Chapter 1: PEDIDOS + LÍMITES ❤️
Chapter Text
¡Holaaa! Pueden hacer sus pedidos acá. Les dejo, sin embargo, condiciones.
— COSAS QUE HAGO
- Fluff.
- Angst.
- Lemmon/Smut de casi todo.
- Platónico o romántico.
- M/M, F/M, F/F.
- Personaje x Y/N.
- Luchador x Espíritu/Assist Trophy/Etc. (Por lo cual los que shippean a un luchador con un personaje que sea un espíritu o un asistente lo pueden pedir).
- AUs de todo tipo.
— COSAS QUE NO HAGO
- Fetiches asquerosos o raros para mí (con raros para mí me refiero a los fetiches de pies, por ejemplo).
- Violaciones. Acá nadie hace nada sin consentimiento.
- Lemmon/Smut de menores.°
- Incesto (romántico o sexual).
- Pedofilia (romántico o sexual).
- Ships que me desagradan*.
° PERSONAJES QUE SON MENORES (EN MI UNIVERSO DE SMASH, SE IGNORA EL CANON REAL).
- Pikachu.
- Ness.
- Jigglypuff.
- Popo.
- Nana.
- Pichu.
- Marth.
- Young Link.
- Roy.
- Pit.
- Red/Leaf.
- Diddy Kong.
- Lucas.
- Toon Link.
- Aldeano.
- Mega Man
- Bowser Jr./Bowsy y los Koopalings.
- Inklings.
- Canela.
- Sora.
El resto son mayores de edad y están aptos por si quieren pedir lemmon.
* SHIPS QUE NO PIENSO ACEPTAR:
- Chrom x Lucina
- Pit x Dark Pit.
- Pit x Palutena.
- Dark Pit x Palutena.
- Robin x f!Robin/Daraen.
- Corrin x f!Corrin/Kamui.
- Byleth x f!Byleth/Beleth.
- Cloud x Sephiroth.
Y creo que eso sería todo. ¡Espero los requests! ❤️
Chapter 2: SoPit - Dinner, ice cream and movies! 🍧🎬
Summary:
Pit se encontraba llorando en su cama debido a una fuerte discusión con su mentora, debido a que ella, a veces (por no decir casi siempre), se aprovechaba de él dándole misiones absurdamente difíciles y que hasta le podían matar en cualquier momento.
Por suerte, cierto portador de la Llave Espada tenía una excelente idea para hacerlo feliz. Y eso incluía una buena noche de helado y películas.
Notes:
CONTENIDO DE ESTE ONE-SHOT:
- Palutena siendo una pésima madre con Pit.
- Angst y Fluff (Hurt/Comfort, plus algo de humor).
- Sora siendo un rayito de sol con su novio ♡Pedido por: Nadie.
Chapter Text
—¿Por qué me hace esto...?
Esa pregunta Pit se la hacía mil veces en la cabeza. No había salido ni a cenar, porque no quería ver la cara de su diosa, a quien había idealizado tanto...
Alguien tocó la puerta.
—¿Pit? Soy yo, Sora...
—Te mandó Palutena, ¿cierto? —murmuró el ángel, con voz entrecortada—. Dile que no quiero hablar con ella.
Sora, detrás de la puerta, sintió un apretón en el pecho. Había escuchado rumores de que se habían peleado fuertemente, pero no pensaba que eran ciertos. Después de todo, ellos eran como madre e hijo, inseparables.
Soltó un suspiro y abrió la puerta, encontrando a su amado acurrucado entre las sábanas, sollozando y acostado.
Miró los platos de comida que había traído para ambos, y las dejó en la mesita de luz, para luego sentarse en la cama y acariciar un poco el cabello despeinado del contrario.
—¿Qué pasó? Puedes contarme, angelito... Sabes que siempre estaré para tí.
Esas palabras de Sora lo hicieron sonreír, y se dió un poco la vuelta para mirarlo.
—No es tan fácil, Sora... Yo... me peleé con Palutena, porque siempre me manda a hacer misiones que me pueden costar la vida... —explicó—. Le intenté decir de buena manera, pero...
—Comenzaron a discutir —completó Sora, tomando su mano. Pit asintió, y no dijo nada más por un buen rato.
El de chaqueta blanca se acercó al ángel, tomando uno de los platos y ofreciéndoselo.
—Ten. Hice algo liviano para tí.
—No tengo hambre...
—Pit, tienes que comer algo.
Nada. Silencio.
Sora suspiró... No quería recurrir a ese método, pero no tenía otra.
—Bueno... Entonces si no cenas aunque sea un poco, tendré que tomar el helado que dejé en el congelador yo solo... —dijo, con una sonrisita juguetona.
Sintió a los dos segundos que Pit le quitaba el plato de las manos y comenzaba a devorar todo lo que tenía. Se notaba que hace rato no comía bien. Sora aprovechó y tomó su propio plato para comer con él.
No podía evitar reírse de su amado al ver cómo, pensando que no se daba cuenta, robaba algo de su plato también.
Cuando terminaron de comer, Sora se quedó consolando un momento a Pit, dándole besos y caricias, haciendo que su ángel se sienta querido y feliz. Luego, juntó ambos platos y salió a dejarlos en la cocina. Aprovechando, tomó el helado que le prometió. También se le ocurrió poner algunas películas en su teléfono.
Un combo completo. Cariño, helado y películas. Con eso Pit estaría mucho mejor, esperaba.
Cuando volvió al cuarto de Pit, no pudo evitar sonreír al ver cómo se había vuelto a acurrucar en las sábanas, esta vez sin llorar o estar acostado.
—¿Trajiste el helado? —preguntó.
—Y unas películas —respondió el castaño, sacando su teléfono.
Pit sonrió. Esa era una de las razones por la cual se enamoró de Sora en primer lugar. Siempre buscaba hacer cualquier cosa divertida para que pueda olvidarse de sus problemas.
Se pasaron toda la noche frente a la pantalla, tomando helado y riéndose juntos. El ángel se acurrucaba a cada rato con el contrario, moviendo sus alas ante los besos y mimos que le daba.
Cuando se dieron cuenta de la hora, ya estaba amaneciendo y ellos casi dormidos. Sora apagó su teléfono y se acostó con su novio, depositando un suave beso en su frente antes de quedarse dormidos...
Esa mañana, Palutena le había preparado el desayuno como disculpas por haberle dicho cosas terribles y no pensar en él, y al ver cómo se encontraba dormido con su amado en brazos, dejó escapar una sonrisa.
Tomó un papel y un bolígrafo y le escribió sus más honestas disculpas, y que podían hablarlo cuando despertaran.
Al irse, cerró la puerta con cuidado, no dispuesta a interrumpir la hermosa escena que acababa de presenciar.
Chapter 3: Rosamus — Proposal under the stars 💫
Summary:
Samus y Rosalina estaban observando las estrellas, hasta que la cazarecompensas por fin da el paso que quería dar desde hace años que estaban juntas.
Notes:
CONTENIDO DE ESTE ONE-SHOT:
- Fluff (puro fluff).
- Samus (mayormente fría) se abre únicamente con su noviecita :3
- Esto ocurre en la época del Smash de WiiU, simplemente para cambiar un poco de Ultimate.Pedido por: Giso77 (tkm Gisito).
Chapter Text
Rosalina estaba completamente absorta en su telescopio, admirando las estrellas desde su Planetarium del Cometa.
Se había quedado unos días allí, ya que Samus estaba en una misión y no volvería hasta esa misma noche, así que decidió pasar tiempo con sus Destellos.
Su observación terminó cuando escuchó a varios de estos últimos bostezar. Con paciencia y cuidado, los llevó a sus respectivos lugares de descanso y los dejó dormir.
Se quedó afuera de su habitación, esperando el momento en el que su hermosa novia llegue a visitarla. Y, dicho y hecho, a la hora ya llegó con su nave, sonriendo con esa dulzura que parecía tener solo para ella.
No tenía puesta su armadura. Era algo extraño, pero a lo mejor lo había dejado en la nave para no llegar con éste puesto.
—¡Hey, Rosi! Lamento llegar tarde, es que Ridley me tiene loca y me estaba intentando matar... Otra vez —sonrió, visiblemente cansada.
—Entiendo, entiendo... No te preocupes, Samus. Podemos hacer algo juntas ahora, ya que has vuelto...
Samus llevó su mano a la cintura, acercándose más a su observadora del cosmos.
—De hecho, yo tengo algo que podemos hacer, pero... Necesitamos bajar a la Tierra, si no es molestia.
—Por supuesto que no, vamos —dijo Rosalina, su voz suave y calmada.
Ambas, en sus respectivas naves, bajaron a tierra firme, cerca de la mansión donde vivían junto a los demás. Rosalina esperó fuera, ya que Samus tenía que buscar algo.
Apenas la cazarecompensas entró, ésta suspiró. Se cambió a algo más relajado que su traje zero, una chaqueta de mezclilla azul, un crop top blanco, jeans negros y botas del mismo color. Sin embargo, en su bolsillo, tenía una pequeña cajita de terciopelo.
Ese era el día.
Cuando salió, tomó la mano de su pareja, intentando no parecer tan nerviosa.
El día lo pasaron genial. Fueron a cenar y a bailar, a reír juntas...
Al cansarse de ello, ambas se quedaron en un acantilado, observando las estrellas. Samus no podía evitar admirar a Rosalina, tan concentrada en las constelaciones, tan elegante... Tan perfecta.
Tomó algo de aire y tomó su mano.
—Ro...
—¿Hm?
—No soy buena con las palabras, pero... Agradezco haberte conocido. Estos años fueron los mejores de mi vida, y... Quiero que dure toda una eternidad.
Este era el momento. Sacó la cajita que tomó antes y la abrió hábilmente con una mano, enseñándole un anillo con unas pequeñas estrellas en el centro.
—Rosalina, ¿quisieras... casarte conmigo? —preguntó, perdiéndose en sus ojos.
La princesa estaba anonadada. Miró a su amada, luego al anillo, y luego a su amada otra vez. Las lágrimas se escapaban de sus ojos mientras se tapaba la boca.
—S-Sam... Yo...
—No tienes que aceptar si no estás lista... —interrumpió Samus, desviando un poco su mirada.
La sorpresa de Rosalina se transformó en alegría al por fin procesar todo.
—Por las estrellas, Sam. ¡Claro que quiero casarme contigo! —respondió por fin, lanzándose a sus brazos.
La cazarecompensas la rodeó con sus brazos, dándole un beso en sus labios que duró quién sabe cuánto. Al separarse, le colocó el anillo a la de vestido celeste y se miraron fijamente.
Esa noche la iban a recordar para siempre. La noche en la que pasaron de novias a prometidas. ¿Y quién sabe qué pase en su boda?
Chapter 4: Rosnake - Storytelling 📚
Summary:
Rosalina suele contarle cuentos a Lucas cuando no se puede dormir. Snake la descubre.
Notes:
CONTENIDO DE ESTE ONE-SHOT:
- Rosalina trata a los niños como a sus Destellos.
- Fluff (y un poco de angst por parte de Lucas)
- Snake y Rosalina pareciendo una pareja casada (no lo son, todavía).
- Un poquitito del trasfondo de Rosalina, así que los que no jugaron Super Mario Galaxy, alerta de spoilers.Pedido por: Forever (amigo mío de un grupo :3)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Rosalina acariciaba el cabello rubio de Lucas, quien no dejaba de sollozar.
—Shh... No pasa nada, Lu, solo fue un mal sueño...—sonrió, intentando calmar la angustia del menor, aunque sabía que no era suficiente.
Lo que pasaba era que Lucas tuvo una terrible pesadilla de su madre y su hermano, causando que no pueda conciliar el sueño por culpa de ello.
La observadora del cosmos suspiró levemente y se levantó a buscar un libro de su estante.
—¿Qué te parece si te cuento una pequeña historia?
Lucas asintió sin decir palabras. Rosalina tosió un poco y comenzó su lectura:
Esta historia comienza hace muchos, muchos años atrás, con una jovencita. Un día, ella encontró una nave espacial oxidada con un pequeño niño estrella dentro.
"¿Cómo te llamas? ¿Estás perdido?", le preguntó la chica.
"Soy Luma, y estoy esperando a mamá... Ella viene en un cometa", dijo el niño estrella, quien estuvo esperando día y noche.
"No te preocupes. Esperaré contigo", le prometió la pequeña a Luma.
Al caer la noche, la niña tomó prestado el telescopio de su padre y miró al cielo. Ella miró y miró, pero no vio nada. Las horas se convirtieron en días y luego en años, pero el cielo seguía sin revelar nada. Finalmente, la niña suspiró y le dijo a Luma: "Si nos quedamos aquí mirando por mucho más tiempo, pronto seré una anciana". Pero entonces tuvo una idea. "¿Por qué no salimos y buscamos a tu madre nosotros mismos?"
La chica y Luma repararon la nave espacial oxidada y luego los dos despegaron en el cielo estrellado. Y así es como la búsqueda de la madre celestial comenzó.
Mientras continuaba con el cuento, no notó que Snake estaba pasando por ahí y se había quedado a observar.
Cuando terminó la historia, afortunadamente, Lucas ya estaba dormido. Le dió una pequeña caricia en su frente y le susurró "buenas noches", y cuando pensaba en irse, se sorprendió al ver a su pareja estaba mirándola.
—Serías una buena madre para él —murmuró, para no despertar al niño psíquico.
—¿Tú crees...? Digo, él aún tiene a su padre vivo, no creo que a él le guste que...
—Es hasta que volvamos a nuestros mundos... se vé que te quiere, y que te ve como a su madre —interrumpió, acercándose y arrodillándose frente a la cama donde descansaba el menor—. Tal vez lo podamos cuidar como nuestro... Si no es molestia para él.
Rosalina asintió. —Dejémoslo dormir ahora, Snake... Mañana lo hablaremos con él.
El soldado sonrió un poco y se levantó, no sin antes acariciar el cabello del niño psíquico. —Si eso quieres...
Ambos salieron de la habitación, aunque Rosalina se quedó un tiempo más. Tomó un pequeño peluche que su pareja le había regalado y lo colocó con cuidado entre los brazos de Lucas, para luego cubrirlo con las mantas y darle un beso de buenas noches.
Tal vez... No era tan mala idea ser ellos quienes cuiden al chico... Por lo menos temporalmente.
Notes:
No estaba muy inspirada para este, perdonenme-