Chapter 1: Prólogo
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El mundo no se detuvo después de salvarse.
Las amenazas cambiaron de forma, los villanos adoptaron nuevos rostros, pero Lance Sterling y Walter Beckett siguieron siendo los mismos: un dúo improbable convertido en leyenda dentro de la agencia HTUV —Honor, Trust, Unity, Valor—.
Uno era carisma, acción, disparos precisos y trajes impecables.
El otro, ciencia, innovación, gadgets ridículos (pero efectivos) y una ternura incorruptible.
Ambos, juntos, eran imparables.
Tras la caída de Killian y el escándalo internacional que casi destruye a la agencia desde dentro, Lance y Walter se volvieron inseparables. Las misiones nunca dejaron de llegar, pero ya no eran sólo trabajo. Eran confianza, amistad… y algo más que ninguno se atrevía a decir en voz alta.
Esa mañana, el zumbido del comunicador oficial rompió la rutina. Un mensaje urgente apareció en las pantallas de ambos agentes:
"Citación inmediata. Oficina de la Directora Jenkins. Piso 42."
Walter casi se atragantó con su cereal.
—¿Directora Jenkins? ¿Qué hicimos ahora?
—Probablemente nada… todavía —respondió Lance con una media sonrisa, ya ajustándose el reloj espía.
Minutos después, en la oficina acristalada de la directora, Joy Jenkins los esperaba con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Era una mujer de mirada afilada, voz firme y fama de no andarse con rodeos.
—Agentes Sterling. Beckett —dijo en cuanto entraron—. Tengo una misión para ustedes. Nivel confidencial. Riesgo alto. Y ubicación internacional.
Walter ladeó la cabeza, curioso. Lance solo alzó una ceja.
—¿A dónde nos manda esta vez? ¿Más cibercriminales en Italia? ¿Algún robo?
Jenkins deslizó un archivo holográfico sobre la mesa. En letras mayúsculas, una sola palabra resaltaba: "San Fransokyo."
Lance parpadeó.
Walter... dejó caer su tablet del impacto.
—¿SAN FRANSOKYO? ¡¿La San Fransokyo?! —exclamó— ¿La ciudad con la universidad tecnológica más prestigiosa del mundo? ¡¿La SFIT?!
Jenkins lo miró con su habitual cara de póker.
—Ah... ¿sí?
Walter asintió, estaba viendo más allá de las implicaciones de la misión.
—¡Sí! ¡Es perfecto!
—¿Perfecto? —preguntó Lance, alzando una ceja.
—¡Porque también…! —Walter sacó un carta de su bolsillo— ¡Fui aceptado en la SFIT! La Universidad de Tecnología de San Fransokyo. ¡El sueño de mi vida!
Lance lo miró, incrédulo.
—¿En serio vas a ir a clases mientras investigamos a contrabandistas?
Walter se encogió de hombros con una sonrisa emocionada.
—¿Quién dice que no puedo hacer las dos cosas?
Jenkins giró la pantalla hacia ellos.
—Una empresa de biotecnología clausurada, productos químicos robados, y dos nombres que no deberían estar activos: Yama y... Kimura.
El silencio cayó como un peso denso en la sala. El aire se volvió más frío.
—Prepárense. Se van en tres días. La policía local colaborará, pero la operación será encubierta —concluyó Jenkins.
Lance y Walter se miraron. Una mezcla de adrenalina, ansiedad… y emoción.
Nueva ciudad. Nueva amenaza.
Y para Walter… una nueva oportunidad de cumplir su sueño.
Para Lance, una nueva razón para mantenerse cerca de la única persona que realmente importaba.
San Fransokyo los esperaba.
🪶
Chapter 2: Capítulo 1: Primer día
Summary:
Lance y Walter llegan por primera vez a San Fransokyo.
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San Fransokyo brillaba como una perla en el horizonte, con sus tranvías deslizándose entre colinas, sus rascacielos con arquitectura híbrida, y drones repartidores que zumbaban como abejas modernas. Era una ciudad donde lo imposible parecía rutina… y donde un dúo de espías acababa de aterrizar con más equipaje del emocional que del físico.
—¿Sabes qué es lo mejor de esta misión? —dijo Walter mientras caminaban por la recepción de la elegante edificio residencial con vista al puente.
—¿Qué, que no tiene rifles? —resopló Lance, arrastrando una maleta con disimulo. Llevaba tres días sin dormir bien y ya había tenido una discusión con el recepcionista holográfico del edificio de paso. Los dos entraron al elevador en dirección a su nuevo hogar.
—¡Que vamos a vivir aquí por un buen tiempo! ¡En serio, Lance! ¡Aquí! ¡Esta ciudad tiene cafés inteligentes, contenedores de reciclaje con IA, ¡y una cafetería que sirve mochi con nitrógeno líquido!
—Y un historial de explosiones químicas recientes. Muy emocionante —respondió Lance, mirando alrededor del elevador.
Walter ignoró el sarcasmo y cuando salieron del elevador, fueron hacía la puerta y el castaño la abrió con una tarjeta especial. Lo que encontraron dentro fue… bastante más acogedor de lo que esperaban.
—Wow… —dijeron ambos al unísono.
El apartamento era moderno y minimalista, con ventanales enormes, una cocina abierta, dos habitaciones separadas, y una sala decorada con tonos neutros. Tenía ese estilo de catálogo de muebles caros, pero con alma.
—¿La agencia nos consiguió esto? ¿De verdad? —Lance alzó una ceja—. ¿Qué hicimos, salvar al mundo tres veces?
—Cuatro, si cuentas lo del satélite —sonrió Walter, ya corriendo de un lado a otro, abriendo cajones, inspeccionando la cocina, probando el sofá—. ¡AH! Tiene calefacción lumbar y portavasos oculto. Me caso con este sillón.
Lance se dejó caer en el mismo sofá… que crujió sospechosamente.
—Este sofá me odia.
—Tal vez detectó tu arrogancia —bromeó Walter, mientras activaba la IA doméstica.
—Bienvenido a su hogar, agentes Sterling y Beckett —dijo una voz amable desde los altavoces—. He sido configurado para atenderlos durante su estadía. ¿Desean un resumen del vecindario?
—No —dijo Lance.
—¡Sí! —dijo Walter al mismo tiempo.
La IA titubeó.
—Resumen activado.
Walter estaba en las nubes. Se paró frente a la ventana del living, viendo cómo el sol comenzaba a descender sobre la bahía.
—¿Sabes? Por un momento, se siente como… vida normal. Clases, ciudad nueva, un hogar temporal. Nada de explosiones.
Lance lo miró en silencio.
—Sí… temporal —repitió, pero sin convencerse.
Porque para él, cualquier lugar con Walter empezaba a sentirse como algo más que una misión.
—¿Ya tienes horario de clases? —preguntó Lance, cruzando los brazos.
—¡Sí! Mañana tengo que ir para hacerme mi tarjeta de identificación de la universidad y conocere a la profesora. . ¡Y me asignaron una mesa justo al lado de Hiro Hamada!
—¿Ese no es el niño genio que construyó un ejército de microbots a los 14?
—¡Sí! ¡Es brillante!
—Maravilloso… otro Walter versión 2.0 —bufó Lance.
Walter solo rió.
—Vamos, Lance. San Fransokyo será increíble. Ya verás.
Y aunque no lo sabían aún, ambos estaban a punto de enfrentarse no solo a un nuevo caso… sino a algo mucho más complicado:
El amor que había crecido entre persecuciones y miradas que nunca se atrevían a decirlo todo.
🪶
Después de un par de horas desempacando, configurando la IA del departamento y, en el caso de Lance, quejándose del diseño de las almohadas "estéticamente modernas pero anatómicamente incorrectas", ambos espías decidieron tomarse un respiro.
Uno muy merecido.
El sol ya se estaba ocultando sobre San Fransokyo cuando el dúo se dejó caer, exhausto, sobre el enorme sofá de la sala. Por una vez en semanas, sin perseguir criminales, sin desactivar bombas ni correr entre tejados. Solo ellos dos. Y el silencio acogedor de un nuevo hogar.
—No puedo creer que por fin tengamos un descanso —suspiró Walter, hundiéndose entre los cojines como si el sofá fuera una nube.
—Sí, bueno… tampoco te emociones. Durará lo que tarde un villano en presionar un botón rojo —respondió Lance, aunque sus ojos ya se cerraban lentamente.
Walter sonrió.
—Eso significa… que tenemos tiempo para esto.
Y sin darle opción, agarró el control remoto, navegó por el menú de un canal de streaming y, en cuestión de segundos, la pantalla gigante del living se llenó con las primeras notas de apertura de un nuevo K-drama.
—No. No, Walter. No otra vez —se quejó Lance con fingido fastidio—. ¿No podemos ver algo con menos lágrimas y más explosiones?
—¡Este tiene espías! Y romance. Y traiciones. Y lluvia dramática. ¡Lo tiene todo! —exclamó Walter, acomodándose con una manta.
Lance gruñó. Pero no se movió.
Y cuando Walter le acercó un tazón de palomitas, Lance las aceptó sin decir una palabra.
La noche avanzó tranquila.
La ciudad brillaba afuera, las calles zumbaban con vida, pero en ese pequeño departamento, solo se escuchaban sus risas, sus comentarios sobre los giros de trama, y el ocasional "¡TE DIJE QUE ÉL ERA EL VILLANO!" de Walter.
En un momento, sin darse cuenta, Walter apoyó su cabeza en el hombro de Lance.
Y Lance, sin pensarlo, no se movió. Solo bajó un poco el volumen del televisor, como si ese instante, suave y sin máscaras, no mereciera interrupciones.
—¿Sabes? —murmuró Walter, sin despegar los ojos de la pantalla—. Me alegra que estemos aquí.
Lance no respondió de inmediato. Pero su mirada se suavizó.
—Sí… a mí también.
San Fransokyo podía esperar. El caso, también.
Por ahora, solo eran Lance y Walter.
Y un drama coreano con más emoción de la que Lance estaba admitiendo que lo conmovía.
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Khanchan on Chapter 2 Mon 09 Jun 2025 01:22AM UTC
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BelaNoGinger17 on Chapter 2 Mon 09 Jun 2025 10:59AM UTC
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Deepx (Guest) on Chapter 2 Thu 31 Jul 2025 08:47PM UTC
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