Chapter 1: Aula~DraRon
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Tal vez es culpa suya que los castigarán limpiando una vieja aula apestosa de pociones pero Malfoy, demonios, se merecía ese golpe, debió callarse cuando se lo dijo pero siguió, con cada una de sus tontos y aburridamente largos y elaborados insultos, explotó cuando mencionó el trabajo de su padre y su fascinación por los no mágicos.
Recordará siempre esta victoria, claro su cabello quedo más desordenado de lo normal y ahora limpia calderos con extraños líquidos en un aula muy alejada de las demás pero escucharlo gritar que la quiten de encima y el labio partido de Draco son recuerdos que adorara por siempre.
Hubiera seguido si no fuera por que la profesora McGonagall intervino, le hubiera encantado al menos dejar sin un diente al presumido, quizá así deje de mostrar su cara unos días.
Aunque hubiera sido un poco triste no ver a nadie tan guapo por la escuela.
Que pensamiento tan tonto, por culpa de ello su rostro se calienta y chilla como un hamster demasiado alto.
Draco está al otro lado del salón limpiando frascos, todo huele mal, parece que algo explotó y dejo malholiente todo el lugar. McGonagall también les quitó sus varitas para que hagan toda la limpieza como si fueran muggles.
Mira como la molesta, aunque hermosa, Ron Weasley refunfuña con la cara casi tan roja como su cabello hacia un caldero, es tan insoportable, simplemente dijo un par de cosas, nada fuera de lo normal, bueno, son Weasley, solo describió su realidad.
Un caldero cae haciendo mucho ruido, lo que hace que gire hacía la pelirroja, la cual que aún parece molesta por algo, no es muy grande pero si se ve pesado, que molestia, pedir un poco de ayuda no la mataría, no han cruzado palabras desde que la profesora los dejó solos, no es que él quiera hablar con ella, es en realidad que si hablando es insufrible, callada lo es peor, no porque quiera oírla o le guste su voz, nada de eso.
Decide acercarse a Ron antes de que tire toda una estantería, por supuesto ella responde a su cercanía como lo haría un gato arisco a un perro muy grande.
—Sabía que eras tonta pero no tanto como para levantar un caldero qué te dobla en peso—levanta el objeto dejándolo en un lavabo cerca de donde guardaban las especias para pociones.
—Alejate, no pedí tu ayuda—ella lo empuja, bien, no es fuerte para nada, no como él, no tiene masa muscular más allá del que una chica delgada y curvilinea tendría, entró al equipo de quidditch por pura suerte, eso lo puede jurar y el golpe en el labio lo tomó por sorpresa, eso es todo, además ella lo atacó como un gato salvaje saltando sobre su cuerpo haciendolo perder el equilibrio.
—Tal vez te crees fuerte pero no eres más que una debilucha—ni siquiera tiene que hacer fuerza para quedarse justo donde está.
—La herida en tu cara dice otra cosa—sigue empujando su cuerpo sin excito alguno hasta que se rinde y aleja hasta el otro lado del aula para limpiar otra cosa, quiere que este castigo se acabe ya.
¿Por qué Draco tiene que ser tan molesto siempre? No es culpa suya que tenga un complejo de inferioridad o algo, que le eche la culpa a su papá y no a su familia.
Lleva varios frascos al lavabo donde la insufrible serpiente termina de limpiar los calderos y los deja ahí, vuelve a su lugar lo más lejos de él y empieza a quitar el polvo, por la ventana ve a su casa en el campo de quidditch, ella debería estar ahí practicando con ellos para el siguiente partidos y no en este tonto salón abandonado con Malfoy.
Deberia estar ahí con Harry mientras Herms los ve desde las graderías con uno de sus gigantescos libros y luego ir al comedor por algo de comida, después pasarían el rato por los alrededores o en la sala común o con Hagrid en su cabaña, seguro tiene un nuevo animal que mostrar.
Abre la ventana, que rechina más que las rodillas de una anciana, para sacudir los trapos llenos de polvo, parece que a pesar de la enorme distancia entre el campo y esta torre abandonada, Harry logra verla, ella no nota cuando se acerca a toda velocidad en su escoba hasta que frena justo delante suyo.
—¿Necesitas algo de ayuda?
—No, en realidad, lo que necesito es otro compañero de castigo, el que tengo es insoportable—sabe que Malfoy los escucha pero no le importa.
—Puedo hacer que McGonagall me castigue, pero tendrás que esperar un poco por mi ¿Si?—su risa escapa, tanto que se esconde en su mano.
—No te molestes, terminaré rápido, tú vuelve a la práctica.
—Herms te extraña—Draco tose, esa frase de coqueteo tan poco original no podría engañar a nadie.
—Solo llevo aquí media hora.
—Es la media hora más larga de la vida.
Es insoportable para Malfoy escuchar a Ron reír con las cosas tan sin sentido que salen de la boca de Potter, no está celoso, claro que no, solo no quiere sufrir una hemorragia auditiva por tener la voz del pelinegro tan cerca, hace ruido con un objeto metálico llamando la atención de los Gryffindor.
Quiere acabar con este castigo ya, gira su cuerpo hacia unas estanterías que le permiten tener en su campo de vista a la pelirroja, el aire se queda en su esófago haciendo que vuelva a atorarse.
El sol de la tarde cae sobre su pecoso rostro y rojo cabello, brilla como una dalia anaranjada bañándose con la luz que le da el sol, su cabello desordenado brilla, su blanca piel luce enrojecida en ciertas partes y su sonrisa, maldita sea ¿Qué se sentirá que ella te sonría de manera tan dulce? Él nunca recibe eso, él solo ve ese lindo rostro con un seño fruncido y asco.
No es ciego ni asexual, siempre supo que Ron era linda, la única en esa familia de inadaptados pero es una chica linda con un problema, es amiga del tipo que desafía y pelea contra el orden buscado por el Señor tenebroso en donde los sangre pura están en la cima de la cadena alimenticia mágica y ser una Weasley, bueno, dos problemas, ser un Weasley significa que traicionas a los tuyos y adoras a los sucios muggles.
Se pierde demasiado que no nota cuando Potter se va y ella se queda quieta limpiando el polvo de un cuadro cerca a la ventana tarareando una canción boba.
—Ya era hora, aún hay frascos por limpiar—claro que Malfoy no puede quedarse callado ni aunque tenga a la diosa Afrodita frente a él—te recuerdo, Weasley, que esto es un castigo.
—No tienes que, Malfoy, verte la cara ya es uno—aunque es muy guapo pero negara eso hasta que muera y la entierren junto a su esposo, si es que consigue uno, claro.
—Verte a ti y a tu novio perder el tiempo, también lo es, hice todo aquí y tu ni siquiera quitas bien el polvo.
—Si a su majestad le molesta mi forma de limpiar, puede hacerlo él mismo—ella tira el trapo en su cara pero eso no le importa mucho, Ron no ha negado a Potter como su novio.
La pelirroja hace exactamente nada, se sienta en una de las mesas que Draco limpió y lo observa terminar el castigo, es impresionante que ese tipo se fije hasta en su forma de quitar el polvo ¿Hay algo en lo que no se fije? ¡Es polvo, maldita sea!
Pasan los minutos, el silencio es cada vez más molesto, piensa una y otra vez en su cruce de palabras hasta que se da cuenta de una frase que ignoró por completo, quisiera jalarle los cabellos a su yo de hace menos de veinte minutos por ser tan tonta, si Malfoy corre el rumor de que sale con Harry su vida se arruinara.
Primero, es obvio para todo Gryffindor qué Ginny y él tienen algo, segundo ¿Cuales serían sus posibilidades de conseguir un novio si la gente empieza a creer que es la novia de nada más y nada menos que el elegido? Sería su ruina, nadie querría ni siquiera mirarla y así nunca podrá casarse, no tener una linda casa en el campo con dos hijos y seis gatos.
Decide levantarse a ayudar a lavar las últimas pequeñas cosas que quedan, en silencio, cabe recalcar, se para junto a Draco y comienza con su tarea y jura por Merlín que si esa serpiente dice algo sobre su forma de lavar le dará otro golpe y le arrancará los pelos de anciano que tiene.
Él, para su sorpresa, se hace a un lado dándole espacio, siguen así por un rato, el tonto y para nada planeado pensamiento de que si Draco aprendiera a cerrar la boca lo haría su esposo cruza por su cabeza y de nuevo enrojece como un tomate.
—Harry no es mi novio—prefiere aclarar este mal entendido, si Malfoy elige escucharla o no, no es su problema, ella está haciendo lo que una buena hermana y amiga debería de hacer y claro, intenta salvar su futura vida amorosa en el camino—a él gusta Ginny y antes de que digas algo estúpido, tampoco me gusta.
Por supuesto que va a decir algo estúpido.
—Entonces... ¿Dices que a Potter no le gustas tú pero si la versión corriente de ti?
—Maldición ¿No puedes pasar cinco minutos sin decir algo ofensivo?—saca sus manos del agua y las sacude en la cara de Draco.
—¿Ahora porque estás molesta? Aprende a aceptar un cumplido—sostiene sus muñecas evitando así que pueda darle otro golpe.
—¿Un cumplido? Acabas de insultar a mi hermana.
—Dije que no eras corriente—ella intenta safarce del agarre, claro, hace unas horas solo tuvo un poco de suerte de que Malfoy no la apartará con fuerza.
—¿Eso es un cumplido para ti?—forcejea tanto que Draco suelta sus manos solo para atrapar todo su cuerpo contra el suyo.
—Lo que dije, es que ella no es linda como tú—sigue siendo un insulto aunque ahora sus mejillas se tiñen de rojo y el forcejeo se detiene, no debería darle tanta importancia a lo que este tipo diga.
—Suéltame—no intenta alejarse en realidad pero tampoco se relaja por completo en su abrazo.
Draco no la suelta, la deja ahí, justo donde debería estar, para siempre, entre sus brazos, alejada de Potter y el sangre sucia Granger, siente como ella baja su respiración y sus latidos hasta el punto de la calma absoluta ¿Debería secuetrarla? No, muy extremo ¿Qué tal hacer que se casen ahora? Claro a su padre no le agradaría tener a una Weasley en la familia pero en el momento en el que se casen ella dejaría de ser una para ser una Malfoy, además es preciosa y una sangre pura, eso seguro que hará a su padre aprobar su idea.
No siquiera sabe si ella quiere casarce, bueno tendrá que querer. Ron vuelve a pedir que la dejen ir pero no hace caso, se encarga de acercarla más y abraza su cintura, sus brazos quedan libres contra su pecho pero está seguro de que ella no hará nada, no ahora.
—Mirame, Weasley—no hace caso, es testaruda, le gusta eso, no querría casarce con alguien que solo diga y haga cuando él lo decida—Ron, mirame.
—Solo... —ella lo mira, a los ojos directamente, es tan guapo ¿Porque todos los guapos son insoportables? No deja ver que está nerviosa aunque su corazón acaba de acelerarce y sus mejillas estén tan calientes qué sabe que una cereza no es tan roja como ella—dejame ir, Draco.
Él sabe que Ron no lo quiere alejar, lo empujaria y en cambio sus manos están quietas sobre su pecho con ligeros temblores por subirlas solo un poco más.
—Empujame.
—No estoy jugando.
—Entonces, alejame.
No lo hace.
Draco baja su rostro hasta la pelirroja, con un brazo la mantiene en su lugar y con su otra mano levanta su rostro acercándose de manera muy peligrosa, ella suspira cuando él abre sus labios con un dedo antes de besarla.
Tarda en seguirle el ritmo hasta llegar a sincronizarse en el beso, él toma demasiado control sobre ella, apretá su cintura y no se aparta ni siquiera para respirar, simplemente opta por dejarse llevar y sube sus manos hasta el cabello y rostro del rubio para continuar, no es como que todos los días pueda besar a un guapo y rebelde Slytherin, se dejara llevar solo por hoy.
Continúan por un largo rato, Malfoy sonríe con el ego tan elevado ahora mucho más que antes, hacer que Weasley pierda el control de esta forma es algo que debió intentar antes, prueba hasta donde más puede llegar así que muerde, ella gime de dolor y lo aparta, hasta donde puede, está roja y sus labios hinchados, intenta no verlo a los ojos así que relaja su abrazo en su cintura por un momento.
—Esto nunca pasó, Malfoy—logra safarce de él y sale del aula casi corriendo.
Bueno, ese beso no va a ser cosa de una sola vez, Ron no puede ir muy lejos cuando tienen que verse casi diario en clases y en el comedor, no puede evitar imaginarse la expresión de derrota que hará el insufrible de Potter cuando haga a Weasley sólo suya, se encargará de moldearla para ser una Malfoy digna, no obediente, no callada, solo un poco más educada.
Chapter 2: Invitación~MaioRon
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¿Cómo invitas a una linda chica al baile?
“Dejale una carta en su escritorio”
“Solo se lo preguntas”
“Aparece flores y luego preguntáselo”
“Hazlo en público para que no te rechace”
Esas son las respuestas más tontas que ha escuchado en su vida.
Dejarle una carta que seguro leera y olvidara entre sus libros, claro que no.
Preguntar es muy tonto, ella seguro ha recibido mil preguntas en un solo día.
Las flores no son una mala idea pero todos los chicos han hecho eso en los últimos días que parece que utilizan el mismo encantamiento para invocar flores.
Si le hiciera la propuesta en público por supuesto que tiene que planearlo con extremo cuidado si no quiere que ella salga huyendo avergonzada como el pequeño hurón qué es.
—Herms... Herms... ¡Herms!—la voz de la causante de su dilema lo despierta de sus pensamientos, Snape golpea un libro de advertencia para que continúen con el silencio.
—¿Qué quieres, Ron?
—Para la skele-gro ¿Tiene que ser hueso pulverizado de dragon o de unicornio?
—De dragón, se regeneran más rápido.
—Gracias—sonríe, es tan encantadora.
¿Cómo le pides ir al baile?
No quiere ser rechazado, no como Harry cuando le preguntó a Cho y no puede simplemente intentar ser seductor, eso es algo que solo le sale a los gemelos.
Ron es... difícil, ha rechazado a algunos chicos estos días, varios de ellos se Durmstrang, todas las chicas se mueren por ellos y sus acentos marcados y Ron simplemente les dijo que no, si los rechazo a ellos ¿Qué le espera a él?
—Ron—llama la atención de la pelirroja hacia él—¿Cómo sería una propuesta perfecta para invitar a alguien al baile?
—¡Oh por Merlín! ¿Quieres invitar a alguien al baile?—chilla en voz baja aunque las personas a sus costados los escuchan—dime quien es... no, mejor, dejame adivinar—mira a todas las chicas en sus pupitres, no ha visto a Herms interatuar con la mayoría de ellas.
—No invitaré a nadie, solo que el ver a todos los chicos actuar como tontos me dio curiosidad ¿Cómo sería una invitación perfecta para una chica?
—No lo se, no lo hagas en público, si yo fuera ella saldría huyendo—era obvio—y no puedes simplemente decírselo, creerá que ella es tu último recurso.
—¿Qué hay de flores?
—¿Sabes cuales son sus flores favoritas?—no, pero se sabe su sabor menos favorito de las grajeas de Bertie Bott—si no, no lo intentes, todos aquí regalan orquídeas—lo considero muy poco—puedes escribir una carta, aunque si es muy come libros—detiene sus ojos un par de segundos en él, queriendo decir algo—lo tirara sin leerlo y si no le gustas la leerá pero fingira que nunca la vio o la perdió antes de leerla.
—Solo me dijiste que no hacer.
—Las chicas son difíciles, haz algo original que no parezca que la invitas como último recurso y no imites a los demás, averigua que flores le gustan, no lo sé.
—¿Iras con alguien al baile?
—No lo sé, Krum me invitó esta mañana, no le respondí y dijo que me esperaría.
—¿Aceptaras?
—No sé, él es muy... ya sabes, callado ¿De que hablaríamos?
Regresan a su silencio respondiendo las preguntas de sus libros, Ron simplemente decidió ponérselo más difícil, no va a preguntarle directamente por sus flores, eso haría muy obvio todo.
La clase termina, Ron se retiró a su dormitorio de inmediato con las demás chicas mientras que él y Harry se quedan en la sala común, puede simplemente no ir pero eso le dejaría todo el camino libre a Viktor.
Levanta su vista de su libro cuando oye a Harry suspirar por quinta vez viendo a las chicas pasar.
—Solo invita a una y todas dirán que si.
—No es tan fácil, Herms, no quiero ir con una chica que no me guste ¿Qué tal si voy con Ron? ella tampoco tiene pareja.
—Ni lo pienses, Harry, amigo—los gemelos aparecen detrás del sofá interfiriendo en su charla.
—Ella irá con Krum.
—Y si se besan podremos molestarla con eso por años—ambos bailan hacia diferentes lados mientras fingen besar algo que no sea el aire frente a ellos.
No puede dejar que Viktor Krum se quede con el primer beso de Ron y que sus hermanos se lo recuerden por siempre.
“Averigua que flores le gustan”
—Oigan... ¿Alguno de ustedes sabe que flores le gustan a Ron?—pudo preguntarle a alguien más, pero no conoce a nadie más cercano a la pelirroja qué sus propios hermanos y sabe que es un grave erro haberles preguntado cuando ambos se detienen a verlo, con caras burlonas, como dos felinos viendo a su presa.
—Puedes regalarle una mazorca.
—O una rana de chocolate.
Siguen dando ideas para nada buenas por unos minutos y para su adorada suerte Ginny se une a la conversación callandolos de una vez.
—Le gustan los crisantemos azules.
¿Existen azules? Quizá en el mundo mágico si, él no ha visto ni uno en el mundo muggle a menos que sea de plástico o teñida. Lee un poco más hasta la cena e idea su pedida, Ron se adelantó con las demás chicas al comedor.
Las escucha hablar del baile y de Krum, ella aún no ha aceptado pero todo lo que dicen las demás es que acepte y un montón de alabanzas hacia el campeón además de eso todo sigue con normalidad hasta el final, todos se van uno a uno y solo quedan unos pocos que son echados por Filch a los dormitorios.
—Acompañe un momento—evita que ella se vaya con los demás, saliendo del gran comedor coloca la capa de invisibilodad de Harry sobre ambos, está demasiado cerca de su espalda, Ron se abraza a su cintura mientras guía el camino, no planeo el camino solo el desenlace así que ruega porque no aparezca nadie y los encuentre.
—¿A donde vamos?
—Es un secreto.
—¿Robaremos algo de la clase se Snape para que juegues con pociones otra vez?
—¿Qué? No... —detiene su negativa en seco y gira los ojos, Ron lo conoce tan bien—hoy no.
Llegan uno de los jardines, Filch pasea por los alrededores asi que hacen total silencio hasta que él desaparece por un pasillo, Herms lanza un Protego totalum junto con un Muffliato al rededor de todo el jardín y así nadie pueda verlos ni escucharlos hasta que decida irse.
—¿Y bien?
—Se paciente—con un movimiento logro de varita las flores empiezan a crecer al rededor de ambos y caen como lluvia frente a Ron y la nieve de invierno, destellos de estrellas caen sobre su cabello, no pregunta nada aún, verla impresionada y sonriente a las flores, por su acto es suficiente para saber que dirá que si sin pensarlo.
—¿Cómo? ¿Tienes algún hechizo para hacerlas crecer en mi cuarto?—los crisantemos azules en el mundo mágico solo crecen en China, claro que a una chica difícil de entender le gustarían flores difíciles de obtener, Herms tuvo que leer un libro gigante y antiguo de botánica toda la tarde para hacer que crezcan en el clima frío de Howarts, se marchitaran en pocas horas.
—Ron, tengo una pregunta—se acerca con un ramo de crisantemos azules y blancos bien hecho hacia ella, no empieza su pregunta ya que la pelirroja empieza a ponerse nerviosa y jugar con su cabello.
—No puede ser ¿Es enserio?—la sonrisa se escapa de su rostro y se cuelga de él en un abrazo—sí, sí, la respuesta es sí ¿Porqué eres tan lento?
—No quería darte orquídeas—con el ramo en una mano abraza a Ron por la cintura y respira de su shampoo.
—Eres tan tonto.
—Tu eres complicada, rechazaste a todos.
—Estaba esperandote a ti.
—¿Qué hay de Krum?
—Él puede ir con cualquier chica de la escuela.
Dejan el jardín en total silencio, Ron sostiene el ramo, Herms se encargó de que este no se marchite nunca, aunque no tenga agua y haga frío, camina detrás de ella, cubriendo a ambos con la capa de invisibilidad hasta llegar a su casa.
Llegan hasta los dormitorios de las chicas y es hora de despedirse ¿Por qué no pueden quedarse dormidos juntos? Hasta segundo año cuando visitaba la madriguera en vacaciones lo dejaban dormir en la misma cama de Ron, incluso a veces los tres, pero en las vacaciones de tercer año, Ron les dio sacos para dormir por primera vez y en el partido de quiddich de inicios de año en la carpa de los Weasley ella puso cortinas qué separaba su cama de las de ellos.
—Buenas noches, Ron.
—Buenas noches, Herms—deja un pequeño beso en su mejilla y cierra la puerta tan rápido detrás suyo que no puede evitar recordarle a un ratón asustadizo.
¿Cuánto falta para el baile? Que el tiempo pase rápido, no puede esperar hasta ver a Ron con un lindo vestido ¿Debería conseguirle uno él mismo? Sería demasiado, seguro ella quiere encargarse de ello con las demás chicas.
Chapter 3: Amortentia~HarRon
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Las vacaciones han llegado, todos se van a casa a pasar el invierno y navidad con sus familias, Ron por otro lado, escogió quedarse en Howarts con Harry, sus padres y hermanos viajarán a Rumania a pasar navidad con Charlie, le preguntaron si quería ir, no quiere pasar navidad rodeada de dragones, los gemelos también decidieron quedarse en la escuela.
Juega su quinta partida de ajedrez con Harry, él sigue pidiendo revanchas, por alguna razón que no termina de comprender pues acaba de volver a ganar.
—¿Te rindes?
—Nunca.
—Si insistes.
—Me sigue pareciendo bárbaro—Herms observa como las piezas se golpean y destruyen entre si y a Harry perder sin descanso, escucha el llamado a los pasajeros que les avisa que los botes ya partirán hacia el tren—nos vemos en tres semanas.
Está sólo con Ron, no es la primera vez, desde primer año es Ron con quien comparte más tiempo que con el resto pero estos últimos meses se ha estado sintiendo extraño cerca de ella, desde que dijo en la clase Slughorn los aromas que percibía en la amortentia.
“Brisa fresca con césped recién cortado, tinta de pergamino, como si estuviera derramada, cenizas, madera de roble y chocolate”
La clase rio en ese entonces cuando ella se perdió en la poción, Seamus lo felicitó por alguna razón que sigue intentando entender.
Brisa fresca y césped, ella vive en un campo y ama el quidditch.
Tinta derramada, esto es un poco molesto de admitir pero puede que Ron este enamorada de Herms y su amor por el estudio.
Cenizas, ¿De quien podria estar a namorada Ron que le recuerde a las cenizas?
Madera de roble, hay escobas hechas de roble, no sabe si la de alguien aparte de él posee una pero está seguro de que Herms no es ese alguien.
Chocolate es algo que por obvias razones ella percibiria, ama el chocolate.
¿A Ron le gusta alguien de otra casa?
¿Quien podría ser?
¿Está celoso por ello? ¿Debería estarlo?
Si le gusta la inteligencia de Herms tal ves le guste un Ravenclaw, aunque su personalidad combinaria mejor con un Hufflepuff.
No puede gustarle un Slytherin, literalmente las frases más dichas por ella en un día son sobre lo insoportables qué son, sobre todo Draco.
Sería muy extraño preguntarselo ahora, han pasado meses, ella quizá ni siquiera recuerda esa clase ni sus mejillas rojas cuando Seamus y Dean comenzaron a hacer bromas que no escuchó.
Salen de tu tren de pensamientos cuando Ron vuelve a ganar, las piezas vuelven a pegarse entre si ordenandose en el tablero.
—¿Estás seguro de que no quieres hacer otra cosa? Ganar siempre es algo aburrido.
Si quiere, quiere saber quien es esa persona de la que ella está enamorada, quiere entender porque no puede dejar de pensar en ella desde ese día, es decir, siempre supo que Ron conseguiría un novio, que ella pasaría más tiempo con este chico que con él y harían cosas de novios... Eso le molesta mucho.
Sería genial si Ron lo amara.
—¿Quieres jugar con pociones?—aunque puede tener ese amor por otro método.
—¿Sin Herms?... Bueno, tu no me regañaras por hacerlo mal.
Van hasta el salón de pociones de Slughorn, el profesor también salió por navidad así que duda mucho de que alguien los moleste aquí.
Busca la receta y la prepara, Ron no se concentra mucho en lo que hace en su caldero, ella está experimentado con pociones de super velocidad algo sobre aprender sin leer, por supuesto que al terminar solo es un caldero con líquido apestoso e inútil mientas que él tiene el líquido rosa perlado qué buscaba, lo llena en un frasco y lo guarda en su bolsillo, huele al perfume de jazmín que ella usa y deja un rastro encantador cada que pasa.
—Ron—ella detiene su limpieza en su desastre para prestarle atención—¿Qué percibes?
—Lo mismo de la última vez ¿Qué hay de ti?
—Periodico.
—¿Periódico?
—Si, me gusta leer el periodico.
—Claro ¿Qué más?
—Flores de jazmín.
—Vaya, Potter ¿Quien es la afortunada de tener al elegido enamorado?
—Dejate de bromas, solo me recuerda a los jardines.
Ella se encoge de hombros y sigue limpiando el caldero, se aburren luego de un rato de mezclar ingredientes sin parar y ver como explotan, tienen hambre ahora así que, que mejor que prepararse su propia comida, sobre todo para Harry.
Luego de hacerle cosquillas a la pintura entran a la cocina, los elfos hacen su trabajo sin parar, por supuesto ellos solo tienen que pedirles el favor para que los dejen usarla, el pelinegro aprovecha el momento en el que el elfo que lo vigila y Ron se distraen para echar la poción en el postre que ella pidió.
Regresan a los dormitorios, están casi vacíos, los pocos alumnos que escogieron quedarse pasean por el castillo o pasean por Hogsmeade.
—Ah, esto es tan relajante—ella se tira sin pensarlo sobre la cama Harry, huele a él y a su estúpido perfume de hombre que no deja de sentir cada que está cerca de la amortentia—creo que podría dormir aquí por siempre.
—Si crees que dormiré en el suelo, te equivocas, tendrás que acostumbrarte a compartir cama
—Tengo como cien hermanos, compartí cama con todos ellos, no es un problema para mi.
Toma una de sus trufas y la prueba, sabe como las de su madre, necesitaba un sabor a hogar, ya que no volvera a probar su comida hasta que acabe el año escolar.
Comienza a sentirse extraña, de pronto la idea de compartir cama con Harry suena mejor que hace un momento, moriria por dormir a su lado.
Él lo nota, el como se remueve incomoda en su cama y abraza su almohada contra su nariz y sus mejillas emrojecen con los mil pensamientos que de seguro tiene en este momento y el poco control qué tiene sobre su cuerpo al momento de sentarse en el suelo a su lado y abrazarlo con tanta fuerza como si fuera a escaparse de su lado.
—Ron... —prueba que tanto puede avanzar—¿Tienes algo que decirme?
—Te amo.
Eso es lo que quería escuchar, no sabe desde cuando, tal vez desde que en tercer año ella regreso a la sala común demasiado feliz después de dar su primer beso con un Ravenclaw, Ron es ese tipo de chica que cuando alguien es tan guapo como inteligente cae rendida a sus pies y por supuesto que ese chico cumplía sus estándares.
En ese momento no supo si sentirse feliz por ella o enojarse, ahora eso no importa tanto, ella ha besado a muchos más chicos sin duda y él tuvo un par de romances qué Ron apoyó hasta el final.
Ella se acurruca más en su pecho, algo en esto le dice que terminará en problemas.
—¿Ron?
—Harry, te amo, te amo, te amo, besame ¿Si? ¿Por favor?
¿Qué son unos pocos castigos si puede tener a Ron así ahora?
Junta sus labios con los de la pelirroja en un beso muy necesitado, ella lo abraza y atrae más hacia su cuerpo, como si quisiera que se vuelvan solo uno.
Su sesión de besos dura horas, tiene que detenerla, aunque no quiera, para presentarse en el comedor a la cena, ella le obedece, como si no hacerlo la fuera a matar.
La poción no durara tanto así qué por supuesto que no perderá ni una sola oportunidad para besarla, ya sea en el gran comedor, en la sala común, en los jardines y por todo Howarts si es necesario y ella se lo pide.
Pasan varios días, quisiera escuchar un te amo de una Ron que no esté bajo el efecto de ninguna magia pero eso quizá no pase nunca, se conforma con lo hermoso que suena ahora.
El que lo siga siempre y ni voltee a ver a otros a chicos por más guapos o de su tipo que sean, es algo quiere solo para él, quiere que lo ame.
—¿Ron, tu me amas?
—¡Si, te amo! Harry, te amo, ámame también, ámame como yo te amo.
—Yo también te amo, quizá más de lo que tu a mi.
Herms lo matara cuando se entere que básicamente drogó a Ron.
La pocion pierde afecto a las dos semanas, ella claro está enojada, muy enojada, no le habla y prefiere sentarse al otro lado del comedor en la mesa de los Slytherin qué a su lado, ningun perdón ha funcionado y eso que intentó con todos los trucos de magia qué se sabe y regalándole cosas que ama.
Bastan unos cuantos días de arrastrarse por todo el castillo por su perdón para que ella se acerque, con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
—Sólo quiero saber porqué—él dijo que fue un accidente, luego dijo que quería poner a prueba la efectividad de la poción y luego dijo que se le cayó sin querer, la expresión en su rostro le dice que si de su boca sale otra excusa tonta ella no volverá a dirigirle la palabra hasta que mueran.
—Ron yo... Hace unos meses en la clase de Slughorn... Se que estás enamorada de otra persona pero quería tener eso para mi porque yo te... —se detiene, ella probablemente no quiere volver a escuchar esas palabras de su parte—fui egoísta, mis disculpas son reales, lo juro.
La pelirroja lo observa de pies a cabeza, se arrodillaria si es que no supiera que ella le metería una patada en el rostro por tal acto tan vergonzoso, un suspiro sale de sus labios, ama esos labios, los besaría para siempre si tan solo lo dejaran.
—Quiero que hagas mi tarea el resto del año.
—Lo que sea, solo perdoname.
—Bien.
—¿No hay nada más que quieres que haga?
—La verdad completa.
—Tu me odias.
—Debería.
—Deberías.
—Pero no puedo... ¿Quien rayos te dijo que estoy enamorada de alguien? Una tonta poción no dice nada—dice mucho, demasiado en realidad—olía a chocolate, a todo el mundo le gusta el chocolate.
—Eso no es cierto, yo si sentí a la persona que amo.
—Bien, lo que tu digas ¿Qué sentías?—¿Debería decirselo? No parece de muy buen humor como para escuchar una declaración.
—Olía a jazmín—no la mira, su vista está en sus manos cerradas en puño con sus brazos aún cruzados—pastel de calabaza, ya sabes ese que hace tu madre y algo de menta—intenta acercarse, solo un poco, ella no se aleja, lo sigue con la mirada y el ceño fruncido qué se relaja poco a poco—¿Eso no te dice nada?
Tiembla ante su repentina cercanía, Harry puede ser muy molesto y muy encantador al mismo tiempo.
—No ¿Hay algo que tenga que saber?
—Quieres escucharlo, todo lo que te dije estas dos semanas era cierto—sus manos toman su cintura y la acerca, apoya su frente no tan culpable en su hombro y suspira—te dije que te amaba y eso no fue una mentira.
Ha obtenido su perdón, sus brazos dejan su lugar en defensiva y caen a sus costados, si alejar su tacto de ella se sienta en el borde de su cama y la abraza más hacia él, su cara queda atrapada en su pecho y respira.
—Aún estoy molesta contigo—por supuesto que intenta tener el control de la situación.
—Hueles a jazmín, me gusta—no lo tiene.
Chapter 4: Pijama~DraRon
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Todo comenzó cuando Ron desapareció un sábado después de que Slytherin le ganara a Ravenclaw en quiddtich y reapareció al día siguiente en el gran comedor a desayunar como si nada pasará con la misma ropa del día anterior.
Preguntaron, toda la semana la persiguieron a sus clases y recesos para preguntar porque desapareció casi un día completo.
—Ya les dije que fue a Hogsmeade por cerveza de mantequilla.
—Nosotros fuimos y no te vimos.
—Pase un rato por la casa de los sustos y volví a los dormitorios.
—Eso no tiene sentido, regresaste al día siguiente.
—Me quede dormida en la biblioteca leyendo sobre ajedrez.
—¿Cómo explicas que Filch no te encontró y acusó con Dumbledore?
—Ya se los dije mil veces, estaba en la sección prohibida.
Sabe que su historia no tiene sentido pero ellos llevan interrogandola desde el domingo y ya es viernes, es estresante tener que responder tales cosas, Harry desaparece todo el tiempo y Herms siempre se esconde en la biblioteca ¿Porque ella no puede escaparse una vez?
Van camino al comedor, pues es hora del almuerzo, Ron por instinto mira hacia la mesa de las serpientes, ella está ahí, viéndola como a una presa y le dedica una sonrisa engreída, sus mejillas se calientan de inmediato y evita la mirada de la rubia sentándose en su mesa.
Es culpa de ella que haya desaparecido, realmente no pensaba quedarse tanto tiempo ni mucho menos hasta el día siguiente en su dormitorio, solo unos pocas horas hasta la cena y volver con Gryffindor.
Su día continúa con normalidad, si es que puede, se escabulle a la biblioteca, último lugar donde sus amigos la buscarían, porque quieren mantenerla vigilada, ella escapa como puede para encontrarse con ella.
—Llegas tarde, Weasley.
—No sabía como quitarmelos de encima, Malfoy.
La rubia la toma de la cintura haciéndola sentar en su regazo y besarla, tan hambrienta como puede estar después de cinco días sin recibir ni un solo beso, ni siquiera en su mejilla.
—¿Tienes que ignorarme todas las semanas?
—¿Quieres que Harry y Herms nos descubra?—el insufrible de Potter y el sangre sucia, como detesta que ese sujeto miope esté siempre al rededor de su novia, es pegajoso con ella y su cercanía, Merlín, odia que tenga que abrazarla en público o pasar su brazo por su hombro y sin ningun tipo de vergüenza ese par dejen besos en su frente.
—Si, así se alejaran de lo que es mio.
—No soy una escoba para ser de alguien.
—Pero eres mi novia, eso te hace mía.
Vuelve a besarla, toma el control de sus labios y suspiros, Ron es demasiado apetecible como para conformarse con unos cuantos besos, su mano intenta subir la falda de la pelirroja y tocar su piel.
—Estamos en la biblioteca—detiene los besos salvaje por un momento para respirar y quejarse.
—No dijiste lo mismo aquella vez.
—¡Es diferente!—chilla ante la descarada sonrisa de su novia.
—¿Qué lo hace diferente?
—Eran vacaciones—deja un corto beso en la mejilla de la más alta antes de levantarse se su regazo.
—¿Tienes que irte? Llevas aquí solo unos minutos.
—Tenemos todo el día mañana, sabes que si no regreso empezarán a sospechar.
—Rhiannon—su voz sale tan seria que no puede evitar sentirse obediente—quiero qué se enteren.
—Dracanis... —detiene su oración, sabe lo mucho que ella odia su nombre completo así que se corrige de inmediato—Draco, no es una buena idea decirles, nadie en Slytherin o Gryffindor lo tomará bien.
—Eso no me importa, te amo.
—También te amo pero a mi si me importa—de solo imaginar la decepción en el rostro de su madre y la trizteza en el de su padre por enamorarse de una Malfoy, la hija de un mortifago, la destruye, quisiera al igual que ella que todos lo sepan pero eso es algo que quizá solo es una fantasía más.
Deja a la rubia sola en la biblioteca y vuelve a la sala común de Gryffindor, odia tener esa conversación con ella, pero también piensa en el futuro de Draco, su padre, Lucius, por muchas razones no aceptará a una Weasley en su familia, ni aunque demuestre que puede alejarse de la madriguera y vivir de caretas como ellos lo hacen.
El sábado llega, pasa todo el día con Draco en su dormitorio y de nuevo, antes de la cena se escabulle a los dormitorios de Slytherin ya en pijama pues se quedará a dormir ahí, a diferencia de su propia casa, en esta hay una gerarquia en la que respetan y hacen lo que Draco quiera así que si ella les dice que se larguen del dormitorio y duerman en la sala común o en los dormitorios siguientes, lo harán.
Es un poco excitante la idea de salir con el jefe de un aquelarre.
—Traje pasteles de calabaza—levanta dos platos con tajadas frente a la rubia.
—No es exactamente calabaza de lo que tengo hambre—deja los platos en la mesa de noche y jala a su hermosa novia pelirroja sobre su regazo en la cama, la besa, ella siempre besa como si dejar de hacerla fuera una condena, como si fuera una bruja castigada a morir quemada en Salem.
Acaricia toda la piel expuesta qué tiene solo para si misma, aprieta sus muslos y enjaula su cintura, Ron tiene siempre un sabor a menta con chocolate, no le gustaba el chocolate hasta que la beso por primera vez, en cuarto año, cuando el insoportable de Potter fue elegido campeón para el torneo, Ron estaba molesta y se negaba a cruzar palabras con él, entonces solo paso.
Una Ron muy enojada pasando por un pasillo vacío y una Draco muy insoportable, ambas con catorce y muchas nuevas cosas que explorar sobre si mismas, por supuesto que la discusión en ese pasillo se calentó de manera diferente a la que esperaban.
Casi dos años han pasado desde ese momento y a Draco le empieza a molestar un poco tener que guardarse el secreto de que Ron sale con ella, del solo imaginarse qué puede caminar por el castillo abrazada a la más baja se emociona y muerde los rosados labios contrarios, como le encantaría que los tontos chicos dejaran de coquetear con su novia.
Sobre todo el sangre sucia.
Aunque, su padre se molestara y lo sabe pero también se llenará la boca de comentarios super innecesarios sobre como logro robar a una Weasley del hueco en donde viven y de Arthur y por supuesto que querrá educar a Ron, como si ella fuera su experimento y probablemente después la presente en sociedad como una Weasley qué se pudo reparar.
Empieza a sospechar que su padre estaba enamorado del padre de la pelirroja cuando eran jóvenes, hay muchas familias iguales a los Weasley qué mucha gente diría merecen más atención pero Lucius siempre mira en la dirección de Arthur, aunque él no haya dicho ni hecho nada para llamar su atención.
Quizá Ron tiene razón, no quiere que su novia sea tratada como una rata con la cual experimentar si puede convertirse en copa.
Continúa besandola por mucho tiempo, la recuesta en la cama y queda sobre su cuerpo mientras sus manos la desvisten y tocan los lugares más prohibidos de Ron miéntras ella suspira y jadea de placer.
—Luces preciosa así—deja besos en sus mejillas con lágrimas que se escapan—eres mía, tan mía que soy la única que puede hacerte sentir bien—no puede hablar, los balbuseos y afirmaciones las dice tan euforica, olvidó que no era una propiedad y no le importa ser suya.
Draco sigue dandole de este placer prohibido por un largo rato más, hasta que su cuerpo no lo resiste más, termina recostada sobre la cama y muy cansada.
—Iré a darme un baño—es hora de la cena así que puede usar los baños de los Slytherin antes de que vuelvan para dormir aunque tienen este dormitorio solo para ellas.
Sale después de una reconfortante ducha con sus pantalones cortos de pijama y una camiseta recortada, es primavera, necesita algo de libertad con el calor de la estación.
—¿Te duele algo?
—Solo el estómago, tengo hambre.
Comen de los pasteles que trajo antes de quedarse dormidas, Draco mira la hermosa piel pecosa de su novia dormida sobre su brazo, aunque no pueda exhibir al público su relación puede hacer sutiles movimientos qué la hagan notarse frente al sangre sucia y el horrible Potter.
Llega el domingo y como la semana pasada, Ron se despide temprano, antes solo pasaban un corto tiempo juntas pero empezaron a querer más y en vacaciones lo experimentaron y luego Draco quería más que solo encuentros escondidos como si fueran un par de infieles y la convenció de quedarse a pasar la noche.
La pelirroja espera a que todos salgan hacia el gran comedor para escabullirse fuera de los dormitorios.
—Ron, es temprano aun, hace frío afuera, ponte esto—le dulce e inocente Ron acepta la camisa de pijama qué le entrega y se la coloca encima junto con sus pantuflas de conejos, deja un beso en los labios de la más alta y sale a toda prisa hacia el gran comedor.
Harry y Herms están ahí, como siempre le reservaron un lugar en medio.
—Hola, chicos—es todo lo que dice, comienza con sus alimentos ignorando por cumpleto qué sus caras exigen respuestas.
—¿Cuál es tu excusa está vez? Ginny dijo que nunca llegaste al dormitorio—el castaño la mira de pies a cabeza y luego hacia Harry, ambos notan la nueva prenda sobre su cuerpo.
—Me quede estudiando hasta muy tarde, no quiero reprobar astronomía.
—Te busque en la biblioteca con mi capa—el ojiazul más que nadie sabe que las pijamas de Ron son rojas o naranjas y que el negro es por mucho su color menos favorito así que esa camisa qué también grande no puede ser suya.
—¿Dónde estabas, Ron?—escucha al castaño preguntarle más cosas a su pelirroja y ella evadir sus preguntas, odia que Ron le oculte cosas, se supone que no hay secretos entre ambos. Come de su desayuno con calma hasta que nota que hay una mirada qué no se despega de la pecosa en ningún momento—Ron si sigues escapandote así, Filch te meterá en problemas con Dumbledore, al menos dinos a donde vas para cubrirte.
Malfoy, no puede ni siquiera explicar lo insoportable que es la Slytherin, la serpiente rubia se retira de su mesa y Harry ve, los pantalones de ella tienen el mismo patrón que la camisa qué su adorada pelirroja trae puesta esta mañana, si tuviera la fuerza de un gorila habría doblado su tenedor.
Herms deja de insistir respuestas el ver al ojiazul a punto de explotar e irá y mira en la dirección que él ve, entiende por completo su enojo ¿Cómo se atreve Malfoy a intentar marcar a Ron?
Draco sabe que se han dado cuenta, sonrie tan arrogante como puede ante el obvio enojo de ambos, ellos pueden intentar todo lo que quieran, Ron es suya y esto es solo una pequeña muestra de poder, quiere hacerle saber a ese par que no importa lo que hagan, esa Weasley la ama a ella y no lo van a poder cambiar.

RukaJimotoraku2 on Chapter 1 Wed 23 Oct 2024 06:25AM UTC
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Last Edited Thu 31 Oct 2024 08:47PM UTC
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