de los dos supo en qué momento la gente invitada a la boda comenzó a retirarse debido a las altas horas, pero en algún momento de la madrugada, el padrino de la boda anunció que la Tornaboda comenzaría a las 4:00 am. Fue en ese momento en el que Qyle se acercó a ambos y con una mirada divertida se acercó un poco más a Joffrey y colocó la llave de su habitación en el bolsillo de su saco y les dijo a ambos
— Yo me quedaré a la Tornaboda y dormiré en la habitación de una de mis amigas que también se quedará, Joff, solo, no usen mi cama por favor — y con un guiño de su ojo y una sonrisa divertida dirigida a ambos, Qyle se retiró. Si alcanzó a ver que tanto Daeron como Joffrey se pusieron rojos como tomates, no hizo ningún gesto.
Daeron no sabía muy bien que sentía; una atracción innegable hacia el Alpha que estaba con él, sí, en definitiva, cierta emoción y excitación por lo que podría pasar también, nervioso, absolutamente aterrado, y es que, Daeron tuvo muy pocas experiencias con otras parejas, su madre siempre fue muy estricta con él y le decía que únicamente debía entregarse al Alpha con el que fuera a casarse y si sumamos el hecho de que Alicent usaría a Daeron como su medio para asegurar una buena posición económica, la realidad era que Daeron nunca había tenido una “relación” o acercamiento con alguien que fuera de su interés y mucho menos llevarlo a otro nivel.
Claro, tuvo algunas experiencias a escondidas de su madre, besó a algunos Alphas (nada interesante ni memorable) e incluso dejó que uno lo tocara sobre la ropa, ninguna de sus experiencias fue buena; sus amistades tenían la misma ideología y educación que él por lo que las experiencias de sus amigas no eran muy distintas; Alphas que desplegaban su aroma para someterlos (aromas nauseabundos a decir verdad) y que solo se pavoneaban por ahí presumiendo a “sus Omegas” como si fueran un ciervo al que acaban de cazar.
La sumisión de los Omegas era importante para asegurar una buena posición económica en el futuro con sus Alphas, para su familia era mucho más importante mantener un buen estatus que en verdad amar a tu pareja o tan siquiera tolerarla, él lo había visto con sus padres, su madre estaba eternamente amargada y su padre pues ni siquiera le dirigía una mirada a su madre, era un padre medio ausente aunque tampoco era tan malo ya que a pesar de la estricta educación que Alicent les daba, su padre intervenía un poco por ellos para no dejarlos ser iguales a su madre; Daeron lo entendía, la teoría al menos, sabía que en el entorno en el que fue educado una vez que los Omegas se casaban, se dedicaban enteramente al cuidado de su esposo y posteriormente al de sus hijos, asegurar una vasta descendencia era importante, por lo que no había cabida a otro tipo de intereses que no fueran el cuidado de la familia; pero Daeron sabía que había algo más, que habían muchas cosas más que hacer y descubrir que solo servir a un Alpha y depender de su estatus para vivir cómodamente.
Así que cuando Qyle se acercó a ellos y le dio la llave de la habitación a Joffrey para darles privacidad, un sentimiento de emoción y excitación surgió en él, esas ganas de querer mandar al diablo todo por una vez y probar algo diferente, así que tomando valor de solo los dioses sabían dónde, tomo a Joffrey por el rostro y lo besó, fue un beso algo torpe pues incluso le dio un ligero cabezazo a Joffrey por su emoción, Joffrey se rio por su emoción, lo separo un poco y luego él se acercó suavemente a Daeron, dejando sus frentes unidas y sus labios casi rozándose.
— Vamos despacio Dae, no tienes por qué apresurar nada — y entonces Joffrey finalmente juntó sus labios en un beso suave, delicado, que nada tenía de posesivo; pronto Daeron tuvo la necesidad de enrollar sus brazos alrededor del cuello de Joffrey y Joffrey lo tomó de su cintura dejando delicadas caricias en sus costados.
Cuando Daeron comenzó a sentir las manos de Joffrey pasearse con delicadeza por su cintura, algo dentro de él le hizo querer más, así que aventurándose un poco más comenzó a usar su lengua de manera torpe, pero como si de una sincronía perfecta se tratara, Joffrey le seguía el paso y comenzaba a usar su propia lengua en la boca de Daeron. Sus lenguas danzaban como si fueran viejas amigas, se reconocían y la humedad de sus bocas parecía ser algo que querían explorar. Pronto el aire les hizo falta y se separaron un poco, solo para mirarse a los ojos y sonreírse de manera cómplice.
—No sé qué me hiciste Daeron, jamás había hecho esto antes, no suelo ser tan impulsivo y visceral, pero siento que te conozco de siempre y sé que aunque parezca muy apresurado, estamos haciendo lo correcto— Joffrey se sentía aturdido por lo que estaba ocurriendo, porque era verdad, conoció y salió con muchas personas, pero jamás había tenido la necesidad y el deseo de estar con alguien en la primera cita, pero Daeron era algo totalmente distinto, era como los girasoles que siguen a la luz del sol, Daeron podría fácilmente ser el sol y Joffrey lo seguiría a donde él fuera.
— Yo tampoco sé lo que está pasando, nunca me había sentido así con nadie, solo tengo la certeza de que quiero estar contigo Joffrey, ahora — respondió Daeron, para luego añadir — el Septo dijo que no desaprovecháramos las oportunidades que nos da el destino, así que, Joffrey, llévame contigo.
Sus labios volvieron a juntarse antes de tomarse de la mano y caminar hacia la habitación de Joffrey.
*****
Cuando llegaron a la habitación, Joffrey tomó la mano de Daeron por el dorso y la besó delicadamente, luego la giró y besó su palma también, le dedicó una sonrisa a Daeron y le dijo
— Dae, ¿estás totalmente seguro de que quieres hacer esto?, No voy a hacer nada que tu no quieras y no quiero presionarte, deseo tanto tocarte, quiero hacerte sentir placer y poder sentirte, pero no quiero asustarte, ¿quieres seguir?
Daeron ya se sentía bastante atraído por Joffrey, pero el hecho de que éste tuviera tanta consideración y respeto hacia él, solo hizo que se sintiera más cómodo y relajado y entonces decidió que por una vez no sería el hijo correcto y de moral intachable (según lo que su madre siempre pregonaba), sería osado, justo como las heroínas de los libros que gustaba de leer, así que en lugar de contestar la pregunta de Joffrey, solo lo miró a los ojos un par de segundos antes de lanzarse a besarlo con tanta pasión y necesidad que parecía que le era tan necesario como respirar.
Mientras Daeron atacaba sus labios, Joffrey correspondía sus besos y comenzó a mover sus manos con delicadeza por los costados de Daeron, poco a poco empezó a desarreglar la camisa de Daeron para poder meter sus manos debajo de la tela, acariciando suavemente la piel que iba encontrando. Daeron ni siquiera se dio cuenta del momento en que Joffrey se deshizo de su camisa con tanta facilidad, pero no le importaba solo quería poder sentir su piel contra la de él. Joffrey supo que iba por buen camino cuando entre alguno de los besos que Daeron repartía por su boca lanzó un pequeño suspiro; Joffrey separó sus labios de los de Daeron y comenzó a recorrer su piel con la punta de su nariz desde la orilla de sus labios, pasando por su mentón y barbilla, recorriendo su cuello y terminando en sus clavículas antes de comenzar a besarlo en esa zona.
Era simplemente embriagante; las pocas experiencias previas que Daeron tuvo no habían sido ni remotamente parecidas a lo que estaba pasando en la habitación, Joffrey tocaba su piel con tanta delicadeza y dulzura que pareciera como si tuviera miedo de dejar cualquier tipo de marca en su cuerpo, pero eso solo ocasionó que el Omega de Daeron se alborotara mucho más, era imposible ya el controlarse, sus feromonas iban expandiéndose y acentuándose cada vez más con cada caricia y beso que Joffrey repartía; pronto, él mismo tuvo la necesidad de hacer lo mismo con Joffrey, así que con manos algo temblorosas por las sensaciones que recibía, pero decididas, comenzó a desabotonar la camisa de Joffrey, cuando terminó de remover el último botón y vio el torso de Joffrey, tuvo la imperiosa necesidad de frotarse contra él, era perfecto, un pecho amplio y bien trabajado, pudo comprobar que su cintura era bastante estrecha, sus brazos eran fuertes y firmes y su espalda era perfecta para él, incluso tenía hoyuelos que se marcaban en su espalda baja donde sus dedos cabían perfectamente, como si estuviera hecho solo para él.
Jamás lo confesaría a nadie, pero la única vez que Daeron sintió interés por la anatomía de un Alpha fue poco después de presentarse como Omega y tener su primer celo fértil, tomo a escondidas la laptop de su hermano Aegon y realizó algunas búsquedas en internet, encontró algunas páginas en el historial de búsqueda de su hermano, la mayoría eran imágenes de Omegas y Betas aunque también habían algunos Alphas, pero ninguno de ellos llamó la atención de Daeron, pero Joffrey, los dioses perdonaran su pecaminosa mente cuando vio ese cuerpo, el color de su piel, la suavidad de ella, sus músculos trabajados y las venas que sobresalían de sus brazos, sí, definitivamente estaba imaginándose repasar esas venas con su lengua y besar esa bonita piel que le recordaba al color del atardecer dorado o a la arena del desierto, todo en él hacía que la mente de Daeron tuviera fantasías indecorosas y que su Omega estuviera cada vez más alterado, solo atinó a morder su labio inferior y pronto comenzó a sentir su propia piel muy caliente y una humedad que comenzaba a hacerse presente en su entrepierna.
De pronto Daeron sintió cierta angustia e inseguridad y es que, seguramente un Alpha así, tendría mucha experiencia y Omegas para elegir, y Daeron no se consideraba un Omega particularmente llamativo o exótico, no iba a negar que era bonito, pero en palabras de otros Alphas, era demasiado mojigato y “simplón”, supuso que eso causaría cierta insatisfacción de parte de Joffrey, pero todos esos pensamientos quedaron rápidamente descartados cuando sintió que Joffrey dejó un último beso en cuello antes de tomarlo por su cintura y levantarlo para llevarlo a la cama, su cuerpo, reaccionó por instinto enrollando sus piernas alrededor de la cintura de Joffrey y sus brazos se afianzaron a su cuello, la nariz de Daeron encontró un espacio en el cuello de Joffrey donde comenzó a olfatear la glándula del Alpha, terrible error, bueno, no lo era en absoluto, el aroma de Joffrey era increíble, olía a azahar, manzanas frescas, cerezas, canela y ron añejo, era una explosión de aromas que le provocaron que comenzara a frotarse sobre Joffrey como si fuera un gato buscando afecto de su dueño.
Joffrey acomodó a Daeron en la cama para que estuviera cómodo y rápidamente quitó su pantalón y zapatos; Daeron observaba de manera atenta cada uno de sus movimientos y Joffrey vio por el rabillo de su ojo como Daeron mordía su labio inferior cuando Joffrey quedó únicamente con su bóxer puesto; intentó acomodarse encima de Daeron, pero éste no lo dejó, sino que se puso encima de él, sus rodillas a cada lado del torso de Joffrey y su cuerpo sobre su abdomen, se acercó más a Joffrey y le mostró el cuello para que Joffrey también pudiera oler su aroma mientras él comenzaba a acariciar y besar la piel desnuda de Joffrey.
Joffrey comenzó a desabrochar el pantalón de Daeron mientras repartía besos por su cuello y clavículas, cuando finalmente logró desabotonar su pantalón, Daeron levantó ligeramente sus caderas del abdomen de Joffrey para poder sacárselo. Cuando finalmente se deshizo de ellos, vio las bonitas bragas de Daeron y como el encaje color durazno se perdía entre la piel de Daeron.
El miembro de Joffrey comenzaba a doler por la erección que tenía, pero no quería apresurar a Daeron a nada. Pero era como si él lo supiera, pues en cuanto se acomodó de nuevo sobre Joffrey lo hizo acomodando su trasero sobre la erección de Joffrey y a comenzar a mover su cadera muy despacio, Joffrey solo pudo tomar de la cintura a Daeron para ayudarlo a moverse sobre él.
— Eso es Dae, déjate llevar, busca tu placer.
Daeron no podía responder, solo soltaba suspiros de placer y leves gemidos mientras seguía moviendo su cadera en círculos sobre el miembro de Joffrey, podía sentir la carne caliente y palpitante debajo de él, su cuerpo se movía en automático buscando ese punto que le hacía suspirar y podía sentir como la humedad de su entrepierna comenzaba a empapar su ropa interior y la de Joffrey, podía sentir también el aroma de su mancha y como las manos de Joffrey lo sostenían con más firmeza intentando contenerse de hacer algo brusco.
Lo logró, sintió ese punto de placer que le hizo sentir escalofríos por toda su columna y siguió moviéndose buscando sentir más, sus manos recorrían todo lo que podía del cuerpo de Joffrey y su boca dejaba besos por todo el cuerpo de Joffrey, estaba cerca de llegar a su clímax cuando sintió como una mano de Joffrey comenzaba a descender por su monte de venus y acariciaba los pliegues de su entrada por sobre sus panties, sintió un latigazo de energía recorrer todo su cuerpo, desde la punta del pie hasta su cabello, y sintió como su mancha salía sin control de su cuerpo mientras su cuerpo tenía espasmos de placer.
Se quedó quieto por unos segundos, hasta que comenzó a sentir como Joffrey levantaba su torso para quedar frente a frente y comenzaba a repartir besos en el cuello de Daeron, su Omega estaba feliz y extasiado por lo que dejó salir su aroma sin ninguna restricción y le mostró el cuello a Daeron en señal de sumisión, quería complacerlo, regresarle el favor, así que dejó que su mente racional se fuera de ahí y solo dejar a cargo a su Omega quien sabía perfectamente lo que quería.
Joffrey volvió a tomarlo en brazos y acomodarlo en la cama, lo besó en los labios una vez más antes de volver a posar su nariz en la glándula de aroma en el cuello de Daeron, estaba totalmente intoxicado por su aroma, una mezcla perfecta de mandarinas frescas, lirios, melocotón y espumoso rosado, un aroma bastante sofisticado, pero era adictivo para él.
Sus bonitas y suaves piernas se movían inquietas sin saber cómo colocarlas, Joffrey atinó a tomar una de ellas y comenzar a repartir suaves besos en esa pierna, pronto el aroma de Daeron comenzó a ser más fuerte y escuchaba como el Omega emitía pequeños suspiros placenteros; cuando por fin llegó a sus muslos, comenzó también a lamer su piel, Joffrey se aseguraba de tocar y adorar cada rincón de la piel de Daeron, pero lo hacía de manera muy delicada, sin dejar marcas o mordidas que pudieran doler después, así continuó hasta que una de sus manos se aventuró al abdomen bajo de Daeron, comenzó a acariciar bajo su ombligo, llegando hasta el pubis de Daeron, su mano continuo su recorrido hasta llegar a la vulva de Daeron que acarició por sobre sus bragas, ya estaba completamente empapado y escurría en esa zona y el aroma de su mancha solo removió más a su parte Alpha; de pronto, la reacción involuntaria de Daeron fue apretar las piernas dejando la mano de Joffrey atrapada en ese lugar.
— Tranquilo Dae, solo déjate llevar— Daeron suspiró y volvió a separar un poco sus piernas, momento que Joffrey aprovechó para acomodarse mejor entre ellas y comenzar a besar el montículo de Venus de Daeron, con ambas manos, tomo las bragas de Daeron y comenzó a bajarlas hasta que las removió por completo; y ahí frente a él, tuvo la visión más erótica que haya tenido antes, un Omega hermoso y de aroma glorioso, cuya piel inmaculada estaba ya comenzando a sudar, su boca entreabierta y que lo miraba con unos ojos que lo invitaban a profanar todos y cada uno de los rincones de Daeron.
Movió su mano de nuevo a la vulva de a Daeron y comenzó a repasar suavemente con sus dedos cada uno de los pliegues que tenía en esa zona, no tardó mucho en sentir como la mancha de Daeron comenzaba a salir en mayor cantidad y a empapar sus dedos, así que cuando sintió que había salido la suficiente mancha, comenzó a introducir uno de sus dígitos en la vagina de Daeron, y entonces, una sinfonía de suspiros y suaves gemidos comenzó a salir de la boca de Daeron.
A ese primer dígito, pronto se le unieron dos más, la carne de Daeron era suave, caliente, muy húmeda y el olor, dioses, Joffrey sabía que nunca había olido algo tan exquisito en su mundana vida, así que dejando a su Alpha, acercó su boca a la sacra entrada del Omega, dejó pequeños besos en su pubis antes de bajar a su clítoris y comenzar a besar y lamer esa zona, su lengua paseaba por todos los pliegues de la vulva de Daeron, mientras que sus dedos ablandaban cada vez más la entrada chorreante de Daeron; de pronto sintió las manos del Omega sobre su cabeza aferrándose a su cabello y entre suspiros pidiendo por más, Joffrey sonrió para sí mismo y siguió con su misión de llevar al Omega a su clímax de nueva cuenta; grata fue su sorpresa cuando Daeron comenzó a mover las caderas instintivamente marcando así el ritmo que le causaba más placer, y Joffrey como buen devoto, obedeció.
De pronto, Joffrey sacó los dedos que estaban dentro de Daeron para ser reemplazados por su lengua, quería probar la mancha de Daeron desde el origen, tener en su lengua la fuente del aroma más atrayente que hubiera olido, beber de ella e intoxicarse de Daeron, quería devorarlo, todo, así que comenzó a lamer, besar y succionar su entrada mientras que con sus manos comenzaba a estimular los pezones de Daeron haciendo que el Omega comenzara a gemir con más fuerza, sus manos comenzaron a temblar y pronto sus piernas volvieron a cerrarse alrededor de la cabeza de Joffrey dejándolo atrapado ahí, Joffrey supo que estaba muy cerca de su clímax así que continuó haciendo lo suyo hasta que de pronto todo el cuerpo del Omega comenzó a temblar anunciando su inminente orgasmo.
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Jamás pensó que el sexo se sentiría así, durante sus lecciones en la escuela y lo que su madre pregonaba, el sexo era la forma en que los humanos se reproducían, era algo así como parte de las obligaciones intrínsecas de los Omegas, siempre haciendo énfasis en que ellos debían servir y complacer a sus Alphas, que los Omegas experimentaban la plenitud cuidando y sirviendo a sus Alphas y eventualmente a sus hijos; un deber.
Pero teniendo a Joffrey entre sus piernas, viendo como ese Alpha estaba ahí tratándole con delicadeza y luego haciéndole sentir las sensaciones más placenteras que hubiera imaginado sin él recibir nada a cambio, fue una revelación que pronto quedó fuera de su pensamiento pues de pronto sintió de nuevo un espasmo en todo su cuerpo, un latigazo electrizante lo golpeó con tanto placer, el orgasmo que sintió dejó su mente totalmente en blanco, sintió como si el agua de una alberca hubiera salido de su entrada de manera explosiva, sintió la lengua de Joffrey lamer con más frenesí tomando toda su mancha, y después dejando pequeños besos alrededor; solo fue el dolor que sintió después el que lo hizo reaccionar, y es que después de su orgasmo, su clítoris y vulva se encontraban ya bastante hinchados y rogaban por una liberación de todo ese flujo sanguíneo.
Gimió, con sus dedos temblorosos sobre el cabello de Joffrey y voz temblorosa habló — Joffrey, basta, duele, te necesito, más, por favor— eso fue lo único que pudo articular, esa última parte fue su Omega rogando por el Alpha de Joffrey, quería sentirlo, probarlo, tomarlo, y servirle, quería complacerlo y regresarle el favor, su Omega gustosamente se entregaba a él.
Joffrey se separó entonces de la entrepierna de Daeron y se quitó el bóxer, quedando completamente desnudo frente a Daeron, y ahí lo pudo ver en todo su esplendor, viendo su virilidad ahí, ya completamente erecta (o eso pensaba), se veía grande, pero tenía la sensación de que crecería más, por un momento temió que lo pudiera lastimar, pero de nuevo, esa parte osada en él le hizo confiar en que su cuerpo aceptaría todo del Alpha, eso y la bonita sonrisa que Joffrey le dedicó antes de acercarse a la maleta de Qyle y rebuscar en ella hasta que encontró un paquetito de preservativos (Qyle siempre iba preparado por cualquier oportunidad que se presentara). Daeron lo vio y negó con la cabeza — Quiero sentirte todo Joff, hazlo — entonces Joffrey se acercó de nuevo a sus piernas y se acomodó, volvió a colocar su mano en la entrada de Daeron que escurría ya de mancha, ya había mojado bastante la cama también, tomó una almohada y la acomodó debajo de las caderas de Daeron para que estuviera más cómodo, tomó un poco de la mancha de Daeron y comenzó a masturbarse frente a él, tuvo un pensamiento rápido de saberse acertado al ver que su miembro creció todavía un poco más.
Cuando estuvo totalmente erecto, acercó su miembro a la entrada de Daeron y comenzó a frotarse suavemente, Daeron solo pudo cerrar los ojos y suspirar por la sensación de tener ahí la erección caliente y palpitante de Joffrey, el Alpha se acercó al oído de Daeron y pronunció — dime si te lastimo o duele en cualquier momento, ahora relájate — y después deposito un tierno beso en su sien, Daeron asintió y abrió más sus piernas para que Joffrey se acomodara mejor.
La carne se abrió paso por su entrada; podía sentirlo todo, la temperatura calientísima del miembro de Joffrey, sus venas palpitantes, el cómo se arrastraba por su vagina y esta última lo recibía, expandiéndose para él, su cuerpo se estremecía con cada pequeño empujón que Joffrey hacia para abrirse paso; sentía las manos de Joff a cada lado de sus caderas, acariciándolo para relajarlo y mimarlo; llegó un punto donde sintió que su cuerpo ya no podía recibir más del Alpha, abrió los ojos y vio como el miembro de Joffrey no había entrado ni a la mitad, Joff pudo sentir su preocupación y se inclinó hacia él
— Esto va a doler un poco Dae, no pienses en ello — comenzó a besar su cuello, pecho y pezones y continuó
— solo concéntrate en mis labios — Daeron asintió y obedeció; los besos que Joffrey repartía por su cuerpo eran dulces, suaves, con mucha delicadeza pero a la vez sensuales; el aroma del Alpha era tan erótico y reconfortante a la vez que solo sintió un ligero ardor en la entrepierna y escuchó un gemido ronco de Joffrey.
— ¡Mierda!, Daeron, eres exquisito — tomó aire para la siguiente pregunta
— ¿dolió mucho? ¿Quieres seguir? — si tardó más de dos segundos en asentir con su cabeza fue mucho, Joffrey le sonrió y entonces, comenzó a embestir suave y lentamente a Daeron, tomó sus piernas por las corvas de sus rodillas para acomodarse mejor y continuó con ese ritmo hasta que Daeron sintió que había sido suficiente y quería más, mucho más.
— Más Joff! Quiero más, llena todos mis huecos por favor.
Después solo pudo soltar un gemido cuando Joffrey comenzó a moverse con movimientos más rápidos y profundos, sus labios se volvieron a encontrar en un beso que ahogaba los gemidos y suspiros de ambos, Daeron podría haberse escandalizado por probar su propio sabor, pero no le importó, todas las enseñanzas de “pureza, castidad y virtud” eran solo una patraña porque él sentía que tocaba el cielo con la punta de sus dedos; de pronto el movimiento se hizo mucho más rápido y Joffrey colocó las piernas de Daeron sobre sus hombros para embestirlo mejor y llegar más profundo dentro de él.
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Él podría jurar sobre cualquier texto sagrado que el cuerpo de Daeron bien podía ser su templo personal, su paraíso, fue sumamente difícil controlar a su Alpha de hacer algo brusco mientras preparaba a Daeron, pero cuando su Omega lo seducía y atraía de aquella manera, fue imposible, se dejó llevar por su Alpha y solo agradeció a todos los dioses que se le vinieron a la mente porque el Omega de Daeron fuera tan osado, se entregó todo, su aroma parecía hacerse más intenso con cada minuto que pasaba y se unía con el suyo propio creando una combinación de aromas que creaba algo explosivo; el cuerpo de Daeron lo recibió de buena manera, podía sentir cada vibración y pequeño espasmo en el cuerpo del Omega y solo podía apretar la mandíbula para no caer en sus instintos más primitivos y morderlo o lastimarlo; sus manos buscaban memorizar todas las partes del cuerpo de Daeron y sus labios solo atinaban a adorar la boca ajena y su piel, dioses, su sudor, su mancha, su glándula, todo era tan apabullante; de pronto vio como Daeron bajaba su mano por su cuerpo y tocaba sobre su abdomen el bulto que su miembro marcaba en su cuerpo, lo presionaba ligeramente causando espasmos en Joffrey, mientras que con la otra mano, comenzaba a estimular su clítoris, fueron solo unos minutos, pero pronto sintió como la mancha de Daeron escurría en cantidades industriales, el sonido de sus cuerpos chocando era por menos escandaloso, sus cuerpos estaban empapados en sudor, sus besos eran cada vez más erráticos y salvajes y pronto sintió como las paredes de Daeron comenzaban a apretarlo mucho más, ese sitio sagrado, y él lo había profanado, no se sentía merecedor de aquel regalo, pero estaba dispuesto a adorarlo y venerarlo (aunque en retrospectiva, Joffrey nunca fue muy cercano a la Fe, a ninguna, sus padres jamás lo obligaron a nada, ellos solo le enseñaron a ser una persona decente, decían que la religión o profesarla no te convertía en buena persona automáticamente).
Salió de ese pensamiento cuando las paredes de Daeron asfixiaron su miembro, todo el cuerpo de Daeron tembló y vio como su bonito rostro se contraía en un gesto de satisfacción y liberación; Joffrey también estaba muy cerca, así que continuó con más rapidez para alcanzar su orgasmo y solo escuchaba los chillidos de Daeron animándolo a ir más rápido, más fuerte, más profundo (si eso era posible), con un último embiste, sintió un escalofrío que le atravesó toda la columna, intentó salir del cuerpo de Daeron antes de vaciarse en él y anudarlo, no tenía intención de hacerlo, no porque no quisiera hacerlo, pero no sabía hasta qué punto Daeron estaba dispuesto a llegar, pero no importó porque sintió como las piernas de Daeron bajaban de sus hombros y lo aprisionaban impidiendo su salida, sus pequeñas manitas también se aferraron a su espalda y sintió algunos rasguños antes de que Daeron solo gimiera alto y largo
— Vamos Joff, dije que quería que llenaras todos mis huecos — sintió como su semilla se disparaba dentro del cuerpo de Daeron y como su miembro encontró como aquel cálido lugar le daba la bienvenida y lo dejaba quedarse, las paredes de Daeron apretándolo y su aroma indicaba que solo quería más, seducía a su Alpha y lo instaba a derramar toda su semilla dentro de su cuerpo, el Omega debajo de él quería servirlo, llenarse de él, bañarse con su esencia Alpha y unirse, en un último intento del Omega de Daeron, le volvió a mostrar el cuello en señal de sumisión y de querer que lo marcase, pero Joffrey no podía hacerlo, sabía que se estaría aprovechando de Daeron, así que solo atinó a tomar el brazo de Daeron y morder su muñeca, dejando ligeras marcas de sus colmillos y lamiendo la herida para que cicatrizara más rápido.
A Daeron no le importó en lo más mínimo si la marca en su muñeca dolería o dejaría una marca semi permanente, estaba totalmente abocado a entregarse al Alpha que solo atinó a tentar de nueva cuenta a Joffrey ahora acomodándose encima de él, Joffrey lo ayudó a moverse de nueva cuenta sobre él y descubrió que estar encima del Alpha montándolo le daba una sensación de poder y osadía, era como montar un dragón, se sentía poderoso y capaz de cualquier cosa, buscó explorar con Joffrey todas esas formas y posiciones que según le habían enseñado eran inapropiadas y utilizadas solo por omegas de moral dudosa, pero él quería, quería sentir todas y cada una de las formas en que el Alpha pudiera poseerlo y él servirle y continuaron, vaya que continuaron hasta que los músculos de ambos estaban cansados por la actividad.
Cuando ambos bajaron de la nube de éxtasis en la que estaban, Joffrey maniobró para acomodar a Daeron encima de él hasta que su nudo bajara, ya estando acomodados y en un silencio bastante confortable comenzó a masajear con delicadeza la espalda baja de Daeron para ayudar a relajarlo, y comenzó a dejar besitos en la sien de Daeron, el omega solo ronroneaba por las atenciones del Alpha y con sus manos, acariciaba los fuertes pectorales de Joffrey.
— ¿Estás bien?, ¿te duele algo? — rompió el silencio Joffrey.
— Estoy muy bien, duele rico — atinó a decir Daeron, ambos rieron al mismo tiempo.
— ¿Te gustó? — preguntó Joffrey — Sé que fue tu primera vez y de verdad intenté ser delicado, perdona si te lastimé o si te dolió algo. — Daeron solo pudo poner sus dedos sobre los labios de Joffrey para callarlo.
— Fue maravilloso Joffrey, gracias, por tratarme bien, siempre pensé que sería diferente, me habían dicho que dolería mucho y que solo tenía que dejar que el Alpha hiciera lo que quisiera con mi cuerpo, pero estoy feliz de que hayas sido tú, fuiste muy gentil conmigo. — Antes de continuar dejó un tierno beso en la mejilla de Joffrey a modo de agradecimiento.
— Sé que no tenías que ser tan amable conmigo si apenas nos conocemos — Joffrey no lo dejó terminar — No digas eso Dae, no importa si es conmigo o con alguien más, nunca debes dejar que te hagan algo que no quieres, promételo por favor. — Daeron solo le pudo sonreír y asentir con su cabeza.
Muy en el fondo (o tal vez no tanto) Daeron sintió que algo se asentaba en su estómago, y no, no era el nudo del Alpha ni su Omega tomando el control, era él, por primera vez en su vida sentía que alguien que no fuera su madre se preocupaba genuinamente por él y se sintió bien, en confianza, seguro.
El silencio volvió a reinar, Daeron solo se acomodó mejor en el regazo de Joffrey para poder acomodar su cabeza cerca del cuello de su Alpha, su aroma lo relajaba y calmaba bastante y durmió bastante bien por lo que quedaba de la noche.
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Chapter 3: Dijo hola y adiós (la dicha de tener un amigo para el fin del mundo)
Summary:
Qyle sabe que Joffrey es un adulto, pero en ocasiones es demasiado ingenuo, por lo que él, como buen amigo, tiene que intervenir para asegurar la felicidad de su amigo.
Chapter Text
Cuando despertó, Joffrey ya había salido de él y no estaba en la cama, miro alrededor y no lo vio, así que jaló una sábana para taparse y comenzar a buscar su ropa; cuando encontró su celular vio la hora y eran casi las 11 de la mañana, se quedó dormido un buen rato; estaba por llamar a alguna de sus amigas con las que fue a la boda, cuando escuchó como la puerta de la habitación se abrió y vio entrar a Joffrey cargando con unas bolsitas de papel, le sonrió y se acercó a la cama para besar su frente.
— ¡Al fin despertaste bello durmiente! — le dijo Joffrey con una gran sonrisa
— Desperté antes que tú y te veías muy tranquilo así que fui a conseguir algunas cosas, ¿tienes hambre?
Daeron no lo había notado antes, pero ahora que le preguntaba sintió como si uno de sus intestinos intentara comerse al otro, así que le contestó a Joffrey que sí. Joffrey le sonrió y de la mesita que se encontraba en la habitación le pasó lo que parecía ser el menú del servicio a la habitación.
— Pide lo que quieras, si no se te antoja nada, podemos pedir por alguna aplicación, pero mientras, algo importante.
De una de las bolsitas que llevaba sacó una caja rosa que decía “Postday”, se la acercó y le entregó también una botella de agua.
— Las conseguí para ti, mis hermanos y Qyle me dijeron alguna vez que son efectivas cuando hay alguna emergencia, pero creo que, si les dijera que estuve contigo sin cuidarme yo, ya me habrían cacheteado — eso último lo dijo un poco apenado.
Daeron sonrió, si fuera sincero diría que, hasta ese momento, ni siquiera recordaba que su pequeña osadía podría traer consecuencias o resultados no deseados. Sinceramente no le habría importado, pero sabía que su madre posiblemente lo enclaustraría para siempre en algún monasterio o convento.
Ante el silencio de Daeron, Joffrey solo pudo agregar — Yo no hago esto con frecuencia, de hecho, nunca lo había hecho así, o sea, de acabar de conocer a alguien, pero no te preocupes, no estoy enfermo de nada — se notaba un poco incómodo de pronto, como si se sintiera culpable, Daeron intuía que pensaba que se había aprovechado de él.
— Te creo, es solo que yo ni siquiera había pensado en ello, gracias Joff — le dijo de manera suave y con una ligera sonrisa para aliviar la tensión de Joffrey.
Daeron tomó la caja de la pastilla y la botella de agua, sacó la pastilla de su cartera y la colocó en su garganta y tomo un sorbo de agua para pasarla.
— ¿Qué más traes ahí? — preguntó con curiosidad.
— Ohh… esto, verás, como te dije ayer, convivo muy de cerca con muchos Omegas así que si algo he aprendido es a mimarlos de vez en cuando.
Lo dijo con cierto orgullo al tiempo que sacaba lo que estaba en la otra bolsita de papel. — Mi madre siempre ha dicho que yo tengo algo de brujo o hechicero, herencia de mi tía Alys, porque desde que era cachorro me gustaba experimentar con cosas, así que mi abuela Alyssa me regaló una gran colección de sales y esencias para jugar y mezclar cuando era niño, comencé haciendo jabones y bombas de baño sencillas, pero poco a poco fui experimentando más, siempre intenté mezclar aromas que calmaran y reconfortaran a mis hermanos y mi madre, también las preparo para mis tíos y primas y como resultado, ellos aseguran que preparo los mejores baños de sales y esencias — terminó de decir eso al tiempo que terminó de sacar muchas bolsitas con sales y polvos de diferentes colores y aromas.
— Revisa lo que quieras comer, mientras yo preparo tu baño. No tardo — tomó todas sus bolsitas y se adentró al baño.
Daeron revisó el menú y con el hambre que tenía marcó a la recepción y ordenó un montón de platillos que se le antojaron. Le indicaron que su orden estaría lista en aproximadamente 45 minutos, cuando preguntó cuál sería el total de su cuenta, la recepcionista le mencionó que el total de su pedido sería cargado a la habitación.
— ¿Listo? — preguntó Joffrey mientras asomaba un poco su cabeza desde el baño.
— Sí, dijeron que lo traerían en 45 minutos.
— Perfecto, es tiempo más que suficiente para esto. — De pronto vio a Joffrey acercándose a él y sin mucho esfuerzo lo levantó estilo nupcial para llevarlo a la bañera.
No se había detenido a ver con detalle la habitación en la que estaban, pero se dio cuenta que no era una habitación regular pues el baño era enorme y con muchas botellitas de productos de cortesía de marcas bastante caras, no como las que dejaban en las habitaciones normales.
La bañera era amplia, el agua era de un color lila - azulado y el aroma era increíble, cuando Joffrey lo dejó en la bañera sintió como el agua estaba fresca, no era caliente ni tibia, pero era muy agradable, el aroma del agua era bastante relajante y sentía una efervescencia en el agua que era muy placentera.
Tenían razón, Joffrey era un brujo o algo así porque su cuerpo se relajó inmediatamente, los aromas en la bañera eran reconfortantes y sus favoritos, mezclados de manera armoniosa, la temperatura del agua era perfecta para él y las manos de Joffrey que masajeaban su cabello y hombros eran tan delicados que bien podría quedarse dormido de nuevo en la tina.
Sus manos recorrían el cuerpo en la bañera con delicadeza, el aroma de Daeron era suave, reflejaba la comodidad que sentía de estar ahí con él dejando que tocara su cuerpo. De pronto lo escucho ronronear y siguió con su trabajo de manera delicada, cuando llegó a la muñeca que la noche anterior había mordido, la miró y con algo de vergüenza la tocó con delicadeza.
– Perdóname Dae, no quería lastimarte, pero no pude controlarme. – dijo con voz baja.
Daeron jamás se arrepentiría de tener la marca de Joffrey en su cuerpo así que solo acarició el rostro de Joffrey y le sonrió.
– No tienes nada de que pedir perdón, yo lo quería Joff, en serio.
Joffrey siguió con su actividad en un silencio cómodo, parecía estar muy concentrado en su labor, a Daeron le pareció adorable pues en realidad él no sentía ningún tipo de malestar pero Joffrey estaba empeñado en hacerlo él mismo y Daeron no iba a negar que le gustaba sentir las manos fuertes y suaves de Joffrey recorriendo su cuerpo.
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Para cuando terminó su labor y sacó a Daeron de la bañera, este último estaba casi dormido, así que lo sentó en la orilla de la bañera mientras lo envolvía en una suave y esponjosa bata de baño.
— Espera aquí, no tardo.
— Mmmhhh… si, aquí estaré — Daeron estaba en las nubes.
Joffrey regresó rápido a la salita de la habitación y rebuscó entre la ropa que estaba en la bolsa que le habían entregado momentos antes, la ropa de Daeron ya estaba lavada, pero era su traje de la fiesta, no era algo muy cómodo para descansar, así que solo tomó su ropa interior y corrió a rebuscar en la maleta de Qyle, sabía que él siempre llevaba ropa extra en sus maletas y seguro no le importaría prestarle algo a Daeron, ya después Joffrey le regalaría algo a Qyle en agradecimiento.
Regresó al baño para ayudar a Daeron a cambiarse y le entregó la ropa de Qyle.
— ¿No se enojará tu amigo si agarras sus cosas para dármelas? Se ve que son bastante costosas— preguntó Daeron.
— Naah, a Qyle no le molestan esa clase de cosas, él entenderá, hay que apurarnos porque la comida no tarda en llegar. – y comenzó a secar el cabello de Daeron.
Daeron se vistió rápidamente y arregló un poco su cabello, la verdad era que Joffrey había hecho un buen trabajo pues su cabello no estaba enredado y olía muy bien, su piel también brillaba y se sentía suave, así que no tuvo que hacer mucho.
La comida llegó y ambos devoraron todo lo que estaba ahí, Daeron bien podría quedarse ahí todo el día, pero era obvio que no sería posible, él tenía que regresar a su habitación y estaba seguro de que, aunque a Qyle no le molestara que usara su ropa, si tenía que volver a la habitación por el resto de sus cosas.
Después de comer, Joffrey quiso ver alguna cosa en la televisión así que se sentaron el cómodo sofá que había en la salita de la habitación y encendió la televisión, estuvieron viendo una película que Daeron eligió y cuando estaba por terminar, tocaron la puerta de la habitación, era Qyle.
Qyle entró a la habitación y saludó a ambos con una sonrisa traviesa en el rostro, estaba usando la misma ropa que la de la boda. Hizo una mueca como si se arrepintiera de haber llegado antes de hablar.
— Perdón si irrumpí en su nidito de amor chicuelos, pero, no me he bañado desde ayer y siento que huelo a gato arrollado, no se preocupen, yo solo quiero bañarme rápido. ¡Joff! Recuerda que nuestro vuelo sale a la noche, tenemos que estar listos a más tardar a las 8 pm para llegar a tiempo al aeropuerto. — y con eso dicho, Qyle entró al baño de la habitación.
— Creo que tengo que irme ya, yo regreso mañana temprano a mi casa, pero, debes arreglar tus cosas Joff. — Daeron empezó a levantarse y recoger sus cosas.
— Te acompaño a tu habitación — contestó Joffrey mientras se acomodaba los zapatos y tomaba su celular.
— Ummm… No es necesario, además mi hotel no es este, y se te hará tarde, gracias por todo Joff, fuiste muy lindo conmigo. — y con un corto beso en sus labios, Daeron abrió la puerta de la habitación y salió casi corriendo sin darle oportunidad a Joffrey de siquiera reaccionar.
Hubiera querido quedarse ahí por siempre, se sentía calmado y tranquilo mientras estuvo con Joffrey, pero sabía que su sueño tenía que acabar pronto, se aseguró de no decirle información que lo hiciera dar con él y es que cuando su madre accedió a dejarlo ir a la boda de una de sus amigas, lo hizo con la condición de que regresando de sus vacaciones se llevaría a cabo la cena donde formalmente se anunciaría el compromiso que su madre y abuelo arreglaron con un Lannister. El tipo era un completo idiota, creía que todos eran inferiores a él y nunca había abierto un libro ni por error, pero su familia era asquerosamente rica y tenía un futuro asegurado y siendo él el único Omega de su familia, tenía el deber de asegurar un buen matrimonio para él y por supuesto para su madre y abuelo. Así que solo corrió, no dejó que Joffrey lo pudiera alcanzar, ni siquiera esperó al ascensor, corrió por las escaleras y llegó a la entrada del hotel donde subió a un autobús que lo alejara de ahí, bajó un par de cuadras adelante para de ahí poder tomar un taxi que lo llevara a donde él se había hospedado.
*********
—¿Y? ¿Cómo te fue? — eso fue lo primero que Qyle le preguntó a Joffrey.
— Fue increíble Qyle, creo que lo encontré.
— ¿A qué te refieres? ¿Crees que el Omega bonito es tu destinado? — cuestionó con curiosidad, pero también de manera sincera.
— Sí, estoy seguro, nunca había sentido esto. — respondió Joffrey con un suspiro al final. Qyle dio unos brinquitos de emoción y aplaudió ligeramente en señal de alegría.
— Aaaahhh!!! ¡¡Lo sabía!! Sabes Joff, en mis tierras dicen que el destino es muy travieso, supe que ustedes dos tenían que conocerse en cuanto vi que él atrapó el ramo y tú la liga. ¡Cuéntamelo todo! ¿Cómo se llama?, ¿dónde vive?, ¿qué hace?, quiero saber todo del Omega que finalmente se robó el corazón de mi amigo. — con toda la emoción que sentía Qyle incluso había sacudido a Joffrey de los hombros para apurarlo a contar todo. Antes de empezar a hablar, Joffrey soltó un suspiro algo frustrado.
— No me dijo mucho Qyle, quise acompañarlo a su habitación para pedirle su número e invitarlo a salir, pero antes de que pudiera decir otra cosa, él solo salió corriendo.
La cara de Qyle fue un poema, de la emoción y alegría pasó al shock y después su ceño se frunció en enojo antes de que le diera un manotazo en la cabeza de Joffrey.
— Joffrey Strong-Targaryen!! ¡Parece que no te hemos enseñado nada! ¿Como fue que lo dejaste ir así sin más? ¿Qué estabas pensando inútil? — la voz de Qyle sonaba un tanto desesperada antes de que continuara, un poco más calmado continuó.
— Joff, querido Joff, sabes que te amo y porque te amo es que te digo esto; ese Omega apestaba a deseo y atracción por ti, se notaba que no quería irse, eso lo pude notar en cuanto entré a esta habitación, así que no tenías ninguna posibilidad de recibir una negativa, entonces, pequeño pimpollo…. ¡¿Qué madres?!! ¿Cómo fue que lo dejaste ir sin más? ¿Acaso no te hemos enseñado bien?
Eso último sonó un poco dramático pero era cierto, Joffrey había convivido con muchos omegas toda su vida, sus hermanos mayores para empezar, su madre y su abuela, Qyle y sus hermanas e incluso sus primas y algunos tíos, todos ellos omegas, pero todos ellos eran muy distintos, eran irreverentes, desafiantes y audaces, ninguno era como Daeron, los omegas con los que Joff había convivido e incluso la educación que él había tenido era para respetar y valorar a los Omegas como sus iguales, no como una casta inferior ni solo un objeto más; pero Daeron parecía tener ideas muy diferentes, parecía haber sido educado en el medievo, como si estuviera siendo criado para obedecer sin chistar y guardar silencio, pero Joffrey sabía, lo notó en su mirada, que Daeron tenía una chispa y un espíritu difícil de doblegar, le recordaba un poco a su abuela Alyssa, indomable y audaz.
Salió de sus pensamientos cuando Qyle le arrojó una sandalia a la cabeza.
— Muy bien Romeo, parece que esto lo tenemos que arreglar en casa, así que guarda tus cosas y apúrate, no te preocupes por nada que Qyle Martell te va a ayudar, no voy a dejar que mi mejor amigo ande con carita de perrito abandonado solo porque no consiguió el número del Omega bonito. — Qyle le dirigió una sonrisa cómplice y comenzó a guardar sus cosas en la maleta.
Joffrey le sonrió de vuelta y acomodó su ropa en su mochila.
Cuando llegaron al aeropuerto y abordaron el avión, Qyle sacó su teléfono y comenzó a teclear de manera muy rápida, antes de que pudiera preguntar qué era lo que estaba haciendo, realizó una llamada antes de despegar, no alcanzó a escuchar bien con quien hablaba ni de lo que hablaban así que esperó a que terminara la llamada.
— ¿Con quién hablabas? — preguntó.
— Con el diablo… — Qyle rio antes de continuar — hablé con Jace, aceptó ayudarme en esta misión.
—¿Le contaste a Jace lo que pasó? — preguntó Joffrey con asombro.
—¡¡ No!! ¿De verdad crees que haría eso a la primera oportunidad? – con un gesto de silencio continúo — No contestes… En fin, solo le dije que había conocido a alguien en la boda pero que no tuve oportunidad de intercambiar números, así que le pedí ayuda a él para encontrarlo, sabes que Jace es bastante bueno con los contactos y mi amiga me dijo que me compartiría las fotos de su boda en cuanto estuvieran listas, de ahí podremos empezar. — Joffrey le dedicó una sonrisa orgullosa.
— ¿Sabes que tú y mi hermano podrían gobernar el mundo verdad? — tomó la mano de Qyle y le dio un tierno apretón — gracias Qyle, por todo.
—Más te vale que no pierdas el tiempo cuando lo encontremos, ¿oíste? Joffy, sabes que en todos estos años de conocernos, mis hermanas, Jace, Luke, Baela, Rhaena, y cualquier otro omega con el que hayas convivido y que conoces hemos salido con alguno que otro patán, ya sabes, momentos que nos mantienen humildes y con los pies en la tierra; yo por ejemplo, tremendo perro teibolero con el que estuve saliendo, pero en fin, la cosa es Joff, que tú eres maravilloso y cualquier Omega, Beta o Alpha con el que decidas estar, es muy afortunado, porque eres maravilloso, siempre te preocupas por los demás, has cuidado de mí, me has apoyado en todas mis idioteces sin juzgarme y siempre estás ahí para cualquiera que lo necesite, incluso esto, yo sé que no te gustan las fiestas y de todos modos quisiste acompañarme porque estaba pasando un mal momento; así que, Joff, en serio, eres un buen amigo, una persona increíble y buen Alpha como tu padre, así que como buen amigo que soy, quiero que tú encuentres la felicidad, y si estás seguro de que ese chico con el que pasaste la noche es tu destinado, entonces, mi misión es ayudarte a encontrarlo, tú siempre has estado ahí para mí, incondicionalmente, ahora déjame a mí hacer lo mismo por ti.
Después de eso, Joffrey solo pudo sonreír a Qyle y apretar su mano; Qyle por su parte solo rodó los ojos y recostó su cabeza en el hombro de Joffrey.
— Sigo sin creer que no le hayas pedido su número a Daeron; en serio Joff, ¿qué no ya te había enseñado? Recuerda, el “No” ya lo tienes – dijo con voz baja.
Joffrey río con lo dicho antes de contestar — Perdón Qyle, no siempre puedo poner en práctica lo que me enseñas. Pero cambiando de tema, Tú, mi pequeño saltamontes, ¿Dónde dices que pasaste la noche?
— Eso no es de tu incumbencia, pero, si tanto te interesa saber, solo fui a dormir con las chicas que estaban en la fiesta, no pesqué nada en la boda, creo que ya estoy perdiendo el toque. — contestó Qyle con una fingida voz afligida, antes de que ambos rieran por ese comentario.
Siguieron platicando de sus respectivas noches durante el vuelo de regreso y hasta el trayecto a la casa de Qyle, después de que Joffrey se asegurara de que Qyle había entrado a su casa, le pidió al taxi que lo llevara a su casa.
Cuando llegó ya era bastante tarde por lo que solo atinó a asomarse al dormitorio de sus padres y avisar en voz baja que había llegado; cuando escuchó que Harwin con voz adormilada le respondió cerró la puerta y se fue a su habitación.
La mañana llegó, y como era costumbre, todos en su familia desayunaban juntos antes de irse a sus respectivas actividades, Harwin preparaba el desayuno y lo refrigerios de los más pequeños mientras se aseguraba de que los mayores comieran bien, Daemon bajó poco después con los niños pequeños cual tornados que devoraron todo lo que había en sus platos; el último en bajar como siempre fue Lucerys, cuando estuvieron los ocho en la mesa, Daemon preguntó a Joffrey sobre como habían ido sus vacaciones y si algo interesante había pasado, aunque Joffrey solo se limitó a platicar sobre los días previos a la boda y que la fiesta había sido bastante agradable.
Pronto llegó la hora de salir de casa y Harwin se levantó de su silla para supervisar que Aegon, Viserys y Daenerys se lavaran sus dientes y no olvidaran nada de sus materiales para la escuela.
Luke por su parte también recogió sus cosas y se retiró, mencionó que en su trabajo estaban haciendo las pruebas finales de los gráficos del nuevo videojuego que lanzarían y debían asegurarse de que los diseñadores estuvieran presentes durante la retroalimentación de los testeadores, así que era importante estar ahí temprano y seguramente estaría bastante ocupado por lo que regresaría tarde a casa.
Entonces solo quedaron tres, su madre Daemon, Jace y él. Daemon le preguntó a Jace si no iría a la oficina ese día, pero Jace solo le mencionó que estaba preparando un proyecto nuevo del que apenas estaba esperando la información inicial (Joffrey supo que se refería a la búsqueda de Qyle) por lo que tenía tiempo libre esos días.
— ¡Eso es maravilloso Jace! Entonces tal vez puedas ayudarme con algo, sabes que necesito de tu mente para los negocios.
— Soy todo oídos — respondió Jace.
— Joffy, ¿recuerdas que tu abuela Alyssa te pidió muchas muestras de tus jabones y bombas para baño? Bueno, pues estuvo enviando algunas a sus conocidos y les interesaron mucho, resulta que tu abuelo Baelon conoció en su juventud a un hombre que ahora es accionista de una cadena de tiendas de cuidado y aseo personal; y quieren que tus productos se vendan en sus tiendas, ¿No es eso increíble? — Daemon estaba bastante orgulloso de todos sus hijos, sin excepción, pero Joffrey siempre había sido la debilidad de Daemon, pues le recordaba bastante a su madre Alyssa y su abuela Alyssa bueno, era evidente que compartía su orgullo por Joffrey.
Joffrey se quedó congelado; toda su vida pensó que estudiaría alguna carrera similar a la de sus padres o abuelos y que se dedicaría a eso, aunque bien sabía que sus padres lo apoyarían en cualquier decisión que tomara, nunca creyó que uno de sus Hobbies y que más le gustara hacer comenzara a ser un proyecto viable.
Mucha gente le hubiera dicho que hacer jabones artesanales y mezclar sales de baño solo lo llevarían al fracaso, pero su familia siempre lo apoyaba incondicionalmente y ahí estaba la prueba, tenía la oportunidad de empezar su propio negocio. Estaba seguro de que su tía Alys también podría aportar muchas ideas, sería bueno pasar más tiempo con ella.
El miedo se apoderó de él por un momento pues él aún estaba estudiando la universidad y sabía que no era tan bueno para los números y cuestiones administrativas, pero salió rápido del pensamiento.
— ¡Joff, felicidades hermanito! — le dijo Jace con alegría — aunque no entiendo madre, ¿qué es lo que necesitas de mí? — preguntó con curiosidad.
— Bueno, si Joffy decide aceptar la propuesta; me gustaría que ayudaras a tu hermano a revisar los detalles de la misma, si es conveniente para él, lo que necesitaría conseguir para poder entregar los pedidos que le hagan, el dinero que necesitaría para comenzar, todo eso. — concluyó Daemon con la emoción evidente en su voz.
— No necesitas preguntar madre, Joff, sabes que lo que sea que necesites yo te puedo ayudar, lo que sea por mi Husky hermoso — respondió Jace con una risa por lo último dicho.
Se levantó de su silla y abrazó a su hermano menor.
Jace jamás lo admitiría en voz alta, pero su hermano Joffrey había sido su favorito desde siempre, él amaba a todos sus hermanos, pero Joffrey siempre fue tan tierno y protector desde pequeño que se sentía tremendamente orgulloso de tenerlo como hermano, Jace sabía que Joffrey tenía un corazón noble y amable como su padre Harwin, pero también compartía mucho de la personalidad arrolladora de su abuela Alyssa, así que siempre fue un confidente, Luke era más cercano a su edad y era omega también, pero sus personalidades eran muy distintas, lo amaba mucho, pero por Joffrey sentía un amor cercano al de una madre por su hijo.
Cuando terminaron de desayunar y Joffrey comenzó a limpiar y ordenar la cocina, Daemon anunció que saldría un rato para supervisar el proyecto de la casa que recientemente había diseñado, así que se quedaron solamente Jace y Joffrey.
— ¿Me quieres contar? — inició Jace.
— ¿Contar qué?
— Joff, eres el peor mentiroso del mundo — rio antes de seguir — cuando te abracé para felicitarte lo noté, hueles distinto, como a felicidad y a Alpha enamorado supongo — frunció un poco su nariz antes de continuar — así que, algo pasó en tu viaje, o mejor dicho alguien. Sabes que no me gusta meterme en tus cosas, pero cuando Qyle me buscó para pedir mi ayuda porque no consiguió el número de alguien, supuse que no era para él el favor, él nunca hubiera dejado pasar algo así — concluyó.
— Conocí a alguien — dijo con voz baja.
—Bueno, eso es bastante obvio — dijo con voz divertida — cuéntame, ¿quién es la afortunada o afortunado que se robó el corazón de mi hermanito?
— Se llama Daeron — contestó de manera inconsciente — lo conocí en la boda de la amiga de Qyle; él fue el Omega que ganó el ramo que lanzó la novia y yo gané la Liga que el novio arrojó; Qyle dijo que según la tradición quienes ganan el ramo y la liga deben bailar una pieza juntos y pues…. Pasó, yo, solo siento que me embrujó.
Jace lo miró con ternura, se acercó a él y acarició su rostro.
— Así que lo encontraste — Jace se acercó y tomo el rostro de Joff y besó su frente.
— Creo que sí, no sé Jace, nunca me había sentido así y ni siquiera pude pedirle su número, estuvimos juntos Jace, juntos, juntos — dijo Joffrey con un tono que pareciera estuviera confesando una travesura, Jace alzo la ceja con asombro por lo dicho por su hermanito.
— ¡¡Joffrey!! ¡¿Quién eres y qué hiciste con mi hermano?!, el hermano impulsivo y medio zorra es Luke — ambos rieron con eso último
— ¡No!, ya en serio, no le digas a Luke que dije eso, me va a acusar con papá, pero volviendo a lo importante; ese Daeron debe ser alguien muy especial para que lo hayas hecho, mi hermanito, el caballero perfecto no se habría doblegado por nadie que no fuera especial — Jace tomó las manos de Joffrey y las acunó entre las suyas — así que vamos a buscar a ese alguien especial, porque mi hermanito debe de decirle todo lo que siente, ven, tenemos trabajo que hacer.
Jaló a Joffrey de la mano hasta su estudio donde se encontraba su computadora y tableta, Jace era quien se encargaba de mantener todos los negocios familiares en orden, desde muy joven sus padres vieron el gran sentido de responsabilidad y el don de mando que Jace tenía, así que no dudaban en confiarle tareas sencillas al principio, hasta que eventualmente Jace se convirtió en algo así como el CEO de la familia.
Aun a su joven edad y siendo Omega, Jacaerys tenía una mirada penetrante que recordaba mucho a la mirada de Daemon (uno de los gestos heredados de él) y una personalidad reservada únicamente para su familia y amigos cercanos que era gentil y amable, pero cuando era hora de trabajar y poner orden, Jacaerys se convertía en un General bastante intimidante.
Comenzó a buscar en su computadora las noticias en la sección de Sociales y hashtags del fin de semana de la boda todos los eventos sociales que se llevaron a cabo en la playa y sus alrededores.
No le costó mucho trabajo encontrar el evento al que había ido su hermano. Encontraron algunas fotografías tomadas por los invitados, pero en ninguna salía el omega que Joffrey había conocido. Así que recurrió a otros métodos.
De alguna forma Jacaerys pudo identificar de entre toda la gente en las fotografías tomadas a quien de inmediato reconoció como un “Wedding Planner”, Jace sabía que el tipo era alguien medianamente conocido por haber organizado las bodas de algunas personas “famosas”, así que tomó su celular y comenzó a escribir algunos mensajes y enviar notas de voz.
No pasaron ni veinte minutos cuando su celular sonó, cuando vio el número que lo llamaba sonrió y contestó, Joffrey no podía escuchar muy bien a la voz del otro lado, pero su hermano hablaba con la otra persona y negociaban sobre cosas que Joffrey no entendía, después de unos minutos vio a su hermano con una sonrisa triunfal y colgó.
— Listo, la boda era de una tal Margaery Tyrell y Robb Stark — sonrió y le guiñó un ojo – y conseguí que me compartieran la lista de invitados, creo que Daeron no estaba en la lista de invitados, sino que iba como tú, el Plus One de alguien más, también conseguí el contacto del fotógrafo, así que lo buscaré para pedirle las fotos de la boda, tal vez ahí podamos identificar mejor con quienes iban.
— Eres increíble Jace! – Joffrey abrazó a su hermano por la espalda - sigo sin saber cómo es que lo haces, convences a cualquiera de hacer lo que quieras – Jace solo le sonrió con picardía – Te debo una! – dijo Joffrey.
— Acepto transferencias bancarias y joyería hermano – soltó Jace con cinismo.
Joffrey rio porque sabía que su hermano lo decía en broma, jamás le pediría un pago por ayudarlo, pero él sabía que debía agradecerle a Jace en algún momento.
*****
Chapter 4: Una damisela en apuros, el Omega salvador y una búsqueda implacable
Summary:
Daeron odia bordar, pero de alguna forma esto se convirtió en su boleto para encontrar su destino.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Daeron no quería llegar a su casa, esos últimos días que estuvo fuera los recordaría siempre. No paso nada muy interesante los días previos a la boda a la que había sido invitado por mera casualidad. La verdad ni siquiera tendría que haber estado ahí, fue una mera casualidad.
Resultaba que una de las chicas que fue dama de honor de la novia iba a la misma escuela que Daeron, ni siquiera iban en la misma clase, pero compartían algunos talleres extras al final de clases, y es que la escuela de Daeron era exclusiva para Omegas, lo que se traducía en una educación estricta apegada a la Fe, clases de cocina y bordado y algunas otras más artísticas como el teatro y canto.
Fue en una de sus clases de bordado que todo sucedió, pues la chica que había sido elegida como dama de honor de la novia se acercó a él para preguntarle sobre el bonito encaje que Daeron estaba bordando, la verdad era que, aunque no disfrutaba para nada la mundana actividad de mover agujas e hilo siguiendo patrones, Daeron era bastante bueno confeccionando prendas e incluso tenía una libreta que su hermana Helaena le regaló donde dibujaba bocetos de diseños que venían a su mente.
La chica, miró interesada su trabajo durante la clase y le preguntó si era que posible que él pudiera realizar algún trabajo similar con una paga de por medio, Daeron nunca había pensado en vender sus bordados y tejidos, pero no le vendría mal tener un poco de plata sin tener que pedirla a su madre, así que le dijo a la chica que sí.
Días después la chica lo volvió a buscar, pero esta vez venia acompañada con una bonita Omega que nunca había visto antes, resultaba que la chica era la novia de la boda, le contaron que ella había estado buscando por muchas boutiques el velo perfecto, tenía una fotografía como referencia donde se apreciaba a una mujer muy bella con un hermoso vestido y velo, la fotografía se veía bastante antigua así que Daeron preguntó de quien se trataba. La mujer en la fotografía era la abuela de la novia, quien desafortunadamente había perdido tanto su vestido como su velo años después de su boda, pero Margaery (la novia) quería usar algo que le recordara a su abuela, sin embargo, no había encontrado a nadie capaz de hacer un diseño similar, pues el velo tenía un diseño bastante intrincado y complejo.
Daeron lo vio por un par de minutos y comenzó a dibujar el patrón en su libreta, cuando lo vio con mejor detalle supo que era capaz de hacerlo así que accedió a realizar el velo, Margaery y su amiga se fueron de ahí felices, nunca acordaron un precio, pero Daeron supo que al menos debía cobrar los materiales que utilizaría.
Un par de semanas después de haber comenzado el trabajo Margaery lo buscó en su escuela y le entregó un sobre diciéndole que esperaba fuera suficiente para cubrir parte de los materiales y que una vez le entregara el velo terminado, ella le daría el dinero restante. Se quedó por un par de minutos más para observar el detalle del velo y había quedado encantada con el avance.
Cuando Margaery se retiró, Daeron abrió el sobre con curiosidad y vio dentro una cantidad apabullante de dinero, fácilmente pudo contar $3000 dólares, se emocionó tanto que ni siquiera le importó dormir tarde y terminar con los dedos algo picoteados para entregar algo lindo.
Cuando terminó el velo, se sintió algo culpable pues creía que su trabajo no debería valer tanto, así que también comenzó a bordar un encaje más delgado y de distintos patrones para hacer un liguero.
Cuando le entregó ambos objetos a Margaery ella estaba muy emocionada y feliz, ese día iba en compañía de su abuela así que la mujer al ver que el velo era idéntico al que ella utilizó agradeció a Daeron y le dijo que estaba invitado a la fiesta con todos los gastos pagados. Entró en algo de pánico pues sabía que su madre no le daría permiso tan fácilmente.
Se sorprendió gratamente cuando su madre aceptó dejarlo ir, la verdad es que la emoción le duro poco pues antes de terminar, Alicent le dijo que lo tomara como su último paseo como Omega libre, pues había acordado ya un cortejo para Daeron con un Lannister, ese que los sacaría de la quiebra.
Los Hightower eran una familia de abolengo que de antaño tenía mucha riqueza, o eso era lo que le hacían creer a todo mundo pues esa riqueza se había esfumado cuando su abuelo realizó negocios arriesgados que prometían muy buenas ganancias o pérdidas garrafales, lástima que le tocó lo segundo.
De suerte que Daeron y sus hermanos tenían “asegurada” su educación, pues su padre, antes de morir se había encargado de dejarles fideicomisos a los que su abuelo no tenía acceso y que eran exclusivamente para la educación de sus hijos; sin embargo, mantener las apariencias resultaba bastante caro, pues la mansión de los Hightower era inmensa, pero también era de un mantenimiento muy alto, la servidumbre se había reducido al mínimo e incluso se racionaba el uso de energía y agua para economizar.
Así que Daeron, aun siendo el más joven de sus hermanos, sería el primero en ser vendido, pues en palabras de su abuelo, era un omega lindo, con un buen pedigree y el apellido correcto, así que cualquier familia de la región sería feliz de tenerlo en su linaje y entregarlo a una familia adinerada garantizaría que al menos su madre y abuelo siguieran aparentando ser lo que ya no eran.
Sus hermanos eran otra historia, eran mayores y eran físicamente atractivos, mucho, pero Aegon (el mayor de ellos) era un Alpha inútil que creía que todos debían servirle por el simple hecho de ser Alpha y ser guapo; Helaena era buena y amable pero un tanto distraída y algo torpe para expresarse por lo que siempre caía en silencios incómodos y conversaciones extrañas, y luego Aemond.
Aemond no era un inútil como Aegon y podría tener una buena conversación con alguien, si tan solo pudiera dejar de ser tan arrogante por un instante, creía ser el mejor de todo y no podía aceptar otro punto de vista, eso lo hacía un idiota, rescatable, pero eso hizo que muchos Omegas y Betas que le fueron presentados perdieran el interés en él.
Eso lo dejaba a él como el proveedor de la familia, al menos por un tiempo, pero él sabía, sabía que su abuelo sacaría el mayor provecho de ser posible, maldito viejo vividor, era un hombre que ambicionaba demasiado y arriesgaba el doble de su ambición, todo en aras de querer destacar, a Daeron le recordaba a un bagre, algo totalmente falto de personalidad y carisma.
Salió de sus pensamientos cuando su madre le preguntó si la había escuchado y si entendía lo que estaba en juego, solo pudo asentir con resignación y esperar el día de irse, un último respiro antes de cerrar el grillete alrededor de su cuello y atarse a una vida que no quería con un Alpha que ni siquiera conocía.
En el aeropuerto se encontró con algunos de los invitados que también irían a la boda, pero como no conocía a ninguno subió solo a su asiento y se fue en silencio. Al llegar al hotel, encontró a su compañera de clases y a Margaery, ellas lo presentaron con otros de los invitados e hizo amistad con algunas primas de Margaery, después la linda chica le entregó la llave de su habitación, una habitación sencilla pero cómoda y con lo necesario, no se iba a quejar, él no había pagado un centavo, así que agradeció y fue a instalarse.
No hizo gran cosa ese día ni el siguiente, se limitó a visitar la playa, caminar por ahí y platicar con los familiares de Margaery, pero nada que gritara rebeldía o algo por el estilo.
Pero entonces pasó, la boda a la que había sido invitado por mera casualidad se llevó a cabo, durante la ceremonia le gustó que la misma hubiera sido al aire libre, había flores bonitas y el ambiente era relajado; el sermón del Septo era interesante, aunque sabía que eso no aplicaba con él. De pronto una pareja llamó su atención, era un Omega muy bonito, con mucho estilo y elegante, aunque se veía bastante amigable y a su lado un Alpha que llamó su atención, bonita sonrisa, cabello rizado y chocolate, se veía bastante bien con el traje puesto y parecía tan devoto del omega a su lado, imaginó y oró para que el Alpha con el que lo habían prometido fuera parecido a él.
Continuo a la fiesta y el ambiente era muy ameno, las chicas con las que estaba sentado eran agradables y le sirvieron un cóctel que le gustó, y después continúo bebiendo más vino, cuando llegó el momento de lanzar el ramo, con los tragos que había tomado no dudó en acercarse a la pista y brincar tan alto como pudo y por mera suerte lo atrapó, mayor sorpresa fue que al haber caído lo hubiera hecho casi a los pies del Alpha que vio en la ceremonia.
Después, como si los dioses fueran benevolentes con él, el bonito omega que acompañaba al atractivo Alpha los hizo bailar juntos, jamás se cansaría de agradecerle por eso, y luego, todo pasó tan rápido que pareció un parpadeo, resultó que Joffrey no era pareja del omega que ahora sabía su nombre era Qyle, se fue con él y pasó toda la noche con él, primero únicamente bailaron, pero después, en un arranque de valor, se atrevió a ir más allá, y decidió entregarse a él.
Nunca se arrepentiría de ello, fue maravilloso estar con alguien que no fuera un idiota, regresó a su habitación y se alegró de no conocer a nadie y dormir solo pues no tuvo que darle explicaciones a nadie.
Cuando regresó a su casa, fue como volver de nuevo a sus cadenas, pero le reconfortaba saber que por lo menos había podido tener una experiencia y una primera vez maravillosa, tan solo de recordarlo su piel se erizaba y no podía evitar tocar la marca que Joffrey había dejado en su muñeca, todavía podía sentir el aroma del Alpha, era muy tenue pero ahí seguía, y Daeron jamás haría nada para borrar la marca, solo podía esconderla de su madre usando algún reloj o pulsera o mangas largas, en fin, solo le quedaba resignarse y aceptar que nunca más lo volvería a ver.
O eso fue lo que pensó hasta que su hermano Aemond entró a su habitación y le mostró un correo electrónico proveniente de Qyle Martell.
*****
Jace recibió la lista de invitados junto con las fotografías tomadas durante la boda sin editar, entonces llamó a la caballería, lo que se traducía en Qyle llegando a su casa armado con su Tablet, laptop y celular. Eran demasiados invitados por lo que Qyle llamó a sus hermanas e incluso Lucerys ayudó un poco cuando regresó del trabajo, entre todos ellos fue más rápido poder revisar los perfiles de las redes sociales de los invitados y así después de un par de horas dieron con el perfil de Instagram de la chica que había sido una de las damas de honor, husmearon por su perfil, lo tenía privado, pero Jace pudo evadir las restricciones de privacidad sin mucho problema.
Joffrey sabía que cuando todos sus amigos estaban reunidos investigando a alguien, era mejor no estorbar, así que mejor se dedicó a ordenar comida a domicilio y a preparar bebidas para sus invitados, él era mucho mejor anfitrión que Stalker, así que solo se adentró al bar de su casa. Cuando la comida arribó y él terminó de preparar las bebidas salió de la cocina como si fuera un mesero.
Repartió bebidas y snacks entre todos los invitados de su hermano, cuando Jace de pronto se levantó de un salto, lo que asustó a todos.
- ¡Lo encontré! – gritó con felicidad
- ¡Joffrey! Finalmente lo encontré, costó un poco de trabajo, pero ya sé quién es, la chica que encontró Qyle en las fotos acude a la misma escuela que Daeron, pero no van en la misma clase, pero no importa, busqué en la matrícula de la escuela y bueno, solo hay un Daeron, Daeron Hightower, vive en… – Jace puso cara de asco antes de continuar – en Antigua. – Antigua era una ciudad bien conocida por ser bastante conservadora y apegada a tradiciones viejas y algo retrogradas.
- Tiene tres hermanos mayores según veo, tiene 20 años, y estudia en esa horrorosa escuela donde solo les enseñan cosas de “Omegas” – eso último lo dijo de manera condescendiente.
- Muy bien, ¿y ahora qué sigue? – preguntó Qyle – supongo que lo vas a buscar ¿No? – añadió.
- Sí, creo que sí, aunque ni siquiera sé que tengo que decir, solo voy a llegar y decir ¡Oye Daeron!, mira que mi hermano y amigo me ayudaron a acosarte y por eso estoy aquí. ¿sería muy raro si lo hago? – Joffrey preguntó pidiendo la opinión de todos los presentes ahí.
- ¿Y si hacemos que el chico venga aquí? – quien habló fue Lucerys – es cierto lo que dice Joff, se vería como alguien muy intenso, aparte, según lo que dice Jace, no creo que su familia lo deje salir a ningún lugar solo sin algún chaperón o algo parecido.
Los presentes se quedaron pensativos por unos instantes hasta que Qyle habló – Jace, ¿a qué dijiste que se dedican los hermanos de Daeron?
- Ummm… el mayor de ellos, Aegon, aparte de ser un gigoló, parece que es el agente de relaciones públicas de su abuelo Otto Hightower, o sea, no hace nada. – dijo con una risilla burlona al final.
- Luego está Helaena, ella se supone que es bióloga y trabaja en el zoológico de Antigua, aquí hay una foto de ella sosteniendo unas víboras y algunos insectos, no creo que ella sea de mucha utilidad para nuestros propósitos. – terminó de decir eso al tiempo que mostraba la foto a la que hacía referencia, una chica linda con una serpiente alrededor de su cuello y brazos y entre las manos traía una enorme tarántula.
- Y … finalmente, tenemos a Aemond Hightower, se graduó hace tres años como Arquitecto y creo que trabaja como un asociado junior en un pequeño despacho en su ciudad. Según esto fue el mejor promedio de su clase y tenía un futuro prometedor… me parece que podemos hacer algo por aquí. Qyle, dime algo, ¿tú podrías firmar una carta de invitación para este tal Aemond Hightower? – preguntó Jace.
Qyle frunció el ceño no entendiendo lo que Jace tramaba, pero de todos modos dijo que sí.
- Muy bien, esto es lo que haremos, yo redactaré una carta dirigida a Aemond Hightower, irá con el membrete del despacho de madre pero firmada por Qyle, mentiremos un poco, la carta dirá que conociste a Daeron en la boda y que durante una de sus conversaciones él mencionó que su hermano era un Arquitecto con gran potencial, así que tu querido Qyle, habrías comentado eso con tu amigo Jace y viendo alguno de los trabajos del hermano de Daeron, decidimos darle una oportunidad para convertirse en un Asociado Senior, con expectativas de crecimiento. Básicamente le estamos ofreciendo trabajo, eso sí, debemos hacer hincapié en que te gustaría agradecer personalmente a Daeron por la recomendación por lo que está muy cordialmente invitado junto con su hermano a que pase unos días aquí. – Jace terminó de decir todo eso, mientras Joffrey lo veía con autentica fascinación, su hermano tenía una habilidad con las palabras para crear escenarios y mentir sin mucho problema y que se viera como algo creíble, así que redactaron el documento que enviarían, Qyle lo firmó sin demorar y solo esperaron a que diera la mañana siguiente para enviar el correo y este fuera enviado en un horario laboral.
Sí, Jace era calculador hasta la médula. En realidad había sido bastante sencillo, Daemon, la madre de Jace y Joffrey era un reconocido Arquitecto en su ciudad y había ganado premios por diseños funcionales y sustentables, tenía un despacho de arquitectos en su ciudad que era reconocido y que llevaba en conjunto con Oberyn Martell, un tío de Qyle, dicho despacho había comenzado a crecer con bastante rapidez gracias a Jace quien se encargaba de dirigir todo lo ajeno a los diseños, y también manejaba bastante bien la publicidad del despacho.
La verdad era que efectivamente necesitaban contratar más personal para el despacho de su familia, Daemon era la imagen del despacho y quien realizaba los diseños más complejos y siempre daba su visto bueno a cualquier otro que presentaban a sus clientes, pero había bajado considerablemente su carga laboral para poder dedicar tiempo a sus hijos, sin embargo, aún revisaba algunas obras personalmente. Si el tal Aemond Hightower resultaba ser tan bueno como decía entonces sería de gran ayuda para su madre. Sí, Jace no hacía absolutamente nada por casualidad, además eso le daba el beneficio adicional de mantener vigilado y tener información de primera mano de Daeron.
Notes:
Nota personal...
Como les aclare al inicio del fic, yo estudié la preparatoria en una escuela privada femenil católica. Yo nunca había estado en un lugar así y pues quise entrar "por la experiencia" jajajaja que espantosa decisión.
En fin, todos los días nos hacían rezar al inicio de cada clase, a medio día rezabamos el Angelus y cada jueves rezabamos el rosario, una vez al mes hacían misa e incluso había una capilla donde los jueves un sacerdote estaba ahí para confesarnos y que en la misa de domingo pudieramos comulgar.
Teníamos clases de cocina y artes, teatro y canto, tambien una clase de religión, debo decir que a pesar de todo eso, el nivel educativo era muy bueno, así que si bien no fui feliz en ese lugar porque mis compañeras eran bien malditas conmigo (no había ni un poquito de sororidad ahí), sí que aprendí un buen de cosas.
Ya saben, de entre todo lo malo, debe salir algo bueno, no me arrepiento de haber estado ahí porque definitivamente fue una experiencia que no había tenido y me hizo valorar la gran libertad que mis papás me han dado desde que era muy chica.
Chapter 5: La falacia de una vida perfecta y una mentira piadosa (o varias)
Summary:
Aemond tiene una vida muy distinta a lo que imaginó, intenta engañarse respecto a lo que en verdad quiere, mientras tiene ese viaje de instrospección, se le presenta la oportunidad de su vida.
Chapter Text
Esa mañana Aemond despertó temprano, salió a correr un poco antes de regresar a su casa a preparase para otro día, después de graduarse de la universidad había logrado conseguir un empleo rápidamente debido a las buenas referencias que le habían dado sus profesores. Aunque el empleo que consiguió era algo monótono, el apenas era un asociado principiante por lo que evidentemente no le serian asignados grandes proyectos, eso lo entendía, el problema venía en que ni siquiera tomaban en cuenta su opinión, los asociados y socios mayores eran hombres viejos con ideas anticuadas, iguales a su abuelo fue lo que pensó, pero necesitaba de la plata para poder vivir.
Odiaba tener que solo agachar la cabeza y obedecer a las instrucciones que le daban, los arquitectos con los que trabajaba doblaban o triplicaban su edad y no aceptaban puntos de vista u opiniones de gente más joven, lo que se traducía en diseños anticuados, materiales para nada innovadores y en general, un retroceso y crimen a la arquitectura moderna. La verdad era que también se sentía bastante herido en su ego, pues siempre creyó que al graduarse como el mejor de su clase podría tener mejores oportunidades y que su éxito crecería como la espuma, vaya golpe de realidad que le tocó.
Se fue a su empleo sin mucha expectativa de que algo interesante sucediera ese día, sin embargo, en su oficina y durante el transcurso de la mañana recibió un correo electrónico que provenía de uno de los despachos más exitosos del país, él había leído del Socio fundador Daemon Targaryen y su increíble talento para mezclar tendencias y estilos diversos utilizando materiales sustentables y novedosos, era su sueño poder conocerlo, así que un poco a escondidas abrió el correo y leyó la carta que ahí venía.
Básicamente era una invitación a trabajar en su despacho, se explicaba con poco detalle que su hermano Daeron había conocido a un Martell (otro de los socios fundadores) en la boda a la que había asistido días antes y que había hablado maravillas de su hermano por lo que le extendían una invitación para trabajar con ellos por una temporada y si tanto él como el despacho estaban satisfechos, tendría la oportunidad de convertirse en asociado.
Sus ojos brillaron con emoción, tanta que no podía esperar llegar a su casa a releer el contenido del correo e interrogar a su hermano sobre el Martell al que había conocido, contaba los minutos para poder salir de su oficina y regresar a casa.
Nunca había conducido tan rápido para llegar a su casa y cuando llegó se alegró de que ni su madre ni abuelo estuvieran ahí, así que subió a zancadas las escaleras y se dirigió al cuarto de Daeron, tocó la puerta de su habitación, pero no espero respuesta alguna para entrar. En cuanto Daeron lo vio entrar, solo atinó a cubrirse los brazos con un suéter antes de gritarle.
- Dioses Aemond! ¿por qué no esperas a que responda?
No le importó que su hermanito le hubiera contestado de esa manera tan inapropiada para un omega, así que lo ignoró.
- Quiero que veas esto – le mostró la pantalla de su laptop. Daeron entrecerró los ojos para enfocar mejor lo que Aemond le estaba mostrando, conforme fue leyendo vio como la cara de su hermano pasaba de la extrañeza a la incredulidad y al terminar de leer el correo y ver quien lo enviaba una sonrisa se asomó de sus labios.
- Daeron, ¿De verdad conociste a un Martell en la boda a la que fuiste? – le preguntó con emoción.
Daeron no sabía quienes diablos eran los Martell, pero cuando leyó el nombre de Qyle supo que se trataba del amigo de Joffrey, por lo poco que conoció a Qyle sabía que el omega era alguien temerario y si en la boda fue él quien hizo que pudiera bailar con Joffrey, supo que Qyle tramaba algo más, pero con la esperanza de poder ver otra vez a Joffrey siguió el juego.
- Sí, bueno, no sabía que era un Martell, solo se presentó como Qyle – en eso no mentía – nos sentamos en la misma mesa por lo que pudimos platicar un poco – eso sí que era una vil mentira.
- Bueno, no sé qué le contaste, pero parece que tus palabras hicieron efecto en él, quieren que vaya a su despacho, me están dando la oportunidad de trabajar para ellos.
Daeron sonrió, por primera vez escuchaba a su hermano realmente emocionado por algo, así que se sintió feliz por él.
- Aquí dice que Qyle quiere agradecerte personalmente por la recomendación por lo que espera que puedas acompañarme a una visita rápida a su ciudad. – eso último hizo feliz a Daeron.
- ¿Tu hablarás con madre para que me permita ir? – Daeron sabía que Aemond era el favorito de su madre, así que si era él quien lo pedía, la mujer no se negaría.
- Por supuesto, yo le diré que ambos iremos, no debe de haber ningún problema porque iremos juntos, yo estaré contigo en todo momento.
Eso no le gustó tanto a Daeron, pero aceptó. Aemond entonces siguió parloteando de que debería llevar su portafolio de trabajos para mostrarlos e incluso le pidió a Daeron ayuda para arreglar algunos de sus trajes para vestir, Daeron no podía hacer enojar a su hermano porque corría el riesgo de que este no quisiera llevarlo así que solo le dijo que sí.
Aemond le llevó toda la ropa que quería fuera remendada o arreglada, quería causar la mejor de las impresiones e incluso le dijo a Daeron que debería buscar sus mejores prendas, no lo había pensado hasta ese momento, Aemond por supuesto se refería a su ropa que todo mundo vería, pero Daeron tuvo un pensamiento distinto, por su mente atravesó el recuerdo de Joffrey quitando su ropa interior y entonces decidió que definitivamente llevaría algo digno del Alpha que había estado en su mente en esos últimos días.
Por último, Aemond le comentó que el correo que le fue enviado indicaba que enviara la confirmación de su asistencia y sus datos personales para poder conseguir sus boletos de avión y su alojamiento.
Cuando Aemond salió de su habitación, Daeron tomó su celular y entró a su perfil de Instagram (era uno que no tenía ningún contenido, pero le servía para poder buscar algunas referencias ya que su madre no lo dejaba tener redes sociales donde pudiera exponerse), abrió la aplicación y buscó el perfil de Qyle, fue muy fácil encontrarlo, lo mejor era que su perfil era público y el Omega tenía muchísimas publicaciones, en muchas de ellas aparecía con Joffrey o con supuso alguno de sus hermanos pues habían otros chicos que eran muy parecidos a Joffrey. Sonrió para sí mismo, y puso manos a la obra.
Al día siguiente, Aemond le confirmó que su madre le había dado permiso para que ambos fueran de visita y que ya había enviado la confirmación de su asistencia junto con la información que le habían solicitado, también le entregó un montón de ropa que sería la que se llevaría a su visita y le indicó todos los arreglos que debían realizarse.
Se dirigió a la escuela y mencionó a su madre que esos días estaría llegando tarde a su casa pues estaría hasta tarde en la escuela para poder hacer las reparaciones que la ropa de Aemond necesitaban, el pretexto de que él no tenía una máquina de coser en casa fue suficiente para que nadie sospechara.
La verdad es que tenía en mente otros planes, tomó una parte del dinero que Margaery le había pagado por el velo y la ropa de Aemond y se dirigió a la escuela.
Las reparaciones que Aemond le pidió fueron bastante sencillas, así que no le tomó mucho tiempo extra reparar todas sus prendas, pero debía hacer otras cosas, así que solo tomó un par de camisas que ya había reparado y tomó un taxi a un centro comercial, estaba decidido a conseguir algo muy lindo.
Llegó y visitó varias tiendas, estaba buscando lencería, no había muchas opciones pues le daba pena preguntar, sin embargo, llegó a un local donde se veían muchísimos modelos de varios colores, así que se tragó toda su vergüenza y entró. El chico que lo atendió también era un Omega y fue bastante amable con él, le hizo preguntas que hicieron sonrojar a Daeron, pero respondió a todas ellas, así que, con esa guía, el dependiente de la tienda le enseño diversos conjuntos que le gustaron a Daeron, eran costosos todos ellos, pero Daeron llevaba dinero suficiente para pagar.
Salió de ahí a toda prisa, pero feliz con lo que había comprado, mientras se dirigía a la salida del centro comercial vio una tienda donde vendían telas muy finas, listones de muchos colores y encajes muy variados, tuvo la idea de confeccionar algo para él, pero ya era tarde y se había acabado casi toda su plata por lo que se prometió iría al día siguiente.
Cuando llegó a su casa Aemond ya estaba ahí, lo saludó y le dijo que ya había comenzado con las reparaciones de su ropa y le mostró las prendas que había llevado a casa, le dijo que las demás las terminaría en el transcurso de la semana.
Aemond asintió y le dijo que ya había recibido respuesta de Qyle, le informó que ellos les estarían enviando los detalles de su reservación para hospedaje y también los boletos de avión, también le avisó que la invitación estaría agendada dentro de dos semanas. A Daeron se le hacía que dos semanas era esperar como un millón de años, pero eso también le daba tiempo suficiente para preparar todo lo que tenía en mente.
*****
Las dos semanas pasaron muy rápido, Daeron apenas tuvo tiempo de escabullirse por las tardes al centro comercial o a donde fuera necesario para conseguir todo lo que necesitaba y quedarse por las tardes en la escuela a poder coser todo lo que quería hacer.
La invitación que Qyle les había hecho llegar indicaba que la visita sería de 5 días, se irían desde el miércoles en la noche para que pudieran llegar a descansar y Aemond pudiera presentarse el jueves temprano en las oficinas del despacho. Serían tres días de trabajo y el fin de semana lo usarían para conocer la ciudad y socializar con Qyle y los demás socios del despacho.
Llegaron al aeropuerto de Antigua con bastante anticipación y cuando estuvieron en los mostradores de la aerolínea, les indicaron que sus boletos incluían una cortesía para esperar al abordaje en las salas V.I.P., cortesía de Qyle Martell por supuesto.
Daeron se sentía como la Cenicienta, él nunca había entrado a una de esas salas donde todo era bastante lujoso y la atención era increíble, así que la espera fue muy amena, luego cuando abordaron al avión, sus asientos eran de primera clase, por lo que no irían incómodos en su vuelo, no era un vuelo tan largo pero estar cinco horas sentados en asientos con espacios reducidos no sonaba muy bien, Daeron podía notar que su hermano se encontraba igual de emocionado que él, era como un niño pequeño.
El vuelo fue tranquilo y muy cómodo, cuando llegaron a su destino un chofer ya los esperaba en la salida del aeropuerto y los llevó a su hotel, era un hotel pequeño de esos llamados “hotel boutique” que son pocas habitaciones para mayor privacidad. Cada uno de ellos tenía una habitación propia y en distintos pisos, la última indicación que les fue dejada es que ellos deberían estar listos en el Lobby del hotel a las 7:30 am del día siguiente ya que a esa hora pasarían por ellos para llevarlos a desayunar y a conocer las oficinas del despacho.
Daeron entró a su habitación y solo pudo dar pequeños saltitos emocionado, era una habitación hermosa, era grande y espaciosa, tenía una bonita vista a una terraza dentro del hotel y el balcón de la habitación daba una bonita vista a la ciudad. El baño tenía una regadera enorme y una bañera donde Daeron estaba seguro cabían dos personas, eso le trajo a la mente el recuerdo de Joffrey preparando un baño para él y consintiéndolo después de la noche que pasaron juntos, tuvo un pensamiento un poco más lujurioso, pero ya era muy tarde y debía estar listo muy temprano al día siguiente, así que se apuró a prepararse a dormir.
Desempacó toda su ropa de la maleta, tenía ya listos los outfits que estaría usando esos días, todo estaba bien preparado, así que acomodó la ropa y zapatos que usaría al día siguiente, planchó un poco su ropa por las arrugas que se le hicieron, él quería verse lo más lindo posible.
Se puso su ropa para dormir y lavó sus dientes y su cara, se disponía a dormir, aunque la verdad sea dicha, estaba demasiado emocionado que no podía dormir, al final el cansancio lo venció y se quedó dormido.
Despertó muy temprano para prepararse, tomo un baño, aseo su cabello y puso loción en su cuerpo, se visitó y arregló su cabello, quería verse lo mejor posible, cuando estuvo listo finalmente salió de su habitación y se fue al Lobby del hotel, Aemond todavía no estaba ahí pero aún era temprano así que se sentó en uno de los sofás que estaban en la recepción del hotel, mientras esperaba a Aemond hojeó algunas revistas que estaban en la mesita de servicio, en una de ellas había un artículo de Daemon Targaryen y habían algunas fotografías de él, por el nombre y la sonrisa que tenía en una de las fotografías supo que era la madre de Joffrey, era un omega hermoso, y en una parte del artículo mencionaba el cómo era para él combinar su vida laboral con su vida personal, mencionaba la relación que mantenía con su familia y hablaba de cómo estaba tan orgulloso de todos sus hijos, para Daeron se veía como alguien con superpoderes, capaz de hacerlo todo, alguien digno de admirar, pudo entender porque Joffrey hablaba de él con tanto amor, no lo malentiendan, Daeron amaba a su familia, pero siempre sintió que no encajaba del todo con ellos, los pensamientos de su madre y abuelo eran tan puritanos y conservadores y Daeron no los compartía, salió de su pensamiento cuando vio a Aemond llegar a su lado, éste le dio los buenos días de manera amable.
Aemond se interesó de igual forma en el artículo que Daeron estaba leyendo así que se sentó a su lado para leer, apenas terminó de leer el artículo cuando escucharon que alguien preguntaba por ellos, se acercaron a la recepción y Daeron pudo ver a Qyle.
- ¡Hola Qyle!, buenos días – saludó Daeron. Qyle volteó enseguida y sonrió al verlo.
- ¡Daeron! Me alegro tanto de verte querido, ¡Ven acá y dame un abrazo!
Qyle se acercó con mucha familiaridad a Daeron y lo abrazó con genuina emoción.
Después del abrazo, Qyle se separó y se presentó con Aemond, lo saludo con cordialidad y después les indicó a ambos que los llevaría a las oficinas del despacho, los tres salieron del hotel y Qyle pidió que llevaran su auto, el auto en cuestión era un auto que parecía más bien una nave espacial, era increíble, ni Aemond ni Daeron habían visto un auto así jamás, mucho menos subirse a uno de ellos.
Qyle les indicó que subieran al auto y se dirigieron al despacho, no se tardaron mucho en llegar, ya fuese porque el lugar no estaba muy lejos de ahí o porque Qyle manejaba como si estuviera en una carrera de Fórmula 1, sea lo que haya sido, llegaron a un elegante edificio en una zona que se veía muy bonita.
Cuando llegaron, Qyle los dirigió a una de las salas de juntas a la que entraron y ya se encontraba ahí el lugar preparado para el desayuno que había mencionado Qyle. Casi enseguida de que tomaron lugares entró al lugar Jacaerys, ambos hermanos voltearon a verlo y pusieron la misma cara.
Jacaerys era un omega precioso, tenía el cabello un poco más largo que el de Joffrey, pero era igual de bonito, de color chocolate y rizado, unos ojos verdes que a simple vista se veían marrones pero con el destello de las luces se veía claramente un reflejo verde en ellos, adornados con largas y rizadas pestañas, era alto, no tanto como Aemond o Joffrey pero tenía una presencia apabullante.
Daeron notó como Aemond se removió de su asiento y carraspeó, posiblemente para evitar babear enfrente de él. Cuando Jace se acercó a ellos, saludó a ambos, primero se dirigió a Aemond quien estaba más cerca del lugar de Jace, le dio un apretón de manos formal.
- Es un placer conocerte Aemond, Qyle me mencionó de tu trabajo, espero que podamos llenar tus expectativas y que consideres la posibilidad de unirte a nuestro equipo de trabajo.
Daeron vio de reojo como Qyle se tapaba la sonrisa maliciosa que tenía en el rostro, pues fue evidente que Aemond estuvo indiscutiblemente atraído por Jace desde el momento en que lo vio entrar por la puerta, y Jace lo notó, por lo que no dudó en soltar un poco de su aroma con el objetivo de tentar a Aemond, convencerlo y poderlo controlar más fácil. Después de eso, Jace volteó su atención a Daeron.
- Y tu debes ser Daeron! … Qyle me habló mucho de ti, eres encantador, espero que no lo tomes a mal, pero le pedí a mi hermano Lucerys que viniera aquí para acompañarte y ser tu guía turística en la ciudad en lo que tu hermano y nosotros – señalándose a sí mismo y a Qyle – hablamos de negocios.
Algo nervioso y confundido por las palabras de Jace, Daeron se limitó a contestar con formalidad. La verdad era que esperaba poder ver a Joffrey, pero supuso que lo vería después.
- Por favor, siéntense, Aemond, me disculpo en nombre de mi madre, pero él vendrá un poco más tarde, hoy tuvo que ir a la escuela de mis hermanos menores, pero estará aquí en un par de horas, mientras tanto desayunemos y después Qyle y yo te daremos el recorrido por las instalaciones.
- Sí claro, no hay ningún problema, muchas gracias por la oportunidad. – Aemond se veía anormalmente nervioso, Daeron no sabía si estaba más nervioso por la posibilidad de trabajar en un lugar como en el que estaban o si era porque Jace parecía ser el sueño de Aemond.
Minutos después se escucharon unas voces y risas medio escandalosas por el pasillo y luego abrieron la puerta. Y ahí estaba, Joffrey iba acompañado de otro omega, muy bonito también y parecido a Jace y a Joffrey, ese debía ser Lucerys (sí, en esas dos semanas Daeron husmeó las redes sociales que pudo encontrar de Qyle, Jace, Lucerys y Joffrey).
- ¡Buenos días! – saludó Lucerys con emoción a todos – me disculpo por la tardanza, pero cuando ya veníamos de camino olvidé que debía entregar algo en la paquetería y tuvimos que regresar, por suerte recordé antes de que estuviéramos más lejos de casa.
Joffrey se acercó a la mesa y saludó a ambos levantando su mano – ¡Buen día! Joffrey Strong – se presentó - Espero que hayan tenido un buen viaje, igualmente espero que les hayan gustado sus habitaciones.
- Sí, muchas gracias, no tuvimos ningún inconveniente y las habitaciones son más que cómodas – contestó Aemond por los dos.
Convenientemente ninguno de los presentes se había sentado al lado de Daeron, así que cuando Joffrey llegó, se sentó a su lado, no tuvieron que decir ninguna palabra, Daeron solo tuvo que voltear a ver esos bonitos ojos y sonrió, Joffrey le sonrió de regreso y acercó su mano por debajo de la mesa, Daeron no dudó en tomarla y ponerla sobre sus piernas.
Así transcurrió el desayuno y cuando terminaron, Jace mencionó que Lucerys sería quien acompañaría a Daeron a un paseo por la ciudad, era una vil mentira, pero lo hicieron para que Aemond no se negara a dejarlo ir, era mucho más sencillo que estuviera con otro omega a que lo dejaran ir con un Alpha.
Daeron salió de la oficina junto con Lucerys y Joffrey, la explicación era que Joffrey iría a la universidad y Lucerys lo llevaría ahí antes de hacer su tour por la ciudad.
La verdad era que en realidad Joffrey llevaría a Lucerys a su empleo y de ahí se quedarían Daeron y Joffrey solos, después, antes de llevarlo a su hotel, pasarían por Lucerys de vuelta y sería él quien lo dejara en el hotel.
Así que los tres subieron al auto y se dirigieron al trabajo de Lucerys. En cuanto Lucerys se alejó y entro por la puerta de las oficinas, Joffrey volteó a ver a Daeron.
- Hola Dae, no sabes cuanto te extrañé. – apenas terminó de decir eso cuando Daeron ya había saltado sobre él cual koala.
*****
Chapter 6: Tomar una coca contigo (la idílica vida de un matrimonio poco ortodoxo y el hermano que resultó no ser malo)
Summary:
Daeron decide confesarse con Joffrey y explicarle porque huyó sin decir nada.
Por su parte, Aemond decide abrirse con Daeron, algo que nunca había pasado antes.
Notes:
Quien diría que las personas tachadas de "libertinos" tendrían relaciones más sanas que aquellos que se jactan de ir por el camino de la rectitud.
Chapter Text
Decir que Joffrey estaba nervioso era poco, sabía que Jace y Qyle habían arreglado todo para la visita de Daeron, pero eso no quitaba el hecho de que lo investigaron y mintieron para hacerlo viajar, tenía miedo de que Daeron pensara que era un acosador o algo similar.
Cuando vio a Daeron en la oficina de su madre se sintió profundamente aliviado cuando éste último le sonrió. Se sentó a su lado y le ofreció su mano, Daeron no dudó y tomó su mano, todos sus pensamientos negativos y nervios se le disiparon.
Cuando finalmente pudieron estar a solas, no sabía ni que decir, así que solo lo saludó, la verdad sea dicha, se sintió patético, pero Daeron, su bonito Daeron solo se abalanzó sobre él a abrazarlo. Cuando sintió su cuerpo sobre él solo pudo aferrarse a su cintura y poner su nariz en el cuello de Daeron.
Ahí estaba, ese aroma que se había vuelto su favorito, y estaba potenciado, podía sentir que sus feromonas revoloteaban felices por la cercanía, Daeron estaba feliz de verlo de nuevo. También sentía como Daeron enterraba sus dedos en su cabello y con la punta de su nariz recorría el cuello de Joffrey.
Cuando ambos estuvieron satisfechos de olfatearse se separaron un poco, Joffrey lo besó, era un beso dulce, suave y con mucha ternura, Joffrey jamás sería un salvaje con Daeron, no a menos que él se lo pidiera.
Daeron se bajó de sus brazos y tomó su rostro.
– No sabes cuanto te extrañé – Joffrey confesó.
– Yo también estuve pensando mucho en ti. No quería irme así, pero tuve que hacerlo.
– ¿Por qué lo hiciste Dae?, ¿Hice algo mal?
– No, tu no hiciste nada malo Joff, es solo que tengo que decirte algo, es muy importante.
– ¿qué pasa Dae? Me estás poniendo nervioso.
– Sabes, el único motivo por el yo pude ir a esa boda, fue porque mi madre me dijo que sería mi última salida como un Omega libre. Ella y mi abuelo decidieron que ya era tiempo de comprometerme, dicen que ya estoy en la edad ideal y bueno, decidieron que debo casarme, por eso me fui sin decir nada, porque yo sabía que lo nuestro no tiene ninguna posibilidad de ser.
Joffrey lo escuchaba atentamente, pero conforme Daeron explicaba su situación, se ceño se iba frunciendo, no era enojo lo que sentía, al menos no contra Daeron, pero se preguntaba qué clase de gente era para que “prometieran” a un omega a cambio de asegurar su “bienestar económico”, ya no era el medievo para intercambiar omegas por vacas.
Sí, Joffrey no lograba comprender como es que aún había gente que hacía eso a sus propios hijos y nietos, en su cabeza no imaginaba ni por un segundo que su madre, sus hermanos o incluso Qyle estuvieran de acuerdo a ser vendidos o subastados.
- No pueden obligarte a hacerlo Daeron, no es correcto.
- No tengo opción, mi familia depende de mí, mi abuelo perdió mucho dinero y con mi compromiso se podrían salvar de la bancarrota.
- Daeron, entiende, tú no eres una cosa para intercambiar por dinero, literalmente te están vendiendo, no es correcto, ni siquiera sé si es legal que lo hagan, deben de tener su consentimiento para hacerlo. Yo no puedo permitir que te hagan eso, te lo prometo Dae, no voy a dejar que te hagan eso, pediré ayuda a mis hermanos y padres.
Sinceramente Joffrey no tenía ni la más remota idea de lo que iba a hacer, pero estaba seguro de que no dejaría que Daeron fuera vendido, pediría ayuda a sus padres, a sus hermanos, a sus tías e incluso a los Velaryon, ellos seguramente le podrían ayudar.
- Vamos! No pensemos en eso ahora, quiero mostrarte la ciudad y que conozcas el lugar donde crecí – tomó la mano de Daeron y subieron de nuevo al auto.
Joffrey condujo por unos minutos y comenzaron su recorrido por la ciudad; le mostró a Daeron todos los puntos de la ciudad que consideraba interesantes y lo llevó a los lugares favoritos de Joffrey, tenía muchos recuerdos de la ciudad, recordaba donde sus padres lo llevaron a aprender a andar en bicicleta, el lugar favorito para comer helado de su familia e incluso el parque donde suele llevar a sus hermanos pequeños.
Cuando dieron las dos de la tarde, Joffrey llevó a Daeron a la escuela de sus hermanos menores, debía recogerlos y de ahí irían todos a la casa de Joffrey para comer, Daemon y Harwin insistieron en que los invitados fueran tratados como si de familia se tratase.
Cuando Dany, Vis y Aegon vieron a Joffrey saliendo de la escuela, corrieron a él con mucho entusiasmo, Joffrey los saludaba a todos y les preguntaba sobre su día en la escuela, los niños platicaban animadamente con su hermano y contaban todo acerca de su día. Joffrey se agachó a la altura de sus hermanos para decirles quien lo acompañaba.
- Vengan, les quiero presentar a alguien especial – comenzó Joffrey – él es Daeron, es un amigo muy especial y quiero que lo conozcan. Daeron se acercó a ellos y los saludó con un movimiento de su mano.
La primera en acercarse fue Dany, la niña era muy linda y le dio una bonita sonrisa a Daeron.
- Tu debes ser Dany, eres muy linda, tu hermano habla mucho de ti, me ha presumido que tiene a la mejor hermanita del mundo, dice que te pareces mucho a su abuela Alyssa.
- Sí, el abuelo Baelon dice que le recuerdo a ella cuando era más joven – la niña era encantadora y tenía una voz como de ardillita.
Aegon y Viserys se acercaron a Daeron y lo saludaron un poco más tímidos, pero eran niños muy bien educados. Joffrey ayudó a todos con sus mochilas y se dirigieron al auto, los pequeños subieron a la parte trasera y abrocharon sus cinturones de seguridad; Daeron no había convivido mucho con niños pequeños, pero era más que claro que esos tres niños habían sido bien criados.
Cuando llegaron a la casa de Joffrey, Daeron se sorprendió, era una casa enorme, tenía muchas plantas y flores en la entrada y una pequeña pared de donde bajaba agua asemejando una cascada. El garage de la casa era bastante amplio y Joffrey estacionó el auto ahí, los niños bajaron rápidamente e invitaron a Daeron a conocerla. El patio trasero era inmenso, había una alberca ahí y un pequeño pebetero que Joffrey le explicó era una fogata donde solían pasar tiempo juntos toda la familia.
Aparecieron por ahí dos lindos perros que corrieron hacia los niños con mucha emoción, Joffrey le explicó a Daeron que su padre Harwin amaba a los animales y rescataba a casi cualquier animal que veía en la calle, ambos perros eran jóvenes uno se llamaba Vermax que era particularmente apegado a Jace y la otra era una hembra que Lucerys llamó Arrax.
Cuando entraron finalmente a la casa, Joffrey le dio un pequeño recorrido por las habitaciones del lugar y le presentó a Caraxes y Tyraxes, dos gatos negros, uno de ellos tenía una oreja un poco cortada y el otro se veía como si fuera su versión en miniatura, según Joffrey, sus padres rescataron a Caraxes un día que iban de regreso de pedir dulces en Halloween con Joffrey, una mujer lo golpeaba con un palo pensando que era un animal del demonio y Harwin intervino para rescatarlo, al final, se llevaron al animal a casa, el pequeño gato a pesar de haber sido rescatado por Harwin se sintió muy cómodo en la barriga de su madre quien en ese momento estaba embarazado de sus hermanos menores.
Cuando llevaron al animal al veterinario, éste les indico que en realidad se trataba de una hembra y que estaba preñada, no quisieron cambiarle el nombre porque al parecer le había gustado mucho a la gatita así que se quedó como Caraxes, cuando la gatita parió, tuvo varios gatitos que dieron en adopción, pero el más pequeño de ellos se robó el corazón de Joffrey por lo que decidieron quedárselo, y ese era Tyraxes, el más pequeño de la camada, aunque eso no quitaba ni un poquito que fuera muy aventurero, además, siempre acompañaba a Joffrey en sus caminatas o a hacer ejercicio, era un gato bastante activo y cariñoso, en cuanto vio a Daeron se trepó sobre él.
- Se ve que le agradaste mucho – le dijo Joffrey con una risilla.
- Debo decir que es más encantador que su dueño – Daeron vio con el rabillo del ojo como Joffrey hacía una mueca de indignación, pero solo empezó a reír.
- Vamos Dae, creo que ya casi llegan los demás. – casi en cuanto terminó de decir aquello se escuchaba como llegaban algunos autos y unas voces, eran Jace, Daemon y Aemond quienes iban llegando.
Poco después llegaron Lucerys y Harwin y se dispusieron a comer todos. Tanto como Aemond y Daeron veían con cierta curiosidad la interacción de la familia, pues se notaba que todos ellos en realidad eran muy cercanos, Daemon le preguntaba a sus hijos más pequeños por su día en la escuela, Harwin preguntaba a Lucerys cuando sería el lanzamiento del videojuego que estaban desarrollando, Jace le comentaba a Joffrey sobre algunas cosas que Daeron no entendía, algo sobre inversión inicial, comprar equipamiento y materiales para algo, y también Daemon comentaba sobre su nuevo proyecto.
La comida fue en realidad bastante agradable, después de esas pláticas iniciales Harwin comenzó a integrar a Daeron y Aemond a la conversación preguntándoles sobre su viaje, el día y lo que habían estado haciendo, ninguno de ellos dos sabía muy bien qué sentir, en su casa el reunirse con su abuelo o su madre o su tío abuelo era forzoso, las pláticas eran incomodas y en general solo querían terminar de comer y salir de ahí, pero el ambiente en esa casa era muy distinto, la comida era deliciosa, los niños pequeños comían con ayuda del adulto que estuviera a su lado, comieron postre y siguieron en la mesa platicando de su día, en realidad ninguno de los presentes se sentía forzado a estar ahí, Daeron sintió que esa sensación que él tenía, Aemond también, se sentía y se desenvolvía con mucha soltura.
*****
Poco después de que Daeron se fue con Lucerys y Joffrey, se quedaron únicamente Jace, Qyle y él, estuvieron platicando un poco de temas diversos, Aemond estaba fascinado con Jace, era más que obvio, el Omega que tenía frente a él era más joven que él, pero manejaba el lugar como si llevara haciéndolo de mucho tiempo. Era decidido, tenía una presencia fuerte e imponente pero no déspota, y se veía como todos los demás lo respetaban y tomaban en cuenta sus opiniones.
Poco después llegó Daemon, cuando lo vio entrar supo que Jacaerys había heredado ese porte y elegancia de su madre, aunque físicamente no había mucho parecido.
- Un gusto Aemond, Qyle y Jace me hablaron de ti. – Daemon le extendió la mano para saludarlo.
- El placer es mío, dioses, es como una superestrella de la arquitectura – Aemond estaba muy nervioso y sus manos sudaban así que antes de corresponder el saludo intentó secar el sudor de su palma con la tela de su pantalón lo que causo la risa de Jace, Daemon también sonrió y ahí vio otra similitud entre Jace y su madre, ambos tenían la misma sonrisa burlona.
Pensó que Daemon sería diferente, los arquitectos con los que él había trabajado eran altivos y orgullosos, prepotentes y se consideraban a sí mismos como lo mejor, pero no eran ni una quinta parte de lo que era Daemon, pero contrario a lo que pensó, Daemon era bastante accesible, amable con el personal con el que trabajaba y se veía que todos lo respetaban y admiraban, durante su recorrido incluso vio como habían algunos estudiantes de ingenierías, diseño y arquitectos en formación que trabajaban ahí a tiempo parcial, Daemon en realidad sí ponía atención a ellos y revisaba con detalle sus planos y diseños, sugería cambios o modificaciones o corregía algún desperfecto, eran estudiantes así que les tenía mucha paciencia.
Aemond logró escuchar antes de salir ahí como los chicos ahí decían que Daemon no los trataba como parias y agradecían que Harwin lo mantenía siempre contento.
Después de mostrarle los proyectos que tenían en proceso y las ideas y nuevos proyectos, Aemond le pudo mostrar a Daemon algo de su portafolio de trabajo, Daemon los revisó con cuidado y sonrió satisfecho (o al menos eso parecía). Siguieron platicando sobre las que serían sus funciones en caso de que aceptara la oferta que le hacían, quienes serian su equipo de trabajo y en general lo que se esperaba de ambas partes, sinceramente Aemond hubiera aceptado trabajar gratis por el hecho de estar ahí y aprender de él, pero bueno, la oferta salarial era bastante atractiva y tenía el plus de que podría ver a Jace a diario pues él sería parte del equipo de trabajo de Jace.
*****
Después de la comida, Jace les indicó a Aemond y Daeron que al día siguiente querían llevar a Aemond a conocer los distintos proyectos en los que estaban trabajando, por supuesto también invitaron a Daeron, muchos de sus proyectos ya estaban en las etapas finales así que no estaría en medio de una obra en construcción, no había riesgo para él.
Ambos aceptaron y Jace les indicó que llevaran ropa cómoda al día siguiente, también un par de botas de seguridad o al menos un par de tenis, Daeron definitivamente no llevaba nada de eso así que Jacaerys le dijo que tal vez alguna de las hermanas de Qyle tendrían algo para prestarle, las llamarían y le harían la entrega en su hotel más tarde. Así que con eso dicho, Jace los llevó a ambos a su hotel.
Al llegar, Aemond le pidió a Daeron que se quedara en su habitación por un momento, Daeron pensó que el aroma de Joffrey había sido muy obvio y que lo reprendería, pero nada más lejos de la realidad.
- Creo que nunca te podré terminar de agradecer que hablaras con ellos de mí Dae – la voz de Aemond sonaba muy suave e incluso con algo de timidez.
– Yo… yo nunca he sido particularmente amable contigo, pero de verdad te agradezco el que me hayas dado esta oportunidad.
Daeron se quedó pasmado, nunca había recibido palabras amables de sus hermanos, pero pudo ver la sinceridad en los ojos de Aemond. Platicaron un poco más y pudo escuchar la emoción de Aemond al saber la gran oportunidad que tenía enfrente.
- Entonces asumo que ya decidiste que te quedarás aquí – preguntó Daeron.
- Sí – pensó un poco antes de seguir – Lo cierto es, que yo odio mi trabajo actual, casi tanto como odio Antigua si te soy sincero, esta oportunidad viene a ser como un sueño y créeme, no lo voy a desaprovechar. Solo tengo que regresar a Antigua a dejar todo en orden, renunciar a mi trabajo actual, despedirme de los demás y traer mis cosas, Jace me dijo que él podía ayudarme a conseguir un buen lugar para quedarme.
Daeron nunca había escuchado decir a su hermano que odiaba Antigua, aunque ahora que lo pensaba, tenía mucho sentido, Aemond siempre fue muy callado y no le gustaba salir con nadie, nunca le había conocido amigo alguno, mucho menos una pareja, así que, si su hermano se sentía tan asfixiado como él, tendría mucho sentido, aunque era triste que a pesar de ser hermanos nunca haya tenido la confianza de decírselo.
– Me alegra que al menos uno de nosotros pueda salir de ahí – Daeron lo dijo con sinceridad y una sonrisa algo triste – yo tampoco soy muy feliz con la idea de quedarme en Antigua, ni siquiera quiero pensar en mi compromiso, estoy asustado Aemond, no quiero hacerlo – esas últimas palabras sonaban más como a una súplica de ayuda. Aemond lo notó enseguida.
– No creo que debas aceptar Daeron, si no es lo que quieres entonces no lo aceptes.
– Lo dices tan fácil, como si no conocieras como es madre, ella cuenta conmigo, sabes que el abuelo me comprometió para poder salir de la bancarrota.
– Siempre puedes huir, sabes que tanto madre como el abuelo preferirían decir que moriste y evitar una “mancha” en la reputación familiar, a aceptar que no seguiste todo al pie de la letra, mira como el tío Gwayne es solo un mal recuerdo, aunque tú y yo sabemos que él es muy feliz lejos de Antigua. No te preocupes Daeron, sabes, es agobiante siempre tener que cumplir con las expectativas de ellos, pero eso no trae nada bueno, sabes que hoy temprano mientras platicaba con Daemon, él me dijo lo orgulloso que se siente de sus hijos, él nunca impuso expectativas tan altas con ninguno de ellos, solo los apoyo en sus decisiones y todos han destacado mucho a su manera, Jace es increíble, tan joven y puede dirigir todo un despacho como si llevara haciéndolo por décadas, la gente lo respeta y admira, además de que es hermoso.
Daeron pensó que Aemond se había lanzado de bruces por Jacaerys, pero no podía juzgarlo, él estaba igual por Joffrey, supuso que esos hermanos tenían un encanto único.
– Si yo decidiera huir, ¿tú me ayudarías?
– Creo que es lo menos que te debo, yo ni siquiera te lo pedí y de todos modos me diste un escape de esa vida. – Aemond se acercó a Daeron y lo abrazó – perdón por no ser un mejor hermano antes, pero creo que ahora es un buen momento para reiniciar.
Daeron solo se acurrucó en los brazos de su hermano y asintió a su propuesta. Sería bueno tener una relación con su hermano.
– Ya es tarde Dae, creo que debes ir a dormir, mañana tendremos un día ajetreado. – Aemond se separó de Daeron - ¿Quieres que te acompañe a tu habitación?
– No es necesario, pero te agradezco, te veo mañana entonces, que descanses Mond.
Se dirigió a su habitación, iba reflexionando sobre lo que había pasado ese día, se reencontró a Joffrey, conoció a su familia y pudo decirle la verdad de su situación, y por alguna razón que no terminaba de entender, Aemond se había acercado a él y ahora quería ser un buen hermano, sí, fue un día raro, pero bastante bueno.
Estaba por entrar a su habitación cuando escuchó como sonaba el teléfono de la habitación así que se apresuró a entrar, era de la recepción, la chica que hablaba le mencionó que tenía una visita, un joven de nombre Joffrey, Daeron se emocionó al escuchar el nombre y autorizó que pasara a su habitación.
*****
Chapter 7: Say Yes to Heaven (de como Daeron El Osado tocó el cielo por segunda vez)
Summary:
Daeron por fin se reencuentra con Joffrey como soñó desde la última vez.
Chapter Text
Entró en pánico al saber que Joffrey se dirigía a su habitación y solo atinó a lavarse los dientes y arreglar un poco su cabello antes de que tocaran a la puerta.
Joffrey estaba ahí, Daeron podía ver que recientemente había tomado una ducha, su cabello se notaba húmedo aún y su aroma natural se extendía por el lugar, llevaba en sus hombros una pequeña maleta y en la otra mano llevaba una bolsa grande.
- ¿Puedo pasar? – Joffrey no había hecho el intento por entrar, así que Daeron solo se hizo a un lado para dejarle entrar.
– Pensé que nos veríamos hasta mañana – comenzó Daeron.
– Jamás podría, ni siquiera pude despedirme de ti muy bien, además, traigo unos zapatos para ti, Jace me dijo que los acompañarías a visitar algunos de los proyectos que están en construcción, así que Qyle te envío estos – alzo un poco la bolsa que llevaba en la mano – espero que te queden.
Daeron ignoró totalmente la bolsa que Joffrey le estaba entregando, perdido en sus ojos y su aroma, se mordió el labio inferior, sabía muy bien lo que quería, para ese momento se había preparado semanas antes, así que no iba a desaprovechar la oportunidad.
Puso sus manos en el rostro de Joffrey y lo besó, Joffrey no tardó en responder a su beso, y sintió sus manos grandes alrededor de su cintura. Su lengua exploraba y reconocía la cavidad ajena, los brazos de Daeron se enrollaron en el cuello de Joffrey y comenzó a frotarse contra su cuerpo, podía sentir como los músculos del Alpha se contraían con expectación, pronto las manos de Joffrey también comenzaron a explorar el pequeño cuerpo de Daeron, los suspiros de ambos comenzaban a acompasarse y sus respiraciones eran cada vez más erráticas.
Las manos de Joffrey bajaron a su trasero y lo levantaron con mucha facilidad y Daeron enrolló sus piernas en las caderas de Joffrey, mientras los acercaba a la cama Daeron comenzó a repartir besos en la mandíbula de Joffrey y a lamer la piel de su cuello, su entrada se sentía ya ansiosa por ser llenada, la humedad comenzaba a ser más que notoria y obviamente su aroma se había disparado, era como un encantamiento, Joffrey lograba sacar su lado más irracional.
Joffrey se sentó en la orilla de la cama con Daeron encima de él sentado a horcajadas y comenzó a besar la piel de su cuello y hombros mientras que Daeron echaba su cabeza hacia atrás para darle mayor espacio al Alpha de recorrer su piel como le placiera. Sus caderas se movían en círculos y de adelante hacia atrás creando una fricción deliciosa para ambos.
Por fortuna para Daeron, Joffrey traía ropa sencilla de quitar, así que solo tomó la orilla de su playera y la subió, Joffrey levantó sus brazos para que fuera más sencillo retirarla, cuando vio su torso desnudo pudo ver con más detenimiento que la última vez. La última vez estaba todo oscuro y él había tomado demasiado alcohol, pero ahora estaba totalmente sobrio y podía ver el musculoso pecho de Joffrey, era un sueño y comenzó a acariciarlo con la punta de sus dedos, la piel de Joffrey era muy suave y se erizaba conforme sus dedos repasaban las líneas de sus músculos y las aureolas de sus pezones.
Los besos que Joffrey dejaba alrededor de su cuello y hombros se volvían cada vez más intensos, antes habían sido muy suaves y delicados, con la intención de no dejar marca alguna, pero ahora, Daeron podía sentir la necesidad de Joffrey por marcarlo, sentía como los colmillos del Alpha raspaban un poco su piel, debería haberse preocupado, pero solo podía desear sentir como esos colmillos se enterraban en su piel, el olor de ambos fusionándose, Joffrey probando el sabor de su sangre y la unión de ambos, sí, Daeron estaba muy jodido, quería tener todo lo que el Alpha le ofreciera y quería ser él todo lo que el Alpha deseara, sin más, su Omega tomó el control de la situación, se dejó guiar por sus instintos y deseos.
– Hazlo, marca mi cuerpo, es tuyo, puedes hacer conmigo lo que quieras. – esas eran palabras peligrosas, pero Daeron confiaba en Joffrey. Lo miró a los ojos y vio como sus pupilas se dilataban con las palabras que había dicho. Comenzó a dejar mordiscos en sus clavículas y pecho, Daeron sentía como las manos de Joffrey amasaban con más fuerza su trasero y la sensación era tan excitante, sentía su piel arder así que comenzó a quitarse su propia ropa sin dejar de menear su cadera sobre el miembro de Joffrey.
Cuando ambos estuvieron desnudos del torso, Daeron atacó de nueva cuenta el cuello y mandíbula del Alpha, sus feromonas eran asfixiantes, pero a Daeron solo lograban excitarlo más, comenzó a lamer el sudor que comenzaba a acumularse en pequeñas gotas en la piel de Joffrey, lo oyó gemir y supo que iba por buen camino.
Las manos de Joffrey dejaron de hacer lo que estaban haciendo y Joffrey acercó su mano a la cara de Daeron, por inercia, él abrió la boca y Joffrey metió dos de sus dedos en la boca de Daeron que enseguida comenzó a lamerlos y chuparlos como si fueran una paleta.
Joffrey volvió a bajar sus manos y se comenzaron a colar por debajo de su pantalón, así que ahora podía sentir como masajeaban sus nalgas y un dedo de la mano de Joffrey se aventuraba a su culo, sintió como la mano que tenía en su trasero comenzaba a masajear su espalda baja en un intento de relajarlo, mientras que la otra mano se aventuraba más abajo, sintió una intrusión algo incómoda, no dolorosa del todo, pero algo extraño, pero los besos de Joffrey en su cuello y la mordida que dejó en uno de sus pezones lo distrajeron lo suficiente, la sensación incomoda se fue dando paso a un placer que no había experimentado antes, Joffrey era delicado y sabía muy bien qué puntos tocar, casi creía que Joffrey conocía mejor su anatomía que Daeron mismo.
Luego, con su mano restante comenzó a pasear sus dedos por los labios de Daeron hasta llegar a su clítoris, eso fue suficiente para que el cuerpo de Daeron comenzara a sacudirse como si espasmos lo atacaran, Joffrey seguía repartiendo besos por su cuello, muy cerca de su glándula, donde iría una mordida de apareamiento, y Daeron solo podía mover su cabeza para darle mejor acceso a esa zona.
Una de las manos de Daeron se mantenía aferrada a la espalda de Joffrey clavando sus uñas por las sensaciones a las que Joffrey lo tenía sometido, mientras que su otra mano la mantenía enterrada entre los rizos del Alpha y mantenía su cabeza cerca de su cuello y pecho decidido a no dejarlo ir.
Para ese momento, la ropa interior de Daeron era ya un desastre, su mancha escurría ya, incluso podía sentirla correr por sus muslos y humedecer incluso el pantalón de Joffrey. Los dedos del Alpha seguían masajeando su clítoris y eventualmente comenzaron a entrar en su coño, sentir los dedos de Joffrey en sus dos agujeros era demasiado para Daeron, sus gemidos lastimeros sonaban por toda la habitación y solo podía balbucear a Joffrey pidiendo por más, un segundo dedo acompañó al que ya estaba en su culo y Joffrey los movía de manera suave para no lastimarlo.
Sintió como los dedos que se paseaban por su vulva salían y vio como Joffrey lamia cada uno de ellos con lujuria. Daeron solo podía ver todo como en cámara lenta y sintió como la boca de Joffrey se acercaba a su oído, mordisqueo un poco su lóbulo antes de lamerlo y susurrarle.
– Eres una delicia Daeron – la voz de Joffrey era tan ronca y profunda – quiero devorarte.
Daeron solo pudo gemir más alto al escuchar esas palabras.
– Soy tuyo Alpha, quiero complacerte, déjame complacerte por favor – el omega de Daeron suplicaba ya por el Alpha, solo buscaba servirlo, hacerle saber que le pertenecía a ese Alpha y que estaba dispuesto y dichoso de servirle.
Con un último beso, Joffrey los levantó de donde estaban y se apresuró a quitarse el pantalón, Daeron podía observar la erección del Alpha a través de su bóxer, se relamió los labios con anticipación, solo quería arrodillarse y probarlo.
Joffrey se hincó frente a Daeron y comenzó a quitar sus zapatos y bajar sus pantalones, dejándolo únicamente con sus bragas puestas, cuando las vio enarcó una ceja, pues definitivamente esa ropa había salido de alguna boutique especializada en seducir Alphas, sus bragas eran ya un desastre, completamente mojadas y desacomodadas, pero Daeron se veía majestuoso, sus bonitas y delgadas piernas, sus muslos no eran tan delgados, tenían suficiente carne para amasar, su cadera también era ancha, y su trasero, dioses su trasero era redondo y firme pero a la vez suave, era un buen Omega para criar cachorros.
Acarició las piernas de Daeron y comenzó a repartir besos en su cadera y abdomen bajo, sus manos sujetaron las bragas de Daeron y las bajó hasta dejarlas solo en uno de sus tobillos y antes de que pudiera decir otra cosa, lo acostó en la orilla de la cama, Daeron enseguida abrió sus piernas de par en par, Joffrey solo se acercó a la cama y echó las piernas de Daeron sobre sus hombros antes de comenzar a besar y lamer el monte de venus de Daeron, sus labios exploraron toda su anatomía, no dejando ni una sola parte sin recorrer con su lengua, con sus dedos se ayudaba a abrir todos los pliegues de Daeron y comenzó a introducir su lengua en su agujero con un ritmo y cadencia tan lenta que Daeron se sentía agonizar.
Sus manos de nuevo fueron a su trasero a seguir amasándolo, mientras que las manos de Daeron se enterraban en sus rizos y solo podía escuchar los gemidos de Daeron, sintió como el Omega se tensaba y trataba de alejar su lengua de su entrada pero Joffrey no cedió, siguió metiendo su lengua con más ahínco hasta que el cuerpo de Daeron comenzó a temblar, los dedos de sus pies se enrollaban y sentía como los muslos de Daeron apretaban su cabeza, aun así no cedió, siguió profanando la entrada del Omega con su lengua, solo fue hasta que sintió como un chorro de mancha salía disparado del agujero de Daeron que se detuvo. El cuerpo de Daeron aún temblaba así que Joffrey siguió repartiendo pequeños lametazos y una mordida en su entrada, justo ahí, para que supiera que esa parte de su cuerpo le pertenecía solo a él, después de eso, dio una palmada al coño de Daeron que lo hizo gemir más alto.
Daeron estaba en una nube de placer, todo su cuerpo se sentía tan ligero como una pluma, sentía su coño punzar e hinchado, su cabeza no tenía lugar para ningún pensamiento que no fuera darle placer y aparearse con el Alpha en su habitación, así que como pudo, se recargó sobre sus codos para levantarse. Vio la mirada felina de Joffrey sobre él y como éste repartía tiernos besos en sus muslos.
Se incorporó como pudo sobre la cama.
– Quiero regresarte el favor, por favor Joffrey déjame probarte. – su voz era entrecortada pues apenas y se había recuperado de su anterior orgasmo.
– ¿Estás seguro? No tienes que hacerlo si no quieres.
– Estoy muy seguro – eso lo dijo mientras se incorporaba de la cama.
Daeron se hincó enfrente de Joffrey y comenzó a bajar su bóxer, ahí frente a él estaba la verga del Alpha, la erección que tenía debía doler ya y pudo ver que en la punta tenía ya algunas perlas de presemen.
La tomo con ambas manos y se acercó a ella, comenzando a dejar pequeños besos en toda su longitud y cuando llegó a la punta, comenzó a lamer las perlas que ya se acumulaban ahí. Le gustó el sabor, era algo salado, pero sabía bien, y comenzó a usar su lengua para enrollarla alrededor del falo, mientras que sus manos masajeaban la base y sus testículos, Joffrey gemía y gruñía con sus atenciones, eso le dio valor de abrir su boca y meterlo, comenzó a chupar todo el glande y a mover su cabeza hacia atrás y adelante, mientras que con su lengua podía recorrer y repasar todas las venas que resaltaban en la verga de Joffrey.
Sus manos seguían masajeando la base del pene de Joffrey y conforme su boca se fue relajando, pudo ir introduciendo cada vez más del miembro del Alpha hasta el punto en que su nariz chocaba con el vello púbico de Joffrey, le causaba un poco de cosquillas, Joffrey era limpio, se notaba que lo mantenía recortado y aseado, de pronto sintió las manos de Joffrey acariciando su cabello.
– Mierda Dae, basta, no voy a aguantar, quiero follarte la boca.
– No te contengas, te lo dije, quiero servirte – la voz de Daeron era tan seductora para Joffrey que no pudo negarse.
Detuvo la cabeza de Daeron con ambas manos y comenzó a follarle la boca de manera frenética, sentía como la textura rasposa de la lengua de Daeron hacia fricción con su pene y las sensaciones que enviaba a sus terminales nerviosas eran indescriptibles, las manos de Daeron se aferraban a la parte posterior de sus piernas para no perder el equilibrio y podía ver como de las comisuras de sus labios comenzaba a escurrir saliva con algo de su semen. El ritmo fue frenético, pero Daeron no le pidió que parara, así que sentía su cómo su orgasmo se acercaba y cuando sintió que su descarga saldría disparada intentó separarse de la boca de Daeron, pero éste le detuvo con sus manos, por lo que terminó dentro de la boca de Daeron, su semilla era demasiada pero Daeron la tragó, al menos lo más que pudo, pues una parte se escurrió por las comisuras de su boca, Daeron utilizó sus dedos para atrapar lo más que pudiera y lo metió a su boca, no quería desperdiciar nada.
– Sabes tan bien como hueles Joff. – definitivamente Daeron había perdido todo su pudor dejando solo al lascivo omega.
Joffrey se apuró a ayudar a Daeron a levantarse, se veía totalmente dominado por el placer, su coño se veía rojo ya y muy hinchado, así que no perdió más tiempo.
Lo volvió a recostar sobre la cama y se apuró a sacar un paquete de condones de la mochila que llevaba, se puso el preservativo bajo la atenta mirada de Daeron, lo acercó un poco más a la orilla de la cama y levantó una de sus piernas para acomodarla sobre sus hombros, Daeron se había medio incorporado sobre sus codos para tener una mejor vista de Joffrey, así que pudo ver como Joffrey comenzaba a frotar su verga contra su coño palpitante y ansioso por ser llenado, cuando su miembro estuvo completamente lubricado con la mancha de Daeron, comenzó a entrar en él, tan caliente y suave para él, ambos gimieron al mismo tiempo por la sensación, Joffrey enterró su miembro hasta la base y Daeron podía ver como resaltaba en su abdomen.
Las embestidas comenzaron de manera lenta pero profunda, Joffrey disfrutaba cada centímetro que se adentraba al Omega, luego con la misma lentitud salía de él casi por completo y volvía a entrar hasta el fondo. Las caderas de Daeron se movían tratando de imitar el ritmo de Joffrey, podía sentir como su cuerpo se abría para Joffrey, era grande, caliente y palpitante pero no dolía en absoluto, el placer y cosquilleo era mucho mayor que cualquier otra cosa, sus codos se vencieron y se dejó caer en la cama, momento en el que Joffrey aprovechó para tomar su otra pierna y entrar en otro ángulo.
Las penetraciones comenzaron a ser más rápidas, pero igual de profundas, las piernas de Daeron estaban sobre los hombros de Joffrey y sentía las manos del Alpha moliendo su trasero, mientras sus bolas chocaban en su entrada, las manos de Daeron comenzaron a juguetear con uno de sus pezones y la otra bajaba a su clítoris para estimularse aún más.
Los gruñidos de Joffrey estremecían a Daeron, eran tan bajos y profundos que hacían su cuerpo temblar, en algún momento Joffrey se agachó hacia su pecho y comenzó a lamer y mordisquear el pezón desatendido de Daeron. No tardó mucho para sentir como el orgasmo llegaba a su cuerpo, y solo podía articular “más” entre todos los gemidos y suspiros que emitía, Joffrey lo complació machacando su entrada cada vez más rápido y fuerte hasta que finalmente volvió a sentir como un chorrito de su mancha salía expulsada cuando el miembro de Joffrey salió de él, todo su cuerpo temblaba en una bruma de placer, pero sabía que su Alpha todavía no llegaba su liberación.
Sintió como Joffrey salió de su cuerpo y lo giro dejándolo boca abajo, luego levanto sus piernas para dejarlas apoyadas sobre sus rodillas dejando su trasero expuesto al Alpha, no le dio tiempo de sonrojarse cuando sintió como las manos del Alpha separaban su trasero y la mirada lujuriosa de Joffrey contemplaba como el coño de Daeron chorreaba de su mancha, volvió a masajear su entrada con la mano usando su dedo medio para alcanzar su clítoris lo que hizo gemir a Daeron, sintió una palmada en el coño y luego las manos de su Alpha que lo tomaban de su cadera.
Sin previo aviso sintió como Joffrey entraba de nueva cuenta a su cuerpo azotando su trasero contra su verga, las manos del Alpha lo mantenían en la posición adecuada porque el cuerpo de Daeron ya no respondía a su parte racional, su Omega sin embargo solo tenía como objetivo el ser usado por el Alpha hasta dejarlo satisfecho y servirlo como él quisiera, no pondría ningún tipo de resistencia a los deseos del Alpha. Daeron gemía y chillaba totalmente ido en el placer que su cuerpo recibía y embriagado en las feromonas del Alpha que eran tan intensas, pero a la vez protectoras que no podía pensar en nada más.
Sintió como las penetraciones de Joffrey eran cada vez más erráticas y sus manos se enterraban cada vez con más fuerza en sus caderas hasta que escuchó un gruñido casi animal y luego sintió como su nudo comenzaba a hincharse en su interior, se sintió algo decepcionado de no sentir el chorro caliente de su semilla desparramándose en su interior, pero sabía que volverlo a hacer sin protección era muy arriesgado.
Las manos de Joffrey dejaron de apretarlo tan fuerte y comenzó a repartir caricias en sus costados y piernas, mientras sus labios besaban su espalda baja. Con mucho cuidado de no lastimarlo con su nudo, Joffrey acomodó a Daeron de costado para poder abrazarlo y descansar después de sus actividades.
Su cuerpo era pequeño y cálido y aún tenía espasmos por el placer que sentía, colocó uno de sus brazos cerca de la cabeza de Daeron para que pudiera recostarse sobre él, mientras que con el otro brazo abrazaba su cuerpo; en esa posición era muy fácil repartir besos en su cuello y hombros para relajarlo y ayudarlo a bajar de la nube de sopor en la que estaba, pero Daeron tenía planes distintos.
Jaló una almohada para recostar su cabeza sobre ella y la mano de Joffrey que quedaba debajo de él, la movió hacia su pecho dirigiéndola a uno de sus pezones, quería que el Alpha los estimulara con sus grandes manos, y la mano que abrazaba su cintura también la tomó recorriendo su cuerpo hasta llegar a su abdomen bajo sintiendo como su nudo se encontraba muy bien resguardado en el interior de Daeron, con una sonrisa juguetona Daeron presionó la mano del Alpha en su abdomen para que el Alpha pudiera sentirse y hacer que su verga palpitara, eso les sacó un gemido a ambos, siguió con su recorrido hasta que la mano de Joffrey se encontraba sobre su pubis, no hizo falta decir nada para que Joffrey entendiera lo que tenía que hacer, comenzó a pasear sus dedos de nueva cuenta por esa zona de su cuerpo, Daeron estaba fascinado con las sensaciones que le hacía sentir y como las manos de Joffrey parecían saber los puntos correctos y la presión necesaria para hacerlo sentir tan bien, Daeron comenzó a mover su trasero de manera sugerente contra el Alpha, sentía como el nudo que tenía dentro volvía a ponerse duro y eso le generaba un placer distinto, siguió frotándose contra Joffrey mientras él le estimulaba sus zonas erógenas con delicadeza, su cabeza estaba en otro lado y solo podía gemir mientras sentía los labios de Joffrey recorriendo la piel de espalda, clavículas y cuello mientras murmuraba cosas que ya ni siquiera podía entender, pero la voz áspera del Alpha y el aliento caliente en su oído solo lo ponía más, sentía su coño escurrir de mancha, su cuerpo temblaba en espasmos involuntarios y el aroma a sexo en la habitación le era adictivo.
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Los pliegues de Daeron siempre le daban una cálida bienvenida a los dedos de Joffrey como si fueran viejos amigos, el Alpha parecía querer conocer todos sus recovecos con sus manos, y sus labios seguían repartiendo besos en su cuello, hombros y espalda, no le tomó mucho tiempo a Daeron tener otro orgasmo, éste fue mucho más suave, pero igual de placentero que los anteriores. Él por su parte también continuaba con un vaivén de caderas suave sintiendo como el interior del Omega recibía su nudo hinchado y enganchado y aun así sentía como el coño del omega se tensaba queriendo tenerlo más adentro, como si eso fuera posible; el aroma de Daeron era intoxicante, sus gemidos y jadeos eran un estimulante para él y la suavidad de su piel se había ido, ahora sentía como toda la piel del omega estaba erizada por el éxtasis al que lo tenía sometido.
No tardó mucho para volver a sentir su orgasmo cerca, no que pudiera hacer mucho pues su nudo estaba atrapado en el agujero de Daeron, así que continuo con sus movimientos levantando una pierna de Daeron para tener otro ángulo en sus penetraciones y podía sentir como Daeron se dejaba hacer a su voluntad, sentía sus pequeñas manos acariciando la piel de sus brazos y sus labios repartían algunos besos en sus manos, sus labios estaban entreabiertos y escurrían un pequeño hilo de saliva, estaba completamente ido en su placer, Joffrey continuo con sus embestidas hasta llegar a su liberación.
Cuando finalmente pudo controlar sus gemidos y suspiros, Daeron tomó aire antes de hablar.
- Quédate a dormir conmigo Joff, por favor – Daeron se sentía muy cómodo en los brazos de Joffrey con su aroma envolviéndolo y sintiendo su calor.
- La verdad era, que no tenía planeado irme.
Ambos rieron con la respuesta de Joffrey, quien comenzó a acariciar el cabello de Daeron, él no lo sabía, pero Daeron encontraba muy relajante el que acariciaran su cabello, lo ayudaba a dormir y su hermana Helaena solía hacerlo para ayudarlo a dormir por las noches cuando había tormenta y Daeron se asustaba, se sentía diferente, porque Joffrey no buscaba consolarlo por alguna tormenta, sino que simplemente lo hacía para mimarlo, cerró sus ojos, se acurrucó mejor al cuerpo de Joffrey y se quedó dormido en sus brazos.
Joffrey espero a que su nudo bajara para salir del cuerpo de Daeron, se levantó al baño a quitarse el preservativo y asearse un poco con una toalla húmeda y regresó a la cama donde descansaba su Omega, cerró sus ojos y aspiró el aroma del cabello de Daeron, le fue fácil quedarse dormido abrazado a él, juntos, Alpha y Omega compartieron el sueño por segunda vez.
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Chapter 8: Un glorioso despertar, un sueño lejano y el infame hombre con cara de bagre
Summary:
Daeron descubre que hay un mundo de posibilidades afuera
Chapter Text
Joffrey fue el primero en despertar y se apresuró a entrar al baño a ducharse y alistarse para el día, Daeron despertó cuando Joffrey seguía dentro del baño, el aroma de la habitación delataba las actividades que habían tenido la noche anterior y su cuerpo estaba lleno de marcas, ya no solo tenía ese pequeño mordisco en la muñeca, tenía ahora marcas de dedos en su piel, mordiscos en su cuello y hombros, se sentía tan feliz, era como pertenecer a él.
Se levantó y entró al baño, quería acompañar a Joffrey en la ducha, y el Alpha por supuesto lo recibió. Joffrey se dedicó a lavar su cabello y limpiar su piel, dejaba pequeñas caricias y uno que otro beso, fue muy tranquilizador.
- ¿Te duele algo? Perdón, no era mi intención lastimarte tanto – eso se lo dijo mientras veía una de las mordidas que había dejado en su pecho.
- No, me gusta saber que disfrutas mi cuerpo tanto como yo el tuyo. – la sonrisa coqueta de Daeron solo derretía a Joffrey.
- Debemos apresurarnos, le dije a tu hermano que llegaría por ustedes para llevarlos a la oficina a encontrar a Jace; yo no podré acompañarlos hoy porque tengo unos proyectos en la universidad por entregar y después tengo una práctica de Rugby.
- ¿No vendrás hoy?, pensé que estaríamos juntos hoy también.
- Lo siento Dae, pero vendré en la noche, podemos salir a cenar o ver alguna película si tú quieres, pero no me podré quedar.
El ceño de Daeron se frunció cuando lo escuchó decir eso, pero Joffrey se apresuró a continuar
– Mañana tendré un partido, me gustaría que fueras a verme, ira toda mi familia en realidad, toda, toda, me gustaría que los conocieras, haremos una reunión en mi casa después de eso, Aemond y tu están invitados. – la cara de Daeron se relajó con la explicación, pero añadió:
– Quiero que me prepares un baño, quiero que tomes un baño conmigo, la tina de este baño es muy amplia y cabemos los dos. – la mirada de Daeron y su aroma trataban de convencer a Joffrey a toda costa.
- Eso suena muy tentador Omega – se acercó a Daeron y enterró su nariz en su cuello - está bien, yo vendré más tarde a prepararte tu baño, ahora – su mano acariciaba su trasero antes de palmearlo suavemente y le dirigía una sonrisa traviesa– debemos apresurarnos o no saldremos de aquí a tiempo.
Daeron sonrió y mordió su labio inferior, expectante de lo que harían más tarde. Salieron de la ducha y Joffrey se acercó a la bolsa que le había entregado la noche anterior y que Daeron ignoró por completo, ahí venían varias cosas, un par de zapatillas nuevas ideales para lo que haría ese día y una camisa, Daeron la olió y pudo percibir el aroma de Joffrey en ella, sonrío, si bien no estarían juntos ese día, al menos podría tener su aroma sobre él.
Joffrey se apresuró a alistarse, tomó sus cosas y bajó antes que Daeron para evitar levantar sospechas, tendría que llevar sus cosas a su auto y regresar al lobby del hotel a esperar a Daeron y Aemond.
El primero en aparecer fue Aemond, se veía bastante emocionado y traía puesta las cosas que Joffrey le había llevado a él también, lo saludó con entusiasmo, Joffrey dudaba que Aemond estuviera tan emocionado por ir a ver algunas obras en proceso, sospechaba que el motivo de tanta emoción era más bien su hermano Jace, fue bastante obvio la atracción inmediata que percibió entre ellos, pero no le tomó importancia, Jace podría servir como tributo u ofrenda para que Aemond no intentará asesinarlo por profanar a su hermanito.
Daeron bajó pocos minutos después, se veía hermoso usando su camisa, su Alpha se removió satisfecho de ver a su Omega usando una prenda suya, y totalmente envuelto en su aroma, Daeron los saludó a ambos y se dirigieron al auto de Joffrey.
El trayecto a la oficina pasó bastante rápido. Jace y Qyle recibieron a ambos hermanos con entusiasmo, y Joffrey se retiró rápidamente, era verdad que tenía proyectos por entregar y las practicas del Rugby serían algo extensas pues tendrían que estirar muy bien y relajar sus músculos previo al encuentro del día siguiente.
*****
Jace y Qyle llevaron a los hermanos al primero de sus proyectos, era el más avanzado de todos, Qyle no era arquitecto, él era paisajista y diseñador industrial, él trabajaba muy de la mano con Laena y Rhaenyra quienes tenían más experiencia, pero ellas se encontraban con poco tiempo después del nacimiento de su hijo menor; así que Qyle se encontraba temporalmente a cargo de todos los proyectos, lo que significaba la compra o en todo caso el diseño de los muebles y accesorios del proyecto, así como su distribución y organización, la verdad era que era extenuante sin ayuda, pues debía lidiar con muchos proveedores y contratistas en esa parte.
Lo primero que sucedió cuando llegaron al lugar, fue que una chica se acercó a Qyle, se le notaba joven y algo inexperta, pero era muy amable y Qyle la trataba cono si fuera su amiga, la chica le enseñó algunos muestrarios de telas y persianas y otros más de tapices, según lo que entendió Daeron eran las muestras que habían seleccionado para las cortinas, muebles y demás accesorios de ese proyecto.
Qyle vio como Daeron se mostró interesado y lo llamó.
- Oye Daeron, ¿quieres venir conmigo? Seguro te aburres menos que con Jace explicándole los costos de la inversión y el avance del proyecto a Aemond. Jace solo rodó los ojos con ese comentario pero al final rio y le dio la razón a Qyle.
Daeron se acercó a Qyle y pudo ver de primera mano todo. Fue fascinante, a él nunca le había gustado bordar o tejer, pero si amaba confeccionar y tenía montones de telas y patrones que llamaban su atención. Qyle era como un maestro, combinaba materiales, colores y texturas, todo le parecía bonito a Daeron, pero Qyle se encargó de mostrarle que no solo se trataba de que luciera bonito, sino de que fueran funcionales, hechos de materiales resistentes, agradables al tacto y adecuados para el propósito que tenían.
Qyle le pedía su opinión al respecto al ver que Daeron en realidad tenía buen gusto, pero también lo objetaba y le explicaba el motivo, eran cosas que a simple vista no causarían problemas, pero para Qyle eran importantísimas.
- Mira Dae, el tapiz que elegiste es muy bonito, pero la tela es muy delicada y el color muy claro, estos muebles están destinados a una sala de espera por lo que debes utilizar materiales más duraderos, que no se rompan fácilmente y que si se manchan sean fáciles de limpiar y que no se note tanto que están sucios, además, usando esos materiales, nos salimos mucho de nuestro presupuesto, una regla básica en el negocio es que debemos apegarnos al presupuesto del cliente y tratar de ahorrar lo más posible para cualquier eventualidad.
Ese tipo de cosas a Daeron nunca se le habrían ocurrido, pero Qyle era muy paciente con él explicándole todas esas cosas, a él y a la chica que estaba con ellos. Cuando finalmente terminaron de elegir los materiales de las cortinas y los muebles, Qyle suspiró y les indicó a sus acompañantes que ahora era tiempo de pasar al jardín.
Fue otro momento de mucho aprendizaje para Daeron, Qyle podría ser muy joven aún e inexperto (según él) pero lo cierto era que se dedicaba en cuerpo y alma al proyecto y que todas sus anotaciones y elecciones creaban una armonía extraordinaria, para Daeron resultó bastante interesante lo que realizaba Qyle y por un momento pensó si él podría llegar a hacer lo mismo algún día.
Qyle terminó de hablar por teléfono con el que era el encargado de contratar a todos los jardineros que estarían asignados a los proyectos de paisajismo; y fue cuando Daeron se le acercó.
- Qyle, ¿crees que yo podría hacer lo mismo que tú haces? – preguntó con algo de timidez.
La cara de Qyle fue de confusión. - ¿Por qué crees que no podrías hacerlo querido?
– Bueno… mi madre siempre dijo que yo debía dedicarme a actividades de un Omega de hogar, ya sabes, atender a un esposo, criar niños, ese tipo de cosas, la escuela en la que estudio nos enseñan a bordar y cocinar, administración del hogar, algo de música, religión hasta el cansancio, clases de etiqueta y un poco de conocimiento general que nos haga parecer algo cultos, pero en realidad nunca me he sentido feliz con esa perspectiva de futuro.
La cara de Qyle solo se torció más de la confusión.
– Dae … - Qyle lo miró con seriedad - No eres un adorno o un robot al que puedan programar a su voluntad, lo sabes ¿verdad?; ese pensamiento es muy anticuado y si bien respeto a las personas que lo siguen por convicción, no creo que ese sea tu único camino. El ser Omega no significa que solo viniste a este mundo a tener cachorros y ya, somos mucho más que eso, pero el primer paso, es que tú mismo te lo creas, nadie más lo hará por ti.
- Y en cuanto a tu pregunta inicial, mierda, sí, tienes todo el potencial para ser un gran diseñador, tienes buenas ideas y buen gusto; eso ya es una gran ventaja, pero no debes dejarte llevar por lo que ves en el primer momento, puede que haya algo más para ti, tal vez tengas más afinidad a alguna otra cosa; debes experimentar primero, y no me refiero solo a esto, Joff es mi mejor amigo, pero estás en todo tu derecho de probar más.
Cuando terminó de hablar, Qyle le dio una sonrisa a Daeron; la mirada que tenía era una de orgullo y alentadora, la verdad es que Daeron se sintió muy bien con las palabras de Qyle, además de que la vibra que emanaba era sincera, no había intenciones ocultas ahí.
– Gracias Qyle – la voz de Daeron era suave, sus ojos por un momento se cristalizaron – creo que necesitaba que alguien me lo dijera, no muchas veces he podido escuchar palabras así.
Qyle no tuvo que responder nada, solo se acercó a Daeron y lo abrazó, sus manos comenzaron a subir y bajar por su espalda buscando darle consuelo.
– Escúchame bien Dae, no estás solo, ya no. – Qyle se despegó un poco del abrazo, pero seguía sosteniendo las manos de Daeron entre las suyas – Sé que no nos conocemos muy bien aún, pero Joffrey es mi mejor amigo y si algo nos hemos prometido es que nos apoyamos mutuamente, él ha hecho mucho por mí, y se lo importante que te volviste para él, así que también eres importante para mí.
Se terminó de separar de Daeron y pasó sus dedos por las mejillas de Daeron para limpiar las lágrimas que se habían escapado de sus ojos.
– Venga Dae, dejemos esta cursilería para después porque tenemos mucho trabajo por hacer; quiero ver que puedes hacer con los jardines antes de que tu hermano y Jace terminen aquí, tenemos varios proyectos más en los que trabajar y me vendría bastante bien un par de manos y ojos extras para terminar.
Daeron asintió y se terminó de limpiar las lágrimas, sonrió a Qyle y siguieron trabajando en el jardín, Qyle le explicaba todos los planos con detalle y las notas de Qyle fueron fáciles de entender para Daeron, era obvio el contraste de las personalidades de ambos pero eran muy afines, Daeron pudo entender la amistad entre Joffrey y Qyle, Joffrey siempre daba la calma que Qyle necesitaba, era como un roble fuerte y confiable al que se podía afianzar cuando tambaleaba y Qyle era esa fuerza tormentosa que animaba a Joffrey a salir de sus límites, quien lo empujaba y animaba a realizar cosas que Joffrey difícilmente haría solo.
Así fue como Daeron descubrió que el motivo por el que Joffrey se encontraba en la misma fiesta que él fue mera casualidad, Qyle le platicó de su desventurada vida amorosa y cómo fue que Joffrey en solidaridad lo acompañó, pero fue Qyle quien sabiendo que su amigo era algo tímido, movió ciertos hilos por ahí para lograr que ellos se encontraran.
Mientras platicaba con Qyle, éste le contó muchas cosas de Joffrey, él había estado en muchas de esas historias y Daeron escuchaba con mucha atención todo lo que Qyle le decía; se conmovió muchas veces cuando Qyle le contaba lo que Joffrey había hecho por él o por cualquiera, supo que el Alpha era muy generoso y defendía a cualquiera que lo necesitara, siempre apoyaba las buenas causas; era bueno escuchar como alguien se expresaba tan bien de él.
Qyle le platicó que su familia siempre había tenido incidentes con otras familias pues ellos eran considerados “new money” y en ocasiones eran menospreciados por las personas, pero a Joffrey y su familia les importaba un carajo, se dio cuenta de que Qyle tenía como arquetipos a la madre y abuela de Joffrey, él conoció a Daemon el día previo, pero cada que escuchaba acerca de su abuela Alyssa la curiosidad lo carcomía, quería conocer a la Omega a la que todos admiraban.
El día siguió su curso y después de varias horas ya habían visitado varios de los proyectos que estaban en proceso. Daeron estaba feliz de poder ayudar a Qyle con algunas cosas y también podía notar como Aemond seguía como un cachorrito enamorado a Jace, se sintió feliz por su hermano, tal vez era lo que le faltaba en la vida para dejar de ser tan amargado.
A la hora del almuerzo, Jace los invitó a todos a un lindo lugar, comenzaron a platicar entre ellos y Qyle mencionó el deseo de Daeron de poder seguir una carrera como diseñador o algo parecido. Jace se vio emocionado por esto y les dijo que hablaría con los abuelos Rhaenys y Corlys, ellos tenían bastantes contactos así que podrían tal vez agendar alguna visita en una universidad para que Daeron pudiera ver qué otras opciones había.
Aemond se notó un poco incómodo con ese intercambio, no era para menos, él sabía que, a su regreso a Antigua, Daeron estaba por ser entregado a un Alpha por mandato de su abuelo y madre, la verdad era que él no quería eso para su hermanito, pero tampoco tenía muchas posibilidades de ayudar a su hermano, si bien ya había aceptado el puesto y la paga no era mala, dudaba mucho que pudieran solventar los costos de una universidad.
Jace percibió el cambio en el aroma de Aemond y notó su cara de preocupación, así que le preguntó directamente - ¿Hay algo en lo que no estés de acuerdo? – su voz era neutral, pero se notaba que Aemond tendría que encontrar las palabras correctas o darle una muy buena explicación a Jace para ese cambio tan repentino.
Quien contestó fue Daeron. – uhmm… gracias, Jace por la disposición, pero creo que no será posible nada de lo que dices.
Las caras de contrariedad de Qyle y Jace eran idénticas; Jace alzó una ceja - ¿Por qué dices eso?
El rostro de Daeron se contrajo en una mueca y su voz se hizo bajita, Aemond apretó su mano en señal de apoyo y movió su cabeza como instándolo a decir todo.
– Bueno, yo quería decirles que apreció mucho que me hayan invitado, en serio lo hago – tomó algo de aire para continuar – pero la verdad es que este podría considerarse mi último viaje como un Omega soltero – las caras de Jace y Qyle se contraían cada vez más con cada palabra que Daeron decía – saben, mi madre y abuelo arreglaron un buen matrimonio para mi (mintió, sí era un buen matrimonio, pero no para él, sino para ellos) y mi futuro esposo accedió de buena voluntad a dejarme acompañar a mi hermano a este viaje, pero regresando a casa comenzaran los preparativos para la boda, ojalá que pudieran acompañarme.
Jace fue el primero en reaccionar y no lo hizo de la mejor manera; se levantó de su asiento para alejarse de la mesa, todos veían como el Omega se tallaba la cara con frustración y Qyle se quedó atónito con lo dicho por Daeron, ¿cómo era posible que todavía hubiera gente que vendía a sus hijos como si fueran una buena yegua de monta?
Jace regresó a la mesa y antes de que alguien pudiera hablar, soltó con una voz bastante irritada - ¿qué mierda tienen en la cabeza su madre y abuelo? Aemond!, ¿tu sabías de esto? ¿cómo dejaste que vendieran a tu hermano? ¿qué estamos en el siglo XII o qué?
Aemond intentó levantarse para calmar a Jace, pero él lo detuvo con una seña de su mano. Jacaerys masajeó sus sienes con las puntas de sus dedos índice y medio, intentando calmarse a sí mismo antes de decir una sarta de cosas que pudieran tomarse mal por parte de Aemond y Daeron.
Qyle por su parte salió de su shock inicial, sacudió su cabeza y vio directamente a Daeron.
– ¿Por qué no mencionaste nada? ¿En serio quieres hacerlo? – Qyle sabía muy bien la respuesta, pero no podía terminar de asimilar la noticia, Joffrey no se lo tomaría nada bien.
– Lo siento – comenzó Daeron – la verdad es que no es como que tenga muchas opciones, no podía decir que no, mi madre y abuelo siempre han sido quienes toman las decisiones en la familia y yo no tengo ninguna opinión o voto al respecto.
Jacaerys no conocía ni al abuelo ni a la madre de Aemond y Daeron, pero de tan solo escuchar eso le dieron ganas de ir a Antigua y abofetear a ambos. Jace jamás imaginó que sus padres hicieran algo así con él, su madre siempre los apoyaba en todo lo que quisieran hacer y su padre era igual, incluso gustaba de contarles las historias de la juventud salvaje de su madre a escondidas, obvio, su padre admiraba y amaba profundamente a su madre, Jace siempre quiso y busco algo así para él, así que la idea de ser casado con alguien a quien ni siquiera conoces le parecía repulsiva.
– ¡Daeron!, escúchame bien – comenzó Jace – por más que sean tu madre o tu abuelo, ellos no pueden obligarte a hacer eso, no es como si estuviera vendiendo una silla, eres una persona, créeme – después volteó a ver a Aemond que se mantenía en silencio – y tú, ¿sabías de las intenciones de tu familia de vender a Daeron? – la pregunta salió de sus labios con cierto tono acusatorio.
Aemond miró a Jace a los ojos, podía ver la ira en su mirada y su aroma se había vuelto algo agresivo, era como una pantera que acechaba a su presa; asintió con la cabeza antes de hablar – Yo… yo sabía que mi abuelo y mi madre planeaban algo, tal vez Daeron no lo sepa, pero cuando nuestro padre murió él dejo dinero para nuestra educación, suficiente para poder tener una carrera y vivir con eso mientras estudiábamos, eso lo dejó a cada uno de sus hijos, la demás herencia la administraba nuestra madre y abuelo, pero mi abuelo Otto realizó negocios que no fueron nada favorables, perdieron casi todo así que ahora no hay mucho dinero.
– Mi abuelo siempre ha vivido por y para mantener las apariencias así que está desesperado por dinero; lo que nos dejó mi padre para nuestra educación es dinero que Otto no puede tocar, pero sí administra, así que lo más sencillo fue ofrecer a Daeron a una familia rica que le asegurara un buen ingreso a Otto, así al menos él y mi madre podrían seguir viviendo cómodamente y controlaban a Daeron, porque jamás le darían a Daeron la libertad de usar su dinero para estudiar.
La cara de Aemond reflejaba mucho arrepentimiento y cierta lástima por el destino de su hermano, pero él tampoco podía hacer mucho al respecto, hasta hace un par de días tenía un salario miserable y vivía en el mismo techo que su demás familia.
Los ojos de Daeron estaban cristalizados ya por las lágrimas que se acumulaban en ellos, él no sabía el motivo de su compromiso tan pronto, pero al enterarse de que todo fue porque su abuelo necesitaba dinero, el poco respeto o cariño que tenía por él se desvaneció.
Qyle fue el primero en reaccionar después de toda la confesión de Aemond. Volteo a ver a Daeron y tomó sus manos.
– Oye, ya no llores más querido, no pienses en eso, si no es algo que quieras hacer, Joffrey, Jace y yo te vamos a ayudar, no estás solo, supongo que tu hermano también nos ayudará. - Aemond asintió, aunque se quedó pensativo con la mención de Joffrey, según él, Daeron y Joffrey se habían visto solo un par de veces y muy poco tiempo como para decir que eran cercanos, pero no le dio mucha importancia.
Qyle terminó de consolar a Daeron y cuando terminaron de comer, Qyle se ofreció a llevar a Daeron de regreso a su hotel, Jace y Aemond todavía tenían varias cosas que revisar, pero el semblante de Daeron era algo triste, así que, fsin mucha objeción, Daeron regresó a su hotel como a eso de las 4:00 pm.
*****
Chapter 9: Fuck it I love you! (la dicha de tener un sentimiento compartido)
Summary:
Daeron confiesa a Joffrey sus miedos y sentimientos.
Chapter Text
Cuando llegaron a su habitación, Daeron se quedó dormido casi enseguida, Qyle no quería dejarlo ahí solo, pero de verdad tenía mucho trabajo, aun así, espero un rato más para verificar que Daeron no despertara y cuando vio que no lo haría Qyle salió de la habitación de Daeron, tomo su celular enseguida y escribió a Joffrey “Más te vale venir a ver a Daeron pronto inútil, y después, Jace, tú y yo tenemos que hablar seriamente. Besitos”
Joffrey vio el mensaje que Qyle le envió poco después de haberlo recibido, su práctica había sido bastante larga, pero al menos el entrenador los había dejado libres a buena hora, subió a su auto y pasó a su casa rápidamente para tomar algunas cosas que necesitaría.
Llegó al hotel y se anunció a la chica de la recepción quien marcó a la habitación de Daeron, éste contestó casi enseguida, su voz sonaba algo adormilada aún, pero autorizó a Joffrey a pasar, cuando tocó la puerta de su habitación Daeron se levantó para abrirla y la sonrisa de Joffrey desapareció casi en ese momento.
Los ojos de Daeron todavía estaban rojizos por el llanto y tenía un semblante triste, además de que su aroma se había vuelto amargo, lo que sea que le hubiera pasado fue malo para que él estuviera tan triste.
En cuanto Daeron vio a Joffrey se abalanzó a él y se aferró a él como un niño pequeño buscando el consuelo de su madre. Sus brazos rodearon el cuello de Joffrey y enterró su nariz en el cuello del Alpha. Joffrey por su parte correspondió a su abrazo rodeando su espalda y dando caricias reconfortantes en su espalda, sus feromonas también se desplegaron intentando calmarlo y darle confort a su Omega.
Escuchó como Daeron comenzó a sollozar y solo pudo cargarlo como un koala y llevarlo a su cama, estando ahí se sentó recargando su espalda en la cabecera de la cama y Daeron estaba sobre él aun llorando, Joffrey no le dijo absolutamente nada, solo estaba ahí consolando a su Omega y esperando a que él quisiera hablar.
Pasaron varios minutos así con Joffrey acariciando el cabello y espalda de Daeron mientras lo mecía como si fuera un niño pequeño, tal como lo hacía con sus hermanos menores cuando estaban tristes o estaban asustados.
Cuando Daeron dejó de sollozar y solo tenía ligeros espasmos Joffrey despegó un poco la cabeza de Daeron de su cuello para verlo a los ojos.
– ¿Me quieres contar lo que pasó? – su voz era muy suave y sus manos limpiaban las lágrimas que escurrían por las mejillas de Daeron.
– No quiero irme Joff – esa parte descolocó a Joffrey por un momento, pero Daeron continuo – pensé que podría venir aquí y despedirme de ti, que podría estar contigo una vez más y después irme y cumplir con lo que mi madre y abuelo indicaran para mí, pero no puedo – la voz de Daeron se quebró y de nuevo comenzó a sollozar.
– ¿De qué estás hablando Dae? No estoy entendiendo, ¿es por lo que me dijiste ayer sobre tu compromiso con alguien a quien ni conoces?
Daeron asintió con la cabeza y continuo – hoy tuve un día maravilloso con Qyle, me enseñó lo que él hace y era hermoso, él es increíble Joff, tan bonito y tan talentoso y tu hermano es igual, y me hizo pensar en que yo no podré ser como ellos nunca, mi familia jamás me apoyaría como la de ustedes. Aemond dijo que mi madre y abuelo me vendieron a mi prometido porque ya no tienen dinero, así que yo fui su salvavidas – sollozó de nuevo y Joffrey gruñó bajo, nunca pensó que aborrecería a alguien que ni siquiera conocía en persona, pero de haber escuchado eso, su sangre hirvió, se controló lo mejor que pudo para no alterar su aroma y poner más alterado a Daeron.
– Qyle fue muy bueno e incluso Jace me dijo que podían ayudarme a visitar universidades para comenzar a estudiar, de verdad que Qyle es increíble, pero entonces fue que supe que no podría hacerlo. No quiero regresar a casa, quiero quedarme, quiero hacer algo distinto con mi vida y no creo ser capaz de despedirme de ti. – los ojos de Joffrey también se cristalizaron con esas últimas palabras de Daeron.
– Dae, sabes que yo te apoyaría en lo que sea que quieras hacer, pero solo lo haré si me dices que es tu decisión y que no estás haciéndolo para complacer a alguien más, lo que sea que decidas hacer, yo voy a estar ahí para ti, como sea que me necesites – tomó la mano de Daeron besó su palma. Sí, definitivamente eso era lo que el Joffrey que le había descrito Qyle haría, ayudar desinteresadamente a alguien, ser el ancla de alguien o un brazo en quien llorar.
Daeron se enderezó y se acomodó mejor en el regazo de Joffrey para quedar a la misma altura, sus miradas se encontraban frente a frente, el violeta y verde de Joffrey frente al azul de Daeron, Daeron veía la sinceridad en los ojos de Joffrey, alzó su mano para acariciar la mejilla de Joffrey y acomodar un mechón de su cabello atrás de su oreja.
– Joff… creo que te amo – la voz de Daeron era muy baja, su confesión era muy osada – no tienes que decir nada, no te sientas comprometido, solo quería decirlo, creo que es amor porque nunca lo había sentido con nadie más y es algo difícil de explicar, pero se siente bien.
La sonrisa de Joffrey cuando escuchó esas palabras fue hermosa, su bonito Omega estaba ahí abriéndose totalmente con él, tenía la confianza para decir sus pensamientos y miedos a él, se sintió orgulloso de poder hacerle sentir tan en confianza y que Daeron se sintiera protegido y seguro con él.
– Creo que yo también te amo Daeron, lo supe desde la noche que te vi en esa boda, esos ojos tan lindos y expresivos que tienes me hipnotizaron, nunca me había dejado llevar por mis instintos, pero contigo fue diferente, era como si estuviera destinado a pasar y no podía ni quería hacer nada para evitarlo, era como una polilla siguiendo la luz, yo podría arder gustosamente en esa luz si fueras tu.
Las palabras de Joffrey se grabaron a fuego y sangre en Daeron, sus bocas se unieron en un beso suave que selló una promesa silenciosa, no había necesidad de decir nada, pero ambos sabían que estaban destinados a estar juntos.
*****
Después de ese momento tan íntimo, Joffrey preguntó a Daeron si aún quería su baño tal como se lo había pedido ese día en la mañana, Daeron asintió y entonces Joffrey se dispuso a preparar todo mientras Daeron lo esperaba recostado en la cama.
Cuando Joffrey tuvo todo listo ayudó a Daeron a desnudarse y a entrar a la tina, una vez dentro, Joffrey comenzó a quitarse la ropa bajo la atenta mirada del Omega, cuando estuvo totalmente desnudo, Daeron se hizo a un lado de la tina para que Joffrey pudiera entrar y acomodarse.
Daeron tenía razón, la tina era tan amplia que los dos cabían con facilidad, Joffrey se recargó de un lado de la tina y Daeron aprovechó para meterse entre sus piernas y recargarse en su pecho, el Alpha comenzó a lavar el cabello de Daeron, lo masajeaba con tanto cuidado y delicadeza que Daeron no tardó en comenzar a ronronear. Limpió su espalda y pecho y puso a Daeron del otro lado de la tina para poder limpiar sus piernas también, Daeron se dejaba hacer a voluntad de Joffrey, sentía la delicadeza de las manos del Alpha recorrer todo su cuerpo, era tan erótico, pero a la vez no, Daeron por su parte también comenzó a limpiar el cuerpo de Joffrey repasando sus manos enjabonadas sobre el cuerpo del Alpha.
Encontró algunos lunares que le parecieron preciosos en la piel de Joffrey, algunas cicatrices que Joffrey tuvo a bien contarle la historia de cada una de ellas, desde una caída mientras corría entre las rocas, cuando un Omega celoso intentó atacar a Qyle y él se interpuso o cuando por proteger a Daenerys de un tejón salvaje él resultó mordido y lo tuvieron que suturar, las más recientes marcas en su cuerpo eran obra de Daeron, de cuando se entregó a él y lo araño en la espalda, todas esas cicatrices contaban la vida de Joffrey y su personalidad, un aventurero, un amigo leal ,un protector, un amante.
Cuando terminaron de limpiar sus cuerpos, Daeron se recostó en el pecho de Joffrey, el agua aún seguía tibia y el aroma que emanaba era muy tranquilizante, Joffrey era un mago para mezclar esencias y sales. Pronto Daeron comenzó a sentir la necesidad de unirse a su Alpha, era como si un imán lo empujara hacia él, era una fuerza como la gravedad que los hacía estar juntos, así que comenzó a acariciar el torso y abdomen de Joffrey.
Sus labios comenzaron a besar el mentón y barbilla del Alpha, y fueron moviéndose de lugar hacia su cuello y clavículas, su pecho y regresaban a sus labios. Joffrey por su parte usaba sus manos para acariciar la espalda y trasero de Daeron. Daeron amaba sentir como las fuertes manos de Joffrey amasaban su trasero, sabía que era algo que el Alpha disfrutaba de su cuerpo, pronto la excitación comenzó a ser mayor y Daeron comenzaba a frotarse sobre Joffrey, podía sentir como su erección despertaba y su miembro comenzaba a sentirse duro contra su entrada.
Joffrey lo besaba con fiereza mientras apretaba sus muslos y su culo, algunos gemidos comenzaron a abandonar la boca de Daeron conforme sentía la verga de Joffrey más y más dura frotarse contra su entrada. Los labios de Joffrey comenzaron a pasearse por su cuello y pecho hasta llegar a sus pezones, los besaba, lamía y dejaba pequeños mordiscos que hacían suspirar a Daeron.
Daeron sin perder más tiempo bajó sus manos al miembro de Joffrey para comenzar a atenderlo, con una mano tomaba el falo y lo comenzaba a masajear de la punta haciendo pequeños círculos y después comenzaba a subir y bajar su mano, mientras que con la otra acariciaba sus bolas, las sentía ahí, grandes y pesadas, llenándose de semilla con la promesa de depositarla dentro de su cuerpo, el solo pensamiento lo excitó aún más.
Cuando sintió que el miembro de Joffrey comenzaba a palpitar en sus manos, Daeron se levantó un poco y acomodó el miembro de Joffrey en su entrada, no necesitaba ninguna preparación, sentía su coño bastante hinchado y aunque ya estaba mojado por el agua de la tina, era evidente el aroma de su mancha por todo el baño.
Bajó sus caderas de un solo movimiento empalándose en el miembro de Joffrey quien gimió por la abrupta recepción, Daeron también gimió con fuerza, Joffrey era grande pero su cuerpo lo recibía tan bien, era perfecto para él y Daeron sabía que Joff no lo lastimaría nunca.
Comenzó a moverse sobre él haciendo pequeños círculos con su cadera mientras las manos de Joff lo detenían para ayudarlo a moverse, después empezó a subir y bajar y a mover sus caderas hacia adelante y hacia atrás buscando su mayor punto de placer. Joffrey era un amante entregado, siempre encontraba su placer cuando su Omega alcanzaba el suyo, dejaba que Daeron usara su cuerpo a voluntad, cuando comenzó a escuchar los gemidos cada vez más altos y entrecortados de Daeron supo que estaba cerca de terminar así que lo ayudó un poco, sus labios repartían besos alrededor del cuello de Daeron y dejaba pequeños mordiscos peligrosamente cerca de su glándula de apareamiento.
Sus manos bajaron por todo el abdomen de Daeron y una de ellas comenzó a juguetear con el clítoris de Daeron, Daeron solo comenzó a soltar gemidos más y más altos y suspiros.
– Sí, así Joff, dame más… dame … - un gemido alto salió de su boca cuando la otra mano de Daeron comenzaba a tantear la entrada de su culo, un dedo comenzó a entrar por ahí, Daeron estaba tan excitado que no sentía dolor alguno y sí todo el placer que Joffrey lo estaba haciendo sentir llenando sus agujeros, a ese dedo pronto se le unieron dos más y la mano que jugueteaba con su clítoris ahora también se paseaba entre sus pliegues y vulva.
Joffrey solo gruñía en el cuello de Daeron mientras repartía más besos y atacaba con su boca los pezones de Daeron.
– Mi Omega… tan dispuesto para mí… eres exquisito Daeron, y eres solo mío – su voz era tan ronca y sonaba tan peligrosa que el Omega de Daeron se derretía por estar completamente sometido a su Alpha.
– Sí Alpha, soy tuyo, llena mis huecos por favor – la voz quebrada de Daeron era incentivo suficiente para Joffrey que se comenzó a mover con frenesí machacando la entrada de Daeron quien estaba totalmente dominado por su Omega, solo podía gemir y chillar a Joffrey por que se lo follara más duro.
La entrada de Daeron comenzó a palpitar más y apretaba cada vez más fuerte el miembro de Joffrey, así que, sintiendo su orgasmo tan cercano, Joffrey embestía más fuerte y profundo, mientras que su boca mordía con más fuerza sus pezones. El orgasmo de Daeron fue muy aparatoso, sintió como algo de su mancha salió disparada en un pequeño chorro y como sus paredes se cerraban alrededor de la verga del Alpha, Joffrey también estaba muy cerca de terminar y siguió penetrando a Daeron con más frenesí, las manos de Daeron estaban enterradas en el cabello de Joffrey no dejándolo escapar de darle atención a sus pezones y cuando sintió que la verga del Alpha comenzaba a palpitar en su interior, apretó aún más fuerte no dejando salir al Alpha, Joffrey no pudo evitar derramar toda su semilla en el interior de Daeron, sus manos seguían dentro de su culo y su clítoris, ambos gimieron cuando la semilla de Joffrey se descargó dentro de Daeron, su nudo se hincho y se acomodó dentro del cuerpo de Daeron.
- Hazlo de nuevo Joff… por favor – la voz de Daeron era más una orden que una plegaria, así que aún con su nudo dentro, Joffrey comenzó a moverse de nuevo, la sensación era algo distinta pero igual de placentera, el Alpha no era un salvaje para lastimar a Daeron así que se movía con delicadeza en su interior, lo comenzó a embestir nuevamente a un ritmo suave, Daeron suspiraba con cada estocada que sentía en su interior, sus manos bajaron a su vulva y comenzó a masajearse, le encantaba esa sensación.
El orgasmo de Daeron no tardó mucho en llegar y Joffrey lo siguió poco después, Daeron sentía que su abdomen se había hinchado después de tanta semilla que había recibido, se sentía feliz por eso y su Omega también estaba satisfecho, decir que su Omega rogaba por concebir un cachorro de Joffrey era poco, su Omega clamaba por todo lo que Joffrey pudiera y quisiera darle.
Después del segundo orgasmo de ambos, Joffrey los sacó a ambos de la tina aún unidos, y se acostó con Daeron en su pecho esperando a que su nudo bajara. Cuando el nudo bajó, Joffrey se levantó para ir por unas toallas para secarse, ambos estaban empapados y no quería que Daeron enfermara.
Grande fue su sorpresa cuando regresó del baño con las toallas pues Daeron estaba acostado boca arriba con las piernas flexionadas y abiertas de manera lasciva y sugerente, su mano izquierda acariciaba y atendía a sus rosados e hinchados pezones, mientras que su mano derecha estaba paseándose por sus pliegues, escuchaba como el omega suspiraba con el placer que él mismo se estaba dando y cuando Daeron notó su presencia le sonrió con coquetería, abrió más sus piernas para que Joffrey pudiera ver mejor el espectáculo y continuo con su labor, mientras pasaba sus manos por sus pliegues, Daeron abrió un poco su entrada y Joffrey pudo ver como un pequeño hilo de su semilla escurría por la vagina de Daeron.
Daeron tomó un poco de su semilla con sus dedos y se la llevó a la boca, era una imagen lasciva por decir lo menos, pero era justo lo que el Omega quería, quería que su Alpha estuviera hipnotizado por aquello. Joffrey se acercó a Daeron y quiso arrodillarse frente a él, pero Daeron no lo dejó, en cambio, giro su cuerpo para quedar boca abajo y levantó su trasero para dejarlo expuesto al Alpha, con su cara apoyada en las almohadas y su trasero expuesto, Daeron siguió masajeando su entrada mientras movía el trasero para tentar a Joff.
Joff se acercó a él y se arrodilló, pronto comenzó a devorar la mancha que escurría del coño de Daeron y también a atender su culo, todo en Daeron era delicioso.
Los gemidos de Daeron eran música para sus oídos y cuando terminó de darle placer con su lengua se dispuso a entrar en él de nueva cuenta. Comenzó a embestir de manera lenta pero profunda, sus bolas chocaban con las nalgas de Daeron y podía ver como éstas se tornaban rojas con cada choque de sus cuerpos, Daeron exigió que fuera más rápido y Joff obedeció, pronto las estocadas se volvieron frenéticas y volvió a venirse dentro de Daeron, su nudo se posicionó firme y Joff comenzó a masajear sus caderas para que el nudo bajara más pronto.
Daeron volteó a verlo y hablo – Joff, quiero intentarlo.
Joffrey frunció el ceño pues no sabía a qué se refería Daeron - ¿A qué te refieres Dae?
– Quiero que llenes todos mis huecos Joff… Todos.
Las pupilas de Joffrey se dilataron con eso, y puso manos a la obra, aún con su nudo dentro de Daeron, comenzó a masajear su culo y a explorar su entrada con uno de sus dedos, los suspiros y gemidos de Daeron le indicaban que iba por buen camino, continúo preparándolo y pronto tuvo tres de sus dedos dentro del culo de Daeron.
Para cuando su nudo bajó, la entrada de Daeron ya estaba suave y lista para recibirlo, así que acercó su miembro a su culo y con el líquido preseminal que escurría ya y la mancha de Daeron, comenzó a profanar de nueva cuenta a Daeron. Ambos gimieron, la entrada de Daeron era más estrecha que su coño, lo apretaba incluso más y Daeron estaba tan excitado que solo podía gemir, Daeron usó sus manos para separar sus nalgas y darle una mejor vista a Joffrey quien lo tomó de las caderas para sostenerlo mejor, sus embestidas eran menos profundas y eran suaves pues no quería lastimarlo, pero se estaba conteniendo muchísimo pues Daeron se veía tan apetitoso.
Daeron sentía su cuerpo arder y pronto comenzó a moverse hacia atrás buscando que las embestidas de Joffrey fueran más profundas, Joffrey no pudo más y comenzó a dar embestidas profundas y veloces, Daeron solo gemía y por un momento sus manos se deslizaron a su desatendido coño que estaba ya muy hinchado, sintió como su agujero se apretaba y su orgasmo lo atrapó a mitad de una embestida, al estar tan apretado Joffrey se vino enseguida y se vació en su interior, pero salió antes de que su nudo pudiera engancharse a su cuerpo, pues no quería lastimarlo.
Cuando salió de su interior, pudo ver cómo tanto el coño como el culo de Daeron escurrían de su semilla. Daeron se giró y se levantó de la cama, no le dio tiempo para nada, pues solo así sin más, Daeron se arrodilló frente a él y metió su verga en su boca, sabía que Joffrey se había venido, pero aún tenía más semilla en sus bolas, así que Daeron lo ayudó con su boca, el sabor era delicioso y su lascivo Omega estaba tomando las riendas en ese momento así que continuo con mucha emoción su labor hasta que Joffrey de nueva cuenta descargó su semilla en la boca de Daeron.
Así, tal como Daeron se lo había pedido, Joffrey había llenado todos los huecos de Daeron. Cuando Daeron se levantó del piso, vio como un poco de su semilla escurría por entre sus labios, pero Daeron lo limpio con sus dedos y los metió a su boca, no quería desperdiciar nada.
Joffrey, no pudo no devolver el favor a Daeron así que sabiendo que su Omega era alguien osado, lo tomó de las caderas y lo sentó sobre su cara para darle más placer, al principio Daeron sintió mucha vergüenza, pero esta desapareció pronto al sentir la nariz del Alpha tocando su clítoris y su lengua repasando todos sus pliegues, las caderas de Daeron se movían en automático cabalgando la cara de Joffrey.
Su último orgasmo llegó mientras Joffrey chupaba y lamía su entrada como si fuera un dulce, de nueva cuenta su entrada lanzó un pequeño chorro de mancha que Joffrey bebió toda.
Para cuando terminaron, la cama estaba hecha un verdadero desastre y ellos no lucían mucho mejor, así que Joffrey decidió acomodar el sofá que tenía la habitación de Daeron y colocó ahí algunas toallas limpias y una frazada que encontró en el closet de la habitación, cuando estuvo listo, tomó a Daeron y lo llevó al baño a ducharse de nuevo, fue más rápido que el baño que habían tomado horas antes, pero era muy necesario.
Salieron de ahí y se acomodaron en el sofá con sus pijamas puestas, Daeron se acurrucó en el pecho de Joffrey y le pidió que se quedara con él, Joffrey tenía un juego al día siguiente temprano en la mañana, y no llevaba sus cosas, así que le escribió a su hermano Jace para pedirle por favor que le llevara su maleta con su uniforme y cosas para el partido al día siguiente.
Jace le respondió casi de inmediato diciéndole que sí, pero que después de eso tenían que hablar.
Con esa respuesta, Joffrey dejó su celular de lado y abrazó a Daeron, amaba tener el aroma de su Omega ahí para descansar, además de que la habitación olía a ellos, una mezcla perfecta de sus aromas. Daeron ya estaba dormido y Joffrey acariciando su cabello, se acercó a su oído y murmuró muy bajito “estoy seguro de que te amo Daeron, no voy a dejarte ir”. Después de eso, Joffrey cerró sus ojos y se entregó al mundo de los sueños.
*****
Chapter 10: Una familia diferente - la historia de una Omega rebelde y un Alpha algo torpe (después de la tormenta, siempre sale el sol)
Summary:
Daeron tiene una plática muy interesante con Alyssa que lo hace pensar en su futuro.
Chapter Text
Muy temprano por la mañana el celular de Joffrey sonó, era un mensaje de su hermano Lucerys quien le avisaba que estaba por llegar al hotel y que saliera a recibirlo para entregarle lo que le había pedido a Jace. Pasaron 10 minutos después de eso cuando Lucerys tocó en la puerta de la habitación de Daeron; se limitó a saludarlo y entregarle sus cosas, le mencionó que Jacaerys sería quien recogería a Aemond y Daeron para llevarlos al juego, le deseó suerte y le dijo que lo vería más tarde en el partido.
Joffrey regresó a la habitación y entró a la ducha, el partido no sería tan temprano, pero él debía estar allí antes para el calentamiento, así que tenía que apresurarse a desayunar y llegar al campo de juego. Cuando terminó de arreglarse salió del baño de la habitación y vio que Daeron seguía profundamente dormido, se veía tan cómodo que no quería despertarlo, pero tenía que hacerlo para decirle que lo vería más tarde.
Cuando se acercó a Daeron, vio que se veía hermoso y pensó que le gustaría despertar con esa vista todos los días, lo despertó con cuidado y le dijo a Daeron que tenía que irse a su calentamiento pero que lo esperaba más tarde para que lo vieran en el partido y pudiera presentarle al resto de su familia. Daeron estaba aún adormilado, pero asintió y le dio un beso corto y muy dulce deseándole suerte, lo hizo en la intimidad de su habitación pues no podría hacerlo frente a todos, al menos no mientras su hermano estuviera presente también.
*****
Jacaerys pasó a recoger a los hermanos Hightower, como era un sábado y no trabajaría, iba vestido mucho más casual, pero se seguía viendo muy hermoso, se veía incluso más joven y la mirada de Aemond no podía apartarse de esos bonitos jeans que acentuaban sus caderas y su firme y respingón trasero.
Cuando llegaron al campo de juego vieron que Jace empezaba a bajar algunas cosas de la cajuela de su auto, así que Aemond y Daeron se apresuraron a ayudarlo a bajar lo que traía, eran muchas mantas, cojines y una hielera con muchos hielos y bebidas.
Cuando llegaron a la zona donde sería el encuentro vieron que ya estaban ahí los hermanos menores de Jace y sus padres, éstos hablaban con otro grupo de personas que no habían visto con anterioridad y después vieron llegar a Qyle con otras chicas, Daeron supuso que eran sus hermanas.
Cuando llegaron donde estaba toda la familia, Jacaerys se apresuró a presentarlos al grupo.
– Aemond, Dae, les presento a toda la familia – señalando hacia donde estaba una mujer muy bonita de cabellos negros y ojos verdes comenzó a presentarlos
– ella es la tía Alys, es hermana de nuestro padre Harwin – la mujer los saludó con amabilidad y cuando se acercó a Daeron lo vio con detenimiento, se acercó a él y le murmuró en voz muy baja
– tus hijos serán preciosos y tú serás muy feliz si eres valiente.
Daeron no entendió muy bien, pero le sonrió a la mujer y siguió saludando a las demás personas ahí.
– Ellas son Laena y Rhaenyra – ambas eran muy hermosas y tenían un aura muy maternal, Jace continuó – y ellos son sus hijos, Baela, Rhaena, Visenya, Aethan y Corlys Jr. – Baela y Rhaena eran las mayores y los saludaron con gran efusividad, los más pequeños estaban jugueteando con Aegon, Viserys y Daenerys, Corlys al ser aún un bebé solo movía sus bracitos queriendo alcanzar a Jace quien lo tomó de los brazos de su madre y lo acomodó en su regazo antes de seguir avanzando con las presentaciones.
Daeron no pudo evitar notar como Aemond se removía con interés al ver a Jace con un pequeño cachorro en sus brazos, se veía el anhelo en los ojos de su hermano y Jace se veía adorable cargando al pequeño bebé. Era algo que se le daba naturalmente, Daeron supuso que él tenía práctica porque tenía varios hermanos menores y muchos, muchos primos.
– Él es Laenor, es hermano de Laena y ellos son sus hijos Addam y Alyn – Laenor también era un Omega al igual que sus hijos, y eran muy parecidos a él, todos ellos eran tan bonitos, Addam y Alyn eran solo un poco mayores que Joffrey.
Luego Jace les presentó a Rhaenys y Corlys Velaryon, los padres de Laena y Laenor y orgullosos abuelos de varios nietos, fue algo sorpresivo que Corlys y Rhaenys se refirieran a Jace y sus hermanos como sus nietos también; Jace les explicó que en realidad no había un parentesco sanguíneo entre ellos, pero en una historia corta, Rhaenys y Alyssa (su verdadera abuela) se conocieron cuando eran muy jóvenes en la universidad, Baelon ya salía con Alyssa cuando conocieron a Rhaenys y Corlys llegó a la vida de Rhaenys un par de años después, evidentemente, los hijos de ambas parejas habían sido muy cercanos y Laenor era amigo desde la infancia de Daemon con quien siempre mantuvo una buena relación, como hermanos junto con Laena y Viserys (hermano de Daemon y padre de Rhaenyra quien junto con su esposa Aemma se habían mudado a una casa en la campiña donde vivían tranquilamente y los visitaban un par de veces al año); en fin; Laenor conoció a su destinado muy joven mientras aún estudiaba la preparatoria a los 17 años, su nombre era Joffrey y estuvieron juntos por varios años, se casaron y tuvieron a sus pequeños gemelos; Daemon y Harwin eran un poco mayores que ellos y más precoces, así que Jace (de 2) y Luke (de 1) ya habían nacido.
Daemon se encontraba esperando a Joffrey cuando la tragedia sucedió, un día, mientras Laenor se recuperaba del nacimiento de sus pequeños, Harwin y él se habían voluntariado a ayudarlos un poco, Harwin había llegado a la casa de Laenor y Joffrey con los pequeños Jace y Luke y Daemon llegaría después para cenar todos juntos, Joffrey aprovechó que Harwin se encontraba ahí y salió al supermercado por algunas cosas que hacían falta en su casa, cuando iba de regreso vio a Daemon a lo lejos forcejeando con unos hombres, parecía que un grupo de Alphas estaban intentando acosando y tratando de someter a Daemon quien en otras circunstancias los hubiera atacado sin dudar, pero estaba embarazado así que intentaba alejar las manos de esos hombres lo mejor que podía sin ponerse en riesgo, Joffrey se acercó a él para ayudarlo y protegerlo, y lo logró, Daemon pudo correr a pedir ayuda al supermercado pero cuando llegó la ayuda, Joffrey se encontraba inconsciente en el suelo.
Lo llevaron al hospital y les dieron la terrible noticia que Joffrey había tenido una hemorragia cerebral y que era muy posible que no despertara, la noticia devastó a Laenor y su familia, fue un momento muy doloroso cuando el Alpha no despertó. Daemon y Harwin estuvieron en todo momento con Laenor y sus pequeños, Harwin se convirtió en la figura paterna de los pequeños gemelos y convivían mucho tiempo, por lo que Jace y Luke los consideraban sus hermanos.
Poco tiempo después, de nueva cuenta se encontraban en el hospital, pero ahora esperando el nacimiento del nuevo bebé de Daemon y Harwin, un lindo y regordete Alpha, de ojos dispares y rizos chocolate y de sonrisa fácil al que sus padres decidieron nombrar Joffrey en honor al esposo de Laenor quien protegió a su madre y siempre fue un amigo cercano, eso trajo un poco de alegría al dolido corazón de Laenor, además de que el pequeño Joffrey era encantador. Por la cercanía que había entre ellos, los Velaryon también trataban como si fueran sus propios nietos a esos chicos, así que su familia era bastante, bastante extensa.
Después de haber escuchado esa historia, Daeron volteo su vista hacia Laenor, seguía ahí, hermoso, pero tenía un aura melancólica que se disipaba cuando veía a sus hijos y a Joffrey, supuso que Laenor podía reconocer como su Joffrey y Joff eran similares en algunas cosas, sintió una profunda tristeza al solo imaginar haber conocido a tu destinado y luego perderlo de tal forma, dejando una parte de él ahí, pero nunca sería igual. Salió de ese pensamiento cuando vio a Jace acomodarse en una de las mantas que había llevado. Aemond le ayudó a acomodarse con el pequeño Corlys y se sentó a su lado. Era divertido ver como su hermano intentaba acercarse a Jace, era algo torpe, pero se notaba su esfuerzo y la risa divertida de Qyle y Daemon no pasó desapercibida para Daeron.
Se imagino si su madre se tomaría con el mismo humor y ligereza el hecho de ver a un Alpha tratar de acercarse a uno de sus hijos, no lo tomen a mal, Daemon se veía que era bastante relajado y de mente abierta, pero tenía una presencia imponente y se notaba a leguas que se convertía en una fiera cuando se trataba de su familia, particularmente de sus cachorros. Supuso que Alicent no habría actuado igual, pero ella no estaba ahí, así que no se iba a mortificar por ese tipo de pensamientos, no al menos en ese momento.
Daeron se sentó junto con ellos, se quedó pensando en toda la familia de Joffrey, era muy grande, todos se veían genuinamente felices de compartir tiempo juntos. Mientras estaba ahí, vieron como Joffrey y su equipo salían al campo de juego y comenzaba a estirar sus músculos y realizar ejercicios de calentamiento.
Joffrey los saludó a lo lejos y se unió a los ejercicios de sus compañeros. Jace que estaba ahí jugueteando con el pequeño Corlys, les comenzó a explicar tanto a él como a Aemond las reglas básicas del juego, las posiciones de los jugadores y algunos conceptos para que fuera más sencillo de entender; a lo que Daeron entendió Joffrey era parte de los “backs” y era el ala de su equipo, básicamente era uno de los jugadores más agiles y rápidos del equipo.
Jace también les comentó que su padre Harwin había jugado Rugby en su juventud, pero en la posición de Forwarder, pues él era más robusto y pesado, el mencionado giró a verlos y añadió – “El Rugby es un juego de villanos jugado por caballeros”, así fue como Daemon cayó rendido por mí. – eso último lo dijo mientras les guiñaba un ojo y tenía una sonrisa juguetona en su cara dirigida a Daemon.
El mencionado solo volteó los ojos y bufó, si bien no había aceptado tal declaración, era bastante obvio que Harwin a pesar de ser ya unos años mayor aún conservaba un buen físico, cualquier Omega con ojos podría notar el atractivo del Alpha y para suerte de Daeron, Joffrey había heredado casi todo de él.
Se notaba como Harwin veía con devoción a Daemon mientras que Daemon tenía un brillo en los ojos y siempre sonreía cuando veía a su esposo, no tenían que decir nada para hacer evidente el amor y la complicidad que ellos tenían.
Jace siguió platicando con ellos de otras cosas cuando a lo lejos vio cómo se acercaba una pareja ya algo mayor, la sonrisa de Jacaerys se ensanchó y se levantó para correr hacia ellos y darles un cariñoso abrazo, cuando llegaron a donde estaban ya todos sentados, saludaron a todos y Jace los presentó, ellos eran los padres de Daemon, Alyssa y Baelon, ahí fue que Daeron pudo ver que la mirada de Joffrey era herencia de la divertida Omega, y estuvo de acuerdo en que definitivamente Joffrey era la debilidad de Daemon, pues su pequeño hijo era la mezcla perfecta de su Alpha (con la caballerosidad incluida) y los ojos de su madre, además la mujer era encantadora y tenía una personalidad avasalladora. El Alpha que iba a su lado, Baelon, el padre de Daemon era un hombre ya algo mayor, pero se veía muy bien, era guapo y supuso que en su juventud debió ser todo un galán. Ambos abuelos se quedaron de pie un momento hasta que Joffrey los vio y los saludó con efusividad desde el campo de juego.
Cuando el juego comenzó, Daeron se asustó un poco al ver el contacto algo violento que había entre jugadores, pero Jace lo tranquilizó diciéndole que Joffrey estaba acostumbrado a eso y que en realidad casi nunca salía lesionado pues era muy ágil.
Ya un poco más calmado y conviviendo con toda la familia de Joffrey pudo disfrutar del juego, habían llevado algunos snacks y bebidas para pasar el rato, Harwin llevaba incluso fruta para sus hijos menores y algunos purés de fruta congelados para los menores. Mientras veía el juego, vio de reojo que su hermano estaba poniéndose muy rojo de su cara, supuso que era por el sol, pero se puso aún más rojo cuando Jacaerys sacó de su mochila un bloqueador solar y lo comenzó a esparcir sobre la piel de su hermano, era un gesto de amabilidad, pero su hermano parecía estar teniendo el momento más íntimo de su vida, las manos de Jace acariciando su rostro mientras esparcía el producto por su rostro hasta quedar satisfecho con su trabajo y prestándole una gorra que llevaba en su mochila, parecía algo que haría una madre con su cachorro, pero solo eran Jace y Aemond, su futuro jefe si todo salía bien, Daeron solo pudo atinar a reír después de tener ese pensamiento repentino y ver a su hermano tan avergonzado y rojo como un tomate.
Se sintió feliz por él, si bien aún no decía nada a Jace, era evidente que a él también le llamaba la atención su hermano, de otra forma seguramente lo habría ignorado olímpicamente. El juego siguió y veía como todos gritaban y aplaudían emocionados apoyando al equipo de Joff. No supo cuánto tiempo pasó, pero el partido se dio por terminado ganando el equipo de Joffrey, éste se acercó a ellos a saludar y les dijo que iría a darse un baño rápidamente para de ahí, irse a su casa.
Los mayores decidieron irse adelantando a la casa de los padres de Joff pues según recordaba harían una reunión, Daenerys estaba aferrada a esperar a Joffrey, así que Jace y Aemond también se encaminaron al auto de Jace con Laena y Rhaenyra y sus hijos, solo quedaron Luke, Dany y Daeron ahí esperando a Joff.
Cuando salió del vestidor, se acercó a ellos y los saludó con una gran sonrisa, venía acompañado de un Alpha que se presentó como Cregan y les dijo que a él también lo había invitado a la reunión en su casa, así que Lucerys, sospechosamente se ofreció como voluntario para acompañar a Cregan a su auto e indicarle como llegar a su casa.
Entonces solo quedaron tres, Dany, Joffrey y él. Dany estaba muy emocionada por la victoria del equipo de su hermano e iba saltando todo el camino hacia el auto de Joffrey, éste le prometió que, si comía bien, entonces la llevaría por un helado, Dany, como buena discípula de Jace negoció que la oferta fuera también para todos sus hermanos y primos, Joffrey rio, pero aceptó el trato.
Cuando llegaron al auto, Dany fue la primera en subirse y acomodarse en su sillita de viaje, y Joff aprovechó la distracción de su hermanita para robarle un corto beso a Daeron. Ambos se sonrieron y se apresuraron a llegar a casa de Joff.
Todos estaban ahí, tanto los Velaryon como los Targaryen habían llevado regalos para todos sus nietos, la comida que habían preparado estaba servida y Harwin, Baelon y Joffrey estaban en el asador encargándose de la carne. Aemond también estaba ahí, pero era más como un auxiliar de cocina pues solo bastó que quemara un filete para que lo removieran de su cargo como parrillero.
Pasaron toda la tarde ahí, entre pláticas y risas, todos convivían y los niños jugaban con Jace, Addam, Daeron y Joffrey. Luke había acaparado la atención de Cregan así que estaban algo más alejados de todos.
En un momento de la tarde la mirada de Daeron se encontró con la de Alyssa y ella se acercó a él.
– Te ves algo extraño, ¿te sucede algo? – le preguntó la mujer. Su voz se notaba algo curiosa, no como si quisiera enterarse de un gran chisme, sino que se le veía como si realmente le importara.
– No, estoy muy bien – mintió – gracias por preguntar. – La cara de la mujer fue de incredulidad.
– Mmmm… sabes, te lo pregunté por cortesía, pensando que tal vez quisieras contarme, pero estoy segura de que estás pensando en… algo – antes de que pudiera replicar la mujer continuó – lo sé porque reconozco esa cara, yo misma la he usado. Así que, ¿me vas a contar o te vas a quedar ahí pensando lo que sea que tengas en la cabeza? Tal vez yo te pueda ayudar a aclarar tus ideas. – Alyssa le dio una media sonrisa, como si supiera que algo andaba mal pero no sabía que.
Mierda… a esa mujer no se le iba a escapar nada. La miró a los ojos y ella entendió, así que comenzó a caminar a una parte alejada de la casa, ahí no había nadie que los viera o escuchara, así que se sintió cómodo para hablar.
– Bueno, ni siquiera sé que decir… – la voz de Daeron era algo temblorosa, estaba nervioso, no por la mujer a su lado, sino por el huracán de cosas que pasaban por su mente.
– Daeron ¿cierto? – él solo asintió – bueno, podrías intentar comenzar por decirme algo que no te esté atormentando en este momento, cuéntame algo, lo que sea.
– ¿Le puedo hacer una pregunta? – comenzó, la mujer sonrió y asintió con la cabeza – Joffrey me ha contado mucho de usted, dice que usted es muy intrépida y valiente, es como si fuera su heroína personal, Joffrey la admira mucho y yo quería preguntarle, ¿Usted cree que yo sería bueno para él?
– Primero que nada, no me hables de usted por favor, sé que soy mayor, pero nadie me habla de usted – Daeron asintió – y segundo, no importa lo que yo crea, en realidad no debería importarte tanto la opinión de los demás, lo único que debe importarte es lo que él te hace sentir y lo que tu sientes hacia él. Sabes, Joffrey me habló de ti hace unos días, sus ojos brillaban y su voz sonaba tan emocionada que me sentí feliz de que mi nieto te hubiera conocido.
- Sé qué crees que él y tu no podrían estar juntos, puedo ver que eres muy distinto a lo que él está acostumbrado a ver en un Omega, lo sabes, pero él también es muy distinto a lo que tu esperabas de un Alpha, ¿no es así?
Daeron solo asintió a esa parte. Alyssa tomó su mano y la miro por unos segundos antes de continuar.
– Joffrey sabe muy bien lo que él quiere, y créeme, no le importa en absoluto que seas diferente a su familia. Es algo similar a lo que yo viví. Te voy a contar una historia.
Alyssa comenzó a trazar pequeños círculos en la mano que sostenía de Daeron, era un gesto que había visto a Daemon y Jace hacer con los más pequeños, incluso vio a Joffrey hacer eso con Viserys, así que supuso que venía de ella. Alyssa suspiró y volteó a verlo a los ojos antes de comenzar.
– Desde que yo era muy chica siempre tuve una personalidad muy diferente a la de los demás Omegas, no encajaba en lo que se considera “adecuado”, mis padres trataron incansablemente de controlar mi temperamento y forzarme a ser alguien que no soy, ellos tenían la esperanza e idea de que eventualmente podría encajar en lo que ellos esperaban de mí, pero eso solo me hizo ser más rebelde y alejarme de ellos. Cuando crecí, pude entender que ellos no lo hacían con mala intención, pero sus ideas eran tan anticuadas que querían imponerlas sobre mí y mis hermanos, no los culpe por eso y eventualmente llegamos a un punto neutro.
– Esa “paz” no duró mucho tiempo, pues cuando estuve en edad de entrar a la Universidad, algo que yo siempre quise hacer, mis padres fueron tajantes y me dijeron que no, que eso no era algo para Omegas e incluso mencionaron la posibilidad de enviarme una Septa para que pudiera mejorar mis modales, todo con el objetivo de hacerme una Omega “apropiada” para un Alpha, así que solo hui de mi hogar, no sabía a donde ir, no tenía nadie que me ayudara, no sabía hacer nada y tampoco tenía nada, solo llevaba lo que pude tomar conmigo que no era mucho y me fui de mi casa, no sabía cómo lo haría pero me prometí a mí misma que no dejaría que alguien decidiera el rumbo de mi vida.
– Llegué a dormir en las calles, la primera noche no supe qué hacer así que solo fui al parque que había visto algunas veces y me dormí en una banca, después supe que había algunos refugios y estuve ahí por un tiempo, pero no puedes quedarte ahí por siempre. Comencé a buscar un empleo, no sabía hacer gran cosa así que solo podía aspirar a algo simple, terminé trabajando en una cafetería de paso que abría las 24 horas, era bueno porque yo tenía el turno de noche, había pocos clientes en ese horario y era menos probable que lo arruinara, además me dejaban quedarme ahí y no tenía que dormir en la calle o en un refugio.
De pronto la mirada de la mujer se perdió en un punto de la habitación, no miraba a nada en específico y sonrió un poco antes de continuar.
– Recuerdo que fue en agosto, lo recuerdo bien porque llovía a cantaros esa noche, un chico entró a la cafetería, iba empapado y temblaba como un perrito, dijo que su auto se había averiado a unos kilómetros de ahí y su celular no tenía señal alguna, así que corrió a medianoche buscando quien pudiera ayudarlo, y así fue que entró a la cafetería donde trabajaba. Recuerdo haberle servido una taza de café para que se calentara, pero él me dijo que prefería leche caliente con un toque de vainilla y canela. Fue algo raro porque me pareció que era algo que pediría un niño pequeño, pero lo preparé para él, no había nadie más así que me senté con él y me tomé la taza de café que le había ofrecido anteriormente.
– Él seguía temblando de frío, así que, en contra de toda posibilidad, me preocupé genuinamente por él, así que busqué entre las cosas que tenía ahí y le ofrecí un sweater que tenía por ahí y unos pantalones que a mí me quedaban enormes, él los aceptó y se cambió, la verdad se veía ridículo porque él era bastante fornido y yo nunca he sido muy grande, así que cuando salió con la ropa puesta solo me pude reír de él, le dije que parecía Winnie Pooh de tan apretado que le quedaba todo. Él se empezó a reír conmigo y estuvimos platicando hasta que dieron las 7:00 am, cuando llegaron las chicas del turno de la mañana, él dijo que esperaría todavía un poco más porque el servicio de grúas aún no estaba funcionando, ahora que lo pienso fue la excusa más tonta porque ese servicio es 24 horas, pero en ese momento no me importó.
– Me invitó el desayuno en esa ocasión y se despidió de mí cuando ya habían pasado varias horas. En fin, pensé que solo fue algo interesante que pasó en una noche de agosto, pero no fue así, él regresó esa misma noche, llegó como a eso de las 10:00 pm cuando mi turno recién comenzaba, llegó en un viejo auto pero que se notaba cuidado, supuse que ese había sido el que lo había dejado botado la noche anterior, entró al lugar y me saludó, recuerdo que tomó mi mano entre las suyas mientras me entregaba la ropa que le había prestado la noche anterior, estaba limpia y perfectamente doblada. Sus manos eran grandes y suaves.
- No lo había visto con detenimiento hasta ese momento, porque cuando lo conocí estaba empapado, su cabello escurría agua a chorros y estaba muy pálido por el frío que tenía, pero en ese momento se veía tan guapo, sus ojos eran hermosos, aunque tenía una mirada algo melancólica, su nariz era perfecta, no como la mía que estaba torcida y tenía la sonrisa más bonita que yo había visto hasta ese momento, unos hoyuelos que se marcaban cuando sonreía y yo solo pude sentirme ofuscada en ese momento, así que lo mejor que pude hacer fue ofrecerle una taza de leche con vainilla y canela y el aceptó.
– De pronto se volvió rutina que él apareciera cada noche en la cafetería, solo llegaba ahí a verme y no supe en qué momento fue que yo lo esperaba con leche tibia con vainilla y canela, creo que nunca lo había pensado hasta ese entonces, pero yo solo quería complacerlo, cosa que nunca me había pasado con nadie antes, ni con mis padres, pero tal vez era porque él jamás intentó imponerse ante mí. Al muy tonto le tomó meses poder invitarme a salir, era lo que yo más deseaba, pero no captaba ninguna de mis señales, sentía que mi corazón vibraba cuando estaba con él.
– Lo siguiente que pasó es que comenzamos a salir formalmente, él siempre fue un auténtico caballero, siempre amable y atento, me respetaba y respetaba mis opiniones e ideas, nunca quiso cambiar mi forma de ser, creo que eso era lo que más le gustaba de mí, tampoco intentaba convencerme de comenzar a estudiar la universidad, algo que yo había dejado de lado cuando hui de mi casa, pero entonces él también me apoyó con eso, ninguno tenía gran cosa, pero nos amábamos, no había nada que yo no hiciera por él y él me demostró lo mismo, así que haciendo un gran esfuerzo logré entrar a la universidad.
Para ese momento, Daeron solo podía ver a la mujer con mayor admiración y algunas lágrimas en sus ojos, entendía que toda la determinación y carácter luchador de la familia de Joffrey provenía de ella.
– Pensamos que sería muy difícil el poder pagar la colegiatura de la universidad y los gastos de donde vivíamos, ambos trabajábamos a medio tiempo para poder pagar los gastos, pero no era suficiente, pero entonces conocí a Rhaenys, mi querida Rhaenys, sabes, cuando conocí a Baelon pensé que los dioses se habían apiadado de mi por no dejarme sola y encontrar a un hombre con quien quería pasar toda mi vida, pero luego Rhaenys llegó, y con ella, mi propia manada comenzó a crecer. La conocí en la universidad, ella era una estudiante modelo y contrario a mí, sus padres la apoyaban totalmente, además de que tenían bastante dinero. Fue ella quien nos ayudó desinteresadamente a Baelon y a mí, siempre solía decir que esperaba algún día conocer a alguien que la hiciera tener la mirada tan tonta que yo ponía cada vez que veía a Baelon, y se le cumplió, un par de años después en algún viaje exótico que hizo con su familia conoció a Corlys y bueno el resto es historia. Fue amor a primera vista, ella era joven, hermosa, inteligente y bastante decidida y él era un romántico empedernido que cayó rendido a sus pies.
Daeron escuchó todo con atención y solo pudo preguntar – ¿y no tuvo miedo cuando decidió irse de su casa?
– Estaba aterrada, las noches que dormí en la calle me preguntaba si había hecho lo correcto o si solo había sido muy orgullosa por no aceptar lo que mis padres tenían planeado para mí. Muchas veces pensé en regresar a casa y pedir perdón a mis padres, la incertidumbre de no saber si ese día dormiría en un catre o en la calle era terrible, pero creo que pudo más mi terquedad. Y si te lo preguntas, no, no me arrepiento en lo absoluto de mi decisión. Claro que no esperaba que mi vida fuera tan maravillosa, mi esposo y mis hijos fueron cosas que jamás imaginé tener, mucho menos mis nietos, pero ahora, como podrás ver, tengo una familia maravillosa y soy muy feliz. – eso último lo dijo con una sonrisa tan genuina que Daeron solo pudo sonreír con ella.
– Fue un salto de fe a ciegas, yo no tenía nada ni a nadie, eso lo obtuve en el camino, pero tu Daeron, tú no estás solo, Joffrey es como su padre, como mi Baelon, así que, si lo que crees sentir por él es real, entonces hazlo, da ese salto de fe, créeme, no te vamos a dejar solo, te lo prometo, Yo no te voy a dejar solo, tienes a tu hermano también, se nota que te apoyaría y bueno, todos los demás también.
Daeron le sonrió y abrazó a la mujer, sus brazos eran tan cálidos y maternales, se sintió seguro y protegido, y entonces lo decidió, él también daría ese salto de fe, sabía que las palabras de Alyssa eran reales y que no estaría solo, así que dejó de sollozar y se separó de la mujer, le sonrió y cuando se calmó un poco salieron juntos con sus brazos enlazados.
Estaba mucho más calmado y siguió conviviendo con todos los demás, conoció al abuelo Baelon y era verdad que era un hombre encantador, supo que Joffrey efectivamente había tenido muy buenos modelos a seguir pues Harwin era igualmente alguien amable. La tarde se fue en un parpadeo y de pronto se vio ayudando a Joffrey y Jace a llevar a los más pequeños a dormir, los adultos se notaba que seguirían ahí por un buen rato, así que Joffrey ofreció su habitación como guardería, los niños mayores se acostaron en la cama de Joffrey para que los pequeños no corrieran el riesgo de rodar y caer, y a los más pequeños les acomodaron un montón de cobijas, cojines y almohadones creando un nido bastante cómodo donde los colocaron a dormir, Caraxes y Tyraxes estaban ahí también viendo atentamente a los pequeños, Joffrey decía que Caraxes era algo así como una extensión de Daemon pues siempre que los niños se quedaban solos, la pequeña gatita los cuidaba como un guardián, cualquier movimiento la ponía en alerta y Tyraxes amaba dormir entre Dany y Viserys, así que veía muy cómodo entre los pequeños niños.
Cuando regresaron al jardín donde estaban todos los adultos, éstos se habían movido a la pequeña fogata que tenían en la casa, se le hizo extraño no ver a su hermano Aemond ni a Baelon ahí, pero supuso que estarían haciendo otra cosa o tal vez ya se habían retirado a descansar, como fuera ahí estuvieron por otro rato y Daeron se acomodó a lado de Joffrey y tomó su mano que Joffrey aceptó y lo rodeó con su brazo. Después de un rato más vio a su hermano regresar junto con Baelon, se puso algo nervioso, pero buscó con la mirada a su hermano y pudo ver como Aemond solo le sonrió y movió su cabeza asintiendo a Joffrey, nadie más hizo gesto alguno por esa acción, se sintió bien no tener que ocultar nada y agradeció que su hermano no lo hubiera juzgado.
La madrugada los atrapó a todos, eran casi las 2:00 am cuando por fin decidieron que era momento de dormir, casi todos ellos se quedarían a dormir en la casa de los padres de Joffrey pues se podían ver varias botellas de vino vacías alrededor, ninguno estaba ebrio pero sería algo inconsciente conducir así, así que Jace le ofreció a Aemond dormir con él en su habitación, Lucerys hizo lo propio con Cregan y los adultos usarían las habitaciones de los niños pues todos ellos estaban durmiendo en la habitación de Joffrey.
De nueva cuenta Joffrey y Daeron se quedaron solos, Joffrey entró a su habitación y sacó de ahí algunas cosas, le prestó a Daeron una de sus pijamas y él también se preparó para dormir, lo bueno de vivir en una familia tan grande es que siempre había cosas extras de todo así que en el baño había incluso cepillos de dientes nuevos por si alguien necesitaba, Daemon estaba preparado para que sus visitas no tuvieran ningún inconveniente. Joffrey llevó a Daeron al que era el estudio de su madre, un lugar bastante cómodo y privado, había un gran sofá ahí que podía hacerse cama entonces fue sencillo acomodarlo y Joffrey llevaba algunas mantas y almohadas para acomodar mejor el lugar.
Daeron fue quien comenzó a acomodar todo para dormir, sin darse cuenta empezó a armar un pequeño nido, pues la ropa que ambos habían utilizado durante el día estaba ahí y él estaba utilizando un pijama de Joffrey, entró en él y se acurrucó con la playera que Joffrey había utilizado ese día, cuando Joffrey regresó del baño vio lo que Daeron había hecho y le pidió permiso para entrar al nido a lo que Daeron obviamente aceptó.
Cuando ambos estuvieron ahí, Daeron se acurrucó mejor en el pecho de Joffrey, en esa posición podía escuchar el latido de su corazón, era suave, tenía un ritmo acompasado al suyo y su aroma era suave, la mezcla perfecta para darle calma y relajarlo, Daeron levantó su mirada y besó a Joffrey, un beso corto y suave y volvió a acurrucarse en su pecho, sintió como Joffrey lo rodeaba con sus brazos y enterraba su nariz en la cabeza de Daeron aspirando su aroma, sintió como Joffrey dejó un tierno beso en su sien y comenzó a quedarse dormido, antes de quedarse totalmente dormido sintió como un peso cayó sobre de él y se acurrucó entre ambos, pudo notar que era Tyraxes que había decidido dormir con ellos y entró a su nido sin pedir ningún permiso, Daeron le hizo un mejor espacio y el gatito se acomodó muy bien. Tuvo el rápido pensamiento de que amaría tener esa rutina todas las noches.
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Chapter 11: La chica de humo y mi chica cósmica – La vida es una sorpresa, sorpresas te da la vida (Late Night Talking)
Summary:
Aemond tuvo una plática reveladora con Baelon y recapitula que un día normal puede convertirse en uno de los mejores días si estás con la persona correcta.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Era temprano y Joffrey se removió de su cómodo lugar, Daeron se despertó por el movimiento, vio que Joffrey ya estaba más despierto y se estaba acomodando los zapatos.
– Buenos días – la voz de Joffrey se escuchaba un poco ronca aún, pero tenía una sonrisa en el rostro – ¿cómo dormiste?
– Holi! – Daeron no podía evitar ser cursi y meloso cuando estaba cerca de Joffrey – Dormí muy bien, tenía una almohada muy cómoda, era suave y calientita. – Joffrey solo se rio con eso último.
– Ven, vamos, no es tarde aún, pero tenemos que ayudar con el desayuno antes de que las pequeñas fieras despierten.
Cuando ambos bajaron a la cocina, Harwin y Daemon ya estaban ahí, ellos no estaban en pijamas, parecía que habían hecho algo de ejercicio y estaban apenas planeando preparar el desayuno. Daeron solo estaba viendo como comenzaron a sacar cantidades industriales de comida e ingredientes del refrigerador y las alacenas y empezaron a moverse como un reloj suizo.
Daemon fue el que le habló primero – Buenos días hijo, ¿qué tal durmieron? – se acercó a donde estaba Joffrey y removió su cabello mientras le daba un beso en la frente – Daemon podía verse imponente y algo rudo pero en realidad era una madre bastante amorosa con sus cachorros, después volteo a verlo a él y le sonrió mientras le acarició la mejilla – y tu Daeron, ¿qué tal la pasaste ayer? Espero no haberte hecho sentir abrumado con tanta gente, pero era algo que ya teníamos planeado, cuando comienza la temporada de juego de Joffrey, tratamos de reunir a toda la familia, solo faltó mi hermano y su esposa, pero ellos vendrán luego – Daeron le contestó que la había pasado muy bien y si bien todavía confundía los nombres de todos ayer, le comentó que todos ellos habían sido muy amables con él y su hermano. Daemon sonrió satisfecho y volteo de nueva cuenta a la cocina a ayudar a su esposo quien ya estaba comenzando a preparar el desayuno.
Pudo ver que no sería algo sencillo, Harwin había comenzado a picar y rebanar fruta con mucha habilidad y a cortar naranjas para exprimirlas y hacer jugo, mientras que Daemon comenzaba a calentar sartenes y preparar un desayuno digno de revista, como esos que su madre y abuelo hacían únicamente cuando iba alguna visita que ellos consideraban “importante” como para derrochar en un desayuno, sin embargo acá, fuera de la frivolidad que él notaba en su casa, se veía que en realidad era algo que hacían con bastante frecuencia y era más una costumbre que un deber. Salió de ese pensamiento cuando Daemon le habló.
– Oye Daeron, ¿nos puedes ayudar con esto? – le estaba señalando unos huevos y una bolsa de harina – Sé que ya venden la harina solo para mezclar, pero genuinamente la odio así que preferimos preparar nuestros pancakes desde la base, Joffrey, ayúdale a Daeron a hacerlos, creo que tenemos que hacer muchos pues tenemos casa llena.
Joffrey asintió y él y Daeron se fueron a una parte un poco más alejada de la isla principal de la cocina para comenzar con su tarea.
– Sabes, esta rutina casi siempre la hacen solo mis padres, pero ahora tenemos mucha visita, así que hay que preparar mucha, mucha comida, mi padre en realidad ama cocinar para la familia, pero créeme cuando te digo que mis hermanitos se vuelven pequeños gremlins malvados cuando tienen hambre y no han desayunado.
Daeron no podía creer mucho en esas palabras pues a lo que había visto de los niños, eran bastante tranquilos y educados, dudaba que de verdad cambiaran tanto su humor solo por tener hambre, pero no podía juzgar, en realidad él no había tenido mucho contacto con niños pequeños con anterioridad.
Joffrey comenzó a preparar la mezcla para el desayuno de los niños y Daeron solo le ayudaba con las cantidades de cada cosa y a pasarle los utensilios que necesitaba, lo veía y podía ver que Joffrey en realidad sabia preparar muy bien todo eso, Harwin igualmente, ambos eran Alphas pero ninguno de ellos se veía incomodo realizando actividades consideradas exclusivas de “Omegas”.
Pronto Joffrey comenzó a apilar una enorme torre de pancakes perfectamente cocinados y el aroma era delicioso, Daeron comenzó a arreglar la mesa del jardín que era lo suficientemente grande para que todos los que estaban en la casa pudieran desayunar, Jace también apareció por ahí, saludó a todos con una gran sonrisa en el rostro y comenzó a ayudarlo a colocar los platos y cubiertos, Aemond por su parte ayudó a Harwin a terminar de exprimir las naranjas para el juego y cuando terminaron, comenzó a recoger la basura que había quedado botada de la noche anterior.
De pronto se escuchó como si una estampida viniera bajando de las escaleras y vio que Daemon venía bajando con sus hijos más pequeños y los demás niños, más atrás ya venían todos los demás invitados, comenzaron a tomar su lugar en la mesa. Joffrey y Daeron se encargaron de repartir los pancakes en los platos de los niños, Daemon les ponía un poco de fruta picada y Harwin también les había preparado algo más que agregaron a sus platitos.
Luke y Jace ya les habían preparado un vaso de leche con chocolate a todos ellos y ahora estaban sirviendo el café, excepto por el abuelo Baelon quien tenía una taza de leche tibia con vainilla y canela, tal como Alyssa le había comentado la noche anterior.
Ellos fueron casi los últimos en sentarse, pero en realidad todos estaban platicando y riendo entre ellos, el desayuno se prolongó por un buen rato y cuando terminaron, Luke, Addam, Alyn y Cregan fueron quienes se encargaron de comenzar a levantar los platos y limpiar la cocina. Dany se acercó a Joffrey y le dijo algo al oído que Daeron no pudo escuchar, pero Joffrey le respondió a Dany que cumpliría su promesa y llevaría a todos sus primos por el helado que les había prometido el día de ayer, pero que tenía que bañarse primero.
Pronto todos comenzaron a levantarse de sus lugares y hacer planes para la comida de ese día, supuso que él y Aemond regresarían a su hotel pues no creyó que los Velaryon los incluyeran en sus planes, pero solo salió de sus pensamientos cuando Aemond lo tomó del brazo como para hacerlo reaccionar, en sencillas palabras, el señor Corlys les había dicho que regresaran a su hotel a prepararse y que después Addam o Alyn irían a buscarlos para llevarlos a donde seria la comida, así que solo asintió con la cabeza.
Dado que había varias cosas por hacer, no hubo nadie que los pudiera llevar al hotel y esperarlos, así que Corlys pidió a su chofer que los llevara mientras toda la demás familia terminaba de ordenar la casa de Daemon y Harwin y los que aún no estaban listos, que eran la mayoría, terminaran de arreglarse.
Joffrey se acercó a él y se despidió con un corto beso en los labios mientras Aemond solo observaba en silencio, pero sin hacer ningún gesto. Salieron de ahí y se subieron al auto que Corlys había dispuesto para ellos.
Pensó que el camino de regreso al hotel sería algo incomodo por la muestra de afecto de Joffrey, pero en realidad no fue nada así, Aemond solo lo vio de reojo y sonrío. Daeron no pudo con la tensión y solo soltó aire.
–¿No vas a decirme nada? – fue lo que salió de su boca.
– No sé qué podría decir, creo que es bastante evidente lo que está sucediendo – la voz de Aemond en realidad no sonaba enojada, sino que tenía un tono algo burlón – la verdad es que no me molesta, Joffrey se ve que es un buen chico así que yo no te voy a decir nada, no soy madre.
Daeron puso una cara de alivio, un profundo alivio, su hermano al que pensó era un amargado y obediente de todo lo que su abuelo ordenaba en realidad no lo era, su amargura y personalidad solo eran un caparazón a la persona que en realidad era, solo le sonrió.
– Gracias … por no juzgar ni decir nada – Daeron tomó la mano de su hermano y la apretó con cariño.
Aemond solo rodó los ojos y sonrió, a él le daba gusto que su hermanito no terminara siendo vendido como ganado, Daeron siempre fue un niño muy noble y alegre y tenía mucho tiempo que no lo veía de esa forma, así que el tal Joffrey en realidad era algo bueno que le sucedió a su hermanito, además, él no era tonto, supo que fue por eso que lo llamaron a él y tuvo la grandiosa oportunidad de salir de su hogar e ir a un lugar que le emocionaba, eso, y que además de todo, había conocido al bonito omega que era más terco que una mula, decidido y de ideas bastante revolucionarias, “escandaloso” diría su madre, pero a él le había parecido fascinante.
– Sabes … anoche tuve una plática bastante interesante con el señor Baelon, fue, por decir lo menos, reveladora, me hizo darme cuenta de tantas cosas – contestó Aemond.
– Y, ¿se puede saber de lo que hablaron él y tú? – la voz de Daeron sonaba curiosa.
Aemond simplemente le contestó: – de la chica de humo y la chica cósmica.
La cara de confusión de Daeron provocó la risa de Aemond, así que solo agregó: – creo que ambos encontramos a nuestro chico cósmico. – el resto del camino fue en silencio, era un silencio agradable y mientras iban por la ciudad Aemond pudo recordar todo lo que había pasado el día anterior.
*****
Todo comenzó desde muy temprano, Jace había pasado por ellos para pasar un día con su familia, al principio se le hizo algo extraño porque él estaba acostumbrado a tener convivencias familiares algo incómodas donde el ambiente tenso y la constante presión de su abuelo eran el pan de cada día, pero entonces Jace llegó y se veía genuinamente emocionado por ver a toda su familia.
Para Aemond fue muy claro desde el primer momento que vio a Jacaerys que su corazón comenzó a sentir cosas que no había sentido nunca por nadie; había podido platicar con él y acercarse un poco, aunque claro, todo eso era más por el trabajo que iban a compartir. Sin embargo, verlo fuera de ese papel fue refrescante, Aemond nunca había gustado de juegos o actividades al aire libre así que pensó que se aburriría, pero no fue así en lo absoluto.
Cuando llegaron al dichoso campo, vio como Jace iba preparado para pasar un buen rato ahí, luego comenzó a llegar la familia, no iba a negar que pensó que serían como su abuelo, pero esa fue su segunda sorpresa en el día, resultó que en realidad todos eran bastante agradables y pasó un rato agradable con ellos, luego sucedió algo que no supo muy bien cómo interpretar, una de las mujeres que se había presentado como prima de Jace llevaba a un pequeño bebé de no más de 1 año en sus brazos, tenía que admitir que el niño era adorable y lo que más llamó su atención fue ver como el pequeño niño buscaba a Jace.
Jace tomó al niño y comenzó a mecerlo y jugar con él, la imagen del Omega con ese bebé en brazos hizo mella en su mente y sentía a su Alpha moverse interesado, era una imagen hermosa de contemplar, no supo si porque Jace se veía hermoso como fuera o porque se imaginaba a Jace así, pero con un cachorro de ambos. Decidió quitarse ese pensamiento de la cabeza, así que comenzó a poner atención al juego, Jace le explicaba a él y a Daeron las reglas básicas del juego y Harwin también comenzó a explicarles con detalle.
En verdad estaba pasando un rato agradable, pero entonces comenzó a sentir su cara arder, pensó que era por tener a Jace tan cerca por tanto rato, pero luego vio como Jace lo observaba y acercó su mano para tocar su mejilla; mierda que ardió, entonces supo que no habían sido los nervios que lo habían traicionado, sino que en verdad el sol lo había quemado, maldijo para sus adentros porque su piel era muy pálida y sensible, pero luego vino la tercera sorpresa del día.
Vio como Jace le pasaba el bebé a Daeron y comenzaba a buscar en su mochila, y de ahí saco dos objetos, el primero era un pequeño recipiente que Jace abrió y vertió algo de su contenido en sus manos, se acercó a él despacio, muy despacio, y comenzó a expandir el producto por toda la piel de su cara con mucha delicadeza mientras le regañaba un poco por no haber utilizado bloqueador solar. Sentía su cara arder de nueva cuenta, pero esta vez era de nervios al tener a Jace ahí tan cerca de él y tocando su rostro, se sentía en las nubes y se sintió incluso más apenado cuando Jace observó que incluso sus orejas estaban enrojecidas.
Él sabía muy bien que la rojez de sus orejas era por la vergüenza y no por el sol, pero se quedó callado, luego volteó a ver como Qyle, Daemon y Baelon los miraban con una sonrisa en el rostro. Cuando Jace finalmente terminó de extender el producto se giró y le colocó una gorra que llevaba en su mochila. La interacción había sido corta, pero aun así Aemond no pudo dejar de sentir el toque de las manos de Jace por su rostro por todo lo que restó del día.
Luego de que terminó el partido y fueron a la casa de los padres de Jace, comenzó su cuarta sorpresa del día, lo que en un momento pensó sería como las comidas y reuniones que organizaban su madre y abuelo fueron totalmente dejadas de lado cuando vio la convivencia de ellos, ahí pudo entender la emoción y felicidad de Jace por ver a su familia, era de verdad una manada, incluso Corlys y Rhaenys que se veía a leguas eran personas de gran riqueza estaban ahí conviviendo como cualquier otra persona fuera de cualquier protocolo con frivolidad, Corlys platicaba con la pequeña Daenerys y parecían estar inmersos en una interesante conversación, Rhaenys jugaba con sus nietos e incluso Alys la hermana de Harwin estaba conviviendo con Laena y Rhaenyra, todos parecían estar muy relajados.
Después de un rato, mientras iba a la cocina por otra botella de vino, ahí tuvo la quinta sorpresa del día, se topó con Baelon quien era un hombre bastante agradable, con una sonrisa bonachona en su rostro, lo vio y solo le preguntó:
– ¿Es maravilloso verdad? – la pregunta lo descolocó totalmente.
– No entiendo a qué se refiere.
Baelon sonrió y le dijo simplemente – Habló de Jacaerys por supuesto. Lo noté en el juego, él es tu chica cósmica.
– ¿Perdón? – claro que Aemond estaba más que interesado en Jacaerys, pero no entendió eso de la chica cósmica.
Baelon soltó una risa algo alta antes de hablar – Lo siento, es solo algo que yo digo.
– ¿Qué significa eso de la chica cósmica? – Aemond en realidad estaba interesado en el término.
– ¿Quieres que te cuente la historia de la chica de humo y la chica cósmica? Debo decirte que solo así podrías entender a lo que me refiero.
Aemond asintió, y entonces Baelon y él se sentaron en unas sillas altas que tenía la barra del desayunador de la casa.
– Verás, antes de conocer a Alyssa yo salía con alguien más. Era una mujer hermosa y encantadora, al menos en el exterior. Yo la amaba, o al menos creía que lo hacía, y pensé que ella sentía lo mismo por mí. – sonrió con algo de nostalgia antes de continuar – ella era una mujer que en realidad hacía promesas vacías e interpretaba muy bien el sentimiento del amor, aunque ese sentimiento lo guardaba solo para ella misma. Ella nunca me amó ni siquiera me quería, solo estaba conmigo para no sentirse sola y el darme cuenta de eso me rompió el corazón. Yo era joven e idealista y pensaba que pasaría el resto de mi vida con ella, pero eso no fue así.
– Fue tan doloroso que me encerré en un caparazón donde no quería que nadie me volviera a lastimar, todas las promesas y lo que ella decía sentir por mí eran mentira, palabras vacías dichas al aire que se disolvieron y se las llevó el viento, a ella la nombre la chica de humo. A pesar de todo el dolor que me causó no la odio ni le guardo rencor, siento algo de lástima por ella porque creo que jamás encontró el amor, y aunque me lastimó, fue una experiencia que me dejó una marca, un aprendizaje y que hizo que me encontrara a mi chica cósmica.
– Después de esa experiencia, no quería que me lastimaran de nuevo, no quería enamorarme, así que un día hice un pacto con el universo, era algo estúpido en realidad, o al menos eso pensé en ese momento, le prometí al universo que yo no me volvería a enamorar nunca a menos que me enviara a alguien sumamente especial, incluso le dije al universo lo que quería de esa persona.
– Pedí por alguien que fuera temerario, de corazón noble y amable y que fuera compasivo, que tuviera una sonrisa hermosa y que tuviera un carácter indomable, y como cereza del pastel, le dije al universo que sería un “bonus” si esa persona tenía los ojos de color desigual, una forma de que mi “mezcla ideal fuera difícil”.
– Claro que sabía que era imposible que encontrara a alguien así, era una forma de proteger mi corazón, pero como si el destino estuviera jugando una broma conmigo, una noche solo pasó. Ese día había sido horrible y para colmo de males, en la noche, cuando me dirigía a mi casa comenzó a llover como si el fin del mundo se acercara. Mi auto se averió y me dejó botado a media carretera. No tenía forma de avisar a mis padres lo sucedido, así que solo me bajé del auto y comencé a correr por el camino para ver si encontraba algún lugar para resguardarme o para usar el teléfono.
– Casualmente había una gasolinera con una cafetería como a dos kilómetros de ahí y por suerte la cafetería era de 24 horas, así que entré a ella y entonces la vi. La mujer más hermosa que hubiera visto en mi vida; me sonrió y me sirvió una taza de café y cuando se acercó a mi para darme la taza pude ver que el color de sus ojos no era igual. Me reí de mí mismo, yo le había pedido al universo algo que según era imposible, pero de alguna forma, ella estaba ahí, con una sonrisa algo burlona por mi estado y sus hermosos ojos viéndome.
– Le pedí mejor una taza de leche con vainilla y canela y ella se retiró a prepararla, cuando regresó y me la entregó, se sentó conmigo y comenzó a tomarse la taza de café que me había ofrecido anteriormente. Se apiadó de mí y entro a buscar algo de ropa para mí, mencionó que era de ella y no entendí por qué tendría ella pertenencias suyas en ese lugar, pero lo acepté y me cambié la ropa, cuando salí con lo que ella me había prestado solo empezó a reírse de mí porque evidentemente me quedaba pequeña, pero después de un rato comenzamos a platicar mientras dejaba de llover y esperaba el amanecer.
– Sinceramente nunca había deseado tanto que la noche no acabara, solo quería seguir ahí y continuar hablando con ella, era una mujer de pensamiento revolucionario y no supe por qué, pero me contó que había huido de su casa, era algo tan íntimo y personal y sin embargo ella me lo contó, seguimos platicando hasta que amaneció y empezaron a llegar sus compañeras del turno de la mañana, yo no quería irme y creo que ella no quería que me fuera, pero tuve que hacerlo.
– Ella mencionó que trabajaba ahí por las noches, así que cuando llegué a mi casa tomé lo que me había prestado y lo lavé, quería verla de nuevo así que iba a devolverle su ropa como excusa para verla de nuevo, en todo el día no pude dejar de pensar en ella. De algún modo, desde ese momento supe que esa chica era lo que yo le había pedido al universo y más, mi chica cósmica fue como la bauticé.
– Seguí visitándola todas las noches y cada noche me enamoraba más y más y solo anhelaba el poder estar con ella; no de una forma sexual si es lo que piensas, sino que en verdad sentía que mi corazón vibraba y se aceleraba con solo verla. Ella me dio muchas señales, pero yo hacía como que no las entendía, tenía miedo a arruinarlo todo y que me volvieran a romper el corazón porque estaba seguro de que, si ella lo hacía, si me rechazaba, no me recuperaría jamás. Yo creía saber lo que era el amar cuando estaba con la chica de humo, pero lo que sentía por ella era una burla comparado a lo que sentía cuando estaba cerca de Alyssa.
– Un día, finalmente decidí ser un poco más como ella, atrevida y decidida, así que la invité a salir formalmente, y bueno, ella aceptó, y henos aquí, muchos años después, ella sigue conmigo, yo la amo cada día más y ella siempre ha estado conmigo.
– En las buenas y en las malas me ha acompañado, me ha dado las más grandes alegrías desde que aceptó unir su vida a la mía y después me dio dos maravillosos hijos; me enamoré de ella desde el primer momento que la vi y desde entonces soy feliz. Ella es como una tempestad, pero también es mi calma, es mi sueño de mujer, mi noche y el alba, ella es mi vida y yo su amante fiel, ella es mi chica cósmica. Ella saca lo mejor de mí y eso incluye al poeta que llevo dentro – rio de manera sonora cuando terminó de decir la última parte.
Aemond terminó de escuchar la historia de Baelon y le sonrió, definitivamente nunca había escuchado algo remotamente parecido, la historia de sus padres era algo turbulenta y definitivamente no había una historia así de romántica, pero frente a él estaba un hombre que estaba enamorado hasta la médula de su esposa y que entendía su reticencia y miedo a intentar algo con Jace, sí, claro que tenía miedo de intentar algo con Jace, él estaba muy por arriba de su liga, o al menos eso pensaba, pero Baelon, su abuelo, ese que Jacaerys miraba con adoración y tanto cariño estaba ahí animándolo a intentarlo.
Baelon no lo sabía, seguramente nadie en el mundo lo sabía, pero Aemond tenía miedo a amar, en realidad nunca lo había hecho, hasta ese momento de su vida siempre pensó que se casaría con alguien que fuera conveniente o adecuado a ojos de su familia y jugaría a la familia ideal, tenía miedo de amar porque sabía que eso era un privilegio que seguramente él no tendría, pero luego un buen día recibió un correo electrónico de un tal Qyle Martell y cuando conoció a Jace supo que su destino estaba sellado, se sintió inevitablemente atraído a él, y tuvo temor, porque no quería enamorarse de él para luego volver a su casa y ser infeliz por el resto de su vida; ellos no podrían estar juntos debido a las circunstancias, pero después de escuchar la historia de Baelon, supo que tenía que intentarlo, porque estaba seguro, él había encontrado a su chica cósmica en Jace, bueno, mejor dicho, chico cósmico. Salió de sus divagaciones cuando Baelon habló de nuevo.
– Y tú mi amigo Aemond, tienes la misma mirada que yo tenía cuando vi por primera vez a mi Alyssa, solo que tú la tienes por mi nieto Jace. Por eso sé que él es tu chica cósmica. No dejes que el miedo te frene, porque si no lo intentas, tu vida será muy vacía.
– Mi nieto se parece mucho a su padre, Harwin, pero su personalidad se parece mucho a la de mi Alyssa, su sonrisa, su espíritu orgulloso y un carácter muy suyo, tiene un temperamento de temer cuando se le provoca, pero te aseguro, que, si te atreves y te das una oportunidad, serás sumamente afortunado.
Aemond rio, claro que lo había notado, Jacaerys era muy diferente a todos, sumamente único y especial. Así que solo pudo concordar con Baelon.
– Y tu hermano Daeron me recuerda mucho a Alyssa también, es valiente y decidido, no lo dejes solo, mi Alyssa estuvo sola por mucho tiempo, pero tu hermano no tiene que pasar lo mismo que ella, y creo que tú y yo sabemos muy bien lo que pasa entre él y Joffrey.
Era verdad, nunca había visto a su hermano pequeño sonreír tanto y de tan buen humor, incluso su aroma se había hecho mucho más agradable, como si oliera a felicidad. Así que se prometió a sí mismo apoyar a su hermano, porque si él también había encontrado a su chico cósmico en Joffrey, entonces Aemond lo apoyaría.
Después de eso, ambos Alphas salieron de nueva cuenta a donde estaba el resto de la familia, Jace le hizo un espacio a Aemond para que se sentara a su lado e incluso le compartió un poco de su frazada para cubrirlo del frío y cuando su mirada se cruzó con la de Daeron, pudo ver que su hermano estaba tomado de la mano con Joffrey, les sonrió a ambos y continuaron con la convivencia familiar.
Escuchó muchas anécdotas de los mayores, Rhaenys y Alyssa tenían historias bastante divertidas de su época universitaria, algo salvaje, pero Alyssa ya estaba con Baelon así que muchas veces ellos eran los protagonistas de dichas historias, Corlys solo se reía de ambas mujeres, se notaba que eran cómplices desde hace mucho tiempo; Harwin también contó algunas anécdotas de cuando Daemon y él salían en la universidad y hubo una ligera historia rápida de como Jacaerys había sido concebido. Notó como el Omega en cuestión se sonrojaba, él podía no ser el protagonista de la historia, pero supuso que el que todos supieran como había sido concebido causaba cierto bochorno, así que tomó la mano de Jace como para tratar de distraerlo y Jace le correspondió, por lo que quedó de la noche, ambos mantuvieron sus manos unidas.
Lo cierto es que ese día había sido uno de los más agradables que había tenido en su vida; así que se sentía satisfecho y feliz, claro que no esperó la siguiente sorpresa, ya que la reunión que inicialmente sería solo una comida se extendió por muchas horas y los más pequeños ya se habían dormido, Harwin y Daemon los invitaron a todos a dormir en su casa, no pensó que Daeron y él estuvieran también contemplados, así que su cara de confusión fue única de ver cuando Jace sin más, tomó su mano y lo invitó a dormir en su habitación.
No iba a negar que estaba bastante dudoso de lo que pasaría después, tal vez solo dormirían, tal vez Jace le ofrecería una pijama y tendría algún sofá o algo donde él pudiera dormir, o tal vez dormiría en el piso, pero cuando entraron a la habitación de Jace, no había sofá ni otra cama, su recamara era grande, tenía muchas fotografías con su familia, un muro lleno de reconocimientos y diplomas e incluso varios dibujos que supuso eran de parte de sus hermanos menores, la verdad es que era muy acogedora su habitación, olía a hogar.
Terminó de explorar con la vista la habitación de Jace mientras él salía del baño, cuando salió ya traía puesta su pijama y no tenía zapatos, lo que sucedió después no lo esperó. Jacaerys sin más, empujó a Aemond a la silla de su escritorio mientras él se sentaba en la orilla de su gigantesca cama, después de eso casi lo sometió a un interrogatorio, primero lo hizo prometer que diría la verdad, no estaba muy seguro de lo que estaba pasando, pero asintió, muy pronto se dio cuenta de que Jace era como un sabueso para detectar las mentiras así que no podría mentirle.
Después comenzó el interrogatorio, en realidad no lo era, pero él lo sintió así. Al principio se sintió intimidado, pues Jace comenzó a preguntarle cosas que eran muy personales e íntimas, cosas que él no le había contado a nadie antes, pero Jace era bueno oyendo y también deduciendo cosas, así que supuso que el Omega había conectado los puntos entre lo que Aemond le había contado de su vida y lo que él pudiera haber encontrado sobre él mientras hacía su investigación (sí, Jace también le contó que él lo había investigado muy bien antes de conocerlo).
No puede decir que era un interrogatorio pues después de unas cuantas preguntas, se tornó más bien en una charla en la que ambos compartían cosas muy personales de cada uno, Jace era un libro abierto, no tenía cosas por ocultar, se notaba a leguas que su familia era muy abierta, así que Jace no tenía empacho en decirle todo lo que Aemond quería saber.
Resultó que el Omega era aún más fascinante de lo que creyó, Jace no solo era bueno escuchando a las personas, sino que también opinaba y daba consejos sobre aquello en lo que tenía cierta experiencia o conocimiento, descubrió que tenían más cosas en común de lo que habían pensado y sentía que podía hablar de cualquier cosa con él, no supo cómo fue que después de un rato ambos terminaron recostados de manera extraña, la cama de Jace, o mejor dicho su futón era muy grande, así que Aemond estaba acostado a lo largo de la cama con algunas almohadas en su cabeza mientras que Jace tenía su cabeza recostada sobre el pecho de Aemond pero su torso y piernas se encontraban estiradas cuan largas eran atravesando el futón.
Aemond le platicó a Jace de su miedo a no ser suficiente para los estándares de su familia; el hecho de que su tío Gwayne había sido exiliado de la familia y dado por muerto solo porque él no quiso someterse a lo que su padre le indicaba, le platicó de la situación de Daeron y de sus otros hermanos, de cómo Aegon en realidad era bastante listo pero que lo que le habían impuesto no le gustaba, su forma de escape a toda la presión que su familia le sometía y como eso poco a poco lo destruía, y de cómo su querida hermana Helaena prefería disociarse de todos y enfocarse en sus animales.
Jace lo escuchaba atentamente, cosa que nunca había sentido antes, sí, había conocido Omegas y salido con algunos de ellos pero nunca sintió que en verdad lo escucharan solo fingían muy bien hacerlo y amigos en realidad, no tenía, descubrió que Jace no solo le ponía atención a lo que decía, sino que su aroma le era bastante reconfortante, su mente que siempre estaba alerta y a la defensiva ahora se encontraba en calma, relajado y muy cómodo, pensó que si su hermano se sentía así con Joffrey, entonces, él lo apoyaría, porque todos merecen poder estar así con alguien, en paz y calma.
En algún momento y sin darse cuenta, Aemond estaba jugando con el cabello de Jace, lo peinaba y repartía pequeños toques en su cabello, pronto Jace comenzó a ronronear y soltar su aroma de manera sugerente, de por sí él ya estaba hipnotizado por Jace, pero cuando el Omega liberó su aroma fue como si hubiera sido hechizado, recordaba como Jace giró a verlo y compartieron una mirada cómplice. La mano de Jace se acercó a su rostro y comenzó a repartir algunas caricias suaves, eran como un consuelo y reconfortantes como ninguna otra, ni siquiera con su madre había sentido esa confianza y seguridad que Jace le daba con un solo toque. La sonrisa de Jace podría iluminar toda una ciudad si él se lo proponía, Aemond comenzó a acariciar la mano de Jace que se paseaba por su rostro, no supo cómo fue ni recuerda con exactitud el momento en que Jace se subió sobre su regazo y lo besó, fue un beso tan suave, inocente, que transmitía calidez y algo de complicidad. Continuaron besándose, no eran besos demandantes ni exagerados, eran sus labios encontrándose con los ajenos, conociendo al otro, pero aun así era maravilloso, el calor de Jace y su sabor eran embriagantes.
Jace puso sus manos en su nuca para acercarlo más a él, no podían separar sus labios, parecía que el oxígeno no les era necesario y pronto les fue necesario tener más contacto, las manos de Aemond comenzaron a recorrer la piel de Jace que tenía al alcance, escuchaba como el Omega suspiraba suavemente y sintió que sus manos dejaron su lugar y comenzaron a bajar por su torso hasta llegar al dobladillo de su camisa y la comenzó a desabotonar, no lo hacía con desesperación, se tomaba su tiempo con cada botón y eso solo hacía que Aemond se excitara más, él también comenzó a quitar las prendas de Jace, parecía que el tiempo no era importante pues se tomaban su tiempo para hacerlo, cuando finalmente pudo quitar la prenda superior de Jace pudo contemplar su piel, era suave y de un color hermoso, no era pálida como la de él, sino más bien dorada, pudo contemplar como Jace veía su reacción y le pareció que tenía los ojos más hermosos que hubiera visto, eran como los de un cervatillo, mirada inocente que solo provocaba cuidarlo y protegerlo de cualquier cosa, aunque sabía que no era necesario, él era muy capaz, sus pestañas eran tupidas aunque no eran muy largas, pero si eran rizadas, igual que su cabello, todo en él era hermoso y armonioso, continuo besando sus labios y acariciando la piel que tenía frente a él.
Sintió como Jace comenzaba a removerse sobre su regazo, parecía querer impregnarlo de su aroma, hacerle saber que él estaba tan deseoso como Aemond, nunca había sentido una conexión así, era como si sus cuerpos conocieran al ajeno de toda la vida, se acompasaban y encontraban en sincronía sin ningún problema, y pronto perdió la razón, no supo cómo fue que ese momento que era el juego previo se convirtió en una maraña de extremidades atrapadas, sus cuerpos se agitaban y solo tenía en su mente al Omega que estaba en esa habitación.
Recuerda como después de quitarse la ropa mutuamente siguieron en su juego, parecía como si ambos se desafiaran a dar el siguiente paso. A Aemond no le gustaba perder, pero debe admitir que perdió cuando fue el primero en sucumbir a sus instintos y no le molestaba en absoluto, recuerda como comenzó a besar el cuello y el pecho de Jace, recorrió toda su piel a base de besos y lamidas que el Omega respondía con jadeos y gemidos bajitos, no porque no quisiera ser escuchado, pero Jace era discreto, no que eso fuera malo pues Aemond supo que esos gemidos y suspiros eran solo para él, nadie más los podría escuchar, era egoísta y no quería compartir absolutamente nada de su intimidad con Jace, no quería que nadie más que él escuchara la bonita voz de Jace pidiendo más.
No tardó mucho para tomar por la cintura a Jace y acomodarlo de espaldas en la cama, siguió repartiendo besos por toda la piel de Jace, suave, despacio, sin ninguna presión, acariciaba su piel con la punta de sus dedos y podía sentir como Jace se erizaba con su toque, siguió recorriendo su camino hasta llegar al abdomen bajo de Jace, era perfecto, todo él era perfecto, su piel era tan suave, su abdomen era plano, estaba ligeramente marcado y tenía una constelación de lunares que iban desde el hueso de su cadera y subían por su costado hasta sus costillas, los contó, eran 7 lunares, de pronto en su mente, Aemond tuvo un pensamiento pagano, imaginó que Jace había sido bendecido por los 7 a los que su madre tanto les rezaba, no había otra explicación para que el Omega que estaba debajo de él fuera tan perfecto. Siguió acariciando su piel y besando sus piernas, no iba a dejar desatendida ninguna parte de su cuerpo, las piernas de Jace eran kilométricas, sus muslos eran suaves y quiso imaginar cómo se sentiría que esos muslos apretaran su cabeza o sus caderas, no importaba, él podría morir ahí y habría muerto feliz.
Continuo su recorrido hasta que pronto comenzó a besar y lamer la parte interna de los muslos de Jace, y sus manos comenzaban a pasear por el monte de venus de Jace, su piel ardía, comenzó a aventurar sus dedos por la intimidad de Jace, y escuchaba los suspiros de Jace, sabía que iba por buen camino cuando subía la mirada y contemplaba que los ojos de Jace estaban cerrados y mordía sus labios antes de soltar un suspiro y un gemido; siguió paseando sus dedos por los labios y clítoris de Jace, y la humedad y mancha del Omega eran tanta que comenzaba a escurrir por en medio de sus piernas; ya no aguantaba más, así que pronto se encontró con la cabeza entre sus piernas bebiendo del elixir que salía de la entrada del Omega, era el sabor más adictivo que hubiera probado y eso era mucho decir habiendo besado sus labios anteriormente.
Sus labios se pasearon por todos los pliegues de Jace, con cada lametazo y beso que repartía en ese punto la mancha de Jace salía con mayor intensidad, pronto sus dedos se volvieron a unir a la tarea de complacer al Omega, no iba a negar que su entrepierna palpitaba ya y dolía por la erección que tenía, quería liberarse pero estaba empeñado a que Jace disfrutara todo lo que él pudiera ofrecerle, sí, a Aemond no le gustaba perder, pero era un buen perdedor y él podría perder todas las ocasiones si el premio de consolación era estar a los pies de Jace. Sentía los pies de Jace paseándose por su espalda y tomar su lugar en su trasero, Jace era muy flexible, supo que su noche no sería suficiente para estar con él.
Escuchaba como Jace decía su nombre con balbuceos, su mirada estaba cristalina y su cabello estaba regado por toda la cama, era una imagen que rozaba en lo divino, con unos lametazos más en su clítoris y atendiendo su entrada con sus dedos, sintió como el coño de Jace se apretaba alrededor de sus dedos y su abdomen bajo se tensaba, estaba tan cerca y sin más sintió las manos de Jace jalar de sus cabellos para alejarlo de su entrada, con un pequeño grito del Omega pudo ver su trabajo terminado, Jace había expulsado una gran cantidad de su mancha empapando sus dedos y todo su cuerpo estaba temblando.
Jace se levantó un poco apoyándose en sus codos para acercarse a Aemond y besarlo, con mucha más pasión, ahora sí, su Omega había tomado la situación por completo, y él no era quien para negarle nada, así que se puso a disposición de Jace, el Omega no era tímido así que se movió para dejar a Aemond debajo de él, y se agachó de nuevo hacia su boca para besarlo con intensidad mientras sus manos bajaban por el torso de Aemond acariciándolo hasta llegar a su desatendida erección, él sentía las manos de Jace por toda su piel y quemaba, su toque era demasiado para él, sentía que ardía pero no era doloroso, sino que era como si fuera la chispa adecuada para su vida, en ese momento sintió que él había nacido para adorar y complacer a Jace y que el cuerpo de Jace había sido hecho solo para él.
Sintió sus manos comenzar a subir y bajar de su glande mientras que su boca repartía besos por su cuello y pecho, en algún momento sintió un pequeño mordisco de parte del Omega en su cuello, y él solo podía desear más, las manos de Aemond se aferraban al trasero de Jace, era tan suave y firme, sus manos subieron un poco más hasta que encontró que la espalda baja de Jace tenía unos apetitosos hoyuelos en donde sus dedos encajaban perfectamente, ahí corroboró su teoría, Jace estaba hecho para él.
No quiere recordar todos los gemidos y suspiros que había contenido, pero fue Jace quien le dijo que quería escucharlo, quería saber si estaba haciendo un buen trabajo, y él como buen subordinado, acató sus órdenes.
Pronto la boca de Jace siguió bajando por su cuerpo hasta llegar a su pene, ahí comenzó a lamerlo y chuparlo como si fuera una paleta, su lengua se enrollaba en el falo mientras sus labios besaban la punta y sus manos bajaban a acariciar sus pesadas bolas llenas de semilla. Era un experto, Jace no era virgen, por supuesto que no, pero no le importaba en lo absoluto, de ahora en adelante sería solo de él y para él; solo se lamentaba no haberlo conocido antes, pero Jace continuo con su trabajo, en algún momento lo escuchó decir que quería devolverle el favor a Aemond, así que siguió y siguió, aumentó el ritmo y la profundidad con la que tomaba toda su extensión, Aemond por su parte había comenzado a mover el cuerpo del Omega para restregarlo sobre él, sentía y olía como su mancha estaba desparramada por toda la cama.
Pronto sintió como su cuerpo se tensaba y su verga palpitaba, Jace lamía todas y cada una de las venas de su glande y eso solo lo hacía enloquecer, sintió una punzada final e intentó quitar a Jace de su verga pero éste se negó así que se vino en su boca, y se volvió a poner duro casi enseguida cuando vio como el Omega bebía toda su semilla.
Después de eso, Aemond no pudo contenerse más y se alzó para besarlo, fue un beso obsceno, lleno de fluidos, sus lenguas danzaban al mismo compás y sus manos eran insuficientes para tocar el cuerpo ajeno, sintió como Jace se acomodaba mejor sobre él y tomaba su erección para alinearla a su entrada, bajó con delicadeza y lentitud y Aemond sintió que tocaba en cielo, su entrada era suave, caliente, muy caliente y apretada, Jace comenzó a moverse de arriba hacia abajo mientras sus lenguas seguían danzando, las manos de Aemond sostenían las caderas y trasero de Jace y los brazos de Jace estaban alrededor del cuello de Aemond, sus pechos rozaban con cada movimiento de Jace, sus bocas se separaron por un instante y tuvo la visión más hermosa de su vida, su omega estaba ahí, con sus labios hinchados y rojizos, sus bonitos ojos estaban cristalinos y lo veían con deseo, sus mejillas estaban tan sonrojadas y el sudor que caía por su piel había pegado algunos de sus rizos en la frente y sienes de Jace.
Aemond comenzó a mover sus caderas para acompañar el movimiento de Jace y sintió como los brazos de Jace se aferraban con más fuerza a su cuello mientras que sus manos se enterraban en su espalda, Aemond atacó de nueva cuenta el cuello y clavículas de Jace y pudo sentir como el Omega se arqueaba pegando más su pecho al de él, en esa nueva posición, Jace suspiraba y gemía al oído de Aemond, Aemond por su parte solo podía decirle a Jace lo bien que se sentía estar dentro de él, lo suave de su piel y todo lo que quería hacer con él, cada palabra lasciva de Aemond solo hacia gemir más a Jace, pronto sintió como su entrada se contraía y apretaba su miembro, las paredes rugosas de Jace le hacían sentir un millar de sensaciones, claro que el sexo era increíble, pero había algo más, algo que lo hacía vibrar en sus adentros.
Empezó a embestir con más fuerza la entrada de Jace y acariciar toda la piel que tenía a su alcance, no pasó mucho tiempo más para sentir como el Omega comenzaba a temblar y apretaba cada vez más su miembro dentro de sus paredes. El aroma de la habitación era embriagante y las feromonas que salían del cuello de Jace eran cada vez más atrayentes, con un par de empujes más sintió como Jace finalmente alcanzaba su éxtasis, incluso sintió como Jace mordió ligeramente su cuello, esa sensación lo hizo sentir más cerca de su propio orgasmo. Jace era una persona generosa, así que incluso él ya teniendo su propio orgasmo siguió moviéndose al ritmo de Aemond para que él también terminara, no le tomó mucho tiempo, sintió como la entrada de Jace seguía apretándolo y finalmente se vació dentro de él, sintió como si se hubiera lanzado desde un edificio en caída libre y sin paracaídas, su nudo encontró su hogar dentro del cuerpo de Jace y sentía como el Omega tenía espasmos y su interior seguía apretando su verga exprimiendo toda su semilla, cuando bajó de su nube de sopor, comenzó a acaricia y dejar pequeños besos por el cuerpo de Jace, por su parte, Jace también dejó besos pequeños en su cuello y clavículas, y comenzó a acariciar su rostro y a pasar sus dedos por entre sus cabellos para peinarlos un poco, ambos estaban hechos un desastre.
Cuando sus miradas se encontraron, ambos comenzaron a reír, Aemond abrazó a Jace por la cintura y se aferró a él como un náufrago se aferra a un salvavidas, mientras que Jace continuaba dejando caricias en su cabello y dejó un tierno beso en la sien de Aemond. Aemond supo que había encontrado no solo a su chico cósmico, sino que había encontrado su refugio, un lugar seguro al cual siempre regresaría y protegería con su vida, porque Jace era eso, el lugar donde todos sus miedos y pensamientos se iban, su lugar seguro era debajo de las ropas de Jace, y en ese momento se prometió ser lo mismo para Jace, su lugar seguro, un lugar donde ambos se pertenecían y nadie más tenía lugar.
Después de eso, Jace y Aemond decidieron que no era tan importante dormir, así que continuaron disfrutando del calor de sus cuerpos hasta el amanecer.
*****
Notes:
1. No sienten que Alyssa es una Stevie Nicks Westerosi? yo la amo sinceramente, una princesa bien cool que tuvo el trágico final que muchas mujeres Targaryen, pero aquí no, ella buscó su libertad y encontró la felicidad.
Mi cast de Alyssa es la actriz Alice Eve quien de hecho tiene heterocromía y es divina.
Y para Baelon me imagino mucho a Jason Lewis cuando joven (uffff... cheff kiss)
Chapter 12: Parte 12. El camino a la Libertad siempre es doloroso (Hope is a dangerous thing for someone like me to have)
Chapter Text
No tardaron mucho en llegar a su hotel y ambos hermanos se apresuraron a alistarse, según les habían dicho sería una reunión sencilla en la casa de los Velaryon, Daeron y Aemond los habían conocido el día anterior y si bien todos eran muy agradables y simpáticos, lo cierto era que la palabra “sencillez” no parecía formar parte del léxico de los Velaryon. Ya era casi el último día de su estancia, pero ambos sabían muy en el fondo que no querían irse de ahí, así que se prepararon para su nuevo día.
Cuando Addam llegó por ellos ya estaban listos, subieron al auto del chico y resultó que Addam era un chico encantador, Daeron pensaba que, si los príncipes y las princesas existieran, Addam sería uno, era amable, muy educado, todos sus movimientos eran muy elegantes y gráciles, Daeron pensó para sus adentros que él era la imagen perfecta de lo que su madre y abuelo buscaban para él, aunque la gracia y elegancia de Addam se notaba natural y en realidad no era condescendiente con nadie, era amigable y cortés con todos, no era como su abuelo con cara de bagre que siempre trataba y menospreciaba a la gente que según él, estaban por debajo de su nivel. Addam parecía llevarse muy bien con Jace y Lucerys así que era obvio que tendría pensamientos y criterio muy similares a los de la familia de Joffrey.
En realidad, no le sorprendió mucho que fuera así pues Laenor era casi igual y toda la familia Velaryon tenía el mismo aire de realeza y “old money”, supuso que era parte innata de ellos, le agradó bastante en realidad, pues era una mezcla difícil de ver, personas muy privilegiadas, pero nada pretenciosas. Mientras Addam conducía y les platicaba un poco acerca de él y su familia, ambos hermanos vieron cómo se alejaban de la ciudad y comenzaban a salir a una zona donde se veían pocas casas de tamaño gigantesco.
Quedaron sin palabras cuando sin más, a ojos de Daeron, habían llegado a un palacio, era una casa verdaderamente hermosa, la casa de su abuelo en Antigua quedaba pequeña a comparación de ese bello lugar, todos los detalles eran tan minuciosos y se notaba que habían puesto demasiada atención a todos los detalles. Addam les explicó que esa casa pertenecía a los padres de Rhaenys y que le entregaron como su herencia, así que era una casa que tenía mucho valor sentimental para ella y decidió vivir en ella con su familia, podía ser antigua, pero se notaba muy cuidada y bien mantenida.
Llegaron a lo que parecía ser casi un muelle, pues había un pequeño estanque con patos a lo lejos, cerca de ahí estaba un bonito espacio acondicionado para reuniones y ahí estaban ya todos los que estuvieron el día anterior, todos disfrutaron la bonita tarde, la comida era deliciosa y los niños se la pasaron jugando a las orillas del muelle bajo la supervisión de Harwin, Laenor y Rhaenyra.
Cuando llegó la hora de retirarse Jace fue quien se ofreció a llevar de regreso a Aemond y Daeron, aunque también le pidió a Joffrey y Qyle que lo acompañaran, así que los 5 se fueron al hotel. Daeron no estaba muy seguro de por qué tantos irían, pero Joffrey tomó su mano y la acarició tratando de calmarlo.
Por fortuna de Daeron, fue Jace quien pidió reunirse y Aemond ofreció su habitación, si bien las mucamas del hotel habían limpiado el desastre que habían dejado en la habitación Joffrey y él el día anterior, el aroma de ambos seguía muy presente en la habitación, así que agradeció a los dioses por eso.
Cuando estuvieron todos dentro de la habitación de Aemond, Qyle se sintió bastante cómodo e incluso pidió cena a la habitación, mencionó que eso les daría mucho tiempo para discutir lo que tenían que hacer. Así que con eso dicho, Jace fue el que comenzó.
Joffrey y él tenían las manos entrelazadas y Qyle los observaba con detenimiento, aunque parecía que su mente estaba maquinando ideas.
– Honestamente, no tengo idea de qué hacer – Jace soltó sin más – así que, en este momento, acepto todo tipo de sugerencias – todos quedaron en silencio, Jace siempre era el que tenía las ideas y planes, pero ahora lucía bastante consternado, antes de que alguien más pudiera hablar continuó.
– Estuve investigando con algunos contactos – comenzó a juguetear con sus manos – resulta que su abuelo – señaló a Daeron y Aemond – es un desgraciado ludópata – las caras de ambos señalados fueron de extrañeza.
– Cuando Joffrey me contó sobre el compromiso de Daeron, me puse a investigar, Joffrey me contó que lo hizo porque tuvo pérdidas de una inversión que salió mal; me pareció extraño que alguien como él haya realizado un movimiento tan arriesgado sin tener ninguna reserva, así que investigué qué tipo de negocios pudo haber sido, y la respuesta es que no fue ninguno.
Eso solo hizo que Aemond frunciera más el ceño, no estaban entendiendo nada.
– Los Hightower han sido una familia que siempre ha tenido una fortuna considerable, no podría decir que al mismo nivel que los Velaryon o los Martell, pero ciertamente no es nada despreciable, así que el hecho de que ni siquiera puedan pagar una factura del servicio de energía me pareció muy raro. Resulta que esa fortuna que tenían ha ido disminuyendo con los años, muchos gastos, cero inversiones. Según entiendo su padre les dejó fideicomisos a ustedes para que pudieran terminar de estudiar y algo extra para que se independizaran, así que no era posible que esa riqueza haya desaparecido por causa suya.
– Y entonces, ¿qué pasó? – el que preguntó fue Qyle.
– Bueno, resulta que su abuelo tiene una gran debilidad por los juegos de azar y las apuestas en carreras de caballos, las apuestas ahí son millonarias, así que las perdidas o ganancias son bastante considerables – explicó Jace – Así que su abuelo estuvo realizando muchas apuestas muy arriesgadas en estos años, algunas las ganó por lo que su declive fue frenado un poco, pero en los últimos años ha tenido pérdida tras pérdida. Eso lo orilló a vender casi todos sus bienes. Los demás en su familia no lo notaron porque él puede hacer y deshacer sin pedir la opinión de nadie más, al final del día, él es quien administra todo, es normal que nadie se hubiera dado cuenta hasta que la situación se volvió insostenible.
Daeron pudo sentir como la mano de Joffrey apretaba la suya con más fuerza, estaba enojado, mucho, cuando se dio cuenta de que lo estaba apretando con fuerza soltó su mano y le pidió disculpas, aunque Daeron en realidad no lo había sentido, en realidad eso le hizo saber que no estaba soñando.
– Entonces, ¿estás diciendo que el abuelo quiere vender a Daeron solo porque se acabó el dinero de la familia en apuestas? – Aemond sonaba muy, muy enojado.
– No podría asegurarlo en su totalidad, pero me parece que sí – Jace fue sincero y también quiso darle el beneficio de la duda al abuelo de ellos, quería creer que su familia no sería capaz de vender a alguien solo para seguir financiando sus caprichos – tengo que investigar más para poder estar completamente seguro.
Los ojos de Daeron comenzaron a aguarse, nunca sintió un cariño especial por su abuelo, vaya, el hombre era malo y bastante ausente, pero una cosa era que te ignorara y otra muy distinta era verte como su plan de emergencia para obtener más dinero. Además, tenía la duda de si su madre estaba al tanto de esa situación.
Qyle fue quien comenzó a consolarlo pues Joffrey estaba iracundo, Aemond no estaba mucho mejor, así que Qyle fue quien comenzó a calmarlo. Entonces Aemond habló.
– No vas a regresar – esas fueron las palabras que le dirigió a Daeron – oíste, no vas a volver ahí, no voy a dejar que te vendan Daeron, tú ahí no vuelves – todos lo vieron, pero fue Jace quien respondió.
– La idea es no dejar que eso pase, en eso estamos de acuerdo, pero, él debe de volver – Daeron sintió que su corazón se detenía cuando escuchó eso – al menos un tiempo en lo que logramos acomodar todo, no puede simplemente desaparecer, tiene que traer sus cosas, debemos arreglar la herencia que le dejó su padre, bueno, lo que le dejó a todos ustedes, es cierto que su abuelo no puede tocar ese dinero, pero también es necesario que Daeron pueda hacerse cargo, y también hay que planear su transferencia de escuela, hay muchas cosas que hacer, no es solo abandonar todo y huir.
– Yo iré con ustedes – esa fue la voz de Joffrey – yo regresaré con ustedes y ayudaré a Daeron con eso, tomaré mis clases en línea y en mi tiempo libre podremos arreglar eso, después regresamos acá.
– No tenemos tanto tiempo Joff – de nueva cuenta fue Jace quien habló – si es verdad lo que dicen ellos, que regresando a su hogar comenzarían los planes para su boda, entonces no hay mucho tiempo, supongo que esperarán a que termines al menos tu curso en la escuela ¿no?
Daeron se sorbió los mocos y contestó – Eso creo, estoy por terminar mi curso, el semestre termina en tres meses así que supongo que después de eso yo tendría que irme de casa.
Jace asintió con la cabeza, meditando todo – Bien, haremos esto, Joffrey y yo regresaremos con ustedes, nosotros nos instalaremos en algún lugar y desde ahí planearemos todo – Jace volteó a ver a Aemond – necesitaremos de tu ayuda, ¿crees que te puedas quedar un tiempo más en Antigua? Necesitaremos tu ayuda para vigilar a tu abuelo y también tu asistencia con los trámites en el banco y la escuela.
Aemond asintió sin vacilar.
– Yo también iré – ese fue Qyle – saben vamos a necesitar toda la ayuda posible, esto va a ser como secuestrar a una persona y eliminar todo rastro de ella, así que yo podría ayudar a Daeron a ir sacando sus cosas poco a poco.
De pronto, de no tener ni la más remota idea de lo que harían, ya tenían un plan más o menos armado, Daeron y Aemond tenían que regresar el martes por la mañana por lo que tenían poco tiempo para detallar su plan.
No perdieron el tiempo, Qyle fue quien comenzó a buscar los vuelos correspondientes para él, Joffrey y Jace, además de comenzar a buscar un lugar para alquilar, estaban contra el tiempo, pero eso no iba a detener a Qyle de buscar un lugar con estilo. Jace por su parte comenzó a planear un poco su agenda, en teoría él podía tomar vacaciones cuando quisiera, pero tenían muchísimos proyectos en proceso y no podía solo desaparecer, así que comenzó a buscar a algunos de los becarios y otros asociados para delegar tareas.
*****
El regreso a Antigua fue todo menos tranquilo, Daeron, a pesar de saber que no estaría ahí por mucho tiempo, se sentía nervioso, muy nervioso, no ayudó en nada en que regresaran solo Aemond y él pues Qyle no había logrado conseguir boletos en el mismo vuelo.
El trayecto del taxi de regreso a su casa fue por menos tortuoso para Daeron, Aemond podía oler su estrés y también era evidente que el aroma de Joffrey estaba impregnado en Daeron, así que solo podía soltar su propio aroma para tratar de calmarlo y tratar de esconder un poco el aroma de Joffrey, él también traía encima el aroma de Jace, pero era mucho menos “escandaloso” que un Alpha oliera a un omega a que un Omega oliera a un Alpha sin estar casado, bueno, definitivamente enviarían a Daeron a un convento en ese momento si descubrían su aventurilla.
Cuando llegaron a su casa su abuelo y su madre ya esperaban a ambos para preguntarles como había ido su viaje. Mintieron a lo grande, Aemond dijo que la visita había salido bien pero que aún seguían en proceso de entrevistas a otros candidatos – vil mentira porque él ya había sido contratado, pero tenía que justificar el hecho de regresar por un tiempo prolongado.
En el caso de Daeron fue algo más difícil pues al haber estado con Joffrey a diario, su aroma había cambiado, eso y el hecho de que ya fuese consciente o inconscientemente Joffrey lo había estado perfumando con sus feromonas, a Daeron no le molestaba en lo absoluto y Aemond tampoco dijo nada al respecto, su intento por tratar de esconder el aroma de Daeron no tuvo mucho éxito así que Aemond en un acto algo desesperado le arrojo un poco de jugo en su camisa y puso una chaqueta de él encima de Daeron, esto para poder justificar que Daeron tenía una prenda ajena y que no sospecharan por el cambio en su aroma.
Lo bueno es que su madre al ser beta no podía oler esas feromonas, pero su abuelo parecía un perro que sí tuvo sospecha, pero Aemond distrajo un poco de su atención así que él pudo ir a su habitación a bañarse y usar algo de ropa que no estuviera impregnada con el aroma de Joffrey.
Cuando Daeron bajó de nuevo después de haberse dado un baño y cambiado la ropa, su aroma era mucho más suave. Continuaron con el interrogatorio de su abuelo y Daeron mintió de nuevo diciendo que había pasado mucho tiempo con Lucerys y Qyle quienes eran unos omegas, bueno, no era tan grande la mentira, en realidad sí había convivido mucho tiempo con Qyle, pero en realidad no había convivido con Lucerys casi nada, pero no importó, la mentira salió con naturalidad, supuso que el consejo de Jace de “embellecer” algunos hechos para hacerlos a tu conveniencia habían dado resultado. Después de eso fue el turno de hablar de su madre y abuelo, como lo dedujeron días antes, su madre y abuelo habían pactado que Daeron terminaría su semestre en la escuela y se graduaría e inmediatamente después sería enviado a la casa de los Lannister donde terminaría de ser instruido conforme a las costumbres de su casa.
Durante ese periodo de tiempo, sería el tiempo del compromiso entre Daeron y Tommen Lannister, tiempo en el que, según palabras de su madre, podrían conocerse, con un chaperón de por medio evidentemente para evitar indiscreciones, debe de admitir que eso le causó mucha gracia pues si su madre pudiera ver la evidencia en su cuerpo de sus actividades con Joffrey seguramente caería muerta al instante. Se contuvo de reír frente a ellos, así que solo agachó la mirada y asintió con la cabeza.
Después de eso, ambos hermanos se fueron a sus habitaciones, no pasó mucho tiempo para que Aemond se escabullera a su habitación, le comentó a Daeron que después de su muy calurosa bienvenida él había escrito a Jace para informarle de los planes de su abuelo y madre, incluso le dijo el nombre del prometido de Daeron.
Después de eso, solo le dio las buenas noches y se retiró a su habitación, Daeron no podría decir que dormiría tranquilamente, pero al menos lo intentó, le dio un poco de calma saber que sus amigos estaban ahí con él, además, Qyle le había mencionado que él estaría en contacto más directo con él, lo agradeció enormemente.
Al día siguiente Daeron comenzó su rutina normal, así que se alistó para ir a la escuela, odiaba ese tedioso uniforme, pero esperaba no volver a usarlo después de graduarse. Salió con normalidad y llegó a su escuela, tenía planeado ir a visitar a Joffrey saliendo de la escuela así que le dijo a su madre que estaría bordando hasta tarde por lo que su madre no le preguntó más.
El día fue normal, solo que a la salida y cuando apenas estaba viendo como escabullirse de ahí, vio pasar un auto lindo, no era tan llamativo como el que Qyle tenía en su casa, pero cuando vio que la ventanilla bajaba y Qyle le sonreía solo pudo aliviarse, tenía ciertos asuntos apremiantes, pero no se sentía cómodo hablándolos con nadie más así que el que fuera Qyle por él era como una señal.
Después de haber saludado a Qyle, le confesó aquello que lo tenía tan nervioso, Daeron le había contado que Joffrey y él habían tenido relaciones sin protección durante su visita a la casa de Joffrey, en realidad, todos los días desde que llegó y solo se habían cuidado una vez y por iniciativa de Joffrey, Daeron temía por un embarazo, él quería tener cachorros claro estaba, pero era muy pronto y un embarazo en ese momento solo complicaría todo. Qyle quiso bofetear a Joffrey por su imprudencia, pero Daeron le dijo que había sido él quien lo había provocado.
En fin, cosas que pasan, supuso que era algo normal en parejas destinadas, porque para ese momento a Qyle no le quedaba ninguna duda de que su amigo Joffrey había encontrado a su destinado en Daeron, sin querer atormentar más al pequeño Omega, Qyle hizo algunas llamadas y llevó a Daeron a un médico discreto y de confianza en la ciudad que le habían recomendado y que había accedido a recibirlos en un rato libre que tenía. Llegaron al consultorio del doctor y como Daeron estaba bastante nervioso no quiso entrar solo y el doctor no tuvo ningún inconveniente en recibir a ambos y así fue como se quedó allí escuchando todas las proezas sexuales de ese par, el doctor era bastante amigable y les dio confianza a ambos omegas, revisó a Daeron con cuidado y después de confirmar que no había escuchado nada y después de una prueba rápida negativa, le recetó a Daeron algunos medicamentos para evitar embarazos no deseados solo para estar seguros y le instruyó con métodos anticonceptivos, profilácticos para ser precisos, el método más seguro, aunque nunca pensó que reiría tanto en una cita médica, pero no pudo evitarlo cuando Daeron le confió al doctor que en realidad él tenía una cierta fijación porque su Alpha terminara dentro de él, Daeron estaba rojo como un tomate después de decir eso pero Qyle en verdad admiraba que hubiera dicho eso pues Daeron era bastante nuevo en eso, así que a pesar de las risas, le agradeció la confianza que le tuvo para contarlo frente a él.
Finalmente, el doctor no juzgó nada de lo dicho y terminó por recetarle a Daeron un método distinto que no impidiera la descarga de la semilla de su Alpha en su interior, le recomendó usar unos parches que le serían más que efectivos si los utilizaba conforme a las indicaciones, eran fáciles de usar y bastante discretos; Qyle pensó que hasta ahí quedaría la cita médica pero Daeron agregó que su celo se acercaba, calculaba que sería como en un mes y preguntó si esos parches no alterarían su ciclo, de nueva cuenta y Daeron habiendo perdido la pena inicial le hizo saber al doctor que era su deseo pasar su celo con su Alpha, el doctor le miró extraño así que hizo un par de preguntas más.
Resultó que Daeron había pasado todos y cada uno de sus celos en completa soledad, su madre al ser tan devota lo encerraba en su habitación con nada más que unas compresas calientes, nunca había tomado supresores ni analgésicos o algo parecido para disminuir el dolor, mucho menos pasar su celo con un Alpha, así que todo era nuevo para él, tanto el doctor como Qyle se vieron desconcertados, esas prácticas podían ser peligrosas si el Omega en cuestión no podía sobrellevar el dolor, algunos incluso caían inconscientes del dolor y el hecho de pasarla a solas encerrado solo empeoraba eso.
De nueva cuenta, el doctor fue bastante amable y le explicó a Daeron todo lo que tenía que tener en consideración, le recomendó analgésicos, algunas técnicas naturales para aliviar un poco el dolor y también le dijo que no había nada malo en querer compartir su celo con alguien a quien tuviera confianza, solo le dijo que debía ser muy abierto con su pareja en cuanto a los límites que establecerían pues era normal que con el celo la excitación nublara su juicio, también le recomendó algunos supresores de aroma por si los llegara a necesitar, y le habló de las prácticas seguras.
En general, Daeron tuvo una lección bastante explicativa de la sexualidad, ambos omegas le agradecieron al doctor y salieron del consultorio bastante agradecidos con el doctor y Daeron tenía otro semblante totalmente diferente, se le notaba tranquilo y más animado. Qyle no perdió el tiempo y llevó a Daeron a la farmacia a comprar los parches que le había indicado el doctor, así como los demás analgésicos y los supresores de aroma.
Daeron le agradeció el que lo hubiera acompañado y volvieron a reír cuando ambos recordaron la pequeña fijación de Daeron, por un momento pensó que debería ayudar a su amigo Joffrey a mejorar su dieta para que le fuera más agradable el sabor a Daeron y con el mero pensamiento volvió a reír con ganas.
*****
Los días pasaban bastante rápido, Jace, Qyle y Joffrey se habían instalado en una casa cercana a donde vivían Daeron y Aemond, así que a Qyle le era bastante fácil poder recoger las pertenencias de Daeron y llevárselas de ahí. Aemond había renunciado a su empleo poco tiempo después de regresar y entonces su tiempo libre lo dedicaba a estar con Jace para ayudarle con sus proyectos de manera remota y también a hacer los arreglos correspondientes para moverse cuando el momento llegara.
Habían investigado el nombre del chico con quien comprometerían a Daeron e incluso Jace había entrado en contacto con él, Daeron no quería simplemente huir de su casa, así que al menos quería hablar con el chico para explicarle sus motivos y decirle que no se llevaría a cabo compromiso alguno, al menos le debía eso. El chico aceptó hablar con Daeron y pactaron que se verían en una cafetería algo alejada de la ciudad, el chico iría a Antigua en un par de semanas más así que todavía tenía algo de tiempo antes de esa reunión.
Aemond también había estado aprovechando su tiempo libre para buscar un lugar donde quedarse cuando salieran de ahí y se mudaran, habían pactado que Daeron y él vivirían juntos por lo que Jace y Qyle le ayudaban a buscar un buen lugar para vivir.
Joffrey por su parte había estado con Daeron mucho tiempo y lo estaba ayudando con sus estudios para el examen de admisión de la universidad, Daeron había decidido que quería estudiar, no estaba muy seguro de qué, pero Joffrey le ayudó con eso cuando consiguió que tuviera algunas videoconferencias con algunos decanos de unas universidades que le tuvieron la paciencia de explicar a detalle en qué consistía cada carrera.
Finalmente decidió que estudiaría lo mismo que Qyle, le atrapó desde un inicio y cuando le explicaron con más detalle sobre la carrera se terminó de convencer, así que ahora Joffrey lo ayudaba a estudiar para su examen de admisión mientras que Qyle le hacía ciertas sugerencias y recomendaciones, Qyle no estaba ahí de tiempo completo pues él tenía que ir y venir con regularidad a supervisar los proyectos; bien le había dicho a Daeron que estaba saturado de trabajo y como no tenía a nadie que lo ayudara entonces él debía viajar cada semana.
Después de esos días, finalmente llegó el día de la reunión de Daeron y Tommen, así que Daeron iba acompañado por su hermano, Jace y Joffrey, al principio el chico se había asustado, pero la verdad es que el Lannister resultó ser bastante amigable, él tampoco estaba seguro de casarse, en realidad él era incluso más joven que Daeron, inicialmente la propuesta había sido considerada para su hermano mayor quien casualmente también se llamaba Joffrey, pero el chico era cruel y había tenido algunos problemas con sus familiares por lo que fue descartado, pero para no suspender el compromiso entonces Tommen tomó su lugar.
Después de escuchar eso, la verdad es que Daeron se sintió profundamente aliviado de que el chico ahí presente no era un imbécil y en realidad le cayó bien, supuso que podrían ser amigos en el futuro. Con lo que habían escuchado, Jace quiso intervenir, le pareció algo extraño que los Lannister estuvieran tan empeñados en casar a alguno de sus parientes con Daeron, así que Tommen les confirmó que si bien la posición de los Lannister era bastante acomodada, esperaban tener ciertas ventajas, una de ellas era extender sus negocios a Antigua invirtiendo de la mano de Otto Hightower, y cuando Jace escuchó eso, sus ojos brillaron, lo sentía mucho por Aemond y Daeron pero no iba a permitir que ese hombre siguiera siendo un vividor.
Jace le contó a Tommen lo que habían encontrado en su investigación, que en realidad los Hightower ya no tenían gran cosa y que lo que ellos esperaban de su matrimonio era que los Lannister absorbieran un poco de las deudas de los Hightower o al menos que Otto pudiera tener acceso a su fortuna para poder recuperar sus pérdidas, le compartió todo a Tommen para que fuera él quien rompiera el compromiso y no recayera la culpa en Daeron.
Funcionó, un par de días después de esa visita, Otto Hightower había entrado furioso a su estudio y había despotricado contra los Lannister, Aemond había escuchado que los padres y tíos de Tommen habían descubierto su verdadera situación financiera y viendo que no sería una alianza ventajosa, decidieron cancelar el compromiso. Cuando Aemond le contó la buena nueva a Daeron, Joffrey y Jace la verdad es que se sintieron aliviados.
Aunque claro, no todo podía salir bien, Daeron había encontrado algo de valor para decirle a su madre y abuelo que quería estudiar y que utilizaría el resto del dinero que su padre le había dejado para pagar la universidad, así que invitó a su madre y abuelo a cenar a un restaurante modesto, era lindo y había pocas personas. Cuando Otto y Alicent llegaron al lugar, Otto miró a Jace con desdén, eso no le gustó para nada a Aemond, pero Jace lo dejó pasar.
Cuando Daeron comenzó a hablar acerca de su deseo de estudiar la universidad y sus planes a futuro, mencionó incluso que estaba por realizar su examen de admisión, aunque mencionó que deseaba estudiar fuera de Antigua, fue ahí que Alicent lo paró en seco diciéndole que estaba diciendo incoherencias, que dejara de pensar en sueños tontos y estúpidos; en primer lugar, un Omega como él no debía aspirar a una carrera universitaria, sino que debía enfocarse en pulir sus modales y aprender de las cuestiones de hogar, además, jamás te dejaría ir a un lugar de esos, seguramente te dejarías llevar por tus instintos primitivos y terminarías siendo una puta cualquiera.
Las palabras de Alicent fueron muy hirientes, Aemond intentó calmarla, pero su madre parecía empeñada en destruir cualquier esperanza de Daeron, Joffrey y Jace se habían mantenido al margen de la situación porque Daeron se los había pedido así, él quería hablar con su madre primero, pero después de escuchar las crueles palabras de Alicent, ambos hermanos estaban a nada de intervenir.
Lo que siguió fue que Otto, con una voz pasmosamente fría, ordenó tajantemente a Daeron dejar de lado “sus sueños idiotas” que se debía enfocar en el bienestar de su familia y servir devotamente a ella; fue ahí que Daeron reaccionó a ello y comenzó a reclamar a ambos el hecho de que hayan querido venderlo para resolver los problemas financieros a los que Otto los había arrastrado por sus malos manejos; en un arranque de valentía (o enojo) les dijo que no iba a permitir que lo siguieran manipulando, que prefería ser repudiado por ellos que estar bajo su control; lo que pasó después fue tan rápido que ni siquiera vio venir la fuerte bofetada que su abuelo le propinó, su abuelo comenzó a regañarlo y a decirle que se dejara de estupideces.
El viejo hombre pronto dedujo que había sido Daeron y Aemond quienes habían avisado a los Lannister de la verdadera situación de los Hightower y por eso ellos habían decidido cancelar cualquier trato que tuvieran, después de saber eso, Alicent volteó a mirar a Daeron como si fuera el peor de los pecadores según su fe y entonces lo abofeteo también.
Ese fue el punto de quiebre para Jace, sin más, él arremetió contra Alicent golpeándola en la cara y después jalonearle el cabello gritándole que nunca volviera a tocar a Daeron, mientras Joffrey consolaba a Daeron quien estaba completamente devastado, Aemond separó a su madre de Jace, diciéndole que no valía la pena, sin embargo Otto remató la situación diciendo que ya sabía de donde Daeron había sacado esas ideas tan vulgares, no podía esperar mucho de un Omega vulgar como él, incluso se atrevió a llamar a Jace una puta en celo que buscaba profanar a todos a su alrededor, y eso fue lo último que Aemond toleró, golpeó a su abuelo con el puño cerrado justo en la nariz, golpe en el que se escuchó el crujir de la nariz de Otto, además de que cayó sobre su trasero por la fuerza del golpe.
Después de eso, todos salieron del lugar, Joffrey iba consolando a Daeron quien no podía controlarse, él tenía la esperanza de que su madre entendiera y apoyara sus sueños, pero no fue así, sin embargo, su decisión ya estaba tomada, todos regresaron a la casa de los Hightower, Aemond recogió sus cosas y Jace lo ayudó con eso, mientras que Daeron y Joffrey hacían lo mismo, para suerte de ellos Qyle ya había sacado la gran mayoría de sus cosas por lo que no tardaron tanto.
A su retiro, se encontraron a sus hermanos Aegon y Helaena, a quienes en pocas palabras les dijeron lo sucedido, Aemond les prometió contarles con más calma y detalle pero que ahora era importante salir de ahí antes de que llegaran su abuelo y su madre pues Daeron ya no tenía intención de volverlos a ver y Aemond tampoco.
Luego de eso, ambos hermanos se fueron a la casa que Qyle había conseguido para Jace y Joffrey, los días siguientes fueron extraños, Daeron seguía triste por lo acontecido, Aemond estaba muy enojado aún, pero eso solo le dio el impulso de dejar todos sus asuntos arreglados para poder irse de ahí lo antes posible. Fueron un par de días difíciles, pero eventualmente Daeron se recuperó, su ánimo mejoró y retomó sus estudios para el examen de admisión a la universidad, también invitaron a Aegon y Helaena a su casa para explicarles lo sucedido.
Aegon solo rio de manera sarcástica, no porque le causara gracia, sino porque él habría deseado con tantas ganas ver cómo le rompían la nariz a su abuelo, pero se alegró sinceramente de que sus hermanos hayan tenido el valor de irse de ese lugar, Helaena estaba un poco más meditativa, pero al final abrazó a sus hermanos y les deseó suerte en su futuro, también agradeció a Jace y Joffrey por ayudar a sus hermanos a salir de ese infierno.
Las últimas semanas en Antigua pasaron rápido, Daeron había realizado su examen de admisión y había recibido su carta de aceptación por lo que los ánimos subieron mucho, incluso Qyle le prometió una fiesta para celebrar su logro. Además de eso, la relación de Jace y Aemond se había desarrollado mucho, pasaban mucho tiempo juntos no solo trabajando en los proyectos que Jace tenía, sino que salían a visitar lugares o solo a pasar tiempo juntos, Daeron veía que su hermano que siempre estaba serio ahora sonreía casi todo el tiempo, incluso su aroma se había vuelto más “amigable”.
Él y Joffrey por su parte gustaban de quedarse en casa, Daeron incluso le enseño a tejer y bordar, a Daeron nunca le había gustado esa actividad, pero descubrió que en realidad si lo disfrutaba cuando estaba con Joffrey, ambos reían de la torpeza de las manos del Alpha, aunque también veía que Joffrey en realidad se esforzaba, y también descubrió que Daeron amaba bordar y tejer mientras fuera algo que quisiera hacer para las personas que él amaba. Por su parte el Alpha le enseñó a preparar los pancakes perfectos, Daeron incluso bromeaba que el tiempo con Joffrey le había enseñado más cosas del hogar que lo que hacía en la escuela, ya estaba ansioso por terminar, solo faltaba una semana más y podrían irse por fin de ese lugar que tantos recuerdos dolorosos le traían.
Qyle llegó un par de días antes de la ceremonia de graduación de Daeron, eso no se lo iba a perder por nada; cuando llegó vio el panorama muy cambiado, Jace y Aemond se mostraban juntos como una pareja y no sentían empacho en compartir besos y caricias discretas mientras estaban frente a los demás, Joff y Daeron hacían lo mismo, Qyle no era chismoso pero estaba enterado de la vida sexual de su querido amigo, no que él hubiera preguntado o que Joffrey le hubiera contado, pero Daeron siempre acudía a él a contarle sus dudas, incluso le pedía consejos, para Qyle fue una experiencia distinta, siempre había estado rodeado de personas que habían sido muy abiertos en ese aspecto y el hecho de que Daeron fuera casi el polo opuesto les dio a ambos una perspectiva distinta; ya que sabía que Daeron a pesar de su educación tan tradicional y conservadora era curioso, pues Qyle le enseñó cuestiones más avanzadas, lo llevó a tiendas donde vendían artículos que pusieron rojo como un tomate a Daeron, incluso le contó sus propias historias y vivencias, era lindo tener un amigo distinto, además de que notaba como Daeron se veía más confiado y era obvio para todos que ese par estaban juntos, pues Joffrey apestaba a Daeron, jamás lo consideró como un Omega posesivo, pero tal parece que Joffrey era harina de otro costal y Daeron se sentía muy orgulloso de estar impregnado con las feromonas del Alpha.
Finalmente llegó el día de la graduación; Todos estaban ahí, Joffrey, Jace y Qyle y los hermanos de Daeron, su madre y abuelo habían cortado cualquier comunicación y relación con Daeron y Aemond así que no acudieron, no que le hubiera importado mucho, Daeron había tenido tiempo para asimilar lo que había ocurrido y ya había hecho las paces con eso, no que no le doliera aún, pero era algo que estaba aprendiendo a dejar ir.
Después de la ceremonia, Jace y Qyle habían sugerido ir a celebrar a un restaurante, pasaron una tarde muy agradable, pero lo que más le emocionaba a Daeron era que después de ese día, se mudarían por fin a su nuevo departamento en la ciudad de Jace y Joffrey; estaba muy emocionado por eso, aunque le pesaba un poco dejar a sus hermanos atrás, pero tal vez en un futuro ellos también querrían irse de Antigua.
El día de su partida de Antigua, Daeron quiso hacer un último intento de despedirse de su madre pero la mujer solo lo ignoró y le dijo que olvidara que tenía una madre mientras él siguiera con esa absurda idea de estudiar; no hubo más que hacer, Daeron solo le deseo que encontrara paz en su vida y que esperaba que algún día ella pudiera entender su decisión.
Luego de eso, todos se dispusieron a partir a su nueva vida; como no podía ser de otra manera, Qyle le mostró a él y Aemond lo que significa viajar como un Martell; los llevó en una experiencia que parecía sacada de alguna fantasía imaginada por un millonario estrafalario, pero no iba a negar que Qyle Martell sabía viajar y vivir con mucho estilo. Lo mejor es que todo eso lo ayudó a distraerse del último rechazo de su madre y estuvo acompañado por Joffrey en todo momento; dolió el rechazo de su madre, pero estaba seguro de que había hecho lo correcto.
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CheshireCattt on Chapter 3 Thu 08 Aug 2024 09:00AM UTC
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Aramrpop1203 on Chapter 3 Mon 12 Aug 2024 05:39AM UTC
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