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Todo comenzó con una amistad infantil.
Stanley se había mudado a un barrio sburbano de Florida que quedaba cerca del cuartel militar al cual habían transferido recientemente a su padre.
Al ser este un militar, el mudarse de forma constante era algo a lo que estaba acostumbrado él rubio, por lo que a los diez años no contaba con amistades fijas, solo frugales.
Todo cambio cuando conoció a su vecino Xeno.
Siendo de la misma edad y compartiendo distrito escolar por evidentes razones, difícilmente sus caminos no coincidían, casi parecía el destino uniéndolos, cuando al llegar a la escuela terminaron compartiendo salón de clase, incluso al terminar sentados uno al lado del otro.
No fue demasiado difícil para que los dos iniciaran a congeniar y formaran una amistado como nunca antes habían tenido ninguno de los dos.
Xeno, al ser un niño prodigio que aplicaba al lado intelectual de cierta forma se llega a volver algo cerrado al momento de interactuar con otros, ya que mucha de su atención estaba enfocada en sus experimentos realmente lo hacía resaltar de una forma no tan favorecedora entre otros niños que solo querían jugar.
Era esta diferencia de carácter lo que le llamo a Stanley.
Poco a poco se fue acercando, asiendo preguntas y mostrando un interés genuino en el otro chico, quien de forma gradual fue bajando sus defensas alrededor del otro.
En poco tiempo los dos eran tan cercanos que era muy difícil verlos separados más allá de los clubes o clases extracurriculares que ellos tomaban para fortalecer sus propias habilidades; mientras Stanley se enfocaba en actividades deportivas y de defensa, Xeno se enfocaba en la robótica, la ciencia y la tecnología.
Y aunque muchos podrían pensar que eran opuestos, los dos vieron formas de complementarse.
La felicidad de ambos infantes solo incremento un año después cuando él padre del rubio le comento que por fin podrían establecerse en esa ciudad ya que había recibido un ascenso lo que le dio una plaza fija en él cuartel, lo que significaba que ya no tendrían que mudarse más.
Todo estaban yendo de maravilla para los dos.
Un año más y pasarían muy pronto a la secundaría.
O ese era él plan inicial, por su excelente rendimiento académico, cuando los dos creían que terminarían la primeria juntos, Xeno fue adelantado de grado y empezado un año antes la secundaría.
Fue un año demasiado largo para los dos, el verse separados de esa forma hizo que ambos resintieran aquella decisión aun si era algo que Xeno deseaba antes de conocer a Stanley.
Así que ese año los dos se metieron en diversos problemas y sus padres fueron llamados varias veces a la oficina del director para ir resolviendo los problemas que cada uno fue causando.
Realmente ambas familias estaban más tranquilas una vez que Stanley ingreso a la secundaria y los dos pudieron estar relativamente juntos de nuevos, aun si ahora estaban en años diferentes.
Aunque el año de separación por grado escolar fue difícil de cierta manera, al ya no haber compartido clases ni institutos, no se imaginaban el problema que tendrían muy pronto.
Ambos ya estaban por pasar a la pubertad lo que significaba el despertar de sus géneros secundarios, en ese punto eran conscientes de que era algo de lo que debían prepararse y de lo que ya estaban informados desde que estaban en cuarto grado y años siguientes.
Por eso mismo cuando llego el día de que realizaran su examen físico para determinar sus correspondientes géneros secundarios, los dos estaban nerviosos y emocionados, era algo que todo mundo deseaba saber, siendo la continuación de un nuevo capítulo de sus vidas como personas.
Por eso mismo los dos quisieron hacerlo el mismo día, para decir sus resultados al mismo tiempo, como un gesto infantil de compañerismo.
Por lo que cuando el medico hizo el análisis de hormonas y feromonas a cada uno y les entrego los resultados en unos sobres sellados por privacidad. Ambos se encontraban más que entusiasmados de abrirlos.
Las familias se reunieron en una cena conjunta y esperaron que tanto rubio como albino los destaparan a la hora del postre, una cuenta regresiva corta, el sonido del papel rasgándose y el movimiento de la hoja siendo liberada de su prisión, la cual mostraba una gráfica de datos que no les importaba analizar o entender en ese momento, una descripción básica de sus datos personales, seguido en letras grandes, mayúsculas y centradas sus géneros secundarios.
ALFA
OMEGA
Se mostraba de forma contrastante en cada uno de los papeles.
El silencio se formó y nadie en la habitación sabía cómo reaccionar, uno había obtenido el género con el cual todo mundo deseaba, él otro uno que a muchos no les agradaba por el estigma que podría conllevar, más a ser un Omega masculino.
Silencio que no duro demasiado, ya que el rubio se paró rápidamente de su lugar.
—¡NO ME IMPORTA QUE SEAS OMEGA XENO! — exclama en voz alta mientras le tomaba de ambas manos haciendo que los papeles cayeran al suelo — ¡PORQUE YO SERE TÚ ALPHA Y SIEMPRE TE PROTEGERÉ Y APOYARE! — declara aún más fuerte dejando anonadados a los presentes ante sus palabras con tanta emoción — ¡ME ASEGURARE DE QUE TU TALENTO JAMÁS SEA DESPERDICIADO!
—Que elegante de tú parte, ¿Esa es una propuesta Stan? — rompe el silencio con una sonrisa maliciosa él albino.
—Eres demasiado listo ¿Tú que crees?
—Qué acepto ser tú novio.
Y con eso ambos se dan un gran abrazo, para que al momento siguiente a la edad de 12 años sus padres iniciaran a una fuerte plática con ellos dos sobre las flores y las abejas aun si era una plática que ya se les había otorgado en la escuela, pero con mayor profundidad y normas.
Al final, él conocer sus géneros secundarios solo dio inicio a una relación más fuerte y duradera entre los dos.
El siguiente momento en que su relación avanzo fue cuando los dos ya tenían 18 años de edad, con Xeno ingresando a una universidad prestigiosa con dos años adelantado junto con una beca completa sumado a un impecable historial académico, lo único que quedaba "pendiente" era el rumbo que tomaría Stanley.
Algo que él desde hace mucho tiempo ya sabía que quería, pero que no podía hacer hasta que fuera mayor de edad.
Pero que tampoco quería tomar si no aseguraba los últimos cabos sueltos antes de enlistase.
Ese día estaba teniendo una cita con su novio, por lo que había llevado a una exhibición de cohetes en el Centro Espacial Kennedy (KSC), conocía el objetivo de este en ser un miembro activo en la Nasa y lo apoyaría a como diera lugar.
Por eso mismo, junto cuando estaban frente a una nave espacial, él se arrodilló, mostro el anillo y dijo las palabras.
—¿Quieres casarte conmigo? — fue directo, sin rodeo, confiado en la respuesta que recibiría al respecto.
—Qué elegante, claro que acepto — aun si era una grata sorpresa aquella proposición, no pudo evitar sentirse feliz de que le hiciera la pregunta.
Siendo ambos personas practicas su boda no fue un espectáculo ni nada espectacular, se casaron por ceremonia civil, con sus padres como testigos, y una cena familiar rápida en menos de una semana. Su luna de miel fue una escapada en el bosque donde los dos de forma "oficial" pudieron unirse, no solo como recién casado sino como pareja.
Cuando Stanley entro a la academia y se presentó en su ceremonia de ingreso presumiendo mordida y argolla con orgullo no podía estar más feliz, realmente todo estaban yendo por buen camino.
Eran ahora una pareja oficial, con un futuro por delante y varias metas por cumplir.
Nada podía derribarlos.
El primer aborto de Xeno fue algo doloroso para los dos, lo peor de todo es que fue tan inesperado que Stanley no tuvo oportunidad de acompañar a su pareja durante aquel duelo, pues estaba desplegado lejos cumpliendo con su trabajo como militar.
Tan lejos el uno del otro, y teniendo que sufrir por separado.
El segundo y el tercero lo hizo peor.
Para el cuarto la idea de tener un cachorro parecía algo lejanos.
No podían entenderlo, todo en sus vidas estaba en orden, ambos tenían trabajos estables aun si uno de ellos era alto riesgo; y cuando estaban a punto de dar el siguiente paso y formar una familia, de tener a sus cachorros, la tragedia los perseguía de forma constante ante cada intento.
Con el quinto embarazo Stanley se aseguró de acompañar a Xeno durante todo el proceso.
Enterarse que era un embarazo ectópico los devasto a los dos, no era viable y en esta ocasión ellos mismos tenía que asegurarse de terminarlo de forma consiente porque implicaba un riesgo de salud para él albino.
No sabían que el doctor Beta que los atendería en aquella ocasión tenía un odio injustificado hacia los omegas masculinos.
Odio que aumento más al identificar el reconocimiento y el éxito que esta tenía a pesar de ser un omega.
Con una sonrisa falsa que activo las sirenas de alama de Stanley su instinto alfa le advertía sobre dejar sola a su pareja con ese doctor, más aún dejarlo hacerle la cirugía, que, aunque en apariencia sencilla, podía tener complicaciones, más aún con lo avanzado que había llegado el embarazo siendo la razón de la cirugía.
Pero siendo el único doctor capacitado en aquel momento y con la necesidad inminente de realizarla, ya que los síntomas empeoraron de un momento a otro, sin ser conscientes de la medicación que este agrego en la intravenosa al conocer a su paciente y caso.
Hicieron los preparativos correspondientes Stanley le hizo la promesa de esperarlo cuando todo terminase.
Ese doctor no era consiente que se metió con las personas equivocadas.
Fue el olor a cigarrillo lo que lo despertó, no entendía en qué momento quedo inconsciente, solo recordaba haber llegado a su departamento, tomado una copa de vino, cansado del ataque de los medios que lo investigaban por el escándalo relacionado a las esterilizaciones no consentidas que realizo a diversos omegas.
Uno de sus internos en turno grabo la cirugía que realizo de una histerectomía en un procedimiento de salpingostomía para un embarazo ectópico que realizo hace pocos meses; en su momento no comento nada, callo y observo, pero sospechaba que tras ver el video le pudo haber llegado el remordimiento y expuso su caso.
Una investigación, un retiro de la licencia, varios ataques hacia su persona, pérdida de credibilidad y estaba cayendo muy bajo mientras esperaba su juico con libertad bajo fianza.
Lo peor de todo, es que el video fue subido a la red, los noticieros se tomaron de él y se descubrió que a la persona que le aplico aquella cirugía de forma ilegal era un renombrado científico de la Nasa, una promesa en ascenso y ahora era igual víctima, lo que le llevo no solo el odio de grupos a favor de los omegas, de una respetada comunidad científica y para empeorar por varios militares ya que su esposo era un reconocido Oficial militar con diversas medallas.
Realmente no sabía con quienes se había metido en ese momento, en quienes enfoco su odio injustificado.
Por eso, cuando el olor a cigarro inundo sus fosas nasales, cuando se percató de que se encontraba atado de pies y manos, amordazado con algún pedazo de telas sucia.
El miedo lo inundo como nunca antes.
—Nunca he entendido el odio hacia los omegas, es simplemente inusual — la voz se le hacía conocido, más no podía identificar el origen de ella, se movía de un lado a otro a su espalda y la oscuridad en su departamento tampoco le ayudaba a poder rastrearla.
—Mggmahg — su voz amortiguada por la tela, en un vano intento de suplicar o preguntar quién era.
—Es simplemente ilógico, como tú y yo son personas, incluso tienen este gran don de traer vida a nuestro mundo sin importar su género principal, todo a partir en forma de cachorros — expresa sus pensamientos mientras el olor a cigarrillo se hacía más fuerte ante una gran exaltación de este que termino de forma directa y condescendiente en el rostro del cautivo — por eso no entiendo porque le quitaste de forma tan arbitraria ese regalo de la naturaleza a mi pareja — no reveló quien era, aquel hombre ya tenía una lista larga de pacientes a las que les efectuó aquella cirugía, no es hasta que siente como le quitan la mordaza de la boca que unas manos enguantadas se asoman de forma parcial a su campo de visión, que de una forma siente la oportunidad de hablar — ahora explícate.
—Porque no se lo merecía, todos ellos — era una orden directa que no se negaría para hablar, el intento le decía que moriría ahí mismo, y ahora tenía la oportunidad de decir la verdad a alguien, quien a pesar de tener un odio evidente hacia su persona lo escucharía, y era obvio que lo juzgaría, por eso estaba ahí, juzgándolo de una forma u otra, pero no tendría demasiadas preguntas que dar, más explicaciones de las que debería, y lo aprovecharía, se desahogaría de todo aquello que tuvo reprimido y que aun de que se supiera la verdad de él, ahora podría liberarse — ha de haber sido una aberración de la naturaleza esa pareja tuya — su tono burlesco solo frustro al otro quien de forma silenciosa inicio a preparar sus herramientas — las mujeres dan vida, no los hombres, en otras especies es así, a pesar de tener las castas secundarias como nosotros en eso se quedan, castas — hace una pausa en espera de alguna reacción de su captor, pero al solo escuchar un leve movimiento a su espalda solo puede pensar que de cierta forma lo ignoraba y lo dejaría despotricar todo lo que quisiera — lo más irónico es que es algo obvio que la sociedad niega, la mayoría de los abortos y complicaciones en los embarazos en omegas son mayormente en omegas masculinos nada más — la forma en la que se expresaba era despectiva en más de un sentido, irritando cada vez más al rubio que estaba más que listo para matarlo, no es hasta que la burla y el desprecio que es más evidente que su paciencia se agota ante cada nueva silaba que salía de la boca del Beta — ja incluso él de aquel infame científico que le dio fin a mi carrera lo demostraba, cuatro abortos espontáneos y un embarazo ectópico, muy probablemente el siguiente hubiera tenido el mismo resultado o incluso hubiera fallecido él mismo, al final les hice un favor que no reconocen, ¡YO LOS AYUDE! ¡YO LOS SALVE! ¡YO! ¡YO! ¡YO!...
No pudo terminar con su diatriba, un fuerte golpe en la cara hizo que detuviera rápidamente con su perorata, por lo que cuando recupero sus sentidos pudo percatarse de una sensación de humedad proveniente de su nariz, reafirmando la fuerza que fue azotado su rostro ahora magullado.
—Tú no eras quien para decidir eso — la ira y la furia era notoria en su voz — detuviste un proceso hermoso, que a pesar de lo que tu insinúas es algo que solo él omega tenía que decidir, no tú, ni nadie más, podías haberles hecho saber los riesgos, pero quisiste hacerte el listo y ahora estas pagando las consecuencias.
—Que importa, hice lo correcto, aunque nadie lo reconozca — la derrota era evidente en su voz, realmente había aceptado su destino — ahora dime, ¿Quién es tú pareja?
—Aquel omega que le quitaste su don, aquel omega que le arrebataste la oportunidad de tener un cachorro propio, es él mismo omega que te denuncio primero — esa primera pista fue más que suficiente para que recordara con quien empezó todo, aquel cabello blanco que se lanzaba con orgullo y una mirada feroz en el momento en el que lo confronto, y fue en ese momento que él terror se le dibujo más en él rostro al ya tener una idea de quien era él que se encontraba espalda suyo — él Dr. Xeno Houston Wingfield, mi omega.
Al hacer aquella declaración cuando menos lo espero tomo un cuchillo de aquella mesa llena de herramientas y lo clavo con tal fuerza en la mano del otro que tan rápido su sistema registro el dolor proveniente de la gran herida grito, grito a todo pulmón.
Y hubiera seguido gritando si Stanley no le hubiera vuelto a poner la mordaza.
—Y ahora mismo me desacere de tu don, las manos de los doctores son su posesión más preciada — con esa afirmación se asegura de retorcer aquel cuchillo con la finalidad de infligir más dolor mientras la sangre salía en pequeños borbotones cuando no había nada que la obstaculizara por completo — aunque no es algo que valla durar mucho, pero al menos me asegurare de que sientas el mismo dolor que sentimos los dos cuando nos quitaste lo más preciado para nosotros.
Con eso, de forma estridente jala la mesa que estaba tras suyo, mostrando todas las herramientas, que, aunque básicas, como martillos y clavos, cuchillos de cocina, tijeras para plantas, entre otras, al ser de fácil acceso, le aseguraban aquel Beta que sufriría y mucho.
Stanley no se hizo de esperar, saco el cuchillo que utilizo en aquella ocasión dejando que la sangre fluyera sin hacer nada para que se detuviera y generando otro grito de agonía amortiguado por la mordaza.
Observo los materiales y un brillo peligroso se dibujó en sus ojos amarillos, realmente esperaba hacer sufrir aquel hombre, y viendo como reacciono aquello que le hizo no creía para nada que fuera una tarea difícil.
Al pasar las horas él Beta ya estaba inconsciente, con un shock de dolor por como sus dedos fueron cortados y apuñalados, por los huesos rotos con el martillo y como dos de sus dedos estaban clavados a la silla de la una mano que aún seguía unida a su brazo, la sangre era evidente en el suelo de madera y un rastro de lágrimas secas que se terminaban en el pedazo de tela.
En el momento que supo que la agonía que sufría ya no le permitiría obtener alguna otra reacción, decidió terminar con todo. Había inspeccionado la casa de ese hombre, y tras revisar de forma meticulosa pero cuidadosa había descubierto su arma, en ese punto tras la tortura era seguro de que nadie se creería la historia de que él se suicidó con su propia arma, no cuando tenía una mano destrozada y la otra amputada.
Aun así, como una muestra de su propio despreciado aquel que los perjudico, tomo el arma de forma irónica hizo que fuera sostenida por la mano amputada, y tiro del gatillo en su cabeza.
Es así que, con el sonido del arma, voltea a ver en un lugar fijó en donde estaba una cámara de trasmisión en vivo, nada visible en aquella oscuridad, desliza su mano en su pantalón y saca un teléfono de prepago con un solo número registrado a un teléfono idéntico.
—¿Te hizo sentir mejor? — pregunta al otro lado de la línea.
—No — es su respuesta, sica y sin emoción, creía que ver sufrir a esa persona lo haría sentir mejor, pero realmente no le devolvería aquello que perdió en sus manos inutilizadas y ahora sin vida — Stan — era casi un susurro una súplica, un llamado, una petición, muchas emociones trasmitidas en su voz.
—¿Sí? — pregunta en el mismo tono en señal de interés.
—¿Somos egoístas por haber deseado hacer nuestra propia justicia por nuestras propias manos? — sabia la respuesta a su pregunta, pero quería escucharlo de aquel que compartía su dolor.
—Yo creo que si — afirma, igual lo sabía y no lo negaría, los dos eran egoístas por hacerlo ellos mismos y no esperar a que la ley lo hiciera por ellos.
—Yo igual.
Al escuchar ello, Staley cuelga la llamada, hablarían lo demás en su casa, ahora era momento de que terminara el trabajo, baño el cuerpo en el aceite de cocina, ya que traer gasolina sería demasiado evidente, tiro más en varios objetos inflamables de la casa, sillones y alfombra, papeles y artículos de madera, estropeo el sistema anti incendios, como la alarma y los aspersores.
Y una vez todo preparado encendió el cerrillo, permitió que le ayudara a encender su propio cigarrillo antes de dejarlo caer en el cuerpo, dejando así el resto del trabajo al fuego. No es hasta que sale de aquel departamento a una cuadra de distancia de aquel edificio que llama a los bomberos, no iba a dejar que otros sufrieran más por ese hombre, pero se aseguraría de que la mayor parte de la evidencia no lo pudiera vincular de ninguna forma.
Sabía que no era un crimen perfecto, pero se aseguró de que tuviera el menor número de fallas y posibilidad de que lo pudieran vincular.
Es hasta la mañana siguiente, que en las noticias apareció sobre el incendio en aquel edificio de departamentos y la declaración oficial de la muerte del doctor Murata Ryomey que estaba bajo investigación por mala praxis médica.
Xeno se había enfocado plenamente a su trabajo, con un sueño terminado, su forma de olvidar e ignorar el dolor era con el trabajo mismo, lo vio como una forma "sana" de llevar su duelo.
Al grado en el que lo iban involucrando en nuevos proyectos, o la forma en la que su carrera académica fue despegando, en como obtuvo varios ascensos y reconocimientos en su industria afirmaba que ese método para él le traía ciertos beneficios.
Pero al llegar a casa y pasar por aquella habitación que estaba destinada para albergar a un cachorro que nunca llegaría, el dolor regresaba con fuerza, una profunda depresión lo había consumido y su Alpha aun no sabía de qué forma podría ayudarlo a superar su pérdida.
Ya habían ido con un terapeuta como con un psiquiatra Xeno para tratar lo mejor posible los síntomas y de cierta forma eso ayudo a sanar de forma considerable aquellas cicatrices que se formaron.
Pero aun eran dolorosas para los dos, y no solo por las mentales, sino por aquella física que dejaba un antecedente visible de lo que perdieron, de lo que pudo ser y ya no seria.
Había pasado más de un año tras el momento en que hicieron justicia por su propia mano y aunque la investigación no los apuntaba, nadie sabría que ellos los involucraría o los aclamaría como héroes o villanos por lo que hicieron.
De una forma incluso esperaban que en cualquier momento llegara la policía y arrestara a su pareja, pero mientras más pasaba el tiempo eso se volvía una posibilidad lejana, muy lejana.
De forma que poco a poco creían que era algo que tal vez, con más tiempo, podían superar.
Cuando escucho a sus compañeros hablar sobre este niño intrigante que mando un correo demasiado detallado sobre la fabricación de cohetes, no pudo evitar que la curiosidad se formara.
Más aún cuando sus colegas decidieron ignorar al infante, ya que los datos que dio y la información misma que planteo era tan específica que los sobresalto.
Pero ahí estaba él encanto.
De una forma su lado Omega quiso saber un poco más sobre aquel cachorro, era listo y decidido a lo que podía ver ya que más de un departamento recibió ese correo del mismo usuario.
Ver a niños tan interesados y dedicados era extraño más no imposible, pero con esa habilidad e inteligencia era aún más intrigante.
Por lo que cuando sus compañeros desocuparon esa computadora él mismo se reenvío aquel correo para leerlo con mayor detenimiento, y de esa forma darle una respuesta mucho más optima a que no recibiera una contestación alguna.
Al final lo veía de muy mala educación que nadie respondiera sus preguntas, y más cuando las veía muy justificadas y bien analizadas.
—No puedo permitir que él potencial se desperdicie — se dice a si mismo en voz alta aprovechando la soledad en aquel laboratorio.
Y así todo comenzó, con un correo.
Un inocente correo de un niño del otro lado del mundo.
Un niño con un padre que lo ama.
Padre más cerca de ellos de lo que pensaban.
—Pareces más feliz últimamente — comenta él rubio mientras colocaba un estofado de carne en la mesa para la cena de ese día — ¿Ha ocurrido algo interesante últimamente?
—Nada, solo que parece que hice un nuevo amigo muy elegante para su edad — dice mientras tomaba un bocado de la comida y lo disfrutaba como nunca antes — ¿Le agregaste más condimento?
—Un poco de pimienta roja y use vegetales frescos — responde mientras tomaba su propio asiento cerca de su esposo — aun con eso, es extraño que hagas nuevos amigos.
—Bueno, tal vez no es como un amigo, sería más como una relación de maestro y alumno ya que es un cachorro muy adorable y muy inteligente — dice mientras sacaba su teléfono y buscaba un correo donde había varias fotos adjuntas y mostrárselas a su compañero al lado suyo las fotos enviadas del por el infante al realizar su propio cohete espacial — ja, de cierta forma me recuerda a mí.
—Y como no, a excepción de las puntas verdes en su cabello comparten un muy parecido albinismo, y por lo que puedo ver incluso tiene tu intelecto y afán por los cohetes — cementa al ver con detenimiento las fotos y los recuerdos de la infancia de ambos lo inunda al recordar a un Xeno mucho más joven.
—Sí, tal vez así hubiera sido nuestro cachorro — el toque de melancolía era evidente, más cuando de forma inconsciente posa su mano a su ahora infértil vientre, por un momento él rubio quiso levantarse de su lugar para consolarlo, pero antes de poder hacerlo Xeno lo observa con una leve sonrisa — de todas formas, creo que esto de ser mentor es agradable.
—Puedo ver que te hace feliz — dice con alegría al ver como esta nueva relación le traía felicidad a su amado omega.
—Siempre tan observador Stan.
—Es parte del trabajo.
—Qué lástima que está en el otro lado del mundo — agrega mientras tomaba otro bocado.
Stanley lo entendió, podía saber que ese deseo aun existía en su pareja, y aun si fue una conversación simple, sin muchas preguntas o indagaciones, los dos lo sabían que esa conexión venia de la ausencia y el anhelo, de forma esa interacción ayudaba a llenar un vacío que los dos compartían.
Aun si no lo comentaban una idea se estaba gestando, en los dos, una posibilidad de aprovechar al máximo aquella oportunidad que se les había ofrecido...
Al final eran una pareja egoísta que lo querían todo para ellos y su pareja.
No esperaban conocer al padre de ese enigmático cachorro.
Realmente no esperaban que el interés del niño fuera tan inspirador que su padre hubiera decidido tomar la carrera de astronauta para ser un escalón en la carrera espacial de su hijo.
Tampoco esperaban encontrárselo de forma tan casual.
Era hora del almuerzo y muchos estaban en la cafetería disfrutando de las diversas opciones que tenían las instalaciones, había varios pequeños lugares de donde escoger.
Aun así, ese día estaba más que lleno de lo normal, siendo que los visitaba un grupo de astronautas en entrenamiento, y siendo las estrellas que eran, se les era de esperar que estuviera abarrotado.
El olor de los alimentos ayudaba a disimular el aroma de las feromonas que se filtraban de los parches, aun si muchos de ahí eran betas, el número considerables de alphas y omegas hacía que el choque de aromas fuera lo suficientemente notable en un lugar tan concurrido y cerrado.
Y era este mismo choque que hizo que Xeno se sintiera de ha momentos aturdidos, había una sobreestimulación en sus sentidos, no era fuerte, pero si incómodo, como pequeñas jaquecas y mareos; algo que era consecuente por la cirugía.
Aquel doctor habla aclamado que de una forma era beneficioso para su salud, pero no parecía entender que eso desestabilizaba sus propias hormonas y la forma en la que era receptivo a otras aun si ya estaba marcado. La investigación médica era avanzada, pero no tanto como para terminar de entender varios de sus sistemas biológicos y más los secundarios relacionados con su segundo género.
Por eso, tras un pequeño mareo termino chocando con un hombre que estaba pagando sus alimentos haciendo que tirara su cartera al suelo de forma descuidada.
—Lo siento, eso no fue para nada elegante de mi parte — se disculpa de inmediato mientras se agachaba para recoger aquella billetera, pero al estar abierta permitió que pudiera observar una fotografía donde padre e hijo se encontraban juntos, niño que reconoció al instante — es un niño adorable, ¿Es su hijo?
—Sí, es mi hijo Senku — expresa con total alegría aquel hombre de pelo plateado — oh disculpe no me he presentado, soy Byakuya Ishigami — extiende la mano para saludar de forma más formal.
—Xeno Houston — con la misma cortesía responde el gesto, pero no puede apretar con fuerza aquella mano.
—Vaya, tiene un fuerte apretón — aun si parecía un halago, él más alto se empezó a sentir incomodo por la fuerza ejercida, como una advertencia de un peligro que debería tomar en cuenta.
—Qué puedo decir, se sabe mucho de una persona por su apretón de manos — dice mientras soltaba el agarre.
—Ya me imagino — no sabía por qué, pero sentía que tendría que alejarse del otro albino de forma rápida — perdón si soy descortés, tengo que volver con mis colegas.
Con eso, señala una mesa, dando a notar que él era uno de los astronautas en entrenamiento que habían llegado al complejo, no es hasta que nota a mayor detalle sus rasgos y el logo de su país colaborador.
Todo encajaba perfectamente que podría decir que era él mismo destino. Aun si era un hombre de ciencia no podría negar la posibilidad de la aleatoriedad, de una forma fue el destino que permitió que conociera al rubio y parecía ser este mismo el que le daba la oportunidad de poder tener al cachorro que tanto había deseado.
Decidió mantener la distancia en aquella ocasión, ya podía decir que su forma de actuar hizo sentir incomodo al otro adulto, de igual forma tenía que comentarle sobre su hallazgo al rubio quien lo esperaba en una mesa algo alejada, que él mismo decidió apartar al ver lo lleno del lugar.
Por lo que al verlo con algunos de sus colegas de las fuerzas especiales sabía que esa sería una conversación para más tarde entre los dos. Aunque no veía nada de malo de hacer un comentario.
—Parece que tendremos colaboración con Japón — dice mientras se sentaba a su lado con su almuerzo en bandeja como en la época escolar.
—Así que por eso te estabas tardando — comenta, aun si eran una pareja formal en plena forma, Xeno no podía hacer nada con el sentido protector y a la vez celoso del rubio.
—No te tienes que preocupar, es un Beta si su falta de aroma habla por él, no es como que hubiéramos conversado tanto, al menos fue algo refrescante con toda esta amalgama de aromas revoloteando — dice mientras se tapaba la nariz con un pañuelo como para hacer resaltar su comentario.
—Así que no te gusta mi aroma — parecía ofendido ante el comentario mientras dejaba fluir algunas feromonas en dirección de su pareja, que se sintió más relajado ante algo más familiar y en su parecer agradable que el resto de olores que llenaban el ambiente.
—No dije eso y si un olor que realmente me molestaría sería el de tu cigarrillo — se queja señalando el mal habito de su pareja — de todas formas, era una persona interesante, como su hijo... creo que dijo que se llamaba Senku, un adorable cachorro.
Comenta y es en ese momento que Stan lo entiende, fue una plena casualidad, pero que de una forma u otra le permitió obtener información de algo que los dos ya pensaban desde hace mucho tiempo.
Las complicaciones eran demasiadas, pero ahora, con uno de los progenitores tan cerca suyo, solo era cuestión de planear, analizar y recolectar información.
Algo que los dos eran demasiado buenos.
Ambos sabían recolectar información, uno para sus misiones y otro para sus investigaciones.
Por lo que se les hizo muy fácil conocer más sobre aquel astronauta y su familia, o mejor dicho sobre él cachorro que tenía a su cargo, saber que no era el padre biológico había sido una sorpresa interesante para ambos.
Aunque se sentían frustrados por una aparente irresponsabilidad de aquel beta que dejo al chico solo mientras él se encontraba en el extranjero, aun si sabían que estaba en cierta supervisión con los padres de sus amigos.
No hacía que su molestia fuera menor.
Pero saber de aquello solo hizo más ferviente su deseo de tener aquel niño con ellos para cuidarlo, protegerlo, asesorarlo, y al final, realmente criarlo.
Y todo aquello requería de mucho trabajo.
No solo era cuestión de dinero o tener un lugar adecuado para satisfacer todas las necesidades del niño. Debían hacer los preparativos correspondientes para asegurarse de ser ellos los nuevos tutores legales y posteriormente actuar en consecuencia.
Todo aquello no solo requirió una preparación estándar, sino que debían hacer él papeleo correspondiente y hacer un registro previo que avalará su responsiva como futuros tutores, y que creará un antecedente positivo para facilitar aquella adopción o formar un buen arreglo de custodia.
Y para eso tenían que acercarse al beta, él cual mantenía una distancia estratégica entre ellos, como si un instinto secundario le avisará del peligro que ellos formaban, no solo para él sino para su cachorro aunque no biológico lo era y siempre lo sería.
Pero uno no puede escapar siempre de alguien ni mantener la distancia cuando comparten espacio, no cuando eres cazado de forma insistente como activa, y de alguna forma esas presencias se hacen constantes como algo que debe estar ahí si no está, algo con lo que uno vive y se acostumbra.
Cómo la rana en la olla, si hubieran actuado de inmediato encendido el fuego de golpe se hubiera alertado y escapado, y con ello alejado el objeto de su egoísmo actual. Pero fueron pacientes, la rana estaba en el agua a fuego lento y no hirviendo de golpe, cosiéndose en un ambiente peligroso, adaptándose y familiarizándose con ambas presencias que poco a poco se hicieron más cercanas. Y como aquella rana desprevenida estaba destinado a morir, porque se acostumbró al peligro y ya no lo podía ver venir.
Era algo que involucraba todos los campos, milicia, ciencia, política y extranjeros.
Cazadores y presas se encontraban en un lugar muy público donde nadie sospecharía de las intenciones de los primeros.
Era una oportunidad perfecta en el momento en que el fervor de la noche aumento, pero a la vez el número de invitados se vaciaba en el lugar, el alcohol en su sangre los hacia más aletargados, más dispersos, menos atentos, había un punto en que muchos ya no identificaban rostros, ni sabían quienes seguían en el festejo y quienes no, de forma que muchos ya reconocían que era momento de descansar.
Entre ellos Byakuya, a pesar de ser un hombre grande era un peso ligero cuanto el alcohol, más al alcohol estadounidense que era más fuerte que el japones, por lo que fue de los primeros en retirarse cuando su cara estaba más que roja al sobrepasar su propio limite y haberse quedado mucho más de lo que esperaba.
Por lo que tras despedirse de sus compañeros y dar aviso de que regresaría a su departamento a descansar para estar en buen estado para un nuevo día de trabajo y entrenamiento.
Se despidió con alegría, sin saber lo que le esperaba.
Sabiendo que su departamento se encontraba cerca y que se encontraban en una zona relativamente segura, aquel beta había preferido caminar, en busca de un respiro de aire fresco que le ayudara a desintoxicarse del alcohol lo suficiente para no amanecer con una resaca abrumadora al despertar.
Tenía confianza y seguridad en sus pasos a pesar de su estado de embriaguez, por lo que no detecto el peligro que lo acechaba en las sobras, la pareja ya había salido una hora antes para no levantar sospechas de que lo perseguían.
Se mantuvieron a distancia y esperaron en un callejón cercano que daba vista aquel bar, vieron a varias personas salir y entrar, pero ninguna era su objetivo.
En ningún momento estaban seguro de si saldría solo o acompañado, las posibilidades eran demasiadas y de eso dependía gran parte de su plan de ese momento, tenían ya demasiados respaldos, los cuales la mayoría requerían de incidentes laborales o accidentes de otra índole.
Buscaban que fuera lo más contundente pero menos vinculante, y en algunos casos podrían volverse sospechosos, por lo que se tomaron su tiempo en búsqueda de oportunidades, desde hace tiempo estuvieron cerca de efectuar alguno de sus planes, incidente automovilístico, algún fallo en el sistema, pero o había muchos testigos o al final su objetivo no estaba en donde necesitaban que estuviera.
Ahora, en su tercer plan él por fin estaba solo, en un estado vulnerable y con defensas bajas.
Rápidamente tomaron su equipo.
Stanley tenía un considerable número de contactos por su vinculación con las fuerzas especiales, algunas no tan legales como su agrado, pero lo suficientemente alejadas como para evitar una vinculación directa con él.
Tomo el arma de uso común con doble capa de guates, un arma usada con anterioridad en una serie de robos y con varias huellas de otras personas. Ya estaba vestido con una sudadera con capucha lo suficientemente holgada para dificultar su contextura física, al igual de una mascarilla negra para ocultar su rostro.
Rápidamente lo inicia a seguir por una calle lateral, no necesitaba alertarlo de inmediato y mucho menos que las cámaras lo notaran siguiendo desde el bar, debía parecer esporádico.
Justo cuando la distancia era considerable de su ubicación inicial empezó, rápidamente correo hacia él beta, quien al verlo no pudo defenderse del ataque, vio el arma apunándole y guiándolo al callejón.
A Stanley no le gustaba mucho parecer un inexperto, pero es lo que necesitaba en ese momento, tenía que hacer perecerlo real, un asalto a mano armada que terminara en tragedia.
Byakuya no sabía cómo actuar estaba siendo amenazado, le estaban pidiendo sus pertenencias mientras el cañón de una pistola apuntaba a su cabeza, el miedo fue tal que incluso ya no se encontraba por los efectos del alcohol como antes, rápidamente busco su cartera y celular.
—¡APRESURATE! — grita él rubio, tenía que hacerlo real y debía mostrarse ansioso para cuando ocurra el "descuido".
Lo que no espero era que el otro se detuviera de golpe y reconociera su voz, una mirada rápida, una encrucijada de miradas, y ahí en eso el café y el ámbar chocan, en un reconocimiento de quien estaba bajo la máscara.
—¿Staley? — fue lo último que dijo, antes de que él sonido del gatillo resonara en aquel callejón.
—No fue personal Byakuya — es lo último que dice mientras tomaba las cosas de forma rápida, tenía que enserio parecer un robo con asesinato accidental, más que asesinato premeditado, por lo que no podía dejar los objetos de valor ahí al descubierto.
Cómo la fotografía del niño que acababa de perder a su padre.
Senku nunca espero que la siguiente vez que visitará Estados Unidos fuera para él funeral de su padre.
Ni siquiera sentía que fuera correcto qué él funeral fuera llevado a cabo en tierra extranjeras, pero por las mismas circunstancias de su fallecimiento y por su vinculación con la NASA no pudo hacer el papeleo para los trámites de traslado, tampoco ayudaba su joven edad.
A pesar de ser un chico genio excepcional aún seguía siendo un niño, un menor de edad que ahora no tenía tutor.
Nunca conoció a sus padres biológicos, pero si conoció a Byakuya, había sido un amigo cercano de sus padres que decidió tomar la responsabilidad de su tutela, volviéndose un padre real para él, él único que conocía.
Ahora apenas tuvo suerte de poder viajar para él funeral, estaba a merced del sistema, no tenía parientes cercanos que pudieran hacerse cargo de él, Byakuya tampoco tenía más pariente y menos tenía una madrastra, de una forma tuvo suerte de que los padres de sus amigos se hicieran cargo de él cuando su padre estaba en el extranjero.
Paro ahora estaba totalmente a su suerte, al regresar a Japón iría a un orfanato o alguna clase de casa hogar, la posibilidad de estar lejos de Taiju y Yuzuriha eran altas, al igual de tener que retrasar sus sueños, el dinero sería un problema como los recurso, la estabilidad de una familia y el apoyo era esperado.
Y aunque quería ser alguien lógico para su edad de 10 años casi 11, diciéndose a si mismo de que no había ninguna forma de haber prevenido la tragedia, de que se encontraba demasiado lejos como para poder auxiliarlo. Aún seguía siendo un niño, un ser humano, un cachorro que extrañaría a su padre, aún tenía emociones.
Emociones tan vividas y reales que le dolían, que le calaban el alma ante una perdida.
No era un funeral tradicional japones.
Era un funeral al estilo militar en tierra extranjera.
No era en su país de origen, no era en su tierra natal ni en su sepelio familiar.
No estaba vivo, había muerto ante las manos de hombre desconocido.
Y Ya no está con él.
Ya no estaba con él.
Ya no podía aguantar más, no podía seguir manteniéndose estoico mientras las personas pasaban a darle su pésame mientras observaba la fotografía de su padre sonriente frente a la tumba de piedra, las lágrimas cayeron y su llanto se hizo presente.
Un llanto lastimero ante la perdida, ante la tragedia, ante la impotencia y ante la incertidumbre.
No se sentía en control, estaba a merced de todo y nada.
Su tristeza era contagiosa, aquellos que fueron más cercanos al Beta podían entender el dolor del infante, y su chillido lastimero ante el dolor era tal que incluso los omegas presentes se les estrujaba el corazón, era un llamado en busca de consuelo, un cachorro que se sentía abandonado y perdido ante la falta de su manada.
Por eso mismo, cuando unas feromonas omegas lo rodean para volverse reconfortantes y tranquilizarlo, más no para negar su dolor, sino para calmarlo y amarsigarlo, no puede evitar sucumbir a ellas y abrazarse a la persona originaria de ellas.
Él era un niño, un niño inocente que acababa de perder a su padre, y ahora sin saberlo, siendo inconsciente, encontró refugio en aquellos que causaron su muerte.
Ver al niño afligido era algo que esperaban, ver sus lágrimas derramarse era notorio, pero aquel chillido de agonía, de perdida y desesperación los golpeo como nunca hubieran esperado.
Sabían que sería golpe duro para el infante.
Puede que estuviera cerca de entrar a la pubertad y por descubrir su segundo género, pero aún seguía siendo pequeño, demasiado pequeño que les podía dar un indicio de cuál sería su segundo género.
Incluso ahora, cuando de forma inconsciente llamo a uno o varios protectores, con su chillido lastimero, ante la perdida de una parte fundamental de su manda, dio indicios de su presentación, buscaba confort y protección, alguien que lo cuidara y protegiera.
Y sin saberlo, ya tenía una pareja que lo reclamaría, que lo atesoraría como su cachorro.
Xeno podía sentir la angustia, su lado omega clamaba de que consolara al pequeño cachorro, que lo acicalara para introducirlo de forma formal en su manada y así apadrinarlo.
Así terminar de volverlo su cacho.
Por lo que no podía esperar más, ahí estaba frente suyo, sufriendo entre un llanto lastimero.
Era el momento de hacer su movimiento, de cierta forma lo que estaba por hacer se vería descortés y de mal gusto, esparcir sus feromonas en un funeral, las cuales rodeaban a un miembro de la familia del difunto podría ser escandaloso, ya muchos querían hacer un comentario al respecto. Pero cuando vieron al pequeño cachorro aferrarse a su traje negro de forma desesperada, como su llanto se aminoraba ante la intervención de las feromonas que buscaban calmarlo, más no cambiar sus emociones, lo dejaron estar, de una forma comprendieron que fue una forma de ayudar al chico.
Aun si quien lo consolaba era uno de los causantes de su angustia.
—Todo está bien cachorro, todo está bien, ya no estás solo — canta aquel mantra, como para afirmar sus palabras no solo él sino para él niño que solo hipaba en su regazo, consolando al pequeño entre sus brazos e iniciando a formar un vínculo familiar.
Por su lado Stanley ya estaba hablando con él trabajador social que acompañaba al cachorro, una formalidad por las circunstancias, estaba presentando una idea, los papeles y una propuesta interesante pero indecorosa al mismo tiempo.
Era un movimiento arriesgado, pero se habían preparado para ello, y las acciones de su pareja de cierta forma ayudaban a convencer al trabajador social. Solo era un primer paso para terminar de cumplir su anhelo, su deseo.
Ellos prepararon el tablero, ellos lo arreglaron a su favor, ellos mostraron sus intenciones, y ahora eran los ganadores de aquel juego que planearon.
Obtuvieron su premio.
Tenían ahora al niño con ellos, cerca de ellos y para ellos.
Al final...
Eran un par de egoístas que arrebataron a un niño de su padre, para satisfacer su propio deseo de tener un cachorro para los dos.
Eran egoístas, y no lo negarían.
AndyRod Sat 19 Apr 2025 12:42PM UTC
Last Edited Sat 19 Apr 2025 06:23PM UTC
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Rin_Okane Sat 19 Apr 2025 01:47PM UTC
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