Chapter 1: Capítulo 1
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Casa Featherington, Londres
Julio 1814
“¿Qué está sucediendo aquí?”, gritó Lady Featherington cuando entró al salón al encontrar a la menor de sus hijas a solas con el señor Colin Bridgerton.
“Lady Featherington no es lo que usted cree” dando un paso adelante Colin mostró el collar de rubíes falso que tenía en las manos “he descubierto que Jack Featherington es un fraude, estos rubíes son falsos, solo son vidrio pintado” para demostrar su punto los partió y todo se hizo añicos. Lady Featherington se veía visiblemente disgustada, mientras el joven señor Bridgerton le gritaba a Jack Featherington para que se fuera del país.
“¡Basta!”, habló Lady Featherington nuevamente “Si bien le agradezco por cuidarnos señor Bridgerton, eso no explica qué estaba haciendo usted aquí solo con mi hija soltera” en ese momento tanto Penélope como Colin cayeron en cuenta de las implicaciones que su madre estaba lanzando.
“Mamá, no es nada de lo que estás pensando, sabes que Colin no es ese tipo de hombre” replicó una Penélope visiblemente alterada y con ganas de salir de ahí, no quería que Colin se viera atrapado en un matrimonio con ella, si bien era su sueño ser su esposa, no lo quería de esa forma.
“Pues no lo puedo saber Penélope, estaban aquí los dos solos quién sabe desde hace cuánto tiempo” mirando nuevamente a Colin, Lady Featherington dio paso adelante “¿No tiene nada que decir señor Bridgerton? Estaba muy hablador hace un rato” Colin se veía nervioso y por primera vez no podía usar su encanto para salir de esa situación.
“Lady Featherington, le aseguro que no estaba haciendo nada inapropiado con Penélope, solo estábamos hablando” comenzó a hablar con una seguridad que no tenía, sabía que esto era malo. No quería casarse, o por lo menos no todavía y aunque Penélope era su amiga no la veía como esposa.
“Se imagina qué hubiera pasado si otra persona externa a mi familia hubiera entrado, daría igual si se estuvieran estando besando o solo hablando, la ruina de mi hija hubiera estado garantizada” se dirigió a las puertas y le dijo a un lacayo que llamara a Lord Bridgerton y Lady Bridgerton de forma urgente
“Mamá eso no es necesario, yo estoy bien, no hay ruina que anunciar, por favor no hagas esto” suplicó Penélope ya entre lágrimas.
“Silencio Penélope, que esto no hubiera pasado si hubieras sido más consciente y si el señor Bridgerton no se tomará tantas libertades” mientras tanto Colin seguía sumido en sus pensamientos, acababa de crear un buen lío, cuando todo lo que quería era ayudar a la familia de Pen. Ya se estaba arrepintiendo de todo. Lady Featherington lo sacó de sus cavilaciones cuando habló.
“Bueno, veamos que tiene que decir su familia al respecto Señor Bridgerton” aunque Portia no tenía nada en contra de los Bridgerton, si tenía una especie de resentimiento hacia el tercero de los hijos, sabía que su hija tenía una especie de enamoramiento por él, pero él parecía ignorarlo o si no lo sabía era muy estúpido, su hija era bastante obvia, Portia podría creer que la mitad de la sociedad lo sabía ya. Pero eso no era lo que le molestaba en realidad, era todas las libertades que se tomaba con ella y nunca la tomaba en serio, solo la quería a su alrededor para que lo animara. trató de quitarle esas ideas de la cabeza a su hija, pero ella nunca entendió. Era una romántica y Portia creía que eso le iba a resultar muy mal a futuro. Mientras seguía pensando llegaron los Bridgerton.
“¿Qué está pasando aquí?”, preguntó Lord Bridgerton, aunque él mismo se podía dar una idea con las caras de Colin y Penélope, sinceramente esperaba que no fuera eso.
“Colin ¿qué está pasando?”, intervino su madre dirigiéndose a su tercer hijo.
“Pasa que estos dos estaban aquí en esta habitación solos, quién sabe por cuánto tiempo” Lady Featherington respondió
“Lady Featherington, ellos son amigos, seguro que no pasó nada escandaloso” trató de intermediar su madre
“Puede que sea eso, pero que me dice de la correspondencia que han llevado por años, se llaman por sus nombres de pila en público, siempre están juntos en los bailes, y no hace menos de media hora la atrajo delante de todos hacia aquí. No me sorprendería que la alta sociedad piense que el señor Bridgerton ya arruinó a mi hija con tantas libertades que se ha tomado” terminó de decir Lady Featherington.
“¿Es cierto eso Colin?”, preguntó el vizconde
“Es cierto, pero eran cartas inofensivas, nunca escribí algo comprometedor, solo eran divagaciones de mis viajes” Colin quería salir de ahí, se sentía acorralado y los sollozos de Penélope no lo dejaban pensar.
“Ese no es el punto Colin, en primer lugar, nunca debió haber tal correspondencia” dijo el vizconde más irritado “No queda más opción, solicitar una licencia especial, espero que la otorguen y se casen en 3 días, no necesitamos más escándalos en esta familia”
“Lord Bridgerton, por favor no lo haga, esto no volverá a suceder no tiene que obligarnos a casarnos” Penélope se acercó a él, casi agarrándole las solapas del chaleco “Por favor no”
“De verdad lo siento Penélope, si hubiera otra opción” le dijo él, de forma que solo él la escuchara
“Lady Featherington, por favor ellos son amigos, solo nos hemos enterado nosotros de esto, no es necesario armar un escándalo” volvió a hablar Violet “Podemos arreglar esto sin necesidad de una boda”
“Es muy fácil para ustedes decirlo, pero les invito a que piensen que hubiera pasado si en vez de Penélope hubiera sido alguna de sus hijas con algún caballero en estas mismas circunstancias ¿lo hubieran arreglado?” Anthony en ese momento se dio cuenta lo hipócrita que estaba siendo, no hace una temporada había retado a duelo al duque de Hastings por encontrar a su hermana en una posición comprometedora “Lady Featherington tiene razón madre, si hubiera sido una de mis hermanas ya hubiera retado a duelo al hombre, y es lo más honorable de hacer después de cometer una falta.” Dirigiéndose a su hermano que se veía devastado “Colin, tienes algo que preguntar”.
Colin miró suplicante a su madre, pero ella le dijo que no suavemente, no hay nada que hacer le decía sin palabras “Bien, Penélope ¿Quieres casarte conmigo?” Colin no la miró ni siquiera, pero Penélope lo entendía, estaba atrapado, igual que ella “Sí” murmuró ella. Su destino ya estaba sellado, no había nada que pudiera hacer.
“Tenemos que solicitar esa licencia a primera hora y buscar un alojamiento, no creo que se puedan ver antes de la boda” con eso los Bridgerton salieron del salón y quedó ella con su madre.
“Espero que estés feliz mamá, esto solo me va a hacer miserable” le gritó Penélope.
“No, sé que el señor Bridgerton no es un mal hombre y estarás bien cuidada, no quiero hacerte ningún mal Penélope, pero acabas de ver como Jack Featherington estafó a toda la sociedad. Estamos prácticamente en la calle, solo somos tres mujeres, dos solteras y una viuda. Disculpa por pensar en tu seguridad sé que algún día lo entenderás” Penélope no respondió nada y subió a su habitación con los ojos llenos de lágrimas.
No esperaba que al entrar encontrara a Eloise revisando su habitación “¿qué estás haciendo?”, preguntó Penélope
“Eres tú ¿no es cierto? Eres Lady Whistledown” Penélope comenzó a negarlo “No me mientas, no había prestado atención, pero hoy dijiste algo, sonaste como ella, y aquí están las pruebas” dijo señalando su escondite bajo las tablas “¿cómo pudiste? Se supone que eras mi amiga” seguía gritando Eloise “No puedo creer que esa mujer tan desagradable seas tú”
“Basta Eloise, si soy ella y no me arrepiento, lo que hice lo hice para protegerte de ti misma, fuiste imprudente y la Reina creyó que eras tú, no tuve otra opción para tratar de despejar las sospechas sobre ti” Penélope no pensó que esta noche tomaría este giro, se sentía tan agotada por todo y ahora esto “Puede que no lo entiendas Eloise, pero no hace menos de un mes tenías a Whistledown como heroína y ahora que te enteras de que soy yo ¿me odias? Eso dice mucho en realidad”.
“Whistledown mintió, se supone que eso es algo que ella no hace, pero me arruinaste” siguió Eloise.
“¿Qué querías que dijera? ¿Qué te estabas encontrando con un hombre de la clase trabajadora sola? ¿No crees que eso sería peor? ¿Dije lo de las reuniones porque fue menos problemático que la realidad y mentira no fue, tú misma admitiste haber ido con el ayudante del impresor” a Penélope ya le costaba respirar con toda la rabia que tenía “Pero sabes qué es lo que realmente te molesta? Que yo si hice algo y no solo hablé” la mirada que le dio Eloise llena de ira y dolor.
“Por lo menos yo no soy una tímida insípida que lo único valioso que tiene es mi familia porque ni la tuya te quiere cerca. No quiero hablarte nunca más” Penélope jadeó ante sus palabras, Eloise estaba siendo deliberadamente cruel y aunque podía entender su molestia por haberle ocultado el secreto esto se sintió más personal.
“Lárgate Eloise, no eres más que una malcriada que no sabe nada de la vida real” Eloise no respondió, solo la miró por un rato más y se marchó, cuando salió de la habitación Penélope cayó en el piso llorando, acababa de perder a su mejor amiga y seguramente también perdería a Colin más adelante cuando se diera cuenta de que le arruinó su vida. No sabe por cuánto tiempo duró en esa misma posición hasta que llegó su doncella para ayudarla a cambiarse
“No es necesario” le dijo Penélope “Por favor ayudadme a ordenar la habitación, tengo que hablar con mi madre” En realidad Penélope no iba a hablar con su madre, pero en toda la confusión se olvidó de hacer la columna de esa noche, así que no le quedaba de otra que escribirla en el carruaje de camino a la imprenta. Lo que la llevó a la realización de que tal vez tenga que decirle sobre Whistledown a Colin y si la reacción de Eloise era la referencia eso iba a salir muy mal y aún más que ibas a ser esposos. Esposos, siempre soñó con casarse con Colin, él era el hombre que aparecía en todas sus fantasías. Pero ahora no quería ese matrimonio, no quería casarse así con él, pero no había nada que hacer.
¿O sí? Podría huir con su dinero de Whistledown y dejar la alta sociedad, de inmediato desechó esa idea, con lo del primo Jack y sus estafas ya estaban en un escándalo si ella se iba su familia iba a quedar aún peor y Prudence podía no casarse nunca, aunque no fueran amables con ella, Penélope los quería. Sintiéndose derrotada se recostó en el asiento del carruaje y marchó hacia la imprenta.
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Llegó el día de la boda, Penélope estaba inquieta, no había visto a Colin desde la noche del baile, no sabía cómo se sentía realmente así que iba a ciegas en este matrimonio. Dio una última mirada al espejo. Afortunadamente, logró que Gen la ayudara con un vestido y se sentía bonita en él, era de una verde salvia con encaje blanco en la falda, su madre se opuso, pero con el poco tiempo que tenían no pudo objetar más.
Llegó a la iglesia junto con su madre, ella se alejó para avisar que ya podían tocar la melodía, así que ahí estaba ella caminando sola en el pasillo, alzó la vista para ver a Colin, se veía muy serio y parecía querer estar en cualquier otro lugar, cuando llegó al frente él solo le dio una rápida mirada y le indicó al ministro que comenzará la ceremonia. Era lo que suponía, ninguno de los dos novios estaba contento, esto seguro era peor que ir al matadero, así que solo trató de ignorar todo hasta que los declararan marido y mujer y salieron de ahí.
La boda para su infortunio pasó lentamente, pero por fin terminó, a la iglesia solo había ido la familia Bridgerton y los Featherington, por lo que esto no podía ser más deprimente. Pero Penélope se alegró de que fuera así. Colin le ofreció su brazo para salir de la iglesia y se subieron de inmediato a un carruaje que los llevaría a la casa Bridgerton para un pequeño desayuno nupcial.
Colin se sentó en frente de ella, parecía que había una distancia mucho más allá de la física entre ellos así que trató de mediar con él “Colin, quiero que sepas que lo siento mucho”
“No me hables Penélope, estamos condenados a este matrimonio y todo es culpa de tu madre” Penélope sabía que eso era cierto, pero también entendía como debió verse a ojos de su madre.
“No lo voy a negar, pero somos amigos y podemos tener un matrimonio agradable” Penélope trataba de tranquilizarlo.
“Yo no me quería casar Penélope, no estaba en busca de esposa, ni tú ni nadie y ahora mismo no sé cómo será nuestra relación, mejor sigamos el camino en silencio” Penélope se aguantó las ganas de llorar, así que siguió el camino mirando hacia la ventana. Llegaron a Bridgerton house y ya estaba su familia ahí para recibirlos, Eloise le dirigió una mala mirada a Penélope y subió las escaleras.
“Tenemos suerte de tenerte en nuestra familia Penélope, sé que el comienzo no fue el mejor, pero espero que sean felices” dijo Lady Bridgerton mientras la abrazaba “siempre te consideré una hija más.”
“Gracias Lady Bridgerton” mientras se soltaban Hyacinth llegó corriendo “Penélope estoy tan emocionada que seas mi hermana, aunque en mi corazón ya lo eras, pero ahora es oficial” Hyacinth se apresuró a abrazarla, Penélope le devolvió el abrazo con mucho cariño, era como una hermana pequeña para ella también, por lo menos iba a tener una familia amorosa, se consoló así misma. Cuando volvió a buscar a Colin ya no estaba ahí, estaba hablando con sus hermanos cerca de la mesa de postres. Penélope decidió salir al balcón a pasar lo que sería la celebración de su boda, Lady Bridgerton debió sentir su soledad porque se mantuvo al lado de ella el resto de la mañana.
Horas más tarde se encontraban camino a su casa, su casa pensó, su madre le había dado la charla antes de la boda y cómo debería comportarse en su noche, nada útil. Penélope sabiendo que la información de su madre no le serviría de nada le había preguntado antes a Genevieve, aunque ella creía que ese conocimiento no se iba a usar quería tener la información por si acaso. Colin salió del carruaje y la ayudó a bajar, la presentó al personal y la dejó con la ama de llaves para que le diera una guía. La casa era muy bonita y grande, no tanto como la casa Featherington, pero estaba bastante bien, varias habitaciones y una para niños. Otra cosa más que no se iba a usar. Penélope sacudió esos pensamientos, era mejor no pensar en nada de eso y seguir su vida como venía antes, solo que un lugar diferente.
Cuando llegó la hora de retirarse, llegó su doncella para ayudarla a cambiar, se puso un camisón normal porque si la ausencia de Colin era una indicación nada iba a suceder así que se metió a su cama. Y como supuso Colin no llegó, en medio de las lágrimas terminó dormida.
A la mañana siguiente se despertó cuando su doncella entró, la ayudó a vestirse y bajó a desayunar. Cuando entró al comedor se sorprendió al ver a Colin ahí, pero demasiado concentrado en su comida no se dio cuenta de su entrada.
“Buenos días” lo saludó Penélope, pero Colin no respondió tomando eso como su propia respuesta ella se sentó en el lado opuesto y comió lo más rápido que pudo para salir de ahí. Cuando terminó se levantó y se refugió en su habitación. Él la odiaba, y no solo había perdido su sueño de la infancia, también había perdido un gran amigo. Ocupó el resto del día organizando su habitación y leyendo. En la hora de la cena bajó, pero Colin no estaba por ningún lado así que comió sola y volvió a refugiarse en su habitación.
Se estableció una rutina para los siguientes días de su matrimonio, ella solo salía de su habitación a comer y, a veces a dar un paseo por el jardín, se suponía que estaba en su luna de miel así que nadie la iba a visitar, aunque ella no tenía muchos amigos, solo una y pues eso ya no contaba. Una tarde se rompió la rutina cuando Colin entró al salón mientras ella estaba leyendo.
“Penélope, te informo que la próxima semana salgo a mi gira nuevamente, no sé cuánto tiempo voy a estar afuera, pero solo para que sepas” ella intentó ocultar su dolor lo mejor que pudo, así que solo asintió y le dijo que estaba bien. Después de eso no volvieron a hablar nuevamente, el día de su partida ella lo vio irse desde la ventana, suponía que iba a llegar primero a Bridgerton house a despedirse y después partiría a los muelles, pero a ella no se le brindaría esa cortesía, así que se retiró de ahí y siguió planeando a dónde ir en la temporada baja, ya solo quedaban dos semanas más para el fin de la temporada y ya había elaborado su último número de Lady Whistledown.
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Habían pasado dos días desde la partida de Colin y ya Penélope se estaba acostumbrando aún más a su soledad, aunque toda su vida había estado llena de eso, esta se sentía diferente, porque al menos en su casa escuchaba los disparates de sus hermanas y los dramas de su madre, pero aquí solo era un silencio casi ensordecedor y estaba volviéndose loca, no sabía qué hacer, así que decidió ir a caminar y hablar con Gen, actualmente era su única amiga, aunque más socias que amigas, pero esperaba que la escuchara.
Cuando llegó a la modista no esperaba encontrarla tan llena para ser casi fin de temporada, así que dio la vuelta y caminó hacia la librería, ella seguía siendo invisible para todo el mundo a pesar del hecho que Lady Whistledown hubiera mencionado sus urgentes nupcias muy brevemente la sociedad no le prestó atención, ya que estaban ocupados haciendo planes para irse al campo, lo que le pareció raro es que su madre no hizo un gran anuncio como ella esperaba, tomó nota mental de ir a ver qué le pasaba. Estuvo en la librería alrededor de media hora antes de volver a la modista, afortunadamente vio a Gen solo con una clienta. Cuando entró Gen no la notó así que se quedó dando vueltas por la parte delantera de la tienda, viendo telas. Tenía como propósito cambiar su vestuario, ya podía usar sus fondos como Whistledown porque no quería usar nada del dinero de Colin, que en realidad no se lo había dejado directamente él, pero Lord Bridgerton se lo hacía llegar todas las semanas. Al principio pensó que tal vez Colin le había encargado la tarea, pero luego descartó inmediatamente la idea, no se había preocupado por ella antes y no creía que con toda la emoción de su viaje hubiera tenido tiempo para pensar en ella, así que eso era solo la generosidad de los Bridgerton y ella no se iba a aprovechar de eso.
“Ma cherie, que bueno verte” la saludó Gen cuando la clienta se fue “¿Cómo te ha ido en tu vida de casada?”, preguntó con curiosidad y una emoción que no podía ocultar. Gen sabía que Penélope había estado enamorada de Colin por mucho tiempo, en una de sus noches de copas lo había dejado salir, era la primera persona que se le decía voluntariamente, aunque ella suponía que toda la gente de la Ton lo sabía, menos el involucrado.
“Preferiría que no mencionaras ese matrimonio, para todos los efectos yo voy a seguir siendo la señorita Penélope Featherington, este matrimonio no es más que una farsa” terminó de decir con tristeza “Pero no vengo de hablar de eso hoy, aprovechando que ya no vivo con mi madre quiero cambiar mis vestidos” Genevieve entendiendo que estaba buscando una distracción la dirigió a unas telas de tonos verdes y pasteles “Tengo estas nuevas, creo que quedarían muy bien con tu tono de piel y cabello, además podemos cambiar el modelo del vestido también ¿te gustaría?”
“Sí, está bien, confió en ti Gen, no tienes que terminarlos rápido, me los puedes dar para la próxima temporada, pero si quiero unos sencillos de día para pasar la temporada baja” comenzó a revisar más y encontró una linda tela tono azul medianoche “Quiero un vestido de noche con esa tela Gen, me gusta” cuando Genevieve terminó de tomar todo su pedido se sentaron a tomar unas copas como hacían antes.
“Ahora sí Penélope dime, ¿cómo estás?” Era la primera vez en mucho tiempo que alguien le preguntaba eso, y se echó a llorar, ella creyó que ya no le quedaban lágrimas de todo lo que había llorado los días anteriores, pero al parecer se equivocó.
“Es horrible, creo que me sentía mucho mejor en casa de mi madre, ya te puedes imaginar como estaré ahora, Colin se fue y ni fue capaz de dirigirme una palabra desde el día de la boda y después cuando anunció que se iba” Gen la abrazó y la mantuvo así un rato hasta que se calmó “Sabes que eso no es por tu culpa Penélope, no tienes la culpa que eso haya pasado, en cuyo caso según lo que me contaste todo fue iniciado por el señor Bridgerton, el debería tomar responsabilidad en sus acciones, no debes darte tan duro. Si él no puede ver la mujer maravillosa con quien se casó es problema de él, porque tu Penélope eres una joya mejor de los diamantes que escoge la reina, tenlo en cuenta” Penélope abrazó más fuerte a Genevieve murmuró un gracias muy lloroso y siguieron bebiendo del vino, hablando de temas más ligeros.
“¿A dónde vas a pasar la temporada baja?”, le preguntó Genevieve a Penélope “Creo que voy a ir con mi madre, si no me quiere supongo que me quedaré aquí en Londres, por lo menos tengo una casa para mí sola” era una perspectiva que esperaba no cumplir, esa casa solo la hacía sentir peor.
“¿Y los Bridgerton? ¿No te han invitado a su casa de campo?” Penélope sabía que seguro Lady Bridgerton llegaba un día a su casa diciéndole para unirse a ellos en Aubrey Hall, pero eso no lo quería, con Eloise y ella peleadas sería muy incómodo y ver una familia tan amorosa segura la haría sentir peor además de sentirse como una intrusa.
“Preferiría quedarme sola aquí en Londres que ir a Aubrey Hall” Genevieve se levantó a buscar otra botella
“Tú lo sabrás mejor Penélope, pero por favor no te dejes llevar por la tristeza, eres un espíritu muy brillante para eso” Penélope le sonrió “Si mi madre no se lo llevó en estos 18 años, nada lo hará. Siguieron tomando hasta bien entrada la noche, cuando era hora de la cena decidió volver a su casa, se sentía un poco mareada, pero nada de qué preocuparse, su carruaje estaba esperando afuera. Logró caminar unos pasos antes de tropezar y caer
“¡Penélope!”, alguien le gritó, y la tomó por los brazos, ella trató de soltarse, pero esa persona, aunque suponía que era un hombre era muy fuerte, así que se dio por vencida y se dejó ayudar a levantar, cuando volteó la cara vio a Anthony Bridgerton, se sintió sobria de repente “Lord Bridgerton, discúlpeme” trató de hacer una pequeña reverencia, pero estaba muy borracha para eso
“¿Qué haces afuera a esta hora?”, la reprendió como hacía con sus hermanos, eso de alguna forma logró irritarla.
“No es de su incumbencia, es la primera vez que salgo en dos semanas, se me permite estar hasta la hora que quiera. Ahora soy una mujer felizmente casada ¿no?” su expresión cambió, su mirada se suavizó y la miró con una especie de pena. Lo que le faltaba era que sintieran lástima de ella.
“Tienes razón, disculpa. Déjame acompañarte a tu carruaje por lo menos” ella asintió y se dejó guiar, cuando la ayudó a subir lo escuchó darle instrucciones a su lacayo, se volvió hacia ella “Buenas noches, Penélope” y cerró la puerta del carruaje.
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Al día siguiente se despertó con un fuerte dolor de cabeza, lo último que recordaba era encontrarse con el vizconde, qué vergüenza. Esperaba que él nunca mencionara nada de eso, no podía soportar sobrevivir a una humillación más. sus pensamientos fueron interrumpidos por su doncella
“Buenos días, señora, me tomé la libertad de traerle algo para el malestar” y le entregó un vaso con un líquido de aspecto dudoso, pero si la iba a hacer sentir mejor se lo tomó. El aspecto no era lo peor de la bebida, su sabor era asqueroso “¿Qué es esto?”, preguntó.
“Ajo y huevo señora, es muy bueno para estas situaciones, verá que dentro de un rato se sentirá mejor” se dirigió a su vestuario para alistar su vestuario del día “¿Piensa salir hoy señora?” Penélope recordó su idea de ir a casa de su madre “Sí, dame un vestido sencillo, voy a visitar a mi madre hoy después del desayuno” su doncella Rae asintió, era nueva con ella, había dejado su antigua doncella en la casa Featherington, pero esta le agradaba más.
“Como diga la señora, ¿quiere que le prepare un baño?” Ella asintió y Rae salió a buscar agua para la bañera. Cuando terminó su trabajo la acompañó al baño.
Cuando ya estaba preparada y un poco más fresca bajó a desayunar, de hecho, se sentía mejor que temprano en la mañana, desayunó ligeramente, desde su boda había sido incapaz de comer poco más de unos cuantos bocados, estaba segura que su madre estaría orgullosa por eso. Se levantó y se dirigió a Featherington House.
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Cuando llegó a la casa Featherington se sintió rara teniendo que tocar para que le permitieran la entrada, la recibió Varley “Buenos días, señorita Penélope” ella sonrió ante el nombre, algunas costumbres eran difíciles de perder, pero al parecer se dio cuenta de su desliz “digo señora Bridgerton” Penélope negó “Puedes seguir diciendo señorita Penélope o señora Penélope” Varley la miró confundida, pero asintió “Su madre está en el salón con tu hermana” Penélope subió al salón, cuando abrió las puertas se sintió una extraña.
“Buenos días, mamá” se anunció “Prudence” su hermana no levantó su mirada del bordado, sin embargo, su madre si “Penélope ¿Qué estás haciendo aquí?” Penélope pudo notar que su madre la miraba atentamente.
“Vine a saludarte madre y quisiera hablar contigo sobre algo, a solas” miró a Prudence.
“Prudence ve a tu habitación” ordenó Portia, Prudence quiso replicar, pero miró a su madre y se fue “¿Qué quieres hablar Penélope? ¿No se supone que estás de luna de miel?”
“Qué luna de miel puede haber en esta farsa de matrimonio y mucho menos cuando el novio no está ni siquiera en el país” espetó Penélope, su madre se removió incómoda “Sé que me culpas de esto Penélope, pero creí que hacía lo mejor para ti, además pensé que el señor Bridgerton sería un buen marido, se supone que eran amigos como él mismo repitió hasta el cansancio esa noche” pareció darse cuenta de su última declaración “¿qué quieres decir con que no está en el país?”
“Se fue hace tres días no sé a dónde para sus giras, así que aquí estoy sola en un matrimonio que nadie quería, pero que tú decidiste llevarlo a cabo” en un momento de empatía muy raro de Portia Featherington se levantó de su asiento y se sentó a su lado “Lamento que esto esté pasando, pero pensé que de verdad iba a funcionar, vi cómo se comportaba él contigo, parecía que le importabas y era muy tonto para darse cuenta, no pensé que iba a ser un esposo negligente, perdóname Penélope” sabiendo que estos momentos eran muy raros, Penélope decidió aceptar la disculpa de su madre, igual no le servía de nada guardar rencor.
“También te quería preguntar si puedo pasar la temporada baja contigo, no quiero quedarme sola en Londres” su madre la miró confundida
“¿Qué pasa con los Bridgerton, no me digas que no te dejaron ir con ellos, porque me van a escuchar?”
“Claro que no mamá, simplemente no quiero pasar la temporada baja con ellos, por lo menos no ahora, seguro en estos días me envían una carta para que me una a ellos, pero prefiero estar en otro lugar” Portia no hizo más preguntas, así que accedió.
“Nos vamos dentro de una semana, bastante temprano, debes estar aquí con tu baúl y carruaje” Penélope asintió y pasó a su siguiente pregunta
“Mamá, ¿por qué no le has dicho a nadie del matrimonio? Sé que Lady Whistledown se encargó de informar, pero creí que armarías un gran alboroto por esta gran conexión que hiciste” en ese momento Varley llegó con unos bocadillos y té
“La verdad con todo lo que pasó con Jack, no vi muchas razones para celebrar entre una estafa y luego anunciar una boda iban a decir que todo fue un plan bastante elaborado, no quería traernos más atención innecesaria, tengo que pensar en tu hermana” Penélope aceptó su explicación, aunque le seguía pareciendo raro.
“Bueno, eso funciona a mi favor también” Dejó el tema ahí y siguieron hablando de cualquier otra cosa, se quedó a almorzar y cuando ya estaba saliendo de la casa cruzó la mirada con Lady Bridgerton, estaba segura de que eso no fue accidental, tuvo que haber visto el carruaje afuera.
“Penélope querida” comenzó a caminar hacia ella, atrás iba Hyacinth “Que bueno verte de nuevo ¿Cómo te va?”, le preguntó al llegar.
“Bien Lady Bridgerton, ya me iba a la casa, solo pasé para hablar con mi madre” saludó a Hyacinth con la mano
“Nada de eso, ven a tomar el té con nosotros y nos ponemos al día” eso fue más una orden que una petición, Penélope reconoció el tono así que no tenía sentido negarse, cruzaron la plaza y entraron a Bridgerton house. Solo estaban Gregory y Benedict en el salón en ese momento, lo cual era un alivio no quería ver al vizconde después que la recogió tirada en medio de la calle.
“Buenos días, Bridgerton” saludó, en ese momento Gregory se levantó y la abrazó.
“Qué bueno que viniste Penélope, ya te extrañábamos por aquí” vio a Benedict asentir en el fondo “Eloise está hecha un desastre, verte seguro le hará algún bien” añadió.
“No creo que eso sea posible, en realidad estamos distanciadas” no hizo ningún otro comentario y se dejó llevar por Hyacinth para jugar a las cartas con ella, notó a Lady Bridgerton darle una mirada a Benedict y luego pedir el té. Penélope a veces deseaba no ser tan consciente de todo, siempre se daba cuenta de las mínimas interacciones.
“Entonces Penélope ¿Te unirás con nosotros en Aubrey Hall para la temporada baja?” Ahí estaba, esperaba que en realidad le enviaran una nota o una carta y no tener que negarse en persona, hace menos de un mes hubiera dado lo que fuera por una invitación.
“No creo Lady Bridgerton, voy a pasar la temporada baja con mi madre” una especie de decepción cruzó su mirada, pero luego le dio su sonrisa habitual.
“Está bien querida, pero pensé que estarías emocionada por estar con nosotros, sé cuánto te gusta estar allí y sobre todo la biblioteca” ese comentario la hizo reír “Me gusta mucho, pero siendo honesta me sentiría mejor estando con mi madre estos meses” Lady Bridgerton asintió y comenzó a tomar su té. Penélope se concentró en hablar con Hyacinth y Gregory para no tener que responder preguntas difíciles.
Cuando sintió que era correcto decidió irse, se despidió de todos y salió hasta la entrada mientras esperaba que Humboldt le trajera su chal el vizconde iba entrando.
“Buenas tardes, Penélope” la saludó mientras entraba a la casa.
“Buenas tardes, Lord Bridgerton, ya me iba” respondió
“¿Te sientes mejor hoy?” Preguntó un poco preocupado.
“Estoy bien, por favor no mencione lo que ocurrió me da mucha vergüenza” él se río y su risa fue contagiosa así que ella también lo hizo.
“No hay nada de qué avergonzarse, le pasa a cualquiera Penélope” en ese momento llegó Humboldt con su chal, se lo colocó y se volvió hacia el vizconde. “Hasta luego, Lord Bridgerton” hizo una pequeña reverencia y salió de la casa.
Chapter 2: Capítulo 2
Summary:
- Punto de vista de Anthony
- Sentimientos Bridgerton sobre lo sucedido
- Algunos flashback
- Comienzo de una amistad
Notes:
Muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia, por sus comentarios y el apoyo. 💚💚💚
Aquí un nuevo capítulo, espero les guste.
Aunque se que avanza lento la historia es necesario, y de todas formas hay acercamiento de parte de nuestros personajes principales, solo confien en el proceso.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Featherington ball flashback, julio 1814
“Te amo Kate, y sé que tú también me amas, ¿por qué te resistes?” Anthony solo quería entender la razón de su negativa, estaba casi suplicando, pero en ese momento su orgullo no le importaba nada.
“Puede que te ame Anthony, pero sé que no amaría la vida aquí, lo que me haría muy infeliz, lo cual te haría infeliz a ti en consecuencia” Kate le tomó la mano y se la llevó a su pecho “Sé que ahora no lo entiendes, pero el amor a veces no es suficiente Anthony, yo tengo sueños que cumplir y una vida en la India que me espera, mi permanencia aquí nunca estuvo en el plan y después de lo que pasó entre tú, mi hermana y yo, no quiero vivir siendo un objeto de críticas todo el tiempo en esta sociedad.”
Anthony se sintió muy mortificado ante eso, sabía lo implacable que podía ser la alta sociedad con sus críticas, pero no quería perderla, era lo único bueno que había tenido en mucho tiempo, así que lo intentó una vez más “Kate, por favor, sé que seremos felices.”
Ella le dedicó una sonrisa triste “Eso crees ahora Anthony, pero imagina si la situación fuera al revés, ¿serías capaz de irte conmigo?”
Él comenzó a negar “Tengo responsabilidades, siete hermanos a mi cargo y una madre a quien cuidar.”
Ella le soltó la mano, pero le puso la mano en su mejilla, tal vez en un intento de consuelo “Exacto Anthony, yo tengo la responsabilidad con mi hermana también, ella se marchará a Prusia tal vez en unos pocos días y es mi deber acompañarla, de ahí me voy a la India, siento que es lo que debo hacer, le he fallado mucho y no quiero volver a hacerlo. Anthony, ese es mi lugar y este es el tuyo” Anthony trató de entenderlo, de verdad lo intentó, tratando de aferrarse al consuelo que estaba dejándola ir para que fuera feliz, aunque no fuera con él. Sin embargo, el amor, tan irracional como poderoso, lo arrastraba hacia un abismo de desconsuelo que, temía, iba a durar mucho tiempo.
Luego de una breve despedida, no tuvo el tiempo de procesar lo que había pasado, ya que un lacayo le indicó que Lady Featherington solicitaba su presencia urgentemente.
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Casa Bridgerton, Londres
Finales de julio 1814
Anthony vio a Penélope irse y quedó con una sensación de malestar, no parecía la misma joven que era semanas antes, se veía más triste y si el encuentro de ayer era una indicación, algo no estaba bien. Pensando en eso se dirigió a su estudio cuando encontró a su madre esperándolo.
“Buenas tardes, madre, ¿A qué debo el placer?” Su madre había estado haciendo rondas por su estudio desde el baile Featherington, todo el asunto de la propuesta rechazada y la boda apresurada de Colin había hecho que su madre estuviera más atenta a sus hijos que de costumbre.
“Anthony, pensé que estabas aquí” se volvió hacia él, mientras tomaba asiento en el sillón frente al escritorio.
“Salí a montar” su madre se volvió hacia él con mirada de preocupación.
“Está bien, quiero hablar de algo” comenzó, le indicó que se sentara en el sillón frente a ella.
“Mamá ya sé que vas a decir, pero te digo estoy tratando de superarlo, hice lo que pude y si no se dio no me queda otra que aceptarlo, no quiero hablar de eso, por favor” cortó la conversación de raíz, su madre intentaba entablar una conversación él, porque como ella decía “estás con el corazón roto”; sin embargo, todo lo que él quería era un respiro, desde que Kate se fue ha visto esa mirada de lástima además de las preguntas ¿estás bien? Todo el tiempo.
“No venía a hablar de eso, pero es bueno saberlo. Es sobre Penélope, me preocupa, estuvo aquí tomando el té con nosotros y estaba más callada de lo normal, me pareció muy extraño considerando que con quien estaba era Hyacinth, también rechazó pasar la temporada baja en Aubrey Hall” Anthony frunció el ceño ante eso, había visto siempre lo emocionada que se ponía Penélope al recibir una invitación. “Parece que no se habla con Eloise y luego con la ida de Colin no la puedo culpar ¿Crees que algún día nos perdonará?”, siguió su madre
“Madre, esto no es culpa tuya, las decisiones de Colin son solo de él, no puedo decir que no esté molesto por lo que hizo, pero no podemos hacer nada” la tomó de la mano un gesto mecánico para darle apoyo “Sabes que traté de detenerlo cuando vino a darnos la noticia de su nueva gira, pero viste cómo reaccionó, no podemos hacer más que asegurarnos del bienestar de Penélope mientras él no está, es parte de la familia ahora”.
“Me preocupa mucho, está sola en una casa nueva, sin nadie de confianza, no quiero que se deprima por todo esto. Siempre me he preocupado por ella como si fuera una hija más, sé cuando no se encuentra bien, aunque ella siempre trata de ocultarlo” su madre seguía sollozando, Anthony llamó a una doncella para pedir un poco de té para calmarla.
“Madre, sé que te preocupas por ella, pero hay situaciones en las que no podemos hacer nada. Esperemos lo mejor para ella, tal vez este tiempo lejos le dé claridad a su situación” trató de consolarla.
“Sabes, yo siempre pensé que ellos dos en algún momento iban a casarse, se iban a dar cuenta de que su amor era mutuo. Por eso tampoco hice mayor resistencia para intentar calmar a Lady Featherington. Pero al parecer leí todo mal, o por lo menos de parte de Colin”
Anthony se giró hacia ella “No lo entendiste mal madre, yo también me di cuenta de su cercanía”.
Su madre se recompuso y al parecer se le ocurrió una idea “¿Puedes ir a hablar con Penélope mañana? Solo para saber de su bienestar, no quiero irme por tanto tiempo dejándola así” expresó de repente “le vendría bien un amigo y a ti también te vendría bien una amiga” terminó de decir.
“Tengo amigos, madre” respondió a la defensiva.
“Benedict no cuenta y lo sabes, además no creas que no me di cuenta de que están un poco distanciados, o si no estaría aquí tomándose tu whisky” su madre le apretó la mano “Por favor ve, no quiero que se sienta sola, solo asegúrate que esté bien cuidada en su casa”. Anthony asintió, no tenía sentido discutir con su madre cuando se le metía una idea.
Cuando terminó, lo dejó solo en el estudio. Muy en el fondo, Anthony sentía que todo era su responsabilidad, no le había enseñado bien a su hermano como debía comportarse con una joven dama y ni él mismo fue capaz de cortejar bien a una, enamorándose de la hermana de la mujer que cortejaba por el amor de Dios. Tal vez debía darle la razón a Eloise y aceptar que en efecto ellos eran unos estúpidos. Se sentía una decepción para sus padres, estaba seguro de que su padre nunca hubiera dejado que las cosas se complicaran tanto, su madre nunca lo iba a expresar en voz alta, pero él sabía que ella esperaba más de él.
En el fondo él también pensaba que le faltaba algo, porque cómo podía ser posible que ya lo hubieran rechazado dos veces, eso debía indicar que había algo mal con él. Tal vez era imposible de amar, tal vez él no era suficiente y no estaba destinado a casarse, su vizcondado pasaría a los hijos de Benedict o los de Colin, en realidad él no debía preocuparse por eso, podía seguir soltero mientras pudiera sin forzar una relación. Aunque sabía que eso era injusto con sus hermanos y con los futuros hijos que pudieran aparecer, decidió dejar esos pensamientos de lado y concentrarse en sus cuentas y así pasó el resto de la tarde hasta la hora de la cena.
Se dirigió al comedor donde ya estaban todos. Hyacinth estaba muy animada conversando con Benedict. Anthony a veces pensaba que Benedict se comportaba más como un niño que sus hermanos menores, Eloise estaba muy seria concentrada en su plato y Gregory le estaba tirando guisantes al plato de Hy, su madre estaba viendo la mesa con curiosa alegría. Se dirigió a su puesto y pidió que le trajeran el plato.
La cena transcurrió con conversaciones superficiales sobre el final de temporada, hasta que Hyacinth dijo algo y lo hizo levantar la mirada de su plato. “Ant, ¿Dónde estabas esta tarde? Pen vino a tomar el té con nosotros, ¿lo sabías?” Él asintió “La extrañaba mucho, ahora que ya es mi hermana, puedo pasar más tiempo con ella, aunque hoy la sentí un poco rara, tal vez el matrimonio pone a la gente melancólica, recuerdo que Daphne también estuvo así un tiempo” eso pareció alertar más a su madre que le dirigió una mirada.
“No te preocupes Hy, voy a hablar con ella si eso te parece bien y asegurarme que todo esté en orden” Hyacinth asintió “Gracias hermano, eres el mejor”
“No sé por qué le prestan tanta atención que no merece, atrapó a Colin en un matrimonio, es de las peores personas” espetó Eloise.
“¡Eloise!” La reprendió su madre “no puede ser que hables de esa forma de una muy buena amiga de la familia, ella no atrapó a nadie en nada, en cuyo caso la culpa fue de tu hermano y te prohíbo que le hables de esa forma a Penélope” Eloise miró estupefacta a su madre, pero Anthony pudo ver qué la ira estaba hirviendo por dentro.
“Está bien, no diré nada sobre tu querida Penélope, pero ustedes no la conocen, no saben quién es en realidad, cuando lo hagan estarán de mi lado y no podrán decir que no se los advertí” dicho eso se levantó y salió del comedor.
“No sé qué pasó, pero eso fue muy dramático, incluso para ella” Benedict trató de aligerar el ambiente que de un segundo a otro se volvió terriblemente tenso.
Al poco rato todos se levantaron y se dirigieron al salón, Anthony y Benedict comenzaron a jugar ajedrez en un incómodo silencio para pasar el tiempo “Lamento lo de Kate” dijo Benedict.
“Lamento lo de la escuela de arte, pensé que estaba haciendo lo correcto, eres talentoso Ben, no dejes que mi estupidez te quite tu sueño” Benedict no dijo más nada y siguieron jugando en un tranquilo silencio, los más pequeños se despidieron para ir a dormir y solo quedaron los tres Bridgerton más viejos.
“Me alegra verlos juntos otra vez” les dijo su madre
“Mamá, paso a paso, no hay que exagerar, todavía me siento muy molesto con Anthony” contestó Benedict, pero tenía una sonrisa en el rostro.
“Me acabo de disculpar” Anthony le tiró una de las fichas del tablero.
“Era una broma Ant, sabes que no puedes estar sin mis valiosos consejos. Si estos días han sido un ejemplo” Benedict se burló.
“Deja a tu hermano, esta temporada, no ha sido fácil para esta familia, un escándalo tras otro. Solo espero que algún día uno de mis hijos se case sin un escándalo de por medio” su madre meneó la cabeza en negación.
“Creo que Francesca puede cumplir eso madre, es la más tranquila de todos” Anthony no pudo estar en desacuerdo, Hyacinth seguro iba a ser la del escándalo más grande o tal vez Gregory.
“Eso no es un consuelo Benedict, ocho hijos y solo una me va a dejar planear una boda como debe ser, es absurdo. Espero que para sus bodas si logren contenerse, por favor” les pidió su madre, Anthony solo hizo un gesto de asentimiento y se concentró en sus fichas.
“Conmigo no cuentes con eso, todavía madre, en el futuro cercano no me veo casado” a Benedict le gustaba molestar a su madre con el tema del matrimonio, sabía que ese era su mayor objetivo para todos sus hijos, un matrimonio por amor.
“Cualquier cosa puede pasar Benedict, estoy segura de que tu hermano tampoco planeó casarse esta temporada y ya ves lo que pasó. El amor te encuentra en el momento más inesperado. Mejor no hablar de eso, buenas noches, queridos” su madre se despidió y salió del salón.
“Creo que nuestra madre acaba de lanzarnos una profecía, sé que contigo no se va a dar por vencida” dijo Benedict apenas su madre se fue
“Puede intentarlo, pero yo ya no lo voy a hacer, si me llego a casar será algo que suceda de forma natural, ya no forzaré el matrimonio” Benedict lo miró sorprendido “¿Qué pasó con mi hermano tan práctico que hasta tenía una lista de las cualidades de lo que buscaba en una esposa?”
“Ya viste cómo resultó toda la practicidad, por lo menos esta temporada me enseñó algo” Anthony siguió con el juego, aunque Benedict ya no estaba concentrado.
“Lo entiendo, aunque todos sabíamos que esa idea era absurda, sinceramente no sé en qué estabas pensando” Anthony decidió ignorar el comentario, ya que no quería hablar de los acontecimientos de la temporada. Benedict entendiendo su silencio hizo su movimiento y al siguiente Anthony hizo jaque mate.
“Lo dejaste muy fácil hermano, ya ni siquiera puedo celebrar esta victoria” se burló Anthony
“Bueno, podemos celebrar con ese whisky tuyo que tanto atesoras en tu estudio” Anthony se levantó y le hizo un gesto para que lo siguiera al estudio, donde pasaron el resto de la noche en cómodas conversaciones sobre lo que podían hacer en Aubrey Hall durante la temporada baja.
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Una semana después de la boda de Colin y Penélope
Los Bridgerton estaban reunidos en el salón, solo faltaban Benedict y Eloise, cuando anunciaron que había llegado su otro hermano recién casado.
“Colin, querido que placer verte aquí, aunque me sorprende, verte tan pronto ¿Dónde está Penélope?”, preguntó su madre
“Está en la casa, es bueno que los encuentre a ambos, necesito hablar con ustedes” dijo Colin con mucha seriedad, pero se le notaba que estaba nervioso si el movimiento repetitivo con su sombrero era una indicación.
“Está bien hermano, vamos al estudio” le indicó Anthony, su madre los siguió, cuando llegaron todos se acomodaron alrededor del escritorio “Bien, ¿qué tienes que decir?”
“Me voy de gira en una semana, solo vine a informarlos por si no me encuentran después aquí y no saben como comunicarse conmigo” su madre miró a Colin con sorpresa “¿Cómo te puedes ir así, y Penélope? No me digas que vas a dejar a esa pobre mujer sola”
“Ya le dije de mis planes y los aceptó, no ve el problema” respondió Colin a la defensiva
“¿Le pediste su opinión o solo le informaste? Porque si es así, Colin déjame decirte que hay una gran diferencia” le dijo Anthony a su hermano “Sé que sientes que te quitamos tu vida, pero no puedes castigar a Penélope de esa forma, ella fue tan víctima como tú en esto, incluso me atrevo a decir más que tú. Porque todo esto no hubiera sucedido si supieras comportarte” Anthony estaba molesto, indignado y quería sacudir a su hermano para que entendiera la gravedad de su decisión.
“Me sorprende oírte decir eso, hermano, cuando tú tampoco te supiste comportar esta temporada, o quieres que te recuerde cómo terminó todo. Una boda fallida y el amor de tu vida te abandonó” Eso fue un golpe bajo, incluso para el enojo de Colin fue un comentario inaceptable.
“Pasaré lo que dijiste porque sé que debes estar muy confundido en esta etapa de tu vida, pero escúchame bien Colin, si te vas, de mi parte no recibes nada”
“No lo necesito, ¿crees que no sé qué nuestro padre puso como cláusula que debíamos estar casados para reclamar nuestra herencia? No necesito tu dinero”
“Está bien Colin, vete, pero espero que no te arrepientas de tu decisión cuando vuelvas” Anthony volvió a sentarse, su madre solo los miraba a los dos con cara de preocupación y Colin parecía a punto de estallar.
“No me voy a arrepentir, esto es lo que siempre he querido” dicho eso comenzó a caminar hacia la puerta “Nos volveremos a ver cuando venga a despedirme” y se marchó.
“Espero que de verdad no se arrepienta después” fue lo último que dijo Anthony a nadie en particular antes de salir de la casa.
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Casa Bridgerton, Londres
Finales de julio 1814
A la mañana siguiente Anthony se despertó temprano, no tan temprano como su madre que lo estaba esperando en el comedor, para recordarle lo que debía hacer, Anthony solo asintió a regañadientes y se dispuso a comer. Lo último que quería era ahondar en temas emocionales, pero debía estar ahí para ella, para todos, era su deber.
Ya en camino a la casa de Penélope y Colin, después de haber desayunado y terminar de atender algunas cosas, se encontró ansioso, no sabía que le iba a decir, nunca habían sido cercanos, en estos últimos días habían cruzado más palabras que en años anteriores, pero esperaba que no le molestara su presencia. Se dio cuenta al llegar que podía ser que Penélope no estuviera ahí, pero ya era demasiado tarde, ya estaba ahí, no tenía sentido esperar más, así que tocó la puerta. Fue recibido por Dunwoody quien había sido el valet de Colin durante mucho tiempo antes de convertirse en su mayordomo.
“Buenos días, Lord Bridgerton” lo saludó el hombre con una reverencia.
“Buenos días, ¿Está la señora Bridgerton?”, le entregó su abrigo a Dunwoody mientras lo dejaba pasar.
“Está en su habitación, permítame avisarle de su visita. Puede esperar en el salón” Anthony asintió y se dirigió al salón principal mientras esperaba, vio que todavía no habían decorado la habitación, pero pensó tal vez que era porque todavía era muy pronto y Penélope no había tenido tiempo para hacer sus cambios.
“Buenos días, Lord Bridgerton” saludó Penélope y le hizo una reverencia, siguiendo el protocolo él hizo lo mismo. “¿A qué debo su visita mi señor?” Continúo Penélope.
“Quería ver cómo te adaptaste a la casa y a la vida de casada” Penélope lo miró fijamente y le arqueó una ceja como en señal de incredulidad.
“Estoy bien, es bastante agradable tener mi propio espacio, pero no creo que hayas venido solo por eso ¿Lady Bridgerton te lo solicitó?” Perspicaz, no le sorprendía por qué era amiga de Eloise.
“Tienes razón, ella lo sugirió, dijo que tal vez necesitabas un amigo” la vio tensarse “Y que yo también necesitaba una amiga” dirigió la mirada nuevamente a él.
“Eso es gracioso, no creo que usted quiera ser mi amigo, mi Lord” Penélope pensó tal vez que Lady Bridgerton se sentía demasiado culpable como para mandar a su ocupado hijo a vigilarla, se culpó a sí misma por no fingir mejor la tarde anterior.
“¿Por qué lo dices? Siempre he pensado que eres bastante inteligente y divertida, de otra forma nunca hubieras sido tan querida por todos mis hermanos” Su boca se convirtió en una fina línea y su postura cambió, parecía estar conteniendo algo.
“Bueno, supongo que mi amistad no fue realmente buena si tomamos en cuenta la experiencia con dos de tus hermanos, aunque con Eloise tengo en parte responsabilidad por lo sucedido, con tu otro hermano, supongo que no fui suficiente” en ese momento se levantó para llamar a su doncella para que trajera algo de té y galletas.
“¿Quieres hablar de lo que pasó? Prometo no juzgar y tal vez ayude con algo” pareció considerar su petición y estar en pelea consigo misma y a final decidió confiar en él
“¿Quiere acompañarme a un paseo mi Lord?”, soltó de repente. Anthony no lo entendió, pero asintió, vio a Penélope llamar a su doncella para cancelar el servicio de té, luego le hizo una seña para que salieran.
“¿A dónde quieres ir?” Penélope respondió que podían caminar hasta Hyde Park, estaban cerca. Así que él le ofreció su brazo y comenzaron a caminar. Las calles estaban solas, ya era casi temporada baja y la alta sociedad ya estaba preparándose para ir a sus casas de campo.
“Seguro tienes muchas preguntas de porque te saqué de la casa tan repentinamente, pero es que necesito decirlo, tal vez así veas realmente a la verdadera Penélope, me vas a odiar y toda tu familia también y así yo sea capaz de acostumbrarme al hecho que en realidad nunca estuve destinada a convertirme en una Bridgerton” hizo una pausa, la sintió tomar una fuerte bocanada de aire “Antes que diga lo que tengo que decir, por favor prométeme que me vas a dejar explicarte, después puedes gritarme todo lo que quieras” terminó de decir Penélope.
“Está bien, te lo prometo. Pero creo que estás exagerando mi reacción y nunca podrías hacer que te odiara” Que era lo grave que tenía que decir, Anthony se sentía muy intrigado, pero quiso darle consuelo así que puso su mano encima de dónde estaba la suya en su brazo y comenzó a acariciarla suavemente, el gesto se sentía muy íntimo pero completamente correcto.
“Bien, tiene que ver con la razón por la cual Eloise no me habla” parecía muy nerviosa y a punto de tener un ataque “sabes que siempre me he preocupado por tu familia, a veces incluso más que la mía propia y en mi afán por protegerlos termino haciendo cosas peores” Anthony podía entender el sentimiento, era lo que había hecho tanto la temporada pasado con Daphne como está con Benedict. Así que se quedó en silencio esperando que ella continuara.
“En mi primera temporada estaba bastante nerviosa y reacia a debutar, quería esperar un año más, así como tu madre se lo permitió a Eloise, pero mi madre no me dejó, así que debuté demasiado joven. Ahora entiendo que mi madre estaba tratando de darme el debut que merecía antes que mi padre gastara todo nuestro dinero, pero esa época fue muy mala para mí. Antes de mi debut siempre escuchaba cómo la gente hablaba sobre mí y los chismes que decían sobre otras personas, había muchos eventos en los que acompañaba a mi madre y me daba cuenta de muchas cosas. Así que un día comencé a llenar un diario con eso, algunos se los quería mostrar a Eloise, pero nunca lo hice” hizo una pausa para mirar alrededor del parque, cuando encontró lo que buscaba, señaló un banco cerca del río. Cuando se sentaron continuó su historia “una tarde el abogado de mi padre encontró mis escritos, la verdad fui descuidada, no había nadie en casa y no sabía que él iba a llegar, pero le parecieron muy buenos y me instó a publicarlos, el primero de ellos salió el día de mi debut, no esperaba que fuera un éxito tal como lo fue, pero me hace sentir que puedo ser más de lo que la sociedad espera de mí” se quedó viendo el río a lo lejos “ya sabes lo que quiero decir ¿no?” Anthony no quería creer lo que estaba pensando.
“Eres Lady Whistledown ¿es eso?” Ella solo asintió “Dímelo con tus palabras Penélope”
“Sí, Anthony, yo soy Lady Whistledown” se giró hacia él, analizando su reacción y tal vez no sabía qué pensar porque frunció el ceño.
“Bueno, eso tiene sentido” soltó Anthony
“¿Qué quieres decir?” Decir que Penélope parecía estar sorprendida por su reacción, era decir poco
“Bueno, si miramos atrás objetivamente tiene sentido que seas tú, toda la información a la que solo tú podías obtener y lo que nunca publicaste sobre nosotros que debió aparecer. Puedo preguntar, ¿por qué?” Penélope parecía confundida “Eloise ¿por qué escribiste sobre Eloise?”
“La reina pensó que ella era Whistledown, la amenazó a ella y a toda tu familia si no admitía la identidad” Anthony se giró bruscamente hacia ella, pensando en reprender a su hermana apenas llegara a su casa.
“¿Por qué la reina llegó a esa conclusión?” Penélope dudó en responder lo que le decía a Anthony, que no iba a estar contento con la respuesta.
“Ella visitaba las imprentas para averiguar mi identidad, se hizo amiga de uno de los aprendices y el día de tu boda fallida ella se escapó para ir a la imprenta, un lacayo de la reina la siguió y naturalmente pensó que era Whistledown” Anthony sintió que la rabia se acumulaba en su interior, pero ese no era el momento, podría esperar un poco más. “Cuando Eloise me dijo que la reina la había visitado, no supe qué más hacer y por eso publiqué sobre los radicales, esperando que si se publicaba un artículo ruinoso sobre ella, la reina se olvidaría de Eloise, y funcionó. Pero entonces Eloise se enteró y reaccionó bastante mal, nos dijimos cosas, fue el día del baile de mi madre” soltó una risita irónica “esa noche fue una llena de acontecimientos desafortunados”.
Anthony sabía cómo reaccionaba su hermana para todo, era muy emocional y testaruda, no entendía razones, solo podía imaginar todo lo que pudo haber dicho “Estoy seguro de que Eloise solo necesita tiempo para aceptarlo y volverán a ser amigas” trató de consolarla, pero ella negó con la cabeza.
“A este punto debe pensar que yo orquesté todo el asunto de la boda y le tendí una trampa a tu hermano, lo cual la haría estar mucho más molesta por la creencia que tenía Eloise de que yo quería ser una solterona igual que ella” Anthony solo pudo recordar lo que había dicho la noche anterior durante la cena, pero prefería no decirle nada de eso a Penélope, no iba a ayudar en nada. Escuchó un sollozo y olvidándose de sí mismo se acercó y la abrazó, Penélope pareció tener más sentido común que él y se apartó bruscamente, mirando a los alrededores. Afortunadamente, el parque estaba vacío, solo había unas pocas personas cerca concentradas en sí mismas.
“Tienes el apoyo de nuestra familia Penélope, sabes que puedes contar conmigo, con mi madre y mis otros hermanos, ellos te quieren mucho. ¿Sabías que Hy estaba muy preocupada por ti ayer? No importa lo que mi hermano y mi hermana piensen, estamos para ti. ¿Está claro?”
Penélope no le respondió, parecía estar considerando sus palabras “¿No vas a preguntar por los otros artículos de tu familia?”
“No creo que sea necesario, salvaste a Daphne de ese horrible matrimonio y a Colin de sí mismo y también evitaste especular sobre lo que pasó con mi boda esta temporada y eso te lo agradezco” le tomó la mano y se la apretó, se sentía muy bien, era mucho más pequeña que la de él, pero encajaban perfectamente.
“Quiero que sepas que nunca publiqué esa columna de Colin y Marina por celos. Lo hubiera hecho por cualquiera de ustedes. Yo nunca tuve esperanzas reales de que Colin se casara conmigo, pero sabía que no podía dejar que lo engañaran”
“Está bien de verdad, no te culpo por hacer eso, aunque mi hermano se sintió humillado, fue lo mejor que le pudo pasar” le respondió con sinceridad.
“Da igual, terminó en un matrimonio no deseado conmigo, pienso que hubiera sido más feliz con Marina, por lo menos estaba enamorado de ella” Anthony quería decir que se equivocaba, que a Colin en realidad sí le importaba. Pero después de lo sucedido en las últimas semanas ya no estaba seguro.
“Estoy seguro de que Colin volverá pronto y recapacitará” esperaba que así fuera en todo caso.
“Gracias por decir eso, pero en realidad no lo creo” Penélope se terminó de secar las lágrimas “Debo decir que así no fue como esperé que resultara esta conversación”
“Por lo que dijiste al principio de la misma, pienso que querías deshacerte de nosotros y por eso terminaste revelando tu secreto mejor guardado, pero a diferencia de mi hermana a mí sí me importa la reputación de mi familia, por eso soy capaz de entender mejor tus acciones”
“Solo sentía que no merecía toda esa amabilidad de parte de tu familia, últimamente pienso que todo lo que está pasando tal vez es un castigo por todo lo que hice.”
“No es ningún castigo y tampoco mereces uno, no puedes pintarte como una villana porque no lo eres. No eres una mala persona, pero eres humana y cometes errores, lo mejor que puedes hacer es aprender de ellos para que no los repitas”
“Muchas gracias por decir eso, es importante para mí” Anthony asintió, le dedicó una sonrisa y decidió cambiar de tema.
“Mi madre me dijo que ibas a pasar la temporada baja con tu familia, ¿cuándo parten?”
“La próxima semana, mi madre está tratando de solucionar algunas cosas primero antes de partir” él asintió “Bien, porque Hy quiere despedirse, dijo que le harás mucha falta” Penélope sonrió ante eso “Hyacinth es muy querida para mí, tal vez le escriba durante la temporada baja para que no me olvide” A Anthony le pareció muy bonito el cariño que se tenían entre las dos.
“¿Puedo escribirte durante la temporada baja?”, él iba a cumplir con su palabra y estar pendiente de su bienestar.
Ella dudó, pero al final cedió “Claro, está bien, ya se hizo un poco tarde, creo que es hora que vuelva a la casa” Penélope se levantó y comenzó a acomodarse el vestido, él la siguió y le ofreció su brazo tal como lo había hecho antes, la acompañó nuevamente en un cómodo silencio.
Cuando llegaron a su casa, ella se detuvo y lo miró “Muchas gracias por acompañarme y escucharme, no sabía cuanto necesitaba hablar con alguien. Que tenga buen día, Lord Bridgerton” se soltó de su agarre, pero Anthony le retuvo la mano para que se girara nuevamente hacia él.
“Anthony” dijo “Puedes llamarme Anthony”
Penélope le dedicó una pequeña sonrisa “Está bien, hasta luego Anthony.”
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Al día siguiente, Anthony se dedicó a dejar todos sus asuntos listos con el abogado; al salir de la oficina, caminando hacia la parte comercial de la ciudad, vio a Penélope salir de la librería; estaba sola, sin ningún lacayo o doncella cerca, así que se le acercó por detrás. “Sé que una mujer casada puede tener más libertades, pero deberías estar por lo menos con una doncella Penélope,” le dijo Anthony con una sonrisa.
Penélope lo miró con sorpresa y respondió: “No necesito a nadie que me cuide; soy perfectamente capaz de cuidar de mí misma.” Anthony asintió con respeto y le dijo, “Lo sé, pero no puedo evitar preocuparme”
“Está bien mi señor, no es necesario, no soy una de sus hermanas” respondió ella casi con molestia, Anthony decidió sabiamente no insistir, no tenía la confianza suficiente con ella.
“Habíamos quedado en que me llamarías Anthony, ¿no?”, le dijo con una sonrisa amistosa, tratando de romper el hielo. A pesar de la incomodidad inicial, ella pareció dispuesta a entablar una conversación.
“Tienes razón, pero es una costumbre muy difícil de romper, haré un esfuerzo.” Respondió ella con sinceridad. La sonrisa de Anthony se amplió. “Me parece bien, ¿compraste muchos libros?”, preguntó sabiendo ya la respuesta, pues llevaba un montón de libros en una bolsa.
“Como puede ver mi señor, digo, Anthony” sonrió por su propio error “Quiero tener variedad para leer ahora que me vaya al campo con mi familia, necesito algo con que distraerme” le tendió una mano para ayudarla con sus libros.“En parte es por esto que traes a alguien contigo para hacer compras” comentó él.
“Vine con mi doncella, pero la envié a comprar otras cosas mientras yo estaba aquí en la librería” señaló hacia unos puestos del mercado donde él suponía que debía estar su doncella.
“En ese caso, te acompaño mientras ella vuelve, ¿dónde dejaste tu carruaje?”, ella lo miró y se mordió el labio nerviosamente “No quiero empeorar tu opinión de que soy una descuidada, pero no vine con un carruaje, en realidad no esperaba comprar mucho y además me gusta caminar, me distrae”
“Puedo entender eso, últimamente también he estado haciendo largos paseos a caballo para no estar en mi casa” ella lo miró como esperando que él se explicara más “Mi madre ha estado muy al pendiente después de, bueno de todo” la vio asentir “Es solo que a veces puede ser asfixiante y yo solo quiero algo de normalidad”
“No puedo decir que lo entienda, ya que sabes como es mi madre, pero a veces no es del todo malo tener a alguien con quien hablar.”
“Eso es cierto, pero cuando el tema de conversación es el mismo todo el tiempo, no es de mucha ayuda” en ese momento llegó su doncella con las compras de Penélope.
“¿Ya tienes todo Rae?”, le preguntó Penélope a su doncella
“Sí, señora, ¿quiere que la ayude con algo más?”, ella negó con la cabeza “Eso es todo, vamos a la casa” se volteó hacia él “que tenga buen día, Lord Bridgerton.”
“Es Anthony, y te acompaño, me sirve de distracción” se acomodó los libros para caminar más cómodamente y le indicó que empezara su camino.
“Si así lo prefiere mi señor, que bueno servirle de ayuda para evitar sus responsabilidades” Anthony se rio del comentario “Prefiero creer que nos estamos distrayendo mutuamente, es un beneficio para ambos”
“Puede ser” fue lo único que dijo. Caminaron charlando sobre los libros que había comprado, compartiendo opiniones y recomendaciones sobre autores y géneros literarios. La conversación fluía con naturalidad, creando un lazo de complicidad entre ellos. Se dieron cuenta de que tenían gustos y opiniones similares. El tiempo pasó volando mientras intercambiaban ideas y de repente ya habían llegado a la casa de Penélope, donde Anthony decidió despedirse, ya que había estado todo el día fuera de casa y quería descansar, no sin antes prometerle a Penélope que volvería a visitarla.•
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Los siguientes días pasaron muy rápido para opinión de Anthony, después del día del encuentro en cerca de la librería había seguido visitando a Penélope a diario y salían a caminar, ya fuera al mercado, a paseos por Hyde Park, no le importaba mucho en realidad. Se había sentido escuchado y entendido de una forma en que antes nunca lo había logrado con alguien. Tal vez su madre tenía razón, necesitaba una amiga. Vio como Penélope comenzó a comportarse un poco más cómoda con él, hablaron de toda la parte técnica de Whistledown y acordaron cambiar algunas cosas para la próxima temporada. Penélope estaba sorprendida de que él le haya ofrecido su ayuda, pero él sabía que no podía obligarla a dejar de escribir y le preocupaba su seguridad, así que llegaron a un acuerdo.
Cuando llegó el día que ella partiera con su familia, bajó temprano a desayunar y llamó a Hyacinth, quien entró al comedor con cara de pocos amigos. “¿Por qué me despertaste temprano?”, casi podía escuchar un pequeño gruñido mientras se sentaba a comer
“Dijiste que te quieres despedir de Penélope, ella se va dentro de un rato con su familia” eso pareció sacarla de su mal humor y sonrió
“Tienes razón, hermano, será mejor que estemos listos antes que se vayan” continuaron su desayuno en silencio, cuando ambos habían acabado salieron de la casa para cruzar la calle hasta la casa Featherington. Notaron el movimiento de los lacayos llevando todo a los carruajes, en el momento que estaban por tocar la puerta se detuvo un carruaje detrás de ellos. Penélope acababa de llegar. Hyacinth corrió para estar a su lado
“Pen, es una pena que no vayas con nosotros, te extrañaré” Hy se apretó más a ella y comenzó a hacer pucheros.
“No te preocupes Hy, te escribiré y podemos comunicarnos durante este tiempo” eso pareció animar a Hyacinth, pero no la soltó.
“Buenos días, Penélope” la saludó cuando lo miró
“Buenos días, Anthony, llegaron primero que yo, lamento haberlos hecho esperar” Anthony negó con la cabeza “De hecho apenas estábamos llegando, no queríamos perdernos tu partida”
“Sí, Pen, ahora que por alguna razón no te hablas con Eloise y mi hermano renegado se fue, te vamos a ver menos” comenzó a decir Hy, pero Anthony le dio una mirada para que se quedara callada y no dijera algo imprudente.
“Nos vamos a ver la próxima temporada y podemos tomar el té todas las tardes” Anthony asintió con una sonrisa, agradecido por el gesto de Pen. Hy se sintió aliviada y sonrió también emocionada por la idea de pasar más tiempo juntos.
“Deberíamos entrar y esperar a que mi madre y mi hermana estén listas” propuso Penélope caminando hacia la puerta de la casa Featherington, cuando estuvo a punto de tocar salió su madre.
“Penélope, que bueno que ya estés aquí, ya estábamos por subirnos a los coches, Prudence viene bajando” pasó por el lado de Penélope y se dirigió a saludarlo “Buenos días, Lord Bridgerton, señorita Bridgerton”
“Buenos días, Lady Featherington” dijeron Hyacinth y Anthony a coro, lo que hizo reír a Penélope, a Anthony le gustó mucho el sonido, pero no pensó mucho en eso porque en ese momento salió la hermana de Penélope murmurando algo de ir a esa estúpida finca.
“Prudence” la regañó su madre “No estamos solos” en ese momento la señorita Featherington los vio y los saludó educadamente o lo mejor que pudo con todo lo que tenía en las manos.
“Ya estamos todos es hora de irnos” anunció Lady Featherington “¿Penélope te vas en tu coche sola?” Penélope asintió “Bien, vamos Prudence. Nos vemos la próxima temporada Lord Bridgerton” Lady Featherington se despidió y comenzó a subir a su carruaje.
“Es hora de que me vaya, muchas gracias por venir a despedirse, esperen mis cartas” Penélope comenzó a caminar a su carruaje.
“Ven, te ayudo” se ofreció Anthony, tomó su mano para ayudarla a subir al carruaje mientras le dedicaba una sonrisa cálida. “Buen viaje, Penélope,” le dijo.
“Buen viaje, Pen. Espero que escribas pronto, te responderé todas las cartas,” le dijo Hyacinth.
“Yo también, Hy, que tengan un buen viaje ustedes también.” Con eso, Anthony cerró la puerta del carruaje y lo vieron partir. Hyacinth se quedó en la acera, viendo cómo el carruaje se alejaba lentamente, con una expresión de nostalgia en su rostro. Mientras tanto, Anthony se volteó hacia el carruaje y le dedicó una última sonrisa antes de alejarse.
Regresaron a la casa Bridgerton, seguía en silencio, ellos tenían planeado partir al día siguiente hacia Aubrey Hall, al parecer ninguno de sus hermanos se había despertado, así que se dirigió al salón con Hy para entretenerla un rato.
“¿Crees que Penélope se arregle con Eloise?” Preguntó Hy
“Eso espero, aunque hay que darles su tiempo, no todo se resuelve enseguida” le pasó la mano por el cabello antes de sentarse en la mesa de ajedrez “¿Una partida?”
“Siempre es buen momento para derrotarte hermano” comenzaron su partida siguiendo bromas, Anthony siempre había sentido una debilidad por Hyacinth, la sentía como una especie de hija más que como hermana y por eso siempre buscaba apartar un poco de su tiempo para estar con ella. Disfrutaba mucho de su tiempo con su familia, era una de las razones por las que nunca se podía alejar de Londres y algo que Kate no entendía a pesar de ser responsable ella misma de su hermana menor. Anthony al principio pensó que hizo mal en no haberla seguido, pero no podía dejar a su familia sola y con Benedict a cargo, él nunca se lo perdonaría y en cierto punto Anthony iba a sentir que los había decepcionado, así que priorizó su familia antes que su amor por Kate.
Pasó el resto del día con su familia, ya tenía todo listo para partir, así que cualquier asunto pendiente lo iba a atender a su llegada a Aubrey Hall.
La mañana llegó pronto y ya todos estaban en el vestíbulo esperando para subir a los carruajes. Comenzaron a subir, en uno Anthony, Hyacinth y su madre y en el otro Eloise, Benedict y Gregory. Francesca seguía con la tía Winnie en Escocia, por lo que se iba a unir a ellos más adelante para comenzar a prepararse para su debut la próxima temporada.
“No puedo esperar a llegar a Aubrey Hall y jugar Pall Mall con ustedes” gritó Hyacinth muy emocionada
“Yo tampoco Hy, la victoria será mía nuevamente” dicho esto golpeó el techo del carruaje para indicar que podían avanzar y así se alejaron de la calurosa Londres.
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Una semana después del baile Featherington
Muelles de Londres
En los muelles se encontraba la familia Sharma a punto de embarcar hacia Prusia para que la señorita Edwina Sharma conociera al príncipe Friedrich. A su lado, su hermana Kate Sharma se sentía un poco inquieta, estaba distraída mirando hacia la entrada al muelle.
Su inquietud no pasó desapercibida para su hermana, “¿Está todo bien?”, ella no respondió, pero miró nuevamente hacia la entrada al muelle con nostalgia
“Estará todo bien, no te preocupes” le respondió
“Sabes que no es necesario que vengas conmigo, no te lo reprocharía si es por tu felicidad” le dijo Edwina con sinceridad.
“¿Tú crees que sería feliz aquí?”, le preguntó Kate
“No importa lo que yo piense ¿Qué piensas tú? Sabes que una oportunidad así no sucede dos veces” Edwina le tomó las manos a su hermana “Estás muy triste para alguien que se quiere ir”
“Estoy triste, pero no me arrepiento de mi decisión, es lo mejor Bon, yo no pertenezco aquí”
“¿Estás tratando de convencerme a mí o a ti misma?”
Kate Sharma pensó en eso por un momento, tal vez se estaba portando muy egoísta al irse, negándole el amor a Anthony y también a ella misma. Tal vez simplemente no quería arriesgarse porque si no funcionaba no podían dar marcha atrás. Eran muy parecidos, eso podría funcionar o no. Se consoló diciendo que era lo mejor para ambos. Pero el pensamiento rápidamente se desvaneció cuando comenzaron a embarcar.
“Estoy bien, de verdad, mejor comencemos a embarcar, ya se hace tarde” Edwina la miró con tristeza, pero no dijo nada y solo la siguió.
Con una última mirada hacia Londres desde el barco, Kate Sharma deseó que cierto vizconde hubiera llegado a detener su partida.
Pero se recordó que esta fue su decisión y debería aprender a vivir con ella.
Notes:
Se que no parece un capitulo muy introspectivo sobre Anthony pero muestra que fue lo que pasó y pues nuestro querido vizconde quedó tan destrozado por la perdida de Kate que se encerró en si mismo y en sus deberes, y evita cualquier conversación acerca de lo sucedido, sin embargo vimos que por lo menos aprendió algo de esa experiencia. Sabiendo como es perder a alguien a quien ama Anthony es capaz de entender en cierta medida los sentimientos de Penélope y le agradó tanto hablar con ella porque nunca le preguntó por lo sucedido.
Chapter 3: Capítulo 3
Summary:
- Anthony tiene una conversación
- cartas, muchas cartas
- Punto de vista de Penélope
Notes:
Como sabemos en la serie los Featherington tienen una casa en el campo, pero no sabemos exactamente donde queda asi que me tomé la libertad y en esta historia está en Kent pero alejada de Aubrey Hall, esto lo digo por el tiempo de respuesta entre una carta a otra, el servicio de mensajeria en esa época tampoco era muy rápido. Todo esto es historicamente preciso, en parte.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Aubrey Hall, Kent
Agosto 1814
Había pasado solo un día desde que habían llegado a Aubrey Hall y la familia era un hervidero de emoción, los más pequeños estaban impacientes por unirse al partido de Pall Mall por primera vez oficialmente, antes no se les había permitido porque Anthony no consideraba que tuvieran ni la edad ni la estatura adecuada.
Mientras Benedict y Eloise parecían discutir sobre las estrategias de juego, Anthony se quedó a un lado viendo como los lacayos armaban el circuito de juego, Hyacinth y Gregory seguramente estaban planeando una travesura a alguno de ellos, no tuvo tiempo de investigar porque el lacayo le informó a que ya estaba todo listo para comenzar.
Se reunieron alrededor de los mazos, cada uno de distinto color y con el mismo propósito, pero todos estaban pendiente al mazo de la muerte. “Bien, se elegirá al mismo tiempo, quien sea más rápido se queda con el mazo de la muerte, así no hay quejas sobre ventajas, ¿estamos de acuerdo?”, dijo Anthony con toda la voz de autoridad que ya tenía bastante practicada.
“Está bien, comencemos con esto” dijo Eloise, que había estado de muy mal humor desde que llegaron, Anthony sabía que tenía una conversación pendiente, pero estaba esperando que ella se calmara un poco, conociendo a su hermana suponía que ese momento no iba a llegar así que lo podía hacer en cualquier momento.
“¡Listos!”, gritó Anthony y todos se abalanzaron para seleccionar los mazos, Benedict quedó con el mazo verde, Eloise con el azul, Gregory con el Amarillo y Hyacinth con el morado y como era de esperar, Anthony ganó el mazo negro.
“No es justo, estabas más cerca que los demás” se quejó Gregory
“En realidad estaba a la misma distancia que tú” replicó Anthony “Comencemos, como siempre de mayor a menor, así que comienzo yo”
El juego comenzó bastante tranquilo, la primera ronda Anthony llevaba la delantera, ya que fue el único que pudo pasar la bola por el aro. En la siguiente ronda Eloise lo alcanzó y Hyacinth venía muy cerca.
“Ben, estás distraído, a este ritmo Hyacinth va a ganar” se burló Anthony de su hermano.
“Eso funciona bien para mi hermano” gritó emocionada Hy.
“Bien, menos charla, necesito ganar esto” Eloise comenzó a caminar hacia su bola
El juego siguió con el mismo ritmo anterior, hasta que Eloise pudo estar muy cerca de ganar y Anthony tomó la decisión de sabotear su bola y la golpeó durante su turno. Decir que Eloise se lo tomó mal fue poco, comenzó a gritar sobre lo injusto que era todo. Anthony decidió que no iba a soportar más esa actitud, así que dio por cancelado el juego y le ordenó a Eloise que fuera a su estudio con él, Benedict intentó unirse, tal vez para intentar intermediar entre ellos, pero Anthony no lo dejó. Cuando entraron al estudio Anthony le puso seguridad a la puerta, esta era una conversación que no admitía interrupciones, la actitud de su hermana lo estaba irritando demasiado.
“¿Eloise se puede saber qué te sucede?”, preguntó Anthony mientras se sentaba detrás de su escritorio, le hizo un gesto a Eloise para que se sentara en las sillas de enfrente, pero su hermana testaruda no lo hizo y se quedó de pie.
“No me pasa nada, simplemente me molestó lo que hiciste con mi bola” se cruzó de brazos mientras miraba a otra parte menos a él.
“No mientas Eloise, estás con esta actitud desde que estábamos en Londres, así que le voy a preguntar otra vez y por favor responde con honestidad ¿Qué pasa Eloise? tu actitud ha sido tan hosca con todos que hasta tus hermanos te evitan” Anthony se levantó para servirse un poco de Whisky mientras Eloise se removía incómoda y seguía en silencio.
“Está bien, ya que no quieres ser honesta, voy a adivinar” Ella lo miró desafiante, pero no dijo nada “Estás así por tu pelea con Penélope”
“No hay nada que ver con esa mentirosa” espetó “si eso es todo hermano me voy”
“No vas para ningún lado Eloise, porque sé la razón de la pelea” Eloise se giró inmediatamente “¿Te lo dijo?” Anthony asintió
“¿Quieres saber por qué me lo dijo?” Eloise no respondió así que Anthony continuó “pensó que tal vez si me lo decía iba a hacer que la repudiara de la familia, pero la verdad yo no podría estar más agradecido con ella” Eloise comenzó a caminar nuevamente hacia el escritorio “No puedes hablar en serio Anthony ¿agradecerle? ¿Por qué? ¿Por todas las mentiras que ha escrito?”, en ese punto estaba casi gritando
“¿Eran mentiras? ¿Era mentira que ibas a visitar las imprentas? ¿Era mentira que en realidad fuiste a reuniones políticas? ¿Era mentira que te reunías con un hombre sin acompañante? ¿Fue mentira que la reina te acusó de ser Lady Whistledown y por eso Penélope escribió sobre ti?” Anthony fue alzando la voz cada vez más con cada pregunta “Responde Eloise, eres la más habladora de todos nosotros ¿te has quedado sin palabras?” Anthony le dio un tiempo para que replicara, pero al no hacerlo él continuó “Fuiste irresponsable durante toda la temporada, ¿sabes que podría haber hecho la reina si descubría que en realidad no eras tú? Podría haber puesto en peligro mi título, podrías haber arrastrado a la ruina a toda nuestra familia, ¿pensaste alguna vez en eso? Seguramente no, porque si lo hubieras hecho no hubieras sido tan imprudente, o por lo menos hubieras recurrido a nuestra madre o a mí en cuanto la reina habló contigo. Pero no hiciste nada de eso ¿Qué era lo que esperabas hacer si Penélope no publicaba ese artículo?”
“Yo estaba intentando pensar en algo, pero el artículo llegó antes” habló Eloise sollozando
“Eso no era algo que se soluciona tan fácil Eloise, sinceramente espero que aprendas de tus errores, tus acciones se ven reflejadas en la familia, te dejo para que lo pienses” después de decir eso salió del estudio, afortunadamente su madre se dio cuenta de la gravedad de la conversación y no dejó que ninguno de sus hermanos se acercara para escuchar a escondidas. Caminó hacia los establos y decidió dar un paseo a caballo, estar en el campo era algo que siempre le había gustado e iba a aprovecharlo. Sin embargo, había algo que lo inquietaba, una necesidad de compartir esa experiencia con alguien más.
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Finca Featherington, Kent
Agosto 1814
Querido Anthony,
Ya ha pasado una semana desde que estoy en la finca familiar, me hizo muy bien salir de Londres, no recordaba lo asfixiante que puede ser la ciudad. Aunque antes no disfrutaba particularmente el tiempo en el campo, esta vez estuve conversando mucho con mi madre, parece ser que luego de la desastrosa temporada hemos llegado a un medio de reconciliación, todavía es muy pronto para decirlo, pero nos estamos llevando mucho mejor.
Extraño mucho nuestras caminatas por el parque, sé que puede ser presuntuoso porque solo se llevaron a cabo una semana, pero esa hora contigo a mi lado hablando de cualquier cosa fue muy buena para mi espíritu.
Espero que no esté trabajando mucho, es tiempo para descansar con la familia y también espero que Hy y Greg no le hayan gastado muchas bromas.
Atentamente,
Penélope.
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Finca Featherington, Kent
Agosto 1814
Mi querida Hyacinth,
Espero que esta misiva te encuentre en perfecta salud y buen ánimo. He estado pensando en ti desde nuestra última reunión, realmente extraño jugar contigo.
Para no hacerlo tan triste, para mí el tiempo transcurre plácidamente aquí en el campo. He estado leyendo, aunque eso no es raro de mi parte, encontré una buena lectura en la librería antes de partir de Londres, pero no fue hasta que llegué aquí que comencé a leerla. Se llama sentido y sensibilidad. La pluma del autor (aunque creo firmemente que debe ser una mujer) es exquisita, tal vez si Anthony y tu madre te dejan podamos discutirlo en algún momento.
Te confieso que a veces echo de menos nuestras conversaciones y las partidas de ajedrez. Espero que pronto podamos reunirnos nuevamente y retomar nuestras charlas.
Te envío un cordial saludo y te ruego que me escribas pronto para contarme tus novedades.
Con cariño,
Penélope.
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Aubrey Hall, Kent
Agosto 1814
Querida Penélope,
Espero que esta carta te encuentre con buena salud, me alegra ver que tu tiempo en el campo ha dado frutos no solo para tu bienestar, sino por la reparación de la relación con tu madre, no sé qué se debe sentir, no estar en sintonía con una madre, porque bueno conoces a la mía. Espero que también lo logres con tu hermana, aunque después de tantos años no creo que sea una tarea fácil.
No estás siendo nada presuntuosa, de hecho creo que lo estás soportando mejor que yo, no había pasado un día y me desperté pensando en ir a visitarte y hacer nuestro paseo diario, luego me di cuenta de que de hecho no estábamos en Londres, lo que me hizo de estar un poco mal humor durante el día. Mi madre tuvo que reprenderme porque no dejaba de hacer gestos por cada cosa que pasaba. Te imaginas, ya un hijo bastante adulto y su madre lo sigue reprendiendo, me quedó claro tratar de mejorar mi humor por el bien de toda la familia.
De hecho Hy y Greg han dado su cuota de travesuras en esta semana, parece que cada día encuentran una nueva manera de sorprenderme y no de buena forma, sin embargo, nos hemos divertido mucho aquí. Benedict está nuevamente tratando de regresar a su arte, lo cual me tranquiliza mucho; después de lo que sucedió a finales de temporada había perdido la motivación para ello y debo decir que fue totalmente mi culpa. Afortunadamente, pudimos resolver nuestras diferencias y seguimos trabajando para poder entendernos mejor.
Espero que tu semana haya sido igual de divertida que la mía, ¿es muy pronto para preguntarte si quieres pasar Navidad con nosotros? Entendería si dijeras que no, pero extrañamos tu compañía.
Sinceramente,
Lord Anthony Bridgerton.
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Aubrey Hall, Kent
Agosto 1814
Hermana,
He estado maravillosamente, llegamos con buen tiempo y nos alcanzó para jugar una partida de Pall Mall con todos, aunque Benedict no estaba muy entusiasmado se unió conmigo para no dejar avanzar a Gregory, al principio iba a buen ritmo, pero Eloise y Anthony iban a la delantera; sin embargo, debo decir que no hubo un ganador, el juego se interrumpió Anthony y Eloise salieron muy furiosos hacia su estudio, no pude ver que se trataba, pero Eloise no salió más ese día de su habitación.
En otras noticias Francesca llega en uno de estos días, aunque siempre ha sido bastante tranquila, es una aliada perfecta para molestar a Gregory, espero que con todo el asunto de su debut no se olvide de pasar tiempo conmigo. A veces siento que todos se están yendo muy rápido, en algún punto solo quedaremos mamá, Anthony, Greg (porque nadie se va a casar con él) y yo y tal vez la futura vizcondesa (si mi hermano llega a elegir correctamente la próxima vez)
Le pregunté a mamá por el libro y me dijo que lo podía leer, así que lo comenzaré en breve y te enviaré mis opiniones.
Con mucho amor
Tu hermana,
Hyacinth .
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Finca Featherington, Kent
Agosto 1814
Querido Anthony,
Me complace saber que no era la única que extrañaba nuestra pequeña rutina, en ti he encontrado un buen amigo, aunque fue bastante inesperado como sucedió, puedo decir que fue lo único bueno de toda esta situación.
Con respecto a agradarle a Prudence, eso puede ser un caso perdido, sinceramente mi hermana mayor y yo no podemos ser más diferentes y nunca estaremos de acuerdo en algo, y eso está bien, lo he aceptado; hace parte de nuestra dinámica familiar. Aunque creo que en el fondo ella se preocupa por mí, la he visto lanzar miradas extrañas en estos últimos días. Supongo que se pregunta por qué estoy aquí y no con la familia de, bueno, lo sabes.
He encontrado una agradable rutina para estos tiempos en el campo, en la tarde de ayer salí a recoger flores y encontré un buen lugar para pasar la tarde, me complace ver cómo la vida silvestre sigue su curso durante las estaciones. Encontré flores de crisantemo cerca, antes cuando venía a la finca no caminaba hasta este extremo del campo y no sabía que los podía encontrar en esta época. Pensé que eran más de otoño. Te mando una muestra para que veas su belleza.
Hyacinth comentó algo muy curioso en su última carta, ¿Eloise y tú por fin tuvieron una conversación? No deberías culparla demasiado, yo también tengo parte de responsabilidad en lo que pasó entre ella y yo.
Pero para cambiar de tema ¿Cómo has estado tú? ¿Has tomado descansos? O podría hablar con Violet para que te obligue (es broma)
Con respecto a tu última pregunta en la carta anterior, no podría decirlo en este momento, dame un poco más de tiempo, te haré saber mi respuesta oportunamente.
Sinceramente,
Penélope.
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Finca Featherington, Kent
Agosto 1814
Querida Hyacinth,
Me alegra saber que has encontrado alegría en estos tiempos, me imagino lo duro que tuvo que haber sido ese juego de Pall Mall aunque falten dos Bridgerton, todos sabemos que Lord Bridgerton seguro puso toda su alma en la partida para ganar. Recuerdo mucho las partidas de cuando iba a visitarlos en temporada baja, eran bastante entretenidos, en ese momento, todavía no te dejaban unirte, espero que tal vez más adelante podamos jugar una, aunque no creo ser capaz de soportar tanta competitividad.
Fran siempre ha sido una persona bastante perceptiva, ella sabrá cómo te estás sintiendo y actuará según eso, puedo decir que en ese aspecto nos parecemos mucho y en otras cosas así que sé tus preocupaciones están infundadas, seguro puedes compartir también con ella en el piano, estoy segura que no se negará.
Con relación a nuestro nuevo club de lectura, ya puedo decir que terminé el libro, espero tus comentarios y observaciones.
Con amor,
Penélope.
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Algún lugar de Italia
Septiembre 1814
Querida madre,
Te escribo para informarte que me encuentro en buen estado, ya he recorrido dos ciudades desde que partí de Londres hace un mes. Me encontré con un amigo de Eton en el muelle y me ha acompañado en estos viajes.
Me puedes enviar cartas en este país, pero no sé con seguridad si me alcancen, no sé cuánto tiempo voy a estar aquí.
Tu hijo,
Colin.
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Aubrey Hall, Kent
Septiembre 1814
Querida Marina,
Sé que te parecerá raro que yo te escriba, ya que nunca hemos sido amigas ni conocidas, en realidad no recuerdo haber intercambiado más de una palabra contigo. Pero descubrí algo que te concierne, no sé si estás en disposición de querer saberlo, pero si es así puedes responder a esta carta, si no, lo entendería.
¿Cómo has estado? Sé que la pregunta al final parece de último minuto, pero no es así, realmente me interesa saber cómo te va.
Sinceramente,
Señorita Eloise Bridgerton.
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Finca Featherington, Kent
Septiembre 1814
Querida Eloise,
Sé que no quieres saber nada de mí, pero quería intentarlo igual. Quiero decir que lo siento por no contarte sobre Lady Whistledown, por gritarte esa noche, pero no me arrepiento de lo que hice ni de mi seudónimo. Si estás leyendo esto debe ser chocante para ti, pero permíteme explicarte.
Cuando comenzaste la cacería por Lady Whistledown comenzaste a correr un gran riesgo, aunque tú solo lo veías como un juego más, a pesar de ser muy inteligente, todavía eres bastante impulsiva y eso te llevó a diferentes situaciones peligrosas a pesar de que te advertí sobre ellas. Lo que llevó a la reina y con sentido a creer que tú eras Lady Whistledown. Sé que exponerte no fue la mejor forma, pero en ese momento y con el poco tiempo que ella te dio fue lo que pude ver como una solución viable, ahora con la cabeza más clara puedo ver mi error; sin embargo, la columna cumplió su propósito, que fue protegerte a ti y a tu familia de la atención indeseada de la reina. No espero que lo entiendas inmediatamente, pero estoy dispuesta a hablar.
Tú tienes algo que yo nunca he tenido Eloise, y esa es una familia que te respalda, puedes hacer cualquier cosa y sabrás que estarán ahí para ti, yo nunca tuve esa seguridad y por eso en un principio se creó Lady Whistledown, es mi voz más allá de Penélope Featherington. Cuando la gente de la Ton lee mis columnas es la única vez que puedo decir que están interesados en lo que estoy diciendo y eso de cierta forma también te incluye, y no te culpo por eso, pero si hubieras estado más atenta hubieras visto las señales.
No quiero alargar más esto, y te daré tu espacio para asimilar las cosas.
Esperaré tu respuesta.
Con cariño,
Penélope.
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Aubrey Hall, Kent
Septiembre 1814
Querida Hermana,
Estoy muy feliz de poderte contar las cosas, ayer tuve una partida con Greg y Ben de ajedrez, se estaban ayudando y aun así pude ganar. Aunque creo que Benedict en realidad no hizo nada para ayudarlo. Francesca llegó y mis preocupaciones tal como dijiste fueron en vano, sigue siendo igual conmigo, a pesar que ahora tenga cosas que hacer para preparar su debut, aunque yo creo que ella está más que preparada, se le ve muy tranquila; mucho más que Daphne cuando su debut, mi madre no sabe qué pensar de eso.
Sé lo que trataste de hacer con la sugerencia del piano, sé qué mamá ha estado insistiendo en que es hora que aprenda seriamente, pero la verdad no tengo el talento para eso. ¿Tú sabes tocar? Nunca te he visto, aunque supongo que la respuesta es positiva porque es un requisito para las señoritas. ¿Qué tan buena eres? ¿Me enseñarías? Estoy segura de que con un enfoque menos técnico como el de Francesca me irá mejor y mi tutor no tiene la paciencia.
Comencé a leer sentido y sensibilidad, al principio me pareció un poco aburrido, pero luego pude ver porque está tan de moda, las diferencias entre ambas hermanas es interesante, me gusta mucho, Marianne es divertida y apasionada, aunque a veces un poco cursi. Espero que pronto pasen cosas más emocionantes. Quiero saber si Marianne se logra casar con el chico de sus sueños.
Por favor no me adelantes el libro, quiero descubrir las cosas por mí misma.
Con amor, tu hermana
Hyacinth.
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Finca Featherington, Kent
Septiembre 1814
Querida Hy,
Siempre he pensado que eres la más lista de tus hermanos (por favor no lo divulgues) cuando nos encontremos nuevamente podríamos unir fuerzas y jugar una partida contra tus hermanos, puedo decir que será la partida más fácil que jugaré en mi vida.
Francesca siempre ha sido una persona muy centrada y práctica, por lo que no me sorprende que ya se haya preparado mentalmente para el caos que puede ser entrar a la sociedad, siempre ha sido más madura de lo que deja ver. Trata de calmar a tu madre, seguro le vendría tanto a ella como a Francesca un poco de paz.
Si bien es cierto que si toco el piano porque como dijiste es un requisito, no me consideraría tan buena como Fran y la verdad nunca he sido de las que presumen de sus talentos, pero si aun así quieres que te enseñe lo poco que sé, estaría dispuesta.
Podría entender porque el libro te pareció aburrido al principio, a diferencia de ti a mí me gusta mucho más Elinor, es más tranquila y me gusta como piensa las cosas antes de actuar, yo creo que me gusta tanto porque me siento identificada con el personaje. La dinámica es muy interesante entre las hermanas, estoy segura de que al igual que yo lo estuve en su momento, no puedes esperar a ver más de sus aventuras.
Espero que por estar leyendo no descuides tus lecciones, sabes que es importante y no quiero que tu madre o Lord Bridgerton se molesten por mi culpa.
Con amor,
Tu hermana Penélope.
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Aubrey Hall, Kent
Septiembre, 1814
Querida Penélope,
Perdona si esta carta, te llega días más tarde de lo previsto, pero tuve que solucionar problemas con alguno de los inquilinos y con la finca en general, así que estuve un poco ocupado. Me complace saber que estás encontrando la paz que necesitas en el campo.
Siento lo mismo con respecto a nuestra creciente amistad, y lamento profundamente no llegar a conocerte antes, has estado en mi vida tantos años que se siente como un desperdicio si soy sincero, pero es bueno que eso se haya corregido.
Uno podría pensar que tú podrías tener algo más de que hablar con Prudence (perdona la informalidad) que Prudence y tu otra hermana, pero a veces las dinámicas familiares son inciertas, en tu caso creo que es la desgracia de tener tan pocos hermanos, puedo imaginar que si tuvieras una hermana más te llevarías muy bien con ella, serías una buena hermana mayor. ¿No lo crees?
En mi familia sucede lo mismo, cada uno tiene una personalidad distinta al otro; sin embargo, no soy tan ciego para no reconocer que cada uno es más afín con unos que con otros, por ejemplo Daphne y Colin, Eloise y Benedict. Los dos más pequeños son un dúo muy unido. Francesca diría que es más cercana a Colin o Daphne.
Yo no me incluyo porque sé que para alguno de ellos puede representar más la figura de un padre o tutor que de un hermano, tal vez menos a Benedict porque es el más cercano en edad, pero intento entenderlos a cada uno. Sin embargo, la responsabilidad familiar me deja poco tiempo.
Respecto al comentario de Hyacinth, supongo que sí, tuvimos una conversación, si se puede llamar así, era muy necesaria, Eloise necesitaba entender su responsabilidad con la familia. Ha estado más callada desde entonces, pero espero que este tiempo le sirva para reflexionar sobre sus acciones. Ya que no eres la única responsable de lo sucedido, Eloise debe tomar su parte.
Con respecto a tu visita, te daré tu tiempo, pero quiero que te quede claro que serás bienvenida por todos.
Tu amigo,
Anthony.
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Finca Featherington, Kent
Septiembre 1814
Querido Anthony,
No te preocupes por la demora, entiendo perfectamente que los deberes como vizconde nunca cesan, en una situación similar me encuentro yo con mi madre, después del fiasco del primo Jack la temporada pasada, hemos estado revisando las cuentas y haciendo algunos arreglos en las cuentas de la casa y la finca; sin embargo, no todo está bien. Creo que es hora que comience a usar algo de mi dinero para ayudar a mi familia, aunque mi madre dice que nunca esperó que Jack realmente la ayudara, así que guardó algo de dinero para emergencias. Siento que hay algo que no me está contando, pero prefiero no preguntar.
Pasando al tema de nuestra creciente amistad, a pesar de no haber hablado mucho antes, siempre me sentí bienvenida por ti y por toda tu familia, no te culpes por cosas que ahora no tienen importancia, las cosas pasan por algo y agradezco que tu amistad haya aparecido en este tiempo en donde ambos estamos pasando por mucho.
Respecto al tema de los hermanos, Philippa y Prudence siempre han sido más unidas, además que a Prudence le gusta alguien que siempre la siga y no la cuestione, cosa que yo no hago porque mi naturaleza está en ser inquisitiva por todo. Me agradaría la idea de tener otra hermana, pero entiendo por qué mis padres no tuvieron más hijas, me sorprende en realidad que hayan tenido tres. Pero una hermana menor siempre fue algo que quise, quería hacerla sentir bienvenida y querida y no como mis hermanas me trataban a mí, así que seguro si hubiéramos sido unidas, puedo decir que Hyacinth es como una hermana menor para mí y sé que si hubiera tenido una hermana nuestra dinámica hubiera sido así de agradable.
En relación con su situación a veces la vida a veces nos asigna roles que no queremos tener, pero sé que la mayoría de los hermanos mayores son para los demás una figura a seguir, en su caso fue más notorio por la cantidad de hermanos menores que tiene y la diferencia de edad que hay entre cada uno. Pero sé que cada uno de ellos te valora tal cual como es usted, no como Lord Bridgerton, el vizconde, sino como Anthony.
Es usted muy insistente mi señor, pero si le sirve de algo lo he pensado y pasar Navidad con ustedes siempre ha sido agradable, así que llegaré unos días antes de Navidad, ¿está contento con esa respuesta?
Su amiga,
Penélope.
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Aubrey Hall, Kent
Septiembre, 1814
Hermana,
Me encantaría unir fuerzas contigo para futuras partidas, para que sepas estoy muy concentrada en mis clases, mi institutriz cree que soy muy inteligente y que puedo llevar algo más avanzado ya, pero actualmente eso no es posible, así que estamos repasando algunos temas y profundizando los idiomas, no debes preocuparte por eso.
No he avanzado mucho con el libro esta semana, he estado siguiendo a mi madre y a mi hermana a todos lados, me gusta mucho saber las preparaciones para el debut, así para cuando llegue mi turno esté igual de tranquila que Fran.
Con cariño,
Hyacinth.
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Aubrey Hall, Kent
Octubre 1814
Querida Penélope,
Anthony me contó que tienes pensado en venir días antes de Navidad y pasar las fiestas con nosotros, no sabes lo feliz que me hace eso, espero que este tiempo para ti haya sido provechoso y te encuentres de mejor ánimo. Dime querida, vas a quedarte hasta año nuevo o hasta comienzo de la nueva temporada, pregunto para hacer todos los arreglos para tu estadía y que estés cómoda.
Avísame si necesitas cualquier cosa y podamos conseguirla a tiempo.
Con mucho amor,
Lady Violet Bridgerton.
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Aubrey Hall, Kent
Octubre 1814
Querida Penélope,
Pensarás que no quiero responder tus cartas, pero todo ha sido un caos para la organización de las actividades de la finca, ahora que ya va a entrar el invierno, sé que todavía falta un mes, pero es mejor estar preparados para cualquier eventualidad. Con la entrada de este otoño que se siente muy frío, creo que la próxima semana me toca salir a Bath para arreglar algunos asuntos. Así que es posible que mi respuesta a tu próxima carta tarde aún más.
Le comenté a mi madre de tu decisión de pasar Navidad con nosotros, no le hemos dicho nada a los demás porque queremos dar la sorpresa. Para que sepas mi madre se puso muy feliz y si quieres saberlo yo también, así que sí, me complace tu respuesta, era la que esperaba y sabes que los Bridgerton somos conocidos por nuestra tenacidad, así que hubiera insistido hasta que dijeras que sí.
Perdona si es muy entrometido de mi parte, pero ¿hay algo que pueda hacer para ayudarte a ti y a tu familia con respecto a las cuentas de tu familia? Entendería si piensas que es demasiado, pero ahora también eres familia y me complacería mucho ayudarte.
Pasando a temas más fáciles, estoy seguro de que Hyacinth cambiaría a cualquiera de sus hermanos por ti, el primero en la lista en este momento, pues ya debes saberlo y siguiendo por Gregory, pero este último sería para fastidiarlo.
Temo que mi tiempo para responder está llegando a su fin, pero no temas en solicitar lo que necesites para tu llegada, estaré dispuesto a ofrecer cualquier cosa para tu comodidad.
Tu amigo,
Anthony.
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Aubrey Hall, Kent
Octubre 1814
Querida hermana,
Sé que no debería saberlo todavía, pero ya me enteré así que no hay sentido en fingir que no lo sé, estoy emocionada porque vas a venir para las fiestas, quiero decir que es un buen momento para comenzar nuestras clases, estoy muy impaciente, tanto que no puedo concentrarme correctamente en redactar esta carta.
Con mucho amor y muy emocionada,
Hyacinth.
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Romney Hall, Gloucestershire
Octubre 1814
Querida prima,
Espero que esta carta te encuentre bien, me enteré hace poco que te casaste y nada menos que con Colin Bridgerton, así que felicitaciones por tu boda. Siempre pensé que era algo que tarde o temprano iba a pasar. Sé que me porte horrible contigo durante el final de la temporada del año pasado, pero también agradezco todo el apoyo que me diste, debo decir que me sorprendió la rapidez de la boda, ya que en la última visita de Colin aquí él parecía muy confundido cuando le dije que podía contar contigo siempre. Pero bueno, eso no tiene importancia ahora. ¿Cómo va tu vida de casada? ¿Eres feliz?
También te quería comentar que me llegó una carta de tu cuñada Eloise Bridgerton, parece que tiene algo que decirme, pero supongo que es lo de la boda, así que no me voy a molestar en responder, si estás con ella dile que agradezco mucho la preocupación, pero no es necesario.
Phillip cree que no estoy siendo educada, pero no tengo el tiempo para compartir cartas con cualquiera que escriba aquí, siendo que ahora soy la señora de esta casa, es mi deber hacer muchas cosas y a Phillip solo le importan sus plantas, es un buen hombre, pero no está hecho para ser administrador.
No te voy a aburrir más con mis desvaríos.
Sinceramente,
Lady Marina Crane.
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Algún lugar de España,
Octubre 1814
Madre,
No sé si ya recibiste mi anterior carta y si respondiste a dicha carta, pero seguro no me alcanzó, doy reporte de vida, sigo bien, ahora estoy en España. Voy a seguir un recorrido por varios países de Europa y Asia con mi amigo los próximos meses, no creo que esté a tiempo para la próxima temporada, como me voy a estar moviendo tan rápido, tal vez nunca llegue a recibir ninguna de tus cartas. Espero que esta correspondencia sea completamente unilateral.
Espero que te encuentres bien.
Te quiere, tu hijo.
Colin.
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Finca Featherington, Kent
Octubre 1814
Carta escrita pero no enviada y posteriormente quemada
Colin,
Sé que nuestra relación actualmente en el mejor de los casos es inexistente, pero no puedo entender por qué ya han pasado casi tres meses desde tu partida y no he recibido una carta de tu parte. Sé que tal vez sigas enojado conmigo por este matrimonio, pero creí que en el fondo me seguías considerando una amiga, pero me doy cuenta que no es así. Dijiste que durante tus viajes yo era tu mejor corresponsal y que te encantaba cambiar cartas conmigo, pero supongo que al igual que otras cosas eso cambió.
Nunca pensé que fueras deliberadamente cruel y aún me cuesta creer que sea así, pero no tiene sentido seguir negando las cosas, tus acciones dicen más que muchas de las palabras que tontamente alguna vez me convencí que eran algo más. Hubiera sido mejor si mi madre hubiera permitido que me arruinara, por lo menos tendría mi libertad, aunque fuera renegada por la sociedad. Pero eso no sucedió, ahora soy una mujer ligada a tu familia, tu familia que no es más que amable conmigo y yo los quiero dejar. Es de las pocas cosas buenas que he tenido en mi vida, pero todo está arruinado. No sé si volverás para la próxima temporada, ni siquiera sé cómo reaccionaré cuando te vuelva a ver, ahora no eres más que un recuerdo lejano. Guardaré con cariño la amistad que alguna vez tuvimos, pero es con lo único que me quedaré de ti.
Esta carta la escribo solo para dejar salir mi frustración, porque dolor ya no siento, mataste el cariño que te tenía y ahora ni siquiera me reconozco a mí misma, solo soy un cascarón vacío.
Espero que en tus viajes encuentres lo que realmente buscas.
Penélope.
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Finca Featherington, Kent
Octubre 1814
Estimada Lady Bridgerton,
Espero que está carta la encuentre bien, agradezco su preocupación, pero voy a tener todo listo de mi parte, no necesito nada más y como ya he estado anteriormente en Aubrey Hall, sabe que cosas me gustan. Solo espero llegar y pasar un buen tiempo con todos. Si no es mucha molestia, quiero llegar con ustedes para la nueva temporada, por lo que estaría varios meses. Espero llegar el día 21 si no hay ningún retraso. Si hay algún cambio se lo haré saber.
Atentamente,
Penélope.
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Finca Featherington, Kent
Octubre 1814
Querida hermana,
No me sorprende que sepas todo ya cuando tu hermano me aseguró que lo iban a mantener como sorpresa, siempre te das cuenta de las cosas antes que los demás. Si no fueras tan joven uno pensaría que eres Lady Whistledown tienes todo lo necesario para serlo.
De verdad me alegra que estés pasando tiempo con tu hermana y tu madre, quién sabe si Fran se case de inmediato la próxima temporada, así que es importante aprovechar estos momentos. Estoy de acuerdo con que suspendamos nuestros comentarios y estaré más que contenta de seguirlos en persona.
Podemos comenzar las lecciones después de año nuevo, las fiestas son para descansar y pasar tiempo con la familia Hy, no vamos a iniciar inmediatamente, pero admito que me emociona enseñar algo a alguien. Gracias por confiar en mí.
Con cariño,
Penélope.
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Finca Featherington, Kent
Octubre 1814
Querido Anthony,
Ya te dije que no me molesta que demores en responder, no es necesario que respondas todas mis cartas, aunque valoro mucho el tiempo que te tomas para hacerlo. Espero que cuando leas está carta hayas llegado bien del viaje a Bath.
Tu madre me escribió también muy emocionada por mi ida a Aubrey Hall, nunca me había sentido tan bienvenida en ningún lado. Supongo que puedo cambiar tenacidad por terquedad, esa es la verdadera característica de los Bridgerton. ¿Aunque me apena decirte que tu sorpresa para tus hermanos puede estar fallando, sabes a quién me refiero no?
Te agradezco mucho la preocupación, pero no quisiera utilizar mi vínculo con tu familia para comenzar a quitarles dinero, no es necesario, he ahorrado mucho con lo de mis columnas, así que podemos sobrevivir mi madre y yo. Siento que Prudence está próxima a un matrimonio, está comprometida, el caballero en cuestión es Harry Dankworth, parece una buena persona y no he escuchado palabra mala sobre él o sobre su familia y lo más importante parece que está enamorado de Prudence, puedo ver una boda el próximo mes. Y si te preguntas por qué tan pronto mi madre no quiere esperar y la verdad yo tampoco y Prudence parece también muy enamorada de él.
Como le dije a tu madre también, solo estar con ustedes es suficiente para mí, no necesito nada más.
Tu amiga,
Penélope.
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Aubrey Hall, Kent
Octubre 1814
Querido Colin,
Me complace saber que estás bien y no te ha pasado nada malo, ya estaba preocupada. Sabes que no estuve de acuerdo en esta gira tan apresurada, pero no tengo más opción que respetarlo. ¿Podrías informarme si vas a estar presente en el debut de Francesca la próxima temporada?
Sé que todavía falta tiempo para eso, pero como tú mismo dijiste no se sabe si igual recibirás esta carta.
Con cariño,
Lady Violet Bridgerton.
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Aubrey Hall, Kent
Noviembre, 1814
Querida hermana,
Me acabas de hacer el mejor cumplido que puede esperar cualquier mujer actualmente, te imaginas que cuando por fin debute pueda tener mi propia columna. A Anthony seguro le da algo, nuestra madre hablará, pero sé que en el fondo estaría orgullosa. Debería comenzar a practicar mi escritura por si alguna vez sucede.
Está bien, comenzaremos cuando digas, estoy tan emocionada de que vayas a venir, que en realidad no me importa nada más. Hay algo que ha sucedido, no lo leíste de mí, pero Anthony ha comenzado a sonreír cada vez que recibe su correo, me parece sospechoso, comenzaré a investigar. Te mantendré al tanto.
Tu hermana,
Hyacinth.
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Aubrey Hall, Kent
Noviembre, 1814
Querida Penélope,
No considero una obligación responderte, disfruto nuestro intercambio de cartas. El viaje fue muy bien, debo decir que me resultó bastante provechoso, ya que me encontré con varios negociantes y logré hacer algunos tratos. No quiero aburrirte con detalles, así que lo dejaré ahí.
Te dije que todos estábamos muy emocionados, mi madre te quiere mucho y sé que le hace falta alguien cuerdo en esta casa, sé sin lugar a dudas que cambiaria a cualquiera de mis hermanos por ti. Digamos que la tenacidad tanto como el encanto es propio de un Bridgerton, respecto a lo otro puedo suponer que Hy de alguna forma se enteró. Es demasiado observadora y te la encuentras en donde menos esperas.
Respecto a brindarte mi ayuda, de ninguna manera me sentiría utilizado y sé que mi familia tampoco, pero respetaré tu decisión, pero que sepas que estaré a solo una carta de distancia si necesitas cualquier cosa.
Debo decir que me sorprende la rapidez del noviazgo, el compromiso y la boda de tu hermana, pero me alegro que haya encontrado a alguien a quien le importe y le corresponda, a veces no todo es tan fácil. Deséale felicitaciones de parte de la familia.
A nosotros también nos alegras solo con tu compañía para que lo sepas.
En amistad,
Anthony.
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Finca Featherington, Kent
Noviembre 1814
El tiempo entre estaciones se pasaba muy rápido para gusto de Penélope, pero encontró un poco de paz y claridad en su tiempo en el campo, bueno, al principio lo hizo. Su madre y Prudence generaban una buena distracción y las cartas compartidas con los Bridgerton también. Había encontrado una rutina muy tranquila y no quería romperla, pero según su madre no podía desapegarse tanto de la realidad. Una realidad que Penélope sinceramente no quería regresar. Lo más extraño de su tiempo fueron las charlas con su madre, parecía una persona completamente distinta a la que abandonó Londres hace unos pocos meses. Penélope pensó que en realidad nunca había tratado de entenderla y por eso siempre estaban chocando para todo. También tuvo que reconocer reticentemente que era muy parecida a su madre, algo que la alegró y la asustó al mismo tiempo.
Sin embargo, ese periodo de claridad y alegría duró poco, últimamente se sentía muy hastiada de todo, no le encontraba interés a nada y pensar en la siguiente temporada la ponía muy nerviosa, no quería pensar en lo que vendría con toda la notoriedad que venía con ser una Bridgerton, aunque fuera solo de nombre. No quería pensar en los comentarios que dirían sobre su matrimonio rápido y su marido ausente. Porque puede que al final de la temporada de este año no se hayan escuchado chismes, pero Penélope sabía que si no encontraban algo mejor en lo que entretenerse, ella iba a otorgarles ese entretenimiento. Y no podía hacer nada más que culparse a sí misma por no ser lo suficientemente egoísta como para huir. Sus pensamientos eran un caos en estos últimos días, solo encontraba la energía necesaria para responder las cartas de Anthony y Hy y luego volvía a su cama, no encontraba nada para hacer.
Eran mediados de noviembre y el día de la boda de Prudence, su madre había contratado a la modista del pueblo cercano para el vestido, fue de un naranja claro que si bien no era el gusto de Penélope tenía que reconocer que le quedaba muy bien a Prudence. En la boda solo iba a estar su familia y la del señor Dankworth lo que pareció desalentar a su madre, pero reconoció que era lo mejor para una boda en temporada baja.
Penélope estaba sentada en frente, viendo como Prudence se casaba y pudo ver de primera mano cómo se veía un matrimonio por amor, casi le dio un poco de envidia, pero en verdad estaba muy feliz por su hermana. Pasaron el resto de la mañana en el desayuno nupcial, a principios de la tarde Prudence y el señor Dankworth se marcharon a su nuevo hogar, dejando solo a Penélope y a su madre en la casa, ya que Philippa había elegido volver a Londres con su marido.
“Es muy extraño como suceden las cosas” comentó su madre lo que despertó su curiosidad
“¿A qué te refieres mamá?”
“A todo, a principios de este año tenía tres hijas solteras y ahora las tres están casadas, lo cual en sí mismo es un logro” su madre sonrió, pero luego pareció percatarse de lo que dijo “Lo siento Penélope, por mencionarlo”
“No te preocupes, mamá, de alguna forma creo que voy a tener que acostumbrarme a eso” salió del salón y volvió a su habitación, sintió que su madre la seguía, pero se arrepintió al último momento, parece que ahora era más perceptiva en las situaciones y sabía cuándo darle espacio.
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Finca Featherington, Kent
Noviembre 1814
Querido Anthony,
La boda de Prudence fue ayer, tengo que decir que fue una ceremonia muy bonita y modesta, nada por lo que los Featherington se caracterizan, pero no dejó de ser especial para los novios. Me sentí feliz viendo a mis hermanas abrazar la vida de casadas con tanta naturalidad y sus maridos parecen complementarlas a la perfección, no digas que dije esto, pero parece que Albion Finch no sabe hablar de más nada que no sea queso.
Sin embargo, no puedo estar más feliz por ellas, aunque debo decir que me da un poco de envidia, su felicidad, caballeros que las atesoran y las veneran como si fueran lo mejor. Cada mujer merece algo así y no se pueden conformar con menos, es algo que siempre he pensado y parece que para mí no resultó.
Sin embargo, creo que he llegado a una resolución para lo que ahora es mi vida, te comentaré cuando llegue a Aubrey Hall.
Tu amiga,
Penélope.
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Aubrey Hall, Kent
Noviembre 1814
Querida Penélope,
Estoy muy feliz por ti y por tu familia, me alegra saber que el matrimonio de tu hermana y el señor Dankworth se llevó a cabo sin ningún inconveniente y más saber que son realmente felices.
Debes saber que hay una persona que merece ser adorada y venerada, eres tú, sé que ahora no lo ves posible y que tal vez crees que nunca pasará, pero yo creo firmemente en que sí sucederá.
No puedes terminar una carta de esa forma, Penélope, voy a morir de la intriga, contaré los días hasta que llegues, estaré nuevamente por fuera de la propiedad y llegaré a principios del otro mes. Espero ver tus cartas cuando regrese.
Sinceramente,
Anthony.
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Luego de esa carta de Anthony solo había respondido una más, que en realidad no eran más que pensamientos aleatorios que se le habían venido a la mente. El día para partir se acercaba y ella todavía no encontraba la fuerza para levantarse de su cama, no sabía en qué momento habían pasado tantas semanas porque para ella solo había sido un abrir y cerrar de ojos. Le dijo a su madre que enviara una carta en su nombre para excusarse, pero su madre se negó. Penélope se alteró mucho ese día, como nunca antes lo había hecho, su madre tranquilamente le dijo “Por eso necesitas ir, necesitas nuevos aires, no es sano que te quedes encerrada en esta habitación todo el día Penélope.”
El día de su partida había llegado, reticente se subió a un carruaje camino a Aubrey Hall, todo el camino lo pasó dormida. Afortunadamente, su doncella iba con ella o se hubiera muerto por deshidratación y de hambre, poca importancia a su salud le había dado en estas semanas. Se despertó cuando el carruaje se detuvo y vio al lacayo abrir la puerta del carruaje. Ya habían llegado a Aubrey Hall.
Penélope bajó del carruaje un poco desorientada, qué impresión iba a dar, pensó, ni siquiera se había arreglado adecuadamente para la llegada, pero en realidad no le importó.
Vio a Anthony dirigirse a ella y la miró atentamente durante un buen tiempo y frunció el ceño “¿Te encuentras bien, Penélope?”
Ella asintió “Estoy bien, solo cansada por el viaje” él no pareció convencido, pero no insistió y le tomó el brazo para que entrara a la casa, estaban los Bridgerton, por orden, esperando recibirla. En algún otro momento le hubiera resultado agradable, pero ahora solo quería que el momento acabara.
“Bienvenida Penélope” le dijo Lady Bridgerton mientras la abrazaba, ella le murmuró un gracias y se dirigió a los demás, uno por uno la saludó cálidamente.
“Madre, creo que Penélope quisiera descansar antes de la cena” dijo Anthony, tomó nota mental de agradecerle más tarde, la verdad no estaba de ánimos para permanecer con ellos el resto del día
“Oh, si claro, organizamos la habitación de Colin, Anthony te puede acompañar, los lacayos subirán el resto de tus cosas enseguida” no esperó a que Lady Bridgerton terminara de hablar cuando gritó un no que resonó en todo el vestíbulo.
“Disculpen mi arrebato, pero preferiría quedarme en una habitación de invitados, por favor” vio que Lady Bridgerton le dirigía una mirada a Anthony, pero se volvió hacia ella “Claro, querida, como quieras” Ella le agradeció y Anthony la dirigió a una habitación que estaba en el lado opuesto del ala familiar.
“Penélope, ¿estás segura que estás bien?”, volvió a preguntar Anthony.
Ella evitó su mirada mientras entraba a su habitación “Te aseguro que sí, solo estoy muy cansada, quisiera dormir un rato”
“Está bien, mándame a llamar si necesitas algo” la miró más atentamente, pero decidió darle su espacio.
“Gracias, hablamos luego Anthony” cerró la puerta de la habitación y se acurrucó en su cama viendo el paisaje que le daba la ventana.
Notes:
Este capítulo se puede sentir de relleno, pero no queria hacer un salto brusco en el tiempo mientras estaban separados.
Aqui les dejo un calendario de lo que ha sucedido desde julio a diciembre de 1814 (está en inglés), cada fecha importante, cosas que han pasado y asi pueden tener una mejor claridad con el tiempo transcurrido entre una cosa y otra.
https://1drv.ms/b/s!AhVHdL0gaUNoc2y8IlWpAhC5940?e=DkOwQWEl próximo capítulo deberia llegar antes, porque ya está listo.
Avance del próximo capítulo: Penélope cuenta sus planes para la próxima temporada.
Chapter 4: Capítulo 4
Summary:
- Punto de vista de Penélope
- Punto de vista de Anthony
Notes:
Bueno, perdón por demorar en responder los comentarios, pero estuve ocupada con mi trabajo.
Asi que aqui el capitulo 4 como ofrenda.Feliz miércoles 💚
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Aubrey Hall, Kent
Diciembre, 1814
Penélope no sabía en qué momento se había quedado dormida y se despertó desorientada, ya estaba la habitación oscura. Unas cuantas velas estaban encendidas, Penélope supuso que Rae había entrado y la dejó seguir durmiendo. Miró el reloj encima de la repisa de la chimenea y se dio cuenta que se había perdido la cena también. Tomó agua de la jarra que había al lado de su cama y luego se levantó, tomó su chal y salió para caminar un poco.
Pasó por los pasillos y todo estaba en completo silencio, era correcto creer que todos estaban en sus habitaciones listos para dormir, quería sentirse avergonzada por pasar su primer día así, pero ni fuerza para eso tenía. Cuando bajó hacia el vestíbulo vio una luz en el estudio, seguro Anthony seguía ahí o estaba con Ben tomándose una copa, como no quería molestar, caminó hasta la cocina para salir por la puerta de servicio hacia los jardines, quería tomar un poco de aire fresco. Había muy pocas flores en esa época, pero el jardín aun así se veía majestuoso, siguió caminando hasta que llegó al lago y se quedó en la orilla mirando el cielo.
Después de un rato se sintió cansada y se sentó. Todo se veía tan en paz y tranquilo. Estaba tan absorta en sus pensamientos; sin embargo, se dio cuenta cuando se unió una persona a ella, sabía que era Anthony, su presencia siempre se hacía sentir sin siquiera decir una palabra. Penélope pensaba que esa habilidad venía con su título de vizconde.
“¿Qué estás haciendo aquí a esta hora?”, dijo él cuando se sentó a su lado
“Salí a tomar un poco de aire” no volteó a mirarlo, aunque sabía que él la estaba mirando fijamente, tal vez tratando de encontrar lo que estaba mal “es muy bonito aquí afuera” lo sintió moverse a su lado.
“Es muy bonito, pero hace frío, Penélope y llevas aquí, no sé qué tanto tiempo, ya tienes los labios y manos morados” le comenzó a poner su abrigo por encima, olía a él, algo amaderado con notas herbales, era embriagador.
“No sé, me desperté y ya estaba oscuro, solo quise caminar un rato, lamento haberme perdido la cena” ella seguía hablando, pero en realidad no se sentía presente, pensó Anthony, comenzó a frotarle las manos para que tuviera algo de calor. “¿Cómo supiste que estaba aquí?”
“Le dije a las doncellas que estuvieran pendientes de ti y una te vio salir de tu habitación” Anthony se levantó, pero no le soltó las manos “Vamos adentro, el estudio está cálido y podemos pedir algo para comer” Penélope quiso negarse, pero Anthony fue más rápido y la levantó “Vamos Penélope, no te voy a dejar aquí” no tenía sentido negarse así que se dejó llevar, pasaron nuevamente por la cocina, dónde ahora estaba la cocinera, escuchó a Anthony pedirle algo sencillo para ella y que se lo llevarán al estudio en breve. Penélope escuchó, pero no registró en realidad lo que decía.
“Ven Penélope” se sentía como una muñeca a su lado, el pensamiento la hizo reír levemente. “Aquí, siéntate” la dejó enfrente de la chimenea y comenzó a sentir levemente el calor, así que se quitó su abrigo y el chal.
“Gracias Anthony” ni siquiera sabía por qué le agradecía, pero se había portado tan bien todo este tiempo y ella no podía hacer nada, ni una conversación correcta.
“No es necesario” se sentó a su lado dejando un espacio considerable “Penélope, desde que llegaste he notado que no estás bien, pareces ida, estás presente, pero a la vez no y te ves apagada” lo dijo tan suavemente que a Penélope le dieron ganas de llorar, su preocupación era notable.
“Estoy bien Anthony, solo es el viaje de…” no la dejó terminar su frase
“Sí, el viaje, es la tercera vez que lo dices y la tercera vez que no te creo nada” suspiró audiblemente “somos amigos, Penélope, déjame ayudarte, dime que pasa” en ese momento le tomó la mano y comenzó a hacerle círculos en la palma como gesto tranquilizador.
“No sé qué me pasa, de un tiempo para acá he estado con este sentimiento, parece una tristeza, pero no sé de qué, simplemente no sé qué hacer, entonces no hago nada, siento que nada tiene sentido, no sé qué hacer conmigo misma hay días en los que no soy capaz ni de salir de mi habitación y no sé qué hacer para que se vaya” no sabía en qué momento había comenzado a sentirse así, pero ella pensó que tal vez fue la acumulación de tantas cosas que habían pasado en pocos meses.
“Debe ser difícil, no voy a decir que lo entiendo, pero estoy aquí para ti, Penélope, no te encierres en ti misma, eso puede ser peor, somos amigos, ¿no es así? Déjame ayudarte” Anthony quería acercarse más a ella y darle un abrazo, pero sabía que no debía. En ese momento llegó una de las doncellas con la comida y la dejó en el escritorio. Él esperó que se retiraran para llevar a Penélope a uno de los sillones para que comiera de su plato. No queriendo ahondar más en el tema porque estaba visiblemente inquieta, decidió cambiar la conversación “Sabes, desde hace días estoy con curiosidad sobre lo que me ibas a decir, pero que era tan importante que no me podrías decir por cartas” no hubo reacción por su parte. Cuando Anthony leyó la carta pensó y todavía sigue pensando porque si se toma en cuenta los síntomas Penélope podría estar embarazada, era un tiempo prudente para qué se comenzarán a mostrar los síntomas. “¿No me vas a decir?” Insistió
“No tiene sentido ahora, no sé si lo lleve a cabo porque qué sentido tendría, estaría igual de condenada que ahora” contestó mientras tomaba uno de los sandwiches que habían preparado. Las palabras se asimilaron y eso alarmó a Anthony ¿Penélope no quería el bebé? ¿Lo había perdido? Eso explicaría su tristeza, pensó.
“Tú puedes lograr lo que sea Penélope, estoy aquí para apoyarte en lo que quieras” ante eso ella levantó la mirada y al parecer vio algo que la hizo confiar.
“Este tiempo de soledad, me ha dado mucho en que pensar y ya sé lo que quiero para mi futuro, pero no quiero hablar de eso ahora, mañana podemos conversar sobre eso.” Anthony todavía se sentía preocupado, sería lo que estaba pensando u otra cosa, sus pensamientos tal vez se vieron reflejados en su cara porque Penélope le preguntó. ¿Estás bien?”
“Sí, es que pensé en que era lo que tenías que decir y me entró un poco el pánico, no soy una persona de sorpresas” No quería insistir, así que tomó uno de los pequeños sándwiches que estaban en el plato.
“¿Qué pensaste que era?” Ella se giró para verlo de frente.
“No tiene importancia, ahora, en realidad” se removió nervioso bajo su mirada, no se le pasaba que ella era Lady Whistledown y podía ver las cosas que los demás ignoraban.
“Sé que era algo Anthony, dime” su voz se puso más seria y sabía que ella no lo iba a dejar pasar
“Está bien, pensé, pues dijiste que solo podía darse personalmente y yo, bueno, pensé que estabas esperando un hijo y en el estado que llegaste hoy, pues eso me pareció una confirmación” no podía mirarla a los ojos, así que se concentró en el sandwich que tenía en la mano.
“¿Embarazada? Pero ¿Cómo se te ocurre?”, casi gritó, si no hubiera sido, porque sabía que ya todos los demás estaban durmiendo, lo hubiera hecho. En serio había pensado que estaba embarazada, una mujer tiene una noticia y solo se les ocurre “De verdad Anthony, podrían ser miles de cosas y creíste que estaba embarazada” Anthony podía escuchar su molestia.
“Penélope, por favor no te enojes, bueno Daphne cada que va a dar la noticia le escribe una carta a mi madre usando casi las mismas palabras” se atrevió a mirarla y vio que todavía seguía mirándolo con el ceño fruncido “Perdóname, la próxima vez no sacaré conclusiones precipitadas, además no es raro, pues estás casada y bueno mi hermano y tú estuvieron dos semanas de luna de miel. No es nada extraño que una pareja tenga hijos tan pronto” rápidamente se dio cuenta que había dicho algo incorrecto, su rostro pasó de la molestia a una tristeza.
“Eso sería para parejas normales, Anthony” espetó “Si te sirve de algo solo vi a Colin durante menos de cinco minutos en esas dos semanas y fue para decirme que se iba” había comenzado a sollozar levemente y Anthony se acercó a ella.
“Ven Penélope, todo está bien, lo siento y también lo siento porque mi hermano es un idiota” sintió a Penélope asentir desde donde su cabeza estaba apoyada en su pecho.
“Ni siquiera estoy llorando por Colin” comenzó a hablar “este tiempo que estuve con mi madre, me di cuenta que en realidad tal vez nunca estuve enamorada de él, sino de la idea que tenía de él. Luego de como me ha tratado, el cariño que le tenía se murió” siguió sollozando y se tomó el tiempo para respirar mejor “pero ahora estoy tan arrepentida de tantas cosas, estoy encadenada a una vida que no quiero, debí huir antes de casarme, es el único pensamiento que he tenido desde la boda, tal vez estaría mejor estando sola. Pero está situación es culpa mía me engañé a mí misma por esos estúpidos sentimientos que tenía, pensé que tal vez podría llegar a ser un matrimonio basado en la amistad aunque él no me amara, pero al igual que lo demás en mi vida eso estaba destinado al fracaso, porque eso es lo único que obtengo siempre.” Se separó de él y comenzó a secarse las lágrimas. Anthony le ofreció su pañuelo y ella murmuró un gracias.
“Está bien llorar por lo que no fue Penélope, está bien sentirse triste porque no solo perdiste un esposo sino también a un amigo. Pero eso no significa que debas reducir tu valor como persona, eres importante, si mi hermano no lo supo valorar es problema de él ¿Está claro? Puede que no tenga mucha relación y nunca me has preguntado y realmente valoro eso, pero luego que Kate se fue comencé a preguntarme si había tomado la elección correcta, tal vez debí seguirla y dejar el vizcondado en mano de mi hermano, tal vez debí rogarle más y demostrarle que en realidad podíamos ser felices juntos aquí. Pero en estos meses en realidad descubrí que yo nunca hubiera sido feliz lejos de mi familia, a pesar de que el título de vizconde fue entregado a mí de manera trágica e inesperadamente, aunque ya sabía que sería mi camino a seguir. No lo esperaba tan joven, pero no podría desear estar haciendo otra cosa que no sea cuidar a los que más amo y eso me hizo entender también el punto de vista de Kate, y aun así es doloroso cada vez que pienso en lo que perdí” sintió que Penélope se acercaba más a él tomándole la mano “el dolor no es racional, tú puedes saber porque tomaste las decisiones que tomaste, pero eso no hace que se vaya”. En ese momento Penélope se levantó y quedó de pie entre sus piernas y lo abrazó, al ser tan bajita su cabeza, aun así quedaba en lo superior de su pecho.
“Lamento lo que pasó y agradezco la confianza como para compartirlo conmigo” se quedaron un rato solo abrazado, dejando que el peso de las palabras se asentara en ellos. Penélope se comenzó a separar lentamente de él, no había pasado un minuto y ya extrañaba su calor, habían quedado en un silencio cómodo uno al lado del otro.
“Creo que es hora que me retire, gracias por escucharme Anthony, eres un buen amigo” él asintió y la vio irse. Anthony se sentía mortificado, no sabía porque la palabra amigo le había molestado mucho. Decidió no darle vueltas al asunto y se retiró a su habitación.
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A la mañana siguiente, Penélope se despertó más cansada que el día anterior y consideró la idea de fingir un resfriado, pero sentía que era demasiado grosero hacerlo. Así que con toda la voluntad que pudo reunir llamó a su doncella para que la ayudara a prepararse para el día. Genevieve le había mandado algunos de los vestidos que había pedido antes de salir de Londres y tenía que admitir que estaba muy contenta con el resultado, se sentía realmente bonita.
Bajó hacia el comedor y se encontró con Anthony y Benedict al final de las escaleras enfrascados en una conversación acerca de los regalos navideños, se acercó e interrumpió su animada conversación.
“Buenos días, Lord Bridgerton, señor Bridgerton” hizo una pequeña reverencia y les sonrió
“Buenos días, señora Bridgerton” dijo Benedict con buen humor y todo el buen ánimo que había reunido Penélope se esfumó “Por favor, dime Penélope” espetó, terminó de bajar las escaleras y se fue camino al comedor.
Anthony y Benedict se quedaron un poco atónitos con la reacción “Puedes decirme que tuvo de malo” comentó Benedict
“No lo sé” dijo Anthony dándose la vuelta para ir al comedor.
“Siento que me debo disculpar” Benedict lo siguió a paso calmado
“No creo que sea necesario” Benedict asintió. Entraron al comedor, Anthony saludó con unos buenos días familia, y cada uno se sentó en sus puestos asignados, Penélope estaba a la izquierda de su madre y al lado de Hyacinth, Francesca a su lado, Eloise estaba en frente de esta al lado de Gregory; y Benedict estaba a la izquierda de Anthony.
Comenzaron a comer en medio de charlas animadas por parte de Hyacinth y Gregory, Anthony se les unía de vez en cuando y Benedict hacía unas cuantas bromas. Mientras tanto, Penélope solo observaba la escena como si se tratara de una obra de teatro, se sentía tan ajena de todo, Eloise desde el otro lado de la mesa solo la fulminaba con la mirada. Tenía un tema que tratar con ella, la carta de Marina había demorado en llegar a sus manos, pero Penélope sabía que Eloise estaba dispuesta a decirle a Marina que ella era Lady Whistledown. Comenzó a pensar en cómo abordarla o simplemente informarle a Anthony y que él se hiciera cargo, pensó que con la charla que había tenido con Anthony podía haber entendido un poco más sus motivaciones, pero al parecer se equivocó.
“Penélope, querida, ¿te encuentras bien?” Lady Bridgerton la sacó de sus pensamientos.
“Sí, claro, discúlpenme, solo estaba distraída” respondió y volvió a concentrar su atención en la comida.
“Está bien, es cierto que podemos ser mucho para seguir el ritmo” le tomó su mano izquierda y le dio un apretón “Hyacinth me contó que le vas a ayudar con el piano” Penélope ya se había olvidado de eso “Sí, le dije que esperamos el próximo año para no saturarnos con actividades en estas fechas”
“Estoy tan emocionada” comentó Hyacinth casi saltando en su silla.
“No veo por qué Hyacinth no es como si no hubieras tenido lecciones de piano ya” comentó Eloise.
“Sí, pero no eran de mi agrado, seguro ahora con Pen lo serán” replicó Hy
“No veo por qué, no tiene nada de especial” el comentario a simple vista podría decirse que eran por las clases, pero Penélope sabía que era más personal, para no seguir en esa discusión sin sentido se disculpó y se levantó para dirigirse a la biblioteca. No sintió que Eloise la estaba siguiendo de cerca.
“¿Cuánto más piensas seguir metiéndote en mi familia?”, espetó Eloise
“No es como si yo estuviera contenta con toda la situación Eloise, pero por más que te lo han explicado tus hermanos, tu madre e incluso yo, sigues sin entender, así que no voy a gastar más energía discutiendo contigo” le dio la espalda y se sentó en uno de los sillones de la biblioteca.
“Es que me parece muy conveniente todo, el compromiso fallido de Colin y después tú terminas haciendo lo mismo, lo que hiciste no fue más que por celos” Eloise no lo iba a dejar pasar.
“Eloise, sé que ahora no me puedes ver, pero hemos sido amigas durante años, ¿de verdad crees que sería capaz de eso?” Penélope estaba tratando de tomar todo con calma porque no tenía las fuerzas para discutir.
“Pues no lo sé, nunca se me ocurrió que mi mejor amiga fuera una mentirosa tan buena y que fuera Lady Whistledown” Eloise la miraba con ira en sus ojos, así que Penélope se levantó y comenzó a dar un paso adelante, comenzó a hablar.
“Todo estuvo enfrente tuyo Eloise, si me hubieras escuchado realmente lo hubieras adivinado desde el inicio. Pero siempre te encontrabas tan ensimismada que no podías ver los problemas de los demás, todo giraba en torno a ti y las dificultades en las que te encontrabas. No eras capaz de ver a tu mejor amiga realmente, tu mejor amiga que había perdido a su padre por deudas de juego, y que después de eso la dejó en una posición precaria, que le tocó ayudar financieramente a su familia luego de esa primera temporada y que aún lo sigue haciendo. Porque como te dije en la carta que te envié Eloise, no todos tenemos la suerte de tener una familia que te apoye. No importa lo que hagas, si decides quedarte solterona, seguro que Anthony ni tu madre se opondrán a eso, si decides casarte con un hombre sin título, incluso tu madre será la más feliz siempre y cuando sea por amor. Yo nunca tuve eso, yo estuve destinada a ser solterona, no por mí, sino por la sociedad, mi madre, mis hermanas e incluso tú que creías que eso era lo que realmente deseaba. Yo siempre soñé con casarme y tener hijos y aunque creas que todo lo que hice en esa columna sobre Colin y Marina fue para mi propio beneficio. No es así, lo hubiera hecho por cualquiera de tus hermanos simplemente porque ellos son buenos hombres que no se merecen ser engañados y para que sepas yo nunca pensé que sería posible un matrimonio con Colin, esto fue una situación completamente desafortunada, pero está en ti si me crees o no.” Cuando terminó de decir todo estaba casi sin aliento, ni siquiera le importó que prácticamente estaba gritando, pero Eloise la miró fijamente.
“Eso te queda bien Penélope, hacerte la víctima, pero en realidad no te importa nada que no sea protegerte a ti misma, por eso hiciste esa columna sobre mí” Eloise no entendió nada y a ella ya no le quedaban más fuerzas para seguir.
“Puedes pensar lo que quieras Eloise, pero yo nunca quise dañarte, no a propósito, a diferencia de ti que le escribes a mi prima, ¿para qué? ¿Contarle todo y que me odiara? ¿Que me expusiera? Eso es algo muy bajo, incluso si en estos momentos me estás odiando y aunque no te culpo por guardarme rencor no pensé que pudieras ser tan mala” dicho esto dio la vuelta y se marchó de la biblioteca encerrándose en su cuarto todo el resto del día, alegando un fuerte dolor de cabeza.
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Anthony vio como Penélope se fue del comedor, seguida por Eloise, esperaba que su conversación resultara en algo provechoso y no siguieran con su discordia, pero al salir en dirección a la biblioteca y escuchar una discusión supo que todo se estaba desarrollando realmente mal. Se quedó cerca en caso de que se agravara aún más, se había quedado tan perdido en sus pensamientos que notó demasiado tarde cuando la puerta de la biblioteca se abrió y salió Penélope con una mirada tormentosa, ni siquiera lo vio y subió las escaleras. El entró a la biblioteca, encontró a Eloise todavía de pie, mirando hacia donde debía haber estado Penélope.
“Eloise” la llamó, ella volteó, pero cambió su rostro con una mirada de indiferencia.
“Hermano, puedo decir que escuchaste algo, ¿no?” Anthony negó y la invitó a sentarse frente a él
“No escuché nada, pero sé de qué estaban hablando, sé por qué estás molesta, pero si no puedes tener una conversación con ella sin gritarle te pido que por lo menos trates de ser cordial” Eloise quería comenzar a discutir “Tus acciones fueron las que la llevaron a esa columna, y la verdad le agradezco que lo hiciera porque al parecer tú todavía no has asimilado los riesgos en los que estabas metiendo no solo a ti, a toda la familia” Eloise no dijo nada así que continuó “Pero parece que esto no se trata solo de la columna, así que deja de culpar a Penélope por tener algo solo de ella, seguro puedes imaginar por qué no te lo dijo, simplemente no sabes escuchar y tú también puedes hacer mucho por ti misma Eloise, solo necesitas el valor para verlo. Y te repito trata de ser educada por lo menos” salió de la biblioteca y caminó hasta el estudio, vio la puerta abierta así que se imaginó que Benedict estaba ahí, su suposición fue correcta cuando lo vio abriendo a la fuerza uno de los cajones del escritorio “¿Qué te trae a esta hora a mi estudio, hermano?”
Benedict dejó caer la navaja que tenía en la mano y se levantó “Por Dios Anthony, vas a hacer que me dé un infarto” completó su oración poniendo su mano en el pecho.
“No seas dramático, además que hacer tratando de robar mi Whisky, ¿no crees que es muy temprano?”, lo echó del escritorio y Benedict se sentó en la silla frente a él.
“Era la única oportunidad que vi, siempre estás aquí, y era para más tarde” Anthony comenzó a abrir el cajón y sacó la botella, pero no se la entregó.
“¿Para más tarde, entonces?”, le preguntó Benedict, Anthony asintió
“Bien, ¿dónde estabas?”, lo inquirió su hermano.
“Fui a ver como iban las cosas con Eloise y Penélope, no fue nada bien si tienes curiosidad”
Benedict suspiró “Eloise ha estado imposible desde el final de la temporada, he tratado de hablar con ella, pero no me escucha, así que la dejé en paz después de la quinta vez que me dijo que me metiera en mis asuntos” Anthony comenzó a jugar con su pluma.
“Sí, yo la dejé reflexionando hace un rato sobre sus acciones y las de Penélope, espero que sirva de algo” Anthony comenzó a trabajar en unas cuentas pendientes y Benedict se quedó hablando de cualquier cosa.
“¿No crees que podamos salir hoy? Preguntó Benedict
“¿Salir a dónde?”, respondió Anthony sin mirarlo.
Benedict lo miró con una mirada incrédula “Hermano, sé que esta temporada te afectó, pero no pensé que te habías vuelto tan puritano” se burló de él.
“No estoy de ánimo, Benedict, prefiero quedarme en la casa” Anthony cerró la conversación de una vez.
“Uno pensaría que después de los acontecimientos precisamente buscabas una forma de relajarte” insistió Benedict
“Puede que el Anthony del año pasado lo haya hecho, pero yo no quiero eso ahora, todo está muy reciente, por favor no sigamos con el tema” Benedict entendió y siguieron hablando de los eventos próximos y cómo podían divertirse con el invierno, así que no podían salir tampoco a cabalgar. Comieron los dos en su estudio, ya que llevaban una discusión muy animada sobre algunos asuntos de los lores y el parlamento. Benedict era un verdadero chismoso. A mediados de la tarde escucharon que alguien tocaba la puerta, él le indicó que pasara y entró su madre.
“Madre, ¿qué pasa?”, preguntó Anthony
“Viendo que se decidieron por recluir aquí hoy y nos abandonaron en el comedor, me toca ver si siguen con vida” se sentó en el asiento al lado de Benedict mientras llamaba a una doncella para que les llevara un servicio de té. “Siendo que Penélope no ha salido de su habitación desde después del desayuno y Eloise está encerrada en la biblioteca, mi servicio de té hoy se traslada a este estudio” su madre le dio las indicaciones a la doncella y se volvió hacia ellos “Daphne espera llegar mañana, su carta llegó hoy” comentó.
“¿Tienes alguna noticia de tu otro hijo?”, le preguntó Benedict, su madre negó con la cabeza “La última carta que recibí estaba fechada en octubre y me llegó solo a mediados de este mes, dice que no va a llegar por ahora ni para la próxima temporada” su madre se mostró visiblemente molesta y decepcionada. Anthony se sentía tan molesto, una cosa era irse por dos o tres meses cuando no tenía obligaciones, pero ahora había dejado a Penélope completamente sola y vulnerable.
“¿Crees que Penélope lo sabe?” Siguió Benedict con sus preguntas, preguntas que Anthony quería hacer, pero no estaba seguro de poder disimular su ira hacia su hermano.
“No lo sé” respondió su madre “Anthony, ¿ella te ha comentado algo?”, él negó con la cabeza
“No, no menciona mucho a Colin últimamente ¿Cuántas cartas te ha enviado mi hermano?”, se dirigió a su madre
“Solo dos, y solo para notificar dónde está, se mueve rápido, que no tiene sentido que le responda” llegó la doncella con su bandeja de té y pastelitos, su madre lo sirvió a preferencia de cada uno.
“Mi hermano es un idiota” exclamó Benedict de repente.
“No voy a negar esa afirmación, pero ¿por qué de repente?” Anthony tomó un pastelito, su madre ahora solo estaba viendo a Benedict un poco irritada.
“Bueno, todos aquí sabemos que Penélope le tenía cariño a Colin, y este ha desperdiciado la oportunidad de atreverse a explorar una conexión con alguien a quien le importa. Sé que sus circunstancias no fueron ideales, pero se está portando muy mal. Colin es mi hermano, pero está ganándose una golpiza apenas llegue” su madre le dio un golpe en el brazo.
“Madre, sé que tienes debilidad por Colin, pero Benedict no se equivoca, tienes que reconocerlo, se ha portado terrible y has visto a Penélope, no parece ella misma y no puede hacer nada a diferencia de él que puede viajar libremente. Ahora nos dices que la va a dejar completamente desprotegida a la manada de lobos que son las personas de la sociedad” su madre reflexiono sus palabras.
“Sé que sus acciones han sido incorrectas y de verdad quiero saber que es lo que tiene mi hijo en la mente, pero no todo se soluciona con violencia” Anthony quería decir que tal vez una buena sacudida podría poner su cerebro en dónde debía estar, pero prefirió cambiar de tema, ya todos estaban visiblemente molestos. Ahondar en eso no iba a resultar favorable. Así que con la facilidad que da la práctica dirigió la conversación a dónde le resultó conveniente, la organización de la cena y el día de Navidad, más la espera de año nuevo, eso hizo que su madre monologaba por un periodo de tiempo extenso que le dieron ganas de abrir esa botella de whisky que había sacado horas antes. Antes de la cena, su madre se retiró para ir a refrescarse.
Él se retiró al salón donde solo estaba Francesca en el piano, se sentó solo escuchándola, sabía cuanto su hermana amaba tocar en silencio, así que no hizo sentir su presencia, al poco rato entró un lacayo anunciando la cena. La cena transcurrió como siempre un poco de caos de parte de sus hermanos menores y charlas amenas. Sin embargo, Anthony esperaba que se uniera Penélope, no había hablado con ella hoy y tenía que admitirlo, le hacía falta. Lo cual era irónico, ya que durante cuatro meses solo conversaron por cartas. Nunca había entablado una amistad con una mujer, así que era una experiencia completamente nueva para él. Terminó su cena y se retiró temprano a sus habitaciones, no había hecho mucho el día de hoy, pero se sentía agotado.
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A la mañana siguiente estaban todos esperando a Daphne y Simón en el vestíbulo, estaba lo suficientemente frío como para salir afuera. Lo que hizo que su madre se preocupara por la seguridad de Daphne y su nieto. Estas preocupaciones fueron acalladas cuando escucharon a un carruaje detenerse en frente de la propiedad. Simón salió y luego Daphne con el pequeño August. Anthony fue el primero en saludarlos y luego sus hermanos se lanzaron hacia ellos, todos estaban realmente felices que estuvieran en casa para las fiestas. Su madre los condujo al salón para tomar un refrigerio. Mientras todos se acomodaron alrededor, Anthony eligió sentarse al lado de Penélope, nada hecho a propósito, fue una casualidad, o eso se dijo y Hyacinth al otro lado. Su madre estaba realmente emocionada por estar con su nieto nuevamente. Comenzaron a tomar el té mientras su madre le preguntaba a Daphne como le fue con el viaje. Daphne comenzó a pasar la mirada a todas las personas en la sala, Anthony arqueó la ceja en tono de interrogación. ¿Qué buscaba?
“Con toda la cálida bienvenida no conté bien a las personas, parece que falta un Bridgerton ¿dónde está mi hermano?”, preguntó Daphne, él comenzó a negar lentamente con la cabeza, pero Daphne pareció no captar el mensaje “Va a volver por las fiestas ¿no?” Anthony sabía que Daphne y Colin eran en esencia los hermanos más cercanos, parecían gemelos, estaban en sintonía todo el tiempo, por lo que no le pareció raro que sintiera la ausencia de Colin.
“Tu hermano no va a volver por ahora” fue lo que le respondió su madre con un tono que no admitía más preguntas, pero nuevamente Daphne que al parecer estaba siendo muy obtusa, no entendió “¿Cuándo regresa?”, se dirigió a su madre.
“No tengo idea Daphne, pero en su última carta dijo que tal vez no volviera ni para la próxima temporada social” al final Daphne pareció comprender y cambió de tema.
“Simón y yo tenemos una noticia” ya Anthony podía suponer que era “estamos esperando, nuevamente” su madre y Hyacinth se levantaron de inmediato para rodear a Daphne y luego cada uno de los hermanos hizo lo mismo. Penélope seguía sentada mirando su taza, pero le ofreció una pequeña felicitación a Daphne desde donde estaba.
“¿Quieres salir de aquí?”, le preguntó a Penélope, ella se volteó hacia él como si apenas hubiera notado que estaba ahí, pero asintió levemente.
“Madre, creo que Penélope todavía se sigue sintiendo mal, la acompañaré a sus aposentos” le tomó la mano y no esperó respuesta de los demás.
“No pensé que ibas a hacerlo, en realidad” le dijo mientras caminaban fuera del salón.
“Me importa tu bienestar, y te veías incómoda” la guio hasta la biblioteca “Creo que aquí será más cómodo, llevas mucho tiempo encerrada en tu habitación” ella se dejó caer en uno de los asientos junto a la ventana, afuera estaba el día bastante gris, pero era un bonito paisaje.
“¿Lo sabías?”, le preguntó de repente dirigiendo su mirada a él.
“¿Saber qué?”, preguntó confundido.
Ella volvió a mirar hacia la ventana “Que Colin no iba a volver, la verdad es que no lo esperaba para esta fecha, pero no pensé que alargaría tanto su gira” Anthony se sentó frente a ella, el asiento era tan pequeño que sus rodillas se estaban tocando.
“Mi madre me lo dijo ayer, en realidad solo le ha enviado dos cartas a mi madre para notificar que sigue con vida” ella asintió “Por lo menos a alguien si le escribe.” Anthony no sabía que responder a eso, así que solo la acompañó en silencio.
“Creo que es hora que deje de esperar algo, ya sé lo que quiero hacer con mi vida” Lo miró y luego volvió su atención hacia la ventana “lo he estado pensando mucho y creo que es el único camino que me queda”
“¿A qué te refieres?”, preguntó
“A mi matrimonio, a mi vida” hizo una pausa y lo miró “Solicitaré la anulación”
Anthony se quedó sin palabras, una anulación era algo posible, pero la dejaría a ella en una posición precaria, tal vez renegada de la sociedad “¿Qué? No puedes hacer eso, eso seria un suicidio social Penélope”
Penélope se movió nerviosa y comenzó a jugar con la falda de su vestido “Lo sé, lo he pensado mucho, pero es la única opción que tengo, la otra opción para salir de un matrimonio es la muerte y aunque en este momento no siento más que desprecio por tu hermano, no deseo que muera. Así que solo me queda la anulación”
Anthony asintió, porque lo entendía “Sabes que ese proceso puede tardar mucho, incluso años”
Penélope se levantó de su asiento y comenzó a caminar por la biblioteca “Sé que es un proceso difícil y bastante lento e incluso puede que me la nieguen al final, pero puedo solicitarla por la no consumación de matrimonio y con el apoyo de alguien influyente podría acelerar todo el proceso, también me salvaría de las habladurías por eso necesito llegar a alguien influyente durante la próxima temporada y tengo pensado en hacer cambios con Lady Whistledown, más columnas semanales, necesitaré el dinero”
Parecía haber considerado ya todas las posibilidades “Está bien, ¿quién es ese alguien influyente?” Anthony cambió de posición para quedar de espalda a la ventana y frente a Penélope.
“La reina, si tengo el apoyo para la anulación, el proceso podría ser más corto, incluso más discreto y no habría tanto escándalo hasta sería posible quedarme en Londres, porque sé que la alta sociedad es muy crítica” respondió
“¿Qué? ¿Cómo piensas llegar a ella?” Anthony en su mente no podía imaginar un resultado favorable si Penélope se acercaba tanto a la reina.
“Eso es lo que todavía debo averiguar, pero sé que ella me está buscando y si hago un trato con ella puede que me ayude, tal vez podría hablar con Lady Danbury antes, ellas son muy cercanas. Tengo que esperar hasta la próxima temporada para poder hablar con ella, tal vez le cuente mi plan, me sentiría mal acercándome a Lady Danbury solo por eso, en realidad me agrada” Los pensamientos de Anthony eran un torbellino.
“Penélope, esto es una locura, no puedes hablar en serio” Anthony estaba pensando en todas las consecuencias que esa decisión traería, tanto para Penélope como para su familia, todo podía terminar muy mal. Aunque sí tenía el apoyo de su familia y como ella dijo alguien influyente no tendría tantas repercusiones sociales; sin embargo, los Featherington no eran tan populares entre las personas de la sociedad, el apoyo de la familia Bridgerton en este caso no serviría de mucho, ya que la otra parte afectada por la decisión era un Bridgerton de nacimiento.
“Hablo muy en serio, necesito esto, necesito salir de esta situación, por favor entiéndelo” Penélope se posicionó frente a él, podía ver la desesperación en sus ojos, pero tenía que hacerla entrar en razón. “Pero qué pasa con tu familia, tu madre, qué pasará cuando hagas esto”
“Mis hermanas están casadas, estarán bien, mi madre puede venir conmigo o no, es su decisión”
“¿Ir contigo a dónde?”, preguntó Anthony
“Tú mismo lo dijiste, si me dan la anulación seré en el peor de los casos prácticamente una mujer arruinada, no puedo quedarme en Londres.” Respondió ella con completa calma.
“¿Y te irías? ¿A dónde?” Anthony se estaba sintiendo más angustiado a medida que avanzaba esta conversación.
“Si no veo repercusiones tan drásticas, podría considerar quedarme en la casa familiar o comprar una casa en la ciudad. Si la sociedad es demasiado crítica podría mudarme al campo o irme a otro país, tal vez Escocia o Francia, cuando esté ahí, tal vez pueda enviar el borrador de la novela que estoy escribiendo y ver si la puedo publicar, así tendría dinero para mantenerme”
“Este plan es cada vez peor Penélope” resopló Anthony con frustración “Entra en razón, piensa en ti”
Eso pareció encender la ira de Penélope porque lo miró con rabia “Estoy pensando en mí, por primera vez y es esto lo que quiero, es esto lo que necesito, no quiero vivir en un matrimonio donde siempre estaré con la incertidumbre de sí mi esposo va a volver algún día, si se digna en reconocer que existo” espetó “Porque imagina lo que es estar en un matrimonio y que te enteres que tu esposo no solo no viene a pasar estas fechas contigo, sino que se retira por más de una temporada, y ni siquiera tiene la decencia de decírtelo a ti, no, eso sería pedir mucho así que le envía una carta a su madre. Porque en 5 meses desde esa boda no ha cruzado más que unas pocas palabras contigo, ¿así que una carta? Yo no merezco tal trato” Penélope suspiró audiblemente “No espero que lo entiendas Anthony, no espero que me apoyes tampoco, porque sé que estoy puede tener consecuencias para tu familia, aunque menos que para mí. Solo esperaba tener a alguien que me escuchara y tal vez que me ayudaras para cuando llegáramos a Londres a crear una cuenta a mi nombre, ya que mi marido no está y tú eres el cabeza de familia. Necesito poner mis ganancias ahí, para poder comenzar a planear una vida, ya sea en Londres o en otro país” Anthony intentó interrumpirla, pero ella no lo dejó “Porque si mi plan no funciona, tampoco me voy a quedar, puedo fingir mi muerte, puedo irme sin mirar atrás, en realidad no me importa”
Anthony por fin pudo hablar “Penélope no puedes hablar en serio” estaba cada vez más frustrado con su terquedad.
“Lo hago Anthony, yo quiero mi libertad, quiero vivir cómoda conmigo misma, quiero estar en una casa que sienta que es mía, quiero tomar el control de mi vida nuevamente” terminó casi con un sollozo. Anthony la acercó a él y recostó su cabeza sobre su hombro “No puedo permitir eso, Penélope, no puedes irte”
Penélope se alejó bruscamente de él “Tú no me prohíbes nada, no eres nada mío y que me cuelguen si permito que alguien me diga que hacer nuevamente, por eso es que estoy en esta situación en primer lugar” No lo dejó decir nada más porque salió de la biblioteca rápidamente.
“Penélope” gritó, pero fue demasiado tarde, ya ella no estaba a la vista, eso no era lo que él quería decir, el pensamiento de estar lejos de ella lo llenaba de pavor. Hablar con Penélope siempre le hacía sentir algo cálido en el pecho, era como un bálsamo, lo ayudaba a olvidar en parte las obligaciones que lo aquejan, el desamor que tenía, se sentía como él mismo, no sabía qué haría si ella llegaba a salir de su vida y ese pensamiento lo asustó muchísimo, estaba entrando en terreno peligroso y lo peor de todo es que a él no le importaba.
Notes:
Perdón por el capitulo corto, en un principio no tenia intención que terminara tan dramaticamente pero bueno asi suceden las cosas.
Aqui ya tienen una idea de a dónde se dirige este fic, solo dos personas comentaron sobre la anulación y una se acercó a algo que va a pasar pero mucho más adelante.
Si se preguntan por qué la anulación y no el divorcio, el divorcio durante esta época se concedía principalmente por adulterio de la esposa. El adulterio del esposo no era motivo suficiente y en esta historia no aplica. Lo que nos deja con la anulación cuyo proceso era más sencillo y podían haber varias razones para solicitarla, se concedia cuando se consideraba que el matrimonio nunca fue válido desde el principio. Se explorará mas a profundidas las consecuencias de la anulación mas adelante.
En el próximo capitulo: Regreso a Londres
Chapter 5: Capítulo 5
Summary:
- Punto de vista de Penélope
- Regreso a Londres
- Punto de vista de Anthony
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Aubrey Hall, Kent
Diciembre, 1814
En los dos días siguientes, Penélope se dedicó a evitar a Anthony y pasar tiempo con los demás Bridgerton. Después de la honesta conversación con Anthony, decidió aprovechar el tiempo porque ella no sabía lo que podía suceder en el futuro. Así que con esa resolución se obligó a estar más presente y ayudó en todo lo que pudo, a Lady Bridgerton con las festividades, a Daphne con su hijo y pasó mucho tiempo con Hyacinth, Francesca y Gregory, todo se sentía correcto, menos la relación con Eloise, pero esperaba que eventualmente mejorara. Ya no iba a insistir más, le daría su espacio y si ella quería renovar su amistad, Penélope estaría dispuesta si no, bueno, sería una gran pérdida.
El día de Navidad llegó, los Bridgerton compartieron diferentes regalos unos con otros, ella había preparado también los suyos para cada uno, algo simple, pero que sabía que cada uno de ellos iba a valorar. El día pasó de forma agradable mientras todos compartían en el comedor, un hecho que la llenaba de nostalgia, cada vez que pensaba en lo que iba a hacer, ella quiso ser parte de esa familia durante tanto tiempo y ahora que lo era solo pensaba en no serlo. La vida a veces era bastante irónica, pero era lo que tenía que hacer, era lo mejor, ella lo sabía. Pasaron a compartir al salón, pero ella decidió disculparse e irse a su habitación, primero pasó por la biblioteca para tener algo que leer. Estaba a punto de agarrar un libro cuando abrieron la puerta.
“Penélope” le dijo Anthony, mientras cerraba la puerta detrás de él.
“Ya me marcho Lord Bridgerton” ella comenzó a caminar hacia la puerta, pero él se interpuso “¿Me vas a retener aquí?” Anthony comenzó a adentrarse más en la habitación.
“Penélope, por favor, solo quiero hablar contigo” sonaba casi suplicante
“Si es para hacerme cambiar de opinión, pierde su tiempo mi señor” Ahora se encontraban frente a frente “Ya le dije que no necesito su aprobación”
“Penélope, no es eso lo que trataba de decir antes” la invitó a que se sentara, mientras le tomaba la mano “lo siento por mi reacción, no estaba pensando claramente. Solo pensaba en los riesgos y en que si te ibas me ibas a hacer mucha falta” eso debilitó las defensas de Penélope.
“Tú también me harás falta, pero sabes que esa es solo una posibilidad” Penélope se soltó de su agarre “Si no es un resultado favorable para mí, podemos seguir comunicándonos por cartas” trató de darle una sonrisa, pero no le salió.
“No será lo mismo, pero quiero decirte que respetaré tu decisión y te apoyaré en lo que pueda” Penélope se acercó a él y lo abrazó, él se demoró en devolverle el abrazo, pero cuando lo hizo Penélope se sintió como en casa, sintió que él le daba un beso en la cabeza y luego se separó “Acompáñame” ella quiso preguntar a donde, pero él no le dio tiempo, le agarró la mano y la llevó hacia su estudio.
“Te compré un regalo mientras estaba en Bath, tenía pensado dártelo hoy con la apertura de los regalos, pero seguías muy molesta conmigo” le entregó una caja rectangular, ella lo abrió y se encontró con un set de escritura muy bonito, parecía bastante costoso y una serie de plumas de alta calidad. A Penélope le conmovió mucho el gesto, nadie le había regalado algo tan bonito antes.
“Muchas gracias Anthony, me encanta” le sonrió, eso pareció relajar a Anthony “Es el mejor regalo que he recibido” terminó de decir.
“Bueno, eso es una lástima porque deberías haber recibido los mejores regalos siempre” expresó él “Lo que dije fue en serio, Penélope, en cuanto lleguemos a Londres, te ayudaré en todo lo que pueda para que al final obtengas lo que quieres”
“Eres muy bueno Anthony, has sido el mejor amigo que pude pedir” ella soltó su regalo y le dio un abrazo nuevamente “Creo que es hora que me vaya a mi habitación antes que llegue alguien aquí, muchas gracias por todo Anthony” él le murmuró “Lo que quieras, siempre” Penélope salió de la biblioteca hacia su habitación con su regalo, ahora cada vez que escribiera iba a tener algo para recordarlo. Se sintió muy querida, Anthony llegó a conocerla muy bien y en tan poco tiempo, le resultó un poco desconcertante, él la veía, le prestaba atención, siempre estaba pendiente a lo que tenía que decir, era casi… no, sus pensamientos no iban a ir ahí. Era un buen amigo y casi un buen hermano mayor, aunque ese pensamiento se sentía incorrecto, no, él era un buen amigo, el mejor amigo.
Pasaron las fiestas de fin de año, todo el primer mes del año Penélope cumplió su promesa a Hyacinth para ayudarla con sus clases de piano, hacían una lección diaria por la mañana y el resto del día Penélope se retiraba a la biblioteca a escribir o a su habitación. Las noches las conservaba para Anthony, se quedaban hablando de cualquier cosa, a veces solo se quedaban disfrutando de su compañía y otras jugaban algunos juegos. Esta rutina había comenzado de casualidad; había bajado para tomar un libro de la biblioteca y cuando estaba saliendo Anthony entró pensando que alguien había dejado una vela encendida, comenzaron a hablar y se quedaron más de lo esperado, luego Anthony comenzó a traer una merienda para ellos y la velada se extendía más y más cada día. Llegó a tal punto que eso era lo que ella más esperaba de cada día.
Una de esas noches se quedaron hasta más tarde de lo que habían establecido tácitamente, Anthony estaba relajado en un sillón frente a ella hablando de su pasión por los caballos, si era sincera no había escuchado nada, Penélope no pudo evitar que sus pensamientos fueran a lo guapo que era y lo afortunada que era de tenerlo. Se quedó mirándolo fijamente, tenía la camisa arremangada y podía ver sus brazos, nunca había visto a un hombre tan descubierto y el pensamiento la hizo sonrojar. Sacudió la cabeza para dejar de pensar en eso, no debía mirar a Anthony de esa forma, era su cuñado por amor de Dios. Decidió dar por terminada esa noche en ese momento, alegando que tenía mucho sueño, pero la realidad es que esa noche no pudo dormir nada, tenía pensamientos confusos sobre Anthony, aunque trató de desviarlos, no pudo, había algo que la atraía y la dejaba deseando más, más de él, más de su tiempo. Quería hacer cosas que no debería, cosas que solo podrían hacer las parejas casadas. El pensamiento la asustó.
Penélope se negó a esos sentimientos, no podría estar enamorándose de Anthony ¿O sí? Anthony la hacía sentir algo cálido por dentro, una sensación de paz y seguridad. Mientras que cuando pensó que estaba enamorada de Colin, solo sentía una agitación interna, se ponía nerviosa y muy inquieta pensando en lo que debía decir y hacer. Con Anthony no tenía que pensar en nada, ni planear sus conversaciones, podía ser ella misma. Tal vez cuando volvieran a estar separados, esos pensamientos se irían. Es la proximidad lo que la hace confundir las cosas, además que es el único hombre con quien ha formado un vínculo cercano en todo este tiempo, era normal que sintiera cosas por él. Sí, seguro era eso, no era que estuviera enamorada. Era imposible, lo máximo que podía permitirse aceptar era que le producía ciertas reacciones físicas, pero algo más allá de eso era imposible.
Decidida a no dejar que esto le afectara y tratando de evitar aún más pensamientos comenzó a reducir su tiempo con Anthony, si él se sintió triste, al igual que ella cada vez inventaba una excusa para terminar su tiempo juntos más temprano, no lo dejó ver.
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Casa Bridgerton, Londres
Mediados de febrero 1815
“Qué bien es estar de vuelta”, dijo Hyacinth con alegría al bajar del carruaje. “Extrañaba mucho la casa”, añadió con una sonrisa. Anthony apareció de inmediato junto al carruaje para ayudar a bajar a Hy. Hyacinth y ella habían ido juntas en uno, mientras que los demás estaban distribuidos en dos carruajes más. Daphne y Simón se habían retirado a su propiedad, ya que con el embarazo no iban a participar en la temporada social. Llegaron dos semanas antes de que comenzaran las sesiones del parlamento, puesto que Anthony deseaba tener semanas para arreglar cosas de la casa antes de ocuparse en asuntos del vizcondado. Todos los demás lo siguieron, Lady Bridgerton argumentó con firmeza que era imperativo prepararse adecuadamente para garantizar el éxito del debut de Francesca.
“Hermana, uno pensaría que eres tú quien va a debutar con tanta emoción que cargas”, se burló Benedict. “Pero sabes, también extrañaba la ciudad, ahora podré dedicarme a mis asuntos libremente”. Lady Bridgerton arqueó una ceja y meneó la cabeza levemente, murmuró algo sobre un caso imposible y entró en la casa. Penélope observó todo desde su carruaje, mientras Anthony permanecía de pie en la puerta.
“¿Te puedo acompañar?”, le preguntó, parecía nervioso, mientras movía su sombrero de un lado a otro.
“No es necesario, debes descansar. Seguro el viaje fue agotador para ti”, dijo ella con firmeza. Anthony miró hacia un lado y, después de un rato, asintió “Está bien, nos vemos pronto”, tomó su mano y le dio un beso en los nudillos. Penélope sintió sonrojarse furiosamente por el contacto y los latidos de su corazón se aceleraron, era la primera vez que un caballero hacía eso con ella. Cuando la soltó, sintió la sensación de pérdida.
“Adiós, Anthony” dicho esto, él cerró la puerta del carruaje y le indicó al conductor que ya podía avanzar.
Mientras viajaba en el carruaje hacia su hogar, reflexionó sobre esa sensación recurrente que experimentaba cada vez que estaba cerca de él. Sus pensamientos sobre Anthony se intensificaron, y el espacio que había creado entre ellos solo había hecho que lo extrañara más. Sin embargo, ella se resistía a sucumbir a lo que su mente le sugería, era inaceptable, estaba prohibido. Ella tenía un plan y en él no cabía un Anthony Bridgerton.
Penélope llegó a su casa y, tras saludar al personal, se dio un baño. Aunque todavía se sentía ajena a esa casa, decidió que sería su lugar de residencia por ahora, así que iba a mantener un espacio cordial con sus empleados. Tomó la decisión de descansar ese día para comenzar a organizar sus asuntos de Lady Whistledown antes que comenzara la temporada, iría a buscar a Gen al día siguiente para verificar si sus vestidos de nuevos estaban listos.
Cuando organizó todo mentalmente, se quedó en su habitación el resto del día sumergida en un libro. La quietud era algo que extrañaba, pero tenía muy claro que le harían falta las conversaciones nocturnas con cierto vizconde.
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Al día siguiente Penélope se levantó renovada, desayunó y luego se marchó para ir al mercado antes de ir a la modista, esperaba que Gen ya hubiera regresado de sus viajes. Se maravilló por toda la actividad que ya había y no habían vuelto todas las familias de la alta sociedad, pero pudo escuchar algunos chismes de sus sirvientes que le servirán para su primera columna, todavía ella seguía pasando desapercibido, así que le funcionaba a la perfección.
Cuando llegó a la modista vio el letrero que decía cerrado, pero Gen a veces usaba esa técnica para que las clientas molestas no llegarán tan temprano, así que se dirigió a la entrada que daba hacia el callejón y tocó dos veces, vio a Gen salir a abrir.
“Ma chérie, que bueno verte” Genevieve la dejó pasar “No esperaba verte tan pronto”
“Es bueno verte también, los Bridgerton decidieron regresar temprano por los asuntos del parlamento” respondió con una sonrisa.
“Pero tenía entendido que te habías quedado con tu madre” Gen le indicó que se sentara y ella se sentó al frente
“Anthony me solicitó ir para diciembre, así que estuve con ellos desde esa fecha” no pudo evitar sonreír ante el recuerdo de Anthony y el tiempo pasado con él.
“¿Anthony? Veo que han cambiado tantas cosas en poco tiempo” expresó Genevieve con curiosidad.
“Comenzamos a intercambiar cartas durante la temporada baja y nos hicimos amigos” su sonrisa se hizo más brillante, lo que no pasó desapercibido por Gen.
“Hay algo más, ¿No?”, preguntó aún más intrigada.
“No hay nada, somos buenos amigos, él está pendiente de mí, me cuida y yo realmente aprecio eso” pero Penélope sabía que había algo más que no iba a admitir en voz alta.
“No parece solo eso, solo te digo que tengas cuidado, es un sentimiento peligroso eso que estás tratando de negar” Gen la miró con comprensión.
“Él nunca se interesaría en mí de esa forma, es un vizconde y además muy guapo. Si a su hermano, que es un tercer hijo, no le interesé, a él menos. Además, él está enamorado de la señorita Sharma” replicó Penélope
“Eso fue hace seis meses, los sentimientos cambian, los tuyos sin duda lo hicieron” Genevieve le tomó la mano “El corazón no elige a quién amar Penélope, pero debes tener cuidado si no quieres que pase nada más.”
“No va a pasar nada, yo no podría, puede que mi matrimonio con Colin sea solo de papel, pero no podría, no está bien, yo no, nunca” dijo casi inmediatamente “Además, tengo planes y un amante ya sea Anthony o no, no está incluido, necesito seguir tan pura como cuando me casé para llevarlo a cabo” Si todo iba como lo tenía planeado a Penélope le iban a pedir pruebas de su virtud, algunas veces no lo hacían, pero tenía que estar preparada. Sabía que el examen era doloroso por lo que había escuchado, pero estaba dispuesta a todo con tal de salir de ese matrimonio.
“¿Planes? Me vas a decir o esperas que adivine” Gen arqueó una ceja interrogante
“Quiero solicitar la anulación, tengo un plan que debo seguir durante toda esta temporada” Decir que Genevieve estaba sorprendida, era poco, quedó con la boca abierta.
“Eso es demasiado, Penélope. Es muy posible que no puedas estar más en sociedad, necesitarías el apoyo de alguien influyente para que las repercusiones no sean tan extremas” Penélope asintió
“Lo sé, ya he pensado en todo eso, mientras estuve en casa de mi madre, investigué todo lo que pude del asunto, sé que está sociedad, valora mucho lo que es la virtud y el matrimonio, por lo que me podrían hacer ver como una mujer arruinada aunque nunca haya pasado nada entre Colin y yo. Pero ya también pensé en un plan, si eso llega a suceder, tendría que irme de aquí” vio a Genevieve mirándola como si estuviera loca, tal vez quería replicar, pero no lo hizo “No soy quién para decirte lo que debes hacer, pero si es lo que quieres te apoyaré. ¿Quién más lo sabe?”
“Anthony, los demás se enterarán cuando lo solicite. Mientras tanto tengo que establecer conexiones para asegurarme que todo vaya bien” Penélope quería cambiar de tema, no quería pensar mucho en eso, así que se levantó y comenzó a caminar por la tienda “Bueno, no vine solo a hablar de mí ¿Cómo te fue en tus viajes?”
Genevieve entendió la indirecta “Maravilloso, fui a París y encontré inspiración para muchos nuevos modelos, a propósito me tomé la libertad con uno de tus vestidos, puedes usarlo para el primer baile, sé que te gustará y a tu vizconde también” Penélope abrió los ojos ante eso.
“No estoy buscando seducir a Anthony, somos amigos y así seguirá. Todo es demasiado complicado, soy la esposa de su hermano” exclamó Penélope escandalizada.
“No si te dan la anulación” replicó Gen
“Aunque me la den, sería todo un escándalo que me casara con el hermano de mi anterior esposo, pensaran que estuve con él antes de la anulación” había pensado tanto tiempo en eso, solo porque se había imaginado en una vida menos complicada en dónde ella y Anthony se hubieran casado antes de los acontecimientos, se hubieran enamorado como en los libros que le gustaba leer y él le hubiera pedido cortejarla “No podría hacerle eso a la familia Bridgerton, han sido muy buenos conmigo, lo mejor es seguir como estamos ahora” terminó de decir.
“Sabes, no estaba hablando específicamente de casarte con él, pero eso responde algunas de mis preguntas que no me atrevía a hacer” Genevieve no insistió más en el tema y le mostró los vestidos terminados, se los probó para revisar si necesitaban ajustes, pero todo le quedó perfecto.
“Me encanta lo que hiciste Gen, tu talento es incomparable” la elogió Penélope
“Muchas gracias, hace mucho que quería hacerte unos nuevos vestidos fuera del gusto de tu madre” Genevieve la dejó sola mientras se miraba en el espejo, casi no reconoció su reflejo, se veía muy distinta a la chica de la temporada pasada mucho más allá de los vestidos, ella había cambiado.
“Te traje esto” Genevieve le entregó un par de guantes color negro que eran transparentes, rayaban lo escandaloso, pero eran aceptables.
“Me encanta Gen” Penélope se los probó con el vestido, quedaron perfectos.
“¿Puedo decir que este fue tu favorito?” Penélope asintió “Es perfecto, el color, el modelo, todo, sin duda, será para el primer baile”
Pasó el resto de la mañana charlando con Gen sobre lo que hicieron durante la temporada baja y los pequeños chismes que habían escuchado ambas al llegar, atesoraba mucho la amistad con Genevieve más allá de su acuerdo comercial, ella era una buena oyente. Cuando llegó el mediodía se dirigió nuevamente a su casa, tenía muchas cosas que organizar para esta temporada y lo más importante, necesitaba distraer sus pensamientos que solo se dirigen a un solo lado, o mejor dicho a una persona.
Luego de tomar el almuerzo que su cocinera había preparado, se dirigió al estudio. Ya que era el único lugar de la casa con un escritorio y comenzó a preparar las primeras columnas de la temporada. Solo faltaba la presentación de las debutantes que sería en un mes y podría entregar una primera columna llena de escándalos que sucedieron durante el final de la temporada pasada y la temporada baja y otras más para aumentar el número por semana. Tenía que hablar con Anthony, ya que acordaron que él la ayudaría a entregar sus columnas, lo cual complicaba mucho su objetivo, que era verlo menos. Cuando decidió que la columna estaba perfecta se dirigió a su habitación y junto con Rae decidieron desechar los vestidos amarillos más ofensivos que tenía en su armario, lo que podía ser casi todos, pero había algunos que a ella le agradaban.
“Rae, puedes usarlos para avivar el fuego si quieres” trató de bromear Penélope, pero su doncella todavía no estaba acostumbrada a su humor y la miró horrorizada.
“Si eso es lo que usted quiere, señora” Rae comenzó a recoger los vestidos y se dirigió a la chimenea
“Era una broma Rae, pero de verdad no me importa que hagas con ellos” su doncella exhaló el aire que estaba conteniendo
“Qué bueno, señora, porque aunque el color no sea el mejor siguen siendo de un buen material que se puede reutilizar, si me permite ¿puedo llevármelos?” Penélope asintió, en realidad le importaba poco el destino de esos vestidos. Terminaron de desocupar el armario y guardaron los nuevos vestidos, ya no le quedaba más que hacer a Penélope, así que se dirigió al comedor para cenar, luego de eso solo tenía planeado acurrucarse en su habitación con un libro. Una noche perfecta.
O de eso se convenció.
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Al día siguiente Penélope se despertó tarde, como no tenía planes, no vio sentido en salir de su habitación. Los Bridgerton de verdad fueron una distracción para su melancolía, pero apenas quedaba sola, no veía sentido a casi nada, se acurrucó nuevamente en su cama para dormir un poco más, se despertaría a la hora del almuerzo y luego encontraría algo que hacer el resto del día.
Penélope se despertó porque su doncella la estaba sacudiendo “Señora, despierte, lleva dormida más de un día” ante eso Penélope abrió los ojos, nunca había perdido tanto la noción del tiempo, pensó que era porque cuando estaba con su madre sus gritos siempre la despertaban y con los Bridgerton el constante movimiento y actividades hacía imposible dormir hasta tarde.
“¿Qué día es?”, preguntó Penélope
“Sábado, señora” Rae se alejó mientras ella se sentaba en la cama
“Cuando fui a visitar a Gen era jueves, ¿Por qué no me despertaste antes?”
“Lo intenté, señora, pero usted siempre evitaba cada sacudida” Penélope se levantó y le pidió a Rae que le preparara un baño. Se arregló y pasó su día como lo hacía recién casada, paseos por el jardín, un libro y se encerraba en su habitación. Todo era muy aburrido, pero no tenía a donde ir, su madre llegaría ya para el comienzo de la temporada y para eso faltaba un mes y no quería molestar más a los Bridgerton con su presencia. Decidió dedicarle un poco de tiempo a la novela que comenzó a escribir durante la temporada baja, había perdido un poco la motivación y no sabía cómo terminarla, estaba basada en su amor no correspondido por Colin, pero ahora esos sentimientos se sentían tan poco importantes que decidió hacer una nueva versión de la novela.
Se entretuvo tanto con esa tarea que solo hizo una pausa cuando Rae le llevó la cena al estudio, sin duda Rae era la que la mantenía con vida, estaba muy pendiente de ella, durante el día le llevó pequeños bocadillos y té a donde sea que estuviera en la casa. Tendría que agradecerle de alguna forma, tal vez le aumentaría el sueldo. Pasó el resto de su noche en su habitación, tramando ideas para su libro y con esos pensamientos se quedó dormida.
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Era Domingo, Penélope pensó en salir al mercado a comprar plumas, las que le había dado Anthony estaban muy bonitas y no las quería dañar tan rápido escribiendo las columnas de Whistledown, así que usaría de las más sencillas para ese propósito. Estaba a punto de salir de su habitación cuando escuchó un golpe en su puerta.
“Señora, tiene una visita” anunció Rae, Penélope salió muy intrigada, no tenía ninguna visita planeada para hoy
“¿Quién es?”, preguntó mientras bajaba las escaleras
“Lady Bridgerton, señora” respondió Rae. Eso intrigó más a Penélope, que estaba haciendo Lady Bridgerton ahí, caminó a un paso más rápido y llegó al salón donde solo estaba Lady Bridgerton, esperó ver a Hy o Francesca, pero no había señales de ellas.
“Buenos días, Lady Bridgerton” saludó Penélope con una sonrisa
“Buenos días, querida, te he dicho que me llames Violet” Lady Bridgerton se acercó a ella y la abrazó “¿Cómo has estado? Desde que volvimos del campo no hemos sabido nada de ti” Penélope le indicó que se sentara.
“He estado bien, estaba por salir a comprar algunas cosas” respondió, sabía que ocultarle algo a Lady Bridgerton no era fácil, así que era mejor decir verdades a medias.
“¿Cosas para la casa?” Penélope negó con la cabeza “Solo unas plumas, ya me hacen falta”
“Pensé que ya estabas pensando en ponerle tu toque a la casa”
“No creo que sea necesario, me gusta como está” respondió Penélope, lo que claramente era una mentira, ya que la casa no tenía nada que fuera de su gusto, y en realidad no tenía nada de decoración, pero esa no era su casa, nunca la había sentido así. No tenía sentido que le hiciera cambios.
Lady Bridgerton asintió “Parece tener el toque de Anthony en todos lados, esta casa antes era suya” Penélope lo sabía, antes que Anthony comenzara a buscar esposa sabia que él tenía una casa para su amante, la cantante y resultó ser esta.
“Lo sé, mantuvo muy bien este sitio” respondió secamente Penélope
“¿Hay algo que te molesta?” Lady Bridgerton la miró preocupada
“No, todo está perfecto, ¿cómo van las cosas con el debut de Francesca?”, si algo tenía Penélope es que era experta en cambiar de tema cuando le convenía y al parecer funcionó a la perfección, Lady Bridgerton comenzó a enumerar todo lo que tenían hecho y lo que faltaba, pero todo iba a ser un éxito.
“Estoy segura que Fran estará muy bien en su presentación, tal vez incluso y sea diamante” Eso pareció animar más a Lady Bridgerton, que siguió hablando como sería perfecto el día de la presentación de Fran.
“Deberías acompañarnos en estos días a la modista, seguro que tu presencia ayudará a Francesca” Penélope aceptó y quedaron en verse a finales de esa semana. Lady Bridgerton se despidió no sin antes decirle “Sé que sientes que no estás viviendo la vida tal como la quieres Penélope, y también sé que mis hijos te han hecho mucho daño, pero no te olvides que estoy aquí para ti cuando lo necesites, me preocupo por ti” la abrazó una última vez y salió de la casa, dejando a Penélope pensando en sus palabras.
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Casa Bridgerton, Londres
Febrero, 1815
Los días de Anthony desde que volvieron de Aubrey Hall se sentían extrañamente tristes. Había pensado que tal vez se trataba que extrañaba la vida en el campo, pero en otras ocasiones no le había pasado esto, así que trató de ocuparse de todo lo relacionado con los gastos del debut de Fran, las administraciones y cualquier cosa aburrida para que el sentimiento se fuera, pero no lo logró. Así que en un impulso, se dijo que era para solucionar la cuestión de Lady Whistledown fue a visitar a Penélope.
Cuando llegó a la casa otra vez se le ocurrió la idea de que tal vez no estuviera ahí, debía notificar con antelación sus visitas, pero en todas las ocasiones iba por mera impulsividad y nada era planeado. Tocó la puerta y le abrió Dunwoody.
“Buenos días, Lord Bridgerton” saludó el hombre con una reverencia
“Buenos días, ¿se encuentra la señora?” Anthony ingresó a la casa mientras se quitaba su abrigo
“Sí, déjeme y le notificó su visita” Dunwoody desapareció rápidamente y lo dejó en el vestíbulo. Anthony caminó hacia el salón y seguía tan igual como la última vez que estuvo ahí. Sintió pasos a su espalda y se giró.
“Buenos días, Penélope” la saludó, notó que llevaba un vestido que no había visto antes, de color azul claro, que se le veía muy bonito, estaba hermosa “Disculpa por llegar sin avisar” de repente se sintió un poco tímido, pero también notó que el sentimiento de tristeza que lo aquejaba desapareció.
“Buenos días, Anthony, ¿Qué te trae por aquí?” Ella le sonrió mientras se adentraba más en el salón, se sentó y le dijo que se sentara en frente.
“Vine porque deberíamos hablar de ciertos asuntos que deben resolverse antes de que comience la temporada.” La vio mirar hacia donde estaba su doncella y le indicó que le preparara un chal, se dirigió de nuevo hacia él “Deberíamos reanudar nuestros paseos, ¿no crees?”
“Tienes razón, ya hacen falta” respondió el mientras se ponía de pie y la seguía fuera de la casa. Le ofreció su brazo como hizo la primera vez, pero la diferencia es que ella no se mantuvo tan alejada como aquella vez, le gustó mucho la sensación de tenerla cerca.
“Creo que la primera columna saldrá el día del debut, sabes que siempre lo he hecho, es un buen inicio, ya tengo suficiente material como para tres folletos entre esa y el primer baile de la temporada” explicó
“Me impresionas, ¿En qué momento recopilaste la información?” Preguntó curioso
“Salí al mercado y mucho de los sirvientes hablan sobre sus señores sin filtro cuando ellos no están cerca, es interesante lo que se puede descubrir, además con Genevieve también obtuve información” Anthony optó por tomar el camino largo para llegar a Hyde Park, así que tenían un tiempo a solas antes de ponerse a la vista de los miembros de la alta sociedad que podrían estar cerca.
“Es impresionante, pero dime ¿cómo haremos para las entregas?”, preguntó.
“Pensé que eso era algo que ya usted había pensado mi señor” había notado que a Penélope le gustaba dirigirse a él por su título cuando quería burlarse de él o estaba muy molesta con él.
“No quería hacer presunciones, es tu negocio, tú eres la que manda” Penélope pareció complacida con su respuesta si su sonrisa era un indicador. “Te agradezco, creo que si no quieres que vaya yo personalmente podríamos enviar a un lacayo o doncella de confianza”
“¿Confías en tu doncella lo suficiente?” Ella negó con la cabeza “Ha estado conmigo todo este tiempo y me ha cuidado mucho, creo que se preocupa, pero no sé si estoy lista para confiarle esto”
“Entiendo, entonces con uno de mis lacayos más confiables haremos las entregas, solo dime lo que hay que hacer y se lo comunicaré” siguieron caminando planeando la gestión hasta que llegaron a Hyde Park, Penélope se separó ligeramente de él y mantuvo la distancia, sabía que debía verse mal si se los veía tan juntos.
“¿Tienes planes para esta temporada?”, preguntó ella mientras se giraba hacia él
“Hasta ahora solo acompañar a Fran en su debut, ayudarla a conseguir un buen caballero y si no lo consigue esperar hasta la próxima temporada” En realidad no había planeado nada importante, en los pocos días que estuvo en Londres no había pensado mucho en nada.
“Eso es un cambio notable respecto al Lord Bridgerton de la temporada de hace dos años” se burló ella.
“Sí ríete, sé que ese no fue mi mejor momento, de verdad que estaba tan cegado por el deber que hice estupideces” tenía que reconocer que su enfoque durante esa temporada fue realmente atroz, estaba tan distraído, pero estaba agradecido que las cosas hubieran resultado bien con Daphne de todas formas.
“Estoy segura que fue eso” respondió simplemente
“¿A qué te refieres?”, preguntó confundido
“Se te olvida que soy Lady Whistledown, sé cosas y Genevieve es mi amiga” lo miró de la misma forma en que su madre lo hacía cuando sabía que ya sabía todo y no ganaba nada ocultando la verdad.
“Ya veo, eso fue un error que de verdad no pienso volver a repetir.” Si algo había aprendido de las temporadas pasadas era que a pesar de que ser un hombre acción, era un atractivo, también lo llevaba a ser muy impulsivo, lo que lo hacía tomar decisiones sin pensar realmente en las consecuencias de estas.
“Pero ¿de verdad ibas a arriesgar todo por ella?”, preguntó muy curiosa
“Yo creo que no era yo el que arriesgaba, era ella. Tuvo razón en rechazarme, esta no es una vida para ella. En ese momento no lo entendí, pero ahora sí” sabía que Sienna tenía el sueño de ser cantante, eso era lo más importante para ella, una vida atada a un vizcondado no iba a hacerla feliz.
“Supongo que las cosas pasan por algo.” Siguieron caminando por un rato en silencio, ella estaba ajustándose su chal, todavía se sentía el frío del invierno.
“¿Crees que algún día logre casarme?”, le preguntó
“¿Qué?” Penélope se giró hacia él muy confundida
“Dos mujeres rechazaron mi propuesta, ¿no te parece raro? Tal vez algo esté mal en mí” respondió sin mirarla, concentrando en su camino
“No puedes hablar en serio Anthony” ella debió ver que en realidad sí había estado hablando en serio porque continuó “eres un vizconde, guapo, eres respetado y además un buen hombre. Que ninguna de las dos mujeres con las que te has atrevido a abrir tu corazón te rechazaran no tiene nada que ver contigo, ellas tuvieron sus razones, pero por ellas no por ti ¿No es así? Si me preguntas creo que eres un buen partido. Aunque la historia de tu lista, la temporada pasada, puedo decir que no fue tu mejor momento” Anthony se rio de eso, esa historia lo iba a perseguir para siempre.
“Bueno, tu columna ciertamente no me ayudó, un Mujeriego con mayúscula, ¿en serio? Mi reputación se vio afectada” la verdad no le había afectado la columna, se sintió un poco halagado de hecho.
“Eras el prospecto de la temporada, necesitaba escribir algo y sin duda tus modales de mujeriego eran bien conocidos en la sociedad, una sorpresa no fue” respondió ella con sencillez
“Si tú hubieras sido una de esas mujeres que hubiera entrevistado con mi horrorosa lista ¿Habrías considerado casarte conmigo?” Ella apareció en la lista que le dio su madre de debutantes elegibles, pero no la consideró por la cercanía a Colin y Eloise. Estaba seguro que su madre la había puesto en la lista de sus tres hijos, con tal que alguno la hiciera una Bridgerton. No pudo evitar el fugaz pensamiento que quizá debió ser él.
“Eso es difícil de responder, porque, por un lado, me hubiera sentido muy ofendida por tu entrevista, pero hubieras sido el único caballero que me habría considerado hasta ese momento por lo que perder la oportunidad de un matrimonio tan ventajoso hubiera sido estúpido, y seguro mi madre me hubiera persuadido” se rio de eso último.
“¿El único? ¿Qué quieres decir?”, no le había prestado mucha atención durante su primera temporada y tampoco la pasada si era honesto, muy concentrado en sí mismo, pero no podía creer que ningún caballero la hubiera visitado.
“Por favor Anthony, para nadie es un secreto que nunca recibí una visita de ningún hombre, de verdad que la única oportunidad que tenía para casarme era que mi madre hiciera un trato con algún viejo Lord” una tristeza pareció cubrir su mirada.
“Tu madre no sería capaz” en realidad no lo sabía con seguridad, Lady Featherington era impredecible.
“Es cierto, creo que tuvo su oportunidad y nunca lo hizo, nunca nos obligó como tal a acceder a un matrimonio ventajoso a pesar de la situación familiar, bueno a excepción de, tú sabes, ella no pensó que terminaría así y ella sabía de mis sentimientos, así que pensó que no me estaba obligando” dijo con tristeza.
“Te vendes a un bajo precio Penélope, no podrías conformarte con un matrimonio con un viejo Lord, tú podrías haberlo hecho mejor” estaba convencido, si un caballero se dignaba en conocerla realmente podría haber hecho un buen matrimonio.
“No tenía opciones, las mujeres no gozamos de ese lujo, no podemos coquetear libremente con un caballero o con el otro, es indecoroso, solo podemos esperar o que nuestros padres hagan un trato o algún caballero se presente” replicó irritada
“¿Tú querías casarte?” Penélope dejó de caminar y se quedó jugando con su chal
“Sí, a pesar de lo que dijera Eloise yo siempre quise tener un esposo e hijos. Creo que deberíamos cambiar de tema” reanudó su caminata
“Está bien, como te decía al principio solo quiero concentrarme en el debut de Fran, y tal vez ayudar a mi madre para que Benedict se case” la escuchó reír por eso último. Le ofreció su brazo otra vez para seguir caminando, le importaba muy poco quién los viera.
“Eso sin duda será todo un reto. Hablando de tu madre, me visitó ayer” eso era una novedad para él “Qué raro, no lo mencionó”
“Creo que solo quería ver si seguía con vida, no había hablado con ella desde que volvimos de Aubrey Hall, voy a salir con ella y con Fran a final de esta semana” siguieron caminando por el parque, algunas personas lo saludaban y se dio cuenta qué pasaban por alto a Penélope, no todos pero sí la gran mayoría.
“¿Siempre es así?”, ella lo miró interrogante “¿A qué te refieres?”
“La gente, no te saluda, pasan por alto que estás ahí” sintió que se tensaba a su lado
“Ah, sí, siempre lo hacen, ya me acostumbré, parece que soy una ocurrencia de último momento para todo”, respondió con una sonrisa amarga.
“No lo eres para mí, y no permitiré ese trato para un miembro de mi familia” declaró con firmeza
“Eres muy amable Anthony, pero eso también facilita mi trabajo, que no me noten, es lo que ha hecho que Lady Whistledown sea tan exitoso” explicó con orgullo, aunque Anthony pudo notar la tristeza subyacente.
“Lo entiendo, pero igual te deben respeto, es inaceptable que estás personas que dicen ser tan educadas, tengan este comportamiento” dijo con indignación, su voz reflejando la frustración que sentía ante la falta de consideración.
“Bien, te lo agradezco” ella dejó pasar el tema “¿Has pensado en abrir la cuenta a mi nombre?”, preguntó con naturalidad, como si nada hubiera pasado
“Si, de hecho, en estas semanas me encargo de eso, te avisaré cualquier novedad. También deberías pensar en conseguir un abogado para tu caso” caminaron por el puente y se detuvieron a ver el río, estaban entrando en la primavera, pero todavía podían ver los rastros del invierno.
“¿Tienes a alguien en mente?”, preguntó
“Conozco a algunos, preguntaré a alguno si está dispuesto a representar a una mujer en una anulación” iba a ser muy difícil conseguir uno, aunque fuera el mismo el que lo buscara y más siendo que se iban a enfrentar a un Bridgerton, toda la situación podría resultar confusa.
“Te lo agradezco, no había pensado en un abogado porque sé que la gran mayoría no les gusta tratar con mujeres” dijo ella con molestia en su voz.
“Si consigo uno, estaré en la reunión contigo si así lo quieres, porque sé que pueden llegar a ser muy condescendientes,” respondió con determinación. “Además, es importante que te sientas respaldada y segura en esa situación.”
“Me encantaría eso”, respondió con una sonrisa. Anthony decidió cambiar de tema y llevarlo a una de sus pasiones.
“Penélope, ¿Sabes montar?”, mientras estaba en el campo, pensó en dar un paseo con ella, pero para la fecha en que ella llegó a Aubrey Hall no era recomendable.
“Sí, pero no me gusta mucho” dijo restándole importancia.
“¿Por qué?” Estaba curioso, sabía bien que a la mayoría de sus hermanas le gustaba un buen paseo a caballo.
“Los caballos son muy altos y yo soy bajita, es difícil para mí subir en uno” explicó como si fuera lo más obvio, Anthony se rio de eso.
“Con el caballo adecuado, podrías, deberíamos hacer alguno de nuestros paseos a caballo” ella lo miró sorprendida “¿Piensas repetirlo?”
“Pues claro, son nuestros paseos diarios, estaré a primera hora todos los días” respondió con una sonrisa “A menos que no quieras” agregó luego de pensarlo mejor.
“No es eso, solo me sorprendió, pensé que ahora que comenzarán las sesiones del parlamento ibas a estar más ocupado” no veía la relación entre una cosa a otra, siempre sacaba tiempo para todo, aunque estuviera ocupado con sus deberes de vizconde. A menos que estuviera evitando algo a propósito.
“Siempre puedo sacar tiempo para ti, el día tiene muchas horas, en cualquier momento apareceré en tu puerta y si no puedo te enviaré una nota” ella le dedicó una sonrisa ante eso y terminó accediendo “Está bien, supongo que podemos intentar un paseo a caballo en algún momento”
“Perfecto, traeré uno de los de la casa Bridgerton” se quedaron observando una vez más la naturaleza, antes de dar media vuelta y volver por dónde llegaron. Está vez en un cómodo silencio, sabía que Penélope no era una persona tan habladora, así que él le daba su tiempo para sí misma, mientras él la miraba de cerca no se dio cuenta que unas damas se acercaban a él.
“Lord Bridgerton, buenos días” saludó Lady Stowell quien estaba con Lady Kenworthy al lado y sus respectivas hijas.
“Buenos días, damas y señoritas” hizo una pequeña reverencia y sintió como Penélope a su lado se retiraba lentamente, él no lo permitió y la volvió a agarrar. “Permítanme presentarle a Penélope Bridgerton, la esposa de mi hermano” decir eso lo hizo sentir mal. Vio como las caras de las mujeres cambiaba un poco, pero le dedicaron un saludo a Penélope.
“Nos acercamos a usted para que conozca a nuestras hijas, este año hacen su debut en sociedad” exclamó Lady Stowell.
Anthony asintió con indiferencia “Es un placer conocerlas señoritas, espero que les vaya bien en su debut” porque ¿qué más podía decir?
“Esperamos que tal vez le guarde un baile a alguna de ellas” siguió Lady Stowell
“Ya veremos, si me disculpa tengo que acompañar a la señora a su casa” hizo una reverencia y se retiró lo más rápido que pudo.
“Anthony, espera” Anthony se giró hacia donde estaba Penélope “Eres más alto, mis pasos son más cortos”
“Lo siento, solo quería salir de ahí” ella se rio de eso
“Veo que ya la cacería comenzó y tan temprano en el año” dijo riéndose de él.
“Puedes divertirte a mi costa, pero resulta molesto” resopló él
“Uno pensaría que después de tantos años, ya se había acostumbrado mi señor” Penélope todavía mantenía su sonrisita en el rostro.
“¿Acostumbrarse a ser acorralado por mamás casamenteras? Nunca, solo he aprendido a evitarlas con más educación” eso la hizo reírse aún más fuerte.
“Claro, porque esa retirada fue muy educada” ella siguió riendo de su actuación y él se le unió poco después. Caminaron nuevamente hasta su casa y la dejó justo en su puerta antes de despedirse.
“Nos vemos mañana, prepara tu atuendo para montar” le dio un beso en la mano
“Está bien, nos vemos mañana mi señor” vio como ella entraba a su casa y él tomó su caballo para dirigirse a la suya.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Cuando Anthony llegó a su casa fue recibido por su hermano, no había visto mucho a Benedict desde que llegaron, por lo que fue una sorpresa verlo ahí
“Hermano, ¿Estamos de buen humor hoy?” Dijo Benedict con una sonrisa burlona.
“¿Por qué dices eso?”, preguntó Anthony mientras se quitaba sus guantes de montar y se dirigía a su estudio.
“Estás sonriendo” dijo mientras señalaba su cara.
“Claro que no, fui a dar un paseo.” Sintió que Benedict lo siguió hasta su estudio y se sentó frente a él.
“Está bien, no lo digas. Tal vez Hyacinth tenga razón.” Benedict lo observó con una expresión de complicidad.
“¿A qué te refieres?”, preguntó confundido.
“Pues según ella desde que estábamos en el campo te veía con una sonrisa cada que recibías tu correspondencia” explicó “no creo que la correspondencia con tu abogado y otros lores sea tan emocionante, así que debe ser una mujer” hizo un movimiento con las cejas y todavía tenía esa sonrisa burlona en el rostro.
“Eso no es cierto, Benedict” respondió de inmediato, con la única mujer con quien se había comunicado por cartas era Penélope y él no creía que estaba reaccionando así a sus misivas, sin duda Hyacinth estaba exagerando.
“Puedes ocultarlo todo lo que quieras, pero el ligero temblor en tu mano te delata” Anthony miró su mano y se dio cuenta que tenía un ligero movimiento, así que la escondió detrás de él
“No hay ninguna mujer, Hyacinth está malinterpretando todo” respondió firmemente
“No sé qué tan cierto sea” siguió Benedict, su cara se iluminó como si se le hubiera ocurrido algo muy bueno “¿Es la señorita Sharma?”
“¿Kate? ¿Por qué me escribiría?” Una carta de Kate era lo último que esperaba ver si era honesto, con la forma en como ella lo dejó sin duda no creía que volviera a ponerse en contacto con él.
“Tal vez quiere iniciar todo nuevamente y se arrepintió de su decisión” Anthony negó con la cabeza de inmediato “Kate no es alguien que se arrepienta de sus decisiones, si ella decidió irse no creo que vuelva” y estaba muy convencido de eso, en ese mismo momento Kate debía estar planeando la boda de su hermana para luego irse a India como ya había planeado.
“Pero ¿y si lo hace?”, instigó Benedict
“No he pensado en eso” lo cual no era del todo cierto, al principio, cuando todo era muy reciente, sí había pensado en la posibilidad en que Kate volviera, pero ya habían pasado siete meses y esa posibilidad se había hecho inexistente.
“Entonces, si la vuelves a ver ¿Qué sucedería?” Anthony quería poner los ojos en blanco, Benedict le estaba acabando su buen humor con todas sus preguntas
“No lo sé” respondió secamente, dando a entender que no quería hablar más del tema, pero Benedict no lo entendió o se hizo el desentendido “¿No querrías intentarlo?”
“¿A qué se deben todas estas preguntas?”, preguntó ya molesto
“Estás de buen humor y he aprovechado mi momento” respondió Benedict otra vez con esa sonrisita que Anthony le quería quitar del rostro “¿Dónde estabas?”, y de repente su buen humor volvió “Fui a visitar a Penélope.”
“Ah, claro, eso explica mucho” Anthony volvió a su estado de confusión.
“¿Eso explica qué?”, preguntó
“Tu sonrisa, tu felicidad después de días de absoluta tristeza” Benedict comenzó a jugar con sus plumas mientras lo miraba interrogante
“No entiendo qué tiene que ver y cómo sabrías que estaba triste si no estabas aquí” respondió a la defensiva
“Anthony, te preocupas más de lo que deberías por ella, te gusta” el tono condescendiente que usó Benedict no le gustó, pero lo dejó pasar porque él estaba equivocado.
“No es así” respondió casi de inmediato lo que le pareció aún más sospechoso a Benedict.
“¿En serio? ¿Crees que no sé qué se quedaban hasta tarde hablando en la biblioteca en Aubrey Hall?”, bueno eso no se lo esperaba, cuando se reunían pensó que todos los demás estaban dormidos, pero claro tenía que haber supuesto que Benedict que era un alma nocturna los podía haber descubierto, pero no habían hecho nada malo así que no tenía nada que ocultar.
“Somos amigos” fue lo que dijo simplemente como si eso explicara todo, pero Benedict no le creyó nada “Si claro”
Anthony sintió la necesidad de explicarse “No voy a negar que me preocupo por ella, pero es porque me siento responsable de su infelicidad”
“¿De qué estás hablando?”, ahora el confundido era Ben, excelente.
“Esa noche del baile Featherington, ella me rogó entre lágrimas que no la obligara a casarse” recordaba claramente esa noche, tanto por su propuesta rechazada como la noche que selló la infelicidad de Penélope.
“Eso no es tu culpa y lo sabes, fueron circunstancias desafortunadas” Benedict trató de confortarlo, pero nada haría que se le fuera la culpa.
“Yo pude haberme opuesto o haber hecho algo más y, sin embargo, no lo hice y ella terminó en un matrimonio solitario” aunque si no se hubiera casado no serían amigos, preferiría eso a verla completamente infeliz como lo es ahora.
“Anthony, no podías haber hecho mucho en esa situación y nadie de los que estaba ahí, ni yo podría haber imaginado los movimientos de Colin” sabía que Benedict tenía razón, es por eso que todos esa noche accedieron tan rápidamente porque pensaron que esos dos se entenderían eventualmente, aun así era mejor no haber supuesto nada.
“Da igual, me siento responsable y me preocupo por su bienestar, eso es todo” respondió finalmente Anthony
“Espero que realmente sea eso” Benedict seguía con sus dudas,
“Somos amigos Benedict, no hay nada más ahí” espetó. No había más nada que pudiera decirle para hacerlo cambiar de opinión.
“Cómo digas” Finalmente Benedict dejó el tema, no sin antes darle una mirada de advertencia. Pero si Anthony era honesto consigo mismo, sabía que él no estaba tan seguro que tanto de lo que había dicho era cierto, pero prefería ignorar ese pensamiento que enfrentarlo.
Notes:
En el próximo capítulo: Comienzo de la temporada social de 1815, Penélope da el primer paso en su plan
Chapter 6: Capítulo 6
Summary:
- Preparación para el comienzo de la temporada social
- Conversaciones
- Un plan se pone en marcha
- Comienzo de la temporada social
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Bloomsbury, Londres
Finales de febrero, 1815
Penélope se encontraba lista para salir hacia la modista, donde se reuniría con Lady Bridgerton y Fran. Se detuvo un instante frente al espejo, admirando su reflejo por última vez antes de salir de su habitación. Rae la aguardaba pacientemente en el pasillo, con su chal y bolso preparados. Juntas salieron de la casa y Penélope abordó su carruaje.
Los primeros días en Londres no habían ido como ella esperaba, si era sincera no esperaba nada, solo estar en su habitación escribiendo o leyendo hasta que llegara la noche y así seguir hasta que la temporada social comenzara y le diera algo que hacer. Pero entonces Anthony la visitó y decidió reanudar sus salidas, cosa con lo que Penélope no estaba molesta en sí, pero no cumplía con su objetivo, que era pasar menos tiempo con él.
El día después de su primera visita, él llegó con un lacayo y una yegua para ella, sabía montar, pero se encontraba nerviosa; sin embargo, Anthony la apoyó en cada paso para que no tuviera tanto pavor al subirse, el contacto de sus manos en sus caderas cuando la ayudó a subirse la hizo estremecer de forma placentera y Penélope ya no sabía qué hacer con eso. Cada que lo veía la sensación de tenerlo más cerca se sentía una necesidad y por eso estaba esperando que él se ocupara rápidamente en sus deberes como vizconde en la cámara de lores para que no tuviera tiempo de visitarla y así ella se evitaba rechazar sus salidas, ya que se encontraba incapaz de negarle cualquier petición.
El traqueteo del carruaje se detuvo y Penélope salió de sus pensamientos. Había llegado a la modista. Bajó del carruaje y, al mirar hacia adelante, divisó el carruaje de los Bridgerton. Supuso que Lady Bridgerton y Fran ya se encontraban en el interior. Al entrar, el bullicio del lugar la envolvió, pero entre la gente, distinguió a Fran.
“Buenos días, Fran, Lady Bridgerton” se anunció Penélope, Francesca se acercó para darle un abrazo y luego la siguió Lady Bridgerton. “Te he dicho que es Violet” la reprendió
“La costumbre, espero poder cambiar eso pronto” Lady Bridgerton le sonrió y le indicó unas telas que estaban revisando para saber cuál quedaba mejor para Fran. Ayudó en lo que pudo con su poca experiencia, ya que hasta hace pocos meses fue capaz de crear su propio guardarropa.
“¿Dónde está Eloise?”, preguntó Lady Bridgerton. No sabía que Eloise se encontraba también ahí, siempre evitaba ir a la modista, así que se sumara al plan de su madre solo podía significar que Lady Bridgerton la obligó. Se giró para ver a su amiga o bueno ex amiga y quedó sorprendida por lo que vio. Ahí estaba ella hablando nada menos que con Cressida Cowper.
“No sé cuando se volvieron cercanas” le comentó Fran “Pero han estado en contacto estos últimos días”
“No lo sabía” murmuró Penélope, se sentía traicionada, una cosa era que Eloise le dejara de hablar y otra que se hiciera amiga de la mujer que le hacía la vida imposible.
“Mamá no está contenta, pero tiene que disimular, a ninguno de nosotros nos agrada la señorita Cowper; sin embargo, no podemos hacerle desplantes públicamente.” Penélope asintió, así se sentía ella cada que interactuaba con Cressida.
“Bueno, supongo que tendrán cosas en común” terminó de decir Penélope. Volvió a la conversación con Fran sobre la dinámica de los bailes y el cortejo para que estuviera lista en sociedad.
“¿Tienes planeado encontrar marido este año?” Le preguntó
“No lo sé, supongo que el tiempo lo dirá, pero no estoy cerrada a la opción” Penélope asintió pensando en que Fran seguro se casaba esa misma temporada, era bonita, amable y educada, una excelente opción como esposa. “Espero que encuentres a alguien bueno” le dijo al final.
Lady Bridgerton apareció con Eloise a rastras “¿Ya terminaron de elegir las telas?” Fran y Penélope asintieron. “Bien, es hora de tus vestidos Eloise. Penélope, ¿No vas a ordenar los tuyos?”
“No, ya yo hice mi pedido la semana pasada” Lady Bridgerton asintió y se enfocó en encontrar las telas para una Eloise poco colaborativa, Genevieve llegó y le dedicó una sonrisa discreta como saludo.
“Necesitamos esto para el debut, usted sabe madame Delacroix” dijo Lady Bridgerton, Genevieve asintió y le confirmó con su acento francés falso.
“Pero mira quién está aquí” escucho Penélope detrás de ella. Se giró y vio a Cressida
“Hola Cressida, espero que hayas encontrado lo que buscas” Penélope respondió y se adentró más en la tienda tratando de evitarla.
“Sin duda lo hice, veo que tú también” le dio una mirada evaluadora de pies a cabeza “Sin embargo, aunque cambies de color, no se puede hacer mucho por ti” Penélope se sintió molesta, irritada y sentía como las lágrimas le picaban los ojos, pero no le iba a dar esa satisfacción a Cressida.
“Claro, supongo que la forma en como uno se viste no cambia a la persona, es por eso que a pesar de tus lindos vestidos y tu belleza no hayas sido capaz de casarte en estos dos años que llevas fuera en sociedad” vio como la sonrisa de suficiencia de Cressida se tambaleaba, pero se recuperó rápidamente.
“Claro, puede que todavía siga soltera, pero por lo menos si me caso sé que mi marido no trataría de evitarme y tal vez olvidar mi existencia, no como el tuyo que no se le ve por ningún lado” se rio y se desapareció de su vista. El comentario le dolió más de lo que esperaba, y Penélope sabía que no sería la primera vez que escucharía algo parecido. Se disculpó con Lady Bridgerton y Francesca alegando un dolor de cabeza y se fue a su casa. Cuando llegó subió apresuradamente las escaleras y entró en su habitación, se acostó en la cama sollozando. Penélope se sentía abrumada por la soledad que la invadía, y el recuerdo de las palabras hirientes de Cressida. Se preguntaba si alguna vez encontraría a alguien que la valorara de verdad.
Rae la despertó la mañana siguiente, ya había aprendido que cuando ella se sentía de ese ánimo no debía molestarla. La ayudó a cambiarse y arreglarse un poco, pero Penélope no quería nada de eso, así que se quedó en camisón en su habitación. Estaba a punto de recostarse nuevamente cuando Rae tocó su puerta.
“Señora, Lord Bridgerton llegó de visita” lo había olvidado por completo.
“Dile que estoy indispuesta” se moría por verlo, pero no estaba de ánimos hoy.
“Como diga señora” escuchó brevemente los murmullos que venían de la planta de abajo. Escuchó la puerta principal cerrarse y se volvió a dormir. Despertó a la hora de la cena y pidió que le llevaran la cena a su habitación.
Rae regresó después de un rato con la cena “Señora, cuando regresé después de hablar con Lord Bridgerton se encontraba dormida, pero le dejó está nota” le dijo Rae mientras le ofrecía un papel doblado. Penélope curiosa lo abrió
Penélope
Te conozco, sé que tu indisposición es una verdad a medias. No preguntaré si no quieres, pero que sepas que me preocupo y estaré para ti. Mándame una nota si necesitas algo, vendré de inmediato. Volveré mañana, descansa.
— Anthony
Tras leer la nota varias veces, Penélope se detuvo a saborear la sensación de calidez que le producían sus palabras. Aunque sencillas, demostraban que alguien se preocupaba por ella, un detalle que contrastaba con la tristeza que la embargaba. Su vida nunca había sido perfecta y ahora, al darse cuenta de que se estaba enamorando de Anthony, si no era que ya lo estaba, un amor imposible, la angustia la invadía. Era consciente de que sería nuevamente víctima de un amor no correspondido, un sentimiento que jamás podría concretarse. Con la nota guardada como un tesoro, Penélope se obligó a dejar de lado sus pensamientos y decidió cenar.
Tal vez debería estar más firme y reducir su tiempo con Anthony, él sabrá que pasó algo, pero era lo mejor para ella, no quería arriesgarse más a un sentimiento que ya casi no sabía cómo contener.
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Al día siguiente se despertó con el mismo ánimo, pero como sabía que Anthony vendría, se obligó a vestirse y bajar a desayunar. No había terminado su plato cuando Dunwoody entró al comedor a avisar que Lord Bridgerton se encontraba ahí.
“Dile que ahora lo atiendo” respondió, terminó su desayuno y se dirigió al salón donde estaba Anthony esperándola.
“Buenos días, Anthony” le dedicó una sonrisa, pero sabía que no había salido bien si el surco de preocupación en la frente de Anthony le decía algo.
“Buenos días, Penélope, ¿Te encuentras mejor?” Comenzó a caminar hacia ella, pero lo evitó y se sentó en uno de los sillones, le indicó que se sentara en frente.
“Estoy bien ¿Qué te trae tan temprano por aquí?”, preguntó
“Ayer me quedé preocupado y quise venir a ver si necesitabas algo”, dijo él, y esas palabras bastaron para despertar un torbellino de emociones en Penélope. Se sintió estúpida por reaccionar así ante la más mínima muestra de cariño, pero no pudo evitarlo.
“No era necesario, pero gracias, estoy mejor, solo fue un dolor de cabeza” mintió y supo que Anthony lo sabía cuando lo vio apretar sus manos.
“No mientas, algo pasó ¿Estás otra vez con esa tristeza que no sabes explicar?” Odiaba que la conociera también, pero le encantaba en igual medida.
“Supongo que no te puedo mentir” él negó “Tal vez fue el comentario que hizo Cressida Cowper en la modista, más la soledad en la que estoy atrapada y todo lo demás se acumuló y me afectó más de lo debido” ella no quería sonar tan patética y no quería ver la mirada de lástima de Anthony así que miró hacia el suelo.
“¿Qué dijo?”, preguntó con voz tensa.
“No tiene importancia, lo peor es que tenía razón” respondió con resignación.
“¿Qué dijo, Penélope?”, insistió, así que ella no se resistió a ocultárselo por más tiempo.
“Algo sobre que Colin prefiere evitarme y se olvidó que yo existía porque no se le ve por ningún lado” era incapaz de mirarlo a la cara porque se sentía patética y despreciada.
“Lo siento mucho, pero no debes prestarle atención a esa mujer”, susurró él, con la voz cargada de preocupación. Penélope lo vio levantarse de su puesto y acercarse a ella, sentándose a su lado. Le tomó la mano con suavidad y comenzó a dibujar círculos en su palma, un gesto que la tranquilizó al instante.
“Trato de no hacerlo, pero ella siempre sabe que decir para hacerme sentir mal, así ha sido siempre” A pesar de intentar no reaccionar, las palabras de Cressida siempre lograban afectarla, ella sabía exactamente qué decir para herirla y tenía rabia consigo misma por permitir que eso se repitiera por tanto tiempo.
“De verdad lo lamento mucho” repitió él.
“No tienes por qué disculparte, no es tu culpa.” Se sentía muy vulnerable y eso siempre la incomodaba, Anthony debió percibirlo porque cambió la conversación.
“¿Quieres quedarte hoy aquí?” Ella asintió “Bien, podemos hacer algo juntos”
“No es necesario, puedes irte, estaré bien” trató de persuadirlo, pero olvidó lo tercos que podían ser los Bridgerton.
“Para mí lo es, yo quiero estar aquí contigo” Lo dijo con tanta convicción, en su mirada solo podía ver cariño, que Penélope no se opuso más.
“No tengo nada aquí, en realidad” señaló la sala tan vacía como el primer día que puso un pie en esa casa.
“Podemos hablar” dijo él
“Ya lo estamos haciendo” medio bromeó ella.
“Está bien, pues, podemos leer algo juntos” eso se sentía muy íntimo, así que trató de negarse “De verdad no es necesario que te quedes, estaré bien”
“No estás bien, has estado así por meses y no he podido ayudarte, no voy a volverlo a hacer.” Dijo con determinación. Sus palabras resonaron en el aire, dejando un silencio incómodo entre ellos.
“No sé cómo me puedes ayudar.” Admitió finalmente, con un dejo de resignación en su voz.
“Yo tampoco, pero dejándote sola en ese estado, no es de ayuda tampoco, así que si no me necesitas para nada, no quieres hablar, me quedaré aquí contigo en silencio, solo ofreciéndote mi compañía”, dijo él con calma. A pesar de la incertidumbre, Penélope sabia que él estaba decidido a estar presente para ella de alguna manera.
“Haces muy difícil que mantenga mi posición”, respondió ella con un suspiro. Aunque no lo admitiera abiertamente, agradecía su presencia y apoyo en ese momento.
“Tal vez esa era mi intención,” dijo él con una sonrisa leve.
“Eres imposible, pero si tanto quieres acompañarme puedes leerme algo.” Notó como se acercó más y a ella le gustó esa pequeña acción.
“Está bien, ¿Qué estamos leyendo hoy?” Penélope le dio el libro que estaba cerca y él comenzó a ojearlo. Ella se acurrucó a su lado, recostándose en su brazo mientras él se adentraba en la lectura. Disfrutando de su voz y de la cercanía, opinaban cada cierto tiempo sobre las acciones de los personajes y a veces él le preguntaba cosas que no entendía. Mientras él estaba concentrado en la lectura, Penélope se permitió soñar por un momento. Imaginó que él era su esposo, que esa era su rutina diaria, y que al llegar la noche, él la besaría en la frente deseándole buenas noches, para luego dormir feliz y tranquila en sus brazos. La idea la hizo sonreír de verdad, pero la llegada de Rae con una merienda la devolvió bruscamente a la realidad. Con un suspiro, se separó de él, consciente de que su sueño era solo una fantasía.
“¿Estás bien?”, preguntó preocupado.
“Sí, es solo que casi me quedo dormida” respondió ella con una sonrisa cansada.
“¿Quieres descansar? Puedo irme si quieres dormir” se ofreció él con amabilidad.
“Está bien Anthony, quédate un poco más” y así una vez más Penélope se permitió vivir en la ilusión de que su amistad con Anthony podría ser algo más.
Los días siguientes a su visita, su estado melancólico no había mejorado, pero Anthony estaba más empecinado en sacarla de ese estado y si no podía, entonces solo pasaba tiempo con ella en silencio. A veces se inventaba cualquier actividad, ya fuera solo con él o con alguno de los otros Bridgerton, mayormente con Hyacinth que estaba demasiado emocionada por pasar tiempo con Anthony y con ella.
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Al llegar el primer día de marzo, él se despidió temprano de sus paseos, pues debía asistir a la Cámara de los Lores. Penélope lo entendió, él, por su parte, parecía tan reticente a irse que Penélope tuvo que recurrir a una pequeña mentira para convencerlo. Le dijo que ya había hecho planes con Gen, una excusa que surtió efecto de inmediato. Ella disfrutaba de cada una de sus visitas, pero también sentía un miedo creciente. La línea entre el amor y la amistad se desvanecía, y a ella en realidad no le importaba mucho si eso hacía que él se mantuviera a su lado, un poco más se decía. Solo un poco más antes de que la realidad la golpeara.
Días después, Lady Bridgerton le envió una nota invitándola a tomar el té, ella no tenía ánimos para estar nuevamente en una habitación con la mujer, ya que parecía leerla tan bien, pero aun así aceptó, no le quedaba de otra, si inventaba una enfermedad o alguna otra excusa era capaz de llegar ella misma para verificar si era cierto.
Tras arreglarse rápidamente y tomar una comida ligera para reponer fuerzas antes del té de la tarde, Penélope salió rumbo a la casa Bridgerton. Al llegar, Humboldt la recibió con una sonrisa y le informó que Lady Bridgerton la aguardaba en el salón principal. Penélope, familiarizada con la distribución de la casa, se dirigió hacia allí sin necesidad de que la acompañaran, cuando entró al salón le sorprendió ver también a Lady Danbury.
“Buenas tardes, Lady Danbury, Lady Bridgerton” saludó ella con una ligera reverencia.
“Buenas tardes, señora Bridgerton” la saludó Lady Danbury.
“Querida, días sin saber de ti, ¿Qué has estado haciendo?”, preguntó Lady Bridgerton.
“Supongo que me entretuve en mis lecturas demasiado tiempo y algunas salidas con sus hijos” notó como la ceja de Lady Bridgerton se levantaba levemente mientras la observaba con detenimiento.
“¿Te encuentras bien?” Lady Bridgerton se acercó a ella analizando cualquier síntoma de enfermedad
“Estoy bien, de verdad” sonrió esperando que eso convenciera a Lady Bridgerton.
“Si necesitas algo, no dudes en decírmelo, ven siéntate” la llevó a uno de los sillones y quedó en frente de las dos mujeres “Le estaba comentando a Lady Danbury que fuiste una excelente ayuda en Aubrey Hall y aquí con Francesca y Hyacinth” continuó.
“De verdad que Violet no deja de hablar maravillas de ti, creo que se puede decir que eres su nuera favorita” ella asintió con una sonrisa agradecida, sintiéndose halagada.
“Es fácil ocupar ese puesto, ya que soy la única” respondió tratando de restar importancia a la situación.
“Bien dicho, esperemos que Lord Bridgerton y el otro señor Bridgerton elijan igual de bien” la mención de Anthony, casado con otra mujer le causó dolor y también sintió una punzada de celos por esa mujer imaginaria. Era algo que ella sabía que iba a suceder en cualquier momento, pero prefería no pensar en eso.
“Estoy segura que así será, ambos son buenos hombres y terminarán escogiendo a mujeres notables” las palabras en su boca le sabían amargo. Continuaron hablando de los eventos de la temporada y como Lady Danbury planeó todo para su primer baile, Penélope solo intervenía cuando lo creía necesario y para que no pensaran que no estaba pendiente de la conversación.
“¿Tiene planes para esta temporada, señora Bridgerton?” En realidad, si tenía uno y no había pensado en él tan concentrada en sus sentimientos por Anthony, debía ponerlo en marcha pronto.
“Nada en especial, solo espero disfrutar de la temporada” respondió tratando de evitar más preguntas.
“Bueno, eso es muy fácil” continuaron hablando de algunos chismes sin importancia de algunas damas y la tarde pasó tranquilamente. Cuando estaba a punto de retirarse para ir a su casa, decidió interceptar a Lady Danbury antes que se subiera a su carruaje.
“Lady Danbury” la llamó, la mujer volteó y le dedicó una mirada interrogante “sería posible reunirme con usted a solas, preferiría que nadie se enterara, quiero conversar con usted algo delicado” no quería que sonara tan misterioso, pero era necesario, estaban a las afueras de la casa Bridgerton dónde cualquier lacayo o doncella podría escuchar.
“Me intriga mucho, solo por eso venga a visitarme mañana por la mañana y tendremos la conversación, espero que sea algo bueno” dicho eso, Lady Danbury subió a su carruaje y se fue.
Bien, pensó Penélope ya había dado el primer paso para llevar a cabo su plan, tenía que pensar en lo que le iba a decir a Lady Danbury para que la ayudara. No la conocía tan bien, pero sabía que tenía una lealtad férrea a los Bridgerton, eso era algo en común que tenían y esperaba poder usarlo a su favor. Pensando en eso, subió a su carruaje y se dirigió a su casa.
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La mañana siguiente no pudo llegar más rápido para Penélope, Se despertó temprano, se arregló y esperó una hora antes de visitar a Lady Danbury. Decidió ir vestida, elegante, pero modesta, de igual forma la mujer era una condesa, había que mostrar cierto nivel de etiqueta y decoro. Tomó su carruaje y se dirigió a la casa de Lady Danbury.
El mayordomo la recibió con una reverencia y la acompañó hasta el salón principal, donde la mujer ya la esperaba, imponente como siempre, con su bastón en mano. Al verla, una duda repentina asaltó a Penélope: ¿había tomado la decisión correcta? Sin embargo, ya estaba allí, y lo menos que podía hacer era intentarlo.
“Buenos días, Lady Danbury” la saludo e hizo una reverencia
“Buenos días, señora Bridgerton, siéntese” le indico un asiento frente a ella mientras pedía un servicio de té “Podemos hablar de banalidades primero o pasamos al tema importante de una vez”
“Si no le importa quisiera hablar del tema de una vez, pero quisiera privacidad” dijo mirando a los diferentes lacayos en el salón, Lady Danbury asintió y le indicó a sus lacayos que se retiraran.
“Bien, ¿Qué es eso que quiere hablar conmigo?”, dijo Lady Danbury apenas los lacayos salieron.
“Como bien sabe, o supongo que debe saber, mi matrimonio fue un hecho desafortunado”, comenzó Penélope, la voz temblorosa. Observó a Lady Danbury asentir. “Mi marido… ni siquiera sé dónde está, y desconozco si alguna vez regresará, si es que decide hacerlo. Ante esta situación, he tomado la decisión de solicitar la anulación de mi matrimonio”. La ceja de Lady Danbury se arqueó levemente, pero su rostro permaneció impasible. Penélope respiró hondo y continuó: “Entiendo las consecuencias que esto podría acarrear, y créame que si existiera otra alternativa, la tomaría sin dudarlo. Pero me encuentro sin opciones”.
“Es algo arriesgado lo que quiere hacer, señora Bridgerton; sin embargo, no veo en que pueda ayudarla” respondió Lady Danbury con voz neutra.
“Necesito a alguien con influencia que me respalde en este proceso y me proteja del rechazo social”, dijo Penélope, decidida. “Sé que es una gran petición, pero necesito su ayuda”. Lady Danbury la escuchó con atención. “Siempre he estado cerca de los Bridgerton, debo decir que me preocupo mucho por ellos, incluso más que por mi propia familia, y la lealtad hacia ellos me ha llevado a cometer errores”, confesó Penélope. “Sé que usted también se preocupa por ellos, pero yo soy su mayor protectora… o mi seudónimo lo es”. Una chispa de comprensión brilló en los ojos de Lady Danbury. “Sabe a lo que me refiero. Y sé que una persona me está buscando, y esa persona es a quien necesito ahora”. Lady Danbury abrió los ojos, comprendiendo la magnitud de sus palabras.
“Eso es aún más arriesgado ¿Estás segura que es el camino que quiere seguir?” Penélope, asintió “sabes bien que ella puede que te mande a decapitar o cualquier otra cosa si se entera de tu identidad” añadió Lady Danbury. Penélope lo había pensado, pero aun así quería arriesgarse.
“Lo sé; sin embargo, también sé que Lady Whistledown es un entretenimiento para la reina, sé que no querría quedarse sin el mientras pudiera” era lo único que tenía a su favor.
“En eso tienes razón, entonces ¿quieres que te concrete una cita con la reina?” Penélope asintió. “Pero no tan pronto, puede ser después del comienzo de la temporada, sería el momento en que ella estaría más pendiente de mi seudónimo como para poder probar que en efecto soy ella y seria menos sospechoso si la visitara en medio de la temporada social”
“Bien, la reina y yo nos reunimos cada dos semanas a tomar el té, le hablaré de usted, como una persona interesante, pero no le diré nada de su seudónimo. Esté preparada para algún día después de la presentación de las debutantes, haré que esa reunión se lleve a cabo, pero puede que no resulte como usted quiere” le advirtió la mujer mayor.
“Lo sé, pero es algo que debo hacer, muchas gracias Lady Danbury” la mujer asintió
“¿Puedo preguntar algo?”, preguntó la mujer después de unos minutos. Ella asintió “Lo que quiera”
“Tengo entendido por lo que me ha dicho Violet que usted estaba enamorada de su esposo, el señor Colin Bridgerton ¿Qué pasó?”, estaba era la palabra clave, pensó Penélope.
“Su abandono pasó” respondió simplemente.
“¿Piensas decírselo a Violet?”, inquirió la mujer.
Ella negó con la cabeza “No, seguro no apoyaría está decisión, es demasiado idealista. Cree mucho en el matrimonio por amor y como sabe que yo le tenía cariño a Colin, seguro pensará que si el vuelve podríamos intentarlo y arreglar nuestras diferencias. Pero eso no es lo que quiero, ya no”
“Veo, ya hay alguien más en su corazón” No le sorprendió que Lady Danbury hubiera llegado a esa conclusión tan rápido, era conocida por ser perspicaz y con una mente aguda. Si Penélope no fuera Lady Whistledown hubiera estado segura que sería Lady Danbury.
“No voy a negarlo, pero no estoy haciendo esto para estar con esa persona, ya lo había decidido incluso antes de que comenzaran mis sentimientos por él” lo cual era cierto, había decidido eso a mitad de la temporada baja y en ese momento no se imaginó enamorada de nadie más y mucho menos de Anthony.
“Está jugando un juego peligroso, señora Bridgerton, pero eso es asunto suyo y yo no voy a entrometerme. Sin embargo, tengo curiosidad por su negocio, pediré más galletas y té” y así pasó el resto de la mañana y parte de la tarde, contándole a Lady Danbury todo lo que quería saber sobre Lady Whistledown. Al final de la tarde se retiró sabiendo que pasara lo que pasara, había encontrado una buena aliada.
Las semanas siguientes antes de la presentación de debutantes pasaron muy rápido para opinión de Penélope, ya iba a estar toda la gente de la alta sociedad en Londres y ella no quería ver más miradas de juicio. Anthony y ella seguían con sus salidas diarias en las que podían hablar sin temor a ser escuchados de la elección de abogado para la anulación. Él seguía buscando incansablemente uno, ya que con los que se había puesto en contacto no querían hacerse cargo de un caso así. Penélope se estaba desanimando, pero Anthony le decía que todavía tenía muchos para contactar y si no conseguían uno de Londres podrían buscar uno por fuera que estuviera familiarizado con sus leyes. Su seguridad era la que la mantenía positiva, porque si esto sucedía solo al comienzo, ella no quería pensar que sucedería después.
Penélope también visitó a su madre, hablaron de las cosas que habían hecho mientras estaban separadas, vio que su madre se veía más relajada y en paz, casi estaba de buen humor. Penélope supuso que era porque ya no tenía la presión de casar a tres hijas, se pusieron de acuerdo para reunirse semanalmente. Su relación todavía no era la mejor, pero ambas lo estaban intentando. Ella solo podía esperar que cuando se enterara de la anulación siguiera contando con su apoyo, su madre podía ser impredecible.
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Palacio de Londres
Finales de marzo 1815
El día de la presentación de debutantes, ella fue en compañía de la familia Bridgerton para darle apoyo a Fran, habían llegado en dos carruajes distintos, ya estaban en la mitad de la presentación y la reina parecía muy desinteresada por todas las debutantes que habían pasado. Anunciaron a Francesca y apareció junto con Lady Bridgerton, parecía un poco asustada, pero controló sus nervios y camino perfectamente frente a la reina, hizo su reverencia, pero al igual que con las demás, la reina no hizo ninguna muestra de agrado. Así pasaron las últimas debutantes y todos se dirigieron a la fiesta en el jardín que había organizado la reina.
Se quedó al lado de Lady Bridgerton todo el tiempo, en su mente estaba escribiendo la próxima columna de Whistledown, la primera fue publicada esa misma mañana, la siguiente se publicaría pasado mañana y así tener un día de por medio entre columnas y si sucedía algo interesante publicaría un número especial, todo estaba resultando bien.
“Lady Bridgerton, señora Bridgerton, un placer verlas” saludo Lady Danbury
“Buenos días, Lady Danbury” dijo Penélope
“Parece que la sociedad está un poco alterada por los acontecimientos,” comentó Lady Bridgerton. “La reina no eligió un diamante.”
“Y tampoco se ha presentado, supongo que este año no fue entretenido para ella,” añadió Penélope.
“Sin duda algo falta este año, tal vez una dosis de escándalo sea buena,” sugirió Lady Danbury con una sonrisa traviesa. “Siempre hay que mantener a la sociedad intrigada y entretenida,” concluyó con complicidad.
“Que no sea de mi familia esta vez, necesito una temporada de paz,” Lady Bridgerton rogó a nadie en particular.
“No sé qué tan probable sea eso, Lady Bridgerton,” respondió Penélope con una risita. “Parece que el escándalo los sigue a dondequiera que vayan.” Lady Danbury asintió con complicidad, “Así es, querida, el drama siempre parece encontrar su camino hacia su familia de alguna manera.”
“Por favor, no los alienten. Por cierto. ¿Dónde está Anthony?”, preguntó Lady Bridgerton, cambiando de tema rápidamente.
“Estaba con Benedict y Francesca por allá hace un rato,” respondió ella, señalando la zona donde estaban la mayoría de las debutantes reunidas.
“Ese hijo mío se ha dedicado a evitar a todas las debutantes,” dijo con pesar. Lady Bridgerton frunció el ceño preocupada. “Deberíamos hablar con él al respecto,” sugirió, mirando hacia donde se encontraba Anthony.
“Dale, un poco de tiempo, todavía debe estar recuperándose de la temporada pasada” Lady Danbury señaló donde estaba Anthony detrás de Francesca, concentrado solo en su hermana.
Lady Bridgerton dirigió su mirada hacia el otro lado del jardín e hizo una mueca “Eloise sigue de amiga de Cressida Cowper, no sé qué tanto pueden hablar” comentó Lady Bridgerton mirando hacia donde estaba Eloise con Cressida charlando animadamente.
“Me gustaría saber lo mismo” murmuró Penélope para sí misma.
Después de eso se disculpó y se dispuso a dar una vuelta en el jardín para escuchar más chismes, con Violet podía acceder a ciertas conversaciones, pero la hacían más notoria, así que decidió usar su invisibilidad una vez más.
“¿Está la señora reuniendo chismes?”, dijo una voz detrás de ella.
“En efecto, mi señor, por lo que debo decir que su presencia es inoportuna”. Dijo ella en broma mientras se giraba para enfrentar a Anthony.
“Me hieres, Penélope, y yo que solo quería pasar tiempo contigo,” respondió él con una sonrisa juguetona.
“Me haces muy notoria, ya vienen cinco debutantes hacia aquí.” Ella señaló a algunas jóvenes que venían mirando solo a Anthony y riendo detrás de sus abanicos.
“Dios mío, no se cansan” exclamó él, mientras se preparaba para lidiar con la situación. “Parece que tendré que poner en práctica mis habilidades de evasión una vez más”
“Deberías manchar tu reputación y así dejarán de perseguirte” sugirió Penélope.
“No podría hacer eso, mi madre no me lo perdonaría y prefiero seguir con mi reputación intacta. Además, no quiero darles más motivos para hablar de mí en los salones de baile,” agregó Anthony con una mueca divertida. “Pero tal vez debería considerarlo si esto sigue así,” concluyó, observando a las debutantes acercarse con determinación.
“Entonces, unas pocas debutantes son algo de lo que debe acostumbrarse mi señor” a Penélope le agradaba pensar que Anthony no estaba dispuesto a casarse en un futuro cercano, porque así podía tenerlo para ella un poco más.
“Unas cuantas, cada que volteo a un lado, hay como diez más, se multiplican” se quejó él mientras señalaba a las que se dirigían hacia allí, pero desde otra dirección.
“Ellas solo están buscando su lugar en la sociedad, nosotras como mujeres solo debemos preocuparnos por casarnos bien y dar hijos” no quería defender el comportamiento de algunas de las debutantes, pero ella conocía lo que era la presión de los padres para encontrar un esposo.
“Eso lo entiendo, pero en vez de alentar caballeros solo los alejan” Anthony se seguía quejando.
“No a todos, a algunos les gusta la atención” pensó en uno que en realidad amaba la atención y sabía moverse en ese mundo, lo había hecho desde siempre, decidió apartar ese pensamiento de su mente.
“Es cierto, tal vez debería hacerles creer que me interesan, mostrar una faceta horrible de mí y así se desinteresan” dijo como si fuera la idea más increíble que se le hubiera ocurrido.
“No creo que te resulte tan fácil, eres un vizconde, puedes tener miles de defectos, pero seguirás siendo un buen prospecto para matrimonio” demasiado bueno, pensó “La única forma que esto acabe es que te cases” el pensamiento le sentó mal, pero disimuló su disgusto.
“A mi madre sin duda la haría muy feliz, pero no estoy interesado” la miró de una forma que Penélope no supo interpretar y siguieron hablando mientras daban una vuelta por el jardín, en un momento se le unieron varias debutantes, pero Anthony siempre las entretenía un rato y luego inventaba una excusa, así pasó el resto del día hasta que se acabó esa fiesta en el jardín.
Penélope se retiró a su casa, no sin antes recibir una invitación a tomar el té con Lady Danbury para la semana y una invitación a sus infames fiestas para mujeres casadas, pensó en no ir, pero quizá podría reunir información y hacer algunas aliadas mientras estuviera ahí. Con esos pensamientos en mente se quedó dormida y esperó que esta temporada social la tratara amablemente, aunque con un protector tan devoto como lo era Anthony estaba segura que nada podía salir mal.
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Casa Bridgerton, Londres
Abril, 1815
Era el día del primer baile de la temporada, su madre estaba nerviosa, les dijo que tenían que llegar como una familia unida y dar una buena impresión, de eso dependía el futuro de Francesca repetía cada 15 minutos, Benedict lo miró y puso los ojos en blanco, ambos estaban arreglados en el vestíbulo mientras esperaban que sus hermanas bajaran. Eloise no estaba contenta con ir, pero era lo que le correspondía y Francesca estaba resultando demasiado práctica a todo este tema del cortejo y los bailes de temporada que había preocupado mucho a su madre, pero Benedict logró calmarla. Luego de veinte minutos bajaron Francesca y Eloise, su madre los apuró para ir y se subieron a los carruajes.
“Mi madre ya ha presentado a tres hijas, pero no recuerdo que estuviera así la temporada pasada” comentó Benedict apenas subió al carruaje él.
“La temporada pasada fue Eloise, ella sabía que no iba a lograr mucho, Eloise está empeñada en convertirse en solterona y mi madre creo que muy en el fondo lo había aceptado, aunque no pierde la fe en que eso cambie algún día”
“Creo que para que eso pase necesita un milagro, esperemos lo mejor para esta temporada” Anthony estuvo de acuerdo y el resto del camino fueron hablando de los eventos más adelante de la temporada en la casa de los amigos de Benedict y algunas noches de juerga en White’s. Cuando llegaron a la casa de Lady Danbury notaron que la mayoría de la sociedad ya estaba ahí, no habían llegado tan tarde para no dar una mala impresión, pero tampoco tan temprano para que pasaran desapercibidos, su madre quería hacer una gran entrada. Así que Anthony bajó y abrió el carruaje donde iban las damas, ayudó a sus hermanas a bajar y luego a su madre. Fue del brazo con Fran y su madre de cada lado y entraron. El lacayo los anuncios y vio que toda la sala se giraba a verlos, Benedict venía atrás con Eloise, pero inmediatamente pusieron un pie en el salón de baile, se separaron de ellos, su madre se quedó con Francesca y él se quedó cerca para vigilar por si se presentaba un inconveniente. Miró a sus alrededores para ver si podía ubicar a Penélope, pero al parecer ella no había llegado.
Su amistad con Penélope había avanzado a un punto en que ambos podían ser ellos mismos sin temor a ser juzgados, compartían sus sentimientos, temores y ambiciones. Se podría decir que se contaban todo y cuando no tenían más nada que contar simplemente se quedaban en silencio, pero no era un silencio incómodo, solo se quedaban disfrutando la presencia del otro y no era necesario decir más. Era su mejor amiga, su mejor aliada y la mejor mujer que había conocido, sin embargo, no se sentía suficiente para él las horas que pasaba con ella, quería más, pero no podía definir qué significaba ese más.
Dejando sus pensamientos de lado, se quedó a un borde del salón mientras veía a su madre presentar a Francesca a algunos lores. Buscó algo para beber y Benedict apareció a su lado un momento después.
“Las debutantes comenzaron a perseguirme, extraño cuando Colin estaba aquí y las dejaba con él” comentó Benedict con una sonrisa irónica. “Parece que ahora soy el único blanco de su atención”.
“Ahora eres el Bridgerton elegible,” le señaló Anthony con una risa burlona. “Parece que las debutantes no pueden resistirse a un hombre soltero y atractivo como tú”.
“¿Qué pasa contigo?” Anthony se encogió de hombros “Creo que se han dado cuenta que no estoy interesado y ya no me persiguen, lo que sea que haya pasado me conviene” estaba a punto de seguir molestando a su hermano cuando notó que Penélope había llegado, estaba en el borde superior de las escaleras, con un vestido azul medianoche, se veía hermosa, etérea, la mujer más hermosa que había visto en su vida y Anthony no se sentía digno de admirar tal vista.
“Sabes Ant, uno no mira a la mujer de su hermano de esa forma” Benedict le dirigió una mirada inquisitiva. Anthony se sintió avergonzado por haber sido descubierto y desvió la mirada, sintiendo un nudo en el estómago.
“No sé de qué hablas, solo estaba viendo lo hermosa que se ve” replicó Anthony, tratando de justificar su mirada. Sin embargo, Benedict no parecía convencido y continuó observándolo con suspicacia.
“Sí, por poco y dejas caer saliva en este piso, esa era una mirada de deseo, dijiste que no había nada de eso y te creí, pero veo que te estabas engañando a ti mismo” argumentó Benedict, Anthony se sintió aún más incómodo ante su acusación.
“No es nada tan grave Benedict, se ve hermosa hoy, eso es todo” Anthony trató de restarle importancia, pero seguía con la mirada a Penélope. Benedict frunció el ceño, sin creer del todo las palabras de Anthony. “No me importa si la encuentras hermosa, pero no puedes negar lo que sientes”, agregó con firmeza. Anthony desvió la mirada. “Está bien como digas, solo ten cuidado, cualquiera se podría dar cuenta si sigues dirigiendo esas miradas” le advirtió su hermano.
“No creo que alguien se haya dado cuenta, la mayoría de los hombres está aquí mirándola como si fuera la primera vez que la ven” dijo él con molestia, no merecían ver en su dirección, pensó.
“Como dijiste se ve hermosa, los hombres estarían ciegos si no dirigieran algunas miradas más hacia ella, además está casada y su marido lejos, estoy seguro que alguno de ellos debe estar pensando en cosas que no deberían” comentó Benedict como si nada, pero ese comentario solo alarmó a Anthony.
“Espero que no estés sugiriendo lo que creo que estás pensando” respondió Anthony con seriedad, preocupado por la seguridad de Penélope. “No permitiré que nadie se acerque a ella de manera inapropiada, es mi responsabilidad protegerla” afirmó decidido.
“Sabes cómo son los hombres en esta sociedad Anthony, has escuchado suficientes comentarios al respecto para saber y Daphne lo dijo en una de las cenas, los hombres se le acercan como buitres a pesar de que Simón está muy presente” señaló su hermano, la idea de que alguno de estos hombres se dirigiera a Penélope con sus malas intenciones le hizo un nudo en el estómago.
“Debería advertirle a Penélope” dijo Anthony decidido
“¿Por ella o por ti?”, su hermano se sentía muy listo últimamente, pero decidió no seguir esa línea de conversación.
“Da igual, no debe dejar que ninguno de esos hombres se acerquen, está en una posición vulnerable, como acabas de señalar” comentó, para evitar los comentarios de Benedict le dijo que iba a saludarla.
“Tenemos una conversación pendiente, Anthony” le gritó Benedict a su espalda, comenzó a caminar hacia donde estaba Penélope con su madre y Lady Danbury.
“Penélope, debo decir que esa fue una gran entrada, te ves hermosa” vio como se sonrojaba y él le dio una sonrisa, su sonrojo se profundizó.
“Estás siendo amable Anthony, pero muchas gracias” dijo tímidamente.
“No estoy mintiendo, mi madre y Lady Danbury pueden confirmar” añadió mirando a su madre y a la condesa que estaban interesados en su conversación.
“Así es querida, estás preciosa, me gusta mucho ese vestido” añadió su madre
“Gracias, la verdad es de mis favoritos” Penélope comenzó a alisar la falda de su vestido. Anthony creyó que era más porque era el primer baile al que asistía con un vestido que era a su gusto. Se quedó un rato hablando con las tres antes de ofrecerle un brazo a Penélope y llevarla a recorrer el salón de baile.
“Siento que estoy recibiendo muchas miradas hoy” comentó Penélope por lo bajo.
“Porque lo haces, todos los hombres te están mirando con admiración y las mujeres te miran con envidia” le dijo señalando a algunos caballeros que no le quitaban la mirada de encima.
“Estás exagerando” respondió ella con una sonrisa modesta.
“Si no me crees, puedes preguntarle a Benedict él también se dio cuenta desde que entraste” replicó él
“Eso es ridículo” no dijo más nada del tema y la vio mirar la pista de baile con nostalgia, sabía que a ella le gustaba bailar y no lo había hecho tan a menudo como deseaba.
“¿Quieres bailar?”, preguntó.
“No es necesario Anthony, de verdad” la conocía mejor que eso para saber que se estaba resistiendo para aceptar.
“Yo quiero” dijo firmemente.
“Está bien” tomó su mano y la guio hasta la pista de baile, se posicionaron frente a frente, el baile era una cuadrilla, así que no era tan íntimo, pero lo que daría él por bailar el vals con ella. Comenzaron las primeras notas y comenzaron a moverse al son de esta, Anthony estaba embelesado por el contacto de Penélope y sus movimientos, sus ojos, su sonrisa y la risa que brotaba de ella cada que daba una vuelta y entonces se dio cuenta que Benedict tenía razón. Penélope significaba más para él de lo que estaba dispuesto a admitir y la realización en vez de darle pavor lo llenó de una calidez que se vio reflejada en la sonrisa que le dio al terminar el baile.
“Baila muy bien, mi señor” lo elogió “Parece que tiene un talento natural para el baile”, agregó con una sonrisa.
“Siempre lo he hecho, solo no me gusta estar mucho en la pista de baile”, respondió modestamente.
“Es una pena, todo el desperdicio de talento” comentó ella con una mirada de complicidad.
“Ahora ya encontré a una compañera, un baile en cada baile de la temporada” propuso él con una sonrisa.
“Me parece bien” No terminaron su conversación porque llegó Lord Cho y Lord Fife invitando a Penélope a bailar, no le gustó nada las miradas que le dirigieron a ella, pero él no podía hacer nada. Anthony sabía que ellos tenían una reputación, así que iba a advertir a Penélope sobre esto, la vio bailar con ambos, estaba tensa y fingiendo la sonrisa, lo que lo llenó de satisfacción. Ella regresó con él luego de dos bailes con dos lores más.
“Nunca había estado tantas veces en la pista de baile en una noche” dijo Penélope cuando llegó, él le ofreció una limonada para que se refrescara.
“Bueno, eres la mujer más hermosa de la noche, no es de esperar menos” Penélope sonrió y aceptó la limonada, agradecida por el cumplido.
“Igual no deberían perder el tiempo conmigo, ya estoy casada.” Replicó ella un poco confundida.
“Eso nunca ha detenido a algunos hombres” dijo Anthony con sencillez
“¿A qué te refieres?”, ella se veía visiblemente confundida, así que decidió explicarle “Ahora que estás casada, los hombres suponen que ya sabes sobre lo que sucede en el lecho matrimonial y no eres esa debutante inocente, por lo que piensan que tienes experiencia y podrían hacer avances hacia ti de igual forma, así que ten cuidado”
“¿De qué hablas? Se supone que el estar casada debería dejarme por fuera de la competencia por un matrimonio” para ser Lady Whistledown Penélope podía llegar a ser muy inocente en algunas cosas.
“Es así, pero ellos no buscan casarse, solo satisfacer sus deseos” explicó lo más breve posible.
“Bueno, eso no va a suceder” respondió ella con seguridad y visiblemente disgustada ante la idea.
“De igual manera ten cuidado, saben que tu marido no está cerca, así que podrían intentarlo con más ganas” señaló
“Eso es horrible, por qué no intentar conseguir una esposa” Esta no era una conversación para tener en medio de un baile y se arrepintió de haberle dicho algo.
“Porque no lo quieren, solo quieren los beneficios, pero sin la opción de atarse a alguien” y esperaba que dejara la conversación ahí.
“Genevieve me había dicho algo como eso, no pensé que iba a ser objeto de ese tipo de cosas” a Anthony le dolía el corazón cada vez que ella se subestimaba de esa forma.
“Eres hermosa Penélope, y hoy estás brillando más que nunca, esos hombres deben sentirse estúpidos por no verte antes” Quiso agregar que él también, ella no dijo nada y se quedaron juntos el resto de la noche, hablando de los diferentes hombres que hablaban con Francesca y como la temporada no estaba resultando tan bien para la reina si la retirada más temprano de lo socialmente establecido era una indicación.
Acompañó a Penélope a su carruaje y él se dirigió a su casa con su familia, la noche había ido bien, pero antes de poder retirarse a su habitación Benedict lo agarró del hombro y lo arrastró a su estudio
“¿Qué pasa?”, preguntó con fastidio
“Te dije que teníamos una conversación pendiente” Benedict cerró la puerta detrás de ellos y se sentó frente a su amigo con seriedad. “Es hora de que hablemos sobre tus verdaderas intenciones con Penélope”, dijo con firmeza.
“Sí, ya sé lo que vas a decir, pero no debes preocuparte por eso” dijo Anthony
“Así que por fin te diste cuenta” respondió Benedict
“No tiene sentido negarlo” Anthony se sintió incómodo ante la mirada penetrante de Benedict, sabía que no podía seguir ocultando sus sentimientos por Penélope por mucho más tiempo.
“Ten cuidado Anthony, esto puede resultar muy mal para ti, para ella y demás involucrados” advirtió Benedict con un tono serio. Anthony asintió “No voy a hacer nada, por más que quiera sé que no debo hacer nada, la respeto demasiado para estar con ella en una relación en las sombras, ella se merece más que eso”
Benedict asintió en señal de aprobación, “Me alegra que lo sepas, pero a veces las cosas suceden sin que uno las planee, y por más que queramos evitar otras, el corazón nos hace actuar de forma estúpida”
“Ya te dije, no tienes nada de que preocuparte” dijo firmemente.
En realidad Benedict podía comenzar a preocuparse, en los días siguientes después de su revelación Anthony se encontró pensando más seguido en Penélope, cada vez que estaba con ella tenía ganas de tenerla aún más cerca, de saber cómo se sentía su piel debajo sus manos, sería tan suave como se veía y esos pensamientos lo estaban volviendo loco.
No sabía exactamente en qué momento sus sentimientos por Penélope habían cambiado de la amistad a algo más. Supuso que había sido algo gradual, él se sentía tan cómodo en su presencia, que quería pasar cada minuto del día con ella. Así que comenzó a pensar en todo su tiempo con ella. Desde su primera visita, las cartas, los días en Aubrey Hall y se dio cuenta que luego de la entrega de regalos en Navidad se comenzaron a ver más seguido por la noche, era su momento favorito del día, ese pensamiento lo hizo dar cuenta que tal vez desde esa fecha ya sentía algo por ella más que una amistad. Tenía que dejar ir esos pensamientos porque eran amigos, y no podía pasar nada más.
Era injusto cómo sucedían las cosas, la mujer que más deseaba hacer suya era con la que no podía tener nada. Entonces Anthony decidió reducir su tiempo con ella, alegando actividades en la cámara de lores, salidas con Benedict, su madre imponiendo actividades, no sabía si ella se lo estaba creyendo, pero era lo mejor que podía hacer ahora para mantenerse cuerdo.
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Palacio de Londres
Mediados de abril 1815
Penélope había recibido una carta de Lady Danbury dos días antes, en la carta expresaba que la reina estaba dispuesta a extender una invitación a la nueva amiga tan querida de Lady Danbury; sin embargo, le advirtió que no le dijera sobre su seudónimo todavía, primero tenía que agradarle a la reina para que cuando descubriera su identidad no tratara de matarla o peor dejarla en los calabozos del palacio. Penélope tomó nota de dejar salir su ingenio con la reina, pero no lo suficiente como para que hiciera conexiones.
Bajó de su carruaje y comenzó a subir las escaleras del palacio, un lacayo la escoltó hacia la sala privada de la reina, donde Lady Danbury y ella ya estaban esperando.
“Buenas tardes, su majestad, Lady Danbury” hizo una reverencia tan perfecta como la que haría una debutante al ser presentada ante la reina.
“Buenas tardes, señora Bridgerton, Agatha, aquí me ha contado maravillas de usted, debo decir que antes de esta temporada no había prestado mucha atención” le dijo la reina con una mirada evaluadora.
“Estoy acostumbrada su majestad, mi vida no es notable, por lo que sin duda se ve reflejado en otros aspectos, pero quizá recuerde a una debutante siempre vestida con colores cítricos que parecería una fruta demasiado madura” respondió con una sonrisa.
“Los Featherington, sin duda, leí sobre ellos en Whistledown” respondió con una sonrisa enigmática. “Parecen ser una familia muy interesante”, agregó, Penélope supuso que intrigada por lo que había leído sobre ellos en la columna de Lady Whistledown y seguramente también por el motivo por el cual Lady Danbury la había invitado.
“Somos famosos por nuestro gusto estridente para la moda y los escándalos” respondió Penélope con una risa.
“Eres entretenida, siéntese.” Dijo la reina, Penélope le respondió con una sonrisa. Se sentó con elegancia, lista para disfrutar de la conversación que se avecinaba.
Pasaron el resto de la tarde hablando sobre la temporada, los chismes, opiniones sobre las debutantes, los lores que podrían estar buscando esposa. Penélope respondió con seguridad y de vez en cuando con algún chiste, la reina parecía contenta con su presencia y Lady Danbury le dio un asentimiento. Al final de la tarde la reina le renovó la invitación para que se uniera a ella cada quince días, debían repetir esta tarde tan maravillosa, dijo. Penélope estaba contenta que su plan fuera por buen camino, tener a la reina de su lado era uno de sus objetivos principales, esperaba que pudiera seguir con su favor al revelarse y plantearle sus planes.
Le contó a Anthony estos acontecimientos al día siguiente que se vieron, ya no venía tan seguido como antes y Penélope trató de entender, pero en realidad se sentía olvidada y desechable. Pensó tal vez que ya había conseguido una mujer y por eso no iba tan seguido.
Ella no era tonta, sabía que Anthony visitaba burdeles, en el club de White’s invitaban a damas de la noche y tal vez pudiera haber encontrado una amante o tal vez alguna de las debutantes al final si le llamó la atención para ser su vizcondesa. El pensamiento le hacía sentir una rabia, una molestia, sabía que eran celos, estaba celosa de cualquier mujer que él pudiera querer, que pudiera hacerle cosas que ella tenía prohibidas, pero aún más que celos, estaba triste porque lo extrañaba. Anthony se había convertido en una presencia constante en su vida, era su ancla actualmente, sin él no sabría cómo podría haber superado su estado de melancolía y estaba agradecida. Aunque todavía tenía sus días, ya no la afectaba tanto como antes.
Necesitaba buscar una distracción que no tuviera nada que ver con él o con los Bridgerton. Genevieve y Lady Danbury se habían convertido en sus confidentes más cercanas aparte de él, pero necesitaba ampliar su círculo social o encontrar un nuevo pasatiempo. Tal vez debería retomar nuevamente su diario y exponer sus sentimientos ahí, así por lo menos tendría una forma de dejar salir su frustración.
Sabía que debía sacar a Anthony de su mente, pero era casi imposible en ese punto.
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Full moon ball
Abril, 1815
Penélope llegó tarde al baile sin justificación alguna, simplemente se demoró en arreglarse, quería verse bonita, si atraía un halago de cierto vizconde sería un beneficio extra. Entró al salón de baile y vio todo en movimiento, Francesca parecía estar hablando con Lady Danbury y Lady Bridgerton, se acercó para saludar. Benedict no estaba por ningún lado y Eloise estaba al lado de Cressida. No sabía si Eloise había comenzado su amistad con Cressida porque en realidad le agradaba o solo como venganza, sea cuál fuera la razón a Penélope ya le importaba muy poco lo que hiciera su antigua amiga. Comenzó a buscar a Anthony, pero no lo vio, así que se quedó cerca de la mesa de refrescos recopilando chismes. Algunos caballeros comenzaron a hablarle y pedirle bailar, pero ella se negó diciendo que estaba indispuesta por un dolor en el tobillo y algunas excusas más.
Tratando de evitar a los caballeros que se seguían acercando a ella, decidió salir al jardín a tomar aire fresco, se adentró un poco y se sentó en una de las bancas disponibles. El jardín se veía majestuoso y lleno de vida. Estuvo un rato solo mirando el cielo hasta que de repente escuchó unas voces, así que pensó que estaba en medio de un escándalo y siendo ella Lady Whistledown decidió seguir el sonido. Tal vez estaba a punto de ver en primera fila el escándalo de la temporada.
Lo que no esperaba era encontrar a Anthony con una mujer, que Penélope conocía porque era una de sus contemporáneas en el debut. Podía ver qué estaban en medio de una discusión, pero ella no pudo escuchar nada, concentrada en la escena que tenía enfrente, solo podía pensar que su miedo se había vuelto realidad y que Anthony de hecho había conseguido a otra mujer. Así que decidió dar marcha atrás y salir de ahí. Pero al dar la vuelta se golpeó con un arbusto, lo que hizo que Anthony y Lady Davies se giraran hacia ella.
“Disculpen, ya me retiraba” murmuró Penélope y dio la vuelta, salió caminando lo más rápido que pudo del jardín pasando por el salón de baile sin levantar miradas. Tomó su carruaje y se dirigió a su casa inmediatamente. Sus pensamientos eran un torbellino, no podía pensar con claridad, su mente estaba enfocada en todas sus experiencias anteriores, siempre le decían que era importante, una buena amiga, pero al final siempre la cambiaban por alguien más. Cuando llegó subió lo más rápido que pudo más escaleras y cerró la puerta de su habitación, cayó en el suelo mientras lloraba. Sintió movimientos en el piso de abajo y luego alguien tocó a su puerta.
“Rae, me preparé para la cama sola, puedes ir a descansar” dijo Penélope tratando de contener sus sollozos.
“Penélope, soy yo” no era Rae, era Anthony, ¿cómo había llegado tan rápido?
“¿Qué haces aquí, Anthony?”, preguntó Penélope con sorpresa.
“Necesito hablar contigo, explicarte” dijo Anthony con seriedad
“No es necesario, si te hace sentir mejor, no vi nada, puede seguir con su velada, mi señor” respondió ella con frialdad.
“¿Estás llorando?”, preguntó Anthony con preocupación
“No” respondió Penélope, secándose las lágrimas rápidamente, aunque él no la pudiera ver.
“No mientas Penélope, ¿Qué pasa?” Penélope se sintió tocada por la preocupación de Anthony, pero no quería mostrar su vulnerabilidad. “No es nada, solo estoy un poco cansada”, mintió nuevamente tratando de ocultar sus sentimientos.
“Penélope, por favor déjame entrar” Penélope se quedó en silencio por un momento, luchando internamente entre abrirse a Anthony o mantener sus emociones guardadas. “Anthony, vete” decidió finalmente
“No me iré hasta que me asegure que estás bien” dijo con firmeza
“De verdad no quiero hablar ahora” respondió ella con voz temblorosa.
“Estás afectada por algo, por favor dime qué es” él insistió. “Estoy aquí para apoyarte en lo que necesites”, agregó. Eso hizo que Penélope comenzara a sollozar otra vez.
“De verdad que no es nada importante” respondió ella, tratando de ocultar sus emociones.
“Es importante si te hace llorar de esa forma” él dijo con un tono de preocupación.
“Por favor Anthony, vete” ella dijo con un tono más firme.
“Me iré, abre la puerta, me aseguraré de que estés bien y te juro que luego me iré” Penélope se levantó y abrió la puerta, bajó la mirada al piso porque no podría soportar ver el rostro de Anthony lleno de preocupación por ella.
“Penélope” ella no respondió y siguió mirando al piso, sintió que su mano se ubicaba en su barbilla y la obligaba a alzar la cabeza “Penélope, dime que te pasa, no soporto verte sufrir”
“No puedo decir eso, no puedo, es algo mío, es algo que me permití sentir y la realidad volvió a mí como un balde de agua fría, no puedo permitirme pensar en eso” respondió ella entre sollozos.
“Lamento mucho que te sientas de esa forma” entonces él la abrazó y ella sollozó aún más fuerte en su pecho “estoy aquí Penélope, siempre para ti”
“Ese es el problema” dijo en voz baja esperando que él no la escuchara.
“¿De qué hablas?” Si la escuchó.
“Estás aquí, siempre, cada vez que necesito algo y aunque no lo necesite, siempre apareces. Pareces saber lo que necesito o lo que quiero, incluso antes de que yo misma lo sepa” se separó un poco de él.
“Eso no parece un problema para mí” respondió él con una sonrisa en los labios.
“Pero lo es, porque esas acciones me confunden, me hacen pensar que en realidad… olvídalo” volvió a abrazarlo tratando de ocultar su llanto, aunque ahora era un caso inútil, ya había mojado su chaleco.
“¿Hacen pensar qué?”, preguntó confundido, Ella suspiró, sintiendo que tal vez había revelado demasiado. “Que te importo más allá de una amistad, más allá de ser una responsabilidad, como si de verdad me quisieras” ella intentó limpiarse las lágrimas, pero el esfuerzo fue en vano, seguían saliendo más.
“Pero te quiero Penélope” respondió él de inmediato.
“No estás entendiendo” Penélope se mordió el labio, sintiendo que las palabras no salían como quería.
“Entonces explícamelo” Penélope se quedó en silencio por un momento, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Finalmente, decidió ser directa
“Anthony, para mí no eres solo un simple amigo”, hizo una pausa, hundió la cabeza aún más en su pecho y habló con más fuerza: “He desarrollado sentimientos más profundos por ti, mucho más profundos de los que alguna vez sentí por Colin, mucho más profundos de los que jamás pensé sentir por alguien, y en realidad me aterroriza muchísimo, porque no puedo hacer nada con estos sentimientos, porque tú solo me ves como una amiga, y porque estoy casada nada menos que con tu hermano, y porque aunque no lo estuviera y mi plan resultara a mi favor, nunca podría suceder nada entre nosotros, y tendría que vivir con este sentimiento para toda la vida, porque no creo que sea capaz de dejarlo ir, ya que es maravilloso y aterrador a la vez sentir algo así por alguien. Me siento afortunada de experimentar algo así en la vida”. No era capaz de mirarlo a la cara, así que siguió aferrándose a él con la cabeza apoyada en su pecho. “Y en realidad pensarás que quizás sucedió muy rápido, y tal vez lo fue, pero eres una persona increíble, y sería muy difícil no enamorarse de ti, aunque lo negué por un tiempo diciendo que tal vez fue la proximidad forzada, que solo era yo confundiendo tus atenciones, que quizás era mi soledad, y que al ser la única persona con la que había hablado verdaderamente en este tiempo me había hecho confundir las cosas. De verdad inventé todo tipo de excusas en mi mente, pero no se puede negar una realidad así, y verte a diario, poder hablar contigo, tocarte, pero no de la forma en que yo quiero, me está matando”, tomó un respiro. “Así que te pido por favor que te vayas”, se soltó de su abrazo y le dio la espalda.
“No me puedo ir,” respondió él con un tono de frustración evidente en su voz.
“Anthony, por favor, no hagas más difícil esto y vete, por favor,” le suplicó ella con lágrimas en los ojos. Sabía que era lo mejor para ambos, pero su corazón se resistía a aceptarlo.
“¿No quieres saber lo que pienso? ¿No quieres saber lo que realmente pasó?” Ella negó con la cabeza, sabiendo que escucharlo solo complicaría las cosas aún más.
“No, es mejor así”, dijo con voz entrecortada. “Por favor, solo vete,” añadió, cerrando los ojos para contener las lágrimas que amenazaban con caer.
“Está bien, me iré, adiós Penélope” escucho como los pasos se alejaban y sintió que con él se fue una parte de su corazón, no tenía planeado admitirle sus sentimientos a Anthony, no lo quería hacer en ningún momento, era algo que quería enterrar para ella misma como estaba acostumbrada. Pero entre elegir verlo todos los días y sufrir en silencio. Prefirió decirle la verdad y alejarlo, la distancia era lo mejor para ellos en estos momentos.
Se sentó en su cama viendo su reflejo directamente en el espejo de su tocador. Se veía tan rota como se sentía, tal vez podría ser mejor alejarse de todo en vez de complicarlo, pero no era capaz, porque aunque fuera de lejos le gustaría saber de él y eso solo la hacía masoquista, pero estaría bien mientras él lo estuviera.
Decidió terminar su día en ese momento y se arregló para ir a la cama. Los Bridgerton no supieron nada de Penélope hasta cinco días después.
Notes:
Perdón si este capitulo les parece muy largo, pero la verdad no tuve valor para cortarlo.
Esta Penélope se me salió de las manos, ella tomó su decisión y en su estado depresivo tenia una percepción de la realidad bastante negativa, en este caso con Anthony dejandola de lado porque él creia que era lo mejor, pero ella no lo sabia y se imaginó todo un escenario de lo que estaba pasando y después lo que vio en los jardines, su miedo se hizo realidad (o eso pensó ella). No fue racional, fue un comportamiento completamente impulsivo por la intensidad de sus emociones y sintió la necesidad de expresar sus sentimientos incluso si era rechazada y ella estaba tan segura de que eso era lo que iba a pasar que en realidad al final no le dio importancia, pero en este caso su confesión fue para alejarlo.
En el próximo capítulo: Punto de vista 100% de Anthony, conversaciones y revelaciones.
Chapter 7: Capítulo 7
Summary:
Punto de vista de Anthony
Notes:
Happy valentine's day, for those who celebrate it.
This is my gift to you. 💐❤️
If I posted it today then it's a good sign, isn't it?
Sorry for the length of this chapter, but I can say it's the last of my long chapters.
Enjoy.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Full moon ball
Abril, 1815
Anthony y su familia llegaron temprano al baile, Lady Danbury le había dicho ciertas cosas a su madre para ayudar a Francesca a atraer la atención de la reina, así que decidieron ser de los primeros en llegar. Comenzó a conversar con algunos lores y luego se fue para la sala de caballeros, estaba vacía, así que se sentó y pidió un whisky.
Mientras estaba meditando sobre sus decisiones hasta ahora, sentía que se estaba comportando como un cobarde, sabía que Penélope se había dado cuenta que todo era una mentira, pero aun así no quería sacarla de ese pensamiento, prefirió creer que era lo mejor para ambos. Después de un rato volvió a salir al salón de baile, su madre y Francesca no estaban por ningún lado y sus otros hermanos tampoco, así que se quedó cerca de la salida al jardín mientras esperaba que Penélope llegara ¿Qué le tomaba tanto tiempo? Sumido en sus pensamientos, no sintió que alguien se colocaba a su lado.
“Pero si es el vizconde Bridgerton” le habló una mujer, así que se giró hacia ella. La conocía porque era la esposa de un Lord con el que él a menudo hacía negocios.
“Buenas noches, Lady Davies” saludo educadamente y se separó de ella.
“Vizconde, no se vaya tan rápido, he esperado una oportunidad así para hablar con usted” la mujer lo siguió
“No creo que tengamos algo de que hablar, si me disculpa tengo que estar pendiente de mi hermana” se alejó lo más rápido que pudo y cuando vio que no lo seguía salió al jardín y se adentró para tener un momento a solas.
“Vizconde” Dios, esa mujer que quería.
“Lady Davies” respondió fríamente.
“Sabe, es la primera vez que asisto a un baile sin mi marido” dijo ella ignorando la indiferencia de Anthony.
“Es una pena, su marido parece estar pendiente de usted” dijo fríamente.
“Lo cual no me gusta, pero ahora que estoy aquí, quisiera probar una teoría” esta mujer lo estaba confundiendo, así que decidió irse. “No creo que pueda serle de ayuda, lo mejor es que me vaya”
“La teoría es con usted mi Lord, será cierto lo que dicen del vizconde Bridgerton, el Mujeriego con mayúscula” Era la primera vez que una mujer se dirigía a él precisamente por eso. Lo que le hizo pensar en Penélope y decidió huir de ahí para ver si ya había llegado, “No sé de qué habla y me tengo que ir”
“No me puede dejar así, qué clase de hombre sería usted” dijo la mujer con voz melosa, mientras lo miraba fijamente a los ojos.
“Un hombre que respeta a la mujer de otro” respondió él con firmeza, manteniendo su postura. “No puedo seguir con esto”.
“Ese hombre no es mi dueño, yo decido a quién me entrego y esta noche lo quiero a usted” dijo la mujer, acercándose lentamente a él con una sonrisa seductora. Sin embargo, él se apartó suavemente “No estoy interesado, adiós” estaba a punto de dar la vuelta cuando ella lo agarró y lo acercó a ella, estaban tan cerca y aprovechó para besarlo, él se apartó inmediatamente. En medio de su enojo no midió el volumen de sus palabras y gritó “Le dije que no estaba nada interesado, no quiero tener nada con usted”
“Se niega ahora, pero sé lo que es usted” dijo la mujer con una mirada desafiante.
“No sabe nada, si me disculpa me retiro” escuchó el sonido de un golpe y se giró Penélope estaba a unos metros viéndolo con horror. Antes que pudiera decir algo ella se disculpó y salió casi corriendo del jardín, él la siguió inmediatamente. Para ser tan pequeña de verdad que era rápida. Vio a Penélope subir a su carruaje. Él le ordenó a su lacayo que la siguiera de inmediato. Cuando llegó a su casa ya estaba a oscuras, sin embargo, tocó la puerta hasta que Dunwoody le abrió, no trató de razonar con el hombre, pero le dijo que necesitaba hablar con la señora urgentemente y subió las escaleras hasta las habitaciones.
Tocó la puerta y Penélope le respondió pensando que era Rae, su voz se escuchaba rara, él intentó hablar con ella, se dio cuenta que había estado llorando. Lo cual lo preocupó aún más, así que la persuadió para que abriera la puerta, su rostro estaba lleno de lágrimas y Anthony sintió que se le apretaba el corazón. Trató de convencerla que le dijera que la aquejaba, pero se negaba, hasta que dejó salir sus sentimientos y él se sintió entre conmovido y emocionado a totalmente destrozado porque la razón por la que ella estaba llorando era él. Lo había visto con otra mujer y él podía imaginar el escenario que se debía estar formando en su mente.
“¿No quieres saber lo que pienso? ¿No quieres saber lo que realmente pasó?”, preguntó con un tono de súplica.
“No, es mejor así”, dijo con voz entrecortada. “Por favor, solo vete,” añadió, cerrando los ojos como para contener las lágrimas que amenazaban con caer.
“Está bien, me iré, adiós Penélope” decidió darle su espacio, luego volvería y trataría de arreglar las cosas con ella. Tenía que saber que solo ella estaba ocupando sus pensamientos, ella era la mujer por la que a veces no podía dormir porque le remordía la conciencia pensando en que estaba enamorado de la mujer de su hermano, sabía que el matrimonio solo era de papel, pero no lo hacía menos grave. Estaba atrapado en un infierno porque era tan tentador solo ceder ahora que sabía que sus sentimientos eran correspondidos, pero sabía que eso no era correcto.
No podía hacerle eso a Penélope, ella no merecía una relación clandestina, ella merecía una relación que se pudiera presumir a la luz del día, una relación donde fuera amada libremente.
Así que esperó el día siguiente, pero no resultó como esperaba, ya que ella se negó a recibir su visita, no le dio razón, ni nota, ni nada, así que decidió intentarlo el día siguiente y el resultado fue el mismo, y los dos días posteriores también. Anthony estaba preocupado, muy preocupado, pero no podía hacer más nada que esperar que ella estuviera lista para hablar con él.
Entonces, al quinto día, le comentó a su madre su preocupación porque Penélope había desaparecido por varios días, que casi la obligó a que fuera a visitarla. Sabía que Penélope no podía negarse a una visita de ella, era un movimiento bajo, pero tenía que asegurarse que estuviera bien. Su estado de agitación no fue pasado por alto por ninguno de los miembros de su familia, pero solo pensaron que estaba estresado por asuntos del vizcondado, excepto Benedict que lo miraba más atentamente que antes y si Anthony era honesto él quería hablar con alguien, necesitaba dejar salir su frustración, su dolor. Benedict pareció leerle la mente porque en la tarde entró a su estudio.
“¿Se puede saber qué te pasa?”, preguntó Benedict preocupado
“Es un asunto delicado” respondió Anthony mirando hacia el jardín.
“Está bien, solo estamos nosotros” Benedict dijo comprensivamente.
“Es Penélope” dijo Anthony, con un tono de voz lleno de tristeza.
“No me digas que…”
“No, no ha pasado nada o bueno, si pasó algo, pero no lo que te imaginas” respondió Anthony, desviando la mirada.
“Explícame que es lo que te tiene en ese estado” Anthony respiró hondo antes de comenzar a relatar la situación con Penélope. “En el baile de la luna llena, fui abordado por Lady Davies, me acorraló, prácticamente quería que le mostrara mis habilidades, al parecer lleva tiempo interesada en mí, obviamente yo le dije que no estaba interesado, pero ella me siguió hasta el jardín y comenzamos a discutir. Pero Penélope nos vio y no sé qué se imaginó y salió corriendo del baile, la seguí hasta su casa para explicarle que todo fue un malentendido, pero ella estaba muy afectada, se le escuchaba el llanto y yo solo quería que estuviera bien, verla mal me pone mal a mí también”
“¿Y bien?”, instigó Benedict
“Ella confesó que estaba enamorada de mí” dijo Anthony mirándolo, vio como Benedict abría los ojos “Dios” fue lo único que dijo
“Lo sé y es peor porque no me ha permitido verla ni explicarle lo que realmente pasó” se lamentó Anthony jugando con una de las plumas de su escritorio.
“¿Y qué le vas a decir? ¿Que estás enamorado de ella? Eso en que ayudaría” Anthony suspiró, sintiendo el peso de la situación.
“Solo quiero explicarle que nada pasó con esa mujer” y que mi corazón le pertenece por completo a ella, quiero que entienda que la confianza que tenemos es lo más importante para mí. Quiso añadir, pero sabía que Benedict lo podía disuadir.
“¿Por qué es importante?”, preguntó Benedict confundido
“Porque sé cómo debe sentirse Penélope ahora, estuvo años manteniendo un amor no correspondido por Colin, mientras él coqueteaba con todas las mujeres que veía, pero nunca con ella, y siempre le decía que era su amiga, que era especial, pero cuando las cosas se pusieron serias la abandonó. No quiero que piense que estoy siguiendo su mismo patrón y que la voy a abandonar porque no podría hacer eso” expresó con sinceridad “Solo quiero decirle que realmente me importa, y demostrarle que yo si considero su amistad, porque sé que ella ya no confía tanto en eso, luego que dos de sus mejores amigos la hubieran hecho a un lado tan rápidamente, solo quiero decirle que es importante, que pase lo que pase con nosotros, ella seguirá siendo importante”
“Eso es casi una declaración de amor Ant” suspiró Benedict
“Pues que así sea, no puedo dejarla meterse en su cabeza por mucho tiempo, ha estado mal desde la temporada baja y no quiero que vuelva a caer en ese estado, por eso envié a mi madre con ella” Anthony dejó salir toda su frustración
“Lo entiendo, pero aun así sabes que es mejor que estén separados, le confiesas tu amor y luego ¿qué? ¿Siguen siendo amigos?” Benedict comenzó a negar con la cabeza, Anthony sabía que la situación no era la mejor.
“Prefiero tenerla cerca a pesar de que sé que nunca podría intentar nada” respondió con tristeza. Sabía que si la anulación resultaba a favor de Penélope, tal vez en algún momento podrían intentar algo, y eso era una posibilidad bastante baja, pero Benedict no sabía nada de eso, así que se reservó el comentario.
“Eso parece un castigo Anthony” Benedict lo miró con lástima.
“Ella merece ser feliz y yo me voy a encargar de que eso ocurra, aunque el resultado me haga infeliz a mí” Benedict no dijo nada más, simplemente se quedó con él en el estudio haciéndole compañía y tratando de distraerlo sobre sus pensamientos sobre Penélope. Lo cual no funcionó, pero Anthony agradeció el esfuerzo de todas formas.
Su madre regresó de casa de Penélope un poco antes de la cena, Anthony la abordó, apenas puso un pie en el vestíbulo de la casa
“¿Cómo está ella?”, si su madre notó su desesperación, no dijo nada
“Está bastante resignada a su vida” Anthony alzó una ceja interrogante “¿Eso qué significa?”
“No la vi bien, estaba un poco más pálida y parecía cansada; sin embargo, logré que comiera algo mientras estaba ahí, la invité a un paseo mañana, pero me dijo que solo nosotras dos, así que ni se te ocurra aparecer Anthony” le advirtió su madre.
“Está bien, por lo menos habló contigo, eso era lo único que quería” respondió él con sinceridad, no podía verla, pero su madre podía ocuparse de ella y eso lo dejaba más tranquilo.
“¿Te importaría decirme qué pasó?”, preguntó su madre, había estado muy callada durante toda su insistencia, así que su pregunta no lo sorprendió.
“Ella no ha estado tan bien como se muestra desde la temporada baja, solo estaba preocupado por su salud” dijo la verdad a medias, no podía contarle a su madre la realidad.
“Está bien, por favor no hagas nada de lo que puedas arrepentirte después” su madre se retiró y lo dejó clavado en el piso del vestíbulo, esperaba que Penélope se abriera más con su madre y tal vez eso la hiciera sentir mejor. Sabía que estaba caminando por terreno peligroso, pero ya no le importaba, solo quería asegurar el bienestar de Penélope, lo que opinara su familia de sus acciones lo tenía sin cuidado.
Pasó los días siguientes ocupándose de los asuntos del vizcondado, buscando un abogado para Penélope y acompañó a Francesca a caminatas con algunos caballeros interesados, la reina la estaba presionando con un Marqués, pero sabía que su hermana no estaba interesada, así que la impulsó a ver otras opciones. Decidió dejar a Eloise al pendiente de su madre, no habían estado en buenos términos desde que él la confrontó por su amistad con Cressida Cowper; sin embargo, ella decía que de verdad le agradaba, así que lo dejó estar con la condición que nunca estuviera en ninguna de las propiedades Bridgerton a menos que fuera para algún baile o evento. Tenía la sensación que tal vez la señorita Cowper quería usar a Eloise para acercarse a Benedict o tal vez a él, o hacerle la vida imposible a Penélope, y eso era algo que él no iba a permitir.
Ya había pasado más de una semana desde la última vez que había visto a Penélope y tenía que admitir que la extrañaba, si hubiera sabido que su tiempo con ella se le estaba acabando, no le hubiera inventado tantas excusas para pasar menos tiempo en su presencia, se sentía un idiota. Esperaba verla al día siguiente en el evento del globo aerostático, no sería el mejor momento para hablar de lo que él quería, pero si la veía de lejos era una ganancia para él.
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Hot Air Balloon event
Mayo, 1815
La familia llegó al sitio donde iban a exponer un globo aerostático y sería la primera vez que lo verían, pero él no estaba interesado en eso, se separó de su familia y comenzó a dar una vuelta por el lugar. Esperaba ver a cierta pelirroja y si tenía suerte poder saludarla, por fortuna no tuvo que buscar mucho tiempo, ya que la vio cerca del lago, pero se dio cuenta que estaba hablando con un caballero que no había visto antes. Ella parecía muy contenta en su presencia, se estaba riendo y hablando animadamente, eso lo llenó de celos, olvidando su idea de darle espacio, se acercó rápidamente.
“Buenas tardes, Penélope” interrumpió su conversación, sabía que había sido grosero, pero le importaba muy poco.
“Buenas tardes, Anthony, te presento a Lord Debling” Anthony había escuchado pocas cosas sobre el hombre y lo único que le interesó conocer era saber que se iba a ir pronto, así que sus celos se calmaron. Le dio la mano al hombre utilizando toda la educación recibida, una sonrisa, un cumplido sobre su trabajo del que vagamente sabía de qué se trataba y de repente estaban los tres en una conversación. Comenzó a mirar a Penélope disimuladamente, se veía hermosa, la gama de colores nuevos que usaba le sentaban de maravilla y agregarle a eso su cabello medio suelto a un lado, lo estaba distrayendo un poco. Lord Debling se retiró después de un rato, dejando a Penélope y Anthony solos.
“Eso fue increíblemente grosero” lo regañó ella mientras le daba una mirada de desaprobación.
“No me hablas en días y es lo primero que me dices” le dijo Anthony un poco dolido.
“No es una broma Anthony” le oyó decir con firmeza.
“En eso estoy de acuerdo, no es una broma, pero he tratado de saber de ti que hasta envíe a mi madre a verte” habló con seriedad.
“No era mi intención preocuparte” respondió ella visiblemente avergonzada.
“Sabes que me preocupo igualmente” dijo él con una sonrisa reconfortante.
“Discúlpame, de verdad lo siento” dijo ella, no sabía por qué se disculpaba, pero Anthony tal vez pensó que no estaba acostumbrada a que alguien estuviera al pendiente de ella.
“No tienes porque hacerlo, sabía que necesitabas tu espacio, sin embargo, yo también quisiera tener una conversación contigo. Pero primero, ¿cómo estás?”
“He tenido días mejores si quieres que te hable con honestidad” respondió ella con sinceridad.
“Siempre quiero la verdad” dijo él
“No tienes que saber todo lo que pienso” respondió. “A veces es mejor mantener ciertos pensamientos para uno mismo”, agregó, mirando fijamente a sus ojos.
“Pero yo quiero saberlo, me interesa saber todo de ti” habló casualmente.
“Anthony” susurró con tono de advertencia.
“¿Qué?”, respondió él, con curiosidad en su voz.
“No digas cosas así” le pidió ella, desviando la mirada.
“¿Por qué?”, preguntó él, confundido por su reacción.
“Sabes porque” respondió ella, con un tono de voz suave y nervioso.
“Eso me recuerda que tengo que hablar contigo en privado, ven a verme a mi nueva casa, esta noche, si no vienes Penélope te juro que te acorralo mañana en el baile y no me importaría armar una escena” le dio un papel dónde previamente había anotado la dirección, ella lo miró y lo guardó en su bolso “No creo que sea prudente” dijo con cautela.
“No lo es, pero lo que tengo que decir solo lo podemos saber tú y yo, por lo que necesitamos privacidad” añadió con firmeza, está era su oportunidad.
“No es necesario reunirnos en privado” dijo ella jugando con su bolso, parecía nerviosa.
“Lo es, necesito decirte algo” insistió él
“Anthony, olvida nuestra última conversación, podemos seguir siendo amigos. A mí no me importaría” se escuchó su voz temblorosa y bajó la mirada.
“Pero a mi sí, por favor, después de esto puedes decidir no verme nunca más” le estaba suplicando, pero no le importaba
“Está bien”, respondió ella con un suspiro. “Llegaré antes de medianoche.” Anthony sonrió satisfecho con su respuesta y le ofreció su brazo. “Perfecto. ¿Te apetece dar una vuelta?”
“Eso me gustaría” contestó ella sonriendo levemente.
Comenzaron a caminar en un cómodo silencio, vio que su madre les sonreía levemente, invitó a Penélope a comer un postre y la llevó a la tienda, sabía cuánto le gustaban los dulces, comenzaron a hablar como lo hacían antes. Anthony se sintió tan bien de tener a su amiga de vuelta, aunque fuera por unas pocas horas, no sabía como iba a transcurrir la noche y tal vez Penélope realmente sienta la necesidad de dejarlo por fuera de su vida para siempre, así que iba a aprovechar los minutos a su lado.
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La noche no podía llegar lo suficientemente pronto para Anthony, había estado impaciente desde que regresaron del evento del globo aerostático que casi termina con un accidente, su familia lo atribuyó que quizá era por el riesgo que podían haber corrido ahí, pero él sabía que era todo Penélope. No se separó de ella en toda la tarde, Benedict se unió a ellos un rato y aligeró la conversación, pero antes de irse le dio una mirada de advertencia. Anthony lo ignoró y siguió con ella, al final la ayudó a subir a su carruaje y se aseguró de recordarle su cita.
Se retiró a su estudio mientras esperaba la hora de la cena, sabía que no sería capaz de tener una conversación decente con nadie mientras estuviera en ese estado. Parecía que el tiempo pasaba aún más lento. Así que intentó ocuparse en sus cuentas, pero como eso había estado haciendo en estas últimas dos semanas no tenía nada pendiente, decidió revisar su correo. Había muchas quejas de los inquilinos, y comenzó a responder cada una de las cartas, al final vio una sugerencia de otro Lord sobre un abogado, decidió escribirle, ya que se estaba quedando sin opciones.
Llegó la hora de la cena y Anthony se dirigió al comedor, notó que Benedict no estaba por ningún lado, tal vez estaba con alguna mujer, así que decidió no preguntar. La cena transcurrió sin problemas, todos estaban animados por el cortejo de Francesca con Lord Samadani. Hyacinth mencionó futuros planes si Fran terminaba siendo una marquesa, pero su madre le dijo que no se ilusionara tan rápido, las cosas podían cambiar y él estuvo de acuerdo. Salió del comedor después de terminar y le dijo a su madre que iba a reunirse con Benedict en White’s. Comenzó como una mentira, pero decidió ir y pasar el tiempo ahí.
Cuando llegó a White’s el ambiente estaba muy animado, mucho de los caballeros estaban ya bastante tomados, así que él se sentó en un rincón solo. Pidió un trago de whisky que se tomó lentamente, hasta que escuchó algo que lo molestó.
“La nueva señora Bridgerton siempre está sola en su casa y solo tiene un lacayo, un mayordomo y una doncella imaginen que tan fácil sería entrar en su casa” le siguieron risas de los demás hombres, comenzó a buscar al hombre que habló, no le sorprendió ver qué era Fife.
“Es un riesgo que no vale la pena Fife, puedes enemistarte con los Bridgerton y eso no conviene” le pareció que esa era la voz de Lord Cho.
“Esa mujer siempre me ha llamado la atención, pero siempre tenía un Bridgerton al lado, ahora que por fin está sola, podría intentar hacer algún movimiento, no creo que me lo niegue” Fife volvió a hablar.
“Lord Bridgerton siempre está con ella en los eventos” respondió Lord Cho.
“No me preocupa, mientras esté sola en su casa, Lord Bridgerton no se tiene por qué enterar” Decidió poner fin a la conversación, se levantó y se detuvo frente a la mesa donde estaba Fife que palideció visiblemente cuando se dio cuenta que él había escuchado todo.
“Te recomiendo Fife que cuando hables de un miembro de mi familia lo hagas con respeto y si no eres capaz de eso, no hables sobre ella en absoluto, te advierto será mejor que olvides tus planes con la señora Bridgerton porque si algo llega a suceder o me entero que intentaste algo te juro, que ni los bow street runners va a poder encontrar los restos de tu cuerpo cuando acabe contigo” terminó su discurso poniendo su vaso en la mesa “¿Entendiste?” Fife asintió “Eso va para cualquiera de ustedes caballeros y cualquier otro que lo haya escuchado” salió de White’s y se dirigió temprano a su casa. Cuando llegó decidió acostarse un rato para pasar el tiempo, las horas ese día se habían extendido, o así lo sentía él.
No sabía cuánto tiempo pasó, pero escuchó golpes insistentes en la puerta, así que se levantó lo más rápido que pudo y caminó a abrirla. Era Penélope cubierta con una capa azul.
“Pensé que te habías olvidado, llevo tocando por un buen rato” dijo ella en cuanto abrió la puerta
“Discúlpame, me dormí, por favor pasa” respondió él con una sonrisa. Entró en la sala y se disculpó nuevamente por el retraso.
“Si estabas cansado, podíamos haber dejado está conversación para otro día” dijo ella con preocupación. Él negó con la cabeza y le aseguró que quería hablar con ella en ese momento. “No, es que tuve una mala noche y solo quería pasar el tiempo, no encontraba qué hacer mientras te esperaba, el tiempo entre esta tarde y ahora se me ha hecho eterno”
“No sabía que habías adquirido una nueva casa” dijo ella mientras observaba a su alrededor.
“Lo adquirí para estar más cerca” dijo él con sinceridad.
“¿Cerca de qué?”, preguntó confundida.
“Cerca de ti”, respondió él.
Vio una tímida sonrisa asomarse en la comisura de su boca “Eso es algo muy bueno de tu parte”
“Por eso me conocen. Ven, siéntate. Disculpa que no te ofrezca nada, pero solo tengo whisky aquí o eso creo” la dirigió al sofá y el se sentó a su lado.
“No te preocupes” respondió ella mientras se sentaba. “Entonces, ¿de qué querías hablar?”
“Lo que pasó en el baile de la luna llena” respondió él, de inmediato vio como ella se removía incómoda en su asiento “No es necesario Anthony, si quieres puedes olvidarlo y yo olvidaré también lo que vi, no tenemos por qué hacer esto más incómodo para los dos”
“No quiero olvidarlo, pero si es posible si quiero que olvides lo que viste, eso fue un malentendido, Lady Davies se unió a mí sin que yo lo supiera y cuando nos encontraste estaba tratando de irme, pero ella era muy insistente. Al parecer era el primer baile que asistía sin su esposo y yo le había interesado desde hace mucho tiempo, según sus propias palabras quería ver si de verdad era cierto todo lo que se decía de mí”
“¿Decir de ti?”, preguntó confundida
“Lo que escribiste en tu columna” él desvió la mirada llena de vergüenza, era un poco incómodo hablar de eso con ella.
“Oh” dijo ella y vio cómo su rostro se teñía de rojo.
“Bueno, al parecer estaba muy intrigada, pero te juro Penélope que yo nunca estuve interesado en esa mujer y ni lo estaré” dijo con determinación en su voz.
“No tienes que darme explicaciones, tú puedes hacer lo que quieras con quien quieras” respondió Penélope con una sonrisa que él notaba que era forzada.
“No puedo” continuó él, mirándola fijamente a los ojos.
“¿Qué dices?”, Penélope frunció el ceño confundida.
“No puedo hacer lo que quiero hacer con quien quiero porque esa persona está prohibida para mí” dijo finalmente esperando que ella entendiera la complejidad de la situación.
“Lamento haberlo mencionado, sé que tu situación con la señorita Sharma no fue la mejor” respondió ella con tono comprensivo.
“No estoy hablando de ella” respondió rápidamente “Y antes que te formes una idea o te inventes otra mujer, quiero que sepas que estoy hablando de ti”
“¿Qué?”, exclamó ella, visiblemente sorprendida.
“Lo que escuchaste, no sé cuándo, no sé cómo, no sé en qué momento, pero siento algo muy fuerte por ti, Penélope, y al igual que ti, me está matando no poder hacer nada al respecto. Porque en una situación ideal te hubiera cortejado, o tal vez nos hubiéramos saltado y eso y pasar al compromiso inmediatamente, pero nuestra situación actual no lo permite. Solo se me permite ser un buen amigo cuando lo único que quiero hacer es estar contigo todo el tiempo, besarte lo más que pueda durante el día, tocarte, sentir tu cuerpo junto al mío” hizo una pausa para ver su reacción “Y disculpa si es algo muy explícito de mi parte, pero sé que de otra forma no me creerías. Y no es solo deseo o lujuria, lo que siento por ti va más allá de eso, te amo Penélope”
“No puedes hablar en serio”, le respondió con incredulidad, apartando la mirada y comenzando a negar con la cabeza mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. El pánico se apoderó de él al verla así.
“Lo hago y es la verdad, te amo”, repitió Anthony con suavidad, “Por favor no llores” él se acercó y la abrazó con ternura, sintiendo como su corazón latía con fuerza, pero ella se soltó abruptamente.
“No” repitió una y otra vez, “no puedes hablar en serio” siguió diciendo “esto no puede ser verdad, seguro es un sueño” Anthony vio cómo comenzaba a pellizcarse los brazos con desesperación, tratando de despertar de una pesadilla que solo existía en su mente. “Despierta, despierta” suplicaba Penélope, ajena a la angustia de Anthony. Él se levantó y la tomó por los brazos, obligándola a mirarlo a los ojos.
“Penélope, mírame”, le dijo con firmeza, pero su voz temblaba ligeramente. Ella se negaba a hacerlo, seguía repitiendo que era un sueño, una ilusión. Le tomó las manos y se las puso en su pecho “Penélope, esto es real, yo estoy aquí contigo”, le aseguró, tratando de transmitirle la verdad de sus palabras a través del contacto físico.
“No, no, no, esto no es”, murmuró Penélope, tratando de soltarse de su agarre, pero él la sujetó más fuerte “No puedes decirme eso, no puedes” siguió murmurando cosas que él no alcanzó a entender “No puedes, porque eso significa que puedo tener todo y a la vez nada” comenzó a llorar y los sonidos que hacían solo le daban dolor también a él “Despierta Penélope, estás acostumbrada a soñar despierta, esto no es real, sigues siendo la misma Penélope, la tímida, la que todos pasan por alto, despierta, no te puedes permitir creer esto” siguió hablando para ella misma, como si él no estuviera ahí. Anthony se estaba preocupando, así que no era como esperaba que siguiera su conversación.
Le puso una mano en su mejilla y la obligó a mirarlo “Penélope, estoy aquí contigo, respira” vio en sus ojos una señal de reconocimiento, su respiración comenzó a estabilizarse. “Es real, tú y yo estamos aquí y somos reales”, le repitió Anthony, acariciando su mejilla con delicadeza.
“Anthony, dime qué fue una broma”, le suplicó Penélope con un hilo de voz.
“No podría bromear con algo así, ¿Por qué te resistes a creerlo?”, preguntó lo bastante confundido como para que ella lo mirara otra vez.
“Estás diciendo que me amas, a mí, tú no puedes”, se soltó de sus manos y se sentó en el sofá, alejándose de él como si fuera una amenaza.
“¿Por qué? Tú no puedes decirme como me debo sentir” le dijo en tono firme, pero en voz baja, no quería asustarla. No podía entender qué había pasado en tan pocos minutos, cómo su declaración de amor la había llevado a un estado de pánico.
“Pero yo soy yo, mírame, yo nunca he sido merecedora de un afecto”, se lamentó Penélope, abrazándose a sí misma como si tratara de protegerse del mundo. “Yo estoy destinada a un amor no correspondido, es así, así ha sido siempre”.
Anthony sintió un dolor profundo al escuchar sus palabras. “Penélope, sé que tus experiencias pasadas no te han dejado una marca positiva en tu vida. Pero ¿me creerías capaz de ser tan cruel para mentirte sobre esto?”, se acercó lentamente y se arrodilló frente a ella. “¿Lo creerías?”
“Lo siento” murmuró ella “Sé que no serías capaz, pero no puedo aceptarlo tan fácilmente” le tomó una de sus manos y la apretó, comenzó a acariciarla lentamente.
“Puedes, porque si es necesario lo repetiré toda la noche, hasta que estés convencida que esto es real, que eres digna de amar y que yo estoy contigo siempre, aunque la situación sea difícil” ella seguía sollozando, así que con su otra mano comenzó a tratar de secarle las lágrimas que caían “Por favor no llores.”
“No puedo evitarlo”, susurró mientras secaba sus lágrimas con cuidado. “La vida es muy injusta, esto no es justo” dijo mientras se acercaba para abrazarlo, sentía que sus lágrimas habían aumentado, pero él se encontraba en el mismo estado emocional que ella, tratando de consolarla lo mejor que podía.
“Lo sé” dijo porque no sabía que más decir para aliviar su dolor.
“No es justo” repitió “No es justo ¿Por qué nos pasa esto?” Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras seguía aferrada a él.
“No lo sé, si hubiera una forma te juro que daría todo para que pudiéramos estar juntos sin obstáculos” Él la abrazó con fuerza, sintiendo su dolor y su frustración. “Por favor no llores”
“No puedo evitar sentir que perdí algo que nunca tuve” La alejó de él para limpiarle las lágrimas, sus ojos estaban llenos de tristeza.
“No me voy a ir Penélope, a menos que eso sea lo que tú quieras, no te voy a dejar, puedo ser tu mejor amigo, si te sientes incómoda, no mencionaré más mis sentimientos por ti, con tal que sigas en mi vida” ella comenzó a negar con la cabeza “No podemos hacer eso, eso nos haría daño”
“Pero no puedo estar alejado de ti, esta semana ha sido un infierno sin poder hablar contigo, sin saber de ti” Sus palabras resonaron en el silencio de la habitación, mientras ella evitaba su mirada.
“Me pasó igual, pero es lo mejor, estoy segura que encontrarás a alguien después, alguien a quien puedas amar libremente.” Él la miró con tristeza “Eso no va a pasar”
“No lo sabes.” Replicó ella rápidamente
“Lo sé, porque esto que siento por ti no lo había sentido por nadie” dijo él con seguridad, sabía que iba a ser difícil convencerla de lo contrario.
“Pero tú estabas tan enamorado de Kate” dijo ella evitando su mirada.
“Es cierto, pero lo que sentía por Kate era diferente. Con ella todo era un reto, todo se trataba de admiración o deseo. Contigo, en cambio, es algo más profundo, más visceral. Siento que me conoces de verdad, que me aceptas tal como soy. Es un amor que me llena por completo, contigo encuentro paz, tranquilidad, un amor sereno que me permite ser yo mismo sin miedo a perderte” Sus palabras resonaron en el silencio de la habitación, dejando en claro la intensidad de sus sentimientos.
“¿Y entonces qué vamos a hacer?”, preguntó ella, con un tono de preocupación evidente en su voz.
“Seguiremos como ahora” respondió él, con determinación en su mirada.
“Eso no es factible a largo plazo Anthony” y él lo sabía perfectamente. Sin embargo, en ese momento, la idea de separarse parecía imposible de considerar.
“No podemos hacer mucho más, porque si quisiera actuar según mis deseos te convertirás en un secreto sucio y tú mereces más que eso. No voy a faltarte el respeto de esa forma” dijo con determinación
“Por qué tenías que ser tan caballeroso justo ahora”
“Si me permito probar de ti, sé que no podré conformarme con poco. Y eso nos arrastrará a una situación que no estamos listos para enfrentar y que no es compatible con lo que quieres hacer. Lo sé, no es lo que quieres escuchar, y tampoco es lo que yo quiero. Pero por ahora, solo podemos esperar. Aun así, tal vez en el futuro, si todo sale bien para ti, si tú todavía quieres, lo podríamos intentar. Sé que no será fácil tampoco, pero es nuestra mejor opción”. Respondió Anthony con una sonrisa triste en los labios. “Solo necesitamos ser pacientes y esperar el momento adecuado”, concluyó.
“Eso puede llevar muchísimos años. ¿Estás seguro que quieres esto?”, le preguntó ella con una mirada de preocupación en sus ojos.
A pesar de las dificultades, él asintió con determinación y le respondió: “Sí, estoy seguro. Vale la pena la espera”.
“Te amo Anthony Bridgerton” susurró ella con los ojos llenos de lágrimas.
“Te amo Penélope” respondió él con voz entrecortada, acariciando su rostro con ternura.
“Lamento mucho mi reacción de antes, no sé qué me pasó” dijo ella, mientras lo abrazaba con fuerza. “Gracias por estar para mí en todo este tiempo”
“No hay otro lugar donde quiera estar”, aseguró Anthony con sinceridad. Se quedaron abrazados un rato más, parecía que ninguno de los dos quería separarse, habían encontrado su lugar, habían encontrado a su persona, pero tenían realidades a las que volver, así que reuniendo toda su fuerza la separó de él.
“Creo que es hora de que me vaya”, habló ella mientras se levantaba y se despedía con una sonrisa.
“¿Te acompaño?”, preguntó él
“No es necesario, puedo ir sola” entonces él recordó lo que hablaban los hombres del club.
“Penélope, ¿puedo conseguir a alguien más para que cuide tu casa?”, ella lo miró interrogante “¿A qué viene eso?” Él vaciló por un momento antes de responder, “No me pidas detalles, pero escuché una conversación alarmante en White’s sobre ti está noche”
“No me pidas que no pregunte, me conoces mejor que eso”
Él suspiró y decidió revelar lo que escuchó en White’s. “Era Fife está tratando de llegar a ti como sea, habló de lo fácil que sería entrar a tu casa”
“¿Por qué diría eso?”, preguntó todavía confundida
“Penélope lo hablamos durante el primer baile, también admitió que siempre le habías interesado, pero que como siempre había un Bridgerton a tu lado le había resultado difícil, lo amenacé, pero no sé si eso haya sido suficiente para detenerlo o solo le planteó un desafío” Penélope parecía confundida y preocupada por la situación, pero al final decidió confiar “Está bien, puedes conseguir a alguien”
“Gracias por permitirme hacerlo” le dijo.
“Gracias por cuidarme” expresó ella agradecida. Volvió a ponerse su capa.
“Te acompaño” caminaron lado a lado y Anthony le tomó la mano, fue un gesto pequeño, pero se sintió muy importante y maravilloso, ella se inclinó hacia él y pasó su otra mano por su brazo.
“Quiero vivir en esta ilusión un poco más” Anthony sonrió, “Ojalá, pudiera hacerlo más real y no solo por un momento”
“Yo sé que sí, pero me conformaré con estos momentos” siguieron caminando en silencio, solo se escuchaba el sonido de la respiración de cada uno y voces de las pocas personas que había afuera a esa hora.
Llegaron a la casa de Penélope y él la dejó en la puerta trasera. “Cuídate Penélope, nos vemos mañana” Penélope asintió con una sonrisa
“Buenas noches, Anthony” él iba a dar la vuelta, pero ella se abalanzó hacia él y lo rodeó con un abrazo “Ojalá no tuvieras que irte” sintió que lo abrazaba más fuerte.
“No quiero irme, pero es necesario” le dio un beso en la cabeza y se alejó “Buenas noches” la vio entrar y entonces él dio la vuelta para volver a la casa familiar, por lo menos al día siguiente no se despertaría en una casa silenciosa.
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Al día siguiente Anthony no estaba exactamente seguro de como se sentía, por un lado, estaba feliz que hubiera podido hablar con Penélope y otra vez las cosas estuvieran bien entre ellos, pero por el otro solo podía sentirse triste; sin embargo, iba a hacer todo lo posible para que ella no lo notara, tal vez ella se daría cuenta de igual forma, pero al menos lo habría intentado.
Bajó a desayunar con su familia y comió en silencio, en su mente se repetía la noche anterior y él solo quería salir corriendo a verla, así que hizo exactamente eso. No espero las visitas de los caballeros para Fran y dejó solo a su madre con eso, ella era más que capaz. Pero antes que pudiera salir, Humboldt lo detuvo.
“Buenos días, Lord Bridgerton” dijo el hombre
“Buenos días, Humboldt, ¿Hay algo importante?”, preguntó un poco ansioso
“Sí, llegó esta correspondencia y usted me dijo que le avisara en cuanto llegara” le entregó un sobre, él al verlo lo reconoció enseguida, le dio las gracias a Humboldt y salió rápidamente y tomó su caballo, solo esperaba llegar lo más pronto posible. Cuando estuvo frente a su casa se tomó un tiempo para tranquilizarse, estaba agitado y no quería que ella lo viera tan desorganizado. Después de unos momentos tocó la puerta, como era de esperar Dunwoody abrió, lo miró con cara de aburrimiento.
“Buenos días, Lord Bridgerton” lo saludó el hombre.
“Buenos días, Dunwoody ¿Está la señora?”, si Dunwoody notó su estado agitado, no hizo señal de reconocimiento.
“Déjeme preguntar si quiere recibir visitas” le dio una mirada de disculpa y se volteó, unos segundos después escuchó la voz de Penélope acercarse.
“Dunwoody ¿Quién llegó?” Y la vio asomarse en la puerta “Oh Anthony” fue gratificante ver cómo su rostro se iluminó al verlo “Pasa” él ingresó a la casa y le dio su abrigo a Dunwoody quién los miraba con curiosidad.
“Buenos días, Penélope” la saludó con una sonrisa y vio como ella se sonrojaba
“Buenos días, no es que me moleste, pero es muy temprano, no he desayunado” le dijo con tono de disculpa
“Quería verte” le dijo acercándose a ella para que solo ella escuchará “y no podía esperar más tiempo” vio como ella le dedicaba una sonrisa y su rostro se iluminaba aún más. “Esperaré contigo en el comedor si no te importa”
“No me importa, ven” lo tomó de la mano y lo llevó al comedor “¿Tienes hambre?”, preguntó
“No, ya desayuné”
“Bueno, ¿Un té?”, volvió a preguntar
“No es necesario, puedes comer con tranquilidad, yo solo estaré aquí para disfrutar de tu compañía” Anthony aprovechó el momento para revisar el sobre que le había dado Humboldt antes de salir. Lo leyó y le alegró saber que su contenido era lo que él esperaba.
“¿Qué es?”, preguntó ella con curiosidad
“La respuesta de uno de los abogados que contacté para ti, este acepta representarte. No se encuentra ahora en Londres, pero dice que podemos reunirnos en cuanto llegue, que enviará una carta en el momento que ponga un pie en Londres. Supongo que la búsqueda terminó” le explicó
“¿Confías en él?”, su voz estaba teñida por un tono de cautela
“Fue recomendado por varias personas por su excelente trabajo y discreción, podemos estar tranquilos” respondió con confianza
“Está bien” dijo y la vio comer en silencio, a veces ella le preguntaba sobre pequeñas cosas y él respondía; sin embargo, el ambiente entre ellos había cambiado, se sentía incluso más íntimo y Anthony esperaba que una persona externa no lo notara tan rápidamente, pensó en Benedict y sus palabras.
“¿En qué piensas?” Penélope interrumpió sus pensamientos
“Es solo que las cosas se sienten diferentes” dijo sinceramente
“Lo hacen, pero era de esperar ¿Te preocupa?”
“No por mí, pero ¿podrían otras personas notarlo?” Penélope asintió comprensivamente “No lo creo, no creo que alguien se imagine lo que hablamos”
“Se me ocurre una persona” Penélope frunció el ceño, preocupada. Pero su expresión cambió al descubrir quién podría ser “Benedict, por eso ayer nos dirigía miradas curiosas y yo pensando que todo estaba en mi cabeza”
“Bueno, al parecer no fuimos sutiles durante el tiempo en Aubrey Hall y Hy le dijo que yo sonreía cada vez que me daban mi correspondencia, se dio cuenta muy rápido”
Penélope se rio, “¿Sonreías por mis cartas?”
“Al parecer lo hacía” admitió él con una sonrisa
“Sabes Hyacinth me lo mencionó en una de sus cartas, pero nunca me dio continuidad, así que pensé que ella se lo había imaginado” Penélope se estaba riendo al haber conectado los puntos.
“Hyacinth es una chismosa” expresó él con molestia fingida
“Quiere seguir los pasos de Lady Whistledown, está practicando” dijo Penélope, divertida. “Parece que tiene talento para eso”, comentó con una sonrisa.
“Dios nos ayude para cuando entre a la sociedad” Penélope asintió. “Será interesante ver qué sucede”, dijo con una risa. “Será todo un reto, es demasiado lista para los caballeros” añadió
“Tienes razón, creo que pasarán varias temporadas antes que se case, tal vez debería subirle a su dote” comentó él en broma.
“Dios mío Anthony, no hagas eso, puedes atraer a caballeros indeseados” Penélope frunció el ceño
“Hyacinth es muy capaz de ocuparse de ellos y solo dejará entrar a uno que valga la pena, la conozco y confío en su criterio. Lo único que espero es que no haya escándalos” dijo Anthony con una sonrisa.
“Eso sería pedir demasiado, es una Bridgerton” dijo con una sonrisa
“Creo que mi pobre madre no puede resistir 5 bodas más con escándalos” expresó él con cansancio en su voz.
“¿5? Te faltó un hermano” respondió su ella con una sonrisa burlona.
“Yo no cuento, no me casaré a menos que sea contigo” el ambiente juguetón murió rápidamente para dar lugar a uno más serio “Discúlpame, no debería haberlo mencionado”
Penélope lo miró sorprendida “No deberías, pero me gustó tu seguridad”
“Siempre te voy a dar seguridad, ¿Quieres dar un paseo hoy?”,
Ella negó con la cabeza “No, preferiría quedarme aquí contigo” lo miró con una sonrisa en el rostro mientras se levantaban de la mesa.
“Como ordene mi dama” respondió él con una reverencia exagerada, haciendo que ella riera.
“Vamos entonces, quedémonos en el salón, voy a hablar con Rae, un momento espérame aquí” la vio salir y se sentó en uno de los sillones, cuando regresó lo hizo con un libro.
“Le dije a Rae que no nos interrumpiera a menos que yo la solicitara para algo” se sentó a su lado y él se acercó más a ella “Anthony, no tientes al destino” le advirtió aunque no había ni una pizca de seriedad en su voz.
“No estoy haciendo nada, solo me estoy acercando un poco más” dijo fingiendo inocencia.
“Exacto” replicó ella como si eso explicara todo, pero él sabía a qué se refería.
“¿Te afecta mi cercanía?”, preguntó en un tono bajo y con una mirada intensa
“¿A ti no te afecta la mía?”, replicó ella acercándose un poco más a él y mirándolo directamente a los ojos, él sintió un nudo en la garganta al darse cuenta de que ambos estaban jugando con fuego. La tensión entre ellos era palpable, pero ninguno parecía dispuesto a retroceder.
“De hecho lo hace, por eso quiero estar más cerca” respondió él, acercándose aún más a ella y sintiendo el calor de su respiración en su rostro. Pero ella volteó su rostro y se alejó de él “Eres imposible, pero te puedes quedar cerca”
Anthony pasó un brazo por encima de sus hombros y se acercó a ella, podía sentir como se derretía en sus brazos y su olor era embriagador “Estoy en medio de esta lectura ahora ¿Quieres leer?”, le preguntó, pero él estaba muy cómodo con ella a su alrededor y no quería cambiar de posición.
“Me gusta escuchar tu voz, te dejaré a ti para que lo hagas” Ella sonrió, se apoyó más en su costado y comenzó a leer en voz alta, mientras él cerraba los ojos y se dejaba llevar por el sonido de sus palabras. La tranquilidad del momento los envolvió en una burbuja de paz y complicidad. Anthony disfrutó de tenerla cerca y en un momento comenzó a hacerle círculos imaginarios en el brazo de ella y sintió que se estremecía, así que paró “No te detengas” le dijo, él siguió y sintió que ella se acurrucaba aún más sobre él, no sabe cuánto tiempo estuvieron así y de repente ella se levantó. “¿Quieres tomar algo? Yo definitivamente sí, llevo tiempo leyendo”
“Un té estaría bien” respondió
“Bien, ya vengo” salió del salón dejándolo solo y sintió que su olor se quedó con él, algo cítrico, con flores, le gustaba mucho, era muy Penélope.
“Regresé, al parecer Rae me conoce demasiado y ya tenía una bandeja para mí” la colocó en la mesa frente a ellos “¿Vas a asistir al baile de hoy?”, le preguntó mientras le preparaba el té.
“Claro, tengo que acompañar a Fran y a mamá, además cierta dama me debe un baile” le dijo con una sonrisa.
“No es necesario que lo hagamos en todos los bailes, la gente puede comenzar a hablar” tenía una mirada de preocupación en su rostro, él lo entendía si los veían nada más bailando entre ellos generaron rumores indeseados. “Puedo decirle a Benedict que te pida uno también, así será menos sospechoso”
Pudo ver todavía un resto de duda en su expresión, pero termino por acceder “Está bien”
“¿Cómo han ido tus reuniones con la reina?”
“Bastante bien, creo que ya me considera de su círculo cercano” respondió con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
“Eso quiere decir que estás próxima a revelarte” dijo un poco preocupado, esa era la parte más impredecible del plan.
“Lady Danbury dice que le demos un tiempo más, voy a confiar en su criterio para esto, voy a usar mi identidad como moneda de trueque, es lo mejor”
“¿Estás segura que no habrá consecuencias?”, preguntó con inquietud
“He notado que la reina tiene fascinación con Whistledown, le intriga, la entretiene, yo creo que solo quiere saber quién es la escritora para satisfacer su curiosidad” su seguridad lo dejó un poco más tranquilo “Si tú lo dices, confío en ti”
“Gracias” Terminaron de tomar el té con las galletas y se acomodaron nuevamente en el sillón “¿Seguimos?”
“En realidad debería irme” vio como la cara de Penélope se contraía “No es que yo quiera, pero debo hacerlo, necesito conseguirte un cuidador y además hay una reunión en la cámara de lores, más tarde” vio que ella asentía.
“Está bien, ojalá no tuvieras que irte, nos vemos esta noche” Anthony se acercó y le dio un beso en la cabeza.
Salió de la casa y de inmediato se fue a buscar a Benedict a donde sea que estuviera, él tenía más conexiones con personas, así que podría ser útil. Comenzó por la casa, pensó que ya era una hora decente y pudo haber vuelto.
“Humboldt, ¿está Benedict aquí?”, preguntó mientras ingresaba a la casa, le hizo un gesto para que no se preocupara por su abrigo
“Sí, mi señor, está acostado en uno de los sillones debajo de las escaleras” señaló el sitio y él le agradeció. Caminó hacia donde le habían indicado y en efecto ahí se encontraba su hermano.
“Benedict” dijo varias veces, pero su hermano no reaccionaba, así que lo golpeó en la cara
“¿Qué te pasa Anthony?”, dijo molesto
“Estos no son lugares para dormir y necesito tu ayuda” comenzó a levantarlo de su sitio, pero su hermano era muy pesado y se volvió a caer en el sillón.
“Búscame más tarde” respondió con indiferencia y se volteó para mirar hacia la pared.
“No, ahora, es urgente” tal vez algo en su tono hizo que su hermano tomara en serio sus palabras
“¿Qué pasó?”, preguntó preocupado
“Salgamos de aquí primero, no quiero que escuchen” señaló a su alrededor con el dedo
“Bien, ¿puedes esperar y me cambio?” Anthony asintió “Está bien, tienes 15 minutos”
Habían pasado más de 15 minutos cuando Benedict bajó.
“Te dije 15 minutos” resopló molesto
“Necesitaba refrescarme” Anthony puso los ojos en blanco, pero no le dijo nada “Lo que sea vámonos” caminaron hacia los establos para montar sus caballos
“¿Ya me puedes decir de qué se trata?” Benedict preguntó con impaciencia
“Ayer estaba en White’s” comenzó Anthony y Benedict lo interrumpió “¿Fuiste sin mí? Estoy herido hermano”
“Estabas muy contento con tu viuda, pero esa no es la cuestión. Escuché algo alarmante” dijo con seriedad, su hermano comenzó a impacientarse “No le des tantas vueltas y dime”
“Fife y otros hombres estaban hablando de Penélope, lo fácil que sería ingresar a su casa ahora que está sola” notó como Benedict apretaba los puños “Esos desgraciados” dijo con rabia
“Sí, yo los amenacé, pero no sé qué tan efectivo fue, necesito buscar a alguien uno o dos hombres para que cuiden la casa” Fife siempre había sido un poco envidioso con él y sus hermanos, Anthony no dudaba que pudiera intentarlo solo para molestarlos a ellos.
“Podríamos ir donde Mondrich, él debe conocer algunos” ofreció Benedict
“Está bien, vámonos” Mientras cabalgaban lado a lado hacia el establecimiento de Mondrich Anthony le pidió a Benedict que le pidiera un baile a Penélope esa noche.
“¿Quiero saber por qué?”, preguntó Ben con curiosidad
“Ella dice que sería sospechoso si nos ven bailando en todos los bailes, así que tú, hermano, entras para reducir el riesgo de sospecha” casi nadie les prestaba atención últimamente, pero era mejor prevenir que lamentar.
“Está bien, igual, no tengo nada que hacer hoy, a menos que me encuentre con Lady Tilly Arnold” Benedict comenzó a alzar las cejas sugerentemente.
“No entiendo tu fascinación por las viudas”
“No hay compromiso y saben lo que quieren” le respondió Benedict con una sonrisa pícara
“Claro, bueno, no te metas en problemas” le advirtió, lo último que faltaba era tener un escándalo esa temporada, hasta ahora iba bastante bien.
“No lo haré y lo mismo te digo, supongo que la conversación con Penélope salió bien”
“Salió como debía haber salido y para tu información, no, no pasó nada”
“¿Nada?”, preguntó sorprendido, en parte Anthony se sentía ofendido por la poca fe de su hermano.
“Nada” repitió
“Admiro tu voluntad hermano” dijo Ben con un dejo de admiración
“Son cosas que se deben hacer” no sabía hasta cuando podría durar su fuerza de voluntad, pero lo haría por ella, eso era lo que necesitaba en ese momento.
Siguieron cabalgando hasta que llegaron a Mondrichs, se bajaron y dejaron los caballos con unos lacayos. Benedict le indicó que lo dejara hablar a él primero, ya que tenía más confianza con los Mondrich y él aceptó. Al final de la reunión consiguieron el nombre de dos hombres que les habían asegurado eran de confianza y muy leales, Anthony le agradeció a Mondrich y partió hacia la cámara de lores, no sin antes decirle a Benedict que se encargara de contactarlos de forma inmediata. Benedict aceptó a regañadientes, pero entendió la importancia de la rapidez.
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Innovations Ball
Mayo, 1815
Anthony y su familia llegaron temprano al baile, ya que su madre había dicho que Francesca necesitaba probar sus opciones con los pretendientes, así que se quedó junto a ellas para evitar experiencias como las del baile pasado. Estaba sumido en una conversación con ambas cuando sintió que alguien se ubicó a su lado.
“Buenas noches, Lady Bridgerton, Anthony y Fran” saludó Penélope
“Hola querida, me gusta mucho ese vestido” dijo su madre, era de un color lila con espirales en el largo de la falda, el corte hacía que fuera difícil apartar la vista de sus atributos y con su diferencia de altura tenía una vista tentadora.
“Gracias, me ha gustado mucho como Madame Delacroix, parece conocer mis gustos más que yo misma, sabe lo que hace” expresó ella feliz admirando su vestido.
“De hecho” respondió sin pensar Anthony, tratando de desviar el tema, le preguntó a Penélope sobre su madre.
“Llegué con ella, parece estar evitando a las personas que intentan hablar con ella sobre los nuevos inventos. Está tan emocionada, parece que mis hermanas pueden estar embarazadas” contestó con una sonrisa
“¿Las dos?”, preguntó su madre “Debe estar feliz, ojalá yo pudiera gozar de algo así” añadió su madre con un toque de esperanza.
“Tienes un nieto y uno en camino madre” respondió él
“Nunca son suficientes, tal vez una docena estaría bien” respondió su madre “o tal vez más”
“Es algo ambicioso” dijo Fran uniéndose a la conversación por primera vez
“Tengo ocho hijos, no creo que lo sea” replicó su madre
“Eso es un buen punto” dijo él, su madre iba a estar muy decepcionada si los únicos que lograban casarse eran los tres menores. Aunque Greg quería una familia grande, seguro le daría unos 10 hijos.
Cambiaron de tema cuando Lady Danbury se unió a ellos y el hermano de ella comenzó a hablar con su madre, Anthony se tensó visiblemente ante las insinuaciones que le estaba haciendo el hombre a su madre, pero Penélope lo sacó de su estado.
“Parece que lo quieres matar” lo reprendió ella suavemente.
“¿Qué hace ese hombre hablando con mi madre?”, llevaban mucho tiempo enfrascados en una conversación y su madre estaba visiblemente contenta con la atención y los halagos.
“Está bien tener amigos, Anthony, además tu madre todavía es joven, puede captar la atención de un hombre y no hay nada malo en eso” sabía que Penélope tenía razón, podía tener un amigo, pero era obvio que ese hombre quería algo más con su madre “El pensamiento me pone mal”
“No hay porque, solo debes apoyarla, todos ustedes en algún momento se irán de la casa y ella estará sola, necesita compañía” eso lo dejó debidamente reprendido, pero aun así el pensamiento lo inquietaba.
“¿Estarías de acuerdo si le sucede a tu madre?”, trató de desviar la atención de él.
“Yo no me preocupa por eso, la conoces, el hombre que se le acerque debe ser un idiota o alguien terriblemente valiente” respondió despreocupada.
“¿En qué categoría estaba tu padre?”, la respuesta era obvia, todos conocían como era Archibald Featherington, pero quería una confirmación de alguien cercano al hombre.
“En la primera obviamente” se rieron de eso y continuaron hablando entre ellos hasta que sonó la música para el primer baile y Benedict apareció
“Creo que te debo un baile mi querida Penélope” para hacerlo más dramático se inclinó y le besó los nudillos, sabía que el gesto para Benedict no significaba nada, pero no pudo evitar sentir una punzada de molestia.
“Claro, mi señor” respondió Penélope siguiéndolo hasta la pista de baile.
“¿Qué están haciendo?”, le preguntó su madre.
“Invitando a bailar a Penélope” su madre volteó a mirarlo con curiosidad “¿Por qué?”
“A ella siempre le han gustado estos bailes, y nunca ha tenido la oportunidad de disfrutarlos, así que entre Benedict y yo la vamos a invitar a bailar de vez en cuando, ya que quien lo hacía y debería hacerlo no está aquí” respondió simplemente sin disimular la molestia hacia su segundo hermano.
“Es algo bueno de tu parte” su madre le dio una sonrisa y le dio palmaditas en el brazo.
“Sí, también evita que estos lores confundan sus ideas” respondió él sin pensar
“¿De qué hablas?”, preguntó su madre confundida.
“Nada madre, pensamientos en voz alta. ¿Dónde está Fran?”, comenzó a recorrer la sala con la mirada.
“Está en la mesa de limonadas junto a Eloise y esa chica Cowper” No sabía cómo es que todavía seguían siendo amigas “Todavía no la termino de entender” dijo él.
“Yo tampoco, supongo que le daré su espacio” contestó su madre con un suspiro
“Es lo mejor” En ese momento regresaron Benedict y Penélope de su baile.
“Fue muy divertido Benedict, eres buen bailarín” lo elogió Penélope, lo que hizo que la punzada de celos volviera.
“Tú también eres muy buena Penélope, guárdame uno para el próximo evento” dicho eso su hermano desapareció nuevamente
“Aparece y desaparece como la brisa” comentó su madre
“Así es Benedict, ya deberías estar acostumbrada” le respondió él
“Espero que consiga a alguien rápidamente” Anthony y Penélope rieron por el comentario “No me haría tantas ilusiones” añadió.
“Solo me queda la esperanza” dijo al final, luego se disculpó y fue a dar una vuelta por la sala, dejando a Penélope y Anthony solos.
“Tu madre parece preocupada por algo” dijo Penélope
“¿Por qué lo dices?”, preguntó intrigado
“Simplemente, son cosas que notas, no me prestes atención” si ella lo decía, debía ser algo importante, pero decidió no insistir “Bien, es hora de nuestro baile ¿Dónde está tu tarjeta?”
“Soy una mujer casada, no es necesario que lleve una” Anthony se sintió un poco decepcionado “Que mal, me hubiera gustado firmarla.”
“Tienes suerte que en realidad si la haya guardado” Penélope sacó la tarjeta y se la puso en la muñeca. Anthony agarró el pequeño lápiz y escribió su nombre en toda la tarjeta.
“Una pequeña firma bastaba” lo regañó, pero estaba divertida.
“Esto es para indicar que todos tus bailes son míos” lo dijo con un tono posesivo que no pasó desapercibido por ella.
“Pero ya bailé con tu hermano” curvó sus labios con una sonrisa.
“No me lo recuerdes” resopló con molestia
“¿Te pusiste celoso?”, dijo mientras lo miraba entre la incredulidad y la diversión.
“Por supuesto que no” para su desgracia sintió que se sonrojaba y ella lo notó, su mirada se suavizó “Anthony, eso es extrañamente dulce”
“Me alegra que mi molestia te divierta”
“No solo me divierte, me halaga, no pensé ocasionar eso en un hombre” dijo Penélope en voz baja. Él observó alrededor para asegurarse que nadie los estuviera mirando y se inclinó hacia su oído.
“Ocasionas muchas cosas más en mí” vio como sus mejillas adquirían un color rosado y lo golpeó en el brazo “Anthony, basta. Esto todavía es muy difícil de creer para mí y no lo haces más fácil”
“Está bien, ¿Bailamos mi dama?”, le tendió la mano y ella la tomó “Con mucho gusto mi señor”
Bailaron una cuadrilla nuevamente, sabían que bailar un vals podría generar habladurías, era de los bailes más íntimos y solo estaba destinado a esposos o a parejas que se estaban cortejando o comprometidos. Anthony guio a Penélope con la gracia que da la práctica, estaba perdido en sus ojos y sus movimientos “Debes dejar de mirarme así” lo reprendió ella, pero no parecía convencida
“Lo siento, no lo puedo evitar” su disculpa sonaba hueca porque en realidad no lo sentía, pero sabía que debía moderar su comportamiento.
“Yo tampoco, pero debemos evitar que la gente hable” no quería preocuparla más, así que asintió y siguieron con su baile. Ella comenzó a distraerlo con observaciones de la gente que estaba en el baile, le decía las cosas que notaba, de lo que posiblemente estaban hablando. Cuando terminó el baile los guio hasta la mesa de refrescos donde se quedaron el resto de la noche. Está vez, a diferencia de los bailes anteriores, ningún caballero se acercó a Penélope y se sintió agradecido por ello.
Al final la acompañó a su carruaje, le dio un beso en los nudillos y se apartó “Por si no te lo dije está noche, estás hermosa”
“Lo hiciste y deberías dejar de hacer eso” lo señaló en el rostro
“¿Hacer qué?”
“Coquetear conmigo, darme esas sonrisas encantadoras, mirarme como si quisieras devorarme, los amigos no hacen eso, Anthony” dijo con determinación y él asintió sintiéndose avergonzado. “Tienes razón, discúlpame, nos vemos mañana”
“Buenas noches, mi señor” la vio subir a su carruaje y él esperó a que su familia saliera del baile para volver a su casa.
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A la mañana siguiente, Anthony se reunió con Benedict y los dos hombres que había recomendado Mondrich y se dirigieron a la casa de Penélope. Ella los recibió con una sonrisa, los presentó y enseguida tomaron lugares para cumplir con su trabajo.
“¿Hoy salimos o nos quedamos aquí?”, preguntó cuando solo quedaron ellos dos en el salón.
“Salimos, quiero tomar un poco de sol” dijo mientras se dirigía a su doncella
“Eso está bien, nos podemos reunir con mi familia en Hyde Park, parece que Fran está paseando con Lord Kilmartin”
“Está bien, vamos” tomó el chal con el que apareció Rae y salieron de la casa. Llegaron a Hyde Park y estaba lleno de gente, muchos estaban en plena etapa de cortejo y los paseos por el parque siempre eran una opción popular. Divisaron la tienda donde estaba su familia y Anthony se separó de Penélope.
“Pen, tenía rato sin verte” grito Hyacinth
“Solo unos días Hy” le respondió ella con una sonrisa mientras se abrazaban.
“Mucho, estuviste pérdida por unas semanas” se quejó su hermana.
“Lo siento, tenía cosas que solucionar” dejó a Penélope con su hermana menor para que se pusieran al día y él se sentó al lado de Eloise. “Hola El”
“Hermano” respondió secamente.
“¿Todavía sigues molesta?”, esto ya estaba durando demasiado.
“No estoy molesta, ahora solo no sé cómo reparar la distancia” Anthony aprovechó el momento para ver si su hermana ya había superado su molestia con Penélope.
“¿Estás hablando de tu situación conmigo o con Penélope?”
“Ambos, supongo” respondió mientras miraba brevemente a Penélope y volvía a su folleto.
“Bueno, un primer paso sería un saludo y luego una disculpa” le dijo él
“Lo pensaré” Anthony asintió y se puso a conversar sobre el último folleto que estaba leyendo Eloise. Después de un rato regresó su madre con Fran y Lord Kilmartin quien los saludo a todos, parecía un buen hombre y su hermana se veía claramente interesada, tal vez este sería el hombre con el que se terminaría casando.
Luego de compartir un rato más decidieron regresar a la casa Bridgerton. Fueron recibidos por Humboldt, quien le dio una carta a su madre, iba a recordar preguntarle sobre eso, ya que puso una mirada de preocupación. Penélope se dirigió al salón con Fran y Hy y solo quedaron él y su madre en el vestíbulo; Eloise desapareció tan rápido como puso un pie en la casa.
“¿De qué se trata madre?”
“Es de Colin” su madre comenzó a abrir la carta
“Vamos mejor al estudio para que puedas leerla en voz alta” su madre asintió y lo siguió, se sentaron frente a frente y su madre comenzó a leer.
“Querida madre, escribo para dar señales de vida, sé que no estás contenta conmigo ahora mismo, pero no quiero causarte una preocupación más, actualmente me encuentro en Grecia, sé que es un país que ya había visitado, pero es demasiado bueno como para perdérselo, como dije en mis cartas anteriores, no sé cuánto tiempo estaré aquí y no sé si vuelva pronto a Londres. Mi próxima ciudad será París, te quiere tu hijo, Colin.”
“Es increíble” exclamó Anthony con molestia “No se le ocurre preguntar por su esposa ni por su familia ¿Cuándo la escribió?”
“Está fechada en febrero de este año” leyó su madre nuevamente.
“Debe estar en París ahora o en otro lado, por lo que sabemos” está vez no trató de ocultar su evidente irritación.
“Pensé que sería una carta para decir que iba a volver” su madre sonaba decepcionada.
“A este punto no sé si vuelva, tiene su dinero, puede irse de gira hasta por 10 años seguidos sin problemas” resopló él y fue a servirse una bebida, le ofreció una a su madre, pero ella se negó.
“Tu hermano no sería tan desconsiderado” trató de defenderlo una vez más, su madre estaba ciega a las cosas. Sabía que Colin era su hijo preferido, era en esencia el favorito de todos, o lo fue hasta el año pasado. Era amable, encantador y se preocupaba por todos, Anthony se preguntaba qué pasó con ese hombre. “Madre, ya siento que no lo conozco, así no nos crio nuestro padre”
“Estás demasiado molesto” su madre señaló lo evidente.
“¿Y cómo esperas que esté? ¿Que le celebre su horrible decisión de abandonar sus responsabilidades? ¿Su decisión de abandonar a Penélope?”, trató de controlarse porque no quería armar una escena con todos sus hermanos en la casa.
“Por supuesto que no, ¿le vas a decir a Penélope sobre esta carta?”, lo pensó por un momento, pero negó con la cabeza “No sé qué sentido tendría, ella ya no menciona a Colin en absoluto”
“Será tu decisión y tú verás si es prudente o no” con eso su madre lo dejó solo en su estudio.
Los siguientes días Anthony se ocupó de mover sus cosas a su casa de soltero, se dijo a sí mismo que si Penélope necesitaba algo estaría más cerca, su madre no lo interrogó al respecto, pero sí le dirigió miradas significativas. Las siguientes salidas de Anthony y Penélope estuvieron llenas de pequeños momentos, él se estaba conteniendo de decirle las cosas que realmente quería decir, de tocarla como quería, pero algunas veces lo ignoraba y solo actuaba. Penélope lo regañaba cada vez, pero la sonrisa que le daba cada vez que le hacía un cumplido y le decía que la amaba valía la pena.
Benedict fue una cuestión distinta, estaba más pendiente a él que de costumbre, prácticamente vivía con él en su casa. Anthony pensó que tal vez Benedict creía que se había mudado para poder tener su aventura con Penélope. Su hermano lo conocía bien, pero él no iba a cruzar esa línea a menos que la misma Penélope le indicara hacerlo. Y solo lo haría si ya habían solucionado el tema de la anulación, antes estaba completamente prohibido. Así que se conformaron con pequeños besos en la mejilla, en la mano, abrazos que duraban más de lo normal. Anthony suponía que estaba bien.
En realidad no estaba bien, se estaba engañando así mismo, esa era la peor clase de tortura que se pudo haber autoimpuesto una persona. Penélope tenía razón, eso no iba a funcionar a largo plazo, pero en realidad para él no funcionó a corto plazo, habían pasado dos semanas desde que le reveló sus sentimientos y Anthony parecía no poder contenerse más. Penélope tuvo que haberlo notado porque redujo significativamente su tiempo con él o tal vez sucedió otra cosa, no lo sabía porque no había tenido tiempo de preguntarle.
El próximo baile se acercaba y también una posible propuesta por parte del tal Lord Samadani a Francesca y Anthony ni tenía tiempo para pensar en eso, esperaba que ese Lord no se propusiera y Kilmartin hiciera un movimiento. Sus pensamientos en los últimos días habían sido desordenados e inútiles, en lo único que podía pensar era en estar cerca de ella.
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Psyche & Eros Ball
Mayo 1815
Anthony llegó tarde al baile, no fue por él, fue por su madre, toda la temporada se la pasó diciendo que la puntualidad era importante, pero hoy decía que Francesca tenía que hacerse esperar, así que llegaron tarde. Ya estaba el ballet que la reina había contratado en medio de la actuación. Recorrió el salón de baile con la mirada buscando a Penélope y la encontró junto a su madre y sus hermanas. Decidió esperar a que terminara el ballet para acercarse a ella. Su madre se quedó embelesada en la actuación, sabía muy poco sobre la obra, pero parecía contar una historia romántica, miró inconscientemente a Penélope y ella tenía los ojos llorosos, lo que lo preocupó.
La actuación terminó y los bailarines se dirigieron fuera del salón de baile, los demás se dispersaron para dar comienzo al primer baile de la noche. Anthony caminó hacia donde estaba Penélope.
“¿Estás bien?”, preguntó él apenas llegó.
“Estoy bien, es solo que fue muy bonita la actuación” todavía no le había devuelto la mirada, parecía estar sumida en sus pensamientos.
“¿Estás segura?”, insistió él, sabía que algo estaba pasando por esa cabecita suya.
“Sí, aunque el baile me inspira a creer que puedo obtener más que este matrimonio” respondió mirándolo.
“¿A qué te refieres?”
“Al amor” lo dijo casi en un susurro
“¿Estás reconsiderando tu decisión?” Anthony comenzó a sentir pánico. Una cosa era que tuviera que esperar tal vez un par de años para oficializar las cosas con ella y eso si todo salía bien y otra era resignarse a un amor prohibido toda su vida.
“No, eso no va a cambiar, pase lo que pase quiero salir de este matrimonio” respondió ella con firmeza|, Anthony soltó el aliento que estaba conteniendo.
“¿Estaremos destinados a amarnos en la oscuridad?”, le preguntó ella con tristeza.
“Realmente espero que no” comenzó a sonar la música del primer baile de la noche, está vez era un vals.
“Ojalá pudiéramos bailar un vals, es mi baile favorito y nunca lo he podido bailar” comentó con nostalgia.
“Eso se puede arreglar” dijo él dándole una sonrisa.
“¿De qué hablas? No podemos bailar eso aquí” lo miró confundida, buscando la respuesta a la que él había llegado, pero a ella todavía no, casi podía oír como estaba funcionando su cerebro.
“Exacto ¿Quieres irte?”, preguntó en un tono bajo para que nadie escuchará.
“¿A dónde vamos?”, preguntó confundida.
“A mi casa” vio que una pequeña sonrisa se asomaba en la comisura de sus labios, pero inmediatamente entró en pánico “Anthony, no podemos irnos así” ella comenzó a girar la cabeza hacia todo el salón de baile, viendo si alguien los había notado o estaba escuchando a escondidas.
“¿Todavía estás reuniendo información?”, era lo único que se le ocurrió para justificar su negativa.
“No hay mucho que decir de esta noche, así que ya tengo lo necesario”
“Entonces ya tienes tu respuesta, vámonos” Le indico a Penélope que fuera delante de él y caminaron disimuladamente entre la gente para salir del baile, subieron a su carruaje y se dirigieron a la casa de Anthony.
“¿Se puede saber que tienes planeado?”, preguntó apenas él cerró la puerta del carruaje.
“Una noche con la mujer que amo, sin interrupciones” dijo con sencillez.
“No puedes decir cosas así y esperar que no me afecten” la vio removerse en su asiento y ponerse visiblemente roja.
“Mi intención es que te afecten, estás muy tranquila con toda la situación mientras yo no sé cómo vivir con normalidad” cambió de asiento y se sentó a su lado.
Ella arqueó una ceja “¿Te parece que estoy tranquila? Creo que tiene que ver con el tipo de educación que recibimos las mujeres, a diferencia de los hombres, tenemos años de práctica para disimular las emociones” bueno, a él no se le había ocurrido eso.
“¿Eso quiere decir que si estás tan afectada como yo?”, preguntó
“Claramente” se rio levemente.
“Es bueno saberlo” suspiró aliviado pensando en que ella estaba en el mismo estado que él.
“¿Qué?”, preguntó confundida.
“Que no estoy solo en esto”. El carruaje se detuvo y Anthony supo que habían llegado, ayudó a bajar a Penélope e ingresaron rápidamente a la casa.
“Quiero aclarar que no te traje aquí, para arrebatarte tu virtud ni a profanarte” comenzó a decir inmediatamente que pasaron por la puerta “quiero bailar el vals contigo. Así que vamos a estar en una nueva realidad, sígueme la corriente ¿Quieres?” Vio a Penélope asentir.
Se acomodó la corbata y el chaleco, le dio una reverencia mientras la saludaba “Buenas noches, señorita Featherington ¿Quiere bailar?”
“Sería un verdadero placer mi señor” respondió ella mientras le devolvía la reverencia.
“Perfecto, ahora está por tocar un vals” comentó casualmente.
“Qué conveniente, es mi baile favorito” Anthony le tendió la mano y ella la tomó, puso sus manos en su pecho y él la rodeó por la cintura, comenzaron a moverse al son de un vals imaginario, tan perfecto como da la práctica de años de preparación, se movían en perfecta armonía y no se quitaban los ojos del otro. Anthony sentía que Penélope encajaba perfectamente con él, era extraordinario. Cuando dieron la última vuelta quedaron a escasos centímetros, sus respiraciones se mezclaban.
“Anthony” susurró ella mirándolo a los ojos
“¿Mmm?”, fue el único sonido que pudo emitir él tan perdido que tenía la sensación de tener su cuerpo tan cerca del suyo.
“Bésame”
Notes:
Bueno ahora que terminó, me hace mucha gracia pensar que algunos estaban esperando lo peor para este capitulo pero no hay por qué alargar una angustia cuando ambos ya saben y reconocen sus sentimientos. Lo peor no ha pasado porque siguen en la misma situación y todavia no se ha solucionado nada, pero han llegado a un punto de entendimiento.
Ahora, ¿Creen que nuestro vizconde será capaz de dar el paso?
Próximo capítulo: Conversaciones, reuniones e interrupciones.
Chapter 8: Capítulo 8
Summary:
- Punto de vista de Penélope
- Conversaciones y reuniones
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Bloomsbury, Londres
Mayo, 1815
“Bésame” le susurró. Él se apartó un poco, con una mirada interrogante, buscando cualquier rastro de duda en su rostro.
“Penélope…” comenzó a hablar, pero ella lo interrumpió.
“Solo quiero que me beses”, dijo ella. Anthony por fin cedió y se inclinó hacia ella, cuando sus rostros estuvieron a centímetros de distancia, se detuvo un instante, dándole una última oportunidad para retroceder, ella le dio un leve asentimiento. Penélope comenzó a sentir como su respiración se volvía irregular y los latidos de su corazón se aceleraban.
Cuando por fin Anthony la besó sintió que distintas emociones se encendieron en su interior, el contacto entre sus labios se sintió magnífico, fue suave y delicado, como si estuviera tanteando el terreno. Ella anhelaba que ese momento no acabara pronto, así que deslizó sus manos temblorosas por el pecho de Anthony, sujetándose con fuerza a su frac, temiendo que este instante pudiera desaparecer en cualquier momento. Anthony al parecer entendió lo que deseaba, ya que intensificó el beso, explorando sus labios, lo que generó un escalofrío que la recorrió por completo El beso se intensificó aún más, sus lenguas se entrelazaron y el mundo pareció desaparecer para ella, en ese instante solo existían ellos dos, en ese salón en la casa de Anthony en Bloomsbury.
Lentamente, se separaron, una sonrisa se asomó en el rostro de Anthony y Penélope supo que habían cruzado una línea, un punto de no retorno. Pero poco le importaba si era honesta, ella solo quería extender ese momento, ese sueño hecho realidad. Quería besarlo una vez más, aunque eso significara romper todos los límites que se habían impuesto.
“Eso fue maravilloso” dijo por fin Penélope luego de recuperar un poco el aliento.
“Fue increíble”, respondió Anthony con la voz ronca, y se acercó para besarla de nuevo. Esta vez, el beso no fue tierno, Anthony parecía querer devorarla, deslizó sus manos de su cintura a sus caderas, podía sentir que estaba explorando la zona, atrayéndola la más a él. Ella gimió ante la sensación, y con una confianza que no sabía que tenía, Penélope alzó sus manos y las puso en la nuca de Anthony, comenzó a tirar suavemente de los cabellos que encontró ahí. Anthony gimió levemente, un sonido que hizo que su piel se erizara y la hizo necesitar más, más de él, pero entonces Anthony empezó a disminuir la intensidad y se separó de ella con una mirada que seguro reflejaba la de ella, emociones encontradas.
“¿Por qué te detuviste?”, susurró ella.
“Alguien tiene que mantener el control”, respondió él, con una mirada de disculpa, ella lo entendió, si seguían así podían acabar en una situación aún más peligrosa.
“Lo sé”, respondió ella, juntando sus frentes y abrazándose un rato más.
“Sabes, puedes quitar tu mano de ahí abajo”, lo reprendió ella juguetonamente.
“Creo que está muy bien ahí”, replicó con una sonrisa pícara en el rostro.
“Eres un libertino”, se quejó divertida, y sus dedos se movieron un poco más, como si no pudieran evitarlo.
“Me amas aun así” La frase quedó suspendida en el aire mientras Penélope sentía el calor subir por su cuello. Anthony la abrazó aún más fuerte. “Me encanta tenerte entre mis brazos”, susurró él.
“Sabes podemos sentarnos Anthony”. Él la tomó de la mano, se sentó en el sofá y la atrajo hacia él, quedando ella a medio lado en su regazo.
“¡Anthony!”, exclamó con sorpresa, pero no hizo ningún intento por levantarse. “No me refería a sentarme encima de ti”. Trató de levantarse, pero él la tenía inmovilizada. “Es donde quiero que estés”
“Soy muy pesada”, intentó nuevamente salir de esa posición, pero él no la dejó. “Tonterías, eres como una pluma”. Para probar su punto, la atrajo más hacia él, quedando ella demasiado cerca de su rostro. Sus narices se rozaron y Penélope sintió su aliento cálido en los labios.
“Estamos jugando con fuego, Anthony, ¿no fuiste tú el que dijo que no me querías tener de amante?”, el término no le sentaba mal, porque era con él, ella lo quería, pero sabía que debían ser cuidadosos.
“Estás segura conmigo, jamás haría algo que no desees. No te quiero como amante, te quiero como mi esposa, y sé que hay límites. Pero ya te besé una vez, y pienso seguir haciéndolo”, afirmó con convicción. Penélope sintió la necesidad de aclarar que los besos ya eran un límite cruzado, pero optó por postergar la conversación y se contentó con acariciar su cabello.
“No sé qué hice para merecerte, eres muy bueno conmigo”. Lo escuchó suspirar mientras seguía trazando su cabello con su mano.
“Soy yo quien no te merece, y solo te estoy tratando como corresponde a un caballero tratar a su dama”. Lo dijo con tanta seguridad que a Penélope no le quedó más que creerle.
“Me gusta cómo suena eso, mi señor”, respondió ella. Cambió de ángulo para poder verle la cara mejor. “Por fin estamos a la misma altura”, le dijo ella mientras pasaba su mano por su nariz, labios y mandíbula. “Es muy guapo Lord Bridgerton”.
“Y tú eres una mujer hermosa”. Penélope se inclinó para darle un beso que rápidamente escaló en intensidad y los dejó sin aliento a ambos. “No quiero dejar de hacer eso y es la primera vez que lo hago”.
Anthony comenzó a trazar círculos invisibles en su muslo por encima de la falda. Penélope sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, erizando su piel. “Quédate”, susurró él.
“No puedo” respondió ella, apartándose suavemente. La decepción se dibujó en el rostro de Anthony.
“Puedes, envía una nota a tu doncella y nadie se entera” insistió él.
“Anthony…” replicó ella, con un suspiro, pero él la interrumpió
“Solo a dormir” sonaba suplicante “te juro, solo a dormir”
“No puedo” repitió Penélope, con la voz temblorosa.
“Está bien, te acompaño a tu casa” él comenzó a levantarla de su regazo y luego se levantó él dirigiéndose rápidamente a la puerta “¿Vamos?”, preguntó girándose hacia ella cuando notó que no lo seguía.
“¿Estás molesto?”, preguntó Penélope, sintiendo un nudo en la garganta.
“No lo estoy” pero ella no le creyó nada, su voz sonaba tensa y comenzaba a alejarse de ella.
“No mientas, de verdad lo siento mucho. Sabes que si todo fuera más fácil me quedaría, he soñado con despertar a tu lado muchas veces y te aseguro que nada me haría más feliz” Ella se acercó a él y lo inclinó hacia ella, buscando su mirada, le acarició la mejilla con ternura, sintiendo la calidez de su piel bajo sus dedos. “Sabes que te amo, no lo hagas más difícil”.
Él no respondió de inmediato. Sus ojos reflejaban una profunda tristeza. “Si tuviera un personal más discreto”, siguió ella, dudando por un momento. “En Rae confío, pero Dunwoody sigue siendo muy leal a Colin, no confío en él, ¿entiendes por qué lo digo?”.
Finalmente, él asintió, comprendiendo la razón de su negativa y la complejidad de la situación entre ellos. “Entiendo, si después de solicitar la anulación comienzan a investigar, podrían comenzar con tu personal y si un testimonio no coincide, podría dañar todo”
“Exacto”, dijo ella, “He visto cómo él siempre hace gestos cada que nos ve juntos, debe estar sospechando y tanto tú como yo necesitamos que esa anulación se lleve a cabo con un final favorable para ambos”. El asintió comprensivamente y ella le dio una pequeña sonrisa.
“Tienes razón, lo siento.” Dijo él mientras agarraba su mano para llevársela a los labios y darle un beso suave en la palma.
“No te preocupes, me gusta que no quieras separarte de mí”, respondió ella con una sonrisa reconfortante, sintiéndose amada y valorada en ese momento.
“Eso nunca va a suceder, siempre voy a querer tenerte cerca de mí” aseguró él con determinación, sellando sus palabras con otro beso en la mano de ella. “¿Podemos quedarnos un rato más?”
“No sé qué tan prudente sea, creo que debería irme a casa” respondió ella con un tono de duda. Sabía que debían actuar con cuidado. A pesar de ello, la tentación de quedarse era fuerte. El deseo de estar cada minuto del día con él la consumía por dentro.
“Espera,” dijo él como si hubiera recordado algo “¿es por eso que redujiste nuestro tiempo juntos?”
Ella simplemente sonrió “En parte, digamos que la sutilidad no es algo que se te dé muy bien, si seguíamos como antes, en menos de una semana comenzarían los rumores sobre una relación”
“Pero antes pasábamos tiempo juntos y nunca te importó y nadie dijo nada”
Ella suspiró, sabiendo que las cosas habían cambiado desde entonces. “Es cierto, pero ahora no puedes dejar esas manos quietas, te inclinas involuntariamente sobre mí y tu mirada cambia cada vez que me miras. No sé cómo no lo noté anteriormente. Parece que reconocer nuestros sentimientos te hizo más atrevido”
“No sabía qué hacía eso” dijo sorprendido por sus observaciones.
“Claro que lo sabías, por eso no te quejaste. En el fondo sabes que no eres capaz de estar conmigo sin intentar establecer contacto”, él le sonrió en señal de acuerdo. “Está bien, lo reconozco, me estoy volviendo loco porque no puedo estar contigo como quiero” admitió finalmente.
“¿Y cómo es eso mi señor?” Preguntó con una voz suave mirándolo directamente a los ojos, vio como la mirada de él bajaba de sus ojos a su boca y se lamió el labio.
“No me tientes, mi fuerza de voluntad se encuentra en una fina cuerda en este momento”, su voz se tornó más ronca que en minutos anteriores. Sintió como su mano subía por su espalda hasta el hueco entre su cuello y su hombro, su contacto la hizo estremecer. “Pero si quieres saber, comenzaría por darte un beso” susurró, rozó sus labios con sus dedos, trazando una caricia que descendió lentamente. “Luego te daría un beso aquí”, señaló un punto debajo de la oreja, “e iría bajando hasta llegar aquí”, sus dedos dibujaron círculos en el valle de sus pechos. “Luego me tomaría mi tiempo para adorar estos”, ahuecó sus senos con las manos, la acción la estremeció y se le escapó un gemido de sus labios. “Después seguiría explorando todo tu cuerpo, mi boca exploraría cada lugar y al final…”, hizo una pausa para mirarla a los ojos con intensidad, “… bueno, eso es para otro día, ahora tengo que acompañarte a tu casa”. La soltó y se acomodó su abrigo, pero la mirada de deseo en sus ojos no desapareció.
“Anthony, eso no es justo” se quejó ella “ahora estoy incómoda”
“Mi querida Penélope, tú empezaste” se acercó peligrosamente y ella retrocedió quedando entre la pared y él. Acercó su rostro al de ella y cuando estaban solo a centímetros susurró “solo podemos esperar” y se alejó de ella.
“Sé que hay cosas que podemos hacer sin arriesgar mi virtud” respondió ella, no dispuesta a ceder, en este juego podían jugar dos.
“¿Quieres eso? ¿Quieres que explore tu cuerpo con mis manos y mi boca?”, Penélope sintió como su rostro comenzaba a calentarse, una mezcla de excitación y nerviosismo recorriendo su cuerpo. La pregunta de Anthony la dejó sin aliento, la posibilidad de entregarse a él la llenaba de anhelo. Sus ojos se encontraron, la tensión entre ellos era palpable, pero ella no lo iba a dejar pasar tan fácil.
Penélope sonrió, “¿No serías capaz de controlarte? Pensé que usted, mi señor, era un hombre experimentado” vio como su expresión cambiaba a una de desafío, una leve sonrisa se asomó por la comisura de su boca.
“¿Estás segura que puedes tú? Esta noche solo ha servido para comprobar que eres muy impaciente, yo, por el contrario, he sido el que ha puesto una pausa a cada uno de tus avances” Penélope odiaba su perspicacia. Él la conocía demasiado bien. Su presencia la perturbaba, nublando su juicio y despertando anhelos que no sabía que tenía.
“Está bien, detengamos esto aquí” dijo finalmente rindiéndose “Es mejor que me vaya antes que hagamos algo y no haya vuelta atrás”
“Después de usted, mi señora” Hizo una exagerada reverencia señalando la puerta “Ahora solo te estás burlando de mí” se quejó ella.
“Lo haces muy fácil, vamos en mi carruaje y después me regreso en él”. Salieron de la casa. Él la ayudó a subir al carruaje, y luego se sentó a su lado. Le tomó la mano, entrelazando sus dedos, y ella se recostó en su hombro.
El trayecto fue corto. Al llegar a la casa de Penélope, él no se bajó, pero se acercó a ella y la besó. “Sabes, si te hubieras quedado, tal vez podríamos haber explorado esas ideas que tenías en mente” antes que pudiera responder volvió a besarla “Nos vemos mañana”
Penélope sintió el calor subir a sus mejillas, podía decir que su cara debía estar del tono de su cabello. Miró a Anthony por última vez, y luego bajó del carruaje con la ayuda del lacayo. Se giró hacia el carruaje, y con una pequeña sonrisa, dijo “Supongo que mis manos servirán muy bien para ese propósito, usted no es necesario”. Le guiñó un ojo, disfrutando ver como la expresión de suficiencia abandonaba su rostro.
“Buenas noches, mi señor”, canturreó con una sonrisa traviesa. Se dio la vuelta con un movimiento teatral, oyó gritar su nombre, pero ella fingió no escucharlo y entró a su casa. Iba a dejar que su mente hiciera todo el trabajo, al fin y al cabo se lo merecía.
No era que fuera a llevar a la práctica las ideas que había insinuado, pero la teoría la conocía. Las ilustraciones que Gen le había mostrado durante su explicación prematrimonial revoloteaban en su memoria, aunque nunca las había puesto a prueba.
Al llegar al pie de la escalera, Rae, la observaba con una mezcla de curiosidad y sorpresa.
“¿Todo bien, Rae?”, preguntó con una sonrisa.
“Sí, señora. Es solo que… se la ve radiante”, respondió con un brillo en los ojos.
“De hecho lo estoy” su sonrisa se hizo más amplia ante el recuerdo de su noche. Comenzó a subir las escaleras para llegar a su habitación, Rae iba detrás de ella para ayudarla a desvestirse.
“¿Tiene que ver con Lord Bridgerton?” Penélope dejó de caminar abruptamente y volteó a mirarla “Discúlpeme, señora, no es asunto mío” se disculpó rápidamente Rae. Penélope siguió caminando hasta que llegó a su habitación y se enfrentó a Rae.
“Rae no sé qué ideas te estás haciendo, pero no hay nada entre Lord Bridgerton y yo” se excusó rápidamente, lo cual pensó segundos después solo la hacía parecer más culpable.
“No me debe explicaciones, señora, solo lo dije porque usted siempre está más feliz cuando está cerca de él” Rae comenzó a ayudarla a desabrochar el vestido “No voy a comentar nada, usted se ha portado muy bien conmigo y sus asuntos son solo suyos”
“Te lo agradezco Rae, has demostrado ser de confianza” le respondió Penélope con una sonrisa, que su doncella pudo ver a través del espejo.
“Es mi trabajo, señora, y es un placer estar bajo sus órdenes” Continúo su trabajo en silencio y después la ayudó a quitarse los accesorios del cabello. “Muchas gracias Rae” le dijo cuando finalizó.
“Buenas noches, señora” Rae hizo una reverencia y salió de la habitación.
La conversación con Rae la había puesto a pensar, le había mencionado eso mismo a Anthony horas antes, pero no se había dado cuenta que ya había comenzado a hacerse notorio. En realidad debió haberlo esperado, Anthony la visitaba muy a menudo como para ser normal entre un hombre y la esposa de su hermano. Ahora estaba asustada, debían actuar con cuidado, si una persona externa los descubría iba a formarse un escándalo, que aunque se pudiera negar ya la semilla de la duda quedaría plantada. Mañana, cuando él viniera, le pediría que redujera sus visitas diurnas y si era posible solo reunirse las noches de los bailes para evitar sospechas, parecía un buen plan. Con ese pensamiento se quedó dormida.
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A la mañana siguiente, tal como Penélope esperaba, Anthony se presentó bastante temprano. Ella lo hizo esperar en el salón mientras terminaba su desayuno, tomándose su tiempo a propósito. En parte, porque no sabía cómo enfrentarlo después de lo sucedido la noche anterior y, en parte, porque quería que la extrañara un poco más.
Cuando vio que había pasado un tiempo prudente, se dirigió al salón.
“Buenos días, mi señor” saludó ella con una sonrisa, Anthony parecía estar perdido en sus pensamientos, pero en cuanto escuchó su voz se giró hacia ella.
“Buenos días, Penélope, ¿te despertaste tarde?”, ella notó que él estaba un poco ansioso, lo que la hizo sonreír. “Para nada mi señor, ¿por qué lo pregunta?”
“He estado aquí unos veinte minutos” dijo mirando su reloj “pensé que sus actividades nocturnas la habían hecho desvelarse” comentó casualmente
“¿Está usted preocupado por mis actividades? ¿Ha estado pensado en ellas?”, dijo mientras se acercaba a él “¿Ha estado pensando en eso toda la noche que no pudo esperar una hora más decente para visitar a una dama?”, le encantó ver cómo su rostro comenzó a teñirse con un leve tono rosado.
“Penélope” su voz tenía un tono de advertencia, pero ella no se dejó intimidar y mantuvo la mirada firme.
“Esa no es una respuesta, mi señor.” Comenzó a acercarse más a él hasta que solo quedaron a pocos centímetros de distancia “Dígame mi señor, ¿estuvo pensando en mí?”, le acarició la mejilla con una mano mientras lo miraba fijamente, mientras que la otra la puso en su pecho podía sentir los latidos de su corazón acelerarse “¿Me extrañaste?”, cuando él estaba a punto de responder se separó de él y se sentó en frente de donde él estaba.
“Deja de jugar conmigo Penélope” habló casi sin aire. Penélope sonrió con malicia, sabía que tenía el control de la situación y eso le encantaba.
“Lo siento si te incomodo, mi señor. Solo quería asegurarme de que estuvieras pensando en mí”, respondió Penélope con tono inocente. “Pero si no estás de humor, no te preocupes. Podemos hablar de otros asuntos más serios si así lo prefieres, porque en realidad quería hablar contigo”, dijo cambiando de tema. “Ayer Rae mencionó algo que me tiene preocupada y nos afecta.” Penélope se enderezó y su expresión se volvió más seria.
“No puedes cambiar de tema de esa forma, me estás volviendo loco” dijo él, luciendo visiblemente afectado.
“Tú hiciste lo mismo conmigo ayer” replicó Penélope mientras lo veía acomodarse la corbata que había estado bastante bien todo ese tiempo.
“¿Entonces es una especie de venganza?”, preguntó él.
“También porque me gusta molestarte un poco” respondió Penélope con una risa juguetona. “Pero en serio, necesitamos hablar sobre lo que Rae mencionó, es importante”.
“¿Qué es?”, preguntó al fin más como sí mismo, se enderezó en su asiento y la miró fijamente.
“Rae ayer comentó que me veía más feliz cuando estoy contigo, creo que ella sospecha algo y si ella lo hace los demás también y mientras exista la duda pone en peligro todo” dijo seriamente, la expresión de Anthony se tornó seria y vio como se le tensaba la mandíbula. “No podemos vernos más seguido, estaba pensando en solo vernos las noches de los bailes”.
“¿Es parte de tu venganza o estás hablando en serio?” Anthony preguntó con una mirada penetrante.
“Es en serio Anthony, eso no sería un castigo solo para ti, ¿sabes?” Penélope respondió con firmeza, manteniendo la seriedad en su rostro.
“¿Estás preocupada porque Rae hable?”, preguntó Anthony
“No, sé que ella es leal a mí, además le dije que entre nosotros no había nada” Penélope respondió con confianza, sabiendo plenamente que Rae no representaba una amenaza. Sin embargo, en el fondo de su mente, la preocupación seguía latente.
“Me duele tu rechazo” Anthony dijo con tristeza fingida. Penélope suspiró profundamente, sabiendo que por las palabras de Anthony no se estaba tomando la situación con la gravedad que debería “Por favor, Anthony es en serio”
“Está bien, pero ¿no sería más sospechoso si dejara de aparecer de repente?”, preguntó él. Era algo que no había pensado y podría ser una posibilidad, así que podían adoptar un enfoque distinto.
“Puedes tener razón, qué te parece, si en vez de venir a visitarme a diario, solo lo harías unos días y tal vez en los otros simplemente nos encontramos en un lugar como si fuera casualidad” Anthony parecía estar analizando su idea y al final la aceptó.
“Bien, ¿has tenido noticias del abogado?” Penélope cambió de tema.
Anthony asintió “De hecho esa fue una de las razones por las que vine temprano, como no había ido estos últimos días a la casa Bridgerton, muchas cartas no las había leído, Humboldt las envió ayer antes del baile, había una del abogado. Pregunta si podemos reunirnos la otra semana”.
Penélope sintió un rayo de esperanza al escuchar las noticias y asintió con alivio. “Me parece bien, ¿qué día? Sabes que los jueves tengo el té con su majestad”
“¿Qué tal el próximo miércoles?”, propuso él.
“Está bien, puede ser en tu casa, no quiero que nadie más se entere y tus sirvientes son más discretos” respondió ella.
“Organizaré todo entonces” Anthony se levantó de su asiento, Penélope pensó que ya se iba, pero el hombre malvado que es se sentó a su lado casi sin dejarle espacio personal “Volviendo a nuestro tema anterior, no sabía que podías ser tan atrevida” antes que pudiera responder le dio un casto beso en los labios “Te extrañé” dijo al final con una sonrisa.
“¡Anthony!, debes tener cuidado, pudo haber entrado cualquier persona” exclamó preocupada, tratando de mantener la compostura.
Anthony simplemente sonrió “Ahora te preocupa, pero cuando entraste a esta habitación no te importó seducirme a plena luz del día, no sabía que podías hacer eso”.
Penélope se ruborizó ante la acusación de Anthony, sintiendo vergüenza por sus acciones. “Bueno, como te dije, es una especie de venganza por lo de ayer y si soy honesta no sé de dónde salió todo eso, yo tampoco sabia que podía actuar así, lo hice por puro instinto” respondió mientras se cubría la cara con sus manos, se sintió sonrojar más ante la mirada intensa de Anthony.
“Es bueno saber eso” dijo Anthony con una sonrisa traviesa, acercándose lentamente a ella; sin embargo, el momento fue interrumpido cuando tocaron la puerta.
“Señora, tiene visita” anunció Rae, desde detrás de la puerta.
Anthony giró hacia ella “¿Estás esperando a alguien?”
“Tus hermanos” respondió ella mientras se levantaba “Déjalos pasar Rae”
“¿Cuál de todos mis hermanos? Y ¿Qué hacen aquí?”, ella comenzó a mirar a su alrededor por si había algo que los delatara o estuviera fuera de lugar.
“Ya había acordado ir a la librería con Hy y Greg” dijo Penélope mientras se acomodaba en el otro sofá, alejándose lo más que pudo de Anthony.
“¿Por qué estás tan lejos?”, ella puso los ojos en blanco, pero antes que pudiera responder entró Hyacinth con Gregory detrás “Pen, que bueno verte” saludo Hyacinth sin notar a Anthony en la habitación.
“Es bueno verte también Hy, Hola Greg” los saludó Penélope.
“¿Y yo soy invisible?” Comentó Anthony con molestia fingida. Hy y Greg se giraron de inmediato hacia él.
“Hermano, no sabía que estabas aquí” Hyacinth se acercó para abrazarlo. “¿A qué hora llegaste?”
“No hace mucho tiempo, solo vine a ver cómo estaba Penélope” se separó de Hyacinth y molestó a Greg “pero ya me iba” le dirigió una mirada a sus hermanos “compórtense” y luego se volvió hacia ella “adiós Penélope” le dirigió una breve mirada y salió del salón.
“Estaba un poco raro mi hermano ¿No?”, comentó Hyacinth apenas Anthony se fue, Greg pareció estar de acuerdo con ella.
“No lo creo, el siempre ha sido así” dijo ella restándole importancia
“No, sin duda hay algo” insistió Hy, pero Penélope decidió cambiar de tema e ir a la librería de una vez. Había acordado acompañar a Greg para ayudarlo a elegir opciones para mejorar su latín y Hyacinth solo quería pasar más tiempo con ella, así que se sumó a la salida.
Le gustaba pasar tiempo con ellos, Hyacinth era una excelente conversadora, siempre encontraba algún tema para diseccionar o alguien de quien hablar y Gregory siempre trataba de hacer algo para recibir su favor, era muy tierno. Aunque también podían ser demasiado traviesos para el bien de la sociedad, no había un momento en que no estuvieran planeando algo, era bastante divertido y refrescante. Pasó el resto de la mañana con ellos y luego los acompañó hasta Bridgerton house, pero no se quedó ahí y fue hasta la casa de su madre, habían hablado brevemente la noche anterior, pero sintió a su madre un poco preocupada. Cruzó la calle hasta su antigua casa y tocó la puerta. Como siempre, Varley abrió la puerta y la saludó con una sonrisa, la dejó pasar indicándole que su madre estaba en el salón con sus hermanas.
“Buenas tardes, mamá, Prudence, Philippa” dijo al entrar, sus hermanas, como siempre estaban en su propio mundo.
“Penélope, no me dijiste que venías hoy” comentó su madre, estaba sentada frente a sus hermanas, así que ella se sentó a su lado.
“Me retiré temprano del baile, además no lo tenía planeado, pero estaba en la librería con Hyacinth y Gregory y los acompañé a la casa Bridgerton. Decidí venir a saludarte, he notado que has estado un poco preocupada estos días, ¿Qué pasa?” Su madre miró de reojo a sus hermanas, pero no estaban prestando atención, así que continuó.
“Hace unos días vino un tal señor Dundas por los asuntos de la herencia, dice que si no hay un heredero varón pronto pueden quitarnos el título” dijo su madre con preocupación, en realidad a Penélope no le importaba el título, pero sabía que a su madre le importaba su estatus.
“Mamá, pero si se pierde el título igual ya todas estamos casadas, podrías vivir con alguna de mis hermanas y no tendríamos un impacto económico significativo” explicó ella con el poco conocimiento que tenía sobre los asuntos de herencia.
“Pero eso sería caer en desgracia, nuestro dinero solo viene del título de barón, sin el, yo que soy la baronesa viuda quedó en posición vulnerable” exclamó su madre “la única fe que me queda es que cualquiera de tus hermanas dé a luz a un niño, pero no estoy tan convencida que sus maridos sepan administrar un patrimonio” Penélope se rio ante eso porque su madre tenía razón, los esposos de sus hermanas eran buenos hombres, pero no eran muy listos.
“Te preocupas por nada”, dijo, tratando de sonar segura, aunque en el fondo no lo estaba. La mayoría de las mujeres Featherington daban a luz niñas. Sin embargo, ahora que su madre había mencionado la posibilidad de perder el título, Penélope se dio cuenta de que eso implicaría también la pérdida de un estatus que le sería muy útil cuando iniciara los trámites para la anulación. Aunque los Featherington no tuvieran una gran influencia, conservar el título nobiliario sería una ventaja. Esa idea la preocupó aún más, pero no podía hacer nada al respecto. Todo dependía del destino; solo quedaba esperar.
“Eso espero, sería una lástima perder está propiedad y la del campo” terminó de decir su madre, Penélope trató de distraerla, y lo logró, sus hermanas se unieron a la conversación a la hora del té y pasaron una tarde agradable. Ella se retiró antes de la hora de la cena y salió hacia su casa.
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Cuando llegó a su casa fue recibida por Rae, quien la ayudó con su chal y guantes.
“Señora, le dejaron está nota” le dijo en tono bajo mientras deslizaba la nota en su mano, Penélope subió inmediatamente a su habitación para leerla, podía suponer de quién era.
Ven a verme a mi casa antes de medianoche
— A
¿Pero qué se creía ese hombre? ¿Pensaba que con solo enviar una nota ella acudiría de inmediato? Bueno, en realidad no se equivocaba. La idea de verlo la emocionaba; sin embargo, ese sentimiento fue rápidamente eclipsado por sus dudas. Aunque estaba feliz por el giro de los acontecimientos, esto la hacía desconfiar.
En algún momento, todo esto acabaría y despertaría de su sueño, un despertar que temía fuera doloroso. Podía confiar en que Anthony la amaba de la misma forma en que ella lo amaba a él, y en que estarían bien mientras estuvieran juntos, pero no podía confiar en que duraría. Ella tenía muchas cargas, tanto emocionales como mentales, y la incertidumbre sobre el futuro era una de las más pesadas.
Cada día que podía pasar junto a él lo consideraba un regalo que apreciaba, pero que al mismo tiempo era una fuente de ansiedad. ¿Cuánto tiempo podría vivir así? ¿Cuándo llegaría el día en que la realidad los golpeara con toda su fuerza?
Había intentado no pensar en eso desde que él le había confesado sus sentimientos. Trataba de concentrarse en el presente, en su amor compartido. Pero la sombra de su realidad, de su matrimonio y, especialmente, del futuro siempre estaba acechando en su mente, recordándole que nada es eterno y que a ella la felicidad siempre la había eludido.
Decidió dejar esos pensamientos de lado y disfrutar hasta donde pudiera. Sabía que el mañana sería doloroso y que probablemente toda esta situación terminaría mal, especialmente para ella. Pero por lo menos, podría decir que pudo disfrutar, aunque sea por poco tiempo, de ser amada por alguien. Y suponía que eso debía bastar.
Bajó a cenar y luego se dirigió al estudio a escribir un poco. Tenía gran parte de su novela avanzada, pero la había pausado después de la noche del baile de luna llena. Estaba demasiado triste para continuar. Había imaginado los peores escenarios posibles durante los días que estuvo confinada en su habitación. Después de la visita de Lady Bridgerton, quien le dijo que Anthony la había enviado, supo que necesitaba contar su historia. En ese momento pensó que al menos podría tener su final feliz en el papel, porque en la vida real, aunque él no la amara como ella lo hacía, él se preocupaba por ella, y eso era suficiente.
Pasó el resto de la noche ocupada en esa tarea y cuando faltaba poco para la media noche se vistió con el uniforme que usaba para llevar las columnas de Lady Whistledown y salió por la puerta que daba al jardín. A esa hora ya todos sus sirvientes estaban dormidos y era fácil salir sin ser detectada.
Llegó a la casa de Anthony rápidamente y tocó la puerta, no respondía así que volvió a tocar insistentemente, ¿sería que se quedó dormido nuevamente? Anthony ya no era un jovencito, seguro estaba cansado, dio la vuelta para irse cuando se abrió la puerta.
“Discúlpame, no contratamos a nadie hoy” habló la voz que reconoció como la de Benedict, parecía que había estado tomando. Todavía de espaldas, decidió en ese momento marcharse de una vez, usó su acento irlandés para decirle que se había equivocado de casa cuando escuchó la voz de Anthony.
“Benedict ve a buscar las copas” escuchó que le ordenó a su hermano, ella siguió caminando, pero Anthony la alcanzó “¿A dónde vas?” Ella se detuvo y lo miró
“Cómo se te ocurre citarme con tu hermano aquí” lo reprendió “precisamente hablamos de los riesgos hoy y es lo primero que haces ¿Acaso te estás tomando esto en serio?” Le gritó con evidente molestia. Anthony bajó la cabeza avergonzado.
“Penélope, discúlpame, no sabía que iba a venir, fue inesperado” Penélope suspiró, sabiendo que Anthony no había actuado con malas intenciones a propósito, pero aun así.
“Y no se te ocurrió enviarme una nota para cancelarlo, vivimos cerca, hubiera llegado en minutos y me hubieras evitado salir a esta hora” le reclamó Penélope cruzó los brazos, mirando fijamente a Anthony.
“Lo siento de verdad, pensé que se iría antes, además Benedict sabe lo que hay entre nosotros, o por lo menos nuestros sentimientos. Así que una sorpresa para él no hubiera sido” habló con un tono de disculpa.
“De verdad Anthony, ¿Le dijiste a tu hermano?” Anthony se encogió de hombros, avergonzado.“El lo sospechó, te lo dije y yo necesitaba hablar con alguien, pero no te preocupes, Benedict sabe que no ha pasado nada entre nosotros” trató de explicarse.
“Pero eso no es del todo cierto, ¿No es así?” Ella arqueó una ceja hacia él, sabía que podían contar con la discreción de Benedict; sin embargo, verlo solo sirvió para volver a avivar los pensamientos que la habían aquejado más temprano.
“No, pero él no tiene porque saberlo, creo que la razón por la que ha venido tanto aquí es para asegurarse que nada ocurra” continuó él tratando de justificarse, parecía bastante arrepentido con la situación, pero eso solo la irritó más.
“¿Estás diciendo que Benedict está evitando que me convierta en tu amante? Eso es… Ni siquiera se cómo sentirme al respecto” dijo Penélope, evitando alzar aún más la voz.
“No deberías avergonzarte,” le dijo el, tratando de reconfortarla. “Si a alguien que puede entender lo difíciles que pueden ser algunas relaciones es él, no se puede mandar en el corazón. Y yo le aseguré así como lo hice contigo que no te pondría en esa situación”
“¿Y entonces que es lo que estamos haciendo ahora?”, replicó ella. “Me besaste y dijiste que lo querías seguir haciendo ¿No es eso lo que hacen los amantes?”
“Esto es diferente”, respondió él, con un tono evasivo.
“¿En qué lo es?”, replicó ella, desafiándolo con la mirada. Ante su silencio, continuó “Anthony, sé que por algún sentido del honor o alguna idea que te has creado en la mente, no quieres llamarlo de esa forma, pero a mí no me importa. Estoy casada con otro hombre, y si estoy contigo, eso te convierte en mi amante, te guste o no”
“¿Estás de acuerdo con eso?”, preguntó él, con cautela.
“No veo por qué no debería estarlo y no entiendo por qué a ti te incomoda tanto”, respondió ella. “Ya has tenido una amante antes, ¿o no hacías con ella lo que quieres hacer conmigo?”
“No quiero que te compares con ella”, replicó él, visiblemente molesto. “Lo que tú y yo tenemos es diferente”.
“Y aun así, querías casarte con ella”, le recordó ella, con un tono amargo. Al ver su expresión cambiar, se arrepintió al instante de sus palabras. “Discúlpame, no debí decir eso”, se apresuró a decir. “Creo que he dejado que mis miedos me nublen la razón y estoy atacándote sin motivo. No te mereces mis reproches. Es mejor que me vaya, hablaremos mañana con más calma”
“Penélope, ¿Qué pasa?”, preguntó él, con el ceño fruncido.
Ella lo miró a los ojos, sintiendo una oleada de emociones contradictorias. Quería explicarle sus miedos, sus inseguridades, pero las palabras se negaban a salir. En lugar de eso, se limitó a negar con la cabeza.
“No es nada”, murmuró, con la voz apenas audible. “Estoy cansada, eso es todo. Necesito descansar”.
“No me mientas, Penélope”, le expresó él, con una voz más grave. “No me digas que no es nada cuando es claro que algo te está sucediendo. ¿Qué te preocupa? ¿Por qué te has puesto así de repente?”
Ella lo miró a los ojos, sintiendo la presión aumentar en su pecho. Sabía que él no se rendiría fácilmente, y una parte de ella agradecía su insistencia. “Supongo que fue que al permitirme disfrutar tanto el tiempo que habíamos tenido, el día de hoy fue especial para mí”, comenzó, con la voz temblorosa. “El coqueteo, los pequeños besos robados, me permitieron creer algo… y luego ver a Benedict y escuchar lo que dijo hizo que todo simplemente se fuera y recordara que nuestra situación está lejos de ser ideal, y que tu hermano —que de hecho también es el hermano de mi esposo— supiera de mis sentimientos por ti, me llevó a pensamientos que… bueno, terminaron conmigo gritándote”. Penélope se sentía muy avergonzada, últimamente sus emociones tomaban el control de ella de una manera abrumadora, causándole reacciones impulsivas e inesperadas.
“Ven” comenzó a decir Anthony mientras le abría los brazos invitándola a un abrazo, “necesitas desahogarte y hablar sobre lo que te está afectando”. Penélope se sintió reconfortada por el gesto de Anthony y se dejó abrazar.
“Gracias”, dijo Penélope con voz temblorosa, sintiendo un alivio momentáneo. “Pero de verdad pudiste enviarme una nota, hubiera sido menos decepcionante que llegar y ver a Benedict” Anthony sonrió comprensivamente. “Lo siento, no lo pensé, no volverá a pasar”
Penélope asintió con una sonrisa. “Debería regresar, fue bueno verte, aunque no haya sucedido como me lo había imaginado” cuando se estaba soltando, él la detuvo “¿No se te olvida algo?”, preguntó.
Penélope frunció el ceño, tratando de recordar qué era lo que se le había olvidado. “No lo creo, ¿hay algo que quieras decirme?”
“Es algo que quiero hacer”, escuchó decir a Anthony mientras se acercaba lentamente. Sus ojos reflejaban un anhelo que la hizo estremecer. El beso fue un torbellino de sensaciones: el suave roce de sus labios, el sabor de su boca, el aroma embriagador de su piel. Penélope estaba abrumada por todo, así que solo se dejó llevar por él.
Cuando se separaron lentamente, Anthony le susurró: “No te metas tanto en tu mente, tus miedos son válidos, pero no deben regir cómo debes vivir tu vida”.
“Lo siento”, respondió ella, sintiéndose vulnerable.
“No tienes nada de qué disculparte, solo habla conmigo, ¿está bien?” Ella asintió y él le dio un beso casto. “Si no te lo he dicho, me gusta cómo te queda ese uniforme, me ha distraído terriblemente en toda la conversación”. Penélope supo que él estaba tratando de distraerla y sacarla de su mente, y aunque apreciaba el gesto, no pudo evitar sentirse un poco frustrada.
“Eres incorregible”, le dijo, golpeándolo juguetonamente en el brazo antes de separarse de él.
“Déjame acompañarte”, le ofreció Anthony, pero ella negó con la cabeza.
“Creo que tienes que volver antes de que tu hermano se dé cuenta de que saliste”, le recordó, viendo que él asentía. “Buenas noches, Anthony”.
“No puedo esperar para verte de nuevo”, susurró él, antes de darle un último beso en la mejilla y alejarse.
Penélope se dirigió a su casa, sintiéndose decepcionada. La noche no había resultado como esperaba. Al llegar a su habitación, se cambió rápidamente y se metió en la cama. Las palabras de Anthony resonaban en su mente, y aunque la tarea parecía difícil, decidió que iba a intentar vivir sin la sombra de sus inseguridades. Sin embargo, el sueño la esquivó durante toda la noche.
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Los siguientes días Penélope los pasó en una burbuja de felicidad, a pesar de que había momentos en que la sombra de la incertidumbre se cernía sobre ella.
No había visto a Anthony tanto como ella hubiera querido, pero cuando no se veían durante un día, este le enviaba cartas y flores con Rae, de manera discreta claramente. Ella se ponía feliz esos días, tanto que su madre, Lady Bridgerton y sus otros hijos lo notaron, pero no dijeron nada al respecto.
El día de la reunión con el abogado, estaba nerviosa, Anthony le envió una nota por la mañana, dándole palabras de seguridad y aliento. La conocía muy bien, cuando se despertó estaba ansiosa por lo que podría suceder. Comenzó a pensar en si todo lo había planeado demasiado positivamente, así que esta reunión le iba a dar claridad y la dosis de realidad que necesitaba.
A media mañana salió camino a la casa de Anthony, sus nervios se habían hecho más notorios, pero iba a tener a Anthony con ella y eso le daba una especie de consuelo. Tocó la puerta y espero que Anthony la abriera, pero fue un lacayo.
“Buenos días, ¿Está Lord Bridgerton?”, saludó Penélope al hombre.
“Buenos días, señora Bridgerton, mi señor la está esperando en el salón” Penélope asintió y le dio las gracias al hombre al pasar por su lado. Camino hasta el salón y escuchó unas voces, supuso que el abogado ya había llegado, así que tocó la puerta y Anthony dijo desde el otro lado que pasara.
“Buenos días” saludó Penélope, a Anthony y al otro hombre.
“Buenos días, Penélope, te presento al señor Samuel Cavendish” Penélope saludo al hombre, por su apellido podía decir que era alguien de la nobleza, pero sin título, tal vez un segundo o tercer hijo. Entonces se dio cuenta porque Anthony lo había escogido, un abogado de una familia noble de buena reputación, era un punto a su favor.
“Por favor siéntate” le volvió a hablar Anthony, ella tomó asiento al lado de Anthony pero dejando un espacio considerable entre ellos.
“Señora Bridgerton, Lord Bridgerton me ha explicado la razón por la cual requiere de mis servicios. Es un asunto bastante delicado” comenzó a decir el hombre, eso no ayudó en nada a calmar sus nervios “Se sabe que la anulación es una opción posible para todos en nuestra sociedad, desde la clase trabajadora hasta la nobleza, pero muy pocas personas lo solicitan, a pesar de que muchos quieren hacerlo ¿Sabe por qué?” Ella negó con la cabeza incapaz de hablar.
“Además de las repercusiones sociales, como la reputación, lo económico y las consecuencias si hay hijos de por medio. También es un proceso bastante lento y en muchos casos no termina bien. Le digo esto para que esté informada antes de dar el siguiente paso ¿Está segura de su decisión?”
“Estoy segura” habló con toda la firmeza que pudo reunir, aunque por dentro seguía muy nerviosa.
“Bien, lo primero ¿Cuál es el motivo por el cual pide la anulación?” Penélope sintió un poco de vergüenza, ya que no era un tema que se hablara en voz alta en la sociedad educada.
“La falta de consumación” respondió.
“Eso es un buen motivo, nuestra sociedad considera que el matrimonio es un contrato sagrado, por lo que una no consumación del mismo da a entender una falta de respeto hacia este. Pero también es difícil de probar, necesitamos testimonios y pruebas suficientes para que sea creíble ¿Tiene a alguien que haya estado con usted desde su matrimonio que pueda probar que la consumación no fue posible?”
“Puedo decir que los empleados de la casa pudieron notar que ni Colin ni yo compartimos nunca una habitación por más de dos minutos. No hablamos en absoluto después del matrimonio, así que diría que ellos pueden ser testigos” vio al abogado asentir y comenzó a tomar notas.
“Eso puede ser útil; sin embargo, ¿Son leales a usted?”, preguntó el señor Cavendish
“Con confianza puedo decir que mi doncella, el ama de llaves y tal vez la cocinera. El mayordomo es otro caso, fue valet de Colin por muchos años, así que supongo que su lealtad estará con él” respondió y las dudas se comenzaron a arremolinarse en su mente.
“¿Cree que podría mentir por el bien de su esposo?” Penélope podía pensar en las veces que Dunwoody a veces la miraba de forma extraña, casi parecía juzgarla.
“No sabría decir eso con seguridad” era cierto, el hombre era un poco raro, pero no podía decir que lado podría tomar en este caso.
“Bien, podemos decir que tenemos tres testimonios confiables, en lo que a mí me consta dejaremos el examen físico como una última opción. Si podemos demostrar con testimonios y el señor Bridgerton confirma, podríamos considerar no necesario el examen” Penélope asintió, esperaba no llegar a eso. “También debemos hacer que todos crean que la no consumación de su matrimonio no fue culpa suya, sino de su esposo, por lo tanto, debemos buscar pruebas de esto también.”
“Revisemos si podemos tener otras causas más para solicitar la anulación. ¿Su matrimonio fue consentido?” La pregunta del señor Cavendish la tomó por sorpresa. “¿A qué se refiere?”, respondió, sintiendo una punzada de confusión.
“Si usted o el señor Bridgerton, no dio el consentimiento libre y voluntario al matrimonio, ya sea porque al momento del matrimonio usted era menor de edad, fue coaccionada de alguna forma o no tiene una capacidad intelectual normal” La forma de hablar del hombre entre serena y categórica era extrañamente reconfortante, daba la sensación que se podía confiar plenamente en él y sus conocimientos.
“Nuestro matrimonio no fue del todo voluntario”, admitió con cautela. “Fue producto de un malentendido que terminó como un matrimonio por honor”. Era mejor que decir que fue un matrimonio provocado por un escándalo que se pudo haber evitado fácilmente.
El señor Cavendish asintió, sin mostrar sorpresa alguna. “Entiendo”, dijo con un tono amable. “Podríamos decir que usted no aceptó el matrimonio a voluntad. Sigamos ¿Su marido y usted no tienen ningún matrimonio anterior?”
“De mi parte no, y creería que Colin tampoco. ¿Anthony?” Penélope preguntó, dirigiéndose a él por primera vez desde que comenzó la reunión.
“No creo que esté casado, a menos que haya sido durante su primera gira, sé que Colin no tiene un matrimonio anterior”, respondió Anthony con seguridad.
“Debemos investigar, si el señor Bridgerton tiene un matrimonio antes eso invalidará inmediatamente este” por dentro Penélope esperaba que Colin se hubiera casado con alguna griega durante su gira y así podría salir de este matrimonio rápido. Pero conocía a Colin y sabía que él no haría eso, lo hubiera salvado de este matrimonio. Así que era una posibilidad muy remota.
“Continuemos, ¿sabemos si el señor Bridgerton tiene un hijo ilegítimo? ¿Algún tipo de escándalo que pueda clasificarse como fraude?” Está vez fue Anthony quien respondió.
“Es casi imposible, mi hermano antes de su primera gira no había tenido contacto con ninguna mujer y puedo decir que, cuando regresó aquí, el año pasado seguía igual. Respecto a otro tipo de escándalos, no lo creo” pensar en que Colin no había tenido nada con una mujer y que estuvo a punto de casarse una vez antes era algo extraño considerando el comportamiento típico de los caballeros.
“Bien, debemos investigar eso también de todas formas, no es que desconfíe de su palabra Lord Bridgerton, pero no creo que el tribunal eclesiástico tenga la misma fe en usted que yo” Anthony asintió con comprensión “La última opción es si alguno de los dos se casó pensando que se casaba con otra persona. Pero puedo decir que ese no es el caso aquí ¿No es así?”
“Está en lo correcto, Colin y yo nos conocemos desde niños, no hubo error de identidad” confirmó Penélope.
“Bien, cubierto eso, pasemos al proceso para solicitar la anulación, hay una serie de pasos a seguir”. El abogado comenzó a organizar unos papeles. “Lo primero es la presentación de la petición ante el tribunal eclesiástico, aquí es donde escribiré los motivos de la solicitud, pruebas y testimonios. Lo segundo es notificar al cónyuge, en este caso notificar al señor Bridgerton, esto es para que él tenga la oportunidad de responder a la petición y presentar sus pruebas y testimonios. ¿Sabemos si el señor Bridgerton va a volver pronto?”
“No lo sé, desde que se fue el año pasado no me ha enviado ninguna carta”, respondió Penélope, entonces recordó que tal vez le haya escrito a Lady Bridgerton. “¿Le ha enviado una carta a tu madre?”, le preguntó a Anthony.
“Le envió una fechada en febrero, pero llegó aquí el mes pasado, el último lugar donde sabemos que estuvo fue Grecia y en la carta decía que iba a ir a Francia, pero no menciona una fecha de regreso”. Tenía ganas de preguntarle la razón por la cual no le dijo nada, aunque la verdad es que no le hubiera importado, así que se volvió hacia el abogado.
“Como puede ver, no se sabe. ¿Es importante que él esté en el país?”
“El proceso podría comenzar sin él, pero es necesario notificarle, ya sea que esté aquí o en el extranjero, en caso de que no se pueda localizar el tribunal le asignará un defensor, pero lo mejor seria que él estuviera aquí. Si no se le encuentra en el país, el tribunal podría notificarle por un edicto público”. Esa podía ser la peor de las opciones, pensó Penélope. “Se publica un anuncio en un lugar público sobre la petición de la anulación y se solicitaría que el señor Bridgerton se presente en un plazo determinado, la otra opción que podrían usar es enviar la notificación al país donde esté, se notificará a través de las autoridades locales o por un representante legal. Solo les menciono esto para que sepan lo que puede pasar”. Penélope asintió y permitió que el abogado continuara enumerando los pasos a seguir.
“Nuestro tercer paso es la presentación de pruebas por ambas partes, documentos, cartas, testigos y exámenes médicos. Lo siguiente seria una audiencia frente al tribunal donde se escuchaban los argumentos de ambas partes y por último la sentencia. Sé que parece un proceso corto, pero en realidad podría llevar muchos meses o incluso años. Es bastante común que un cónyuge no contento con la decisión del tribunal apele la decisión, pero esperemos no llegar a eso. ¿Tiene alguna pregunta?”, el abogado se dirigió a ella.
“¿Hay algo más que deba saber?”, preguntó ella. Quería estar completamente preparada para cualquier cosa que pudiera pasar.
“Pues solo seria decirle la importancia de la discreción, en este caso es crucial, por eso le pido que evite hablar con personas ajenas del caso sobre la anulación, no revele detalles íntimos de su matrimonio. Esto para que nadie externo pueda dañar su reputación y la de su familia. En este caso ya hemos roto dos de esas, pero como Lord Bridgerton es familiar de su cónyuge, no creo que esté en riesgo de comentarlo”. Bueno, ella ya había roto eso con tres personas, Anthony, Gen y Lady Danbury, pero sabía que las dos mujeres eran discretas, así que no corría ningún peligro.
“Otro consejo que le puedo dar” comenzó a hablar nuevamente el señor Cavendish, “es encontrar personas influyentes que la apoyen en su caso, esto es útil porque podrían presionar a su favor delante el tribunal y también por el respaldo social ¿Tiene aliados influyentes? Que no sean de la familia Bridgerton, porque eso es un conflicto de interés, por más que su familia la apoye a usted”.
“Cuento con el apoyo de Lady Danbury hasta ahora y espero contar con el apoyo de alguien mucho más influyente pronto” respondió ella con honestidad
“¿Puedo saber a quién se refiere?”, el señor Cavendish parecía bastante intrigado
“La reina, nos hemos vuelto cercanas”. Vio que el señor Cavendish casi pudo haber abierto la boca en señal de sorpresa, pero se contuvo y volvió a su postura profesional.
“¿Qué tan cercanas?”, preguntó nuevamente
“No podría decir que somos amigas, pero asisto a tomar el té con regularidad, donde solo está presente la mejor amiga de la reina, la reina misma, y yo” contestó un poco orgullosa de sí misma, había logrado colarse en círculo íntimo de la reina.
“Bien, eso es muy útil, porque aunque la reina no se involucre en el caso, el hecho que sean cercanas ya demuestra que tienes el favor de la monarca de tu lado, lo que haría más creíble su versión” dijo el señor Cavendish asintiendo, parecía que estaba pensando en las posibilidades que podría tener con esa conexión.
“Tengo planeado en realidad pedirle que me apoye durante el caso, se dé algo que podría persuadirla a ayudarme” Y esperaba que al final funcionara a su favor y la reina no la mandara a decapitar.
“Puede intentarlo, yo no le diré que no lo haga, eso haría el proceso más sencillo”. El abogado comenzó a levantarse de su asiento. “Comenzaré lo más pronto posible a conseguir las pruebas, espere verme por su casa pronto señora Bridgerton y también entrevistando a su familia directa y a la familia de su cónyuge. También haré todo lo posible en localizar al señor Bridgerton, eso sería todo de mi parte. Me retiro, que tengan buen resto de día, Lord Bridgerton, señora Bridgerton”. El abogado hizo una reverencia y se marchó.
Cuando estuvieron finalmente solos, Anthony no demoró en acercarse a ella y la abrazó por detrás, dejando su cabeza sobre su hombro.
“Ahora sí, buenos días,” le dijo con voz suave, ella se estremeció levemente, disfrutando de la calidez de su abrazo y del aroma familiar que emanaba de él. Se giró lentamente para encontrarse con su mirada y sonrió, sintiéndose completamente en paz en sus brazos. En ese momento, supo que no había otro lugar en el mundo donde quisiera estar.
“Buenos días, mi señor” respondió con ternura, acariciando su mejilla con delicadeza. Anthony la besó suavemente en los labios.
“Te he extrañado mucho estos días” le dijo
“Nos hemos visto seguido y en cada una de tus cartas me lo dejaste saber, no me has dado tiempo de extrañarte” ella respondió con una sonrisa juguetona.
Él la abrazó con más fuerza, como si temiera que ella pudiera desaparecer. “No importa cuánto te vea o te escriba, nunca es suficiente. Siempre quiero más de ti”.
Ella se sonrojó ante sus palabras y se acurrucó en sus brazos. “Te extrañé también, aunque no lo haya dicho”. Respondió ella, acercándose más a él para fundirse en un cálido abrazo. Juntos, se perdieron en el momento, disfrutando de la presencia mutua.
“Ven, sentémonos” la agarró el de la mano y la llevó hacia el sofá, donde se sentó e igual que la noche de su primer beso, la sentó en su regazo. “Te he extrañado tanto,” susurró él, mientras ella se acurrucaba en su pecho, sintiéndose feliz en sus brazos. Estuvieron abrazados por un tiempo, luego comenzaron a hablar de lo que habían hecho en los días que habían estado separados, que no pudieron escribir en sus cartas.
“Me encanta estar contigo, pero no me puedo quedar mucho tiempo” dijo ella con una sonrisa triste.
“¿Por qué?”, preguntó él, con una expresión de preocupación y tristeza en su rostro. “Tengo que volver a casa, pero prometo que volveré a verte pronto,” respondió ella, dándole un beso suave en los labios antes de levantarse para irse. “Mañana podría venir después de mi té con la reina, así que asegúrate que no haya nadie más aquí” dijo ella con picardía.
Él asintió con una sonrisa. “Bien, te dejaré con una condición”
“¿Cuál es?”, preguntó ella, con curiosidad en sus ojos. “Que me des otro beso” respondió el con una sonrisa.
Ella rio y se acercó para darle otro beso antes de despedirse. “Hasta mañana, entonces,” dijo sonriendo, antes de salir por la puerta.
Llegó a su casa donde tenía planeado un almuerzo con su madre y Lady Bridgerton, parecía que las dos mujeres habían llegado a un tipo de entendimiento y se habían vuelto amigas. También parecía que su madre últimamente prefería más su presencia que las de sus hermanas, y no podía culparla, desde Prudence y Philippa anunciaron estar embarazadas, se habían vuelto un poco intensas. Fue recibida por Rae, quien ya tenía todo preparado y se sentó en el salón a esperar que llegaran sus invitadas.
El resto del día se lo pasó en su estudio terminando de escribir columnas de Whistledown y leyendo. Había encontrado nuevos libros el día anterior. Lo que la hizo pensar en Eloise, extrañaba discutir sobre libros con ella, extrañaba oírla parlotear sin parar de lo ridículo que podrían ser algunos libros y los personajes de estos, en general, la extrañaba a ella. Pero ya había decidido que no daría ningún paso más, era cuestión de Eloise si quería volver a ser su amiga.
Decidió retirarse temprano a su habitación y tomar la cena ahí mismo, no estaba de ánimos para comer en una mesa completamente sola. La soledad era algo que le seguía pesando, y se hacía más notoria en estos momentos, donde por lo general varias personas se reúnen alrededor de una mesa y comparten un momento juntos, pero ella no tenía nada de eso. Esperaba algún día poder comer en una mesa con ella y su familia, siempre quiso ser madre y tenía la esperanza de poder cumplir ese sueño algún día, el pensamiento la hizo feliz. Algún día sería posible, pensó.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Al día siguiente, Penélope pensó que durante el té de la reina podía ir dejando pistas sobre su seudónimo, nada muy obvio, pero que dejaría pensando a la reina y se daría cuenta por fin por qué Lady Danbury la había invitado a sus tardes de té. Sabía que la reina todavía se lo preguntaba, si bien era cierto que disfrutaba de sus conversaciones, sus comentarios ingeniosos todavía no terminaba de convencerse. Pensó en hablarlo primero con Lady Danbury, así que sin invitación se presentó en su casa.
Habló con su mayordomo y la dejaron pasar, al poco rato escuchó el sonido del bastón de Lady Danbury y se levantó, la saludó con una reverencia, pero la mujer hizo un gesto para que se sentara otra vez.
“Debo decir señora Bridgerton que no la esperaba, ¿No pudo esperar unas horas más para disfrutar de mi compañía?”, dijo Lady Danbury entrando al salón y se sentó frente a ella.
“En realidad no podía esperar, quería pedirle una opinión” respondió ella.
“Ya que se encuentra aquí, hable por favor” le indicó Lady Danbury.
“Bien, estaba pensando que hoy durante el té con la reina pueda dejar caer pequeñas pistas, frases que usaría Whistledown en sus columnas para que ella vaya haciéndose la idea, pero no estaba segura ¿Qué piensa usted?”, terminó de explicar Penélope
“¿Por qué ahora?”, preguntó Lady Danbury con curiosidad.
“Ayer tuve la primera reunión con el abogado que se encargará de la anulación, va a comenzar el proceso pronto, así que necesito toda la ayuda que pueda para que resulte a mi favor” Lady Danbury asintió con una sonrisa comprensiva “Veo que está preparada, dígame señora Bridgerton, sé que usted no está trabajando sola ¿Quién más lo sabe?”
Penélope respiró hondo antes de responder “Lord Bridgerton” Lady Danbury solo la miró fijamente por un rato antes de asentir con la cabeza y decir “Ya veo, puede hacer lo que dijo antes, así cuando le diga, no será tan inconcebible”
“Está bien, eso era todo lo que tenía que decir, no la molesto más, me retiro” Penélope estaba comenzando a levantarse, pero Lady Danbury le dijo que se quedara donde estaba
“Quédese, usted es buena conversadora y me va a distraer de tener que hablar con mi hermano, después podremos ir juntas al té con la reina” Penélope asintió y continuaron hablando el resto de la mañana, en un momento dado el hermano de Lady Danbury apareció y se incluyó en la conversación. A Penélope no le parecía un mal hombre, era agradable y a pesar de su edad seguía siendo guapo. Se preguntaba qué había pasado entre Lady Danbury y él para que la relación no fuera buena, sería un tema para la próxima vez.
Notó que el hermano de Lady Danbury le hacía muchas preguntas sobre los Bridgerton, al principio le pareció normal, ya que ella era una, pero después comenzó a preguntar específicamente por Lady Bridgerton lo que hizo que Lady Danbury pusiera los ojos en blanco y no lo dejó estar más con ellas.
En las horas de la tarde decidieron partir hacia el palacio, mientras iban de camino en el carruaje, notó que Lady Danbury estaba inusualmente callada mirando hacia la ventana.
“¿Pasa algo?” Le preguntó Penélope
Lady Danbury volteó para mirarla “Nada destacable, pero estaba pensando en usted” Penélope se sentía confundida “¿Por qué? Estoy enfrente suyo”
“Me agrada, señora Bridgerton, si su anulación sale mal me haría mucha falta y eso es algo que no le digo a cualquiera” Penélope se sintió abrumada por la confesión de Lady Danbury. La expresión de gratitud en los ojos de la mujer era genuina y conmovedora. “Me halaga Lady Danbury, pero seguro sobrevivirá”
“Puedes llamarme Agatha, se lo ha ganado” Penélope sonrió ante la muestra de confianza de Lady Danbury, ahora Agatha.
“Está bien, si usted me llama Penélope” Agatha asintió con una sonrisa “Me parece perfecto, Penélope” el carruaje se detuvo y Penélope supo que ya habían llegado.
“Es hora de que te luzcas Penélope” le dijo Lady Danbury al bajar.
“Nunca pensé revelarme voluntariamente” comentó en voz alta mientras seguía a Agatha hacia la entrada del palacio.
“¿Y cómo pensabas hacerlo?” Le preguntó Agatha, intrigada, Penélope se detuvo un momento, pensando en la respuesta.
“En realidad no lo pensé en absoluto, creía que estaría en sociedad un tiempo suficiente, tal vez diez años y luego haría que la columna muriera y nadie la recordaría” Agatha rio suavemente, sorprendida por la respuesta de Penélope.
“Subestimas tu columna, si ahora es de lo mejor que se puede encontrar dentro de una década, seguro sería un completo éxito, hubieras creado todo un imperio” Penélope se sintió halagada por las palabras de Agatha y sonrió.
“Creo que exageras, sigue siendo una columna de chismes” comentó Penélope tratando de restarle importancia a sus logros. Sin embargo, el semblante de Agatha cambió a uno más serio “Es más que eso y tú lo sabes, simplemente te da miedo verlo porque no sabrías que hacer con todo el poder que tienes” después de decir eso entraron al salón de la reina, ya las estaba esperando.
“Oh, qué bien, llegaron juntas” las saludó la reina con una sonrisa.
“Su majestad” dijeron al mismo tiempo Agatha y ella. Agatha y Penélope se inclinaron ligeramente como muestra de respeto hacia la reina.
“Bien, y qué me pueden contar desde la última vez que nos vimos” preguntó la reina, mientras las invita a sentarse alrededor de una mesa de té.
“Si majestad no hay nada nuevo, esta temporada ha estado muy aburrida, ni siquiera se pudo concretar el compromiso entre la señorita Bridgerton y Lord Samadani” comentó Lady Danbury con cautela, la reina puso mala cara, pero recuperó la compostura rápidamente.
“Eso no iba a llegar a un compromiso, Francesca no se veía muy interesada en el lord; sin embargo, no podía hacerle un desplante” comentó Penélope, la reina se giró de inmediato a ella.
“Si así lo creía, señora Bridgerton ¿Por qué no dijo nada?” Penélope se sintió incómoda ante la mirada inquisitiva de la reina, pero respondió con calma
“No me correspondía y tal vez podría haberme equivocado, la decisión era solo de Francesca, se ha demostrado que con los Bridgerton los compromisos concertados no resultan bien” La reina asintió con gesto pensativo, pareciendo reflexionar sobre las palabras de Penélope.
“Tienes razón; sin embargo, la señorita Bridgerton no dijo nada, sino hasta que fue demasiado tarde” replicó la reina Penélope se mordió el labio, sintiéndose aún más incómoda por la observación de la reina.
“La verdad es algo que pocos se atreven a decir en nuestra sociedad, pero a la final Francesca decidió ser honesta consigo misma y con los demás y eso es lo que importa” la reina arqueó una ceja mientras la miraba, pero no añadió nada más al tema.
Lady Danbury comenzó a hablar de algunos asuntos del parlamento de los que ella sabía muy poco, pero le interesó saber el chisme detrás de uno de los lores. Al parecer intentaba ocultar que su hijo había dejado embarazada a la doncella de su esposa, mientras que su esposa quedó embarazada de su lacayo. No era algo que ella compartiría en su columna, ellos debían saberlo, sin embargo, fue interesante cómo podían presentarse en sociedad como si nada y fingiendo ser un matrimonio muy feliz.
“Es increíble, nunca hubiera esperado que esa fuera su realidad, la sociedad se parece a un baile de máscaras, dónde todos ocultan algo detrás de una sonrisa” dijo sin pensar. Había estado diciendo frases que ya había mencionado en su columna y algunos comentarios que podría decir Whistledown, cada vez que lo hacía la reina detenía su mirada en ella segundos de más.
“Tiene razón, señora Bridgerton, en nuestra sociedad todos ocultan algo” comentó la reina enigmáticamente.
El resto de la tarde pasó de la misma forma, se retiró del salón junto con Agatha.
“Creo que hiciste un buen trabajo, debe estar pensando en ti y en tu seudónimo justo ahora, para nuestra próxima hora de té puede que tenga preguntas o puede citarnos antes”, le comentó Agatha mientras salían del palacio.
“Ya está todo en marcha, solo espero que la reina no sea tan dura” dijo ella con preocupación, Agatha se despidió y ella tomó un carruaje de alquiler para llegar a la casa de Anthony, había esperado verlo todo el día, este era su momento y lo iba a aprovechar. El carruaje llegó bastante rápido, ella se bajó y tocó la puerta. El mismo lacayo del día anterior le abrió.
“Señora Bridgerton, buenas tardes”
“Buenas tardes, ¿Se encuentra Lord Bridgerton?”, preguntó un poco impaciente.
“Sí, señora” no esperó que terminara de hablar cuando comenzó a avanzar “Pero señora, no está solo” escucho lo último demasiado tarde. Cuando abrió la puerta del salón, alguien más la saludó primero.
“Buenas tardes, señora Bridgerton, que sorpresa verla ¿Qué está haciendo aquí?”
Notes:
No diré nada al respecto de la longitud de el capítulo porque me terminaria mintiendo a mi misma también. 😂
Quiero agregar varias cosas.
1. Penélope sigue reaccionando de esa forma porque ella todavia está experimentando su estado diferentes emociones por su estado depresivo, y simplemente no puedo hacer que se cure solo con el poder del amor porque eso no es realista, hay dias en los que ella estará bien y otros en los que estará tanto en su mente que termine explotando por nada. Ella tiene que tener su tiempo para sanar, será un proceso lento porque ella sigue atrapada en la misma situación que la puso en ese estado en primer lugar. Pero llegará ahí.2. Anthony tendrá pensamientos al respecto al cambio de la dinámica de su relación, mas en el proximo capítulo.
3. Ahora saben una de las razones por las que el señor Bridgerton regresa, aunque no necesariamente tendria que regresar para esto, cuando investigué el proceso ya tenia su regreso en mente igual, se sabrá mas en futuros capítulos.
Eso es todo, ellos están muy felices ¿no? ...
En el próximo capítulo: Fin de la temporada social de 1815
Chapter 9: Capítulo 9
Summary:
- Conversación con la reina
- Final de la temporada social de 1815
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Bloomsbury, Londres
Mayo, 1815
Anthony había pasado toda la mañana y parte de la tarde en su casa, no quería salir porque no tenía nada pendiente en el día y por si Penélope necesitaba algo de él, estar cerca. Habían pasado un par de días desde que la había visto y le hacía falta. Él nunca pensó que sentiría algo tan profundo por alguien y quedaría completamente a su merced. Se había negado a la idea del amor por tanto tiempo que en verdad pensó que su matrimonio terminaría siendo como el de la mayoría de la gente de la alta sociedad. Tal vez si no hubiera sido tan cerrado…
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando su lacayo anunció que tenía una visita. Le dijo que lo dejara pasar al salón y salió de su estudio. Cuando entró espero ver a cualquier otra persona menos a Simón.
“Simón” lo saludó mientras le estrechaba la mano. “¿Cómo supiste que estaba aquí?”
“Lord Bridgerton” le dijo Simón con una sonrisa “Llegué a la casa Bridgerton y tu mayordomo me dio esta dirección. Disculpa que me haya aparecido sin avisar, pero aprovechando que ya estaba en Londres quiero hablar contigo para que me ayudes con algunas cosas, ya que no he podido estar pendiente de lo que se ha hecho en el parlamento y no puedo dejar a mi abogado encargado de eso. Daphne ya está en sus últimos meses de embarazo y no me quería separar de ella, pero no puedo postergarlo más” Le indicó que se sentara y comenzaron a hablar de lo que había sucedido en la última sesión del parlamento, mientras tanto escribió discretamente una nota para decirle a Penélope que no viniera. Estaba triste por eso, pero no podía arriesgarse a que alguien más los viera estar en la casa del otro y menos alguien de su familia, Simón se había vuelto muy comunicativo desde que se casó con Daphne, y Daphne tendía a ser muy entrometida, podía ver una interacción y ya se podía imaginar todo un escenario. Le dio la nota a su lacayo para que se la diera a la doncella de Penélope y volvió al estudio con Simón.
Estaba bastante entretenido en la discusión que estaban teniendo, que demasiado tarde se dio cuenta que se abrió la puerta y fue cuando vio a Penélope.
“Buenos días, señora Bridgerton, que sorpresa verla ¿Qué está haciendo aquí?”, preguntó Simón con curiosidad.
“Penélope, no te esperaba” dijo él rápidamente. Vio a Penélope darle una breve mirada, pero se recompuso rápidamente.
“Su gracia, Lord Bridgerton” los saludó “lamento haber llegado de esta forma, tenía algo que hablar con usted Lord Bridgerton, pero puede ser en otro momento, no los interrumpo más, que tengan buena tarde” dicho eso hizo una pequeña reverencia, dio media vuelta y rápidamente salió del salón.
“Eso fue un poco extraño” comentó Simón.
“Penélope ha estado muy mal desde la temporada baja, la ausencia de Colin la ha afectado” dijo él tratando de justificar su comportamiento.
“Cómo es de esperar, la verdad es que no la conozco bien, pero Daphne habla muy bien de ella y por el cariño que evidentemente siente Lady Bridgerton por ella debe ser una buena mujer, no entiendo a tu hermano” comentó Simón.
“Nadie lo hace” replicó él, pero la estupidez de su hermano era su ganancia y ahora que sabía que podía tener a Penélope para él no la iba a dejar ir.
“Sin embargo, eso no explica por qué llegó de esa forma” siguió hablando Simón “Entró con mucha confianza aquí, ¿viene muy a menudo?”, terminó de decir. Anthony decidió ignorar la última parte.
“Parece que tenía algo urgente para decirme, desde que Colin se fue me he encargado de los asuntos de su casa, tal vez era algo relacionado con el personal” explicó Anthony, una mentira claramente. Simón arqueó la ceja ante eso.
“¿Por qué te estás encargando tú? ¿Acaso es tu esposa y no me enteré?”, preguntó con una sonrisa pero curioso, eso seguro que era algo que había aprendido de su hermana, Simón no era así antes.
“Mi hermano debió dejar a cargo a su abogado, pero en su afán de irse no lo hizo, así que yo tomé esa responsabilidad” Simón pareció complacido con la respuesta y no insistió más en el tema. Siguieron hablando de los asuntos del parlamento, que era de lo que estaban conversando antes de que Penélope apareciera. Se preguntó si no había recibido su nota, le envió una en cuanto Simón llegó sin avisar, así no la hacía venir en vano, tal como le dijo la otra noche.
“¿Me estás escuchando Anthony?” Simón lo sacó de sus pensamientos.
“Lo siento, me distraje, he estado cansado en estos días con tantas cosas” dijo Anthony, disculpándose por su falta de atención. “¿Qué querías decirme?”, preguntó, tratando de retomar la conversación.
“Nada, olvídalo. Nos vemos en otro momento, tengo que regresar con mi esposa y mi hijo. Ya me he quedado más tiempo de lo acordado y es un viaje de días” le dijo Simón mientras se levantaba.
“Está bien, saluda a Daphne y a mi sobrino de mi parte” se despidió Anthony de él, vio como salía de su casa y él inmediatamente se dirigió a su estudio para escribirle una nota a Penélope. Lo que no esperaba encontrar era a la mujer de sus pensamientos sentada en su escritorio.
“Penélope ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que te habías ido” dijo mientras se acercaba a ella.
“Solo salí de tu salón, le dije a tu lacayo que te esperaría aquí” respondió ella mientras le rodeaba el cuello con sus brazos.
“¿No recibiste mi nota? Te envié una en cuanto Simón se presentó aquí” le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja, estaba tan cerca que podía sentir el olor de su perfume y los aceites para el cabello que usaba.
“Estuve con Lady Danbury todo el día, si llegó una nota no pude leerla” ella comenzó a pasar sus manos por su cabello un poco, se sentía muy bien que no pudo evitar inclinarse hacia su toque.
“Qué afortunada es Lady Danbury que puede estar todo el día con tu compañía, pero ¿qué tanto hacían?”, comenzó a trazar su rostro con sus manos, acercándose un poco más y la otra mano la puso en su cintura.
“Le fui a pedir un consejo antes que nos reuniéramos para el té con la reina” respondió ella con la voz temblorosa.
“Después me dices para que, no me resisto más” él redujo la distancia hasta que sus bocas se juntaron, comenzó a besarla con ternura, pero ella, como la mujer impaciente que es, profundizó el beso. Él comenzó a mover las manos por todo su cuerpo recorriendo cada curva, ella se aferró más a él, acercándolo lo más que podía. Él solo quería hacer más, quería poder quitarle ese vestido y trazar con su boca cada centímetro de su piel, adorarla como se merecía y como había soñado. Pero no podía, recordó que debían controlarse. Se fue alejando lentamente, aunque ella no lo dejaba ir, apretó más sus manos en sus hombros y lo miró con necesidad. Sin embargo, sabía que debían mantener la compostura y se separó lentamente, dejando un rastro de deseo en el aire entre ellos.
“Puedes bajarte de este escritorio, después de ese beso tengo pensamientos acerca de como podemos darle buen uso” dijo con una sonrisa, observó como ella se sonrojaba y trataba de formar una oración coherente, pero parecía demasiado perdida. Le encantaba esa dualidad en ella, en un momento podía ser la mujer más atrevida y luego podía desarmarte con su inocencia. La ayudó a bajar del escritorio y se sentaron en uno de los sillones, tal como ya él había establecido, la sentó en su regazo, le encantaba tenerla ahí. Le dio otro beso, pero no dejó que ella avanzara más y se separó, ella lo miró con molestia, pero él no se dejó persuadir y cambió de tema.
“Ahora, dime qué consejos necesitabas de Lady Danbury” comenzó a hablarle.
“Quería preguntarle si era prudente dejar caer pequeñas pistas a la reina de que soy Lady Whistledown” respondió mientras jugaba con los botones de su chaleco. Sin embargo, la distracción no funcionó porque él comenzó a preocuparse.
“¿Por qué?”, preguntó confundido
“Ya hay que poner en ejecución el plan, oíste lo que dijo el abogado, un apoyo como el de ella puede ser crucial, Agatha estuvo de acuerdo, hoy mencioné varias frases que había usado antes en mis columnas y hablé como lo haría Whistledown. Agatha cree que para la próxima reunión ya tendrá todo claro, así que solo nos queda esperar lo mejor” bueno viéndolo de esa forma tenía sentido, debía ponerse al día, Penélope parecía estar siempre a tres pasos delante de él.
“Solo queda esperar lo mejor” repitió él. Sabía que su futuro juntos dependía mucho de esa anulación, no importaba si después se armaba un escándalo. Él lo soportaría siempre y cuando pudiera estar con ella.
“¿Qué le dijiste a Simón?”, preguntó ella, desviando la conversación hacia otro tema.
“Le dije que habías venido por asuntos del personal de tu casa”, respondió Anthony.
“¿Te creyó? ¿No le pareció raro? Aunque fue mi culpa, entré sin esperar que tu lacayo me dijera dónde estabas”, admitió ella, con un dejo de vergüenza por su impulsividad. A Anthony le enterneció que hubiera sentido esa necesidad de verlo.
“Me creyó, no te preocupes”, la tranquilizó él, esbozando una sonrisa.
“Eso está bien, no quiero que el duque se vaya con una mala impresión mía y le cuente a tu hermana, Daphne tiende a ser muy astuta, a veces” le sonrió y él tomó su mano de su chaleco y comenzó a jugar con sus dedos.
“Puede que no hayas hablado mucho con Simón, pero puedo decir que te respeta y le agradas” ella asintió y se recostó en su pecho. Él comenzó a pasar su mano por su espalda y ella se acurrucó más.
“El señor Cavendish debería empezar pronto su investigación para reunir pruebas, nuestras familias se enterarán así que debes estar preparada para sus preguntas” habló Anthony, estaba preocupado porque no sabía cómo el señor Cavendish podía investigar discretamente esos asuntos, pero tenía que confiar en él hombre.
“Lo sé, y deberíamos ser más cuidadosos con él investigando, puede que ahora nos respalde, pero si se entera de nuestra relación no sabemos cómo responderá y puede que deje mi caso” señaló Penélope, él lo había pensado, pero no quería que su tiempo se redujera aún más.
“Ya casi no te puedo ver cuando quiero y ahora estaremos más restringidos” hizo pucheros que a Penélope le debieron parecer divertidos, ya que comenzó a reírse de él.
“Valdrá la pena el sacrificio y lo sabes” dijo con voz suave mientras lo miraba a los ojos.
“Lo sé, aunque podrías pasarte por la casa familiar de vez en cuando y sería un encuentro casual” le dijo él.
Ella pareció considerar la idea “Podría hacer que Hy me invite al té todas las tardes y encontrarnos ahí”
“Me parece bien, estoy seguro que a mi madre también le agradará”
Pasaron el resto de la tarde juntos en su estudio, hablando y compartiendo algunos besos. Ninguno de los dos quería que el tiempo juntos terminara, pero debían volver cada uno a sus roles establecidos. Con un esfuerzo de voluntad, la levantó de su regazo y la acompañó hasta la puerta. Con un último beso que extendió lo más que pudo, se despidió.
La vio subirse en el coche y él entró de nuevo a su estudio. Después de cada encuentro, se preguntaba si no estaba arriesgando demasiado, sabía que lo que sentía por Penélope era algo profundo y puro, algo que no había sentido antes. Sin embargo, la naturaleza de su relación le recordaba sus experiencias pasadas, tenía miedo que al igual que esa relación terminara mal. Cada vez que pensaba en eso revivía la angustia y la incertidumbre que alguna vez sintió. Es por eso que no le gustaba llamarla su amante; sabía, tal como la misma Penélope le dijo, que eran, en un término simple, amantes. A ella no le disgustaba la idea, pero él no sabía qué sentir al respecto.
Quizás sus miedos eran irracionales. Penélope era diferente a las mujeres a las que había amado antes, y aunque sabía que ella lo amaba, sus miedos persistían. Al pensar en Penélope sabía que la amaba. Pero, ¿era suficiente? ¿Podría ofrecerle algo más que encuentros furtivos y palabras robadas? ¿Podría darle el amor que ella merecía, un amor a la luz, libre de ataduras sociales? La respuesta lo aterraba. Tras la confesión de Penélope sobre su amor y la imposibilidad de estar juntos, sus dudas crecieron. Le preocupaba estar repitiendo un patrón de relaciones fallidas, una tras otra, y se preguntaba si era capaz de tener una relación duradera con alguien. Ya antes había hablado con la misma Penélope al respecto y ella le dijo que nada de eso era su culpa, pero él no estaba convencido, tal vez si tenía que ver con él y eso lo hacía sentir inseguro.
Sin embargo, no importaba si la incertidumbre mostraba su rostro a cada rato, quizás, solo quizás, algún día encontraría la manera de amarla, sin reservas, de ofrecerle el futuro que ambos deseaban. Pero hasta entonces, tendría que conformarse con amarla en secreto, con saborear cada instante a su lado como si fuera el último. A pesar de sus miedos, sabía que no podía renunciar a Penélope. Sin importar el resultado, él lo sabía.
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Durante la semana siguiente, Anthony vio a Penélope solo cuando llegaba para la hora del té en la casa Bridgerton, pero todavía se comunicaban a través de cartas, notó que a ella le gustaba mucho mantener correspondencia, así que él a pesar de no ser el mejor corresponsal, intentó hacerlo bien por ella. Sabía que al igual que él, ella tenía ese miedo que todo terminara de un momento a otro y se alejaran definitivamente. Así que le brindaba consuelo a través de las cartas.
Un día antes del baile de los Mondrich el abogado Cavendish se apareció en la casa Bridgerton, para él no fue una sorpresa, pues sabía que había comenzado sus interrogatorios un par de días después de su reunión. Comenzó por los empleados de Penélope. No supo qué preguntas le habían realizado con exactitud, pero Rae le comentó a Penélope que fue más que todo el origen de la relación de ella con Colin y cómo fue su comportamiento después de la boda.
Así que cuando se presentó en la casa Bridgerton, él estaba preparado, había cambiado su residencia temporalmente otra vez para cuándo llegara el día, estar ahí y recibir él al señor Cavendish.
Humboldt entró al salón “El señor Samuel Cavendish quiere hablar con usted, Lord Bridgerton”
“Déjelo pasar” le dijo Anthony a Humboldt, el hombre asintió y se hizo a un lado para dejar pasar al abogado.
“Buenos días, Lord Bridgerton, Lady Bridgerton, familia Bridgerton” dijo primero inclinándose ante él y después a los demás. Afortunadamente, ese día estaban todos en casa.
“Señor Cavendish, ¿A qué debo su visita?” El hombre se dirigió nuevamente a él.
“Como mencioné en mi carta, estoy llevando a cabo una investigación genealógica para un asunto legal familiar” explicó el hombre. Así que esa era lo que decía para investigar discretamente, era bastante inteligente. “Para eso necesito hacerle preguntas a cada uno de ustedes por separado, necesito entender mejor la historia de su familia, especialmente en lo que respecta a los matrimonios y las relaciones entre sus miembros” terminó de decir.
“Está bien, puede comenzar por quien quiera, estarán dispuestos a ayudar ¿No es así?” Preguntó a sus hermanos y a su madre. Los vio asentir.
“En ese caso me gustaría comenzar con Lady Bridgerton” luego se dirigió nuevamente a él “¿Hay algún lugar donde pueda entrevistarlos sin temor a ser interrumpido?” El asintió y llamó a Humboldt para que lo llevara a la biblioteca y le ofreciera bebidas y algo para comer mientras duraba su visita. Cuando vio al señor Cavendish y a su madre salir hacia la biblioteca, Benedict se acercó de inmediato a él.
“¿De qué se trata todo esto?” Preguntó con sospecha.
“No lo sé, recibí su carta hace unos días hablando de la investigación, supongo que están revisando las líneas de sucesión y verificar que los matrimonios sean legítimos” contestó él sin darle demasiada importancia para que Benedict no sospechara más.
“Solo hay dos matrimonios recientes en la familia, Daphne y Colin, no creo que pueda encontrar alguna irregularidad” comentó Benedict, él decidió ignorarlo y seguir en lo que estaba. Esperaba que su familia no se fueran por las ramas con sus respuestas. Benedict no pareció convencido, pero volvió a sentarse en su lugar.
Unos veinte minutos más tarde regresó su madre y le dijo a Benedict que fuera a la biblioteca, su madre se acercó a él.
“Anthony ¿Qué están investigando exactamente?” Preguntó preocupada.
“¿Por qué preguntas?”, replicó él sin dejar de mirar su periódico.
“Me preguntó mucho sobre el matrimonio de Daphne pero aún más el matrimonio de Penélope y Colin. ¿Sabes algo?”, su madre hizo que la mirara al quitarle el periódico de las manos.
“No lo sé madre, tal vez están investigando por los Featherington que están sin un barón o tal vez por nuestra familia, ya que ninguno de mis hermanos y yo hemos tenido un heredero, estarán preocupados por la línea de sucesión, no lo sé” volvió a tomar su periódico e ignoró a su madre.
Después de eso cada uno de sus hermanos fue pasando a la entrevista, solo quedó él, cuando llegó su turno se dirigió a la biblioteca y se sentó delante del hombre.
“Con usted no tengo que fingir mi Lord, lo cual agradezco, así que responda lo más honestamente que pueda” comenzó el señor Cavendish. El asintió con seriedad, preparado para responder a las preguntas que le harían.
“Está bien, pero primero ¿Le fue bien con mis familiares?”, preguntó Anthony.
“Se que no debería responder eso porque usted no es mi cliente, pero como usted me contrató supongo que puedo decirle que sus hermanos menores fueron más comunicativos, la señorita Francesca fue vaga en sus respuestas, la señorita Eloise no respondió nada, su madre y su hermano respondieron hasta cierto punto. Pero todos concuerdan en una cosa” él continuó en silencio esperando que el hablara.
“¿Qué es?”, preguntó al final cuando ya no pudo con la intriga
“La relación entre la señora Bridgerton y su esposo, a pesar de ser amistosa por muchos años, cambió después del matrimonio, eso es muy útil” Anthony asintió, había salido bien.
“Bueno, comencemos con las preguntas” el hombre bebió un poco de té que le habían dejado “¿Podría describir la relación entre la señora Bridgerton y su esposo antes y después de la boda?” Anthony asintió nuevamente, preparándose para responder con cuidado.
“Ellos se conocieron de niños, ella debía tener 9 y el 12, la señora Bridgerton después de eso se hizo muy amiga de mi hermana Eloise, siempre estaban juntas. Ella se la pasaba mucho tiempo aquí, comenzó a forjar una relación amistosa con cada uno de mis hermanos, pero más con Eloise y Colin, y así duraron durante años. Hasta la noche del baile Featherington del año pasado, lo que llevó a que se realizara la boda fue falta de decoro, mi hermano y la señora Bridgerton fueron sorprendidos solos en una habitación; sin embargo, ambos dijeron que no había pasado nada escandaloso, nada ruinoso lo repitieron una y otra vez y estaban rogando que no los obligaran a casarse” comenzó a contar la historia, pero el abogado lo interrumpió.
“¿Por qué estaban solos en una habitación?”, preguntó, mientras terminaba de escribir lo que él había dicho.
“Mi hermano había descubierto que Jack Featherington, primo lejano de la señora Bridgerton y el Lord Featherington en ese momento, era un fraude y quería comentárselo a la señora Bridgerton” El abogado asintió, comprendiendo la situación.
“¿No era mejor comentárselo a las autoridades?”, eso era el paso correcto o incluso informarle a otra persona de más rango que Penélope, pero Colin quería ser el héroe.
“Sí, pero él no quería que se armara un escándalo, quería proteger a las mujeres Featherington.” El abogado frunció el ceño, pensativo. “¿Cómo se llevó a cabo ese acuerdo de matrimonio?”
Anthony reflexionó antes de responder “Lady Featherington, la madre de la señora Bridgerton insistió porque si alguien más se había dado cuenta que estaban solos podía arruinar la reputación de su hija” El abogado murmuró algo que el no pudo escuchar, pero continuó con sus preguntas.
“Después de eso, ¿Cómo fue la relación entre el señor Bridgerton y la señora Bridgerton?”
Anthony respondió con cautela, “Colin no habló más con ella después de esa noche, el día de la boda compartieron los votos, pero en realidad se podía ver qué estaban visiblemente incómodos y tensos”
El abogado asintió con comprensión antes de hacer su siguiente pregunta. “¿Sabe sobre su vida familiar?, tengo entendido que estuvieron dos semanas de luna de miel”
Anthony asintió, “La señora Bridgerton me comentó una vez que en esas dos semanas no habían estado en la misma habitación ni hablado más de cinco minutos, dichos minutos mi hermano los usó para decirle que se iba de viaje”
“¿Observó algún comportamiento o situación que le hace sospechar si el matrimonio no fue consumado?”, preguntó el señor Cavendish.
“Mi hermano días antes de la boda, ya que fue planeada con rapidez y después de la boda estuvo muy cerrado en sí mismo, no estaba pendiente a absolutamente nada que tuviera que ver con la boda o la señora Bridgerton. Tanto así que fue a mi hermano y a mí quien les tocó elegir la casa en la que vivirían y los empleados.” Eso era una de las cosas que más molestaba a Anthony cuando pensaba en su hermano, la forma en que se desinteresó de todo y de todos después de esa noche.
“Eso es excelente, usted es la persona que más ha hablado hasta ahora mi señor. Si llega a requerirse, ¿sería capaz de decir lo mismo en el tribunal? A veces no es necesario, pero no queda de más estar preparados”.
“Lo estoy” Esto podía ser un poco problemático, si comenzaba una relación con Penélope después, cualquiera diría que hizo todo eso solo para que ella terminara ese matrimonio, pero no estaba diciendo mentiras. Era lo que había pasado. Además, había pruebas que respaldaban su versión de los hechos. Sin embargo, sabía que la percepción de los demás podía ser distinta a la realidad.
“Bien, estas preguntas pueden ser más personales sobre la señora Bridgerton, no está en la obligación de responder, pero sería bueno si lo hiciera” Anthony le indicó que continuara “¿Considera que la señora Bridgerton es una persona virtuosa y casta?” Anthony se sintió un poco incómodo con la pregunta, pero guardó la compostura en todo momento antes de responder.
“La señora Bridgerton siempre me ha parecido una mujer de principios y valores muy marcados, es bastante centrada y nunca ha tenido un comportamiento escandaloso desde que la conozco” respondió con sinceridad.
“¿Cree que la señora Bridgerton ha mantenido una conducta apropiada y discreta durante su matrimonio?” A Anthony lo tomó por sorpresa la pregunta, pero respondió como correspondía. “Sí, siempre se ha visto a la señora Bridgerton acompañada apropiadamente y en compañía mayormente de mis hermanos menores y mi madre”
“¿Tiene alguna otra información relevante para el caso?”, preguntó nuevamente el abogado.
“Nada más, ya he dicho todo ¿Puedo preguntar algo?” El señor Cavendish asintió. “¿Le fue bien con los empleados de la señora Bridgerton?”
“De hecho, a pesar de las sospechas de la señora por el mayordomo, su versión coincide con la de la cocinera, la doncella y también con la del ama de llaves” respondió el hombre con una sonrisa, comenzó a guardar sus útiles de escritura.
“Perfecto, ¿Ahora que sigue?”, preguntó Anthony, quería estar al tanto de los próximos pasos en el caso.
“La familia de la señora Bridgerton y luego amigos cercanos” Anthony asintió y el señor Cavendish se despidió, ya había terminado su trabajo.
Así que él se dirigió de nuevo al salón y fue interceptado por Benedict y su madre. “Te demoraste, hermano, ahora si dinos qué quería ese hombre”
“Ya te lo dije, no sé por qué están investigando esto justo ahora. Pero eso es todo lo que sé.” Terminó de decir. Su madre al igual que Benedict no estaban convencidos, pero no insistieron más, Anthony esperaba que cuando llegara el momento no fueran muy duros con la situación.
Más tarde, en la hora del té, Penélope llegó a la casa, la familia la recibió como siempre, pero ella notó que había algo raro.
“¿Qué pasa?” Le preguntó Penélope cuando se acercó a él.
“El señor Cavendish estuvo aquí hoy” le hizo espacio en el sillón para que se sentara. “Están un poco sospechosos por las preguntas, pero el señor Cavendish me dijo que todo había ido bien” le dio una sonrisa y discretamente le tomó la mano.
“Eso es bueno, supongo que ahora pasará a preguntarle a mi familia” Anthony asintió “Solo espero que pueda presentar esa solicitud cuánto antes” terminó de decir ella.
“Tal vez antes que se acabe la temporada, el proceso será largo, pero estaré aquí para acompañarte” ella le sonrió y después se volvió hacia su familia a conversar, a Anthony no le gustaba pensar en lo que pasaría cuando su familia se enterara de la decisión de Penélope, pero él quería creer que la apoyarían porque sabían lo que ella había sufrido en silencio todo este tiempo.
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Mondrich Ball
Junio, 1815
La noche había comenzado bien, Francesca hizo formal su cortejo con Lord Kilmartin, su madre no parecía convencida. Anthony no veía razones para su negativa, pero prefirió dejarlo pasar. Ella recapacitaría cuando viera la buena pareja que en realidad hacen.
“¿Estás impaciente?” Le preguntó Benedict al acercarse.
“Pensé que ya te habías ido, ¿no tienes a una viuda que atender?”, replicó Anthony con una sonrisa.
“¿Y dejarte solo? Eso no va a pasar, me he dado cuenta de algunas cosas” eso despertó la curiosidad de Anthony. “¿Qué cosas?”
“No has visto a Penélope tan seguido como antes, pero todavía no puedo saber por qué, a menos que hayas cumplido tu palabra, pero aquí estás inquieto por ella. Hay algo que me falta” comentó Benedict como si estuviera tratando de resolver el acertijo del siglo.
“Nos hemos visto toda esta semana ¿De qué estás hablando?”, le restó importancia y se tomó un vaso de limonada de un solo trago.
“Sí, pero ya no sales tan seguido con ella, como antes que iban a caminar por el parque, montar a caballo y cosas así” él interrumpió a su hermano
“Decidimos no vernos tanto y tú sabes por qué ¿Estás contento?” Resopló molesto
“Eso es bastante noble de tu parte, no creí que lo harías en realidad. Debo decir que me siento orgulloso.” Benedict le dio una mirada apreciativa que en otro momento lo hubiera irritado, pero estaba tan emocionado por ver a Penélope, que no iba a dañar su noche desde temprano. Continuaron hablando entre ellos y luego se les unieron algunos lores más para conversar con él, siempre tendían a hacer eso. Como sabían que en un espacio público no los podía rechazar y aprovechaban cualquier oportunidad para acercarse a él hablando de negocios o cualquier otra cosa en la que lo podrían necesitar. Él se disculpó después de considerar un tiempo prudente, y se quedó cerca de la mesa de refrescos, sabía que a Penélope le gustaba mucho estar ahí, era el lugar perfecto para escuchar chismes, cuando llegara iba a ir directo a él. No sabe cuánto tiempo pasó, pero al rato sintió que alguien se acomodaba a su lado.
“Buenas noches, mi señor” lo saludó Penélope, se giró hacia ella y si era posible se veía más hermosa, su cabello estaba suelto, lleno de pequeños broches con flores y un vestido verde menta que le quedaba hermoso.
“Buenas noches, estás hermosa, me gusta como se ve tu cabello suelto” Penélope sonrió tímidamente ante el cumplido y agradeció con un gesto de cabeza. “Gracias, tú también estás muy guapo.” Lo miró apreciativamente.
“¿Te gusta cuándo estoy de gala?”, respondió él con una sonrisa. Ella simplemente asintió, pero vio como lo miró con deseo. “Lo tendré en cuenta a futuro” le guiñó un ojo y decidió cambiar de conversación “Ahora que estás aquí, siento que estoy completo”.
Penélope asintió con una sonrisa, “Me siento igual” se quedaron escondidos entre las columnas conversando, de vez en cuando el le tomaba la mano o le acariciaba el brazo. Era imposible mantener sus manos quietas cuando estaba cerca de ella. Penélope se retiró un momento para ir al servicio y él se quedó solo hasta que el momento fue interrumpido cuando una voz estridente lo saludó.
“Lord Bridgerton, buenas noches” era Cressida Cowper, no soportaba a la mujer, pero tenía que ser educado.
“Señorita Cowper, buenas noches” saludó con indiferencia.
“Tengo todavía un espacio en mi tarjeta disponible” dijo con una sonrisa maliciosa agitando la pequeña tarjeta que tenía en su muñeca. Él la miró con una ceja alzada antes de responder con calma: “Lo siento, señorita Cowper, pero no tengo planeado bailar con nadie esta noche”. Vio con satisfacción como la sonrisa de la señorita Cowper se desvanecía lentamente, su hermana llegó y se llevó a Cressida con ella y él se giró nuevamente a donde estaba antes con Penélope.
“¿No quieres bailar?”, le preguntó ella con una mirada triste.
“¿No dijiste que debíamos mantener las distancias? Además, prefiero bailar contigo el vals que cualquier otro baile socialmente aceptable entre nosotros” se inclinó un poco para que solo ella escuchara eso último.
“Siempre sabes qué decir, entonces ¿deberíamos irnos?”, le preguntó y él pudo notar la emoción y la impaciencia en su voz.
“Me encantaría, pero no lo creo prudente. Benedict puede llegar a mi casa de manera sorpresiva” respondió con una sonrisa triste.
“¿Cómo lo sabes?” Ella frunció el ceño.
“Me ha estado vigilando, sabe que no nos hemos visto mucho. Para él eso es sospechoso”, hizo un gesto señalando a donde estaba Benedict viéndolos disimuladamente.
“Debemos tener cuidado entonces”, susurró ella con preocupación. “Mañana tengo reunión con la reina, ¿podría llegar a tu casa por la tarde?”
“Por supuesto, siempre voy a estar contento que vayas a visitarme” respondió él
“Aunque todavía no sé como resulte, yo creo que ya debe haber llegado a la conclusión” añadió Penélope con incertidumbre.
“Todo saldrá bien, si se lo hubiera tomado a mal ya hubiera solicitado tu presencia lo antes posible” dijo él tratando de darle ánimos.
“Tal vez solo quiere que me confíe” pudo escuchar el pánico en su voz.
Él comenzó a negar con la cabeza “Penélope, ten por seguro que todo saldrá bien, Lady Danbury te hubiera advertido si algo malo hubiera pasado”
“Tienes razón, pero igual me asusta un poco” le tomó luna mano y comenzó a hacerle círculos en el dorso, había descubierto que a ella la relajaba.
“Es normal, ven, unámonos a Fran y a mi madre” La tomó del brazo y la llevó a donde estaba el resto de su familia, buscaba distraerla de sus pensamientos, sabía que ella tendía a pensar demasiado en todo y eso la ponía mal, así que la acompañó el resto de la noche con su familia y luego se les unió Lady Danbury con su hermano. Todavía no sabía qué pensar acerca del hermano de Lady Danbury, el hombre siempre trataba de estar cerca de su madre. Tal vez podría haber tenido una mirada homicida porque Penélope lo golpeó y lo miró severamente, decidió no hacer nada por ahora y disfrutar de la velada. Al final de la noche la acompañó a su carruaje y se despidió. Solo quedaba contar las horas para verla de nuevo.
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Palacio de Londres
Junio, 1815
Penélope se encontraba nerviosa, la noche anterior Lady Danbury le había dicho discretamente que su amiga en común había estado haciendo preguntas, pero nada de que preocuparse, aun así sentía que esto podría terminar mal.
El lacayo la acompaño hasta la puerta que daba al salón de la reina y la anunció, la reina le dijo que pasara, ella fingió no saber que algo estaba a punto de suceder y la saludó con normalidad.
“Señora Bridgerton” comenzó la reina “Estás dos semanas desde nuestra última reunión he estado pensando mucho en usted, en la última reunión me dejó intrigada así que con ayuda de Brimsley, después de mucho hablarlo llegamos a una conclusión” hizo una pausa y le indicó a los demás que se retiraran, solo quedaron ella, Lady Danbury y la reina. “Voy a ir directo al punto ¿Es usted Lady Whistledown?” El momento había llegado, quería negarlo, pero ese no era el propósito de todo esto.
“Lo soy, su majestad” respondió con una calma que en realidad no tenía.
“Y me puede decir la razón por la cual decidió revelarse” La reina tenía una mirada imperturbable, Penélope no podía decir como podría reaccionar después y eso que ella se enorgullecía mucho de saber leer a las personas.
“La razón es que necesito su apoyo en algo que estoy a punto de hacer, y se que usted quería saber sobre la autora, así que quiero usarlo como moneda de cambio” dijo finalmente.
“¿Y qué le hace pensar que no la voy a mandar a los calabozos?” Preguntó la reina dirigiéndole una mirada dura. Penélope comenzó a sentir que le faltaba el aire, pero fue capaz de hablar.
“Sé que a usted le gusta mucho mi columna, puede que la haya retado en algunas, pero la entretiene y no le guarda rencor a la autora” sintió que su mano comenzó a temblar y trato de ocultarlo poniendo la otra mano encima.
“Tiene razón, la autora me parece fascinante; sin embargo, aún no sé porque cree que lo dejaría pasar”, replicó la reina de inmediato.
“La autora no ha cometido un delito mayor, su único delito podría ser hacer que la gente de la sociedad crea en sus palabras sin dudar. No me arrepiento de haber comenzado la columna, tuve mis razones, aunque no creí que se volvería tan popular”, dijo con sinceridad, si bien la columna a veces criticaba a la corona, no era un asunto tan grave como para encarcelarla.
“Es muy valiente de su parte decir eso. Primero voy a escuchar lo que tiene que decir, luego decidiré que hacer con usted” La reina comenzó a beber de su té y Penélope comenzó a hablar.
“Como debe saber por lo que le he dicho yo durante estas reuniones, siempre he estado cerca de la familia Bridgerton, más que todo porque era amiga de Eloise, debe suponer que ya no lo somos por lo que escribí sobre ella al final de la temporada pasada. Pero eso es irrelevante ahora, terminé casándome sin querer con el hombre del que en ese momento estaba enamorada, el tercer hermano Bridgerton, Colin. Sin embargo, nuestro matrimonio fue para ocultar una posible ruina que en realidad nunca tuvo lugar, pero mi madre preocupada por mi reputación obligó a que Colin me propusiera matrimonio, desde entonces nuestra relación amistosa murió porque yo tengo claro que Colin jamás me vio como algo más que una amiga y tal vez una hermana.” Hizo una pausa para respirar, su nerviosismo todavía la estaba afectando “Desde entonces él no me habló más que para decirme que se iba de gira y no he sabido nada de él, ni por cartas, ni nada. Solo supe que no regresaría porque le envió una carta a Lady Bridgerton. Por lo que durante la temporada baja tomé la decisión de solicitar la anulación de mi matrimonio” terminó de decir
“Veo, así que necesita alguien de su lado para que la tomen en serio ¿Es eso?”, preguntó la reina con una mirada inquisitiva.
“Sí, y para acelerar el proceso, no quiero que esto demore más de lo deseado, se que algunos pueden durar años solo porque el tribunal eclesiástico, a pesar de que permite la anulación, se resiste a darla” La reina asintió con comprensión
“Entonces usted ofrece su seudónimo y yo le doy mi apoyo ¿Es eso lo que quiere?”, preguntó la reina con una sonrisa enigmática.
“Así es su majestad” respondió ella, el momento había llegado y solo quedaba esperar lo mejor.
“Pero que podría ganar yo de eso, ya se que es usted, puede mandarla a un calabozo para siempre y nadie se enteraría” La reina se rio suavemente, revelando una chispa traviesa en sus ojos.
“Pero se quedaría sin su medio favorito de entretenimiento, además yo sé que tal vez quiere un poco de mi influencia ¿No es así?” Lady Danbury que no había hablado durante toda la conversación, decidió unirse en ese momento.
“Damas, por favor, no se agiten. Su majestad entiendo que esté molesta y un poco desconcertada por los acontecimientos, pero la señora Bridgerton tal como ella dijo no ha hecho nada malo y solo pide su ayuda como monarca y mujer para salir de su infeliz matrimonio ¿No cree que las mujeres debemos tener el derecho a decidir qué hacer con nuestra vida? Si la señora Bridgerton comienza el proceso por sí sola, sin ninguna clase de apoyo, además del mío. El tribunal podría negar la solicitud, aunque presentara pruebas contundentes, que su matrimonio no se consumó, lo que la encadenaría para siempre en un matrimonio que solo existe en el papel y con un marido ausente” Lady Danbury terminó de hablar y la reina pareció considerar sus palabras.
“¿Sabe cuántos casos de anulación solicitados por mujeres han resultado favorables para ellas?” Penélope se dirigió a la reina “Investigué y en todo este tiempo, desde que se creó este sistema, podría decir que solo unos veinte de los que se tiene registro. Por lo general, los maridos comenzaban a refutar la anulación por cualquier motivo que se les ocurriera. Yo no quiero correr ese riesgo, yo quiero salir de este matrimonio. Por eso necesito su ayuda” se aseguró de hablar firmemente si quería que la reina la tomara en serio.
“Eso lo entiendo, lo que no sé es que espera que haga, no puedo intervenir y pedir que le den la anulación así sin más. Aunque tengo poder no puedo influenciar a la iglesia”
Penélope escuchó atentamente y asintió, “Lo sé y no estoy pidiendo eso, solo quiero que me muestre su apoyo, de su testimonio que sería a mi favor y tal vez pedir que como usted va a testificar adelantar el trámite”
“Podría hacer eso, es una mujer valiente señora Bridgerton” la reina le dio una sonrisa de complicidad.
Penélope sonrió, agradecida por el apoyo. “Gracias su majestad, ¿estaría dispuesta entonces a que mi abogado venga y le haga unas preguntas?”
“¿Cuál es el nombre de su abogado?” Penélope respondió con el nombre de su abogado y la reina asintió, aceptando la propuesta. “Estoy dispuesta a colaborar en la medida de lo posible”, dijo con amabilidad y cambió el rumbo de la conversación.
“Dígame una cosa, señora Bridgerton ¿Cómo hace para reunir la información para sus columnas?” Luego de eso la conversación se dirigió exclusivamente a como ella manejaba su columna y como la había comenzado, sus motivaciones detrás y que le contara algunas cosas que nunca había publicado en su columna. Penélope pudo decir que todo salió bien, lo que la llenaba de satisfacción, ahora solo quedaba esperar que el abogado terminara de reunir las pruebas y podría presentar la solicitud.
Cuando salió del palacio se dirigió hacia la casa de Anthony, tenía que pedirle que agendara otra reunión con el señor Cavendish para contarle que contaban con el apoyo de la reina o simplemente mandar una carta, en realidad no importaba, solo estaba buscando una excusa más para verlo. El carruaje se detuvo frente a la casa de Anthony, se bajó y tocó la puerta, esta vez quien abrió fue Anthony a quien sonrió ampliamente nada más al verla.
“Penélope, si estás aquí sonriendo de esa forma puedo decir que todo resultó bien” le dijo mientras la dejaba pasar, en cuanto cerró la puerta le dio un beso ardiente en los labios. Penélope correspondió con la misma intensidad. Ambos se abrazaron con fuerza, sintiendo la emoción y el alivio que les trajo este nuevo resultado de eventos.
“De hecho, aunque al principio estaba asustada porque la reina no dejaba de lanzarme acusaciones, terminó aceptando ayudarme y estar de mi lado, debemos notificarle al señor Cavendish, ella también accedió a dar su testimonio” Anthony la ayudó con su chal y su bolso y la llevó a su estudio.
“Eso es maravilloso, podemos decir que todo va por buen camino, cuando comenzó a hacer preguntas a mi familia me dijo que los testimonio concordaban, así que solo quedaría ver como le fue con tu familia y los amigos cercanos. Aunque no sé quiénes” comentó Anthony mientras la sentaba en su regazo como ya era costumbre.
“He entablado amistad con algunas mujeres casadas de la sociedad, no es una amistad profunda pero es cordial. Podrían dar fe que soy una buena mujer” respondió ella con una sonrisa.
“Me gusta verte feliz” le dijo, mirándola con cariño.
“Aunque todavía no podemos celebrar, queda todavía lo más difícil que es que me den la anulación y no sé como podría reaccionar Colin a esto” había estado pensando, si hacían que Colin volviera, ¿podría tratar de detener el proceso o la dejaría ir fácilmente? No podía saberlo.
“Me gustaría darte seguridad y decir que Colin hará lo mejor para ti y para él, pero no lo sé en realidad” respondió él. Penélope estaba segura que Colin no la amaba, era más que claro que no quería ese matrimonio, así que no debía haber alguna razón por la que se opusiera.
“No te preocupes, pero no pensemos en eso todavía ¿cómo has estado?”, le preguntó tratando de cambiar de tema.
“Ahora mejor que estás aquí, mi madre envió una nota para una cena mañana. Al parecer, Lord Kilmartin le pidió matrimonio a Fran y ella aceptó.” Le comentó
“Eso es una buena noticia, me gusta la pareja que hacen, él parece entender su necesidad de quietud.” Añadió con una sonrisa.
“Así es, estoy contando los días para que acabe la temporada y todos se vayan para sus casas de campo y tú y yo podamos quedarnos aquí. Yo le digo a mi madre que tengo cosas que hacer y tú dices que vas a estar con tu familia.” Le dijo con una sonrisa y le dolía tener que arrebatársela, pero eso no iba a suceder.
“Eso es una excelente idea, pero no creo que debamos hacer eso, si el señor Cavendish presenta la solicitud antes que acabe la temporada, el tribunal puede enviar a alguien a investigarme o seguirme y no creo que les agrade mucho ver que me encuentro a solas con otro hombre” dijo ella seriamente.
Él asintió, comprendiendo la situación “¿Por qué tienes que tener razón?”, sonaba decepcionado
“Lo siento, me hubiera encantado estar toda la temporada baja solo contigo, pero es mejor que nos aseguremos que la anulación siga por buen camino y después vemos que hacemos con nosotros” Ella le sonrió con tristeza, sabiendo que era lo mejor para ambos en ese momento.
“Está bien, aunque bien y puedes venir a estar con nosotros en Aubrey Hall” le dijo con una sonrisa que ella le correspondió.
“Eso sí está mejor, aunque te tienes que comportar, no podemos permitir que nadie más sospeche”, lo dijo lo más seria que podía en ese momento.
“Seré un perfecto caballero” respondió él con una sonrisa cómplice.
“Es en serio, tienes que contenerte” le advirtió ella con una mirada seria.
“Penélope, he sido un perfecto caballero todo este tiempo. Si fuera un hombre peor ya hubiéramos pasado a algo más allá de los besos, pero te respeto demasiado como para tomarte de esa forma cuando eres una mujer casada” le dijo seriamente, con una mirada profunda y sincera en sus ojos. “Espero que entiendas que mi intención siempre ha sido demostrarte mi amor de la manera más honesta y respetuosa posible”.
“Eres un buen hombre, pero no me refería a eso, aunque es bueno saberlo. Estaba hablando de esas acciones inconscientes que haces y que pueden llevar a otros a pensar en que tenemos algo más que una amistad”
“Lo entiendo, lo intentaré” respondió él, asintiendo con la cabeza. “Pero dejemos esos pensamientos para otro momento y aprovechemos que estamos aquí solos” y como si estuvieran malditos, tocaron la puerta de su estudio.
“Lord Bridgerton, la vizcondesa viuda, quiere hablar con usted” dijo el lacayo desde el otro lado de la puerta.
“Dile que me espere en el salón, en un minuto la atiendo” le gritó Anthony al lacayo.
“¿Por qué Lady Bridgerton quiere hablar contigo si se van a ver mañana?”, le preguntó con un susurro
“No lo sé, tal vez quiera hablar sobre el inminente compromiso” respondió también el con un susurro
“Será mejor que me vaya” comenzó a levantarse, él la abrazó desde sus caderas y se quedó mirándola desde abajo “Nos vemos mañana en la cena” ella le dio un breve beso “Deberías ir primero tú y asegurarte que tu madre esté debidamente entretenida para que yo pueda salir”
“Bien, nos vemos mañana” se levantó, se inclinó para darle un beso y se marchó.” Penélope esperó un par de minutos y salió silenciosamente de la casa de Anthony.
La noche siguiente Penélope llegó puntual a la casa Bridgerton. Había encontrado la invitación a la cena de compromiso una vez que llegó de la casa de Anthony. Humboldt la recibió y la acompañó hasta el salón donde ya estaban los demás Bridgerton y Lord Kilmartin.
“Buenas noches, Bridgerton, Lord Kilmartin” hizo una reverencia al hombre, lo felicitó por el compromiso, luego se dirigió a Francesca e hizo lo mismo. Como todavía faltaba para la cena, se sentó al lado de Lady Bridgerton y Hy, quien estaba contenta porque iba a asistir a otra boda.
“¿Cuándo es la boda?”, preguntó ella, Lady Bridgerton hizo una mueca, pero contestó que en dos semanas.
“Se que parece pronto, pero Lord Kilmartin debe volver a Escocia” añadió Francesca visiblemente feliz.
“¿Es muy lejos dónde van a vivir?”, esta vez la pregunta vino de Hyacinth.
“Las tierras altas de Escocia están lejos, pero es bastante accesible para llegar, en cualquier momento pueden visitarnos” explicó Lord Kilmartin, los demás comenzaron a hablar que tal vez pudieran hacer un pequeño viaje a Escocia para visitar a su hermana cuando estuviera debidamente establecida.
“Estoy segura que quien más rápido te visitará es nuestro otro hermano” añadió Eloise
“Si es que se entera” dijo Hyacinth “hace mucho que no se interesa por lo que pasa en nuestra familia”
“¡Hyacinth!”, la reprendió Lady Bridgerton.
“Pero es la verdad, ni cartas te envía a ti, ni a nadie, ni siquiera a su esposa.” Replicó Hyacinth, en ese momento Anthony decidió intervenir. “Hy, no es momento para hablar de eso, aunque tengas razón, estamos celebrando el compromiso de Fran” Hyacinth quedó debidamente reprendida y no dijo más, pero se inclinó hacia ella “Ojalá te hubieras casado con Anthony, es más consciente de lo que hace.”
“Hy, no puedes decir esas cosas” la regañó levemente, aunque por dentro ella hubiera deseado lo mismo.
Un lacayo llegó a interrumpir la animada conversación que estaban teniendo los caballeros anunciando que la cena estaba lista, se levantaron y cada uno se dirigió al comedor. Cuando estaba a punto de entrar sintió que alguien la agarró por el codo, ya sabia quién era, su tacto se había vuelto familiar para ella.
“Estás hermosa hoy” le dijo en voz baja, ella se sintió sonrojar y le murmuró un gracias “Espero que no te haya incomodado lo que dijo Hy”
Ella negó con la cabeza “Hace mucho que ese tema me dejó de importar, no me afecta”
“Está bien, entonces déjame acompañarte al comedor” le tendió su brazo y ella puso la mano en él. Entraron al comedor, él la dejó en su asiento y él se dirigió al otro lado de la mesa. La cena transcurrió con normalidad, bromas por parte de los más pequeños, algunas preguntas para conocer al futuro esposo de Fran e invitaciones por parte de los hombres a Lord Kilmartin para una despedida de soltero. Francesca se veía muy feliz, sonriendo tranquilamente al lado de su futuro esposo. Estaba segura que Fran si iba a ser feliz en su matrimonio, ella solo podía esperar alguna vez poder casarse con el hombre a quien amaba.
Al final de la noche, Anthony se ofreció a acompañarla a casa. Penélope aceptó complacida. Durante el camino en el carruaje, hablaron animadamente sobre la boda de su hermana y sobre los planes para los siguientes días.
Al llegar a casa de Penélope, Anthony se despidió con un beso y la promesa de que iría a verla al día siguiente. Ella le agradeció nuevamente por la compañía y entró en su casa con una sensación cálida en el corazón.
Al llegar a su habitación, Penélope se puso el camisón y se sentó en la cama, reflexionando sobre la noche. La alegría por el futuro matrimonio de Fran se mezclaba con una pizca de melancolía al pensar en su propia situación sentimental. A pesar de ello, Penélope no pudo evitar soñar con la posibilidad de que algún día tendría su momento. Con esa esperanza en el corazón, Penélope se acostó y se durmió plácidamente.
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La siguiente semana pasó y Penélope se encontraba en un estado de anticipación. El señor Cavendish había terminado de entrevistar a los testigos y tenía las pruebas necesarias para presentar la solicitud. Solo quedaba por saber dónde estaba Colin. El abogado había contratado a algunos hombres para que se dieran a la tarea de buscarlo en países donde posiblemente podía estar, pero todavía no habían dado con él.
Ella le dijo que presentara la solicitud sin Colin y que el tribunal se encargara de asignarle un representante, quería comenzar el proceso lo más pronto posible; Sin embargo, el señor Cavendish le dijo que esperara un par de semanas y si todavía no aparecía Colin, podían comenzar el trámite.
Así que cuando se reunió con Anthony, porque el hombre terco que es le dijo “No puedo estar sin verte mucho tiempo, así que vamos a dar ese paseo” ella sin ganas de negarse, acepto. Habían salido algunos días desde la cena de compromiso de Fran, se reunían en Hyde Park y comenzaban a caminar de la mano por los senderos menos transitados. Se sentía idílico.
Una de esas mañanas, Penélope le preguntó a Anthony si después de presentar la solicitud debían decirle a la familia o esperaban hasta que el proceso estuviera más avanzado. Él dijo que eso dependía de ella, pero que tal vez sería más prudente notificarle primero a Colin y cuando él lo supiera podría decirlo a la familia. A ella le pareció bien, tal vez involucrar a más personas antes que a la otra parte afectada podría ser contraproducente.
Un día antes de la boda de Fran, se presentó Anthony en su casa con una yegua y la invitó a dar un paseo con él “Tenemos un tiempo que no lo hacemos” le dijo, esperó a que ella se cambiara por su ropa de montar y comenzaron su recorrido. A mitad de camino ella notó que no era por donde típicamente iban.
“Anthony ¿A dónde vamos?”, le preguntó mirando hacia los lados para ver si reconocía a dónde la llevaría.
“Es una sorpresa, solo espera un poco más” siguieron cabalgando unos minutos más hasta que llegaron a una parte de los terrenos de los Bridgerton, pero alejado de la casa, llegaron a un claro rodeado de árboles.
“¿Para qué me traes aquí?” Preguntó curiosa, mientras él la ayudaba a bajar.
“Una mañana de pícnic, pensé que te gustaría y quería pasar tiempo contigo completamente a solas” comenzó a soltar la pequeña canasta que traía y que ella no había visto y sacó una manta.
“Esto es bastante romántico, no pensé que harías algo así” comentó tratando de molestarlo un poco.
“Bueno, son cosas que un caballero debe hacer por su dama y como últimamente hemos tenido poco tiempo para nosotros, se me ocurrió sorprenderte” se sentaron en la manta y él comenzó a abrir la canasta para sacar algunas galletas que había llevado.
“Sabes cortejar a una mujer, estoy impresionada mi señor” Ella sonrió, agradecida por el gesto tan detallado y pensado.
“No te burles, o puede ser la única vez que haga algo así” él le respondió fingiendo enfado.
“Está bien, me encantó la sorpresa” respondió ella y se acercó para darle un beso en la mejilla.
“Eso era lo que quería escuchar” él sonrió y le tendió una taza de té.
“Me encanta este lugar, es muy pacífico”, comentó ella y lo vio asentir.
“Cuando éramos niños, a mi padre le gustaba traernos aquí, una tarde de pícnic. Era el momento de mayor paz para él, o eso creo porque nos dejaba hacer cualquier cosa que quisiéramos” puso una expresión triste “Él seguramente no hubiera dejado que todo esto se complicara demasiado”
“Tu padre podría ser el mejor, pero yo creo que ni él hubiera ido en contra de las normas sociales” replicó de inmediato, podía ser que tal vez hubieran manejado la situación diferente, pero la boda igual se hubiera llevado a cabo.
“Tienes razón, mejor hablemos de algo más animado”, propuso él.
“Mis hermanas siguen organizando su baile, Varley es una hacedora de milagros porque ya conseguido lo imposible en pocos días” había contribuido para la realización del baile, pero le pidió a Varley su discreción, su madre y sus hermanas después de todo todavía no sabía que ella era Lady Whistledown.
“Sí, nos llegaron las invitaciones al baile Dankworth-Finch. Espero que les vaya bien” comentó Anthony, concentrado sirviendo su té.
“Yo también, no entiendo porque lo hicieron, pero igual las apoyo”, añadió Penélope, con una sonrisa.
“Mañana es la boda de Fran y mi madre sigue un poco en desacuerdo por la unión”, terció Anthony, con un suspiro.
“Me parece tan extraño… Lady Bridgerton siempre habla de los matrimonios por amor. ¿Qué no es justo lo que Fran ha encontrado?”, preguntó genuinamente confundida.
“Benedict dice que es porque Lord Kilmartin no es un hombre de acción, es igual de calmado que Fran. Supongo que a mi madre le gustan los romances vertiginosos y escandalosos, aunque diga lo contrario”, explicó muy divertido.
“Puede que Ben tenga razón”, convino Penélope “¿Crees que si alguna vez nosotros formalizamos nuestra relación, ella estaría de acuerdo?”
Anthony la miró con ternura. “Estoy convencido que si, aunque le parecerá raro, se que me felicitara por hacerte parte de la familia otra vez. Mi madre te quiere mucho” Penélope sintió un vuelco en el corazón ante sus palabras.
“Eso espero” Penélope comenzó a pensar que no sería capaz de ocasionar tal escándalo a la familia, era demasiado casarse con el hermano de su anterior esposo, y más si dicho esposo seguía vivo. Aunque el matrimonio legalmente iba a quedar como si nunca hubiera sucedido, en la memoria de las personas, no sucedía lo mismo.
Sus pensamientos debieron haberse reflejado en su rostro porque Anthony le alzó la cara para que lo mirara “¿En qué estabas pensando?”
“¿Cómo podríamos evitar el escándalo si anunciamos nuestra relación? Yo lo creería imposible, aunque pasaran los años”, respondió Penélope, con la voz cargada de angustia.
“¿Tienes dudas?”, preguntó Anthony, con el ceño fruncido.
“Siempre las tengo Anthony”, confesó ella, “pero siempre sigo mi ideal romántico que el amor puede prevalecer a pesar de todo; sin embargo, pienso en las consecuencias que eso podría traerle a tu familia y la verdad no sé si al final merezca la pena.”
“Veo”, dijo Anthony, con un tono sombrío.
“Por favor, no te enojes”, suplicó Penélope. “Es solo que las consecuencias de esto pueden ser muy graves y tú lo sabes. Si la sociedad comienza a pensar que nuestra relación comenzó antes de la anulación, lo cual es cierto, pueden acusarnos de inmorales y cualquier cosa peor. Tu título estaría en peligro, y no podría ser la culpable de un destino así. Te amo, pero no podría vivir con la idea de haber arruinado a tu familia.”
“¿Para qué seguimos con esto si piensas que no tenemos futuro?”, preguntó Anthony, con un dejo de desesperación y molestia.
“Porque quiero desear tenerlo, porque quiero vivir, aunque sea por poco tiempo lo que es amar y ser amada y porque sinceramente no puedo estar lejos de ti”, respondió ella con la voz temblorosa.
“Pero en algún momento piensas terminarlo, ¿No es así?”, inquirió Anthony, con la mirada fija en los ojos de Penélope. Ella fue incapaz de responder, porque aunque quería decir que no, ella no estaba segura.
“Ya veo”, suspiró Anthony. “Vamos, te acompaño a casa”.
“Anthony, por favor, no terminemos este día así”, rogó Penélope, sintiendo las lágrimas asomarse en sus ojos.
“¿Y entonces qué? ¿Seguimos con esto hasta cuándo, Penélope?”, preguntó Anthony, con frustración. “Sé que nuestra situación no es perfecta, pero tengo muy claro que quiero estar contigo, así me toque esperar años esa anulación, así después de eso me toque esperar aún más. No me importa la sociedad, podemos retirarnos a vivir en Aubrey Hall si nos casamos y tal vez después de algún tiempo asistir a la temporada social si es necesario. Pero, ¿tú quieres eso?”
“Yo quiero, pero no sé si sea lo suficientemente valiente para luchar por e”, admitió.
“Eres valiente, Penélope”, le dijo Anthony con seguridad. “Y voy a estar a tu lado todo el tiempo. ¿No es eso suficiente?”.
“¿Pero qué pasa si todo sale mal?”, se lamentó Penélope. “¿Y si tu familia me odia? ¿Y si pierdes tu título? ¿Y si hay consecuencias que ni siquiera hemos imaginado? No podría perdonármelo nunca”. La incertidumbre la abrumaba, las lágrimas brotaron calientes de sus ojos. Sintió las manos de Anthony sobre sus brazos y se aferró a ese contacto, a su voz.
“Penélope, respira”, la tranquilizó Anthony, tomándole la cara entre sus manos. “Si bien las cosas pueden ir terriblemente mal, también pueden estar bien. Deberíamos ir paso a paso, ¿no crees? Pero debes estar segura. ¿Quieres esto?”.
“Lo quiero”, afirmó Penélope, con convicción.
“El camino puede ponerse aún más difícil, pero solo debe importarnos lo que nosotros tenemos, confiar en lo que tenemos”, le aseguró Anthony.
“Tienes razón, lo siento”, se disculpó Penélope, sintiéndose reconfortada por sus palabras.
“Está bien”, le dijo Anthony con voz suave. “Yo también he tenido miedo de que alguna vez nuestra relación termine, pero creo que soy demasiado egoísta como para dejarte ir”. Eso le sorprendió mucho, él siempre parecía tan calmado, entre los dos, ella era siempre la que tenía las inseguridades a flor de piel. Suponía que se mantenía sereno por ella y se sintió más agradecida.
“Me gusta eso”, sonrió Penélope, sintiéndose aliviada. “No sé qué haría sin ti”. Y lo decía por todo, no solo por lo que había pasado en ese momento.
“Ven, continuemos nuestro pícnic” se sentó nuevamente y la dejó a ella a horcadas en su regazo.
“¡Anthony!” Exclamó escandalizada, era la primera vez que estaban en esa posición.
“Me gusta sentirte cerca, y así puedo acceder con más facilidad a tu boca” como para probar su punto acercó sus labios a los suyos, dándole un beso lento, explorando su boca con la suya. “Y también puedo tener más acceso a tu cuerpo” sintió su mano, subir por su muslo y alzar la tela de su vestido “eres tan suave” comenzó a dejar besos por su mandíbula y luego fue bajando hacia su cuello. Instintivamente, inclinó la cabeza a un lado para darle más acceso, se sentía increíble. “Eres exquisita y no puedo esperar a que seas completamente mía” ella jadeó cuando sintió que su mano subió aún más por su muslo.
“Anthony” dijo en tono de advertencia
“¿No era lo que querías? ¿Que te adorara con mis manos y mi boca?”, siguió dándole pequeños besos desde la curva de su cuello hasta el valle de sus pechos.
“Y todavía lo quiero, pero no creo que sea prudente aquí en un lugar público” trató de separarse de él, pero él siguió con su magnífico trabajo, y si era honesta le encantaba.
“No hay nadie cerca, podemos hacer tantas cosas, si tú quieres” se alejó de ella para mirarla a los ojos.
“Quiero, pero ahora no. Este no es el pícnic que me prometieron”, dijo ella dándole una sonrisa de disculpa, no se sentía con suficiente confianza para hacer algo en medio de la nada.
“Bueno, sin duda alguna sigues siendo más apetecible que ese té” su mano comenzó nuevamente a moverse hacia arriba.
“Anthony, por favor” lo reprendió ella más firmemente esta vez, aunque su voz se escuchaba ligeramente temblorosa.
“¿Por favor qué? ¿Que siga o que pare?”, preguntó con un tono de inocencia en su voz.
“Eres insoportable, me encanta lo que estás haciendo, pero no es prudente” sintió como retiraba su mano muy lentamente, mientras la miraba fijamente, el contacto la estremecía “Eres un hombre malvado” él sonrió demasiado encantadoramente como para ser posible y le dio un último beso.
“Algún día podré mostrarte lo malvado que puedo ser”, le susurró él, mientras ella se giraba hasta quedar de espaldas entre sus piernas. Anthony la abrazó al instante, atrayéndola hacia él y ella se recostó cómodamente sobre su pecho.
“Nunca pensé sentirme tan familiarizada con los abrazos del gran vizconde Anthony Bridgerton” le dijo con una sonrisa juguetona en los labios mientras jugaba con sus manos. “Parece que el destino nos ha unido de una manera inesperada”, susurró, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho.
“Y yo no lo querría de otra manera” murmuró él.
El día de la boda de Fran llegó y con el una pequeña celebración en el salón de la casa Bridgerton, estaban todos los hermanos, a excepción de Daphne que estaba ya en una etapa avanzada del embarazo. Ella llegó temprano para ayudar a Fran a arreglarse, pasaron un buen momento juntas, luego se unió Hy y más tarde Eloise para ver a la novia. Lady Bridgerton solicitó hablar con Fran a solas y salieron de la habitación, no sin darle un último abrazo a Fran.
Se ubicaron en la sala a esperar que llegara la novia, Lord Kilmartin se encontraba al lado del ministro. Lady Bridgerton entró e hizo una señal para indicar que ya estaba a punto de iniciar la ceremonia. Al poco rato entró Fran del brazo de Anthony, caminando el corto camino hasta donde la esperaba su futuro esposo. Anthony la entregó a él y después se ubicó a su lado.
“Algún día seremos nosotros” le susurró, para que solo ella escuchara. No alcanzó a responderle porque el ministro comenzó a hablar y menos de media hora después ya estaban celebrando en el pequeño desayuno nupcial preparado en la misma sala. Se quedó a un lado hablando con los hermanos Bridgerton cuando Agatha se acercó.
“Muy bonita boda, espero que ustedes dos caballeros tengan pensado en una pronto, no se están haciendo más jóvenes” Agatha se rio de su propio comentario “Y usted, Penélope, acompáñeme” se alejaron de los invitados y llegaron a uno de los balcones que daban al jardín.
“Es una situación difícil en la que te encuentras” le dijo Agatha
“¿A qué se refiere?”, preguntó ella confundida.
“Ustedes dos son igual de sutiles que un ladrillo, cualquiera que preste la suficiente atención lo puede ver. Afortunadamente, todos hoy están ocupados celebrando” le dirigió una sonrisa cómplice “No me voy a involucrar en ese asunto, solo les aconsejo que sean más discretos en público”
“Muchas gracias por tu discreción Agatha” respondió ella sinceramente, había ganado una gran amiga en ella y de verdad la apreciaba.
“Mi discreción es lo de menos, si piensas seguir adelante con todo, el escándalo va a estar de igual manera. Aun así creo que deberías intentarlo, la sociedad nunca nos proporciona nada y es mejor vivir nuestra propia vida como queramos, hablarán sin importar lo que pase” con ese último comentario la dejó sola en el balcón. No sabía que necesitaba escuchar esas palabras, pero se sintió reconfortada, tal vez el futuro no sería tan gris como ella se imaginaba.
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Bloomsbury, Londres
Junio, 1815
Los días siguientes a la boda de Fran, Penélope estuvo ocupada escribiendo sus columnas de despedida de la temporada, el baile de esa noche era el último, solo quedaba recoger algún suceso importante de la noche y cerraba la temporada de 1815. Pudo decir que está temporada, a pesar de todo fue de las que más disfrutó desde que debutó. Pudo bailar más en los bailes, aunque ella no contaba el baile con los otros lores, solo con Anthony, y eso ya era más de lo que había hecho antes. También pudo disfrutar del amor, aunque las circunstancias no eran las mejores, ella se sentía feliz con sus pequeños momentos robados. Pudo disfrutar también el hecho que no estaba siendo el centro de críticas constantes de su madre y parte de la sociedad, ahora solo la ignoraban pero no decían ningún comentario sobre ella, no era mucho, pero era mejor.
En el baile preparado por sus hermanas, que había quedado bastante bien organizado y la decoración de buen gusto, se había reunido casi toda la alta sociedad de Londres, en el último baile de la temporada. Oficialmente, hoy acababa la temporada social de 1815 y muchas de las debutantes seguían impacientes por conseguir un esposo. Lo que no pasó por alto para Penélope, ya que veía algunas ir y venir de Benedict a Anthony, pero ninguno de los dos les mostraba mayor atención. Ella se mantuvo la mayor parte de la noche al lado de su madre y hermanas, en una especie de apoyo, sabía que a muchos no les agradaban, pero ella estaba dispuesta a mostrar un frente unido.
Casi finalizando el baile, Anthony se acercó a ella “¿Un último baile?”, preguntó mientras le tendía la mano.
“Está bien, tenemos suerte que no sea un vals” caminaron hasta la pista donde también se unió Lady Bridgerton y el señor Marcus Anderson, vio como a Anthony se le tensaba la mandíbula. “No puedes seguir molesto por eso” comentó mientras miraba a Lady Bridgerton bailar alegremente.
“No estoy molesto, es solo que es extraño” expresó él “Es como si comenzara una nueva etapa”
“Supongo que de alguna forma así es, todos estamos en constante cambio. Esperemos que lo que sea que resulte de tu madre y el señor Anderson la haga feliz” Siguieron bailando alegremente y luego se quedaron juntos a un lado de la pista. Benedict se les unió a la conversación y luego Fran y su esposo John, como había pedido que lo llamaran.
“¿Cuándo se van?”, preguntó ella
“Dentro de una semana, John está emocionado por mostrarme su castillo” respondió Fran muy feliz.
“Es bastante pronto, estaré ahí para despedirte” le dijo ella. Fran se separó un poco de John y se dirigió a ella. “¿Sabes que Eloise también nos va a acompañar?”
“¿Se va a Escocia? ¿Anthony o tu madre lo saben?”, estaba un poco sorprendida por la información.
“Todavía no, pero no creo que se lo nieguen”, respondió Fran, ella tampoco creía que se lo negaron, en realidad era una buena oportunidad para Eloise. “Creo que será bueno para ella, ver más del mundo” respondió finalmente.
“También pienso lo mismo, todavía no puedo creer que no hayan arreglado sus diferencias”, dijo Fran con un tono melancólico mientras la tomaba de la mano, en esta temporada ellas dos se habían vuelto amigas y sabían que se iban a extrañar.
“No puedo ser amiga de Eloise mientras ella siga siendo amiga de Cressida”, dijo simplemente, era la verdad, mientras Eloise estuviera con Cressida ella no quería saber nada y no quería imponerse, así que lo mejor era dejarlo estar.
“Lo entiendo, pero ustedes eran tan inseparables que toda esta situación fue inesperada, pero si te sirve de algo, tú me agradas más que Cressida”, comentó Fran con una sonrisa.
“Me gusta escuchar eso, pero cosas pasaron entre tu hermana y yo, tal vez este tiempo le dé más claridad de la situación y la próxima temporada comencemos un proceso de reconciliación” no tenía mucha esperanza en eso, pero intentó pensar en lo mejor.
“Ojalá sea así”, respondió Fran.
Continuaron conversando entre todos y luego se unió la prima de John, Michaela. Fran comenzó a comportarse extraño en cuanto se acercó, pero ella pensó que tal vez era porque no la conocía y se sentía incómoda. Michaela era bastante agradable, la elogió durante toda la conversación y ella se sintió extrañamente halagada, casi nunca recibía cumplidos de gente externa a la familia y fue agradable.
Al final de la noche, Anthony la acompañó a su casa y se despidió de ella dentro del carruaje con un beso que duró demasiado para ser apropiado. Antes de irse, le prometió verla en uno de los siguientes días, ella sonrió y asintió.
Al día siguiente se despertó con una sonrisa en el rostro y se preparó con ánimo, había desayunado y se disponía a sentarse, a leer en el salón cuando a media mañana le anunciaron la visita del señor Cavendish.
“Buenos días, señora Bridgerton” el hombre hizo una reverencia
“Buenos días, señor Cavendish, debo decir que no lo esperaba” contestó ella, mientras le indicaba que se sentara en uno de los sillones.
“Vine para informarle que ya quiero comenzar el proceso. Todavía no he podido localizar a su esposo, pero usted había dicho previamente que no le importaba si estaba aquí o no, entonces vine a asegurarme ¿está lista para comenzar?”, preguntó seriamente el hombre.
Penélope lo consideró por un momento. “Estoy lista, puede presentar la solicitud cuando crea conveniente” no le servía de nada retrasar una decisión que no estaba dispuesta a cambiar.
“Perfecto, por favor firme estos papeles para asegurar que en efecto usted es la que presenta la solicitud y yo actúo como su representante” Leyó brevemente lo que le entregó y no vio nada raro, así que firmó.
“Eso es todo, señora Bridgerton, cuando haya presentado la solicitud se lo notificaré y cualquier otro procedimiento adicional que pidan en el tribunal eclesiástico.” El señor Cavendish recogió sus papeles y salió de la casa.
Los siguientes días los pasó sola en su casa, con un libro. Anthony no había venido a visitarla, pero le enviaba cartas a diario. Lo había visto el día anterior mientras despedía a Fran, John, Michaela y brevemente a Eloise, todavía no se hablaban, pero por lo menos habían cruzado un par de palabras y eso era más de lo que habían hablado en meses. Ella lo consideró un avance.
Estaba sentada en el salón, junto a la ventana, cuando Anthony llegó con Benedict, Gregory y Hyacinth; cada uno en con su caballo y trajo un lacayo con una yegua para ella. Mientras la ayudaba a montar, le preguntó por qué la salida de repente.
“Benedict y yo pensamos que ya hay cuatro de sus hermanos que no están, solo quiero que no se sientan solos y también me sirve como excusa para verte” A Penélope le dieron ganas de besarlo en ese momento, pero se contuvo. Decidieron ir a Hyde Park y armar una tienda, mientras estaban ahí. Pasaron el resto de la mañana y tarde compartiendo en medio del parque. Como la temporada social ya había acabado, se encontraban relativamente solos y Penélope disfrutó mucho ese día. Se sentía muy bien entre ellos.
Al final de la tarde sus hermanos se fueron directamente a Bridgerton House y Anthony la acompañó a su casa, al ayudarla a bajar la deslizó lentamente por su cuerpo y luego se separó para darle un beso en el dorso de la mano. Penélope sintió un escalofrío al contacto de su piel con la de Anthony. A medida que se despedían en la puerta, una sonrisa se dibujó en su rostro, sabiendo que ese día en Hyde Park quedaría grabado en su memoria para siempre.
El último día del mes llegó y con el una carta de parte del señor Cavendish en la que le informaba que ya había presentado la solicitud de anulación.
Notes:
Este capítulo avanza rápido, pero era necesario ya que en terminos de trama cubre todo lo que queria decir, para los próximos dos capítulos hay mas de Anthony. 💚
Chapter 10: Capítulo 10
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Casa Bridgerton, Londres
Julio, 1815
Anthony se encontraba en el jardín de la casa Bridgerton con su madre, sus hermanos y Penélope, su madre al parecer estaba nostálgica al ver que la mitad de sus hijos ya no estaba en casa con ella, así que organizó una tarde con los que tenía cerca. Había pasado una semana desde que Francesca y Eloise se fueron a Escocia y se sentía la ausencia de ambas, más de lo que había pensado. Al principio no parecía muy convencido que Eloise se fuera a perturbar la paz de Fran, pero su madre le dijo que tal vez necesitaba un cambio de aires, y él aceptó dejarla ir.
Nuevamente estaba viviendo en Bridgerton House, para que sus hermanos y su madre no se sintieran tan solos. Su madre había invitado a Penélope a mudarse con ellos, algo que emocionó a Anthony, pero ella se negó. Todavía no sabía la razón de su negativa, pero suponía que sería algo relacionado a las reuniones con el abogado que había estado teniendo regularmente desde que le informó que ya se había presentado la solicitud. Se sentía muy ansioso por el asunto, ya que no podía acompañarla al tribunal cuando solicitaban la presencia de ella, pero confiaba en que el señor Cavendish la estaba apoyando como debía.
“Hermano, ¿en qué tanto piensas?” Benedict interrumpió sus pensamientos, habían estado jugando a las cartas, pero perdió la concentración hace mucho tiempo.
“Nada importante” volvió a concentrarse en sus cartas, aunque sus hermanos ya habían avanzado varios turnos sin él.
“No tiene nada que ver con cierta pelirroja que está enfrente tuyo hablando con nuestra madre” Anthony fulminó a Benedict con la mirada “Debes dejar de decir esas cosas”
“Pero no lo niegas, así que tenía razón” Benedict jugó su turno, le siguió Hy y Greg “Dime hermano, ya han pasado cosas entre ustedes, ¿no es así?”, esto último se lo murmuró en voz baja.
“Claro que no, seguimos siendo amigos y eso es todo” jugó su turno y esperó a que su hermano hiciera su movimiento.
“Está bien, puedes guardarlo para ti” comentó Benedict e hizo su último movimiento “Creo que acabo de ganar” añadió su hermano mientras Greg y Hy se quejaban de que estaba haciendo trampa.
“Eso fue demasiado fácil” terminó de decir Benedict.
“Eso es porque Ant no ha estado pendiente del juego” se quejó Hyacinth, él sin duda no había estado pendiente y en realidad no le importaba, algo que era muy raro en él, ya que era el más competitivo de los ocho. No dijo más nada, así que se levantó y se dirigió al interior de la casa. Entró a su estudio y se tomó un trago de su whisky, y comenzó a servir otro vaso, seguro Benedict llegaría pronto solo para tener algo para beber. Sintió que la puerta de su estudio se abría y él sonrió para sí mismo.
“No te tardaste nada hermano, ya estoy preparando tu trago” cuando se dio la vuelta no era su hermano quien estaba ahí “Penélope” murmuró.
“¿Pensabas que era Benedict?”, preguntó divertida mientras se acercaba a su escritorio.
“Sí, seguro debe estar imaginando que me estoy bebiendo una botella yo solo” respondió dejando los vasos encima del escritorio y acercándose a ella. “¿Le pusiste seguro a la puerta?”
“Sí, ¿por qué?”, preguntó con tono inocente pero la mirada que le dirigía no lo era.
“Porque ahora puedo hacer esto con más confianza”, Anthony se acercó a ella y la atrajo hacia sí tomando su cara con sus manos para darle un beso que había deseado durante días, ella se inclinó más hacia él, permitiéndole más acceso a sus labios, sus manos moviéndose por su espalda, mientras la pasión crecía con cada segundo, pero ella gradualmente comenzó a separarse.
“Te he extrañado mucho estos días” dijo Penélope al separarse de él por completo, pero él la mantuvo en sus brazos “Mañana tengo que ir nuevamente al tribunal, ya estoy cansada que hagan las mismas preguntas una y otra vez”
“Eso lo hacen por si llega un momento en que cambias tu versión y como no han podido localizar a Colin, eres su único objetivo” él le pasó la mano por su mejilla “cuando vayamos a Aubrey Hall tendremos tiempo para nosotros”, le dijo con una sonrisa.
“Eso espero, aunque tu madre parece estar ocupando mucho de mi tiempo ahora. Creo que le hacen falta sus hijas”, dijo con una riendo mientras le ajustaba el frac. “Pero no me importa, estoy feliz de poder ayudarla en lo que necesite”.
“De hecho, por eso me mudé nuevamente, así no se siente tan sola” comentó con sinceridad.
“Eres un buen hijo”, comenzó a soltarse de él “creo que es hora de que me vaya antes que llegue Benedict” dijo mientras se alejaba y le daba un último beso “Sigue enviándome cartas, me gustan mucho”
“Lo que pida mi dama” se acercó una vez más a ella para besarla y la dejó ir. Se quedó en el estudio tomándose el vaso de whisky que había servido antes y a los pocos minutos Benedict entró al estudio. “Pensé que encontraría a cierta pelirroja aquí” comentó mientras se sentaba enfrente de él.
“Si eso sospechabas, ¿Por qué entraste?”, replicó él con una sonrisa.
Benedict le devolvió la sonrisa y dijo: “Quería detener lo que sea que estuviera pasando, pero parece que llegué tarde”
“Te haces ideas, Benedict” , respondió con calma.
“No soy ciego y tú me confesaste lo que ella te dijo y lo que sientes por ella” , añadió con una mirada de complicidad. “Pero no te preocupes, no planeo interponerme en tu camino”, concluyó antes de dar un sorbo a su whisky.
“Eso es cierto, pero no hemos hecho nada”, respondió Anthony evitando su mirada.
“Me cuesta creer, tus modales de libertino no pudieron irse así como así”, replicó Benedict con una sonrisa juguetona.
“Tal vez te falta amar mucho a alguien como para saber lo que es el respeto y que las relaciones carnales no lo son todo en una relación”, dijo Anthony seriamente, su hermano se quedó callado ante eso y cambió de tema.
“Ahora que comencé a pintar de nuevo, Henry Granville quiere exponer uno de mis cuadros en su exposición”, comentó Benedict en tono alegre.
“Eso es una buena noticia Ben y ¿cuándo es?”, preguntó curioso, Benedict le sonrió, podía decir que estaba emocionado. “Está planeando para la siguiente temporada social, está tratando de conseguir más artistas nuevos para ayudarlos a destacarse”. La sonrisa de Benedict se hizo más amplia y el supo que era algo que él deseaba realmente.
“Eso es una excelente oportunidad, Ben, cuenta con mi asistencia”, expresó Anthony orgulloso de su hermano.
“Gracias hermano, pero por ahora no se lo menciones a nadie” Anthony se comprometió a guardar el secreto y le deseó suerte en la exposición. “Estoy seguro de que será un éxito”, dijo con una sonrisa. “Pero ¿Por qué el secreto?”
“Todavía no es seguro, cuando Henry me dé más que una idea, lo compartiré con todos” Anthony sabía que su hermano todavía sentía un poco de inseguridad por su arte, por lo que respetaba su decisión de mantenerlo en secreto por el momento. Además, confiaba en la visión de Ben y estaba convencido de que la exposición sería un éxito cuando llegara el momento adecuado.
“Estoy seguro que nuestra madre estará muy orgullosa” Benedict comenzó a sonrojarse, y se estaba avergonzando, así que comenzó a hablar de otra cosa, hablaron de los preparativos para ir a Aubrey Hall ahora que ya venía la temporada baja. Ben quería tomarse un tiempo para él y su arte, por lo que se iba a su cabaña. Para su ida a Aubrey Hall este año solo sería él, su madre, sus dos hermanos menores y Penélope. Menos personas significaba que su madre iba a estar más pendiente de él y como ya estaba tratando a Penélope iba a ser muy difícil tener un tiempo a solas, pero nada de eso le iba a quitar su buen humor.
Salieron nuevamente al jardín, donde solo estaban su madre y sus hermanos.
“¿Y Penélope?”, preguntó Benedict mientras se sentaba en una de las sillas disponibles, buscando la sombra de un árbol cercano.
“Ya se fue, el sol la estaba afectando, me dijo que la despidiera. Deberíamos entrar también nosotros”, respondió su madre “este verano ha comenzado muy caluroso”, sus hermanos, en un momento poco común de obediencia, asintieron de inmediato y se dirigieron al interior de la casa, buscando el fresco del salón. Anthony, sin embargo, se quedó rezagado, caminando lentamente hacia una ventana que daba al jardín, pensando en lo que la temporada baja podría traer para ellos, tenía un mal presentimiento. Decidió no pensar demasiado en eso, Anthony se dio la vuelta y se unió a su madre y hermanos en el interior de la casa. Dejando el jardín en silencio, bajo el sol implacable.
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Unos días después Anthony fue a la oficina de su abogado, esperaba encargarle algunos asuntos mientras él estuviera en el campo, no quería tener una carga tan pesada de trabajo. Si se iba a encargar de los inquilinos de Aubrey Hall no quería tener que supervisar los problemas de las otras propiedades, resultaba agotador, había aprendido a delegar y él quería tomarse un tiempo para él y la familia.
Como decisión impulsiva planeó llegar a la casa de Penélope para visitarla, aunque fuera por un momento, tomó su caballo y se dirigió a su casa.
En el momento en que llegó, se bajó rápidamente del caballo y tocó la puerta, Dunwoody lo recibió “Lord Bridgerton” lo saludó el hombre con una reverencia.
“Dunwoody ¿Se encuentra la señora?”, preguntó él mientras se acomodaba su abrigo.
“No, mi señor, la señora Bridgerton salió muy temprano está mañana y no dejó dicho a que hora regresaba” Dunwoody se mantuvo en el mismo sitio mirándolo fijamente.
“Está bien, cuando llegue dile que pasé a saludarla”, Anthony dio un paso hacia atrás decepcionado porque no había podido verla, suponía que estaba con Lady Danbury o en los tribunales.
“Claro mi señor” el hombre se despidió con una reverencia y le cerró la puerta en la cara. Tenía la impresión de que Dunwoody lo odiaba, o eso creía él, tal vez sienta que Penélope y él tienen algo. Pero no podía hacer nada por cambiar la opinión del hombre, a pesar de saber las acciones de Colin, Dunwoody parecía tenerle aprecio y lealtad. Tenía que andar con cuidado a su alrededor.
Regresó a casa, decepcionado y triste, Humboldt lo recibió en la puerta “¿Pasó algo mientras no estaba?” Anthony le preguntó al mayordomo.
“No, mi señor, todo está en orden”, le quitó el abrigo y los guantes de montar, Anthony comenzó a caminar hacia el salón.
“¿Dónde están mis hermanos y mi madre?”, preguntó él al ver el salón vacío.
“Lady Bridgerton salió a tomar el té con Lady Danbury y sus hermanos están en el jardín, por lo menos el señorito Gregory, la señorita Hyacinth la vi subir a su habitación” respondió el hombre “¿Necesita algo, señor?”
“Nada Humboldt, muchas gracias”, el mayordomo hizo una reverencia y salió del salón, dejándolo solo. Se sentó en uno de los sofás y tomó uno de los periódicos que había, ya lo había leído pero no encontraba nada para hacer. Escuchó unos pasos y al rato apareció su hermana en la puerta del salón.
“Hermano”, lo saludó Hy al entrar.
“Humboldt me dijo que estabas en tu habitación, pensé que estabas tomando una siesta”, le indicó que se sentara a su lado.
“No, solo subí porque no tenía a nadie con quien hablar, Gregory está practicando con una espada de madera afuera y no había más nadie en la casa”, dijo Hyacinth triste.
“Sé que estás triste porque te hacen falta tus demás hermanos, pero estamos Ben y yo todavía, no dudes en venir a alguno de nosotros”, le dijo Anthony con una sonrisa reconfortante. “Estamos aquí para ti, siempre”.
“Gracias hermano, pero no estuviste aquí hoy, y tú también te ves triste, no eres buena compañía ahora, creo que puedo ponerme aún más triste contigo”, dijo Hyacinth, Anthony quedó confundido por su afirmación, pero decidió no preguntar acerca de eso.
“No estoy triste”, negó él vehementemente.
“¿No viste a Pen hoy? Debe ser eso”, explicó Hyacinth. Y Anthony comenzó a preguntarse cómo su hermana podía saberlo.
“¿Qué tiene que ver Penélope?”, preguntó confundido, le sorprendía como había llegado tan rápido a esa conclusión.
“Estás triste porque no la has visto”, dijo como si fuera lo más evidente para ella. Y eso lo confundió aún más.
“Claro que no, no estoy triste”, negó Anthony nuevamente.
“Está bien, lo que digas hermano”, respondió Hyacinth con una sonrisa burlona. Que podía saber Hyacinth de todo si el había sido discreto, o eso creía, así que le preguntó, esperando que eso no lo delatara.
“¿Por qué crees que estaría triste si no veo a Penélope?”, preguntó Anthony, tratando de entender la lógica de su hermana. Supo que había cometido un error cuando vio un pequeño indicio de sonrisa en los labios de Hyacinth.
“Porque estás enamorado de ella”, respondió Hyacinth sin dudarlo. Y Anthony quedó estupefacto, su hermana había llegado a la verdad muy rápido.
“No es cierto”, dijo Anthony, sintiendo un leve sonrojo en sus mejillas. Lo cual pensó que lo haría delatarse aún más.
“Lo es, ¿Se lo dijiste?”, preguntó Hyacinth con curiosidad. Su hermana no iba a creerle nada de lo que le dijera, así que decidió tomar otro enfoque, algo en lo que no le gustaba pensar, pero podría ser útil ahora.
“Sabes que ella está casada con nuestro hermano, ¿No?”, articuló Anthony, tratando de desviar el tema.
“Pero Colin es casi inexistente”, replicó Hyacinth, restándole importancia al matrimonio de Penélope, lo que le hizo mucha gracia y en otro momento se hubiera reído de eso, pero ahora tenía que quitarle esa idea de la cabeza a Hy.
“Aun así, sigue siendo la esposa de nuestro hermano, y no vuelvas a mencionar eso a nadie”, sentenció Anthony con firmeza, dando por terminada la conversación. Esperaba que su hermana entendiera la indirecta y lo dejara solo, pero las cosas nunca suceden como él las planea y menos si se trata de su familia.
“Está bien, aunque creo que mamá lo sospecha”, añadió Hyacinth con una sonrisa maliciosa. Sabía lo que estaba haciendo, quería que el cayera en su anzuelo y siguiera la conversación y esta vez le iba a seguir la corriente porque necesitaba saber si eso era cierto o no. Que Hy y Ben lo supieran no representaba un riesgo, pero su madre era una historia distinta.
“¿Por qué lo dices?”, inquirió Anthony, frunciendo el ceño.
“¿Has notado que ahora pasa más tiempo con Penélope?”, observó Hy.
“¿Eso que tiene que ver?”, respondió Anthony, confundido.
“Hermano, no sé cómo puedes manejar todos los asuntos de la familia y no unir unos puntos, pues evidentemente quiere mantenerlos separados”, comentó Hyacinth con sarcasmo. Quiso regañarla por la forma en cómo le habló, pero tenía que reconocer que había razón en lo que dijo. No lo había pensado, tan concentrado que estaba en lo que sucedía con él y Penélope.
“Puedo preguntar algo”, le dijo a su hermana, ella asintió “¿Cómo llegaste tú a la conclusión que estoy enamorado?”
“Fue el día que fui con Gregory a la casa de Pen, te estabas portando extraño, le dirigiste una mirada a ella y saliste muy rápido del salón, luego comencé a observarte y era muy evidente todo, el día de la boda de Fran lo confirmé”, explicó con una sonrisa orgullosa.
“¿Cómo lo confirmaste?”, quiso saber Anthony, se había comportado como siempre el día de la boda, que podría haber visto su hermana.
“Cuando Fran y John estaban diciendo sus votos, tú miraste todo el tiempo a Penélope, eso no fue muy sutil”, señaló Hyacinth con una mirada burlona. Quería negarlo, pero ahora que recordaba el momento tenía que reconocer que de hecho eso había pasado y el lo hizo tan inconsciente que no se podría haber dado cuenta si alguien no se lo dice.
“Hy, no puedes mencionarle a nadie eso, nos metemos en un escándalo, tanto a Penélope como a la familia y a mí ¿Está claro?”, advirtió Anthony con firmeza.
“Lo sé, no voy a mencionar nada ¿Pero se lo dijiste?”, indagó Hyacinth con curiosidad. Su hermana podía ser muy insistente a veces.
“Está casada” le recordó Anthony. Y las palabras solo le produjeron dolor.
“Pero la quieres y estoy segura que ella también te quiere a ti”, afirmó Hyacinth con una sonrisa.
“No es así”, negó Anthony, negando sus sentimientos.
“¿Sigue enamorada de Colin?”, cuestionó Hyacinth. El pensamiento hizo que los celos volvieran y quiso decirle con seguridad que no, que de hecho él y Penélope estaban muy enamorados. Pero sabía que no podía así que no lo hizo.
“No lo sé, pero ya dejemos el tema, por favor, no importa si estoy enamorado o no, no puede pasar nada entre nosotros”, dijo Anthony esperando que su hermana dejara el tema.
“Es muy triste”, se lamentó Hyacinth, eso renovó el interés de Anthony por la conversación.
“¿Por qué?”, preguntó con curiosidad.
“Mis dos personas favoritas podrían estar juntas”, dijo Hyacinth con sinceridad.
“¿Soy una de tus personas favoritas?”, tanteó Anthony con una sonrisa.
“Claro, eres mi hermano mayor y la única figura paterna que he conocido”, declaró Hyacinth con cariño.
“Yo también te quiero Hy”, dijo Anthony con ternura.
“Deberías decirle a Penélope”, insistió Hyacinth. Dios mío, y no se daba por vencida, podía ser peor que su madre como casamentera.
“Hyacinth, ya basta”, espetó él con frustración.
“Está bien, pero si algún día llega a suceder algo, quedaré satisfecha”, sentenció con una sonrisa.
“Sabes cuáles son las formas de salir de un matrimonio, ¿No?”, ironizó Anthony.
“Tienes razón, pero sé que Penélope planea algo, es muy inteligente”, conjeturó Hyacinth con una mirada pensativa. Decidió finalizar el tema de una vez, ya Hyacinth se estaba acercando demasiado a la verdad y a los planes de Penélope que podría ser arriesgado.
“Dejemos el tema aquí, no le hace bien a nadie y cualquiera nos puede escuchar”, Hyacinth asintió, y prometió nunca más mencionar el tema. Lo invitó a jugar las cartas con ella, Anthony aceptó y pasaron el resto de la tarde en partidas cada vez más competitivas, Greg se unió después y luego Benedict. Hicieron equipos entre ellos pero al final no importaba quien ganaba, se estaban divirtiendo y eso era lo más importante. Pensó en mencionarle lo sucedido a Penélope, ella no necesitaba más preocupaciones ahora, pero era mejor estar alerta cerca de su familia si ya más de la mitad de los que estaban lo sospechaban, decidió contarle, apenas la viera nuevamente.
Lo cual no fue lo suficiente pronto como él quería, su madre, su hermana, más las reuniones con Lady Danbury y la reina y las reuniones con el señor Cavendish le estaban quitando todo el tiempo que tenía disponible y él no podía decir nada al respecto. Pero la extrañaba tanto que estaba entrando en una espiral de locura, había pensado mucho en como ir a visitarla y haciéndole caso a uno de esos pensamientos, entró inadvertidamente a casa de Penélope por la noche, conocía todos los pasillos bastante bien, pues él había visitado esa casa frecuentemente antes. Entró por una pequeña puerta que daba a los jardines, escondida entre unos arbustos y subió lentamente las escaleras hasta la habitación de Penélope, pensó en tocar, pero tal vez el ruido alertara a los vigilantes y al personal de la casa, así que simplemente entró a su habitación. Se giró para cerrar la puerta de una vez y cuando se volvió hacia la habitación no esperó tener esa vista. Penélope estaba sentada en su cama con un libro y solo usaba un camisón.
“¿Qué estás haciendo aquí?”, dijo Penélope lo más alto que pudo para no alertar a nadie, pero él no registró esas palabras, Penélope estaba en camisón, demasiado delgado, pensó Anthony que no cubría casi nada, solo lo suficiente como para dar un poco de modestia. “Anthony” ella lo estaba llamando desde hacía un rato.
“Discúlpame, quería verte, desde hace una semana no he podido hablar contigo y me estaba volviendo loco”, usó su tono más arrepentido que tenía porque sabía que lo que había hecho era arriesgado.
“Claramente, estás aquí después de todo”, espetó ella con molestia.
“Así me recibe la mujer que dice amarme cuando viene su caballero a visitarla” se acercó al borde de su cama y se sentó “pensé que te gustaba el romance” terminó de decir. Eso pareció aplacar un poco la rabia de Penélope que se levantó y comenzó a caminar hacia él quedando entre sus piernas.
“Sabes que no me molesta del todo que hayas venido, pero debemos tener cuidado, mucho más ahora” el comenzó a agarrar de sus caderas y la acercó a él para abrazarla, su cabeza quedó convenientemente cerca de sus pechos. “Anthony”
“Este es el mejor lugar para estar, te extraño” ella puso una mano en su mejilla y se acercó para darle un beso “Yo también te extraño, pero no puedes quedarte aquí”
“Lo sé, unos minutos más, eres tan suave y tu olor Penélope, me vuelve loco” dijo mientras volvía a abrazarla “Esta posición también es una distracción para ese camisón que tienes, tan tentador”
“Oh, no me había dado cuenta del estado en el que estaba. Qué vergüenza” Penélope se ruborizó y se apartó un poco.
“No hay nada de que avergonzarse, eres hermosa.” Anthony la sentó en su regazo y la acercó, puso su mano en su mejilla, ella cerró los ojos anticipando el contacto, él unió sus labios en un beso suave, el dulce sabor de su boca lo embriagó, mientras sentía cómo el calor de su cuerpo lo envolvía. Le encantaba la forma en que ella respondía a su contacto, pero se separó antes de lo que hubiera deseado, sintiendo la necesidad de aire, y la urgencia de contarle lo que había pasado en los últimos días, ya que el tiempo ahora era prestado, y no sabía cuándo podría volver a verla.
“Hyacinth sabe que estoy enamorado de ti”, soltó de repente.
“¿Cómo lo supo?”, preguntó alterada, pero al parecer algo en su cabeza encajó que hizo un pequeño asentimiento, “sabes, no respondas, no me sorprende que lo sepa, es demasiado observadora para su propio bien”
“Le advertí que no dijera nada”, respondió Anthony “ella sabe los riesgos y le importamos mucho para que nos exponga”
“De igual forma, si ella lo sabe, tu madre debe estar a punto de descubrirlo”, expresó ella con preocupación.
“Bueno… sobre eso”, murmuró Anthony.
“Anthony”, habló ella con un tono de advertencia.
“Hyacinth dice que lo sospecha”, confesó Anthony.
“Dios mío”, exclamó ella, su rostro se contrajo de la preocupación.
“No pienses mucho en eso,” trató de tranquilizarla Anthony “simplemente finjamos que nada ocurre y se le pasará la idea”, él no estaba convencido sobre eso.
“No me convence ese plan”, replicó ella, “buscaremos otro después, pero es hora de que te vayas”. Se bajó lentamente de su regazo y añadió, “nos podemos ver en dos días, podemos salir a montar, tenemos rato que no salimos a nuestros paseos.”
“Está bien, vendré a verte” le dio un último beso que alargó lo más que pudo, y salió nuevamente a la oscuridad de la noche sin ser detectado. Llegó a su casa a mitad de la madrugada, había algunas velas encendidas, lo que le pareció extraño.
“¿Dónde estabas?” Le preguntó su madre apareciendo por uno de los pasillos.
“Madre por dios, me vas a matar del susto”, exclamó el agitado por su repentina aparición. “Ya no estoy tan joven, no hagas eso”
“Discúlpame, pero llegas a media madrugada, tenías mucho tiempo que no lo hacías”, observó su madre mientras se acercaba a él, tal vez estaba esperando percibir el olor a alcohol.
“Salí a caminar y perdí la noción del tiempo”, respondió Anthony mientras comenzaba a caminar hacia la escalera.
“Claro, guarda tus secretos hijo”, dijo su madre enigmáticamente “Voy a dormir un poco más”, añadió y subió las escaleras, dejándolo solo en el vestíbulo. Él se dirigió a su habitación y trató de dormir, esperando que los días pasaran rápido.
Los dos días se hicieron eternos para Anthony, pero los supo llevar, haciendo actividades con sus hermanos y alguna que otra reunión de negocios que tenía pendiente antes que los demás lores se retiraran a sus casas de campo. Se sentía maravillosamente motivado. No sentía el peso de la responsabilidad tanto como antes, había aprendido a sacar tiempo para él y para su familia. Todo eso se lo debía a Penélope y a ella iba a ver justo ahora.
Preparó los dos caballos junto con su lacayo y se dirigió a casa de Penélope. Podía decir que llegó en tiempo récord de lo rápido que cabalgó. Cuando estaba llegando notó que había un carruaje afuera de la casa, pensó tal vez que el señor Cavendish había llegado sin avisar para darle alguna noticia sobre el proceso a Penélope. No se detuvo y dejó a los caballos con el lacayo, caminó hacia la casa, pero escuchó voces en el vestíbulo, la puerta principal estaba abierta, lo que le preocupó, entró de inmediato y se quedó en su lugar ante la vista frente a él.
Cuando sintieron su presencia, dos personas lo miraban fijamente.
“¿Qué estás haciendo aquí?”
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Había pasado mucho tiempo desde que había estado en Londres, el tiempo más largo desde la primera vez que realizó un viaje al extranjero, se había sentido mal por irse, pero eso era lo que necesitaba en ese momento o de eso se convenció. No le prestó atención al tiempo que pasaba afuera, se encontró con varios conocidos y estos lo invitaban a visitar más lugares, él no supo decir que no, y entre todas las invitaciones había pasado un año fuera de Londres. Comenzó a caminar por el muelle hasta encontrar un carruaje que lo llevara a su hogar.
Colin Bridgerton sabía que era un egoísta a veces, pero él siempre se jactaba de ser el hermano encantador y el más amable de los ocho; sin embargo, la experiencia del último baile al que asistió no le permitió volver a ser él mismo. Habían sucedido muchas cosas en poco tiempo y él no estaba listo para nada de eso, no estaba listo para llevar una vida en matrimonio, no tenía propósito ni idea de lo que debía ser un marido. Todavía estaba descubriendo quién era y un compromiso impuesto de esa forma lo hizo hacer lo que mejor sabía: huir.
Simplemente, quería escapar de la situación, sabía que había sido hostil con su familia, con Penélope, pero no pudo evitarlo. Él quería escapar y tener una vida diferente, no la vida impuesta por las ridículas reglas de la sociedad, quería tener un poco de control sobre su destino, así que no cambió sus planes. Se resintió con Penélope, aunque sabía que había sido tan víctima como él de ese arreglo, se resintió con su familia, lo que creó una brecha casi insalvable entre ellos, se sentía traicionado por Anthony, por su madre y no sabía qué hacer. Así que justificó su comportamiento, culpó a otros menos a sí mismo. Y ahora que había regresado esperaba enmendar su error. Una conversación con un desconocido lo hizo reflexionar sobre lo que había hecho y como había dañado a los otros, de inmediato tomó el primer barco de Portugal hacia Londres.
Esperaba encontrar un poco de consuelo en lo conocido, siempre había reaccionado mal a los cambios, le incomodaban, sentía una sensación de temor y cuando se le presentaba uno, no reaccionaba de la mejor manera. Un claro ejemplo fue la situación en el baile Featherington del año anterior, porque le quitó la sensación de seguridad que tanto buscaba en su vida, el control que tenía sobre ella, la rutina, la dinámica que tenía con los demás. Aunque él sabía que el paso del tiempo cambiaba las cosas y a las personas, prefería no pensar en eso, simplemente porque no le gustaba enfrentar lo que podía suceder.
Tomando un carruaje se dirigió a su residencia, su casa de casado. Había estado ahí solo dos semanas y en realidad no estuvo todo el tiempo. Pero era donde debía volver. Cuando llegó, se bajó, tomó su pequeño bolso y dejó que el lacayo ayudara a bajar sus baúles; sin embargo, al querer entrar, se encontró con dos hombres que no conocía, impidiéndole seguir.
“Señor, no podemos dejarlo entrar, ¿Quién es usted?” Colin retrocedió indignado, pero quienes se creían estos hombres, acaso habían vendido la casa y él no se enteró, pero como si no compartió cartas con nadie , le recordó una voz en su cabeza.
“Soy el señor Colin Bridgerton, está es mi casa, déjenme entrar”, dijo él molesto por la situación, tal vez por las voces, y la actividad, abrieron la puerta principal y apareció Dunwoody “Señor Bridgerton, bienvenido”, dijo el hombre con sorpresa en su voz. Le hizo señas a los hombres que estaban custodiando la puerta y pudo pasar.
“Gracias Dunwoody ¿Quiénes son esos hombres?” Preguntó señalando a los hombres que seguían mirándolo con desaprobación.
“Son los encargados de vigilar la casa y garantizar la seguridad de la señora Bridgerton”, respondió el mayordomo. Él solo prestó atención a lo último la señora Bridgerton , el título le resultaba todavía desconocido, pero no lo repelía como antes. Se preguntaba cuál fue la necesidad de contratar protección, pero decidió dejarlo para otro momento.
“¿Está ella en casa?” Preguntó mientras entraba y le daba su maletín a Dunwoody.
“Está a punto de salir, me parece, lleva rato preparándose con su doncella” le dijo Dunwoody mientras lo dejaba solo en el vestíbulo. Miró a su alrededor y se dio cuenta que todo estaba completamente igual, o eso creía, la verdad no le prestó mucha atención a la casa después de la boda.
Sintió pasos bajando las escaleras y vio a Penélope, detrás estaba su doncella, La vista lo impactó, Penélope ya no se veía como antes, no estaban sus vestidos amarillos ni los rizos apretados. Su traje de montar le quedaba perfecto, de un azul claro que se ajustaba a su cuerpo, se veía hermosa con él.
“Pen” fue lo primero que le dijo, haciéndole notar su presencia. Vio como la sonrisa que tenía en el rostro desaparecía, su cuerpo se tensó visiblemente y le dirigió una mirada fría “señor Bridgerton, bienvenido” su saludo fue cordial, pero distante.
“Soy Colin, Pen” dijo el tratando de rescatar algo de esa distancia.
“Siento que no lo conozco, señor, discúlpeme si me dirijo a usted de esa forma y por favor le pido que no me llame Pen” decir que no le dolió su frialdad y la manera en como lo miraba, sería decir mentiras, Penélope nunca le había hablado de esa forma, ella siempre había sido amable con él. Algo en su actitud lo hizo sentir incómodo, por lo que decidió no molestarla.
“Disculpas Penélope” dijo tímidamente, ella seguía con la mirada impenetrable y no respondió a sus disculpas.
“Puede decirle a los empleados que lo ubiquen en su habitación, yo tengo un compromiso que atender, con permiso” terminó de bajar los últimos escalones, pero cuando ella pasó por su lado, él la agarró por el brazo.
“¿Puedo saber a donde vas?” Preguntó por curiosidad.
“No creo que sea asunto suyo”, espetó, se soltó de su agarre y comenzó a caminar nuevamente.
“Pero eres mi esposa” dijo y se maldijo mentalmente, no esperaba usar la carta del matrimonio para controlarla, él no era así.
“¿Ahora lo soy? Muy conveniente de su parte, señor Bridgerton; sin embargo, me reservo mi destino” se dio la vuelta cuando notaron la presencia de alguien más.
“¿Qué haces aquí?” Le preguntó a su hermano.
“Colin” susurró Anthony sorprendido, miró entre Penélope y él, se dio cuenta que también tenía traje de montar, seguro iban a salir juntos.
“¿Van a alguna parte?” Preguntó nuevamente, pero está vez dirigiéndose a ambos.
“Vamos a salir a montar, descubrí que a Penélope le gusta, pero no tenía oportunidad de hacerlo, así que con nuestros hermanos lo hacemos de vez en cuando” respondió Anthony y notó que estaba un poco nervioso.
“Nosotros nos vamos, queda en su casa” dijo Penélope, luego se giró hacia Anthony “Vamos Anthony, quiero intentar llegar a la librería después” Colin se sintió confundido, desde cuándo ellos eran tan cercanos, la familiaridad entre ellos, aunque haya sido una pequeña interacción fue extraña. Se sintió mal, así no eran las cosas.
Dunwoody apareció detrás de él, interrumpiendo el flujo de sus pensamientos “¿Hay algo más con lo que pueda ayudarlo?” Él se giró a mirar al hombre “¿Mi hermano y Penélope son cercanos?” Fue lo único que se le ocurrió preguntar.
“Sí, lo son, son muy amigos. Siempre viene a invitar a la señora a montar o a caminar. La distrae” contestó su mayordomo con una sonrisa.
“¿Distraerla de qué?”, preguntó aún más confundido
“De la soledad” le respondió el hombre y nuevamente se marchó, dejando a Colin confundido, dolido y con una sensación extraña en el pecho. Sentía que había perdido algo, pero no podía decir qué.
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Anthony no esperaba encontrar a su hermano ese día, y sin duda su sorpresa no fue nada disimulada, pero controló un poco sus expresiones. No sabía qué pensar ni en que creer con este giro de los acontecimientos, las dudas inundaron su mente, ¿y si Penélope decidía no estar más con él? No, eso no iba a pasar, no lo iba a permitir. Pero en qué estaba pensando, si ella quería darse una oportunidad con su hermano, él la iba a apoyar porque quería que fuera feliz. Aunque solo le produjera dolor a él.
“Anthony” lo llamó ella desde su caballo.
“Dime” respondió él aún muy distraído con sus pensamientos.
“Puedo escuchar tus pensamientos desde aquí, ¿podemos ir a un lugar más privado a hablar?”, preguntó con una mirada de preocupación.
“Vamos al claro de la vez pasada”, respondió él y se pusieron en marcha de inmediato. Cuando llegaron la ayudó a bajar y se dirigieron hacia los árboles buscando un poco de sombra.
“¿Qué te preocupa?”, le preguntó Penélope.
“Ahora Colin está aquí, ¿Quieres seguir con la anulación?”, lo había dicho, había dejado salir su miedo, y esperaba que ella no lo considerara ridículo.
“¿Por qué no querría seguir?”, su mirada solo delataba confusión como si no se le hubiera pasado por la mente esa posibilidad.
“¿Y si él te pide perdón? ¿Si reconoce que se equivocó?”, volvió a preguntar, necesitaba seguridad porque en este asunto su hermano tenía una ventaja sobre él.
“Anthony, yo puedo ser una buena persona, pero hasta las buenas personas tienen un límite y sin duda yo no voy a perdonar a un hombre que desapareció todo un año y ni siquiera le preocupó mi bienestar.” Respondió molesta.
“Lo siento, es que, no lo sé. El miedo sigue siendo real, sabes, que todo esto termine en algún momento” ahora sonaba como ella, hace unas semanas le había dado seguridad de que todo iba a salir bien y ahora a él lo asaltaron las dudas.
“No fuiste tú, quien me dijo en este mismo lugar que estábamos juntos en esto. Tienes que creer en eso y confiar en mí” le puso una mano en la mejilla mientras lo acariciaba lentamente, su tacto era tranquilizante.
“Tienes razón, lo siento”, murmuró él.
“Te entiendo, yo sé que verlo, tuvo que haber sido impactante porque para mí lo fue, ni siquiera sabía cómo reaccionar”, dijo ella mientras lo miraba fijamente “Pero nada va a cambiar, aunque él haya regresado, seguiré con mis planes como acordamos”, añadió con seguridad.
“Necesitaba escuchar eso”, expresó el sintiéndose un poco más tranquilo.
“Supongo que ahora tendremos que tener mucho más cuidado” ella expresó con preocupación. “Ahora que Colin está en la casa, no sé si debería quedarme o irme”
“¿Quieres irte? Podrías quedarte en la casa que compré y que ahora está vacía”, le ofreció, tal vez podría visitarla más seguido si se quedaba ahí, menos personal y esas cosas. La idea le estaba gustando.
“No creo que sea prudente, necesito hablar con Colin de la anulación primero, luego pensaré que hacer” Penélope lo devolvió a la realidad y su buen ánimo desapareció, su hermano podría ser impredecible algunas veces y sabía que esto no le iba a gustar para nada, era un cambio muy drástico y se trataba de Penélope.
“¿Cómo crees que reaccionará?”, le preguntó él, aunque no quería suponer lo peor, tampoco esperaba que su hermano lo aceptara a la primera.
“No lo sé, pero lo sentí diferente a la última vez que lo vi, por lo menos me habla, pienso que podemos tener una conversación civilizada”. Le tomó una de las manos y se la apretó, no quería dañar la expectativa de Penélope porque tal vez su hermano sí se comportara.
“Si sucede algo, no dudes en venir a Bridgerton House o quedarte en mi casa”. Le entregó la copia de las llaves de su casa “Solo quiero que estés segura” dijo con firmeza.
“No lo creo necesario, pero lo tendré en cuenta” le sonrió mientras tiraba de él más cerca.
“¿Es prudente que estén los dos en la misma casa durante el proceso?”, preguntó Anthony con curiosidad, el abogado no había comentado nada de eso y la verdad no tenía una respuesta definitiva.
“No lo sé, tendría que preguntarle al señor Cavendish al respecto”. Anthony quería que la respuesta fuera no, no los quería ver juntos en la misma casa. Aunque sabía que Penélope no sentía nada por Colin y confiaba en ella, el pensamiento que ella viviera bajo el mismo techo que Colin, lo llenaba de celos que parecía no ser capaz de controlar. Decidió dejar esos pensamientos lejos de él por un momento, no quería desperdiciar su tiempo con Penélope pensando en esas cosas.
“Está bien, disfrutemos de nuestro tiempo juntos mejor” la acercó más a él “Me gusta como te queda el azul” El corazón de Anthony latía con fuerza mientras la atraía hacia él, el calor de su cuerpo lo envolvía, el olor de su perfume lo embriagaba. “Me lo has dicho varias veces”, respondió ella con una sonrisa, sus manos se posaron en su pecho.
“Y no me cansaré de repetirlo”, dijo Anthony, sus ojos fijos en los de ella. “Naciste para vestir de azul, para ser una Bridgerton.” Mi Bridgerton , pensó Anthony, pero las palabras quedaron atrapadas en su garganta. La acercó aún más, el aroma de su cabello lo estaba afectando.
“Tal vez sea así”, susurró ella, rodeándole el cuello con sus brazos. Sus ojos se encontraron, y él la atrajo hacia sí, besándola con fuerza, un beso que desató la pasión contenida que tenían. Entrelazó sus labios con los de ella, saboreando cada rincón de su boca con una necesidad voraz. Anthony la acercó a un árbol, aprisionándola entre su cuerpo y la corteza, y profundizó el beso, sintiendo el calor que emanaba su cuerpo y los latidos acelerados de su corazón. Anthony bajó su mano hacia su cadera y ella jadeó, rindiéndose por completo a sus caricias, Él comenzó a besarla debajo de su oreja y su cuello, dejándole pequeños besos y mordiscos que la hicieron gemir más fuerte.
Él se detuvo por un momento, sus respiraciones estaban agitadas. “No puedo seguir así”, susurró Anthony, “me estás volviendo loco”.
Ella sonrió, sus ojos brillando con deseo. “¿Entonces, qué vas a hacer al respecto?”, preguntó en tono bajo.
La miró a los ojos, con el corazón latiéndole con fuerza, y la besó de nuevo con una pasión aún más intensa. Mientras sus labios se juntaban, él comenzó a desenlazar su vestido descuidadamente, mientras que Penélope intentaba quitarle su frac, Anthony sonrió por dentro al sentir sus manos temblorosas luchar con los botones, la urgencia los invadía a ambos, consumiéndolos por completo. Cuando él finalmente desenlazó el vestido, lo deslizó hacia abajo y luego hizo lo mismo con su corsé, bajándolo con suavidad, se estaba acercando a la curva de su pecho cuando un ruido repentino los sobresaltó.
Se separaron, jadeando, y miraron a su alrededor. No había nadie allí, se dio cuenta que había perdido el control y podía haber llevado la situación más allá, no se arrepentía, pero estaban al aire libre y su primera experiencia con Penélope no podía ser en medio del bosque. Se separó de ella y notó el estado en el que la había dejado, los labios rojos e hinchados, su cabello despeinado, la respiración agitada y el vestido torcido.
“Debemos irnos, alguien podría habernos visto”. Dijo él con la respiración agitada.
Ella asintió, parecía un poco decepcionada. “Sí, tienes razón”. Le dio un último beso antes de ayudarla a arreglarse y estuviera más presentable. Le acomodó el vestido nuevamente, le dio un último beso en el cuello antes de darle la vuelta, desafortunadamente no podía hacer mucho con su cabello, pero lo arregló lo mejor que pudo. Tomó su mano y la ayudó a subirse al caballo para ir a su casa. Cuando llegaron la ayudó a bajar y la arrastró detrás de unos setos.
“Avísame si necesitas algo, mándame una nota con Rae y estaré aquí lo más rápido posible ¿Entiendes?”, le dijo en voz baja, ella asintió.
“Está bien, gracias por lo de hoy” le dijo con una sonrisa tímida mientras se sonrojaba, ya podía deducir donde estaban sus pensamientos.
“Lo que sea por ti” le dio un beso en los nudillos y se alejó, la vio entrar a su casa y él se montó en su caballo para ir a la suya.
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Penélope entró a su casa después de pasar la mañana con Anthony, todavía sentía las secuelas de su momento con él, podía sentir la sensación de sus labios sobre los suyos, y lo que casi estuvo a punto de pasar, subió lo más rápido que pudo a su habitación para que nadie viera el estado en el que había llegado. Sentía que si la veían a la cara podían saber exactamente lo que estuvo haciendo.
Rae entró poco después cuando ya ella se estaba quitando el vestido. “¿Necesita algo, señora?”
“Puedes prepararme un baño Rae” su doncella se apresuró de inmediato a preparar todo, ella se puso su bata mientras esperaba a que subiera con el agua caliente. Su mente volvió al tiempo en el claro. Sin embargo, debía pensar en eso en otro momento. Llegó Rae con el agua, preparó la bañera, le ayudó a quitarse su bata y se alejó.
“¿Quiere tomar el almuerzo aquí en su habitación o en el comedor?”. Le preguntó su doncella mientras le quitaba la bata.
“En el comedor”, respondió Penélope.
“Está bien, señora, le prepararé un vestido para el día”, dijo Rae, con una sonrisa amable. Recogió su bata y su toalla, dejándola sola en el baño. Penélope se sumergió en el agua tibia, cerrando los ojos y recostándose en la bañera. El vapor acariciaba su piel, mientras que el suave murmullo del agua la envolvía en una burbuja de tranquilidad. Necesitaba este momento a solas para ordenar sus pensamientos, para procesar las emociones que la habían abrumado en los últimos días. Lentamente, comenzó a enjabonarse, disfrutando de la fragancia floral del jabón. Después de un rato, salió de la bañera, sintiéndose renovada. Rae la esperaba con una toalla, lista para secarla.
“Le prepararé el vestido rosa que tanto le gusta”, le comentó Rae y ella asintió, comenzó a vestirla con cuidado. Cuando pasaron al peinado, Penélope le dijo que le recogiera el cabello, pero Rae se quedó inesperadamente quieta detrás de ella.
“¿Qué pasa Rae?”, le preguntó
“Tiene un moretón debajo de la oreja señora, creo que debería peinarle el cabello hacia un lado” Penélope se sonrojó furiosamente, por la vergüenza que sentía.
“Rae no pienses mal de mí”, dijo ella en voz baja. Ya no tenía forma de negarlo.
“No lo hago, señora, usted merece ser feliz, pero dígale a Lord Bridgerton que tenga cuidado la próxima vez”, le advirtió su doncella, mientras seguía con su trabajo.
“Sabes Rae es la primera vez que experimento algo así y me siento muy feliz, aunque la situación no sea ideal”, sonrió Penélope tristemente.
“Me alegro por usted, señora” Penélope le sonrió a través del espejo y no se dijeron más nada. Al terminar salieron rumbo al comedor. Penélope estaba en su burbuja de felicidad que explotó, apenas entró al comedor y vio a Colin sentado esperándola. Se había olvidado que ya había llegado. Ignoró su presencia y se sentó en el otro extremo de la mesa.
“Pen ¿Cómo te fue?”, le preguntó Colin, suponía ella que estaba tratando de comenzar una conversación. Penélope no sabía que le irritaba más, que la tratara como si fueran amigos nuevamente o que estuviera tan tranquilo consigo mismo. ¿Cómo podía? De verdad que necesitaba mucha paciencia para tratar con él.
“Muy bien, de hecho” respondió fríamente y se concentró en su comida.
“Pen…”, comenzó a hablar Colin pero ella lo interrumpió de inmediato.
“Penélope, aunque eso quizá sea demasiada confianza para nosotros. Sin embargo, prefiero eso a que me llame señora Bridgerton, nunca me agradó el título” lo miró solo para registrar la reacción a sus palabras, y le agradó lo que vio. Colin bajó la mirada, parecía avergonzado.
“Penélope, necesitamos hablar”, dijo Colin en tono bajo.
“En eso tiene razón, señor Bridgerton”, respondió ella pero sin demostrar ninguna emoción, él la miró y dudó si continuaba, pero al parecer decidió hablar.
“Necesitamos resolver cómo vamos a convivir juntos, está hostilidad, no la puedo soportar para siempre”, no había estado en esa casa por más de medio día y ya no lo podía soportar, pensó tal vez hacerle la vida imposible, solo para molestarlo. Pero ya estaba lo suficientemente molesta como para estar con juegos.
“En eso estamos de acuerdo, no podemos vivir así para siempre” notó como su expresión se iluminaba, tal vez estaba pensando que ella estaba dispuesta a ceder, quiso ser un poco malvada y lo dejó creer esa idea un rato, mientras ella continuaba con su comida. “Es por eso que tengo que comentarle de la decisión que tomé mientras usted no estaba” continuó ella y la expresión de Colin cambió hacia la confusión.
“Así es, verá, yo no quería este matrimonio y usted, evidentemente tampoco porque huyó cobardemente bastante pronto después de la boda. Pero bueno, en eso no me voy a enfocar, son cosas que pasaron y decisiones que usted tomó.”, comenzó ella a hablar con calma, la confusión de Colin se hacía cada vez más evidente en su rostro “Por eso a mitad de la temporada baja del año pasado tomé la decisión de solicitar la anulación de este matrimonio.” Terminó de decir ella, estaba disfrutando ver cada una de las diferentes emociones que pasaron por su rostro en segundos.
“No puedes hacer eso” dijo con la voz cargada de indignación, lo cual a ella le pareció un poco ridículo e hipócrita de su parte.
“Puedo y de hecho ya lo hice, es una suerte que llegara justo a tiempo, mi abogado estuvo buscándolo en varios países pero no dio con su ubicación. Ya estábamos a punto de pedir que le asignaran un defensor del tribunal para acelerar el proceso” comentó tranquilamente mientras cortaba su carne.
“Penélope, no puedes hablar en serio”, repitió nuevamente Colin, al parecer el pobre hombre estaba tratando de procesar la información, pero su capacidad era tan corta que no podía formar más oraciones.
“Estoy hablando muy en serio, no quiero seguir en esta farsa de matrimonio y supongo que usted tampoco, si no, no se hubiera ido” lo vio palidecer y sentarse encorvado, estaba avergonzado, ella lo podía ver. Tal vez se sentía culpable, pero sus sentimientos ya no eran problema de ella.
“Yo no hui porque no quisiera el matrimonio”, habló Colin después de unos minutos de silencio.
“¿En serio? Entonces si no fue por eso, ¿Por qué lo hizo?”, preguntó Penélope con dureza.
“Yo necesitaba encontrar mi lugar, todo sucedió tan rápido, yo no estaba preparado”, se justificó Colin pero no era capaz ni de mirarla a los ojos. Lo que solo encendió aún más su ira.
“¿Usted cree que yo sí?”, replicó con rabia “Le comento, señor Bridgerton que nos encontrábamos en la misma situación; sin embargo, yo no intenté huir de ella, yo lo intenté, pero usted dejó de hablarme apenas pusimos un pie en esta casa. No espere que su patética excusa me sea creíble”
“Yo sé que me equivoqué, pero no quería hacerte daño”, volvió a hablar Colin, con tono arrepentido, pero a ella en realidad no le importó.
“¿De verdad? No querías hacerme daño, pero en todo el tiempo no fuiste capaz de enviar una carta, no fuiste capaz de preguntar por mí en las pocas que le enviaste a tu madre”, espetó ella sin intentar contenerse.
“Penélope…”, trató de hablar Colin pero ella no lo dejó.
“No, puede decir lo que quiera ahora, pero sus acciones hablan más claramente que las miles de excusas que se puede inventar ahora. Hagámonos un favor mutuo y acceda sin tantas objeciones a la anulación”. Penélope se tomó un tiempo para tranquilizarse, así no era como planeaba llevar la conversación, pero no sabía en realidad cuánto odio había acumulado hacia él en todo este tiempo.
“Penélope, somos amigos”, comenzó Colin nuevamente tratando de persuadirla, pero ella lo interrumpió “Fuimos amigos, aunque eso también lo dudo, un amigo no hace lo que usted me hizo a mí. Usted y yo ahora no somos más que meros conocidos”
“Sé que podemos intentarlo, siempre nos llevamos bien, por favor”, suplicó Colin y ella pudo ver su arrepentimiento, así que decidió escucharlo.
“¿Cuáles son sus razones para mantener este matrimonio?”, preguntó ella con impaciencia.
“Porque se que podríamos ser felices si lo intentamos”, En algún momento en esas dos semanas de recién casados le hubiera gustado escuchar eso, ¿pero ahora?, ahora era demasiado tarde.
“No creo que eso sea cierto y tampoco creo que usted lo piense en realidad. Podría pensar que es más por su ego ¿No?” Lo vio retorcerse en su asiento “Seguro está pensando en lo que dirán los caballeros de usted cuando se enteren. Tal vez que el señor Bridgerton, el encantador, el que siempre tenía a todas las debutantes atrás, no vale la pena como marido, tanto que la tímida más notoria de la alta sociedad no quiso seguir casada con él” sonrió levemente mientras veía como la furia se apoderaba de él y se caía su máscara de arrepentimiento.
“¿Estás disfrutando esto no?”, dijo ya visiblemente molesto, su rostro comenzó a contraerse y estaba visiblemente rojo.
“Por supuesto, que es esto comparado a las humillaciones que pasé, con tu familia, con la mía, con la alta sociedad. Todas esas miradas de lástima dirigidas hacia mí porque mi esposo se fue y me abandonó”, habló ella, no quería recordar esos momentos, pero quería hacerle saber todo el daño que había causado con su inconsciencia.
“¿Entonces es por venganza?”, preguntó Colin, ignorando ya del todo su comida.
“No es venganza, es porque quiero ser libre, quiero ser feliz y sé que atada a este matrimonio no lo lograré. Ya no siento ni el más mínimo respeto por usted y no soporto verlo, así que mis alternativas es que usted muera o este matrimonio deje de existir”, le gritó ella, Colin, por su parte, parecía estar tratando de encontrar algo en su mente, algo que lo hiciera comprender la situación.
“¿Hay alguien más?” Preguntó aún más molesto, la mirada que le dirigió le dio miedo, tanto que inconscientemente se alejó de la mesa. La pregunta tomó por sorpresa a Penélope. “¿Qué?”, preguntó fingiendo confusión.
“Hay alguien más, hay otro, por eso quieres la anulación”, explicó Colin, como si hubiera hallado la respuesta a todos los males del mundo.
“Eres incapaz de reconocer tus errores que inventas que tengo a alguien más” dijo Penélope con tono de indignación “Te atreves a insultar mi honor porque no eres lo suficientemente hombre para reconocer que el fracaso de este matrimonio es todo tu culpa” le gritó, estaba segura que Dunwoody y Rae que estaban afuera de la puerta habían escuchado todo, pero no le importaba.
“Penélope, eso no era…”, comenzó a decir él, pero ella no lo dejó terminar de hablar
“No te atrevas a decir eso, porque es una mentira. No te atrevas a decir que no era lo que querías decir. Sabías perfectamente lo que querías decir solo para hacerme daño. Me hace pensar tal vez que tú lo hiciste y como te sientes culpable por no haber respetado tus votos piensas que yo fui igual” lo vio intentar hablar de nuevo, pero no lo dejó “¿O vas a negar que en todos esos países en los que estuviste no te llevaste a una mujer a la cama?” No dijo nada pero se la quedó mirando como si no la reconociera; sin embargo, eso era lo único que ella necesitaba para saber la respuesta.
“Eso creí, no sea hipócrita señor Bridgerton, no intente convencerme de lo contrario porque no voy a cambiar de opinión y acepte esta anulación, así usted podrá seguir estando con cuánta mujer se le atraviese en sus viajes y yo puedo ser libre de vivir mi vida” se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta.
“Tal vez acepte mi responsabilidad en el fracaso pero estoy aquí y quiero intentarlo, así que no, no haré esto fácil si eso significa que te perderé”, dijo él siguiéndola hasta la puerta.
“Eres un bastardo egoísta”, le gritó Penélope, estaban cerca, pero su rabia era tanta que no era capaz de medir el volumen de su voz.
“Puedes insultarme todo lo que quieras, pero esto apenas es el comienzo, querida esposa, muchas cosas pueden pasar ahora que estamos en la misma casa y no estoy dispuesto a aceptar esa anulación”, Colin comenzó a esbozar una sonrisa y eso junto escucharlo llamarla esposa la irritó aún más.
“¿Tras de todo me amenazas? ¿Así querías que lo intentáramos? ¿Por medio de amenazas?”, cuestionó con incredulidad Penélope, sintiendo una mezcla de indignación y decepción. Suspiró profundamente antes de continuar, “No esperaba que recurriera a ese tipo de tácticas señor Bridgerton”.
“No me dejas otra opción” respondió Colin con dureza.
“Hay otra opción, y es ser el hombre que se supone que tu padre crío y hacer esto de la manera correcta, pero es evidente que usted no es el hombre que alguna vez pensé que conocía” respondió ella con voz firme. Sus palabras resonaron en el aire, dejando en claro como había cambiado su relación y su visión de él.
“¿El hombre del que estabas enamorada?”, replicó Colin, volvió a tener esa sonrisa en sus labios que tanto le estaba empezando a desagradar, se preguntó si era la misma de siempre o la había desarrollado en el último año.
“¿De qué está hablando?”, preguntó ella confundida.
“¿Creías que no lo sabía? Fuiste muy obvia Pen, durante años supe que sentías algo por mí; sin embargo, yo no podía verte más que como una buena amiga”, su sonrisa se hizo más amplia y Penélope se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
“Sinceramente, puedo decir que eso fue una completa estupidez de mi parte, fuiste el único hombre que me mostró amabilidad y confundí todo eso con amor, pero me di cuenta que eso no era algo real, todo fue una ilusión, nunca estuve enamorada realmente, me enamoré de la idea que alguna vez tuve de usted”, Penélope notó con satisfacción como su sonrisita desaparecía y volvía a su rostro de molestia.
“Estás siendo deliberadamente cruel”, espetó Colin mientras clavaba su mirada en los ojos de ella. La tensión en la habitación era palpable, pero ella no estaba dispuesta a dar marcha atrás.
“Usted también señor Bridgerton, ya no me conoce y no sabe de lo que soy capaz”, respondió ella con voz firme.
“No voy a dejar que este matrimonio termine Penélope, voy a hacer lo que sea para derribar tus esfuerzos”, advirtió Colin con determinación.
“¿Para qué? ¿Por qué te niegas?”, Penélope se mantuvo impasible, le dirigió una mirada desafiante, para demostrarle que no se dejaría vencer tan fácilmente.
“Descubrí ciertas cosas y no puedo dejar pasar esto sin intentarlo”, agregó Colin, mirándola fijamente, su mirada la hizo sentir incómoda pero no lo dejó notar.
“¿Descubriste qué?”, preguntó ella entre intrigada, confundida y preocupada.
“Que tal vez si pueda sentir algo más por ti. Sería un estúpido si te dejo ir” confesó Colin con sinceridad, lo que creó una atmósfera cargada de tensión y expectativa. Pero Penélope no iba a caer en eso, sabía que solo lo estaba diciendo para hacerla ceder.
“Ya fuiste estúpido porque ya me perdiste, estemos unidos por un ridículo papel o no, tú no significas nada para mí”, respondió ella con frialdad, manteniéndole la mirada, lo vio retroceder un poco, pero luego volvió su determinación.
“Dunwoody” lo llamó Colin, el hombre entró de inmediato al comedor “pasa mis cosas a la habitación de la señora, es hora de que seamos una pareja real”, le dirigió la mirada nuevamente a ella, sonriéndole y eso fue la gota que colmo el vaso.
“No te atrevas,”, le gritó a Colin y luego se dirigió al mayordomo “No haga nada Dunwoody porque si este hombre hace eso, me voy de esta casa”, declaró firmemente.
“No puedes, no tienes a donde ir”, habló Colin con seguridad. Seguramente creía que seguía siendo aquella debutante sin nadie que la apoyara, pero se equivocaba.
“¿Eso crees?”, le preguntó con ironía mientras levantaba una ceja de manera desafiante.
“Si vas a dónde tu madre o a mi familia puedo traerte de vuelta”, añadió con una sonrisa maliciosa. “Pero no creo que quieras arriesgarte a eso”.
“Estás muy convencido que todos estarán de acuerdo contigo”, respondió ella con calma, manteniendo la mirada desafiante. “Pero te aseguro que no todos piensan igual”.
“Es mi familia y yo soy tu esposo, tu deber está a mi lado” , insistió él con determinación. “No permitiré que te alejes de mí tan fácilmente”.
“En lo que a mí respecta, yo no tengo esposo” , dijo ella con firmeza. “Y mi deber está conmigo misma, no con alguien que intenta controlarme”.
“Dunwoody haga lo que le dije” repitió Colin con voz autoritaria, pero ella se mantuvo firme en su postura.
“Rae, recoge mis cosas más importantes, no pienso quedarme aquí un momento más”, le dijo Penélope a su doncella antes de dirigirse hacia la puerta con determinación. “No permitiré que nadie me obligue a quedarme donde no quiero estar”
“No vas a ir a ningún lado” dijo Colin, bloqueando su camino. Penélope lo miró fijamente y respondió “No me puedes obligar, ya dos de nuestros empleados están de testigos de esta discusión, puedo añadir a mi solicitud de anulación, maltrato ¿Te gustaría eso?” La mirada de Colin se endureció.
“Esto no ha terminado” , advirtió Colin con voz amenazante.
“Tuviste la oportunidad para hacer algo por ambos, pero la perdiste y te juro Colin Bridgerton que aunque sea lo último que haga, voy a salir de este matrimonio y no me importa si me arruino en el proceso”, fue lo último que le dijo antes de salir del comedor, dejando a Colin con una expresión de sorpresa en el rostro.
Penélope subió a su habitación y ayudó a Rae a empacar todo en dos baúles, afortunadamente tenía pocas cosas en esa casa y podía salir rápido. Comenzó a escribir una nota a Anthony para informarle que se iba a ir a su antigua casa.
“Rae, necesito que le envíes una nota a Lord Bridgerton en Bridgerton house” le dio el papel doblado y siguió guardando sus cosas. Cuando tuvo todo listo le indicó a los dos hombres que Anthony había contratado por seguridad que bajaran el baúl hasta un carruaje contratado, así Colin no podía preguntarle al conductor del suyo a donde la había llevado.
Miró por última vez hacía la casa que había ocupado por un año, pero no vio a Colin por ningún lado, supuso que había salido o se encerró en su habitación, a decir verdad le daba igual. Salió de esa casa y fue a la de Anthony. Solo esperaba que Colin hubiera dicho esas cosas en el calor del momento y no porque realmente las sintiera, porque si era así está situación se iba a complicar muchísimo más.
Notes:
Me encantan las discusiones.
Este capítulo por fin tiene el regreso del señor Bridgerton. Y no, no estaba perdido en el mundo, simplemente se movia muy rápido como para que los hombres del señor Cavendish lo localizaran y lo mas probable que haya estado a bordo de un barco durante las últimas semanas, lo que lo hizo mas dificil de localizar.
Este Colin es un personaje muy complejo y contradictorio, es un hombre que lucha con la madurez, el compromiso y la responsabilidad. Existe una lucha interna entre la imagen que Colin proyecta de sí mismo como el hermano amable y la realidad de sus acciones, reconoce su egoísmo, pero lucha por reconciliarlo con su autoimagen. Si a eso le añadimos la evasión, inmadurez y la inseguridad pues tenemos a este Colin, también nos muestra un deseo de mejorar y por eso regresó; sin embargo este regreso no va a salir como el espera.
Quiero aclarar que no estoy justificando al personaje, simplemente es asi como es él y no comparto sus acciones.Los próximos capítulos avanzan lentamente, pero es porque hay muchas conversaciones entre los personajes.
Chapter 11: Capítulo 11
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Casa Bridgerton, Londres
Mediados de julio, 1815
Anthony había regresado de su salida a montar con Penélope, dejó los caballos con el lacayo para que los llevara a los establos y él se fue a cambiar a su ropa formal para el almuerzo. Mientras estaba con la tarea no pudo evitar sentir que la presencia de su hermano generó algo nuevo en él, además de la rabia y la decepción, sentía culpa. Era su hermano, a pesar de todo lo que hizo no podía evitar sentir que le está quitando algo, sabía bien que Penélope no lo quería, pero si él había regresado para intentarlo, toda la situación de la anulación y después su plan con Penélope iba a ocasionar un daño irremediable. Esperaba que su familia alguna vez también lo perdonara, iba a ser una situación difícil para todos que podía generar una ruptura entre ellos. Pero así había sucedido todo, Anthony decidió dejar que las cosas siguieran su curso y bajó hasta el comedor donde estaban todos y comenzaron a comer con tranquilidad. Su familia estaba animada hoy, estaban todos en la casa, pero tenía que dar la noticia, cuando terminaron con sus platos decidió hablar.
“Familia, más temprano cuando fui a casa de Penélope para salir a montar me encontré con nuestro hermano, ya regresó” observó como la cara de sus hermanos cambiaban un poco a la sorpresa, pero no estaban emocionados, su madre tenía una expresión indescifrable y Benedict solo lo miraba a él con preocupación.
“¿Cuándo llegó?”, preguntó su madre rompiendo el silencio.
“Esta misma mañana, solo cruce pocas palabras con él” respondió brevemente.
“¿Por qué no hablaste con él?”, volvió a preguntar ella, la verdad era que tiempo no había tenido y tampoco quería hacerlo.
“Porque Penélope parecía querer salir corriendo de esa casa, supongo que no sabía cómo reaccionar a la llegada de Colin” respondió y eso pareció ser suficiente para su madre.
“Es entendible” esta vez el comentario vino de Benedict “No han hablado en un año, debe ser muy incómoda toda la situación” Anthony asintió expresando su acuerdo.
“Eso es cierto, pero por fin volvió, esperemos que se quede con nosotros un largo tiempo”, dijo su madre, pero a él ese comentario no le gustó tanto, aunque sabía que la presencia de Colin era necesaria. Nadie dijo más nada del tema y cada uno salió del comedor. Benedict y él se levantaron al mismo tiempo y se dirigieron a su estudio, cuando estaban sentados uno frente a otro, Benedict habló “¿Qué piensas hacer ahora?”
“No pienso hacer nada, lo que debe ser, será” respondió él evitando la mirada escrutadora de Ben.
“Esta situación debe ser insoportable para Penélope” Anthony asintió en silencio y luego suspiró, sabiendo que no había mucho más que pudiera hacer para cambiar las cosas, solo podía esperar y ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
“Estoy seguro que sí, espero que se sienta cómoda con Colin en esa casa” Anthony se sintió impotente ante la situación, pero sabía que debía confiar en Penélope, ella podía tomar sus propias decisiones y decidir lo que era mejor para ella. Mientras tanto, él la iba a apoyar en lo que necesitara.
“¿Te preocupa?” Ben preguntó con preocupación, notando la expresión de Anthony. Él asintió, sin poder evitar sentirse angustiado por no poder hacer más por Penélope en ese momento.
“Ha pasado un año, no sabemos cuánto de esta experiencia cambió a nuestro hermano y Penélope no fue nada amable con él cuando llegó. No deben saber cómo actuar alrededor del otro”, respondió Anthony, Ben asintió con comprensión
“Que Penélope no fuera amable con él, es solo su culpa, se fue y la abandonó. No puede esperar que lo reciba como si nada y lo acepte sin reprochárselo” dijo Benedict indignado.
“Sabemos que Colin no es una mala persona, pero a veces puede ser bastante impredecible con sus acciones” pudo pensar en varios ejemplos de lo que había dicho, pero su conversación fue interrumpida cuando Humboldt apareció en la puerta del estudio. “Lord Bridgerton, la señora Bridgerton le envió esta nota” Anthony se levantó rápidamente para recibirla “Gracias Humboldt” cuando el hombre se retiró la leyó.
Anthony, hablé con Colin y fue muy mal, no me siento cómoda con él en esta casa, te comunico que me voy a quedar en la tuya, no le comentes mi paradero a nadie, no quiero que él se entere donde estoy. Me encantaría que vinieras a verme, si puedes. Quema esto en cuanto lo leas.
¿Qué había hecho o dicho Colin para que ella tomara esta decisión? Quemó la nota en la chimenea y se sentó nuevamente, ahora estaba más preocupado.
“¿Me vas a decir de qué se trataba?” Le preguntó su hermano, había olvidado que él estaba ahí, pensó decirle la verdad, pero decidió mejor omitir algunas cosas.
“Al parecer Penélope discutió con Colin y se fue de la casa” su hermano frunció el ceño y preguntó preocupado “¿Por qué? ¿A dónde fue?”
“No lo sé, no lo dijo, solo que se había ido a otro lugar” Benedict no tuvo tiempo de preguntar nada más porque escucharon un ruido proveniente del vestíbulo, salieron a ver qué era. Era Colin, su hermano había llegado. Su madre lo estaba abrazando y cuando se soltó, Colin se giró hacia sus hermanos, pero estos solo lo saludaron con un breve “bienvenido de vuelta”, Hyacinth parecía querer golpearlo, pero Anthony le agarró el hombro y la atrajo hacia él.
“Es bueno verlos a todos finalmente” dijo Colin mientras entraban en el salón.
“Ojalá pudiéramos decir lo mismo de ti hermano” contestó Hyacinth.
“¡Hyacinth!” Su madre la reprendió “¿Qué te he dicho?”
Hyacinth no bajó la mirada a pesar del regaño y miró a su hermano nuevamente con una expresión de desdén. “Madre puedes decir lo que quieras, pero mi hermano es persona no grata para mí”
“¿Y por qué es eso Hy?” Le preguntó Colin con una sonrisa, pensaría que su hermana estaba bromeando.
“Es increíble que preguntes eso cuando te fuiste y dejaste a Pen sola, se supone que es tu esposa, y es la mejor mujer que pudiste haber encontrado, y así la trataste de mal, a ella y a todos. Estoy feliz que sea mi hermana, pero merecía algo mejor que eso”, exclamó Hyacinth con rabia. Anthony debía decir que estaba orgulloso de su hermana.
“Hyacinth, basta” la regañó su madre otra vez.
“Me callaré, pero eso no significa que me arrepienta de lo que dije. Estoy del lado de Pen” dijo su hermana mientras se sentaba de brazos cruzados.
“No hables de cosas que no entiendes Hyacinth” el tono de Colin se volvió más serio. Hy quería volver a hablar, pero esta vez Greg la interrumpió
“Lo que dice Hyacinth es verdad, es una lástima que Pen se casara contigo, fue un desperdicio. Ojalá me hubiera esperado a mí” Anthony pensó que su hermano estaba un poco delirante, pero podía entenderlo, suponía él que si en algún momento formalizaba la relación con Penélope, Greg iba a estar el doble de triste.
“Greg, eso no iba a pasar” se burló Hy “Ella es demasiado buena para ti” Anthony miró a Hyacinth con una sonrisa sabiendo que lo que decía era verdad.
“Basta, niños vayan al jardín” su madre llamó a una doncella para que se los llevara. Hyacinth se quejó, pero no opuso más resistencia cuando él le dijo que le contaría todo después.
“Veo que la hostilidad no era solo con Penélope” dijo Colin, apenas Hyacinth y Greg salieron del salón.
“Y qué esperabas Colin, ¿Qué te recibiríamos con los brazos abiertos? ¿Querías una fiesta? Tal vez debíamos traer una torta ¿Un cuarteto te hubiera gustado?”, está vez quien habló fue Benedict “Tienes suerte que mi madre esté aquí porque desde hace meses que tengo ganas de darte una golpiza”, terminó de decir Benedict con rabia. Anthony no iba a hacer nada para impedirlo, al fin y al cabo Ben tenía razón.
“Por favor, compórtense” su madre intermedió, pero los ánimos estaban demasiado agitados.
“Sé que me fui sin una buena excusa, pero volví, quiero enmendar mi error” dijo Colin con la mirada gacha.
“Eso es un buen inicio, pero debes entendernos a nosotros, te fuiste y nos hiciste a un lado por un año, solo sabíamos de ti por las breves cartas que enviaste, no esperes que tengamos la misma relación ahora” dijo su madre mientras lo miraba con decepción.
“Lo siento mucho, solo necesitaba tiempo para mí” dijo Colin en voz baja. Anthony no pudo evitar poner los ojos en blanco, qué excusa tan ridícula, pensó para sí mismo. Sabía que Colin siempre encontraba una excusa para no comprometerse con nada.
“¿Dónde están mis hermanas?” Preguntó Colin mirando alrededor. Claro, él no sabía que Fran se había casado y Eloise se fue con ella.
“Para resumir, Fran se casó y se fue a vivir a Escocia con su esposo Lord Kilmartin, es un conde y Eloise se fue con ella, pensamos que era lo mejor” respondió Anthony con brevedad.
Colin asintió, pareciendo sorprendido por la noticia. “Se casó bastante rápido” fue lo único que dijo después.
“¿Por qué viniste?” Le preguntó Benedict con evidente molestia, Colin se encogió de hombros y respondió “Quería hacerles saber que volví”
“Anthony ya nos lo había dicho” respondió Benedict con frialdad. “Pero gracias de todos modos por venir a visitarnos, pensé que te habías olvidado que tenías familia”. Colin asintió, sintiendo la tensión en el ambiente.
“Bueno, igual quería venir a verlos a todos, saludar a nuestra madre y a mis hermanos” Colin miró a Benedict, notando su actitud distante. Su madre les dio una mirada significativa a los tres y comenzó a hablar ella.
“¿Hay algo que quieras decirnos?” Le preguntó su madre a Colin.
“De hecho, Penélope me dijo algo que me dejó un poco mal” comenzó a decir Colin en un tono bajo, parecía triste “Me dijo que solicitó la anulación de nuestro matrimonio” escuchó el jadeo de su madre y el “qué” sorprendido de Benedict quien miró a Anthony inquisitivamente, él negó levemente para que no dijera nada imprudente.
“No puede ser verdad” exclamó su madre “Ella no puede hacer eso”
“En realidad puede, está en su derecho si cree que su matrimonio no va para ningún lado” habló Anthony sentándose frente a Colin.
“Pero eso es casi ruinoso, muy poco se ve en personas de nuestra clase social” siguió hablando su madre.
“¿Y qué has decidido hacer Colin?” Preguntó Benedict, con una mirada de expectación en sus ojos. Colin suspiró antes de responder, “No voy a dejarla ir así de fácil, es mi esposa” su tono se endureció y la mirada le cambió, Anthony miró a Ben quien le devolvió la mirada preocupado.
“¿Quieres mantenerla en un matrimonio que sabes que no quiere? ¿Con qué fin?” Le preguntó Benedict, con una expresión de incredulidad en su rostro. Colin se quedó en silencio por un momento antes de responder, “No puedo dejarla ir, es mi esposa le guste o no”.
“Es por orgullo ¿Es eso?”, preguntó Anthony, frunciendo el ceño.
“Parece que tú y Pen piensan igual, ella me dijo lo mismo” comentó su hermano con molestia “Simplemente me molesta la idea de que no me quiera”
“Eso es egoísta Colin, ella estuvo aquí un año y tú no le mandaste ni una sola carta, no preguntaste por ella y que esperas ¿que te quiera? ¿Que se quede contigo? Estás muy mal”, lo reprendió Benedict diciendo lo que él quería decir, pero Colin no le dio importancia. Benedict suspiró, parecía frustrado por la actitud de su hermano.
“No importa, ella es mía”, dijo Colin con firmeza, Anthony apretó los puños ante esa declaración.
“¿Y piensas vivir en un matrimonio donde tu esposa te odia?” Preguntó él tratando de ocultar su rabia.
“Penélope no me odia, está herida, pero nos llevábamos bien antes, podemos lograrlo” su madre que había estado callada durante esta serie de preguntas, habló con voz firme.
“Colin, sabes que eres mi hijo y todavía te amo a pesar de todo. Pero tú pensar está equivocado, Penélope no es una posesión, es una persona, una persona que sufrió tu abandono y te superó. Ella no te ha mencionado en meses y lo que me estás diciendo es que ella quiere ser libre de un matrimonio que no quiere, ni necesita, tu comportamiento como hombre debe ser aceptarlo y dejarla ir” terminó su madre dándole un pequeño apretón al brazo de Colin, tal vez para reducir el impacto de sus palabras.
“Madre pensé que estarías de mi lado” exclamó Colin sorprendido.
“Hijo, debes aceptar las consecuencias de tus decisiones, como dijo tu hermano, no podías esperar irte por un año y que las cosas estuvieran iguales, ella cambió, tú cambiaste, todos lo hicimos. No esperes que te apoyemos con esto porque no lo haremos” Colin parecía no querer aceptar lo que le estaban diciendo.
“Yo soy tu hijo, ¿Pero te pones del lado de ella?”, soltó con rabia.
“Te va a doler escuchar esto, pero tú no eres el hijo que tu padre y yo criamos, lo que hiciste estuvo mal y te lo dije antes de que te fueras y aun así no diste marcha atrás” su madre estaba visiblemente molesta “Tienes razón que Penélope no es mi hija, pero siempre ha estado aquí para todos, tanto que la considero mi quinta hija, es una buena mujer que no merecía lo que le hiciste. Si ella decide seguir adelante, la voy a apoyar porque eso es lo que hace la familia con los suyos” Colin estaba estupefacto, al igual que él, no pensó que su madre le diría eso, miró a Benedict y se encontraba en la misma situación. Eso debe haber sido doloroso para Colin, se sabía que él era el favorito de su madre, o lo había sido, al parecer, ha perdido eso también.
“No puedo creer que me digas eso”, dijo Colin en tono bajo, mirando con incredulidad a su madre.
“¿Qué querías que te dijera Colin? ¿Te apoyo y le hago la vida imposible a Penélope para que tú puedas sentir que lograste algo? Sabes que yo no soy así, es evidente que Penélope no siente nada por ti y yo siento que soy culpable de la infelicidad de esa joven, si esto es lo que ella necesita para ser feliz, no haré nada para impedirlo”, expresó su madre con calma. Colin parecía querer irse de ahí pero él no lo iba a dejar, tenía que saber que había pasado entre él y Penélope.
“¿Qué te dijo Penélope cuando le dijiste que no le ibas a dar una anulación pacífica?”, preguntó Anthony, entrando de nuevo en la conversación
“Esa discusión se salió de control y dije cosas que me arrepiento”, respondió Colin con un suspiro.
“¿Qué dijiste? ¿Qué le hiciste?”, preguntó Anthony con preocupación. Colin se quedó en silencio por un momento antes de hablar.
“Ella mencionó la anulación y yo la acusé de tener a alguien más, se molestó muchísimo porque la culpaba a ella en vez de tomar mi responsabilidad en el asunto” y con razón murmuró Benedict, Colin lo ignoró y siguió hablando “luego le dije que no iba a dejarla ir, que si era por mí iba a hacer todo lo posible por revocar esa decisión, le mencioné los sentimientos que sabía que tenía por mí o tuvo en algún momento, pero ella fue tan fría e indiferente que me dio muchísima ira y la amenacé para que cumpliera sus deberes de esposa y luego me dijo que así no podía vivir en la misma casa y que se iba.”
“¿Hiciste qué?” Anthony avanzó rápidamente hacia él y lo tomó por el cuello “Dime que escuché mal y no amenazaste a Penélope” Colin no dijo nada, pero eso fue respuesta suficiente para Anthony, lo liberó del agarre, y sin darle tiempo a reaccionar, le propinó un golpe seco en el rostro. Oyó a su madre gritar su nombre, pero la ignoró. Colin retrocedió aturdido por el impacto.
“Hubieras dejado las cosas bien Colin, le hubieras dado esa anulación en paz y los dos hubieran estado bien. Te fuiste, no querías ese matrimonio ¿Por qué lo quieres ahora?” Anthony estaba furioso, sintió que la ira lo consumía por completo. Su hermano seguía en silencio, sin atreverse a mirarlo a los ojos.
Finalmente, Colin susurró: “Es lo único que tengo, ella fue la única que realmente me escuchaba y me entendía. No la voy a perder”
Anthony sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de su hermano, la situación estaba complicando demasiado, “Ya la perdiste Colin, después de eso no creo que Penélope esté en tu casa esperándote y no puedo decir que esté equivocada, te comportaste como una bestia”
“No entiendo porque todos están de acuerdo con esto. Va a ocasionar un escándalo que impactará a la familia”, exclamó Colin, aun con más rabia porque nadie lo estaba apoyando.
“Tu matrimonio no tiene futuro, Colin, Penélope tomó una decisión, es mejor dejarla ir y ser felices por separado” Benedict habló detrás de él. Colin se quedó en silencio, asimilando las palabras de su hermano.
“Ya veremos si eso es cierto” dijo finalmente Colin, se limpió la sangre de la nariz y salió del salón.
“Anthony” le habló su madre “¿Lo sabías?” No tenía que decirle de qué hablaba, Anthony miró a su madre y asintió, sabiendo que la verdad finalmente había salido a la luz.
“Lo sabía, ella me lo dijo cuando llegó a pasar Navidad con nosotros, ya había tomado la decisión durante su estancia en el campo con su madre” Anthony sabía que la única forma de que entendieran el accionar de Penélope era decir la verdad.
“¿No trataste de detenerla?”, su hermano se dirigió a él.
“Lo hice y me gritó, me dijo que era su decisión y que era lo que quería, se molestó tanto que me dejó de hablar, no pude hacer nada más que apoyarla después de eso. Ella estaba decidida” Su hermano asintió en silencio.
“¿Y no dijiste nada a nadie?”, preguntó su madre
“No me correspondía y ella no quería compartirlo por temor a que la quisieran disuadir” Anthony se sintió atrapado entre su deseo de advertir a su familia y respetar la autonomía de Penélope. A pesar de todo, sabía que había hecho lo correcto al apoyarla en su decisión.
“Entiendo, pero ahora Colin está haciendo todo mal, me preocupa” dijo con su madre con un suspiro, se sentó nuevamente en el sillón y miró a Anthony con preocupación.
“A mí también madre” respondió Anthony con sinceridad. “Pero debemos confiar en que Penélope sabrá cómo manejar la situación con Colin, ella es fuerte y valiente. Encontrará la forma de superar esto.”
“Igual ya sabemos que Penélope se fue de esa casa, tal vez busque refugio donde su madre” dijo Benedict, él asintió, era lo único que le brindaba consuelo en esta situación.
“¿Cómo saben que se fue?” Preguntó su madre intrigada.
“Mandó una nota, pero no dijo a donde pensaba quedarse” respondió él, saber que Penélope no estaba cerca de Colin, le generaba un profundo alivio.
“Solo queda esperar lo mejor, quiero hablar con ella”, habló su madre, Anthony asintió, sabiendo que la situación era complicada y que se iba a complicar más a futuro.
Más tarde Anthony estaba en el salón jugando con Hyacinth quien apenas vio a Colin salir de la casa, entró del jardín para averiguar qué había hablado Colin y que había pasado para que saliera tan molesto y con un golpe. Anthony le contó la versión breve del asunto. Estaba triste porque Penélope iba a dejar de ser una Bridgerton, pero le alegraba que se vengara de su hermano, en sus palabras. Anthony decidió no salir directamente hacia donde estaba Penélope porque eso podía generar preguntas, así que se quedó con su familia el resto de la tarde. Estaba entretenido hablando con Hy y Greg, que no prestó atención al ruido que se escuchaba en la entrada, no fue hasta que vio nuevamente a su segundo hermano en la casa, que dejó de prestar atención al juego.
“Colin ¿Qué haces aquí? ¿Cuáles son esas formas de ingresar?”, le preguntó Anthony, confundido por su repentina aparición.
“Lo siento hermanos, pero necesito saber ¿saben a dónde pudo haber ido Penélope?” Colin parecía preocupado y ansioso.
“¿Por qué?”, preguntó hyacinth, con curiosidad en su voz.
“No está en la casa, y parece que recogió todas sus cosas” él fingió estar sorprendido al escucharlo.
“¿Y qué esperabas que hiciera después de lo que le hiciste? Eres horrible, Colin” le gritó Hyacinth, queriendo patear a su hermano, él la agarró por los brazos y la sentó nuevamente.
“No lo sé, pero yo no estaba hablando en serio, yo no pretendía que ella se fuera” dijo Colin en tono bajo, parecía genuinamente preocupado, pero Anthony seguía muy enojado con él. Le tomaba mucha fuerza de voluntad no volver a darle otro golpe.
“Colin, debes pensar antes de hablar” Anthony habló con firmeza, mirando fijamente a su hermano. “Tus palabras tienen consecuencias, mira lo que has causado”. Colin bajó la mirada, avergonzado.
“Bueno, ya eso no importa ¿saben donde pudo haber ido?”, preguntó Colin nuevamente y Anthony suspiró, visiblemente frustrado.
“No lo sé, pero deberíamos buscarla antes de que sea demasiado tarde”, sugirió Hy con preocupación en su voz. “¿Ya buscaste en la casa Featherington?”, preguntó Hyacinth.
Colin negó con la cabeza, “No, pero es un buen lugar para empezar”.
“Te acompaño” dijo él, sabía que Penélope no estaba ahí, pero quería ver la reacción de lady Featherington a la llegada de su yerno. Colin pareció querer discutir al respecto, pero algo lo hizo cambiar de opinión y simplemente asintió.
Salieron de la casa Bridgerton y cruzaron la calle hasta la casa Featherington, Colin tocó la puerta varias veces, Anthony lo detuvo para que esperara que abrieran la puerta pero él seguía insistiendo. Al rato apareció Varley, el ama de llaves de la casa Featherington.
Anthony la saludó “Varley, buenas tardes ¿Podemos hablar con Lady Featherington?” Varley le dio un breve vistazo a Colin y luego con una sonrisa practicada los invitó a pasar.
“Lady Featherington está en su habitación, déjeme ir a avisarle que están aquí, pueden esperarla en el salón” Anthony le dio las gracias y guío a su hermano al salón.
“Colin, compórtate, Lady Featherington no es una mujer fácil de tratar” Colin asintió, pero él notó como se movía nervioso, pasando de un pie a otro. Escuchó unos pasos y al rato apareció Lady Featherington.
“Buenas tardes, Lord Bridgerton, señor Bridgerton” saludó seriamente y arqueó una ceja hacia Colin. “¿A qué debo su visita?”, preguntó con calma, pero mirando con una expresión indescifrable a Colin. Anthony supuso que tal vez la mujer lo odiaba.
“Lady Featherington ¿Penélope ha venido hoy aquí?” Preguntó su hermano inquieto.
“No, no la he visto desde hace días ¿Por qué lo pregunta?”, respondió la mujer con calma, algo que molestó más a Colin.
“No está en la casa y sus cosas tampoco”, respondió Colin lentamente, como diciéndolo con cuidado para que la mujer no se molestara.
La atmósfera se cargó de repente, densa y opresiva. Un silencio pesado cayó sobre ellos, mientras Lady Featherington fulminaba a Colin con la mirada.
“¿Qué le hizo a mi hija, señor Bridgerton?”, preguntó Lady Featherington visiblemente enojada.
“¿Por qué supone que le hice algo?”, respondió Colin con sorpresa e indignación. Lo cual solo lo irritó a Anthony, como era tan bueno fingiendo cuando él también estaba en la habitación y sabía perfectamente lo que había hecho.
“A Penélope nunca le agradó esa casa, nunca se sintió cómoda ahí y, sin embargo, soportó vivir en ella por un año, no creo que sea casualidad que usted llegara y ella se fuera. Pero eso no bastaría, entonces ¿Qué le hizo?”, preguntó con dureza en su voz. Su hermano se estremeció ligeramente ante el tono de Lady Featherington, pero fue capaz de responder.
“No sé si está al tanto, pero Penélope solicitó la anulación de nuestro matrimonio” vio a lady Featherington cambiar de expresión, de molesta a sorprendida. “Yo no reaccioné bien a la noticia y discutimos”, terminó de decir Colin.
“Vaya, eso es bastante inesperado, pero me parece adecuado, mi hija es definitivamente valiente” dijo Lady Featherington con una sonrisa de satisfacción en el rostro, lo que hizo que su hermano se alterara.
“¿Va a apoyarla en eso?”, preguntó Colin, ahora sin tratar de disimular su rabia. Él lo tomó de los hombros y lo alejó de la mujer, esa actitud no lo iba a ayudar en nada.
“No veo porque no, supongo que la solicitó por la no consumación” Colin pareció avergonzado “no se preocupe, ella no me lo dijo, pero la forma en que la trató usted antes, durante y después de la boda me dijo todo lo que tenía que saber” Colin quiso interrumpir, pero la mujer no lo dejó hablar “Se que está boda se llevó a cabo principalmente por mi culpa, cosa que me arrepentí desde la primera vez que me visitó Penélope después de la boda, solo dos semanas después ¿Sabe para qué? Para decirme que su marido se había ido de viaje y la había dejado sola en esa casa desconocida”. Lady Featherington le gritó, hizo una pausa y siguió “Usted no sabe cómo pasó Penélope esos meses conmigo en la casa de campo, al final tuve que enviarla con su familia porque se estaba consumiendo en vida” Lady Featherington le dirigió otra mirada fulminante a Colin “¿Me pregunta que si estoy de acuerdo? Puede que sea poco común, pero en este caso mi hija tiene todo el derecho a salir de un matrimonio en el que su esposo prefiere vagar por el mundo que estar con ella. Si alguien sabe lo que es estar en un matrimonio donde ninguno de los dos quiere, soy yo. Y si ella tiene la opción para terminarlo, que lo haga, estos últimos años me ha demostrado que no necesitas de un hombre para vivir. Solo sirven para traernos desgracias. Así que señor Bridgerton no lo quiero volver a ver aquí, si eso es todo pueden marcharse” Anthony le agradeció a Lady Featherington su tiempo y arrastró a su hermano con él.
“Esa mujer me odia y me da un poco de miedo” dijo Colin mientras miraba fijamente a la casa de la que acababan de salir.
“Durante el tiempo en el que te fuiste, Penélope y su madre se volvieron cercanas, ya no tienen esa relación tensa, se entienden y están pendientes de la otra. No culpes a la mujer por cuidar de su hija” le dijo él con voz calmada. La verdad a él le sorprendió la defensa y el apoyo de Lady Featherington, pero a veces la mujer podía ser verdaderamente impredecible. Le alegraba saber que Penélope tenía una persona más de su lado.
“Parece que mucho cambió mientras no estuve” dijo Colin en tono reflexivo, mientras caminaban de vuelta a la casa Bridgerton.
“Era de esperar, fue mucho tiempo, todos cambiamos para bien o para mal” respondió Anthony, pensando en los cambios que todos habían experimentado en su ausencia.
“¿Crees que se haya ido a Escocia para estar con Eloise?”, habló Colin con tono esperanzado.
“Imposible”, dijo él con firmeza. Habían llegado a los jardines de la casa Bridgerton y se quedaron hablando ahí.
“¿Por qué?”, preguntó su hermano confundido.
“Eloise y ella dejaron de ser amigas la noche del baile Featherington, no han hablado desde entonces”. Respondió él sin dar más detalles, era una suerte que Eloise no estuviera con ellos ahora, no podía decir como reaccionaria su hermana a este giro de los acontecimientos.
Colin suspiró, Anthony podía notar que estaba decepcionado por la revelación. “¿Fue por mi culpa?” Es increíble que todo lo relacione con él, pensó Anthony.
“No, es algo entre ellas, yo no lo sé, pero creó una distancia entre las dos” pensó que ya su hermano había terminado con sus preguntas, así que estaba dirigiendo a la entrada de la casa, pero Colin volvió a hablar.
“Nunca creí que algo así pudiera suceder, ellas eran tan cercanas,” parecía triste, creyó Anthony, pero no podía hacer nada por él.
“Cómo tú y Penélope, pero ya ves, a veces algunas cosas simplemente suceden” Anthony miró a su hermano con compasión, aunque no se lo merecía, pero parecía dolerle la distancia que el mismo había generado con todos.
“Dunwoody me dijo que tú y ella eran amigos”, dijo Colin, su tono no transmitía duda ni sospechas, así que solo lo estaba mencionando para confirmar la información.
Anthony asintió, sintiendo una punzada de culpa por no poder ser más honesto con su hermano. “Así es”
“¿Cuándo pasó? La última vez que estuve aquí, ustedes dos apenas y cruzaban palabras” su hermano frunció el ceño, tal vez trataba de encontrarle sentido a la situación.
“Cuando te fuiste mi madre me envió a visitar a Penélope porque estaba preocupada por su salud, hablamos y descubrimos que teníamos cosas en común. Además, ella necesitaba a un amigo”, respondió él y Anthony se dio cuenta que debía darle un regalo muy especial a su madre, había hecho un trabajo excelente al encontrarle una futura esposa, el pensamiento casi lo hizo sonreír, pero recordó con quién estaba y mantuvo su expresión seria.
“Vaya Ant, eso es muy amable” exclamó su hermano con sorpresa y admiración. Eso hizo que la culpa volviera.
“De hecho” murmuró en voz baja. Era egoísta lo que estaba haciendo, al fin y al cabo Colin era su hermano y él era el hombre con quien su esposa tenía un romance. Pero no era capaz de dar marcha atrás, no se lo perdonaría nunca si dejara ir a Penélope de esa forma.
“¿Podrías hablar con ella para que vuelva a la casa?”, su pregunta lo irritó, porque no, no le iba a decir a Penélope que volviera a su casa, así que desvió la atención.
“Te pregunto Colin, ¿Quieres a Penélope?”, preguntó con voz firme. Quería saber si su hermano estaba haciendo todo esto por amor o solo porque no quería perder algo que él pensaba que le pertenecía, además también necesitaba la respuesta a eso.
Colin pareció sorprendido por su pregunta “¿A qué te refieres?”, preguntó confundido.
“Si la quieres como mujer, como esposa, como nuestro padre quería a nuestra madre” aclaró Anthony, esperando una respuesta clara y sincera.
“Yo…” Tartamudeó Colin. “No lo sé”, respondió al final.
Anthony suspiró, frustrado por la indecisión de su hermano. “Deberías, porque si estás haciendo todo este berrinche, porque las cosas no están como tú lo esperabas, solo vas a hacer que estén infelices los dos y vas a hacer que Penélope te odie aún más”
Colin bajó la mirada, avergonzado.“Pero ella es Pen”, dijo en voz baja “siempre ha estado ahí para mí, es la persona que mejor me entiende, con quien puedo hablar de cualquier cosa.” Anthony apretó sus manos para evitar volverle a dar un golpe, así que respiró profundamente antes de hablar.
“La diste por sentado por tantos años, Colin”, replicó Anthony, “y ahora que no está, te das cuenta de lo importante que era, pero eso no significa que es porque la quieras como esposa. Es porque quieres su atención de nuevo. Penélope merece algo mejor que eso y lo sabes”
“Pero Penélope estuvo enamorada de mí muchos años”, se defendió su hermano, “no pudo haber olvidado esos sentimientos tan rápido”
“Acabas de escuchar lo que te dijo Lady Featherington”, le recordó Anthony, “después de la boda y la temporada baja, Penélope no volvió a ser la misma. Los sentimientos cambian, y sin duda tú hiciste mucho para que cualquier rastro de cariño muriera”.
“Pareces conocerla mucho”, observó Colin.
“No hace falta conocer a una persona para saber que un año de abandono mata todo tipo de sentimiento romántico”, sentenció Anthony. “Por favor, piensa bien lo que estás haciendo, pero no esperes que ninguno de la familia te apoye, porque solo los que estuvimos aquí, vimos cómo Penélope se fue desvaneciendo, y luego por fin encontró algo de paz, y aun así sigue siendo infeliz”.
“No pensé que la afectaría tanto”, murmuró Colin, con un atisbo de culpa en su voz.
“Acabas de decir que sabías que sentía algo por ti, no seas cobarde y admite que en el fondo querías castigarla por lo sucedido, cuando el único culpable de todo fuiste tú”, replicó Anthony de inmediato, su irritación aumentaba más en cada minuto de la conversación.
“Eso no es cierto”, protestó Colin, aunque su tono carecía de convicción.
“¿Entonces fue ella la que te llevó a una habitación a solas?”, le desafió Anthony, levantando una ceja y dirigiendo esa mirada que Eloise llamaba la mirada de vizconde.
“Yo solo quería ayudarla”, se justificó Colin, evitando su mirada.
“Eso lo sé”, concedió Anthony, “pero debiste encontrar otra forma, tal vez decirme a mí o a Benedict, informar a las autoridades, no llevar a una dama a una habitación a solas”
“Yo no lo pensé”, admitió Colin, con un hilo de voz.
“Parece que nunca lo haces”, le reprochó Anthony, con un tono de decepción.
“Está bien, deja de atacarme”, se quejó Colin.
“Te mereces algo más doloroso que las palabras”, le advirtió Anthony, “pero tal vez deje a Benedict que se encargue de eso”
“¿Desde cuándo Benedict es tan protector con Penélope?”, preguntó Colin, sorprendido.
“Está bastante indignado, como todos, desde que te fuiste”, le explicó Anthony, “y la quiere como a una hermana, la protege tal como haría con Hyacinth o cualquiera de nuestras hermanas. No lo puedes culpar por eso”.
Colin suspiró, derrotado. “Supongo”, dijo, antes de darse la vuelta para marcharse. “Me voy a mi casa”.
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Después de separarse de su hermano en las afueras de la casa Featherington, Anthony fue a los establos por su caballo y se dirigió a su casa en Bloomsbury, llegó lo más rápido que pudo. Se bajó y entró; la casa estaba silenciosa, su personal debía estar en su sala de descanso. Pensó que Penélope estaría en la habitación de invitados. Subió las escaleras con cuidado por si estaba dormida, pero cuando se iba acercando a su habitación, escuchó un sollozo, así que entró y vio a Penélope acostada, mirando hacia la ventana, de espaldas a él.
Se acercó lentamente a la cama y se sentó cerca de ella. “Penélope”, le susurró, tratando de no asustarla, y ella se acomodó rápidamente para sentarse, secándose las lágrimas. Estaba con un vestido de día, Anthony supuso que en cuanto llegó se encerró en esa habitación.
“Anthony, no me di cuenta de que habías llegado”, dijo Penélope, con la voz temblorosa.
El se acercó más a ella. “Acabo de llegar”, le respondió Anthony, dándole un beso en la frente. “¿Por qué estás llorando?”
“Porque todo sale mal y esto va a terminar porque mi matrimonio seguirá y yo seré infeliz”, respondió Penélope, con la voz quebrada y comenzaron a salir más lágrimas.
“Eso no va a pasar”, la tranquilizó Anthony. “¿Qué pasó?”, le tomó la mano y comenzó a hacerle círculos en el dorso.
“Colin dijo que iba a hacer todo lo posible por no dejar que esa solicitud de anulación fuera favorable para mí”, explicó Penélope, con la mirada perdida. Tal vez sí debió darle más golpes a su hermano.
“Puede decir lo que quiera, pero tú tienes un buen abogado y a la reina de tu lado”, dijo él tratando de darle seguridad.
“¿Y si eso no es suficiente?”, preguntó Penélope, todavía con la voz temblorosa.
“Nos tienes a nosotros y a tu madre”, le recordó Anthony.
“¿De qué estás hablando?”, preguntó Penélope, confundida.
“Colin llegó después de que le dijiste lo de la anulación. Yo había recibido tu nota, así que sabía que estabas aquí. Mi madre y mis hermanos le dijeron que te apoyarían a ti. Y luego, más tarde, cuando Colin se dio cuenta de que te habías ido, fuimos a hablar con tu madre”, explicó Anthony. Vio a Penélope hacer una mueca que en otro momento le hubiera parecido divertida. “Lady Featherington dijo que te apoyaría porque, si alguien sabe lo que es estar en un matrimonio donde no se quiere estar, es ella, y le dijo a Colin que no lo quería ver más en su casa”.
“Eso es… no me lo esperaba”, murmuró Penélope, sorprendida.
“Tienes personas de tu lado, no debes preocuparte por lo que diga Colin”, le aseguró Anthony.
Penélope se lanzó a sus brazos, y él la levantó, acunándola a horcajadas sobre él, estrechándola con fuerza. “Todo estará bien,” le susurró al oído, “te amo y estoy aquí contigo.” Ella murmuró un “gracias” entre sollozos, un débil “te amo” que Anthony sintió más que escuchó, y él simplemente la dejó llorar, sosteniéndola hasta que las lágrimas cesaran.
En el momento en que se separó de él, Anthony comenzó a limpiarle las lágrimas. “¿Has comido algo desde que llegaste?”, le preguntó. Ella negó con la cabeza.
“Voy a pedirle a la cocinera que prepare algo”, dijo Anthony, tratando de separarse, pero ella no lo dejó y se aferró más a él. “Volveré enseguida, no te preocupes”, le dio un beso en la frente y la dejó de nuevo en la cama.
“Está bien”, asintió Penélope. Bajó a la cocina, pero no vio a ninguno de sus empleados, se dirigió a la sala de descanso y ahí los encontró.
“Señora James”, se anunció Anthony, “pude preparar algo rápido para cenar, para dos”.
“Con gusto, mi señor”, respondió la mujer, y se movió de inmediato. Él subió a la habitación nuevamente, se quitó la corbata y el frac. Cuando entró, Penélope no estaba en ningún lado de la habitación.
“¿Penélope?”, la llamó, mientras dejaba su corbata y frac en una silla cercana.
“Estoy aquí atrás, me estoy cambiando, el corsé me aprieta mucho”, respondió desde el vestidor. Muchos pensamientos vinieron a la mente de Anthony de repente, pero se concentró, para eso no era que estaba ahí.
“¿Te puedo ayudar?”, se ofreció Anthony. Eso no era lo que tenía planeado decirle.
“No es necesario, ya estoy terminando”, le dijo, pero pudo escuchar una leve risa de su parte. Él se sentó en la cama y se quitó las botas, esperando a que ella volviera. Cuando salió, estaba con el camisón y su bata. Se sentó del otro lado de la cama.
“Ya le dije a la cocinera que preparara algo”, le informó Anthony. “¿Quieres comer aquí o en la sala de afuera?”
“Aquí está bien”, respondió Penélope. Notó que ella estaba nerviosa, tal vez era porque estaba con poca ropa en su presencia.
“¿Estás incómoda?”, le preguntó.
“Un poco”, admitió.
“¿Quieres que me siente en otro lugar?”, se ofreció Anthony levantándose de la cama.
“Es tu habitación, Anthony”, le recordó Penélope.
“Ahora también es la tuya, ¿me quieres aquí o más lejos?”, insistió Anthony.
“Estás bien ahí”, le dijo Penélope. “Lamento haber tomado posesión de tu habitación, pero solo quería sentirte cerca”. Bajó la cabeza avergonzada.
“No te preocupes, en realidad me gusta imaginarte aquí”, le dijo Anthony, y la escuchó reír. “De verdad está bien”.
“Siento que estoy separando a tu familia”, murmuró Penélope, con un tono de preocupación.
“Eso no es cierto”, la contradijo Anthony. “Colin tiene que aprender a vivir con las consecuencias, no puede esperar que, simplemente por ser un Bridgerton, lo apoyemos en todo”, resopló molesto. “Y después de lo que dijo que te había hecho, un golpe no fue suficiente”.
“¿Lo golpeaste?”, preguntó Penélope atónita.
“Te insultó, te trató como un objeto, merecía algo peor que un solo golpe, lamentablemente mi madre estaba ahí”, se justificó Anthony.
“Supongo que en parte es culpa mía”, dijo Penélope, “le dije todo de mala manera, es que lo vi y el rencor que tenía guardado simplemente salió”.
“No importa lo que le hayas dicho o hecho, él no tiene por qué tratarte ni hablarte de esa forma”, le aseguró Anthony.
“Supongo”, dijo Penélope, encogiéndose de hombros.
“Penélope, de verdad nada de esto es tu culpa, es él quien tiene que reflexionar sobre su comportamiento, no tú”. Ella asintió levemente y él no supo si creyó sus palabras o no.
“No sé si estaba siendo honesto, pero parecía arrepentido por lo que dijo”, añadió Anthony, esperando que esa información no la hiciera sentir tan mal.
“Aun así, no me hará cambiar de opinión”, sentenció Penélope, con determinación. “Y no quiero hablar con él nuevamente” finalizó.
“No creo que te deje eso tan fácil, parecía bastante preocupado buscándote”, dijo él, pensando tal vez que no era seguro mantenerla ahí, podía llegar muy rápido hacia ella. “¿Cuánto tiempo piensas quedarte aquí?”
“¿Quieres que me vaya?”, preguntó con un hilo de voz, él se acercó a ella enseguida y le tomó las manos.
“No es por eso, Colin puede descubrir muy fácil esta casa y puede llegar aquí en cualquier momento” se apresuró a decir.
“Supongo que podría ir con mi madre entonces, ya que piensa que no estoy allí y mi madre le dijo que no lo quería ver” propuso ella, Anthony no estaba tan convencido.
“¿Es prudente? Deberías hablar con el señor Cavendish al respecto, si Colin tiene la oportunidad de defenderse puede usar esto en tu contra”, no quería ser pesimista, pero era mejor cubrir todo desde un principio, tenían que asegurarse que todo saliera bien.
“No lo había pensado, pero tienes razón, ¿puedes pedirle que venga mañana?”, él asintió y la atrajo a sus brazos “Haré lo que quieras”.
“Gracias Anthony”, murmuró ella con la cabeza enterrada en su pecho.
Oyó que tocaron la puerta de su dormitorio “Lord Bridgerton, la comida está lista, ¿quiere comer en su habitación o en el comedor?”
“Aquí, por favor” respondió él mientras soltaba a Penélope y se levantaba para abrir la puerta y esperaba que los sirvientes subieran la comida. A los pocos segundos llegó una doncella con una bandeja y se la entregó, él se volvió hacia la habitación y la puso en el escritorio que tenía ahí.
“Tus sirvientes deben pensar lo peor de mí”, exclamó Penélope preocupada.
“No deben pensar nada, ellos saben lo que ha pasado, yo creo que no te culparían por buscar consuelo en otro lado”, trató de calmar sus pensamientos, sabía que la consumían rápidamente.
“Puede ser, pero eres el hermano, eso lo hace más escandaloso” lo miró avergonzada “Pensarán que soy una libertina o algo peor” se cubrió la cara con las manos.
“No te preocupes por eso, no dirán nada, confía en mí, ven, comamos mejor” dijo Anthony mientras le quitaba una mano de la cara y ponía la mesita en la cama.
“Gracias” susurró Penélope, Anthony se sentó frente a ella “No tienes porque agradecerme” comieron en un silencio cómodo y en cuanto habían acabado, él se levantó, tomó los platos y comenzó a salir de la habitación.
“Le voy a escribir la carta al señor Cavendish para que venga mañana” le dijo, ella se levantó “¿A dónde vas?”, le preguntó Anthony.
“Te acompaño a tu estudio, quiero escribirle una carta a mi madre, debe estar preocupada”, dijo Penélope. Bajaron juntos hasta el estudio y él encendió un par de velas más. Le entregó papel y pluma para que escribiera su carta y él se sentó en el escritorio para escribir la del abogado. Estaba concentrado en lo suyo cuando Penélope volvió a hablar.
“¿Qué te preocupa?”, le preguntó ella. Anthony levantó la vista y la vio mirándolo fijamente.
“¿Por qué lo dices?”, preguntó él.
“Te he notado tenso desde que llegaste, ¿qué es lo que no me estás diciendo?”, replicó ella. Anthony dejó la pluma y la miró. Ella ya había terminado su carta y estaba esperando que la tinta se secara.
“Después de hablar con tu madre, Colin y yo hablamos un rato más, y me sentí culpable”, confesó Anthony.
“¿Por qué?”, preguntó ella, con una mirada de preocupación en sus ojos.
“Eres su esposa”, explicó Anthony. “Ya sé que tú no lo quieres y él, aunque crea que sí, tampoco lo hace, pero aun así, estar contigo y actuar a sus espaldas, es algo que pensé que nunca le haría a ninguno de mis hermanos. Y sé que tal vez todo esto lo digo ahora y sea un poco tarde, pero estaba tan concentrado en mis sentimientos por ti, que no lo pensé en ese momento, pero su presencia solo me recordó lo difícil que es esta situación. Cuando él no estaba, simplemente podía fingir que no existía”.
Ella se levantó y se acercó a él, quedando entre sus piernas. “¿Es por eso que estás tan preocupado?”, le preguntó.
Anthony asintió. “Sí, es eso”.
“Anthony, sé que no es fácil para ti”, comenzó a hablar Penélope, “pero no tienes que sentirte culpable. Colin y yo no nos amamos, y estoy tratando de encontrar una solución para que lo nuestro no quede en las sombras, sé que no le quieres hacer daño, pero ya es bastante tarde para eso”, señaló Penélope.
“Lo sé”, dijo Anthony, “Pero aun así, me siento como si estuviera traicionando su confianza”. A pesar de todo, Colin era su propia sangre.
“Sé que esto te afecta porque es tu hermano”, dijo ella, como si le hubiera leído la mente, y continuó, “este matrimonio solo existe legalmente; entre Colin y yo nunca ha pasado ni va a pasar nada. Y nuestra relación pasó de repente, no es algo que buscáramos a propósito para hacerle daño”. Anthony asintió, comprendiendo sus palabras, pero aun sintiéndose incómodo con la situación.
“Eso lo sé, pero aun así”, respondió Anthony con un suspiro, sintiéndose atrapado en un dilema moral. “Solo espero que algún día pueda perdonarme a mí mismo”, concluyó.
“Algún día podremos ser honestos con todos, pero ahora no, y lo sabes; si no eres capaz de seguir con esto mientras dure la anulación, lo entenderé, porque no quiero que al final puedas terminar con rencor hacia mí por haber actuado a sus espaldas, sé cuánto quieres y te preocupas por tus hermanos”, dijo Penélope con tristeza, mirándolo con preocupación.
“No quiero eso, quiero estar contigo y eso me hace sentir más culpable, porque a pesar de que sé que está mal, no quiero dejarte, eres importante para mí,” dijo él con un nudo en la garganta.
“Entonces hay que aprender a vivir con eso, Anthony. Tenemos que ser valientes y enfrentar las consecuencias juntos en el momento que lleguen, sin importar lo que pase,” respondió Penélope, tomó su mano como un gesto de apoyo. Anthony apretó su mano, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía que Penélope tenía razón, pero aun así, no podía evitar sentirse culpable. Amaba a Penélope, pero también quería ser honesto con su hermano. Era un dilema que lo atormentaba, pero al final, su amor por Penélope prevalecía.
“Tienes razón”, dijo Anthony finalmente, “Estoy contigo en esto. Enfrentaremos las consecuencias juntos, sin importar lo que pase”.
Ella lo abrazó “Sé que esto no es fácil para ti, pero quiero que sepas que valoro lo que estás haciendo por mí, lo sabes, ¿verdad?”, él asintió “Lo sé, siempre haría cualquier cosa por tu felicidad”.
Se quedaron un rato en silencio, abrazados, hasta que Anthony sintió que el sueño lo invadía. “Tenemos que ir a la cama, mañana será un día largo”, le dijo.
“Me parece bien”, respondió Penélope, subieron de la mano hasta la habitación de él, pero se detuvo antes de entrar.
“Si te sientes incómoda puedo dormir en otra habitación”, propuso él, pero ella se negó.
“Está bien, solo vamos a dormir, no me quiero separar de ti, no hoy” la vio ingresar a la habitación y se quitó la bata, quedando solo en camisón y se metió a la cama con rapidez.
Anthony la siguió con la mirada, sintiendo una mezcla de ternura y deseo al verla así, tan vulnerable y hermosa. Cerró la puerta tras de sí y se acercó a la cama, donde ella lo esperaba. Se quitó el chaleco, pero se dejó los pantalones y la camisa, podía sentir la mirada de Penélope sobre él, y se deslizó bajo las sábanas.
Penélope se acurrucó a su lado, y él la abrazó con fuerza, sintiendo la necesidad de protegerla de todo lo que pudiera hacerles daño. Se quedaron un rato en silencio, disfrutando de la compañía del otro, hasta que el sueño los venció.
Anthony se despertó al amanecer, sintiendo el cuerpo de Penélope sobre el suyo. La observó dormir, con el rostro sereno y el cabello revuelto, y sintió una inmensa felicidad. La besó suavemente en la frente, se separó con cuidado de ella y se levantó de la cama, tratando de no despertarla. Bajó a su estudio a terminar la carta al abogado, para poder enviarla.
Minutos después, con la carta lista, recogió la que Penélope le había escrito a su madre y envió ambas con un lacayo. Le dijo a la cocinera que preparara un desayuno y volvió a subir a la habitación. Penélope seguía dormida, se acercó a la cama y se sentó junto a ella, acariciándole el cabello suavemente. La observó dormir un rato más, hasta que decidió que era momento de vestirse para el día, afortunadamente todavía tenía algo de ropa en esa casa.
En cuanto estuvo listo, entró nuevamente a la habitación, Penélope ya estaba despierta. Lo miró y le sonrió, Anthony sintió que su corazón se derretía.
“Buenos días”, la saludó él mientras se acercaba.
“Buenos días”, respondió ella “Pensé que te habías ido”
“Estaba enviando las cartas y me vestí, se que a mi dama le gusta verme arreglado”, dijo con tono juguetón. Penélope rio suavemente
“Me encanta verte así,” confesó, acercándose para darle un beso en la mejilla. Anthony aprovechó el momento y volteó la cara para besarla en los labios.
“Ahora, si son buenos días,” murmuró todavía cerca de sus labios.
Ella se ruborizó, y sus mejillas se tiñeron de rosa. “Nunca había dormido con nadie, y fue la mejor noche que he tenido en años”, confesó.
Anthony sonrió con complicidad, sintiéndose afortunado de haber pasado la noche con ella. “Me alegra escuchar eso”, dijo con cariño. “Ya ordené que prepararan el desayuno, ¿quieres comer aquí?”
“No, preferiría ir al comedor, pero primero tengo que arreglarme”, respondió ella tratando de salir de la cama pero él la tenía bien sujeta.
“¿No trajiste a tu doncella?” Ayer se había perdido tanto en lo que había pasado que no pensó en cómo Penélope había llegado.
“La salida fue tan rápida que no tuve tiempo”, respondió ella con un suspiro.
“Después que hablemos con el abogado y decidamos lo que vamos a hacer, volverá contigo, mientras tanto tendrás que conformarte conmigo para ayudarte a vestir”, le dijo con una sonrisa traviesa, se levantó y le tendió la mano, ella la tomó, pero cuando la iba a llevar a su vestidor ella lo detuvo.
“Es usted muy amable mi señor, pero eso no es necesario, tengo algunos corsés y vestidos que puedo ponerme sola”, le guiñó un ojo y caminó al vestidor sola, él comenzó a quejarse, pero ella no cedió.
“Pero Penélope” se quejó nuevamente, mientras miraba la puerta por donde se había ido.
“Espérame en el comedor”, gritó ella, decidió hacerle caso, ya que sabía que no iba a ceder, pero encontraría la forma de devolverle esto.
Llegó al comedor y sus empleados tenían todo listo, se sentó en su puesto y esperó que ella llegara.
Mientras esperaba, Anthony reflexionó sobre lo que habían hablado la noche anterior. No podía dejarla ir, aunque eso más adelante le costara la relación con su hermano. Pero, ¿acaso no tenía derecho a ser feliz? Él estuvo ahí para ella en todo momento, ofreciéndole el amor y el apoyo que su propio esposo le había negado. La amaba con cada fibra de su ser, y la idea de perderla lo aterraba. La esperanza de la anulación lo llenaba de ilusión, pero al mismo tiempo, el miedo del regreso de su hermano lo atormentaba. No sabía cuáles podían ser los siguientes pasos de Colin en cuestión de la anulación y sabía que el tribunal le daba la razón más a los hombres que a las mujeres, solo le quedaba esperar lo mejor.
Finalmente, Penélope apareció, luciendo un hermoso vestido que realzaba su figura. Anthony no pudo evitar sonreír al verla. “Te ves hermosa”, le dijo.
“Gracias”, respondió ella, sonriéndole. “Estoy lista para desayunar”.
Se sentó a un lado de él en la mesa y comenzaron a comer
“Estaba pensando” comenzó él a hablar “si el abogado te sugiere que es mejor mantenerte cerca de tu esposo, puedas vivir en Bridgerton house con mis hermanos y mi madre, hasta que llegue la temporada baja y vayamos a Aubrey Hall” terminó por decir, ella hizo una pausa en su comida
“Eso sería una buena idea, así estaría lo suficientemente cerca de Colin, pero no en el mismo espacio”, reflexionó ella, considerando la idea.
“Exacto, pero es solo una sugerencia, tú eres la que decide. ¿Qué le vas a decir a los demás sobre dónde estuviste entre ayer y hoy?”, preguntó él, si surgían preguntas tenían que tener una respuesta sólida.
“Lo había pensado, puedo decir que estuve en la casa de Agatha, no creo que Colin sea capaz de preguntarle y estoy segura que si alguien le pregunta a ella, me respaldará”, respondió Penélope con seguridad, lo que lo tranquilizó un poco.
“Eso está bien, no sé a qué hora pueda llegar el abogado hoy, pero no me pienso mover de aquí, así que tenemos todo el día para nosotros”, dijo Anthony sonriendo.
“Eso me gusta mucho” se estaba acercando a ella para darle un beso cuando escuchó un golpe en la puerta principal. “¿estás esperando a alguien?”, le preguntó Penélope.
“No, pero ya Charles debe estar encargándose de quien sea que haya llegado”, respondió él, volviendo a su tarea anterior, pero ella ya se había alejado.
“Es una lástima que no haya traído ninguno de mis libros, me hubiera gustado leer contigo, tenemos mucho tiempo sin hacerlo”, comentó Penélope con un puchero.
“Tienes razón, es una lástima que no tenga una buena biblioteca aquí, supongo que tendrás que conformarte con los pocos libros que tengo”, que de literatura eran realmente pocos, la mayoría de sus estantes estaban llenos de libros contables, libros de economía y los registros de las propiedades.
“Estoy segura que encontraremos algo para ambos”, dijo ella mientras se levantaba “¿vamos a tu estudio?”
“Sí, déjame hablar con Charles para preguntarle que era el escándalo de antes”, Penélope asintió. “Bien, no tardes”
Anthony salió del comedor y se dirigió en dirección opuesta hasta el vestíbulo, escuchó las voces de su lacayo hablando con alguien, “Charles, ¿quién es?”, preguntó mientras se acercaba.
“Mi señor, su hermano, quiere verlo”, respondió el hombre en cuanto lo vio.
“¿Cuál hermano Charles?”, preguntó confundido.
“Ant, no sabía que estabas tan ocupado por la mañana”, dijo Colin entrando a la casa. No lo esperaba tan pronto.
“Colin, ¿cómo supiste que estaba aquí?”, preguntó Anthony aturdido.
“Dunwoody me dijo que habías comprado una casa cerca, no sabía que era tan grande”, respondió su hermano mientras entraba hasta el salón, esperaba que Penélope no saliera del estudio hasta que Colin se fuera.
“Sí, bueno, mi casa anterior es donde vives tú ahora” respondió mientras se sentaba y le indicó su hermano que se sentara enfrente “¿Qué te trae a esta hora por aquí?”
“Después de reflexionar ayer, puedo decir que necesito ayuda legal para el proceso de anulación y tú eres la persona con más contactos que conozco, ¿sabes de algún abogado?”, dijo su hermano mientras miraba alrededor del salón. No había pensado que Colin le pediría ayuda a él, ahora precia que estuviera jugando para ambos bandos.
“No conozco muchos abogados que se enfoquen en esos temas, deberías preguntarle a alguien más”, respondió mientras se levantaba “Podemos ir a White’s si quieres para encontrar algún lord que conozca uno”
“Está bien, también me hace falta un trago”, dijo su hermano con una sonrisa. Había algo con él que no estaba bien, decidió profundizar ese pensamiento más tarde, ahora tenía que asegurarse de sacar a Colin de la casa.
“Espera mientras voy a mi estudio y le escribo una carta a mi abogado para que no venga hoy, y podemos salir” Anthony no esperó su respuesta y entró al estudio y puso el seguro.
“No era necesario que pusieras el seguro, solo estamos los dos aquí”, dijo Penélope en cuanto lo vio entrar, estaba sentada cerca de la ventana, con un libro en sus manos.
“Veo que encontraste un libro de tu gusto, pero no puedo quedarme contigo”, dijo en tono de disculpa. “Colin está aquí” añadió Anthony “voy a salir con él, para que no esté más tiempo de lo necesario aquí”.
“¿Por qué vino?”, preguntó y Anthony notó que le había molestado.
“Quiere que lo ayude a buscar un abogado”, respondió y supo que eso solo iba a ponerla de peor humor.
“¿Por qué tú?”, cuestionó Penélope.
“Dice que soy la persona con más contacto que conoce”, le dijo mientras se acercaba a ella “Ten en cuenta que no quiero hacer esto, pero tengo que sacarlo de aquí antes que te encuentre” le dio un beso casto en la boca “Te amo, volveré en cuanto pueda, si llega el abogado ya sabes lo que le tienes que decir y lo que debes preguntar”.
“Está bien, es una lástima, pero vuelve pronto”, le dijo ella, tomándolo de su frac y le dio un beso. Él, cediendo al impulso, la atrajo hacia sí, rodeándola con sus brazos y profundizó el beso. Ella se separó suavemente, mirándolo con una sonrisa.
“Después de eso menos me quiero ir”, se quejó él, la soltó y volvió a poner un poco de distancia entre ellos.
“Vete, estaré bien, pero no te demores mucho”, Anthony le dio un último beso y salió de nuevo al salón.
“¿Estabas con alguien?”, le preguntó Colin con curiosidad.
“¿Qué?” Anthony fingió confusión, no podía ser que los hubiera escuchado o tal vez si, estaban cerca del estudio.
“Estabas con alguien”, esta vez no fue pregunta sino una afirmación.
“¿Por qué lo dices?”, Colin señaló su frac que estaba visiblemente torcido y arrugado y sabía que no estaba así antes de entrar a su estudio “No sabía que ya tenías otra mujer, pero bien por ti hermano, si hubiera sabido no me hubiera entrometido”. Decidió ignorar eso y comenzó a caminar hacia la puerta. “¿Nos vamos?”, le preguntó Anthony.
“Está bien, no tienes que estar de mal humor”, se burló Colin y a él solo le dieron ganas de darle un golpe, así que lo sacó rápidamente de la casa.
“Vámonos caminando”, ordenó, necesitaba tranquilizarse y sabía que dentro de un carruaje los dos solos no iba a resultar bien. Mientras caminaban, Anthony no podía dejar de pensar en lo que había sucedido en el estudio. Solo quería pasar más tiempo con ella y parecía que últimamente era imposible, si no eran sus responsabilidades, era su familia.
“¿En qué piensas?”, le preguntó Colin, sacándolo de sus pensamientos.
“En nada”, respondió Anthony bruscamente, tratando de ocultar sus verdaderos sentimientos.
“No me lo creo”, dijo Colin con una sonrisa maliciosa. “Estabas con alguien en el estudio, ¿verdad?” Anthony lo miró con furia, pero no dijo nada.
“No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo”, dijo Colin, dándole una palmada en el hombro. El gesto solo hizo que su furia aumentara aún más, no sabía porque Colin seguía actuando como si nada hubiera pasado, cuando ayer le había dado un golpe.
“Colin, ¿Por qué no estás molesto conmigo?”, preguntó Anthony genuinamente confundido.
“¿De qué hablas?”, replicó su hermano.
“Ayer te di un golpe, te grité y te fuiste muy molesto, así que no entiendo por qué estás aquí, pidiéndome ayuda, a mí, entre todas las personas que conoces en Londres”. Su hermano se detuvo y él se giró para mirarlo.
“Todavía sigo molesto Anthony, no creas que no me duele todo lo que sucedió ayer. Penélope me odia y mi familia me desprecia. Sin embargo, tuve la noche para reflexionar lo que dijiste ayer y el porqué tus palabras me molestaron demasiado, pero tenías razón”. Colin desvió la mirada de él y pudo ver qué estaba al borde de las lágrimas “Pero ahora no tengo a nadie más, mi madre está decepcionada y mis otros hermanos no me quieren ver ni por accidente”.
“Colin…”, quiso comenzar a hablar, pero Colin lo interrumpió.
“Tú, a pesar de que es evidente que quieres golpearme en la primera oportunidad, hablas conmigo, supongo que es algo que los hermanos mayores hacen. Yo solo necesito ayuda con esto, no te voy a molestar más.” Colin siguió caminando y él lo siguió, este era el último favor que le iba a hacer a su hermano. No sabía si actuaba por la culpa o si era por el lazo fraternal que los unía. La tensión era palpable entre ellos, se había creado un muro entre Colin y la familia, después de un año de silencio por su parte. Después de esto, Anthony se iba a mantener fuera del asunto de la anulación, a menos que fuera a favor de Penélope. Esperaba que su hermano de verdad hubiera tomado la decisión correcta y no dijera esto, solo para conseguir su ayuda. Porque si era de esa forma, sin duda podría olvidarse que tenía un hermano mayor.
Notes:
¿Era la reacción que esperaban de los Bridgerton? Hyacinth nunca decepciona.
Con respecto a Violet, que aunque en capítulos anteriores habia tratado de justificar a Colin, ella se siente atrapada entre su hijo y a la persona que ha aprendido a querer como una, pero sabe que la forma en como actuó Colin estuvo mal. Los sentimientos de Violet por ambos serian muchos y opuestos en gran medida, pero aqui prevalece la empatia y el sentido de justicia hacia Penélope.La culpa de Anthony es muy valida y bastante comprensible, aunque la esté experimentando hasta ahora, porque la situación ahora es mas compleja y conflictiva.
Én el próximo capítulo: Penélope habla con los Bridgerton
Chapter 12: Capítulo 12
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Bloomsbury, Londres
Mediados de julio, 1815
Penélope se quedó en el estudio el resto de la mañana entretenida con uno de los libros de Anthony, no era de su interés pero no tenía nada mejor que hacer, la otra opción era salir pero podía encontrarse con Colin y quería evitarlo lo más que pudiera. Su discusión del día anterior se salió de control muy rápido y no pudo evitar pensar que tal vez ella había sido la que lo provocó, pero recordando ahora el momento se dio cuenta que no hubiera importado el escenario ni la forma en como se lo dijera, él iba a reaccionar de la misma forma.
Se sintió un poco desilusionada porque una parte de ella esperaba que él accediera a la anulación sin más, no veía buenas razones para que él se negara. Y ahora aparecía diciendo que podría sentir algo por ella, es muy gracioso cómo funcionan las cosas, pero Penélope no iba a dar marcha atrás, esto era algo que ella iba a llevar a cabo de una forma u otra. No le importaba más nada, su futuro con el hombre a quien amaba estaba en juego. Pensó en Anthony y lo que habían hablado la noche anterior, no consideró lo afectado que estaría él, aunque debió imaginarlo. Anthony era el hermano mayor, el responsable de todos, una figura paterna para varios. Sabía bien que Anthony quería mucho a sus hermanos y era capaz de cualquier cosa por ellos. Ser ella la causa de una discordia que seguro no sería fácil de perdonar, era insoportable.
Pero ellos no habían hecho nada malo, se habían enamorado y eso no es un crimen, lo que no estuvo a su favor fueron las circunstancias y ahora no podían hacer nada. O bueno, si podían pero ninguno de los dos era lo suficientemente fuerte para hacerlo, la solución clara era separarse y seguir cada uno con su vida, hasta que la anulación saliera beneficiosa para ella o simplemente dejarlo ir para siempre. Tenía miedo de pensar si el sentimiento de culpa de Anthony se haría más fuerte y si él sería capaz de terminar la relación, al fin y al cabo ¿Realmente valía la pena? Ella deseaba creer que sí, pero las consecuencias podrían ser muy malas para todos los involucrados y sus familias.
Tendría que hablar con Anthony para desviar las sospechas de Lady Bridgerton sobre ellos, pero todavía no se le ocurría nada realmente bueno, que Hyacinth lo supiera, era lo de menos, sabía que se preocupaba por ambos y no diría nada que fuera perjudicial para nadie. Pero Lady Bridgerton… Según lo que dijo Anthony el día anterior le había dado todo su apoyo a ella, y la verdad debía decir que estaba conmovida y agradecida, pero qué pasaría si en realidad pudiera confirmar está relación con su otro hijo ¿Cambiaría su opinión sobre ella? No era fácil decirlo. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el lacayo que ahora sabía que se llamaba Charles entró al salón.
“Señora, el señor Cavendish, dice que tiene una cita con usted y Lord Bridgerton ¿Lo dejo pasar?”, preguntó Charles.
“Sí, déjelo pasar”, le respondió con amabilidad. Se sentó más erguida mientras esperaba que el señor Cavendish entrara al salón.
“Buenos días, señora Bridgerton”, la saludó el señor Cavendish con una reverencia.
“Buenos días, por favor, siéntese” le indicó ella al hombre.
“Me sorprendió mucho la carta urgente que me envió Lord Bridgerton en la mañana ¿Hay algo nuevo que deba saber?”, el señor Cavendish fue directo al punto y ella apreciaba eso.
“De hecho, sí, el señor Bridgerton, Colin, regresó”, informó ella.
“¿De verdad? Eso es una gran noticia, ahora podemos avanzar, pero la noto preocupada ¿Pasa algo?”, inquirió el hombre preocupado.
“Le informé al señor Bridgerton acerca de mi decisión y decir que se lo tomó mal, es poco, casi me amenazó y por eso estoy aquí, Lord Bridgerton me permitió quedarme aquí mientras decido que hacer ¿Es prudente vivir separados durante la anulación o deberíamos vivir juntos?”, preguntó Penélope, necesitaba que le dijera que no era necesario estar juntos, porque no sabía cómo iba a soportar años en esa situación.
“Eso depende mucho de las circunstancias, pero si usted no se siente segura con su esposo, puede vivir en otra casa familiar, pero no estar muy lejos de él, porque podría alegar que tiene motivos ocultos”, respondió el hombre con calma y Penélope soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo.
“¿Entonces está bien si me quedo aquí?”, era su mejor opción hasta ahora, la segunda mejor era la casa Bridgerton.
“No lo recomendaría, aunque es una casa familiar, usted estaría sola, es muy diferente a vivir sola en su casa de casada, cuando su esposo no estaba”, quiso preguntar por qué, pero se pudo imaginar que era por los rumores que podía traer la situación.
“¿Podría quedarme en la casa Bridgerton? Con los hermanos y la madre de Colin”, sugirió Penélope, esperaba que dijera que sí.
“Eso sería mejor, estaría con su familia y ellos podrían decir que su comportamiento fue impecable durante el proceso, esa es su mejor opción”, explicó el señor Cavendish, ella asintió con alivio.
“Esto es demasiado complicado”, dijo Penélope sin pensar.
“¿Por qué lo dice?”, preguntó el hombre intrigado.
“El señor Bridgerton dijo que no iba a hacer que el proceso fuera sencillo, que iba a hacer todo lo posible por mantener este matrimonio”, respondió ella, recordando la discusión nuevamente.
“¿Tiene alguna razón para eso?”, cuestionó el señor Cavendish.
“Simplemente, no me quiere dejar ir, yo creo que lo vería como un fracaso”, esa era la conclusión que había llegado después de darle tantas vueltas en su mente y eso hacía que su desprecio hacia Colin creciera aún más.
“Eso suele pasar; sin embargo, esperemos que su pensamiento cambie de aquí a que el presente sus pruebas” Ella no tenía fe en eso, pero asintió.
“¿Cuáles pruebas podría presentar él en este caso?”, preguntó Penélope, la verdad no había pensado mucho en eso, pero qué pruebas podría obtener Colin cuando él no estuvo aquí y cualquiera podría decir que estuvo ausente durante un tiempo.
“Podría afirmar que si hubo consumación, pero eso se puede desmentir con el examen médico y esperemos que el señor Bridgerton no llegue a eso. Puede alegar que la falta de consumación no fue culpa de él, sino suya por problemas de salud o si estaba pasando por dificultades emocionales”, el señor Cavendish hizo una pausa pensando “Podría también cuestionar la validez de sus pruebas lo que demoraría el proceso y tendríamos que buscar nuevas pruebas y la última opción es invocar razones morales y religiosas y decir que la anulación es un pecado”, terminó de explicar y cada razón era peor que la anterior.
“Yo no espero lo mejor”, dijo con honestidad, si esto era así ahora no sabía lo que podía esperar después.
“Si la familia del señor Bridgerton está de su lado, tal vez eso lo haga reflexionar su comportamiento”, señaló el señor Cavendish, ella asintió poco convencida. “Solo puedo esperar que eso suceda”
“¿Eso era todo?”, preguntó el abogado.
“Sí, muchas gracias por venir con tan poca anticipación”, dijo ella con una sonrisa educada.
“No se preocupe, estoy a sus órdenes” El señor Cavendish levantó y se marchó, dejándola nuevamente en la soledad de la casa.
Como no sabía qué hacer optó entonces salir a los jardines, se llevó una manta y el libro que tenía antes consigo. No había tenido tiempo de explorar la casa antes, siempre que venía de visita se iba bastante rápido, aprovechó para caminar por el jardín y buscar un buen lugar en donde leer. Encontró un rincón apartado, bajo la sombra de un viejo árbol. Extendió la manta sobre el césped y se acomodó, abrió el libro y se perdió en las páginas.
“Penélope”, escuchó que la llamaban “Penélope” volvieron a repetir, y entonces ella se dio cuenta que tenía los ojos cerrados. Cuando los abrió, Anthony estaba enfrente de ella.
“Creo que me quedé dormida”, dijo ella todavía afectada por el sueño.
“¿Tú crees?”, ironizó Anthony riéndose. “¿Hace cuánto estás aquí?”, preguntó él mientras la ayudaba a levantarse de la manta.
“Pudieron ser una par de horas, ¿Cómo te fue con Colin?”, Penélope se agachó para recoger la manta y el libro.
“Fue bien, creo que todavía está buscando entender lo que ha pasado”, le quitó las cosas de las manos y le ofreció su mano libre para acompañarla adentro. “También está procesando el hecho de que toda la familia le haya dado la espalda”
“Yo tampoco esperaba eso”, dijo ella sinceramente “Me esperaba que tu madre lo regañara un poco por haberse ido, pero nada más”
“Creo que si el daño hubiera sido para otra persona lo hubiera hecho, pero eres tú y mi madre te tiene mucho cariño”, a Penélope todavía le costaba creer que la familia Bridgerton la quisiera tanto, pero sentía una calidez en el pecho cada vez que ellos le demostraban ese afecto a través de las diferentes acciones. No estaba acostumbrada, su madre no fue muy cariñosa durante su infancia y mucho menos cuando creció.
“¿En qué estás pensando?”, Anthony la sacó de sus pensamientos.
“Nada, es solo que a veces me cuesta creer que me quieran tanto”, Anthony se detuvo y la giró para que quedara frente a él, “Penélope, eres muy querida para todos, y eres merecedora de amor, créeme, eres la mejor persona que conozco y voy a encargarme de mostrártelo hasta que te lo creas”, le dio un beso en la frente y siguieron caminando hacia la casa. Penélope se apoyó en él mientras caminaban, después de eso no sabía qué decir, así que continuaron en silencio.
“El señor Cavendish vino hoy”, dijo Penélope rompiendo el silencio “Cree que lo mejor es que me vaya a vivir a la casa Bridgerton”
“Hay que hablarlo con mi madre”, respondió Anthony pensativo “pero no creo que se oponga”
Penélope suspiró, la aprobación de Lady Bridgerton era un obstáculo más que debían sortear “Pero hay algo que debemos solucionar antes”, dijo con cautela “y no lo habíamos podido hablar”
“¿Qué es?”, preguntó Anthony, frunciendo el ceño.
“Tu madre sospecha de nuestra relación”, respondió Penélope mientras observaba la reacción de Anthony. “Y ahora tú vives nuevamente en la casa Bridgerton… ¿Cómo crees que reaccionaría si ahora vamos a estar los dos bajo el mismo techo?”
“Mientras no hagamos algo escandaloso en los espacios comunes, no tenemos nada de que preocuparnos”, respondió él en broma.
“Anthony, es en serio”, le dijo Penélope con seriedad.
“Penélope, va a ser difícil, pero nos iremos a Aubrey Hall a finales de este mes, por lo que viviríamos en la misma casa de igual forma”, sabía que él tenía razón, tendrían que estar en el mismo espacio por mucho tiempo.
“Pero eso no soluciona nada”, replicó ella, todavía pensando en una solución para este asunto.
“Se me ocurre algo que puede calmar a mi madre, pero no creo que te guste”, comentó Anthony, que le haya dicho eso, de inmediato le dio un mal presentimiento.
“Dime”, pidió ella, sea lo que fuera, seguro no podría ser tan malo.
“Que tal si le digo que comenzaré la búsqueda de esposa para la próxima temporada”, dijo Anthony tan rápido que le costó entender lo que decía.
“No vas a hacer eso”, respondió ella de inmediato, detuvo su caminata. No iba a dejar que cualquier debutante pudiera estar con él, bailar con él, caminar por Hyde Park sin necesidad de ocultarse, no podía y el pensamiento la llenó de pavor.
“No lo diría en serio, claramente, pero eso calmaría a mi madre y quitaría la vista de nosotros”, explicó Anthony.
“Aun así, a tu madre le interesa mucho que eso suceda, le dices y para finales de mes ya tiene una lista de candidatas”, espetó Penélope, Lady Bridgerton estaba demasiado comprometida con ver a sus hijos casados, entre más pronto fuera mejor para ella.
“Pero no va a importar, porque sí, las podría invitar a bailar en los bailes y luego decir que no era la indicada”, Anthony intentó convencerla de nuevo, pero no.
“No vas a hacer eso”, repitió Penélope, está vez con un tono de voz más firme.
“¿Por qué?”, preguntó Anthony confundido. “No veo nada malo en esto”.
“Porque aunque creas que es muy fácil todo el asunto, si te metes con una mujer que no te quiera dejar ir, va a complicarlo todo”, respondió ella tratando de ocultar sus celos.
“¿Estás celosa?”, preguntó él con una media sonrisa, se maldijo mentalmente, no fue muy buena ocultando sus razones.
“¿Cómo te sentirías tú si te dijera que voy a hacer eso? ¿O me vieras bailando con otro Lord?”, replicó ella y Anthony se puso serio de inmediato.
“Tienes razón, pero te juro que solo bailaré con una o dos debutantes por baile y diferentes para que no se formen ideas”, respondió Anthony rápidamente y con seguridad.
“¿Estás seguro?”, preguntó ella. Si él lo quería hacer, no le quedaba más que soportarlo.
“¿Tienes una mejor idea?, cuestionó Anthony. Y Penélope no tenía una mejor idea, no le quedaba más que aceptar. “No me convence esto, pero está bien si lo quieres hacer”
“Estará todo bien”, le aseguró Anthony, retomando su camino hacia la casa.
“Aunque ahora que lo pienso no deberíamos preocuparnos tanto si tu madre descubre que tenemos una relación, no es que vaya a gritarlo a la alta sociedad, creo que nos estamos complicando sin necesidad. Tenemos que hablar con ella, con honestidad”, Penélope se detuvo nuevamente, no creía que Lady Bridgerton fuera a ser tan extrema en el asunto.
“¿Estás dispuesta a hablar con mi madre para que no baile con unas debutantes?”, preguntó Anthony bastante entretenido con la situación.
“Estoy dispuesta”, respondió ella sin dudar.
“¿Y si mi madre reacciona mal?”, cuestionó Anthony ahora más serio.
“Si eso sucede lo peor que podría hacer es decir que mantuve una relación contigo durante el matrimonio al tribunal y no me den la anulación, pero no creo que ella sea tan cruel para hacerlo”, respondió Penélope tranquilamente, si eso pasaba no le quedaba de otra que irse de Londres.
“¿Y eso no te preocupa?”, preguntó Anthony entre confundido y preocupado.
“Si me preocupa”, admitió Penélope, su voz tranquila, ocultando el torbellino de emociones en su interior. “Pero si ella lo sospecha, nada va a hacer que cambie de opinión, incluso si te comprometes con otra mujer. Tal vez piense que lo haces para desviar las habladurías y estar conmigo”.
Anthony frunció el ceño “A veces me da miedo la forma en la que hablas”.
“Solo soy realista Anthony”, dijo ella con calma “Son cosas que pueden pasar, yo siempre he estado acostumbrada a esperar lo peor.”
“¿Y si se lo dice a Colin?”, cuestionó Anthony con preocupación.
Penélope consideró un momento su respuesta antes de decir “Ese sería el segundo peor caso, pero no creo que lo haga, porque eso crearía una división en su familia”, Anthony la miró si era posible con más preocupación. “Sabes, es mejor no adelantarnos tanto, primero hablaré con ella sobre mi estadía en la casa Bridgerton y si menciona el tema de nuestra relación entonces veremos cómo proceder, mientras tanto seguiremos como estamos”
“Entonces volvemos a mi idea original, te dije que era lo mejor”, respondió Anthony más relajado.
“Por ahora sí, ya veremos más adelante”, dijo ella, pensando que ese más adelante podría estar cerca, Lady Bridgerton era demasiado perspicaz, no le sorprendería que todo el asunto fuera más que una sospecha.
“Está bien, ¿Qué más te dijo el abogado?”, preguntó Anthony, de nuevo reanudando su camino hacia la casa.
“Solo que ahora con Colin aquí las cosas podrían ser más rápidas, pero no sé qué tanto”, respondió Penélope con un suspiro.
“Hay varios meses en que el tribunal todavía está activo, solo descansan desde mitad de noviembre hasta mitad de enero. Que Colin haya llegado ahora, es bueno, en realidad”, explicó Anthony, pero a ella no le preocupaba eso.
“De igual forma, ahora Colin tiene que recoger sus pruebas, no sé cuáles serían y podría tardarse a propósito solo para no darme la anulación”, dijo Penélope con frustración.
“No creo que mi hermano haga eso”, murmuró Anthony y Penélope lo miró con incredulidad.
“Anthony, tú no estuviste ayer cuando le comenté de la anulación, no lo reconocí, su mirada era diferente, el tono en que me habló. Puedes preguntarle a Rae o Dunwoody, escucharon todo. La única forma en la que me dejó salir del comedor fue porque lo amenacé con agregar agresión a mi solicitud de anulación”
“Me parece difícil de concebir con el Colin que yo conozco, pero si lo vuelvo a ver, un golpe no será suficiente, estoy seguro que Ben me respaldará”, la mirada de Anthony se oscureció “No mereces nada de eso, y me aseguraré de enseñárselo así sea a las malas a mi hermano”, añadió Anthony y la forma en como habló, su interés en protegerla le produjo una sensación de felicidad, todavía no se acostumbraba a la forma en que Anthony la cuidaba, instintivamente se inclinó más hacia él.
Penélope se quedó en silencio un momento, sopesando sus palabras. “No vale la pena”, dijo finalmente, con un tono que mezclaba cansancio y determinación. “Yo tampoco me quedé callada. Creo que ahora mismo debe estar preguntándose si realmente me conoció alguna vez”.
“De hecho, lo hizo, cuando estábamos en White’s lo comentó”, habló Anthony, pero Penélope lo descartó con un gesto de la mano. “Eso no es importante para mí ahora. Prefiero no hablar de él, su sola mención me molesta”. Entraron en la casa y se dejaron caer en el sofá del salón. Anthony rodeó sus hombros con un brazo y ella se acurrucó contra él.
“¿Cuándo piensas mudarte?”, preguntó Anthony, su voz suave.
“Yo creo que lo mejor es hacerlo lo más pronto posible, mañana tal vez ¿Te parece bien?”, como estaba a su costado, se separó un poco para mirarlo.
Anthony fingió una expresión de dolor. “Ya tan rápido te quieres ir de mi lado, me duele tu rechazo”
Penélope puso los ojos en blanco pero una sonrisa se asomó en sus labios. “No seas dramático, vamos a estar en la misma casa”
“Pero no vamos a poder dormir juntos”, se lamentó Anthony.
“¿No eres capaz de escabullirte a mi habitación?”, lo retó Penélope con picardía.
“¿No fuiste tú la que dijo que debíamos comportarnos?”, respondió Anthony, fingiendo inocencia.
“Es cierto”, admitió Penélope, “pero lo decía en broma. No podemos hacer eso”.
“Ya me estaba ilusionando”, dijo Anthony, con un tono de falsa decepción.
“Eres ridículo”, le dijo Penélope, pero su voz estaba llena de cariño.
“Así me amas”, respondió Anthony, apretándola suavemente contra él para darle un beso, que Penélope respondió con muchas ganas. Pasaron lo que quedaba de la tarde en el salón, simplemente hablando de cualquier cosa, a la hora de la cena se dirigieron al comedor.
“Se siente bien cenar acompañado”, comentó Penélope sin querer.
“¿De qué hablas?”, preguntó Anthony confundido.
“Siempre sentía más la soledad en las horas de la comida, porque aunque mi familia fuera imperfecta siempre estábamos todos juntos en la mesa y podía escuchar a mi madre quejarse de cualquier cosa”, explicó ella, aunque el tema le generaba tristeza, ahora mismo estaba muy feliz de estar ahí con Anthony.
“¿Por qué no me dijiste?”, preguntó él indignado.
“¿Y qué pensabas hacer? ¿Cenar conmigo todas las noches?”, le preguntó Penélope con ironía.
“Sí”, respondió Anthony firmemente.
“No, una cosa eran nuestras salidas y otra es salir y cenar por todo un año, no podríamos detener los rumores ni aunque quisiéramos”, Penélope habló firmemente. Aunque estaba conmovida por la actitud de Anthony, a ella en realidad no le hubiera molestado que hiciera eso, pero había reglas que debían cumplir.
“Aun así, un día que otro, podías haber invitado a mi familia, no te hubieran dicho que no”, replicó él de inmediato.
“No quería que mi primera vez como anfitriona fuera en esa casa. Dejemos de hablar de eso, estamos aquí ahora y eso es lo que importa”, cerró el tema de una vez, Anthony parecía querer seguir discutiendo pero no lo hizo.
“Está bien, cenemos”, dijo simplemente.
Ella le sonrió de vuelta y el resto de la cena pasó en pequeñas preguntas, pero ella estaba muy feliz con ese momento fugaz. Había cumplido aunque brevemente uno de sus sueños y estaban solo los dos. Luego de la cena, Penélope decidió irse de inmediato a la habitación y refrescarse antes de dormir, Anthony se dirigió a su estudio, no porque él quisiera sino porque ella se lo pidió. Sabía que Anthony respetaba sus decisiones pero ella a veces se dejaba llevar demasiado y no quería arriesgarse a una situación así justo ahora.
Se metió en la bañera y se relajó un rato, en el último día habían pasado tantas cosas y ella ya estaba cansada, no quería hablar con nadie más en el futuro cercano, estaba bien en su pequeña burbuja con Anthony, pero sabía que era necesario. Tenía que enfrentar a su familia y a los Bridgerton, se quedó en la bañera hasta que el agua comenzó a enfriarse y salió. Se puso un camisón más modesto y una bata encima. Salió de la habitación para buscar a Anthony, pero escuchó unas voces en el piso de abajo. ¿Había vuelto Colin? Decidió bajar con cuidado para que no la oyeran y se acercó al salón.
“¿Sabes dónde está? Nuestra madre está preocupada”, escuchó la voz que reconoció como la de Benedict.
“Sé dónde está, pero ella no quiere que lo diga, así que no lo haré”, respondió Anthony, no los podía ver pero por el tono de su voz sabía que estaba con su rostro impenetrable para que no le hicieran más preguntas.
“Simplemente, dime, mi madre no se lo dirá a Colin” dijo Benedict exasperado “Me ha enviado a buscarla en cualquier parte que se le ocurra, por favor dime al menos si está bien”, pidió Benedict nuevamente casi suplicante. Ella decidió entrar al salón, se acomodó bien la bata antes de entrar.
“No es necesario que mientas más Anthony”, los dos hombres se giraron hacia ella.
“¿Estuvo aquí todo el tiempo?”, preguntó Benedict con incredulidad.
“Penélope…”, comenzó a hablar Anthony, pero ella lo interrumpió antes de que pudiera formular su pregunta. “Sí, he estado aquí todo el tiempo”, afirmó con serenidad. “Le pedí a Anthony que no dijera nada hasta que pudiera hablar con mi abogado”.
“Puedo entender eso”, admitió Benedict, “pero podrías haber enviado una carta o algo. Mi madre y Hyacinth me están volviendo loco”.
“Discúlpame”, dijo Penélope, su voz suave pero firme. “No era mi intención causarles preocupación. Ayer estaba un poco alterada por los acontecimientos y no pensé con claridad”.
“Está bien, lo entiendo”, respondió Benedict. “Lo importante es que estés bien”.
“Puedes decirle a tu madre que estoy bien”, continuó Penélope. “Iré a visitarla mañana y hablaré con ella. Pero no le digas que estoy aquí”.
“Eso es suficiente para mí”, aseguró Benedict.
“Gracias, Benedict”, dijo Penélope con sinceridad.
“Por cierto”, añadió Benedict con un tono más serio, “¿son conscientes de que si los descubren estarían en problemas? Menos mal que Colin no sabe de esta casa”.
“En realidad, Colin estuvo aquí hoy”, respondió Anthony.
“¿Cómo? ¿Para qué?”, preguntó Benedict, con el ceño fruncido.
“Dunwoody le dio la información y vino para que lo ayudara con un abogado”, explicó Anthony.
“Dime que no lo hiciste”, suplicó Benedict.
“Lo hice”, admitió Anthony, “pero es lo último que haré por él”.
“¿Por qué hiciste eso?”, insistió Benedict, visiblemente molesto.
“Ben, sigue siendo nuestro hermano”, dijo Anthony, con un tono de justificación. “Sé que se ha portado horrible, pero no puedo dejarlo a su suerte”.
“¿Te sientes culpable? ¿Por esto?”, preguntó Benedict, señalándolos a ambos con un gesto. “Me dijiste que no había pasado nada”.
“No ha pasado nada, o al menos nada lo suficientemente escandaloso”, respondió Penélope, interviniendo para defender a Anthony. Ella también era parte de la situación.
“Saben qué, no quiero saber”, dijo Benedict, dándose la vuelta.
“Tampoco es que sea de tu incumbencia, Benedict”, espetó Anthony, perdiendo la paciencia.
“Está bien, cálmense, Anthony, y tú también, Ben”, dijo Penélope, obligando a los dos hombres a sentarse. “Sé que puede ser terrible para ti que te pongamos en esta situación, pero fue algo que no pudimos evitar”.
“Lo sé, y no los estoy juzgando, pero prefiero no saber más detalles por si mi madre pregunta”, explicó Benedict, tratando de justificarse. “Ella siempre sabe cuándo le oculto algo”.
“Anthony ha sido un perfecto caballero conmigo, no hay nada que ocultar”, respondió Penélope con sinceridad, aunque le avergonzaba hablar de ello con Benedict.
“Me complace escuchar eso, porque es algo que pensé que nunca pasaría”, dijo Benedict en tono de burla.
“Benedict”, advirtió Anthony, y Penélope le dio una palmada en el brazo. Anthony la miró de inmediato.
“Déjalo, tiene todo el derecho a decir eso, porque es algo que yo tampoco pensé que vería”, dijo Penélope riéndose, sorprendiendo a Anthony.
“Ahora los dos se unen en mi contra”, dijo Anthony, fingiendo indignación. “Me lo esperaba de cualquiera de mis hermanos, pero no de ti”.
“Sabes que tú tampoco lo esperabas”, dijo Penélope, y la mirada de Anthony se suavizó.
“Tienes razón”, admitió Anthony.
Un carraspeo los devolvió a la realidad. Se habían olvidado por un momento de la presencia de Benedict. “No quiero ser mal tercio, mejor me voy”, anunció Benedict, levantándose. “Me alegra ver lo bien que se llevan entre ustedes. Espero que todo resulte a su favor al final”. Penélope sintió agradecimiento y cariño por Ben, así que lo abrazó “Gracias, Ben”, dijo Penélope.
“Penélope”, casi pudo escuchar el gruñido de Anthony. Se separó de Benedict y se colocó nuevamente junto a Anthony. “Solo fue un abrazo”.
“Suficiente para mí”, respondió él, con un tono ligeramente posesivo.
“¿Ves que no es divertido?”, le dijo ella, con una ceja levantada.
“Bueno, me retiro. Adiós, Anthony. Adiós, Penélope”, dijo Benedict, con una sonrisa divertida.
“Adiós, Ben”, respondió ella.
Cuando Benedict salió del salón, Penélope se giró hacia Anthony. “Mi noche ha terminado. Me voy a la cama”.
“¿Ahora sí puedo ir?”, preguntó Anthony, con una sonrisa pícara.
“¿Te comportarás?”, preguntó ella, arqueando una ceja.
“Sabes que sí”, respondió él, con una mirada llena de sinceridad.
“Está bien, puedes venir”, subieron hasta la habitación juntos, la noche anterior había estado tan nerviosa de compartir la cama con él, pero hoy se sentía en paz. Cuando entraron, él se dirigió al vestidor y ella se sentó en la cabecera de la cama. Le hacían falta sus libros, esperaba que mañana pudiera llevarlos a Bridgerton house con todo lo demás que dejó.
“¿En qué estás pensando?”, le preguntó Anthony cuando volvió a entrar a la habitación.
“Estaba pensando en que extraño mis libros”, confesó Penélope. “Por las noches, me sentaba a leer antes de dormir”.
“Podemos enviar una nota a tu doncella mañana para que los empaque y los lleve a Bridgerton House, y también para que ella se mude contigo”, sugirió Anthony.
“Estás muy seguro de que tu madre me va a aceptar”, dijo Penélope, con una pizca de duda.
“La casa sigue siendo mía”, respondió Anthony, con un tono firme.
“De igual manera, es mejor informar que imponer”, insistió Penélope.
“Como quieras, pero sabes que no te dirán que no”, respondió Anthony, mientras se acostaba en la cama. “Ahora ven”.
“¿Para qué?”, preguntó Penélope, con curiosidad.
“Me gustaría abrazarte”, dijo Anthony, abriéndole los brazos para que se recostara contra él.
“Está bien”, Penélope se arrastró hacia donde él estaba y se acostó a su costado “No había dormido tan en paz como lo hice anoche a tu lado”
Él sonrió y la besó en la frente. “Yo tampoco”, se quedaron en silencio, disfrutando de la mutua compañía.
“Me gustaría que esto fuera para siempre”, dijo ella
Él la miró a los ojos “Yo también quiero que esto dure para siempre”.
Penélope tomó la iniciativa y lo besó lentamente, saboreando ese momento, antes que la realidad del día siguiente mostrara su rostro. Sus labios se fundieron en un dulce y apasionado encuentro, dejando atrás todas las preocupaciones y permitiéndose disfrutar plenamente de ese instante de intimidad. Se separó de él y Anthony le volvió a dar un beso en la frente, se acurrucaron juntos bajo las sábanas, disfrutando del calor de sus cuerpos y la conexión que compartían. Finalmente, cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño, deseando que el tiempo se detuviera en ese momento perfecto.
A la mañana siguiente Penélope se despertó sola otra vez, al parecer Anthony era alguien madrugador, cosa que ella no se esperaba conociendo los hábitos de los Bridgerton, supuso entonces que tenía más que ver con su trabajo, que necesitaba tener todo el tiempo que pudiera. Se levantó de la cama y salió hacia el vestidor. Extrañaba a Rae, sin duda se había vuelto alguien indispensable para ella, incluso en las pequeñas tareas. Cuando terminó de vestirse y hacerse un peinado decente salió hacia el comedor, pensó que Anthony estaría allí. Y no se equivocó
“Buenos días” lo saludó ella cuando entró, él se levantó de inmediato y se acercó a ella
“Buenos días”, murmuró y se inclinó para besarla brevemente en los labios “disculpa por no esperar a que despertarás, pero tuve que arreglar algo con mis empleados”
“¿Pasó algo?”, preguntó ella con el ceño fruncido.
“No, nada de que preocuparse, siéntate”, le rodó la silla y la ayudó a sentarse “estuve pensando en darte una sorpresa antes de que te mudes nuevamente, así que le dije a la cocinera que preparara tus platos favoritos para desayunar”
“Anthony, no tenías que hacer eso”, dijo Penélope con una expresión de sorpresa en su rostro.
“Yo quería, es nuestra última mañana solos”, respondió Anthony con una sonrisa. “Quería hacer algo especial para ti”.
“Eres un romántico, quien lo hubiera pensado”, dijo Penélope con una mezcla de emoción y asombro en su voz. “Gracias por este gesto tan hermoso”.
“Solo quería demostrarte lo importante que eres para mí”, respondió Anthony con una sonrisa.
“Esto es lo mejor que alguien ha hecho por mí”, expresó Penélope sonriendo con lágrimas de felicidad en los ojos.
“Me encargaré de superarme cada vez” dijo y le dio un beso en la mejilla, sentándose a su lado “ahora desayunemos” dijo Anthony con cariño.
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Cuando terminaron de desayunar se dirigieron a la casa Bridgerton, Penélope estaba nerviosa, pero Anthony le aseguró que nadie le iba a decir nada malo sobre su decisión, ella optó por creer en eso, pero ahora que se acercaban en el carruaje sintió nervios otra vez.
“Estará todo bien, no te preocupes”, le habló Anthony con voz suave, haciéndole círculos en el dorso de su mano para tranquilizarla.
“Es imposible no preocuparme”, dijo ella con un tono de voz aprensivo.
“Y eso está bien, pero de verdad no es necesario”, le aseguró Anthony y ella de verdad quería creerle, pero aun así, seguían siendo la familia de Colin, no la de ella. El carruaje se detuvo, Anthony se bajó primero y luego la ayudó a bajar a ella, le ofreció su brazo para entrar.
“¿No crees que es sospechoso que lleguemos juntos?”, preguntó Penélope, preocupada, no había pensado bien hasta ahora.
“Le diré que enviaste una nota para que te fuera a recoger”, respondió Anthony con tranquilidad, algo que todavía no lograba transmitirle a ella.
“Siempre piensas en todo, ¿No?”, inquirió ella con una sonrisa.
“Es parte de mi resolver las cosas”, dijo él encogiéndose de hombros. No dijo más nada y entraron a la casa, Humboldt los recibió y les dijo que la familia estaba en el jardín. Anthony asintió y la llevó de inmediato, apenas llegaron, los Bridgerton voltearon hacia ellos. Lady Bridgerton se levantó de inmediato.
“Oh, querida niña”, exclamó mientras la abrazaba “me tenías preocupada”, la soltó y la observó detenidamente.
“Discúlpeme Lady Bridgerton, pero no quería que Colin supiera dónde estaba”, admitió Penélope avergonzada.
“Lo entiendo, no nos concentremos en eso ¿Cómo has estado?”, pero antes que pudiera responder, Hyacinth y Gregory se acercaron. “Pen, que bueno verte”, dijo Hyacinth también dándole un abrazo y casi dejándola caer hacia atrás.
“Es bueno verlos a ustedes también”, respondió ella cuando pudo recuperar el equilibrio. Gregory se quedó a un lado pero le hizo un asentimiento.
“Y así olvidan que yo existo”, dijo Anthony a su lado, pero los demás lo ignoraron.
“Anthony me contó lo que estaba pasando, es genial, Pen”, exclamó Hyacinth todavía aferrada a ella.
“Anthony, no tenías porque decirle eso a los niños”, lo reprendió Lady Bridgerton “Y Hyacinth por favor, compórtate”
“Está bien”, le dijo a su madre pero se acercó nuevamente a ella y le susurró “Es una buena noticia, estoy emocionada por ti y por Anthony”
“Hy, no hables de eso aquí, todavía no se ha resuelto nada”, la regañó Penélope en voz baja.
“No importa, es un paso”, Hyacinth sonrió tan brillante que ella se contagió de ese positivismo.
“Ahora querida, ven, siéntate, le pedí a los sirvientes que prepararan limonada, todavía hay para todos”, Penélope se sentó en la mesa, Lady Bridgerton se sentó en frente de ella y Anthony a su lado, Hyacinth y Greg volvieron a lo que estaban haciendo antes. Benedict no se veía por ningún lado.
“Antes de que hablemos sobre la anulación, quiero decirte algo”, comenzó a decir Lady Bridgerton con expresión seria, lo que hizo que Penélope se preocupara ¿Va a mencionar su cercanía con Anthony? O sería algo completamente distinto. Lady Bridgerton volvió a hablar sacándola de sus pensamientos.
“Sabes que siempre has estado relacionada con mi familia de cierta forma, primero con tu amistad con Eloise, luego te fuiste haciendo lugar con mis otros hijos, hasta que te casaste con uno de ellos, pero no pienses que eso es lo único que te hace querida y bienvenida para mí, desde que te conocí sentí cariño por ti y me vi un poco reflejada, tenemos tantas cosas en común incluso más que con mis propias hijas. Eso es lo que hace tener tu lugar en esta familia y no hubiera importado si no te casabas con ninguno de mis hijos o tu amistad con Eloise no se reparaba, te seguiría queriendo de igual forma”, terminó de decir Lady Bridgerton, y Penélope tenía ya los ojos llorosos, Anthony le dio un pañuelo.
“Gracias Lady Bridgerton”, dijo ella con voz entrecortada.
“Te he dicho ya varias veces que me llames Violet”, la reprendió Lady Bridgerton.
“Es difícil acostumbrarse”, respondió ella con una sonrisa llorosa.
“Pero con Agatha sí fue muy fácil”, dijo Lady Bridgerton con falsa molestia.
“Supongo porque nunca habíamos sido realmente cercanas”, admitió Penélope.
“Está bien, lo acepto, pero ahora, quiero saberlo ¿Estás segura de tu decisión?”, preguntó Lady Bridgerton.
“Muy segura, ahora incluso más que antes”, respondió Penélope con firmeza.
“¿Qué quieres decir?”, preguntó Lady Bridgerton frunciendo el ceño.
“Que mi hermano es un idiota, madre”, espetó Anthony molesto a su lado. Ella lo golpeó en su brazo, ya parecía volverse una costumbre. “Anthony”, lo reprendió ella levemente.
“Simplemente, ya no hay nada que hacer entre nosotros dos, y lo mejor es vivir cada uno por su lado”, explicó Penélope dirigiéndose a Lady Bridgerton esta vez.
“Colin está arrepentido, estuvo aquí ayer por la tarde, me dijo que había estado con Anthony durante la mañana”, comentó Lady Bridgerton, parecía curiosa por los acontecimientos.
“No importa si está arrepentido o no, ya había tomado la decisión muchísimo antes de que llegara, creo que fueron tres meses después de la boda”, dijo Penélope con una calma forzada.
“Eso fue bastante pronto”, exclamó Lady Bridgerton sorprendida.
“Fue claro para mí desde que salimos de la iglesia que ese matrimonio no iba a ser agradable para ninguno de los dos, pero nunca pensé que el se iría y me dejaría sola.”, trató de explicarse Penélope, necesitaba hacerle entender la realidad de su situación, por lo menos para tener su comprensión.
“Créeme que nosotros nunca pensamos en eso tampoco ¿Qué vas a hacer ahora?”, preguntó Lady Bridgerton.
“Bueno, esa es una de las razones por las que estoy aquí, ayer hablé con mi abogado y me dijo que si no quería quedarme en la casa con Colin lo mejor opción era vivir en una casa familiar a Anthony se le ocurrió que podría quedarme aquí, eso sí usted está de acuerdo”, Lady Bridgerton la miró a ella y luego a Anthony y arqueó una ceja.
“Por supuesto que fue Anthony”, dijo enigmáticamente. A Penélope le preocupó su cambio de tono, sabía lo siguiente que preguntaría.
“¿Hay algo que quieras decirme, madre?”, preguntó Anthony sin rodeos, ya sabiendo a dónde se dirigía esa conversación al igual que ella.
“Ya que lo preguntas directamente, Hay algo entre ustedes ¿No es así? No traten de negarlo porque los he estado observando”, dijo Lady Bridgerton con calma, no sabía si era para disimular ante los sirvientes cercanos o porque de verdad se sentía de esa forma.
“No lo voy a negar madre, pero no tienes que preocuparte por nada”, respondió Anthony con seguridad.
“¿Cómo no? El escándalo que habría si esto se sabe”, exclamó Lady Bridgerton mortificada.
“No se va a saber si nadie dice nada, Penélope y yo nos enamoramos sin querer, no es como si lo hubiera hecho por venganza”, se justificó Anthony, pero Lady Bridgerton no parecía convencida.
“Yo sé que el amor es inesperado, pero me preocupa mucho la situación ¿Qué pasa si Colin se entera?”, preguntó la matriarca.
“Colin es bastante ensimismado, no se dará cuenta si alguien no se lo dice antes”, volvió a responder Anthony mientras ella miraba de un lado a otro entre los dos, así que decidió intervenir.
“Por favor, Lady Bridgerton, no comente esto, solo haría que la anulación fuera aún más difícil y yo de verdad no quiero seguir casada con Colin.”, suplicó ella.
“Eso lo puedo entender, aun así esta situación es demasiado inmoral ¿Piensan formalizar lo de ustedes cuando anulen el matrimonio?”, preguntó Lady Bridgerton curiosa, pero su expresión seguía muy seria.
“Esa es la idea, no enseguida, por supuesto, pero sí quiero hacer eso”, respondió Anthony mirándola con una sonrisa “Si no es con Penélope, no me pienso casar” añadió él, con una mirada que solo transmitía cariño.
“Todavía no sabemos si de verdad pasará”, replicó ella de inmediato, no quería ser la razón por la que Anthony se negara a una familia.
“Ya lo hemos hablado, aunque me toque esperar 5 años o más, nos casaremos”, dijo él firmemente sin dejar lugar a la duda.
“Anthony, eso no es racional”, replicó de nuevo Penélope.
“El amor no lo es, o eso dicen los libros que tanto te gusta leer”, bromeó él tratando de aligerar el ambiente, sabía que ella todavía estaba insegura por su futuro y él solo buscaba calmarla, si era posible lo amaba aún más por eso. Se quedaron viéndose fijamente por un rato hasta que escucharon la voz de Lady Bridgerton. “Lamento interrumpir pero parece que se olvidaron que estaba aquí”
“Lo siento madre”, se disculpó Anthony pero sin una pizca de arrepentimiento en su voz.
“Viéndolos a ambos, me doy cuenta que es demasiado tarde para que les diga que lo de ustedes no puede suceder. Me siento dividida por esta situación, espero que entiendan que no los juzgo, pero necesito tiempo para procesarlo y adaptarme”, expresó Violet con sinceridad.
“Es entendible, Colin también es tu hijo y a pesar de todo yo no quisiera ocasionar ningún daño, pero hay cosas que son difíciles de evitar”, dijo Penélope, apenada por la situación.
“Y créeme que lo intenté”, añadió Anthony.
“Quiero que me aclaren algo”, comenzó a decir Lady Bridgerton “Su plan es que tú lleves el anulamiento en buen término y después de un tiempo prudente casarte con Anthony ¿Es así?”, inquirió.
“Hasta ahora sí”, respondió ella con la voz ligeramente temblorosa, a pesar de que no había reaccionado mal, tampoco parecía muy complacida.
“La situación es demasiado para mí, pero veo que es demasiado tarde como para decirles que deben mantener el decoro”, suspiró Lady Bridgerton.
“No ha pasado nada de lo que preocuparse entre nosotros, que quede claro que he sido un perfecto caballero con Penélope”, aclaró Anthony y ella sintió que sus mejillas se calentaban.
“Me alivia un poco saber eso, pero sigo diciendo, si van a vivir los dos aquí, porque no creo que te quieras ir, deben comportarse, no voy a permitir ese tipo de comportamientos en esta casa ¿Está claro?” Tanto ella como Anthony se sintieron debidamente amonestados y asintieron “Bien, si eso es todo, puedes mudarte en cualquier momento Penélope”
“Le diré a algunos lacayos que vayan por tus baúles a la casa y le envío una nota a tu doncella para que recoja tus otras cosas y venga con ellas”, dijo Anthony levantándose de la mesa de inmediato. “No me demoraré” le dio un apretón en la mano y desapareció dentro de la casa.
“Nunca había visto a mi hijo tan feliz y relajado”, comentó Lady Bridgerton mirando a Anthony irse.
“No puedo decir eso porque Anthony conmigo siempre está relajado, es él quien me ayuda a centrarme”, se sonrojó al decirlo tan abiertamente, nunca había compartido sus sentimientos a alguien más que a Gen.
“Ya veo”, dijo la mujer con una sonrisa.
“Quiero decirle Lady Bridgerton que de verdad no quería que la situación se complicara aún más de lo que lo ha hecho, cuando le conté mi plan a Anthony yo no tenía sentimientos románticos por él y había pensado en irme de Londres en cuanto me dieran la anulación. Sin embargo, ahora no creo que sea capaz de hacer eso y sé que de una forma u otra generará un conflicto entre su familia y me quiero disculpar por eso”, expresó Penélope con honestidad, no quería malos entendidos en la situación y mucho menos con Lady Bridgerton, todo podía irse en su contra en algún momento.
“Te lo agradezco, cuando me di cuenta de lo que estaba pasando entre tú y Anthony me molestó muchísimo, pero he tenido tiempo para asimilarlo aunque no del todo”, dijo Lady Bridgerton, parecía contrariada y Penélope en realidad la podía entender, a ella le pasó lo mismo, pero supuso que a Lady Bridgerton le era más difícil porque ambos eran sus hijos, si apoyaba a uno el otro iba a salir herido.
“¿Hace cuánto lo sospechaba?”, preguntó curiosa.
“Esa semana que Anthony estuvo preocupado por ti, luego en el baile de las innovaciones, cuando estabas bailando con Benedict, la mirada de Anthony por más que él quiso no se apartó de ti”, Lady Bridgerton esbozo una sonrisa.
“Él no es muy bueno en eso, hasta le dije que debíamos vernos menos, y aun así de nada sirvió”, recordaba perfectamente esa noche, hasta le había pedido que dejara de coquetear con ella. Ahora que lo pensaba, esa misma noche le había dicho a Anthony que Lady Bridgerton parecía preocupada, ahora por fin sabía el porqué.
“Creo que esa puede ser una característica de los hombres Bridgerton, no pueden ser sutiles ni aunque lo intenten”, comentó Lady Bridgerton, riéndose, y ella se unió a su risa.
Cuando la risa se disipó, Penélope tomó la palabra, la seriedad cubriendo su rostro. “Quiero agradecerle por entender esta situación”, dijo, su voz cargada de gratitud y un toque de desesperación. “Sé que es inmoral e indecorosa. A veces me pregunto si sería mejor no intentar nada y dejarlos a ustedes con sus vidas, evitar el escándalo”.
“¿Quieres hacer eso? ¿Anthony lo sabe?”, preguntó lady Bridgerton con sorpresa
Penélope asintió “Una vez se lo dije, como puede esperar se molestó, dijo que a él no le importaba. Y yo no sé que tan cierto puede ser eso, si hubiera otra forma se lo aseguro lo haría”
“Anthony no es de los que dicen las cosas porque sí, debes saberlo. Se nota que se preocupa por ti, él no dejaría que ni tú ni la familia caigan en un escándalo”, dijo Lady Bridgerton con comprensión.
“Pero hay veces en que es inevitable”. Comentó Penélope con incertidumbre, un movimiento en falso y todo podría ir mal.
“Lo sé, pero es pasajero, la alta sociedad siempre busca de que hablar, cuando encuentren algo mejor se olvidarán de ustedes”, Penélope sabia que eso era cierto, la alta sociedad era muy manipulable y voluble, pensó en ese momento en usar Whistledown para su beneficio cuando llegara el momento, sería la primera vez que lo haría, pero solo si es necesario.
“Algo parecido me dijo Agatha”, comentó Penélope
“¿Lo sabía?”, preguntó Lady Bridgerton
“Al parecer fuimos muy evidentes en la boda de Fran”, admitió ella, sintiéndose avergonzada.
“¿Ella sabía sobre tu anulación?”, volvió a preguntar Lady Bridgerton.
“Sí, fue de las primeras personas a la que le conté, necesitaba su ayuda”, era de las primeras cosas que había pensado al poner en marcha todo el asunto, no sabía que sería de ella ahora si Agatha no la hubiera ayudado.
“Tenías todo planeado”, observó Lady Bridgerton con curiosidad
“Sí, lo pensé mucho durante el tiempo en el campo con mi madre, era lo único que me mantenía con ánimos para seguir, aunque al final eso tampoco fue suficiente”, confirmó Penélope, esos días habían sido muy malos para ella, pero por lo menos la investigación la mantenía con la mente distraída.
“¿Estuviste tan mal?”, preguntó Lady Bridgerton con preocupación.
“Los primeros meses no, pero después no sé que pasó, estuve muy triste por todo, desde entonces he seguido así. Es una de las razones por las que Anthony siempre ha estado pendiente de mí” Lady Bridgerton asintió comprensiva. “Es entendible, Penélope. A veces, las situaciones difíciles pueden afectarnos más de lo que esperamos”, comentó con empatía. “Anthony me mencionó algo parecido cuando me envió a visitarte esa semana en que no lo recibiste” añadió Lady Bridgerton con una sonrisa reconfortante.
“Ha estado muy pendiente de mí, es inevitable que no me sienta de esa forma nuevamente porque simplemente sucede y no puedo hacer mucho para cambiarlo, pero Anthony ha sido un gran apoyo para mí”. Penélope sonrió ante eso y se sintió agradecida por tener a alguien como Anthony en su vida.
“Me alegra escuchar eso” respondió Lady Bridgerton, asintiendo con aprobación.
“Lady Bridgerton ¿Puedo hacerle una pregunta?”
“Claro”, respondió la mujer de inmediato
“Mencionó que Colin estuvo aquí ayer ¿Le dijo que pensaba hacer?”, Penélope no quería hablar de él, pero tenía curiosidad por si había cambiado de opinión.
“Puedo decir que está arrepentido, no te voy a pedir que lo perdones ni mucho menos, porque yo sin duda no lo he hecho; Parece que quiere disculparse contigo” Penélope asintió con cautela, sin estar segura de si estaba lista para enfrentarse a Colin de nuevo. Sin embargo, la idea de escuchar sus disculpas la mantenía intrigada.
“Supongo que deberíamos hablar nuevamente, nuestra última conversación no fue bien” Penélope decidió darle una oportunidad a Colin para disculparse y aclarar las cosas. Aunque no estaba segura de cómo sería la conversación, sentía que era necesario para avanzar sin tropiezos en el proceso.
“Eso mencionó él, si quieres puedo hacer la reunión y estar contigo cuando hablen.” Se ofreció Lady Bridgerton.
“Eso me gustaría, espero poder convencerlo de avanzar en esto de forma amable”, dijo ella, aunque no estaba segura de que sería tan sencillo como esperaba.
“Sabes, por un largo tiempo pensé que Colin sentía algo especial por ti, luego de como se fue pensé que me había equivocado. Pero ahora no sé si de verdad él te ama o no” comentó Lady Bridgerton, lo que generó un nudo en el estómago de ella.
“¿Por qué me dice esto?”, preguntó Penélope, sintiendo una mezcla de ansiedad y confusión.
“Porque puede que trate de hacer que cambies de opinión” Lady Bridgerton respondió con sinceridad. Penélope se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras.
“Eso es imposible ahora”, dijo firmemente Penélope.
“Lo sé, pero él no, y si ve la oportunidad no la va a desaprovechar”, dijo Lady Bridgerton y Penélope sabía que eso era cierto, la última vez que se vieron le había quedado muy claro.
“Es lo que me preocupa, porque el parece estar convencido que me quiere o que puede llegar a quererme. Yo sé que no es así”, replicó ella de inmediato, estaba segura que Colin solo estaba confundido por lo que había pasado en su ausencia.
“¿Por qué está tan segura?”, preguntó Lady Bridgerton con curiosidad.
“¿Usted le haría lo que él me hizo a alguien a quien ama?” Lady Bridgerton se quedó pensativa por un momento, antes de responder con voz suave “Sin duda no lo haría”
“Yo sé que usted sabe que por un tiempo tuve sentimientos por Colin, ahora me doy cuenta que en realidad no fue nada significativo, pero estuve dispuesta a intentarlo por el bien del matrimonio, él me dijo de inmediato que no y no me habló más. Por más que Colin afirme y jure que nunca quiso hacerme daño o que me ama, no le puedo creer y tampoco lo podría perdonar”, respondió Penélope, la mirada de Lady Bridgerton se llenó de comprensión.
“Eso va a ser algo difícil de aceptar para mi hijo, pero es algo que debe ser. No te preocupes por él ahora”, Lady Bridgerton se acercó a Penélope y le tomó la mano con cariño, transmitiéndole su apoyo en ese momento difícil.
“No le diga a Anthony de la reunión con Colin, no quiero que se preocupe”, le pidió Penélope, no era que quisiera ocultarle cosas, pero si le decía seguro iba a querer estar ahí, lo que solo le generaría preguntas a Colin.
“Está bien, como quieras” respondió Lady Bridgerton asintiendo con comprensión.
“Gracias Lady Bridgerton”
“Ya te dije que no hay nada que agradecerme” respondió Lady Bridgerton con una sonrisa cálida. “Estoy aquí para apoyarte en todo momento, querida Penélope.”.
“Me siento mejor diciéndolo,” Lady Bridgerton le sonrió y siguieron tomando su limonada.
“Ya hice todos los planes, solo toca esperar que lleguen tus cosas,” dijo Anthony caminando hacia ellas. Volvió a sentarse a su lado, aunque Lady Bridgerton le dio una mirada de advertencia.
“Gracias, Anthony,” dijo Penélope con gratitud. Anthony le guiñó un ojo antes de tomar un sorbo de su limonada.
“¿En qué habitación me puedo quedar?”, preguntó ella
“Puedes quedarte en la de Daphne, el ala familiar está vacía ahora, así que no habría ningún problema” Penélope asintió, agradecida.
Se quedaron en el jardín hasta la hora del almuerzo, donde pasaron al comedor. Benedict no había aparecido en toda la mañana, pero al parecer ya había informado su ausencia. Después de terminar de comer se dirigieron al salón, pero Penélope decidió refrescarse, tenía planeado ir a hablar con su madre. Sus cosas las habían traído en el transcurso de la mañana y ya estaba todo ordenado en la que era la antigua habitación de Daphne. Lo único que faltaba era que llegara Rae con sus libros, se preguntaba porque se tardaba tanto. Decidió dejar eso para después y seguir con lo que estaba haciendo, se cambió y salió nuevamente al salón.
“¿Vas para algún lado Pen?” Le preguntó Hyacinth en cuanto entró. Los demás Bridgerton se giraron hacia ella.
“Sí, quiero visitar a mi madre”, respondió Penélope mientras arreglaba su bolso.
“¿Puedo acompañarte?”, preguntó Hyacinth emocionada.
“Hyacinth, no creo que eso sea necesario”, dijo Lady Bridgerton “Además Penélope tiene cosas que hablar con su madre a solas, otro día la acompañas”
“Está bien”, resopló Hy
“Te prometo que después salimos las dos solas”, le habló Penélope “Creo que me voy ya, vuelvo más tarde”. Penélope salió de la casa Bridgerton y cruzó la calle hasta su casa, tocó la puerta y esperó a que abrieran. Varley apareció después de un minuto.
“Buenas tardes, señorita Penélope”, la saludó el ama de llaves mientras la dejaba entrar.
“Buenas tardes, Varley ¿está mamá?”, preguntó cuando ya estaban llegando a las escaleras.
“Sí, está en su habitación, espérala en el salón mientras le informo que estás aquí”, respondió el ama de llaves.
“Gracias”. Penélope subió al salón y se sentó esperando a su madre, al poco rato apareció.
“¡Penélope!”, exclamó su madre en cuanto la vio “Me tenías preocupada”
“Te envié una carta mamá”, respondió ella, su madre siempre exageraba todo.
“Sí, en la que solo decías que estabas bien y no tenía de que preocuparme, nada lo suficientemente útil ¿Dónde estabas?”, inquirió mientras se sentaba a su lado.
“Me quedé con Lady Danbury, fue muy amable en ofrecerme alojo mientras consultaba que hacer con mi abogado”, respondió Penélope con tranquilidad, su madre podía oler las mentiras rápidamente.
“Claro”, respondió su madre dubitativa “¿qué piensas hacer?”
“Voy a quedarme en la casa Bridgerton, fue lo que me recomendó” Penélope respondió con una sonrisa.
“¿Es seguro?”, preguntó su madre con preocupación.
“¿Por qué lo preguntas?”, Penélope preguntó con curiosidad.
“Si te fuiste de esa casa, fue por algo Penélope, es seguro que sigas con la familia de tu marido, ¿no seria más fácil para él acceder a ti?” Penélope frunció el ceño, entendía las dudas de su madre. Sin embargo, sabía que con los Bridgerton estaba segura.
“Los Bridgerton me apoyan mamá, no hay de que preocuparse” Penélope intentó tranquilizar a su madre, aunque en el fondo seguía sintiendo cierta inquietud. Sabía que debía confiar en su decisión y en la familia que la había acogido. Anthony no dejaría que Colin le hiciera daño.
“¿Cómo puedes saber eso?”, preguntó su madre aun sin estar convencida.
“Porque me lo dijeron madre y lo han demostrado, incluso se lo dijeron a Colin”, respondió con seguridad para poder calmar las dudas de su madre.
“Me alegra escuchar eso”, dijo su madre finalmente, aunque seguía manteniendo una leve preocupación en su mirada.
“Supe que estuvo aquí”, comentó ella tratando de cambiar disimuladamente de tema.
“Llegó con Lord Bridgerton, no me pude negar a recibirlo”, respondió su madre con molestia “Es un vizconde, no podía simplemente rechazarlo.” Penélope sonrió ante el gesto de fastidio que había hecho su madre.
“Lord Bridgerton me contó algo de lo sucedido”, dijo Penélope y su madre asintió, al parecer no se sentía muy comunicativa con el tema, y lo dejó pasar.
“Puedo preguntarte algo”, le dijo su madre con seriedad.
“Claro, mamá” respondió Penélope. Su madre lo miró fijamente antes de formular la pregunta que tenía en mente.
“¿Cuándo decidiste deshacer tu matrimonio?” Penélope se sintió sorprendida por la pregunta directa de su madre, pero decidió responder con sinceridad. “Cuando estuvimos juntas en el campo el año pasado”
“¿Llevas todo un año planeando esto y no me dijiste nada?” Penélope asintió, sintiéndose un poco culpable por no haber compartido sus pensamientos con su madre antes. “No pensé que te gustaría saberlo, estaba convencida que me harías recapacitar”, respondió sinceramente.
“¿Por qué haría eso?”, preguntó su madre confundida.
“Por el escándalo, la pérdida de una familia influyente, otras cosas”, respondió ella bajando la mirada “Creí que me juzgarías por mis decisiones”, admitió Penélope. Su madre la miró con comprensión y le tomó la mano.
“Escúchame bien Penélope Anne, si bien yo fui la que te obligó a estar en esta situación, y sabes que me arrepentí casi de inmediato, no hubiera intentado detenerte si eso aseguraba tu felicidad. Es lo único que he deseado para ustedes” Penélope sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de su madre, quien siempre había sido tan distante. La miró a los ojos y asintió, agradecida por su comprensión y apoyo. “Gracias mamá”
“¿Ya comenzaste el proceso?”, preguntó su madre intrigada. Penélope asintió, sintiendo un poco de alivio al saber que su madre estaba de su lado.
“Sí, ya la solicitud, se presentó el último día del mes pasado, se estaba esperando localizar a Colin, pero ya está aquí, así que se puede comenzar el proceso”, dijo con una sonrisa nerviosa.
“¿Crees que irá bien o mal?”, inquirió su madre
“Por su reacción cuando le conté solo puedo esperar lo peor” Penélope respondió con sinceridad, sabiendo que la situación no sería fácil de manejar.
“¿Tan mal fue?”
“Mamá, no te imaginas lo mal que fue” Penélope se mordió el labio inferior, recordando la reacción de Colin.
“Dime que no te hizo daño”, exclamó su madre con preocupación
“No lo hizo, solo me amenazó con no dejarme libre” Penélope trató de tranquilizar a su madre, aunque en el fondo seguía preocupada por lo que pudiera suceder. “Solo espero que todo salga bien”, murmuró para sí misma.
“Espero que lo hayas puesto en su lugar”, le dijo su madre Penélope asintió, intentando mostrar seguridad.
“Claro que sí mamá. Al fin y al cabo aprendí de la mejor”, le dijo Penélope con una sonrisa
“Esa es mi niña”, dijo su madre con orgullo.
“Por lo menos ahora estaremos más cerca”, dijo Penélope, tratando de encontrar algo positivo en la situación.
“Eso es cierto, ¿Quieres quedarte a tomar el té? Penélope asintió, agradecida por el apoyo de su madre. Juntas disfrutaron de una tarde reconfortante.
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De vuelta a Bridgerton house, Penélope fue directamente al salón donde suponía debían estar todos. En lo que no se equivocó porque escuchó las voces, pero parecían estar discutiendo, le pareció muy extraño, así que apresuró el paso y entró. No le gustó lo que vio, pero ya no podía hacer nada.
“Oh, ahí estás”, dijo Colin dirigiéndose a ella.
“¿Qué estás haciendo aquí?” Le preguntó Penélope, mientras miraba a los demás Bridgerton que estaban observando con interés el intercambio.
“Me enteré que estabas aquí porque tu doncella comenzó a recoger tus cosas”, respondió Colin, parecía más relajado que la última vez. Pero su actitud le molestaba.
“¿Para qué me buscas?”, preguntó ella de inmediato, mientras más rápido terminara esto, para ella iba a ser mejor.
“Quiero hablar contigo”, solicitó Colin, miró a su alrededor y añadió “a solas.”
“Podemos hablar, pero no a solas. Lady Bridgerton por favor”, se dirigió a la mujer recordando su anterior ofrecimiento.
“Penélope…”, dijo Anthony a su lado preocupado.
“Anthony, déjame”, le pidió Penélope y el asintió.
“Que protector hermano”, se burló Colin. Eso pareció molestar a Anthony, que se giró de inmediato hacia Colin y lo señaló con un dedo. “Cuida lo que dices Colin porque de aquí no sales caminando si no es así”
“Está bien, no hay que ponerse violentos”, dijo Lady Bridgerton tratando de calmar a sus hijos. Los demás hermanos Bridgerton salieron del salón, quedando solo Lady Bridgerton, Colin y ella.
“¿Qué tienes que decir?”, le preguntó Penélope con impaciencia.
“Penélope me quiero disculpar por la forma en como te hablé ese día”, dijo Colin con voz apenada mientras la miraba fijamente.
“Si eso es todo, puede irse” respondió Penélope fríamente, sin apartar la mirada de Colin.
“Penélope estoy tratando de disculparme”, repitió él, pero a ella no le importó, sus disculpas sonaban vacías.
“Lo sé y ya lo hizo, ya puede irse”, dijo Penélope con voz más firme.
“¿No vas a decir más nada?”, preguntó él confundido.
“¿Qué quieres que te diga? ¿Quieres que te dé mi perdón?”, preguntó ella arqueando una ceja con expresión de incredulidad.
“Es lo que típicamente sucede cuando alguien pide disculpas”, respondió él con tono sarcástico.
“Cuando son sinceras, pero la otra persona no está obligada a aceptarlas y yo sin duda no lo haré”, añadió ella con firmeza.
“¿Por qué?”, preguntó Colin molesto.
“¿En serio lo preguntas?”, lo vio asentir, así que continuó hablando “Si bien te disculpaste, no te disculpaste por lo que realmente importa, solo lo hiciste por la forma en que me hablaste, eso no borra que me haya sentido lo suficientemente amenazada viviendo contigo que mi única opción fue mudarme”
“Sé que estuve fuera de control, no era mi intención.” Dijo Colin con expresión de culpabilidad.
“¿En serio no lo era? Yo te vi muy centrado ese día, actuaste como un loco, es cierto, pero te sentí decir cada palabra” replicó Penélope.
“Estaba molesto por la noticia, no me puedes culpar por eso”, dijo él tratando de explicar su comportamiento, pero a ella no le interesaba.
“Y aun así, aquí estamos”, dijo ella con un tono de resignación.
“Penélope, por favor, de verdad lo siento” Colin se acercó a Penélope con una mirada suplicante, pero ella retrocedió, lo que hizo que él se quedara en su lugar.
“Y ya te dije que si eso es todo te puedes ir, me voy a mi habitación”, respondió ella, esperando que eso fuera todo.
“¿A tu habitación?”, preguntó Colin con sorpresa.
“Está viviendo aquí a partir de hoy”, respondió Lady Bridgerton por ella.
“¿Qué?”, exclamó Colin, sorprendida por la noticia. Lady Bridgerton asintió con firmeza, dejando a Colin sin palabras ante la nueva situación.
“Así es, lo consulté con mi abogado y cree que es lo mejor”, añadió ella.
“¿Dónde estuviste estos dos días?”, preguntó Colin con sospecha.
“En casa de Agatha, Lady Danbury”, respondió ella con tranquilidad.
“Veo, una cosa más antes de irme. Esos hombres que cuidan la casa ¿Por qué los contrataste? Siempre me están mirando raro”, dijo Colin. Penélope se había olvidado por completo de esos hombres.
“¡Anthony!”, llamó Penélope y al segundo Anthony entró en el salón.
“¿Pasó algo?” Miró frenéticamente de su madre a Colin y después a ella.
“No, pero puedes decirle al señor Bridgerton porque fue necesario contratar unos vigilantes”, le solicitó Penélope a Anthony y él la miró confundido.
“Creo que no debería”, dijo con tono de duda.
“Dilo Anthony, aquí todos ya somos adultos”, pidió ella nuevamente.
“Bueno, fue porque escuché una conversación en White’s sobre Penélope que me dejó muy preocupado”, respondió Anthony, pero eso no era suficiente.
“Dilo todo Anthony, el señor Bridgerton debe saber lo que su ausencia ocasionó”, le habló ella con firmeza pero mirando a Colin.
“Penélope, de verdad no creo”, volvió a tratar de disuadirla Anthony, pero ella lo interrumpió.
“Anthony ¿Vas a decirlo o no? Si no, puedes salir”, le había hablado con dureza y fue evidente el efecto que tuvo en él, la miró con el ceño fruncido, pero se dirigió a su hermano nuevamente.
“La razón fue porque Fife y otros lores estaban planeando entrar a la casa de Penélope, ya que sabían que no tenía suficiente personal para detenerlos”, dijo Anthony con voz neutra y la miró de nuevo a ella, podía decir que estaba molesto, de eso se iba a ocupar en otro momento. Escuchó a Lady Bridgerton jadear a un lado, pero Colin fue el que habló.
“¿Por qué harían eso?”, preguntó Colin y Penélope quiso poner los ojos en blanco.
“¿De verdad? No puede ser tan obtuso señor Bridgerton, ¿por qué unos hombres querrían estar a solas con una mujer?”, espetó ella en un tono sarcástico.
“Ellos no se atreverían”, respondió Colin con incredulidad.
“Lo hicieron y si no fuera porque Anthony escuchó esa conversación y amenazó a Lord Fife quién sabe qué hubiera pasado”, agregó, recordando el incidente con cierta incomodidad.
“¿Por qué Fife estaría interesado en ti?”, la forma en como lo preguntó, como si fuera algo imposible de imaginar, le dolió.
“Al parecer siempre estuvo interesado en mí, pero siempre había un Bridgerton conmigo, por lo que no pudo hacer nada. Se que crees que el hecho que un hombre se interese en mí parece una noción imposible, pero en realidad pasó”, explicó Penélope con un tono de amargura en su voz.
“Penélope, yo no quise decir eso”, dijo Colin apresuradamente, tratando de alcanzarla otra vez y ella volvió a retroceder.
“¿Eso es lo único que puedes decir ahora? Debería pensar antes de hablar, señor Bridgerton” Penélope cruzó los brazos, sintiendo enojo.
“No seas cruel”, espetó Colin con rabia, parecía estar conteniéndose, tal vez porque su madre y su hermano estaban ahí.
“No lo estoy siendo, no deliberadamente, no como tú”, replicó Penélope aún más enojada.
“¿De qué hablas?”, preguntó Colin con genuina confusión y eso solo la irritó.
“¿Todavía no te das cuenta de lo que ocasionaste?”, preguntó ella con la voz cargada de amargura. “Fui humillada por algunos miembros de la alta sociedad, algunos lores creyeron que podían tener algo más conmigo que querían planear un asalto a mi casa. Y todo por qué, porque no estuviste aquí, porque al parecer la señora Bridgerton, no merecía ni el mínimo gesto de decencia por parte de su esposo”, terminó diciéndole casi en gritos.
“Te expliqué que no fue intención, yo solo buscaba un propósito”, habló Colin en tono bajo.
“Claro, un propósito, eso seguro lo ibas a encontrar visitando todos los países y estando con cuanta mujer se te atravesara. Mientras tanto yo, que aunque no lo hubieras querido, era tu esposa y me dejaste totalmente desprotegida, ni siquiera para encargarte de las cosas de la casa. No sé que hubiera pasado conmigo si tu hermano no se hubiera hecho cargo,” dijo ella señalando a Anthony. “En este momento podría decir que estaría en la miseria”. Lo cual era una mentira, ella podía sostener esa casa sola, pero él no tenía por qué saber eso.
“Colin, dime qué no hiciste eso”, preguntó Lady Bridgerton con un tono de decepción en su voz.
“No lo pensé, yo estaba tan confuso esas semanas, no me detuve a pensar en las cosas que debía dejar organizadas”, dijo con un tono de disculpa, mirando a su madre.
“Claramente, pensar es algo que requiere mucho esfuerzo para usted señor Bridgerton”, comentó ella con ironía. Lo que hizo que él inmediatamente se girara hacia ella.
“No me insultes Penélope”, le advirtió, había vuelto a su actitud defensiva. Se preguntaba cómo podía cambiar tan rápido de un estado a otro.
“¿O qué? ¿Me vas a amenazar nuevamente?”, preguntó ella retándolo.
“Vine aquí a pedirte disculpas, pero veo que no se puede tratar contigo”, dijo Colin con un tono de fastidio en su voz.
“¿Viniste porque querías? ¿O porque es lo que se espera de ti?”, vio como bajaba la mirada contrariado “Veo, ni siquiera eran sinceras, ya hablamos, le repito que haga que esta anulación sea fácil para ambos y déjeme en paz”, estaba por salir del salón cuando Colin volvió a hablar.
“No es tan sencillo, Penélope” dijo Colin con un tono de voz suplicante “No vine por obligación, ni porque fuera lo que se espera de mí. Vine porque necesito entender” Penélope se giró hacia él nuevamente.
“¿Entender qué? ¿Entender el daño que me has causado? ¿O cómo justificar tus acciones?”, preguntó ella, Colin suspiró y miró fijamente a Penélope, con una expresión de arrepentimiento en sus ojos. “Yo solo necesito entender porque las cosas llegaron a este punto, en el que ni siquiera puedes hablarme sin gritarme e insultarme cada segundo”
Penélope soltó una sonrisa amarga “¿Cuándo cambió todo? Cuando decidiste que tus deseos eran más importantes que mi felicidad, cuando decidiste irte por un año y dejarme aquí. Cuando decidiste hacerme el blanco de burlas de toda la alta sociedad y cuando me destruiste tanto que yo no sabía qué hacer con mi vida”
“No quería que eso sucediera”, replicó él de inmediato, pero Penélope ya estaba cansada de sus justificaciones sin sentido.
“Pero lo hiciste Colin. Y ahora aquí estamos, en esta situación, porque tú no quieres ceder”, dijo ella con cansancio.
“No puedo simplemente dejarte ir”, respondió Colin con firmeza.
“¿Qué quieres Colin? ¿Quieres que sea miserable por el resto de mi vida? ¿Es eso? ¿Aún quieres castigarme por cómo se llevó a cabo la boda?”, le preguntó ella entre gritos y lágrimas en los ojos.
“¿Acaso seguir casada conmigo es tan malo como un castigo?”, preguntó él casi en un susurro.
“Tú qué crees”, respondió ella con rabia y frustración mientras se secaba las lágrimas. “No puedo seguir así, Colin. Necesito ser feliz”, agregó con determinación
“Está bien, ambos están visiblemente alterados y está conversación, ya no va a llegar a ningún lado. Colin retírate”, habló Lady Bridgerton colocándose a su lado, pasando su brazo sobre sus hombros.
“¡Madre!”, exclamó Colin con asombro.
“Es evidente que no sabes comportarte, cuando reflexiones sobre tus acciones puedes volver, mientras tanto mantente lejos de Penélope”, explicó Lady Bridgerton.
“¿Por qué no le dices algo a ella? Es la que me estuvo atacando durante toda la conversación”, replicó Colin, señalándola.
“A diferencia de ti Penélope tiene derecho a estar enojada, por favor Colin sal de mi casa”, esta vez quien habló fue Anthony.
“Como diga Lord Bridgerton”, dijo Colin de mala gana antes de salir del salón. Penélope se sentó en el asiento más cercano. “Lamento mucho eso”, dijo ella con tono de disculpa.
“No hay nada de que disculparse”, Lady Bridgerton todavía seguía aferrada a ella y le dio un apretón reconfortante en su hombro.
“Es que pienso que puedo tener una conversación con él, pero cuando lo veo no soy capaz de controlarme”, trató de explicarse.
“No te preocupes querida, esperemos que Colin logre reflexionar y puedan llegar a un acuerdo los dos”, le dijo Lady Bridgerton.
“No lo veo muy claro, pero de igual forma todo seguirá su curso con su cooperación o sin ella”, Penélope se levantó “Quiero ir a mi habitación a descansar” mientras caminaba hacia la puerta, Anthony la tomó por el brazo.
“¿Te acompaño?”, le preguntó con preocupación, pero ella negó con la cabeza. “No, quiero estar sola”, respondió y se alejó de él.
Penélope salió del salón y subió directamente a su habitación. Se preguntaba si había hecho lo correcto, estaba dividiendo a una familia, aunque sabía que entre Colin y ella no podría haber nada, no le gustaba lo que está situación estaba causando en ellos. Tal vez la solución sería irse y abandonar todo. Pero no podría hacerlo, no ahora. No podría hacerle eso a Anthony ni a ella misma. Toda la situación era demasiado complicada ¿Por qué las cosas no podían ser más fáciles?
Notes:
Este capítulo no me tenia muy convencida, supongo es que hay mcuhas conversaciones sobre el mismo tema, pero era necesario.
Disculpen cualquier error, edité esto desde mi celular y mi cerebro estaba medio muerto.La reacción de Lady Bridgerton puede ser comprensiva ahora, esperemos que siga asi.
En el próximo capítulo: Penélope se adapta a su nueva casa, hay un viaje y mas conversaciones.
Chapter 13: Capítulo 13
Summary:
Conversaciones, un viaje y discusiones.
Notes:
He regresado, tampoco es que me haya ido por mucho tiempo, pero si el mas largo entre actualizaciones.
Este capítulo se demoró mas de lo esperado, pero es que en vez de editarlo me puse a escribir otros.
Con este capítulo finalizo lo que es el arco de la llegada de Colin y pasamos a lo que nos importa, es casi como un puente para el proceso de anulación y como los afecta.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Casa Bridgerton, Londres
Mediados de julio, 1815
Penélope había salido del salón, dejando a Anthony entre la molestia y la angustia. Él sabía que ella necesitaba su espacio, pero no podía negar que le dolía su rechazo y la forma en cómo le habló antes. Miró hacia la puerta cerrada pensando en lo que había pasado y lo que podía pasar de ahora en adelante.
“Anthony”, lo llamó su madre sacándolo de sus pensamientos. “Necesitamos hablar”, dijo ella con expresión seria.
“Madre, no es necesario”, Anthony trató de irse, pero su madre volvió a hablar.
“Es necesario, vamos a tu estudio”, la forma en cómo lo dijo, le dejó claro que no era una petición, sino una orden. No le quedaba más remedio que acatarla.
“¿De qué quieres hablar?”, preguntó él sentándose detrás del escritorio.
“De ti, de Penélope y de Colin”, su madre seguía bastante seria y eso lo preocupó.
“Pensé que ya habíamos hablado de eso en la mañana”, Anthony se negaba a abrir esa discusión otra vez porque sabía que su madre iba a decir algo que a él no le iba a gustar.
“Es cierto, pero no quería hablar todo delante de Penélope, ella ya tiene mucho que soportar como para escucharme a mí”, respondió su madre, confirmando sus sospechas.
“¿Entonces no fuiste honesta con nosotros?”, preguntó Anthony, estaba confundido, pensó que ya había quedado todo aclarado.
“Lo fui, sé que uno no elige de quién enamorarse ni mucho menos el momento en que lo hacemos; sin embargo, me preocupa como esto ya está afectando a la familia”, explicó su madre su expresión seria no la abandonó, pero su tono se volvió más suave.
“¿Estás hablando de mis sentimientos por Penélope o la situación de Penélope y Colin?”, preguntó Anthony tratando de aclarar la confusión que se estaba gestando en su interior.
“Un poco de ambos, sin duda la relación de Penélope y Colin ya no tiene remedio, después de presenciar esa discusión ya no me queda ninguna duda”, podía sentir la preocupación de su madre en su voz.
“¿Estás diciendo que tenías esperanzas de que arreglaran las cosas?”, Anthony sinceramente no lo podía creer, pensó que después de todo lo sucedido, su madre se había dado por vencida con ese matrimonio.
“Antes que llegara Colin, las tuve. Siempre pensé que eran perfectos el uno para el otro”. Antes , eso le produjo tranquilidad, pero no le quedaba claro por qué tenía que comentarlo con él.
“¿Y por qué me estás diciendo esto?”, Anthony seguía confundido.
“Cómo le dije a Penélope en la mañana, Colin va a aprovechar cualquier oportunidad para intentar aferrarse a este matrimonio. Ahora sé con certeza que ella te ama a ti, pero Colin no, y otros miembros de la familia tampoco”, dijo su madre, evidentemente había pensado en esto, y se preguntó Anthony en qué momento.
“Madre, no des tantas vueltas y di lo que quieres decir”, soltó Anthony ya exasperado.
“No digo que debas renunciar a tus sentimientos, pero deben ser prudentes, ya varios de la familia lo saben y los que no, es porque no están aquí”. Su madre lo miró preocupada, sabía bien lo que se podía generar si esto lo sabían más personas, pero podía confiar en que los que lo sabían no comentarán nada.
“Lo sé, soy prudente”, respondió Anthony con confianza.
“No lo eres”, replicó su madre de inmediato, “quiero evitar el escándalo, no solo por el buen nombre de la familia, también por Penélope, ella lo necesita y ustedes se comportan como una pareja casada cada que están juntos, tienen una complicidad que se nota a leguas”
“¿Entonces qué debo hacer? ¿Ignorarla? ¿Dejarla? En esta casa él único que no lo sabe es Greg”, preguntó Anthony con ironía.
“Que nosotros lo sepamos no es en lo que me quiero centrar, no quiero que la ignores, pero comportarte, trátala como hacías antes, pequeñas conversaciones, tenemos sirvientes, a ellos les gusta hablar. Si Colin se entera, no sabemos qué podría hacer”, trató de explicarse su madre, pero él ya no estaba prestando atención, su mente estaba concentrada en una cosa. ¿Volver a cómo eran las cosas antes? Parecía imposible.
“¿Estás preocupada por Penélope o porque esto puede herir a Colin?”, preguntó él está vez sin rodeos.
“Ambos, mira Anthony, esta situación es difícil para mí, ambos son mis hijos y a Penélope también la quiero como una. Pase lo que pase, uno de ustedes va a resultar herido”, dijo su madre con voz entrecortada y Anthony pudo ver la angustia que su madre sentía por esta situación. Dejando su actitud defensiva a un lado, trató de tranquilizarla.
“Se que esto puede causar un daño en la familia, pero sinceramente madre no pienso renunciar a ella”, respondió Anthony firmemente, eso podría ocurrir solo si la misma Penélope se lo pedía, cosa que esperaba que no sucediera nunca.
“Ya te dije que no te pido eso, pero por favor, evitemos el escándalo por el bien de todos”, suplicó su madre mientras lo miraba con los ojos llenos de preocupación.
“Está bien”, accedió Anthony de mala gana, aun sabiendo que su madre tenía razón, la reputación en esta sociedad era importante y era lo más frágil de mantener.
“Será lo mejor para ustedes a largo plazo, ya lo verás”, le dijo su madre, poniéndole la mano en el hombro. “Dame tiempo Anthony”, dicho eso se marchó.
Anthony se quedó en el estudio, el silencio amplificaba los pensamientos en su cabeza. No podía simplemente cambiar su dinámica con Penélope, eso los iba a destrozar a ambos, lo mejor era que hablara con ella y comentarle lo que su madre le había dicho. Quizás al exponer sus inquietudes, evitaría que Penélope se llenara de pensamientos negativos. Tenerla tan cerca y a la vez tan lejos se iba a sentir como una tortura. Tal vez al final fue mala idea que se viniera a vivir ahí, pensó.
Salió un poco después, cuando ya era la hora de la cena, sus hermanos y su madre estaban en la mesa. Penélope bajó poco después y se sentó al lado de Hy. Anthony la observó brevemente y apartó la mirada, recordando lo que había dicho su madre. Hablaría con ella más tarde.
“Buenas tardes, familia”, dijo Benedict al entrar al comedor “Penélope es bueno verte”. Penélope le sonrió y él se sentó frente a ella. Anthony le dirigió una mirada fulminante a su hermano, no le gustaba que fuera tan coqueto con ella
“¿Por qué están tan callados?”, preguntó Benedict.
“No estamos callados, solo hace falta gente”, respondió Greg haciendo un gesto hacia la mesa casi vacía.
“Es porque Colin estuvo aquí Ben”, Hyacinth comenzó a hablar sobre la visita de su hermano.
“¿Volvió?”, preguntó Benedict mirando a todos en la mesa “Supongo que otra vez salió mal.”
“Por favor no hablemos de eso y cenemos en paz”, dijo su madre cerrando el tema de una vez.
Los sirvientes comenzaron a servir los platos y la cena se llevó a cabo en pequeñas conversaciones entre Ben, Greg y Hy. Su madre estaba muy callada y él se sentía un poco atrapado en el asunto. Parecía que estaba molesta con él o con la situación en general, terminó de comer lo más rápido que pudo y se fue a su estudio. Benedict como era costumbre lo siguió.
“¿Se puede saber que te pasa? Pensé que estarías feliz”, dijo Benedict mientras se sentaba frente a él.
“Lo estaba, hasta cierto momento de la tarde”, respondió Anthony con un tono apagado.
“¿Hasta que llegó Colin?”, Benedict preguntó curioso.
“No, bueno, en parte”, Anthony evitó dar certeza para así no tener la misma conversación que tuvo con su madre pero ahora con Benedict.
“¿Qué hizo nuestro hermano ahora?”, preguntó Ben con un suspiro.
“Él y Penélope discutieron”, explicó Anthony “nuestro hermano no parece entender la magnitud de su daño todavía, pero eso no es lo que me tiene así”
“¿Entonces qué es?”, inquirió Benedict con creciente interés. Anthony se retorció en su asiento y se sirvió un trago antes de hablar.
“Nuestra madre lo sabe”, dijo Anthony, la simple declaración cargada de peso. La reacción de Benedict fue inmediata.
“¿Lo sabe? ¿Por qué le dijiste? ¿Estás loco?”, exclamó Benedict incrédulo, casi gritándole “¿En qué estabas pensando?”. Anthony le hizo un gesto para que bajara la voz y volviera a sentarse.
“Yo no le dije”, se defendió Anthony “al parecer ella lo sospechaba, no sé desde cuándo, pero fue inútil negarlo”. Benedict parecía más calmado, pero el surco en su frente no desapareció.
“¿Es por eso que estaba tan callada durante la cena? ¿Se lo tomó muy mal?”, siguió Benedict con sus preguntas.
“No sé exactamente qué está sintiendo nuestra madre ahora”, admitió Anthony “pero dijo que no nos juzgaba”
“Eso no es tan malo, pensé que les había prohibido seguir con su relación”, dijo Benedict aliviado, pero aunque la reacción de su madre no fue el peor escenario, tampoco era el mejor.
“Casi”, murmuró Anthony “me dijo que debía mantenerme alejado de ella, por el bien de la familia”
“Sabes que…” Benedict comenzó a hablar.
“Si lo sé”, lo interrumpió Anthony “pero ahora ella está aquí y es tan tentador solo ceder”
“No te recomiendo que hagas eso”, le advirtió Benedict ya más serio.
“Ya lo sé, no pienso arruinar sus esfuerzos solo porque soy un egoísta”, dijo honestamente, sabía que todo el futuro de Penélope estaba en juego y él no se lo iba a arruinar.
“Eso me parece bien”, respondió Benedict, “pero si lo sabes, ¿por qué estás así?, pareces un hombre al que una mujer lo dejó”. Anthony suspiró, queriendo ser honesto con Benedict, pero no quería sentirse vulnerable; sin embargo, necesitaba hablarlo con alguien.
“La discusión de esta tarde, mientras los escuchaba, sentí que la culpa y la vergüenza se intensificaban, la conversación con mi madre tampoco fue de mucha ayuda y me hizo sentir peor”, Anthony evitó la mirada de Benedict concentrándose en el vaso que tenía en las manos, se sentía bien hablarlo por fin, pero no estaba acostumbrado a abrise a alguien.
“Sé que debe ser una situación difícil y no me imagino cuánto, pero debes ser capaz de superarlo, la familia estará bien, y Colin… bueno, él se lo buscó”, dijo Benedict tratando de reconfortar, pero en realidad no hizo mucho por él.
“Eso no ayuda en nada Ben”, replicó Anthony, “aunque estoy más preocupado por Penélope que por Colin”
“¿Por qué por ella?”, preguntó su hermano frunciendo el ceño.
Anthony vaciló al responder, no quería dejar salir más de lo necesario “¿No estaría mejor sin esta dificultad extra? ¿Dejándola ser libre e irse como tenía planeado en un principio?”. Uno de sus temores era que Penélope pensara eso mismo en algún momento si la situación se ponía aún más difícil.
“¿Quieres hacer eso?”, inquirió Benedict sorprendido.
“No”, admitió Anthony con amargura, “y es lo que me pone peor, porque ni siquiera sabiendo eso, puedo ser capaz de dejarla ir”
“¿Estás seguro que ella todavía quiere eso?”, cuestionó Ben, parecía estar tratando de entender su flujo de pensamientos. Anthony podría decir que ni él mismo los entendía.
“No lo creo”, respondió Anthony, “pero si es por el bienestar de esta familia seguro diría que sí”
“No puede ser que los dos sean de los que se sacrifican por la familia”, murmuró Ben con incredulidad y él sonrió ante eso.
“Tenemos algunas cosas en común”, reconoció Anthony con cariño.
“Me doy cuenta, pero aun así son tan distintos que me pregunto cómo fue que sucedió todo esto”, comentó Benedict, parecía realmente confundido por como se desarrolló todo el asunto.
“Ni yo lo sé”, reconoció Anthony, “a veces me pregunto si en otras circunstancias nos hubiéramos encontrado”
“¿Tienes una respuesta?”, le preguntó Ben.
“Quiero creer que sí”, murmuró casi para sí mismo.
No queriendo hablar más de lo mismo, decidió cambiar de conversación y disfrutar de la compañía de su hermano antes que se fuera a su cabaña, así pasaron el resto de la noche en su estudio. Esperando que su familia se fuera a dormir para poder hablar con Penélope, un poco antes de la media noche Benedict anunció que iba a salir.
“Nos vemos mañana, hermano”, le dijo al salir, él se quedó en el estudio sirviéndose un último trago, cuando escuchó que la puerta se abría y se cerraba rápidamente.
“¿Se te quedó algo Ben?”, preguntó Anthony todavía de espaldas a la puerta.
“¿Podemos hablar?”, escuchó a Penélope y él de inmediato se giró.
“Claro, ven, sentémonos”, Anthony se acercó a ella y la llevó hasta los sillones frente a la chimenea “¿De qué quieres hablar?”. Penélope respiró hondo antes de comenzar a decir lo que quería.
“¿Estás molesto conmigo? Se que te grité cuando Colin estaba aquí y lo siento”, dijo ella con una mirada de arrepentimiento en los ojos. “No quería que mi frustración cayera sobre ti”
“¿Por qué piensas que estoy molesto?”, le preguntó él tranquilamente, no le había dado razones para pensar eso.
“Porque no me has hablado en toda la noche y apenas me miraste”, dijo Penélope bajando la mirada con un tono de tristeza en su voz. Anthony tomó su rostro suavemente para que lo mirara.
“No es por ti, sé que en ese momento tu rabia no estaba dirigida a mí. Después que te fuiste a tu habitación, mi madre habló conmigo”, Anthony decidió ser honesto sobre el motivo de la conversación, a ella también le afectaba.
“¿Qué te dijo?”, preguntó ella preocupada.
“Dijo que, tras ver a Colin así, lo mejor era que nos alejáramos para no levantar sospechas, pues, en sus palabras, ignoramos de qué sería capaz”, respondió Anthony con molestia, cada vez que pensaba en eso le producía un malestar.
“Eso es ridículo, en esta casa él único que no sabe que tenemos algo es Greg”, exclamó Penélope con frustración levantándose de su asiento.
“Eso le dije, pero se mantuvo en su postura porque incluso los empleados pueden hablar”, Anthony la tomó de los brazos tratando de calmarla.
Penélope asintió, un dejo de resignación en su rostro “Bueno, eso es cierto”, admitió “la mayoría de los chismes que consigo proviene de los sirvientes”, Penélope se volvió a sentar a su lado ahora con una evidente preocupación reflejada en sus ojos.
“Mi madre está preocupada”, comentó Anthony, “se siente fatal por permitir esto. Pero no te sientas culpable, ella sabe que todo esto sucedió sin que lo planeáramos”, añadió para que se sintiera un poco mejor, pero rápidamente notó que no lo había logrado.
“He puesto a tu familia en una situación difícil”, murmuró Penélope, su voz cargada de culpa.
Anthony negó con la cabeza y la atrajo hacia él. “Nada de eso”, dijo con firmeza, “son cosas que pasaron y deben aprender a vivir con ello. Si es el caso, yo también debería tomar parte de responsabilidad”
“Tienes razón, esto no hubiera sucedido de no ser por ti y tu insistencia”, no podía ver la expresión de Penélope, así que no sabía si estaba jugando con él o no, pero un escalofrío le recorrió la espalda y se separó de ella.
“¿Es lo que sientes en realidad?”, preguntó Anthony con un hilo de voz, el nudo en su garganta creciendo, sus miedos materializándose de repente. “¿Te arrepientes?”, preguntó aun sin querer saber la respuesta.
Entonces, Penélope soltó una carcajada, sorprendiéndolo por completo. “¿Por qué te ríes?”, preguntó él, confundido y con el corazón latiendo con fuerza.
“Debiste ver tu cara”, dijo ella, con una sonrisa radiante. “Si me puedo arrepentir de algo en la vida, es de no haber puesto mis ojos en ti primero”. El alivio inundó a Anthony y soltó la respiración que no se había dado cuenta que estaba conteniendo.
“No vuelvas a hacer eso”, dijo él todavía un poco afectado. Penélope se acercó para rodearlo en un abrazo.
“Lo siento, pero fue una buena oportunidad”, respondió ella con una sonrisa y Anthony no pudo estar molesto por más tiempo.
“Eres una amenaza para mi cordura”, respondió Anthony, “estuve muriendo en esos segundos”. Penélope dejó de reírse y cambió a expresión seria. “Lo siento”, murmuró.
“Está bien, pero de verdad no lo hagas más”, dijo Anthony devolviéndole el abrazo. Miró el reloj encima de la repisa de la chimenea y decidió que era hora de retirarse. “Es hora de dormir, vamos, te acompaño a tu habitación”, dijo levantándose del sillón.
“¿Tan rápido te quieres deshacer de mí?”, preguntó Penélope con media sonrisa iluminando su rostro.
“Sabes que si fuera por mí pasaría toda la noche contigo”, admitió Anthony, “pero como no se puede, es mejor no tentar al destino”
“Ni un beso me has dado”, murmuró Penélope con un puchero que hizo que el corazón de Anthony se acelerara. “Que poco caballeroso, mi señor”. Penélope sabía que decir para que él cediera, y Anthony era débil ante ella.
“Tienes razón”, dijo Anthony, acercándola a él con suavidad. “Seria imperdonable no complacer los deseos de una dama”. Sus labios se encontraron en un beso tierno, un roce fugaz que dejó a ambos con ganas de más. “Ahora, creo que es hora de que descanses”, aunque la idea de dejarla ir le resultaba casi insoportable.
Salieron del estudio en silencio, evitando los pasillos principales para no encontrarse con ningún sirviente. Al llegar a la puerta de la habitación de Penélope, Anthony soltó su mano con reluctancia. Antes de que ella pudiera entrar, la giró hacia él y la besó de nuevo, esta vez con una pasión contenida que prometía mucho más.
“Buenas noches, Penélope”, dijo, su voz cargada de anhelo.
“Buenas noches, Anthony”, respondió ella, con una sonrisa que le hizo sentir, que en realidad no todo era tan malo.
Penélope cerró la puerta detrás de ella, y Anthony se dirigió a su propia habitación, donde el sueño se negaba a llegar. Las conversaciones del día, las tensiones, los momentos robados… todo se mezclaba en su mente, alimentando sus temores que amenazaban con consumirlo. Anthony sabía que debía mantener la distancia, pero cada vez le resultaba más difícil.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Al día siguiente estaban todos en el salón de la casa Bridgerton, Penélope estaba bordando junto a Violet y los más pequeños estaban jugando con las cartas. Anthony había salido temprano para hacer un recado, no sin antes despedirse de ella, pero el momento fue interrumpido por Lady Bridgerton, que los miró con desaprobación, pero no dijo nada.
Ahora Penélope se encontraba muy concentrada en su tarea de bordado, no era muy buena, pero quería intentarlo, tal vez le podría regalar algo a Anthony. Estaba intentando hacer un diseño con sus emblemas familiares, pero no estaba saliendo bien.
“Lady Bridgerton, tiene una carta”, dijo él mayordomo entrando al salón, se la entregó a Lady Bridgerton y se retiró tan rápido como llegó.
“Es de Daphne”, susurró Lady Bridgerton, mientras abria la carta con urgencia y la leía “Dice que ya nació su hija, tuvo una niña”, exclamó emocionada.
“Eso es una excelente noticia”, exclamó Penélope, igual de emocionada “¿dice que nombre le puso?”. Con todo lo que había pasado, Penélope se había olvidado del embarazo de Daphne, pensó en enviarle una carta para felicitarla.
“Su nombre es Belinda”, respondió Lady Bridgerton con una emoción apenas contenida.
“Vaya, así que va a seguir nombrando a sus hijos alfabéticamente”, Penélope comentó, siempre había pensado que era un poco peculiar.
“Es muy ordenado”, respondió de inmediato Lady Bridgerton.
“Claro que sí”, dijo Penélope “¿va a ir a visitarla?”
“Por supuesto, no pude estar para su parto, pero ahora iré a visitarla a ella y a mis nietos ¿Quieres venir conmigo?”, le preguntó Lady Bridgerton, ella no tenía pensado en ir, aunque supuso que era lo que le correspondía, al fin y al cabo eran familia.
“No sé qué tan buena idea sea que salga de Londres con todo el proceso de la anulación, tendría que consultarlo con el señor Cavendish”, se explicó Penélope. Ahora que comenzaba seriamente el proceso con Colin presente, no sabía cuáles eran los procedimientos a seguir.
“¿Señor Cavendish? ¿Ese es el nombre de tu abogado?”, preguntó Lady Bridgerton inquisitiva.
“Sí, ¿por qué?”, respondió Penélope volviendo a su bordado, que no se dio cuenta de la mueca que hizo Lady Bridgerton a su lado.
“Entonces es por eso que nos estuvo entrevistando”, comentó Lady Bridgerton asimilando la información.
“Oh, sí, estaba reuniendo testimonios de todos”, admitió Penélope, todavía pendiente a su bordado.
“Y Anthony lo sabía”, añadió Lady Bridgerton, no esperando confirmación.
Penélope levantó la cabeza de su bordado. “Sí, Anthony fue quien me ayudó a encontrar al señor Cavendish”, respondió y supo que había dicho de más porque Lady Bridgerton puso mala cara.
“Por supuesto que te ayudaría con eso”, espetó Lady Bridgerton y Penélope de inmediato sintió la necesidad de defender a Anthony.
“No fue nada por lo que usted está pensando, cuando me ofreció su ayuda estoy bastante segura que Anthony todavía no reconocía sus sentimientos por mí. Lo hizo porque me quería apoyar como un amigo”, trató de justificarse Penélope, en realidad Anthony no había tenido mala fe al brindarle su ayuda.
“Eso es bastante noble de su parte”, comentó Lady Bridgerton con voz neutra, sin mostrar más de lo que decía. Y Penélope no sabía qué decir.
“Criaste a un buen hombre”, dijo Penélope tratando de aligerar la conversación.
“Es bueno saber que por lo menos dos de ellos todavía se siguen comportando como caballeros”, Lady Bridgerton soltó un suspiro.
“Benedict también se comporta bien”, añadió Penélope con una sonrisa.
“Tienes razón”, Lady Bridgerton asintió devolviéndole el gesto y Penélope se tranquilizó.
“Debería escribirle una carta a mi abogado para preguntarle sobre el viaje”, anunció Penélope, se levantó y se dirigió a su habitación. No tenía muchos ánimos de viajar pero sabía porque Violet lo estaba haciendo; sin embargo, era probable que cuando Anthony se enterara también quisiera ir a ver a su sobrina y todos los demás también. Por lo que toda la familia se presentaría en Clyvedon, todos sus esfuerzos de cierta forma serían inútiles.
Terminó la carta y se la dio a un lacayo para que se la entregara directamente a la casa del señor Cavendish, quería conseguir una respuesta rápida. Volvió al salón y pasó el resto de la mañana con Hyacinth y Greg. Después del almuerzo le dieron ganas de salir, se inventó que iba al mercado por plumas y salió de la casa Bridgerton. En realidad quería visitar a Gen, los Bridgerton eran excelentes con ella, pero en estos momentos necesitaba una amiga y a Gen tenía días sin verla. Tomó el carruaje familiar y salió camino a la modista.
Horas después cuando regresó a la casa Bridgerton, era un poco antes de la hora de la cena, se dirigió al salón, saludó a los Bridgerton presentes y se sentó, al rato entró Humboldt con una carta para ella, podía esperar que fuera del abogado, la tomó y la leyó enseguida.
Señora Bridgerton,
Yo no veo ningún problema en que usted viaje, cualquier proceso con usted en el tribunal ahora mismo está en pausa porque me informaron que el señor Bridgerton se presentó con su abogado y espera reunir pruebas, podemos decir que el proceso avanza bien; sin embargo, usted todavía es una mujer casada, por lo que necesita el permiso de su esposo para esas cosas. No veo motivo para que le niegue el viaje, ya que es para visitar a su hermana y lo más probable es que él quiera ir con usted, no le agradará esto último, más no puedo hacer nada al respecto. La decisión queda en sus manos.
También quiero comentarle que voy a comenzar una investigación sobre su esposo, para saber que estuvo haciendo durante todo este año, podría encontrar algo útil para quitarle credibilidad al señor Bridgerton, la mantendré al tanto de cualquier novedad.
A su servicio,
Samuel Cavendish.
“¿Pasó algo Penélope?”, le preguntó Lady Bridgerton, pendiente de lo que ella estaba haciendo. Penélope levantó la vista de la carta, y respondió. “Es la respuesta del abogado, dice que le tengo que informar a Colin, ya que él legalmente sigue siendo mi marido”
“No veo razón para que se niegue”, dijo Lady Bridgerton de inmediato. Penélope sabia que eso era cierto.
“Pero querrá ir con nosotros, Daphne es su hermana favorita y tiene tiempo que no la ve”, respondió ella, no quería comunicarse con Colin en el futuro cercano y parecía que el destino estaba en su contra.
“Si quieres yo me encargo de eso con él”, se ofreció lady Bridgerton y Penélope sintió un afecto sincero por la mujer.
“Se lo agradecería mucho, no quiero hablar con él”, reconoció Penélope.
“Está bien, puedo enviarle una carta de inmediato, para informarle que te vas conmigo y los demás a visitar a Daphne porque ya dio a luz. Él puede tomarlo como quiera, pero no estamos haciendo nada malo”, dijo Lady Bridgerton mientras se levantaba de su asiento, antes de salir le dio un apretón en el hombro.
A Penélope no le gustaba todo el asunto de tener que informarle a Colin a donde iba y con quién, para Penélope él no era nadie significativo en su vida, no se merecía tal cortesía de su parte y mucho menos si eso implicaba que la podía controlar.
“Penélope”, la saludó Anthony al entrar al salón.
“Anthony”, dijo ella con una sonrisa. “Te demoraste”. Anthony se sentó a su lado, dejando una distancia prudente entre ellos.
“Estaba con los hombres que trabajaron como tus vigilantes, ahora que no estás en esa casa, ya no los necesitas, ayer cuando Colin los mencionó me acordé y quise dejarles la opción de trabajar en alguna de nuestras propiedades o podían irse libremente”, respondió él tomándole la mano discretamente. Penélope aceptó el gesto porque le gustaba como se sentía su mano sobre la suya.
“Eso es bastante amable, ¿qué te dijeron?”, preguntó ella interesada, le agradaban mucho y no quería que se quedaran sin trabajo sin más.
“Quieren trabajar en una de las propiedades, estuvimos con mi abogado viendo en donde se necesitaba el personal”, a Penélope le agradaba que Anthony se preocupara por la gente que trabajaba para él y así se lo hizo saber.
“¿Qué ha pasado hoy? Estabas pensativa cuando llegué”, preguntó él cambiando de tema.
“Daphne dio a luz, es una niña”, le informó ella emocionada, siempre le habían gustado los bebés, pero al ser la última hija y con pocos familiares cercanos, casi nunca tuvo la oportunidad de estar cerca de uno.
“Mi madre debe estar emocionada”, comentó Anthony y ella asintió. “Bastante, de hecho”
“¿Eso te tenía triste?”, Anthony la miró preocupado y ella negó de inmediato.
“No era eso, tu madre quiere que la acompañe, pero no sabía si podía irme sin más por si había algún proceso en el tribunal, le escribí al señor Cavendish y dijo que debía informarle a Colin porque legalmente sigo siendo su esposa”, Penélope puso los ojos en blanco ante esto último, no le gustaba referirse a sí misma de esa forma.
“¿Eso es lo que te molesta?”, le preguntó él, todavía la preocupación no había abandonado su rostro, quería tranquilizarlo, pero debía guardar las distancias, se contentó con apretarle la mano.
“Eso y el hecho que seguro va a querer acompañarnos y yo no lo quiero ver”, respondió Penélope, pensando en como hacer para evitar a Colin si se unía a ellos en el viaje.
“Mi hermano debe estar ocupado con su abogado, no creo que le dé tiempo de irse con nosotros”, Anthony intentaba calmarla, pero sabía que Colin iría.
“Eso es verdad, pero puede dejar a su abogado encargándose de todo antes de unirse, es Daphne, él no pasaría la oportunidad de visitarla”, lo peor, pensó Penélope es que Daphne todavía no sabía nada de lo que había sucedido y ella no quería contarlo a más personas, además ella y Daphne no tenían una relación tan profunda como con los demás Bridgerton.
“No nos preocupemos mucho por eso ahora, mi hermano puede hacer lo que quiera, pero vas a estar con nosotros y te protegeremos de él”, decidió confiar en eso y asintió. Se inclinó un poco hacia él y murmuró “Quisiera poder abrazarte ahora mismo”.
“Yo también”, se acercó un poco más a ella, dejando poco espacio entre ellos. “Hueles a vino, ¿tomaste con mi madre?”, preguntó Anthony.
“No, estuve con Gen, tenía tiempo sin ir a visitarla”, se preguntó si Lady Bridgerton había percibido su olor, eso iba a ser difícil de explicar.
“Me da gusto que hayas salido a distraerte”, escucharon unos pasos acercándose y Anthony se movió hasta el otro lado del sofá.
Violet entró al poco rato. “Ya le envié la carta a Colin y como Daphne debe esperarnos, deberíamos partir en dos días. Anthony ya que estás aquí, es tiempo suficiente para dejar listo todo”, dijo Lady Bridgerton mirándolos con sospecha.
“Eso es demasiado pronto, madre”, replicó Anthony, “no es suficiente tiempo”.
“Quiero conocer a mi nieto, además podemos quedarnos con ellos unas dos semanas y partir directamente hacia Aubrey Hall, asegúrate que esté todo listo”, ordenó Lady Bridgerton y a Anthony no le quedó más remedio que asentir.
“Cualquiera diría que yo no soy quien manda en esta casa”, murmuró Anthony no lo suficientemente bajo como él creyó que había sido.
“¿Dijiste algo, hijo?”, preguntó Lady Bridgerton arqueando una ceja.
“Nada madre, me encargaré de eso tal como pediste”, respondió Anthony dócilmente y Penélope se rio levemente por la dinámica entre ambos.
“Excelente, ahora pasemos a cenar”, anunció Lady Bridgerton, todos se levantaron de inmediato y caminaron hacia el comedor, Penélope nuevamente se sentó junto a Hyacinth. Comieron en medio de conversaciones animadas por el nuevo bebé que había en la familia y los planes para el viaje, que duraba cuatro días y ellos siendo seis iba a ser necesario dos carruajes o tal vez tres. Cuando terminaron de comer, se dirigieron de nuevo al salón, pero antes que pudieran entrar, Violet la tomó del brazo.
“Ven conmigo”, le dijo Lady Bridgerton, se giró para buscar con la mirada a alguien “Anthony, ven, necesitamos hablar”, en el momento que Anthony estuvo a su lado, comenzó a guiarlos hasta el estudio.
“¿Qué pasa madre?”, preguntó Anthony con confusión.
“Vamos a ir a la casa de Daphne, durante dos semanas”, dijo Lady Bridgerton, Anthony y Penélope se miraron confundidos porque ya eso lo sabían.
“Ya nos lo habías dicho”, respondió Anthony, esperando que su madre diera más detalles.
“Sí, pero ustedes saben que Daphne y Colin tienen un vínculo especial, quiero que les quede muy en claro que necesitan comportarse adecuadamente, sean cordiales pero nada más”, trató de explicarse Lady Bridgerton, pero ellos seguían confundidos.
“Eso hago madre”, respondió Anthony a la defensiva.
“No, saben que Daphne es demasiado observadora, los ve juntos por dos minutos y se dará cuenta de todo y si ella lo sabe se lo dirá a Colin de inmediato”, entonces Penélope entendió el motivo de la pequeña reunión.
“Está bien, si es necesario, reduciremos nuestro tiempo en el mismo espacio y solo nos encontraremos durante las comidas”, dijo ella firmemente, para despejar las dudas de Lady Bridgerton. Anthony la miró con mala cara, pero ella negó levemente con la cabeza para que no dijera nada más.
“Me parece bien”, Lady Bridgerton parecía complacida porque todo había sucedido como ella quería y salió dejándolos solos.
“No se si mi madre está de acuerdo o no con esto, su comportamiento me resulta confuso”, dijo Anthony apenas se cerró la puerta.
“Yo diría que un poco de ambos, es una mujer de tradiciones, esto sin duda la ha puesto a cuestionarse todo lo que le han enseñado, además que sus dos hijos están involucrados, ella está entre la espada y la pared”, trató de explicarle, Penélope sabía que debían andar con cuidado alrededor de Lady Bridgerton, todo se sentía delicado.
“Pero ayer dijo que estaba bien”, respondió Anthony.
“No dijo exactamente eso, ella está tratando de conciliar la situación, dale tiempo”, dijo Penélope y Anthony asintió. “Creo que deberíamos salir, antes que tu madre mandé a alguien a buscarnos”, Anthony se acercó para darle un beso y rápidamente salieron del estudio. Al momento de llegar al salón, Hyacinth se dirigió a ella.
“Pen ven, haz equipo conmigo para ganarle a Ben y Greg”, Penélope se sentó junto a Hyacinth de inmediato. Anthony se sentó al lado de sus hermanos para ayudarlos y estuvieron el resto de la noche divirtiéndose compitiendo entre ellos.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Los siguientes dos días los pasaron en planeación y preparación para ir a la casa de Daphne y Simón, aunque decir casa era incorrecto, era más un castillo según decía Hy. Estaba emocionada por conocerlo por fin, pero el viaje era de cuatro días y todavía tenía que esperar. Penélope se arregló temprano y bajó hasta el vestíbulo, no había nadie, así que los esperó cerca de la entrada.
“Uno diría que siendo menos podríamos estar listos a tiempo”, escuchó decir a Lady Bridgerton, mientras se acercaba.
“Tal vez estén acostumbrados a hacerlo, que ya no importa si son muchos o pocos, siempre llegarán tarde”, respondió Penélope, ya tenían varios minutos de atraso.
“¿Cómo era en tu familia?”, preguntó Lady Bridgerton curiosa.
“Todas llegábamos a tiempo, mi madre no soporta la impuntualidad y si llegabas tarde lo más probable es que se fuera sin ti”, su madre sin duda tenía métodos cuestionables de crianza.
“Eso es…”, comenzó a decir Lady Bridgerton.
“Lo sé”, respondió Penélope interrumpiendo, “pero fue efectivo, desde entonces siempre estábamos puntuales, incluso antes que ella”.
“Creo que tal vez tuve que ser más dura con mis hijos”, comentó Lady Bridgerton y ella se rio “No lo recomendaría tampoco”
“¿De qué hablan las damas?”, preguntó Anthony acercándose a ellas.
“De lo impuntuales que son todos”, respondió Penélope con una sonrisa.
“No lo somos, estoy aquí a tiempo”, dijo Anthony ligeramente ofendido, pero le sonrió de vuelta.
“Eso fue hace diez minutos, ahora es tarde, se supone que querías salir temprano para no llegar tan de noche a la posada”, lo reprendió Lady Bridgerton. Y Anthony se vio visiblemente avergonzado. “Está bien, iré a buscar a mis hermanos”, Anthony subió las escaleras con rapidez y pudo escuchar cada uno de sus gritos hacia sus hermanos, menos de cinco minutos después ya estaban todos listos para partir.
“Hyacinth y Penélope vienen conmigo”, dijo Lady Bridgerton “ustedes tres en el otro carruaje” terminó de decir, un lacayo se acercó para ayudarla a subir e hizo lo mismo con Hyacinth y luego con ella. Cuando ya estaban cómodas, el carruaje comenzó a moverse. Les esperaban varias horas confinadas. Afortunadamente, Hyacinth nunca se quedaba sin tema para hablar y entre ella y sus libros pudo hacer más llevadero el viaje. Cuando llegaron a la posada en la tarde, todos estaban visiblemente agotados, tomaron la cena y cada uno fue hacia su habitación. Penélope se durmió, apenas su cabeza tocó la almohada.
Los siguientes tres días fueron parecidos, se levantaban, desayunaban en la posada en la que estaban y seguían con el viaje hasta que diera la tarde y llegaran a la siguiente posada y pasaran la noche. Penélope no veía la hora de llegar, estaba cansada de pasar todo el día en un carruaje. Sintió que el carruaje se detuvo.
“¿Ya llegamos?”, preguntó ella impaciente, Lady Bridgerton no alcanzó a responder cuando abrieron la puerta del carruaje.
“Hemos llegado”, anunció el lacayo, mientras las ayudaba a bajar. Apenas puso un pie fuera del carruaje, se quedó impresionada por la vista que tenía enfrente. El castillo era magnífico.
“Cierra la boca Penélope”, dijo Anthony apareciendo a su lado. Penélope le dio un ligero golpe en el brazo. “No me culpes, es impresionante”, se justificó ella recorriendo el castillo con la mirada.
“Es cierto, ventajas de ser duque supongo”, comentó Anthony mientras recorría la propiedad con la mirada.
“Es increíble, ¿nos alcanzarán estás dos semanas para poder conocer todo?”, estaba emocionada por tener algo que hacer y descubrir todos los días.
“No lo creo, Daphne todavía no ha podido recorrer todo este lugar y ya lleva años viviendo aquí”, la emoción de Penélope se redujo un poco, pero aun así estaba emocionada por conocer lo que pudiera.
“Espero poder ver la biblioteca”, comentó con una sonrisa.
“Por supuesto, que te puede atraer más a ti que un lugar lleno de libros”, replicó Anthony, pero su conversación fue interrumpida por Simón, que apareció en la entrada.
“Bienvenidos”, dijo Simón bajando las escaleras de la entrada “pueden entrar, mis lacayos se encargarán de sus cosas”. Todos comenzaron a entrar ordenadamente y saludaban a Simón al pasar.
“¿Cómo les fue en el viaje?”, preguntó Simón mientras caminaban más allá del vestíbulo.
“Muy bien”, se apresuró a responder Lady Bridgerton “¿podemos ir a ver a Daphne y a mi nieto?”, pero antes que Simón pudiera decir algo, Anthony habló. “Madre, creo que primero podemos ir a refrescarnos y después ver a Daphne y a mis sobrinos, no se van a ir a ningún lado”
“Creo que Anthony tiene razón, descansen un rato y nos encontramos en el salón antes de la cena”, dijo Simón, “mis lacayos les indicarán sus habitaciones”, añadió mientras varios de sus lacayos se dirigían hacia ellos.
“Gracias Simón, familia ya escucharon”, anunció Anthony y todos subieron a sus habitaciones, Penélope le dijo a una doncella que le preparara un baño. Necesitaba relajarse y bañarse correctamente. Preparó un vestido para la cena y se cambió el que tenía. Había dejado a Rae en Bridgerton house, se encontrarían en Aubrey Hall en la fecha programada.
Tan pronto como tuvieron todo listo entró a la bañera y se relajó, necesitaba este momento, cuando sintió que ya había pasado mucho tiempo, se vistió y bajó. Tuvo que preguntar a la doncella dónde estaba el salón principal porque la casa tenía muchos pasillos y temía perderse. Entró al salón y ya estaban casi todos, solo faltaba por bajar Ben y Daphne. Como si lo hubiera invocado, a su lado apareció Benedict “¿Todavía no baja Daphne?”, preguntó.
“Ya estoy aquí hermano”, Daphne entró con su hija en manos. “Les presento a Belinda” Lady Bridgerton y Hyacinth se levantaron de inmediato.
“Se parece mucho a ti” dijo Lady Bridgerton tomando al bebé en brazos “es preciosa”. Lentamente, los demás Bridgerton se fueron acercando a conocer a su sobrina, ella se quedó cerca pero mantuvo la distancia.
“¿Quieres cargarla Penélope?”, le preguntó Daphne.
“No creo que sea prudente, nunca he cargado a un bebé tan pequeño”, trató de excusarse, tenía miedo de dejarla caer.
“Es muy fácil, ven”, Lady Bridgerton se acercó a ella “solo pon un brazo bajo su cabeza y otro bajo sus piernas”, Violet le entregó al bebé y ella lo agarró lo más fuerte que pudo para no dejarlo caer “Relájate, sostenlo, no lo aprietes”. Penélope hizo exactamente eso y cargó a Belinda, era tan pequeña. “Así es ¿Ves? Es fácil”, le sonrió Lady Bridgerton.
“Es muy bonita, felicidades, Daphne”, dijo Penélope sonriéndole a la bebé. Se veía tan frágil, era increíble como se podía crear una nueva vida.
“Gracias, ahora que mi hermano volvió no demoraras en tener el tuyo”, comentó Daphne con una sonrisa y el buen humor de Penélope desapareció. Eso nunca va a pasar, pensó para sí misma.
“¿Cómo sabes que Colin volvió?”, le preguntó Benedict a Daphne. Algo que ella también quería saber.
“Simón me dijo porque Hyacinth le dijo”, respondió Daphne sin notar la tensión que se formó entre ellos. Penélope le entregó la bebé a Anthony. “Creo que ya la cargué lo suficiente”, dijo ella “Gracias por recibirme”, añadió Penélope.
“Claro, somos familia”, dijo Daphne con una sonrisa, aunque a Penélope no le pareció muy honesta.
“Cierto”, murmuró para sí misma. La habitación quedó en silencio incómodo después de eso.
“Deberíamos pasar al comedor”, dijo Daphne rompiendo el silencio “Anthony entrégale a Belinda a su nana”. Pasaron al comedor, Penélope quedaba impresionada al entrar en cada habitación de esa casa, todo era tan opulento y magnífico. Tomó asiento en el puesto asignado, mientras observaba la habitación a detalle. Anthony apareció a su lado y se sentó.
“Anthony qué estás haciendo”, le preguntó ella en voz baja, pero alarmada mirando a su alrededor.
“No hay de qué preocuparse, aquí no soy la persona de más rango”, respondió Anthony señalando lo evidente.
“Como tu madre nos diga algo, toda la responsabilidad es tuya”, le advirtió ella y se giró nuevamente hacia la mesa.
“No va a decir nada, está muy feliz con sus nietos”. Dijo él señalándola. Comenzaron a servir el primer plato, Hyacinth y Violet estaban haciendo todo tipo de preguntas a Daphne y Simón y los demás se unían de vez en cuando. Cuando cambiaron al segundo plato, la conversación cesó, comieron en silencio disfrutando cada uno su plato.
“Si mi hermano regresó, ¿Por qué no vino con ustedes?”, preguntó Daphne a nadie en particular y fue Benedict quien respondió. “Tenía cosas que atender en Londres”, dijo brevemente. Penélope se tensó sabiendo la ronda de preguntas que seguían.
“¿Por qué no te quedaste con él, Penélope? Supongo que después de no verlo un año querrías pasar tiempo con él”, Daphne la miró con curiosidad.
“No es así”, respondió ella sin querer dar detalles, concentrada en su comida.
“¿Por qué?”, preguntó Daphne, detestaba ese rasgo de los Bridgerton, podían ser verdaderamente insistentes.
“Estoy viviendo en la casa Bridgerton con tu madre y tus hermanos, no con el señor Bridgerton”, dijo Penélope, dejando de comer, su apetito desapareció.
“¿Pelearon? Pero si apenas volvió”, Daphne la miró confundida.
“No exactamente”, respondió Penélope, tratando de buscar la forma de como decirle a Daphne lo que había pasado.
“No entiendo”, murmuró Daphne , mirando a su madre y a sus hermanos, esperando una respuesta. Pero ninguno habló y Penélope supo que lo tenía que decir.
“Solicité la anulación de mi matrimonio, por eso no vivo con el señor Bridgerton”, Daphne jadeó con sorpresa.
“¿Estás segura de eso?”, preguntó Daphne estupefacta.
“Muy segura”, dijo Penélope con firmeza. Sintió que Anthony tomaba su mano debajo de la mesa y ella agradeció el gesto.
“¿Por qué? ¿Es porque se fue a sus viajes?”, cuestionó Daphne, mirándola con desaprobación.
Penélope asintió levemente. “Eso tuvo que ver, pero es más porque la relación con el señor Bridgerton no existe”
“Eso es egoísta, pueden intentarlo”, insistió Daphne, con un tono de súplica. Escuchó que Anthony decía Daphne en tono de advertencia, pero Daphne lo ignoró.
“Puede que lo sea”, admitió Penélope, “pero es la decisión más sensata para nosotros, no hay futuro en nuestra relación luego de la forma en cómo ha actuado el señor Bridgerton”
“Estoy segura que mi hermano está arrepentido”, intentó decir Daphne, aunque Penélope notó que su voz carecía de convicción.
“Lo dudo mucho”, respondió Penélope, la amargura filtrándose en su tono.
“Deberías pensar esto bien”, insistió Daphne. Esto no era una situación donde ella permitiera opiniones, controlando un poco su temperamento, Penélope la miró fijamente. “Le pregunto algo su gracia, si su marido se hubiera hecho lo mismo con usted ¿qué hubiera hecho?”
Daphne vaciló, la comparación la tomó por sorpresa. “Eso no es…”, trató de hablar, pero Penélope la interrumpió. “Es lo que es, puede que sea su hermano, pero no toleraré que me juzgue sin saber toda la versión. Porque sí, puede pensar que soy egoísta pero solo estoy haciendo lo que es mejor para mí”
“¿Y qué es lo mejor para mi hermano?”, cuestionó Daphne, se veía visiblemente molesta.
“Eso dejó de ser problema mío hace mucho tiempo”, respondió Penélope con frialdad. Lo que pareció sorprender a Daphne. “No puede ser que hagas eso”, exclamó con incredulidad.
“Lo hago”, replicó Penélope, “porque su hermano sin duda lo hizo ¿Lo juzgó por eso también?”
“Está bien, basta, terminemos la cena”, interrumpió Lady Bridgerton, “Daphne, por favor, es una decisión que ya se tomó y ya está en marcha. Colin lo sabe”.
“No me digas que estás de acuerdo madre”, dijo Daphne con incredulidad mirando a cada miembro de su familia.
“Se lo dije a tu hermano y te lo digo a ti. Penélope merece ser feliz y después de este año es evidente que en su matrimonio nunca lo será, así que por favor cambiemos de tema”, Lady Bridgerton le dedico una mirada a Daphne que hizo que dejara su serie de preguntas y luego la miró a ella con comprensión. Penélope bajó la mirada y le dio un último apretón a la mano de Anthony, antes de volver a su plato.
El resto de la cena pasó de forma tensa, pero hubo unas cuantas conversaciones. Penélope se apresuró a terminar su plato y se disculpó para irse a su habitación. No podía soportar más las miradas de juicio de Daphne, Simón había permanecido en silencio durante toda la charla. Le preocupaba que Daphne pudiera tomar lado en esto y apoyar a Colin. Tener una duquesa de su lado iba a marcar la diferencia, bueno una duquesa y un duque, Simón iba a tomar el lado que Daphne tomara, era ese tipo de hombre.
En vez de caminar hacia su habitación, caminó hacia los jardines, se adentró aún más hasta que llegó a una fuente y se sentó. No sabe cuánto tiempo estuvo viendo hacia el cielo, pero sintió que alguien se sentaba a su lado. Ni siquiera tenía que mirar para saber quién era.
“No debiste venir”, le dijo a Anthony.
“Daphne y Simón ya se retiraron a su habitación, no hay nadie de quien pueda preocuparme”, respondió Anthony con despreocupación.
“¿Sabes que Daphne puede ser testigo de Colin ahora no?”, preguntó Penélope girándose hacia él.
“No quiero decir esto, pero era algo que esperaba, siempre han sido muy unidos”, admitió Anthony, con un dejo de resignación. Penélope asintió, porque en realidad no le sorprendía, solo temía las consecuencias.
“Es su hermano”, añadió Anthony, Penélope lo sabía bien, todos eran muy leales, por eso todavía le costaba aceptar todo lo que hacían por ella.
“Tú también, si no nos hubiéramos hecho amigos y eventualmente no hubiéramos comenzado nuestra relación, ¿Lo habrías apoyado a él?”, preguntó Penélope, buscando una respuesta que sabía que él no le daría.
“Eso es difícil de responder”, respondió Anthony, evadiendo su mirada. Penélope asintió, porque aunque él no lo supiera, ella sí.
“Yo sé la respuesta”, afirmó Penélope, con una seguridad que no dejaba lugar a dudas.
“¿Cuál es?”, preguntó Anthony, intrigado.
“Lo hubieras apoyado, porque te habría importado demasiado el escándalo que podría traer para tu familia”, respondió Penélope, cuidando que su tono no fuera acusatorio.
“Yo no… No creo que lo hubiera hecho”, dijo Anthony, pero no parecía convencido.
“Lo hubieras hecho, y no te lo digo para atacarte ni nada de eso. Es porque quiero que entiendas a tu hermana, de los ocho Daphne puede ser la más tradicional, ha seguido el modelo de lo que se espera que sea una mujer, ella está pensando en todo, igual como lo hizo tu madre y como lo hiciste tu la noche que te lo conté ¿No recuerdas?”, concluyó Penélope, la pregunta resonando entre ellos.
“Tal vez tengas razón”, respondió Anthony asimilando sus palabras.
“No tienes que molestarte por ella en mi nombre, yo la comprendo”, le aseguró Penélope, suavizando su tono.
“Aun así, no debió hablarte de esa forma”, insistió Anthony, la indignación palpable en su voz.
“No puedo decir nada por eso, creo que fue la sorpresa”, Penélope trató de justificar a Daphne, sabía que no había sido la mejor con ella, pero no quería crear otra división en esa familia.
“Eres demasiado buena”, murmuró Anthony, con una mezcla de admiración y preocupación.
“Yo no lo creo”, replicó Penélope, “Hay una parte de mí que entiende las motivaciones de los demás, sus decisiones y por eso no los juzgo con dureza, pero hay otra parte que simplemente parece muy mezquina. No me consideraría ni buena ni mala”. Había tenido tiempo para reflexionar sobre su comportamiento con otros luego de lo que pasó con Eloise.
“No creo que seas mezquina”, dijo Anthony, con convicción.
“Lady Whistledown es la prueba de que lo soy”, replicó Penélope.
“Creo que estigmatizas mucho a tu seudónimo, Lady Whistledown solo cuenta lo que escucha, ¿que hay de mezquino en eso?”, cuestionó Anthony. Ella pudo haberle dado la razón, porque en un principio también pensó eso, ya no estaba tan convencida.
“Supongo que podrías preguntarle a tu hermana”, respondió Penélope, con una sonrisa irónica.
“Creo que es algo más complejo, si bien algunas de tus acciones pueden considerarse mezquinas, no quiere decir que lo seas por completo. Puedo decir que tu columna es una forma de crítica social ¿Qué no era eso lo que decía Eloise antes?”, argumentó Anthony, con un tono reflexivo.
“¿Entonces piensas que Lady Whistledown es buena?”, preguntó Penélope, con curiosidad. Siempre le había gustado escuchar como las personas se referían a su seudónimo.
“Lady Whistledown eres tú, y tú eres buena”, Anthony le sonrió mientras lo decía.
“A veces me entiendes mejor que yo misma”, admitió Penélope, le sorprendía cada vez que él decía algo así.
“Te conozco bien”, respondió Anthony con seguridad en su voz.
“Demasiado bien”, murmuró Penélope, “¿Puedes abrazarme?”
“Nunca me negaría a eso”, Anthony se acercó a ella y pasó su brazo por sus hombros acercándola más a él “no veo la hora en que estoy se resuelva”
“Yo tampoco, y no ha pasado ni un mes”, dijo Penélope con un suspiro. Esto iba a ser una espera muy larga.
“Solo nos toca ser pacientes”, dijo Anthony con voz tranquila.
“Es irónico que seas tú quien diga eso, eres de las personas más impacientes que conozco”, se burló Penélope, le encantaba cómo podía ser tan diferente con ella.
“Tú haces que valga la pena la espera”, respondió Anthony con sinceridad.
“Siempre sabes que decir, no pude haber encontrado a alguien más perfecto”, admitió con un suspiro de satisfacción, inclinándose más hacia él.
“Eso es cierto”, confirmó Anthony, con una sonrisa arrogante.
“Retiro lo dicho, demasiado egocéntrico, te quita lo atractivo”, Penélope bromeó dándole un ligero empujón.
“Me dueles, Pen”, se quejó Anthony, fingiendo dolor. Ella se rio, pero luego se detuvo.
“¿Cómo me llamaste?”, preguntó Penélope, con una chispa de curiosidad en sus ojos.
“Si no te gusta, no lo hago más”, respondió Anthony, con un tono cauteloso.
“No es eso, es solo que siempre me llamas por mi nombre”, era extraño escuchar Pen viniendo de él.
“Pensé que te gustaba más, por eso nunca lo cambié”, admitió Anthony, con un encogimiento de hombros.
“Me gusta más, me gusta como dices mi nombre. Pen fue un apodo que me dio Colin al conocerme, por eso tampoco te insistí en que me llamaras así”, Penélope sin querer había intentado crear nuevas cosas con Anthony, separándolo de sus experiencias anteriores, incluso antes de ser amigos, era bastante curioso.
“Está bien, supongo que debería tener mi propio apodo para ti, es lo apropiado”, dijo pensativo.
“No es necesario, me gusta que me llames Penélope”, le aseguró ella, pero el no la escuchó.
“Podría decirte cariño o mi amor, solo cuando estemos solos”, sugirió Anthony, con una sonrisa pícara.
Penélope sintió las mejillas calientes y aceptó “Me agrada eso.” Dijo devolviéndole la sonrisa.
“¿Quieres volver o nos quedamos un rato más?, preguntó Anthony, con un tono suave.
“Un rato más”, respondió Penélope, disfrutando del momento.
“Está bien cariño”, murmuró Anthony, Penélope sonrió, sintiendo un cálido cosquilleo en su interior.
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Al día siguiente Penélope se despertó de mejor ánimo, la noche con Anthony había acabado bien, volvieron a la casa bastante tarde. Pero a ella no le importó, había estado con él después de días separados y parece que eso le hubiera dado energías. Esperó a que la doncella que le habían asignado viniera a ayudarla a peinarse, ese no era su punto fuerte.
En cuanto estuvo lista bajó hacia el comedor, podría ser un momento incómodo pero no podía evitarlo para siempre. Llegó al comedor y saludó con unos buenos días. Los Bridgerton y Simón respondieron con normalidad, pero Daphne solo murmuró su saludo. Decidió ignorarla, no le servía de nada amargarse desde temprano. Desayunaron en un silencio tenso y bastante raro en la familia y luego cada uno se fue por su lado. El día estaba perfecto para una caminata por los jardines, así que decidió salir.
“Penélope” oyó que la llamaban, se giró y vio a Daphne acercándose a ella.
“Su gracia”, saludó Penélope cortésmente.
“Quisiera hablar contigo”, le ordenó Daphne y ella asintió. “Está bien, pero quisiera seguir viendo el jardín”, respondió Penélope, sin esperar que Daphne la siguiera.
“Puedes ir después y pedir que te ensillen un caballo, así sería más rápido explorar los terrenos”, le ofreció Daphne con amabilidad.
“Lo tendré en cuenta”, le dijo con un asentimiento. Dudaba mucho de la amabilidad de Daphne, pero aun así podía hacer el intento de hablarle.
“Quiero pedirte disculpas por la forma en cómo te hablé ayer”, Daphne parecía verdaderamente avergonzada.
“Está bien, lo entiendo, debió ser una sorpresa”, respondió Penélope con comprensión. Y Daphne asintió “Sí, lo fue”
Continuaron caminando en silencio, hasta que pocos minutos después Daphne volvió a hablar “Deberías pensarlo bien. Colin es un buen hombre, seguro serían felices”. Y ahí estaba, el verdadero motivo para venir a hablar con ella. Penélope no quería ser grosera, pero esto era muy intrusivo.
“No lo creo”, respondió ella seriamente, esperando que Daphne dejara el tema de una vez.
“¿Hay algo más que él te haya hecho?”, Daphne preguntó intrigada.
“¿Más que el hecho de haberse ido y olvidarse que yo existía? Sí, no cumplió sus votos”, dijo Penélope fríamente, sin mirar a Daphne.
“Debes estar equivocada, Colin no es así”, respondió Daphne con convicción. Y Penélope se aguantó las ganas de reírse.
“Al parecer no conoces a tu hermano”, murmuró Penélope sin prestar atención a lo que hacía Daphne detrás de ella.
“¿Él te lo dijo?”, Penélope pudo escuchar un atisbo de duda en su voz.
“No lo hizo textualmente, pero su reacción me lo confirmó”, se giró para mirarla y Daphne estaba tratando de encontrar las palabras para continuar con esto.
“Aun así es algo que hacen los caballeros, no deberías tomar una decisión tan extrema por eso. Puedes intentarlo”, insistió Daphne, y eso hizo que la molestia de Penélope aumentara.
“Estoy segura que no pensaría eso si fuera su marido”, espetó ella, y Daphne retrocedió sorprendida.
“Penélope yo…”, comenzó a decir Daphne, pero Penélope la interrumpió. “No estoy pidiendo consejos y mucho menos permiso para lo que hago, la decisión la tomé hace mucho y la voy a mantener”
“Tal vez Eloise tenía razón”, murmuró Daphne pensativa.
“¿De qué hablas?”, preguntó Penélope, frunciendo el ceño confundida.
“Eres bastante egoísta”, Daphne le dirigió una mirada acusadora y Penélope ya no podía soportar más.
“Creo que eso lo hablamos ayer, y si eso es todo lo que tenía para decirme, me despido su gracia”, dijo Penélope con falsa cortesía
“Así no se le habla a alguien con más rango”, la reprendió Daphne, lo que hizo reír a Penélope.
“Es cierto, pero cuando la conversación es incómoda, sinceramente no puedo soportar fingir”, respondió ella con sinceridad y se dio la vuelta para irse.
Penélope siguió caminando por el jardín, pero ahora sus deseos de caminar se habían esfumado, retrocedió y comenzó a caminar alrededor de la propiedad, decidió tomarle la palabra a Daphne y caminó hacia los establos. Un paseo a caballo seguro la distraería lo suficientemente hasta la hora del almuerzo. Le dijo a uno de los lacayos que tuviera listo un caballo. Ella regresó a la casa a cambiarse de atuendo y volvió a salir.
Comenzó su recorrido simplemente dando vueltas por la propiedad, luego comenzó a galopar más rápido, su mente era un torbellino de pensamientos y no se dio cuenta en qué momento había recorrido tanto, ahora tenía que regresar nuevamente y estaba bastante lejos. Los Bridgerton podrían estar preocupados por ella. Se apuró lo más rápido que pudo hasta la casa. Llegó cansada y bastante desarreglada por todo el viento, tenía que ducharse antes de comer, estaba exhausta y con mucha hambre. Subió las escaleras y llegó a su habitación. Entró y comenzó a quitarse las horquillas del cabello, estaba sentada en el tocador cuando sintió una presencia detrás de ella.
“Vaya, pero si es mi esposa”, la voz de Colin la hizo girar en seco.
“¿Qué está haciendo aquí?”, soltó Penélope, la confusión y el enfado mezclándose en su tono. Estaba muy cansada como para tener que soportar una conversación con Colin.
“Vine a conocer a mi sobrina, por supuesto”, respondió Colin como si la pregunta fuera absurda.
“No, me refiero aquí, en mi habitación”, aclaró Penélope, levantándose del tocador. Se preguntó como había llegado tan rápido.
“Me asignaron está habitación”, respondió Colin con una calma que estaba irritando a Penélope.
“¿Cuándo llegaste?”, inquirió ella, conteniendo su frustración.
“Hace un par de horas”, contestó Colin. Y Penélope se dio cuenta que había tenido tiempo de hablar con su hermana.
“Por favor, dile a los sirvientes que te preparen otra habitación”, exigió Penélope, cruzándose de brazos. Pero Colin avanzó hacia ella negando con la cabeza.
“Pero que desconsiderado sería eso tanto con nuestros anfitriones como con los sirvientes”, replicó Colin con un tono de falsa preocupación y con media sonrisa en el rostro.
“Me importa poco, no pienso compartir habitación contigo”, sentenció Penélope con firmeza, sabía que era grosero hacer eso, pero eran familia, podrían saltarse algunas reglas.
“Entonces puedes pedir tú que te cambien de habitación”, sugirió Colin y su sonrisa se hizo más amplia, lo que elevó la irritación de Penélope.
“¿Por qué haces esto?”, preguntó Penélope, con un suspiro de exasperación.
“Eres mi esposa es normal que quiera pasar tiempo contigo”, respondió Colin, con una mirada que Penélope no supo descifrar.
“Eres despreciable”, espetó, la repulsión palpable en la voz de Penélope.
“Cuidado como me hablas”, advirtió Colin con tono amenazante. Pero Penélope no se dejó afectar.
“Puedo hablarle como quiera, al fin y al cabo no me importa como te sientes”, respondió ella con frialdad.
“Eres desesperante”, murmuró Colin frustrado.
“No me rebajaré a discutir con usted nuevamente”, Penélope suspiró exasperada. “Ya esto se está volviendo ridículo”, comenzó a caminar hacia la puerta, no soportaba estar más a solas con Colin.
“Pero yo no he terminado de hablar”, replicó él interponiéndose en su camino.
“Tengo cosas más importantes que hacer”, Penélope pasó por su lado, pero él la tomó por el brazo y se inclinó hacia ella. “Voy a hacer que te arrepientas de esto, Penélope”, amenazó Colin, con la mandíbula tensa.
“No se porque te empeñas tanto en hacerme daño”, Penélope se zafó de su agarre bruscamente y retrocedió hacia donde estaba antes.
“Porque tú me lo estás haciendo a mí”, respondió Colin, con resentimiento.
“Solo estás dolido porque no te espere con los brazos abiertos, siendo la esposa sumisa que pensaste que era. Queda claro que nunca me conociste en realidad”, Penélope levantó la mirada desafiante.
“No puede ser que hayas ocultado todo esto durante nuestra amistad”, murmuró Colin, con incredulidad.
“La gente tiende a pasar por alto lo que no le interesa, yo sin duda fui pasada por alto por usted, por mi mejor amiga y toda la alta sociedad”, dijo Penélope con tristeza, “No tiene sentido hablar de eso ahora, debería irme, voy a pedir cambio de habitación”, cuando estaba por salir tocaron la puerta y Colin se apresuró a abrirla.
“Penélope… oh Colin, no sabías que estabas en esta habitación”, escuchó decir a Anthony.
“Hermano, me asignaron esta habitación para estar con mi esposa, teníamos cosas que hacer”, respondió Colin y su sonrisa se hizo más amplia, Penélope intentó salir, pero él se interpuso en su camino.
“¿Está Penélope? Necesito hablar con ella”, solicitó Anthony con un tono de voz que no admitía discusiones.
“No sé si en su estado podría recibir visitas”, respondió Colin con una sonrisa y se dio cuenta de lo que estaba sugiriendo, la había hecho demorarse dentro de la habitación y nadie sabría realmente lo que había ocurrido. Abrió más la puerta de inmediato y vio a Anthony con la cara llena de furia.
“Señor Bridgerton, deje de decir tonterías, entre nosotros no pasó y no va a pasar nada”, le dijo Penélope al pasar por su lado.
“Eso va a ser difícil de explicar cuando salgas de esta habitación y los sirvientes te vean en ese estado”, dijo Colin, señalando su apariencia, por supuesto, se había quitado las horquillas y por su paseo a caballo estaba hecha un desastre, esto se veía realmente mal.
“Lo tenías planeado, ¿no es así? Toda la discusión. Eres de lo peor”, le acusó, con la voz temblorosa de rabia y humillación.
“No tenía planeado nada, pero todo jugó a mi favor”, respondió él, con una arrogancia que encendió aún más la furia de Penélope.
“Te odio”, siseó, sintió las lágrimas asomarse, pero se negó a que él la viera afectada.
“Por lo menos sientes algo por mí”, replicó Colin, con un brillo de triunfo en la mirada. Decidió ignorarlo y se giró hacia Anthony. “Anthony, por favor ayúdame a buscar otra habitación para quedarme y si no pueden me iré a la posada más cercana, no pienso estar cerca de este señor más tiempo”
“Claro, ven conmigo”, dijo Anthony, tomando a Penélope del brazo y guiándola a través del pasillo.
“No creas lo que dijo Colin”, se apresuró a explicar Penélope, su voz temblorosa. “Llegue a mi habitación y no sabía que estaba ahí”, podía notar que Anthony estaba molesto.
“Debiste salir de inmediato”, dijo Anthony con voz gélida y la mirada fija en el pasillo.
“Lo se”, admitió Penélope de inmediato, “pero comenzamos a discutir y luego él siguió hablando, ya veo cuál fue su objetivo, pero no pasó nada de lo que él sugiere, de verdad”
Anthony se detuvo, finalmente encontrando sus ojos. “Te creo Penélope, quédate en la habitación de Hyacinth mientras te busco otra”
“¿Estás molesto? De verdad no quería que pasara esto”, Penélope no quería un malentendido ahora con Anthony.
“No estoy molesto contigo, es con mi hermano”, respondió Anthony, con un suspiro. “Vuelvo en un rato”
“Gracias”, dijo Penélope, sintiendo un peso levantarse de sus hombros.
“Siempre”, respondió Anthony, con una breve sonrisa, antes de salir de la habitación, dejando a Penélope con una mezcla de alivio y preocupación.
No quería incomodar más a los Bridgerton, pero la situación con Colin era insoportable, no entendía porque había hecho de su propósito atormentarla cuando decía que la quería como esposa, no tenía ningún sentido. Pero todo lo que había estado haciendo Colin últimamente carecía de sentido, se sentó en el tocador de la habitación de Hyacinth a esperar que volviera Anthony.
Al poco rato escuchó que tocaban la puerta “Penélope soy yo”, se anunció Anthony y le abrió la puerta.
“¿Tengo nueva habitación o me tengo que ir?”, fue lo primero que preguntó con una mezcla de esperanza y resignación.
“Colin aceptó dejarte esa habitación”, respondió Anthony, con un tono firme. “Y Hyacinth dijo que te podías quedar con ella si eso quieres, una pijamada o algo así”
“Quisiera quedarme con Hy por lo menos esta noche”, Penélope suspiró de alivio. “No confío en que Colin no trate de entrar de nuevo si sabe que estoy sola”
“Puedes llamar a tu doncella para que traiga tus cosas hacia aquí”, Penélope asintió. “Gracias Anthony”, respondió Penélope, con sinceridad.
“Ya te dije que no hay nada que agradecer”, dijo Anthony, tomando su mano y ofreciéndole una sonrisa.
“Tu hermano de verdad me está haciendo la vida imposible”, exclamó, ya estaba cansada de todo.
“Lo lamento por eso”, se disculpó Anthony. Pero ella negó con la cabeza.
“No es tu culpa”, dijo Penélope, con rapidez. “Pero si quisiera estar lo más lejos de él hasta que todo esto termine”
“Eso se puede solucionar, le pediré que no esté en Aubrey Hall con nosotros”, tomando una postura decidida, dio el asunto terminado.
“¿Pero qué dirá tu madre?”, preguntó Penélope, preocupada. Estaba segura que si las cosas seguían así, Lady Bridgerton la iba a terminar odiando por separar a su familia.
“Lo entenderá, después de lo de hoy estará de acuerdo”, afirmó Anthony con confianza y ella esperaba que él no se equivocara. “No nos enfoquemos en eso, voy a llamar a una doncella y después cuando estés arreglada bajarás y todo estará bien”, añadió Anthony con un tono conciliador.
“Que vergüenza”, dijo Penélope cubriéndose la cara con las manos “siento que estoy formando todo un problema por esto”
“Penélope, ya lo hablamos”, Anthony insistió y ella asintió con cierta reticencia.
“Sí, no es culpa mía”, afirmó Penélope, con un tono que buscaba convencerse a sí misma
Anthony le sonrió, intentando transmitir calma. “Eso es correcto, ahora vuelve a entrar y yo me encargaré de lo demás”. Se giró para marcharse, pero se detuvo en seco, volviéndose hacia ella. “De hecho, la razón por la que fui a buscarte en primer lugar es que tengo que irme a Aubrey Hall, me voy más tarde”, explicó Anthony, con un tono de disculpa.
“¿Te vas?”, preguntó Penélope, con sorpresa. “Pero acabamos de llegar”
“Lo sé, pero al parecer hubo un problema con los inquilinos desde hace unos días, como estábamos de viaje no me llegó la carta, hasta ahora en la mañana”, explicó Anthony con cansancio, parecía reacio a irse. Y ella tampoco quería que se fuera, menos ahora.
“Es una lástima”, murmuró Penélope con decepción.
“Ojalá pudieras acompañarme”, dijo Anthony, con una mirada de anhelo. “Pero sabemos lo que dirá mi madre al respecto”
“Lo sé”, asintió Penélope, “ahora te vas y me quedan dos semanas en esta casa”
“Todo estará bien, nos veremos en Aubrey Hall, dos semanas pasan rápido”, le aseguró Anthony con tono tranquilizador.
“Supongo”, aceptó ella con pocas ganas, “debería arreglarme antes de bajar”
“Te dejo con eso, debo hablar con Colin”, Anthony no parecía molesto, incluso estaba sonriendo, pero le preocupaba su conversación con Colin.
“Por favor, no pelees con tu hermano por mi culpa”, suplicó Penélope con preocupación.
“No lo voy a hacer, vamos a tener una conversación educada”, trató de tranquilizarla, pero no estaba convencida, conocía el carácter de Anthony.
“Anthony…”, le dijo Penélope con un tono de advertencia.
“Te lo juro”, prometió Anthony “Voy a hablar con él sobre su comportamiento, nada más”
“Como digas”, Penélope cedió aun sin estar convencida “nos vemos después”
“Nos vemos, ven a buscarme cuando bajes, quiero despedirme correctamente antes de irme”, Anthony se inclinó para darle un beso en el dorso de su mano y le guiñó un ojo. Un rubor cálido se extendió por las mejillas de ella mientras él se alejaba. Sin su presencia, las próximas dos semanas se iban a sentir una eternidad.
Notes:
Quiero aclarar que Daphne no odia a Penélope, pero después de la rapidez de la boda de Colin y Penélope ella no quedó tan convencida de que en efecto haya sido malentendido y el hecho que Colin se haya ido, hizo que se molestara mas con Penélope que con Colin por lo que habia hecho, los comentarios de Eloise no ayudaron, y se preguntaran en que momento, durante la navidad de 1814, principios de 1815.
Puede que se haya leido un poco lento, pero queria hacerlo asi, ya todas las personas importantes lo saben y ya podemos decir quien apoya a quien y como estas relaciones van a influir mas adelante. Faltan dos Bridgerton, pero eso lo veremos en el próximo capítulo.
Chapter 14: Capítulo 14
Summary:
El proceso comienza
Notes:
Es increible que haya llegado al capítulo 14 cuando en un principio tenia pensado en hacerlo un oneshot...
Este capítulo es un poco diferente, hay cartas y entradas de diario. Tengan en cuenta que aunque no puse las respuestas a cada una es porque no queria hacerlo repetitivo, y solo puse las mas importantes que avanzan a la trama.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Lincoln’s Inn, Londres.
Agosto, 1815
Estimada señora Bridgerton.
Me dirijo a usted en esta ocasión para informarle sobre el progreso de su petición de anulación matrimonial. Como sabe, el proceso es intrincado y requiere de la mayor diligencia.
He de comunicarle que el señor Bridgerton ha presentado una serie de objeciones a su demanda, las cuales estoy analizando con la debida atención. Entre ellas, alega que la consumación del matrimonio no se debió a él, sino a usted, porque no estaba en un estado mental adecuado para el acto, y que su intención es la de difamar su buen nombre.
No se desanime, pues estoy preparado para refutar cada una de sus alegaciones. Estoy recabando información adicional para fortalecer su caso. He contratado a algunas personas para investigar muy bien a su marido y lo que estuvo haciendo todo el año que estuvo afuera, descubrí que usaba un nombre falso mientras viajaba, por eso antes fue tan difícil localizarlo.
Le ruego que mantenga la calma y la confianza en nuestro trabajo. Le mantendré informada de cualquier novedad relevante.
Quedo a su disposición para cualquier consulta que desee realizar.
Con la mayor consideración,
Samuel Cavendish.
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
13 de agosto de 1815
Aubrey Hall, Kent
Han pasado cinco días desde que regresamos desde Clyvedonn y yo no podría estar más aliviada por esto, durante el resto de mi estancia ahí, me mudé por completo a la habitación de Hyacinth. Es una suerte que la joven me quiera tanto y le guste estar conmigo porque no soportaba estar a solas en una habitación, todavía no soy capaz y menos si Colin está cerca. Daphne después de lo que pasó fue más amable conmigo, no puedo decir si fue porque su familia estaba ahí o porque en verdad lo sentía.
Esas dos semanas fueron una completa tortura, Colin parecía completamente empeñado en molestarme, afortunadamente Benedict y Simón lo ponían en su lugar cada vez que me decía algo. Fue una sorpresa que Simón me apoyara de esa forma, tal vez se lo pidió Anthony, no lo sé, pero estoy muy agradecida. Es un buen hombre y demostró voluntad para conocerme, tal vez no está inclinado hacia Colin y Daphne como pensé al principio.
El proceso de anulación ha comenzado, Colin ya comenzó a ir al tribunal, aunque sé que el camino será largo y arduo. El señor Cavendish, me ha asegurado que las pruebas que reuní serán fundamentales, pero temo por las artimañas que Colin pueda urdir para obstaculizar el proceso, según la carta que le envió el abogado, Colin ha optado por decir que la consumación no se llevó a cabo por mí. No puedo creer que base todo su testimonio en mentiras, pero era algo que debía esperar, viendo como actúa últimamente. Es bastante arrogante de su parte pensar que después de todo lo que está haciendo aún voy a seguir queriendo estar con él.
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Aubrey Hall, Kent
Agosto, 1815
Penélope se encontraba en los jardines de Aubrey Hall, había salido con Rae a recoger flores, la mayoría estaban en su punto de florecimiento y ella quería algo para decorar su habitación.
“Penélope”, escuchó que la llamaba Anthony, se giró y lo vio caminando hacia ella.
“Te llegó esto”, dijo tendiéndole una carta. Por el sobre y el sello sabía que era de su abogado, se preguntaba que tanto tenía para decirle, cuando ayer apenas le había llegado una. Decidió leerla después y la guardó en la canasta junto con las flores.
“No sabía que entre las responsabilidades de un vizconde estaba entregar correspondencia”, se burló un poco de él. Desde que llegó a Aubrey Hall no habían hablado mucho, Anthony parecía estar muy ocupado y cuando no era así, siempre había alguien con ellos.
“Me alegra ver qué tu buen humor volvió, aunque sea a mi costa”, dijo Anthony, su sonrisa contradiciendo su fingido disgusto.
“Mi buen humor siempre está presente contigo”, replicó Penélope con una sonrisa, notó que Anthony se sonrojó un poco, pero no lo comentó y siguió recogiendo las flores.
“Es muy bueno saber eso, ¿cómo has estado? No hemos tenido mucho tiempo para hablar”, preguntó Anthony siguiéndola por el jardín.
“Estoy mejor, por lo menos aquí puedo estar más tranquila, debo agradecerte por pedirle a Simón que cuidara de mí mientras estaba en Clyvedon”. Anthony la miró confundido, frunciendo el ceño. “¿De qué hablas?”
“Estuvo muy pendiente de mí y siempre ponía en su lugar a Colin cada que se acercaba a decir algo. Supongo que se lo pediste ¿No?”, Anthony negó con la cabeza y Penélope estaba confundida, entonces todo había sido por él mismo.
“No hice tal cosa, aunque creo que deberías saber algo”, dijo Anthony, lo que despertó el interés de Penélope y dejó de recoger flores. “¿Qué?”, preguntó Penélope.
“Antes de regresar a Aubrey Hall, estaba en el estudio con Simón y Ben. Al parecer Colin al llegar a Clyvedon le dijo a Daphne que la razón que tú querías la anulación es porque tenías un amante. Creo que por eso Daphne accedió a ubicarlo en la misma habitación que tú”, era increíble que Colin insistiera en eso y sin tener pruebas.
“Esa idea no se le ha ido, está muy seguro de eso a pesar de no saber nada, primero dice que soy adúltera y después que soy mentalmente inestable, no sé qué más me tiene que insultar para poder ser feliz”, comentó Penélope con fastidio, cada vez Colin se alejaba más de la persona que ella creía que era.
“¿Está tan mal?”, Anthony la miró preocupado.
“Está diciendo que la falta de consumación fue culpa mía por problemas mentales”, vio como Anthony apretaba la mandíbula y su expresión cambió.
“No pensé que Colin fuera capaz de hacer tales cosas”, a este punto seguro a él tampoco le sorprendería, pero ella tampoco pensó que llegaría a tanto.
“Yo tampoco, pero mejor no hablemos de él, ¿podemos caminar un rato?”, preguntó ella, entregando la canasta a Rae.
“¿No quieres leer la carta?”, cuestionó él, mirando la carta en la canasta con las flores.
“Ahora no, quiero pasar tiempo contigo”, respondió Penélope, él le ofreció su brazo y ella lo aceptó cruzando su brazo con el de él.
“Está bien”, aceptó Anthony con una sonrisa, y ella no podía estar más feliz ahora.
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Lincoln’s Inn, Londres.
Agosto, 1815
Estimada señora Bridgerton.
Esta carta debe de llegarle unos días después de la anterior, pero es importante que comparta esta información con usted. Como le comuniqué en mi anterior carta, el Señor Bridgerton está llevando todo su caso por medio de acusaciones que se pueden desmentir fácilmente. El tribunal va a comenzar a llamar a testigos, eso es un punto a favor nuestro, porque usted tiene muchos de su lado.
Respecto a mi investigación no hay mucho por contar todavía, es muy reciente todo, pero la mantendré informada. Esté preparada por si el tribunal la solicita para una audiencia y tenga que regresar a Londres.
Con la mayor consideración,
Samuel Cavendish.
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Aubrey Hall, Kent
Agosto, 1815
Estimado Señor Cavendish,
Agradezco profundamente su diligencia y la prontitud con la que me mantiene informada sobre el progreso de mi caso. Su reciente misiva, que recibí hoy, me proporciona un rayo de esperanza en estos tiempos difíciles. Estaba pensando lo peor después de la anterior carta.
Me tranquiliza saber que los testimonios jugarán a nuestro favor. Confío plenamente en su criterio. Entiendo que su investigación aún está en sus primeras etapas, y le agradezco que me mantenga al tanto de cualquier novedad.
Atentamente,
Mrs. Penélope Bridgerton.
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Danbury Manor, Hertfordshire
Agosto, 1815
Estimada Penélope,
Me ha llegado una carta solicitando mi presencia en el tribunal eclesiástico, puedo saber que su proceso avanza correctamente. Si necesita algo, por favor no dude en pedirlo, por favor manténgase en contacto.
Espero que usted y los Bridgerton se encuentren en perfecto estado de salud.
Con el más profundo respeto,
Lady Agatha Danbury.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Aubrey Hall, Kent
Agosto, 1815
Querida Agatha,
Agradezco mucho que estés tan preocupada por mi caso, pero puedo decir que todo avanza como debería. El señor Bridgerton, es decir, Colin, está intentando obstaculizar el avance, pero el señor Cavendish ha demostrado ser muy capaz, lo que me da un poco de tranquilidad.
Aquí en la residencia familiar de los Bridgerton todos estamos bien, he estado saliendo a caminar a diario desde que llegamos, me ayuda a tranquilizar mis pensamientos que solo van hacia el peor escenario. También debo decir que los Bridgerton me han mostrado su apoyo constante, lo cual les agradezco, porque si estuviera sola no sé qué sería de mí.
De nuevo muchas gracias por su preocupación, pero ¿cómo ha estado durante este tiempo? Lamento que el tribunal le interrumpa su época de descanso y la obligue ir a Londres.
Muchas gracias por todo,
Con mucho cariño,
Penélope.
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Clyvedon, Yorkshire
Agosto, 1815
Querido Colin,
Hermano, me ha llegado la notificación que me debo presentar al tribunal eclesiástico, pero al ser una mujer que recién acaba de dar a luz, van a enviar un representante hasta aquí. Sabes que Simón no quiere testificar, ni a tu favor ni en tu contra. Él prefiere no tomar partido en esto, porque no los conoce lo suficiente, ni a ti, ni a Penélope.
Al parecer le agradó mucho Penélope durante su visita, y dice que no es justo que la obliguen a estar o hacer algo que no quiere. Hemos decidido no hablar de eso más, porque solo genera discusiones.
Espero que te encuentres bien y no encuentres Londres aburrido en esta época, es una lástima que Anthony te haya prohibido ir a Aubrey Hall cuando es la finca familiar, nuestro padre estaría decepcionado.
Mantenme al tanto de cualquier cosa.
Con cariño,
Daphne.
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Danbury Manor, Hertfordshire
Agosto, 1815
Querida Penélope,
Me complace leer que se encuentra bien en estos tiempos, y por supuesto yo estoy aprovechando todos los beneficios que nos trae la temporada baja. Debo informarle que recibí una carta de nuestra reina. Al parecer también fue notificada a ir al tribunal, pero ella tiene algunos beneficios que nosotras no y los obligó a ir al palacio.
Yo acabo de regresar de Londres, debo decir que su abogado fue demasiado amable con lo que nos contó de cómo eran estas audiencias. Tengo suerte de ser una condesa porque no puedo imaginarme como podría ser si fuera de un rango inferior. A su madre seguramente no le gustará.
Como una de las personas que estuvo contigo en esto desde el principio, por favor mantente al tanto de cualquier novedad y si necesitas mi ayuda para algo más.
Con el más profundo respeto,
Lady Agatha Danbury.
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Fragmento del diario de Colin Bridgerton
30 de agosto de 1815
Bloomsbury, Londres
Traté de comunicarme con Penélope, pero ni mi hermano ni mi madre me lo han permitido, han interceptado cada carta, y ni siquiera puedo culparlos, toda esta situación es mi culpa. Pero ahora no puedo dar marcha atrás. O si podría, pero eso sería reconocer mi cobardía ante mi familia, ante Penélope y ante todos los demás. No puede demorar mucho que toda la sociedad se entere de esto y luego esa mujer Whistledown haga de todo esto un circo.
Me sorprendió saber que Penélope tenía a la reina y Lady Danbury de testigos, eso sin duda le dio más credibilidad. Y una parte de mí está aliviado por eso, estoy tratando de entender estos sentimientos confusos. Una parte de mí quiere que sea feliz, aunque no sea en matrimonio conmigo, pero la otra solo la quiere tener cerca porque, si la pierdo, perderé todo lo que tengo.
Me han notificado que su abogado ha comenzado una investigación. Espero que las investigaciones no lleguen a mucho porque eso sería malo para mí.
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
1 de septiembre de 1815
Aubrey Hall, Kent
Los últimos días han estado plagados de buenas y malas noticias, por lo menos sé que todos los testimonios resultaron bien y a mi favor, aunque Colin hizo que el de Rae y Dunwoody fueran desestimados alegando que los había comprado. Solicitaron mi presencia en el tribunal dentro de unos días, eso terminaría con la recolección de testimonios, lo que dejaría el estudio de las otras pruebas, espero que el señor Cavendish ya haya encontrado algo sobre Colin que lo haga desacreditar ante el tribunal. No quiero hacer eso, porque no quiero hacerles daño a los Bridgerton; sin embargo, él no me deja otra opción. Creí que un mes podría darle tiempo para pensar correctamente, pero como ya es costumbre con Colin, me equivoqué.
No puedo mentirme a mí misma y decir que no estoy nerviosa y dudando de todo, por un lado, tengo la seguridad que el proceso está mayormente de mi parte, pero por el otro solo puedo pensar en todo lo que puede salir mal y son muchas cosas.
Anthony y los demás Bridgerton se han dado cuenta de que estoy en un estado bastante alterado, lo cual no me ayuda en lo absoluto, pero supongo que puede ser normal dadas las circunstancias. Anthony ha tratado de distraerme invitándome a montar a caballo, pero ni eso ha logrado sacarme de mis pensamientos, hace unas horas por estar tan distraída casi me caigo de la yegua. La cara de preocupación de Anthony fue suficiente para mí para no intentarlo más por ahora. Espero que lo entienda y no piense que no quiero pasar tiempo con él o que me estoy alejando a propósito, porque no es así, Solo que tengo esta confusión en mi mente que solo me hace querer gritar, llorar, desaparecer. Tantas cosas, pero no puedo hacer ninguna de ellas. Y creo que eso me está dejando aún peor, pero tengo que ser fuerte, yo tengo que poder con esto. Al fin y al cabo soy la segunda mujer más importante de Londres, si puedo con Lady Whistledown, puedo con esto.
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Doctors’ Commons, Londres
Septiembre, 1815
“No era necesario que vinieras conmigo a esta hora mamá”, le dijo Penélope a su madre cuando bajaron del carruaje para ir a su citación al tribunal eclesiástico. Penélope miró el edificio con atención, pero perdió el interés rápidamente. Esperaba que esto fuera a su favor.
“Pero mi cita es después de la tuya y quiero mostrar mi apoyo, no crees que si ellos ven que tu madre te apoya en tu decisión, puede ser favorable para ti”, replicó su madre y ella asintió, “Y ahora ponte recta y quita esa cara de aburrimiento. Es una suerte que Rae sepa hacer maravillas con el maquillaje”, comentó su madre, arreglándole el cabello.
“Eso no me ayuda en nada, madre”, murmuró ella con molestia.
“Pero es cierto, pensé que estabas mejor con los Bridgerton, pero pareces la misma Penélope de hace un año”, su madre parecía preocupada por ella y Penélope no la podía culpar, estaba, en este punto, sobreviviendo.
“Bueno, madre, tal vez porque me encuentro en medio de todo esto”, espetó ella con dureza, su madre ignoró su tono y la miró con atención.
“Creí que querías esto”, dijo suavemente y Penélope supo que estaba siendo injusta.
“Lo hago, pero no pensé que Colin haría las cosas tan difíciles”, dijo Penélope en un tono más suave.
“Es un hombre, su misión en la vida es complicárnosla a nosotras”, su madre hizo una mueca mientras lo decía. Terminó de arreglarle el cabello y se giraron para entrar.
“De verdad hubiera preferido ser solterona y vivir contigo”, murmuró Penélope mientras subían las escaleras.
“A mí también me hubiera encantado eso, ¿pero tendríamos la misma relación de ahora? ¿O me seguirías odiando?”, preguntó su madre realmente intrigada.
“Yo nunca te odié, simplemente no nos entendíamos”, Penélope lo sabía, ella a pesar de todo siempre había querido a su madre y luchaba a diario por ganarse su aprobación.
“Dejemos esa conversación aquí y caminemos, no quieres llegar tarde”. Su madre la apuró y ella asintió, era mejor salir de esto de una vez. Entraron al tribunal y solo había pocos hombres sentados detrás de su escritorio. Nadie las notó hasta que el señor Cavendish apareció de uno de los pasillos.
“Buenos días, Lady Featherington, señora Bridgerton, llegaron a tiempo”, saludó el hombre haciendo una reverencia a ambas.
“Es bueno ser puntual”, respondió su madre. La pequeña charla fue interrumpida cuando un hombre, tal vez un oficial por el uniforme, se acercó a ella. “¿Es la señora Penélope Bridgerton?”, le preguntó el hombre y ella asintió.
“Sí, lo soy”, respondió firmemente.
“Perfecto, sígame”, la guio hasta una habitación más pequeña en la que solo había varias sillas junto con un pequeño escritorio a cada lado. “Siéntese, ya vendrán el juez y los oficiales, no sabemos si el obispo estará, pero seguro ha mandado un representante”, dijo el hombre y después salió rápidamente de la habitación.
“Esto se siente diferente a cuando recién presentamos la solicitud”, comentó ella un poco nerviosa.
“Es porque en ese momento solo se estaban asegurando que usted quisiera presentar la solicitud, ya en este punto su testimonio es clave para seguir con el proceso”, respondió su abogado, indicando que se sentara “No se preocupe, para eso me contrató a mí”. Penélope estaba muy nerviosa, incluso más que cuando fue la presentación ante la reina, más que cuando le dijo a la reina que era Lady Whistledown. Necesitaba urgentemente salir de ahí, sentía que no podía respirar.
“Señora Bridgerton, respire, cálmese, son preguntas y usted tiene las respuestas, no hay necesidad de alterarse” Penélope se concentró en lo que le decía el señor Cavendish, y su respiración se estabilizó un poco. Minutos después entraron cinco hombres.
“Buenas tardes, Señora Bridgerton, Señor Cavendish. Agradezco la puntualidad”, comenzó a hablar uno de los hombres “Me presento, soy el Reverendo Bartholomew Fitzwilliam, este es el secretario”, dijo señalando a un hombre más bajo al lado de él “el señor Silas Quill y estos señores son los oficiales, el señor Percival Ainsworth y el señor Clarence Edgerton”, los dos hombres le dieron un breve asentimiento “Y por último Obispo Charles James Blomfield”. Penélope pudo suponer en cuanto entró que era un sacerdote o alguien de la iglesia, ya que vestía una túnica.
“Se preguntará por qué tantas personas para esta audiencia, le explicaré”, continuó hablando el reverendo “Yo seré quien dirigiré el interrogatorio, el señor Quill, es quien registrará en las actas lo que se diga aquí, el señor Ainsworth y Edgerton, están aquí para que no se presente ninguna irregularidad y el Obispo está para supervisar el proceso según las normas eclesiásticas”. Cada uno de los hombres tomó asiento frente a ella luego de la presentación.
“Supongo que su abogado le informó cómo es esto”, siguió el reverendo hablándole directamente a ella.
“Sí, lo hizo”, respondió Penélope.
“Bien, entonces comencemos. Por favor responda lo más breve posible, voy a empezar por preguntas sobre la naturaleza de la unión y el consentimiento de esta, ¿está de acuerdo?”, preguntó el reverendo mirándola directamente, parecía estar inspeccionándola.
“Sí, está bien”, Penélope logró decirlo con firmeza, aunque todavía se podía notar levemente su nerviosismo.
“¿Se casó usted libremente y por su propia voluntad?”, preguntó el reverendo leyendo lo que tenía en un pergamino, Penélope ya había hablado sobre la respuesta a eso con el señor Cavendish.
“No, fue un matrimonio arreglado”, respondió más firme que antes, vio al secretario, comenzar a anotar y el reverendo asintió.
“¿Ha habido alguna presión o coacción para impedir la consumación?”, continúo el reverendo con sus preguntas.
“No”, Penélope observó al reverendo mover su pierna impacientemente. Lo que la hizo pensar que el hombre no quería estar ahí.
“¿Siente que su esposo ha mostrado voluntad de consumar el matrimonio?”, el reverendo no esperaba que terminara de responder una pregunta cuando ya estaba haciendo la siguiente.
“No lo ha hecho”, respondió ella con evidente irritación, esto era una falta de respeto.
“¿Por qué lo dice?”, preguntó el hombre esta vez interesado.
“Después de casarnos me dejó sola en nuestra casa matrimonial”, Penélope no pudo controlar que no se filtrara un tono mordaz en su respuesta.
“¿Siente que usted ha mostrado voluntad de consumar el matrimonio?”, el reverendo utilizó un tono despectivo en su pregunta.
“No sé exactamente qué es lo que se hace en el acto matrimonial, así que no puedo responder eso correctamente”, dijo Penélope fingiendo inocencia, había acordado con el abogado decir esto para que creyeran su imagen inocente.
“¿Está usted dispuesta a intentar la consumación del matrimonio si se le da la oportunidad?”, esta sesión de preguntas rápidas, le estaba desagradando.
“Actualmente no”, Penélope se preguntó si era una pregunta de rutina, era claro que la respuesta iba a ser negativa.
“¿Por qué no?”, cuestionó el reverendo y ella casi quiso poner los ojos en blanco.
“No quiero seguir casada con el señor Bridgerton”, el hombre asintió después de su respuesta.
“Eso es correcto, si no, no estaría aquí”, comentó el reverendo. Evidentemente, quiso responder Penélope, pero el reverendo continuó hablando. “Sigamos, estas serán preguntas sobre el matrimonio y la convivencia. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde su matrimonio?”
“Un año”, respondió y no pudo evitar pensar en todo lo que había pasado en ese año.
“¿Dónde han residido usted y su esposo desde el matrimonio?”, inquirió el hombre. Penélope ya estaba más relajada a pesar de toda la mala cortesía de estos hombres.
“Yo he residido en una de las casas familiares de la familia de mi esposo en Bloomsbury, y el señor Bridgerton, no sabría decirle, estuvo de viaje todo un año”, dijo Penélope en un tono ligeramente distante.
“¿Han compartido la misma cama y habitación?”, quiso saber el reverendo y frunció ligeramente el ceño.
“No, nunca”, respondió Penélope firmemente, sin dejar espacio para las dudas.
“¿Cómo describiría su relación con su esposo durante este tiempo?”, el reverendo parecía cansado y se inclinó hacia atrás en su asiento, acomodando sus anteojos.
“Inexistente”, dijo ella secamente.
“¿Ha habido algún intento de consumar el matrimonio?”, inquirió el reverendo.
“No, nunca hubo tal intento”, Penélope estaba tratando de controlar lo que en realidad quería decirle a ese hombre, pero no le iba a servir de nada, solo apoyaría la versión de Colin sobre ella.
“¿Cuáles fueron las circunstancias que impidieron la consumación?”, el reverendo siguió leyendo el pergamino, se preguntaba cuántas preguntas faltaban.
“Supongo que el señor Bridgerton no quería”, respondió ella con un encogimiento de hombros.
“¿Ha habido alguna ocasión en la que la consumación haya estado cerca de ocurrir?”, cuestionó el reverendo.
“No”, su respuesta fue tan rápida y contundente que el reverendo levantó la mirada de los papeles.
“¿Ha habido alguna razón médica o física que haya impedido la consumación?”, inquirió el reverendo, volviendo la vista a sus papeles.
“De mi parte no. No sé qué decir del señor Bridgerton”, Penélope pensó en ese momento que sería justicia divina si Colin resultaba impotente.
“¿Han hablado usted y su esposo sobre la falta de consumación?”, el hombre ya ni se esforzaba por hablar adecuadamente.
“Solo cuando le informé que había presentado la solicitud de anulación”, vio al reverendo asentir y continúo, cambió de pergamino y Penélope pudo notar que todavía faltaban muchas preguntas.
“¿Existe alguna razón por la que usted crea que su esposo no ha podido consumar el matrimonio?”
Penélope solo podía suponer una cosa y eso fue lo que dijo. “No quiere estar conmigo”
“¿Existe alguna razón por la que usted misma no haya podido consumar el matrimonio?”, esta vez si levantó la mirada para preguntarle directamente.
“Como dije antes, no sé qué se necesita para tal acto”, respondió ella tímidamente.
“Antes de su matrimonio, ¿tenía usted conocimiento de algún problema de su esposo que pudiera impedir la consumación?”, esa pregunta la hizo pensar en lo ilusa que había sido antes del matrimonio con respecto a Colin.
“No sé de ningún problema antes de eso, la boda se llevó a cabo rápidamente”, respondió Penélope con indiferencia.
“¿Ha tenido usted alguna experiencia sexual previa?”, cuestionó el hombre y la pregunta la hizo sonrojar.
“No”, dijo rotundamente.
“¿Eso quiere decir que si solicitamos el examen físico se confirmará que aún conserva su virtud?”, eso fue directo.
“Así es”, respondió Penélope con confianza.
“¿Ha habido algún acto íntimo entre usted y su esposo, aunque no haya sido la consumación completa?”, cuestionó el reverendo mientras se levantaba a tomar un vaso con agua.
“No, no ha habido nada íntimo entre nosotros, ni siquiera un beso”, aclaró Penélope, tenía que dejarle en claro que Colin no la quería.
“¿Ha habido algún tipo de impedimento físico o psicológico que usted haya notado en su esposo?”, preguntó el reverendo, volviéndose a sentar frente a ella.
“No lo sé, parece muy normal, pero a veces se altera con facilidad”, respondió ella, sembrando la duda del carácter de Colin.
“Las siguientes preguntas están centradas en su bienestar”, dijo el reverendo haciendo la primera pausa desde que comenzó esto “¿Ha notado algún cambio en su salud o bienestar desde que se casó?”
“No, he estado bien”, dijo Penélope, tratando que no se notara que estaba mintiendo.
“¿Cómo describiría su estado emocional durante este tiempo?”, preguntó el hombre esta vez interesado en lo que ella tenía que decir, tal vez las acusaciones de Colin resultaron bastante creíbles para él.
“Al principio fue un poco solitario, pero he aprendido a adaptarme”, Penélope respondió casualmente.
“Correcto”, dijo el reverendo con tono dubitativo “sigamos con preguntas sobre la relación con su esposo. ¿Siente que su esposo ha sido comprensivo y solidario con usted?”
“En absoluto”, respondió Penélope
“¿Ha habido algún cambio en el afecto o la intimidad entre usted y su esposo desde que se casaron?”, esa pregunta era un poco dolorosa para Penélope, a pesar de todo, Colin fue de las pocas personas que fue amable con ella.
“Éramos buenos conocidos antes del matrimonio, pero desde que nos obligaron a casarnos, no existe nada de eso”, respondió manteniendo un tono neutro, no quería que se notara que estaba afectada.
“¿Cuáles eran sus expectativas sobre el matrimonio y la consumación antes de casarse?”, cuestionó el reverendo, ella sabía la respuesta a eso desde que era pequeña y había pensado que estaba enamorada de Colin.
“Quería casarme con un hombre amable, que se preocupara lo suficiente por mí y pudiéramos formar una familia”, respondió un poco soñadoramente, “sobre la consumación no tenía ninguna expectativa”
“¿Ha habido alguna discrepancia entre sus expectativas y la realidad de su matrimonio?”, la respuesta a eso era el porqué estaban aquí, pensó Penélope.
“Completamente, no es nada parecido a lo que me imaginé”, dijo Penélope.
“De detalles”, pidió el reverendo.
“Cómo dije me imaginaba un marido amable, a pesar de conocer al señor Bridgerton de antes y su reputación. Cuando nos declararon marido y mujer parece que algo hubiera cambiado en él y con eso la forma en como se dirigía a mí. Creo que nunca tuvo respeto por mí”, finalizó Penélope y el reverendo asintió casi distraído, era una suerte que estuviera el secretario tomando notas, no creía que este hombre pudiera recordar algo después.
“Bien, pasemos a preguntas sobre su familia, la de su esposo y su relación con miembros de la sociedad”, ella asintió y el reverendo continuó hablando “¿Cómo describiría la relación con los padres o los hermanos de su esposo?”
“Bastante bien, siempre he sido alguien cercano a los Bridgerton, ellos me quieren mucho y yo a ellos”, respondió con una sonrisa, la primera del día.
“¿Ha habido un conflicto o desacuerdo con la familia de su esposo?”, cuestionó el hombre con el ceño fruncido.
“No, ninguno hasta ahora”, dijo ella con seguridad.
“¿Han sido testigos los familiares de su esposo de sus interacciones con él?”, continúo el hombre con un ritmo más rápido que antes.
“Sí, como dije, siempre fui cercana y ellos saben cómo fue mi relación con el señor Bridgerton antes y después del matrimonio”, Penélope respondió con calma.
“¿Ha buscado apoyo o consejo en la familia de su esposo sobre este asunto?”, preguntó el reverendo.
“No”
“¿Cómo describiría su reputación en la comunidad?”, eso era difícil de decir, en la sociedad ella pasaba desapercibido.
“Diría que buena, no he sido muy notable, pero no he tenido escándalos de ningún tipo”, trató de sonar segura y que estos hombres no investigaran los escándalos de su familia.
“¿Existen personas que puedan testificar sobre su carácter?” Penélope asintió y respondió.
“Sí, me parece que ya entrevistaron a las dos más cercanas a mí, Lady Danbury y su majestad”, eso hizo que el hombre se enderezara y cambiara la expresión cansada que había tenido todo el rato. A pesar de que la reina no tenía realmente una influencia importante en el tribunal, era un peso a tener en cuenta.
“De hecho, pidió que lleváramos esto a cabo de forma rápida para no tener que recibirnos a menudo”, Penélope sonrió y estaba agradecida con la reina.
“Eso es algo que su majestad haría”, respondió con confianza para mostrar la cercanía con la monarca.
“¿Existen personas que puedan testificar sobre la relación entre usted y su esposo?”, preguntó nuevamente el reverendo.
“Todos los que nos conocen podrían hacerlo”. Algunos más que otros, pero todos podrían decir lo mismo sobre ambos, a menos que fuera alguien que tuviera mala fe con ella.
“Bien, nuestro siguiente paso es hablar con sus familiares y luego con los familiares de su esposo, pero son muchos así que nos conformaremos con Lady Bridgerton y Lord Bridgerton, su audiencia es en unos días ¿Tiene alguna pregunta?”, el hombre comenzó a levantarse incluso antes que ella pudiera responder.
“No, todo está claro”, dijo con seriedad, pero se contuvo de no darle una mala mirada al hombre, no le servía no agradarle.
“Bien, eso fue todo señora Bridgerton, espero que las respuestas de su esposo coincidan con las suyas”, el reverendo comenzó a salir y antes de pasar por la puerta se giró hacia ellos “Que tengan buena tarde.” Los otros hombres se levantaron y le dieron una pequeña reverencia antes de salir.
“Eso fue bastante rápido, ¿cómo cree que me fue?”, le preguntó Penélope al señor Cavendish, casi se había olvidado que seguía ahí.
“Diría yo que bastante bien, solo queda esperar que el señor Bridgerton no diga algo que la haga quedar mal”, respondió el hombre recogiendo sus cosas, al parecer estaba tomando notas.
“Si esto es tan rápido, ¿por qué se demoran tanto en dar el fallo?”, Penélope tenía curiosidad sobre el proceso, no debería demorarse tanto tiempo como establecía el tribunal.
“Su caso ha sido rápido, la presión de la reina y además contamos con suerte que los miembros del tribunal no tengan mucho trabajo en esta época. Aquí la cuestión está en que no haya obstáculos, porque si es así, podemos demorarnos meses. Ya que estos hombres toman un descanso en invierno”, explicó el abogado y ella soltó un suspiro de cansancio, si fuera por Colin le llevaría toda la vida.
“Eso quiere decir que todo depende del testimonio de Colin”, murmuró Penélope con pesar.
“Así es”, confirmó el señor Cavendish.
“Nos llevará años”, exclamó Penélope con frustración.
“No sea pesimista, hay presión por parte de la reina”, Penélope asintió, pero eso no le brindaba mucho consuelo.
“Es lo único bueno en lo que puedo pensar, ¿ha tenido avances con su investigación?”, cuestionó cambiando de tema.
“Todavía no, mis hombres siguen rastreando los movimientos del señor Bridgerton”, el hombre habló mientras le indicaba que salieran de la sala y ella lo siguió hasta el vestíbulo.
“¿Cree que puede encontrar algo importante?”, preguntó Penélope.
“Sí, porque el señor Bridgerton se fue de aquí usando su nombre, llegó a Italia y luego lo cambió, pero todavía no podemos saber a cuál ni para que”, comenzó a contar el abogado. “Sabemos que lo cambió porque hay gente en Italia que lo ha reconocido por los retratos, pero lo recuerdan por otro nombre y en los registros de los barcos no hay nadie con su nombre”
“Tal vez simplemente no quería ser encontrado por su familia”, comentó Penélope, aunque la idea carecía de fuerza.
“Eso tendría sentido si no le hubiera mandado las cartas a su madre con la ubicación”, razonó su abogado y ella asintió.
“Tiene razón”, Penélope entonces pensó en usar sus contactos de Whistledown para ayudar en la investigación, no tenía muchos por fuera del país, pero sí los suficientes en Londres como para averiguar algo, si hizo algo por fuera que le impide hacer lo mismo aquí. “Esperaré a que mi madre termine su audiencia, muchas gracias por todo”
“A sus órdenes, señora”, respondió el señor Cavendish y se fue. Penélope se quedó esperando en una de las sillas disponibles hasta que su madre salió de la sala de audiencias.
“¿Está todo bien, mamá?”, preguntó cuando la vio salir molesta de la sala donde estaba.
“Estos hombres no saben cómo tratar a una mujer”, respondió sin medir el volumen de su voz y varios de los oficiales ahí se giraron para mirarlas.
“Algo de eso me dijo Lady Danbury, y no te puedo decir que conmigo fue mejor”, respondió Penélope dándole la razón. Parecía que no las tomaban en serio.
“Y eso que estaba el abogado contigo”, su madre parecía querer gritarle a alguien y Penélope decidió que era momento de salir de ahí.
“Supongo que si ¿Vamos a la casa?”, sugirió Penélope tratando de sacarla del sitio.
“Sí, necesito relajarme después de esto”, cedió su madre al final y tomaron el carruaje de nuevo a la casa. Esperaba que esto no se extendiera más, no quería estar mucho tiempo en Londres.
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Aubrey Hall, Kent
Septiembre, 1815
Querida Penélope,
Primero, ¿Cómo has estado? Desde que te fuiste no has enviado ninguna carta y estoy preocupado ¿Cómo te fue en la audiencia? Espero que bien, porque eso te quería comentar. El día de ayer nos llegó la citación a mi madre y a mí para ir al tribunal eclesiástico a presentar nuestro testimonio. Es en una semana.
Es una suerte que solo seamos nosotros dos y no Benedict, así se puede quedar con Hy y Greg, por cierto Hyacinth dice que la tienes abandonada. No voy a decir que yo no me siento igual, ya me he acostumbrado a verte o saber de ti a diario. ¿Está todo bien?
Por favor responde aunque sea con una frase. Te extraño.
Con cariño,
Anthony.
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Casa Featherington, Londres
Septiembre, 1815
Anthony,
Lamento mucho no haberme puesto en contacto, no voy a mentir, porque sé que cuando vengas te darás cuenta. No he estado bien, después que tuve mi audiencia, solo tenía que esperar la de Colin, fue al día siguiente.
Sobra decir que su testimonio no fue favorable para mí, está empeñado en hacerme quedar como la culpable y yo ya no sé cómo hacer para que me deje en paz. Hablamos después de eso y terminó como ahora lo hacen nuestras conversaciones. Es tan agotador todo ahora. He pensado que tal vez mi destino está en ser infeliz toda mi vida, estar atada a un hombre a quien no le importo y ver al que amo de lejos. Ya no soporto esto.
Lo siento, estoy divagando, espero que estén bien, supongo que no te dará tiempo de responder esta carta, te espero cuando llegues a Londres.
Con cariño,
Penélope.
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
15 de septiembre de 1815
Casa Featherington, Londres.
He estado en un estado de ánimo terrible estos últimos días, estar en Londres en esta época y solo con mi madre como compañía es demasiado aburrido. Y parece que el clima sabe cómo me siento porque ha estado nublado y eso solo me produce más tristeza, es todo muy gris. Hace un momento llegó el señor Cavendish para decir que el proceso estaba suspendido hasta que no pudieran corroborar cuál de las dos versiones era la verdadera. Al parecer las respuestas fueron tan distintas que el tribunal no puede continuar así, lo que sigue es un enfrentamiento cara a cara entre los dos.
El señor Cavendish dice que tal vez eso pueda ayudarnos, pero la verdad no sé qué tanto sea verdad. A este punto estoy a poco de darle la razón a Colin y simplemente dejar que cierren el caso, para luego irme.
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Fragmento del diario de Penélope Bridgerton
16 de septiembre de 1815
Casa Featherington, Londres
Hoy el día no ha sido mejor que ayer, sigue tan gris como ayer. Sé que la soledad no es recomendable, lo sé, pero no tengo a nadie con quien hablar además de Rae. Su presencia es un consuelo, aunque siento que no comprende del todo mi angustia, también está la correspondencia con Lady Danbury, pero no quiero aburrir a la mujer con mis desvaríos. Ojalá Anthony estuviera aquí, él sabría que decir, aunque lo puedo escuchar en mi mente regañándome por dejar que mis pensamientos me consuman ¿Pero qué puedo hacer si ahora son mi única compañía?
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
20 de septiembre de 1815
Casa Featherington, Londres
Hoy estoy de mejor ánimo, mi madre me obligó a salir a caminar diario a Hyde Park con Rae porque no aguantaba mi estado melancólico, le debo agradecer porque funcionó, estoy con la mente más despejada.
Todavía no han enviado la fecha de la citación para la otra audiencia, espero que sea pronto, no quiero quedarme más tiempo en Londres, quiero ir a Aubrey Hall con Anthony, es una suerte que esté cerca el día que llegue a Londres, y aunque sea brevemente lo podré ver.
Respecto a Colin, decidí que quería saber lo que está haciendo y planeando, le dije a Rae y a Varley que me dijeran si escuchaban algo sobre él o lo veían en algún momento mientras iban al mercado. No ha resultado en nada, pero Dunwoody le dijo a Rae que sale a diario por las tardes, me pregunto qué hará si no hay muchos negocios activos en esta época.
Tal vez sea lo que me estoy imaginando, lo que sería bueno porque mostraría la falta de compromiso de él en este matrimonio; sin embargo, es tan común en los hombres que seguro lo dejen pasar y digan que solo estoy celosa.
Y si de algo puedo estar segura es que Colin Bridgerton ya no produce nada en mí.
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Casa Featherington, Londres
Finales de septiembre, 1815
Penélope se encontraba sentada en el asiento de la ventana que daba a la casa Bridgerton, esperaba que hoy fuera el día que llegaran Anthony y Violet, ya se acercaba la fecha de su audiencia.
“Penélope, quítate del sol, te van a salir pecas, después no podrás conseguir esposo”, le dijo su madre al entrar al salón y Penélope puso los ojos en blanco. Eso le recordaba su vida anterior.
“Mamá, por favor no, a mí me gustan mis pecas y por si no te acuerdas ya estoy casada”, respondió aún distraída mirando por la ventana.
“Sí, pero cuando anulen tu matrimonio, ¿No piensas casarte nuevamente?”, eso la hizo girarse hacia su madre, la pregunta la tomó desprevenida. ¿Sospechaba su madre algo?
“No lo sé, no lo he pensado”, mintió, y esperaba que fuera convincente.
“Creo que podrías hacerlo, no creo que con un noble de aquí, pero podría ser de otro país o alguno que viva en el campo”, dijo su madre un poco ilusionada. Si supieras madre , pensó Penélope.
“Mamá basta, pensaré en eso cuando salga de esta situación”, dijo dando por cerrado el tema y esperaba que no insistiera.
“Cómo digas”, dijo sentándose en el sofá.
Penélope quería replicar, pero escuchó el sonido de un carruaje afuera, miró hacia la ventana y vio un carruaje detenerse enfrente de la casa Bridgerton. Tenía que ser Anthony y Lady Bridgerton. Vio a Anthony salir del carruaje y luego ayudó a su madre a salir. Anthony miró hacia su casa, y cuando la vio sonrió ampliamente y la saludó con la mano. Ella le devolvió el saludo, pero su madre la interrumpió.
“Penélope, eso no lo hace una mujer decente, espera a saludar como se debe”, la reprendió y Penélope casi quiso decirle que ya no debía regañarla de esa forma, al parecer se había olvidado que de hecho era una mujer casada.
“Mamá somos familia”, fue lo que respondió justificándose.
“Aun así, sigue siendo un vizconde y una vizcondesa”, replicó su madre con dureza.
“Está bien, me voy a mi habitación”, Penélope decidió evitar una discusión sin sentido ahora.
Subió de inmediato las escaleras y comenzó a observar desde la ventana de su habitación, desde este lado no podía ver del todo bien, pero podía observar la figura de Anthony, ordenarle cosas a los lacayos que bajara los baúles. Cuando vio que ingresaba a su casa se apartó de la ventana y decidió salir al jardín, un poco de paz y lectura le vendría bien. Más tarde o al día siguiente podría visitar a Anthony.
Habían pasado unos veinte minutos cuando sintió a Rae acercarse a ella. “Señora tiene una visita”, le dijo su doncella.
“Dile que no estoy Rae o que estoy dormida a menos que sea el abogado”, dijo ella sin mirar en su dirección.
“No es señora”, trató de decir Rae, pero fue interrumpida por alguien más.
“Veo que ahora solo tienes tiempo para tu abogado ¿Debería estar celoso?”, al escuchar la voz de Anthony se giró y le hizo una seña a Rae para que se alejara, su doncella asintió y los dejó solos.
“¿Qué haces aquí?”, le preguntó a Anthony, no podía negar que le agradaba verlo, pero no esperaba que se presentara tan pronto.
“Vine a verte, por supuesto”, respondió él con una sonrisa.
“Pero acabas de llegar”, replicó ella y no sabía por qué estaba cuestionándolo, debería estar feliz, había querido eso desde hace días.
“¿Te diste cuenta de eso? Pensé que estabas demasiado ocupada como para notar mi llegada”, dijo Anthony con un tono herido.
“Te saludé desde la ventana”, respondió Penélope inclinando aún más la cabeza, era muy alto.
“Aun así, aquí estás”, dijo él señalando el jardín y su libro.
“No quería ir enseguida, pensé que estarías agotado por el viaje”, se justificó, lo cual era cierto.
“No hay suficiente agotamiento que me impida verte”, oírlo decir eso, la hizo sentir amada y un calor se extendió por su pecho.
“Te extrañé”, dijo Penélope suavemente “te abrazaría, pero estoy segura de que mi madre nos está viendo desde la ventana”. Anthony miró hacia la ventana que daba al jardín y asintió.
“Es cierto, ¿Me puedo sentar?”, preguntó señalando el banco donde estaba ella.
“Claro”, respondió Penélope haciéndole espacio.
“¿Cómo has estado?”, preguntó Anthony mientras se sentaba.
“Te puedes imaginar”, respondió ella mirando el libro en su regazo.
“Lo puedo notar, te ves agotada”, dijo Anthony con tono preocupado.
“Eso es una excelente forma de halagar a una dama, Lord Bridgerton”, replicó Penélope con molestia.
“Discúlpame”, dijo rápidamente “pero sabes, es curioso”
“¿Qué?”, preguntó Penélope confundida.
“Es la primera vez que te visito en tu casa familiar, puede ser mi primera visita de cortejo, hay chaperones y todo”, comentó señalando a Rae detrás de él y a su madre en la ventana.
“Eso es ridículo, Anthony”, dijo Penélope, aunque la idea le gustaba.
“Pero algún día pasará”, respondió Anthony con una sonrisa.
“¿Piensas cortejarme después de la anulación?”, preguntó ella sorprendida. No pensaba que fuera necesario.
“Por supuesto, qué mejor forma de decirle a la alta sociedad que no fue un escándalo teniendo un cortejo de lo más apropiado”. Explicó Anthony.
“No lo había pensado”, murmuró Penélope.
“Vaya, Lady Whistledown ciertamente está de descanso”, Anthony se rio de su propio comentario.
“No te burles de mí”, Penélope no estaba para sus bromas y Anthony debió darse cuenta.
“La verdad es que yo tampoco lo había pensado, fue idea de Hyacinth, dijo que merecías un cortejo, ya que nunca habías tenido uno”, explicó Anthony volviendo al tema.
“Eso tiene más sentido”, comentó Penélope y Anthony asintió. “Me sentiría ofendido, pero tienes razón”
“¿Cómo fue el viaje?”, preguntó ella interesada, no quería hablar más sobre sí misma o los planes a futuro que seguro no se llevarían a cabo.
“Bastante bien, los caminos estaban despejados”, respondió Anthony con un tono relajado.
“¿Tu madre no está molesta porque la hicieron venir de nuevo a Londres?” A Penélope le preocupaba mucho la opinión de Lady Bridgerton desde el momento del anuncio había cambiado hasta ahora.
“No, en realidad dijo que merecía un descanso de Greg y Hy”, respondió Anthony tranquilo, pero Penélope sintió que no le estaba contando algo.
Penélope asintió sabiendo bien lo inquietos que podían ser esos dos “Eso es entendible”
“¿Alguna novedad con el proceso?”, preguntó Anthony cambiando de tema.
“Sí, como puedes imaginar, tu hermano dijo mentiras en su audiencia, que ahora tenemos que tener los dos una en la misma habitación”, dijo Penélope con cansancio. Estaba comenzando a odiar a Colin.
“¿Por qué?”, cuestionó Anthony, preocupado.
“Las respuestas fueron tan distintas, necesitan saber qué diríamos si estamos frente al otro”, explicó Penélope y la idea de estar en la misma habitación que Colin le desagradaba tanto.
“¿Qué dice el señor Cavendish de esto?”, inquirió Anthony con duda en su voz.
“Dice que puede ser beneficioso”, admitió, “pero la verdad no lo sé ¿Y si Colin lo hace para hacerme enojar? Así, su versión de que soy inestable tendría más peso”, el temor de caer en el juego de Colin la carcomía por dentro.
“Tú podrías hacer lo mismo con él, así sumarias algo a la solicitud en su contra”, sugirió Anthony y ella asintió.
“Lo sé, lo he pensado, pero ojalá tuviera algo para desacreditarlo”, un sentimiento de impotencia la invadió.
“¿Quieres un chisme de mi hermano?”, preguntó Anthony con una chispa de picardía en los ojos y una sonrisa curvando sus labios.
“En estos momentos cualquier cosa escandalosa me funciona”, confesó Penélope, “lo que sea”
“¿Ya estás buscando algo?”, Anthony preguntó esta vez más serio.
“No exactamente”, respondió Penélope, “solo le dije a Rae y Varley que estuvieran pendiente de lo que hace, de lo que escuchaban en el mercado sobre él”
“Tal vez yo pueda investigar por ti”, se ofreció Anthony.
“No es necesario”, dijo Penélope, “ya el señor Cavendish está haciendo eso, tanto aquí, como en los países que visitó”
“¿Por qué?”, inquirió Anthony, la confusión reflejada en sus ojos.
Penélope dudó un instante pensando si se lo decía, era su hermano a pesar de todo, pero decidió confiar “Después de ir a Italia, que fue su primer destino, cambió su nombre”
“¿Cómo lo sabes?”, preguntó Anthony, su interés despertado.
“Estuvo registrado en la posada”, explicó Penélope, “solo por dos días; sin embargo, varias personas afirman que estuvo en Italia por más días, cambió de posada, pero en los bares lo recuerdan, así que tuvo que haber cambiado su nombre”. La sospecha se había hecho presente, al principio pensó que era nada, pero ahora no sabía si era por desesperación, que sí lo creía posible.
“Eso es normal, muchos caballeros cambian de nombre al entrar a burdeles”, respondió Anthony sin tomarlo seriamente, y ella sabía que eso podía ser una opción.
“Es cierto, pero sabemos que después de Italia fue a España, y en los registros de los barcos de esa época no aparece ningún Colin Bridgerton”, añadió Penélope para que Anthony se diera cuenta de porque estaban sospechando, el señor Cavendish se lo dijo en una de sus últimas visitas.
“¿Por qué lo cambiaría? No tiene sentido”, dijo Anthony frunciendo el ceño y ella asintió.
“Pensé tal que era para que no lo encontramos, pero le envío cartas a tu madre. Así que algo tuvo que haber hecho en Italia, que ameritó tal cambio”, reflexionó Penélope, pero que pudo haber sido.
“Por las cartas de mi madre sabemos que estuvo con un amigo de Eton, si podemos encontrar a ese hombre sabremos lo que estuvo haciendo”, dijo Anthony pensativo. “A Colin le gusta llevar registro de lo que hace, tal vez lo tenga en sus diarios”, añadió, Penélope no sabía eso, jamás lo había visto escribiendo en ningún lado.
“¿Quieres robar sus diarios?”, preguntó Penélope, atónita.
“¿Se te ocurre algo mejor?”, replicó Anthony y la verdad no era así, esto le daba un poco de luz a su situación.
“No, pero ¿cómo lo harías?”, Penélope estaba intrigada.
“No creo que sea bienvenido en su casa ahora, debe estar enojado porque no lo dejé estar en Aubrey Hall”, respondió Anthony. “Podríamos esperar hasta la próxima temporada que se le pase el enojo y esté distraído”, añadió como solución.
“Falta mucho para eso”, comentó Penélope, sabía que el proceso se iba a demorar de igual forma, pero quería terminar con esto ya.
“El primer paso es decirle que puede pasar Navidad con nosotros”, sugirió Anthony, “si tú quieres”, añadió rápidamente.
“Si es por el bien de mi caso, supongo que lo soportaré”, cedió Penélope de mala gana.
“Ahora, dejemos de hablar de Colin ¿Hay alguna oportunidad que pueda colarme en tu habitación hoy?”, preguntó Anthony bajando un poco la voz.
“Si es después de la media noche, aquí todos se duermen temprano”, respondió ella, sabía los riesgos, pero le importaba muy poco.
“Eso es perfecto, entonces nos vemos”, Anthony se levantó y comenzó a arreglarse el abrigo.
“¿Ya te vas?”, preguntó Penélope decepcionada.
“Es el tiempo prudente para una visita de cortejo”, dijo Anthony con una sonrisa.
“Anthony, eso no es necesario”, respondió Penélope, estaba llevando esto muy en serio.
“Lo es”, insistió él.
“No lo es, no me estás cortejando, no es posible”, negó Penélope con vehemencia.
“¿Estás segura de que te gusta el romance?”, preguntó Anthony en un tono sarcástico.
“Me gusta, pero si me vas a cortejar que sea cuando esto acabe”, respondió ella al fin. No se sentía bien la situación así.
“Está bien, ganas esta vez, pero me tengo que ir”, Anthony se inclinó para besarle el dorso de la mano.
“Está bien, supongo que me conformaré con esta corta visita”, Penélope soltó un suspiro cansado, le hacía falta su compañía y todo era tan fugaz.
“Te lo compensaré en la noche, ¿tiró piedras a tu ventana?”, preguntó Anthony mirando hacia la casa.
“Sí, eso hacía Eloise y yo salía a abrirle la puerta de servicio”, señaló Penélope la puerta que se veía desde ahí. Anthony asintió y comenzó a buscar algo en su abrigo. “Eso me recuerda, Francesca te envió una carta”, dijo tendiéndole la carta.
“Qué extraño, no nos hemos escrito desde que se fue”, comentó Penélope examinándola por fuera.
“Y… Eloise envió una”, añadió Anthony entregando otra carta.
“Eso es aún más extraño”, murmuró Penélope, ¿Sería posible? Mejor no hacerse ilusiones.
“Tal vez se enteraron de la anulación, mi madre y mis hermanos se mantienen en contacto con Fran y Eloise”
“Ahora no sé si quiero leer esto”, miró las dos cartas con temor. No sabía que podía esperar.
“Cumplí con entregarlos”, dijo Anthony y se separó más de ella.
“Eres mi mensajero personal”, bromeó Penélope, con un brillo travieso en los ojos.
“Si eso me permite venir a verte más seguido, entonces que así sea”, respondió él guiñando un ojo “Nos vemos esta noche”, añadió antes de darse la vuelta y salir del jardín.
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Finca Kilmartin, tierras altas de Escocia
Septiembre, 1815
Querida Penélope,
Espero que esta carta te encuentre bien, por medio de mis hermanas y mi madre me he enterado de lo que ha pasado contigo y Colin, quiero decirte que entiendo completamente tus razones y respeto tu decisión, a pesar de que mi hermano es la otra parte afectada. Pero mereces ser feliz y durante esta temporada me he dado cuenta de que no es así.
Espero que el tiempo en el campo te resulte agradable y puedas estar en tranquilidad mientras todo lo demás se resuelve. Escríbeme, me gustaría mantener comunicación contigo mientras me encuentro lejos.
Con cariño,
Lady Francesca Stirling
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Finca Kilmartin, tierras altas de Escocia
Penélope,
Ni siquiera sé como comenzar esta carta, supongo que sabes por qué te escribo, no esperé que te atrevieras a hacer eso, pero supongo que no debo subestimarte. No te reprocho nada de lo que haces; sin embargo, nuevamente quieres arrastrar a la familia a un escándalo. Colin me ha escrito preguntando por ti y el porqué estamos distanciadas, pero no te preocupes, no le he dicho nada sobre tu identidad, eso es problema tuyo con él. Aunque supongo que con él ya no, ya que no lo quieres como esposo.
Me parece que Colin está triste por el asunto, deberías hablar con él.
Sinceramente,
Eloise Bridgerton.
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Estaba claro para Penélope que Eloise todavía no la había perdonado, así que no supo la razón de la carta, ¿No hubiera sido mejor no enviar nada? Tal vez simplemente quería hacerle saber su opinión. Tenía dudas si responder su carta. No veía mucho por decir, a Francesca, sin duda si le respondería, pero después, ya era hora de bajar a cenar.
“Penélope, te he dicho que seas puntual”, dijo su madre, apenas la sintió entrar al comedor.
“Lo siento mamá, me distraje”, respondió Penélope en todo de disculpa.
“Siempre lo haces ¿Con qué libro fue esta vez?”, preguntó, pero Penélope sabía que no estaba realmente interesada.
“No fue un libro, eran cartas de Fran y Eloise”, su madre levantó la cabeza de su plato.
“Pensé que no hablabas con esa chica Bridgerton”, dijo con intriga.
“No lo hago, estoy tan sorprendida como tú”, dijo Penélope encogiéndose de hombros.
“¿Lord Bridgerton viene a visitarte mañana?”, la pregunta puso a Penélope nerviosa, así que respondió con otra pregunta. “¿Por qué lo dices?”
“Se veían muy animados hace un rato, hasta te reíste”, señaló su madre curiosa.
“Nos hemos convertido en amigos, es una buena persona”, Penélope respondió con tranquilidad, era verdad.
“Ten cuidado Penélope”, dijo su madre con tono de advertencia.
“¿De qué?”, preguntó Penélope confundida.
“Sigue siendo hermano de tu esposo y los hombres nunca hacen algo solo porque es bueno”, su madre parecía preocupada.
“Mamá, entiendo tu desconfianza con los hombres, pero Lord Bridgerton ha demostrado ser bueno, se preocupa por la familia”, afirmó Penélope con seguridad.
“¿Así no era antes tu marido? Digo, antes de casarse”, a qué iba todo esto, se preguntó Penélope.
“No hay comparación”, replicó Penélope.
“La hay, son hermanos, algo deben tener en común, además del cabello castaño”, comentó su madre con un tono acusatorio.
“Te aseguro que Lord Bridgerton no es así”, dijo Penélope con firmeza. “Ha demostrado ser diferente”.
“Solo ten cuidado”, repitió su madre y Penélope decidió dejar el tema hasta ahí y concentrarse en su comida, por alguna razón lo que dijo su madre la puso nerviosa, pero ella confiaba en Anthony, él no era como Colin, él realmente se preocupaba, y ella ya había pasado la etapa de las dudas o por lo menos de esa clase de dudas. Cuando terminó de comer se dirigió a su habitación y le pidió de inmediato a Rae que la ayudara a cambiarse para que su doncella también se retirara temprano. Para quemar el tiempo decidió responder la carta de Francesca.
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Casa Featherington, Londres
Septiembre, 1815
Querida Francesca,
Agradezco mucho tus palabras, estos dos últimos meses han sido todo un torbellino de emociones para mí, supongo que sabes que tu hermano y yo no estamos en mejores términos ahora, y no creo que lo estaremos más.
En estos momentos no estoy en el campo con tu familia, estoy en Londres, es necesario para las audiencias y no quiero estar viajando de Londres a Kent a menudo. Me estoy quedando con mi madre, tu hermano Anthony fue quien me entregó tu misiva, muchas gracias por escribir, me gusta mucho compartir correspondencia.
¿Cómo te ha tratado la vida en Escocia? ¿Cómo está tu esposo?
Espero que estés feliz
Con cariño,
Penélope.
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Había regresado de la casa Featherington y se dirigió a su estudio ahora fingir que estuvo ahí toda la tarde. No quería escuchar a su madre, repetirle lo mismo que le había dicho por todo el camino. Anthony creía que estaba resentida con él, pero tal vez era por todo. Su familia se había separado en esta temporada, solo le quedaban cuatro hijos en casa y al estar acostumbrada a una familia numerosa le hacía falta el caos, lo que la mantenía aburrida.
Entró a su estudio y se sentó a tomarse un trago mientras esperaba que pasara la tarde, no había mucho que hacer y él tampoco quería hacer nada. En los últimos días, en Aubrey Hall solo había estado montando a caballo por las mañanas y luego se refugiaba en el estudio, solo salía a convivir con su familia en las comidas. Su madre se hartó de su actitud y lo regañó. Y digamos que no estaban en buenos términos ahora, ella no lo entendía, o tal vez simplemente no quería entenderlo.
“Veo que ya llegaste, ¿Está Penélope bien?”, escuchó que dijo su madre al entrar al estudio y él no la había sentido.
“Madre por Dios, anúnciate, me puede dar algo”, exclamó Anthony asustado.
“Disculpa”, dijo su madre mientras se sentaba frente a él.
“Penélope está, se ve bastante decaída si quieres la verdad, las cosas no han salido bien”, respondió Anthony, la había visto bastante diferente a la última vez que la vio en Aubrey Hall.
“¿Pasó algo más?”, preguntó su madre con preocupación.
“Colin no ha colaborado mucho y su testimonio fue tan diferente al de ella que ahora los van a enfrentar”, su hermano lo estaba haciendo considerar el fratricidio.
“Eso puede terminar mal”, murmuró su madre ahora con el gesto de preocupación más profundo.
“Lo sé, me preocupan ambos”, comentó Anthony.
“No creí que eso pasaría”, dijo su madre con un tono sarcástico.
“Aunque no lo quieras creer, todavía me preocupo por él, no soy insensible”, se defendió Anthony, su madre parecía creer que estaba haciéndole daño a Colin porque quería.
“Y aun así”, su madre dejó la frase a medias, pero él lo entendió.
“No entiendo por qué estás tan en desacuerdo ahora, cuando te lo confirmamos estabas bien”, dijo Anthony, ya estaba cansado con sus comentarios acusatorios.
“Sinceramente, no lo sé, tal vez sea que esto se está saliendo de las manos, ¿te imaginas si la próxima temporada se extiende el rumor de Colin y Penélope?”, la preocupación era notable tanto en su rostro como en su tono.
“Entonces estás así por lo que puede decir la alta sociedad”, reflexionó Anthony.
“Son muchas cosas Anthony, esta sociedad, es muy crítica, me preocupa todo, me preocupas tú, me preocupa Colin y me preocupa Penélope, es la que se va a llevar la peor parte de esto” Anthony sabía que eso era cierto, pero de cualquier forma se iban a enterar tuvieran ellos una relación o no.
“Eso lo sé”, murmuró Anthony
“Lo sabes y aun así te arriesgas a que te vean con ella”, dijo su madre señalando la casa Featherington.
“Madre, estaba en los jardines de su casa y no hay nadie de la alta sociedad en esta época aquí”, se justificó Anthony.
“Aun así, por favor te lo pido, para la próxima temporada compórtate”, suplicó su madre. Y Anthony asintió “Ya te lo he repetido”
“Y hasta que no lo vea no lo creo”, replicó sin creerle nada.
“Sabes, hemos tenido esta discusión varias veces y nunca llegamos a ningún lado, tal vez sea momento de dejarla estar”, espetó Anthony ya fastidiado.
“Eso solo sucederá cuando esté segura de lo que puede pasar”, respondió su madre con una mezcla de precaución y tristeza en la voz.
Anthony sabía que “las consecuencias” significaban años. “Nos llevará años llegar a eso”, dijo, dejando escapar un suspiro. Su madre lo miró, los ojos llenos de una pena que él conocía demasiado bien.
“¿Estás seguro de que quieres esperar?”, preguntó su madre.
“Lo estoy”, afirmó Anthony, la certeza resonando en su voz.
Su madre frunció el ceño, una sombra de preocupación cruzando su rostro. “¿Y si te interesas por otra mujer en ese tiempo?”
Anthony la miró, la incredulidad tensando sus facciones. “Eso no sucederá, estoy muy enamorado de Penélope”. La firmeza en su voz no dejaba lugar a discusión.
“A veces el amor no es tan duradero”, comentó su madre, con un dejo de melancolía.
“¿Dejaste de amar a papá?”, le preguntó Anthony, la actitud de su madre de verdad lo estaba cansando.
“No”, respondió ella de inmediato.
“Entonces, si todavía amas a alguien que hace mucho no está, ¿Por qué yo no podría seguir amándola a ella?”, preguntó Anthony con dureza, sabía que lo que tenía con Penélope era duradero.
“Porque a veces las circunstancias cambian a las personas, tu padre murió, pero estábamos casados, una vida feliz es muy distinto a lo que tú tienes con Penélope”, su respuesta lo dejó con un atisbo de duda, pero fácilmente la descartó.
“Yo sé que no sucederá madre”, repitió Anthony, aunque la certeza de hace un rato había desaparecido.
“Como digas”, su madre lo dejó solo tan rápido como llegó, Anthony ya no sabía ni que pensar, porque no hace dos noches Benedict le había dicho algo parecido. Sabía que no lo decían con el deseo que todo terminara, y aun así dolía la poca fe que tenían en él, en ellos.
Anthony salió de Bridgerton house apenas pasado un minuto después de las doce. Se le hizo eterna la espera estando tan cerca, cruzó la calle y se dio cuenta de que en realidad no sabía cuál era la habitación de Penélope en esa casa, pero suponía que debía seguir despierta, así que buscó de la que saliera una luz y comenzó a tirar pequeñas piedras, al rato se asomó Penélope.
“Espérame en la salida de servicio que está al otro lado”, le dijo y así hizo él, caminó hasta el otro lado y esperó que ella abriera. Penélope apareció y abrió la puerta lo más silencioso que pudo, le indicó que hiciera silencio, la siguió hasta su habitación, cuando llegó, sé tranquilizó. Comenzó a mirar a su alrededor, su antigua habitación, era evidente que faltaban cosas, pero seguía teniendo su esencia.
“Me gusta esta habitación”, comentó mientras observaba detalladamente cada cosa.
“No hay nada aquí”, replicó Penélope detrás de él.
“Es muy tú, un escritorio lleno de papeles, el tocador completamente arreglado y los libros en cada esquina”, señaló Anthony todavía mirando la habitación.
“Viniste a verme o hablar de mi habitación”, dijo Penélope con un tono acusatorio en su voz.
Anthony se acercó, sin poder resistirse, y posó las manos en sus caderas. “Discúlpame, pero nunca había estado aquí”. Antes de que ella pudiera responder, la besó. Era como volver a casa. Sus labios se movieron en perfecta sincronía, una danza familiar y apasionada. Anthony profundizó el beso, sus manos deslizándose por la espalda de Penélope hasta la base de su cuello, donde se aferraron con ternura. Finalmente, se separó, con la respiración entrecortada.
“Te he extrañado tanto”, susurró Anthony, la voz cargada con emoción.
“Yo también, ven”, respondió Penélope y dejó que ella lo guiará a su cama “No se haga ilusiones, Lord Bridgerton, solo quiero que me abraces”
“No lo había hecho, de verdad”, Anthony comenzó a quitarse las botas y el frac y se metió a la cama con ella, de inmediato la atrajo hacia él.
“Gracias por estar aquí”, dijo Penélope y para Anthony sonaba triste.
“¿Por qué no estaría?”, preguntó él confundido.
“No lo sé, simplemente un pensamiento”, respondió Penélope encogiéndose de hombros.
“Penélope”, dijo con un tono de advertencia.
“No me hagas hablar, estoy muy bien contigo aquí, quiero alargar este momento de paz” Anthony no estaba muy convencido, pero decidió no comentar más.
“¿Qué has estado haciendo estos días?”, preguntó con curiosidad. La vida en Londres sin temporada social era aburrida.
“He escrito en mi diario, he salido con Rae a caminar, aunque estos días parece que fuera a llover en cualquier momento, es todo tan gris”, respondió Penélope jugando con los botones de su camisa.
“¿Y por qué decidiste hacer eso?”
“Mi madre lo sugirió, estaba preocupada por mí”, Anthony le tomó la barbilla e hizo que lo mirara.
“¿Estuviste otra vez mal?”, preguntó preocupado.
Ella suspiró, con la voz, apenas un susurro. “Creo que simplemente fue todo y comencé a imaginarme lo peor”
“Es una suerte que esté aquí”, murmuró, sintiéndose agradecido de estar con ella en estos momentos.
“Pero te vas después de la audiencia, que es mañana y yo seguiré aquí, esperando nuevamente la mía”, le recordó ella con tristeza.
“Sabes que me quedaría contigo sin dudarlo”, dijo Anthony con sinceridad, “pero le prometí a Ben que regresaría, él quiere ocuparse de su arte”
Ella asintió, con una comprensión que solo hizo que Anthony se sintiera peor. “Lo entiendo,” dijo, aunque la resignación en su voz era palpable.
Anthony trató de desviar la conversación, “No nos preocupemos por eso ahora,” dijo, tratando de sonar más seguro de lo que se sentía. “Tenemos este momento. Disfrutémoslo.”
“Sabes, últimamente me he imaginado en un mundo donde estás reglas de sociedad no existen y puedo estar contigo en cualquier momento, sin necesidad de ocultarnos”, comentó Penélope con un aire soñador, podía ver la ilusión en sus ojos.
“¿Y creerías que en ese mundo nos encontraríamos?”, preguntó Anthony con verdadera curiosidad.
“Claro que sí, estoy segura de que de una forma u otra lo haríamos”, respondió ella con seguridad y una sonrisa tímida asomándose.
“Esperemos que eso suceda en algún momento, pero que no alcances a casarte antes”, comentó él en broma y ambos soltaron una carcajada. La tensión del momento anterior disipándose entre las carcajadas. Cuando el silencio volvió a reinar, Penélope lo miró con ojos tímidos.
“¿Te podrías quedar?”, preguntó en un susurro, casi como si temiera la respuesta.
“¿Estás segura?”, Anthony preguntó, su voz cargada de una mezcla de sorpresa y esperanza.
“Sí”, afirmó ella, con una determinación que contrastaba con su timidez inicial, “le puse seguro a la puerta y puedes salir antes que se despierten los sirvientes”
Una sonrisa iluminó el rostro de Anthony. “Entonces, me encantaría,” respondió con sinceridad, sintiendo una calidez agradable extenderse por su pecho. Penélope se acurrucó más a él y se quedó dormida casi al instante, Anthony no tardó en seguirla.
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Doctors’ Commons, Londres
Finales de septiembre, 1815
Anthony se encontraba un poco de mal humor porque tenía que estar ahí y no estaba con Penélope, su madre estaba junto a él, parecía más relajada que el día anterior, pero el silencio reinaba entre ellos, debía suponer que su madre sabia que no había pasado la noche en la casa, aunque regresó antes que ella despertara.
“¿Lord Bridgerton?”, oyó que lo llamaba un hombre desde el pasillo y Anthony se levantó.
“Soy yo”, dijo al acercarse al hombre.
“Por favor pase, ya lo están esperando” Anthony siguió al hombre hasta una habitación y vio que estaban solo dos personas, esperaba a más personas por el relato de Penélope.
“Buenos días, Lord Bridgerton, me presento, soy el Reverendo Bartholomew Fitzwilliam, este es el secretario, el señor Silas Quill”, dijo el hombre y él asintió a ambos.
“Buenos días”, saludó con cortesía.
“Esto será breve, sabemos que debe ser un hombre ocupado y le agradecemos por venir”, le dijo el reverendo con voz amable y lo invitó a sentarse en el asiento frente a él.
“Está bien, pueden tomarse el tiempo que quieran”, respondió Anthony, esperaba que alguna de sus respuestas resultaran beneficiosas para el caso.
“Es bueno saberlo, le haremos preguntas sobre su hermano, su salud física, salud mental y su relación con su esposa, ¿está de acuerdo?”, preguntó el hombre atentamente y Anthony asintió. “Sí, lo estoy”
“Bien, comencemos. ¿Ha notado algún cambio en la salud general de su hermano en los últimos años?”, comenzó el reverendo.
Anthony lo miró fijamente, con una expresión seria, “No”, respondió con firmeza, “siempre ha sido un hombre muy sano”
El reverendo asintió, “¿Sufre de alguna condición médica conocida?”
“No”, repitió Anthony, con un ligero tono de impaciencia “como ya le dije, siempre ha sido un hombre muy sano, creo que ni un resfriado le ha dado”
“Bien”, murmuró, antes de cambiar de tema. “¿Cómo describiría la relación de su hermano con las mujeres?”
Anthony suspiró, consciente de la delicadeza de la pregunta. “Es conocido por ser bastante encantador, las damas de la alta sociedad siempre han tenido buenas opiniones de él”, dijo con cautela.
El reverendo lo miró fijamente, con una mirada inquisitiva. “¿Ha observado alguna vez comportamientos extraños o inusuales en su hermano con relación con la intimidad?”, y como iba él a saberlo , pensó Anthony con frustración.
“Por varios años lo molesté porque era incapaz de acostarse con una mujer, decía que era un caballero y solo lo haría con la mujer con quien se casara”, respondió, este igual y hacía ver que era una persona que rompió sus propias promesas.
“¿Ha escuchado comentarios de su hermano o de otras personas sobre su vida íntima?”, preguntó el reverendo, sin perder la compostura
“Sé que en la última gira, al parecer, rompió su promesa y estuvo con muchas mujeres”, admitió Anthony con resignación.
El reverendo asintió y le indicó a su secretario que señalara eso, “¿Cómo describiría la relación entre su hermano y la esposa antes y después del matrimonio?”
“Antes se llevaban muy bien”, respondió Anthony con un dejo de nostalgia, “después del matrimonio poco interactuaron entre ellos”
“¿Ha notado algún cambio en el comportamiento del señor Bridgerton hacia su esposa?”
Anthony buscó las palabras adecuadas, “Está un poco alterado últimamente, por todo”
“¿Ha notado alguna tensión o conflicto entre ellos?”, cuestionó el reverendo ajustándose sus anteojos.
“Sí”, admitió Anthony, “desde que se casaron hasta ahora, sinceramente puedo decir que no se llevan bien”
“¿Han vivido juntos el esposo y la esposa desde el matrimonio?”, Anthony, pensó que ya el reverendo debía saber la respuesta a eso.
“Vivieron juntos por dos semanas después de la boda”, dijo Anthony, el reverendo asintió y siguió leyendo su hoja, se estaba tomando su tiempo.
“¿Sabe si han compartido la misma habitación?”, preguntó nuevamente y él negó con la cabeza. “Tengo entendido que nunca ha sido así”
“¿Ha habido alguna ocasión en que usted los haya visto en situaciones íntimas?”, esa pregunta hizo que la rabia lo invadiera, porque ahora se los estaba imaginando.
“No”, respondió con dureza.
“¿Es conocido el señor Bridgerton por ser una persona honesta?”, preguntó el reverendo, sin notar la mirada gélida que le estaba dirigiendo Anthony.
“No podría decirlo con seguridad”, dijo nuevamente en el mismo tono, pero el reverendo parecía ignorarlo.
“¿Ha mostrado el señor Bridgerton alguna vez signos de engaño o manipulación?”, el reverendo esta vez sí lo miró.
“No lo sé”, respondió Anthony tratando de calmarse.
“Es su hermano”, señaló el reverendo.
“Nunca se termina de conocer bien a las personas”, replicó Anthony sin importancia.
“Tiene razón”, concordó el reverendo “¿Tiene el señor Bridgerton algún antecedente de comportamiento inapropiado?”
“No que yo sepa”, Anthony sabia que los comportamientos inapropiados de su hermano solo involucraban a Penélope, pero no podía decir eso.
“Eso es todo, muchas gracias por venir Lord Bridgerton”, dijo el reverendo mientras se levantaba con una sonrisa amable y le estrechó la mano, después de eso se retiró.
Anthony salió a donde había estado su madre, pero no la vio, supuso que estaba en su audiencia ahora, así que la esperó. Aproximadamente media hora después apareció alterada.
“Anthony, fue espantoso”, exclamó en cuanto se acercó a él.
“A mí me fue bastante bien”, dijo Anthony.
“Qué suerte, no sé si ayudé a Penélope”, murmuró su madre acercándose más a él.
“¿Por qué?”, preguntó confundido. No podía ser que lo hiciera a propósito.
“Hicieron muchas preguntas y la verdad, respondí con honestidad, pero hubo algunas que no parecían favorecerla”, Anthony asintió con comprensión, aunque sintió cierta molestia con su madre. “Está bien madre, ya no se puede hacer nada”, dijo mientras salían del tribunal. Anthony regresó a su casa y su madre empacó para irse al día siguiente, por lo que solo pudo ver a Penélope en la noche cuando se coló en su cuarto. No la preocupó con lo que le había dicho su madre, así que se contentó con pasar tiempo con ella y planear su futuro juntos, a pesar de todo, se veía muy en paz con él y no quería quitarle eso.
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Tribunal Eclesiástico
En el nombre de Dios, Amén.
A la muy honorable Señora Penélope Bridgerton, Casa Featherington, Mayfair, Londres.
Por la presente, se le notifica que se ha presentado una causa ante este tribunal eclesiástico, relacionada con su solicitud de nulidad matrimonial.
Por lo tanto, se le ordena comparecer ante este tribunal el día 12 del mes de octubre del año 1815, a las 10:00, en Doctors’ Commons, para comparecer a favor de su caso.
Tenga en cuenta que su falta de comparecencia sin causa justificada puede resultar en sanciones monetarias, impuestas por este honorable tribunal, y la desestimación de su petición
Se le insta a que se presente con todos los documentos y personas relevantes para su defensa.
Dado en Doctors’ Commons, el día 01 del mes de octubre del año 1815.
Firmado y autorizado por:
Reverendo Bartholomew Fitzwilliam
Notes:
Bueno terminado de leer, las dos escenas de la audiencia de Penélope y Anthony, es para marcar la clara diferencia de trato que se le da por ser mujer o hombre, porque incluso con Lady Danbury que es de una posición mayor que Anthony no lo hicieron tan bien.
Asi que pueden imaginarse como en realidad fue la audiencia de Colin...
Cada conversación tiene un propósito
En el próximo capítulo: Hay una audiencia y una decisión.
Chapter Text
Casa Featherington, Londres
Octubre, 1815
Octubre había empezado muy lúgubre, ya no estaba solamente nublado, también llovía a diario, por lo que no podía salir a caminar con Rae ni sentarse en el jardín. Desde que Anthony se fue todo se hizo aún más gris, literal y figurativamente. Que haya llegado la carta del tribunal sobre la audiencia días después tampoco lo hizo mejor. Había hablado mediante cartas con el señor Cavendish. El cual le comentó que lo programaron para esa fecha porque ya estaban a punto de suspender funciones, pero que era bueno que no la hayan hecho esperar hasta el otro año. Penélope le preguntó si no consideraba una pérdida de tiempo que volvieran a preguntar lo mismo, pero su abogado le dijo que podrían ser ligeramente diferentes, además que sus testimonios individuales habían quedado descartados.
Penélope quiso recibir esa información como una buena noticia, no tenía que esperar mucho, pero la realidad no era así. Había llegado el día y ella no estaba mejor, su madre le había advertido de su cambio físico, se veía más demacrada y ella se había dado cuenta, no podía comer mucho. La presión y el estrés que sentía no le dejaban ni un minuto de paz. Había hablado con Rae para que la arreglara lo mejor que pudiera, tenía que verse bien y segura frente a todos esos hombres del tribunal eclesiástico, iba a ser la única mujer en la sala y eso le daba inquietud.
Era hora de partir, el clima seguía igual y parecía que había aumentado su fuerza, como para confirmar la tormenta que también había en ella. Penélope tomó su carruaje y salió hacia los tribunales.
Cuando llegó, el señor Cavendish la estaba esperando, ella cerró su sombrilla y entró junto con el hombre, el recinto estaba solitario, solo estaban pocos oficiales cerca. Le preguntó al señor Cavendish al respecto y le dijo que los de noble cuna se retiraban antes con sus familias al campo y el clima de este año solo los había alentado más, quedaban los que tenían casos importantes activos y los pocos que siempre estaban ahí.
Al poco rato los llamaron para que pasaran a la sala del tribunal, era diferente a la que había estado antes, estaba cubierta de paneles de madera, tenían ventanas que permitían la entrada de luz natural, pero como el día estaba gris las pocas velas hacían que la habitación se sintiera sombría. El aire estaba cargado del olor a tinta y pergamino viejo, un olor familiar para Penélope, pero no hizo nada para hacerla sentir mejor. Penélope, aún más nerviosa que cuando llegó se dejó guiar por el señor Cavendish hacia una silla de roble, sus manos estaban entrelazadas con gran fuerza en su regazo, sentía que si las dejaba libres iban a ver sus temblores.
Frente a ella ya estaba Colin, era la imagen de la serenidad y la gracia, no tenía ni un solo cabello fuera de lugar, vestido elegantemente, pero Penélope podía notar que debajo de toda esa serenidad en realidad sí estaba nervioso. Tal vez no tanto como ella, pero lo estaba, se retorcía levemente en su asiento y nunca la miraba a los ojos.
La sala se fue llenando lentamente con los oficiales que ya había conocido, el secretario y el Reverendo Bartholomew Fitzwilliam, esta vez tenía una toga negra y una peluca blanca, característicos de cuando hay un juicio. Esto no se sentía como una simple audiencia y así se lo hizo saber al señor Cavendish, pero él le dijo que era completamente normal, cuando se hacían este tipo de cosas y más por miembros de la nobleza. Penélope asintió poco convencida e hizo lo que mejor hacía, observar.
El abogado de Colin, cuyo nombre no conocía, parecía inquieto, ajustando su corbata casi cada minuto, lo que le produjo una sensación de alivio. Los demás hombres estaban organizando documentos y el reverendo se terminaba de acomodar en su asiento en el estrado elevado frente a ellos. La luz de las velas se reflejaban en sus lentes, dándole un aire de severidad. Algo que no necesitaba, cuando su rostro era normalmente severo.
“Buenos días, gracias por reunirse aquí hoy”, comenzó a decir el reverendo, con voz grave y pausada. “Comencemos de inmediato, Señora Bridgerton, por favor, comience a relatar los eventos que la llevaron a pedir la anulación de su matrimonio.” Penélope respiró hondo y comenzó a hablar.
“Como ya he contado antes, nuestro matrimonio fue concertado, después de la ceremonia, cada uno de nosotros se retiró a su respectiva habitación, el señor Bridgerton fue incapaz de consumar el matrimonio. En ese momento y puedo decir que todavía me odia por cómo se llevó a cabo esta unión, por lo que no tiene sentido seguir juntos”, expresó Penélope claramente, pero poniendo un tono de tristeza. Se escuchó un murmullo del lado donde estaba Colin, pudo ver su rostro contraído con ira. A su lado, su abogado se levantó para hablar.
“Su señoría, mi cliente, sostiene que la señora Bridgerton ha rechazado sus deberes maritales en repetidas ocasiones, esto es solo un intento para dañar el buen nombre de mi cliente”, expresó el abogado con seriedad. El reverendo levantó la mano para callar a todos.
“Les recuerdo señores que esto no es un juicio, su cliente tendrá la oportunidad de dar su versión solo cuando terminemos con las preguntas a la señora Bridgerton, mientras tanto manténgase en silencio”, el reverendo miró duramente al abogado y luego se dirigió a ella “¿Hay testigos de lo ocurrido esa noche?”
“Mi doncella, ella estuvo conmigo desde que llegué a la casa, en el camino después del banquete de bodas en la casa Bridgerton, el señor Bridgerton dijo que nunca me iba a perdonar por lo sucedido, por lo que cuando llegamos, él se fue por su lado y yo me encerré en mi habitación el resto de la tarde”, Penélope vio como Colin apretaba los puños por encima de la mesa, parecía a punto de explotar.
“Entiendo, ¿Hay evidencia médica? ¿Cartas? ¿Algún tipo de prueba?”, preguntó el reverendo, Penélope negó con la cabeza “Solo tengo la palabra de mis empleados y mi sufrimiento”, dijo con los ojos casi cubiertos de lágrimas y una mirada de desesperación.
El silencio llenó la sala de repente, pesado y opresivo. El crepitar del fuego en la chimenea y el sonido de las gotas de lluvia era lo único que se podía escuchar. Los ojos de todos estaban sobre ella, esperando su siguiente movimiento, la tensión era palpable, pero podía ver qué el señor Cavendish tenía una media sonrisa en su rostro y le asintió.
“Señora Bridgerton, entiendo su difícil situación”, comenzó a decir el reverendo. “Sin embargo, sin pruebas, este tribunal se encuentra en una posición delicada. ¿Hay alguna otra circunstancia que pueda apoyar su testimonio?” Penélope miró a su abogado y él asintió, dudó un momento antes de responder, respiró hondo y comenzó a hablar con calma.
“De hecho, si la hay, me he enterado, o bueno, lo sé desde hace mucho, que no soy la primera mujer a quien rechaza, su anterior prometida, que es mi prima, me comentó que el señor Bridgerton nunca se atrevió ni a darle un beso”. Penélope terminó de relatar con tono solemne, pero por dentro tenía ganas de sonreír, tenía que mantenerse en el papel, había planeado esto con el señor Cavendish, una estrategia para molestar a Colin y hacer que se viera impotente ante todos. El reverendo arqueó la ceja y parecía curioso.
“Señora Bridgerton, ¿Puede ser más específica?”, solicitó y ella asintió, aquí era donde cambiaba un poco la versión de esto, no hubiera querido usar a Marina, pero si era lo que tenía que hacer, que así fuera.
“Mi prima, en ese entonces estaba buscando marido, pues se encontraba en una posición delicada, no quiero dañar su buen nombre, pero es algo que pasó, durante su cortejo con el señor Bridgerton ella trató de seducirlo; sin embargo, el señor Bridgerton se negó a todos sus avances, incluso cuando decía amarla tanto que hasta se iban a fugar para casarse en Gretna green”, terminó Penélope de contar su relato, las lágrimas le agregan un toque especial a su actuación, estaba haciéndolo perfecto y lo mejor era que no estaba diciendo mentiras.
“Su señoría, la señora Bridgerton, sigue diciendo falsedades, mi cliente es un caballero, esas fueron las razones para tal negativa”, exclamó el abogado de Colin, alterado.
“Señor Ashford, por favor haga silencio, ya se lo dije esto no es un juicio”, le habló duramente el reverendo al abogado “Por otro lado, los rumores no son una fuente fiable; sin embargo, en este caso lo permitiré ¿Tiene algo que decir señor Bridgerton?”
Colin estaba con la mirada en el piso, su respiración parecía agitada, el silencio se prolongó un rato, el rasgueo de la pluma del secretario contra el pergamino resultaba reconfortante para Penélope, había logrado calmar sus nervios y ahora se encontraba con más confianza.
“Lo que dice la señora Bridgerton son mentiras, como se puede confiar en ese testimonio cuando es su prima, que además quería tenderme una trampa”, dijo Colin con rabia, su abogado le puso una mano en el hombro, pero él la apartó de inmediato y la miró fijamente durante unos segundos antes de apartar la mirada de ella. El reverendo parecía estar pensando en la situación e intercambió una mirada con los demás oficiales.
“Es un asunto delicado, quisiera tener más tiempo para analizar esto, pero como saben, suspenderemos actividades dentro de poco, por lo que doy un receso de diez minutos mientras discuto este asunto con los oficiales”. El reverendo se levantó y salió de la sala, quedando solo Colin, su abogado, el señor Cavendish y ella. Colin la miraba con dureza y ella se sentía incómoda.
La atmósfera en la sala se volvió casi insoportable. El ruido de las gotas de lluvia golpeando las ventanas y el crepitar del fuego de la chimenea la ponían ansiosa, iban a destiempo y la irritaban
“¿Podemos salir un rato mientras vuelven?”, le preguntó Penélope a su abogado, él asintió y la guío hasta un salón al lado de la sala del tribunal.
“¿Esto es bueno?”, le preguntó Penélope al señor Cavendish.
“Sin duda los hizo dudar de su carácter, estamos por buen camino”, respondió su abogado con tranquilidad, eso la hizo sentir un poco menos ansiosa.
“Me alivia oír eso”, Penélope miró hacia la ventana. La lluvia caía con fuerza, azotando los cristales, y ella esperaba que, a pesar del mal clima, las cosas le salieran bien.
“Fue buena idea incluir el anterior compromiso del señor Bridgerton”, comentó el señor Cavendish a su lado.
“No fue idea mía, fue de mi madre. No hubiera querido usar la situación de Marina para esto”, admitió Penélope, en realidad se sentía mal, ya la había arruinado una vez y no quería hacerlo dos veces.
“Su madre sabe como jugar este juego”, el señor Cavendish asintió con aprobación.
“Lo hace, ella siempre está lista para explotar las debilidades de los demás”, Penélope sabia que su madre podía llegar a ser peligrosa si se la tenía de enemiga, y para infortunio de Colin, ahora ella lo consideraba como tal.
“Tiene suerte de tenerla de su lado, no muchas madres lo hacen”, Penélope asintió, sabía que su situación para una familia noble no era lo ideal. “Al principio dudé si me apoyaría, pero es un alivio saber que está de mi lado. Nuestra relación no siempre fue buena”
“Tiene a buenas personas de su lado, señora. Siempre conocemos a los verdaderos amigos en estos tipos de situaciones”, le dijo el señor Cavendish con comprensión.
“Es cierto, a pesar de todo, me siento muy afortunada de tenerlos”, respondió Penélope pensativa, se preguntaba si estuviera en buenos términos con Eloise la hubiera apoyado, le serviría tener a su buena amiga a su lado. Pero las cosas eran como eran y no podía hacer nada para cambiarlo.
“Deberíamos entrar nuevamente”, el señor Cavendish miró su reloj y le indico que saliera, Penélope asintió y volvieron a entrar a la sala del tribunal. El reverendo y los demás oficiales no habían regresado todavía, pero Colin y su abogado seguían allí, se veía un poco más desaliñado que cuando salió, supuso ella que debió haber discutido con su abogado. La miró un momento y ella le sonrió, lo que hizo que se le oscureciera la mirada a Colin y apretó la mandíbula. Se lo había advertido, pase lo que pase, esto iba a resultar como ella quería.
Un frío penetrante invadía la sala, la lluvia no había amainado, si era posible estaba más fuerte que antes, el viento estaba muy fuerte también, lo que hacía que las velas estuvieran intermitentes y la sala estuviera oscura por momentos, creando un ambiente de lo más pesimista.
“Gracias por esperar”, dijo el reverendo al volver a la sala. “Continuemos con la audiencia, al haberlo discutido con los oficiales, hemos llegado a la conclusión, que se admite el testimonio de la señora Bridgerton, ya que según me informó un oficial, el asunto fue un hecho público. Por lo que no es un simple rumor.” Penélope soltó el aire que estaba conteniendo, iban bien, si seguía lo que había planeado esto iba a estar a su favor incluso antes del juicio oficial.
“Señora Bridgerton, seguiremos con las preguntas”, comenzó a hablar el reverendo otra vez “¿Cómo era su relación con el señor Bridgerton antes del matrimonio?”
“Éramos buenos conocidos, siempre hablábamos educadamente el uno con el otro, yo era la mejor amiga de su hermana menor Eloise, por lo que nos encontrábamos a menudo”, relató Penélope con verdadera nostalgia.
“¿Nunca le hizo comentarios inapropiados?”, preguntó el reverendo. Penélope miró a Colin por un breve momento y en medio de su sentimiento de nostalgia se preguntó ¿si esto no hubiera sucedido alguna vez la hubiera visto? Sacó de su mente esos pensamientos, eso no importaba ahora.
“No, podría creer que el señor Bridgerton me veía más como una buena amiga, tal vez una hermana”, respondió con sinceridad, así se lo había dicho Marina y así comenzó a creer ella después de esa noche de actuaciones en casa de Lady Danbury “Tú eres Pen, tú no cuentas”
“¿Cómo es que terminaron casándose?”, volvió a preguntar el reverendo sacándola de sus recuerdos.
“Lo que sucedió fue que el señor Bridgerton descubrió algo muy delicado sobre mi primo Jack Featherington y quiso comunicármelo, tomó la mala decisión de llevarme a una habitación a solas, dónde mi madre nos encontró e hizo que nos casáramos”, dijo Penélope lo más breve posible.
“¿Su madre planeó algo de esto?”, consultó el reverendo y ella negó. “En absoluto, ella no podía imaginar lo que iba a suceder esa noche, mi madre no actuó de mala fe”, aunque al principio hubiera pensado lo mismo, sabía que no era así.
“¿Cuál era la opinión de su madre sobre el señor Bridgerton?”, una pregunta difícil de responder, su madre nunca había sido abierta a opiniones sobre Colin.
“No creo que tuviera una mala opinión sobre él, sabía que era decente y educado, no creo que pensara más allá de eso”, respondió Penélope, aunque si era honesta consigo misma, lo único que podría importarle a su madre de Colin, era su apellido.
“¿Usted piensa que si la hubiera encontrado con otro hombre hubiera pasado lo mismo?”, preguntó el reverendo.
“Si lo creo”, dijo Penélope, “mi madre estaba preocupada por mi reputación, en ese momento no lo entendí, pero he tenido tiempo de reflexionar sobre los sucesos de esa noche, ella estaba tratando de cuidarme y no permitir que cayera en la ruina”
El reverendo la observó con atención. “¿Cree usted que si se hubiera casado en esas mismas circunstancias con otro hombre, estaría en esta misma situación?”
Penélope dudó un instante antes de responder. “Es difícil saberlo con certeza, pero no lo creo. Un caballero verdadero habría priorizado su deber como esposo, a pesar de las circunstancias iniciales. Habría tratado de construir un matrimonio basado en el respeto y la consideración”.
“Eso es cierto”, concordó el reverendo “¿Cómo fue su relación con el señor Bridgerton desde la boda?”
Penélope suspiró, recordando todo lo que había pasado. “Nuestra relación cambió de inmediato después que fuimos obligados a casarnos, el señor Bridgerton no habló conmigo desde entonces, nos vimos en la iglesia y a partir de ahí fue distante y cortante, no le importó que en realidad yo también había sido una víctima en todo el asunto. Me dijo que nunca me iba a perdonar. Después de ese día no volvimos a hablar, solo una semana después me habló para decirme que se iba de viaje y una semana después de eso se marchó”
“¿No siguió en comunicación con el señor Bridgerton?”, preguntó el reverendo
Penélope respondió con una voz cargada de una sutil amargura. “¿Comunicación?”, repitió, con un dejo de incredulidad. “No, nunca me mandó una carta y yo no tenía conocimiento de donde estaba”, Al decir esto, su mirada se posó brevemente en Colin, quien se removió incómodo en su asiento, bajando la vista.
El reverendo continuó con su interrogatorio. “¿Se comunicó con alguien más?”
“Con su madre”, confirmó Penélope “Lo supe durante la Navidad del año pasado cuando estuve en su finca familiar”
“¿Cree usted que si el señor Bridgerton se hubiera quedado, habría cambiado algo?”, La pregunta pendió en el aire, cargada de implicaciones.
Penélope dudó un instante. “No lo sé con certeza, pero siempre había considerado al señor Bridgerton como un buen hombre, por lo que hubiera creído que en algún momento podríamos llegar a entendernos”
“¿Su opinión ha cambiado tanto?”, inquirió el reverendo, notando el tono de su voz.
“Por supuesto”, afirmó Penélope con firmeza, “este no es el hombre a quien alguna vez conocí”
“¿Desde hace cuánto lo conoce?”, preguntó el reverendo.
“Desde que yo tenía nueve años y el señor Bridgerton doce”, respondió Penélope, la memoria de su juventud tiñendo sus palabras.
“Es bastante tiempo, antes mencionó que era amiga de su hermana menor ¿Actualmente no es así?”
“No”, respondió Penélope con sequedad, “tuvimos diferencias y nuestra relación nunca volvió a ser la misma”
“¿Podría dar más explicaciones?”, le pidió el reverendo, pero ella no podía decir nada de ese asunto.
“Prefiero no hacerlo”, declaró Penélope con firmeza. “Es un asunto privado entre ella y yo, y no tiene relevancia para este caso”.
“Respeto su decisión, pero permítame ser el juez de lo que es relevante”, dijo el reverendo con dureza.
“Se lo agradezco”, replicó Penélope “pero puedo decir que aunque actualmente no mantengamos la misma relación que antes, seguimos siendo cordiales la una con la otra, no hay mala fe en ninguna de las dos, simplemente nuestra amistad cambió, teníamos diferentes ideas”.
“Entiendo”, dijo el reverendo asintiendo, “¿Cómo se lleva con el resto de la familia del señor Bridgerton?”
“Bastante bien, he creado un vínculo con cada uno de ellos, los considero una verdadera familia y son preciados para mí, al igual que yo para ellos”, respondió Penélope con seguridad.
“¿Cómo puede estar tan segura?”
“Ellos me lo han dicho y me han apoyado mucho durante todo este tiempo, desde el matrimonio hasta este proceso”, explicó Penélope, el reverendo parecía incrédulo.
“¿Está diciendo que la familia del señor Bridgerton la apoya a usted?”, preguntó y ella asintió.
“Sí, han sido muy comprensivos, saben que mantener un matrimonio así es insostenible e injusto para mí”, por el rabillo del ojo, vio como el abogado de Colin lo agarraba del brazo.
El reverendo asintió y se tomó su tiempo para su próxima pregunta,“¿Puede decirnos por qué actualmente se encuentra viviendo con su madre?”
“Después de comunicarle al señor Bridgerton sobre la solicitud de anulación, él reaccionó bastante mal”, explicó Penélope, con la voz temblando ligeramente. “Y me dio mucho miedo la forma en como me habló y como actuó por lo que me fui de nuestra casa matrimonial de inmediato”. Hizo una pausa, tomando aire antes de continuar “desde entonces he estado viviendo con la familia Bridgerton, estuve con ellos en su finca familiar hasta que fui citada aquí, por eso estoy quedándome con mi madre”
“¿Qué hizo el señor Bridgerton cómo para que huyera de él?”, el reverendo parecía interesado.
“Me gritó, me insultó y me amenazó”, respondió Penélope con voz tensa. “Ese día no parecía el mismo, estaba fuera de control”
“¿Nunca antes lo había visto así?”, el reverendo abrió los ojos con interés renovado.
“No, nunca”, Penélope no sabía que había poseído a Colin ese día, pero en realidad le había dado miedo.
“¿A dónde fue después de irse de su casa?”, cuestionó el reverendo.
“Le pedí a mi amiga, Lady Danbury que me permitiera quedarme con ella unos días hasta que pudiera hablar con mi abogado y decidir qué hacer”, La repetición de esta explicación comenzaba a sonar hueca, incluso para sus propios oídos.
“¿Y después de esa estancia, se mudó a la residencia de los Bridgerton?”, inquirió el reverendo, observándola con atención.
“Así fue”, confirmó Penélope, manteniendo la mirada.
“¿Habló en esos días con el señor Bridgerton?”, prosiguió el reverendo.
“Sí, cuando estuve en casa de su familia”, respondió Penélope, consciente de la delicadez de la situación, Colin podría desmentir eso y decir que estuvo perdida durante un día.
“¿Se le informó que usted iba a vivir con ellos?”, preguntó el reverendo, buscando confirmar un punto crucial.
“Sí, el señor Bridgerton fue informado”, dijo sin titubear.
“Bien, pasemos a preguntas más delicadas, después de volver, ¿el señor Bridgerton intentó consumar su matrimonio?”, el reverendo cambió de tono al hacer la pregunta.
Penélope negó con la cabeza. “No, él simplemente quería que me quedara con él porque si ese proceso seguía adelante y resultaba a su favor, lo iba a ver como un fracaso”
“¿Está usted contenta con su vida actual?”, indagó el reverendo, volviendo a mirarla con atención.
Penélope suspiró, buscando las palabras correctas. “No podría decir que sí, toda esta situación es difícil; sin embargo, es necesaria para alcanzar mi felicidad”
“¿Está segura que no podría lograrlo con su esposo?”, cuestionó el reverendo, sabía que solo estaba haciendo su trabajo, pero Penélope necesitaba que dejaran de buscar una oportunidad de reconciliación.
“Nunca podría ser feliz viviendo con la incertidumbre, de que mi esposo se irá en cualquier momento nuevamente y me dejará sola”, respondió Penélope con tono acusador.
“¿Cuándo se dio cuenta de que deseaba la nulidad del matrimonio?”, preguntó el reverendo, intentando rastrear el origen de su determinación.
“Podría decir que fue cuando vi como mi hermana se casaba con un buen hombre, la discordancia entre mi experiencia y la de ella eran muy evidentes, por lo que vi que mi matrimonio, por más que quisiera, nunca podría ser feliz”, explicó Penélope, con un dejo de tristeza en la voz.
“¿Ha intentado usted arreglar su matrimonio?”, preguntó el reverendo esperanzado, lo cual molestó a Penélope.
“Yo intenté al casarnos tener una buena relación con el señor Bridgerton, pero él rechazó todo eso de inmediato”, respondió Penélope, con una mezcla de resignación y amargura.
“Una última pregunta ¿Está usted dispuesta a cualquier cosa por llevar este proceso a buen término?”, inquirió el reverendo, buscando una confirmación final.
Penélope reflexionó por un instante. “No diría cualquier cosa, pero si está entre mis manos, lo haría”, concluyó, con una determinación inquebrantable.
“Perfecto, continuemos con el señor Bridgerton”, dijo el reverendo, esta vez dirigiéndose a Colin “Después de escuchar el testimonio de la señora Bridgerton, ¿Tiene algo que decir?”
“Todo fue un montón de mentiras, yo nunca hice nada de lo que ella habla, solo quiere difamar mi buen carácter”, exclamó Colin enojado, mirándola con rabia, pero ella no se inmutó.
“¿Está diciendo que usted no se fue por un año?”, cuestionó el reverendo con ironía.
“Eso sí ocurrió, pero tuve mis razones”, respondió Colin en un tono más calmado.
“¿Cuáles fueron?”, exigió saber el reverendo y Penélope sabía que venían las mentiras.
“No estaba bien comenzar el matrimonio, no me sentía preparado y quise poner un poco de distancia para poder adaptarme a la idea”, se excusó Colin y ella puso los ojos en blanco, estaba repitiendo, parece que hubiera hecho un guion.
“¿Por qué no intentó comunicarse con la señora Bridgerton?”, preguntó el reverendo señalándola.
“No pensé que mis cartas fueran recibidas de buena manera y por eso evité incomodarla”, Colin bajó la cabeza avergonzado. Penélope debía reconocer que era bastante convincente.
“Sin embargo, según el testimonio de su madre, quien fue a quien le envió cartas”, comenzó a decir el reverendo. “Usted nunca preguntó por su esposa ¿Por qué?”
“Se sentía mal hacerlo, quería saber de Pen, pero no quería hacerlo mediante de otros, más nunca fui capaz de enviar las cartas que quería hacia ella”, Colin pareció relajarse a medida que las preguntas se ajustaban a sus respuestas. Y Penélope casi quiso gritar por lo ridículo de todo.
“¿Tiene evidencia de eso?”, el reverendo miró a Colin con un poco de incredulidad, pero luego volvió a su mirada habitual.
“Tengo algunas cartas que escribí y nunca envié, también algunas entradas en mis diarios”, respondió Colin y casi parecía sincero. ¿Podría ser verdad?
“¿Puede compartirlos con nosotros?”, el reverendo solicitó pruebas y esperaba que no las tuviera y se hubieran perdido en el mar.
“Claro, aquí las traje”, respondió Colin señalando unos cuadernos y algunas pilas de cartas. Y Penélope maldijo por dentro, esto solo reforzaba la versión de Colin. Sintió que el vestido le estaba comenzando a incomodar, estaba nerviosa otra vez.
“Por favor entréguelas al secretario Quill, revisaremos eso”, ordenó el reverendo señalando al secretario a su lado, el abogado de Colin se levantó y llevó una pila de papeles “¿Comparte la opinión de la señora Bridgerton con respecto a su relación antes del matrimonio?”, volvió a preguntar el reverendo
“Sí, siempre tuvimos una relación amable, podría decir que yo la consideraba mi mejor amiga”, respondió mirándola con una pequeña sonrisa, parecía nostálgico.
“Si así era ¿Por qué la trató de tal forma después de su matrimonio?”, inquirió el reverendo, una pregunta que todos se hacían.
“Yo, lo reconozco, no quería casarme y nunca pensé casarme con Penélope. El hecho que haya sido de esa forma hizo que dirigiera mi ira hacia ella, cosa que ahora sé que no merecía”, Colin parecía sinceramente arrepentido, y le molestaba que se dirigiera a ella por su nombre. Pero seguro lo hacía para mostrar la cercanía que hubo alguna vez entre ellos.
“Dígame, señor Bridgerton, mientras estuvo fuera ¿Respetó sus votos?”, preguntó el reverendo, esta vez su tono de voz era más duro.
“Tengo que reconocer que fui débil y no lo hice, soy solo un hombre”, Colin bajó la mirada avergonzado. Patético, quiso decir Penélope.
“Entonces no ha cumplido ningún tipo de voto hacia la señora Bridgerton en relación con el matrimonio”, razonó el reverendo “¿Por qué quiere seguir casado con ella?”, otra pregunta que todos se hacían, no tenía sentido.
“Yo pienso que podemos ser felices si ambos ponemos de nuestra parte, muchos matrimonios no son ideales al principio, pero ambos aprenden a adaptarse a él”, respondió Colin, volvió a mirarla y le sonrió. Penélope se preguntaba si él no era el de los problemas mentales, ¿acaso no entendía el desprecio?
“¿No le importa que la señora Bridgerton no quiera estar cerca de usted?”, preguntó el reverendo.
“Ella me guarda rencor por la forma como actúe y la comprendo, solo necesita tiempo para asimilarlo”, Colin simplemente sabía siempre que decir.
“¿Usted cree que eso será suficiente para enmendar su daño?”, el reverendo lo miró con incredulidad.
“Lo creo”, dijo Colin con firmeza, “antes éramos amigos, sé que podemos volver ahí si tuviéramos la oportunidad”.
“Claro”, dijo el reverendo, aunque parecía poco convencido “¿Qué opina de la señora Bridgerton?”
“Creo que es una buena mujer, siempre me ha parecido amable y honesta”, Colin siguió mirándola con su sonrisa ladeada “a pesar de que su familia ha tenido numerosos escándalos, ella se ha mantenido al margen de estos”, terminó de decir.
“¿A qué se refiere?”, el reverendo ahora estaba intrigado y casi pudo ver sonreír a Colin.
“Primero cuando su prima, quiso tenderme una trampa para casarme con ella. Yo fui una víctima de la ahora Lady Crane y Lady Featherington”
Colin aprovechó la oportunidad que ella le había dado para hablar de Marina, el reverendo comenzó a golpear con el nudillo su silla y no parecía convencido de seguir esa línea de preguntas. Penélope suponía que debía hacerlo, si no lo hiciera Colin podría alegar que quitarán su testimonio anterior.
“¿Cree que la madre de la señora Bridgerton lo sabía?”, preguntó el reverendo retomando sus preguntas.
“Sé que fue así, aunque a ella no le hubiera importado el hombre, sabía de la situación de Lady Crane”, respondió Colin con seguridad.
“¿Entonces cree que su actual suegra es conspiradora?”, cuestionó el reverendo arqueando una ceja.
Colin se notó ligeramente reprendido y respondió casi en un murmullo “No me atrevería a hablar mal de una dama”
Penélope observó al reverendo, quien dirigió una mirada escrutadora hacia ella antes de volver su atención a Colin. “¿Cree usted que la forma en cómo se dio su matrimonio pudo haber sido un plan de Lady Featherington?”, preguntó el reverendo, con un tono de sospecha que resonó en el silencio de la sala.
Colin, con una sinceridad que sorprendió a Penélope, respondió “En este caso no lo creo, yo reconozco mi culpabilidad en cómo se dieron los hechos y reconozco el trabajo de mi suegra para tratar de proteger la reputación de su hija”.
El reverendo, imperturbable, continuó con sus preguntas “¿Pudo ser esa una de las razones por las que le guardó rencor a la señora Bridgerton?”
“Por un tiempo, lo pensé”, admitió Colin, “engañado dos veces por la misma familia. Pero ahora sé que, si no hubiera llevado a Penélope a esa habitación, no estaríamos aquí hoy”. Penélope asintió, encontrando por primera vez un punto de acuerdo con él.
El reverendo, con el ceño fruncido, profundizó en el interrogatorio “¿Usted nunca tuvo intenciones románticas con la señora Bridgerton?”
“Siempre la consideré una muy buena amiga; sin embargo, nunca la vi más allá de eso”, respondió Colin.
“¿Ahora sí?”, inquirió el reverendo, buscando una confirmación.
“Creo que el estar lejos de su madre, le ha permitido ser más ella misma”, explicó Colin, “es una mujer completamente nueva, y puedo verla como mi esposa”
“¿Cómo fue la reacción de su familia ante lo sucedido?”, cuestionó el reverendo cambiando de tema.
“Mi madre siempre ha considerado a Penélope como una hija”, respondió Colin, “y como ella misma mencionó, ha forjado una buena relación con cada uno de ellos, por lo que estuvieron emocionados por la boda”
“¿Entonces es cierto que su familia apoya a la señora Bridgerton?”, concluyó el reverendo, buscando una confirmación final.
“Es cierto”, confirmó Colin, aunque una mueca fugaz en su rostro no pasó desapercibida para Penélope. “Fue difícil para mí aceptarlo, todos entienden las razones por las cuales Penélope ha decidido comenzar este proceso”, añadió Colin con un tono de resignación.
“¿Usted cree que todos ellos están equivocados?”, preguntó el reverendo.
“Creo que al igual que Penélope han decidido castigarme por mis acciones”, respondió Colin, con un dejo de amargura.
“¿Entonces piensa que solo la apoyan como castigo hacia usted?”, insistió el reverendo.
“Sé que mi madre es muy tradicional como para aceptar todo esto, simplemente así, ella misma me dijo que está decepcionada”, admitió Colin, Penélope sabia que Colin y su madre habían tenido una estrecha relación, por lo que podría estar triste y molesto por todo lo ocurrido.
“¿Qué opina de la opinión de su hermano, Lord Bridgerton?”, indagó el reverendo
“Mi hermano mayor y yo nunca nos hemos llevado bien”, explicó Colin, “él fue criado para ser el cabeza de la familia, esencialmente está en su naturaleza preocuparse por todo y todos, por lo que no compagina con mi naturaleza despreocupada y mi espíritu viajero. También creería que es más por como resultaron las cosas, que por esto, sé que debe preocuparle el escándalo, así que no entiendo como puede estar de acuerdo con todo este asunto”
“¿Usted cree que su familia estaría aliviada si esto se resuelve antes que llegue a los oídos de la alta sociedad?”, preguntó el reverendo, anticipando las consecuencias sociales.
“Estoy seguro”, respondió Colin, “ya que si esto llega a oídos de la alta sociedad, será todo un circo cuando Lady Whistledown lo publique”
“Correcto, ¿Ha intentado usted disculparse con la señora Bridgerton?”, el reverendo arqueó la ceja observando a Colin, parecía estar estudiando sus reacciones.
“Lo he intentado, pero ella no acepta mis disculpas, no las cree. No digo que la culpe, puesto que le he dado pocos motivos para confiar en mí”, admitió Colin, con un tono de sincera contrición.
“¿Puede contarnos los que estuvo haciendo durante este año lejos de Londres?”
“Primero quiero aclarar que era un viaje que ya había planeado con anticipación antes de todo el asunto de la boda, quería visitar más países que en mi primera gira, por lo que la duración sería prolongada y mis cartas escasas. Comencé en Italia, luego fui a España, Grecia, Francia y por último Portugal antes de volver a Londres. Como puede ver, fue un viaje bastante largo”, explicó Colin, detallando su itinerario y señalando un papel que tenía en la mano. Se lo dió a su abogado y este se lo llevó al secretario.
“Sabiendo que usted ya había salido de viaje antes, ¿es posible que la razón de su huida hubiera sido por una mujer que dejó en el continente y no por asimilación?”, el reverendo lo acusó, no lo dijo en tono de pregunta, simplemente parecía creer que eso era lo que había pasado.
“La única ciudad que repetí en esta gira que había visitado la anterior fue Grecia y ahí no tuve ninguna aventura con una mujer”, respondió Colin, negando categóricamente la acusación.
“Es un testimonio difícil de creer en realidad”, dijo el reverendo sin cambiar su tono, “pero continuemos. Retomando el tema que la señora Bridgerton mencionó anteriormente ¿Es cierto que fue agresivo con ella?”
“Es cierto que ese día me molesté”, admitió Colin, “pero fue la noticia, sinceramente no lo esperaba”
“¿Cómo esperaba usted que se llevara a cabo su reencuentro?”, preguntó el reverendo, buscando comprender las expectativas de Colin.
“Sinceramente, sabía que podía estar molesta y enojada conmigo”, explicó Colin, “pero no me imaginé que iniciara todo este proceso”
“¿Qué le dijo para que se sintiera amenazada y no le quedara otra opción más que huir de su casa matrimonial?”, inquirió el reverendo, profundizando en el incidente
“Le dije que me iba a mudar a la habitación de ella para que fuéramos un matrimonio real”, respondió Colin, con un tono que Penélope reconoció como arrogancia.
“¿Dice que trató de imponer su presencia y hacer cumplir a la señora Bridgerton sus deberes de esposa?”, preguntó el reverendo, buscando una confirmación.
“Sí, creo que ya era el momento para ambos”, afirmó Colin, sin mostrar arrepentimiento.
“¿No se le ocurrió pensar que tal vez debía esperar a que ambos estuvieran en mejores términos?”, cuestionó el reverendo, señalando la falta de tacto de Colin.
“Sí, después que ella se marchó molesta, me di cuenta de lo mal que había actuado y traté de corregir mi error”, admitió Colin, “pero cuando regresé a la casa ella ya se había ido”
“¿Intentó buscarla?”, preguntó el reverendo, Penélope ya se estaba aburriendo de esta audiencia, pero no podía hacer más nada que esperar a que acabara.
“Lo hice, fui a la casa de mi familia a preguntar por ella, luego a casa de su madre, pero nadie sabía de su paradero”, explicó Colin, con una molestia evidente.
“¿Cómo la encontró?”, inquirió el reverendo.
“Su doncella estaba empacando las pocas cosas que dejó en la casa para llevarlas a la casa Bridgerton”, respondió Colin, su abogado a su lado le pasó un papel con un leve movimiento, pero ella lo notó. Se preguntaba qué era.
“¿Fue a verla?”, cuestionó el reverendo con curiosidad.
“Sí, hablamos y no fue muy bien”, admitió Colin, con un dejo de frustración.
“¿Hablaron solos?”, preguntó el reverendo, buscando detalles sobre la conversación.
“Mi madre y luego mi hermano estuvieron presentes”, Colin parecía molesto ahora, tal vez recordaba como había terminado esa conversación.
“Comprendo, ¿desde entonces no había visto a la señora Bridgerton?”, inquirió el reverendo, buscando confirmar la distancia entre ellos.
“Si la vi, días después, cuando fuimos a la casa de mi hermana, ya que había dado a luz. Desde entonces solo nos hemos encontrado brevemente”, explicó Colin, con un tono de resignación.
“Entonces recapitulando lo que acaba de decir, ¿usted quiere una oportunidad con la señora Bridgerton y se arrepiente de sus acciones?”, preguntó el reverendo, buscando una confirmación final.
“Así es”, afirmó Colin, con un tono de sincero arrepentimiento.
“¿Y usted, señora Bridgerton, siente que ya no se puede hacer nada por su matrimonio y quiere la anulación porque no se siente segura con el señor Bridgerton?”, preguntó el reverendo, dirigiéndose a Penélope.
“Así es”, confirmó Penélope, con una firmeza inquebrantable.
“Una última pregunta, al igual que le hice a la señora Bridgerton ¿Es capaz de hacer cualquier cosa por llevar esto a su favor?”, preguntó el reverendo, buscando una declaración definitiva de Colin.
“Sí, lo soy”, respondió Colin, con una determinación que resonó en el silencio de la sala.
“Bien, necesito discutir lo que se ha dicho en esta sala esta mañana con los oficiales, después daré los pasos a seguir en este proceso, con su permiso”. El reverendo se levantó y los oficiales lo siguieron, quedando nuevamente en la sala solo Colin, su abogado, ella y el señor Cavendish. La lluvia afuera no había amainado, la sala si era posible se sentía más fría, la chimenea que alguna vez tuvo un fuego ardiente, ahora no era más que pocas llamas.
“Me preocupa esto, Colin supo que decir”, le comentó ella por lo bajo a su abogado.
“Sin duda el señor Bridgerton se colocó en un buen puesto, pero ahora es cuestión de perspectiva, cuál le agradó más al jurado”, respondió el señor Cavendish, pero eso no la ayudó a tranquilizarse.
“Colin siempre ha tenido un don de gentes, estoy segura que logró convencerlos desde que comenzó a hablar”, comentó ella, porque sabía que era verdad, él siempre sabia que decir en cualquier situación social.
“Usted también lo hizo bien, yo diría que tienen las mismas posibilidades”, dijo su abogado buscando tranquilizarla, pero ella sabía que esto no iba a resultar del todo bien.
“Eso no me ayuda para nada”, respondió frustrada. Miró hacía Colin y parecía estar discutiendo lo mismo con su abogado, la diferencia es que él sí se veía más relajado y casi feliz.
“Estás cosas no siempre salen como uno quiere, pero lo importante es el resultado final”, dijo el señor Cavendish, y ella sabía que podía ser cierto.
“Pero si es algo a favor de Colin, ahora mis posibilidades de ganar esto al final serían nulas, ¿No es así?”, preguntó preocupada.
“No importa eso, si puedo encontrar algo para hacer que su fachada de hombre correcto se caiga”, el señor Cavendish tenía una confianza que en estos momentos Penélope envidiaba.
“Lleva ya dos meses investigando y no ha encontrado nada”, replicó ella, no sabía cuanto más podía esperar, era capaz hasta de inventar un chisme en Whistledown para quitárselo de encima, el problema es que había dos Bridgerton que sabían su identidad.
“Las investigaciones llevan tiempo”, su abogado mantuvo su tono calmado, le agradaba el señor Cavendish, siempre parecía imperturbable.
“Es insoportable”, suspiró Penélope.
“Lo entiendo, pero usted sabía que este proceso era así”, le señaló su abogado, ella asintió.
“Lo siento, es solo que estoy preocupada por todo”, admitió.
“Es mejor mantener una fachada serena y no la que el señor Bridgerton quiere que vean de usted”, dijo señalando con la cabeza levemente hacia donde estaba Colin y su abogado, Penélope se recompuso en su asiento de inmediato.
“¿Qué piensa del contenido de las cartas y los diarios que entregó Colin?”, había tenido dudas al respecto desde que Colin las mencionó, podrían ser muy útiles para él.
“Eso puede ser desmentido fácilmente, que nos dice que eso en realidad fue escrito durante el tiempo que él estuvo de viaje”, respondió su abogado sin darle importancia.
“Pero el reverendo lo aceptó”, le recordó Penélope.
“Es simple cortesía, en realidad no tendrán mucho peso en todo esto. El abogado de él lo sabe”, ella asintió, no sabía muy bien cómo funcionaban los procesos en realidad, así que lo dejó estar.
“No los veo preocupados”, comentó, con un tono que dejaba entrever su propia inquietud.
“Están confiados, es algo en lo que pecan los hombres”, respondió su abogado, con un dejo de desdén en su voz.
“Usted es uno”, replicó Penélope, con una sonrisa irónica, consciente de la contradicción en sus palabras.
“Y por eso lo sé, por eso me gusta trabajar en estos casos del lado de la esposa, hay más desafíos”, Penélope quería decir algo más, pero en ese momento volvieron el reverendo y los oficiales, tomaron sus respectivos puestos y el reverendo comenzó a hablar.
“Después de la conversación que tuve con los oficiales, hemos llegado a una conclusión mientras nosotros, el tribunal reúne sus propias pruebas.” Penélope estaba muy nerviosa, esto no le parecía bien, no iba a salir bien.
“Tomando en cuenta lo dicho y presentado hoy en este tribunal, además del hecho que este tribunal valora el sagrado vínculo del matrimonio, hemos decidido que cohabitaran juntos, esto como medida para saber que se hizo todo lo posible para salvar el matrimonio. Como la señora Bridgerton no se siente cómoda viviendo con el señor Bridgerton, lo mejor que se nos ocurrió es que vivan en la casa familiar Bridgerton. Con Lady Bridgerton y Lord Bridgerton actuando como supervisores”, terminó de hablar el reverendo, de todas las posibilidades que se imaginó Penélope, de lo que ocurriría este día, esto no estaba en ninguna, como iba a vivir con Colin nuevamente y más aún en la casa Bridgerton con Anthony.
“También estarán sujetos a visitas de párrocos, quienes los visitaran ocasionalmente para ver el avance de su relación y nos informaran de eso a nosotros directamente. Sus familiares encargados estarían actuando como mediadores entre ustedes”, añadió el reverendo, para Penélope esto era un infierno.
“Este periodo de prueba bajo supervisión comenzará a partir de este mismo día y seguirá durante tres meses. ¿Tienen alguna pregunta?”, terminó de decir el reverendo y Penélope de inmediato le dijo a su abogado que preguntara si era necesario compartir habitación, ya que sabía que Colin se iba a aprovechar de esto.
“Su señoría, la señora Bridgerton, como sabe, se siente insegura con su marido y tiene la preocupación de si es necesario que compartan habitación durante esto”, preguntó el señor Cavendish levantándose de su asiento.
“Sabemos que muchos matrimonios actuales tienen habitaciones individuales, por lo que no es necesario compartir ese espacio”, Penélope se tranquilizó ante eso, por lo menos podía tener su propio espacio aun así. El abogado de Colin también tomó el turno para una pregunta.
“¿Es necesario que vivan con los Bridgerton? Son una familia numerosa”, preguntó el hombre, estaba segura que a Colin le preocupaba la reacción de su familia a esto.
“Eso es excelente en realidad”, respondió el reverendo, “como la señora Bridgerton no se siente segura estando sola con el señor Bridgerton, además que necesitan tiempo para mediar sus diferencias, un ambiente familiar con más miembros actuando de mediadores es perfecto para lo que queremos lograr”
“¿Y qué es eso?”, preguntó el señor Cavendish a su lado con u tono de confusión.
“Que convivan en matrimonio, se ha demostrado que no lo han hecho correctamente, por lo que no saben cómo se comportarían en uno y menos entre los dos”, explicó el reverendo, Penélope pensó que era ridículo, pero ya no podía hacer nada.
“¿Y si al final del periodo siguen en la misma situación o la señora Bridgerton se mantiene en su posición?”, volvió a preguntar el señor Cavendish.
“Entonces se seguiría el proceso según lo acordado, pero el tribunal no tendría nada que lamentar al respecto”, el reverendo parecía muy contento con la solución a la que había llegado.
“¿Cómo se determina que el periodo de prueba fue exitoso o no?”, cuestionó el señor Cavendish, y Penélope estaba agradecida, su mente había quedado en blanco después del resultado de esta audiencia.
“Si hay armonía entre ambos y quieren continuar su matrimonio”, comenzó a decir el reverendo, “pero si, en cambio, lo intentaron y aun así no llegan a un entendimiento, entonces sabremos que no pueden convivir juntos a pesar de todo”
“Esas serían todas mis preguntas, muchas gracias”, terminó de decir el señor Cavendish y el abogado de Colin tomó la palabra. “Después de lo dicho, aquí sabe que la familia del señor Bridgerton no está muy contenta con él ¿Sería posible reconsiderar el lugar de convivencia?”
“Podría decirle que puede ser con su suegra Lady Featherington, pero no creo que eso le agrade más, además el mismo señor Bridgerton afirmó que su familia se sentiría aliviada si este asunto no avanza más, ¿acaso mintió?”, el reverendo arqueó una ceja mirando hacia Colin, Penélope no sabía qué pensar del hombre, parecía querer castigarlos a ambos.
“No su señoría, pero son dudas que mi cliente quiere aclarar antes de todo”, dijo el abogado de Colin y se sentó.
“Bien, como sé que como miembros de la alta sociedad se retiran al campo, vivirán en la finca familiar hasta que se acabe el tiempo de prueba, ¿entendido?”, dijo el reverendo con tono firme.
“Sí, su señoría”, respondieron los demás al unísono.
“¿Algo más?”, preguntó el reverendo.
“No, eso es todo”, respondió el abogado de Colin.
“Siendo que no hay más que decir, les deseo un buen día y que aprovechen este tiempo para reflexionar sobre sus vidas, sus familias y sus expectativas. Muchas gracias por venir, nos vemos cuando retomemos funciones”, el reverendo se levantó inmediatamente al terminar y salió, seguido de los oficiales y el secretario. Colin y su abogado fueron los siguientes en irse, pero Penélope no encontraba la voluntad para hacerlo, esto no debía salir de esta forma y odiaba cuando no estaba preparada para algo.
“Señora Bridgerton, es momento de irnos”, le dijo su abogado a su lado.
“Sabías que esta era una posibilidad, ¿no es así?”, lo acusó Penélope mientras caminaban a la salida.
“Sí, pero pensé que sería una muy improbable si usted alegaba que sentía miedo de su esposo, no pensé que el tribunal desestimar de esa forma su testimonio”, se excusó su abogado, pero ella debió saberlo, estar preparada.
“Pero soy una mujer, desestimarnos es lo que mejor saben hacer los hombres y más los hombres con poder, la verdad es que no sé ni por qué me sorprende”, dijo con rabia, no contra su abogado, pero sí contra este sistema que en realidad no la apoyaba para nada.
“No todo es gris, si se dan cuenta que esta prueba no sirvió de nada, podemos seguir con el proceso, tenga fe”, su abogado trató de calmarla, pero ahora sentía que verdaderamente estaba perdiendo. “Fe en qué, si ahora todo parece exactamente como está el día, gris y tormentoso, y mi futuro es igual de incierto si el saber si va a dejar de llover en algún momento”, replicó Penélope.
“De verdad lo lamento mucho, pero voy a hacer todo lo posible por conseguir lo que necesito para desacreditar a su marido, no descansaré hasta encontrar algo”, dijo su abogado con firmeza.
“Se lo agradezco, tal vez este periodo me sirva también para encontrar algo”, respondió Penélope, sabía que podía confiar en su abogado, le dejaría lo más pesado a él, pero podría aprovechar la cercanía con Colin. “¿Cómo cree que es la mejor manera de proceder?”, le preguntó a su abogado. Se habían detenido a las afueras del tribunal.
“Cumplimiento superficial”, respondió el señor Cavendish, “que piense que está cumpliendo lo que se le ordenó, ser dócil, cumpliendo las expectativas externas, lo que implicaría que no puede confrontarlo tan a menudo como lo hace ahora, tener una apariencia de cooperación”
“Pero si cambio drásticamente, Colin se dará cuenta de lo que pienso hacer”, Colin podía ser un poco tonto, pero no tanto.
“Tiene razón, puede hacerlo progresivamente, mientras seguimos buscando pruebas en su contra”, le dijo su abogado, ella estuvo de acuerdo. “De verdad le deseo mucha suerte, señora Bridgerton”
“Gracias, por favor manténgame informada de cualquier novedad”, su abogado asintió.
“Así lo haré, por favor evite estar a solas con el señor Bridgerton en una habitación, no queremos malos entendidos”, le advirtió el señor Cavendish.
“No se preocupe, si es necesario usaré a su hermana o mi doncella como escudo”, sabía lo que tenía que hacer a partir de ahora.
“Que tenga buena tarde, señora Bridgerton, ordénele a su cochero que vaya con cuidado”, fue lo último que le dijo el señor Cavendish antes de darse la vuelta y marcharse.
Penélope salió del tribunal con una sensación de pesadez en el pecho, a pesar de la visión optimista de su abogado, ella sabía que esto no sería fácil, ni para ella ni para los demás involucrados. Y mucho menos para su relación con Anthony, solo esperaba que él pudiera tomar esto tan bien como pudiera, y su familia pudiera mantener la discreción, porque esto era una situación imposible que ninguno pudo haber previsto.
Notes:
Probablemente esto no terminó como querian y pido disculpas, se que todo se ve realmente gris ahora y parece que estoy intruduciendo drama y mas drama, la verdad no es asi.
Simplemente hay cosas que estan pasando por el mismo actuar de los personajes, principalmente por culpa de Colin. Esta historia tiene un poco de realismo, por lo que si introduje este conflicto desde el principio, se va a manejar como tal, lentamente, porque en el contexto de la época todo era demasiado lento y no beneficiaba a la esposa, además que en todo este asunto el tribunal no busca en un principio cumplir la petición del solicitante y siempre busca reconciliar el matrimonio.
Asi que si, hay un poco de lentitud y cosas que no queremos que pasen, pero no se preocupen en un par de capítulos hay algo bueno.
No me gusta ir directamente por el camino feliz debo decir, porque el tono con el que comencé la historia no fue asi.
Pero hay un final feliz, confien 💚
Para los próximos capítulos avanzare más rápido con el tiempo.
En el próximo capítulo: Pasa el tiempo ¿Qué ha sucedido?
Chapter 16: Capítulo 16
Summary:
Hay un salto en el tiempo, secretos revelados, conversaciones que nunca debieron escucharse y confesiones inesperadas. Penélope se enfrenta a verdades que no estaba preparada para oír
Notes:
⚠️ Contenido sensible / Trigger Warnings
Este capítulo contiene escenas de manipulación emocional, referencias a coerción sexual/consentimiento dudoso y comentarios que pueden resultar misóginos. También se menciona el control del cuerpo femenino.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Aubrey Hall, Kent
Enero, 1816
El fuego crepitaba débilmente en la chimenea. Apenas lograba calentar la habitación. Anthony miraba el jardín, había llegado ese mismo día de su viaje y se encontraba pensando en todo lo que había pasado en los últimos meses hasta ahora. Tres meses de miradas furtivas, de palabras susurradas al anochecer, de la tortura, de tenerla tan cerca y a la vez tan lejos. La casa, que una vez fue un refugio, se había convertido en un infierno, donde el amor y la culpa luchaban por el dominio.
Por eso, hace un mes había decidido irse y emprender un proyecto por sí mismo, necesitaba mantenerse ocupado y era algo que siempre había querido hacer, así que comenzó a planearlo, días después ya tenía todo listo para ponerlo en marcha. Necesitaba hablar con varios hacendados, por lo que le tocaba viajar, pero supuso que había llegado en un buen momento, no soportaba estar en Aubrey Hall por más tiempo.
El aire en la casa se había vuelto denso, cargado de secretos y reproches no dichos. Cada miembro de la familia, consciente o inconsciente de la verdad, se movía con cautela, como si caminara sobre cristales rotos, pero faltaba poco para que terminara la prueba y eso era lo único que lo mantenía para seguir adelante. Cuando se unieron su hermana y Simón a ellos en diciembre fue más insoportable, tenían que guardar aún más las apariencias, porque Daphne parecía buscar defectos en Penélope todo el tiempo, con sus constantes comentarios pasivos-agresivos.
Esa tarde, al verla de nuevo, le pareció aún más hermosa que el día en que se fue, si eso era posible, la saludó con un leve asentimiento y luego sus hermanos lo alejaron hasta el salón. La pudo ver desde su asiento, estaba sentada al lado de Colin, le daba un poco de placer ver lo incómoda que se veía a su lado. Necesitaba un tiempo con ella, pero ahora mismo no era buena compañía para nadie, ni para sí mismo. Sus dedos rozaron un pañuelo que ella le había obsequiado, tenía sus iniciales bordadas y una mariposa, sonrió por el recuerdo cuando se lo entregó en Navidad, y por su bordado que era, por decirlo de alguna forma, un poco torpe. En su mente, revivió el día cuando ella llegó a Aubrey Hall después de su audiencia, todo parecía menos complicado entonces.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Anthony podría decir que se encontraba emocionado, pero en realidad estaba impaciente, hoy por fin sería el día en que la volvería a ver, parecía ridículo, pero habían pasado dos semanas, compartieron cartas durante este tiempo, nada se comparaba con verla en persona. Penélope le había dicho que partiría de Londres al día siguiente de la audiencia, ya que no soportaba la lluvia ni un día más. Debía llegar pronto, si no se le había presentado un inconveniente. Anthony se encerró en su estudio para que su madre no lo pudiera ver. Escuchó el sonido de un carruaje acercarse y de inmediato salió a la entrada principal, Hyacinth al parecer estaba tan pendiente como él porque salió del salón corriendo y se encontraron en la entrada de la casa.
“Mira, ya está aquí”, Hyacinth señaló el carruaje que acababa de llegar y bajaron juntos hasta donde estaba. El lacayo abrió la puerta del carruaje y Penélope salió, se veía muy seria y cansada, Anthony intentó acercarse, pero ella negó con la cabeza y caminó hasta Hyacinth. Anthony quiso preguntar cuál era el problema, pero luego vio a Colin salir del carruaje, atrás de él salió Rae, la doncella de Penélope.
“Hermanos, es bueno estar de vuelta”, dijo Colin al verlos. Hyacinth y él se miraron confundidos y seguro con la misma pregunta en la mente.
“¿Qué estás haciendo aquí, Colin?”, preguntó Anthony, tratando de entender la situación y no permitiendo que sus pensamientos fueran a donde estaban yendo.
“Venir a pasar el resto de la temporada baja con mi familia y mi esposa”, respondió Colin con una sonrisa de suficiencia, algo que molestó a Anthony y le dieron ganas de golpearlo.
“Pen, puedes decirnos qué está pasando”, le pidió Hyacinth a Penélope que estaba fulminando a Colin con la mirada.
“Entremos, les explicaré a todos lo que pasó”, dijo Penélope, “y por qué este señor está aquí”, señaló a Colin y dio la vuelta para entrar a la casa. Hyacinth la siguió y Anthony se quedó atrás asimilando lo que había pasado, tenía un mal presentimiento, así no era como debía suceder esta tarde.
“Vamos hermano, ya oíste a la señora”, dijo Colin a su lado poniendo su mano sobre su hombro, Anthony se alejó de él, entró a la casa y se dirigió al salón. Penélope estaba saludando a su madre y a Greg.
“Buenas tardes, familia”, saludó Colin atrás de él, su madre miró a Colin confundida, pero lo saludó.
“¿Qué haces aquí?”, le preguntó su madre sin ocultar su evidente sorpresa, antes que Colin respondiera, Penélope habló.
“El tribunal consideró necesario que el señor Bridgerton y yo conviviéramos como una pareja casada”, comenzó a decir y el corazón de Anthony se detuvo por un momento. “Bajo supervisión, como ya me encontraba viviendo con ustedes, este fue el lugar asignado, usted Lady Bridgerton y usted Lord Bridgerton serán los supervisores de esta prueba”, terminó de decir y Anthony volvió a respirar, aunque la idea de que Penélope estuviera tan cerca de Colin nuevamente lo molestaba demasiado.
“Como dijo mi querida esposa, ahora también viviré con ustedes, durante tres meses que fue el tiempo asignado”, añadió Colin dirigiendo una sonrisa a Penélope, pero ella solo puso los ojos en blanco y lo ignoró.
“Ahora que están al tanto, quisiera ir a mi habitación a descansar”, Penélope caminó hacia la puerta.
“¿No te estabas quedando en mi habitación?”, le preguntó Colin.
“No, me resulta tan insoportable como usted, por lo que tengo mi propia habitación”, replicó Penélope con una sonrisa antes de salir. Evidentemente, el comentario molestó a Colin.
“Ven que es ella quien no coopera”, dijo molesto a su lado.
Anthony ignoró a su hermano y se disculpó excusándose con que tenía cosas que hacer, pero subió hacia la habitación de Penélope para que le explicara correctamente la situación. Al llegar, ella le contó lo que había pasado en el tribunal, como fue que llegó con Colin, parecía igual de disgustada con la idea que él. Anthony la abrazó y se quedaron disfrutando de su mutua compañía un rato más hasta que decidió que era momento de bajar, durante su camino a la planta baja pensó en lo difícil que sería para él y Penélope, estos tres meses bajo el mismo techo con Colin. Solo esperaba que todo esto al final sí valiera la pena.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
El sonido de la puerta abriéndose y cerrándose rápidamente lo sacó de su recuerdo, pensando que era su Valet no se giró. Escuchó los pasos acercarse, pero aun así siguió concentrado viendo la nieve caer. No fue hasta que alguien lo abrazó por detrás que se dio cuenta de quién era.
“Te he extrañado mucho”, dijo Penélope, aferrada a él. “Te tardaste mucho en volver”
“No debiste venir hasta acá”, la reprendió Anthony, “Colin pudo verte”. Anthony se dio la vuelta, para verla, pero ella no aflojó su agarre de él.
“Colin no está, salió hace un rato”, respondió ella con una sonrisa.
“¿Entonces es por eso que estás aquí? Tu marido no está para entretenerte”, resopló molesto. Y se arrepintió de inmediato cuando vio la mirada herida de Penélope, ella se apartó y lo miró avergonzada.
“Sabes que todo es para que crea que estoy siguiendo las instrucciones del tribunal, no siento nada por Colin”, respondió ella con la voz temblorosa, “Sé que es difícil para ti, pero yo no pedí nada de esto”.
Y él lo sabía, pero le dolía verlos juntos, Colin se aprovechaba de toda esta orden impuesta por el tribunal para estar cerca de Penélope todo el tiempo. Ella, siguiendo el plan que le había dado el señor Cavendish, estaba siendo más cooperativa con él al pasar los días. Sabía que todo era una actuación para que Colin estuviera tranquilo con el arreglo y al final decir que no funcionó, pero Anthony empezó a preocuparse. Su hermano estaba volviendo a ser más él mismo nuevamente, tanto que a él ya le comenzaba a dar pena su situación, parecía completamente entregado a este arreglo y con la misión firme de mantener a Penélope a su lado. No ayudaba el hecho que se colara en su estudio y le presumiera sobre que Penélope ya estaba confiando en él.
“Aun así, estás muy feliz cuando estás con él”, replicó él, fallando en controlar su ira.
“Me conoces, sabes que hago o digo cerca de Colin, no es cierto, lo hemos hablado”, dijo Penélope a su lado, él evitó su mirada porque sabía que le iba a doler verla al borde de las lágrimas, pero sus celos se habían vuelto tan fuertes e incontrolables que no podía hacer nada más.
“Han pasado tres meses, todo este asunto es una tortura y ya no sé qué es real o no y que Colin parezca convencido que vas a seguir casada con él, lo empeora”, Anthony suspiró con cansancio sentándose en el sofá de su habitación. Sintió a Penélope caminar detrás de él, pero se quedó de pie a un lado.
“Esto tampoco es fácil para mí”, murmuró Penélope, “Quisiera estar contigo más tiempo durante el día, pero no puedo”. Anthony asintió, sabía que estaba siendo injusto, Penélope no lo merecía.
“Disculpa por como te hablé, Colin ha estado haciendo comentarios sobre ti”, Anthony le tendió la mano para que se acercara y la sentó sobre él. “Los celos me están matando, sabiendo que él puede estar contigo sin reservas y yo me tengo que conformar solo con pequeños momentos durante la noche”
“Lo siento, pero si te hace sentir mejor, cuando estoy con él solo pienso en estar contigo”, Penélope se acurrucó más y le dio un pequeño beso en la mandíbula.
“Si me hace sentir mejor”, la sintió relajarse en sus brazos. “No quería decir lo que dije, de verdad. Discúlpame”
“No voy a decir que no me dolió, pero entiendo como debes sentirte”, murmuró Penélope. Anthony tomó su mano y le dio un beso.
“¿Qué has hecho en estos días?”, preguntó Anthony, verdaderamente interesado.
“Ayudar a tu madre con la planeación de su baile de máscaras de principio de la temporada, la estoy usando como escudo”, dijo Penélope con una risita, “A Hy también, debe estar aburrida de tanto que debe estar conmigo, aunque Simón ha sido un excelente escudo también, se comporta como lo haría un hermano mayor”.
“Hyacinth debe complacerle molestar a Colin y le gusta pasar tiempo contigo, está viviendo su mejor momento Y Simón es un buen hombre, no esperaría menos”, Anthony tomó una de sus manos y comenzó a jugar con ella. “¿Cómo has estado?”
“Podría estar mejor si estuvieras aquí más a menudo ¿Qué tanto has estado haciendo?”, preguntó Penélope con curiosidad.
“Ahora que ya tengo todo listo, puedo decirlo”, comenzó a decir Anthony, “Sabes que me gustan los caballos, siempre quise tener mi negocio de cría y venta para caballos de carrera, aproveché este tiempo para conseguir algunos socios e inversores”.
“Eso es fantástico ¿Vas a hacerlo aquí en Aubrey Hall o en otro lugar?”, preguntó ella emocionada.
“Aquí, por lo menos comenzando, aquí tengo buenos caballos ya, puedo seleccionar otros, pero comenzaría el negocio con la temporada, algunos eventos de carreras y esas cosas”, explicó él con una sonrisa, se sentía bien decirlo en voz alta a alguien.
“Sí, podrías presentarlos en el Royal Ascot o en Newmarket, hay otros más, pero esos son los más populares”, Penélope comenzó a nombrar cada uno de los sitios y sus beneficios y Anthony se sintió muy conmovido por como ella ya estaba planeando todo para él. Lo que lo hizo interrumpir su monólogo con un beso
“Tranquila, me gusta que estés tan emocionada como yo”, le dijo al separarse, “pero, ¿cómo sabes de eso?”
“A mi padre le gustaban mucho los caballos y siempre hablaba de las apuestas en esos lugares”, respondió Penélope con un dejo de tristeza.
“Supongo que debes extrañarlo”, Anthony no conocía mucho sobre la relación de Penélope con su padre.
“Sonará mal, pero en realidad no mucho, siempre fue una figura distante en mi vida”, Penélope se encogió de hombros y él la abrazó más fuerte.
“Lamento mucho que hayas estado en una casa sin cariño todo ese tiempo”, murmuró Anthony suavemente.
“Está bien, las cosas con mi madre ahora están bien y te tengo a ti”, Penélope lo miró a los ojos mientras lo decía, su voz cargada de emoción y gratitud. La sinceridad con la que lo dijo hizo que el corazón de Anthony se apretara. Sin decir palabra, se inclinó y la besó con reverencia, lento, como si saboreara cada segundo de tenerla así, Penélope soltó un pequeño jadeo y Anthony aprovechó para profundizar el beso, explorando con su lengua la dulzura de su boca.
Sus manos se movieron deslizándose lentamente desde su cintura, acariciando el contorno de sus pechos, sintiendo el calor que emanaba de su piel a través de la tela de su bata.
“Anthony…”, susurró Penélope en medio de un gemido, lo que lo alentó y comenzó a soltar el nudo de su bata, revelando la suave curva de su cuello. Sus labios descendieron, besando y mordisqueando la piel expuesta. Sintió a Penélope vibrar y se arqueó más hacia él, sus manos aferrándose a sus hombros, mientras Anthony continuaba su exploración en el valle de sus pechos. La habitación se llenó con el sonido de sus respiraciones agitadas, de pequeños suspiros y gemidos. Anthony levantó a Penélope y la depositó con suavidad sobre la cama. Sus miradas se encontraron, cargadas de deseo y ternura. Se inclinó sobre ella, su boca buscando nuevamente su piel, cuando—
“Anthony.”
Una voz lo llamaba desde el otro lado de la puerta.
El momento se congeló.
“Anthony.” Repitieron, esta vez con más urgencia.
Anthony maldijo en silencio.
“Anthony”, volvieron a repetir y tocaron la puerta de su habitación. Era Colin.
“Me pregunto qué querrá”, murmuró molesto.
“No respondas y deja que se vaya”, le susurró Penélope debajo de él. Anthony decidió hacerle caso, la vista que tenía frente a él no valía la interrupción de Colin.
“Anthony, sé que estás despierto, necesito tu ayuda”, dijo Colin desde el otro lado de la puerta y sonaba urgente. Anthony se apartó de mala gana y se acomodó la camisa. Penélope comenzó a subirse la camisola y la bata otra vez, se levantó para irse a su vestidor. Anthony echó un vistazo rápido para asegurarse de que no quedara evidencia y abrió la puerta.
“¿Qué pasa Colin? Más te vale que sea algo urgente como para interrumpirme a esta hora”, le espetó Anthony con dureza, pero Colin no se vio afectado.
“¿Puedes ayudarme a buscar a Penélope? No está en su habitación”, respondió Colin señalando hacia el pasillo vacío.
“Por si no te acuerdas, apenas llegué aquí hoy y estoy muy cansado”, replicó Anthony con impaciencia.
“Ayúdame a buscarla”, dijo Colin nuevamente, al parecer no había escuchado nada de lo que había dicho.
“¿Estás borracho?”, le preguntó Anthony incrédulo y sacó a Colin de su habitación.
“Solo tomé unas copas en la taberna, no estoy borracho”, se soltó Colin de su agarre y caminó hacia la planta de abajo. “Hay que buscar a Penélope, se pudo haber ido y no lo voy a permitir”
“¿Se puede saber para qué la buscas a esta hora?”, Anthony se encontraba molesto con su hermano, más que nunca.
“Quería verla, es mi esposa, no voy a dejar que me abandone”, Colin comenzó a caminar hacia la biblioteca. “¿Ves? No está”, señaló la habitación vacía.
“No se te ocurre que puede estar con Hyacinth”, intentó decirle Anthony, pero Colin estaba muy ido para escuchar razones. “Colin, vamos, duérmete”
“No, necesito verla”, Colin salió de la biblioteca y Anthony lo agarró del cuello.
“No vas a perturbar el sueño de nuestra hermana ahora, te vas a quedar en tu habitación hasta mañana, ¿entendiste?”, Colin trató de soltarse de él, pero Anthony no lo dejó. “Estás borracho, no creo que Penélope te quiera ver así”
“Eso no importa, quiero verla”, respondió Colin confiando y Anthony quiso asestarle un golpe.
“¿Por qué tanta insistencia?”, preguntó con curiosidad, mientras arrastraba a Colin hasta su habitación.
“Ya me cansé de este jueguito, en estos tres meses nada ha cambiado y la voy a perder”, Colin habló bajo, pero Anthony alcanzó a escuchar lo que dijo. “No puedo dejarla ir”, añadió con rabia. Anthony lo detuvo en seco, tirándolo contra la pared.
“¿Qué pensabas hacer?”, preguntó Anthony apretando el agarre aún más. “Espero que no sea lo que estoy pensando porque te juro Colin, que te reniego de esta familia y no me va a importar si mi madre se opone”
“No… basta… no entiendo por qué la sobreproteges tanto”, dijo Colin, casi sin aliento por el fuerte agarre que Anthony tenía sobre su cuello.
“No tiene otros familiares que lo hagan por ella y me agrada, es mi amiga. Si veo que hiciste algo Colin, no me importará cometer fratricidio”, con esa última advertencia lo soltó con brusquedad dejándolo caer al piso. “Ahora vete a dormir, es en serio”
“Creo estás demasiado tenso, una salida conmigo te vendría bien”, Colin lo estaba provocando, no había tomado en cuenta sus advertencias y Anthony decidió que era necesario algo más fuerte para que entendiera, pero no quería generar un escándalo a esa hora.
“Si no quieres dormir en el establo con los caballos, haz el favor de irte a tu habitación, o te encierro a la fuerza”, Anthony habló en tono bajo, pero amenazante.
“Está bien”, aceptó Colin de mala gana, se levantó del piso y Anthony lo siguió, antes que pudiera entrar a su habitación Anthony volvió a hablar.
“Recuerda que mientras estás aquí en este periodo de prueba, yo soy tu supervisor, puedo reportar este incidente al tribunal, ¿te gustaría eso?”, no le dio tiempo para responder y se fue a su habitación. Cuando entró dejó escapar una fuerte exhalación. Colin estaba poniendo a prueba su paciencia y no podía esperar a que pasaran estas últimas dos semanas.
“Si todavía estás aquí, puedes salir”, Anthony se sentó en la cama y habló. Escuchó pequeños pasos venir de su vestidor y el suave hundimiento de su cama, Penélope apareció detrás de él. Anthony se giró para poder quedar frente a frente.
“¿Qué pasó? ¿Por qué tienes esa cara?”, preguntó suavemente mientras se acercaba más a él.
“Colin estaba borracho y dijo algunas cosas que me molestaron, no te preocupes”, trató de restarle importancia, pero sabía que no podía, Penélope ya no estaba segura ahí y tenía que pensar en algo para solucionarlo. Aunque Colin no dijo en realidad que era lo que pensaba hacer, Anthony no quería descuidarse.
“¿Por qué me estaba buscando?”, preguntó Penélope y él pensó en decirle la verdad, pero no quería dañar su noche, se lo diría después.
“No te encontró en tu habitación, pero le dije que tal vez estabas con Hyacinth”, mintió Anthony y al parecer fue evidente, Penélope lo miró con detenimiento. “Hay algo que no me estás diciendo, tienes esa cara de cuando algo está mal y te preocupa demasiado”.
“Podemos no hablar de eso ahora, mañana lo hablamos con calma, te lo prometo, pero ahora no”, ella debió ver la angustia en él que asintió levemente.
“Debería irme a mi habitación”, Penélope comenzó a levantarse, pero él no la dejó ir.
“Quédate, Colin piensa que estás con Hy, sales temprano y nadie se dará cuenta”, no quería que estuviera sola en su habitación, con él estaba segura.
“¿Estás seguro? No creo que esto sea una buena idea”, ella parecía poco convencida, pero tampoco tenía muchas ganas de irse.
“No te he visto en tres semanas, quiero estar contigo”, Anthony la acercó a él hasta quedó a horcajadas sobre él. “Es una lástima que hayan interrumpido nuestro momento antes”
“No debería haber pasado en primer lugar, si alguien nos hubiera descubierto”, dijo ella en voz baja con cautela.
“Se suponía que nadie debía venir a interrumpir”, susurró Anthony, subiendo la mano para posarla en su mejilla. “Además, no te negaste en ese momento”, sus dedos se deslizaron hacia el lazo de su bata, jugando con la tela “tengo tantas ganas de hacer mucho más”
La vio contener el aliento cuando sus dedos se deslizaron por la piel de su cuello. “Anthony…”, susurró ella, casi suplicante.
Anthony inclinó la cabeza, sus labios rozando los de ella, sintiendo el calor de su aliento. “Sabes que también lo quieres”, murmuró contra su boca. “Me deseas tanto como yo a ti”. La respiración de Penélope se volvió más irregular.
“No puedo… no debemos…”, intentó decir ella, pero las palabras se perdieron cuando finalmente Anthony unió sus labios en un beso. El beso fue urgente, hambriento, como si estuviera recuperando el tiempo que no estuvo con ella. Anthony sintió la necesidad de poseerla, marcarla como suya. Anthony deslizó sus manos hasta el dobladillo de su bata, comenzando un ascenso lento por su muslo, pero ella se apartó, bajándose de su regazo.
“No, no podemos”, susurró con la voz temblorosa y casi sin aliento “no está bien, así no”
Anthony vio el miedo y la culpa reflejados en sus ojos, él se sintió decepcionado, pero lo aceptó.
“Lo entiendo”, murmuró Anthony, aunque una parte de él se resistía a aceptarlo.
“No es que no quiera, pero he pensado que cuando me entregue a ti, quiero ser libre, para ser tuya por completo”, respondió ella bajando la mirada, parecía ligeramente avergonzada. “Si tú sientes que necesitas algo más, no podría culparte por buscar a alguien más”
“Mírame Penélope”, le pidió, ella se mostraba reacia a mirarlo. “No quisiera estar con otra mujer que no seas tú”
“No puedo pedirte que me esperes hasta que esto se solucione, es egoísta y sé que los hombres tienen necesidades”. Anthony la miró como si no pudiera creer lo que escuchaba. ¿Lo amaba suficiente para dejarlo hacer eso? ¿O no lo hacía?
“Quiero que seas egoísta, porque soy tuyo”. Penélope alzó la vista mirándolo con sorpresa. “Si hago lo que sugieres, ¿No te importaría?”
“Me mataría pensar en que estás con otra mujer, pero sé que no puedo privarte de las cosas mientras esto termina, no es justo para ti, tú eres un hombre libre, yo soy la que estoy atrapada”, le parecía demasiado considerado, pero él no quería eso.
“En lo que a mí respecta, yo dejé de ser un hombre libre desde la primera vez que te besé. Así que no vuelvas a mencionar eso”, Anthony volvió a acercarla a él, “Ya te lo he dicho, así me toque esperar años, tú y yo vamos a estar juntos”, finalizó él dándole un beso en la frente. Penélope se recostó en su pecho y lo abrazó fuertemente, se quedaron en silencio disfrutando de la cercanía del otro.
“Gracias por estar conmigo, incluso cuando solo éramos conocidos, te preocupaste por mí y nunca me dejaste sola”, comenzó a hablar Penélope casi en un susurro, la sintió sollozar y él la abrazó más fuerte “estas semanas han sido muy difíciles”
“Voy a estar contigo todo el tiempo, ya no me voy a ir más”, Anthony habló suavemente, acariciando su cabello. Ella levantó la mirada, sus ojos estaban nublados por las lágrimas. “¿De verdad?”, preguntó, su voz apenas un hilo.
Anthony asintió, mirándola fijamente. “De verdad. Prometo no volver a dejarte sola”. Se inclinó y le dio otro beso en su frente. “Ahora descansa, estoy aquí”. La abrazó con fuerza sintiendo su cuerpo contra el suyo. Un silencio cómodo se instaló entre ellos, roto por el suave sonido de sus respiraciones. Cuando Anthony sintió que Penélope se había quedado dormida en sus brazos, la bajó con cuidado y la dejó en la cama, la arropó y le dio un último beso en la frente. Necesitaba asegurarse de que todo estuviera en orden antes de poder descansar con ella, se levantó de la cama, se cambió la ropa con la que había llegado y salió con la intención de asegurarse de que Colin estuviera en su habitación.
Salió con cuidado y le puso seguro a la puerta por fuera, no vaya a ser y a alguien se le ocurra entrar a su habitación y vean a Penélope ahí. Caminó hasta la habitación de Colin y abrió la puerta, lo vio acostado boca abajo en su cama y se tranquilizó, pensó que podía seguir con su búsqueda. Salió con cuidado de la habitación y regresó a la suya. Se acostó al lado de Penélope y dejó que el sueño lo envolviera.
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Penélope se despertó con un peso en su cintura y se giró para liberarse, cuando abrió los ojos vio a Anthony y recordó la noche anterior, se sentó rápidamente en la cama esperando que no fuera lo suficientemente tarde, tenía que volver a su habitación, miró el reloj encima de la repisa de Anthony. Todavía era temprano, pero los sirvientes ya se habían levantado a hacer sus quehaceres. Intentó despertar a Anthony, pero el hombre estaba en un muy profundo sueño, lo sacudió varias veces hasta que abrió los ojos.
“Anthony despierta, tengo que regresar a mi habitación”. Susurró, mientras él parecía adaptarse a la realidad. “Llevo un buen rato despertándote, tienes el sueño muy pesado, vamos déjame salir”
“Y así son los buenos días”, respondió él mientras se levantaba.
“Es bastante tarde, ya es casi hora que se despierte tu madre, los sirvientes ya deben haber dado su primera ronda”, respondió Penélope y él miró hacia el reloj de la repisa de la chimenea, sabiendo que ella tenía razón, se levantó.
“Está bien, déjame salir primero y luego sales tú”. Anthony abrió la puerta con cuidado y lo escuchó hablar con algunas doncellas. Ella se levantó con cuidado de la cama y se acomodó su bata para salir lo más rápido posible. Anthony volvió a ingresar a la habitación y la dejó ir.
“Nos vemos más tarde Anthony”, dijo antes de salir de la habitación. Esperaba que no encontrar a nadie, a esta hora eran muy pocos los que se despertaban, pero a veces podía sentir a Daphne dando vueltas por la casa temprano porque alguno de sus hijos la necesitaba.
Llegó a su habitación sin ningún inconveniente y soltó un suspiro de alivio. Se acostó en su cama, era de las pocas noches que había dormido profundamente, desde que comenzó esta ridícula prueba del tribunal, se sentía inquieta. La prueba comenzó más tarde de lo previsto por el reverendo, ya que la orden se demoró en llegar a la arquidiócesis de Kent, por lo que no solo eran tres meses con Colin, sino casi cuatro.
El primer mes fue el más difícil. Adaptarse a ver a Colin todos los días no fue fácil, y menos con él intentando acaparar su atención por completo, le daba regalos, intentaba entablar una conversación y ella no podía hacer más que fingir.
Para el segundo mes, ya se había adaptado más a la dinámica, solo tenía que hacerle un cumplido o alabar algo de lo que él decía y lo mantenía contento. Cuando comenzaron las visitas de los párrocos, ella usó toda su educación y desde la primera visita ya tenía al párroco de su lado, Colin parecía molesto por esa situación, él intentaba todo, pero al párroco no le hacía nada de gracia.
Pero en las últimas semanas algo había cambiado, había dejado de darle regalos y salía más a menudo, no es que Penélope se quejara, al contrario, lo prefería así, pero no podía evitar preguntarse qué lo había llevado a ese cambio repentino.
Entonces, Anthony se fue a su viaje, dijo que era para resolver asuntos de la herencia, pero ella no le creyó del todo. No dijo nada porque sabía que no era fácil para él verla siempre al lado de Colin. Solo le pidió que le enviara cartas si podía y él lo había cumplido, cosa que agradeció porque a pesar de estar rodeada de los Bridgerton, se sentía sola.
Durante esas tres semanas, tuvo tiempo de reflexionar de qué era lo que realmente quería en su vida. Recordó la forma en como comenzó su matrimonio, como comenzó su relación con Anthony y como quería continuar. El regreso de Colin, le gustara a ella o no, la había dejado confusa, y con emociones contradictorias, que él se empeñara en hacerle la vida imposible, tampoco ayudó, el miedo a manchar su reputación, a perder la única oportunidad de ser libre aumentó.
Pero en esas semanas también tuvo un momento de claridad inesperada. No quería que el deseo por Anthony la cegara, sabía que tenían más que eso, pero no quería que la desesperación la llevara a tomar decisiones de las que se podría arrepentir y no habría marcha atrás. Quería construir algo sólido con Anthony, algo que no estuviera manchado por la culpa, por la sombra de lo prohibido y secretos.
Ella quería estar completa y mientras estuviera atada a Colin no lo iba a estar. Así que necesitaba esperar. Era irónico que sea ella quien ahora pensaba así, cuando al inicio de la relación Anthony era quien ponía las pausas. Tal vez el hecho que Colin no estuviera, la había hecho olvidar que de hecho él existía, que seguía siendo su esposo. Y eso lo cambiaba todo.
Un golpe en la puerta la sacó de su monólogo interno, sabía que era Rae y le indicó que pasara.
“Buenos días, señora”, la saludó su doncella.
“Buenos días, Rae, voy a limpiarme, puedes preparar mi vestido”, Rae asintió y comenzó con su tarea. Penélope abandonó la habitación y se dirigió a su baño privado, al salir Rae la ayudó a arreglarse. Luego bajó al comedor donde ya estaba Anthony con Lady Bridgerton ahí.
“Buenos días”, saludó Penélope al entrar y Anthony se giró para mirarla.
“Buenos días, Penélope”, respondió él con una sonrisa.
“¿Cómo te sientes del viaje?”, preguntó Penélope dirigiéndose a él, pero tomando asiento cerca de Lady Bridgerton.
“Muy bien, dormí excelente”, Anthony dijo casualmente, como si ella no lo supiera. “Te ves hermosa hoy”, agregó y Penélope se sintió sonrojar, todavía no estaba acostumbrada a sus cumplidos.
“Gracias, mandé a hacer algunos vestidos nuevos”, Penélope miró hacia su vestido y comenzó a alisarlo, aunque estaba perfectamente bien, vio como la mirada de Anthony bajaba y su expresión cambió, le encantaba el efecto que tenía en él sin intentarlo, pero el momento fue interrumpido cuando alguien se aclaró la garganta.
“Anthony, por favor”, le advirtió Lady Bridgerton. “Cualquiera puede escuchar”
“Solo fue un cumplido madre”, Anthony le restó importancia. Penélope estaba aguantando las ganas de reírse. “Además, un caballero siempre debe halagar a una dama”. Lady Bridgerton no alcanzó a replicarlo porque los sirvientes entraron con el desayuno. Anthony aprovechó el momento de distracción de su madre para guiñarle un ojo a ella.
“¿Hoy viene el párroco, Penélope?”, preguntó Lady Bridgerton intentando desviar la conversación a un terreno seguro.
“No, su última visita fue la semana pasada”, Penélope estaba agradecida por eso, esa última visita había resultado realmente bien para ella.
“Así que el tiempo ya se está acabando”, murmuró Lady Bridgerton. “Eso fue rápido”. Penélope no opinaba lo mismo, de hecho sentía que estos tres meses habían sido demasiado lentos.
“Buenos días, familia”, escuchó decir detrás de ella, Daphne entró al comedor y se sentó frente a ella, Simón ingresó un poco detrás y le sonrió. Ella le devolvió el pequeño saludo, se habían vuelto cercanos, era muy amable con ella.
“Buenos días”, saludó Simón, sentándose al lado de Daphne. La relación con ella no había mejorado mucho desde su última visita a Clyvedon, pero por lo menos eran corteses la una con la otra. Los otros dos Bridgerton en la mesa comenzaron una conversación con ellos mientras Penélope esperaba a que los sirvientes terminarán de servir la comida. Cada uno se concentró en su plato hasta que Lady Bridgerton se levantó después de terminar y se retiró del comedor. Quedando solo Simón, Daphne, Anthony y ella. El silencio reinó el resto del desayuno.
“Tengo que revisar algunos documentos” dijo Anthony y salió del comedor. Esa era su frase para verse a escondidas en los jardines, que podría querer él con este clima afuera. Penélope terminó su plato y salió del comedor. Caminó hasta el jardín y salió hasta donde estaba un viejo roble, podía ver a Anthony desde ahí.
“Hace mucho frío afuera, no podemos tardarnos demasiado”, dijo Penélope sentándose a su lado mirando hacia el lago.
“Solo quería estar a solas contigo antes que los demás se despertarán”, Anthony trató de tocarla, pero ella apartó la mano, estaban en los jardines y siempre podría haber un trabajador cerca.
“Si te preocupa tu hermano, siempre se despierta casi a la hora del almuerzo. Últimamente, sale mucho de noche y llega tarde”, dijo Penélope haciendo una mueca. “¿Me vas a decir lo que sucedió ayer en la noche?”
“Colin hizo un comentario y aunque no afirmó ni lo negó, me hizo pensar que quizás te estaba buscando… bueno, no sé para qué, pero me imaginé lo peor”. Anthony desvió la mirada de Penélope, parecía avergonzado por la actitud de Colin.
“Estás diciendo que…” Dijo Penélope, confundida, pasó de la confusión a la claridad en segundo y luego estaba molesta. “No lo puedo creer ¿Qué le hizo pensar que lo aceptaría?”
“No lo sé, tal vez cree que estás más dócil con él, no sé qué ha pasado en estas tres semanas”, por el tono que Anthony usó, Penélope pudo saber lo que se cruzó por su mente, los celos se habían convertido en un inconveniente.
“No ha pasado nada, sabes que al principio trató de cortejarme, flores, joyas, vestidos. Pero desde hace dos semanas no ha hecho nada de eso y comenzó a salir más seguido”, comentó Penélope, pensativa, “Está muy extraño”
“Creo que ayer lo escuché decir que estaba cansado de este jueguito, supongo que se refería a su situación contigo” respondió Anthony con enojo. Penélope no quería pensar en que Colin era una amenaza para ella en ese punto, no quería llenar su mente con esos pensamientos.
“Me tiene sin cuidado, si se atreve a hacerme algo puede ser peor para él, tal vez el alcohol lo volvió más estúpido”, comentó Penélope restándole importancia, pero en el fondo estaba preocupada. “Sabes, con Hyacinth aprovechamos una de sus salidas y entramos a su habitación. No había diarios, solo cartas, y nada relevante”, añadió Penélope. “No habíamos tenido la oportunidad, siempre parecía estar aquí, no quería dejarme sola”
“Pudo haberlos dejado en Bloomsbury, lo que nos deja sin nada, tal vez solo estamos imaginando cosas”, Anthony parecía decaído, así que decidió comentar algo más.
“En la última visita del párroco, Colin no asistió, aproveché mucho eso”, Penélope se giró hacia él. “Espero que estas dos semanas pasen rápido, me gustaría tener más tiempo contigo”
“¿Te ha escrito tu abogado?”, preguntó Anthony, y se le había olvidado, esa fue una de las razones por las que fue a verlo ayer en la noche.
“Sí, me escribió hace una semana, dice que uno de sus hombres encontró algo y es muy bueno, puede ayudarme, pero no dijo que era, dijo que era más seguro decirlo en persona”, Penélope tenía mucha curiosidad por saber.
“¿Qué crees que puede ser?”, preguntó Anthony, curioso. Penélope se encogió de hombros, si resultaba que había dejado a una mujer en uno de sus viajes o la embarazó, no le importaba siempre y cuando ella pudiera salir de ese matrimonio.
“No lo sé, pero cualquier cosa es útil para mí”, Penélope se frotó los brazos, el aire en realidad estaba bastante frío.
“Creo que deberíamos entrar, hace mucho frío”, dijo Anthony, notando su incomodidad.
“Tienes razón”, Penélope se levantó de su lado. “Debería ir primero yo, espera para entrar”, Anthony le tomó la mano y le dio un beso en el dorso. Ella le sonrió y entró a la casa, seguía en silencio, solo se escuchaban los pasos de los empleados caminando de un lado a otro, decidió entonces dirigirse a la biblioteca, se entretuvo toda la mañana con un libro que solo salió cuando Rae llegó para decirle que el almuerzo se serviría en breve. Esperaba que Colin no hubiera bajado todavía, en realidad no lo quería ver después de lo que le había dicho Anthony.
Caminó hasta el salón y estaban los demás Bridgerton ahí, ella se sentó al lado de Hyacinth, al poco rato anunciaron el almuerzo y todos se dirigieron al comedor.
Más tarde, Colin apareció a la hora del té, saludó a Lady Bridgerton y a ella, notó que miró con rabia a Anthony, pero de inmediato cambió su expresión para saludar a los demás. Ella estaba jugando a las cartas con Hy, así que lo ignoró. Los hombres se habían ido al estudio, pero Colin se quedó en el salón hablando con Daphne en una esquina. Penélope quería saber de qué hablaban, pero estaba segura de que si se acercaba así fuera disimuladamente iban a dejar de hablar. Antes de la cena lo vio salir y Penélope sintió tanta rabia contra él por no poner sus prioridades en orden, todo esto se hubiera evitado. ¿Qué sentido tenía seguir atada a ella si era evidente que no la quería?
Después de la cena pasaron todos al salón, Anthony se retiró temprano diciendo que todavía estaba cansado de su viaje, ella estuvo con los demás hasta poco después y también se disculpó temprano. Le pidió a Rae las llaves de su habitación. La doncella la miró con extrañeza, pero obedeció sin preguntar. Después de ayudarla a cambiar, salió de la habitación y caminó hasta el ala familiar esperando que estuvieran todos en el salón todavía.
Penélope entró en la habitación de Anthony, era una suerte que siempre la dejara sin seguro, pero ella esta vez si lo puso. Caminó hasta su cama y lo vio profundamente dormido. Se sentó a su lado, se sentía tan afortunada de tenerlo, comenzó a pasar su mano suavemente por su rostro, trazando sus facciones. Anthony comenzó a despertarse levemente y la miró, pero parecía estar todavía en la ensoñación y no despertó por completo hasta que puso su mano sobre la de ella.
“Te ves tan en paz durmiendo”, susurró Penélope, mientras seguía trazando su rostro con sus dedos.
“¿Qué haces aquí? ¿Qué hora es?”, preguntó Anthony alarmado.
“Todavía es temprano, tu familia sigue en el salón”, respondió ella con calma “vine a verte, no hemos podido estar juntos en el día”
“¿Y si te ve alguien? ¿Qué pasa si alguien va a buscarte a tu habitación?”, siguió Anthony con las preguntas.
“Cerré mi puerta con llave, se la pedí a Rae y vine hasta aquí, creo que me gustaría dormir contigo”, Penélope se levantó, se quitó la bata y se metió a la cama junto a él. “A menos que no quieras”, dijo de repente, volviéndose a cubrir con la bata, de pronto le volvió la timidez.
“Nunca te diría que no, pero ¿Estás segura?”, ella asintió y Anthony le hizo espacio a su lado, Penélope se acurrucó contra él, sintió el calor de su cuerpo envolverla. Una sensación de paz que solo sentía cuando estaba con él. Suspiró cerrando los ojos, disfrutando el momento.
“Buenas noches, cariño”, murmuró Anthony depositando un suave beso en su frente. Penélope no respondió con palabras, no lo necesitaba, sabía que Anthony podía sentir su corazón latiendo con fuerza contra su pecho. Se acurrucó aún más en él. Anthony le dio otro beso en la frente y la rodeó con sus brazos. Se sentía tan segura y tranquila que se durmió rápidamente.
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Los siguientes días pasaron igual, Anthony y Penélope se despertaban temprano y ella se iba a su habitación, el resto del día lo pasaban separados, pero en las noches se volvían a encontrar y pasaban la noche juntos. Todo eso estuvo bien hasta una noche, un par de días antes que terminara el periodo de prueba. Anthony le dijo que no podían seguir escabulléndose. Penélope se sentó en la cama esperando que se explicara.
“¿Por qué?”, preguntó Penélope confundida. Le gustaba mucho dormir con él y era un medio también para protegerse de Colin.
“Benedict lo sabe, nos escucha todas las noches”, Anthony la miró con una mirada de disculpa y ella se sintió apenada. “Al parecer las paredes son delgadas, escucha nuestros murmullos”
“Pero eso no cambia nada, Benedict ya sabía que estábamos juntos”, a Penélope le daba un poco de vergüenza, pero no sé arrepentía.
“Me dijo que prefiere no imaginar que tanto hacemos de noche y que nos estábamos arriesgando demasiado”, explicó Anthony, Penélope asintió de mala gana, igual faltaba poco para que Colin se fuera, aunque no habían hablado de lo siguiente que debían hacer, ella pensaba que él se podría ir.
“Bien, entonces desde mañana cada uno a su habitación”, le iba a hacer falta, pero no quería causarle malestar a Benedict, que se había convertido en un verdadero hermano para ella.
“Ahora ven, tenemos que dormir, ya es tarde”, Anthony le abrió los brazos y ella se acomodó a su lado. “Buenas noches, cariño”, murmuró Anthony y le dio un beso en su cabeza. Desde la primera noche que se escabulló la había estado llamando así, y a ella le gustaba mucho.
“Buenas noches”, susurró Penélope dándole un beso en la base del cuello. Lo sintió sonreír y ella se quedó dormida plácidamente.
La tarde siguiente se encontraban todos los adultos en el salón a excepción de Violet que se había retirado temprano, Penélope no tenía muchas ganas de estar ahí, pero estaba sentada al lado de Anthony y ella quería aprovechar cualquier momento de cercanía, los hermanos Bridgerton y Simón estaban jugando cartas y ella estaba leyendo su libro.
De pronto llegó la doncella de Daphne con August porque estaba inquieto, pero no fue ella ni Simón quien se levantó a recogerlo, fue Colin quien lo hizo.
“Te queda bien un bebé en brazos”, dijo Daphne con una sonrisa. No podía negar que de hecho le lucía.
Colin se rio y asintió. “Espero poder tener a mis hijos pronto” añadió mirándola a ella que estaba frente a él. Ella no dijo nada, pero se removió incómoda en el asiento.
“Es cierto hermano, ya que nuestros dos hermanos mayores siguen empeñados en permanecer solteros, la descendencia Bridgerton recae sobre ti”, siguió hablando Daphne, quien últimamente se estaba convirtiendo en su persona menos favorita.
“Aún no podemos decir eso”, intervino Benedict con una sonrisa burlona. “Recordemos que el matrimonio de nuestro hermano no es, por decirlo educadamente, legal.” Luego añadió con una mirada a Colin: “Esperemos que pronto deje de serlo, y que nuestra querida Penélope pueda ser feliz sin este.” Señaló a Colin con desdén. Penélope esbozó una leve sonrisa.
“Por favor compórtense”, pidió Simón al lado de Daphne, “Ya me cansé de oírlos discutir”.
“Ya no aguantas mucho, ¿no Simón?, pero está bien”, respondió Anthony por todos. “Nos comportaremos, ¿No es así?” Y como era costumbre, los demás asintieron. Después de llegar al acuerdo, siguieron jugando sus cartas y ella volvió a concentrarse en su libro.
“Espero que tengas algo fuerte Ant”, comentó Benedict tras un rato de silencio, estirándose en su asiento con una sonrisa de medio lado.
Anthony alzó la mirada de sus cartas, curioso.“¿Puedo saber la razón?”
Benedict señaló a Colin. “Nuestro hermano pequeño hoy ha decidido acompañarnos”. Respondió Benedict.
Y Penélope pensó que en realidad era raro, no había salido para la cena y ya era tarde, podría ser que no saliera hoy.
“Benedict, sé que me equivoqué, pero no sé por qué me odias tanto”, replicó Colin tomando asiento en uno de los sillones. “He tratado de llevarme bien con todos y ninguno me deja entrar… ni mi madre”
“Y hay que mantener esa energía, ¡salud!”, Benedict alzó un vaso vacío, pero el gesto cumplió su propósito. El grupo soltó algunas risas contenidas, aunque Penélope notó que la sonrisa de Colin se borraba al instante.
Después de eso, Benedict fue a buscar realmente el licor en el estudio de Anthony y volvió con varios vasos y una botella. Le sirvió a cada uno un vaso, aunque ella se negó al principio decidió acompañarlos con una copa.
“Simón, he escuchado a mi madre decir que van a participar en la temporada social del próximo año ¿Es cierto?”, preguntó Anthony cambiando de tema, entre los dos habían estado hablando del parlamento y la verdad los demás se sentían realmente aburridos. Penélope, dejando su libro de lado, se enfocó en la conversación.
“Daphne quiere participar, yo estoy demasiado atrasado con algunos asuntos del parlamento y negocios por mi cuenta, creo que yo no participaré”, respondió Simón sin mirar a nadie en particular. “¿Estarás en busca de una esposa otra vez?”, preguntó, dirigiéndose a Anthony sin malicia, aunque la pregunta incomodó a Penélope.
“No lo sé, no buscaré activamente”, Anthony lo dijo en tono casual, pero lo había sentido tensarse a su lado.
“Sí, mi hermano aquí tiene una amante, no creo que quiera dejarla para ser esclavo del matrimonio”, comentó Colin con una sonrisa maliciosa y Benedict escupió su trago.
“Lo siento”, murmuró Benedict.
¿Qué sabia Colin que ella no?
“No voy a dignarme a responder eso porque igual no es asunto tuyo”, espetó Anthony evidentemente molesto.
“¿Cómo es que Colin sabe que tienes una amante y yo no?”, preguntó Benedict confundido. Penélope quiso estrangularlo o darle las gracias porque también quería saber.
“Resulta que en los días que Penélope se fue de la casa, pasé por la suya en Bloomsbury y creo que estaba con una mujer ahí”, respondió Colin por Anthony y Benedict los miró alarmado porque él sabía quién había sido esa mujer. Y ahora Penélope también. Se contuvo para no reír, sabía que no era el momento.
“Colin solo dice eso porque salí con el frac torcido, pero no había nadie; sin embargo, nadie ha podido quitarle la idea de la mente”, resopló Anthony, así que había sido después de su momento en el estudio.
“Creo que nuestro hermano ha visitado tantos burdeles y conocido a tantas mujeres que es en lo único que puede pensar”, dijo Benedict señalando a Colin. “Se te ha podrido el cerebro, Anthony ha cambiado mucho”
“No sé ni para qué me molesto por convivir con ustedes cuando lo único que hacen es insultarme, mejor me voy”, espetó Colin levantándose de su asiento.
“Sí, ve a la taberna a ver si consigue por fin alguien que te quiera”, le gritó Benedict mientras lo veía salir. Se rio mientras bebía su trago.
“A ustedes les gusta jugar con su hermano”, comentó Simón con una pequeña sonrisa.
“Ha resultado divertido, antes no se molestaba tan rápido”, dijo Benedict pensativo. Podría estar pensando en como él y Colin en realidad eran bastante unidos. “Ha cambiado tanto”, añadió con un suspiro.
“¿Tú vas a buscar esposa esta temporada?”, le preguntó Simón a Ben y este negó.
“No, pero me toca participar, mi madre está planeando un baile de máscaras, hay que apoyarla”, respondió Benedict, si había alguien empeñado en ser un soltero era Benedict, lo cual era un poco irónico, ya que siempre estaba acompañado de mujeres, no le sorprendería que conociera a la indicada muy pronto.
Anthony continuó la conversación molestando a su hermano sobre su próxima boda, puesto que seguro sería él, el siguiente en casarse porque Eloise parecía una posibilidad demasiado remota. Penélope compartió un rato más con ellos hasta que se disculpó para retirarse a su habitación.
Ya era casi hora de dormir, pero ella no tenía ni una pizca de sueño. Después de dar vueltas en la cama por varios minutos, decidió bajar hasta la biblioteca por un libro. Podía ver que los demás ya se habían retirado a sus habitaciones y la casa estaba a oscuras.
Comenzó a buscar en los estantes algún libro de un tema que no le interesara para poder dormir, encontró uno de botánica, pero estaba en los niveles más altos y ella no lo alcanzaba.
“Sabes que hay un banco por ahí, ¿No?”, escuchó decir a alguien desde la puerta. Ella dio un salto hacia atrás, sobresaltada.
“¡Anthony, por Dios! ¡Eso no se hace!”, exclamó Penélope llevándose una mano en el pecho.
“Lo siento ¿Qué buscas?”, preguntó ahora acercándose a ella y cerrando la puerta tras de sí.
“No podía dormir”, respondió Penélope, “estaba buscando un libro para ayudarme a dormir, pero no alcanzo el que quiero”, dijo señalando un libro que estaba en los estantes superiores. Anthony lo alcanzó sin esfuerzo y leyó la portada.
“¿Quieres leer sobre plantas? No pensé que te gustara mucho la jardinería”, comentó él, alzando una ceja.
“No me interesa, pero pensé que era un buen tema para hacerme dormir”, Penélope le quitó el libro de la mano. “No me molestes”
“¿Estás de mal humor porque no puedes dormir conmigo hoy?”, preguntó Anthony con una sonrisa burlona. Penélope lo fulminó con la mirada.
“No te voy a dar el gusto de escuchar eso de mí”, respondió ella y Anthony se rio levemente.
“Yo si puedo admitir que me vas a hacer falta”, murmuró Anthony acercándose a ella. “Sobre todo porque no voy a poder despertarme y que tú seas lo primero que vea”. Penélope se sonrojó furiosamente.
“Basta…”, comenzó a tartamudear, “no es justo como me afectas”
“Bien, te acompaño a tu habitación entonces y te libraré de mi presencia”, Anthony se hizo a un lado y le mostró el camino hacia la salida de la biblioteca.
“No te burles de mi Anthony Bridgerton”, Penélope habló con un tono de advertencia.
“Solo hago lo que quieres”, respondió él con aire inocente.
“A veces puedes ser verdaderamente irritante”, Penélope caminó por su lado y se dirigía a la salida, pero él no la dejó ir y la agarró por el brazo.
“Y tú a veces puedes ser decididamente testaruda, pero así te amo”, no le dio tiempo de responder y la besó, inclinándose por completo hacia ella, Penélope dejó caer el libro por la sorpresa, Anthony la levantó del piso y la presionó contra la pared. El beso fue desesperado y apasionado. Ella estaba a punto de dejarse llevar aún más cuando escucharon voces afuera y Anthony se separó de ella, dejándola con cuidado en el piso.
Penélope le hizo una señal de silencio y se agachó a recoger su libro antes de acercarse a la puerta y presionar su oreja sobre esta. Él hizo lo mismo y por lo que pudo escuchar eran Daphne y Colin. Parecían estar discutiendo por algo y se dirigían a la biblioteca, le hizo un gesto a Anthony para esconderse entre las estanterías. A los pocos segundos entraron Daphne y Colin.
¿Colin no había salido?, tal vez acababa de llegar y se encontraron por casualidad. Se concentró nuevamente en la conversación, a ver si lograba entender algo de lo que decían.
“No has hecho nada Colin, tienes esta oportunidad y la has desaprovechado yendo a tabernas todos los días”, pudo escuchar el tono de reproche de Daphne.
“¿Qué quieres que haga? Hice de todo, y ella simplemente no parece interesada”, respondió Colin. Por lo menos ahora sabía que se había dado cuenta.
“Eso lo sabías desde antes de decidir seguir con esto, y me lo dijiste. Debes poner empeño, o le van a dar esa anulación y a ti no te conviene otro escándalo”, respondió Daphne con un suspiro. ¿Otro escándalo? Penélope miró a Anthony con gesto interrogante y él se encogió de hombros.
“Ya no sé qué más intentar”, Colin se escuchaba fastidiado. Penélope esbozó una sonrisa. Estaba logrando lo que se había prometido, cansar a Colin.
“Me dijiste que Penélope tenía un amante”, habló Daphne después de un rato, Penélope y Anthony se miraron alarmados. “Si es así, ¿no crees que ya pudieron haber tenido algo o hecho algo?”
“No lo creo, yo no tengo pruebas de que eso sea cierto ¿Por qué lo mencionas?”, preguntó Colin con tono de confusión.
“Bueno, podrías decir que si lograron consumar su matrimonio mientras estaban aquí, si ella ya tuvo algo con otro hombre, será fácil de probar”, Penélope palideció ante la compresión de lo que decía Daphne y quiso salir a decirle un par de cosas no tan educadas, pero eso solo lo haría delatarse.
“Daphne, yo no podría hacerle eso a Penélope, puede que la quiera conmigo, pero hasta yo sé que si digo algo como eso, le van a practicar ese examen y si resulta en una mentira ahí sí que la voy a perder para siempre”, respondió Colin y Penélope soltó un suspiro de alivio.
“Entonces que no sea mentira”, dijo Daphne.
“¿Qué?” Esta vez la voz de Colin fue casi un grito ahogado.
“Dile que la amas, ella siempre te ha querido, solo se está haciendo la difícil y cuando ceda, consuma tu matrimonio”, insistió Daphne.
“¿Acaso odias a Penélope? No podría engañarla a hacer algo, aunque se lo haya insinuado para molestarla, eso no está bien y deberías saberlo, eres mujer”, Colin sonaba sinceramente escandalizado y asqueado por lo que Daphne acababa de decir.
“No la odio, pero tú necesitas mantenerla contigo”, respondió Daphne, “a veces toca hacer ciertas cosas para salvar tu matrimonio”, añadió casi en un susurro que Penélope casi no alcanzaba a escuchar y miró confundida a Anthony, su corazón palpitando con fuerza.
“Daphne…”, comenzó a hablar Colin cautelosamente. “¿Es por eso que tu matrimonio es tan así?”. No sabía a qué se refería Colin, pero podía suponer que no estaban del todo bien, aunque Penélope nunca había notado nada.
“No lo hice a propósito, pero necesitaba la verdad de mi esposo y él se negaba a dármela, no sabía lo que había hecho hasta que lo hice, pero gracias a eso pude tener a mis dos hijos”, Daphne no parecía nada arrepentida de lo que sea a lo que se refería. “No voy a dar más detalles, eso es entre Simón y yo, ahora estamos relativamente bien, es solo un consejo”, añadió Daphne al final. Penélope sintió que el estómago se le encogía. Llevó una mano a la boca, horrorizada.
“Eso es…”, escuchó hablar a Colin.
“Solo piénsalo, si tanto quieres mantener a esa mujer de esposa”, volvió a hablar Daphne, después de eso se escucharon pasos alejándose y luego otro par de pasos más. Anthony y Penélope se quedaron inmovilizados contra las estanterías.
“Creo que me tengo que ir de esta casa”, murmuró Penélope. “No voy a soportar más de esto y no me importa si es tu familia… son un asco de personas”
“Penélope…” Anthony trató de alcanzarla, pero ella se alejó y lo miró con rabia.
“No me toques”, siseó y Anthony retrocedió sorprendido por su tono. “Tal vez mi madre haya tenido razón, tienen más en común de lo que aparentan”. Su voz se rompió al final, como si esas palabras la quemaran al decirlas.
Después de decir eso salió de la biblioteca sin mirar atrás y corrió hasta su habitación. ¿Cómo había llegado a esto? Las palabras de Daphne hacían eco en su mente, las manipulaciones de Colin, todo se sentía demasiado. Era una suerte que esto terminara en dos días, porque así se podría marcharse sin remordimientos.
Notes:
En este capítulo pasaron muchas cosas, pero recuerden que cada reacción de los personajes tiene un motivo. Anthony se siente frustrado y atrapado por la situación. Además, los celos lo empujan a actuar de forma torpe, y eso hace que parezca que no entiende del todo a Penélope. En cuanto a ella, ha mostrado crecimiento, sí, pero sigue en medio del mismo caos, y ahora se suma el tiempo obligatorio con Colin, lo cual intensifica sus emociones. Aún no ha encontrado un respiro real, y si a eso le sumamos toda la dinámica familiar... es comprensible que esté tan al límite.
Daphne y Colin sinceramente no tienen buenas razones para actuar como lo hacen, pero ellos creen que sí. Daphne solo quiere proteger a Colin, y él simplemente la sigue. Aunque Colin se esté posicionando como el "villano" de esta historia, sigue siendo un personaje bastante blando… y sí, un poco estúpido.
(Nota aparte: a veces me siento mal escribiendo este Colin 😅)Próximo capítulo: Regreso a Londres y descubrimos qué hizo Colin.
Chapter 17: Capítulo 17
Summary:
Coversaciones, regreso a londres y una revelación.
Notes:
⚠️ Contenido sensible / Trigger Warnings
Este capítulo contiene escenas de referencias a coerción sexual/consentimiento dudoso y comentarios que pueden resultar misóginos. Escenas de ataques de pánico. También se menciona el control del cuerpo femenino.Si el principio del capútylo se lee un poco desordenado, es completamente intencional.
Como ya saben en este capítulo se revela que hizo Colin, recuerden que este fic está ambientado en 1816 y casi cualquier cosa era perjudicial para la reputación.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Aubrey Hall, Kent
Finales de enero, 1816
Penélope salió de la biblioteca con el corazón latiendo rápidamente en su pecho, no podía creer lo que acababa de escuchar. Había contado con suerte hasta ahora y no quería tentar más al destino, se iría lo más pronto posible de esa casa, ya no tenía nada que perder.
Eso era mentira, tenía algo que perder, pero ahora, ni siquiera podía poner sus pensamientos en orden. Sabía que él no tenía la culpa de lo que sus hermanos hicieran, pero las palabras de su madre pronunciadas meses atrás resonaron en su mente y no pudo evitar pensar que quizá tenía razón. No pensaba salir de su habitación en el futuro cercano, no vería a nadie. Fingiría estar enferma y permanecería en cama hasta que pudiera idear un plan viable.
Todo lo que había soportado estos tres meses parecía haber sido en vano, tener que soportar los monólogos de Colin, sus regalos y tener que fingir era lo más difícil que había hecho, pero tenía un objetivo y quería lograrlo. Pero ahora todo parecía una farsa ridícula. Esta prueba no era más que una estratagema del tribunal para doblegarla, pero no lo lograrían.
Era increíble lo que había escuchado, ¿Cómo era posible que la Daphne que había conocido mientras crecía sea esa misma mujer que escuchó esta noche? Sabía que no le agradaba, pero nunca pensó que sugeriría a Colin hacerle daño, era retorcido. Y la frialdad con la que lo expresó… como si ella no fuese más que un peón en su juego. Debía salir de esa casa cuanto antes.
Penélope no durmió esa noche. No podía. No se sentía segura y sospechaba que esa sensación no la abandonaría hasta que lograse marcharse. También sabía que extrañaba dormir abrazada a Anthony, pero tenía que arrancar esas ideas de su mente, eso no iba a volver a pasar. ¿Y si acaso…? Sacudió la cabeza. No quería pensar en ello. No podía creerlo, pero ahora dudaba de todos. Jamás habría imaginado que Daphne pudiera actuar de ese modo, y se preocupó por Simón. Él estaba atrapado en un matrimonio con una persona horrible, aunque ella pensó que en realidad él sí la amaba a pesar de todo.
Rae llegó poco después para asistirla, pero ella le dijo que no era necesario y la despidió con gentileza, no sin antes pedirle que les informara a todos que estaba resfriada y que iba a tomar sus comidas en su habitación. Necesitaba descansar. Rae asintió a sus órdenes y ella le puso seguro a la habitación apenas salió.
Se paseó inquieta de un lado al otro de la habitación, solo faltaba un día más. Un día y podría marcharse. Comenzó a escribirle una carta dirigida a su abogado esperando que la ayudara a cambiar de residencia mientras seguía el proceso. Cuando Rae regresó poco después con su desayuno, le entregó la carta y le dijo que la enviara discretamente.
Miró el desayuno, no tenía apetito, pero sabía que debía comer algo. Se obligó a probar unos pocos bocados. Mientras estaba sentada en el sofá cerca de la ventana, escuchó el seguro de su puerta cediendo y esperaba que fuera Rae, pero quien entró fue Anthony. Penélope se levantó de su asiento, buscando establecer una distancia entre ellos.
“No quiero hablar contigo”, le gritó y no le importó si la escuchaba alguien más.
“Penélope…”, intentó hablar Anthony, pero ella no lo dejó.
“Vete, no quiero verte, ni a ti, ni a nadie de tu familia”, respondió ella, Anthony ingresó más a la habitación y le puso seguro.
Fue entonces cuando Penélope comenzó a respirar con dificultad, como si el aire se negara a entrar en sus pulmones. Sentía los latidos en su cuello, en sus sienes. Su piel hormigueaba, las manos le sudaban, y tuvo que aferrarse al borde de la mesa; sentía que no podría mantenerse en pie.
“Penélope, yo no soy tu enemigo. No voy a hacerte daño”, dijo Anthony con suavidad, acercándose poco a poco a ella, como si fuera un animal herido.
“Vete”, le pidió nuevamente, entre lágrimas.
“Penélope… Cariño…”, comenzó a decir nuevamente Anthony, pero ella ya no estaba escuchando. “Cariño, no voy a hacerte daño”
“Eso dicen todos, toda tu familia y todos han mentido”, dijo Penélope en medio de las lágrimas abrazándose a sí misma. “No quiero verte”, repitió. “Sal de mi habitación”, pidió nuevamente.
“No te puedo dejar así, estás muy alterada, por favor”, se acercó aún más a ella y Penélope trató de retroceder, pero ya estaba en el límite de la habitación contra la pared.
“Cariño”, murmuró Anthony acercándose más, y ella negó con la cabeza. “Cariño, ven”, le tendió la mano y ella volvió a negar. “Penélope, sé que lo que escuchamos ayer fue alarmante y te juro que estoy igual de disgustado que tú, pero yo no tengo nada que ver con eso, me conoces”
“Eso creí con tus hermanas y tu hermano y mira cómo resultó todo”, murmuró Penélope.
“¿Qué tengo que hacer para que me creas? Solo dilo y lo haré”, dijo Anthony mirándola a los ojos.
“No hay nada que puedas hacer que no me perjudique más, estoy atrapada, si me voy Colin gana y si me quedo igual lo va a hacer, todo es inútil”, Penélope se dejó caer al piso con las manos en el rostro. “Es inútil”, susurró.
Anthony se acercó y la abrazó. Las lágrimas brotaron con más fuerza, y ella se dejó llevar. Siempre se había sentido segura entre sus brazos. Él comenzó a decir algo, pero ella no lo escuchó. Se concentró en la sensación de estar allí, envuelta en su abrazo, y en los latidos de su corazón, que resonaban contra su mejilla.
“Si quieres irte, te ayudaré”, dijo Anthony después de unos minutos de silencio. “Los demás creerán que estás muy enferma y yo me encargaré de que puedas marcharte”
“¿De verdad?”, preguntó Penélope, sorprendida, apartándose un poco de él.
“Nunca te he mentido, siempre voy a protegerte”, respondió Anthony y Penélope pudo notar por su expresión que estaba siendo sincero.
“¿Pero qué puedo hacer con la orden del tribunal? Si me voy, no servirá de nada todo lo que hemos hecho”, dijo ella mirándolo con tristeza.
“¿Quieres seguir?”, preguntó él, anonadado.
“¿Estabas ofreciendo dejarme ir creyendo que nunca más nos volveríamos a ver?”, ella no lo podía creer
“Es lo que querías… desde el principio. Pero todo cambió por nosotros ¿No es así? He sido un egoísta porque a pesar de todo no quería dejarte ir. Pero ahora no puedo obligarte a quedarte si no te sientes segura aquí, entendería si quieres alejarte por completo de la familia”, Anthony sonaba herido y aún así estaba tratando de consolarla.
“Nunca dije que quería irme, pero era algo que tenía que hacer si las cosas se dificultaban con la sociedad”, respondió Penélope. “Luego comenzamos esto y, aunque sabía que iba a terminar en algún momento, me permití soñar. Y ahora… aquí estamos”, suspiró con cansancio. Se quedaron sentados frente a frente en silencio.
“Lo siento mucho”, murmuró Anthony. “Ojalá pudiera hacer más por ti”
“No tienes la culpa de lo que hacen tus hermanos, yo estoy asustada por lo que escuché, y son tu familia”, dijo Penélope en tono de disculpa. “No me esperaba algo así”
“Yo tampoco, estoy muy molesto y decepcionado con mis hermanos”, Penélope se acercó a él y le tomó la mano.
“Lamento haberte gritado y apartado, pero ya no sé qué hacer”, las lágrimas volvieron a salir y Anthony se volvió a acercar a ella, la cargó con suavidad y la sentó sobre su regazo, abrazándola.
“De verdad, si quieres irte no te detendré. Solo quiero que te sientas tranquila y segura”, murmuró Anthony y ella lo abrazó con más fuerza.
“Pero si me voy, cualquier posibilidad para nosotros sería inexistente”, dijo Penélope con un hilo de voz.
“¿Le escribiste a tu abogado?”, pregunto Anthony. Ella asintió. “Esperemos su respuesta entonces. Esto es una amenaza a tu seguridad, además solo queda un día de la orden del tribunal, creo que podrías irte con tu madre, si así lo prefieres”
“Es buena idea. Tengo que arreglar todo para irme pasado mañana”, podía ir sola donde su madre, pasar el resto de la temporada baja con ella y tal vez volver con los Bridgerton en Londres solo si Colin no estaba cerca.
“¿Has dormido algo? Te ves muy agotada”, Anthony sonaba preocupado y ella negó con la cabeza.
“No he podido dormir, estaba muy nerviosa por todo y mente no dejaba de preparar los peores escenarios”, confesó Penélope, todavía no era capaz de relajarse, aunque se sentía cansada.
“Tienes que dormir”, Anthony se levantó con ella en brazos y la acostó delicadamente en la cama. “¿Me quedo contigo hasta que te duermas?” Ella asintió y Anthony se acostó a su lado, pasando la mano por su cintura.
“Gracias”, murmuró Penélope antes de quedarse dormida.
Horas después despertó sola, la habitación todavía estaba con luz del día, lo que la hizo pensar que no había dormido por mucho tiempo, miró el reloj encima de la repisa y apenas había pasado medio día, se levantó y llamó a Rae.
Su doncella llegó minutos después. “¿Necesita algo señora?”, preguntó al entrar
“Si es posible algo para comer, y agua para el baño”, le ordenó Penélope, estaba agotada y no había hecho nada, esperó sentada en su escritorio mientras Rae volvía a subir. Oyó que tocaban la puerta.
“Pen, soy yo”, oír la voz de Colin la hizo sentir un escalofrío en todo el cuerpo “¿Estás bien?”, preguntó y Penélope no podía responder, las palabras no salían de su boca, estaba demasiado asustada.
“¿Pen?”, Colin volvió a hablar, “tal vez se volvió a dormir”, murmuró para sí mismo y Penélope lo escuchó alejarse. Sintió que el aire volvía a su cuerpo.
Minutos más tarde subió Rae con su almuerzo y con dos doncellas más con el agua para el baño. Las otras dos doncellas salieron de la habitación y solo quedaron Rae y ella.
“¿Has visto a Lord Bridgerton?”, le preguntó Penélope a Rae mientras entraba al baño, dejó que la ayudara a quitarse la bata y se metió en la bañera.
“Lo vi durante el almuerzo y después se encerró en su estudio con el señor Bridgerton, el segundo”, respondió Rae ordenando sus toallas.
“Está bien, gracias, puedes retirarte, me encargo yo del resto”, Penélope comenzó a pasar jabón por su cuerpo.
“Como diga, señora, con permiso”, Rae se retiró y Penélope se relajó en la bañera. Un día más y esto acabaría, se le estaba haciendo eterno. Tendría que buscar una excusa para decirle a Lady Bridgerton, podría decir que su madre había enfermado y quería ir a cuidarla. Eso podría funcionar.
Salió de la bañera, se vistió y se quedó en su cuarto el resto del día, no tenía mente para nada, solo estaba deseando que el tiempo pasara más rápido.
Horas después de la cena, alguien abrió la puerta de su habitación, se giró de inmediato y se relajó al saber que era Anthony.
“¿Cómo has estado?”, preguntó al entrar y se sentó en la cama frente a ella.
“Es aburrido fingir una enfermedad”, trató de bromear Penélope, pero él siguió con su expresión seria. “Ya pensé que excusa dar para irme donde mi madre”, dijo ella cambiando de tema
“¿Cuál?”, preguntó Anthony.
“Voy a decir que Varley envió una carta diciendo que está enferma y quiero verla”, explicó Penélope, podría ser sospechoso que las dos se hubieran enfermado para la misma época, pero era posible.
“De hecho, te quería decir que los caminos están congelados, no es seguro transitarlos”, comentó Anthony, y ella se sintió estúpida, porque era cierto, había estado nevando sin parar desde poco después de Navidad.
“Y hasta ahora me lo dices”, espetó Penélope, Anthony se vio visiblemente herido.
“Discúlpame, no fue mi intención”, se disculpó rápidamente.
“Yo tampoco lo había pensado, Benedict fue quien me dijo por qué también tenía pensado irse a Londres y ahora no puede”, Anthony parecía abatido “pero pensé que podríamos decirle a Colin que se vaya”
“¿A dónde? Si dices que no podemos ir a ningún lado”, respondió Penélope confundida.
“Hay una cabaña cerca de aquí, podríamos decirle que ya se acabó el periodo y tú quieres seguir con la anulación y sin él cerca”, sugirió Anthony y a ella le pareció bien.
“Eso está bien, ¿Pero y Daphne?”, preguntó con cautela. “Ella fue la que lo sugirió y la verdad espero no tener que estar cerca nunca más”
“Desafortunadamente por ella no puedo hacer mucho, ha decidido quedarse para ayudar a mi madre con la planificación de su baile y acompañarnos cuando comience la temporada”, dijo con tono de disculpa, “pero estaré contigo en todo momento si es posible”
“Gracias”, le dijo Penélope, ambos habían permanecido alejados durante toda la conversación, lo cual era raro para ellos. Así que ella se acercó a él. “Lamento mucho lo que dije en la mañana”
“Tienes todo el derecho a sentirte de esa forma, pero no olvides que siempre voy a estar para ti, sin importar qué”, Penélope se sintió muy conmovida y lo besó, fue un beso corto y suave.
“Te amo”, susurró contra sus labios, antes de besarlo nuevamente. Anthony la atrajo hacia él, aferrándose a sus caderas y el beso se volvió más profundo, una búsqueda de consuelo y certeza. Se separaron cuando la necesidad de aire se hizo urgente. Pero Anthony no la dejó ir.
“Voy a quedarme contigo”, dijo él y ella asintió. No lo quería de otra forma. Anthony la soltó y se quitó el frac y las botas. “Mi madre habló hoy de irnos pronto a Londres, por lo menos a finales de la próxima semana, si podemos. Quiere preparar todo correctamente”
“¿Eso no es demasiado pronto?, la temporada no comienza hasta finales de marzo”, dijo ella confundida.
“Quiere todo perfecto, pero eso sería bueno para nosotros, en cuanto estemos en Londres, Daphne se irá a la casa Hastings y tú podrás estar tranquila en Bridgerton house, esperemos que de aquí en una semana el clima mejore”, dijo Anthony ya después de haberse quitado las botas.
“Esperemos que si, por lo menos, este año, no tiene que presentar a ninguna de sus hijas”, comentó Penélope quitándose la bata y se metió en la cama. Anthony la siguió con la mirada todo el tiempo, siempre hacia eso. Se preguntaba que lo cautivaba tanto, ni siquiera tenía esos camisones transparentes que le había mostrado Genevieve una vez. “Temo decir que en realidad me siento muy cansada y quisiera dormir”
“Está bien, yo tampoco dormí bien anoche” Anthony se acostó a su lado y como de costumbre lo abrazó, solía dormir casi encima de él, pero a él no parecía importarle.
“Buenas noches”, Penélope le dio un beso en la mejilla y trató de dormir, pero pudo escuchar cuando Anthony le susurró un te amo y las buenas noches, ella sonrió por dentro y pudo dormir en paz.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Los siguientes días pasaron lentamente como todo ese tiempo que estuvo en Aubrey Hall, antes había disfrutado estar ahí, pero ahora solo quería irse. Un día después que se cumpliera el plazo impuesto por el tribunal, Penélope en compañía de Anthony habló con Colin, le dijeron lo que ella había decidido y para su sorpresa él no puso resistencia y se fue de la casa ese mismo día. Cuando se enteró el resto de la familia, todos parecían haberlo tomado bien, aunque Daphne le lanzaba miradas fulminantes cada cierto tiempo, ella la evitaba a toda costa y Anthony había cumplido con su palabra, siempre estaba cerca y cuando no, ella se encerraba en su habitación.
Febrero llegó y con él la organización para volver a Londres, estaba anticipando ese viaje, era el momento perfecto para que su abogado le contara lo que había descubierto sobre Colin y esperaba que fuera algo lo suficientemente bueno como para poder destruirlo. Esos planes no se los había contado a Anthony, sabía que él a pesar de todo se seguía preocupando por su hermano, además que un escándalo de cualquier tipo sería perjudicial para sus hermanos no casados, aunque Penélope pensaba que Eloise y Benedict estarían dichosos con esa noticia. Pero no le importaba, Colin se había portado mal con ella, todo este tiempo fue un desperdicio y Penélope no lo iba a dejar ir tan fácil.
El día de la partida a Londres, Penélope estaba en el vestíbulo esperando a los Bridgerton, ahora entendía la insistencia de su madre con la puntualidad, siempre salían tarde. Daphne y Simón fueron los primeros en bajar con sus hijos, Simón la saludó y se quedó hablando con ella. Daphne se quedó en una esquina con sus dos hijos y la niñera, mirándolos cada cierto tiempo. Los otros Bridgerton fueron bajando progresivamente hasta que estuvieron todos afuera esperando subir a los carruajes.
“Penélope y Hyacinth vienen conmigo”, anunció Lady Bridgerton, “los demás arréglense entre ustedes”, con eso dicho subió al carruaje, Hy y ella la siguieron. Se pusieron en marcha de inmediato. El camino fue agradable entre las conversaciones, los libros y alguna siesta.
Llegaron a Londres antes del atardecer y Penélope sentía las piernas entumecidas, bajó del carruaje y se alegró de ver la casa Bridgerton.
“Por fin estamos en casa”, comentó Hyacinth a su lado. “Es increíble, esta temporada baja se sintió diferente”
“Es cierto, pero el clima no ha mejorado mucho”, señaló Penélope, los caminos estaban en mejores condiciones, la nieve había cesado un poco, pero seguía haciendo mucho frío. “Será mejor que entremos”.
En el momento que entraron las recibió la calidez de la casa, “que bueno estar aquí”, murmuró Hyacinth a su lado, Penélope asintió.
“Si están muy cansados pueden tomar la cena en su habitación, yo sin duda lo haré”, dijo Lady Bridgerton pasando por su lado y ella decidió hacer lo mismo, se sentía tan cansada y el vestido le había comenzado a incomodar. Subió a su habitación y le pidió a Rae que la ayudara a cambiarse y un baño caliente. Necesitaba desesperadamente relajarse.
Horas más tarde, ya relajada y envuelta en la suavidad de su camisón, Penélope se sentó en su escritorio, había abandonado su novela por completo en el momento que llegó Colin y todavía era hora y no era capaz de retomarla, no estaba de ánimos para escribir sobre un romance. Habían cambiado muchas cosas, ella había cambiado y se sentía frustrada consigo misma por no poder seguir un pedazo de sus sueños. Había utilizado sus diarios como reemplazo, pero nada de eso la había sacado del bloqueo que se le presentaba, temía que no fuera capaz de escribir otra vez, a menos que estuviera libre de toda preocupación.
Oyó que tocaban la puerta suavemente y le indicó que pasara, tenía que ser Anthony, se había vuelto más protector con ella si eso era posible, no se despegaba de su lado, excepto cuando era necesario, pero siempre se mantenía cerca.
“Estás hermosa”, le dijo Anthony al entrar.
“Estoy desarreglada y lista para dormir”, replicó ella, aunque estaba halagada.
Anthony se acercó a ella. “Si te vieras como te veo yo, no dirías eso, eres exquisita”, susurró en su oído, bajando para besarle el cuello y ella se inclinó involuntariamente hacia un lado para darle acceso. “¿Qué estabas haciendo?”
“Escribir, estoy fuera de práctica y necesito volver a mis folletos de Whistledown”, Penélope se giró para estar frente a él. “Ya no es tan emocionante porque mucha gente lo sabe”, Penélope se levantó del escritorio y se dirigió a la cama.
“¿Has pensado en dejarlo alguna vez?”, preguntó detrás de ella.
“Siempre pensé que algún momento simplemente dejaría de escribir, pero siento que ese momento no está cerca todavía, solo que parte de la emoción era el anonimato”, Penélope no pensaba dejar Whistledown por ahora, era lo único que tenía, que le pertenecía completamente.
“¿Seguimos con el mismo método de la temporada pasada?”, Anthony se acomodó a su lado y ella asintió. “Es el mejor hasta ahora y de igual forma ya no corremos tanto riesgo”
“Es bueno volver a casa”, suspiró Anthony, “no hace mucha diferencia porque estoy contigo, pero me siento más ligero”
“Me pasa igual, Aubrey Hall se había vuelto demasiado para mí”, respondió Penélope recostándose a su lado. “Quisiera dormir, pero también me gustaría hablar más contigo”
“Tenemos todo el tiempo, duerme”, Anthony le dio un beso en la frente. “Buenas noches, cariño”, ella sonrió y le dio un beso en la mejilla. “Buenas noches, querido”, susurró.
“Me gusta como suena”, lo escuchó decir, Penélope cerró los ojos y se durmió al instante.
Despertar la mañana siguiente fue una lucha. Su cuerpo se sentía pesado, y la tentación de unos minutos más era demasiado fuerte. Se acurrucó contra Anthony pasando la mano sobre su pecho, se acomodó en el hueco de su cuello y volvió a quedarse dormida.
Penélope se despertó por un grito, abrió los ojos asustada y solo era Rae de pie enfrente de la cama con una bandeja en las manos.
“Discúlpeme, señora, no sabía que estaba acompañada”, se apresuró a decir su doncella. Penélope estaba confundida, miró hacia la cama y vio a Anthony todavía durmiendo pacíficamente.
“No es lo que crees Rae, solo dormimos”, trató de excusarse, pero no tenía sentido.
“No tiene que explicarme nada, señora”, Rae le ofreció una sonrisa cómplice. “Le traje su desayuno, ya es bastante tarde, tal vez quiera salir pronto”, Penélope asintió y agradeció a su doncella. Espero que ella saliera para despertar a Anthony.
“Anthony, despierta”, sabía que la única forma de despertarlo era sacudirlo y eso hizo.
“¿Por qué siempre haces eso?”, preguntó medio molesto entre sueños.
“Es la única forma en que despiertas, ya es pasado la hora del desayuno, tienes que salir”, Penélope comenzó a levantarse de la cama y se dirigió a su vestidor, para cambiarse por un vestido de día.
“No puedo salir ahora, los sirvientes deben estar limpiando los pasillos”, dijo Anthony, y ella sabía que tenía razón, pero no podía quedarse en su habitación todo el día, en algún momento entrarían a limpiar también. Cuando se terminó de vestir, salió de nuevo a la habitación.
“No puedes quedarte aquí tampoco, deben entrar a limpiar dentro de poco”, susurró Penélope, llevó la bandeja que le había dejado Rae hasta la cama y la compartió con Anthony.
“Esto se siente muy doméstico”, comentó Anthony, señalando entre ellos. “Nos puedo imaginar así en unos años, aunque espero que el despertar sea más placentero”, añadió en un tono bajo con una mirada sugerente.
“Compórtese, Lord Bridgerton, soy una dama, no puede hacer esos comentarios delante de mí”, respondió ella, fingiendo timidez y recato.
Anthony se llevó la mano en el pecho fingiendo estar ofendido. “Me ofende mi Lady, no he sido más que un caballero con usted”
“Puedo recordar algunos momentos”, Penélope siguió con su actuación.
Anthony le sonrió con malicia. “¿Quieres que te ayude a crear más?”, murmuró acercándose a ella.
“Anthony, basta”, le advirtió y él se alejó, pero no dejó de mirarla intensamente. “Voy a visitar a mi madre hoy, espero que esté en la casa”, dijo Penélope cambiando de tema.
“Pensé que lo primero que ibas a hacer era ir con tu abogado”, dijo confundido, Penélope lo había pensado así, pero quería un día para adaptarse.
“Puedo presentarme en algún momento de esta semana, podemos ir mañana, si quieres acompañarme”, ofreció Penélope, no sabía con qué se podía encontrar y no quería estar sola, Anthony siempre ha sido una buena compañía.
“Si es lo que quieres, estaré contigo”, siguieron comiendo entre pequeñas bromas y cuando terminó se levantó para salir y ver si Anthony se podía escabullir. El pasillo estaba vacío, le hizo una señal y él salió rápidamente de su habitación. Penélope bajó hasta el salón y saludó a los Bridgerton presentes, les informó que ya había desayunado e iba a visitar a su madre. Salió de la casa Bridgerton y cruzó la calle hasta su casa.
Tocó la puerta y esperó a que Varley le abriera.
“Buenos días, señorita Penélope”, la saludó el ama de llaves.
“Buenos días, Varley, ¿se encuentra mi madre?” Penélope ingresó a la casa.
“Sí, está en el salón con tus hermanas y sus hijas”, Varley la acompañó camino al salón. Había olvidado que sus hermanas habían dado a luz hace un mes. Era un buen momento para conocer a sus sobrinas.
“Buenos días”, saludó Penélope a su madre y a sus hermanas. “Que bueno verlas a todas, y qué emoción conocer a mis sobrinas”
“Buenos días, Penélope, ¿Qué te trae tan temprano?”, preguntó Prudence con molestia.
“Vine a saludar a mi madre, que ustedes estuvieran aquí es una casualidad. ¿No deberían estar con sus maridos?”, Penélope y Prudence nunca se llevarían bien y había notado que con la cercanía de su madre con ella, Prudence había estado un poco celosa.
“¿No deberías estar con el tuyo? ¿Dónde está? ¿Ya se fue otra vez?”, el comentario fue mordaz, algo muy de ella, pero Penélope no se dejó afectar.
“La verdad no lo sé, si se va y se pierde es lo mejor para mí”, la sonrisa de Prudence se fue y miró a su madre buscando apoyo.
“Basta las dos, que bueno que hayas llegado ¿Cómo ha ido todo?”, le preguntó su madre.
“Bien, estos últimos meses fueron toda una prueba de paciencia en realidad, ahora que ya terminó puedo respirar en paz”, Penélope se sentía más liviana, sentía que iba a suceder algo a su favor. “¿Cómo han estado ustedes?”
“Londres ha sido muy frío y aburrido, nos las hemos arreglado ¿No vas a conocer a tus sobrinas?”, su madre le entregó a una bebé, “es Philomena, la hija de Phillipa”
“Es muy bonita”, le dijo Penélope sonriendo. “Felicidades, Phillipa”
“Y aquella es Priscilla, pero está dormida”, su madre señaló a la bebé en brazos de Prudence. Por lo que podía ver, se parecía bastante a ella, la felicitó en consecuencia.
Sus hermanas estuvieron media hora más y luego se despidieron, alegando que debían llegar para el almuerzo a sus casas. Ella se quedó con su madre, era bueno estar fuera de la órbita de los Bridgerton por un momento. Los amaba, pero eran realmente demasiados.
“¿Ahora puedes decirme que sucedió?”, le preguntó su madre a su lado arqueando una ceja.
“No sé a qué te refieres, mamá”, no podía decirle lo que había pasado a su madre, seguro iba a armar todo un escándalo al respecto.
“Recuerda Penélope, que siempre sé cuando te preocupa algo”, respondió volviendo a tomar su té.
“Estoy bien, de verdad, mañana iré a hablar con el abogado, eso es lo que me tiene así”, Penélope esperaba que eso la disuadiera.
“Como digas”, su madre no dijo más nada al respecto y Penélope estaba agradecida. Continuaron hablando sobre sus planes para la temporada y lo que había pasado en los tres meses, omitiendo ciertos detalles.
Pasó el resto del día con su madre y solo volvió a la casa Bridgerton cuando era casi la hora de cenar, iba subiendo las escaleras hasta el salón principal cuando escuchó una discusión, parecía ser Daphne y Lady Bridgerton.
“Es increíble que después de todos estos meses no hayas cambiado de opinión madre”, escuchó decir a Daphne.
“No son mis decisiones a tomar, ellos son adultos y si no han podido solucionar sus problemas será por algo, no puedes forzar las cosas Daphne”, replicó Lady Bridgerton y Penélope pudo notar que estaba irritada, quién sabe desde cuando habían estado teniendo esa conversación.
“Pero aun así permites que Penélope se quede aquí, pero tu propio hijo no”, dijo Daphne con tono de reproche, así que estaban hablando de ella. Sabía que debía irse y evitar escuchar más, pero tenía curiosidad.
“Es una Bridgerton”, respondió Lady Bridgerton. “Te guste o no, lo es y aunque no lo fuera, siempre tendría un lugar aquí, es como una hija para mí”
“Todos están cegados por ella, esta familia no es lo que era”, Daphne sonaba bastante molesta, no sabía en qué momento se había ganado su odio, pero era una perdida de tiempo preocuparse por eso.
“Te voy a decir algo Daphne, todo esto pasó por tu hermano, si se hubiera comportado como un verdadero hombre no estaríamos en esta situación y tú no deberías meterte en asuntos que no son tuyos y no te afectan en nada”, el tono de reprimenda de Lady Bridgerton era notorio incluso para ella, lo que le siguió fue un silencio.
“Ustedes no saben nada”, dijo Daphne y pudo escuchar los pasos, acercarse a la puerta, ella se escondió en la siguiente habitación cercana y cuando pensó que era un tiempo prudente salió. ¿Qué habría querido decir Daphne con eso? Ya eran dos veces que decía sus comentarios intrigantes. Penélope se retiró temprano, no tenía ánimos para hablar con nadie.
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Anthony se encontraba con su abogado poniendo en marcha su nuevo negocio, ya tenía todo listo, pero faltaban autenticar ciertas cosas y conseguir más trabajadores para cuando se expandiera, estaba seguro de que sería todo un éxito. Se había pasado toda la tarde en esa oficina y quería estirar un poco las piernas, así que decidió caminar hasta White’s porque le apetecía un trago.
En cuanto llegó se sentó cerca de la chimenea, en el club no había muchos caballeros, pero algunos lores habían regresado pronto para las sesiones del parlamento. Anthony se quedó sentado tomando su trago, algunos hombres se acercaron a conversar y luego se retiraban educadamente. Antes disfrutaba mucho de ese tipo de situaciones, estar en ese lugar, pero ahora era todo tan diferente, ahora había encontrado a alguien que lo entendía, había encontrado un propósito más allá de las obligaciones del vizcondado y se sentía diferente. No era el mismo hombre que era hace tres temporadas, y podría decir que estaba orgulloso de eso, tan concentrado en sus pensamientos, no sintió que alguien se sentaba a su lado.
“Hermano, es una sorpresa verte aquí”, dijo Colin a su lado. “Había pensado que ya evitabas este tipo de lugares”
“Solo estoy tomando un trago, ¿es un crimen?”, Anthony no sabía exactamente en que punto estaba su relación con Colin ahora mismo. Cuando le dijo junto a Penélope que se fuera, él no protestó demasiado, pero tal vez guardaba rencor.
“Cálmate, no vine atacarte, estamos aquí por la misma razón”, Colin alzó los brazos como en señal de rendición y comenzó a tomar de su botella.
“¿No crees que últimamente estás tomando mucho?”, le preguntó Anthony, había escuchado de su madre y de Penélope que Colin había encontrado en la bebida un compañero habitual.
“Si me vas a regañar, mejor me voy”, Colin comenzó a levantarse de su asiento.
“No, está bien, solo estoy preocupado”, dijo Anthony, indicando que se sentara nuevamente. En realidad lo que hiciera lo tenía sin cuidado, no había olvidado, lo que escuchó esa noche en Aubrey Hall. Hubiera querido enfrentarlo de inmediato, pero pensó que eso podría ser perjudicial para Penélope más adelante, por lo que optó por cuidarla y esperar.
“Estoy bien, lo tengo controlado, solo que me hace sentir bien”, Colin miró su vaso fijamente y Anthony podía notar que estaba triste.
“Espero que así sea, ¿cuándo llegaste?”, Colin, después de su destierro de Aubrey Hall, había optado por evitarlos.
“Hace una semana, en la cabaña todo se sentía muy solo y los caminos ya estaban bien para transitar”, respondió Colin sirviendo otro trago “¿Uno, hermano?”, le preguntó, pero Anthony negó.
“Solo vine a despejarme un poco, no a emborracharme”, Anthony dejó su vaso sobre la mesa y se levantó. “Debería volver a la casa, fue bueno verte, cuídate”, le dio una palmada en el hombro, Colin puso su mano encima de la de él.
“Salúdame a mi madre y a los demás, aunque no creo que lo reciban bien”, dijo Colin con tono triste y parecía realmente abatido. Anthony sintió pena por él y asintió. Colin volvió a enfocar su vista en su vaso y Anthony salió del club, ya había anochecido. Tomó un carruaje y salió rumbo a la casa Bridgerton.
En el momento que entró a la casa, Humboldt lo recibió, se llevó su abrigo y le indicó que su familia estaba en el comedor. Se dirigió hacia allí esperando ver a una persona, pero no la vio y se sintió decepcionado.
“Buenas noches, hermanos, madre”, dijo al llegar y sentarse en su asiento habitual cerca de la chimenea. Solo estaban su madre y sus dos hermanos menores.
“Anthony, estuviste fuera todo el día, ¿todo bien?”, le preguntó su madre, mirando en su dirección.
“Todo está bien, me encontré con Colin, les manda saludos”, Anthony decidió ignorar la mirada de preocupación de su madre porque eso podría terminar en otra discusión y ahora no estaba de humor. “Me voy a mi habitación”, anunció levantándose del sofá.
“¿No vas a cenar?”, preguntó su madre y él negó “No tengo hambre”. Salió del salón y subió hasta su habitación, se cambió y se puso más cómodo. Salió nuevamente y entró en la habitación de Penélope. La vio sentada en su escritorio a espaldas de él, al parecer no lo había sentido entrar, él ingresó lentamente y cuando estuvo cerca le puso sus manos en los hombros.
“Anthony, por el amor de Dios, deja de hacer eso”, lo reprendió Penélope dándose la vuelta para mirarlo, Anthony miró por encima de su hombro y pudo leer a medias que de nuevo seguía escribiendo en su diario.
“Disculpa por interrumpir tu momento, ¿por qué te retiraste temprano?”, le preguntó sentándose en su cama.
“Estar con mi madre y mis hermanas, todo el día fue agotador”, respondió Penélope, Anthony pensó que algo más había ocurrido y quiso preguntar, pero ella lo interrumpió “¿Dónde estabas?”, preguntó levantándose de su asiento y acercándose a él.
“Fui con mi abogado a hablar algunos asuntos del nuevo negocio y luego pase por White’s”, Anthony le hizo un gesto para que se sentara. “Me encontré con Colin”, la sintió tensarse en sus brazos.
“Podemos no hablar de él, por favor”, le suplicó Penélope y él asintió. “¿Todo resultó bien con tu abogado?”, preguntó cambiando de tema.
“Bastante bien, podría comenzar muy pronto”, Anthony sonrió involuntariamente, estaba tan emocionado por llevarlo a cabo.
“Me alegro por ti, sé cuantas ganas tienes de hacerlo”, Penélope igualó su emoción y le dijo, “me encanta verte así de feliz”
Anthony la miró con ternura “Tú eres mi felicidad”. Penélope se sonrojó ligeramente.
“Eso fue demasiado romántico”, dijo en tono de broma, él se acercó a ella y le dio un beso suave. “Soy un romántico”, replicó él y Penélope solo se rio.
“Es en serio, Penélope”, dijo con un tono ligeramente ofendido.
“Como digas” Penélope se inclinó para devolverle el beso. “
Un silencio cómodo se instaló entre ellos, roto solo por sus suaves respiraciones. Unos minutos después, Penélope bostezó. “Lo siento, creo que es hora de dormir”, dijo con voz somnolienta.
“Tienes razón”, respondió Anthony, besándola con ternura. Penélope se bajó de su regazo y se acostó en la cama, él la siguió y la abrazó.
El día siguiente llegó y con él una anticipación de lo que podría salir de la conversación con el abogado de Penélope, casi estaba deseando que ella le dijera que quería ir sola, porque no quería escuchar qué cosas había hecho su hermano por fuera. Su instinto protector se extendía a toda su familia y a pesar de saber que Colin no se lo merecía, todavía seguía intentando protegerlo.
Desayunaron con el resto de la familia y cuando terminaron salieron hacia la oficina de su abogado, que en realidad estaba en su misma casa. Penélope parecía muy relajada al lado de él en el carruaje y él no quiso perturbar su paz con sus dudas, así que siguieron el camino en silencio y con uno que otro toque “accidental” de su parte. El carruaje se detuvo y él abrió la puerta de inmediato, ayudó a bajar a Penélope y tocaron la puerta.
El abogado abrió “Lord Bridgerton, señora Bridgerton, bienvenidos, por favor pasen”, el señor Cavendish los dirigió a su oficina de inmediato. “Antes de comenzar, ¿quieren algo de tomar?”. Penélope y él se negaron y se sentaron en frente del escritorio. “Debo decir que no lo esperaba Lord Bridgerton”, dijo el abogado dirigiéndose a él.
“La señora Bridgerton me pidió que la acompañara, he estado con ella en esto desde el principio, supongo que esperaba tener apoyo por lo que sea que resulte de esta conversación”, respondió Anthony y sintió a Penélope darle una patada disimulada a su lado.
“Sí, además, es el cabeza de familia, si su hermano hizo algo grave, debería saberlo”, Penélope siempre parecía manejar las situaciones tan bien, era un rasgo que pocos notaban.
“Tiene razón, es importante que esté al tanto”, el señor Cavendish se sentó en su escritorio y comenzó a sacar algunos pergaminos. “Voy a comenzar a decirle que ya envié la información sobre su conclusión al finalizar el periodo de prueba al tribunal, ya deben estar al tanto que quiere seguir con el proceso ¿Quiere añadir algo más a su demanda?”
“Solo lo que le comenté por la carta, escuché al señor Bridgerton y a su hermana hablar de intentar consumar el matrimonio a como de lugar para que esto no siguiera, porque lo necesitaba, no sé a qué se referían, pero sentí un verdadero temor después de eso”, comentó Penélope y él pudo notar que estaba temblando; sin embargo, no podía darle la mano como habitualmente hacía.
“Podemos añadir eso, como amenaza para su seguridad”, el señor Cavendish comenzó a anotar en un pergamino aparte. “¿Algo más?”, preguntó.
“Nada más, eso es lo único relevante”, respondió Penélope, el señor Cavendish asintió. “Puede decirme que fue lo que descubrió, he pensado en eso las últimas semanas, necesito saber si es lo suficientemente bueno como para que esto resulte más sencillo”
“De hecho lo es, es muy bueno”, comenzó a decir el señor Cavendish mirándolos a ambos. “Voy a comenzar desde el principio, el señor Bridgerton cambió su nombre al llegar a Italia, no fue después como pensamos inicialmente”
“¿Eso quiere decir que en realidad no significaba nada?”, lo interrumpió Penélope a su lado.
“Eso quiere decir, que el señor Bridgerton no quería ser reconocido a donde iba, ya sea por desligarse de su apellido o lo que fuera, no es importante, pero sin duda resultó útil para él”, explicó el señor Cavendish, Anthony sintió que algo se avecinaba, pero este hombre estaba generando drama innecesario.
“¿Qué hizo? ¿Se casó con otra mujer? ¿Dejó embarazada a alguien?”, preguntó Anthony, impaciente. Penélope se giró a mirarlo.
“Si se casó sería irrelevante, ese matrimonio sería inválido, el embarazo, por otro lado, es lo suficientemente escandaloso”, dijo Penélope pensativa.
“No es nada de eso, por favor déjenme terminar”, el abogado interrumpió su pequeña discusión. “Según los informes, el señor Bridgerton de hecho conoció a una mujer en Italia, nada extraño para un viajero, el problema es quien era esa mujer”, el abogado tomó uno de los pergaminos que había dejado regado en su escritorio.
“Al parecer era una condesa, casada con uno de los condes de la familia más importantes de Italia, hasta aquí no es nada extraño, muchas mujeres casadas tienen amantes”, comentó el señor Cavendish. “El problema resultó, cuando el esposo de esta mujer, se enteró de la relación, como pueden suponer, no estaba nada contento”.
“¿Y entonces? ¿Eso es todo?”, preguntó de nuevo Anthony, no parecía tan grave, una amante y el marido se entera, nada del otro mundo, pensó él.
“Sé que hasta ahora no parece serio, pero el escándalo fue muy grande en Italia, creo que la mayor parte de la península Italiana se enteró, y esto por la importancia de esta familia allí, la familia Borbón-Dos Sicilias, ¿les suena?”, de hecho si lo hacía, tenían mucho poder y renombre en todo el continente.
“Bien, se metió con la mujer de esta familia y entonces…”, siguió Anthony, Penélope había permanecido extrañamente callada a su lado.
“El hombre, el conde Bernardo Borbón-Dos Sicilias, los descubrió y retó a su hermano a duelo”, siguió el señor Cavendish, si eso sucedió entonces su hermano tal vez pudo haber matado a un noble en tierras extranjeras, era la única explicación que se le venía a la mente.
“¿Murió este conde?”, preguntó con cautela.
“No pudo morir cuando el día del duelo, el otro hombre no se presentó”, el señor Cavendish lo miró y la comprensión se hizo evidente en Anthony. Que no se haya presentado de hecho era una humillación, tanto para Colin como hombre como para la familia Bridgerton. Escuchó a Penélope reírse a su lado y la miró confundido y preocupado, en su opinión parecía un poco histérica.
“¿Me está diciendo que estoy casada con un cobarde?”, preguntó Penélope entre risas, Anthony y el señor Cavendish se miraron confundidos por la reacción de Penélope.
“Eso es cierto”, respondió el señor Cavendish. Anthony aún no sabía exactamente cuáles eran las repercusiones reales de esto, no le parecía tan grave además del hecho de la humillación, pero su hermano no usó su nombre, estaban protegidos.
“Todavía no termino de entender la importancia de esto”, murmuró Anthony.
“Anthony, tener una relación con una mujer casada no es tan raro, pero que se entere el marido y demás miembros de la sociedad es lo grave. En Italia son tan estrictos como aquí con la reputación, un escándalo así podría tener consecuencias para todos los involucrados”, explicó Penélope a su lado, ya más calmada después de su reacción inicial.
“Eso, escuche a la señora Bridgerton, el señor Bridgerton huyó, afortunadamente, no tenía su nombre real, pero según me informan el conde lo sigue buscando por la falta tan grave que fue para él y para su familia, sabe que es inglés, no sé como es que todavía no ha llegado aquí o tal vez si lo hizo, pero no lo encontró, pero podría volver”, dijo el señor Cavendish, “Si se enteran aquí sabrán lo grave que puede ser, la humillación el escándalo y bueno, como la sociedad puede darles la espalda no importa que tan importante sea su familia”
“Entonces ese era el escándalo al que se refería Daphne esa noche”, dijo Penélope para sí misma. “Claro, ¿pero por qué mantener el matrimonio conmigo es necesario?”, preguntó ella confundida.
“Puedo suponer que es porque al tener su honor ya dañado por la huida, la anulación de su matrimonio arruinaría aún más su reputación”, el señor Cavendish parecía haber analizado a su hermano en poco tiempo, “además si se mantiene el matrimonio todavía podría conseguir el apoyo de su familia, que ahora mismo sabemos que es escaso”
“Eso no tiene sentido, porque si se descubre el escándalo daría igual si la anulación es efectiva o no, su reputación quedaría dañada y la de la familia también”, respondió Penélope y Anthony tenía que darle la razón, los esfuerzos de su hermano no iban a servir de nada en ese caso.
“Tal vez simplemente quiera salvar las apariencias o usted, si le importa, no lo sé”, el señor Cavendish se encogió de hombros.
“Esto es perfecto”, exclamó Penélope emocionada a su lado. “Puedo usar esto para chantajearlo”
“Espera, pero como sabemos que en realidad todo esto sucedió”, dijo Anthony mirando al abogado. “Se demoró meses en conseguir esta información y ahora resulta demasiado bueno para su caso”, Penélope se giró para mirarlo incrédula.
“Tiene toda la razón, pero si usted lo prefiere puede enviar a sus hombres a investigar, el escándalo a pesar de haber ocurrido hace un año, sigue dando de que hablar, que todos deben tener su opinión al respecto”, el señor Cavendish le tendió los papeles que tenía y él los revisó por encima.
“Voy a hacer eso, necesito asegurarme que todo esto es cierto”, respondió Anthony, escuchó a Penélope resoplar a su lado, pero no le dijo nada directamente.
“¿Cuáles son los siguientes pasos?”, preguntó Penélope a su abogado.
“Seguimos con el proceso tal como ahora, hasta que Lord Bridgerton termine su investigación”, respondió el señor Cavendish y por el suspiro que escuchó de Penélope supo que estaba molesta.
“¿Eso es todo lo que consiguió de él? ¿Qué hay de las otras ciudades?”, preguntó Penélope, sabía que estaba esperando algo más, algo que pudiera usar de inmediato.
“No hay nada más, supongo que después de lo sucedido, el señor Bridgerton aprendió la lección”, el señor Cavendish le tendió una serie de papeles a Penélope. “Debe llenar esto, para los próximos pasos”
“¿Qué es?”, Anthony trató de mirar desde su asiento, pero no alcanzó a ver nada.
“Papeles para la presentación de pruebas adicionales, lo que escuchó mientras estaba en Aubrey Hall”, el abogado le tendió otros más, “y estos por si decide seguir con la infidelidad del señor Bridgerton, queda en usted, señora Bridgerton, ¿alguna pregunta?”
“Ninguna, le enviaré estos papeles lo más pronto posible, manténgame informada cualquier novedad”, Penélope se levantó y se despidió del abogado, saliendo de inmediato de la oficina. Anthony se apresuró a despedirse y la siguió.
“Penélope, ¿te vas a ir sin mí?”, dijo cuando la alcanzó antes de subirse al carruaje, ella se giró hacia él.
“¿Si ti? No, claro que no… solo estaba esperando a que terminaras de revisar, a ver si mientras tanto yo puedo hacer algo con mi vida”, espetó bastante enojada y Anthony supo que le esperaba un día difícil.
“Es evidente que necesitamos hablar, por favor vamos a la casa”, le indicó que se subiera al coche.
“Obedecer, eso es lo único que puedo hacer ahora”, murmuró, pero Anthony lo escuchó.
“Penélope, de verdad, hablemos esto en la casa, por favor”, Anthony usó un tono más suave y ella accedió, de mala gana, pero subió al carruaje. A diferencia de cuando venían, no lo dejó sentar a su lado y desvió su mirada durante todo el camino. Cuando llegaron a la casa, se bajó sin esperarlo y él entró detrás de ella, afortunadamente tenía piernas más largas, la agarró del brazo, la llevó hasta su estudio y cerró la puerta para evitar interrupciones.
“Ahora me puedes decir que te tiene tan molesta”, preguntó Anthony, soltándola, ella le lanzó una mirada que decía ¿en serio me estás preguntando eso? , y él se sintió estúpido.
“Cuando por fin encuentro algo para salir de esta situación más rápido, lo único que haces es cuestionarlo y decir que debes investigarlo, ¿no confías en el abogado que tú mismo contrataste?”, dijo Penélope con ironía.
“Penélope, debes entender que esto también afecta a la familia, no solo a ti”, respondió Anthony con calma.
“¿Y piensas que no lo sé? ¿O es que acaso yo no hago parte de esta familia?”, Penélope estaba realmente furiosa, nunca la había visto así.
“No dije eso, solo necesito asegurarme para tener un plan de acción si esto llega a Londres”, Anthony estaba tratando de apelar a su lado lógico, pero Penélope estaba tan enfocada en su furia que no hubiera importado nada lo que hubiera dicho.
“En el momento que llegue a Londres no tendrás nada que hacer, estaremos arruinados”, replicó de inmediato. “¿Sabes lo humillante que sería eso para mí?”
“Entiendo eso…”, intentó decir Anthony, pero Penélope lo interrumpió.
“En realidad no lo haces”, lo interrumpió ella. “No lo puedes saber, lo único que tengo como mujer es mi reputación, cosa de lo que nunca he hecho alarde porque sabes bien quién es mi familia”
“Penélope, sé que esto es malo para todos, pero solo te pido un poco más de tiempo, mientras busco una solución en la que resultemos menos perjudicados y confirmo la información”, Anthony sentía que Penélope no comprendía en realidad lo malo que esto resultaría para los Bridgerton.
“¿Cuánto más? ¿Cuándo Colin decida que se casó de todo y le haga caso a los consejos de tu hermana?”, en ese punto ya le estaba gritando, y él no podía hacer nada para calmarla, sentía que si decía algo, sería algo equivocado. “No sé por qué creí que sería diferente”, añadió y Anthony no supo a qué se refería, pero quería arreglarlo.
“Colin no te va a hacer nada, es demasiado cobarde para eso, tú misma lo escuchaste ¿O no?”, le preguntó Anthony, Penélope asintió y él pensó que habían llegado a un punto de entendimiento.
“Supongo que es así ¿No?”, el tono que usó no le gustó a Anthony. “Al fin y al cabo eres hombre también, supongo que para ti eso es nada”
“Penélope, eso no es justo”, Anthony se estaba irritando por esta discusión.
“¿No es justo? Por supuesto que no lo es, nada en esta situación es justo, porque tú no has tenido que lidiar con las insinuaciones de Colin desde hace siete meses”, Penélope estaba frustrada y Anthony la podía entender, pero aun así estaba aferrado al camino que quería seguir, quería proteger a su familia.
“Estoy de tu lado, siempre lo he estado, solo te pido un poco más de tiempo”, a este punto todos en la casa debían haber escuchado su discusión.
“Y como siempre yo quedo en segundo lugar”, Penélope lo miró con tristeza. “Haz lo que tengas que hacer, cuando tengas todo me avisas, mientras tanto déjame en paz”
“¿A qué te refieres?”, preguntó confundido.
“Necesitas tiempo y yo también, un tiempo a solas me es beneficioso para pensar las cosas, porque creo que tal vez también juzgue mal tu carácter”, espetó dándole la espalda. “No sé puede confiar en nadie”.
“Penélope, eso no es así, esto no es lo que quiero”, Anthony estaba usando todo su autocontrol para no perder la paciencia, porque sin duda esta discusión no debió resultar así. Penélope se giró nuevamente para mirarlo a la cara.
“¿Tiene que ser todo como tú quieres? ¿Qué hay de mí?”, preguntó sin desviar la mirada de él, era la primera vez que lo retaba de esa forma. “Esto es lo que necesitábamos ¿Acaso no era lo que querías?”
“Lo quiero, pero así no, no si es a costa de toda mi familia”, respondió Anthony y ella asintió.
“Está bien, puedo entenderlo, pero ya lo hecho, hecho está, no puedes cambiarlo por más que quieras ¿O pensabas tratar de ocultarlo?”, la comprensión en su rostro lo hizo sentir avergonzado, porque en realidad el pensamiento cruzó su mente.
“No respondas porque no quiero decir cosas que luego podría arrepentirme”, dijo Penélope. “Pero necesito tiempo como ya te dije, voy a casa de mi madre”.
“Está bien si quieres irte hazlo, no te puedo detener cuando estás tan decidida”, replicó Anthony con una frustración palpable en su tono. “Sabes que puedes regresar cuando quieras”
“Despídeme de tu familia entonces”, dicho eso dio la vuelta y salió del estudio sin mirar atrás.
Anthony se había dejado llevar, pero no estaban entendiéndose, no habían encontrado un punto en común, ella quería usarlo para su beneficio y él no quería hacerlo para proteger a su familia, si Penélope presentaba esto al tribunal podría ser un hecho público rápidamente. Si lo usaba contra Colin, él simplemente podría negarlo o quién sabe cómo reaccionaría.
Anthony a veces deseaba no ser tan correcto con todo, porque así podría simplemente ignorar todo y seguirla a ella, pero no podía, todavía quedaban personas bajo su protección y era algo que Penélope parecía ignorar a propósito en busca de su libertad.
Escuchó que la puerta se abría nuevamente y se giró ilusionado, pero solo era Benedict. “No pongas esa cara, hermano, ¿Qué pasó? Todos escuchamos los gritos, pero nada era entendible”, Benedict entró y cerró la puerta tras de él.
“Solo una discusión”, respondió Anthony, “Lo solucionaré, no te preocupes” O tenía fe en ello, no sabía por cuanto tiempo podía durar el enojo de Penélope, ahora no era el momento adecuado para hablar, estaban ambos alterados, así que le iba a dar su tiempo.
“No estoy preocupado, pero nuestra madre sí”, dijo Benedict, mientras se sentaba en el sofá detrás de él. “Que pueden pensar los sirvientes o algo así”
“No creo que le importe eso en realidad, pero no se puede hacer nada”, Anthony se acercó a la ventana y miró hacia la casa Featherington. “Tengo cosas que hacer, hablamos después hermano”.
Anthony salió del estudio rápidamente para conseguir hombres que investigaran lo que había dicho el señor Cavendish, si quería demostrarle a Penélope que no la estaba haciendo a un lado debía actuar rápidamente. Estuvo el resto del día concertando todo para que uno de sus hombres de confianza saliera de inmediato hacia Italia, si era optimista podía llegar en tres semanas, tal vez un mes, si las cosas se agravaban duraría aún más, pero esperaba que no fuera así. No podía demorarse demasiado en esto, entendía la urgencia.
Regresó a su casa al anochecer después de haber ido a los muelles con su hombre para confirmar todo. Dos meses, eso era lo que necesitaba, necesitaba hablar con Penélope, pero cuando entró en su habitación no había nadie, sus cosas de dormir no estaban por ningún lado y supo que ella había cumplido con lo que había dicho.
Esperaba que volviera al día siguiente, pero no lo hizo, tal vez necesitaba más tiempo, pensó Anthony, pero los días fueron pasando y ella no había vuelto a Bridgerton house, la única que la había visto era Hyacinth que iba a la casa Featherington a diario.
Anthony sabía que debía ir a visitarla, pero no quería invadir su espacio si todavía no estaba lista para recibirlo, así que una semana después de su discusión, le envió una carta con Hyacinth y esperaba que no la tirara a la chimenea. Estuvo en el vestíbulo esperando a Hyacinth.
Cuando regresó Hy, le dio una carta con la respuesta y la abrió rápidamente.
Anthony,
He tenido tiempo para pensar en lo que dije e hice esa mañana en tu casa, a pesar de que entiendo tus motivos, me sentí muy herida y traicionada por tu postura, cuando antes habías prometido hacer lo que sea por mí, siempre. Lo que ha pasado durante todo el tiempo de matrimonio ha sido demasiado para mí, y esperaba que lo entendieras, por eso la urgencia. Tu dilación solo me hace sentir más atrapada y desesperada. Cada día que pasa, Colin puede decidir si hacer algo más o no. Me ha estado escribiendo a diario, Rae me trae las cartas que dejan en Bridgerton house, no sé qué tiene para decirme, no lo he leído y no lo pienso hacer.
Sé que tú también tienes tus motivos, eres el cabeza de familia y tienes que proteger a tus hermanas y madre. Pero, ¿y yo? ¿Quién me protege a mí? A pesar de todo, seguiré adelante con la anulación y por eso tendré que volver a Bridgerton house. Volveré mañana y podremos hablar en persona.
Con cariño,
Penélope.
Notes:
Posiblemente no era el final que estaban esperando con este capítulo, pero era una discusión que ambos debian tener, Anthony por un lado solo quiere proteger a su familia y a él le conviene que no se sepa, pero a Penélope le conviene que se sepa, no llegaron a un punto en común aqui y por eso les di un espacio. En el próximo capítulo mejora porque me encanta que conversen.
Respecto al escandalo de Colin, por eso estuvo todo un año por fuera, escapando de lo que hizo. Pero en algún momento iba a llegar de nuevo a él, lo que no contaba era que al regresar a Londres casi toda su familia le diera la espalda. Y puede parecer exagerado porque ha pasado un año, pero el conde lo sigue buscando cuestiones de honor, vengaza o orgullo herido. Colin no sabe si el conde está cerca o no, pero vive con el peso de esa incertidumbre. Y aunque el escándalo no haya llegado de forma oficial a Londres su mera existencia ya es una ofensa. Especialmente para Penélope.
Con este capítulo comienza el fin.
A partir del próximo, entramos de lleno en el acto final de esta historia. Puede parecer pronto, pero ya todo comenzará a encajar en su lugar, falta pero será el arco mas satisfactorio hasta ahora.Y como siempre, no todo será tan simple como parece. Porque Colin no puede salir tan fácil de esto ¿cierto? Penélope en este capítulo lo mencionó, pero ella no es tan directa para hacer las cosas...
En el próximo capítulo: Penélope tiene planes
Chapter 18: Capítulo 18
Notes:
Este capítulo marca el comienzo de un nuevo arco para Penélope. Es mi forma de explorar lo que pasa cuando una mujer decide dejar de adaptarse y empieza a tomar el control. Espero que lo disfruten 💛
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Casa Bridgerton, Londres
Mediados de febrero, 1816
Penélope volvió a la casa Bridgerton un jueves por la tarde, poco después de la cena. Lo había hecho con el propósito de evitar a Anthony, por lo menos un día más. Lo vio salir con Ben antes y esperaba que lo que estuvieran haciendo los retrasara. Entró a la casa y la recibió Humboldt, Rae y algunos lacayos venían con sus cosas atrás.
Como ella no había notificado de su regreso a nadie más que a Anthony no había nadie para recibirla, no le importaba en realidad, subió hacia su habitación, pero en el camino se encontró con Lady Bridgerton.
“Querida, ya volviste ¿Está todo bien?”, preguntó mientras le daba un abrazo. “Hyacinth ha sido poco comunicativa sobre tu estancia en casa de tu madre”
“He estado bien, solo quería un tiempo para pensar”, respondió Penélope evitando su mirada.
“Eso es entendible”, dijo Lady Bridgerton, “¿Bajas a cenar con nosotros?”
“No, cené antes de regresar, voy a retirarme temprano”, Penélope se disculpó una vez más y entró a su habitación. Le dijo a Rae que la ayudara con su vestido y cuando terminó se acostó en su cama. Pensó que esto le daba más tiempo para prepararse mentalmente y enfrentar a Anthony, no sabía cuál era su postura ahora. A pesar de haberle pedido hablar un día antes, no sabía que esperar y si había algo que Penélope odiaba era la incertidumbre.
Nunca antes habían discutido de esa forma y desde que se hicieron amigos nunca habían dejado de hablar, ni siquiera cuando estaban lejos, temía haber echado a perder todo, aunque tenía razón para actuar como lo hizo, sabía que podría haber manejado mejor la situación.
Decidió entonces leer, aunque su mente estaba tan dispersa que estuvo en la misma página por lo menos diez minutos, se dio por vencida y pensó que era mejor escribir, últimamente era lo que más hacía, había llenado todo un diario en menos de dos semanas de tantas veces que se sentaba a escribir durante el día. Se entretuvo en esa tarea durante una hora y entonces decidió dormir.
El sonido de la cerradura abriéndose la despertó de golpe, sembrando el pánico ¿Podría ser Colin? Sin poder ir a otro lugar, se levantó de la cama y tomó un jarrón como arma. La persona logró abrir la cerradura y entró tropezando. Cerró la puerta con seguro y se dirigió a la cama. Penélope solo podía ver la silueta, cuando se acercó a la cama pudo ver quién era.
“Anthony”, habló bajo para que los demás no escucharán. Él se giró a mirarla si era que la podía ver. Penélope dejó el jarrón en su sitio y se quedó donde estaba.
“Penélope, ¿Estoy soñando?”, preguntó Anthony acercándose a ella, colocando su mano en su mejilla “Eres tan hermosa”. El toque hizo estremecer a Penélope.
“Anthony”, susurró nuevamente, podía notar que estaba borracho. “Debes volver a tu habitación”, trató de hacerlo caminar, pero estaba tan concentrado mirándola y mucho más grande que ella, se resistía.
“No, no puedo dormir sin ella”, parecía estar hablando con otra persona y Penélope lo tomó del brazo para guiarlo a la puerta.
“Anthony, no debes…”, pero él la interrumpió.
“Shhh, he extrañado mucho a Penélope, por eso Benedict me hizo salir”, Anthony se rio, “no me reconozco”, él se soltó de su agarre y se sentó en la cama.
“Soy un idiota, la amo y la defraudé”, murmuró con la cabeza gacha. “Tal vez ya decidió que no valgo la pena, y no la culpo, soy de la familia que más le ha hecho daño, no la merezco”, Anthony se tiró hacia atrás.
“Está mejor sin mí, ¿Sabes?, ella no me necesita, ella es fuerte y valiente, no me necesita”, Anthony siguió hablando sobre ella como si no estuviera allí y Penélope no sabía qué pensar ni qué decir.
“Tal vez nunca he estado destinado a un amor”, susurró derrotado. Y Penélope decidió que era momento de intervenir.
“Anthony”, lo llamó nuevamente, pero él no se levantó, se inclinó hacia él y le tomó la cara entre sus manos. “Anthony, soy yo, Penélope”
“Eres producto de mis sueños o mis malos tragos, no estás aquí”, Anthony la miraba, pero tenía la mirada perdida con los ojos vidriosos.
“No soy un sueño, estoy aquí, te dije que iba a volver hoy, ¿No recuerdas?”
Él frunció el ceño, pero no dijo nada. Lo siguiente que sintió fue que ponía una mano sobre la suya y la otra sobre su brazo.
“Eres tan suave”, murmuró, Anthony comenzó a subir su mano hasta su mejilla. “¿De verdad estás aquí?”
“Estoy aquí”, Penélope se levantó, la posición no era cómoda, Anthony siguió acostado pero todavía con sus manos agarradas. “¿Puedes levantarte? Eres muy pesado para que yo lo intenté”
Anthony se levantó de mala gana. “Eres tan mandona como mi Penélope”, Anthony se incorporó y comenzó a quitarse la corbata. “La extraño”
Mi Penélope
Sintió una sensación agradable recorrerla, el Anthony borracho era más cariñoso y le estaba haciendo mucha gracia la situación. Penélope decidió ayudarlo con la corbata, llevaba algo de tiempo luchando con el nudo, pero cuando intentó tocarlo él la apartó.
“No, no puedes”, dijo Anthony, “no puedo hacerle eso a Penélope”, finalizó. Penélope se sintió halagada por esto, parecía ridículo, pero lo encontró bastante encantador.
“Soy Penélope, déjame ayudarte”, Penélope volvió a su tarea y le deshizo el nudo de la corbata.
“Tu toque se siente como el de ella, tiene las manos tan delicadas”, Anthony comenzó entonces a admirar sus manos y puso una en su mejilla.
“Es porque soy Penélope, mejor vamos a dormir y mañana hablamos”, Penélope se dio por vencida y lo ayudó a quitarse las botas, cuando estuvo acostado volvió a hablar.
“¿Crees que está mejor sin mí?”, preguntó con la voz entrecortada, Penélope lo miró en silencio durante un rato.
“No, no lo está”, murmuró, pero Anthony ya se había quedado dormido, ella decidió dormir también y se acostó a su lado. No había tomado en cuenta lo mal que podría sentirse Anthony con esta situación, y se sintió un poco culpable.
La noche transcurrió silenciosa, apenas interrumpida por los suspiros de Anthony. Al despertar, el recuerdo de la noche anterior invadió a Penélope, se levantó, se puso su bata y se sentó junto a la ventana ¿Y ahora qué hacía? Esto iba a ser muy incómodo, no habían hablado adecuadamente en días.
Anthony debió sentir su ausencia puesto que se despertó, miró su lado de la cama vacío con tristeza y se levantó.
“Si fue un sueño”, lo escuchó decir, “debería dejar de hacerle caso a Benedict”
“No creo que Benedict sea el culpable”, dijo ella y Anthony se giró para verla.
“Si estabas aquí”, Anthony y caminó a dónde estaba ella. “¿Cuándo llegaste?”, preguntó sentándose a su lado, manteniendo una cautelosa separación.
“Ayer por la noche”, respondió ella en voz baja, se sentía extraño.
“Dime qué no dije algo estúpido”, suspiró pasandose la mano por la cara. “No recuerdo mucho”
“Dijiste algunas cosas, pero nada estúpido”, dijo ella con media sonrisa. El silencio que le siguió fue incómodo, ninguno de los dos hizo ningún movimiento.
“Quiero”, dijeron los dos al mismo tiempo y se rieron.
“Habla tu primero”, cedió Anthony.
“No, dime tú, no me has dado una respuesta a mi carta”
Anthony se acomodó para quedar frente a frente “Sé que fui un idiota y te hice sentir mal, te pido disculpas, nunca fue mi intención, solo estaba intentando proteger a mi familia y es algo que hago tan natural que a veces simplemente actúo”, parecía verdaderamente arrepentido.
“Ya comencé a investigar, ese mismo día, te pido un tiempo, se que no debería pedirte nada, pero por lo menos dos meses, si en ese tiempo no han enviado nada, te dejaré hacer lo que tú quieras con la información”
“¿De verdad?”, preguntó sorprendida.
“Siempre te apoyaré y te cuidaré, lamento haberte fallado esta vez”, susurró y Penélope tomó su mano.
“Lamento haber actuado de esa forma, solo estoy desesperada”, Penélope lo miró con cariño. “Has sido muy bueno conmigo, y sé lo importante que es tu familia para ti, pero…” Penélope bajó la cabeza avergonzada. “Toda mi vida… siempre me han tratado como una ocurrencia de último minuto, siempre la segunda opción, siempre relegada a las paredes como si a nadie le importara. Esos sentimientos se mezclaron y me llevaron a reaccionar de esa forma”
“Lamento haberte hecho sentir así, no volverá a suceder, debes saber que eres importante para mí”, Anthony tomó una de sus manos y la besó suavemente “te he extrañado mucho”
“También te he extrañado”, dijo Penélope, con una pequeña sonrisa.
“De ahora en adelante, por favor no nos separemos así”, Anthony lo dijo con un tono esperanzado y ella asintió. Se acercaron lentamente, sus labios encontrándose en un beso suave y prometedor. Las cosas probablemente no iban a ser iguales entre ellos, tenía la esperanza que podrían mejorar. Se separaron lentamente y sonrieron.
“¿Entonces dos meses? Me parece demasiado, y no sé si Colin podría intentar hacer algo, pero está bien. De todas formas comienza la temporada social y podría mantenerme ocupada”, Penélope jugueteó con el borde de su falda, disimulando el desagrado que le producía la espera. Pero entendía a Anthony y quería mostrar la misma clase de apoyo que él le daba.
“Dos meses, ojalá fuera menos, pero sabes que los viajes en barco pueden demorarse”, dijo Anthony con tono de disculpa.
“Está bien, dos meses entonces”, asintió Penélope y Anthony la volvió a besar.
“¿Quieres salir conmigo hoy? Como en los viejos tiempos”, preguntó Anthony, a Penélope no le pareció una buena idea.
“No creo que sea buena idea, ahora estamos a la vista de tu familia”, respondió con cautela, no sabía que les había dicho Anthony sobre su repentina partida.
“Creo que estarán felices por nosotros”, Anthony sonaba tan desilusionado “Todos en la casa escucharon los gritos, pero no sabían de qué estábamos hablando”
“¿No se lo dijiste a nadie?”
“No, pensé en contárselo a Benedict, pero no sé cómo lo tomaría y está tan concentrado en sus proyectos que no lo quisiera distraer de otras cosas”, explicó Anthony, ella lo entendió, no sería fácil para ninguno si se enteraran.
“Bueno, es hora de que salgas, Rae debe estar por llegar”, Penélope se levantó, pero Anthony parecía reacio a irse. “Anthony, debemos bajar a desayunar”
“Está bien, me contento con saber que después vamos a tener la mañana para nosotros”, se levantó y se inclinó para darle un rápido beso de despedida. Salió de su habitación y se volvió a acostar en su cama. Eso había salido mejor de lo que esperaba.
Más tarde, Penélope estaba lista para el día y bajó a tomar el desayuno con los demás, Bridgerton, caminando hacia el comedor, se tropezó con Daphne.
“Buenos días, Penélope, es bueno volver a verte”, dijo con una sonrisa. Penélope, mostrándose lo más educada, le devolvió el saludo y se dirigió al comedor.
Saludó a los que ya estaban y se sentó al lado de Lady Bridgerton. “Penélope, ¿quieres ayudarnos con los arreglos finales para el baile?”
Miró brevemente a Anthony y luego se negó “Tengo pensado en salir con mi doncella a comprar algunas cosas”, Lady Bridgerton asintió con comprensión.
“Está bien, me ayudaste mucho en estos últimos meses, ya todo está casi perfecto”, dijo la mujer emocionada. “Tenemos que ir a la modista en estas semanas para los vestidos”
“Es cierto, ¿no va a esperar a Eloise?”, preguntó Penélope, no sabiendo cuando era la llegada de los Stirling.
“Eloise debería llegar a principios del otro mes, pero yo le escogeré los colores, mientras tanto, de igual forma, siempre usamos azul”, Lady Bridgerton volvió a su desayuno y los demás comieron en silencio.
Al terminar se levantó y salió con Rae tal como había dicho, pero en vez de tomar un carruaje caminó hacia los establos, donde Anthony la estaba esperando.
“¿No crees que hace mucho frío para paseos a caballo?”, preguntó ajustándose su chal.
“No vamos muy lejos, ¿te acuerdas del claro?”, Penélope asintió y Anthony la ayudó a subir al caballo. Cabalgaron juntos, disfrutando del paisaje invernal hasta llegar al claro. Pasaron allí un rato, disfrutando de la tranquilidad y la compañía mutua, antes de emprender el regreso a la casa.
Y así transcurrieron las siguientes semanas: paseos a caballo por los alrededores, las tardes las pasaba o con su madre o con Hyacinth y cenas tranquilas en compañía de los Bridgerton.
Su proceso seguía, pero los hombres del tribunal no habían avanzado nada con él, así que solo le quedaba esperar. Anthony no había recibido ninguna noticia del hombre a quien envió. Colin había dejado de ir a la casa Bridgerton y Penélope estaba aliviada, aunque sentía que algo se avecinaba.
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Casa Bridgerton, Londres
Marzo, 1816
Era la primera semana de marzo y todos los Bridgerton junto con los Bassets se encontraban en las afueras de la casa esperando el carruaje de Fran y Eloise.
“¿Están seguros que era hoy?”, preguntó Benedict a su lado, a nadie en particular.
“Según la carta que envió Fran, sí”, respondió Lady Bridgerton, “pudieron haber tenido un inconveniente en el camino”, ahora parecía preocupada.
“Deben llegar dentro de poco, no se preocupen”, dijo Anthony tratando de tranquilizar a su madre.
“Entonces por qué salimos tan pronto”, esta vez el comentario vino de Hyacinth. “Pudimos haberlos esperado adentro”
“Es la primera vez que veo a tus hermanas en meses”, la reprendió Lady Bridgerton.
Esperaron unos minutos más hasta que vieron a un carruaje acercarse. “Debe ser ese”, dijo Greg, en realidad no se podía saber, estaba todavía muy lejos como para ver el emblema familiar. El carruaje se fue acercando y se confirmó que sí era.
Sabiendo como eran los Bridgerton, retrocedió y se ubicó en las escaleras de la entrada. El carruaje se detuvo y el lacayo abrió la puerta, el primero en salir fue Lord Kilmartin, luego Michaela, Fran y de último Eloise. Todos los Bridgerton se lanzaron a saludarlos.
Penélope esperó a que dieran la vuelta a todos y se acercó a cada uno a saludarlo, Eloise le respondió el saludo bastante cortés.
“Deberíamos entrar”, ordenó Anthony, los demás hicieron caso y todos entraron al salón. Penélope se sentó cerca de la ventana, Simón se sentó a su lado, eran muchos y ellos seguro querían ponerse al día. Se quedaron en su lugar observando.
“¿Por qué evitas tanto a Daphne?”, preguntó Simón en voz baja.
“No sé de qué hablas”, trató de parecer confundida, puede que Daphne no le agradara, pero no quería generar conflictos en su relación.
“Lo he notado, incluso antes de salir de Aubrey Hall, ¿Tiene que ver con su hermano?”, insistió Simón y ella solo asintió.
“Los escuché hablar sobre mí. No quiero hablar mal de tu esposa, pero sinceramente en estos momentos no es muy de mi agrado”, respondió Penélope y Simón asintió.
“Sé que Daphne a veces es un poco impulsiva e incluso puede llegar a extremos para proteger a la familia, pero ella no lo hace con mala intención”, Simón parecía creer cada cosa que decía, y aunque Penélope quería advertirle que su mujer de hecho no era tan buena como creía, pensó que no era el momento y tal vez él no recibirá esa información bien.
“Puede ser, pero prefiero mantener mi distancia por ahora”, Penélope comenzó a leer uno de los libros que tenía cerca y no supo cómo recibió Simón su comentario.
“Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras”, dijo Simón y Penélope levantó la vista de su libro para sonreírle en agradecimiento.
“¿Dónde está nuestro hermano?”, preguntó Eloise, como el único hermano faltante era Colin, no era necesario decir el nombre. Eso hizo que comenzara a prestar atención a la conversación, pero con la mirada en su libro.
“En su casa en Bloomsbury”, dijo Lady Bridgerton. “Ha estado muy ocupado últimamente, pero no sé con qué, no viene mucho”
“Supongo que podría visitarlo”, murmuró Eloise, con una nota de renuencia en su voz. Penélope levantó la vista brevemente y Eloise la estaba mirando. Ella se sumergió de nuevo en la lectura, erigiendo una barrera silenciosa.
A lo largo de la tarde, respondió a las interacciones cuando era necesario o le preguntaban algo directamente. La cena transcurrió con una quietud tensa, y Penélope, sintiéndose agotada por el peso de las emociones no expresadas, se retiró temprano a su habitación.
Se relajó en la bañera hasta que decidió que podría dormir temprano, no creía que Anthony viniera hoy a su habitación con tantas personas en la casa. Se puso su camisón y se acostó, el sueño la envolvió rápidamente.
Poco después sintió un calor en su espalda, pero no le prestó atención. “Buenas noches, cariño”, era la voz de Anthony, sabiendo que estaba con ella se sintió más relajada.
Horas más tarde, o eso creyó, escuchó que tocaban con insistencia su puerta. Se despertó y Anthony ya estaba profundamente dormido.
“Penélope abre soy Eloise”, dijeron desde el otro lado.
Penélope se apresuró a levantar a Anthony y le hizo un gesto para que hiciera silencio y se escondiera en su vestidor. Anthony pareció entender rápido y se llevó su ropa y sus botas. Penélope observó la habitación otra vez antes de abrir.
“¿Qué quieres Eloise? Ya estaba durmiendo”, le dijo Penélope al abrir, Eloise entró sin ser invitada.
“Necesito hablar contigo”, dijo Eloise, y ella asintió.
“Que sea breve, quiero descansar”, respondió Penélope mientras se sentaba en el borde de su cama.
“¿Todavía quieres la nulidad de tu matrimonio?”, preguntó con cautela y Penélope solo asintió. “¿Por qué?”
“Porque no quiero seguir casada con tu hermano”, espetó Penélope, estaba cansada de repetir lo mismo una y otra vez.
“¿Hablaste con él? Cómo te lo sugerí en la carta”, Eloise se sentó en su escritorio.
“Hablamos, creo que sabes que estuvimos en Aubrey Hall juntos por orden del tribunal. No sirvió de nada, solo confirmar lo que ya quería”, respondió Penélope con firmeza.
“No entiendo por qué le haces esto a mi familia”, exclamó Eloise molesta y se levantó. “Espero que nada de esto llegue a tu columna”
“En mi columna escribo lo que quiero, y si llega es porque la gente ya ha comenzado a hablar de eso, ¿No sería sospechoso no contarlo?”, Penélope, no entendía cuáles eran las intenciones de Eloise con esa conversación.
“¿Es tan malo seguir casada?”, preguntó Eloise y Penélope notó que parecía realmente curiosa.
“Sí, ¿no eras tú la que defendía que debíamos ser más que un matrimonio? ¿Podríamos tener la posibilidad de elegir nuestro destino? No entiendo por qué tanta oposición de tu parte, de verdad creí que a pesar de no hablarme me apoyarías”
Eloise no respondió de inmediato, pero parecía estar pensando en sus palabras. Penélope, pensando que había logrado algo, se relajó.
“¿No temes que le pueda decir a Colin?”, preguntó Eloise rompiendo el silencio. Y en ese momento se fueron las pocas esperanzas de comenzar una nueva relación con ella.
“No, ¿Qué haría él? Decirle al tribunal que soy una columnista de chismes, eso no es un crimen y ni siquiera es relevante”, Eloise se movió incómoda en dónde estaba y caminó hacia la puerta, pensando que ya se iba Penélope se levantó de la cama.
“Pero podría decirle a la reina, aunque sea ahora tu amiga”, dijo Eloise rápidamente y Penélope le sonrió con suficiencia.
“¿Y por qué crees que lo es? Parece que el tiempo en Escocia te volvió lenta, tienes que seguir el ritmo”, dijo con ironía. Eloise la miró sorprendida y quería decir algo más, pero Penélope no la dejó.
“Si eso es todo, sal de mi habitación, quiero dormir y por favor no vuelvas a buscarme para hablar sobre Colin, eso es algo que no te concierne”, le señaló la puerta, Eloise dudó para salir, pero al final lo hizo. Penélope le puso seguro a la puerta y poco después volvió Anthony a la habitación.
“Eso fue extraño”, comentó Anthony acercándose a ella.
“No sé ni qué decir, pensé que ya lo había superado”, Penélope se volvió a meter a la cama.
“Yo también, parecía melancólica durante la tarde y te miraba cada cierto tiempo, la verdad no la entiendo”, Anthony se acostó a su lado y le rodeó la cintura. “Mejor descansemos, mañana es un día de muchas actividades con mi madre”
“Es bueno que ya haya dicho que iba con mi madre a la modista, así escapo de todo el caos”, respondió Penélope apretando la mano de Anthony.
“Es increíble que me abandones”, se escuchaba falsamente herido.
“Quiero ver a Gen, me hace falta una amiga”, lo cual era cierto, no había estado más que rodeada por Bridgerton en meses.
“Está bien, lo entiendo”, la besó en la frente y murmuró. “Buenas noches”
Sin embargo, se quedó pensando en la conversación, no sabía si Eloise actuaba por lealtad a Colin, por miedo o por celos hacia ella. Todo era muy confuso, esperaba que esta vez si la hubiera escuchado y dejara de entrometerse. Sacudió la cabeza para dejar de pensar en eso. No valía la pena, mejor era aprovechar el tiempo y descansar.
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A la mañana siguiente Penélope llegó a la modista. Bajó del carruaje y entró. Gen estaba ocupada con algunas clientas; la saludó brevemente antes de volver a su trabajo, Penélope aprovechó para mirar las telas, debía hacer nuevos vestidos para esta temporada, aunque tenía muy pocas ganas de participar.
En el momento que la clienta se retiró, Gen cerró la tienda.
“Ma chérie, demoraste en venir a verme”, Gen la abrazó y se sentó a su lado “¿cómo has estado?”
“Bastante bien”, respondió Penélope, “aunque pasaron tantas cosas desde la última vez que nos vimos”
“¿Buenas o malas?”, preguntó Genevieve con curiosidad.
“Un poco de ambas”, Penélope se dejó caer en su sofá. “Pero por fin esta temporada me dará una distracción, estoy un poco cansada de estar rodeada siempre de las mismas personas, aunque sean mi familia”
“A ustedes los nobles les gusta rodearse siempre de las mismas personas, no sé por qué te molesta ahora”, Genevieve no tenía un tono acusador, pero era una verdad incómoda.
“Supongo que tiene que ver con todo lo que pasó y lo que pueda pasar”, dijo Penélope pensativa. “También tiene mucho que ver con lo que pasó en la temporada baja”
“¿Y qué pasó?”, Genevieve ahora estaba intrigada.
“El tribunal ordenó un tiempo de convivencia con Colin de tres meses, estuvimos juntos en Aubrey Hall, con su familia”, comenzó a relatar. “Todo iba bien, podía fingir que me estaba ablandando, lo cual nunca iba a suceder, pero casi terminando el periodo de prueba escuché algo alarmante y descubrí algo sobre Colin y después tuve unas discusiones con Anthony”
“No entiendo”, murmuró Genevieve confundida. “¿Pasó algo con tu esposo?”
“Claro que no”, negó Penélope de inmediato, “aunque fue insistente, no pasó nada. Es sobre lo que él hizo durante sus viajes, quiero usarlo a mi favor y Anthony me pidió tiempo para investigarlo, por eso discutimos. Aunque ya estamos bien, lo hablamos, le quedan 15 días para confirmar lo que sucedió”
“¿Le pusiste un límite? Bien hecho”, le sonrió Genevieve con aprobación.
“Él mismo lo hizo, yo no le pedí nada”. Penélope se levantó para caminar por la tienda. “La casa Bridgerton se ha vuelto muy asfixiante para mí, estaba acostumbrada a estar sola en la casa en Bloomsbury, que ahora, aunque suene raro, la extraño”
“No estabas acostumbrada a una familia tan activa, y creo que en tu propia familia cada quien tenía su espacio”, Penélope asintió en acuerdo.
“Bueno, dejemos de hablar de mí, ¿qué hiciste en París esta vez?”, preguntó con genuino interés.
“Conocí a muchísima gente esta vez, me van a ayudar con algunas telas que aquí no se consiguen y aprendí nuevas técnicas de ellos, debo decir que fue un tiempo provechoso, espera te muestro”, Genevieve se levantó de su puesto y salió hacia la parte de atrás. “Mira”, dijo señalando un cuaderno que tenía en las manos. “Estos diseños que tengo son nuevos”. Penélope comenzó a hojear y hubo uno que le llamó la atención.
“¿Cuánto te demorarías en hacer este?”, señaló el dibujo de un vestido que parecía un poco a las túnicas griegas. “Me servirá para el baile de Lady Bridgerton”
“Ese es una buena opción, como eres tú lo tendré en prioridad, todavía falta algo para el comienzo de la temporada”, Gen volvió a tomar su cuaderno y la guio hasta las telas. “Ahora, qué tipo de tela quieres y si quieres el corte tal como está en el dibujo, porque es un poco escandaloso”
Penélope pasó el resto de la mañana decidiendo los detalles para ese vestido y los de los demás bailes, pasó un momento agradable con Gen antes de volver a la casa Bridgerton, necesitaba su espacio, pero ahora no podía hacer más que soportarlo, solo un poco más, se repetía. Solo un poco más, y volvería a decidir por sí misma.
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Casa Danbury, Londres
Mediados de marzo, 1816
Penélope había recibido una carta de Agatha a principios de esa semana. Más que invitarla, la mujer exigía su presencia. Según sus propias palabras, Penélope la había relegado como a cualquier otro noble sin razón alguna, ahora se encontraba a las afueras de la casa tomando valor para entrar, no sabía por qué razón estaba nerviosa, no era la primera vez que la iba a visitar, pero sentía que ella tenía algo más importante para decirle.
Al final, tomando todo el valor que pudo reunir y tocó la puerta, apareció el mayordomo de la casa y la guio hasta el salón principal donde ya estaba Agatha.
“Buenos días, Agatha”, saludó Penélope, la mujer le asintió y le señaló que se sentara.
“Tardaste mucho en entrar, te podía ver desde hace diez minutos dando vueltas”, dijo Agatha con una sonrisa. “No te voy a hacer nada, solo quería ponerme al día con mi amiga antes de que la reina exija nuestra presencia en el palacio, falta una semana para la presentación de las debutantes”
“Lo siento, he estado en un estado de estrés desde la temporada baja, a veces pienso que solo van a suceder cosas malas, pero agradezco la invitación”, Penélope le sonrió, ahora más relajada. Agatha ordenó un servicio de té porque esperaba que la conversación fuera larga.
“Ahora, cuéntame, que ha pasado, fuiste muy vaga en las cartas que compartimos”, le pidió Agatha y aunque estaba cansada de repetir lo mismo, sabía que debía ser educada.
“Sabes que estuvimos en Aubrey Hall por orden del juez, lo cual no sirvió para nada, sigo con el proceso y ahora solo estoy esperando”, respondió Penélope sin dar más detalles.
“¿Qué esperas? ¿La resolución del juez o algo más?”, inquirió Agatha arqueando una ceja.
“Descubrí algo que me puede ayudar, pero Anthony está esperando confirmar”, Penélope no evitó notar como Agatha la miraba con un poco de desaprobación. “Sé lo que parece, yo también estuve molesta y creo que todavía lo estoy, pero lo entiendo, él quiere proteger a su familia”
“¿Algo que afecta a toda la familia? Pero te puede ayudar”, dijo Agatha, pensativa, “tu esposo hizo algo, ¿no es así?”, preguntó Agatha y Penélope asintió. “Entiendo el dilema en el que estás, pero no olvides que debes poner tus prioridades en orden y sobre todo a ti en primer lugar”
“Tengo mis prioridades en orden, pero si hago lo que quiero hacer, es muy seguro que los Bridgerton me terminen odiando, aunque ya la mitad lo hacen”. El té llegó en ese momento y se quedaron en silencio mientras los sirvientes se retiraban.
“¿Lo dices por la duquesa?”, Agatha no esperó su respuesta, “Fui a visitarla para ver a sus hijos, y no sé como llegamos a ti y a su hermano, pero parece guardarte mucho rencor, y Simón me dijo que al parecer es recíproco”
“Daphne no es la persona que creí conocer, la escuché decir algo sobre mí una noche y desde entonces la estoy evitando”, Penélope no tenía ganas de hablar de Daphne, Lady Danbury le tenía cariño y no sabía cómo podría reaccionar a esa información.
“Simón me ha dicho que la duquesa tiene sus matices”, fue lo que respondió Agatha, Penélope dejó su té en la mesa y pensó en revelar algo sin decir demasiado.
“Lo sé, me lo dijo a mí también, creo que él piensa que lo que ella hace o dice no es muy grave, pero para mí lo fue”
Agatha asintió. “Está bien si no quieres decir nada. Volviendo al tema de tu esposo, ¿qué vas a hacer si tu vizconde confirma lo que ya sabes?”
“Había pensado en un plan bastante agresivo, pero como le dije, no puedo exponerlo sin perjudicar a los demás Bridgerton, y puedo decir que los menores no lo merecen”, explicó Penélope. “Ahora estoy pensando en un enfoque más sutil, pero igual de efectivo, porque quiero que él se lleve por lo menos una parte de lo que yo pasé”
Agatha la observó con perspicacia antes de preguntar, “¿Es necesaria la venganza?”
“¿No lo harías tú si tuvieras la oportunidad?”, replicó Penélope y Agatha sonrió ampliamente.
“Sin duda me hubiera gustado vengarme de mi marido, ¿pero lo que hizo tu esposo fue tan grave?” A este punto cada una había dejado olvidado el té y los pasteles. Concentradas en la conversación.
“Lo fue, tanto lo que hizo estando afuera como lo que me hizo a mí aquí y todavía sigue haciendo”, respondió ella con amargura.
“¿Es del único al que quieres hacer pagar?”, Agatha era una persona difícil de engañar, parecía saber cómo terminaría cualquier conversación sin importar cuánto intentará desviarla.
“No es el único. La duquesa también. Ella y Colin han decidido tratarme como un objeto” la respuesta salió más dura de lo que pretendía y Agatha la miró con creciente interés.
“El matrimonio entre Simón y Daphne es más de apariencia de lo que se cree, a pesar de estar enamorados uno del otro, la confianza entre ellos pende de un hilo”, dijo Agatha cambiando de tema.
“¿Por qué me dice esto?”, preguntó Penélope confundida.
“Necesitas entender que aunque creas saber todo, las cosas no son siempre blanco o negro”, Agatha le dirigió una mirada significativa.
“Puede ser, pero aun así no justifica lo que escuché”, respondió Penélope a la defensiva.
“Tienes razón, pero no lo digo para que perdones a la duquesa, te lo digo por Simón”, Agatha la miró significativamente y ella la miró confundida, no entendía a dónde iba la conversación.
“Ustedes dos tienen historias familiares parecidas e incluso un matrimonio impuesto por un escándalo con nada menos que con alguien de la misma familia. Él no es una mala persona, y aunque ahora mismo odies a su esposa, él no merece pagar por lo que sea que ella haya dicho o hecho”. Explicó Agatha y Penélope sabía que eso era cierto, ella no quería hacerle daño a Simón, tampoco a su familia, pero no podía permitir que Daphne pensara que podría hacer cosas a su espalda y luego seguir como si nada.
“Eso lo tengo claro, Simón se ha comportado bien conmigo, sé que él no comparte las ideas de su esposa. Sé que la ama, pero se opone a ella cuando puede. Lamentablemente, no podemos hablar correctamente porque siempre hay alguien cerca y Daphne parece siempre vigilarme”, respondió Penélope.
“Eso es interesante”, murmuró la mujer, pero ella lo escuchó.
“¿Por qué lo es?”, preguntó, aunque se suponía que ella no debía escuchar ese comentario, la curiosidad se instaló en ella.
“Tal vez Daphne te ve más como una amenaza de lo que crees”, dijo Agatha y Penélope no sabía a qué se refería.
“No entiendo”, murmuró Penélope. Agatha la miró con atención antes de hablar.
“Las ideas que le puedas dar a su marido, tu cercanía con él”, respondió Agatha y la comprensión hizo su aparición. “No digo que esté celosa, porque ella sabe que Simón sería fiel a pesar de su pasado, pero hay algo más peligroso que una relación romántica”, añadió Agatha.
“¿Más peligroso?”, repitió Penélope frunciendo el ceño, intentando descifrar las palabras de su amiga.
Agatha suspiró, movió su bastón de un lado a otro antes de volver a hablar. “La lealtad incondicional”. Agatha hizo una pausa observándola. “La lealtad que nace de una historia compartida, de un favor impagable, de un juramento, tú y Simón posiblemente tengan una historia compartida, si él se vuelve leal a ti, que de alguna forma creo que ya pasó, puede ser lo que le preocupa a la duquesa”
“Eso es ridículo, solo somos amigos, no veo por qué podría generar tanto malestar”, replicó de inmediato. Agatha tendía a hablar de manera críptica y a veces le costaba seguir el ritmo.
“¿Qué crees que pasaría si le comentas a Simón lo que escuchaste?”, preguntó Agatha con detenimiento.
“Podría molestarse con Daphne y tal vez cambie su opinión sobre ella”, respondió Penélope y Agatha asintió. “Así es, y eso es lo que teme la duquesa”
“Pero ella no sabe que la escuché esa noche”, Penélope estaba segura de eso, ¿o sería posible que supiera que estaba ahí?
“Puedes tener razón. Pero sabe que no te agrada, así que puede suponer que hay una razón para eso, sea cual sea, es delicado para ella”
Y ahora Penélope lo entendía, las razones de Daphne para ordenarle a Colin hacerle daño, no eran tanto como para ayudarlo a él, eran para ayudarse a sí misma, el temor de perder aún más la confianza de Simón. Así que su plan con Colin era en parte para destruir un poco de ella.
“¿Ahora lo entiendes?”, le preguntó Agatha sacándola de sus pensamientos, Penélope solo asintió. “Bien, si decides moverte contra ellos dos, asegúrate de no hacerlo sola”
“¿Me estás ofreciendo tu ayuda?”, preguntó Penélope un poco incrédula.
“Por supuesto, quiero saber cómo va a acabar esto, ustedes los Bridgerton hacen todo interesante”, dijo con una sonrisa.
A pesar de lo que pudiera ocurrir. Penélope tenía un objetivo, le preocupaban muchos los efectos colaterales que podrían venir con su decisión, pero suponía que era algo que no se podía evitar. ¿Y si Simón ya sabía algo? Necesitaba tener una conversación con él, pero estaba tan decidido a mantenerse alejado de la temporada que se le iba a hacer difícil.
Pasó el resto de la tarde con Agatha poniéndose al día con otros temas y chismes, la mujer siempre era una buena compañía, le daba una claridad que no podría encontrar con alguien más. Al final del día, mientras dejaba atrás la casa Danbury, no tenía todas las respuestas, pero sí una certeza: pronto tendría que actuar, y cuando lo hiciera, no habría vuelta atrás.
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Casa Bridgerton, Londres
Finales de marzo, 1816
Ya solo faltaba una semana para el comienzo de la temporada social, para los bailes, la presentación de las debutantes ya se había realizado y su primera columna de la temporada ya había sido publicada, no hubo mucha cosa por decir, los chismes en la temporada baja se mantuvieron al mínimo, tanto que ni su anulación estaba en discusión. Pero Penélope quería cambiar eso, estaba esperando el primer baile para poder mencionarlo. Colin estaba muy satisfecho porque podía mantener su fachada, todavía salía con sus amigos a tomar a White’s y ella, no sabía si por venganza o no, necesitaba quitarle esa satisfacción.
Ahora se encontraba con Fran y Michaela en la modista, había pensado en venir sola, pero las dos mujeres se unieron a ella, el vestido estaba quedando mejor de lo que ella imaginaba, Gen sabía lo que hacía y le agradaba mucho, quería darle una sorpresa a Anthony con este vestido.
“Penélope, ese vestido es maravilloso y te queda excelente”, dijo Michaela a su lado. “Podrías ser la mejor vestida esa noche”, añadió y Penélope se sonrojó, Michaela tenía una forma particular de decir las cosas.
“Gracias, pero creo que exageras, solo un vestido”, ella sabía que este vestido iba a dar de que hablar y eso era parte de su plan también.
“Michaela tiene razón, es precioso y te ves muy bien en él”, añadió Fran, “Si fueras una debutante, te diría que este sería el baile en que conseguirías un pretendiente”. Michaela a su lado, asintió.
“Bueno, es una fortuna que no sea así, no aguantaría la atención de ningún caballero”, Penélope se bajó de la plataforma de pruebas y fue a cambiarse nuevamente, esta era su última prueba y todo estaba bien.
Cuando salió Fran era la que se estaba probando el vestido, luego fue el turno de Michaela, después decidieron pasar por Gunter’s para tomar algo, se había divertido estas últimas semanas con Fran y Michaela. Ellas y Anthony habían hecho este tiempo más llevadero. Aunque este último pasaba muy ocupado durante el día.
En el momento en que regresaron a la casa Bridgerton, ella se disculpó y dijo que se retiraría un rato a su habitación, pero en realidad fue al estudio de Anthony, esperaba que estuviera solo o su llegada sin avisar iba a ser difícil de explicar. Entró con cuidado y cerró la puerta con seguro detrás de ella. Anthony la notó apenas entró, pero ella sintió que algo iba mal.
“Cierra la puerta”, le ordenó. Ella lo miró preocupada.
“¿Pasa algo?”, Penélope se acercó a él y retrocedió, el olor a Whisky se podía sentir desde lejos. “¿No crees que es muy temprano para tomar?”
“Lo sé, no estoy borracho”, trató de explicarse. “Llegó una carta de Italia”, se la entregó y esperó a que ella leyera.
Estimado Lord Bridgerton,
Tengo el honor de dirigirme a Su Señoría con la más profunda deferencia y respeto.
El motivo de mi presente misiva reside en los asuntos que, Su Señoría, tuvo a bien ordenar investigar a principios del presente año.
Tras arduos esfuerzos y una diligente pesquisa, me permito informar que he llegado a ciertas conclusiones.
Lo que me ordenó investigar es cierto, luego de preguntar a varios lugareños y algunas personas en Italia, todos parecen confirmar que de hecho algún señor deshonró a la familia Médici aquí en Italia. El conde lo ha estado buscando incansablemente en casi todas las ciudades europeas, y no puedo decir cuando podría llegar a Londres, parece un asunto urgente y delicado…
No terminó de leer la carta porque no era necesario, ya tenía la información importante.
“¿Por qué estás tan triste? No me digas que no quieres que use esto Anthony, porque ya lo hablamos”, Anthony negó de inmediato.
“Es solo que, tenía la esperanza, aunque fuera mínima que todo fuera un error, pero ahora esto”, dijo señalando la carta que ella todavía tenía en la mano.
“Yo creo que el conde ya tuvo que haber enviado a alguien a investigar, esto sucedió hace más de un año, tal vez porque no encontró a Colin aquí no ha regresado”, señaló Penélope acercándose para quitarle el vaso de whisky. “Pero no podemos estar seguros”
“No quiero que mis hermanas se vean arrastradas a esto”. Penélope sabía lo difícil que sería recuperarse si esto salía de la forma incorrecta, así que ellos tenían que manejar la narrativa.
“Déjame pensar en algo, por ahora no le digas a nadie”, le dijo con voz firme. “¿Confías en mí?”
“Sabes que sí, siempre”, dijo Anthony con firmeza. Penélope se acercó a él y le depositó un beso en la mejilla.
“Ahora ve a bañarte, hueles demasiado a alcohol, ¿Cuánto tomaste?”, Penélope veía a Anthony un poco ido, estaba borracho.
“No lo suficientemente para merecer este regaño, lo que pasó es que se me cayó un vaso encima”, Anthony señaló su frac. “¿Ves?”
“Pero igual debes cambiarte, nos vemos en la cena”, con un último beso se alejó de él y salió hasta el salón. Necesitaba pensar en algo, si bien tenía una especie de plan para molestar a Colin, ahora necesitaba algo más efectivo para que funcionara bien para todos, pero qué.
Fingiendo estar leyendo, intentó buscar una solución en la que ni ella ni los Bridgerton se vieran manchados por el escándalo. Se le habían ocurrido unas ideas, pero para eso necesitaba que Eloise se mantuviera al margen, lo cual iba a ser difícil conociéndola, necesitaba que Anthony la mantuviera controlada.
Más tarde esa misma noche, cuando Anthony se coló en su habitación consideró que su plan, aunque muy bueno, dependía mucho de otras personas y no solo de ella, pero era lo mejor que se le había ocurrido y no sabía qué más hacer.
“Anthony”, susurró, estaba muy nerviosa al respecto. “Estuve pensando en algo para ayudarnos a ambos”
“¿Qué es?”, preguntó preocupado. Penélope se sentó en la cama, mirando hacia él.
“Si queremos salvarnos nosotros de la posible ruina, hay que arruinar a tu hermano o por lo menos dañar su reputación lo suficiente”, soltó de rapidez, en verdad no quería hacerle daño a Colin… a quien le mentía si quería. “Lo he pensado, tengo un plan, nadie sabrá que fui yo o que fuimos nosotros, pero necesito que mantengas a Eloise fuera de mi camino, ella sabe que soy Lady Whistledown y puede sacar conclusiones muy rápido”
Anthony se sentó de rapidez en la cama, mirándola fijamente “Penélope, no puedes decir algo así y no dar detalles”
Penélope dudó un momento en si seguir o desecharlo, pero decidió confiar en él. “Bueno, hay una serie de pasos a seguir, pero necesito a la sociedad y a Lady Whistledown para esto”
“¿Lo vas a exponer en tu columna?”, preguntó confundido. “No crees que eso podría ser peor para todos”
“No lo expondría como tal, y además me ayudaría a mí”, pidió Penélope tomando su mano, “ahora con el comienzo de la temporada social es el momento adecuado”
“¿Estás segura que esto funcionará?”, preguntó Anthony con cautela. Penélope retorció las manos en su regazo.
“Espero que sí, es algo bueno para ambos, confía en mí”, repitió Penélope, no queriendo más detalles de lo necesario, todavía tenía que pulir su plan, la primera fase se alineaba con lo que quería hacer antes, exponer su anulación y molestar a Colin.
“Confío en ti, pero tiene todas las probabilidades de terminar en desastre”, replicó Anthony y parecía exasperado. “Y te niegas a dar detalles, ¿no confías tú en mí?”
“Claro que sí”, respondió Penélope de inmediato, “podría decir que será a través de rumores cuidadosamente dirigidos”
“Eso no me convence”, Anthony parecía vacilante y ella no le podía más seguridad en ese momento.
“Pero es lo mejor que tenemos hasta ahora, solo necesito que mantengas a Eloise al margen”, dijo Penélope con firmeza, “Si sale bien, puedo ser libre y tu familia no tendrá ningún escándalo”
“Está bien”, respondió Anthony, poco convencido, pero a ella eso le bastaba. Le dio un beso en la mejilla “Lamento hacer esto, es tu hermano después de todo”
“No voy a decir que no me afecta, porque sería mentira, pero si es lo mejor, por lo menos para ti, no me opondré”, Anthony se giró hacia ella quedando frente a frente. “Espero que sepas lo que haces, no quiero que por salvar a mi familia termines mal”
“No va a suceder, ya verás”, dijo con más seguridad de la que sentía, porque en realidad sí tenía miedo de fallar.
Penélope se volvió a recostar a su lado, quedando su cabeza debajo su barbilla. “Deberíamos dormir, buenas noches”
“Buenas noches”, murmuró Anthony dándole un beso en la cabeza.
A la mañana siguiente decidió poner su plan en acción, necesitaba a un chismoso y no había mejor chismoso que su madre, lo cual era perfecto. Con eso en mente salió de Bridgerton house después del desayuno y llegó a la casa Featherington, saludó a Varley y subió hasta el salón donde ya estaba su madre.
“Buenos días, mamá”, saludó Penélope al entrar, se sentó frente a ella. Su madre apartó la vista de su bordado y la miró con la ceja arqueada, curiosa.
“Penélope, no esperaba verte tan temprano”, respondió con suspicacia. “¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?”
“De hecho, necesito tu ayuda para esparcir un rumor”, dijo Penélope con seriedad, necesitaba que su madre no se opusiera, aunque si le decía las razones podría decir que sí fácilmente.
“¿Un rumor?”, su madre ahora ya había abandonado su bordado y la miró con interés. “¿Qué quieres difundir?”
“El proceso de anulación, necesito que se extienda sutilmente, tal vez por los sirvientes y así la alta sociedad podrá enterarse, para cuando sea el primer baile todos los sepan”, explicó Penélope con tranquilidad.
“¿Eso no sería malo para ti?”, preguntó su madre confundida.
“Sí y no, todo depende de qué versión circule y quiero la verdad, yo lo pedí porque mi marido no pudo cumplir con sus deberes matrimoniales”
Su madre asintió con comprensión “¿Y qué esperas que haga exactamente?”
“Dile a Varley cuando vaya al mercado o alguna de tus otras doncellas que lo comparta, como un chisme entre sirvientes, luego seguro alguna de las señoras te visitará o se encontrará casualmente contigo y tú vas a confirmarlo”, Penélope confiaba en que sucediera en ese orden, las personas suelen ser predecibles.
“¿Estás segura?”, su madre la miró con preocupación, pero Penélope estaba decidida.
“Lo estoy, solo quiero que sea tan sutil que no se descubra de dónde vino la información, no quiero que Colin o algún otro Bridgerton piense que vino de mí”, dijo Penélope con claridad, su madre asintió.
“Está bien ¿Cuál es el propósito?”, preguntó y aunque podía confiar en que su madre no diría nada, temía un regaño o alguna persuasión.
“Quiero quitarle prestigio, ayudaría a mi caso”, se encogió de hombros para quitarle importancia, pero era en parte cierto.
“Si es por eso, con mucho gusto”, su madre le sonrió y ella se quedó el resto de la mañana en la casa Featherington, sus hermanas se unieron casi a la hora del almuerzo. Penélope disfrutaba de su extraña dinámica con sus hermanas, la maternidad las había ablandado un poco y a Penélope le gustaba pasar tiempo con sus sobrinas.
Por la tarde regresó a Bridgerton house, solo para cenar y luego escabullirse a su habitación, podría parecer una falta de educación, pero últimamente sentía la necesidad de evitar estar en la casa Bridgerton. Anthony ya le había preguntado por qué no pasaba tan seguido en la casa Bridgerton cómo antes, ella sabía cómo cambiar de tema y distraerlo, pero él en algún momento se daría cuenta también de eso.
No quería decirle que de hecho se sentía un poco asfixiada con su familia, porque entonces, como sería después, si llegaban a casarse y ahora había más gente en la casa, y sinceramente no podía soportarlo más. Por eso salía cada que podía, a visitar a Agatha, la reina, su madre y Gen principalmente. Ella sentía la necesidad de un respiro.
Entró al salón y estaban todos los demás sentados de la A a la H, sin contar a C, D y G, junto con Michaela y John. Gregory se había ido a Eton y sentía un poco su ausencia. Fran estaba tocando el piano y los demás simplemente sentados alrededor.
“Buenas tardes”, saludó antes de sentarse al lado de Benedict, parecía estar concentrado en su dibujo que no oa escuchó.
“Penélope, estuviste fuera todo el día ¿Todo está bien con tu madre?”, preguntó Lady Bridgerton mirándola con curiosidad.
“Sí, mis hermanas también estuvieron de visita y me gusta pasar tiempo con mis sobrinas”, respondió Penélope con una sonrisa.
“Es que ya casi no pasas tiempo por aquí, siempre estás en algún lado”, la voz de Lady Bridgerton no sonaba acusadora, pero estaba tratando de saber algo.
“La temporada social está por comenzar, Agatha y su majestad querían ponerse al día antes que todo empezara”, Penélope respondió con tal seguridad que Lady Bridgerton solo asintió.
“¿Cómo es ser amiga de la reina?”, preguntó Hyacinth acercándose para sentarse a su lado.
“No es muy diferente a ser amiga tuya”. Hyacinth sonrió complacida con la respuesta, luego entablaron una pequeña conversación entre ellas sobre la temporada que venía y los bailes, a Hyacinth le gustaba todo lo relacionado con el cortejo, esperaba que cuando le llegara su turno no se sintiera decepcionada de lo aburrido que en realidad era todo.
Penélope escuchó que la puerta del salón se abrió, pensando que era una doncella, no se molestó en girarse, no fue hasta que Lady Bridgerton se levantó y dijo Colin, que se giró.
“¿Qué haces aquí?”, preguntó Lady Bridgerton, sorprendida, y podía ver que esa era la reacción general de todos. Colin no se había presentado en la casa Bridgerton desde antes de volver de Aubrey Hall. La mujer, recuperándose de su sorpresa, lo abrazó. “Es bueno verte”
“Es bueno verte también, madre, pensé que Eloise les había dicho, me invitó a cenar”, respondió Colin, todos giraron al tiempo para ver a Eloise que se escondía detrás de su libro.
“Eloise no mencionó nada”, respondió Benedict, quien había dejado su dibujo a un lado.
“Oh”, exclamó Colin, “si es un inconveniente puedo irme”, Colin se soltó de la mano de Violet y comenzó a dar la vuelta.
“No es necesario, ya estás aquí, puedes quedarte a comer”, dijo Lady Bridgerton guiando a Colin a su lado, Benedict resopló y volvió a su dibujo.
“¿Cómo has estado?”, le preguntó Lady Bridgerton a Colin.
“Bien madre, he estado preparándome para la temporada”, respondió Colin, parecía un poco nervioso y fuera de lugar. Penélope no podía evitar escucharlo, pero para qué se preparaba exactamente, no es como si fuera a buscar esposa.
“¿Está todo listo para tu baile?”, le preguntó a su madre.
“Sí, ya está todo organizado, la próxima semana será el mejor baile de temporada”, Lady Bridgerton estaba emocionada y Penélope, un poco también, había ayudado tanto con la logística que sentía un poco de orgullo por eso.
“Lady Bridgerton, la cena está servida”, anunció un sirviente desde la puerta. Todos se levantaron en orden y entraron al comedor, como estaba evitando a Colin, Penélope se sentó entre Hy y Benedict.
La cena transcurrió un poco tensa, pocas conversaciones entre Fran, Michaela, John y Colin. Había olvidado que él no los había conocido. Eloise permaneció en silencio, a Penélope no le gustaba su silencio, algo había planeado.
En el momento en el que todos terminaron de cenar, se dirigieron al salón. Colin pidió hablar con ella. Lo había hecho delante de los demás y era demasiado grosero negarse, así que solo asintió y salieron al pasillo.
“¿Qué quieres?”, preguntó Penélope, impaciente.
“Hablar contigo”, respondió Colin con sencillez, “Eloise dijo que tenías algo para decirme y por eso me invitó a la cena”
“¿De verdad crees que tengo algo para decirte? No sabía que además de hipócrita eras ingenuo”, replicó Penélope con ironía. “Por si no te acuerdas, Eloise y yo no somos amigas”
“Pero ella dijo…”, Colin hizo una pausa y sacudió la cabeza. “Supongo que era su forma de hacernos hablar o por lo menos que me acercara nuevamente a la familia”
“Deberías decirle a tus hermanas que dejen de meterse en los asuntos de los demás”, espetó, molesta, no sabía si Eloise lo había hecho con esa intención o no, pero era muy contradictorio lo que decía y lo que hacía.
“Tienes razón, pero ellas solo quieren ayudar”, Colin soltó un suspiro, “Les diré que no interfieran más”
“Gracias, si eso es todo”, Penélope se estaba dando la vuelta, cuando él la llamó otra vez.
“Sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero ahora con el comienzo de la temporada social no quiero que todo lo de nosotros llegue a oídos de la sociedad”, Colin estaba muy serio y se veía bastante mal si era honesta, daba un poco de lástima.
“¿Ahora te importa la reputación? Qué curioso”, murmuró Penélope, “No puedo controlar si los sirvientes o alguien de la familia habla o si se enteran por otro lado, sabes como son los chismes”
Colin asintió, “Tienes razón otra vez, al menos no me desprecies en público”
Penélope arqueó la ceja entre el fastidio y la incredulidad “Eso depende de lo que hagas, mientras me dejes en paz todo estará bien”
“No puedes seguir odiándome, estuvimos tres meses juntos”, dijo Colin, su voz elevándose ligeramente esta vez “¿acaso no te demostré que puedo ser buen esposo?”
Ella sintió un leve temblor recorrerla, no de miedo, sino de un cansancio profundo “No lo hiciste, ¿crees que con unos regalos y unas palabras bonitas todo se olvida?”, Penélope ya no tenía energías para debatir con él. Al menos, la conversación se mantenía cortés, sin llegar a los gritos como en el pasado.
“¿Entonces qué es lo que quieres?”, cuestionó Colin frustrado.
Penélope lo miró, con una calma que le costaba mantener “Que me dejes en paz, te lo he dicho varias veces, pero aquí estás otra vez”
Un silencio incómodo se instaló entre ellos. Penélope quería que se fuera, que entendiera de una vez por todas, que no había nada que hacer, nada que discutir. Esos tres meses de palabras bonitas y regalos, eran solo eso, gestos superficiales, de ambas partesl, y nada podía hacer que ella cambiara de opinión ni sobre su decisión, ni sobre él.
“Penélope…”, comenzó Colin de nuevo, su voz ahora más suave, casi un ruego y ella se preparó para el torrente de argumentos y mentiras que seguramente le seguían, así habían hecho todo desde que llegó, le decía una cosa, pero terminaba haciendo otra. Pero no dijo nada.
Penélope lo miró fijamente, encontrándose con sus ojos, que como últimamente era costumbre, reflejaban una mezcla de confusión y resentimiento. Ella sabía que él se sentía, desplazado, incomprendido e incluso víctima de su rechazo. Pero Colin no veía que lo que estaba sintiendo ahora, ella ya lo había experimentado hace un año. Colin solo veía su negativa y su frialdad como un castigo injusto.
“Colin”, dijo Penélope, manteniendo la firmeza de su voz, “ya no hay más nada que decir, lo hemos hablado, ambos fingimos y no hay nada que hacer, yo quiero seguir adelante y tú solo pones trabas a cada paso”. Cada palabra pronunciada era un esfuerzo, una pequeña batalla contra el cansancio que la invadía. Deseaba que él simplemente pudiera aceptarlo, marcharse como había hecho hace un año y dejarla libre para reconstruir su vida. Pero Colin nunca hacía las cosas fáciles, por eso ella esperaba también hacérselas difíciles a él.
Al ver que no iba a responder, Penélope se alejó. “Si eso es todo, buenas noches”, con eso último se retiró a su habitación, ya no estaba de humor para compartir con los demás. Cerró la puerta de su habitación tras de sí y por fin tenía claro lo que iba a hacer.
Más tarde, esa misma noche, Penélope se encontraba escribiendo para su próxima columna, algunos chismes que había escuchado en el mercado y de Gen.
La puerta de su habitación se abrió, sabiendo que era Anthony no se giró.
“Penélope, ¿Podemos hablar?”, preguntó Anthony. Penélope se volteó hacia él, estaba sentado al borde de su cama.
“Lo estamos haciendo”, respondió ella con una sonrisa. Anthony no se dejó distraer.
“¿Por qué estás tan ausente ahora? Últimamente solo te veo cuando vengo aquí de noche”, Anthony sonaba verdaderamente preocupado.
“Ya lo he dicho, compromisos de la temporada”, respondió Penélope volviéndose a su escritura.
“No me mientas, ¿Tiene algo que ver con mi familia?” Preguntó, sonaba tenso y cansado. Penélope no quería discutir, pero era mejor hablarlo, así habían acordado hacer las cosas.
Penélope suspiró y se giró de nuevo hacia él “Sabes que te amo, a ti y a tu familia, pero a veces simplemente es demasiado, yo no estaba acostumbrada a tanta actividad y movimiento, en mi casa, a pesar de mi madre ser entrometida, siempre me dejaba mi espacio, mi soledad. Luego, con el matrimonio, irónicamente estuve más sola. Y ahora, con tanta compañía… me siento abrumada”
La expresión de Anthony pasó de la preocupación a la confusión y luego frunció el ceño, parecía molesto, entonces antes que pudiera decir algo Penélope volvió a hablar. “Antes que pienses que te quiero abandonar o algo así, no es eso en lo absoluto, solo que todavía no me acostumbro a tantas personas, debes entenderlo, a veces te encierras en tu estudio para evitar a tus hermanos”
“No estaba pensando en eso, pero gracias por la aclaración”, Anthony se levantó y se agachó frente a ella “No quiero que te sientas así, buscaré la manera de que encuentres tu espacio en este caos. Lo resolveremos juntos”, pasó su mano por su mejilla. “Deberías hablar con Fran, para ver cómo logró soportarnos”
Penélope soltó una risita “Sabes que ella pasaba más tiempo en Escocia que aquí”.
“Igual puede ser de ayuda”, Anthony se levantó y le tendió la mano para ir a la cama. “Es hora de dormir”
“Cada día te duermes más temprano”, señaló Penélope.
“No me vuelvo más joven y estoy muy cansado de hacer cuentas”, Anthony se quitó el resto de su ropa antes de acostarse
“No es mucha diferencia”, replicó Penélope, “Además me gusta como luces últimamente, la barba te sienta bien”, ahora tenía una barba de varios días y lo hacía ver demasiado atractivo.
“¿De verdad?”, preguntó y ella asintió. “Lo tendré en cuenta a futuro, para el baile mi madre pidió que me arreglara muy bien”
“¿Por qué? ¿Te está buscando esposa?”, Penélope no pudo disimular sus celos.
“No lo creo, ella sabe que tú y yo seguimos juntos y no lo pienso cambiar en el futuro cercano”, le aseguró Anthony y ella se tranquilizó.
“Siempre sabes qué decir, buenas noches”, Penélope se inclinó a darle un beso en la mejilla.
“Buenas noches”, Anthony como siempre le dio un beso en la cabeza, era muy reconfortante.
Después de la noche de la cena no vio más a Colin, aunque sí visitó la casa Bridgerton más a menudo, no le pidió hablar como hacía cada vez, Penélope lo consideró un avance. Estaba tratando de mantener un equilibrio entre paso tiempo con la familia y su tiempo sola, no sabía si Anthony había hablado con su familia, pero ya no le pedían hacer tantas cosas como antes y ella se sintió mejor.
Al pasar los días se dio cuenta que su madre había hecho lo que le había pedido, ahora cuando salía podía escuchar susurros, las personas la miraban, estaba acostumbrada a cierto escrutinio, pero esto era planeado y lo estaba disfrutando. Al día siguiente era el baile de Lady Bridgerton y estaba emocionada al respecto, su primer paso sería ahí.
En ese momento se encontraba en el salón de la casa Bridgerton hablando con Michaela, se habían convertido en buenas amigas y siempre tenía opiniones interesantes sobre todo y la trataba como a una igual, era emocionante tener una amistad así con alguien de su mismo círculo social.
“Deberíamos ir a la ópera la próxima semana”, Michaela le pasó el folleto de la obra Otello. “Dicen que es bastante dramática, puede ser divertido”
“Una historia de celos y venganza”, murmuró Penélope, “puede ser demasiado oscuro, ¿no crees?”
“Veo, eres más del romance, no lo imaginé así”, dijo Michaela, “pero está bien si no quieres, no me molestaré”, le retiró el folleto y Penélope la miró confundida.
“Siempre leo romance, te debiste dar cuenta”, replicó Penélope tomando el libro que tenía a su lado, “incluso ahora estoy leyendo uno”
“Eso es cierto, pero una cosa es lo que lees y otra es como te comportas, y sé que nunca lo he mencionado, pero tus acciones no son tan románticas”, señaló Michaela, afortunadamente estaban en una esquina alejada del salón.
“Bueno, es que mi situación no tiene romance”, respondió Penélope. “Deberíamos ver la obra, tal vez me vendría bien una distracción”
Michaela la observó en silencio un momento, siempre parecía analizar a las personas y luego sonrió, apenas, como si hubiera llegado a una conclusión. “¿Distracción de qué? Con tantas personas uno pensaría que nunca te aburres”
Penélope se encogió de hombros, dejando su libro a un lado. “Supongo algo que me distraiga de toda mi situación actual, aunque amo vivir con los Bridgerton, son un recordatorio constante del estado de mi vida ahora”
Michaela se acercó a ella “¿No has pensado hacer algo al respecto?”
“¿Cómo qué?”, preguntó Penélope, pensar en hacer algo, siempre terminaba en tomarse un tiempo para ella y en estos momentos no podía.
“No te escondas tanto y haz más amigas, no creas que no he notado lo pequeño que es tu círculo social”, Michaela lo hacía sonar tan fácil, pero su timidez era un muro, además que las personas ya tenían una idea preconcebida de ella.
Penélope bajó la mirada avergonzada, porque era verdad. “La sociedad no me encuentra agradable, siempre ha sido así. Al casarme con un Bridgerton es que han tenido un poco más de respeto por mí, antes simplemente me ignoraban todo el tiempo”, soltó Penélope con cansancio.
“La sociedad inglesa es muy extraña, eres bastante interesante y me gusta pasar tiempo contigo”, dijo Michaela firmemente. “Estará en mis manos sacarte de tu miseria”
Penélope la miró entonces, sorprendida por su ofrecimiento, y entonces asintió. “Quizá Otello no sea mala idea. Al menos no termina bien para nadie, así que no hay ilusiones rotas. Ya empiezas sabiendo que el amor ahí es peligroso”
“El amor siempre es peligroso”, murmuró Michaela pensativa, “pero eso es lo que lo hace interesante”
Continuaron hablando entre ella de lo que podían hacer durante la temporada, Michaela se iba luego que acabara, Fran y John pensaban quedarse un poco más, así que querían aprovechar el tiempo juntas.
La conversación con Michaela resonó en Penélope durante la noche y al día siguiente, mientras Rae la preparaba para el baile. El corsé ajustado y el peinado tirante era molestias menores para lo que le esperaba. No le gustaba ser el centro de atención, pero esta noche tenía que ser memorable, lo suficientemente bueno como para poder mencionarlo en Whistledown.
Tomando su máscara, salió de su habitación, iba impecable, vestida de blanco. Ir vestida de blanco como una mujer casada podía tener muchos significados, y Penélope iba a aprovecharlos todos.
Al pie de las escaleras, dudó, pero era muy tarde para echarse atrás, tomando valor entró al salón de baile.
En el momento en que abrió la puerta todos se giraron a mirarla, sintió la presión de la atención sobre ella, su máscara no ocultaba su identidad demasiado, bajó lentamente las escaleras y se encontró con Colin al final de las mismas, él le tendió la mano.
Penélope lo miró con la ceja arqueada, no sabía que pretendía, pero ella lo ignoró y pasó por su lado, ubicándose donde estaba Agatha, quien le sonreía con aprobación.
“Debo decir Penélope que si así comenzaste la temporada, sin duda esta va a ser de las más interesantes”, comentó Agatha.
“Sin duda lo será, me encargaré de eso”, respondió Penélope con una sonrisa.
“Me gusta tu vestido, un poco atrevido, pero creo que entiendo su propósito”, Agatha señaló su vestido con el bastón. En realidad, lo único atrevido era el escote un poco más profundo de lo que se consideraba apropiado, pero sin revelar demasiado.
Agatha se inclinó hacia ella “creo que a tu vizconde le gustó”, susurró en su oído.
Penélope buscó a Anthony con la mirada, estaba justo frente a ella, pero del otro lado del salón de baile. Tenía la mirada fija en ella, podía sentir como su mirada recorría su cuerpo. Ella le sonrió, Benedict al lado de él puso su mano en el hombro de Anthony, pero él igualmente avanzó hacia ella. No parecía contento, pero sabía que le había gustado.
“Hermana, debo decir que esta vez te superaste”, dijo Benedict al llegar a su lado. “Te queda hermoso el vestido” Anthony estaba a su lado, no había dicho nada, pero escuchó como gruñía.
“Gracias Ben, es un buen trabajo de Madame Delacroix”, Penélope estaba muy feliz con su vestido, se sentía segura con él y hermosa. Anthony seguía en silencio a su lado, pero su mirada no se desviaba de ella. Acercándose ligeramente a él susurró. “¿No te gusta?”
“Estás hermosa”, respondió con sinceridad. “Pero me molesta que otros puedan verte con ese vestido”
“Eres ridículo, que sepas que lo hice pensando en ti, aunque sirve para otros propósitos también”, Penélope le guiñó un ojo y Anthony la miró con interés.
“No puedes decir esas cosas y esperar que me quede tranquilo toda la noche”, murmuró a su lado.
“Es la verdad, tu también estás muy guapo hoy”, dijo Penélope, Anthony inconscientemente pasó la mano por su frac.
“Bueno, tenía a una dama a quien impresionar”, susurró inclinándose más a ella, pues Benedict estaba ahí con ellos. “Ojalá pudiera pasar más tiempo contigo, pero le prometí a mi madre que estaría junto a ella, nos vemos después”, Anthony le rozó suavemente su mano y se marchó. Penélope lo vio desaparecer y sintió una pizca de decepción.
“Eso nos deja a nosotros dos querida Penélope ¿Un baile?”, le preguntó Benedict. Ella iba a aceptar, cuando vio que su mirada se desviaba hacia las escaleras, una mujer con un vestido color plata, debía decir bastante hermosa, apareció y Benedict se olvidó de sí mismo.
“Benedict ¿La conoces?”, Penélope lo vio seguir con la mirada a la mujer por todo el salón de baile.
“No la conozco y debería arreglar eso, lo siento”, y así tan rápido como llegó se fue. Lo siguió con la mirada y lo observó entablar una conversación y por voluntad pedirle un baile. Tal vez el matrimonio no estaba tan lejos para Benedict.
Caminó por el salón y se encontró con Michaela al lado de la mesa de refrescos, su madre y Lady Bridgerton se habían acercado para halagarla. Aunque Lady Bridgerton podía tener una leve mirada crítica, no dijo mucho más.
Había escuchado chismes para esa noche suficientes para la columna, susurraban su nombre, pero nadie se había atrevido a hablarle. No fue hasta que pasó el tercer baile que Cressida y Eloise se acercaron.
“Vaya, pero si es la señora Bridgerton”, Cressida se acercó a ella con Eloise detrás. “Debo decir que fue una entrada impresionante”
“Eso es demasiado agradable para venir de ti Cressida, pero gracias”, Penélope no sabía qué quería, siempre la buscaba para insultarla.
“Bueno, una elección de color interesante, no eres una debutante”, Cressida señaló su vestido.
“El blanco no es solo para debutantes Cressida, debes saberlo”, Cressida asintió con una sonrisa que solo ponía cuando estaba lista para atacar.
“Hay rumores sobre ti, tu matrimonio”, comentó Cressida con naturalidad. “¿Son ciertos?”
“Es cierto”, confirmó Penélope, sintió que algunas personas a su alrededor se detenían para escuchar.
“¿El señor Bridgerton se cansó de ti?”, se rio Cressida, “No debió ser una sorpresa”
“De hecho, yo fui quien se cansó de él, sabes, es un poco triste que haya vuelto, pero aun así fue incapaz de defender su matrimonio, pobre hombre”, Penélope respondió con una tristeza fingida, escuchó una tos atrás de ella, lo que no se dijo se podía interpretar. “Pero es lo mejor para ambos” Michaela a su lado se cubrió la boca para ocultar su risa.
Cressida frente a ella, todavía parecía estar procesando sus palabras. “Claro, supongo que será bueno que el señor Bridgerton vuelva al mercado”
“Tal vez, pero yo no lo recomendaría como marido”, Penélope le dedicó una sonrisa y tomó a Michaela por la mano para salir de la conversación. “Fue un gusto hablar Cressida”
“Eso fue increíble”, murmuró Michaela a su lado. “Hiciste ver a tu marido como un idiota”
“Hay que mostrar lo que realmente somos”, y esa era la idea varias personas la habían escuchado y se había confirmado lo que sucedió, así que podía publicarlo en Whistledown.
“No creo que le vaya a gustar eso”, Michaela no parecía estar de acuerdo con sus acciones, pero tampoco en desacuerdo.
“La que se lleva la peor parte, soy yo”, replicó Penélope, se detuvieron al lado de Lady Bridgerton y Anthony, parecían estar en una pequeña discusión. “Disfrutemos lo que queda del baile”
“¿Han visto a Benedict?”, les preguntó Lady Bridgerton.
“Hace un rato estaba bailando con una mujer, desde ahí no lo he visto”, Penélope entabló conversaciones con unas cuantas damas más, sembrando la duda sobre Colin y confirmando lo que ya se sabía. Todo salió bien esa noche, excepto que cuando Anthony llegó a pasar la noche con ella se veía visiblemente molesto.
“¿Qué pasa?”, preguntó, Anthony parecía inseguro de hablar.
“A mi madre no le agradó mucho ni tu vestimenta ni que hayas puesto el nombre de Colin por lo bajo”, Anthony se sentó en su escritorio.
“¿Te molesta a ti?”, le preguntó Penélope.
“¿De esto es lo que estabas hablando?” Anthony la miró fijamente y ella asintió. “Por Dios”
“Dijiste que confiabas en mí, te dije que no te iba a gustar”, le recordó cuando lo hablaron y él estuvo de acuerdo. “Si no estás de acuerdo con esto, no estarás con lo que sigue, porque créeme, tu hermano no saldrá bien de esto”
“¿Por qué estás tan empeñada en vengarte? Creí que solo querías la anulación”
“La quiero, y esto es parte de eso, quiero controlar la narrativa, yo una pobre esposa y ustedes, su familia inocente de todo, si tu hermano desaparece después de que su reputación quede por el piso, no importará si el escándalo llega aquí o no”, Penélope no dijo más nada, Anthony tampoco. Ella sabía que debía procesarlo.
“Si no estás de acuerdo está bien, pero yo voy a seguir adelante”, añadió volviendo a su columna.
“¿Eso implica tu columna?”, Anthony se acercó a su lado. “No quiero que mi felicidad sea a costa de la de mi hermano”
“La única forma en que tú y Colin estén bien, es que yo no haga nada y la única infeliz sería yo ¿Es lo que quieres?”, Penélope no quería sonar a la defensiva, pero tanto ir y venir de Anthony no estaba funcionando para ella.
“No quise decir eso”, dijo en tono de disculpa.
“Quiero que lo pienses Anthony, si eres capaz. Si no, esto no tiene ningún sentido”, Penélope mantuvo su postura y Anthony exhaló audiblemente.
“Si estás bien con eso, no voy a impedirlo”, dicho eso, se fue a su lado de la cama y se acostó. “Ven, hay que dormir” Le dio un beso en la cabeza, como solía hacerlo, pero algo en él se sintió diferente. "Para que lo sepas no estoy molesto contigo", añadió al final.
“Lo sé, buenas noches, Anthony”, ella entendía que necesitaba su espacio para procesarlo y se lo iba a dar, tal vez tendrían una conversación sobre eso nuevamente, pero esperaba que él comprendiera que no se trataba solo de una venganza.
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Documentos de sociedad de Lady Whistledown
Abril, 1816
Querido y gentil lector,
¡Qué inicio de temporada tuvimos! Quienes estuvieron en la mascarada de la vizcondesa viuda Violet Bridgerton pueden confirmarlo, el baile por sí solo estuvo a la altura, como se debía esperar viniendo de los Bridgerton.
Anoche, en el baile de Lady Bridgerton, las lenguas no pararon de moverse, Y no es para menos, si han estado pendiente a lo que se dice en las salidas y paseos sabrán que había un rumor circulando sobre la señora Bridgerton y el señor Colin Bridgerton. Pues bien, todos sabían de lo delicado estado de su matrimonio, pero ayer la misma mujer confirmó que de hecho sí es cierto el proceso que se lleva para la nulidad. Esto por sí solo es un escándalo, pero lo que generó más habladurías es que a diferencia de como se creía fue ella quien lo solicitó. Uno se puede preguntar que tan mal partido es el señor Colin Bridgerton para que la tímida más reconocida de la alta sociedad y quien antes de él no tenía ninguna perspectiva para casarse, decidiera dejarlo. ¿Y qué dice el señor Bridgerton? No se ha escuchado palabra de él, pero todos pudimos ver como la señora Bridgerton lo dejó plantado al llegar al baile. ¡Qué osadía! Si bien sabemos que el matrimonio no comenzó bien, se creyó por un tiempo que era algo que se había acordado entre ambas familias. Ahora podemos decir que no es así. Manténgase al tanto, pues esta autora les contará con detalles lo que descubra.
Mientras tanto, su hermano, el señor Benedict Bridgerton, fue visto bailando con una mujer misteriosa vestida de plata, ustedes pensarán que esto no es interesante, pero lo es, el señor Bridgerton es conocido por evadir los intentos de las debutantes, así ha sido desde que está en sociedad y solo ha bailado con sus hermanas y su cuñada más reciente. Por lo que esta mujer debe ser interesante, sin duda. ¿Acaso el amor ha llegado a él?
Y no nos olvidemos de la señorita Cowper, a pesar de sus notables intentos de conseguir esposo, la pobre muchacha todavía no lo logra, en su cuarta temporada por fuera uno se pregunta si ya es momento de dejarla en la estantería. Podemos esperar que este año sea su momento.
En fin, queridos lectores, la temporada está lejos de terminar y hay más secretos por revelarse. Manténgase atentos, porque Lady Whistledown siempre está observando.
Hasta la próxima,
Lady Whistledown
Notes:
El vestido blanco de Penélope representa un gesto de independencia, una ruptura con lo establecido. Puede leerse de forma irónica, como una burla a su propio matrimonio infeliz y restrictivo, pero también como un intento deliberado de atraer atención en una sociedad que rara vez se la concede. Al mismo tiempo, es un símbolo de renacimiento: un nuevo comienzo.
El plan de Penélope ya está en marcha. Es más psicológico que directo, pero encaja perfectamente con lo que ella busca: reposicionar su lugar dentro de un entorno que la ha subestimado durante años. Colin no será inmune a las consecuencias. En una sociedad donde la reputación lo es todo, cada movimiento cuenta, y ella lo sabe.
La conversación con Agatha revela que Daphne no actúa solo por celos o antipatía personal hacia Penélope, sino por un temor más profundo: la posibilidad de que ella influya en Simón. Daphne podría sospechar que Penélope sabe más de lo que aparenta, ya que ha estado muy cerca de la familia durante mucho tiempo. Esta cercanía la convierte en una amenaza no solo emocional, sino también estratégica. Por eso, en lugar de alejarla por completo, Daphne parece preferir mantenerla cerca, bajo vigilancia, como una forma de controlar el riesgo.
Esto permite entender mejor algunos comentarios y actitudes que Daphne ha tenido en capítulos anteriores. ¿Por qué ahora? Todo cambió realmente cuando Penélope se casó con Colin. Al principio, Daphne no le dio mayor importancia: la seguía viendo como alguien sumisa y tímida. Pero cuando Penélope le habló de la anulación, algo cambió. Daphne empezó a verla de otro modo, como una mujer con iniciativa, capaz de alterar dinámicas familiares y sociales. Y eso, para alguien como Daphne, es motivo suficiente para activar su instinto de defensa.
Próximo capítulo: POV de Anthony. Veremos cómo lidia con las reacciones a la columna... y lo que eso significa para lo que viene.
Chapter 19: Capítulo 19
Notes:
⚠️ Contenido sensible / Trigger Warnings
Este capítulo contiene menciones de manipulación familiar, amenazas implícitas, ansiedad emocional.
Este capítulo debió publicarse la semana pasada, pero estuve hospitalizada. Lamento la demora.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Casa Bridgerton, Londres
Abril, 1816
La última columna de Lady Whistledown molestó mucho a su madre, de manera que se lo hizo saber de inmediato. Durante el baile había estado hablando de lo inadecuado que era el vestido de Penélope, el color y el corte casi escandaloso, además del desprecio a Colin al llegar.
A los ojos de Anthony, se veía bellísima, no pudo apartar la mirada desde el momento en que llegó, tanto que Benedict tuvo que darle un codazo para que dejara de mirarla. Lo que hizo que notara como los demás hombres la estaban observando, atrajo demasiada atención, le había parecido excesivo e intrusivo. Se había sentido incómodo y sintió una punzada de irritabilidad que hasta ahora recordaba claramente.
Ahora, varios días después, su madre todavía no se había calmado porque los chismes solo consiguieron escalar más y más. Señalando lo inadecuado que era Colin como marido y que en realidad no funcionaba como hombre. En el club de caballeros hablaban de eso también, Colin ya no se presentaba tan a menudo, ni había ido a visitar a su madre como había hecho días anteriores.
Anthony no sabía qué pretendía Penélope con todo esto; si su intención era evitar los chismes, el resultado parecía justo lo contrario.
Y él estaba agotado de cargar con la responsabilidad por cada acción de su familia.
Entró a su estudio, sabiendo que al día siguiente tendría el primer evento donde presentaría a sus caballos y estaba nervioso al respecto, quería que todo saliera bien, pero ya no tenía más nada que revisar; sin embargo, si necesitaba paz y entre su madre y sus hermanos no paraba de escuchar quejas.
Penélope, quien era lo que lo distraía, salía mucho con Michaela, aunque a él le alegraba que tuviera una amiga, se sentía desplazado.
Sentándose detrás del escritorio se sirvió un trago y trató de relajarse. Lo cual no duró mucho, ya que tocaron la puerta.
“Pase”, gritó Anthony dejando su vaso a un lado.
La puerta se abrió y entró Eloise a su estudio, se quedó de pie frente a él sin decir nada, solo mirándolo y dudando si hablar o no.
Harto de su silencio, Anthony preguntó. “¿En qué te puedo ayudar?”
Eloise se cruzó de brazos y lo miró casi con rabia. “¿Sabes que todo esto es culpa de Penélope? ¿Le has dicho algo?”
“No tengo nada que decirle, es su columna y lo que dijo no es mentira”, replicó Anthony, su hermana lo miró con incredulidad.
“Recuerda Eloise que nosotros no sabemos exactamente cómo es que se han comportado entre ellos”, añadió Anthony. Ella se sentó frente a él.
“Aun así, Colin se ha llevado la peor parte de esto, está triste y me preocupa que haga algo grave. Penélope no necesita vengarse, eso es demasiado mezquino, incluso para ella”, Eloise comenzó a hablar sobre las razones por las que Penélope debía retractarse. Y aunque a Anthony no le gustó ese primer paso, confiaba en ella y si Penélope decía que era lo mejor, entonces que así fuera.
“Eloise, basta, sabes que Colin se ha buscado esto ¿No eras tú quien decía que las mujeres debían escoger como vivir?”, Anthony supo que había dado en el clavo cuando su hermana se quedó sin palabras. “Eso creí, si piensas que las mujeres deberían tener más derecho por su vida, entonces no deberías criticar como una vive la suya”
“Aun así, me parece horrible lo que hace y si por ella pierdo a mi hermano no se lo perdonaré nunca”, espetó Eloise antes de darse la vuelta.
“Creo que ya vive con eso, no la has perdonado ¿O sí? ¿Qué diferencia habría?”, replicó él.
Ella se detuvo antes de salir por la puerta, tal vez decidiendo qué decir o no, pero solo se fue y tiró de la puerta detrás de ella.
Estas constantes discusiones con su familia lo estaban cansando, desde la noche del baile no había hablado bien con Penélope, en parte porque no quería crear un nuevo conflicto y porque todavía él no sabía qué hacer.
Tenía que buscar el momento adecuado, pero ahora con tantas personas en la casa era casi imposible.
Podría llevarla a su antigua casa después de las carreras, todavía la tenía en condiciones, por lo que podrían hablar sin interrupciones y sin temor a ser escuchados.
Tocaron la puerta del estudio otra vez.
Anthony rogó que no fuera su madre. “Pase”, dijo y entró Benedict.
“¿Qué te trae por aquí, hermano?”, preguntó Anthony indicando que se sentara.
“He estado todos estos días buscando a la mujer de plata y no la he encontrado, me estoy volviendo loco”, Benedict se sentó de mala gana y quedó desparramado por el sillón.
“Solo a ti se te ocurre pasar toda la noche con una mujer y no preguntarle su nombre”, dijo él en tono de burla, pero Benedict lo fulminó con la mirada.
“Por lo menos yo no obligué a que la mujer que amo se casara con mi hermano”, replicó Benedict y Anthony se sintió mal.
“Era lo que se debía hacer, además yo no sabía que iba a suceder esto”, dijo a la defensiva, no le gustaba pensar en eso. Era una gran broma del universo.
“Eso es lo que te dices para ser feliz”, dijo Benedict. Anthony estuvo a punto de responder, pero Ben lo interrumpió.
“No quiero discutir tu estupidez. Necesito hablar con alguien que conozca a todas las damas y que no sea mi madre. Se emocionaría demasiado y arruinaría todo”
“¿Por qué tanta insistencia con la mujer de plata?”, preguntó Anthony y Benedict levantó la vista hacia él.
“Porque sé que es el amor de mi vida, mi futura esposa”, respondió con seguridad. Anthony pensó que era un poco ridículo, pero que iba a saber él del amor.
“Tal vez deberías preguntarle a Penélope, ella conoce a la mayoría de las damas”, además, quiso añadir Anthony, es Lady Whistledown.
“Tienes razón, esperaré que regrese”, Benedict se relajó aún más en su sillón.
“No dije que la podías esperar aquí”, Anthony le señaló la puerta. Benedict lo ignoró.
“¿Qué es lo que te tiene tan pensativo últimamente?”, odiaba cuando Benedict se interesaba en su bienestar, sus preguntas no cesarían hasta que respondiera con la verdad.
“Nada importante, es solo que mi madre me tiene agobiado con todo lo que se publicó en la última columna de Lady Whistledown”, Anthony se encogió de hombros, “Y hace un rato, Eloise vino a decirme lo mismo, no sé qué esperan que haga”
“Los chismes pasan, ahora que haya un nuevo evento aparecerán otros y la gente se olvidará”, sabía que Benedict tenía razón, pero Penélope no iba a dejar que pasara.
“Aún así, deberías ayudarme a sacarme a mi madre y Eloise de encima. No es como si fuera Whistledown y pudiera cambiar la narrativa”, dijo Anthony con ironía. Toda esta situación era insoportable.
“Lo siento hermano, pero ahora tengo cosas más importantes en que poner mi atención”, dijo Benedict cruzándose de brazos.
“Así uno sabe el apoyo que dan los hermanos”, respondió Anthony, y Benedict se rió de él. “No pensé que necesitaras mi apoyo, pareces tener todo en orden”
Anthony quería decir que parecer y tener, eran dos cosas distintas. Él tenía que cumplir su papel en su casa y para la sociedad y no significaba que tuviera todo resuelto. Pero prefirió no decir nada. Estaba seguro que Benedict no lo entendería.
Su hermano se quedó en el estudio esperando tal como había dicho, pero después de una hora se aburrió y decidió salir a otro sitio, no habiendo nada más que hacer, decidió acompañarlo. Así que entre los dos decidieron ir a White's.
Estando a punto de salir, vieron a Penélope y Michaela bajar de las escaleras.
“Buenas noches, Lord Bridgerton”, Michaela siempre lo saludaba de la misma forma, a pesar de él decirle que le dijera Anthony.
“Buenas noches, Michaela, Penélope”, Anthony hizo una pequeña reverencia. “No sabían que estaban en la casa”
“Llegamos hace poco solo para arreglarnos, ahora vamos a la ópera”, Penélope le dio una pequeña sonrisa. Estaba divina con el vestido violeta que llevaba puesto, demasiado hermosa. Resistió el impulso de acercarse.
“Bueno, eso es interesante, que se diviertan”, Anthony le dedicó una última mirada a Penélope y dio la vuelta. Pasaron a su lado y cada pareja tomó un carruaje.
Cuando llegaron a White’s el ambiente estaba muy animado, muchos de los caballeros ya estaban bastante ebrios jugando en las mesas, algunos otros simplemente sentados en las esquinas solitarios. Anthony y Benedict se sentaron en una de las mesas observando y hablando entre ellos.
Desde el momento en que entraron, ambos notaron las miradas curiosas sobre ellos, murmullos que parecían seguir cada uno de sus movimientos. Nadie se había atrevido a decir nada directamente, pero el peso de la atención no dejaba de incomodar a Anthony.
“¿Ya comenzaron de nuevo?”, preguntó irritado, sintiendo aún más las miradas sobre él. Fue cuando lo vio a lo lejos, acercándose con paso seguro y una sonrisa sardónica. Fife.
“Bridgerton”, saludó Fife mientras se acercaba. “Pero qué placer es verlos, estaban bastante escondidos, ¿no?”
“No creo que esto te importe Fife”, respondió Benedict, no había sido amenazante, pero sí tenía un tono de advertencia.
“Oh, basta”, Fife se acercó a Benedict y pasó un brazo por encima de sus hombros, el hombre estaba borracho. “Todos estamos enterados del carácter de su hermanito, es una suerte que ustedes dos tengan una reputación, porque sus situaciones dan de qué hablar”
“Me parece increíble que te preocupes por nuestra situación, cuando de hecho Fife, estás en la misma ¿O ya te casaste y no nos enteramos?”, Anthony estaba cansado de ese hombre, se había mantenido alejado después de la amenaza el año pasado, pero ahora parecía haber ganado valor nuevamente.
Fife respondió con sorna. “Tiene razón, pero yo por lo menos no finjo ser superior a otros”
Esta vez Benedict no se contuvo y lo empujó. El hombre se tambaleó un poco, pero pudo sostenerse. “¿Creen que la señora Bridgerton esté pensando en casarse otra vez? Creo que cuando se deshaga de su marido, podría hacer mi propuesta, esta vez tendría ventaja”
“Cuidado con lo que dices Fife”, le advirtió Anthony. “Mantente alejado o no respondo”
Fife se apartó de ellos. “Eso lo tendrá que elegir ella, no tú. Esperemos entonces Bridgerton”, dijo antes de retirarse con rapidez.
Anthony murmuró, girándose hacia Benedict. “Ese hombre nunca sabe cuando parar. Mejor me voy, esta noche ya está arruinada”
“Está bien hermano, gracias por la compañía, yo debería ir a otro lado también”. Salieron de White’s y Anthony tomó su carruaje nuevamente hasta la casa Bridgerton.
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Al día siguiente, Anthony estaba esperando a su familia para ir al Royal Ascot y como siempre, no llegaban a tiempo.
Penélope, sin embargo, estaba lista a su lado, le gustaban los vestidos nuevos que había conseguido para la temporada, debía decir que le quedaban demasiado bien, aprovechando que solo estaba Hyacinth con ellos, se acercó a ella.
“Te ves hermosa”, susurró en su oído. Ella giró apenas el rostro, sonrojándose al instante. “Es una pena que no pueda acompañarte, sería la envidia de todo Londres”
“Anthony… compórtate”, Penélope le sonrió dulcemente, y lo analizó de pies a cabeza. “Por si no te lo he dicho, estoy orgullosa de ti, espero que resulte bien este día para ti”.
Ahora quien se sonrojó fue él. Estando tan cerca, le pasó una nota previamente escrita a su mano. Ella arqueó la ceja curiosa.
“Léela, cuando estés sola”, Anthony escuchó pasos y se alejó, era su madre, Eloise y los Stirling, ya con todos salieron rumbo a las carreras.
Sintió que no pasó mucho tiempo cuando el carruaje se detuvo, Anthony se ajustó su corbata sintiendo una mezcla de nerviosismo y excitación palpitar en su pecho. Frente a él estaban sus hermanas y su madre, quienes lo miraban con curiosidad, su madre le dio una sonrisa tranquilizadora.
El lacayo abrió la puerta del carruaje, Anthony salió y le ofreció la mano a sus hermanas y su madre. El bullicio en el sitio era ensordecedor, el repiqueteo de los cascos de los caballos, las risas de las damas, las conversaciones y una música distante hacían que el sitio cobrara vida.
“Es impresionante”, comentó su madre a su lado. “Es un buen proyecto el que decidiste llevar a cabo, es bueno que no olvides tus pasiones”
“Gracias madre, ahora tengo que ir a ver si todo está listo con los entrenadores”, Anthony se despidió de su madre y avanzó hacia el área reservada para los propietarios, el entrenador, Thomas, se acercó con una reverencia.
“Mi señor, todo está dispuesto en los establos. Trueno y Sombra han viajado bien y parecen tranquilos, aunque con la energía contenida, como debe ser”
“Es excelente Thomas”, respondió Anthony sintiendo una emoción. “Mantente vigilante, hoy es solo el primer día, pero sienta las bases para el resto de la semana”. Se detuvo un momento para admirar los demás caballos, la mirada atenta de los demás entrenadores. Era un mundo de competencia feroz, donde era ganar o perder en segundos y no había algo que le gustara más a Anthony que la competencia.
Un viejo conocido se acercó a él, Lord Harrington “Lord Bridgerton ¡Qué sorpresa verlo de este lado! ¿Preparado para ganar?”
Anthony le estrechó la mano con cordialidad. “Por supuesto, aunque es mi primer año, tengo fe en mis caballos, ¿Y usted? ¿Qué joyas nos has traído este año?”
La conversación derivó hacia los méritos de sus respectivos caballos, un intercambio cortés, aunque había una rivalidad subyacente entre ambos. Anthony sabía que Lord Harrington era un competidor formidable, con una larga historia de victorias en Ascot.
Tras un breve intercambio, se dirigió al palco privado de la familia, ya estaban todos allí, se sentó estratégicamente al lado de Penélope, desde ese puesto tenían una vista privilegiada de la pista y de la multitud que seguía llegando en un flujo constante. Se inclinó levemente hacia ella.
“¿Lo leíste?”, preguntó, ella todavía con la mirada fija en la pista de carreras, no respondió de inmediato.
“Lo leí, ¿no crees que es un poco arriesgado?”, dijo en un susurro.
Era incluso más fácil que el año pasado, pensó Anthony.
“Necesitamos hablar y últimamente eso no ha sido posible”, Penélope se giró hacia él y asintió.
“Está bien, diré que me voy a retirar temprano e iré a verte”, Anthony asintió complacido con su respuesta. A pesar de que era más fácil simplemente hablar en su casa, siempre había alguno de sus hermanos, cuñados, empleados cerca y las paredes parecían de papel, todos se enteraban de todo muy rápido.
Anthony dirigió su atención nuevamente a la pista, donde ya estaban algunos caballos preparándose para la primera carrera del día, aunque uno de los suyos no competiría hasta más tarde esa semana, no estaba de más observar las técnicas de sus competidores.
Mientras el sonido del clarín anunciaba el inicio de la primera carrera, Anthony sintió un nudo en el estómago. El primer día en Royal Ascot era una promesa, una ventana a la gloria o a la decepción.
La primera carrera la ganó un caballo de Lord Harrington, era predecible. Ahora en la segunda carrera del día le tocaba a uno de sus caballos, esperaba que pudiera tener un buen rendimiento por lo menos.
“¿Estás bien?”, preguntó Penélope a su lado.
“Un poco ansioso, pero nada preocupante, solo quiero que gane”, escuchó que ella se reía y se giró a mirarla.
“Por supuesto que sí, que sería de un Bridgerton, si no quisiera ganar, no te preocupes, estoy segura que le irá bien”, dijo Penélope con una sonrisa que transmitía confianza, tomó discretamente una de sus manos y le dio un leve apretón.
Ella volvió la mirada a la pista y él también, ya estaban los jinetes y los caballos preparándose, Trueno y su jinete James ya estaban a punto de entrar a su cubículo. El silencio se hizo denso antes del grito del juez de salida. Luego, la explosión de energía cuando las puertas se abrieron y la manada de caballos salió disparada. Anthony contuvo la respiración, sus ojos fijos en el jinete con sus color familiar.
Trueno salió bien, colocándose en un grupo delantero, justo detrás de los líderes. James lo mantuvo controlado, sin forzarlo demasiado al principio.
A medida que la carrera avanzaba, Anthony analizaba cada movimiento. Vio a Harrington observando con una expresión tensa desde otro palco. En la recta final, cuando los caballos comenzaron el sprint final, Trueno seguía en una posición fuerte, esperando su momento.
A falta de dos furlongs, James dio rienda suelta a Trueno. El potro respondió con una explosión de velocidad, adelantando a los líderes con una potencia impresionante.
“¡Está ganando! ¡Está ganando!”, exclamó Anthony.
Los últimos metros fueron una agonía y un éxtasis. Trueno mantuvo su ventaja, sus cascos golpeando la tierra con un ritmo furioso, James agachado sobre su lomo, impulsándolo hacia la meta.
Cruzaron la línea. Un silencio momentáneo fue seguido por un estallido de vítores ensordecedor. El color azul ondeando victorioso.
Anthony sintió una oleada de alivio y euforia que recorrió todo su cuerpo. Se giró y abrazó a Penélope con fuerza, y luego la soltó rápidamente, dándose cuenta lo que había hecho y dónde, ella lo miró con la misma expresión de sorpresa.
“Lo siento Penélope, estoy emocionado”, dijo lo suficientemente alto para que los que estuvieran alrededor escucharan.
Penélope le sonrió alentadoramente y le susurró unas felicitaciones.
Thomas venía corriendo hacia él, “mi señor fue una victoria magnífica”
Mientras observaban a James desmontar de Trueno en el círculo de ganadores, rodeado de aplausos y felicitaciones, Anthony sintió un orgullo inmenso. El primer día en Royal Ascot no solo había comenzado, sino que había comenzado con una gloriosa victoria. Su inversión, su dedicación, todo había valido la pena en ese momento de triunfo. Y sabía, con una certeza profunda, que esta victoria era solo el preludio de lo que esperaba lograr durante el resto de la semana.
Horas después, con el eco de la victoria aún resonando en su pecho, Anthony se encontró caminando hacia Modrich’s con Benedict, antes de encontrarse con Penélope en su casa. Lo que no esperaba encontrarse al entrar al establecimiento era ver a Colin, completamente borracho, dormido en una silla
“Estaba a punto de enviarlo a su casa”, dijo Mondrich acercándose a ellos. “Lleva aquí un día”
“Es increíble”, exclamó Benedict a su lado.
“Colin”, Benedict se inclinó al lado de su hermano, pero no respondió.
“Colin”, esta vez lo comenzó a sacudir, pero nada cambió.
“Mejor llevémoslo a su casa, está bastante mal”, dijo Anthony, tomando uno de los brazos de su hermano levantándolo. “Ayúdame Ben”
“Está bien”, Benedict tomó su otro brazo y entre los dos lo levantaron y salieron con él hasta donde estaba el carruaje. Lo subieron y lo dejaron acostado en uno de los asientos.
“Su reputación está en entredicho y viene a beber como si nada, ¿Acaso no le importa la familia?”, resopló Benedict molesto.
“Lo puedes regañar cuando esté sobrio”, Anthony miró hacia donde estaba su hermano dormido en el asiento frente a él.
“La verdad es que no lo culpo, debe ser difícil que su reputación haya caído de esa forma”, Benedict miró a Colin con lástima.
“Debió pensar bien las cosas antes de hacer todo tan difícil”. Replicó Anthony y Benedict asintió de acuerdo.
“Sin embargo, Penélope está manejando esto de una forma bastante particular, parece no importarle ¿Crees que mamá se ha dado cuenta?”
“Estoy seguro que sí, pero es demasiado educada para comentarlo”, Anthony no sabía qué pensar, la relación de su madre con Penélope no había cambiado mucho, pero sin duda estaba más atenta a lo que Penélope decía o hacía.
El carruaje se detuvo y uno de los lacayos lo ayudó a bajar a Colin, entre los tres lo subieron a su habitación, estaba hecha un desastre. Un reflejo de la persona que la habitaba.
“Creo que me quedaré para saber si necesita algo”, Benedict anunció, Dunwoody asintió. “Le prepararé una habitación, señor”, dicho eso salió de la habitación.
“Yo me voy, no quiero ver a Colin vomitar dentro de poco, te dejo con eso hermano”, Anthony dio la vuelta para salir de la habitación, Benedict le gritó, pero aun así él ya tenía un compromiso y sin duda era mejor que cuidar a Colin.
A pesar de ser temprano la atmósfera festiva que había tenido Anthony se había disipado. Con la idea de ver a Penélope, prefirió irse a su casa y esperarla allí.
Una vez en el salón, la quietud se apoderó de él mientras esperaba su llegada, observando las sombras danzantes en las paredes. Unos cuarenta minutos después el sonido de la puerta lo sobresaltó. Lo que hizo levantarse de inmediato. Penélope apareció en el umbral cubierta con su capa.
“No sabes lo difícil que fue deshacerme de tu familia, están muy emocionados hoy”, Ella se quitó la capa, seguía con el vestido que usó para las carreras.
“Eres Lady Whistledown, eres experta en escabullirte”, Anthony la guió hasta el salón, “Te agradezco que vinieras”
“¿Qué es eso de lo que quieres hablar?”, Penélope se sentó a su lado con una mirada expectante.
“Quiero hablar sobre todo el asunto de Colin y lo que estás haciendo”, habló Anthony de rapidez, la expresión de Penélope cambió de inmediato.
“Si me vas a decir que pare, pierdes tu tiempo”, dijo con firmeza. “Pensé que estos días te habían dado tiempo para entender, ya que no mencionaste nada”
“Es que no lo hago, todo esto me parece demasiado por un escándalo que no sabemos si llegará a estas tierras”
Penélope lo tomó de las manos y habló con voz suave “Anthony, el escándalo ya es real, los hechos ocurrieron aunque el conde nunca llegue a Londres”
“Pero, ¿por qué hacer todo esto? Ahora mismo me parece un mal en vez de un bien”, replicó Anthony, pero Penélope soltó un suspiro exasperado.
“Lo estoy haciendo por mí, nunca fue para castigar a Colin”, comenzó a decir Penélope con firmeza, su voz cargada de una mezcla de dolor y resolución. “Colin me deshonró, a pesar de haber sido en privado, lo hizo y luego llega aquí como si nada”, sus labios temblaron, pero podía decir que no era por tristeza, era rabia.
“Penélope lo entiendo, pero…”, dijo Anthony, pero ella lo interrumpió, soltando sus manos y se alejó de él.
“No, no lo entiendes, no se trata si el conde llega o no”, ella se giró para enfrentarlo, los ojos brillando con una mezcla de furia contenida y tristeza. “Ya fui humillada y traicionada. Y por si no fuera poco, se dedicó este último año a hacerme la vida imposible”
“¿Estás segura que eso es todo?”, preguntó él, buscando una respuesta que lo calmara, pero por la expresión de Penélope sabía que no sería así.
“No puedo empezar algo nuevo mientras mi matrimonio siga en este estado. No podemos empezar algo nosotros mientras Colin siga en el camino”, sus ojos lo buscaron, intentando que él comprendiera de una vez, y lo hacía, pero se resistía simplemente a dejarlo pasar.
“Todavía no logro entenderlo”, murmuró Anthony, bajando la mirada al suelo, mirando al suelo, como si aún esperara encontrar respuestas donde no había
“¿Qué quieres que suceda? ¿Que lo deje estar en paz entre nosotros y luego qué? ¿Casarnos?”, soltó, con un tono casi irónico, pero sin rastro de humor. “¿De verdad crees que el Colin que hemos conocido reaccionaría bien?”
“Claro que no, pero…”, Anthony extendió una mano hacia ella, temiendo que cualquier contacto solo la hiciera alterarse más.
“Anthony, yo no puedo estar cerca de Colin luego de lo que ha hecho este último año”, ella apartó su mano, sin dureza, pero con determinación. “Lo he tolerado porque en estos momentos es la única opción que tengo por la solicitud de anulación”, Penélope soltó un suspiro de cansancio. “No puedes esperar que después de todas las amenazas, los planes para hacerme daño, yo siga como si nada con él y luego vivir felices, eso no es realista y lo sabes”.
Anthony permaneció en silencio unos segundos. La tensión en sus hombros comenzó a aflojarse, aunque su expresión no perdió gravedad. Sus ojos se posaron en ella, parecía dolida y con una sensación de rendición.
Sintió el peso de la responsabilidad, como una cadena que ya no lo unía por amor, sino por obligación. Defender a su hermano ya no era un acto de lealtad, sino un lastre que le impedía avanzar y aún así…
“Lo entiendo”, dijo finalmente Anthony, con calma. “Haz lo que tengas que hacer”. Su voz era baja, casi en un susurro.
Penélope parpadeó sorprendida y lo miró en silencio, como si intentara descifrar si lo dijo por agotamiento o porque hablaba en serio.
“Pero no puedo ayudarte”, añadió él, desviando la mirada hacia el suelo, admitirlo, era casi una derrota y una decepción para él. “No puedo celebrar la ruina de mi propio hermano, aunque se lo merezca”
Ella asintió lentamente, con comprensión “Está bien”, respondió con voz suave. “Lo único que necesito es que no me frenes”
Anthony la miró de nuevo, y por un segundo, ella pareció querer acercarse, decir algo más, pero no lo hizo.
El silencio volvió a caer entre ellos, pesado, pero sincero, las discusiones entre ambos siempre terminaban trayendo una carga para los dos, y Anthony no iba a permitir que pasara nuevamente. Ella se sentó en el sillón, mirando el tenue fuego en la chimenea.
Él se acercó y se arrodilló frente a ella. “No quiero que pienses que te cuestiono porque no me importas”, dijo en voz baja. “Te juro que sí me importas, pero mi familia también es importante para mí, aunque sé que mi hermano no tiene redención”
Penélope levantó la vista hacia él, pero no dijo nada y él continuó.
“Sé que después de todo lo que te ha hecho mi familia, no tengo ningún derecho a pedirte nada e incluso entendería si después de todos decides alejarte”, tragó saliva, las palabras eran demasiado dolorosas para dejarlas salir.
“Pero si haces esto, quiero permanecer a tu lado dándote mi apoyo, aunque no puedas contar conmigo activamente, para pelear contra él, quiero estar para ti en lo demás. No por obligación… sino porque te amo”
Ella contuvo la respiración sorprendida ante la declaración, a veces era necesario reafirmarlo, porque Anthony sabía que sus propias acciones la hacían dudar. Ella no dijo nada al principio, pero lo miró con una expresión tan clara que no necesitaba palabras.
“Anthony de verdad lo entiendo, y como te dije no pido que estés para ayudarme, tu apoyo así sea a la distancia es suficiente para mí”, Penélope posó su mano en su mejilla. “De verdad debemos amarnos mucho para soportar todo esto”
Él tomó una de sus manos con suavidad. “Sabes que sí, nuestra relación sin duda ha sido bastante dramática y aún estamos aquí, juntos”
“Estamos juntos”, su mano se posó sobre la de él y le dio un suave apretón. Penélope lo miró por unos segundos más y dejó escapar una pequeña risa. Suave e inesperada.
Anthony frunció el ceño confundido. “¿Dije algo gracioso o tengo algo en la cara?”
Ella negó con la cabeza, todavía con la pequeña sonrisa asomándose en su rostro. “Así no era como esperaba que transcurriera la noche, tu nota daba a entender otra cosa”
Anthony soltó una risa suave, “¿Y qué pensabas que sucedería?”
“No hemos podido estar juntos en estas últimas semanas, no tanto como en Aubrey Hall, pensé que solo querías pasar un tiempo a solas conmigo”, Penélope se relajó más en el sillón y le hizo un gesto para que se sentara a su lado.
Anthony sonrió, “Bueno, la noche no ha acabado, ojalá pudieras quedarte”
“Extraño cuando me visitabas en la antigua casa en Bloomsbury, parecíamos tener más tiempo para nosotros en ese entonces”, dijo Penélope con un tono nostálgico.
“Yo también lo extraño”, admitió él, estaba un poco melancólico. “Sobre todo porque cuando nadie sabía nada, no nos daban tanta atención”. Penélope asintió y en ese silencio compartido se quedaron sentados uno al lado del otro.
La noche avanzó entre bromas suaves y conversaciones que apenas disimulaban una tregua largamente esperada. Estaban bien, al fin, ahora conscientes de dónde estaba cada uno respecto a su situación actual. Anthony se sentía aliviado, la confrontación directa había sido lo mejor.
La acompañó hasta la casa Bridgerton, entrando discretamente por la puerta de la cocina, y se despidieron al llegar al ala familiar. Le dio un beso de buenas noches antes de retirarse a descansar, con la certeza que no todo estaba perdido.
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Los dos días siguientes Anthony estuvo muy ocupado con el nuevo negocio, iba todos los días al Royal Ascot. Después de su triunfo, había conseguido la atención que quería, a pesar de que su otro caballo no hubiera ganado, ya tenía un nombre en el campo. Por lo que después de haber ido y hecho las conexiones necesarias, decidió delegarle todo a su hombre de confianza, si había un cliente potencial, le pidió que lo enviara a la casa Bridgerton.
Anthony entró y fue directo al salón, donde se suponía que estaba toda la familia, pero solo estaba su madre y Hyacinth. Entró y las saludó a cada una con un beso en la cabeza.
Después de unos minutos de charla trivial con ellas, el tema cambió inevitablemente a los eventos sociales del día.
“¿Dónde están los demás?”, preguntó sentándose frente a su madre.
“Eloise salió a visitar a la señorita Cowper, Fran y John decidieron salir a caminar, Penélope y Michaela están en su habitación, dijeron que querían prepararse desde temprano para el baile”
“¿Baile?”, preguntó Anthony confundido.
“El baile de hoy, es el baile de Lady Danbury”, respondió su madre sin levantar la vista de su bordado.
“Claro”, asintió Anthony, debía decir que no se acordaba de los demás eventos de la temporada, era demasiado aburrido cuando ya no tenía hermanas que presentar ni cuidar.
“¿Has hablado con tu hermano?”, le preguntó su madre levantándose de su asiento y sentándose a su lado.
“Hablo con Ben a diario, madre”, Anthony tomó una de las galletas que había en la mesa y comenzó a comer. “¿Qué hizo esta vez?”
“No estoy hablando de Benedict, Colin lleva ya casi una semana sin venir”, dijo su madre preocupada.
“Deberías visitarlo entonces, la última vez que lo vi fue el primer día de las carreras, estaba borracho”, Se levantó y se dispuso a salir del salón. “Voy a comenzar a arreglarme para el baile, he estado todo el día rodeado de caballos”
No esperó a que su madre respondiera y salió del salón, pasó por la habitación de Penélope y escuchó unas voces, eso significaba que seguía con Michaela. Anthony lamentaba el poco tiempo disponible que tenían ahora, pero por lo menos tomaban un tiempo por las noches para hablar un poco. Había sugerido quedarse en su habitación, pero era demasiado arriesgado. Cada vez odiaba más esta situación.
Horas después bajó al vestíbulo para acompañar a su familia al baile, al cual en realidad no quería ir, pero no podía rechazar la invitación de Lady Danbury. Esperó hasta que los demás bajaran y se fue en el carruaje con Benedict, quien parecía ansioso.
“¿Puedes dejar de mover la pierna?”, le pidió Anthony y Benedict detuvo el movimiento. “¿Qué te tiene así?”, Anthony tenía mucha curiosidad, su hermano había estado actuando extraño, en su búsqueda de la que decía sería su esposa.
“Espero encontrar a la mujer de plata hoy, hablé con Penélope y me dijo que había una familia con dos hijas recién llegadas a Londres, espero conocerlas y saber si es una de ellas”, expresó Benedict esperanzado.
“¿Y si no son? No te hagas ilusiones”, dijo Anthony y Benedict lo fulminó con la mirada. “¿Y cómo la reconocerías si nunca le viste el rostro?”
“Lo sabré en el momento, lo sé”, respondió Benedict con seguridad y él asintió, dejando el tema a un lado, le habló de la preocupación de su madre por Colin y como era que él no le había informado del estado de su hermano.
“No quería preocupar a nuestra madre”, se justificó Benedict.
“Aun así se preocupó, no tiene sentido ocultarlo, ella debe saber que Colin no está pasando por un buen momento”, el carruaje se detuvo y ambos salieron para entrar a la casa. Él fue con su madre a su lado, y los demás detrás de ellos.
En el momento en el que entraron muchas cabezas giraron hacia ellos, todavía seguían siendo el comentario principal de la semana. A pesar de Penélope haber publicado varios chismes escandalosos, ellos eran el verdadero entretenimiento y lo odiaba. Pero no podía culpar a más nadie que a la misma sociedad. Se quedó solo al borde del salón, su familia se había dispersado al llegar, y él no estaba de ánimos para interactuar con nadie.
“Lord Bridgerton, buenas noches”, saludó una mujer que no conocía. “Soy Lady Araminta Gun y esta es mi hija Rosamund Li”, dijo señalando a la joven a su lado.
Anthony educadamente sonrió, hizo una reverencia “Gusto en conocerlas”, dijo y esperó que se fueran por donde vinieron, pero se quedaron unos minutos en silencio entre ellos.
“Podría bailar con mi hija”, sugirió Lady Gun y Anthony no sabía qué decir para rechazar sin parecer grosero. Se debatió internamente en que hacer por un minuto, mientras las mujeres lo miraban fijamente.
“Lord Bridgerton, su madre lo busca”, Penélope apareció a su lado y le sonrió, aunque notó una cierta dureza en su mirada, luego se giró hacia las mujeres. “Buenas noches, Lady Gun, Señorita Li”
“Señora Bridgerton”, saludó la mujer casi sin ganas. “Es un placer verla nuevamente”, en realidad Anthony pensó que no se veía complacida.
“Lo mismo digo, si me disculpan debo llevar a Lord Bridgerton con su madre, pasó algo con sus hermanas”, Penélope lo tomó del brazo, cuando llegaron al otro lado del salón, Anthony se giró hacia ella.
“¿Qué fue eso? No eres tú la que dice que debemos actuar con decoro”, dijo Anthony, pero se sentía afortunado de haber librado esa situación con las dos mujeres.
“Pensé que querías una salida”, dijo Penélope con el ceño fruncido. “Si no era así, eres libre de volver”
“La mujer me estaba ofreciendo a su hija para un baile y no sabía como rechazarla sin parecer grosero, es nueva en Londres”, explicó Anthony y Penélope hizo una mueca de disgusto.
“Entonces es bueno que haya ido por ti, ahora ninguna de las mamás puede hacerse ilusiones de que estás abierto al matrimonio”, Penélope desvió la mirada de él y Anthony sonrió.
“Así que eso era, estás celosa”, él sonrió ampliamente, Penélope le dio un golpe en el brazo.
“No sé cuál es tu obsesión con verme celosa, pero no era eso, te estaba ayudando”, se justificó, pero no parecía convencida.
“Está bien”, dijo él dejandolo. “¿Quieres bailar?”, Penélope se giró de inmediato hacia él.
“Sabes que no podemos”, respondió mirando hacia los lados.
“No seriamos los primeros familiares en bailar”, Anthony le tendió la mano, y como habías varias personas viendo, ella aceptó y lo tomó de la mano. Caminaron hasta la pista de baile y se pusieron en posición. Cuando comenzó a sonar la melodía, Penélope volvió a hablar.
“No me gusta que te refieras a nosotros como familiares”, comenzó a decir. “Es un poco raro pensar en nosotros así, es retorcido”.
“Lo sé, pero no lo dije en ese contexto o por lo menos no para nosotros”, respondió Anthony y ella lo miró confundida, era cambio de pareja y tenía que esperar a que volviera a él. Dos vueltas después, ella volvió a sus brazos.
“¿A qué te refieres?”, preguntó de inmediato.
“A que eres mi familia, pero no por tu matrimonio, por nuestra relación”, respondió casi en un susurro solo para que ella escuchara.
“Eso es… de repente deseo que el antiguo vizconde aparezca”, resopló ella con una sonrisa, aunque pudo ver que le agradaba por el leve rubor en sus mejillas.
“¿Quieres mi versión estoica, melancólica y de mal humor?”, Anthony arqueó una ceja ante la pregunta y se rio.
“Bueno, te veías bastante atractivo siendo severo”, Penélope lo miró fijamente y luego dirigió la mirada a sus labios.
“Creí que en ese tiempo no me tenías mucho en cuenta”, cuando terminó de decir eso terminaron de tocar las últimas notas del baile y salieron de nuevo al borde del salón, cerca de la mesa de limonadas.
“Puede que no te viera de cierta forma, pero no estoy ciega”, dijo Penélope tomando una copa de limonada.
“Deja de coquetear conmigo en medio del salón, ¿qué pasó con la reserva?”, preguntó él, aunque le agradaba verla tan cómoda.
“Tu comenzaste”
“Está bien, es justo”, Anthony accedió a dejar el tema atrás. “¿Sabes quién puede ser la mujer a quien busca Benedict?”
“Al principio pensé que podrían ser alguna de las hijas de Lady Gun, pero parece que no es así”, Penélope señaló a las damas que podían ver desde su sitio. “Benedict dice que sus voces no son las mismas”
“Es bastante increíble que de la única mujer que mi hermano se enamoró, haya desaparecido”, se burló Anthony y Penélope se rio con él.
“Parece que a ustedes, los Bridgerton, les gustan los romances difíciles, no hay otra explicación”. Penélope terminó de tomar su limonada y se quedaron hablando el resto del baile escondido en una esquina del salón. Anthony extrañaba esto, solo ellos dos conversando como cuando comenzaron su relación.
Cuando llegó la hora de partir, cada uno tomó su carruaje y llegaron a la casa Bridgerton, sus hermanas y su madre estaban agotadas. Él se dirigió a su habitación, al igual que los demás. La noche había resultado bien para él.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Durante la semana siguiente, Anthony ya había terminado por completo su exhibición en el Royal Ascot, conseguido clientes importantes y sobre todo había pasado unas mañanas de paseo con Penélope, luego de su discusión el día de la primera carrera Anthony creyó que su relación estaba en un punto crítico, pero en vez de eso se fortaleció.
Sentado en el salón principal leyendo el periodico, solo para pasar el tiempo. Sus hermanas y Michaela llegaron en medio de una conversación. Anthony no prestó atención hasta que Michaela mencionó algo interesante.
“¿Han escuchado lo que dice la gente últimamente? Parece que hubo un duelo con un inglés en Italia, pero este no se presentó”, Michaela no parecía una persona chismosa, pero estaba intrigada. Al igual que Francesca ahora a juzgar por su expresión.
“¿Quién lo dice? Lady Whistledown no ha publicado nada”, replicó Fran y Eloise soltó un bufido nada propio de una dama.
“Lady Whistledown no lo sabe todo y si no lo ha publicado tal vez sea falso”, Eloise volvió la mirada al libro que tenía en las manos, pero Michaela negó.
“No lo creo, de hecho dicen que fue el mismo embajador Italiano, quien lo comentó en el club de caballeros”
“Pero a nosotros no nos interesa lo que hizo este hombre en otro lugar, en realidad puede ser falso como dice El”, dijo Fran levantándose para ir al piano.
“Puede ser, pero se dice que era un noble, pero no saben quién es”, añadió Michaela.
Anthony había dejado su periódico abandonado hacía un rato.
Esto era obra de Penélope, aprovechó la llegada del hombre para dejar salir el rumor. Debía reconocer que era bastante inteligente.
Su hermano seguía en la miseria, se había encerrado en Bloomsbury después de que lo sacaron del bar de Modrich y no quería hablar con nadie, ni siquiera con su madre. Daphne era la única que lo había visto en esos días y había discutido con su madre por el asunto, todo era un caos.
Anthony decidió en ese momento abandonar el salón e ir a visitar a Colin, necesitaba hablar con él, ya era hora. Debía hacerle entender que su comportamiento, aunque bastante comprensible. Solo faltaba más la imagen de su familia.
Tomando su caballo del establo, salió de inmediato hacia la casa de Colin en Bloomsbury. Tenía buenos recuerdos de los paseos cuando visitaba a Penélope, y eso lo puso de buen humor.
Llegó rápidamente y tocó la puerta, como era costumbre Dunwoody abrió.
“Buenas tardes, Lord Bridgerton”, saludó el hombre.
“Buenas tardes, ¿Está mi hermano?”, preguntó Anthony entrando sin invitación.
“Si, su gracia, la duquesa está con él”, respondió Dunwoody dejándole el camino libre.
“¿En su habitación?”, preguntó Anthony y el mayordomo asintió.
“Gracias, sé el camino”. Anthony subió al piso de arriba y caminó hasta la habitación de Colin, pero se detuvo al escucharlo discutir con su hermana.
“Es increíble que estés aquí en este estado todavía”, escuchó a Daphne reprenderlo. “Mientras tanto tu esposa sigue como si nada, haciéndose la inocente en todo esto”
“Mi reputación ya está dañada Daphne, todos creen que no soy un hombre, no puedo salir sin escuchar susurros sobre mí, siento como me ven con lástima y desprecio y no debo decir que no lo merezco porque sé que así es”, respondió Colin y por el tono de su voz parecía querer llorar.
Anthony se acomodó aún más en la puerta para escuchar mejor.
“¿Y qué hay de lo que habías planeado? ¿Ya te diste por vencido?”, insistió Daphne nuevamente.
“Ya no tiene ningún sentido, prefiero dejar que las cosas sigan su curso”, dijo Colin.
“No puedo creer que en esto sea en lo que te has convertido, te desconozco”, Daphne parecía alterarse cada vez más y Anthony no entendía el porqué, en realidad era bueno que Colin ya se hubiera dado por vencido acerca de todo, resultaría más fácil si no pusiera tantos atrasos como era su costumbre.
“No voy a seguir tu consejo Daphne, puede que ahora no me consideren ni un hombre, pero todavía puedo tener un poco de honor”, Colin parecía haberse recuperado para defenderse, la conversación ya estaba escalando.
“Es gracioso que lo digas, ¿no es esa la misma razón que volviste aquí tan mal? ese escándalo que te persigue”, lo acusó Daphne y Anthony ya sabía a lo que se refería, pensó que Colin estaría muy disgustado con esa acusación.
“Me equivoqué, me he equivocado tantas veces y sé que no es más que mi culpa, pero no puedo arrastrar a Penélope a más de esto, ella no lo merece, aunque muy tarde me he dado cuenta que era una de las personas más importantes de mi vida y la perdí por idiota”, dijo Colin casi sin aliento, Anthony podía adivinar que estaba al borde de las lágrimas y sintió un poco de lástima por él.
“Eres un cobarde, eso es lo que eres, no eres capaz de hacer las cosas, por eso todos te dejan todos”, le gritó Daphne a Colin.
Anthony sintió que era el momento de intervenir, pero Colin volvió a hablar.
“Por lo menos yo sé cuándo detenerme, eres una hipócrita. Dices que soy un cobarde, pero aun así accediste a ayudarme ¿Por qué?”, preguntó Colin nivelando el volumen de la voz de Daphne.
“Porque eres mi hermano y porque sé que a pesar de toda tu ceguera querías a Penélope, además me conviene que ella siga atada a la familia”, respondió Daphne en voz baja y escuchó a Colin reírse.
“Por favor Daphne, sabes qué hay más de eso. Te lo pregunté una vez, pero ahora lo confirmo, no te agrada, pero no la quieres lejos. Te lo pregunto otra vez ¿Por qué?”, esta vez la voz de Colin se escuchó más firme.
“Porque no me podía quedar sentada viendo como esa mujer lo arruinaba todo, no solo a ti, a la familia, a mí”, soltó Daphne, casi no pudo entender lo que había dicho. “Tu nunca entiendes las consecuencias de tus actos, tu te vas y dejas a los demás lidiando con todo, tu primer compromiso, tu matrimonio apresurado y ahora esto”
“Eso no es justo, no tengo la culpa de que esta sociedad sea tan cerrada”, trató de justificarse Colin.
“Es la sociedad en la que vivimos”, replicó Daphne. “No importa si te gusta o no. Debes aprender a vivir en ella”
Se quedaron en silencio unos minutos. Anthony, escondido tras la puerta entreabierta, contuvo la respiración. Había considerado marcharse, pero algo le decía que debía quedarse. Por fin estaban hablando en serio.
“Además, ella sabe cosas de mí. Eloise dice que ella sabe demasiado de nosotros como para dejarla ir de la familia. ¿Y si habla con Simón? ¿Y si lo convence de que soy… algo que no soy? No lo soportaría. No otra vez.”
Anthony no entendía de que estaba hablando Daphne, parecía demasiado alterada como para tomar sus palabras en serio.
“Eloise me ha dicho lo mismo, pero no entiendo a que se refiere”, respondió Colin, dejando los gritos atrás.
“Si ella que fue su mejor amiga lo dice, entonces algo debe ser cierto. Tienes que hacer algo”
“¿Qué quieres que haga?”, preguntó Colin.
“Hay que deshacernos de ella, aislarla socialmente, piénsalo, si ella no está, no hay anulación, no hay más escándalo y que se descubra lo otro es poco probable”, la voz de Daphne apenas un susurro cargado de veneno, demasiado serena, demasiado fría.
Y él decidió que era momento de intervenir, entró a la habitación.
“¿Deshacerse de ella?”, preguntó en tono bajo, la molestia cargada en cada silaba.
Daphne y Colin se giraron sorprendidos hacia él.
Se quedó con los brazos cruzados, mirándolos fijamente. “¿Se acabaron las palabras?”
Ninguno de los dos abrió la boca para decir nada. Así que Anthony continuó. “¿Eso es lo que piensan hacer con una persona? ¿Con una mujer que no ha hecho otra cosa que tratar de sobrevivir en este circo al que llamamos familia?”
Daphne abrió la boca para responder, pero Anthony no la dejó. “No me interesa lo que tengas que decir, ya escuché lo suficiente de los dos. Pensé que eran personas decentes, pero esto, la forma en cómo planean esto simplemente porque creen que es un inconveniente, uno que ustedes mismos crearon ¿Acaso están mal de la cabeza?”
Colin dio un paso hacia él confundido. “¿Por qué te importa tanto?”
Anthony sostuvo la mirada de su hermano. “¿Te sorprende que alguien se preocupe por ella?”
Anthony no esperó a que Colin respondiera, se acercó a Daphne. “Si le hacen daño, se arrepentirán, me importará muy poco que sean mis hermanos”, dijo con la voz apenas un susurro, pero lo suficientemente fuerte para que ambos lo escucharan. “Porque si algo le pasa a Penélope, perderán algo más que un apellido”
El silencio que lo siguió fue demasiado denso, pero Daphne se recompuso rápidamente. “¿Nos estás amenazando?”
Anthony la miró sin pestañear. “Les estoy advirtiendo”
Daphne y Colin fruncieron el ceño casi al tiempo, pero Colin fue quien habló. “Desde que regresé no has hecho más que defenderla, incluso a costa de tu propia familia, ¿Es más importante que nosotros?”
Anthony se debatió entre decir un poco de la verdad o evadir la pregunta, era un terreno peligroso en el que estaba. “Por la forma en que las personas en las que más confiaba en la familia la han abandonado, me prometí no hacerle lo mismo”
“Hay algo que no nos estás diciendo”, comentó Daphne, mirándolo fijamente.
“Estoy diciendo lo que es, y se los repito, si intentan hacerle daño, yo mismo me encargaré de sacarla de esta familia y me importa muy poco el escándalo que venga después”
Colin lo miró entre sorprendido y herido. “¿De verdad traicionarás a tu familia por ella?”
“¿No eras tu el que hace un rato decía que no merecía nada de esto?”, preguntó Anthony con dureza, la pregunta pareció sorprender a Colin y bajó la cabeza avergonzado.
Se giró hacia Daphne otra vez. “Si no quieres que le diga a Simón lo que escuché aquí hoy, mantente alejada de Penélope y si es posible de la casa Bridgerton”
“No me puedes prohibir ir a mi casa”, replicó Daphne con rabia.
“Puedo, porque es mi casa”, dijo Anthony con firmeza. “¿Se te olvida que soy el vizconde?”
“Estás armando todo esto por nada, no estábamos hablando en serio”, trató de excusarse Colin, pero Anthony sabia que no era cierto.
“Claro, porque hablar de esto es una charla de té”, dijo Anthony irónicamente. “Y yo que venía asegurarme que estuvieras bien, pero ahora puedo decir que todo lo que te está pasando te lo mereces”
“Todo es culpa de Penélope, me hizo quedar mal el día del baile de mi madre”, Colin parecía un niño malhumorado, buscando excusas en todos. Pero nunca tomando su responsabilidad.
“Te hubieras ahorrado todo esto si hubieras accedido a lo que ella te pedía de forma amable en un principio, ¿no lo crees?”, era una pregunta retórica, así que no esperó que respondiera.
“No tengo nada más que decirles, si no quieren que le cuente esto a nuestra madre, que seguro se sentirá asqueada y decepcionada de los hijos que tiene. Dejen de hacer planes, porque los estaré vigilando”
“No puedes impedirme hacer nada”, respondió Daphne con petulancia. “Tengo mi propia familia y un título mayor que el tuyo”
“Tu título importará poco si no tienes quien te respalde”, respondió Anthony sembrando la duda en su hermana. Dicho eso les lanzó una mirada de advertencia por última vez y salió de esa casa. Tomó su caballo y cabalgó hasta el claro donde se reunía con Penélope.
Tenía que pensar en algo, no podía mantenerla una noche más en la casa Bridgerton, pero su abogado era tan testarudo, tal vez si él lo solicitaba personalmente podría hacer que se mudara.
Miró su reloj y se dio cuenta que era muy tarde para ir a ver al señor Cavendish, tal vez podría ir en la mañana a primera hora.
Habiendo tomado su decisión se sentó de espaldas a un árbol y pensó en como todo se había complicado tanto, no entendía a sus hermanos. ¿Qué había hecho Penélope para merecer tal cosa? Parecían verla como una amenaza constante, o por lo menos Daphne, pero no entendía por qué.
Estuvo horas sentado bajo el árbol hasta que notó que ya había oscurecido mucho y decidió volver a la casa Bridgerton. Dejó su caballo en el establo, entró por la puerta de los sirvientes y subió a su habitación y por primera vez en semanas no quiso ir a la habitación de Penélope.
Se quedó en su habitación las siguientes horas tratando de pensar en algo más. Concentrado en sus pensamientos, no se dio cuenta que alguien entró en su habitación.
“¿Por qué no has ido a verme?”, preguntó Penélope detrás de él. Anthony saltó sorprendido por la intrusión.
“Acabo de llegar”, no se había girado a verla porque todavía no había decidido si se lo contaba o no. ¿Cómo podría afectar eso a su relación?
“Sé que llegaste hace horas”, Penélope lo tomó del brazo y lo obligó a girarse. Él todavía se sentía incapaz de verla, su vista estaba hacia el piso.
“¿Qué pasa?”, preguntó ella con preocupación.
“Tienes que irte, no puedes estar aquí”, dijo Anthony y levantó la vista. “Lo mejor es que te vayas de Londres”
“¿Qué? ¿Por qué?” Penélope le soltó el brazo y retrocedió mirándolo con confusión.
“Porque no puedo perderte”, dijo casi en un susurro. “No puedo”
“Anthony ¿Qué pasa?”, preguntó Penélope acercándose de nuevo a él.
“Mi familia Penélope, nunca estarás segura con ellos cerca. No puedo permitir que te pase nada”, Anthony levantó su mano para acariciar suavemente su rostro. “No podría perderte como mi madre perdió a mi padre, no lo soportaría”
“Me estás asustando”, dijo Penélope con miedo. “¿Tiene algo que ver con tu hermano?” Anthony asintió.
“Dime qué pasó Anthony”, le ordenó Penélope.
Anthony le contó todo lo que escuchó esa tarde y Penélope parecía cada vez más disgustada por lo que le decía.
“Lo siento mucho”, dijo al finalizar de contar todo. “De verdad que ahora sí no puedo obligarte a quedarte”
“No me estás obligando, yo decidí quedarme”, respondió ella con firmeza. “Ahora es más necesario lo que quiero hacer”
“Ya basta Penélope ¿No escuchaste lo que dije?”
“Te escuché, pero no puedo simplemente huir ¿Luego qué? Seremos miserables ambos y de que habrá servido todo esto”, Penélope tenía una mirada de determinación.
Él se sintió cohibido, ella estaba mostrando la fortaleza que a él le estaba faltando, y no quería dejarla sola una vez más.
“Tienes razón, lo siento. Dejé que mi miedo a perderte me ganara”, Anthony tomó la mano de Penélope y besó la palma. “Sabes que eres importante para mí ¿Verdad?”
Con un suave asentimiento, Penélope lo atrajo, sus labios se encontraron en un beso tierno y pausado. Al separarse sus ojos buscaron los de él.
“Eres importante para mí también, no importa lo que tu familia haga, nosotros tenemos cosas que lograr”, afirmó , mirándolo con cariño y confianza, que Anthony hizo un gesto de aprobación. “Te amo”, añadió ella.
“Te amo”, murmuró él antes de juntar sus labios nuevamente y perderse en el momento, ella respondió con la misma necesidad.
Cuando se separaron buscando aire, Penélope lo miró y se separó de él. “Ahora es importante que siga con mi plan, pensaba retrasarlo un poco, pero quiero que tu hermano se hunda en la desesperación”
“¿Te refieres a los rumores?”, preguntó Anthony.
“Aparecerá en el próximo Whistledown”, dijo Penélope con una sonrisa.
“¿Y después?”, Anthony se sentó en el borde de la cama, Penélope se quedó de pie entre sus piernas y él la rodeó con sus brazos.
“Después, bueno espero que todo resulte como espero”, Penélope tomó su cara entre sus manos. “¿Te importaría si lo molesto un poco más?”
“Puedes hacer lo que quieras, estoy contigo sin importar qué”, respondió Anthony. Penélope sonrió ampliamente antes de besarlo. Y se alejó antes de lo que él hubiera querido.
“¿Debería irme?”, preguntó Penélope y él negó de inmediato.
“Antes de dormir, antes había pensado en hablar con tu abogado, un cambio de residencia, si no te quieres ir de Londres entonces en casa de tu madre estarás mejor”, Anthony vio como Penélope lo consideraba, no era lo que él quería porque eso significaba despedirse de sus noches, pero estaría mejor en su casa. Aquí había muchos empleados que le tenían cariño a sus hermanos. No era seguro. “No me respondas ahora, podemos hablarlo por la mañana”
“No hay nada que pensar, tienes razón. Vayamos juntos”, respondió Penélope.
“¿Estás segura? No quiero que lo hagas solo por mi”, dijo Anthony mirándola seriamente.
“Entiendo lo que quieres decir, y estoy de acuerdo con que sería lo mejor para mí ahora”, Penélope respondió con seguridad.
“Está bien”, Anthony la soltó para que se subiera a la cama y él se acomodó a su lado.
“Es la primera vez que estoy en esta habitación”, comentó Penélope. “Si nos casamos, ¿vas a seguir en esta habitación o te pasarás a la del vizconde?”, preguntó con una sonrisa.
“Se sentiría invasivo ir a las habitaciones de mis padres, creo que me gusta esta y podremos acondicionar una para ti si así lo quieres”, Anthony se giró y quedó a medio lado para mirarla.
“No es necesario, estoy segura que no me dejaras salir de tu habitación, aunque podría ser útil cuando esté molesta contigo”, ahora estaba jugando con él.
Anthony no quería que estos momentos con ella terminaran, pero tenía que ser paciente.
“Lo primero es cierto, lo último no me gusta tanto”, Anthony le tomó la mano y la beso. “Pero si es la única forma de que te quedes, aprenderé a soportarlo”.
Ella sonrió y ladeó la cabeza como si estuviera considerando su respuesta. “¿Aprender a soportarme cuando estoy molesta? Suena como una eternidad interesante”
Anthony no respondió de inmediato, solo la miró durante varios minutos memorizando cada línea de su rostro, cada gesto. “Es lo que quiero”
Ella bajó la mirada, y se cubrió la cara con las manos, parecía ligeramente avergonzada. “No deberías decir cosas así”
“¿Por qué no?”
“Todavía no estamos en ese punto”
El silencio que le siguió no fue incómodo, era de esos silencios densos y significativos, Anthony volvió a entrelazar su mano con la de ella “Llevamos un año juntos, ya estamos en ese punto”
“Eres ridículo”, dijo Penélope, sin poder evitar una sonrisa. No había reproche en su voz, solo una ternura que no se esforzaba en ocultar.
“Soy ridículo, pero solo contigo”, dijo Anthony acercándose más a ella. “Sé que te hace ilusión también. Buenas noches, cariño”, le dio un beso en la base de su cuello y se alejó de inmediato.
“No vas a escuchar eso de mí”, respondió ella, pero se giró para acomodarse a su lado. Anthony sonrió sin decir nada, simplemente la rodeó con el brazo y la atrajo más cerca. Cerró los ojos, se relajó… y finalmente se permitió dormir.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
La mañana siguiente, Anthony se despertó temprano para dejar que Penélope se fuera a su habitación y él se arregló para poder ir a donde su abogado. Después del desayuno salieron juntos, su familia hizo preguntas, pero Penélope, como la mujer lista que es, sacó una excusa creíble rápidamente.
Llegaron a la casa del señor Cavendish, aunque no habían anunciado su visita con antelación, el abogado los recibió sin problemas.
“Buenos días, Lord Bridgerton, señora Bridgerton, ¿En qué los puedo ayudar?”, preguntó el Señor Cavendish invitándolos a sentarse en su estudio.
“Es necesario el cambio de residencia de la señora Bridgerton, es preferible que viva con su madre a partir de ahora”, respondió Anthony, el abogado lo miró intrigado.
“Puede decirme la razón”, pidió y Penélope respondió esta vez.
“No es un lugar seguro para mí, el señor Bridgerton sigue tratando de hacer cosas contra mi”
“Eso es interesante”, dijo su abogado asintiendo. “Está bien, enviaré la novedad al tribunal, tal vez incluso ayude a su caso. Y como le he dicho antes, no haga nada que se considere escandaloso ni que su marido pueda usar en su contra”
“Lo sé, he mantenido mi comportamiento impecable hasta ahora”, respondió Penélope.
“Es bueno que haya venido, iba a visitarla porque el tribunal ya comenzó a trabajar de nuevo, esta vez se tomaron su tiempo”, informó el abogado. “Respecto a su solicitud, todavía están examinando las prueba de los párrocos, lo que reportaron Lord y Lady Bridgerton y lo que usted reportó”
“Eso me parece bien, espero que resulte a mi favor”, dijo Penélope.
“Esperemos que así sea”, respondió el abogado. “¿Algo más que quiera discutir?
“Eso era todo lo que tenía por decir, haré el cambio de residencia mañana”, Penélope comenzó a levantarse y Anthony la siguió. “Que tenga buen día”, se despidió Penélope, el señor Cavendish se despidió.
Anthony y Penélope volvieron a salir a la calle.
“Bueno, ¿ahora que sigue?”, preguntó Anthony, Penélope miró más allá del carruaje.
“Ahora, mi señor, es cuando Lady Whistledown informa”, Penélope sonrió satisfactoriamente.
“Pensé que ibas a esperar al próximo baile”
“No tengo que esperar cuando lo que tengo que decir ya está en boca de todos, además es momento de provocar más molestias a tu hermano, de tu hermana me encargo después”, Penélope comenzó a caminar hacia el carruaje y él la siguió.
Cuando se subió él dijo. “Espero que esto no te afecte demasiado”
“No lo hará, no es como si no hubiera informado cosas así antes”, dijo restando importancia. “Y por lo menos esta vez, espero no sentirme culpable de delatar a un miembro de tu familia, creo que los protegí demasiado antes”
“Gracias a ti seguimos con nuestro título y prestigio, creo que eso es algo que mis hermanos no valoran y por eso actúan de esta forma”, Anthony bajó la cabeza avergonzado. “Creo que tal vez en parte es culpa mía, no los supe guiar en el momento que más necesitaban”
“Eso no es cierto, no es tu culpa. Tu no eres responsable de sus acciones, ni nadie más que ellos mismos”, Penélope le tomó la mano. “Tu eres un buen hombre, aunque antes hayas sido tan distante, siempre te has preocupado por todos y ninguno de ellos puede hacerte pensar lo contrario”
Anthony no respondió, y Penélope lo entendió, sabía que necesitaba procesar lo que había escuchado, esperaba que su amenaza hubiera resultado efectiva para los dos y que no hicieran nada.
No quería convertirse en un cascarón vacío como lo había sido su madre cuando perdió a su padre, era su mayor temor y ahora era una gran posibilidad.
Siguieron su camino en silencio hasta la casa Bridgerton, donde estuvieron en el salón juntos con los demás charlando sobre el próximo evento. Todo parecía en calma, hasta que a la mañana siguiente apareció el nuevo Whistledown.
Documentos de sociedad de Lady Whistledown
Abril, 1816
Querido y gentil lector,
Esta temporada ha estado marcada por los escándalos y comportamientos inapropiados, se ha sabido que, en la última fiesta de té de Lady Cowper, una debutante fue sorprendida con cierto caballero esquivo del matrimonio, no se sabe en qué estado se encontraban, pero la preparación de la iglesia está en proceso. Si han recibido la invitación a última hora, sabrán de quién se trata.
Por otro lado, dicen las malas lenguas, que cierto caballero inglés, de renombre y apellido respetable, ha dejado una huella menos que honorable durante su ausencia del Reino.
Parece que la dolce vita italiana le ofreció algo más que vino y ópera… quizás también una lección de lo que no se debe hacer cuando se tiene un anillo en el dedo, pues este noble encontró consuelo en una dama ya comprometida por sagrado voto y no, no se trataba de su esposa, porque mientras él disfrutaba de sus placeres, su esposa, al parecer, seguía en Londres.
Los detalles son tan jugosos como los limones sicilianos, pero lo que es verdaderamente fascinante es que el marido de la dama, un hombre de título e ímpetu, exigió satisfacción en forma de duelo. Pero nuestro inglés… simplemente no apareció.
¿Cobardía? ¿Astucia? ¿O la huida de un hombre que sabe que ni sus modales ni su moral le permitirían salir ileso?
Desde entonces se dice ha estado viajando por toda Europa, como si fuera un gran tour de vergüenza y pretextos. ¿Regresará algún día con la frente en alto? ¿O ya regresó? Tal vez simplemente quiera fingir que lo ocurrido en Italia no podrá alcanzarlo en tierras londinenses.
Lo único que podemos asegurar es que la memoria de la sociedad es tan aguda como su lengua, y si alguien pensaba que los pecados cometidos fuera de nuestras fronteras no tienen eco aquí… quizás deba pensarlo dos veces.
Su siempre atenta cronista.
Lady Whistledown
Notes:
Este capítulo es parte de la evolución de Anthony, él no estaba de acuerdo al principio, lo cual es entendible, aún sabiendo que Colin, la verdad se lo merecia. Pero él es tan leal que a pesar de sus propios deseos sigue tratando de proteger a todos. Por eso la conversación con Daphne y Colin es importante, ahí él se da cuenta que tiene que poner prioridades porque simplemente no puede protegerlos a todos, cuando sus hermanos sinceramente no lo merecen.
Ahora que con la conversación con Penélope, se desveló lo que ella en realidad quiere lograr, no es solo que Colin le de la anulación, porque en realidad eso se hubiera solucionado fácil, pero ella no quiere tenerlo cerca.
Disculpen cualquier error, reviso tantas veces y se me pasa alguno siempre 😅
En el próximo capítulo: POV Penélope, hay revelaciones y conversaciones.
Chapter 20: Capítulo 20
Notes:
⚠️ Contenido sensible / Trigger Warnings
Este capítulo contiene amenazas implícitas, manipulación emocional y representaciones de ansiedad intensa o ataques de pánico.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Casa Featherington, Londres
Finales de abril, 1816
Penélope sentía una satisfacción increíble al leer su última columna, sabía que en algún momento Colin y Daphne lo leerían y tal vez entrarían en pánico sabiendo que el rumor ya había llegado a Londres, esperaba entonces que Colin estuviera un poco más desesperado por el asunto para hacerle una visita.
Ahora se encontraba frente a su madre, quien después de informarle que venía a vivir con ella comenzó a estar más pendiente, incluso más que cuando era solo una debutante. Parecía vigilar todo el tiempo y por esa razón no había podido escaparse tan a menudo como hubiera querido para ir a la casa Bridgerton a ver a Anthony. Con las únicas con quien había hablado era Hyacinth, Michaela y Fran.
Su partida fue un poco sorprendente para Lady Bridgerton, parecía sospechar el porqué, pero era demasiado educada para decir algo. Sin embargo, antes de partir la abrazó y le dijo que lamentaba todo lo que había sucedido y que pudiera encontrar la paz que tanto buscaba. Y eso le hizo saber a Penélope que tal vez Lady Bridgerton estaba más pendiente de ella de lo que se daba cuenta.
“Penélope”, la llamó su madre, Penélope levantó la vista hacia ella. “¿De qué te estás riendo?”
“La última columna de Lady Whistledown, fue algo ingeniosa”, respondió y volvió a mirar el folleto, seguro que lo iba a guardar.
“Sí, estuvo muy interesante, me pregunto quién pudo haber sido ese hombre”, comentó su madre y tomó el otro folleto que estaba frente a ella. “A veces me pregunto por qué dejamos que los hombres sean los que tomen las decisiones, se ha demostrado que no son tan inteligentes”
“No puedes juzgar a todos por uno, madre”, replicó Penélope, dejando de lado la columna.
“No lo digo solo por este hombre, lo digo por todos los que hemos conocido”, respondió su madre seriamente. Se preguntaba si su opinión estaba basada solo en los hombres Featherington o había más.
“¿No has pensado en casarte otra vez mamá?”, preguntó Penélope con curiosidad.
“No tengo necesidad para hacerlo, y sin duda no quiero estar nuevamente atada a un hombre”, dijo firmemente y Penélope solo asintió dejando el tema de lado.
“Debería subir a arreglarme, la fiesta de jardín de la reina es en unas horas”, se levantó del sofá con su columna y subió las escaleras con rapidez. Cuando llegó a su habitación una sonrisa se extendió por su rostro, nunca había estado tan emocionada por una columna desde que comenzó a publicar. Se preguntaba si Colin era lo suficientemente inteligente para unir los puntos, no sería divertido si no lo ve tratando de pelear un poco.
“Señora, le ha llegado una carta”, dijo Rae desde fuera de la habitación.
“Pasa Rae”, le dijo Penélope y se sentó en su escritorio. “¿Una carta dices?”
“La dejaron en la casa Bridgerton, una de las empleadas hizo el favor de traerla hasta acá”, respondió su doncella entregándole la misiva. Penélope leyó el remitente y estaba un poco sorprendida e intrigada, hacía mucho no compartía cartas con ella.
“Gracias Rae, dentro de un rato comenzaré a vestirme para el evento de hoy”, Penélope despidió a su doncella con amabilidad y apenas salió, comenzó a abrir la carta.
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Romney Hall, Gloucestershire
Abril, 1816
Querida prima,
Espero que esta carta te encuentre bien, me he enterado de algunas cosas por medio de la columna de Whistledown. Podría decir que lamento que tu matrimonio haya terminado de esa forma, pero supongo que debes estar bien con lo que sucede, ya que fue tu decisión. Aunque si lamento que tengas que pasar por todo esto y el circo social que seguro estás soportando ahora. Es muy raro escribirte, puesto que nuestras cartas se detuvieron en el otoño del año pasado, sé que no soy la corresponsal más diligente y me disculpo. Siento que debí estar más para ti como tu lo hiciste conmigo mientras estuve en tu casa esa temporada.
Espero que estés bien y que Lady Featherington no sea tan cruel contigo por lo que estás haciendo, aunque me dijiste antes que ya había cambiado, no puedo pensar en que esté tranquila con todo el escándalo que puede haber. O tal vez sí, atención es atención y a tu madre le gusta mucho eso.
Creo que me fui por las ramas, discúlpame.
Si preguntas por mí, he estado bien, la vida aquí en el campo es tranquila, mis hijos se encuentran en perfecto estado. Creo que si en algún momento quieres venir a conocerlos estaría encantada de recibirte. Oliver y Amanda no conocen a mucha gente, es lo que pasa por vivir tan apartados y les he hablado de ti, creo que tienen ganas de conocerte.
Por otro lado, este es el asunto por el que te escribo. Ahora que Phillip se fue de viaje para investigar sobre sus plantas, su correspondencia quedó aquí y llegó una no hace poco desde Londres, había muchas cartas desde Escocia y otras desde la residencia Bridgerton, pensé que algunas eran tuyas, pero vi el remitente y todas eran de tu cuñada, la señorita Eloise. No fui tan imprudente como para leer su contenido, pero no sé cómo es que Eloise y Phillip pueden llegar a conocerse.
Te lo comento porque es un poco inusual que una joven soltera, se escriba con un hombre casado que no sea familiar. Tal vez puedas hablar con ella o con su madre para detener este comportamiento. Aunque no me importa la naturaleza de la relación, como bien sabes mi matrimonio es completamente contractual, me preocupo por la reputación de ambas familias si esto llega a oídos ajenos. Y no quiero tener otro problema con la familia Bridgerton.
No me extiendo más, que tengas una buena temporada social. Espero tu respuesta.
Sinceramente.
Lady Crane.
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La carta de Marina la había sorprendido, tanto por lo que escribió como por su contenido, la última parte de Eloise fue un poco esclarecedora, eso podría explicar por qué últimamente parecía tan melancólica y se encerraba en sí misma. No era que le preocupara lo que podría pasar, pero como era costumbre, Eloise no medía las consecuencias de sus actos. Pensó en lo que podría hacer. Tal vez hablara con Anthony o podría hablar ella misma con Eloise, no sabía cómo recibiría ella un regaño de su parte.
Decidió dejarlo para otro momento y respondió la carta a Marina de inmediato.
Cuando terminó, llamó a Rae para que la ayudara a vestirse y enviara la carta lo más pronto posible. Rae le eligió un vestido azul claro y le dejó el cabello suelto con unos pequeños broches, había notado que a Anthony le gustaba su cabello suelto, así que este era su pequeño regalo a él este día. En el momento en el que estuvo lista bajó al vestíbulo, ya su madre estaba esperándola.
“¿Estás lista?”, le preguntó su madre y Penélope asintió. “Bien, vamos, no queremos llegar tarde”
Subieron al carruaje y su madre la miró por un rato atentamente hasta que se atrevió a hablar. “Sabes que es posible que comiencen los rumores porque volviste a la casa”
“Lo sé, en realidad es conveniente mamá”, respondió Penélope.
“¿A qué te refieres?”, preguntó su madre confundida.
“Ya lo sabrás”, Penélope no dijo más nada y el resto del camino transcurrió en silencio, la llegada al palacio fue demorada, había muchos carruajes delante del de ellas. Cuando llegaron a la entrada, un lacayo las ayudó a bajar.
“Ten cuidado Penélope”, le dijo su madre mientras caminaban hacia la entrada.
“Siempre lo he tenido madre”, su madre puso su mano en su mejilla. “Bien, no tomes en serio lo que comenten de ti”
No sabía a qué se refería y tampoco quería preguntarle en ese momento, así que solo asintió y le dedicó una sonrisa. Caminaron juntas donde estaba realmente la reunión en el jardín. Como era costumbre, pocos la saludaron y ella se apartó de su madre para recolectar información.
Dio varias vueltas y el tema principal era su última columna. Solo esperaba que ocurriera algo en este evento, o si no tendría muy poco que contar para la próxima.
“¿En qué piensas?” Anthony llegó a su lado y tomó una copa de limonada.
“En qué no hay mucho que decir para mi próxima columna”, respondió ella girándose hacia él. “No te vi llegar”
“Llegué hace media hora, pero te veías muy concentrada escuchando las conversaciones de los demás”, comentó en tono juguetón.
Penélope sonrió. “¿Cómo han estado las cosas en tu casa?”
“Como siempre, por lo menos mis dos hermanos no han ido tal como les ordené”, Anthony no podía ocultar su rabia cuando hablaba de ellos, se pensaba de inmediato.
“Es probable que veamos a uno de ellos hoy”, respondió Penélope mirando alrededor, era probable que Daphne viniera.
“Y es probable que para el evento de arte de Ben también asistan, aunque Colin no lo creo”, Anthony tomó otra copa, pero esta vez de champaña. “¿Asistirás?”
“Sí, Benedict me invitó, quiero ir a apoyarlo”, respondió Penélope, Anthony se acercó más a ella.
“Sí, se ha esforzado mucho por este proyecto”, concordó él. “¿Por qué la reina hizo esto cuando no está aquí?”
“Creo que quiere hacer una gran entrada, es bastante temprano todavía”, respondió Penélope mirando a su alrededor.
“Penélope, es un placer verte”, le dijo Agatha atrás de ella.
“Lo mismo digo Agatha, ¿Disfrutando la tarde?”, preguntó Penélope girándose hacia ella, con una sonrisa que Agatha le devolvió.
“Estás personas están muy ocupadas hablando de la columna de Lady Whistledown y de tu vida, que se han olvidado cuál es el propósito de este tipo de eventos”, Agatha se puso a su lado y golpeó a Anthony con su bastón. “Usted, Lord Bridgerton, ha estado demasiado tranquilo esta temporada”
“No hay mucho que hacer, a estos eventos solo asisto para pasar tiempo con una persona”, respondió mirándola.
“Claro, debería controlarse o el próximo rumor podría ser suyo y no creo que le agrade mucho”. Anthony se vio debidamente regañado y solo se quedó en silencio a su lado.
“Penélope, quiero hablar con usted”, solicitó Agatha y ella hizo un gesto para caminar por el jardín. Le dio una mirada de disculpa a Anthony, pero él la descartó con rapidez.
“Debo decir que estoy bastante impresionada”, Agatha la agarró por el brazo y caminaron lentamente por el jardín. “Ese es el rumor de tu esposo, ¿no es así?”
“Lo es”, confirmó Penélope.
Agatha sonrió con satisfacción. “Quién hubiera pensado que un Bridgerton se vería envuelto en algo así”
“Bueno, supongo que las circunstancias hacen que las personas hagan cosas que nunca pensaron hacer y no es que esté justificándolo, solo creo que en algún momento de ese año se perdió completamente”, Penélope respondió sinceramente.
“¿Y qué piensas hacer ahora?”, preguntó Agatha interesada.
“Esperar, tal vez una semana y él comenzará a pensar que alguien lo está vigilando y necesito que esté lo suficientemente distraído para jugar mi última carta”, dijo Penélope con una sonrisa de suficiencia. “Estoy segura que no tardará en creer que yo divulgue el rumor”
“Me gusta como piensas, es inteligente, no actúas directamente, juegas con él. ¿Pero piensas hacer algo con la duquesa o ya te olvidaste de ella?”, se detuvieron frente a la carpa de la reina.
“No me he olvidado, la tengo bastante presente, pero no puedo hacer mucho con ella; pero puedo manipular a la sociedad, creo que eso sería suficiente para mí”. Agatha solo hizo un gesto de aprobación y se sentó en el asiento al lado del de la reina.
“Parece ser que su majestad no piensa venir hoy”, dijo Agatha. “Creo que tiene problemas con el rey nuevamente”
“Es una lástima, la organización quedó bastante bien”, Penélope miró alrededor y notó que Eloise estaba sola, apartada de la gente, y recordó lo que había enviado Marina, encontraría el lugar para hablar con ella.
“Si tienes cosas que hacer, puedes irte”, le dijo Agatha, Penélope negó, pero la mujer insistió y se vio caminando directamente hacia Eloise. Pero unas damas se interpusieron en su camino para preguntarle sobre su vida y bueno, ella iba a aprovechar cada minuto del espectáculo que ella misma había orquestado.
Dejó caer algunas cosas sobre Colin y sus viajes, la naturaleza de su relación y por qué estaba viviendo con su madre. Las mujeres comenzaron a sentir pena por ella, la víctima, y comenzaron a especular sobre los hombres que habían viajado hace un año. Ella se disculpó después de esa discusión sin sentido y camino directo a Eloise.
“Eloise”, la saludó Penélope, con su tono de voz neutro. Eloise la miró con aburrimiento y no respondió.
“Me llegó una carta de mi prima hoy, es bastante interesante lo que tenía que decir sobre ti y sobre su marido”, dijo Penélope mirando hacia el resto del jardín. Asegurándose que no hubiera nadie cerca.
Eso pareció alertar a Eloise, y Penélope siguió hablando, “Marina no quiere saber la naturaleza de su relación, no le importa. Pero quiere que pare porque puede generar un escándalo si alguien se entera”
“Penélope…” comenzó a decir Eloise. “Yo le escribí el año pasado porque Marina nunca respondió a mi carta y pensé que le había pasado algo, luego seguimos hablando, es bastante culto e interesante. No hay nada inapropiado”
“Es un hombre casado, que compartas cartas con alguien a quien ni siquiera conoces en persona, ya es inapropiado”, la reprendió Penélope y por primera vez Eloise pareció escucharla.
“Tu compartías cartas con Colin”, replicó Eloise.
“Es cierto, y mira como acabamos. Según tengo entendido, tú no quieres casarte y con él no vas a poder, por lo que quedarías arruinada. Y a tu familia no le gustará eso”, Penélope no quería sonar dura, pero últimamente había aprendido que era la única forma de hacer que Eloise le prestara atención. Por la forma en como ella bajó la mirada avergonzada le hizo pensar que tal vez Eloise sí quería algo más. “Ya veo” murmuró Penélope.
“No es lo que piensas, yo no me metería en la relación”, dijo Eloise rápidamente y con una mirada de pánico.
“Es demasiado tarde”, dijo Penélope.
Era bastante irónico, pensó Penélope. Eloise nunca pensó casarse y ahora que había encontrado a alguien con quien si quería, no lo podía hacer.
“Por favor no se lo digas a mi madre”, le pidió Eloise.
“No lo voy a hacer, pero se lo diré a Anthony, porque sé que seguirás con las cartas. Y yo no quiero involucrarme más en tus asuntos, estoy haciendo esto hoy como un último favor por la amistad que alguna vez tuvimos”, dicho eso se alejó de ella y comenzó a buscar a su madre. Pero no la vio, así que nuevamente se ubicó cerca de la mesa de refrescos.
Al cabo de un rato la reina llegó y se sentó en su puesto, algunas debutantes pasaron a saludarla, pero la reina les hizo un gesto despectivo.
Penélope decidió saludarla, era una buena oportunidad para mostrar que tenía el favor de la reina.
Camino con gracia y se acercó a su majestad, hizo una reverencia y la saludó. “Buenas tardes, su majestad”.
“Señora Bridgerton a usted si es bueno verla”, dijo la reina con una sonrisa, “Siéntese”, le indicó una silla a su lado. Los murmullos no se demoraron en comenzar, y todos la señalaban sin disimulo.
“¿Ha decidido usar mi amistad a su favor?”, le preguntó la reina, pero no tenía un tono acusatorio.
“Han estado hablando de mí y de mi vida toda la tarde, que creí necesario agregar algo más”, respondió Penélope, había mantenido en completo secreto su relación con la reina, ni a su madre se lo había comentado.
“¿Ha escuchado algo más interesante? No quería asistir hoy, parece ser que esta temporada está más aburrida que la pasada”, la reina señaló a las debutantes que estaban reunidas cerca. “No hay ninguna pareja prometedora”
“Este año su majestad tampoco eligió a una señorita para diamante o algo más, me parece que los caballeros se acostumbraron a eso”, respondió Penélope.
“Eso significa que ninguno es valioso, solo entrarían a un cortejo si no es por competencia, sin duda una dama merece más que eso”, Penélope hizo una señal de acuerdo. “Pero eso no es importante, ¿Tiene algo que compartir conmigo además de lo que se ha leído?”
Penélope se pasó todo el resto del evento con la reina, era incluso más entretenido que caminar escuchando lo que los demás hablaban, Agatha se unió un poco después y las tres conversaron como lo hacían en sus tardes de té. Antes del anochecer todos comenzaron a retirarse a sus casas, no había sucedido nada memorable, pero por lo menos tenía algo que escribir. Pensó en reducir sus números semanales si esta temporada avanzaba de la misma manera. De igual forma había conseguido ahorrar bastante a lo largo de los años y podrá relajarse mientras tanto.
Cuando llegó a su casa, su madre la interrogó. “¿Cómo es que eres tan cercana a la reina?”
“Lo somos hace mucho, Agatha me llevó a una de sus reuniones privadas y al parecer le agradé”, respondió Penélope avanzando hacia las escaleras.
“¿Y por qué nunca lo comentaste?”, preguntó su madre.
“No lo consideré necesario y no pensé que duraría mucho”, mintió ella. “Estoy cansada madre, quiero retirarme”
“Está bien”, su madre caminó hacia el estudio de su padre y Penélope se dirigió a su habitación. Escribiría la columna y la enviará con Rae, estar en su antigua habitación se sentía muy extraño, ya se había acostumbrado a la casa Bridgerton y ahora le parecía extraño dormir sola.
Se sentó frente al escritorio y comenzó a armar la columna, por lo menos eso era algo que no había perdido y que no iba a perder.
Escribió la columna, destacando su situación, los comentarios del misterioso caballero y que la habían visto con la reina, no se sentía bien escribir una columna de sí misma. Agregó algunos otros comentarios que había escuchado de Lady Cowper y algunas cosas de Lady Gun.
Cuando terminó, repasó cada línea con cuidado, asegurándose de que la voz de Lady Whistledown permaneciera intacta, aguda pero elegante. Dobló el papel con precisión y lo colocó en el sobre que entregaría a Rae. Cerró los ojos un momento, dejando que el silencio de la habitación la envolviera. Tal vez no todo estaba en su sitio, pero al menos su voz seguía siendo suya.
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Entrada del diario de Colin Bridgerton
28 de abril de 1816
He pasado varios días sin dormir.
Ya ni siquiera sé cuando comienza un día y termina el otro.
Primero fue por la vergüenza, todos en el club hablaban de mí, no podía presentarme tranquilamente en ningún lugar sin ser inspeccionado y juzgado. Pero ahora con esa maldita columna. Alguien lo sabe. No hay nombres, claro que no, y eso es lo más extraño. Esa chismosa de Whistledown siempre menciona nombres, pero esta vez todo está envuelto en un velo de insidiosa elegancia “un noble inglés”.
Pero yo sé.
Sé que soy yo.
Aunque la gente no lo sepa todavía, no tardaran en conectar los puntos, tal vez ya lo están haciendo, lo susurrarán en los salones, en los clubes. El silencio de la gente que antes hablaba conmigo, todo está ahí.
¿Pero quién lo ha dicho? ¿Quién lo descubrió? ¿Cómo se divulgó?
¿Fue la condesa? ¿Acaso por fin habló? ¿Alguien nos vio en Nápoles?
Daphne… no, ella me ha defendido frente a todos. No lo haría.
¿Entonces quién?
¿Quién quiere arrastrarme a la ruina?
Y Penélope, ha permanecido tan serena durante todo esto, Parece no afectarle que hablen de ella. No sé qué juego está jugando, pero sé que me odia y no la culpo, yo me lo busqué.
Y la anulación… Maldita sea, no he tenido ni tiempo para pensar en eso, he abandonado por completo todo, ya que más da.
Siento que me ahogo.
Y, sin embargo, no puedo hacer nada más, porque ya todo me alcanzó.
Es como estar enterrado vivo y oír como cae la tierra sobre el ataúd…
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Royal Academy of Arts
Mayo, 1816
La exhibición de arte era un acontecimiento esperado, y Penélope se encontraba en una esquina de la galería con los demás Bridgerton, ya había hablado con Benedict, haciéndole saber su apoyo y él se veía visiblemente nervioso. Podía entender el sentimiento, pero sabía que apenas llegaran más personas a halagar su trabajo, se tranquilizaría, por lo que no se preocupó mucho.
Mientras tanto, ella comenzó a recorrer la galería junto a Hyacinth y Michaela, admiraron algunas de las obras exhibidas.
“Todas estas obras, tan diferentes, pero dejan la misma sensación”, comentó Michaela a su lado. “Son paisajes muy bonitos, logran transmitir la paz de estos sitios”
“Sí, me gusta mucho la de mi hermano, es Aubrey Hall en verano”, Hyacinth señaló la obra que estaba un poco más adelante.
“Benedict tiene mucho talento, espero que después de hoy se lo crea”, Penélope miró hacia las otras personas, que en vez de estar viendo las obras, la estaban observando a ella. “Me pueden decir si tengo algo mal”, les preguntó a Hy y Michaela. Ambas la miraron a ella y luego a su alrededor.
“No sé qué te sorprende, has sido el centro de atención de Whistledown en sus últimas columnas, contigo me siento al lado de alguien importante”, respondió Michaela. Y eso era lo negativo de todo esto, pensó que pasaría más rápido, pero no era así.
“Tiene razón Pen, antes te criticaba mucho y ahora solo habla de ti, creo que le comenzaste a agradar”, Hyacinth dijo emocionada, pero ella ya se sentía cohibida con tanto escrutinio.
“Esto es un poco incómodo, creo que me retiraré un momento a solas”, dijo Penélope soltándose del brazo de Hy. “Vuelvo en un rato”
Camino hasta una de las habitaciones vacías y se sentó en uno de los sofás. Lo había disfrutado al principio, pero ahora ya era demasiado fastidioso, podría pensar que era una especie de castigo impuesto por ella misma. Se sirvió un vaso con agua para refrescarse y decidió salir de nuevo. En realidad sí quería disfrutar de la exposición y no iba a dejar que estas personas se lo arruinaran.
Tomó el pomo de la puerta, pero esta se abrió antes de que pudiera girarlo, y entró Daphne.
“Oh, Penélope, qué casualidad encontrarte”, dijo con una sonrisa que no era precisamente amable.
“Su gracia, ya me iba”, respondió Penélope y se dispuso a salir, pero Daphne no se movió.
“Supongo que debe ser horrible estar bajo todo el escrutinio de la alta sociedad”, su tono era suave, pero la sonrisa que tenía no le agradó ni un poco.
Penélope arqueó la ceja y sonrió “Deberías saberlo bien, has sido centro de la columna de Whistledown varias veces”
La sonrisa de Daphne se tensó. Se adentró más a la habitación y cerró la puerta tras de ella.
“Tienes razón; sin embargo, yo no era objeto de tantos rumores”, Daphne se sentó elegantemente en uno de los sofás. “Siéntate, quisiera hablar contigo”
Penélope, reticente, se sentó en el sofá frente a ella. “No veo de qué tendríamos que hablar”
“Mi hermano está muy mal después de lo que hiciste en el baile de mi madre”, dijo Daphne en tono acusatorio.
“No dije nada que no fuera verdad y no hice nada malo”, replicó con seguridad.
Daphne entrecerró los ojos. “Estás muy contenta con todo lo que has ocasionado, supongo que debe complacerte ver a Colin así… ¿No es cierto?”
“Debe ser difícil proteger a alguien que no se protege a sí mismo ¿No le parece, su gracia?” Penélope sostuvo la mirada y notó un leve gesto de nerviosismo en su postura.
“No entiendo de qué hablas”, respondió Daphne, pero el titubeo en su voz la delataba.
“De su hermano, claramente, ¿no cree que debería ser él, quién dé la cara?”, preguntó Penélope, pero no la dejó responder. “Se ha estado escondiendo en Bloomsbury, usted debería saber que eso solo agrava más los comentarios”
“Claro… pero tanto a él y a mí nos parece curioso que esta mujer Whistledown se enterara tan rápido de todo”, Daphne la miró con intensidad, buscando una reacción.
“No fue rápido, el proceso de anulación ya lleva casi un año, en cualquier momento podría suceder, hay mucho personal en la casa Bridgerton”, respondió Penélope restándole importancia.
“Tienes razón, aunque no me refería a eso”, dijo Daphne con un tono de sospecha.
“No entiendo a qué se refiere, no se ha hablado más de Colin desde la columna del baile de máscaras”, Penélope fingió ignorancia, Daphne comenzaba a sospechar y no pasaría mucho tiempo hasta que Colin también lo hiciera.
“No me quieras ver la cara de estúpida, ten cuidado Penélope”, dijo Daphne en tono de advertencia, su fachada serena se fue y apretó con fuerza el abanico en sus manos.
“¿Una advertencia o una amenaza?”, preguntó Penélope manteniendo la calma. “Porque en cualquier caso, déjeme decirle que cualquier cosa que intente, va a fallar y recuerde que yo responderé en consecuencia”
“Hablaste con Anthony”, no fue una pregunta, solo una confirmación. “Entonces debes saber que no estoy diciendo nada en vano”
“Yo tampoco, le recomendaría que dejara de entrometerse, pero a este punto creo que es innecesario”, Penélope se levantó de su asiento. “Si eso es todo que tenga buena tarde, su gracia”
Penélope salió del salón con el corazón latiendo con rapidez, había mantenido la calma, pero en realidad sí se encontraba muy nerviosa. Daphne era realmente impredecible y no sabía qué cosas sería capaz de hacer estando solas. Se dirigió al salón principal, y trató de encontrar alguna cara conocida, pero había tanta gente que no pudo ver a nadie.
Comenzó a caminar para tratar de relajarse y salió a uno de los balcones a tomar un poco de aire fresco. Había algunas parejas cerca, así que se quedó en un extremo mirando hacia el jardín.
“Señora Bridgerton, buenas tardes”
Penélope giró hacia el origen de la voz. “Lord Fife”, dijo en tono neutro.
“¿Cómo ha estado?”, preguntó ubicándose a su lado. Penélope no soportaba al hombre, pero era un Lord y tenía que ser educada.
“He estado bien”, dijo mirando nuevamente hacia el jardín.
“Me lo puedo imaginar, ahora es bastante popular, después de haber pasado dos años en las paredes, ¿Qué se siente ser el centro de atención?”
“No es tan agradable como lo hacen ver, ya me había acostumbrado a pasar desapercibida”, Penélope se giró hacia el hombre, estaba muy calmado y su mirada era incómoda de soportar. “Si eso es todo mi señor, me retiro”
“¿Su marido estuvo en Italia no es así?”, preguntó Lord Fife con una sonrisa.
“No entiendo por qué me pregunta eso”, dijo Penélope retrocediendo un poco.
“Solo he tenido algunas ideas, últimamente es un país popular”, comentó Lord Fife, su sonrisa se hacía cada vez más amplia “Me he encontrado con la necesidad de viajar, tal vez deba preguntarle a su marido sobre que hacer y que no”
“Eso es asunto de ustedes, no tengo nada que ver con el señor Bridgerton”, Penélope intentó irse, pero el hombre la tomó por el brazo.
“Nos veremos cuando sea una mujer libre, señora Bridgerton”, tomó su mano y le dio un beso en el dorso. “Créame, seré mejor marido que un hombre sin honor”
Penélope abrió la boca para decir algo, pero no salió nada. Lord Fife la dejó sola en el balcón y ella solo se preguntó cómo es que lo había deducido tan rápido. ¿Por qué siempre estaba metido en sus asuntos? Ese hombre era un verdadero chismoso.
Pero en realidad era un buen signo que personas cercanas a Colin notaran esto, tal vez serviría para su próxima columna, de Fife se encargaría después. No era importante ahora y no sabía a qué se refería con esperar que estuviera libre, porque si era en lo que estaba pensando, el hombre tenía mucha fe en sí mismo.
Decidió entonces marcharse, las dos conversaciones habían empañado su estado de ánimo, lo mejor sería retirarse temprano. Caminó hacia la salida de la galería. Esperando su carruaje, llegó Anthony.
“¿A dónde vas?”, preguntó al acercarse, “todavía no ha terminado”
“No estoy de humor para ver obras de arte”, respondió Penélope. El carruaje llegó y Penélope subió de inmediato, para su sorpresa Anthony le dio indicaciones rápidas al cochero y subió tras ella, cerrando la puerta con un golpe.
“¿Qué ha pasado?”, preguntó Anthony sentándose frente a ella.
“Tuve una conversación con Daphne y otra con Lord Fife”
Anthony apretó la mandíbula y los puños. “Ese hombre me está poniendo a prueba ¿Qué te dijo?”
“Mencionó algo de Italia y Colin… y que nos veríamos cuando fuera libre”
El ceño de Anthony se frunció más. Parecía incluso más molesto “Todavía sigue tras de ti, se va a tener que ver conmigo al amanecer”, respondió Anthony con rabia.
Penélope lo miró divertida. “No seas ridículo, según sé, eres mal tirador”
Anthony giró los ojos, ofendido. “Eso no es cierto, soy un buen tirador”, dijo a la defensiva. “No me gusta que Fife siga tan pendiente a ti”
“Si no lo conociera, diría que hubiera sido un buen pretendiente, es bastante guapo”, sonrió con picardía.
“Penélope…” su voz bajó, pero era incluso más firme “no sigas esa línea de conversación”, Anthony se puso más serio, pero ella quería molestarlo un poco más.
“¿Por qué? ¿Estás celoso?”, preguntó, acercándose hacia él, disfrutando de su incomodidad.
Anthony apretó la mandíbula y la miró fijamente, por un segundo ella pensó que lo negaría, pero no lo hizo. “Sabes bien que soy un hombre celoso”, dijo al fin con voz grave, sin apartar la mirada.
Penélope ladeó la cabeza divertida, y colocó una mano en su rodilla “No tienes por qué sabes que eres el único hombre en mi vida”
Anthony suspiró cerrando brevemente los ojos al sentir su caricia, pero cuando abrió los ojos nuevamente la miró con más intensidad. “Es solo que me molesta que esos hombres se te acerquen, te miren como si tuvieran alguna oportunidad”, dijo inclinándose hacia ella, quedando de rodillas en el carruaje.
Penélope le sonrió y tocó su mejilla, con el pulgar trazó un recorrido suave sobre su piel. “No gastes tus celos en fantasmas”, dio ella con una sonrisa serena y firme. “Yo elegí estar contigo y no me suelo arrepentir de mis elecciones”.
Anthony bajó la vista a sus labios y luego la volvió a mirar. “No sabes lo que me haces sentir cuando dices eso”.
“Demuéstramelo”, respondió ella, apenas en un susurro.
Anthony no necesitó más, se inclinó hacia ella y la besó, con intención, lentamente. No fue un beso apresurado ni apasionado, fue de esos besos que decía todo lo que no necesitaba ser dicho. Simple, directo, pero con todo un significado detrás.
Cuando se separaron, apenas unos centímetros, sus frentes juntas, respirando el mismo aire. Anthony sonrió y murmuró. “Creo que ya no me molestará lo de Fife”
Penélope arqueó una ceja divertida “¿Estás seguro?”
“Bueno… tal vez solo un poco”, concedió Anthony con una sonrisa ladeada.
Ella sonrió apoyando su frente a la suya, “Eres incorregible”
“Y tú, eres mía”, dijo con seguridad. Penélope no pudo evitar besarlo de nuevo.
El carruaje se detuvo con un traqueteo; el cochero dio el golpe al carruaje anunciando su llegada.
Anthony se separó de ella, sonriendo con suavidad. “Parece que llegamos”.
Ella se incorporó, alisándose el vestido y acomodando en su asiento. Anthony se bajó y le tendió la mano para ayudarla. Penélope pensaba que iban a la casa Bridgerton o a la suya, por lo que ver la casa de Anthony en Bloomsbury fue una sorpresa.
“¿Qué hacemos aquí?”, preguntó curiosa. Entraron con rapidez para evitar que alguien los viera juntos.
“Un tiempo juntos, ya que últimamente ha sido muy difícil. Y es perfecto, los demás pensarán que estamos en algún lugar de la galería”, Anthony la arrastró hasta su estudio. “¿Quieres algo para comer o tomar?”, preguntó. Penélope negó y se sentó en uno de los sofás.
Anthony se sentó a su lado “Me dejé llevar en el carruaje y no te pregunté ¿Qué quería Daphne?”
“Hablar conmigo sobre como ocasioné que Colin estuviera tan mal, entre otras cosas”, respondió Penélope. “No quisiera hablar de ella, pero creo que sospecha que sé más de lo que digo”
“No me gusta que estés sola con ella”, Anthony tomó su mano. “No sé qué sería capaz en medio de un arrebato”
“Daphne cuida mucho su imagen a la sociedad, por más que quiera sé que no haría nada impulsivo”, dijo con un suspiro, tratándole de transmitirle calma a Anthony con su agarre. “Quería hablar contigo sobre otra de tus hermanas, pero con tantas cosas no había tenido tiempo”
“Por favor no, ¿Quién es?”, preguntó Anthony con cansancio.
“Eloise”, respondió Penélope. Anthony se llevó una mano a la frente. “Marina envió una carta, parece ser que Eloise ha estado escribiéndose con su esposo muy constantemente”, continúo Penélope, la mirada de Anthony pasó del cansancio a estar alarmado.
“Dime qué no…”, Penélope negó.
“No sé qué contenido tenían las cartas, Marina tampoco. A ella le importa poco, pero le preocupa un escándalo si se llega a descubrir”. Anthony asintió, aunque no se relajó.
“Hablé con Eloise, pero sabes lo terca que es tu hermana y la verdad yo no quiero intervenir más. Nuestra amistad no existe y yo no pienso seguir cuidando su espalda”
“Mis hermanos me van a matar un día de estos”, resopló irritado. “¿Cómo es que comenzó?”
“Le escribió porque Marina no respondió a su carta y desde entonces han hablado”, respondió Penélope, no sabía si contarle la parte de que Eloise se había enamorado del esposo de su prima.
“¿Hay algo más? Tienes esa expresión”, señaló Anthony su cara, y ella dudó, pero decidió ser sincera.
“Me parece que tu hermana se enamoró de sir Phillip”, dijo con rapidez. Anthony abrió la boca sorprendido.
“No creo que Eloise en realidad intenté algo, pero para que lo sepas. Deberías hablar con ella”, añadió Penélope, aunque por la expresión que tenía Anthony, no hizo nada para mejorarlo.
“Tengo que hablar con mi madre de esto, yo no puedo tratar con Eloise, eso saldría muy mal”
“Es tu decisión”, Penélope puso su mano en su mejilla y comenzó a acariciarla suavemente. “¿Quieres un momento para procesarlo?”
“Tantas cosas han pasado estos últimos días que creo que me llevará años procesar todo”, Anthony se inclinó hacia su tacto y ella le dio un beso en la frente.
“Todo estará bien, estoy segura que no pasará nada grave”, Penélope le hizo un gesto para que apoyara la cabeza en su regazo. Anthony dudó un instante, pero al final se convenció. Se movió con cuidado y apoyó la cabeza sobre sus piernas.
Penélope comenzó a acariciar suavemente su cabello, sus dedos deslizándose con ternura por su cuero cabelludo. El silencio llenó la habitación, pero no era molesto, Penélope sabía que necesitaba un momento para pensar y relajarse y estaba contenta que tuvieran la suficiente confianza para ser vulnerables delante del otro.
“Esto es justo lo que necesitaba”, murmuró con los ojos cerrados.
Penélope sonrió y continúo con sus caricias. “Siempre sabré lo que necesitas”
Él tomó su mano y la besó suavemente. “Eres una bendición”
“¿Estás mejor?”, preguntó con preocupación. Anthony la miró y asintió.
“Contigo, siempre”, respondió con una sonrisa. “Aunque ahora pienso en decírselo a mi madre y la verdad no quiero tener esa conversación”
“Hay tiempo, no tienes que hacerlo enseguida”, Penélope siguió con sus caricias. Luego de unos minutos más de silencio, habló.
“He estado pensando que con todo el escrutinio que he tenido en esta temporada, después me vendría bien irme al campo, quiero un momento de paz”
“¿Después de qué?”, preguntó Anthony levantándose de su regazo y mirándola alarmado.
“Después que todo termine, si todo sale como espero. Tal vez en unos meses puedan darme la anulación”, dijo ella con una sonrisa. “¿Sabes lo que eso significa?”
Anthony la miró sin entender. Y ella sacudió la cabeza con diversión. “Seré libre por fin, y podremos estar juntos”
La expresión de Anthony cambió y sonrió ampliamente. “Eso me agrada, debería pedirte matrimonio justo después que te den la solicitud”
“Ojalá pudiera ser así de fácil”, dijo ella pensativa. Aunque le gustaría un momento de adaptación entre una situación y otra.
“Podremos ir a Gretna Green y casarnos”, sugirió Anthony, no sabía si hablaba en serio, pero ella le dio una mirada de advertencia.
“Solo bromeaba, tengo un deber que cumplir con mi dama. El cortejo se dará y nos casaremos”, dijo rápidamente y Penélope asintió, más contenta con esa opción. Aunque casarse en Gretna Green en secreto…
Posiblemente, sería una buena idea, pero no quería que más de su relación comenzara en secreto, su matrimonio se daría a la luz pública. Porque era algo digno de celebración.
“Estamos adelantándonos a todo, existe la posibilidad de que el tribunal no falle a mi favor”, no quería ser pesimista, pero tampoco quería crearse más ilusiones de las que tenía. Ella había bloqueado cualquier pensamiento de la boda, ceremonia para ser precisos.
“No digas eso, has luchado mucho por esto y estás haciendo lo posible para hacer que el tribunal cambie su opinión sobre Colin, esto está más de tu lado del que crees”, dijo Anthony con confianza. “Igual pase lo que pase, estamos juntos”
Penélope asintió poco convencida “Tienes razón, mejor aprovechemos nuestro tiempo”
Anthony la observó, seguro notó la duda en su rostro. “A veces el simple hecho de estar juntos es suficiente, ¿sabes? No tienes que cargar con todo el peso sola, estoy para ti, siempre”
Penélope suspiró mirando al vacío. “Es que a veces es tan agotador y no puedo evitar pensar en todas las cosas que pueden salir mal”. Su voz se quebró por un segundo, pero recobró la compostura rápidamente. “Sé que últimamente me muestro segura, porque es lo único que puedo permitirme hacer, pero no puedo evitar que me dé miedo”
Anthony se acercó a ella otra vez, tomándole la mano. “Ven”, le hizo un gesto para que se subiera a su regazo. Cuando lo hizo, se aferró a él buscando consuelo. “Nada va a definir lo que tenemos, ni mi hermano, ni el tribunal. Eso depende solo de ti y de mí y verás que en unos años esto solo será recordado como un mal momento”
Penélope, desde donde estaba apoyada sobre su cuello, asintió. “Supongo que tengo que creerte, pero es difícil aceptarlo, mis emociones son muy confusas últimamente”
“Eso es normal después de todo lo que hemos descubierto, en realidad me parece que lo estás llevando bastante bien”, respondió con una sonrisa tranquilizadora.
Penélope finalmente permitió que una sonrisa ligera adornara su rostro. “Eso es en parte por ti, siempre siento tu apoyo conmigo”
“Me alegra saber que te aporto consuelo”, Anthony la sostuvo en silencio un rato más, dejándola calmar sus preocupaciones contra su pecho. Después de un rato, ella se movió aún recostada sobre su cuello.
“¿Sabes que es lo que más me asusta?”, susurró Penélope. Él bajó la mirada hacia ella y le acarició el cabello, en círculos lentos, animándola a continuar.
“No es perder el fallo del tribunal…”, continuó con su voz temblorosa “Es que toda esta pelea, este odio, me cambie. Que me convierta en alguien a quien no reconocería y tu tampoco. Alguien amargada y desconfiada, como ellos”
Anthony la obligó a levantar la cabeza para que quedaran frente a frente. “Tú no eres como ellos”, le acarició suavemente el cabello mientras lo decía. “Estás luchando, sí, pero no desde el rencor y la venganza. Es por lo que es justo. Eso no te hace mala, te hace fuerte”
Penélope dejó escapar una risa rota, mitad tristeza, mitad alivio. “A veces no creo que solo sea fuerza, a veces solo siento un cansancio”
“Y eso también está bien, se lo que se siente tratar de ser fuerte por los demás”, dijo él suavemente. “Pero no necesitas ser fuerte todo el tiempo. No conmigo”
Ella lo miró largo rato. Y por primera vez en semanas, Penélope dejó caer todo su peso emocional sobre alguien más, permitiéndose ser simplemente vulnerable.
“No sé por qué siempre que venimos aquí, terminamos discutiendo o yo llorando encima de ti”, murmuró Penélope con una sonrisa, mientras se limpiaba discretamente una lágrima.
Anthony sonrió levemente “Porque aquí no necesitas ocultarte”, respondió mirándola con ternura. “Solo somos nosotros dos, puedes ser tu misma”
Penélope bajó la mirada, “No me gusta sentirme débil, no estoy acostumbrada”
“No tienes que esconderte, no conmigo”, susurró.
Penélope respiró hondo, sintiendo la calidez de su cercanía y sin pensarlo demasiado, lo besó, fue lento al principio, como si dudara merecer algo dulce en medio del caos. Anthony le correspondió con la misma suavidad, su mano acunándose en su mejilla, sosteniéndola como algo delicado y precioso.
Cuando se separaron apenas unos centímetros, Anthony sonrió y susurró. “Te amo, lo haría en cualquier situación, aunque las circunstancias fueran difíciles”
Ella sonrió “Yo también te amo”
Anthony acarició su mejilla con el pulgar, limpiándole una lágrima que se había escapado. Se quedaron abrazados sin decir nada. Afuera la luz del atardecer se colaba por las ventanas, haciendo que la habitación se tiñera de un dorado cálido, lo que daba una atmosfera más reconfortante.
Él no se movió, solo se quedó allí acariciando la espalda con movimientos lentos, ella seguía apoyada en su pecho, simplemente disfrutando de su cercanía.
Pasaron así horas, entre pequeñas conversaciones, palabras de consuelo y algunas promesas. A Penélope a veces se le olvidaba lo que era estar tranquila, sin preocupaciones por lo menos unas horas. En un momento, Anthony pidió algo para comer y se quedaron en el estudio un tiempo más, más cerca de la chimenea, el frío en la habitación había llegado.
Penélope con un suspiro se levantó del sofá, notando como la habitación ya estaba oscura, lo que significaba que debía volver a su casa. Anthony sabiendo que tenían que irse. Ordenó todo y la acompañó en el carruaje hasta su casa. Antes de bajar le apretó la mano y le dio un suave beso en los labios.
Ella sonrió con la promesa de verse al día siguiente.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Penélope entró a su casa con una sonrisa en el rostro, se sentía más relajada en días y la tarde con Anthony había sido idílica.
“¿Dónde estabas?”, la voz de su madre la sacó de su nube romántica.
“Madre por Dios, ¿por qué me asustas así?”, Penélope ignoró deliberadamente su pregunta y se dispuso a subir las escaleras.
“Penélope, te vi bajar de un carruaje Bridgerton”, su madre se cruzó de brazos, observándola.
“Te recuerdo que soy una Bridgerton”, respondió Penélope con impaciencia.
“¿Quieres que te diga lo que estoy pensando ahora mismo?”, preguntó su madre con una mirada impenetrable.
“Creo que no importaría mi respuesta, lo harás de todas formas”, Penélope bajó un escalón para quedar frente a su madre.
“No te pases de lista Penélope”, la reprendió su madre, dio un paso adelante quedando aún más cerca, y ella se volvió a sentir como aquella debutante años atrás. “No quiero pensar que puedes estar haciendo tú con alguno de los hombres Bridgerton”
Su madre la miró fijamente, arqueando una ceja. Había llegado a la verdad, bueno, todavía le faltaba saber quién, y Penélope ya no quiso ocultarlo más.
“Tienes razón, estaba con uno de ellos”, Penélope mantuvo la postura firme. “Debes imaginarte que tuvo que ser con Anthony, Lord Bridgerton”
“Sí, supongo que es así, ya que el otro estuvo toda la tarde en la galería. ¿Es lo que estoy pensando?”, preguntó su madre sin expresar más que una ligera sorpresa.
“Depende de lo que sea que estés pensando”, respondió Penélope. “Si es que soy su amante, puede acercarse a la verdad. Pero no es tan simple como eso”
“¿Entonces me vas a decir que están enamorados?”, preguntó su madre incrédula. “Por Dios Penélope, después de todo lo que has pasado, sigues creyendo en esas fantasías”
Las palabras de su madre antes la hubieran molestado, pero ahora no, ella sabía que no era una simple fantasía, era real y lo sabía con seguridad.
“Puede que pienses eso por tu poca experiencia con el sentimiento, pero es real”, dijo ella con firmeza. “Sé que no está bien ni es adecuado, pero ninguno de los dos lo pudo evitar”
“¿Estás segura de esto? Es el hermano de tu esposo”, replicó su madre, aunque notó que no tenía un tono acusatorio. Parecía que solo quería entender.
“Estoy segura, Anthony ha demostrado una y otra vez que le importo, que se preocupa por mí”, Penélope habló con total honestidad, su madre asintió levemente. “Sé que es el hermano de Colin, y créeme, yo al principio me sentía horrible por desarrollar sentimientos por el hermano de mi esposo. Luego Colin regresó. Y ahora no puedo estar más feliz de amar a alguien que me ama de la misma forma”
“¿Estás diciendo que llevas un año en una relación?”, preguntó su madre escandalizada. “¿Por lo menos te has cuidado? No conviene un escándalo”
“No te preocupes por eso, no ha pasado nada realmente íntimo entre nosotros, principalmente por el proceso”, Penélope se sonrojó levemente, estaba un poco avergonzada de hablar de eso con su madre.
“Eso es increíble”, murmuró su madre. “Supongo que de verdad debes importarle”
“Lo hace, me ha ayudado en cada paso, tenemos planes a futuro”. Ella pensó que a este punto no debería ocultarle nada. No era la primera persona en saberlo y sabía que no le haría nada perjudicial.
“Si es un caballero, debería ¿Alguien más lo sabe?”
“Casi todos los Bridgerton, menos Colin, Daphne, Eloise y Francesca”, respondió Penélope con calma. Su madre abrió los ojos por la sorpresa. Ella continuó. “Lo sé, al parecer no somos muy sutiles”
“¿No te preocupa lo que pueda suceder después? Casarte con el hermano de tu anterior esposo”, su madre parecía ligeramente confundida.
“Lo he pensado, la verdad me importa muy poco lo que diga la alta sociedad. Por eso es que terminé en esta situación en primer lugar. No quiero vivir por complacer a otros, madre”, su madre la miró como si estuviera viéndola por primera vez.
“Supongo que sí, por lo menos este si tiene título”, comentó su madre.
“Mamá…”, dijo Penélope con una ligera advertencia.
“Lo sé, están enamorados y hay cosas más importantes que el dinero y sé que me vas a decir. Solo déjame procesarlo a mi manera”, dijo su madre con ligereza. “No pensé que de mis tres hijas serías tú la que estaría en tantos escándalos”
Su madre se quedó en silencio unos segundos antes de volver a hablar. “Quisiera tener una conversación con Lord Bridgerton, se que ya no tiene sentido, pero me sentiría más tranquila si hablo con él”
Penélope sintió un cariño sincero por su madre, avanzó unos pasos y la abrazó. “Gracias mamá, le diré eso. Estoy segura que no se negará”
“Eso habla bien de él”, su madre le devolvió el abrazo, un poco incómoda, pero lo intentó. “Deberías subir a cambiarte”
“Sí, está bien”, se soltó del abrazo de su madre y retrocedió unos pasos. “Buenas noches, mamá”
“¿No vas a cenar?”
Penélope negó “Ya cené, quiero descansar”
“Está bien, buenas noches”, dijo su madre y Penélope subió las escaleras hasta su habitación. Aunque la conversación con su madre al principio había ensombrecido su ánimo, ahora estaba de buen ánimo como antes. No pensó que su madre lo aceptaría tan fácilmente, hasta podría pensar que la enviaría lejos para que no se relacionara con ningún otro Bridgerton. Pero esto era lo mejor que podía esperar, su madre solo se preocupaba por ella, posiblemente algún día podría llegar a entenderla, si tenía algún hijo. Un niño con cabello castaño y ojos azules.
Pero prefirió no dejarse llevar, le pidió a Rae ayuda con su vestido y se dispuso a dormir, se sentía agotada.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
A la mañana siguiente Penélope salió temprano a uno de sus paseos con Anthony, cruzó la calle pasando por el jardín Bridgerton hasta que llegó a los establos. Anthony no estaba todavía así que lo esperó un rato sentada en uno de los bancos cercanos. Algunos lacayos la miraban con curiosidad, pero debían estar acostumbrados a verla tan temprano rondando los establos.
“Lamento haberte hecho esperar, pero tuve una conversación con mi madre”, dijo Anthony al aparecer a su lado.
“¿Le dijiste?”, preguntó y él asintió.
“No quería retrasarlo más, la reacción iba a ser la misma en cualquier momento”, Anthony le tendió la mano para ayudarla a levantar. “¿Deberíamos irnos ya?”
“Sí, quisiera hablar contigo de algo”
Anthony la miró un poco preocupado, caminaron juntos hasta donde ya estaban los caballos y como era costumbre, la ayudó a subir. Penélope tomó las riendas.
“¿Una carrera, mi señor?”, preguntó con una sonrisa traviesa.
Él, como siempre competitivo, aceptó de inmediato.
Galoparon con rapidez hasta el claro, mientras los caballos levantaban la brisa fresca de la mañana. Anthony con su caballo, que era más rápido, tomó la delantera fácilmente, pero Penélope no dejó de perseguirlo, disfrutando más de la carrera, que de la victoria. Cuando llegó al claro, él ya la esperaba con una sonrisa satisfecha.
“Buena suerte para la próxima vez, mi Lady”, le ofreció la mano para ayudarla a bajar. Aprovecho y la agarró más firme y la acercó más de lo aceptable.
“Eres un jinete experimentado y tu caballo es más rápido”, replicó ella con un puchero.
“Eso son excusas”, dijo Anthony acercándola a su pecho, se inclinó para besarla, robándole el aliento antes de separarse unos centímetros.
“Te extrañé”, murmuró.
Penélope sonrió contra sus labios. “Estuvimos juntos toda la tarde ayer”
“No es suficiente”, replicó, la soltó y buscó una manta para extenderla por el césped. “¿Estás mejor?” Penélope se sentó a su lado apoyada a su costado.
“Mucho mejor, me siento mejor que en muchos días”, respondió con honestidad y Anthony sonrió aliviado.
“Me gusta escuchar eso. ¿Querías decirme algo?”, preguntó con curiosidad.
“Mi madre lo sabe y quiere hablar contigo”, ella se giró hacia él para mirar su reacción y él solo frunció el ceño. “¿Cómo lo supo?”
“El carruaje ayer, tal vez lo sospechaba de antes, no lo sé”, Penélope le restó importancia porque en realidad no le interesaba los detalles menores.
“¿Y quiere hablar conmigo?” Preguntó Anthony y ella asintió. “Tu madre puede dar un poco de miedo”
“Quiere estar más tranquila, yo le dije que teníamos planes, pero creo que quiere escucharlo de ti para ver si vas en serio”, Penélope sabía que su madre no lo estaba haciendo por ser malvada, solo quería asegurarse que ella estuviera bien y estaba agradecida por ello.
“Está bien, debería hablar con ella pronto, cuando regresemos. Será una conversación interesante”, Anthony sonrió un poco más relajado. “Es poco ortodoxo, pedir permiso para cortejar a una mujer casada”
“Nuestra relación ha sido poco ortodoxa, nos hemos saltado tantos pasos y ni siquiera en el orden correcto”, dijo ella con picardía. “No es necesario que sea hoy. Pero eso mostrará tu compromiso y mi madre lo valorará”
“Me gusta que esté pendiente de ti”, respondió Anthony.
“A mí también, me siento querida y eso era algo que no había sentido con mi madre durante muchos años”, Penélope se puso nostálgica de repente. “No quiero estar triste ahora, cambiemos de tema. ¿Qué hay de tu madre?”
“Ese tema no es mejor”, respondió Anthony cambiando su postura a una seria. “Está preocupada, decepcionada y alarmada. No sé exactamente en qué orden, pero le encargué que fuera ella quien hablara con Eloise”
“Deberían estar ambos, así podría mostrar la gravedad de la situación”, sugirió Penélope. “Aunque Eloise no lo pueda tomar bien y diga que la traicioné otra vez”
“Yo le dejaré en claro que fue mi decisión decirle a mi madre, no tendrá oportunidad de decir nada negativo sobre ti”, Anthony le besó la mejilla y la acurrucó contra él. “Traje algo para comer ¿Quieres?”
“Sí, en realidad no comí nada antes de salir”. Anthony le dirigió una mirada de reprimenda. “No quería demorarme más de lo debido”, se defendió.
“Es una suerte que siempre piense en ti”, Anthony puso la canasta en la manta y sacó algunos alimentos.
“Gracias”, murmuró Penélope cuando le tendió un pequeño sándwich. Anthony la alentó a comer más y pasaron la siguiente hora charlando de cosas sin importancia y uno que otro beso robado de su parte.
El paseo terminó más rápido de lo que quisieron, regresando a Bridgerton house, se había hecho media mañana. Penélope ni siquiera quería fingir con su madre, que había estado en su habitación todo ese tiempo, así que arrastró a Anthony con ella hasta su casa.
Cuando llegaron, Varley los recibió, les dirigió una mirada curiosa y Penélope supuso que su madre ya le había informado de lo que había pasado.
“Buenos días, Varley, ¿Está mi madre?”, preguntó aún con la mano en la de Anthony.
“Buenos días, señorita Penélope, Lord Bridgerton”, respondió Varley. “Está en el salón”
“Perfecto, por favor que nadie nos interrumpa”, Varley asintió y Penélope subió con Anthony al salón.
“Buenos días, mamá”, dijo Penélope al entrar. Detrás de ella, Anthony saludó a su madre, sonaba ligeramente nervioso.
“¿Lo trajiste tan pronto?”, preguntó su madre sorprendida.
“Querías hablar con él”, Penélope se encogió de hombros y se sentó en el sofá frente a ella. Anthony parecía dudoso de donde hacerlo, así que le señaló el espacio a su lado.
“Quisiera hablar a solas con Lord Bridgerton”, pidió su madre. Quiso oponerse, pero confiaba en que todo terminara bien, así que se levantó. Con una última mirada a Anthony, salió del salón y se dirigió a su habitación.
Se dejó caer sobre la cama, pensando en lo que su madre podría estar diciendo en ese momento. Apenas había tenido tiempo de acomodarse cuando escuchó una llamada desde la puerta.
“Señora, que bueno que llega”, dijo Rae entrando con una caja en las manos “le ha llegado esto hoy”
Penélope arqueó una ceja, la caja era como la que Gen usaba para entregar vestidos, pero ella no había solicitado nada últimamente. Algo en la forma en como estaba envuelta la cinta, la rigidez le dio un mal presentimiento.
“Gracias Rae”, dijo tomando el paquete.
Rae hizo una reverencia y salió.
Penélope puso la caja en su escritorio, abriéndola con cautela. Dentro había un ramo de flores, lavanda, manzanilla, lirios blancos y un par de gardenias. Aromas suaves, colores tenues. Nada alarmante a simple vista.
Pero entonces vio el sobre.
Lo abrió con las manos tensas, y leyó la nota.
Algunas mujeres creen que por salir victoriosas de una situación, van en el camino correcto. Sin embargo, es de conocimiento común que celebrar una victoria antes de tiempo puede ser contraproducente.
Londres tiene memoria y no siempre es amable con las imprudentes y las damas rebeldes.
Tenga cuidado mi señora, el juego ha empezado, se siente segura ahora, pero puede no tener el final que espera.
Penélope bajó la nota lentamente. El ramo seguía allí, intacto, bello e inofensivo, pero nada de eso parecía amable.
La releyó varias veces. Su corazón latía más rápido. Sospechaba que podría ser de Colin o Daphne, ninguna otra persona podría intentar algo así ahora y menos a ella, posiblemente utilizaron a alguien más para escribirla, ya que no era la caligrafía de Colin, con la de Daphne no estaba familiarizada, pero se veía torpe y descuidada.
Dejó la nota a un lado y se sentó en su escritorio, aunque esperaba una respuesta de Colin no pensó que sería una amenaza disfrazada de un gesto cortés. Le dio un poco de miedo, un escalofrío se filtró por su espalda, como si una sombra ajena se hubiera deslizado hasta su habitación. Sintió un nudo en la garganta, una especie de opresión en el pecho que le cortó el aliento por un instante…
Cerró los ojos, e inspiró, una, dos veces, tomándose un momento para calmarse, no podía permitir entrar en pánico. No ahora.
Ellos podrían tratar de intimidarla, pero eso no la iba a detener, tal vez era hora de responder con más fuerza. No enseguida, pues sería demasiado evidente y delataría su seudónimo, tal vez para el próximo evento.
Un golpe suave en la puerta interrumpió sus pensamientos.
“Señora”, dijo Rae desde el otro lado. “Su madre y Lord Bridgerton quieren hablar con usted”
Había olvidado por completo que estaban teniendo una conversación.
“Ya bajo, Rae”. Cubrió las flores con la tapa de la caja y guardó la nota.
Se levantó, se alisó el vestido con manos temblorosas y bajó las escaleras. Mientras caminaba hacia el salón, se obligó a calmarse. Una última respiración profunda… y entró.
“¿Me llamabas mamá?”, preguntó Penélope colocándose a un lado de su madre.
Anthony la observó con atención, su expresión cargada de preocupación, pero se mantuvo en silencio.
“Me parece que el vizconde se quiere despedir correctamente de ti”, su madre la animó a ir con Anthony y ella le indicó su asiento junto a la ventana.
“¿Estás bien?”, preguntó en voz baja mientras se sentaba cerca, con los ojos fijos en ella.
“Recibí una nota y unas flores con un mensaje un tanto amenazante, pero no es momento de hablar ahora”, miró hacia un lado, donde estaba su madre vigilándolos.
Anthony frunció el ceño.
“¿Mis hermanos?”, preguntó con una dureza en su voz.
Penélope hizo una mueca y bajó la mirada. “Posiblemente, no tengo más sospechosos”.
Anthony le tomó la mano de manera discreta y le dio un suave apretón.
“¿Quieres que hable con ellos?”
“No, tengo algo planeado, pero no puedo responder de inmediato, sería evidente. Pero gracias por ofrecerte”
Ignorando por un instante la presencia de su madre, acarició la mejilla de Anthony con dulzura. Un carraspeo la obligó a apartarse.
“¿Tuviste una buena conversación?”, dijo aligerando el ambiente. “Es tan extraño tener un chaperón”
“Sí, no tenía de que preocuparme, y creo que debería irme”, Anthony tomó su mano aún posada en su mejilla y le besó la palma. “Hasta luego, te amo”. Susurró.
“Yo a ti”, Penélope se levantó y Anthony la siguió, hizo una reverencia con un último beso en el dorso de su mano y salió del salón.
“Elegiste bien Penélope”, dijo su madre con una sonrisa satisfecha.
“Lo sé, mamá”, dijo ella igual de alegre.
Pero su mente ya estaba lejos. La nota volvía como una espina clavada en el pensamiento. Tal vez sí debía responder.
Salió del salón con paso sereno y subió a su habitación. Se sentó en el escritorio, sacó papel y tinta. No sabía con certeza si Colin o Daphne estaban detrás, pero daba igual. El mensaje era para quien lo mereciera.
Cuando terminó, leyó en voz baja.
Debería pensar primero en salir de ese hoyo que usted mismo ha cavado, algunas bestias piensan que por escupir fuego todos les temerán y olvidan que toda bestia tiene un punto débil y usted, mi señor, tiene muchos.
No siempre sobrevive el más temido, sino el más astuto.
No trate de subestimar nunca a una mujer.
Disfrute esta temporada. Tal vez sea la última en la que pueda estar.
Pensó por un instante en usar las habilidades de Varley para algo así. Pero no. Este mensaje debía ser personal.
Notes:
En este capítulo vemos a una Penélope más vulnerable. Aunque en los últimos capítulos la hemos visto tomar decisiones y trazar planes, su carácter no es tan rígido. Ha aprendido a defenderse, pero en el fondo sigue siendo igual de sensible. No quiere pasar por todo esto, pero busca, finalmente, ser libre. Y ese es el único camino que Colin le dejó. Lo iremos descubriendo en los próximos capítulos.
Y para quienes se preguntan quién envió la nota: fue Daphne. Esa fue una consecuencia directa de la conversación que tuvieron en la galería.
Sobre Eloise, parecerá inesperado, pero estuvo pensado. Además de la rabia que parecía tenerle a Penélope por la columna, envidia su libertad. Penélope sí puede elegir qué hacer con su vida… Eloise quiere hacer algo, pero definitivamente no puede.
Es en esa tensión entre el deseo y la limitación donde reside su conflicto, y creo que eso es lo que hace que sus acciones, aunque a veces silenciosas o indirectas, tengan un peso real en la historia, incluso si terminan afectando a quienes no lo merecen. Tal vez este sea un punto de inflexión para ella. Un momento para reflexionar.En el próximo capítulo: Penélope prepara sus ultimos pasos y Anthony tiene algunas discusiones familiares.
Chapter 21: Capítulo 21
Notes:
Es un capítulo de transición, cierro ciertas situaciones y preparo el escenario para el siguiente. Disfruten💚
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Chapter Text
Casa Featherington, Londres
Mayo, 1816
Penélope se encontraba nerviosa.
Principalmente por las notas que le habían llegado ese mismo día, tenían el mismo tono que la nota anterior, esta vez el ramo apareció visible, no envuelto en una caja. Un ramo de girasoles y otro de margaritas. Al principio había pensado que se lo había enviado Anthony, pero al ver la escritura supo que no era así. Aunque ahora parecían menos amenazantes, seguían teniendo el mismo efecto.
Pero no iba a dejar que eso le nublara su ánimo, hoy había un baile, el tercero de la temporada. Y aunque había hecho algunos avances con su columna, sentía que estaba perdiendo su toque. Se sentía dispersa y distraída. Sabía exactamente por qué y por eso esperaba conseguir algo bueno esta noche.
En medio de sus nervios también se encontraba emocionada. Incluso Rae lo notó. Aunque no había visto mucho a Anthony en la última semana, estaba bien porque lo vería en breve y tal vez pudiera hacer algo más que hablar con él. Si quería enviar un mensaje, este era el momento.
Bajó hasta donde estaba su madre esperándola, subieron en silencio al carruaje. Penélope miró por la ventana y se distrajo con el paisaje.
“¿Te encuentras bien?”, preguntó su madre.
“Estoy bien mamá, ¿por qué lo dices?”, respondió confundida, había estado actuando con normalidad a su alrededor.
“Parece ser que la sociedad se olvidó de ti, pero has estado tensa en los últimos días”, su madre arqueó la ceja interrogante.
“Estoy bien, de hecho estoy muy emocionada por este baile”, respondió Penélope con una sonrisa, su madre asintió, no le dio tiempo de preguntar más, ya que el carruaje se detuvo. Un lacayo abrió la puerta y las ayudó a bajar.
“Lady Routledge no escatimó en gastos, mira esa entrada”, dijo su madre, señalando la decoración tan excéntrica que había en la fachada de la casa. “Sinceramente, creo que quiere dejar un mensaje”
“¿No lo hacen todos los nobles? Quiere dejar en claro su estatus, al fin y al cabo es una condesa”. Penélope comenzó a caminar hacia la entrada, observando cada detalle, sin duda lo que decía su madre era cierto, desde la entrada al salón todo estaba decorado con flores vibrantes, al llegar al salón la decoración no disminuyó, se sentía completamente iluminado con dorado, parecía haber cambiado drásticamente a la luz del día.
“Creo que esto es demasiado”, le dijo a su madre en voz baja.
“Bueno, no todas pueden tener buen gusto para organizar un baile”, respondió su madre. Penélope puso los ojos en blanco y se adentraron más al salón, no habiendo mucho más que hacer, se quedó cerca de su madre por un rato, y se dedicó a escuchar lo que los demás tenían que decir.
Dio vueltas a la habitación varias veces, saludó a alguna de las damas con las que mantenía una relación cordial, algunos caballeros que pidieron un baile y ella negó amablemente. Una conversación con Agatha y se retiró a su lugar habitual, las paredes. Su madre había tenido razón, se olvidaron de su situación y ahora las debutantes habían centrado sus esfuerzos en casarse, ya había visto cuatro escabullirse con algunos caballeros.
Esperaba que los Bridgerton llegaran pronto, bueno Anthony llegara pronto, sin él los bailes eran aburridos. Si la gente no tenía nada que comentar sobre ella, volvía a no existir. Era muy extraño cómo funcionaba la dinámica de todo esto. Pero no se quejaba, funcionaba bien para ella.
“Penélope”, saludó Eloise colocándose a su lado.
“Eloise”, respondió ella en tono neutro.
Eloise no respondió enseguida, y se quedaron en un silencio incómodo.
“Le dijiste a Anthony”, dijo Eloise, rompiendo el silencio.
Sabía que se trataría de eso, así que con toda la calma del mundo le respondió.
“Te dije que lo haría, no tengo nada que ver con que se lo haya dicho a tu madre”. Penélope no la miró directamente, seguía con la vista enfocada en la pista de baile.
“Eso lo sé, Anthony me lo dejó muy en claro cuando se reunieron para regañarme. Supongo que debo agradecerte, ahora toda mi correspondencia será revisada”, replicó Eloise, podía escuchar la molestia en su voz. Pero ella ya no tenía tiempo para discutir por eso.
“¿Qué quieres Eloise? O solo viniste a decirme que soy la fuente de todas tus desgracias”, esta vez Penélope se giró hacia ella, arqueó la ceja y Eloise fue quien desvió la mirada.
“No, sé que la responsabilidad es mía. Solo quería hablar contigo”, dijo casi en un susurro.
“¿Sobre qué?”, preguntó Penélope con impaciencia. Eloise se quedó en silencio así que ella continuó, porque sabía que se trataba de Colin. “Si es sobre tu hermano y lo que se ha publicado, no quiero hablar de eso”
El tema de Colin seguía afectando, no le gustaba como parecía ser una sombra sobre ella en cada paso.
“Está muy mal, ¿sabes?”, dijo Eloise, volviendo a su tono de voz normal. La miró con el ceño fruncido. “Sé que las cosas entre ustedes no están bien, pero no tienes porqué hacer todo esto. Creo que no se lo merece”
“Tu hermano no es una persona fácil de tratar”, respondió ella. “¿Crees que en realidad yo querría hacerle daño a propósito a alguno de ustedes? La respuesta es no, por si lo dudas. Pero ya no tengo la paciencia, ni las ganas de darle oportunidades a Colin para que me deje en paz.”
Eloise no respondió, pero asintió lentamente. Tal vez por fin la estaba comprendiendo. Pero Penélope tampoco tenía la urgencia de seguir discutiendo ese tema y mucho menos con Eloise. Ya no tenía la necesidad de arreglar las cosas con ella. Muy en el fondo sabía que ya la había dejado atrás. Su amistad sería un buen recuerdo para ella, pero ya no era un punto importante.
Con un último suspiro, se giró hacia Eloise y con un tono indiferente habló.
“Si eso es todo, me retiro. Que tengas una buena velada Eloise”, Penélope se dio la vuelta y salió un rato a una de las terrazas a tomar aire fresco.
Se sentía mal, había dejado a un lado los que alguna vez fueron sus mejores amigos. Pero no fue del todo su culpa, ella lo sabía. O se convencía de eso.
Quizás simplemente era tal como ellos la habían retratado y hasta ahora se daba cuenta.
Inhaló profundamente, no podía dejar que esos pensamientos volvieran. No les debía nada, lo sabía.
Se tomó unos minutos antes de volver adentro, miró alrededor del salón. Vio a Benedict hablando con algunas debutantes y a Anthony que solo estaba distraído a su lado.
Caminó hacia ellos con calma, esquivando a las personas que estaban en medio de conversaciones. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Anthony la vio, su rostro se iluminó con una sonrisa.
“Buenas noches, Lord Bridgerton, señor Bridgerton, señoritas”, saludó Penélope a todos los presentes.
“Penélope”, la saludó Anthony. “¿Llegaste hace mucho?”
Ella se ubicó a su lado y él se acercó un poco mas “Llegué bastante temprano con mi madre, estaba en la terraza tomando un poco de aire fresco. Este baile me resulta aburrido”
“Puedo verlo, a pesar de todo lo gastado en decoración, parece que se olvidaron de contratar buenos músicos”, comentó Anthony. Penélope estuvo de acuerdo. La música se escuchaba terrible, podía hacerle competencia a los cuartetos Smythe-Smith.
Benedict a su lado había terminado de hablar con las debutantes, parecía distraído.
Se dirigió a Anthony. “¿Tu hermano se encuentra bien?”
“Está triste porque no ha podido encontrar a su dama de plata”, dijo Anthony en tono de burla. Benedict lo fulminó con la mirada.
“Creo que la ha buscado sin parar por todo Londres y la mujer simplemente se desvaneció”, siguió Anthony ignorando a Ben.
“No te burles de tu hermano”, regañó a Anthony dándole un golpe en el brazo. “Seguro la encontrarás pronto Ben”, dijo dirigiéndose a Benedict esta vez.
“Gracias Penélope, por lo menos alguien aquí tiene empatía”, respondió Benedict quien seguía fulminando a Anthony con la mirada y luego se giró hacia ella con una sonrisa que solo podría traer problemas. “¿Un baile hermana?”
Penélope sonrió y aceptó. “Me encantaría” tomó la mano de Ben dejándose guiar hasta la pista de baile.
“¿Está muy molesto mi hermano?” Benedict la miró y ella observó disimuladamente a dónde estaba Anthony, quien parecía listo para cometer fratricidio.
“Creo que lo superará”, dijo juguetonamente. “Es ridículo”
Benedict le dio una vuelta antes de volver a hablar. “Bueno, creo que lo podría entender, mi hermano está demasiado enamorado. Pero me gusta molestarlo”
“Y yo solo soy un medio, entiendo”, Penélope fingió estar molesta y Benedict se puso nervioso.
“No… no es lo que pretendía. Discúlpame”, se apresuró a decir y ella se rio.
“Está bien Ben, solo bromeaba”, Penélope siguió molestando a Benedict un poco más antes de que acabara la canción y él la dejó justo al lado de Anthony.
“¿Muy divertido?”, preguntó en voz baja.
“Sí, tu hermano siempre es una buena pareja de baile”, Penélope todavía tenía la sonrisa en su rostro. Anthony la miró con el ceño fruncido.
Penélope puso los ojos en blanco. “Deja esa expresión, fue solo un baile”
Anthony pareció suavizarse y cambió la postura. “Mi hermano es muy molesto cuando se lo propone”
“Y tú eres ridículo, mejor invítame a bailar”, sugirió Penélope, él, sorprendido por su audacia, tardó en hacer la petición.
“Mi Lady, ¿Me concede un baile?”, hizo una reverencia y Penélope aceptó. Ahora nuevamente en la pista de baile, comenzó a sonar un vals.
“No lo sabía, pero ya estamos aquí”, dijo Anthony despreocupado. La guio suavemente a través del vals. Penélope solo se dejó llevar, esperaba que los demás estuvieran ocupados en sus asuntos, porque podría ser un problema.
“Me gusta por fin bailar el vals contigo”, dijo Penélope sonriendo, él le devolvió la sonrisa. Tocaron las últimas notas del vals y salieron de la pista de baile. Anthony la llevó cerca de la mesa de refrescos y le tendió una copa de champaña
Penélope miró a su alrededor, varias personas los habían visto bailar, entre ellas Daphne, pero no se preocupó mucho. Había sido solo un baile.
“No sabía que tu hermana también estaba aquí. Dijiste que se mantenía alejada”, comentó Penélope mirando disimuladamente a Daphne, quien no apartaba la vista de ellos.
Anthony miró hacia donde estaba su hermana y solo se encogió de hombros. “Supongo que solo quiere disfrutar un baile. Aunque ahora debe pensar lo peor de Ben y de mí, al vernos bailar contigo”
“Creí que ya lo hacía”, dijo Penélope. “En realidad, espero que todos piensen eso”
“¿De qué hablas?”, preguntó él confundido, volviendo la vista hacia ella.
“Es parte de la opinión pública, quiero que se marque una diferencia entre tu familia y que terminen por separar a Colin de ustedes”
“Lo dijiste antes y todavía no lo entiendo. Si nunca piensas publicar sus nombres. Como quieres usar eso a tu favor”, replicó ligeramente exasperado. Anthony tendía a perder la cabeza cuando la solución no venía de él.
“Una duda es diferente a una confirmación, mientras ellos piensen que se habla de Colin, pero nunca se diga su nombre o se confirme, tu familia está a salvo. Si lo menciono. Puedes imaginar”
Anthony pareció comprender, pero su conversación fue interrumpida por Daphne y Simón.
“Hermano, Penélope”, saludó Daphne con una sonrisa.
“Buenas noches, Penélope”, se unió Simón, a quien ella respondió con una sonrisa. Daphne pareció tensarse a su lado, aunque Simón mantuvo fija la mirada en ella.
“¿Un baile?”, propuso Simón y ella, aunque sorprendida aceptó, se alejaron de Anthony y Daphne, dirigiéndose hacia la pista para esperar a que terminara la pieza.
“¿Qué pasa Simón?”, preguntó en voz baja.
“No lo sé”, respondió él. “Daphne me pidió que te invitara a bailar, creo que intenta reconciliarse contigo”
“Claro”, replicó Penélope nada convencida y se giró para observar donde estaba Daphne con Anthony, parecían estar discutiendo por algo. La tensión en los hombros de Anthony era visible y volvía a tener ese ceño fruncido. “Creo que solo quería un momento a solas con su hermano”
Simón giró la mirada y también los vio, Daphne los miró y sonrió a Simón, cambiando su postura.
“Últimamente Daphne está muy extraña”
“Puedo imaginar por qué”, murmuró ella. “Tendrá que ver con su hermano, no debe ser sencillo tratar de arreglar su reputación”
Simón volvió la mirada hacia ella confundido. “¿De qué hablas?”
“Bueno, Colin ha estado ausente en lo que va de la temporada, pero debe haber algo más”, Penélope sembró la duda. Antes que Simón pudiera responder, la siguiente pieza comenzó.
“Colin es el que va más a menudo a visitarnos”, dijo Simón mientras daban los primeros pasos del baile. “Pero últimamente, Daphne es quien va a verlo”
“Lo sé”, respondió Penélope. “Tu esposa me ha dicho que Colin está muy mal, y es por mi culpa”
Simón negó con la cabeza. “No sé por qué Daphne simplemente no acepta que entre su hermano y tú ya no hay nada”, Simón le dio la vuelta al ritmo de la música. “Tal vez deba hablar con ella”
“No quiero que tengas una discusión con tu esposa por mí. Ya lo solucionaremos nosotras después”, respondió Penélope con una sonrisa. Aunque ella no estaba convencida de lo que había dicho.
Daphne parecía tener una opinión ya formada sobre ella. Si no resultaban los acontecimientos como ella quería, estaba segura que su situación no mejoraría.
Simón asintió, pero su postura cambió. Parecía estar lejos de la pista de baile en ese momento. El baile continuó en un silencio poco cómodo.
“Hace tiempo que no bailaba”, comentó Simón cuando terminó la pieza. “Desde la temporada en que me casé”
“Recuerdo esa época, eran la pareja más comentada”, Penélope sonrió, pensando en su propia primera temporada y en cómo todo había cambiado. Caminaron fuera de la pista hasta llegar a los hermanos Bridgerton.
Anthony parecía molesto; Penélope arqueó una ceja, pero no dijo nada. Daphne, en cambio, lucía satisfecha.
“¿Estuvo bien?”, preguntó Daphne apenas estuvieron cerca. Simón fue el que respondió. “Estaba fuera de práctica, Penélope es una excelente pareja de baile”
“No estuviste tan mal tampoco, deberías bailar el último vals con Daphne”, sugirió Penélope y notó que Simón sonreía en acuerdo.
“Tiene razón, ¿Vamos?”, Simón le extendió la mano a Daphne y ella dudó, por alguna razón, pero terminó aceptando. Los vio dirigirse a la pista de baile y se giró hacia Anthony.
“¿Qué quería?”, preguntó de inmediato.
“Solo hablar de la traición que le estaba haciendo a la familia y algo sobre nuestra cercanía y que estaba deshonrando el apellido”, Anthony la miró con una disculpa en los ojos. “No es nada agradable de repetir lo que dijo después”
Anthony tomó su mano discretamente y masajeo sus nudillos suavemente. “Nada de lo que diga puede hacerme cambiar de opinión”
Penélope sostuvo su mano y la apretó. “Sé que es así, pero por favor no te estreses mucho pensando en eso, no vale la pena”
“Lo intento, pero mis hermanos no ayudan mucho”, dijo Anthony molesto. “No quiero arruinar la noche ¿Quieres quedarte un rato mas o podemos irnos?”
Penélope entendió la necesidad de soledad que quería Anthony, así que accedió “La segunda opción me agrada más, vamos a mi casa”
“¿Estás segura?”, preguntó un poco inseguro. “No quiero que tengas problemas con tu madre o con alguno de tus empleados por mi culpa”
“Sí, Varley lo sabe, y los demás empleados ya tuvieron que haberse retirado, estamos bien”, dijo con confianza y salieron de inmediato del salón. Tomaron su carruaje y llegaron a la casa Featherington.
Entraron con cuidado por la puerta de servicio y subieron en silencio a su habitación.
“¿Crees que Daphne sospecha de nosotros?”, preguntó al entrar a su dormitorio.
“Es bastante probable, si tomo en cuenta la forma en cómo me habló y lo que dijo”, la miró preocupado. “Negué todo, pero sabes que Daphne puede ser perspicaz”
Penélope asintió con cuidado, considerando sus opciones, que Daphne se enterara y confirmara podría ser un gran problema. “Debería escribir mi columna para tratar de distraerla”
Caminó hacia su vestidor para cambiarse, el vestido le estaba incomodando.
“Espera”, dijo Anthony. “¿Quieres que te ayude primero con tu vestido?”, preguntó Anthony dándole una mirada sugerente. Las otras veces que se lo había ofrecido siempre había dicho que no, por lo que sabía que él esperaba esa respuesta.
Sonrió y se dio la vuelta. “Puedes, con cuidado los botones, me gusta mucho este vestido”, no sintió que Anthony se acercara, se giró hacia él.
“¿Mi señor?”, preguntó Penélope mientras lo veía dudando qué hacer.
Eso pareció sacarlo de su trance y se acercó a ella. “Claro, date la vuelta”
Penélope obedeció en silencio. Anthony desató los lazos, lento, deliberado. Cuando el vestido cayó al suelo, el aire pareció cambiar.
“De aquí me encargo yo”, respondió Penélope, dando un paso lejos de él.
“No, tengo que hacer bien mi trabajo”, susurró Anthony en su oído y le dio un beso en su hombro.
Comenzó a soltar el corsé dejándola solo en camisón. “Cada vez que estoy contigo tengo que recordarme que soy un caballero” Anthony besó su cuello, y la giró hacia él. “No puedo esperar a que seas libre”
La observó con detenimiento un momento más antes de desviar la mirada. “Deberías ponerte una bata, hace frío”
“¿No se controla, mi señor?”, dijo acercándose con una sonrisa traviesa a él y pasando una mano sobre su pecho.
Anthony sin poder evitarlo, detuvo su mano. “No me pongas a prueba”
Penélope retrocedió con la misma sonrisa en su rostro y caminó hasta el vestidor. Tomándose su tiempo.
Al salir, lo encontró sentado al borde de la cama, vestido solo con camisa y pantalones, con los ojos fijos en ella. La tensión en el aire era palpable. Sabía que no podía seguir negándose a más, pero no era el momento adecuado. Se acercó y le dio el beso que había esperado toda la noche. Anthony la abrazó por las caderas, atrayéndola hacia él. Cuando la soltó, sus ojos estaban nublados por el deseo, y ella sonrió satisfecha.
“Eres una mujer malvada”, dijo Anthony casi sin aliento.
Ella lo miró con diversión y retrocedió unos pasos. “Es usted él que no se puede controlar mi señor”
La actitud de Anthony cambió y sonrió, “Tal vez es que no quiero hacerlo, ¿lo has pensado?”
Penélope, sintiendo el peligro que se avecinaba, cortó la situación. “Estoy segura de eso, tienes una reputación después de todo, pero tengo que escribir mi columna para entregársela a Rae”
Dio la vuelta para sentarse en su escritorio, y lo escuchó murmurar “Si no fuera un mejor hombre”
Penélope comenzó a escribir su columna, estaba dispuesta a molestar un poco a Daphne, aunque eso le asegurara otro ramo de flores. Terminó de escribirlo, y se lo mostró a Anthony.
“Esto es muy bueno”, dijo con una media sonrisa. “A veces me asombro de tu inteligencia”
“Gracias, se la entregaré a Rae, ¿Quieres quedarte?” Anthony la miró inseguro. “Si te preocupa mi madre, se despierta tarde. Puedes irte antes de que se dé cuenta”
“No me tienes que convencer”, respondió Anthony con una sonrisa juguetona, se quitó las botas, se acercó a la cama y se acostó.
“Vuelvo enseguida”, salió de la habitación y buscó a Rae para entregarle la columna, su doncella como ya sabia sus horarios la estaba esperando en la cocina. “Que la entreguen temprano”, le indicó. Rae tomó el papel y salió de la casa.
Penélope volvió a subir a su habitación
“¿Todo bien?”, le preguntó Anthony apenas entró, ella asintió. Se acercó a la cama y se deslizó junto a él.
Anthony agarró su mano y la besó. “Estás muy lejos”
Penélope se acercó más a él. “Buenas noches”
“Buenas noches, cariño”, respondió Anthony, con una sonrisa en sus labios, dejando que el sueño comenzara a envolverlos, sabiendo que, al menos por esta noche, todo estaba en su lugar.
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Documentos de sociedad de Lady Whistledown
Mayo, 1816
Querido y gentil lector,
Hoy me veo en la penosa y deliciosamente inevitable obligación de escribir cosas no tan buenas. Y sé que eso, en el fondo, es lo que ustedes desean.
Comencemos por el intento, llamémoslo ambicioso, de Lady Routledge de ofrecer un baile digno de los grandes salones. Lamentablemente, el resultado fue tan desconcertante que hasta la música pareció abandonar el lugar por vergüenza. Lo que allí sonó no fue un vals, fue un lamento. Y hablando de lamentos, los vestidos de Lady Stowell, dignos de una cortina de posada rural, tampoco ayudó.
Pero no todo fue sufrimiento, mis queridos lectores. Siempre hay una pizca de espectáculo, incluso si este viene del mas antiguo de los juegos: el cortejo desesperado. Algunas debutantes presas del pánico por una temporada que avanza sin anillos ni cortejo, optaron por una estrategia menos sutil. Se las vio escabullirse con caballeros a rincones mas oscuros que sus intenciones. Si alguno de esos encuentros termina en propuesta, bueno… eso está por verse. O por ocultarse.
La velada, a pesar de su estridente música y toque peculiar en moda y decoración, aún sirvió de plataforma para que las jóvenes debutantes sigan tejiendo sus juegos de encanto y desdén. Que si bien algunas no saben bailar, saben mantener a los caballeros en vilo, aunque a veces la esperanza no se haga realidad.
Y ahora en una nota mas grave. Ha llegado a oídos de esta autora, que cierta dama de alto rango, célebre por su reputación intachable y su sonrisa cuidadosamente medida, ha movido hilos invisibles para proteger a un caballero de apellido familiar, muy familiar. Un hermano tal vez. De un escándalo que se extiende mas allá de nuestras fronteras. Porque sí, está muy relacionado con ese noble del que tanto han hablado últimamente.
Y esta autora se pregunta, ¿Hasta dónde puede torcerse la moral cuando el apellido está en juego? ¿A quién pertenecemos cuando el deber y el amor se enfrentan?
Resulta fascinante que en esta sociedad, en algunas familias, el lazo de sangre es mas fuerte que el honor.
Londres observa y como siempre recuerda.
Hasta la próxima, mis perspicaces lectores. No olviden: el silencio es un lujo, y en esta ciudad, cada palabra puede tener precio.
Lady Whistledown.
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Se despertó temprano para sacar a Anthony de su habitación y también quería salir temprano para visitar a su abogado. Estaba cansada de esperar y necesitaba urgentemente una solución. Con esa resolución comenzó a sacudir a Anthony.
“Anthony, despierta”, le susurró con urgencia, casi rozando un murmullo insistente. “Anthony”
El hombre era una piedra cuando dormía, lo sacudió más fuerte y él comenzó a despertar.
“Debes dejar de hacer eso”, murmuró entre sueños.
“Si te despertarás de inmediato no tendría que hacerlo”, Penélope se levantó de la cama y se puso su bata. “Vamos, tienes que irte a tu casa”
“Me puedo quedar en tu habitación contigo todo el día”, sugirió Anthony sonriéndole perezosamente.
“Tengo cosas que hacer hoy”, respondió Penélope.
Anthony palmeó la cama, “Entonces ven”
Ella negó con la cabeza. “No, quiero hablar con mi abogado, no quiero extender mas esto”, Penélope se sentó en su escritorio, creando una distancia segura
Anthony pareció entender y se levantó. “Está bien, ¿quieres que te acompañe?”, comenzó a ponerse su ropa y sus botas.
“No será necesario, te comunicaré lo que hable con él por la tarde”, cuando estuvo arreglado, salieron con cuidado de su habitación y salieron hacia la puerta que daba hacia el jardín.
“Nos vemos mas tarde”, Anthony la besó y se giró. “Avísame si necesitas algo”
Penélope asintió y la besó otra vez. Anthony se marchó con una sonrisa, ella volvió a subir a su habitación. Esperó un tiempo prudente para llamar a Rae, para que la ayudara a arreglarse y bajó a desayunar.
Después del desayuno salió junto con su doncella a la casa del abogado, no le había notificado, pero en ese momento no le importaba. El señor Cavendish pensaría que era una mal educada, ya se le estaba haciendo costumbre hacer eso.
Llegaron y el abogado les abrió, “Buenos días, señora Bridgerton”, el señor Cavendish se hizo a un lado para dejarlas pasar.
“Buenos días, lamento venir sin avisar, pero necesito hablar con usted”, dijo Penélope entrando a la casa.
“No se preocupe, estoy a su servicio. Pasemos a mi estudio”, la guio por el camino ya conocido y se sentó frente a su escritorio. “¿Qué sucede?”
“Supongo que ha visto los últimos Whistledown”, comenzó Penélope, el abogado asintió. “Quiero aprovechar la caída de la reputación de Colin, por lo menos con lo que respecta a mi matrimonio y usarlo en el tribunal”
“Eso va a ser complicado, aunque debo decirle que el señor Bridgerton lleva semanas sin presentarse, incluso después de su periodo de prueba no ha hecho mas nada”, el abogado le entregó un documento donde estaba lo que se había decidido y hecho hasta ahora en el tribunal.
Ni Colin, ni su abogado, habían presentado nada sólido en meses.
“Esto es bueno, si consigo que Colin acceda sin mas a la anulación, ¿el proceso podría terminar rápido?”, preguntó Penélope esperanzada.
“Depende de lo que usted defina como rápido”, respondió el abogado, “si bien sí ayuda que su marido acepte que usted siempre dijo la verdad, y acceda a deshacer el matrimonio, el tribunal puede tener sus opiniones y tardar meses”
Penélope pensó que con lo que sabía y tenía de Colin, mas el hecho que todo se estaba haciendo público podría obligarlo a actuar. “Pero si él accede, el tribunal estaría más inclinado a fallar en mi favor, ¿no es así?”
“Sí, quitarían algunos requisitos para usted, sería libre de cualquier solicitud de parte de ellos, ya que tendrían que trabajar solo con las pruebas que ya tienen y no tienen derecho a pedir más”.
Penélope miró nuevamente el documento que tenía en la mano, esta era su oportunidad, así que iba a aprovecharla muy bien.
“¿Es posible que si después Colin decida volver al proceso le hagan caso?”, esperaba que la respuesta fuera un no.
“No, porque si él decide ahora dejar el proceso tendrá que firmar un acta. No sé puede revertir”, aclaró el abogado. “A menos que tenga alguna influencia importante en el tribunal”
“Eso no es un problema”, respondió Penélope con una pequeña sonrisa. “Voy a hablar con él, creo que esta vez sí tengo una buena oportunidad para hacerlo cambiar de opinión”
El señor Cavendish la miró con curiosidad, pero no dijo nada. “Usted maneje su caso como quiera, estaré para apoyarla cuando lo necesite”
“Muchas gracias”, Penélope comenzó a levantarse. “Por cierto, ¿es posible tal vez que el firme un acta de lo que me diga a mí? No quiero que después cambie de opinión”
“No creo que sea necesario, pero si quiere un sustento bien puede hacerlo”, el abogado comenzó a anotar en su libreta. “¿Lo quiere lo más pronto posible?”
“Si, por lo menos para la otra semana, quisiera darme el tiempo para pensar algunas cosas”, respondió Penélope. “Nuevamente, muchas gracias”
Se despidió de su abogado y salió de la casa junto con Rae, pensando que tenía tiempo sin ir a comprar cosas por ella misma, decidió desviarse hasta el mercado. Sería bueno también escuchar las reacciones de su última columna.
Llegaron al mercado con rapidez, ya que estaba cerca. Penélope comenzó a buscar plumas, las estaba gastando muy rápido, caminando entre los puestos, pudo escuchar los comentarios de algunas mujeres. Algunas historias nuevas sobre otros nobles, pocos comentarios sobre ella cuando la veían pasar y comentarios de su última columna. Todos querían saber quienes eran los nobles involucrados.
Pensó que sería fácil para la gente sacar sus conclusiones, así que decidió para su próxima columna escribir sobre Colin y el noble al mismo tiempo, eso les daría una idea por relación. Y aunque no lo confirmara, ya había plantado la duda.
Pero Penélope creía que tal vez la situación se le estaba yendo de las manos, ¿Era vengativo? ¿Era necesario? Sin embargo, la necesidad de justicia no la dejaba en paz. Aunque Anthony le había asegurado que no era igual que ellos, Penélope pensaba que él solo estaba cegado por su amor por ella. Así que quiso una opinión distinta.
“Rae”, le habló a su doncella. Rae de inmediato se colocó a su lado. “Sé que sabes lo que hago, ¿Crees que soy una persona horrible?, puedes responder con honestidad”
“Señora yo… ¿Puedo hablar libremente?”, preguntó su doncella y ella le hizo un gesto de aprobación.
“He estado con usted desde que se casó, por lo que sé más que nadie todo lo que tuvo que pasar ese año. No creo que sea una mala persona, está luchando por lo que quiere y su libertad y de verdad admiro mucho eso de usted”, respondió su doncella con media sonrisa.
“Y sé que el señor Bridgerton no se ha portado bien con usted”, añadió.
“Eso he pensado, pero he estado tan concentrada en esto que no consideré realmente si pude haberlo hecho de otra forma”, caminaron a un lugar apartado del mercado y se quedaron ahí para seguir conversando.
“Yo creo que lo está haciendo bien, señora, lo mejor para usted es que el señor Bridgerton no esté cerca”, Rae la miró con comprensión, pues sabía de las notas, las flores y todo lo demás.
Y era cierto, ya lo había dicho antes, no podía vivir con él cerca, pero las dudas siempre se arremolinaban en su mente. “Gracias Rae, necesitaba escuchar eso”
“Cuando quiera, señora”, su doncella, como siempre hizo una reverencia.
“Deberíamos volver a casa”, anunció Penélope. “Ya no queda más que hacer aquí”
“¿No iba a ir a la casa Bridgerton?”, preguntó Rae, siguiéndola.
“Puedo ir después, no tengo mucha prisa”, Llegaron a dónde habían dejado su carruaje y subieron. Necesitaba un tiempo de tranquilidad, su mente había estado en actividad constante desde inicio de la temporada y estaba agotada.
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Entrada del diario de Colin Bridgerton
12 de mayo de 1816
Han pasado varios días y todo sigue igual, ayer salí a caminar un poco, no soporté las miradas, los señalamientos venenosos e implacables, aunque mi nombre sigue oculto ¿Pero hasta cuando?
Daphne le escribió una advertencia, un recordatorio, no fue idea mía, claro que no. Todo fue planeado tan fríamente que yo no lo podría hacer. Un recordatorio de lo que podía suceder si ella seguía hablando mal de mí. Y obtuve una respuesta, serena… despreciablemente serena.
¿Acaso se estaba burlando de mí?
Su respuesta fue una burla elegante, llena de desprecio, no rogó, no imploró, ni siquiera me visitó para gritarme… me ignoró. Y eso me duele más que cualquier grito o insulto que pueda decirme. No entiendo qué quiere lograr. ¿Por qué juega conmigo bajo tanta cortesía? ¿Por qué quiere destruirme bajo esa máscara de paciencia?
Eloise sabe algo, no me quiere decir que, pero sabe algo de Penélope, se supone que no son amigas, no la debe proteger, no le debe guardar secretos. Pero se ha mantenido callada.
Y hoy esa columna, el nuevo folleto de Whistledown ¿Cómo lo sabe? Insinúa que una dama noble ha protegido a un noble de su propia sangre. Encubriendo crímenes imperdonables. Lo cual me parece exagerado, pero esa mujer tiende al dramatismo. No dicen nombres, pero no hace falta. Basta que alguien conecte los puntos para que se riegue por todo Londres.
Mi hermana. Mi nombre. Mi caída. Todo atado por un hilo invisible que no logro cortar.
La desesperación comienza a calarme los huesos, el saber que alguien en algún lugar, me mira caer y no siente miedo ni piedad. Alguien… no, Penélope, ella quiere verme caer.
¿Cuánto tiempo más hasta que ya no pueda sostener esta fachada? ¿Cuánto tiempo más antes de lo que he construido se desplome en el lodo donde ya chapoteo sin remedio?
La ruina ya no es una amenaza futura. La ruina ya me acompaña, camina conmigo, susurra en mi oído.
¿Qué monstruo he engendrado con mis propios pecados? ¿Qué castigo he de merecer?
Solo me queda esperar, sé que ella vendrá a ver lo que ha logrado. Y nunca la podría culpar, la verdad no… yo mismo tracé este camino, este destino y no puedo hacer más nada que aceptarlo.
¿Es muy tarde para disculparme?
Que me lo pregunte, debe ser la respuesta…
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Casa Bridgerton, Londres
Mayo, 1816
Anthony regresó con cuidado de la casa Featherington, era lo suficientemente temprano y suponía que ninguno de sus hermanos estaría despierto. Igual podrían pensar lo que quisieran, para ellos seguía estando soltero. Pasando por el vestíbulo, comenzó subir las escaleras hasta su habitación.
“¿Dónde estabas?”, escuchó que le preguntaba su madre saliendo de alguno de los pasillos.
“Madre, buenos días”, ignoró su pregunta y siguió subiendo las escaleras.
“Anthony, no quiero creer que tenía razón”, dijo su madre y él de inmediato se giró hacia ella.
“¿De qué hablas?”, preguntó confundido.
“Sabes de qué hablo”, su madre lo miró con los ojos entrecerrados.
Anthony bajó hasta donde estaba ella, para evitar hablar en voz alta “Si quieres saberlo, estaba con Penélope. No con otra mujer o en algún burdel”, la voz salió más dura de lo que pretendía, pero estaba harto que su madre dudara de él.
“Sé que tengo un pasado y una reputación, pero que sepas que estoy comprometido con lo que tengo con Penélope”, con eso último esperó que la conversación terminara ahí.
“No sé si lo tuyo es amor o una obsesión a este punto”, murmuró su madre, no sabía si esperaba que él lo escuchará o no. Pero habiéndolo hecho la arrastró hasta su estudio.
“¿Por qué? ¿Te parece imposible? ¿Después de todo?”, preguntó incredulidad.
“Bueno Anthony, sé que Penélope es la que está detrás de todos esos chismes acerca de tu hermano. Yo usé la misma técnica cuando sucedió lo de Daphne” dijo su madre y él no entendía que tenía que ver eso con su relación. “¿No te molesta que divida a la familia?”
“No”, dijo simple y breve. “¿Quieres saber por qué?”
“Me gustaría entender tu razonamiento”, su madre lo alentó a seguir hablando.
“Penélope ha sido completamente honesta conmigo desde el principio, me dijo lo que pensaba hacer y por qué. En realidad es bastante necesario para todos”
“¿A qué te refieres?”, preguntó su madre frunciendo el ceño, confundida.
“De tus hijos. No te imaginas lo que han planeado hacerle a Penélope. Lo que Colin hizo por fuera”, dijo Anthony dejando que su frustración se hiciera visible. “Se que como madre tienes un punto ciego con tus hijos, pero ya es hora que te des cuenta de quienes son realmente”.
“Lord Bridgerton”, Humboldt tocó la puerta desde afuera.
“Pasa Humboldt”, Anthony desvío la mirada de su madre tratando de calmarse porque no le servía comenzar mal el día, después de haber pasado una noche en calma.
Cuando se giró notó que Humboldt estaba dejando en el escritorio las copias del último Whistledown. Era perfecto.
“Gracias Humboldt, puedes retirarte”. El hombre hizo una reverencia y salió.
Sabiendo ya lo que decía, solo lo tomó para hacerle creer a su madre. Le dio unos minutos para que lo leyera.
“¿Quiénes crees que sean?”, le preguntó a su madre.
Ella levantó la mirada de su propio panfleto. “¿De qué hablas?”
“El noble y su hermana”, Anthony la miró con intención. “¿Quiénes podrían ser?”
“Hay tantos nobles que viajan, no se me ocurre nadie. Creo que esto puede ser para mantener a la gente interesada. Esta temporada ha sido bastante aburrida”, su madre dejó el folleto en el escritorio. Restándole importancia.
“Colin estuvo en Italia, ¿no es así?”, preguntó Anthony, fingiendo curiosidad.
“Tu lo sabes Anthony, ¿por qué lo mencionas?”, su madre parecía exasperada por las vueltas que estaba dando.
“¿No ves ninguna relación entre tu hijo y esto?”, señaló la columna de Whistledown, el momento en que su madre comprendió lo que trataba de decir fue un poco satisfactorio para él.
“¿Ahora entiendes por qué apoyo a Penélope?”, preguntó, pero no esperaba una respuesta. “Tu hijo pudo habernos llevado a un gran escándalo por sus aventuras en otros países, sin contar que quería hacerle daño a la que es su esposa y ni me hagas hablar de Daphne”
“No puedo creer esto… Anthony”, su madre, se llevó una mano al pecho, tratando de procesar todo. Él, por otro lado, trató de buscar la carta que le envío su hombre desde Italia y cuando la encontró se la entregó.
Su madre la leyó, cada segundo que pasaba se veía mas alarmada.
“¿Ves que no es mentira?” Anthony permitió que lo procesara, no pensaba tener esta discusión con su madre tan temprano.
“Esto no puede ser”, murmuró su madre todavía con la vista en la carta. “Si lo investigaste. ¿Entonces Penélope lo supo antes?
“Sí, ¿Recuerdas esa semana que se fue después de la discusión?”, su madre asintió. “Fue por eso, yo no quería creerlo y traté de retrasarlo todo, ella me acusó de no apoyarla y con toda la razón”
“¿Y cómo fue que lo descubrió ella?”, su madre parecía estar en negación, y no la culpaba.
“Su abogado, ella quería algo para poder salir del matrimonio antes”, Anthony tomó nuevamente su carta y la guardó. “No quería contarte así, y la verdad no sabía si decírtelo en algún momento, pero estoy cansado que cuestiones todo lo que hago con Penélope. Que te quede claro que pase lo que pase, ella será mi esposa”
“Anthony…”, su madre comenzó a hablar.
“No.” Él la interrumpió con firmeza.
“Ella será mi esposa, porque, aunque te cueste creerlo, me enamoré de ella.”
Su madre lo observó en silencio, sorprendida por su arrebato.
“Te pido que, por favor, no le digas a Colin o a Daphne que lo sabes. No hasta que Penélope pueda hacer algo con esta información ¿Está claro?”
“Tengo que hablar sobre esto”, insistió su madre, aún incrédula.
“No lo necesitas”, la interrumpió con calma, “si quieres mantener el estatus de la familia, no comentarás nada, no dirás nada y esperarás a qué las cosas sigan su curso”
La miró directamente a los ojos. “Porque si algo sale mal, madre, te juro que renuncio a mi título, mi apellido y huyo con Penélope y esta vez no me va a importar nada”
“¿Está vez? ¿Lo has pensado antes?”, preguntó ella con sorpresa.
“¿Crees que no es agobiante tener que soportar, esta responsabilidad?”, espetó alzando la voz. “Que ni siquiera pedí, pero fui el primero en nacer y tuve que adaptarme”. Hizo una pausa y respiró hondo.
“Hace dos años, ella me dijo que renunciara, no lo hice, no podía dejarlos a ustedes. No me arrepiento de mi decisión, fue lo correcto. ¿Pero ahora? Simplemente, estoy cansado de tener que proteger a cada uno de mis hermanos de sus acciones”, Anthony observó a su madre, quien lo estaba mirando con dolor y una especie de vergüenza.
“No sabía que te sentías así”, dijo en voz baja. Mirando a cualquier lado menos a él.
“Por supuesto que no, soy el vizconde, mi deber es proveer a todos ustedes, soy la cara de la familia. No puedo estar mal. Tengo una imagen que mantener después de todo”, respondió con ironía. “Así que te repito madre, por mí que soy tu hijo… No digas nada”
Su madre bajó la mirada, como si tratara de comprender lo que le había dicho. Anthony no apartó los ojos de ella, esperando una réplica, algo.
“¿Estás seguro de esto?”, preguntó su madre después de unos segundos.
El asintió con firmeza. “Sí, sé que puede parecer horrible que le dé la espalda a miembros de mi familia, pero no han demostrado ser merecedores de tal lealtad”
Su madre se quedó en silencio un instante, luego levantó la vista hacia él, sus ojos ya no tenían la dureza de cuando comenzó esta conversación, sino un cansancio profundo.
“No diré nada”
Anthony sintió que un peso se levantaba de sus hombros. “Gracias”
Pero su madre no había terminado. “No lo hago por ti”, dijo con una serenidad casi punzante. “Lo hago por ella. Dios sabe que esa muchacha ha aguantado demasiado de nosotros… y, sin embargo, sigue aquí. Quizás ya es hora de que alguien piense en ella, por encima de todos los demás.”
Él bajó ligeramente la cabeza, un poco sorprendido por la respuesta de su madre. “Ya lo estoy haciendo”, murmuró.
Su madre se puso de pie con calma, Anthony no supo si su expresión era de resignación, decepción o aprobación. Quizás todas ellas.
“No quiero involucrarme. Pero si llega el momento y ella lo necesita. Sabrás que cuentas conmigo”, su madre se levantó, llevándose el último folleto de Lady Whistledown con ella.
Anthony vio a su madre salir del estudio. No esperaba que la conversación terminara de esta forma, pero podría decir que era un resultado favorable para todos.
Subió a su habitación para cambiarse y estar listo para el día. Bajó al salón, ya la mayoría de sus hermanos estaban allí.
“Buenos días”, saludó a los presentes. “¿Saben dónde está mi madre?”
“Su doncella anunció que se sentía un poco mal e iba a descansar más tiempo”, respondió Fran y él asintió, supuso que su madre estaba todavía asimilando lo que le había contado.
Se sentó en uno de los sofás y pidió algo ligero para comer. Cuando terminó se retiró a su estudio, no tenía nada que hacer y Penélope le dijo que volvería por la tarde. Iba a fingir estar haciendo cuentas para que sus hermanos lo dejarán solo por un rato.
“Anthony”, escuchó que lo llamaban desde la puerta. “Quisiera hablar contigo”
Eloise había estado un poco distante de él, luego de lo que sucedió con la correspondencia, habían tenido una fuerte discusión, que si no hubiera sido por su madre habría terminado en desastre y tal vez con una hermana fugitiva.
“Pasa y cierra la puerta”, le ordenó. “¿Qué quieres?”
“¿Puedo enviar una última carta?”, preguntó su hermana con la voz temblorosa. “Solo para despedirme”
“¿Por qué es tan importante para ti?”, preguntó Anthony.
“Supongo que Penélope te lo dijo, pero quiero despedirme correctamente”. Eloise bajó la cabeza avergonzada.
Pensó en negarse, no convenía que eso siguiera, pero quería que su hermana tuviera por lo menos una sensación de cierre, por lo que aceptó que escribiera una última misiva. Mientras ella escribía él la observó, se veía agotada y parecía que no había dormido en noches, el temblor de su mano mientras sostenía la pluma solo confirmaba sus sospechas.
“¿Te sientes bien Eloise?”, preguntó Anthony.
Ella asintió. “Estoy bien, es solo que he estado pensando en lo que he hecho”
“Eso es algo bueno, aprender de los errores”, Anthony tomó la carta que había escrito, no la leyó, no le correspondía, la dobló y la metió en un sobre.
“Todo esto no hubiera sucedido si no hubiera querido hacerle daño a Penélope”. Anthony asintió en acuerdo.
Eloise continuó hablando. “Ahora sé que no fui más que una niña malcriada, mi madre me llamó así ¿Sabes? Dijo que a pesar de que Penélope y yo tenemos la misma edad, ella tenía más sentido común”, soltó una risa rota, parecía triste.
“No puedo estar en desacuerdo, es cierto. Creo que siempre lo he sabido, ella siempre fue la mejor mitad de las dos y yo no lo supe valorar, ayer traté de hablar con ella. Pero simplemente me dejó ahí”, su voz comenzó a entrecortarse, tenía ganas de llorar. “Ahora es muy tarde, porque sé que ella no quiere saber nada de mí, le he hecho y dicho tantas cosas.”
Anthony quería hablar, pero Eloise continuó. “Intentó disculparse tantas veces y siempre la rechacé, me hice amiga de Cressida por pura mezquindad e incluso ayudé a Colin, cuando ni siquiera quería hacerlo”
“¿Crees que algún día pueda perdonarme?”, preguntó con la voz temblorosa y los ojos llenos de lágrimas.
“No puedo hablar por ella, Eloise. Pero Penélope ya dejó atrás ese deseo que tenía por recuperar tu amistad. Tiene cosas en mente y tú ahora mismo no eres de las más importantes”, se lo dijo con un tono suave, no quería herirla.
Vio a Eloise abrir los ojos con sorpresa, pero no dijo nada. Solo retorcía las manos en su regazo.
“No lo digo para hacerte sentir mal, pero quiero que aprendas de esto, para que sepas escuchar a las personas a tu alrededor y ser más cuidadosa en lo que haces”, continuó él, sin duda sus palabras estaban llegando a su hermana. “Puedes tratar de mejorar y tal vez en unos años, puedas tener alguna relación amistosa con Penélope, pero no será como la que tenían antes”
“Supongo que me lo merezco, ahora tendré lo que siempre quise, pero no lo que quiero ahora y ni siquiera tengo con quién compartirlo”, su hermana comenzó a sollozar y él se sentía un poco fuera de lugar, no estaba acostumbrado a verla llorar.
Se levantó con cuidado de su asiento y abrazó a su hermana. “Lamento que las cosas estén así, es tu momento de darle el tiempo ahora”. Su hermana asintió desde donde estaba.
Se quedó un rato mas abrazada a él, hasta que se separó. “Lamento haberte arruinado el frac”, dijo con voz temblorosa. “He estado pensando que, podría ser bueno para mí alejarme de Londres, es un ambiente sofocante del cual no me siento parte”
“¿De qué hablas Eloise?”, preguntó él confundido.
“Podría pasar tiempo con la tía Winnie en Escocia, tal como hacía Fran. Y no, no es un plan para seguir con las cartas”. Dijo Eloise y el notó que estaba siendo sincera.
“¿Lo sabe nuestra madre?” Anthony no quería tomar decisiones que podrían ser perjudiciales para todos, por lo que la aprobación de su madre sería quien tuviera el poder de decisión.
“Se lo comenté y estuvo de acuerdo, pero tu eres el jefe de familia”, Eloise lo miró esperando su decisión y el accedió.
“Está bien, preparé todo lo mas pronto posible”, respondió y Eloise pareció aliviada.
“Será mejor que me vaya, gracias por dejarme escribir la carta y por lo demás”. Eloise le dio un último abrazo y salió del estudio.
Anthony pasó el resto de la mañana encerrado en su estudio, revisando algunos asuntos de su negocio y haciendo cuentas.
Después del almuerzo, se retiró al salón con el resto de la familia. Conversó con John y Michaela. Fran estaba al piano, su madre todavía no había salido de su habitación y Eloise parecía seguir ese mismo comportamiento. Hyacinth estaba con su institutriz.
Al rato, anunciaron la llegada de una carta para él.
Se levantó y fue a su estudio a leerla. Era de Penélope. Le pedía verse en Hyde Park, porque quería caminar un rato.
Sin pensarlo, tomó su abrigo y salió. No sabía si había llegado temprano. Probablemente sí. Pero no le importaba; podría esperarla el tiempo que fuera necesario.
Caminó al borde del lago, observando a los patos, hasta que comenzó a escuchar murmullos a su alrededor. Se giró para ver qué pasaba.
Al parecer, su hermano había tenido la misma necesidad de tomar aire fresco que Penélope.
Colin parecía un desastre, tenía la mirada perdida y el cuello de la camisa sin abotonar. Su chaqueta arrugada le colgaba como si ya no le importara nada. Un par de damas cuchichearon detrás de sus abanicos. Anthony sintió el juicio como una daga en la espalda.
Se acercó a Colin y lo tomó del brazo, llevándolo detrás de algunos arbustos.
“¿Qué estás haciendo?”, preguntó Anthony. “Ni siquiera estás presentable”
“Que mas da, ya todos saben de mí, hasta tú”, respondió su hermano con fastidio. “Solo quería salir de la casa”
“No sé de qué estás hablando, Colin”, dijo Anthony, aunque su voz lo traicionaba. Fingir confusión ya no servía de mucho.
Colin hizo una mueca de desprecio. “Sabes qué, ya no tengo el respeto de nadie en esta ciudad, y todo es culpa de esa mujer y de Penélope. Sin duda la subestimé”
Anthony no respondió, y Colin se quedó en silencio por un momento. “¿Sabes que es lo peor? Que no me puedo ir a ningún otro lado”
Él miró a Colin con el ceño fruncido. “¿Por qué?”
“No puedo hacerlo, tengo todavía dinero de mi herencia, pero no me alcanzaría para vivir en otro país”, respondió Colin bajando la mirada con vergüenza.
“¿Qué hiciste?”, preguntó Anthony. No sabía que la situación de su hermano ahora estaba tan mal.
“No fue culpa mía, o por lo menos no directamente, hice algunas inversiones con socios respetables, pero por mi reputación muchos han decidido dejarme atrás”, Colin sonó derrotado. “Es lo que me tiene así, mas que las personas hablen de mi vida. No es solo por el dinero. Quería demostrar que podía hacer algo por mí mismo, y ahora… ni eso me queda.”
Anthony pensó en esto por un momento, Penélope debía saberlo, ella siempre estaba pendiente de todo, así que esto no fue un accidente, también lo había planeado. O tal vez fue un daño colateral que venía con todo. Sea cual sea el caso, parecía que estaba logrando lo que se propuso. Se preguntaba qué seguía.
“Deberías irte a tu casa otra vez, no conviene que te vean en ese estado, ni siquiera estás bien vestido, no te peinaste”, lo reprendió Anthony. “Recuerda que tu apellido no es solo tuyo”
“No tienes ningún derecho a regañarme, ya no soy un niño”, gritó Colin tomándolo por el abrigo.
“Entonces no te comportes como tal. Vamos a conseguirte un carruaje”, Anthony lo arrastró a su lado hasta que encontraron un carruaje de alquiler disponible, le dio una buena propina al hombre para que se asegurara de dejarlo en su casa.
Cuando estuvo seguro, regresó de nuevo a Hyde Park, trató de ser lo mas sutil posible, pero había algunas personas que lo vieron todo.
Se sentó en una de las bancas disponibles y esperó a que Penélope llegara. Minutos mas tarde ella se sentó a su lado.
“Buenas tardes, Lord Bridgerton”, saludó Penélope con una sonrisa. El se giró hacia ella y le devolvió el saludo.
“¿Puedo saber el motivo de esta cita?”, preguntó.
“Quería hablar contigo por fuera de la casa Bridgerton”, Penélope miró hacia el lago nuevamente. “Sabes que fui a donde mi abogado, creo que puedo ganar esto”
Anthony sonrió “Eso es increíble ¿Hubo algún avance en el tribunal?”
Penélope negó. “No, pero mi siguiente paso es hablar con Colin”
A Anthony no le gustó eso, era un poco problemático si lo hacían solos y además Colin estaba en un estado mental extraño. “No sé si sea buena idea”
“Es necesario”, insistió Penélope. “Al parecer ha dejado el proceso a un lado y necesito que siga así”
“¿Vas a ir sola?”, preguntó preocupado.
“Me puedo llevar a Rae, y pienso verlo en su casa, por lo que estarán sus empleados”. Anthony seguía sin estar convencido, pero sabía que no podía ir él sin que Colin comenzara a sospechar.
“No lo sé, no parece seguro. Déjame acompañarte o por lo menos estar cerca”, ofreció Anthony, pero ella negó.
“Esto lo tengo que hacer sola, tu presencia podría alterar a tu hermano”, respondió Penélope y sabía que tenía razón.
“Está bien, ¿Cuándo irás?”, Anthony se giró de nuevo hacia ella, la gente del parque le había dejado de prestar atención hacía un rato.
“Voy a darle unos días, le pedí a mi abogado un documento, para que Colin no pueda cambiar de parecer”, respondió Penélope con serenidad. “No me preocupa que grite o se moleste, me preocupa que finja estar de acuerdo y luego busque otra forma de vengarse”, añadió, lo que no hizo nada para calmar su preocupación. Pero se veía muy segura y Anthony quiso confiar en eso.
“Colin estuvo aquí poco antes que llegarás, parece bastante afectado por todo”
Penélope se giró hacia él. “¿Muy mal?”
“Bastante, ¿Sabías que le quitaron mucha de sus inversiones?”, preguntó Anthony, tratando de sonar acusatorio.
“Era algo que veía venir, no pensé que sucedería tan pronto”, Penélope se encogió de hombros. “De igual forma no se va a morir de hambre, tiene dinero. Creo que solo te lo dijo para hacerte sentir culpable.”
“¿Cómo sabes que tiene dinero?”
Penélope lo miró con incredulidad. “Soy su esposa, y estuve mucho tiempo viviendo en su casa con sus cuentas. No invirtió demasiado, más los gatos del viaje. Todavía tiene dinero. Colin nunca invirtió sin miedo. No arriesgaría ni sus monedas de bolsillo sin una red de seguridad.”
“Y me dejé engañar nuevamente”, murmuró Anthony molesto.
“Tus hermanos conocen tus puntos débiles, ellos. Pero no te preocupes por él”, Penélope tocó su brazo con cuidado, pequeñas palmaditas. Anthony puso su mano encima de la de ella.
“¿Quieres caminar?”, preguntó Anthony, Penélope asintió. Le ofreció su brazo y caminaron por el parque.
“Tuve una conversación con mi madre, lo sabe”, soltó Anthony. Penélope tenía que estar al tanto y no sabía si había cometido un error.
“¿Por qué le dijiste?”, preguntó Penélope un poco molesta.
“Estaba hablando de nosotros y la verdad me cansé de tantas acusaciones, me dijo que no dirá nada y si necesitas algo cuentas con ella”, Anthony apretó su mano, tratando de tranquilizarla.
“Aceptó demasiado rápido ¿Por qué?”, Penélope era demasiado astuta para su propio bien. “¿Y si no cumple su promesa?”, preguntó ella con voz baja, como si le costara pronunciar la duda.
“Le dije que me iría si todo salía mal”, no había terminado de decirlo cuando Penélope se detuvo, lo que lo detuvo a él.
“¿Qué?”, preguntó estupefacta. “No quisiste decir eso”
“Lo hice, si todo resultaba mal, nada me costaría dejar todo e irme contigo”, respondió con seguridad.
“Eso es… no lo hiciste antes”, murmuró Penélope, con una mezcla de sorpresa y emoción contenida.
“Las situaciones eran distintas, mi situación con la familia lo era. Ahora de verdad no sé qué mantengo”, se sinceró Anthony. Penélope se acercó más a él y se apoyó contra su brazo.
“Esperemos no llegar a eso, me gusta Londres a pesar de todo”, dijo Penélope mirando a su alrededor.
“Esperemos que todo resulte a nuestro favor, en verdad”, murmuró él.
Siguieron caminando por los caminos solitarios, Anthony se volvió más atrevido y la rodeó por la cintura mientras andaban. No sabía si mencionar lo de Eloise, creía que Penélope ya le había dado un cierre y no quería poner más cargas cuando ya tenía muchas.
Así que no dijo nada.
Caminaron juntos hablando de todo y nada, compartiendo risas suaves y silencios cómodos. Anthony se sentía afortunado, estaba seguro que estaba haciendo lo correcto. Ni su familia, ni los rumores, ni el miedo lo harían renunciar.
Al final de la tarde se despidió de ella con renuencia, quería alargar el tiempo. Bajo un viejo árbol, se inclinó y le dio un beso que intentó decirle todo lo que aún no se atrevía a poner en palabras.
Sabía que ese beso debía bastarle por ahora. Pero en el fondo, temía que no quedara mucho “ahora” por esperar.
Notes:
Bueno en este capítulo quise darle un momento a Eloise, en este fic ella no es mala. Simplemente muy inmadura y centrada en si misma, lo que la llevó a este punto. Probablemente no haya reconciliacion Peneloise aqui, lo tuve planeado en un principio, pero la historia evolucionó y no se pudo. Pero puede ser en un futuro, tal como dijo Anthony idk.
Este capítulo fue un desafío. Siempre me siento un poco incómoda escribiendo capítulos donde no ocurre nada impactante, pero sé que son cruciales para preparar el terreno. Es fácil verlos como 'relleno', aunque en realidad son esenciales para el desarrollo de la trama
Volviendo al capítulo. La discusión de Anthony y Violet, a pesar de ella haber aceptado la situación de Pen/Ant en un principio, el giro de los acontecimientos, el aislamiento de Colin y los chismes la hicieron dudar si lo que estaba haciendo era correcto. Y aunque el personaje de Violet me agrada, siempre ha sido mas severa con Anthony que con sus otros hijos y creo que un punto de inflexión para que ella valorara todo lo que Ant tuvo que dejar desde muy joven, es que un Anthony adulto renuncie a todo, porque es algo que ella nunca podría imaginar que pasara y si sucede afectaria mucho a toda la familia.
Para el próximo capítulo: Penélope visita a Colin 🤞
Chapter 22: Capítulo 22
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Bloomsbury, Londres
Finales de Mayo, 1816
Penélope estaba frente de la que había sido su casa durante un año, la miraba como si fuera un campo de batalla. Rae estaba a su lado, como un consuelo silencioso. Había esperado tanto este momento, pero tenía que reconocerlo, tenía miedo de fracasar.
Esperaba que lo que había hecho hubiera afectado lo suficiente a Colin como para dejarlo manejable. Era bastante manipulador, pero no vio otra opción en este caso.
Viendo la fachada de la casa, el ambiente se sentía distinto, todo parecía descuidado y no se veían movimientos en el interior. Pero sabía que Colin debía estar adentro, sabía que no había salido mucho en las últimas semanas. Tomando valor avanzó y tocó la puerta. Dunwoody como siempre, fue el que abrió.
“Buenas tardes, señora Bridgerton. Es bueno verla nuevamente”, el hombre hizo una reverencia y la dejó pasar.
“Buenas tardes, Dunwoody. ¿Está el señor Bridgerton?”, preguntó de inmediato, no quería quedarse más tiempo de lo necesario en esa casa.
“Está en su habitación, permítame decirle que está aquí”, Dunwoody hizo una reverencia y se giró para subir las escaleras. Se detuvo cuando ella volvió a hablar.
“Dígale, que lo espero en su estudio, tengo algo importante para decirle”. Penélope habló con firmeza, el mayordomo asintió y desapareció escaleras arriba.
Ella, por su parte, caminó hacia el estudio. “Rae, quédate afuera, no importa si escuchas o no. Pero por si acaso”, su doncella asintió con determinación y se quedó a un lado de la puerta del estudio.
Penélope entró a la habitación, estaba desordenada y llena de papeles, podría suponer que Colin no había dejado que nadie se hiciera cargo de la limpieza en ese entorno, o él pasaba mucho tiempo allí, sea como fuere, ella tomó asiento en uno de los sofás y esperó.
Los últimos días habían estado llenos de anticipación, esperaba no delatarse demasiado y no hacerle pensar a Colin que era Whistledown, porque eso podría ser bastante peligroso, si algo había aprendido en estos últimos meses es que Colin, a veces, no manejaba bien su ira. Y si estaba tan mal como Anthony le había comentado, mejor era no tentar al destino con esa revelación. Porque con lo que le iba a decir era suficiente. Dejó el documento que le había dado su abogado en la mesa frente a ella.
Unos quince minutos después, Colin entró al estudio, la miró por un segundo y apartó la mirada. Cerró la puerta detrás de él y se sentó frente a ella. Se veía más delgado desde la última vez que lo había visto, y el leve temblor en sus manos hablaba de noches sin dormir, pero por lo menos se había arreglado. Penélope suponía que tenía que agradecerle a Dunwoody por eso.
“¿A qué debo esta visita?”, preguntó Colin, en tono seco. Penélope decidió ignorar su actitud y concentrarse a lo que había venido.
“Necesito hablar contigo de algo importante”, respondió. Colin para su sorpresa sonrió con sorna. Era irritante.
“Ya veo”, dijo él inclinándose hacia delante. “¿Tu amante te dejó y ahora quieres volver o estás embarazada?”
“¿Qué?”, preguntó desconcertada. De todas las cosas que Colin pudo haber preguntado, se le ocurría eso precisamente.
Colin al parecer no la escuchó o fingió no hacerlo. “Por eso estás aquí, el escándalo. No fuiste tan cuidadosa Pen y ahora quieres mi ayuda para encubrirlo. Está bien, lo tomaré como si fuera mío. ¿Ves que puedo ser civilizado?”
Penélope no podía creer lo que estaba escuchando. La audacia de este hombre.
“A diferencia de ti Colin, yo sí sé controlar mis impulsos. Ciertamente, tú no tienes ni derecho ni autoridad moral para juzgarme”, dijo Penélope con firmeza.
Eso pareció tocar un punto sensible en él y la miró con rabia.
“No me insultes Penélope”, dijo señalando con un dedo.
“No me insultes tú a mí”, respondió Penélope con un tono de advertencia. Se miraron fijamente unos segundos antes que ella se recordara cuál era su propósito ahí.
“¿No te imaginas a qué vine?”, preguntó con una sonrisa.
Colin no alcanzó a responder cuando ella volvió a decir “Sé lo que hiciste”
“No entiendo a qué te refieres”, dijo Colin, pero por el leve temblor en su pierna, Penélope pensó que sí sabía a qué había venido. Él debió haberlo esperado, pero ahora parecía no querer enfrentar la realidad.
Penélope hizo una pausa antes de responder, era inquietante por fin sacar a relucir este tema con él. Viendo lo nervioso que se estaba poniendo, decidió hablar. “Sé lo que hiciste en Italia Colin, y sé que sabes que la sociedad no tardará en conectar los puntos y descubrir que eras tú”.
Colin soltó una risa seca, sin humor. “Bueno, eso lo esperaba.”
No era sorprendente, en realidad, le había dado muchas pistas, así que tomando confianza lo miró fijamente. “Vine a darte una oportunidad”
Colin levantó la vista hacia ella desconfiado. “¿Una oportunidad? ¿Tú a mí?”
A Penélope no le gustó el tono en como lo preguntó y no respondió enseguida, quería que se imaginara distintos escenarios de lo que ella tenía para decir.
“Por lo que hiciste”, comenzó a decir ella. “Sé lo que ha hecho Daphne, se lo que han planeado y tengo toda esa información lista para divulgarla por todo Londres”
El silencio se hizo presente en la habitación cuando terminó de hablar, solo se escuchaba el tic-tac del reloj, como si marcara la cuenta regresiva de algo inevitable.
Colin la miró con una mezcla de rabia y miedo.
“¿Quién más lo sabe?”, preguntó Colin, parecía tener una idea, pero no se atrevió a preguntar.
“No es importante ahora”, ella se levantó, porque estaba siendo tedioso esa conversación frente a él. Y caminar la ayudaría a relajar los nervios.
“Tienes una elección Colin, me das la anulación sin pelear más. No vuelves a acercarte a mí. Y todo se acaba aquí. No le contaré a nadie más lo que hiciste, no mencionaré a tu querida hermana. Todo quedará en rumores, en silencio”
Colin alzó la mirada hacia ella, con los ojos llenos de una furia que no lograba contener. “¿Y si no quiero?”
Penélope se inclinó hacia él, y con la voz aún mas suave le preguntó “Lo harás, ¿quieres saber por qué?”
Colin no respondió, con un gesto de impaciencia le dijo que siguiera hablando.
“Te importa demasiado tu reputación, lo que piensan de ti, quieres huir de aquí. Lo cual es bueno para mí. Porque esa es otra de mis condiciones para no contar nada”.
Penélope dio una vuelta por el estudio mientras él procesaba sus palabras.
Él se levantó para ponerse delante de ella. “¿De qué hablas?”
“Te tienes que ir de Londres”, dijo Penélope firme y claramente. “Y no regresarás a menos que sea solicitado”
“No tienes un poder sobre eso”, replicó Colin. Su rostro había pasado de la rabia a la confusión en segundos. Tenía un ligero temblor en el labio, ella podría pensar que lo que estaba sintiendo y deseando hacer eran dos cosas totalmente distintas.
Ignorando su estado, Penélope soltó una risa. “De hecho lo tengo, no en vano he cultivado una amistad con la reina”
Colin la miró con incredulidad, y se sentó nuevamente, pero no la perdió de vista. “¿Qué pasa con mi familia?”
“¿Ahora te importan?”, preguntó Penélope con ironía. “Vivirán sin ti, o pueden ir a visitarte donde estés”
“¿Por qué haces esto?”, murmuró Colin con la voz tensa.
“Merezco mi libertad, y aunque me des la anulación, mientras estés cerca, no podré vivir en paz”. Penélope avanzó hacia él nuevamente. “Es bastante incómodo verte”
“¿No crees que es demasiado? ¿Separarme de mi familia cuando sabes que me importan? No pensé que fueras cruel”, Colin se plantó frente a ella, tenía los ojos rojos de una rabia contenida.
“¿Piensas que soy cruel? Solo estoy haciendo las cosas a tu manera. Deberías tratar de reflexionar sobre tus acciones antes de lanzar acusaciones”, respondió Penélope con amargura. “Respecto a lo otro, no te importó dejarlos sin saber de ti por un año, no veo porque es diferente ahora”
“No entiendo por qué me quieres condenar al ostracismo, ¿acaso Londres no es lo suficientemente grande para los dos?”, preguntó Colin verdaderamente confundido.
Penélope creyó que eso podría ser cierto, pero como podría construir una vida con Anthony estando Colin tan cerca.
Además, todavía quedaba la cuestión de que sí se enteraba de su relación, podía terminar todo realmente mal. Por eso necesitaba obligarlo a irse, y ahora sabía que le faltaba un empujón más. Pero eso lo iba a dejar en manos de su columna y la sociedad.
“Sinceramente Colin, es porque no soporto saber que en algún momento te puedas aparecer en mi vida. Eres conocido por hacer cosas impulsivas e imprudentes”, respondió con sinceridad.
“No lo acepto”, dijo Colin con determinación. “No acepto esto, puede que ahora seas mi esposa, pero si esa anulación procede como quieres, no tendrás poder sobre mí. Me quedaré y me aseguraré que tu felicidad sea igual a la mía. Es decir nula”
“Está bien, supongo que no te importa nada más que hacerme miserable, pero quiero que sepas que no solo me condenas a mí. También a tu familia, a quien segundos antes decías que te importaban”. Penélope dejó caer el comentario suavemente, pero tuvo el efecto deseado en él.
Sin embargo, Colin no se echó para atrás.
“¿Qué pasaría si intento lo mismo contigo?”, preguntó en tono amenazante. “Sabes Pen, he visto como algunos hombres te observan. No sería difícil correr el rumor que te has comportado… digamos… menos que una mujer de burdel”
Le tomó todo de sí para no dejar que la rabia actuara por ella, el insulto la molestó, claro, pero tenía que actuar con calma, debía llevar esto al territorio que quería. Respiró profundamente antes de volver a hablar.
“Eso es fácil de desmentir”, respondió ella con una tranquilidad falsa. “Si no, ¿Por qué estamos aquí? No intentes más de lo que puedes Colin, no tienes poder sobre nada y menos sobre las opiniones de la sociedad”
“Te crees demasiado inteligente”, dijo Colin como un insulto. “Te juro Penélope, que en algún momento tú pagaras por lo que me estás haciendo”
“¿Y qué estoy haciendo? ¿Qué es tan malo de querer vivir mi vida lejos de ti?”, exclamó Penélope en medio de un grito.
“Estás destruyéndome, destruyendo a mi familia y todo por qué, ¿una venganza?”, él tono de Colin igualó el de ella, ya no era una simple conversación, las emociones enterradas entre los dos, por fin, estaban saliendo a la superficie.
“No es una venganza, Colin, entiéndelo, no es por ti. Es por mí”, la fragilidad de su voz se quebró en un grito. Tragando saliva, repitió con una determinación sorprendente: “Estoy haciendo esto por mí”
“Entonces eres una egoísta”, el grito de Colin resonó en el estudio. “Eres una egoísta a la que no le importa destruir una familia solo para poder satisfacer sus ridículas ambiciones”
Las palabras de Colin calaron profundo, sabía que había verdad en ellas, pero no estaba dispuesta a ceder, ya no. Ya no podía ser la única que siempre los cuidaba, no se arrepentía, pero no podía ser desleal a ella misma.
“¿Egoísta? Egoísta, es esperar que yo sacrifique mi felicidad para mantener esta fachada”, respondió con calma. “Colin, ya basta. Por favor deja esto y cada uno que siga su camino”
Colin pareció considerar sus palabras, se quedó en silencio durante unos segundos antes de hablar nuevamente.
“Que creas que destruyéndome podrás alcanzar la felicidad y la libertad que tanto clamas”, dijo con calma, su sonrisa ladeada. “Es bastante ingenuo. Siempre estaré presente, siempre seré tu primer amor, tu primer amigo, tu primer esposo. Estaré presente en tu historia siempre Penélope”
Ella bajó la mirada al piso. Colin la conocía tan bien que sabía que decir para hacerla caer. Pero aunque tuviera razón, había sido su primera experiencia en el amor, pero no sería la última.
“Es cierto, serás todo eso”, dijo Penélope mirándolo fijamente. Él sonrió creyendo que había logrado hacerla ceder.
“Pero también serás mi peor error. No intentes tratar de manipularme Colin. Ya no soy esa debutante ingenua que se reía de cada cosa que decías”, añadió.
Y su actitud volvió a cambiar, la mandíbula de Colin se tensó.
“Puedes darte cuenta que entre los dos no puede haber nada, ni siquiera somos capaces de tener una conversación sin ir a los gritos. Así que, por favor, accede a la anulación y déjame ir. Yo no soy la solución a tus problemas… eres tú”
Esto estaba resultando más agotador de lo que pensaba. No sabía por qué él seguía tan aferrado a este matrimonio, a ella. El silencio se cernió entre ellos, tenso y sofocante, y ella solo quería irse de allí.
“¿Es lo mejor no? Supongo que pensaste mucho en esto”, preguntó Colin, la pregunta era retórica, no esperaba una respuesta de ella. Pero aun así se la dio.
“Alguien tiene que pensar claramente”, respondió con calma, “es evidente que tú apenas y te puedes mantener en pie. No espero que puedas usar tu cerebro ahora, así que ¿Llegamos a un acuerdo?”
Colin pareció considerarlo y al final asintió. “Lo haré, pero…”
“No hay peros, tú no tienes opciones aquí, tú no haces las condiciones”, interrumpió Penélope y arqueó la ceja. Dejándole claro el mensaje.
“De hecho, traje un documento, en dónde accedes a todo sin objeciones. Esto es más una formalidad. Mañana enviaré a mi abogado para que te acompañe al tribunal y puedas decir que todo lo que yo dije fue verdad, que quieres la anulación y lamentas haberles hecho perder su tiempo ¿Está claro?”
Colin no respondió de inmediato, parecía estar pensando. ¿Qué más podría hacer? ¿Qué más podía decir? Pero él ya había perdido incluso antes de comenzar.
“Bien, dame el papel”, cedió Colin, extendiendo la mano y ella se lo entregó.
Pensó que tendría que presionarlo un poco más, pero no sé quejaba de este resultado.
“Quiero que sepas Colin hubiera preferido hacer esto de otra forma, pero no me dejas otra opción”. Penélope lo decía en serio, no era una persona que guardara odio por quienes le hacían daño, pero esta vez no iba a ser una mujer pasiva.
Colin asintió y firmó el papel. “Hay un poco de razón en lo que dices; pero Pen, no seas hipócrita, sabes que en parte te satisface verme así”
“Tienes razón, ¿qué más podría sentir si la persona que más me hizo daño está a punto de irse de mi vida?” Penélope sonrió con satisfacción. “Fue bueno hacer tratos contigo Colin y espero que esta sea la última vez que nos veamos”
“Aún no comprendo como lograste todo esto”, murmuró para sí mismo.
Si hubiera estado más pendiente ya hubiera llegado a la conclusión. Y al parecer Daphne no le dijo sus sospechas.
“Hay que saber cómo jugar un papel en sociedad”, respondió Penélope con simplicidad.
“¿Crees…?”, comenzó a hablar Colin. “Olvídalo, no tiene sentido ahora”
“Bien, adiós, Colin”, dijo Penélope tomando el documento y saliendo del estudio. Dejando a Colin y lo que él representaba atrás.
Rae la esperaba afuera y le sonrió, Penélope le devolvió la sonrisa y caminaron hasta el vestíbulo. Dónde Dunwoody estaba esperando.
“Que tenga buena tarde, señora Bridgerton”, dijo el hombre.
“Gracias Dunwoody, tu también. Mañana vendrá un abogado a buscar al señor Bridgerton, por favor que esté listo a media mañana”, le ordenó Penélope, suponía que teniendo todavía el apellido Bridgerton debía hacerle caso.
“Como diga, señora”, Dunwoody hizo una reverencia y abrió la puerta.
“Hasta luego Dunwoody”, Penélope se despidió del mayordomo y salió de la casa. Cuando estuvo afuera pudo respirar con tranquilidad.
“Todavía no puedo relajarme, pero siento que fue un gran paso”, le dijo a Rae. Su doncella caminaba a su lado hasta el carruaje.
“Es cierto, puede que sea el comienzo de algo nuevo. ¿Quiere ir a la casa de inmediato?”
“No, quisiera caminar un rato, podemos ir a Hyde Park desde aquí”, Penélope se puso en movimiento con una calma que contrastaba con el torbellino que se desataba en su mente.
Cada paso se sentía como soltar una cadena que la tenía atada a él, a esa historia. Pero no se sentía ligera, era extraño, había pensado que después de tomar el control podría traerle júbilo o tranquilidad.
Pero solo sentía una calma tensa. Porque sí, le estaba poniendo fin a algo.
Porque aunque él lo mereciera, aunque su trato fuera injusto, incluso manipulador, no dejaba de sentir como si estuviera rompiendo algo que alguna vez tuvo valor.
No pudo evitar pensar en la historia que habían tenido, habían sido amigos, muy buenos amigos. Se había enamorado de él.
De una idea quizás. Fue casi su sueño de hombre ideal. Y quería pensar que Colin alguna vez la quiso, al menos como amiga. Pero ahora todo había terminado irremediablemente entre ellos. Toda su historia había sido tan débil que se esfumó a la primera brisa de complicación.
Había hablado con una frialdad que la sorprendía, nunca pensó hablarle a nadie de esa forma. ¿En qué me estoy convirtiendo?, se preguntó.
No soy una villana, pero tampoco soy una víctima.
Era solo una mujer que se eligió a sí misma por primera vez, y eso, a pesar de la tristeza, del sabor amargo, se sentía glorioso.
Perdida en sus pensamientos, no supo en qué momento llegó al parque, pero sí supo algo: el peso en sus hombros era más ligero.
Y por fin, por primera vez en mucho tiempo.
La libertad no era un sueño lejano.
Era una posibilidad real.
Por fin podría tener una verdadera posibilidad de ser libre y quería compartirlo con Anthony. Pero él estaba con su madre y Eloise en algún lugar. Así que se contentó caminando cerca del lago y conversando con algunas personas, como si también se estuviera reencontrando consigo misma.
Cuando el cansancio se hizo presente, tomó un carruaje de regreso a su casa.
En el momento en que llegó subió a su habitación, se deshizo de todo lo que traía en las manos, se sentó en el escritorio.
Tendría que escribir una carta al señor Cavendish para que fuera por Colin al día siguiente. Cuando estuvo lista se la dio a Rae para que la enviara lo mas pronto posible.
Todavía le quedaba escribir algo más, darle un pequeño dolor de cabeza a Daphne. Un poco de escándalo social no le vendría mal.
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Documentos de sociedad de Lady Whistledown
Mayo, 1816
Querido y gentil lector,
Esta temporada está a pocas semanas de terminar, y según muchos ha sido la más monótona en mucho tiempo. Tal vez si las debutantes se mostrarán más abiertas a mostrarse tal cual son, y se permitieran ser mas que vitrinas de porcelana, mas que las imágenes de perfección que los caballeros quieren ver, tendrían más éxito en conseguir un buen marido y sobre todo respeto. Y no solo conformarse con los caballeros de dudosa reputación a los que estamos acostumbrados.
¿Qué hay de bueno en un caballero que solo quiere una esposa como decoración? ¿Acaso una mujer no tiene derecho a opinar, a elegir, a ser más que un adorno silencioso? Eso mis estimados es lo que hay que cuestionarse.
Pero no todas las damas se conforman con ese papel; algunas lo utilizan como arma para esconder secretos más graves.
He hablado mucho de lo que ha sucedido con cierto noble cuyo historial en tierras extranjeras lo descalificaría a cualquier invitación respetable. Ustedes quieren saber quién es. Algunos ya lo han adivinado, otros todavía tratan de descubrir su identidad y pocos creen que el escándalo es solo un rumor, pues hay alguien que se ha asegurado de afirmar eso, pues que lo diga una dama con tal estatus es algo difícil de refutar ¿no es así?
Pero se han preguntado ¿quién estuvo y sigue estando orquestando todo este encubrimiento? ¿Quién permitió que dicho caballero estuviera entre nosotros por más de un año? Porque sí, el caballero regresó a estas tierras hace bastante tiempo.
Su hermana, una noble dama con dos hijos, una de ellas una niña que nació no hace mucho. Ha tratado por todos los medios de mejorar la reputación de este caballero, no importándole su reputación familiar ni la de su esposa. ¿Es realmente el vínculo de sangre más fuerte que los valores? ¿O es que la lealtad ha eclipsado la moral?
Ahora esta mujer siempre es tan amable y compasiva con todos, no lleva mucho tiempo en su rol como duquesa. En este poco tiempo se ha ganado el cariño de la mayoría de sus inquilinos. Pero esta columnista se pregunta, ¿es acaso esa fachada suficiente para eximirla de su responsabilidad?
Y es que hay silencios que gritan más que las palabras. Y en esta sociedad, donde los bailes se convierten en trincheras y las apariencias son armas, el encubrimiento no es solo complicidad, es participación.
Un consejo para esas personas que creen que la protección familiar es un escudo impenetrable: hasta el escándalo mejor guardado puede volver a la superficie. Todo depende de qué tan lejos esté dispuesto a llegar quien fue afectado directamente por este.
Y esta autora no ha dicho todo lo que sabe.
Con afecto y siempre vigilante,
Lady Whistledown
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Penélope observó la columna recién escrita con indecisión, sintiendo una mezcla de poder y agotamiento. Sabía que con eso cruzaba una línea, pero cumplía con lo que le había dicho a Colin, así que en realidad no mintió.
No era el escándalo lo que le importaba, ya no, pensó mientras esperaba que la tinta se secara. Solo quería que aprendieran, que a pesar de su poder no tenían la última palabra. Esto podría delatarla, si no lo habían confirmado hasta ahora, esta columna seguro lo haría, o por lo menos para Daphne. Colin, por otro lado, nunca se le ocurriría pensar que ella era Lady Whistledown.
Decidió no dedicarle más un pensamiento a Colin y disfrutar de lo que había logrado. Un avance en la dirección correcta. Ella no podía esperar más.
Llamó a Rae para que entregara la columna en la impresora. Si todo salía como ella quería mañana sería un día agitado para todos, excepto para ella y podría disfrutar su soledad en paz.
“Señora, ¿Necesita algo?”, preguntó su doncella al llegar a la habitación.
Penélope tomó la columna y se la entregó. “Asegúrate que la impriman mañana, la entrega que sea un poco más tarde de lo habitual”
“Como diga, señora, ¿Algo más?”, Rae preguntó antes de retirarse.
“Nada más Rae, gracias por todo”, Penélope le sonrió y su doncella hizo una reverencia antes de salir.
Penélope se limpió la tinta de las manos antes de bajar a cenar.
Cuando llegó al comedor, su madre estaba leyendo una carta.
“¿Algo importante mamá?”, preguntó ella sentándose en su asiento.
“Una notificación de la sucesión de la baronía, parece ser que están buscando un sucesor”, respondió su madre con un tono triste y cansado.
“¿No puedes hacer nada?”, preguntó ella preocupada, a su madre le gustaba mucho mantener ese título, aunque el apellido no significara nada.
“Tus hermanas solo tuvieron niñas, tú no has tenido hijos. Supongo que lo mejor es dejar ir esto”, su madre la observó y le dio una pequeña sonrisa.
“Bueno, madre, debiste poner que nuestro primo quería dejar la herencia en alguna de nosotras en vez de dejarlo a los hijos. Eso era arriesgado”, respondió Penélope
“¿Cómo sabes eso?”, preguntó su madre avergonzada de que la hubiera descubierto.
“Es demasiado conveniente que hasta resulta sospechoso”, dijo Penélope. “Tal vez puedas hacer algo, se ha demostrado que se ha administrado bien este último año. Creo que podrías mantenerlo mamá”
“¿Y luego qué?”, preguntó su madre considerando la idea.
“Podría esperar un hijo de alguna de nosotras. Mis hermanas pueden quedar embarazadas en cualquier momento nuevamente”, sugirió Penélope y su madre asintió, aunque no se veía convencida.
“Me preocupa si queda en alguno de los esposos de tus hermanas”, replicó su madre.
“¿Entonces si piensas en apelar la orden?”, preguntó Penélope, a ella no le importaba el título, pero sería una lástima perderlo después que su madre logró reparar un poco de las tierras en el último año.
“Podría intentarlo”, dijo su madre un poco más segura.
Los sirvientes entraron con la cena y su conversación se vio interrumpida, pero ya había logrado tranquilizar a su madre, tal vez un poco de influencia de su parte fuera bueno. Pero no quería entrometerse más en los asuntos reales.
Comieron en silencio, algunos comentarios de su madre sobre los próximos bailes y que este año sí iría a pasar la temporada baja al campo. Ella accedió, pues todavía no sabía como estaría su situación para esa fecha y una nueva temporada con los Bridgerton no era lo que quería.
Tenía que admitirlo, se sentía culpable.
Algo del comentario de Colin se quedó en ella y no sabía si alguna vez se perdonaría a sí misma.
Supuso que sus pensamientos se vieron reflejados en su cara cuando su madre le preguntó qué pasaba. No dio detalles, y su madre no insistió, pero la mirada de preocupación fue suficiente para ella retirarse a su habitación después de la cena.
Se cambió y su mente no daba para nada más.
Estuvo mirando un punto fijo en la pared hasta que el cansancio la poseyó y durmió.
Las reacciones a su columna habían sido muy severas, pero Penélope no lo vio de primera mano, pues no salió de su casa hasta una semana después.
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Casa Bridgerton, Londres
Finales de mayo, 1816
Anthony estaba nervioso, hoy sería el día en que Penélope visitaría a Colin, tenía muchas ganas de ir a pesar de que ella le había dicho claramente que quería ir sola. Pero estaba preocupado, tomó todo de él para no ir a Bloomsbury y hacer una escena. También tenía un compromiso pendiente con su madre y su hermana. Hoy sería el día en que Eloise partiría a Escocia. Y quería despedirla personalmente.
Salió de su estudio aun con la sensación de inquietud, pero tendría que esperar que ella regresara para que le contara como había ido todo. Llegó al vestíbulo donde ya estaba su madre esperándolo.
“Mamá, ¿Está todo listo?”, preguntó Anthony, ya que no veía a Eloise por ningún lado.
Su madre señaló el salón continuo. “Eloise quería despedirse de sus hermanos a solas, y dejar algunas cartas”
“Está bien, todavía tiene tiempo para llegar a la posada antes del anochecer. ¿Su doncella está lista?” Anthony miró a su alrededor donde todavía había algunos baúles esperando a ser llevados.
“Sí, la está esperando afuera”, respondió su madre. “¿Crees que es lo correcto?”
“Tal vez un tiempo lejos la ayude, y la tía Winnie siempre ha sabido tratar con ella. Estará bien”, dijo con confianza. Eloise podría intentar cosas, pero quería confiar en ella esta vez y ver algo de madurez.
Eloise llegó al vestíbulo con Hyacinth y Benedict detrás. “Ya estoy lista mamá”
“¿Puedo ir con Eloise mamá?”, preguntó Hyacinth. “Hace mucho que no veo a la tía Winnie”
“No puedes Hyacinth, todavía tienes lecciones con tu institutriz”, su madre la alejó de Eloise y la mantuvo a su lado.
“Hermano, ¿puedes darle esta carta a Penélope cuando la veas? No hay nada malo, solo una despedida”, El le entregó el sobre y luego fue a despedirse de su madre.
Estuvieron abrazadas por unos minutos y luego se dirigió a él y lo abrazó. “Sé que no lo digo mucho, pero eres un buen hermano”
“Eso es bueno escucharlo, hay veces en las que quisiera ser más tu hermano, que actuar como tu padre”, se separaron y sonrieron por un momento.
Pasó a abrazar por última vez a Ben y Hy, luego de una última mirada anunció su partida. “Bueno es hora”
Salieron a despedirla en el carruaje y estuvieron afuera hasta que no fue más que un punto en la distancia.
“Bueno, volvimos a ser los tres”, dijo Benedict tratando de aligerar el ambiente.
“Eso no es bueno hermano, es triste”, respondió Hyacinth. “Por lo menos Gregory regresará pronto”
“Todavía nos queda Francesca hasta el fin de temporada, pero bueno, entremos a la casa”, ordenó su madre, su hermana obedeció y él miró hacia la casa Featherington, parecía que Penélope no había regresado, que tanto podía demorar.
“¿Buscas a alguien hermano?”, preguntó Benedict poniendo su brazo por sus hombros. “Mirando fijamente no vas a hacer que aparezca”
“No me molestes, Benedict solo estoy preocupado”, respondió él quitándose a su hermano de encima y entrando a la casa.
“¿Hay algo que no me he enterado?”, preguntó Benedict detrás de él.
“Penélope iba a hablar con Colin hoy, y sabes que eso nunca termina bien”, Anthony entró a su estudio y se sentó en uno de los sillones frente a la chimenea, desde ahí podía ver la casa Featherington.
“Me he perdido muchas cosas que han pasado las últimas semanas, me siento un poco alejado de la familia entre tantas cosas”, dijo Benedict en tono arrepentido. “Ni siquiera pude notar lo que hacía Eloise”
“No es tu culpa, creo que nadie se hubiera dado cuenta si Marina no se lo cuenta a Penélope”, dijo Anthony tratando de calmar a su hermano. “Además, estuviste ocupado con tu exposición, ¿valió la pena o no?”
“Sí, he tenido muchos encargos y he estado pintando mas para exponer”, dijo emocionado. “Pero no he podido encontrar a mi futura esposa”
Anthony sonrió un poco. “¿No se te ha ocurrido pensar que tal vez la mujer de plata fue solo una imaginación tuya?”
Benedict no respondió, pero le tiró uno de los cojines. “Es real, Penélope la vio también”, dijo a la defensiva.
“Está bien, lo siento”, dijo Anthony levantando las manos en gesto de rendición. “Pero es muy extraño que haya desaparecido de esa forma”
“Es lo que digo”, exclamó Benedict. “Sabes, el tema me pone triste, mejor dime, ¿Qué iba a hablar Penélope con Colin hoy?”
“La anulación, creo que tiene mucha fe que después de todo lo que ha pasado las últimas semanas pueda acceder a ella sin tantas objeciones”. Anthony se levantó para tomar un vaso de su whisky. Esperaba que todo hubiera salido bien.
“Estoy seguro que Colin ha tenido tiempo para pensar y revolverse en su miseria, todo saldrá bien, no te preocupes”, dijo Benedict con confianza.
Pero él no sabía todo lo que en realidad había pasado, entre sus hermanos y él. Pero no quería agregar más fracturas a su relación, así que solo le tendió un vaso de Whisky y se quedaron en su estudio. Había pensado en salir con John, pero él canceló porque Francesca quería dar un paseo. Anthony lo respetó.
Ahora, unas horas más tarde y todavía no sabía nada de Penélope. Ya había pasado la hora de la cena y no había enviado ni siquiera una nota. Decidió salir e ir a investigar qué había pasado. Se acercó por la puerta de los sirvientes de la casa Featherington, afortunadamente Rae era quien estaba en la cocina.
“Rae, buenas noches”, le dijo Anthony. La doncella saltó sorprendida hacia atrás. “Discúlpame por aparecerme de esta forma. ¿Podría hablar con Penélope?”
“Buenas noches, Lord Bridgerton”, respondió la doncella haciendo una reverencia. “Mi señora se retiró temprano y hace un rato que pasé a verla, estaba dormida”
Anthony no sabía si pensar si eso era bueno o no, pero la inquietud seguía en él. “¿Podría subir a verla?”
“No sé si eso sea prudente”, Rae dejó lo que estaba haciendo. “Pero si quiere saber que sucedió, puedo decirle que todo salió bien”
Anthony se sintió aliviado por eso, pero aun así quería verla. Así fuera para desearle buenas noches.
“Por favor, solo serán cinco minutos y bajaré. Ni siquiera la despertaré”, insistió Anthony.
Rae pareció considerar lo que estaba diciendo y asintió. “Sígame en silencio, a veces Lady Featherington se encierra en el estudio con Varley por lo que pueden seguir despiertas”
Rae camino delante de él y Anthony trató de ser lo más silencioso posible siguiéndola por la casa. Cuando llegaron a la habitación de Penélope, Rae la abrió y lo dejó entrar.
“Lo esperaré aquí, señor”, dijo la doncella, y Anthony hizo un gesto de agradecimiento.
La habitación estaba en penumbras, con solo una vela encendida y que ya estaba a punto de acabarse. Pero pudo ver la silueta de Penélope en su cama. Estaba acurrucada hacia un lado completamente cubierta. Anthony se acercó con cuidado y se arrodilló frente a la cama.
Pasó la mano por su cabello y le dio un beso en la frente. Ella tenía el ceño fruncido y aún dormida parecía preocupada. Estuvo un tiempo más, la cubrió más con la sabana y apagó la vela. Echó un último vistazo y salió de la habitación.
Rae seguía ahí y lo guío nuevamente fuera de la casa.
“Dile a tu señora que vendré mañana a visitarla”, dijo Anthony. “Gracias por esto, buenas noches”
Y así tan rápido como llegó, se fue de la casa. Cruzó la calle hasta la casa Bridgerton y subió hasta su habitación. Al llegar un suspiro de cansancio se escapó de él. Comenzó a desvestirse y finalmente, se deslizó entre las sábanas.
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A la mañana siguiente se despertó temprano, tras un aseo rápido, Anthony se vistió incluso antes que llegara su valet, se vistió elegante, pues hoy tendría que ir al parlamento. Esta temporada había delegado demasiado esos asuntos y ya exigían su presencia.
Teniendo eso en mente bajo las escaleras hasta el comedor, su madre ya estaba ahí, la saludó con unos buenos días y se sentó en la cabecera. El desayuno transcurrió en silencio, ni su madre ni él tenían ganas de hablar y parecía ser que ella se estaba adaptando a la soledad de la mesa.
Una vez concluido se retiró a su estudio para revisar la correspondencia que no había alcanzado ayer. Abrió cada una y respondió las que tenían asuntos urgentes. Muchas eran de sus inquilinos y otras peticiones.
Pasada una hora en esa tarea salió de su estudio y se dirigió al parlamento, parecía que se debatirán nuevas leyes de comercio y Anthony no le podría parecer algo más aburrido, pero esperaba no llevarse toda la mañana ahí, pues quería ir a visitar a Penélope más pronto que tarde. Con la mente enfocada en ese objetivo, llegó a la cámara de lores.
Las horas se hicieron extensas para Anthony mientras estaba en la cámara de lores. Los debates sobre las nuevas regulaciones parecían interminables y muchos lores no se ponían de acuerdo, el solo dio su opinión cuando era necesario. Su mente divagaba con frecuencia hacia Penélope, a pesar de lo que había dicho Rae, la actitud de Penélope no mostraba felicidad y quería saber por qué. Intentó mantenerse atento, pero la perspectiva de la visita se hacía más apremiante al pasar las horas.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad de debates y votaciones dieron por levantada la sesión, soltó un suspiro de alivio y salió de inmediato de ahí.
Una media hora más tarde llegó a la casa Featherington y tocó la puerta. Varley como siempre, abrió y lo dejó pasar.
“¿Está disponible la señorita Penélope?”, preguntó un poco ansioso y no le importaba si la mujer lo notaba.
“Está en el jardín”, respondió el ama de llaves y Anthony solo dijo gracias y caminó hasta el jardín. La encontró en su lugar habitual leyendo.
“Penélope”, dijo al acercarse. Ella se giró hacia él y sonrió.
“Rae me dijo que vendrías, pensé que llegarías temprano”, respondió y lo invitó a sentarse.
“Tenía cosas que hacer en el parlamento, y se tardó demasiado”, Anthony le tomó la mano y la besó. “¿Cómo estás?”
Penélope bajó la mirada.
“Estoy bien, en serio”, respondió ella. “Logré que Colin accediera a la anulación, el señor Cavendish me envió una carta hoy diciendo que todo había ido bien”
Anthony estaba aliviado, pero ella se veía extraña. “¿Entonces por qué estás tan triste?”
“¿Has leído Whistledown hoy?”, preguntó Penélope. Anthony negó con la cabeza y ella le tendió una copia.
Anthony la comenzó a leer.
“No me arrepiento de lo que escribí”, dijo ella con calma. “Y eso es lo que me tiene así. Antes me daba temor publicar este tipo de cosas y ahora simplemente lo hice”
Anthony sabía que tal vez se pudo haber excedido.
“Es tu columna, siempre has dicho que cuentas la verdad. ¿No es esta la verdad?” Apelar a su lado lógico siempre era lo mejor en este tipo de situaciones, parecía ayudarla a calmar sus pensamientos.
Penélope pareció reflexionar sobre sus palabras antes de volver a hablar.
“¿No estás molesto?”, preguntó ella con sorpresa. Pero no lo dejó responder antes de seguir hablando. “Ayer Colin dijo que estaba siendo egoísta y que solo estaba dañando a tu familia. No puedo evitar pensar que tenga razón”
Anthony maldijo por lo bajo a su hermano.
“Colin puede decir muchas cosas. Pero, qué derecho tiene a llamarte egoísta cuando él lo ha sido aún más”. Se acercó a ella y la atrajo hasta su costado, rodeándola con un brazo.
“¿Crees que esté fue el camino correcto?”, preguntó con la voz temblorosa.
“Es el único camino que tenías, no importa si era correcto o no”, respondió Anthony, con firmeza, pero sin dureza.
“¿No crees que soy malvada?”, volvió a preguntar y hundió la cabeza en su pecho.
“El que te lo cuestiones, demuestra que no lo eres”, le dijo Anthony con seguridad. “No te preocupes por mi familia, la mayoría son adultos y tienen que responder por sus actos”
“Me sentiría mejor si pudiera hablar con tu madre y pedirle disculpas por lo que hice”, Penélope levantó la cabeza hacia él buscando comprensión.
“Si es lo que quieres”, respondió él, porque sí la hacía sentir mejor. No veía ningún inconveniente.
“Quisiera tomarme un descanso de la temporada social, me siento agotada”, dijo mientras se secaba las lágrimas que se habían escapado. “Puedes venir a verme aquí, hablaré con tu madre después. Creo que ahora tendrá la atención en otro lado”
“Hay algo que no te conté”, dijo Anthony y ella lo miró confundida.
Él continuó hablando. “Eloise decidió irse a Escocia, con la tía Winnie, necesitaba un espacio y estaba arrepentida de tantas cosas que consideramos que era lo mejor. Es indefinido”
“¿Cuándo se va?”, preguntó Penélope con la mirada perdida.
“Se fue ayer, pero te dejó esta carta”, Anthony sacó la carta de su saco y se la entregó. “Si quieres puedo irme para que la leas con tranquilidad”
“Acabas de llegar, quédate”, respondió Penélope abriendo la carta.
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Casa Bridgerton, Londres
Mayo, 1816
Penélope,
Quisiera comenzar esta carta diciendo que siempre fuiste una buena amiga, mi mejor amiga. Lamento mucho que me hubiera tomado tanto tiempo darme cuenta de eso. Y lamento no haber correspondido a tu amistad de la misma forma. Tú hace mucho aceptaste la responsabilidad de tus actos, pero a mí me llevó mucho más.
Actué mezquinamente cuando no tenía ningún derecho a hacerlo, y sé que te parecerá raro, pero a mi manera tal vez traté de construir la relación que teníamos antes.
Pero tú no me necesitas ya, has avanzado, has crecido y lo has hecho sin mí. No te lo reprocho porque sé que has tenido cosas importantes que hacer.
Pero esa no es la cuestión, tú tomaste tu camino y yo obstinadamente tomé el mío a distancia del tuyo. Creo que igual no me arrepiento de todo lo que viví en el último año. Aprendí muchas cosas mientras estuve de viaje y también cuando hablaba con otras debutantes.
Sé que nuestra relación no será la misma, y no pretendo que esta carta arregle todo, pero es un gesto de buena voluntad para tratar de llevarnos mejor que ahora.
También lamento mucho como actué en relación con tu matrimonio. No merecías esas palabras y sé que debieron haberte dolido porque las dije yo, quien fue la persona que más te conocía.
Espero que todo resulte bien para ti.
Sinceramente,
Eloise.
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Anthony no supo qué estaba sintiendo Penélope en ese momento, cuando solo miraba la carta fijamente.
“¿Está todo bien? Eloise me dijo que no era nada malo”, dijo Anthony preocupado por su silencio.
“Tu hermana tiene una forma interesante de disculparse, es un intento bastante torpe de reconciliación”, respondió Penélope. “Al menos puedo dejar ese asunto atrás, espero que encuentre la paz que busca”
“Supongo que es un avance en la dirección correcta”, Anthony tomó su mano de nuevo, parecía imposible dejarla de tocar y se acercó para besarla. Pero antes de poder hacerlo, escuchó un carraspeo detrás de él.
“Lord Bridgerton, buenas tardes”, lo saludó Lady Featherington.
“Lady Featherington”, él se levantó e hizo una reverencia. “Que bueno verla”
La mujer arqueó una ceja mirándolo con diversión. “Claro”
“¿Pasa algo mamá?”, preguntó Penélope interponiéndose entre su madre y él.
“Llevabas mucho tiempo afuera y me preguntaba qué tanto hacías, pero ahora veo por qué la demora”, Lady Featherington hizo un gesto entre los dos. “Deben tener cuidado, desde la calle se puede ver lo que sucede en este jardín”
Con eso dicho, dio la vuelta y se retiró.
Anthony a pesar de haber obtenido su aprobación para su relación con Penélope, sentía que no le terminaba de agradar del todo a la mujer.
Decidió dejar esos pensamientos a un lado y se giró hacia Penélope. “Supongo que es momento de irme”
“Lamento eso, mi madre a veces solo le gusta incomodar”, dijo Penélope. El volvió a tomar su mano y la besó.
“Tenía razón, estamos a la vista de todos”, Anthony se separó de ella, buscando una distancia prudente. “Nos vemos mañana”
“Nos vemos”, Penélope se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla. “Gracias por venir”
“Siempre”, Anthony la besó en la cabeza y salió del jardín.
El día había transcurrido bien, pero ahora no quería entrar a su casa y ver lo que la columna había provocado en su madre, estaba seguro que lo esperaba para hablar con él.
Anthony entró y saludó a su mayordomo, quien le informó que su madre lo estaba esperando en el estudio. Asintió y se dirigió hacia allá.
Al entrar, su madre estaba con su bordado. Debía haberlo estado esperando por un tiempo. En cuanto lo vio, dejó su bordado a un lado.
“Madre”, saludó Anthony antes de sentarse en su escritorio. “Humboldt me dijo que querías hablar conmigo”
“¿Leíste el último Whistledown?”, preguntó su madre, parecía estar a punto de explotar.
“Lo hice”, respondió Anthony con tranquilidad.
“Y aun así puede ser bastante evidente para algunos”, replicó su madre. “No entiendo por qué esa mujer se ha interesado tanto en ese asunto”
“Porque es lo que todos comentan, y Lady Whistledown siempre ha sido conocida por contar los chismes”, respondió Anthony, su madre lo miró con sorpresa. “Además, es una suerte que no haya dicho sus nombres, a este punto ella lo debe saber”
“Siempre he pensado que Lady Whistledown tiene cierta debilidad por nosotros”, su madre se levantó de su asiento.
“¿Eso es todo? Pensé que tendrías mas por decir”, dijo Anthony un poco extrañado con la actitud de su madre.
“He tenido tiempo para pensar en el asunto, ya no queda mas que hacer. Tus hermanos tienen que aprender de lo que hicieron. Solo me preocupa que se involucre la familia en su totalidad. Pero como dijiste, no hay certeza de que se trate de ellos”, con media sonrisa, un poco insegura, su madre salió del estudio.
Anthony se quedó en el estudio en silencio, observando la puerta por donde acababa de salir su madre. No estaba seguro si su resignación lo tranquilizaba o lo preocupaba más.
Se levantó y salió a pedir algo para comer, entre tantas cosas, se había saltado el almuerzo. La casa estaba extrañamente silenciosa, pensó que tal vez sus hermanas habían salido y Benedict muy poco estaba durante el día. Mientras esperaba su comida, hojeó su periódico solo para pasar el tiempo.
Comió sin prisa, y luego se dirigió a su estudio y pasó el resto de la tarde entre papeles que estaba cansado de leer y pensamientos que no sabía ordenar.
Los siguientes días Anthony visitó a Penélope a diario por las tardes, las mañanas las distribuía entre sus deberes como vizconde y su negocio. Había entablado una buena relación con John y había conseguido un nuevo socio. Todo iba marchando muy bien en el entorno familiar.
Sin embargo, las reacciones a la columna de Penélope no demoraron en llegar, no había pasado un día y ya todos tenían su opinión, sus ideas y muchos los habían estado mencionando en voz baja. Si no fuera porque Lady Danbury hacía de mediadora entre ellos y la alta sociedad, todo se hubiera salido de control.
Daphne había estado extrañamente silenciosa, Fran le había dicho que se habían visto en una fiesta de té, y la mayoría de las mujeres la evitaron. Desde entonces se había encerrado en su casa. Simón, por otro lado, vino a saber la verdad del asunto. Anthony contó la parte que se mencionaba en la columna, parecía terriblemente disgustado y usado. Su apellido estaba siendo pisoteado y no podía hacer nada sino esperar que pasara todo.
Penélope decidió alejarse tal como dijo, pero pasado cinco días, en una de sus visitas, le dijo que visitaría a su madre. Iría al día siguiente. Anthony no sabía si iba a contar todo o solo disculparse. No lo consideraba necesario, pero no iba a detenerla si eso era lo que quería.
Esa tarde se retiró temprano, todo parecía muy caótico en su casa, incluso podía escuchar a sus empleados susurrar, cada que pasaba era Humboldt o la señora Wilson quienes lo hacían callar. Pero ya se estaba cansando de todo eso, tendría que buscar un nuevo personal.
A la mañana siguiente, después del desayuno, Anthony se encontraba en el salón solo con su madre y Hyacinth, los Stirling habían salido a un compromiso de la temporada. Él invitó a su Hy a una partida de ajedrez antes de irse a las clases con su institutriz. Había notado que estaba un poco triste por la ausencia de Greg, que, aunque ella lo admitiera o no, en realidad le hacía mucha falta.
Y siendo él, el único hermano que mas estaba en casa, decidió involucrarse un poco mas con ella. Después de una victoria, su madre la llevó con su institutriz, no sabiendo en qué mas ocupar su tiempo se quedó en el salón leyendo los viejos periódicos.
“¿Eres él único en casa?”, preguntó Penélope desde la puerta del salón, él se levantó de inmediato a recibirla.
“No te esperaba ahora”, dijo mientras se acercaban y se encontraron a mitad del salón. Anthony miró a su alrededor para asegurarse que no hubiera ningún sirviente. Y luego se inclinó hacia ella y le dio un beso de bienvenida. “Buenos días”
Ella sonrió hacia él. “Buenos días, pero de verdad, ¿eres el único aquí?”, preguntó mirando alrededor.
“Mi madre y Hy están arriba con la institutriz, así que sí, soy él único aquí”, respondió, levantó la mano para acomodarle un rizo rebelde y lo pasó detrás de la oreja. Penélope se sonrojó y se alejó un poco de él.
“Entonces esperaré a tu madre”. Ella caminó hacia los sofás, pero antes de que pudiera sentarse, él la tomó del brazo con suavidad y la atrajo hacia sí. La besó de nuevo, esta vez con más intensidad. Había sentido esa necesidad desde el día anterior, y por fin tenía la oportunidad de dejarse llevar. Lady Featherington se había propuesto ser una chaperona dedicada y apenas los dejaba solos.
Tan perdido en el momento estaba que no escuchó que se abría la puerta del salón.
“¿Qué demonios es esto?”, escuchó a Colin con la voz tan baja que deseó que hubiera gritado en su lugar.
Penélope se separó de él, casi con un salto, con una expresión de miedo. Anthony todavía tenía la mano en su cintura y la soltó con delicadeza.
Penélope intentó dar un paso al frente, pero Anthony la detuvo agarrándola del brazo y la puso detrás de él.
“Colin, escucha…”, trató de decir Anthony.
“¿Escucharte a ti?”, espetó avanzando hacia ellos. Se veía tan furioso sus ojos pasando del uno al otro como si tratara de encontrarle sentido a la situación. “¿Tú? ¿Con ella?”
Colin casi escupió esa pregunta, el desprecio evidente en su tono.
Anthony se mantuvo firme, aunque por dentro sentía que estaba a punto de estallar, pero no quería manejar esto de una peor forma.
“No te debe nada, Colin. Tu rompiste todo hace mucho tiempo”, dijo Anthony en voz baja, pero con un tono firme.
Y eso fue suficiente para que Colin reaccionara. Avanzó hacia él a paso rápido y lo empujó. No con violencia desbordada, pero sí lo suficiente para que Anthony retrocediera.
“No te atrevas”, gruñó Colin. “No te atrevas a comportarte como una víctima aquí. No después de esto. No después de estar burlándote de mí”
“¡Tu destruiste tu propio matrimonio!”, espetó Anthony avanzando hacia él. “No te atrevas ni por un segundo culparla a ella o a mí”
“¿Cuánto tiempo lleva sucediendo esto?”, Colin pareció ignorar lo que dijo y solo se dirigió a Penélope. “¿Cuánto tiempo llevan viéndome la cara?”
El silencio se hizo presente entre ellos, ni Penélope ni él se atrevieron a responder. Y Colin tomó esto como una respuesta.
“¿Entonces durante todo este tiempo?”, Colin soltó una risa hueca. “Esto es tan retorcido y así se creen mejores que yo”
Anthony lo tomó de las solapas de su camisa.
“¡Basta!”, Penélope se interpuso entre los dos. Lo que lo obligó a soltar a Colin.
“No me voy a disculpar Colin, lo hecho, hecho está. Pero no voy a dejar que reduzcas esto a una simple venganza contra ti”, respondió con voz tan firme y serena que lo sorprendió.
“¿Entonces qué? ¿Se enamoraron? En serio esperas que crea eso, ¿qué mi hermano se enamoró precisamente de ti?”, Colin esta vez se rio con intención mirando a Penélope. “Solo fuiste alguien conveniente, cercano y con falta de amor. Eres patética si le crees algo”
Anthony sintió que su rabia estaba a punto de desbordarse, sabía que esas habían sido inseguridades de Penélope desde siempre y él no había tomado todo este tiempo amando cada parte de ella, para que Colin las trajera nuevamente a colación.
“Y tu, te haces llamar un caballero y te aprovechas de la primera mujer que ves, la mujer de tu hermano, ¿acaso nadie más te quiso?”, soltó Colin contra él. Podía ver que estaba demasiado molesto como para que esas palabras la tomaran en serio. Eran producto de su ira.
Sintió que Penélope le agarró la mano, era un gesto para mantenerlo calmado y comenzó a hablar. “Entiendo que estés dolido, pero tus palabras dicen más de ti que de mí o de Anthony. Mi relación con él es algo que no puedes comprender, porque se basa en el respeto y un cariño que tú evidentemente desconoces. No necesito ni tu aprobación ni tu lástima para saber lo que Anthony siente por mí y lo que yo siento por él”
Penélope miró a Anthony a los ojos por un instante y luego se volvió hacia Colin. “Y si esto es ser patética, entonces lo acepto. Es mejor que ser un hombre sin honor”
Anthony apretó la mano de Penélope contra su pecho. “No te debo ninguna explicación. Pero para que quede claro, Penélope no es una conveniencia. Ella es…” la miró a los ojos y continúo. “Todo para mí. Fue inesperado, pero solo bastaron un par de encuentros para saber que lo que sentía no era algo pasajero”
Colin quien en todo ese tiempo solo los miraba a los dos con asco y rabia, se rio aún más fuerte. “Es increíble, solo bastó que te abriera las piernas y caíste. Un buen juego, Penélope, no te conformaste con un tercer hijo, fuiste por un vizconde. Todo este juego de víctima te resultó”
Anthony no supo en qué momento Penélope se movió de su lado, lo siguiente que escuchó fue el sonido de una bofetada. Ella le había pegado a Colin. Este se llevó la mano a la mejilla que estaba ya visiblemente roja.
“No te permito que me insultes más Colin Bridgerton, te juro que hago que todo Londres y los alrededores se enteren de la clase de hombre que eres”, Penélope se plantó frente a Colin, podía ser bajita, pero en ese momento se veía poderosa.
“Eres un hipócrita, ¿Te molesta que esté con tu hermano? ¿Por qué? Tu estuviste con muchas mujeres en tus viajes ¿Respetaste nuestro matrimonio?”, siguió hablando Penélope.
“Pero claro, yo no debería tener ese tipo de comportamiento. Yo debí esperarte ¿No es así? Debí esperar a que me dieras la mínima atención y luego te volvieras a ir. Debí ser la esposa sumisa que pensabas que era, debí vivir culpándome por nuestro matrimonio mientras tu recorrías el mundo.
Pero yo también puedo tener una vida, puedo tener más que eso. Tal vez no está bien, pero yo no iba a esperarte, yo sabía que contigo nunca iba a ser feliz, me lo demostraste el mismo día de nuestro matrimonio. Puedes pensar lo que quieras, pero no me voy a disculpar”. Penélope finalizó con una mirada fulminante hacia Colin y volvió a su lado.
Anthony tomó la iniciativa de hacer que Colin se marchara, esta conversación no iba a terminar bien, ni ahora ni nunca. Su hermano no estaba en disposición de entender algo. Acercándose a él, su madre entró al salón.
“¿Se puede saber por qué se escuchan tantos gritos?”, preguntó llevándose las manos a las caderas.
“¿Sabías que estos dos estaban actuando a mis espaldas? Tienen una relación”, gritó Colin, todavía mirándolo a él con desprecio.
Su madre no respondió, solo los miró a los tres consecutivamente. Y le echó una mirada a Penélope que duró unos segundos más.
“Lo sabías”, afirmó Colin acusándolos con el dedo.
“Lo sabías y lo permitiste ¿Qué clase de familia tengo?”, gritó aún más fuerte. “Todos son unos hipócritas”
“Lo sabía y lo permití porque vi como los dos se ayudaban mutuamente, eran buenos el uno para el otro”, respondió su madre manteniendo la compostura.
“He querido tanto hablar contigo, Colin, eres mi hijo, pero no eres más que una decepción. ¿Crees que no sé lo que has hecho? Este papel de hombre traicionado no te queda. Y si queda algo de ese hijo que alguna vez críe, te irás, porque no voy a permitir que sigas con estas escenas en mi casa”, su madre finalizó con una mirada penetrante.
El silencio volvió a reinar en la sala, pero esta vez denso. Lo único que se podía escuchar era la respiración agitada de Colin, parecía estar conteniéndose.
“Me iré, ya no me queda más familia”, murmuró más para sí mismo que para los demás. “No después de esto. Y yo que venía a buscar apoyo en ustedes”
Y sin mirar atrás, Colin salió del salón.
Anthony no se movió, nadie lo hizo, parecían estar todavía procesando lo que acababa de pasar. Se sintió como un hermano mayor que había fallado en proteger a alguien, aunque este no lo mereciera.
Penélope lo tomó de la mano nuevamente y la apretó, él giró la mirada hacia ella. Parecía estar destrozada por lo sucedido, igual que él.
“Lamento esto”, murmuró ella acariciando su mejilla. “Lo siento, sé cuánto te afecta”
“En algún momento se iba a enterar y su reacción hoy, mañana o en meses, iba a ser la misma. No es tu culpa”, él levantó su mano hacia la suya y la besó. “No te preocupes, se le pasará”
“No lo creo, pero ya no queda nada que hacer”, dijo ella antes de girarse y mirar a su madre.
“Lamento mucho lo sucedido, Lady Bridgerton”
“No es tu culpa, supongo que debía enterarse más pronto que tarde”, respondió su madre con resignación. “Esperemos que no haga ninguna locura”
“Colin tiene tiempo para procesarlo, se va a ir al final de la temporada”, dijo Penélope a su lado. “De eso venía a hablar con usted. Lamento mucho separar a su familia, pero después de todo no puedo tenerlo cerca”
“Si no fuera por ti, la sociedad seguro lo haría irse, está a pocos pasos del ostracismo”, respondió él, sabiendo que ella había hecho todo.
“Anthony tiene razón”, dijo su madre tomando asiento en uno de los muebles. “Colin ha tomado malas decisiones y entiendo que tú quieras tu espacio. Y es muy prudente considerando que ustedes piensan casarse después”
Penélope se separó de él y se sentó en el sofá frente a su madre. “De verdad lamento todo lo que ocasioné esta temporada, no quería hacerlo, pero Colin y Daphne han estado planeando tantas cosas, que la forma más rápida para lograr salir de mi matrimonio y de él, fue esto”, dijo Penélope con expresión solemne, parecía dudar si decir algo más.
“No puedo decir que este de acuerdo con tus métodos, pero entiendo que son las únicas armas que has tenido, como mujeres, tenemos un actuar limitado”, su madre asintió comprensivamente. “En nombre de mi familia te pido disculpas por lo que ha sucedido, sé que Anthony no me ha contado todo lo que ocurrió. Y tú no merecías nada de eso”
“Sin duda no lo hacía, tus hijos hicieron cosas extremas por ideas que ellos mismos se inventaron”, resopló Anthony molesto.
“Bueno, hablar de eso no tiene sentido. Quiero dejar todo atrás porque no me beneficia en nada seguir pensando en eso”, Penélope sonrió alentadoramente.
Su madre asintió lentamente, “Entonces no queda mas por decir”, dijo ella con el rostro sereno, pero cargado de emoción contenida. Lo miró a él y luego a Penélope. “Han demostrado una unión sorprendente y me alegra saber que me equivoqué”
Penélope apretó su mano aún mas fuerte, pero fue él quien habló. “Siempre intentamos hacer lo correcto, incluso cuando el panorama no era favorecedor”
Podía sentir a su madre observándolo con atención. “Puede que así sea; sin embargo, ha debido ser una carga difícil para ustedes”
Anthony dejó escapar una risa seca. “Si al final todo resulta bien, supongo que habrá valido la pena”
Penélope giró la cabeza hacia él y se apoyó sobre su hombro. Fue un gesto simple, pero después de todo lo pasado en minutos anteriores, significó todo.
Anthony no sabía por qué, pero se sentía aliviado, en paz. La discusión con su hermano, lejos de alterarlo, le había dado una inesperada claridad. No le importaba si alguien más lo sabía, era como si al decir la verdad el futuro se hacía más claro ante él.
Notes:
Entonces por fin logró lo que quería aunque todavía falta el fallo, pero ya es un avance. Penélope sigue procesando sus acciones, incluso cuando tal vez estaban justificadas. Pero la sensación que pudo haber hecho las cosas diferentes seguirá con ella. O tal vez no después de lo que sucedió al final. hahaha
Por fin Colin se enteró, llevaba planeando su reacción desde capítulos anteriores, lo tenia estructurado para el capitulo anterior, pero preferí hacerlo en este, porque entonces él ya no puede hacer nada. O tal vez lo hubiera dejado en la ignorancia hasta el final, pero no. Se merecia saberlo asi... que los viera y que no le quedara ninguna duda.Para el próximo capítulo: Penélope regresa a la vida social, hay reacciones por parte de los otros Bridgerton (los que no sabian) y es el final de temporada.
Chapter 23: Capítulo 23
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Casa Featherington, Londres
Junio, 1816
Habían pasado doce días desde esa columna que escribió para Daphne, y siete días desde que Colin se había enterado de su relación con Anthony. Fiel a su carácter impulsivo, no tardó en comunicarlo al resto de sus hermanos.
A Penélope, sin embargo, no le importaba, las únicas que no lo sabían eran Daphne, Eloise y Francesca. Y Eloise no estaba en Londres, sin embargo, no había hablado con las otras dos, pues ella seguía oficialmente retirada de la temporada, su madre se encargó de decir que estaba enferma.
Anthony le había asegurado que Francesca no estaba molesta, ni la odiaba, pero sí estaba sorprendida y tenía muchas preguntas. Lo cual era bastante razonable.
Solo quedaban dos bailes en la temporada, y sabía que no podía ausentarse de otro más sin levantar sospechas. Aunque su columna había trabajado con los rumores que Rae recogía de los otros sirvientes, se notaba la diferencia. Así que ella misma quería estar involucrada para el número de final de temporada.
Se había enterado por Rae y su madre que su ausencia había generado curiosidad y más después que por alguna razón, un rumor sobre que su proceso de anulación se estaba desarrollando a su favor comenzó a circular. Muchos lo encontraron escandaloso y un comportamiento demasiado inadecuado para una mujer.
Eso, en realidad, no fue un plan de ella, había terminado. Ahora solo quedaba esperar que Colin no hiciera nada más, se fuera como acordaron y que el tribunal diera su veredicto.
El tiempo de ausencia también sirvió para esperar que las aguas se calmaran después de la publicación de la columna sobre Daphne. Supo que había causado mucho revuelo, pero suponía que era algo bien merecido.
Ahora, frente al espejo, se preparaba para el baile de esa noche, se preguntaba cómo sería recibida. Esperaba que no fuera tan malo.
“Rae, quiero usar el vestido dorado”, le dijo a su doncella sin apartar la vista del espejo.
“¿Está segura señora?”, preguntó su doncella dubitativa.
“Segura, aunque el azul es un color muy bonito, ahora mismo no es el que necesito”, respondió con una sonrisa.
A su madre le agradaría la selección de color. Era una declaración silenciosa de independencia, desligarse un poco de Colin y lo que él representaba, dejar atrás el color familiar de los Bridgerton… por ahora.
El vestido dorado era de los últimos que le había encargado a Gen, pensaba que ya había superado su disgusto con los colores cálidos, aunque, en realidad, lo que más le incomodaban solían ser el corte del vestido y el tono. Este, en particular, era una elección personal, y le gustaba como le quedaba.
Rae la ayudó a vestir, el vestido se sentía ligero, casi como una segunda piel. La peinó con ondas sueltas a un lado y un maquillaje sencillo. Cuando vio que ya estaba bien, bajó hasta llegar donde estaba su madre esperando.
“Me gusta ese color, un color alegre”, comentó su madre con aprobación. “Si ves que te queda bien”
“Creo que al fin entiendo tu gusto, ¿Nos vamos?” Penélope pasó al lado de su madre y subió al carruaje.
“Puede que esta noche no vaya como crees, pero no dejes que eso te desmotive”, le dijo su madre cuando ya estaban en camino al baile.
“Lo sé, mamá, solo espero divertirme un poco”, respondió Penélope y su madre solo asintió en silencio.
Llegaron al baile sin demora, pero al parecer igual llegaban tarde, mas de la mitad de la sociedad ya estaba ahí. Apenas comenzaron a bajar las escaleras, las miradas se giraron hacia ellas.
Las conversaciones no se detuvieron, pero cambiaron de tono. Pareció haber una pausa casi sincronizada, algunas miradas sostenidas y luego el murmullo regresó, disfrazado de trivialidad. Nadie se atrevía a decir su nombre en voz alta, pero Penélope sabía lo que susurraban.
Pudo escuchar a algunas mujeres menos sutiles, comentarios sobre su vestido, su porte, e incluso cómo se atrevía a aparecer sin una sombra de vergüenza, cómo es qué había logrado hacer lo que hizo.
Penélope avanzó con la cabeza en alto, su madre a su lado había puesto su brazo sobre el de ella, mantenía el mentón en alto como si no escuchara nada. Pero ella sí lo hacía, no cada palabra, pero sí el subtexto. Esa mezcla de escándalo mal disimulado y envidia contenida.
No era que fuera inaudita su situación, pero los Bridgerton eran una familia muy querida y de buen prestigio, cualquier debutante hubiera querido casarse con cualquiera de los hermanos. Lo que hacía bastante extraño el hecho de que ella tratara de conseguir la nulidad de su matrimonio y cortar lazos con la familia. Y también, que por el escándalo de Colin, ella esté a punto de ser una de las pocas mujeres que pueden salir de un matrimonio sin quedar viuda. Al parecer ahora si lo tomaban en serio.
Penélope respiró profundamente, su madre a su lado le apretó la mano y se ubicaron a un lado de la pista de baile. Comenzó a revisar el salón, para sí ver si estaban presentes los Bridgerton, aunque una parte de ella no quería que lo estuvieran. No aún, no quería enfrentarse al resto en medio de un salón de baile.
Pero allí estaban, Anthony conversaba con su madre, visiblemente relajado. Aunque sus ojos no tardaron en encontrarla. Sostuvo su mirada un instante y le sonrió antes de volver a enfocarse en su madre. El gesto la tranquilizó.
Benedict por su parte, alzó su copa en un gesto breve. Fran y John estaban en una conversación con un Lord. Daphne… parecía no estar allí. Algo que agradeció en silencio.
Su madre le susurró algo sobre ir a hablar con algunas damas, pero ella no le dio mucha importancia, la dejó ir. Y ella volvió a enfocarse a su alrededor, con una calma calculada.
Calma que no sentía en lo más mínimo.
Hasta que divisó a Agatha acercarse. Comenzó a apartar a las personas cercanas con su bastón, uno que otro caballero fue golpeado y se aseguró de llegar a ella a la brevedad.
“Penélope, es bueno verte después de tus días de enfermedad”, dijo lo suficientemente alto como para que quienes estuvieran cerca escucharan.
“Sí, estuve muy mal con un resfriado, pero no quería perderme los últimos bailes de la temporada”, respondió Penélope con calma. “¿Ha pasado algo importante en mi ausencia?”
“Te perdiste el último té con su majestad, debo decir que estaba disgustada porque no estabas presente. Aunque entendía que debías cuidarte”, Agatha golpeó el piso con su bastón. “Espera que este tiempo haya servido para descansar”
“Su majestad siempre es considerada”, respondió con una breve sonrisa.
“Lo es, deberíamos reunirnos antes de retirarnos al campo. Estoy segura que tiene preguntas para ti. Disfruta la velada, creo que será interesante”, con eso dicho Agatha comenzó a alejarse, hablando con otras mujeres en el camino.
“Tu y yo tenemos una conversación pendiente”, dijeron detrás de ella y conocía la voz.
Penélope se giró y sonrió, ignoró deliberadamente lo que había dicho. “Michaela, que bueno verte. ¿Cómo has estado?”
“Bastante bien, de hecho. Pero no me cambies la conversación Penélope”, le dijo en un tono de advertencia, pero no estaba molesta.
“Está bien, pero aquí no. Podemos hablar otro día, tal vez con Fran, no quiero repetir lo mismo varias veces”, respondió Penélope y Michaela pareció complacida.
“Acepto eso”, dijo tomándola por el brazo y la llevó a donde estaban los Bridgerton.
“Buenas noches”, saludó ella al llegar. “Es bueno verlos nuevamente”
“Es excelente que hayas decidido acompañarnos hoy”, Lady Bridgerton la abrazó y luego la observó. “Me gusta tu vestido”
“Es cierto, Pen, es muy bonito”, Francesca se sumó a la conversación. “¿Cómo has estado?”
“Bien, ya me recuperé por completo”, respondió Penélope con una sonrisa nerviosa. Sentía que todos ellos la estaban examinando, aunque sus miradas no eran de juicio. Se sentía expuesta.
“Nos reuniremos mañana, ya Penélope confirmó su asistencia”, dijo Michaela a su lado. Y Fran sonrió.
“Es perfecto, podemos vernos después del desayuno, estoy segura que Hy quiere acompañarnos”, Francesca la tomó de la mano y las tres se apartaron un poco de los otros. “Realmente no sé cómo no me di cuenta, con la forma en como te mira mi hermano”
Penélope se giró levemente hacia donde estaba Anthony, sus miradas se encontraron y sonrieron al tiempo.
“No había razones para sospechar”, Penélope volvió a mirar hacia donde estaba Anthony y él seguía con la mirada fija en ella. “Tal vez fue bueno que tu hermano estuviera tan ocupado. No nos viste juntos por tanto tiempo”
“Puede ser”, dijo Fran sin parecer segura. “Realmente no te juzgo Pen, quiero que sepas eso. Solo estoy sorprendida y tratando de procesar la información, es inesperado”
“Lo sé, es algo bastante raro, pero te agradezco que me des la oportunidad para hablarlo”, Penélope la abrazó un momento. “Y disculpa si ocasioné problemas en tu familia”
“Ya son mayores, pueden arreglar las cosas entre ellos”, Fran desestimó su disculpa y volvieron con los otros Bridgerton. Benedict ya había desaparecido. Lady Bridgerton se había retirado con algunas damas.
“Iré por una bebida”, anunció Michaela y desapareció entre las debutantes.
John y Fran fueron a la pista, estaban tocando un vals. Así que solo quedó ella con Anthony a su lado.
“Me gusta como te queda el vestido”, dijo él con la mirada fija en ella. “Aunque debes saber que me gustas más de azul”
“Toda tu familia lo prefiere, deben tener algo con ese color”, respondió poniendo los ojos en blanco.
“Es nuestro color familiar, y me gustan los colores sobrios”, dijo encogiéndose de hombros.
“Te da un porte refinado, y serio. Me gusta en particular cómo estás hoy”, dijo ella mirándolo con un poco de disimulo.
“Estoy igual que siempre. ¿Qué es lo diferente?”, preguntó, aunque Penélope sabía que estaba halagado.
“Tal vez sea que te ves más tranquilo y confiado y puedo notar los cambios leves, como tu peinado. Te has dejado crecer un poco el cabello”, respondió Penélope mirándolo fijamente. “Pero supongo que tal vez sea que solo te he visto dentro de las paredes de mi casa estos últimos días”
“Y así es como le bajas el ego a un hombre en un momento. Me estaba sintiendo bastante halagado”, dijo Anthony con molestia fingida.
“Tu ego no tiene necesidad de subirse, ya está demasiado alto”, dijo en tono de broma. El mundo alrededor siempre parecía desaparecer cuando hablaban entre ellos.
“¿Un baile?”, preguntó Anthony en voz baja. “¿O sería demasiado escandaloso?”
“Creo que mostraría que la familia Bridgerton no está molesta conmigo”, revisó su tarjeta de baile y notó que lo siguiente era un reel escocés.
Anthony le tendió la mano y caminaron hacia la pista.
El baile comenzó y al ser tan animado con saltos no tuvieron tiempo de hablar mucho, olvidándose de las expectativas sociales, se entregaron por completo al ritmo frenético del reel, ambos lo estaban disfrutando. Anthony tenía una alegría pura en su rostro. Penélope suponía que debía ser reflejo del de ella.
El baile terminó pronto, demasiado pronto. Anthony la llevó a un lado y buscó bebidas para ambos.
“Hace mucho que no bailaba una pieza así, creo que dejé de estar en forma”, dijo Anthony al regresar.
“Para mí estás muy bien”, respondió Penélope tomando de su copa.
“Es bueno que tu opinión sea la única que me importa”, respondió Anthony con una sonrisa.
“Es bueno que no haya sido un vals”, dijo ella mirando a su alrededor. “Hubiera sido mas difícil mantener las apariencias”
Anthony se inclinó hacia ella,“¿Ahora te preocupan las apariencias?”, preguntó con una sonrisa torcida.
“Sin duda alguien debe hacerlo, tu te has vuelto imprudente y yo estoy siendo el escándalo de la temporada”, replicó ella empujándolo un poco.
“Yo he decidido que he esperado demasiado”, Anthony seguía con su sonrisa, pero pudo ver que estaba hablando muy en serio.
Ella sintió el peso de esas palabras, y al mismo tiempo, la ternura con la que estaban cargadas. No había reproche en su voz, solo una especie de deseo contenido. Miró a su alrededor antes de volver a fijar la mirada en Anthony. “Te podrías imaginar como reaccionarían todos si supieran la mitad de la historia”
Anthony se rio por lo bajo, se acercó una vez mas, pero esta vez para rozar sus dedos con los de ella. “Que se preparen entonces”, murmuró. “Porque cuando esto termine, no pienso ocultarlo ni un segundo mas”
Él la miró a los ojos, en ellos había una promesa silenciosa. El tiempo se había vuelto un aliado cruel, pero cada instante robado le daba sentido a la espera.
“Yo tampoco”, dijo ella con suavidad. “Pero por ahora, todavía debemos mantenernos en el terreno del decoro”
“Está bien, entonces volvamos a ser perfectamente decorosos”, dijo él, soltando su mano, alejándose, manteniendo una distancia como si fueran simples conocidos. Como si no hubiera segundas intenciones en cada gesto que hacían hacia el otro.
Penélope asintió y volvieron a caminar hacia el resto de las personas, muchos saludos triviales y comentarios educados. Nadie podía decirle nada con Anthony a su lado, pero pudo ver como algunos tenían un destello de curiosidad, del porqué Anthony estaba a su lado esa noche.
Al finalizar la noche, Anthony la acompañó hasta su carruaje, sostuvo su mirada mas de lo debido y le dio un beso en el dorso de la mano. “Nos vemos mañana”, murmuró y se alejó.
Dentro del carruaje ella se dejó caer hacia la pared cubierta de terciopelo, la noche había resultado bien, mejor de lo esperado. Sonrió casi imperceptiblemente. Dejó que el traqueteo del carruaje la meciera suavemente, aun con el eco de la música en los oídos y el peso reconfortante de la mirada de Anthony sobre la suya. La sonrisa se mantuvo en su rostro, leve pero persistente.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
A la mañana siguiente, Penélope salió de su casa para ir a la casa Bridgerton, estaba mas tranquila después de la pequeña charla con Fran en el baile. Ya no tenía el temor de ser juzgada.
Tocó la puerta y como era de esperar, Humboldt le abrió.
“Buenos días, señora Bridgerton”, la saludó el hombre, recogiendo su chal.
“Buenos días, Humboldt. ¿Se encuentra la señora Francesca?”, preguntó Penélope, adentrándose mas al vestíbulo.
“La señora está en el estudio del vizconde esperándola”, el hombre hizo una reverencia y se retiró.
Se preguntaba por qué habían elegido el estudio de Anthony, a él no le gustaba tener mucha gente ahí, era casi su espacio sagrado. Caminó hacia el estudio, la puerta estaba abierta.
“Buenos días”, saludó al entrar.
“Buenos días”, dijo Anthony levantándose para saludarla, pero al mirar a sus hermanas, se volvió a sentar.
“Pen, siéntate. Mi hermano está aquí a petición mía. Estoy ansiosa por escuchar el relato de su afecto”, dijo Hyacinth emocionada.
“Hy, tu has estado al tanto de todo desde hace mucho tiempo”, respondió Penélope, pero se sentó al lado de Anthony.
“Pero nunca supe cómo fue que sucedió”, dijo con un puchero.
“Nunca preguntaste”, replicó Anthony.
Penélope se sentía algo incómoda con la situación. Esperaba algo más formal o, al menos, no tan expuesto ante la familia.
“No hay necesidad de que reveles cada detalle, Pen”, intercedió Francesca, lo que hizo que Hyacinth se recostara en el sofá con una expresión de descontento.
“En breve, nos volvimos amigos y luego nos enamoramos”, respondió Penélope. “Y aunque sé que resulta deplorable, considerando mi matrimonio con Colin, debo confesar que… fue algo que simplemente ocurrió, sin premeditación”
“Puedo entender eso”, Michaela sonrió comprensivamente. “A veces el amor llega sin esperarlo”
La curiosidad de Penélope se activó y quiso preguntar a qué se refería, pero Hyacinth volvió a hablar.
“Confieso que esperaba más detalles”, se quejó. Fran le hizo un gesto para que se quedara callada.
“Aun así, reconozco que la situación es peculiar, considerando vuestros lazos familiares. Pero en verdad, no puedo juzgarte por haberte entregado al amor. Incluso si ha sido con otro de mis hermanos.”
“Gracias Fran”, respondió Penélope conmovida.
“¿Eso es todo?”, preguntó Hyacinth desde su asiento.
“No hay nada más que decir Hyacinth”, Anthony respondió. “En realidad es un poco raro que estemos haciendo esto. No es una conversación adecuada. No sé cómo accedí a esto”
“Es porque Penélope iba a estar aquí”, se burló Hy.
Anthony no respondió, pero sonrió levemente.
“Lo que dice Anthony es cierto, están demasiado tranquilas. Esperaba algunos reproches y miradas de juicio”, dijo Penélope.
“Esos los puedes esperar de Daphne”, Francesca se burló un poco y Hyacinth asintió de acuerdo.
“¿Qué pueden esperar de mí?”, preguntaron desde la puerta.
“Daphne”, susurró Hyacinth. “¿Cuándo llegaste?”
“Justo ahora, es bueno verlas. Pero quisiera hablar con mi hermano a solas”, Daphne se adentró al estudio con toda la gracia que siempre la había caracterizado. “Bueno, contigo también”, añadió señalándola.
“Si no te has dado cuenta, estamos en medio de una conversación, Daphne, eso es muy grosero”, la reprendió Anthony, levantándose del sofá, quedando frente a su hermana.
“Está bien hermano, nosotras nos vamos”, Francesca se llevó a Hyacinth con ella y Michaela las siguió detrás.
“¿Qué necesitas Daphne?”, preguntó Anthony, aunque Penélope podía adivinar que hacía allí.
“Ya no intentan ocultarlo”, dijo con un tono frío, alternando la mirada entre ella y Anthony. “Aunque al parecer tal vez nunca intentaron hacerlo”
“No tienes derecho a juzgar lo que no comprendes”, respondió Anthony.
“¿No comprendo?”, replicó ella con una sonrisa amarga. “Comprendo todo perfectamente, ustedes dos. Destruyeron un matrimonio. Y tú”, dijo señalando a Penélope. “Humillaste a mi hermano enfrente de la sociedad y ahora pretendes ocupar un lugar que no te corresponde ¿No tienes vergüenza?”
“Es suficiente Daphne, si viniste solo a insultar a Penélope, te pido que te retires”, dijo Anthony con firmeza.
“No, Anthony”, intervino ella con calma. “Deja que diga lo que vino a decir”
Daphne avanzó un paso hacia ella. “¿Qué quieres que te diga? ¿Que te perdone? ¿Que celebre tu astucia por hacer que todos crean que eres una víctima, cuando tejiste cada paso de este escándalo?”
Penélope no podría decir si ella ya había descubierto si era Whistledown o no, sus palabras no lo dejaban entrever.
Anthony miró a su hermana con una mezcla de decepción y cansancio. “Tu también sabias la verdad de Colin y decidiste callar. Te convertiste en su cómplice, ¿y para qué? Solo creíste que Penélope era una amenaza porque iba a arruinar a nuestra familia”
Daphne lo miró a él, su rostro se tensó por primera vez desde que llegó. “Yo intenté protegerlo. Protegernos. A nuestra familia. Pero tú decidiste traicionarlo con esto”, la señaló a ella sin siquiera mirarla. “Con ella”, casi escupió lo último.
“Es que esa noche que bailaron me lo imaginé, lo sospeché, pero luego salió ese panfleto y no pude investigar. Es la esposa de tu hermano ¿Qué clase de persona eres?”, le gritó a Anthony.
“¿Y qué clase de persona eres tú?”, le dijo Penélope a Daphne, sosteniendo la mirada sin pestañear. “Tú, una mujer con poder, con voz, intentaste todo lo que se te ocurrió para silenciarme. Para proteger a tu hermano, un hombre que ni siquiera se interesó por mí hasta que yo le dije que no quería seguir casada con él. Tal vez te duela ver que no lo lograste, porque ese mismo hermano que trataste de proteger no es más que un cobarde”
Daphne pareció perder la compostura por eso, pero su rostro permaneció inmóvil y su mirada osciló entre ambos. “No sé en qué momento dejaron de ser personas razonables”, susurró Daphne. “Tú que eras el responsable de cuidar de todos nosotros. Y ahora mírate… todo lo dejaste ir por enredarte con esta mujer”
Penélope sintió una punzada, pero no dio marcha atrás. “Todo lo que quieres defender nunca existió Daphne, esto no es más que el resultado de las decisiones de Colin. Si el hubiera sido el hombre que alguna vez pensé que era, no hubiéramos llegado hasta aquí”
Daphne apretó los labios. “Y aun así, no fue él quien divulgó lo que se sabía, fuiste tú”
Penélope ladeó ligeramente la cabeza, con serenidad, porque no necesitaba confirmar lo evidente. “Entonces sabes que en realidad les hice un favor a ambos, divulgué el escándalo, sí, pero nunca los mencioné a ustedes. Que la sociedad haya llegado a esa conclusión es porque la verdad tiene la costumbre de abrirse paso por sí sola”
Anthony avanzó, colocándose entre ambas, no como una barrera, sino como un límite. “Esto no se trata sobre Colin ya, se trata de ti, ¿no es así? Tu necesidad de controlar cada parte de esta familia como si supieras siempre lo que es correcto”
“¿Y tu crees que esto es lo correcto?”, Daphne la señaló a ella, con una sonrisa ladeada.
“Es la persona que me ha hecho sentir en paz y mejor conmigo mismo en años”, respondió Anthony con seguridad.
Daphne no esperaba esa respuesta. Pareció ligeramente sorprendida y retrocedió unos pasos. “¿Y qué pasa con la reputación de nuestra familia?”, preguntó cuando recuperó su voz.
“No hicimos esto para escandalizarse a ti, ni a la sociedad, ni para vengarnos. Lo hicimos porque encontramos algo real, después de demasiadas cosas que nos pasaron a ambos. Y si eso te incomoda, si prefieres vivir de las apariencias que así sea”, respondió Penélope antes que Anthony pudiera decir algo más.
El silencio se extendió entre ellos. Daphne respiró hondo, pero su postura no se relajó. “Es increíble, prefieres hacer esto porque eres una egoísta”, espetó, perdiendo la compostura por primera vez.
“Siempre tan callada, tan inocente y en realidad eres peor que una víbora. Nunca fuiste solo la amiga de Eloise ¿verdad? Siempre quisiste a Colin para ti, querías ser parte de esta familia a como dé lugar porque en la tuya nadie te quería. Solo que no lo lograste con Colin… así que fuiste por mi pobre hermano con el corazón roto”
Penélope la miró impactada y Anthony estaba atónito. “¿Eso es lo que piensas de mí? ¿Que soy un premio de consolación?”
“¡No!”, gritó Daphne. “Pero es difícil no pensarlo. Penélope no solo destruyó su matrimonio. Te utilizó, se metió en nuestra casa, en tu cama, manipuló la situación y ahora tu la apoyas como si nada. ¿No te das cuenta de como se ve eso?”
Penélope no podía creer lo que escuchaba. Parecía que era una especie de villana en la historia que Daphne se había inventado.
Tomando una respiración profunda, volvió a hablar. “Yo no arruiné nada que ya no estuviera roto. Sé que las cosas pudieron haber sucedido de otra forma. Pero como le dije a tu hermano, desde el día de la boda yo sabía que no iba a ser feliz. No con él.
Y nunca tuve intención de que sucediera algo con Anthony, fue difícil para mí aceptar que me estaba enamorando del hermano de mi esposo. Pero en estás cosas uno no decide. Y aunque quise negarlo durante un tiempo, ya no pude más.
Y aunque está mal, es horrible, es indecoroso, soy una mujer sin moral. Puedes pensar lo que quieras. Es muy hipócrita de tu parte tratar de ser la guardiana de la virtud familiar, cuando todos sabemos que no eres nada de lo que aparentas ser. No me culpes a mí por no quedarme callada, por no dejar que el matrimonio con Colin fuera todo lo que podía tener”
El silencio volvió, áspero y espeso. Daphne respiraba con fuerza. Anthony parecía simplemente cansado y luego habló, su voz más baja, pero firme. “No voy a dejar que sigas con esto. No viniste por respuestas, solo hay rabia, orgullo y miedo. Miedo de perder tu lugar en esta familia que cambió sin que te dieras cuenta”
“¿Y qué quieres que haga?”, preguntó Daphne. “¿Qué felicite a Penélope? ¿Le pida perdón por preocuparme por mi hermano? ¿Por sentir que todo se derrumba y ustedes están como si nada?”
“No”, dijo Penélope con firmeza. “No quiero, ni necesito tus disculpas. Solo quiero que dejes de tratarme como una amenaza, una intrusa. Esta familia me ha lastimado tanto, que a veces me pregunto por qué sigo aquí. Cuando para mí pudo haber sido más fácil irme, no obligarme a mí misma a ser el objetivo de la alta sociedad. Pero también los amo mucho. Y lo único que quiero hacer es seguir adelante con la persona que amo.”
Daphne la miró un largo rato. Finalmente suspiró. “Supongo que hablar con ustedes fue un error, todavía no se dan cuenta de lo que está mal”
“Entonces puedes venir a hablar cuando vuelvas a ser mi hermana y no mi juez”, Anthony la tomó del brazo con gentileza. “Y no intentes nada mas Daphne, te advierto”
Daphne les dio una última mirada, agarrando el pomo de la puerta, volvió a hablar. “Yo no soy la única que los va a tratar así. Porque la sociedad no perdona tan fácilmente como ustedes se perdonan entre sí”
Y salió, cerrando la puerta con una suavidad casi cruel.
El silencio volvió instalarse, pero era distinto. Sin ella, aquí, se sentía más limpio. Anthony se giró hacia Penélope y le extendió la mano. Ella la tomó, sin decir nada mas. Había una conexión tan profunda que no necesitaban decir nada mas para comprender que, a pesar de todo, estaban donde querían estar.
“Dijo todo lo que pensaba de mí”, murmuró sin mirarlo a los ojos. “Incluso aquello que jamás se debería decir en voz alta”
Anthony la atrajo hacia él abrazándola. “No todo lo que se piensa merece ser dicho, y no todo lo que se dice merece ser creído. Las cosas que dijo no eran ciertas y lo sabes”
Ella levantó la cabeza para encararlo, solo vio una resolución en su mirada. “Después de los últimos meses, me di cuenta que Daphne no me vio nunca como una igual, tal vez una decoración más en su vida. No me sorprende que haya sido dura, solo que doliera tanto”
“Te defendiste bien, con dignidad. No eres culpable de nada. Y si alguien en esta familia no lo ve, entonces es porque no han abierto los ojos”
Penélope sabía que él tenía razón, pero Daphne había dicho tantas cosas, que la duda se instaló de nuevo en ella.
“¿Y tú? ¿Estás seguro que no te hará dudar de mí? ¿De esto?”, preguntó apenas en un susurro.
Anthony la miró como si la respuesta fuera lo más evidente. “No hay una parte de mi, que no quiera estar contigo”, dijo con seguridad. “Todo lo que ha pasado me ha hecho darme cuenta que no siempre lo correcto y honorable es el único camino”
Penélope bajó la mirada, aún apoyada contra él.
“Siempre temí no ser suficiente para nadie. Me conformaba con lo poco que tenía, mi columna y la amistad con tu hermana. Pensaba que si en algún momento me quitaban todo, también iba a desaparecer yo”, Penélope hizo una pausa para mirarlo nuevamente. “Contigo no tengo miedo de que eso suceda, aún con todos hablando a mis espaldas, no me siento vacía”
Anthony sonrió suavemente. Tomó su rostro entre sus manos. “Porque ya no estás sola, y no lo estarás nunca más”, susurró, antes de inclinarse y besarla. Ella respondió sin prisa, sin urgencia, dejándose llevar por la calidez de sus labios.
Cuando se separaron, ella dejó escapar una sonrisa temblorosa. “No pensé que sucedería esto, que tú serías el Bridgerton que mejor me conoce”
“Tal vez, porque de todos ellos. Fui el único que aprendió a verte sin esperar que fueras alguien más”, murmuró Anthony, antes de buscar de nuevo su boca.
Esta vez, el beso fue distinto: más profundo, más entregado. Ella se aferró a su camisa, dejándose arrastrar por lo que sentía, sin reservas. Porque ya no importaba nada más. La espera había terminado.
“Te amo”, susurró contra sus labios. “Eres lo mejor que me ha pasado”
“Ojalá te hubiera visto antes, nos hubiéramos ahorrado tanto”, para Anthony ese siempre era un pensamiento que se filtraba, pero Penélope no lo reprochaba, porque ella tampoco lo había visto.
“Estábamos mirando en direcciones equivocadas, pero eso no importa, estamos aquí ahora juntos”, Penélope lo atrajo de nuevo hacia sí, besándolo con intención. Anthony deslizó las manos hasta sus caderas y la alzó con facilidad, sentándola sobre el escritorio, sin dejar de besarla.
La urgencia latía entre ellos, creciendo, pero aún se resistían a dejar que los consumiera por completo.
Hasta que, de pronto, tocaron la puerta. Y se separaron, con la respiración entrecortada y una sonrisa cómplice en los labios.
“Anthony ¿Está todo bien?”, preguntó Lady Bridgerton desde el otro lado de la puerta.
Penélope se bajó del escritorio y se acomodó el vestido.
“Todo bien madre, ya salimos”, Anthony camino hasta la puerta y la abrió. “Necesitábamos un tiempo para hablar luego de esa discusión”
“Francesca y Hyacinth me contaron que tú hermana estuvo aquí. ¿Dijo algo inapropiado?”, preguntó la mujer con preocupación.
“Dijo muchas cosas, que no vale la pena repetir”, respondió Anthony, ella seguía detrás de él intentando alisar pequeñas arrugas en su vestido.
“Debería irme a mi casa, debo ir a la modista con mi madre”, anunció ella. “Quisiera despedirme de Hyacinth y Fran”
“Están en el salón principal”, le dijo Lady Bridgerton, ella asintió y con una última sonrisa a Anthony salió del estudio.
Subió hasta el salón, estaba Fran en el piano y a Hyacinth le estaba peinando el cabello su doncella.
“Pen ¿Todo está bien?”, preguntó Hyacinth levantándose hacia ella. Deshaciendo todo el trabajo de la mujer en el proceso.
“Todo está bien, vine a despedirme. Tengo cosas que hacer con mi madre”, Penélope se acercó a Hy y la abrazó. “Nos vemos otro día”
“Está bien Pen, mira tengo una nueva doncella, y me hace peinados muy bonitos. Se llama Sophie”, dijo Hy, volviendo a dónde estaba su doncella.
Penélope la saludó, era bastante bonita.
“Sí, pensaba que no me resultaba conocida. Aunque siento que te he visto en alguna parte”, Penélope la observó un rato más, pero no pudo recordar dónde la había visto. Decidió dejar eso para otro momento y se giró hacia Fran.
“Hasta luego Fran, despídeme de Michaela”, dijo Penélope.
Salió de la casa Bridgerton y cruzó la plaza hasta su casa. Le pidió a Varley que le notificara a su madre que ya estaba ahí. Esperó unos minutos en el vestíbulo hasta que ella bajó.
“Discúlpame por la demora, ¿nos vamos?”, dijo su madre al llegar y ella asintió en silencio.
“¿Estás bien?”, preguntó su madre, cuando subieron al carruaje.
Penélope dudó sin responder o no, pero luego sonrió con cansancio. “No es nada, estoy aprendiendo a vivir con mis decisiones”
Su madre la observó por unos segundos, como si evaluara si debía preguntar mas. Luego solo asintió. “Sabes que a veces se toman decisiones que nos hacen ningún bien, pero son necesarias si es por nuestro propio bienestar. Nunca te arrepientas de eso”
Penélope sonrió apenas, y se quedaron en silencio, mientras el carruaje avanzaba por las calles de Londres.
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Dos días después, se encontraba en el salón de su casa esperando a su abogado. Había solicitado una reunión con ella, pero no había dado un motivo.
“Buenos días, señora Bridgerton”, saludó el hombre al entrar, ella se levantó a recibirlo.
“Señor Cavendish”, respondió con la misma formalidad, sentándose frente a él. “¿Puedo saber cuál es el motivo de esta reunión?”
“Por supuesto, vengo con noticias”, dijo el hombre sonriente.
Penélope lo miró con atención, sin dejar que la ansiedad la dominara. “¿Qué clase de noticias?”, preguntó, con sus manos descansando sobre sus piernas, esperando que eso ayudara a calmar sus nervios.
El señor Cavendish, se despejó la garganta antes de hablar. “Después de mi visita al tribunal con el señor Bridgerton, el tribunal quiso detener el proceso bajo varias objeciones de algunos miembros mas conservadores, pero logré que siguieran adelante, presentando algunas pruebas que tenía todavía guardadas, el proceso avanza bien”
Penélope asintió lentamente “¿Por cuánto tiempo más?”
“Espero que por lo menos en un par de meses mas, ya que en realidad no tienen mucho más para hacer o decir. Solo tienen que debatirlo entre ellos y nosotros esperar”, respondió el abogado confiado.
Ella sintió como la presión en el pecho se deshacía. “¿Entonces el final está cerca?”
“Sí, estoy muy confiado en que todo saldrá a su favor, tengo un amigo oficial que trabaja para ellos, me mantiene al tanto”
“¿Y no hay posibles obstáculos?”, preguntó, no dejandose llevar por esperanzas infundadas.
“No los hay, a menos que, como le mencioné hace semanas, el señor Bridgerton decidiera intervenir nuevamente, pero para eso necesitaría una gran influencia”, respondió el señor Cavendish y Penélope sintió una incomodidad ante la mención de Colin.
“Entonces, si no interviene, ¿está hecho?”, ella solo quería la certeza.
“Así es”, respondió el abogado con una sonrisa. “Después de que el tribunal de su veredicto sólo serán pocos días para que, todo quede como si nunca hubiera sucedido. Y usted recupere su nombre de soltera, por lo que podría volver a casarse”
La mención del matrimonio le produjo una sensación maravillosa por dentro. Que sin pensarlo sonrió.
“Es prudente tomar un tiempo, casi como un duelo, para poder casarse nuevamente. Solo por la opinión social”, añadió el señor Cavendish. Penélope sonrió más ampliamente, todo estaba resultando bien.
“No hay que adelantarnos tanto, quiero salir de esto primero”, dijo ella recuperando la compostura.
“Esta bien”, respondió el abogado. “Debo decir que estoy impresionado como ha manejado este proceso. Ha sido el caso más satisfactorio hasta ahora”
Penélope lo miró con una expresión decidida. “Tenía un objetivo y quería lograrlo, no tenía otra opción”
“Y esa determinación le servirá bien”, el abogado inclinó la cabeza. “No creo que haya algo más que decir por ahora. Si todo sale bien, pronto recibiremos la notificación oficial”
Penélope se levantó para acompañarlo afuera del salón. “Eso es todo entonces, gracias por venir. Y espero que no tengamos que reunirnos nuevamente por este asunto”
El abogado hizo una reverencia. “Lo espero también, buen día señora Bridgerton”
Después de su salida quedó de pie mirando la puerta por unos momentos, giró la cabeza hacia la ventana, como si estuviera mirando su futuro.
“Ha sido un largo camino”, murmuró para sí misma. “Pero ya estoy lista para el siguiente paso”
Con esa determinación subió las escaleras para vestirse para el último baile de la temporada.
Más tarde esa noche se encontraba en el baile de Lady Beamont, se notaba que la mujer se había esforzado por dejar una buena impresión. Si era honesta, era su baile favorito en esta temporada, todo estaba bien decorado, la música era impecable y el ambiente en el salón era algo maravilloso.
Se encontraba con Michaela al borde del salón. Había estado esperando a Anthony, pero no había llegado y no creía que lo haría. Fue extraño que se perdiera el baile, tal vez estaba ocupado con algo. Hablaría con él después.
“¿Cuándo es tu próximo baile?”, le preguntó a Michaela.
“Es el siguiente, puedes creer que pidió un vals”, respondió ella con disgusto.
“Pudiste negarte, decir que estabas con una lesión en tu tobillo”, replicó Penélope, pero Michaela solo se encogió de hombros.
“Son socios de John y no lo quiero dejar mal pareciendo grosera”, Michaela tomó otra limonada de la mesa. “A veces deseo que no me tengan en cuenta en estos eventos”
“Pero tú primo es un conde”, finalizó Penélope por ella. “Es difícil adaptarse a la alta sociedad de Londres, pero es divertido a pesar de todo”
“Sin duda lo es”, dijo en acuerdo. Al poco rato llego el Lord quien le había pedido el baile y quedó ella sola en la mesa.
“Señora Bridgerton ¿Un baile?”
“Lord Fife”, dijo ella secamente.
“¿Qué dice?”, volvió a preguntar.
“Está bien, el siguiente”, respondió Penélope.
“Que bueno, me gusta el cotillón”, el hombre sonrió como si hubiera dicho algo muy divertido. “¿Puedo saber por qué me odia tanto?”
“Creo que lo sabe, además no fue el más amable conmigo cuando debuté”, Penélope se giró hacia él y tener una conversación más privada.
“Pensé que ya estabas comprometida en esa temporada, mi sorpresa fue cuando Bridgerton se comprometió con tu prima”, se encogió de hombros tomando su trago. “Estaba muy al pendiente de ti, pensé que ya lo habían decidido ambas familias”
“¿Qué le hizo pensar eso? Ustedes eran amigos, debió saberlo mejor”, Penélope sentía que esto no iba para ningún lado.
“Bridgerton siempre fue muy evasivo con el tema de las mujeres”, respondió Fife, sin tanto adorno encima hasta podía ser agradable.
“Aún así eso no significa que estuviera comprometida, y pasó una segunda temporada y tampoco usted se acercó. ¿Ahora que excusa dará?”, preguntó ella con la ceja arqueada.
“Lo mismo, Bridgerton seguía libre y detrás de usted. Creo que por eso a nadie le sorprendió que terminarán casados”, Lord Fife dejó su copa en la mesa y le tendió la mano. “¿Vamos?”
Penélope se dirigió con él a la pista de baile, el cotillón era un baile lento, pero no tanto como un vals y había más espacio entre los bailarines.
“¿Está pensando en casarse nuevamente?”, le preguntó, ella resistió las ganas de poner los ojos en blanco.
“No lo sé todavía”, respondió sin dar detalles.
“Nunca tendría una oportunidad ¿No es así?”, preguntó, pero no sonaba ni herido ni acusatorio.
“Lo sabe mejor mi señor, y no creo que mi opinión sobre usted cambie”, Penélope no habló más después de eso, él tampoco. Pero sentía que tenía algo más que decir.
“Sé que es porque hay alguien más, siempre he estado pendiente de usted. Nunca quise hacerle daño”, su intento de disculpa no hizo nada en ella, así que solo se quedó en silencio y esperó a que acabara el baile.
“Fue un placer esparcir el rumor por usted, su cuñada y su marido, seguro la deben estar odiando”, con eso dicho le besó la mano y dió la vuelta.
¿Había sido él? Era algo que no esperaba. ¿Pero con qué motivo? Tal vez pensó que si ella obtenía la nulidad él tendría una oportunidad.
Debía admitir que si era por eso, era demasiado confiado. Aunque estaba un poco agradecida con el hombre, así que por él fue que llegaron a la conclusión, se lo debió imaginar, él lo supo casi de inmediato. Algo bueno tendría que hacer una vez en la vida. Y estaba agradecida de que ella fuera quien se benefició.
“Te ví bailar con Lord Fife”, dijo Fran cuando salió de la pista de baile.
“Me pidió un baile, no me quise negar y parecer grosera, en toda esta temporada lo he hecho”, respondió Penélope, era solo un baile y no había nada de malo en eso. “¿Sabes por qué tú hermano no asistió?”, le preguntó.
“Mi madre me dijo que estaba con un fuerte dolor de cabeza, no lo he visto desde la mañana que se encerró en su habitación”, Fran se encogió de hombros.
A Penélope le pareció raro, en la mañana cuando lo vio, estaba bien.
“Lo visitaré mañana entonces”, murmuró casi para ella misma. Pero no dejó de sentir que algo estaba mal. “¿Y John?”
Fran asintió. “Está en el salón de caballeros, unos lores le pidieron un tiempo”
“Michaela me ha dicho que le ha ido bien está temporada”, comentó Penélope.
“Si, es una suerte que ya se esté terminando, extraño Escocia, el castillo es encantador. Deberías venir alguna vez con mi hermano”
“Me gustaría mucho, aunque todavía falta para eso”, pero Penélope sonrió genuinamente.
La ilusión siempre la acompañaba, una vida con Anthony sin ocultarse. Un sueño.
“Creo que me iré a casa ahora, nos vemos mañana Fran”, Penélope se despidió, luego de Michaela y los otros Bridgerton, no vio a su madre por ningún lado, así que solo tomó su carruaje y fue a su casa.
Escribió su columna al llegar y se la entregó a Rae, miró hacia la casa Bridgerton, desde este ángulo tenía vista hacia la habitación de Anthony, pero estaba todo oscuro. Tal vez estaba dormido.
Se cambió y se acostó. Mañana iría a visitarlo y pasarían esta última semana, hasta que fuera al campo con su madre. Londres ya se sentía sofocante.
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Documentos de sociedad de Lady Whistledown
Junio, 1816
Querido y gentil lector,
La última nota ha sonado, las luces de los salones se han apagado y las jóvenes debutantes han guardado las sonrisas para la próxima temporada. así concluye una temporada que un principio parecía demasiado monótona, pero que al final ofreció más de lo que cualquiera se atrevió a predecir.
¿Qué hemos aprendido? me pregunto. Tal vez que los secretos, como las flores, florecen en el calor del escrutinio. O que la alta sociedad, por más buenas costumbres diga tener, siempre se deja llevar por el ritmo del escándalo.
La mayor lección, sin duda, es que los actos cometidos en oscuridad, siempre encuentran su camino hacia la luz. Aunque sea en susurros entre copas de champán o en las miradas prolongadas que cruzan un salón de baile.
Uno de los matrimonios más prometedores de los últimos años, se ha desmoronado con una rapidez desconcertante, bueno, para nosotros espectadores, fue rápido. El último matrimonio Bridgerton, fue un suceso destacado esta temporada, se supo brevemente las razones de este rompimiento, pero la caída ha sido tan pública como silenciosa, y tan humillante como inesperada. ¿Fue una traición? ¿Una venganza? ¿O simplemente hay algo más que no se dice? Londres aún se debate.
Hay comentarios silenciosos bajo los abanicos de las damas, ¿será cierto lo que se dice? ¿o simplemente es un intento de manchar la reputación de una familia respetable?
Mientras algunos siguen intentando tapar grietas con promesas y sonrisas, otros más cautelosos han decidido retirarse con una gracia que no se podría decir que poseían. Tal vez, en esa retirada, hay más dignidad que en un alarde público.
Y así, con este último número, me despido de una de las temporadas que va a quedar grabada en la memoria colectiva como una de las más turbulentas de los últimos años.
No teman, el receso social no durará para siempre. Y cuando regresemos, ustedes saben que yo también lo haré.
Con afecto y siempre atenta.
Lady Whistledown.
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A la mañana siguiente, luego del desayuno cruzó la calle hacia la casa Bridgerton. Le preguntó a Humboldt por Anthony y le dijo que todavía estaba en cama. Sabiendo que no podía pedirle al hombre que lo dejara ver, decidió mentir y decir que quería ver a Michaela.
Para su mala suerte se encontró con Lady Bridgerton en camino a la habitación de Anthony.
“Buenos días, ¿Qué te trae tan temprano por aquí?”, le preguntó la mujer.
“Quería visitar a Anthony, me dijeron que estaba enfermo. Solo quiero saber que está bien”, respondió ella con sinceridad. Cualquier otra cosa que hubiera dicho no habría resultado creíble.
“Él está bien, de hecho está dormido, lo acabo de dejar en su habitación. Me parece que puede ser un resfriado. No quiero que te contagies”, Lady Bridgerton la tomó del brazo, alejándola del ala familiar. “Deberíamos ir al salón con Hyacinth, creo que quería ir a verte hoy, pero ya estás aquí”
Penélope no opuso resistencia, pero ahora una sospecha se había instalado en su mente. Y además una duda surgió. ¿Se había cansado de ella? ¿Ya no la quería ver? Tal vez después de la discusión con Daphne se dio cuenta que no valía la pena.
Pero eso fue hace varios días…
Quizás simplemente no sabía cómo decírselo, y por eso era tan extraño.
O tal vez si estaba enfermo, le recordó una voz en su cabeza.
Pero si estuviera enfermo no la dejaría así, sin saber nada.
Los pensamientos se mezclaron unos con otros mientras hablaba con Hyacinth, estaba distraída, pero logró responder a todo lo que ella preguntaba.
Al final de la mañana intentó subir nuevamente, pero está vez era la señora Wilson quien estaba cerca del ala familiar, y ella simplemente retrocedió y volvió a su casa.
Decidió entonces volver en la noche, podría entrar por la puerta de servicio y nadie se daría cuenta.
Para despejar su mente inquieta por la tarde salió a caminar con Rae. Hyde Park estaba vacío ahora que se acercaba la temporada baja. Ya no había parejas en cortejo, solo unas cuantas mujeres paseando.
Penélope se quedó cerca del borde del lago, mirando hacia la nada. Quería disfrutar sus últimos días en Londres y ahora solo estaba llena de dudas y preocupaciones. Detestaba tener ese sentimiento de vuelta. Pensarlo le amargó el humor rápidamente y caminó de nuevo hacia su casa. No esperó a que Rae viniera detrás de ella.
El resto del día se mantuvo en su habitación.
Poco antes de la media noche, Penélope tomó su capa y salió hacia la casa Bridgerton, como esperaba la puerta estaba abierta, entró con cuidado y silenciosamente. Estaba por subir hacia el pasillo antes de llegar a las escaleras cuando se chocó con alguien.
Bajó la mirada para que no la reconocieran. Pero era inútil, así que esperando que fuera la señora Wilson, levantó la mirada. Pero solo era la nueva doncella de Hyacinth.
“Señora Bridgerton, discúlpeme, no sabía que estaba aquí”, dijo la mujer haciendo una reverencia.
“No te preocupes, pero si alguien pregunta, no estuve aqui”, dijo Penélope, no conocía a la mujer, pero no parecía mala personas. Sophie asintió y pasó a su lado.
Penélope subió rápidamente y caminó hasta la habitación de Anthony, no tocó la puerta pues podría estar dormido, así que solo la abrió. Estaba oscuro, ni siquiera había una vela encendida.
Camino hasta la cama solo con la poca luz de la luna que se filtraba por la ventana, pero no había nadie, la cama estaba arreglada, como si no hubieran estado en esa habitación.
¿De verdad estuvo aquí? ¿O se había equivocado de habitación? Pero estaba segura que era esa, ya había estado allí.
No quiso saber más nada y salió de la habitación tan rápido como llegó. Afortunadamente está vez no se encontró con nadie.
Salió al jardín y quiso arrojar algo. Estaba furiosa. Estaba herida. Y estaba increíblemente asustada.
¿Por qué la mentira? Y lo más importante ¿Dónde estaba?
Porque era seguro que desde el día anterior Anthony no había estado en la casa Bridgerton. ¿Qué estaba haciendo? Tal vez realmente si se fue, lo había dicho, las cosas eran distintas.
Simplemente no lo soportó más. Caminó hacia su casa. Subió las escaleras a su habitación, en cuanto cerró la puerta se derrumbó. Porque todos en su vida siempre se iban, era un Bridgerton, no iba a ser diferente.
Después de unos minutos tratando de racionalizar el comportamiento, pensando en cosas que en realidad podrían haber pasado. Decidió que si tenía una explicación él la daría, de lo contrario, no iba a derrumbarse nuevamente.
Con esos pensamientos se durmió.
Habían pasado dos días, ella no había vuelto a la casa Bridgerton, no iba a permitir que le mintieran a la cara nuevamente. Porque estaba segura que Violet sabía dónde estaba.
Se quedó encerrada en su casa planeando las cosas para la salida de Londres, al final si decidió irse con su madre. Tenía la pequeña esperanza que Anthony le pidiera irse con él desde ahora. Pero no sucedió.
En dos días se iría al campo y todo lo demás sería algo del pasado. Tal vez no regresara a Londres o podría irse aún más lejos. Tal vez a la cabaña que dejó la tía Petunia antes de morir. En realidad esa era una buena idea.
Pensó en comentárselo a su madre, un espacio sería bueno.
“Señorita Penélope, tiene visita”, anunció Varley. “La señora Francesca”
“Esta bien Varley”, Penélope dejó su libro a un lado y se acomodó para recibir a Fran.
No quería hablar con ninguno de ellos por mentirle, pero no quería causar más inconvenientes.
“Buenos días Pen”, saludó Fran al entrar. “No has ido a visitarnos últimamente ¿Cómo has estado?”
“Bien, he estado ocupada organizando todo con mi madre para irnos al campo”, respondió Penélope sin decir más.
Francesca pareció sorprendida por la noticia, pero lo disimuló muy bien. “No sabía que te ibas”, respondió en un murmullo. “Pero hoy estoy aquí por esto. Mi hermano te envío una carta”
Fran abrió su bolso y le entregó la misiva, Penélope la recibió con nerviosismo, vio la caligrafía de Anthony y la dejó a un lado con su libro.
“¿No vas a leerla?”, preguntó Fran.
Ella volvió a mirar la carta. Sería prudente saber que tiene que decir.
“Más tarde, estoy hablando contigo”, respondió Penélope, una excelente excusa para evitar decir que tenía miedo de ver el contenido de dicha carta.
“Si eso te detiene, me marcharé. Nos vemos después Pen”, Francesca se levantó y salió del salón tan rápido como llegó.
Penélope volvió a mirar la carta.
Sería prudente saber lo que tiene que decir.
Así que la abrió.
Penélope,
Lamento no haber podido verte estos días, seguro mi madre te ha dicho que estoy enfermo, al parecer un resfriado. Nada grave. Pero no quería que te contagiaras también.
No quiero que respondas a esta carta. Ya estoy mejor y quisiera verte en persona.
¿Puedes venir a mi casa de Bloomsbury hoy? Por la tarde, no quiero interrupciones por parte de mi familia. Quiero decirte algo y necesitamos la privacidad para eso.
Con amor,
Anthony.
Pensó en que hacer, podría ir y saber realmente lo que pasaba, pero estaba demasiado molesta para eso. Tiró la carta a la chimenea y decidió no ir. Si quería verla, tendría que venir él.
Y así pasó el resto de su día en casa disfrutando de su libro. Solo lo dejó cuando subió a refrescarse a su habitación antes de la cena. Su madre había sido invitada a una cena en casa de alguna amiga. Así que solo era ella hoy.
Bajando las escaleras, escuchó unos pasos y un estruendo en el vestíbulo, pensó que solo sería alguna de las doncellas que dejó caer algo, así que siguió su camino al comedor. Esperando su comida se abrió la puerta y apareció Anthony.
“Penélope”, dijo él al entrar. “Te estuve esperando”
Ella no respondió, solo acomodó la servilleta en su regazo
Anthony entonces se acercó más a ella. “¿Estás bien?”
El silencio lo encontró nuevamente.
“Estás molesta”, dijo él. “¿Hice algo?”
Penélope volvió la vista hacia él y entrecerró los ojos.
“Hice algo”, aseguró. “Sé que no nos hemos visto en días, pero no es mi culpa”
Ante eso ella se giró por completo hacia él. “Mentir sobre una enfermedad y desaparecer. Sí, estoy segura que no es tu culpa”, dijo con sarcasmo.
Anthony pareció avergonzado al ser descubierto. “No pensé que lo descubririas tan rápido”, murmuró.
“¿Puedes venir conmigo?”, le preguntó.
“¿Para qué? Estamos solos, si quieres decir algo bien puedes”, respondió Penélope.
“Por favor Penélope”, Anthony le tendió la mano. Ella dudó, pero la tomó. Salieron de su casa y tomaron un carruaje.
“¿Por qué es necesario ir a Bloomsbury?”, preguntó Penélope después de minutos en silencio.
“Necesito que así sea”, respondió Anthony. Ella giró la cabeza hacia la ventana y no dijo más nada en el resto del camino.
El carruaje se detuvo, Anthony se bajó primero y luego se giró hacia ella. La guio dentro de la casa hasta el salón.
“Bien, ya estamos aquí”, dijo Penélope quedándose de pie cerca de la puerta. “¿Qué sucede?”
“No es nada malo, pero viendo como estás, creo que prescindire de la sorpresa. Estos días estuve planeando algunas cosas para una residencia en el campo. Quería que luego del fin de la temporada social pudiéramos pasar tiempo juntos”, explicó Anthony.
“No quería que te hicieras ideas, veo que la sorpresa fue una mala decisión. Así que hoy planee una cena y podríamos partir a finales de esta semana”
“Y no se te ocurrió pensar que evitarme no era el paso correcto. Pudiste haber dicho que ibas a hacer un negocio. Comencé a pensar cosas”, dijo Penélope, con la voz quebrada.
Anthony frunció el ceño, acercándose lentamente. “Lo sé, ahora veo que fue un error. No imaginé que te haría daño con el silencio. Solo quería que fuera perfecto, que no lo vieras venir”
“Pues lo lograste”, respondió amargamente. “No lo ví venir, después de ir a buscarte y no verte. Pensé que te habías ido y no sabías cómo decirme que lo habías pensado mejor y no ibas a seguir con esto”, dijo haciendo un gesto entre ambos.
Anthony la miró con una mezcla de culpa y tristeza. “Nunca, ¿Cómo puedes pensar que te dejaría? Lo último que quiero es perderte. Por eso hice todo esto. Para demostrarte exactamente lo contrario”
Penélope se cruzó de brazos tratando de contener la emoción. Porque por dentro estaba muy conmovida. “Hubiera preferido que te comunicaras conmigo, así me hubieras dicho una mentira”
“¿Puedes perdonarme?”, dijo Anthony dando un paso hacia ella. “No por lo que hice, sino por como lo hice”
Ella lo miró por un momento, con el corazón en conflicto. “Que no se repita”
“No lo haré”, prometió Anthony, “ahora ven, tenemos una cena pendiente, espero que no esté todo demasiado frío”
“Estará bien”, dijo Penélope. Cuando llegaron al comedor se sorprendió ver la planificación. Había rosas, velas y todo perfectamente organizado.
“Le pedí a mis empleados que nos dejaran solos”, dijo Anthony. “Por lo que no debes sentirte cohibida”
“Esto es…”, ella no tenía forma de expresar su sorpresa y gratitud. “Es hermoso”
“Me encanta que te guste”, la guió hasta su puesto y le rodó la silla. “Ahora sí, por fin una cena como se debe”
Penélope estaba tan maravillada por la planeación que sintió unas ganas inmensas de abrazarlo y decirle cuánto lo quería. Pero se contuvo, tendría tiempo después.
Durante la cena hablaron poco, no había nada malo, pero no quería arruinar el ambiente. Anthony le servía el vino, sonreía cada que ella decía algo y asentía con aprobación. Como si su felicidad fuera su mayor logro.
“Tengo que admitir, que fue una buena sorpresa, lamento arruinarla”, dijo ella al terminar de comer.
“No es necesario, quería convencerte para irnos y ahora sirve como compensación por los días que pensaste lo peor”, dijo él en tono de disculpa.
“Ya no importa, ya estoy aquí”
Anthony estiró su mano sobre la mesa y ella la tomó, el pequeño contacto los hizo sonreír a ambos.
Cuando terminaron de cenar, él se levantó ofreciéndole la mano nuevamente y la guío al salón. Ella lo siguió en silencio.
“¿Quieres ir a tu casa o te quieres quedar un rato más?”, le preguntó.
“Un rato más estaría bien”, Penélope se sentó en el sofá frente a la chimenea mientras él avivaba las llamas de la chimenea. Penélope lo observó en silencio.
Se sentó a su lado, y había un silencio entre ambos. No era incómodo, pero sentía que debía decir algo, hacer algo. Así que se acercó, despacio y se inclinó hacia él.
Sus labios se rozaron con una cautelosa caricia al principio, pero poco después el beso se hizo más firme, más intenso. Anthony la rodeó por la cintura, acomodándola en su regazo.
“Te extrañé”, murmuró, apenas separándose de sus labios.
“Yo también… mucho”, respondió él con la voz entrecortada.
Sin demora, se buscaron otra vez. Los labios de él bajaron por su cuello mientras su mano subía por su pierna con delicadeza, lo que la hizo temblar de anticipación y Penélope supo, en ese momento, que no quería esperar más.
“Vamos a tu habitación”, dijo con decisión.
Al instante, Anthony se quedó inmóvil. Ella sintió una punzada de duda, temiendo haber ido demasiado lejos.
“¿Estás segura?”, preguntó él mirándola con seriedad. “No planeé esto con ese objetivo”
“Lo sé. Pero quiero hacerlo”, respondió ella, con determinación. “Ha pasado tanto tiempo... y estoy lista”
Él la observó, sus ojos escrutando los suyos durante unos segundos que parecieron eternos, hasta que la comprensión apareció en ellos. Con un silencioso asentimiento, se levantaron del sofá y caminaron hasta su habitación tomados de la mano. Anthony caminó sin prisas, como si quisiera darle tiempo para cambiar de opinión.
Penélope lo agradeció. Aunque lo deseaba, no podía evitar sentirse nerviosa. Sabía, en teoría, lo que debía suceder… pero ¿en realidad estaba preparada?. Sabia que Anthony la amaba, pero ¿sería suficiente? Ya la había visto en camisón antes, sí, pero esto era distinto. Era otro tipo de desnudez, más íntima.
No tuvo tiempo para responderse cuando llegaron a la habitación. Él cerró la puerta detrás de él. Penélope entrelazó sus manos y posiblemente le dio un fuerte apretón porque la giró hasta quedar frente a frente, la luz de las velas dibujaban sombras cálidas sobre sus rostros, creando un ambiente íntimo que contrastaba con el exterior. El corazón de Penélope latía con fuerza, mientras sus ojos buscaban los de él.
La atrajo hacía si, sus manos se posaron en sus mejillas, acariciando su piel con una delicadeza que la conmovió. “No es necesario hacer nada, está bien si cambiaste de opinión”, dijo en voz baja.
Que le dijera eso era exactamente lo que ella necesitaba escuchar.
“No, de verdad sí quiero”, susurró ella, más segura que antes, con una leve sonrisa que en vano intentaba ocultar su emoción.
Él asintió, la besó de nuevo, luego con suavidad, le dio la vuelta para desatar los lazos de su vestido. Lo hizo lentamente, ella se quedó quieta, la expectativa vibrando en el aire entre ellos. Los ojos de él seguían cada movimiento, había una adoración silenciosa grabada en su rostro. Cada centímetro de su piel que quedaba al descubierto recibía una suave caricia de sus labios, un beso fugaz en el hombro, en la curva de su cuello…
Cuando quedó solo en camisón, él se detuvo, su mirada oscurecida por el deseo o la admiración. “Eres preciosa”, murmuró.
La hizo sentir con más segura, la miraba como si no pudiera creer lo que estaba frente a él, como si fuera algo digno de ser venerado.
“Y tu estas demasiado vestido”, replicó ella con una timida sonrisa, extendiendo una mano temblorosa para ayudarlo a despojarse de sus prendas. Dejó su torso al descubierto, ella lo observó con una mezcla de anhelo y asombro. Lo había visto antes con menos ropa, pero ahora había algo diferente: una mezcla de deseo y un inesperado sentimiento posesivo.
Anthony volvió a besarla, la levantó con facilidad y ella rodeó su cuello con los brazos mientras se dirigían a la cama.
La anticipación que antes había sentido ahora se mezclaba con una calma inesperada y ella quería atesorar cada segundo en su memoria.
La recostó con delicadeza, deslizándose sobre ella, su calor envolviéndola por completo. Sus manos exploraron su piel con pequeños besos: hombros, cuello, el valle entre sus pechos. Cuando sus dedos se detuvieron en el borde del camisón, alzó la mirada.
“¿Está bien si lo quito?”, preguntó, en un susurro.
Asintió, con un tembloroso ‘sí’ que apenas fue un susurro. Anthony lo deslizó hacia arriba con cuidado y lo dejó a un lado. Ella tembló ligeramente, cubriéndose por instinto, él le retiró sus manos con cuidado, con la mirada fija en ella. “No tienes que esconderte de mí, eres hermosa”
Penélope no quería ser solo una espectadora pasiva. Le preguntó qué podía hacer.
“Puedes tocarme, igual que cuando nos besamos”, se inclinó hacia ella, rozando sus labios, mientras lo hacía su mano descendió lentamente por su abdomen, acariciando con suavidad, antes de detenerse al interior de sus muslos. Allí permaneció, acariciando la piel suave, dándole tiempo para acostumbrarse a su tacto. Sus labios bajaron hacia sus pechos, prodigándoles una atención lenta y reverente que la hacía arquearse ligeramente.
Penélope alzó las caderas, buscando instintivamente su contacto. Necesitaba más, pero no sabía que. Afortunadamente él comprendió el gesto y con delicadeza comenzó a acariciar su centro. Cuando sintió la intrusión de unos de sus dedos, ella dejó escapar un jadeo, aferrándose a sus hombros mientras su cuerpo comenzaba a ceder ante el placer. Él mantuvo un ritmo paciente, atento a cada reacción, hasta llevarla al clímax con un suspiro tembloroso y una expresión de asombro.
Una vez que su respiración se calmó, él volvió a buscar sus labios, con pasión serena. Se separó lo suficiente para mirarla y asegurarse que quería continuar. Ella asintió lentamente, sus dedos enredándose en su cabello.
Se acomodó sobre ella con cuidado, y cuando sus cuerpos se unieron, lo hicieron despacio. Muy despacio. Penélope cerró los ojos, sintiendo cada nueva sensación con una intensidad abrumadora. Hubo un leve ardor, pero también una emoción indescriptible. Estaba donde quería estar. Con él.
Era una sensación nueva, pero no la asustaba. Al contrario, se sentía plena.
Los movimientos comenzaron suaves, atentos. Luego a medida que se acostumbraban, se volvieron más urgentes, más demandantes. Penélope lo rodeó con sus piernas, pérdida en la sensación, entregada completamente a él. Anthony, aun en medio del placer, no dejó de acariciarla. Sus manos recorriendo su piel con una ternura posesiva. Volvió a encontrar el punto entre sus muslos, y un jadeo desgarrador escapó de sus labios.
Se detuvo brevemente, respirando con dificultad, y murmuró contra su cuello:
“Debo…” con visible dificultad, se retiró antes de terminar, su cuerpo temblando por la contención.
Penélope lo entendió, incluso en medio de todo. Anthony siempre pensaba en ella. Se llevó la mano al pecho, respirando profundo, mientras él se recostaba a su lado mirándola amorosamente. “Lo siento… no quería arriesgar nada”
“Eso fue considerado”, respondió con una leve sonrisa, acercándose.
Anthony la rodeó con los brazos, cubriéndolos con las sábanas. Penélope, aún con el corazón acelerado, se recostó sobre su pecho. Una de sus manos dibujaba círculos en la tela mientras él acariciaba su espalda con lentitud.
“¿Estás bien?”, preguntó él en voz baja.
Ella asintió sin moverse. “Estoy más que bien”, dijo con una sonrisa.
“No quería que sintieras presión, quería que fuera tu decisión”
“Lo fue”, dijo ella, levantándose apenas para mirarlo. “Se que no fue planeado, pero no hay ningún momento de la noche que no haya querido vivir contigo”
“¿Crees que todo cambiará ahora?”, preguntó ella con una pizca de inseguridad.
Anthony la miró con seriedad, luego sonrió. “Sí, pero no para mal, solo más de nosotros”
Ella sonrió, volviendo a recostar la cabeza sobre su pecho. “No sabía que podía sentirme así con alguien, estoy feliz”
Temía que la intimidad cambiara algo entre ellos, que no pudiera cumplir sus expectativas. Pero creía que él también lo había disfrutado al igual que ella.
Anthony la abrazó con más fuerza. “Y no quiero que jamás sientas menos que eso conmigo”
Penélope no respondió, no con palabras. Solo acercó sus labios a los de él, dejando un roce suave. Pero mientras lo hacia, algo dentro de ella volvió a encenderse. No era solo deseo. Era asombro y una repentina necesidad de sentirlo otra vez. Su cuerpo, aún sensible, lo buscaba sin prisa. Pero más allá de lo físico, era la forma en que él la había mirado, tocado y cuidado. Se había sentido amada.
Y en ese instante, sintiéndolo tan cerca nuevamente, no quería que terminara todavía. Quería saber qué pasaba cuando se repetía sin la incertidumbre del primer paso. El deseo volvió a alzarse entre sus cuerpos como si no se pudiera contener, pero esta vez fue más ligero, más familiar. Se encontraron una y otra vez, entre jadeos, susurros y miradas cómplices, hasta que, exhaustos, se acurrucaron bajo las sábanas.
Anthony la rodeó con su brazo, atrayéndola hacia él, como era costumbre. Ella apoyó la cabeza sobre su pecho, sus piernas entrelazadas con las suyas, su aliento tranquilo acariciando la piel. Por un momento ninguno de los dos habló, solo se escuchaba sus respiraciones sincronizadas.
“Buenas noches, cariño”, le susurró él acariciando lentamente la espalda.
“Buenas noches”, murmuró ella ya medio dormida.
Notes:
¿Fue inesperado? Tal vez. Sé que Penélope había dicho antes que quería ser libre antes de entregarse a Anthony, pero no se refería a una libertad literal. Para ella, Colin ya no es un obstaculo (aun estando casada), no puede interferir en su vida. Ella ya se siente libre
Disculpen si la última escena no fue lo que esperaban... ¡es la primera vez que escribo algo así! Estoy entre el orgullo y la vergüenza absoluta ahora mismo 😅
Entre otras cosas, Sophie ya está cerca... veamos si este Ben demora menos tiempo en darse cuenta.
Fife por fin hizo algo bueno, me siento un poco mal por él, pero ni modo.Cada vez mas cerca del final, faltan pocos capítulos 🤭 No quiero poner un número total todavia, porque eso puede variar, las cosas nunca salen como las planeo.
Próximo capítulo: Pen y Anthony pasan juntos la temporada baja.
Chapter 24: Capítulo 24
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Bloomsbury, Londres
Junio, 1816
Penélope se sentía dichosa como nunca antes.
Había pasado varios días en la casa de Anthony, solo ellos dos, lejos de la alta sociedad y su familia. En ese aislamiento, se habían explorado uno al otro, con una ternura nueva y una complicidad que no dejaba de crecer. Era como si después de su primera noche juntos, la intimidad entre ellos solo se había profundizado, volviéndose más que algo físico.
No había creído posible sentirse más unida a él, pero ahí estaban, reconociéndose con cada caricia, cada mirada, cada gesto sin palabras. Y lo más asombroso era como Anthony la hacía sentir como si perteneciera a algo verdadero. A alguien que, sin decirlo aún, ya era su hogar.
Ahora estaba preocupada por cómo enfrentar a su madre después de días de ausencia. Debía imaginarse lo que estaba haciendo y con quién. Sintió vergüenza al pensarlo. Todos los que los conocían debían imaginarlo, estaba mortificada, sobre todo porque seguía estando casada. Y aunque para ella el matrimonio con él no significó nada importante, no era un comportamiento adecuado.
Nunca se imaginó que sería ese tipo de mujer, porque no se arrepentía, sabía que era incorrecto, pero había deseado tanto hacerlo, probablemente desde que descubrió que estaba enamorada de él y luego de una temporada tan desgastante, ella solo quería un momento con él. Un momento para ellos.
Y había estado más que bien, pero había algo que no la dejaba en paz, era como si cuanto más feliz se sentía, más temía que algo pudiera arrebatarle esa dicha. No quería pensar en cosas negativas, pero ambos sabían que habían cruzado una línea de la que no había marcha atrás.
Pero no queriendo opacar su felicidad, decidió dejar los pensamientos a un lado, en realidad era bastante fácil hacerlo con Anthony ahí siempre.
Sin embargo, ahora estaba sola y no encontraba en que más ocupar su mente. Anthony no tenía nada en esta casa. Y él había salido para hacer los últimos arreglos para su estancia en su nueva propiedad.
Se levantó para caminar por el jardín un rato, cuando escuchó la puerta principal abrirse. Anthony pasó el umbral rápidamente.
“Lamento la demora, decidí pasar por la casa familiar primero”, dijo acercándose para saludarla con un beso.
“¿Todo bien con tu familia?”, preguntó ella acomodándose en el sofá con él a su lado.
“Bueno, estaba Colin allí. Me odia, nos odia. Se despidió, se va a vivir a Escocia. Dice que quiere estar cerca de la familia a pesar de todo”, Anthony tomó su mano mientras hablaba. “Creo que, esperaba verte. Preguntó por ti”
“¿Y para qué? ¿Quiere seguir insultándome?”, ella se levantó del sofá. “Es increíble que siga pretendiendo querer algo de mi tiempo cuando no se lo merece”
Anthony se colocó detrás de ella y la abrazó por la cintura. “Estoy seguro que no era nada de eso. Parecía arrepentido, tal vez simplemente estaba acostumbrado a verte siempre cerca”
“¿De verdad lo crees?”, preguntó sin esperar respuesta. “Si fuera por mí, se podría perder en las altas tierras de Escocia y nunca más volver a verlo”, añadió molesta.
Anthony comenzó a trazar círculos en su estómago y coloco su cabeza en su cuello. “Eres bastante adorable cuando estás molesta”, susurró en su oído.
“No me molestes Anthony”, advirtió ella quitando sus manos de su cuerpo. Se giró hacia él, el muy maldito tenía esa sonrisa ladeada. “No es gracioso, nada de esto lo es”
“Tienes razón, lo siento. Solo quería distraerte”, dijo tomándole las manos otra vez. “Era un halago”
Penélope resopló. “Te parece agradable molestarme. Es porque soy bajita, te burlas de mí”
“Eres del tamaño adecuado”, dijo él besando sus manos. “Además que hay ciertas ventajas en lo que respecta a tu estatura y lo que sucede en el dormitorio”
Penélope se había preocupado de que las cosas cambiarán entre ellos, y si lo hicieron. Ahora sus conversaciones estaban más cargadas de significado. Y se sentía tan inapropiadamente correcto.
“Eres un libertino”, resopló entre molesta y divertida.
Anthony sonrió más ampliamente. “Ahora soy tu libertino. Me tienes que soportar”
Ella sonrió. “Supongo que podría ser peor. Por lo menos eres agradable a la vista”
“¿Podría ser peor? Me siento ofendido”, dijo él, acercándose aún más. Si era posible. Sus manos estaban en su cintura y ella estaba perdida en sus ojos.
“Un comentario así no te afecta, sobrevivirás”
“En cambio, yo pienso que tú eres un regalo, una bendición. Cualquier palabra que signifique algo bueno”, respondió él.
Ella se sintió abrumada, querida. “Eres bastante adorable cuando te lo propones”
“Solo contigo”, dijo antes de cortar la distancia y besarla.
Pero antes que pudiera perderse en el otro. Penélope quería saber cómo había resultado todo para su estancia durante la temporada baja. Así que se separó de él. Se quejó, pero la dejó ir.
“¿Ya está todo listo para irnos?”, preguntó, sentándose nuevamente en el sofá.
Anthony asintió. “Hablé con tu doncella para que empacara cosas, que estuviera lista en dos días y ya está todo organizado”
“Rae ha sido de gran ayuda estos días”, comentó Penélope.
“Insististe en que necesitabas tus vestidos, aunque yo no veo la razón. Con una de mis camisas hubieras estado perfectamente bien”, dijo con una mirada sugerente.
Penélope tarareó y puso una mano entre los dos. “¿Y si hubiera llegado alguien? ¿O tuviéramos una emergencia? ¿Estaría bien para ti que los demás me vieran solo con tu camisa?”
Su cambio de expresión en segundos fue algo maravilloso de ver. Había pasado de su sonrisa a un ceño fruncido en instantes.
“Claro que no, esa vista es exclusivamente mía”, respondió él con firmeza.
“¿De verdad? Creo que hay otra persona que me ve sin nada”, se acercó a él para susurrarle eso último. Había aprendido que a Anthony le gustaba mucho cuando le hablaba al oído.
El ceño fruncido de Anthony se hizo más profundo y ella se rio.
“Estoy hablando de mi doncella”, añadió después de unos segundos.
Anthony pareció relajarse, pero antes de que ella se pudiera mover aún más, la tomó de la cintura y la puso en su regazo.
“Le encanta jugar conmigo, señorita Featherington”, murmuró acercándose cada vez más. “Es una mujer malvada”
Ella no respondió. Anthony la besó, esta vez con más ganas. Ella se olvidó de sí misma y trató de seguirle el ritmo.
“Sin vestido, sería más fácil acceder a ti”, susurró mientras bajaba hacia su cuello.
Ella, por su parte, había comenzado a desabotonar su camisa. “Sé que te gustan mis vestidos”, respondió y él asintió casi imperceptiblemente.
“Pero me gusta más como se ven en el piso”, dijo mirándola a los ojos. Después de eso, cualquier conversación fue reemplazada por jadeos y gemidos.
Penélope estaba viviendo su mejor momento y lo amaba. Lo amaba tanto, que se olvidaba de su realidad.
Pero si esa era su vida ahora, lo iba a aprovechar. Quien decía que no se podía vivir plenamente en la oscuridad y aunque no era lo ideal. Era lo que funcionaba.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Dos días después ya estaban en camino hacia la nueva propiedad de Anthony. Se había despedido de su madre, quien solo la reprendió un poco por su comportamiento, pero tenía una mirada cómplice, así que suponía que en el fondo estaba feliz por ella.
También se despidieron de los Bridgerton y los Stirling. Si alguien consideraba este acuerdo raro e indecoroso, nadie se atrevía a decir nada. Y ella estaba más que agradecida.
“Tendremos que ir a Aubrey Hall con mi familia en Navidad”, dijo Anthony después de unos minutos de silencio. Se había sentado a su lado, su mano estaba sobre la de ella. “Así pude convencerla de no comentar nada al respecto”
Penélope asintió, se lo esperaba. Tenían unos meses para ellos solos, y aun así no parecía suficiente.
Una parte del camino ella la pasó leyendo o durmiendo, Anthony se cambió de puesto y se sentó frente a ella con unos papeles. El camino no era largo en sí, estaba en Kent, al igual que Aubrey Hall, pero Anthony quería la privacidad de una casa solo para ellos dos. Y quería estar cerca si sucedía algo en Aubrey Hall.
Así que le quedaba poco tiempo antes de llegar a esa cabaña de la que tanto hablaba él.
“Anthony”, dijo ella rompiendo el silencio. “¿Cómo es que conseguiste esa propiedad tan rápido?”
Él levantó la vista de sus papeles. “Era de un antiguo compañero de Oxford, tiene deudas y está vendiendo varias de sus propiedades y me sirve para mi negocio también”
“Así que te aprovechaste de la necesidad del pobre hombre”, comentó ella con una sonrisa.
“Le pagué el precio adecuado. Mis negocios siempre son limpios”, se defendió él y ella asintió. “¿Por qué la preguntas?”
Ella se encogió de hombros. “Entre tantas cosas que sucedieron en los últimos días no pregunté”
“Claro, estuviste muy distraída”, dijo él con una sonrisa de suficiencia. “Lo que es mantener a Lady Whistledown fuera de juego. ¿Quieres una distracción ahora?”
“¿Ahora?”, preguntó ella sorprendida. “Pero … Pero ¿qué pasa con el conductor?”
Anthony se arrodilló en frente de ella y puso las manos a cada lado de ella. “Tendrás que ser silenciosa, ¿puedes?”
Ella se sonrojó, el pensamiento le estaba resultando excitante. “¿Y qué piensas hacer?”
Él bajó su mano hasta el dobladillo de su vestido, subiéndolo tortuosamente lento. “¿Recuerdas esa mañana…?”
Penélope no dejó que terminara la oración, y tapó su boca con sus manos, no quería arriesgarse a que el conductor los escuchara. “¿Quieres hacer eso aquí? Anthony no creo que…”, pero él no la dejó terminar de hablar. Para cuando quiso darse cuenta tenía ya sus muslos a la vista.
“Creo que estás bastante estresada, y debo ayudarte”, a pesar de estar arrodillado, le quedaba a su altura, acercó sus labios a los suyos y ella ya no supo como decir que no. Sintió como el aliento cálido de él se mezclaba con el suyo, sus labios la tocaban con una suavidad que contrastaba con lo que estaba haciendo con sus manos.
“Anthony…”, murmuró, más por reflejo que por protesta. Pero él no respondió con palabras. Solo con una mirada decidida, que la hizo estremecer.
Sin romper el contacto visual, bajó lentamente la cabeza, deteniéndose justo donde el dobladillo del vestido se había detenido en su cintura. Sus dedos, pacientes, separaron con cuidado las capas de tela. Sus labios se deslizaron sobre la piel expuesta de su muslo, apenas un roce, pero suficiente para hacerla contener el aliento.
Ella apretó los labios, el cuerpo rígido entre la anticipación y el vértigo. Y cuando finalmente se hundió más abajo, entre sombras y encaje, ella cerró los ojos, con la cabeza hacia atrás y un susurro tembloroso escapando de sus labios.
“Dios… Anthony…”
El murmullo de su nombre pareció alentarlo. Ella sintió cómo su boca encontraba el punto exacto. No necesitaba verlo para saber lo que hacía; lo sentía en cada estremecimiento, en cada temblor que se apoderaba de su cuerpo como una ola silenciosa.
Intentó mantenerse en silencio, recordando la advertencia inicial, pero cada caricia, le arrancaba un suspiro apenas contenido. Sus dedos se hundieron en el tapizado, buscando algo a lo que aferrarse. Y cuando llegó a su punto máximo se llevó una mano a la boca. Y entonces lo sintió alejarse lentamente, como si supiera exactamente cuándo detenerse, como si leerla fuera tan fácil como tocarla.
Él levantó la mirada, sus labios húmedos, los ojos encendidos, y ella quiso decir algo, una queja, un gracias, cualquier cosa. Pero el sonido del carruaje al detenerse la sobresaltó.
Ambos quedaron en silencio. Luego, con la misma calma con la que la había desarmado, él se levantó y alisó el vestido con delicadeza, acomodándolo sobre sus piernas.
“Ya hemos llegado,” dijo con una sonrisa apenas ladeada, como si nada hubiese pasado.
“¿Qué?”, parpadeó ella aturdida, intentando recomponer su respiración. “¿Cómo es que estás tan tranquilo?”, susurró sin poder evitar una sonrisa.
La puerta del carruaje se abrió, interrumpiendo su conversación. Anthony bajó primero y le ofreció la mano. “Esto era solo para ti.”
Penélope tomó su mano y bajó del carruaje.
La vista de la cabaña que Anthony le había prometido no era nada de lo que esperaba, era impresionante. Pues era incluso casi del tamaño de la finca de su familia.
“¿Esta es la cabaña?”, preguntó ella aún maravillada.
“Bueno, tal vez no fue la descripción más precisa. Bienvenida a Rosewood Manor. Todavía no he decidido si dejarle ese nombre o cambiarlo”, Anthony la guio hacia la entrada. Había varios empleados esperándolos en la puerta.
“Buenas tardes, Lord Bridgerton, Lady Bridgerton”, saludó una mujer que supuso era el ama de llaves.
Penélope frunció el ceño por el uso inadecuado del honorífico, ella no era Lady Bridgerton. Pero temiendo decir algo imprudente se quedó callada.
“Bienvenidos”, continuó la mujer. “¿Desean un recorrido antes de la cena?”
“No es necesario, yo mismo voy a llevar a mi esposa por un recorrido por la propiedad y luego cenaremos”, Anthony respondió con total calma, entraron a la casa y era aún mejor en el interior.
Penélope estaba tratando de ignorar la inquietud que sentía, al escuchar su evidente mentira. Pero había empleados cerca, tenía que esperar el momento adecuado.
Él la llevó por toda la propiedad, era bastante bonita y espaciosa. Caminaron por los jardines, había un establo. Y una biblioteca repleta de libros. Era perfecta. Terminaron el recorrido en el comedor justo a tiempo para la cena.
“¿Y qué te parece?”, preguntó él cuando la ayudaba a sentarse.
“Me gusta mucho”, ella sonrió, pero en vez de sentirse cómoda estando con él, por fin a solas. Se sentía mal y no entendía exactamente el porqué.
“¿Está bien? Pareces distraída”, Anthony se sentó a su lado. La miró con preocupación y ella trató de volver a él, a ese momento.
“Bien, creo que solo estoy cansada por el viaje”, respondió, fue suficiente para él y pidió que trajeran la comida.
“Espero que sea de tu agrado”, murmuró antes de que entrarán los meseros.
Anthony le explicó todo lo que había organizado para su estancia ahí, serían cinco meses y aunque podría parecer mucho, ella lo sentía muy poco. Acababa de comenzar y ya deseaba que no terminara.
Terminaron la cena, ella decidió retirarse a su habitación, eso solo era para tener un lugar para hablar sin oídos externos. Anthony la siguió.
“Ordené que dejarán un escritorio aquí y un sofá cerca de la ventana para que leas o escribas”, Anthony se acercó a ella y le dio un beso en la sien. “También está la sala fuera de la habitación, así que puedes elegir”
“Es bastante agradable, gracias Anthony”. Penélope estaba conmovida. Siempre sabía que hacer y que decir para que ella estuviera bien.
“¿Por qué dijiste que era tu esposa?”, preguntó, girándose hacia él. No era un reclamo, simplemente era curiosidad.
Anthony se encogió de hombros. “Los empleados suponen que esta es nuestra luna de miel. Estarían pensando que nos casamos a final de temporada. No quise corregir y dije que eras mi esposa”
“Es fácil que esa mentira caiga si hablan con otros empleados”, respondió ella sentándose en su tocador. “En realidad si hablan con cualquiera de los que vinieron con nosotros”
“Y querías que dijera que ¿eres mi amante?”, replicó él.
“Es la verdad, no soy tu esposa, no soy Lady Bridgerton, a pesar de ser una Bridgerton. No…”, Penélope terminó de quitarse las horquillas del cabello y comenzó a trenzarlo con fuerza. No sabía por qué le molestaba tanto. “No somos nada de eso”
“No sé por qué discutimos por esto. No es como si no nos fuéramos a casar después”, Anthony apareció detrás de ella en el espejo. “¿Qué te molesta?”
Penélope no se detuvo en su tarea. “No es nada, solo que se siente mal mentir sobre eso. Es… vivir una mentira”
Anthony la abrazó desde atrás. “No es una mentira, estamos juntos. No oficialmente, pero sucederá, has luchado por eso”
“Eso no quiere decir que al final todo salga a mi favor”, se levantó de su asiento y se sentó en la cama. “O tal vez simplemente estoy cansada”
Anthony no parecía convencido con su respuesta, pero asintió y comenzó a arreglarse para dormir. Cuando se acostó a su lado, volvió a hablar. “Si en algún momento de estos meses sientes que no quieres estar más aquí o quieres un espacio, lo entenderé”
“No sucederá, quiero estar aquí contigo. No tienes que preocuparte por nada”, y estaba convencida de eso. “Buenas noches”
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Rosewood Manor, Kent
Julio, 1816
Después de esa conversación, no hubo más discusiones. Ni siquiera una mención ligera del tema. Ella disfrutaba sus días con él. Paseaban a caballo casi a diario, y cuando no, se quedaban en casa. Él la acompañaba en la biblioteca mientras ella leía, y él trabajaba en lo suyo. Simplemente se hacían compañía. Y eso la hacía feliz.
Todo se sentía doméstico. Tan simple. Tan parecido a lo que ella había esperado por tanto tiempo.
Había pasado un mes desde que llegaron, y Penélope seguía en su burbuja de felicidad. Pensó en aceptar la invitación de Marina para ir a verla. Después de lo que ocurrió en la temporada, sentía la necesidad de enmendar errores, especialmente aquel artículo que escribió sobre su embarazo. Pero le aterraba dejar la finca y que la realidad la golpeara.
Había sido feliz. Muy feliz. Estaba con el hombre que amaba. Pero evitaba pensar. Porque, en el fondo, nada había cambiado. Estaban juntos, sí, pero su situación seguía siendo la misma. Solo que ahora tenían más libertad para estarlo.
Sentía culpa. Vergüenza. No se arrepentía de estar con Anthony, pero sabía que lo que hacían no era correcto. Últimamente, no dejaba de pensar en la posibilidad de un embarazo… o en que el tribunal finalmente decidiera hacerle ese examen que tanto había evitado.
Y si eso pasaba, su vergüenza sería el doble y sus intentos de libertad inútiles. Una ilusión prestada. Ese miedo había ido creciendo, día tras día. Pero delante de Anthony tenía que fingir que todo estaba bien. No quería preocuparlo.
Estaba confundida. Feliz, o eso creía. Pero sabía que no del todo.
Se odiaba por eso. ¿Qué más podía pedir? Estaba con quien quería estar. Los primeros días habían sido perfectos… ¿Qué había cambiado?
Se odiaba por eso. Qué más podía pedir ella en ese momento, estaba con quién quería estar, había estado bien esos primeros días y no entendía qué pasó.
Esa sensación persistente de que algo iba a pasar, que alguien llegaría en un momento y le diría que su tiempo había acabado, que no le iban a dar la anulación y que todo lo que hizo fue para nada. Que todo fue una gran pérdida de tiempo.
Y si eso pasaba, ella sabía que no podía soportarlo, incluso con Anthony a su lado, antes lo había logrado, pero ahora no. Ahora él también era uno de sus temores. En algún momento se podría ir, se cansaría de ella, de sus preocupaciones y de sus ansiedades. Y para cuando llegara la próxima temporada seguiría igual, tendrían que volver a sus respectivos papeles, como si nada entre ellos pasara. Y eso iba a ser peor.
Ahora estaba en medio del jardín de la finca, Anthony había salido a revisar algunos inconvenientes en Aubrey Hall y probablemente no volvería hasta el día siguiente. Supuso ella que eso era lo que la tenía en esta espiral descendente.
Esperaba sentirse mejor mañana. Tenía que estarlo. Esto era pasajero. Todo saldría bien. Solo debía esperar… pero no sabía cuánta paciencia le quedaba.
Anthony le había dicho que, si nada salía bien, podían irse juntos, esconderse, vivir en el campo. Pero a ella no le gustaba esa idea. Y sabía que a él tampoco. Aunque no era tan sociable como sus hermanos, disfrutaba de Londres, como ella. Vivir en las sombras no era una opción. Y si alguna vez tenían hijos… no serían legítimos. No podría cargar a un niño con una mancha así.
Era todo tan complicado.
“Penélope”, dijo Anthony detrás de ella.
Ella se giró mirándolo confundida. “Te esperaba hasta mañana”
El se acercó y la besó en la frente. “Se solucionó antes y no quería dejarte sola por más tiempo. Creo que ya me es imposible estar sin ti”
Penélope quería llorar, pero no lo hizo, solo lo abrazó y enterró su rostro en su pecho.
“¿Me extrañaste mucho?”, preguntó él en tono juguetón y ella asintió desde donde estaba. Aferrándose a él. “Me estás preocupando ¿Pasó algo?”
Penélope no respondió. En su abrazo, la tela de su saco se sentía áspero en su mejilla. Pero sentirlo cerca era como un bálsamo efímero. Quería decirle todo, el miedo constante a la exposición, la vergüenza que se aferraba a ella como una segunda piel, la certeza que esta felicidad, era prestada. Quería confesar que tenía miedo.
Pero las palabras se atascaron en la garganta. Si hablaba, ¿Qué pasaría? ¿Vería en sus ojos el desencanto y pensaría que no quiere estar con él? ¿Sentiría el peso de su angustia y se iría confirmando su mayor temor?
Anthony la abrazó con fuerza y eso era lo que ella necesitaba. “No te preocupes, mi amor”, le susurró al oído. “Estoy aquí, estaremos bien. Estamos juntos”
Pero Penélope sabía que no había nada que pudiera hacer por ella en ese momento, además de su compañía, su enemigo era ella misma. Sus propios miedos, aunque lógicos, no la dejaban alcanzar esa felicidad que tanto quería con él.
Lo abrazó más fuerte durante lo que fueron minutos, hasta que comenzó a anochecer y la guio dentro de la casa. “¿Quieres comer algo?”, le preguntó, ella negó y solo lo arrastró con ella a su habitación. Donde se quitó el vestido con rapidez y se metió a la cama.
“¿Estás bien?”, volvió a preguntar.
Ella ignoró su pregunta y solo se giró hacia él. “¿Podrías solo abrazarme?”
Él asintió y se metió en la cama junto a ella. Ninguno de los dos dijo nada, pero estando en sus brazos se dejó guiar por el sueño.
Esa noche, como la mayoría en su tiempo allí, durmieron entrelazados. Había calma en sus días, risas compartidas, el sentimiento de estar con la persona que amas sin preocupaciones. Momentos en los que su realidad se difuminaba, dónde la ligereza de todo parecía borrar cualquier sombra.
Pero dentro de ella, esa calma era frágil. No porque no la quisiera. Era como si una parte de su mente se resistiera a disfrutar sin culpa, sin temores, sin preocupaciones.
Había aprendido a vivir con ello, sin dejar que la consumiera del todo. Porque no era justo para ella ni para él, rendirse ante pensamientos que no reflejaban la verdad.
Ella estaba con quién quería estar, Anthony era su refugio, su certeza y se sentía feliz cada mañana que despertaba a su lado.
Pero esa felicidad no borraba del todo las cosas que aún quedaban pendientes.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Noviembre, 1816
Los meses se habían deslizado casi sin que lo notaran, y ahora noviembre se abría paso con su promesa de reencuentros y decisiones postergadas. En dos semanas tendrían que ir a Aubrey Hall con los demás Bridgerton.
No era que no quisiera ir, pero ahora que iban a volver a estar con otras personas no pudo evitar preocuparse otra vez. Era como salir de su pequeño refugio en el que había estado todos esos meses y volver a la realidad. A esa realidad que la mantenía en espera. Mirando hacia el jardín recordó la sensación que sintió antes, ese dolor sordo en el pecho, los pensamientos sobre lo que podía salir mal, las dudas.
Y no era porque estuviera en ese mismo estado nuevamente, sino porque horas antes había llegado una carta de su abogado, el tribunal estaba listo para decidir su destino, pero tendría que esperar hasta la próxima temporada.
Lo que la llenó de incertidumbre y ansiedad.
Había contado con suerte hasta ahora, nadie había dicho nada sobre su relación con Anthony. En un momento llegó a pensar que Daphne lo podría hacer, en realidad era su mayor miedo, porque era la única persona en Londres que lo sabía y no estaba de acuerdo.
Y se sintió estúpida. Se castigó a sí misma, porque había arriesgado demasiado.
Pero entonces pensó, que sería de una vida sin riesgos, si en algún momento el tribunal no fallaba a su favor, por la razón que fuera, sería miserable y probablemente se iría del país porque no iba a quedarse a ser la esposa de él. Eso nunca.
Por lo menos, si sucedía, ya había experimentado una porción de esa felicidad que tanto había anhelado. Y de eso se aferró, pero aunque su voluntad por no dejarse llevar era fuerte, no funcionó del todo bien siempre. Hubo un momento en el que Anthony se cansó de sus respuestas a medias y sus silencios.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
Dos meses y medio antes
“Penélope, ¿Qué haces tan temprano en la cama?”, preguntó Anthony entrando a la habitación. “Estaba a punto de irme, pero si quieres puedes acompañarme”
Le había insistido varias veces que lo acompañara, era un evento cerca, pero ella no quería, temía encontrarse con alguien de Londres.
“Estarás mejor sin mí, además te estaré esperando justo aquí”, ella sonrió con picardía. Él le devolvió la sonrisa y se acercó a ella.
“No hay por qué esperar, puedo tomarme el tiempo que quiera”, dijo antes de besarla.
Pero ella se apartó. Y se sentó a su lado en la cama. “No creo que debas distraerte, se te va a hacer tarde y quieres conseguir más socios”, murmuró, apartando la mirada. Lo último que necesitaba era otra mentira envuelta en caricias.
“No”, respondió él. “Creo que no iré”
Penélope lo miró confundida. “Pero sé que quieres ir, es importante para ti”
“Tu eres importante para mí y aunque he querido darte tu espacio, creo que no está funcionando. Incluso cuando estamos en la cama, te siento a kilómetros de distancia”, Anthony se sentó en la cama mirándola fijamente. “Sé que no estás bien y de verdad quisiera saber por qué”
Penélope bajó la mirada. Podía sentir el peso de sus palabras incluso antes de pronunciarlas. “Es que… a veces pienso que esta vida no me pertenece, que estoy fingiendo algo que no puedo sostener”
Anthony no dijo nada al principio, solo la observó como si estuviera tratando de solucionar un problema del que él esencialmente no tenía parte ni culpa.
“¿Qué es lo que finges?”, preguntó.
Ella apretó sus manos en su falda. “Esto, no es que no te ame y no tiene nada que ver contigo. Es algo completamente mío”, alzó la vista de golpe, casi con desesperación. “Te amo, Anthony. Pero hay una parte de mí que no deja de pensar que todo va a desmoronarse. Que alguien va a venir y señalarme, y entonces… todo se va a romper”
Después de decir eso, las palabras salieron con naturalidad. “Es porque estamos aquí solos, en esta magnífica finca, en este pedazo de paraíso, y yo no puedo dejar de pensar en lo que está afuera, que nada ha cambiado en realidad. Que sigo casada, que mi futuro está en manos de alguien más y que cualquier persona puede derrumbar esto si se enteran”
Luego que terminó de hablar el silencio fue tenso, solo se escuchaba el sonido de su respiración.
Anthony tomó su mano con firmeza, pero con ternura. “Nada se va a derrumbar si me dejas ayudarte”
Ella sintió un nudo en la garganta. Pero no estaba segura y posiblemente nunca lo estaría mientras no tuviera eso que tanto había deseado.
“No veo cómo”, respondió ella con sinceridad. “No sé cómo es que quedé atrapada en estos pensamientos, estaba muy feliz contigo y es irracional, lo sé. Y lo lamento mucho”
Anthony la atrajo hacia él y la abrazó. “Está bien, tus miedos no son irracionales, porque yo también lo he pensado. No tanto como tu, pero yo también lo he sentido y por eso quería un tiempo para nosotros”
“No lo sabía… yo … Te has mostrado tan despreocupado”, dijo ella con un tono de sorpresa.
“Porque no quería preocuparte y parece que los dos pensamos lo mismo”, Anthony la acercó más a él. “Deberíamos irnos”
“¿A dónde?”, preguntó ella confundida por su cambio de conversación.
“Vamos a ese evento los dos, es evidente que necesitas una distracción y enfrentar al público, vámonos”, dijo levantándose.
Penélope parpadeó. “¿Ahora?”
“¿Por qué no? Si hay algo allá afuera que temes, es mejor enfrentarlo juntos”, dijo con tal seguridad que ella terminó accediendo.
Llamó a Rae para que la ayudara a arreglarse de rapidez y salieron rumbo al evento.
“Escuché a las empleadas hoy, diciendo cómo habían escuchado de otras que nunca te habías casado y que yo solo era…”, comentó Penélope sin mirarlo a él. Pero la tensión en el aire volvió a hacerse presente, aunque más suave, como una herida que aún dolía, pero que ahora, al menos, podía ser dicha en voz alta.
Anthony no respondió de inmediato. Solo dejó que el silencio se instalara entre ellos unos segundos, como si midiera sus palabras con sumo cuidado. “¿Y qué pensaste cuando lo oíste?”
“Que tenían razón”, dijo ella con un hilo de voz. “Y que tal vez, esto se riegue con las demás familias y todos en Londres se enteren y yo… perderé todo otra vez”
Anthony la miró con gravedad, pero sin juicio. “Y aun así decidiste venir conmigo. Aun sintiéndote así”
Penélope asintió lentamente. “No quiero sentirme así, no quiero estar todo este tiempo pendiente a lo que sucederá o no, no quiero estar preparada para el peor escenario”
Él le tomó la mano con firmeza. “Entonces no estés preparada. Solo hazlo conmigo. Eso es suficiente”
Ella dejó escapar una risa nerviosa, entre incredulidad y ternura. “¿Cómo puedes estar tan seguro de todo?”
“Porque cuando te miro, no veo un error ni una mentira. Veo a la mujer con la que quiero compartir mi vida. Lo demás… lo demás se arreglará.”
Penélope por primera vez en días logró sentir algo cercano a la paz. Tal vez tenía esperanza, sabía que sus preocupaciones no se irían enseguida, pero no quería dejarse dominar por ellas. Si algo malo iba a pasar, entonces ella habría disfrutado este tiempo.
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Volver a ese momento, a esa decisión de salir al mundo a pesar del miedo, le recordaba lo lejos que había llegado. Porque había sido de mucha ayuda, dejó de encerrarse en su propia mente y, con el apoyo de Anthony, empezó a sentirse protegida. Incluso la visita a Marina había servido, escuchar la opinión de alguien externo a todo el asunto, fue favorable para ella. Olvidaba lo buena oyente que era ella.
Los comentarios del personal continuaron, pero a ella ya no le importaban. Ellos no sabían la historia. Podían pensar que era solo la amante del señor, haciéndose pasar por la señora de la casa. Pero en algún momento regresaría, y sí sería como Lady Bridgerton.
La carta del abogado seguía sobre la mesa, ya leída pero no digerida del todo. Penélope suspiró. El presente no se había resuelto, pero al menos ya no lo enfrentaba en silencio, y mucho menos, sola.
El sonido de pasos firmes en el pasillo la sacó de sus pensamientos. Anthony entró sin anunciarse. “Rae me dijo que llevas tiempo aquí, ¿estás bien?”
Penélope asintió, aunque todavía tenía el ceño ligeramente fruncido. “Llegó esta carta hoy de mi abogado, solo estaba pensando, en lo que significará todo esto cuando volvamos.”
Anthony no dijo nada de inmediato. Se acercó, tomó la carta de la mesa, la leyó con rapidez y la dobló con cuidado, como si al hacerlo pudiera restarle peso.
“Estoy seguro que todo saldrá bien, no tienen nada para probar que tu matrimonio fue exitoso, hiciste lo que pidieron y no funcionó, además de la declaración de Colin. Todo estará bien”, dijo Anthony tratando de sonar seguro. Notó que solo lo estaba diciendo para tranquilizarla.
“Tienes razón, saldrá bien. No hay de qué preocuparnos”, susurró ella, tratando de convencerse.
“No estoy mal Anthony, de verdad. Aunque estoy preocupada por lo que pueda pasar, no quiero dejar que el miedo me domine”, ella le tomó la mano y él la apretó en señal de apoyo. “No sé por qué justo ahora, pero quiero creer que puede ser bueno”
El asintió poco convencido. “Es cierto, puede ser bueno. Tal vez no demoren más que un par de meses más”
“Un par de meses más”, repitió ella. Anthony se llevó su mano y besó su dorso.
“La espera valdrá la pena”, murmuró y la abrazó.
Estuvieron unos minutos sosteniéndose el uno al otro en medio de la biblioteca, porque no había lugar más seguro que estar en los brazos del otro. No se separaron hasta que tocaron la puerta.
“Deberías continuar con tu libro, yo tengo asuntos que atender”, dijo él girando para abrir la puerta. Penélope volvió a sentarse dónde estaba.
La miró por última vez y ella le dio una sonrisa, él correspondió.
Todo iba a salir bien, tenía que estarlo.
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Anthony no se creía un hombre creyente aun cuando por costumbre asistía a la iglesia con su familia de vez en cuando. Pero con todo lo que pasó en este último año y la fortuna que tiene de estar con Penélope, no sabía a quién más agradecerle.
Los últimos meses habían sido un verdadero respiro para ambos, lo necesitaban. Aunque en algún momento pensó que había cometido un error al alejarse de todos. La soledad era buena, pero también perjudicial y todo entre ellos se sentía tan maravilloso, que cuando notó los sutiles cambios en ella, se preocupó.
Pensó que la había presionado demasiado para estar con él allí. Sin embargo, la razón ni siquiera era por él, no estrictamente.
Había avanzado mucho desde ese momento, Penélope y él hablaban abiertamente de sus temores, él también los tenía.
Siempre lo había tenido y aunque se sentía afortunado de vivir su amor con ella, no dejaba de afectarle y luego estaba que ella se fuera cuando se cansara de esperar.
Y estaba un poco aliviado por la carta que llegó el día anterior de su abogado. Muy aliviado, unos meses más y sabrían en dónde quedaban realmente y él tenía fe que todo saldría bien.
Tenía que ser así.
“¿En qué piensas?”, preguntó Penélope entrando a la habitación.
Anthony sonrió. “De lo afortunado que soy al estar con la mujer más hermosa de Londres”
“Está bien que me halagues, pero no mientas”, replicó ella con un puchero. Él se acercó y la rodeó con sus brazos.
“Entonces reformulo, la más hermosa de Londres a mis ojos ¿Así te agrada más?”, Anthony la apretó más contra si, hundiendo su cara en su cuello.
Penélope jadeó. “Mucho mejor, de hecho quería…”
“Hablamos mañana de lo que quieras, ya estoy distraído”, Anthony no perdió tiempo y la giró para que quedara frente a él.
“¿No te cansas verdad?”, dijo ella con una sonrisa en el rostro. Mientras le desabotonaba la camisa.
“¿De ti? Nunca”, la respuesta de Anthony no fue debidamente procesada, ya que se perdió en el suave susurro de la tela deslizándose al suelo y las palabras se hicieron innecesarias.
La mañana siguiente, Anthony se despertó por la luz que se filtraba por la ventana. Sintió a Penélope estirarse perezosamente contra él, su mano buscando instintivamente la suya, él la tomó y por un momento la paz fue absoluta.
Y estaba convencido de que así sería para siempre.
Más tarde, esa misma mañana, llamó a su valet para que lo ayudara a vestirse.
Penélope estaba en la habitación contigua con Rae.
“¿Tienes listo lo que mandé a buscar?”, le preguntó a su valet en voz baja.
“Sí, mi Lord. Yo mismo me encargué de la tarea de traerlo”, el hombre le entregó la pequeña cajita y él la guardó en uno de los bolsillos de su frac.
“Muchas Gracias”, respondió. Salió de la habitación y esperó a Penélope en el vestíbulo.
“¿Por qué pareces nervioso?”, preguntó ella con una pequeña sonrisa asomándose en sus labios.
“No estoy nervioso”, Anthony negó con seguridad. “¿Estás lista?”
Ella asintió, él tomó su mano y salieron hasta los establos. La ayudó a subir y luego subió él a su caballo.
“Hoy vamos a un nuevo lugar, sígueme”, comenzó a andar con ella al lado. La sintió nerviosa por la anticipación. Sabía que en su mente estaba tratando de saber qué era lo que quería hacer. Posiblemente, estuviera imaginando el peor escenario posible en ese momento. Pero mantuvo la calma.
Cuando llegaron la ayudó a bajar y puso una manta en el piso, junto con los que había pedido para el desayuno.
“Es un lugar muy bonito. ¿Cómo es que no lo había visto antes?”, preguntó confundida.
Él le indicó que se sentara. “No hace parte de mi propiedad, pero por un rato pretendamos que sí”
“Espero que no venga nadie entonces”, ella pasó sus manos por la falda del vestido. Anthony le tendió primero la comida y el té.
“Puede ser fácil confundir los límites”, respondió mientras tomaba su propia porción. Penélope comió en silencio mirando el lago y a él y luego bajaba la mirada a su regazo.
En cuanto terminó de comer, Anthony volvió a guardar todo y se giró hacia ella.
“Sé que los últimos meses han sido complicados, pero lo hemos intentado ¿No es así?”, preguntó él.
Ella estaba visiblemente confundida, pero asintió en silencio.
“No te asustes, no es nada de lo que te imaginas. Pero quiero darte esto”, Anthony sacó de su frac la cajita con el anillo que había mandado a confeccionar.
“No es un anillo familiar y lo lamento por eso, pero no quería alertar a mi familia sobre esto”, abrió la caja y vio la expresión de ella. “No espero que lo tomes como una propuesta de matrimonio si no quieres. Aunque estoy seguro que nos casaremos pronto. Pero quiero darte esto como símbolo de que estamos juntos”
“No era necesario”, murmuró ella.
“Lo era, porque así cada vez que mires tu mano, verás que estoy ahí. Para ti. Siempre”
A este punto ya se le habían salido las lágrimas, y estaba luchando inútilmente para secarlas. “Sé que estás para mí, el anillo no era necesario. Pero es un buen gesto”
Anthony tomó su mano derecha, no la izquierda donde todavía tenía el anillo de su matrimonio, y puso su anillo. “Espero poder reemplazar el otro pronto”
Penélope bajó la mirada hacia su mano izquierda. “A veces olvido que lo traigo puesto, pero es un anillo muy bonito, por lo menos pudo escoger una buena joya”
“En realidad… ese anillo lo escogí yo”
Anthony miró el anillo, una pieza de joyería muy fina y que pertenecía a la familia, una esmeralda rodeada de pequeños diamantes, lo había elegido porque pensó que le quedaría muy bien.
Penélope pareció procesar esa información, estaba sorprendida. “Esto es absurdo.”
“¿Qué?”, dijo él, confundido.
“Es estúpido,” murmuró ella, mirando el anillo como si lo viera por primera vez. “Es como si mi matrimonio hubiera sido contigo desde el inicio…” Hizo una pausa. “Tú organizaste la boda. Tú escogiste el anillo. Y después de casarme, viví en la que fue tu casa, pasé mucho más tiempo contigo que con él.”
Anthony no respondió de inmediato, porque era cierto. Y nunca lo pensó de esa forma, su conexión se había hecho presente incluso antes que alguno de ellos se diera cuenta. La miró con culpa en los ojos, como si todo lo que siempre quiso estuviera frente a él, pero seguía sin pertenecerle del todo.
“Nunca debí dejarte casarte con él,” dijo al fin, su voz apenas un susurro.
“¿Y qué habrías hecho? ¿Parar la boda? ¿Ofrecerte tú en su lugar?”, preguntó con una mirada triste. “Sabes que en ese momento no podías hacer nada”
Anthony tomó su mano. “Lo sé, pero aun así… a veces pienso que se pudo manejar de manera distinta”
“Mejor no hablemos de eso”, dijo ella soltando su mano y bajando la vista al anillo que le había dado hacía unos momentos. “Acabas de darme un anillo asegurando nuestro futuro, por favor no miremos hacia el pasado, no se puede cambiar”
Anthony asintió, aunque eso sería algo que le pesaría siempre. “Está bien, supongo que si estás conmigo puedo hacerlo”
Ella levantó la vista. Le sonrió, una sonrisa que no era amplia ni perfecta, pero sí sincera. “¿Entonces este anillo significa que soy tu prometida?”
“Si así es como lo quieres ver, entonces sí. Aunque cuando llegue el momento lo propondré como debe ser”
Penélope se acercó hacia él y lo abrazó. “Eres el mejor hombre que podría encontrar”, susurró aún aferrada a él.
“No hay otro lugar donde quiera estar, quiero que sepas que estamos juntos, no importa lo que pase”, el comenzó a pasar su mano suavemente por su espalda.
Ella se separó de él, solo un poco. “No importa lo que pase”
Anthony la acercó de nuevo a él y le besó la sien. “Pensé que… no tienes que decir que sí y entiendo que hay cosas a considerar, pero ¿Qué tal si no participamos en la siguiente temporada? Podemos quedarnos aquí o en Aubrey Hall”
Penélope lo miró con el ceño fruncido. “Tengo a Lady Whistledown y tú los compromisos del parlamento, no puedo desaparecer una temporada y luego de como termino esta, no lo veo recomendable”
“Está bien, lo entiendo”, respondió él. “Solo era una idea. Simplemente, no quiero que nos separemos durante meses”
“No es como si no nos fuéramos a ver nuevamente, además siempre puedes colarte en mi casa”, dijo con una sonrisa.
Volviendo a su tono anterior, Anthony la agarró por la cadera y la sostuvo en su regazo. “Pero qué escandaloso señorita Featherington”
Ella soltó una carcajada, luego, cuando se detuvo, la besó como si fuera la primera vez. Sellando lo que habían dicho y aunque no tenía planeado una mañana apasionada en medio del campo, y no era que se quejara, porque sentirla a ella por completo era algo de lo que nunca se iba a cansar.
La amaba, que era imposible volver a una vida sin ella.
Estuvieron el resto de la mañana allí hasta que el sol comenzó a ser demasiado molesto y decidieron volver a la casa. Penélope estaba contenta, podía ver cómo miraba su anillo cada cierto tiempo y eso le produjo una sensación de paz.
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Mediados de noviembre, 1816
“Deja de mover el pie Anthony”, lo reprendió Penélope. Estaban en el carruaje camino a Aubrey Hall, el viaje sería corto, como máximo dos horas, porque estaban relativamente cerca. Habían contado con suerte que a ninguno de sus hermanos o a su madre se les ocurrió visitarlos en todo este tiempo.
“¿Por qué estás nervioso? Es tu familia”, siguió hablando ella. “Yo soy la que debería estar nerviosa, no sé cómo voy a verlos a la cara. Así no se comporta una mujer decente, te imaginas lo que tu madre pensará de mí…”
Penélope siguió hablando sobre cosas que claramente ya no tenía ningún sentido cuestionar. Él tomó sus manos e hizo que lo mirara.
“Toda mi familia sabe de nuestra relación, saben que necesitabas un tiempo de paz. Nadie te va a juzgar”, comenzó a hacer círculos invisibles en el dorso de su mano y ella asintió lentamente.
“Lo siento”, susurró ella.
“Está bien, es entendible. Aunque muy tarde para los arrepentimientos”
“No me arrepiento”, respondió ella de inmediato. “Solo estoy un poco avergonzada. Porque aunque tu madre sabía de la relación, que estábamos juntos. Es… bastante inusual”
Anthony se encogió de hombros, restándole importancia. “Nuestra relación es inusual, nuestra familia lo es. Es parte de ser un Bridgerton”
“Sin duda lo es”, respondió Penélope con media sonrisa, él comenzó a jugar con su anillo, ella estaba concentrada en el movimiento que no captó el momento en que se detuvo el carruaje.
“Voy a bajar primero para calmar a mi familia y que no te abrumen”, Anthony se movió con ligereza y abrió la puerta del carruaje. Cómo esperaba su familia estaba allí esperándolos. Lo que le sorprendió fue ver a Daphne, Simón, Eloise y la tía Winnie. Eso podría ser un problema, pensó.
Pero no queriendo alargar más el momento, saludó a sus hermanos y les pidió que se comportarán. Aunque suponía que sería inútil.
Volvió al carruaje y ayudó a bajar a Penélope. Tomó su mano y la apretó. “Parece que hay más personas de las que esperábamos ver.”
Ella lo miró con confusión, pero en cuanto bajó y miró hacia su familia lo entendió. Soltó su mano y se acercó a saludar a sus hermanos y a su madre. Ella nunca había conocido a Winnifred, así que su madre se encargó de presentarlas.
Hablaron amablemente entre ellas unos momentos, no parecía haber ningún problema allí. Sin embargo, con sus hermanas, el asunto era distinto.
No se separó mucho de Penélope, cuando llegaron al salón se sentó a su lado. Hyacinth como siempre se sentó del otro.
“Es genial que estén de vuelta, todo este tiempo fue muy aburrido con solo Ben y Greg como compañía”, dijo Hy agarrando a Penélope del brazo.
Penélope sonrió tímidamente. “Me complace verlos otra vez ¿Cómo les ha ido en esta temporada?”
“No sabes Pen, pasaron muchas cosas, sobre todo con Ben. Pero te diré después por qué mi madre me regaña”, eso último casi lo pudo haber susurrado solo para Penélope, pero la emoción de su hermana era tanta que no sirvió de mucho.
“Está bien, me contarás después”, murmuró Penélope y se giró hacia su familia. “Es agradable volver aquí”
Su madre tomó la palabra. “Siempre estoy feliz de tenerlos a todos aquí”
“Perdón que pregunte, pero por qué viniste. Siempre te quedas en Escocia”, le preguntó él a su tía.
“Tu hermano Colin estuvo un tiempo en mi casa y luego a Eloise le entró la urgencia por venir. No sabía exactamente por qué, pero estaba intrigada. Además, su doncella renunció y no tenía quien la acompañara en el viaje”, respondió con una sonrisa. Luego miró a Penélope y a él en consecución.
“Es tan caballeroso que la hayas ido a buscar a su hogar y traerla aquí”, comentó, pero por su sonrisa sospechaba que ella sabía exactamente que eso no había sucedido.
“¿Cómo estás querida?”, esta vez se dirigió a Penélope. “Me han dicho que este último año ha sido difícil para ti”
“Lo fue, pero estoy bien ahora”, respondió Penélope nerviosa a su lado. Podía ver que retorcía las manos en su regazo, un gesto que hacía cuando no sabía cómo actuar.
“Es agradable escuchar eso”, su tía Winnie no dijo nada más, pero Anthony sabía que ella sabía y por las miradas que le llegaban cada cierto tiempo. Entonces querría hablar con él.
El resto de la tarde y después de la cena estuvieron compartiendo anécdotas de su tiempo separados. Penélope y él tuvieron la precaución de no decir nada de su tiempo juntos como tal. Si era cierto que la tía Winnie no sabía nada, no quería escandalizarla.
Cuando llegó la hora de retirarse, Penélope se disculpó primero y salió del salón. Anthony sentía tristeza porque posiblemente no pudiera compartir habitación hoy. Se quedó distraído con el pensamiento hasta que Eloise le tocó el hombro y le hizo señas para que lo siguiera.
“¿Qué pasa hermana?”, preguntó él cuando salieron del salón.
Su hermana no respondió y solo lo hizo seguirla hasta la biblioteca, como esperaba estaba Penélope allí de espaldas buscando un libro. Era casi una costumbre hacer eso, siempre, antes de retirarse a su habitación pasaba primero por la biblioteca.
“Sabía que no ibas a demorar en seguirme”, dijo Penélope aun de espaldas a él. “Pero no es prudente, tal vez deberíamos irnos…”, pero lo que iba a decir se vio interrumpido cuando se dio cuenta que no estaba solo.
Ella lo miró con una pregunta en sus ojos, pero no supo cómo responder, solo se encogió de hombros.
“Quisiera hablar con ustedes”, dijo Eloise interrumpiendo su silenciosa comunicación.
No era necesario preguntar sobre qué, cuando era evidente.
“Sé que no estamos en los mejores términos ahora Penélope, pero solo quisiera entender cómo sucedió todo esto”, dijo señalando entre ambos. “Cuando Colin fue a Escocia, bastante molesto y renegando contra ustedes dos, diciendo que tenían un romance, pensé que simplemente había tomado de mas ese té que tanto le gusta”
“¿Es tan difícil de creer?”, preguntó Penélope con dureza, sin duda la elección de palabras de Eloise, tal vez tratando de sonar menos dura, dio como resultado lo contrario. “Solo debes saber que es verdad que Anthony y yo tenemos una relación, Colin se enteró antes de irse y se lo tomó muy mal. Pero eso sinceramente no es problema mío”
“Yo… sí, tuve tiempo de hablar con mi madre y mis otros hermanos al respecto. Me explicaron cómo sucedió y me prohibieron molestarlos con mis preguntas”, dijo Eloise en voz baja.
“Entonces esta conversación no tiene sentido”, dijo Penélope avanzando hacia la puerta. “Buenas noches”
Y salió de la biblioteca.
Eloise miró la puerta cerrada por unos segundos y luego se giró hacia él. “Eso no salió como esperaba”
“¿Y cómo esperabas que fuera? Penélope ya no tiene la paciencia de refutar acusaciones luego de las de nuestros hermanos, sinceramente creo que pensó que tu estabas igual de molesta y antes que pudieras insultarla, se fue”, dijo él sentándose en uno de los sillones.
Eloise siguió su ejemplo y se sentó frente a él. “No lo quería decir de esa forma, solo… Estoy muy confundida por los acontecimientos. Es que, sinceramente, no lo vi venir. Pensé que tú y ella solo eran amigos”
“Entonces debiste elegir mejor tus palabras, porque eso que dijiste sonó como una acusación y como un insulto”
“Es solo que no sé cómo comportarme con ella ahora, no lo sé… antes era tan sencillo”, dijo su hermana casi en un susurro.
Anthony no quería tener este tipo de conversaciones, sinceramente no quería estar entre las dos. “Las cosas cambiaron Eloise, lo sabías antes de irte y se que debe sorprenderte que tu amiga pasó de ser la esposa de tu hermano a ser… la mujer de tu otro hermano. Pero ella no te debe explicaciones sobre su vida y yo tampoco”
“No entiendo cómo pudo suceder eso, es la esposa de Colin, Anthony, está mal y es bastante extraño”, exclamó Eloise.
Él soltó un sonoro suspiro y se recostó en el sofá “Sé que es así, la situación no fue la ideal. Simplemente sucedió y no me arrepiento. Además, tu no tienes ningún derecho a juzgarme después de lo sucedido esta misma temporada”
Eloise bajó la mirada a su regazo y luego se levantó y se sentó a su lado. “¿Cómo sucedió? Tu relación con Penélope ¿Es por eso que la ayudaste con la anulación? Esa sería la única forma en que podrían estar juntos”
“Claro que no, cuando Penélope lo decidió, no había nada más que una amistad entre nosotros”, replicó Anthony de inmediato mirando con dureza a su hermana. “La ayudé porque era su amigo, no fue por motivos egoístas”
Eloise retrocedió un poco. “¿Entonces cómo sucedió?”
“Estaba sola, mi madre estaba preocupada, fui a visitarla y vi lo mal que estaba, solo quería asegurarme que estuviera bien, pero nos hicimos amigos, compartimos cartas. Nos hicimos cercanos y luego…”, Anthony pensó en la forma de como expresar con exactitud lo que había sentido en ese momento, pero luego miró a Eloise y pensó que no sería necesario.
“Luego, después de mucho negarme a mí mismo, me di cuenta que me había enamorado”, finalizó con media sonrisa.
“¿Enamorarte?”, preguntó como si la palabra fuera desconocida para ella.
“¿Te sorprende que me haya enamorado de Penélope? Pero fue lo que pasó y no pienso saciar tu curiosidad, está bien si lo aceptas o no. Penélope y yo estamos bien juntos”, respondió Anthony levantándose de su asiento.
“No me sorprende que te enamoraras de ella, es solo que nunca los imaginé de esa forma”, dijo Eloise. “Me alegra que la hagas feliz. Por lo menos un Bridgerton pudo hacerlo”
“Tu también lo lograste durante el tiempo que compartieron juntas”
Eloise asintió y Anthony decidió que era un buen momento para irse, podría dejarla sola y esperar que ella aceptara la situación. Por lo menos no estaba molesta y eso era un avance.
Subió las escaleras a su habitación, suponía que su madre había enviado a Penélope a alguna de las otras habitaciones familiares o en el ala de invitados, por lo que primero se cambiaría y luego iría a buscarla.
Pero no tuvo que hacerlo. Al entrar a su habitación ahí estaba ella, ya con su camisón.
“Pensé que tendría que buscarte”, dijo cerrando la puerta tras de él.
“Tu madre esta vez me dejó en el ala de invitados junto a la habitación de tu tía, creo que no es prudente que vayas hacia allá, así que vine aquí”, respondió ella acomodando mas en su cama. “¿Qué dijo Eloise? Soy la peor mujer que ha conocido o como dijo Colin que solo te quiero por tu título”
Él se acercó para sentarse a su lado. “No dijo nada de eso, solo quería saber como había sucedido todo”
“¿De verdad?”, preguntó ella con sorpresa.
“Sí, le conté cómo se dio todo, al final dijo que le alegraba que te hiciera feliz”
Penélope asintió con comprensión. “Eso es bueno”
“Quien me preocupa es mi tía, estoy seguro que sabe más de lo que dice”, dijo él. “Y que Daphne esté aquí, en realidad no lo esperaba. Pero seguro mi madre quería ver a sus nietos.”
“Es su hija, a pesar de todo, se qué si no fuera por mí, él también estaría aquí”, comentó Penélope.
“Si eso hubiera sucedido, entonces podríamos habernos quedado juntos en otro lugar, es una lástima que le hayas pedido que se fuera”, Anthony se encogió de hombros, se levantó para quitarse la ropa y quedarse solo en pantalones. “Perdimos una oportunidad”
“Me siento mejor sabiendo que está lejos de aquí, no bromees con eso”
Anthony alzó la vista para mirarla, no sabía exactamente que sentía ella ahora por Colin, pero ahora nunca lo nombraba por su nombre, pero se ponía nerviosa si lo mencionaban. Todo el asunto fue delicado y él no estaba ayudando restándole importancia. “Está bien, lo siento. ¿Pero no hubieras preferido estar juntos los dos solos?”
Ella todavía seguía de rodillas en la cama. “Por más que disfrute de tu compañía, me hacía falta hablar con más personas, un tiempo más solos y podría haber comenzado a hablar con las paredes”
“¿Qué no lo hacías ya?”, bromeó él, acostándose en la cama.
Ella lo golpeó en el hombro. “No es divertido”
“Lo es, estás sonriendo”, dijo señalando su rostro. “Mejor ven y durmamos, me siento agotado hoy”
“El día fue mejor de lo que pensé”, dijo acomodándose a su lado.
“Te lo dije, estabas nerviosa por nada”, Anthony la rodeó con sus brazos. “Te amo”, le susurró al oído.
“Te amo”, se giró un poco para darle un beso y se volvió a acomodar contra él. “Buenas noches”
“Buenas noches”
A la mañana siguiente, Anthony se despertó temprano, Penélope seguía profundamente dormida y prefirió no despertarla. Se vistió y bajó al comedor, dónde no esperaba ver a nadie. Pero se equivocó, Winnifred estaba ahí, sentada tomando té.
“Buenos días, tía”, dijo él al entrar.
“Anthony, qué madrugador”, su tía le hizo una seña para que se sentara a su lado. “Es bueno tener un momento a solas, de hecho es perfecto”
En la mente de Anthony solo había un pensamiento, tal vez se había equivocado y le iba a decir lo mal que estaba lo que hacía.
“¿Por qué?”, preguntó él tomando un poco de fruta que había en la mesa.
“Eres el más esquivo de todos tus hermanos”, respondió ella. “La pequeña dama pelirroja, sé que es la esposa de tu hermano Colin, por lo menos por ahora. ¿Estás enamorado de ella, no es así?”, preguntó sin rodeos.
“Supongo que ya lo sabías antes de venir”, dijo él, señalando lo evidente.
“De hecho, tu hermana contó muy poco de lo que pasó para ir a vivir conmigo, pero estoy al tanto de sus vidas por las cartas a tu madre”, respondió su tía, no parecía molesta, solo curiosa.
“¿Y entonces? Por qué hiciste parecer que no sabías nada”
Ella se encogió de hombros. “Supuse que a ella no le gustaría que una extraña supiera tanto de su vida privada”
“Eso es muy amable de tu parte”, dijo Anthony en voz baja, verdaderamente agradecido.
“Sé lo que se siente”, comentó ella. “Ser el centro de críticas de todos. ¿Sabías que mi matrimonio con tu tío fue un poco escandaloso? Y no por nada inapropiado, simplemente fue por la rapidez de este. Yo tenía apenas un par de semanas fuera en sociedad cuando me propuso matrimonio. Puedes imaginar los rumores, no había nada que decir, simplemente me dijo que me vio y sabía que era la indicada.
Pero la sociedad no lo tomó así y pensaron que se estaba ocultando un escándalo, fueron unos meses difíciles, pero cuando no hubo ningún bebé todos se olvidaron de mí. No es lo mismo, pero el efecto en nosotras es igual.”
Anthony no sabía nada de eso, su padre nunca lo mencionó ni nadie de la familia. Aunque claro, tendría sentido entonces por qué se fueron a vivir a Escocia tan lejos de todos.
“¿Y me estás diciendo esto por qué?”, preguntó él confundido.
“Porque estoy segura que al igual que Hugo lo hizo conmigo, intentas proteger a Penélope, es un peso que conozco. Se que intentas hacer lo correcto, pero la sociedad no ve la intención, solo la superficie. Mi matrimonio fue rápido, el de Penélope complicado y si lo que vi ayer fue un indicio, tus intenciones son serias. Las dos hemos sido o seremos juzgadas por las apariencias.
Desde mi experiencia, no es importante lo que piensen o digan los demás. Es como se sostienen el uno al otro. La verdadera batalla no está afuera, no es la sociedad. Es asegurarte que Penélope sienta tu apoyo en cada paso. Que sepa que sin duda alguna, pase lo que pase, seguirás ahí. Que ella es tu prioridad y que cuando llegue el momento estar juntos es lo único que importa. No dejen que ninguna circunstancia externa se interponga, solo confíen en el otro”
Anthony reflexionó sobre las palabras de su tía, no era como si él no lo hubiera pensado y quería creer que había hecho eso. Estar ahí para ella, para ayudarla en lo que necesitara, escucharla.
Pero que se lo dijera alguien externo, alguien que había transitado por los mismos caminos, le hizo sentir que estaba en el camino correcto. No era una revelación, pero era una validación que no sabía que necesitaba.
Una sensación de calma se asentó en él. No necesitaba cambiar su enfoque como antes había pensado. Solo tenía que seguir siendo él.
“Gracias, tía”, dijo él con la voz teñida de sinceridad. “Me alegra saber que estoy haciendo lo que debo. Necesitaba escuchar que mi brújula apunta al camino correcto”
“Es bueno escuchar que ya lo haces, habla muy bien de ti”, dijo su tía con un tono de aprobación. “Entonces dejando ese tema de lado, cuéntame qué pasó con tu hermano, porque cuando llegó a mi casa no habló mucho conmigo, solo con tu hermana, estaba muy molesto”
Y así Anthony pasó el resto de la siguiente hora contando como había pasado todo. Desde el matrimonio de Penélope hasta ahora y cómo es que llegaron ahí.
La tía Winnie solo asintió y dio comentarios al respecto algunos asuntos que pudieron manejarse mejor. Pero no lo juzgó, ni lo criticó y al final de la charla sentía empatía con Penélope.
“Debería hablar con ella, parece una mujer muy valiente”, dijo y él no pudo evitar estar de acuerdo.
“Es bastante bueno verlos a todos de nuevo, tenía mucho tiempo sin estar con alguien de la familia”, añadió antes de levantarse y dirigirse al salón.
Anthony se quedó solo en el comedor, esperando su desayuno y reflexionando sobre qué hacer después.
“Anthony, Buenos días”, dijo Simón sentándose a su izquierda.
“Simón”, respondió él simplemente.
“Has sido bastante esquivo los últimos meses, primero te escondiste en tu casa de Bloomsbury y luego en esa finca que compraste”, dijo Simón, aunque su tono no era acusatorio. “Sin duda debías hacerlo, nunca imaginé todo lo que pasó”
“Bueno, la idea era que no se enteraran antes de tiempo, pero en una familia numerosa es casi imposible”, se quejó él. “¿Dónde está Daphne?”
“En su habitación supongo”, Simón no dijo nada más.
Anthony solo asintió, entendió lo que no dijo. Ahora no comparten habitación. Bueno, eso era algo que podía esperarse como resultado después de todo.
Los sirvientes entraron con el desayuno de ambos, pero antes que comenzara a comer, Simón habló.
“Sé que no preguntaste, pero no tiene que ver con lo que sucedió con su hermano ni con Penélope. En realidad tiene que ver más con nuestro propio matrimonio, es algo que ya sabía, pero me engañé a mí mismo creyendo que fue un error”
“No tienes por qué explicarte. Y sé que ha hecho cosas cuestionables y tú sabrás cómo vivir tu matrimonio de la mejor forma”, respondió Anthony y volvió su atención a su plato, dejando que Simón decidiera si quería hablar más o seguían el resto del desayuno en silencio.
“Es una lástima que el clima esté en este estado, hubiera estado bien una cacería”, comentó Simón antes de levantarse de la mesa e irse. “Si preguntan por mí, estaré en los establos, tal vez me anime a dar un paseo corto” Recogió sus guantes para montar de la mesa y salió del comedor.
Volviendo a quedar solo, Anthony decidió que tal vez era un buen momento para mostrar apoyo a su amigo.
Le gritó que esperara y subió a buscar sus propios guantes a su habitación, esperando que Penélope ya estuviera despierta.
Cuando entró se sorprendió al ver qué en realidad seguía dormida. Caminó hacia su baúl y sacó los guantes. Cuando estaba a punto de cruzar la puerta
“¿A dónde vas tan temprano?”, preguntó Penélope mirándolo somnolienta.
Él volvió a ingresar y se sentó a un lado de la cama. “Voy a estar un rato en los establos con Simón. Todavía es temprano, puedes dormir un poco más”
“Debería regresar a mi habitación”, dijo ella levantándose. “¿Por qué despertaste tan temprano?”
“No lo sé, pero no fui el primero en despertar”
“¿Tu tía?”, ya con la bata puesta, se sentó frente a él.
“Sí, no te preocupes, no me regañó ni nada parecido, te lo contaré después. No quiero hacer esperar más a Simón.” Anthony se acercó y la besó. “Buenos días”
Ella lo tomó de la solapa de su abrigo y lo besó otra vez. “Si me vas a abandonar tan temprano, esfuérzate un poco más”
“Tomo nota”, le dio otro beso y se levantó. “No vemos más tarde”
“Está bien, vete. Yo iré a mi habitación a dormir un poco más”, ella lo siguió por el pasillo hasta que llegaron a las escaleras.
“No olvides desayunar”, tomó su mano y le dio un beso en el dorso.
Ella le hizo un gesto para que se fuera y siguió caminando hasta el ala de invitados. Él bajó las escaleras y se encontró con Simón en la puerta.
“Tardaste mucho”, le reprochó él.
“Estaba hablando con Penélope”, respondió él sin evitar que una sonrisa apareciera en su rostro.
“Claro, quien diría que vería este momento”, se burló Simón de él. “Un vizconde muy enamorado”
A Anthony en vez de molestarle el comentario, solo se rio. “Bueno, supongo que tienes que encontrar a la persona indicada”
“Claro que sí”, asintió Simón en comprensión. “Aunque seguro pudiste esforzarte más en encontrarla más lejos”
“No hay por qué buscar más lejos, cuando tengo todo lo que necesito cerca”. Anthony no quiso seguir hablando de su relación, no quería incomodar a Simón si hacía paralelismos de su relación con Daphne con la de él y Penélope. Así que solo hablaron de su negocio, lo que habían hecho todos esos meses y luego dieron un paseo corto a caballo por los terrenos.
“Sé que sonará mal, porque eres el hermano de Daphne, pero en realidad siento que además de nuestros hijos no hay nada que sostenga este matrimonio ahora. Incluso cuando la amo”, dijo Simón mirando hacia los árboles. “Quiero intentarlo, pero tu hermana es demasiado terca a veces”
“A este punto tú conoces más a mi hermana que yo, este último año fue revelador para todos. Solo espero que al menos traten de llevarse bien, por el bien de mis sobrinos”, Anthony le dió una palmada en el hombro y Simón asintió.
“Gracias”, fue lo último que dijo antes de regresar a casa.
Él subió a su habitación a refrescarse antes de encontrarse con el resto de su familia en el salón.
Bajó y los encontró a todos reunidos estratégicamente. Hyacinth con Penélope hablando en voz baja en una esquina junto con Gregory, Eloise con Benedict, Daphne hablaba con la tía Winnie. Y Simón parecía no haber llegado todavía.
“Buenos días, familia”, saludó él ingresando al salón y se sentó al lado de Ben.
“¿Saliste a cabalgar con este clima?”, preguntó su madre en un tono de reproche.
“Estuvimos cerca, no iba a pasar nada malo”, respondió él. Escuchó la risa de Penélope frente a él y solo negaba con la cabeza. “No hay nada de que preocuparse”, añadió.
“Eso espero, no quiero tener ningún inconveniente en estas fiestas ¿Está claro?”, su madre lo miró y él asintió.
“Sí, madre”, dijo de mala gana. Pero Penélope seguía sonriendo, probablemente burlándose de él. Anthony sonrió de vuelta y luego se giró para hablar con su hermano.
Comenzaron a hablar entre todos los demás, compartiendo lo que no pudieron hablar el día anterior.
Toda su familia se veía tranquila y aunque no estaban todo felices, por lo menos hacían el intento de estar juntos. Aun con la ausencia de dos. Pensó que tal vez había sido demasiado duro con su hermano.
Pero él no quería decepcionarla y buscaba su paz más que la de él mismo. Y ella estaba tan serena con su familia, que se convenció definitivamente que era lo correcto.
Con ese ritmo pasó el último mes del año, y 1817 se abrió camino y con él, el inicio de temporada más anticipado para Penélope.
Notes:
Cuando escribí este capítulo hace meses, tenía un enfoque distinto, pero a este punto de la historia ya no quedaba bien. Pero tenía mucho sentido con lo que pasó Penélope, era una reacción completamente real y natural y quiero explicarlo, porque en esta versión solo puse un fragmento de lo que pasó y como se sintió.
Penélope ha estado tanto tiempo en un estado de supervivencia, porque quiere lograr la anulación de su matrimonio y su libertad, no solo para poder estar con Anthony, también por ella misma. Y el camino no ha sido fácil. Así que cuando logró algo lo suficientemente cercano a eso, ella quedó con una resaca emocional, un termino simple de decir que quedó agotada emocional y físicamente. Lo que la llevo a este sentimiento de tristeza, que solo se amplificó porque ella tiene este trauma por abandono, ya que todos a su alrededor lo han hecho, y aunque en capítulos anteriores se mostró fuerte, fue el punto en el que estaba en su estado de felicidad máximo, esa sensación de logro, de que todo iba a salir bien. Que la llevó irónicamente a sentirse mal. Penélope ya habia experimentado este estado melancolico al principio de este fic, después de su boda y aunque las situaciones eran distintas, el temor era el mismo. Perder eso que siempre habia querido.En fin mis reflexiones sobre el personaje. Pero para que sepan, ella logró salir de ahí, un poco al menos, ella sabe que Anthony no la dejaría pero a veces los pensamientos son irracionales. Anthony también tenia el temor de que ella se fuera, y por eso estaba tratando de sostenerlos a ambos. Que pareja.
Por otro lado, me tomé muchas libertades con la historia de Winnifried y Hugo, ya que es un lienzo en blanco, solo sabemos que se casaron y que Hugo murió un año antes que Edmund. Solo quería a alguien que realmente entendiera su situación, y es perfecto que Anthony sea quién haya tenido esa conversación.
En el próximo capítulo: Un año comienza, por fin el tribunal hace algo y un año termina.
Chapter 25: Capítulo 25
Notes:
Este capítulo tiene muchas entradas de diario. No quería dejar todo un año sin narrar, pero tampoco quería narrar todo linealmente, porque podría volverse aburrido e igual sucede algo importante.
No tenía planeado tardarme tanto en actualizar, pero aqui está. 😊
Chapter Text
Aubrey Hall, Kent
Marzo, 1817
Faltaban pocas horas para regresar a Londres, y Penélope no estaba muy emocionada al respecto. No es que no quisiera volver.
Quería volver, pero también quería estar con Anthony y eso último era lo que la molestaba. En estos meses habían construido algo cómodo, lo más cercano a un hogar que había tenido y no quería perderlo. Habían establecido una rutina, que se le estaba haciendo difícil solo pensar en separarse.
Después de llegar a Aubrey Hall pensó que esa rutina se iba a ir desmoronando poco a poco, después de todo había demasiadas personas aquí. No estaban solos, tenían que ser cuidadosos. Pero Anthony no lo permitió, no le importó si era indecoroso, si los empleados hablaban. Él simplemente actuaba como siempre.
Incluso cuando sus hermanas tenían esas distintas miradas, mientras que Daphne la miraba con juicio y dagas en los ojos. La de Eloise simplemente parecía transmitir anhelo y tristeza.
Creyó en ese momento que era buena señal, así que una tarde se acercó y trató de conversar. Anthony le había dicho que Eloise no estaba molesta con ella. Con ese incentivo intentó entablar una conversación.
Pero en el momento no fue así, fue algo muy incómodo y tenso, tanto que la tía Winnie tuvo que intervenir y ella se levantó después de una rápida despedida. Desde entonces simplemente se saludaban y pasaban de largo, cada una concentrada en lo suyo. Era un poco triste cómo había acabado todo, pero no era lo mismo y era inútil forzarlo.
“Penélope”, dijo Anthony saliendo del cuarto de baño interrumpiendo sus pensamientos “¿Te sientes mal? ¿Por qué sigues en la cama?”
“Porque no quiero irme”, eso sonó casi lastimero y como un niño haciendo un berrinche, pero no le importó.
Anthony se acercó a la cama sentándose junto a ella. “¿No eras tú la que quería ir por los asuntos de Whistledown?”
“Si, pero vamos a estar separados otra vez”
Él esbozó una ligera sonrisa. “Me complace saber que no soy el único que sufre, pero sabes que debes estar en Londres”
Debía ir, era cierto, con el comienzo de la temporada también comenzaba a operar nuevamente el tribunal y aunque no había recibido más cartas de su abogado. Estaba muy impaciente por esa decisión.
“Vamos cariño, estoy seguro de que lograremos superar esta temporada, es importante incluso cuando ninguno de nosotros tiene interés en participar”, él la tomó de las manos y la levantó, dándole un beso en la frente. “No te gusta llegar tarde a ningún lado”
Un poco reticente salió de la cama y fue a su habitación. Se tomó más tiempo del necesario y una hora y media después bajó a tomar el desayuno con los demás.
“Buenos días”, dijo saludando a todos.
“Buenos días, querida, ¿Estás preparada para el viaje?”, preguntó Violet.
Ella asintió con una sonrisa tensa. “Sí, no puedo esperar”
“Nosotros tampoco, espero que esta sea una temporada más relajada para todos”, comentó Violet con una sonrisa. “Por favor no provoquen un escándalo”
“Ese consejo debe ser para tu segundo hijo”, dijo Anthony con una sonrisa señalando a Ben quien lo fulminó con la mirada.
Cuando llegaron en diciembre, Hyacinth le había contado que Ben estaba demasiado pendiente de su doncella. Penélope en un principio pensó que estaba exagerando, tal vez estaba leyendo demasiados libros románticos que ya veía el amor en todos lados, pero solo bastaron dos días ahí para confirmar que Benedict de hecho estaba demasiado pendiente de Sophie. Y le pareció demasiado curioso, considerando que estaba obsesionado o enamorado como decía él de su dama de plata.
Hyacinth también le dijo que hubo unos días en los que ambos desaparecieron de Aubrey Hall y creía que no era casualidad.
“Están juntos, yo lo sé. Pero no tengo como probarlo”, le dijo. Y ella le prometió investigar al respecto.
Pero cometió el error de decírselo a Anthony, quien no esperó y le dio un sermón bastante largo y terrible a su hermano sobre por qué no debería jugar con las doncellas de sus hermanas.
Sermón que le fue devuelto por su hipocresía al enamorarse de una mujer casada, quien no era otra que la esposa de su otro hermano. La discusión duró varios días.
En realidad ella no sabía con exactitud qué pasó después, solo que Ben le había dicho a Anthony que Sophie era su dama de plata. Y ahora Benedict estaba en un dilema, era evidente que estaba enamorado, pero el escándalo de un matrimonio con una doncella era algo que no podría superar fácilmente.
Y Anthony lo usaba para molestarlo diariamente, a ella le parecía bastante imprudente y de hecho, estaba de acuerdo con Benedict. Era casi igual de escandaloso que su misma relación.
“Confío en que se podrán comportar, ya son adultos y aunque esta vez no los voy a obligar a entretener damas o caballeros. Por favor, una temporada en paz no estaría mal”, dijo Violet con un tono de cansancio.
Todos en la mesa asintieron, pero Penélope presentía que, en realidad, esa temporada no iba a ser tan tranquila como Violet quería.
Continuaron su desayuno en pequeñas conversaciones. Ella se concentró en su plato, saboreando sus últimos momentos de tranquilidad junto con la comida.
Llegando la hora de partir se quedó en el vestíbulo esperando a los demás.
“Sucede todo el tiempo”, susurró Daphne a su lado. “Nunca hemos sido capaces de estar listos a tiempo”
Penélope solo asintió. Era muy extraño que le hablara estando sola.
Luego de unos minutos en silencio, Daphne volvio a hablar. “Esta temporada no participaré, no puedo, mi reputación está en entredicho y mi marido me odia. Espero que estés feliz”
Penélope pensó que su silencio se debía a que estaba avergonzada por lo sucedido, y al parecer se equivocó.
“De hecho, estoy muy feliz”, respondió ella con una sonrisa. “Tu hermano me hace feliz”
Si Daphne pensaba que le iba a dañar su ánimo, estaba equivocada. Ya había logrado hacer las paces con lo que hizo y con ella misma. Y aunque a veces creía que se había excedido, era este tipo de actitudes que le recordaban por qué lo había hecho.
Para no provocar una discusión se alejó de ella y salió hasta el camino de entrada. Dónde los lacayos seguían subiendo los baúles a cada uno de los carruajes.
Se distrajo con la actividad hasta que todos estuvieron listos para partir. Anthony había preparado un carruaje adicional para ellos dos. Quería, según sus propias palabras, tener un viaje en paz y no escuchar a sus hermanos parlotear. Pero sabía que era porque, al igual que ella, le estaba siendo difícil separarse.
“¿En qué piensas?”, le preguntó cuando ya el carruaje comenzó a andar.
“Solo que el tiempo pasó muy rápido”, ella apoyó la cabeza en su brazo y se apretó contra él.
Anthony la atrajo más cerca, era ridículo porque se podían seguir viendo todos los días y ninguno de los dos perdería tiempo para estar con el otro. Pero se sentía triste.
“Ojalá pudiéramos quedarnos en la casa de Bloomsbury”, murmuró él y antes que ella pudiera responder él porque no era posible, volvió a hablar. “Ya sé, es peligroso. Pero era nuestra mejor opción para estar juntos”
“Lo sé, a mí también me hubiera encantado”, suspiró ella. “Sería bueno que el tribunal diera su veredicto la próxima semana y así tendríamos que esperar menos para casarnos”
“Eso nos daría más tiempo hasta la próxima temporada”, dijo Anthony pensativo.
“No quiero esperar hasta la próxima temporada”, replicó ella. “Es absurdo, los chismes van a estar ahí esperemos o no. Deberíamos casarnos fuera de temporada”
“Y aunque me gustaría eso, lo mejor para nosotros es un tiempo prudente entre la decisión del tribunal y luego un cortejo apropiado. Así no se verá como que tuvimos una relación aún tú estando casada”, explicó Anthony.
Pero aún así…
“Es todo un año Anthony, estoy cansada de esperar. A este paso Hyacinth va a debutar en sociedad antes que este matrimonio se lleve a cabo”
Anthony asintió en comprensión. “Lo sé, no es mejor para mí tampoco… pero incluso con todo el apoyo de la realeza, eso no nos salvará de un posible ostracismo por inmorales si nos casamos enseguida”
“Ya lo sé, pero no deja de ser absurdo e innecesario”, se quejó ella nuevamente. Pero no queriendo arruinar su viaje decidió dejar el tema a un lado.
“Te prometo que nos casaremos el próximo año”, dijo él antes que ella pudiera decir algo más. Levantó su mano y besó su anillo. “Lo juro, aunque sea lo último que haga”
Penélope asintió y volvió a recostarse contra él.
El resto del trayecto lo pasaron conversando, haciendo planes para la temporada. En algún momento, el cansancio venció a Penélope y se quedó dormida.
Anthony la despertó al llegar a Mayfair; desde la ventana distinguía ya la fachada de su casa. Una punzada de pérdida la recorrió: esa ya no era su casa, o al menos ya no lo sentía así.
Él descendió primero del carruaje y le ofreció la mano. Penélope la estrechó con más fuerza de la necesaria, como si quisiera aferrarse a él, y Anthony respondió con la misma presión, sin decir nada. Juntos caminaron hasta el rincón oculto del jardín.
“Iré a visitarte a diario, es menos sospechoso si voy a tu casa”, dijo ella cuando se sentaron en el banco de siempre.
“Vendré después de medianoche, recuerda esperarme”, murmuró él, cubriendo sus manos de besos.
“Dejaré la puerta de servicio abierta”, Penélope estrechó sus manos, él se acercó y le dio un beso.
Se separaron luego de unos segundos y se miraron con intención, no era necesario decir nada. Ya ellos sabían con seguridad lo que quería decir el otro. Y solo sonrieron melancólicamente.
“Te veo en unas horas”, susurró él antes de darle un último beso y salir del jardín.
Penélope permaneció allí unos minutos, intentando hallar un pensamiento que le devolviera la calma. No lo logró. Con una tristeza contenida, entró en la casa.
Saludó a Varley y a su madre con una sonrisa que no alcanzó a sus ojos. Su madre frunció el ceño, preocupada, y la invitó a sentarse con ella en el salón. Conversaron sobre lo que habían hecho durante la temporada baja y lo que esperaban de la nueva.
“Philippa está embarazada otra vez”, dijo su madre emocionada. “Espero que esta vez sea un varón. Lo necesitamos urgentemente.”
“Es una excelente noticia, mamá”, respondió Penélope con sinceridad. Se alegraba por su hermana, de verdad lo hacía.
Solo que ella también quería experimentar esa sensación de traer una vida al mundo, en los últimos meses lo había pensado, incluso cuando era un mal momento. Ella estaba lista.
“Ya verás que tú momento va a llegar y serás una madre muy feliz”, dijo su madre con una sonrisa comprensiva.
“Eso espero”, murmuró para sí misma.
Después de la cena se retiró a su habitación. Seis horas de viaje en carruaje eran demasiado y su cuerpo lo resentía, pero debía esperar a Anthony. Se cambió y se sentó con un libro, aunque le resultaba imposible concentrarse.
Su mente saltaba de un tema a otro. Pensó en su primera columna de la temporada: el debut se celebraría en una semana y, al siguiente, el primer gran baile. Tendría que salir a recopilar información sobre lo ocurrido entre los nobles durante los meses de descanso. Gen siempre era una fuente inagotable de rumores, y Penélope se sintió culpable por no haber mantenido contacto con ella. Decidió que su primera visita sería a su amiga, además de encargar los nuevos vestidos que necesitaba.
Había mantenido correspondencia con Agatha, pero tras haber declinado la invitación de su Majestad la temporada anterior, sabía que no podría esquivar las obligaciones tan fácilmente en esta ocasión.
Hizo una lista de tareas, volvió a intentarlo con la lectura y esperó.
Finalmente, cuando la noche ya era avanzada, escuchó un leve golpe en su puerta. Anthony entró con sigilo y echó el cerrojo.
“¿Nadie te vio?”, preguntó, instándole a sentarse en la cama.
Él negó con la cabeza. “No, no había ningún sirviente cerca ¿Cómo has estado?”
Penélope le mostró su lista. “Cómo puedes ver me preparo para la temporada”
Anthony leyó lo que escribió “Muy ocupada vas a estar ¿Puede guardar un poco de tiempo para este vizconde?”
“Siempre”, respondió ella con sinceridad.
Anthony sonrió complacido y la besó en la frente. “Eso quería escuchar”. Se despojó de la corbata y del frac con gesto cansado, reprimiendo un bostezo. “Me siento agotado”
“Yo también. El viaje fue interminable”, repuso ella, acomodándose en su lado de la cama.
“Así no pretendía pasar esta noche”, dijo él abrazándola por la cintura. “Tenía otras ideas”
“Sobrevivirás”, Penélope lo besó en su barbilla y se acomodó en el hueco de su cuello. “Buenas noches”
“No sé si son buenas así”, se quejó él, pero podía oír la broma en su tono.
La mañana siguiente se despertó porque algo le estaba haciendo cosquillas en el cuello. Tardó un poco en darse cuenta que era Anthony dejándole pequeños besos, la tenía rodeada con sus brazos.
“Buenos días”, murmuró, aún medio dormida. “¿No podías esperar un poco? Es temprano.”
“Solo quería despedirme adecuadamente”, respondió él, ahora besándola en los labios. “No puedo quedarme más tiempo”
Entonces lo recordó: estaban en Londres, y ya no podían prolongar las mañanas juntos. Debían separarse. “Aún tenemos tiempo”, dijo, aferrándose a su brazo.
“Es tentador, pero no quiero verme obligado a comprar el silencio de tus empleados como hice con los míos”, respondió él.
Penélope estuvo a punto de responder que ella podía encargarse, cuando un golpecito en la puerta los interrumpió.
“Señora, disculpe que la interrumpa. Pero se está haciendo tarde”, anunció Rae desde el otro lado.
Ella giró la vista al reloj. Era incluso más tarde de lo que pensaba. Anthony, consciente de lo que implicaba, se apartó. La frustración la invadió.
“Debimos huir”, susurró, molesta.
“Te lo advertí”, respondió él colocándose su frac y los zapatos. “Pero eres demasiado correcta para eso… y yo también”
“Qué pareja hacemos entonces”, se burló ella, poniéndose la bata. “No sé con qué excusa iré a verte, pero algo se me ocurrirá”
“No necesitas excusas, puedes llegar y esperarme en mi estudio si no están ninguno de mis hermanos”, dijo Anthony, acercándose a besarla antes de salir. “Te puedes tomar el día de hoy si quieres”
“Buenos días, Rae”, lo escuchó saludar a su doncella mientras lo guiaba escaleras abajo.
Penélope soltó un suspiro, estaban en una situación peligrosa y a ella en realidad no le podría importar menos, solo quería sobrevivir a esta temporada, quería su veredicto por parte del tribunal y huir al campo.
Que pasen los meses rápido, pidió mentalmente.
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
31 de marzo, 1817
Casa Featherington, Londres
Hoy es el día de la presentación de las debutantes, asistiré solo a la fiesta en el jardín de la reina luego de la presentación, solo quiero conocer a las nuevas damas de este año. Puede ser que al final no conozca a ninguna, en realidad no me importa. Pero necesito contenido para mí columna.
Ya he salido varias veces a caminar y me he encontrado con varias personas, algunas todavía recuerdan lo sucedido la temporada anterior, los susurros no se han detenido, es solo por la anulación ahora. Parece bastante escandaloso que lo hubiera hecho y esté a un paso de tener éxito.
Pero lo que más me preocupó fue que alguien comentó la relación amorosa de Anthony con una mujer desconocida durante la temporada baja.
Solo sabían que era joven y no era noble. Por lo que nadie sospecha de mi.
Investigué más al respecto, pero solo son chismes de los empleados hacia otros empleados, además que es común que un caballero tenga una amante, por lo que no hay mucho más que decir.
Mi situación con Anthony sigue igual, lo veo diariamente cuando voy de visita y cuando no, le envio una carta. Él viene a dormir conmigo todas las noches y aunque es un buen acuerdo, cada vez se me hace más difícil dejarlo ir por las mañanas.
Pero es algo que tengo que soportar. Lo importante es que estamos bien y estamos juntos.
Parece demasiado dependiente, pero simplemente me siento en paz con él, es casi una necesidad. Nunca pensé sentirme así con alguien, mi idea del amor estaba errada, y me alegro por eso. No lo cambiaría por nada.
Sus hermanas han estado calladas desde que llegamos a Londres, o por lo menos Eloise, Daphne se retiró a Clyvedon no queriendo participar en esta temporada luego de lo sucedido. Simón parece estar buscando distancia porque él sí está aquí en Londres. Sea como fuere, estoy un poco más tranquila de no verla durante un tiempo.
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
7 de abril, 1817
Casa Featherington, Londres
El primer baile de la temporada no fue tan bueno para mi. Mientras pasaba la noche al lado de mi madre, porque extraño tener a alguien con quien conversar, está vez ni Fran ni Michaela participarán en la temporada y debo admitir que me hacen falta. La temporada pasada fue entretenida en parte por ellas.
Pero eso no es lo importante, la noche comenzó como siempre, algunas damas me saludaron y otras simplemente pasaron a mi lado. Algunos caballeros se animaron a hablarme, pero otros simplemente tenían miradas de reproche hacia mí. En especial los casados.
Supongo que es porque soy un mal ejemplo para sus esposas. Eso es algo que nunca esperé ser. Pero si soy sincera, me parece divertido.
Pero eso no fue lo malo de la noche, no fue ser juzgada, ni señalada ni que se burlaran de mi.
Todo comenzó cuando la reina me llamó a su lado, y me presentó a uno de sus sobrinos. No sabía cuál era, pero se llamaba Arthur. La reina nos animó a charlar y bailar unas cuantas piezas juntos.
Parecía estar haciendo de casamentera conmigo y su sobrino. Algo que no iba a funcionar, hablamos y nos dimos cuenta que no estábamos interesados en el otro. Yo tengo mis razones y supongo que él también tendrá las suyas. Pero era bastante agradable y buen conversador. Y era aspirante a escritor. Suponía que de ahí venía el interés de la reina por los dos.
El problema sucedió poco después de compartir mi primer baile con Arthur.
Anthony puede ser muchas cosas, pero nunca ha sido una persona sutil.
Llegó a mi lado ofreciendo una limonada y se presentó solo a Arthur, hablaron un poco entre ellos. Pero Arthur no parecía no entender las indirectas de Anthony para que se fuera y se enfocó en hablar con ella.
Anthony parecía querer explotar en cualquier momento, pero era grosero ignorar al sobrino de la reina. Y así se lo hizo saber. Sobra decir que le importó muy poco, lo que resultó en una disculpa con Arthur y la reina diciendo que me sentía mal y me retiré temprano del baile.
Estaba bastante molesta.
Anthony me siguió hasta el carruaje, dónde tuvimos una pequeña discusión que no duró demasiado, él me hizo saber muy activamente cuál era su lugar en mi vida.
Algo bastante innecesario.
Me gusta que sienta ese tipo de posesión conmigo, pero podría resultar contraproducente si se repite lo de esta noche.
Hoy me distrajo, mañana no contaría con la misma suerte. Tenemos que guardar las apariencias y él no está ayudando.
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
28 de abril, 1817
Casa Featherington, Londres
… Pensar en ir a la casa Bridgerton últimamente me resulta muy incómodo. Ni siquiera puedo ver a Violet a la cara y creo que Benedict sabe lo sucedido porque cada vez que me ve me dirige una mirada cómplice.
Estoy completamente mortificada y avergonzada por lo sucedido. Pero… era culpa de Violet. ¿Cómo va a entrar a una habitación sin anunciarse? Sé que es su casa, pero esperaría la misma cortesía que en cualquier otra situación.
Claro que en realidad estaban en el estudio y no precisamente en una habitación…
Pero siendo sincera no hay nadie a quien culpar más que a mi y a Anthony, sobre todo a Anthony. Si no fuera por él que dijo que podían hacerlo rápido nada de eso hubiera sucedido.
Por lo menos solo era mi parte superior la que estaba visible y no los vio exactamente… pero resulta igual de mortificante.
Eso fue hace una semana y desde entonces he evitado visitarlos. Esperaré unos días más, tal vez puedo olvidar mi vergüenza y volver a la normalidad.
Estaba siendo difícil manejar está situación cuando ninguno de los dos parecía poder estar lejos del otro…
Lo que me está haciendo aún más impaciente por la espera del tribunal. Pensé que para esta fecha ya se habrían pronunciado, había pasado un mes desde que reanudaron funciones.
Pero no han enviado nada ni a mi, ni a mi abogado. La espera es demasiado molesta e innecesaria. Hasta temo que aparezca él en algún momento a volver a dañarlo todo antes que el tribunal de su veredicto.
Pero he intentado sacar ese pensamiento de mi mente. Comencé a pintar para pasar el tiempo. Es un pasatiempo que no me agrada del todo. Entiendo la belleza en él, simplemente no tengo el talento y todo termina con una pintura terrible. Incluso le pedí ayuda a Benedict para poder hacer algo más decente, ahora es mi profesor, más o menos.
Se está haciendo más reconocido por sus pinturas, dentro de poco su nombre estará junto con otros grandes artistas. Y se lo merece, es bastante talentoso.
En medio de una de las clases, tomé valor y le pregunté sobre Sophie. Benedict comenzó a hablar sobre cómo había avanzado la relación y que era muy difícil mantenerla, pero él sabía que era la indicada. Y en un momento, tal vez porque estaba distraído, le contó que ella era hija ilegítima de un conde. Cuando se dio cuenta de lo que me dijo, me hizo jurar que no se lo diría a nadie. Porque Sophie tampoco quería que nadie se enterara. Ya que, su madrastra no era buena con ella.
Juré no decírselo a nadie, porque no me corresponde y parecía que él necesitaba hablarlo con alguien. Pero le dije que tal vez pudieran hacer algo al respecto, podría hablar con su hermano o con su madre.
Me miró como si hubiera perdido la cabeza, pero aceptó y seguimos pintando.
Si pintar cuatro colores en un lienzo se considera arte, entonces ya soy una artista.
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
10 de mayo, 1817
Casa Featherington, Londres
Casi dos semanas han pasado y sigo igual, aunque los eventos de la temporada han resultado entretenidos y mis reuniones con Agatha y la reina han proporcionado una inesperada diversión.
La reina sigue con su plan, nada disimulado de acercarme a su sobrino. Yo le decía que era un buen amigo. Señalando claramente cuál es su lugar en mi vida. Pero es tan insistente que Agatha intercede por mí, cuando la reina no quiere ceder.
No le importaba que legalmente siguiera casada, ella solo quería a Lady Whistledown en su familia. La dinámica de todo esto era muy divertida, pero tanto Arthur como yo, nos cansamos de sus maquinaciones y él decidió irse de viaje.
Lo cual para Anthony fue la mejor de las noticias. Y yo puedo respirar en paz otra vez.
Aunque era divertido, también era agobiante y mi mente ha estado inquieta, siente esta sensación de que algo se aproxima. No necesariamente malo, pero es molesto.
Tal vez por fin…
Pero no me quiero hacer ilusiones.
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
15 de mayo, 1817
Casa Featherington, Londres
Anthony ha comenzado a traerme flores diariamente, margaritas, nomeolvides, rosas, girasoles y una gran variedad que ya mi casa parecía una floristería.
No sé qué le pasa últimamente, pero estaba poniéndome nerviosa. Hoy le pregunté qué sucedía y me dijo que sabía que estaba preocupada por la decisión que no llegaba y quería darme regalos, pero sabía que no iba a aceptar mucho más que unas flores.
Me conoce tan bien.
Es increíblemente dulce cuando se lo propone.
Pero le pedí que dejara de hacerlo, ya no tengo mucho espacio para colocar las flores.
Reanudamos nuestros paseos diarios, está vez mucho más temprano que antes. Esta temporada extrañamente ha tenido mucho movimiento en cuanto a cortejo, incluso Cressida tiene un pretendiente. Nada excepcional, pero es un barón. Supongo que pudo ser peor. El hombre en realidad es bastante estúpido.
Entonces para evitar ser vistos, salimos antes que los demás decidieran comenzar sus paseos. Pero era mucho mejor, tenían todo el tiempo para andar, cabalgar y estar juntos sin temor a ser vistos.
Nos estamos volviendo demasiado atrevidos.
Y una parte de mi sabe que es porque si nos descubren, ya no tendría que ocultarme. Incluso si eso termina en escándalo, tragedia o una anulación fallida.
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Entrada del diario de Penélope Bridgerton
25 de mayo, 1817
Casa Featherington, Londres
Hay días en que me siento en paz, hoy fue uno de esos días.
Bueno, hasta hace un momento.
La notificación que tanto esperé por fin llegó.
Y estoy muy ansiosa.
No la he leído, creo que sí no lo hago puedo fingir un poco más en esta falsa paz.
¿Pero no era eso lo que quería?
Lo lea o no, igual se llevará a cabo, conmigo o sin mi. Mi presencia no es necesaria en el veredicto. Lo creo extremadamente irónico.
¿No soy yo la interesada?
El tribunal prefiere a los abogados.
Bueno, supongo que ahora solo estoy divagando.
Debo abrir esa carta.
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Tribunal Eclesiástico
En el nombre de Dios, Amén.
A todos cuantos la presente vieren y a quienes debiere ser notificada, hacemos saber:
…
…
Para que se presenten ante este Ilustre Tribunal Eclesiástico, el día 02 del mes de junio del año 1817, a las diez de la mañana, en Doctors’ Commons, para el acto de pronunciación, lectura y notificación de la Sentencia que este Tribunal ha dictado en la mencionada Causa.
…
Dado en Doctors’ Commons, el día 25 del mes de mayo del año 1817
Firmado y autorizado por:
Reverendo Bartholomew Fitzwilliam
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Penélope dejó la carta a un lado, era en menos de dos semanas y aún así lo sentía demasiado lejos. Pero al menos tenía la seguridad de que si iba a suceder.
Sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Por fin estaba allí, con fecha y hora. Irónicamente, ahora lo que deseaba era un poco más de tiempo.
Porque también podía ocurrir lo contrario a lo que ella esperaba.
Habían tardado demasiado en responder; no sabía si eso era una mala señal… o una buena. La incertidumbre la desesperaba.
Se levantó del escritorio, salió de su habitación, bajó las escaleras con prisa y cruzó la puerta principal. Atravesó Grosvenor Square sin detenerse a saludar a nadie hasta llegar a la casa Bridgerton.
Humboldt la dejó pasar sin preguntar. Ya era costumbre verla llegar a cualquier hora, así que tras un breve saludo se apartó para abrirle camino. Penélope se dirigió directo al estudio de Anthony, con la esperanza de hallarlo solo. No quería hablar con nadie más.
Tocó la puerta, aunque lo único que deseaba era entrar de inmediato.
“Pase”, escuchó a Anthony. No dudó un segundo más y atravesó el umbral. Cerró la puerta con seguro tras ella.
“No te esperaba otra vez hoy”, dijo él con una sonrisa, dejando a un lado lo que estaba haciendo. Pero al ver su mirada de pánico, se levantó y fue hacia ella con gesto preocupado. “¿Estás bien? ¿Pasó algo?”
“Llegó la carta del tribunal, ya hay una fecha”, respondió, dejando que él tomara sus manos.
Anthony enmudeció, consciente de la importancia del asunto. Le acarició suavemente los dedos.
“¿Hay algo que puedas hacer por ti?”, preguntó
Ella asintió. “¿Puedes abrazarme?”
Él no respondió: simplemente la envolvió en sus brazos. Penélope hundió el rostro en su pecho, buscando calmarse, respirando su olor familiar. Necesitaba recordar que no estaba sola.
Estaba nerviosa, solo necesitaba volver a sentirse segura.
Los nervios la devoraban, pero en ese abrazo volvió a sentirse protegida. Anthony le acariciaba la espalda con calma, y ella, con los ojos cerrados, se dejó sostener. Permanecieron de pie en silencio durante largos minutos.
“Lamento haber llegado así. Estabas ocupado”, murmuró al separarse un poco.
“No te preocupes, sabes que puedes venir cuando quieras”, dijo, tomándole la mano y guiándola al sofá. “¿Estás mejor ahora?”
“No me lo esperaba”, se recostó contra él. “Quiero decir, lo esperaba… pero aún así me sorprendió”
“¿Cuándo es?”
“El segundo día del otro mes”, bajó la vista hacia su anillo. “Está cerca”
“Estoy seguro que saldrá bien”, aseguró Anthony, rodeándola con el brazo.
“¿Sabes si él dejó algo para su abogado o simplemente se fue?”, preguntó ella con cautela.
“No lo sé. Supongo que el abogado recibió la notificación; tendrá que presentarse, aunque sea solo por cumplir”
Penélope no quería pensar en qué pasaría si no lo hacía. Eso retrasaría el veredicto, tal vez incluso lo dejaría en suspenso. Sin embargo, prefería creer que él había dejado todo en orden y que el proceso seguiría adelante.
O tal vez simplemente estaba siendo muy optimista respecto a él.
“Espero que no ocasione problemas, aunque la impresión que da no es muy buena”, comentó ella en voz baja.
“Hablaré con el abogado y confirmaré si sigue en el caso. Y si mi hermano no hizo nada, seguro puedo convencerlo de que se presente”, respondió Anthony y ella agradeció en voz baja.
El resto de la tarde lo pasaron imaginando cómo sería todo después de la decisión, que ella estaba segura jugaría a su favor. Esa ilusión la sostenía.
Cada vez más cerca.
Esa noche se quedó en la casa Bridgerton. Quería sentirse en paz, y no había mejor lugar que junto a Anthony.
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Casa Featherington, Londres
Junio, 1817
“¿No deberías ir?”, preguntó su madre desde el otro lado del salón.
“Mi presencia no es necesaria”, respondió Penélope, mirando hacia la ventana. “Además, no me gusta ir al tribunal, prefiero esperar aquí la resolución”
“Penélope…”, empezó a decir su madre.
“Estoy bien, de verdad”, la interrumpió con impaciencia. “Solo, por favor, no quiero hablar de eso”
“Ya debe estar por comenzar ¿No?”, insistió su madre.
Penélope le lanzó una mirada de advertencia.
“En unos minutos”, respondió Penélope mirando el reloj encima de la chimenea. “¿Podemos hablar de otra cosa?”
“Si querías distraerte, podrías haber ido con tu vizconde. Sabe cómo mantenerte ocupada”, comentó su madre sin mirarla.
“¡Mamá!”, exclamó Penélope, escandalizada.
“¿Qué? No es como si fueran discretos. Está aquí todas las noches. No creas que no lo sé. A veces…”, alzó la mirada y sonrió con malicia. “A veces escucho ruidos en la noche ¿Qué crees que puede ser?”
Penélope sintió que se ruborizaba de inmediato. Si su madre lo había notado, ¿acaso los demás también? Su ansiedad se mezcló con una mortificante vergüenza.
“Por favor, no digas eso”, suplicó, cubriéndose el rostro con las manos.
“Ese té de Rae debe ser muy milagroso”, añadió su madre, disfrutando de su incomodidad.
“Estas no son conversaciones para tener en plena luz del día”, dijo Penélope con severidad. “Y menos de una madre a una hija”
“Los tiempos cambian, Penélope”, replicó ella con una sonrisa, retomando el folleto que tenía en las manos. “¿Por qué Whistledown parece obsesionada con Lady Gun? No bastó con intentar robarme a Varley, ahora debo leer sobre ella en cada página”
“Nadie iba a robarte a Varley, ella es muy leal”, replicó Penélope.
En realidad, tampoco le agradaba llenar su columna con menciones sobre Lady Gun, pero su actitud siempre daba de qué hablar, y como Whistledown, estaba obligada a reportarlo.
Su madre dejó el folleto sobre la mesa con un suspiro. “Esa mujer no me agrada”
“¿Y quién sí?”, replicó Penélope sin pensar.
Su madre la miró con seriedad. “En esta sociedad es difícil encontrar personas con buenas intenciones. Hay que elegir con cuidado.”
"Supongo…", murmuró.
En ese momento, Varley interrumpió para entregarle un té de hierbas para los nervios.
“¿Vas a asistir al baile de mañana? Es el de Lady Cowper”, preguntó Penélope, tratando de cambiar de tema. Ella misma no pensaba asistir; no estaría de ánimo, sobre todo si las cosas no salían como esperaba.
“No, seguro será tan aburrido como su anfitriona”, dijo su madre con desdén. “Aunque quizá aprovechen para anunciar el compromiso de su hija.”
A continuación, comenzó a hablar sobre cómo Cressida había conseguido un marido. Estaba convencida de que se trataba de un arreglo entre padres.
“A esa niña no la puede querer alguien con ese carácter que tiene”, sentenció.
Penélope, contra todo pronóstico, sintió un atisbo de compasión por Cressida. Pero no podía contradecir a su madre, en el fondo tenía razón.
Pocos minutos antes de la hora del almuerzo, Varley regresó con un sobre en la mano.
“Señorita Penélope, una carta para usted”, dijo el ama de llaves, acercándose para entregársela.
Penélope sonrió en agradecimiento y tomó la carta.
El sello era inconfundible: el de su abogado.
Su futuro estaba ahí.
Podría ser libre… o no.
Sin más, rompió el sello y comenzó a leer.
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Lincoln’s Inn, Londres.
Junio, 1817
Estimada señora,
Me dirijo a usted con la más grata de las noticias, resultado de las diligencias emprendidas en su nombre ante el Tribunal Eclesiástico.
Me complace informarle, con la mayor solemnidad y satisfacción, que el veredicto en el asunto de la petición de nulidad de su matrimonio con el Sr. Bridgerton ha sido dictaminado a su favor. La honorable corte, tras considerar exhaustivamente la evidencia presentada, ha concedido la anulación de su unión, declarándola nula y sin efecto desde su origen.
Esto significa, estimada señora, que la sentencia ha sido pronunciada y registrada. Usted es ahora, a los ojos de la ley y la Iglesia, una mujer soltera, libre de las ataduras de aquel vínculo que le causó tanta aflicción. Las implicaciones de esta sentencia son de suma importancia, restaurando plenamente su estatus de mujer sin impedimentos matrimoniales.
Comprendo la magnitud de este momento para usted y su tranquilidad. Las gestiones han sido arduas, pero la perseverancia ha rendido sus frutos. Adjunto a la presente copia certificada de la sentencia de anulación para su archivo personal, la cual le ruego examine con detenimiento.
Deseo reiterarle mi gratitud por la confianza depositada en mi para la resolución de tan delicado asunto.
Si tuviera alguna pregunta o deseara discutir cualquier aspecto adicional de este feliz desenlace, no dude en concertar una cita a su conveniencia. Quedo a su entera disposición.
Con la más alta consideración y mis más sinceras felicitaciones, quedo a su servicio.
Atentamente y obedientemente,
Su más humilde servidor,
Samuel Cavendish.
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Penélope soltó una exhalación profunda, como si con ella se escapara al fin el peso de toda su angustia. Los ojos se le empañaron al instante; la carta temblaba en sus manos mientras una oleada de alivio la recorría. La sala de estar se volvió borrosa entre lágrimas.
“Penélope”, la llamó su madre, alarmada. “¿Qué dice la carta?”
Ella no pudo responder. Bajó lentamente el papel y llevó la mano libre a su boca para contener un sollozo. Lágrimas de felicidad corrían por sus mejillas. Sentía la liberación tan profunda que hasta le dolía el pecho.
“Penélope, por favor, dime”, insistió su madre, su mano colocada delicadamente sobre su hombro.
Al fin levantó la vista. Una sonrisa temblorosa, pero genuina, se dibujó en su rostro.
“Mamá”, dijo con la voz rasposa por la emoción. “Me concedieron la anulación”
Por un segundo, su madre pareció confundida. Luego una sonrisa iluminó su semblante y la abrazó. “Es una buena noticia”
Se separaron con lentitud. Penélope trató de secarse las lágrimas, en vano.
Se dejó caer en el sofá, intentando asimilar lo que acababa de leer. Era libre. Por fin, de verdad.
No solo un sueño lejano.
Ya no era la esposa de él.
Nunca lo había sido.
Era como si ese matrimonio jamás hubiera existido.
Necesitaba decírselo a Anthony.
Sin pensarlo más, se levantó y salió corriendo: atravesó el pasillo, bajó las escaleras y cruzó la puerta principal. Corrió por la plaza hasta llegar a la casa Bridgerton. Humboldt, tan imperturbable como siempre, la dejó pasar sin preguntas. Esta vez no tocó la puerta del estudio: entró directamente y la cerró tras ella.
Anthony levantó la vista de sus papeles y se puso en pie de inmediato. “Penélope…”
Ella avanzó hacia él hasta encontrarse a mitad de camino. Lo abrazó y rompió en sollozos.
Anthony la envolvió con fuerza. “Cariño, sé que esto no era lo que esperabas, pero buscaremos una forma ¿De acuerdo?”, comenzó a decir él suavemente. “Se qué no es lo ideal, pero podemos vivir en otro país, no me importa. Solo me importas tú”
Sus palabras solo hicieron que Penélope llorara más. Se aferró a él con fuerza, como si temiera que todo no fuera real.
“Podemos formar una vida juntos. No va a cambiar nada”, añadió. “Podemos hacerlo para esta misma semana, ¿A dónde quieres ir? Dime un país y tendré todo listo para ambos”
“La anulación fue a mi favor”, susurró contra su pecho.
Anthony se tensó. “¿Qué?”
“Me la concedieron”, repitió, más fuerte esta vez.
Él la tomó por los hombros y la obligó a mirarlo. “¿Lo dices en serio?”
Ella asintió con una sonrisa, y Anthony volvió a abrazarla.
“¿Por qué no dijiste eso?”, rió entre reclamo y alivio. “No importa. Ya no estás casada”
“Nunca estuve casada”, corrigió ella. “Ese matrimonio nunca existió”
Anthony la estrechó más. “Eres libre”
“Lo soy”, confirmó ella.
“Podemos casarnos”, Anthony la miró con una sonrisa.
“De inmediato”, respondió ella.
Él parecía absorto en la idea. “Vas a ser mi esposa”
“Un título que estoy muy emocionada por tener”, replicó ella con alegría.
“Te amo”, susurró él mirándola a los ojos.
“Te amo”, repitió ella.
Se miraron con emoción unos segundos antes de juntar sus labios lentamente. Ella tomó su rostro entre sus manos y profundizó aún más el beso.
“Estoy tan feliz”, murmuró ella contra sus labios.
“Y yo, orgulloso de ti. Lo lograste”
Ella asintió, abrazándolo otra vez. “Es solo que estoy emocionada, todavía no lo creo”
Un llamado en la puerta interrumpió el momento.
“Anthony”, la voz de Violet llegó desde el pasillo. “Humboldt me dijo que Penélope había llegado muy alterada ¿Está bien?”
“Por Dios”, murmuró ella avergonzada. “Corrí por toda la plaza y llegué aquí, estoy segura que el pobre hombre pensó que perdí la cabeza”
“¿Anthony?”, insistió Violet. “Tal vez no estén ahí… Benedict”
“Ya voy, madre”, respondió Anthony, ofreciéndole un pañuelo a Penélope antes de abrir la puerta.
Violet entró de inmediato, seguida de Benedict.
“¿Está todo bien?”, preguntó Violet con una clara preocupación. “¿Fue mal?”, preguntó nuevamente en un susurro.
“Al contrario”, respondió Anthony con una sonrisa. “Le concedieron la anulación.”
“¡Eso es maravilloso!”, exclamó Violet, apartando a Anthony de la puerta para dirigirse a ella.
“Es extraño que diga esto, considerando todo, pero estoy feliz por ti”, dijo a medio camino y luego la abrazó.
“Gracias”, susurró ella, todavía con lágrimas en los ojos.
Penélope se separó de Violet y miró a Ben detrás de ellas. “Muchas gracias por el apoyo todo este tiempo”
“Todo el mérito es tuyo”, dijo Ben antes de abrazarla.
Anthony carraspeó, incómodo.
“Benedict ya basta”, dijo Anthony irritado. “Suelta a Penélope, casi no la dejas respirar”
Su hermano se rio mientras la soltaba. “¿Segura que quieres quedarte con este insoportable?”
“Renegar de ti está sonando tentador”, replicó Anthony con fingido enfado, atrayéndola hacia él.
Ella lo miró y arqueó una ceja. “Por favor Anthony, compórtate”, le susurró al oído.
Él asintió. “Tienes razón, lo importante es celebrar tu logro”
“¡Tienes razón!”, exclamó Violet. “Los dejaré solos”
Violet salió del estudio y Benedict fue detrás de ella no sin lanzarles una mirada. “Por favor compórtese, no escandalicen a mi madre nuevamente”
“¡Fuera!”, gruñó Anthony, cerrando la puerta tras él.
Todavía podían escuchar la risa de Benedict desde el pasillo.
Suspiró, poniendo el seguro. “A veces me pregunto si era necesario tener tantos hermanos”
Penélope sonrió. “Solo lo hace porque sabe que te molesta, deberías ignorarlo”
Anthony negó con la cabeza y tomó asiento. “No hablemos de mi hermano en este momento tan importante”
“Me parece bien”, dijo Penélope sentándose a su lado. “Es increíble. Tanto tiempo esperando, y por fin terminó.”
“Has conseguido algo extraordinario. Debes estar orgullosa”, Anthony tomó sus manos y las besó.
Ella comenzó a negar. “También es por ti. Me apoyaste desde el inicio, y sin ti no lo habría soportado.”
“Eres importante para mí”, dijo él con voz más suave. “Y no hay nada que no haría para verte feliz”
Ella asintió sintiendo nuevamente las lágrimas picando sus ojos. “Lo lograste, porque estoy muy feliz”
Se quedaron en silencio unos instantes, hasta que Penélope murmuró: “Quisiera irme ya de Londres”
“¿A dónde?”
“A Aubrey Hall, o donde sea. Pero contigo”, dijo ella con un tono soñador. Ya no tenía nada que esperar, la temporada podría acabar sin ella.
Anthony soltó un profundo suspiro. “Una semana más. Necesito cerrar mis asuntos en el Parlamento, y luego soy tuyo”
Ella sonrió. “¿Mío? Me gusta como suena”
“Lord Bridgerton”, lo llamaron desde el pasillo. “Su madre necesita verlo, quiere que vaya a salón con la señora Penélope”
Reconoció la voz de Sophie y entonces se acordó. “Oh, no podemos irnos, tengo que ayudar a Ben”, dijo ella levantándose del sofá.
“Ayudarlo con qué”, preguntó Anthony entre confundido y molesto.
“Si no te lo ha dicho, no pienso romper su confianza”, replicó Penélope y salió del estudio. “No deberías hacer esperar a tu madre”
“Ya voy”, Anthony la siguió y entraron juntos al salón, dónde los demás Bridgerton estaban sentados hablando.
El resto de la tarde resultó muy bien, estaba contenta. Por fin había dejado esa terrible carga atrás y podía empezar de nuevo.
Veía a todos con un cariño desbordante, porque a pesar de todo, eran su familia. No había sido bueno todo el camino, pero habían estado ahí.
Y eso lo valoraba mucho.
No podía esperar a ser miembro de la familia, está vez. Con la persona correcta.
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Entrada del diario de Penélope Featherington
30 de junio, 1817
Casa Featherington, Londres
En estás últimas semanas he estado lo más feliz que en mucho tiempo, sin exagerar. He podido disfrutar más de los bailes, he estado de mejor humor incluso. Por fin respiro mi nueva libertad.
Solo que, quiero irme. Es una suerte que el último baile de la temporada sea mañana.
Y he estado pensando nuevamente en el futuro de Whistledown, me encanta lo que hago con ella, pero ya no me satisface como antes.
Creo que ya cumplió su propósito en mi vida, llegó en un momento en el que no tenía nada y era lo único que me hacía sentir vista. Pero ahora tengo a Anthony, tengo amigas y tengo una mejor relación con mi familia.
Whistledown comienza a sentirse aburrido, escribir sobre la vida de otras personas ya dejó de ser divertido, es lo mismo todas las temporadas.
Pero podría ser una despedida para la próxima temporada, estoy segura que necesitaré toda la buena opinión si Anthony en realidad comienza el cortejo.
Estoy tan emocionada, y parece raro porque ya estamos en una relación bastante establecida.
Pero como nunca he tenido un cortejo apropiado, creo que estoy emocionada por cómo se desenvuelve todo.
… La noticia de la anulación de mi matrimonio se hizo pública demasiado pronto. Ahora las personas de la sociedad no saben cómo referirse a mi.
¿Señorita o señora?
En realidad yo también estoy confundida. Después de la anulación, el matrimonio nunca existió, por lo que debería volver a retomar mi estatus de soltera, entonces señorita es adecuado.
Sin embargo, la memoria colectiva les dice que ya estuve casada, válido o no. Me casé y me siguen diciendo señora.
Señora Featherington.
Se escucha muy extraño, parece que se refirieran a mi madre y no a mi, pero por lo menos así dejo de atraer atención no deseada.
Anthony ya tiene todo listo para volver a la finca. Pensé que iríamos a Aubrey Hall, pero él quiere privacidad.
Queremos privacidad.
Mañana tengo que ir con Ben a ver a la reina, al parecer una de las hermanastras de Sophie descubrió la verdad sobre su familia y se lo dijo a ella. Me gusta cómo está resultando todo.
Espero que ellos tengan su final feliz pronto.
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Entrada del diario de Penélope Featherington
15 de julio, 1817
Rosewood Manor, Kent
Hoy llegamos a nuestra casa, por fin estamos nuevamente solos. Ya no necesito esconderme y está vez nada va a manchar este tiempo.
Ya no hay nada de lo que preocuparme.
Los últimos días en Londres estuvieron llenos de mucho caos y celebraciones.
Benedict se casó.
Fue algo bastante rápido, dijo que no quería perder el tiempo y consiguió una licencia especial para él y para Sophie.
Estaba muy emocionada por los dos.
Ben no podía haber encontrado a alguien mejor.
Después de su charla con la reina, a Sophie le devolvieron su herencia, por lo que su estatus en sociedad escaló. Nadie la había visto antes, por lo que fue fácil inventar una historia que ella estaba por fuera y solo llegó esta temporada.
La boda fue algo sencillo, pero romántico.
Los novios se veían tan felices.
Y yo no puedo esperar a experimentar esa felicidad por mi misma.
Pero en unos meses más lo haré.
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Entrada del diario de Penélope Featherington
27 de agosto, 1817
Rosewood Manor, Kent
… Esta vez los Bridgerton no se mantuvieron tan alejados como el año pasado.
Es divertido pasar tiempo con ellos, incluso cuando la mitad ya no está.
Benedict desde que se casó había estado en su cabaña, así que solo Eloise, Hyacinth y Greg vivían con Violet.
Mi situación con Eloise sigue igual. No sé porque nos es tan imposible volver a un estado más amable, pero supongo que demasiadas cosas han pasado.
Ya no somos las mismas, y nuestra relación anterior era muy desigual. Algo que se hizo notorio cuando sucedió todo.
Pero es algo que debo aceptar, incluso cuando ella fue parte importante de mi vida.
Siempre estaré agradecida con ella, pero es hora de dejarlo ir.
Los Bridgerton solo estarán aquí una semana,
Es una distracción bienvenida, he estado muy aburrida y Anthony ahora parece estar más ocupado con su negocio y la administración.
No me quejo, está haciendo lo que le gusta y yo nunca le reprocharía eso. Pero lo extraño.
Aunque solo se iba por pocos días o a veces ni uno solo, era triste estar en una casa tan grande solo con los empleados.
Él me dice que cuando termine su última negociación contratará a alguien y así no me dejaría tanto tiempo sola.
No lo hacía solo por ella, también por él. Sus responsabilidades de vizconde no habían desaparecido, solo que las estaba dejando acumular.
Así que lo estoy ayudando un poco…
Espero no se moleste.
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Entrada del diario de Penélope Featherington
4 de septiembre, 1817
Rosewood Manor, Kent
He estado con estos pensamientos últimamente, por un sueño que tuve.
No sé por qué ahora, creí que lo había superado, pero al parecer no es así. Porque no me he perdonado a mi misma a pesar de todo.
Mis emociones son demasiadas, no las entiendo y creo que no las entenderé.
Pero el sueño, era sobre él… Colin
Ya es extraño escribir su nombre.
En el sueño ella hacía exactamente lo mismo que hizo para alejarlo, pero está vez todo salía mal, su familia me odiaba, Anthony me odiaba. Porque lo obligué a marcharse, había separado a su familia.
En la realidad conté con suerte. Porque no todos reaccionaron mal a su, voy a llamarlo destierro.
Aún así, no cambia nada.
Porque sé que necesitaba mi espacio, no me siento cómoda con él cerca. Hizo mucho, planeó demasiado como para tratar de convivir con él.
Y sé también que él necesita este tiempo para pensar en lo que hizo. Espero que en realidad lo ayude, porque no le deseo el mal, en realidad no.
Supongo que aunque piense eso, lo que hice fue todo lo contrario ¿No es así?
Creo que sí.
Y tal vez lo indicado sea disculparme.
Pero él no se lo merece, cuando él no se ha disculpado conmigo.
¿Es demasiado rencoroso? Lo es, y nunca pensé guardar tanto rencor a alguien.
Solo espero que el tiempo me ayude a asimilarlo, tal vez pueda hablar con Anthony. Tal vez él lo entienda.
Porque sé que hice lo indicado, pero no era lo correcto.
No necesito que alguien refuerce me diga que lo que hice fue necesario, porque eso ya lo sé.
Solo necesito dejarlo ir.
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Entrada del diario de Penélope Featherington
30 de septiembre, 1817
Rosewood Manor, Kent
Volví a escribir…
Estoy escribiendo ahora.
Me refiero a mi historia, aunque después de volverla a leer me di cuenta que era demasiado melancólica y llena de desesperanza. No es lo que quiero escribir ahora.
Ya no estoy con esos sentimientos.
Ya no tengo esa sensación de que todo va a salir mal.
Por lo que decidí darle un nuevo enfoque y ahora es más positiva y romántica.
Aunque la base sigue siendo la misma, todo cambió para mejor.
Mi relación con Anthony es una buena inspiración.
Sin embargo, si pienso publicar bajo mi nombre, no puedo contar está historia tal como se dio, eso sería delatarme.
Así que… la imaginación es mi mejor amiga ahora mismo.
Debo decir que he perdido la cuenta de cuántas entradas dejé de escribir, he estado distraída y muy ocupada con mi nuevo proyecto.
Hablé con Anthony sobre el sueño que tuve, en realidad me dijo que él también en algún momento pensó que le había fallado a su familia. Pero esa conversación que escuchó de Daphne y Colin, fue lo que acabó con la empatía que sentía por su hermano, hasta cierto punto.
Solo que se sentía mal por su madre, porque ella y sus hermanos, no tenían nada que ver en el asunto. Pero estaban de acuerdo con que Colin necesitaba reflexionar sobre lo que hizo. Lo que lo hacía sentir mejor.
Y eso me hizo sentir mejor a mi también.
Espero en algún momento dejar todo el asunto atrás. No me gusta pensar en eso.
Y en otras cosas, Anthony cumplió su palabra y ahora está mucho más tiempo en casa.
Se dio cuenta de lo que hice con las cuentas, no se molestó. Incluso me felicitó porque era más ordenada que él. Pero ahora quiere que lo ayude en todo.
Creo que me perjudique a mi misma.
Pero es una buena excusa para estar juntos.
Y dice que cuando sea vizcondesa tendré que estar al tanto de todo.
Tiene razón, tengo que prepararme para el rol. Aunque él me aseguró que ya estaba bien, ya sabía todo y era inteligente por lo que no se me haría difícil.
Aún así, quiero estar a la altura.
Todavía no me veo como la vizcondesa Bridgerton, quiero decir me veo casada con él. Pero el papel en sociedad me deja nerviosa. Todo lo que conlleva serlo, eventos, reuniones…
Puede ser demasiado.
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Entrada del diario de Penélope Featherington
31 de octubre, 1817
Rosewood Manor, Kent
Estoy preocupada y un poco asustada.
Me he estado sintiendo mal últimamente, al principio pensé que era algún alimento que me sentó mal, pero ya han pasado varios días y sigo igual.
Me duele la cabeza, tengo náuseas y mis cursos no han llegado. No es que estén retrasados por muchos días, pero igual es preocupante.
Más después de lo que me dijo Rae.
Podría estar embarazada.
Y no es que no me emocione estar embarazada, pero el momento no es el adecuado. Esto puede ser perjudicial para todos.
Más tarde vendrá un médico, le dije a Rae que fuera discreta, quiero aprovechar que Anthony salió a cazar con Simón.
Al parecer él, Daphne y los niños están en Aubrey Hall desde ahora. Supongo que ya debe ser muy incómodo estar con el otro en la misma casa durante todo este tiempo.
Lleva varios días de visita, y no sé hasta cuándo más estará. Pero no es lo importante ahora.
Podría estar embarazada.
Un embarazo…
En realidad me lo puedo imaginar.
Un niño o una niña.
Nunca he pensado en cual de los dos prefiero, para mí es igual, lo amaré igual.
Y será un hijo de Anthony y mío. Será perfecto.
Siempre he deseado ser madre, y muy en el fondo sé, que quisiera que el médico hoy dijera que sí, que estoy embarazada.
A pesar de todo…
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Entrada del diario de Penélope Featherington
1 de noviembre, 1817
Rosewood Manor, Kent
Al final fue inútil tratar de ocultarle a Anthony mis preocupaciones de embarazo. Cómo si sospechara llegó temprano de su caza y encontró al médico.
Se quedó durante toda la revisión, el médico le dirigió una mirada y le pidió que se retirará, pero Anthony es demasiado terco como hacerle caso.
Al final el diagnóstico fue un dolor de cabeza nervioso. Ocasionado por estrés.
Recomendó tomar láudano y colocar compresas frías si persistía mucho tiempo.
Cuando el médico se marchó, tuvieron una pequeña discusión del por qué no había considerado necesario decirle que se sentía mal.
Y qué podía decirle “¿Estoy preocupada porque quiero estar embarazada, pero sé que tú quieres esperar estar en un mejor momento? Porque es un error ahora”
En realidad se lo dije.
Fue demasiado tarde cuando me di cuenta que lo dije en voz alta.
Solo lo hice cuando vi su mirada herida.
Y traté de disculparme, pero… ¿ acaso no era la verdad ?
Al parecer no.
Me dijo que él sí estaba emocionado con la idea de ser padre. Que cada día que pasaba temía que fuera demasiado tarde para él, que no llegara a estar presente en la vida de su hijo.
Me sentí horrible. Lloré por todo: porque deseo ser madre, porque lo amo, porque quiero que este tormento termine de una vez. Y porque estaba tan centrada en cómo me siento yo, que olvidé pensar en lo que siente él.
Soy horrible, tal vez al final si soy demasiado egoísta. Lo amo mucho, pero todo lo hice mal desde el principio.
Y me disculpé.
No tengo excusa en realidad, pero solo es todo tan complicado con nosotros, que a veces me cansa tanto intentar mantenerlo todo en equilibrio.
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Entrada del diario de Penélope Featherington
17 de noviembre, 1817
Rosewood Manor, Kent
Mañana partiremos a Aubrey Hall a reunirnos con los otros Bridgerton, incluidos Ben y Sophie. Al parecer tenían buenas noticias para compartir y ya puedo suponer que es.
Estoy feliz por ellos, pero al igual que cuando mi madre me dijo que Philipa estaba embarazada, me siento triste.
Pero finalmente este año está terminando, y cada vez falta menos para el comienzo de otra temporada.
Pensé en que si decía que el cortejo se dio durante la temporada baja, podría funcionar.
Pero Anthony es terco. Y no accedió, incluso cuando traté de chantajearlo.
Para ser un ex libertino, de verdad era demasiado correcto.
Y sé que tiene razón.
Aunque, si soy sincera, el periodo igual será bastante breve para la opinión social. Los rumores seguirán, serán inspeccionados sobre lo inapropiado que es casarse con el hermano de su anterior esposo.
Vivir en esta sociedad es demasiado limitante y desesperante.
Espero que en algún momento cambie.
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Entrada del diario Penélope Featherington
30 de noviembre, 1817
Aubrey Hall, Kent
Dos semanas han pasado desde que llegamos a Aubrey Hall, se confirmó lo que ya sospechaba. Ben y Sophie están esperando un bebé, se ven tan felices.
Casi lloré cuando dieron la noticia.
Estoy muy feliz por ellos en verdad. Me alegra que Ben haya encontrado lo que siempre había buscado.
Ahora he tenido más tiempo para conocer a Sophie, durante la temporada todo sucedió tan rápido que no podíamos compartir mucho. Tenemos ciertas similitudes y es una gran fan de Lady Whistledown. Me dieron ganas de decirle que estaba hablando con la escritora misma. Pero decidí no involucrar a más personas en ese secreto.
Sophie también era un buen mediador entre ella, Daphne y Eloise. Por lo menos cuando estaban las cuatro en la misma habitación, no había insultos o comentarios maliciosos.
Anthony había estado muy pendiente a Simón, y pasando tiempo con su hermano antes que se volvieran a separar.
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Entrada del diario de Penélope Featherington
26 de diciembre, 1817
Aubrey Hall, Kent
Fue el día de Navidad. Como siempre, nos despertamos temprano, abrimos los regalos y compartimos el desayuno en familia.
Parecía perfecto. Y en gran parte lo fue.
Aunque aún se sienten ciertas tensiones con algunos miembros de la familia, ya no permito que me afecten. Prefiero concentrarme en quienes sí me aprecian.
A media mañana salimos a pasear en trineo. Anthony se quedó a mi lado y me entregó su regalo: un collar que combinaba con el anillo que me había dado.
“Para que lo uses en el primer baile de la temporada”, me dijo.
No pude evitar sonreír. Ahora soy yo quien ansía que empiece la temporada. Ha pasado tanto tiempo…
Más tarde, cuando nos retiramos a las habitaciones, le di mi regalo: una pequeña historia, nuestra historia, escrita solo para sus ojos. La había comenzado en paralelo a su futuro libro, que apenas va por la mitad.
Anthony la recibió en silencio. Por un momento creí que había sido una idea tonta y traté de quitarle las hojas.
Pero no me lo permitió.
“Es perfecto”, dijo al fin.
“Así podré recordar siempre el camino que nos trajo justo a este momento”
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Casa Featherington, Londres
Marzo, 1818
Anthony la ayudó a bajar del carruaje. Estaban frente a su casa, su madre seguía con Philippa ayudándola con el bebé, por fin había sido un varón. El próximo Lord Featherington.
“La temporada comienza dentro de poco”, dijo Anthony a su lado. “Por fin”
“Mucho tiempo ha pasado”, dijo ella en medio de un suspiro. “Me alegro que hayamos llegado hasta aquí juntos, después de tantos años”
“Es como si ya nos hubiéramos casado y solo estemos renovando nuestros votos”, Anthony tomó un mechón de su cabello y lo puso detrás de su oreja. “Espero no tener competencia esta temporada, cada vez estás más hermosa”
Ella sonrió, negando suavemente. “No importa, sabes que solo tengo ojos para ti”
“Bien, porque no voy a tolerar otro pretendiente como ese tal Arthur”,replicó Anthony, como si incluso mencionarlo le doliera.
“Será mejor que entremos, llevamos demasiado tiempo contemplando la fachada”, dijo Penélope, enlazando su brazo con el de él. “Y por cierto… ¿en qué quedamos respecto a tu comportamiento?”
“Debo controlarme porque eso es vergonzoso”, respondió Anthony haciendo una mueca.
“Exacto. No me gusta que intentes limitarme. Así que, por favor, compórtate esta temporada. No necesitamos más escándalos”, dijo con voz firme y él asintió.
Volver a casa le resultaba reconfortante. Pero aún mejor era saber que esta sería la última temporada en la que llamaría a la casa Featherington su hogar.
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Documentos de sociedad de Lady Whistledown
Marzo, 1818
Querido y gentil lector,
Una nueva temporada se despliega ante nosotros con toda la pompa y expectativa que tan deliciosa ocasión merece. Y, como siempre, vuestra humilde y devotísima servidora se complace en acercarles los más jugosos detalles de la vida en la cúspide de nuestra amada sociedad londinense.
Durante los últimos meses, mucho ha sucedido. Como bien saben aquellos con oídos en los salones correctos. La ya ex señorita Cowper, ahora convertida en Lady Howard, ha contraído matrimonio tras cuatro largas temporadas en el mercado. Un auténtico milagro, considerando que la etiqueta de solterona ya le rondaba peligrosamente los talones.
Pero, no todo es júbilo en la casa Cowper. Se rumorea que Lord Cowper no está precisamente encantado con su nuevo yerno, cuya agudeza mental, o más bien la falta de ella, ha causado estragos en los negocios familiares. El atribulado caballero ha sido visto frecuentando White’s Club, despotricando con entusiasmo a quien tenga el infortunio de sentarse cerca.
En otras noticias que sin duda les harán levantar una ceja: la señorita Penélope Featherington ha regresado, una vez más, al siempre impredecible mercado matrimonial. Lo sucedido anteriormente es bien sabido por todos (y no me rebajaré a repetirlo), pero permítanme decir que no todas las damas logran sobrevivir al escándalo con tanta gracia. Bravo, señorita Featherington.
Y he aquí una novedad que ha puesto a todas las madres casamenteras en pie de guerra: el vizconde Anthony Bridgerton ha vuelto a la caza. Sí, querido lector, el hermano mayor de esa prominente familia parece estar considerando el matrimonio nuevamente. Esta vez, al parecer, ha dejado de lado su infame "lista de cualidades" y se muestra sorprendentemente animado con varias candidatas. ¿Será que por fin encontraremos a una vizcondesa? Confiemos en que la novia no huya en esta ocasión.
Esta temporada promete ser de lo más estimulante. Nuevos caballeros han llegado a Londres con la esperanza de encontrar esposa, y algunos antiguos pretendientes han decidido dar una segunda vuelta al ruedo.
Lo cual solo puede significar una cosa: bodas, escándalos y secretos en abundancia.
Y recordad, queridos lectores, que entre el cielo y Mayfair no hay nada oculto para esta cronista.
Así da comienzo la temporada,
Un placer, como siempre,
Lady Whistledown.
Chapter 26: Capítulo 26
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Casa Featherington, Londres
Abril, 1818
Hoy sería una gran noche, pensó Penélope mientras su doncella la ayudaba a arreglarse.
Estaba emocionada. Por fin había llegado el día, el primer baile de la temporada. Y ya no podía esperar más.
Para esa noche, había preparado junto con Gen el mejor vestido hasta ahora. Quería que todo fuera inolvidable, y de paso asegurarse de impresionar a Anthony, aunque solo fuera un poco.
“¿Está bien señora?”, preguntó Rae mientras la peinaba.
“Muy bien Rae, solo estoy nerviosa, pero emocionada”, respondió con una sonrisa que lo confirmaba. Era lo más feliz que había estado en mucho tiempo. Suponía que así debían sentirse las debutantes en su primer baile de temporada, llenas de expectativas e ilusiones.
“Estoy segura que Lord Bridgerton debe estar igual. Ha estado bastante ansioso por esta temporada”, comentó Rae sin dejar de trabajar en su peinado.
“Lo sé. Ha tenido más paciencia que yo, incluso”, admitió Penélope.
Desde que habían llegado a Londres, y quizás incluso antes, Anthony hablaba de cómo por fin podría presumirla. Decía que sería la envidia de todo Londres, por tener a la mujer más hermosa a su lado.
Penélope lo regañaba cada vez que exageraba, aunque en el fondo le encantaba sus halagos.
“Listo, señora”, anunció Rae, colocando el último broche en su cabello. “Es hora del vestido”
Penélope se levantó del tocador. Rae la ayudó a ajustarse el vestido, buscó los zapatos, las joyas y no olvidó el collar que Anthony le había regalado en Navidad. Media hora más tarde, estaba lista.
“¿No es demasiado?”, le preguntó a Rae. “Es como si estuviera buscando atraer atención”
“El de hace dos años fue más atrevido, señora. Este es simplemente usted queriendo verse bonita para el hombre que ama”, respondió Rae mientras la acompañaba al vestíbulo.
Al pie de las escaleras la esperaba su madre. “¿Volviste a los vestidos melancólicos?”
“Es verde, mamá, cumple con los colores de la familia”, replicó Penélope mientras pasaba a su lado y salía de la casa. Afuera, el lacayo ya esperaba para ayudarlas a subir al carruaje.
Su madre subió segundos después. “Hoy es tu gran noche”
“Lo es, espero que todo salga bien”, respondió con una sonrisa.
Su madre negó con la cabeza. “Eso habría sido antes de que Whistledown anunciara que Lord Bridgerton está en busca de esposa otra vez.”
Eso tal vez pudo haber sido arriesgado, pero era lo mejor. Anthony había estado saliendo con algunas damas a caminar, para conocerlas y así evitar comentarios sobre como ella era la única a la que le había dado atención o con la única que había interactuado en esta temporada. Debían dar la impresión de que su historia comenzaba hoy.
“Creo que es algo bueno”, replicó Penélope. “Yo confío en él, nada extraño va a suceder”
“Eso espero”, murmuró su madre.
El resto del camino transcurrió en silencio.
Aunque intentaba mantener la calma, el comentario de su madre la había puesto nerviosa. Sabía muy bien cómo se comportarían las damas aquella noche, incluso las recién debutadas. Su madre no había querido hacerle daño, pero hubiera preferido que no dijera nada.
Cuando el carruaje se detuvo, su madre le tomó la mano. “Has trazado tu camino hasta aquí, buena suerte esta noche”
“Gracias, mamá”, susurró Penélope.
Bajaron juntas y entraron a la casa de Lady Danbury. La decoración, como siempre, impecable; Agatha organizaba los mejores bailes. La música ya se escuchaba a lo lejos, aunque todavía era temprano para el primer baile.
Descendieron las escaleras con calma, ella detrás de su madre. Sus hermanas habían decidido participar de la temporada y estaban en un rincón conversando con sus maridos.
Caminó hacia ellas, las saludó y se quedó a su lado mirando a su alrededor. Los Bridgerton habían llegado, está vez solo eran tres. Violet, Anthony y Eloise.
Benedict y Sophie se habían excusado, esperando el nacimiento de su hijo, y Daphne se había retirado de las temporadas sociales, asistiendo solo a contados eventos.
Anthony, como esperaba, estaba rodeado de debutantes. Firmaba tarjetas y sonreía, mientras Penélope intentaba no sentir celos. Pero era imposible.
“Buenas noches, Penélope. Deberías dejar de asesinar con la mirada a esas pobres damas”, dijo Agatha colocándose a su lado. “Sabes que ese hombre solo tiene ojos para ti”
“Lo sé, pero es un poco molesto”, resopló ella con fastidio.
“Dile eso a Whistledown, ellas quieren un marido y Lord Bridgerton una esposa. Es lo que tiene que suceder”, dijo Agatha sonando perfectamente razonable.
“Ven caminemos, estoy segura que él no será el único que tendrá una noche ocupada”, Agatha la tomó por el brazo y caminaron alrededor del salón. “Hay muchos lores que han regresado de viajes, estudios este año. Estoy segura que se aburrirán de Lord Bridgerton pronto”
“No hay mejor opción”, murmuró Penélope sin pensar. “Quiero decir, Anthony podría seguir siendo un buen candidato”
“Es cierto, pero ustedes harán algo hoy ¿No?”, preguntó ella curiosa. “No puede ser que hayas publicado eso si no tienes algo planeado”
“No es nada muy elaborado, solo bailaremos, queremos comenzar con una declaración sutil”, respondió Penélope.
"Pensé que sería algo mas atrevido, pensaba tener entretenimiento esta noche", dijo Agatha sonando levemente decepcionada. "Para hacerlo más interesante asegúrate que uno sea un vals… o mejor que sean los dos"
“¿Ambos? Eso sería demasiado”, Penélope respondió en un murmullo. “¿Quieres que sea nuevamente el escándalo de la temporada?”
Agatha se rio. “Querida niña, no importa lo que hagas, apenas él se acerque a ti. Será un escándalo. Pero estoy lista para verlo y su majestad estará encantada”
Penélope sonrió tímidamente, tenía razón. No importa lo que hiciera, cuando su cortejo comenzara. Sería un escándalo, la gente no olvidaba. Y muchos menos si era para tratar de dañar la reputación de alguien.
“Te dejo, hay varios caballeros caminando hacia aquí y no quiero hablar con ellos”, Agatha la dejó en un lugar demasiado visible y se fue.
“Agatha…”, trató de llamarla, pero ya la mujer se había ido. Demasiado rápida incluso para usar un bastón.
“Buenas noches, señorita Featherington”, un hombre al que no había visto antes, la saludó. “Mi nombre es Charles Russell”
Bastante atrevido si se presenta por si solo, pensó Penélope.
“Buenas noches, un placer conocerlo”, respondió Penélope haciendo una pequeña reverencia. Creyó que esta noche sería ignorada, tal como sucedió en las últimas temporadas.
“El placer es mío, ¿Puede concederme un baile?”, el hombre señaló su tarjeta. Ella asintió, porque si quería bailar con Anthony, no podía decirle que no a otro caballero.
“¿Cuál es su baile favorito?”, le preguntó el hombre.
“El reel escocés”, respondió con una ligera sonrisa.
“Perfecto”, el hombre firmó y dejó su tarjeta a un lado. “Vendré a buscarla más tarde”, con una reverencia se marchó.
“¿Quién era?”, preguntó Anthony detrás de ella.
Penélope se giró, “No lo sé, pidió un baile”
Anthony entrecerró los ojos. “No pierden oportunidad”
“Solo es un reel escocés, nada importante”, respondió ella. “Es que nadie más ha pedido bailar conmigo”
“Discúlpame, debo arreglar eso ahora”, tomó su tarjeta y firmó dos veces en los dos vals.
“¿Los dos? ¿Agatha habló contigo también?”, preguntó ella mirando la tarjeta.
“Pudo haber mencionado algo al respecto y mi madre pudo haberse escandalizado un poco, pero me agradó su idea”, respondió encogiéndose de hombros.
“Los intentos de tu madre de tener una temporada en paz no han dado frutos”, dijo Penélope con una sonrisa. “Y todavía le hacen falta dos hijos más”
“Greg el otro año ya tendría permitido asistir a estos bailes, me preocupa un poco”
“Es un buen chico, seguro estará bien. Además estarás tú para guiarlo”, Penélope sabía que Greg no podría traer muchos problemas.
“Solo dices eso porque lo conoces de niño, pero cuando ya comience a tener más experiencia cambiará y será una pesadilla”, dijo Anthony un poco melancólico.
“¿Igual que tú y tus hermanos?”, preguntó ella irónicamente.
Anthony sonrió levemente. “Espero que no siga mis pasos ni los de Ben”
“Señora Featherington, buenas noches”, saludó un hombre interponiéndose entre ella y Anthony. “Mi nombre es Douglas Cornwall, ¿Me concedería un baile?”
Ella miró con disimulo a Anthony y asintió. “Por favor deje espacio entre los otros”
“Como diga mi señora”, el hombre firmó, hizo una reverencia y se fue.
“Es un poco extraño que lleguen, se presenten, firmen y no quieran establecer una conversación”, observó Penélope. “¿Cómo es que se conocen en realidad?”
“¿Quieres conocerlos?”, preguntó Anthony molesto.
“No, es solo que la experiencia del cortejo es muy extraña, para los demás quiero decir. Contigo fue un caso especial”, respondió con tranquilidad.
“Las conversaciones se dan durante el baile, quedarse al lado de una dama por mucho tiempo, podría dar señales equivocadas”
“Estas aquí desde hace unos minutos”, señaló ella.
“Bueno, esto podría acelerar mi plan y llevarnos al altar de forma más rápida”, dijo con una sonrisa ladeada.
“Me gusta como piensas, pero esas ideas no son apropiadas ahora”, dijo ella mirando su tarjeta y planeando cambiar de tema. “¿No tienes que bailar con alguien?”
“Cuatro damas además de ti”. Anthony miró su reloj brevemente y lo volvió a guardar. “Faltan pocos minutos, debería irme. Nos vemos más tarde”, le guiñó un ojo y se alejó.
Ella caminó hacia la mesa de bebidas y tomó una limonada, mientras tanto observó y esperó.
“Señorita Featherington, es hora de nuestro baile”, el señor Rusell. Apareció delante de ella y le tendió la mano.
Dejó su limonada en la mesa y lo siguió a la pista de baile.
“Me han dicho cosas sobre usted”, comentó el hombre mientras bailaban. No sabía cómo es que podía en medio de tanto movimiento.
“Nada lo suficientemente malo, espero”, respondió ella.
El hombre asintió, pero su expresión cambió y ya no se veía tan afable como antes. El resto del baile fue en silencio.
Cuando terminó el baile la dejó donde la había encontrado. “Gracias por el baile, señorita Featherington”
Con una rápida reverencia se marchó, ella tomó otro vaso de limonada y esperó al siguiente baile. Está vez era el señor Cornwall, a diferencia del otro hombre, este fue más directo y le preguntó sobre su matrimonio, Penélope respondió brevemente, pero no sé quedó callado enseguida, simplemente siguió conversando.
“Muchas gracias por el baile”, dijo antes de marcharse. Y nuevamente se quedó sola.
Era ridículo como la veían como si tuviera un problema.
“Penélope”, Cressida se acercó con su nuevo esposo.
“Cressida, Lord Forward”, saludó Penélope.
“¿Vuelves a intentar conseguir un marido? La última vez no salió bien, y ni siquiera pudiste conseguirlo por ti misma. ¿Qué te hace pensar que ahora es diferente?”, preguntó Cressida con esa sonrisa, sus ojos afilados, evaluandola. Era una víbora y su marido un idiota.
Penélope tomó aire y respondió con total calma. “Por lo menos, si me vuelvo a casar. No será porque mi padre pagó por él”, sonrió y vio a la sonrisa de Cressida flaquear. “Que tengan una buena velada”
Penélope caminó hasta el otro extremo del salón y esperó el próximo baile. Por fin sería con Anthony.
Minutos después apareció él. “¿Estás lista?”
“Estoy nerviosa”, respondió ella. “Crees que… olvídalo”
“Solo concéntrate en mi, nada más importa”, dijo él tendiéndole la mano. “Es hora de nuestro baile, señorita Featherington”
“Tiene razón, mi señor”, Penélope colocó su mano sobre la suya y caminaron hasta la pista de baile.
“¿Recuerdas nuestro primer vals? Ese día en mi casa de Bloomsbury”, dijo Anthony con una pequeña sonrisa.
“Es como si hubiera pasado toda una vida desde entonces”
Los músicos comenzaron a tocar.
Anthony la guío con delicadeza, un paso medido tras otro. “Hice que tocaran está pieza, era la que imaginaba cuando bailamos esa noche”
Penélope sonrió tímidamente. “Eres increíble”
“Bueno, esa noche fue especial para ambos, trataste de seducirme”
Ella revivió el recuerdo en su mente. Había sido un momento de pura impulsividad. “No hice tal cosa, te pedí un beso e intentaste negarte”
“Evidentemente fracasé, y no me arrepiento”
“Yo tampoco”, y el resto del baile transcurrió sin problemas, pasos impecables y cuando terminó. Él se inclinó y le besó el dorso de la mano.
“Fue un placer bailar con usted, reserveme su otro vals”, dijo lo suficientemente alto como para que cualquiera lo escuchara.
Escuchó los jadeos y una tos tratando de disimular. Salieron de la pista y se quedaron uno al lado del otro hablando. Sentía las miradas sobre ellos, la declaración no pasó desapercibido.
Al momento del segundo baile, nuevamente le ofreció su mano. “Creo que, desde ahora logramos ser la pareja de la temporada”
“No me sorprende”, Penélope estaba disfrutando esto, está noche. Por fin sin ocultarse.
Cuando terminó la canción nuevamente le besó el dorso de la mano. Pero esta vez la miró, había una determinación en su mirada y ella trató de disuadir lo que sea que estuviera pensando hacer.
Anthony soltó un suspiro, pero le hizo caso y la escoltó al lado de su madre.
Lo observó caminar hasta donde estaba Violet con Eloise, y él le dirigió una última mirada.
Todo había transcurrido según lo planeado.
Esta temporada sería interesante.
“Señorita Featherington, la reina solicita su presencia”, un lacayo apareció frente a ella, con una mano extendida indicando el camino.
Ella asintió y caminó hacia donde estaba la reina con Agatha.
“Señorita Featherington, veo que ha tenido una noche ocupada”, dijo la reina en cuanto se acercó.
“Su majestad”, saludó con una reverencia. “Ha sido una buena noche”
La reina asintió. “Sin duda, aunque no me esperaba este último giro de acontecimientos”
Penélope todavía consciente de donde estaba mintió. “Yo tampoco su majestad, fue una sorpresa para mí también”
“Claro, supongo que me podrá contar cómo avanza esto en nuestras reuniones semanales”, la reina sonrió levemente.
“Por supuesto”, respondió ella un poco más tranquila.
La hora siguiente estuvo con ella y con Agatha hablando sobre algunas parejas que se habían formado.
Anthony se quedó junto a su madre el resto de la noche, excepto cuando tenía un baile pendiente. Antes de hacerlo, la miraba a ella y sonreía.
Cuando lo consideró apropiado se marchó, tomó su carruaje y al llegar a su casa escribió la columna de Whistledown y se la entregó a Rae.
Habían acordado, aunque Anthony aceptó a regañadientes, suspender sus visitas nocturnas. Si todo marchaba como lo tenía planeado tendrían muchos ojos encima, y aunque en la noche estaría seguro. No quería arriesgar nada por un chisme.
También acordaron que, la primera semana no la visitaría, comenzarían después del segundo baile. Esto para evitar comentarios sobre la rapidez del cortejo.
Mientras tanto él seguiría conociendo a algunas damas. Esto último no le gustaba tanto, pero tenía que soportarlo.
Al final, todo su tiempo sería de ella.
Sonriendo tontamente se durmió.
La semana siguiente, Penélope estuvo en su casa la mayor parte del tiempo, solo iba a compromisos de la temporada y nada más. Evitó visitar la casa Bridgerton y mantener una distancia respetable.
Durante el segundo baile de la temporada, Anthony pidió un baile, está vez sería solo uno. En cambio caminaron por el salón varios minutos y luego la dejó junto a su madre.
Al día siguiente por fin, sería su primera visita.
“Señora, es hora de levantarse”, dijo Rae, abriendo las cortinas de su habitación. “Hoy se esperan visitas”
Cuando escuchó eso se levantó de inmediato.
“Tienes razón, prepara el vestido rosado”, dijo ella levantándose y dirigiéndose al vestidor.
“Cómo diga, señora”
Se preparó con cuidado, quería verse bonita. Anthony sería el único que vendría, pero aún así, era su primera visita oficial y quería que fuera perfecta.
Cuando Rae terminó con su vestido, se miró en el espejo. Se veía hermosa, ya no lo cuestionaba.
Bajó a desayunar con su madre, quien parecía igual de emocionada que ella.
“Todo el baile escuchó que vendría hoy”, comentó su madre a medio desayuno. “Fue bastante atrevido, pero fue agradable verlo”
“¿Por qué?”, preguntó ella.
“Porque por fin no es un secreto”
Al terminar de desayunar, bajó al salón y se sentó en su asiento habitual junto a la ventana. Miró el reloj, faltaban pocos minutos para que la visitas fueran permitidas.
“El vizconde Anthony Bridgerton, para la señorita Penélope”, anunció Varley.
Tanto su madre como ella se levantaron al tiempo.
“Buenos días Lady Featherington, señorita Featherington”, dijo Anthony al entrar, con un ramo de flores en una mano.
“Buenos días”, respondió su madre.
Anthony caminó hacia ella y le entregó el ramo. “Para ti”
“Gracias”, murmuró luego de admirarlo unos segundos y se lo entregó a Rae. “Siéntate”, le dijo señalando el puesto a su lado.
“¿Y ahora qué hacemos?”, preguntó con una sonrisa.
“Es nuestra primera visita oficial, hay que hablar de cosas que se hablan en el cortejo”
“¿Quieres saber sobre mis acuarelas? ¿Lo buena que soy en el piano o en el bordado? ¿Quieres que desmuestre mi talento en el canto? Porque ya todo lo sabes”, respondió ella con una sonrisa.
“Nunca te he escuchado cantar”, replicó Anthony.
“No lo hago, el canto era lo que más le gustaba hacer a Prudence, y por eso yo no practicaba.”
“¿Entonces eres muy buena? Me siento excluido al no presenciar tal talento, me han negado demasiado en esta vida”
“Compararme con Prudence no es demasiado. ¿La has escuchado cantar?”, preguntó Penélope haciendo una mueca.
“Sabiendo como te subestimas tan a menudo, estoy seguro que puede ser tu mejor tercer talento, después de la escritura y piano”, dijo Anthony con seguridad.
Penélope sonrió y asintió. “Tal vez te deje escucharme cuando nos casemos.”
“Porque así no podré huir si descubro que eres igual o peor que tu hermana”, bromeó.
Ella soltó una carcajada. “Podrás soportarlo”
El resto de la visita fue como debería ser una visita de cortejo, su madre no los dejó solos. Ellos hablaron educadamente sobre asuntos triviales y algunas otras cosas. Sabiendo que a veces decían más de lo que mostraban.
Cuándo fue la hora de partida, Anthony se levantó y tomó su mano. “Fue un placer verla señorita Featherington”, y besó su dorso. “¿Estaría bien si mañana damos un paseo por Hyde Park?”, está vez la pregunta fue para su madre.
“Si, sería maravilloso”, respondió su madre.
“Perfecto, vendré a media mañana”, Anthony hizo una reverencia a ella, luego a su madre y se fue.
“Es un poco curioso que este haciendo esto después de todo”, comentó su madre volviéndose a sentar. “Quiero decir, han llevado todo el cortejo al revés”
“Nuestra relación no comenzó de la forma tradicional tampoco”, Penélope volvió a sentarse en la ventana y tomó su libro. “Además lo estamos disfrutando”
A la mañana siguiente, se despertó temprano, se arregló y bajó a desayunar con su madre.
“Hoy es un gran día para ambos”, dijo su madre. “Trata de no darle atención a los comentarios que seguro escucharas sobre por qué el vizconde Bridgerton te eligió a ti, sobre las demás debutantes”
Penélope asintió, estaba lista, preparada mentalmente. Y había una columna de Whistledown, narrando una maravillosa historia tal vez.
“No te preocupes, si pude superar estos dos últimos años, unos chismes no me van a afectar”, dijo con seguridad. “¿Vas a acompañarnos?”
Su madre levantó la vista hacia ella con sorpresa. “¿Quieres que lo haga? Pensé que irías con Rae”
“Ir contigo daría más formalidad”, explicó ella, en estos momentos necesitaba toda la ayuda posible.
“Está bien”, accedió su madre. “Pero por favor traten de controlar sus manos, ayer lo dejé pasar porque solo estábamos los tres aquí”
“No tienes que preocuparte madre, seremos perfectamente educados”
Penélope continúo con su desayuno y cuando terminó, caminó hasta el salón para esperar.
Anunciaron a Anthony poco después, como el día anterior trajo flores y se acercó a ella para saludarla. Aprovechando que no estaba su madre cerca la besó.
“He extrañado muchísimo nuestros momentos juntos”, susurró al separarse. “He puesto a prueba mi autocontrol estas últimas semanas”
“No eres el único”, Penélope lo agarró de la solapa de su chaleco y atrajo hacía ella nuevamente.
Escucharon un golpe en la puerta y se separaron. Su madre los miraba con la ceja arqueada. “Supongo que no quieren que se les haga tarde”
“Tiene razón Lady Featherington, ya tenemos que irnos”, Anthony la llevó del brazo hasta el carruaje.
Salieron de la casa Featherington con su madre y Rae tras ellos. Tomaron un carruaje compartido y cuando llegaron las ayudó a bajar.
Él le tendió su brazo y puso la mano sobre él. “Me encantan nuestros paseos”
“Lástima que está vez no podamos ir al rincón cerca del sauce”, dijo Anthony con un tono triste.
Penélope soltó una carcajada. “¿De verdad? Es lo único que lamentas, ¿No mi compañía? Para que sepas, a mí si me gusta estar aquí, contigo, otra vez. Hemos dado tantos paseos aquí, pero hoy se siente diferente”
“Hoy es especial, y por si no lo he dicho, te ves hermosa”, Anthony señaló su vestido y comenzaron a caminar, su madre iba unos cinco pasos detrás de ellos.
“Mi madre nos está esperando más adelante, también quería unirse a nosotros”
“Sin duda este paseo será memorable”, murmuró ella, Anthony apretó su mano y siguieron a su ritmo. A medida que se adentraban en Hyde Park, sintió las miradas sobre ella. Anthony a su lado hizo su agarre más firme.
Él saludó a varios lores que estaban cerca, ellos la miraron un momento y volvieron a concentrarse en Anthony.
Y así se repitió hasta que llegaron dónde los Bridgerton habían colocado su tienda.
“Penélope querida”, Lady Bridgerton se levantó para abrazarla. “¿Cómo has estado?”
“Bastante bien”, respondió, Violet asintió y se giró hacia su madre.
“Supongo que somos chaperonas hoy”, dijo colocándose atrás de ellos.
Anthony no soltó su mano, aunque el apretón se volvió mas suave. Ella se separó de él, estaban demasiado cerca como para ser considerado correcto.
“No deberíamos”, murmuró Penélope, apenas audible, mientras pasaban junto a una anciana duquesa que los observó con suspicacia.
“¿No deberíamos qué?”, preguntó él con una sonrisa traviesa.
Ella lo miró de soslayo, sus labios curvándose levemente con una sonrisa. “Tener este tipo de proximidad. No delante de medio Londres”
Anthony soltó una pequeña risa seca. “Llevamos años teniendo este tipo de paseos y nunca dijiste nada”
“Antes no teníamos tanta atención”, replicó ella mirando a su alrededor.
Él se inclinó hacia ella con el aire de un caballero interesado en señalarle una flor o un ave, aunque su voz fue apenas un susurro junto a su oído. “Entonces que vean lo enamorado que está el vizconde Bridgerton y lo feliz que es”
Ella contuvo el aliento, no porque esas palabras fueran nuevas, sino porque aún le temblaban las rodillas cada vez que las oía. “Eres insoportable, Anthony Bridgerton”
“Solo soy un hombre con un propósito”, replicó, llevándose su mano enguantada a los labios con un gesto rápido y discreto.
Una risa genuina escapó de sus labios, y por un momento, el mundo se redujo a sus pasos acompasados, al susurro de los árboles y a su conversación.
Se encontraron con varios conocidos de Anthony en el camino, preguntaban sin disimulo si este año sería el definitivo para como ellos decían “sepultar su libertad”
Anthony respondía siempre igual, “Eso espero, creo que ya encontré a la dama adecuada” y dirigía su mirada hacia ella.
Penélope sonreía, porque le gustaba. Pero no podía evitar notar y era algo que detestaba a veces, que las personas hacían muecas de desagrado. Hubo otros que no se molestaron en reconocer a Anthony, eso la molestó aun más.
Era una falta de respeto. Ella estaba acostumbrada a los desplantes y que la ignoraran. Pero podía notar que Anthony no.
“¿Ya podemos irnos?”, le preguntó en voz baja.
Él la miró confundido. “¿Te sientes mal? Pensé que estaba resultando agradable”
“Hace mucho calor y la verdad prefería pasar un tiempo a solas contigo”, dijo, una verdad a medias, pero no quería hablar de eso ahí.
“Bien, voy a informarle a nuestras madres y buscaré el carruaje”, Anthony se giró y caminó hacia sus madres, hablaron por un momento y luego se fue por el carruaje.
Su madre se acercó a ella con cara de preocupación. “¿Pasó algo?”
“Nada importante, creo que la temperatura me está afectando”, respondió Penélope con tono firme, caminando hacia la salida. Se encontró con Anthony a mitad de camino y lo acompañó en silencio hasta el carruaje.
El trayecto hasta su casa fue silencioso, pero ella mantenía su mano sobre la de él, jugueteando con sus dedos.
Cuando llegaron a su casa Penélope esperó que su madre se retirara y ella caminó hacia el estudio de su padre.
“Penélope, ¿Me puedes decir que sucedió?”, Anthony entró justo después de ella y cerró la puerta.
“No estoy molesta contigo”, dijo de inmediato. “Solo me cansé de fingir que estaba bien con cómo nos trataban todos. Ya hicimos lo que planeamos, no es necesario pasar más tiempo allí”
“Sí, sabía que iba a pasar. Pero sigue siendo agotador tener que hablar con esas personas que ni siquiera me soportan”, añadió, dejando caer su abanico en el sofá.
“Bueno, tenemos una historia compartida, que nadie quiere mencionar… pero que sigue muy presente en sus mentes”, dijo Anthony en un tono condescendiente que la hizo fruncir el ceño.
“Sé que eso es así”, concedió ella, conteniéndose. “Sin embargo, es peor porque soy yo. No soy nada especial y, además, una Featherington. Todos deben preguntarse si te golpeaste la cabeza demasiado fuerte. Pero está bien, he aprendido a vivir con eso. Pero no soporto que te lo estén haciendo también a ti”, dijo en medio de un resoplido.
Anthony frunció el ceño en expresión de confusión. “¿Estás molesta por mi?”
“Si, lamento lo que sucedió”, respondió ella tomando su mano. “Algunos incluso se atrevieron a ignorarte”
Anthony se acercó a ella tomó su rostro entre sus manos y la besó, fue corto y casto. “Cariño, no me molesta. Ni siquiera me di cuenta. Estaba feliz porque estaba contigo y no me importa nada más”
“¿Estás seguro?”, preguntó ella mirándolo a los ojos.
“Muy seguro, además tu y yo sabíamos que iba a pasar. Probablemente la reputación de mi familia sufra algunas consecuencias, pero no me importa y a Eloise seguramente tampoco, es más estará agradecida”, dijo él encogiéndose de hombros.
Penélope sintió un peso menos, se había preocupado un poco. Pero estaba dispuesta a dejarlo pasar. Solo porque parecía que él lo decía en serio.
“Lamento haber acabo nuestro paseo de esa forma, pero es que estaba un poco molesta”
“Me complace saber que te preocupas lo suficiente como para molestarte en mi nombre”, dijo Anthony con una sonrisa. “Me siento verdaderamente querido, es la primera vez que sucede”
“Bueno, creo que eso lo aprendí de ti”, respondió ella. “Además que, todo lo que pase contigo me afecta a mi”
La mirada de Anthony se suavizó y la miró con ternura. “Eres realmente especial ¿Sabes? Lo eres para mí. No quiero que vuelvas a repetir lo que dijiste antes”
Penélope asintió. “No es que realmente lo piense, pero así es como ellos me ven”
“Y están ciegos si todavía no se dan cuenta lo maravillosa que eres”, replicó él y le dio un beso en la cabeza. “Deberíamos salir, tu madre debe estar preocupada”
La tomó de la mano y salieron hasta el salón, dónde estaba su madre tomando una taza de té.
“Lamento haberlos hecho salir de esa forma de nuestro paseo, pero creo que el calor me afectó”, dijo ella al entrar.
“¿Estás bien ahora?”, preguntó su madre y ella asintió.
“Si no le molesta Lady Featherington, quisiera quedarme un poco más de tiempo con Penélope”, le dijo Anthony a su madre, quien solo aceptó. Se quedaron en el salón, con su madre de chaperona.
A partir de entonces, las semanas transcurrieron con la serenidad de un cortejo bien encaminado. Anthony no demostraba menos que ser un pretendiente comprometido, la visitaba casi a diario, en los bailes siempre le pedía los dos bailes reglamentarios, y salían a pasear por Hyde Park o a Gunther's de vez en cuando.
Y, por supuesto, el cortejo del vizconde Bridgerton estaba siendo reportado por Lady Whistledown, relatado como si se tratase de un romance sacado de una novela.
Los chismes continuaron, no se explicaban cómo es que eso había pasado. Pero estaban convencidos que todo era un plan de ella para volver a la familia.
“¿Qué le habrá hecho al vizconde?”
“¿Lo estará manipulando?”
“Tal vez su tiempo en la familia la llevó a descubrir grandes secretos”
Eso era lo que más decían, pero sin pruebas ni nada que lo respaldara, seguían siendo simples chismes. Podría parecer extraño que Lady Whistledown no lo mencionara, pero en realidad la escritora tampoco podría tener una respuesta para eso.
Esta temporada, a pesar de todo, le estaba resultando bastante agradable.
El apoyo de la reina durante el tercer baile de la temporada también había sido de gran ayuda. En medio del salón, Su Majestad había declarado que hacían buena pareja, con su voz resonando sobre el murmullo general.
Penélope le agradeció con una reverencia y una sonrisa.
Porque si la reina lo aprobaba, era probable que el resto de la alta sociedad se dejara convencer. Así eran ellos, ovejas siguiendo a quien tuviera la voz más fuerte.
Y lo cierto era que todo iba según lo planeado. No faltaba mucho para que se formalizara la propuesta de matrimonio, luego vendría el baile de compromiso, aunque este no era realmente necesario y, al final de la temporada, la boda.
Ya había comenzado a organizarlo todo con Gen, segura de que el desenlace era inevitable. Su madre, por su parte, estaba ocupada planeando las decoraciones junto a Varley.
Tal vez era demasiado pronto para hacer planes tan concretos.
Pero para Penélope, ya era un hecho.
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Casa Featherington, Londres
Mediados de mayo, 1818
“Todavía no puedo creer que te esté cortejando el vizconde”, dijo Prudence mientras dejaba a su hija jugando en el piso.
“Te lo he dicho las dos veces que has venido, que si es verdad. Mi madre está de testigo”, respondió ella poniendo los ojos en blanco. Sus hermanas habían estado bastante ocupadas con la maternidad, que se había olvidado lo obtusas que podían ser.
“¿Cómo es que permites eso?”, le preguntó Prudence a su madre. “Estuvo casada con el hermano.”
“No vuelvas a mencionar eso”, espetó ella. “El matrimonio fue anulado”
“Da igual, pasaron por la iglesia, estuvieron casados”, insistió Prudence. “A menos que…”
“Cuidado con lo que dices sobre tu hermana, Prudence”, intervino su madre. “Lord Bridgerton se ha portado muy bien con tu hermana, y tiene mi aprobación. Es un buen hombre y un vizconde”
“Bueno, si es por eso. Te felicito Penélope, nunca pensé que lograras tan buena pareja”, la miró de nuevo a ella y sonrió levemente, pero Penélope conocía a su hermana y sabía que probablemente lo decía solo para evitar el regaño de su madre. “Pero de verdad es increíble, pensé que después de lo sucedido no querrías casarte otra vez”
“Siempre quise casarme Prudence, lo que pasó fue una mala experiencia. Pero ya lo superé”, dijo ella con impaciencia.
“¿O es que te comprometió? Eso tendría más sentido”, su hermana sonrió maliciosamente.
“¡Prudence!”, le gritó su madre. “¿Qué te acabo de decir?”
“No te preocupes mamá, puede decir lo que quiera. Sé que nada de eso es cierto y a Anthony si le importo”, dijo ella levantándose de su asiento para salir del salón. Su hermana era insoportable, ni siquiera la maternidad había logrado cambiarla.
Al menos Philippa era más agradable con ella, pero estaba tan ocupada con su nuevo bebé que ya casi no pasaba por la casa, aunque legalmente le correspondiera ocuparla.
Cuando se casara con Anthony vería menos a sus hermanas y, aunque estuviera mal, se sentía aliviada por eso. Ni siquiera las intervenciones de su madre habían cambiado su actitud hacia ella.
No entendía por qué le desagradaba tanto.
Cuando llegó a su habitación, se dejó caer en su cama, deseando con toda su alma que el día siguiente llegara rápido para marcharse a Aubrey Hall. Anthony ya se encontraba allí con su familia, pues Violet volvía a ofrecer, un año más, el tradicional baile de corazones y flores.
Era el escenario perfecto para que él hiciera la propuesta. Una oleada de emoción le recorrió el cuerpo. Alzó su mano y miró el anillo en su dedo; sería oficial. Una sonrisa involuntaria se dibujó en sus labios, por fin tendría la boda que siempre había soñado, y lo que era aún más sorprendente, con la persona que menos imaginó.
Era increíble todo lo que había pasado desde aquel último baile de temporada en casa de su madre. Esa noche pensó que lo había perdido todo, sin imaginar que en realidad se estaba preparando para algo mucho mejor.
A veces se preguntaba qué hubiera pasado si Anthony no hubiera hecho caso a Violet y nunca la hubiera visitado. ¿Se habrían encontrado de alguna otra forma? Ella no lo creía. En realidad, ese hubiera sido el final de su relación con los Bridgerton. Recordaba perfectamente cómo se sintió los meses después de la boda. Probablemente no hubiera regresado el año siguiente y habría desaparecido en algún lugar lejos de Londres. ¿Qué vida tendría ahora?
La pregunta se desvaneció de su mente tan rápido como apareció. La realidad de su presente era mejor. Ya no había espacio para los “qué pasaría si”. Solo existía esa emoción de viajar al día siguiente y la imagen de Anthony arrodillándose frente a ella. Una sonrisa genuina, está vez sin incredulidad, iluminó su rostro.
Mañana.
Todo comenzaría mañana.
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Aubrey Hall, Kent
Mediados de mayo, 1818
“Recuerda que debes ser un buen anfitrión”, le repitió su madre por décima vez en el día, pero Anthony no le puso atención después de las dos primeras.
“Sí, sí, lo sé, seré un caballero”, respondió sin comprometerse mucho en la conversación. Él solo pensaba en lo que sería el día siguiente.
“Anthony, debes tomarte esto en serio. Está temporada no ha sido fácil”, dijo su madre sentándose frente a él.
“¿Me estás culpando?”, preguntó Anthony, molesto.
“No, pero bien sabes cómo nuestra reputación ha estado en entredicho por tu cortejo”, su madre lo miró a los ojos. “Tú mismo lo has experimentado, tu hermana y yo también. Así que por favor, si vienen las suficientes personas a esto, compórtate”
“Vendrán. La reina está invitada. Y si la reina viene, toda esa gente también”, respondió él volviendo su atención a sus papeles.
Su madre le quitó la pluma de la mano. “Piensas hacerlo mañana, ¿no?”
“¿Hacer qué?”, Anthony sabía a qué se refería, pero no lo iba a admitir. Si fuera por su madre, se casarían en la temporada baja. Pero ninguno de ellos quería eso. No estaban haciendo nada malo, y Penélope no se merecía una boda a escondidas otra vez.
“No trates de hacerte el tonto, el compromiso ¿Debería prepararme para un escándalo más?”, preguntó su madre.
“¿Por qué te preocupa? Yo creo que toda la alta sociedad espera que suceda. Ya no hay nada que ocultar, pueden pensar que ella me manipuló, que me volví loco, que la comprometí. No me importa y a Penélope tampoco”, respondió Anthony acomodándose en su asiento. “Pero ella no merece otra boda oculta, no merece una propuesta rápida. Todo lo que ha pasado ha sido por esta familia y yo quiero… hacerlo bien”
La mirada de su madre se suavizó y dejó la pluma en el escritorio otra vez. “Tienes razón, supongo que perder el contacto de unas personas no pesa tanto como ganar una nuera otra vez”, dijo su madre con una sonrisa. “Has cambiado mucho Anthony, me complace saber que es para bien”
Su madre se levantó de su asiento y se acercó a él. “Estoy orgullosa de ti”, murmuró antes de abrazarlo..
No era que no lo hubiera hecho antes, pero habían dejado esa costumbre hacía mucho.
“Eres un buen hombre”, murmuró en medio de su abrazo. “Harás a Penélope muy feliz. ¿Ya sabes cuál anillo entregarle?”, preguntó soltándose de él.
“Sí. El rubí. No es tan ostentoso, pero Penélope tampoco lo es. Y para la boda, Ben sugirió hacer algo memorable, así que le encargué el diseño”. Anthony sacó la caja del anillo de compromiso que entregaría mañana, y luego otra con los anillos de boda.
Su madre tomó ambas cajas y Anthony casi pudo haber visto lágrimas en sus ojos. “Es muy bonito”, dijo refiriéndose al anillo de la boda. “¿Tiene un significado?”
“Por supuesto”, respondió él tomando uno con su mano. “Nos simbolizan a nosotros, y la inscripción por dentro es algo nuestro”
El anillo llevaba, a los lados, una pequeña mariposa y una abeja, como el bordado que ella le dio, junto con un diamante en el centro. Por dentro, la inscripción era un “Siempre”, palabra que él repetía todo el tiempo, y que ya significaba demasiado para ambos.
“Estoy segura que le gustará mucho”, su madre dejó el otro anillo en el escritorio. “Supongo que debo asegurarme que todo esté bien para mañana”. Y con eso dicho salió del estudio.
Anthony volvió a guardar los anillos en el cajón de su escritorio y continúo con lo que estaba haciendo. Cuentas.
Pero tenía una sonrisa en el rostro, pensando en que en realidad por fin faltaba muy poco.
Al día siguiente se había preparado mentalmente para todo. Las personas comenzarían a llegar al caer la tarde, incluida Penélope. Pasó gran parte del día en un estado de anticipación, incapaz de concentrarse en nada más. Faltaban apenas un par de horas.
“Es increíble verte tan nervioso”, dijo Benedict desde la puerta. “El amor de verdad cambia a las personas”
“¿Qué haces aquí?”, preguntó Anthony, levantándose para saludarlo.
“Vine a la pedida de matrimonio de mi hermano ¿acaso no puedo?”, respondió con una sonrisa.
“¿Y Sophie?”
“Se quedó en My Cottage, ya está bastante avanzada. Mañana regreso, solo vine a brindar apoyo… bueno, a Penélope. El año pasado ella fue de gran ayuda para mí.”, Benedict le dio una palmadita en el hombro. “¿Cómo estás?”
Anthony lo guio hasta los sillones del estudio. “Emocionado, he estado esperando este momento tanto tiempo”
“Exactamente cuatro años”, replicó Benedict. “Y, dime, ¿cómo te ha tratado esta temporada?”
“Ha sido, digamos que lo esperado, muchos desplantes, miradas de juicio, comentarios imprudentes, pero para Penélope y para mí ha sido perfecta”, sonrió al decirlo.
Benedict le devolvió la sonrisa, satisfecho. Hablaron un rato más hasta que su hermano anunció que debía presentarse ante su madre, antes de que algún criado lo delatara. Se despidieron en las escaleras del vestíbulo, y Anthony subió a vestirse para el baile.
Guardó el anillo en el interior de su chaqueta y bajó al vestíbulo, donde su madre lo esperaba para recibir a los invitados. Uno a uno, desfilaron miembros de la alta sociedad; algunos más por curiosidad que por cortesía.
“Buenas tardes Violet, Lord Bridgerton”, saludó Lady Danbury con media sonrisa. “Me gusta la decoración, espero que está noche sea igual de prometedora, cuento con usted Lord Bridgerton”, con una última mirada a él la mujer pasó por su lado.
Anthony murmuró hacia su madre. “De verdad que a veces siento que es un ave de mal agüero”
Su madre hizo un gesto restando importancia. “Es amiga de Penélope, es querida para ella. Estoy segura que solo lo dijo para molestarte”
El carruaje real apareció, y con él la reina. Tras los saludos formales, Anthony apenas pudo contener la impaciencia. Tomó una copa de champaña y esperó.
Cuando Lady Featherington cruzó la puerta, supo que ella estaba cerca. Y entonces la vio. Un vestido rosa con detalles florales, el collar que él mismo le había regalado en Navidad y el cabello suelto adornado con pequeños lazos.
Hermosa.
“Buenas noches, Violet, Anthony”, dijo ella al acercarse.
“Estás radiante”, se escapó de sus labios antes de poder contenerlo. Ella se sonrojó y lo miró con una sonrisa tímida.
“Buenas noches querida”, intervino su madre. “Espero que disfrutes este baile”
“Seguramente lo haré”, respondió ella, dedicándole a Anthony una mirada fugaz antes de pasar a su lado.
Él la tomó del brazo suavemente. “No te pierdas mucho, en cuanto termine de recibir a los invitados, seré completamente tuyo”
Ella se inclinó apenas hacia él. “Creí que ya lo eras”, murmuró con picardía, y le guiñó un ojo.
Ese gesto bastó para mantenerlo de buen humor el resto de la recepción.
Cuando por fin pudo liberarse, la buscó entre la multitud y la encontró conversando con Benedict. Se acercó de inmediato.
“Hermano, Penélope”, dijo al llegar.
“¿Libre de tus responsabilidades?”, preguntó su hermano. “Ya estaba pensando en llevar a Pen a Londres para evitarle la vergüenza”
“Eso no es necesario, la señorita aquí presente me debe dos bailes”, Anthony se acercó a su tarjeta y tal como en los bailes anteriores firmó los dos vals. “El segundo es importante”
“Puedes no coquetear frente a mi, Eloise tiene razón, son repugnantes”, Ben hizo una mueca antes de beber otro sorbo de su champaña.
Anthony lo fulminó con la mirada, pero Penélope restó importancia al comentario. “Ya debería estar acostumbrada”, dijo divertida, y lo siguió a la pista.
Llegaron a la pista de baile, ya sabían cómo bailar con el otro sin necesidad de estar pendiente a sus pasos. Así que podían hablar sin preocuparse por cometer errores. “Lamento lo que dijo Ben”
“Está bien, no dijo nada malo”, Ella giró bajo su brazo y al volver él la acercó un poco más. “Además, no es la única que piensa eso”
“No es culpa nuestra que estemos enamorados”, replicó él, antes de hacerla girar otra vez.
“De quién más si no”, se burló ella y continuaron bailando. “Creo que seremos más insoportable cuando nos casemos”
“Sin duda, no voy a dejarte ni un momento sola”
“También necesito mi espacio”, Penélope lo golpeó levemente en su brazo. “Pero me encanta lo comprometido que estás”
“Siempre”, él sonrió y la hizo dar una vuelta antes de que acabara la canción.
Se alejaron de la pista y regresaron donde estaban sus hermanos.
“Viene nuestra pareja otra vez”, se burló Benedict. “Se ven tan bien juntos, todos estábamos disfrutando del espectáculo”
“Es un placer ofrecer entretenimiento”, dijo Penélope a su lado con una sonrisa.
“Voy a buscarte una bebida”, le dijo a Penélope, ella asintió y se quedó con sus hermanos.
Anthony caminó hasta la mesa de refrescos y tomó dos copas, iba en su camino de vuelta cuando se interpusieron varios lores en su camino.
“Bridgerton”, dijo Lord Staton. “Parece que nos hemos enterado de ciertas cosas que sucederán esta noche”
“Oh si, si hemos estado esperando esto toda la temporada”, dijo Lord Cho en tono burlón. “¿Que se siente estar con las sobras de tu hermano?”
Anthony apretó los vasos con sus manos, el comentario solo era para molestarlo. No era la primera vez que lo hacían, durante toda la temporada habían estado diseccionando cómo es que podía querer casarse con una mujer como Penélope, pero él simplemente los ignoraba, porque nunca se iban a enterar de la verdad y de cualquier otra forma no lo iban a entender.
“La señorita Featherington no es nada de eso”, dijo él dejando los vasos a un lado. “Y les pido que la traten con respeto o pueden retirarse. Su presencia de hecho no es necesaria”
“¿En serio? ¿Qué te pasó Bridgerton? Tus estándares bajaron mucho. Quiero decir, tiene buenos atributos, pero es una mujer manchada y problemática” comentó haciendo gestos frente a él, insinuando el pecho de Penélope.
Anthony lo detuvo con su mano y se acercó a ellos. “Se los advierto una palabra más y no me importará ser yo mismo quien los saque a rastras de aquí”
“Vamos caballeros, no hagan una escena”, Lady Danbury apareció detrás de ellos. “Si bien es sorprendente el giro de los acontecimientos no entiendo por qué les importa tanto. Ustedes no son los que están cortejando a la señorita Featherington. A menos que les interese”
“Lady Danbury…”, dijo Staton nervioso.
“Dejemos a Lord Bridgerton disfrutar su velada y el baile ofrecido por su madre”, Lady Danbury los golpeó con su bastón, los hombres se fueron de inmediato.
"Gracias Lady Danbury", dijo Anthony.
La mujer negó. "No me agradezca, es divertido molestar a estos… caballeros. Ahora lleve esas bebidas a su destino"
Anthony asintió, volvió a tomar los vasos y caminó hacía Penélope.
“Te demoraste”, le dijo al llegar.
“Fui interrumpido por ciertos caballeros”, dijo él mirando hacia la pista donde ahora estaba Eloise bailando. “¿Está bailando por voluntad propia?”, preguntó señalando a su hermana.
Penélope miró hacia la pista y asintió. “Parece sorprendente, pero sí”
“Es tan extraño”, comentó Benedict a su lado. “Creo que por fin nuestra hermana está creciendo”
“No lo sé, en algún momento puede pisarlo y salir de la pista”, comentó Anthony.
Mientras pasaban los otros bailes, se quedaron hablando entre los tres, Benedict parecía muy contento con su vida actual y él estaba feliz por él.
Cuando llegó el momento del segundo vals, la tensión volvió a invadirlo. Penélope lo miró con sospecha, pero siguió sus pasos en silencio. Al apagarse las últimas notas, Anthony soltó su mano y, por un instante, el murmullo del salón pareció desaparecer.
Respiró hondo.
"No tenía preparado un discurso…", confesó, con la voz llena de emoción. "Solo pensaba pedirte que fueras mi esposa, pero ahora aquí, siento que te debo algo mas memorable"
Penélope parpadeó, sorprendida, los labios apenas entreabiertos.
"Nos conocemos hace tanto, nuestros caminos se han cruzado tantas veces, pero nos encontramos un poco tarde. Sin embargo, desde el instante en que coincidimos de verdad, mi vida cambió por completo. Te has convertido en lo más valioso que tengo, en la calma y en la certeza que nunca supe que necesitaba. Y hoy… me sería imposible imaginar un futuro en el que no estés a mi lado"
Anthony se arrodilló entonces, sacando un anillo que brilló bajo la luz. Su voz se quebró apenas al pronunciar las siguientes palabras. “Señorita Featherington… ¿Le gustaría ser mi esposa?”
“Acepto su propuesta, Lord Bridgerton”, respondió ella, tendiéndole la mano con lágrimas brillando en los ojos.
Colocó el anillo y se levantó. Tomó su mano y besó el dorso. “Ahora eres mi prometida en serio”
El salón estalló en murmullos y felicitaciones. Su madre los abrazó, Benedict pidió ser padrino, Eloise parecía realmente feliz por ellos, y hasta Lady Featherington se mostró complacida. La reina, al llegar frente a ellos, ofreció un escueto pero significativo “felicitaciones” antes de seguir su camino.
“Bueno, creo que ahora se nos permite bailar una vez mas”, Anthony la llevó a la pista de baile otra vez. “¿Crees que puedas colarte en mi habitación hoy?”
Penélope sonrió levemente, pero asintió. “Toda la alta sociedad estará aquí, pero supongo que si nunca voy a mi habitación podría funcionar”
“Me encanta que seas tan brillante”
“Solo hay que esperar que la mayoría se retire y luego lo haremos nosotros”
Y así fue, luego de su baile, caminaron por el salón, se quedaron hablando de cualquier cosa. Hasta que fue lo suficientemente tarde, todos se habían retirado y luego subieron con cuidado al ala familiar.
En medio de risas llegaron a su habitación. Anthony no esperó ni un instante después de cerrar la puerta con seguro. La atrajo hacia él con fuerza, besándola como si semanas de contención se deshicieran de golpe.
Penélope, siempre impaciente, comenzó a luchar con su chaqueta.
“Cariño, tenemos toda la noche”, murmuró contra sus labios, antes de inclinarse y recorrerle el cuello con besos hambrientos.
Los botones de su vestido cedieron uno a uno, hasta que quedó reducida a corset y camisón, pero la tela ligera pronto se unió al vestido sobre el suelo.
“Nunca me voy a cansar de verte”, susurró Anthony, con la voz ronca, sus dedos deteniéndose un instante en la curva de su cintura.
Penélope lo besó de nuevo, esta vez con más urgencia, y consiguió liberarlo de la chaqueta y luego del frac. Sus manos lo exploraban con la misma ansiedad con la que él volvía a buscar sus labios.
Él la alzó con facilidad, arrancándole una risa suave, y la llevó hasta la cama. La dejó sobre las sábanas y se inclinó sobre ella, tan cerca que apenas podían respirar sin sentir al otro.
“Soy el hombre más afortunado”
“Puede que si”, respondió ella con un brillo desafiante en los ojos, arqueando apenas la espalda bajo su cuerpo.
Anthony soltó una risa baja y se inclinó de nuevo para atraparla en un beso que ya no admitía reservas.
Entonces las palabras se volvieron inútiles. La habitación se llenó de roce de telas, del crujido suave de la cama y de sus respiraciones desbocadas, mezcladas con risas y susurros entrecortados.
La mañana siguiente, le pidió a Penélope y a su madre que se quedaran unos días mas con ellos. No era nada extraño, ya estaban oficialmente comprometidos, y aquello daba pie a que ambas madres comenzaran a planear la boda. Su madre incluso insinuó organizar un baile de compromiso, pero ni él ni Penélope lo deseaban.
La noticia ya había corrido por toda la alta sociedad, no había necesidad de otro anuncio. Aun así, su madre insistió en al menos una cena íntima, solo entre la familia. Y eso sí lo aceptaron.
Fue entonces cuando acordaron fijar la boda para dentro de un mes. Un tiempo que muchos considerarían breve, pero que para él se sentía eterno. Ya había esperado demasiado.
Los preparativos comenzaron de inmediato. Él pidió la licencia, se discutió el banquete, las invitaciones, los trajes, los vestidos… todo parecía avanzar sin descanso. Penélope y él estaban ocupados con sus respectivas tareas que apenas se veían. Así que volvió a colarse en su casa cada vez que podía.
“Planear una boda le quita tiempo junto a los novios, no tiene sentido”, se quejó en uno de sus encuentros.
“Cuando quieres que todo esté como siempre lo soñaste, es un precio a pagar. Además, solo son unas semanas en comparación a toda una vida”, respondió ella.
“Y como siempre, tienes razón”, concedió él con una sonrisa.
También discutieron donde sería su vivienda después del matrimonio. Penélope no quería desalojar a su madre y a sus hermanos de la casa Bridgerton, pero tampoco se veía cómoda compartiendo techo con toda la familia. Así que acordaron instalarse en la casa de Bloomsbury mientras estuvieran en Londres y no tuvieran hijos.
En una de esas noches, ella le confesó que sentía la necesidad de dejar atrás su seudónimo.
“Ya no lo necesito. Cumplió su propósito y estoy feliz de dejarlo ir”
Él, sin embargo, tuvo la tentación de insistir en que continuara; sabía cuánto disfrutaba escribir, y que Lady Whistledown era una parte de ella.
“Quiero escribir sobre lo que viene de mi, no de la alta sociedad. Sabes que ya tengo un manuscrito casi listo. Y quiero que salga a mi nombre, no quiero ocultarme más.”
Después de aquello, no encontró razón para objetar. Solo le dijo que la apoyaría, como siempre, en todo lo que deseara.
Con cada día que pasaba él temía que algo sucediera. No sabía si era un presentimiento real o simplemente la sensación de estar dividido. Su familia ya no era la misma familia de la que había tenido la fortuna de formar parte.
Cada uno seguía su propio camino, unos arrastrados por decisiones equivocadas, otros por acciones inmaduras; algunos casados, y los más jóvenes todavía demasiado inexpertos. Hubiera querido que todos estuvieran presentes en su boda, pero se repetía que cinco de siete no era un mal comienzo.
Daphne, sin embargo, seguía sin perdonarlo, y no creía que lo hiciera en un futuro cercano, a pesar de que habían pasado ya dos años.
En cuanto a Colin, sabía por su madre que aún permanecía en Escocia. Le escribía cada semana, aunque siempre recibía la misma respuesta, que seguía molesto por lo sucedido, que él había sido la verdadera víctima, que todos lo habían engañado. Esa mentalidad era precisamente lo que lo mantenía lejos de Londres, pues con ella solo podía causar daño una vez más.
Por eso, resultó un verdadero impacto para Anthony recibir una carta de Colin, dirigida directamente a él. La última vez que su hermano le había escrito había sido durante su primera gira. ¿Qué podía tener que decirle ahora? Nada bueno, suponía.
O, peor aún, quizá buscaba hacerlo sentir culpable. Con ese pensamiento, y sin detenerse demasiado a considerar, arrojó la carta al fuego. ¿Hizo mal? Tal vez. Era una pregunta que podría hacerse después. Pero en ese momento no estaba dispuesto a permitir que las tonterías de Colin enturbiaran su felicidad.
Decidió enfocarse por completo en la boda. Solo faltaba una semana y quedaban pocos detalles por cerrar. La reina misma se había ofrecido a ser anfitriona del desayuno de bodas, lo que garantizaba algo tan fastuoso como elaborado, pero al menos era una preocupación menos para su madre.
La noche antes del gran día, Anthony salió al jardín. Estaba iluminado, tranquilo, y él necesitaba caminar. Estaba nervioso y emocionado a la vez. Nunca habría imaginado que algún día aguardaría su boda con tanta anticipación.
Llegó hasta los columpios y encontró allí a su hermana.
“Espero que no estés fumando”, dijo al acercarse.
“No lo estoy haciendo”, replicó Eloise. “¿Pero cómo lo sabes?”
“Sé muchas cosas que haces, aunque pienses ser discreta”, se sentó en el columpio de al lado y miró las flores. “¿Es extraño todo esto?”
“¿Todo qué?”, preguntó su Eloise confundida.
“Casarme con Penélope”
Eloise se puso de pie de golpe. “Anthony Bridgerton, no me digas que ahora estás dudando, porque yo misma te entierro en este mismo jardín.”
“Por supuesto que no”, respondió de inmediato. “Solo digo que es increíble como resultaron las cosas”
Su hermana pareció calmarse y volvió a sentarse. “Eso sí. Nunca esperé verte enamorado. Francamente, parecías demasiado contento siendo miserable”
Anthony soltó una carcajada. “Bueno, quería cumplir con mi deber, así que me hubiera casado en algún momento”
“Pero no lo hubieras hecho por la razón correcta", Eloise lo observó con curiosidad. "¿Cómo descubriste que estabas enamorado de Pen?”
“Comencé a extrañarla todo el tiempo. Mis peores días eran cuando no la veía, y buscaba cualquier excusa para visitarla. Cuando al fin lo confesó, después de que yo tratara inútilmente de retrasar lo inevitable, supe que debía decírselo también.”
“¿Ella lo dijo primero? Eres un idiota”, dijo Eloise en tono burlón.
“No importa. Llegamos hasta aquí, y mañana comienza un nuevo capítulo.”
“Es desagradable lo romántico que puedes ser", bufó Eloise, aunque sonrió después. "Pero me alegro por ambos, de verdad”
“Es momento de entrar, ya es tarde”, dijo él levantándose del columpio.
“¿Qué estabas haciendo afuera? No eres de los que pasea por los jardines”
Anthony se encogió de hombros. “Tal vez estaba tratando de contener la emoción, mañana es un gran día.”
Entraron juntos a la casa. La charla lo había distraído y calmado. Esa noche, al acostarse, Anthony pensó que a partir del día siguiente nunca dormiría más solo.
El día de la boda comenzó temprano. Anthony se preparó con cuidado, revisando cada detalle, y cuando bajó al vestíbulo encontró a sus hermanos esperándolo.
“¿Estás listo?”, le preguntó Benedict. “No quiero ser portador de malas noticias para Penélope”
“Más que listo”, dijo él con una sonrisa. Sus demás hermanos sonrieron con él.
“Me da gusto estar aquí para esta boda”, comentó Fran acercándose para arreglarle la corbata. “Estoy muy feliz por ti, hermano”
Anthony abrazó a cada uno. “Sé que nuestra familia ya no es lo de antes, en parte por mi culpa. Pero les agradezco que estén aquí”
“No es tu culpa”, dijo Eloise con firmeza. “No has sido menos que el mejor hermano mayor para nosotros”
Anthony volvió a abrazar a su hermana. “Me alegra escuchar eso”
“Bueno ya están todos, hay que salir a la iglesia”, dijo su madre mientras bajaba las escaleras. “No podemos hacer esperar a la novia”
Salieron de la casa Bridgerton, él con sus hermanos en un carruaje, Francesca con John y Michaela en otro. Su madre y sus hermanas en otro más.
“¿Entonces te vas mañana?”, le preguntó a su hermano
Benedict negó. “Hoy después del desayuno de bodas, Sophie puede dar a luz en cualquier momento, no la quiero dejar sola más tiempo del necesario”
“¿Te sentiste así el día de tu boda?”, le preguntó nuevamente.
“¿Emocionado o asustado?”
“Emocionado ¿por qué estaría asustado?”
“Porque te vas a casar”, respondió Gregory uniéndose a la conversación. “Vas a pasar toda una vida con la misma persona, nunca más probarás la libertad”
“Si estás diciendo eso solo para que me asuste y deje a Penélope libre, no te va a funcionar Greg”, Anthony sonrió y su hermano soltó un resoplido.
“Debía intentarlo”, murmuró Greg en voz baja.
Benedict le acarició la cabeza. “Estoy seguro que encontrarás a alguien pronto”
A Greg no le dio tiempo de responder, el carruaje se detuvo.
“Ya estamos aquí”, anunció Benedict bajando primero.
Anthony bajó después de él. Miró hacia la iglesia, se acomodó su chaqueta y entró. Debía decir que se hizo un buen trabajo con las decoraciones. Todo se veía impecable, ya habían muchas personas en la iglesia. Caminó y se colocó delante del ministro.
Y entonces esperó.
Minutos después Penélope hizo su entrada, y él dejó de respirar.
El vestido parecía blanco, pero era un tono de lila muy claro, pudo ver cuando pasó por un halo de luz. Su cabello estaba cayendo en cascada por su espalda, él sonrió cuando ella lo miró a la cara. Tomó sus manos en cuanto llegó a su lado y todo lo demás desapareció.
El reverendo entonces comenzó a hablar. “Nos hemos reunido aquí en esta feliz ocasión para unir en santo matrimonio a Anthony Bridgerton y Penélope Featherington.”
Penélope apretó levemente su mano y sonrió.
El reverendo continúo hablando, pero el en realidad no escuchaba nada, tan concentrado en Penélope.
“Anthony Bridgerton, ¿tomas tú a esta mujer, Penélope Featherington, para ser tu legítima esposa? ¿Prometes amarla, consolarla, honrarla y guardarla, en la riqueza y en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, y, abandonando a todas las demás, serle fiel mientras ambos viváis?”
Anthony miró a Penélope y asintió. “Lo haré”
“Y tú, Penélope Featherington, ¿tomas tú a este hombre, Anthony Bridgerton, para ser tu legítimo marido? ¿Prometes amarlo, consolarlo, honrarlo y guardarlo, en la riqueza y en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, y, abandonando a todos los demás, serle fiel mientras ambos viváis?”
“Lo haré”, respondió con voz suave, pero firme.
El Reverendo hizo un gesto, Anthony y Penélope que ya estaban tomados por una manos, la soltó para recoger el anillo.
Mientras le colocaba el anillo. “Con este anillo te desposo, con mi cuerpo te honro, y con todos mis bienes terrenales te doto”
Penélope tomó el otro anillo, aunque no era convencional que un hombre lo usara. “Yo, Penélope Featherington, te tomo a ti, Anthony Bridgerton, para ser mi legítimo esposo, hasta que la muerte nos separe”
Ambos sonrieron al tiempo y el reverendo volvió a hablar. “Por cuanto Anthony Bridgerton y Penélope Featherington, han consentido en el santo matrimonio, y lo han significado por el dar y recibir de un anillo, yo los declaro marido y mujer”
Penélope soltó un leve suspiro de alivio.
“Que Dios bendiga vuestra unión y os conceda muchos años de felicidad juntos. Puede besar a la novia, Lord Bridgerton”, dijo el reverendo haciéndole una seña hacia Penélope.
Anthony se inclinó hacia ella, se recuerda que debe ser casto y breve. Pero eso a ellos nunca les ha funcionado. La besó en los labios y la agarró por la cintura hasta que escuchó el carraspeo a su lado y se separó de Penélope.
El reverendo les dio una última bendición y en cuando terminaron salieron de la iglesia tomados de la mano hacia el palacio donde se llevaría a cabo el desayuno nupcial. Pasaron de los invitados y llegaron hacia su carruaje.
“¿Es en serio que nos acabamos de casar?”, preguntó Penélope con una sonrisa. “Parece increíble”
“Si quieres puedo pedir que repitan la ceremonia”, Anthony se sentó frente a ella. “No me quejaría si tuviera que casarme cinco veces más contigo”
Penélope soltó una carcajada. “Es solo que parece un sueño, estuve muy concentrada en ti durante la ceremonia que vagamente escuché al reverendo”
“Es bueno que uno de los dos lo hiciera”, respondió él, antes que el carruaje se detuviera. Se bajó primero y la ayudó a bajar. “¿Cuánto tiempo debemos quedarnos aquí?”
“¿Dos horas?”, dijo ella con duda. “No lo sé, la reina es la anfitriona y no la quiero parecer desagradecida si me voy antes”
“Veremos cómo se desarrolla esto y si es preciso nos iremos antes”, ofreció él y ella aceptó.
Ya habían muchos de los invitados allí, esperando, los felicitaron, hablaron con ellos como si semanas antes no estuvieran criticando su decisión, pero Penélope y él estaban tan felices que solo disimularon su molestia, para no dañar el día.
Su familia también se acercó a felicitarlos a ambos nuevamente. Su madre estaba hecha lágrimas, y abrazó a Penélope varias veces.
Lady Featherington solo abrazó a su hija, mientras que a él le lanzó lo que sintió más como una advertencia. “No espero sorpresas esta vez” y se retiró.
Luego siguió la reina y Lady Danbury.
“Lord Bridgerton, Penélope”, dijo la viuda. “Esto sin duda fue digno de presenciar, felicitaciones”
“Gracias Lady Danbury”, respondió él.
“Felicitaciones a ambos”, comenzó a decir la reina. “Sin duda fue algo que no vi venir y espero no arrepentirme de no haberlo detenido. Pero se ven muy felices juntos”
Penélope y él agradecieron sus buenos deseos y continuaron caminando por el salón.
“¿La reina no me cree una pareja adecuada para ti?”, le preguntó a Penélope en voz baja.
“Yo creo que tenía la intención de hacerme parte de su familia en cuanto terminara todo y tú dañaste sus planes”, respondió ella.
“Me siento demasiado bien al escuchar eso”
“Hermano, Penélope”, dijeron a su lado. “Supongo que debo felicitarlos”
“Daphne”, murmuró él. “No sabía que habías venido”
“No fui a la ceremonia, solo estoy aquí por el desayuno nupcial”, respondió ella.
“Te agradezco que vinieras”, dijo él. Penélope se había quedado en silencio a su lado, pero apretaba su brazo.
“No lo hice por ti, sabes cual es mi opinión al respecto”, respondió su hermana. “Pero es beneficioso para mi”
Anthony no le dijo nada más y arrastró a Penélope con él. “No puedo creer lo que acaba de decir”, murmuró para sí mismo.
“No le debemos nada, solo ignoremos lo que pasó”, le dijo Penélope a su lado.
“Debía ver esto con mis propios ojos”, dijo Simón detrás de él. “El vizconde Bridgerton se ha casado, felicitaciones”, le dio un abrazo con una palmada y abrazó a Penélope.
“Pensé que no ibas a venir hoy”, Anthony los llevó a una parte más apartada para hablar con libertad. “No confirmaste tu asistencia”
“No podía perderme el matrimonio de mis amigos, pero solo por un momento. Sabes que no me gusta estar en Londres”, Simón señaló a su alrededor. “Todo esto por una boda es demasiado”
“¿Crees eso?”, preguntó Anthony. “Me parece que es lo que mi esposa merece”
“Por supuesto”, asintió Simón. “Tu hermana también quiso venir”
“Lo sé, ya habló con nosotros”, respondió Penélope. “No ha cambiado mucho ¿no es así?”
“Creo que el tiempo en el campo ha funcionado para nuestro matrimonio un poco, sin embargo, no puede hacer cambiar la opinión sobre ti o tu familia”, Simón se encogió de hombros y él comprendió.
“Esta bien, de igual forma, no necesito su aprobación, aunque ella crea que si”.
Se quedaron hablando entre los tres por unos minutos más, hasta que otras personas quisieron su atención. Al parecer darse cuenta que en realidad tenían el favor de la reina, los hizo considerar sus alianzas.
Anthony ya quería irse, pero solo había pasado una hora. Por lo general estos eventos duraban hasta cuatro horas, así que le haría caso a Penélope y esperaría dos horas para poder salir sin parecer maleducados.
Ella se separó de él para ir hablar con sus hermanas y él se quedó a un lado hablando con algunos caballeros que solo veía durante las sesiones del parlamento.
“Lord Bridgerton, felicitaciones”, era Albion Finch y Harry Dankworth.
“Muchas gracias, espero que estén disfrutando de la recepción”, dijo él en tono jovial.
Albion Finch asintió. “Nuestras esposas también lo disfrutan, es bastante agradable ver a la señorita Penélope, digo Lady Bridgerton tan feliz”
“Esa es la misión de todo esposo para su esposa, hacerla feliz ¿O no?”, comentó él y los hombres asintieron. Continuaron hablando entre ellos y se dio cuenta que en realidad eran bastante agradables.
“Lord Bridgerton”, dijo Penélope acercándose a él. “Señor Danwork, señor Finch. Gracias por asistir”
“Somos familia”, respondió Albion Finch con una sonrisa. “Y mi Philipa quería celebrar con usted este momento”
“Claro, pero si me disculpan, necesito hablar con mi esposo”, dijo Penélope tomándolo del brazo. El término lo hizo sonreír ampliamente.
“¿Qué puedo hacer por mi esposa?”, le preguntó en cuanto llegaron a un rincón del salón.
“Ya he recibido felicitaciones suficientes para toda una vida. ¿Crees que podamos irnos ya?”
Anthony bajó la voz, inclinándose hacia ella. “Si nos escabullimos ahora, mi madre nos pondrá en su lista negra por lo menos una semana entera”
Penélope suspiró, apoyando la frente un instante sobre su hombro. “Entonces será la semana más tranquila que hayamos tenido en años.”
Él soltó una leve risa, envolviéndola con el brazo. “Muy bien, Lady Bridgerton, propongo una retirada estratégica. Pero tendremos que hacer una parada en la puerta trasera y fingir que vamos a revisar el jardín.”
“¿Y luego qué?”, preguntó ella, alzando una ceja.
“Luego tú y yo nos vamos. Nadie sospechará que estamos huyendo a casa para estar solos.”
“Eso suena como un buen plan”, respondió ella.
Salieron del salón con la excusa de pasear por el jardín y, en cuestión de minutos, estaban en su carruaje. Nadie los detuvo, nadie sospechó.
Irían a su casa en Bloomsbury, se negaba rotundamente a pasar el resto del día de su boda en un viaje en carruaje a Kent.
Penélope soltó un suspiro al recostarse en el asiento. “¿Crees que alguien notará que nos fuimos antes del brindis final?”
Anthony se encogió de hombros, con una sonrisa ladeada. “Probablemente. Pero eso solo dará de qué hablar durante unos días. Y francamente, me importa muy poco lo que digan esta vez.”
Ella lo miró, divertida. "Ya no pueden decir nada, estamos casados”
“Y esa es la mejor parte de todo esto.” Rozó su mejilla antes de besarla suavemente.
Penélope rió con suavidad, bajando la mirada por un instante, como si aún le costara creer lo que estaba viviendo. "¿Qué piensas?", preguntó ella, acariciándole los nudillos con el pulgar.
"Que estoy donde siempre quise estar", respondió sin dudar. "Y que lo haría todo otra vez si con eso lograra llegar a este momento."
Ella lo miró en silencio, con los ojos brillantes, antes de apoyarse en su hombro.
El silencio entre ellos se llenó con el sonido acompasado de las ruedas sobre el empedrado. El carruaje giró hacia la calle conocida de Bloomsbury, y al verla a través de la ventana, Anthony sintió algo que no había tenido en mucho tiempo, calma, felicidad.
Porque al fin tenía lo que siempre quiso.
Estaba en casa. Con ella.
Y aquello era solo el comienzo.
Notes:
Y este es el final. Gracias por leer hasta aquí. En serio, cada comentario y voto me llenó de energía para no soltar esta historia. 💚💚💚
Espero que el final les haya gustado 😊😊
Hay un pequeño epílogo a continuación.
Chapter 27: Epílogo
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Entrada del diario de Penélope Bridgerton
8 de abril, 1823
Casa Bridgerton, Londres
Hoy Anthony me despertó con un desayuno que juró haber preparado él mismo. No le creo nada, el hombre no sabe ni calentar leche. Pero el gesto me conmovió. Es mi cumpleaños, y no podría sentirme más feliz.
Han pasado años desde ese día en la iglesia y todavía me sorprendo por la forma en que Anthony me sonríe, como si fuera la primera vez que me ve, como si fuera lo más maravilloso. Temo decir que yo también me sorprendo a mi misma, pensando en eso de él.
Pero no todo ha sido perfecto, hemos compartido tantas cosas juntos, risas, lágrimas, celebraciones, y todo ello nos ha hecho más fuertes.
Nuestro hijo ya tiene cuatro años, y tiene la misma energía inalcanzable de todos los Bridgerton, es una copia perfecta de su padre. Ahora mismo se encuentran en el jardín jugando con un aro de madera, puedo escucharlos desde aquí, riendo y hablando entre ellos. Mientras que la pequeña Agatha los observa desde la distancia, tranquila y curiosa.
Nunca pensé que podría llegar a ser tan feliz. Y sin embargo, aquí estoy, tan feliz que a veces temo despertar.
A menudo pienso que la vida me ha dado más de lo que me atreví a soñar. Antes mi mundo cabía en un escritorio lleno de hojas que debía esconder. Ahora, escribo en libertad, con la seguridad que me da saber que mi voz ya no necesita un disfraz.
Mi primer libro se publicó hace algunos meses, después de varios años intentando conseguir un editor que se atreviera a publicarlo bajo mi nombre. Penélope Bridgerton. Al verlo impreso, comprendí que ya no necesitaba que nadie más me validara. Mi historia, que comenzó como un secreto, ahora tiene su lugar en el mundo.
Y todo comenzó aquel año, en que me atreví a creer que merecía más que el silencio, más de lo que tenía, merecía ser vista.
Todo ha cambiado para bien. He recuperado amistades, mi familia ha crecido y, poco a poco, he cerrado heridas del pasado. Incluso recibí una disculpa que no esperaba; aunque mantengo la distancia y no pretendo cambiar eso, fue el último paso para hallar paz.
Porque lo necesitaba, no me afectaba en mi día a día, pero era una sombra que persistía en mi vida.
Ahora puedo decir que cierro estas páginas con el corazón ligero. Por mucho tiempo pensé que mi destino era observar a los demás desde la sombra, pero la vida me dio algo mejor, una familia, un hogar, y un amor que nunca se cansa de repetirme que soy suficiente.
• ──── 🦋 ──── •🪶• ──── 🐝 ──── •
“¡Mamá! ¡Mamá!”, escuchó que la llamaba su hijo y dejó su diario a un lado.
Edmund se acercó protestando con un puchero. “Papá no me quiere enseñar a jugar Pall Mall”
Penélope sonrió y acarició su cabello. “Todavía estás muy pequeño para aprender, espera un par de años más”
“Pero mamá…”
“El mazo es más grande que tú. ¿Crees que podrás jugar cómodamente con él?”, preguntó ella con voz suave.
“No, pero…”
“Puedes jugar otras cosas con tu padre y tus primos cuando vengan ¿Está bien?”, Edmund asintió lentamente.
“Ahora volvamos con tu padre y tu hermana”. Lo tomó de la mano y caminaron hasta el jardín. Anthony se encontraba cargando a su hija, y hablando animadamente sobre las flores y las mariposas que veían.
“… Y aquí están las flores favoritas de tu madre, antes no estaban aquí, pero logré hacer crecer algunas”, decía mientras señalaba a su alrededor.
“¿Tú? ¿O el jardinero?”, preguntó ella acercándose.
Anthony se llevó la mano al pecho, fingiendo indignación. “Mi esposa no cree que pueda sobrevivir sin ayuda”
Penélope puso los ojos en blanco y él se rió antes de besarle la frente. “¿Te sientes mejor?”
“Sí, creo que solo estoy muy agotada con todos los eventos de este año y la planeación de la boda de Eloise”, respondió Penélope.
Él la miró con preocupación. “Es bueno que mi madre accediera a cuidar a Edmund y Agatha hoy, necesitas descansar”
Penélope asintió, inclinándose instintivamente hacia él, Anthony la abrazó con cuidado, acomodando a su hija en un brazo y rodeándola con el otro.
Mientras que su hijo ya se había separado de ellos y corría detrás de una mariposa, Agatha aplaudía con suavidad, entretenida por el espectáculo.
"Creo que, por ahora, estos dos son suficiente distracción", murmuró con una sonrisa cansada al ver a Edmund tropezar en su carrera y levantarse de inmediato, decidido a atrapar la mariposa.
Anthony rio bajo. “Ve arriba y toma una siesta, yo me quedo con los niños”
“No es necesario, estoy bien y no quiero perder el día estando en cama”, replicó ella.
“Nadie va a decir que está mal, así que ve y descansa”, dijo Anthony en un tono que no admitía discusión y aunque quería replicar nuevamente. Penélope accedió luego de pasar unos minutos más con ellos.
Subió a su habitación y apenas colocó su cabeza sobre la almohada cayó en un profundo sueño.
Cuando despertó, la casa estaba en penumbras. Y se dio cuenta que había pasado la cena que planeaba compartir con Anthony.
Se sentía terrible.
Bajó hasta su estudio y lo encontró trabajando.
“Lo siento, me quedé dormida”, murmuró acercándose a él.
“No te preocupes. Solo confirma que yo tenía razón, necesitabas descansar”, respondió él sin apartar la vista de sus papeles. Luego, alzando la mirada y dejando todo a un lado, agregó “Ven.”
Ella se sentó en su regazo y él la rodeó con un brazo. “Los niños están con mi madre, y ya arreglé todo lo demás para el viaje a Romney Hall para la boda, así que no tienes nada de qué preocuparte”
“Pero tenías algo planeado y me lo perdí”, Penélope lo miró a los ojos. “Y quería decirte algo”
“¿Tienes hambre?”, preguntó. “Podemos comer aquí, como tantas veces y así no perdemos nada”
“Esta bien”, respondió Penélope. “Pero déjame arreglarme un poco y seguimos”
Intentó levantarse pero Anthony la sostuvo firmemente contra él. “Estas perfecta y solo estamos los dos”
“Además”, dijo acercándose más a ella. “Tengo planes y ese lindo vestido no permanece mucho tiempo en él”
Penélope soltó una carcajada. “¿En serio? No sé porque no me sorprende que eso sea lo que tienes en mente”
“Siempre tengo eso en mente cuando estás cerca”, lentamente la soltó y le dio un beso en la cabeza. “Llamaré a los empleados para que traigan la cena”
Minutos después volvió la tomó de la mano y se sentaron en los sillones. “Ahora podemos seguir con nuestros planes, pero antes…”
Anthony sacó un pequeño medallón de su bolsillo y se lo entregó. “Feliz cumpleaños”
Ella lo abrió y habían dos pequeños retratos de sus hijos.
“Es hermoso, gracias”, susurró ella, conmovida.
“Ahora tu turno”, ofreció Anthony.
“Cenemos primero, lo que tengo que decir puede esperar”, Penélope recogió los cubiertos. “En verdad tengo mucha hambre”
Hacia mucho que no tenían un tiempo para los dos y ella estaba disfrutando cada segundo de ese momento. Entre pequeñas conversaciones y confidencias, la cena pasó rápido.
“Me has tenido intrigado toda la noche, Penélope”, insistió Anthony, inclinándose hacia ella. “Si no me lo dices pronto, me haré viejo de la impaciencia. ¿Cuál es la sorpresa?”
Penélope se giró hacia él y sonrió. “Nuestra familia se ampliará nuevamente”
Anthony parpadeó, incrédulo, hasta que una sonrisa inmensa le iluminó el rostro. “¿Estas embarazada?”
Ella asintió con entusiasmo. “Debo tener unos tres meses, quizás un poco más”
“Estás embarazada…”, susurró él de nuevo, como si necesitara convencerse. “Vamos a tener otro hijo”
Antes que pudiera decir algo más, Anthony la besó con una sonrisa entre los labios.
“Me haces muy feliz”, murmuró contra su boca. “Yo debía darte una sorpresa, pero la tuya me ha superado. Te amo”
“Y yo a ti”, ella le devolvió el beso. "Pero eso no es todo… mi editor va a publicar mi segundo libro pronto, por el buen recibimiento que tuvo el primero"
“Eso es increíble y bastante merecido”, exclamó Anthony atrayendola hacía él. “Estoy muy orgulloso de usted Lady Bridgerton”
Le acarició la mejilla, enternecida. “Tienes algo de merito. Es algo que no hubiera logrado sin usted, Lord Bridgerton”
Anthony esbozó una sonrisa. “Entonces debemos celebrarlo mientras podamos, con un Bridgerton mas, la paz se va a volver mas escasa”
Ella soltó una risa suave antes de murmurar. “Amo a nuestra caótica familia, no lo cambiaría por nada”
Anthony la miró con adoración antes de inclinarse y besarla con ternura, como si aún no pudiera creer que estaban ahí juntos, después de todo. Penélope cerró los ojos un instante, dejándose envolver por su calidez, por la certeza de que ese hombre había sido y seguiría siendo su mayor sorpresa y él que le había brindado su mayor alegría.
Su vida no era perfecta, pero era suya. Y estaba colmada de todo lo que un día creyó inalcanzable.
Notes:
Y ahora si, el verdadero final, nuevamente gracias por leer. 💚

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