Chapter 1: Prólogo
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― Esta máscara oculta mi fealdad y me permite una falsa libertad que no podré alcanzar en esta vida.
Nikolai caminaba por la habitación, su abrigo blanco se movía elegantemente con él. Fyodor con sus ojos fijos en él, observó al fantasma detenerse cerca de un espejo roto.
― ¿Tú serás quien me mantenga cerca de mi humanidad?, ¿O tal serás el último clavo en mi ataúd? ¿Podré escapar de esto? ―se preguntó el peliblanco más para sí mismo.
El azabache sonrió con falsedad y se acercó a Nikolai vislumbrando su reflejo distorsionado en el espejo al lado de Nikolai.
―¿Y en este gran laberinto existe alguna salida?—preguntó el azabache
― Claramente no, Fyodor, conmigo nunca hay salidas ni escapatorias. Si yo estoy atrapado contigo, tú también lo estarás conmigo.
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El murmullo de las personas en las calles de París no era algo extraño, la ciudad siempre estaba especulando sobre la misteriosa figura del fantasma que dirigía la gran Ópera Garnier, muchos decían que era un hombre que solo buscaba llamar la atención, otros incluso teorizaban sobre un fugado de la justicia y los demás solamente se negaban a creer sobre la existencia de esta persona.
El fantasma de la ópera era un tema recurrente por las calles, tanto padres como niños hablan de él solo para entretenerse y olvidar los eventos anteriores que dejaron marcada a Francia, aunque ahora vivían con la idea de modernizarse y ser una ciudad que llegara a ser el centro de Europa.
Fyodor, llegó a la ciudad en busca de la oportunidad de avanzar y triunfar como artista, gracias a su mentor pudo lograr una invitación a la Ópera como un suplente más, para él ya era un logro conseguir tal papel, al ser extranjero había desconfianza , pero no se dejó intimidar, todo lo contrario avanzó con semblante confiante y abrazó esta nueva oportunidad con esperanza.
Esa mañana hacía frío y las nubes grises que escondían el sol amenazaban con lluvias fuertes por la tarde, Fyodor avanzó con paso firme en dirección a la Ópera con cuidado de no tropezar con nadie y ajustándose el abrigo para protegerse del frío.
¿Debería comprar un abrigo con mi primer sueldo?
El que llevaba ahora era largo y de un negro intenso y era tan fino que sentía el frío en sus huesos, él siempre usaba el dinero solo para comprar lo necesario y para mantenerse alimentado, con lo poco que ganaba apenas y podía permitirse dos comidas al día, pero gracias a su maestro logró salir adelante y ser el hombre que es hoy en día.
El aire frío no impidió a Fyodor llegar a su destino, se dirigió a la parte trasera del gran edificio y con las manos congeladas abrió la puerta que afortunadamente no estaba cerrada con llave.
― Llegas justo a tiempo, Dostoyevski.
Un hombre con camisa de manga larga negra con una cinta roja atada al cuello y un chaleco gris a juego con sus pantalones le dió la bienvenida.
― Me llamo Kunikida Doppo y sere tu guia, hoy es la despedida de los antiguos directores de la Ópera, ahora te enseñaré el lugar y más tarde te los presentare.
Fyodor siguió a Kunikida, dentro de la Ópera todo estaba ajetreado.
Unas cuantas damiselas del cuerpo de baile se abalanzaron al pobre hombre que lo guiaba por todo el caos, gritaban y hablaban sobre cómo el fantasma había atacado de nuevo.
El hombre las ignoró y las regaño por andar cotilleando en lugar de centrarse en su próximo espectáculo.
Fyodor aplaudió mentalmente la profesionalidad del hombre que no se inmutó por todo el desastre detrás del telón.
― ¡Señor Kunikida! ― un chico de no más de dieciocho años se acercó corriendo a ellos.
El chico estaba exaltado, después de recuperar el aliento comenzó a explicarles el terrible suceso que perturbó la despedida de los anteriores directores.
― ¡Encontraron al señor Ace muerto! Estaba colgado en el tercer sótano.
Kunikida miró al pobre chico con sorpresa y preocupación.
― Atsushi, ¿los directores saben sobre este suceso? ― preguntó Kunikida
― No, ¿quiere que les notifique sobre esta tragedia?
― No les digas nada, no podemos permitir que este incidente les arruine su último día aquí. Yo me encargaré de ello.
Atsushi asintió con la cabeza y se despidió de ambos para ir con las demás muchachas que comenzaron a gritar y especular sobre este incidente.
― Dostoyevski, tendrás que disculparme, pero tengo que atender este asunto.
Kunikida se acercó a una mujer y le pidió que le explicará sobre el funcionamiento de la ópera, mientras tanto Fyodor seguía pensando en ese incidente ¿Es un asesinato o un suicidio?
― De nuevo, me disculpo. No me gusta endosar a los demás mis obligaciones.
― No se preocupe señor Kunikida, le explicaré a Dostoyevski todo lo que necesita saber. ― dijo la mujer que despidió a Kunikida con una gran sonrisa.
La mujer volteó a mirarlo, tenía el cabello suelto, unos pendientes a juego con su collar y un vestido sencillo, pero de cerca se podía notar la calidad de la prenda.
― Entonces, Dostoyevski todo es sencillo aquí. No destaques ni llames la atención si quieres sobrevivir en este mundo.
Fyodor la miró sin inmutarse, este consejo no le sorprendía el mundo artístico es como un bosque donde todos debían adaptarse y luchar por su espacio para no ser reemplazados o cazados.
Hace tiempo que el azabache había decidido que no sería alguien reemplazable, él sería una pieza esencial en la escena, haría honor a su maestro y guiaría las almas perdidas.
― No vine a Francia para ser un simple suplente que de vez en cuando saca de algún aprieto a la artista principal.
La mujer lo miró con atención analizando su actitud y sus palabras.
― Tendrás dificultades, nadie aquí busca ser reemplazado y nuestra artista principal es muy recelosa con su puesto.
― Es necesario pasar por algunas pruebas que nos impone la vida para alcanzar nuestros objetivos, nada es fácil de alcanzar.
― Me gusta tu actitud, soy Agatha Christie y me encargó del libreto, todas las obras que representan en la ópera pasan por mi criterio.
El ruso no se presentó, el señor Kunikida ya le habrá dicho su nombre completo o sino más tarde seguramente le hablarían sobre él.
Unas cuantas mujeres pasaron delante de ellos, hablaban del señor Ace. Al parecer habían sacado el cuerpo del sótano y habían notificado a los familiares sobre su muerte.
― Sinceramente me alegró que ese desgraciado muriera. ― habló Agatha una vez que las muchachas se alejaron bastante.
― ¿Era una mala persona?
― Era repugnante, tenía una colección de niños y los trataba como si fueran sus esclavos. Nadie le dijo nada porque tenía mayor estatus que todos aquí juntos.
Fyodor arrugó la nariz con disgusto, se compadece de esas crianzas que tuvieron que aguantar a ese hombre.
― Su alma debió ser impura y sucia, nada digno del señor.
― Oh, ¿eres creyente? ― preguntó Agatha con curiosidad
― Soy un fiel servidor de Dios, mi papel en el escenario es guiar a los pecadores en busca de la redención.
― Entonces, ¿para ti el arte es un medio para hacer reflexionar a la gente y que se arrepientan de sus actos para poder aspirar a ir al paraíso?
― Es mucho más que eso, pero una mente común que no cree en nuestro señor jamás podría comprenderlo.
Agatha en lugar de ofenderse solo observo al ruso con atención y dejó escapar un suspiro.
― ¿Qué harás cuando Dios te abandoné? ― preguntó Agatha con seriedad
Fyodor notó que la pregunta era sincera, el azabache no lo pensó antes de responder, no había dudas para esta pregunta.
― Dios nunca me abandonara.
La convicción con la que respondió la pregunta dejó a Agatha sorprendida, en este mundo donde la fe sirve más como un medio para aferrarse a la vida y para generar ganancias existían solo unos pocos devotos fieles.
Y Fyodor Dostoyevski era uno de ellos.
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Notes:
Repasé este capítulo unas diez veces, pero finalmente decidí publicarlo (llega a ser por mí y esta historia no habría salido nunca jsjssj). Quiero añadir que no soy creyente así que si hay algunas cosas que no cuadran sobre la religión en la historia pueden decirmelo en los comentarios.
Si hay algún error pueden comentarlo, estoy abierta a críticas constructivas.
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El espectáculo no se detuvo, incluso con la muerte de Ace la despedida de los antiguos directores siguió.
Fyodor paso todo el rato al lado de Agatha, no tenia interés en hablar con los demás bailarines.
Al finalizar el espectáculo volvió a ver a Kunikida, que apareció acompañado de dos personas que eran los señores Verlaine y Rimbaud, los antiguos directores de la ópera.
El señor Rimbaud parecía estar perdido en sus pensamientos, mientras tanto el señor Verlaine le deseo suerte en esta nueva experiencia.
El azabache no recuerda mucho de esa interacción, Kunikida le explico brevemente el efecto positivo que ambos hombres aportaron en la ópera, y después de esa interacción lo despidieron hasta mañana donde oficialmente comenzaría como miembro de la ópera.
Ahora estaba en el piso que había comprado con el dinero que tenía ahorrado, era pequeño, las maderas del suelo crujían cada que caminaba, las paredes estaban desgastadas, y el piso solo estaba conformado con una habitación, cocina y baño.
La señora del alquiler, era una mujer de mediana edad muy amigable aunque parecía algo irritada aquel día, pero esa solo es una pequeña observación porque solo interactuó con ella durante unos minutos.
Sacó las pocas pertenencias que tenía, con sumo cuidado dejó el jarrón de su madre en la única mesa que tenía, colgó su abrigo y su poca ropa la guardo en el armario.
Su primera impresión de la ópera no era tan positiva, pero podría trabajar con ello.
Sacó la tinta que tenía guardada en un pequeño recipiente en el bolsillo de su mochila y con una la última hoja que le quedaba escribió una carta.
Querida madre,
Hoy fui a ver la ópera que tanto soñabas pisar algún día, no es tan increíble como tú la describías, la gente ahí es algo curiosa, tampoco es que buscaba hacer amigos, pero esperaba ver personas dedicadas al papel, pero me equivoque.
Haré de tu voluntad la mía y que nuestro señor me guíe para no pecar y guiar a esas almas perdidas a la salvación.
Dejó la carta en la mesa cerca del jarrón y apagó la luz para acostarse, la cama chirrió cuando se tumbó en ella. Antes de cerrar los ojos se quitó el crucifijo que colgaba en su cuello y lo escondió debajo de la almohada.
Era su posesión más preciada.
Finalmente cerró los ojos para descansar, lo que soñó aquella noche era un misterio.
Solo recuerda pequeñas ratas siguiéndole.
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Al día siguiente se levantó temprano.
No tenía comida así que tuvo que contentarse con un trozo de pan rancio.
De camino a la ópera se detuvo a ver lo escaparates con alimentos, su estómago rugió y desvió la mirada. Había gastado todo lo que tenía en ese piso.
Tendrá que sobrevivir con lo que tenga, mientras espera su pago.
Llegó rápido a su destino, la ópera se encontraba cerca de donde vivía. Tan solo unos minutos caminando.
Dentro todo estaba en completo silencio, contrario al día de ayer que estaba todo alborotado.
El señor Kunikida estaba ahí puntual y con varios papeles en su mano.
Fyodor lo saludó y se dirigió al camerino asignado para los suplentes.
— ¿Eres el último integrante nuevo, verdad?
Un chico de aspecto joven lo saludó con una gran sonrisa.
— Sí, soy Fyodor Dostoyevsky.
— Soy Karma, compartiremos camerino. Espero no te importe. — lo último lo dijo en voz baja y desviando su mirada al suelo.
Fyodor le restó importancia y dejó su única bolsa encima del tocador.
— Debo suponer que eres otro extra aquí ¿verdad?
— Bueno, suelen asignarme las tareas que nadie quiere hacer. Y antes con Ace...
El azabache miró al chico, su sonrisa había desaparecido y solo miraba el suelo de nuevo con tristeza en sus ojos.
— Ace es el que murió ¿no?
— Sí, yo trabajaba más para él que para la ópera.
El ruso decidió no insistir en el tema, podía notar la incomodidad del chico al hablar sobre ese hombre.
Ya más adelante cuando consiga la confianza del chico podrá profundizar en el asunto.
— Entonces, convivamos en paz Karma.
El nombrado lo miró un segundo y después una nueva sonrisa se plasmó en su rostro.
— ¡Sí!
Media hora después fueron llegando los demás integrantes de la ópera.
Vio a Agatha hablar con otras personas, la saludó cortésmente y siguió su camino.
Primero los pusieron a calentar su voz.
Los hicieron sostener una vocal durante un largo periodo de tiempo para mejorar la resistencia vocal y probar la capacidad pulmonar de cada uno.
Luego, los hicieron decir unas cuantas frases con consonantes complejas.
Sin duda algunos tenían mejor timbre de voz que otros, pero había una persona que destacaba.
Solamente con ver su atuendo cualquiera podría decir que es el cantante principal.
El puesto que Fyodor aspiraba a conseguir. Será difícil alcanzarlo, pero el azabache se enorgullece de decir que él no es de los que se rinde fácilmente.
Durante los descansos la mayoría se acercaban al cantante y lo elogiaban o le pedían consejos para mejorar.
— Yo nací con el don divino de cantar, estoy siendo guiado por dios.
Tonterías.
Fyodor miraba aburrido al tipo que solo soltaba estupideces de su boca. Alguien como él jamás sería bendecido por dios.
El no cargaba la voluntad de su señor ni hacia nada en su nombre y ahora se atreve a decir que él es guiado por él.
Insensato, debería cerrar la boca si de ella solo salen sandeces.
Siguieron con los ensayos y luego los dividieron en grupo según su tono de voz.
Fyodor tuvo que taparse los oídos por los gritos que soltaron dos muchachas que les tocó en el mismo grupo que el cantante principal.
Afortunadamente él era un tipo paciente.
Su primera práctica en grupo fue una pesadilla, y cuando anunciaron la hora del descanso Fyodor se retiró de ahí sin esperar que el maestro de canto terminara su frase.
Caminó hacia su camerino, por el camino no tuvo problemas para llegar solo paró en dos ocasiones para saludar a alguien.
Ya dentro dejó escapar un suspiro y se sentó en la silla del tocador, su bolsa seguía en el mismo lugar donde la dejó.
Al menos aquí no roban, tampoco es que Fyodor tuviera algo de valor en su bolsa.
Estuvo sentado durante unos minutos con los ojos cerrados reuniendo fuerza para tolerar a sus compañeros. No lo malinterpreten, no es que no le guste sus compañeros, solo le desagrada como tenían tan idealizado a ese cantante principal que, según él, tenía a Dios de su lado.
Cuando pasaron unos minutos se puso de pie con cuidado para evitar marearse, esto le suele suceder con frecuencia y aunque fue al médico esté solo le dijo que estos síntomas podrían ser causados por falta de sangre.
Le recomendó tener una buena dieta y anteriormente en su conservatorio había médicos que lo monitoreaban para tener controlada su salud.
La hoja que firmó para fijar su contrato en esta ópera mencionaba que tenían controles semanalmente así que no tenía que preocuparse por el médico, pero sí por la comida.
Solo necesitaba que su cuerpo aguante unos días hasta recibir su primer pago de la temporada.
Salió fuera del camerino y se dirigió hacia la sala donde practicaban anteriormente.
Estaba ensimismado pensando en como conseguir alimento para estos días cuando unos gritos provenientes de una puerta lo sacaron de sus pensamientos.
— ¡Se están burlando de nosotros!
Fyodor seguía parado fuera de la puerta cuando se abrió y de ella salió un hombre con cara irritada lanzando maldiciones.
— ¡Yo mismo iré por ese fantasma y lo cortaré en pedacitos!
— ¡Gen'ichiro! — alguien dentro de la oficina lo llamó, pero el otro no se inmuto.
El ruso miró al hombre salir del edificio y volvió su mirada hacia la única persona que seguía en la oficina.
— ¿Tienes curiosidad?
El hombre peliblanco había notado la presencia de Fyodor en la puerta y le habló sin levantar su vista del escritorio.
— Por supuesto, pero si no quiere decirme lo que ocurre puedo retirarme de aquí. — respondió Fyodor mientras entraba a la oficina y se acercaba al hombre.
— Puedes leer la carta, de todos modos te enterarás ya que en esta ópera circulan rápido los rumores.
Fyodor miró la carta sobre la mesa y la sostuvo en sus manos.
No era una carta normal, era una carta del mismísimo fantasma de la ópera, pero ¿existía ese hombre?
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Notes:
En esta historia Fyodor tiene anemia, pero como en la época en que transcurre la historia no tenía tantos avances tecnológicos no sabían que era la anemia, si que existia pero no sabían que lo causaba y mayormente decían que estaba asociado a la falta de sangre, así que no usare la palabra "anemia" en el fanfic.
Un extra que quiero añadir es que el piso donde vive Fyodor está al lado de comercios y cerca de la Ópera así que es normal que costará muchísimo más, aunque era muy pequeño. Con la cantidad que tenía ahorrada Fyodor podría comprarse más de dos pisos en un barrio marginal ajajaj.
Bueno, nos vemos en la siguiente actualización.
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Fyodor miró la hoja en sus manos, con una última mirada a Fukuzawa començo a leerla en voz alta.
Buenas tardes!
Antes de todo quería felicitar a los nuevos directores y desearles surte en esta nueva etapa. ¡Espero que Verlaine y Rimbaud os hayan hablado de mí! Fueron tan amables conmigo y espero que ustedes también sean igual de amables.
Aquí les dejo la lista de las condiciones que pido para que estemos en paz.
1. La mensualidad de siempre fijada en 20.000 francos, 240.000 francos al año.
2. Que el palco número 3 siga reservado para mí.
Como pueden ver, es una lista corta y sencilla, sé que serán inteligentes y no irán en mi contra.
Saludos de parte del fantasma.
― Hay que ser atrevido para dejar la carta él mismo.
Y también escurridizo para que no lo atraparán.
― Fukuchi piensa que fueron los antiguos directores, que nos están haciendo una broma.
― Dudo que el señor Verlaine o el señor Rimbaud se dediquen a hacer bromas en su tiempo libre.
Fukuzawa asintió estando de acuerdo, el hombre apoyo su cabeza en el escritorio con aire cansado.
Fyodor decidió salir de la oficina, se notaba que Fukuzawa estaba estresado por la nota y como esta misma decía debe estar también ocupado organizando todo.
Al salir fuera ya habían tres muchachas murmurando en el pasillo.
― ¿Viste al señor Fukuchi? ¡salió hecho una furia!
― Dijo algo sobre el fantasma.
― ¿Será que vuelve a atacar de nuevo ese payaso?
Fyodor decidió no prestar atención a las muchachas, tenía que volver a la práctica con su grupo.
Hablando de eso, él llegaba tarde. 5 minutos tarde.
Cuando abrió la puerta encontró a sus compañeros ya ensañando mirando unos papeles en sus manos.
El director de canto lo miró con desaprobación por su retrasó, pero Fyodor lo justificó diciendo que estaba hablando con uno de los directores, lo cual no es falso. Es una verdad a medias, y no hay mejor mentira que la que esta cerca de la verdad.
― Fyodor, sigue el ejemplo de Shibusawa para no perderte.
El director le dió una hoja y señaló en dirección al peliblanco que estaba enseñando con una multitud.
Por supuesto.
El cantante principal, Shibusawa Tatsuhiko. Ese era su nombre, y sinceramente Fyodor no sabía pronunciarlo correctamente.
No es que le importará memorizar el nombre de este hombre, pero su actitud merecía que Fyodor le dedicará unos momentos de atención.
Era una persona excéntrica, y las prendas que usaba no dejaba lugar a dudas de que económicamente estaba muy bien. Su fanfarronería era lo que más molestaba al ruso, ¡Ese hombre usaba el nombre de Dios en vano!
¿Comó alguien como Shibusawa que decía inclinarse ante su señor hablaba de él tan a la ligera?
Fyodor no lo conocía personalmente, pero está seguro que este tipo se ha ganado un lugar en su lista de personas con las que jamás tendría la paciencia para interactuar.
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Al final del día Fyodor se había escapó a su camerino, no buscaba relacionarse con nadie ahora.
A veces necesitaba un tiempo a solas con sus pensamientos, solo él y sus propios tormentos.
Bueno, no estaba solo.
Karma esta ahí, sentado inmóvil en una silla que estaba situada estratégicamente en un punto donde si alguien entraba no lo vería. Tampoco hablaba, mantenía la vista fija en el suelo.
Se cruzó con el chico durante todo el día e incluso los asignaron juntos para una práctica después de que Karma apareciera después del ruso.
Es un muchacho tranquilo y reservado, y a Fyodor le gustaba el silencio, pero este era incómodo y parecía como si Karma tratará de no perturbarlo mientras pensaba.
― ¿Por qué estas tan quieto? ¿Los niños de tu edad no corren y hablan sobre tonterías? — Fyodor habló por primer vez desde que entró en el camerino.
― No me gusta hablar o jugar.
― Hablas como un adulto.
― Físicamente soy un niño, pero me entrenaron para que mentalmente fuera un adulto.
No se debería ser un genio para suponer que ese tal "Ace" no fue especialmente amable con el niño, su actitud ya delataba más que sus palabras.
En el corto tiempo que lo conoció noto que Karma hablaba con cautela para no molestarlo y siempre estaba quieto sin moverse de un lado a otro.
Y lo que más destacaba es que siempre miraba al suelo, no importaba con quién estuviera hablando.
― Me inquieta que estés tan callado y no te muevas.
― Lo siento.
― No lo decía para que te disculparás, puedes moverte con total libertad en el camerino, no me voy a enojar.
Karma levantó la mirada del suelo y miró a Fyodor con duda, el azabache no insistió más y volvió a mirar su reflejo en el espejo.
Dejar que él decida es el primer paso para que sea autosuficiente, buscar la aprobación de Fyodor sigue demostrando que no tiene voluntad propia.
Fyodor no lo puede culpar, si vives años sirviendo a alguien que neutraliza tu voluntad es normal estar perdido una vez que muere el guía.
Desde el primer intercambio con él, Fyodor notó que dudaba al hablar, estaba fuera de su sitió, del sitió que Ace debió haberle asignado hace tiempo.
Desconocía como proseguir a continuación porque nadie dictaba sus pasos.
Un ruido le dio a entender que el chico se levantó.
Karma estaba de pie, mirando el camerino y tocando todo. Como si estuviera mirando el lugar con nuevos ojos.
El ruso no interrumpió la pequeña búsqueda de Karma, espero a que este se acercará a él por su propia cuenta.
― Dostoyevski.
― ¿Sí?
― ¿Está bien que no sepa qué hacer? ¿Qué dude mí mismo? ¿Qué tenga esperanzas aunque este perdido en la oscuridad?
― Es totalmente normal querido, ahora eres un alma perdida. Yo también lo fui una vez. Encontrarás tu lugar pronto.
Con una caricia en su pelo Karma reposó su cabeza en su muslo, no dijo nada porque estaba a punto de presenciar un momento clave para el desarrollo de Karma
Con un ligero temblor Karma comenzó a llorar, no demasiado alto. Silencioso. Como si él todavía estuviera aquí escuchándolo. Lo juzgaría.
Fue en ese momento que Karma acepto que Ace estaba muerto.
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Notes:
Finalmente después de tanto tiempo público un capítulo, prometo que intentaré publicar más regularmente.

katsu_09 on Chapter 3 Sat 01 Feb 2025 04:54AM UTC
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WhimsyBirdie on Chapter 3 Wed 05 Feb 2025 08:56AM UTC
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katsu_09 on Chapter 3 Wed 05 Feb 2025 03:40PM UTC
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