Chapter Text
El sonido de la música era fuerte.
Sentía sus piernas temblar pero eso no le impedía seguir con la presentación.
Era la última canción del último show del tour y quería darlo todo.
—Excelente muchachos, lo hicieron muy bien —La voz del señor Horner lo sacó de sus pensamientos apenas terminaron el concierto —Se ganaron este descanso de una semana.
—¿Una semana? —Susurro Checo al escuchar esto.
Sabía lo que esto significaba y no pudo evitar molestarse, principalmente porque nadie le dijo nada sobre el cambio en el calendario del grupo.
Si le hubieran dicho con tiempo, entonces quizá podía haberlo evitado.
Entonces noto como sus demás compañeros no parecían sorprendidos, confirmando que era el único que no sabía nada.
Pero guardó silencio, pues no quería ni debía empezar una discusión frente al ceo, quien se había tomado la molestia de irlos a ver a su último show antes de un merecido descanso de tres meses.
Su último álbum había sido todo un éxito que los llevó a realizar un tour mundial en el cual visitaron quince países.
Estaba agotado.
Solo quiere llegar a casa y dormir un rato, pero nada de eso iba a pasar porque decidieron organizar una fiesta por haber concretado la gira con éxito.
Estaban en un lujoso y amplio penthouse en el que podían festejar con la privacidad necesaria para todo su equipo.
Sergio se recostó en el sofá mientras veía como sus compañeros de grupo, Carlos y Charles conversaban alegremente en una esquina del lugar.
Eran mejores amigos, aunque a veces parecían algo más.
Teniendo un deja vu, decide apartar la vista y se encuentra con la de Lewis.
El líder de Moon Lovers se acerca a él con dos tragos en la mano, pero Checo se levanta rápidamente y camina hacia el ascensor.
Notando esto, el moreno deja las bebidas en una mesa cercana y apresura el paso para darle alcance.
El pelinegro entra el ascensor y presiona el botón para marcharse de ahí, pero una mano evita que las puertas se cierren y suspira pesadamente al notar de quien se trata.
—¿Por qué te vas así? La fiesta no ha terminado, los chicos te quieren aquí —Lewis entra y se para aun lado, entonces las puertas finalmente se cierran —Al menos disfruta esta noche.
—¿Por qué no me dijiste nada sobre el cambio que hicieron? —Reclama sin prestarle mucha atención a sus palabras —Tres fechas más al tour y no tuviste el valor de decirmelo. Sabes bien que quiero a ver a mis padres, hace tiempo que no salgo con mis hermanos.
Y si había algo que lo molestara aún más, era el hecho de que Lewis aceptó estas fechas sin consultarlo con el grupo, o al menos con él.
—¿Como se supone que te lo diría? No me dejas hablar contigo, siempre estás molesto y me ignoras —El moreno se permitió soltar lo que pensaba por un momento, pero rápidamente se detuvo —No tienes que actuar así.
Esto provoca la risa del pecoso.
—¿Y como se supone que actúe? —Reclama con molestia —Te fuiste a japón sin decirle a nadie.
Ambos sabían a qué se refería.
—Ése fin de semana no estaba actuando con razón, ya me he disculpado muchas veces —Pero el moreno se defiende.
Cualquiera que estuviera viéndolos pensaría que era una discusión absurda, ¿Por qué se molestaría por un viaje?
—Te dije que tenía dudas —Sergio continúa sin siquiera mirarlo —Me llamaste loco, discutimos y te fuiste. Pero piensas que con un lo siento es suficiente.
—No fueron mis mejores decisiones, pero tenemos que llevar la paz por el grupo —Lewis Insiste queriendo tomar su mano y el pecoso se aleja bruscamente —Sergio, ellos no saben nada. No es justo.
El pelinegro aprieta la mandíbula.
Quiere controlarse porque sabe que se pondrá a llorar si revive los recuerdos de ese turbulento fin de semana que creía había superado.
Pero el sentido moral de Lewis lo hace perder los estribos.
—¿Justo? ¿Tú me vas a hablar de justicia? —Comienza y siente cómo sus ojos se llenan de lágrimas —¿Discutir conmigo y después marcharte con él? —Se gira para verlo y traga en seco al sentir que las palabras se atoran en su garganta —Podrías haberme dicho que ya no me amabas, pero no tenias que meterte entre sus piernas para hacermelo saber.
En ese momento el ascensor se detuvo y se abrieron las puertas, lo cual el pecoso aprovechó para marcharse rápidamente, no dándole la oportunidad de responder.
Así fue como Lewis regresó a la fiesta sin haber logrado retenerlo, y al mezclarse con los demás invitados sintió como alguien tomaba su mano en un toque fugaz.
—¿Donde estabas? Te he estado buscando —George, el miembro más joven del grupo se acerca a él —¿Y nuestras bebidas?
—Tropecé y las derrame por accidente —Mintió —Vamos por otras.
Los dos comenzaron a caminar juntos, sin que el moreno le diera más importancia a lo sucedido con Sergio.
Sería una noche larga para ambos, pero de diferentes maneras.

En la casa de los Verstappen se tejía otra historia.
—¡NO! —El grito de una joven de dieciséis años junto a un par de sollozos hace que su hermano salga corriendo de su habitación y comience a tocar la puerta con desesperación.
—¿Victoria? ¿Estás bien? —Pregunta Max intentando abrir la puerta —¿Qué te pasó? Di algo.
En ese momento la joven sale de su habitación con una gran sonrisa en el rostro.
Fue ahí cuando el joven se dio cuenta de que se había preocupado por nada.
—Moon Lovers vendrá —Responde con tanta emoción que da pequeños saltos.
—¿A la casa? —Él rubio se mofa y ella le da un pequeño golpe en el brazo.
—No, tonto, darán un concierto dentro de una semana —Afirma mientras se pasa las manos por el cabello —Dios mío, tengo que avisarle a Dilara, la venta de boletos es este fin de semana.
—¿Por qué te preocupas? Ni siquiera tienes dinero —Le gustaba mucho molestar a su hermanita, principalmente cuando se trataba de ese grupo que tanto detestaba —No vas a poder ir.
—Tengo dinero, ahorre desde el verano para este momento —Se defendió la joven —Así que, si me disculpas, debo llamar a mi mejor amiga.
Victoria se marchó dejando a su hermano con la palabra en la boca.
En ese momento el rubio escuchó ruido en la primera planta de la casa, bajando para ver si se trataba de sus padres y así fue.
—Max, ¿Qué haces despierto a esta hora? Es bastante tarde —Sophie, su madre lo regañó apenas verlo —¿No tienes escuela mañana?
—Tienes un examen, ¿No? —Ahora era su padre, Jos, quien hablaba —Ve a dormir hijo, descansa.
Max asintió dispuesto a regresar a la cama y dormir de una buena vez.
—Esto debe ser una broma —Victoria bajó las escaleras sumamente molesta —Dilara no podrá acompañarme, saldrá de viaje con sus padres a visitar a sus abuelos.
—¿A donde vas a ir? —Sophie deja su bolso en el sofá mientras espera la respuesta de su hija.
—Al concierto de Moon Lovers, vendrán dentro de dos semanas —Explicó y pudo ver en el rostro de sus padres que ese sueño estaba más lejos que nunca.
—No vas a ir, estas muy pequeña para esas cosas —Jos se apresura a hablar —Ahora vayan a dormir.
Victoria mira con asombro a sus padres, con la mirada busca la ayuda de su madre pero esta niega con la cabeza.
—Vamos a dormir —Dice Max tomándola de la mano, pero ella se jala bruscamente.
—¿Qué? No, no me puedes hacer eso —Comienza la joven con los ojos llenos de lágrimas —Ellos nunca antes han venido, por favor, déjame ir. No se si tendré otra oportunidad de conocerlos.
Sophie voltea a ver a su esposo, ambos saben lo importante que es ese grupo para su hija pero también se preocupan por su seguridad.
Y si ninguno de los dos podía acompañarla, entonces seguiría siendo un no.
—Solo si Max te acompaña —Condicionó el mayor, sabiendo bien que su hijo no aceptaría esto.
Max lo miro con asombro y comenzó a negar con la cabeza.
—¡Sí! —Gritó la rubia mientras tomaba del brazo a su hermano.
Pero el rubio se soltó rápidamente.
—No, a mi no me metan en eso —Comenzó mientras retrocedía en sus pasos —Yo no pienso ir a ese concierto, no, es de niñas.
Claramente su forma de pensar estaba bastante influenciado sobre su padre, quién siempre criticó a esos grupos y sus miembros “afeminados”.
—Por favor —Insistió su hermana mientras lo volvía a tomar el brazo —Maxie, por favor, será la único que te pido. Es lo único que deseo.
Pero Max se mantenía en negativa.
—No, tendrás que buscar a alguien más que te acompañe —Sentenció el joven, algo que provocó el llanto inminente a su hermana, quién se giro para ver a su padre.
—Si Max no te acompaña, entonces no hay permiso —Dijo un Jos triunfante.
Su hijo no lo decepcionó con su respuesta.
Victoria sabía que la palabra de su padre era ley, así que comenzó a sollozar al saber que este no la apoyaba con su sueño.
—Ya vendrán de nuevo, no tienes que llorar por eso —Soltó Sophie para después tocar el hombro de su hija.
Entonces la joven se apartó y se fue corriendo hacia su habitación.
—Por eso no me gusta que se ponga a escuchar a esos grupitos —Comenzó Jos —Mira como se comporta, parece una niña de cinco años.
—Entiendela, es algo que le gusta mucho —Sophie busco calmar las aguas.
Su esposo estaba visiblemente molesto, pero quién estaba teniendo un golpe de de remordimiento era su hijo.
Max, sin decir nada, subió las escaleras y se encamino hacia la habitación de su hermana, tocando la puerta delicadamente.
—Vic —La llamó pero no obtuvo respuesta más que su llanto —Abre, por favor.
—Vete —Dice con la voz algo débil — Déjame sola.
El rubio se queda en silencio por un momento.
Sabe que Victoria está haciendo un berrinche y que no debería ceder solo porque estaba llorando.
Pero no le gustaba escucharla llorar.
Y mucho menos le agradaba saber que era la razón de esto.
Entonces comenzó a caminar hacia su habitación para irse a dormir, pero se detuvo a unos pasos de llegar y se giró en dirección contraria.
—Maldición... —Susurró para sí mismo y se detuvo frente a la puerta de su hermana, tocando una vez más —Bien, iré.
El silencio se apodera del lugar.
Escucha unos cuantos pasos pero la puerta no se abre.
—¿Qué dijiste? —Preguntó una incrédula Victoria.
Max suspiro pesadamente y por un momento pensó que se arrepentiría de esa decisión.
Pero no lo haría en realidad.
—Dije que iré contigo al tonto concierto, ¿Está bien? —Respondió con cierto hartazgo —Ahora deja de llorar.
Entonces la puerta se abrió y dejó ver a la rubia con los ojos algo rojos y las mejillas coloradas.
—¿En serio? —Su voz todavía denotaba duda y su hermano asintió —¡Gracias! ¡Gracias! ¡Eres el mejor hermano del mundo!
En ese momento la joven abrazo a su hermano, quién estaba más tranquilo al verla feliz.
Y aunque esa decisión no le gustaría a su padre, sería una que cambiaría su vida para siempre.

Los días pasaron rápido, pero para Max fue un martirio tener que escuchar todo lo que su hermana le contaba sobre Moon Lovers.
Si, iba a acompañarla, pero no estaba interesado en conocer sobre tal grupo.
Pero había alguien a quien ella repetía una y otra vez.
Sergio “Checo” Pérez, uno de los vocalistas del grupo.
A Victoria le encantaba Checo.
Sus ojitos cafés le parecían adorables, sus pecas era tan lindas que era la parte que más resalta a de su físico.
Que si era embajador de tal marca. O que había salido en un drama.
Pero también le gustaba su personalidad.
No tenía escándalos.
Checo siempre se la pasaba en el estudio y organizando reuniones con fans.
De las pocas veces que no se le miraba públicamente es porque estaba con su familia.
Era el segundo miembro de Moon lovers con el fancafe más grande y el tercero a nivel general.
Un idol muy amado y respetado, pero sobre todo deseado.
Sin embargo, Sergio podía llegar a ser muy distante cuando se trataba del ámbito amoroso.
Afirmaba que no tenía pareja y no deseaba tener una en mucho tiempo.
Desde hace un año mostraba una actitud algo extraña y los haters lo tomaron como excusa para atacarlo.
Victoria pasaba sus días defendiendolo en foros en línea.
Tenía grupos donde hablaban exclusivamente de él.
Todas sus amigas eran fans de Moon Lovers y se aseguraban de no tener el mismo bias que la otra.
A Max todo esto le parecía extraño.
Solo habían pasado unos días cuando ya sabía el color favorito del Checo, pero curiosamente nunca se había molestado en ver su rostro.
Tampoco entraba a la habitación de su hermana, la cual está a llena de posters del pecoso.
Simplemente no estaba interesado.
Pero lo soportaba porque eso era lo que le gustaba a su hermana.
Y así fue como llegaron al día del concierto.
Se vistió de lo más normal posible, él solo iba a acompañarla y no veía razón por arreglarse tanto.
—¿Qué es eso? —Preguntó Victoria saliendo de su habitación con una playera de Moon Lovers y su lightstick, el cual tenía forma de luna menguante, muy al estilo de un anime conocido.
—Es lo mismo que me preguntó yo —Max le regreso el golpe —¿Que llevas puesto?
—No vas a ir así —Dijo la rubia regresando a su habitación para después arrojarle una playera negra de la banda —Cambiate.
Max tomo la prenda y la miró con cierto desprecio.
—Ni loco, además, no entraré en esto —Mostró lo pequeña que se veía.
Pero Victoria insistió tanto que terminó cediendo.
Y el rubio si termino entrando en la prenda, pero le quedaba muy apretado, pegándose a su cuerpo.
A Max no le terminaba de gustar, pero aún así fue vestido así.
Al fin y al cabo solo irían unas cuantas horas y después regresarían.
Solo tenía que soportarlo un rato.

Por su parte, Sergio se apresuraba para subir al escenario.
Llevaba uno de sus clásicos trajes que siempre atraían las miradas de las chicas.
Poco le importaba recibir su atención.
—Vamos, no es tan malo —Dice Carlos colocándose a su lado —Es una linda ciudad, quizá demos un paseo antes de irnos.
Checo sonrío con poco ánimo.
Él quería estar en casa.
—Vamos chicos, círculo —Indicó Lewis llegando hasta ellos y los integrantes del grupo formaron un círculo —Vamos.
Pusieron sus manos una sobre la otra y las levantaron mientras gritaban:
“¡Moon Lovers!”
Entonces se colocaron en sus respectivas plataformas que los subirían a uno a uno al escenario.
Las luces se apagan y todos los fans comienzan a gritar.
En ese momento comienza a reproducirse un vídeo previo al inicio de la presentación.
Max ni siquiera presta atención, solo se siente un poco ahogado por el mar de gente que iba a ver a esos “Cinco niños bonitos” en el escenario.
—Dios mío —Dice Victoria mientras aprieta su mano.
Sonríe al ver lo emocionada que está su hermana.
Entonces unos luces destellan y eso hace que el rubio levante la vista, cuya mirada se pierde en aquel joven de piel canela que viste un traje negro con pedrería dorada y cuya parte superior es un top que dejaba ver su bien trabajado cuerpo.

Él no se consideraba homosexual, incluso tenía una novia, pero no podía quitarle la vista de encima.
—¡Es él! ¡Es él! —Gritó la rubia jalando del brazo a su hermano —¡Es hermoso!
Entonces Max vio el nombre que aparecía en pantalla.
“Checo”
—Es él... —Susurro el rubio con la mirada perdida en el joven que cantaba y bailaba en el escenario —Lo es.
Parpadeo un par de veces antes de negar con la cabeza.
“¿Qué estoy haciendo?” Pensó el joven todavía en negación.
Los integrantes de Moon Lovers comienzan a presentarse frente a la audiencia.
Entonces vuelve a ver a Sergio y su voz le parece muy linda.
Se siente muy cautivado y atraído por el joven, pero se niega a aceptarlo.
Lo ve moverse por el escenario, y siente que su respiración se corta por un segundo.
—Que lindo —Susurra y se pone nervioso pensando que su hermana lo ha escuchado.
Pero Victoria estaba en su propio mundo.
Mientras que Sergio seguía cantando, Max observaba detenidamente todo lo que hacía.
Para él no había nadie más en el escenario.
Entonces una voz los interrumpe.
—¿Les gustaría conocer a los integrantes de Moon Lovers? —Les dice una mujer alta y pelirroja, captando la atención de ambos —Somos parte del staff y siempre seleccionamos algunos fans para conocer al grupo.
Sin embargo, Max no se lo compra.
—No creo que sea posible —Responde el rubio con precaución.
Pero Victoria lee el nombre en su gafete y reconoce quien es, ya que la ha visto constantemente conviviendo con el grupo.
—Si, si queremos ir —Afirma la rubia y Max toma su mano mientras niega con la cabeza.
—Vic, no —Susurra el joven todavía desconfiado.
Alice lo nota y levanta su gafete de staff.
—Tomen su decisión, hay muchos fans que quieren esa oportunidad —Advierte la pelirroja.
Max puede ver como su hermana desea aceptar y sabe que, de ser esto cierto, era una oportunidad única en la vida.
—Bien —Acepta rendido.
Es así como, después de terminado el concierto, fueron llevados tras bambalinas para conocer al grupo y tomarse fotos con ellos.
Claro que no eran los únicos que estarían ahí. También había otros fans que poco a poco fueron avanzando para tomarse las fotos.
Eran al rededor de quince fans seleccionados, así que las cosas se movieron rápido.
Victoria paso y se tomó la foto con el grupo, sonriendo por haber estado junto a Sergio.
Pero el pelinegro no mostraba ningún signo de estar interesado en ella.
De hecho, se sentía algo desconectado de todo esto.
Cada concierto se sentía igual, repetitivo y sin vida.
¿Cómo podía estar rodeado de tantas personas y sentirse tan solo?
Y parecía ser otro concierto como lo era usual.
Hasta que voltea al siguiente en la fila y su mirada se encuentra con la del rubio.
Max es empujado para avanzar, él no quería la foto.
Pero igualmente lo hacen pasar y es colocado en medio de Sergio y Lewis.
Al estar ahí se siente extraño.
Había visto que ninguno de los integrantes tocaban a las fans, solo colocaban sus manos sobre encima, sin contacto real.
Sin embargo, Sergio si lo toco, quizá por ser hombre y así no había malentendidos, pero el rubio se aventuró y colocó su mano en la cintura del pecoso.
Podía tocar su suave piel canela expuesta por el top, y se sintió extraño al sentir su corazón acelerado.
Tocarlo se sentía irreal y no sabía el porque de esa sensación si ni siquiera era su fan.
—Espero que te haya gustado el concierto —Susurra Sergio para sorpresa del joven.
—Me encantó —Dijo Max en el mismo tono y vio como una pequeña sonrisa se asomo en sus labios.
Al estar tan cerca de él puedo ver sus ojos tan bonitos que lo miraban con curiosidad, pero también percibió un ligero tono verdoso en estos.
Sin embargo, la magia se rompió en el momento en que lo hicieron moverse para que pudiera seguir la fila.
Cuando Max llegó a dónde estaba su hermana, se sintió un poco triste y no sabía bien la razón de esto.
Mientras que Sergio solo lo observó marcharse.
Y podía haber quedado en solo un par de miradas coquetas, pero el pecoso sintió una extraña curiosidad por el joven.
Llamo a Alice y le pidió un favor.
Nunca habia hecho algo así, pero quizá era lo que necesitaba para poder darle sentido a su vida.
Debía comenzar a vivir por si mismo.