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Language:
Español
Stats:
Published:
2024-10-02
Completed:
2024-11-01
Words:
28,432
Chapters:
31/31
Comments:
24
Kudos:
58
Hits:
1,901

Doffytober 2024: One shots & Drabbles

Summary:

Colección de drabbles y one shots dedicados al mejor villano de one piece.

Últimos cinco días:
Día 27: Doflamingo/Crocodile
Día 28: Doflamingo/Crocodile
Día 29: Doflamingo & Rosinante
Día 30: Doflamingo & Law
Día 31: Doflamingo

Notes:

Hecho en base al reto creado por creepyslimy y knimagna en twitter/X

Vuelvo a meterme en cosas que no sé si podré terminar, pero haré el intento de ir lo más al día posible, espero lo disfruten

Chapter 1: Vino (Doflamingo/Mihawk)

Notes:

Día 1: Vino
Relación: Doflamingo / Mihawk
Universo: Canon divergence

Chapter Text

—Es peculiar que la marina nunca se haya preocupado por investigar algo tan evidente. Un rey de los piratas fue un hecho único e histórico, pero ¿Un pirata rey?

 

Las palabras de Mihawk sonaron frías y su rostro se mantuvo imperturbable como siempre. Llevó la copa de vino a sus labios y dio un largo sorbo. Debía admitir que ser un invitado en el palacio de Dressrosa tenía sus ventajas, como probar aquel exquisito vino, muy destacado de ese país.

 

—¿Qué puedo decir? Todo lo que hice fue sacar a este reino de su miseria —Doflamingo se encogió de hombros. Su sonrisa amplia y juguetona no se borraba de su rostro con ninguno de los filosos comentarios de Mihawk—¿Vas a acusarme de algo, cazador de marines?

—No es mi problema tampoco, sin embargo, no puedo evitar encontrarlo curioso.

—¿Curioso que la gente prefiera a un pirata como rey? Sí, sin duda es una gran ironía.

 

 Ambos bebieron de sus respectivas copas casi al mismo tiempo. Aquella reunión podría percibirse tensa, con ambos retándose mutuamente con comentarios frívolos y filosos. No obstante, para ellos resultaba entretenido.

 

—¿Y qué cuenta mi espadachín favorito? ¿Quién es el niño que llegó contigo? Apuesto a que tienes una historia interesante que contar —Donquixote optó por desviar ligeramente el tema, más interesado en el pequeño acompañante desconocido de su igual.

—Es mi aprendiz, lo conocí en mi paso por East Blue, en una aldea llamada Shimotsuki —respondió calmadamente, meneando el contenido de su copa—, es huérfano, pero tenía mucha determinación e interés en convertirse en un gran espadachín. Vi un talento bruto que puede pulirse adecuadamente, así que decidí llevarlo conmigo.

—No pensé que te ablandarías con un niño —Doffy amplió su sonrisa, apoyando su codo en el brazal de su asiento y su rostro en su mano—, no pareces de ese tipo.

—Ciertamente no soy como tú, no voy por ahí recogiendo huérfanos de la basura, pero Zoro fue un caso especial.

—Mis chicos también son especiales, tuvieron vidas muy difíciles, trato de hacerles un lugar en este mundo tan jodido.

—No lo dudo, tengo en mente lo que me contaste de ese chico proveniente de Flevance, un caso bastante único. Es impresionante que pudiera sobreponerse a la enfermedad del plomo ámbar.

 

 Doflamingo rellenó nuevamente las copas de ambos. Conversar con un buen vino siempre era agradable, especialmente con Mihawk, quien apreciaba aquella bebida tanto como él.

 

—Law ha crecido mucho y ha superado su enfermedad, ha dominado su fruta para ello. Procuro conseguirle tantos libros de medicina como necesite para que siga mejorando.

—Parece que le tienes gran estima al muchacho.

—Es otro de mis hijos, claro que me importa mucho.

 

 Mihawk volvió a beber, aunque notó que Donquixote parecía mirarle fijamente. Bueno, era difícil decir dado que nunca se quitaba sus gafas, pero podía percibirlo.

 

—Parece que quieres decir algo más.

—Muy perceptivo, como siempre —su sonrisa se tensó un poco—¿Qué hacías en East Blue?

 

 Una ligera sonrisa, casi imperceptible, se formó en los labios del espadachín. Se levantó de su lugar y avanzó varios pasos hacia el rey de Dressrosa. Sin pensarlo demasiado, tomó asiento en su regazo, cruzando una de sus piernas sobre la otra. Doflamingo rodeo su cintura con uno de sus brazos, dejando la copa vacía a un lado.

 

 Mihawk era una persona alta para estándares normales, casi dos metros era algo a destacar. Sin embargo, comparado a los más de tres metros de altura de Donquixote, parecía mucho más pequeño de lo que era en realidad, especialmente estando tan cerca uno del otro.

 

—¿Percibo celos de tu parte? Las inseguridades no suenan dignas de ti, Doflamingo.

—¿Quién ha dicho algo de celos? —frunció su ceño, manteniendo su tensa sonrisa.

—¿Te preocupa que me reuniera con Shanks?

 

 El silencio incómodo y las venas marcadas en su frente fueron suficiente respuesta. Mihawk casi pudo reír de lo predecible, aun así, no lo hizo.

 

—No me importan tus tratos con el pelirrojo.

—Seguro que no.

 

 Donquixote casi podía sentir aquellos ojos dorados y afilados como su espada, penetrando a través de sus gafas de sol. Relajó su expresión poco a poco, inclinando su rostro hacia el del pelinegro.

 

—Te gusta jugar conmigo, Ojos de Halcón.

—Es divertido que caigas en mi juego, Demonio Celestial.

 

 No hubo más palabras tras eso, la conversación acabó allí. Todo lo que aconteció después fue sus labios juntándose. No era un beso suave ni delicado, era una colisión de fuerzas, un juego de poder en el que ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder.

 

Los labios de Doflamingo se movían con una urgencia descarada, provocando a Mihawk con cada roce, cada mordida ligera. La pasión era palpable, como una corriente eléctrica que recorría sus cuerpos. El espadachín le tomó por la nuca, tirando de él con firmeza hacia su propio cuerpo.

 

 Había un fuego latente en el beso, una mezcla de rivalidad y atracción. Era un beso dominado por la pasión contenida y el poder que ambos compartían, un tira y afloja entre dos hombres acostumbrados a obtener lo que querían, cuya conexión trascendía palabras y acciones, cada uno buscando devorar al otro en ese breve pero ardiente instante.

 

Mihawk hizo que el beso se profundizara, su lengua entrelazándose con la de Doflamingo en una batalla sin palabras. El sabor del vino era degustado por ambos de la boca contraria.

 

Cuando finalmente se separaron, el aliento de ambos se mezcló, sus rostros todavía peligrosamente cerca, como si no pudieran resistir volver a ese contacto. Las miradas que intercambiaron no eran de ternura, sino de pura provocación, un desafío implícito en cada exhalación entrecortada.

 

Doflamingo sonrió, su lengua asomando apenas para lamer sus labios con satisfacción.

 

—¿Cuánto piensas quedarte? —cuestionó, acercándose a su pálido cuello para darle algunos besos.

—Tal vez más de lo que consideraba.

 

Mihawk le lanzó una mirada que prometía que el juego no había terminado aún. Se tomaría su tiempo para seguir probando el delicioso vino de Dressrosa, preferiblemente de los labios de Donquixote.

 

 Doflamingo sonrió ampliamente, estaba seguro que el resto de la familia podría encargarse de sus labores como monarca por el resto del día, como buen anfitrión debía atender bien a su importante visita.

 

—Debería decirle a Zoro que tendrá que esperar un poco más de lo esperado.

—Law y los demás lo ayudarán a entretenerse.

 

 Doffy no le dio tiempo de replicar algo más, simplemente volviendo a juntar sus labios. Mihawk no mostró oposición, correspondiendo con gusto, tenían mucho de lo que ponerse al tanto.

FIN

Chapter 2: Langosta (Doflamingo & Shanks - Doflamingo/Mihawk)

Notes:

Día 2: Langosta
Relación: Doflamingo / Mihawk, Shanks / Mihawk
Universo: moderno, alterno
Advertencias: Infidelidad

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Compartir aquella cena con amigos y colegas era gratificante luego de que su más reciente línea de ropa fuera un completo éxito. Estaba orgulloso de sus logros y de como todo parecía estar marchando bien en su vida.

 

 En aquella fiesta, muchos de sus invitados estaban dispersos: conversando, comiendo, bebiendo, disfrutando del ambiente. No iba a retenerlos a estar con él, no era un pésimo anfitrión. Además, estaba satisfecho comiendo su cena tranquilamente, aunque su mirada se desviaba cada cierto tiempo a una figura en específico.

 

 Mihawk siempre lucía tan elegante y misterioso, era un hombre muy atractivo, con una mirada hipnótica, un cuerpo de ensueño. Sus camisas siempre tenían algunos botones abiertos, lo que permitía visualizar su pecho, y su mente se encargaba de ir más allá de eso. Había algo en la tranquilidad con la que sostenía su copa de vino, en la manera lenta y deliberada con la que hablaba, que lo hacía parecer fuera de lugar entre la multitud. Aquella aura de confianza y poder que siempre lo rodeaba hacía que cualquier mirada que se posara en él durara un segundo más de lo debido.

 

—Felicidades por el éxito de tu línea, Doflamingo —una voz interrumpió su hilo de pensamientos y le hizo enfocar su atención en su nuevo acompañante.

—Gracias, que bueno verte por aquí, Akagami —respondió con relativa calma antes de continuar su comida, extrayendo los trozos carnosos de su langosta con elegante habilidad para comer. Pese a lo que cualquiera pudiera pensar, era un hombre de muchos modales, especialmente para la comida.

—Me gustan las fiestas, cualquier excusa para beber es buena —respondió con una juguetona sonrisa.

 

 Un mesero se acercó y depositó un plato frente al pelirrojo. Al igual que el del rubio, era langosta, una curiosidad que fuera la comida preferida de ambos.

 

—¿Y cómo va todo? Escuché que tu hija está creciendo en la industria musical —preguntó con notorio interés.

—Ella está muy bien, es grandiosa—dijo despreocupadamente. Tomó los utensilios con calma, como si estuviera ante un ritual delicado. Sus dedos se movieron con precisión mientras rompía las pinzas de la langosta, haciendo crujir el caparazón con un sonido nítido.

—Comprendo. También veo que pudiste sacar a Mihawk de su viñedo, sé lo poco que le gustan los eventos sociales.

—No tuve que insistir tanto esta vez, supongo que le agradas lo suficiente como para aceptar tu invitación.

 

 Doflamingo regresó su mirada al hombre de ojos dorados. En algún punto, este clavo su densa mirada sobre él y una casi imperceptible sonrisa se formó en sus labios, coqueta y provocadora, antes de continuar bebiendo de su copa.

 

Como le gustaría poder dejar todo y llevarse al pelinegro, terminar de abrir su elegante camisa, tocarle y besarle como muchas veces ya había hecho, pero eso no estaría bien, no iba a dejar a sus invitados así nada más.

 

—Parece que a ambos nos gusta comer lo mismo —soltó con una sonrisa amplia y burlona.

—¿La langosta? —Shanks enarcó una de sus cejas, mirando ambos platos y luego al rubio.

 

 Doflamingo siguió mirando la exquisita figura de Mihawk en la distancia. Sus gafas impedían que Shanks notara como parecía devorar a su esposo con la mirada.

 

—Si, la langosta.

 

FIN.

Notes:

Shanks cuckeado.

Chapter 3: Plumas (Doflamingo & Baby 5)

Notes:

Día 3: Plumas
Relación: Doflamingo & Donquixote kids
Universo: Canon
Advertencias: Ninguna, puro fluff

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Llevar a los niños al zoológico fue una gran idea. Entre tantas decisiones y acciones como pirata, debía tener en cuenta también que eran eso, niños, y pese a todo, parte de él quería que tuviera una infancia mejor que la que él mismo tuvo.

 

Fue así como en aquella isla decidió que debían pasar una tarde mas tranquila y agradable, solo él y los cuatro infantes de su tripulación. Consideró traer a su hermano consigo, pero dada su mala relación con los pequeños, optó por pasear únicamente con ellos.

 

 Les compró helado y caminaron por las distintas zonas. Baby 5 y Buffalo parecían excesivamente emocionados con cada animal que veían, mientras que Law simplemente soltaba uno que otro dato informativo que supiera, era un chico muy listo. Dellinger parecía mas entretenido con su globo como para fijarse demasiado en lo que hacían los mayores.

 

Cualquiera que pudiera verlos juntos simplemente pensarían que era una familia, quizás un padre y sus hijos dando un paseo. Se preguntó por un momento si eso era lo que deseaba, que le vieran de esa manera, más cuando su referencia de lo que era un padre no era precisamente la más grata.

 

 Eventualmente llegaron al aviario. Había toda clase de aves distribuidas, pero sin dudas las que más pareció encantar a los niños fueron los flamencos. Aquellas elegantes aves se posaban sobre una de sus largas patas o simplemente rebuscaban comida en el estanque donde permanecían.

 

 Su constante movimiento o acicalamiento los hacía soltar algunas plumas, mismas que llegaban hasta donde los espectadores se encontraban. Baby 5 tomó una de ellas, increíblemente emocionada corrió hacia donde estaba el mayor para enseñarla.

 

—¡Una pluma rosa, son como las de tu abrigo, papá!

 

 La niña se tensó segundos después al darse cuenta de lo que había dicho. Comenzó a balbucear tratando de retractarse, sus mejillas se tornaron rojas y se encogió un poco en sí misma. Incluso Buffalo y Law llegaron a verla con notoria perplejos.

 

 Doflamingo le miró con sorpresa a través de sus gafas. Una sensación cálida le recorrió el pecho. La idea que tenía de lo que era un padre no era precisamente la mejor, de hecho, era horrible, pero quería creer que la visión que tenía la niña de eso era una distinta, especialmente por la emoción que empleó al usar tal palabra.

 

Apoyó su mano en su cabeza, acariciándole ligeramente para hacerle saber que estaba bien, sonriendo tenuemente.

 

—¿Quieren seguir viendo los flamencos o vamos a otro lugar?

—Vamos a verlos un poco más, son bastante lindos —dijo la niña, mucho más tranquila de que su expresión de afecto fuera tomada como algo bueno.

—Bien, díganme cuando quieran seguir avanzando.

 

 Los niños asintieron y volvieron a acercarse al borde que separaba del hábitat de los flamencos. Donquixote conservó la pluma, observándola con curiosidad mientras escuchaba a Law soltar otro de sus datos curiosos.

 

—Los flamencos son rosas porque comen crustáceos y algas que contienen algo llamado carotenoides, por eso los bebés cuando nacen son grises, depende mucho de su dieta que tan rosadas pueden llegar a ser sus plumas cuando crecen.

—Sí que sabes mucho, Law —dijo Baby 5 con asombro.

—Con razón el joven amo te da libros tan complicados-dasunyan. —añadió Buffalo.

 

 Doffy sonrió al ver a los niños, escuchando sus pequeñas conversaciones. Sí, ellos eran su familia ahora y realmente no le molestaba si le consideraban su padre o algo parecido, para él también eran como sus hijos.

 

 Admiró la pluma unos segundos antes de guardarla en su bolsillo como un pequeño recuerdo de aquel momento, siguiendo al pequeño grupo una vez decidieron seguir avanzando su paseo por el zoológico.

FIN

Notes:

Todos ellos son los bebés de Doffy.

Chapter 4: Vuelo (Doflamingo & Monet)

Notes:

Día 4: Vuelo
Relación: Doflamingo & Monet
Universo: Canon
Advertencias: Muerte de personaje

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Pasar tiempo con alguno de sus niños siempre era agradable. Puede que Monet no fuera tan pequeña como los demás, pero no significaba que no la tratara como al resto de sus chicos, era su familia, era su pequeña también. Era una chica brillante, bastante mas introvertida que el resto, siempre entre libros e investigaciones, aunque también era astuta y fuerte.

 

  Caminó por la cubierta del Numancia y, como en muchas ocasiones, dejó que Monet se colgara de su espalda, sujetándose firmemente de él con su propio cuerpo. A veces simplemente necesitaban un momento para relajarse, para no pensar en tantas cosas y era agradable hacerlo junto a la mayor de sus hijas.

 

—¿Lista?

—Cuando usted quiera, joven amo.

 

 Ella sonrió ligeramente y él simplemente arrojó sus hilos hacia el cielo. Colgarse de las nubes era una habilidad particular, bastante única y muy útil de su propia fruta. Le daba la oportunidad de hacer algo similar a volar, acercarse al cielo resultaba tan simple y contemplar el mar desde arriba era deleitante.

 

Doflamingo sabía cuanto adoraba Monet estar arriba, disfrutar la brisa fría, contemplar el panorama, sentirse libre. Su verde cabello se mecía a medida que se balanceaban entre las nubes y ella sonreía satisfecha mientras le abrazaba cómodamente, apoyando su rostro sobre su hombro.

 

—Volar con usted siempre es maravilloso, me encanta estar aquí arriba —comentó con suavidad, disfrutando del momento, de la vista, de la calidez del hombre que le salvó junto a su hermana de una vida horrible y ahora les ofrecía el mismísimo cielo—. Quisiera poder volar por mi cuenta…

—Tal vez algún día pueda concederte ese deseo —respondió Doffy, sonriendo mientras sus hilos los llevaban aún más alto.

 

 Encontrar el cuerpo de Monet era sumamente doloroso, tanto como lo fue escuchar su despedida en el Den Den Mushi. Había partido a Punk Hazard tan rápido como pudo, buscando al culpable de que todos sus planes estuvieran colgando de un hilo, pero también, de quien había arrebatado la vida de dos de sus personas más importantes.

 

 Doflamingo apretó los dientes, incapaz de ocultar el dolor que le invadía mientras miraba el cuerpo inerte de Monet. Su siempre leal Monet, que había seguido sus órdenes sin titubear, que había dado todo por la causa de la familia Donquixote. Y ahora, allí yacía, rota y sin vida, con los rastros de su último sacrificio aún visibles.

 

Se agachó lentamente, sosteniéndola con una suavidad que rara vez mostraba. La sangre que aún manchaba sus labios era un recordatorio cruel de lo que había perdido, de lo que sus enemigos le habían arrebatado. La contempló unos segundos, aquellas alas que le permitieron realizar su sueño también eran un recordatorio de quien se los arrebató.

 

 La apretó contra su pecho, como si una parte de él imaginara que solo dormía y quería arrullarla. Monet merecía más que eso, debía volver a Dressrosa junto a su hermana. Ella no solo había sido una subordinada; era su hija, una parte de su familia. La única familia que verdaderamente le importaba.

 

—Te prometí el cielo, ¿no es así? —susurró, su voz quebrándose levemente por el dolor que luchaba por no mostrar. El recuerdo de los momentos en que volaban juntos sobre el Numancia se le atravesó como un puñal.

 

El frío aire de Punk Hazard le cortaba la piel, pero Doflamingo apenas lo notaba. Despacio, se levantó aún con el cuerpo de Monet en sus brazos, y con pasos firmes, caminó hacia el puerto.

 

—Te llevaré a casa.

 

 Y nuevamente se columpió entre las nubes, dando un último paseo juntos por los cielos.

FIN

Notes:

Sinceramente detesto que Toei cambiara la expresión de Doflamingo durante el sacrificio de Monet, supongo que para hacerlo ver mas malote, cuando en el manga claramente le dolió perderla y también a Vergo.

Chapter 5: Barco (Doflamingo/Crocodile)

Notes:

Día 5: Barco
Relación: Doflamingo / Crocodile
Universo: Canon
Advertencias: Ninguna

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Visitar el Numancia Flamingo no siempre era agradable para Crocodile por muchas razones. Principalmente porque los ejecutivos de Doflamingo no le agradaban en absoluto: Trébol le parecía tan asqueroso siquiera de mirar, Diamante era un idiota con falsa modestia y Corazón era la definición de alguien en quien no confiaría nunca, su excesiva torpeza e idiotez le parecía sospechosa.

 

 Y Pica, bueno, Pica estaba bien, solo tenía una voz irritante. Tampoco era dado con los niños, por lo que era un poco incómodo tratar con ellos, no sabía cómo y prefería ignorarlos. En cuanto a los demás, no le importaban lo suficiente como para tener una opinión.

 

 La única razón por la que estaba ahí era el capitán del barco. Puede que su relación iniciara como una mera alianza temporal para solucionar algunos problemas, pero de algún modo las cosas avanzaron por un rumbo inesperado. Doflamingo le gustaba, su ambición, su porte, su poder, todo eso de él le atraía y más que tuvieran metas muy similares.

 

El interior del barco, con su opulenta decoración y exagerada ornamentación, le parecía demasiado recargado, sin embargo, eso ya no le extrañaba. Doflamingo siempre había tenido un gusto por lo grandioso y ostentoso, algo que Crocodile encontraba excesivo, pero inevitablemente coherente con la personalidad del capitán.

 

—¿Algo que te moleste, Wani? —cuestionó el blondo, rompiendo el silencio una vez pasaron cerca del resto de la tripulación en dirección hacia su camarote.

—Nada que no pueda soportar —respondió Crocodile con un tono neutro. Se aseguraba de mantener siempre un aire de indiferencia, aunque algo dentro de él disfrutaba la atención que Donquixote le brindaba, como si fueran los únicos en ese lugar que realmente importaban.

 

Doflamingo rió, esa risa profunda y arrogante que Crocodile había llegado a encontrar más atractiva que irritante con el tiempo. Aun así, este pareció expectante por una aclaración de su expresión de disgusto.

 

—Sabes que me desagradan tus ejecutivos —dijo finalmente, llegando a usar un tono algo despectivo, tampoco era algo que el más alto no supiera.

 

Doflamingo se detuvo un momento, soltando una carcajada sonora, una que resonó en las paredes del Numancia. A Crocodile le irritaba que se burlara de su incomodidad, aunque sabía bien que así era él.

 

—Bueno, no tienen por qué gustarte. Son mi familia, no la tuya —replicó Doflamingo con una sonrisa provocadora—. Pero me alegra que hayas venido a pesar de eso.

 

Una vez llegaron al camarote de Donquixote, la rutina no fue muy distinta a otras ocasiones: hablaron de negocios, de dinero, luego de temas un poco más personales, no demasiado para que no fuera incómodo. Eventualmente Doflamingo terminó sentado en sus piernas, más enfocado en querer devorar su boca que en escuchar más planeaciones u objetivos.

 

Las paredes del Numancia nuevamente atestiguaban esa pasión y deseo que ambos compartían, amortiguando los sonidos obscenos que ambos producían al tocarse, besarse, morderse y fundirse uno con el otro.

 

Crocodile odiaba las ataduras, no obstante, había algo en esa relación que lo mantenía allí, incluso cuando el mundo exterior lo llamaba hacia otros objetivos. Doflamingo por su parte, disfrutaba cada segundo de la atención que su amante le dedicaba, consciente de que había logrado lo que pocos podían: atraer y mantener a su lado a alguien tan solitario y desconfiado como Sir Crocodile.

 

 Si le preguntaban lo negaría, pero en el fondo estaba seguro de que regresaría a ese barco las veces necesarias con tal de seguir al lado de Doflamingo, porque estaban más involucrados el uno con el otro de lo que podían imaginar.

FIN

Notes:

Quería dedicarles apropiadamente algo a mi primer ship favorito de one piece, desde el one con female Doflamingo que hice no les había hecho nada más. Espero les haya gustado.

Chapter 6: Fiesta (Doflamingo/Crocodile)

Notes:

Día 6: Fiesta
Relación: Doflamingo / Crocodile
Universo: Moderno / Universo alterno
Advertencias: Referencia a Crocomom

Chapter Text

 El brindis había sido un gran momento antes de dar por iniciada formalmente la celebración, con Doflamingo agradeciendo la presencia de sus invitados, amigos cercanos y miembros de su familia, expresando lo feliz que se encontraba con su matrimonio, su discurso fue bastante conmovedor y elocuente, sabía muy bien como ser un centro de atención. Crocodile fue de menos palabras, aunque eso no significara que no fuese bueno con ellas.

 

 Luego tuvieron su primer baile como esposos, el cual fue un gran y romántico momento. Puede que ambos parecieran sumamente intimidantes para los demás, y lo eran, pero entre ellos había una suave complicidad y dulzura que podían permitirse ¿Por qué no? Era su momento especial.

 

La música subió de volumen y el ambiente se volvió mucho más distendido tras la cena y el corte del pastel. Doflamingo, con su sonrisa amplia, se paseaba entre los invitados, recibiendo felicitaciones y comentarios llenos de admiración por el evento. Crocodile por su parte, mantenía una actitud más calmada, siempre cerca de su esposo. Aunque no era de muchas palabras, no podía ocultar el ligero orgullo que sentía por cómo había salido todo.

 

Los niños estaban disfrutando de la fiesta a su manera. Buffalo y Luffy habían encontrado un rincón donde competían para ver quién podía comer más rápido, mientras que Baby 5 se las había ingeniado para que Law bailara con ella, quizás muy inspirada de ver a Señor Pink y su esposa Russian hacerlo. Monet cuidaba de Dellinger junto a Giolla y Sugar estaba entretenida comiendo postres.

 

—Parece que se divierten bastante —comentó el blondo al ver a sus hijos adoptivos y su nuevo hijastro entretenerse de distintas formas —¿Tú como lo estás pasando?

—Todo parece marchar adecuadamente —respondió, pasando los dedos de su mano contraria en el anillo de oro que ahora tenía lugar en su dedo anular, mismo en el que estaba grabado el nombre de su pareja —. Podría decirse que estoy satisfecho…

 

 Doflamingo soltó una carcajada, sabía bien que Crocodile no era el hombre mas emocionalmente expresivo, así que no le molestaba o extrañaba en absoluto ese tipo de respuestas. El pelinegro simplemente bebió de la copa de champaña que un mesero le había dejado.

 

—Tomaré eso como que estás feliz por nuestro matrimonio.

—Sabes que lo estoy, pero no lo diré cada vez que lo preguntes.

 

 El rubio le rodeó con uno de sus brazos, atrayéndole contra sí, contemplando lo que ahora era la familia de ambos celebrando gustosamente. Crocodile se permitió apoyarse un poco de él, escuchando la música, viendo a los niños jugar y bailar, viendo a sus amigos cercanos platicar y disfrutar el momento, uno que era para festejarlos a ellos y el lazo que se esperaba fuese indestructible.

 

—Sí estoy feliz... —murmuró finalmente.

—Lo sé.

—No pensé que necesitara de una familia, no después de tanto tiempo.

—Me alegra que tú y Luffy sean parte de la mía ahora.

 

Crocodile sonrió, una de esas raras sonrisas que sólo Doflamingo tenía el privilegio de ver. Para alguien que había pasado la mayor parte de su vida confiando solo en sí mismo, admitirse parte de algo tan complejo como una familia no había sido fácil. Sin embargo, ver a Luffy reír y jugar, adaptándose tan bien entre los niños de Doflamingo, llenaba una parte de su ser que no creía necesaria hasta ese momento.

 

—No pensé que dirías algo así tan fácilmente —murmuró Crocodile con una ligera sonrisa, mirando de reojo a su compañero—. Pensé que odiabas las debilidades.

—Una familia no es una debilidad —respondió con una seguridad abrumadora, apretando el abrazo mientras observaba el caos encantador de sus hijos—. Te da mas fortaleza de la que crees.

 

Doflamingo tenía una forma de ver las relaciones que siempre sorprendía a Crocodile. La capacidad de confiar y depender de alguien más no era una vulnerabilidad; era una extensión de su ambición. Esa filosofía, tan diferente de la propia, lo había conquistado.

 

 —Tal vez tengas razón —cedió, girando un poco su rostro para recibir un corto beso de su esposo.

—¿Quieres bailar?

—Seguro, no veo porque no.

 

Dejó la copa de champaña vacía y le siguió al centro del salón. Ambos estaban felices, estaban bien, un nuevo capítulo en sus vidas comenzaba y estaban en su derecho de seguir celebrándolo.

FIN

Chapter 7: Rutina (Doflamingo & Rosinante)

Notes:

Día 7: Rutina
Relación: Doflamingo & Rosinante
Universo: Canon
Advertencias: Mental breakdown

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Las mañanas de Doffy cumplían con una rutina bastante sencilla. Entraba a su baño, tomaba una ducha, cepillaba sus dientes y arreglaba su cabello. En el reflejo del espejo veía sus hebras, largas y rubias, caer sobre su rostro de un modo similar al de su hermano. Sonreía un poco divertido al pensar que eran tan parecidos así.

 

 La distinción principal era el daño de su ojo izquierdo, atravesado por una cicatriz en su párpado, la iris y pupila ahora de un tono grisáceo a diferencia del otro que era marrón. Y su cabello, mucho más claro que el de su hermano, con semejanza al tono de su madre. Fuera de eso, el rostro de los dos era muy parecido. No que le diera mucha atención a ello siempre, quizás solo el recordatorio de que su único lazo de sangre estaba cerca de él luego de tantos años separados.

 

 Peinó su cabello hacia atrás, maquilló sus ojeras -producto de algunas severas pesadillas que le impedían dormir bien-, y salió del baño para cambiarse por su ropa habitual, terminando con su abrigo rosa y sus gafas de sol. Todo listo para iniciar su día, reunirse con su tripulación, desayunar juntos y continuar su travesía por el basto mar del Norte, en busca de completar alguna misión.

 

—Buenos días joven amo —la primera en saludarlo siempre era Baby 5, sonriente y llena de energía tomaba una de sus manos para llevarle a la zona exterior del barco—, ya está el desayuno, como el día está tranquilo, comeremos afuera.

—Baby 5 déjalo caminar solo —le regañó Gladius—, buenos días joven amo.

—Buenos días. Descuida, por mi está bien —Doflamingo sonrió ampliamente, dejándose guiar por la pequeña, reuniéndose con el resto quienes le saludaron gratamente como todas las mañanas.

 

 Su hermano levantó un papel con un saludo simple.

 

Se levantó aquella mañana y entró al baño. Se dio una ducha y pasó al lavabo después para cepillar sus dientes. Las ojeras bajo sus ojos estaban mas marcadas y su expresión de cansancio no se comparaban en nada al hombre sonriente que habitualmente era.

 

 Miró el reflejo y una mezcla de dolor y odio se incrustó nuevamente en su pecho. Detestaba verse así, con el cabello largo desaliñado, porque se parecía al maldito Corazón, porque le recordaba una y otra vez que estuvieron emparentados alguna vez. Incluso luego de tantos meses tras aquel incidente, sus emociones seguían fluctuando agresivamente en él, odiaba recordarlo, recordar su traición.

 

 Esa mañana en particular, su cabello no quiso colaborar mucho en mantenerse hacia atrás, los mechones seguían volviendo a caer en su frente, como si se burlaran de él. El dolor incrementó con una fuerza insoportable, por un momento sintió que quería destruirlo todo con más ansias que nunca.

 

 Tomó las tijeras que había en el cajón y, sin pensarlo demasiado, empezó a cortar desesperadamente los mechones de cabello. Poco a poco estos caían en grandes cantidades sobre el lavabo. No le importaba, todo lo que quería era dejar de ver a Rosi… a Corazón en el reflejo. Su hermano pequeño estaba muerto y merecía estarlo, por verle la cara de imbécil tantos años, por mentirle, por traicionarlo, por llevarse a Law.

 

Doflamingo dejó caer las tijeras en el lavabo y observó su reflejo con una expresión que oscilaba entre la satisfacción y el vacío. El corte desordenado de su cabello le daba un aire aún más salvaje, como si el caos en su mente hubiera encontrado una salida física. Aún sentía las palpitaciones de la furia en sus sienes, un tamborileo constante que no le permitía pensar con claridad. El rostro que le devolvía la mirada ya no era el de Corazón, pero eso no significaba que los recuerdos desaparecieran.

 

Se inclinó sobre el lavabo, sus nudillos blanqueando mientras se aferraba al borde. Durante mucho tiempo, había intentado aplastar esos pensamientos, sofocar las emociones que se arremolinaban dentro de él, pero siempre encontraban una forma de resurgir, más fuertes, más afiladas. Rosinante... Rosi... Corazón, el traidor, el hermano que había amado y que le había quitado lo que más valoraba: el control y a uno de sus hijos adoptivos. No podía permitirse volver a caer en esa vulnerabilidad.

 

 Suprimiría ese dolor para siempre, después de todo, ya había perdonado a su hermano, lo había perdonado con el abrazo de la muerte, de la misma forma que lo hizo con su padre. Era su propia justicia, su propia manera de cerrar un ciclo que jamás debería haberse abierto.

 

Doflamingo se irguió, su postura volviendo a ser la de siempre: desafiante, imponente. No permitía que nada ni nadie lo debilitara. Sin embargo, dentro, donde nadie podía ver, las cicatrices que Rosinante había dejado en su alma seguían frescas.

FIN

Notes:

Cuando Doffy apareció con ese corte de pelo en la toma de Dressrosa esto fue lo que pensé que pasó, viendo que se volvió mucho más histérico y “loquito” tras la muerte de Rosinante, es claro eso le afectó más de lo que quiere admitir.

Chapter 8: Compras (Doflamingo/Mihawk & niños Donquixote)

Notes:

Día 8: Compras
Relación: Doflamingo & Donquixote kids, Doflamingo / Mihawk
Universo: Alterno, moderno
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

Ir de compras al supermercado con sus niños siempre era entretenido. Para esta ocasión los únicos que no le acompañaban eran Dellinger, que tenía práctica de gimnasia a la que Giolla le llevaba; y Buffalo, que había estado enfermo con un resfriado desde la noche anterior por lo que estaba bajo el cuidado de Gladius.

 

En cuanto a los que sí estaban con él, Monet le ayudaba revisando la lista de lo que necesitaban, Sugar iba en el asiento del carrito -un modo de impedir también que tomara dulces de cada estante, - mientras Baby 5 y Law iban de cerca, conversando o tratando de convencerle de cambiar el cereal por otro con malvaviscos y otros agregados, demasiada azúcar si lo pensaba.

 

No era tan permisivo como parecía, sabía muy bien que debía cuidar la salud de sus niños y no quería verlos llenos de caries después. Mientras avanzaban por los pasillos y los escuchaba dar sus argumentos, trataba de pensar alguna contramedida con el asunto del cereal. No iba a hacerlos sufrir con uno de avena sin sabor, pero sin dudas debía haber una opción con menos posibilidades de producir diabetes.

 

—Solo será por esta vez, las probabilidades de generar caries son menores porque somos varios los que comemos cereal —explicaba Law. A Doflamingo genuinamente le impresionaba que su chico más retraído estuviera tan firme en aquella situación.

—Si lo comen ahora, van a querer comerlo siempre —Monet interfirió esta vez, dejando algunas cajas para panqueques en el carro —, papá trata de cuidar su salud.

—Monet tiene razón, pueden elegir otro que no sean tan excesivamente dulce —siguió empujando el carrito, prefiriendo evitar las expresiones de descontento de ambos pelinegros —, cambien el cereal y les compraré helado cuando terminemos las compras.

—Siempre nos compras helado cuando venimos al supermercado de todas maneras, no es una negociación justa. —recriminó Law.

—Solo escojan otro cereal…

 

Baby 5 y Law suspiraron con resignación antes de regresar por el pasillo. Por mucho que Doflamingo adorase mimarlos, su negativa era definitiva mayormente.

 

—No creo que haya otro con malvaviscos y trozos de chocolate y galleta —se lamentó la niña mientras iban de regreso al estante de los cereales.

—Tal vez si tiene razón en que es demasiada azúcar —dijo el niño desviando la mirada —, ya no estamos mudando dientes como Sugar, tendríamos que ir al dentista si nos salen caries.

—No quiero ir al dentista.

 

 La niña sintió un escalofrío de solo pensarlo. Ambos detuvieron su paso al notar a otro infante frente a ellos, estaba completamente solo y pese a su ceño fruncido, era notorio su preocupación por haberse separado de sus acompañantes.

 

—¿Roronoa? —Law le reconoció al instante como uno de sus compañeros de clase. Su hábito de perderse no parecía únicamente un evento de la escuela.

 

Los niños Donquixote decidieron llevarle consigo de vuelta con su padre y hermanas, era mejor eso que dejarle rondando por el supermercado sin un rumbo fijo. Doflamingo se fijó en el niño de hebras verdes con algo de sorpresa, aunque esta no era muy visible debido a sus gafas de sol.

 

—¿No eres el niño de Mihawk? —una sonrisa amplia se formó en sus labios ante la idea de encontrarse con el mencionado.

 

Doflamingo observó al pequeño Zoro con interés. Ver al hijo de Mihawk perdido en un supermercado, con su expresión desafiante y orgullosa, resultaba casi cómico.

 

—Sí, se perdió en el supermercado —respondió Law.

—¡No me perdí! —negó de inmediato. 

—¿Podemos llevarlo a la zona de cajas para llamar a su padre por un anuncio? —inquirió Baby 5.

—¿Un anuncio? Por mi está bien —Doflamingo se rió suavemente, aun mirando al niño. Zoro, cruzado de brazos, le devolvía la mirada con el ceño fruncido.

—No necesito que me busquen—dijo el chico obstinadamente—. Puedo encontrar a mi papá yo solo.

—No es cierto —los dos pelinegros negaron y Doffy solo pudo reírse de nuevo, entretenido.

—¿Nos falta algo, Monet? —el rubio optó por dirigir su atención a su hija mayor.

—No, es todo.

 

 Con dicha respuesta, avanzaron en dirección a las cajas para pagar las comprar y hacer el anuncio. Zoro bufó, pero antes de que pudiera negarse, Law ya lo estaba tomando de la muñeca y no le soltó en ningún momento.

 

 Doflamingo dejó a las dos peliverdes en la fila de pago y se dirigió a la zona de atención al cliente para proporcionar lo del anuncio. No pasó mucho luego de este para que Mihawk y su hija mayor hicieran acto de presencia.

 

—Te dije que no te apartaras de mí, siempre tienes que perderte —la niña de cabello rosa le reclamaba al menor, aunque este no parecía prestarle particular atención.

—Doflamingo —Mihawk le habló directamente al comprobar que su hijo menor estaba bien—, te agradezco que lo trajeras hasta aquí, me descuidé.

—No te preocupes, mis niños lo reconocieron y quisieron ayudarlo —se encogió ligeramente de hombros—. Así que día de compras para ti también…

—Sí, buscaba algunas cosas para Perona, Moria es bastante exigente con que utilice el dinero de su pensión alimentaria apropiadamente —la mención de su primer ex esposo le hizo rodar los ojos—. No pensé que fueras del tipo que viene a hacer compras ¿No es muy mundano para ti?

 

Doflamingo rió ligeramente ante el comentario de Mihawk. Se acercó un poco más, cruzando los brazos sobre su pecho mientras observaba cómo los niños interactuaban entre sí.

 

—Mundano tal vez, pero incluso yo tengo que hacer algunas compras de vez en cuando, además, es un momento agradable que paso con mis hijos—respondió con tono despreocupado—, y gracias a eso pude encontrarte aquí.

 

Mihawk arqueó una ceja, claramente captando el tono subyacente en la voz del hombre. De alguna manera, esa tensión siempre había estado allí entre ellos, sutil pero persistente.

 

—Llevaré a los niños por helado, pueden venir con nosotros, te puedo invitar un café —ofreció, no veía porque desperdiciar la oportunidad de completar su día juntos si ya el destino los había juntado.

—Seguro, solo tengo que pagar esto.

 

Los días de compras siempre eran entretenidos.

FIN

Notes:

Adoro verlos convivir como familia. También me gusta la familia de góticos espadachines (?).

Chapter 9: Familia (Doflamingo & su madre)

Notes:

Día 9: Familia
Relación: Doflamingo & Mrs. Donquixote
Universo: alterno, moderno
Advertencias: Mención de violencia
Nota aclaratoria: Para facilitar la narración llamaremos Dulcinea a la madre de Doffy y Rosi.

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Chapter Text

Las deudas de su padre los habían llevado a perder muchas cosas: su casa, su estilo de vida, sus oportunidades. Ahora debían conformarse con un apartamento pequeño, en una zona bastante modesta por no decir de clase baja. Debían asistir a una escuela pública, porque su madre no quería que dejaran su educación de lado.

 

 Ella había tenido que encontrar un trabajo dónde apenas ganaba lo suficiente y era eso lo que les mantenía, porque su inútil padre no era capaz de mantener un empleo por más de un mes, así que él se dedicaba ahora a los quehaceres de la casa.

 

 Verlo le causaba mucho disgusto a Doflamingo, disgusto que iba creciendo con el tiempo, convirtiéndose en resentimiento, porque no era capaz de acostumbrarse a esa nueva vida tan desgastante, porque no soportaba los tratos de la gente que ahora les rodeaban ni mucho menos a los abusivos de la escuela que se metían con su hermano menor; también detestaba la carencia que les hacía comer lo mismo una y otra vez -aunque al menos no era como antes donde había días donde ni siquiera comida tenían-. La torpeza constante y negligencia de su progenitor también le estaba llevando a madurar demasiado rápido con tal de proteger a su hermano de todo tipo de situaciones.

 

Notaba como su madre llegaba exhausta los fines de semana de su labor, ahora trabajaba como niñera y era ese trabajo lo que seguía pagando deudas y trataba de mantenerlos a flote.  Aun así, ella trataba de mostrarse sonriente y tranquila, como si el agotamiento fuese mínimo. Siempre les preguntaba por su semana, lo que habían hecho y aprendido en la escuela mientras les dedicaba de su tiempo por muy cansada que estuviera, porque los amaba y quería seguir al pendiente de ellos en la mayor medida de lo posible.

 

—Tu cabello ha crecido mucho, Doffy —Dulcinea había tomado un cepillo y se dedicaba a peinar el cabello de su hijo mayor en la comodidad de la única cama en la casa—, bueno, no es lo único que ha crecido, cada día estás más alto.

—Deberías dormir un rato, tu trabajo es agotador —Doflamingo respondió, no de mala manera, nunca le hablaría mal a su amada madre, pero no veía porque desperdiciar su tiempo libre con él.

—Descansaré mas tarde, por ahora quiero estar con ustedes —le acomodó la diadema en la cabeza que mantenía su cabello hacia atrás y le abrazo contra si cariñosamente, depositando un beso en su mejilla.

 

 Doffy sonrió por el gesto de cariño, puede que ya tuviera doce años, pero ciertamente seguía necesitando de su madre a su lado y esos pequeños momentos familiares le hacían sentir a gusto.

 

—Me dijo Rosi que has estado peleando en la escuela de nuevo —su madre cambió su tono a uno más preocupado, aun así, no soltó el abrazo a su hijo mayor.

—Hay unos idiotas que siempre lo molestan porque es algo torpe —se excusó, frunciendo un poco su ceño. Dulcinea suspiró silenciosamente, en parte por las palabras que ahora usaba su primogénito y en otra por lo que ocurría con su hijo más pequeño.

—¿Por qué los profesores no han llamado a tu padre para hablar de esa situación?

—Porque los adultos en la escuela son inútiles, los maestros solo ignoran lo que sucede fuera de las aulas —respondió con dureza—, así que tengo que proteger a Rosi yo mismo, ellos no harán nada, y aunque llamaran a papá, él no haría nada útil tampoco.

 

Dulcinea se distanció un poco del abrazo y le hizo girarse para que le viera directamente. Tomó sus gafas y las retiró con gentileza. El ojo grisáceo de su niño era un constante recordatorio de las malas decisiones de su marido y como todo los llevó a su actual situación. Aun así, ella no guardaba rencor alguno, estaba dispuesta a seguir adelante por ellos.

 

 Sostuvo su rostro con suavidad y le acarició las mejillas con sus pulgares en un gesto dulce.

 

—Eres un gran hermano mayor —dijo con suavidad—, te prometo que todo va a estar bien, tal vez no podamos recuperar la vida que teníamos antes, pero te aseguro que las cosas van a mejorar para todos.

 

 Doflamingo no sabía si creerlo, sonaba complicado, pero la seguridad que expresaba su madre con sus palabras del algún modo se le contagió. Asintió, relajando su expresión e incluso sonriendo ligeramente antes de abrazarse a ella afectuosamente.

 

Dulcinea correspondió su abrazo, pensando que estaba dispuesta a seguir esforzándose por el bienestar de su familia.

 

—¿Y cómo vas tú en la escuela? ¿Ya has hecho algún amigo?

—Sí, se llama Vergo, un día te lo presentaré ¿Cómo va tu trabajo?

—Bastante bien, Yamato es un bebé adorable y cuidarlo no me es difícil, lo complicado es cuidar a su padre cuando llega ebrio. —bromeó juguetonamente.

 

 Doffy soltó una risita por su broma, ella siempre se quejaba un poco con él de su jefe, al menos si le podía ayudar desahogándose entonces estaba bien así. Momentos así ayudaban a que el rencor en su corazón disminuyera y se sintiera más tranquilo con la calidez de su madre.

FIN

Notes:

Me hubiera gustado ver mas de la relación de Doffy con su madre, no supero su carita de emoción cuando lograban llevarle comida y su muerte claramente fue un detonante en su ira hacia Homing.

Chapter 10: Arma (S-Flamingo & Serafines)

Notes:

Día 10: Arma
Relación: S-Flamingo & serafines
Universo: Canon
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

Un arma, eso es lo que debía ser, eso y nada más. Existían solo y para los beneficios del Gobierno Mundial, no tenían otro propósito. Debían cazar a quienes se les ordenaran y acatar las órdenes de quienes se encontraban en la respectiva cadena de mando. Entender eso era relativamente sencillo, todos ellos lo hacían, pero entonces ¿Cómo lidiaba con los sueños tan peculiares que le agobiaban?

 

Soñaba con poder, con tronos de oro y manipulación, pero también con traiciones, una familia y la constante necesidad de control. Era una mezcla caótica de emociones y recuerdos ajenos que nunca había vivido, pero que parecían pertenecerle.

 

 Era consciente de que era la copia de otro ser existente, una copia mejorada y, conforme pasaba el tiempo, conectaba de algún modo con su sentir, el sentir de ese hombre que era su original, el guerrero del mar apodado como “Demonio celestial”. No era mucho lo que sabía al respecto y tampoco le encontraba mayor significado a la conexión que su ADN registraba de él, simplemente estaba ahí, como un indicador de que podía ser algo más.

 

 Estos efectos secundarios de su existencia se manifestaban más que todo en su personalidad, en su forma de actuar, de caminar, incluso en banalidades como gustos. No se sentía cómodo sin aquellas gafas de sol, encontraba fascinante y agradable el color rosa, tenía una manía particular por sonreír más que cualquiera de los otros serafines y, lo más curioso, sentía una atracción peculiar hacia uno de ellos.

 

—Los serafines empiezan a tener algunas alteraciones en sus hormonas —comentó Lilith luego de hacerles sus estudios semanales—¿Podemos considerar que ya están en la pubertad? ¿Deberíamos preocuparnos por eso?

—No son humanos para tener en cuenta ese tipo de proceso biológico —Shaka respondió, observando a los inmensos niños semi robóticos en aquella sala de estudios—, aunque deberíamos mantenerlos en observación por si acaso.

—Crecen a un ritmo más acelerado, sí deberíamos considerar el hecho de que estén entrando a la adolescencia —protestó nuevamente ella de mala gana.

 

 Los dos satélites de Vegapunk parecieron debatir aquel asunto mientras se alejaban. Los jóvenes serafines simplemente regresaron a su zona de residencia dentro de las instalaciones de Egghead.

 

S-Flamingo caminó en silencio, justo detrás de S-Crocodile, mirando fijamente la espalda del serafín con la cicatriz en el rostro. No podía evitarlo. Algo en su interior resonaba cuando estaba cerca de él, un sentimiento que no comprendía pero que reconocía como parte de aquellos "efectos secundarios" que empezaban a manifestarse. Era irracional, pero ahí estaban.

 

Su frialdad y precisión al actuar lo hacían parecer completamente inalterable, un guerrero perfecto, tal como habían sido diseñados. Aun así, S-Flamingo se encontraba constantemente buscando formas de llamar su atención, incluso si eso significaba realizar movimientos innecesariamente extravagantes o sonreír en los momentos más inapropiados.

 

No pudo dejar de pensar en lo que Lilith y Shaka habían mencionado. Las alteraciones hormonales, la adolescencia. No era humano, era un arma sintiente, sin embargo, no debería sentir nada siquiera ¿Por qué deseaba tanto estar cerca del otro serafín? No lo entendía.

 

Inquieto, caminó hasta la puerta de hierro que le separaba de los otros serafines; se había quedado atrás. S-Crocodile estaba ahí, observando como S-Hawk afilaba su espada y escuchando lo que sea que S-Snake estuviera diciendo mientras le apuntaba y hacía una pose extraña. Entonces ellos no estaban descansando, no les habían dado la orden de que lo hicieran así que podían solo sentarse y ¿Hablar?

 

—¿Por qué te quedas ahí? —la voz de S-Crocodile rompió el silencio, sus ojos estrellados se clavaron él. Los otros dos también posaron su atención en él—. Entra.

 

 S-Crocodile no era tan silencioso como S-Hawk, era bastante mandón si lo pensaba y eso le parecía encantador de cierto modo, le gustaba y le hacía sonreír inevitablemente.

 

—¿Por qué están reunidos aquí? —cuestionó, obedeciendo a la necesidad de sentarse sobre la gran mesa, cruzando sus piernas seguidamente.

—No nos ordenaron dormir —respondió S-Snake— ni ir a las capsulas de reposo como a S-Bear o S-Shark.

 

Era una escena extraña, casi surrealista, ver a seres como ellos reunidos sin un propósito claro, sin órdenes que cumplir. Sin embargo, había algo casi reconfortante en estar allí, una especie de camaradería que nunca había experimentado, pero que empezaba a entender poco a poco.

 

—¿No te parece raro? —continuó S-Snake, balanceando sus pies desde una silla cercana—. Nos dejan aquí, sin órdenes, sin un propósito claro, casi parece que quieren que decidamos por nosotros mismos.

 

S-Flamingo ladeó la cabeza, pensativo. Era cierto que normalmente había alguna directiva a seguir, algún objetivo que cumplir. Pero ahora estaban ahí, solos, casi como si tuvieran que encontrar algo por su cuenta.

 

—Tal vez es una prueba —comentó, jugueteando con sus gafas de sol—. Quieren ver qué hacemos sin órdenes. Quieren ver si empezamos a ¿cómo lo dicen los humanos? Pensar por nosotros mismos.

—¿Pensar por nosotros mismos? No somos humanos, no tienen por qué esperarlo de nosotros —replicó el de la cicatriz en el rostro con un tono sarcástico—. Aunque sería divertido si lo hiciéramos.

 

Tal vez, sin darse cuenta, todos ellos estaban comenzando a experimentar una independencia que no había sido planeada. Estaban descubriendo algo más allá de su programación inicial.

 

—Si pudieras hacer lo que quisieras, sin órdenes, sin restricciones ¿qué harías? —preguntó de repente la única fémina.

 

¿Qué harían si pudieran decidir por sí mismos?

 

S-Flamingo miró hacia donde S-Crocodile parecía pensativo, en realidad era una pregunta muy difícil para seres como ellos.

 

—Quisiera plantar algo —curiosamente, la primera respuesta vino por parte de S-Hawk—, no sé porque, pero quisiera hacerlo.

—Aburrido —S-Snake soltó de forma infantil—, pero al menos tú sabes que quieres hacer algo ¿Y ustedes?

—Tal vez gobernar un país —S-Flamingo soltó aquello de forma juguetona, no estaba seguro de porque, pero esa idea rondaba por su mente.

—También pensé algo similar…—murmuró S-Crocodile.

—Tal vez deberíamos gobernar juntos, Wani.

 

El mencionado le miró sorprendido por el extraño apodo. Lo natural sería ignorarlo, pero una parte de él se sintió extraña de ser llamado así y el simple hecho de sentir le dejó perplejo unos segundos.

 

S-Flamingo apartó la mirada hacia sus propias manos, morenas como la piel de un lunarian, capaces de producir láseres como los pacifistas y se preguntó hasta que punto debía ser solo un arma. Era confuso entender que era su deseo y que era del original, pero había una necesidad de ser algo más, de encontrar su propia identidad dentro de todo ese caos de emociones y recuerdos robados. De cualquier modo, ese momento con los otros tres le había gustado.

FIN

Notes:

Necesito que Oda vuelva a mostrar a los otros tres serafines restantes y saber sus nombres oficialmente aaaaaaa

Chapter 11: Odio (Doflamingo & Bellamy)

Notes:

Día 11: Odio
Relación: Doflamingo & Bellamy
Universo: Canon
Advertencias: Mención de violencia

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Chapter Text

Bellamy le había desagradado desde el primer momento en que le conoció. Era un imbécil, un completo idiota e inútil con aires de grandeza, no tenía un propósito, no tenía una razón. Era solo un tonto que renunció a todos sus privilegios por mero capricho, por sentirse mejor que otros, tenía una buena vida y prefería renunciar a ella ¿Por qué?

 

Cuanto no hubiera dado por recuperar su vida tal y como era, en tierra santa, con su familia, con su madre y hermano menor. Ahora no le interesaba en lo absoluto, no tenía nada de eso y el título de dragón celestial perdió valor para él hacía mucho tiempo.

 

Cada vez que Bellamy aparecía, rogándole ser parte de sus ejecutivos, recuerdos de su horrible infancia invadían su mente. Podía sentir en su boca el sabor de la basura, los golpes de esos miserables pueblerinos, podía escuchar los insultos que les condenaban por su pasada naturaleza como dragones celestiales, podía ver a su madre muerta, podía oler el fuego y sentir como las afiladas flechas atravesaban su carne como si no fuera nada.

 

Todo ese odio acumulado durante años de humillación y traición emergía cada vez que miraba a Bellamy. El niño que una vez fue, roto y despojado de todo, volvía a la superficie, exigiendo venganza. Era impresionante como una sola persona era capaz de revivir todo eso.

 

Bellamy lo admiraba. Lo veneraba como si fuese un ídolo, pero eso no era más que una ilusión. Doflamingo lo sabía, lo había visto una y otra vez. Todos aquellos que se arrodillaban ante él lo hacían porque querían algo. Poder, dinero, influencia. Nunca era suficiente. Bellamy no era diferente, no era especial.

 

Incluso cuando lo había humillado en Jaya, cuando le dijo que no valía nada, había regresado arrastrándose como un perro, rogando por migajas y algo de atención. Era tan patético. No lo toleraba en lo absoluto.

 

—Sigues suplicando, pero no entiendes nada. No se trata de rogar, Bellamy. —dijo con frialdad desde su trono. Una tensa sonrisa se enmarcaba en su rostro— Yo sé porqué estoy aquí, sé como llegué aquí y no fue por un simple capricho, me quitaron todo y ahora yo pienso quitarle todo al mundo ¿Comprendes?

 

Bellamy asintió nervioso, pero Doflamingo ya no lo miraba realmente. Estaba absorto en sus propios pensamientos, recordando su cruel pasado y el dolor.

 

—¿Qué eres tú, Bellamy? ¿Por qué quieres estar aquí? —cuestionó pesadamente—¿Crees que todos los miembros de la familia llegaron a sus posiciones únicamente por admiración? ¿Tienes idea de dónde los encontré a todos y cada uno de ellos? No están conmigo por decirle a papá que ya no querían comer carne de cordero para la cena.

 

La desesperación en Bellamy creció, pero antes de que pudiera decir algo, Doflamingo le interrumpió, bajando la mirada con fría decisión.

 

—Quieres ser uno de mis ejecutivos, ¿verdad? Entonces demuéstrame que mereces estar aquí. No me supliques más. Actúa.

—Dígame que es lo que tengo que hacer.

—Hay un sujeto que necesito que desaparezca: Asesina a Sombrero de paja y tendrás un lugar en mi familia.

 

Bellamy se tensó por un momento, aquella orden se sintió pesada y le trajo una serie de recuerdos de lo ocurrido en Jaya. Aun así, asintió y con pasos torpes se alejó tras asegurarle que no lo decepcionaría. Que tonto.

 

—¿De verdad cree que él será capaz, joven amo? —cuestionó Gladius, quien había presenciado todo en silencio.

 

 Doflamingo mantuvo la mirada clavada en uno de los ventanales, aunque esto apenas era perceptible gracias a sus gafas de sol. La ira reprimida seguía ahí, aturdiéndole tanto como la voz de aquel que apodaban “La Hiena”. Odiaba cuando los recuerdos que mas quería suprimir salían a flote.

 

—Por supuesto que no.

FIN

Notes:

Pobre Bellamy, solo quiere que Doffy lo noticee. Es curioso como muchos creen que a Doffy no le agrada por débil cuando desde el inicio se nota que le cayó dlv. Y si, modifiqué una cosita del canon para mas drama.

Chapter 12: Nostalgia (Doflamingo & Gladius)

Notes:

Día 12: Nostalgia
Relación: Doflamingo & Gladius
Universo: Canon
Advertencias: Violencia contra menores

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Chapter Text

 Cuando Doflamingo conoció a Gladius, este solo era un chico de catorce años que robaba a desprevenidos en un pueblo. Siempre iba con un cuchillo en la mano, listo para apuñalar a quien tratara de detenerlo. Doflamingo lo observó por unos días y le resultó un chico peculiar. Parecía tener mal carácter, especialmente cuando las cosas no se daban como esperaban, aunque lo que más llamó su atención fue su precisa puntería cuando arrojaba objetos para despistar.

 

Parecía siempre tener muy calculados sus movimientos, por dónde salir, por dónde atacar, por dónde escapar. Desafortunadamente, no pudo medir la fuerza correcta de una de sus víctimas y que esta no fuera tan desprevenida. El gran hombre, cuya bolsa de dinero trató de tomar, le sujetó con gran fuerza y le arrojó contra un callejón.

 

—¿Crees que no me advirtieron de ti, pequeña rata? —cuestionó el hombre enfurecido, pisando su mano antes de que pudiera siquiera pensar en usar aquel cuchillo—Sé bien lo que haces, primero robas a la gente y luego te gastas el dinero en algún restaurante ¿No?

 

El hombre pisó con más fuerza y Gladius emitió un quejido de dolor.

 

—Una rata como tú solo debería comer de la basura, si no tienes dinero, entonces no tienes derecho a otra cosa.

 

Tomó al chico con brusquedad y lo arrojó contra los contenedores de basura. Una risa cínica y cruel escapó de sus labios mientras le tomaba de la nuca y presionaba su rostro contra los desperdicios que se habían regado,

 

—¡Adelante, come! ¡Esto es lo único que mereces!

 

Gladius miró con asco los retos de basura junto a él. Las moscas revoloteaban muy cerca de su rostro, el olor era tan desagradable que sintió náuseas. Prefería morir que comer de la basura de nuevo, no lo haría nunca más. Cerró los ojos con fuerza, esperando que el tipo se aburriera y lo dejara en paz.

 

 Sorprendentemente, le soltó más rápido de lo que creyó, incluso lo escuchó emitir un quejido de dolor y luego lo vio caer a un lado, retorciéndose. Se levantó rápidamente y se fijó en la persona que aparentemente le había salvado. Era otro hombre, mucho más joven y muy alto. Por un instante creyó haber visto mal pues habría jurado que hilos salían de la punta de sus dedos.

 

—Si alguien merece comer de la basura es él ¿No crees? —le preguntó con una divertida sonrisa—Aunque debiste pensarlo mejor antes de atacar a alguien que dobla tu tamaño.

—Ese hombre gana mucho dinero, seguro lo habría recuperado en poco tiempo —respondió apenas.

 

 Vio al rubio sacar un arma de su cinturón y eso le hizo sentir pánico por un momento. Aun así, no cerró los ojos esta vez, simplemente le vio atentamente. Doflamingo le arrojó el arma y el chico reaccionó rápido, atrapándola.

 

—Te he estado observando, sé que tienes buena puntería, aunque es algo que se puede comprobar mejor con un arma —comentó, viendo como el robusto hombre se levantaba del suelo con dificultad.

—Malditas ratas, voy a matarlos a los…

 

Un disparo fue suficiente para acabar con aquel pobre infeliz. Gladius había dado directamente a su pecho lo que le pareció impresionante a Doflamingo.

 

—¿Dónde aprendiste a disparar?

—Mi padre me enseñó, solía ser un marine —se levantó de suelo, sacudiéndose un poco el sucio.

—¿Un marine y aun así tú tienes que robar? —algo pareció hacerle sentir contrariado, incluso su sonrisa se borró por un momento.

—Es un alcohólico inútil, lo echaron y nunca más consiguió otro empleo —frunció el ceño con rabia de solo pensar en él—, mi madre murió cuando yo era muy pequeño, debo hacer esto para sobrevivir.

 

 Por un instante, Doflamingo sintió algo curioso al escucharle. Su propia infancia se presentaba como un recuerdo atroz y desgarrador, especialmente el rencor a su progenitor podía sentirlo reflejado en aquel muchacho.

 

—¡Joven amo! —la voz de Diamante le sacó de su ensimismamiento, girándose un poco para verle—¿Dónde se había metido? Escuchamos un disparo y la gente enloqueció, la marina pronto vendrá.

 

Vio el cadáver de aquel hombre en el suelo y todo pareció cobrar un rápido sentido.

 

—¿Cómo te llamas, chico? —preguntó, ignorando el estado de alerta de Diamante.

—Gladius.

—Deberías venir con nosotros, a menos que quieras seguir haciendo esto o dejar que la marina te atrape. Además, me vendría bien un compañero de tiro.

 

 El adolescente le miró con un curioso brillo en sus ojos, unos de admiración y agradecimiento. Tomó la bolsa de dinero del cadáver y siguió al par de adultos sin pensarlo demasiado, dejando su viejo cuchillo, ahora cubierto por un charco de sangre.

 

Doflamingo sintió un poco de nostalgia al recordar como había conocido a Gladius, quizás aquellos recuerdos se desencadenaron al verlo enseñarle a Law como disparar adecuadamente. Apreciaba mucho a cada miembro de su familia y encontraba agradable que todos hallaran la forma de encajar luego de que el mundo les diera la espalda, considerándoles despojos humanos.

 

 Sonrió ampliamente y siguió observándoles, quizás no le vendría mal volver a practicar su puntería, no siempre podía depender de su fruta.

 

 Gladius notó su presencia y aquel mismo brillo de admiración y respeto se reflejó en sus ojos tras sus gafas.

FIN

Notes:

Gladius merece mas amor y atención, si que adora a Doffy, aunque no entiendo como no fue capaz de reconocer a Kin’emon disfrazado, tal vez es miope (¿?

Chapter 13: Oro (Vergo/Doflamingo)

Notes:

Día 13: Oro/Dorado
Relación: Vergo / Doflamingo
Universo: Canon
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

Cuando era un adolescente se había perforado las orejas, quizás como un símbolo de rebeldía o quizás como mero gusto personal. Fuese por la razón que fuese, había estado muy satisfecho con el resultado. Se había hecho una doble perforación en cada oreja y para ese entonces sus argollas eran de acero pintado.

 

 Habían pasado varios años desde entonces, ya no era un adolescente, era un hombre que lideraba una familia pirata que cobraba cada vez más fuerza en el mar del Norte. Incluso la Marina ya les consideraba un peligro, tenían recompensa y estaban enviando barcos a su búsqueda.

 

Ahora tenía más responsabilidades, más adquisiciones, incluso más poder. Quizás por ello mismo había decidido cambiar las argollas de metal por unas de oro, para darle más presencia al cambio en su vida que aquellos años representaban. Y se sentía a gusto con ello, tal vez no eran las riquezas infinitas de Mary Geoise, pero tenían un significado para él, porque poco a poco estaba logrando subir desde el asqueroso basurero en el que había estado sumergido.

 

—Te quedan muy bien —le había comentado Vergo—¿Es por alguna ocasión especial?

 

Vergo acercó sus dedos a los nuevos aros de Doffy, acariciando sutilmente su oreja poco después y luego su rostro. Doflamingo sonrió por el gesto antes de encogerse de hombros.

 

—El inicio de una nueva era para todos nosotros —respondió, llevando su mano a la de Vergo, apoyando su rostro contra su palma—. ¿Recuerdas lo que les dije sobre un puesto más específico para algunos de ustedes?

—¿Específico? —cuestionó, algo confundido, estaba más enfocado en acariciar el rostro del rubio. Para Doflamingo no fue raro que pareciera despistado en el asunto.

—Sí, como ejecutivos.

—Oh si, ya recuerdo ¿Qué pasa con eso?

—¿Te gustaría ser mi Corazón? Eres la persona más cercana a mí, eres en quien mas confío, eres perfecto para ese lugar.

—Haré lo que tú me pidas, Doffy —dijo con una tranquila sonrisa, sus palabras le habían hecho sentir una curiosa calidez en el pecho—, sería todo un honor para mí.

 

 Doffy sonrió más ampliamente antes de inclinarse y besar los labios de su compañero. Luego de atravesar por tanto, quería que aquel momento fuese aún más significativo, sus aros de oro eran por los cambios significativos que seguían dándose en su familia.

FIN

Notes:

Amor para Vergo esta vez, lo merece

Chapter 14: Invierno (Doflamingo/Crocodile & Mihawk)

Notes:

Día 14: Invierno
Relación: Crocodile/Doflamingo & Mihawk
Universo: Alterno
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

El frío se sentía más insoportable que nunca. El viento helado finalmente logró tumbarle y todo lo que pudo pensar es que moriría sepultado en la nieve, congelado, hambriento y solo. Se encogió en sí mismo, temblando de frío, podía incluso ver su aliento como vapor con cada una de sus pesadas respiraciones.

 

Doflamingo juraba que era su fin, que eso era todo, así como su madre había fallecido dos inviernos atrás, él también lo haría finalmente. Fue un tiempo agónico sin ella, sin nada que comer durante muchos días, sin la protección de un hogar, sin el calor del resto de su familia. Estaba completamente solo ahora y era así como iba a morir. Sus viejos ropajes no estaban hechos para ese clima tormentoso, así que el frío invernal le calaba los huesos.

 

Sus dedos se sentías entumecidos, sus dientes rechinaban y estaba a nada de perder su conocimiento. Lo último que escuchó fue el viento soplando fuerte y unos pasos acercándose.

 

Abrió sus ojos de golpe y se irguió tan rápido como su cuerpo se lo permitió, claro que terminó por sentirse mareado y confundido. Ya no estaba tirado en la nieve sino en una especie de refugio, algo viejo, pero con todo lo necesario para protegerse del frío. Las ventanas estaban cubiertas con maderos y había una chimenea que mantenía el lugar caliente.

 

Notó que había estado descansando sobre pieles y cubierto por estas. Sus dedos estaban vendados ¿Alguien de verdad le había ayudado? Estaba sorprendido, nadie nunca le tendió la mano desde que su familia cayó en la miseria. Se pasó el dorso de la mano por el rostro cuando notó que sus gafas ya no estaban y eso le hizo sentir pánico por un momento.

 

—¿Buscas esto? —una voz desconocida llamó su atención finalmente y se encontró con un muchacho, un adolescente más alto que él con el cabello negro algo largo, tenía preciosos ojos morados, pero lo más llamativo era la cicatriz que atravesaba su rostro. Él tenía sus gafas.

—Devuélvemelas —demandó frunciendo su ceño.

—¿Esa es tu forma de dar gracias por salvarte de morir? Que ingrato —dijo con un tono burlón.

—Tú quisiste salvarme, si esperas algo a cambio…

—No espero nada de un mocoso enano.

 

 Doflamingo mantuvo su ceño fruncido, era orgulloso, pero no tan estúpido como para seguir discutiendo, no cuando la tormenta seguía afuera. El muchacho se acercó y se agachó a su altura, pareció detallar su ojo ciego un momento antes de colocarle las gafas de vuelta.

 

—Deberías comer algo, llevas durmiendo casi tres días, empezaba a creer que estabas muerto.

 

Había una mesa de madera con algunos bancos y el chico acomodó un cuenco con sopa, además había una barra de pan en el medio. Sintió su estómago gruñir, luego de días sin comer, no podía ponerse a rechistar. Tomó asiento y se dedicó a comer. No se puso a pensar en el contenido de la sopa, era comida y agradecía los trocitos de papa que podía encontrar en ella, el pan también ayudó a saciar su hambre.

 

—¿Por qué me ayudaste? —preguntó tras un largo silencio—¿Por qué saldrías con la tormenta?

—Buscaba a mi compañero, salió antes de que empezara a nevar y no ha regresado, te encontré en el camino por casualidad.

—Con este clima debe estar muerto.

—Es bastante fuerte, estará bien.

—¿Por qué saldría si aquí están seguros?

—Tenemos algunas trampas para conejos o liebres, si las dejamos mucho tiempo sin revisar, otros animales se roban las presas o se pudren —se encogió de hombros vagamente—, sabemos lidiar con el invierno, a diferencia de ti por lo visto.

 

El rubio guardó silencio y desvió la mirada un instante. Tenía razón, no sabía, ni siquiera recordaba como logró sobrevivir a los anteriores.

 

—¿Eras un aristócrata? —la pregunta le descolocó un segundo. Dudó un poco pero finalmente respondió.

—Antes lo era —desvió la mirada un momento antes de preguntar—¿Cuál es tu nombre?

—Crocodile…

—Ese no es un nombre real.

—Pues ese es mi nombre ¿Cuál es el tuyo?

 

Le miró un tanto incrédulo, nunca había escuchado de alguien se llamara exactamente como ese animal. Aun así, decidió no cuestionar demasiado y finamente respondió.

 

—Doflamingo.

—¿Y dices que mi nombre no es real?

 

 Crocodile rodó sus ojos en un gesto de exasperación, aunque al final solo se levantó de su lugar y le palmeó la cabeza antes de recoger los cuencos. Doflamingo lo observó en silencio, no parecía una mala persona, aunque no quiso confiarse, lo más seguro es que tendría que irse de allí pronto.

 

—No me has dicho porque me salvaste.

—No lo sé, tal vez podrías ser útil para algo.

 

 

 Habría jurado que Crocodile le echaría después de la tormenta o cuando el invierno acabara, pero eventualmente entendió que incluso él y su compañero, un chico un par de años mayor que él llamado Mihawk, necesitaban ayuda para poder hacer múltiples cosas, especialmente al percatarse que al mayor de los tres le faltaba su mano izquierda.

 

 Tampoco era como si tuviese un lugar al que regresar y estar con ellos dos en esa vieja cabaña era mejor que los vertederos del pueblo. Los tres juntos se las arreglaban para sobrevivir por su cuenta, sin necesidad de adultos. Aprendió mucho de ellos: a cazar, a recolectar, a sembrar. Mihawk era muy bueno en eso último y era a lo que se dedicaban el resto del año, luego recolectaban sus cultivos en otoño. Una parte la vendían en el pueblo y el dinero les ayudaba a comprar otras cosas.

 

Cada invierno se sentía menos duro que el anterior, las posibilidades de morir se sentían un poco más lejanas a comparación de los que llegó a vivir luego de perder su estatus familiar y antes de conocerlos.

 

Le gustaba estar con ellos, especialmente con Crocodile, a quién a veces llegaba a observar más de lo debido. Había aprendido mucho de él en el último año, sobre sus gustos, sus disgustos y sabía lidiar con su carácter, se había encariñado mucho de ambos, pero especialmente de él.

 

—¿Qué haces ahí sentado? Deberías haber sellado ya esa ventana —la voz de Crocodile, mucho más grave que cuando se habían conocido, le irrumpió en sus pensamientos. Cierto, se distrajo viendo los copos de nieve caer afuera.

—Solo estaba recordando cuando nos conocimos, no me dejaste morir en la nieve.

—A veces me arrepiento —Crocodile rodó los ojos antes de tomar asiento junto a él en la ventana—, en realidad también lo estaba pensando, por eso cuando vi esto en el pueblo me acordé de ti.

 

Crocodile llevó su única mano al bolsillo de su abrigo y saco una cajita que le entregó al rubio. Este la abrió y se encontró con unas gafas nuevas, mucho mas bonitas que las ya dañadas y remendadas que seguía usando.

 

—Es para que tires esas, ya están viejas —dijo. Ya no podía llamarlo niño ni enano porque había estirado considerablemente con el paso del tiempo.

—¿De verdad son para mí? —no pudo evitar mirarle con emoción, incluso llegó a ruborizarse un poco.

—¿Alguien más usa gafas en esta casa? —cuestionó de forma irónica antes de quitarle las viejas de un movimiento.

 

Doffy se colocó las nuevas y procedió a tirársele encima para abrazarle. A medida que se fue abriendo con ellos, Crocodile entendió que podía ser bastante efusivo y en parte se había acostumbrado a ello. Como pudo, correspondió el gesto.

 

—Oh espera aquí —el chico se alejó por un momento, pareció buscar algo en su pequeña cocina/comedor y luego regresó—. Ten, es el último tomate del año, me aseguré de cortarlo lo más tarde posible y Mihawk me explicó como conservarlo para que no se dañara.

 

El mayor le miró un tanto impresionado y algo de rojo se asentó en sus mejillas. Desvió un poco la mirada y le dio un mordisco al tomate, ciertamente estaba perfecto aun y era delicioso.

 

—Gracias.

—Gracias a ti por las gafas.

 

Ambos sonrieron ligeramente antes de mirar por la ventana como los copos de nieve seguían amontonándose afuera. Doffy apoyó su cabeza en su hombro y Crocodile a su vez apoyó la suya en la del rubio.

 

—Gracias por salvarme ese día.

—No fue nada, me alegra que sigas vivo.

 

Mihawk cruzó la cortina que separaba la pequeña sala de la habitación y les observó contemplar la nieve juntos. Pensó que tendría que buscar algo de muérdago y colgarlo en el techo para la época de fiestas por el solsticio.

 

Aquel invierno seguramente sería más cálido que los anteriores.

FIN

Notes:

Me quedó mas larguito de lo esperado, no sé qué hice, pero me salió del corazón.

Chapter 15: Cadenas (Doflamingo/Crocodile & Cross Guild)

Notes:

Día 15: Cadenas
Relación: Doflamingo/ Crocodile & Cross guild
Universo: Canon
Advertencias: Ninguna

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Su celda en Impel down era bastante solitaria y aburrida. A veces Magellan se apiadaba e iba a hablarle un poco, cuando su estómago no se lo impedía. También podía leer el periódico de vez en cuando, era de lo poco que le habían permitido tras su encierro, aunque gran parte del tiempo lo pasaba encadenado.

 

 En una de sus solitarias ocasiones, se encontraba más aburrido de lo usual. Lo último que había leído era que, supuestamente, el mocoso sombrero de paja había asesinado al afamado científico Vegapunk, lo que le parecía un montón de patrañas sin sentido ¿De verdad el Gobierno y la Marina se creían esa basura? Su manipulación de medios se mantenía en un cinismo que le hacía reír entretenido.

 

Muchas cosas estaban ocurriendo afuera, era una pena estar ahí encerrado sin poder presenciar cómo el mundo estaba cambiando considerablemente ¿Ese mocoso de verdad lograría lo que nadie desde Gold Roger? ¿Sería nombrado un nuevo rey de los piratas? ¿El Gobierno mundial de verdad podría estar en jaque?

 

Un estruendo en el piso superior le sacó de sus pensamientos y, aunque quiso removerse, las cadenas se lo impidieron. Algo divertido parecía estar ocurriendo arriba.

 

—¿Magellan? ¿Te estás divirtiendo de nuevo? —habló en voz alta, aunque dudaba que alguien pudiera escucharle, por algo estaba confinado en solitario—Oh Magellan, no me dejes con la curiosidad, dudo que sea posible otra fuga de este lugar…

—Tal vez deberías reconsiderar eso —una voz peculiarmente familiar le hizo tensarse en su lugar. Su sonrisa se amplió y solo pudo reír.

—¿Es algún truco de tortura sensorial? Pensé que me estaba portando bien —soltó juguetonamente.

 

Algo atravesó su celda como si no fuera nada. Arena. Doflamingo no podía creer lo que veía, de verdad Crocodile estaba ahí, en carne y hueso, bueno, a su manera. No podía dejar de sonreír mientras observaba al otro ex señor de la guerra.

 

—No puedo creer que hayas regresado a este lugar, Wani.

—No hagas que me arrepienta, pajarito.

 

Doflamingo sintió escalofrío recorrer su espalda por como le había llamado, una clara señal de que estaba de buen humor. Crocodile exhaló un poco de humo antes de agacharse a su lado.

 

—Que gusto verte después de tanto, luego de Marine Ford pensé que me dejarías pudrirme aquí.

—En Marine Ford fuiste una jodida molestia en un pésimo momento —movió su gancho, del cual colgaba un juego de llaves. Otro estruendo se escuchó arriba—. Te liberaré del kairoseki, no te muevas.

—¿A qué se debe tanta amabilidad de repente? —cuestionó, obedeciendo a su petición en lo que soltaba las esposas de roca marina—Venir hasta aquí solo por mí suena como un plan suicida…

—Mihawk y el payaso están haciendo el alboroto necesario allá arriba, si tienes suerte, tal vez liberen a algún miembro de tu rara familia —respondió sin dejar lo que estaba haciendo— y respecto a tu pregunta, tal vez reconsideré la propuesta que me hiciste, de otro modo claro.

—¿Ah sí? ¿Y qué me propones?

 

Crocodile terminó de soltar las esposas, había sido complejo al tener cuidado de no tocarlas, y Doflamingo solo tuvo que mover sus dedos para romper el resto de cadenas que le estuvieron restringiendo, usando sus hilos potenciados con haki. Se puso de pie y masajeó sus hombros, tratando de estirar sus músculos lo más posible.

 

—Trabaja para mí, estoy seguro que serías una pieza muy útil en Cross Guild —respondió, volviendo a exhalar un poco de humo de su puro—, además, nadie sabe más que tú sobre el Gobierno Mundial y la Marina.

—¿Sólo por eso me quieres? Que cruel —nuevamente usó sus hilos para destrozar la reja y salir de su prisión.

 

Crocodile salió detrás de él. Hacerse camino por los pisos de Impel down fue relativamente sencillo para los dos, dejando un camino de cadáveres a su paso. Para el tipo logia incluso representó una clase de deja vu, podría decir que incluso sintió una ligera nostalgia al recordar al mocoso con sombrero de paja y a Jinbe mientras escapaban junto con Ivankov y un montón de inadaptados más.

 

—No puedo creer que me hicieran venir aquí de nuevo, ustedes son unos monstruos —los lloriqueos de Buggy mientras golpeaba una de las bestias que vigilaban ese piso le dio a entender que estaban reunidos nuevamente.

—¿Dónde está Mihawk? —exigió saber, aunque Buggy solo empezó a gritar estruendosamente.

—¿¡Vinimos hasta aquí por él!? ¡No! ¡No! ¡No!

—Silencio, payaso —Crocodile gruñó y el emperador cerró la boca de inmediato—¿Hiciste lo que te ordené?

—Si, liberé tantos presos como pude…

—Que honor que un Emperador del mar viniera hasta aquí por mí —Doflamingo soltó aquello burlonamente—¿También Ojos de Halcón?

—Está peleando con Magellan, solo él podría hacerle frente —balbuceó Buggy—, por favor ya vámonos de aquí.

 

Impel Down y las cadenas que le ataban quedaron muy atrás, el ataque de un Emperador del mar y su gente era algo que no esperaban, aquello era un suceso mucho peor que lo hecho por sombrero de paja dos años atrás. Y mientras se alejaban en el ostentoso barco, aprovechó para mantenerse cerca de su ex colega, seguía sorprendido de que, pese a su complicado pasado, hubiese ido personalmente a liberarle.

 

—Ya que fuiste por mí y sacaste a mi gente también, supongo que podría devolverte el favor en ese grupo tuyo.

—Si no eres útil, soy capaz de devolverte a esa sucia prisión de nuevo.

—Siempre eres tan duro, Wani.

 

 Pese a sus frías palabras, Crocodile le dedicó una sonrisa, una que Doffy conocía bastante bien, una coqueta y sugerente. Su poder e información no eran la única razón por la que le liberó, aunque tampoco pretendía decirlo en voz alta.

 

—Bienvenido a bordo, pajarito. Eres libre de nuevo.

 

Un poco más apartados, Mihawk y Buggy contemplaban la escena de aquellos dos, el segundo con una expresión un tanto perturbada por lo que creía estar entendido que pasaba ¿De verdad se estaban coqueteando a plena luz del día?

 

—¿Esos dos siempre fueron…?

—Sí —Mihawk le miró de reojo aun con su habitual estoicismo—, siempre fue evidente.

—En Marine Ford parecían llevarse muy mal…

—Los matrimonios son complicados.

FIN

Notes:

¿Aquí es la fila dónde esperamos que Doffy salga libre y se una a Cross Guild?

Chapter 16: Fruta del diablo (Doflamingo & Law)

Notes:

Día 16: Fruta del diablo
Relación: Doflamingo & Law
Universo: Canon divergence (Law como miembro de los piratas Donquixote)
Advertencias: Ninguna

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Doflamingo decidió no decir nada sobre la fruta Ope Ope hasta que la obtuvo de Diez Barrels. Negociar con ese imbécil fue complejo y al final trataron de timarle, un grave error. El único sobreviviente fue un muchacho al que le dio la oportunidad de marcharse, no le interesaba tampoco y él claramente no deseaba confrontarle.

 

 Con la fruta en su poder, no dejaba de pensar en las sospechas hacia su hermano, en como esos últimos seis meses la Marina no había logrado encontrarles ni una sola vez. Sus ejecutivos insistieron con las sospechas, pero una parte de él quería darle el beneficio de la duda a su único lazo de sangre.

 

 Devuelta en el Numancia Flamingo, tomó el den den mushi y le llamó.

 

—Tengo la fruta, nos reuniremos en el siguiente punto dentro de una semana.

 

Confrontar a Corazón fue doloroso, era evidente su intención de apartar a Law, pero finalmente todas las mentiras se cayeron. El imbécil siempre pudo hablar, era usuario de una fruta y, lo peor, era parte de la Marina. Por años estuvo jugando con él, espiándole, burlándose en su cara.

 

—¿De verdad piensas quedarte de su lado, Law? —cuestionó al niño, quien parecía contrariado e indeciso. No le sorprendería si su hermano lo había manipulado con sentimentalismo barato—Dije que encontraría la forma de salvarte, aquí está, pero no te la daré si te quedas con él.

—¿No se la darías a Cora-san? —preguntó el niño, mirando extrañado al mayor de los hermanos.

—No la necesita, a menos que quiera explotar —dijo aquello dejando salir una tenue risita—, te será más útil a ti, de todas formas, cuentas ya con algunos conocimientos básicos de medicina y seguro podrás ir desarrollándola más apropiadamente.

—No lo hagas Law, todo lo que quiere es que uses la técnica de la vida eterna con él, tu vida no le importa.

 

Doflamingo empezó a reír a carcajadas por sus palabras. Eran tan estúpidas como el propio Rosinante.

 

—¿Vida eterna? ¿Por qué querría algo así?

—Tu complejo de Dios seguramente…

—Quiero morir con la satisfacción de haber visto este mundo arder —le interrumpió y Rosinante se tensó en su lugar—, no me interesa algo tan insignificante ¿De qué me sirve vivir para siempre si todo lo que puede importarme o interesarme no seguirá conmigo?

—Pero tú…

—No solo me mientes y te burlas de mí, realmente nunca hiciste ningún esfuerzo por entender a tu hermano mayor ¿Verdad? —la tensa sonrisa en su rostro y las venas marcadas en su frente demostraban la ira contenida en esos momentos. Pasó su atención al niño sin cambiar su expresión—Dijiste que querías ver el mundo arder, lo haré arder para ti.

 

En ese instante, Law recordó todos los momentos horribles de su vida, la muerte de sus padres, de su hermana, de sus amigos y conocidos, toda su gente, como debió esconderse entre cadáveres para sobrevivir, como tuvo que comer de la basura, como fue tratado con asco por la gente solo por su enfermedad. Revivir todo eso le llenó de una ira inexplicable.

 

Entonces, Law tomó su decisión.

 

Aprender a controlar su fruta era complicado, no era como Baby 5 o Buffalo, su habilidad requería de ingenio y conocimientos. Doflamingo le proporcionaba tantos libros como podía, incluso investigaron un poco los antecedentes de la Ope Ope para que fuera más fácil lograr su adecuado uso. Era difícil, era compleja, pero nunca estuvo solo en aquel proceso que tomaría años perfeccionar.

 

—¡Room! —un espacio apenas perceptible se abrió en su lugar, su radio no era muy amplio, le tomaría tiempo hacerlo crecer—¡Shambles!

 

La botella que tenía en su mano cambió al helado que Buffalo estaba comiendo. Mientras este se quejaba, Baby 5 empezó a aplaudir emocionada por el truco que Law había ejecutado. Doflamingo sonrió con orgullo al niño, observando impresionado sus avances desde su lugar.

 

—Muy bien Law, has progresado bastante —le felicitó, al menos ya no se equivocaba con los objetos que cambiaba, era un gran avance.

—Quisiera poder hacer el espacio más amplio —dijo un poco frustrado.

—Ya podrás con el tiempo, se trata de práctica.

 

Tiempo después, la familia Donquixote se hizo con el trono de Dressrosa. Habían engañado a su pueblo lo suficiente como para que Doflamingo quedara como un héroe ante sus ojos. Ahora, como su nuevo rey, asentados en el castillo, la vida parecía mucho más placentera y fácil que en los tiempos de Spider Miles en el mar del Norte.

 

—¡Shambles!

 

Law sonrió con malicia divertida al ver como Buffalo y Baby 5 se quejaban tras que sus personalidades fueran intercambiadas. Tal vez usarlos como conejillos de indias no estaba tan bien, pero le parecía entretenido e interesante ver lo que podía lograr al cambiar sus corazones de lugar.

 

—Law el joven amo te está buscando —la calmada voz de Monet interrumpió las quejas de sus dos compañeros.

 

Decidió regresarlos a la normalidad por el momento, ya podría probar después que tanto podrían permanecer de esa manera. Fue hasta la zona externa junto a la piscina y se dejó caer junto al líder de la familia en el cómodo sofá.

 

 Doflamingo le miró de reojo a través de sus gafas. Law había crecido mucho en comparación al niño que conoció varios años atrás. Seguía siendo frío, aunque ahora mucho más calculador, inteligente. Había empezado a tatuar su piel, el más reciente siendo la jollyroger de la familia en el pecho, y se había perforado las orejas, lo que recordó un poco a su propia juventud.

 

—Escuché que tus negocios van muy bien —comentó el muchacho.

—Así es, todo va viento en popa —dijo con una sonrisa—. Te has vuelto muy habilidoso Law, pero prefería que no practiques tus poderes con Buffalo y Baby 5.

—¿Dónde estaría lo divertido en eso? —rodó sus ojos. Guardó silencio un instante de soltar una pregunta—¿Para qué me llamaste?

—Está por comenzar, Law —su amplia sonrisa parecía no caber en su rostro—. Cerré el trato con Kaido, lo que pasó en Dressrosa cuando vinimos no será nada en comparación con lo que está por venir.

 

Trafalgar le miró con una mezcla de sorpresa y ansias, finalmente el momento de empezar a destrozar el mundo había llegado y deseaba tanto ser parte de ello.

FIN

Notes:

Me gustan los AU donde Law se queda con Doflamingo.
¿Rosinante murió aquí? Quién sabe (¿?)

Chapter 17: Enredado (Doflamingo/Crocodile)

Notes:

Día 17: Enredado
Relación: Doflamingo/Crocodile
Universo: Alterno/Spider-Doffy (Hombre araña/Marvel)
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

Universo 2271997-OP

 

 

Cuando aquella araña genéticamente modificada por un laboratorio del Gobierno le picó, sinceramente pensó que lo peor que podría pasarle era morirse envenenado, no desarrollar poderes en base a la misma. Eventualmente aprendió a controlarlos, los cuales incluían: generar hilos como redes, adherirse a paredes, súper fuerza y una especie de sexto sentido que le alertaba del peligro.

 

“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” habría dicho algún sabio alguna vez, pero luego de vivir tantas situaciones desagradables y tristes en su vida, todo lo que pudo entender es que en realidad: "El poder es lo único que importa."

 

Con tantos enemigos aterrorizando la ciudad, por supuesto que tenía que hacer algo en su defensa, eso sí, sus métodos no eran precisamente los más amigables, de hecho, no le importaba rozar lo cruel con tal de acabar con aquello que aterrorizaba a los ciudadanos, lo que le hizo ganarse el odio de cierto periodista idiota. Morgans era una molestia, pero tampoco le daba mayor importancia a sus publicaciones amarillistas, tenía otras cosas de las que preocuparse.

 

Doflamingo era despiadado con los criminales, su traje rosa y su actitud carismática contrastaba en gran medida en su manera de lidiar con ellos, casi siempre destrozando sus cuerpos o golpeándolos hasta romper sus huesos como si no fueran nada. Moralmente incorrectos sus métodos o no, al menos su zona de la ciudad tenía una considerable reducción del crimen, su problema real ahora eran los súper villanos.

 

Le daba igual quienes eran o que querían, si podía deshacerse de ellos, entonces todo estaba bien. Claro que había un caso peculiar, un enemigo que seguía apareciéndose más y, bueno, no sabía como catalogarlo ¿De verdad era un villano? No actuaba como el resto. Era egoísta y cruel, pero no parecía tener genuino interés en atemorizar a la ciudad, lo que lo hacía mucho más interesante ¿Qué quería este hombre de arena en realidad? Mientras otros villanos trataban de dominar la ciudad o destruirla, Sandman parecía más interesado en alguna meta personal, algo que aún no quedaba claro.

 

La primera vez que se cruzaron, Doflamingo lo subestimó como a cualquier otro villano de segunda clase. Se preparó para acabar con él de la forma brutal a la que estaba acostumbrado, pero él no solo sobrevivió, sino que salió del combate con una sonrisa arrogante. Cada enfrentamiento posterior terminaba de forma inconclusa. Cuando Doflamingo intentaba acabar con él, el cuerpo de Sandman simplemente se desintegraba en arena, reformándose a lo lejos, fuera de su alcance. Era frustrante.

 

Eso sí, no podía negar que había una peculiar química entre ellos, si bien al principio sus comentarios eran fríos y desdeñosos, estos cambiaron con el tiempo a una especie de raro coqueteo.

 

 Pese a ello, tuvo que encontrar una manera de adaptar sus redes para lidiar con su habilidad de arena y al hacerlo, solo tuvo que esperar a su siguiente encuentro.

 

—Nos seguimos encontrando, amigo de arena —soltó cuando se interpuso en su camino —. Robarle a la mafia de Capone es peligroso ¿De verdad quieres hacer eso?

—No es asunto tuyo, araña —soltó con desdén —¿Siempre tienes que venir a interrumpirme? Parece que te gusta seguirme.

—Mi trabajo es deshacerme de las personas como tú.

—¿En serio? Pensé que era atormentar individuos y acosar criminales. Aunque admito que lo haces con estilo.

 

Pese a los ácidos comentarios, ambos parecían encontrar aquello bastante entretenido, como el juego del gato y el ratón, uno que no parecía tener fin. Doflamingo sonrió bajo su máscara, sus hilos, casi invisibles, se estiraban de sus dedos hacia el suelo, como si el mero acto de moverse activara la trampa que había diseñado para contener al hombre de arena. Había perfeccionado sus redes, imbuido los hilos con una tensión especial, capaz de atrapar incluso los granos más finos de arena. Esta vez, no dejaría escapar a Sandman tan fácilmente.

 

—Debo mantener el orden esta ciudad, a mi manera por supuesto, y que andes provocando a grupos criminales organizados implica un desastre a futuro —comentó, listo para activar su trampa en cualquier momento—. Aunque si sigues apareciendo así, pensaré que quieres que te atrape.

—Nuestros juegos me divierten, pero dudo mucho que puedas hacerlo —Sandman soltó aquello con un tono bastante provocador, casi seductor incluso y eso tensó por un instante al arácnido.

 

Sin embargo, eso no impidió que finalmente liberase su trampa y que sus hilos especiales se enredaran por todo su cuerpo aprisionándole, impidiéndole que se deshiciera en arena al principio, cosa que tomó por sorpresa al hombre de la cicatriz en el rostro.

 

—¿Seguro? —murmuró, acercándose mientras los hilos se enredaban aún más alrededor del cuerpo de Sandman—. Puede que esta vez la victoria sea para mí, aunque es una lástima que nuestros juegos terminen aquí.

 

El hombre de arena sonrió de manera insolente, aun atrapado, pero no del todo derrotado.

 

—Debo admitirlo, siempre logras entretenerme —comentó al tenerle bastante cerca—¿Me entregarás a la policía entonces o me darás una golpiza como a los criminales de cuarta que enfrentas?

 

Doflamingo se sintió orgulloso por un momento, parecía que su trampa había funcionado bien, aunque quizás subestimó demasiado las habilidades del otro, pues poco a poco comenzaba a desintegrar su cuerpo en arena a través de una zona donde las redes eran menos tensas.

 

—¿Dónde estaría lo divertido en eso? Aun quiero saber que quieres lograr y si no te da miedo ir con el rostro descubierto, implica que no te importa que descubra tu identidad —comentó—¿Me dirás tu nombre, aunque sea? Quizás considere liberarte.

—Tal vez la próxima…

 

Finalmente, se liberó de sus hilos y poco a poco su cuerpo se fue alejando con el viento. El arácnido sintió un poco de frustración ¿No tendría que haberlo notado su tonto sexto sentido? Quizás no lo hizo por ya no considerarle una amenaza o no ser un peligro real para él.

 

—Nos vemos pronto, arañita.

 

 Y nuevamente desaparecía como si nada, dejando su trampa como si un juego de niños se tratara, tendría que pensar en otra estrategia. Claro que permanecía la idea de encontrarse de nuevo y eso le motivó un poco más. Saltó de aquel alto techo, columpiándose con sus hilos entre los edificios, aun había mucho que hacer en esa ciudad, ya podría pensar luego en otra estrategia para capturar al hombre de arena y sacarle algo más de información.

FIN

Notes:

Miguel O’hara no lo llamó para ser parte de la sociedad arácnida (¿?)
Inspirado en el bello fanart de https://x.com/knimagna en X

Chapter 18: Diferente (Rosinante/Doflamingo)

Notes:

Día 17: Diferente
Relación: Rosinante / Doflamingo
Universo: Moderno / Twins AU
Advertencias: Incesto

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Chapter Text

Todos decían siempre que ellos iguales físicamente y no los culparían, realmente eran muy parecidos, especialmente cuando eran niños y a ambos les creció el cabello en la misma medida. Por supuesto que en personalidad no podían ser mas distintos y a medida que crecían, ciertas diferencias se hicieron más evidentes, pero era como si nadie quisiera verlas.

 

Cada uno tenía un estilo único, personalidades distintas, gustos distintos, todo en ellos era muy diferentes, pero las personas estaban negadas a verlo. Fue por eso mismo que decidieron sacarle un poco de provecho a la situación, ser gemelos podría suponer ciertas ventajas. Se conocían tan bien que podían imitarse a la perfección y engañar a cualquiera, excepto a su madre claro, aunque eso no impedía que intercambiaran lugares en ocasiones para ciertas cosas: rechazar citas, confrontar a un bully, reemplazar en alguna actividad en caso de emergencia.

 

Rosinante sabía imitar a su hermano, su elegancia, actitud excéntrica y carisma. Doflamingo sabía emular su actitud más retraída, su torpeza y habito silencioso. Sin embargo, mucha gente seguía sin querer verlo, quizás solo sus amigos más cercanos lo hicieron eventualmente.

 

Otros los veían como un juego estimulante ¿Salir con gemelos? Era algo así como un premio doble. Pocas veces alguien se interesaba genuinamente en uno de ellos o trataba de encontrar lo que los hacía únicos. Aun así, buscaron la manera de diferenciarse lo suficiente uno del otro de manera superficial para que a otros se les hiciera más sencillo de notar.

 

 Bellamy era todo un caso, quizás lo que popularmente llamarían los chicos de su edad un simp. Estaba muy empeñado en salir con su hermano, pero Doffy no le encontraba mayor gracia y no importaba cuanto lo rechazara, el tonto seguía detrás como un perro sin dignidad alguna. Era exasperante, incluso para el menor de los gemelos y entendía que el rechazo de su hermano se debía a esa misma ineptitud de no ver más allá de lo superficial en ellos.

 

—¿Por qué accediste a una cita con él? —se quejó mientras terminaba de arreglarse en la habitación que compartían, colocándose la chamarra favorita de su hermano y unas de sus gafas de sol.

—Porque ya no encontraba otro modo de sacármelo de encima, sería capaz de aparecer con un estúpido cartel de declaración en medio del patio de la escuela, sería tan humillante que lo mataría y luego me mataría yo —respondió con una fría naturalidad sin apartar su vista del juego en la Nintendo switch.

—Estás exagerando —Rosinante se paró frente al espejo y con algo de gel empezó a peinar su cabello para igualar al de su hermano—, aunque no te negaré que si es desesperante ¿Pero por qué debo ir yo?

—Porque, querido hermano, te he estado cuidando tu lindo trasero de Sakazuki por un mes, me haces ver una materia que ya exoneré solo porque no puedes decirle a ese imbécil que te deje en paz.

—¡Es intimidante!

—Lo que digas, te he ayudado con eso, me lo debes.

 

Dejó la consola a un lado con el juego en pausa y se puso de pie junto a su gemelo, mirando el reflejo de ambos frente al espejo. Sí, cualquiera diría que eran idénticos, pero había más diferencias. Doflamingo era ligeramente más alto y su cabello era unos tonos más claros. Además, Rosinante tenía en el cuerpo muchas cicatrices, producto de sus caídas y topes contra objetos puntiagudos.

 

—Te ves muy bien, Rosi —comentó con una amplia sonrisa.

—Me veo exactamente igual a ti —frunció un poco el ceño antes de suspirar.

—Lo que te hace tener mas estilo.

 

Acercó sus manos al cabello de su gemelo, acomodando algunos detalles. Rosinante se dejó hacer, mirando directamente el rostro del mayor. Eran tonterías de la gente, ellos no eran iguales, eran muy diferentes ¿Cómo es que no podían verlo? ¿Por qué estaban empeñados en forzar una falsa realidad? Quizás él mismo no quería creerlo, porque lo haría sentirse un narcisista de cuarta.

 

 Sostuvo el rostro de Doflamingo en sus manos y le besó los labios, al menos sus juegos incestuosos les ayudaban a desquitarse un poco de todo ese asunto. Para ellos, eran distintos como el agua y el aceite, haber nacido al mismo tiempo no les hacía una copia del otro, había diferencias muy notorias que se negaban a ver más allá de sus actitudes o formas de vestir.

 

—¿Beso de buena suerte? —preguntó Doffy al distanciarse con una sonrisa divertida.

—No quiero ir —se quejó infantilmente.

—Lo sé, pero me lo debes.

—Ya lo sé.

 

Rosinante resopló, tomando el celular de su hermano para llevarlo consigo, no le quedaba de otra. Un tonto como Bellamy seguro no podría ver las diferencias entre ellos así que caería fácil en su pequeña trampa, encontraría la manera de despacharlo y libraría a su gemelo de un problema que no quería, así como lo había hecho por él.

 

Tal vez algún día, otras personas dejarían de verlos como una misma pieza dividida y encontrarían lo que los hacía tan distintos, pero mientras tanto, solo se tenían el uno al otro para eso.

FIN

Notes:

Me inspiré de un rol que hice con mi bestie hace tiempo, tqm Tobi.

Chapter 19: Homenaje (Doflamingo & Sra. Donquixote, Tsuru & Rosinante)

Notes:

Día 19: Homenaje
Relación: Doflamingo & Sra. Donquixote – Doflamingo & Tsuru - Doflamingo & Rosinante
Universo: Alterno, Wizarding world/Hogwarts AU
Advertencias: Mención de tortura y muerte de personajes

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Chapter Text

Su infancia estuvo plagada de cambios bruscos y momentos muy oscuros, incluso hubo un momento donde ni siquiera creyó vivir demasiado. Una noche, a la calidez y tranquilidad de su hogar, un grupo de personas con máscaras negras entraron y atacaron a su familia.

 

Su padre fue torturado con la maldición cruciatus frente a sus ojos, sus gritos de dolor aun podía escucharlos en sus pesadillas. Su madre les abrazó con fuerza, a él y su hermano que no dejaba de llorar aterrado, solo eran niños y lo que escuchaban era a aquel grupo decir que todo era culpa de Homing por estar a favor de esa ley de matrimonio con muggles.

 

En algún punto aquellos magos le arrebataron de los brazos de su madre, como una forma de seguir torturando a ambos adultos implantaron una maldición en su ojo, sumamente dolorosa que le hizo retorcerse en su lugar. Quiso morir, no, quería vivir para matarlos él mismo, por todo lo que les estaban haciendo.

 

 Su madre les cubrió con su cuerpo entre sollozos y eso fue lo último que pudo hacer, pues tanto ella como su padre fueron víctimas del maleficio asesino. Rosinante lloraba a su lado intensamente, aferrado al cuerpo de su madre, quien en un acto de amor hizo todo por protegerlos, quizás ellos habrían muerto también si no se interponía. Ella no lo pensó, todo lo que deseaba era que sus hijos tuvieran una oportunidad de vivir.

 

Aquella noche fue un infierno para los dos hermanos. Cuando los aurores llegaron, todo lo que pudieron encontrar fue el par de cuerpos, un niño maldito y otro llorando hasta que sus cuerdas vocales quedaron demasiado lastimadas. Sintió como una de ellos le sujetó en sus brazos y susurró palabras cálidas, asegurándole que estaría bien, que era un niño fuerte y valiente.

 

Doflamingo tenía solo ocho años y Rosinante seis, eran muy pequeños cuando vivieron tan horrible suceso. Sus padres ni siquiera serían capaces de verlos ingresar a Hogwarts nunca y ellos tendrían que vivir para siempre con ese horrible recuerdo.

 

La maldición en el ojo del mayor solo pudo ser tratada con la extracción de su ojo en el hospital de San Mungo, aunque hubo algunas secuelas que se traducían en fuertes pesadillas, aunque estas menguaban considerablemente cuando dormía junto a su hermano menor, aferrados uno del otro, porque ya no tenían otra cosa que a ellos mismos.

 

Tras recibir el alta del hospital, ambos fueron enviados a un orfanato muggle. En su tiempo allí cuidó lo más posible de su hermano y ocultó tanto como pudo sus habilidades mágicas no controladas, incluso si eso implicaba meterse en peleas o ser agresivo. Fueron dos años muy duros para ambos, pero mientras Rosi estuviera bien valdría la pena. Claro que, al tener diez años, la idea de cumplir once y ser enviado a Hogwarts comenzó a desesperarle negativamente, no quería dejar a Rosinante solo gran parte del año.

 

Un día, dos personas, parte del Ministerio de Magia, se acercaron a ellos y les explicaron que iban a ser sus tutores legales. Recordó a la mujer como la misma auror que les encontró esa vez. Siendo un niño, no entendía porqué se esforzó en hacer tanto por él. Le sacó del orfanato, le dio un hogar y buscó la manera de que no estuviera demasiado alejado de Rosinante pese a encontrarse con un tutor diferente.

 

Tsuru volvió a brindarle el calor y amor de una madre. Tras tanto dolor y sufrimiento, gracias a ella, una parte del resentimiento que guardaba pudo sanar más apropiadamente. Junto a ella recibió su carta de aceptación a Hogwarts, le acompañó cada año a buscar sus útiles en el callejón Diagon, le enseñó a montar en escoba y le vio graduarse como un gran mago tras su séptimo año.

 

 Siempre le estaría agradecido por todo lo que hizo y ya siendo el adulto que era, no dejaba de pensar que le debía demasiado de quien era actualmente, incluso si cometió fallos en el camino.

 

Ahora, luego de la reciente gran guerra mágica, había creado un orfanato especializado para huérfanos de padres magos, donde no tuvieran que reprimir su magia para ocultarla de los no magos y dónde podrían tener la oportunidad de tener una familia de nuevo, de sanar en lo que asistían a la escuela y crecían para convertirse en grandes magos.

 

En una de sus paredes, decidió colocar dos amplios cuadros con la imagen de ambas mujeres, de su madre que dio su vida por él y su hermano, y de Tsuru, quien le adoptó estuvo cuando más le necesitó; como un bonito homenaje, porque todo era en honor a ellas, por permitirle llegar tan lejos en su vida.

 

Los cuadros móviles le daban una sensación de nostalgia, ambas mujeres sonreían dulcemente y tenían un porte elegante, fuerte pero amable.

 

—Aun pienso que es exagerado, pero creo que a mamá le habría gustado —el comentario de su hermano menor le sacó de sus pensamientos.

—No es exagerado —negó, aun así, sonrió ampliamente—, piensa que menos niños tendrán que vivir lo que tú y yo.

—Lo sé, quieres hacer lo que Tsuru y Sengoku hicieron por nosotros —Rosinante miró el cuadro de su madre con gran nostalgia—, aunque con Law debió ser suficiente, ya estás criando a un niño.

—No seas tan aguafiestas hermanito —le atrajo contra sí con uno de sus brazos, rodeando sus hombros—. Ya quiero que Tsuru regrese de América para que lo vea.

—Si, que vea que enloqueciste —rodó sus ojos, aunque igual terminó por sonreír—, al menos a ti te agradan los niños y tratas de hacer más por ellos, luego de la guerra, esto quizás sea lo mejor.

—Eso es lo que espero.

 

Doflamingo sonrió satisfecho antes de seguir su camino por el pasillo junto a su hermano, todo estaba listo ahora para poner su proyecto en marcha. Tal vez su vida había estado muy llena de cambios bruscos, pero consideraba que gracias a ellas dos pudo avanzar y alcanzar la estabilidad necesaria como para tomar su legado y hacer lo mismo por alguien más.

FIN

Notes:

Esto es básicamente un preludio a otra historia que pienso publicar más adelante, tal vez cuando termine el Doffytober, pero ya tengo varios capítulos hechos. Si Doffy es un poco más diferente es por la crianza de Tsuru que no lo dejó llenarse de odio.

Chapter 20: Amable (Doflamingo & Mihawk, Doflamingo/Crocodile)

Notes:

Día 20: Amable
Relación: Doflamingo & Mihawk, Doflamingo/Crocodile
Universo: Alterno ¿Años 1800? (continuación de invierno)
Advertencias: Abuso, embarazo adolescente, mpreg (embarazo masculino)

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Chapter Text

Mihawk había desaparecido varios días cuando el verano llegaba a su fin. No solían preocuparse mucho por él, tanto Doflamingo como Crocodile sabían que era fuerte y sabía defenderse muy bien. Pese a solo tener diecisiete años, era un chico sumamente habilidoso con armas cortopunzantes y era un gran peleador.

 

Sin embargo, cuando los días se volvieron semanas, la angustia se hizo creciente, aunque quisieran ignorarlo ¿Dónde se había metido? Con la entrada del otoño, lo necesitaban para la recolección de la cosecha, era quien les dirigía siempre con ello y si bien sabían como manejar una gran parte, no quitaba que era el más indicado para ello -bueno, y también porque lo extrañaban-.

 

Terminaron por ir al pueblo con tal de tener alguna noticia de él, todo lo que pudieron saber fue que le habían visto con el forense del pueblo y encargado del cementerio una vez. Gecko Moria era un hombre que no les agradaba en lo más mínimo, sin embargo, Mihawk parecía encontrarle alguna gracia pues siempre estaba dispuesto a escuchar su palabrería sobre la muerte y el más allá.

 

¿Se habría ido con él así nada más? Era absurdo que ni siquiera se molestara en avisarles. Claro que por más que se acercaron a la zona del cementerio para obtener información, todo lo que escucharon de sepulturero -un desagradable sujeto llamado Absalom- fue que habían ido juntos a un pueblo vecino por algo de unos plantíos que estaban matando a la gente.

 

Sonaba lógico, Mihawk sabía mucho de eso y, bueno, Moria se ganaba la vida con la muerte de otros. Como fuese, seguía siendo raro que se marchara sin decirles nada, incluso si era habitualmente silencioso, no dejaba de comunicarles lo más importante. Había algo muy raro en todo eso y sus sospechas tuvieron un propósito cuando, a finales de octubre, Mihawk por fin apareció.

 

Lucía terriblemente mal, con ojeras pronunciadas, su ropa bastante más desgastada y con moretones y marcas demasiado notorias. Pese a tratar de mantener aquella expresión imperturbable que le caracterizaba, simplemente se aferró al menor de los tres y empezó a derramar lágrimas, algo que nunca le habían visto hacer por lo que naturalmente pensaron lo peor. Aun así, Mihawk no dijo ni una palabra de lo que había pasado.

 

 Mihawk estuvo en un frío silencio por días. Se dedicó a las cosechas que aun quedaban, pero no quiso ir al pueblo a vender nada, dejó esa tarea a Doffy y Crocodile. Ambos empezaron a notar cosas, como que ahora se cohibía más al estar desnudo, buscando cubrir las marcas que había en todo su cuerpo -entre hematomas y mordidas-, lo que fue alarmante.

 

Doflamingo quería sacarle la verdad, pero el mayor insistió en dejarlo en paz hasta que se sintiera listo. La llegada del invierno les forzaba a estar dentro de la cabaña mas tiempo, así como dormir los tres juntos para mantener el calor e inevitablemente muchos cambios se presentaron de forma evidente en el cuerpo de Mihawk con el pasar de los meses.

 

—Está embarazado —Crocodile soltó aquello con un gruñido una fría mañana de febrero. El rubio sintió palidecer y le miró perplejo.

—¿Cómo…?

—Primero fueron las náuseas, luego su desesperación por comer, ha subido mucho de peso, no está usando su ropa porque ya no le queda —Crocodile chasqueó la lengua, cruzándose de brazos.

—¿Por qué no quiere decirnos nada? Cuando volvió a hablar pensé que nos lo diría, sobre lo que pasó…

—Solo se me ocurre que no fue algo que él quisiera.

 

Entendía bien a que se refería, solo tenían que juntar las piezas. Aquel hombre había estado abusando de Mihawk, quizás se había aprovechado de su enamoramiento en un principio para ganar su confianza. Como fuese, no había nada que pudieran hacer, incluso si a ambos les hervía la sangre de la ira. Moria era alguien con dinero e influencia en el mugre pueblo, claro que ellos serían capaces de acabar con todo si era necesario, pero eso no desharía lo ocurrido.

 

 Desde aquella charla con Crocodile, Doflamingo no pudo evitar preocuparse en cuidar más de Mihawk. Estaba más atento a él, procuraba cubrir sus tareas y, si bien quería que hablaran de lo ocurrido, no lo forzó realmente, solo estuvo a su lado, tratando de hacerle sentir cómodo. Tal vez fuese dos años menor, pero no es como que siguiera teniendo la mentalidad de un niño pequeño, sabía bien lo que un embarazo implicaba.

 

 Con la llegada de marzo, su vientre estaba mucho más abultado y se cansaba con más facilidad. Aun así, era obstinado y no quería ayuda para hacer las cosas, no quería sentirse una carga para ellos dos, incluso si ya se sentía a veces como la tercera rueda en su relación. La situación era algo tensa aun, pero Doffy decidió comprarle un postre en el pueblo por su cumpleaños dieciocho.

 

—¿Por qué eres tan condescendiente conmigo? —cuestionó cuando le ayudó a sentarse en la incómoda silla del pequeño comedor de madera.

—No lo soy, trato de ayudarte —negó en lo que pasaba a servirle algo del postre de avellanas.

—Se llama amabilidad, Mihawk —intervino Crocodile desde su lugar—, deberías aprovecharla, solo la tenemos para ti.

—No la quiero —dijo orgullosamente—, de hecho, pienso que debería irme, ustedes necesitan su privacidad, conmigo aquí su relación no prosperará adecuadamente.

—No puedes seguir siendo tan terco —Crocodile gruñó fastidiado, aunque llegó a ruborizarse—y no digas estupideces, no irás a ningún lado.

—¿Por qué se comportan así? No he querido decirles nada en todos estos meses y me he vuelto una carga.

—No eres una carga —negó el rubio de inmediato—, estamos preocupados por ti, pero no te íbamos a obligar a hablar si no querías, bueno, yo si quería obligarte, pero Wani dijo que no estaba bien.

—Aunque debiste hacerlo, así hubiéramos ido a matar a ese maldito de una vez con todas las razones.

 

 

Mihawk volvió a guardar silencio y no quiso hablar del tema de nuevo, aunque esta vez aceptó la ayuda de ambos sin quejarse tanto y no volvió a mencionar el tema de marcharse.

 

El invierno terminó y dio paso a la primavera, lluviosa y húmeda todavía, pero con el agradable aroma floral y con la expectativa de finalmente salir un poco más, lavar la ropa sucia del invierno, cazar y poder comer carne o ir de pesca al descongelado lago.

 

Doflamingo y Crocodile siguieron cuidando de Mihawk esos siguientes meses, ya no dormía en la misma cama con ellos como en el invierno, insistiendo que su intento de relación necesitaba algo de privacidad al menos en ese aspecto. Desconocían que era cosa del embarazo, pero ahora Dracule tenía mucho mas vello facial y era normal verlo quitárselo con una navaja, aunque ahora su amplio vientre le hacía incómodo una actividad tan simple, el dolor en sus pies era cada día más insoportable.

 

—Quiero que esto acabe ya —comentó, permitiendo que fuese el mayor quien le quitara el exceso de barba y bigote.

—No debe faltar mucho —respondió sin dejar lo que hacía.

—¿Has pensado en un nombre? —cuestionó el menor con curiosidad y una sonrisa que se fue ampliando con la idea.

—No realmente, pensaba dejárselo de comer a los zorros —se hubiera encogido de hombros si la navaja no estuviera tan cerca de su cara. No le sorprendía lo hábil que era Crocodile aun con una mano.  

—¡No digas algo tan horrible! —exclamó el rubio, exaltando al mayor.

—¡Doffy cállate, casi me haces cortarlo!

 

Hubo un silencio algo tenso entre los tres, pero finalmente Mihawk habló.

 

—No quería tener un bebé —murmuró frunciendo el ceño y desviando la mirada. Crocodile pausó lo que hacía y Doffy le miró con atención—, Moria dijo que podía quedarme con él esa vez, al principio estaba bien, pero luego no… no quise estar ahí más…

 

Lo dejaron desahogarse esta vez, había tomado tiempo, pero finalmente pudo explicar lo ocurrido. Y sintieron ira de saber que por días estuvo sometido a aquel hombre hasta que pudo herirlo y escapar, aunque ahora tenía que cargar con el recuerdo de lo ocurrido.

 

 

—Si quieres deshacerte de esa cosa cuando nazca, lo dejaremos en la iglesia del pueblo —decretó Crocodile, volviendo a su labor en su rostro.

—Pero si por alguna razón decides conservarlo, entonces yo te ayudaré —dijo Doffy.

 

Mihawk solo asintió.

 

A principios de junio, el bebé nació. Fue tortuoso y aterrador para los tres en distinta medida, en especial por el terror que les dio la posibilidad de que Mihawk no sobreviviera, pero finalmente todo resultó bien, de algún modo se las arreglaron para hacer todo sin necesidad de buscar ayuda. Había nacido una niña, pequeña con mechones rosáceos y ojos oscuros.

 

Doflamingo se dedicó a limpiarla con agua tibia, le parecía tan bonita que era triste que Mihawk se quisiera deshacer de ella. No podría culparlo tampoco. Tal vez de haberlo sabido antes hubieran encontrado la manera de hacerle abortar y se evitaban el tortuoso proceso, pero bueno, ya estaba ahí y solo quedaba tomar una decisión.

 

Por unos días, fue el rubio quien se dedicó a alimentarla con leche que consiguió de una nodriza del pueblo a cambio de carne de venado que había cazado. También llenó un canasto con pieles para que fuera su cuna y se encargó de limpiarla, arrullarla y cuidarla mientras tanto; Crocodile no estaba muy entusiasmado con la idea. Mihawk se recuperó finalmente y parecía que volvía a ser el mismo de siempre.

 

—Parece que a ti te gusta bastante —comentó, atreviéndose a contemplar finalmente a la niña, no fue tan horrible como esperaba, en realidad lucía bonita dormida en aquella cuna—¿De verdad quieres conservarla?

—Bueno, es tu hija, creo que depende de ti escoger, pero no la echaremos a los zorros.

 

Dracule sonrió algo divertido, quizás lo dijo por el enojo del momento o quizás lo dijo en serio, no estaba seguro. Pasó su dedo por sus mechones rosas y suspiro.

 

—Creo que la llamaré Perona…

—¿Significa que te la quedarás?

—Es mejor que abandonarla como hicieron mis padres conmigo —se encogió de hombros—, no creo que ella llegue muy lejos.

—A Crocodile no le gustará, se queja mucho cuando llora —rió.

—Tal vez necesitamos una cabaña mas grande, o quizás deba irme con ella, no necesitan esta carga.

—No son una carga, somos familia, los tres, bueno, los cuatro.

—A veces eres muy amable para mi gusto.

—Como Crocodile dijo, es solo para ti y ahora para Perona.

 

Mihawk sonrió un poco más, bueno, ahora todo sería más difícil.

 

—Gracias, solo espero que pueda sobrevivir este invierno, los bebés mueren con mucha facilidad.

—Lo hará, es fuerte igual que tú.

FIN

Notes:

No sé como terminé haciendo esto, pero creo que me gustó bastante, tal vez haya una parte tres en otro de los días. Como esto es supuestamente ambientado en el siglo 19, pues no estaba mal visto el asunto de la edad pero igual puse las etiquetas porque ajá, y si Doffy aun tiene 15 y Croco ya tiene 20, Mihawk tenía 17 y Moria como 24 pero bueno, eran otros tiempos, la vida funcionaba distinto.

Chapter 21: Pesadilla (Crocodile/Female!Doflamingo)

Notes:

Día 21: Pesadilla/Sueño
Relación: Crocodile / Female Doflamingo
Universo: Alterno, moderno
Advertencias: PTSD

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Chapter Text

Cuando se casó con Dofie, ya sabía de muchas cosas de su vida, tanto buenas como malas. Era una mujer enérgica, carismática y ruidosa, tanto como hermosa, elegante y de muchos modales. Podía ser sumamente cruel, despiadada y a la vez dulce y maternal, todo lo que ella era lo aceptaba, tal vez no le gustaban algunas cosas, pero así la amaba y no tenía interés en cambiar nada.

 

Quizás lo único que desearía poder arreglar sería su tormentoso pasado, uno lleno de mucho sufrimiento y pérdida desde su infancia, pero bueno, no es que hubiera manera de alterar el tiempo. Aunque ella lo negara, era evidente que aún quedaban muchas secuelas, eventos sin superar y heridas sin cerrar, pero ella era obstinada y nunca admitiría que necesitaba ayuda de vez en cuando.

 

Normalmente su pasado no parecía afectarla, como si lo hubiera bloqueado de su mente o simplemente fuese lo bastante capaz de ignorarlo, seguía su vida, era una gran modelo, tenía una línea de ropa, un negocio próspero, una familia que creó ella misma y la adoraba. Y por supuesto, estaban casados, lo que daba a entender que ella tenía todo para ser feliz.

 

 Sin embargo, había noches en las cuales el pasado la atormentaba como un manto oscuro y tenebroso, la envolvía y regresaba a ser esa niña que perdió tantas cosas. Se removía inquieta, sudaba y luego despertaba abruptamente, derramando lágrimas, haciendo un esfuerzo inmenso por no sollozar. Pero él ya estaba despierto y simplemente le abrazaba contra sí, buscando consolarla en silencio mientras acariciaba su espalda.

 

Ella se aferraba a él con fuerza, buscando calidez y seguridad, luego miraba su habitación, comprobando que ya no estaba en el mismo lugar horrible de antes. Aquellos momentos volvían usualmente cuando algo de su pasado se conectaba nuevamente a su presente, como cuando se encontraron a Kaido, el hombre que la prostituyó en su adolescencia, o lo más reciente, el reencuentro con su hermano menor.

 

Había detalles que desconocía y no le presionaría a contar, dejaría que estuviera lista para hablar, pero por el momento, todo lo que podía hacer era asegurarle que estaba bien, que estaba en casa y que no permitiría que nada malo le pasara.

 

—Estoy aquí, respira —su voz grave y profunda pareció hacer eco en ella. Quizás no era suave, pero fue suficiente para hacerla tranquilizarse finalmente, ya no respiraba con pesadez y aflojó un poco el agarre en su pijama.

—¿Wani? —murmuró apenas, su corazón aun latía muy rápido, mas poco a poco empezó a regularse.

—Sí, te tengo, solo fue una pesadilla.

 

Dejaba que se relajara primero en sus brazos, incluso llegaba a darle suaves besos en el rostro: sus mejillas, su nariz, sus párpados y su frente. Parecía funcionar muy bien. Él realmente no era el hombre mas afectuoso del mundo, tampoco el más dedicado, pero no podía evitar serlo con su esposa, era patético cuanto podía adorarla que se permitía ser dulce con tal de que ella estuviera bien.

 

—¿Estás mejor?

 

Ella asintió. Volvieron a recostarse, no le preguntaría nada, cuando quería, ella misma le contaba lo que había soñado, pero esta vez, solo apoyó la cabeza en su pecho y volvió a cerrar sus ojos. Posó su única mano en sus dorados cabellos y se dedicó a acariciarlos entre sus dedos.

 

—No me dejes…

—Aquí estoy, descansa.

 

Al menos ya no buscaba desesperadamente beber de una botella de vino como al principio, quizás juntos encontraron una mejor forma de que se sintiera mejor y, si lo veían con más claridad, las pesadillas disminuían considerablemente desde que vivían juntos.

FIN

Notes:

Me gusta cuando Crocodile es un buen esposo con Doffie o al menos aprender a serlo.

Chapter 22: Viaje (Doflamingo & Sugar)

Notes:

Día 22: Viaje
Relación: Doflamingo & Sugar
Universo: Alterno, moderno
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

Para el cumpleaños número once de Sugar, había decidido cumplir su deseo de ir a uno de los parques temáticos de Disney. Desde España, la opción más cercana y sencilla tendría que ser el ubicado en Paris, pero considerando la asquerosa infestación de ratas que había, Doflamingo prefería dispararse en un pie antes que volver a la capital francesa. Estados Unidos tampoco era opción.

 

Pensando entre Shanghái y Tokio finalmente se decidió por la segunda opción, aprovecharía la oportunidad para que luego turistearan por la ciudad un poco. Sus chicos parecían felices con la idea, especialmente Sugar, quien había deseado aquello desde que veía la publicidad de los parques en televisión.

 

Por alguna razón el viaje se había pospuesto hasta entonces, quizás tendría que culpar a su ajetreado trabajo, siempre siendo necesitado en una cosa u en otra, ser diseñador de modas no era nada sencillo. Sin embargo, se las arregló para sacar el tiempo necesario con tal de celebrar el cumpleaños de su segunda hija mas pequeña.

 

Y Sugar parecía genuinamente feliz, jalando a Monet a diferentes atracciones, dejando que le tomara fotos con los actores caracterizados como personajes que le gustaban, paseando por los distintos lugares de entretenimiento. No era la niña más risueña del mundo, a veces era bastante maliciosa, pero esta vez se veía tan genuinamente feliz que no se resistía a comprarle lo que deseara en mercancía de sus personajes favoritos. Quizás estaba siendo algo consentidor, pero se veía tan linda con aquellas orejas de Minnie.

 

Por supuesto, a Baby 5, Buffalo y Dellinger también procuraba darles todo de su atención, ellos también se estaban divirtiendo mucho, pero al ser el regalo de Sugar, debía admitir que le estaba dando un poco más de preferencia de la habitual. De todas maneras, siempre era así cada que uno de sus hijos adoptivos estaba de cumpleaños y los demás lo aceptaban como lo justo del día.

 

—¿Te diviertes? —preguntó en lo que entraron a uno de los tantos restaurantes temáticos, este era uno de postres y se había encargado de pedir uno especial de uvas para su hija.

 

Giolla había llevado a Dellinger a otra atracción más adecuada a su edad, mientras que Gladius acompañó al resto junto a Monet a una de las montañas rusas, era justo que los mayores se divirtieran un poco también. Luego volverían a reunirse para continuar juntos.

 

—Mucho —respondió con una sonrisa que no podía borrar de su rostro—, creo que nunca me había divertido tanto antes.

—Me alegra que lo estés pasando bien —dijo satisfecho—, disfruta tu día, te lo has ganado, tus notas en la escuela son excelentes.

—Monet me ayuda a estudiar, pero en general creo que no es tan complicado —comió un poco de su postre, mirando al mayor unos segundos antes de continuar—, nunca imaginé que pudiera venir a un lugar así, no antes.

 

 Sugar y Monet tenían tres años de haber sido adoptadas por él. Antes de ser parte de su familia, habían pasado por dificultades en orfanatos y casas de acogida. Escuchó de parte de los de servicio social que muchos de esos padres temporales, renunciaban a ellas porque las encontraban sombrías y oscuras para ser solo niñas. Vaya que eran imbéciles, ambas eran brillantes y talentosas a su manera, merecían un hogar tranquilo como cualquier niño.

 

En sus dos cumpleaños anteriores no había querido abrumarlas demasiado, reuniones familiares o salidas a cenar estaban bien en lo que se adaptaban a su nuevo entorno. Aun así, consideraba que aquel viaje lo tenía más que merecido y había encontrado el momento ideal para ello.

 

—Pues siempre que mantengas un buen rendimiento escolar y no se metan en problemas innecesariamente, saben que pueden pedirme lo que quieran. —dijo con calma—¿Cómo van tus clases de crochet?

—Bien, es tranquilo y me gusta hacer figuras —dejó la cuchara y revisó algo en su pequeño bolso para sacar su teléfono. A Doflamingo no le gustaba estar incomunicado de ninguno de ellos y siempre que siguieran sus normas de uso, les permitía tenerlos—, de hecho, esto es en lo que trabajo actualmente.

 

El rubio se fijó en las dos figuras, estaban bastante avanzadas por lo que pudo distinguir claramente el pequeño osito sin brazos y un flamenco al que aun le faltaba la mitad del cuerpo. Aun así, sonrió con orgullo de su trabajo, le agradaba mucho como cada uno de sus hijos era hábil en algo de su gusto.

 

—Se ve que has hecho un gran trabajo, eres muy hábil, Sugar.

 

La niña se sintió feliz por el elogió. Siguió comiendo, alegre, compartiendo aquel momento con su padre mientras conversaban de algunas cosas antes de volver con el resto de su familia.

 

Tanto ella como su hermana estaban felices de tenerle como su padre, no solo por lo material, sino por lo atento y presente que era con ambas, con todos sus hermanos en general, incluso si era un hombre importante y ocupado, habían tenido mucha suerte.

 

Por su parte, Doflamingo no podía estar más conforme y orgulloso con el desarrollo de sus hijos en general, razón por la que estaba a dispuesto a darles lo que ellos desearan, quería que fueran felices y que nada les faltara, su familia merecía todo y si estaba en sus manos darles el mundo, así lo haría.

 

Siguieron disfrutando mucho de aquel viaje familiar, además estando en Tokio, podrían aprovechar para celebrar su propio cumpleaños después visitando otros sitios de su interés, pero por ahora, todo lo que quería era que Sugar disfrutara lo más posible su día.

FIN

Notes:

Tenía que subirlo en el cumpleaños de Sugar, pero por cosas de la vida me atrasé jaja.

Chapter 23: Cumpleaños (Doflamingo/Female!Crocodile)

Notes:

Día 23: Cumpleaños
Relación: Doflamingo / Female Crocodile
Universo: Canon divergence
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

Como rey de Dressrosa, era natural que las celebraciones de su cumpleaños fueran excesivamente grandes, duraderas, con prácticamente todo el reino festejándole. Y le gustaba, le encantaba ser el centro de atención, celebrar con su familia, comer y beber hasta saciarse, sentirse pleno ante un año más agregado a su vida.

 

Sin embargo, este año las cosas eran diferentes. Ahora su querida esposa vivía con él en su castillo a su lado, cosa que de por sí ya le hacía muy feliz, solía extrañarla mucho cuando pasaba demasiado tiempo en sus propios asuntos, pero finalmente se decidió a que cohabitaran un poco más. Y, en esas instancias, ella quedó embarazada y ahora esperaba a su primer hijo biológico, porque claramente los chicos de su tripulación contaban como sus hijos adoptivos.

 

Entendía que Crocodile, a diferencia suya, no era muy apegada a eventos sociales grandes y sí, era su cumpleaños, estaba en su derecho a celebrar como quisiera, y por eso mismo ahora deseaba que su esposa estuviera lo más cómoda posible, así que optó por una reunión más familiar, pequeña. El reino podía celebrar tanto como gustara, pero dentro de las paredes del castillo, la fiesta era enteramente de los miembros de la familia.

 

Diamante y Trebol se mostraron en desacuerdo con su decisión al principio, insistían que un hombre de su magnitud merecía la mejor celebración de todas, como año tras año; ser honrado, venerado y homenajeado propiamente, como el rey que era. Pica simplemente dijo que estaba bien con lo que él deseara y el resto de su familia terminó opinando igual, que era su decisión.

 

Y estaba bien así. Tal vez no había una gran orquesta e invitados a reventar, pero no significaba que no se sintiera bien. Estaba conforme y ver a su esposa, cómoda y elegantemente sentada en un sillón le hacía suspirar enamorado por lo preciosa que lucía, especialmente con su ya muy abultado vientre, en unos pocos meses su futuro hijo o hija finalmente nacería.

 

—¿Sigues molesta porque no puedes beber o fumar? Hice que te preparan una bebida similar al vino, pero sin alcohol —comentó mientras tomaba asiento a su lado, contemplándola casi con adoración detrás de sus gafas de sol.

—Estoy esperando que esto acabe pronto —decretó con algo de pesadez, los pies le empezaban a doler mucho y la espalda le mataba en ocasiones, incluso dormir se estaba volviendo una tarea agotadora.

—Ya falta poco, solo un par de meses más y nuestro bebé estará con nosotros —sonrió ampliamente de solo pensarlo, ansiaba tanto que aquel momento llegara—¿Estás cómoda?

—Es tu cumpleaños, yo debería preguntar si lo estás pasando bien, digo, esto debe ser muy aburrido en comparación con años anteriores —ella sonrió, sus palabras sonando con un tono de ironía.

—No me molesta celebrar de esta forma con tal de que tú te sientas a gusto —dijo con simpleza, solo con ella podría ser tan dedicado y generoso.

—Si tendremos un bebé, el próximo año tampoco podrás tener una celebración ostentosa —soltó como una pequeña broma.

—Las fiestas grandes pueden esperar.

 

 Crocodile sonrió ligeramente, llevando su única mano al rostro de su marido para acariciarle con sus dedos. Parecía irónico como dos de las personas más peligrosas del mundo podían tomarse su tiempo para tener un momento cursi, conviviendo en un entorno familiar a punto de ser padres. La Marina quizás enloquecería si se enteraba, pero bueno, ninguno de ellos era Gol D. Roger como para que tuvieran que angustiarse por su hijo y sus títulos como guerreros del mar seguro les brindarían la protección necesaria.

 

—Quisiera comer algo.

—Lo que tú quieras.
—Se me antoja algo dulce.

—Quizás ya sea momento de comer pastel.

 

Doflamingo besó su mejilla y se levantó de su lugar para ordenar a los meseros que ya comenzaran a repartir el mencionado postre. Al menos los miembros jóvenes de su familia, especialmente Sugar y Dellinger, estaban más que a gusto con la idea.

Quizás era un cumpleaños poco convencional para él, sin embargo, la presencia de Crocodile y la espera de su primogénito le eran el regalo más que perfecto y todo lo que necesitaba para celebrar un año más de vida.

FIN

Notes:

Me gusta cuando esos dos son felices y su afecto es mutuo. Tarde, pero feliz cumpleaños Doffy :’v

Chapter 24: Mítico (Doflamingo & Law & Baby 5)

Notes:

Día 24: Mítico
Relación: Doflamingo & Law & Baby 5
Universo: Alterno, siglo XVIII
Advertencias: Mención de violencia, abuso infantil, leve gore

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Chapter Text

Aquel pueblo era quizás el peor lugar para vivir, especialmente para un par de huérfanos marginados de absolutamente todo. La gente los trataba con repudio, como estorbos de la humanidad, sin propósito, sin valor alguno, incluso a uno de ellos lo despreciaban con asco por las manchas en su piel producto de una enfermedad.

 

Ese lugar los odiaba y ellos lo odiaban de regreso, todo lo que querían era sobrevivir, comer, despertar al día siguiente, pero aquello parecía ser demasiado. Tomar una manzana o una hogaza de pan implicaba correr en busca de un lugar seguro o ser apaleados hasta el cansancio. Estaban hartos, estaban exhaustos, si tan solo pudieran acabar con toda esa miserable gente y ser libres, lo harían.

 

Una tarde, habían sido atacados por un grupo de matones. Golpearon al chico hasta llenarse los puños de su sangre y ultrajaron a la niña sin importarle sus gritos de dolor y desesperación, suplicando que se detuvieran. No sentían que valiera la pena vivir, pero tampoco deseaban hacerlo sin que la gente que les hacía daño pagara por sus crímenes.

 

Impulsados por ese deseo, decidieron subir a la iglesia abandonada en la colina, esa que tanto aterraba a los lugareños pues se decía que la razón de su destrucción muchos años atrás fue el mismísimo demonio. Sin dudas era tétrica, especialmente esa noche de luna llena en la que fueron.

 

 Baby 5 apretó la mano de Law con fuerza, caminando entre las viejas banquetas parcialmente quemadas. Lo más probable es que fuese un rayo lo que provocó un incendio y la destruyó, pero la gente supersticiosa del pueblo prefirió creer cualquier tontería, al menos era así como Law pensaba.

 

—No hay nada aquí —decretó el niño con fastidio, no era justo, tenía la esperanza de que por fin se vengaría de todo lo que les habían hecho—. Es solo una maldita iglesia quemada a la que la gente idiota le tiene miedo.

—Law no hables así —ella se apartó al borde de las lágrimas, aunque entendía su furia, ese día había sido tan horrible o peor que otros—, podríamos irnos a otro pueblo, tal vez a la capital, ahí podría ser todo mejor.

—No lo entiendes, no llegaríamos a ningún lado, no tenemos provisiones para un viaje, no tenemos dinero, nadie nos llevaría, estaríamos andando sin rumbo hasta morir en alguna parte.

—Pero ya no quiero seguir aquí —ella se dejó caer sobre el suelo, tratando de contener sus sollozos y limpiar sus lágrimas—, ya no lo soporto más ¿Por qué nadie nos quiere? ¿Por qué nadie nos necesita?

—No llores por esa gente de mierda, no lo merecen, todo lo que merecen es arder en el infierno para siempre —decretó hastiado, tan lleno de ira, tan agotado de la vida que tenían.

—Fufufu, que interesante elección de palabras.

 

Una risa y luego el eco de una voz los dejó helados en su lugar. Un escalofrío les recorrió la espalda, buscaron el origen de la voz, pero no fueron capaces de encontrarlo, ni entre las vigas del semidestruido techo, ni detrás de ninguna de las columnas que aún quedaban.

 

—¿Quién está ahí? —Law exigió saber, tomando una posición más defensiva—¡Sal!

—Pobres criaturas, solo son niños y ya tienen deseos tan oscuros —aquella voz siguió hablándoles desde lo que parecía la nada misma—¿Tanto anhelan la destrucción de ese desdichado pueblo? ¿Tanto han destrozado sus pequeñas almas?

 

 Ambos permanecieron en silencio. Finalmente, desde una de las esquinas, una sombra se irguió ante ellos, inmensa, con extremidades largas y lo que parecían unos ojos rojos, brillantes y alargados. No podían entender la figura que veían, demasiado pasmados en ese momento.

 

—Todo lo que quieren es que la gente que los desprecia arda, así como alguien que los necesite ¿Cierto?

 

 Los dos niños intercambiaron miradas, no entendían que era lo que estaba pasando ¿Acaso era cierto entonces que ese lugar era habitado por un demonio? ¿O sería la broma de alguien? Quizás esos idiotas del pueblo que siempre se metían con ellos y les arrojaban basura. No, estaban seguros que no eran tan inteligentes o tan estúpidos.

 

—Sí, quiero que todos mueran —decretó el chico con firmeza—¿Quién eres? ¿Por qué te interesa saberlo?

—Puedo decirles si hacen algo por mí. Estoy confinado en este sitio, si me ayudan a salir, yo los ayudaré en lo que quieran.


Volvieron a intercambiar miradas, pese al miedo y confusión que sentían, decidieron seguir con eso ¿Qué tenían que perder?

 

—¿Qué debemos hacer?

 

Cumplir con las peticiones de aquel ser no fue tan difícil. Tuvieron que robar un par de cosas, pero finalmente siguieron sus instrucciones al pie de la letra. El hombre que se presentó ante ellos después de completar el ritual no se veía exactamente demoníaco, al menos no a primera vista y si ignoraban su excesiva estatura.

 

 Baby 5 se mantuvo detrás de Law, miraban al inmenso hombre con incertidumbre ¿Cumpliría su palabra o los mataría allí mismo? Tal vez no tenían tanto miedo a la muerte, solo a que esta fuera demasiado horrible, ya no querían más dolor. Se agachó ante ellos, una amplia sonrisa se formó en sus labios, un movimiento de sus dedos bastó para que el sombrero de Law y el lazo de Baby 5 quedara en su amplia mano.

 

—Me quedaré con esto y así sellamos nuestro trato.

—¿Por qué lo necesitas? —cuestionó la niña, mirando el lazo que solía adornar su cabello con una mezcla de anhelo y tristeza, era el último recuerdo de su madre.

—Tienen valor sentimental para ustedes, así que es un pago justo.

—¿Es todo lo que necesitas? ¿No tenemos que darte nuestra alma? —preguntó Law y el hombre rubio rió.

—Tendré tantas almas como quiera esta noche. Una vez digan mi nombre, saldré de aquí.

 

 Los dos niños pasaron algo de saliva. Se miraron entre sí, recordando todas las cosas horribles que vivían día con día, no iban a perdonar a nadie, no lo merecían en absoluto. Respiraron profundamente y miraron al hombre de amplia sonrisa con determinación, pronunciando en voz alta el nombre que les había indicado.

 

—Doflamingo.

 

Los gritos de horror y desesperación se escuchaban en cada rincón, el fuego consumía todo a su paso, el olor a carne quemada era cada vez más intenso. Criaturas sacadas del mismísimo infierno se movían por el pueblo, destrozando todo y a todos a su paso. Arrancaban las extremidades de la gente como si fuera simple papel, devoraban su carne con gula, un paisaje infernal digno de un cuento de terror.

 

Law y Baby 5 contemplaban todo desde la colina, a salvo de todo ese caos, apretando la mano del otro mientras el demonio rubio a su lado simplemente sonreía satisfecho por lo que sus esbirros cometían.

 

—¿A dónde irás ahora? —preguntó la niña, mirando al demonio con genuina curiosidad.

—¿Ustedes a dónde irán?

—No tenemos dinero para ir a alguna parte.

 

El rubio soltó una carcajada.

 

—Creo que no entienden lo que un contrato con un demonio significa.

—¿Podemos pedirte más que solo esto? —Law le miró confundido.

—Por supuesto, esto es solo el principio, siempre que obtenga lo que quiera, no me importa quedarme cerca de ustedes y cumplirles uno que otro capricho.

—¿Por qué lo harías? —murmuró Baby 5.

—Porque, así como ustedes me necesitan, yo los necesito a ustedes. Solo puedo permanecer aquí mientras esté conectado a algún humano.

 

Apoyó su mano en la cabeza de la niña, acariciándola un poco. Aquel pequeño par se le hacía lo bastante interesante como para querer quedarse con ellos sin necesidad de algún truco, sus corazones jóvenes estaban tan llenos de odio y resentimiento contra el mundo, un dolor único, que no se resistía a la idea de permanecer cerca, dejarlos morir sería un total desperdicio.

 

De esa manera, los dos niños partieron junto al hombre rubio, dejando las ruinas de lo que alguna vez fue un pueblo. Con el tiempo se formaron las leyendas de que aquel lugar en el que nada crecía y nadie se asentaba, y se decía que fue destruido por dos niños criados por el demonio.

FIN

Notes:

Este es mi intento de algo escabroso, aunque se siente como la temporada dos de Kuroshitsuji jajaja. También me recordó una escena de Castelvania.

Chapter 25: Heat (Doflamingo/Mihawk)

Notes:

Día 25: Heat (Calor)
Relación: Doflamingo/Mihawk
Universo: Canon divergence, omegaverse
Advertencias: NSFW, knife kink, boypussy

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Chapter Text

Había llegado a isla Kuraigana con la intención de proponerle una serie de tratos a Mihawk. Sus habilidades como asesino sin dudas serían de gran utilidad para uno de sus siguientes movimientos. Claro que no esperaba encontrarlo en semejantes condiciones, quizás fue su culpa por no llamar antes, pero bueno, Mihawk nunca quería recibir visitas tampoco así que se saltó esa parte para no darle demasiadas opciones.

 

Grave error.

 

Ahora debía lidiar con un omega enfurecido en su época de calor. Su aroma a té negro y whisky era inesperadamente delicioso, inundaba sus fosas nasales al punto de hacerle babear considerablemente. Comúnmente los omegas eran bastante dóciles en dicha época, necesitados de la atención inmediata de un alfa que pudiera satisfacer sus necesidades más primitivas en aquel par de días.

 

 Sin embargo, Mihawk claramente era muy distinto: era agresivo y violento a un nivel que solo había presenciado en otros alfas. Ahora le perseguía por todo el castillo armado con su Yoru, destrozando sus hilos como si no fueran nada. Nunca había puesto en duda que el espadachín fuese mucho más fuerte que él, era un maestro del haki y ni siquiera su mente nublada por el celo le hacía titubear ni un poco.

 

No estaba particularmente sorprendido de que fuera un omega tampoco, incluso si su aroma era poco común, en algún punto se había enterado y como bien le dijo Mihawk: No era un secreto, simplemente no tenía relevancia alguna mencionarlo.

 

Suponía que rechazaba su presencia como alfa, o eso creyó al principio, pues cuando trató de huir por diversas salidas para darle su espacio, el omega se lo impidió de múltiples formas. Fue desesperante, si no quería que se marchara, entonces solo quería asesinarle y no iba a permitírselo tampoco.

 

Mihawk blandió su gran espada nuevamente y se lanzó contra él. Doflamingo movió la trampa de hilos que había preparado, al menos su haki de observación sí estaba palideciendo en comparación a cuando estaba tranquilo, lo que le daba una pequeña ventaja para protegerse. Pero, a pesar de que logró separarle de Yoru, dudaba poder retenerle demasiado tiempo.

 

—¿Sabes? Ha sido entretenido que trates de asesinarme, pero si solo quieres que te deje en paz, me hubieras dejado irme hace rato —soltó entre algunos jadeos, estaba cansado y su ropa se había arruinado por los cortes que le alcanzaron, lo que le dejó particularmente de mal humor.

 

Dracule no respondió, simplemente emitió un gruñido mientras se removía tratando de liberarse. No llevaba prenda superior alguna ni sus características botas, estaba descalzo, con unos pantalones notoriamente humedecidos como única prenda, así como su Kogatana colgando del cuello.

 

—Nunca había visto a un omega reaccionar de esta forma ¿Sabes? —comentó, acercándose con cierta prudencia, listo para apretar el agarre de sus hilos si era necesario. Su plan era rodearle y alejarse de aquel salón, no obstante, una fuerte oleada de aquel aroma pareció abofetearle y tensarle en su lugar—¿Juegas conmigo, Hawkeyes?

—Solo acepto a quien sea un oponente digno —respondió con una voz mucho más ronca de lo usual, como si su lado primitivo hubiera tomado total control de él—, sigues vivo, significa que lo eres.

 

Doflamingo se cubrió la nariz con su mano, tratando de soportar el aroma sin salivar, aunque la erección creciente en sus pantalones era un claro indicador de que si le estaba afectando más de lo que esperaba.

 

—¿Me estabas probando acaso? —cuestionó, y aunque la sonrisa no se borraba de su rostro, sí estaba un poco más intranquilo, tal vez era un engaño para que le liberase.

—No me gusta la gente débil —volvió a hablar—, tú no lo eres.

—Entonces sí era una prueba. Aunque encuentro divertido y estimulante que me veas como tu ratón de juego, ya me cortaste lo suficiente.

—Quédate, alfa.

 

 La orden resonó en su cerebro con una fuerza abismal, no esperaba que le hablara directamente a su alfa interno. Era como si ese lado salvaje suyo quisiera tomar todo el control y doblegarse ante el omega. Eso nunca le había ocurrido antes, ni siquiera estando con otros alfas, era la primera vez que sentía aquella necesidad.

 

Aquellos segundos en los que titubeó parecieron ser suficientes para que el pelinegro se liberase. Se recubrió los brazos con haki suficiente como para destrozar sus hilos y cortó el resto con su Kogatana. Maldijo a la par que intentaba crear más para frenarlo, pero finalmente el omega se lanzó contra él y le derribó contra el suelo, apuntando la cuchilla contra su cuello.

 

Mihawk se sentó a horcajadas encima de su pecho. Inclinó su rostro contra su cuello y olfateó profundamente su olor a sándalo y naranja. No le desagradaba y eso lo expresó con una especie de gemido gustoso. Guió la cuchilla a su hombro y sin pensarlo demasiado realizó un corte.

 

—Tsk…—Doflamingo se quejó y quiso mover sus dedos para inmovilizarle nuevamente, aunque no era tan tonto, aun estaba demasiado cerca de su cuello.

 

El omega lamió la sangre que brotó de su herida y pareció extasiado al hacerlo. Estaría mintiendo si decía que eso no le tenía ridículamente cachondo ¿Cuándo en su vida se habría imaginado ver a Mihawk actuando de esa manera?

 

—Te quiero como mi compañero —demandó autoritariamente, apartándose un poco para ver su rostro directamente—, vas a llenarme de tu semen y de tu sangre.

 

Esa tenía que ser la frase mas jodidamente sexy y escalofriante que había escuchado en su vida. Sintió su pene crispar bajo la tela de su ropa interior y pantalón, con todo eso ya se había puesto completamente duro como si un adolescente se tratara. Patético que Mihawk pudiera tenerle de esa manera solo con palabras y ataques a su persona.

 

—Como desees, omega.

 

Los gemidos de Mihawk resonaban con fuerza en su habitación a medida que Doflamingo empujaba dentro de su cuerpo. Sus brazos se apoyaban en la amplia cama y sus caderas se mantenían levantadas, recibiendo de esa forma al inmenso hombre apodado como demonio celestial. Tal vez debió considerar la gran diferencia de tamaño, especialmente al ser capaz de ver como su vientre se abultaba con cada estocada que daba en su interior.

 

Bueno, en realidad no le importaba, por el contrario, estaba más que satisfecho con eso. Por su parte, Doflamingo no estaba seguro de cuantas veces le había follado ya, ni siquiera podía pensar con mucha claridad, demasiado enfocado en complacer los deseos primitivos del temible omega debajo suyo. Su cuerpo ahora estaba mucho más lleno de cortes y manchas de su propia sangre, Mihawk no había mentido con que buscaba satisfacerse con ella, y, por supuesto, también ya se había venido varias veces en su interior por órdenes suyas.  

 

Llevó una de sus amplias manos por el abdomen y pecho del omega, acabando por apretar y jugar con uno de sus pezones. La forma en que Dracule se retorcía demostraba lo sensible que estaba. Su húmeda vagina, mezcla de sus fluidos y su propio semen, hacía que fuese mucho más fácil entrar y salir. El ruido obsceno de sus cuerpos chocando era deleitante.

 

Un gemido más fuerte le indicó que el omega había alcanzado nuevamente su orgasmo, parecía exhausto, ya no tenía la fuerza para seguir dándole ordenes, al menos no por el momento. Aun así, siguió empujando en su interior, sobre estimulándole de tal forma que lo hacía temblar debajo suyo, rogando que se viniera dentro una vez más.

 

Tras hacerlo, se quedó en su interior, permitiendo que esta vez el nudo en la base de su pene se inflamara dentro del omega, impidiendo que el semen escurriera hacia afuera. Mihawk respiraba agitado, cansado, aunque demasiado satisfecho por como le habían estado cogiendo durante todo su calor. Definitivamente Doflamingo era tan bueno o mejor que Shanks, no podría pensarlo ahora.

 

Doflamingo se apoyó de la cama con sus manos, manteniendo el equilibrio para no aplastarle pese al cansancio que sentía en esos momentos. Jadeaba agotado por el esfuerzo físico, así como el pelinegro lo hacía recostado en la cama.

 

Pasaron varios minutos sin decirse nada, simplemente el sonido de sus pesadas respiraciones como único ruido. Cuando el nudo bajó, Donquixote se dejó caer a un lado, incluso si prácticamente podía saborear el aroma del omega en celo, no creía tener energías en el momento como para seguir, él mismo no estaba en su propio calor como para continuar desenfrenadamente por más tiempo.

 

Claro que el calor de Mihawk no parecía ceder aun y no fue extraño que después él mismo solo se subiera a sus caderas nuevamente. Jugó con su pene entre sus dedos hasta tenerle duro otra vez, simplemente le dejó autocomplacerse tanto como quisiera, la vista era exquisita, no podía quejarse pese a estar cansado, al menos esta vez no es que tuviera que hacer mayor esfuerzo.

 

Mihawk siguió brincando sobre su pene, aun dándose placer desesperadamente, buscando llegar a un nuevo clímax que lograra dejarle lo suficientemente agotado finalmente.

 

Doflamingo definitivamente había sido un gran amante, el sexo había sido increíble con él. En esos dos días desenfrenados de su calor había logrado, no solo salir vivo, sino complacerle como nadie en mucho tiempo. No se había espantado en ningún momento ante su necesidad de cortarle y beber su sangre, de lo que alcanzaba a recordar con claridad era que estuvo dispuesto a hacer lo que deseara.

 

Tras tomar una larga ducha para limpiarse cualquier resto de fluidos, entre ellos sangre y sudor, fue a preparar algo de desayunar. Dos días fuera de sí le habían dejado excesivamente hambriento así que necesitaba recuperarse plenamente y por supuesto que debía ofrecerle a su invitado por sus excelentes servicios.

 

El rubio se unió a él para desayunar, completamente desnudo, no lo culpaba, había destrozado su ropa dos noches atrás. Le sirvió algo de té y dejó que eligiera entre la variedad de comidas que dispuso en la mesa. Esperaba algún comentario burlón o sarcástico, pero este no llegó. Miró su cuerpo, lleno de cortes, mordidas y otros hematomas y solo pensó que necesitaba atenderle más adecuadamente.

 

—Agradezco que me ayudaras con mi calor y me disculpo por mis actitudes, te lo compensaré debidamente.

—Creo que verte en ese estado es suficiente compensación —Doflamingo sonrió ampliamente antes de beber el té con gran elegancia—, quería hablar contigo de negocios, por eso vine.

—Sí me lo preguntaba —Mihawk bebió de su taza y suspiró—, aun así, permíteme tratar tus heridas, te conseguiré algo de ropa también.

—Eso me parece justo.

 

Ambos continuaron el desayuno en silencio un poco más antes de que el rubio hablara de nuevo.

 

—No sé si lo recuerdes, pero me vine en ti muchas veces ¿Estás bien con eso?

—Asumiré cualquier consecuencia.

—Fufufu no pareces disgustado, muchos omegas tienden a culpar el celo de decisiones irresponsables,

—Ambos somos adultos, conocemos los riesgos y no me molesta la idea de un cachorro con tus genes.

 

Por primera vez, Doflamingo se ruborizó y pareció perplejo, avergonzado incluso.

 

—¿Te desagrada la idea? —cuestionó Mihawk, entretenido por su expresión. El rubio volvió a sonreír.

—Para nada.

—En ese caso, si nada ocurre, quiero que vuelvas para mi siguiente celo.

 

La sonrisa de Doflamingo se hizo más amplia.

 

—Con todo gusto, Hawkeyes.

FIN

Notes:

No tengo mucha experiencia narrando nopor, así que espero que haya tenido sentido, tenía tiempo queriendo hacer un omegaverse jajaja.

Chapter 26: Sombra (Doflamingo & Kaido)

Notes:

Día 26: Sombra
Relación: Doflamingo & Kaido
Universo: Canon
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

Estar bajo la sombra de Kaido era por mucho de lo peor que podría sucederle. El temible Emperador del mar podría ir a él directamente y asesinarle en cualquier momento si algo en su acuerdo fallaba. No es que no confiara en sus habilidades, sus planes y metodologías para hacer las cosas, no por nada tenía a Monet vigilando al imbécil de Ceasar, pero había momentos en los que podía sentir la presión en su espalda.

 

Kaido no llamaba mucho, no había razón para que lo hiciera, siempre había un intermediario encargándose del asunto de las SMILE y el suministro de armas, él tampoco se encargaba de ello, para eso estaban sus subordinados, llevando siempre el registro apropiado. Todo iba bien, todo marchaba bien. Era una suerte que ambos compartieran la misma visión y quisieran que el mundo ardiese.

 

Sin embargo, había días en los que al regente de Wano, incitado por el alcohol, decidía que era momento de fastidiarle por Den Den Mushi. Unas simples palabras eran la amenaza suficiente de que su cabeza era el pago de si todo se iba al diablo, luego soltaba una retahíla de razones sobre lo importante que era para él.

 

“Joker, oh querido Joker, si tan solo todos tuvieran tu visión del mundo”

 

Era cansado, tedioso, le daba dolor de cabeza escuchar a ese ebrio desvariar. Pero tenía que hacerlo, por su propio bien, por el de su familia, le gustara uno, su trato con él era básicamente un grillete auto impuesto. Lo necesitaba, porque solo Kaido le daría lo que requería para lograr sus objetivos, aunque eso no lo hacía menos estresante.

 

“Deberías venir a Wano, Joker, quisiera tenerte aquí”

 

Luego su tono cambiaba a uno desagradablemente coqueto. Maldito ebrio. Su sonrisa se mantenía tensa, cualquier cambio sería evidente mediante el caracol. Aun así, se abstenía de decir algo si quiera, solo le dejaba hablar hasta aburrirse.

 

“Pronto habrá una fecha importante y haré unos cambios, quiero que estés aquí, quiero que presencies mi gran momento, te quiero a mi lado”

 

Luego la llamada se cortaba y Doflamingo quería vomitar, la bilis en su garganta era un claro indicador. Odiaba las llamadas de Kaido, porque nunca sabía si tomarlas en serio. Su sentido de preservación le decía que sí, pero la lógica le indicaba que solo era un ebrio desvariando y que, si tenía un mensaje real que darle, se lo daría de otra manera.

 

Suspiró y se alejó al balcón, contemplando como la tarde daba paso a la noche. Todo debía seguir marchando como estaba, como lo había hecho esos diez años y pronto su venganza contra el mundo sería aplastante. Eso lo motivaba y si tenía que estar bajo la sombra de Kaido para lograrlo, entonces, que así fuese, lo seguiría tolerando con tal de lograr sus objetivos.

FIN

Notes:

Creo que muchas veces la gente subestima el miedo que Doflamingo le tenía a Kaido, Doffy es un gran villano pero ni él se creía invencible tampoco.

Chapter 27: Brisa (Doflamingo/Crocodile)

Notes:

Día 27: Brisa
Relación: Doflamingo/Crocodile
Universo: Canon, referencia a Crocomom
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

—Así que es tu hijo.

 

Tras todo el asunto en Marine Ford había pasado prácticamente un año, el caos parecía haber quedado en el pasado, claro, aun había repercusiones de ello, era fácil verlo en el periódico, mas para ellos parecía que una paz momentánea les invadía, por decirlo de algún modo.

 

Pese a su conflicto en la guerra, Crocodile había terminado por hacerle una visita a su hogar en Nuevo Mundo y claro que lo había recibido con todo gusto. Sí, tuvieron problemas ¿Pero que pareja no los tenía? Lo importante es que ahora podían hablarlo con claridad y todo cobraba más sentido.

 

—¿Cómo es que no lo notaste cuando te confrontó en Alabasta? —cuestionó con genuina curiosidad, meneando la copa de vino en su mano.

 

 Ambos se encontraban en el balcón de uno de los salones, compartiendo algunas cosas con un vaso de whisky o una copa de vino, dependía de sus preferencias.

 

—Siempre creí que había muerto cuando era un bebé, eso fue lo que Dragon dijo.

 

Crocodile exhaló algo de humo, recordando todos los sucesos de la guerra, como el anuncio de Sengoku respecto a la ascendencia de Sombrero de Paja le dejó en shock por unos momentos, tratando de procesarlo, su cerebro haciendo las cuentas y conexiones necesarias. Quiso enfocarse en su venganza contra el viejo, pero al final simplemente no fue capaz de hacerlo.

 

Era su hijo, el que creía había muerto hace dieciocho años. Sintió tantas cosas en ese momento y aun le revolvía el estómago. Había tratado de matarlo varias veces en Alabasta, vaya ironía cruel de la vida. Retiró el puro de su boca y dio otro sorbo al vaso de whisky que tenía.

 

—Ahora tiene sentido tu cambio repentino y que no quisieras aliarte conmigo —comentó el blondo con una sonrisa, negando un poco con la cabeza. En ese momento le había irritado mucho su actitud, al menos ahora entendía mejor la situación.

—Tú lo hiciste más pesado en ese momento —frunció un poco su ceño, dejando caer algo de ceniza en el cenicero—, todo lo que pensé fue que no podía dejarlo morir, no lo sé, creo que mi cuerpo actuó por sí mismo.

—¿Instinto materno tal vez? —la pregunta resonó burlonamente, pero realmente era una posibilidad. Crocodile rodó los ojos—¿Su apellido nunca te dijo nada? La D. no es precisamente algo común.

—Nunca supe el apellido de Dragon —admitió tras terminarse el contenido de su vaso—, era solo “Dragon el Revolucionario” y para mí estaba bien así, los apellidos solo son cargas.

—Puede que tengas razón, entonces no tiene el mismo nombre que le diste cuando nació.

—Nunca le di uno, sabes que soy malo con eso, pensé que algún día se me ocurriría un nombre, pero entonces ocurrió la plaga y Dragon me aseguró que había muerto cuando yo enfermé.

—¿Obtuviste respuestas de Emporio Ivankov? Tal vez sobre como tu bebé llegó a East Blue.

—No, nadie supo nunca que tuvimos un hijo, fue el mayor secreto de ambos, Dragon sabía que su hijo corría el mismo riesgo que el de Gold Roger, ya ves como terminó todo para él.   

 

Hubo un silencio en el que Doflamingo bebió de su copa y Crocodile volvió a fumar de su puro. Era un tema complicado en muchos aspectos.

 

—El único que puede darme respuestas es Dragon, pero no creo encontrarlo y no creo que importe tampoco —se encogió de hombros finalmente.

—Me pondría celoso si decides ir a buscarle —bromeó con una de sus características sonrisas—¿Te preguntas donde está luego de su segundo asedio a Marine Ford? Tu chico es bastante peculiar, ha estado involucrado en muchos incidentes importantes.

—No, creo que está bien que viva su vida como quiera, tampoco creo que importe de algo que sepa sobre nuestro lazo sanguíneo, si de algo tengo que enterarme, saldrá en las noticias eventualmente.

—Siempre eres tan frío Wani, incluso con tu propio hijo. Bueno, hiciste mucho por él en la guerra, lo protegiste de todo, incluso de Ojos de Halcón, sabes que él podría acabar con nosotros fácilmente si se lo propone.

—Está vivo, es todo lo que me interesa ahora.

 

Volvió a exhalar algo de humo y el viento se encargó de llevárselo. Sí, tenía muchos sentimientos encontrados, pero más allá de la melancolía, no creía que tuviera sentido hacer nada más que estar al pendiente de sus acciones y seguir el nuevo curso de sus planes.

 

Se levantó de su silla, solo para volver a sentarse en las piernas del rubio, quien le recibió gustosamente, abrazándole contra sí.

 

—Si tu hijo se vuelve una molestia para mí, no dudaré en matarlo ¿Sabes?

—Suerte con eso, yo fallé varias veces —se rió, cerrando sus ojos, disfrutando su cercanía y el tranquilo momento. Doflamingo también rió, apoyando su cabeza contra la del pelinegro.

 

La vida y la familia eran dos cosas demasiado complicadas, pero era agradable desahogarse un poco en compañía del otro, algo de licor y la suave brisa del verano que se colaba por el balcón hacia el salón.

FIN

Notes:

Crocomom es canon para mí, no importa si Oda dice lo contrario (¿?

Chapter 28: Brillante (Doflamingo/Crocodile)

Notes:

Día 28: Brillante
Relación: Doflamingo/Crocodile
Universo: Canon
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

Crocodile no podía asegurar haber conocido a alguien tan extrovertido como Doflamingo. No solo se trataba de su carismática personalidad, también era su forma de vestir, de andar, de reír. Cualquiera pensaría que era demasiado para él, que no lo soportaría y eventualmente su relación no llegaría a absolutamente nada.

 

Y quizás tenían razón en cierto punto, a veces eran algo disfuncionales. Sin embargo, había algo que constantemente le atraía de vuelta a él, puede que sus compartidas ambiciones o sus formas de ver el mundo. No necesitaban ser excesivamente cursis y tenían un dilema respecto a la confianza en otros, también problemas paternales -aunque no quisieran hablar de eso-.

 

De cualquier forma, siempre volvía a Doflamingo, como un cuervo que va detrás de algo brillante. Sí, Doffy era brillante en muchos sentidos, no solo por su inteligencia, sino también por la intensidad de su presencia. Doflamingo irradiaba un tipo de energía casi contagiosa, capaz de llenar cada espacio, cada rincón en el que estuviera, y Crocodile, por mucho que pretendiera ser indiferente, siempre terminaba siendo arrastrado por esa intensidad. Donquixote podía enloquecerlo con su arrogancia y su risa escandalosa, pero también lograba iluminar partes de él que pensaba haber enterrado.

 

Era extraño cómo alguien tan opuesto a él, alguien que disfrutaba del caos y el espectáculo, lograba darle esa inusual calma. Crocodile jamás lo admitiría, pero cuando estaban juntos, sentía que la vida era menos pesada, que incluso la ambición compartida era más llevadera. Había días en que la relación era una tormenta, llena de conflictos y pasiones encendidas, pero siempre terminaban de vuelta el uno al otro, quizá porque en el fondo sabían que nadie más comprendería sus aspiraciones con la misma intensidad.

 

Y ahora, en la comodidad de la cama que compartían, le contemplaba hacer algo tan simple como dormir, admiraba su calmada respiración y sus suaves facciones al tener un sueño tranquilo por fin entre infernales pesadillas del pasado. Dormir juntos parecía ayudarle mucho con eso y le agradaba hacer algo bueno por él. Su cabello dorado, mucho mas corto que cuando se conocieron, parecía brillar con la poca luz del sol que empezaba a colarse por los ventanales, entre los espacios de la cortina que los cubría.

 

Acercó su única mano a su rostro, acariciando suavemente su piel con afecto. La calidez de su piel bajo sus dedos le recordó que, a pesar de todo lo que habían pasado, ambos seguían ahí, juntos. No era habitual para él permitirse esos momentos de ternura, pero en la quietud de la mañana, sentía que podía bajar un poco la guardia. No se trataba de debilidad, sino de una intimidad silenciosa que ninguno de los dos admitía en voz alta.

 

Pasó su pulgar por la cicatriz de su ojo ciego, un recordatorio del duro pasado que le forjó como era. Mientras deslizaba los otros dedos por su mejilla, percibió un suave temblor en su cuerpo, sabía que estaba a punto de despertar. La mirada del rubio se suavizó al notar su mano y él se limitó a devolverle una media sonrisa.

 

—Buenos días, Wani —Doffy habló aun adormilado, volviendo a cerrar su ojo para disfrutar el toque de su mano.

—Buenos días, pajarito.

 

Quizá no era una relación perfecta, y él tampoco buscaba la perfección. Con Doflamingo había algo auténtico, algo peligroso y atrayente al mismo tiempo. Se permitía disfrutar tener momentos como ese, de calma e introspección sobre su relación. A su manera, juntos estaban en paz.

FIN

Notes:

Yo los amo mucho y nada me pone más triste que casi no encontrar fics donde se aman recíprocamente.

Chapter 29: Casual (Doflamingo & Rosinante)

Notes:

Día 29: Casual
Relación: Doflamingo & Rosinante
Universo: Alterno, moderno (los hermanos Donquixote se llevan bien)
Advertencias: Ninguna

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Chapter Text

Cuando tu hermano mayor es un diseñador de modas famoso, tener salidas normales como hermanos comunes y corrientes es sumamente difícil. Y es que ambos tenían vidas tan distintas que era todavía más complicado. Doflamingo era rico, con una familia grande, estaba casado, tenía varios hijos adoptivos y uno biológico en camino. Por otro lado, Rosinante era oficial de policía, tenía un salario modesto, vivía en un departamento pequeño y su única compañía era su sobrino Law que se mudó con él porque la universidad le quedaba mucho más cerca así.

 

 El romance había fallado estrepitosamente en su vida, pero ahora estaba intentando darle forma a algo. Y sí, quería contarle eso a su hermano, tal vez pedirle algún consejo para preservar su creciente relación y comentarle algunas cosas respecto a Law. Suponía que su hermano quiso pagarle algo mejor, tenía el dinero para ello, pero su sobrino había insistido que prefería algo más tranquilo y modesto mientras se daban sus estudios de medicina.

 

No lo culpaba, la vida de su hermano era ostentosa, desde su enorme casa hasta todo lo relacionado con su cotidianidad. Muchas veces se ofreció a ayudarle económicamente y lo hizo en algunas temporadas difíciles, pero ahora quería vivir por su cuenta, sin depender de él, aunque no por ello quería romper su relación.

 

La cuestión estaba en elegir un lugar, no quería ningún restaurante extravagante precisamente porque no quería que medio salario se le fuera en un plato y se negaba a aceptar que su hermano pagara todo de nuevo. Ya mucho había hecho por él tras el fallecimiento de sus padres.

 

Decidió que lo mejor sería elegir un café modesto que quedara a mitad de camino entre sus mundos. Algo con buena comida, tranquilo y sin muchos paparazzi rondando, aunque sabía que con su hermano nunca podía asegurarse del todo.

 

Doflamingo llegó al lugar con su característico estilo: gafas oscuras, ropa rosa impecable y una energía que parecía exigir la atención de todos. Rosinante no pudo evitar soltar una pequeña risa, pensando en lo fuera de lugar que parecía entre las mesas de madera y los manteles sencillos del café a pesar de que había elegido su atuendo más casual y no llevaba su característico abrigo de plumas. Su hermano se acercó y le dio un abrazo, ese tipo de saludo que había aprendido a aceptar a pesar de su incomodidad.

 

—¿Cómo has estado, Rosi? —preguntó con una de sus amplias sonrisas.

—No me puedo quejar, todo va bastante bien —trató de asegurarle, al menos para no empezar de forma tan directa. Ambos tomaron asiento y le echaron una mirada al menú—, imagino que tienes el tiempo medido.

—Para nada, hoy dedicaré toda mi tarde a mi hermanito.

—Con que almorcemos está bien.

 

Tras pedirle al mesero su orden, Rosinante suspiró, era un poco extraño pensar que le pediría ese tipo de consejos. Incómodo sería la palabra correcta, pero trató de no pensar mucho en ello.

 

—Quería hablar contigo de algunas cosas —comentó, era una pena no poder fumar en ese lugar, seguro le haría todo más sencillo eliminar la ansiedad de su boca.

—¿Algo malo con Law? —preguntó, bajando un poco el tono.

—No, no, Law está bien. Creo que solo está cansado, lo normal para su carrera —dijo Rosinante rápidamente, sintiendo un ligero alivio al hablar de su sobrino—. Él es un buen chico, no sé si te contó que ha estado saliendo con alguien.

—Ah sí, el punk, Crocodile y yo aun seguimos sorprendidos por eso —soltó, recordando la impresión de su esposa, al menos su querido y friki hijo no acabaría solo con sus figuras coleccionables como creían.

—Ya lo conociste también, es raro ¿Sabes? Nunca pensé que sería el tipo de gustos de Law…

—Desde que empezó a tatuarse no supe muy bien que esperar respecto a sus gustos, Crocodile y yo siempre creímos que sería un nerd recluido —se encogió de hombros ligeramente.

—Ya hasta se perforó las orejas…

—No puedo criticarle por eso.

 

Ambos soltaron una leve risa por eso.

 

—Entonces ¿De qué más querías hablar?

—Verás, hay alguien con quien empecé a salir, nada serio todavía, pero creo que las cosas van por buen camino —comenzó a explicar, pasando sus dedos por los mechones de su frente como un gesto ansioso.

 

Doflamingo levantó las cejas, sorprendido pero complacido de escucharlo hablar de alguien más en su vida.

 

—¡Así que al fin te animaste a intentarlo con alguien! —exclamó, claramente interesado—¿Cómo es? ¿Policía también?

 

Rosinante se encogió de hombros, con una leve sonrisa. Le costaba poner en palabras cómo era esa persona, especialmente porque él mismo apenas lo estaba descubriendo.

 

—No, no es policía, de hecho, es modelo, la conocí en el aeropuerto cuando viajé a Barcelona hace un par de meses —llegó a sonreír más relajado al pensar en ella. Sacó su celular del bolsillo y le mostró una foto de la chica; su hermano se mostró algo sorprendido al reconocer a la mujer de teñidos cabellos azules.

—¿Buggy? ¿En serio?

—¿La conoces?

—Un poco de su trabajo como influencer y, bueno, trabajó con mi esposa en una de sus líneas de invierno y como que tuvieron algún inconveniente, aunque hay otra historia en la que tuvo algo que ver con el esposo de Mihawk y, no sé, no se agradan mucho, pero no estoy del todo enterado.

—Vaya, el mundo es un pañuelo, aunque no debería sorprenderme ya que se mueve en la misma línea de trabajo que ustedes —saber que a su cuñada no le agradaba le hizo resoplar, no era un buen presagio para el futuro de reuniones familiares.

—¿Y cómo es que acabaron saliendo? No te negaré que es bonita, aunque ella es la que tiene suerte de andar con mi atractivo hermano menor —dijo volviendo a ampliar su sonrisa, avergonzando al menor.

—Doffy no digas esas cosas —reprochó abochornado—, como dije, nos conocimos en el aeropuerto y casualmente viajamos juntos, ella tenía que promocionar su nueva línea de maquillaje y, pues, congeniamos bastante.

—Ya veo, me alegro mucho por ti.

 

Doflamingo se reclinó en su asiento, mirándolo con algo que casi parecía genuino orgullo, aunque mantenía su habitual toque burlón.

 

—Mira, nunca pensé que mi hermano el policía terminara saliendo con una modelo. Me agrada esta nueva faceta tuya, Rosi —dijo, soltando una leve risa—. Espero que te hayas preparado para el caos, Buggy no tiene precisamente fama de ser… ¿cómo decirlo? Sencilla.

 

Rosinante asintió mordiéndose el labio, sabiendo exactamente a lo que se refería. Era caótica y volátil, sí, pero también llena de vida y, aunque a veces se preguntaba si realmente funcionaría a largo plazo, sabía que había algo en ella que lo atraía profundamente.

 

—Lo sé —admitió, mirándolo con cierta nostalgia—. A veces no sé qué estoy haciendo, Doffy. No sé si soy el tipo de persona que ella necesita, pero por primera vez en mucho tiempo me siento bien ¿sabes? Como si mi vida no fuera tan plana.

 

Doflamingo, viendo la sinceridad de su hermano, se inclinó un poco y le dio una palmada en el hombro, un gesto genuino de apoyo.

 

—Es bueno verte así, Rosi. Tienes derecho a divertirte, a equivocarte, y quién sabe, quizás ella sea el cambio que necesitas. Además, si las cosas funcionan, podrás presumir de una familia caótica, como la mía —bromeó, mas había un tinte de autenticidad en su tono.

 

Rosinante sonrió, sintiéndose más seguro al saber que, a pesar de sus diferencias y la distancia que el tiempo y la vida habían impuesto entre ellos, su hermano estaba ahí para apoyarlo.

 

—Gracias, Doffy. Aunque aún no pienso presentarles a todos, menos a tu esposa —añadió con una risa—. Quiero ver si esto tiene futuro antes de someterla a eso.

 

Doflamingo soltó una carcajada, asintiendo.

 

—Sabia decisión. Cuando llegue el momento, estaré esperando. Y prometo no ser demasiado cruel, pero no prometo nada sobre Crocodile.

 

Ambos volvieron a reír antes de recibir finalmente su comida. La charla continuó y el almuerzo fue bastante agradable, casi parecía que ambos se movían en la misma sintonía que cuando eran niños, como si sus vidas no fueran tan opuestas y distintas. Estaban bien y era lo que importaba.

FIN

Notes:

El CoraBug me gusta mucho, no me resistí a referenciarlo, igual el KidLaw nomas porque puedo (¿?)

Chapter 30: Derrotado (Doflamingo & Law)

Notes:

Día 30: Derrotado
Relación: Doflamingo & Law
Universo: Canon divergence (Law forma parte de los piratas Donquixote)
Advertencias: Ninguna

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Afuera del palacio de Dressrosa, cerca de donde estaba la piscina, Doflamingo y Law estaban bastante entretenidos en una partida de ajedrez. Las piezas estaban dispuestas con precisión, cada una cuidadosamente seleccionada, como si tuvieran un valor simbólico para ambos jugadores.

 

Doflamingo, confiado como siempre, movió un peón hacia adelante, una estrategia simple pero significativa. Law lo observó en silencio, reconociendo la jugada como algo típico de él: directo, con el deseo de ejercer presión desde el inicio. Como si insinuara que, en la vida y en el tablero, sus subordinados eran sacrificables para alcanzar el éxito.

 

—Si lo piensas, todos funcionamos como piezas de un gran ajedrez —comentó el muchacho, moviendo su propio peón. Una pieza modesta, pero con el potencial de cambiar el rumbo de la partida—, la cuestión es saber sobre el tablero de quien estamos jugando y que pieza somos en realidad.

 

Doflamingo esbozó una sonrisa y llevó a su alfil hacia adelante, colocando en riesgo el avance de Law. La posición era peligrosa, una amenaza en el tablero. El chico tenía razón, la vida muchas veces era como un juego de ajedrez y no solo se trataba de mover tus piezas primero sino como lo hacías, con que precisión y que estabas dispuesto a sacrificar.

 

—Tienes razón ¿Qué pieza crees que eres? —cuestionó en lo que esperaba su siguiente movimiento.

—Tal vez el alfil que acabas de mover, es una pieza fuerte, pero tan sacrificable como cualquiera.

—A veces para ganar hace falta más que sacrificios menores —respondió, mirando a Law con esa chispa de desafío en los ojos detrás de sus gafas—. Hace falta alguien que esté dispuesto a controlar todas las piezas, incluso las que piensan que pueden moverse solas.

 

Law respiró profundamente y movió su caballo, eludiendo el alfil de Doflamingo. Su gesto era simple, pero el mayor supo que estaba ganando terreno. Un movimiento interesante, algo que no esperaba del muchacho. Años atrás, Law habría caído en la trampa, pero el hombre frente a él había aprendido a jugar el juego, tanto en el ajedrez como en la vida.

 

La partida avanzó y ambos pusieron en movimiento a sus torres y caballos, cada uno representando a sus propios aliados, a quienes protegían o sacrificaban según lo que dictaba la estrategia. Doflamingo estaba orgulloso de la mejora que Trafalgar había adquirido, desde niño le había enseñado a jugar aquello para que desarrollara cierto tipo de experiencia analítica que podría implementar en sus distintas misiones y trabajos.

 

Law era su actual Corazón, tenía más libertades que cualquiera en la familia, podía hacer lo que deseara, mas seguía debiéndole lealtad y cumplía trabajos para él, muchas veces asegurándose que muchos de sus negocios se mantuvieran correctamente. Y el joven cirujano estaba bien con eso, sabía que junto a la familia Donquixote gozaba de protección y beneficios.

 

Finalmente, Law movió a su reina en una jugada audaz y arriesgada, avanzando hacia el rey de Doflamingo. La reina representaba todo lo que él valoraba y deseaba proteger, sus propios objetivos, sus ideales y su chispa de independencia. Donquixote levantó una ceja, impresionado por el movimiento.

 

—Parece que has aprendido a usar tus recursos, Law —dijo con un tono de aprobación—¿Qué pieza crees que soy yo entonces?

—Decir que el rey sería darte mucho crédito ¿No? —respondió sarcásticamente—Tal vez la reina, tienes libertades, haces lo que quieres, eres más fuerte que casi todos en el tablero, pero sigues bajo el mando de alguien más, el que le puede dar fin a todo.

—Entonces Kaido es el rey de nuestra partida, es una forma de verlo.

—Sí, bueno, siempre que no nos metamos con el Gobierno Mundial, entonces sí.

 

Doflamingo movió su torre para bloquear el paso de la reina. El muchacho movió su caballo con una expresión que se mantenía seria y analítica. Hizo su movimiento de tal manera que colocó a Doflamingo en jaque. El mayor intentó contrarrestarlo desplazando su rey, sin embargo, cuando hizo el siguiente movimiento, comprendió lo que Law había estado preparando en cada turno.

 

Law avanzó su reina una última vez, con una posición que cerraba todas las rutas posibles de escape para el rey de Doflamingo.

 

—Jaque mate —murmuró Law, con una sonrisa de satisfacción.

 

Doflamingo se reclinó en su silla, observando el tablero con una mezcla de sorpresa y admiración. No podía negar el talento de Law ni el hecho de que había jugado exactamente como él le había enseñado. Pero lo que lo sorprendía aún más era que Law había logrado ganarle en su propio juego, con su propio método, tomando cada sacrificio, cada movimiento calculado y dándoles su propio significado.

 

—Bien hecho —dijo el rubio ampliando su sonrisa—. Nunca pensé que me derrotarías de esta manera. A veces el maestro aprende algo nuevo de su alumno.

—Tuve un buen maestro —respondió aun satisfecho de su logro.

 

Reacomodaron las piezas e iniciaron una nueva partida, esta vez podían poner una perspectiva más amplia del tablero y quienes eran las piezas.

FIN

Notes:

Un juego de mesa fue lo mejor que se me ocurrió jaja

Chapter 31: Dragón celestial (Doflamingo)

Notes:

Día 31: Dragón celestial
Relación: Doflamingo & su familia biológica
Universo: Canon divergence
Advertencias: Esclavitud

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Su padre a veces parecía divagar en ideas muy raras sobre el mundo, sobre como quizás los dragones celestiales no eran tan diferentes de los humanos, pero cada vez que le preguntaba sobre ellos o el mundo fuera de Mary Geoise, él se encogía de hombros o le daba una respuesta insegura.

 

¿Cómo sería posible aquello? Desde que empezó a recibir educación, todo lo que le enseñaban era como eran los regentes del mundo, como eran superiores a cualquier otro ser vivo, lo que les pertenecía por derecho. Su hermano menor también preguntaba lo mismo a veces, pero nuevamente no había respuesta que le satisficiera y prefería irse a jugar con los tesoros de la familia o alguno de los esclavos.

 

También le preguntó a su madre sobre los delirios de su padre y ella, pese a su gentil sonrisa y muestras de afecto, tampoco le dio una respuesta coherente. No entendía como debía creer algo que no podían explicarle con claridad. Cuando buscó esas respuestas de forma externa a su familia, todos se rieron y le dijeron que su padre estaba loco.

 

Buscó diferencias entre su familia y los otros dragones celestiales. Tampoco encontró nada distinto: la ropa, su estilo de vida, los esclavos, todo era más o menos igual. Quizás el hecho de que eran menos crueles con estos últimos, aunque no había razón para serlo, ellos siempre cumplían adecuadamente sus labores, quizás los de otros eran demasiado incompetentes.

 

Los años pasaban, Doflamingo cumplió diez años y aun no obtenía una respuesta real de las creencias de su padre, tampoco le interesó obtenerla después, no vio una razón para ello. Estaba conforme con su vida, con todo lo que el mundo le había prometido: poder, respeto, privilegios. Había aprendido a vivir en la comodidad que le proporcionaba su linaje, asumiendo que aquello era lo natural. Si existía algo que no entendía, no importaba, porque todos se inclinaban ante él sin cuestionamientos.

 

Aun así, había veces en que sentía una inquietud latente, algo que surgía cada vez que escuchaba a su padre mencionar aquellas ideas extrañas sobre igualdad o humanidad. Pensamientos que no parecían dignos de alguien de su estatus, que le molestaban, pero que no podía sacarse de la cabeza.

 

Sin embargo, la vida en Mary Geoise era una burbuja tan cómoda como impenetrable. Los esclavos eran obedientes, los lujos inagotables, y cualquier capricho podía satisfacerse con una orden. No había necesidad de explorar fuera de aquellos muros, ni de enfrentarse a un mundo al que sus propios instructores le enseñaron a temer y despreciar. Doflamingo asumió que no había nada allí que pudiera interesarle.

 

Hasta que un día, durante un paseo en el jardín con su hermano menor, notó a una esclava que llevaba un pendiente de oro en el tobillo. La cadena era delgada, pero su reluciente brillo llamó la atención de su hermano, quien lo señaló con interés infantil.

 

—¿Por qué lleva eso? —preguntó Rosi, casi divertido, como si fuera algún juego.

 

Doflamingo se encogió de hombros, pensando en una respuesta que diera por sentado su autoridad.

 

—Es para recordarle su lugar —dijo, convencido de que era la explicación lógica.

 

Sin embargo, la esclava, de manera fugaz, le sostuvo la mirada durante un instante antes de bajar la vista. Aquella osadía lo desconcertó y, por primera vez, sintió algo similar a la duda. Al observarla mejor, se dio cuenta de que no era diferente de cualquier otro humano, y se preguntó, aunque brevemente, qué se sentiría llevar una cadena como aquella. ¿Qué tan natural era realmente aquella superioridad que le inculcaron desde niño?

 

Con el tiempo, comenzó a notar otros detalles: la mirada silenciosa de los esclavos, el modo en que sus manos temblaban al servir, o cómo parecían susurrar entre ellos cuando no pensaban que él estaba mirando. Empezó a cuestionarse si su padre, en su aparente locura, había vislumbrado algo que él no había comprendido todavía.

 

Un día, mientras repasaba esos pensamientos en su habitación, su hermano menor entró con una sonrisa entusiasta y una nueva idea en mente.

 

—¿Por qué no jugamos a cazar a los esclavos? —propuso, con la inocencia de quien no conoce otra realidad—. Apostemos a ver quién puede atraparlos primero.

 

Doflamingo sintió una punzada en el estómago, una mezcla de incomodidad y duda. Pero no podía mostrarse débil frente a su hermano, así que, conteniendo cualquier signo de vacilación, asintió.

 

Mientras recorrían los pasillos y jardines en busca de su presa, algo en su interior comenzó a cambiar. No era compasión, ni empatía, sino una incómoda mezcla de orgullo y vacío. Se dio cuenta de que el poder que poseían era absoluto, sí, pero vacío en su esencia, algo que no le daba más sentido a su vida que la capacidad de someter.

 

Esa noche, de vuelta en su habitación, volvió a recordar las palabras ambiguas de su padre, aquella mención extraña de que tal vez los humanos no eran tan distintos de ellos. Aunque lo ignoró, no pudo evitar pensar que, en algún rincón de su mente, aquella idea extraña comenzaba a germinar. Tal vez, algún día, encontraría la respuesta que su padre nunca se atrevió a darle directamente.

FIN

Notes:

Genuinamente no sabía como abordar este último día jaja. Fue un placer cumplir con este reto, me divertí un montón.